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Full text of "Proceedings - International Congress of Americanists"

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p^^^PiliiPiiiliii 


THE  J.  PAUL  GETTY  MUSEUIVI  LIBRARY 


j^CTj^S 


DEI. 


CONGRESO   IN'TERNACIONAL 

.      .      DE  AMERICANISTAS 


^.^  REUNION  —  MADRID  —  1881 


CONGRESO 

INTERNAGIONAL 


DE 


AMERICANISTAS 


A  C  T  A  S 


DE   LA 


CUARTA  REUNION 

ny[:^X)I?.IID  — 1881 


TOMO  PRIMERO 


MADRID  1881 


KRAU5  REPRINT 

Nendeln/Liechtenstein 

1968 


Reprinted  by  permission  of  the 

INTERNATIONAL  CONGRESS  OF  AMERICANISTS 

a  Division  of 

KRAUS-THOMSON  ORGANIZATION  LIMITED 

Nendeln  /Liechtenstein 

1968 


Printed  in  Germany 
Lessingdrudcerei  in  Wiesbaden 


GETTY  CENTER  IJWWIIY 


For  ac"uerdo  del  Congreso  Internacional  de  Americanistas 
verificado  en  Bruselas  en  Setiembre  de  1879,  fue  designada  la 
villa  de  Madrid  para  celebrar  la  cuarta  reuni6n  en  el  mismo  mes 
de  Setiembre  de  1881. 


l*ar  decision  du  Congres  International  des  Americanistes 
reuni  a  Bruxelles  en  Septembre  1879,  la  ville  de  Madrid  a  ete 
designee  pour  etre  le  siege  de  la  quatrieme  session  du  25  au  28 
Septembre  1881. 


0  1   * 


JUNTA  ORGANIZADORA. 


Protector. 
S.   M.   EL   REY  DON  ALFONSO  XII. 

Patrono. 

ExcMO.  Ayuntamiento  de  Madrid. 

Presidente  de  honor. 

ExcMo.  Sr.  D.  Antonio  Ganovas  del  Castillo,  ex-p reside ii- 
tc  del  Consejo  de  Ministros,  presidente  de  la  Sociedad 
Geogrdfica  de  Madrid,  academico  de  la  Espaiiola,  de  la 
Hisloria  y  de  Giencias  morales  y  politicas ;  caballero  de 
la  insigiie  orden  del  Tois6n  de  Oro ,  etc. 

Vicepresidcntes  de  honor. 

ExcMO.  Sr.  D.  Gristobal  Golon  de  la  Gerda,  almirante  y 
adelantado  mayor  de  las  Indias,  duqiie  de  Veragua  y  de 
la  Yega,  marques  de  la  Jamaica,  grande  de  Espana,  se- 
iiador  del  reino  ,  liceiiciado  eii  Derecho  civil  y  can6nico 
y  doctor  en  Derecho  administrativo. 

ExcMO.  Sr.  D.  Antonio  Marcilla  de  Teruel  Moctezuma  y 
Navarro,  duque  de  Moctezuma  de  Tultengo,  marques 
de  Tenebron,  grande  de  Espaiia  y  gentil-hombre  de  ca- 
mara  y  mayordomo  que  ha  sido  de  S.  M.  la  Reina  Dona 
Isabel  II ,  ex-senador  del  reino ,  gran  cruz  de  Gdrlos  III, 
gran  cordon  de  la  Legi6n  de  Honor  de  Francia,  maes- 
trante  de  la  de  Zaragoza. 

ExcMO.  Sr.  F.  Rusell  Lowell,  enviado  extraordinario  y 
miuistro  plenipotenciario  de  los  Eslados-Unidos  de 
America. 


8  nONGRESO    DE   AMERICANISTAS. 

ExcMO.  Sr.  D.  Fermin  de  Lasala  y  Collado  .  ex-ministrode^ 
Fomento,  senador  del  roino  y  gran  criiz  de  la  Goncep«- 
ci6n  de  Villaviciosa  de  Portugal. 

Presidente. 

p]xf:MO.  Sr.  D.  Francisco  Queipo  de  Llano  y  Gayoso,  con-- 
de  de  Toreno,  grande  de  Espana,  presidente  del  Gongre- 
so  de  los  Diputados,  presidente  del  Gonsejo  superior  de 
Agricullura,  Industria  y  Gomercio,  etc. 

Vicepresidentes. 

ExcMO.  Sr.  D.  Jose  de  Gardenas,  ex-director  general  de- 
Instruccion  piiblica,  diputado  d  Gortes,  gran  cruz  de 
Gristo  de  Portugal  y  comendador  de  la  Legi6n  de  Honor. 

ExcMO.  Sr.  D.  Rafael  Merry  del  Val,  enviado  extraordi- 
nario  y  ministro  plenipotenciario  de  Espana  en  Bel^ica.. 

ExcMO.  Sr.  D.  Antonio  Garcia  Gutierrez,  director  del 
Museo  Arqueol6gico  Nacional  y  academico  de  la  Es- 
panola. 

ExcMO.  Sr.  D.  Francisco  Javier  de  Salas,  capitan  de  na- 
vio,  director  del  Museo  naval,  de  la  Real  Academia  de 
la  Historia,  gran  cruz  de  la  orden  de  Gristo  de  Portugal. 

Tesorero. 

ExcMO.  SENOR  marques  i)E  Urquijo,  banquoro. 

Secretario  general. 

Ilmo.  bR.  D.  GesAreo  Fernandez  Duro,  capitan  de  navio^ 
academico  de  la  Historia,  vicepresidente  de  la  Sociedad 
Geogrdfica  de  Madrid,  del  Gonsejo  superior  de  Agricul- 
lura, Industria  y  Gomercio. 

Secretaries  adjuntos. 

i>R.  D.  M.  Andres  Domec,  ofirial  del  cuerpo  de  Archiveros,. 


JUNTA  ORGANIZADORA.  9 

Bibliotecarios  y  Anticuarios  y  secretario  de  la  Sociedad 

Geografica  de  Madrid. 
Sr.  D.  Alfredo  Escobar  ,  rodactor  de  La  Epoca. 
ExcMO.  Sr.  D.  Manuel  Gonzalez  Llana,    redactor  de  La 

Iberia ,  ex-gobernador  civil  y  gran  craz  de  Isabel  la  Ga- 

t(31ica. 
Sr.  D.  Jose  Gutierrez  Abascal  ,  redactor  de  El  Imparcial. 
Sr.  D.  Juan  Gatalina  Garcia, 'redactor  de  ElFenix,  ar- 

chivero,  bibliotecario  y  anticuario,  correspondiente  de 

la  Real  Academia  de  la  Ilistoria. 
Sr.  D.  Jose  Fernandez  Brem6n,  redactor  de  La  Ilustracion 

Espanola  y  Americana  y  jefe  de  Adminislracion. 

Vocales  delegados. 

Sres.:  Barrantes  (Excmo.  Sr.  D,  Vicente),  inspector  ge- 
neral de  Instruccion  piiblica,  de  las  Reales  Academias 
Espanola  y  de  la  Historia,  ex-diputndo  Jl  G6rtes. 

Coello  Y  QuESADA  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco)-,  coronel  de 
ingenierosretirado,  academico  dela  Mistoria,  presidente 
honorario  de  la  Sociedad  Geografica  de  Madrid,  gran  cruz 
blanca  del  Merito  Militar,  comendador  de  la  Legion  de 
Honor  y  de  la  orden  mililar  de  Leopoldo  de  Belgica,  etc. 

Colmeiro  y  Penido  (Excmo.  Sr.  D.  Miguel),  decano  de  la 
Facultad  de  Giencias  de  la  Universidad  de  Madrid,  pro- 
fesor  y  director  del  Jardiu  Botanico,  vocal  del  Gonsejo 
superior  de  Agricultura,  Industria  y  Gomercio,  de  las 
Reales  Academias  de  Giencias  y  de  Medicina,  gran  cruz 
de  Isabel  la  Gatdlica ,  etc. 

Corradi  y  G6mez  (Excmo.  Sr.  D.  Fernando),  ex-ministro 
plenipotenciario,  senador  del  reino,  academico  de  la  His- 
toria, gran  cruz  de  Garlos  III,  de  Gristo  de  Portugal  y  de 
otras  ordenes ,  etc. ,  etc. 

EscuDERO  de  la  Pena  (Sr.  D.  Jose  Maria) ,  director  del  Ar- 
chivo  general  Gentral ,  archivero-bibliotecario  y  profesor 
de  la  Escuela  de  Diplomdtica,  correspondiente  de  la  Real 


10  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

Acaderaia  de  la  Historia,  comendador  de  Cirlos  III  y  de 

Isabel  la  Gatolica. 

Fabie  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Maria),  diputado  a  Cortes, 
de  la  Real  Academia  de  la  Historia ,  consejero  de  Eslado, 
gran  cruz  de  Isabel  la  Cat61ica. 

Ferreiro  (Sr.  D.  Martin),  constructor  de  cartas  de  la  Di- 
reccion  de  Hidrografia,  correspondiente  de  la  Real  Aca- 
demia de  la  Historia  y  secretario  de  la  Sociedad  Geo- 
grafica  de  Madrid. 

Gonzalez  de  Vera  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco),  director  de  la 
seccion  de  Archivos  y  del  Historico  Nacional,  gran  cruz 
de  Isabel  la  Gat61ica,  comendador  de  Gdrlos  III. 

Gonzalez  Velasco  (Excmo.  Sr.  D.  Pedro),  doctor  en  medi- 
cina  y  propietario  del  Museo  Antropologico  de  su  nom- 
bre,  ex-director  de  los  Museos  de  la  Facultad  de  Medicina 
de  la  Universidai  de  Madrid,  fundador  de  las  sociedades 
Anat6mica  y  Antropologica  espanolas,  gran  cruz  de  Isa- 
bel la  Gatolica. 

Jimenez  de  la  Espada  (Sr.  D.  Marcos). 

Pezuela  y  Lobo  (Excmo.  Sr.  D.  Jacobo  de  la),  coronel 
retirado,  academico  de  la  Historia,  gcntil-hombre  de  ca- 
mara,  gran  crnz  de  la  Orden  Givil. 

Pi  Y  Maugall  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco),  abogado. 

Ruiz  de  Salazar  (Illmo.  Sr.  D.  Emilio),  doctor  en  Gien- 
cias,  catedratico.en  la  Universidad  de  Madrid,  ex-jefe  del 
negociado  de  segunda  ensenanza  y  especial  en  el  Ministe- 
rio  de  Fomento,  comendador  de  Gdrlos  III. 

Vazquez  Queipo  (Excmo.  Sr.  D.  Vicente),  de  las  Reales 
Academias  de  la  Historia  y  de  Giencias. 

ViLANOVA  Y  Pier  A  (Sr.  D.  Juan),  profesor  de  Paleonto- 
logia. 

Zaragoza  (Sr.  D.  Justo),  ordenador  de  pagos  del  Ministerio 
de  Fomento,  de  la  Sociedad  mexicana  de  Geografia  y 
Esladfstica,  de  la  Geogr^fica  de  Madrid,  etc. 


JUNTA  ORGANIZADORA.  11 


Vocales. 


Sres.  Abella  (D.  Marceliano  de),  oficial  de  la  interpretacion 

de  lenguas,  comendador  de  San  Estanislao  de  Rusia. 
Aguirre  [D.  Eduardo),  propietario  y  agente  de  Bolsa. 
Alonso  Sanjurjo  (lUmo.  Sr.  D.  Eugenio),  jefe  de  seccion 

en  el  Minis terio  de  Ultramar. 
Alvarez  Marino  (Excrao.  Sr.  D.  Jose),  diputado  A  Cortes, 

gran  cruz  de  Isabel  la  Catolica,  comendador  de  la  Legion 

de  Honor. 
Alvarez  Mijares  (Excmo.  Sr.  D.  Eduardo),  fiscal  de  ini- 

prenta  que  ha  sido  de  la  isla  de  Cuba,  gran  cruz  de  Isa- 
bel la  Catolica. 
Arias  y  Albuerne  (D.  Aquilino),  propietario. 
Arrangoiz  y  Berzabal  (D.  Francisco   de),  diplomatic©  y 

escritor,  academico  honorario  de  la  Real  Academia  de  la 

Historia. 
Barbieri  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco  Asenjo),  compositor  de 

musica,  de  la  Real  Academia  de  Bellas  Artes  de  San  Fer- 
nando y  gran  cruz  de  Isabel  la  Catolica. 
Blas  y  Melendo  (Sr.  D.  Andres),  abogado,  ex-diputado  a 

Cortes  y  ex-fiscal  de  imprenta  dela  Audienciade  Madrid, 
Borrego  (D.  Andres),  escritor  y  periodista. 
BoTELLA  (D.  Federico  de),  inspector  general  de  Minas,  y 

de  la  Real  Academia  de  Ciencias. 
Campillo  (D.  Toribio),  jefe  de  seccion  del  cuerpo  de  Archi- 

veros,  Bibliotecarios  y  Anticuarios,  y  profesor  de  la  Es- 

cuela  de  Diplomalica. 
Cancio  Villaamil  (Excmo.  Sr.  D.  Mariano),  ex-consejero  de 

Estado,  diputado  d  Cortes,  cx-intendente  de  la  isla  de 

Cuba. 
Canamaque  (D.  Francisco),  escritor,  catedratico  de  la  Eco- 

nomica  Matritense,  de  la  Academia  de  Ciencias  y  Bellas 

Artes  de  Cordoba. 
Carreras  y  Gonzalez  (Excmo.  Sr.  D.  Mariano),  catedratico 


12  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

en  el  Instituto  de  San  Isidro,  ex-diputado  a  Cortes,  in- 
tendente  de  Hacienda,  que  ha  sido  de  las  islas  Filipinas, 
gran  cruz  de  Isabel  la  Gatolica,  etc. 

Cerralbo  (marques  de),  Excmo  Sr.  D.  Enrique  Aguilera  y 
Gamboa,  marques  de  Almarza  y  de  Gampo  Fuerte,  conde 
de  Villalobos,  de  Alcudia  y  de  Foncalada,  grande  de 
Espana. 

Cortes  Llanos  (Excmo.  Sr.  D.  Bonifacio),  intendente  de  la 
Real  Gasa  y  Patrimonio,  y  ex-director  general  de  Ha- 
cienda de  la  isla  de  Cuba. 

Diaz  y  Perez  (Excmo.  Sr.  D.  Nicolas),  escritor,  bibliote- 
cario  de  la  Econ6mica  Matritense,  consejero  de  la  Cruz 
Raja  de  Suiza,  gran  cruz  de  la  Goncepcion  y  comendador 
de  Cristo  de  Portugal. 

Fernandez  de  Cordoba  (D.  Luis),  comandante  graduado, 
capitdn  de  infanteria. 

Fernandez  y  Gonzalez  (D.  Modesto),  ex-oficial  del  Ministe- 
rio  de  Ultramar,  escritor,  licenciado  en  Derecho  y  en 
Administracion. 

Ferrer  y  Plantada  (lllmo.  Sr.  D.  Miguel),  secretario  que 
ha  sido  del  Gobierno  de  la  Habana  y  del  General  de  la 
isla  de  Puerto  Rico. 

Flores  Davila  (marques  de),  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Agui- 
lera y  Gamboa. 

Foronda  (Sr.  D.  Manuel),  diputado  provincial,  vocal  de  la 
Junta  directiva  de  la  Sociedad  Geograflca  de  Madrid,  de 
la  Academia  matritense  de  Jurisprudencia  y  Legislacion. 

FuENSANTA  DEL  Valle  (marqucs  de  la),  Excmo.  Sr.  D.  Feli- 
ciano  Ramirez  de  Arellano,  director  general  de  los  Re- 
gistros  civil  y  de  la  propiedad  y  del  notariado,  gran  cruz 
de  Isabel  la  Gatolica,  comendador  de  Carlos  III  y  conde- 
corado  con  la  cruz  roja  del  Merito  Militar. 

Galdo  (Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Maria  Jose  de),  senador  del 
reino,  catednitico  en  el  Instituto  del  Cardenal  Gisneros, 
de  las  Reales  Academias  de  Ciencias  y  de  Medicina. 

Gonzalez  Encinas  (Ilmo.  Sr,  D.  Santiago),  doctor  en  medi- 


JUNTA  OBGANIZADORA.  13 

cina,  catedratico  en  la  Universidad  de  Madrid,  ex-dipu- 
lado  a  Cortes,  ex-consejero  de  Sanidad. 
Gonzalez  Sierra  (D.  Vicente). 
Graner  (D,  Antonio). 

Guaqui  (conde  de),  Excmo.  Sr.  D.  Jose  Manuel  Goyeneche 
y  Gamio,  grande  de  Espafia,  gentil-hombre  de  camara, 
senador  delreino,  etc. 
Guerrero  (D.  Teodoro),  literato,  diputado  a  Cortes. 
GuiRAO  Navarro  (Excmo.  Sr.  D.  Angel),  senador  del  reino, 
catedratico  y  director  del  Instituto  de  Murcia,  de  la  Real 
Academia  de  Giencias  y  presidente  de  la  Sociedad  espa- 
nola  de  Historia  natural. 
Herreros  de  Tejada  (Excmo.  Sr.  D,  Feliciano),  subsecreta- 
rio  de  la  presidenciadel  Consejo  de  ministros  y  ministro 
plenipotenciario  y  enviado  extraordinario,  que  ha  sido, 
deEspana  en  Mexico,  ex-senador  del  reino  y  ex-diputado 
a  Cortes,  gran  cruz  de  Isabel  la  Catolica. 
Inzenga  y  Castellanos  (Ilmo.  Sr.  D.  Jose),  profesor  de  la 
Escuela  Nacional  de  Miisica  y  Declamacion,  academico 
de  la  de  Bellas  Artes  de  San  Fernando,  comendador  de 
Isabel  la  Catolica,  caballero  de  Cristo  de  Portugal. 
Labra  (D.  Rafael  Maria  de),  diputado  a  Cortes,  catedratico 
"dederecho  internacional  dela  Instilucion  libre  de  Ense- 
iianza,  i)residente  del  comite  ejecutivo   de  la  Sociedad 
Abolicionista  Espanola,  vicepresidente  del  Ateneo  cienti- 
fico  y  literario  de  Madrid  y  de  la  Academia  matritense 
de  Jurisprudencia  y  Legislacion. 
Larrabure  y  Unanue  (E.),  subsecretario  que  ha  sido  del 
Ministerio  de  Relaciones  del  Perii,  y  secretario  do  pri- 
mera  clase  de  su  legacion  de  Espaiia. 
Lopez  de  Letona  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio),  teniente  gene- 
ral, director  general  de  Caballeria,  senador  del  reino. 
Lopez  Villabrille  (D.  Fausto) ,  correspondiente  de  la  Real 

Academia  Espanola. 
Mac-Pherson  (D.  Guillermo),  consul  de  Inglaterra. 
Maldonado  Macanaz  (Ilmo.  Sr.  Dr.  D.  Joaquin),  ex-direc- 


14  CONfiRESO   DE    AMERICANISTAS. 

tor  general  de  Administraciou  y  Fomento  del  Ministerio 
de  Ultramar,  director  general  que  ha  sido  y  consejerode 
Instruccion  publica,  catedratico  en  la  Universidad  de 
Madrid. 

Martinez  (Excmo.  Sr.  D.  Diego  A.),  diputado  ;i  Cortes,  grnn 
cruz  de  Isabel  la  Catolica. 

Menendez  Yaldes  iD.  Baltasar),  oficial  del  Gonsejo  de  Es- 
tado. 

MoNTEJO  Y  RoBLEDO  Excmo.  Sr.  D.  Bonifacio),  gran  cruz 
de  Isabel  la  Catolica. 

MoRPHY  (conde  de),  Excmo  Sr.  D.  Guillermo  Morphy,  se- 
cretario  particular  de  S.  M.  el  Rey. 

Novo  Y  CoLSON  (D.  Pedro),  tenicnte  do  navio,  correspoii- 
diente  de  la  Real  Academia  de  la  Ilistoria  y  secretariodc 
la  Sociedad  Gcografica  de  Madrid. 

Ortigay  Rey  (D.  Pablo),  jefe  de  Administraciou,  ex-gober- 
nador  civil  de  Manila,  vicepresidente  del  Consejo  de  Fi- 
lipinas,  comendador  de  Isabel  la  Cat(31ica  y  caballero  de 
San  Juan  de  Jorusalen. 

Pena-Ramiro  (conde  de),  D.  Joaquin  Caro  y  Alvarez  de  To- 
ledo, senador  del  rcino,  de  la  Sociedad  Geografica  de 
Madrid. 

Perez  Arcas  (Dr.  D.  Laureanol,  catedratico  en  la  Universi- 
dad de  Madrid  y  academico  de  lade  Ciencias. 

Perez  de  Guzman  (D.  Juan),  escritor. 

PiNiLLA  y  Elias  (D.  Manuel),  escritor  y  oficial  que  ha  sido 
de  Hacienda  en  Ultramar. 

PiRALA  (Ilino.  Sr.  D.  Antonio),  historiador,  vocal  de  la  Jun- 
ta directiva  dela  Sociedad  Geografica  de  Madrid,  comen- 
dador de  Carlos  III,  de  la  orden  del  Merito  Militar,  gran 
oficial  de  la  corona  de  Italia. 

PoRTiLLA  Y  Gutierrez  (Excmo.  Sr.  D.  Segundo  de  la),  te- 
niente  general,  diputado  a  Cortes,  capitan  general  que 
ha  sido  de  la  isla  de  Puerto-Rico. 

Rada  y  Delgado  (Excmo.  Sr.  Dr.  D.  Juan  de  Dios  de  la), 
de  las  Reales  Academias  de  la  Ilistoria y  Bellas  Artes  de 


JUNTA    OnGANIZADORA.  i5 

San  Fernando;  director  de  la  Escnela  de  Diplomalica, 
jefe  de  seccion  en  el  Mnseo  arqneologico  nacional, 

RiBO  (D.  Joso-  Joaqnui),  oficial  del  Institute  geografico  y 
estadislico,  jurisconsnlto,  caballero  de  las  ordenes  del 
Merito  Militar  y  la  de  Francisco  I. 

Rico  Y  SiNOBAS  illlrno.  Sr.  D.  Manuel),  catedratico en  la 
Universidad  de  Madrid,  de  la  Real  Academia  de  Cien- 
cias,  anlicuario  y  escritor. 

Rodriguez  Febrer  (Excmo.  Sr.  D.  Miguel),  secretario  ge- 
neral del  Gonsejo  superior  de  AgricuUura,  Industria  y 
Comercio,  ex-gobernador  civil,  correspondiente  de  las 
Reales  Academias  de  la  Historia  y  Bellas  Artes  de  San 
Fernando,  gran  cruz  de  Isabel  la  Gatolica,  gran  oficial 
de  la  corona  de  Italia. 

Rodriguez  Laguna  (Illmo.  Sr.  D.  Julian),  jefe  superior  de 
Administracion  honorario,  comendador  de  Isabel  la  Ga- 
tolica. 

RosELL  (Excmo.  Sr.  D.  Gayetano),  director  de  la  Biblioteca 
Nacional  y  academico  de  la  Hisloria;  gran  cruz  de  Isabel 

•    la  Gatolica. 

Saavedra  (Excmo.  Sr.  D.  Eduardo),  ingeniero  jefe  de  Ca- 
minos,  academico  de  la  Espanola,  de  la  Historia  y  de 
Ciencias,  vicepresidente  do  la  Sociedad  Geografica  de 
Madrid. 

Sainz  Gutierrez  (Dr.  D.  Pedro),  catedratico  de  organogra- 
fia  y  fisiologi'a  vegetal  en  la  Facultad  de  Giencias  de  la 
Universidad  de  Madrid. 

Sancho  Rayon  (Sr.  D.  Jose),  jefe  de  la  Biblioteca  del  Minis- 
terio  deFomento. 

San  Rafael  de  Luyano  (conde  de),  Excmo.  Sr.  D.  Adolfo  de 
Quesada,  segundo  introductor  de  embajadores. 

San  Roman  (marques  de),  Excmo.  Sr.  D.  Eduardo  Fernan- 
dez San  Roman,  teniente  general,  ex-director  general  de 
Infanteria,  se'nador  del  reino,  condecorado  con  varias 
grandes  cruces. 

Santa  Eulalia  (marques  de),  Excmo.  Sr.  D.  Rodrigo  Ulia- 


\S  CONGRESO    DE    AMERIGANISTAS, 

gou,  banquero,  de  la  Sociedad  espanola  de  Historia  Na- 
tural, etc. 

Sebastian  (D.  Gaiidido),  tenieiite  coroiiel  de  Arlilleria,  de 
la  Junta  directiva  de  la  Sociedad  Geografica  de  Madrid. 

SoLJs  Y  Arias  (D.  Pedro),  profesor,  perito  mercantil  y  vo- 
cal de  la  Junta  directiva  de  la  Sociedad  Economica  Ma- 
•  tritense. 

Stor  Redondo  (D.  Angel),  licenciado  en  filosofia  y  letras, 
profesor  de  la  lustitucion  libre  de  Ensenanza. 

SuAREz  Vigil  (Excmo.  Sr.  D.  Miguel),  diputado  a  Cortes, 

:  director  general  que  ha  sido  de  Hacienda  y  de  Adminis- 
tracion  y  secretario  del  Gobierno  general  de  la  isla  de 
Cuba,  magistrado  y  fiscal  que  ha  sido  de  la  Audiencia  de 
la  Habana,  gran  cruz  de  Isabel  la.  Catolica. 

Torres  de  Mendoza  (D,  Luis),  diputado  a  Cortes,  editor  y 
propietario  de  la  aColecciun  de  documentos  ineditos  del 
Archivo  de  Indias.n 

Tr6  y  Moxo  (D.  Luis  Maria  de),  abogado  y  secretario  pri- 
mero  de  la  Sociedad  Economica  Matritense,  caballero  de 
C;irlos  III  y  condecorado  con  la  Cruz  Roja  por  servicios 
especiales. 

Uhagon  (D.  Serafin),  banquero,  lesorero  de  la  Sociedad  Es- 
panola de  Historia  Natural,  y  miembro  de  las  sociedades 
entomologicas  de  Francia  y  de  Berlin, 

Uhagon  y  Guardamino  (D.  Francisco). 

Val  (Excmo.  Sr.  D.  Celedonio  del),  propietario  en  Cuba,  de 
la  Sociedad  Economica  Matritense,  y  gran  cruz  de  Isabel 
la  Catolica  y  Carlos  III. 

Vallduvi  (D.  Francisco),  jefe  del  cuerpode  topografos,  es- 
crilor. 

Valle  y  Cardenas  (Dr.  D.  Manuel  Maria  del),  catedratico 
de  la  UniversidaJ,  vocal  de  la  Junta  directiva  de  la  So- 
ciedad Geografica  de  Madrid. 

Vera  y  L6pez  (Dr.  D.Vicente  de),  catedratico  en  el  Insti- 
tuto  de  San  Isidro,  quimico  del  Ayuntamieuto  de  Madrid* 
caballero  de  Carlos  III. 


JUNTA   ORGANIZADORA.  IT 

Zarco  del  Valle  (llmo.  Sr.  D.  Manuel),  mayordomo  de 
semaua  y  bibliotecario  mayor  de  la  particular  de  S.  M. 
el  Rey. 


Por  dimisi6n  del  Excmo.  Sr.  Conde  de  Toreno  fue  elegi- 
do  Presidente  el  Excmo.  Sr.  D.  Jose  Luis  Albareda,  minis- 
tro  de  Fomento,  el  18  de  Junio  de  1881. 


PRIMERA  SESION  (PREPARATORIA.) 


DOMINGO    '25  DE  SEtlEMBRE  DE   1881,  A  LAS  DIEZ  DE  LA   MANANA. 


Con  arreglo  al  programa  previamcnte  publicado,  los  so- 
cios  inscritos  en  la  lista  del  Gongrcso  se  reunieron  en  el  ■ 
sal6n  de  actos  piiblicos  de  la  Real  Academia  dela  Historian 
siendo  recibidos  por  los  senores  presidente  y  vocales  de  la 
Junta  organizadora.  Ocupo  el  sillon  presidencial  M.  Ana-- 
tole  Bamps,  delegado  oficial  del  Gobierno  de  Belgica,  se- 
cretario  general  del  Gongreso  de  Briiselas  y  linico  miem- 
bro  presente  de  sii  Mesa.  A  la  derecha  tomaron  asiento  el 
Sr,  D.  Jose  Luis  Albareda,  ministro  de  Fomeuto,  y  don 
Juan  Facundo  Riano,  director  de  Instruccion  piiblica;  a  la 
izquierda  los  Sres.  Fernandez  Duro  y  Domec,  secretaries 
general  y  adjunto  de  la  Junta  organizadora,  y  lleno  los  es- 
canos  del  estrado  y  salon  la  concurrencia. 

Abler ta  la  sesi6n  a  las  diez  y  media,  M.  Bamps  pro- 
nuncio  elocuente  discurso,  manifestando  queeradeudor  de 
la  honra  de  ocupar  la  presidencia  interina  a  la  prescrip- 
ci6n  del  arliculo  6.*  de  los  Estatutos,  ya  que  por  causae 
muy  senlidas  del  senor  teniente  general,  baron  Goethals, 
ayudante  de  campo  del  rey  de  los  belgas  y  presidente  del 
Gongreso  do  Bruselas,  no  habia  podido  venir  a  Madrid,  y 
de  haberse  igualmente  contrariado  el  deseo  que  los  vice- 
presidentes  del  mismo  Gongreso  abrigaron  de  responder  a 


SESION   PREPARATOniA.  19 

la  invita.ci6n  de  los  organizadores  de  la  cuarla  reuuidu. 
Elogiando  despues  las  determiiiaciones  adoptadas  en  Ma- 
drid con  el  fin  de  vulgarizar  el  estudio  de  las  cuestiones 
americanistas  y  de  revestirlas  del  mayor  atractivo,  expuso 
que  el  objeto  reglamentario  de  la  sesi6n  preparatoria  se  re- 
ducia  al  nombramiento  de  la  Mesa  definitiva  del  Congreso 
y  a  la  eleccion  del  Gonsejo  central,  utilizando  por  su  parte 
la  situaci6n  en  que  momentaneamente  estaba  coiocado, 
para  proponer  la  confirmacion  de  los  seiiores  que  habian 
dirigido  la  Junta  orgauizadora.  Respecto  al  Gonsejo  cen- 
tral, indic6  el  procedimiento  seguido  en  las  reuniones  an- 
teriores,  que  consistia  en  el  acuerdo  de  que  las  naciones 
representadas  en  el  Congreso  por  menos  de  seis  individuos 
tuvieran  uno  en  el  Gonsejo,  y  que  las  que  contaran  con 
mayor  niimero  eligieran  tantos  consejeros  como  grupos  de 
*cinco  individuos  presentes. 

Aprobadas  las  dos  proposiciones  por  aclamaci6n,  se  sus- 
pendi6  la  sesi6n  por  algunos  minutos,  con  objeto  de  elegir 
los  consejeros.  El  presidente  interino  notici6  el  resultado, 
y  considerando  terminada  su  mision ,  di6  expresivas  gra- 
cias  6.  la  Asamblea  por  el  concurso  que  le  habia  prestado; 
trasmiti6  i  la  Mesa  nuevamente  nombrada  los  poderes  que 
habia  recibido  de  la  del  Gongreso  de  Bruselas,  y  decla- 
rando  constituido  el  Gongreso  de  Madrid,  rog6  al  Sr.  Al- 
bareda  tomase  la  presidencia. 

El  Sr.  Albareda,  a  reserva  de  expresar  con  mayor  ex- 
tension sus  sentimientos  en  la  sesi6n  solemne  de  la  tarde, 
manifest6  que  creia  interpretar  fielmente  los  deseos  de  sus 
companeros  en  esta  reunion ,  dando  principio  al  encargo 
con  que  se  le  honraba  por  un  testimonio  de  gratitud  hacia 
el  Sr.  Damps,  que  habia  venido  ^  presidir  tan  dignamente 
la  sesion,  y  por  el  ruego  que  le  dirigia  de  trasmitir  d  los 
seiiores  que  formaron  el  Gongreso  de  Bruselas  y  d  la  Mesa 
que  lo  presidio,  expresion  de  reconocimiento  por  haber  de- 
signado  A  Madrid  como  punto  de  reunion  del  que  iba  a 
inaugurarse  en  breve.  En  nombre  propio,  en  el  de  la  Junta 


20  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS. 

y  en  el  de  todos  sas  compatriotas,  dio  tambieu  gracias  a  los 
socios  extranjeros  que,  no  s61o  del  viejo  continente,  sino 
tambien  del  nuevo,  habian  aceptado  la  invitacion  de  esta 
visita,  signific^ndolas  en  su  calidad  de  ministro  de  la  Co- 
rona d  los  delegados  oficiales  y  representantes  de  los  Go- 
biernos  de  naciones  amigas  de  Espana  llegados  para  dar 
mayor  brillo  y  solemnidad  al  certdmen  cientifico  interna- 
cional. 

El  Sr.  Saavedra  (D.  Eduardo)  recordando  la  acogida 
y  eficaz  apoyo  que  los  trabajos  preparatorios  habian  mere- 
cido  del  Sr.  D.  Praxedes  Mateo  Sagasta,  presidente  del 
Consejo  de  Ministros  y  hombre  de  ciencia,  conocido  fuera 
tanto  como  dentro  de  Espana,  y  la  generosidad  con  que  el 
Sr.  D.  Fernando  Leon  y  Castillo,  ministro  de  Ultramar, 
habia  puesto  d  disposici6n  de  la  Junta  organizadora  el  lo- 
cal de  sus  oficinas  con  objeto  de  celebrar  la  Exposicion  de* 
objetos  americanos,  en  que  figuraban,  por  orden  suya,  los 
mis  notables  documentos  del  archivo  de  Indias,  sin  contar 
con  la  competencia  que  para  el  caso  le  daba  el  Gobierno  de 
las  provincias  espanolas  de  America,  propuso  que  se  diera 
testimonio  de  alta  consideracion,  ofreciendo  a  los  dos  men- 
cionados  senores  el  litulo  de  presidentes  de  honor,  mocion 
que  fue  aplaudida  y  aceptada  por  unanimidad. 

En  lengua  francesa  apoy6  el  Sr.  Botella  (!>.  Federico) 
mocion  semejante  ea  favor  del  nombramientode  vicepresi- 
dentes  efectivos  de  algunos  de  los  socios  extranjeros  que 
han  prestado  valiosa  cooperaci6n  al  certamen  americanista, 
propouiendo  al  priucipe  Gortchacow,  ministro  de  Rusia; 
al  Sr.  Anatole  Bamps,  presidente  de  la  mesa  interina; 
D.  C.  Lopes  Gama,  ministro  y  delegado  del  Brasil;  D.  Ma- 
nuel M.  de  Peralta,  ministro  de  Costa-Rica,  en  representa- 
cion  de  la  America  espanola;  M.  E.  Beauvois,  eminente 
americanista  frances,  y  M.  IL  de  Saussure,  delegado  de 
Suiza,  diligente  explorador  de  las  ciencias  naturales  y  de 
la  arqueologia  en  Mejico.  La  propuesta  fue  aceptada  tam- 
bien  por  unanimidad  y  con  grandes  aplausos. 


SESI6n   PREPARATORrA.  21 

Di6  cuenla  el  secretario  Sr.  Fernandez  Duro  de  las 

comunicaciones  remitidas  por  los  Sres.  Merry  del  Val,  mi- 
iiistro  de  Espaua  en  Bniselas;  de  D,  Antonio  Garcfa  Gu- 
tierrez y  de  D.  Francisco  Javier  de  Salas ,  haciendo  dimi- 
sion  del  cargo  de  vicepresidentes,  por  la  imposibilidad  en 
que  se  hallaban  de  asistir  jI  las  sesiones,  y  acordando  se 
hiciera  constar  quedaban  admitidas  con  sentimiento,  se 
declar6  constituida  la  Mesa  en  la  forma  siguiente; 

PHESIDENTES    DE    HONOR. 

Excmos.  Sres.  D.  Pnixedes  Mateo  Sagasta,  presidenfe  del 

Consejo  de  Ministros. 
»  D.  Fernando  de  Leon  y  Castillo,  ministro 

de  Ultramar. 
»  D.  Antonio  Canovas  del  Castillo. 

»  Conde  de  Toreno.  ' 

VICEPRESIDENTES  DE  HONOR. 

Excmos.  Sres.  Duque  de  Veragua. 

r>  Duque  de  Moctezuma. 

»  Tiussel  LoweW^  ministro  de  los  Esiados-Uni- 

dos  de  America. 
»  D.  Fermin  Lassala. 

PRESIDENTE. 

Excmo.  Sr.  D.  Jose  Luis  Albareda,  ministro  de  Fomento. 

VICEPRESIDENTES. 

Illmos.   Sres.   D,  Ramon  Rodriguez  Correa,  subsecretario 

de  Ultramar. 
»  D.J.  Facundo  Riano ,  director  de  Instruc- 

cion  puhlica. 

»  D.  J.  de  Cardenas,  ex-director  de  td«m» 

»  Principe  Gortchacow,  ministro  de  Rusia.   ■ 

i>  A.  Damps,  delegado  oficial  de  Be'lgica. 

»  D.  C.  liOpes  Garaa,  ministro  del  Brasil. 

0  2* 


22  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS. 

Illmos.   Sres.    D.  M.  M.  de  Peralta,  ministro  de  Costa-Rica. 
K  Eugene  Beauvois,  americaniata  f ranees. 

»  Henri  de  Saussure,  delegado  oficial  de  Suiza. 

TESORERO. 

Excmo.  Sr.  Marques  de  Urquijo. 

SECRETARIOS. 

General,  D.  Cesdreo  Ferndndez  Daro. 
Adjunto,  D.  Andres  Domec. 

CONSEJO  CENTRAL. 

Alemania Sres.  0.  Neussel. 


AUSTRIA-HUNGRIA 

Argentina  (repiiblica). 

Belgica 

Bolivia 

Brasil 

Colombia , 

Chile , 

Estados-Unidos 

Francia 


Holanda.  . . . 
Honduras..  . 
Inglaterra. 
Luxemburg©. 

Mejico 

Noruega..  . . 
Perij 

RUSIA 

Suiza 

Venezuela  . . 


J.  Rieman. 

H.  J.  Yarela. 

M.  Dog  nee. 

E.  Herrero. 

C.  L.  Gama. 

J.  M.  Quijano. 

L.  M.  Cardoso. 

J.  L.  Butler. 

P.  Gaffarel. 

E.  de  Mofras. 

Dr.  E.  Leemans. 

J.  de  la  Carrera. 

A.  E.  Houghton. 

P.  MullendorfF. 

A.  Ortiz  y  Jimenez. 

P.  N.  Hansteen. 

Gavino  Pacheco  Zegarra. 

Principe  Gortchacow. 

H.  de  Saussure. 

E.  Fombona. 


El  seiior  presidente  Albareda,  en  nombre  de  los  se- 
fiores  presidente  del  Consejo  de  ministros  y  del  ministro 


SESION    PREPAR4T0RIA.  23 

-de  Ullramar,  dio  las  gracias  por  el  honor  de  que  habfau 
sidoobjeto,  y  aiiuncio  que  por  no  permilirle  los  deberes 
perentorios  de  su  cargo  contiuua  asistencia  d  las  scsiones 
•del  Gougreso,  se  veia  eu  la  necesidad  de  delegar  la  presi- 
dencia  eu  persona,  que  si  por  lodos  conceptos  habia  de  bri- 
llar  eu  ella,  tenia  especialisimo  tilulo  para  ocuparla.  Me 
refiero,  dijo,  al  descendieute  del  ilusLre  descubridor  del 
Nuevo  Mundo,  a  D.  Cristobal  Colon,  duque  de  Veragua. 

iTnanime  aplauso  ratifico  tan  merecidadesignaci6n,  ddn- 
dose  con  ello  por  terminado  el  acto  d  las  once  y  cuarto. 


SEGUNDA  SESION  (INAUGURAL.) 


DOMINGO  22  DE  SETIEMBRE  A  LAS  DOS  DE  LA  TARDE. 


Elegido  para  el  acto  sole m  no  el  Paraninfo  de  la  Univer- 
sidad ,  antes  de  la  hora  scnalada  ofrecia  aspecto  brillante 
110  tanto  por  la  majestuosa  decoracion,  aumentada  con 
plantas  y  flores  naturales,  como  por  la  escogida  concurrent 
cia  en  que  lucian  los  trajes  y  tocados  elegantes  de  las  se- 
noras  y  los  uniformes  de  los  funcionarios  del  Estado  y  de 
los  jefes  y  oficiales  del  Ejercito  y  Armada.  En  el  estrado  te- 
nian  asieiito  los  delegados  y  socios  del  Gongreso,  lasGomi- 
siones  de  las  Academias  y  Sociedades  cientificas  y  el  claus- 
tro  de  la  Universidad.  A  la  derecha  del  dosel  real  estaban 
colocados  los  ministros  de  la  Corona ,  presidente  del  Sena- 
do  y  gobernador  de  Madrid ;  a  la  izquierda  el  Cuerpo  di- 
plom^tico  representado  por  el  Nuncio  de  Su  Santidad  ;  ge- 
neral Corona  ,  ministro  de  Mejico;  principe  Gortchacow, 
deRusia;  Peralta,  de  Costa-Rica;  Lopes  Gama,  delBrasil; 
Carrera,  de  Guatemala;  Sluers,  de  Holanda;  el  vizconde  de 
Carnide,  encargado  de  Negocios  de  Portugal  y  legacion  de 
China.  En  la  mesa  del  Gongreso,  silnada  en  la  parte  de  la 
derecha,  se  hallaban  el  ministro  de  Fomento ,  Sr.  Albareda^ 
los  seiiores  duque  de  Vcragua,  condc  de  Toreno ,  Lasala  y 
Riano,  con  los  secretarios  Fernandez  Duro  y  Domec.  Los 


SESION   INAUGURAL.  25 

invitados  llenaban  el  reslo  del  sal6n,  y  en  la  tribuna  alta 
tocabauna  miisica  militar. 

La  relacidii  de  las  personas  distingiiidas  ocuparia  m5s 
espacio  del  que  correspoiide  a  esta  resena  ,  que  ha  de  limi- 
farse  a  nombrar  los  senores  delegados  y  socios  extranjeros. 
Eran  estos  ,  4  mas  de  los  ya  mencionados  en  el  Guerpo  di- 
plom^tico:  de  Alemdnia,  W.  Reiss,  vicepresidente  de  la 
Socicdad  Geografica  de  Berlin;  Neussel,  geografo;  Kiinne, 
viajero;  Bentfeld,  corresponsal  de  la  Allgemeine  Zeitung  dc 
Hamburgo;  V.  Levensfeld;  de  Austria-Hiingria ,  Rieman, 
ge<5grafo  ;  de  la  Repuhlica  Argentina ,  H.  J.  Varela,  delega- 
do  oficial,  ex-ministro  de  Relaciones  extranjeras  y  F.  Vo- 
ces, abogado;  de  Belgica,  A.  Bamps,  delegado  oficial; 
Dognee,  presidente  de  la  Union  de  Artistas  de  Lieja; 
L.  Hye ,  c6nsul  de  Venezuela  en  Gante;  de  Bolivia^  E.  Her- 
rero,  numismatico;  de  Colombia,  J.  M.  Qnijano  Otero,  co- 
misionado  oficial;  M.  S.  Labarriere,  de  Veraguas  ;  B.  Vi- 
Hegas;  de  Chile,  L.  M.  Cardoso,  ex-diputado;  de  los  Esta- 
dos-Unidos  de  America,  J.  L.  Butler,  comisionado  del  Es- 
tado  de  Missouri;  de  Fram-Aa,  MM.  Beauvois;  conde  de 
Charencey;  P.  Gaffarel,  profesor  de  la  Facultad  de  lefras 
de  Dijon;  E.  de  Mofras,  ministro  plenipotenciario;  TAbbo 
Louvot,  profesor  del  colegio  de  San  Francisco  de  Besan- 
con;  J.  Vinson,  profesor  de  la  escuela  de  lenguas  orienta- 
lesde  Paris;  F.  Vernier,  ingeniero,  representante  de  la 
Sociedad  Geogrdfica  de  Or&n;  A.  M.  Dupuy;  G.  Marx;  de 
Holanda  el  Dr.  Leemans  ,  director  del  museo  de  Leide; 
Mme.  y  Mile.  Leemans;  de  Honduras,  J.  Corona,  consul 
en  Madrid;  C.  Gutierrez;  de  Inglaterra,  A.  E.  Houghton, 
corresponsal  del  Standard  de  Londres;  el  Dr.  G.  Jelly; 
F.  Gillman;  O'Leary;  del  Gran  ducado  de  Lnxemhurgo, 
P.  Mullendorf ,  corresponsal  de  L'Independance  beige ;  de 
Mexico,  el  Dr.  J.  R.  Hijar ,  delegado  oficial;  A.  Hijar  y 
Mildn  ;  A.  Ortiz  y  Jimenez;  J.  Zenil ,  secretario  de  la  lega- 
ci6n  de  Madrid  ;  de  iVor^egfa ,  P.  N.  Hansteen  ;  del  Peru, 
E.  Larrabure  y  Unanue,  secretafio  de  lalegacion;  G-.  Pa- 


26  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

checo  Zegarra ,  ex-secretario  de  la  de  Paris ;  de  Suiza,  H.  de 
Saussure,  delegado  oficial;  de  Venezuela,  E.  Fomboua; 
A.  J.  Monies;  M.  Fomboiia. 

A  las  dos  en  punto  aimiiciaroii  los  acordes  de  la  marcha 
real  la  llegada  de  SS.  MM.  que  fueroii  recibidos  en  la  puerla 
por  los  senores  ministros  ,  los  de  la  mesa  del  Congpeso  y 
€l  gobernador  civil  de  Madrid.  El  Rey,  con  uniforme  de 
capitan  general ,  su  augusta  esposa  la  Reina  Gristina  y  Sus 
Altezas  las  Infantas  Dona  Isabel,  Dona  Paz  y  Dona  Eula- 
lia  tomaron  asienlo  ^n  la  cabecera ;  a  su  espalda,  el  mayor- 
domo  mayor,  marques  de  Alcanices;  el  jefe  del  cuarto  mi- 
litar,  general  Terreros;  los  gentiles-bombres,  ayudantes 
de  servicio,  caballerizo  y  jefe  de  la  escolta,  las  damas  de  S.  M.. 
la  Reina  y  de  SS.  A'A.  Pedida  la  venia  a  S.  M.  pronuncio 
el  senor  miuistro  de  Fomento  el  siguiente  discurso  : 


'o' 


SENOR  : 

Elegido  presidente  del  Gongreso  internacional  de  Ameri- 
canistas  por  la  excesiva  amabilidad  de  los  ilustrados  indi- 
viduos  que  le  forman ,  d  pesar  de  mis  escasos  merecimieu- 
tos  ,  tengo  hoy  la  alta  honra  de  recibir  ^  V.  M,,  d  S.  M.  la 
Reina  y  a  SS.  AA.  las  Infantas  en  este  recinto,  dedicadoal 
43naltecimiento  de  las  letrds,  de  las  artes  y  de  las  ciencias 
de  la  patria ,  en  el  que  ya  otras  veces  ha  resonado  la  elo- 
€uente  palabra  de  V.  M. ,  seguida  siempre  de  los  aplausos 
que  arrancan  la  admiracion  y  el  entusiasmo. 

Desde  el  punto  y  bora  en  que  una  junta  de  hombres  es- 
tudiosos,  constituida  en  Paris,  determino  celebrar  Gon- 
gresos  internacionales ,  dedicados  A  la  investigacion  y  es- 
tudio  de  los  grandes  problemas  cientificos  que  eutrana  la 
historia  de  las  diversas  uaciones  de  America ,  facil  era  pre- 
sumir  que  la  capital  de  la  Peninsula  espanola  no  seria  el 
lugar  ultimo  en  que  se  celebraria  uuo  de  estos  nobles  cer- 
lamenes  de  la  inteligencia. 

Asi  ha  sucedido  efectivameute ,  y  en  el  Gongreso  que 


SESION    INAUGURAL.  27 

tuvo  lugar  hace  dos  aiios  en  Bruselas  se  dieron  cita  las  per. 
^sonas  alii  congregadas  para  volverse  a  reunir  en  Madrid  en 
el  dia  de  hoy  ,  seiialando  desde  luego  las  materias  que  ha- 
bian  de  someterse  A  su  examen. 

Cuatro  sesiones  celebrara  este  Congreso  ,  consagrando  la 
primera  i  la  Geologia ,  a  esa  ciencia  que  no  parece  stno  que 
brota  del  seuo  de  la  tierra  ,  merced  al  incesante  trabajo  de 
la  raza  humana;  a  la  historia  de  la  America  precolombiana 
y  del  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo;  la  segunda  a  la , 
Arqueologia;  la  tercera  d  la  Antropologia  y  la  Etnografia, 
y  la  cuarta  a  la  Paleografia  y  Lingiiistica. 

Estudio  comparative  de  los  reiuos  del  Guzco  ,  de  Trujillo 
y  de  Quito ,  y  las  diferencias  de  religi6n  ,  legislacion ,  leu- 
guaje ,  arquitectura  y  coslumbres  que  prescntaban  estos 
pueblos,  merecera  la  atencion  preferente  del  Congreso  ,  asi 
•corao  las  nacionalidades  que  existian  en  la  America  Cen- 
tral, antes  de  la  emigracion  de  los  Aztecas  ;  el  estado  mili- 
tar  de  los  imperios  de  Mexico  y  del  Peru,  cuando  aun  no  se 
habia  verificado  el  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo ;  el 
valor  religioso  y  emblematico  de  los  diversos  idolos ,  efigies 
y  figuras  que  se  hallan  en  los  sepulcros  peruanos  ;  el  nom- 
bre  de  los  pueblos  y  la  naturaleza  de  los  hijos  de  America 
antes  de  la  conquista;  los  idiomas  americanos;  sus  gra- 
maticas  comparadas  y  la  bibliografia  de  los  Vocabularios  y 
Diccionarios  de  aquellos  primitivos  idiomas ,  todo,  en  fin, 
€uanto  puede  dar  una  exacta  idea  del  origen,  naturaleza, 
cardcter  social  y  desenvolvimiento  historico  de  esta  parte 
del  globo  que  viene  a  completar  con  su  adelanto  y  progreso 
e\  majestuoso  cuadro  de  la  civilizacion  moderua. 

Hemos  procurado  ,  Seiior ,  en  la;  medida  de  nuestras  fuer- 
zas  ,  reunir  y  presentar  ante  tan  imporlante  Asamblea  una 
parte  al  menos  de  los  interesantes  datosque  acerca  de  estas 
cucstiones  posee  la  nacion  espaiiola. 

Del  Archive  de  Indias  de  Sevilla  se  ban  elegidopor  docta  . 
persona  mas  de  mil  documentos  ,  que  no  solo  encierran  no- 
ticias  curiosas,  sino  que  son  tipos  6  modelos  de  las  dife- 


28  CONGRESO    DE   AMERfCANISTAS. 

rentes  formas  que  revisten  los  antecedentes  escritosparala 
historia  americana  conservados  alii ,  desde  la  carta  parti- 
cular redactada  bajo  la  influencia  de  la  pasion ,  6  inspirada 
por  el  interes  bastardo  ,  hasta  el  libro ,  fruto  de  meditado 
y  prolijo  estudio.  Despachos  y  comunicacioiies  oficiales  de 
vireye?  y  prelados,  acuerdos  de  Audiencias,  ordenes  de 
gobernadores  y  de  otras  distiutas  autoridades,  podran  revi- 
sar  los  amantes  de  cstos  estudios ,  significando  una  gran 
parte  de  tan  curiosos  documentos  verdaderos  compendios 
histdricos  de  los  periodos  que  mediaban  enlre  el  arribo  de 
expedicion  y  expedicion ,  de  flota  y  flota.  Los  cedularios  y 
registros  del  Gonsejo  de  Indias  y  delaCasadeGontratacioii 
de  los  ultimos  aflos  del  siglo  xv  y  primeros  del  xvi,  y  rela-^ 
clones  de  viajes  y  descubrimientos  donde  se  consignan  las 
primeras  noticias  geograficas  de  aquellos  pai'ses ,  son  clarap 
fuentes  de  la  antigua  e  interesante  historia  de  las  naciones- 
indianas. 

Las  Relaciones  geograficas  de  Indias^  cuyo  primer  tomo 
tcngo  el  honor  de  presentar  a  V.  M.,  obra  que  ha  estada 
encomendada  6.  mi  ilustrado  amigo  D.  Marcos  Jimenez  de 
la  Espada,  por  encargo  de  mi  dignisimo  antecesor  en  el 
Ministerio  de  Fomento,  Sr.  D.  Ferrm'n  Lasala,  &  quien  la; 
Comision  organizadora  debe  agradecimiento ,  asi  coma 
tambien  5  mi  amigo  personal  el  ilustre  conde  de  Toreno, 
que  anteriormente  ha  presidido  dicha  Comisi6n,  y  que  hoy 
desempenaria  este  cargo  con  mejores  condiciones  de  saber 
y  de  inteligencia  que  yo,  merecen  con  justicia  llamar  la- 
atenci6n  de  toda  persona  docta.  El  Ministerio  de  Marina 
exhibe  el  primer  monumento  de  la  cartografia  del  Nuevo 
Mundo,  el  mapa  trazado  por  el  malogrado  e  infeliz  Juan 
de  la  Cosa. 

La  Biblioteca  particular  de  V.  M.,  la  Biblioteca  Nacional, 
la  de  la  Academia  de  la  Historia,  el  Archivo  Historico  y  la 
de  la  Universidad  de  Sevilla,  afrecen  al  examen  de  lo& 
americanistas  extranjeros,  entre  otros  muy  estimables 
manuscritos  e  impresos,  el  Testamento  de  Isabel  la  Catoli- 


SESION    INAUGURAL.  29 

■ca:  el  texto,  in^dito,  original,  en  idioma  mexicano,  de  la 
JUstoria  de  Nueva  Espaha,  del  P.  Sahagun,  y  el  castellano 
-de  la  del  P.  Durdn,  adoniado  con  gerog-lificos  raros  y  pre- 
eiosos;  textos  originales  de  las  histofias  de  Fray  Barlolome 
de  las  Gasas  y  de  Gonzalo  Fernandez  de  Oviedo,  y  el  li- 
bra de  Landa  sobrc  el  Yucatan  y  sn  misteriosa  escritura, 
con  vocabularios  de  las  lenguas  naturales  americanas, 
•objeto  predilecto  del  estudio  de  los  filolog-os  modernos. 
NueStro  Museo  Arqueologico  ofrece  preciosidades  varias. 
El  Jardin  Botanico  pone  de  manifiesto  la  prodigiosa  colec- 
ci6n  de  dibujos  y  plantas  del  sabio  Gelestino  Miitis.  Los 
particulares  ban  contribaido  tambien,  y  por  ello  les  doy 
las  mas  expresivas  gracias  en  nombre  de  las  glorias  de  la 
patria,  a  reunir  este  verdadero  tesoro  de  antecedentes  que 
presen tamos  al  estudio  de  los  amantes  de  las  cosas  de  Ame- 
rica. D.  Luis  Tro  ha  traido  el  Godice  Maya,  que  lleva  su 
apellido;  el  Sr.  Rodriguez  Ferrer,  uno  de  los  ejemplares 
paleontologicos  mas  iuteresantes  hasta  ahora  descubiertos, 
la  mandfbula  humana,  f6sil,  de  uno  de  los  protohistoricos 
habitantes  de  Guba;  el  seiior  conde  de  Guaqui,  un  idolo 
peruano  sin  igual  en  su  elase,  por  la  inscripciou  fonetica 
que  lleva;  el  senor  marques  de  San  Garlos,  un  barro  gua- 
temalteco  bellisimo;  D.  Manuel  Rico  y  Sinobas,  notable 
colcccion  de  mapas  y  pianos  antiguos,  y  el  digno  descen- 
diente  del  descubridor  del  Nuevo  Mundo  presenta  los  mas 
venerandos  papeles  del  archivo  de  su  ilustre  Gasa. 
.  Permitidme,  Seiior,  que  antes  de  terminar  y  despues  de 
dar  las  gracias  mas  expresivas  a  los  nobles  extranjeros  que 
■  ban  venido  a  honrar  este  Gongreso  con  su  presencia,  ya 
como  delegados  especiales  de  Gobiernos  amigos,  ya  en 
representacion  de  los  intereses  intelectuales  de  los  pueblos 
de  que  procoden,  detenga  un  instante  mi  pensamiento  y 
haga  publico  tributo  de  admiracion  y  de  respeto  ante  el 
magico  nombre  de  Gristobal  Golon  y  de  la  Reina,  cuyo 
recuerdo  trae  a  mi-  menle  la  presencia  aqui  de  la  augusta 
esposa  de  V.  M.,  que  despues  de  consolidar  la  unidad  de  la 


30  r.ONGRESO    DE    AMBRICANISTAS. 

patria,  impulsa,  por  generosa  inspiracioii  arrastrada,  la 
incomparable  empresa  que  apenas  la  iraaginacidn  humana 
alcanza,  concebida  por  el  marino  de  Genova.  Aquella  pia- 
dosa  Isabel  otorgaba  a  Colon  vencedor,  titulos  y  poderes, 
estipulaba  en  favor  de  los  indios  condiciones  de  libertad  y 
exigi'a  garantias  de  humanidad  que  se  adelantaban  §.  las 
ideas  de  su  siglo.  El  corazon  de  una  mujer  proscribi'a,  por 
instinto,  la  esclavitud  que  la  filosofia  y  la  religion  no  de<- 
bian  abolir  hasta  cuatro  siglos  mds  tarde.  (Muestras  de 
aprohacion.) 

Desde  el  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo  hasta  nues- 
tros  dias  las  generaciones,  al  sucederse,  ban  acumuladcv 
alabanzas  y  honores  sobre  la  memoria  inmortal  de  Grist6- 
bal  Gol6n;  y  sin  embargo,  ante  mi  inteligencia  al  menos', 
el  heroe  resulta  mds  grande  todavi'a  que  los  pUcemes  y 
honores  tributados  a  su  memoria.  Su  empresa  era  la  lucha 
del  espiritu  humano  contra  un  elemento,  y  se  necesitaba 
para  intentarla  ser  mas  que  un  horabre.  Las  explicaciones 
de  la  ciencia  y  los  adelanlos  de  la  nautica  no  ban  despojado 
al  Oceano  en  nuestros  dias  del  terror  misterioso  que  su 
Ijresencia  levanta  en  cl  espiritu  del  hombre;  pero  para 
remontarse  d  juzgar  el  valor  de  Golon,  hay  que  considerar 
los  marcs,  como  ha  dicho  un  gran  poeta,  cual  especie  de 
caos  liquido,  cuyas  desmedidas  olas  se  levantaban  como 
montanas  inaccesibles,  se  abn'an  como  golfos  sin  fondo, 
se  precipitaban  desde  el  cielo,  como  cataratas  insuperables 
dispuestas  d  tragarse  las  velas,  asaz  temerarias  para  sepa- 
rarse  de  las  orillas  que  les  Servian  de  abrigo. 

Desconocido,  desdenado,  abandonado,  la  lucha  de  Colon 
contra  las  preocupaciones  es  quizas  mas  grande  que  la 
hazana  misma  que  realizo  solo,  sin  otras  armas  que  oponer 
a  las  envidias  y  burlas  de  los  potentados,  que  la  seducci6n 
natural  que  cautiva  los  ojos,  y  la  elocuencia  que  persuade 
cl  ,'inimo.  El  relato  sencillo  de  su  viaje  es  la  mas  grande  de 
las  epopeyas,  y  la  inteligencia  de  la  criatura  humana  no 
alcan-za  d  comprender  cl  jiibilo  que  debio- inundar  el  alma 


sesi6n  inaugural.  •         M 

de  Colon,  cuaudo,  despues  do  fanto  menosprecio ,  de  tan- 
tas  dudas,  de  tantos  dolores,  de  tantos  peligros,  uii  ma- 
rino  de  Triana  anuncio  quo  la  tierra  estaba  cercana, 
aquella  tierra  que  la  fantasia  de  los  marineros^habia  creido 
descubrir  mas  de  una  vez  y  que  cada  manana  desvane- 
ci'a  el  sol  ante  las  proas  de  las  naves,  destruycndo  los  ho- 
rizon tes  caprichosos  que  la  bruma  de  la  'noche  habia  le- 
vantado. 

Plantas  marinas  que  no  crecen  mas  que  en  los  bajios 
cercanos  d  las  cosfas,  se  habian  presentado  ya  como  signos 
de  esperanza  a  aquellos  atribulados  marinos;  una  de  estas 
llevaba  un  cangrejo  vivo,  navegante,  como  dice  Lamarline, 
embarcado  en  un  ramo  de  hierba.  Una  ave  de  las  que  no 
sc  avalanzan  a  las  olas  y  nunca  duermen  en  el  agua,  atra- 
veso  el  cielo.  ^,De  donde  venia?  ^Adonde  iba?  ^Podia  estar 
Icjano  su  nido? 

El  grito  de  ; tierra!  estaba  ya  en  todos  los  labios,  y  sin 
embargo,  la  tierra  no  aparecia.  Las  calmas  del  Oceano  he- 
laban  la  sangre  en  las  venas,  pues  si  todo  moria  en  aquellos 
parajes,  hasta  el  viento,  ^.quiea  volveria  el  soplo  a  las  velas 
y  el  movimiento  a  las  naves?  Una  inmensa  ballena  apare- 
cio  dormida  en  el  agua,  y  creyeron  ver  en  ella  un  monstruo 
que  venia  a  devorarlos. 

Paseandose  Colon  solo,  en  fin,  A  media  noche  por  la  popa 
de  su  nave,  fijando  su  penetrante  mirada  en  las  tinieblas, 
se  le  aparecio  al  nivel  de  las  aguas  un  destello  de  luz.  ^Quien 
podri'a  descubrir  en  aquel  momento  la  ansiedad  de  que  era 
presa  el  alma  de  Colon?  Un  canonazo  que  retumbo  en  el 
Oceano  le  hizo  estremecer.  Era  el  grito  de  ; tierra!  dado  por 
el  bronce,  senal  convenida  con  la  Pinta,  que  navegaba  a  la 
cabeza  de  la  flota.  El  fuego  vislumbrado  por  Colon  anun- 
ciaba  la  presencia  del  hombre  y  el  primer  elemento  de  la 
civilizacion.  Jamds  noche  alguna  parecio  m-is  lenta  en  des- 
cubrir el  horizonte,  porque  la  manana  iba  a  ser  una  nueva 
creacion  dol  Ser  Supremo. 

El  despreci?ido,  el  mendigo,  el  loco  de  poco  tiempo  antes 


32  CONGJIESO    DE    AMERICANISTAS. 

habia  adquirido  el  derecho  a  vestir  las  insignias  de  almi- 
jante  de  Caslilla. 

Piso  la  tierra  bajo  los  pliegues  de  la  bandera  de  los  Reyes 
Catolicos,  y  derramo  una  lagrima,  humilde  tributo  d  la 
grandeza  dc  Dios. 

;Ah!  iT)e  cuantas  no  fue  aquella  lagrima  precursora?  Por 
secretos  designios  de  la  Providencia,  los  adelantos,  el  pro- 
greso  y  la  civilizacion  se  realizan  eu  la  tierra  entro  Iribula- 
"Ciones  y  combates.  El  fenomeno  de  la  guerra  uo  esta  aiiii 
explicado  por  ninguna  filosofia.  Las  ideas  abren  uuas  veces 
ancho  camino  a  los  caiiones,  y  otras  veces  los  canones  des- 
truyen  los  obstaculos  que  se  oponea  al  paso  de  las  ideas. 
^Tan  insondable  resulta  la  voluntad  de  Dios! 

No  permita  el  cielo  que  vuelva  a  mezclarse  en  los  campos 
debatallasangre  americana  con  sangre  espauola.  Tenga- 
mos  legi'timo  orgullo  los  unos  y  los  otros  de  nuestras  razas, 
y  sirvannos  a  todos  de  glorioso  timbre  las  hazanas  de  nues- 
-Iros  antepasados. 

Senor,  muy  joven  todavi'a  ha  estado  V.  M.  en  los  campos 
de  batalla  y  ha  vuelto  vencedor.  Pero  hoy  preside  una  lucha 
-raj'is  noble,  impulsa  un  Irabajo  mas  grande:  el  trabajo  de  la 
civilizacion.  Por  acto  liberrimo  de  vuestra  voluntad,  no 
existen  ya  en  Espana  censuras  que  detengafi  los  vuelos  del 
genio.  La  iuvestigacion  cientifica  es  libre  eu  la  catedra,  en 
el  libro,  en  el  folleto  y  en  la  prensa  periodica.  Espaiia  res- 
pira  el  puro  ambiente  de  los  pueblos  civilizados.  En  punlo 
a  inslituciones  liberalcs  y  cultas  no  lenemos  que  envidiar 
uada  a  nadie. 

Cumpliendo  este  deber,  que  un  sentimiento  casi  religioso 
despierta  en  mi  pecho  ante  el  recuerdo  de  Golou,  tcrmino, 
Senor,  haciendome  general  interprete  de  cuantos  estan  aqui 
reuuidos,  manifestando  a  V.  M.,  a  S.  M.  la  Reina  y  a 
SS.  AA.  las  Infantas,  el  agradecimiento  que  rebosa  en  nues- 
tros  corazones  al  ver  que  honran  con  su  presencia  la  inau- 
gu:  acion  de  esta  solemnidad  cientifica.  (Grandes  aplausos.J 

Segnidamente  el  Sr.  Anatole  Damps,  delcgado  oficial  del 


SESION  INAUGURAL.  33 

Gobierno  de  Belgica  y  presidente  de  la  Mesa  interiua,  como 
secretario  general  que  fue  de  la  reuni6n  anterior  en  Bru- 
elas,  leyo,  con  excelente  entonaci6n,  este  discurso: 

Sire,  Mesdamks,  Messieurs: 

Je  ne  m'attendais  nullement  a  Thonneur  de  prendre  la 
parole  devant  cette  assemblee  d'elite.  Bien  d'autres  que 
moi  avaient  de  plus  grands  litres  a  cette  insigne  faveur,  et 
s'en  seraient  certes  montres  plus  dignes.  En  m'y  appelant, 
le  comite  d' organisation  de  ceCongres,  poussant  la  bien- 
veillance  k  T  extreme,  a  voulu  se  souvenir  que  j'avais  ete 
I'un  des  promoteurs  de  la  session  de  Madrid,  que  j'en  suis 
demeureun  des  plus  fervents. proselytes.  Je  Ten  remercie. 
Je  le  remercie  aussi  du  gracieux  empressement  avec  lequel 
il  a  travaille  k  la  reussite  du  present  Congres  et  repondu 
aux  vues  du  Congres  de  Bruxelles;  je  le  remercie  surtout. 
Messieurs,  d' avoir  obtenu  pour  notre  4«  session  le  haut  pro- 
tectorat  de  Sa  Majeste  le  Roi  d'Espagne  et  le  precieux  con- 
cours  du  gouvernement  espagnol.  Cette  haute  protection  et 
ce  precieux  concours  sont  des  Elements  de  succ^s  assure, 
dont  Toeuvre  americaniste  pout  s'enorgueillir  et  dont  elle 
avait  besoin.  Elle  en  ressentira  efficacement,  j'en  suis  con- 
vaincu,  les  heureux  effects  dans  I'avenir, 

Je  r avals  dit  avant  le  Congres  de  Bruxelles,  je  I'ai  repu- 
te a  diverses  reprises  durant  etapres  la  3«  session,  nul  pays 
n'est  mieux  que  V  Espagne  en  mesure  de  contribuer  au  de- 
veloppement  de  notre  entreprise  scientifique,  nuls  ne  sont 
plus  autorises  que  les  savants  espagnols  a  nous  servir  de 
guides  dans  nos  etudes  americaines.  Le  vrai  complement 
de  ces  etudes,  en  efFet,  Messieurs,  serait  la  publication  de 
nombreux  documents,  choisis  parmi  les  riches  archives  cas- 
tillanes,  sur  la  decouverte  et  la  conquete  de  TAmerique. 
Les  recherches  dans  la  science  americaniste  se  trouvent 
souvent  frappees  d'impuissance,  et  semblable  publication, 
dont  le  gouvernement  espagnol  a  deja  pris  d'ailleurs  la  ge- 

0  3  3 


34  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

nereuse  initiative,  coiistituerait  ce  fondement  solide  que 
rEthnographie  americaine  reclame  si  imperieusement  au- 
jourd'hui.  Je  me  permets  d'emettre  ici  le  vcbu  que  cette  pu- 
blication soit  poursuivie  dans  de  larges  proportions. 

Pour  I'archeologie  precolombienne,  le  jour  commence 
a  se  faire.  Les  specialistes  admettent  maintenant,  dans  les 
monuments  archeologiques  du  Nouveau  Monde,  les  trois 
grandes  divisions  geographiques  indiquees  par  le  nouveau 
continent  lui-meme.  De  tres-recentes  et  magnifiques  decou- 
vertes,  faites  sur  le  territoire  de  1'  ancien  empire  des  Tolte- 
ques,  ces  malheureux  et  intelligents  predecesseurs  des  Az- 
teqnes,  sont  venu  confirmer  Y  exactitude  de  ce  systeme.  II 
est  certain  que  TAmerique  du  Nord  presente,  au  point  de 
vue  archeologique,  des  caracteres  distincts  de  ceux  des  au- 
tres  parties  du  nouveau  continent,  bien  que  se  rapprochant 
beaucoup  de  ceux  du  Mexique;  il  est  hors  de  doute  que 
r  Amerique  centrale  forme  un  berceau  archeologique  sepa- 
re,  oti  se  remarque  surtout,  par  la  precision  des  donnees,  le 
Guatemala  et  le  Yucatan;  il  est  evident  enfin  que,  dans  les 
groupes  qui  subdivisent  I'archeologie  de  T Amerique  du 
Sud,  c'est  au  Perou  que  se  rencontrent  les  elements  d' ap- 
preciation les  mieux  caracterises,  etqu'a  cote  de  ces  ele- 
ments se  revelent,  autonomes  et  independants,  I'artcultive 
par  les  Caras,  a  Quito,  et  celui  que  nous  ont  laisse  les 
Chibchas,  a  Bogota. 

Mais  ai-je  besoin  de  parler  de  ces  choses  a  vous,  Mes- 
sieurs? Vous  les  connaissez  comme  moi  et  bien  mieux  que 
moi.  Vous  savez  que  plus  le  regard  penetre  dans  les  details, 
plus  lui  apparaissent  grandes  et  merveilleuses  les  questions 
relatives  aux  temps  prehistoriques  du  Nouveau  Monde. 
Seulement,  la  solution  de  ces  questions  ne  saurait  s'obte- 
nir  sans  Tappui  de  vastes  collections,  consciencieusement 
etudiees,  classees  avec  savoir.  Le  defaut  de  ces  collections 
a  ete  cause  que  beaucoup  de  chercheurs  se  sont  perdus  dans 
le  labyrinthe  des  hypotheses,  qui  furent  jusqu'en  des  temps 
bien  voisins  de  nous  I'objet  principal  des  etudes  de  nos  de- 


SESION    INAUGURAL.  3> 

vanciers.  G'est  en  s'efforcant  d'eviter  les  anciens  erremeiits 
-que  la  science  americanisteaccomplira  de  vrais  etfructueux 
progres.  Le  comite  d' organisation  de  la  session  actuelle  I'a 
■compris,  Messieurs,  et  c' est  por  ce  motif  sans  doute  qu'il 
a  remis  k  des  mains  competentesl' organisation  d'une  Ex- 
position d'antiquites  americaines  et  d'une  Exposition  de  la 
flore  du  Nouveau  Monde.  Je  Ten  felicite  avec  bonheur. 
Puissent  ces  Expositions  constituer  un  noyau,  autour  du- 
quel  s'accumuleront  successivement  les  resultats  des  nou- 
velles  recherches,  et  ot.  nous  pourrons  venir  dans  la  suite 
puiser  de  nouveaux  enseignements! 

Parlant  dans  cette  enceinte;  au  milieu  d'une  assemblee 
a,ussi  distinguee  k  tons  egards,  je  ne  puis  m'empecher,  en 
terminant,  de  me  rappeler  avec  Amotion  que  I'Espagne  ne 
s'est  pas  bornee  k  aller  planter  au  Nouveau  Monde  le  glo- 
rieux  drapeau  castillan:  ce  fut  encore  un  Roi  d'Espagne 
qui  envoya,  en  1786,  la  premiere  expedition  scientifique  en 
Amerique,  sous  la  conduite  du  capitaine  del  Rio.  Eh  bien! 
MM.  les  membres  espagnols,  ne  vous  arretez  pas  la;  ^I'heu- 
re  qu'il  est  vous  pouvez  faire  plus,  mieux  peut-etre:  vous 
pouvez  nous  reveler  scientifiquementl' Amerique  precolom* 
bienne.  J'ai  la  confiance  que  vous  n'y  manquerez  pas;  I'e- 
clat  qu'a  revetu  I'ouverture  de  ce  Gongres,  le  haut  encou- 
ragement que  promet  a  nos  travaux  votre  auguste  Souve- 
rain,  en  daignant  les  honorer  de  sa  presence,  ce  dont  je 
prends  la  liberie  de  remercier  respectueusement  Sa  Majes- 
te,  tout  cela  m'en  est  un  siir  garant.  Le  but  de  I'oeuvre  ame- 
ricanistd  merite  au  surplus  le  concours  de  vos  talents,  car 
11  n'en  est  point  de  plus  noble  ni  de  plus  eleve:  renouer  la 
chaine  des  ages,  pour  retablir  dans  son  vrai  jour  I'histoire 
de  Thumanite  a  travers  le  temps  et  I'espace. 

Pidio  despues  la  palabra  el  Sr.  D.  Hector  F.  Varela,  que 
representa  en  el  Gongreso  la  Repiiblica  Argentina,  y  dijo: 

Sefior:  Audacia  grande  debe  parecer  la  mi'a  a  todos  cuan- 


56  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS. 

tos  rae  escuchau,  al  ver  que  uii  pobre  peregrino  de  la  Ame- 
rica se  toma  la  libertad  de  desplegar  sus  labios  en  presea- 
cia  de  esta  Asamblea,  tres  veces  grande,  por  su  inteligencia^ 
por  su  coraz6n  y  por  los  sentimientos  de  fraternidad  que- 
la  animan.  Sin  embargo,  si  yo  me  atrevo  &  hablar,  es  por 
dos  motivos  poderosos:  en  el  primer  instante,  era  para 
agradecer  d  S.  M.,  al  Congreso  y  a  los  espanoles,  la  hospi- 
talidad  generosa  que  brindan  a  los  peregrinos  americanos 
en  el  seno  de  la  nacion  espaiiola,  de  esta  noble  naci6n  que 
fue  madre  de  mi  raza;  ahora,  me  obliga  A  ello  la  necesidad 
de  dar  salida  d  un  sentimiento  grande  y  profundo  de  mi 
coraz6n,  pues  al  oir  las  elocuentes  palabras  del  noble  senor 
ministro  de  Fomento,  en  cuya  frente  parece  que  brilla  la 
luz  que  d  los  grandes  hombres  des(;ubre  y  revela  el  porve- 
nir,  he  comprendido  que  en  el  trabajo  de  cada  di'a  y  en  el 
carino  de  espanoles  y  americanos  eslk  cifrada  nuestra 
Ventura  y  nuestra  felicidad. 

El  seiior  ministro  de  Fomento  nos  acaba  de  pintar,  con 
la  galanura  de  lenguaje  del  poeta,  con  la  profundidad  del 
literato,  la  salida  de  Espaiia  de  aquel  hombre  inmortal  que 
se  llamo  Grist6bal  Gol6n;  nos  ha  presentado  d  aquel  viejo- 
genoves,  buscando  con  sus  carabelas  la  tierra  prometida,  y 
nos  ha  hecho  admirar  d  la  Reina  admirable,  d  aquella  mu- 
jer  dos  veces  magnanima,  por  la  corona  que  ceiiia  su  fren- 
te  y  por  la  grandeza  de  sus  sentimientos.  fAplau$os.)  Pues 
bien;  permitidme  que  al  oir  una  descripcion  semejante,  al 
encontrarme  en  esta  noble  tierra,  al  sentir  sobre  mi  frente 
el  calor  de  un  rayo  de  su  puro  sol,  de  expansioa  d  mis 
carinosos"  sentimientos  y  os  mire  como  hermanos,  porque 
al  encontrarme  en  un  pedazo  de  nacion  espanola,  me  parece 
que  me  hallo  en  el  seno  de  mi  propia  patria.  (Grandes- 
aplausos.) 

Nos  ha  hablado  tambien  el  senor  ministro  de  una  lagri- 
ma  que  derramo  Colon  al  pisar  la  tierra  americana.  jAhf 
Senor:  aquella  lagrima  es  el  faro  que  ilumina  todavia  el 
camino  cntre  Espafia  y  America,  faro  que  con  su  luz  es- 


sesi6n  inaugural.  37 

pleadente  impedird  que  eh  adelante  se  repitan  hechos  fa- 
nestos  y  tristes  que  Espaiia  y  America  lamentan;  aquella 
15grima  es  un  estrecho  abrazo  entre  Espaiia  y  America,  y 
no  hay  cuidado  de  que  por  esa  ruta  peligrosa  de  que  nos 
•habla  el  seiior  ministro  de  Fomento  vayan  nuevas  naves 
<X)n  soldados  y  canones  de  Espafia  d  matar  los  ideales  de 
America,  y  no  hay  miedo  de  que  alii  se  levanten  baluartes 
para  combatir  d  Espaua,  que  en  esa  ruta,  alumbrada  por 
tan  brillante  Idgrima,  s61o  Se  encontrardn  dos  cosas;  Espa- 
fia y  America  inseparablemente  abrazadas  en  nombre  del 
santo  amor  de  mi  patria  y  de  lageuerosa  Espana.  fAplausos.) 

Puesta  en  pie  la  reuni6n,  S.  M.  el  Rey,  con  su  natural 
<?locueucia,  se  dign6  pronunciar  el  discurso  siguiente: 


Senores: 

Despues  de  las  frases  que  hemos  oido  al  seftor 
ministro  de  Fomento  y  a  los  distinguidos  indivi- 
duos  del  Gongreso  que  han  hablado,  poco  me  resta 
que  decir  de  aquello  que  pueda  tener  relacion  con 
la  ciencia  6  con  la  historia. 

El  nombre  de  Colon,  que  invoco  el  senor  minis- 
tro al  principiar  su  discurso,  hace  enmudecer  d 
todos  con  relacion  a  la  ultima.  Imposible  es,  sin 
duda,  pronunciar  este  nombre  sin  sentirse  conmo- 
vido  ante  aquella  epopeya  de  gloria,  ante  aquel 
liombre  linico  e  incomprensible,  cuya  fe  religiosa 
y  cientifica  ejercieron  mucha  mayor  influencia  en 
los  destinos  de  la  humanidad  que  todas  las  empre- 
5as  y  todas  las  hazafias  de  los  mds  grandes  con- 

quistadores. 
0  3  • 


38  GONGHESO   DE  AMEJIICANISTAS. 

Grande  es  para  nosotros  la  importancia  de  este 
cuarto  Congreso  Americanista  que  hoy  tengo  la 
honra  de  presidir.  Al  elegir  Madrid  como  punto  de 
reunion  los  hombres  ilustres  que  nos  honran  con 
su  presencia,  dan  publico  testimonio  del  progreso 
de  nuestra  patria:  pasado  ya  el  periodo  de  las  per- 
turbaciones  y  angustias,  tiempo  era  de  que  nuestra 
querida  Espafta  entrara,  en  la  medida  de  sus  fuer- 
zas,  d  participar  de  las  ideas  y  de  los  trabajos  cien- 
tlficos  de  los  demas  pueblos  europeos.  Sean  pues 
bienvenidos  los  individuos  extranjeros  de  este  Con- 
greso, y  tengan  la  seguridad  de  que  el  Pais,  el  Go- 
bierno  y  el  Rey,  en  cuanto  dependa  de  ellos,  haran 
cuanto  puedan  para  facilitarles  el  buen  resultada 
de  sus  estudios.  Estos  no  pueden  menos  de  ser  de 
grande  interns  para  todos  los  espanoles. 

Gicatrizadas  ya,  como  acabais  de  oir,  las  antiguas 
heridas  de  nuestra  historia  en  Am6rica,  parece 
como  que  un  sentimiento  de  mutua  justicia  y  d& 
fraternidad  tiende,  por  ambas  partes,  a  acercar  a 
estos  pueblos,  separados  si  por  el  Oceano,  pero  uni> 
dos  aun  por  las  creencias,  por  el  idioma  y  por  las 
costumbres.  (Muy  Men,  muy  Hen.)  Greo,  pues,  ha- 
cerme  interprete  del  sentimiento  general  del  Pais,, 
al  manifestar  en  tan  solemne  ocasion  y  ante  tan  ilus- 
tre  concurso  que  Espana  tiende  sus  brazos  A  traves 
de  los  mares,  para  enviar  a  sus  hermanos  de  Ame- 
rica el  testimonio  de  su  amistad.  Si  los  aconteci- 
mientos  nos  separaron  en  lo  pasado,  hoy  la  ciencia 
y  el  progreso  nos  unen  en  un  esfuerzo  comun,  para 
que  trabajemos  unidos  por  la  grandeza  y  prospe- 


SESION   INAUGURAL.  39 

ridad  de  la  raza  espafiola  en  ambos  mundos.  (Muy 
Men,  muy  bie^i;  grandes  y  prolongados  aplausos.) 
(AU^etirarse  del  salon  SS.  MM  y  AA.  HR.,  fue- 
ron  entusiastamente  vitoreados.) 


EXPOSICION  de  ANTIGiJEDADES  AMERICANAS. 

SS.  MM.  y  A  A.  seguidos  de  los  asistentes  i.  la  sesi6n 
inaugural  se  dirigieron,  acabada  esta,  al  Ministerio  de  Ul- 
tramar en  cuyo  p6rtico  esperaban  el  ministro  acompanado 
del  duque  de  Veragua,  y  los  senores  Fabie,  Gatalina  Gar- 
cia y  Gorostizaga,  organizadores  de  la  Exposici6n  deobje- 
tos  americanos.  Los  dos  patios  cubiertos  de  cristal  en  que 
estin  las  estatuas  de  Cristobal  Gol6n  y  Sebastian  del  Cano, 
adornados  con  banderas  y  escudos  de  las  naciones  que  ban 
concurrido  al  Congreso  y  con  los  nombres  de  los  mds  in- 
signes  descubridores  e  historiadores  de  las  Indias  Occiden- 
tales,  entre  plantas  y  flores  ex6ticas,  contenfan  ordeuada- 
mente  los  objetos  relacionados  con  la  arqueologia  y  la  etno- 
logia;  en  las  galerias  altas  se  hablan  instalado  los  referentes 
a  la  historia  y  la  geografia. 

Gontribuyeron  a  esta  Exposicidn ,  principalmente,  los 
Museos  Arqueologico,  Naval,  de  Giencias  y  de  Artilleria, 
los  archives  Historico-Nacional  y  de  Indias,  la  Real  Aca- 
demia  de  la  Historia  y  otros  centros  oficiales.  S.  M.  el  Rey 
envi6  tambi^n  algunos  objetos  muy  notables  de  su  propie- 
dad,  haciendolo  los  senores  duques  de  Moctezumay  de  Osu- 
na,  conde  de  Guaqui,  doctor  Velasco,  Jimenez  dela  Espada, 
Rico  y  Sinobas  y  otros  varios.  A  pesar  de  la  rapidez  con 
que  se  llev6  a  cabo  el  pensamiento  de  tal  Exposici6n  y  de 
no  habersele  dado  grandes  proporciones,  como  fueran  ne- 
cesarias  tratando  de  reunir  la  copia  de  objetos  del  Nuevo 
Mundo  que  existen  en  Espafia,  el  resultado  excedio  a  lo  que 


40  CONGRESO   DEAMERICANISTAS. 

debi'a  esperarse  en  una  simple  muestra  destiuada  al  estudio 
de  cuatrodias.  Por  breve  que  quisiera  hacerse  la  reseiia  de 
lo  esencial;  por  limitados  los  nombres  de  las  personas  que 
ban  contribaido  A  la  composicion  de  colecciones,  serla  me- 
nester  espacio  que  en  este  libro  han  de  ocupar  distintas 
materias.  Libro  especial  que  se  ha  distribuido  6.  los  socios 
del  Gongreso,  contiene  aunque  sucintamente  estos  por- 
menores  (1),  y  bastara  por  tanto  aqui  ligerisima  idea  ge- 
neral. 

Comprendiendo  en  dos  grupos  principales  los  objetos; 
anterior  y  posterior  al  descubrimiento  del  Nuevo  Continen- 
te,  en  el  primero  atraian  la  atencion  momias  de  indios  pe- 
ruanos,  cabezas  reducidas  de  guaranis,  craneos  artificial- 
mente  deformados  derazas  varias;  tejidos,  adornos,  armas, 
efectos  de  m^iliario,  entre  estos  lacoleccion  de  seiscientos 
vasos  peruanos  curiosisimos;  idolos,  instrumentos  de  agri- 
cultura,  de  cirugia,  de  miisica;  piedras  labradas  y  esculpi- 
das  del  palacio  de  Uxmal  y  otros  antiguos  edificios;  de  ra- 
reza  y  novedad,  las  colleras  y  figuras  monstruosas  de  la  isla 
de  Puerto-Rico,  presentadas  por  D.  Gecilio  de  Lora,  seme- 
jantes  a  las  que  posee  el  Museo  Naval,  de  la  misma  proce- 
dencia.  Por  ultimo  como  Have  de  los  elementos  de  estudio 
de  los  ritos,  costumbres,  creencias,  idiomas;  en  una  palabra 
de  la  civilizacion  ante-colombiana,  elCodiceMaya  queper- 
tenece  al  Museo  arqueologico,  documento  de  gran  impor- 
tancia  todavia  ined^to,  que  se  cree  ser  continuacion  6  se- 
gunda  parte  del  Godice  Troano,  bien  conocido  en  el  mundo 
cientifico  por  la  reproducci6n  que  public6  en  1869  el  seiior 
Brasseur  de  Bourgbourg,  haciendo  cabeza  en  la  coleccion  de 
pinturas  sobre  papel  maguey  que  representan  sucesosdela 
historia  azteca,  escenas  de  la  vida,  disenos  y  mapas,  calen- 
darios  y  anales,  vocabularies  raros  manuscritos  e  impresos. 


(1)    Lleva  por  titulo  Listo^dv  los  oljetos  qve  compreade  la  Exposickm  ooierka- 
nista.  Madrid.  Imp.  de  M.  Romero,  lt<81.  Un  vol.  en  8."  may.  311  pfi^rs. 


EXPOSICION    DE   ANTI6UE0ADKS   AMERiCANAS.  41 

En  el  segando  grupo,  el  recuerdoiiel  egregio  Alrairante 
de  las  Indias  apartaba  momeatdaeamente  cualquiera  otro, 
al  contemplar  las  reales  cedalas  origiiiales,  los  aut6grafos, 
las  cartas,  elegantemente  dispuestas  en  coleccion  por  su 
descendiente  el  duque  de  Veragua.  El  general  marques  de 
San  Roman  daba  idea  de  la  selecta  biblioteca  militar  y 
cientifica  que  posee  presentando  un  ejemplar  de  la  Gosmo- 
grafia  de  Tolomeo,  edicidn  de  Roma  de  1478  en  cuya  pri- 
mera  hoja  escrito  de  mano  del  Almirante  y  suscrito  con  su 
original  signatura  se  lee  un  versiculo  de  los  Salmos  de  Da- 
vid. El  retrato  del  descubridor,  recientemente  hallado  y 
cuya  l^yenda  en  letras  de  oro  Columbus  Ligur  Novi  Orbis 
Reptor  da  fe  y  autencidad  que  corrobora  la  semejanza  con 
otros  retratos  que  guarda  la  familia,  cerraba  la  serie  de  ob- 
jetos  concernientes  a  su  persona.  De  las  de  otros  descubri- 
dores  y  conquistadores,  Pizarro,  Cortes,  Magallanes,  Gano, 
Mendoza,  se  vei'an  armas,  banderas,  broqueles,  autografos  y 
retratos  tambien  que  en  galeria  iban  presididos  por  los  de 
los  Reyes  Catolicos  Fernando  e  Isabel,  patrocinadores  del 
navegante  genoves.  Las  cartas  de  marear,  mapas  y  pianos 
diseiiadas  sobre  pergaminos  con  vivisimos  colores,  oro,  pla- 
tay  bizarras  figuras  debajeles,  ciudades,  banderas  y  mons- 
truos  marinos  ejercian  poderosa  atraccion  sobre  los  aman- 
tes  de  la  geografla,  que  bien  tenian  que  estudiar  en  las 
€olecciones  de  la  Real  Acaderaia  de  la  HiBtoria,  de  la  So- 
ciedad  Geogrdfica  y  de  D,  Manuel  Rico  y  Sinobas,  siendo 
de  mencionar  especialmente  la  faraosa  carta  de  Juan  de  la 
Cosa,  el  piloto  de  Colon,  acabada  el  afio  de  1500,  en  que  por 
vez  primera  se  trazo  rudimentariamente  el  contorno  de  la 
tierra  nueva,  formando  uri  verdadero  monuraento  geogni- 
fico.  En  la  introduccion  escrita  por  el  Sr.  Jimenez  de  la 
Espada  al  libro  titulado  Relaciones  geogrdficas  de  Indias, 
obra  publicada  por  el  Gobierno  de  S.  M,  con  dedicatoria  al 
Congreso  de  Madrid  y  distribuida  a  sus  socios,  hallaran  los 
curiosos  lo  que  en  tan  rapida  visita  no  podrian  apreciar.  A 
los  que  se  engolfaron  en  el  examen  de  documentos  del  ar- 


42  CONGRBSO   DE   AMERICANISTAS. 

chivo  de  Indias  seri  tambien  de  utilidad  el  catalogo  publi- 
cado  ea  que  no  s6Io  se  compreaden  las  900  piezas  manus- 
critas,  todas  de  valor  hist6rico,  sino  tambien  los  cddices, 
las  estampas  y  los  libros  rarisimos  que  guardaban  los  ar- 
marios. 

La  fiesta  inaugural  de  la  Exposici6n  entretuvo  agradable- 
mente  a  la  concurrencia  hasta  las  cinco,  hora  en  que  se 
abrieron  los  salones  donde  estaba  preparado  el  lunch. 


TEBCERA  SESION. 

LUNES  26  DE  SETIEMBRE  A   LAS  NUEVE  DE  LA  MAIJaNA. 


Oeologia. — Historia  de  America  precolomHana. — 
Historia  del  descuhrimiento. 


Abierta  la  sesion  por  el  senor  duque  de  Veragua,  dijo: 

Senores:  al  ocupar  este  sitio  que  no  debo  ciertamente  a 
mis  propios  meritos,  me  hallo  en  la  necesidad  de  pediros  y 
OS  pido  benevola  [indulgencia  y  auxilio  para  desempenar 
honrosamente  el  cargo  que  consigo  trae,  que  empiezo  di- 
rigiendo  carinoso  saludo  a  todos  los  individuos  de  este  res- 
petable  Congreso. 

No  necesito  encarecer  la  importancia  que  a  mi  juicio  liene 
este  acto  solemne.  Entre  los  hechos  memorables  de  nuestra 
historia  contempor^nea,  unida  dla  cultura  y  al  progreso  en 
que  por  fortuna  hemos  entrado  de  una  manera  decidida, 
este  acto  ocupara  siempre  un  lugar  distinguido,  no  sola- 
mente  porque  se  contara  esta  reuni6n  como  la  priraera  de 
un  cardcter  internacional  y  cientifico  celebrada  en  nuestra 
patria,  sino  porque  al  ser  elegida  la  capital  de  Espaiia  como 
punto  de  reuni6n  de  este  Congreso  se  ha  tributado  un  justo 
homenaje  i.  la  gloriosa  historia  de  esta  nacidn  en  America. 

Nunca  se  ha  podido  ocultar  el  valor  real  y  el  merito  in- 
dudable  que  tiene  el  descuhrimiento  y  la  conquista  de  esa 
parte  del  mundo  por  los  esparioles.  Es  una  de  las  mas 


44  CONGRESO   DE  AMERICANISTAS. 

grandes  epopeyas  que  registrar!  los  siglos;  pero  ademas 
tiene,  a  mi  parecer  el  car^cter  de  indicar  el  genio  de  un 
pueblo  entero  que  precisameute  cuando  acababa  de  consoli- 
dar  la  obra  de  su  uacionalidad  y  de  adquirir  verdadero  de- 
recho  a  la  patria,  en  vez  de  buscar  un  momento  de  reposo, 
SB  lanza  por  los  mares  y  se  desborda  por  nuevos  mundos. 

Aquellas  gigantescas  empresas  tieuen  un  cardcter  tan 
variado  y  heterogeneo  que  parece  no  podian  haberse  reali- 
zado  sino  con  los  elementos  de  una  naci6n  rica-  y  poderosa 
como  las  que  ahora  conocemos.  Pero  tambien  es  cierto  que, 
a  pesar  de  todo,  siempre  que  se  ha  tratado  del  influjo  legiti- 
mo  de  Espana  en  America,  por  lo  reciente  de  la  indepen- 
deucia  de  aquellos  pueblos,  hubo  un  sentimiento  de  des- 
confianza  que  por  fortuna  va  desapareciendo.  El  tiempo  di- 
sipa  estos  infundados  temores  y  las  relaciones  que  ha 
abierto  el  comercio  hacen  que  ya  por  todos  se  reconozea 
que  Espaiia  no  preteude  ni  pide  a  America  sino  que  le  con- 
serve le  gratitud  que  la  debe  por  haber  Uevado  alii  la  cul- 
tura  y  la  luz  del  evangelio  y  al  mismo  tiempo  por  los  be- 
ueficios  que  puede  reportar  a  todos  la  comuuidad  de  inte- 
reses  que  han  de  unirnos  conslantemente. 

No  es  ajeno  d  este  impulso  de  benevolencia,  segiin  mi 
humilde  criterio,  la  politica  de  reforma  que  los  Gobiernos 
ultimos  de  esta  nacion  han  Uevado  A  Ultramar,  y  que  el  pre- 
sente,  por  sus  compromises  y  por  hechos  muy  recientes 
parece  que  ha  de  asentar  aun  de  una  manera  mds  viva  y 
eficaz.  Y  si  estas  circunstancias  a  todos  deben  congratular, 
ya  comprendereis  que  a  mi,  como  descendiente  del  gran 
Colon,  ha  de  producirme  mayor  eQtusiasmo.  Greo  que  los 
primeros  sintomas  de  los  hechos  que  en  algunas  ocasiones 
oscurecieron  el  brillo  de  la  bandera  espafiola  en  America 
fuerou  predsamente  las  causas  que  motivaron  la  desgracia 
de  Gol6n  y  que  le  condujeron  preso  hasta  Espaiia  preten- 
diendo  marchitar  sus  iumarcesibles  laureles.  Por  fortuna, 
ya  la  miseria  que  le  arrastro  a  la  tumba  y  que  ha  perse- 
guido  por  largo  tiempo  a  sus  descendientes  ha  cesado  y  yo 


LA   GRANDE  TERRE   DE   l'OUEST.  4S 

desde  este  sitio  puedo  hacer  patenle  la  satisfacci6n  de  que 
me  hallo  poseido. 

Hechas  estas  ligeras  iiidicaciones  y  despues  de  saludar 
afectuosa  y  respetuosamente  de  nuevo  a  todos  los  indivi- 
duos  que  forman  el  Congreso,  siguiendo  la  costumbre  que 
segiin  creo  se  establecio  en  los  anteriores,  me  cabe  la  honra 
de  ofrecer  la  presidencia  en  la  sesion  de  este  dia  al  Sr.  Gaf- 
farel  esperando  tendrd  la  dignacion  de  venir  a  ocuparla 
desde  luego.  (Muy  hien,  muy  hien;  grandes  aplausosj 

M,  Gaffarel  ocup6  elsilial  de  la  Presidencia  y  en  senti- 
das  frases,  pronunciadas  en  frances,  dio  las  gracias  por  la 
distinci6n  de  que  era  objeto.  Goncedio  la  palabra  a  M.  Beau- 
vois,  que  la  tenia  pedida,  y  habiendo  presentado  al  Gon- 
greso  seis  memorias  impresas  de  que  es  autor  (1),  hizo 
resumen  oral  de  la  memoria  que  sigue: 


La  grande  terre  de  VOuesl  dans  les  documents 
celtiques  du  moyen  age,  par  M.  E.  Beauvois. 

Depuis  une  quarantaine  d'annees,  il  a  ete  bien  des  fois 
question  de  la  Grande  Irlande  ou  Pa^js  des  hommes  blancs, 
cette  colonie  gaelique  que  les  sagas  islandaises  placaient  en 
arri^re  du  Markland  (Nouvelle-Ecosse),  au  Sud  du  Hellu- 
land  (Labrador),  et  au  Nord  du  Vinland  (partie  septentrio- 
nale  des  Etats-Unis).  D'apr^s  ces  indications  suffisamment 
precises,  la  Grande  Irlande  ne  pent  utre  que  la  peninsule 
situee  au  Sud  de  I'estuaire  du  fleuve  Saint-Laurent,  c'est- 
;'i-dire  le  Nouveau-Brunswick  et  une  partie  du  Bas-Ga- 
nada  (2).  Mais  si  les  Scandinaves  du  xV  siecle  connaissaient 


(1)  Por  no  interrumpir  el  relate  de  las  sesiones,  se  dara  al  final  de  las  actas 
^1  catalogo  general  de  las  obras  presentadas  al  Congreso,  por  orden  alfabetico 
de  sus  autores. 

(2)  Les  colonies  (vroptenneH  d.n  Moi-kldiifi  rt  (le  I'Eseocildnd  (Domination  ca- 


46  CONGRfeS   DES  AMERIGANISTES.  2 

au  dela  de  I'Ocean  Atlantique  une  terre  colonisee  par  des 
Irlaudais,  -comme  Tattestent  son  nom  et  la  langue  qu'on  y 
parlait,  pourqnoi  les  docaments  gaeliqii^  n'enfont-ils  pas 
mention?  lis  sont  plus  anciens  que  les  sagas,  parfeat  de 
nombreux  voyages  des  Irlandais  el  ils  n'auraient  pas  dii 
passer  sous  silence  leurs  etablissements  transatlantiques! 
Voila  une  objection  que  Ton  aurait  pu  faire,  11  y  a  pen 
d'annees,  et  que  peuvent  encore  souleverceux  qu'inleiesse 
le  sujet.  A  Tepoque  oii  les  editeurs  des  Antiquites  americai- 
nes  (1)  et  des  Monuments  hisioriques  du  Greenland  (2)  s'oc- 
cuperent  de  la  Grande  Irlande,  ils  n'all^rent  pas  chercher 
dans  les  litteratures  celtiques  la  confirmation  ou  I'explica- 
tion  de  ce  que  rapportaient  les  sagas,  et  il  faut  remarquer 
pour  Texcuse  de  ces  hommes  eminents  qui  ont  rendu  tant 
de  services  aux  etudes  americaines,  que  vers  1840  ils  au- 
raient  trouve  bien  peu  de  chose  sur  le  sujet  dans  les  sour- 
ces gaeliques  alors  accesibles;  celles  qui  auraient  pu  les 
eclairer  etaient  encore  inedites  et  c'est  seulement  depuis 
une  vingtaine  d'annees  que  Ton  a  commence  a  les  publier, 
a  les  traduire  ou  tout  au  moins  a  les  analyser. 

Grace  a  ces  materiaux,  nous  avons  pu  constater  que  les 
Irlandais  connaissaient  a  TOuest,  et  fort  loin  de  leur  ile. 
une  grande  terre  caracterisee  par  des  tertres,  par  la  direc- 
tion orientale  et  occidentale  de  rivieres  prenantleur  source 
vers  le  milieu  de  ce  continent,  par  I'air  embaume  qu'on  y 
respirait,  et  par  les  brumes  qui  I'enveloppaient  a  quelque 


nadiense)  au  xiv«  siicle  et  les  vestiges  qui  en  subsisterent  jusqu'av.x  xvi«  et  xvii 
slides,  par  E.  Beauvois,  dans  Coiupte  rendu  de  la  seconde  session  du  Congres  dex 
Am&ncanistes  a  Luxembourg,  1877 ,  t.  i,  p.  174-224:  aussi  a  part:  Nancy,  1878. 
in-S". 

(1)  Antiquitates  PYiicicanm  sive  sci-iptoi'es  seiHenti-ionales  venim  ante-Coluni- 
lianaruni  in  America,  edidit  Societas  Regia  Antiquariorum  septentrionalium 
opera  et  studio  Caroli  C.  Rafn,  Copenhague,  1837,  in-f,  avec  18  pi.  et  cartes. 

(2)  Graenlands  Jiistoriske  Mindesmmrker.  publication  de  la  Societe  R.  des 
Antiq.  du  Nord.  Copenhague.  18.33-18J5,  3  vols.  in-8".  avec  12  planches. 


3  LA   GRANDE   TERRE   DE   l'OUEST.  47 

distance  des  cotes.  Ges  traits  s'appliquent  tous  fort  bien  a 
TAmerique  du  Nord  et,  a  nos  yeux,  ils  suffisent  a  montrer 
qu'il  y  a  un  fond  de  verile  dans  le  rocit  dont  ils  font  partie. 
Le  merveilleux  auquel  ils  sont  meles  ne  doit  pas  les  faire 
rejeter  sans  examen,  car  les  auteurs  des  legendes  dans  les 
quelles  ils  figurent  ne  nous  donnaient  pascelles-ci  pour  de 
rhistoire  ou  de  la  geographic,  mais  bien  pour  des  romans 
pieux,  pour  des  fictions  destinees  a  edifier  ou  a  amuser  le 
lecteur.  Le  fantastique  qui  joue  un  si  grand  role  dans  ces  re- 
lations, les  a  rendues  plus  interesantes  que  n'aurait  pu  faire 
le  sobre  expose  des  fails  reels;  il  a  ainsi  contribue  pour  une 
grande  part  a  les  sauver  de  Toubli.  G'est  ainsi  qu'aujourd'hui 
desecrivains  aimes  de  la  jeunesse  vulgarisent  la  science  en 
I'encadrant  dans  des  aventures  imaginaires  et  meine  in- 
vraisemblables;  si,  par  impossible,  leurs  livres  venaient  a 
surnager  seuls  dans  quelque  nouveau  naufrage  des  con- 
naisances  humaines ,  nos  arriere-petits-neveux  n'auraient 
pas  plus  le  droit  de  dedaigner  les  faits  positifs  contenus 
dans  ces  ouvrages,  que  nous  n'aurions  raison  denierl'exis- 
tence  des  colonies  transatlantiques  auxquelles  font  allusion 
les  legendes  celtiques  du  moyen  age.  Done,  au  lieu  de  cri- 
tiquer  trop  severement  le  melange  de  realite  et  de  fiction 
dont  elles  se  composent,  nous  ferons  mieux  de  chercher  a 
degager  Tune  de  I'autre  dans  les  documents  que  nous  allons 
passer  en  revue. 

Dans  le  Leahhar  na  h-Uidhri  (1),  le  plus  ancien  des 
grands  manuscrits  conserves  en  lauguc  gaelique,  ct  qui 


(1)  Leabhav  na  h-Uidhi'l,  a  collectioa  of  pieces  ill  prose  and  verses  in  the  irish 
language  compiled  and  transcribed  about  A.  D,  1100  bi/  Moelmuire  Mac-Cei- 
leachar,  noio  for  the  Jlrst  time  published  from  the  original  in  the  library  of  the 
Royal  irish  Academy,  with  an  account  of  the  manuscript,  a  description  of  its  con- 
tents and  an  index.  Dublin,  Royal  irish  Academy  house.  1870,  in-f".— Son  nom 
qui  signifie  Livre  de  la  brirne  (sous  entendu  peau)  lui  vient  de  la  couleur  de 
sa  couverture  ou  du  parchemin  sur  lequel  il  est  ecrit. 


48  CONGRES   DES    AMERICANISTES.  4 

fut  ecrit  vers  Tan  1100  par  Moelmuire  (1),  se  trouvent  les 
Aventures  de  Condla  le  Beau  (2),  fils  de  Cond  cet-chathac 
(aux  cent  batailles),  roi  d'Irlaiide,  qui,  d"apres  les  Annales 
des  quaXre  maitres,  regna  de  123  k  157  de  notre  ere.  Le 
chrislianisme  n  etait  pas  encore  iutroduit  en  Irlande,  aussi 
la  legende  est-elle  remplie  dallnsions  aux  superstitions 
payennes.'  En  voici  I'analyse:  un  jour  que  Condla  surnom- 
liie  Ruadh  (le  Rouge)  etait  avec  son  pere  au  sommet  dn 
raont  Usnech  dans  le  Meath,  il  vit  approcher  \ine  femme 
au  costume  singulier  qu'il  interrogea.  «Jeviens,  dit-elle, 
du  Pays  des  vivants,  ou  Ton  ne  connait  ni  la  mort  ni  le 
peche,  oil  nous  sommes  perpetuellement  en  fetes,  oii  nous 
pratiquons  toutes  les  vertus  sans  desaccord.  Nous  habitons 
un  grand  tertre  (sid),  d'oi'i  notre  nom  de  Aes  side  (peuple 
des  tertres).»  Condla  etait  seul  a  voir  cette  apparition,  aussi 
son  pere  lui  demanda-t-il  a  qui  il  parlait.  ccC'est  k  une 
jeune,  aimable  et  noble  dame,  repo^idit-elle,  qui  ne  craint 
ni  la  mort  ni  la  vieillesse.  Je  me  suis  eprise  de  Condla  le 


1)  Eugene  O'Curry,  Lectures  on  the  tuatmscfipt  materials  of  ancient  Irish 
history.  Nouveau  tirage.  Dublin,  1878,  in-8°,  p.  183-185. 

2)  Fol.  77.— Ce  morceau  a  ete  reedite  avec  une  traduction  anglaise  en 
regard  et  une  savante  introduction  par  J.  G'Beime  Crowe  dans  The  Journal 
of  the  Royal  historical  and  archaological  Associatiouof  Ireland.  IS14,  4*  s^rie, 
t.  Ill,  part.  1.  Dublin ,  1874,  in-8°,  p.  128-133;  et  par  Ernest  Windisch  dans  ses 
Irische  Texte  mit  Woerterbuch.  Leipzig,  1880,  in-8.°— Les  aventures  de  Condla 
Ruadh  dans  la  plalne  des  Delices  ont  pour  pendant  celles  de  Loegaird,  flls 
d'un  roi  de  Connaught  (Voy.  p.  280  du  texte  gafilique  et  65  de  I'analyse  en 
anglais  de  The  Book  of  Lei  aster,  sometimes  called  the  Book  of  Glendalovgh,  a 
collection  of  pieces  (prose  and  verse)  in  the  irish  hvigtiage,  compiled  in  jnirt 
abont  the  middle  of  the  twelfth  century,  now  for  the  Jlrst  time  published  from 
the  original  manuscript  in  the  library  of  Trinity-College,  Dublin,  by  the  royal 
irish  Academy,  with  introduction,  analysis  of  contents  and  index  by  Robert 
Atkinson.  (Dublin,  1880,  gr.  in-f"),  et  aussi,  parait-il,  d'apr^s  les  indications 
trop  braves  de  E.  O'Curry,  les  aventures  de  Brian,  fils  de  Feabhall,  et 
celles  de  Cormac  Mac-Art.  Le  savant  auteur  des  Lectures  (p.  318-9)  regardait 
res  deux  demieres  legendes  comme  anterieures  k  I'an  1000. 


5  LA   GRANDE   TERRE   DE   l'OUEST.  49'. 

Rouge,  et  je  I'invite  a  me  suivre  dans  la  Plaine  des  Delices 
(Mag  Mell),  oil  demeure  le  roi  Boadag  (Victorieux);  il  en 
deviendra  le  souverain  perpetuel,  exempt  de  mal  et  de  peine, 
6hs  qu'il  aura  pris  le  sceptre.  Viens  avec  moi,  Gondla  le 
Rouge,  au  cou  tachete,  a  la  belle  face  et  aux  joues  vermeil- 
les;  situ  m'accompagnes,  tu  ne  perdras  rien  de  ta  jeunesse 
ni  de  ta  beaute  jusqu'au  terrible  jugement.))  Tous  enten- 
daient  ces  paroles  sans  voir  celle  qui  les  prononcait.  A  la 
priere  de  Gond,  son  druide  Goran  eut  recours  k  la  magie  et 
aux  puissantes  incantations  pour  mettre  fin  aux  obsessions 
de  Tin  visible,  de  sorte  que  celle-ci  ne  put  plus  se  faire  en- 
tendre et  deviut  invisible  meme  a  Gondla,  auquel  elle  jeta 
une  pomme  en  se  retirant.  Le  jeune  prince,  dedaignant 
toute  autre  nourriture  et  toute  boisson,  mangeait  seulement 
de  ce  fruit  qui  ne  restait  pas  moins  intact,  mais  il  etait 
plonge  dans  la  tristesse.  Aut  bout  d'un  long  mois,  etant 
avec  son  pere  a  Mag  Archommin,  il  revit  la  meme  jeune 
fiUe  qui  lui  dit:  aToi  qui  restes  parmi  les  hommes  k  courte 
vie,  en  attendant  I'afFreuse  mort,  les  Iramortels  t'invitent, 
Gondla,  a  prendre  le  commandement  du  peuple  de  Tethra 
(TOcean),  car  ils  t'observent  chaque  jour  dans  les  assem- 
blees  de  ton  pays,  parmi  tes  chers  compagnons.))  Lorsque 
Cond  I'entendit  parler,  il  appela  le  druide  pour  la  faire 
taire,  mais  elle  lui  dit:  aO  monarque,  le  Grand  Rivage  des 
Justes  (1),  avec  ses  races  nombreuses,  etranges  et  varices, 
n'aime  guere  le  druidisme  et  lui  rend  peu  d'honneurs; 
lorsque  ses  lois  regneront,  elles  dissiperont  les'  charmes 
des  druides  et  les  mensonges  du  noir  demon, d  Gond,  sur- 
pris  de  ce  que  son  fils  ne  daignait  repondre  a  personne,  lui 
demanda  si  les  paroles  de  I'inconnue  avaieut  done  fait  tant 
d'impression  sur  son  esprit.  aJe  suis  bien  perplexe,  repli- 


(1)  Traiff  mar  Firien. — II  faut  remarquer  cette  expression  et  plusieurs  au- 
tres  qui  precedent  et  qui  suivent.  Emprunt^es  aux  croyances  chr^tiennes, 
elles  attestent  I'influence  de  la  16gende  de  Saint  Brendan,  qui  etait  dejJl  fort 
repondue  au  temps  oCi  fut  copi6  le  Leabhar  na  h-Uidhri. 

0  A  4 


50  CONGRES   DES    AMERICANISTES.  0 

qua  le  prince:  j'aime  les  miens  pardessus  tout,  mais  le 
chagrin  me  ronge  a  cause  de  la  dame. »  Gelle-ci  reprit  alors: 
«Beau  jeune  homme,  pour  te  preserver  de  la  tristesse  que 
te  causent  les  devins,  c'est  dans  mon  curach  (esquif)  de 
perles  que  nous  devons  nous  reunir,  si  nous  voulons  ga- 
gner  le  tertre  de  Boadag.  II  y  a  un  autre  monde  qu'il  y 
aurait  profit  a  chercher;  bien  qu'il  soil  eloigne  et  que  le 
soleil  baisse,  nous  pouvons  I'atteindre  avant  la  nuit.  C'est 
le  pays  qui  charme  I'esprit  de  quiconque  se  tourne  vers 
moi.  On  n'y  trouve  pas  d'autres  habitants  que  des  femmes 
et  des  jeunes  filles.»  A  peine  ce  chant  etait-il  acheve  que 
Condla  sauta  d'un  bond  dans  le  curach  de  perle.  L'esquif 
s'eloigna;  on  le  regarda  aussi  longtemps  qu'il  fut  en  vue  et 
jusqu'a  ce  qu'il  disparut  dans  le  lointain  brumeux.  Jamais 
on  ne  le  revit  et  les  dieux  seuls  savent  ce  qu'il  est  devenu. 
Cette  Icgende  n'exerca  pas  moins  d'attrait  sur  I'imagi- 
nation  facilement  inflammable  des  Gaels  que  la  merveil- 
leuse  apparition  sur  I'esprit  de  Condla;  on  n'en  pent  dou- 
ter  quand  on  la  voit  se  transformer,  selon  les  siecles  (1)  et 
les  manieres  de  voir.  En  devenant  Chretiens,  les  Irlandais 
ne  la  rejeterent  pas  a  cause  de  son  caractere  fabuleux,  mais 
ils  I'adapterent  a  leurs  nouvelles  croyances  afln  de  la  ren- 
dre  plus  vraisemblable.  Comme  la  Grande  Terre  del'Ouest 
avait  quelques  traits  communs  avec  le  Paradis  terrestre, 
ils  furent  naturellement  portes  a  les  confondre  pour  con- 
cilier  leurs  propres  traditions  avec  celles  des  Hebreux  qui 
etaient  devenues  pour  eux  des  articles  de  foi.  Contraire- 
ment  a  la  plupart  des  commentaleurs  de  la  Bible ,  ils  pla- 
cerent  I'Eden  a  I'Ouest  au  lieu  de  le  chercher  en  Orient. 
Cette  adaptation  aurait  ete  faite  moins  de  cent  apres  la  con- 
version de  rirlande  au  Christianisme,  si  toutefois  il  en  faut 
croire  des  recits  beaucoup  plus  recents.  Dans  la  premiere 


(1)    EUe  presente  elle-meme  des  exemples  de  ces  transformations.  ( Voy.  l.i 
note  precedente./ 


7  LA.   GRANDE   TERRE    DE   l'OUEST.  51  ' 

moitie  du  vi*  siecle,  Mernoc,  disciple  de  Saint  Barint  ou 
Barurch,  quitta  son  monast^re  pour  aller  vivre  en  ana- 
chorete,  pres  du  Mont  de  la  Pierre,  dans  une  ile  de  delices 
■oil  11  s'etablit  avec  d'autrcs  moines.  lis  avaient  chacun 
leur  cellule  et  ils  y  passaient  la  nuit,  jusqu'a  ce  que  la 
€loche  les  appelat  a  1  eglise  commune;  ils  ne  vivaient  que 
■de  fruits,  de  racines  et  de  legumes.  Longtemps  apres,  Ba- 
rint, informe  de  I'existence  de  cette  communautc,  voulut 
Taller  visiter;  le  trajet  ne  dura  pas  moins  de  neuf  jours. 
Mernoc  avait  I'habitude  de  faire  des  absences  de  deux  a 
quatre  semaines  et,  a  son  retour,  ses  vctements  ctaient  im- 
pregnes  d'un  parfum  si  penetrant  que  I'odeur  s'en  faisait 
sentir  pendant  quarante  jours  (1).  Ses  freres  en  concluaient 
qu'il  allait  dans  un  paradis,  situe  au  milieu  de  la  mer  a 
une  distance  qui  leur  etait  inconnue.  Voulant  mener  Ba- 
rint en  cette  contree,  il  le  fit  monter  sur  une  embarcation 
qui  fut  bientot  envelopee  de  tenebres  si  epaisses  que  les 
voyageurs  n'y  voyaient  pas  de  la  poupe  a  la  prone.  Au 
bout  d'une  heure,  I'obscurite  fut  remplacee  par  une  vive 
lumiere  et  ils  apercurent  vers  I'Ouest  une  grande  contree  a 
la  cote  orieutale  de  laquelle  ils  aborderent;  puis  ils  se 
mirent  a  parcourir  co  pays  plantureux  ou  il  n'y  avait  pas 
d'herbes  sans  fleurs  ni  d'arbres  sans  fruits;  et  pas  d'autres 
mineraux  que  de  nobles  metaux  et  des  pierres  precieuses. 
Apres  quinze  jours  de  marche,  ils  netaient  encore  arrives 
qu'au  milieu  de  I'ile  oii  ils  trouvorent  un  fleuve  qui  coulait 
de  rOuest  a  I'Est  (2);  ils  voulurent  le  traverser,  mais  un 
ctre  resplendissant  de  forme  humaine  leur  apparut  et  leur 


(1)  «Nonne  cognoscitis  in  odore  vestimentorum  nostrorum  quod  in  Para- 
dise Dei  fuimus?»  (Demanda  Barint  aux  moines  de  Mernoc.)  Tune  responde- 
runt  fratres,  dicentes:  «Abba,  novimus  quia  fuistis  in  paradiso  Dei,  nam 
sfepe  per  fragrantiam  vestimentorum  abbatis  nostri  probavimus  quod  pene 
usque  ad  quadraginta  dies  nares  nostrse  tenebantur  odore. »  (Vita  Sancti 
Jirendani,  edit.  Jubinal,  p.  4.^1 

(2)  «Porro  quinto  decimo  ilie   invenimus  fluvium  vergentem  ab  oriental 


52  CONGnKS    DES    AMfeRICANISTBS.  -  ^* 

dit  qu'ils  ne  pouvaient  franchir  cette  limite,  car  au  delk 
otait  le  paradis  on  Dieu  recoit  ses  saints ,  et  il  ne  leur 
etait  pas  permis  d'y  entrer.  lis  s'en  retournerent  done  a 
rile  delicieuse  et  Barint  regagna  I'lrlande.  Dans  une  visite- 
qu'il  fit  a  Saint  Brendan  un  autre  de  ses  disciples ,  il  lui 
ronta  les  merveilles  qu'il  avail  vues  (1). 

Ses  rocits  inspirorent  a  Brendan  le  desir  d'aller,  k  son- 
tour,  a  la, recherche  de  la  Terre  de  promission.  II  avail  pour 
rompagnon  de  voyage  son  disciple  Machul  ou  Maclov,. 
Brelon  du  Pays  de  Galles  et  fils  du  gouverneur  de  Gimi- 
castrum,  aujourd'hui  Winchester.  Gommelousdeuxfurent 
canonises  plus  tard  et  que  leur  vie  a  ele  bien  des  fois  ecrile, 
il  y  a  piusieurs  relalions  de  lears  aventures  sur  mer.  Le* 
biographies  de  Machul  etanl  plus  sobres  de  details  roma- 
nesques,  ce  sont  elles  que  nous  allons  suivre  de  prefe- 
rence  (2).  Elles  ne  parlent  ni  de   Mernoc   ni  de  Barint, 


parti  ad  occasum...  Est  enim  medietas  insulae  istius  usque  ad  istud  flumen.» 
(Vita  Sancti  Brendani,  edit.  Jubinal,  p.  3,  note  2;  Mit.  Rees,  p.  254;  d'autres 
testes  portent:  «ad  orientalem  plag'am  ab  occasu»,  contradiction  apparente, 
inais  facile  a  expliquer,  puisque  les  voyageurs  se  trouvaient  vers  le  milieu 
ilu  continent  nordamericain,d'oii  les  eaux  coulenten  efTet  dans  des  directions- 
upposees;  Tune  des  redactions  aura  considere  le  versant  atlantique,  I'autre  le- 
versant  du  Paciflque. 

(1)    Pour  la  bibliographic  voy.  la  note  suivante. 

.2)  Les  navigations  de  Saint  Brendan,  avec  celles  de  Mernoc  et  de  Barint 
ijui  leur  servent  d'introduction,  ^tant,  parmi  les  relations  des  voyages  trans- 
atlantiques  des  anciens  Irlandais,  les  seules  connues  de  nos  prM^cesseurs, 
ont  ete  suffi^mment  vulgarisees  par  eux;  il  est  done  superflu  d'en  donner 
I'anaiyse  dans  le  present  memoire  exclusivement  rempli  de  mat^riaux  neufs- 
»*t  de  notions  originales.  Ces  qui  voudront  de  plus  amples  details  en  trou- 
vp.ront  dans  les  ouvrages  suivants:  La  ygendt  latine  de  Saint-Brandaines  avec 
Hue  traduction  iu^dite  eujii-ose  et  eii po^sie  romanes,  publiee  par  Ach.  Jubinal,. 
Paris,  1836,  in-8°; — SaiiU  Braudau,  a  mediceval  legend  of  the  sea,  in  eiiglish  verse 
u/«dj)>v>«<,  edite  par  Thomas  Wright,  avec  introduction  et  notes,  ^onr  Perry 
Society.  Early  euylish poetry ,  vol.  xiv,  Lond.,  1814,  in  ^•,—  Vita  Sancti  Bren- 
dani, lexte  latin,  p.  251-2.-)l,  trad,  anglaise,  p.  575-579  de  Lives  of  the  Cambro- 


1)  LA   GRANDE   TEKHE   DE   l'OUEST.  5a 

-comme  font  les  vies  et  peregrinations  de  Saint  Brendan, 
mais  deux  d'entrelles  (colles  de  Sigebert  de  Geinbloux  et 
•du  manuscrit  de  FJeury)  rapportent  la  tradition  de  I'iledes 
Deiices.  D'apres  Sigebert  de  Gembloui,  historien  du  xi* 
4jiecle,  les  insulaires  etaient  des  etres  celestes  qui  jouissaient 
■de  tous  les  biens  du  monde  et  pratiquaient  toutes  les  ver- 
tus;  ils  vivaient  dans  la  saintete  et  la  justice  regnait  parmi 
«ux,  comme  dans  le  Pays  des  vivants  ou  Grand  rivage  des 
•Justes  dont  il  a  ete  question  plus  kaut.  Le  manuscrit  de 
Fleury  sur  Loire  ajoute  que  cette  ile  tres  celebre  chez  les 
Bretons  s'appelait  Ima,  qu'elle  etait  situee  dans  I'Ocean 
Atlantique  et  qu'elle  passait  pour  avoir  unegrande  ressem- 
blance  avec  le  Paradis.  Les  deux  saints,  avec  de  nombreux 
^ompagnons,  firent  deux  voyages  de.  decouverte;  la  pre- 
•  miere  fois  ils  visit^rent  les  Orcades  et  les  autres  iles  de 
rOcean  septentrional,  jusqu'^  ce  que  fatigues  de  cette  lon- 
gue,  penible  et  inutile  navigation,  ils  regagnassent  leur  pa- 
trie.  La  seconde  fois  leur  peregrination  dura  sept  ans,  mais 
les  resultats  n'en  furent  pas  moins  infructueux;  ce  qui 
n'empecha  pas  Machut  de  faire   une  troisieme  tentative, 
sans  etre  accompagne  de  Brendan.  Son  embarcation  fut 
poussee  vers  TArmorique  ou    Bretagne  continentale,   il 


British  Saints  of  the  Jlfth  and  immediate  succeeding  centuries,/ rom  ancient  n>e{sh 
and  latin  Mss.  in  the  British  Museum  and  elsewhere,  with  english  translation 
and  explanatory  notes,  by  the  Ret.  W.  J.  Rees,  published  for  the  welsh  Mss.  So- 
■ciety.  Llandovery,  1853,  inS°;—Sanct  Brandan,  ein  lateinischer  und  drei  deutsche 
Te^ie,  herauagegeben  von  Dr.  Carl  Schroeder,  Erlangen,  1871,  in  8°;— Acta 
Sancti  Brendani,  original  latin  documents  connected  with  the  life  of  Saint  Bren- 
dan, patron  of  Kerry  and  Clonfert,  edited  by  right  Rev.  Patrick  F.  Moran, 
DD.,  Bishop  of  Ossory.  Dublin,  1872,  in  8»;— Notice  sur  cette  legende,  p.  553- 
566,  avec  un  texte  angl«-norman  edite  par  Herman  Suchier,  p.  567-587,  dans 
le  faac.  V,  1. 1  de  Romanische  Studien,  herausgegeben  von,  Ed.  Boehmer.  Stras- 
bourg, 1871-75,  in-8";— Z««  voyages  merveilleux  de  Saint  Brandan  a  la  recherche 
^u paradis  terrestre,  l^ende  en, vers  du  xii*  siicle,  publide  d'apres  le  Msc.  du 
Mmde  Britannique  par  Francisque  Michel.  Paris,  1878,  in-8". 

0  i»   * 


54  C0NGRE3   DBS    AM^RICANISTES.  l()> 

aborda  k  Aleth  et  devint  eveque  de  cette  ville  qui  fut  appe* 
lee  d'apr^s  lui  Saint-Malo  (1). 

Une  legende  armoricaine  analogue  pourle  fond,  quoique 
bien  differente  dans  les  details,  a  ete  recueillie  par  un  his- 
torien  du  xii*  siecle,  Godefroi  de  Viterbe,  qui  dit  la  con- 
naitre  seulement  par  le  livre  d'Enoch  etd'Elie,  insere  dans 
un  manuscrit  du  monast^re  de  Saint-Matthieu  sur  le  cap  Fi- 
nistere.  D'apres  ce  livre  les  moines  de  Saint-Matthieu  fai- 
saientdes  explorations  jusqu'aux  extremites  de  I'Ocean  pour 
decrire  ce  qui  s'y  trouve.  Une  fois  leur  navire  erra  sur  mer 
pendant  trois  annees  enti^res,  sans  voir  autre  chose  que  le 
del  et  I'eau.  Lesvivres  vinrent  a  leur  manquer,  mais  au 
milieu  de  I'Ocean  ils  rencontr^rent  sur  un  rocher  eleve  un& 
statue  de  femme  en  airain  qui  du  doigt  leur  montrait  le- 
chemin  (2).  lis  s'avancerent  dans  la  direction  designee  et  \& 
lendemain  une  autre  statue  leur  indiqua  aussi  la  voie  (3) 


(1)  Vita  Sancti  Machutis  ex  membranis  Jloriacemibus  vetustissimis ,  auctore 
guidem  anonymo,  sed  gravi  et  vetustissimo,  p.  485-515  de  Floriacemis  vetus  Bi- 
lliotheca  benedictina...  operS  Joannis  a  Bosco.  Lyon,  1605,  in-18; —  Vita  Sancti 
Macloviisive Machutii,  auctore  Sigeberto  Gemblacensi  (apud  Surium,  Acta 
Sanctorum^  Novembris  die  xv)  dans  Patrologice  cursits  complelus  accurante 
J.  P.  Migne.  T.  160.  Paris,  1854,  in-4'';  aussi  dans  Bibliotheca  Mundi  sen  Spe- 
culi  majoris  tomus  qitartus,  de  Vincent  de  Beauvais,  Douai,  1621,  in-F,  p.  848- 
819;— Ft^a  Sancti  Maclovii  ex  msc.  cod.  V.  C.  D.  d'H^rouval,  p.  217-222  dans  Acta 
Sanctorum  ordinis  S.  Benedicti,  ed.  par  d'Achery  et  Mabillon.  Siecle  i.  Paris, 
1668,  in-r. 

(2)  In  medio  marium  velut  aerea  stabat  imago, 
Faeminea  specie,  super  ardua  saxa,  virago. 

Ilia  suis  digitis  pervia  monstrat  eis. 
(Gotefridi  Viterbiensis  Pantheon,  etc.,  ex  bibliothecd  Joannis  Pistorii  Nidani 
dans  Germanicorum  scriptoncm...  tomus  alter.  3*  edit,  par  B.  G.  Struvius.  Ra- 
tisbone,  1726,  in-f,  p.  59.) 

(3)  Beaucoup  d'autres  documents  parlent  de  statues  indicatrices ,  savoir: 
une  h.  I'entree  du  port  de  Cadix  (Voy.  Kazvini,  Atar  ul-beladi,  p.  369  et  s.;— 
Schems  ed-din  abou-Abdallah  Mohammed  de  Damas,  Manuel  de  la  cosmogra- 
phie  die  moyeii  Age,  trad,  de  I'arabe  par  A.  F.   Mehren,  Copenhague,  1871, 


11  LA   GRANDE   TERRK    DE  l'OUEST.  55 

qu'ils  suivirent  avec  joie,  car  ils  voyaient  de  hauls  soramets 
dans  le  lointain.  Ce  n'etait  pas  une  terre,  mais  une  mon- 
tagne  d'or  de  la  quelle  jaiDissaient  des  scories  qui  rayon- 
naient  et  ressemblaient  aux  eclairs.  Admirable  etait  le  site 
qui  exhalait  une  odeur  merveilleuse,  mais  il  n'y  avait  pas 
d'habitants  ni  d'aniraaux,  quoique  la  contree  eClt  en  abon- 
dance  toute  sorte  de  biens.  Une  partie  de  I'equipage  resta 
sur  Ic  navire,  tandis  que  les  autres  au  nombre  d'une  cen- 
taine,  y  compris  deux  ecclesiastiques,  allerent  a  la  decou- 
verte.  Ceux-ci,  apr^s  avoir  parcouru  la  montagne  toute  la 
journee,  virent  le  soir,  pres  du  rivage  une  ville  d'or  en- 
touree  de  fortes  murailles.  N'osant  frapper  aux  portes  qui 
eiaient  closes,  ils  passerent  la  nuit  dehors,  en  attendant 
que  la  population  se  montrat.  Personne  ne  sortit,  aucune 
voix  ne  se  fit  entendre,  mais,  des  la  pointe  du  jour,  la 
porta  s'ouvrit  et  les  pieux  voyageurs  penetrerent  dans  La 
ville.  lis  virent  ck  et  Ik  des  maisons  d'or,  mais  pas  de 
raonde  sur  la  place  publique.  Aprfes  avoir  visite  I'interieur 
et  I'exterieur,  ils  trouverent  I'eglise  revetue  d'or  et  de 
pierreries  et  une  sorte  de  cloitre  resplendissant  d'or;  des 
memes  matieres  precieuses  etaient  fails  I'aulel,  les  murs,  le 
toil  lui-meme  el  une  statue  de  la  Vierge  Marie  tenant  son 
fils  sur  son  giron,  le  tout  du  plus  beau  travail.  Un  parfum 
celeste  se  repandit  et  les  voyageurs,  de  tremblants  qu'ils 


in-S",  p.  a48;— Cfr.  Dozy,  Recherches  sur  I'Espagne,  t.  ii,  p.  329);  sept  dans  les 
sept  lies  6ternelles  ou  groupe  du  Cap  Vert  (Makkari,  Analectes  sur  I'histoire 
et  la  litterature  des  Arabes  d'Espagne,  publiees  par  W.  Wright.  T.  i,  Leyde, 
1855,  p.  101;  cfr.  A.  F.  Mehren,  Fremstilling  af  de  islamitiske  Folks  almind'elige 
geogruphiske  Kitndskaber  dans  Annalerfor  nordisk  Oldkyndighed  og  Historie, 
ann.  1857.  Copenhague,  in-8°,  p.  179);  une  enfln  sur  le  sommet  d'une  mon- 
tagne dans  rile  de  Corvo,  la  plus  septentrionale  des  Acores.  Cette  demiSre 
repr^sentait  un  cavalier  dont  la  main  droite  montrait  I'Ouest  (Faria  y  Souza, 
Historia  del  reyno  de  Portttgal,  6dit.  de  1730,  p.  258;  cit6  par  M.  Gaffarel,  les 
PMniciens  en  Amdrique,  dans  le  Compte  rendu  de  lapremidre  session  du  Congres 
des  Amfericanistes,  Nancy,  1878.  T.  i,  p.  101.) 


5G  CONGRES    DES    AMERICANISTES.  12 

etaient,  devinrent  tres-gais.  Ne  voyant  pas  un  seul  eccl§- 
siastique  dans  Teglise,  il  se  demanderent  quel  etait  le 
maitre  de  ces  lieux;  les  deux  pretres  se  mirent  a  fouiller  le 
cloitre  et,  par  une  petite  porte,  ils  virent  dans  un  splendide 
reduit  deux  vieillards  assis  qui  se  leverent  pour  remplir 
les  devoirs  de  I'hospitalite,  saluerent  les  etrangers  et  les 
trait^rent  avec  honneur.  Geux-ci  leur  demanderent  le  nom 
du  pays  et  celui  du  souverain,  ce  que  faisaient  les  habi- 
tants, s'ils  etaient  Chretiens.  Les  vieillards  k  belle  barbe  et 
a  longue  chevelure  blanche  repondirent:  « Notre  roi  est  le 
createur  du  ciel  et  de  la  terre;  les  cherubins  et  les  sera- 
phins  gardent  cette  ville  qui  est  habitee  par  des  auges^ 
Nous  celebrons  nos  solemnites  avec  des  chants  seraphi- 
ques  et  nous  ne  vivons  que  d'aliments  celestes  dont  il  con- 
vient  que  vous  vous  nourrissiez  aussi.  Notre  repos  esteter- 
nel  et  nous  sommes  immuables;  un  de  nos  jours  est  6gal  a 
cent  de  vos  annees;  ceux  qui  etaient  enfants  lors  de  votre 
depart  sont  maintenant  des  vieillards  et  demain  aucun 
d'eux  ne  sera  en  vie.  Pendant  votre  sejour  ici,  six  ou  sept 
generations  de  rois  et  de  peuples  se  succederont  dans  votre 
patrie  et  vous-memes  vous  serez  vieillards  lorsque  vous  y 
retournerez.  Vous  deux,  pretres  du  Christ,  chantez  nous  la 
messe,  nous  voulons  participer  aux  saints  mysteres  et  re- 
cevoir  avec  piete  le  corps  du  Sauveur.-)  Apres  I'office  la  ta- 
ble fut  servie  et  le  pain  des  anges  distribue  aux  voya- 
geurs.  Geux-ci,  en  apprenant  de  la  bouche  des  deux  vieil- 
lards qu'ils  etaient  Elie  et  Enoch,  leurdirent:  aNousavons 
lu  dans  les  Ecritures  qu'au  jour  du  combat  supreme  vous 
auriez  pdur  adversaires  TAntechrist;  qu'il  vous  oterait  la 
vie,  mais  qu'il  ne  vous  mettrait  pas  en  terre,  parceque  le 
Christ  les  aueantirait  par  sa  propre  puissance;  apprenez- 
nous  quand  ces  evenements  aurout  lieu.»  —  «La  divine 
Providence  a  decide  qu'il  en  serait  ainsi ,  dit  Enoch,  mais 
elle  ne  nous  a  pas  fait  connaitre  a  quelle  epoque:  c'est  la  le 
secret  de  Dieu!»  —  «I1  est  temps  que  vous  vous. en  retour- 
nicz.  dit  a  son  tour  Elie;  chargez-vous,  si  vous  le  desirez, 


13  LA   GRANDE   TERRE    DE    l'OUEST.  57 

dor  et  de  pierres  precieuses:  votre  voyage  sera  heureux. 
Vous  etes  jeunes  ici,  vous  serez  vieux  en  reiitrant  chez 
voas.»  Le  troisieme  jour  finissait  lorsquc  les  voyageurs, 
ayaut  rcgagne  leur  navire,  mirent  ci  la  voile;  pousses  par 
uu  vent  favorable  ils  retournerent  dans  lear  pays  en  cinq 
jours.  Ils  se  rendirent  a  I'eglise  de  Saint  Matthieu,  mais 
elle  n'etait  plus  comine  ils  I'avaient  laissee,  non  plus  que 
I'abbe,  les  moines,  la  ville,  les  habitants,  qui  tons  etaient 
nouveaux  pour  eux.  Les  anciens  etaient  morts.  Les  pelerins, 
ne  reconnaissant  plus  les  lieux  ni  les  hommes  et  ne  com- 
prenant  pas  la  langue,  se  mirent  a  verser  des  larmes  et  a 
se  lamenter.  Et  eux-raemes  qui  etaient  naguere  pleins  de 
jeunesse,  ils  se  virent  blanchis  par  les  annees,  decrepits  et 
infirmes.  lis  raconterent  leurs  aventures  et  leurs  longs  vo- 
yages, qu'ils  evaluaient  h  trois  annees,  mais  les  moines  qui 
les  avaient  recueillis  virent  dans  un  livrc  que  leur  absence 
avait  dure  trois  cents  ans  (1). 

La  fin  de  cette  legende,  separee  du'commencement,  a  etc 
greffee  sur  celle  de  Gondla  le  Rouge,  et  le  tout  a  forme  une 
nouvelle  tradition  qui,  sans  remonter  aux  temps  de  Saint 
Patrice  et  encore  moins  a  ceux  d'Ossian,  comme  elle  le  pre- 
tend, se  compose  d'elements  tres  anciens  (2)  et  s"est  perpe- 
tuee  en  Irlande  jusqu'a  nos  jours.  Vers  le  milieu  du  xviii" 
siecle,  un  barde,  que  Ton  supose  otre  Michel  Comyn,  I'au- 
teur  des  Aventures  de  Thorolf  mac-Starn  et  de  ses  trois  fils, 
la  prit  pour  sujet  dun  poeme  d'ou  s'exhale  le  plus  suave 
parfum  romantique.  NuUe  autre  part  nous  n'avons  trouve 
une  description  plus  seduisante  de  la  Plaine  des  Delices; 


'     (1)    Oodefrpid  de  Viterbe,  Pantheon,  edit,  citee,  p.  58-60. 

(2)  On  a  vu  en  effet  que  la  tradition  de  Condla  existait  d6ji  au  xi«  siecle; 
celle  du  sejour  dans  une  contree  merveilleuse  ou  les  sifecles  s'ecoulent  aussi 
vite  que  les  jours  ailleurs,  etant  commune  aux  Celtes  de  rArmorique  et  ii 
ceux  des  Ues  Britanniques,  devait  avoir  dej^  pris  forme  avant  la  separation 
des  deux  branches  insulaire  et  continentale  de  la  famille  bretonne,  c'est-^-dire 
avant  la  fin  des  g-randes  migrations. 


58  CONGRES  DES  AMERICANISTES.  14 

c'est  pourquoi  tous  les  passages  qui  concernent  cette  fabu- 
leuse  contree  meritent,  malgre  leur  longueur,  d'etre  repro- 
duits  id.  Cette  legende  fut  pour  les  laiques  aventureux  ce 
que  les  peregrinations  de  Saint  Brendan  et  de  Saint  Malo 
avaient  ete  pour  les  pieux  anachoretes;  conjointement  avec 
celles-ci  elle  nous  explique  I'attrait  raysterieux  quel'Ouest, 
avec  ses  merveilles  imaginaires,  exerca  sur  I'esprit  des 
Celtes.  Elle  a  un  autre  interet  pour  les  amateurs  de  poesies 
ossianiques,  en  ce  qu'elle  se  rattache  intimeraent  a  la  vie 
du  celebre  heros  et  pretend  nous  expliquer  comment  il 
etait  devenu  aveugle  et  decrepit,  et  comment  il  put  avoir 
avec  Saint  Patrice  ces  relations  dont  il  est  parle  dans  tant  de 
poemes  fenians;  car  Oisin,  le  vrai  nom  du  barde  que  Mac- 
pherson  appelle  Ossian,  vivait  au  iii*  siecle  et  I'apotre  de  Fir- 
lande  au  v«.  L'intervalle  est  rempli  par  le  sejour  qu'Oisin 
aurait  fait  dans  les  Plaines  des  Delices  ou  Terre  de  Jouvence. 
Cette  existence  de  plusieurs  siMes  n'a  ete  attribute  a 
Oisin  que  pour  rnetfere  en  presence  le  propagateur  de  la 
nouvelle  foi  avec  le  champion  de  Tancienne  et  faire  mieux 
ressortir  le  contraste  du  paganisme  et  du  christianisme.  Le 
barde  decrepit  est  bien  le  fiddle  representant  du  druidisme; 
il  ne  vit  plus  que  par  le  souvenir;  son  ideal  est  toujours  la 
guerre,  la  chasse,  les  antiques  legendes;  il  a  sans  cese  k  la 
bouche  des  recits  sur  les  heros  de  sa  jeunesse,  et  il  devient 
furieux  lorsque  Saint  Patrice  affirme  qu'ils  sonten  enfer;  il 
irait  les  delivrer  s'il  avait  encore  avec  lui  Fionn  son  pere  et 
le  vaillant  Osgar  son  fils;  il  menace  d'exterminer  les  moi- 
nes;  mais  Saint  Patrice,  qui  I'arecueilli  dans  son  abandon, 
qui  a  entrepris  de  Tamener  a  des  sentiments  plus  Chretiens 
et  qui  le  nourrit  par  charite,  Tapaise  rien  qu'en  le  priant 
de  conter  une  de  ses  belles  histoires.  Le  Chant  d' Oisin  sur 
la  Terre  de  Jouvence  (Laoidh  Oisin  ar  Thir  na  n-Og)  {1} 
est  un  de  leurs  dialogues;  en  voici  un  extrait; 


(1)    Tir  na  n-og.—The  land  of  Youth  edited  by  Bryan  O'Looney,  Dublin, 


15  LA   GRANDE  TERRE   DE   l'OUEST.  59 

aNoble  Oisin,  fils  de  roi,  heros  aux  grandes  prouesses, 
commence  Saint  Patrice,  raconte  nous  sans  t'attrister 
comment  tu  as  vecu  apres  les  Fianns?»  —  «Je  vais  tele 
dire,  Patrice  le  nouvcau  venu,  bien  qu'il  soil  penible  pour 
moi  de  le  rappeler:  c'etait  apres  la  bataille  de  Gabhra  dans 
laquelle  p§rit,  helas!  le  noble  Osgar;  un  jour  que  tons  les 
Fianns  etaient  reunis  et  que  nous  chassions  sur  les  rives  du 
Loch  Lein  (I),  oii  la  douce  musique  des  oiseaux  se  faisait 
entendre  a  toute  heure  dans  les  arbres  odorants  et  pares 
des  plus  belles  fleurs,  nous  levames  le  daim  sans  bois 
(daine),  le  plus  agile  a  bondir  et  a  courir,  et  lous  nos 
chiens  se  mirent  a  sa  poursuite.  Mais  nous  ne  tardames  pas 
a  voir  a  I'Ouest  une  troupe  de  cavaliers,  qui  approchaient 
avec  une  jeune  fille  de  la  plus  grande  beaute  sur  une  svelte 
et  legere  haquenee  blanche.  Nous  nous  arretames,  extasies 
devant  cette  femme  la  plus  belle  que  nous  eussions  jamais 
vue;  elle  avail  sur  le  tete  une  couronne  royale,  et  un 
manteau  de  sole  brune,  parsemc  d'etoiles  d'or  rouge  et  lui 
tombait  sur  les  talons.  A  chaque  boucle  de  ses  cheveux 
blonds  pendait  un  anneau  d'or;  ses  yeux  bleus  etaient 
purs  et  clairs  comme  une  goutte  de  rosee  a  la  pointe  de 
rherbe;  ses  joues  plus  merveilles  que  la  rose;  son  visage 
plu»gracieux  que  le  cygne  sur  la  vague,  et  plus  suave  etait 
le  parfum  de  ses  levres  balsamiques  que  le  miel  mele  an  vin. 
Une  ample,  longue  et  soyeuse  etoffe  couvrait  la  blanche 
haquenee;  la  selle  etait  d'or  rouge,  ainsi  que  le  mors  et  les 
quatre  fers;  sur  la  tete  de  cette  cavale,  la  meilleure  qui  filt 
au  monde,  il  y  avait  un  tortis  d'argent.  La  jeune  fille  arri- 
vee  en  presence  de  Fionn  lui  dit  d'une  voix  douce  et  me- 


1859,  in-8",  p.  227-279  de  Transactions  of  the  Ossianic  Society  for  the  year  1856, 
vol.  4;— r6edit6  tout  reemment  par  la  Gaelic  Union  sous  le  titre  de  The  lay  of 
Oisin  in  the  land  of  the  Young. 

(1)    L'ancien  nom  iriandais  du  Lough  Leane,  pres  de  Killarney  dans  le 
comte  de  Kerry,  qui  forme  la  pointe  Sud-Ouest  de  I'lrlande. 


()0  CONGRES  DES    AMERICaNISTES.  1& 

lodicuse:  aO  roi  des  Fianns,  je  viens  de  faire  un  long 
voyage.))  —  «Quies-tu,  belle  priacesse,  quel  est  toa  nom  et 
ton  pays?  Dis-nous  ton  histoire  et  pour  quel  motif  ta  as 
traverse  la  mer.  Ton  epoux  I'a-t-il  abandonnee,  on  as-tu 
quelque  chagrin  ?j> — o  Jem'appelle  Niamh  (brillante)  a  la 
chevelure  doree,  6  sage  Fionn,  chef  des  grandes  arraees;  je 
suis  pluS'Consideree  que  toutes  les  femmes  du  monde,  etant 
fille  du  roi  de  Jouvence;  je  n'ai  pas  ete  abandonnee  par  un 
epoux,  puisque  je  n'ai  pas  meme  eu  de  fiance;  ce  qui 
m'amene,  illustre  roi  des  Fianns,  c'est  I'affection  et  Tamour 
que  j'ai  voues  a  ton  fils.»  —  aDuquel  de  mes  enfants  es-tu 
eprise,  eblouissante  princesse?  Ne  me  le  cache  pas,  mais 
fais  nous  tes  confidences.))  —  «G'est  du  vaillant  Oisin  aux 
bras  vigoureux,  c'est  du  champion  aux  mains  puissantes 
que  je  veux  parler.» — aPour  quelle  raison  preferes-tu  mon 
fils  ii  tous  leshauts  seigneurs  qui  vivent  sous  le  soleil?» — 
<(Ge  n'est  pas  sans  motif  que  je  viens  de  loin  a  cause  de  lui: 
j'ai  entendu  vanter  ses  prouesses,  sa  bonte  et  sa  bonne 
mine.  Beaucoup  de  princes  et  de  puissants  chefs  m'ont 
voue  un  perpetuel  amour^  mais  je  n'ai  jamais  donne  le 
mien  qu'au  noble  Oisin.)) — Par  cette  main  que  je  pose  sur 
toi,  Patrice,  il  n'y  avail  pas  une  partie  de  mon  ctre  qui  ne 
flit  eprise  de  la  belle  aux  cheveux  lisses.  Prenant  sa  xnaiu 
dans  la  mienne,  je  lui  dis  du  ton  le  plus  doux:  «sois  la 
bienvenue  dans  ce'pays,  jeune  princesse;  tu  es  la  plus  bril- 
lante etoile  et  la  plus  belle  des  belles;  tu  es  celle  que  je 
prefere  et  que  je  choisirais  entre  toutes.  )>  — «  Genereux 
Oisin,  je  t'impose  une  obligation  a  laquelle  ne  se  sous- 
■traientpas  les  vrais  heros;  c'est  de  monter  avec  moi  sur 
mon  coursier,  jusqu'a  ce  que  nous  arrivions  an  Pays  de 
Jouvence.  G'est  la  plus  delicieuse  contree  qui  existe  et  la 
plus  cel^bre  an  monde;  les  arbres  y  sont  charges  de  fruits 
et  de  fleurs;  le  miel  et  le  vin  y  sont  en  aboudance;  une 
fois  la,  td  ne  risqueras  plus  d'etre  courbe  sous  lepoids  des 
ans;  tu  ne  craiudras  ni  la  mort  ni  la  decrepitude ;  tu  vivras 
<lans  les  fetes,  les  jeux  et  les  festins;  tu  entendras  resonner 


17  LA    GRANDE    TERRE    DE    l'OUEST,  M,- 

melodieusement  les  cordes  de  la  harpe;  tu  auras  de  I'ar- , 
gent,  de  Tor,  beaucoup  de  joyaux,  cent  epees,  sans  mentir, 
cent  costumes  de  belle  sole,  cent  chevaux  les  plus  fougueux 
k  la  guerre,  et  en  outre  cent  bons  chiens.  Le  roi  de  Jou-  . 
vence  te  cedera  son  diad^me  qu'il  n'a  jamais  donne  k  per- 
sonne  et  ce  sera  pour  toi  un  talisman  dans  les  batailles;  tu 
obtiendras  une  cotte  de  mailles  qiti  te  protegera  eflicace-  ■ 
ment;  une  epee  k  pommeau  d'or  qui  n'a  laisse  en  vie  aucun ; 
de  ceux  qui  en  out  vu  la  lame  affilee;  cent  cottes  d'armes  et . 
jaques  de  satin;  cent  vaches  et  cent  veaux;  centbrebis  avec 
leur  toison  d'or;  cent  joyaux;  cent  jeunes  vierges  folutres, : 
brillantes  comme  le  soleil,  de  la  plus  grande  beaute  et  k  la 
voix  plus  douce  que  le  chant  des  oiseaux;  cent  heros  puis- 
sants  dans  les  combats  et  incomparables  pour  I'agilitp 
seront  k  tes  ordres,  si  tu  veux  me  suivre  dans  le  Pays  de 
Jouvence.  Tu  auras  tout  ce  que  je  t'ai  promis  sans  compter  ^ 
beaucoup  d'avantages  que  je  passe  sous  silence,  la  beaute, 
la  force,  la  puissance,  et  je  serai  ta  femme!)) — :cJe  n'ai  rien 
a  te  refuser  charmante  reine  aux  boucles  dorees;  c'est  toi 
quejeprefere  entre  toutes  les  femmes  du  monde  et  j'irai 
tr^s  volontiers  au  Pays  de  Jouvence. »  Lorsquej'eus  pris 
place  derri^re  elle  sur  le  coursier,  il  partit  d'un  pas  rapide 
et,  arrive  sur  le  bord  de  la  mer,  il  se  secoua  en  faisant  deux 
pas  en  avantet  poussa  trois  bruyants  hennissements,  Fionu 
et  les  Fianns  repondirent  par  trois  cris  de  douleur  et  de 
detresse.  «Oisin,  me  dit  mon  p^re,  d'une  voix  lente  et  do- 
lente,  malheur  a  moi,  puisque  tu  me  quittes!  Je  n'ai  pas 
I'espoir  que  tu  reviennes  jamais.))  Son  beau  visage  s'al- 
tera,  un  torrent  de  larmes  coula  sur  ses  joues  et  sa  poi- 
trine.  C'etait  un  spectacle  dechirant  que  cette  separation 
du  p^re  et.du  fils;  je  I'embrassai  avec  une  emotion  qu'il 
partageait  et  je  fis,  en  pleurant,  mes  adicux  a  tons  les 
Fianns;  puis  nous  chevauchames  droit  vers  I'Ouest,  sur  la 
surface  de  la  mer  qui  bouillonnait  devant  nous  et  ondulait 
par  derriere.  Nous  vimes  des  merveilles  dans  le  trajet,  des 
cites,  des  palais,  des  chateaux,  des  forteresses  et  des  mai- 


62  CONGRES   DES    AMERICANISTES.-  18 

sons  brillantes  et  blanches  comme  lachaux  (I).  Le  coursier 
galopait  plus  vite  que  le  vent  de  mars  au  sommet  des  mon- 
tagnes,  Bientot  le  temps  s'assombrit,  I'orage  s'eleva  de  tous 
cotes,  la  grande  mer  fut  illuminee  par  les  eclairs  et  le 
soleil  disparut.  Lorsque  la  tempete  fut  calmee  el  que  I'as- 
tre  du  jour  brilla  sur  nos  tetes,  nous  vimes  une  delicieuse 
contree  couverte  de  fleurs,  de  belles  campagnes  plaines  et 
unies,  et  une  forteresse  royale  d'aspect  imposant,  revetue 
de  marbres  de  toute  couleur,  bleus,  verts,  blancs,  pour- 
pres,  cramoisis,  jaunes;  et  de  I'autre  cote,  de  resplendis- 
sants  palais  et  des  maisons  de  plaisance  faites  de  pierres 
precieuses  et  decorees  par  de  grandes  artistes.  Bientot  sor- 
tirent  du  chateau  trois  cinquantaines  de  guerriers  alertes, 
de  belle  apparence  et  renommes;  puis  cent  jeunes  filles 
d'une  beaute  accomplie,  vetuos  de  soiebrochee  d'or,  s'avan- 
cerent  a  notre  rencontre;  ensuite  vint,  avec  un  brillant  cor- 
tege, le  noble  et  puissant  monarque,  d'une  grace  et  d'une 
prestanceincomparables,  vetu  de  satin  jaune  et  la  tete  ornee 
d'une  etincelante  couronne  d'or;  et  apres  lui,  lajeune  et 
illustre  reine  avec  cinquante  belles  vierges  aimables  et 
gracieuses.  En  m'abordant,  le  roi  de  Jouvence  me  prit  la 
main  en  disant  courtoisement:  «Salut,  brave  Oisin,  fils  de 
Fionn;  dans  ce  pays  ta  vie  sera  longue  et  tu  resteras  tou- 
jours  jeune;  il  n'est  pas  de  plaisir  imaginable  dont  tu  ne 
puisses  jouir  ici.  Tu  peux  m'en  croire,  Oisin,  car  jesuis  le 
roi  du  Pays  de  Jouvence.  Voici  la  noble  reine  et  ma  propre 
fille  Niamh  a  la  chevelure  doree,  qui  est  allee  te  chercher 
audela  de  la  mer  pour  etre  son  epoux.))  Je  remerciai  le  roi, 
je  m'inclinai  devant  la  reine  et  nous  partimes  pour  le  cha- 
teau royal,  ou  Ton  fit  la  fete  pendant  dix  jours  et  dix  nuits 
de  suite.   J'epousai  Niamh,  qui  me  donna  trois  enfants 


(I'l  Nous  passons  un  episode  parasite  dans  lequel  il  est  question  de  la  fillf 
(lu  roi  (les  Vivants,  ijui  avait  ete  enlevee  par  un  {jeant  et  qui  etait  retenuc 
en  captivite  dans  le  Pays  des  Vertus.  Oisin  tua  le  ravisseur  dans  un  combat 
sin?ulier  et  delivra  la  princesse.  apres  (juoi  il  continua  son  cliemin. 


19  LA   GRANDE    TERRE    DE   l'OUEST.  63 

d'ane  beaute  merveilleuse,  deux  fils  et  une  fiUe  que  je 
nommai,  coux-lk  d'aprbs  mou  pere  Fionn  le  chef  des  ar- 
mees,  et  mon  fils  Osgar  aux  bras  rouges;  et  celle-ci,   a 
cause  de  sa   beaute  et  de  ses  aimables    qualites,    Plur 
na-mhan  (la  Fleur  des  femmes).  II  y  avait  trois  siecles  et 
plus  quej'etais  daus  le  Pays  de  Jouvence,  lorsque  je  fus 
pris  du  desir  de  revoir  Fionn  et  les  Fianns;  je  demandai 
au  roi  et  a  ma  chere  femme  la  permission  de  retourner 
dans  Tile  d'Erinn.   «Je  ne  m'y  oppose  pas,   repondit  la 
bonne  princesse,  bien  que  ce  soit  une  grande  affliction  pour 
moi,  parceque  tu  ne  reviendras  pas  vivant  dans  ce  pays, 
victorieux  Oisin.»  —  «Qu'avons-nous  a  craindre?  Le  cour- 
sier  est  a  ma  disposition  et  il  retrouvera  facilement  le  che- 
min  pour  me  ramener  vers  ma  florissante  compagne.D — 
« Rappelle-toi  ceque  je  te  dis,  Oisin:  situ  poses  le  pied  a 
terre,  tu  ne  reviendras  jamais  dans  le  beau  pays  oii  nous 
sommes;  je  te  le  repble  sans  me  tromper:  si  tu  quittes  la 
selle  da  la  blanche  haquenee,  tu  ne  reverras  jamais  le  pays 
Jouvence,  Oisin  aux  bras  vigoreux;  je  te  le  dis  pour  la 
troisieme  fois:  si  tu  descends  (1),  tu  seras  change  en  vieil- 
lard  decrepit,  aveugle,  sans  ressources ,  sans  plaisir,  sans 
gotiL  Malheur  a  moi,  si  tu  retournes  dans  la  verte  Erinn! 
elle  n'est  plus  ce  qu'elle  etait;  tu  ne  retrouveras  pas  Fionn 
et  ses  armees;  il  n'y  a  maintenant  dans  I'ile  qu'un  chef  et 
une  legion  de  clercs.  Voici  mon  baiser,  cher  Oisin,  tu  ne 
reverras  jamais  le  Pays  de  Jouvence!»  Je  la  regardais  avec 
compasion,  un  torrent  de  larmes  coulait  de  mes  yeux;  tu 
aurais  en  pitie  d'elle,  Patrice,  en  la  voyant  s'arracher  les 
cheveux;  je  lui  promis  bien  sincerement  de  ne  pas  toucher 
le  sol  et,  apres  Tavoir  embrassee  tendrement  et  fait  mes 
adieux  aux  botes  du  chateau,  je  partis  bien  triste  de  quitter 


(1)  Loegaire,  dont-il  a  ete  question  plus  haut,  (page  48,  nota  2\  en  quittant 
le  MapMell  pour  aller  visiter  son  pere  enlrlande,reput  desrecommandations 
analogues  et,  comme  il  s"y  conforma,  il  put  retourner  vers  sa  femme  dans  l.t 
Plaine  des  Delices. 


♦»4  CONGRfeS   DES    AMERICANISTES.  2C> 

ma  femme  et  mes  enfants  qui  pleuraient.  Le  coursier  me 
transporta  aussi  vite  que  la  premiere  fois.  A  mon  arrivee 
en  Irlande  je  regardais  partout  sans  voir  de  Fianns;  des 
h.ommers  et  des  femmes  a  cheval,  venant  de  I'Est  en  grande 
troupe,  me  salu^rent  amicalement,  en  considerant  aveo 
surprise  ma  stature,  mon  air  et  mon  attitude.  Je  leur  de- 
mandai  si  Fionn  vivait  encore,  s'il  restait  des  Fianns,  ou 
comment  ils  avaient  peri.  «Nous  avons  entendu  parler,  re- 
pondirent-ils,  de  la  force,  de  I'agilite  et  de  la  vaillance  de 
Fionn;  on  dit  qu'il  n'y  a  jamais  en  son  egal;  beaucoup  de 
livres  on  ete  ecrits  par  les  sages  et  les  poetes  des  Gaels  sur 
les  proueses  de  Fionn  et  des  Fianns;  nous  ue  saurions  en 
yerite  les  raconter,  mais  on  rapporte  que  Fionn  avait  un  fils 
de  la  plus  belle  prestance,  qu'une  jeune  fiUe  vint  le  cher- 
clier  et  qu'il  partit  avec  elle  pour  la  Terre  de  .Jouvence.> 
En  apprenant  que  Fionn  etait  mort  et  qu'il  ne  restait  plus 
aucun  des  Fianns,  je  fus  saisi  de  tristesse  et  je  partis  sans 
delai  pour  Almhuin,  dans  le  Laigheann  (Leinster),  le  thea- 
tre de  tant  de  beaux  exploits.  Grande  fut  ma  surprise  de  ne 
voir  sur  I'emplacement  de  la  cour  de  Fionn  que  des  char- 
dons,  des  mourons  et  des  orties;  n'ayant  rien  trouve  je  me 
remis  en  cherche  et,  pendant  que  je  traversais  la  Vallee 
des  grives,  trois  cents  hommes  ou  plus  m'appelerent,  en 
criant:  «Viens  a  notre  aide,  royal  heros,  et  delivre  nous!* 
IJsetaient  sons  une  large  dalle  de  marbre  qui  les  ecrasait 
et  beaucoup  d'entre  eux  avaient  dejk  perdu  connaissance. 
G'etait  une  honte  que  des  hommes  en  si  grand  nombre 
fussent  incapables  de  lever  ce  poids;  si  Osgar,  mon  fils, 
ei\t  ete  en  vie,  il  etit  pris  la  dalle  de  sa  main  droite  et,  je 
puis  TafFirmer  sans  mentir,  d'un  seul  jet  11  I'etlt  lancee 
par  dessus  cette  troupe.  Me  penchant  sur  le  cote  droit,  je 
saisis  la  pierre  avec  vigueur  et  promptitude  et  je  la  jetai 
;i  sept  perches  de  la ;  cet  effort  fit  rompre  la  sangle  du 
coursier;  je  tombai  soudain  sur  mes  deux  pieds,  mais  je 
n'eus  pas  plus  tot  touche  la  terre,  que  la  haquenee  blanche 
s'emporta,  me  laissant  sur  place,  faible,  caduc,  prive  de  la 


21  LA    9RANDE    TERRE    DE    l'OUEST.  G5 

viie,  sans  intelligence  ni  consideration,  au  milieu  do  moi- 
nes  que  tu  as  dernierement  amenes.  Si  j'avais  et6  ce  que 
j'etais  auparavant,  j'aurais  mis  h  mort  tous  tes  cleics;  aucun 
d'eux  n'aurait  conserve  sa  tefe  sur  ses  epaules;  si  j'etais 
encore  plantureusement  pourvu  de  vivres,  comme  autre 
foia  k  la  table  de  Fionn,  je  prierais  le  Roi  de  grdce  d'avoir 
pitie  de  toi!» — «Ni  les  aliments  ni  les  boissons  ne  te  man- 
(jueront,  noble  Oisin,  repliqna  Saint  Patrice;  melodieuse 
est  ta  voix  et  attrayants  sorit  tes  recits.)) 

Cette  legende  dont  quelques  traits  remontent  jusqu'au 
v»  siecle  de  notre  ere,  vit  encore  dans  la  memoire  du  peo- 
ple, au  moins  dans  le  comte  de  Cork;  la  grotte  des  brebis 
pales  a  Coolagarronroe,  pros  Kilbenny,  passe  pour  etre 
I'endroit  ou  Oisin  rencontra  la  belle  demoiselle;  il  la  suivit 
de  Tautre  cote  de  I'eau  et  vecut  avec  elle  quelques  jours,  a 
ce  qu'il  pensait;  mais  elle  lui  dit  qu'il  y  avait  plus  de 
trois  cents  ans  et  lui  permit  de  retourner  vers  les  Fenians, 
a  condition  de  ne  pas  quitter  la  selle  du  cheval  blanc  qu'elle 
lui  fournit.  En  route  il  rencontra  un  charrelier  dont  la 
voiture  chargee  d'un  sac  de  sable  avait  verse  et  que  le  pria 
de  I'aider  a  la  relever.  Oisin  ne  pouvant  soulever  le  sac 
d'une  seule  main  mit  pied  a  tcrre,  mais  aussitotle  coarsier 
partit,  le  laissant  vieux,  decrepit  et  aveugle  (I). 

La  persistance  de  ces  traditions  relatives  k  une  terre  de 
Jouvence,  situee  bien  loin  au  dela  de  la  rrier  de  I'Ouest, 
niontre  combien  profondement  cette  croyance  etait  enra- 
cinee  dans  I'esprit  des  Irlandais;  elles  n'avaient  peut-etre 
pas  d'autre  origine  que  les  recits  des  Indiens  de  I'Ameri- 
quc  du  Nord,  et  notamment  de  Cuba  et  de  Haiti,  sur  la 
merveilleuse  fontaine  de  Bimini  et  sur  une  riviere  de  la 
Floride,  ayant  toutes  deux  la  propriete  de  rajeunir  ceux 


(1)  A  la  suite  de  la  preface  de  Tii'  iia  ii-Og  et  avant  ce  poSme,  p.  238  de 
Trmuactions  oj  tht  OnsiaiUc  Society  for  the  ifear  1836,  vol.  it.  Dublin,  1839, 
in-fto. 

0  5  5 


66  CONGRES    DES    AMERIGANISTES.  22 

([ai  se  baignaient  dans  leurs  eaux;  on  pent  done  les  regar- 
dcr  eomme  un  nouvel  indice  du  sejour  des  Gaels  dans  l^^ 
nouveau  monde  et  de  leurs  rapports  avec  les  indigenes. — 
Void  une  autre  relation  qui,  pour  n'etre  pas  plus  aulheii- 
lique  que  les  precedentes,  n'en  contient  pas  moins  uno 
utile  donn6e  concernant  la  distance  a  laquelle  on  placail 
les  lies  transatlantiques.  Des  contemporains  de  Saint  Bren- 
dan et  de  Saint  Malo,  les  trois  fils  do  Gonall  Dea?g  Ua 
Corra,  riche  proprietaire  du  Conacht(Gonnauglit),  se  li- 
vrerent  d'abord  a  la  piraterie,  mais,  pris  de  remords,  ils 
abandonnerent  cc  genre  de  vie,  reparerent  le  mal  qu'ils 
avaient  fait,  et  pour  expier  leurs  crimes,  ils  resolurent, 
sur  le  conseil  de  Saint  Coman,  de  faire  un  pelerinagei  sur 
rOcean.  Apres  avoir  fait  construire  un  curach  ou  bateau 
couvert  de  peaux,  profond  de  trois  pieds  et  en  etat  de  por- 
ter neuf  personnes,  ils  s'embarquerent  dans  le  bale  de  Gal- 
way,  vers  Tan  540,  gagnerent  la  haute  mer  et,  s'abandon- 
rant  au  caprice  des  vents  et  des  flots ,  ils  errerent  dans 
rintimensite  de  TOcean.  Au  bout  de  quaranle  jours  et  dc 
quarante  nuits  de  navigation,  ils  arriverent  a  une  ile  tres 
peuplee  dont  tons  les  habitants  se  lamentaient;  dans  d'au- 
tres  ils  virent  differentes  categories  d'hommes  chaties  pour 
leurs  peches;  a  la  fin  ils  approcherent  d'une  terre  que  des 
pecheurs  leur  dirent  etr.e  I'Espagne.  L'eveque  Justin,  qui 
avait  appris  de  I'un  des  voyageurs  les  details  de  cette  expe- 
dition, les  raconta  a  Saint  Golman  et  c'est  d'apres  les  recits 
de  ce  dernier  que  Saint  Mocholmog  ecrivit  un  poemc  sur 
lesujet(l). 

Sans  doute  il  s'agit  ici  d'une  descente  aux  enfers  plutot 
que  d'un  voyage  reel,  et  cette  relation  est  de  la  meme  catc- 
gorie  que  les  legendes  de  Saint  Brendan  et  de  Saint  Malo, 


(1)  Cette  relation  se  trouve  clans  le  /.irrf  ffe  Feriiinj/ et  d&nfi  \e  Livrg  tf'' 
Lfimter  (dont  la  reeente  edition  a  ete  citee  plus  haut,  p.  48,  n.  2.) — Conferer 
E.  O'Curry,  Zffc/?/Jw,  p,  2S9-291,  537,  593. 


-23  LA    GRANDE   TERRE    DE    l'OUEST.  67 

<les  moines  de  Saiiit-Matthieu,    de  Condla  le  Rouge   et 
<i'Oisia;  raais  tout  inaaginaires  que  soient  ces  navigations, 
■elles  ne  tiennent  pas  moins,  surtout  la  premiere,  una  place 
lort  importante  dans  I'histoire  de  la  geographie.  Si  elles 
n'ont  aucune  valeur  scientifique  a  nos  yeux,  aujourd'hui 
■(jue  les  mers  ont  ete  sillonnees  dans  tons  les  sens  et  que 
imlle  part  on  n'y  a  trouve  la  Terre  de  promission,  la  Plaine 
des  Delices,  ou  le  Pays  de  Jouvence,  11  n'en  etait  pas  de 
meme  au  moyen  age:  on  connaissait  alors  fort  peu  I'Ocdan 
Atlantique  et  les  narrateurs  pouvaient  le  prendre  pour 
theatre  de  leurs  fictions  sans  s'exposer  a  etre  dementis. 
I/ignorance  et  la  credulite  du  public  leur  donnaient  beau 
jeu:  pour  mettro  une  fable  en  credit,  il  sufFisail  le  plus 
souvent  de  I'appuyer  sur  quelques  passages  de  I'Ecriture 
Sainte,  meme  en  les  denaturant  ou  en  les  detournant  de 
leur  sens  propre.  Les  hommes  naifs  du  temps  prenaient 
pour  des  paroles  d'Evangile  les  aveutures  les  plus  fantasti- 
qucs,  pourvu  qu'elles  fussent  attribuees  a  quelque  per- 
sonnage  veuere.Il  n'etait  pas  meme  necessaire  pour  les  audi- 
teurs  et  lecteurs  supers titieux  que  les  legendes  merveilleuses 
€ussent  leur  racine  dans  les  traditions  bibliques:  une  fable 
essentiellement  payenne,  comme  celle  du  Pays  de  Jou- 
vence, trouvait  creance  meme  chez  les  Chretiens,  jusqu'au 
xvi"  siecle.  II  n'en  fallut  pas  d'avantage  pour  delerminer 
Jean  Ponce  de  Leon  k  chercher  I'ile  de  Bimini  et  sa  fon- 
taine  (1).  Gette  aberration  d'un  navigateur  experimente, 
qui  aurait  d\l  etre  eclaire  par  les  grandes  decouvertes  de 
ses  contemporains,  nous  donne  a  penser  ce  que  pouvaif 
rever  un  peuple  passione  pour  le    merveilleux,    comme' 
Tetaient  les  ancieus  Irlandais,  et  cela  dans  des'si^cles  oii  il 
y  avait  encore  place  dans  I'immensite  des  mers  inexplorees 


(1)  Antoine  d'Herrera,  Histoire  ginirale  des  voyages  et  conques'es  des  Ca.Uil- 
ians  dans  les  iles  et  terre  ferme  des  Indes  occidentales .  L.  ix,  ch.  10,  11;  trad, 
par  N.  de  la  Coste,  Paris,  1660,  in-l",  p.  659-6G0. 


68  coNGRES  DES  am6ricanistes.  ,  24 

pour  une  foule  de  contrees  et  de  localites  imaginaires. 
Beaucoup  d'esprils  aventureux  se  mireut  en  quele  de  ces 
pays  feeriques;  ils  ne  les  decouvrirent  naturellement  pas, 
mais  ils  trouvorent  en  revanche  des  terres  qui,  pour  etre 
moins  extraordinaires,  ne  laissaient  pas  que  d'etre  fort  re- 
raarquables. 

Les  religieux  surtout,  qui  se  regardaient  comme  des 
exiles  sur  cette  lerre ,  cherchaient  a  s'isoler  autant  que 
possible,  en  attendant  I'heure  d'etre  admis  dans  un  monde 
meilleur  auquel  ils  aspiraient  comme  a  leur  veritable  pa- 
trie.  Dans  la  seconde  moitie  de  vi*  si^cle,  plusieurs  disci- 
ples de  Saint  Columba,  Tapotre  des  Pictes  et  le  fondateur 
du  monastere  d'lona,  mirent  une  etonnante  perseverance 
a  explorer  I'Ocean  Atlantique  et  ils  porterent  dans  toutes 
ses  lies  le  christianisme  avec  le  nom  du  fondateur  de  leur 
congregation  (1).  L'un  de  ces  voyageurs,  Baitan  (2),  ful  le 
premier  successeur  de  Saint  Columba  sur  le  siege  abbatial 
d'lona.  Un  autre,  Cormac,  ne  chercha  pas  moins  de  trois 
fois  quelque  ile  inhabitee  dans  le  vaste  Ocean;  la  seconde 
fois  il  arriva  chez  les  Pictes  des  Orcades,  apr^s  avoir  erre 
sur  mer  pendant  plusieurs  mois  (3).  Malheureusement 
les  details  manquent  sur  la  navigation  de  Baitan  et  sur  les 
deux  premieres  de  Cormac.  La  relation  de  la  troisi^me,  au 
contraire,  nous  a  ete  conservee  par  Adamnan  et,  comme 
elle  est  des  plus  curieuses  et  fort  propre  a  eclairer  notre 
sujet,  il  est  bon  d'en  donner  ici  I'analyse:  Pendant  qua- 
torze  jours  et  autant  de  nuits,  les  voyageurs,  pousses  par 
un  vent  du  Sud,  cinglerent  a  pleines  voiles  tout  droit  vers 
le  Nord.  lis  avaient  depasse  les  limites  des  navigations  hu- 


(1)  oNomen  Columbae  per  omnes  insularum  Oceani  provincias  divulgabi- 
fnr  notum.»  Prophetie  de  Saint  Mochta  de  Lughmagh  dans  The  Life  of  Saint 
Columba  written  by  Adamman,  edited  by  W.  Reeves.  Dublin,  1857,  in-4°,  p.  ~.) 

2)     Vie  de  Saidt  Colitmba.L.  I,  ch.  20,  p.  49-50  de  I'edit.  Reeve?. 

(3)    Id.  iMd.  I,.  II.  ch.  12,  p.  166-lfi8. 


25  L\   GRANDE   TERRE    DE    l'OUEST.  69 

majnes  et  le  retour  paraissait  impossible,  lorsqu'ils  furent 
de  toutes  parts  assaillis  de  perils  effrayaiits:  des  bestioles 
noires,  j usque  la  iavisibles,  couvrireut  subiteraent  la  sur- 
face de  I'eau,  se  precipiterent  avec  une  redoulable  impe- 
-tuosite  tout  k  la  fois  sur  la  quille  et  les  flancs,  sur  la  poupe 
€t  la  proue,  et  meme  sur  les  rames,  les  attaquant  de  leur 
aiguillon  et  menacant  de  percer  les  peaux  qui  envelop- 
paient  rembarcatiou  (1).  Mais  le  vent,  ayant  tourne  et  pris 
la  direction  du  Nord  au  Sud,  raraena  les  navigateurs  vers 
les  parages  d'oii  ils  etaient  partis  et  qu'ils  ne  paraissent 
plus  avoir  quittes  pour  tenter  les  aventures  (2). 

Les  decouvertes  etaient  d'ailleurs  aussi  souvent  Teffet  du 
hasard  que  d'explorations  premeditees:  vers  le  milieu  du 
-vii"  siecle,  des  seditieux  de  la  tribu  des  Fer  Rois,  ayant 
massacre  leur  roi,  cent  vingt  d'entre  eux,  hommes  et  fem- 
mes,  furent  bannis  de  leur  patrie,  embarques  dans  de  pe- 
tits  bateaux  et  abandonnes  au  caprice  des  vents  et  des  flots 
qui  les  porterent  dans  une  ile  lointaine,  situee  au  Nord- 
Ouest.  Quelque  temps  apres,  deux  religieux  du  monastcre 
d'lona,  Snedhgus  et  Mac-Riaghla,  qui  faisa,ient  un  p^le- 
rinage  maritime,  apres  avoir  longtemps  erre  sur  I'Ocean  et 
vu  beaucoup  d'iles  merveilleuses,  les  uuq^  habitees,  les 
autres  desertes,  passe  rent  pres  d'une  terre  d'oii  la  brise 
ieur  apportait  des  melodies  connues:  c'etait  le  sianan  ou 
•chant  plaintif  des  femmes  de  I'lrlande.  Ayant  pris  terre,  ils 
furent  joyeusement  accueillis  par  des  femmes  qui  leur  par- 
lerent  leur  propre  langue  et  les  conduisirent  a  la  maison 


(1)  Le  Docteur  Reeves,  dans  son  edition  de  la  Vie  de  Saint  Columba,  par 
Adamnan,  p.  HI  note,  fait  la  remarque  suivante  h.  propos  de  ce  passage:  «0n 
dit  que,  dans  les  temps  modernes,  des  crustaces  correspondant  k  ceux  que  de- 
crit  notre  texte  out  6t6  rencontres,  dans  des  circonstances  analogues,  sous 
les  hautes  latitudes  septentrionales.»  II  est  dommage  que  ces  crustaces  ne 
soient  pas  specifies.  Ne  s'ajirait-il  pas  de  la  Lernxa  branchialis? 

(2)  Vie  de  Saint  Columba,  par  Adamnan,  L.  ii ,  eh.  42,  p.  106-170  de  I'^dit 
Reeves. 

0  5* 


70  CONGHES  DES    AMERICANISTES.  2i(> 

de  leur  chef,  de  qui  ils  apprirent  que  les  exiles  s'etaient 
etablis  dans  cette  ile.  Retournes  sans  accident  au  monas- 
tere  d'lona,  ils  firent  de  leur  voyage  une  relation  que  li> 
professeur  E.  O'Gurry  classe  parmi  les  recits  historiques^ 
avec  les  peregrinations  de  Saint  Brendan,  le  peierinage  des- 
tils  de  Ua  Gorra  et  la  navigation  de  Maelduin,  fils  d'un 
chef  du  Munster  (1).  Le  savant  gaeliste  ne  donne  malheu- 
reuseraent  pas  I'analyse  de  cette  derni^re  qui  parait  in- 
leresser  particulierement  notre  sujet,  car  elle  eut  pour 
theatre  I'Ocean  Atlantique  et  ne  dura  pas  raoins  de  trois- 
ans  et  sept  mois  (viii*  siecle).  On  possede  encore  d'autres 
recits  des  voyages  trasatlantiques  faits  par  des  Guldees  (2) 
et  des  moines  de  I'ordre  de  Saint  Golumba  (3).  Malheureu- 
sement  ils  sont  inedits  et,  pour  combled'infortune,  les  ma- 

(1)  Imram  curaig  Mailduin  (Course  du  curach  de  Maelduin)  dans  Leabhar 
na  h~UidAri,  p.  xv  et  22;— le  Zivrejauite  de  Lecain;—\e  Zivre  de  Fernwy; — et  le 
Litre  de  Leinster  dej&  cite.  (Cfr.  E.  O'Curry,  Lectures,  p.  289, 333-3*4, 587;— et  .1 
descriptive  Catalogue  of  the  contents  of  the  Irish  manuscript  commonly  called  the 
Book  of  Fermoy,  by  James-Henthorn  Todd,  p.  44-45  dans  Proceedings  of  thr 
R.  Irish  Atademy.  Irish  manuscript  series,  vol  i,  part.  i.  Dublin,  18T0,  in-8°.) 

(2)  Aventures  de  quelques  Culdees  dans  I'Ocean  du  Nord-Ouest  dans  Leahhar 
u»  Maolconaire:  The  Book  of  the  Malconries,  manuscrit  petit  in-4°  de  122  p.  sur 
parchemin,  provenant  de  la  bibliotheque  de  Monck  Mason,  4erit  entre  1480- 
1561,  mis  en  vente  par  Bernard  Quaritch,  au  prix  de  96  livres  sterling  (voy.  .4 

general  Catalogue  of  boohs  offered  to  the  public  at  the  st^ixed prices.  Londres, 
15  Piccadilly.  1880,  in-8»,  p.  40). 

(3)  Commencement  des  Navigations  de  deux  moines  de  I'ordre  de  Saint  Co- 
lumba,  qui  furent  pouss^s  dans  les  mers  du  Nord  et  y  virent  des  hommes 
etranges  et  de  grandes  merveilles,  dans  le  Litre  de  Fermoy  (Voy.  I'analyse  du 
contenu  de  ce  recueil  par  J.  H.  Todd,  p.  ^"\—Eachtra  clerech  Coluimcille 
(Aventures  des  clercs  de  Saint  Columba)  dans  le  Livre  jaune  de  Lecain  (Voy. 
Todd,  m§moire  cit6).  —  Dans  la  vie  de  Saint-Columba ,  compil^e  par  Magnus 
O'Donnell  et  publiee  par  extrait  dans  Triadis  thaumaturgce  seu  divorum  Pa~ 
tricii,  Columbts  et  Brigidee...  acta...  studio  R.F.  F.  ioanms  Colgani.  Louvain, 
1647,  in-f°,  il  est  question  des  navigations  des  moines  de  Saint  Columba;  Col- 
gan  en  a  omis  la  relation  comme  fabuleuse ,  ainsi  qu'une  autre  intitulee 
HeiLChran  chlearach  Coluimcille  (Erreurs  ou  voyages  aventureux  des  prStres  de- 
Saint  Columba).  (Voy.  p.  446  de  Colgan). 


27  LA   GRANDE    TEIIRE    DE    l'OL'EST.  7| 

^luscrits  qui  les  conlienneut  sont  presque  inaccessibles  lout 
i  la  fois  a  cause  de  leur  rarete  et  du  langagearchaique  peu 
intelligible,  si  ce  n'est  pour  quelques  rares  gaelistes.  Si  les 
savants  iilandais  s'iuteressaient  a  Tamericanisme ,  leur 
premier  soiu  devrait  etre  de  publier  et  de  traduire  ces 
curieuses  relations. 

En  attendant,  voici  comment  le  regrette  professeur  d'his- 
toire  et  d'archeologie  irlaiidaise  a  TUniversite  catholique 
do  Dublin,  E.  O'Gurry,  caracterisait  les  iwrams  ou  expedi- 
tions maritimes  dont  il  a  donne  I'analyse:  aCes  recits  tres- 
anciens,  dit-il,  manquent  de  precision  et  sont  charges  de 
heaucoup  de  traits  poetiques  ou  romanesques;  on  ne  pent 
pourtant  douter  qu'ils  ne  soient  fondes  sur  les  faits.  II  est 
probable  que  ces  faits  seraient  d'une  grande  valeur,  s'ils 
nous  avaient  ete  transmis  dans  leur  forme  originale;  mais 
dans  le  cours  des  ages,  apres  avoir  passe  par  la  bouche  de 
narrateurs  remplis  d'imagination,  ces  recits  ont  perdii  en 
grande  partie  leur  simplicite  primitive,  et  sont  devenus  de 
plus  en  plus  fantastiques  et  extravagants»  (1). — Un  autre 
grave  critique  qui  fait  autorite  dans  les  questions  relatives 
aux  Gaels,  I'ecossais  W.  F.  Skeene,  n'hesite  pas  k  afiirmer 
(|ue,  si  les  voyages  de  Saint  Brendan,  dans  leur  forme  ac- 
tuelle,  nesont  qu'uuromanpieux,  «ilsreposentneanmoins 
sur  un  fondemont  historique»  (2).  11  se  faut  done  pas  les 
rejeter  en  bloc,  bien  que  Ton  ait  peine  a  y  distinguer  le 
reel  du  fabuleux ;  il  vaut  mieux  chercher  en  quoi  ils  sont 
d'accord  avec  les  faits  constates  par  des  voyageurs  moder- 
nes  ou  consignes  dans  des  documents  dignes  de  foi.  Or 
nous  avons  deja  vu  que  plusieurs  traits  des  relations  irlan- 
djjises  attestent  chez  leurs  auteurs  une  connaisance  exacte 
de  la  nature  de  I'Amerique  septentrionale:  I'air  embaume 
(jue  Ton  y  respire  dans  le'Sud  (voy.  p.  51-55);  les  brumes 

(1)  O'Curry,  Lectures,  p.  289. 

(2)  W.  F.  Skeeae,  Celtic  Scotcatid,  a  histoi-!/ of  auciedt  Alban.  T.ii.  Edim- 
bourg,  1877,  in-8°,  p.  76. 


72  CONGRES   DES    AMERIGANISTES.  S!8 

qui  enveloppent  les  cotes  septentrionales  des  Etals-Unis  et' 
cellos  de  rAraeriqae  anglaise  (voy.  p.  51);  la  largeur  de 
ce  continent  dont  le  versant  occidental  commence  a  quinze 
journees  des  cotes  orientales  (p.  51-52);  les  grands  tertres  qui 
subsistent  encore  dans  le  bassin  du  Mississipi  (p.  48) ;  les  tra- 
ditions americaines  sur la  fontaine  de  Bimini  et  celle  de  Jou- 
vence  (p.  49-53-60),  traits  que  Ton  retrouve  dans  les  legen- 
des  de  Saint  Brendan,  de  Gondla  le  Rouge  et  d'Oisin.  C'est 
assez  pour  demontrer  que,  anterieurement  a  I'an  1000, 
c'est-a-dire  avant  la  transcription  des  plus  ancieins  manus- 
crils  contenant  ces  legendes,  des  Irlandais  avaient  visite  le 
nouveau  monde.  Les  plus  fabuleuses  d'ailleurs  de  ces  tra- 
ditions irlandaises  prouvent  tout  au  moins  que  I'attention 
des  Gaels  etait  tournee  vers  I'Ouest;  qu'ils  aspiraient  a 
connaitre  les  rives  occidentales  de  I'Ocean  Atlantique; 
qu'ils  les  avaient  cherchees  bien  des  fois,  et  alors  pourquoi 
n'auraient-ils  pas  ete  aussi  heureux  que  les  Scandinaves, 
leurs  emules  a  partir  du  x*  siecle,  ou  aussi  favorises  par 
les  coups  de  vent  ou  les  courants  maritimes?  Si  le  carac- 
tere  romanesque  des  documents  irlandais,  si  leur  defaut  de 
precision,  perraettent  d'en  douter,  des  recitsplussobres  (les 
sagas  historiques  des  Islandais)  viennent  heureusement 
suppleer  ce  qui  mauque  dans  les  legendes  gaeliques:  lis 
attestent  de  la  maniere  la  plus  positive  que,  avant  I'an  1000 
et  apres,  il  y  avait  sur  les  cotes  de  I'Amerique  du  Nord  une 
colonie  irlandaise  qui  s'appelait  la  Grande  Irlande,  qu'on  y 
parlait  le  gaelique,  que  les  habitants  etaient  Chretiens  avant 
la  conversion  des  Scandinaves,  qu'ils  possedaient  des  che- 
vaux,cequiles  distinguait  des  Peaux  Rouges,  et  qu'enfinun 
islandais.  Are  Marsson,  qui  sc  rattachait  a  une  des  dynas- 
ties gaeliques,  ayant  ete  jete  par  la  tempete  sur  les  cotes 
de  la  Grande  Irlande,  y  etait  devenu  chef  de  la  colonie  (1). 


(I)    La  dicoKverte  du  A'oi'reau  Monde  par  les  Irlandais  et  les  pir.itiires  traces 
du  Christianisme  en  Ame'riqi'e  avaiil  I'an  lOM,  par  E.  Beauvois,  dans  Congrisin- 


21)  LA   GRANDE    TERRE    DE    l'OUEST.  73 

— Qiiatre  cents  ans  plus  tard,  uii  naufrage  Frislaadais 
dontle  recit  nous  a  ete  conserve  dans  la  relation  des  Zeni 
lapportaqu'il  y  avail  encore  dans  la  mcmc  pays  un  peu- 
ple  civilise  et  en  possession  de  livres  ,  comme  tous  les 
emigrants  irlaudais  avaient  coutume  d'en  emporter  avec 
eux  (I).  Comme  ce  peuple  n'etait  pas  scandinave  et  qu'il 
avait  un  alphabet  special,  on  doitadmettre  qu'il  etait  d'ori- 
gine  gaelique,  d'autant  plus  que  le  Gougou,  cetteogresse  du 
golfe  Saint-Laurent,  dontles  indigenes  de  I'Acadie  parlerent 
a  Champlain,  tout  en  tenant  a  la  fois  de  la  gygur  des  Irian- 
dais  (2)  et  de  la  gow  des  Ecossais,  se  rapproche  d'avantage 
de  cette  derniere,  dont  elle  lire  son  nom  par  reduplication 
(gow  gow).  En  descendant  le  cours  des  siecles,  jusqu'au 
regne  de  Louis  XIV,  nous  Irouvons  encore  dans  un  canton 
du  meme  pays,  dans  la  Gaspesie,  une  population  qui  parait 
avoir  ete  le  residu  de  I'ancienne  colonic  irlandaise  ;  elle 
avail  conserve  certaines  pratiques  et  croyances  chreliennes, 
nolamment  le  culle  de  la  croix.  Et  fait  singuler,  elle  avail 
encore  de  ces  crossans  ou  porte-croix  (3) ,  que  les  naviga- 
teurs  scandinaves  du  xi  •  siecle  u'avaient  pas  vus,  mais  dont 
ils  parlenl  d'apres  les  rapports  d'un  indigene  du  Markland 
ou  Nouvelle  Ecosse  (4).  Ces  crossans  avaient  pour  mission 
tout  a  la  Ms  de  porter  des  croix  dans  les  processions  el  de 


tefiiational  des  Am&icanistes.  Compte  rendu  de  la  premiere  session.  Nancy, 
1875,  in-8°.  T.  i,  p.  41-93,  aussi  h  part. 

(1)  Les  colonies  europ^ennes  da  Markland  et  de  I'Escociland,  par  E.  Beauvois, 
p.  193.200. 

(2)  La  Norambigue.  Dicouverte  d'une  quatrUme  colonie pricolombienne  dans  le 
Kouveau  Monde  avec  des  preuves  de  son  origine  scandinave,  fournies  par  la  lan- 
gue,  les  institutions  et  les  croyances  des  indigenes  de  I'Acadie,  par  E.  Beauvois. 
Bruxelles,  1880,  in-S",  p.  37-42. 

(3)  Les  derniers  vestiges  du  Christianisnie prgcJte  du  xe  au  xiv«  siicle  dans  le 
Markland  et  la  Grande  Irlande:  les  Porte-Croix  de  la  Gaspesie  et  de  I'Acadit, 
par  E.  Beauvois.  Paris,  1877,  inS°. 

(4)  Le  de'couverte  du  Nouveau  Monde,  etc.,  par  E.  Beauvois,  p.  60. 


74  CONGRKS   DBS    AMEniCANISTES.  3D 

chanter  des  poemes  saliriques  centre  ceux  qui  avaient  eu- 
couru  les  censures  de  I'Eglise  ou  le  blame  de  leurs  couci- 
loyens  (1).  lis  se  joignaient,  parait-ll,  aux  emigrants,  puis- 
que  Saint  Brendan  en  avait  un  dans  son  embarcation  (2); 
il  n'est  done  pas  etonnant  que  nous  en  retrouvions  dans  la 
Grande  Irlande.  Ainsi,  voila  toute  une  serie  de  faits  qui  se 
sont  succede  dans  cette  contree,  en  s'enchainant  fort  bien 
et  en  s'expliquant  mutuellement,  de  sorte  qu'ils  se  corro- 
borent  entre  eux  et  forment  un  solide  faisceau.  En  les  con- 
siderant  dans  leur  ensemble,  on  ne  pent  raisonnablement 
douter  de  I'existence  d'une  colonic  gaeliqae,  au  moyen  ago, 
sur  le  littoral  des  Etats-Unis  et  de  la  Confederation  cana- 
dienne. 


Esta  Memoria  fue  muy  aplaudida  y  felicitando  a) 
autor  el  Sr.  Gaffarel  concedio  la  palabra  a 

El  Sr.  Fernandez  de  Castro:  Senores,  uno  de  los 
temas  puestos  e  la  orden  del  dia  por  el  Congreso  que  tuvo 
lugar  en  Bruselas  hace  dos  aiios,  es  el  siguiente. 

(( I  Puede  dedticirse  de  la  historia  y  del  estudio  de 
los  fenomenos  geologicos  que  ofrece  la  is  la  de  Cuba 
que  4sta  liaya  estado  unida  6  no  al  continente  de 
America  en  los  tiempos precolomUanosfyi 

Prestase  este  tema  a  interesantes  investigaciones  y  eru- 
ditos  trabajos  hist<3ricos,  y  no  dudo  que  en  apoyo  de  una  li 


:])  The  Irish  version  of  the  Historia  Britoituni  of  Nennius,  edited  with  a 
tfauslatioii  and  notes  by  J.  H.  Todd.  Dublin,  1848,  in-l",  p.  182,  note>. 

(2)  Vie  de  Saint  Brendan  en  gaelique,  citee  p.  460,  note,  dans  Saint  Patritk 
apostle  of  Ireland,  a  memoir  of  Ms  life  and  niission  by  J.  H.  Todd.  Dublin, 


GEOLOOIA. —  ISLA  DE  CUBA.  75 

otra  de  las  dos  soluciones  que  pide,  puedaii  hacerse  curio- 
sisimas  citas ,  pero  no  menos  vagas  que  las  que  se  adu- 
cen  para  demoslrar  (advjertase  que  digo  demostrar)  la  exis- 
tcncia  do  la  Atldntida;  vaguedad  que  no  parece,  sin  em- 
bargo hayan  encoutrado  los  autores  del  tema,  tambien 
propuesto  para  la  orden  del  dia,  cuando  s6Io  se  exigen  en 
el  presente  Gongreso  pruebas  geol6gicas  y  se  avanza  hasla 
pedir  la  fauna  y  la  flora  de  tan  problemalica  region. 

Sea  como  quiera ,  hayanse  6  no  tenido  por  buenas  las 
pruebas  hist6ricas  que  de  la  exislencia  de  la  Atldnlida  se 
ban  aducido,  es  lo  cierto  que  se  consideran  necesarias 
las  geol6gicas  pues  que  se  reclaman  en  el  tema  correspond 
diente. 

Pues  Men  ;  siendo  potestativo  en  los  que  asistan  al  pre- 
sente Gongreso  traer  pruebas  histdricas  6  geologicas  de  que 
la  isla  de  Cuba  ha  estado  unida  6  no  al  contiiiente  de  Ame- 
rica, con  lal  que  sean  tales  pruebas;  debiendo,  en  mi  con- 
cepto,  preferirse  las  geoi6gicas  a  las  hist6ricas,  cuando  estas 
no  se  refieren  A  epocas  muy  recientes  en  la  vida  misma 
del  hombre:  be  creido  innecesario  acometer  el  fmprobo  tra- 
bajo,  que"  ya  otros  se  ban  tomado,  de  registrar  antiguas 
cronicas  para  sacar  consecuencias  mas  6  menos  bien  fun- 
dadas,  en  averiguacion  del  hecho,  geol6gicamente  demos- 
trable,  de  que  Cuba  formo  parte  del  continente  americano; 
sobre  todo,  cuando  tengo  a  la  mano  y  puedo  presentaros 
los  documentos  que  justifican  esa  afirmacion  e  indican 
hasta  el  periodo  geologico ,  no  remoto  por  cierto,  en  qu«> 
existia  dicha  uni6n.  Advirliendo  que  cousidero  a  Guba  for- 
mando  parte  del  continente,  ya  fuera  que  estuviese  unida 
por  una  lengua  de  tierra  completamente  seca,  ya  por  una 
restinga  que  permitio  el  paso  de  animales  que  no  viven  en 
el  agua  salada,  ni  tienen  costumbre  de  hacer  nadando  tra- 
vesias  maritimas. 

Como  para  ensenaros  lo?  restos  de  grandes  mami'feros 
procedentes  do  la  isla  de  Guba  que  justifican  la  solucion 
afirmativa  del  problema  puesto  a  la  orden  del  dia,  se  necc- 


76  CONGRESO    DE    AMERIGANISTAS. 

sitau  muy  pocos  minutos  y  puedo,  segiia  el  RegUmeuto, 
disponer  de  veinte,  voy  6.  eraplear  algunos  eu  daros  una 
rapida  idea  de  la  coastituci6n  geol6gica  de  la  grande  Aatilla, 
pues  si'bien  no  sc  halla  esludiada  hasta  el  punto  de  permi- 
tir  que  se  indiquen  con  certeza  todas  las  formaciones  que 
en  ella^e  encuenlran;  ni  mucho  menos  para  que  deslin- 
dando  esas  formaciones  pueda  trazarse  un  mapa  geologico 
exacto;  los  materiales  que  en  ella  he  recogido  me  han  hecho 
concebir  una  idea  aproximada  de  la  manera  como  estan  dis- 
tribuidas  las  rocas  de  diferentes  edades  eu  la  mayor  parte 
de  su  territorio;  y  para  poder  trasmitiros  facilraeute  esa  ide^i 
la  he  fijado  en  el  croquis  que  os  presento. 

Tiene  la  isla  de  Cuba  cercade  1-20. OOU  kilometres  cuadra- 
dos,  formando  un  territorio  largo  y  estrecho  que  mide 
1.200  kilometros  proximamente  deE.  k  0.  entre  la  punta 
de  Maisi  y  el  cabo  de  San  Antonio,  y  un  ancho  que  no  ex- 
cede  de  250  kil6metros  ni  baja  de  40;  y  se  halla,  por  su  po- 
sicion  oblicua,  comprendido  entre  los  19"  41'  y  23"  13'  de 
latitud  septentrional:  elev^udose  la  mas  alta  de  sus  monta- 
nas  a  cerca  de  2.500  metros  ,  manteniendose  una  parte  de 
la  costa  meridional  casi  siempre  debajo  del  agua  y  variando 
la  altura  de  las  mesetas  centrales,.asiento  de  la  mayor  parte 
de  sus  cultivos  desde  40  d  200  metros. 

Basta  examiuar  un  mapa  de  la  isla,  aun  cuando  no  tenga 
trazadas  las  montanas ,  para  hacerse  cargo  de  los  rasgos 
principales  de  su  orografia. 

Es  el  mas  importante,  en  mi  concepto,  aunque  no  el  mis 
pronunciado  por  su  elevaci6n,  el  que  da,  por  decirlo  asi, 
forma  a  la  isla  levantando  el  nivel  de  su  suelo  en  una  linea 
que  la  divide  longitudinalmente  en  dos  partes;  de  modo 
que  existe  una  divisoria  mas  6  menos  alta,  pero  continua, 
que  va  desde  el  cabo  de  San  Antonio  d,  la  punta  de  Maisi, 
y  no  permite  que  las  aguas  de  la  region  septentrional  pa- 
sen  a  la  meridional  ni  viceversa.  • 

Ademds  de  este  caracter  orogrlfico  se  observan  tres  gru- 
pos  principales  de  montanas  independientes  unos  de  otros. 


GEOLOGJA. — ISLA  DE  CUBA.  77 

El  grupo  Occidental,  que  se  extiende  dcsde  la  ensenada 
de  Guadiana  hasta  la  sierra  de  Anafe,  al  E.  del  Mariel,  don- 
de  se  hallan  las  sierras  de  los  Acostas ,  del  Infierno ,  de  los 
Organos  y  del  Rosario,  constituidas  principalmente  por  ro- 
cas  de  la  epoca  mesoz6ica  6  secundaria;  cuyos  es^tratos  tie- 
uen  tendencia  marcada  a  tomar  el  rumbo  NE.  a  SO.  y  bu- 
zan  al  SE.  6  al  NO.,  Segiin  se  hallan  a  un  lado  u  otro  de  la 
linea  anticlinal,  que  serpentea  poraquel  laberinto  de  mon- 
taiias:  la  elevacion  de  esta  linea  sobre  el  nivel  del  mar  exce- 
de  en  muchos  parajes  de  400  a  500  metres  y  llega  a  ser  de 
800  en  el  Pico  de  Guajaib6n  ,  situado  al  N.  de  San  Diego 
de  los  Banos. 

El  grupo  Oriental,  mds  conocido  que  los  otros,  pero  no 
lo  bastante  para  fijar  con  exactitud  su  edad  geol6gica,  pues 
no  falta  quien  lo  considera  formado  por  rocas  del  terreno 
terciario,  mientras  que  yo  lo  creo  principalmente  consti- 
tuido,  como  el  grupo  occidental,  por  las  de  los  periodos  mas 
recientes  de  la  epoca  mesoz6ica,  se  extiende  desde  el  cabo 
Cruz  hasta  un  meridiano  intermedio  entre  Santiago  de 
Cuba  y  Guantanamo.  En  ella  se  encuenlran  los  puntos  mas 
clevados  de  la  isla,  puesto  que  el  Pico  Tarquino  tiene 
2.482  mctros;  1.580  la  Gran  Piedra  y  1.000  proximamente 
el  Ojo  de  Toro. 

El  grupo  Central,  comprcndido  entre  los  meridianos  de 
Cicnfuegos  y  Santi-Spiritus,  no  por  ser  el  menos  estudia- 
do  y  peor  conocido,  deja  de  ser  tan  interesante  corao  los 
otros,  por  su  constitucion  geol6gica.  Formanlo  no  solo  las 
calizas  terciarias  de  la  Sierra  de  San  Juan,  quereconocio 
Humboldt,  donde  descuella  el  pico  del  Potrerillo,  de  91 1  me- 
tros  de  altura,  sino  tambien  un  terreno  metamorfico  en  que 
abundan  el  gneis,  las  psamitas,  las  pizarras  talcosas  y  la 
caliza  oscura;  rocas  que  pudieran  ser  paleozoicas  6  estrato- 
cristalinas  y  que  constituyen  la  Sierra  de  Cumanayagua, 
siete  li  ocho  leguas  al  0.  de  Trinidad ;  elevdndose  sus  cres- 
tas  500  y  aun  800  metres  sobre  una  meseta  granitica  y  sie- 
nitica  que  no  pasa  de  40  metres  sobre  el  nivel  del  mar. 


78  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

Ademas  de  estos  Ires  grupos  hay  una  multiliid  de  sierras 
de  segiindo  orden ,  ya  relacioriadas  con  las  principales  que 
se  han  nombrado,  ya  conipletamente  independientes,  y  por 
lo  regular  constituidas  por  serpenlinas  y  diorilas,  diabasas 
y  andesitas,  etc.,  que  pareccn  haber  trastornado  las  capas 
del  pefiodo  creticeo,  mieutras  que  las  rocas  terciarias  que 
se  depositaron  despues,  yacen  aiin  con  poca  inClinacion,  aun 
que  profundamentedenudadas  en  algunos  parajes. 

Las  multiplicadas  aunque  rdpidas  excuj-sioues  que  he 
podido  hacer  por  una  gran  parte  de  la  isla,  y  el  cxdmen  de 
los  numerosos  ejemplares  de  rocas  recogidos,  me  hace  creer 
que  se  hallan  representadas  en  Cuba  todas  las  grandes  divi- 
siones  geologicas. 

Existe,  en  mi  concepto,  el  terreno  paleozoico  en  las  in- 
mediaciones  de  Mantua,  ultimo  pueblo  de  la  isla  por  l.i 
parte  occidental,  donde  se  han  beneflciado  minas  de  cobre, 
en  vetas  que  atraviesan  un  terreno  compuesto  de  cuarcitas 
y  pizarras  arciilosas,  casi  negras,  satinadas  unas  veces,  car- 
bonosas  otras,  cuya  direccion  de  E.  a  0.  e  inclinacion  do 
45°  ci  60*  al  S.,  contrasta  fuertemente  con  la  orientacion 
y  buzamiento  de  las  capas,  que  creo  m^s  modernas,  de  las 
montanas  del  grupo  occidental,  en  cuya  falda  N.  se  encuen- 
Ira  csta  reducida  region  paleozoica. 

Tambien  pudiera  serlo  uiia  parte  del  grupo  central,  que 
he  visitado,  a  la  cual  corresponde  la  sierra  de  Gumanaya- 
gua,  donde  aparecen  algunas  ca^asde  gneisalternando  con 
pizarras  arciilosas,  talquitas  y  calizas  negras  6  muy  oscu- 
ras.  Pero  no  estoy  cierto  de  que  estas  rocas  no  correspon- 
dan  a  una  epoca  anterior,  al  terreno  az6ico  6  estrato-cris- 
talino,  lo  cual  pudiera  muy  bien  ser  si  se  aliende  5  quo 
descansa  sobre  una  meseta  granilica  y  sienilica;  6  que  por 
olcontrario  pertenezcan  Ji  otro  mas  moderno,  cuyas  rocas* 
hubiesen  sufrido  una  accion  melam6rfica,  por  las  mismas' 
causas  que  han  dado  origen  ^  los  criaderos  de  cobre  que  en 
ellas  se  encuentran  y  han  sido  objeto  de  beheficio. 

Tampoco  seria  extrauo  que  d  ia  6poca  paleoz6ica  se  refi-; 


f.liOLOfiiA. —  ISI.A  DE  CUBA.  79 

ricraii  las  cuarcitas  que  constituyen  el  ccrro  de  Dumanue- 
cos,  asf  como  las  rocas  que  sii-ven  de  caja  A  las  minas  de 
cobre  que  al  pie  de  dicho  cerro  so  lian  beneficiado  en  lae 
iiiniediaciones  del  puerto  de  Manati,  en  la  costa  »cpten- 
liional. 

Que  la  cpoca  secundaria  esta  representada  en  Culta  cs  y.i 
un  hecho  indudable,  porquc  se  ban  oncontrado  fosilos  ca- 
racteriscicos,  como  son  los  Ammonites,  en  una  caliza  oscu- 
ra  muy  compacta:  io  dificil  es  asegurar  si  csos  fosiles  per- 
Icnecen  al  periodo  jur^sico  6  al  crct^cco;  y  en  el  caso  do 
correspondcr  al  primero,  que  es  lo  que  parece  m;is  proba- 
ble, si  figura  uno  solo  6  son  tres  los  periodos  de  la  epoca 
secundaria  que  enlran  a  formar  parte  del  suelo  de  Cuba. 
Me  inclino  a  lo  segundo  y  voy  a  decir  algunas  de  las  razo- 
nes  que  tengo  para  ello. 

Sospecbo  que  son  triasicas  las  rocas  que  constituyen  dos 
extensas  fajas  a  uno  y  otro  lado  de  la  formacion  jiirj^sica 
que  contiene  los  restos  de  Ammonites,  y  corren  desde 
el  SO.  de  Mantua  basta  el  NE.  de  los  Banos  de  San  Diego. 
Diriase  a  primera  vista  que  esta  formacion  cs  rri^s  moderna 
que  la  jurasica,  ;l  la  cual  rodea  algunas  veces;  pero  elas- 
pecto,  la  naturaleza  de  las  rocas  constituyentes,  semejantes 
a  las  areniscas  y  margas  abigarradas  del  sislema  Iriasico 
de  otros  paises;  la  abundancia  de  filadios,  areniscas  y  cres- 
tones  ferruginosos  que  hay  en  ella,  y  sobre  todo  la  posicion 
de  las  capas,  mucho  mas  inclinadas  que  las  de  la  caliza 
jurasica,  y  que  no  parecen  apoyarse  en  ella,  ni  por  uno  ni 
por  otro  lado,  me  deciden  a  considerarlas  como  mds  anli- 
guas. 

Es  de  advertir  que  las  rocas  que  llamo  triasicas  constitu- 
yen por  lo  generail  cerros  mjis  elevados  pero  de  formas  mas 
suaves,  con  escarpas  menos  acentuadas  que  las  que  se  ob- 
servan  en  la  caliza  jurasica.  Por  otra  parte,  el  ge61ogo 
cncuentra  al  recorrer  la  comarca  dos  guias  seguras  para 
distinguir  una  de  otra  ambas  formaciones,  aun  antes  de 
haberlas  pisado:  cl  nombre  que  les  dan  los  naturales  del 


80  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

pais,  que  aplican  el  de  lomas  a  las  eminencias  triasicas  y 
reservan  el  de  sierra  para  las  de  caliza  jurisica;  por  mas 
que  uuas  y  otras  se  extienden  formando  Cordilleras  parale- 
las;  siendo  otra  guia  cierta  dislintiva  la  diferencia  cons- 
tan  te  que  se  observa  en  la  vegetacion  de  las  lomas  y  de  las 
sierras. 

El  perfodo  jurasico,  i^omo  acabo  de  indicar,  esta  prin- 
cipalmente  constituido  por  una  caliza  6  marga  oscura,  que 
van'a  en  sucolorido  desde  el  gris  rojizo  6  aplomado  hasta  el 
negro  de  las  pizarras  carbonosas,  cuya  estructura  suele 
tomar.  Algunas  de  estas  calizas  son  bituminosas,  fetidas, 
exhalan  un  olor  fuerte  a  huevos  podridos  cuando  se  gol- 
pcan;  olor  de  que  participa  hasta  el  espato  calizo  que  las 
atraviesa  en  forma  de  venas.  En  ciertas  localidades  dan  un 
car^cter  especial  a  esta  roca  capas  mas  6  menos  delgadas  a 
veces  muy  dilatadas  de  phtanita  6  jaspe  negro. 

Se  extiende  la  formacion  jurasica  en  una  estrecha  banda, 
de  8  a  10  kilometres  a  lo  sumo,  formando  el  nucleo  de  las 
montanas  del  grupo  occidental,  desde  mas  al  0.  del  pueblo 
de  Guane,  cerca  de  Mantua,  hasta  el  meridiano  de  Alquizar 
al  SO.  de  Guanajay.  Pero  sospecho  que  no  es  esta  sola  la 
localidad  de  la  isla  donde  habria  que  figurar  la  presenciadel 
sistema  jurasico  porque  poseo  ejemplares  de  caliza  identi- 
cos  a  los  del  grupo  occidental  recogidos  en  la  sierra  dc 
Cumanayagua  del  grupo  central;  en  la  Maestra  del  orien- 
tal; y  en  otros  varios  puntos  que  seria  prolijo  mencionar. 

Otro  sistema  de  rocas  pertenecientes  .1  la  epoca  secunda- 
ria y  que  no  podrian  ser  sino  del  periodo  crctaceo,  pero 
que  durante  mucho  tiempo  se  ban  confundido  con  las  ter- 
ciarias  que  predominan  en  la  isla,  son  las  que  principal- 
mente  constituyen  el  subsuelo  de  la  ciudad  de  la  Habana,  si 
bien  cubiertas  en  muchos  parajes  por  las  terciarias  y  post- 
pliocenas  del  litoral. 

Representan  este  sistema  arcillas  verdes,  margas  calizas 
de  color  gris  mas  6  menos  claro,  debido  d  granos  de  clorita 
Tisibles  con  el  lente,  maciiios  en  que  estos  granos  son  ya 


GEOLOGIA. — ISLA  DE  CUBA.  81 

perceptibles  d  simple  vista,  conglomerados  mas  6  mcnos 
groseros  de  los  mismos  elemenlos  y  calizas  glauconiosas 
que  recaerdan  las  de  la  areiiisca  verde  de  Eiiropa. 

No  se  eneuentran  f6siles  entre  las  capas  de  estas  rocas; 
pero  ese  raismo  caricter,  auiique  negativo,  da  m5s  fuerza  d 
la  idea  de  que  sou  cretaceas;  porque  igual  carencia  de  res- 
tos  oi-ganicos  se  observa  en  el  cretdceo  de  los  Estados- 
Unidos.  Hay,  sin  embargo,  otro  mfls  positivo,  y  es  que  las 
capas  que  se  suponen  cretaceas  se  hallan  debajo  de  las 
miocenas  y  eocenas  de  la  epoca  terciaria  en  discordancia 
completa,  de  mauera  que  sieudo  estas  casi  horizontales, 
aquellas  son,  por  el  -contrario,  muy  incliuadas  y  hasta  ver- 
ticales  en  algunos  puntos. 

La  formaci6n  cret;icea  debede  ocupar  en  la  isla  una  gran 
extension;  pero  donde  principalniente  se  ha  estudiado  y  se 
halla  deslindada  es  en  las  jurisdicciones  de  la  Habana  y 
Guanabacoa,  en  las  inmediaciones  de  Vento,  en  el  asiento 
mismo  de  la  ciudad  de  Gienfuegos  y  constituyendo  tal  vez 
una  gran  parte  de  la  sierra  Maestra  en  el  departamento 
Oriental;  pudiendo  estudiarse,  sobre  todo  en  los  cortes  del 
ferrocarril  de  Santiago  de  Cuba  a  Sabanilla  y  Maroto. 

Es  probable  que  sean  tambien  cretdceas  algunas  capas  de 
conglomerado  calizo  que  asoma  a  orillas  del  Gangre,  al  O. 
de  Pinar  del  Rio,  entre  el  terciario  que  forma  £l  asiento  de 
esta  poblacion  y  el  tridsico  de  las  lomas  que  constituyen  la 
parte  mas  oriental  de  la  cordillera  6  grupo  occidental. 

Parece  ser  cretacea,  asimismo,  una  estrecha  banda  de 
rocas  al  S.  de  San  Diego  de  los  Banos,  donde  se  ban  encon- 
trado  algunos  restos  fdsiles  dificiles  de  determinar;  pero 
que  pudieran  muy  bien  ser  fragmentos  de  Rudistes.  Desde 
dicho  punto  hay  motivo  para  creer  que  el  cretciceo  se  ex- 
tiende  y  adquiere  importancia  en  direcci6n  al  E.  hasta  unir- 
se  con  el  reconocido  en  las  inmediaciones  de  la  Habana; 
halldndose  en  el  las  minas  de  asfalto  de  Banes. 

Cerca  de  Gienfuegos,  en  la  orilla  del  Damujl  hay  fdsiles 
caracten'sticos  del  cretaceo  en  Europa,  como  son  Holectipus^ 

0  6  6 


28  CONGRESO    UE   AMERICANISTAS. 

Discoideas,  Casidulidos,  Codiopsis  y  otros;  pero  se  hallaa 
con  ellos  fosiles  identicos  a  los  de  otros  terreuos  evidente- 
mente  terciarios  de  la  isla.  Adem5s,  el  estadio  estratigrd- 
fico  manifiesta  una  concordancia  perfecta  con  las  capas 
terciarias  de  las  inmediaciones ,  que  son  horizontales  6 
muy  poco  inclinadas;  mieutras  que  d  corta  distancia,  en 
la  ciudad  misma  de  Gienfuegos  se  hallan  las  capas  del  ere- 
taceo  iguales  a  las  de  la  Habana,  tan  to  por  la  fuerte  incli- 
nacion  en  que  se  presenlaii  como  po4"  la  naturaleza  de  la 
roca. 

Tiene  gran  importancia  el  terreno  terciario  en  la  Isla  de 
Cuba  por  la  extension  que  ocupa,  por  la  abundaucia  de  fo- 
siles que  en  el  se  encuentran  y  por  las  varias  circunslan- 
cias  que  le  son  peculiares  y  que  dariau  asunlo  para  una 
larga  conferencia;  habre  de  limitarme  sin  embargo,  d,  decir 
que  en  algun  tiempo  debio  de  cubrir  casi  toda  la  superficie 
de  la  isla,  a  juzgar  por  lo  que  aun  quedadeel,  no  obstante 
las  denudaciones  que  indudablemente  ha  sufrido.  Una 
ojeada  al  croquis  suplira  la  descripcion  6  enumeracion 
de  las  localidades  en  que  se  encuentra;  si  bien  es  probable 
que  cuando  se  estudie  todo  el  territorio  de  la  isla,  como  se 
ha  hecho  ya  en  las  inmediaciones  de  la  Habana,  Matanzas, 
Gienfuegos  y  Santiago  do  Cuba,  habra  que  sustituir  parte 
del  color  que  representa  el  terreno  terciario  por  los  que 
iudiquen  la  existeucia  de  formaciones  mds  antiguas,  que, 
como  la  cretdcea,  no  se  ban  reconocido  aun  6  no  se  han 
seiialado  por  falta  de  datos. 

La  presencia  del  Carcharodon  megalodon  exclusivo  en 
Europa  del  periodo  mioceno,  aunque  en  la  America  del 
Norte  se  encuentra  tambien  en  eleoceno;  la  abundaucia  del 
Orbitoides  Mantelli  foraminifero  que  en  los  Estados-Unidos 
es  caracleristico  de  un  tramo  que  corresponde  al  eoceno  su- 
perior; lacircunstanciadeaparecer  dicl^o  Orbitoides  en  mu- 
chos  puntos,  desde  las  inmediaciones  de  Pinar  del  Rio,  en 
el  extremo  occidental  de  la  Isla  de  Cuba  hasta  otras  locali- 
dades de  la  parte  oriental  de  Santo  Domingo,  formando  un 


GEOLOGIA. — ISLA  DE  CLBA.  83 

extenso  horizonte,  permitirdii  fijar  con  exactitud  la  edad  de 
las  difereales  capas  que  hay  encima  6  debajo  de  las  que 
contiene  el  citado  foraminifero;  por  ahora  me  limitare  a 
^jQcir  que  indudablemente  existen  en  Cuba  los  tres  perlo- 
<io6  Qtt  que  suele  dividirse  el  terciario;  porque  entre  los  70 
generos  y  mis  de  200  especies  de  f6siles  hasta  ahora  encou- 
trados,  hay  ademas  de  los  eocenos  y  miocenos  uu  gran  nii- 
mero  que  corresponden  al  perfodo  plioceno. 

El  eoceno  se  halla  perfectamente  caracterizado  y  existen 
muchos  f6siles  que  si  no  identicos,  recuerdan  los  que  en 
Europa  y  en  la  India  se  refieren  al  numulilico.  Es  mis, 
en  la  jurisdiccion  de  Gienfuegos  los  hay  que  solo  se  han 
encontrado  hasta  ahora  en  el  cretaceo  y  que  sin  embargo 
hay  allimotivos  fundados  paracreer  que  pertenecen  al  ter- 
ciario, d  cuya  base  por  tanto  deben  corresponder. 

Mas  evidente  puede  decirse  que  es  en  Cuba  la  existen- 
cia  de  los  sistemas  mioceno  y  plioceno,  dada  laabundancia 
de  fosiles  que  determinan  estas  edades.  Entre  los  fosiles 
terciarios  merecen  citarse  tres  especies  de  Asterostomas, 
genero  peculiar  hasta  ahora  de  la  Isla  de  Cuba;  uu  dieule 
del  Aetohatis  Poeyii  (n.  s.)  notable  por  su  forma  y  tamaiio; 
y  el  Encope  Cise,  genero  que  hasta  ahora  no  se  habia  encon- 
trado  fosil  en  ninguna  parte. 

Los  linicos  criaderos  minerales  que  se  hallan  en  el  (er- 
reuo  terciario  de  Cuba  son  los  de  asfalto;  aunque  el  ya- 
cimiento  mis  abundante  de  este  combustible  es  probable- 
mente  el  cretaceo;  y  hasta  hay  quien  cree  que  viene  siem- 
pre  enesta  ultima  formacion. 

Si  bien  de  menos  importancia  que  el  terciario  por  la  ex- 
tension que  ocupa,  la  tienen  muy  grande  los  terrenos  cua- 
ternario  y  moderno,  por  la  variedad  que  ofrecen  en  cuanlo 
k  su  naturaleza  y  yacimiento,  por  los  fosiles  que  encierran 
y  por  los  fen6menos  d  que  deben  su  ori'gen. 

Diflcil  es  estatlecer  una  division  acertada  entre  el  terre- 
no  moderno  y  el  cuaternario,  hasta  el  punto  de  (jue  hay 
ge61ogos  que  los  comprenden  en  uno  solo  con  la  denomi- 


84  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

nacioii  de  postplioceno.  En  Cuba  podria  tal  vez  acometerse- 
la  separacioii  dc  ambos ,  porque  son  bastante  mai^cadas 
las  diferencias  entre  los  depositos  que  se  hallaii  auu  en  via 
de  formacion  y  aquollos  donde  se  ban  enconlrado  restos- 
organicos  ya  extinguidos.  Voy,  sin  embargo,  a  enumerar 
las  rocas  que  corresponden  al  cuaternario  y  al  moderno  en 
un  solo  capitulo  6  pjirrafo,  por  varias  razones,  y  no  es  la 
menos  poderosa  la  de  la  brevedad  con  que  tengo  que  pre- 
sentar  esle  croquis  geol6gico  de  Cuba. 

En  el  asiento  mismo  de  la  Habana  y  en  sus  alrededores 
existe  un  banco  de  marga  arcillosa,  cuyos  fosiles  marinos 
son  todos  vivientes;  y  varios  dep6sitos  de  esta  misma  roca 
siguen  presentandose  apoyados  en  los  cerros  de  caliza  tercia- 
ria  que  corrcn  al  E.  de  la  Habana  y  especialmenteen  Santa 
Cruz  y  Matanzas,  donde  se  encuentra  tambien  una  caliza 
identica  A  la  que  se  explota  en  las  canteras  de  la  Osa,  que 
surte  de  maleriales  d  la  capital  de  la  isla.  En  esta  caliza  post- 
pliocena,  que  forma  una  parte  del  suelo  de  Matanzas  y  des- 
cansa  en  la  miocena,  donde  estdnlasfamosas  cuevasde  Be- 
llamar,  es  donde  se  ha  encontrado  uno  de  los  cinco  colmi- 
llos  de  Hipopotamo  que  hasla  la  fecha  conozco,  procedentes 
de  la  isla,  y  que  con  olro  extraido  de  la  tierra  colorada  de 
un  pozo  abierto  en  la  caliza  terciaria  de  la  jurisdicci6n  de 
Jaruco,  tengo  el  gusto  de  presentar  al  Congreso. 

No  menos  notable  que  el  de  los  colmillos  de  Hipop6tama 
es  el  hallazgo  de  otro  fosil  perteneciente  al  lerreno  cuater- 
nario, que  describi  y  com  pare  T^on  el  Megalonix  en  1865. 
Fue  tambien  descrito  posteriormente  por  M.  Pomel,  con  el 
nombre  d'e  Myormorphus  Cuhensis,  casi  al  mismo  tiempo- 
que  el  profesor  Leidy  lo  denominaba  Megalonix  rodens^j 
Megalocnus  rodens,  despues,  que  es  como  figura  en  su  Sy" 
nopsis  de  los  mamiferos  extinguidos  de  la  America  del 
Norte.  Este  fosil  junto  con  algunos  huesos  y  dientes  del 
Crocodilus  pristinus  (Leidy)  y  trozos  del  carapacho  y  hue- 
sos tambien  de  una  tprtuga  denominada  Testudo,  Cubensis 
(Leidy)  fueron  enconlrados  en  un  deposito  delimo  arcilloso 


GEOLOGIa. — ISLADECUOA.  85 

•cuaternario  que  yace  sobre  el  terreno  serpentinico  de  Ciego 
Montero,  en  la  provincia  de  Santa  Clara,  muy  cerca  de  los 
baiios  minerales  que  hay  en  aquella  localidad. 
.  Pertenecen  asimismo  i  la  epoca  cuaternaria  algunos 
-Gonglomerados  6  brechas,  ya  calizos,  ya  de  rocas  nietam6r- 
ficas  y  hasta  de  hierro  oligisto,  unidos  por  un  cimento  fer- 
ruginoso,  que  se  eucuentra  siempre  i  corta  distancia  de  las 
rocas  que  ban  suministrado  los  fragmentos,  y  aun  descan- 
5ando  sobre  ellas  mismas.  Estos  conglomerados  no  deben  su 
-orlgen  d  una  causa  local,  porijue  es  dable  observarlos  en 
muchos  parajes  de  la  isla  de  Cuba  y  en  la  de  Santo  Do- 
niingo.  En  la  primera  puede  estudiarse  en  un  sitio  notable 
por  su,  yacimiento,  pues  descansa  sobre  el  granito  de  Jura- 
gua  y  sirve  de  base  A  un  banco  de  caliza  coralifera  perte- 
ueciente  al  terreno  moderno,  ofreciendo  una  prueba  evi- 
deute  de  las  repetidas  oscilaciones  que  ha  sufrido  el  nivel 
del  suelo. 

Tambien  es  postpliocena  y  tal  vez  corresponda  ya  al  ter- 
reno moderno  otra  formacion  constiluida  por  varios  dep6- 
sitos  calizos  que  se  encuentran  al  NE.  de  la  Habana,  entre 
el  Castillo  del  Morro  y  Cojimar,  debidos  d  la  aglomeraci6n  de 
los  detritus  de  conchas  que  el  oleaje  erapuja  hdcia  la  orilla 
y  que  van  alejandose  de  ella  a  medida  que  el  movimiento 
oscilalorio  del  suelo,  tan  marcado  en  Cuba,  va  elevando  sn 
nivel:  esta  caliza  de  grano  grueso  llega  d  adquirir  bastante 
consistencia  para  que  de  ella  se  labren  sillares  aunque  de 
mala  calidad.  Encuentrase  aquella  formaci6n  en  las  cerca- 
nias  de  Matanzas,  en  el  cabo  Sabinal,  cerca  de  Nuevitas  y 
donde  quiera  que  hay  playas  bajas  e  islotes  6  cayos  A  flor  de 
agua.  En  uno  de  estos  situado  en  la  costa  del  Sur,  y  proba- 
blemente  en  un  deposito  semejante  encontr6  midistinguido 
araigo  el  Sr.  D.  Miguel  Rodriguez  Ferrer  la  mandibula  hu- 
mana  que  regal6  al  Museo  deciencias  naturales  y  quefigu- 
ra  con  otros  curiosos  objetos  de  su  coleccion  entre  los  pre- 
hist6ricosde  la  Exposicion  que  se  celebra  con  raotivo  de 
-este  Congreso. 
0  6  * 


80  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

Corresponden  a  la  epoca  moderna  los  aluviones  que  cu- 
bren  algunas  llanuras,  eiitre  ellos  uno  formado  casi  exclu- 
sivamente  de  hierro  de  pantanos  6  per6xido  de  hierro,  mas 
6  menos  hidratado,  que  en  el  pais  recibe  el  nombre  de  moca 
de  herrero  6  tierra  de  perdigones,  segiin  su  aspecto.  Ocupan 
estos  dep6sitos  una  dilatada  zona  al  E.  de  Pinar  del  Ria 
que  se  extiende  por  Candelaria,  hasta  cerca  del  meridiano- 
de  Guanajay  y  tambien  al  S.  de  Sierra  Morena  entre  Car- 
denas y  Sagua  la  Grande,  en  el  territorio  de  Monte  Libana 
al  E.  de  Santiago  de  Cuba  y  en  otros  parajes. 

Aluviones  procedentes  de  las  lomas  constituidas  por 
areniscas  y  pizarras,  y  principalmente  compuestos  de  gui- 
jas  y  arenas  siliceas,  cubren  las  llanuras  que  rodean  A  Pi- 
nar del  Rio  y  las  vegas  donde  a  orillas  delos  rios  se  cultiva 
ol  afamado  tabaco  de  la  Vuelta  de  Abajo.  Aunque  no  iden- 
ticos  son  parecidos  y  siempre  siliceos  los  aluviones  que  se 
encuentran  en  Manicaragua,  en  Trinidad,  en  Mayan'  y  en 
Yara,  lugares  todos  apropiados  al  cultivo  de  la  aromatica 
planta. 

Otros  aluviones  eminentemente  arcillosos  cubren  el  sub- 
suelo  de  las  sabanas  6  grandes  llanuras,  ya  formando  por 
si  solos  extensas  planicies,  como  entre  Ciego  de  Avila  y 
Puerto  Principe,  ya  alternando  con  los  antes  mencionados^ 
como  sucede  entre  Pinar  del  Rio  y  Candelaria;  ya  cubrienda 
en  cortos  espacios  la  caliza  6  la  serpentina,  como  en  los  al- 
rededores  mismos  de  la  Habana. 

Es  tambien  notable  y  merece  especial  mencion  la  gruesa 
capa  de  diluvium  que  se  extiende  al  E.  de  Cienfuegos,  cons- 
tituida  por  grandes  cantos  de  las  mcis  variadas  rocas,  pro- 
cedentes de  las  sierras  del  grupo  central. 

Ya  provenga  de  la  desaparicion  de  una  capa  superior  pre- 
existente,  como  pretendia  Humboldt,  ya  sea  debida  a  los 
nodulos  de  oxido  de  hierro  diseminados  en  la  caliza  tercia- 
ria  subyacente,  comoyo  creo,  abundaen  la  islade  Cuba  una 
especie  de  tierra  vegetal  llaraada  en  el  pais  tierra  colorada, 
porque  lo  es,  en  efecto,  y  tan  rica  en  hierro  que  alguna  vez: 


GEOLOGIA. — ISLA  DE  CUBA.  8/ 

podria  ser  objeto  de  beneticio.  Esta  tierra,  que  es  excelente 
para  el  cultivo  de  la  cana  de  aziicar  y  del  cafe,  constituye 
verdaderos  dep6sitos  geologicos  de  la  epoca  moderna,  y  casi 
siempre  revela  la  existencia  de  la  caliza  terciaria  debajo  de 
ella. 

Pasarc  por  alto  los  dep6sitos  de  turha,  de  cuya  existencia 
no  tcngo  noticias  cierfas;  la,s  estalactitas  que  emhellecen  las 
cavernas  de  Bellamar,  de  Yumuri,  Monte  Libano  y  otras; 
las  tohas  calizas  que  forman  notables  depositos,  como  en  la 
jurisdicci6n  de  Gienfuegos,  cerca  del  rio  Damuji;  los  traver- 
tinos  que  abundan,  no  solo  en  las  inmediaciones  de  las  cor- 
rientes  cargadas  de  bicarbonato  de  cal,  sino  que  tambien 
por  efecto  de  las  lluvias,  forman  espesas  costras  que  cubren 
y  enmascaran  toda  la  superficiede  las  rocas  que  constituyen 
una  montana,  como  puede  observarse  al  subir  a  la  Gumbre 
que  domina  la  ciudad  de  Matanzas  y  el  valle  del  Yumurf; 
prescindire,  por  fin,  de  las  wackas  6  conglomerados  proce- 
dentes  de  las  rocas  hipogenicas  que  se  encuentran  en  las 
inmediaciones  de  Santiago  de  Cuba  y  en  varias  localidades 
mas,  para  fijar  la  atencion,  aunque  tampoco  me  detenga  mu- 
cho,  en  otros  depositos  modernos,  dignos  del  mayor  interes 
la  importancia  que  tienen  en  la  constitucion  geologica  de 
Cuba,  atendida  la  rapidez  con  que  siguen  influyendo  en  la 
figura  y  extension  de  la  isla.  Me  refiero  &  la  caliza  zoofitica 
que  continiia  formandose  alrededor  de  las  costas  que  cons- 
tituye el  asiento  de  muchos  de  los  cayos  6  islotes  que  la  ro- 
dean;  que  va  uniendolos  unos  a  otros  yquellegaran  a  cegar 
sus  mas  espaciosos  puertos,  como  sucede  con  el  de  la  Ha- 
bana  mismo  donde  siguen  trabajando  incesantemente  esos 
microscopicos  animales,  si  las  dragas  se  limitand  limpiar  los 
arrastres  de  la  ciudad  y  dei  litoral  de  la  bahia.  Ademas  del 
interes  que  ofrece  la  formacion  zoofitica  conterapor^nea  al 
estudio  del  geologo,  de  lo  cual  son  brillante  muestra  los  co- 
nocidos  trabajos  de  Darwin,  tiene  en  la  isla  de  Cubaelmuy 
especial  de  servir  para  demostrar  las  repetidas  oscilacio- 
nes  de  su  suelo,  segiin  lo  ban  hecho  observar  Humboldt  y 


88  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

m&s  particularmente  el  ingeniero  deminas  D.  Policarpo  Gia, 
Si  ofrece  interes.  el  estado  de  los  terrenos  sedimentarios 
de  la  isla  de  Cuba,  no  lo  tieiie  menor  el  de  los  hipogeuicos 
y  metamorficos,  por  las  muchas  y  variadas  rocas  que  en 
ellos  se  eiicuentraii ;  por  la  influencia  que  en  los  primeros 
ha  producido  y  por  la  luz  que  acerca  de  la  edad  de  unos  y 
olros  pueden  dar,  faltando,  como  faltan ,  los  fosiles  en  va- 
rias  formaciones ,  v  siendo  tan  frecuentes  como  curiosos 
los  transitos  que  se  observan  aun  entre  aqnellas  rocas  que 
han  solidoconsiderarse  de  origen  y  edades  diferenles,  por 
ejemplo,  entre  las  Uamadas  plutouicas  y  las  volcanicas. 
Pueden  presentarse,  en  efecto,  series  con  transito  insensi- 
ble, desde  los  gianitos  y  sienitas,  que  apenas  se  distinguen 
enti-e  si  con  ayuda  del  microscopio,  hasta  la  serpentina,  la 
eufotida  y  la  andesita,  que  junto  con  la  diorita  y  con  ver- 
daderas  traquitas  y  retinitas  se  encuentran,  al  parecer,  re- 
vueltas  en  una  sola  masa,  en  los  alrededores  y  en  el  asiento 
mismo  de  la  villa  de  Guanabacoa. 

Siendo  considerable  el  nuraero  de  puntos  en  que  podria 
citar  la  preseucia  de  estas  rocas,  y  hallandose,  como  he  di- 
cho,  reunidas  muchas  de  ellas,  por  transitos  insensibles, 
seria  tan  largo  como  impropio  de  este  lugar  seiialar  por 
sus  nombres  cada  una  do  las  diferenles  rocas  hipogenicas 
que  se  encuentran,  los  parajes  en  que  las  he  hallado  y  la 
extension  de  la  superficie  que  ocupan:  para  suplir  esta  for- 
zada  omision  seiialo  en  el  cioquis  geologico,  con  tamano, 
algiin  tanto  exagerado  y  limites  que  no  pueden  ser  sino 
aproximados  ,  con  manchas  de  carmin  los  lugares  en  que 
se  encuentran  granitos,  sienitas  y  porfidos  y  con  tinta 
verde  oscura,  aquellos  cuyo  suelo  es  serpeniinico  6  en  donde 
abundan  las  dioritas,  anfibolila^,  eufotidas  y  andesitas:  si 
bien  debo  advertir  que  apenas  hay  en  Guha  comarca  mon- 
tahosa  en  cuyos  barrancos  6  corrientes  de  agua  no  se  en- 
cuentreu  cantos  sueltos  de  sienitas,  dioritas,  porfidos,  ser- 
pentinas  y  euf6tidas,  como  si  el  subsuelo  todo  de.la  isla  es- 
tuviese  constituido  por  estas  rocas,  6  acribillado  de  dykes 


GEOLOGIA. —  I8LA  DE  CUBA.  81) 

semejantes  a  los  que  eu  muchos  lugaies  asomaii  a  la  su- 
perficie. 

No  es  posible,  sin  embargo,  dejar  de  hacer  una  excep- 
ci6n  eu  favor  de  las  rocas  serpentinicas,  cuya  formacion  se 
extiende  por  toda  la  isla,  en  puntos  tau  cercanos  y  espacios 
Ian  considerables  algunas  veces,  que  es  presumible  que  las 
interi-Lipcione^  que  se  observan  se  deban,  mas  bien  que  ^  la 
falta  de  dichas  rocas  en  el  subsuelo,  a  que  se  hallaucubier- 
tas  por  las  terciarias  y  otras  mas  modernas;  pues  los  estu- 
dios  hechos,  principalmenle  en  Guanabacoa,  dan  casi  la 
evidencia  de  que  las  serpentinas,  ya  scan  rocas  eruptivas  6 
hipogenicas,  ya  se  deban  ai  metamorfismo  producido  en 
las  de  sedimento  por  la  aparicion  de  las  dioritas,  euf6tidas 
y  andesitas,  podran  ser  anteriores,  contemporaneas  6  pos- 
leriores  al  periodo  cretaceo;  pero  no  han  atravesado  ni  al- 
terado  nunca  las  capas  terciarias. 

Ya  el  baron  de  Humboldt  dio  a  conocer  ]a  formacion  ser- 
pentiuica  de  Guanabacoa  en  1804:  el  ingeniero  Ci'a,  descri- 
bio  la  gran  meseta  de  Puerto  Principe  en  1851>  y  yo  al  es- 
tudiar  la  misma  formacion  en  Santa  Clara  y  Guaracabuya 
puse  de  manifiesto  en  1864,  quedebia  ser  continua,  ya  aso- 
mandjo  a  la  superficie,  ya  oculta  en  el  subsuelo,  desde  el 
cxlremo  occidental  de  la  isla  de  Cuba  hasla  la  de  Santo 
Domingo,  donde  la  he  encontrado  tambien;  y  si  se  siguie- 
ran  sus  rastros  por  las  demas  Antillas  es  casi  seguro  que 
se  hallaria  la  prolongacion  hasta  la  isla  de  Trinidad. 

El  espesor  del  terreno  serpentinico,  sin  ser  considerable, 
es  bastaute  grande,  pues  en  Regla,  en  la  bahia  de  la  Haba- 
na  se  encuentra  al  nivel  del  mar,  y  si  bien  en  Puerto  Princi- 
pe no  pasade  70  m.,llega  a  200  en  Guaracabuya  y  Madru- 
ga.  Danle  importancia,  ademas  de  su  extensi6n,  la  variedad 
de  las  rocas  que  lo  componen,  y  la  circunstancia  de  que 
forma,  por  decirlo  asi,  el  principal  caracler  orografico  dela 
isla,  dividiendo  sus  aguas  al  N.  y  al  S. ,  d  pesar  de  la  poca 
elevacion  de  las  masas  constituidas  por  dicha  formacion. 

El  terreno  serpentinico  es  el  tefreno  metalifero  por  exce- 


no  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS. 

lencia  de  la  isla  de  Cuba:  no  s61o  se  encuentran  en  el  mu- 
chos  y  abundantes  criaderos  de  cobre,  sino  tambien  gran- 
des  rifiones  de  sidero-dromo  6  cromato  de  hierro,  y  una 
cantidad  considerable  de  oro  nativo,  ya  diseminado  en  par- 
ticulas  imperceptibles,  ya  en  hojuelas  reunidas  y  formando 
verdaderas  vetas  de  segregacion  en  la  misma  roca  serpen- 
ti'nica,  algunas  veces  sin  la  mas  leve  senal  de  cuarzo;  asi 
sucede  en  la  mina  San  Bias  de  Guaracabuya,  en  la  provin- 
cia  de  Santa  Clara. 

Hecha  esta  brevisima  resena  geologica  de  la  isla  de  Cuba, 
cuya  descripcion  exigin'a  un  voliimen  solo  para  exponer 
los  datos  ya  recogidos,  y  aun  asi  resultarfa  incompleta, 
porque  apenas  esta  iniciado  el  estudio  geologico  de  tan  in- 
teresante  y  vastaregi6n;  veamos  ahora  cuales  son  las  prue- 
bas  de  que  ha  estado  unida  al  continente  americano  en 
tiempos  precolombianos,  y  cuales  fueron  estos. 

No  quiero  entrar  en  el  examen  comparativo  de  las  rocas 
que  constituyen  los  difereutes  periodos  geologicos  que  se 
encuentran  en  Cuba,  con  los  de  las  regiones  mas  inmedia- 
tas  de  Venezuela,  Mejico  y  la  Florida,  separadas  hoy  por 
mares  profundos,  si  bien  no  tanto  como  los  que  dividen 
entre  si  las  islas  de  Cuba  y  Santo  Domingo  y  esta  de  la  de 
Puerto-Rico;  puesto  que  no  llega  a  500  brazas  la  sonda 
entre  el  cabo  de  San  Antonio  de  Cuba  y  el  Catoche  de  Yuca- 
tan, mientras  que  se  acerca  a  1  500  brazas  las  que  mide  el 
canal  del  Viento,  entre  la  punta  de  Maisi  y  el  cabo  San  Ni- 
colas del  territorio  haitiano. 

Repito  que  no  entrare  en  el  exdmen  de  las  rocas  y  mon- 
taiias  de  las  diversas  regiones  que  rodean  A  Cuba,  por  mas 
que  de  el  pudiera  tal  vez  deducirse  que  en  algunos  6  en  va- 
rios  de  los  periodos  geol6gicos  antiguos  debieron  de  for- 
mar  todos  estos  territorios  uno  solo;  de  la  mismas  manera 
que  se  reconoee  boy,  por  ejempio,  de  un  modo  cierto  que 
los  dos  paredones  del  Abra  de  Matanzas  estuvieron  no  ha 
mucho  unidos,  existiendo  un  lago  en  el  famoso  y  pinto- 
resco  valle  de  Yumury. 


GEOLOGiA.  —  ISLA  DE  CUBA.  9l 

Tampoco  me  pareceriaii  convincentes  las  inducciones 
que  pudieran  sacarse  de  la  presencia  en  Cubade  hachas  de 
piedra  de  la  misma  forma  y  materia  que  las  que  se  hallan 
en  el  continente  americano  y  aun  eii  Europa;  porque  ade- 
mds  de  que  pudieron  llevarse  por  agua,  se  encuentran  en 
la  isla  el  jade,  la  serpentina  y  la  diorita  con  que  han  sido 
fabricadas  casi  todas;  y  no  digo  todas,  porque  indudable- 
mente  es  d'e  Mejico  la  flecha  de  obsidiana  que  os  presento, 
aunque  fuo  encontrada  por  el  Dr.  D.  Jose  de  Argumosa  en 
laCeja  de  dona  Ana,  en  el  grupo  de  montaiias  del  departa- 
mento  Occidental,  al  N.  de  Pinar  del  Rio.  Otro  objeto  de 
piedra  tengo  aqui,  identico  A  los  que  se  encuentran  en  la 
America  del  Norte  y  se  describen  y  figuran  con  losniime- 
ros  192  y  193  en  la  obra  titulada  Stone  Age  of  New-Jersetf 
del  Dr.  C.  Abbott,  que  supone,  con  fundamento,  servia  a 
los  guerreros  salvajes  para  desleir  las  ticrras  con  que  se 
pintaban  el  ror.tro  y  cuerpo;  pero  dicho  objeto,  aunque  en- 
contrado  en  el  fondo  del  rio  de  San  Diego,  cerca  de  Los 
Palacios,  pudo  ser  llevado,  como  cualquier  otro  objeto  de 
la  industria  humana  al  traves  de  los  mares. 

Las  pruebas  que  presento  de  la  union  de  la  isla  de  Cuba 
al  continente  americano  son  mds  positivas,  en  mi  concepto 
irrecusables,  pues  consisten  en  varies  restos  de  grandes 
mamiferos  hallados  en  nuestra  Antilla,  cuyo  perfecto  es- 
tado  do  conservacion  no  permite  suponer  que  fueran  del 
continente  a  la  isla  de  otro  modo  que  por  su  pie;  desde  el 
memento  en  que  no  cabe  suponer  que  esas  especies,  cuyos 
analogos  vivieron  en  el  continente  por  la  misma  epoca, 
fueran  indigenas  de  Cuba  y  vivieran  aisladas  en  un  giron 
tan  pequeno  de  la  America. 

El  Megalocnus  rodens  (Leidy)  6  Myomorphus  Cuhensis 
(Pomel)  como  quiera  llamarse,  cuya  mandibula  inferior 
teneis  delante  y  estaba  aun  mas  completa  cuando  se  descu- 
bri6,  cerca  de  los  baiios  de  Giego  Montero;  pues  uno  de  los 
canines  que  ahora  aparece  roto  estaba  como  lo  indica  la 
reproduccion  fotogrdfica  que  tambien  pongo  de  manifiesto. 


92  CONGRESO    DE   AMERICANI8TAS. 

Ese  animal,  como  el  Megaterio,  el  Mylodon,  y  sumis  aPiiie 
«1  Megalonix,  formaba  parle  de  la  familia  de  los  edentados 
que,  como  sabeis,  es  peculiar  de  America;  y  al  asegurar 
que  para  encontrarse  en  Cuba  era  menester  que  la  islahu- 
biese  eglado  unida  al  coiitiiientc  en  la  epoca  en  que  vivia, 
no  he  lanzado  una  frase  a  la  ventura,  sino  que  es  una  idea 
que  iiaturalmenle  ocurre  icuanlos  examinan  el  fosil;  y  as{ 
lo  Lan  dicho  tambien  el  profesor  Leidy  de  Filadelfia  y 
M.  Pomel,  reputado  ge61ogo  de  Francia. 
.  Como  complemento  de  esta  prueba  y  para  demostrar 
tambien  que  varies  de  esos  animalcs  li  otros  analogos  vi- 
vieron  en  Cuba  al  mismo  tiempo,  os  presento  un  curioso 
ejemplar  arrancado  del  suelo  de  la  caverna  llamada  de 
La  Ceiha,  donde  se  sepultan  las  aguas  del  rio  San  Anto- 
nio, en  la  jurisdiccion  del  raismo  nombre,  provincia  de  la 
Habana,  situadau  mas  de40  leguasen  linea  recta  del  lugar 
donde  se  encontro  la  mandibula  dej  Myomorphtis  Cuhensis. 
Este,  como  el  Megalonix,  debia  estar  provislo  de  fuertes 
garras,  con  tres  poderosisimas  unas,  la  de  enmedio  mucho 
mds  larga  que  las  otras;  de  ellas  se  Servian  probablemenle 
para  desenterrar  las  raices  de  los  arboles  con  que  se  alimen- 
taban,  y  pudo  muy  bien  hacer  en  una  roca  blanda,  cual  es 
la  terciaria  de  la  caverna  de  San  Anionio,  el  triple  surco 
que  veis  en  el  ejemplar.  En  una  Memoria  publicada  en 
1865,  creo  haber  demostrado  que  ningiin  iuslrumento  em- 
pleado  por  la  mano  del  hombre  pudo  dejar  semejanle  im- 
presi6n,  que  solo  se  cxplica  habiendo  intervenido  la  flexi- 
ble y  potente  garra  de  un  animal  afine  del  Megalonix,  que 
pudo  muy  bien  ser  el  Myomorphus  Cuhensis. 

No  es  menos  convincente  y  confirma  lasauteripres  prue- 
bas,  la  de  haberse  encontrado  colmillos  de  hipop6lamo  en 
la  isla  de  Cuba;  por  mas  que  el  profesor  Leidy  y  M,  Pomel, 
sorprendidos  sin  duda  de  la  novedad  del  caso  lo  hayan  ne- 
gado;  funddndose  el  primcro  en  que  no  se  conocian  en 
America  restos  de  ese  mamffero,  cuando  di  la  descripci6n 
de  los  de  Cuba;  y  el  segundo,  porque  pareciendole  dema- 


GEOLOGIA. — ISLA  DE  CUBA.  9.'{ 

siado  bien  conservado  uno  de  los  que  os  presento,  no  vi6 
sin  duda  el  otro. 

Pero  sus  opiniones  han  podido  refalarse  facilmente  y 
asilo  hahecho  la  Academia  de  Gienciasdc  Madrid, d  quiea 
presente  los  ejemplares  que  teneis  a  la  vista,  acompaiiados 
de  los  razonamicntos  que  consigne  en  uu  follelo  impreso 
en  1871, 

Creo  que  estaba  M.  Pomel  en  lo  cierto  al  negar  que  el 
colmillo  procedente  de  Cuba  fuese  del  Hippoppotamus  ma- 
jor (Gu.)  como  yo  supuse  en  el  primer  momenlo,  convenci- 
do  de  que  no  era  el  hipopotamo  que  vive  en  Africa;  pero 
lefaltaba  razon  alatribuirlo  a  la  especie  viviente  s61o  por- 
que  estaba  bien  conservado;  y  lo  prueba  el  trozo  del  otro 
colmillo  que  teneis  A  la  vista,  completamente  mineralizado, 
pero  identico  en  lo  demas,  pues  presenta  los  mismos  sur- 
cos  y  la  figura  de  la  seccion  transversal  no  difiereen  nada. 

En  cuanto  d  las  razones  que  pudicron  impulsar  a  M.  Lei- 
dy,  que  no  vio  siquiera  los  ejemplares,  tambien  los  hechos 
.  han  venido  a  demostrar  que  estaba  equivocado,  si  su  nega- 
tiva  se  fundaba  solo  en  no  haberse  encontrado  auu  sefiales 
de  la  existencia  de  la  familia  hippoppotamide  en  America; 
porque  cinco  aiios  despues  de  haberse  hecho  publico  el 
hallazgo  de  5  colmillos  de  hipopotamo  en  Cuba,  seiialaba 
el  profesor  Cope  el  descubrimiento  en  los  Estados-Uhidos 
de  varios  restos  de  individuos  pertenecientesd  tresgeneros 
de  dicha  familia,  a  uno  de  los  cuales  dio  el  nombre  de  Thino- 
therium  annidatum. 

Siendo,  pues,  ciertos  los  hechos  que  acabo  de  exponer; 
teniendo  a  la  vista  los  justificantes  de  que  durante  el  perio- 
do  postplioceno  han  vivido  en  Cuba  animales  ya  extingui- 
dos  en  todb  el  mundo;  que  durante  su  vida  fuecuando  pu- 
dieron  pasar  del  continente  al  higar  donde  se  han  encon- 
trado sus  restos,  6  lo  que  es  lo  mismo,  que  sus  antecesores 
tuvieron  que  pasar  del  mismo  modo  por  su  pie;  no  podreis 
menos  de  convenir  en  que  la  isla  de  Cuba  formo  parte  del 
continente  americano  durante  el'periodo  postplioceno;  so- 


94  CONGRESO   DE   AMERICAXISTAS. 

bre  todo  si  se  liene  en  cuenta  que  hoy  que  se  halla  aislada 
tieue  su  fauna  especial,  es  decir,  en  el  que  ha  precedido  al 
actual;  indigena,  proporcionada  a  la  extension  de  su  terri- 
torio, 
(Muy  bien,  muy  bien.  Grandes  aplausos.J 

El  Sr.  Rodriguez  Ferrer  lamento  que  los  es- 
trechos  limites  que  sefialan  los  estatutos  del  Gon- 
greso  no  hubieran  consentido  mayor  latitud  a  la  di-' 
sertacion  geologica  del  Sr.  Fernandez  de  Castro, 
tan  competente  por  los  estudios  que  ha  hecho  en 
la  isla  de  Cuba;  resumio  la  memoria  que  sobre  el 
mismo  tema  presentaba,  y  anunciando  una  segun- 
da,  encaminada  a  probar  que  hubo  en  la  isla  otros 
terricolas  que  los  que  \i6  Colon,  y  a  explicar  por- 
menores  de  un  rarisim'o  ejemplar  fosil  humano  que 
habia  descubierto  catorce  anos  antes  quela.mandi- 
bula  de  Moulin  Quignon,  tan  discutida  por  los  sa- 
bios,  rogo  a  la  presidencia  que,  utilizando  la  pre- 
sencia  de  autoridades  en  la  materia,  se  sirviera 
nombrar  de  entre  ellas.una  comision  que  examina- 
ra  el  referido  tbsil  y  emitiera  dictamen,  que  habria 
de  ser  provechoso  A  la  ciencia, 

Aceptando  la  indicacion  del  orador,  el  presiden- 
te  Sr.  Gaflarel  propuso  el  nombramiento  de  una 
comision  al  efecto  expresado,  y  fue  designado  el 
Sr.  H.  de  Saussure,  brindandose  a  examinarla  tara- 
bien  el  Sr.  Dr.  Hijar. 


GEOLOGiA. — ISLA  DE  CUBA.  Ho 


La  isla  de  Ciiba  esluvo  unida  un  dia  al  continente 
americatio:  por  el  Excmo.  e  lUrno.  Sr.  D.  Miguel 
Rodriguez  Ferrer. 

Gasi  inadverlido,  corre  por  el  prado  el  desdeiiado  arro- 
yuelo:  mas  su  union  con  otros  de  raudales  no  menos  hu- 
mildes,  llega  a  formar  el  caudaloso  rio,  que  inunda  pue- 
blos y  campos.  Del  mismo  modo  este  somero  trabajo,  resu- 
men  y  como  nuevo  coraentario  de  ciertos  capitulos  de  un 
libro  cuya  segunda  parte  esta  por  concluir  (1),  podrd  noser 
trascendental;  pero,  unidos  sus  datos  y  sus  juicios  a  los 
demas  presentados  en  este  Gongreso  y  a  los  del  valioso 
caudal  que  ban  de  constituir  sus  reuniones  sucesivas,  no 
hay  duda,  que  tal  conjunto  de  estudios,  de  memorias  bis- 
t6ricas,  de  ballazgos  arqueologicos;  que  tal  acervo  comiin, 
en  suma,  de  erudicion,  de  critica  y  basta  de  juiciosas  bipo- 
tesis,  ayudara,  sino  a  descifrar,  a  dilucidar  al  menos,  el 
enigma  que  por  estos  Gongresos  se  persigue,  de  llegar  a 
penetrar  cuales  fueron  los  destinos  de  la  americana  tierra, 
con  anterioridad  a  su  descubrimiento  por  el  inmortal 
Gol6n. 

Tal  vez,  no  llegard  a  descubrirse  jamds  este  misterio: 
aunque  asi  sea,  condici6n  es,  sin  embargo,  de  nuestro  es- 
piritu  sentir  esa  aspiracion;  y  d  procurar  satisfacerla,  basta 
donde  posible  sea,  es  a  lo  que,  sin  duda,  responde  el  si- 
guiente  tema  que,  con  relacion  a  la  grandiosa  isla  de  Guba 
y  en  virtud  de  lo  dispuesto  en  el  art.  19  de  los  Estatutos  de 
estos  Gongresos,  se  balla  d  la  orden  del  dia:  a^Puede  dedu- 
>:>cirse  dela  historia  y  del  estudio  de  los  fenomenos  geologi- 


(l)    Naturaleza  y  civUiiacidnde  la  grandiosa  isla  de  Ci<l>a.—\esLQ3e  loa Estu- 
dios cosnwi/onicos. 


96  CONGRESO    DK   AMERICANISTAS.  2 

y)COS  que  ofrecela  isla  de  Cuba,  que  esta  haya  estado  unida  6 
r>no  al  continente  de  America,  en  los  tiempos  precolom- 
y)bianOi>'?» 

He  at^iii  la  interesante  cuestioii  que  va  a  ser  obj^to  de 
mis  observaciones. 

Al  empezar,  como  el  tema  lo  exige,  haciendome  cargo  de 
los  datos  historicos,  d  los  cuales  concede  la  prioridad,  pre- 
ciso  me  es  advertir,  que  para  esta  cuestion  concreta  no 
existe  historia  alguna  hasta  Colon,  y  que,  por  tanto,  s61o  d 
el  y  a  sus  contempor^neos  habra  que  acudir,  si  se  ha  de 
formar  algun  juicio  sobre  el  que  ellos,  a  su  vez,  pudierou 
tener  acerca  dc  la  formaciou  de  la  isla  de  Cuba. 

Pues  bien:  principiando  por  su  descubridor  el  propio 
almirante,  he  aqui  lo  que  les  escribia  a  este  proposito  a  los 
senores  Reyes  Gatolicos,  cuando  en  su  terccr  viaje  lo  hizo 
desde  la  isla  Espanola  6  de  Santo  Domingo,  ocupandose 
del  extenso  Archipielago  en  que  la  piisma  se  levanta:  «Muy 
»conocido  tengo  (dice)  que  las  aguas  de  la  mar  llevan  su 
»curso  de  Oriente  a  Occidente  con  los  cielos  y  que  alii  en 
»esta  comarca  llevan  mas  veloce  camino  cuando  pasan,  y 
»por  esto  han  comido  tanta  parte  de  la  tierra  porque  por 
»eso  son  acl  tantas  islas  (el  Archipielago  de  las  Antillas);  y 
»ellas  mismas  hacen  desto  testimonio,  porque  todas  de  una 
))mano  son  largas  de  Poniente  a  Levante  y  NO.  a  SE.  que 
»es  un  poco  mas  alto  e  bajo  y  angostas  de  N.  a  S.  y  NE.  a 
»S0.,  que  son  en  contrario  de  los  otros  dichos  vientos,  y 
»aquf  en  ellas  todas,  nacen  cosas  preciosas  por  la  suave 
»temperatura  que  les  procede  del  cielo  por  estar  hicia  el 
nmis  alto  del  mundo  (l).i>  Y  el  historiador  Muiioz,  confor- 
mtindose  con  eslos  mismos  pensamientos,  asi  se  expresa: 
«Parece  que  las  agtias  con  su  movimiento  natural  hacia  el 
i>Occidente,  liran  d  dividirla  (la  America)  y  que  han  ganado 
))ya  sobre  las  tierras  del  Archipielago,*  entre  la  Florida  y 


(1)    «Diariode  Colon  d  U)8  Reyes  Catolicoe,  durante  su  tercer  viaje.» 


:i  REOLOfiiA. — ISLA  DE  CUBA.  !)7 

»l;is  bocas  del  Orinoco,  como  por  ventura  ganaroii  eii  otros 
»liempos  mucho  mayor  espacio  y  el  Archipielago  asidlico, 
sdejando  separada  la  Nueva  Florida  (1).))  Otro  historiador 
marino,  concrctdndose  mas  particularmente  d  este  Archi- 
pielago  de  las  Antillas  y  a  las  observaciones  ya  indicadas 
de  Colon,  dice:  «Otra  prueba  de  la  existencia  del  nuevo 
»continente  que  iba  descubriendo,  le  ofrecian  sus  observa- 
nciones  sobre  el  movimiento  y  direccion  de  las  corrientes  y 
»de  los  vientos,  que  van  siempre  de  Oriente  ;i  Occidente  en 
«la  zona  torrida,  pues  a  su  embate  largo  y  continuado  atri- 
))buia  la  formacion  del  grande  Archipielago  desde  la  Trini- 
^dad  hasta  las  Lucayas,  cuyas  islas  fueron,  sin  duda,  mon- 
»tanas  6  partes  elevadas  de  la  costa  firme,  separadas  de  ella 
»por  el  impulso  y  choque  incesante  de  las  aguas;  lo  cual 
»comprobaba  tambien  con  la  configuracion  de  estas  mis- 
)>mas  islas  largas  de  Poniente  a  Levante,  y  angostas  de  N. 
))a  S.,  como  en  efecto  lo  son  las  mds  considerables  de  aquel 
» Archipielago  (2). 

El  historiador  Las  Casas,  contempordneo  del  Almirante, 
se  concreta  mds  a  la  isla  de  Cuba,  como  primer  teatro  que 
fue  de  sus  apostolicos  trabajos,  y  en  su  Historia  de  las  In- 
dias  (3),  ya  habla  de  la  separacion  de  aquella  del  pr6ximo 
continente,  y  trayendo  a  cuenta  los  precedentes  histdricos 
del  Viejo  Munio,  asi  se  expresa:  «Pero  lo  que  mas  admira- 
»ble  cosa  es;  que  segiin  dice  Pedro  de  Aliaco  en  el  tratado 
»de  Mapa-mundi,  ser  opinion  antigua  que  Espana  y  Africa 
wpor  la  parte  de  Mauritania,  6  por  alii  cerca,  era  todo  tierra 
j>y  se  contaba  hasta  alii  Espana,  por  manera  que  no  habia 
westrecho  de  Gibraltar  que  llamamos,  y  que  el  mar  Ocedno 
»comi6  por  debajo  de  la  tierra,  y  ansi  se  junto  con  el  mar 


(1)  Munoz.— «Hi8toria  del  Nuevo  Mundo.» 

(2)  «Di8ertacidn  sobre  la  historia  de  la  nduticaw,  obra  pdstuma  de  D.  Martin 
Fem6ndez  Navarrete,  pablicada  per  la  Academia,  pifr.  118. 

(3)  Tooio  I,  cap.  8.",  pdg.  77. 

0  7 


08  CUNGRESO    DL    AMERICANISTAS.  4 

»Mediterraaeo,  y  desla  maiiera  tenemos  sospecha  que  la 
»isla  de  Cuba  se  apaito  desta  Espaiiola,  cuya  punta  que  se 
j)llaraa  cabo  de  San  Nicolas  esta  frontero,  leste  gueste,  de 
»la  punta  de  Maisi  de  la  isla  de  Cuba,  y  en  medio  de  ellas 
nestdn  18  leguas  de  mar:  lo  mismo  se  presume  del  postrero 
»cabo  y  occidental  de  Cuba,  que  se  llama  de  San  Antonio, 
«y  del  cabo  de  Goroche  de  la  tierra  de  Yucatan,  comoabajo 
»se  tocara.D 

Mucho  mas  concreto  aparece  aiin  el  P.  Clavijero,  en  sus 
consideraciones  sobre  la  poblacion  americana,  consignando 
estas  palabras:  aEn  America,  todos  los  que  hayan  observa- 
»do  con  ojos  filosoficos  la  peninsula  de  Yucatan,  no  duda- 
»ran  que  su  terreno  ha  sido  lecho  de  mar  en  otro  tiempo;  y 
)>por  el  contario  en  el  canal  de  Bahama  se  descubren  indi- 
»cios  de  haber  estado  uuida  la  isla  de  Cuba  al  continente 
»de  la  Florida  (1).))  Y  el  historiador,  por  ultimo,  Francisco 
Lopez  de  Gomara,  sino  particularize  a  Cuba,  fue,  sin  embar- 
go, el  primero  que  emitio  con  gran  osadia,  como  lo  hace 
notar  uu  brillante  escritor  (2),  que  la  Atlanlida  perdida,  no 
habia  sido  sino  el  nuevo  muudo  separado. 

De  muy  antiguo,  pues,  como  se  ve,  viene  imperaudo 
entre  los  historiadores  ultramarines ,  asi  los  que  se  han 
ocupado  del  Archipielago  de  las  Antillas  (de  que  Cuba  es 
senora)  como  los  que  solo  lo  han  hecho  de  esta  isla,  la  opi- 
nion de  que  ambos  han  debido  su  actual  manera  de  ser  a 
un  desprendimiento  de  la  tierra  firme,  a  la  manera  que 
de  la'propia  Cuba  han  debido  separarse  las  islas  e  islotes 
de  Pinos,  Caijo  Romano,  Cayo  Coco,  Cayo  Cruz,  Fragosa, 
Pichardo  y  Sotavento  que,  al  presente,  son  otros  tantos 
fragmentos  que  de  su  cuerpo,  tendido  sobre  las  aguas,  cual 
prolongado  leviatan,  han  ido  desprendiendose. 
•    Mas  he  aqui,  que  tal  concierlo  de  j  uicios,  que  la  intuicion 


(1)  '-<Historia  antigua  de  Mejico.»— Libro  ii,  pfig.  115. 

(2)  D.  Pedro  de  Novo  y  Colson.— «Ultima  teoria  sobre  la  Atl4ntida.>» 


h  GKOLOOiA. — ISL\  I)E  CUBA.  99 

dictaba  y  que  luego  la  ciencia  ha  venido  6  confirmar,  se  ha 
visto,  sin  embargo,  turbado  en  estos  ullimos  tiempos  por 
la  aparici6u  de  un  libro  meis  brillanle  que  profundo  ( 1 ),  de 
mds  imaginaci6n  que  originalidad  (2).  en  cuyas  pciginasse 
ha  intentado  descorrer  el  velo  de  la  creaci6n ,  asentando 
para  nuestro  planeta,  que  alld  en  el  qtiinto  dia  (epoca), 
despucs  de  haberse  condensado  su  nebuloso  eslado  y  de 
haber  ocurrido  las  explosiones,  producidas  por  el  fuego 
central,  que  originaron  los  rompimientos  de  su  costra,  la. 
intervenci6n  del  diluvio  universal,  ya  casi  en  la  aurora  del 
sexto  dia  redoblando  la  intensidad  de  estos  liltimos  fen6- 
menos,  vino  A  determinar  conmocioues  tan  violentas,  que 


(1)  La  Creation  et  ses  Mystdres  ddvoilds.  Ouvrage  oU  Von  expose  clatre- 
ment  la  Nature  de  tons  les  itres,  les  il^ments  dont  ils  sont  composes  et  leurs  rap- 
ports avec  le  globe  et  les  astres,  la  Nature  et  la  situation  du  feu  du  soleil,  V-origine 
■de  VAmMque  et  ses  habitants primitifs,  la  formation  forcce  de  nonvelles planetes, 
I'origine  des  fangues  et  lea  causes  de  la  variety des pfiisionomies,  le  cotfpte  covrant 
4e  Vhomme  avec  la  terre  etc  ,  par  M.  Snider.— Paris.— Librairie  A.  Franche — 67, 
rue  Bicbelieu. 

(2)  Digolo,  porque  en  nuestra  Academia  Nacional  de  la  Hietona  eiiste  un 
manuscritD,  todavia  in6dito,  titulado:  Descubrimiento  de  la  antlgua  Ndvea  d 
Noega,  con  un  discurso  preliminar  sobre  el  estado  de  la  tierra,  su  estratiflcacion 
y  vicisitudes;  y  en  eate  trabajo  preliminar  ya  se  desarroUa  una  teoria  igual  k 
la  de  M.  Snider  sobre  la  anligua  union  del  Africa  y  la  America,  los  hombres 
antidiluvianos  y  la  catdstrofe  que  les  siguiera. 

Este  trabajo  debido  d  la  pluma  de  D.  Pedro  Canel  de  Acevedo  y  que  lleva  la 
fechade  1818,  era  todavia  tan  extrano  &  las  ideas  que  alcanzaba  noestra  nacion 
por  aquellos  dias,  que  el  autor  en  el  segundo  p6rrafo  del  citado  preliminar,  no 
pudo  m6noB  de  expresarse  asi:  Recelo,  sin  embargo,  presentar  al  publico  ideas 
enteramente  desconocidas  a  la  mayor  parte  de  los  //ombres  y  no  prodttcidas  hasta 
ahora,  porno  exponerme  a  las  ratonadas  censKras  de  los  inteligentes,  lomismc 
que  a  las  geniales  invectivas  de  los  preocupados  6  ignorantes.n  Puede  ser  que 
Snider  no  tuviera  conocimiento  de  esta  Meraori?-;  pero  no  deja  de  ser  notable 
la  identidad  de  ideas  de  ambos  escritores;  y  siempre  constard,  que  &  la  hif  6- 
tesis  de  M.  Snider  precedio  por  muchos  anos,  otra  de  igual  concepto  en  nues- 
tra  Academia  de  la  Historia. 


100  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  H 

ellas  fueron  la  causa  de  que  la  porcioii  de  tierra  que  se 
luillaba  mas  al  E.  constituyendoloque  hoy  llamamos  Asia, 
Europa  y  Africa  quedara  separada,  segun  una  linea  do 
fractura  dirigida  do  N.  a  S.,  de  la  que  fiie  ^  formar  el  gran, 
continente  llamado  America. 

.  No  se,  si  esta  hipotesis  se  hallari  en  el  rango  de  aquellas 
yactonaZes  que,  para  descubrir  la  verdad,  admite  el  gran 
Bacon.  Pero  desde  luego,  mf^  parece  que  su  autor  no  ha 
tenido  presente  que  ios  sondeos  practicados  hasta  el  dia  en 
el  Atldntico,  no  ponen  de  manifiesto  la  inconmensurable 
profundidad  que  debia  este  ofrecer  en  toda  la  zona  o  regioa 
correspondiente  a  la  arista  del  dngulo  de  separacion  de  di- 
chas  tierras.  Galculando  que  el  continente  de  America  se 
apartara  del  primitivo,  por  virtud  de  lacatastrofe  indicada, 
aunque  no  fuera  mas  que  por  la  distancia  que  representa 
nna  sexta  parte  de  la  circunferencia  del  ecuador  terrestre; 
nos  encontrariamos  con  que  ofreciendo  esta  una  longitud 
de  7.200  leguas,  la  abertura  del  angulo  de  separaci6n,  me- 
dida  sobreel  ecuador,  es  de  1.200  leguas;  y  d  tal  abertura 
angular,  debia  corresponder  una  insondable  profundidad 
para  la  h'nea  de  union  6  arista  de  tan  apartadas  caras;  lo  cual 
no  se  halla  confirmado,  ciertamente,  por  las  cartas  hidro- 
graficas  de  Ios  navegantes  Maury  y  Stieler. 

De  que,  conforme  a  esta  ultima  hipotesis,  la  America  es~ 
tuviera  unida  al  Africa  antes  de  alcanzar  su  actual  disposi- 
cion,  hubo  de  deducir  un  escritor  cubano  (1),  que  la  isla  de 
Cuba  no  form(3  parte  jamds  de  aquel  continente,  opinion 
que  ya  he  rebatido  en  otro  lugar  (2)  extensamente,  bastan- 
dome  ahora  solo  el  indicarlo,  a  fin  dequequedenseiialadas 
las  opiniones  que  se  deciden  por  la  negativa  en  esta  cues- 


(1)  D.  Fernando  Valdes  y  Aguirre.  «Apunt-JS  para  la  historiaprimitiva  de 
<^uba.»  Un  cuaderno.  impreso  en  Paris. 

(2)  Xatvraleza  y  civiliiacion  de  la  grandiosa  iila  de  Cuba,  Estudios  cosmo- 


7  GEOLOGIA. — ISLADECUBA.  101 

■lion,  eii  contra  de  lo  que  proclama  hoy  la  ciencia  bajo  sus 
•diferentes  puntos  de  vista,  segun  paso  d  demostrarlo. 

En  mi  humilde  sentir,  el  Archipielago  de  las  Antillas 
•form6,  unido  d  la  inmediata  tierra  de  Yucatan,  uno  de  esos 
parciales  continentes  de  que  nos  habla  Humboldt  en  su 
■Cosmos,  y  que  debi6  tener  por  niicleo  el  gran  tridngulo 
•oriental  de  Cuba,  d  juzgar  por  la  situaci6n  que  sus  acci- 
dentes  montanosos,  desde  el  cabo  de  Cruz  d  Santiago  de 
Cuba  ocupan,  con  respecto  a  los  sistemas  orogrdficos  de  las 
-demas  islas.  Vese,  en  efecto,  que  la  direccion  en  que  se 
agrupan  las  referidas  montanas  de  Cuba,  puede  conside- 
rarse  casi  paralela  6.  la  que  ofrecen  los  ejes  orogrdficos  de 
Santo  Domingo  y  Puerto-Rico,  advirtiendose  por  otra 
parte,  que  las  de  la  region  meridional  de  la  primera,  in- 
•cluso  el  cabo  Tibur6n,  forman  como  el  centro  6  niicleo  de 
las  de  una  y  otra  isla  y  de  las  del  cortado  e  interrumpido 
sistema  de  Jamaica;  y  si  bien  no  puede  senalarse  hoy  cual 
sea  elvevtice  mas  elevado  (1),  de  todo  esteconjuntoofogra- 
fico,  pues  mientras  unos  tienen  por  tal  a  la  Sierra  Maestra 
4e  Cuba,  otros  lo  fijan  en  las  Montanas  Azules  dc  Jamaica, 
no  faltando  tampoco  quien  lo  considere  en  los  picos  de  la 
Banasta  y  el  Banquillo  de  la  isla  de  Santo  Domingo;  lo  que 
si  parece  fuera  de  duda,  es  que  el  ya  referido  tridngulo 
montaiioso  de  Cuba,  asl  por  lo  muy  pronunciado  de  su 
relieve,  como  por  el  lugar  que  ocupa  en  el  Archipielago, 
debio  sei-  como  el  centro  del  continente  que  un  dia  en  esta 
propia  region  se  alzara.  ^Y  que  causas  tan  extraordinarias 
pudieron  producir  su  fraccionamiento?  A  mi  juicio,  dos 
jiiuy  poderosas:  el  Fuego  y  el  Agua,  como  tendre  ocasion 
de  probarlo,  al  concretarme  mas  especialmenle  a  los  des- 
tinos  prehistoricos  de  la  isla  de  Cuba. 


(1)  Humboldt,  Lasagra  y  Latorre,  senalan  la  Sierra  Maestra,  de  Cuba:  Pogy, 
Pichardo  y  Sir  Robert  Scliomburgk,  colocan  lo  m&e  culminante  del  sistema 
Antillesco,  en  Haiti. 

0  7   * 


10-2  CONGRESO    DE    AMER ICANISTAS.  # 

Y.no  se  crea,  por  lo  que  acabo  de  indicar,  que  sea  yo  par- 
tidario  decidirlo  de  explicar  por  medio  de  acciones  violen- 
tas  y  de  bruscas  sacudidas,  segun  ha  venido  haciendose 
hasta  nuestros  dias,  lo  que  suele  ser  resultado,  las  mas  de 
las  veces,  del  proceso  constante  y  secular  a  que  tienen  so- 
metido  a  nuestro  planeta,  las  fuerzas  de  lodo  genero,  que- 
sobre  el,  de  continuo,  actiian.  No  desconozco  hasta  donde- 
puede  llegar  lo  que  hoy  se  llama  evolucion  terrestre,  me- 
diante  la  energia  cosmica  y  la  actividadgeologica;  es  decir, 
por  virtud  de  esas  series  de  creacioues  y  destrucciones,  de 
desenvolvimiento  y  multiplicidad  de  fases  de  elevaciones  y 
depresiones  continuas,  como  las  observadas  muy  particu- 
larmente  en  las  propias  costas  de  Cuba  (1);  todo  lo  cual, 
unido  A  las  influencias  tan  poderosas  del  calor,  lahumedad 
y  la  direccion  de  los  vientos,  basta  d  explicar  lo  que  antes- 
s61o  se  creia  debido  A  catastrofes  y  cataclismos  geologi- 
cos  (2).  Asi  es  que  el  gran  levantamienlo  de  la  America  del 
Sur  que  ha  emergido  las  planicies  de  la  Patagonia  y  las 
Pampas,  como  la  elevaci6n  que  hoy  se  advierte  en  el  suela 
de  la  Groenlandia  en  una  extension  de  mas  de  900  km.  an- 
tes que  A  espantosos  desquiciamientos,  se  creen  hoy  debi— 
dos  d  las  causas  poderosas,  aunque  lentas,  de  que  aca- 
bamos  de  hacer  merito.  ^fElniundo,  dijo  ya  el  gran  Bacon, 
anda  incesantemente  sin  pararse ,    y   en  sus  revoluciones 


(1)  Es  de  advertir  que  esta  accion  tiende  siempre  &  elevar  el  nivel  de  Cuba. 
convirtiendo  en  rolinas,  como  dice  un  observador  entendido,  los  qtie  hoy  no  son 
mds  que  cayos  y  restin^gas.—nNaturaleta  y  cMlizacion  de  Cuda,«  cap.  21,  pdffi- 
na543. 

(2)  9Asi,per  ejemplo,  el  hallatgoen  Islandia  de  unajlora  terciaria  consercada 
entre  lavas  de  aquel  pais,  tan  ajine  a  la  region  americana  central  que  es  imposi- 
hle  distinguirlos ,  se  interpreta  en  nuestros  tiempos,  como  la  manifestacion  de  una 
oscilacion  secular  que,  a  la  par  que  ha  dejado  convertida  aquella  porcion  de  conti- 
nente  en  una  isla  ha  cambiado  gradnalmente  todas  sus  condiciones  meteoroldgicas. 
«La  evolucion  terrestre  por  Calderon  y  Arana».— /lna?(?5  de  Historia  Natural  — 
Tomo  X,  cuaderno  1." 


0  GEOLOGIA, — ISLA  DE  CUBA.  103 

eontinuas,  el  tiempo  Ueva  y  trae  grandes  espectdculos  que 
estdn  en  el  circulo  de  los  acontecimientos  periodicos.  La  no- 
vedad  no  es  sino  la  memoria  de  que  se  olvido  lo  pasado.yy  Pero 
lo  expuesto  no  obsta,  para  que,  siendo  la  naturaleza  tan  in- 
variable en  sus  Icyes,  como  diferente  en  sus  manifestacio- 
nes,  tenga  yo  aqui  que  hablar  de  ciertas  cat^strofes  locales 
cuyas  visibles  huellas  no  permiten  dudar  de  que  realmen- 
le  llegaron  d  verificarse. 

No  en  vano  dice  un  autor  (1),  del  Archipielago  de  las 
Antillas,  que  todo  el  ha  sido  producido  por  las  grandes  fuer- 
zas  del  mar  que  lo  trahajan  por  fiiera  ,ylano  menos  poderosa 
del  fuego  que  lo  domina  por  dentro,  a  cuya  ultima  causa  se 
debe  sin  duda,  la  disposicion  en  forma  de  arco  6  herradura 
que  afectan  sus  islas  e  islotes,  desde  las  costas  de  la  Flori- 
da en  la  America  Septentrional.  Bien  habri'a  yo  querido  en- 
contrar  en  la  serie  cronologica  de  la  geologia  algiin  punto 
de  partida  para  explicar  tales  trastornos;  pero  s61o  me  es 
dado  presumir,  que  alia  en  la  apartada  epoca  de  la  retira- 
da  de  las  aguas,  la  acci6n  volcanica  debio  sentirse  mucho 
por  este  hemisferio,  y  que  a  su  intensidad  poderosa  y  d  sus 
tremendas  palpilaciones  se  hace  necesario  recurrir,  si  de 
algiin  modo  ban  do  explicarse  los  caracteres  de  esas  ruinas 
seculares  que  tanto  abundan  sobre  el  suelo  de  Cuba  y  que, 
veladas  apenas  por  el  verdor  de  aquella  vegetaci6n  prodi- 
giosa,  he  admirado  tantas  veces  en  mis  exploraciones  des- 
de el  uno  al  otro  de  sus  opuestos  cabos.  Los  volcanes  de  la 
Guadalupe  y  la  Martinica  que  aiin  siguen  en  acci6n,  bien 
atestiguan  la  gran  actividad  de  que  debieron  estar  dofados 
en  pasados  tiempos;  Humboldt  dice  que  ^dos  corales  en  las 
pequehas  Antillas  cubren  los  productos  volcdnicos,y>  y  los 
gc61ogos  consideran  d  este  archipielago,  como  la  tercera  de 
las  regiones  volcanicas  dela  tierra.  Todavia  en  tiempos  no 
muy  remotos,  por  cierto,  el  temblor  de  la  Martinica,  que 


(1)    Les  Antilles  frannaise-i,  par  M.  le  Colonel  Boiyer  Peireleau. 


104  cowaKEso  DE  americanistas.  10 

comeuzo  el  7  de  Noviembre  de  1727  y  que  darantetresdias 
consecutivos  dej6  seutir  sus  fuertes  sacudidas,  arruiuo  los 
edificios  in<is  s61idos  de  la  isla;  y  cuando  el  famoso  de  Lis- 
boa  en  1755,  pudo  advertirse  que  solo  con  cuatro  miuutos 
de  intervalo,  ya  se  sintio  en  este  archipielago  y  con  in- 
tensidad  tal,  que  subi6  la  mar  de  repente  y  fueron  inunda- 
das  gran  parte  de  sus  islas.  No  cabe,  pues,  dudar  de  las 
causas  a  que  ha  debido  su  existencia  el  archipielago;  pero 
debo  ya  ocupai-me  de  las  no  menos  violentas  que  pueden 
haber  motivado,  que  se  cuente  entre  el  niimero  de  estas 
porciones  de  tierra  que  sobrenadan  en  el  mar  de  las  Anti- 
lias,  la  isla  de  Cuba. 

No  se  debe,  en  mi  sentir,  su  condiciou  actual  a  un  paii- 
latino  levantamiento  por  entre  las  aguas  que  la  circundan, 
sino  d  la  accion  destructora  de  este  mismo  mar,  impulsado 
por  la  fuerza  volcanica,  que  Uego  un  dia  a  conmover  esta 
region.  Por  desgracia  todavia  palpita  Cuba,  en  su  parte 
oriental  mas  especialmente,  A  los  impulsos  tremendos  de 
los  violenlos  terremotos  que,  de  cuando  en  cuando,  asi  es- 
tremeceu  su  suelo  como  el  animo  de  los  habitantes  de  la 
capital  Santiago,  haciendo  bambolear  hasta  las  colosales 
masas  de  sus  monlaiias,  cual  yo  lo  he  experimentado  sobre 
ellas  entre  glacial  espanto;  efectos  todos  de  las  fuerzas  in- 
teriores  que  sus  bases  ocultan  y  de  la  grieta  volcanica  y 
submarina  que  une  a  aquella  ciudad  con  la  isla  de  Sanlo 
Domingo,  y  a  la  que  es  debido  que,  por  lo  comiin,  se  sienta 
en  ambas  el  mismo  movimiento.  Antes  de  seguir,  sin  em- 
bargo, exponiendo,  como  estas  fuerzas  internas  pudieran 
provocar  la  irrupcion  del  mar  que  hubo  de  romper  la  con- 
tinuidad  de  sus  estratos  con  los  de  la  peninsula  de  Yuca- 
tan y  los  del  cabo  de  San  Nicolas  de  la  isla  de  Santo  Do- 
mingo, sera  conveniente  que  echemos  una  rapida  ojeada 
sobre  los  materiales  de  la  constilucion  geognostica  deCuba, 
pues  asi  se  verd  la  exacta  correspondencia  que  guardan, 
tanto  con  los  del  continente  como  con  los  del  archipielago, 
por  m;is  que  ofrezca  Cuba  olros  terrenos  mas  modernos, 


11  GEOLOGiA. — ISLA  DE  CUBA.  105 

cuyos   fosiles  denuncian  los   periodos  de  sus  diferentes 
epocas. 

En  efecto:  casi  todas  las  rocas  que  coiistiluyen  su  gran 
triangulo  raontanoso,  desde  el  pueblo  y  minas  del  Gobre 
hasta  su  confln  mas  oriental,  tienen  por  base  el  granito  co- 
miin,  siquiera  este  no  aparezca  al  pie  de  toda  la  linea  tan 
visible  como  al  E.  de  Santiago  de  Cuba;  y  sabido  as,  que 
esta  roca  forma  los  terrenos  primitivos,  pertenecientes  al 
periodo  cosmico  en  que  erapezo  a  consolidarse  la  costi-a 
terrestre,  cuyas  dislocaciones  dieron  por  resultado  la  des- 
igualdad  de  su  parte  s61ida  y  la  formacion  de  islas  de  cuyo 
aglutiuamieuto  sucesivo  nos  habla  Humboldt,  como  ya  an- 
tes indique.  A  estos  terrenos  suceden,  segun  este  mismo 
autor,  los  secundarios  con  la  caliza  llamada  de  espejuelo,  y 
los  terciarios  segun  el  Sr.  Cia,  pues  aunque  este  grupo  no 
ofrece  los  indicios  de  estratificacion  suficientes  para  po- 
der  deducir  la  edad  de  su  formacion,  y  aun  parece  corres- 
pouder,  a  primera  visia,  a  una  serie  de  terrenos  bastante 
antiguos,  hay  que  tener  presente,  como  advierte  este  dis- 
tinguido  ingeniero  (1),  la  inflnencia  jjoderosa  que,  en  su 
estructura  y  composicion,  puedcn  haber  ejercido  las  rocas 
trappicas  y  acaso  tambien  el  granito  que  a  su  pie  se  en- 
cuentra;  por  todo  lo  cual,  el  coloca  su  formacion  en  la  epoca 
del  terreno  terciario  medio,  cerca  ya  de  la  del  superior  6 
plioceno;  cuando  aparecian  en  el  continente  americano  el 
Megaterio  y  los  Elefantes  en  la  Europa;  cuando  los  mares 
de  ambos  continentes  se  hallaban  poblados  por  grandes 
scualus  6  tiburones;  en  los  tiempos,  finalmente,  en  que  se 
redondeaba  el  actual  continente  europeo  y  concluian  de  le- 
vantarse  la  cadena  de  los  Apeninos  en  Europa  y  la  de  los 
Andes  en  America.  Pues  a  esta  epoca,  y  a  este  gran  levan- 
tamiento  de  los  Andes  en  el  nuovo  continente,  debe  co- 


(1)    Obsercaciones geologicas  de  una  gran  i)arte  de  la  isla  de  Cti/ja,  par  el  inge- 
niero de  minas  D.  Policarpo  Cia. 


lOG  CONGRESO    DE   AMKRICANISTAS.  12 

rresponder  la  forijia  actual  de  la  isla  de  Cuba,  constituida, 
quizas  antes  de  este  periodo  remotisimo,  s61opor  la  ((Sierra 
Maestra»  y  sus  correspondientes  al  E.  Y  advertiremos ,  de 
paso,  aqui,  que  las  calizas  compactas  y  rosjiceas  con  n6du- 
los  de  silex  (chert)  de  la  Jamaica,  aunque  Labeche  las  coloca 
;i  la  altura  de  la  arcilla  de  Londres  6  terreno  de  arcilla  in- 
ferior, representan  una  anligiiedad  menor,  por  rnjis  que 
ofrezcan  entre  si  directo  e  intimo  enlace.  Prueba  couclu- 
yente  de  lo  que  acabamos  deaflrmar,  es,  lo  sembrado  que 
esta  el  suelo  de  dicha  isla  de  dieutcsdel  Charcharodon  ma- 
fjaledon  que  abundaba  mucho  por  esta  epoca,  pues  se  ban 
oncoutrado  tambieu  ejemplaros  de  los  mismos  en  la  gran 
Bretana,  en  la  isla  de  Malta,  en  Sicilia  y  hasta  en  Egipto  (1). 
Tras  estos  terrenos  vienen  ,  por  fin ,  en  la  isla  de  Cuba 
los  que  se  estan  formando  al  pie  de  sus  costas,  cuyo  movi- 
miento  ascensional  continiia.  Y  al  tratar  de  esta  clase  de 
terrenos,  preciso  se  hace  recordar  que,  como  dice  Hum- 
boldt, el  globo  ha  experimentado  grandes  revoluciones  en- 
tre las  epocas  de  forraacion  de  los  terrenos  terciarios  y 
cnaternarios;  a  los  cuales  es,  sin  dnda,  iebido  el  que  se  rom- 
piera  la  continuidad  de  Cuba  con  sus  hermanas  del  Archi- 
pielago  y  hasta  con  varios  puntos  del  continente,  continui- 
dad que,  segiin  ya  hizo  notar  en  su  r;ipido  estudio  sobre 
la  cubana  tierra  el  mismo  autor,  la  estan  indicando  los  es- 
carpados  picos  de  las  lomas  de  San  Juan,  cerca  de  Trinidad, 
que  recuerdan  las  montanas  de  caliza  de  Garipe  en  las  in- 
mediaciones  de  Gumand,  asi  como  la  correspondencia  que 


(1)  El  sabio  naturalista  D.  Felipe  Poey  ha  escrito  sobre  estos  dientes  fosiles, 
que  no  solo  se  hallan  en  las  costas,  sine  hasta  en  lo  mds  ipterior  de  la  isla.  Yo 
poseo  uno  (que  he  presentado  &  este  Congreso)  notable  asi  por  sutamano  como 
porsu  conservacion.  que  fue  encontrado,  al  aserrar  una  caliza,  y  existen  otros 
varios  en  el  Museo  de  la  Habana.  Con  motivo  de  la  apertura  del  canal  de  Suez 
en  sus  cortesy  entre  sus  depositos,  se  acaban  de  encontrar  estos  mismos  dien- 
tes, &  cuyos  fosiles  llaman  los  naturalistas  Alhyodomes  (dientes  de  peces),  de- 
biendo  llamarse  segun  el  Sr.  Poey  lamiodontes  {,A\enie%  de  lamia  6  tiburon). 


13  r.EOLOGIA. — ISLA  DE  CUBA.  107 

se  advierte  eiitre  la  formaci6n  terciaria, de  Cuba  y  lade 
Cartagena  de  Iiidias  en  el  continente,  y  con  la  de  la  Gran 
Tierra,  en  la  Guadalupe.  Facil  es  ahora  deducir,  que  si  se 
levanto,  formando  un  todo  con  las  demas  islas  del  Archi- 
pielago,  cuando  lo  hizo  el  gran  territorio  de  Mejico,  segiin 
lo  pruebo  en  mi  libro  ya  varias  veces  citado;  la  isla  de 
Cuba,  aparte  los  grandes  estremecimientos  volcanicos  que 
fraccionaron  el  todo  de  que  formaba  parte,  hubo  de  experi- 
mentar  la  gran  invasion  oceanica  que,  procedente  del  N., 
debi6  sufrir  esta  region,  por  cuya  causa  consum6se,  A  mi 
ver,  su  desprendimiento  de  la  peninsula  de  Yucatdn ,  de  la 
Florida  y  de  las  islas  de  Santo  Domingo  y  Jamaica.  La 
duda  en  este  particular  desaparece,  si  se  observa  la  gran 
dislocacion  de  los  estratos  de  su  suelo ,  pues  trabajado  este 
entonces  por  fuerzas  poderosas,  la  accion  de  las  mismas  de- 
bio  dejarse  sentir  mucho,  d  juzgar  por  las  siguientes  mues- 
tras  que  hoy  se  advierten. 

«A  cada  paso  suceden  a  sus  formaciones  calizas,  biancas 
»6  compactas,  otras  de  rocas  metamorficas  con  base  magne- 
»siana;  d  cada  paso  se  presenta  por  toda  ella  el  gran  cambio 
»de  sus  fajas  y  lechos,  el  de  su  posici6n  y  estructura;  a  cada 
»paso  se  mezcla,  como  ocurre  en  la  region  de  Jibara  el 
))6palo  ferruginoso,  el  jaspe,  la  calccdonia,  el  cuarzo  y  la 
spiedra  verde  6  serpentina  con  capas  de  piedra  caliza  verde 
»oscura  y  otras  mas  pardas,  modiflcadas  por  el  calor,  6  con 
»otras  enormes  de  calizas  biancas  metamorficas.  De  todo 
»esto  se  hace  cargo  un  entendido  viajero  ingles,  quien,  ha- 
Dblando  de  dicha  region  de  Jibara,  asi  se  expresa:  Estamos 
ninclinados  a  creer,  que  el  arco  que  se  holla  al  N.  del  eje 
r>anticlinal,  ha  sufrido  un  camhio  metamorfico  mayor  que 
y>el  arco  del  S.:  en  ambos  casos^  aparece  que  la perlurhacion 
r>ij  alteracion  igneas,  fiieron  mayores  en  las  partes  mas  pro- 
rtximas  al  eje  anticlinal.  Olra  circunstancia  muij  importan- 
y>te  dehe  tamhien  tenerse presente,  y  es:  que  todos  los  picas  if 
ytlas  montahas  aisladas  en  la  direccion  de  la  cadena  princi- 
r>pal,  estdn  rodeadas  en  sus  bases  por  serpentinas,  trapp  y 


lUa  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  14 

»otras  rocas  sumamente  tnodificadas  [\].n  Por  mi  parte,  ya 
€n  otro  lagar  he  particularizado ,  citaiido  diversos  puntos 
de  la  isla,  varios  de  estos  visibles  efectos,  cousecueucia 
iiatural'de  dicha  catastrofe  (2).  Aqui  solo  apantare  qae  en 
las  costas  de  esta  isla,  y  principalmente  en  machos  para- 
ges de4a  del  N.;  se  creen  ver  todavia  los  destrozos  de  las 
grandes  moles  que  alii  sepultara  el  violento  irapulso  de 
una  mar  embravecida.  Y  no  es  menos  notable,  como  efecto 
de  los  grandes  sacudimientos  de  su  interior,  la  montana 
tajada  que  por  gran  trecho  se  observa  a  corta  distancia 
de  Puerto-Principe,  impresionando,  no  poco  su  singular 
aspecto. 

Ahora  bien:  hundido  y  fraccionado  todo  el  espacio  que 
media,  desde  la  desembocaJura  del  Orinoco  en  la  America 
Meridional  hasta  la  porci6n  saliente  de  la  Florida  ,  la  gra- 
vedad  de  los  mares  formo  con  su  invasion  el  seno  mejicano, 
y  tal  irrupcion  alcanzo  lo  mismo  a  Jas  partes  altas  que  5  las 
bajas  de  esta  isla,  cuya  configuraci6n  esta  denunciando  al 
observador  que  reconoce  sus  costas,  cabos,  canales  y  bajos, 
esta  catastrofe  raisma.  Enel  departamento  Occidental,  como 
la  parte  mas  baja,  la  irrupcion  oce^nica  domino  hasta  el  ex- 
tremo  de  reducirla  a  la  forma  angosta  y  convexa  que  hoy 
presenta,  dejandole  por  memoria  el  promontorio  de  la  isla 
de  Pinos  con  su  configuracion  correspondiente.  Entonces 
fue  ,  sin  duda,  cuando  se  interrumpieron  los  bancos  mar- 
moreos  que  corren  de  N.  a  S.  por  la  parte  montanosa  de 
San  Diego  de  los  Bahos,  correspondiendose  con  la  isla  de 
Pinos;  entonces,  cuando  se  separo  de  Yucatan  ,  formando 
sa  estrecho  frenteal  cabo  de  San  Antonio;  entonces,  cuando 
se  separo  de  la  Florida,  quedando  el  canal  de  Santaren  en- 
tre  el  banco  de  Bahama  y  el  placer  delos  Roques:  entonces, 


(1)    Memoria  sodre   el  cardcter  de  la   region  cobriza  de  Jibara  ,  por  R.  C. 
Tailor. 
(2     Vease  mis  Estudios  cosmogoaicos  pobre  la  isla  de  Cuba.    . 


1.")  GEOLOGiA.  —  ISLA  DE  CUBA.  \()\> 

cuando  lo  hizo  dc  la  Esphnola  6  Santo  Domingo,  dejando  el 
Paso  del  Viento,  entre  el  cabo  MaisI  y  el  de  -San  Nicolas  do 
Haiti;  y  entonces,  cuando  mAs  sinti6  el  gran  estremeci- 
iniento  que  la  fraccionara,  d  juzgar  por  los  destrozos  que, 
cual  Cayo-Coco  ,  Cayo-Romano  y  la  peninsula  del  Sdbinal, 
no  acabaron  de  separarse  por  complelo  del  cuerpo  general 
de  la  isla,  segiin  se  advierte  por  la  simple  inspeccion  de  su 
carta  geografica.  La  mayor  elevacion  de  los  terrenos  y  la 
mayor  altura  de  fes  montaiias,  en  la  parte  oriental  de  Cuba, 
hicieron  que  esta  pudiera  resistir  mejor  a  la  pujanza  de  la 
invasi6n  maritima,  no  siendo  otra  la  causa  de  la  mayor  ex- 
tension que  muestra  su  superficie,  desde  el  cabo  de  Cruz  al 
de  Maisi  y  a  Jibara.  Su  costa  S.,  desde  Santiago  de  Cuba  a 
Maisi,  es  tanto  mas  acantilada  y  limpia  cuanto  mayor  fue 
la  accion  del  estremecimiento  general,  pues  que  los  cortes 
y  los  descuajes  rectos  de  sus  farallones  debieron  ser  propor- 
cionados  a  la  gravedad  y  altura  de  las  enormes  masas  que 
de  ellos  se  desprendieran  ( 1 ), 

Probado  ya  por  la  geologia  y  la  hidrologia,  cuando  y 
como  pudo  verificarse  la  separacion  de  la  isla  de  Cuba  de  su 
cercano  continente,  me  resta  confirmar  esto  mismo  por  me- 
dio de  la  paleontologia,  con  la  cual  debo  dar  fm  a  este  tra- 
bajo  que ,  aunque  pobre  en  sus  deducciones  como  hijo  de 
mis  humildes  fuerzas,  no  se  halla  desprovisto  de  algiin  al- 
cance,  siquiera  sea  por  las  premisas  y  la  experimentacion 
en  que  he  querido  fundar  la  defensa  de  la  parte  afirmaliva 
del  tema.  La  cuestion  de  si  Cuba-estuvo  unida  6  no  a  su 
vecino  continente,  con  el  auxilio  de  la  paleontologia,  ha  pa- 
sado  ya ,  de  la  presuncion  de  los  antiguos  a  la  evidencia 
mas  completa :  porque  si  la  geologia  cubana  nos  ha  marcado 
en  las  capas  6  estratos  del  suelo  de  esta  isla,  las  revolucio- 
nes  a  que  ha  estado  sujeta  en  un  pasado  desconocido,  la 


(1)    V^ase  la  Memoria  del  Sr.  D.  DcBiderio  de  Herrera  sobre  los  huracanesde 
la  isla,  ft  proposito  de  estas  mismas  observac'iones  locales. 


110  CONGRESO   DE    AMERICANISTAS.  16 

paleoutologia  nos  va  d  marcar  ahora,  por  medio  de  los  fosi- 
les,  curies  fueron  los  seres  que  habitai'on  en  cada  uno  de 
estos  pisos  y  su  perfecta  correspondencia  con  los  del  cerca- 
no  continente. 

JRectificado  esta  ya  por  ilustres  ingenieros  espanoles  (1) 
que  toda  la  parte  que  el  gran  Humboldt  en  su  Ensayo  poli' 
tico  de  Cuba  considera  como  de  periodo  jurasico  en  el  suelo 
dc  esta  isla,  debe  ser  calificado  de  terciario,  y  que  se  equi- 
voco  M.  d'Archiac  en  su  Hidoria  de  los  p^ogresos  de  la  Geo- 
logia,  presentando  como  cretaceo  lo  que  Humboldt  tuvo  por 
jurasico,  no  estando  tampoco  mas  exacto  M.  Jules  Marcou 
al  clasificar  en  su  Mapa  geologico  del  mundo,  como  decons- 
titucion  cristalina  6  metamorflca  toda  la  parte  occidental  de 
la  isla.  Indudable  es  ya  que  esta  se  hallo  unida  al  conti- 
nente en  el  periodo  terciario,  6  exclusivamente  en  el  cua- 
ternario  6  post-lerciario,  como  afirma  el  Sr.  Fernandez  de 
Castro  sigurendo  la  clasificaci6n  de  Dana;  todo  lo  que  re- 
fuerza  aun  mas  mis  asertos  de  que  en  epooa  anterior,  y  no 
muy  remota,  estuvo  sumida  bajo  las  aguas  ,  a  cuya  sedi- 
mentaci6n  solo  puede  atribuirse  la  fosilizacion  de  los  dien- 
tes  del  Charcharodon  megalodon ,  Ag.,  de  que  dejo  hecho 
merito,  viniendo  tambien  en  apoyo  de  esta  continuidad 
(segiin  el  propio  Sr.  Castro),  lo  identic©  del  terreno  de  Ma- 
tanzas,  Vento,  el  Calabazar  y  de  parte  de  las  alrededoresde 
la  Habana  con  el  de  Wiskhurg  en  los  Estados-Unidos ,  que 
pertenece  igualmente  i.  la  tercera  epoca  en  que  los  geologos 
americanos  dividen  el  periodo  terciario  y  quie  corresponde 
al  mioceno  inferior  de  la  divisi6n  Lyell ,  generalmente  se- 
guida  en  Europa.  Y  ^  eslas  observacioues  ha  seguido  el  es- 
tudio  de  otros  fosiles  cubanos,  hallados,  en  epoca  posterior 
a  mis  viajes  por  la  isla,  ya  por  el  sabio  naturalista  D.  Fe- 
lipe Poey,  ya  por  el  repetidas  voces  citado  Inspector  de 


(1)    Losdiligentes  senores  Cia  y  Fernandez  de  Castn  este  ultimo  sobre 
todo. 


17  GEOLOGiA, — ISLA  DE  CUBA.  Ill 

Minas  Sr.  Castro,  quieu  en  una  notable  Memoria  (1),  leid;i 
•A  la  Real  Academia  de  Giencias  de  la  Habana  en  1864,  puso 
de  manificsto,  que  tanto  en  la  Majagua,  partido  de  la 
Union,  como  en  Bainoa,  juri8dicci6n  de  Jaruco  y  en  Ciego 
Montero  en  la  de  Gienfuegos,  se  habian  encontrado  f6siles 
de  mamiferos,  tales  como  colmillos  de  hipopotamo,  no  en- 
coutrados  sino  recienteraente  en  el  continente  de  America, 
y  la  quijada  inferior  de  un  desdentado,  ya  sea  un  Megaio- 
nix  de  la  familia  de  los  Gravigrados,  segiin  Leidy,  6  de  la 
de  los  Tardigrados  segiin  Poey.  Pues  todos  estos  fosiles, 
son  otros  tantos  monumentos  que  alestiguan  que  los  lerre- 
nos  donde  se  encuentran,  formaron  un  todoconlos  del  con- 
tinente cercano,  toda  vez  que  los  animales  que  estas  reli- 
quias  han  dejado ,  no  pudieron  venir  al  territorio  cubano, 
sino  por  su  pie,  de  no  admitir  que  tales  restos  llegaran 
arrastrados  por  las  aguas.  Pero  si  bien  por  esle  lilLimo  me- 
dio explica  M.  D'Orbigny  la  presencia  de  eslos  mismos  res- 
tos en  la  America  del  Sur,  esta  cxplicaciofi  no  puede  apli- 
carse  a  Cuba,  porque  sus  fosiles  tienen  sus  esquinas  y  aris- 
tas  en  tan  buen  estado  de  conservacion  que,  segun  mi  res- 
petable  amigo  el  Sr.  Castro ,  hay  que  desechar  para  ellos 
toda  idea  de  roce  y  arrastre.  Hemos  dicho  que  reciente- 
mente  es  cuando  se  ha  puesto  de  manifiesto  la  existencia 
en  el  continente  americano  de  restos  del  hipopotamo;  y  asi 
es,  en  efecto:  hasta  el  descubrimiento  de  0.  N.  Bryan,  cita- 
do  por  el  profesor  Cope  en  su  Memoria  sobre  la  fauna  de  los 
periodos  mioceuo  y  eoceno  de  los  Estados-Unidos  (Memoria 
en  la  que  se  describe  por  su  propio  autor  un  nuevo  genero — 
Hinotherium — de  la  misraa  familia),  nada  habia  hechosos- 
pechar  el  que  tales  restos  existieran  en  el  continente;  y  asi 
es,  que  mienlras  solo  se  tenia  uoticia  del  hallazgo  de  tales 
fosiles  por  el  Sr.  Castro  (lo  que  se  verifico  con  mucha  an- 


(1)    Be  la  existencia  de  grandes  mamiferos  fosiles  en  la  isla  de  Cuba,  por  Don 
Manuel  Fern&ndez  de  Castro,  Inspector  general  del  cuerpo  de  Minas. 


112  nONGRESO    DE    AMERlCANISTAS.  18 

terioridad  al  de  los  Estados-Unidos),  habia  que  desechar, 
hasta  cierto  punto,  la  idea  de  la  correspondencia  entre  Cuba 
y  su  vecino  continente.  Pero  despues  de  esto,  ya  nohay  lu- 
gar  a  la*  duda;  el  puente  esta  salvado.  La  isla  de  Cuba  for- 
maba  un  todo  con  su  cercano  continente,  hasta  que  sobre- 
vino  la  gran  revolucion  que  he  tratado  de  explicar,  de 
acuerdo  con  la  historia  y  los  liltimos  adelantos  de  la  oro- 
grafia,  la  hidrologia  y  la  paleontologia.  jCatastrofe  tremen- 
da,  en  cuyo  dia  se  escribio  para  Cuba  su  sep'aracion  del 
continente  de  America ,  y  cuya  afirmativa  6  negativa  ha 
puesto  por  tema  este  Congreso! 

Ese  pavoroso  dia,  aunque  sumido  ya,  como  tantas  otras 
revoluciones  geologicas,  en  el  insondable  abismo  de  los 
siglos,  ofrece  todavia  a  la  ciencia,  la  huella  de  su  paso,  y  a 
la  poesia  la  descripciun  de  sus  sublimes  estragos,  con  cuya 
pintura,  hecha  por  un  autor  de  la  propia  isla,  voy  &  con- 
cluir  este  escrito,  esperando  que  la.dicci6n  arrebatadora  de 
su  fantasia  neutralice,  en  algiin  modo,  el  narcotico  de  la 
mia  con  la  cual  he  abusado  de  vuestra  atencion.  Dirigien- 
dose  este  hijo  de  Cuba  a  uno  de  los  mas  pintorescos  monies 
(por  su  especial  forma)  (1)  de  aquella  hermosa  tierra,  al 
invocar  los  grandes  sucesos  de  que  ha  venido  siendo  mudo 
testigo,  hace  referenda  con  armonioso  estro  A  esta  ya  secu- 
lar catastrofe,  y  asi  se  expresa: 

«^Y  siempre  serA  asi?  jOh!  no,  qae  un  dfa 
»Con  fuerte  oscilaci6n  el  Oceano 
bSus  l6brega3  cavernas  sacudia. 
i)Bram6  la  tempestad:  funebre  velo 
BLa  creaci6n  exAnime  envolvia, 
»Y  cual  triste  cadAver, 
»E1  sol,  el  firmamento  recorrla. 
sEntonces,  con  furor  se  despenaron 


(I  ]    LUmase  el  Pan  de  Matanxas  por  ofrecer  la  forma  de  un  pan  de  azucar,  y 
hallarse  &  poca  distancia  de  dicha  ciudfid. 


19  HISTORIA. — EL  P.  LAS  CASAS.  113 

3)  Las  turbulentas  olas  del  Oceano, 
» Y  el  seno  de  la  tierra  atormentaroa 
»Desgarrando  en  su  cheque  un  contineate, 
»Y  del  senor  la  poderosa  mano, 
i)Mud6  8U8  formas  y  humill6  su  frente. 
3)Y  en  un  mont6n  de  piedras  esparcidas 
»Un  inmenso  archipielago  elevaba, 
»Y  su  palabra  fervida  enfrenaba 
»Del  OceAno  las  aguas  combatidas  (1).» 

El  Sr.  Fabi6:  Voy  a  dirigir  muy  breves  palabras  al 
Congreso  para  presentarle  el  libro  que  he  publicado  acerca 
del  P.  Fr.  Bartolome  de  las  Casas.  Nada  dire  de  las  ideas 
de  este  ilustre  espaiiol,  en  orden  i.  las  ciencias  que  hoy 
se  llaman  morales  y  politicals:  s61o  me  permitire  indi- 
car  que  anticip^ndose  a  su  siglo,  los  mayores  adelantos, 
los  conceptos  mas  elevados  respecto  A  la  dignidad  e  igual- 
dnd  humanas,  fueron  por  el  defendidos  'A  mediados  del 
siglo  XVI. 

Pero  el  puuto  principal  sobre  que  me  propongo  llamar 
la  atenci6n  de  los  seiiores  del  Congreso,  porque  lo  creo 
mds  propio  de  su  misi6n  y  de  sus  fines,  es  el  estudio  de 
los  problemas  relativos  al  primer  peri'odo  de  la  historia 
postcolombiana,  problemas,  que,  en  mi  concepto,  se  dilu- 
cidan,  se  aclaran  y  se  resuelven  de  una  manera  precisa  en 
la  obra  que  acerca  de  los  primeros  tiempos  de  la  historia 
de  America,  despuesde  la  llegada  de  los  espaiioles,  escribi6 
este  ilustre  dominico.  Me  refiero,  en  primer  lugar,  A  la 
cuestion  tan  debatida  de  si  el  hijo  de  Colon,  D.  Fernando, 
escribio  6  no  la  historia  de  su  padre.  Sabido  es,  sefiores, 
que  esta  ei;a  en  ciertos  tiempos,  opinion  generalmenle  sos- 
teniday  entrc  otros  Whasington  Irving  a.firma.ha,  que  aquel 
documento  era  la  piedra  angular  de  la  historia  postcolora- 


(1)    Poesias  de  D.  Ramon  V61ez  y  Herrera,  mantenedor  de  la  buena  escuela 
en  el  Parnaso  de  esta  iela,  luego  que  de  ella  emigro  el  gran  poeta  Heredia. 

0  8  8 


114  CONGRESO  DE  AMERICANISTAS. 

biaua  de  America;  pero  despuus  piisose  en  duda  la  autenti- 
cidad  de  la  traduccion  de  este  libro,  hecha  por  Ulloa  y  pu- 
blicada  en  italiano  en  1570,  y  tanto  cundid  esta  opinion, 
que  un  erudito  anglo-americano  que  por  otra  parte  ha  pres- 
tado  grandes  servicios  a  la  historia  de  America,  el  Sr.  Ha- 
rrisse,  publico  exprofeso  un  libro  en  el  que  pretendia  de- 
mostrar  que  D.  Fernando  Colon  no  habia  escrito  la  hisloria 
de  su  padre.  Pues  bien,  no  solo  con  las  citas  del  padre  Las 
Casas,  cuya  obra  se  escribia  lo  menos  40  anos  antes  de  que 
apareciese  la  traduccion  de  Ulloa,  sino  porque  en  muchos 
capitulos  de  su  libro  declara  el  procurador  de  los  indios 
que  son  tornados  y  copiados  del  libro  de  D.  Fernando  Co- 
lon, se  prueba  y  demuestra,  en  mi  concepto,  de  una  ma- 
nera,  por  decirlo  asi,  grafica,  que  en  efecto  D.  Fernando 
escribio  la  historia  de  su  padre. 

Yo  he  tenido  la  curiosidad  de  poner  a  dos  columnas  el 
texto  de  ciertos  capitulos  de  la  traduccion  de  Ulloa,  y  el 
texto  de  los  correspondieutes  de  la  obra  de  Las  Casas,  y 
se  ve  que  el  texto  de  Ulloa  es  una  verdadera  traduccion 
del  original  que  copi6  Las  Casas  y  que  vertio  Ulloa  del 
castellano  al  italiano. 

Otro  problema,  para  nosotros  tambien  interesantisimo, 
es  el  relativo  a  (juien  fue  el  piimcro  que  partiendo  de  las 
costas  de  Castilla  arribo  al  continente  americano.  Desdc 
los  primeros  tiempos  este  asunto  se  presenta  con  notable 
confusion,  porque  en  virtud  de  hechos  que  debemos  todos 
deplorar,  como  ha  indicado  aqui  su  ilustre  sucesor,  el 
gran  Colon  fue  durante  su  vida  y  aun  durante  la  de  sus 
inmediatos  sucesores  objeto  de  persecucion  saiiosa  y  poco 
noble;  y  una  de  las  cosas  que  se  alegaron  contra  el  Almi- 
rante  para  negarle  las  ventajas  pactadas  por  nuestros  reyes 
en  Granada,  fue  la  de  no  haber  sido  el  primero  que  llego 
al  continente  americano;  habiendose  intentado  probar  que 
el  primero  fue  Ojeda,  al  cual  acompanaba  el  conocido  y 
poco  simpatico  Amerigo  Yespucio.  Pues  bien,  en  la  obra 
de  las  Casas  esta  la  demostracion  mas  evidente  do  que  el 


HISTORIA. — EL  P.  LAS  CASAS.  115 

Aliiiirante  lleg6  antes  que  otro  alguiio  procedente  de  Gas- 
<illa,  al  golfo  de  Paria;  y  auiiqae  Gol6a  no  habia  llegado  A 
"Conocer  que  habia  descubierto  un  nuevo  conlincnle,  supo 
que  habia  llegado  a  lo  que  se  llam6  por  los  castellanos 
Tierra  Firme.  Esto  se  demueslra  porque  Las  Gasas  patentiza 
que  la  tercera  expedicion  de  Golon  parti6  de  Sanliicar  un 
ano  y  diez  dias  antes  que  la  expedicion  de  Ojeda,  y  per 
-otra  porcion  de  datos  que  he  reunido  para  poner  en  claro 
cste  problema.  Estos  son  los  dos  puntos  sobre  los  cuales  ■ 
me  permito  llamar  la  atencion  del  Gongreso. 

Ya  que  esloy  de  pie  cumplo  gustosislmo  el  encargo  que 
un  ilustre  cubano,  D.  Alvaro  Reinoso,  se  ha  servido  ha- 
cernie  de  presentar  al  Gongreso  un  opiisculo  interesantisi- 
mo  acerca  del  cultivo  en  camellones,  como  dato  de  la  agri- 
cultura  de  los  indigenas  de  Guba  y  Haiti  en  la  epoca  pre- 
<;olombiana.  (Muy  bien,  aplausos.J 

El  Sr.  Jimenez  de  la  Espada:  Las  interesantes 
observaciones  que  ha  hecho  el  Sr.  Fabie  acerca  del  libro 
4.e\  padre  Las  Gasas,  dando  grandisima  importancia  al 
dato  que  en  su  Historia  general  de  las  Indias  suministra, 
acerca  de  la  Vida  del  Almirante,  escrita  por  su  hijo  don 
Fernando,  me  recuerdan  que  yo  fui  el  que  tuve  la  satis- 
facci6n  de  mostrar  por  primera  vez  al  Sr.  Harrisse  la  prueba 
que  ha  aducido  el  Sr.  Fabie.  Hallandome  en  la  biblioteca 
particular  de  S.  M.  el  Rey  donde  se  encuentra  uno  de  los 
varios  manuscritos  de  la  Historia  de  Las  Gasas,  y  dispu- 
iando  con  el  referido  Sr.  Harrisse,  que  se  mostraba  muy 
tenaz  en  su  opinion  de  que  la  Vida  de  D.  Grisl6bal  Golon 
por  su  hijo  D.  Fernando  no  ha  existido  original,  tuve  el 
gusto  de  ensenarle  uno  de  los  capitulos  de  dicho  libro  que 
copia  literalmente  Las  Gasas.  No  hubiera  recordado  este 
hecho,  si  no  fuera  por  la  importancia  que  le  da  el  Sr.  Fal)ie 
en  una  publicacion  tan  erudita  como  su  libro  sobre  el  cele- 
bre  obispo  de  Ghiapas. 

Respecto  a  la  interesantisima  observacion  de  que  Golon 
fuc'  el  primero  que  descubrio  la  Tierra  Firme,  y  que.  a  pesar 


116  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS. 

de  sus  ilusiones  en  cuanto  &  la  clase  del  conlinentcque  des"- 
cubri6  era  una  tierra  nueva,  yo  llamare  la  atenci6n  del  Con- 
greso  acerca  los  expedientes  que  con  motive  de  este  grave- 
asunto  se  formaron  en  tiempo  de  su  hijo  D.  Diego,  y  sii' 
nieto  D.  Luis,  de  los  cuales  he  traido  la  mayor  parte,  de^ 
Archive  de  Indias. 

Es  cierto  que  D.  Martin  Fernandez  Navarrete,  no  perso— 
nalmente,  sino  por  el  intermedio  del  jefe  de  aquel  archivo^ 
se  ocup6  en  el  estudio  de  estos  documentos  d  fin  de  averi— 
guar  con  certeza  si  Colon  habia  pisado  6  no  el  primero  el 
continente  americario.  Pero  como  esta  cuesti6n  intercsaba 
sobre  manera  a  los  herederos  del  Almirante  de  las  Indias- 
por  los  privilegios  y  rentas  que  como  &  descendientcs  del 
descubridor  de  aquella  tierra  les  correspondia,  sus  pleitos, 
6  mejor  dicho  procesos,  se  fueron  acumulando  unos  sobre- 
otros  hasta  formar  un  monte  de  papeles,  dificil  de  regis- 
trar. El  encargado  por  Navarrete  de  esta  tarea  6  no  hubo 
de  desempeiiarla  con  la  pasiva  prolijidad  que  era  menesler^ 
6  no  leia  bien  las  letras  del  siglo  xvi;  y  como  el  autor  de 
los  Viajes  y  descuhrimientos  ignoraba  sin  duda  estas  cir- 
cunstancias,  incluy6  sin  mas  examen  en  su  obra  los  texlos- 
estractados  por  el  archivero  de  Indias  de  los  referidos  pro- 
cesos, y  ha  sido  preciso  lecturas  posterioresy  mds  concien- 
zudas  de  los  expresadog  papeles,  debidas  al  actual  jefe  de 
aquel  archivo,  el  Sr.  D.  Francisco  de  Paula  Juarez,  para 
saber  que  las  pruebas  del  primer  descubrimiento  de  Tie- 
rra Firme  por  D.  Cristobal  Colon  sepublicaron  con  mucho- 
descuido  y  bastantes  errores.  La  consulta  del  ejemplar  de 
los  Yiajei  y  descuhrimientos  del  Sr.  Navarrete  que  consta 
en  el  Archivo  de  Indias  anotado  y  corregido  por  el  Sr.  Jua- 
rez, y  que  yo  he  visto,  acreditard  lo  que  dejo  expuesto. 

Siendo  como  es  este  punto  de  lanta  importancia,  creo 
que  merecia  la  pena  de  que  se  diputaran  personas  com— 
petentes  para  revisar  con  todo  espacio  los  mencionados  pro- 
cesos y  aclarar  la  cuestion  de  una  manera  terminante; 
porque,  aunque  a  todos  uos  consta  que  Colon  hallo  antes- 


HISTORIA. — EL  P.- LAS  CASAS.  117 

-que  otro  ninguno  el  continenteamericano,  sin  embargo,  la 
4nvestigaci6n  que  propongo  darfa  miicha  luz  sobre  una 
multitud  de  sucesos  referentes  al  periodo  hisl6rico  que  cie- 
irra  la  era  que  boy  llamamos  precolombiana. 

Ruego,  pues,  al  Congreso  se  sirvaacordarqueunacomi- 
-si6n  de  personas  autorizadas  pase  &  examinar  los  documen- 
.tos  a  que  aludo  y  que  se  hallan  expucstos  al  publico  en  las 
-galerias  del  Ministerio  de  Ultramar,  y  formule  su  dictamen 
acerca  de  la  cuestion  que  el  Sr.  Fabie  tan  oportunamente 
•ha  iniciado. 

El  Sr.  Presidenle  Gaffarel:  Dificil  seria  que  los  extranje- 
Tos,  que  no  conocemos  las  aficiones  especiales  de  los  miem- 
'bros  del  Congreso,  hicieramos  designacion  de  personas  para 
'■el  examen  propuesto  por  el  Sr.  Espada,  y  asi  me  parece  que 
■en  inleres  de  la  cuestion  se  aplace  el  nombramiento  de  esla 
'Comisi6n.  El  Sr.  Arias  de  Miranda  tiene  la  palabra. 

El  Sr.  Arias  de  Miranda:  Senores;  un  individuo  oscuro 
que  nunca  tuvo  la  gracia  personal  de  ser  orador,  se  toma  la 
libertad  de  pedir  al  Congreso  que  le  oiga  cuatro  palabras. 
Tengo  para  hacer  esta  pctici6n  la  circunstancia  de  ser  pro- 
iablemente  el  Nestor  de  todos  vosotros.  Tengo  85  anos,  y 
restuve  en  America  18  6  20.  Alli  me  pesabamucho  el  verlos 
•grandes  dislates  que  se  escribian  sobre  America,  sobre  sus 
productos,  sobre  sus  habitantes,  sobre  todo  lo  que  le  perte- 
nece.  Siendo  en  mi  concepto  el  descubrimiento  de  America 
^1  acontecimiento  mas  grande  que  presenciaron  los  hom- 
bres,  fuera  de  la  venida  del  Redentor,  no  hay  asunto  ni  mas 
^studiado  ni  menos  sabido,  pues  la  historia  de  America 
•cstd  perdida. 

Me  regocijo  y  lleno  de  satisfaccion  al  ver  aqui  reunido  un 
-Congreso  de  personas  Ian  inteligentes  y  animadas  de  tan 
.firmes  deseos  de  buscar  la  verdad. 

Estamos  ya  en  su  camino,  hay  que  reconocerlo;  pero  es 

preciso  tambien  decir  alguna  cosa  sobre  los  grandes  vacios 

^uese  notan. 

La  historia  de  America  puede  asegurarse  que  empieza  en 
0  8  * 


118  CONGRESO    BE   AMERICANISTAS. 

tiempo  de  Carlos  V  y  de  Felipe  II,  por  mds  que  su  de:  cu^ 
brimienlo  fuese  anterior.  Carlos  V,  por  haber  agrandado^ 
tanlo  sus  Estados,  por  sus  victorias  y  por  sa  espiritu  gue- 
rrero,  se  hizo  receloso  a  la  Europa.  Su  hijo  Felipe  II,  con 
su  politica  sagaz,  con  su  espiritu  guerrero,  investigador  y 
receloso,  lleg6  d  Uamar  la  atencion  mucho  mds  que  su  pa- 
dre, pensdndose  que  aspiraba  seriamente  a  la  dominacioir 
universal.  Yo  creo  que  nunca  tuvoesa  idea,  que  jamds  pen- 
so  en  ello,  porque  Felipe  H,  fuera  lo  que  quisiera,  no  se- 
dedicaba  a  usurpar  coronas,  sino  que  cuando  tenia  algiin 
dcrecho  no  paraba  hastaconseguirlod  sangre  y  fuego.  En- 
tonces,  pues,estando  Europa  enteramente  prevenida  contra 
Espaiia,  empez6  a  buscar  asidero  por  donde  denigrar  a  los 
conquistadores;  y  uno  de  los  instrumentos  de  que  al  efecla 
se  vali6  fue  Amerigo  Vespucio,  el  cual  consigno  una  por- 
cion  de  patraiias  en  sus  cartas  latinas,y  no  nombra  ni  una 
sola  vez  &  su  antecesor  y  paisano  el  verdadero  descubridor 
de  las  Americas,  lo  cual  demuestra  el  grande  y  dccidido- 
empeilo  que  tenia  en  pasar  por  el  primero.  Habia  en  efecto 
una  porci(3n  de  relaciones  ap6crifas  que  se  aceptaron  por- 
la  gente  que  queria  mal  6.  Espaiia  6  recelaba  de  ella.  Fi- 
gure en  este  tiempo  el  famoso  P.  Fr.  Barlolome  de  las  Ga- 
sas,  que  cualesquiera  que  fueran  sus  ideas,  y  aun  siendo 
grande  en  el  lalento(todos  lo  confiesan),  eraelhombre  mas- 
iravieso  y  pendenciero  que  hubo  en  el  mundo. 

No  paraba  en  ninguna  parte,  siempre  estaba  en  guerra 
-con  los  de  la  derecha  y  los  de  la  izquierda,  a  todos  los  ata- 
caba  de  la  nianera  mas  procaz,  no  respetando  nada  en  el 
mundo;  al  uno  decia  que  era  ladron,  al  otro  asesino.  En- 
este  mismo  sitio  he  oido  hablar  de  las  buenas  cualidades  y 
de  las  gracias  de  Fr.  Bartolome  de  las  Casas,  pero  no  del  ma- 
yor de  sus  defectos,  del  de  no  ser  exacto.  No  hay  mas  qua- 
ver la  famosisima  relacion  dela  Destruicion  de  las  Indias, 
que  corre  por  todo  el  universo  donde  decia  que  los  espano- 
les  mataban  y  comian  indios  lodos  los  dias.  No  se  le  puedc 
creer  una  sola  palabra,  pues  para  que  en   una  ciudad  que- 


HISTORIA. — EL    P.    LAS    CASAS.  110 

tenia  siete  leguas  de  largo  (segiin  dice  el)  y  en  uii  pais  don- 
de  hervia  la  gente  como  en  una  colmena,  no  quedase  un 
indio,  y  esto  lo  hicieran  solamente  sesenta  espafioles^  era 
preciso  que  tocasen  &  mil  indios  diarios  para  llegar  d  tal 
destrucci6n.  El  padre  Las  Gasas  escribid  estarelaci6n  para 
que  apareciese  denigrante  cuanto  habfan  hecho  los  espa- 
iioles,  y  por  eso  d  ellos  se  les  achacaba  todo.  Haciendo  la 
descripci6n  de  Santo  Domingo,  tierra  que  habia  conocido 
cual  ninguno  porque  la  habia  recorrido  mil  voces,  dice  que 
hay  una  laguna  de  ochenta  leguas  cuadradas ^  en  dondedes- 
aguan  treinta  milrios  algunos  de  ellos  tan  caudalosos  como 
el  Duero,  el  Guadalquivir  y  el  Miiio  reunidos.  Para  con- 
vencerse  de  la  inexactitud  de  este  aserto  basta  considerar 
que  como  isla  que  es  la  de  Santo  Domingo,  sus  rios  des- 
aguan  pronto  en  el  mar,  y  por  esta  razon  no  pueden  ser 
muy  caudalosos. 

Los  rios  caudalosos  como  el  Maran6n,  el  Magdalena,  el 
Plata  y  otros,  estdn  en  los  grandes  continentes. 

Llamo  pues  la  atencion  del  Gongreso  respecto  al  padre 
Las  Gasas,  porque  quiero  que  al  tratar  de  el  los  hi6grafos, 
tengan  presente  no  s61o  lobueno,  sino  tambien  lo  malo.  El 
padre  Las  Gasas  era  un  te61ogo  de  laepoca,  un  te61ogo  er- 
gotista  del  partido  ultramontane,  del  partido  del  Papa^ 
Tengo  una  porcion  de  apuntes  en  que  asi  consta.  Guando 
se  presento  en  la  Audiencia  a  quejarse  de  los  espanoles, 
alego  que  iba  alii  en  nombre  del  Papa  y  del  Rey,  y  requiri6 
al  presidenfe  a  que  siguiese  su  causa,  y  porque  este  na 
quiso  le  increp6  duramente.  El  presidente  se  escandalizo  al 
oirle,  yle  reconvino  con  energia  y  dureza,  y  aun  cuando 
dice  Quintana  que  el  reverendo  padre  baj6  la  cabeza,  yO' 
creo  que  estd  equivocado  y  que  la  alzo  mas,  puesto  que 
acudio  al  Rey  quejandose  del  presidente  de  la  Audiencia,. 
diciendo  que  era  peor  que  MustaK,  y  que  no  crela  en  Dios 
ni  en  el  Papa,  Todo  eso  dijo  a  Felipe  II,  el  hombre  que 
Quintana  estima  un  santo,  y  que  cuando  el  presidente  le 
contest6bruscamente  supone  que  baj61a  cabeza. 


120  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS. 

Por  consiguiente,  la  historia  de  A.merica  en  el  primer 
tercio  del  primer  siglo  tuvo  grandes  detractores  (que  desde 
luego  supongo  conocera  el  Cougreso),  los  cuales  6.  virtud 
de  los  escritos  del  padre  Las  Gasas  empezaban  por  descono- 
cer  las  obras  espanolas.  Rstas  obras  no  son  muy  latas 
pero  si  sumamente  veridicas,  escritas  por  hombres  que 
presenciaron  los  hechos,  y  por  otros  que  aun  cuando  no 
los  presenciaron  debieron  estar  bien  enterados  de  ellos  por 
haber  hablado  con  los  que  alli  estuvieron.  Entre  dichos 
escritores  espaiioles  podemos  citar:  el  famoso  Gonzalo  Fer- 
nandez de  Oviedo,  que  toda  su  vida  (que  fue  larga)  estuvo 
relacionando  lo  que  veia  y  pasaba  A  su  alrededor,  y  que 
escribi6  no  solo  sobre  sucesos  sino  tambien  sobre  hisloria 
natural;  D.  Fernando  Colon,  el  famoso  Bernal  Diaz  del 
Castillo,  que  de  soldado  raso  hizo  la  campana  mds  larga  y 
tremebunda  que  puede  hacerse,  estuvo  en  ciento  y  tantas 
batallas,  tuvo  veinte  y  tantas  heridas  y  muri6  de  noventa 
y  tantos  aiios,  recibiendo  como  linico  premio  el  ser  nom- 
brado  regidor  de  la  ciudad  de  Guatemala. 

Mucho.mcis  tendria  que  decir,  pero  atendiendo  a  la  re- 
comendacion  del  reglamento  doy  por  terminado  mi  dis- 
curso. 

El  Sr.  Fabi^:  Con  mucha  pena  voy  a  decir  algunas 
palabras,  porque  entiendo  yo  que  a  ello  vengo  obligado  en 
vista  de  lo  que  el  Sr.  Arias  de  Miranda  acaba  de  manifes- 
tar.  Ciaro  es  que  no  eslamos  en  circunstancias  d  prop6sito 
para  entablar  una  discusion,  ni  entra  en  mi  dnimo  el  enta- 
blarla;  pero  me  ban  parecido  sobradamente  duras  algunas 
de  las  calificaciones  que  respecto  al  P.  Fr.  Bartolome 
de  las  Casas  se  ha  permitido  hacer  esle  seiior;  y  tal  vez  no 
hay  aqui  quien  mas  legitimamente  que  yo  tenga  la  mision 
de  rectificar  sus  afirmaciones. 

El  padre  Las  Casas  esta  ya  definitivamente  juzgado  por 
el  severo  tribunal  de  la  historia,  y  es  menester  que  no  iios 
ciegue,  respecto  a  este  personaje,  un  mal  entendido  espiritu 
espanol.  Desde  luego  puede  decirse  en  su  defensa  y  para 


HISTORIA. — EL   P.    LAS   CASAS.  121 

gloria  de  Espana,  que  muchas  de  sus  ideas  prevalecieron 
y  fueron  aceptadas  por  el  gobierno  espaiiol  de  aquella 
€poca.  ^  •  • 

Nuestros  monarcas  y  horabres  de  estado  dieroii  6.  todas 
las  primitivas  leyes  de  Indias  el  espiritu  y  las  fundaron  en 
ias  doctrinas  y  en  las  ideas  del  padre  Las  Gasas.  Y  por 
ultimo,  seiiores,  al  fin  y  al  cabo  las  encomiendas  y  reparti- 
raientos  de  indios  que  fueron  siempre,  con  razon  y  con 
justiciar  el  punto  de  ataque,  digamoslo  asi,  del  padre  Las 
Casas,  se  extinguieron,  teniendo  los  espanoles  la  honra  (y 
€reo  que  esta  es  ocasion  de  decirlo)  de  haber  sido  el  linico 
pueblo  conquistador  de  America  que  ha  conservado  en  sus 
dominios  las  razas  indigenas,  fundiendose  con  ellas  y 
creando  una  nueva  raza  en  la  que,  el  espiritu,  la  tendencia 
y  la  altura  de  pensamientos  son  los  de  la  raza  superior  que 
esta  llamada  a  llevar  por  todos  los  ambitos  del  mundo  la 
ideagenerosa  del  progreso. 

En  cuanto  a  las  inexactitudes  del  padre  Las  Casas,  ^que 
historiador  no  las  ha  cometido? 

Por  lo  demas,  toda  la  biografia  de  este  verdadero  ap6s- 
tol,  que  he  tenido  la  honra  de  escribir,  demuestra,  entre 
otras  cosas,  los  errores  que  al  referir  la  escena  ocurrida 
ante  la  Audiencia  de  los  Confines  ha  cometido  el  Sr.  Arias 
Miranda,  y  lo  demuestra  de  un  modo  directo  y  evidente  la 
carta  de  uno  de  los  seiiores  magistrados  de  aquella  Audien- 
cia, el  licenciado  Herrera,que  no  queriendo  hacerso  solida- 
rio  del  espiritu  de  sus  companeros-y  de  su  injusticia,escri- 
bio  directamente  al  Emperador  diciendole  la  verdad  de  lo 
que  pasaba  (1).  Y  para  no  tratar  mas  de  estas  cuestiones 
concretas,  yo  ruego  a  los  seiiores  americanistas  que  se  to- 
men  la  molestia  de  leer  esta  parte  de  mi  libro  y  sobre  todo 
la  voluminosisima  coleccion  de  documentos  que  le  acom- 


(1)    V6ase  el  ap6ndice  num.  14,  tomo  ii  de  mi  obra  Vida  y  escritos  del  padre 
Las  Casas. 


122  GONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

panan  y  allf  veivin  este  hecho  puesto  en  su  punto,  aprecian- 
do  claramente  que  en  aquella  ocasion  como  en  otras,  la  ra- 
zon  estaba  de  parte  del  padre  Las  Gasas,  cuyas  ideas,  en 
punto  a  ultramontanismo  no  tengo  que  apalizar  aqui.  La 
linico  que  dire  cs,  que  la  Iglesia  en  aquellos  tiempos  era  el 
mas  poderoso  baluarte  de  la  libertad  y  de  la  dignidad  hu- 
mana.  (Aplaiisos.) 

El  Sr.  Novo  y  Colson:  Invitado  por  la  Junta  organiza- 
dora  de  este  Gongreso  para  que  presentase  ante  el  mis- 
mo  algun  estudio  referente  a  las  Americas,  he  elegido  el 
tema  7.°  del  ramo  de  Historia  que  dice:  i,Son  apdcrifos  los 
viajes  de  Juan  de  Fuca  y  de  Lorenzo  Ferrer  Maldonado? 
Creo  que  dicho  tema  ha  sido  anotado,  acasoporque  la  Junta 
supuso  conveniente  y  aun  necesario,  que  Europa  conociera 
de  un  modo  precise  el  criterio  de  nuestro  pais  acerca  de  esos 
dos  navegantes  misteriosos,  tan  combatidos  como  apadri- 
nados. 

Y  de  no  ser  asf,  ^quc  otra  idea  hubiera  guiado  d  la  Junta 
organizadora?  ^La  espsranza  de  que  un  bibli6filo  sacara  a 
luz  nuevos  y  preciosos  manuscritos  sobrc  el  asunto?  No, 
porque  se  tiene  el  convencimiento  material  de  que  no  existeii 
entre  los  ya  mil  veces  rebuscados  archivosde  la  Peninsula. 
^,Entonces,  sera  que  solicite  de  las  otras  naciones  datos  pro- 
bables e  ignorados  con  que  completar  su  estudio,  disipar 
sus  dudas  y  emitir  su  tesis?  Tampoco  es  posible,  porque 
de  antiguo  formularon  dictamcn  sobre  ello  sabios  eminen- 
tes  e  ilustres  marines  interesados  por  honra  nacional  y  por 
respeto  propio  en  exponer  verdades  y  argumentar  con 
pruebas. 

Faltaba,  sin  embargo,  que  todasestas  juiciosasopiniones 
fueran  mas  conocidas,  pues  ciertos  ge6grafos  imaginan 
aiin  que  los  espaiioles  han  creado  fantasticos  pcrsonajes 
que  realizaron  increibles  navegaciones.  [Gomo  si  tan  esca- 
sos  fueran  nuestros  timbres  en  la  historia  de  los  descubri- 
mientosl  Greo,  pues,  que  bajo  esle  punto  de  vista  es  de 
mucha  oportunidad  el  tema  7."  sometido  a  dlscusi6n  y  exa- 


HISTORIA. — FERREn  MALDONADO.  123 

men,  asi  como  el  que  mi  trabajo  debe  reducirse  d  reprodu- 
cir  con  exactitud  lo  mas  curioso  que  se  ha  escrito  sobre  los 
problemdticos  viajes  de  Juan  de  Fuca  y  de  Maldonado,  co- 
mentarlos  lo  major  posiblc  y  hacer  constar  en  definitiva 
ante  el  Congreso  de  americanistas  cual  ha  sido  siempre  la 
opinidn  de  los  doctos  espanoles.  Desgraciadamente  ocurre 
que  las  reputaciones  mas  notables  de  estos  doctos,  no  son 
bastante  conocidas,  y  en  cambio  gozan  de  gran  publicidad 
relatos  absurdos  que  por  emulacion  poco  noble  ban  inven- 
tado  gentes  extranas. 

Hacia  falta,  repito,  un  libro  que  remediara  esta  injusti- 
cia  y  que  recopilando  en  sus  paginas  lodo  lo  conocido  y  lo 
jgnorado,  todo  lo  coleccionado  y  lo  disperso,  todo  lo  inedito 
y  lo  publicado,  sirviera  de  perpetuo  testimonio,  6  de  punto 
de  partida,  si  se  quiere,  para  aquellos  historiadores  que  en 
lo  sucesivo  mencionen  a  los  citados  navegantes. 

Gonsecuente  con  este  proposito,  heimpreso  un  libro  tilu- 
lado:  Sobre  los  viajes  apocrifos  deJuan  de  Fuca  y  de  Loren- 
zo Ferrer  Maldonado  en  el  que  se  da  a  conocer  todo  lo  rela- 
livo  al  primer  navegantc  comenzando  por  la  exposicidn  de 
su  viaje  segun  escribe  el  ingles  Miguel  Lok  y  que  copia 
Purchas  sin  comentarios,  asi  como  las  apreciaciones  favo- 
rables  respecto  al  mismo  que  le  dedica  el  capitan  Burney 
en  su  obra  Viajes  al  mar  del  Sur. 

Tambicn  se  inserta  la  discrelisima  memoria  que  escribio 
el  insigne  escrilor  D.  Martin  Fernandez  de  Navarrele  cuan- 
do  fue  comisionado  por  cl  Gobierno  para  que  rebuscase 
prolijamente  los  archives  de  la  Peninsula  y  emiliera  in- 
forme  sobre  cualquier  documento  que  se  refiriese  al  piloto 
Juan  de  Fuca.  Por  dicha  memoria  se  viene  en  conocimien-r 
to  de  que  en  nuestros  archivos  noexiste  papel  alguno  dondo 
se  mencione  al  citado  piloto;  y  analizando  luego  larelacioa 
del  mismo  y  extraclando  las  opiniones  emitidas  por  los 
mismos  espanoles  que  ban  explorado  el  estrecho  de  Fuca, 
deduce  que  es  de  todo  punto  apocrifo  el  viaje  de  este  nave* 
gante. 


124  CONPtHESO  de  americanistas. 

Hoy  se  halla  fuera  de  toda  duda  la  configuracion  topogrd- 
fica  de  aquel  estiecho,  y  no  es  necesario  indicar  que  un 
paso  por  el  del  Paci'fico  al  Atlantico,  ha  sido  siempre  de 
toio  puiito  imposible.  Gomo  creo  que  el  ilustrado  auditorio 
conoce  perfectamente  la  relacion  del  viaje  de  JuandeFuca, 
sin  dar  sobre  el  mas  pormenor,  refiriendome  d  el,  termino 
diciendo  que  no  puede  admitirse  como  probable  para  ha- 
cerlo  veridico  el  socorrido  recurso  de  las  convulsioues  geo- 
logicas,  porque  se  encontraria  desmenlido  con  los  mds  re- 
cientes  estudios  de  aquellos  terrenos.  Debese,  pues,  negar 
en  absoluto  el  viaje  de  Juan  de  Fuca  tal  y  como  el  pretend© 
haberlo  realizado;  pero  ^debe  negarse  igualmente  que  este 
piloto  haya  descubierto  el  estrecho  que  mas  tarde  recono- 
€ieron  Vancouver  y  otros  muchos  ilustres  marinos?<;Debeso 
negar,  si  no  la  existencia  de  Juan  de  Fuca,  al  menos  el  que 
haya  pasado  gran  parte  de  su  vida  al  servicio  de  la  Armada 
«spanola?  Creo  que  no.  Cierto  es  que  no  se  conservan  en 
nuestros  archivos  documento  ni  escrito  alguno  en  los  que 
aparezca  siquiera  por  casualidad  el  nombre  de  Juan  de 
Fuca,  y  esto  nos  autoriza  A  dudar  de  la  verosimilitud  de  su 
viaje  en  los  puntos  mas  capitales  que  de  el  refiere.  No  pudo 
ser  nombrado  por  el  virey  de  Mejico  piloto  de  una  expedi- 
cion  de  tres  buques  para  descubrir  nuevas  tierras,  porque 
hubiera  constado  como  tal;  no  pudo  haber  perdido  los  60.000 
ducados  que  supone  en  el  apresamiento  de  la  nao  de  Aca- 
pwico,  por  las  razones  antes  expresadas;  no  pudo,  en  fin, 
haber  encontrado  en  el  estrecho  de  su  nombre  una  tierra 
ferlil  y  rica  en  oro,  plata  y  perlas,  porque  jamas  en  el  han 
existido;  pero  creo,  si  no  probable,  posible  el  que  dirigiendo 
una  pequeiia  carabela  y  una  lancha  armada  ,  se  remontase 
hasta  cerca  de  los  48  grados  de  latitud,  que  por  error  craso, 
€omprensible  en  aquella  epoca,  fueran  en  realidad  pr6xima- 
mente  49.  Esto  es  todo  lo  que  puedo  conceder  de  verosimil 
^  cuanto  abarca  la  relacion  de  Juan  de  Fuca.  El  emboc6  tal 
vez  el  canal  que  alii  existe,  naveg^ndole  algunas  millas,  y 
satisfecho  viro  por  redondo,  confiando  a  su  fantasia  el  com- 


HISTORIA. — FERRER  MALDONADO.  125 

plemento  de  una  exploraci6n.  extraordinaria.  En  efecto, 
cuando  Juan  de  Fuca  referia  d  Mr.  Lok  el  resultado  de  sii 
viaje,  aun  no  se  tenia  conocimiento  del  estrecho  indicado, 
y  parece  dificil  que  el  lo  adivinara  en  situdcion  tan  poco 
errdnea.  Lo  que  enl6nces  entrevio,  bien  pudo  antojdrseie 
camino  verdadero  que  le  hubiera  conducido  sin  gran  difi- 
cultad  hasta  el  Oceano  Atldntico.  Su  discurso  suslituyo  §, 
sus  ojos,  y  describi6  como  si  hubiera  visto  lo  que  presumia 
y  tal  vez  lo  que  confiaba  encontrar  si  probara  do  nuevo  for- 
tuna. 

No  menciono  la  defensa  que  de  el  hace  Flericu  en  su  in- 
troducci6n  al  Viaje  de  Marchand,  porque  car^ce  hoy  de 
toda  logica  y  de  todo  fundamento.  ]N*o  expresamos  las  varias 
opiniones  de  otros  geografos,  por  lo  vagas  e  indecisas.  Ade- 
mas,  cualquiera  que  haya  sido  su  grado  de  veracidad,  el 
viaje  de  Juan  do  Fuca  encierra  un  iuteresmuy  secundario, 
puesto  que  en  el  caso  mas  favorable  hubiera  de  conceder- 
sele  la  sola  gloria  del  descubrimiento  del  estrecho  que  bojea 
la  isla  Vancouver. 

Ya  se  ha  visto  que  cuando  este  estrecho  era  poco  cono- 
cido  y  se  preslaban  A  toda  conjetura  sus  naturales  limites, 
de  que  manera  fue  rechazado  por  ap6crifo  el  viaje  de  Fuca^ 
sobre  todo  en  lo  que  se  refiere  a  haber  hallado  un  paso  para 
el  Atldntico. 

Debo,  pues,  terminar  diciendo  que  en  nuestros  dias  ha 
perdido  todo  interos  la  aclaracion  de  lo-qae  realmente  hiza 
el  piloto  griegof  porque  nos  consta  cual  pudo  ser  su  maxi- 
mo  triunfo  y  este  carece  de  importancia  absoluta  en  la  his- 
toria  de  los  grandes  descubrimientos. 

No  dire  lo  mismo  respecto  al  pretendido  viaje  de  Maldo- 
nado.  La  importancia  de  este  viaje  es  tal,  que  de  no  ser 
apocrifo  glorificaria  su  nombre,  colocandolo  a  la  altura  de 
los  descubridores  mas  notables.  El  hubiera  realizado  en  el 
siglo  XVI  una  derrota  del  Atlantico  al  Pacifico  por  ol  N.  de 
America,  6  sea  el  llamado  paso  del  Noroeste,  navegacion, 
tantas  veces  emprendida  por  marinos  de  toias  las  naciones 


126  CUNGHESO    DE    AMERICANISTAS. 

y  no  realizada  hasta  ahora,  si  bien  el  ingles  Mac-Clure 
en  1850  adquirio  el  convencimiento  de  la  existencia  del 
paso.  Merece,  pues,  mucha  alencion  y  estudio  cuanto  sobre 
este  hecho  se'refiere  y  es  de  justicia  extremar  su  examen 
para  conceder  a  Maldonado  toda  la  gloria  6  todo  el  ridiculo 
que  debe  corresponder  al  que  emprende  y  realiza  tan  ex- 
traordinaria  exploracion,  6  al  que  inventa  y  miente  con 
inaudito  descaro. 

Mucho  se  ha  escrito  y  mucho  se  ha  discutido  ya  sobre 
su  viaje  y  sobre  su  persona,  con  tanlo  caudal  de  datos  y 
con  presencia  de  documeulos  tan  exph'citos  y  concluyentes, 
que  nuestra  tarea  se  ha  reducido  a  una  simple  recopilacion 
ordenada  y  a  un  comentario  por  demas  sencillo  y  corto. 

El  primer  escritor  que  dio  a  conooer  en  nuestro  siglo  con 
^Iguna  amplitud  el  viaje  de  Maldonado,  fue  el  duque  de 
Almodovar  bajo  el  pseudonimo  de  Eduardo  Malo  de  Luquc 
en  su  obra  Estahlecimientos  ultramarinos  de  las  naciones 
europeas.  Este  notable  erudito  cxamin6  la  relaci6n  del  ci- 
tado  viajero  y  no  se  atrevio  a  admitirla  como  autentica  ni 
como  ap6crifa. 

En  1790  un  respetable  miembro  de  la  Academia  de  Gien- 
cias  de  Paris,  M.  Buache,  leyo  su  celebre  Memoria  en  de- 
fensa  del  viaje  de  Maldonado,  sin  parar  mieutes  en  los  ma- 
niflestos  errores  que  entrana,  y  alargandose  en  considera- 
ciones  entusiastas,  en  aquellos  lugares  de  la  relacion  que 
pudieran  pasar  como  verosimiles.  Esta  acalorada  defensa 
tan  to  como  poco  preconcebida,  alcanz6  e^eco  que  era  de 
csperar,  ocupando  la  atencion  de  geografos  y  astr6noraos 
muy  notable?  en  Francia,  Alemania,  Italia  e  Inglaterra; 
pero  a  la  vez  que  poniase  en  discusi6n  y  procurabase  en 
principio  conceder  d  Maldonado  la  gloria  de  haber  descu- 
hierlo  el  paso  del  NO. ,  los  doctos  marinos  e  ilustres  geo- 
grafos espanoles,  protestaron  de  aquella  inmerecida  supo- 
sicion  y  por  cuantos  medios  estuvieron  a  sus  alcances 
hicieron  saber  a  Euro])a  que  el  viaje  de  Maldonado  era  una 
iavenci6n  ridicula,  y  que  en  nuestro  pais  se  rechazaba  en 


HISTORIA. — FERRER  MALDONADO.  127 

absolute  toda  opinion  favorable  y  mas  aiin  toda  tesis  con- 
cediendo  «i  Espaiia  la  realizacion  de  tan  glorioso  descu- 
brimiento. 

Entre  los  marinos  que  con  mayor  caudal  de  16gica  refu- 
taron  la  Memoria  de  Buache,  debemos  citar  al  capitun  de 
fragata  D.  Giriaco  de  Cevallos ,  al  de  igual  clase  D.  Ale- 
jandro Malaspina,  a  D.  Martin  Fernandez  Navarrete  y  5 
otros  varios  distinguidos  oficiales  cuyas  disertaciones  no- 
tables ban  logrado  poquisima  publicidad. 

Los  reducidos  liniites  a  que  debe  concretarse  esta  Memo- 
ria, no  me  permiten  aducir  ninguna  de  las  argumentaciones 
empleadas  por  dichos  comentarislas  y  mucho  menos  re- 
producir  la  relaci6n  del  viaje  de  Maldonado.  Asi  pues,  ter- 
minare  diciendo,  que  una  vez  leidas  las  expresadas  refuta- 
ciones,  se  habra  adquirido  el  convencimiento  de  que  el 
dicho  Ferrer  Maldonado,  fue  un  embaucador  y  su  viaje 
totalmente  apocrifo.  Para  dar  mayor  prueba  de  esta  con- 
clusion, me  propuse  insertar,  como  remate  digno  de  su  poca 
envidiada  referenda,  un  documento  que  contiene  la  causa 
que  se  le  formo  en  Guadix  per  estafador,  cuyo  documento 
tuvo  ocasion  de  examinar  el  Sr.  Fernandez  de  Navarrete  y 
sacar  copia  de  el  en  el  Archivo  de  Indias  de  Sevilla.  Pero 
de  esta  copia  no  tengo  noticias  y  constame  boy  que  el  ori- 
ginal que  segiin  Navarrete  existia  en  aquel  Archivo  entre 
los  documentos  llevados  de  Simancas ,  rotulado ,  Junta  de 
guerra  del  Consejo  de  Indias,  despues  de  registrados  escru- 
pulosamente  dichos  legajos,  nada  se  expresa  en  ellos  de  la 
causa  que  se  le  siguio  en  Guadix  a  Maldonado.  Al  mismo 
tiempo  no  puedo  dudar  de  la  veracidad  del  Sr.  Navarrete, 
por  lo  cual  supongo  que  se  haya  extraviado  6  lo  hayan  in- 
troducido  bajo  distinta  rotulacion  de  la  que  indicaba  aquel 
erudito. 

Pero  no  es  de  absoluta  necesidadlapresencia  de  esta  prueba 
acusadora,  porque  aun  prescindiendo  de  los  malos  antece- 
dentes  de  Ferrer  Maldonado,  sobran  motivos  poderosos  para 
rechazar  en  absoluto  como  ap(3crifa  su  debalida  navegacion. 


128  CONGRESO   DE  AMERICANISTAS. 

Creo,  como  todos  sus  comentaristas  espanoles,  que  las^ 
invenciones  ridiculas  y  los  relates  absurdos  de  compatrio- 
tas  nuestros,  contribuirian  d  menoscabar  las  verdaderas 
glorias'adquiridas  y  a  desmentir  la  merecida  fama  de  dis- 
cretes y  veraces  que  gozan  nuestros  historiadores. 

Por-.eso  declare  mi  firme  convencimiento  de  que  la  rela- 
cion  de  Maldonado  no  admite  defensa  alguna,  ni  se  halla 
resquicio  en  ella  para  dudar  de  que  es  apocrifay  false  tedo- 
lo  que  centiene. 

En  el  mismo  libre  a  que  hago  referencia,  he  insertado 
varies  apendices  curieses  de  las  gestiones  de  Maldonado  y 
que  sen  los  unices  documentos  que  mencionan  a  este  false- 
descubridor  y  que  existian  ineditos  en  el  Archive  general 
de  Indias. 

Tambien  me  atrcvo  a  mencionar  un  Irabajo  que  inserto 
en  el  mismo  volumcn,  titulade  Ultima  teoria  sohre  la  Allan- 
tida  per  el  deble  motive  de  abarcaj  uno  de  los  temas  pro- 
puestos  al  Congreso,  y  porque  se  halla  presente  un  dis- 
tinguido  sabie  francos,  al  que  tuve  el  honor  de  dirigirme-, 
refutando  ciertos  puntos  de  pura  teori'a  que  expresa  en  una 
de  sus  mas  notables  ebras. 

Constame  que  el  ilustre  profcsor  a  quien  me  refiere,  Mon- 
sieur Paul  GafFarel,  presentara  eu  este  Congreso  una  bri- 
llante  y  magnifica  disertaci6n  sebre  la  antigua  AtMntida, 
cuyas  conclusienes  no  puede  asegurar  si  seran  identicas  a 
las  que  aducia  dos  anos  hace,  en  su  ebra  Estudio  sohre  las- 
Relaciones  de  America  y  el  antiguo  continente^  es  decir, 
las  mismas  que  fueron  objeto  demi  respetuosa  refutaci6n. 

Segun  mi  opinion  humilde,  si  la  Atlandida  existio,  hubo 
de  ecupar  probablemente  el  gran  banco  sobre  el  que  hoy 
se  asientan  las  Azores  y  cuya  superficie  es  proximamente 
igual  d  la  de  la  Peninsula  iborica. 

Despues  de  esta  noticia,  el  Sr.  "W.  Reiss,  vice- 
presidente  de  la  Sociedad  geografica  de  Berlin, 
presento  al  Congreso  algunas  publicaciones,  entre 


MUSEO    DK    BEHLIN.  129 

ellas,  dos  del  Sr.  Bastiaii  acerca  de  los  Vasos  del 
Peril  y  de  las  Piedras  pintadas  de  Colombia;  la  del 
propio  Sr.  Reiss  La  Necrdpoli  de  Ancon  en  el  Pen'f, 
importante  recopilacioii  de  materiales  })ara  la  his- 
toria  de  la  civilizaciou  y  de  la  iiidiistria  del  imperio 
de  los  Incas,  y  la  del  Sr.  Voss  sobre  los  Silices  de 
Yucatdn.  A  seguida  relacionu  los  trabajos  que  se 
verifican  actualmeiite  en  la  organizacion  del  museo 
de  Etiiografia  de  Berlin,  bajo  la  direcciou  inteli- 
gente  del  Dr.  Bastian,  anunciando  que  la  Etnogra- 
fia  americana  tendra  considerable  representacion  y 
que  el  establecimiento  sera  abierto  al  publico  den- 
tro  de  tres  6  cuatro  anos  a  lo  nuis. 

El  Sr.  Bamps,  invitado  por  la  presidencia,  ma- 
nifesto que  no  habia  pensado  liacer  uso  de  la  pala- 
bra  en  esta  sesion,  pero  que  con  el  mayor  gusto 
expresaba  la  complacencia  con  que  habia  escucha- 
do  la  comunicacion  del  Sr.  Reiss,  aprovechando  la 
ocasion  de  ampliar  un  tanto  las  opiniones  que 
liabia  iniciado  en  la  sesion  inaugural  relativamente 
a  la  importancia  de  los  museos  etnograficos  y  ar- 
queologicos,  cotno  medio  de  desarroUar  y  extender 
los  estudios  americanistas.  Hizo  iiotar  que  estos 
museos,  que  en  algiin  modo  hacen  tangible  la  cien- 
cia,  son  indispensables  al  conocimiento  exacto  de 
las  antigiiedades  americanas.  El  arte  antiguo  de  la 
cenimlca  del  Nuevo  Mundo,  de  estudio  tan  vario  y 
curioso  desde  su  origen  a  la  desaparicion,  a  traves 
de  los  progresos  y  transformaciones  que  tuvo,  no 
pudiera  considerarse  de  otro  modo  mejor,  demos- 
trAndolo  evidentemente  la  irresistible  atraccion  que 

0  9 


130  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

ilevaba  a  todoslos  miembros  delGongreso,  arqueo- 
logos,  antropologos  6  etnografos  hacia  la  magnifica 
exposicion  de  antigiiedades  americanas  organizada 
en  obsequio  suyo  en  Madrid,  como  arsenal  de  pre- 
cioses  elementos  de  doctrina.  Encarecio  en  este 
concepto,  el  valor  que  tenian  las  notieias  comuni- 
cadas  por  el  Sr.  Baraps,  tanto  mas,  estando  enco- 
inendada  la  clasificacion  de  los  objetos  a  personas 
de  compotencia  tan  notoria  como  la  del  profesor 
8r.  Bastian  y  del  mismo  Dr.  Reiss,  ya  que  ban  side 
enviados  a  America  por  su  Gobierno  con  la  mision 
de  bacer  exploraciones  cientificas  y  de  adquirir 
objetos  dignos  de  figurar  en  las  colecciones  nacio- 
nales  del  imperio  aleman. 

Por  ultimo,  expreso  el  deseo  de  ver  citacion  para 
que  se  verifique  en  Berlin  la  sexta  sesion  del  Con- 
greso,  a  fin  de  contar  con  la  oportunidad  de  prose- 
guir  en  el  museo  que  se  instala  abora  en  aquella 
capital,  los  estudios  experimentales  y  comparados, 
los  mas  fecundos  sin  duda,  empezados  con  tanto 
provecbo  a  beneficid  de  la  maravillosa  Exposicion 
de  Madrid. 

Volviendo  al  terreno  de  la  geologia  presento  el 
Sr.  Bamps  una  Memoria  escrita  en  frances  por  la 
sefiora  inglesa  Marcella  T.  Wilkins ,  que  en  el 
Gongreso  anterior  de  Bruselas  se  bizo  justamente 
aplaudir  por  otros  interesantes  trabajos  sobre  ma- 
teria tan  profunda.  La  Memoria  es  como  sigue: 


DISPARITION    DE    l'aTLANTIDE.  131 


Ilypothese  stir  la  Disparition  de  VAtlantide. 

Messieurs:  C'etait  avec  les  plus  flatteuses  esperances  que 
je  caressai  le  plaisir  que  me  promettait  une  visite  a  Ma- 
drid pour  assister  a  voire  Congr^s.  Mais  des  circonstances 
inattendues  m'empechent  pour  le  moment  d'entreprendre 
un  si  long  voyage,  ot  je  dois  me  borner  par  I'intermediaire 
bienveillanl  de  M.  Bamps,  le  delegue  beige,  de  vous  offrir 
I'hommage  de  mon  estime,  comme  a  la  nation  la  plus  che- 
valeresque  et  la  plus  humanitaire  de  toute  la  famille  euro- 
peeune. 

Je  repete  le  mot  humanitaire;  parce  que  je  connais  vos 
us  et  coutumes,  et  vos  lois  civiles  que  visent  de  concert  et 
toujours  a  la  protection  des  otres  faibles  sujets  a  leur  re- 
gime. 

J'ai  un  plaisir  infini  a  proclamer  ce  que  je  sais  de  vos 
vertus  et  de  votre  humanite  chretienne. 

Apres  ce  petit  exorde ;  que  je.  me  suis  permis  de  formuler 
en  vous  saluant;  permetlez  que  j'ajoute  quelques  mots  au 
sujet  de  I'hypolh^se  que  j'ai  eu  I'honneur  d'avancer  pen- 
dant la  seance  de  votre  Gongres  a  Bruxelles  le  26  seplem- 
bre  1870. 

Pas  plus  a  present  qu'alors  je  ne  me  permettrai  d'appro- 
cher  de  cette  docte  arone,  si  dignement  occupee  par  les  sa- 
vans  ici  assembles;  ma  seule  ambition  doit  6tre  de  vous  in- 
diquer  les  quelques  conclusions  anxquelles  je  suis  arrivee 
en  etudiant  les  magnifiques  decouvertes  du  jour. 

L'hypothese  que  j'avais  avancee  ctait  que,  selon  toute 
probabilite,  le  dernier  deluge  a  eu  son  origine  dans  I'Ocean 
Pacifique;  et  que  les  premiers  habitans  de  I'Amerique 
n'etaient  que  des  refugies,  venus  d'un  continent  submerge 
par  ee  cataclysme. 

Comme  preuve  de  cette  probabilite,  je  vous  ai  cite  I'ali- 
ment  sacre  des  Indiens,  compose  de  certaines  plantesqu'ils 


132  CONORKS    DES    AMERICANISTES.  2 

cultivaient  soigneusement;  mais  qui  cepenJant  ne  se  trou- 
vent  h  I'etat  sauvage  nulle  part  sur  le  globe  ce  qui  ferait 
presumer  une  patrie  disparue  depuis  longtemps  sous  les 
eaux. 

Je  vous  ai  cite  les  traditions  des  Indiens  eux  memes;  qui 
tous,  rapportent  leur  premiere  arrivee  en  Amerique,  c'l  un 
cataclysme  diluvien  surgi  dans  les  eaux  du  Pacifique. 

Je  vous  ai  meme  cite  les  archives  historiques  du  Mexi- 
que,  qui  enregistrent  une  certaine  epoque,  reculee,  com- 
me  L'AGE  DES  EAUX. 

Et  je  vous  ai  cite  encore  d'autres  fails  qui  pris  ensem- 
ble, m'ont  porte  a  former  I'hypothese  sus-dite ;  que  cepen- 
dant  j'ai  formulee  assez  limidement,  et  plutot  comme  une 
idee  que  je  soumettai  a.rexamen  du  Gongr^s.  ' 

Mais  aujourd'hui  ce  n'est  plus  avec  la  meme  timidite 
que  je  parle.  Gar  apr^s  de  longues  et  serieuses  etudes,  cette 
idee  qui  n'etait  d'abord  que  vague,  a  fait  place  a  une  ferme 
conviction:  et  je  crois  a  n'en  pouvoir  plus  douter,  que  les 
eaux  du  Pacifique,  poussees  par  un  mouvement  que  nous 
n'avons  pas  encore  saisi,  et  a  une  epoque  encore  indeter- 
minee,  se  sontentassees  derriore  les  barriores  infranchissa- 
bles  des  Andes;  et  qu'ayant  gagne  les  hauteurs  des  pre- 
mieres gorges,  elles  y  sont  passees,  et  de  la  se  sont  preci- 
piteessur  les  plaines,qu'ellesauront  encore  traversees  dans 
toute  leur  etendue  pour  arriver  finalement  aux  bords  de 
I'Atlantique. 

Et  voici  un  fait  remarquable  qui  se  rattache  a  ce  cata- 
clysme. Sa  marche  a  travers  I'Amerique  centrale,  semble 
avoir  pris'  une  direction  oblique  du  Sud-Ouest  au  Nord-Est; 
decrivant  une  ligne  qui  coupe  I'equateur  sous  un  angle  de 
vingt  a  vingl-deux  degres  environ;  ce  qui  naturellement 
amenerait  le  torrent  du  deluge  a  travers  le  Sahara  pour  de- 
boucher  plus  loin  par  la  Tripolitaine,  dans  le  lit  marmo- 
reeii  de  la  Mediterranoe. 

Par  une  coincidence  singuliere,  cette  ligne  gemble  se 
repeter  dans  la  courbc  occidentale  de  TAmerique  du  Sud, 


3  DISPARITION    DE    L'aTLANTIDE.  133 

la  courbe  occidentale  de  TAfrique  et  la  cole  occidentale  de 
rindoustan;  comme  si  la  mer  k  uue  epoque  antique  avail 
pris  cette  direclioii  en  s'eirorcant  de  briser  les  barrieres  qui 
rempechaienl  de  prendre  possession  de  leurs  plaines. 

Je  ne  dis  pas  que  ces  courbes  se  ratlachenl  au  deluge. — 
Je  ne  fais  qu'indiquer  la  coincidence. 

Et  pour'ce  qui  est  de  ma  theorie,  je  ne  I'ai  pas  formee  h 
la  lege  re.  L'invasion  de  la  mer  n'a  pas  eu  lieu  sans  laisser 
des  traces  bien  dislincles  de  son  passage.  Ainsi,  nous  vo- 
yons  naitre  aux  pieds  meraes  des  cordill^res  de  I'Amerique 
cenlrale,  ces  inmenses  plaines  connues  sous  le  nom  de 
llanos  on  Sdivancs;  mesurant  plus  d'un  million  d'hectares 
dans  toute  leur  elendue  entre  I'Amazone  et  les  montagnes 
qui  bordent  la  province  de  Gumana,  toujours  et  tonics  ex- 
posees  aux  effels  ferlilisaleurs  d'un  soleil  tropical  et  cepen- 
dant  recouvertes  d'un  bout  a  Taulre  d'un  herbage  pauvre, 
€t  propre  seulement  a  la  nourriture  des  bestiaux  sauvages 
qui  errent  dans  ces  solitudes;  oii  pas  un  arbre,  pas  un  ar- 
busle,  ni  meme  une  planle  a  fleur,  ne  vient  varier  la  mo- 
notonie  de  leurs  tristes  horizons. 

Mais  des  qu'un  indien,  un  peon,  un  colon  quelconque, 
se  prend  a  travailler  le  sol,  a  I'instant  son  petit  bout  de 
terrain  se  transforme  en  jardin  fleurissant  comme  la  rose, 
riche  de  toute  la  belle  vegetation  des  tropiques,  et  rendant 
mille  pour  cent  aux  peines  du  laboureur. 

Pour  lors  il  devien I  evident,  que  cette  vaste  elendue  de 
surface  ait  ete,  dans  un  temps  prehistorique,  soumise  aux 
effels  de  quelque  influence  sterilisatrice;  etla  question  de  si 
telle  influence  a  ete  le  passage  torrentiel  de  la  mer,  nous 
met  en  presence  d'un  autre  fait  qui  semble  le  prouver. 

Pendant  les  grandes  secheresses  qui  suivenl  la  saison  des 
pluies,  quand  I'herbe  est  pour  ainsi  dire  brulee  jusqu'aux 
racines:  vienne  seulement  un  nuage  chasse  par  I'orage  loin- 
tain,  el  qu'il  arrive  a  se  decharger  en  averse  sur  quelque 
point  de  ces  parages;  si  h  cette  averse  suit  immediatemenl 
la  chaleur  intense  du  soleil,  alors  il  se  forme  uue  evapo- 
0  9* 


134  CONGRES    DES    AMERICANISTES. 

ration  presqu'instaiitannee;  et  on  voit  sur  toute  la  surface, 
se  devclopper  une  couche  de  cristaux  de  sel  d'une  blancheur 
oblouissante  semblable  a  une  nappe  de  neige;  et  on  m'a 
assure,  que  ces  cristaux  avaient  parfaitementle  goiit  de  sel 
marin.  Or,  je  vous  demande ,  d'ou  vient  ce  sel?  Si  ce  n'est 
d'une  ancienne  mer? 

Et  un  autre  fait  vient  en  corroboration.  G'est  I'enorme 
quantite  de  grosses  pierres  entassees  I'une  sur  I'autre  a  Ten- 
tree  des  vallees  o  i  une  branche  des  cordill^res  court  le 
long  de  la  province  de  Gumana.  G'est  tout  comme  si  un 
vaste,  un  effroyable  torrent,  se  trouvant  empeche  dans  sa 
marche,  par  les  pierres  qu'il  entrainait,  les  avail  laissees  ;\ 
I'entree  des  gorges  qui  bordaient  son  cherain. 

Ge  phenom^ne  n'a  pas  echappe  a  I'observation  du  grand 
Humboldt;  qui,  en  les  rapportant  dans  le  recitdeces  voya- 
ges, n'a  pii  s'empecher  d'exprimer  son  etonnement;  et  aurait 
meme  avoue  qu'il  ne  pouvait  I'expliquer  autrement  que 
par  le  passage  torrenliel  d'une  immense  inondation. 

Et  Humboldt  n'est  pas  le  seul,  ni  le  dernier  qui  ait  fait 
cette  observation.  Presque  tons  les  voyageurs,  qui  out  li- 
vre  leurs  observations  au  public  ont  fait  la  mSme  re- 
marque  et  il  n'y  a  pas  longtemps  encore  notre  auteur 
Gharles  Kingsley  en  traversant  I'ile  de  la  Trinidad  aurait 
signale  que  les  grandes  eaux  torrentielles  y  avaient  mar- 
que leurs  traces  dans  un  temps  oCi  cette  ile  etait  encore 
reliee  au  Gontinent. 

De  ces  faits  done,  je  suis  arrivee  a  la  conclusion,  que  le 
deluge,  prenant  coursa  travers  les  llanos,  n'a  fait  que  ba- 
layer  la  surface — le  courant  etant  encore  trop  impetueux 
peut-otre  pour  y  laisser  d'autres  restes  que  la  sterilife. 

Mais  le  voila  aux  bords  de  I'Atlantique  comment  se  con- 
duira  t-il? 

L'Atlantique  qui  pourrait  nous  en  compter  long — se  tait. 
— Seulement  il  nous  montrc  du  doigt,  le  gulf-stream  qui 
s'en  va  courant,  galopant,  vers  le  nord  d'abord; — puis  vers 
rOrient;  pour  arriver  sur  les  cotes  occidentales  de  I'Europe; 


5  DISPARITION    DE    l'aTLANTIDE.  135 

— et  sans  jamais  perdre  ane  seule  fraction  do  son  identite, 
ni  de  son  impulsion — ni  de  sa  belle  couleur  bleue  quand 
elle  so  disperse  dans  la  Mediterranee. 

Est-il  done  douteux  que  le  deluge,  mille  fois  plus  impe- 
tueux  que  le  gulf-stream,  ait  de  meme  franchi  TAtlanlique 
pour  arriver  en  Afrique  ot  nous  retrouverons  ses  traces 
dans  Tenorme  sterilite  qui  regno  comme  une  desolation 
eternelle  dans  ces  regions? 

Examinons  le  Sahara!  d'oi\  vient  ce  monde  de  sables 
mouvants?  de  sables  accumules  en  si  vaste  quantite?  Vou- 
lons  nous  I'apprendre?  Tournons  nos  regards  un  moment 
vers  I'Europe!  Nous  verrons  sur  toutes  les  plages  occi- 
dentales,  par  ci,  par  la,  les  memos  effets — des  sables  amon- 
celes — des  sables  mouvants ,  que  la  mer  aura  deposes  pen- 
dant les  hautes  marees  et  les  inondations  orageuses! 

Ge  qui  se  fait  en  petit  sous  nos  yeux;  s'est  fait  en  grand 
en  Afrique  dans  les  journees  cataclysmales  du  deluge.  Nous 
ne  pouvons  pas  mettre  en  doute  que  la  mer  ait  ete  le  grand 
facteur  des  sables  du  Sahara !  Aussi  nous  y  verrons  repro- 
duit  le  phenomene  des  cristaux  de  sel ;  et  sur  une  echelle 
bien  plus  vaste  encore — jusqu'au  point  de  nous  faire  I'effet 
d'.un  mirage;  — c'esl  k  dire,  I'aspect  illusoire  d'une  grande 
mer,  la  ou  nous  savons  trop  bien,  qu'il' n'existe  que  des 
sables  a  I'infini. 

D'ailleurs  il  est  tr  s  bien  connu,  que  dans  certains 
ondroits,  on  n'a  qu'a  fouiller  assez  profondement  dans  ces 
sables  pour  y  trouver  de  veritables  traces  d'eau  de  mer, 
comme  si  le  deluge  y  avait  filtre  et  les  y  avait  laisse,  com- 
me teraoins  de  sa  presence. 

G'est  precisement  cette  circonstance  qui  a  donne  lieu  ;i 
une  conjecture  assez  plausible  d'ailleurs  et  longtemps 
acceptee  par  nos  savants ,  a  savoir :  que  le  Sahara  ait  ete  le 
lit  d'une  branche  primitive  de  I'Atlantique;  mais  qu'un 
soul^vement  du  terrain  ayant  eleve  le  fonds  au  dessus  du 
niveau  de  I'Ocean;  les  eaux  se  sont  ecoulees,  laissant  der- 
riere  elles,  les  sables  que  nous  connaissons. 


136  CONGRfeS   DES    AMERICANISTES.  () 

Mais  je  puis  affirnier  en  toute  confiance  qu'il  n'y  a  pas 
ou  de  soulevemeut  ici — il  ii'y  a  pas  eu  de  mer  non  plus — 
ni  sur  le  syslome  tertiaire  ni  avant  le  deluge ;  et  que  s'ii 
y  en  a  eu  depuis  c'etait  seulement  des  mares  oii  des  fonds 
de  bassins  par  ci,  par  la,  laissespar  le  torrent  qui  courait 
vers  la  Mediterranee. 

Et  void  q'une  decouverte  toute  recente  vieut  prouver 
ma  theorie:  la  decouverte  dans  le  sol,  sous  les  sables,  de 
pointes  de  flcche  en  silex,  en  quantites  innombrables. 

ttPreuve  incontestable  (dit  Paul  Bourde  dans  la  Revue 
^ydes  deux  mondes  ,  fevrier  1881) ,  de  I'existence  d'une  po- 
»pulalion  nombreuse,  qui  trouvait  a  ce  temps  recule  un 
»climat  favorable  a  la  vie,  dans  ces  memes  contrees  qui 
"sembient  vouees  aujourd'hui  a  une  sterilite  eternelle !  La 
» mission  h  Ogla  et  Hassi  a  ramasse  des  debris  de  taille  de 
«silex ,  sous  une  incrustations  gypseuse  de  60  centimetres, 
))deposee  par  des  sources  qui  out  cesse  de  couler  depuis  des 
))temps  geologiques.» 

Moi,  au  contraire!  J'aurai  dit  de  ces  sources  qu'elles 
auraient  ete  elouffees  par  les  sables. 

Et  quand  nous  reflechissons,  que  notre  globe,  pose  obli- 
quement  sur  le  plan  de  son  orbite;  ait  du  se  refroidir  par 
ses  poles  graduellCment  vers  I'equateur;  nous  compren- 
drons  facilement  que  cette  ancienne  population  s'est  mul- 
tipliee,  s'est  repandue,  a  joui  de  la  vie,  a  une  epoque  oil  la 
chaleur  de  ces  latitudes  n'atteignait  plus  deja  le  degre  qu- 
detruit  la  vie;  il  me  semble  qu'il  ne  serait  pas  difficile  de 
determiner  cette  epoque  aproximativcment. 

«  Mais!  »  —  me  direz  vous — «si  veritablement  la  mer  a 
wpasse  par  la,  comme  vous  voulez  nous  lefaire  accroire;  ou 
»sont  les  coquillages  quelle  aura  deposes  pendant  sa  raar- 
«che?  Les  a  t-on  ramasses  aussi;  comme  les  silex  tallies?" 

Gertes  non  messieurs!  pas  dans  les  conches  de  sables. 
La  mer  n'cn  a  jamais  depose  la.  Possible,  dans  les  fonds 
de  ces  mares  et  de  ces  bassins  par  ci,  par  la,  qui  sont  resles 
apres  que  le  torrent  avait  cesse,  petits  bassins  qui  out  com- 


7  DISPARITION    DE   l'aTLANTIDE.  137 

munique  loiigtemps  avec  I'Ocean  da  dehors;  encore  possi- 
ble! mais  jamais  dans  les  sables  qui  marquent  le  passage 
du  torrent.  Car  il  faut  conuaitre  le  caractwe  et  les  habitu- 
des des  coquillages  pour  deduire  quoique  cc  soit  de  leur 
presence  ou  de  leur  absence.  Petites  creatures  nees  pour 
folatrer  dans  les  eaux!  comme  les  papillons  dans  les  airs! 
lis  ne  voguent  pas  plus  que  ces  derniers  dans  les  orages  de 
leur  element.  lis  fuient  le  mouvement  torrenliel,  et  des  que 
I'agitation  se  fait  sentir  sur  la  surface,  vite!  ils  se  laissent 
tomber  cherchant  le  calme  dans  les  profondeurs  du  fonds. 
Mais  que  la  tourmente  soit  passee  et  qu'une  douce  maree 
se  mette  a  baiser  le  pan  du  manteau  fleuri  de  la  terre, 
alors  les  voila  qui  remontent  de  nouveau,  respirer  Tair 
frais  de  la  surface;  se  balancer  mollement  cntre  deux  eaux; 
ou  a  se  laisser  en  trainer  vers  la  plage,  pour  la  broder  et  la 
parsemer,  des  plus  jolis  tresors  de  I'Oceau. 

Non!  le  deluge  n'a  pas  laisse  de  coquillages  sur  ses  tra- 
ces dans  ie  Sahara.  II  aura  laisse  lasterilite  dans  les  sava- 
nes  de  I'Amerique,  et  des  sables  eternels  sur  les  plaines  de 
TAfrique,  pendant  que  son  torrent  se  dirigeait  vers  le  bas- 
sin  de  la  Mediterranee — par  la  Tripolitaine  comme  je  I'ai 
deja  indique. 

Arrive  la — que  s'est  il  passe? 

La  mer  a  t-elle  talonne  le  sol  de  la  Syrie?  et  de  lArmi?- 
nie?  cherchant  quelque  has  fgnds  couvenable  on  elle  pour- 
rait  decharger  ses  eaux  superflues?  et  par  la  epuiser  Tim- 
petuosite  de  son  mouvement?  A  t-elle  jete  un  bras  la- 
teral dans  le  bassin  du  pont  Euxin?  a  t-elle  cherche  a 
franchir  les  hauteurs  escarpees  du  Gaucase  qui  lui  bar- 
raient  le  chemiu? 

Je  u'ose«pas  m'aventurer  plus  loin! 

Toujours  est-il,  que  nous  voila  en  presence  de  deux  mers 
suspectes;  la  Gaspienne  et  I'Aral  juste  sur  la  ligne  du  che- 
min  oblique  que  le  deluge  avait  pris  en  quittant  les  pieds 
des  cordilieres. 

Mieux  vaul  abandonner  ce  terrain  a  de  futures  investi- 


138  GONGRES   DliS    AMERICANISTES,  8 

gallons,  et  revenir  contempler  la  Mediterraiiee.  Elle  est 
pleine.  Les  eaux  sont  calraes.  II  parait  qu'il  y  a  eu  un 
rebondissement  dans  la  force  du  moavement  original. — 
Peut-Stre  en  se  brisaut  contre  le  Gaucase — car  le  passage 
de  Gibraltar  a  ete  paye!  Peut-ctre  par  I'apaisement  da 
grand  mouvement  dans  le  Pacifique  lontain,  car  les  eaux 
superflues  sont  allees  de  la  Mediterranee,  se  perdre  dans 
les  vagues  generales  de  I'Atlantique. 

Mais  quel  cataclysme  avons-nous  entrevu?  Quel  elFroya- 
ble  desastre!  Quelle  noyade  de  peuples  et  de  nations! 
C'etait  pour  oux  la  fin  du  monde! 


Par  la  trouvaille  des  Heches  de  silex  dans  le  sol  sous,  les 
sables,  nous  pouvons  fixer  I'epoque  de  ce  cataclysme  juste 
dans  L'AGE  DE  PIERRE. 

Et  que  cette  theorie  .n'effraie  pas  les  ames  pieuses!  Les 
saintes  ecritures  en  constatant  le  simple  fait  du  deluge,  ne 
nous  disent  pas  de  quel  cole  le  mouvement  s'eslproduit;  si 
c'esl  vers  I'Orient  ou  vers  rOccident.  Et  apres  lout;  comme 
I'Arche  de  Noe  a  ete  construite  sans  voile  niaviron,  il  nous 
est  permis  de  supposer,  que  les  eaux,  dans  leur  crii 
I'avaient  soulevee  a  pen  de  distance  peut-etre  du  mont 
Ararat,  oii  elle  s'est  finaleme^t  arretee. 

Gependanl,  avant  de  finir,  je  vais  vous  prier  de  m'accor- 
der  encore  quelques  instants. 

Je  voudrais  recapiluler  les  fails,  et  en  suivant  exactc- 
ment  la  chaine  des  circonslances  qui  m'onl  amenee  a  la 
conclusion  emise  m'assurerautant  que  possible,  que  j'aurai 
rendu  ma  theorie  aussi  claire  pour  vous  qu'elle  Test  deja 
dans  mon  propre  esprit,  a  eel  effet  marchons  a  rebours. 

J'ai  presume  I'entrce  des  eaux  du  deluge  dans  le  bassin 
do  la  Mediterranee  parce  que  ce  bassin  se  trouve  juste  sur 
le  chemin  oblique  que  prit  le  grand  courant  en  quiltant  les 
pieds  des  cordiliores. 


0  DISPARITION   DE    l'aTLANTIDE.  I3J) 

Je  I'ai  fait  passer  par  la  Tripolitaine,  parce  que  cette  der- 
niere,  montre  une  echancrure  prononcee,  avcc  des  cotes, 
basses,  steriles  et  sabloneuses,  on  en  fouillant  on  arrive 
a  des  baa  fonds  de  mer  tW'S  distincts.  (Et  par  parenthose  je 
pourrais  meme  hasarder  I'opinion  qu'on  ne  trouvera  pas 
de  traces  d'eau  de  mer  h  I'Ouest  de  la  Tripolitaine — car  les 
sables  qui  out  enterre  les  monuments  de  la  Thebaidc  y  out 
ete  pousses  par  les  vents  et  non  pas  par  le  deluge.) 

J'ai  avance  que  c'etait  la  mer  qui  aura  rejelc  les  sables 
sur  ce  grand  terrain  africain  appele  le  Sahara,  parce  qu'elle 
en  agit  de  meme  tous  les  jours  sur  les  cotes  occidentales 
de  I'Europe. 

Et  j'ai  juge  que  le  rejet  de  ces  sables  aurait  eu  lieu  par 
le  fait  d'une  convulsion  enorme  de  la  mer  (enorme  en 
raisdn  du  volume  du  rejet),  parce  que  j'ai  remarque  que 
c'etait  toujours  en  temps  d'orage  et  de  haute  maree  que  les 
sables  s'accumulent  sur  les  plages  de  TEurope. 

Et  j'ai  deduit  de  la  rencontre  des  fleches  de  silex  dans 
une  conche  sous  les  sables,  qu'un  peuple  primitif,  chasseur, 
aurait  ete  atteint  par  cette  convulsion;  et  que  par  conse- 
quent ,  nous  pouvons  rapporter  le  grand  cataclysme  a 
I'epdque  de  I'homme  primitif  chasseur  a  L'AGE  DE 
PIERRE. 

Et  le  Sahara!  Ges  sables  eternels!  oi'i  done  la  mer  les  a 
t-elle  pris?  EUe  n*en  a  pas  depose,  en  Amerique!  Jo  sais 
qu'elle  ne  les  a  pas  arraches  du  fonds  de  I'Atlantique,  puis 
que  son  courant  marchait  sur  la  surface  seulement,  comme 
font  tous  les  courants — le  Rhone  a  travers  le  lac  de  Ge- 
neve— I'Amazone  sur  135  kilometres  dans  I'Ocean— le  Gulf 
stream  enfin,  et  tant  d'autres!  El  comme  je  sais  d'ailleurs 
que  la  mer  rend  toujours  d'un  cote  ce  qu'elle  prend  a  la 
terre  d'un  autre  cote.  Je  me  demande: 

Oil  done  a  t-elle  pris  cette  immensite  de  sables  qu'elle  a 
rejetes  sur  le  Sahara? 

Elle  les  aura  pris  sur  la  surface  de  I'Atlantique. 

Quelque  chose  done  a  du  se  trouver  sur  son  chemin ,  et 


140  CONGRKS    UES    AMEIUCANISTES.  10 

les  sables  ue  soat  autre  chose  (lue  le  delriliis  slei'ilisc  de 
ce  quclijue  chose. 

Qu'est  ce  que  c'etail? 

Messieurs,  etait-ce  rAtlantide!":' 


Gepeiidaiit  je  ne  supposerais  pas  que  le  torrent  aurait 
submerge  le  tout — cette  partie  seulement  qui  se  serait 
trouvee  sur  son  chemin — et  en  admettand  le  fait;  ct  sup- 
posant  toujours  que  la  partie  septenlrionale  de  I'Atlantide 
ait  ete  cparguee,  et  que  sou  terrain  fut  compose  du  sys- 
tems tertiaire  ou  quaternaire,  ce  que  la  mer  gourmande — 
alors  il  n'est  plus  douteux  que  la  destruction  commencee 
au  temps  du  deluge  n'ait  ete  completed  plus  tard;  et  le  de- 
tritus en  forme  de  sabler,  rejetes  sur  les  plages  du  golfe  de 
Gascogne  I'aurait  ete  tros  lentement  et  la  plus  grande  partie 
(lu  sol  se  serait  dispersee  dans  les  ea,ux  generales  de  I'Ocean, 
car  la  quantite  des  dunes  amoncelees  sur  les  plages  du 
golfe,  ne  repond  guere  a  I'eteudue  d'un  si  vasle  terrain 
comme  je  supposerais  TAtlanlide. — (Ce  serait  laic  sujel 
d'une  investigation  future.) 

Maintenant  a  tout  ceci;  j'aurais  encore  un  petit  mot  a 
ajouter  —  que  j'adresserais  tout  inodesteraent  comme  de 
juste,  a  tons  ceux  qui  supposeraient  veuir  de  I'Europe,  les 
fondateurs  des  civilisations  expirees  de  I'Amerique.  Je 
prierai  instamment  ces  messieurs,  de  se  rappeler  que  tous 
les  monuments,  tous  les  signes  d'une  premiere  civilisation 
se  trouvent  alignes  a  TOccident  et  aux  pieds  des  cordi- 
liores — pas  un  seul  a  POrient  de  TAmerique  dans  toute 
son  etendue!  oii  les  imrtiigres  se  seraient  naturellement 
assis,  en  arrivant  apres  un  si  long  voyage? 

Mais  revenons  a  uotre  itineraire  a  rebours.  Nous  voila 
on  Amerique  sur  les  llanos.  II  u'y  a  certaiuement  pas  de 
sables  ici,  pas  une  trace!  Ainsi  done  vous  me  ferez  remar- 
quer  tout  naturellement. 

tt  Puisqu'il  n'y  a  pas  de  sables  dans  les  plaines  del'Ameri- 


11  DISPARITION    DK    LATLANTIDE.  141 

»que  Cenlralo,  pour  mafqiier  la  submersion  (run  continent 
Ddans  le  Paciflque  commo  vous  nous  Pavez  fait  supposer 
))dans  le  Gongres  de  1879.  Votre  idee  n'etait  done  qn'un 
»revc?» 

Non  messieurs,  ce  nVtait  pas  un  n've.  Lc  continent  a 
reellement  existe!  et  a  ete  submerge  —  mais  dans  dcs  cir- 
constances  qui  demanderaient  nn  rapport  a  part — et  je 
crains  d'avoir  abuse  trop  longtemps  dcjfi  do  rallention 
prolongee  de  cette  auguste  assemblee. 

Je  dois  done  remettre  au  prochain  Gongres,  si  j'ai  lo 
bonheur  d'etre  encore  do  cc  moude,  pour  vous  rendre 
compte  de  bicn  d'autres  faits  que  j'ai  recueillis,  et  que  jc 
recueille  toujours  sur  LA  GAUSE  de  ce  grand  mouvcment 
de  la  mer  que  aura  sumergo  dans  le  Pacifique  tout  un  con- 
tinent vaste,  riche,  fertile,  varie — ^ou  peut-etre  s'est  re- 
veillee  la  premiere  otineelle  de  riutelligencc  humainc — et 
dout  les  refugies  dans  les  journees  "fatales  du  deluge,  out 
rapporte  dans  leur  nouvelle  patrie  leurs  precieuses  tradi- 
tions, pour  etre  reproduites  plus  tard,  dans  ces  monuments 
restes  dans  les  plaines  et  les  forets  de  I'Amerique,  et  qui  res- 
tent  encore  pour  nous  enveloppes  d'un  si  profond  mystrrc. 

Marcella  T.   Wilkins, 

:t,  rup  Tnidrr. 


Concedida  la  palabra  al  Sr.  Botella,  presentu  la 
notable  carta  geoiogica  de  Espana  de  que  es  autor, 
la  del  Oceano  Atlantico  formada  por  Stieler  y  mo- 
dificada  a'  los  fines  que  se  proponia  demostrar,  e 
bizo  resumen  oral  de  la  Memoria  que  sigue,  inspi- 
rada  en  el  tema  de  la  convocatoria  del  Gongreso 


142  CONGRESO    OH    AMERICANISTAS. 

Pruehas  geologicas  de  la  existencia  de  la  AtldnHda; 
su  fauna  ]/  su  flora. 

Recorriendo  la  larga  historia  que  desde  los  mds  remotos 
comienzos  envueltos  en  espesisimas  nieblas,  llega  por  serie 
IVecuentemente  iiiterrumpida  y  salvando  hondos  abismos 
hasla  la  edad  presente,  hay  cierto  fen6meno,  mas  de  una 
vez  repetido,  digno  por  su  caricter  especial  de  singular  aten- 
cion  y  de  nieditaci6n  profunda.  Ocurre,  en  efecto,  que  ea 
medio  de  tanlas  y  tantas  p5ginas  borrosas,  eterna  desespe- 
ranza  de  la  docta  investigacion ,  aqui  y  alld  se  deslacan 
algunos  mal  definidos  renglones  en  extraiios  y  singula- 
res  signos,  que  desafiando  al  tiempo,  sobrenadando  sobre 
las  cdades,  venciendo  el  olvido,  se  repilen,  si  bien  mas  6 
menos  Iransformados,  en  todas  las  tradiciones,  se  tropiezan 
en  todos  los  pueblos  y  con  sus  formas  casi  irapalpables,  pa- 
sando  al  traves  de  todas  las  generaciones,  va  trasmilien- 
dose  de  uuas  en  otras,  vivos,  imperecederos,  y  sierapre 
revestidos  de  todo  el  encanto,  de  toda  la  atracci6n  de  sus 
mislerios  mismos,  cual  si  el  velo  que  los  cubre  fuere  ma- 
yor aliciente  a  ese  sentimiento  que  arrastra  &  pesar  suyo 
nuestro  espiritu  hacia  lo  insondable  y  lo  incognoscible;  sen- 
timiento venturoso  y  manantial  fecundo  de  donde,  si  no 
siempre  sale  la  verdad,  brotan  sin  embargo  germenes  pre- 
riosos  que  el  tiempo  ha  de  vivificar  mas  tarde.  Gomo  tema 
obligado  hemos  de  discurrir  hoy  sobre  una  de  esas  tradi- 
ciones, la  de  la  celebre  y  desaparecida  Atlantida,  y  sin  pre- 
tender comunicar  a  tan  docta  asamblea  la  conviccion  que 
nos  anima,  inlentaremos  afiadir  algunos  bechos,  algunas 
pruebas  en  apoyo  de  la  opinion  por  nosotros  sustentada, 
dejando  a,  sabios  esclarecidos  y  a  invesligaciones  posterio- 
res  la  resolucion  final  de  tan  interesante  problema. 

De  todos  es  conocido  el  poetico  relato  que  el  insigne  filo- 
sofo  sriego  consigna  en  sus  admi rabies  dialogos  del  Timeo 


2  LA    ATLANTIDA,  143 

y  del  Gritias  con  respecto  6.  ese  gran  contincnie,  la  Atlan- 
tida,  que  horrendo  y  repentino  cataclismo  sepult6  en  los 
abismos  del  mar  «en  noche  fatal  y  en  un  solo  dia.»  Hoy  pue- 
de  decirse  que  aquella  remota  tradici6n  admilida  por  tx)dos 
los  historiadores  antiguos,  considerada  luego  como  fabulo- 
sa,  debatida  posteriormente  y  comentada  con  singular  ca- 
lor,  se  halla  en  su  esencia  fuera  de  duda  a  los  ojos  de  la 
moderna  critica  y  que  las  investigaciones  posteriores  asi 
como  las  observaciones  de  las  ciencias  naturales  se  aunan 
acumulando  sus  pruebas  en  favor  de  suantigua  existencia. 
El  sitio  que  hubo  de  ocupar,  es  el  que  aparece  incierto  to- 
davia;  pero  fundados  en  el  texlo  mismo  de  Platon  y  en  el 
conjunto  de  pruebas  historicas  y  cientificas  debidas  a  los 
modernos  trabajos  de  los  Unger,  Gaffarell,  Marcou,  etc.,  :'i 
cuya  sombra  nos  atrevemos  a  presentaralguna  de  las  debi- 
das a  nuestras  propias  investigaciones,  procuraremos  adu- 
cir  las  razones  que  nos  llevan  a  enlazar  directamente  la 
Atlantida  con  nuestro  propio  territorio. 

Por  otra  parte,  el  interes  que  entrana  la  existencia  de  ese 
gran  continente,  su  desaparicion  cuando  la  tierra  se  hallaba 
ya  en  gran  parte  habitada  y  la  importancia  que  puede  te- 
ner  para  explicar  emigraciones  confirmadas  en  cierto  modo 
por  tradiciones  comunes  a  los  pueblos  del  antiguo  y  del 
nuevo  mundo,  son  titulos  bastantes  para  que  siquiera  por 
breves  momentos  llamemos  sobre  este  particular  vuestra 
atenciojn. 

Al  referir  a  Solon  las  grandes  catastrofes  que  a  largos 
intervalos  pueden  ocurrir  en  nuestro  planeta,  el  antiguo 
sacerdoie  de  Sais  repite  un  hecho  tan  comprobado  por  la 
historia  misma  de  la  tierra  y  tantas  veces  repetido  en  ma- 
yor 6  menor  escala,  que  hoy  no  ofrece  ni  siquiera  sombra 
de  duda.  Las  especies  fosiles  maritimas  que  pueblan  el  in- 
terior de  nuestros  continentes  y  que  no  solo  cubren  los  lla- 
nos, sino  que  alcanzan  las  mayores  altitudes,  muestran  en 
demasia  los  cambios  repetidos  que  en  epocas  determiuadas 
ban  ocurridoen  la  di versa  reparlicion  de  los  mares  y  de  las 


144  noNGnEso  de  americanistas.  3 

tierras,  y  asimismo  sin  recurrir  a  las  grandes  y  principales 
fasespor  que  ha  pasado  nuestro  planeta,  son  tantos  los  ejeni- 
plos  que  pudieran  citarse  dentro  del  periodo  de  la  historia 
escrita  de  comarcas  enteras  invadidasporlas  aguas,  de  ciu- 
dades  destruidas  y  sepultadas  bajo  las  ondas,  de  terrenos  al- 
lernatlvamente  cubiertos  y  abandouados  por  los  mares  y 
de  islas  enteras  desaparecidas  al  influjo  de  leves  oscilaciones 
dc  la  dcbil  corteza  que  habitamos,  que  esa  clase  de  fend- 
menos  no  causa  ya  asombro  ni  extraueza,  por  mas  que  los 
acompane  el  natural  espanto  de  ver  desvanecerse  la  con- 
fianza  innata  en  la  estabilidad  del  suelo  sobre  que  se  des- 
aiTolla  nuestra  vida. 

No  hay  nadie,  por  tan  to,  hoy  dia,  que  dude  un  instante 
que  el  fondo  de  la  citada  tradicion  sea  exacto,  y  sea  cual 
fuere  el  sitio  ocupado  por  la  Atlfintida,  su  desaparicion 
posible  es  un  hecho  que  pertenece  ya  a  la  ciencia.  Veamos 
ahora  si  concretando  los  hechos,^  disculiendo  los  datos, 
aprovechando  las  investigaciones  de  modernos  cstudios  y 
apoyandonos  en  los  testimonios  irrecusables  que  nos  su- 
ministra  la  observacion  atenta,  podremos,  marchando  de 
lo  conocido  a  lo  desconocido,  avanzar  algo  mas  con  ciertos 
visos  de  probabilidad,  hacia  la  delerminacion  de  la  segun- 
da  parte  del  problema. 

Al  hablar  del  poderoso  ejercito  de  los  atlantes,  dice  el 
venerable  sacerdote  que  «proceden  de  una  isla  mayor  que 
»la  Libia  y  el  Asia,  colocada  delante  del  estrecho  donde  se 
»levantaban  las  columnas  de  Hercules.  De  esa  isla  podia  . 
npasarse  con  facihdad  a  otras  islas  y  a.todo  el  continente 
Dque  bana  el  mar  interior,  porque  lo  que  esta  mas  alia  del 
« estrecho,  se  parece  a  un  puerto  con  angosta  entrada  pero 
«es  un  verdadero  mar  y  la  tierra  que  le  rodea  continente 
»verdadero.» 

«En  esta  isla  Atlantida  imperaban  reyes  de  grande  y  ma- 
»ravilloso  poder,  que  extendian  su  dominacion  sobre  la  isla 
»entera,  sobre  algunas  otras  islas  y  porcioues  del  continente 
»y  tambien  por  la  parte  de  aca  del  estrecho  sobre  la  Libia 


4  LA     ATLANTIDA.  145 

nhasta  el  Egipto  y  sobre  la  Europa  hasta  la  Thirrhenia. 
i)Mas  farde,  grandes  lerremotos  e  iaundaciones  tragaroft  en 
))un  solo  dia  y  una  noche  fatal  todos  los  guerreros  de  la 
»Grecia.  desapareci6  igualmente  la  isla  Atl^ntida,  y  desde 
»entoaces  aquel  mar  se  volvi6  inaccesible,  rtejando  de  ser 
»navegable  por  la  cantidad  de  linio  que  la  isla  sumergida 
»de36  en  su  lugarn)  (1). 

Dejando  para  mas  adelante  el  ocuparnos  de  estos  liltimos 
pjormejaores,  notables  por  sii  minuciosidad,  parece  tan  seina- 
ladamente  doterminada  la  situacion  de  la  Atlantida,  que  no 
se  comprende  en  verdad  c6mo  ciertos  coraentadores  hayan 
llegado  a  colocarla,  quien  en  la  Escandinavia  (Rubbeck), 
quien  en  el  Sahara  (Kerchmaier),  quien  per  fin  en  el  mis- 
mo  Mediterrdneo  entre  Malta,  Sicilia  y  la  Gerdena,  M.  Paul 
Gaffarell  en  sus  estadios  sobre  las  relaciooes  de  la  America 
y  del  antiguo  conlinente  encaentra  igualmeute  claro  el 
texto  de  Platon,  y  discutiendo  con  excelente  criterio  todas 
las  diversas  hipotesis,  aduce  la  concordanciade  las  pruebas 
que  suministran  al  efecto  las  ciencias  naturales. 

«La  geologia,  dice  este  distinguido  sabio,  establece  como 
UQO  de  sus  principios  mds  comprobados,  que  siempre  que 
en  los  estratos  de  islas  y  de  conlinentes  separados  ac- 
tualraente  por  algun  brazo  de  mar  6  sometidos  d  otras 
coudicioncs  clitnatologicas  ,  so  encuentran  identidad  de 
floras,   identidad  de  faimas,  puede  deJucirse  cou  certeza 


[\)  No  deja  de  tener  interns  la  comparacion  de  los  efectos  que  produjoiin 
simple  terremoto  en  estas  mismas  regiones  en  1755.  El  terremoto  de  Lisboa  fue 
un  verdadero cataclismo,  porque  en  tres  sacudimientos  y  6  47  minutoB,  des- 
truyo  toda  la  ciudad,  haciendo  perecer  mds  de  30.0i)0  personas.  Se  extendio 
desde  la  punta  septen trigonal  del  Africa  hasta  Noruega6  l8landia,.conmo\iendo 
toda  la  Europa  y  asolando  varias  poblaciones  de  Berberia.  El  Atl^ntico  se  vio 
faertemente  agitado  hasta  mds  alld  de  las  Antillas,  adonde  las  aguas  tornadus 
negras,  se  elevaron  de  6  A  7  metros,  en  tanto  que  en  Cddiz  alcanzaban  hftsta2i> 
metros  sobre  su  nivel  ordinario,  derribando  altas  raurallas.  Se  valuan  en  unas 
600.000  las  personas  quesiicumbieron  de  resultasdeesta  formidable  catAstrofe. 

10  1. 


146  COiNGRESO  DE  americanistas.  ^5 

que  esas  comarcas  debieron  de  estar  unidas  anteriormente. 

De  tal  mauera  probo  Murchisson  la  antigua  conexidad 
de  Inglalerra  y  de  Irlanda,  Forbes  la  de  Irlanda  y  de  Es- 
pana  y  Bourguignat  la  de  Esparia  y  el  Africa  septentrional. 
Apoyado  por  tanto  en  las  observaciones  de  Oswald  Heer, 
Klee,  Gaudry,  linger,  Reclus,  Godazzi,  etc.,  etc.,  deduce 
M.  Gaffarell  la  uni6n  de  Europa  y  de  America,  senala  las 
conexiones  entre  las  Anlillas  y  Tierra-firme,  indicala  nece- 
sidadde  un  istmo,  isla  6  continente  que  en  otro  tiempo  fa- 
cilitaralas  comuuicaciones  entre  la  America  y  la  Europa,  y 
valiendose  de  los  mapas  de  Stieler  donde  se  apuntan  las  di- 
versas  profundidades  bbservadas,  marca  este  continente 
como  limitado  por  las  Azores,  las  Ganarias  y  las  Antillas, 
cuya  existencia  todavia  de  ayer,  explicari'a  las  analogias  y 
semejanzas  de  idiomas,  religiones,  costumbres,  monumen- 
tos  y  tradiciones  y  hasta  de  ciertos  adornos  y  trajes  entre 
americanos,  irlandeses,  iberos,  etruscos  y  egipcios. 

Estas  observaciones  sou  exactisimas;  prescindiendo  de 
las  diversas  cuestiones  que  se  enlazan  con  este  tema  y 
concretandolo  al  linico  punto  de  vista  fisico  y  geologico,  la 
union  de  ambos  continentes  puede  afirmarse  por  completo, 
sin  que  esto  entraiie  que  la  Atlautida  hubo  de  ocupar  toda 
la  inmensa  superficie  del  Oceano  que  limitan  las  Azores, 
las  Ganarias  y  las  Antillas,  ni  tampoco  que  alguno  de  los 
princi pales  grupos  de  estas  islas  existieran  desde  entonces 
en  la  forma  que  hoy  las  conocemos.  ,  . 

Veamos  ahora  c6mo  hubo  de  intervenir  en  este  enlace 
nuestro  territorio  y  cudles  erau  las  condiciones  climatol6- 
gicas  que  le  informaban  al  ocurrir  la  catastrofe  senalada. 

Deisde  luego,  al  echar  una  mirada  sobre  el  mapa  geol6gico 
de  esta  Peninsula,  llama  sobre  mauera  la  atencion  que  en 
tanto  que  la  serie  de  los  terrenos  sedimentarios  se  halla 
representada  en  casi  todo  el  largo  desarrollo  de  sus  costas, 
tanto  orientales  como  occidentales,  al  llegar  al  extremo 
NO.  desde  Aveiro  i  Aviles  y  sobre  una  longitud  de  mas 
de  1.200  km.,  las  orillas  del  mar  se  presentau  cortadas  por 


6  LA  atlantida.  147 

altfsimos  acantilados,  accidentadas  por  numerosos  fiordos, 
labrados  unos  y  otros  principalmente  en  aquellos  elemen- 
tos  que  formaron  las  primeras  capas  de  nuestro  globo  6,  en 
corto  trecho,  en  las  que  vinieron  inmediatamente  despues. 
Y  como  sea  cual  fuere  la  intensidad  de  los  agentes  des- 
tructores,  sus  efectos  no  llegan  nunca  S.  borrar  en  su  tota- 
lidad  los  vestigios  de  lo  que  fue,  sin  que  aqui  6  alia  subsis- 
tan  algunos  restos  que  atestigiien  su  anterior  existencia, 
queda  por  tanto  patente  y  demostrado,  que  desde  los  albo- 
res  de  la  existencia  de  nuestro  planeta  hasta  nuestros  dias, 
lo  que  debi'a  ser  el  territorio  Galaico  y  parte  de  la  Lusita- 
nia,  se  presento  siempre  dominando  los  mares  con  una 
extensi6n  facil  de  determinar  hacia  los  rumbos  de  Sur  y 
Mediodia,  pero  incierta  hacia  los  que  se  prolongaban  al 
Norte  y  Occidente  fuera  de  sus  limites  actuales,  que  reba- 
saba  sin  embargo. 

Prosigamos  pues,  el  curso  de  nuestras  investigaciones. 

A  los  terrenes  cristalinos  y  arcaicos  suceden  en  orden 
cronol6gico  los  terrenos  paleozoicos  propiamente  dichos;  el 
islote  ]5rimordial  se  ensancha,  cubre  casi  todo  el  N.  de 
nuestra  Peninsula,  se  extiende  por  el  S.  comprendiendo 
la  Lusitania,  y  tras  larga  serie  de  revoluciones  sucesivas  se 
alzan  a  la  superficie  los  depositos  de  los  mares  carbonife- 
ros,  luego  los  pertenecientes  al  trias,  y  por  fin,  los  del 
jurdsico  y  del  cretdceo  que  hacia  el  S.  se  presentan  junto 
a  Coimbra,  al  N.,  hdcia  Aviles,  pero  respetando  siempre  el 
continente  primitive,  donde  no  peneti-an  por  ningiin  golfo, 
donde  no  entran  por  ninguna  ria,  y  cuyas  fronteras  fdci- 
les  de  seguir  en  su  mayor  parte,  permanecen  siempre  in- 
determinadas  en  aquellas  que  ocultan  hoy  celosas  las  on- 
das  del  Atllntico.  Aqui  cabe,  sin  embargo,  una  observa- 
ci6n  y  de  tal  importancia,  que  con  seguro  fundamento  ha 
de  abrir  aucho  campo  a  nuestras  deducciones.  En  los  lig- 
nitos  del  cabo  Mondego  las  investigaciones  del  eminente 
geologo  portugues  Carlos  Ribeiro,  han  revelado  la  existen- 
cia de  toda  una  flora  americana;  Forbes,  por  otro  lado,  des- 


148  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  7 

cubre  en  Asturias  otra  flora  ( 1 )  cuyos  elementos  aimilares 
s61o  existen  en  la  actualidad  en  Irlanda,  y  por  fin  en  las- 
costas  lusitanas  desde  Ovar  hasta  Aljezur  (algo  al  N.  del 
Cabo  de  San  Vicente)  formaciones  de  agua  dulce  de  la  epoca 
terciaria  mds  moderna,  son  las  que  se  presentan  interrum- 
pidas  bruscamente  al  bordear  las  playas;  y  si  bien  en  contra 
de  este  ultimo  hecho  puede  aducirse,  que  basta  d  veces  uii 
simple  cordon  literal  como  divisoria  entre  los  depositos 
marines  y  lacustres,  como  quiera  que,  salvo  contadas  ex- 
cepciones  que  no  imprimen  caracter  distintivo,  las  migra- 
ciones  vegetales  requieren  para  la  extension  de  sus  zonas 
6  completa  continuidad  6  cortas  interrupciones ,  queda 
asentado  de  modo  irrebatible  que  las  observaciones  y  el 
examen  geologico  nos  llevan  por  naturales  deducciones,  a 
pesar  de  tantos  trastornos  y  de  oscuridades  tantas,  5  con- 
cluir  sin  esfuerzo  que  desde  el  periodo  carbonifero  lazos 
conservados  hasta  epocas  muy  cercanas,  unian  nuestra 
Peninsula  al  llamado  Nuevo  Mundo,  asi  como  a  la  parte 
septentrional  de  la  Europa,  ya  por  un  istmo  6  continente, 
ya  por  islas  d  corta  distancia  repartidas. 

Duciios  ya  de  este  primer  dato,  fundado  en  consideracio- 
nes  meramente  geologicas,  veamos  ahora  si  las  del  orden 
fisico  en  nuestro  territorio,  correspondientes  a  esas  mismas 
epocas  de  la  hisloria  de  nuestra  lierra,  confirman  las  de- 
ducciones anteriormente  expuestas.  Volviendo  al  mapa 
geologico  de  nuestra  Peninsula,  aparece  que  durante  la 
ultima  parte  del  periodo  mioceno  grandes  lagos  que  en 
junto  median  127.344  km.' (2)  ocupaban  nuestra  Peninsula 
en  su  mayor  parte,  formando  las  grandes  cuencas  de  Duero, 


(1)  Saxifi-aga  cimbrosa;  S.  elegavs,  S.  hirtuta,  i'.  yemis,  S.  hirta,  S.  afjinis; 
Erica  Makae,  Er.  mediterranea;  Pubrecia polifolea;  Arbutus  unedo. 

(2)  El  lago  del  Duero  media  proximamente  43.08H  km.2,  el  del  Ebro  con  el 
braze  que  entraba  per  Daroca  y  Teruel  tenia  39.826  km. '^  y  la.superficie  del 
Tajo  y  Guadiana  alcanzaba  i  44.480  km.* 


S  .LA    ATLANTIDA.  149 

Ebro,  Tajo  y  Guadiaiia,  ora  separadas,  ora,  lo  que  es  mas 
probable,  comunicando  entre  si;  en  su3  marjales  y  paries 
pantanosas  asi  como  en  las  montanas  y  Cordilleras  cubier- 
tas  de  la  mds  brillante  vegelaci6n,  predomiiiaban  los  drbo- 
les  Y  arbustos  siempre  verdes,  en  que  alternaban  con  nu- 
merosas  formas  tropicales  (palmeras,  tuliperos,  canele- 
ros,  etc.),  otra  porcion  de  especies  (nogales,  alamos,  alcan- 
foreros,  pinos,  enciuas,  enebros,  abedules,  hayas,  etc.)  pe- 
•culiares  de  las  regiones  templadas  y  frias,  en  la  proporcioa 
de  131  especies  correspondientes  a  lasde  la  zona  templada, 
266  a  otras  de  la  zona  cdlida  y  85  A  las  de  la  zona  t6rrida.  En 
la  fauna  se  reflejaba  la  misma  mezcla  de  temperatura,  y  auii 
•cuando  la  circunstancia  de  habor  desaparecido  la  mayor 
parte  de  los  grandes  raamiferos  hace  dificil  establecer  la 
•debida  comparacion,  tanto  estos  mamiferos  como  las  demds 
■especies  de  las  faunas  marinas  y  terrestres  (moluscos  ma- 
rines y  corales,  cquinodermos,  etc.)  muestran  que  aquel 
mundo  organico  en  todas  sus  manifestaciones  llevaba  en- 
tonces  el  sello  caracteristico  de  un  clima  hiimedo,  tropical, 
"Con  visos  de  templado,  cuya  indole  era  principalmente  in- 
sular y  donde  predominaban  grandes  masas  de  agua  y  de 
vegetacion. 

Para  explicarla  cxistenciade  estos  grandes  lagos  citados, 
los  eminentes  sabios  de  Verneuil  y  Collomb  admitian  una 
disposici6n  muy  distinta  de  la  que  hoy  afecta  nuestra  Pe- 
ninsula, pues  dicen  textualmente: 

aSi  se  colocasen  hoy  unos  lagos  en  la  situacion  que 
Dtenian  los  que  son  objcto  de  nuestro  estudio,  desaguarian 
»inmediatamente  hacia  el  S.  y  hdcia  al  0.,  y  aun  cerrando 
» todas  las  barreras  y  nivelando  el  suelo,  solo  tendri'an  una 
«existencia  efimera  y  se  desecarian  por  falta  de  alimenta- 
»cl6n,  sobrepujando  considerablemente  la  cantidad  de  agua 
»evaporada  a  la  recibida.  Para  que  estos  lagos  existieran, 
»era  preciso  que  contasen  con  medios  de  alimentaci6n  pro- 
»porcionados  a  su  magnitud;  debian  recibir  grandes  rios 
»que  aportaran  un  volumen  de  agua  considerable;  y  como 
1  0  * 


150  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  9 

»los  Pirineos  que  existiaii  ya  en  aquella  epoca,  oponiaii 
))una  baiTsra  infranqueable  a  toda  comunicacion  entre 
j)Espana  y  lo  restante  de  Europa  y  por  todos  los  otros  lados 
»estas  comarcas  se[  hallaban  rodeadas  del  mar,  hay  que  ad- 
))mitir  otra  configuraci6n  para  la  Espana;  hipotesis  que  re- 
»cuerda  la  Atlantida  de  Platon  y  la  union  probable  seiia- 
Dlada  por  Forbes  de  Irlanda  con  Espana.)) 

Admitimos  desde  luego  con  los  eminentes  sabios  cuyas 
investigaciones  ban  derramado  tanla  luz  sobre  la  consti- 
tucion  geol6gica  de  nuestro  suelo,  y  ya  lo  sustentamos 
en  otro  lugar  (1),  que  era  muy  distinta  la  disposicion  de 
nuestro  territorio,  pero  disentimos,  sin  embargo,  de  nues- 
tros  amigos,  en  la  necesidad  de  esas  grandes  corrientes  flu- 
viales  que  imaginan;  porque,  de  haber  existido,  como  en 
nuestro  planeta  nunca  se  borran  en  absolute  los  rastros  de 
los  acontecimientos  caracterislicos,  algunas  huellas  habrian 
de  notarse;  y  ya  observa  muy  atinadamente  D.  Gasiano  de 
Prado  que  no  se  perciben  en  ninguna  parte  indicios  de  la 
marcha  de  esas  corrientes  ultra-peninsulares. 

En  realidad,  para  explicar  la  persistencia  indudable  de 
las  grandes  lagunas  centrales,  no  hace  falta  recurrir  d  se- 
mejante  hipotesis,  pues  basta  con  la  discusion  detenida  de 
las  condiciones  geologicas  y  meteorologicas  de  nuestra  Pe- 
ninsula en  la  epoca  terciaria  (2) ,  y  su  examen  comparado 
con  el  de  las  circunstancias  actuales. 


(1)  Apcntes  paleogeoghAficos.— Espana  y  sds  antigoos  mabes.  Ma- 
drid, Boletin  de  la  Sociedad  de  Qeografia.  1877. 

(2)  Del  resumen  de  las  observaciones  meteorologicas  efectuadas  en  la  Pe- 
ninsula durante  el  ultimo  decenio  de  1865  &  1874  que  publica  el  Anuario  del 
Observatorio  de  Madrid,  y  de  los  datos  recogidos  en  el  excelente  libro  del 
ingeniero  de  monies  D.  Andres  Laurado,  podemos  deducir  los  resultados 
siguienles  con  relacion  d  nuestras  grandes  cuencas  y  &  las  cantidades  y  dis- 
tribucion  de  las  Uuvias  que  reciben  anualmente.  La  cuenca  del  Ebro,  que 
mide  83.530  km.*,  recibe  anualmente  una  capa  de  523  mm.  de  agua  de  Uuvia, 
correspondiente  &  cuarenta  y  siete  dias,  por  termino  medio,  siendo  la  tempera- 


10  LA  ATLANTIDA.  151 

En  efecto,  la  cnnfiguracion  especial  que  afeclaban  en- 
tonces  los  conlinentes,  la  mayor  altitud  de  las  Cordilleras, 
que  se  deduce  necesariamente  de  la  simultaneidad  de  flo- 
ras y  faunas  en  cierto  modo  antiteticas,  la  brillante  vege- 
tacion  que  vestia  sus  faldas  asi  como  las  orillas  de  loslagos 
y  de  las  cienagas,  la  abundantisima  evaporacion'producida 
por  las  extensas  masas  de  agua  que  a  la  par  que  ocupaban 
las  cuencas  centrales  se  prolongaban  casi  sin  discontinui- 


tura  media  de  15°.  la  mdxima  de  41*'  y  la  minima  de  8".— La  cuenca  del 
Duero,  de  79.000  km. 2,  recibe  anvialmente  una  capa  de  451  mm.,  corres- 
pondiente  d  noventa  y  un  dias,  por  termino  medio,  siendo  la  temperatura 
media  de  14",  la  maxima  de  'W  y  la  minima  de  7°.— Y  en  fin,  la  cuenca  del 
Tajo,  que  tiene  54.000  km. 2,  recibe  anualmente  388  mm.  de  ag'ua  de  Uuvia, 
correspondientes  a  ochenta  y  seis  tlias  de  Uuvia,  siendo  la  temperatura  me- 
<lia  de  IS",  la  maxima  de  37**  y  la  minima  de  6°. — Y  como  la  evaporacion  me- 
dia delagua  expuesta  en  un  receptdculo  a  la  accion  dela  intemperie  asciende 
en  Madrid  d  4,30  mm.,  por  termino  regular,  en  veinticuatro  horas,  6  sea  1,50m. 
en  la  totalidad  del  aiio,  es  evidente  que  en  las  circunstancias  de  la  epoca  pre- 
sente  y  aun  suponiendo  totalmente  cerradas  las  citadas  cuencas  y  conver- 
tidas  en  otros  tantos  lagos  interiores,  estos  no  tardarian  en  desecarse  por  la 
sola  accion  de  las  influencias  atmosfericas.  Y  es  que  hoy  las  circunstancias 
en  que  nos  hallamos  son  las  mas  desfavorables ,  pues  la  disposicion  de  las 
Cordilleras,  la  influenciade  los  vientos  reinantesy  la  falta  casi  total  de  veg'e- 
tacion  arborea  en  nuestras  regiones  montanosas,  se  unen  para  oponerse  4  la 
frecuencia  de  las  Uuvias,  reduciendolas  d  un  corto  numero  de  dias  en  el  ano 
y  exponiendo  la  tierra  sin  defensa  d  los  rayos  abrasadores  de  un  sol  canicu- 
lar.—Aun  asi,  sin  embargo,  conviene  recordar  (jue  no  pasa  ano  sin  que  d 
tiempos,  bastante  repetidos,  turbiones  espantosos  envien  d  nuestros  rios 
tal  suplemento  de  caudal,  que  supera  todos  los  cdlculos,  Uevando  d  los  ma- 
res, en  medio  de  la  desolacion  y  de  las  ruinas,  voliimenes  de  agua  de  tanta 
consideraci6n,  que  d  no  tener  salida,  es  poco  menus  que  seguro  (lue  la  evapo- 
racion quedaria  vencida  d  su  vez  por  estas  lluvias  excepcionales,  sin  introdu- 
cir  alteracion  alguna  en  los  demds  componentes  que  paralizan  sus  efectos.— 
No  es  este,  sin  embargo,  el  terreno  en  que  pretendemos  fundar  la  posibilidad 
del  predominio  de  las  lluvias  sobre  la  evaporacion  y  por  tanto  la  existencia 
de  aquellos  lagos  con  caracteres  propios  de  permanencia.  Tratamos  de  eda- 
des  pasadas,  cuyas  circunstancias  especiales  no  son  j'a  un  misterin,  gracias  d 


152  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  11 

dad  por  el  Oriente  hasta  el  Oceano  Indico  y  que  favorecia 
uii  cliraa  algo  mds  calido  en  termino  medio,  son  causas 
todas  mas  que  suficientes  para  que  hubiera  de  mantenerse 
sobre  las  cumbres  montauosas  casi  perpetuo  manto  de  nu- 
bes  con  lluvias  frecuentes  y  torrenciales,  dando  sobrados 
motives,  sin  acudir  A  otros  factores,  para  justificar  la  faci- 
lidad  con  que  padieron  ser  mantenidas  aquellas  grandes 
masas  de  agua,  cuyos  canales  de  alimentacion  dejan  bien 


los  magaiflcos  y  sapientisimos  trabajos  de  los  sabios  naturalistas,  ya  citados, 
que  las  ban  hecho  objeto  de  sus  investigaciones,  y  debemos  pues  colocarijos 
en  igualdad  de  condiciones,  para  encontrar  logicamente  la  solucion  que 
buscamoa.  El  profesor  Osvald  Herr,  examinando  las  numeroaaa  especies  de 
vegetales  y  animales  cuyos  restos  nos  conservan  las  capaa  terciarias  euro- 
peas,  comparando  las  de  las  regiones  mds  septentrionales  asi  como  las  de  las 
regiones  centrales  y  meridionales,  y  procediendo  por  deducciones  rigurosa- 
mente  logicas,  ha  Uegado  a  probar  que  semejante  mundo  org^nico  no  hu- 
biese  podido  desarroUarse  con  una  temperature  igual  6.  la  que  reina  actual- 
mente,  y  que  al  efecto  era  precise  admitir  un  samento  sobre  las  condiciones 
actuales,  de  9°  para  el  periodp  del  mioceno  inferior,  de  1°  para  el  nrioceno  su- 
perior, y  por  ultimo  de  3**  para  el  plioceno.  Las  temperaturas  medias  en  cada 
una  de  aquellas  divisiones  geologicas  debieron  ser  por  lo  tanto  y  respec- 
tivamente  de  23°,21''y  17",  oscilando  entre  las  mdximas  de  47",  45°  y  41°,  y 
las  minimas  de  2",  0<*  y  4°.  —  Pero  el  calor  no  es  la  unica  causa  que  in- 
fluye  en  la  formacion  de  los  climas;  la  humedad ,  el  relieve  del  terrene,  la 
configuracion  especial  de  los  continentes,  accidentados  por  numerosas  pe-- 
ninsulas,  rodeados  de  mulplicados  archipielagos,  son  otros  tantos  com- 
ponentes ,  prescindiendo  de  otras  mucbas  circunstancias  locales  que 
concurren  con  su  correspondiente  influencia.  —  Colocado  nuestro  terai- 
torio  al  extrtmo  occidental  de  un  inmenso  oceano,  que  con  cortiaimas  in- 
terrupciones  se  extendia  por  Oriente  hasta  las  regiones  Indicas ;  surcado  de 
montanas  cuyas  altitudes  alcanzaban  ya  entonces  hasta  algo  m6s  de  2.900 
&  3.000  m.;  cubierto  ea  su  casi  totalidad  por  selvas  impenetrables  y  ocupadas 
sus  cuencas  centrales  por  profundas  lagunas,  su  situacion  especial, — avan- 
zada  del  gran  continente  atldntico,  — la  altitud,  forma  y  disposicion  de  sus 
multiplicadas  crestas  y  todos  sus  demas  accidentes  orogriflcos,  obraban  de 
consuno  para  atraer  y  concentrar  en  no  escasa  cantidad  la  inmensa  evapora- 
cion  producida  por  tan  extensas  masas  de  agua,  manteniendo  sobre  sus 


12  LA  ATLANTIDA,  133 

marcados  d  su  vez  los  anchos  cauces  y  formidables  cantiles 
dentro  de  los  cuales  s61o  ocupaii  pequeiiisimo  espacio  nues- 
tras  principales  corrientes  actuales,  atestiguando,  asimismo 
las  imraerosas  cavernas  escalonadas  d  diversas  alturas  hacia 
su  naciraiento  coil  la  espesisima  capa  de  toba  que  revisten 
hasta  la  parte  supei"ior,  los  poderosos  torrentes  que  vomitC' 
ban  al  azarbe  comiiii. 


cumbres  perpetuo  manto  de  nubes  que  el  enfriamiento  natural  convertia  en 
Uuvias  abundantes  y  conatituyendo  algo  semejante  a  la  zona  constante  de 
nubes  y  lluvias ,  que  por  efecto  de  los  vientos  alisios  se  producen  en  las  re- 
giones  tropicales,  y  que  designan  los  marines  ingleses  con  el  nombre  de 
Cloud  rings  (anillo  de  nubes).  Hall^banse  reunidos,  per  lo  tanto,  en  casi  todos 
sus  t^rminos,  los  mismos  elementos  que  detienen  en  la  elevada  cordillera  del 
Himalaya  las  nubes  procedentes  del  Oceano  Indico  y  que  hacen  llegar  la  can- 
tidad  de  agija  derramada  d  7,67  m.  hacia  la  vertiente  occidental  delos  Ghattes 
y&  14,80  m.  en  Cherra  Ponjee  en  los  monies  Garrows  al  S.  del  valle  de  Brahma- 
putra.— Y  como  en  las  regiones  tropicales  la  evaporacion  mdxima  anual  solo 
asciende  d  5  m  ,  resulta  con  todaevidenciaque  sin  llegar  d  las  cantidadescita- 
das  de  aguas  derramadas,  por  mds  que  no  tengan  nada  de  improbable,  las  llu- 
vias frecuentes  y  torrenciales  de  nuestro  clima  terciario  peninsular,  debieron 
ser  causa  mds  que  suficiente  para  la  alimentacion  de  numerosos  y  caudaloi^s 
rios,  y  para  suplir  con  crecea  las  perdidas  debidas  d  la  evaporacion;  hipotesis 
que  cobra  mds  fuerza  todavia  al  interrogar  las  huellas  que  conserva  nuestro 
territorio,  pues  por  poco  que  nos  fljemos  en  el  regimen  de  nuestros  rios,  te- 
neraos  que  reconocer  que  aun  los  de  mds  caudales  son  meros  arroyos  compa- 
rados  con  lo  que  fueron  entonces;  Tajo,  Ebro,  Guadiana,  Duero  y  Guadalqui- 
vir asi  como  sus  tributaries  y  los  de  menos  rehombre,  trazan  apenas  pequeno 
surco  en  medio  de  sus  antiguos  cauces,  que  d  gran  distancia  elevan  de  am- 
bos  lados  sus  formidables  cantiles  6  sus  lechos  de  guijos  y  arenas  super- 
puestos. — Los  manantiales  mismos  de  donde  nacen,  han  disminuido  extraor- 
dinariamente  6  surgen  d  niveles  inferiores ;  blancas  cascadas  de  piedra 
reemplazaron  las  tumultuosas  cataratas  de  otros  siglos  y  en  sus  cercanias 
€3calonadas  d  diversas  alturas,  verdaderas  cavernas  abren  sus  enormes  fauces 
revestidas  de  gruesa  capa  de  toba,  senal  indeleble  de  la  pasada  grandeza  de 
aquellas,  y  pruebas  irrebatibles  de  los  poderosos  torrentes  que  arrojaban  por 
do  quier.  — F.  de  BoTELLS-.—ApwUea  Paleogeogrdjlcos.—Espana  y  sus  anti~ 
guos  OTflrei.— Madrid,  1877,  pdg  121  y  sigaieirt.es. 


154  congreso'de  ameriganistas.  13 

A  lo  que  conducen  mayormente  estas  consideracioues  es 
a  pi'esuEnir,como  complemento,  la  existeyicia  hacia  el  Oeste 
de  algiin  gran  continente  cuya  influencia  sobre  los  vientos 
reinantes  favorecia  aquellas  condiciones  meteorologicas  y 
por  tanto  la  larga  persistencia  de  los  graiides  lagos  terciarios 
mientras  otras  caasas  originadas  por  la  esencia  misma  de 
nuestro  globo  no  vinieran  a  variar  el  sistema  orogrifico  de 
la  Peninsula,  produciendo  su  desagiie  natural. 

De  modo  que  procediendo  por  deducciones  rigurosas  apo- 
yadas  en  los  datos  que  nos  suministraban  la  constitucion 
del  suelo,  la  comparacion  de  las  faunas  y  de  las  floras  y  las 
condiciones  meteorologicas,  hemos  llegado  a  deducir  la 
existencia  necesaria  de  uno  6  de  varios  continentes  qne>  par- 
tiendo  del  NO.  de  uuestra  Peninsula  debieron  ocupar  en 
gran  parte  el  Oceano  Allan tico  desde  los  tiempos  mas  remo- 
tes hasta  la  ultima  epoca  terciaria  cuando  menos.  Ter- 
minada  esta  liltima  epoca,  principia  una  nueva  era,  que  la 
presencia  incontrovertible  del  hombre  ha  hecho  sefialar 
con  el  nombre  de  homozolca,  produciendose  en  ella  los 
acontecimientos  recientes  que  al  variar  la  disposicion  de 
las  tierras  y  de  las  aguas  hubieron  de  producir  el  ultimo 
trastorno  general  y  la  consiguienfe  disposicion  de  los  con- 
tinentes tal  cual  se  presentanhoyanuestra  vista;  nosresta 
pues  investigar  ahora  si,  partiendo  de  esos  nuevos  aconte- 
cimientos, se  encuentra  razon  bastante  para  explicar  la  des- 
aparicion  de  los  terrilorios  que  nos  ocupan. 

Por  causas  no  bien  aclaradas  todavia,  la  mayor  parte  de 
nuestros  continentes  se  halla  cubierta  por  ciertos  dep6sitos 
suellos,  muebles,  incoherentes,  diversamente  acumulados 
y  desigualmente  repartidos,  pero  distintos  siempre  por  sus 
caracteres  de  los  dep6sitos  sedimentarios  comunes.  — Ocu- 
pando  altitudes  fuera  del  alcance  de  las  aguas  actuales, 
extensiones  (]ue  exceden  a  todo  lo  que  podemos  concebir 
con  respecto  a  estas  ultimas,  dichos  depdsitos,  que  se  desig- 
nan  con  el  nombre  de  diluvium  6  aluviones  antiguos,  Uevan 
el  sello  de  acciones  rapidas  y  violentisimas,  pues  d  la  vez 


14  LA  ATLANTIDA.  155 

que  multitad  de  surcos  labran  profundamente  el  terreuo, 
las  rocas  se  muestrau  d  veces  pulimentadas,  cstriadas  y 
acanaladas  y  en  medio  de  la  enorme  masa  de  cantos  re- 
dondeados  y  achatados  que  por  lo  comiin  arrastran  las 
aguas,  se  notan  otros  muchos  de  naturaleza  y  aspecto  dis- 
tinto,  que  asombran  por  su  magnitud  y  mas  todavia  al 
observar,  que  no  s6lo  afectan  disposiciones  especiales,  siho 
que  son  completamente  extrafios  por  su  constitucion  a  las 
comarcas  donde  yacen,  siendo  precise  para  encontrar  otros 
semejantes  recorrer  distancias  inmensas,  salvar  cumbres 
elevadas,  valles  y  lagunas,  y  auu  mares  profundos. — Todo 
son  ruiuas,  pero  ruinas  diversas  y  en  diversos  tiempos  acu- 
muladas,  pues  sobre  las  rocas  surcadas,  estriadas  y  puli- 
mentadas, asl  como  entre  los  grandes  diluvium  en  que  todo 
se  mezcla  y  conf unde ,  se  distinguen  otros  depositos  regu- 
larmente  sedimentados,  unos  de  arcillas  y  arenas  (Till)  con 
Mgiles  conchas  desaparecidas  de  los  mares  circunvecinos; 
otros  con  conchas  marinas,  fluvidtiles  y  terrestres  andlogas 
d  las  especies  existentes  todavia  en  las  mismas  latitudes; 
otros  con  selvas  enteras  sepultadas,  y  algunos  por  fin  con 
dientes,  muelas,  defensas  y  huesos  en  confuso  amontona- 
miento  con  gravas,  cantos,  guijos  y  arenas;  hallandose  asi- 
mismo,  lo  que  es  ind,s  de  notar  bajo  el  punto  de  vista  espe.- 
cial  de  la  historia  de  nuestra  raza,  entre  las  diversas  capas 
de  los  diferentes  diluvium,  restos  evidentes,  certisimos  de 
la  mano  del  hombre. — Por  dos  veces,  cuando  menos ,  la 
superficie  de  nuestro  hemisferio  hubo  de  verse  invadida  por 
olas  inmensas  que  pasaron  rdpidamente  asolando  y  barrien- 
do  todo  lo  que  se  oponia  a  su  paso;  perlodos  de  calma  mds 
6  menos  dilatados  separaron  esos  espantosos  cataclismos, 
alcanzando  por  aquel  entonces  extraordinario  desarrollo 
los  llamados  glaciares  6  heleros,  segiin  se  infiere  de  los  fe- 
nomenos  que  precedieron,  acompaiiaron  y  siguieron  a 
aquellos  diluvios. 

La  intervencion  de  los  fendmenos  glaciares  en  los  fen6- 
menos  aluviales  explica  la  diversidad  de  estructura  y  de 


156  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  15 

disposicion  que  afectan  los  materiales  detriticos,  fija  los 
cauces  probables  ea  que  so  derramo  la  multitud  de  sus 
eiiormes  cantos,  ya  en  el  Norte  de  Europa  desde  Inglaterra 
6.  los  monies'  Urales  por  Alemania  ,  Baviera  y  Rusia,  par- 
tiendo  de  los  monies  de  Suecia  y  Noruega  ( Diluvium  Es- 
candinavo) ;  ya  en  el  Mediodia  irradiando  de  la  mole  Al- 
pina  por  Francia,  Suiza  e  Italia  (Diluvium  Alpino),  y  por 
ultimo  senala  con  las  primeras  rocas  aborregadas ,  puii- 
mentadas  y  estriadas  los  limites  antiguos  de  los  primeros 
glaciares  y  los  primeros  momentos  de  la  era  homozoica. 

Extrano  parece,  por  cierlo,  a  primera  vista,  que  la  mayor 
parte  de  los  rastros  humanos,  armas,  utensilios  y  hasta 
objetos  de  arte  tallados,  grabados  y  esculpidos  en  piedra, 
hueso,  asta  6  marfil,  huellas  irrebatibles  de  la  aparicion  y 
existencia  del  hombre,  coincidan  precisamenle  con  esa 
epoca  en  que,  revestida  la  tierra  con  dilatada  cubierta  de 
hielos,  los  rigores  del  clima  y  las  invasiones  repetidas  de 
las  aguas  debian  oponerse  al  desarrollo  de  la  especie ;  pero 
es  que  la  influcncia  de  estos  hechos,  pormas  que  sean  cier- 
tos  y  evidentes,  se  ha  exagerado  por  mucho  liempo.  La  in- 
vasion de  los  glaciares  ni  fue  repentina  ni  significa  un  des- 
censo  extraordinario  en  la  temperatura  general  de  la  atmds- 
fera  que  nos  rodea.  Para  extenderse  le  ba^ta  con  la  simple  ■ 
alteracion  de  alguna  de  las  circunstancias  meteorol6gicas 
que  influyen  en  el  clima.  Con  tal  que  los  inviernos  sean  lar- 
gos y  lluviosos  y  los  veranos  no  muy  calidos,  esto  es,  que 
la  nieve  amontonada  no  se  derrila  en  seguida,  ni  desapa- 
rezca  en  la  estacion  veraniega,  las  heleras  no  tardan  en  ex- 
tenderse.— Y  como  precisamenle,  segiin  antes  dijimos,una 
exti-aordinaria  humedad  fue  el  distintivo  de  los  ultimos  pe- 
riodos  mesozoicos,  en  que  la  evaporacion  de  inmensas  ma- 
sas  de  agua  y  veranos  de  calor  moderado  mantenian  en  la 
atmosfera  nubes  casi  continuas,  apagando  y  absorbiendo 
los  rayos  solares,  los  glaciares  pudieron  alcanzar  latitudes 
mas  bajas;  relrocediendo,  por  el  coutrario,  cuaudo,  disi- 
pandose  las  nieblas  que  enturbiaban  la  atmosfera,  la  irra- 


16  LA  ATLANTIDA.  157 

(liacioii  recobraba  de  uuevo  toda  su  iiifluencia.  Accioiies 
violeiUas  iiiterrumpidas  por  periodos  detranquilidad  relali- 
va,  son  pues  la  caracterislica  dominaiite  de  la  era  homozoi- 
ca;  pcro  intervieneii  asimismo  y  con  tau  determiiiada  in- 
lluencia  lo8  movimientos  orogenicos  que  ha  sufiido  con 
frecuencia  la  corleza  do  nuestro  globo,  que  no  huelga  el 
que  nos  detengamos  un  inslante  d  considcrar  las  parti- 
cularidades  que  senalan  eslas  liltimas  contracciones  ter- 
restres. 

Por  ei'ecto  del  enfriamienlo  secular  de  nuestro  globo  y 
de  la  reduccion  de  volumen  que  entre  otras  causas  produce 
la  solidificacion  al  estado  cjistalino  de  las  rocas  que  del  in- 
terior ban  venido  sucesivamente  A  aumentar  el  espesor  de 
la  corteza  terrestre  (1),  se  establece  cierta  falta  de  relacion 
entre  la  capacidad  de  esta  envoltura  exterior  y  el  volumen 
de  su  masa  interna,  que  obliga  d  la  primera,  cuyo  enfria- 
miento  es  hoy  casi  insensible,  a  menguar  de  conlinuo  en  ca- 
pacidad, para  seguir  adaptdndose  exactamente  a  sus  masas 
internas. — Asi  pues,  progresiva  y  ligeramente  llega  a  apar- 
tarse  de  la  forma  esferoidal  quele  conviene;  pero  como  asi- 
mismo tiende  por  otro  lado  a  volver  gradualmente  a  una 
figura  casi  identica,  esa  tehdencia,  bien  obrando  sola  6  en 
combinacion  con  otras  causas  internas,  puede  explicar  la 
formacion  subita  de  las  arrugas  y  de  los  diversos  aboUa- 
mieutos  que  se  ban  producido  en  su  superficie  y  que  desig- 
namos  con  el  nombre  de  Montes,  Sierras  y  Cordilleras;  de 
modo  que  con  la  mayor  probabiUdad  puede  decirse,  que 
todos  los  sislcmas  de  montaiias  observados,  han  aparecido 
desde  la  epoca  en  que  el  enfriamiento  medio  anual  do  la 
masa  del  globo,  empezo  a  superar  al  de  la  superficie,  efec- 
tuandose  gste  fenomeno  por  la  compresion  lateral  de  un 
huso  de  la  esfera  terrestre,  por  ser  esta  la  forma  mas  senci- 


(1)    Segun  M.  Delesse  este  elemento  solo  lia  debido  producir  una  disminu- 
cion  de  1.430  metres  en  la  longitud  del  radio  terrestre. 


158  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  l? 

11a  ,  mas  en  armonia  con  la  figura  esferoidal  y  la  que  re- 
quiere  el  menor  gasto  de  fuerza  viva. 

Naturalmente,  tales  compresiones,alefectuarse,traen  con- 
sigo  trastornos  espantosos  y  los  consiguientes  cambios  en 
la  disposici6n  de  los  mares  y  continentes;  ocurridos  repe- 
tidas  veces  desde  la  creacion  de  nuestro  planeta,es  de  notar, 
que  hacia  la  mitad  de  la  era  homozoica,  tres  de  estos  siste- 
mas  de  pliegues  enlazados  entre  si  vienen  precisamente  d 
influir  sobre  la  corteza  terrestre,  senalandose  por  tres  dis- 
tint^s  hileras  de  volcanes  e  influyendo,  como  era  de  supo- 
ner,  sobre  el  regimen  general  del  aspecto  exterior. 

Pero,  dejemos  hablar  aqui  al  ilustre  maestro  Elie  de 
Beaumont: — «Los  Andes,  dice,  forman  parte  de  un  sisle- 
ma  de  montanas  que  no  solo  no  se  limita  a  la  America  Me- 
ridional, pero  ni  siquiera  al  nuevo  mundo  y  parece  exten- 
derse  a  ambos  continentes,  enlaz^ndolos  en  el  estrecho  de 
Behring,  donde  su  contacto  es  casi  inmediato. 

»Este  sistema  es  probablemente  muy  moderno.  M.  d'Or- 
bigny,  partiendo  de  observaciones  detenidas,  concluy6  que 
las  conchas  recientes  levantadas  en  las  playas  del  Oceano 
Atlantico  y  del  Gran  Oceano,  no  deben  haberlo  sido  por 
una  accion  lenta,  sino  por  el  levantamiento  siibito  y  gene- 
ral de  toda  la  costa  que  dio  al  continente  la  configuraci6n 
que  hoy  afecta. 

»E1  sistema  de  los  Andes,  cuyos  respiraderos  volcdnicos 
se  hallan  todavia  en  actividad,  forma  el  rastromds  marcado 
y  mejor  seiialado  de  la  configuracion  actual  del  globo  ter- 
restre. Por  sistema  de  los  Andes  entiendo  ese  enorme  ro- 
dete  montaiioso  que  corre  entre  el  Oceano  Pacifico  de  un 
lado  y  los  continentes  de  ambas  Americas  y  del  Asia  por 
otro,  siguiendo  desde  Chile  hasta  el  imperio  de  los  Birma- 
nes  la  direcci6n  de  la  mitad  de  un  circulo  mdximo  de  la 
tierra  y  que  sirve  como  de  eje  central  d  esa  llnea  volcdnica 
en  zig-zag  que  bordea  el  Gran  Oceano ,  siguiendo  aquf  y 
aculla  las  lineas  de  fracturas  mds  antiguas,  pero  sin  sepa- 
rarse  de  la  zona  literal. 


18  LA  ATLANTIDA.  159 

))Terrible  hubo  de  ser,  siii  duda,  en  la  historia  de  los 
habitantes  del  globo,  y  quiz;!is  tambien  en  la  historia  del 
genero  humano ,  aquel  dla  en  que  esa  inmensa  batcria 
volcanica  de  mas  de  270  bocas  principales  trono  por  vez 
primera.  Quizas  se  enlacen  las  tradiciones  de  ese  diluvio 
universal"  que  se  encuentran  en  casi  todos  los  pueblos  del 
continente,  con  tan  grande  y  tremendo  acontecimiento. 

»A  este  circulo  mdximo,  tan  notablemente  marcado  por 
una  serie  de  volcanes  escalonados,  acompaiian  otros  dos 
circulos  mdximos  igualmente  modernos,  caracterizados  de 
identica  manera,  que  se  cortan  en  angulo  recto  a  distancia 
de  90°  y  dividen  la  superficie  del  globo  en  ocho  espacios 
esfericos  triangulares ;  son  estos  el  Circulo  volcdnico  Me- 
diterrdneo,  que,  juntando  el  Pico  de  Tenerife  al  Etna,  atra- 
viesa  oblicuamente  el  Atlantico  en  la  region  que  hubo  de 
ocupar  la  Atldntida  de  Platon,  y  el  del  Tenaro,  que  corta 
al  anterior  en  Italia,  en  los  Abruzzos,  y  al  primero  en  las 
llanuras  situadas  entre  el  Madera  y  el  Ucayali  a  unos 
650  km.  al  NE.  del  Guzco,  un  tanto  hacia  afuera  de  los 
Andes,  pero  A  escasa  distancia  del  pie  de  la  Cordillera.  El 
Circulo  del  Tenaro  corre  desde  el  Etna,  el  Stromboli  y  el 
Vesubio  y,abarcando  una  serie  de  accidentes  volcanicos  an- 
tiguos  y  modernos,  llega  hacia  el  N.  a  encontrar  el  Circulo 
mdximo  de  los  Andes  entre  los  volcanes  de  la  peninsula  de 
Alaska  y  los  del  Monte  Elias  y  del  Pico  del  Buen  Tiempo, 
llegando  luego  al  Mauna-Loa. 

«Los  circulos  mdximos  de  comparaci6n  teoricos  de  los 
sistemas  de  los  Andes,  del  Tenaro  y  del  Eje  volcdnico  Me- 
diterrdneo  constituyen  un  sistema  trirectangular.)) 

aDe  los  ocho  triangulos  trirectangulos  que  forman  los 
tres  circulos  maximos  perpendiculares  entre  si,  dos  de  ellos 
determinan  un  huso  rectangular  cuyos  dos  vertices  se  en- 
cuentran en  la  America  meridional  y  en  los  mares  de  la 
China.  El  circulo  mdximo  de  comparacion  del  sistema  de 
la  Cordillera  principal  de  los  A  Ipes,  colocado  a  4°  29'  57" 
N.  con  respecto  al  del  Eje  volcdnico  mediterranean  pasa  por 


160  CONGRESO   DE    AMERICaNISTAS.  I'J 

las  dos  punlas  de  este  huso,  que  reduce  a  una  anchura  do 
85°  30"  12"  54. 

a  Este  huso  asi  reducido  y  fraccionado  por  el  sixtema  del 
Tenard  en  dos  triangulos  birectangulos,  abarca  lodavia  el 
Oceano  Atlantico  septentrional  y  la  mayor  parte  de  los 
contiuentes  de  la  America  septentrional  y  del  Asia.  A  sus 
lados  se  enlazan  las  dos  principales  lineas  montanosas  del 
antiguo  y  del  nuevo  mundo,  de  las  cuales  Buffon  habia 
uotado  ya  que  se  dirigian  poco  mas  6  menos,  la  una  de 
E.  a  0.,  la  otra  de  N.  d  6.  Desu  punta  occidental  se  destaca 
la  Cordillera  de  los  Andes  de  Chile,  coronada  de  conos 
volc^nicos,  que  forma  el  eje  de  la  punta  meridional  del 
continente  americano.  La  punta  meridional  del  Africa  si- 
gue  el  circulo  raaximo  de  comparacion  del  sistema  del  Te- 
naro^  que  corla  el  huso  en  dos  partes  iguales,  y  (jue  sale 
del  Africa  por  su  punta  SE.,  el  cabo  Cave-Rock,  para  ir  a 
parar  poco  mas  6  menos  al  foco  vojcanico  del  monte  Erebo. 
Por  fin,  el  gran  reguero  volcanico  de  los  Andes  y  del  Japon 
viene  a  encorvarse  alrededor  de  la  punta  oriental  del  huso, 
tomando  la  extraiia  forma  de  una  especie  de  anzuelo,  alre- 
dedor del  cual  se  agrupan  confusamente  las  tierras  de  la 
Austraha,  terminadas  al  Sur  por  las  puntas  delaNueva 
Zelandia  y  de  la  tierra  de  Van-Diemen. 

«E1  gran  circulo  primitivo  de  la  red  pentagonal ^  que  repre- 
senta  con  tan  extraha  precision  la  costa  rectilinea  de  Chile 
y  ciertos  accidentes  orograficos  del  interior  de  la  China  y 
que  dibuja  casi  con  igual  exactitud  la  costa  occidental  de  la 
Nueva  Holanda,  pasa  por  los  dos  extremos  del  huso,  forman- 
do  con  el  eje  del  sistema  de  los  Andes  un  Angulo  de  41°. 

«Articulado,  digdmoslo  asi,  con  el  eje  de  la  cordillera  de 
Chile  y  esplendidainente  jalonado  por  serie  numerosa  de 
volcanes,  el  circulo  maximo  de  comparacidn  del  sistema 
de  los  Andes  bordea  el  antiguo  imperio  de  la  China  y  el 
extiuguido  imperio  de  los  Incas,  atraviesa  el  imperio  delos 
Aztecas  y  el  imperio  del  Jap6n,  pasa  entre  las  mesas'  eleva- 
das  de  Quito  y  de  Bogota,  y  deja  a  corta  distancia  el  istmo 


^0  LA  ATLANTIDA.  161 

de  PanamS,  las  ruinas  misteriosas  de  Palenque  y  las  8ole- 
4ades  auciferas  del  Choco  y  de  las  Californias. 

dEI  opuGsto  lado  del  ancho  huso  que  acabamos  de  consi- 
4erar  no  es  menos  notable:  presenta  la  anomalia  singular 
de  los  dos  circulos  mdximos  de  comparaci6n  pertenecientes 
a  dos  sistemas  de  montanas  muy  aproximados  en  su  edad 
y  en  sus  direcdoues,  que  s61o  separa  un  dngulo  de  4°  29'57". 
EstoB  dos  sistemas  casi  superpuestos,  el  de  los  Atpes  prin- 
cipales  y  el  del  Eje  volcdnico  mediterrdneo,  constituyon  el 
accidente  raas  marcado  de  la  corteza  terrestre,  puesto  que 
comprende  el  Himalaya. 

»La  ciencia  moderna  no  ha  sido  la  primera  en  notarlo. 
La  China,  la  India,  la  Persia  lo  han  enlazado  con  sus 
milos  cosmogonicos.  Alii  tenian  sus  fuentes  los  cuatro 
rios  del  Paraiso  terrestre;  sobre  el  monte  Ararat  los  ar- 
menios  muestran  todavla  el  sitio  donde  debio  atracar  el 
Area  de  Noe.  Los  poetas  griegos  y  latinos  celebraron  de 
-cousuuo  el  Caucaso  yel  Atlas;  colocaron  cerca  de  las  colum- 
nas  de  Hercules  el  jardfn  de  las  Hesperides  y  las  islas  Afor- 
tunadas.  Esta  .zona  todavia  vacilante  y  mal  consolidada, 
agitada  desde  la  Persia  d  Lisboa  por  tremendos  terremotos, 
forma  sin  embargo  el  eje  del  antiguo  continente  y  termina 
•en  el  AtMntico  hacia  aquellos  sitios  donde  existi6,  sino  68 
un  mito,  la  AtMntida  de  Platon»  (1). 

Si  sencillas  ondulaciones  de  la  corteza  terrestre  hacen 
rsentir  sus  efectos,  c&mo  sucedio  en  el  terremoto  de  Lisboa, 
sobre  una  superficie  de  mds  de  tres  millones  de  kil6metros 
cuadrados,  6  destruyen  en  una  longitud  de  mil  quinientos 
kilometros  todas  las  poblaciones  situadas  entre  Bogotd  y 
Popayan,  como  en  el  m^s  reciente  de  Nueva  Granada  de  16 
de  Noviembre  de  1827,  considerese  la  influencia  que  hubo 
de  ejercer  la  formacion  simultinea  de  los  tres  sistemas  que 


(1)    L.  Elib  de  Beaumoht.  Notice  stir  les  systemts  de  montagne$.  P.  1290  y 
^iguisutes. 
1   1 


162  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  $;t 

acabamos  de  citar,  cuando,  abarcando  el  globo  enlero  coi* 
su  triple  reguero  de  volcanes,  dieroa  lugar,  entre  otros  fe- 
n6menos,  4  la  depresida  que  hoy  cubren  las  aguas  del 
AtMntico  y  que  en  su  parte  principal  se  atribuye  con  razoiir 
al  relieve  actual  de  la  superficie. 

Tales  son  pues  las  conclusiones  a  las  cuales  nos  condu- 
cen  de  consuno  las  consideraciones  fisicas  y  geologicas 
y  asimisrao  el  examen  de  los  grandes  acontecimientos  que 
ban  venido  a  labrar  en  la  sucesion  de  los  tiempos  la  corteza 
de  nueslro  globo,  concurriendo  unos  a  fijar  con  ciertos  visos 
de  certeza  la  situacion  del  famoso  continente  desaparecido, 
otros  A  explicar  las  causas  de  su  desaparicion  repentina^ 
Si  ahora,  recurriendo  al  mapa  del  Atlantico  de  Stieler,  en. 
que  numerosos  sondeos  vienen  a  revelarnos  los  rasgos  ca- 
racteristicos  de  la  topografta  submarina,  y  si  para  que  re- 
salten  A  la  vista  las  relacioues  entre  las  diversas  profundi- 
dades  llegamos  6.  suponer  por  un  momento  que  influya  el 
fondo  del  Oceano  en  toda  su  extension  un  movimienfo  de- 
entumescencia  que  no  pas^ra  de  2.000  brazas,  esto  es,  un 
movimiento  comprendido  de  tal  manera  eu  los  limites  na- 
turales,  que  considerado  en  sus  may  ores  altitudes  queda- 
ria  muy  por  bajo  de  las  principales  cordilleras,  equiparan- 
dose  d  lo  sumo  A  nuestra  cordillera  CSntabro-pirenaica;. 
entonces  por  virtud  de  ese  solo  movimiento  al  variar  los  li- 
mites actuales  de  los  mares  y  continentes  Francia,  Ingla- 
terra,  Irlanda,  la  Escocia  y  la  Islandia  aparecerian  desde 
luego  unidas  con  la  Groenlandia,  el  Labrador,  el  Canada  y 
Terranova;  el  continente  americano  tomaria  por  limites 
orientales  el  canal  de  Bahama,  uniendose  las  grandes  y  pe- 
quenas  Antillas  con  las  Barbadas  y  Venezuela  y  dividien- 
dose  el  Atldntico,  surgiria  una  peninsula  inmensa  (Lkm.  I) 
que,  arranoando  del  quincuagesimo  paralelo,  llegaria  hacia 
el  S.  hasta  el  vigesimo,  enlazaria  las  Azores  con  el  conti- 
nente Boreal;  nuestra  Espafia  a  s^u  vez  prolongaria  sus  cos- 
tas  hasta  comprender  las  Canarias  e  Islas  del  Gabo  Verde,. 
que  unidas  entre  si,  formarian  nuevamente  parte  del  Africa 


22  LA   ATLANTIDA.  163 

de  la  que  pareceii  desprendidasy  claray  dislintamenteven- 
(iri'an  i  dibujarse  por  cima  de  las  aguas  nuevos  y  extensos 
territorios  cuyas  condiciones  y  relaciones  espcciales  los  co- 
locarian  en  perfecta  concordancia  asi  con  la  tradici6n  coma 
con  las  consideraciones  anteriores. 

No  he  de  insistir  en  estas  coincidencias,  por  mAs  que 
sean  de  notar,  al  compararlas  con  los  resultados  i  que  ante- 
riormente  habiaraos  llegado,  siguiendo  distinto  orden  de 
ideas,  y  por  mds  tambien  que,  justificando  enlaces  y  estre- 
chando  distancias,  pudieran  explicarse  Mcil  y  sencillamen- 
te  emigraciones,  identidades  y  analogias  que  ban  llamado 
desde  luego  la  atenci6n,  viniendo  d  robustecer  la  hip6tesis 
de  un  distinguido  marino  (1)  y  compauero  nuestro,  que 
en  la  meseta  que  forman  los  Azores  creia  encontrar  por  el 
estudio  de  los  acantilados  que  la  limitan  las  seiiales  de  su 
probable  asomo  a  la  superficie  eu  epoca  no  muy  lejana, 
relativamente,  de  nuestras  actuales  civilizaciones. 

Resumiendo  lo  que  precede,  'resulta  de  la  discusi6n  de 
los  datos  que  nos  suministran  la  geologia,  la  ffsica  del  glo- 
bo  en  determinado  periodo  y  las  observaciones  geogrdficas 
actuales: 

Que  el  territorio  que  hoy  forma  el  extremo  mis  occiden- 
tal de  nuestra  Peninsula  debio  extenderse  h^cia  Poniente, 
uniendose  sobre  una  longitud  de  mds  de  1.200  km.  desde 
Aveiro  a  Avil6s  con  otra  cualquier  extensi6n  de  territorio, 
ya  fuera  isla  6  continente; 

Que  con  respecto  a  este  supuesto  territorio,  el  examen  de 
los  restos  f6siles  de  las  floras  del  antiguo  y  nuevo  conti- 
nente permite  deducir  hasta  el  periodo  cretSceo,  cuando  me- 
nos,  sus  enlaces  harto  seguros  h^cia  Poniente  y  h^cia  el  N. 
con  la  America  septentrional  y  asimismo  con  la  Irlanda; 

Que  las  peculiares  consideraciones  orogrdficas  de  nuestra 


(1)    D.  Pedeo  Novo  y  Colson.— t'7«/H?a  (eoria  de  la  Atldiitida,—(Boletin  de 
fa  yociedad  geogrdjtca  de  Madrid.) 


164  CONGRESO   DE    AMERICANISTAS.  23 

Peninsula,  su  configuraci6n  en  las  epocas  terciarias  y  sus 
circunslancias  meteorol6gicas  conducen  igualmente  A  afir- 
mar  la  existencia  hacia  los  rumbos  citados  de  un  gran 
continente  atl6ntico,  cuya  influencia,  acumulando  las  nubes 
sobre  las  cimas  montanosas  que  mds  encumbradas  enton- 
ces  rodeaban'nuestros  lagos  interiores,  proporcionaban  fa- 
cil  y  natural  alimentaci6n  &  los  poderosos  raanantiales  cu- 
yosrestos  se  presentan  hoy  d  nuestra  vista,  contrarestando 
victoriosamente  la  influencia  de  la  evaporaci6n  sobre  la 
inmensa  extensi6n  de  los  125.000  km.*  A  que  se  extendian 
esas  dilatadas  lagunas  interiores; 

Que  desaguado  en  su  casi  totalidad  nuestro  lerritorio, 
merced  al  movimiento  orogenico  que  se  conoce  con  el 
nombredelevantamiento  de  Gorcega  y  Cerdena  y  marca  la 
divisoria  inter- ocednica-mediterr^nea,  la  ruptura  que  h^cia 
el  Occidente  nos  senalan  los  acantilados  de  nuestras  costas 
galdicas  y  la  desaparici6n  consiguiente  de  la  AtMntida  de 
Plalon,  hubo  de  ocurrir  h^cia  mediados  de  la  epoca  cua- 
ternaria,  coincidiendo  con  el  gran  movimiento  orogenico 
trirectangular  que  senalan  en  la  supei-ficie  de  nuestro  globo 
300  bocas  volcdnicas,  horrible  cat^strofe  que  no  es  de  sor- 
prender  quedara  tan  hondamente  impresa  en  la  meraoria 
y  en  las  tradiciones  de  todos  los  pueblos  entonces  existen- 
tes,  pues  obraron  en  ella  A  la  par  los  dos  mas  poderosos 
agentes  de  destrucci6n,  el  agua  y  el  fuego. 

For  lo  dem^s,  por  horroroso  que  fuera,  este  aconteci- 
miento  entra  seguramente  en  el  orden  de  los  hechos  natu- 
rales,  pues  en  las  circunstancias  actuales  un  sencillo  movi- 
miento orogenico  suficiente  para  producir  una  cordillera 
del  mismo  orden  que  la  cordillera  Gantabro-pirenaica,  tra- 
zada  sobre  el  mapa  del  Atl5ntico,bastaria  para  que  surgie- 
ran  de  nuevo  de  las  ondas  del  Oceano  los  continentes  des- 
aparecidos,  en  forma  analoga  6  parecida  6.  la  que  dibujamos. 

Que  la  Atldntida  existiera  y  desapareciera  luego,no  tiene 
pues,  nada  de  extraiio,  y  en  cuanto  A  las  causas  de  su  des- 
aparici6n,  repetiremos,  para  coucluir,  las  propias  palabras 


24  LA  ATLANTIDA.  165 

del  gran  maestro  que  tenemos  tanto  gusto  en  citar:  «Puesto 
)»que  crisis  iumensas  acompanadas  de  la  elevacidn  de  cade- 
))nas  de  montanas  y  seguidas  de  movimientos  impetuosos 
»de  los  mares,  capaces  de  asolar  vasti'simas  extensiones  de 
»la  superficie  del  globo,  pareceu  por  un  espacio  de  tiempo 
»inmenso  haber  forraado  parte  del  mecanismo  de  la  natu- 
joraleza,  no  hay  nada  de  absurdo  en  admitir  que  lo  que  ha 
»8ucedido  gran  niimero  de  veces  desdc  las  mis  antiguas 
»epocas  hasta  las  mds  modernas,  sucediera  otra  vez  mis 
»desde  que  el  hombre  existe  en  su  superficie.»  Y  esto  con 
tanto  mas  motivo  que  todo  induce  i  suponer  que  las  causas 
eficientes  de  los  fen6menos  geologicos  subsisten  y  que  la 
tranquilidad  relativa  en  que  vivimos,  ha  de  atribuirse  no 
A  su  total  aniquilamiento,  sino  mas  bien  i  que  se  hallan 
momentiineamente  adormecidas. 
Madrid  25  de  Setiembre  de  1881. 

Federico  de  Botella  y  de  HORNO8. 

El  presidente  Sr.  Gaffarel,  did  gracias  a  los  ora- 
dores  que  habian  ilustrado  la  sesion  y  anuncio  que 
la  mesa  del  Gongreso  ponia  a  disposicion  de  los 
socios  tres  voliimenes  que  podran  recoger  en  la 
Secretaria:  Eelaciones  geogrdficas  de  Indias;  Los 
restos  de  Colon,  y  Tres  relaciones  de  aniiguedades 
peruanas;  despu^s  de  lo  cual  levanto  la  sesion^ 
siendo  las  doce  del  dia. 


1  1  • 


CUARTA  SESION. 

LUNES  26  DE  SETIEMBRE  A  LAS  DOS  DE  LA  TARDE. 


Oeologia. — Historia  de  America  p^^ecolombiana . — 
Mistoria  del  descuh^imiento. 


Antes  de  abrirse  la  sesion,  el  Sr.  Duque  de 
^eragua  rogo  al  senor  Delegado  de  Rusia,  Yice- 
presidente,  que  se  sirviese  ocupar  el  sillon,  y  ha- 
bi6ndolo  hecho  dijo: 

Son  Altesse  le  Prince  Michel  Gortchaco"w:  Profon- 
•dement  sensible  k  Tattention  du  Due  de  Veragua  qui  veut 
bien  me  ceder  le  fauteuil  presidentiel ,  je  suis  heureax, 
Messieurs,  d'avoir  I'occasiou  de  vous  exprimer  ma  recon- 
naissance de  I'honneur  que  vous  m'avez  fait  de  m'elire  un 
des  Vice-Presidents  d'honneur.  J'ai  vivement  regrette  qu'il 
ne  m'ait  pas  ete  donne  de  vous  en  offrir  dejk  hier  toute  ma 
gratitude.  Le  Gouvernement  Imperial  sera  egaleraent  sen- 
sible k  votre  attention.  Je  vous  en  remercie  en  son  nom. 

Mon  pere,  le  Ghancelier  de  TEmpire,  a  pour  principe 
politique,  depuis  plus  de  25  ans  qu'il  dirige  comme  Minis- 
tre  des  Affaires  Etrangeres  la  politique  de  la  Russie,  la 
non-intervention  dans  les  affaires  interieures  des  autres 
pays.  Voila  bientot  25  ans  que  je  suis  dans  la  carrirre  et 


EL    GENERAL    GARFIELD.  167 

<\\ie  je  sers  sous  ce  principe.  Vous  m'invitez  aujourd'hui  a 
m'en  ecarter,  puisque  vous  me  faites  m'occuper  des  affaires 
des  auties,  et  d'affaires  mterieures,  car  nous  sommes  ici 
pour  gratter  la  terre,  afin  de  faire  jaillir  la  luraiore,  la  ve- 
rite  et  la  liberie  de  la  peusee.  Mais  men  pere  dit  aussi  que 
I'histoire  est  I'aieule  de  la  diplomatie  et  que  sans  histoire  il 
n'y  a  point  do  diplomatie.  Je  dois  done  aujourd'hui  me 
•departir  de  la  ligne  de  conduite  que  j'ai  suivie  jusqu'i  pre- 
sent dans  ma  carriere  diplomatique, — la  non-intervention 
•dans  les  affaires  interieures  des  autres  pays, — mais  I'hom- 
me  a  toujours  aime  le  fruit  defendu.  Nos  anc6tres  preco- 
iombiens  I'ont  certainement  aussi  goilte.  Je  c^de  k  la  ten- 
lation  de  ce  fruit  defendu  et  je  vais  vous  suivre  de  tout 
mon  coeur.  (Applaudissements.) 

Je  declare  la  seance  ouverte. 

Messieurs:  Je  vous  propose  d'etablir  I'ordr.e  suivant  pour 
les  deliberations.  Je  crois  qn'il  serait  utile  d'indiquer  a  la 
fois  deux  orateurs,  en  sorte  que  le  second  aie  le  loisir  de  se 
preparer  pendant  que  le  premier  parlera.  Si  I'Assemblee  est 
d'accord,  j'observerai  cet  ordre  durant  la  seance.  (Assenti- 
iinent.) 

Je  donne  la  parole  a  M.  Houghton;  apres  lui  elle  sera  k 
M.  de  Saussure. 

El  Sr.  Houghton:  Seiiores:  Me  dirijo  en  particular  a 
los  socios  de  este  Congreso,  porque  tengo  seguridad  de  que 
en  esta  tierra  de  Espafia,  en  este  pais  donde  toda  idea  no- 
ble y  generosa  encuentra  eco,  ha  de  scr  acogida  la  mocion 
que  voy  d  presentar  con  unanime  aprobaci6n  y  aplauso. 
(Atencion.) 

Propongo  d  los  que  estamos  aqai  reunidos ,  espaiioles  y 
extranjeros,  que  nos  asociemos  d  la  manifestacion  de  lulo 
y  de  dolor  que  en  estos  momentosafecta  a  cincuenta  millo- 
nes  de  dudadanos  de  un  gran  pais,  oyendo  el  clamor  de  las 
campanas,  que  convocan  al  pueblo  americano  A  la  tumba 
■de  su  padre.  Llora  ese  pueblo  ahora  mismo  al  primer  Ma- 


168  CONGBESO   DE  AMERICANISTAS. 

gislrado.de  la  naci5a  alevosamente  asesiaado;  llora  al  que- 
murid  vfctima  de  la  pasida  politica,  cumpliendo  sas  gran- 
des  deberes ;  al  que  va  a  descansar  ea  las  orillas  del  lago 
Erie,  lugar  por  ermismo  designado  en  su  lenta  agonia;  al 
que  fue  nuestro  consocio. 

No  hablo  bien  el  espaaol ,  pero  no  son  ciertamente  nece- 
sarias  grandes  frases  en  apoyo  de  mi  propuesta.  ;Qui6n  seri 
el  que  no  haya  oido  Hamar  una  vez  siquiera  en  las  puertas- 
de  su  hogar  al  angel  de  la  muerte !  Asociemonos,  repito,  a 
esa  gran  manifestacion  de  sentimiento,  y  si  el  Gongreso  lO' 
acuerda,  suspendanse  un  momento  sus  trabajos  en  demos- 
traci6n  triste  de  piedad  cristiana.  (Asentimiento  undnime.)' 


El  Sr.  Principe  Gortschaco-wcontesto  que  el  CDn- 
greso  participabadel  noble  sentimiento  tan  eiocuen- 
temente  expresado  por  el  Sr.  Houghton,  y  que  a  no 
estar  limitado  por  el  Reglamento  el  numero  y  la- 
duracion  de  las  sesiones,  hubiera  el  propuesto  qua 
se  suspendiera  la  de  este  dia  en  serial  de  luto  y  tes- 
timonio  de  alta  consideracion ;  no  siendo  esto  po- 
sible,  la  suspension  seria  de  algunos  momentos^ 
durante  los  cuales  invitaba  a  los  presentes  a  levan- 
tarse  y  mostrar  en  recogimiento  la  impresion  dolo- 
rosa que  los  afectaba,  siguiendo  la  practica  estable- 
cida  en  las  Asarableas  de  algunos  paises. 

Dicho,esto  se  levanto  el  Sr.  Presidente,  y  lo  hi- 
cieron  todos,  permaneciendo  en  pi6,  con  la  cabeza. 
inclinada  y  en  profundo  silencio.  Terminada  la  so- 
lemne  manifestacion  de  duelo,  se  acordo  por  una- 
nimidad  enviar  un  despacho  que  la  trasmitiera  a 
los  Estados-Unidos. 

El  Secretario  Sr.  Fernandez  Duro,  leyo  el  tele- 


GEOLOGIE   DB   CUBA.  169 

grama  dirigido  por  condacto  del  Ministro  de  Espa- 
na,  asi  redactado: 

«E1  Congreso  de  Americanistas,  reunido  hoy  en  Madrid 
611  la  primera  sesion  ordiiiaria,  unduimeraente  pide  A 
V.  E.  trasmita  d  la  senora  viuda,  raadre  e  hijos  del  general 
Garfield  y  al  pueblo  americano,  la  sincera  expresi6n  de  su 
simpatfa  y  pesar  por  la  gran  perdida  que  ha  sufrido  Ame- 
rica.)) 

Aprobada  la  redaccion,  a  los  pocos  minutos  vol- 
vio  a  leer  la  tradaccion  en  ingles,  que  fue  igual- 
mente  aprobada,  en  esta  forma: 

«  Americanist  Congress,  to  day  assembled  in  Madrid  for 
its  first  session  unanimously  asks  you  to  convey  to  widow, 
mother  and  children  of  general  Garfield  and  american 
people  sincere  expression  of  its  sympathy  and  condoleance 
for  great  loss  experienced  by  America. » 

Entrando  en  la  orden  del  dia,  concedida  la  palabra 
por  el  Sr.  Presidente,  M.  H.  de  Saussure  expuso 
que  no  poseia  el  idioma  espanol  lo  bastante  para, 
pronunciar  un  discurso  ni  para  discutir  las  opinio- 
nes  que  el  Sr.  Fernandez  de  Castro  habia  emitido 
en  la  sesion  de  la  maflana,  y  asi ,  esperando  que  no 
tomaria  a  mal  algunas  observaciones  que  le  ocu- 
rrian ,  las  haria  en  frances.  El  discurso  extractado 
€S  como  sigue: 

« M.  Henri  de  Saussure ,  a  parle  de  la  geologic  de 
I'ile  de  Cuba,  a  propos  de  la  communication  de  M.  F.  de 
Castro. 


170  CONGRES    DES    AMERICAMSTES. 

II  emet  qaelques  doutes  au  sujet  de  I'cpoque  a  laquelle 
cette  ile  fut  separee  da  contiiieat.  II  suppose  que  la  se- 
paration a  d\X  etre  un  peu  plus  ancienne  que  ne  le  pense 
le  savant  geologue  de  Madrid  et  dans  cette  opinion  il  s'ap- 
puie  sur  les  indicatious  que  fournissent  la  geologic  et  la 
faune  de  Cuba.  1."  L'interessante  carte  geologique  expo- 
see  par  M.  de  Castro  montre  que  I'ile  offre  un  axe  compose 
de  roches  crislallines  ou  eruptives  et  que  les  terrains  sedi- 
mentaires  forment,  pour  ainsi  dire,  des  zones  concentriques 
autour  de  cet  axe,  zones  qui  sont  assez  regulierement  ran- 
gees  suivant  I'ordre  chronologique  des  terrains  dont  elles 
se  composent:  les  plus  anciens  s'appuyant  contre  I'axe  pri- 
raitif,  les  plus  modernes  formant  la  zone  des  cotes.  Les  co- 
tes de  I'ile,  en  effet,  telles  que  M.  de  Saussure  les  a  obscr- 
vees,  sontformees  en  plus  grande  partie  de  terrains  madre- 
poriques,  encore  actuellement  en  voie  de  formation. 

II  semblerait  done  que  I'ile  a  graduellement  emerge  des 
flots  de  la  mer,  au  fur  et  a  mesure  que  son  axe  se  soule- 
vait,  et  cette  emersion  se  continue  encore  de  nos  jours,  car 
le  terrain  madreporiques  des  coles  forme  aujourd'hui  en 
plusieurs  endroits  des  falaises  elevees  au  dessus  du  niveau 
de  la  mer.  De  ces  fails  Ton  peut  conclure  que  Tile  tend  ac- 
tuellement a  se  joindre  a  la  Floride.  D'aulre  part,  si  une  re- 
cente  separation  entre  Cuba  et  la  presqu'ile  avait  eu  lieu,  la 
cole  nord  de  I'ile  montrcrait  les  traces  d'un  afFaissement, 
en  cesens  que  les  terrains  modernes  seraicnl  submerges  et 
que  la  zone  des  terrains  tertiaires  ou  secondaires  plongerait 
dans  la  mer. 

2.°  L'argument  tire  de  la  paleontologie  quaternaire,  en 
particulier  de  la  presence  de  restes  de  Megalonyx  et  d'Hip- 
popotame,  est  sans  douted'une  grande  importance  au  point 
de  vue  de  la  presomption  d'une  connexion  de  Tile  avec  le 
continent  a  Tepoque  quaternaire;  mais  il  n'est  cependant 
pas  absoluraent  concluant,  car  on  pourrait  ciler  I'exemple 
de  certaines  especes  qui  dans  deux  contrees  differentes  ne 
sont  pas  caracleristiques  de  la  meme  periode  geologique. 


GEOLOGIE   DE   CUBA.  171 

L'Elephas  antiquus,  p.  ex.,  qui,  au  nord  des  Alpes  appar- 
tient  a  I'epoque  tertiaire,  se  trouve  en  Italia  aussi  dans  le 
terrein  quaternaire  (parce  que  dans  cette  contree  11  n'a  pas 
subi  les  effets  de  la  periode  glaciaire  qui  paraissent  I'avoir 
detruit  au  nord  des  Alpes).  On  pourrait  de  meme  suppo- 
ser  que  certains  animaux  eteints  sont  plus  anciens  h  Cuba 
que  sur  le  continent  americain.  Geci  sans  doute  n'est 
qu'une  liypothese,  maiselle  indiqueau  moins  la  possibilitc 
du  fait. 

3.°  La  faune  actuelle  de  Cuba  est  une  faune  remarqua- 
blement  speciale.  EUe  renferme  des  types  exclusifs  a  cette 
lie  et,  pour  ne  parler  que  des  mammiferes,  p.  ex.:  nous 
pouvons  nommer  le  genre  Capromys  represente  a  Cuba  par 
trois  especes;  puis  le  singulier  insectivore  connu  sous  le 
nom  de  Solenodon  paradoxus ,  etc.  Ce  sont  la  des  animaux 
qui,  s'il  y  avait  eu  une  connexion  moderne  avec  le  conti- 
nent, se  fussent  certainement  repandus  dans  ce  dernier  (1). 

D'autre  part  des  animaux  tres  communs  sur  le  continent 
americain,  tels,  p.  ex.,  que  le  Grotale  (serpent  a  sonnettes) 
et  le  Trigonocephale,  n'existent  pas  a  Cuba. 

De  ces  faits  M.  de  Saussure  conclut  que  la  communica- 
tion directe  ou  indirecte  entre  Cuba  et  le  continent  ameri- 
•cain  a  pu  avoir  lieu  a  I'epoque  tertiaire  et  peut-etre  mome 
encore  au  commencement  de  i'epoque  quaternaire,  mais 
qu'a  ce  moment  il  est  survenu  une  separation,  et  que  des 
lors  il  y  a  eu  au  contraire  exhaussement  lent,  avec  ten- 
dance d'amener  une  soudure  entre  Tile  et  la  Floride. 
'-  En  ce  qui  concerne  la  connexion  plus  ou  moins  ancienne 
-de  rile  avec  le  continent,  on  peut  se  demander  si  c'est  bien 
par  la  Floride  qu'elle  a  eu  lieu  et  non  par  une  terre  ocea- 
niqiie  qui  aurait  fourni  d'une  part  a  Cuba  la  partie  speciale 
de  sa  faune  actuelle,  et  d'autre  part  au  continent  aussi  bien 
qu'a  Cuba  une  partie  de  la  faune  tertiaire  ou  quaternaire. 


(1)    Le  cerf  de  Virginie  h  ete  importe  a  Cuba. 


172  CONGRES  DE8    AMERICANISTES. 

Quoiqu'il  en  soil,  la  Floride  paraitetre  elle-meme  une  crea- 
tion qaaternaire. 

En  somme,  comme  le  dit  M.  de  Saussure,  ses  vues  ne 
different  que  fort  peu  de  celles  deM.de  Castro  et  sa  com- 
munication tend  plutot  a  completer  qu'ii  contredire  les  idees 
emises_par  ce  dernier.)) 

El  Sr.  Fernandez  de  Castro:  M.  de  Saussure,  que 
ha  tenido  la  bondad  de  hacerse  cargo  de  las  indicaciones 
que  yo  habia  expuesto  sobre  el  tema  de  la  «  Uni6n  de  la  isia 
de  Cuba  con  el  continente  americano,))  empez6  diciendo 
que  esperaba  no  tomaria  yo  a  mal  las  observaciones  que 
hiciera.  Lejos  de  eso,  doy  d  S.  S.  las  mds  expresivas  gra- 
cias,  tanto  por  haberse  tomado  el  trabajo  de  prestar  aten- 
cion  a  mis  insignificantes  palabras,  cuanto  por  la  natura- 
leza  de  las  observaciones  que  hizo. 

M.  Saussure  conviene  en  lo  mas  importante  de  mis  in- 
dicaciones y  acepta  las  conclusiones  del  trabajo  que  he  pre- 
sentado  al  Gongreso,  esto  es,  que  la  isla  de  Cuba  ha  estado 
unida  al  continente  americano.  En  lo  linico  que  al  parecer 
discrepamos ,  es  en  que  S,  S.  supone  que  ese  hecho  debio 
de  ocurrir  en  una  epoca  anterior  a  la  que  yo  indicaba.  Me 
parece  que  S.  S.,  sin  duda,  no  entendio  bien  loque  dijey 
consigno  en  la  nota  que  he  dejado  sobre  la  mesa.  Yo  no  he 
dicho  que  en  epoca  posterior  a  la  existencia  del  hombre 
haya  estado  unida  la  isla  de  Cuba  al  continente  americano. 
No.  Antes  de  escribir  la  nota,  pregunte  si  la  frase  del  tema 
en  tiempos  precolombianos,  se  referi'a  solo  d,  una  epoca  pos-'- 
terior  d  la  existencia  del  hombre;  y  uno  de  los  seiiores  que 
componen  la  Mesa  me  indico  que  en  su  concepto  abrazaba 
desde  los  tiempos  geol6gicos  mas  remotes  hasta  el  descu- 
brimiento  de  Colon.  Pues  bien,  al  hablar  y  al  redaclar  la 
nota,  dije  que  yo  no  iba  sino  a  dar  pruebas  positivas  y  ma- 
teriales,  cual  lo  era  la  existencia  de  ciertos  mamiferos  f6si- 
les  en  la  isla  de  Cuba,  que  por  la  pequeiiez  del  territorio  no 
podian  ser  indigenas  de  ella,  sino  que  debian  de  proceder 


FRAY    BERNAL    BUYL.  173 

de  otro  mds  grande.  Yo  no  me  he  fijado  en  la  epoca  cualer- 
naria,  para  decir  que  en  ella  estuvo  la  isla  de  Cuba  unida 
al  continente  americano,  sino  porque  esa  es  la  epoca  en  que 
generalmente  se  cree  que  existieron  el  megalonis  en  Ame- 
rica y  el  hipopdtamo  en  Europa.  Si  S.  S.,  que  tiene  moli- 
vos  para  ser  muy  competente  en  geologia  (puesto  que 
lleva  el  nombre  de  una  gran  ilustraci6n  europea,  y  su 
seuoria  raismo  se  ha  distinguido  tambi6n  por  sus  tra- 
bajos);  si  S.  S.,  repito,  me  afirma  que  el  Megalonis  y  el 
Hipop6tamo  pueden  ser  terciarios,  en  ese  caso  convendrc 
con  S.  S.  y  reconocere  que  la  union  de  la  isla  de  Cuba  con 
el  continente  americano  fue  en  la  epoca  terciaria  y  no  en  la 
cuaternaria,  porque  yo  no  me  he  fijado  para  decir  lo  se- 
gundo,  sino  en  la  edad  que  generalmente  se  atribuye  6.  los 
terrenos  en  que  se  encuentran  esos  mamiferos. 
Es  cuanto  tenia  que  decir.  f  Aplausos.J 

El  P.  Fidel  Fita.  Seiiores;  sere  brevisimo.  La  Histo- 
ria,  el  tribunal  mds  augusto  que  existe  sobre  la  tierra,  al 
juzgar  i  los  hombres  celeberrimos,  se  reserva  siempre  el 
derecho  de  corregirsus  fallos.  Y  entrelos  hombres  que  figu- 
ran  en  alta  escala  al  principio  de  la  historia  de  America, 
indudablemente  descuellan  Fray  Bernal  Buyl  y  D.  Pedro 
Margarit;  a  los  que  Washington  Irwing  apellido  con  her- 
moso  renombre :  «  The  first  apostle  and  the  first  general  of 
the  new  world.-a  (El  primer  apostol  y  el  primer  general  del 
nuevo  mundo.) 

Siguiendo  Washington  Irwing  la  idea  propuesta  por  uno 
de  los  espanoles  que  m^s  han  trabajado  para  el  desarrollo 
de  la  historia  critica  de  America  (ya  entendeis  que  aludo  5 
Navarretey,  ha  sentado  que  tan  to  el  primer  general  como 
el  primer  ap6stol  del  nuevo  mundo,  abandonaron  sin  auto- 
Fizaci6n  el  puesto  de  honor  que  tenian :  «  Accompanied  by 
a  band  of  malcontents,  he  and  friar  Boyl  toke  possesion 
of  some  ships  in  the  harbour,  and  set  sail  for  the  Spain; 
the  first  general  and  apostle  of  the  new  world  thus  setting 


174  CONGRESO  DE  AMERICAMSTAS.  2 

the  flagrant  exemple  of  unauthorized  abandonment  of  their 
post  (!).» 

La  acusacion  es  bien  clara,  ^Tiene  la  historia  derecha 
para  revisar  esta  causa?  Indudablemente. 

Ocho  aiios  ha,  hallandomeen  Barcelona,  examine  varios 
registrosde  cartas  de  los  Reyes  Gatolicos,  que  estin  nume- 
rados  y  diligentemente  custodiados  en  el  archivo  general 
de  la  Corona  de  Arag6n.  Al  abrir  el  registro  3.685,  y  al  Ue- 
gar  i  su  folio  26,  vi  una  carta  de  los  Reyes  fechada  en  7  de 
Junio  de  1493,  dirigida  desde  Barcelona  a  su  embajada  de 
Roraa  y  cons%nada  por  el  secretario  de  ambos  Mouarcas, 
Miguel  Perez  de  Alraazan.  A  dicho  registro  se  traslado  la 
carta  en  aquel  mismo  dia  6  pocos  despues.  jGu^l  fue  mi 
sorpresa  cuando  me  encontre  con  una  figura  de  Fray  Ber- 
ual  Buyl  enteramente  opuesta  a  la  que  hasta  ahora  ha  des- 
crito  la  historia ! 

Pintan  Washington  Irwing  y  el  conde  Rosselly  de  Lor- 
gues  A  Fray  Buyl  como  benedictino,  como  hombre  altivo  e 
intrigante,  como  hombre  que  supo  suplautar  un  puesto;  y 
segiin  la  carta,  cuya  veracidad  no  puede  dudarse  porque 
esta  registrada  como  autentica  y  i  la  vista  misma  de  los 
Reyes  Catolicos,  no  era  entonces  ermitano  benedictino,  sino- 
minimo  de  la  Orden  de  San  Francisco  de  Paula.  Yo  la  pu- 
blique  en  Barcelona  esta  carta,  por  todo  extremo  impor- 
tante,  en  mi  obra  Los  Reys  d'Arago  y  la  Seu  de  Girona,  en 
folio,  serie  2.*,  pagina  92,  columna  1.',  con  otros  datos  que 
ilustran  la  memoria,  asi  de  Fray  Bernal  Buyl  y  de  D.  Pe- 
dro Margarit,  como  del  famoso  Cesar  Borgia. 

Desde  luego,  las  acusacioues  que  el  conde  Rosselly  de 
Lorgues  en  su  Vida  e  historia  de  Cristobal  Colon  ,  ha  pro- 
puesto  contra  la  conducta  de  Fray  Buyl,  caen  por  su  base 
y  por  su  fundamento.  Pero  habi'a  que  destruir  al  mismo 
tiempo  las  razones  en  las.  cuales  se  apoyael  fallo  que  gene- 


(t)    Life  and  voyages  of  Christ.  Col.,  viii,  2. 


3  FRAY    BERNAL    BUYL.  175 

ralmente  aparece  acreditado.  <;Regreso  Fray  Buyl  d  Espaiia 
con  autorizacion  competente?  ^AbandoHO  su  puesto  de  ho- 
nor y  de  alto  cargo  que  d  la  vez  le  habian  conliado  el  Papa 
y  los  Reyes  Gatolicos? 

Esta  es  la  cuestidn. 

Claro  esta  que  en  el  cargo  espiritual  dependia  del  Papa, 
y  en  el  cargo  temporal  dependia  de  los  Reyes  Gat61icos.  La 
Bula,  en  la  cual  se  dan  d  Fray  Buyl  facultades  aposlolicas, 
es  la  que  ha  de  detenninar  en  primer  lugar  el  fallo  de  la 
critica.  ^Donde  esta  psa  Bula?  Raynaldi  publico  un  frag- 
mento  de  ella,  pero  todavia  estd,  por  decirlo  asi,  vacilanlo 
su  autenticidad ,  6  por  lo  menos  requiere  un  examen  mas 
deteuido.  Garesmar,  en  el  siglo  pasado,  la  llamo  ap6crifii, 
diciendo  que  esta  Bula  no  puede  ser  verdadera,  por  la  con- 
Irariedad  que  encierra  desde  la  primera  clausula.  Dice  en 
el  texto  de  Raynaldi:  Dilecto  filio  Bernardo  Boil  fratri 
ordinis  Minorum  Vicario  dicti  Ordinis  in  Hispaniarum 
regnis... 

Ahora  bien.  ^Gomo  se  concilia  queun  franciscano  (  ordt' 
nis  Minorum)  sea  Vicario  general  de  su  orden  en  los  reinos 
de  Espana,  cuando  entonces  no  existia  ese  titulo?  En  esto  se 
funda  nuestro  doctisimo  Garesmar  para  negar  la  autentici- 
dad de  este  documento;  y  en  verdad  que  el  argumento  es 
fuerte. 

Para  resolver  la  cuestion ,  me  dirigi  al  que  fue  Nuncio 
de  Su  Santidad  en  Espana ,  al  Gardenal  Simeoni ,  y  le  rogue 
cuando  iba  a  Roma  para  ser  nombrado.Secretario  de  Estado 
de  Su  Santidad  Pio  Nono,  que  me  hiciese  el  favor  de  man- 
dar  sacar  una  copia  autentica  del  registro  Vaticano.  Tuvo 
la  bondad  de  enviarmela,  y  esta  en  mi  poder.  Pues  bien; 
aqui  es  donde  la  historia  puede  fallar  si  tenia  6  no  Fray 
Buyl  autorizacion  para  dejar  aquel  puesto. 

Las  palabras  de  la  Bula  son  terminantes.  Las  he  publi- 
cado  en  el  Boletin  Historico.  Las  palabras  de  la  Bula,  como 
el  Gongreso  podra  ver  por  los  documen!os  que  he  rcunido, 
di«en  en  el  punto  que  atane  a  la  discusion,  lo  siguiente: 


176  CONGRESO   DE   AMBRICANISTAS.  4 

Tibi,  qui  'presbyter  es accedendi  et  inibi,  QUAMDIU 

VOLUERIS,  commorandi,  plenam,  liberam  et  omnimo- 
dam...  facultatem...  co7icedimus  pariter  et  elargimur. 

Se  le  coucedia,  pues,  polestad  para:  estar  alii  cuanto  tiem- 
po  el  quisiera ;  podia  el ,  de  su  propio  grado ,  sin  esperar 
ninguna  orden,  vol  verse;  y  por  lo  tanto  no  falt6  d  su  de- 
hor aposfcolico  regresando  &  Espaiia  porque  le  piugo. 

Entra  en  segundo  lugar  la  cuesti6n  del  permiso  regie. 
^  Tenia  autoridad  de  los  Reyes  Catoiicos  para  volver?  La 
tenia  seguramente,  como  no  tardare  en  demostrarlo.  Hubo 
disensiones  entre  Fray  Buyl  y  Cristobal  Col6n,  ^quienlo 
niega?  Entre  los  molivos  que  la  causaron,  placeme  apuntar 
el  de  la  nacionalidad  i  que  respectivamente  pertenecian.  La 
energia  catalana  y  la  altivez  genovesa  no  podian  menos  de 
estar  en  lucha  latente,  y  estallar  cuando  estaban  en  con- 
tacto;  y  por  esta,  6  por  otra  ocasion,  podia  volverse  i,  Es- 
pafia  Fray  Buyl  y  sus  compaiierog  castellanos  y  aragone- 
ses.  Pero  ^podia  con  autorizacion  de  los  Reyes  Cat61icosre- 
gresar  a  Espaiia  Fray  Buyl?  Este  es  el  punto  coutrovertido. 
A  esto  no  se  contesta  sino  con  documentos  autenticos  ema- 
nados  de  la  misma  auloridad.  ^D6nde  estan?  |Pues  en  d6nde 
ban  de  estar!  En  el  Arcbivo  de  Indias.  Alii  est^  el  funda- 
mento  de  nuestra  verdadera  historia  enlazada  con  la  de 
America.  Navarrete  no  tuvo  en  su  poder  todos  los  documen- 
tos que  obran  alii  para  forraar  el  proceso  crilico,  de  manera 
que  la  posteridad  quede,  no  solo  convencida ,  sino  tambien 
satisfecha  de  que  aquella  historia  es  cabal  y  perfecta. 

Por  eso,  a  pesar  del  sol  ardiente  que  en  Sevilla,  no  hace 
mucho  extendia  su  manto  de  fuego,  me  atrevi  d  cnlrar  en 
aquel  arcbivo :  cogi  el  Godice  autentico ,  escrito  por  Her- 
nando Alvarez,  bajo  el  dictado  delos  Reyes  Gatolicos,  y  se- 
gui  carta  por  carta  las  que  eran  trasmitidas  d  Fray  BuyL 
Pues  bien;  resulta  que  en  el  momento  critico  de  la  lucha, 
lucha  en  que  ya  se  evidenciaba  (segiin  la  describe  Oviedo) 
aquella  especie,  no  dire  de  enemistad,  sino  de  discordia, 
ocasionada  por  razon  de  los  esclavos ;  en  aquel  momento, 


5  FRAY   BERNAL   BUYL.  vjfuff 

repito,  los  Reyes  Gatolicos  contestaron  i.  una  carta  de  Fray 
Buyl.  Dicha  carta  de  los  Reyes  Gat61icos  todavia  estd  ine- 
dita,  y  yo  prosigo  la  publicaci6n  de  estos  documentos  en  el 
Boletin  Historico,  como  todo  el  raundo  podri  ver.  Pero  entre 
tanto,  y  no  abusando  de  la  bondad  del  Gongreso  que  tieue 
la  amabilidad  deoirme,  me  perraitire  leer  algunas  lineas 
■de  esa  carta,  fechada  en  Segovia  a  16  de  Agosto  de  1494  (1): 
*Por  ende  nos  vos  maudamos  e  encargamos,  si  vuestra  sa- 
lud  da  lugar  d  ello,  que  por  servicio  nuestro  en  todo  esso 
5obreseais  en  ello,  fasta  que  nos  vos  escrivamos,  e  si  vues- 
tra disposicion  no  diere  lugar  d  ello  e  hubierades  de  venir, 
dexad  alia  el  R."  qual  convenga  con  vuestro  poder,  para  que 
en  todo  lo  espiritual  de  alld  pucda  proveer.n 

Se  reduce  la  carta  de  los  Reyes  &  manifestar:  uHemos  re- 
<iibido  la  vuestra,  en  que  os  quejais  de  vuestra  falta  de  sa- 
lud,  y  al  mismo  tiempo  nos  indicaisque  la  carencia  debue- 
nos  interpretes  os  imposibilita  para  difundir  la  palabra 
■evangelica.  Nos,  6  nosotros,  quereraos  que  siesasalud,  que 
decis  gastada,  no  lo  impide,  esteis  en  esa  condici6n  que  te- 
neis;  pero  de  otra  manera,  si  vos  quereis  venir,  dejad  los 
poderes  que  la  Santa  Sede  Apost61ica  os  ha  concedido,  i 
otro  que  ha  ido  con  vos.»  Los  Reyes  Gatolicos  dejaban,  por 
lo  tanto,  el  poder  de  volverse  A  Fray  Buyl ;  le  dejaban  en 
libertad  de  volverse  6  no.  El  recibi6  esla  carta — segiin  se 
ve  por  la  comparacion  de  las  fechas, — antes  de  salir  de  Ame- 
rica, y  por  cousiguiente,  tenia  legitima  autoridad  para  vol- 
ver  d  Espana.  La  Historia,  delante  del  documento  pontifi- 
<;io  y  del  documento  regio,  no  puede  fallar  de  otra  manera. 
Este  es  el  punto  principal. 

El  secundario,  que  interesa  no  s61o  a  la  historia,  sino 
tarabien  a  la  religion,  esta  en  ver  si  Grist6bal  Golon  se  las 
tuvo  con  un  hombre  malo,  di'scolo,  perverso;  hombre  que 
le  hiciese  de  tal  manera  sufrir,  que  la  vida  de  aquel  gran 
genio  se  convirtiera  en  atroz  martirio. 

(I)    Registro  de  Heraando  Alvarez,  fol.  6G  vuelto. 
1  2  12 


178  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  & 

La  religi6n  no  tiene  nada  que  mendigar  a  la  men'.ira,  ama- 
la  luz  y  el  resplandor  de  la  pura  verdad,  y  en  donde  en- 
cuentra  el  error  y  la  falsedad — aunque  sea  en  el  altar, — alli 
la  derriba;  y  por  lo  tanto,  ha  hecho  muy  bien  la  Santa  Scde- 
Apost61ica,  al  habldrsele  de  canonizar  d  Grist<3bal  Colon , 
de  esquivar  todas  esfas  sombras,  con  las  cuales  el  genio 
ilustre,  que  no  tiene  necesidad  de  ellas  para  brillar,  pucde 
todavia  resplandecer.  Asi  que  la  cuesti6n  secundaria  se  re- 
duce &  esta  sencillamcnte:  si  realmente  Fray  Buyl  obtuvo 
aquel  cargo  por  influencias  de  uacoraz6n  queambicionaba 
subir  al  poder;  y,  por  consiguiente,  si  debe  aceptarse  el  sis- 
tema  del  conde  Rosselly  de  Lorgues,  el  cual  pretendi6  que- 
Fernando  el  Gat61ico  falsificara  las  letras  apost61icas  6  la. 
Bula,  denigrando  de  este  modo  el  honor  espanol.  Para  de- 
cidir  esta  euestion,  es  necesario  compulsar  documentos  con- 
tempordneos:  ellos,  y  no  tradiciones,  son  los  que  han  de 
dar  luz;  y  me  reflero  i  esas  tradiciones  que  andan  conti- 
nuamente  como  las  olas  agitadas  del  mar,  que  se  piordeu 
como  la  espuma  que  revienta  en  donde  choca. 

<;Existen  ademas  de  las  cartas  de  los  Reyes  Gatolicos  otros- 
documentos  que  ilustren  la  vida  y  la  condacta  de  Fray 
Buyl?  Giertamente  que  existen:  ya  lo  di6  d  comprender 
el  gran  domiuico  espafiol  Villanueva  en  la  obra  que,  por 
decirlo  asi,  forma  el  rcverso  del  anverso  de  la  Espana  sa^ 
grada.  Este  es  el  Viaje  literario  por  las  iglesias  de  Espana. 
En  su  viaje  por  Mallorca,  describe  el  Godice  del  noble  Ar- 
naldo  Dezc6s,  amigo  de  Fray  Buyl,  en  el  cual  estd  consig- 
nada  la  correspondencia  de  ambos,  que  poseo  completa. 

En  esta  correspondencia  encontramos  el  movil  por  el  que 
se  hubo  de  decidir  Fray  Buyl,  de  tal  modo,  que  no  ambi- 
c.ion6  el  cargo  de  acompaiiar  d  Gol6n  en  el  segundo  viaje  ;i 
America.  En  la  carta  que  a  Fray  Buyl,  poco  antes  de-su  sa- 
lida,  dirige  Dezc6s,  pone  el  cuadro  de  aquellos  que  habiau 
hurtado  el  cuerpo  a  tan  noble  carga...  fEl  Sr.  Presidente 
invito  al  orador  d  que  fuera  todo  lo  breve  posible,  en  razon^ 
a  los  muchos  individuos  del  Congreso  que  ihan  a  tomar 


1  ^VOYAGES   DE8   JUIF8.  139 

parte  en  las  discusiones.J  Sr.  Presidente,  sere  muy  conciso 
y  terminare  ea  dos  palabras. 

AUi  raismo,  en  esta  carta,  se  ve  que  Fray  Buyl  no  pudo 
ambicionar  su  misi6n,  sino  que  la  tom6  sobresf  cuando  to- 
dos  los  demds,  espantados,  no  quen'an  arrostrar  tan  graves 
peligros.  Cuando  todos  los  demds  rehufan  el  pucsto,  el4ijo: 
«Pues  aunque  me  cueste  la  vida  pasar  el  Oceano,  allA  voy.» 
Otros  documentos  contempor^neos,  que  me  reservo  publi- 
car,  establecen  asimismo  que  este  iusigne  var6n,  amigo 
intimo  de  San  Francisco  de  Paula ,  y  primer  Vicario  gene- 
ral de  los  Minimos  en  Espaiia,  fue  inculpable.  Tal  era  el 
asunto  que  yo  deseaba  someter  A  la  apreciaci6n,  no  s61o  del 
Congreso  de  Americanistas ,  sino  de  todo  el  mundo,  para 
que  triunfe  la  verdad  en  toda  la  linea.  Greo  haber  demos- 
trado  que  Fray  Buyl  fue  intachable  como  primer  apdstol 
del  Nuevo  Mundo.  (Grandes  aplausos.) 

El  Sr.  Presidente :  El  Sr.  Abate  Louvot  tiene  la  pa- 
lab  ra. 

M.  Louvot,  despues  de  dar  gracias  a  la  Mesa, 
leyo  la  siguiente  memoria: 

Des  voyages  riels  ou  prMeyidus  des  juifs ,  avant 
Christophe  Colonib,  par  M.  VabM  Louvot,  profes- 
seur  au  colUge  Sa'mt  Francois -Xavier,  de  Be- 
sancon. 

» 

Messieurs: 

-Quelques  ecrivains  ont  cru  serieusement  et  affirme  avec 
une  sorte  de  conviction  passionnee  que  I'Amerique  avait 
ete  non  seulement  decouverte,  mais  encore  peuplee  par  les 
juifs.  Deux  d'entre  eux  ont  m6me  compose  des  traites  spe- 
ciaux  pour  essayer  de  le  prouver,  I'anglais  Thomas  Tho- 


180  CONGRfeS   DES    AMERICANISTES.  2 

rowgood  en  1650  (1)  et  le  Suisse  Spizelius  en  1661  (2).  Dans 
la  premiere  moitie  du  xix*  siecle,  un  riche  anglais ,  lord 
Kingsborough  (3) ,  consacra  la  plus  grande  partie  de  sa 
belle  fortune,  tout  son  temps  et  toute  son  intelligence  h  la 
coilteuse  publication  d'une  collection  de  documents  am6ri- 
cains,  imprimes  avec  luxe,  illustres  avec  magnificence  et 
distribues  avec  generosite,  pour  etablir  k  son  tour  que  les 
americains  procedaient  des  juifs.  Bon  nombre  d'erudits  ou 
de  voyageurs  ont  traite  incidemment  la  meme  question  ,  et 
partage  la  meme  croyance.  Ne  serait-ce  qu'au  point  de  vue 
de  I'histoire  litteraire ,  le  probleme  merite  les  honneurs 
d'une  discussion  scientifique. 

II  est  incontestable  que  les  juifs  out  joue  un  role  consi- 
derable dans  I'histoire  de  Thumanite.  Leur  activite  inouie, 
leur  perseverance,  leur  genie  commercial,  et  surtout  leurs 
malheurs  les  ont  disperses  dans  toutes  les  directions.  Plu- 
sieurs  siecles  avant  Benjamin  de  Tudele,  un  des  enfants 
d'lsraol,  auraitpu,  lui  aussi,  tracer  la  triomphante  enume- 
ration des  etablissements  juifs  repandus  dans  tons  les  pays 
alors  connus.  Sont-ils  alles  jusqu'en  A.merique?  les  uns  se 
prononcent  sans  hesitation  pour  I'affirmative:  au  contraire, 
le  plus  grand  nombre  est  d'un  avis  oppose.  A  nous  d'exa- 
miner  les  pieces  du  proccs. 

Assurement,  nous  neconsidererons  pascomme  serieuses, 
les  raisons  tros  faibles  qu'allegue  Lescarbot  dans  son  His- 
toire  de  la  Nouvelle  France...  (4).  Je  vous  parlerai  simple- 


(1)  ThomIs  Thorowgood  :  Jews  in  America  or  probabilities  that  the  ameri- 
cains, are  of  that  race.  In-l",  Londres,  1650.  2e  edition ,  Londres,  1660. 

(2)  Spizelius:  Eletatio  relationis  Mouteziniunm  de  repertis  in  America,  tri- 
buhus  israeliticis ,  et  discussio  argumentorum  pro  origiiie  geatiiini  aniericanorum 
Israelitica  a  Manasse  ben  Israel  conqidsitorum.  Bfile,  1661,  in-S". 

(3)  L.  Kingsborough:  Antiquities  of  Mexico.  London.  ~  volumes  in  piano. 
Voir  surtout  dans  le  tome  vi:  Argument  to  show  that  the  Jews  in  early  ages  co- 
lonised America. 

(1)    Voir  Lescarbot  :  Hist,  de  la  Xoiiv.  France.  Edit.  Tross.,  1. 1,  p.  23. 


3  VOYAGES   DE8   JUIFS.  181 

ment  pour  memoire  des  propheties  et  des  passages  d'Ecri- 
ture  Sainte  sur  lesquelles  on  a  cru  devoir  s'appuyer  pour 
affirmer  la  presence  des  juifs  en  Amerique  avant  Golomb. 
Je  serai  d'autant  plus  reserve  sur  ce  point  que  vous  pouvez 
tous  examiner  h  loisir  dans  la  magnifique  Exposition  d'An- 
tiquites  americaines  qui  fera  I'honneur  et  la  gloire  du  4^ 
Congres  de  Madrid,  le  Ptolemee  de  1473,  sur  les  marges 
duquel  Christophe  Colomb  avait  pris  soin  de  consigner  les 
diverses  propheties  sur  lesquelles  il  s'appuyait.  Je  vous 
parlerai  egalement  pour  memoire  des  divers  passages  de 
Procope  et  Suidas  relatif  a  une  emigration  reelle  ou  pre- 
tendue  des  juifs  en  Amerique  a  I'epoque  de  la  conquete  des 
Dix  tribus  par  Salmanasar. 

J  arrive  de  suite  aux  analogies  que  Ton  trouve  dans  les 
traditions,  les  coutumes  ,  la  langue  et  les  traits  du  visage. 
En  effet,  h  defaut  des  preuves  historiques,  certaines  analo- 
gies nous  permettront  peut-etre  de  conclure  que  les  juifs  et 
avant  eux,  les  Ghananeens  auxquels  ils  ressemblaient  k  tant 
d'egards  se  sont  peu  a  pen  avances  d'une  rive  k  I'autre  de 
I'Atlantique  en  passant  par  les  iles  intermediaires.  C'est  ce 
que  nt)us  allons  rechercher. 

Le  souvenir  de  la  double  emigration  des  chananeens  et 
des  juifs,  semble  avoir  ete  conserve  par  quelques  traditions 
locales.  Un  des  premiers  historiens  de  la  conquete,  le  froid 
et  cousciencieux  Herrera  (1),  ecrit  «qu*un  grand  nombre 
d'indiens  avaient  appris  de  leurs  ancetres  que  la  terre  de 
Yucatan  avait  ete  peuplee  par  des  nations  venues  de  I'Orient 
et  que  Dieu  avait  delivrees  de  Toppression  en  leur  ouvrant 
un  chemin  vers  la  mer.)»  Landa,  temoin  oculaire  et  Tun 
des  principaux  acteurs  de  la  conquete  do  ce  pays,  dit  aussi: 
« Quelques  anciens  du  Yucatan,  pretendent  avoir  entendu 
de  leurs  ancetres  que  cette  terre  fut  occupee  par  une  race 
de  gens  qui  entrerent  du  cote  du  Levant  et  que  Dieu  avait 


( 1)    Voir  Hereera  ,  iv-x,  8. 

I    i      -A 


182  CONGRES   DES    AMERICANISTES.  4 

delivrees  eii  lear  ouvrant  douze  chemins  vers  Ja  mer.  Or, 
si  cela  etait  vrai,  il  s'en  suivrait  que  toas  les  habitants  des 
Indes  occidentales  seraient  desceiidus  des  juifs.B  Des  tra- 
ditions analogues  ont  ete  recueillies  tout  recemraent  encore, 
chez  les  Montagnais,  peuplade  de  la  Nouvelle-Bretagne,  par 
un  observateur  dont  on  ne  saurait  recuser  la  haute  compe- 
tence ou  la  froide  impartialite  le  Pere  Petitot  (1).  Quelques 
ecrivains  sont  plus  explicites  encore:  Lizana  et  Torquema- 
da  (2)  tracent  avec  precision  la  route  de  ces  peuplades  erran- 
tes,  d'apres  des  documents  indigenes  qui  etaient  en  leur 
possession  et  afilrment  que  les  populations  du  Yucatan  ve- 
naient  de  Cuba,  mais  qu'elles  avaient  successivement  ha- 
bite  les  Antilles,  les  Canaries  et  I'Afrique.  Or,  on  sail  com* 
bien  Colomb  et  les  premiers  navigateurs  ou  historiens  de 
I'Amerique,  avaient  ete  frappes  de  la  ressemblance  qui  exis- 
tait  entre  les  insnlaires  des  Antilles  et  ceux  des  Canaries. 
Mr.  Berthelot,  dans  son  histoire  bien  plus  recente  des  Ca- 
naries, constata  la  mcme  analogic,  et  de  plus,  etablit  que 
plusieurs  noms  de  personnes  ou  de  localites  sont  identiques 
dans  ces  deux  archipels.  Que  si  maintenant  nous  rappro- 
chons  ces  traditions  americaines,  de  la  tradition  conServee 
par  Procope  et  Suidas,  et  de  la  dispersion  des  tribus  juives 
sous  Salmanasar,  nous  constaterons  entre  ces  differents  re- 
cits  une  grande  ressemblance  ;  mais  il  faut  nous  defier  de 
la  tendance  qu'ont  toujours  eu  certains  ecrivains,  et  en  par- 
ticulier  les  historiens  de  I'Amerique,  a  forcer  les  analogies 
entre  I'ancien  et  le*Nouveau-Continent,  et  pour  confirmer 
les  traditions  que  nous  avons  enumer6es,  nous  avons  besoin 
d'autres  preuves. 

A  coup  stir,  ce  ne  sont  pas  les  ressemblances  qu'on  a  cru 
trouver  entre  les  coutumes  juives  et  americaines  qui  triom- 
pheront  de  notre  defiance.  Sans  doute  Manasses-Ben-Is- 


(1)  Voir  Pere  Petitot  :  Nouvelles  Annates  des  voyages.  Fevrier,  1869. 

(2)  ToRQiEMADA :  Histoire  des  hides. —  Lizana:  Histoire  de  N.  Dame  de  Tta- 
taal,  cites  par  Brasseur  de  Bourbourg  (traduction  de  Landa,  p.  357). 


5  VOYAGES   DES   JUIFS.  183 

rael  (1)  rapporte  que  Moutesinos,  voyageant  dans  rAmeri- 
<jue  mcridionale,  recoonut  dans  son  guide  un  Israelite  qui 
I'assure  que  bou  nombre  d'indiens  ayant  la  meme  origins 
quelui,  habitaient  lescordillieres,  mais  Manasses  etait  juif 
lui-meme,  et  Ton  connait  I'orgueil  national  de  cette  race, 
ct  son  ardent  desir  d'etendre  sa  puissance  et  d'augmenter 
sa  reuommee:  certes,  s^il  avail  pu  prouver  son  assertion,  il 
n'aurait  pas  manque  de  le  faire;  or,  non  seulement  il  garda 
le  silence  k  ce  sujel,  mais  encore  il  avoue  qu'il  ne  parle  que 
par  oui-dire.  En  effet,  les  voyageurs  qui  ont  travers6  les 
Andes,  depuis  Humboldt  jusqu'k  Castelnau  et  Paul  Marcoy 
n'ont  pas  trouve  trace  de  ces  preteudus  juifs.  II  est  vrai 
qu'Adair  (2),  voyageur  et  marchand  anglais  du  xviii'  siecle, 
qui  vecut  4  ans  parmi  les  indiens  et  observa  leurs  coutumes 
avec  intergt,  que  Gumilla  (3),  superieur  des  missions  de 
rOrenoque  et  rectcur  du  college  de  Carthagene  en  1748,  que 
lord  Kingsborough  (4),  le  systematique  compilateur  des 
antiquites  mexicaines,  et  que  plusieurs  autres  ecrivaius  ont 
fait  au  sujet  de  la  pretendue  similitude  entre  les  coutumes 
juives  et  americaines  de  curieuses  remarques.  Ainsi,  les 
americains  du  midi,  le  m6me  que  les  juifs,  ofTrent  ci  Dieu 
les  premices  de  leurs  fruits;  ils  celebrent  toutes  les  nou- 
velles  lunes,  et  font  au  commencement  de  septembre  une 
^rande  ceremonie  d'expiation.  Chez  eux,  comme  au  temps 
de  Ruth,  le  frere  du  defunt  prend  la  veuve  pour  epouse; 
chez  eux,  la  purification,  le  bain,  le  jeiine  sont  en  usage. 
Ils  ont  m6me  une  arche  sainte,  soigneusement  enfermec 
dans  un  sanctuaire,  et  la  portent  devant  eux  a  la  guerre, 
en  prenant  soin  que  jamais  elle  ne  louche  terre:  enfin,  ils 
pratiquentlacircoucision.  Adair,  Gumilla  et  Kingsborough 
en  concluraient  que  les  americains  descendent  des  juifs. 


(1)  Cite  par  de  Riveko:  Revue  des  Races  latiiies.  Avril,  1859,  p.  498. 

(2)  Voir  Adair:  History  of  the  American  Indians.  Boston,  1776. 
(3;  Gumilla:  Histoire  de  I'Orenoque  illustrd,  1. 1,  p.  186. 

(4)  LoBD  KiNGSBOBOUGH.  Ouvrage  cit6,  t.  iv,  p.  45. 


184  CONGR*:S    DES    AMERICANISTES.  & 

Ges  analogies  sont  frappantes,  mais  elles  n'ont  pas  et6 
constatees  par  tous  les  voyageurs;  et  d'ailleurs,  une  coutu- 
me,  meme  etrange  ,  pent  se  retrouver  dans  bien  des  pays^ 
sans  que  les  habitants  de  ces  pays  soient  de  la  merae  race- 
Pour  n'en  citer  qu'un  exemple,  la  circoncision  etait  prati- 
quee  chez  les  Ethiopiens,  les  Arabes,  les  Egyptiens,  les  Phe- 
niciens,  les  Golchidiens  ,  etc,  Elle  Test  encore  aujourd'hui 
par  tousles  mahometans. — Qui  done  pourtant  s'aviserait  de 
pretendre  que  ces  peuples  etaient  on  sont  de  la  meme  race? 

Ge  qui  nous  frapperait  plus  encore  que  ces  analogies  de 
coutumes,  qui  peuvent  n'etre  qu'accidentelles,  c'est  la  per- 
petuite  de  la  langue.  On  salt  combien  les  juifs,  encore 
aujourd'hui  ont  fidelement  conserve,  comme  un  depot  pre- 
cieux,  leur  langue  nationale:  ils  ne  I'auraient  certaiuement 
pas  oubliee  en  Amerique,  si  reellement,  ils  y  etaient  alles. 
Nous  remarquerons  pourtant  que  les  juifs,  doivent  aujour- 
d'hui la  conservation  de  leur  langue  a  la  frequence  de  leurs 
communications,  et  il  pent  se  faire  qu'une  petite  fraction 
d'entre-eux,  isoles  et  comme  perdus  au  milieu  d'un  peuple 
immense,  ne  recevant  aucune  nouvelle  de  leurs  compatrio- 
tes,  et  force  pour  se  faire  comprendre  d'adopter  la  langue 
de  leurs  voisins,  aient  oublie  aprcs  quelques  generations 
I'idiome  national.  Quelques  mots  hebreux  pourtant  se  se- 
raient  conserves.  Ainsi  Lescarbot  pretend  qu'il  a  entendu 
les  americains  du  Nord  chanter:  « Alleluias;  mais  le  naif 
voyageur  enlendait  probablement  de  nouveaux  convertis 
au  catholicisme,  et  son  enthousiasme  erudit  lui  faisait  ou- 
blier  devant  quels  americains,  il  se  trouvait.  D'ailleurs, 
comme  nous  le  prouverons  plus  tard,  la  region  oii  fut  signa- 
le  ce  chant  de  joie  Chretien  et  juif  fut,  a  diverses  reprises^ 
et  bien  avant  Lescarbot  (1),  occupee  par  des  colons  Chre- 
tiens, soit  irlandais,  soit  northmans.  11  n'y  a  done  rien 
d'etonnant  a  cette  perpetuite  ou  plutot  a  celte  continuile 
dans  I'expression  des  sentiments  joycux. 

■  —     .  .  —  .1  ■  I— —  ■■  ^"      T 

U)    Lescarbot  :  Histoire  de  la  Xoiirelle  France. 


7  VOYAGES    DE3  JUIFS".  185 

Les  ressemblances  signal^es  par  Adair  (1)  seraient  plus 
importantes.  Ce  voyageur  rapporte,  en  etfet,  que  certaines 
tribus  peruviennes  portent  sur  la  poitrine  une  coquille 
blanche  oii  est  grave  le  mot  hebreu  Urim.  Elles  chantent 
en  outre /d  Meschiha,  Ho  Meschiha,  Vah  Meschiha,  c'est-k- 
dire,  les  trois  syllabes  du  mot  Jehovah,  entrecoupees  par 
trois  appels  au  Messie.  Adair  affirme  encore  que  les  coupa- 
bles  sont  appeles  Haksit,  Ganaha,  c'est-a-dire,  yecheurs  de 
Chanaan,  et  qu'aux  offices  religieu«t,  les  prctres  apostro- 
phent  les  distraits  en  leur  disant  Tschi  Haksit  Ganaha, 
c'est-a-dire,  tu  ressembles  au  pecheur  de  Ghanaan.  Ger- 
tes  ces  analogies  sont  etranges,  mais  elles  ne  sont  ni  assez 
frappantes,  ni  assez  nombreuses  pour  entrainer  la  convic- 
tion, et  d'ailleurs  le  temoignage  d'Adair  est  trop  isole  pour 
qu'on  ait  le  droit  d'en  conclure  I'identite  des  langues  he- 
braique  et  peruvienne.  Telle  fut  pourtant  I'opinion  de  quel- 
ques  savants.  Le  docteur  Heinius  (2),  membre  de  1' Acade- 
mic de  Berlin ,  pensait  que  le  peruvien  derive  directement 
de  I'hebreu.  Le  Gondamine  (3)  trouvait  aussi  des  ressem- 
blances, mais  il  ne  citait  que  six  mots  hebreux  ayant  avec 
le  peruvien,  des  rapports  plus  ou  moins  eloignes.  Gourt  de 
Gebelin  (4),  toujours  exagere  dans  ses  assertions,  dressait 
un  dictionnaire  de  ces  mots,  et  rien  qu'a  la  lettre  A,  en  enu- 
merait  54  :  mais  la  plupart  du  temps  ces  assimilations  sont 
forcees  et  il  faut  plus  que  de  la  bonne  volonle  pour  admet- 
tre  ces  pretendues  ressemblances.  Le  temoignage  de  Ma- 
louet  (5),  serait  moins  suspect.  Nous  lisons,  en  effet,  dans 
les  memoires  de  ce  froid  et  consciencieux  observateur,  qu'un 


(1)  Adair.  .Ouvrage  cite. 

(2)  Cite  par  Pellontier  :  Memoire  stir  les  rapports  des  celtes  et  des  ame'ri- 
cains.  (Academic  de  Berlin,  1749.) 

(3)  Le  Condamine  :  Rapport  sur  les  monuments  du  P^rou  en  temps  des  Incas. 
(Academie  de  Berlin,  1746.) 

(4)  Court  de  Gebelin:  Monde primitif,vn\^?i&. 
^5)    Malouet:  Memoires,  i,  158. 


186  CONGRKS   DES   AMERICANISTES.  8 

juif,  6tabli  k  Surinam,  et  nomme  Isaac  Narci,  lui  aurait 
affirm^ "que  les  substaiitifs  de  la  langue  des  golibis,  c'est-k- 
dire,  des  indiens  des  Guyanes,  etaient  d'origine  hebraique, 
surtout  les  substantifs,  qui  desiguaieut  les  choses.  Eufin, 
d'apres  le  rapport  d'uiie  voyageur  moderne,  Gastelnau  (1), 
un  israelite  de  Santarem  sur  TAmazone,  lui  aurait  indique 
plus  de  ciuquaute  termes  empruntes  aux  idiomes  du  pays 
et  tout  a  fait  semblables  a  ceux  des  hebreux. 

La  philologie  est  un^  science  Li-op  moderne,  ct  ses  prece- 
des d'iuvestigation  sont  determines  depuis  trop  peu  de 
temps,  pour  ne  pas  avouer  notre  defiance  a  I'egard  de  cer- 
taines  Ibeories,  en  vertu  desquelles  les  erudits  du  siecle 
dernier,  et  peut-ctre  meme  quelques  savants  contempo- 
rains  sont  portes  a  conclure  de  certaines  identifications, 
peut-Stre  accidentelles,  a  une  communaute  d'origine  entre 
certaines  langues.  Les  cxemples  que  nous  avons  allegues  a 
propos  de  la  pretendue  ressemblance  entre  les  langues  juivc 
et  peruvienne,  ne  nous  semblent,  jusqu'a  nouvel  ordre,  ni 
assez  nombreux,  ni  assez  precis  pour  entrainer  notre  con- 
viction. Tant  qu'on  n'aura  pas  demontre  que  ces  deux  lan- 
gues ont  les  memes  procedes,  soit  dans  la  structure  de  la 
phrase,  soit  dans  la  formation  des  mots,  et  nous  ne  pensons 
pas  que  cette  preuve  ait  jamais  ete  donnee,  nous  n'hesite- 
rons  pas  a  affirmer  que  ces  ressemblances  ne  sont  dues 
qu'au  hasard,  et  par  consequent,  que  la  colonisation  de 
I'Amerique  par  les  juifs  n'est  pas  etablie  par  la  perpetuitc 
de  leur  langue  dans  le  Nouveau-Monde. 

La  perpetuite  du  type,  si  reellement  elle  existe,  serait 
plus  remarquable.  Quelques  voyageurs  I'ont  constatee,  et 
comme  le  type  juif  n'est  pas  un  de  ceux  qu'on  puisse  aiso- 
menl  confondre  avec  d'autres,  s'il  s'est  conserve  en  Ameri- 
que,  c'est  que  sur  ce  continent  s'est  produit  un  phenomene 
fort  interessant  de  transmission  h6reditaire. 


(1)    Castelnau:  Voyage  dans  rAm/rigtie  m&idionale,  t.  it. 


9  VOYAGES   DES  JUIFS.  187 

L'abbe  Brasseur  dc  Bourbourg  (1),  qui  a  lougtemps  v6ca 
parmi  les  Indians  du  Guatemala ,  s'exprime  en  ces  termes 
sur  leur  compter  «Nous  avons  en  souveiit  Toccasion  d'ad" 
mirer  parmi  les  populations  indiennes  du  Mexique  et  de 
I'Amerique  centrale  des  types  juifs  ou  egyptiens.  Plus  d'ane 
fois  egalement  nous,  avons  observe  dans  ces  con  trees  des 
profils  semblables  a  celui  du  roi  de  Juda,  sculpte  parmi  les 
mines  de  Karnak.  Une  foule  d'etrangers  out  remarque  avec 
autant  de  surprise  que  nous  dans  certains  villages  guate" 
maliens  la  costume  arabe  des  hommes  et  le  costume  jujf 
des  femmes  de  Palin  et  du  lac  d'Amatitlan.))  Ces  observa- 
lions  ont  un  grand  inlerSt.  11  serait  a  souhaiter  qu'elles 
soient  rcpetees  par  d'autres  voyageurs  et  conduites  avec 
plus  de  rigueur  scientifique.  Si  reellement  TAmeriqueaete 
peuplee  et  colonisee  par  des  juifs,  on  ne  parviendra  jamais 
k  le  demontrer  qu'en  etudiant  la  conformation  physique, 
ou  les  singularites  lypiques  qui  peuvent  exister  chez  I'une 
et  I'autre;  mais  dans  Tetat  actuel  le  problcme  n'a  pas  ete 
suffisamment  etudie.  On  pent  mSme  dire  qu'il  n'a  pas  ete 
pose,  puisque  Ton  ne  sait  pas  si  ces  americains  qui  ressem- 
blent  aux  juifs,  descendent  d'une  emigration  plus  ou  moins 
considerable  qui  aurait  eu  lieu,  sans  laisser  de  traces  au- 
thentiques  dans  I'histoire;  ou  bien,.s'ils  ont  pour  ancelres 
juifs  debarques  en  Amerique,  aux  premiers  jours  de  la  cori- 
quete.  C'est  dans  cette  direction ,  et  rien  que  dans  cette  di- 
rection qu'il  faut  s'engager  ,  pour  trouver  le  secret  si  long- 
temps  cherche  de  la  presence  des  juifs  au  Nouveau-Monde 
avant  Ghristophe  Golomb.  Autrement,  de  toutes  ces  res- 
semblances  dans  les  coutumes,  dans  la  langue,  ou  dans  les 
traits  du  visage,  nous  n'avons  jusqu'a  nouvel  ordre,  aucun 
droit  de  conclure  a  la  realite  de  ces  voyages  transatlanti- 
ques  avant  I'epoque  officielle.  (Aplausos.J 

El  Sr.  Presidente:  Tiene  la  palabra  el  Sr.  Espada. 


(1)    Brassetr  de  Bourbourg,  i,  17. 


186  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS. 

El  Sr.  Espada:  Estoy  seguro  de  que  el  Congreso  ha 
oido  con  tanto  gusto  como  yo  la  Memoria'del  Sr.  Abate 
Louvot  sobre  la  probabilidad  de  que  los  judfos  hayan  po- 
blado  (5  no,  6  colonizado  siquiera  una  parte  del  Nuevo 
Mundo;  pero  notando  de  paso  que  entre  las  citas  que  au- 
torizan  este  importante  estudio  falta  la  de  un  tratado  cM- 
sico  en  la'  materia:  el  Origen  de  los  indios  del  Nuevo  Mundo, 
por  el  P.  Fr.  Gregorio  Garcia,  impreso  en  1606.  En  el  se 
discuten  extensa  y  detenidamente  todas  las  cuestiones  rela- 
tivas  ^  la  primitiva  poblacion  de  America  por  las  gentes 
del  Antiguo  Mundo,  y  la  que  ha  servido  de  tema  al  senor 
Abate  con  toda  holgura,  e  invirtiendo  en  ella  nada  menos 
que  un  libro  de  los  cinco  que  componen  aquel  tratadu;  pues, 
por  fortuua,  su  autor  no  tenia  que  luchar  en  el  caso  con  el 
gran  impedimento  de  nuestros  investigadores  y  criticos  de 
antigiiedades  americanas,  las  Sagradas  Escrituras;  lejos  de 
eso,  encontraba  en  ellas  un  texto  que  le  venia  muy  d  pro- 
posito,  el  cap,  13  del  libro  4."  de  Esdras,  donde  se  habla  de 
l^emigracion  A  tierras  inc6gnitas  de  las  diez  tribus  de  Is- 
rael cautivas  de  Salmanasar. 

Por  supuesto  que  el  P.  Gregorio,  que  era  discretisimo, 
aunque  muy  erudito,  se  guarda  muy  bien  de  resolverse 
respecto  a  los  judios  en  nada  que  pudiera  comprometer  la 
independencia  y  elevacion  de  criterio  con  que  en  los  otros 
libros  expone  las  razones  en  pro  y  en  contra  de  la  pobla- 
ci6n  de  America  por  los  egipcios,  fenicios,  cartagineses, 
drabes,  etc.,  etc.;  porque  el  vi6  antes  que  ningiin  otro  las 
dificultades  que  desgraciadamente  aiin  prevalecen  en  la 
soluci6n  de  los  problemas  etnologicos  americanos,  y  con- 
sisten  en  que  no  hay  pueblo  del  Mundo  Antiguo  que  no 
presente  con  los  del  Nuevo  alguno  6  algunos  rasgos  de  se- 
mejanza  e  identidad  en  las  costumbres,  artes,  lenguas,  re- 
ligion y  facciones,  hasta  el  punto  de  que,  si  nos  fijamos  en 
el  espanol  primitivo,  v.  gr.,  prescindiendo  absolutamente 
de  los  restantes,  con  un  poco  de  paciencia  y  algo  de  to- 
leraucia  en  las  etimologias,  sin  duda  vendremosdconcluir 


FRAY  GnEGOniO  GARCIA.  189 

que  los  americanos  proceden  de  nosotros.  ^,No  dijo  Barco 
Centenera  que  los  caribes  tupis  eran  de  origen  extremefio? 
Y  echando  por  el  mismo  camino  llegaremos  ^  identico  para- 
dero  con  los  carios,  etruscos,  pelasgos,  tartaros,  chinos,  etc., 
y  por  remate  y  fin  en  frente  de  este  dilema:  6  los  america- 
nos derivan  de  todas  las  naciones  del  Antiguo  Mundo,  ode 
ninguna. 

Los  datos  aducidos  por  M.  Louvot  en  prueba  de  ciertas 
conexiones  de  raza  entre  los  indi'genas  de  America  y  los 
hijos  de  Israel  son  ciertos — salvo  en  lo  relalivo  a  su  fisono- 
mia  e  idioma,  donde  solo  puede  encontrarlas  el  que  no  los 
conozca, — pero  sobre  ser  fruto  de  ajenas  y  no  muy  nuevas 
observaciones ,  en  nada  esclarecen,  a  mi  juicio,  las  dudas 
del  P.  Garcia,  cuya  obra,  a  ser  mas  frecuentada,  quizas  hu- 
biera  evitado  muchos  de  los  modernos  estudios  acerca  del 
origen  de  los  primitivos  pobladores  de  America. —  He  dicho. 

El  Sr.  Presidente:  El  Sr.  Martin  Minguez  tienelapa- 
labra. 

El  Sr.  Martin  Minguez:  Me  dispensara  el  Congreso 
que  por  breves  instantes  haga  observaciones  referentes  ala 
grave  cuesti6n  que  se  discute  en  este  momento. 

No  soy  el  linico  que  se  ha  ocupado  de  este  particular; 
otros  lo  han  hecho  anteriormente,  entre  ellos  el  Sr.  Ama- 
dor de  los  Rios,  que  ha  tratado  del  asunto  en  el  prologo  de 
su  obra  acerca  de  los  judios  en  Espana. 

Enconlramos  en  America,  no  solamente  en  los  monu- 
mentos  arquitect6nicos,  sino  tanabien  en  las  sepulturas, 
restos  fehacientes  de  un  gran  pueblo;  y  autores  modernos, 
en  su  niimero  el  venerable  PI ,  han  demostrado  que  no 
puede  negarse  que  hay  algo  del  pueblo  egipcio  en  las  co- 
marcas  de^  los  Incas. 

Ahora  bien;  esto,  no  solo  es  cierto  en  lo  que  toca  al  arte, 
sino  que  ademas,  en  las  teogonias  y  cosmogonias  se  ad- 
vierten  rastros  por  los  cuales  puede  suponerse  que  pasaroa 
al  Asia,  y  del  Asia  pudieron  ir  i  colonizar  la  America, 
dando  mayor  fuerza  d  la  hip6tesis  la  relaci6n  directa  que 


190  CONGRESt)   DE   AMERICANISTAS. 

tioiie  la  lengua  egipcia  en  su  gramdiica  con  la  lengua  del 
Peril,  -y  la  que,  por  la  parte  opuesta,  tiene  con  el  Tagalo, 
que  viene  perfectaraente  a  unirse  con  la  Malaya  al  Sur  de 
Africa,  en  la  isla  de  Madagascar. 

Tales  observaciones  son  de  utilizar  con  procedimicntos 
semejantes  a  los  del  zoologo  que  por  el  hallazgo  de  un 
hueso  investiga  las  formas  del  animal  A  que  perteneci6; 
una  columna,  el  resto  de  una  momia,  algunas  palabras,  el 
date  mas  insignificante  al  parecer,  viene  a  veces  a  descu- 
brir  relaciones  entre  los  pueblos.  Por  este  metodo,  con  es- 
fudios  como  los  del  asiriologo  Birman  Ofel  es  como  linica- 
mente  podemos  llegar  a  un  resultado  pr^ctico. 

Si  la  hisforia  anligua  de  nuestro  propio  suelo  es  oscura, 
^c6mo  queremos  conocer  la  de  America,  prescindiendo  de 
lo  que  hemes  aprendido  antes,  y  desechando  los  torminos 
de  relacion? 

Opiniones  que  hoy  se  consideran  herejias  cientiticas, 
vendran  acaso  con  el  trascurso  del  tiempo  y  el  trabajo  de  la 
historia,  a  recibirse  por  verdades  ortodoxas.  Pero  esta,  se- 
iiores,  no  es  cuesli6n  de  un  dia,  ni  el  Congreso  ladecidiria 
dedicandole  todas  sus  sesiones.  Si  yo  he  pronunciado  estas 
pocas  palabras  ha  si  do  con  objeto  s61o  de  fijar  la  atenci(3n 
en  el  influjo  que  haya  podido  tener  el  pueblo  egipcio  en  la 
lenguistica  americana. 

El  Sr.  Presidente  concedo  la  palabra  al  senor 
Vinson. 

M.  Vinson:  J'ai  ecouteavec  la  plus  grande  attention  les 
honorables  orateurs  qui  m'ont  precede.  Je  ne  partage  pas 
leurs  opinions,  mais  je  trouve  que  I'honorable  abbe  Louvot 
n'a  meme  pas  ete  assez  loin.  La  discussion  ne  peul-etre 
soulevee  en  ce  moment  au  point  devueanthropologique,  la 
science  n'elant  pas  assez  avancee.  Cependant,  au  point  de 
vue  de  la  linguistique,  auquel  j'ai  continue  de  me  placer, 
il  n'est  pas  permis  de  dire  qu'il  y  ait  eu  des  relations  direc- 


OBRAS  hist6ricas.  191 

les  entre  les  juifs  eO  les  americains.  Gertes,  je  ne  suis  pas 
pour  la  negation  absolue:  j'appartiens  h  I'ecole  des.scien*» 
ces  positives,  qui  procede  en  deduisant  ses  conclusions  des 
fails  qu'elle  a  observee.  Jijsqu'ici,  les  observations  elhno- 
graphiques  n'ont  aucune  valeur,  parcequ'elles  sont  trop 
peu  norabreuses  et  qu'elles  ne  fournissent  pourtant  que  des 
lemoignages  discutables.  Dans  des  questions  de  la  nature 
de  celle  qui  a  ete  soulevee,  on  s'ecarte  de  la  voie  sage,  de 
la  voie  de  la  science  rigoureuse  qui  seule  meue  au  but,  au 
progres.  Eh  bien,  je  me  borne  a  declarer  qu'il  est  impossi- 
ble a  la  science  de  la  linguistique  de  trouver  une  relation 
directe  entre  les  langues  americaines  et  les  langues  somiti-* 
ques,  voire  meme  les  langues  dites  chametiques. 

El  Sr.  Dr.  Hijar,  delegado  de  Mejico,  ofrecio  al 
Congreso,  en  nombre  del  Gobierno  que  represen* 
taba,  las  importantes  obras  historicas  de  D.  Manuel 
Larrainzar  y  D.  M.  Orozco  y  Berra,  cuyos  titulos  y 
condiciones  se  expresan  en  la  relacion  general  de 
libros,  recibiendose  con  reconocimiento  tan  valiosa 
expresion. 

D.  Justo  Zaragoza  ofrecio  asimismo  ejemplares 
de  las  obras  de  que  es  autor,  extendiendose  en  con* 
sideraciones  acerca  de  los  primitivos  proyectos  de 
canales  inter-oceanicos  en  el  Nuevo  Mundo,  cuya 
apertura  absorbe  actualmente  la  atencion  de  las 
naciones  civilizadas.  Dio  noticia  de  que  desde  el 
ano  de  1508,  reinando  D.  Fernando  el  Gatolico,  se 
determino  el  estudio  de  un  canal  que  uniera  los 
mares  del  Norte  y  del  Sur,  corno  entonces  se  deno- 
minaban,  a  traves  del  istmo  de  Panama,  siendo 
,  notable  que  ya  por  entonces  se  fijaran  los  tres  para- 
ges que  actualmente  ban  indicado  los  inas  distin- 


192  CONGRESO   DK   AMERICANISTAS. 

guidos  ingenieros  de  Europa,  informando  al  Rev 
los  promovedores  de  la  idea,  que  aprovechando  el 
curso  natural  de  los  rios,  rectificandolo  y  profundi- 
zandolo  en  algunos  sitios,  se  conseguiria  con  gasto 
reducido  la  inmensa  ventaja  de  una  comunicacion 
facil  y  rapida. 

El  Sr.  Presiderite :  El  secretario  Sr.  Fernandez  Duro 
va  A  dar  cueiita  de  alguuas  comunicaciones. 

El  Sr.  FernAndez-Duro  presento  al  Congreso 
cinco  ejemplares  de  rocas  de  la  isla  de  Cuba  que  ha 
rsraitido  desde  la  Habana  el  Sr.  D.  Antonio  Lopez 
Prieto,  acompauadas  de  resena,  titulada  Nota  geolo- 
gica  refer enk  a  las  rocas  graniticas  de  Palmira,  y 
quedaron  unas  y  otra  sob  re  la  mesa  para  el  exanien 
de  los  senores  socios.  Quedaron  igualmente  los  indi- 
ces de  documentos  del  Archivo  de  Indias,  seccion  de 
Patronato,  ofrecidos  por  el  coronel,  capitan  de  fra- 
gata  D.  Francisco  Carrasco,  y  otro  de  documentos 
relatives  a  la  historia  de  la  isla  de  Cuba,  reunidos 
y  presentados  por  el  Sr.  D.  Jacobo  de  la  Pezuela, 
academico  de  la  Historia.  Por  ultimo  dio  cuenta  de 
una  comunicacion  dirigida  al  Congreso  por  D.  Al- 
fredo Mirapens  solicitando  recomendacion  en  pro 
del  proposito  que  tiene  de  publicar  por  el  procedi- 
miento  de  la  foto-litografia  una  serie  de  fac-similes 
de  los  mas  importantes  documentos  que  existen  en 
los  Museos  y  Archives  nacionales. 

Varies  sefiores  pidieron  la  palabra,  y  otorgada 
por  el  Sr.  Presidente,  que  manifesto  dejaba  a  la 


EXPOSIGION    BOTANICA.  193 

resolucion  del  Gongreso  lo  que  se  estimara  conve- 
niente,  se  hizo  manifiesto  el  deseo  general  de  ver 
publicadas  series  de  documentos  como  la  que  el 
Gobierno  de  Espaila  ha  dado  a  luz  con  el  titulo  de 
Cartas  de  Indias,  y  la  que  mas  recientemente  se  ha 
repartido  con  el  de  Jielaciones  geogrdflcas  de  In- 
dias; pero  al  mismo  tiempo  prevaleciu  la  opinion 
de  no  corresponder  al  Gongreso  otra  decision  en  el 
asunto  que  la  de  su  apoyo  moral  al  proyecto  del  edi- 
tor Sr.  Mirapens. 

Encareciendo  los  beneficios  que  semejantes  pu- 
blicaciones  reportan,  dijo  el  Sr.  Varela,  delegado 
de  la  Republica  Argentina,  que  a  la  presentacion  de 
los  que  existen  en  los  archivos  de  America,  acom- 
panada  de  mutuas  concesiones,  se  debia  la  desapa- 
ricion  de  la  linica  nube  negra  que  se  habia  presen- 
tado  sobre  el  horizonte  americano  con  la  cuestion 
de  limites  de  aquel  territorio  y  el  de  Ghile,  cues- 
tion felizmente  arreglada.  Recibiose  con  grandes 
aplausos  esta  declaracicui. 


EXPOSIGION  BOTANIGA. 

Terminada  la  cuarta  sesion,  los  sefiores  de  la 
Mesa  del  Gongreso,  seguidos  de  los  asistentes,  se 
trasladaron  al  Jardin  Botanico,  en  cuyas  salas  se 
habla  dispuesto  una  exposicion  de  la  flora  anieri- 
cana,  con  el  doble  objeto  de  solemnizar  la  reunion 
delosamericanistas  y  de  conmemorar  el  Gentonario 

1  3  IS 


194  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS. 

de  la  instalacion  del  Jardin  en  el  sitio  actual,  orde- 
nada  por  el  sabio  monarca  Carlos  III  el  afio  de  1781. 
El  director' del  establecimiento,  D.  Miguel  Col- 
meirO;  explico  el  pensamiento  de  aquel  Rev,  soli- 
cito  restaurador  de  la  Botanica,  que  quiso  se  creara 
en  la  corte  un  hermoso  lugar  de  instruccion  y  de 
recreo  y  esparcimiento  a  la  vez  para  el  publico  (ci- 
vium  saluti  et  oblectamento)  y  desarrollo  la  historia 
de  la  fundacion  y  adelantos  en  discurso  que  se  oyo 
con  atencion  y  aplauso  (1),  y  que  contesto  el  senor 
E.  Dognee,  de  Belgica,  en  levantados  conceptos.  El 
Presidente,  Sr.  Duque  de  Veragua,  anuncio  en- 
tonces  a  los  concurrentes  que  el  Sr.  Colmeiro  ponia 
a  su  disposicion  ejemplares  de  la  obra  de  que  es 
autor,  La  Botdjiica  y  los  botdnicos  de  la  Peninsula 
Mspanoliisitana  (2),  y  los  invito  a  visitar  lossalones 
de  la  Exposicion,  que  rauchas  damns  favorecian  con 
su  presencia. 

Colocadas  con  orden  y  elegancia  se  veian  curio- 
sas  colecciones  de  losproductos  vegetales  del  Nuevo 
Mundo:  rnaderas,  semillas  y  plantas  preparadas. 
Aparte  se'  mostraban  las  colecciones  de  dibujos  y 
acuarelas,  las  obras  publicadas  y  las  ineditas  de 
gran  interes,  por  ser  algunas  fruto  del  trabajo  de 


{\)  El  <liscurso  seclistribuyo  impreso  a  los  socios  del  Congreso.  Lleva  poi- 
fitulo:  Discurso  Jeido  aiUc  e2  Cougreso  de  Amencauistas  el  d'M  06  de  Setiembre 
de  1881  e,i  la  cdtedra  del  Jardiii  Botduico  de  Madrid,  para  celebrar  el  Centeuario 
de  su  instalaciiiii  eu  cl  Prado,  por  D.  Miguel  Colmeiro,  decano  de  la  facultad  de 
fiencitts  de  la  Uitirersidad  de  Madrid  if  director  del  Jnrdi.i  Botdnicn.  Madrid. 
Imprenta  de  Fortanet,  1881.  En  8.",  16  pigs. 

,2;    lmi)roso  en  Madrid  en  1858,  I  vol.,  8.°  mayor. 


exposici6n  botanica.  193 

los  viajeros  comisionados  per  el  referido  rey  (^iar- 
los  III  para  estiidiar  la  flora  en  los  que  por  enton- 
ces  eran  vireinatos  de  su  corona.  La  'Flora  Peru- 
viana  et  Chilensis  de  Ruiz  y  Pavon;  los  manuscritos 
de  Galdas,  Mutis,  Mocino,  Sess6,  La  Gasca,  y  los 
magnificos  herbarios  de  Nueva  Granada,  Mejico, 
Cuba  y  otros,  que  exceden  de  15.000  especies  ve- 
getales,  pasando  de  9.000  los  dibujos  tornados  de 
las  plantas  vivas  americanas. 

Exam i no  la  concurrencia  las  estufas  de  plantas 
exoticas  y  algunas  ya  acllmatadas  al  aire  libre»  vi- 
sitando  todas  las  dependencias  del  establecimiento. 


QUINTA  SESION. 

^f  ARTES  27  DE  SETIEMBRE  A  LAS  NUEYE  Y  CUARTO  DE  LA  MANANA. 


Antropologla.  —  Arqueologia. —  Etnografia. — 

Hisioria. 


El  Sr.  Duque  de  Veragua  rogo  al  Vicepresideii- 
te,  D.  Manuel  M.  de  Peralta,  Ministro  plenipoten- 
ciario  de  la  Repiiblica  de  Costa-Rica  en  Madrid,  que 
se  sirviera  presidir  la  sesion  que  iba  a  tener  prin- 
cipio,  y  habiendo  ociipado  el  sillon,  siendo  las  nueve 
y  cuarto  de  la  mafiana, 

El  Sr.  de  Peralta,  con  elocuente  I'rase,  dio  las 
gracias  por  la  honra  que  se  le  dispensaba  llaman- 
dole  a  compartir  en  esta  parte  la  discusion  de  las 
interesantes  cuestiones  presentadas  a  las  delibera- 
(•iones  del  Gongreso.  Anuncio  que  concederia  el  use 
de  la  palabra  a  los  que  la  liabian  pedido  por  el  or- 
den  en  que  estaban  inscritos  en  la  orden  del  dia, 
advirtiendo  que  en  cumplimiento  del  art.  3."  de  los 
?]statutos  generales,  se  reuniriaa  las  dos  dela  tarde 
el  Consejo  central,  a  fin  de  acordar  y  proponer  el 
iugar  dr  reunion  del  Gongreso  quinto  que  ha  de 


DONATIVOS.  197 

verificarse  el  afio  de  1883,  y  que  el  Secretario  ge- 
neral iba  a  leer  con  este  objeto  lista  de  los  sefiores 
design  ados. 

El  Sr.  Fernandez  Duro  leyo  en  efecto  la  lista 
publicada  en  la  pAgina  22  del  presente  volumen ,  y 
enterado  el  Congreso,  dio  cuenta  de  una  comuni- 
cacion  dirigida  d  la  Secretaria  por  D.  Santiago  Pe- 
rez Junquera,  del  comercio  de  libros  de  Madrid  (1), 
manifestando  que ,  deseoso  de  ofrecer  a  los  sefiores 
extranjeros  que  ban  concurrido  a  esta  solemnidad, 
testimoriio  de  simpatia  y  consideracion,  y  memoria 
al  mismo  tiempo  de  su  visita  a  esta  capital,  les 
ofrecia  un  ejemplar  numerado  del  libro  de  Menas- 
seh  Ben  Israel  sobre  el  origen  de  los  americanos, 
que  acababa  de  reimprimir  por  su  cuenta,  a  plana 
y  renglon,  siguiendo  con  fidelidad  el  que  se  dio  a 
luz  en  Amsterdam  el  ano  de  1650,  con  retrato  y 
biografia  del  autor  y  noticia  bibliografica  de  las  obras 
principales  sobre  origenes,  historia  y  conquistas  de 
America. 

El  Sr.  de  Peralta  propuso  al  Gongreso  se  sirviera 
declarar  que  babia  oido  con  gusto  la  comunicacion 
y  que  se  manifestara  al  Sr.  Junquera  su  reconoci- 
miento  por  el  generoso  donativo  de  un  libro  tan  in- 
teresante  y  tan  dificil  de  obtener  por  la  rareza  de 
los  ejemplares  de  la  edicion  de  Amsterdam.  Asi  se 
acordo.  Goncedio  despues  la  palabra  al  Sr.  Gaffarel, 
que  leyo  la  siguiente  memoria: 


( 1 )    Calle  de  la  Salud,  num.  14. 
13  * 


198  CONGRKS   DES    AMERICANISTES.  1 

Llle  des  Sept  CiUs  et  I  He  Antilia,  par  M.  Paul 

Gaffarel. 

Parmi  les  iles  fantastiques  dont  les  cartographes  du  mo- 
yen-age  aimaient  a  parsemer  rOcean,  il  en  est  trois  dont 
le  nom  %e  retrouve  souvent.  Nous  avons  raconte  ailleurs 
I'histoire  de  la  plus  connue  de  ces  iles ,  Tile  de  Saint-Bran- 
dan  (I);  nous  voudrions  en  ce  moment  suivre  la  fortune 
geographique  des  deux  autres,  Pile  des  Sept  Cites  et  Tile 
Antilia. 


La  legende  chretienne  de  Tile  des  Sept  Cites  eut  un  grand 
relentissemeut  au  moyeu-uge,  etcontribuaa  tournei-ratten- 
tiou  publique  vers  les  mers  occidentales,  oii  deja  quelques 
savants  s'accordaient  a  trouver  I'emplacement  du  Paradis 
terrestre  (2).  On  racontait  qu'a  I'epoque  de  la  conquele  de 
I'Espagne  par  les  Arabes,  apres  la  defaite  de  Xeres  la  Fron- 
tera ,  et  la  disparition  du  roi  wisigoth  Roderick  ,  sept 
evOques,  sous  la  direction  de  Tun  d'entre  eux,  I'archeve- 
que  de  Porto,  s'embarquerent  suivis  de  leurs  ouailles,  et 
s'abandonnerent  a  leur  jdestinee.  Apres  une  longue  naviga- 
tion, lis  abordcrent  une  ile  inconnue,  et  s'y  fixerent  apres 
avoir  brule  leurs  vaisseaux.  Comme  ils  etaient  sept,  et  que 
chacuu  d'eux  se  construisit  une  demeure  particuliere ,  I'ile 
prit  le  nom  d'ile  des  Sept  Cites.  Martin  Behaim  (3),  sur  sa 


(\)  Gaffabel:  Les  voyages  de  Saint-Brandau  et  des  Papa  dans  rAtlanti- 
f/ve  av  moye.i-dge.  (Societe  de  Geographic  de  Rochefort,  1881.) 

(2)  D.  Calmet:  Dissertation  svr  le  Paradis.  (Commentaires  sur  la  Bible, 
t.  I,  p.  331.)— Lbthonne:  Opinions  cosmographiqxiea  des  Ph-es  de  I'Eglise.  (Re- 
vue des  deux  mondes,  1834.)— Malry:  EncyelopMie  moderne  {articie  Paradis). 

3)  Stieven:  Dissertatio  historico-cntira  de  vera  novi  orbis  inveutore. — Mt'rk 
Diplotnatische  Gesirlitr  /frx  Bervhuiten  Ritters  Behaim.. 


2  L  ILli    DE8    SEPT    CITES. 

fameuse  mappemonde  de  Nuremberg  (1492),  dessinait  cette 
lie  avec  la  legeude  suivante:  aQuaud  on  se  reporte  k  I'an- 
nee714apres  la  naissance  du  Christ,  lorsque  toute  I'Es- 
pagne  fut  envahie  par  les  mecreants  d'Afrique,  alors  Tile 
nommee  Sette  Gitade,  ci  dessus  figuree,  fiat  peuplee  par  uii 
archeveque  de  Porto  en  Portugal,  avec  six  autres  eveques 
et  des  Chretiens,  hommes  et  femmes,  lesquels  s'etant  enfuis 
d'Espagne  sur  des  vaisseaux  y  vinrent  avec  des  bestiaux 
et  leur  fortune. »  MOme  apros  la  decouverte  de  TAmerique 
Fernand  Golomb  (1)  croyait  k  I'existence  de  cette  ile,  et  il 
en  raconte  I'histoire  en  terraes  a  pen  pres  identiques.  aOn 
racontait  qu'au  huiticme  sieclede  Tore  chretienne  sept  eve- 
ques Portugais,  suivis  de  leurs  ouailles,  s'elaient  embar- 
ques  pour  gaguer  cette  ile,  oii  ils  avaient  hkii  sept  villes, 
€t  qu'ils  n'avaient  plus  voulu  quitter ,  ayant  d'ailleurs 
briile  leurs  vaisseaux  et  leurs  agrespour  s'interdire  la  pos- 
sibilite  du  retour.i) 

Sans  discuter  ici  la  realite  ou  la  faussete  de  cette  le- 
gende ,  nous  reconnaitrons  cependant  que  I'instinct  de 
tous  les  peuples  conquis  est  de  rever  au  jour,  de  restaura- 
tion.  Les  juifs  ne  croient-ils  pas  encore  a  leur  Messie 
liberateur  et  triomphant?  Les  Gallois  ont  longtemps  espere 
le  retour  de  leur  heros  national,  Arthur.  Les  Irlandais 
d'Amerique  sont  attendus  par  leurs  compatriotes  d'Europe 
pour  tenter  le  grand  muvre  de  la  restauration.  Quaud  les 
Incas  furent  detruits  par  les  Espagnols,  leurs  sujets  se  ra- 
contcrent  enlre  eux  que  les  descendants  cPAtahualpa  re- 
viendraient  un  jour  relever  Tanlique  monarchie  des  fils  du 
Soleil.  De  meme  en  Espagne,  oii,  d'apres  la  tradition,  uri 
grand  nombre  de  Goths  s'etaient  soustraits  h  la  domination 
arabe,  et  avaient  trouve  un  refuge  dqns  I'ile  des  Sept  Cites. 
Anssi  comprend-on  que  cette  legende  se  soit  fidelement  con- 
servee  dans  les  souvenirs  populaires,  et  meme  qu'avec  le 


(1)    F.  COLOMB:  T'«>  rlf  I'amiral,  %.  ix. 


200  CONORfeS   DfiS    AMERICANISTES.  3 

temps  elle  ait  ete  embellie  et  augmeiitee.  Bientot,  en  effet, 
on  ne  se  conlenta  plus  de  mentionner  I'existence  de  I'ile 
mysterieuse:  on  pretendit  I'avoir  retrouvee  (t).  En  1447  un 
portugais,  pousse  par  la  tempete  dans  I'Atlantique,  aurait 
debarque  dans  une  ile  inconnue ,  oii  ils  trouva  sept  villes, 
dont  les  habitants  parlaient  le  portugais  (2).  Ges  derniers 
auraierit  voulu  le  retenir,  car  ils  ne  voulaient  avoir  aucune 
communication  avec  leur  ancienne  patrie,  mais  il  parvint 
a  s'echapper,  et  revint  en  Portugal,  oii  il  raconta  a  don 
Henri  de  Viseu  ses  etonnantes  aventures.  Ce  prince  repri- 
manda  vertement  le  capitaine  pour  s'etre  enfui  sans  avoir 
complete  ses  renseignements,  et  le  marin  effraye  ne  repa- 
rut  plus.  Neanmoins  cetle  histoire  fit  du  bruit.  Les  erudits 
de  1  epoque  idenlifiereni  la  pretendue  decouverle  avec  I'ile 
Phenicienne  mentionnee  par  Aristote  (3)  et  par  Diodore  de 
Sicile  (4),  et,  des  lors,  ell^prit  place  sur  les  cartes  sous  le 
nom,  que  nous  lui  connaissons,  d'ile  des  Sept  Cites. 

On  a  cru  retrouver  cette  ile  a  Saint  Michel,  une  des  Aco- 
res.  A  I'exlremite  orientale  de  cette  ile  s'etend  une  vallee, 
d'environ  trois  lieues  carrees:  c'est  un  ancien  cratere  (5), 
semblable  a  une  immense  cliaudiere.  11  est  entoure  de 
montagnes  escarpees,  avec  deux  petits  lacs  dans  le  fond. 
Le  sol  en  est  de  lave  et  de  pierre  ponce,  mais  reconvert  d'un 


(1)  Horn:  De  oriffinibns  americanis,  i).l,a.tinoMCCCXi.\u. 

(2)  Ce  detail  est  confirm^  par  F.  Colomb  :  passag'e  cite,  §.  ix):  «Le  capitaine 
et  les  marins  reprirent  la  mer  en  toute  hate  et  flrent  voile  vers  le  Portagal, 
certains  que  I'infant  les  louerait  de  leur  conduite.  Le  prince  au  contraire  les 
en  bldma  sefieusement,  et  leur  ordonna  de  retourner  vers  cette  ile,  d'y  sojour- 
ner et  de  venir  leur  rapporter  ce  qu'ils  y  auraient  vu.  Ces  gens ,  pris  de  fra- 
yeur,  s'eu  allerent  avec  leur  navire  et  ne  reparurent  plus  en  Portugal.  Entre 
autres  details  ils  avaient  dif que  les  mousses  du  navire,  ayant  ramassO  sur  le 
rivage  du  sable  pour  nettoyer  leurs  ustensiles,  avaient  reconnu  que  ce  sable 
etait  pour  les  deux  tiers  d'or  fln.» 

(3)  Aristote  :  De  mirabililnis  atiscvltatiOiiibttJi,  %.  !*. 

(4)  DioDOEE  DE  Sicile,  lib.  v,  §.  19-20. 
^5)    D'.VvEZAc:  fles  de  VAfriqiie,  p.  7J. 


4  l'ile  des  sept  cites.  201 

humus  fertile.  Quelques  niiserables  chaumieres  repandue^i 
daus  cette  vallee  composent  uii  hameau  qui  porte  en  ell'et 
le  nom  de  Sept  Cites.  Serions-nous  done  en  presence  des 
sept  villes  baties  jadis  par  les  proscrits  ?  Mais,  k  premiere 
vue,  plusieurs  milliers  d'entre  eux  n'auraient  pu  vivre  et 
prosperer  dans  un  espace  aussi  etroit.  Sans  doute  les  trem- 
blements  de  terre  sont  frequents  aux  Arores.  lis  peuvent 
avoir  et  detruit  la  ville  et  transforme  le  sol;  mais  au  moins 
trouverait-on  encore  les  debris  des  maisons,  et  rien  de  sem- 
blable  n'existe.  Le  nom  seul  s'est  conserve,  et  encore  jure- 
rait-on  qu'il  est  d'origine  moderne,  et  que  le  hameau  ac- 
tuel  des  Sept  Cites  a  ele  ainsi  denomme  par  quelque  eru- 
■dit,  enquete  de  souvenirs  retrospectifs.  Ce  n'est  done  pas 
aux  Acores  qu'il  faut  chercher  I'ile  des  Sept  Cites. 

Ge  ne  sera  pas  non  plus  sur  le  continent  americain.  On 
le  croyait  pourtant  au  xvi"  siocle.  Un  pore  Franciscain, 
Marcos  de  Niza  (1),  sur  la  foi  de  vagues  recits,  s'enfoncait 
en  1539  dans  I'Amerique  du  Nord,  du  cote  de  la  Californie, 
avec  I'espoir  de  trouver  dans  un  contree  nommee  Cibola 
par  les  indigenes  les  Sept  Cites  de  la  legende.  Accompagne 
de  trois  franciscains  et  d'un  negre  qui  connaissait  la  con- 
tree,  il  atteignit  des  regions  inexplorees,  et  raconta  a  sa  re- 
tour  qu'il  avait  vu  dans  le  lointain  sept  villes  resplendis- 
santes,  dont  il  avit  pris  possession  au  nom  du  roi  d'Es- 
pagne.  Ses  recits  enthousiastes  deciderent  le  depart  d'une 
expedition  considerable,  commandee  par  un  gentilhomme 
de  merite,  P.  Vazquez  de  Coronadx)  (2);  mais  la  petite  ar- 


(1)  La  relation  de  son  vo^va^o  est.  inseree  dans  la  collection  Ternalx-Com- 
PANS  (vol.  X,  p.  256-284.  \d\v  ilans  le  m6me  volume  \eVvyage  a  Cibola  en  lo4(). 
par  Pedro  de  Castaneda  p.  l-2r)5\— F.  Denis:  Californie  ^Univers  Pittores- 
que,  p.  8). 

(2)  Collection  Ternaua>-Compuus,  t.  ix,  p.  319-363.— F.  H.  Simpson:  Coronado'a 
march  in  search  of  the  Setea  Cities  of  Cibola,  and  disctissioii  of  their  probable 
locution.  (Smithsonian  Institution,  1869,  p.  309-340.)— Viviens  de  Ski-nr-Vixn- 
TiJi:  Ann^eff^offraphiqiie,\>^2,[).'Xm 


202  CONGRES    DES    AMERICANISTES.  5 

mee,  apres  avoir  supporte  bien  des  fatigues,  aniva  au  pied 
d'un  rocher  aride,  sur  lequel  s'elevait  en  effet  Cibola,  village 
si  peu  cousiderable  qu'il  y  a  des  fermes  de  Nouvelle  Es- 
pagne  qui  out  meilleure  apparence. 

Le  Cibola  du  xvi*  sii'cle,  ceTombouctou  americain,  com- 
ma I'appelle  ingenieusement  Humboldt  (1),  ne  realisa  done 
pas  les  revesdes  premiers  conquerants.  On  n'y  trouva  ni  sept 
cites  chretiennes ,  ni  peuple  ayant  garde  de  vieilles  tradi- 
tions, raais  Cibola  n'en  existait  pas  moins,  dans  un  pays 
voisin  du  Rio  Gila,  non  loin  des  sources  du  Rio  del  Norte, 
ct,  chose  singuliere,  la  region  comprenait  soixante  dix  bour- 
gades,  reparlies  en  sept  provinces.  II  paraitrait  meme  qu'au- 
jourd'hui  encore,  a  Zuni,  ville  principale  de  I'ancien  Cibo- 
la, se  rencontrent  des  Indians  a  cheveux  blonds  et  au  visage 
clair.  «A  laur  aspect,  ecrivait  un  voyageur  contemporain  (2), 
on  est  tente  de  s'ecrier:  ce  ne  sont  pas  la  des  Indiens.  II  y 
en  a  beaucoup  parmi  eux  dont  le  teint  est  aussi  clair  que 
celui  des  sang-meles.  Parmi  les  femmes  en  particulier,  plu- 
sieurs  out  la  peau  presque  blanche,  et  les  yeux  gris,  bleus 
ou  couleur  noisette. »  II  est  vrai  que  ces  indications  n'offreut 
rien  de  precis,  et  nous  ne  devons  pas  oublier  que  Cibola  est 
le  pays  des  mirages,  puisque  en  1540  Vazquez  de  Corona- 
do  (3)  prit  pour  des  hommes  vetus  de  blanc  et  semblables 
a  des  religieux  de  la  Merci  quelques  uns  de  ces  grands  he- 
rons blancs,  que  les  Espagnols  nomment  encore  soldados, 
parce  que  vus  de  loin  et  a  contre  jour  ils  ressemblent  a  des 
senlinelles;  mais  I'existence  de  ces  Indiens  a  teint  pale,  et 
dans  une  region  rigoureusement  divisee  en  sept  cantons, 
n'en  est  pas  iiioins  singuliere,  surtout  si  on  la  rapproche 
d'une  curieuse  legende  conservee  par  Sahagun  (4),  histo- 


(1)  Hlmboldt:  Hutoire  de  la g^ographie  du  itoi'teau  continent,  ii,  274. 

(2)  Catlin:  Letters  and  notes  an  the  manners,  c»4tom9  omd  conditions  of  the 
nprt  American  Indians,  i ,  93.  ' 

(3)  Vazquez  de  Coronado:  Collection  Ternaux-Compans. 

(4)  Sahagun:  Historia  de  las  cosas  de  .Vir^rii  Bspa»^,  liv.  i,  p.  18. 


(?  l/lLE    DES    SEPT    CITES.  20.') 

rien  sans  grande  critique,  mais  qui  eutle  meritede  rappor- 
ter  fidelement  les  traditions  indigenes.  II  s'agit  de  Torigine 
des  Nahuatl:  «La  relation  qu'en  donnent  les  anciens,  dit-il, 
est  qu'il  vinrent  par  mer  du  cote  du  Nord...  On  conjecture 
que  ces  uaturels  sorlirent  de  sept  grottes  et  que  ces  sept 
grottes  sont  les  sept  navires  ou  galeres  dans  lesquels  arri- 
verent  les  premiers  colons."  Ces  premiers  colons  etaient-ils 
les  diocesains  des  sept  eveques  visigoths,  et  le  Cibola,  ou  se 
trouvent  aujourd'hui  encore  des  Indiensa  teint  blanc,  etait- 
il  reelloment  le  pays  des  Sept  Cites,  nous  n'oserions  I'affir- 
mer,  car  ce  nombre  fatidique  de  sept  peut  nV'Lre  d\l  qu'au 
simple  hasard,  tout  aussi  bien  que  la  presence  d'une  race 
blanche  dans  la  region  de  Cibola.  Nous  devions  toutefois 
mentionner  ces  analogies,  sans  nous  permettre  pour  cela 
d'etablir  une  concordance  absolueentrele  Cibola  americain 
et  I'lle  chretiennc  des  Sept  Cites. 


11. 

Une  autre  ile  que  les  cartographes  du  moyen-age  raen- 
tionnent  encore  frequemment,  et  parfois  meme  confondent 
avec  rile  des  Sept  Cites,  est  I'ile  Antilia.  Les  uns  trouvent 
un  certain  rapport  entre  Antilia  et  Atlantide  (1);  les  autres, 
verses  dans  la  connaissauce  des  langues  orientales,  ont  pen- 
se  qu'Antilia  correspondait  au  Gezyret  el  Tenuyn  ou  ile  des 
serpents  des  cosmographes  arabes  (2):  en  effet,  surquelques 


(I)  D'AvEZAC  (lies  de  I'A/ri^ne,  p.  28;  cite  un  document  geographique  de 
1455  portant  la  desig-nation  suivante:  «Ceste  isle  est  appelee  de  Antillis.  Pla- 
ton  assure  que  ceste  isle  estoit  pcesque  aussi  grande  que  I'Afrique,  et  il  dit 
([ue  dans  ceste  mer  se  voient  des  grands  heurtements  des  courants  qui  pas- 
soient  sur  ceste  isle  sablonueuse,-a  raison  desquels  sables  la  susdite  isle  s'est 
presque  effondree  par  la  volonte  de  Dieu,  et  ceste  mer  est  appelee  mer  de 
Batture.» 

(2      Bi  ache:  Mf'moh-e  si',-  I'ile  Antilia  (Memoires  de  I'lnstitut,  an  1806  . 


204  CONGRES  DBS  AMERICANISTES.  ? 

cartes  du  xiv"  et  du  xv*  siecle,  est  figuree  une  ile  aupres  de 
laqaelle  est  dessiiiee  un  homme  devore  par  des  serpents. 
Gette  ile  est  appelee  Antilia,  ce  qui  pouvait  etre  la  traduc- 
tion de'l'arabe  Tennyn.  On^  encore  pretendu  que  Tetyrao- 
logie  d'Antilia  etait  ante  insula,  ile  anterieure,  et,  en  ce 
cas,  Antilia  ne  serait  qu'une  reminiscence  de  cette  ile  mys- 
terieuse  de  I'Ocean,  nommee  par  Aristote  avmro^^uo';  et  par 
Ptolemee  awpocrlrjs  (1).  Quelle  que  soit  I'origine  de  cette  deno-i 
mination,  elle  existe,  et  nous  devons  suivre  sa  fortune  a 
travers  les  cartes  ou  les  traites  geographiques. 

Pierre  de  Medine  (2) ,  ecrivain  espagnol  du  xvi*  siecle, 
auteur  des  Grandeurs  et  choses  memorahles  de  VEspagne, 
raconte  que,  dans  un  Ptolemee  ofFert  au  pape  Urbain  VI, 
qui  regna  de  1378  a  1389,  il  remarqua  I'ile  Antilia,  qui  por- 
tait  la  legende  suivante:  «Ista  insula  Antilia,  aliquando  a 
Lusitanis  est  inventa,  sed  modo,  quando  queeritur,  non  ia- 
venitur.»  Gomme  aucun  cartograplie  du  xiv*  siecle  ne  m^a- 
tionne  I'Antilia ,  il  est  probable  qu'il  ne  s'agit  ici  que  d'une 
de  ces  cartes  supplementaires,  que  les  savants  du  xvi*  sie- 
cle ajoutaient  aux  manuscrits  ou  aux  editions  de  Ptolemee, 
au  fur  et  a  mesure  des  decouvertes  geographiques ,  afin  de 
mettre  en  quelque  sorte  au  courant  leur  auteur  favori.  On 
a  encore  voulu  trouver  I'Antilia  sur  la  carte  dressee  en  1367 
par  Picignano  (3).  En  efFet,  dans  une  ile  dessinee  tres  a 
rOuest  dans  I'AtlantiquQ,  sout  figurees  deux  statues  avec  la 
mention  suivante:  «Hae  sunt  statuse  quae  stant  ante  ripas 
Antillise,  quarum  quae  in  fundo  ad  securandos  homines  na- 
vigantes,  quare  est  fusum  ad  ista  maria  quousque  possint 
navigare,  et  foras  porrecta  statua  est  mare  sorde  quo  non 
possint  intrare  nautie.»  Mais  la  carte  de  Picignano  est  d'une 
lecture  difficile.  Ad  ripas  Antilliae  T^emi  tout  aussi  bien  se 


.    (1)    Aristote:  IJe  iiitdtdv,  ni. 

■   (2)    D'AvEZAC:  lies  de  I'A/rique,  p.  27. 

(3)    Zurla:  Viaggi  veneziaiii,  t.  ii,  p.  324.— Hlmbolut:  Histoire  de  la  geogca- 
phie  du  iiouvean  continent^  t.  ii,  p.  1T7. — Biiache:  M^moire  cite. 


8  l'ile  des  sept  cites.  205 

lire  ad  ripas  Ahillio,  et  meme  ad  ripas  istiiis  insulse.  A  vrai 
dire  la  premiere  indication  certaine  de  I'Antilia  ne  pent 
etre  fixee  qu'au  I'annee  1414,  epoque  a  laquelle,  d'apri'S  Be- 
haim  (1|,  un  navire  espagnol  s'approcha  pour  la  premiere 
fois  de  celte  ile  et  la  fit  connaitre  k  I'Europe.  Des  lors  I'An- 
tilia figure,  en  eiTet,  sur  presque  toutes  les  cartes.  On  la  re- 
trouve  sur  le  Portulari  anconitain  de  1424  conserve  a  la  Bi- 
bliotheque  grand  ducale  de  Weimar  (2),  et  sur  celui  du  Ge- 
nois  Beccaria  ou  Beclaria,  conserve  a  la  Bibliotheque  de 
Parme  (3).  La  carte  du  Yenitien  Andrea  Bianco  dressee  en 
1436  et  publiee  par  Formaleoni  en  1783  (4),  celle  du  Genois 
Bartholomeo  Pareto  dressee  en  1455  et  publiee  par  Andres, 
Ja  mappemonde  de  Fra  Mauro  en  1 457  et  la  carte  d'Andrea 
Benincasa  dressee  en  1476  mentionnent  pareillement  I'An- 
tilia. Le  mathematicien  Florentin  Paolo  Toscanelli,  qui  fut 
le  correspondant  de  Golomb  et  le  confirma  dans  sa  resolu- 
tion de  chercher  a  I'Occident  la  route  des  Tndes,  avait  des- 
sine  avec  soin  une  carte  du  voyage  a  entreprendre  dans 
cette  direction,  et  I'Antilia  y  figurait  comma  une  station  in- 
termediaire  sur  la  route  de  Lisbonne  aux  Indes  par  I'Ouest. 
Dans  la  lettre  qui  accompagnait  cette  carte  (5),  il  parlc  de 
I'Antilia  comme  d'un  pays  tres  connu.  Malheureusement  la 
carte  de  Toscanelli  est  perdue,  et  il  est  a  peu  pres  imposible 
d'evaluer  avec  precision  les  distances  fixees  par  I'erudit  Flo- 
rentin. II  est  vrai  que  nous  possedons  encore  le  globe  dres- 
se  quelques  annees  plus  tard  par  Behaim  (G) ,  globe  qui 


(i;  De  M.V>v,^:  Notice  svr  Beliaiiii.  Trail.  .lanaen.—.IoMARD:  Mniivmeutx  cli>  In 
geographie,  carte  52. 

(2)  D'Atezac,  ut  supra,  p.  24.— Humboldt,  id.,  t.  ii.  p.  I'.X). 

(3)  Formaleoni:  Saggio  sv.lla  nnvtiro  antica  (lei  ]'r,if:i(ni>. 

(4)  Andres:  Xih'  une  carte  geographiqne  de  1455. 

(5)  Toscanelli:  Lettre  a  Colomh.  Edition  Harrisse  (D.  FtMnaiido  Colon,  liis- 
toriador  de  su  padre).  «.\b  insula  Antilia  voliis  nota  ad  in.sulam  nol)ilissiiu;i!n 
Cippang"u,»  etc. 

(6)  Reproduction  de  re  ghthe  iiava  .Iamard,  ouv.  cit.  carte  52. 


206  CONGRtS    DE8^%MERICAN1STES.  9 

n'est  a  ce  qu'on  croit  qu'une  copie  de  la  carte  de  Toscanelli, 
et  I'Antilia  y  est  indiquee- sous  le  330""  degre  de  longitude 
orientale.  Ortelius  (1)  et  Mercator  la  dessinent  encore  dans 
leurs  atlas.  En  general  toutes  les  cartes  lui  donnent  une 
forme  rectangulaire,  et  en  font  un  pays  a  peu  pres  aussi 
grand  que  I'Espagne.  Les  cotes  sont  decrites  avec  une  grande 
apparence  d'exactitude.  On  y  retrouve  les  memes  details 
que  dans  ces  terres  imaginaires  du  pole  Sud,  qu'on  dessiha 
avec  tani  de  soin  dans  les  atlas  jusqu'au  milieu  du  xvn' 
siecle.  Done  a  partir  du  xiv*  siecle  tons  les  marins  ont  cru 
a  I'exiGtence  de  I'Antilia.  II  nous  reste  a  determiner  la  po- 
sition qu'ils  lui  assignaient. 

Ghercherons-nous  I'Antilia  dans  I'archipel  des  Canaries?. 
Mais  ces  iles  avaientete  visitees  des  lexiii*  siecle,  vers  1275, 
par  le  Genois  Lancelot  Maloisel,  et  en  1291  par  Tedisio  Do- 
ria  et  les  freres  Vivaldi,  d'autres  Genois.  Petrarque,  ne  en 
1304,  nous  apprend  qu'une  tlotte  de  guerre  Genoise  avait 
penelre  aux  Canaries  toute  une  generation  avant  lui.  Au 
XIV"  siecle  cet  archipel  fut  encore  reconnu  o'l  visite  en  1341 
par  Angiolini  del  Tegghia,  en  1360  par  deux  navires  es- 
pagnols  expedies  par  Luis  de  Lacerda,  en  1377  par  le  Bis- 
cayen  Ruys  de  Avendano,  en  1382  par  F.  Lopez,  en  1386 
par  le  castillan  d'Ureno  (21.  L'atlas  Catalan  de  1367  edite 
par  Buchon ,  la  carte  de  M'ecia  de  Viladestes  et  le  Portulan 
de  la  Bibliotheque  de  Dijon  (3),  marquent  ces  iles.  Au  com- 
mencement du  xv^  siecle,  lorsque  Jehan  de  Bethencourt  (4) 
partit  de  Normandie  avec  le  dessein  bien  arrete  de  conque- 
rir  les  Canaries,  non  seulement  il  amenait  avec  lui  de  Fran- 
ce des  interpretes  canariens,  mais  encore  la  chronique  redi- 
gee  par  ses  aumoniers  nous  apprend  que  ces  iles  etaient  de- 


li) Ortelh  s,  ii"  5.— Mercator,  n^Ii. 

(2)  D'AvEZAc:  lies  de  I'Afrique,  p.  40. 

(3)  Gaffakel:  Portulan  ine'dit  de  la  fiibliotheqi'e  <ie  Dijon. 

(4)  Le  Canarien  ,  edit.  Gravif.r.  p.  22.  W>. 


10  l'ile  des  sept*cites.  207 

puis  longtemps  frequentees  par  les  marins.  Si  done  la  pre- 
miere mention  authentique  de  I'Antilia  est  seulement  de 
1414,  comme  nous  I'avons  etahli  plus  haul,  ce  n'est  pas  dans 
les  Canaries  que  nons  dcvons  la  chercher. 

L'archipel  de  Madere,  depuis  longtemps  connu  des  Ara- 
bes,  I'etait  aussi  des  le  siv*  siecle  par  les  Europeans  et  par- 
liculiorement  par  les  Italiens  (1),  car  toutes  les  cartes  mari- 
nes de  cette  epoque  lui  donnent  des  denominations  italien- 
nes  (2).  Ce  n'est  done  point  l;i  encore  qu'il  nous  faut  cher- 
cher I'Antilia. 

Les  lies  du  Cap  Vert  ont  ete  decouvertes  a  une  epoque 
bien  plus  reeente:  c'est  en  1456  quele  Venitien  Ca  da  Mosto 
et  le  Genois  Antonio  Uso  di  Mare  (3)  reconnurent  les  pre- 
miers ces  lies;  mais  elles  sont  pen  eloighees  de  la  cote,  tan- 
dis  que  toutes  les  cartes  du  temps  representent  I'Antilia  an 
milieu  de  I'Oeean  et  ne  cesserent  jamais  de  la  dessiner  en 
mome  temps  que  l'archipel  du  Cap  Vert. 

Ou  done  trouver  cette  Antilia  fantastique?  Buache  (4)  se 
prononce  en  faveur^des  Acores,  bien  que  les  Acores  fussent 
connues  et  dessinees  des  le  milieu  du  xiv*  siecle,  si  du  moins 
on  en  croit  le  Portulan  mediceen  de  1351  (5).  Aussi  bien  si 
TAntilia  eiit  correspondu  a  Saint  Michel  ou  a  toute  autre 
lie  du  groupe  Acoreen,  on  ne  I'aurait  plus  figuree  sur  les 
cartes  de  I'epoque,  qui  presentent  au  contraire  simultane- 
ment,  ainsi  que  celles  de  Bianco  ou  de  Behaim,  I'Antilia  et 
les  Acores. 

L'Antilia  serait-elle  done  I'Amerique?  A  propos  de  la  carle 
de  Bianco,  qui  marque  deux  lies  separees  par  un  detroit, 
Antilia  et  la  Man  Satanaxio,  un  geographe  allemand,  Has- 


(.1)  D'AvEZAC,  Gravier,  ouv.  fit. 

(2)  Insula  di  Lep-name,  Deserte,  Salvafre,  Porto  Santo,  etc. 

(3)  D'AvEZAC,  ouv.  cit.,  p.  27. 

(4)  Buache,  mem.  cit. 

(5)  D'AVEZAC  ,  ouv.  cit.,  p.  36. 


20H  CON'fillES   ITES    AMERICANISTES.  11 

sel,  pretend  que  ces  deux  iles  figurent  les  deux  parties  du 
continent  americain,  que  Ton  croyait,  en  effet,  aux  pre- 
miers temps  de  la  decouverte,  separees  par  uu  detroit.  For- 
maleoni  (1)  n'hesite  pas  a  raffirmer,  mais  cette  hypothese 
n'est  soutenue  paraucuu  argument  serieux.  II  est  probable 
(|u'inspires  par  je  ne  sais  qnelles  reminiscences  antiques  et 
de  vague?  traditions,  les  cartographes  du  moyen-age  con- 
fondirent  sous  le  nom  unique  d'Antilia  les  cotes  de  plusieurs 
iles  recemment  decouvertes.  Ainsi  Beccaria  dans  sa  carte 
<le  1435  appelle  Antilia  et  I'archipel  qui  I'entoure  Insulx  de 
710V0  repte  (reperta^).  Puis,  a  mesure  que  ces  iles  furent 
mieux  connues,  que  leurs  contours,  leur  grandeur  et  leur 
position  furent  determines  avec  plus  de  precision  ,  on  se 
con  tenia  d'eloigner  dans  la  direction  de  I'Ouest  cette  ile 
imaginaire,  qui  servit  desormais  ;i  designer  toules  les  de- 
couvertes incertaines.  L'Antilia  fut  I'Hesperie  du  mo- 
yen-age, i]ui  recula  toujours,  conjme  celle  de  I'antiquile, 
ilevant  les  explorateurs  hardis  et  les  voyageurs  aventu- 
leux. 

Antilia  disparaitra,  en  effet,  des  cartes  ,  des  que  le  nou- 
veau-monde  sera  decouvert.  Si  aujourd'hui  ce  nom  s'appli- 
(jue  encore  a  tout  un  archipel,  c'est  I'effet  d'un  pur  hasard 
geographique.  Colomb,  Gomara,  Acosta,  Oviedo  et  les  pre- 
mier historiens  espagnols  ne  parlent  jamais  de  I'Antilia. 
liCS  mappemondes  ajoutees  suivant  I'usage  aux  editions  de 
Plolemee  ne  la  mentionnent  pas  davantage.  Sur  les  cartes 
de  Juan  de  la  Gosa  et  de  Ribeiro  il  n'y  a  pas  trace  du  nom 
des  Antilles.  Dans  le  recueil  italien  de  toutes  les  iles  du 
nionde  par  Benedetto  Bordone,  dans  VIsolario  de  Porcacchi, 
dans  la  Cosmographie  d'Andre  Thevet  (1575),  dans  la  Des- 
cription des  hides  occidentales  par  Herrera  (1615),  jamais  ne 
figure  le  nom  d'Antilles.  L'archipel  qui  porte  aujourd'hui 
CO  nom  est  designe  sous  la  denomination  de  Lucayes ,  de 


1      t  tiiviiit-'e  citt'-. 


12  l'ilp  des  sept  citIs.  209 

Caraibes,  ou  bien  encore  de  Camercanes  (1).  Sans  doute 
Pierre  Martyr  (2)  avail  dejk  propose  ce  nom  dans  ses  Ocea- 
nica,  et  Americ  Vespuce  (3),  la  seule  foi  qu'il  cite  Colomb, 
parle  aussi  d'Anlilia ,  mais  ,  raalgre  cette  double  autorite, 
les  Antilles  pendant  encore  tout  un  siecle  devaieut  ctre  in- 
connues.  C'est  seulement  a  partir  du  xvii*  siecle  que  la 
grande  celebrite  des  cartes  de  Wytfliet  (4)  et  d'Ortelius,  qui, 
sans  doute  par  souvenir  d'erudition ,  avaient  fait  revivre 
cette  appellation,  fixa  pour  toujours  sur  les  cartes  d'Ameri- 
que  le  nom  d'Anlilles. 

L'Antilia  est  done  un  mythe  geographique ,  mais  auquel 
on  cessa  de  croire  beaucoup  plus  vite  qu'on  ne  I'avait  fait 
pour  Tile  de  Saint  Brandan.  Seulement,  par  un  singulier 
hasard,  aucune  terre  ne  porte  aujourd'hui  le  nom  du  Saint 
Irlandais,  tandis  que  le  magnifique  archipel  de  la  mer  du 
Mexique  a  conserve  le  nom  qui  ne  lui  fut  definitivQment 
attribue  que  longtemps  apres  sa  decouverte.  Ge  mythe, 
quelle  qu'ait  6te  sa  fortune,  nous  prouve  done,  une  fois  de 
plus,  combien  etait  profondement  gravee  dans  les  esprits 
la  croyance  k  I'existence  d'iles  ou  de  continents  dans  I'At- 
lanlique. 


III. 


Aussi  bien  nous  avons  encore  a  enregistrer  d'autres  iles, 
dont  I'existence  est  tout  aussi  problematique ,  mais  aux- 


(1)  Humboldt,  ouv.  cit.,  t.  ii,  \).  199-200. 

(2)  P.  ^A'RTYR :  Oceaiiica.  Decade  i,  p.  2.  «In  Hispaniola  Ophiram  insulam 
Bese  reperisse  refert  Columbus,  sed  cosmographicorum  tractu  diligenter  con- 
siderato,  Antiliae  insulae  sunt  illae  et  adjacentes  aliae.» 

(3)  Hylacomyll'S:  Cosmographie,  introductio:  «Venimusad  Antigliaeinsu- 
1am,  quam  paucis  nuper  ab  annis  Christophorus  Columbus  discooperuit.» 

(4)  Wytfliet:  Atlas,  carte  "JS.— Ortelius :  Toutes  les  cartes  de  son  atlas 
relatives  k  I'AmSrique. 

1  *»  14 


210  CONGRES    DES    AiVlEIlICANISTES.  IJ 

quelles  on  croyait  au  moyeii-age,  avant  la  decouverte  offi- 
cielle  du  Nouveau-Monde.  Uii  recit  quelconque  de  voyage, 
meme  invraisemblable,  se  repandait-il;  quelque  mariii  pre- 
nait-il  pour  une  terre  la  trompeuse  apparence  d'un  nuage 
al'horizon;  il  annoncait  au  retoursa  pretendue  decouverte. 
.  Aussilot  cartographes  de  se  mettre  k  roeuvre,  et,  associant 
leurs  desirs  a  de  confuses  notions,  de  creer  quelque  terre 
nouvelle,  qui  ne  disparaissait  des  cartes  qu'apres  des  decou- 
vertes  bien  authentiques.  Telles  furent  les  trois  iles  que 
d'ordinaire  on  trouve  marquees  a  cote  de  I'Antilia  sur  la 
plupartdes  cartes  et  portulans  que  nous  citions  tout  a  I'heu- 
re.  La  premiere ,  a  vingt  lieues  environ  a  I'ouest  d'Antilia 
et  parallolement  a  elle,  est  de  forme  carree;  elle  a  nom 
Royllo.  La  seconde  est  a  soixantc  lieues  au  Nord:  on  la 
nomme  de  la  man  Satanaxio  ou  San  Atanagio.  La  derniere 
enfin,  au  nord  de  la  seconde,  complete  le  groupe,  et  s'ap- 
pelle  Tanmar  ou  Danmar. 

De  ces  trois  iles  celle  qui  se  retrouve  sur  le  plus  grand 
nombre  des  cartes  est  I'ile  de  la  man  Satanaxio,  ou  de  la 
mainde  Satan.  Gette  denomination  est  singuliere.  Devons- 
nous  y  voir  quelque  vague  reflet  de  la  legende  de  Saint 
Brandan,  ou  quelque  nouveau  conte  sur  les  dangers  de 
rOcean?  Formaleoni  (1),  en  consultant  a  la  Bibliotheque 
Saint  Marc  de  Venise  Tatlas  d'Andrea  Bianco ,  sur  lequel 
Danse  de  Villoison  venait  d'appeler  I'attention  de  I'Europe 
savante,  avouait  naivement  qu'il  avait  longtemps  cherche 
une  explication  plausible  de  ce  nom.  A  force  de  consulter 
les  vieux  auteurs,  il  decouvrit  un  roman  de  Christoforo  Ar- 
meno,  iniiiule  II  Pellegrinaggio  de  tre  giovanni ,  dans  le- 
quel on  parlait  d'une  certainc  contree  de  I'lnde,  oil,  tons 
les  jours,  uiie  grande  main  sortait  de  I'eau,  saisissait  les 
matelots  et  les  entrainait  dans  I'abime  avec  leurs  na vires. 
Gette  main  ne  pouvait  etre  que  la  main  de  Satan,  d'ou  le 


(1)     FOKMALEONI,  OUV.  Cit. 


14  l'ile  des  ski't  cites.  211 

iiom  donne  h  l'ile  mysterieusc.  Sans  doute,  pendant  de  Ion- 
gues  annees,  on  placa  I'enfer  dans  ces  parages.  Ainsi  la 
carte  de  I'Atlantique ,  inseree  dans  la  Raccolta  de  Ramu- 
sio  (1),  placait  au  Nord  de  Terre-Neuve  l'ile  des  Diables, 
dont  on  voyait  en  effet  voltigerk  I'entour  toute  une  legion. 
Ruysch,  dans  son  atlas  de  1507-1508,  inserait  dans  cette 
region  de  I'Ocean  une  insula  da3monura;  Cortereal  (2)  don- 
nait  egalement  a  une  ile  sur  la  cote  du  Labrador  le  nom 
d'isola  de  los  Demonios ;  Thevet  (3)  enfin ,  dans  sa  CosmO' 
graphic  de  1575,  raconte  avec  candeur  les  souffrances  et 
les  persecutions  qu'endurent  les  malheureux  indigenes 
ou  les  navigateurs  europeens  conduits  par  leur  mauvaise- 
fortune  dans  I'archipel  des  Demons ;  mais ,  quelle  que 
soit  I'explication  donnee ,  I'existence  de  l'ile  en  question 
demeure  toujours  problematique.  S'il  nous  etait  permis 
d'aventurer  une  hypothese ,  nous  croirions  volontiers  que 
les  navigateurs  de  I'epoque  rencontrerent,  en  s'aventurant 
dans  I'Atlantique,  quelques  uns  de  ces  gigantesques  ice- 
bergs, ou  montagnes  de  glace,  arraches  aux  banquises  du 
pole  Nord,  et  entraines  au  Sud  par  les  courants,  dont  la  ren- 
contre, assez  frequente,  est,  meme  aujourd'hui,  tellement 
redoutee  par  lescapitaines.  Ces  icebergs,  quand  ilsse  heur- 
tent  contre  un  navire,  le  coulent  a  pic;  61  comme  ils  arri- 
vent  a  I'improviste ,  escortes  par  d'epais  brouillards,  ils  pa- 
saissent  reellement  sortir  du  sein  des  flots,  comme  sortait 
la  main  de  Satan,  pour  precipiter  au  fond  de  I'abime  mate- 
lots  et  navires. 

Une  autre  explication,  beaucoup  plus  naturelle,  consiste 
a  lire  San  Atanagio  au  lieu  de  man  Satanaxio.  Le  dechifFre- 
ment  des  portulans  du  moyen-age  qui  sont  parvenus  jus- 
qu'a  nous  est  tres  difficile,  et  pour  un  lecteur  dont  les  con- 


(1)  Rami^sio:  RaroAla  (U  Viaggi,  ii,  330. 

(2)  Id.,  Ill,  ]2it. —  Obtelius:  Theatrum  muiidi. 

(3)  T}3EVET:  Cosmographie  unircrselle. 


212  CONGRES    DES    AMEHICANISTES.  U 

naissances  paleographiques  seraient  mediocres,  comrae  I'e- 
taient  par  exeraple  celles  de  Formaleoni,  le  premier  editeur 
de  I'atlas  de  Bianco,  on  pent  lire  indifferemment  Tune  et 
I'autre  lecon.  En  ce  cas  la  pretendue  ile  de  Satan  serait  tout 
simplement  Tile  placee  sous  I'invocation  de  Saint  Athanase: 
ce  qui  etait  plus  conforme  aux  habitudes  des  marins  d€ 
I'epoque. 

Quelle  que  soit  I'oiigine  de  cette  appellation ,  nous  nc 
sommes  pas  fixe?  sur  la  position  de  I'ile,  pas  plus  que  sm 
la  position  des  deux  iles  voisines ,  Royllo  et  Taninar.  Elles 
disparurent  successivement  des  cartes,  meme  avant  TAuti- 
lia,  qui  du  moins  alaisse  son  nom  a  un  immense  archipel, 
tandis  que  ces  iles  fantastiques  sont  rentrees  dans  I'obscu- 
rite,  dont  elles  ne  seraient  jamais  sorties  sans  le  singulier 
et  tres  persistant  pressentiment  des  marins  on  des  erudits 
de  Tepoque,  relativement  a  I'exislence  de  terres  k  I'Occi- 
dent. 

Nous  eu  dirons  autant  pour  I'ile  de  Bracie,  Berzyl  ou 
Brasil,  que  les  cartes  du  moyen-age  dessinent  au  milieu  de 
I'Atlantique.  On  la  trouve  par  exemple  sur  le  Portulan  me- 
diceen  de  1351  et  sur  la  carte  de  Picignano  (1367).  11  y  en  a 
meme  trois  ainsi  designees  sur  cette  dernierc  carte :  la  pre- 
miere au  Sud,  sous  le  parallele  de  Gibraltar;  la  seconde  au 
Sud-Ouest  de  I'lrlande,  accompagnee  de  deux  navires  et 
d'un  homme  dont  on  ne  voit  plus  que  la  tcte,  car  il  est  de- 
vore  par  des  serpents;  la  troisieme  au  Nordde  la  preceden- 
te,  avec  une  bete  fantastique  qui  enleve  un  homme  dans  sa 
gueule  et  porte  I'inscription  I'  de  Mayotus  sen  de  Bracir.  La 
carle  catalane  de  1375  et  une  autre  carte  de  1384  la  nom- 
ment  1*  de  Brazil.  Elle  porte  le  meme  nom  sur  le  Portu- 
lan de  Mecia  de  Vila  Destes  (1413),  et  les  cartes  d' Andrea 
Bianco  (1436),  et  Fra  Mauro  (1457),  et  toujours  elle  figure 
a  rOuest  de  I'lrlande.  Nous  lui  trouvons  le  mOme  nom  et 
la  meme  position  dans  le  Ptolemee  de  1519,  dans  le  tres 
ancien  atlas  manuscrit  de  la  Bibliotheque  de  la  Faculte  de 
medecine  de  Montpellier,  compose  peu  apres  le  voyage  de 


16  l'ile  des  sept  cites.  213 

Magellan  (1),  et  dans  le  Ramusio  de  1556.  Un  siccle  et  demi 
apres  la  colonisation  des  Acores  par  le  Portugal,  on  conti- 
nuait  k  placer  une  ile  de  Brazil  k  I'Ouest  ou  au  Nord-Ouest 
de  Corvo.  Les  atlas  d'Ortelius  et  de  Mercator  raarquent  en- 
core ce  nom.  Le  souvenir  de  cette  ile  errante  s'est  meme 
conserve  jusqu'k  nos  jours  dans  le  Brazil  Rock,  rocher  ou 
plutot  fond  rocheux,  marque  sur  les  cartes  de  I'Atlantique 
k  quelques  degres  c'l  TOuest  do  I'extremitc  la  plus  occiden- 
tale  de  Tlrlande. 

L'identite  de  ce  nom  avec  celui  d'une  des  plus  vastes  con- 
trees  du  Nouveau-Monde  peut  paraitre  singuliere.  Indique- 
rait-elle  done  quelque  mysterieux  pressentiment  de  la  de- 
couverte  d'Alvarez  Gabral  et  de  Gonneville?  II  n'est  pas  be- 
soin  d'aventurer  cette  hypothese.  II  en  est  en  efFet  de  Bra- 
sil  comme  d'Antilia.  Ges  noms  furent  appliques  adesterres 
.  inconnues  avant  d'etre  fixes  definitivement  (2).  Par  un  cu- 
rieux  hasard,  un  bois  rouge  propre  k  la  teinture  des  laines 
et  des  cotons  commenca  par  designer  le  pays  oriental  d'oii 
on  le  tirait,  Malabar  et  Sumatra;  puis  ce  nom  fut  applique 
h  une  ile  de  I'Occident  oii  on  crut  le  retrouver,  et  enfin  k 
la  contree  americaine,  qui  Ta  conserve  (3).  II  ne  nous  fau- 
dra  done  pas  ranger  le  Brazil  parmi  les  iles  fantastiques 
mais  plutot  parmi  ces  terres  voyageuses,  dont  le  souvenir 
s'est  perpetue  par  la  tradition,  et  qui  n'ont  conquis  qu'k 
une  epoque  relativement  moderne  la  certitude  de  leur  exis- 
tence. 
Dans  ces  raemes  parages,  c'est-k-dire  entre  I'lrlande, 


(1)  Cet  atlas  (in  4",  22  cartes,  n»  70)  appartenait  jadis  h  un  conseiller  au 
parlement  de  Dijon,  de  Clugny.  Le  d6troit  de  Magellan  y  est  marque,  tandis 
que  les  cotes  du  Chili  et  du  P6rou  sont  encore  en  blanc. 

(2)  Un  savant  allemand,  Sigismund  Hadelich  (M^moires  de  I'Acad^mie 
d'Erfurth,  i.  ii),  a  compo86  une  dissertation  pour  prouver,  d'apr^s  certains 
passages  de  Daniel  Kimschi  et  autres  rabbins ,  que,  quatre  si^cles  avant  Co-' 
lomb,  on  parlait  d^j&  de  la  terre  et  du  bois  de  Bresil. 

(3)  Oaff4Rel :  Histoire  du  Bresil  Fmngais au  X F/»«  siicle. 
1  k    it 


■J  14  CONGRES    DES    AMERICANISTES.  17 

Terre-Neuve  et  les  Acores,  sont  egalement  marquees  les 
fleux  iles  Mayda  ou  Asmaides  et  isla  Verde  (1).  Apres  la 
decouverle  de  rAmerique  elles  figurent  avec  regularite  sur 
les  cartes,  mais  leiir  position  est  incertaine.  De  nos  jours 
elles  sout  encore  marquees  ou  plutot  signalees  comma 
ecueils  k  eviter,  et  sous  les  noras  de  Maida  et  de  Green 
Rock.  Leur  existence  n'est  done  nullement  problematique. 

Ainsi  done  Sept  Cites  ou  Antilia,  La  Man  Satanaxio  ou 
Brazil,  voyages  reels  ou  imaginaires,  terras  chimeriques 
ou  iles  reelles,  les  geographes  du  moyen-age,  melant  d'ar- 
tiques  traditions  a  des  decouvertes  recentes ,  ont  toujour? 
place  a  I'Ouast  cas  pretendues  contrees.  Assurementce  n'est 
point  encore  \k  I'Amerique,  mais  c'est  deja  la  direction  de 
TAmerique. 

El  sacretario  Sr.  Fernandez  Duro:  El  Sr.  Jimenez 
de  la  Espada  ofreca  A  los  seiiores  extranjeros  que  se  han 
servido  asistir  a  este  Gongreso  un  ejemplar  de  su  Biblioteca 
hispano-ultramarina ,  tomo  v,  que  trata  de  la  historia  de 
los  Incas,  y  el  cual  podr^n  recoger  dichos  senores  en  la  Se- 
cretaria  exhibiendo  su  tarjeta  personal. 

El  Presidente  Sr.  Peralta:  Tiene  la  palabra  el  senor 
Espada. 

El  Sr.  Jimenez  de  la  Espada:  Mi  objeto  al  ofrecer 
un  ejemplar  a  cada  uno  de  los  senores  que  forman  el  Gon- 
greso Americanista  es  el  siguiante : 

Suministrar  un  fuudamento  mas  &  la  critica  que  en  mi 
concepto  merecen  las  historias  que  hasta  ahora  pasan  por 
oficialas  y  fidedignas  entre  nosotros  acerca  da  los  sucesos, 
tanto  anteriores  como  coetaneos,  de  la  conquista,  y  aun 
postarioras  a  nuestra  dominacion  ultramarina.  Este  libro, 
que  tengo  el  honor  de  ofrecer  al  Gongreso,  es  la  segunda 


(1)  Voir  I'atlas  Catalan  Je  13t)7,  edite  par  Buchon.— Ptolemee,  de  1519.— 
Pleikiot  de  Langle.  (Bulletin  de  la  Sociite  de  Geograpliie  de  Paris.  Juillet 
1865.) 


ciEZA  DE  le6n.  215 

parte  de  la  gran  cr6nica  que  escribi6  Pedro  de  Gieza  de  Le6n, 
la  cual  ha  sido  fraudulentainente  plagiada  por  alguno  de 
nuestros  mds  reputados  cronistas :  delilo  lilerario  que  ha 
traido  por  consecuencia  que  un  modeslo  y  laborioso  sol- 
dado,  conquistador  y  descubridor  de  los  primeros,  que  an- 
duvo  todo  el  pais  que  describi6  y  conoci6  de  todos  los  su- 
cesos  de  que  se  hizo  cargo  en  su  obra  admirable,  que  antes 
que  nadie  se  atrevi6  d  descifrar  y  ordenar  los  anales  mis- 
leriosos  de  los  tiempos  anterioree  de  la  conquista,  haya  sido 
suplantado  por  el  que  hoy  todavia  lleva  la  palma  y  la  pri- 
raacia  enlre  los  escritores  de  antigiiedades  peruanas,  el  inca 
Garcilaso  de  la  Vega. 

El  ano  1550  acabo  Pedro  de  Gieza  de  Leon  la  historia  de  los 
Incas,  y  en  el  de  160G  concluy6  Garcilaso  la  suya.  Yo  pre- 
gunto  a  los  seuores  que  me  escuchan,  que  tanto  conocen  la 
antigua  historia  de  America,  si  han  visto  algunavez,  al 
tratarse  de'los  Incas  y  sus  hechos,  citar  como  autoridad  el 
iiombrc  de  Pedro  de  Gieza  de  Leon.  Nunca.  Garcilaso  ha  sido 
cl  que  ha  llevado  siempre  la  preferencia;  y  hasta  el  famoso 
Prescott,  desmintiendo  en  este  punlo  su  erudici6n  y  saga- 
cidad  indiscutibles  ,  ha  pospuesto  a  las  afirmaciones  y  fan- 
tasias de  Garcilaso  los  textos  de  otros  que  han  escrito  con 
anterioridad  d  el  y  con  mas  garantias  de  veracidad  y  acierto. 

Pareceme,  pues,  justificado  mi  empeiio  de  propagar  el 
conocimiento  de  esta  obra  hasta  ahora  usurpada  totalmente 
por  el  cronista  Herrera,  A  costa  de  la  gloria  de  su  autor, 
Y  los  que  tengan  la  bondad  de  leerla  comprenderdn  sin 
gran  esfuerzo  la  superioridad  de  criiica  que  distingue  d 
Gieza  de  Leon  comparado  con  Garcilaso.  Este  conocia  me- 
jor  que  Gieza  la  lengua  de  los  soberanos  y  gentes  que  pre- 
tendia  historiar,  como  que  era  la  de  toda  su  familia  y  la 
suya,  cojno  que  era  inca;  pero  apasionado  por  las  cosas  de 
su  familia,  convirti6  en  fabulas,  abultdndolos  y  adulterdn- 
dolos,  los  hechos  que  como  reales  y  positivos  consigna  en 
su  cr6uica  Pedro  de  Gieza.  Yo  creo,  pues,  que  en  desagravio 
de  la  memoria  de  este  desgraciado  cronista,  es  justo  que  se 


216  coxGnESO  de  ameriganistas. 

-propague  este  escrito,  como  todos  los  suyos,  y  cundau  sus 
ideas  entre  los  que  se  dedican  al  estudio  de  las  antigiieda- 
des  atnericanas.  He  dicho. 

-  El  Presidente  Sr.  Peralta:  Creo  interpretar  los  senti- 
mienlos  del  Gongreso  dando  las  gracias  al  Sr.  Espada  por 
la  interesante  publicaci6n  que  acaba  de  ofrecerle.  Efectiva- 
menle,  Pedro  de  Gieza  de  Leon  merece  los  elogios  y  el  pues- 
to  eminente  entre  los  historiadores  del  Peril  que  el  Sr.  Es- 
pada lo  ha  asignado. 

Creo  ser  tarabien  interprete  del  Gongreso  al  dar  gracias 
por  el  interesantisimo  trabajo  que  sobre  las  relaciones  geo- 
grdficas  del  Peru  ha  tenido  la  bondad  de  ofrecernos  el  senor 
Ministro  de  Fomento.  A  cuya  obra  ha  puesto  una  admira- 
ble introduccion  el  Sr.  Espada.  (Aplmisos.J 

Tiene  la  palabra  el  Sr,  Fernandez  Duro. 

El  Sr.  Fernandez  Duro  presento  a  la  mesa,  que- 
dando  a  disposicion  de  los  senores  del  Gongreso,  ca- 
talogos  de  cartas  geograficas  6  hidrograficas  y  me- 
morias  impresas  relativas  a  los  temas  sexto  y  nove- 
no  del  prograraa,  en  la  parte  de  Historia  y  Geolo- 
gia,  dando  idea  del  contenido  en  la  forma  si- 
guiente : 

Expedidones  precolomUanas   de   los   Vizcainos   (t 
Terranova  y  d  los  paises  del  litoral  inmediaios. 

■  En  esolarecimieuto  del  problema  histdrico  enunciado  de 
esta  manera  en  el  tema  6."  de  los  de  este  Gongreso,  y  ya 
exarainado  en  los  anteriores,  he  redactado  el  estudio  que 
impreso  someto  al  juicio  severo  de  esta  asamblea,  acompa- 
iiJlndolo  de  no  escaso  niimero  de  documentos  ineditos  guar- 
dados  en  nuestros  archivos.  Desgraciadamente ,  si  en  con- 
junto  arrojan  vehementes  indicios  de  haber  sido.visitada  la 
costa  NO.  de  America  mucho  antes  que  pensara  Golon  en 


EXPEDICIONES   DE    LOS  VASCOS.  217 

dirigir  sus  carabelas  A  las  Indias ,  niuguno  demuestra  el 
heeho  de  modo  concluyeiite. 

Los  vascongados,  comprendiendo  en  este  n ombre  a  los 
habitantes  de  la  costa  del  golfo  de  Ganlabria,  prepondera- 
ban  con  la  uavegacion  de  los  mares  de  Europa  en  los  si- 
glos  XIII  y  XIV.  Rivalizando  con  los  ingleses ,  por  la  fuerza 
de  las  armas  habian  conseguido,  entre  considerables  venta- 
jas  comerciales,  el  derecho  de  pescar  en  las  costas  de  Irian- 
da  y  de  Escocia,  y  ya  en  el  siglo  xiv  figura  entre  los  ar- 
ticulos  que  devengaban  derechos  de  aduanas  en  San  Sebas- 
tian y  otros  puntos  el  abadejo  6  bacallao  y  el  sain  6  grasa 
de  ballena. 

A  mi  juicio,  ya  fuera  persiguiendo  a  este  cet^ceo,  ya  por 
efecto  de  cualquiera  de  los  frecuentes  temporales  de  las  re- 
giones  septentrionales,  debieron  llegar  a  la  costa  americana 
aquellos  osados  marineros,  utilizarse  de  sus  puertos  para 
tomar  agua  y  leiia,  y  de  los  bancos  explotando  la  pesca,  sin 
dar  i.  la  tierra  otra  importancia  que  la  de  la  utilidad  que 
les  reportaba.  Gomunicando  con  los  indigenas,  dando  nom- 
bres  euskaros  d  los  lugares ,  no  llegaron ,  sin  embargo ,  a 
sospechar,  luego  que  en  el  mundo  circulaba  la  pasmosa  no- 
ticia  del  viaje  de  Colon,  que  la  ribera  que  frecuentaban, 
donde  no  habfa  oro,  plumajes  ni  otra  cosa  que  pudiera 
asombrarles,  fuera  parte  del  Mundo  nuevo. 

Eran  los  Pescadores  de  ballena  y  bacallao  gente  ruda  y 
ajena  d  otro  conocimiento  que  el  del  oficio.  En  el  siglo  xvi 
resulta  de  informaci6n  autentica  que  los  mas  acreditados 
capitanes,  alguno  de  los  cuales  llego  a  ser  almirante  de  la 
Marina  Real ,  no  sabian  leer,  i  Habian  de  ser  mas  instrui- 
dos  doscientos  anos  antes  ? 

Asi  se  explica  la  carencia  de  noticias  escritas  y  la  de  las 
tradicionales,  atendiendo  d  que  la  Terra  nova  era  relacio- 
nada  en  la  idea  de  los  marineros  con  la  de  Islandia  e  inme- 
diatas  que  antes  conocian. 

Estas  deducciones  y  la  esencial  de  la  prioridad  de  descu- 
brimiento  del  Canada  estan  exteilsamente  razonadas  en  mi 


218  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

diclio  estudio,  una  parte  del  cual  va  dedicada  a  Ja  cuestion, 
no  poi-  secundaria  menos  debatida,  de  si  descnbierlalacosla 
por  los  vascos  pertenece  la  gloria  a  los  espaiioles  6  a  los 
franceses.  Presumo  que  en  ello  he  logrado  ver  claro ,  sin 
otro  merito  que  el  de  hacer  abstracci6n  del  falso  amor  de 
patria  y  el  de  fijar  la  alencion  en  los  muchos  documentos 
que  demuestran  el  intimo  y  necesario  enlace  de  los  que  Vi- 
vian d  uno  y  otro  lado  del  Yidasoa  en  las  empresas  de  la 
pesca.  El  examen  me  lleva  a  una  conclusion  que  parece  a 
primera  vista  paradoja.  Digo: 

«Es  muy  posible  que  espanoles,  franceses  eingleses  des- 
cubrieran  a  la  vez  la  Terra  nova,  sosteniendo  unos  y  otros 
con  igual  razon  la  primacia  sobre  los  demas  navegantes. 
Basta  conocer  la  composicion  de  los  equipajes  balleneros 
para  que  se  conciba  que  no  es  absurda  la  idea.  Vizcainos  y 
guipuzcoanos  los  maestres  de  chalupa  y  arponeros ;  breto- 
nes  y  laborlanos  los  pilotos  y  los  cortadores ;  de  cualquier 
parte  que  fuese  el  capitan,  en  el  bajel  que  llevaba  por  obje- 
tivo  el  sain  ,  por  aveutura  el  rdpido  regreso  y  por  bandeia 
la  ganancia,  estaban  representadas  las  tres  nacionalidades, 
toda  vez  que  los  dichos  labortanos,  franceses  por  naturale- 
za,  fueron  siibditos  ingleses  hasta  mediados  del  siglo  xv. 
Y  no  obstante,  eran  estos  tripulantes  de  la  misma  raza  y  de 
la  misma  lengua.  Eran  vascos. » 


Progresos  de  la  cartografia  americana. 

Para  la  discusion  de  este  tema  ha  presentado  el  Dep6sito 
hidrografico  indice  razonado  de  las  cartas  y  pianos  ineditos 
que  posee.  El  Deposito  de  la  Guerra  y  la  Direccion  de  In- 
genieros  militares  los  han  remitido  igualmente,  y  el  coro- 
nel  capitan  de  fragata  D.  Francisco  Carrasco  ha  formado 
un  resumen  de  las  mas  notables  que  se  conservan  en  el 
Archivo  de  Indias.  El  indice  de  esta  sola  coleccion  asciende 
a  1.050  cartas.  La  Real  Academia  de  la  Historia,  el  Archivo 


rUOGKESOS  DE  LA.  CARTOGRAFiA..  219 

historico  nacional  y  el  Sr.  D.  Manuel  Rico  y  Siuobas  mues- 
tran  en  la  Exposicion  algunos  ejemplares  raros  y  curiosos 
de  sus  respeclivas  colecciones,  figurando  a  su  cabeza,  pro- 
cedente  del  Museo  Naval,  la  primera  caria  en  que  fueron 
trazadas  las  tierras  del  Nuevo  Mundo,  monumento  geogra- 
fico  que  por  si  solo  haria  famoso  el  nombre  de  Juan  de  la 
Gosa. 

En  el  volumen  do  Relaciones  geogrdficas  dcdicado  al  Con- 
greso  por  el  (lobierno  de  S.  M. ,  ha  escrito  el  Sr.  D.  M.  Ji- 
menez de  la  Espada  una  introduccion  que  servird  de  fun- 
damento  a  los  trabajos  que  en  lo  sucesivo  se  encaminen  al 
estudio  de  los  progresos  de  la  Cartografia  americana,  por 
las  noticias  peregrinas  y  serias  deducciones  con  que  rompe 
el  velo  que  ocultaba  el  origen  y  proposito  de  las  instruccio- 
nes  que  se  dieron  a  los  navegantes  y  pobladores  de  Indias, 
y  descubre  los  autores  de  un  pensamiento  que  hoy  mismo 
se  consideraria  colosal. 

Eslimando  que  el  cargo  de  Secretario  con  que  he  sido 
honrado  traia  consigo  la  obligacion  de  allegar  algun  otro 
dato  en  esta  materia  tan  relacionada  con  los  estudios  de  mi 
profesion,  he  formado  y  presento  la  corta  ofrenda  de  una 
relacion  de  800  cartas  sueltas  6  que  forman  atlas  y  portu- 
lanos ,  obra  de  oficiales  y  pilotos  de  la  Marina  espaiiola  en 
los  siglos  XIV  al  xvii  inclusive,  todas  ineditas  y,  con  pocas 
excepciones,  trazadas  sobre  pergamino,  con  ricas  ilumina- 
ciones  en  oro  y  colores  y  adornos  de  bajeles,  banderas,  es- 
cudos  de  armas,  rosas  nauticas,  fig-uras  de  hombres  y  ani- 
males.  Una  de  ellas,  auonima ,  que  en  facsimile  presento 
asimisrao,  indica  los  nombres  primitives  que  los  espaiioles 
pusieron  a  las  tierras  del  Canada  y  el  lugar  en  que  la  expe- 
dicion  de  Jaques  Gartier  sufrio  tantos  trabajos  y  muertes. 
Por  ultimo,  ofrezco  a  la  consideracion  de  los  estudiosos  otro 
documento  desconocido  hasta  ahora  del  publico :  una  cu- 
riosa  6  interesante  critica  del  monopolio  en  la  construccion 
y  venta  de  las  cartas  y  de  la  ignorancia  de  los  pilotos  de  la 
Gasa  de  Gontratacion,  que  ponian  dos  graduaciones  distin- 


220  CONGRESO   DE  AMERICANI9TAS. 

tas  como  medio  de  corregir  la'variacion  de  la  aguja,  me- 
diando  el  siglo  xvi,  critica  humoristica  del  hijo  del  gran 
Almirante,  que  tiene  por  titulo  Coloquio  sohre  las  dos  gra- 
duaciohes  diferentes  que  las  cartas  de  Indias  tienen,  escrito 
por  Hernando  Colon. 

El  Presidente  Sr.  Peralta:  El  Congreso  da  gracias  al 
Sr.  Fernandez  Duro  por  los  interesantes  trabajos  que  pre- 
senta  siguiendo  las  huellas  de  ilustres  marines  espanoles 
que,  como  Ferndndez  Navarrete  y  tantos  otros,  han  procu- 
rado  A  la  historia  americana  s61idos  fundamentos. 

Tiene  la  palabra  el  Sr.  Neussel. 

El  Sr.  Neussel:  He  recibido  el  encargo  de  los  seiiores 
Kunner  y  Reiss  de  presentar  en  nombre  del  Museo  etno- 
grafico  de  Berlin  trece  Idminas  fotogrSficas  que  representan 
algunos  de  los  objetos  mejicanos  de  aquel  centro;  de  su  im- 
portancia  el  mismo  Sr.  Reiss  ha  de  decir  algo. 

El  Presidente  Sr.  Peralta:  El  Sr.  Reiss,  aludido,  tiene 
la  palabra. 

El  Sr.  Reiss:  La  parte  etnogrdfica  del  Museo  de  Berlin 
es  muy  rica  en  monumentos  y  piedras  esculpidas  proce- 
dentes  de  la  America  del  Sur.  La  dificultad  de  traer  d  Eu- 
ropa  esas  piedras  de  gran  volumen  hace  que  sean  raras  y 
que  esten  diseminadas  en  varias  capi tales,  y  de  aqai  la  im- 
posibilidad  del  estudio  comparativo,  que  es  el  linico  que 
pnede  descubrir  la  relaci6n  entre  unas  y  otras.  Teniendo 
en  cuenta  estos  inconvenientes,  el  Director  del  referido  Mu- 
seo etnogrdflco  ha  decidido  fotografiar  los  objetos  rods  no- 
tables, con  el  prop6sito  de  enviar  las  Idminas  A  las  direc- 
ciohes  de  los  museos  piiblicos  6  privados  de  Europa  que 
estudian  la  arqueologia  americana,  solicitando  igual  repre- 
sentaci6n  de  los  objetos  que  poseen,  bien  sea  en  fotograffa 
6  en  vaciado  de  yeso ;  y  d  tener  la  idea  aceptacion ,  no  es 
dudoso  que  el  procedimiento  ha  de  dar  beneficiosos  resul- 
tados,  reuniendo  en  todos  estos  centros  los  elementos  que 
existen  disperses,  aumentdndolos  continuamente  con  las 
nuevas  adquisiciones  y  formando  para  los  estudiosos  lo  que 


MUSEO    DE  BERLIN.  221 

nunca  podrian  conseguir  consumiendo  liempo  y  capital  ea 
viajes,  y  fiando  A  la  memoria  6  a  dibujos  rdpidos  e  imper- 
fectos  las  impresiones  de  cada  objeto  distinto. 

De  las  primeras  fotogralias,  que  sou  las  presentadas, 
Unas  sou  de  Mejico,  otras  de  Colombia,  y  es  digna  de  aten- 
cion  especial  una  de  Bogota.  Las  hay  tambien  de  hachas 
encontradas  en  el  Ecuador. 

Siento  mucho  que  el  tiempo  no  haya  permitido  sacar 
oLras  fotografias  de  las  piedras  esculpidas  de  Santa  Lucia 
de  Guatemala  que  ban  Uegado  hace  pocos  dias  a  Berlin, 
porque  hay  figuras  singulares  no  vistas  6  consideradas 
hasta  ahora.  Representan  ciertos  hombres  adorando  a  una 
deidad  que  estd  en  el  cielo,  con  forma  casi  semcjante  a  la 
que  en  nuestras  iglesias  tiene  el  Santo  Padre.  En  otras  se 
ve  un  enferrao  en  la  caraa,  visitado  por  la  muerte  bajo  el 
aspecto  de  esqueleto  humano,  y  estan  trabajadas  con  estilo 
muy  natural  y  distinto  del  convencional  que  se  observa  en 
los  monumentos  de  la  America  central  que  se  conocen. 
Todas  ellas  se  publicaran  dentro  de  poco,  y  se  facilitaran 
como  las  otras. 

Aparte  de  las  que  ya  posee  el  Museo  de  Berlin,  siendo 
de  gran  in  teres  y  novedad  los  monumentos  y  esculturas 
de  San  Agustin,  de  los  cuales  solo  existe  el  mal  dibujo  in- 
serto  en  la  Historia  de  Colombia  de  Acosta,  un  viajero  ale- 
mdn  ha  tomado  del  natural  vistas  exactas  que  enlraran  a 
formar  parte  de  las  colecciones  fotograficas,  colocandose 
Alemania  con  ellas  en  la  linea  de  los  Estados  que  procurau 
la  propaganda  de  los  estudios  del  contiuente  americano. 
(Aplausos  prolong  ados.) 

El  Presidente  Sr.  Peralta:  Tiene  la  palabra  el  senor 
Bamps.  > 

M.  Bamps:  Je  iie  savais'  pas  que  j'etais  inscrit  pour 
prendre  la  parole  aujourd'hui;  cependant,  puisque  M.  le 
President  me  I'a  accordee,  je  dirai  un  mot  au  sujet  de  la 
communication  que  Fhonorable  M.  Reiss  a  faite  au  Con- 
gres.  Plus  heureux  que  moi,  il  a  pu  s'exprimer  en  espagnol. 


222  CONGRES   DES    AMERICAXISTES. 

Tout  le  monde  se  sera  souvenu  que  I'honorable  M.  Reiss 
est  le  collaborateur  d'uu  americaniste  distingue,  le  docteur 
Bastian,  de  Berlin.  Les  musees  d'ethnographie  americaiue 
d'une  certaine  importance  sont  tres  rares.  Madrid  partage 
avec  Berlin  I'avantage  d'avoir  pu  reunir  une  collection 
d'objets  des  plus  interessants  pour  I'ethnographie  ameri- 
caiue, et  nous  avons  ote  heureux  a  ce  point  de  vue  de 
poQvoir  admirer  I'Exposition  des  antiquites  americaiues 
qui  a  ete  ouverte  sous  les  auspices  du  Comite  d'organisa- 
tion  de  la  session  actuelle.  Je  tiens  meme  a  ajouter  que  I'Es- 
pagne  pent  se  feliciter  de  posseder  de  plus  grands  tresors 
encore  pour  la  science  americaiue  que  ceux  qu'il  nous  a  ete 
donne  de  considerer.  Quant  aux  richesses  ethnographiques 
qui  se  trouvent  a  Berlin,  on  en  fait  en  ce  moment  un  clas- 
sement  pour  compte  du  Gouvernement  allemand ,  sous 
la  direction  de  I'honorable  docteur  Bastian.  A  propos  de 
ce  savant,  je  vous  dirai  que,  quejques  jours  avant  de  me 
mettre  en  voyage  pour  Madrid,  j'ai  recu  de  lui  une  let- 
tre  que  je  regrette  de  n'avoir  pas  sur  moi  pour  en  donner 
lecture  au  Congres.  M.  Bastian  dit,  dans  cette  lettre,  qu'il 
regrette  beaucoup  de  ne  pouvoir  assister  a  notre  reunion, 
et  ilajoute  qu'il  compte  ouvrir  prochainementla  collection 
des  objets  ethnographiques  qu'il  a  recueillis  dans  ses  nom- 
breux  voyages  entrepris  avec  le  concours  du  gouvernement 
allemand,  en  vue  de  reunir  les  elements  d'une  section  d'eth- 
nographie americaine  a  creer  au  Musee  de  Berlin.  Je  suis 
persuade  que  le  Congres  prendra  bonne  note  de  la  nouvelle 
donnee  par  I'honorable  M.  Reiss,  a  savoir,  que  la  ville  de 
Berlin  sera  heureuse  de  recevoir  dans  un  temps  donne  une 
reunion  de  notre  Gongr^s ,  et  j'ai  I'espoir  que  si  la  pro- 
chaine  session  ne  pent  pas  se  tenir  a  Berlin,  les  membres 
du  Gongres  qui  assistent  en  ce  moment  a  nos  travaux  se 
souviendront  de  cette  obligeante  communication. 

Je  remercie  M.  Reiss  d'avoir  exprime  le  vneu  de  voir 
les  differents  musees  etrangers  echanger  entre  eux  des 
photographies  d'antiquites  americaines,  Certainement,  ce 


iMUSEL:    DE    BERLIN.  22'S 

serait  lii  une  chose  Iros  utile;  mais  il  me  scmble  ({uc  la 
reproduction  par  la  photographie  ne  serait  pas  suffisante; 
car,  a  moins  qu'on  ne  tirat  une  cpreuve  de  chaque  face 
des  objets  interessants  conserves  dans  les  musees,  il  se- 
rait difficile  de  se  rendre  un  compte  exact  de  I'objet  re- 
produit,  surtout  lorsqu'il  porte  des  caracteres  un  pen  frus- 
tes.  Je  crois  done  entrer  mieux  dans  les  vues  de  I'honora- 
ble  M.  Reiss  et  de  nos  honorables  collogues,  qui  paraissent 
clre  tous  partisans  corivaincus  des  institutions  ethnogra- 
phiques  qu'on  a  propose  de  creer,  en  demandant  que  les 
directeurs  des  musees  en  voie  de  formation  echangent 
entre  eux  des  moulages  pris  sur  les  antiquites  americai- 
nes.  Gela  ofFrirait  de  grands  avantages,  car  il  existe  dans 
les  differents  musees  des  specimens  tres  curieux ,  comme 
il  y  en  a  ici,  par  exemple,  que  personne  n'avait  jamais 
etudie.  Nous  pourrions  ainsi  obtenir  pour  nos  musees  des 
moulages  bien  executes,  sans  que  les  originaux  subissent 
une  deterioration  quelconque.  En  Belgique,  on  s'occupe  de 
I'organisation  d'un  musee  ethnographique,  et  le  directeur 
de  cette  institution  ne  demanderait  pas  mieux  j'en  suis 
convaincu  que  de  preter  son  concours  a  une  echange  com- 
me celui  que  j'ai  propose.  CApplaudissementsJ 

M.  Reiss:  Je  suis  parfaitement  d'accord  avec  I'ideeemi- 
se  par  I'honorable  preopinant,  el  si  j'ai  parlc  de  photogra- 
phies, c'est  que  je  voulais  donner  le  moyen  aux  directeurs 
de  musee  de  demander  le  moulage  des  pieces  qui  offrent 
de  I'interet  pour  eux. 

El  Presidente  Sr.  Peralta:  Tiene  la  palabra  el  Sr.  Ro- 
driguez Ferrer  para  explanar  el  asunto  iniciado  en  sesion 
anterior,  acerca  de  la  antropologi'a  cubana. 

El  Sr.  Rodriguez  Ferrer  explico  los  fandamen- 
tos  de  la  memoria  que  sigue : 


224  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 


De  los  te7Ticolas  cuhanos  con  an(eri(y}Hdad  d  los  que 
alii  encontro  Coldn,  segun  puede  inferirse  de  las 
antiguedades  encontradas  en  esta  Isla  por  el 
Excmo.  e  Ilmo.  Sr.  D.  Miguel  Rodriguez-Ferrer. 

De  las  investigaciones  arqueologicas 
que  han  tenido  lugar  en  nuestros  dias 
en  la  Isla  de  Cuba  y  del  tipo  de  alguno 
de  los  idolos  encontrados  en  ella,  ipue- 
de  inferirse  que  estos  hubieron  de  per- 
tenecer  d  otros  terricolas  cubanos  que 
los  que  alii  encontro  Colon  ? 

He  aqui  el  tercer  tema  propuesto  en  la  Seccion  de  la  Ar- 
queologia,  segiin  lo  dispuesto  en  el  art.  19  de  los  Estatutos 
de  este  Congreso,  a  cuyo  contenido  trato  de  contestar  de  un 
modo  afirmativo,  sinlieiido  solo  que,  al  quererlo  razonar 
con  las  indagaciones  y  los  objefos  que  el  tema  exige,  teuga 
que  invocar  demasiado  mi  humilde  personalidad,  por  no 
saber  de  otra  mas  competente  que  haya  hecho  en  aquella 
apartada  isla  estas  investigaciones,  ni  tener  noticia  de  ha- 
berse  encontrado  otros  objetos  ,  por  cuya  circunstancia  no 
dudo  se  me  dispensary,  que  no  sea  sino  a  los  adquiridos  por 
mis  investigaciones,  a  los  que  tenga  que  referirme  para 
sostener  mi  aserto  y  fundamentar  mis  juicios. 

Mis  viajes  por  tan  apartada  como  importante  isla  tuvie- 
ron  lugar  por  los  anos  de  1847-48  y  parte  del  49  ,  habiendo 
arribado  a  sus  costas,  no  con  el  afan  de  personales  medros, 
sino  con  una  misiou  literaria  y  el  deseo  de  suplir  con  mis 
individuales  fuerzas  la  posicion  oficial  que  yaalcanzara  (1), 
y  que  me  bubo  de  arrancar  una  de  esas  vicisitudes  politi- 
cas  tan  comunes,  por  desgracia,  en  la  espanola  patria. 

Por  aquella  epoca,  si  la  isla  de  Cuba  se  encontraba  muy 


(1)    Me  encontraba  ya  de  Jefe  Politico  y  ultimo  Intendente  de  Cantabria. 


2  LOS  TERRiCOLAS  CUBANOS.  225 

adelantada  en  ciertos  ramos  de  la  literatura  y  de  las  cien- 
cias  naturales  (1),  con  relaci6n  A  la  arqueologia  apenas  se 
notaba  otra  manifestaci6n  que  algun  articulo  del  docto  se- 
nor  Bachiller  y  Morales ,  tan  entendido  y  erudito  para  la 
historia  y  las  tradiciones  todas  de  aquella  isla.  La  explora- 
ci6n  y  los  viajes  de  estos  estudios  en  la  misn\a  estaban  por 
principiar.  Hasta  la  geologia,  que  tanta  conexi6n  tiene  con 
la  verdadera  prehistoria ,  no  habia  contado  en  Cuba  con 
otras  publicaciones  que  el  Ensayo  del  gran  Humboldt  al 
principiar  el  siglo,  y  despues  las  parciales  de  algiin  extran- 
jero  comisionado  i  sus  minas,  6  los  no  mds  generales  del 
ingeniero  de  minas  D.  Policarpo  Gia,  tan  laborioso  como 
entendido.  La  propia  paleontologia  cubana,  de  mucba  ma- 
yor afinidad  con  la  prehistoria,  si  bien  cuenta  al  presente 
con  un  cultivador  que  vale  por  muchos  (2),  por  aquellos 
dfas  aiin  no  habia  hecho  aplicaci6n  de  sus  conocimientos  & 
aquella  tierra,  porque  sus  Memorias  s61o  comenzaron  &  ver 
la  luz  piiblica  diez  y  ocho  anos  despues  (3) . 

Pues  por  estos  dias  fue  cuando  me  propuse ,  con  menos 
capacidad  y  medios  que  patriotica  intencidn,  estudiar  cuanto 
la  isla  de  Cuba  podia  ofrecer  de  notable  con  relaci6n  d 
las  ciencias  fisicas  y  sociales  para  revelarlo  despues  en  una 


(1)  El  ichthyologo  D.  Antonio  Parra  fue  el  primero  que  en  1787  publico  sus 
trabajos  Bobre  los  peces  de  esta  isla;  y  &  nuestro  arribo  &  ella  ya  habian  lle- 
gado  &  complementar  el  conocimiento  de  su  fauna  d'Orbignj',  Bibron  y  Coc- 
teau,  singularizftndose  el  naturalista  D.  Felipe  Poey,  &  quien  tuve  el  honor 
•de  tratar.  Ya  tambi6n  eran  conocidos,  respecto  d  su  Flora,  los  nombres  de  los 
■senores  La  Ossa,  Auber  y  Monteverde,  y  a  estos  ban  sucedido  naturalistas 
tan  competentes  como  los  doctores  Oundlany  y  Sauvalle. 

(2)  El  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Ferndndez  de  Castro,  Inspector  del  Cuerpo 
de  Minas. 

(3)  La  parte  primera  de  estas  Memorias  sobre  la  existencia  de  los  grandes  ma- 
mi/eros  fdsiles  de  la  Isla  de  Cuba  fu§  leida  por  primera  vez  en  la  Academia  de 
Ciencias  M6dica8 ,  Fisicas  y  Naturales  de  la  Habana  en  1864  y  publicadas 
en  1865. 

1  5  15 


226  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  ^ 

obra  que  ya  he  comenzado  &  publicar  (!) ,  y  antes  de  pre- 
sentar  la  condici6n  de  los  hombres  que  entonces  la  ocu pa- 
ban,  pretendi  remontarme,  con  la  luz  de  la  arqueologfa,  d 
la  averiguaci6n  de  otras  generaciones  que  hubieran  podido 
poblarla ,  motivo  por  el  que  me  decidi  &  buscar  sus  huellas 
6  reliquias ,  linicos  caracteres  con  que  es  dable  rastrear  la 
existencia  que  tuvieron  los  diferentes  pueblos  que  nos  ban 
ido  precediendo  en  peregrinaci6n  por  este  nuestro  asende- 
reado  planeta.  Mas,  como  consigrio  en  otro  lugar,  estos  do- 
cumentos  no  se  encuentran  sino  entre  rumas,  en  la  oscuri- 
dad  de  las  cavernas  6  entre  las  mds  ocultas  capas  del  propio 
suelo  que  pisamos,  y  A  estos  parajes  mismos  tuve  necesidad 
de  recurrir  si  habia  de  revelar  algo  sobre  los  antiguos  ha- 
bitadores  de  Cuba,  intentando  salvar  (tal  vez  en  vano)  el 
vaci'o  que  aparece  en  su  historia,  con  anterioridad  d  la  es- 
panola  raza,  que  la  conquist6  y  pobl6. 

Paso,  pues,  &  ocuparme  de"estas  antigiiedades ,  buscadas 
y  halladas  A  mucha  distancia  de  todo  centro  de  poblaci6n, 
en  inhospitalarias  costas  6  entre  impenetrables  selvas,  como 
lo  particularizo  mds  extensamente  en  otras  pdginas  (2).  Es 
cierlo  que  me  acompafiaba  gran  fuerza  de  voluntad  para 
sobreponerme  d  ciertos  obstdculos  y  hasta  peligros;  pero 
mis  recursos  individuales  no  eran  bastantes  a  dominar 
cuantas  dificultades  en  semejantes  reconociraientos  se  pre- 
sentan ,  cuando  hay  que  llevar  por  muchos  di'as  una  vida 
ndmada,  y  cuando  lo  de  menos  es  hacer  noche  en  desiertos 
bosques  para  dorrair  en  la  cama  aerea  de  una  hamaca ;  lo 
peor,  el  que  concluian  los  abastecimientos  que  tenian  que 
llevarse  d  manera  de  convoy,  y  que  mds  de  una  vez  fuera 
precise  dejar  las  excavaciones  practicadas  para  huir  de  la 
tempestad,  sin  burlar  a  veces  sus  rigores.  Mas  con  todos 
estos  inconvenientes ,  no  ban  dejado  de  ser  algiln  tanto 


(1)    Natiiraleza  y  cirilizacion  de  Cuba. 

^2)    Natumleza  y  civilizacion  de  Cuba,  Estudios  arqueologicos. 


4  LOS  TERRICOLAS  CUBANOS.  227 

fructuosos  mis  trabajos,  toda  vez  que  os  he  podido  presen- 
tar,  en  el  improvisado  museo  del  Ministerio  de  Ultramar, 
los  crineos,  la  mandibula,  los  idolos  y  los  ceranautes,  de 
que  OS  hablare  con  la  brevedad  que  nuestro  reglamento 
recomienda,  pero  de  los  que  puede  inferirse,  segiin  el  tema 
lo  exige ,  que  hubieron  de  pertenecer  A  otros  terricolas  cu- 
banos  que  los  que  alli  encontr6  Gol6n. 

Luego  que  atravese  las  altas  cumbres  y  hasta  las  afiladas 
cimas  fcuchillas  las  llaman  en  el  pais)  que  median  desde  el 
puerto  de  Santiago  de  Cuba  al  de  Baracoa  (1),  encontribame 
ya  en  esta  poblaci6n,  primera  capital  que  habitaron  los  Ve- 
lazquez, los  Narvaez,  los  Cortes,  los  Montejos,  los  Morales, 
los  Rojas,  los  Velascos,  los  Porcayos,  los  Ferndndez  de 
C6rdoba ,  el  P.  Las  Casas  y  tantos  otros  que  pasaron  des- 
pues  desde  este  punto  &  escribir  con  sus  hechos  la  inmortal 
conquista  de  aquel  mundo  cuyas  dos  principales  porciones 
estaban  aiin  por  descubrir;  cuando  me  hablaron  por  vez 
primera  de  que  caminando  desde  alli  al  Cabo  de  Maisi ,  y 
entre  espeluncas,  por  donde  se  descolgaban  con  cuerdas  los 
colmeneros  de  la  abeja  de  la  tieiya,  se  encontraba  una  cueva 
de  donde  habian  extraido  ciertos  crdneos  fcarabelas  decian) 
que  no  tenian  particiones  (suiuras  querian  decir)  ni  tam-% 
poco  frente ,  segiin  algunos  ejemplares  que  habian  traido. 

Como  las  personas  que  me  lo  anunciaban  eran  las  mAs 
serias  de  esta  poblaci6n,  mande  hacer  los  preparatives  que 
la  distancia  y  el  tiempo  requerian,  como  m^s  circunstan- 
ciadamente  relate  en  otras  pdginas.  Aqui  s61o  dire,  que 
consegui  con  mis  acompaiiantes,  despues  de  muchas  peri- 
pecias,  dar  al  fin  con  esta  cueva,  situada  d  siete  leguas  de 
Baracoa,  al  S.  de  Pueblo  Viejo,  y  A  mds  de  tres  del  puerte- 
cito  de  Mata,  y  por  lo  tanto,  mds  al  interior.  Su  boca  apa- 


(1)  Por  esta  parte  oriental  estdn  las  mayores  alturas  del  pais,  formando  el 
colosal  tridngulo  de  su  parte  oriental.  Sobre  este  se  destaca  el  monte  Tarqui" 
no,  que  cuenta  7.000  pies  sobre  el  nivel  del  mar. 


228  CONGRESO   DE    AMERICANISTAS.  5 

recia  sobre  uii  riscou  calcireo  que  descansaba  sobre  otro 
promontorio  6  meseta  de  una  roca  igual  perteneciente  A  los 
desfiladeros  que  corren  al  pie  del  rio  Maya,  por  cuyo  cauce 
entonces  seco,  tuvimos  que  ir,  para  poder  ascender  A  esta 
caverna  cuyo  ascenso  m^s  fuerte  seria  de  unos  cinco  rainu- 
tos,  con  paso  nada  lento.  Ya  dentro  de  ella,  nada  encontra- 
mos  en  esle  primer  recinto,  pero  si  cierta  heudidura  que 
ofrecia  una  entrada  muy  baja  y  angosta  d  otro  interior,  re- 
cinto 6  cdmara,  en  cuyo  fondo  se  divisaban  restos  de  unos 
esqaeletos.  Introdujeronse  dos  negros  con  hachas  encendi- 
das,  y  5  ellos  segui  con  mis  acompanantes  arrastr^ndonos 
con  dificultad  bastante.  Ya  dentro,  esta  cdraara  aunque 
baja  de  techo  no  dejaba  de  ser  espaciosa  y  casi  circular,  en- 
contrdndose  toda  alfombrada  con  el  abundante  excremento 
de  los  queiropteros,  cuya  abundancia  formaba  mas  de  me- 
dio metro  de  espesor.  Pues  entre  esta  materia  aparecian  es- 
parcidos  unos  siete  crdneos,  femures  y  otros  huesos  fractu- 
rados,  los  que  dejaban  adivinar  en  su  revuelto  abandono, 
que  el  hocico  de  los  puercos  cimarrones  6  montaraces  los 
habian  irastornado  de  aquella  manera.  Y  como  no  podia- 
mos  dilatar  nuestra  permanencia  teniendo  que  volver  antes 
del  anochecer  al  punto  en  que  habian  quedado  los  caballos 
y  los  bastimentos;  ni  pudimos  hacer  excavaci6n  alguna,  ni 
levantar  una  sola  de  aquellas  capas  estaMgmitas,si  bien  crei 
entonces  dentro  de  esta  c&mara,  como  he  seguido  creyendo 
despues,  que  estos  esqueletos  no  habian  sido  arrojados  ni 
enterrados  alli,  sino  depositados  muy  naturalmente  sobre 
el  suelo  de  aquella  cueva  que  formaba  como  una  estancia 
sepulcral;  Desde  entonces  concebi  la  idea  de  que  estacama- 
ra  cuya  forma  pertenece  en  la  prehistoria  a  la  tercera  cate- 
goria  de  aquellas  cavernas  que  sin  haber  servido  de  habi- 
tacion  al  hombre  6  a  las  fieras,  eran  escogidas  para  tumu- 
los  6  grutas  sepulcrales,  era  de  la  clase  de  las  encontradas 
en  Europa  pertenecientes  a  tiempo  remotisimo,  como  lo  ha 
confirmado  despues  la  afamada  d'Aurignac  descubierta  en 
el  alto  Garona  por  M.  Lartet  mds  de  cuatro  anos  des- 


LOS   TEHRICOLAS   CUBAN08. 


229 


pues  (1),  en  la  que  predominan  las  circuustancias  casi  igua- 
les  de  su  topografia  y  de  su  distribucidn  interior.  Gomo  la 
francesa,  se  elevaba  la  de  Cuba  sobre  la  base  de  una  monta- 
na;  como  la  francesa  tenia^la  de  Cuba  una  entrada  que  ha- 
bia  sido  artificialraente  cerrada;  y  como  la  francesa  tenfa 
un  conjuiito  de  cf^neos  y  restos  de  cadiveres  alli  deposita- 
dos.  Pero  se  diferencia,  y  no  poco,  de  la  coudici6n  anat6- 
mica  de  la  raza  india  6  cubanaque  en  esta  isla  hall6  Col6n. 
He  aqui  sus  dibujos,  y  marcadas  ademds  las  principales 
notas  frenql6gicas  que  sobresalen  en  estas  cabezas  por  el 
orden  con  que  estdn  de  su  mayor  protuberancia: 


BN  Eli  HOMBRE    (FIG.    1.*) 

1.  Veneracion. 

2.  Cautela. 

3.  Cauealidad. 

4.  Memoria  local. 

5.  Aprobatividad  y  afeccionividad. 

6.  Idealidad. 

7.  Adquisividad  y  constructividad. 

8.  Secretividad. 
10.  Combatividad. 

Carece  de  habitividad. 

—  amor  propio. 

—  amor  6.  la  vida. 


EN  LA  MUJER  (FIG.  2.*) 

1.  Cautela. 

2.  Aprobatividad. 

3.  Afeccionividad. 

4.  Idealidad. 

5.  Veneracion. 

6.  Causalidad. 

7.  Adquisividad  y  constructividad. 

8.  Secretividad. 
Carece  de  habitividad. 


Estos  crdneos  son  dolicocefalos  y  su  gran  depresi6n  fron- 
tal es  de  lo  mds  pronunciado.  Veamos  ahora  por  que  no 
pueden  parecerse  estas  cabezas  d  las  de  los  indfgenas  cuba- 
nos  que  aquel  Almirante  encontrara. 

A  falta  de  su  comparacion  ffsica,  tenemos  la  descripci6n 
hist(5rica  por  los  mismos  escritores  que  en  la  isla  llegaron 
a  connaturalizarse  con  su  presencia  y  con  sus  costumbres. 


(I)    El  deacubrimiento  de  M.  Lartet  tuvo  lugar  en  1852:  el  mio  i  26  de  Fe- 
brero  de  1847.  Vease  al  final  el  documento  num.  1. 
1  5  * 


230  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  7 

Entre  estos  est^  Las  Casas,  cuya  plania  nos  hace  la  si- 
guiente  descripcion:  Eran  por  lo  regular,  dice,  de  esiatura 
mediana,  tenian  la  nariz  ancha,  la  frente  espaciosa,  elpelo 
Idcio  y  los  ojos  grandes,  y  negros;  todo  lo  caal  cuadra  con 
una  exactitud  severa  d  un  individuo  que  hoy  existe  en  esta 
corte  procedente  de  las  indiadas  absadas'en  el  territorio  de 
Merida  de  Yucatan,  localidad  fronteriza  al  cabo  occidental 
de  Cuba,  cuya  procedencia,  como  hijo  de  los  que  viven  to- 
davia  en  el  estado  de  naturaleza,  presenta  el  verdadero  tipo 
ae  los  aborigenes  que  en  Cuba  saludo  Gol6n.  Se  me  podra 
objetar,  que  estos  liltimos  al  rigor  de  la  conquista,  como 
se  alzaron  rauchos  pudieron  dejar  sus  huesos  en  esas  cue- 
vas  de  la  isla.  A  esto  contestaremos,  que  tambien  hemos 
visitado  esos  osarios  6  enterrorios  de  indios,  como  por  alii 
se  nombran,  principalmente  sobre  la  Vuelta  Abajo  en  al- 
gunas  de  las  espeluncas  que  dominan  al  rio  Guyaguatege; 
pero,  ni  sus  crdneos  presentan  igual  depresion  frontal,  ni 
en  ninguna  de  estas  cuevas  note  la  forma  especial  de  la  que 
vengo  hablando,  escogidas  para  sarcofago  en  tiempos  mny 
primitivos,  segun  las  observadas  en  Europa.  Los  enterrorios 
.  de  indios  que  se  encuentran  en  las  dos  costas  y  en  diferenlcs 
puntos  de  la  isla,  son  de  tiempos  posterioresalaconquist;i, 
en  cuyas  cuevas  querian  salvar,  al  menos,  del  poco  respeto 
del  invasor,  los  restos  de  sus  padres,  porque  en  la  Ameri- 
ca, segun  dice  Chateaubriand,  las  tribus  que  la  poblaban 
cuando  su  descubrimiento,  no  tenian  mas  que  un  monu- 
mento,  que  era  sus  tumbas  (1).  Pero  estos  osarios  no  eran 
parecidos  a  los  antiguos  y  primitivos  en  donde  recogi  estos 
craneos,  contemporaneos  tal  vez,  a  los  que  de  igual  anti- 


(1;  Cliateaubrianil  dice:  <<\)i  tifiieu.  iiKes.las  tribits  del  Xi'evo  Mi'iido  uidsqvr 
»nii  ii/Oiiniiieiito  qv  es  la  tt'niba:  qnitese  a  los  sahajes  y  sc  les  qi'itui'o  sit  histo- 
•»ria,  SI'S  Icyes  y  htistn  sus  dinscs,  y  sn  arrehotaru  d  esos  lionihres  lo  pi-veha  de  si' 
»existencia  ronio  la  de  si'  noda  oite  las  yeneracinnes  fi>tiirps.^>  Memorial  de  Ul- 
»tratuinl)a.  tonio  I,  paj,'.  "ATi. 


8  L08  TERHiCOLAS  CUBANOS.  231 

fe^uedad  se  advirtieron  ea  Mejico  y  de  que  habl6  Clavijero 
■en  su  historia  antigua  de  Mejico  (1). 

Antes  de  consentir  esta  aiitigiiedad  tambien  se  me  opou- 
dra,  que  en  Cuba  ha  habido  siempre  negros  apalancados  6 
alzados,  y  que  de  estos  han  podido  provenir  eslos  crineos, 
pues  ya  se  sabe  que  muchas  de  sus  naciones  en  Africa  com- 
primen  artificialmente  sus  cabezas  como  lo  haceu  otras  en 
America.  A  estoresponderemos,  que  eutre  las  sierras  6ridas 
y  Tajadas  en  que  estos  craneos  se  hallaban  no  podian  tener 
a  su  alrededor  donde  hacer  sus  plantios,  y  que  excluye  por 
complete  este  parecer  el  propio  estudio  anat6mico  de  estos 
craneos,  por  medio  del  que  se  observa,  que  el  agujero  occi- 
pital central  y  los  maxilares  verticales  se  diferencian  bas- 
taute  de  la  raza  eti6pica. 

Rebatidas  estas  hip6tesis,  solo  me  resta  hacerlo  con  la 
mas  autorizada  no  s61o  por  serlo  de  un  gran  naturalista 
como  el  Sr.  D,  Felipe  Poey,  sino  porque  este  mismo  se 
apoya  en  otra  no  menos  respetable,  cual  es  la  del  Dr.  Mor- 
ton sobre  los  craneos  americanos.  Morton  afirma  que  los 
de  esta  forma  son  de  indios  cafibes,  porque  esta  fuera  de 
duda  que  estos  acostumbraban  a  aplastar  la  frente  de  sus 
hijos  por  medio  de  un  aparato  especial,  ofreciendo  ademds 
entre  las  laminas  que  presenta  su  libro,  la  marcada  con  el 
num.  65,  que  representa  un  caribe  delaisla  de  San  Vicen- 
te. El  Sr.  Poey  notando  su  identidad,  no  ha  dudado  atri- 
buir  a  estos  craneos  una  procedencia  igual,  porque  ni  d  el 
ni  6,  mi  nos  sirve  de  escriipulo  que  la  isla  de  San  Vicente 
no  sea  la  isla  de  Cuba,  y  por  lo  tanto  un  tipo  extraiio  al 
suelo  de  esta  ultima.  La  historia'  nos  dice,  que  en  1504,  con 
grandisima  repugnancia  de  la  inmortal  Isabel  I,  y  a  fuer- 
za  de  exagerarle  las  costumbres  antropofagas  y  sodomitas 


(1)  Clavijero  dice  asi:  «Los  chinimecos  eiiterraOan  los  caddveres  en  las  cuevas 
»de  los  monies;  cuando  se  civilizuro/i  algiiu  taiito,  adoptaroii  en  este  y  ottos  usos- 
i>los  ritos  y  costtimbres  de  los  acolhuas  6  colhuas  qne  eran  lo  hiknio  que  los  de  los 
»mejicanos.» 


232  CONGRESO   DE   AMERIGANISTAS.  9 

de  los  caribes,  se  did  la  6rden  desuesclavitud,  porqueauii- 
ijue  originarios  de  la  cuenca  del  Orinoco,  bajaban  por  las 
Antillas  y  exterminaban  a  sus  habilantes,  y  d  la  isla  d^ 
Cuba  pudieron  llegar  algunos  de  eslos  como  a  cualquiera 
otra  de  estas  isias.  La  dificaltad  no  consiste  en  esto:  la  ma- 
yor para  mi  estl  precisamente  en  el  propio  estudio  freno- 
16gico  que  el  Sr.  Poey  ha  hecho  de  estos  craneos  en  su  ya 
citado  Repertorio,  y  que  esto  tenga  aplicacion  no  solo  a  es- 
tos dos  por  una  singularidad,  sino  d  otros  dos  mas  de  igual 
procedeucia  en  sus  cuarenta  y  seis  notas  freuologicas.  De 
todas  ellas  resulta,  que  estdn  en  primera  linea  la  venera- 
cion  la  idealidad,  la  afeccionahilidad  la  maravilliosidady^ 
preponderando  asi  las  notas  mas  opuestas  a  la  condiciou 
moral  que  tenian  los  caribes,  cuando  sus  propensiones  e 
impulsos  eran  los  mds  opuestos  a  semejantes  sentimienlos. 
Consta  por  el  contrario,  por  los  conquistadores  e  historia- 
dores,  la  rads  palente  contradicci6n  en  sus  hdbitos  y  cos- 
tumbres.  Y  en  efecto:  (,c6mo  admitir  en  estos  hombres  in- 
sensibles  y  feroces  la  veueracion  mas  pronunciada,  cuando 
consta  su  habitual  indocilidad,  su  vida  salteadora  y  su  modo 
de  vivir  siempre  vagabundo,  sin  otro  superior  d  quien 
obedecer,  sino  a  su  crueldad  y  sus  apetitos?  <;G6mo  admitir 
la  afeccionahilidad  en  hombres  que  no  dcnotaban  un  solo 
sentimiento  de  piedad  para  con  los  inoceutes  uinos,  ya 
cociendo  sus  cuellos  y  sus  piernas  para  comerselos,  ya  go- 
zdndose  en  sus  carnes  palpitantes  para  devorarlos,  ya  escla- 
vizando  a  los  hombres,  y  castrando  dlos  hijos  de  estos  para 
engordarlos  mejor  y  engulh'rselos?  Como  se  ve,  hay  un 
contraseatido  muy  pronunciado  entre  estas  notas  con  lo 
que  los  caribes  fueron  en  la  americana  tierra,  y  es  preciso 
concluir  que,  6  no  son  de  caribes,  6  que  no  tiene  nada  de 
cierto,  ni  aun  de  probable,  la  ciencia  del  Dr.  Gall.  Mas 
como  la  respetabilidad  del  Sr.  Poey  es  tanta  como  natura- 
lista  no  pretendo  contradecir  su  afirmativa,  sin  tener  el 
honor  de  agregar  d  mis  razones,  algiin  fundamento  que 
me  dan  las  suyas. 


10  LOS  TEnnicOLAS  cubanos.  233 

El  Si".  Poey  sin  apasionarse  cotno  sabio,  ya  coufiesa  en 
su  Repertorio  (1)  que  muchos  dudan  que  los  caribes  tuvie- 
ran  un  aparato  especial  para  aplastar  la  frente  de  sus  hi- 
jos,  no  mencioujindolo  el  historiador  Pedro  Martir  de  An- 
gleria.  Y  6.  esla  confesion  del  Sr.  Poey,  voy  a  agregar,  que 
ni  el  Dr.  Ghanca  que  navego  con  Colon  en  su  segundo  viaje 
cuando  se  descubrio  la  Guadalupe  y  demds  Antillas  meno- 
res,  residencia  de  estos  canibales,  y  que  es  el  que  mas  des- 
ciende  A  pintarlos  en  su  fi'sico  y  costumbres,  dice  s61o  escri- 
biendo  A  la  ciudad  de  Sevilla,  que:  « se  conocian  cuales  eran 
»  caribes  y  cuales  no,  por  que  estos  traian  en  cada  una  de 
J)  sus  piernas  dos  argollas  tejidas  de  algodon,  la  una  junto 
j>  d  la  rodilla  y  la  otra  junto  a  los  tobillos,  de  manera  quo 
»les,  hacen  las  pantorrillas  grandes  y  los  sobre  diclios  lu- 
Dgares  muy  ceiiidos,  que  esto  me  parece  tienen  ellos  por 
»cosa  gentil,  sin  que  por  csta  diferencia  conocemos  los  unos 
»de  los  otros;»  ni  D.  Juan  Bautista  Muiioz,  que  tuvo  ante 
su  vista  tantos  eseritos,  y  sobre  todo  los  del  P.  Las  Gasas, 
tampoco  consigna  en  el  tomo  primero  de  su  malograda 
Historia  nada  sobre  esta  costumbre,  y  b61o  habia  de  ella  el 
cronista  Oviedo,  que  es  a  quien  sigue  Morton.  Este,  sin 
embargo,  no  advirti6  que  el  cronista  capitan  solo  asi  se  ex- 
presa:  aesta  manera  de  la  frente  se  hace  artiflcialmentc; 
))porque  al  tiempo  que  nacen  los  ninos  les  aprietan  la  cabe- 
))za  de  tal  manera  en  la  frente  y  en  el  colodrillo,  quecorao 
»son  las  criaturas  tiernas  las  hacen  quedar  de  aquel  ta- 
»lle,  anchas  de  cabeza  adelante  y  de  atnis  y  quedau  de  mala 
))gracia.»  (2).  Esta  operacion,  como  se  ve,  no  ha  podido  dar 
en  los  crdneosque  habeistenido  a  la  vista,  la  configuracion 
que  presentan,  tan  distante  de  la  aplastada  que  ofrecen  las 
cabezas  d.que  se  refiere  Oviedo.  Aquellas  eran  anchas  de 
adelante  y  de  atras.  En  estas,  en  la  del  hombre,  la  presion 


(1)    Repertorio  fisico  natural  de  la  Isla  de  Cuba. 
i2)    Cronicas  tie  Indias. 


^234  CONGRESO    DE   AMERICAMSTAS.  11 

artificial  pudo  empezar  en  la  del  eminencia  niirriero  1.°, 
punto  de  reunion  de  las  suturas  fronlales  6  parietales  cuya 
operacion  hubo  de  hacerse  poco  a  poco,  que  es  el  argumen- 
to  m^s  fuerte  del  Sr.  Poey.  Pero  como  esta  misma  eminen- 
cia falta  en  la  cabeza  tenida  por  mujer,  ya  el  argumento 
queda  solo  en  la  mitad  de  su  fuerza  y  se  la  quita  por  com- 
pleto  este  otro:  Si  en  el  hombre  aquella  eminencia  la  pro- 
dujo  el  artificio,  por  la  propia  razon  no  debian  existir  en 
este  mismo  craneo  las  protuberancias  marcadas  con  los  n\l- 
meros  4  y  3  con  anterioridad  a  la  del  niimero  1.  Por  ultimo 
la  Junta  facultaliva  del  Museo  en  el  documento  que  publi- 
camos  al  final,  niimero  2,  abona  tambien  nuestro  humilde 
parecer,  pues  que  lo  refuerza  explicandose  de  esta  manera: 
o  La  Comision  no  puede  menos  de  reconocer  la  singularidad 
»e  interes  que  ofrecen  ambos  craneos,  cuya  perfecta  simili- 
»lud  con  el  de  una  raza  India  americana  pudo  la  Comision 
»observar  a  la  vista  de  un  vaciado  en  yeso.  La  cuestion  de 
»ser  el  aplastamiento  del  frontal  y  occipital  y  consiguieutc 
»exageraci6n  del  diametro  trasusual  en  los  parietales  obra 
»de  compresiones  artificiales,  asi  como  la  distincion  que 
»  Poey  hace  de  la  -procedencia  masculina  y  femenina  de  los 
» craneos,  siquiera  le  conceda  escasa  importancia,  no  cree 
»la  Comision  pueda  resolverse  tan  de  piano  sin  tener  d  la 
»  vista  una  numerosa  serie  craneologica  de  que  por  desgra- 
»cia  carece  el  Museo.  Sin  embargo,  atendida  la  circunstan- 
)>cia  de  no  ser  uniforme  la  depresion  de  que  se  trata  en  la 
»frente  y  occipucio,  la  Comisi6n  se  inclina  mas  bien  a  con- 
»siderar  como  natural  el  aplastamiento,  que  hijo  de  hdhitos 
»d  costumhres,  en  dicharaza  cariher>  (1).  Pero  si  la  Comi- 
si6n  no  tuvo  i  la  vista  mas  que  estos  dos  craneos  y  no  una 
numerosa  serie  craneol6gica,  es  interes  mio  agregar  aqui, 
que  fiieron  siete  los  extraidos  de  la  caverna  con  esta  depre- 
sion mas  6  menos  exagerada,  pero  siempre  bajo  la  serie  de 


(1.     Vease  al  final  el  documento  numero  2. 


12  LOS  TERRJCOLAS  GUBANOS.  235 

una  conflguraci6n  misraa  (1).  Y  con  esta  rectificaci6n  sobre 
dichos  crdneos,  quedan  desvanecidas,  a  mi  parecer,  cuantas 
objeciones  ban  podido  hacci*se  contra  su  gran  antigiiedad, 
sin  que  tampoco  puedan  ser  de  los  indigenas  de  Cuba  que 
salud6  Colon,  ni  de  los  caribes  del  Orinoco,  ni  de  algunos 
negros  alzados  por  aquellas  espeluncas  pertenecientes  d  la 
africana  raza.  Por  el  contrario,  siendo  doiicocefalos  como  el 
del  celebre  de  M.  Neanderthal,  que  se  ticne  por  uno  de  los 
resLos  mds  primitivos  del  hombre,  y  como  los  que  nos  pre- 
sentan  los  trabajos  ullimos  de  M.  Desor,  tambien  de  los  mas 
antiguos  entrelas  tres  calegorias  de  lo  prehist6ri(;o;  jcuan 
importante  uo  hubiera  sido,  por  lo  tanto,  como  he  dicho  en 
otras  paginas  (2) ,  haber  dado  a  conocer  estos  craneos  tan- 
tos  aiios  hace !  Porque  todas  estas  afinidades  que  la  nueva 
ciencia  esta  encontrando  cada  dia  en  la  arqueologi'a  de  los 
dos  mundos,  refuerzan  la  idea  de  su  pasada  uni6n  y  pueden 
con  el  tiempo  A  fuerza  de  ser  observadas  y  repetidas,  cons- 
tiluir  el  mejor  criterio  sobre  el  origen  de  los  antiguos  habi- 
tantes  de  America,  y  si  se  pobl6  por  los  extremos  de  la  Sep- 
tentrional que  se  acerca  mas  al  Oriente  del  Asia,  6  por  tri- 
bus  Africanas,  Libias,  Persas  y  Egipcias,  cuestiones  todas 
puestas  hoy  al  tapete  de  la  discusion  y  sobre  las  que  no  he 
dejado  de  hacer  algunas  observaciones  en  mis  Estudios  ar- 
queologicos  sobre  la  Isla  de  Cuba  (3) . 

Encontrdbame  de  vuelta  de  mis  expediciones  por  la  re- 
gion Oriental  de  Cuba,  y  hacia  poco  que  me  hallaba  en  la 
capital  deldepartamento  central,  6  sea  en  la  ciudad  de  Puer- 
to Principe,  cuando  recibi  una  carta  de  cierto  jovcn  en- 


(1)  Los  crdneos  encontrados  fueron  mas  de  siete;  dos  deje  en  la  Universidad 
de  la  Habana  y  otros  dos  traje  a  la  Historia  Natural  de  esta  corte,  que  son  los 
presentados.  Los  demas,  como  era  natural,  quisieron  Uevarlos  mis  acompa- 
nantes. 

(2)  Vease  mi  Monogmfia  en  la  obra  titulada  Museo  espa'iol  de  antigiiedadea 
bajo  la  direccion  del  Dr.  D.  Juan  de  Dies  de  la  Rada  y  Delgado. 

(3)  Vease  Naturaleza  y  civilizacion  de  Cuba. 


236  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  13 

tonces  iftuy  aventajado  ea  sus  aficiones  literarias,  A  quien 
habia  tenido  el  placer  de  tratar  en  Santiago  de  Cuba  (1), 
dandome  noticia  de  otros  enterrorios  cuyo  reconocimiento 
debi'a  procurar  en  este  departamento.  Interrogados  fu^ron 
al  pun  to  por  mi  los  duefios  de  las  haciendas  de  la  costa  Sur, 
en  donde  se  suponia  que  existian  tales  enterramientos,  y 
aunque  con  grandes  dificultades  por  no  tenerse  de  ellos  mds 
que  reminiscencias,  salf  de  Puerto  Principe  en  su  busca  con 
direccion  d  un  punto  llamado  el  embarcadero  del  Remate, 
que  distard  como  unas  16  leguas  de  la  ciudad  nombrada. 
Desde  el  Remate,  segiin  lo  teniau  dispuesto  los  prdcticos, 
segui  en  una  canoa  por  estrechos  canalizos  hasta  desembo- 
car  en  el  rio  de  la  Rioja.  Desde  aqui  continue  por  otro  de 
estos  caiios  mds  de  un  cuarto  de  legua,  y  dejando  este  d  la 
izquierda,  navegamos  como  media  legua  mds  aportando  por 
fin  d  un  cayito  6  mogote  de  tierra,  que  habria  sido  casi  im- 
perceptible en  el  agua  si  no  hubiera  aparecido  circunva- 
lado  por  la  vegetaci6n  de  los  mangles  (2)  que  desde  lejos  lo 
aumentaban.  Con  gran  dificultad,pues,  puditflos  desembar- 
car  y  ascender  sobre  este  cayo;  pero  no  era  otro  el  punto  en 
donde  me  designaban  que  en  pasados  arios  se  habian  visto 
los  esqueletos  sobre  que  me  escribia  el  Sr.  Santacilia,  cUyas 
noticias  hubieron  de  llegarle  tal  vez  por  las  Memorias  de  la 
Sociedad  Economica  de  la  Habana,  pertenecientes  al  aiio 
1843,  tomo  17,  pagina  457,  en  las  queleidespues: — «Puer- 
» to-Principe. — Esqueletos  humanos  fdsiles. — En  la  mayor 
J)  parte  de  los  peri6dicos  de  la  Isla  se  ha  publicado  esta 
ncuriosa  noticia  que  reproducimos  con  el  objeto  de  per- 
»petuarla  en  nuestro  archivo  de  antigiiedades:  —  Quiera 
»Dios  que  tal  indicacion  sea  bastante  para  estimular  A  los 
wamantes  de  las  ciencias  alexamen  de  estos  esqueletos  hu- 
»  manos,  y  que  el  amigo  del  editor  de  Puerto-Principe  cum- 


(1)  El  St-.  Santacilia.  Vease  al  final  el  documento  nnmero  3. 

(2)  Riznfora,  planta  maritiraa  muy  peculiar  de  estas  deshabitadas  coetas. 


14  LOS  TERniCOLAS  CUBANOS.  237 

»pla  religiosamente  sus  ofertas,  aclarando  dudas  para  en- 
» riquecer  nuestra  historia. — Hd  muchos  auos  que  habiamos 
»oido  hablar  de  los  que  se  eucuentrau  en  la  jurisdiccion 
nen  nuestra  costa  del  S.,  mas  siempre  con  alguna  vague- 
»dad,  hasta  ahora  que  nos  acaba  de  dar  la  noticia  nuestro 
»ilustrado  compatriota  D.  Bernabe  Mola,  d  quien  el  amor 
^)de  la  ciencia  le  hizo  solicitar  otras  personas  que  hubiesen 
»visto  por  si  los  referidos  esqueletos,  para  adquirir  la  no- 
» ticia  con  alguna  mas  individualidad,  segiin  se  ha  servido 
»comunicarnosla,  en  uni6n  del  sujeto  que  d  el  se  la  dio, 
»el  apreciable  patricio,  igualmente  intcresado  en  los  ade- 
»lantos  del  pais,  D.  Francisco  Antonio  de  Agramonte.  El 
»  punto  donde  existe  ese  que  llamaremoscementerio  en  que 
y>  reposan  los  mencionados  esqueletos,  como  hemos  dicho, 
»esta  en  la  costa  del  S.,  inmediato  d  la  bahia  de  Santa  Ma- 
»ria  Gasimba,  y  al  estero  y  sitio  nombrado  por  dicho  mo- 
«tivo  de  los  Ganeyes,  puesto  que  se  ven  por  alii  disemina- 
»dos  varios  de  estos,  especie  de  sepulcros  de  forma  conica 
»  bastante  achatada,  y  presentando,  de  consiguiente,  vistos 
>)de  perfil,  la  abertura  de  un  angulo  muy  obtuso.  El  rumbo 
»del  lugar  mencionado  con  respecto  a  esta  ciudad,  6  par- 
» tiendo  de  aquf  en  su  busca,  es  el  OSO.  y  aiin  tal  vez 
»con  mds  exactitud  un  cuarto  mas  para  el  0.  franco;  y  su 
»distancia  de  donde  nos  hallamos  como  16  leguas  provin- 
»  dales  6  cubanas  en  linea  recta.  Bajas  y  anegadizas,  como 
» generalmente  son  nuestras  costas  del  S.,  en  particu- 
»lar  por  Vertientes,  no  es  de  extrafiar  que  con  el  discurso 
»  de  los  siglos  haya  invadido  el  mar  alguna  parte  del  .terreno: 
y>k  lo  menos,  asi  lo  demuestra  el  hallazgo  de  los  esqueletos 
»a  que  vamos  contraidos,  pues  s61o  puede  verseles  y  obser- 
»  virseles  mientras  permanece  baja  la  marea,  que  entonces 
» queda  seco  el  expresado  cementerio.  Desciibrense  en  el 
»como  incrustados  en  aquel  fondo  duro,  varios  esqueletos, 
))al  parecer  de  individuos  de  ambos  sexos  y  de  nifios,  pues 
» los  de  estos  se  encuentran  colocados  entre  las  dos  piernas 
»dc  las  que  figuran  ser  mujeres.  -La  alta  talla,  casi  gigan- 


238  CONGRESO  DE  AMERICANISTaS.  15 

» tesca  que  se  ha  notado  ea  dichos  esqueletos,  nos  hace  pre- 
Bsumir  que  seau  de  la  raza  India  que  habit6  esta  isla  antes 
»  de  su  descubrimiento  por  los  espanoles,  extinguida  desde 
sentences  totalmente;  y  el  orden  de  su  enterramiento  nos 
» autoriza  a  conjelurar  la  existencia  entre  ella  de  alguna 
» prdctica  bdrbara,  como  la  que  sobre  el  particular  se  ha 
» observado  en  otras  partes.  Bus  huesos  se  hallan  perfec^a- 
nmente  conservados  y  petrificados,  segiin  se  nos  ha  dicho; 
wmas  no  echaremos  en  olvido  lo  que  dice  Cuvier  al  hablar 
»de  los  esqueletos  semejantesencontrados  en  la  Guadalupe 
»incrustados  en  la  piedra  4  orillas  del  mar,  que  en  su  gran- 
»  de  obra  descubre:  sostiene,  pues,  que  tales  huesos  no  son 
»  propiaraente  fdsiles  en  el  sentido  restriclo  que  da  A  esta  pa- 
»labra,  aunquesi  lo  sean  en  elmds  lato.  Unamigo  nuestro 
'ise  propone  visitar  pcrsonalmente  estos  esqueletos,  para 
» proporcionarnog  los  mds  exactos  pormenores  acerca  de 
»  ellos. »  Hasta  aqui  lo  impreso  por  las  curiosisimas  y  eru- 
ditas  Memorias  de  la  Sociedad  Economica  de  la  Habana. 
Mas  si  estos  hechos  hacia  m^s  de  tres  anos  que  habian  sido 
publicados  en  la  Habana,  en  Puerto-Principe  no  pude  en- 
contrar  quien  me  los  indicara.  Mientras  tanto,  lo  que  habfa 
sido  cayo  6  costa,  habia  ya  desaparecido  tragado  por  la  mar 
y  por  las  mismas  razones  de  que  se  hace  cargo  el  Sr.  D^  Ber- 
nabe  Mola  en  el  anterior  escrito.  Yo  solo  halle  este  cayito, 
pero  tan  pequeno,  que  no  contaba  sino  veinte  y  tres  pasos 
de  circunferencia.  Tampoco  encontr^  el  pavime^ito  duro  de 
que  habla  el  Sr.  Mola,  ni  el  de  hormigonqxie  indica  la  carta 
del  Sr.  Santacilia;  sino  un  compuesto  desleido  de  arena 
colorifera  y  multitud  de  conchitas  bivalvas,  cual  terreno  de 
reciente  acarreo.  Mande,  sin  embargo,  cavar  d  los  negros 
en  varies  puhtos  de  esta  pequeiia  circunferencia  y  el  agua 
del  mar  era  lo  primero  que  rellenaba  el  hpyo  que  se  hacia. 
A  pesar  de  todo,  en  uno  de  estos  hoyos  se  enconlni  como 
una  brecha  de  huesos  entre  el  fango  que  los  eavolvia,  ,y  de 
esta  brecha  salieron  despues  las  dos  partes  que  componen 
la  mandibula  que  habreis  visto  en  el  improvisado  Museo 


16  LOS   TERRiCOLAS   CL'BANOS.  239 

del  Ministerio  de  Ultramar,  representada  aqui  bajo  dife* 
rentes  fases,  segiin  las  siguientes  muestras  que  dibujo  y 
public6  mds  tarde  el  Sr.  D.  Felipe  Poey  en  su  Repertoria 
fisico  hatitral  de  la  Isla  de  Cuba. 

Gomo  en  los  dibujos  se  ve,  la  primera  figura  representa 
a  esta  mandfbula  vista  por  delrds;  a,  incisivo  segundodela 
izquierda:  6,  incisivo  segundo  de  la  derecha:  c,  canino  de- 
recho:  m,  linea  del  medio:  p,  dos  protuberancias  y  encima 
una  depresion. 

La  segunda,  es  vista  por  delante:  a  y  h  como  en  la  figu- 
ra 1/  c,  canino  izquierdo:  gr,  eminencia  triangMlar:  h,  agu- 
jero  barbal. 

Como  aqui  se  advierte,  a  y  6,  estaban  en  su  lugar  y  por 
un  accidente  se  despreudieron:  c,  estaba  tambien  ensu  lu- 
gar y  se  perdio;  pero  se  encontr6  con  fractura  recieute.  De 
que  es  canino  no  hay  que  dudar,  porque  no  tiene  m^s  que 
una  raiz  y  su  base  es  ancha  y  redonda.  El  molar  (fig.  3.*) 
estaba  desprendido  y  pegado  al  angulo  interno  dela  mandi- 
bula:  su  corona  no  estd  picada,  sino  c6ncava  por  el  uso  y  se 
ve  alrededor  el  esmalte.  Los  incisivos  han  perdido  el  filo  y 
se  ve  tambien  en  ellos  la  sustancia  de  un  marfil  que  el  uso 
ha  descubierto.  La  rama  derecha  de  esta  mandibula  acaba 
donde  deblan  empezar  los  molares  posteriores:  no  hay  se- 
iial  alguna  de  alveolo.  Con  todo,  este  molar,  (fig.  3/)  cuya 
corona  6,  estd  tan  de  acuerdo  con  la  del  canino  c,  prueba 
que  la  tenia  en  la  mandibula  superior;  tal  vez  en  la  rama 
izquierda  de  la  interior.  Que  la  mandibula  es  humana,  lo 
comprueba  el  Sr.  D.  Felipe  Poey,  manifestando  que  es  a 
un  tierapo  compuesta  de  un  solo  hueso,  de  ingulo  muy 
abierto,  casi  redondeada  y  de  eminencia  anterior  triangu- 
lar mas  adelantada  que  los  dientes,  y  lo  confirman  los  cua- 
tro  incisivos  y  el  molar  tuberculoso.  Pero  difiere  de  las  co- 
munes  en  que  los  incisivos  estdn  comprimidos  lateralmen- 
te,  con  corona  trunca  6  usada  y  el  abiselamiento  interno 
convexo,  advirtiendose  que  por  algiin  accidente  carece  de 
molares.  Su  fosilizacion  ademds  es  completa. 


240  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  17 

Tal  es  la  descripcion  de  las  partes  que  componen  esla  sin- 
gular mandibula,  ya  colocadas  todas  eii  su  lugar  y  coaser- 
vada  hoy  en  el  Museo  de  Historia  Natural  de  esta  corte,  al 
que  la  done  desde  1850,  y  que  por  un  particular  destino  ha 
doi-raido  por  miis  de  catorce  anos  el  sueiio  del  olvido.  Des- 
cubierta  por  mi  en  1847,  y  entregada  en  1850  con  otros  obje- 
.los  al  senor  Ministro  de  Fomento  de  aquella  epoca  para 
que  se  sirviera  nombrar  uivn  comision  para  su  estudio;  con 
mi  vuelta  ii  Ultramar  quedo  condenada  a  formar  un  bulto 
mas  en  el  cajon  que  la  contenfa,  hasta  mi  segunda  vuelta  a 
Europa  catorce  anos  despues  en  que  ya  eucontre  un  gran 
apoyo  en  la  junta  de  profesores  de  nuestro  Museo  Nacio- 
nal,  cuyo  amor  a  laciencia  no  en  vano  invoque.  EsUl  junta 
nombro  una  comision  que  presentase  dictamen  sobre  los 
ya  referidos  crdneos  y  la  mandibula  que  ahora  nos  ocupa. 
He  aqui  cual  fue  su  parecer  tocante  A  esta  reliqnia  en  16  de 
Marzo  de  1871,  habiendo  ya  indica.do  el  que  eraiti6  sobre 
los  primeros: 

aTocante  al  asunto  delicado  cuanto  trascendental  de  la 
» mandibula  de  Puerto-Principe,  la  comisi6n  no  puede  me- 
»nos  de  empezar  por  reconocer  de  comiin  acuerdo  el  estado 
»f6sil  de  dicho  resto  orgdnico,  segiin  se  desprende  tanto  de 
»su  simple  inspecci6n,  cuanto  de  los  espritos  del  natura- 
"lista  cubano  y  del  Sr.  Graells;  por  mds  que  prescinda  este 
»del  estado  que  ofrece  la  mandibula,  por  suponer  esta  cir- 
»cunstanciauna  antigiiedad  mayor  que  la  que  puede  conce- 
»derse  a  los  restos  humanos  de  las  edades  de  piedra.  —  La 
»comisi6n ,  persuadida  de  la  inmensa  responsabilidad  que 
»asume  desde  el  momeuto  en  que  estd  llamada  4  decir  si  un 
»resto  orgclnico  en  estado  fosil  es  6  no  humano,  hoy  que 
»tanto  preocupa  a  los  sabios  la  remota  antigiiedad  del  horn- 
»bre,  sin  juzgar  a  priori  el  asunto  por  lo  ocasionado  que  es 
»tal  metodo  diinducir  en  error,  hameditado  profundamente 
»acerca  del  dificil  problema  que  la  junta  se  sirvi6  someter 
»a  su  criterio  y  yiene  hoy  ci  presentar  d  su  juicio  las  reflexio- 
»nos  siguientes: 


CONGRESO  INTERNACIONAL  DE  AMERICANISTAS  DE  MADRID 


1  6 


F.KTaus,.KadrLd. 


CONGRESO  INTLRNACIONALDEANERICANISTAS  DE  MADRID 


/•'/'•v.-  I's.  Ut.  l/Udrid . 


CONGRESO  INTERNACIONALDE  AMERICANISTAS  DE  MADRID 


M  an  (I  i  I)  111  a       f'o  s  il  . 


CONGRESO   INTERNACIONAL  DE  AMERICANISTAS  DE  MADRID. 


Idolos    ('iicoiitrados    vn  fubd. 


18  LOS  TERRiCOLAS  CUBANOS.  241 

))La  primera  se  desprende  inraediatamente  y  ji  primera 
»vista  de  la  forma  especial  de  la  mandfbula  inferior  que 
^examinamos  y  de  las  estrechas  y  arin6nicas  relaciones  que 
»coii  la  superior  la  euluzan,  A  la  vez  que  coa  la  cavidad  en- 
j)Cefdlica.  Dicha  forma  es  tal,  y  en  tau  superior  grado  carac- 
j)teristica  de  la  mandibula  humana,  que  no  dudamos  un 
smomento  en  referirla  al  hombre. 

,  )>La  segunda  consideraci6n  se  deduce  de  la  f6rmula  denla- 
jjria  que  ofrece  la  indicada  mandibula,  y  de  la  forma  y  posi- 
»ci6n  que  ocupan  los  caninos.  La  proximidad  de  aquellos  A 
»estos  que  en  el  hombre  especialmente  y  en  muchos  delos 
))primates  llega  casi  al  contacto,  junto  con  el  pequeno  volu- 
»men  y  en  el  caso  presei^^te  hasta  el  aspecto  de  la  corona  que 
»lejos  de  ser  aguda,  se  presenta  redondeada  y  con  un  bor- 
»de  casi  circular  y  saliente  de  esmalte,  son  lodas  estas  ra- 
Bzones  poderosas  y  decisivas  en  pr6  de  la  naturaleza,  6  pro- 
«cedencia  humana  de  dicho  resto  organico  f6sil,  opinion 
wque  pone,  fuera  de  toda  duda  el  molar  que  la  acompafia. 

»Tercera:  la  disposicion  particular  de  la  entrada  y  salida 
»del  conducto  dentario,  siquiera  esta  ultima  se  halle  algiin 
stanto  obliterada;  las  fosetas  que  ofrece  la  cara  externa  d 
jiderecha  e  izquierda  de  la  sinfisis:  la  proyecci6n  de  la  ex- 
})tremidad  inferior  de  la  barbilla  y  hasta  la  estrechez  en  sen- 
»tido  vertical  de  las  ramas  horizontales,  todo  esto  puede 
»decirse  ser  peculiar  de  la  mandibula  humanaw  (1). 

Si,  pues,  semejante  mandibula  es  humana  y  muestra 
tales  diferencias  al  lado  dc  las  comunes  ante  las  que  ofrece, 
por  otra  parte,  una  gran  semejanza  por  las  circunstancias 
de  sus  dientes  con  los  del  hombre  perteneciente  a  la  edad 


(1)  Al  Uegar  aqui,  la  Coraisidn  se  hace  cargo  de  las  dudas  que  abrigara  un 
individuo  de  ella,  el  Sr.  Graells,  para  tener  por  de  naturaleza  humana  astft 
mandibula,  y  sigue  refutftndolas;  cuyas  razones,  por  una  y  otra  parte,  las 
pueden  ver  mis  lectorea  en  este  documento  (lue,  integro  ,  ponemos  al  final. — 
Numero  2. 
1  6    *  16 


242  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  19 

de  piedra  tallada,  ea  cuyo  pen'odo  no  cortaban  conio  nos- 
otros  la  came  con  los  incisivos,  ni  la  trituraban  con  los 
raolares,  cual  lo  expresa  el  Sr.  Poey,  sino  que  hacian  una 
y  otra  cosa  con  todos  ellos  como  se  prueba  en  las  momias 
egipcias,  cuya  mandibula  superior  aparece  achatada  en  vez 
de  afilada,  sobreponiendo  y  no  jastaponiendo  sus  quijadas 
en  el  acto  de  la  maslicacion;  ya  se  concibe  que  autigiiedad 
no  alcanzaban  los  hombres  que  tenian  tales  costumbres, 
costumbres  que  no  eran  por  cierJo  las  de  los  indios  que  en 
Cuba  saludo  Colon. 

Pasando  ahora  de  su  particular  estructura  a  las  circuns- 
tancias  de  su  yacimiento  tan  necesarias  para  cualquiera 
conclusion  cientifica  que  pueda  torjiarsesobreestosobjetos; 
ya  que  no  pudo  hacerse  su  estudio,  porque  como  ya  deja- 
mos  consignado  faltaba  el  suelo  en  que  hacerlo  (1),  tratare- 
mos  de  suplir  este  extrenio  con  una  observacion  paleonto- 
logica. 

Vivisima  luz  ha  derramado  sobre  el  suelo  de  Cuba  la  no- 
table memoria  del  Sr.  Fernandez  de  Castro  ya  invocada  por 
mi  anteriormente,  por  haber  sido  de  los  primeros  que  se 
han  ocupado  de  la  paleontologia  de  esta  isla.  Este  escritor 
tancompetente  en  la  materia,  jus liflca con  los  ejemplares  que 
presenta  de  restos  del  hipopotamo  no  encontrados  hasta  el 
dia  en  America,  y  los  del  Megalonyx  por  el  descritos,  que 
la  presencia  de  estos  grandes  mami'feros  que  Vivieron  en  la 
epoca  liltima  de  los  terrenos  terciarios,  y  segiin  otros  en  los 
cuaternarios  6  postpliocenos,  hace  presumir  que  esta  fauna 
cuateruaria  estuvo  en  relacion  con  la  del  continenteameri- 


(1)  De  esta  imposibilidad  parece  desentenderse  el  Sr.  D.  Francisco  Jimeno 
en  un  articulo  publicado  en  la  Retista  de  Cuba  (31  de  Mayo  de  1880),  para  for- 
niular  cierto  cargo  al  descubridor  de  esta  reliiiuia,  de  no  haberse  hecho  de  la 
iiianei-u  debida,  en  cuanto  al  conocimiento  indispensable  de  los  fosiles  carac- 
teristicos  del  terreno  en  que  yacian;  pero  como  no  habia  terreno ,  al  descu- 
bridor le  sobra  el  cargo. 


20  LOS  TERRiCOLAS  CUBANOS-  243 

cano,  en  cuyo  periodo,  como  en  el  de  Europa,  hubo  de  pre- 
sentarse  y  aparecer  el  hombre  primitivo.  iY  habrd  perte- 
necido  al  mismo  este  maxilar  humano?  ^Estuvo  acaso  re- 
servado  a  Gaba  el  presentar  esta  huellade  tan  remotos  ter- 
ricolas  sobre  la  negativa  del  gran  Guvier,  acerca  de  la  exis- 
tencia  del  hombre  fosil /lomo  diluvii  testis?  (1).  Tal  vez  a 
este  Gongreso  pueda  caberle  la  glon-ia  de  fallar,  al  menos, 
sobre  el  verdadero  caracter  de  esta  mandfbula,  prueba,  tal 
vez,  incotnpleta,  pero  de  ningiin  modo  poco  importante 
para  esta  justiflcacion.  De  cualquier  raodo,  bien  se  puede 
asegurar  desde  hoy  con  ella  a  la  vista,  que  si  no  pertenecio 
al  homo  diluvii  testis,  no  mastico  tampoco  con  la  rama  de 
este  maxilar,  ninguiio  de  los  terri'colas  cubanos  con  quie- 
nes  converse  Golon.  Y  siguiendo  esta  tesis,  que  es  la  del 
programa  que  aqui  nos  reune,  pasare  a  probarlo  tambien 
por  medio  de  los  idolos,  segun  asi  lo  especifica  este  pro- 
grama mismo. 

A  la  region  oriental  de  Guba  pertenece  un  gran  busto  6 
figura  de  piedra  de  color  negro,  de  cualidad  durlsima, 
entrando  en  su  composicion  el  carbonato  de  cal,  toda  vez  que 
el  acido  nitrico  produjo  efervescencia  sobre  su  materia 
cuando  se  le  aplico.  Mide  tres  pies  de  altura  por  uno  de  dia- 
metro  en  su  base,  con  peso  de  m^s  de  dos  arrobas,  y  esta 
magnitud  y  esta  dureza  para  ser  labrado,  excluye  por  lo  tanto 
el  ningiin  arte  y  la  simplicidad  que  ofrecia  el  pueblo  indio 
de  Guba  cuando  lo  sorprendio  Golon.  Descubriose  en  la  parte 
mds  oriental  de  esta  isla,  cuando  yo  la  recorria  en  busca 
de  estos  objetos,  porque  en  esta  parte  ha  sido  donde  ban 
tenido  lugar  los  mas  antiguos,  manifestando  que  si  hoy  es 
la  mas  desierta  y  despoblada,  fue  un  dia  tal  vez  la  mas  ha- 
bitada,  ya  por  ser  su  area  por  donde  corren  los  mayores 
rios,  ya  por  encontrarse  entre  sus  cumbres  las  tierras  y  los 


(1)    Sabido  es  ({ue  el  hombre  fosil  de  la  Guadalupe,  que  tan  primitivo  se 
creia,  aparecio  despues  como  el  de  la  Suiza,  de  formacion  muy  reciente. 


244  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  21 

valles  m^s  feraces.  Mereci  al  dueiio,  en  cuya  hacienda  se 
encontrd,  la  iniciativa  do  enviarmela,  y  yo  la  he  regalado 
despues  al  Museo  de  la  Universidad  de  la  Habana, 

Esta  figura,  como  aqai  se  ve,  estd  en  la  actitud  de  otras 
muchas  de  los  idolos  mejicanos,  si  se  coteja  con  las  que  se 
hallan  en  obras  manuscritas  e  impresas,  con  las  que  ho 
podido  compararia  (1).  Podra  no  tener  su  cabeza  esos  ras- 
gos  de  ferocidad  que  caracteriza  a  los  idolos  america- 
nos,  como  dice,  ocupandosede  esta  misma  figura,  un  escri- 
tor  cubano  (2),  pero  participa  del  caracter.  Tambien  este 
critico  lo  encuentra  mds  parecido  al  mono  que  al  hom- 
bre.  Mas,  de  cualquiec  modo  que  sea,  tenga  rasgos  mas 
6  menos  dulces,  represente  al  animal  6  al  hombre,  6  sea 
emblema  misterioso  de  aquellas  indianas  liturgias;  lo  que 
corresponde  a  mi  proposito  es  afirmar  que  este  idolo  no  per- 
tenecio  a  los  sencillos  cibonelles  que  no  conocian  instru- 
mento  alguno  para  esculturar  esta  figura,  pues  cuando  lo? 
visito  Colon  no  poseian  otros  idolos  que  los  pequeiios  dio- 
ses  domesticos  6  penates  a  que  llamaban  zemis,  idolos, 
que  tambien  encontrc,  y  de  los  que  me  ocupo  en  otras 
paginas,  y  no  en  estas,  por  ser  contemporaneos  al  des- 
cubridor  Almirante.  Para  estos  no  necesitaban  de  otros 
instrumentos  que  sus  dedos  aplicados  al  blando  barro:  pero 
para  el  idolo  de  que  vengo  hablando  se  requeria,  cuando 
menos,  los  de  cobre,  pues  sabido  es  que  la  region  araerica- 
na  ofrece  la  particularidad  sobre  la  Europa,  que  en  la  pri- 
mera  precedio  su  uso  al  bronce  mediante  cierto  procedi- 
miento  con  que  lo  endurecfan. 


(1)  Sobre  todo  con  las  ([ue  ofrece  la  grandiosa  de  Lord  Kinshoi-ongh,  con  el 
texto  del  franciscano  Saha}j:i'in  en  su  Histona  universal  de  A'tiera  Bspana.— 
Veanse  sus  laminas  10  a  IH  de  su  primer  volumen,  y  en  la  fi{?ura  14  de  la  Idc 
mina  58  aparecen  representaciones  con  manos  que  Uegan  liasta  la  tierra,  si 
bien  tienen  cierto  ropon  sin  plief?ues  que  le  dan  el  aspecto  de  una  campana. 

(•2;  D.  Andres  Poey,  en  su  Memoria  ("I'.ba  Autiqtiitates,  etc.,  traducida y 
publicada  en  el  tomo  iv  ilc  la  licrixta  de  la  Hoha,ia,  ano  de  I^m. 


22  LOS  TERRiCOLAS  CUBANOS.  245 

Igual  razoiiamiento  debe  deducirse  de  otro  idolo  rccogido 
por  mi  en  Cuba  y  que  se  encueiitra  en  el  Museo  Aniueold- 
gico  de  esta  corte  cuya  figura  es  la  siguiente: 

Este  I'dolo  fue  encontrado  en'  una  caverna  del  cabo  6  pun- 
ta  Maisi  de  la  isla,  y  es  su  materia  de  una  roca  arenosa, 
con  una  veta  do  cuarzo  que  atraviesa  la  parte  mas  ancha 
de  su  forma,  ofreciendo  la  figura  de  un  ofidiano  6  boa,  y 
los  dientes,  los  ojos  y  los  pies  de  un  fantastico  monstruo. 
El  escritor  ya  nombrado  advierte  en  el  tanla  simetria,  que 
hace  observar  que  cuantos  rasgos  se  ven  de  un  lado,  otros 
tantos  se  ven  en  el  otro,  pareciendo  casi  imposible  se  hu- 
biera  hecho  a  ojo  sin  ayuda  de  compas,  manifestacion  de 
un  arte  y  de  una  civilizacion  anterior  a  los  liltimos  indige- 
nas  de  Cuba.  Podra  decirse,  que  tanto  este  idolo  como  cl 
anterior  vinieron  de  afuera,  de  Mejico,  tal  vez:  pero  enton- 
ces  ^como  a  la  imagen  no  precedi6  el  culto";*  Ninguno  sacer- 
dotal se  encontro  en  Cuba  que  pudiera  formularlo:  sus 
vehiques  eran  mas  medicos  charlatanes,  que  ministros  de 
regularizado  culto,  y  las  manifestaciones  que  los  terricolas 
de  Cuba  tenian  a  su  descubrimiento  no  pasaban  deun  rea- 
lismo  natural,  cuales  eran  susbailes  y  sus  fiestas  religiosas 
que  mas  parecian  piiblicas  borracheras,  quemisterios  y  sa- 
criflcios.  Pertenecieron,  pues,  estos  idolos  a  otros  terricolas 
anteriores  a  los  que  en  Cuba  encontro  Colon.  Quizas  son 
tan  antiguos  como  las  grandiosas  ruinas  de  Mitla,  Uxmal, 
Izamal  y  Chichen-Itza  en  Yucatan  fronterizas  k  Cuba,  y 
de  cuyos  constructores  pertenecientes  a  una  epoca  muy  le- 
jana,  ya  daban  testimonio  por  tradicion  los  mismos  in- 
dios  (1);  edificins  tal  vez  contemporaneos  al  tremendo  ca- 


(1)  He  aiiui  lo  (jue  ya  se  escribia  por  los  anos  de  1587,  por  los  primeros  visi- 
tadoresflel  Nuevo  Mundo,  de  estas  y  otras  antigiledades :  «Np  saben  los  in- 
»dios  con  oertidumbrc  quien  ediflco  aquellos  ediflcios  ni  cuando  se  edifica- 
>>ron,  aumiue  algunos  de  ellos  se  esfuerzan  en  querer  declararlo  trayendo 
»para  ello  iraaginaciones  fabulosas  y  suenos,  pero  nada  de  esto  cuadra  ni  sa- 
»tisface;  la  verdad  es  (lue  ellos  se  Uaman  el  dia  de  hoy  de  Uxnial;  y  un  indio 


246  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  23 

taclismo  que  dividio  ^  Cuba  del  contiuente,  separdndola 
el  golfo  mejicaiio.  ^Y  como  extraiiar  que  entonces  hubie- 
ra  concluidas  tan  colosales  obras. ..?  (1).  Pero  parece  v6i- 
me  desviando  del  tema  del  programa  y  vuelvo  a  concretar- 
me  mas  directamente  a  su  tesis. 


»viejo  y  ladino  y  hien  entendido  certifico  al  padre  Comisario,  que  segun  de- 
»  cian  sus  antepasados  habia  noticia  de  que  hacia  mas  de  nov«cientos  anos 
»que  se  habian  ediflcado.»  Asi  se  expresa  Fray  Alonso  Ponce  en  su  Relacion 
de  las  cosas  que  le  sucedieroii  en  las  provincias  de  la  Nueva  Espana.  Y  en  otro 
lugar,  al  hablar  de  la  ciudad  y  convento  de  Merida  de  Yucatdn,  asi  ee  expresa 
respecto  4  la  fundacion  del  convento  de  su  Orden:  «Nuestro  convento  estfi, 
»  peg-ado  con  la  mesma  cibdad ,  puesto  sobre  un  Ku  6  mvl  antiguo,  y  aun  edi- 
»ficada  parte  de  el  sobre  los  mesmos  ediflcios  viejos  de  los  indios  antiguos...» 
Tambien  dice  despues,  ocupdndose  de  la  grandeza  de  otros  ediflcios  pirami- 
dales,  4  los  que  llama  Kties  6  mules:  «En  este  barrio  (el  llamado  San  Cristo^ 
>>  bal  en  la  propia  ciudad  de  Merida) ,  no  lejos  del  convento ,  estdn  tres  Kues  6 
»mnles  en  que  solian  ofrecer  antiguamente  sacrificio  A  los  idolos,  y  agora  hay 
»pue,sta  una  cruz  en  cada  uno;  sin  estos  hay  otros  pequenos  y  en  medio  de  la 
» cibdad  hay  uno  muy  grandey  alto,  del  cual  han  sacado  casi  toda  la  piedra 
»con  que  se  han  hecho  las  casas  del  pueblo  y  cada  dia  van  sacando  que  todos 
>> estos  mules  son  hechos  de  enchimiento  &  mano,  y  admira  mucho  considerar 
»de  donde  se  pudo  recoger  tanta  piedra  y  que  haya  habido  tanta  gente  en 
»aquella  provincia  que  bastase  a  hacer  tantos  cerros  y  labrar  tantos  ediflcios 
»  como  en  ella  hay.»  • 

No  es,  por  liltimo,  inoportuno  que  yo  recuerde  aqui,  para  calcular  la  remota 
antigiiedad  de  estos  monumentos,  y  que  no  fueron  los  terricolas  que  habia  en 
el  Nuevo  Mundo,  cuando  su  descubrimiento,  los  que  pudieron  elevarlos,  que 
los  altos  lugares  de  la  Biblia,  como  el  Sichem,  c.  9,  tenian  una  forma  igual, 
pues  afectaban  de  piedra  m^s  6  menos  la  forma  piramidal  por  medio  de  unos 
escalones  para  subir  i.  la  cumbre. 

(1)  M.  Alcicle  d'Orbigny  cuenta  que  en  el  Peru  y  San  Luis  se  encuentran 
monumentos  de  piedra  cuyas  dimensiones  Uegan  i  100  pi6s  (33  metros)  de 
alto  y  266  metros  de  didmetro.  Segun  el  propio  autor,  los  restos  de  camino 
por  las  mismas  crestas  de  los  Andes,  entre  Cuzco  y  Quito,  y  &  una  altura  de 
4.000  metros,  entre. ruinas  de  palacios  que  Uaman  casas  blancas,  estan  reve- 
lando  que  estas  construcciones  inmensas  y  el  propio  sLstema  de  comunicacion 
fue  igual  un  dia  en  Asia,  Africa  y  America,  y  que  por  consiguiente  se  comu- 
nicaban  tambien  estas  partes. 


24  LOS  TERRICOLAS  CUBANOS.  247 

En  Cuba  haii  aparecido  otros  testimoiiios  arqueol6gicos 
que  permiten  leer  auuque  en  confusos  caracteres,  la  exis- 
lencia  remotisima  de  otros  pueblos  que  nos  ban  precedido 
en  peregrinaci6u  por  cste  nuestro  asendereadoplaueta.  Por 
Cuba  bubo  de  pasar  uno  de  estos,  y  para  afirmarlo  asi,  me 
refiero  A  las  hachuelas  de  piedra  (1)  que  be  encontrado  por 
aquellos  campos  de  su  region  oriental,  por  mds  que  se  su- 
ponga  en  Cuba  como  en  Europa  que  son  producto  de  cier- 
tas  explosiones  electricas.  En  Cuba  se  afirma  esto  ultimo 
mas,  porque  como  los  rayos  de  esta  isla  multiplican  su 
descenso  junto  a  los  astiles  elevados  de  sus  palmeros,  atri- 
buyen  a  estos  objetos  igual  direcci6n  y  procedencia  y  las 
Uaman  como  en  Europa  piedras  de  rayo.  Tambien  como  en 
Espana,  como  en  Francia,  en  Italia  y  el  Brasil,  se  ban  pi- 
sado  alii  con  gran  indiferencia,  6  mirado  como  talismanes, 
hasta  que  Mahudel  en  1734  las  bubo  de  reconocer  como 
primeros  iustrumentos  de  nuestra  humana  raza  dejandoya 
de  fignrar  cual  simples  objetos  de  curiosidad  en  el  gabinete 
de  los  sabios  con  el  nombre  de  ceraunites.  Varias  de  estas 
piedras  llegaron  a  mis  manos  en  aquella  isla,  y  aqui  pre- 
sento  el  dibujo  de  dos  (fig.  1/  y  2.")  que  el  Congreso  habra 
podido  notar  en  el  Museo  improvisado  del  Ministerio  de 
Ultramar. 

La  segunda  tiene  ademas  la  particularidad  de  que  fue 
encontrada  en  el  tronco  de  una  caoba  que  se  bubo  de  aser- 
rar  para  el  ingenio  del  Jiquero  en  Bayamo,  cuyo  accidente 
ya  supone  la  gran  fecha  de  su  encierro,  si  su  existencia  por 
su  misma  construccion  y  destino  no  la  ofreciera  otra  aiin 


(1)  Se  lian  Uamado  piedra  de  los  rinones  y  piedra  de  hijadas  por  los  ameri- 
canos  espanoles,  segun  Ximenez  (1615).  Tambien  jade  oriental  6  nefrita  (lapis 
nephriticus),  por  creerlas  de  efectos  beneficos  para  el  mal  de  rinones  ;  pero  ya 
se  distinguen  estas  de  procedencia  oriental  de  otras  fabricadas  con  minerales 
de  diferentes  paises.  Sobre  su  composicion  mineralog-ica,  veaseel  suatancioso 
articulo  de  nuestro  amigo  el  competente  profesor  D.  F.  Quiroga,  en  el  Boletin 
de  la  Institucioii  libre  de  Eiise'iaiiza,  num.  86 ,  16  de  Setiembre  de  1880. 


248  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  25 

mas  apartada.  Ambas  pertenecen  a  la  segunda  edad  de  pie- 
dra,  6  sea  al  periodo  de  su  pulimento,  y  por  lo  taiito,  no  es 
la  antigiiedad  de  los  toscos  desbastes  lo  que  las  singulariza, 
sino  su'regularidad,  el  perfeccionamiento  de  su  forma  y  un 
extremado  pulimento,  todo  lo  que  ya  supone  un  proporcio- 
nal  progreso.  La  mayor  es'de  diorita  de  O^jH  de  largo;  la 
menorde- serpentina  de  0",07  de  largo,  y  ambas  ban  ofre- 
cido  hasta  hoy  (1),  cierta  especialidad  en  Cuba  como  en  la 
Escandinavia.  Que  en  ambos  puntos  no  se  encuentran  sino 
estos  representantes  de  la  edad  neolitica  6  de  un  progreso 
posterior  a  la  de  los  desbastes  rudos  de  la  arqueolitica,  per- 
teneciendo  mis  los  primeros  que  los  segundos  a  los  pue- 
blos invasores.  Iniitil  es  sin  embargo,  que  yo  dilucide  aqui 
si  estos  objetos  tuvieron  en  Cuba,  como  en  el  mundo  viejo, 
otro  fin  que  el  de  defenderse  y  se  llaman  tal  vez  impropia- 
mente  hachas,  por  haber  sido  otros  sus  fines  industrials. 
A  mi  objeto  solo  cuadra  afirmar  aqui ,  que  por  estas  meda- 
llas  de  otros  hombres  y  de  otros  terricolas,  bien  se  deduce 
que  hubo  en  Cuba  quienes  los  aplicaban  mejor  que  los  in- 
digenasde  la  conquista,  que  no  conocieron  nunca  su  cons- 
truccion. 


(1)  Y  decimos  hasta  hoy^  poniue  el  Sr.  D.  Francisco  Ximeno,  competente 
en  la  paleontologia,  y  muy  dado  k  los  nuevos  estudios  prehistoricos  en  Cuba, 
despuesde  mi  ausenciade  aquella  isla,  no  hace  inuclio  que  en  un  articulo  de 
la  Rctista  de  Cuba  (31  de  Mayo  de  1880,  num.  5)  dice:  «No  obstante  de  aseverar 
»Vilanova  que  en  la  isla  de  Cuba  solo  se  ban  encontrado  bacbas  pulimenta- 
»das,  correspondientes  a  epoca  mas  moderua ,  tenemos  en  nuestra  coleccion 
» dos  puntas  de  rtechas  mesoliticas ,  una  de  forma  aguzada  como  de  lanza  ,  de 
»cuatro  cbanfles,  de  un  decimetro  de  largo  por  tres  centimetros  en  su  mayor 
»anchurae  igual  a  la  representada  en  los  Archives  of  Alborigine  Knowledge, 
«por  H.  R.  Scboolcraft,  publicados  por  orden  del  Congreso  Americano;  muy 
»semejantes  deste  ejemplar  los  bemos  recibido  de  la  peninsula  del  Yucatdn.» 
Habla  despues  de  otra  a  manera  de  flecba  triangular,  y  asi  concluye :  «Segif- 
ros  de  su  auteaticidad  no  conocenios  con  certeza  el  lugar  de  la  isla  donde  han  sido 
hallados  ambos  objetos.-^ 


26  LOS  TERRiCOLAS  CUBANOS.  249 

Perteneceii  igualmeiite  a  esla  segunda  edad  de  picdra 
(aunque  a  tiempos  tal  vez  menos  remotos),  los  dcspojos  6 
Kjokkenmoddiiig  (rebut  de  cuisine)  que  hube  de  descubrir 
en  la  propia  isla  en  el  bosque  de  una  hacienda  llamada  La 
Bermeja  a  diez  leguas  del  puerto  de  Manzanillo  y  diez  y 
ocho  de  Bayamo.  Bajo  este  arbolado  y  poruna  gran  exten- 
si6n  pude  observar  ci'ertas  acumulaciones  de  huesos  que 
pareci'an  s'er  de  tortuga,  con  otros  restos  culinarios,  cual 
se  encuentran  en  las  costas  dc  Dinamarca  y  Suecia  sobrc 
los  que  me  extiendo  mas  en  mi  publicado  libro  (1).  Puos 
aqui  como  sucede  on  aquellos  pueblos  no  pude  encontrar 
tampoco  en  las  ligeras  cxcavaciones  que  mande  hacer,  ins- 
trumento  alguno  de  metal,  circunstancia  que  caracteriza  a 
los  vestigios  de  las  poblaciones  lacustres  6  palafitas  que  se 
han  dejado  ver  en  los  lagos  de  la  Suiza  y  que  revelan  la 
faz  ultima  de  la  edad  de  piedra  en  su  transito  desdc  la  del 
pulimento  a  la  de  los  metales.  ^Y  quienes  fueron  los  hom- 
bres  que  labraron  tales  hachuelas,  y  quienes  los  que  dejaron 
tantos  despojos,  que  suponen  grandcs  multitudes  y  convi- 
tes  tan  extraordinarios?  He  aqui  un  misterio  de  dificil  pe- 
netracion,  pero  que  no  impide  asegurar,  que  semejantes 
costilmbres  no  las  tenian  los  indigenas  que  ocupaban  la 
isla  de  Cuba  cuando  la  descubrio  Colon. 

Para  concluir:  en  la  isla  de  Cuba  hubede  observar,  tam- 
bien  alia  por  su  confin  oriental  y  cerca  de  una  localidad  lla- 
mada La  gran  tierra  de  Maya,  ciertas  indicaciones  de  unos 
trabajos  regularizados.de  tierras  de  los  que  me  ocupo  con 
la  debida. extension -en  otras  paginas  (2).  Estas  obras  pre- 
sentaban  bastante  punlo  de  contacto  con  las  construcciones 
terreas  de  baluartes,  temploso  cercados  (earth  works  enclo- 


(1)  Naturaleza  y  citilizacioii  de  Cul/a,  tomo  publicado,  cap.  in.  Vease  al  final 
el  documento  num.  4,  en  que  se  confirmo  posteriormente  el  mismo  descubri- 
miento. 

(2)  Naturaleza  y  cicilizacioii  de  Ctiha,  tomo  publicado,  cap.  in. 


250  CONGRESO    DE   AMERICA.NISTAS.  27 

suresj  pei'tenecientes  a  los  aborigenes  de  la  cuenca  de  Mis- 
sissipi'  en  aquel  nuevo  continente  y  de  los  que  uos  ha  dado 
un  cabal  conociniiento  la  Sociedad  ctnologica  americana 
desde  1845,  publicando  sus  correspondcncias  con  los  seno- 
res  E.  G.  Squier  y  E.  H.  Davis  (1).  Acaso  seau  estas  obras 
y  cercados  terreos  las  mauifestaciones  de  otra  transicion 
del  arte  para  llegar  A  los  teocalli  de  Mejico,  como  la  ya  in- 
dicada  del  pulimento  de  las  hachas  lo  fae  para  el*  adelanlo 
del  bronce.  ^Y  no  aparece  algo  semejante  a  esto  en  nuestra 
vieja  Europa  (2),  advirtiendose  siempre  en  todos  estos  ves- 
tigios  que  en  nueslros  di'as  tanto  se  indagan  y  se  rastrean, 
que  ha  sido  una  la  comunicacion  de  nuestro  planeta;  y  una 
tambien  en  epoca  indescifrable  de  reunion  de  los  dos  mun- 
dos?  (3).  Sobre  uno  y  otro  extremo  poco  podre  afirmar:  pero 
si  negaa'e,  a  proposito  del  tema  que  hasta  aqui  vcngo  si- 
guiendo,  que  las  construcciones  de  Maya  y  de  Pueblo  Viejo 
en  Cuba,  pudieran  ser  obra  de  sus  terricolas,  cuando  d  sus 
playas  aporto  Colon. 


(1)  Publico  estas  Memorias  curiosisimas  el  Instituto  Smithsoniano  con  el 
titulo  de  Smithsonian  Contributions  to  Knowledge. 

(2)  Palassou  nos  hablade  unas  obras  que  tienen  gran  semejanza  con  las  de 
la  cuenca  del  Mississipi,  y  que  se  encontraban  cerca  de  los  Pirineos,  suj^onien- 
dolas  levantadas  por  los  Iberos  y  los  Aquitanos.  Estaban  hechas  con  revesti- 
mientos  de  tierra  mezclada  con  hierba,  formando  unos  recintos  singulares 
como  para  contener  el  empujcide  un  ejercito.  El  Bigorre  y  el  Beam  los  mues- 
tran  aui;.intactos.  El  cardenal  Marca  fue  el  prhnero  que  se  hubo  de  ocupar 
de  estos  campamentos  que  crela  obra  de  moros;  pefo  como  dice  un  ilustrado 
articulista,  los  moros  nunca  pusieron  los  pies  en  la  circunscripcion  de  Bayo- 
na.  Vease  la  Revista  Euskara.  Antigiiedades  ibericas,  num.  25,  Abril  I'SSO. 

(3;  La  presencia  de  las  hachas  y  amuletos  encontrados  en  America  fabri- 
cados  con  minerales  de  Oriente,  como  nefrita  6  jabeita,  y  que,  segun  Del  Rio, 
Dana y  otros  mineralogistas  de  aquel  continente,  no  se  conoce  alii  ya  simiente 
alguna  de  estas  sustancias,  cual  sucede  en  Europa,  bien  prueba  que  vinieron 
de  afuera  y  son  rastro  indeleble  de  que  habia  comunicacion  y  relaciones  co- 
merciales  por  todo  el  planeta.  Pero  jpor  que  conducto  han  llegado  tanto  il  la 
Europa  como  d  la  America?  H6  ahi  lo  mas  dificil  de  la  cuestion. 


28  LOS  TERRiCOLAS  CUBANOS.  251 

Greo  haber  demostrado  mediante  los  objetos  d  que  me  be 
contraido,  cuales  son  los  crdneos  encontrados,  lamandil)ula 
desenterrada,  los  idolos  expuestos,  las  ceraunites  descritos, 
los  Kjokkeiimoddings  indicados;  que  todas  estas  reliquias, 
que  todas  eslas  momorias  son  huellas  tangibles,  rastros  se- 
guros  de  que  por  Cuba  paso  un  pueblo  que  dej6  lodos  estos 
vestigios,  pueblo  y  raza  al  que  no  podre  seiialar  opoca,  pero 
si  asegurar,  que  no  pertenecian  a  el  los  terricolas  cuhanos 
que  alii  encontro  CoUm,  tesis  propuesta  por  el  programa  de 
este  Gongreso,  del  que  he  procurado  no  separarme  con  di- 
gresi6n  alguna,  pecando  mas  por  ser  breve  y  metodico,  que 
largo  y  razonador-segiin  la  materia  lo  requeria. 


DOGDMENTOS  A  QDE  SE  HACE  REFERENCIA  EN  LA  ANTERIOR  MEHORIA. 


Docunaento  numero  1. 

ITINERARIO  QUE  EL  AUTOR  DE  ESTA  MEMORIA  LLEVO  DE  BARACOA 
HASTA  LA  CUEVA  DEL  INDIO  EL  26  DE  FEBRERO  DE  1847  Y  SUS 
INCIDENTES. — ES  PARTE  DEL  GENERAL  QUE  LLEVO  POR  LA  ISLA. 

«Salimos  de  la  ciudad  a  las  siete  de  la  manana  hacia  el 
centro  del  partido  de  Mata  y  la  hacienda  M.  Goutin,  natu- 
ral de  la  isla  de  Borbon,  donde  fuimos  agasajados  fma  y 
generosamente. — De  Baracoa  cualro  leguas. 

»Atravesamos  en  seguida  Vega  ahajo,  los  pantanos  y  haga- 
sal  de  la  boca  del  rio  Vialla  y  el  paso  real  de  Mata,  en  don- 
de principi6  a  empaparnos  una  lluvia  torrencial,  hasta  la 
primera  estacion  que  encontramos  a  orillasdel  puerto  mis- 
mo,  donde  nos  secamos  algo  y  apagamos  la  sed  que  nos 
alormentaba,  Aqai  se  nos  incorporo  el  capitan  del  partido, 
D.  B.  Gdutillo,  y  llegaraos  a  la  tienda  de  Felicio,  donde  nos 
esperaban  nuevas  cabalgaduras,  dispuestas  all!  por  este 
funcionario.  Hecha  esta  operacion,  continuamos  recorrien- 


252  conCtReso  de  americanistas.  29 

do  la  boca  del  puerto,  la  playa  de  Guadado  y  llegamos  a 
Barriquitas  cuyo  solitario  dueuo  Esteves,  nos  dio  hospita- 
lidad  para  pasar  la  iioche,  contandonos  en  ella  lo  que  en 
los  ano^  15  y  16  le  hicieron'sufrir  los  piratas,  hasta  hacerle 
una  descarga  con  los  ojos  vendados,  antes  de  entregarles  lo 
que  solicitaban. — Tres  leguas  del  Puerto  de  Mata  y  siete  de 
Baracoa.  • 

»De  Barriquitas  salimos  muy  de  manana,  y  retrocedimos 
a  Variguas,  siguiendo  rumbo  al  S.  por  una  quebrada  que 
por  aqui  forman  calc;ireas  y  cortadas  cumbres,  a  que  11a- 
man  farallones  y  siguiendo  el  mal  llamado  camino  real  de 
Maisi,  y  a  poco  tuvimos  que  dejar  los  cabftUos  para  subir  a 
pie  la  cuesta  de  los  Algodones  y  la  de  Java,  bajando  al 
arroyo  Guagui  6  Malanga,  donde  admiramos  una  ceiba  co- 
losal  (arbol  Eriodendron  anfroctuosum]  y  observamos  que 
todas  las  lianas  6  bejucos  enredaban  i  la  derecha,  menos  el 
llamado  en  lengua  del  pais  tochip,  que  siempre  rastrea 
por  lierra,  y  si  so  enredaba  a  otro  vegetal  lo  hacia  de  iz- 
quierda  a  derecha.  Gontinuamos  bajando  siempre  a  pie, 
la  gran  pendiente  del  ri'o  Yumuri,  a  cuya  margen,  almor- 
zamos  en  platos  de  blancas  yaguas  (grandes  peciolos  de  la 
palma  regia),  emprendiendo  en  seguida  otra  mayor  subida 
a  que  dan  lugar  las  cumbres,  Pelada,  Lechuza,  y  otra  gran 
mesa  corrida  hasta  los  ranchos  de  Pueblo  Viejo,  adonde 
llegamos  por  la  tarde  y  pasamos  la  noche,  habiendo  salido 
de  explorador  de  la  cueva  que  buscibamos,  A  poco  de 
nucstra  llegada,  el  Sr.  Lafita  y  el  mayoral  de  este  punto. 
Pero  ninguno  de  los  dos  pudo  dar  con  ella,  y  retrocedieron 
cansados  sobre  las  ocho  de  la  misma. 

»Al  romper  el  dia  salgo  yo  con  los  practicos  y  demas 
acompanantes,  y  haciendo  rumbo  al  SO.  por  aquel  mar 
de  bosques  y  sierras,  porcidn  de  Ye«tes  lo  cambiamos  sin 
dar  con  la  buscada  cueva.  En  el  entretanto,  Laflta  con  un 
negro  habia  dado  ya  con  la  misma;  pero  no  eucontrindo- 
nos  habia  llegado  A  Pueblo  Viejo,  llevando  de  muestra  un 
crdneo  y  unas  tibias. 


30  LOS    TERItiCOLAS    CUBANOS.  253 

))Seguimos  por  nuestra  parte  buscandola,  hasla  que  la 
descubrimos  sobre  las  diez  de  la  maiiana,  situada  al  S.  de 
los  rauchos  de  donde  habiamos  salido,  en  los  terreiios  de 
la  grau  tiena  de  Maya,  y  cuyo  no  divide  eslas  dos  hacien- 
das.— Dista  de  Puehlo  Viejo  como  una  y  media  leguas. 

))Estacaverna  ocupa  un  risc6n  elevado  que  descansa  sobre 
olro   promontorio  6  meseta  caliza  de  masa    contorneada, 
I)erteneciente  a  las  inaccesibles   sierras  que  por  aquf  se 
levantan  coronadas  de  bosques  antiquisimos,  sierras  que 
atraviesa  el  rio  Maya,  por  cuyo  curso  pasamos  en  seco  por 
dos  arcos  6  tiineles.  Desde  esta  meseta  6,  la  boca  principal 
de  la  caverna,  se  presenta  como  una  gran  graderia  deso- 
boruco  (calizo  cavernoso),  por  la  que  subimos,  tardando 
como  unos  cinco  minutos.  Muchas  de  sus  piedras  habrian 
servido  en  tiempos  para  taparla;  otras  bocas  mas  pequeiias 
siguen  tapiadas.  Ya  en  esta  principal,  se  descubria  el  mar 
sobre  las  selvas,  lo  que  denota  su  gran  altura.  Su  primer 
recinto  de  unos  veinte  pasos,  forma  como  un  medio  circu- 
lo,   cuya  b6veda  sostiene  una  estalactita  concrecionada  a 
manera  de  machon.  En  su  fondo  estaba  el  agujei'O  natural 
y  angpsto  que  comunicaba  a  otras  camaras,  y  que  habia 
cslado  tapado,  Introducidos  por  el  con  trabajo,   a  la  dere- 
cha,  y  bajo  otra  boveda  por  la  que  s61o  era  dable  andar  d 
gatas,  se  encontraban  los  craneos  y  huesos  sin  yacimienlo 
especial,  ya  truucados  y  esparcidos  por  los  puercos  sobre 
una  capa  espesa  del  excremento  de  los  murcielagos   que 
por  estos  autros  abundan.  A  la  izquierda  se  presentaba  un 
pasadizo  que  daba  i  otros  dos  recintos,  los  que  mSs  prolon- 
gados  ya,  recibian  en  su  fondo  la  luz  por  ciertas  claraboyas 
naturales  y  otra  boca  que  d  la  espalda  tenian.  La  cualidad 
geon6stica  de  esta  caverna  era  de  caliza  terciaria,  com  pacta, 
de  cemento  fino  y  silex,  pues  echaba  chispas  con  el  eslab6n, 
sin  fosiles  al  parecer.  Recogimos  los  craneos,  y   retrocedi- 
mos  a  Pueblo  Viejo:  pero  otro  diluvio  de  agua  contribuyo 
a  perdernos  en  lo  mds  encumbrado  de  aquellos  bosques  de 
la  gran  tierra,  debiendo  i  la  practica  y  a  la  experiencia  del 
1  7 


25-4  CONGRESO    DE   aMERICANISTaS.  31 

frances  M.  Laborde,  sacarnos  de  tan  mal  estado,  cuaiido  ya 
el  practico  lloraba  confesandose  iucapaz  de  podernos  sacar 
de  aqueilas  soledades. 

«Llegamos  al  fin  a  Pueblo  Viejo  a  las  cuatro  de  la  tarde, 
y  como  el  negrito  de  Lafita  nos  hubiese  precedido  con  el 
craneo  que  ya  hemos  indicado,  nos  lo  present6  en  seguida 
con  los  siguientes  versos  que  acompaiid  A  su  presente  pi- 
diendo  alguna  gratificaci6u,  los  que  por-  curiosidad  pone- 
mos  a  continuacion,  como  tipo  y  modelo  del  estro  natural 
de  estos  africanos,  ya  medio  civilizados  entre  los  blancos: 

Aaquf  ta  negro  Jose 
Diciendo  a  su  amo  Ferrer 
Perase ,  ahora  va  a  ver 
Peculaci6n  que  jase. 

A  la  cueva  yo  me  fue 
Ante  que  sxi  amo  llega 
De  contento  to  sora 
Con  calavera  que  ve 
Brinca  cantando,  ije!  ije! 
Mi  gala  ( 1 )  ya  tan  gand. » 


Documento  num.  2. 

INFORME  DADO  POR  LA  CaMISION  QUE    DESIGN^    LA  JUNTA  FACUL- 

TATIVA  DEL  MUSEO    DE    MADRID,  SOBRE    LOS  CRANEOS   Y   LA  MAN- 

DIBULA  DE  QUE   SE  HABLA    EN  ESTA    MEMORIA. 

«La  Gomision  designada  por  la  Junta  facultativa  del 
Museo  en  sesion  del  16  del  corriente,  paraevacuar  el  infor- 
me  que  solicita  el  Ilmo.  Sr.  D.  Miguel  Rgdriguez-Ferrer  en 
su  escrito  de  21  de  Febrero  ultimo,  en  lo  referente  4  los 
crdneos  y  mandibulas  que  procedentes  de  Cuba  regalo  al 
Gabinete  en  1850  y  de  que  trata  en  una  obra  que  va  a  dar 


(1)    Gala  por  aUi  vale  tanto  cojno  yratiflcacion. 


32  LOS  TERUiCOLAS  CUDANOS.  255 

d  luz,  enterada  de  los  juslos  deseos  del  mencionado  dona- 
dor  y  persuadida  del  credito  que  alcanza  el  estahlcciniiento 
a  que  pertenecen  sus  individuos  esclarecieiido  las  dudas 
que  tocante  a  puntos  cientificos  pueda  tener  el  publico,  ha 
examiuado  con  el  detenimiento  y  escrupulosidad  que  el 
casu  requiere,  los  objetos  sometidos  d,  su  examen;  y  des- 
pues  de  compararlos  con  los  andlogos,  siquiera  sean  pocos 
existentes  en  la  colecci6n  osteologica  del  Gabinete,  y  previa 
lectura  de  los  dictdmenes  de  los  seiiores  Graells  y  Poey, 
confrontando  el  del  ultimo  con  los  dibujos  que  lo  acompa- 
nau,  someten  hoy  A  la  superior  ilustracion  de  la  Junta  el 
siguiente  proyecto  de  informe,  para  cuya  mayor  claridad 
lo  separan  en  dos  partes,  refiriendose  la  primera  A  los  crd- 
neos  y  la  segunda  a  la  mandibula  eiicontrada  en  un  cayo 
al  S.  de  Puerto-Principe. 

» Respecto  de  lo  primero  la  Comision  no  puede  menos  de 
reconocer  la  singularidad  e  interes  sumo  que  ofrecen  am- 
bos  craneos,  cuya  perfecta  similitud  con  el  de  una  raza  in- 
dia  americana  pudo  la  Comision  observar  d  la  vista  de  un 
vaciado  en  yeso.  La  cuestion  de  ser  el  aplastamiento  del 
frontal  y  occipital  y  consiguiente  exageracion  del  diametro 
transusual  en  los  parietales  obra  de  compresiones  artificia- 
les,  asi  como  la  distincion  que  Poey  hace  de  la  proce- 
dencia  masculina  y  femenina  de  los  craneos,  siquiera  Ic 
conceda  escasa  importancia,  no  cree  la  Comision  pueda 
resolverse  tan  de  piano,  sin  tener  A  la  vista  una  numcrosa 
serie  craneologica,  de  que  por  desgracia  carece  el  Museo. 
Sin  embargo,  atendida  la  circunstancia  de  no  ser  uniforme 
la  depresion  de  que  se  trata  en  la  frente  y  occipucio,  la  Co- 
mision se  inclina  mas  bien  a  considerar  como  natural  el 
aplastamiento,  que  hijo  de  hdbitos  6  costumbres  en  dicha 
raza  caribe. 

» Tocante  al  asuuto  delicado  cuanto  trascendental  de  la 
mandibula  de  Puerto-Principe,  la  Comision  no  puede  me- 
nos de  empezar  por  reconocer  de  comiin  aeuerdo  el  estado 
fosil  de  dicho  resto  organico,  segiin  se  desprende  tanto  de 


25G  cONunESO  Dt:  AMEniCAMSTAs.  33 

su  simple  inspcccion,  cuauto  de  los  escritds  del  naturalista 
cubano  y  del  Sr.  Graells;  por  mis  que  prescinda  cste  del 
estado  que  oErece  la  mandibula,  por  saponer  esta  circuns- 
taucia  una  anligiiedad  mayor  que  la  que  puede  coucederse 
A  los  restos  humanos  de  las  edades  de  piedra.  La  Comision, 
persuadida  de  la  inmensa  responsabilidad  que  asume,  desde 
el  momeuto  en  que  esta  llamada  a  decidir  si  un  resto  orga- 
nico  en  estado  f6sil,  es  6  no  humano,  hoy  que  tanto  pre- 
ocupa  a  los  sabios  la  remota  antigiiedad  del  hombre,  sin 
juzgar  d  priori  el  asunto  por  lo  ocasionado  que  es  tal  me- 
todo  diflducir  en  error,  ha  meditado  profundamente  acerca 
del  dificil  problenia  que  la  Junta  se  sirvi6  someter  A  su 
criterio,  y  viene  hoy  a  presentar  a  su  jaicio  las  reflexiones 
siguientes: 

))La  1/  se  desprende  iumediatamente  y  a  primera  vista 
de  la  forma  especial  de  la  mandibula  inferior  que  exami- 
namos  y  de  las  estrechas  y  armonicas  relaciones  que  con  la 
superior  la  enlazan,  d  la  vez  que  con  la  cavidad  encefdlica. 
Dicha  forma  es  tal,  y  en  tan  superior  grado  caracteristica 
de  la  mandibula  humana  que  no  dudamos  un  momento  en 
referiria  al  hombre. 

))La2.^  consideracion  se  deduce  de  la  formula  denlaria 
que  ofrece  la  indicada  mandibula,  y  de  la  forma  y  posicion 
que  ocupau  los  cauinos,  La  proximidad  de  aquellos  a  estos 
que  en  el  hombre  especialraente,  y  en  muchos  de  los  pri- 
mates llega  casi  al  contacto,  junto  con  el  pequeiio  volumen 
y  en  el  caso  presente  hasta  el  aspecto  de  la  corona  que  lejos 
de  ser  aguda,  se  presenta  redondeada  y  con  un  borde  casi 
circular  y  salients  de  esmalte,  sou  todas  estas  razones  po- 
derosas  y  decisivas  en  pro  de  la  naturaleza,  6  procedencia 
humana  de  dicho  resto  organico  f6sil,  opinion  que  pone 
fuera  de  toda  duda  el  molar  que  la  acompana. 

»3.*  La  disposicion  particular  de  la  entrada  y  salida 
del  couducto  dentario,  siquiera  esta  ultima  se  halle  algiin 
tanto  obUterada;  las  .fosetas  que  ofrece  la  cara  .externa  d 
derecha  e  izquierda  de  la  sinfisis;  la  proyeccion  de  la  ex-. 


34  LOS  TBRniCOLAS  CUBANOS.  257 

tremidad  inferior  de  la  barbilla  y  hasta  la  estrechez  en  sen- 
tido  vertical  de  las  ramas  horizontales,  todo  esto  puede  de- 
cirse  ser  peculiar  de  la  mandibula  humana. 

»Esto,  no  obstante,  alguna  duda  abriga,  si  no  la  Comi- 
si6n  cuyo  franco  y  claro  parecer  se  acaba  de  expresar,  al 
menos,  uno  de  sus  individuos  (el  Sr.  Graells) ,  quien  insisle 
■en  la  creencia  de  que  las  razones  por  el  aducidas  en  el  es- 
crito  que  &  instancia  del  Sr.  Rodriguez-Ferrer  redact6  para 
dudar  de  la  naturaleza  humana  de  este  reslo,  son  aiin  tan 
valederas  como  entonces.  Estas  razones  son  las  siguien- 
tes:  1.'  el  estado  f6silde  la  mandibula  que  supone  mayor 
^ntigiicdad  que  la  que  puede  concederse  1  los  restos  huma- 
nos  de  las  edades  de  piedra:  2.*  la  existencia  de  un  diastema 
^  barra  considerable  que  impide  ver  el  primer  falso  molar; 
hecho  que  atendida  la  completa  osificaci6n  y  desarroUo  de 
la  mandibula,  no  puede  atribuirse  a  no  haber  aparecido 
aiin  los  molares  que  siempre  preceden  d  los  caninos  que 
en  el  citado  ejemplar  existen:  3.*  que  la  falta  de  vestigios 
alveo lares  parece  oponerse  &  la  obliteraci6n  que  corresponde 
al  diastema,  asf  como  el  haber  subsistido  los  incisivos  in- 
■clinan  el  ^nimo  del  Sr.  Graells  a  negar  la  caida  de  los  mo- 
lares que  debia  haberse  vcrificado  antes  6  al  mismo  tiempo, 
si  el  individuo  habia  alcanzado  una  notable  longevidad: 
4.'  la  compresi6n,  forma  y  longitud  de  los  incisivos  que  no 
€orresponden  y  aun  exceden  de  las  proporciones  de  altura 
A  los  de  nuestra  especie,  por  mds  que  quiera  aducirse  lo 
que  se.nota  en  las  momias  de  Egipto:  5.*  la  forma  que 
ofrecen  los  caninos,  y  6.*  por  fin,  en  que  no  somos  los 
unicos  mamiferos  que  tienen  esta  parte  del  esqueleto  com- 
puesta  de  un  solo  hueso;  ni  la  formula  I  -^  C  -^^  ni  los 
molares  tuberculosos  de  incremento  determinado,  caractc- 
res  bastantes  comunes  en  los  primates,  de  las  primeras  fa- 
milias  sobre  todo.  Y  aunque  todas  estas  razones  encuentran 
hoy  en  sentir  de  la  Gomisi6n  una  explicaci6n  satisfactoria, 
no  puede  menos  aquella  de  respetar  duda  tan  prudente,  si 
bien  se  atreve  &  ofrecer  a  la  consideraci6n  de  la  Junta  y  por 
17*  ,7       ' 


258  CO*XGRESO    DB   aMERICANISTAS.  SS 

via  del  esclarecimieato  del  grave  asunto  de  que  se  irata^ 
las  consideraciones  siguiontes:  1  /  La  existencia  del  hombre 
fosil  contempordneo  del  Elephas  primigenius ,  del  Ursus 
spelaeus  y  de  otras  especies  extinguidas  y  fabricante  de  las 
armas  de  piedra,  es  un  hecho  tan  universalmente  admitidO' 
desde  6l  hallazgo  de  la  famosa  maiidibula  de  MouHji  Qui- 
gnon,  y  de  los  crdneos  de  Neanderthal,  de  Enguis,  de  Cro- 
Magnon,  y  de  tantos  otros  corao  se  han  exhibido  en  los 
cougresos  de  Arqueologia  prehistorica  celebrados  en  Paris, 
Copenhague,  etc.,  que  no  puede  negarse  un  descubrimiento 
de  tamaiia  significacion.  Y  si  bien  es  cierto  que  las  dudas  in- 
dicadas  datan  de  1869,  hoy  podia  comprometer  su  reputa-. 
cion  el  profesor  que  se  atreviera  a  negar  esta  gran  conquista 
dela  ciencia  prehist6rica.  2.*  La  barra  que  se  notaentre  lOs 
caninos  y  primeros  molares,  cardcter  de  primer  orden  en  el 
caso  presente,  puede  explicarse  rauy  bien,  asi  como  la  des- 
aparici6n  de  los  alveolos,  por  la  caldade  los  primeros  mo- 
lares, que  no  siempre  es  posterior  ;i  la  de  los  incisivos  y 
caninos,  y  por  el  proceso  mismo  de  la  nutricion  y  desarrolloi 
delhueso  que  como  es  sabido,  oblitera  por  completo  el. 
hueco  que  deja  el  diente  al  caer.  3*  En  cuanto  a  la  com-  ■ 
presion  y  desmedidas  proporciones  de  los  incisivos,  es  aci- 
dente  que  no  dejade  presentarse  con  alguna  frecuencia  euv 
determinadas  razas,  y  l^asta  en  individuos  de  todas  ellas. 
4.*  Tocanle  al  canino,  precisamente  resulta  de  la  compara- 
ci6n  entre  el  que  ofrece  dicha  mandibula  y  el  de  los  pri- 
mates adultos  que  se  han  tenido  a  la  vi'sta,  ser  propio  del 
hombre  el  que  examinamos,  no  solo  por  la  forma,  sino  mdS/ 
particularmente  por  sus  exiguas  proporciones  que  contras- 
tan  singularmente  con  las  enormes  de  aquellos. 

«En  vista  de  todolo  cual,  y  sin  dejar  de  respetar  las  men- 
cionadas  dudas  del  Sr.  Graells,  la  Gomisidn  no  vacila  un 
momento  en  considerar  como  humana  la  mandibula  fosil 
de  Puerto-Principe.  Antes  de  terminar  este  escrito,  la  Go- 
mision  quiere  expresar  a  la  Junta  el  deseo  de  que  se  signi- 
fique  al  Ilmo.  Sr.  D.  Miguel  Rodriguez  el  nprecio  con  que 


36  108  TBRRICOLAS  CUBAN08.  259 

ha  redbido  los  meneionados  objetos  cuya  signiQcacidn  es 
excusado  encarecer,  pues  tanto  los  crdneos  par  su  forma  y 
aspeclo  singular  y  an(5malo,  cuanto  la  mandibula  por  ser 
humana  y  ademis  f6sil,  con  la  circunstancia  dc  baberse 
ballado  14  anos  jintes  que  la  de  Moulin  Quignon  que  tanta 
fama  di6  al  Sr.  Boucher  de  Perthes,  merecen  se  le  den  las 
gracias  y  se  inscriba  el  nombre  del  donador  al  pie  de  los 
mencionados  objetos. »  Madrid  24  deMarzode  1871.  Graells, 
Perez  Areas. —  Vilanova^  Ponente  y  Secretario. 


Documento  num.  3. 

CARTA   DEL   SR.    D.    PEDRO    SANTICILIA  A   QUE    SE    HACE    ALUSi6n 

EN    EL   TEXTO. 

aSr.  D.  Miguel  R.  Ferrer. — Mi  estimado  amigo:  recordan- 
do  la  promesa  que  bice  &  V.  de  darle  cuantas  noticias  su- 
piera  respecto  del  cementerio  indio  descubierto  en  la  juris- 
dicci6n  de  Puerto-Principe,  por  si  visitarlo  queria  durante 
su  permanencia  en  aquella  ciudad,  paso  d  satisfacer  su  buen 
deseo,  manifestando  cuanto  se  en  el  particular. — Porinfor- 
mes  recibidos,  asi  por  escrito  como  verbalmente,  de  parte 
de  algunos  amigos  naturales  de  aquel  pais,  existe  como  6. 
16  6  20  leguas  de  la  ciudad  de  Puerto-Principe,  en  cierta 
hacienda  de  crianza  nombrada  Santa  Maria,  perteneciente 
segun  parece,  a  D.  Mauricio  Montejo,  un  cementerio,  que 
asi  puede  llamarse  el  lugar  de  que  paso  a  ocuparme. — Mi- 
ranse,  pues,  como  incrustados  en  el  suelo  innumerables 
esqueletos,  de  talla  algunos  en  extremo  alta.— El  pavimen- 
to  6  lugar  en  que  se  encuentran  esta  formado,  segun  me 
ban  informado,  de  cierta  mezcla  6  masa  digna  de  atenciou 
por  su  extraiia  dureza. — Algunos  me  ban  dicho  que  esa 
mezcla  es  como  la  llamada  mezcla  romana;  otros  que  es 
identica  a  la  que  usamos  aqui  para  el  solado,  conocida  con 
el  nombre  de  Jwrmigon.— Como  quiera  que  sea,  esta  mezcla 


260  CONGRESO   DE    AMER1CANI8TAS.  37 

merece  un  escrupuloso  examen.  ^Quien  sabesihay  alguna 
identidad  entre  la  materia  de  que  se  compone  aquel  suelo 
y  la  de  que  se  forman  las  murallas  descubiertas  por  V.  en 
la  hacienda  de  Pueblo  Nuevo? — Semejante  coincidencia 
serfa  en  extremo  luminosa,  sin  duda,  y  podn'a  servir  de 
base  para  las  cuestiones  arqueol6gicas  que  con  frecuencia 
se  promueven  respecto  de  este  pafs. — Sin  entrar  en  obser- 
vaciones  sobre  la  ignorancia  en  que  acerca  de  la  arquitectu- 
ra  se  encontraban  los  aborigenes  de  este  suelo,  d  juzgarpor 
lo  que  acerca  de  ella  nos  ban  narrado  los  historiadores  pri- 
mitivos,  bastaria  sin  duda  aquella  coincidencia  para  creer 
se  conocia  aqui  antiguamente  el  uso  de  la  mezcla,  tal  vez 
por  otra  raza  que  habitara  este  pais  antes,  mucho  antes  de  su 
descubrimiento. — Esto  nada  tiene  de  inverosimil,  si  se  atien- 
de  a  que  linicamente  convienen  los  ge61ogos  en  la  union 
que  existio  un  di'a  entre  las  islas  del  Archipielago  y  el  con- 
tinente  americano,  bastando  fijar  la  vista  en  el  mapa  para 
convencerse  de  esta  verdad. — Sabido  es  que,  cuando  Gri- 
jalva  hizo  su  primer  viaje  al  continente,  hubieron  de  notar 
casas  de  mamposteria  en  la  peninsula  de  Yucatan,  y  sabi- 
do es,  segun  los  mismos  historiadores,  que  aquellos  paises 
adelantados  tenian  comunicacion  con  nuestros  pacificos 
islenos. — ^Por  que,  pues,  no  hemos  de  creer  conociesen  los 
primeros  Ciboneyes  el  uso  de  la  mezcla? — He  creido  deber 
hacer  d  V.  estas  obervaciones  para  suplicarle,  en  nombre 
de  la  civilizacidn,  se  dedique  ^  esas  indagaciones,  utiles  a 
todas  luces  por  los  conocimientos  que  pueden  proporcio- 
narnos. — Afortunadamente,  la  civilizacion  tiene  en  V.  uno 
de  sus  ra^s  laboriosos  y  entendidos  apostoles,  y  yo  confio 
en  que  esas  cuestiones  quedar^n  snficientementc  aclaradas 
y  que  sacaremos  de  ellas  todo  el  partido  posible. — El  ce- 
menterio  indio  de  que  hablo  a  V.,  se  halla  sobre  la  costa  del 
Sur,  y  parece  ha  sido  reconocido  por  cierto  seiior  de  aque- 
lla ciudad. — Por  la  carta  que  me  eiisefio  V.  del  amigo  La- 
torre,  parece  que  el  ilustrado  Lugareno  tiene  noticias  de 
dichos  cementerios,  y  este  buen  patricio  podra  dara  V.  los 


38  •  L08  TERRICOLAS  CUBANOS.  261 

conocimientos  que  necesitar  pueda  para  recorrerlo.—Suplico 
Si  V.  disimule  los  defectos  de  esta  carta,  maadando  en  lo 
que  guste  A  su  m^s  sincero  afectfsimo  amigo  y  seguro  ser- 
vidor,  Q.  B.  S.  M. — P.  Santacilia. — Gasa  de  V.  y  Junio  23 
de  I847.» 

Documento  num.  4. 

OFICIO  DEL  JUEZ  PEDANEO  DEL  DISTRITO  EN  DONDE  APARECIERON 

LOS  RESTOS   HUESOSOS. 

Capitania  de  Vicana. — Ea  vista  del  oficio  de  V.  S.  de  7 
del  presente,  me  traslade  a  la  hacienda  de  la  propiedad  de 
D.  Rafael  Buelta,  nombrada  la  Bermeja;  de  esta  me  dirigi 
recto  al  Norte,  y  como  a  un  cuarto  de  legua  se  halla  el  ter- 
rene donde  se  encuentran  las  ostras  y  capas  de  huesos;  en 
el  que  con  los  peones  necesarios  cave  en  diferentes  puntos 
y  en  todos  encontre  las  ostras  y  huesos  de  que  V.  S.  tiene 
conocimiento,  y  algunos  pequeiios  pedazos  de  barro  que 
liguran  ser  de  ollas,  todo  esto  se  hallo  A  una  cuarta  de 
hondo  y  a  una  tercia  poco  mas  no  se  encuentran  mds  que 
tierra  comiin.  El  terreno  en  que  se  encuentran  dichos  hue- 
sos se  hallo  d  un  cuarto  de  legua  recto  al  Norte  de  la  ha- 
cienda dicha,  menos  de  medio  cuarto  delrio  nombrado  Ga- 
nei,  al  mar  dos  leguas  y  media,  d  la  villa  de  Manzanillo 
diez  leguas,  y  d  la  ciudad  de  Bayamo  diez  y  ocho. — Dios 
guarde  &  V.  S.  muchos  anos. — Vicana  y  Setiembre  16  de 
\Sil .—Francisco  Jose  de  Cespedes.'—Sv.  D.  Miguel  Rodri- 
guez-Ferrer, ex-jefe  politico  e  Intendente,  y  autorizado 
por  S.  M.  en  esta  isla. 

El  SecFetario  Sr.  Fernandez  Duro  dio  cuenta  de 
haber  recibido  los  informes  pedidos  a  los  senores 
de  Saussure  y  doctor  Hijar  acerca  de  la  mandibula 
de  que  trata  la  Memoria  anterior,  segiin  se  insertan 
a  continuacion. 


262  CONGRES   DES    AM^RICANISTKS. 

Rapport  de  M.  Henri  de  Satissure  sur  un  os  ma- 
xillaire  inftrieur  trouv6  a  Cuba,  par  M.  Ferrer. 

La  machoire  que  le  Gougres  m'a  charge  d'etudier  est 
incontestablement  une  machoire  humaiiie.  Elle  a  ete  de- 
couverte  par  M.  Ferrer  dans  des  fouilles  execulees  au  bord 
de  la  mer  sur  les  cotes  de  Tile  de  Cuba.  Son  etat  de  fossili- 
sation  ne  nous  a  pas  para  etre  aussi  avance  qu'on  la  sup- 
posait,  et  ne  peut-etre  considereque  comme  fort  incomplet. 

Voici  les  observations  que  j'ai  pu  faire  sur  cette  piece, 
en  dehors  de  toute  comparaison  exacte,  qui  aurait  exige  des 
collections  que  je  n'avait  pas  a  ma  portee: 

r  Cette  machoire  est  d'une  grandeur  un  peu  inferieure 
k  la  moyenne  et  semble  avoir  appartenu  a  un  sujet  du  sexe 
feminin. 

2"  Elle  a  perdu  toutes  ses  molaires ,  et  les  alveoles  en' 
sont  entieremeut  obliterees.  Les  branches  horizontales  sont 
reduites  de  pros  de  la  moitie  de  leur  hauteur  par  la  des- 
truction de  leur  partie  alveolaire ,  et  se  sont  abaissees  pres- 
que  jusqu'au  trou  mentionner. 

3°  La  partie  anterieure  de  la  machoire  ne  porte'que  trois 
dents,  soit:  la  canine  droite,  I'incisive  mediane  droite,  et 
I'incisive  laterale  gauche. 

Les  trois  dents  se  trouvent  done  etre  espacees  par  suila 
de  la  chiite  ou  de  I'enlcvement  des  deux  autres  incisives. 
En  outre  les  bords  alveolaires  out  ete  artificiellement  eule- 
ves,  en  sorte  que  ces  dents  ne  tiennent  plus  dans  leurs 
alveoles  que  par  I'extremite  des  racines.  Ces  racines  ont 
une  forme  tres  comprimee. 

4°  Les  branches  montantes  de  la  machoire  sont  incom- 
pletes; il  y  manque  les  condyles  et  les  apophyses  coronoi- 
des.  La  branche  droite  semble  avoir  6te  taillee;  elle  a  une 
forme  arrondie  et  les  bords  en  sont  un  peu  amincis  en  bi- 
zeau.  La  branche  gauche ,  qui  avait  probablemenl  recu 


RAPPORT   DE    M.    DE   SAUSSURE.  263 

fla  raeme  forme  que  la  branche  droite,  est  en  partic  brisee, 
«et  laisse  voir  le  parenchyme  interieur,  dont  les  vacuoles 
ii'ont  pas  ete  remplies  par  la  fossilisalion  el  qui  n'a  guere 
subi  d'alteration. 

5"    Le  bord  inferieur  de  toute  la  machoire  est  remarqua- 
blement  epais,  fortement  arrondi  et  n'est  guere  comprime. 

6*    Les  dents  qui  subsislent  denotent  un  age  tr6s  avance, 
■car  la  couronne  en  est  usee  de  plus  de  moitie. 

Ces  circonstances  envisagees  dans  leur  ensemble  permet- 
tent  de  conclure  que  la  machoire  en  question  a  appartenu 
-ii  un  sujet  tres  age,  ayant  perdu  depuis  longtemps  la  to- 
talite  de  ses  molaires,  et  ce  fait  guffit  croyons-nous  pour 
expliquer  les  anomalies  de  ses  formes.  La  perte  des  mo- 
laires conduit  en  effet  k  la  resorption  des.  bords  alveolai- 
res,  ce  qui  pent  reduire  la  branche  horizontale  du  maxillai- 
re  de  pres  de  la  moitie  de  sa  hauteur,  et  douner  lieu  par 
compensation  a  un  epaississement  de  cette  branche,  surtout 
a  son  bord  inferieur. 

Parmi  les  cranes  que  nous  avons  eu  sous  les  yeux,  pos- 
■lerieurement  a  I'examen  de  cot  os,  il  s'en  trouve  deux  qui 
offrent  presque  exactement  les  memes  caracteres ,  les  mo- 
laires ayant  disparu ,  la  branche  horizontale  s'etant  abais- 
see  d'autant,  et  le  bord  inferieur  s'etant  epaissi.  L'un  de 
ces  cranes  provient  des  environs  d'Arles  et  appartient  au 
type  gallo-romain ,  I'autre  est  un  crane  d'esquimau ,  ce  qui 
montre  que  les  modifications  ci-dessus  decrites  ne  sont 
point  une  affaire  de  race,  mais  simplement  un  accident  pa- 
thologique  qui  se  prononce  de  la  meme  maniere  dans  tou- 
tes  les  races  huraaines.  , 

L'etroitesse  anomale  de  la  branche  horizontale  apparait 
du  reste  accidentellement  chez  des  sujets  qui  n'ont  pas  per- 
du leurs  molaires.  Nous  connaissous  des  exemples  de  ce 
fait  sur  deux  cranes  de  femmes,  dont  Tun  provient  de  la 
cote  de  Mozambique  et  I'autre  du  Malabar.  Dans  ces  deux 
•cranes  la  partie  incisive  de  la  machoire  est  beaucoup  plus 
^levee  que  la  branche  horizontale,  offrant  sous  ce  rappot 


264  CONGRES   DES    AMfeRICANISTES. 

une  ressemblance  parfaite  avec  la  machoire  de  Cuba.  Quant 
a  la  forme  tres  comprimee  des  raciues  des  iacisives  nou»^ 
la  retrouvons  egalement  chez  divers  sujets  et  nous  ne  pou- 
vons  y"reconnaitre  qu'uii  accident  individael.  . 

On  voit  par  ce  qui  precede  que  la  piece  en  question  n'of- 
fre  aucun  caractere  special,  et  que  son  appareuce  tient.  sim- 
plement  aux  modifications  qui  resullent  d'ua  4ge  tres  avan- 
ce.  Rien  dans  cet  objet  no  denote  I'existence  d'une  race  ex^ 
traordinairement  antique.  D'autre  part  ie  giseraent  oil  cette 
machoire  a  ete  trouvee  ne  fournit  aucun  indice  sur  son  age 
geoiogique.  La  couleur  brune  de  I'os,  quoique  lui  donnani 
uii  air  de  haute  antiquite,  n'a  elle-meme  rien  de  caracteris- 
lique  et  pent  etre  le  resultat  d'un  long  sejour  dans  I'eau 
on  dans  la  vase. 

L'objet  a  ete  trouve  dans  une  fouille  execulee  k  fleur  d'eau^ 
tres  probablement  dans  les  terrains  madreporiq-ies  moder- 
nes  qui  forment  la  plus  grande  partie  des  c6tes  de  Cuba. 
La  fouille  n'a  pu  etre  poussee  a  fond  vu  I'arrivee  des  flol& 
de  la  mer  qui  Tout  submergee. 

En  dehors  de  ces  considerations  ,  la  forme  probablement. 
artificielle  qu'offre  la  branche  montante  droite,  semble  indi- 
quer  que  cette  machoire  rentre  dans  la  categorie  des  os 
sculptes.  Nous  serious  tente  d'y  voir  une  amulette  ou  uu 
instrument  servant  a  un  usage  quelconque.  Nous  suppo- 
sons  qu'elle  est  tombee  d'un  canot  et  qu'elle  a  fini  par  etre 
engagee  dans  les  travertins  madreporiques  qui  se  forment 
actuelleinent  encore  sur  presque  toutes  les  cotes  de  Cuba; 
qu'elle  a  ensuite  ete  ensablee  et  englobee  dans  la  formation 
moderne,  mais  sans  adherence  aucune  avec  la  gaugue. 

T  II  m'a  ete  soumis  en  meme  temps  que  cette  machoire 
une  dent  libreque  je  determinerai  comme  la  troisieme  mo^ 
laire  droite  inferieure.  Cette  dent  est  egalement  excessive- 
ment  usee;  la  couroune  en  est  entierement  detruite  k  la  face- 
externe  jusqu'au  collet,  et  diminuee  de  plus  de  moitie  a  la 
face  interne.  Elle  off  re  done  le  meme  caractere  que  la  canine 
et  les  incisives  qui  sent  restees  adherentes  k  la  machoire- 


DICTAMEN    DEL    DR.    hIjaB.  26S 

decrite,  mais  elle  ne  saurait  appartenir  a  cette  derniere^ 
puisque  les  alveoles  des  molaires  en  sont  toules  obUterees, 
II  est  assez  singulier  que  cette  dent  ait  ete  trouvee  dans 
la  meme  fouille  que  la  machoire.  On  pourrait  toutefois 
supposer  qu'elle  faisait  partie  d'un  collier  ou  de  quelque 
autre  parure  qui  se  serait  perdue  en  mome  temps  que  la 
machoire;  mais  ce  n'est  la  qu'une  hypolhese. 

En  resume,  nous  ne  pouvons  voir  dans  la  piece  qui  nous 
a  ete  soumise  qu'un  os  datant  d'une  epoque  prehistorique 
plus  ou  moins  ancienne  et  nous  n'osons  pousser  plus  loia 
nos  conclusions. 


Didamen  acerca  de  la  misma  mandibula,  del  doctor 
D.  J,  B.  Hijar  y  Haro. 

Sr.  Rodriguez  Ferrer:  Se  ha  servido  V.  honrarme  indi- 
c^ndome  que  formule  por  escrito  mi  opinion  sobre  la  cu- 
riosa  mandibula  fosil  que  nos  presento  en  el  Gongreso  dfr 
Americanistas,  y  voy  con  sumo  gusto  a  complacerle,  por 
mds  que  el  breve  estudio  que  de  ella  he  hecho,  me  deja  mu- 
cho  que  desear. 

Que  el  despojo  es  humano  no  cabe  dudarlo  porque  la  lon- 
gitud  de  sus  ramas  horizontales  no  permite  confundirla  con 
ninguna  de  las  mandibulas  inferiores  de  los  cuadrumanos 
conocidos  hasta  aqui.  Noinsisto  en  el  estudio  de  los  dientes 
y  otras  particularidades,  porque  la.verdad  me  parece  obvia. 

Dando  por  sentado  que  el  maxilar  sea  humano  y  pres- 
cindiendo  de  las  consideraciones  a  que  daria  lugar  la  ins- 
pecci6n  de  los  condilos  articulares  por  no  existir  las  ramas 
ascendentes,  la  primera  dificultad  que  se  presenta  es,  ave- 
riguar  porque  no  coexisten  los  alveoles  de  los  dientes  mo* 
lares  con  los  dos  dientes  incisivos  y  el  canino  izquierdo, 
que  al  iraves  de  las  revoluciones  de  los  siglos  quedau  en 
pie,  en  sus  respectivos  puntos  de  insercion. 

Un  distinguido  arqueologo,  de'alta  competencia  cientifi- 


566  CONGRESO    DE    AMERICANJSTAS. 

ca,  cree  que  los  alveolos  de  las  muelas  fuerou  raspados— 
supongo  que  con  alguna  piedra  pomez  6  algun  fragmenta 
volcinico,  poi*  no  conocerse  entoaces  la  lima  metilica^d 
fin  de  que  pudiera  servir  de  peiueta  a  alguua  elegante 
dama  deaquellos  oscuros  tiempos. 

Yo  pienso  de  otra  manera:  el  trabajo  de  fosilizaci6n  que 
petrific6  la  pieza  anat6mica  se  extendi6  a  las  cavidades  al- 
veolares  y  produjo  su  obliteraci6n. 

Si  esto  es  6  no  verdad,  dejo  a  la  mineralogia,  d  la  quimi- 
ca  6  a  la  anatomia  general,  los  houores  de  la  respuesta. 

Lo  que  me  parece  sumamente  raro,  esque  los  citados 
incisivos  y  el  laniar  izquierdo,  permanezcan  en  su  silio 
•cuando  esta  clase  de  dientes  son  los  primeros  que  en  el  se- 
pulcro  abandonan  sus  cavidades,  quedando  casi  siempre  en 
pie  los  molares  mayores,  que  acompanan  al  esqueleto  hasta 
su  completa  destruccion. 

En  atenci6n  A  las  reducidas  dimensiones  de  la  mandibula, 
u  la  suavidad  de  las  li'neas  huesosas  que  corresponden  d  la 
insercion  de  los  miisculos  y  a  la  forma  de  los  dientes  que 
mas  se  asemejan  a  los  de  leche  que  i  los  definitivos,  se  po- 
•dria  suponer  que  la  piezi  habia  perteuecido  i  una  nina  de 
cuatro  A  siete  aiios  pr6ximamente;  pero  al  notarse  que  por 
la  parte  superior,  las  cunas  de  los  incisivos  estdn  visible- 
niente  gastadas,  se  duda  si'  en  vez  do  haber  side  un  6rgano 
<;onstitutivo  de  una  nina,  lo  fue  de  una  mujer  diminuta 
que  frisara  en  los  sesenta  aiios. 

Para  entrar  en  esta  cuesiion  que  juzgo  de  inleres^  seria 
preciso  entrar  en  el  estudio  de  la  osificaci6n  de  los  dientes 
y  de  los  maxilarcs,  lo  cual  no  me  permite  hacer  el  breve 
■espacio  de  tiempo  de  que  puedo  dispouer. 

Por  lo  que  pueda  convenir  d  V.  en  las  provechosas  elu- 
tubraciones  a  que  se  dedica  y  para  que  haga  las  deduccio- 
nes  d  que  haya  lugar,  en  el  presente  caso,  tengo  el  honor 
de  poner  en  conocimienLo  de  V.  una  observaci6n,  de  cuya 
anomalia  en  mayor  6  menor  escala  dan  cuenta  los  fisi61o- 
^os  de  todos  los  tiempos:  me  refiero  d  un  nino  indfgena  de 


DBSGUBRIMIBMTOS.  267 

Jalisco  (M6jico)  de  raza  pura,  qoe  iiacW  eon  los  cuatro  in- 
cisivos  de  abajo  y  dos  iricieivos  y  ua  caiiino  arriba. 

Esta  anomalia  coij6tra*ta  fuertem«nle  con  la  de  una  nifta 
espaiiola  qu«  sufrieftdo  un  padocimiento  profundo  del  es- 
queleto  (osteitis  rareflante  escpofiilosa)  llegaba  A  los  nueve 
aflos  con  algunas  piezas molares  y  sin  ningiin  incisivo  en 
la  niandibula  inferior  ni  superior. 

La  oclusi6n  de  los  alvoolos  molares  del  curioso  y  Men 
-conservado  maxilar  inferior  que  V.  se  ha  servido  presen- 
tarnos  en  el  Congreso  de  Americanistas  ^reconocerd  por 
origen  la  anomalia  fisiolbgica  antes  expuesta  6  serd  la  con- 
^ecuencia  obligada  de  un  estado  patol6gico? 

Dejo  al  clarfsimo  entendiitiionto  de  V.  la  revelacion  del 
misterio. 

El  Secretario  Sr.  Fernandez  Duro:  El  Ministro  Ple- 
nipotenciario  de  Espana  en  Washington  ha  remitido  al 
Congreso  la  siguientecomunicacidn  redactada  en  castella- 
110,  que  le  ha  sido  enviada  desde  Baltimore  con  fecha  22 
de  Agosto. 

Memoria  acerca  de  la  prioridad  del  descuhrimiento 
por  los  espanoles  de  la  regwn  de  los  lagos,  por 
Mr.  George  A,  Leakin,  de  la  Sodedad  historica 
de  Maryland. 

Muy  seiior  mio:  Tengo  el  honor  de  llamar  su  atencidn 
hacia  un  objeto  relacionado  con  las  autigiiedades  ame* 
ricanas  que  solo  los  archivos  de  Espana  pueden  dilucidar, 
es  decir,  el  establecimieoto  en  este  pais  entre  San  Agustin 
y  los  lagos  del  N.,  dO'Ios  espanoles,  con  anterioridad  d  la 
ocupacion  de  los  holandeses,  suecos,  franceses  6  ingleses. 

1.°  En  1570,  F.  R.  Segura  vice-provincial  de  los  jesai- 
tas  espanoles  en  Florida,  desembarc6  en  las  orillas  del 
Chesapeake.  Su  objeto  era  la  conversion  de  los  indios,  uno 
de  los  cuales  habiendo  sido  hecho  prisionero  en  Florida 


t68  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS. 

y  convertido  al  ci'istiaDisaio,  sirvio  de  gula  a  los  misione- 
ros  quieues  mds  tarde  perecieroa  victimas  de  su  traici6n. 
Belatio  ytineris  pdg,  i22. 

2."  Melendez  con  una  fuerza  armada  se  internd  al  Nor- 
te de  San  Agustiu  y  erigi6  un  establecimiento  en  las  ori- 
Uas  de  Rappahannock  6  Potomac.  No  puedo  citar  por  el 
momentO'la  autoridad  en  que  fundo  este  dato. 

3."  El  gobernador  Seymour  de  Nueva-York  dijo  en  uii 
discurso: — Una  pequena  colonia  de  espanoles  existio  por 
algun  tiempo  cerca  del  lago  luondaga,  pero  fue  destruida 
por  los  indios. 

4."  Agustin  Herman,  despachado  por  el  gobernador  ho- 
laudes  Stuy vesaat  para  tratar  con  los  gobernadores  de  Ma- 
ryland y  de  Virginia  respecto  a  las  lineas  de  demarcacidn 
sostenia  su  reclamacion,  en  el  hecho  del  descubrimiento  de 
Colon  previamente  al  de  Raleigh  en  1578,  y  cuando  se  le 
requirio  hiciera  una  explanacion  cqntesto  «que  cuando  los 
Eslados  generales  (Holanda)  se  hicieron  independientes  de 
Espana  se  llevaron  consigo  todos  los  derechos  de  los  espa- 
noles en  America. 

5.°  En  un  mapa  (1670)  hecho  por  Herman,  actualmente 
en  mi  posesion,  dice,  es  cierto  que  los  espaiioles  teniai> 
gran  provision  de  minerales  mds  alU  de  las  montanas,  y 
recomienda  se  tenga  esto  presente  con  objeto  de  poderselo- 
arrebalar  algiiu  dia. 

6.°  William  Jose  Onseley  Esq.  Agregado  a  la  Legacion 
de  Inglaterra  en  1829  habla  de  ciertas  minas  en  Charlotte 
(Carolina  del  Norte) ,  en  que  se  encontraron  utiles  de  im- 
portacion  extranjera, 

7.*  En  una  obra  publicada  en  los  Estados-Unidos,  Scho- 
vlcraft,  menciona  una  piedra  rasa  encontrada  cerca  de  Man- 
luis  (Nueva-York)  con  una  inscripcion  espanola  del  ano 
1520,  y  el  gobernador  Seymour  anade:  «los  espanoles  fa- 
bricaron  fuertes  mucho  antes  de  que  los  holandeses,  fran- 
ceses  6  ingleses  visitaran  esta  region  y  se  encuentran  res- 
tos  de  crucifijos  y  de  armas.  » 


DKSCUBRIIftBNTOS.  269' 

8.'  En  una  carta  publicadapor  la  Sociedad  hisWrica  de 
Long  Island,  Dantrers  dice:  «le  pregunte  al  indio  Hans 
quienes  eran  los  primeros  cristianos  que  se  habfan  visto 
por  aqui;»  y  el  replied  ilos  espaiioles  6  Portugueses  que 
•compraban  maiz  6  grano  espaiiol  pero  no  permanecieron 
muchotiempo;  despues  vinieron  los  holandeses  6  Gobernop 
Island  y  &  Fort  Orange  6  Albany,  y  despues  vinieron  los 
ingleses. 

9.'  Johann  Schoner,  sabio  matemStico  alemdn,  constru- 
yo  en  1520  un  gran  globoque  se  conserva  aun  en  la  ciudad 
4e  Nuremberg,  en  el  cual  la  parte  superior  de  la  America 
del  Norte  es  llamada  Terra  de  Cvha. 

he  reunido  estos  datos  incompletos  que  creo  ser^n  sufi- 
cientes  para  promover  mayor  investigaci6n  por  parte  de  la 
sabia  asociaci6n  de  Americanistas  que  se  ha  de  reunir  en 
Madrid  el  25  de  Setiembre,  y  si  este  asunto  fuese  hon- 
rado  con  su  atenci6n,  mecomplacere  en  conservar  elresul- 
tado  de  sus  deliberaciones  en  los  archivos  de  la  Socie- 
dad hist6rica  de  Maryland. — Con  este  motivo  tengo  el  ho- 
nor etc.  Firrliado. — George  A.  Leakin. 

El  Sr.  Pezuela:  Me  he  levantado  linicamente  para  de- 
cir,  que  en,  la  biblioteca  de  la  Real  Academia  de  la  Historia, 
en  cuyo  local  nos  hallamos,  existen  pruebas  de  la  prioridad 
de  los  espanoles  en  el  reconocimiento  y  aiin  establecimiento 
en  la  regi6n  de  que  trata  la  memoria  que  acaba  de  leerse.  La 
historia  de  la  Florida  y  la  Luisiana  se  condensa  en  los  do- 
€umentos  y  libros  conservados  en  dicha  biblioteca  y  por 
estar  ineditos  y  no  ser  conocidos  de  los  que  ban  escrito  de 
aquellas  partes,  se  ban  propalado  especies  err6neas,  sobre 
todo  al  tratar  de  la  ocupaci6n  de  la  Florida  por  Pedro  Me- 
nendez  de  Aviles  (1). 


(1)    Acerca  de  algrunas  de  las  cuestiones  planteadas  por  el  Sr.  G.  A.  Leakin, 
puede  consultarse  la  interesante  obra  del  Sr.  Barcia,  Ensayo  cronologico  para 
■la  historia  de  la  Florida.  — C.  Fern&ndez  Duro. 
1  8 


270  CONGRESS   OF  AMBR10AMST8.  I 

El  Secrettrio  Sr.  Fern^mdez  Dtiro  presento  la 
siguiente  niemoria  redbida  d6  la  Legacion  de  los 
Estados-Unidos  de  America,  en  Madrid. 


Smithsonian  Institution.  Bureau  of  Ethnology.- — 
Washington  Sept.  7,  1881. 

ExcMO.  Sr.  Presidente  del  Conoreso  Internacional  de 
Ambricanistas: 

Sir:  The  International  Congress  of  Americanists  is  orga- 
nized for  a  purpose  in  which  I  am  deeply  interested  and  it 
is  with  profound  regret  that  1  find  myself  unable  to  be  pre- 
sent at  the  session  in  Madrid. 

I  beg  to  express  my  appreciation  of  the  appropriateness 
of  the  place  selected  for  the  meeting,  it  being  the  capital  of 
the  country  so  largely  connected  with  early  explorations  on 
this  hemisphere  and  where  many  of  the  arcBives  of  those 
explorations  are  deposited. 

It  will  be  interesting  to  the  Congress  to  be  informed  that 
the  agencies  for  anthropologic  investigation  now  existing 
in  America  are  numerous  ad  that  the  general  work  has  of 
late  been  prosecuted  by  them  with  great  vigor  and  success. 

First  in  importance  among  these  is  the  Smithsonian  Ins- 
titution at  Washington  which  for  many  years  has  devoted 
a  portion  of  its  revenues  and  a  larger  proportion  of  its  pu- 
blications to  the  general  subject,  as  will  be  seen  from  its 
Annual  Report  for  the  year  1879,  a  copy  of  which  accom- 
panies this  letter.  Other  most  efficient  agenciesare  the  Pea- 
body  Museum  at  Cambridge,  Massachusetts,  and  the  Ar- 
chaeologic  Institute  of  America  at  Boston  both  of  which 
assist  explorations,  form  collections,  and  issue  publications 
of  great  value. 

In  all  of  the  principal,  cities  of  the  United  States  Archaeo- 


2  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  271 

logic  museums  are  founded.  There  are  also  manystatev  city 
and  county  societies  throughout  the  country  devoted  to  the 
study  of  American  antiquities  and  anthropology  in  general, 
which  collect  materials  from  year  to  year  and  publish  infor- 
mation concerning  them.  Principal  among  these  are  the 
Davenport  Academy  of  Sciences  and  the  Anthropological 
Society  of  Washington.  An  abstract  of  the  proceedings  of 
the  last  mentioned  society  is  herewith  submitted. 

In  addition  to  these  agencies  many  of  the  learned  socie- 
ties which  embrace  the  wider  scope  of  general  science  dc- 
'vote  attention  in  their  meetings  and  publications  to  the 
subject  of  American  and  general  Anthropology.  This  is  the 
case  with  the  National  Academy  of  Sciences  and  with  the 
American  Association  for  the  Advancement  of  Science,  the 
latter  of  which  has  organized  an  independent  section  of 
anthropology,  presided  over  by  one  of  its  vice  presidents. 
The  sessions  of  that  section  are  more  generally  attended 
and  attract  more  interest  than  those  of  any  other  of  the  sec- 
tions of  that  association  which  annually  gathers  several, 
thousand  persons  to  its  meetings  held  in  different  parts  of 
the  country. 

For  a  long  period  of  years  the  Government  of  the  United 
States  has  supported  scientific  research  in  this  department 
in  numerous  ways  and  by  various  agencies  until  at  last  a 
Bureau  of  Ethnology  has  been  established,  supported  by 
appropriations  made  by  the  National  Legislature. 

Herewith  I  transmit  an  account  of  its  operations  for  the 
fiscal  year  ending  June  30,  1880,  introduced  by  a  brief  his- 
tory of  its  organization.  The  account  is  substantially  the 
same  as  that  contained  in  the  report  of  the  Director  for  the 
same  year,  which  is  yet  unpublished.  From  the  fact  that 
the  assistants  and  collaborators  of  the  Bureau  arc  widely 
scattered  throughout  North  America  it  is  impossible  to 
present  a  succint  account  of  the  operations  for  the  year  just 
passed. 

In  addition  to  the  paper  above-mentioned  I  also  transmit 


272  CONGRESS    OF    AMERICANISTS.  3 

the  following  publications  of  the  Bureau  of  Ethnology  and 
other  papers  which  may  possibly  be  of  interest: 

Introduction  to  the  Study  of  Indian  Languages,  1  St.  Edi- 
tion, by  J.  W.  Powfell. 

Introduction  to  the  Study  of  Indian  Languages,  2.*'  Edi- 
tion, by  J.  W.  Powell. 

Introduction  to  the  Study  of  Mortuary  Customs,  by  Dr. 
N.  O.  Yarrow. 

Introduction  to  the  Study  of  Sign  Language,  by  Brevet 
Lieut  Col.  Garrick  Mallery,  U.  S.  army. 

Annual  Report  of  the  Smithsonian  Institution ,  for  1879. 

Abstract  of  Transactions  of  the  Anthropological  Society  of 
Washington,  D.  G. ,  for  the  years  ending  Jane  30,  1880, 
and  January  18,  1881. 

Outlines  of  the  Philosophy  of  the  North  American  Indians, 
by  J.  W.  Powell. 

Mythologic  Philosophy,  an  address,  by  J.  W.  Powell. 
-  Volumes  1  and  3,  Contributions  to  North  American  Eth- 
nology (1). 

It  will  thus  be  perceived  that  the  field  has  already  been 
extensively  cultivated  and  its  magnitude  recognized.  The 
large  number  of  the  native  tribes  in  America  with  their 
diversities  in  languages,  customs  mythologies  and  other 
characteristics,  the  great  area  of  the  pueblos  and  ruins,  the 
wide  distribution  of  mounds  and  of  works  of  art  scattered 
every  where  over  the  territory  continue  to  require  research. 
But  in  all  of  these  departments  hurried  and  superficial 
examination  can  now  accomplish  nothing  of  value.  The 
mere  notes  of  tourists  and  anthropologic  travellers  will  only 
add  to  the  mass  of  materials  already  published  by  the  same 
class  of  writers,  which  is  now  known  to  be  generally 
worthless;  indeed  worse  than  worshless  as  it  has  misguided 
inquiry  and  has  been  made  the  basis  of  false  theories.  A 


(!)    I.as  indicaJas  obras  no  se  han  recibido  en  la  Secretaria  del  Congreso. 


4  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  273 

sufficient  amount  of  information  obtained  by  true  scientific 
methods  of  research  is  already  collected  to  incite  further 
•  research  of  the  same  kind  in  useful  directions  and  to  form 
the  basis  of  accurate  deductions.  What  is  now  needed  is 
€areful,  painstaking  research  by  scientific  men  wha  will 
■devote  a  long  time  to  special  branches  of  investigation. 

In  this  labor  the  scholars  of  Europe,  trained  as  they  are 
in  the  methods  of  science  and  grasping  its  guiding  princi- 
ples, can  perform  an  important  part ,  and  their  assistance 
and  cooperation  has  and  ever  will  be  heartily  welcomed. 

May  I  be  permitted  to  suggest  that  it  might  be  of  interest 
to  the  members  of  the  Congress  to  visit  America  for  the 
purpose  of  surveying  the  general  aspects  of  the  field  of  re- 
search, the  methods  of  investigation  adopted,  and  the  re- 
sults accomplished;  and  at  the  same  time  meet  American 
scholars  engaged  in  this  department.  This  possibly  could 
be  accomplished  by  holding  one  of  its  meetings  in  this  coun- 
try, and  I  most  earnestly  extend  an  invitation  to  the  hono- 
rable and  learned  Congress  to  hold  an  early  session  in 
America  should  the  invitation  be  accepted  ,  I  beg  to  be  in- 
formed thereof  at  an  early  date  that  suitable  preparation 
may  be  made  by  the  Anthropologits  of  America  for  the 
appropriate  reception  of  your  honorable  body. 

I  am  with  profound  respect,  Your  obedient  servant, 
J.  W.  Powell.  Director  of  the  Bureau  of  Ethnology. 

A  SKETCH  OF   THE    OPERATIONS   OF  THE   BUREAU  OF  ETHNOLOGY, 
FOR  THE  YEAR   ENDING  JUNE  30,  1880. 

The  explorations  of  the  Colorado  River  of  the  West  be- 
gun in  1869  by  authority  of  Congressional  action  was,  by 
the  same  authority,  subsequently  continued  as  the  second 
division  of  the  Geographical  and  Geological  Survey  of  the 
Territories,  and  finally  as  the  Geographical  and  Geological 
Survey  of  the  Rocky  Mountain  Region. 

By  act  of  Congress  of  March  3**  1879,  the  various  Geo- 

^«    *  18 


274  CONGRESS    OF   AMERICANISTS.  '5 

logical  and  Geographical  Surveys  existing  at  that  time 
were  discontinued  and  the  U.  S.  Geological  Survey  es- 
tablished. 

In  all  the  earlier  surveys  anthropologic  researches  among 
the  North  American  Indians  were  carried  on.  In  that 
branch  of  the  work  finally  designated  as  the  Geographical 
and  Geological  Survey  of  the  Rocky  Mountain  Region, 
such  research  constituted  an  important  part  of  the  work. 
In  the  act  creating  the  Geological  Survey  provision  was 
made  to  continue  work  in  this  field  under  the  direction  of 
the  Smithsonian  Institution  on  the  basis  of  the  methods 
developed  and  materials  collected  by  the  Geographical  and 
Geological  Survey  of  the  Rocky  Mountain  Region. 

Under  the  authority  of  the  act  of  Congress  providing  for 
the  continuation  of  the  work  the  Secretary  of  the  Smith- 
sonian Institution  entrusted  its  managements  to  the  for- 
mer Director  of  the  Survey  of  the  Rocky  Mountain  Region 
and  thus  a  Bureau  of  Ethnology  was  practically  orga- 
nized. 

In  the  annual  Report  of  the  Geographical  and  Geological 
Survey  of  the  Rocky  Mountain  Region  for  1877  the  follo- 
wing statement  of  the  work  at  that  time  appears: 

KTHNOGRAPHIC    WORK. 

During  the  same  office  season  the  etnographic  work  was 
more  thoroughly  organized,  and  the  aid  of  a  large  num- 
ber of  volunteer  assistants  living  throughout  the  country 
was  secured.  Mr.  W.  H.  Dall,  of  the  United  States  Coast 
Survey,  prepared  a  paper  on  the  tribes  of  Alaska,  and  edi- 
ted other  papers  on  certain  tribes  of  Oregon  and  Washing- 
ton Territory.  He  also  superintended  the  construction  of 
an  ethnographic  map  to  accompany  his  paper,  including 
on  it  the  latest  geographic  determination  from  all  available 
sources.  His  long  residence  and  extended  scientific  labors 
in  that  region  peculiarly  fitted  him  for  the  task,  and  he  has 


H  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  275 

made  a  valuable  contribution  both  to  ethnology  and  geo- 
graphy. 

With  the  same  volume  was  published  a  paper  on  the  ha- 
bits and  customs  of  certain  tribes  of  the  State  of  Oregon  and 
Washington  Territory,  "prepared  by  the  late  Mr.  Georges 
Gibbs  while  he  was  engaged  in  scientific  work  in  that  re- 
gion for  the  government.  The  volume  also  contains  a  Nisk- 
walli  vocabulary  with  extended  grammatic  notes ,  the  last 
great  work  of  the  lamented  author. 

In  addition  to  the  maps  above  mentioned  and  prepared 
by  Mr.  Dall,  a  second  has  been  made,  embracing  the  wes- 
tern portion  of  Washington  Territory  and  the  northern 
part  of  Oregon.  The  map  includes  the  results  of  the  latest 
geographic  information  and  is  colored  to  show  the  distri- 
bution of  Indian  tribes,  chiefly  from  notes  and  maps  left  by 
Mr.  Gibbs. 

The  Survey  is  indebted  to  the  following  gentlement  for 
valuable  contributions  to  this  volume:  Gov.  J.  Furujelm, 
Lieut.  E.  De  Meulen,  Dr.  Wm.  F.  Tolmie,  and  Rev.  Fa- 
ther Mengarini. 

Mr.  Stephen  Powers,  of  Ohio,  who  had  spent  several 
years  in  the  study  of  the  Indians  of  California,  had  the 
year  before  been  engaged  to  prepare  a  piaper  on  that  sub- 
ject. In  the  mean  time  at  my  request  he  was  employed  by 
the  Bureau  of  Indian  Affairs  to  travel  among  these  tribes 
for  the  purpose  of  making  collections  of  Indian  arts  for  the 
International  Exhibition.  This  afforded  him  opportunity  of 
more  throughly  accomplishing  his  work  in  the  preparation 
of  the  above  mentioned  paper.  On  his  return  the  new  ma- 
terial was  incorporated  with  the  old,  and  the  whole  has 
been  printed. 

At  our  earliest  knowledge  of  the  Indians  of  California 
they  were  divided  into  small  tribes  speaking  diverse  lan- 
guages and  belonging  to  radically  different  stocks,  and  the 
whole  subject  was  one  of  great  complexity  and  interest. 
Mr.  Powers  has  successfully  unraveled  the  difficult  pro- 


276  CONGRESS   OF   AMERICANISTS.  7 

blems  relating  to  the  classification  and  affinities  of  a  very- 
large  numberg  of  tribes,  and  his  account  of  their  habits 
and  customs  is  of  much  interest. 

In  the  volume  with  his  paper  will  be  found  a  number  of 
vocabularies  collected  by  himself,  Mr.  George  Gibbs,  Ge- 
neral George  Crook,  U.  S.  A.,  General  W.  B.  Hazen,  U. 
S.  A.,  Lieut.  Edward  Ross,  U.  S.  A.,  Assistant  Surgeon 
Thomas  F.  Azpell,  U.  S.  A.,  Mr.  Ezra  Williams,  Mr.  J.  R. 
Bartlelt,  Gov.  J.  Furujelm  Prof.  F.  L.  0.  Roehrig,  Dr.  Wi- 
lliam A.  Gabb,  Mr.  H.  B.  Brown,  Mr.  Israel  S.  Diehl,  Dr. 
Oscar  Loew,  Mr.  Albert  S.  Gatschet,  Mr.  Livingston  Sto- 
ne, Mr.  Adam  Johnson,  Mr.  Buckingham  Smith,  Padre 
Arroyo,  Rev.  Father  Gregory  Mengarini,  Padre  Juan  Ga- 
melias,  Hon.  Horatio  Hale,  Mr.  Alexander  S.  Taylor,  Rev. 
Antonio  Timmeno,  and  Father  Bonaventure  Sitjar. 

The  volume  is  accompanied  by  a  map  of  the  State  of  Ca- 
lifornia, compiled  from  the  latest  official  sources  and  colo- 
red to  show  the  distribution  of  linguistic  stocks. 

The  Rev.  J.  Owen  Dorsey,  of  Maryland,  has  been  enga- 
ged for  more  ihan  a  year  in  the  preparation  of  a  grammar 
and  dictionary  of  the  Ponka  language.  His  residence  among 
these  Indians  as  a  missionary  has  furnised  him  favorable 
opportunity  for  the  necessary  studies,  and  he  has  pushed 
forward  the  work  with  zeal  and  ability,  his  only  hope  of 
reward  being  a  desire  to  make  a  contribution  to  science. 

Prof.  Otis  T.  Mason,  of  Columbian  College,  has  for  the 
past  year  rendered  the  office  much  assistance  in  the  study  of 
the  history  and  statistics  of  Indian  tribes. 

On  June  13,  Brevet  Lieut,  Col.  Garrick  Mallery,  U.  S.  A., 
at  the  request  of  the  Secretary  of  the  Interior,  joined  ray 
corps  under  orders  from  the  honorable  Secretary  of  War, 
and  since  that  time  has  been  pngaged  in  the  study  of  the  sta- 
tistics and  history  of  the  Indians  of  the  western  portion  of 
the  United  States. 

In  April  last,  Mr.  A.  S.  Gatschet  was  employed  as  a  phi- 
lologist to  assist  in  the  ethnographic  work  of  this  Survey. 


8  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  277 

He  had  previously  been  engaged  in  the  study  of  the  lan- 
guages of  various  North  American  tribes.  In  June  last  at 
the  request  of  this  ofTice  he  was  employed  by  the  Bureau 
of  Indian  Affairs  to  collect  certain  statistics  relating  to  the 
Indians  of  Oregon  and  Washington  Territory,  and  is  now 
in  the  field.  His  scientific  reports  have  since  that  time  been 
forwarded  through  the  honorable  Commissioner  of  Indian 
Affairs  to  this  ofiice.  His  work  will  be  included  in  a  volume 
now  in  course  of  preparation. 

Dr.  H.  C.  Yarrow,  U.  S.  A.,  now  on  duty  at  the  Army 
Medical  Museum,  in  Washington,  has  been  engaged  du- 
ring the  past  year  in  the  collection  of  material  for  a  mono- 
graph on  the  customs  and  rites  of  sepulture.  To  aid  him  in 
this  work  circulars  of  inquiry  have  been  widely  circulated 
among  ethnologists  and  other  scholars  throughout  North 
America,  and  much  material  has  been  obtained  which  will 
greatly  supplement  his  own  extended  observations  and  re- 
searches. 

Many  other  gentlemen  throughout  the  United  States  have 
rendered  me  valuable  assistance  in  this  department  of  in- 
vestigation. Their  labors  will  receive  due  acknowledgment 
at  the  proper  time,  but  I  must  not  fail  to  render  my  sincere 
thanks  to  these  gentlemen,  who  have  so  cordially  and  effi- 
ciently co-operated  with  me  in  this  work. 

A  small  volume,  entitled  ^Introduction  to  the  Study  of 
Indian  Languages, »  has  been  prepared  and  published.  This 
book  is  intended  for  distribution  -among  collectors.  In  its 
preparation  I  have  been  greatly  assisted  by  Prof.  W.  D. 
Whitney,  the  distinguished  philologist  of  Yale  College.  To 
him  I  am  indebted  for  that  part  relating  to  the  representa- 
tion of  the^sounds  of  Indian  languages;  a  work  which  could 
not  be  properly  performed  by  any  other  than  a  profound 
scholar  in  this  branch. 

I  complete  the  statement  of  the  office-work  of  the  past 
season  by  mentioning  that  a  tentative  classification  of  the 
linguistic  families  of  the  Indians  "of  the  United  States  has 


278  CONGRESS   OF    AMERICANISTS.  9 

been  prepared.  This  has  been  a  work  of  great  labor,  to  which 
I  have  directed  much  of  my* own  time,  and  in  wich  I  have 
received  the  assistance  of  several  of  the  gentlemen  above 
mentioned. 

In  pursuing  these  ethnographic  investigations  it  has 
been  the  endeavor  as  far  as  possible  to  produce  results  that 
would  be  of  practical  value  in  the  administration  of  Indian 
affairs,  and  for  this  purpose  especial  attention  has  been 
paid  to  vital  statistics,  to  the  discovery  of  linguistic  affini- 
ties, the  progress  made  by  the  Indians  towards  civilization, 
and  the  causes  and  remedies  for  the  inevitable  conflict  that 
arises  from  the  spread  of  civilization  over  a  region  pre- 
viously inhabited  by  savages.  I  may  be  allowed  to  express 
the  hope  that  our  labors  in  this  direction  will  not  be  void 
of  such  useful  results. 

In  1878  no  report  of  the  Survey  of  the  Rocky  Mountain 
Region  was  published  as  before  its  completion  the  question 
of  reorganizing  all  of  the  surveys  had  been  raised,  but  the 
work  was  continued  by  the  same  methods  as  in  previous 
years. 

The  operations  of  the  Bureau  of  Ethnology  during  the 
fiscal  year  ending  June  30,  1880  will  be  briefly  described. 

In  the  plan  of  organization  two  methods  of  operation  are 
embraced: 

First,  the  prosecution  of  research  by  the  direct  employ- 
ment of  scholars  and  specialists:  and  Second,  by  inciting 
and  guiding  research  immediately  conducted  by  collabora- 
tors at  work  throughout  the  country. 
■  It  has  been  the  effort  of  the  Bureau  to  prosecute  work  in 
the  various  branches  of  Norht  American  anthropology  on  a 
systematic  plan  so  that  every  important  field  should  be  cul- 
tivated, conditioned  only  by  the  limits  imposed  by  the 
amount  appropriated  by  Congress. 

With  little  exception  ail  sound  anthropologic  investiga- 
tion in  the  lower  states  of  culture  exhibited  by  tribes  of 
men  as  distinguished  from  nations  must  have  a  firm  foun- 


10  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  279 

dation  in  language.  Customs,  laws,  governments,  institu- 
tions, mythologies,  religions,  and  even  arts  cannot  be  pro- 
perly understood  without  a  fundamental  knowledge  of  the 
languages  which  express  the  ideas  and  thoughts  embodied 
therein.  Actuated  by  these  considerations  prime  attention 
has  been  given  to  language. 

It  is  not  probable  that  there  are  many  languages  in 
North  America  entirely  unknown,  and  in  fact  it  is  possible 
there  are  none:  but  of  many  of  the  known  languages  but 
short  vocabularies  have  appeared.  Except  for  languages 
entirely  unknown  the  time  for  the  publication  of  short  vo- 
cabularies has  passed:  they  are  no  longer  of  value.  The  Bu- 
reau proposes  hereafter  to  publish  short  vocabularies  only 
in  the  exceptional  cases  mentioned  above. 

The  distribution  of  the  Introduction  to  the  Study  of  In- 
dian Languages,  is  resulting  in  the  collection  of  a  large  se- 
ries of  chreslomathies  which  it  is  believed  will  be  worthy 
of  publication.  It  is  also  proposed  to  publish  grammars 
and  dictionaries  when  those  have  heen  thoroughly  and  ca- 
refully prepared.  In  each  case  it  is  deemed  desirable  to 
connect  with  the  grammar  and  dictionary  a  body  of  litera- 
ture designed  as  texts  for  reference  in  explaining  the  facts 
and  principles  of  the  language.  These  texts  will  be  accom- 
panied by  interlinear  translations  so  arranged  as  to  greatly 
facilitate  the  study  of  the  study  of  the  chief  grammatic  cha- 
racteristics. 

BIBLIOGRAPHY     OF     NORTH     AMERICAN     PHILOLOGY  ,     BY 
MR.    J.    C.     PILLING. 

There  is  being  prepared  in  the  office  a  bibliography  of 
North  American  languages.  II  was  originally  intended  as 
a  card  catalogue  for  office  use  but  has  gradually  assumed 
proportions  which  seem  to  justify  its  publication.  It  is  de- 
signed as  an  authors  catalogue,  arranged  alphabetically, 
and  is  to  include,  grammars,  dictionaries,  vocabularies, 


280  CONGRESS    OF   AMERICANISTS.  1  I 

translations  of  the  scriptures,  himnals,  doctrinae  christia- 
nae,  tracts,  school-books,  etc. ,  general  discussions,  and 
reviews  when  of  sufficient  importance  in  short,  a  catalo- 
gue of  'authors  who  have  written  in  or  upon  any  of  the 
languages  of  North  America,  with  a  list  of  their  works. 

It  has  been  the  aim  in  preparing  thes  material  to  make 
not  only  full  titles  of  all  the  works  containing  linguistics 
but  also  to  exhaust  editions:  whether  fall  titles  of  editions 
subsequent  to  the  first  will  be  printed  will  depend  some- 
what on  the  size  of  the  volume  it  will  make — there  being 
at  present  about  four  thousand  five  hundred  cards — pro- 
bably about  three  thousand  titles. 

The  Bibliography  is  based  on  the  library  of  the  Director 
bat  much  time  has  been  spent  in  various  libraries,  public 
and  private,  the  more  important  being  the  Congressional^ 
Boston  Public,  Boston  Athenseum,  Haward  College,  Con- 
gregational of  Boston,  Massachusetts  Historical  Society, 
American  Antiquarian  Society  of  Worcester,  the  John  Car- 
ter Brown  Library  at  Providence,  the  Watkinson  at  Hart- 
ford ,  and  the  American  Bible  Society  at  New  York.  It  is 
hoped  that  Mr.  Pilling  may  find  opportunity  to  visit  the 
principal  libraries  of  New  York  and  Philadelphia,  especia- 
lly those  of  the  historical  societies,  before  the  work  is 
is  printed. 

In  addition  to  personal  research  much  correspondence 
has  been  carried  on  with  the  various  missionaries  and  In- 
dian Agents  throughout  the  United  States  and  Canada  and 
with  gentlemen  who  have  written  upon  the  subject  among 
whom  are  Dr.  N.  Rink  of  Copenhagen,  Dr.  J.  C.  E. 
Buschman  of  Berlin,  and  the  well  known  bibliographers, 
Mr.  J.  Sabin  of  New  York,  Hon.  J.  R.  Bartlett  of  Pro- 
vidence, and  Senor  Don  J.  G.  Icazbalceta  of  the  City  of 
Mexico. 

Mr.  Pilling  has  not  attempled  to  classify  the  material 
linguistically.  That  work  has  been  left  for  a  future  publica- 
tion intended  to  embody  the  results  of  an  attempt  to  clas- 


12  SMITHSONIAN   INSTITUTION.  28J 

sify  the  tribes  of  North  America  on  the  basis  of  language 
and  now  in  counee  of  preparation  by  the  Director. 

LINGUISTIC  AND    OTHER     ANTHROPOLOGIC    RESEARCHES    BY    THE 

REV.    I.    OWEN    DORSEY. 

For  a  number  of  years  Mr.  Dorsey  has  been  engaged  in 
investigations  among  a  group  of  cognate  Dakotan  tribes 
embracing  three  languages:  (l^legiha,  spoken  by  the  Pon- 
kas  and  Omahas  with  a  closely  related  dialect  of  the  same 
spoken  by  the  Kansas,  Osage,  and  Kvv^apa  tribes;  the  Ici- 
were  spoken  by  the  Iowa,  Oto,  and  Missouri  tribes:  and 
the  Hotcaiigara,  spoken  by  the  Winnebago. 

In  July  1878  he  repaired  to  the  Omaha  reservation  in 
the  neighborhood  of  which  most  of  these  languages  are 
spoken,  for  the  purpose  of  continuing  his  studies. 

Mr.  Dorsey  commenced  the  study  of  the  (|]egiha  in  1871 
and  has  continued  his  researches  in  the  group  until  the 
present  time.  He  has  collected  a  very  large  body  of  linguis- 
tic material  both  in  grammar  and  vocabulary  and  when 
finally  published  a  great  contribution  will  be  made  to  North 
American  linguistics. 

These  languages  are  excessively  complex  because  of  the 
synthetic  characteristies  of  the  verb,  incorporated  particles 
being  used  in  an  elaborate  and  complex  scheme. 

In  these  languages  six  general  classes  of  pronouns  are 
found: 

1".    The  free  personal. 

2''.     The  incorporated  personal. 

S*.     The  demonstrative. 

4'''.    The  interrogation. 

5*".    The  relative. 

6'\    The  indefinite. 

One  of  the  most  interesting  features  of  the  language  is 
found  in  the  genders  or  particle  classifiers.  The  genders 
or  classifiers  are  animate  and  Inammate  and  these   are 


2^2  CONGRESS   OF   AMERICANISTS.  13 

again  divided  into  the  standing ,  sitting,  reclining,  and  mo- 
ving-^ but  in  the  Winnebago  the  reclining^  and  moving  cons- 
titute but  one  class.  They  are  suffixed  to  nouns,  pronouns, 
and  verbs.  When  nouns,  adjectives,  adverbs,  and  preposi- 
tions are  used  as  predicants ,  i.  e. ,  to  perform  the  function 
of  verbs,  these  classifiers  are  also  suffixed.  The  classifiers 
point  out  with  particularity  the  gender  or  class  of  the  sub- 
ject and  object.  When  numerals  are  used  as  nouns  the 
classifiers  are  attached. 

In  nouns  and  pronouns  case  functions  are  performed  by 
an  elaborate  system  of  post  positions  in  conjunction  with 
the  classifiers. 

The  verbs  are  excessively  complex  by  reason  of  the  use 
of  many  incorporated  particles  to  denote,  cause,  manner, 
instrument^  purpose,  condition,  time,  etc.  Voice,  mode,  and 
tense  are  not  systematically  differentiated  in  the  morpholo- 
gy but  voices,  modes,  and  tenses,  and  a  great  variety  of 
adverbial  qualifications  enter  into  the  complex  scheme  of 
incorporated  particles. 

Sixty-six  sounds  are  found  in  the  (Cegiha,  sixty-two  in 
the  I  ciwere,  sixty-two  in  the  Holcangara:  and  the  alpha- 
bet adopted  by  the  Bureau  is  used  successfully  for  theif 
expression. 

While  Mr.  Dorsey  iias  been  prosecuting  his  linguistic 
studies  among  these  tribes  he  has  had  abundant  opportu- 
nity to  carry  on  other  branches  of  anthropologic  research 
and  he  has  collected  extensive  and  valuable  materials  on 
sociology,  mythology,  religion,  arts,  customs,  etc. 

His  final  publication  of  the  (pegiha  will  embrace  a  volu- 
me of  literature  made  up  of  mythic  tales,  historic  narrati- 
ves, letters,  etc.,  in  the  Indian,  wath  interlinear  translations 
Another  volume  will  be  devoted  to  the  grammar  and  a 
third  to  the  dictionarv. 


14  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  283 

LINGUISTIC    RESEARCHES   BY   THE   REV.    S.    R.    RIGGS. 

In  1852,  the  Smithsonian  Institution  published  a  gram- 
mar and  dictionary  of  the  Dakota  language  prepared  by- 
Mr.  Riggs. 

Since  that  time  Mr.  Riggs,  assisted  by  his  sons  A.  L. 
and  J.  L.  Riggs  and  by  Mr.  Willianson  has  been  steadily 
engaged  in  revising  and  enlarging  the  grammar  and  dic- 
tionary; and  at  the  request  of  the  Bureau  he  is  also  prepa- 
ring a  volume  of  Dakota  literature  as  texts  for  illustration 
to  the  grammar  and  dictionary  He  is  rapidly  preparing 
this  work  for  publication  and  it  will  soon  appear. 

The  work  of  Mr.  Riggs  and  that  of  Mr.  Dorsey  mentio- 
ned above,  with  the  materials  already  published  will  place 
the  Dakotan  languages  on  record  more  thoroughly  than 
those  of  any  other  family  in  this  country. 

The  following  is  a  table  of  the  languages  of  this  family 
now  recognized  by  the  Bureau: 

LANGUAGES  OF  THE  DAKOTAN  FAMILY. 

1.  Dakota  (Sioux),  including  four  dialects: — 

(a)  Sisiton  wan  (Sisseton)  and  Waqpeton  wan  (War- 

peton). 

(b)  Mdewakan  ton  wan. 

(These  two  are  about  equivalent  to  the  modern  Isan'yati 
(Santee). 

(c)  Ihaiik'ton   wan   (Yanton),  including  the  Assi- 

niboins. 

(d)  Ti'ton  wan  (Teton). 

2.  (l^egiha,  in  two  (?)  dialects: — 

(a)  Uman'han  (Omaha),  spoken  by  the  Omahas  and 

Ponkas;  and 

(b)  Ugaqpa  (Kwapa),  Spoken  by  Kwapas,  Osages, 

and  Kansas. 

3.  Tciwere,  in  two  dialects: — 

XX 


284  CONGRESS  OF  AMERICANISTS.  15 

(a)  Tciwere,  spoken  by  the  Otos  and  Missouris;  and 

(b)  Tcekiwere,  spoken  by  the  lowas. 

4.  Hotcan'gara,  spoken  by  the  Winnebagons. 

5.  N'umankaki  (Mandan),  in  two  dialects: — 

(a)  Mitiitahankuc;  and 

(b)  Ruptari. 

6.  Hi(l:ats'a  (Hidatsa),  in  two  (?)  dialects: — 

(a)  Hidatsa,  or  Minnetaree;  and 

(b)  Absaroka,  or  Grow. 

7.  Tutelo,  in  Canada. 

8.  Kalaba  (Catawba),  in  South  Carolina. 


LINGUISTIC   AND    GENERAL    RESEARCHES    AMONG    THE    KLAMATH 
INDIANS,    BY   MR.    A.    S.    GATSCHET. 

Of  the  Klamatk  language  there  are  two  dialects ,  one 
spoken  by  the  Indians  of  Klamath -Lake  and  the  other  by 
the  Modocs,  constituting  the  Lutaami  family  of  Hale  and 
Gallatin. 

Mr.  Gatschet'has  spent  much  time  among  these  Indians, 
at  their  reservation  and  elsewhere,  and  has  at  the  present 
time  in  manuscript  nearly  ready  for  the  printer  a  large 
body  of  Klamath  literature  consisting  of  mythic,  ethnic, 
and  historic  tales,  a  grammar  and  a  dictionary.  The  stories 
were  told  by  the  Indians  and  recorded  by  himself  and 
costitute  a  valuable  contribution  to  the  subject. 

The  grammatic  sketch  treats  of  both  dialects,  which 
differ  but  slightly  in  grammar  but  more  in  more  vocabu- 
lary. The  grammar  is  divided  into  three  principal  parts: 
Phonology,  Morphology,  and  Syntax. 

In  Phonology  fifty  different  sounds  are  recognized  inclu- 
ding simple  and  compound  consonants,  the  vowels  in 
different  quantities,  and  the  dipthongs. 

A  characteristic  feature  of  this  language  is  described  in 
explaining  syllabic  reduplication  which  performs  iterative 
and  distribution  functions.  Reduplication  for  various  pur- 


16  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  285 

poses  is  found  in  most  of  the  languages  of  North  America: 
in  the  Nahuatl,  Sahaptan,  and  Selish  families  it  is  most 
prominent.  Mr.  Gatschet  researches  will  add  materially  to 
the  knowledge  of  the  functions  of  reduplication  in  tribal 
languages. 

The  verb  is  comparatively  simple  for  in  it  the  subject 
and  object  pronouns  are  not  incorporated.  In  the  verb 
Mr.  Gatschet  recognizes  ten  general  forms  which  he  desig- 
nates as  verbals;  as  follows: 

1 .  Infinitive  in  a. 

2.  Durative  in  ota. 

3.  Causative  in  oga. 

4.  Indefinite  in  ash. 

5.  Indefinite  in  uish. 

6.  Conditional  in  asht. 

7.  Desiderative  in  ashtka. 

8.  Participle  in  ank. 

9.  Past  participle  and  verbal  adjetives  in  tko. 
10.     Intentional  in  tki. 

Tense  and  mode  inflection  is  very  rudimentary  and 
accomplished  by  the  use  of  particles.  The  study  of  the  pre- 
fixes and  suff'ixes  of  duration  is  one  of  the  chief  difficulties 
of  the  language  for  they  combine  in  clusters  and  are  not 
easily  analyzed  and  their  functions  are  often  obscure. 

The  inflection  of  nouns  by  case  endings  and  post  position 
is  rich  in  forms,  that  of  the  adjective  and  numeral  less  ela- 
borate. 

Of  the  pronouns  only  the  demonstrative  show  a  com- 
plexity of  forms. 

Another  feature  of  this  language  is  found  in  verbs 
appended  to  contain  numerals  and  thus  serving  as  nume- 
rical classifiers.  These  verbs  express  methods  of  counting 
and  relate  to  form,  that  is,  in  each  case  they  present  the 
Indian  in  the  act  of  counting  objects  of  a  particular  form 
and  placing  them  in  groups  of  lens. 

The  appended  verbs  used  as  classifiers  signity  to  place; 
1  9 


286  CONGRESS   OF   AMERICANISTS.  17 

but  in  Indian  languages  we  are  not  apt  to  find  a  word  so 
highly  differentiated  as  piace  but  in  its  stead  a  series  of 
words  with  verbs  and  adjectives  undifferentiated,  each, 
signifying  to  place  with  a  qualification  as  /  place  upon 
I  lay  alongside  of,  I  stand  up  by,  etc.  Thus  we  get  classi- 
fiers attached  to  numerals  in  the  Klamath,  analagous  to 
the  classifiers  attached  to  verbs,  nouns,  numerals,  etc.,  in 
the  Ponka,  as  mentioned  abore. 

These  classifiers  in  Modoc  are  animate  and  inaniynate 
and  the  animate  and  inanimate  are  further  discriminated 
in  form;  but  these  form  discriminations  are  the  homolo- 
gues  of  attitude  discriminations  in  the  Ponka,  for  the  form 
determines  the  attitude. 

It  is  interesting  to  note  how  often  in  these  lower  langua- 
ges attitude  or  form  is  woren  into  the  grammatic  structure. 
Perhaps  this  arises  from  a  condition  of  expresion  imposed 
by  the  want  of  the  verb  to  be,  so  that  when  existence  in 
place  is  to  be  affirmed,  the  verbs  of  attitude,  i.  e.,  to  stand, 
to  sit,  to  lie  and  sometimes  to  move  are  used  to  predicate 
existence  in  place  and  thus  the  mind  cones  habitually  to 
consider  all  things  as  in  the  one  or  the  other  of  these  atti- 
tudes. The  process  of  growth  seems  to  be  that  verbs  of  atti- 
tude are  primarily  used  to  aflirm  existence  in  place  until 
the  habit  of  considering  the  attitude  is  established ;  thus 
participles  of  attitude  are  used  with  nouns  etc.  and  finally, 
worn  down  by  the  law  of  phonic  change  for  economy, 
they  become  classifying  particles.  This  view  of  the  origin 
of  classifying  particles  seems  to  be  warranted  by  studies 
from  a  great  variety  of  Indian  sources. 

The  syntactic  portion  is  divided  into  four  parts: 

1*'.    On  the  predicative  relation; 

2".     On  the  objetive  relation; 

.'i**.    On  the  attributive  relation;  and  the 

4'\  Exhibits  the  formation  of  simple  and  compound  sen- 
tences followed  by  notes  on  the  incorporative  tendency  of 
the  language,  its  rhetoric,  figures,  and  idioms. 


18  SMITHSONIAN   INSTITUTION.  287 

The  alphabet  adopted  by  Mr.  Gatschet  differs  slightly 
from  that  used  by  the  Bureau,  particularly  in  the  modifi- 
cation of  certain  Roman  characters  and  the  introduction  of 
one  Greek  character.  This  occurred  from  the  fact  that 
Mr.  Gatschet  material  had  been  partly  prepared  prior  to 
the  adoption  of  the  alphabet  now  in  use. 

Mr.  Gatschet  has  collected  much  valuable  material  rela- 
ting to  governmental  and  social  institutions,  mythology, 
religion,  music,  poetry,  oratory,  and  other  interesting  mat- 
ters. The  body  of  Klamath  literature,  or  otherwise  the  text 
previously  mentioned  constitutes  the  basis  of  these  inves- 
tigations. 


STUDIES   AMONG    THE    IROQUOIS,    BY    MRS.    E.    A.    SMITH. 

Mrs.  Smith  of  Jersey  City  has  undertaken  to  prepare  a 
series  of  chrestomathies  of  the  Iroquois  languages  and  has 
already  made  much  progress.  Three  of  them  are  ready  for 
the  printer  and  that  on  the  Tuscarora  language  has  been 
increased  much  beyond  the  limits  at  first  established.  She 
has  also  collected  interesting  material  relating  to  the  my- 
thology, habits,  customs  &,  of  these  Indians,  and  her  con- 
tributions will  be  interesting  and  important. 


WORK    BY    PROF.    OTIS   J.    MASON. 


On  the  advent  of  the  white  man  in  America  a  great 
number  of  tribes  were  found.  For  a  variety  of  reasons  the 
nomenclature 'of  these  tribes  became  excessively  complex: 
names  were  greatly  multiplied  for  each  tribe  and  a  single 
name  was  often  inconsistently  applied  to  different  tribes. 
Several  important  reasons  conspired  to  bring  about  this 
complex  state  of  synonomy: 

i*"*  A  great  number  of  languages  were  spoken  and  of  ti- 
me the  first  names  obtained  for  tribes  were  not  the  names 


288  CONGRESS   OF  AMERICANISTS.  19 

used  by  themselves  but  the  names  by  which  they  were 
known  to  some  other  tribes. 

2**  The  governmental  organization  of  the  Indians  was 
not  understood  and  the  names  for  gentes,  tribes,  and  con- 
federacies were  confounded. 

S*  The  advancing  occupancy  of  the  country  by  white 
men  changed  the  habitat  of  the  Indians  and  in  their  mi- 
grations from  point  to  point  their  names  were  changed. 

Under  these  circunstances  the  nomenclature  of  Indian 
tribes  became  ponderous  and  the  synonomy  complex.  To 
unravel  this  synonomy  is  a  task  of  great  magnitude.  Early 
in  the  fiscal  year  the  materials  already  collected  on  this 
subject  were  turned  over  to  Prof.  Mason  and  clerical  assis- 
tance given  him  and  he  has  prepared  a  card  catalogue  of 
North  American  tribes  exhibiting  the  synonomy,  for  use 
in  the  office.  His  is  being  constantly  revised  and  enlarged 
and  will  eventually  be  published. 

Professor  Mason  is  also  engaged  in  editing  a  grammar 
and  dictionary  of  the  Chata  language  by  the  late  Rev.  Cy- 
rus Byington  the  manuscript  of  which  was  by  Mr^.  Bying- 
ton  turned  over  to  the  Bureau  of  Ethnology.  The  dictio- 
nary is  Ghata-Eaglish  and  Professor  Mason  has  prepared 
an  Englis-Ghata  of  about  ten  thousand  words.  He  has  also 
undertaken  to  enlarge  the  grammar  by  a  furthen  study  of 
the  language  among  the  Indians  themselves. 

THE    STUDY     OF    GESTURE   SPEECH,     BY    BREVET     LIEUT.     COL. 
GARRIK  MALLERY,   U.   S.    A. 

The  growth  of  the  language  of  civilized  peoples  in  their 
later  stages  may  be  learned  from  the  study  of  recorded  li- 
terature; and  by  comparative  methods  many  interesting 
facts  may  be  discovered  pertaining  to  perioi^s  anterior  to 
the  development  of  writing. 

In  the  study  of  peoples  who  have  not  passed  beyond  the 
tribal  condition  laws  of  linguistic  growth  anterior  to  the 


i>0  SMITHSOMAN    INSTITUTION.  289 

writter  stage  may  be  discovered.  Thus  by  the  study  of  the 
languages  of  tribes  and  the  languages  of  nations  the  me- 
thods and  laws  of  development  are  discovered,  from  the 
low  condition  represented  by  the  most  savage  tribe  to  the 
highest  condition  existing  in  the  speech  of  civilized  man. 
But  there  is  a  development  of  language  anterior  to  this  a 
prehistoric  condilion  of  profound  interest  to  the  scholar 
because  in  it  the  beginings  of  language  —  the  first  steps  in 
the  organization  of  articulate  speech  — are  involved. 

On  this  prehistoric  stage  light  is  thrown  from  four 
sources: 

1^*  Infant  speech,  in  which  the  development  of  the  lan- 
guage of  the  race  is  epitomized. 

2"*  Gesture  speech,  which,  among  tribal  peoples,  never 
passes  beyond  the  first  stages  of  linguistic  growth;  and 
these  stages  are  probably  homologous  to  the  earlier  stages 
of  oral  speech. 

3^  Picture  writing,  in  which  we  again  find  some  of  the 
characteristics  of  prehistoric  speech  illustrated. 

4"'  It  may  be  possible  to  learn  something  of  the  nature 
of  the  elements  of  which  articulate  speech  is  compounded 
by  studying  the  inai-ticulate  language  of  the  lower  ani- 
mals. 

The  traits  of  gesture  speech  that  seem  to  illustrate  the 
condition  of  prehistoric  oral  language  are  found  in  the 
synthetic  character  of  its  signs.  The  parts  of  speech  are  not 
differentiated,  and  the  sentence  is  not  integrated:  and  this 
characteristic  is  more  marked  than  in  that  of  the  lowest 
oral  language  yet  studied.  For  this  reason  the  facts  of  ges- 
ture speech  constitute  an  important  factor  in  the  philoso- 
phy of  language.  Doublles,  care  must  be  exercised  in  its 
use  because  of  the  advanced  mental  condition  of  the  people 
who  thus  express  their  thought,  but  with  due  caution  it 
may  be  advantageously  used.  In  itself,  independent  of  its 
relations  to  oral  speech,  the  subject  is  of  great  interest. 

In  taking  up  this  subject  for  original  investigation  va- 
1  9   * 

•  19 


290  CONGRESS    OF    AMERICANISTS.  -21 

luable  published  matter  was  found  for  comparison  with 
that  obtained  by  Col.  Mallery.  His  opportunities  for  colec- 
ting  materials  from  the  Indians  themselves  were  abundant 
as  delegations  of  various  tribes  are  visiting  Washington 
from  time  to  time  by  which  the  information  obtained 
during  his  travels  was  supplemented. 

Again,  the  method  of  investigation  by  the  assistance  of 
a  number  of  collaborators  is  well  illustrated  in  this  work, 
and  contribution*  from  various  sources  were  made  to  the 
materials  for  study.  The  methods  of  obtaining  these  con- 
tributions will  be  more  fully  explained  hereafter. 

During  the  continuance  of  the  survey  of  the  Colorado 
River,  and  of  the  Rocky  Mountain  Region ,  the  Director 
and  his  assistants  made  large  collections  of  pictographs» 
When  Col.  Mallery  joined  the  Corps  these  collections  were 
turned  over  to  him  for  more  careful  study.  From  various 
sources  these  pictographs  are  rapidly  accumulating  and 
now  the  subject  is  assuming  large  proportions  und  valua- 
ble results  are  spected. 

An  interesting  relation  between  gesture  speech  and  pic- 
tography consist  in  the  discovery  that  to  the  delineation  of 
natural  objects  is  added  the  representation  of  gesture  signs. 
Materials  in  America  are  very  abundant  and  the  prehis- 
toric materials  may  be  studied  in  th'e  light  given  by  the 
practices  now  in  vogue  among  Indian  tribes. 

STUDIES    IN   CENTRAL  AVERICAN   PICTURE. WRITING,    BY  PROF. 

E.    S.    HOLDEN. 

In  Central  America  and  Mexico  picture-writing  had  pro- 
gressed to  a  stage  far  in  advance  of  anything  discovered  to 
the  northward.  Some  of  the  most  interesting  of  these  are 
the  rock  inscriptions  of  Yucatan,  Copan,  Palenque,  und 
other  ruins  of  Central  America. 

Professor  Holden  has  devoted  much  time  to  the  study  of 
these  inscriptions  for  the  purpose  of  discovering  the  cha^ 


'2'2  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  291 

racteristics  of  the  pictographic  method  and  deciphering  the 
records,  and  the  discoveries  made  by  him  are  of  great 
interest. 

The  Bureau  has  given  him  clerical  assistance  and  such 
other  aid  as  has  been  found  possible. 

THE  STUDY  OP  MORTUARY  CUSTOMS,  BY  DR.  H.  C.  YARROW. 

The  tribes  of  North  America  do  not  constitute  a  homo- 
geneous people.  In  fact  more  than  seventy  distinct  linguis- 
tic stock  are  discovered  and  these  are  again  divided  by  im- 
portant distinctions  of  language. 

Among  these  tribes  varying  stages  of  culture  have  been 
reached  and  these  varying  stages  are  exhibited  in  their 
habits  and  customs:  and  in  a  territory  of  such  vast  extent 
the  physical  environment  affecting  culture  and  customs  is 
of  great  variety,  forest  lands  on  the  one  hand,  prairie 
lands  on  the  other,  unbroken  plains  and  regions  of  rugged 
mountains,  the  cold,  naked,  desolate  shores  of  sea  and 
lake  at  the  north  and  the  dense  chaparral  of  the  torrid 
south,  the  valleys  of  quiet  rivers  and  the  cliffs  and  gorges 
of  the  Canon  land,  in  all  a  great  diversity  of  physical 
features  are  found  imponing  diverse  conditions  for  obtai- 
ning subsistence,  in  means  and  methods  of  house-building, 
creating  diverse  wants  and  furnishing  diverse  ways  for 
their  supply.  Through  diversities  of  languages  and  diver- 
sities of  environment,  diversity  of  traditions  and  diversity 
of  institutions  have  been  produced:  so  that  in  many  im- 
portant respects  one  tribe  is  never  the  counterpart  of 
another. 

These  diversities  have  important  limitations  in  the  unity 
of  the  human  race  and  the  social,  mental  and  moral  homo- 
geneity that  has  everywhere  controlled  the  progress  of 
culture.  The  way  of  human  progress  is  one  road ,  though 
wide. 

From  the  interesting  field  of  researcli  cultivated   by 


292  CONGRESS  OF  AMERICANISTS.  23 

Dr.  Yarrow  a  bountiful  harvest  will  be  gathered.  The  ma- 
terials already  accumulated  are  large  and  are  steadily  in- 
creasing through  his  vigorous  work.  These  materials  cons- 
titute someting  more  than  a  record  of  quaint  customs  and 
abhorrent  rites  in  which  morbid  curiosity  may  revel.  In 
them  we  find  the  evidences  of  traits  of  character  and  lines 
of  thought  that  yet  exist  and  profoundly  influence  civili- 
zation. Passions  in  the  highest  culture  deemed  most 
sacred,  the  love  of  husband  and  wife,  parent  and  child, 
and  kith  and  kin,  tempering,  beautifying  and  purifying 
social  life  and  culminating  at  death  ,  have  their  origin  far 
back  in  the  early  history  of  the  race  and  leaven  the  society 
of  savagery  and  civilization  alike.  At  either  end  of  the  line 
bereavement  by  death  tears  the  heart  and  mortuary  cus- 
toms are  symbols  of  mourning.  The  mystery  which  broods 
over  the  abbey  where  lie  the  bones  of  king  and  bishop 
gathers  over  the  ossuary  where  lie  the  bones  of  chief  and 
shamin:  for  the  same  longing  to  solve  the  mysteries  of  life 
and  death  ,  the  same  yearning  for  a  future  life  the  same 
aur  for  powers  more  than  human  exist  alike  in  the  mind 
of  the  savage  and  the  sage. 

By  such  investigations  we  learn  the  history  of  culture 
in  these  important  branches. 

INVESTIGATIONS    RELATING    TO     CESSIONS     OF     LAND    BY     INDIAN 
TRIBES    TO    THE    UNITED    STATES,     BY    C.    C.    ROYCE. 

When  civilized  man  first  came  to  America  the  Continent 
was  partially  occupied  by  savage  tribes  who  obtained  sub- 
sistence by  hunting,  by  fishing,  by  gathering  vegetal  pro- 
ducts and  by  rude  garden  culture  in  cultivating  small 
patches  of  ground,  Seminomadic  occupancy  for  such  pur- 
poses was  their  tenure  to  the  soil. 

On  the  organization  of  the  present  government  such 
theories  of  natural  law  were  entertained  tiiat  even  this  im- 
perfect occupancy  was  held  to  be  sufiicient  title.  Publicists, 


24  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  293 

jurists  and  stattesmen  agreed  that  no  portion  of  the  waste 
of  lands  between  the  oceans  could  be  acquired  for  the 
homes  of  incoming  civilized  men  but  by  purchase  or  con- 
quest in  just  war.  These  theories  were  most  potent  in  es- 
tablishing practical  relations,  and  controlling  governmen- 
tal dealings  with  Indian  tribes.  They  were  adjudged  to  be 
dependent  domestic  nations. 

Under  this  theory  a  system  of  Indian  affairs  grew  up, 
the  history  of  which ,  notwithstanding  mistakes  and  innu- 
merable personal  wrongs,  yet  demonstrates  the  justice 
inherent  in  the  public  sentiment  of  the  nation  from  its 
organization  to  the  present  time. 

The  difTiculties  subsisting  in  the  adjustment  of  rights 
between  savage  and  civilized  peoples  are  multiform  and 
complex.  Of  times  the  virtues  of  one  condition  are  the 
crimes  of  the  other;  happiness  is  misery,  justice,  injustice. 
Thus  when  the  civilized  man  would  do  the  best ,  he  gave 
the  most  offense.  Under  such  circumstances  it  was  impos- 
sible for  wisdom  and  justice  combined  to  avert,  conflict. 

One  chapter  in  the  history  of  Indian  affairs  in  America 
is  a  doleful  tale  of  petty  but  costly  and  cruel  wars;  but 
there  are  other  chapters  more  pleasant  to  contemplate. 

The  attempts  to  educate  the  Indian  and  teach  them  the 
ways  of  civilization  have  been  many;  much  labor  has  been 
given,  much  treasure  expended.  While  to  a  large  extent 
all  of  these  efforts  have  disappointed  their  enthusiastic  pro- 
moters, yet  good  has  been  done,  but  rather  by  the  perso- 
nal labors  of  missionaries  ,  teachers  and  frontiersmen 
associating  with  Indian  in  their  own  land  than  by  insti- 
tutions organized  and  supported  by  wealth  and  benevolence 
not  immediately  in  contact  with  savagery. 

The  great  boon  to  the  savag-e  tribes  of  this  country, 
unrecognized  by  themselves  and,  to  a  large  extent,  unre- 
cognized by  civilized  men  has  been  the  presence  of  civili- 
zation ,  which ,  under  the  laws  of  acculturation  ,  has  irre- 
sistibly improved  their  culture  -by  substituting  new  and 


294  CONGRESS    OF    AMERICANISTS.  25 

civilized  for  old  and  savage  arts,  new  for  old  customs,  in 
short,  transforming  savage  into  civilized  life.  These  im- 
premeditated  civilizing  influences  have  had  a  great  effect. 
The  great  body  of  the  Indian  of  North  America  have  passed 
through  stages  of  culture  in  the  last  hundred  years  achie- 
ved by  our  Anglo-Saxon  ancestors  only  by  the  slow  course 
of  events  through  a  thousand  years. 

The  Indians  of  the  Continent  have  not  greatly  dimnished 
in  numbers  and  the  tribes  longest  in  contact  with  civiliza- 
tion are  increasing.  The  whole  body  of  Indian  is  making 
rapid  progress  toward  a  higher  culture  notwithstandig  the 
petty  conflicts  yet  occurring  where  the  relations  of  the  In- 
dian tribes  to  our  civilization  have  not  yet  been  adjusted 
by  the  adoption  upon  their  part  of  the  first  conditions  of  a 
higher  life. 

The  part  which  the  General  Government,  representing 
public  sentiment,  has  done  in  the  extinguishment  of  the 
vague  Indian  title  to  lands  in  the  granting  to  them  of  lands 
for  civilized  homes  on  reservations  and  in  severalty,  in  the 
establishment  and  support  of  schools,  in  the  endeavors  to 
teach  them  agriculture  and  other  industrial  arts ,  in  these 
and  many  other  ways  justice  and  beneficence  have  been 
shown.  Thus  the  history  of  the  tribes  of  America  from 
savagery  to  civilization  is  a  history  of  three  parts: 

First.  The  history  of  acculturation — the  effect  of  the 
presence  of  civilization  upon  savagery. 

Second.  Te  history  of  Indian  wars  that  have  arisen  in 
part  from  the  crimes  and  in  part  from  the  ignorance  of 
either  party. 

Third.  The  history  of  civil  Indian  affairs.  This  last  is 
divided  into  a  number  of  parts — into, 

1"    The  extinguishment  of  the  Indian  title, 

2**    The  gathering  of  Indians  upon  reservations, 

3*  The  instrumentalities  used  to  teach  the  Indians  civi- 
lized industries,  and, 

4*.    The  establishment  and  operation  of  schools. 


26  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  295 

From  the  organization  of  the  Government  to  the  present 
time  these  branches  of  Indian  affairs  have  been  in  opera- 
tion, lands  have  been  bought  and  bought  again,  Indian  tri- 
bes have  been  moved  and  moved  again,  reservations  have 
been  established  and  broken  up.  The  Government  has  sought 
io  give  lands  in  severalty  to  the  Indians  from  time  to  time 
along  the  whole  course  of  the  history  of  Indian  affairs.  Eve- 
ry experiment  to  teach  the  Indians  the  industries  of  civili- 
zation that  could  be  devised  has  been  tried  and  from  all  of 
these  these  has  resulted  a  mixture  of  failure  and  success. 

A  review  of  the  Century's  history  abundantly  demons- 
trates that  there  is  no  short  road  to  justice,  and  peace;  but 
a  glance  at  the  present  state  of  affairs  exhibits  the  fact  that 
these  tribal  communities  will  speedily  be  absorbed  in  the 
citizenship  of  the  Republic.  No  new  method  is  to  be  adop- 
ted; the  work  is  almost  done;  patient  and  persistent  effort 
for  a  short  future  like  that  of  the  long  part  will  accomplish 
all.  It  remains  for  us  but  to  perfect  the  work  wisely  begun 
by  the  founders  of  the  Government. 

The  industries  and  social  institutions  of  the  pristine  In- 
dians have  largely  been  destroyed  and  they  are  groaping 
their  way  to  civilized  life.  To  the  full  accomplishment  of 
this,  three  things  are  necessary: 

1"  The  organization  of  the  civilized  family  with  its  ru 
les  of  inheritance  in  lineal  descent. 

2*  The  civilized  tenure  of  property  in  severalty  must  be 
substituted  for  communal  property. 

3^  The  English  language  must  be  acquired  that  the 
thoughts  and  ways  of  civilization  may  be  understood. 

To  the  history  of  Indian  affairs  much  time  has  been  gi- 
ven by  the  various  members  of  the  Bureau  of  Ethnology. 

One  of  the  more  important  of  these  studies  is  that  prose- 
cuted by  Mr.  Royce  in  preparing  a  history  of  the  cessions 
of  lands  by  Indian  tribes  to  the  Government  of  the  United 
States. 


296  CONGRESS    OF    AMERICANISTS.  27 


EXPLORATIONS,  BY  MR.  JAMES  STEVENSON. 

In  the  early  exploration  of  the  Southwestern  portion  of 
the  United  States  by  Spanish  travellers  and  conquerors, 
about  sixty  pueblos  were  discovered.  These  pueblos  were 
communal  villages  with  architecture  in  untooled  stone.  la 
the  conquest  about  half  of  the  pueblos  were  destroyed.  Thir- 
ty-one now  remain  and  two  of  these  are  across  the  line  on 
Mexican  territory.  The  ruins  of  the  pueblos  yet  remain 
and  some  of  them  have  been  identified. 

The  Navajos  composed  of  a  group  of  tribes  of  the  Atha- 
bascan family  and  the  Goaninis  who  live  on  the  south  side 
of  the  Grand  Canon  of  the  Colorado,  are  now  know  to  be 
the  people,  or  part  of  them  at  least,  who  were  driven  from 
the  pueblos. 

In  addition  to  the  ruins  that  have  been  made  in  historic 
times  others  are  found  scattered  throughout  New-Mexico, 
Arizona,  Southern  California,  Utah,  and  Colorado.  Whe- 
ther the  ancient  inhabitants  of  these  older  ruins  are  repre- 
sented by  any  of  the  tribes  who  now  occupy  the  territory 
is  not  known.  These  pueblos  people  were  not  homogeneous. 
Among  the  pueblos  now  known,  at  least  five  linguistic  fa- 
milies are  represented  Cut  in  their  study  a  somewhat  ho- 
mogeneous stage  of  culture  is  presented. 

In  a  general  way  the  earlier  or  older  ruins  represent  very 
rude  structures,  and  the  progress  of  development  from  the 
earlier  to  the  later  exhibits  two  classes  of  interesting  facts. 
The  structures  gradually  increase  in  size  and  improve  in 
architecture.  As  the  sites  for  new  villages  were  selected 
more  eastly  defensible  positions  were  chosen.  The  cliff 
dweellings  thus  belong  to  the  later  stage. 

From  the  organization  of  the  « Exploration  of  the  Colo- 
rado River »  te  the  present  time  the  pueblos  yet  inhabited 
as  well  as  those  in  ruins  have  been  a  constant  subject  of 


28  SMITHSONIAN    INSTITUTION.  297 

Study  and  on  the  organization  of  the  Bureau  much  valuable 
matter  had  already  been  collected.  Early  in  the  fiscal  year 
a  party  was  organized  to  continue  explorations  1^1  this  field 
and  placed  under  the  direction  of  Mr.  James  Stevenson. 

Mr.  Frank  N.  Gushing"  of  the  Smithsonian  Institution 
and  Mr.  F.  R.  Millers,  Photographer  of  the  Bureau,  with 
a  number  of  general  assistants  accompanied  Mr.  Stevenson. 
The  party  remained  in  the  field  until  early  winter  studying 
the  ruins  and  making  large  and  valuable  collections  of  po- 
ttery, stone  implements,  etc.,  and  Mr.  Killers  succeeded  in 
making  an  excellent  suite  of  photographs. 

When  Mr.  Stevenson  returned  with  his  party  to  Was- 
hington Mr.  Gushing  remained  at  Zuiii  to  study  the  lan- 
guage, mythology,  sociology  and  arts  of  that,  the  most  in- 
teresting pueblo. 

An  illustrated  catalogue  of  the  collections  made  by  Mis- 
ter Stevenson  has  been  printed. 

RESEARCflES   AMONG   THE   WINTUNS   BY   J.    W.    POWELL. 

During  the  Tall  the  Director  made  an  expedition  into 
Northern  Galifornia  for  the  purpose  of  studying  the  Win- 
tuns.  Much  linguistic,  sociologic,  and  technologic  material 
was  collected,  and  more  thorough  anthropologic  researches 
initiated  among  a  series  of  tribes  heretofore  neglected. 

THE  PREPARATION  OF  MANUALS  FOR  USE  IN  AMERICAN  RESEARCH. 

In  the  second  plan  of  operations  adopted  by  the  Bureau, 
that  of  promoting  the  researches  of  collaborators  aid  in  pu- 
blication SLfid,  to  some  extent,  in  the  preparation  of  scien- 
tific papers  has  been  given,  and  by  various  ways  new  inves- 
tigations and  lines  of  research  have  been  initiated.  For  this 
latter  purpose  a  series  of  manuals  with  elementary  discus- 
sions and  schedules  of  interrogatories  have  been  prepared. 

The  first  is  entitled: 


298  CONGHESS  OF  AMERICANISTS.  29 

Introduclion  to  the  Study  of  Indian  Languages  ,  by 
J.W.Powell. 

This  has  been  widely  distributed  throughout  North  Ame- 
rica and  the  collection  of  a  large  body  of  linguistic  mate- 
rial has  resulted  therefrom. 

A  second  volume  of  this  character  is  entitled: 

Introduction  to  the  Study  of  Mortuary  Customs,  by  Dr. 
N.  C.  Yarrow. 

This  also  has  been  widely  circulated  with  abundant 
success. 

A  third  hand-book  of  the  same  character  is  entitled :      ' 

Introduction  to  the  Study  of  Sign  Language,  by  Col. 
Mallery. 

This  was  circulated  in  like  manner  with  like  results. 

A  second  Edition  of  the  Introdutjtion  to  the  Study  of  In- 
dian Languages,  enlarged  to  meet  [he-  advanced  wants  pf 
the  time  has  been  prepared. 

It  is  proposed  in  the  near  future  to  prepare  similar  volu- 
mes, as  follows:  Introduction  to  the  Study  of  Medicine. 
Practices  of  the  North  Americaij  Indians:  Introduction  to 
the  Study  of  the  Tribal  Governments  of  North  America; 
Introduction  to  the  Study  of  North  American  Mythology. 

These  three  litle  manuals  are  nearly  ready.  Still  others 
are  projected  and  it  is  hoped  that  the  field  of  North  Ameri- 
can anthropology  will  be  entirely  covered  by  them.  The 
series  will  then  be  systematically  combined  in  a  Manual  of 
Anthropology  for  use  in  North  America. 

SYSTEMATIC    CLASSIFICATION    OF   THE   NORTH   AMERICAN  TRIBES. 

There  is  in  course  of  preparation  by  the  Bureau  a  lin- 
guistic classification  of  North  American  tribes  with  an  atlas 
exhibiting  their  pristine  homes  or  the  regions  inhabited  by 
them  at  the  time  they  were  discovered  by  white  men. 

The  foregoing  sketch  of  the  Bureau  for  the  first  fiscal 
year  of  its  existence  is  designed  to  set  forth  the  plan  on 


PARALELISMO    HISTORICO.  2ftH 

which  it  is  organized  and  the  papers  appended  thereto  will 
exhibit  the  measure  of  success  attamed. 

It  is  the  purpose  of  tlie  Bureau  of  Ethnology  to  organize 
anthropologic  research  in  America. 

J.  W.  Powell.  (Director). 

El  Secretario  Sr.  Fernandez  Duro  aiiadio  que 
entre  las  raemorias  enviadas  al  Gongreso  liabia  al- 
ganas  otras  de  dificil  clasificacion  por  abarcar  dis- 
tintas  materias,  pudiendo  tener  lugar  asi  en  la  dis- 
^usion  de  los  puntos  historicos  como  en  los  relacio- 
nados  con  la  Etnografia  y  la  Filologia:  que  en  este 
case  se  hallaban  un  extenso  trabajo  del  Sr.  D.  Ni- 
colas Fort  y  Roldan,  titulado  Cuha  indigena  (1),  y 
otro  del  Sr.  D.  Bernardino  Martin  Minguez,  sin 
titulo. 

El  Sr.  Presidente:  No  habiendo  quien  tenga  pedida  la 
palabra,  podrd  el  Sr.  Minguez,  si  gusta,  explanar  el  objeto 
de  su  memoria. 

El  Sr.  Minguez:  Procurare  tocar  algunos  puntos  con 
suraa  brevedad.  Es  un  hecho  el  descubrimiento  de  monu- 
mentos  primitivos  en  varias  partes  de  la  America  Septen- 
trional, asi  como  el  de  ciertas  pinturas  en  unas  cuevas  de 
California ,  que  ofrecen  paralelismo  y  notable  semejanza 
<;on  las  que  examino  el  siglo  pasado  el  P.  Herras,  jesuita 
cspauol  tan  sabio  como  poco  conocido.  En  su  obra  se  en- 
cuentran  clementos  bastantes  para  explicar  lo  que  en  esas 
pinturas  hace  referenda  d,  un  estreclio  que  daba  paso  d  las 
regiones  americanas;  el  estrecho  de  Aniam,  trazado  en  car- 


(l)    Ha  sido  publicado  separadaraente  porsu  autor. 


300  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

tas  aiitiguas  que  se  conservan  en  el  Vaticaiio,  y  la  llamada 
isla  de  California. 

Fijando  la  atencion  por  otro  lado,  se  observa  que  entre 
los  vasos  peruanos  reproducidos  en  el  Museo  espanol  de 
antigiledades  hay  uno  muy  semejante  al  que  describe 
M.  Duruy  en  la  Historia  de  los  Romanos:  que  algunas  de 
las  raomias  presentadas  en  la  exposicion  del  Ministerio  de 
Ultramar  se  encuentran  en  posici6n  6  actitud  parecida  a 
las  de  Herculano:  que  los  objetos  encontrados  en  Palenque 
tienen  mucha  analogia  con  los  desenterrados  en  Geret,  in- 
dicios  todos  de  la  relacion  que  existe  d  veces  entre  pueblos 
y  pueblos. 

El  Sr.  Reis  ha  presentado  ayer  al  Congreso  varias  lami- 
nas  del  Museo  de  Berlin,  y  en  la  que  lleva  el  niimero  15  se 
descubre  perfectamente  el  tocado  de  los  mejioanos ,  que  se 
parece  mucho  al  de  los  egipcios;  y  todavia  voy  a  citar  unas 
terras  cottas  halladas  recientemente  en  Mejico,  traidas  por 
el  Sr.  Pint6,  quien  ha  tenido  la  bondad  de  facilitarmelas 
por  mediacion  de  D.  Ramon  Sapella,  y  son  las  que  presen- 
to.^Tendran  relaci6n  con  las  que  se  han  hallado  en  Cire- 
ndica,  con  las  que  el  Sr.  Marques  de  Salamanca  reunio  en 
Calvi  y  con  otras  que  se  ven  en  nuestro  Museo?  ^Podremos 
decir  de  ellas  que  eran  objetos  que  Servian,  ya  para  mutuos 
regalos  en  las  fiestas  de  los  dioses ,  ya  para  ofrendas  en  las 
bodas  y  naciraientos,  6  para  otros  fines  ignorados?  Entre 
los  que  yo  presento  hay  uno  que  tiene  en  el  pecho  dos  aber- 
turas,  y  merece  atencion  especial,  porque  pudiera  seramu- 
leto  6  divinidad  votiva,  y  es  de  recordar  que  tenemos  en 
Espaiia  una  Idpida  graeco-egypcia  en  que  hay  algo  pare- 
cido  como  simbolo  de  la  verdad  y  de  la  justicia.  Esta  Upi- 
da,  encontrada  en  la  provincia  de  Almeria,  estd  publicada 
en  la  obra  del  Sr.  Gongora. 

De  eslas  relaciones,  de  que  no  puedo  ocuparme  ahora 
mas  que  de  paso,  hago  estudio  en  el  trabajo  impreso  que 
he  dejado  sobre  la  mesa,  y  me  estimare  muy  honrado  si 
alguno  de  los  presentes  quisiera  examinarlo.  Con  las  que 


PARALELISMO    HISTORICO.  301 

encueutro  en  el  examen  geologico,  en  la  teogonia,  en  el 
arte  y  en  otros  puntos  m^s ,  juzgo  que  no  puede  negarse  el 
paralelismo  que  existe  entre  el  antiguo  y  el  nuevo  conti- 
nente.  Cuando  los  objetos  que  proceden  de  uno  y  otro  son 
identicos,  es  evidente  que  responden  A  identica  causa. 

Debiera  extenderme  algo  m5s  respecto  de  las  lenguas, 
pero  r  es  esta  la  sesi6n  A  que  pertenece  el  asnnto,  y  ade- 
mis  espero  que  hemos  de  oir  aqui  personas  que  han  de 
darnos  gran  luz  en  la  materia.  (Muy  hien.) 

Resumen  de  la  Memoria  presentada  por  don 
Bernardino  Marthi  Minguez. 

Exordio. 

En  los  momentos  presentes  son  muy  necesarios  los  es- 
critos  de  misioneros  para  conocer  5  fondo  las  regiones  ame- 
ricanas.  Ellos,  juntamente  con  los  datos  que  se  encuentran 
hoy  entre  las  ruinas,  pondrin  en  claro  muchos  puntos  du- 
dosos  de  aquella  historia. 

Proposici6n. 

En  el  nuevo  y  antiguo  mundo  hay  un  paralelismo  his- 
lorico  completo,  referentemente  i  los  pueblos  primitivos. 

Confirinaci6n. 

Primer  argumento. — Cosmogonias  y  teogonias. 
Segundo  argumento.  —  El  Arte. 
Tercer  argumento.  —  Lenguas. 

PRIMER      ARGUMENTO. 

Mejico,  Peru,  Quiches,  en  comparaci6n  con  el  Egipto, 

Asiria  y  Grecia. 
2  0 


302  CONGRESO   DE  AMERICANISTAS. 


SEGUNDO      ARGUMENTO. 

Mejico,  Peru,  Yucatan,  California,  cuenca  del  Mississi- 
pi,  etc.,  en  relacion  tambien  con  los  tres  pueblos  anteriores. 

TERGER      ARGUMENTO. 

X,engua  quichua  y  lengua  egipcia.  Lengua  de  Arauco  y 
lengua  tagala.  Observaciones  respectivas  al  euskaro,  meji- 
cano  y  alguna  otra  lengua. 

Concliiyese  la  Memoria  llamando  respetuosamente  la 
atencion  del  Gongreso  por  lo  tocante  a  las  inscripcioues  de 
que  habla  Humboldt,  encoiitradas  en  las  rocas  americanas, 
^,Tenian  caracteres  fenicios?  Si  los  de  Cadiz  son  iguales  a 
los  americanos,  entonces  se  debe  negar,  puesto  que  las  mo- 
nedas  gaditanas  de  caracteres  desconocidos  no  son  fenicias. 
Su  escritura  y  su  lengua  pertenecen  a  los  Dorios  (1). 

Consecuencias. 

Los  egipcios  y  los  griegos  pisaron  y  habitaron  las  regio- 
nes  ameVicanas;  y  asl  como  esos  pueblos  ban  iufluido  tanto 
en  nuestro  mundo ,  lo  ijiismo  debe  decirse  con  relacion  al 
mundo  de  lo^  Andes  en  los  tiempos  proto-historicos. 

El  Sr.  Presidente:  Se  levanta  la  sesion. 

Eran  las  once. 


(1)     D((/os  de  Epigro/la  </  XcniisuuUicti  ':-<n)tt7iol(is ,  por  Bernardino  Martin 
Minguez.  ';En  prensa.) 


CONGRESC    iNTERNACIONAL  DE  AMERlCANiSTAS  OF.  MADRID 


Fi^urasdebarrocoiiiio 


ericonLradas  en 


San  Juaii  de  Teolibuacaa 

(  MEXiCO  ). 


'..'  ■r.x.,-  ■:>: . 


:    ,•;•.«',. --v.. 


SESION  DEL  CONSEJO  CENTRAL. 

MARTE8  27  DE  SETIEMBRE  A  LAS  DOS  DE  LA  TARDB. 


Reunidos  en  el  salon  de  sesiones  de  la  Real  Aca- 
demia  de  la  Historia  los  senores  de  la  mesa  del 
Congreso,  los  delegados  extranjeros  y  los  demas 
que  componen  el  Consejo,  presidiendo  el  Sr.  Du- 
que  de  Veragiia  y  actuando  como  secretario  el  ge- 
neral, se  abrio  la  sesion  a  las  dos  de  la  tarde. 

El  Sr.  Duque  de  Veragua  manifesto  que,  en 
cumplimiento  de  los  estatutos  generales  y  del  re- 
glamento  de  las  sesiones,  habia  convocado  el  Con- 
sejo con  objeto  de  designar  la  capital  en  que  se  ha 
de  celebrar  el  aflo  de  1883  la  quinta  reunion.  Hizo 
a  grandes  rasgos  resumen  historico  del  origen  y  ade- 
lantos  del  Congreso  desde  que  se  inauguro  feliz- 
mente  en  Nancy  hasta  el  anterior  de  Bruselas,  en 
que  fue  designada  la  villa  de  Madrid  para  la  pre- 
sente.  Confiando  en  que  los  autores  de  la  eleccion 
no  tendrian  motivo  para  arrepentirse  de  ella,  y  en 
que  la  marcha  progresiva  de  la  institucion  no  ha- 
llaria  obstaculos  en  su  noble  proposito  de  enaltecer 
los  estudios  americanistas,  invito  a  los  senores  del 

20   • 


;j04  CONGRESO    DE    AMEIUCANISTAS. 

Consejo  a  deliberar,  anunciando  que  se  habian  pre- 
sentado  a  la  mesa  dos  proposiciones  de  que  daria 
cuenta  el  secretario. 

El  Sr.  Fernandez  Duro  dijo  que  la  primera  es- 
taba  suscrita  por  el  Sr.  J.  W.  Powell,  director  de 
la  seccion  de  Etnologia  de  la  Smithsonian  Institu- 
tion de  Washington,  y  expresaba  el  deseo  de  que 
cualquiera  de  las  proximas  reuniones  se  verificara 
en  America,  y  la  segunda  por  D.  Justo  Zaragoza,  en 
los  siguientes  terminos: 


'D' 


Senores  VocALES  DEL  CoNSEJO:  Seiiores :  A'dmitido  copio 
irreemplazable  el  valor  de  los  hechos  prdcticos ,  de  esos  hi- 
jos  legitimos  de  la  experiencia  que  es,  a  su  vez,  madre  de 
la  verdad  y  de  los  adelantos  positivos,  hay  precisi6n  de  re- 
conocer  que  las  conquistas  cientificas,  en  ellos  fundadas, 
son  de  muy  Mcil  logro  donde  el  campo  de  las  investigacio- 
ncs  se  presta  id6neo  y  coavida  con  exitos  mas  6  mefios  co- 
piosos  pero  seguros. 

Esto  es  lo  primero  que  salla  a  la  vista  al  tratar  de  los  es- 
tudios  americanistas ,  en  los  que  con  frecuencia  eutra  por 
mucho  la  noticia  de  lo  cjue  otros  hombres  supieron,  y  gran- 
demente  les  auxilia  el  conocimiento  adquirido  por  testigos 
de  sucesos,  por  definidores  de  objetos ,  por  corapiladores  de 
tradiciones,  y  por  los  que  reuniendo,  y  analizando,  y  des- 
cribiendo,  y  asimilando  6  deduciendo  consecuencias  de  es- 
tas  labores ,  forman  la  suya  en  la  exposicidn  de  sistemas  e 
hipotesis,  6  de  afirmaciones  dirigidas  a  probar  loque,  5 
traves  del  prisma  fabricado  con  materiales  escogidos ,  ven 
como  cierto,  y  en  tal  concepto  y  con  perfecta  buena  fe  lo 
aseguran. 

Sabido  es  que  nuestros  marinos,  soldados  y  misioneros 
del  descubrimiento,  de  la  conquista  y  de  la  colonizaci6n  de 
America,  reuuieron  en  los  fines  del  siglo  xv  y  en  la  mayor 


CONSEJO    CENTRAL.  305 

parte  del  xvr  cuantos  datos,  cuautas  iradiciones  y  caantos 
bbjetos  consideraron  importantes  y  dignos  de  ser  conocidos 
en  la  metr6poli.  Pero  como  de  estos  no  escogitasen  sino  los 
que  por  peregrines  6  curiosos  llamaban  preferentemente  su 
atencion,  porque  cuando  eran  de  oro  ni  alia  ni  aqui  se  cui- 
daban  tanto  de  apreciar  su  arte  y  manufactura  cuanlo  del 
peso  y  el  valor  que  fundidos  pudieran  tener;  y  como  de  las 
tradiciones  s61o  las  extranas  6  fant^sticas  6  parecidas  a  las 
espaiiolas  conservaban,  pues  en  estas,  como  en  los  datos 
preferian  el  marino  y  el  soldado  lo  que  con  la  mar  y  la 
guerra  y  la  riqueza  se  relacionara,  y  el  misionero  todo  lo 
propio  de  la  religi6n  y  de  las  creencias  de  los  indigenas 
para  destruirlas  al  someterlos  a  la  suya;  de  ahi  el  que  nos 
haya  llegado  de  la  vida  intima  y  del  modo  de  ser  de  aque- 
Uos  pueblos  un  conocimiento  no  tan  exacto  que  nos  exima 
de  proseguir  el  estudio,  aun  de  lo  conocido,  y  de  procurar 
iiuevas  investigaciones  en  verdadera  forma  cienlifica  plan- 
teadas. 

Aquellos  valerosos  colectores  de  pueblos ,  de  ideas  y  de 
productos  se  ocuparon  seguramente  de  muchas  mas  cosas 
que  de  las  publicadas  por  la  imprenta ,  segiin  se  desprende 
4e  los  descubrimienlos  que  cada  dia  nos  suministran  los 
papeles  viejos;  y  acaso  de  sus  mas  trascendentales  y  no  bien 
conocidas  jornadas  solo  habr^I  noticias  extensas  cuando  se 
desentranen  los  tesoros  de  iueditos  que  nuestro  riquisimo 
Archivo  de  Indias  y  los  no  menos  valiosos  americanos  con- 
lienen;  mas  como  las  exigencias  de  los  estudios  modernos 
no  admitan  espera,  ni  estimen  bastante  lo  escrito  para  juz- 
gar  con  buena  crilica,  preciso  se  hace  pedir  a  las  ruinas  lo 
■que  los  papeles  callan :  acudir  a  la  invesligaci6n  y  al  exa- 
raen  de  los  objetos  en  su  propia  localidad  ;  servirnos  para 
pruebas  de  los  geologicos  y  paleontoldgicos  recogidos  en 
los  puntos  donde  las  ruinas  se  asientan,  y  utilizar  el  fruto 
de  Ids  demas  desvelos  que  conduzcan  a  satisfacer  la  sed  que 
crece  en  raz6n  directa  del  calor  con  que  la  ciencia  se  des- 
arrolla  y  extiende. 

20 


306  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS. 

Mas,  por  ventura,  la  Europa,  cuna  y  teatro  de  los  Gon- 
gresos  de  Americanistas,  ^,es  el  lugar  en  donde  tales  inves- 
tigaciones  han  de  practicarse?  No,  ciertamente;  aqui  ya  los 
sabios,  en  gran  multitud,  y  el  incontable  niimero  de  libros 
y  de  anos  dedicados  al  estudio  de  los  origenes  y  del  des- 
arroUo  de  los  mas  antiguos  pueblos ,  han  acumulado  tan 
alta  suma  de  datos ,  generadores  de  escuelas  y  de  sisteraas^ 
y  constituido  base  tan  ancha  y  a  las  veces  tan  firme ,  que 
para  edificar  sobre  ella  con  seguridades  probables  basta 
formar  el  piano  y  emprender  los  trabajos. 

No  sucede  asi  en  America:  su  territorio,  que  puede  con- 
tener  muchas  Europas ,  da  vida  i  multitud  de  razas  que  se 
expresan  en  numerosos  dialectos  e  idiomas  no  bien  conoci- 
dos  ni  contados  todavia ,  de  las  cuales  razas  algunas  viveii 
hace  siglos  A  la  sombra  de  venerables  ruinas,  depositarias 
unicas  y  semi-mudas  de  una  historia  repetidameute  mile- 
naria;  historia  que,  cual  la  de  la  humanidad,  no  puede  com- 
prenderse  bien  sin  emplear  en  su  estudio  los  medios  que 
en  Europa  nos  van  poniendo  en  contacto  con  las  obras  de 
nuestros  antecesores,  y  sin  hacer  excavaciones  que  nos  fa- 
ciliten,  en  los  objetos  que  les  fueron  propios  d  los  aborige- 
nes  de  America,  puncos  de  comparacion  con  los  europeos, 
y  como  resultado  de  las  experiencias  paso  llano  y  araplio  y 
no  interrumpido  para  encontrar  la  verdad. 

Este  bien  eterno  ,  tan  perseguido  y  no  sierapre  hallado, 
se  alcanzara,  sin  duda,  con  ventaja,  celebrando  en  aquellas. 
partes  algunos  certdmenes  cientificos  que,  alternandolos 
con  los  europeos ,  estrechen  mds  y  aten  fuertemente  los  la-r 
zos  de  fraternidad  entre  uno  y  otro  hemisferio,  y  sublimen 
y  hagan  mds  puro  el  amor  de  sus  hijos,  que  no  debe  enti- 
biarse  jamas. 

Para  conseguir  y  ampliar  estos  mutuos  cambios  de  afecto 
y  de  conquistas  cientificas,  nada  creo  mas  eficaz  que  some- 
ter  d  la  deliberacion  de  ese  ilustrado  Gonsejo  la  idea  de  ce- 
lebrar  el  aiio  de  1883  en  una  de  las  capitales  de  America  la 
quinta  reunion  del  Congreso  de  Americanistas;  y  como  la 


CONSEJO    CENTRAL.  3U7 

primera  nacionalidad  asimilada  d  Espaiia  en  aquellas  her- 
mosas  regiones  fue  la  que  amorosamente,  y  en  recuerdo  de 
la  patria  nativa,  se  nombr5  por  Herndn  Cortes  la  Nueva 
Espana ,  propongo  que  sea  la  ciudad  de  Mexico  la  elegida 
para  verificar  en  ella  el  importante  acto,  siempre  que  tan 
alto  honor  se  acepte  por  el  Gobierno  de  aquella  Repiiblica. 
Madrid:  salon  de  sesiones  de  la  Real  Academia  de  la  His- 
toria,  27  de  Setiembre  de  1881. — El  vocal  de  la  Junta  orga- 
nizadora  del  Congreso,  Justo  Zaragoza. 

El  Sr.  Bamps,  vicepresidente  y  delegado  de  Bel- 
gica,  manifesto  que  dos  asociados  de  los  Estados- 
Unidos  de  America  le  habian  dado  encargo  de  soli- 
citar  que  la  quinta  reunion  del  Congreso  se  verifi- 
case  en  una  de  las  principales  ciudades  de  la  Ame- 
rica del  Norte,  y  que  el  Rdo.  Stephen  D.  Peet,  di- 
rector del  American  antiquarian,  aseguraba  la  aco- 
gida  que  habia  de  tener  el  Congreso  en  aquellos 
Estados,  anticipando  que  obtendria  el  concurso  del 
Gobierno  de  aquella  gran  Republica.  Anadio  que 
cumplida  la  mision  que  le  habia  sido  confiada ,  no 
creia  por  su  parte  conveniente  trasladar  tan  pronto 
las  sesiones  al  Nuevo  Continente,  y  esto  no  porque 
desconociera  las  ventajas  que  bajo  el  punto  de  vista 
del  desarrollo  de  los  estudios  americanistas  tendria 
la  reunion  en  los  Estados-Unidos,  sino  porque  no 
consideraba  todavia  a  la  institucion  bastante  fuerte 
ni  conocida  en  Europa  para  llevarla  al  otro  lado  del 
Oceano.  Por  otra  parte ,  suponia  que  pocos  de  los 
socios  europeos  se  decidirian  a  emprender  el  viaje 
sin  otro  objeto  que  el  de  tomar  parte  en  las  discu- 
siones,  en  lo  cual  obrarian  -como  los  americanos 


308  CONGRESO    DE    AMERIGANISTAS. 

que,  siendo  mas  inclinados  a  la  navegacion  que  los 
de  Europa,  se  han  abstenido,  sin  embargo,  de  venir 
expresamente  a  tomar  parte  en  las  reuniones  de 
americanistas. 

El  Sr.  Paul  Gaffarel,  consejero  por  Francia, 
abogo  por  que  la  proxima  reunion  se  verificara  en 
los  Estados-Unidos ,  considerando  infundados  los 
inconvenientes  de  esta  eleccion  que  en  su  favor 
ofrecia  consideraciones  de  mas  importancia,  singu- 
larmente  la  del  interes  cientifico  y  la  del  gran  des- 
arroUo  que  la  obra  americanista**alcanzaria  con  el 
ilustrado  concurso  de  los  estudiosos  del  Nuevo  Mun- 
do,  algo  retraidos  en  los  congresos  precedentes,  y 
que  con  seguridad  contribuirian  aliora  con  poderoso 
impulso. 

En  el  mismo  sentido  hablo  el  Sr.  Houghton. 

Aludido  el  Sr.  Fernandez  Duro,  expreso  que  no 
tomaba  parte  en  el  debate,  si  bien  le  parecia  que 
lo  esencial  en  la  eleccion  de  las  capitales  que  se 
fijaran  para  las  reuniones  sucesivas  habia  de  ser  la 
suma  de  los  elementos  que  concurrieran  en  pro  de 
la  idea  que  las  alimenta. 

Uso  entonces  de  la  palabra  el  Sr.  Principe  Gorts- 
chaco-w-,  vicepresidente,  ministro  plenipotenciario 
y  delegado  de  Rusia,  proponiendo  con  habil  expre- 
sion  que  el  futuro  Congreso  tuviera  asiento  en  la 
ciudad  de  Copenhague.  En  su  razonamiento  recor- 
do  que  las  tres  primeras  reuniones  se  habian  veri- 
ficado  en  el  centro  de  Europa,  que  la  cuarta  se  ha- 
bia traido  al  extremo  del  Mediodia,  y  que  conven- 
dria  tener  otra  en  el  lado  opuesto  antes  de  decidir 


CONSEJO    CENTRAL.  309 

que  la  institucion  pasara  al  otro  continente.  La 
designacion  de  Copenhague  seria  testimonio  de  re- 
conocimiento  a  los  eminentes  servicios  prestados 
por  los  sabios  daneses  y  homenaje  a  los  descubri* 
mientos  que  hicieron  los  antigaos  escandinavos. 
Aseguro  el  senor  ministro  que  los  americanistas 
hallarian  en  Dinamarca  la  mas  afectuosa  acogida, 
y  se  ofrecio  galantemente  a  servir  de  intermediafio 
en  Copenhague  en  el  caso  de  que  su  proposicion 
faese  aceptada. 

El  Sr.  Dogn6e,  consejero  belga,  sostuvo  esta  in- 
dicacion,  porque  habiendo  asistido  a  otro  congreso 
cientifico  en  Copenhague,  dijo,  podia  ofrecer  por 
experiencia  noticia  de  la  cordial  y  distinguida  con- 
sideracion  con  que  la  nacion  danesa  daba  hospita- 
lidad  a  los  que  acudian  a  sus  llamamientos. 

En  el  mismo  concepto  hablo  el  Sr.  Beaumbis, 
vicepresidente,  considerando  como  la  mas  oportuna 
y  conveniente  la  eleccion  de  Copenhague,  por  el 
convencimiento  de  que  la  quinta  reunion  en  Ditia- 
marca  seria,  bajo  el  punto  de  vista  de  la  America 
septentrional,  no  menos  fecunda  que  la  de  Madrid 
en  relacion  con  la  America  meridional  y  la  del 
centro. 

El  Sr.  Quijano  Otero,  consejero  por  los  Estados 
Unidos  de  Colombia,  se  lamento  de  la  oposicion 
que  algunos  de  los  senores  que  le  habian  precedido 
hacian  a  la  proxima  reunion  en  America,  parecien- 
dole  que  era  iniitil  encarecer  el  inter.es  que  tendria 
celebrandola  sobre  el  terreno  mismo  que  se  inves- 
tiga;  por  lo  demas,  se  complacia  en  anticipar  la  se- 


310  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS. 

guridad  de  que  cualquiera  que  fuera  el  lugar  de  la 
America  latina  que  mereciera  eleccion,  acogeria 
con  eijtusiasmo  al  Gongreso,  y  muy  especialmente 
lo  acogeria  Colombia. 

Gontesto  el  Sr.  Presidente  Duque  de  Veragua 
que  riinguno  de  los  consejeros  habia  combatido  de 
una  manera  absoluta  la  reunion  del  Gongreso  en 
America,  siendo  evidente  que  todos  estaban  per- 
suadidos  del  precioso  concurso  que  alii  habian  de 
encontrar,  y  de  los  elementos  que  para  el  estudio 
practico  hallarian  en  el  mundo  colombiano.  El  es- 
piritu  de  la  discusion  le  hacia  creer,  contra  la  inter- 
pretacion  del  Sr.  Quijano  Otero,  que  no  estaba  lejos 
la  decision  en  favor  de  cualquiera  de  aquellos  pai- 
ses  que  por  ahora  ofrecian  el  'inconveniente  de  no 
estar  solidamente  asentados  los  fundamentos  de  la 
institucion,  unico  manifestado. 

Puesta  d  votacion  la  propuesta  del  Sr.  Principe 
Gortschacow,  fue  aprobada  por  unanimidad,  y  en 
consecuencia  declaro  el  Sr.  Presidente  que  la  quin- 
ta  reunion  del  Gongreso  de  Americanistas  se  veri- 
ficara  en  la  ciudad  de  Gopenhague  el  ano  de  1883. 
En  nombre  del  Gonsejo  acepto  el  amable  ofreci- 
miento  de  mediacion  hecho  por  el  Sr.  Ministro  de 
Rusia,  dindole  las  mas  expresivas  gracias.  Gon  esto 
se  levanto  la  sesion. 


SEXTA  SESION. 

MARTES  27  DE  SETIEMBRE  A  LAS  TRES  DE  LA  TARDE. 


Arqueologia . — Etnografia . — Historia . 


El  Sr.  Duque  de  Veragua,  declarando  abierta 
la  sesion,  noticio  que  habiendo  deliberado  el  Con- 
sejo,  en  cumplimiento  de  la  prescripcion  reglamen- 
taria,  habia  sido  designada  unanimemente  la  ciu- 
dad  de  Gopenhague  para  la  quinta  reunion  del 
Congreso  que  ha  de  verificarse  el  ano  de  1883.  Se- 
guidamente  rogo  al  Sr.  H.  de  Saussure,  delegado 
de  Suiza,  que  se  sirviera  presidir  los  debates  de  la 
tarda. 

M.  de  Saussure:  En  prenant  place  au  fauteuil,  je  ne 
puis  m'empecher,  au  risque  de  tomber  dans  des  redites,  de 
declarer  que  je  suis  profondement  louche  de  I'honneur  que 
le  Congres  a  bien  voulu  me  faire  en  me  confiant  la  presi- 
deuce  de  cette  seance,  quoique  je  ne  reprcsente  ici  que  le 
plus  petit  pays  de  I'Europe.  Permettez  moi  de  considerer 
I'honneur  que  vous  me  faites,  messieurs,  comme  un  hom- 
mage  rendu  a  ce  pays,  qui,  si  petit  qu'il  soit,  a  toujours  su 


312  CONGRESO  DE  AMERICANISTAS. 

conserver  un  rang  honorable  parmi  les  nations  europeen- 
nes.  (Bravos.J 

Nous  avons  a  nous  occuper  aujourd'hui  de  questions 
d'archeologie  et  d'ethnographie.  Je  donnerai  la  parole  en 
premier  lieu  a  M.  Fournier,  qui  est  inscrit  pour  une  lecture. 

El  Sr.  Fournier:  Voy  a  limilarme  a  la  lectura  de  las 
apreciaciones  que  respecto  al  descubrimiento  de  America 
tengo  consignadas  en  una  obra  que  se  publicara  proxima- 
mente. 

Leyo,  en  efecLo,  algunas  paginas  dedicadas  a 
mostrar  las  huellas  que  del  pueblo  egipcio  se  des- 
cubren  en  Espana,  las  Galias  y  otras  regiones  de- 
Europa,  y  a  desarrollar  su  opinion  de  que  aquel 
pueblo,  que  conocia  la  existencia  de  la  Atlantida, 
fue  el  primero  que  colonizo  el  Nuevo  Mundo,  par- 
tiendo  de  aqui ,  por  lo  que  lo  considera  ibero- 
egipcio  (1). 

El  Sr.  Reiss  expuso  que  la  opinion  que  atribuye 
a  los  egipcios  6  a  sus  predecesores  el  descubrimien- 
to y  poblacion  de  America,  despues  de  haber  reco- 
rrido  la  mayor  parte  de  Europa  y  el  Indostan,  ha 
dado  origen  a  muchos  escritos  sostenidos  con  el 
apoyo  de  teorias  mas  6  menos  aventuradas  que 
no  pueden  aceptarse  sin  pruebas  cientificas,  y 
hasta  ahora  no  se  ha  presentado  ninguna  conclu- 
vente. 


(1)  La  obra  anunciada  se  ha  publicado  poeteriormente  con  el  titulo  de 
Bn9Q-yo  de  Geogra/ia  histdrica  de  Espana  desde  sics  primidvos  tiempos  hasta  la 
termifMcion  del  imperio  romanq,  por  Gervasio.  Fournier.  — Tomo  i.  Vallado- 
lid,  1881. 


POTERIES   AMERICAINES.  3111 

M.  Dogn6e  :  Messieurs:  nous  n'avons  pas  la  pretension 
nous  aulres  elrangers,  de  vous  apporterla  lumiore,  et  nous 
venons  plutot  la  chercher  chez  vous.  Par  consequent,  je 
ne  crois  pas  pouvoir  mettre  mes  theories  en  contradiction 
avec  celles  que  nous  entendons  ici.  Cependant,  veuillez  per- 
mettre  a  un  antiquaire  de  faire  des  reserves  formelles  quant 
a  certaines  assertions,  et  surtout  quant  aux  questions  sou- 
levees  a  propos  de  la  civilisation  egyptienne  et  des  dolmens, 
parce  que  ces  questions  sont  des  plus  controversees  et  qu'on 
ne  saurait  les  resoudre  en  se  lancant  dans  les  theories  ge- 
nerales.  II  en  est  de  celles-ci  comme  des  questions  de  lin- 
guistique,  et  quand  j'entendais  hier  vouloir  faire  un  rappro* 
chement  entre  les  Juifs  (1)  et  les  Americains,  je  me  dis  una 
fois  de  plus  qu'il  y  a  du  danger  a  faire  de  ces  rapproche- 
ments. On  pent  trouver  des  analogies  entre  toutes  les  reli- 
gions exislantes,  mais  il  faut  se  garder  de  generaliser  les 
faits.  Nous  devons  plutot  tacher  de  les  reunir  pas  a  pas,  I'un 
a  Tautre,  afin  que  plus  tard  ils  deviennent  un  monument. 
Nous  avons  tous  interet  a  ce  qu'il  ne  soil  pas  emis  ici  des 
theories  generales  qui  sont  en  contradiction  complete  avec 
la  science  d'aujourd'hui.  (Bravo&.j 

El  Sr.  Bamps  coraunico  al  Gongreso  haber  reci- 
bido  del  Sr.  Dr.  Briana,  consul  general  de  Colom- 
bia en  Paris,  el  encargo  de  anunciar  la  proxima 
publicacion  de  ciertos  ejemplares  de  los  mas  raros 
presentados  en  la  exposicion  de  Madrid ,  con  auto- 
rizacion  que  habia  obtenido  para  ello  del  Gobiemo. 


(1)  A  este  proposito  es  de  hacer  constar,  para  conocimiento  de  los  que  sos- 
tienen  esta  opinion,  que  en  la  coleccion  Muiioz  que  se  guarda  en  la  Academia 
de  la  Historia,  tomo  xlii,  se  comprende  un  Dictamen  del  Dr.  Roldaii,  sobre  qw 
los  indios  del  Mar  Oceano  son  hebreos  y  geiUes  de  las  diez  tribus  de  Israel,  qv 
Salmanasar  cautivo  y  trasmigrn  en  Asiria.—  C.  Fernandez  Duro. 


314  CONGRES   DES    AMERICANISTES.  1 

Leyo  despues  una  carta  de  M.  Gabriel  Gravier,  pre- 
sidente  de  la  Sociedad  normanda  de  Geografia  y 
uno  de  los  mas  constantes  y  entusiastas  america- 
nistas,  manifestando  sentimiento  por  no  asistlr  a 
la  reunion  de  Madrid  como  lo  liizo  a  las  de  Nancy, 
Luxemburgo  y  Bruselas,  por  la  necesidad  de  lia- 
llarse  presente  en  el  Gongreso  simultanoo  de  Vene- 
cia; pero  aunque  ausente,  acompaflaba  a  los  colegas 
de  Madrid  con  su  simpatia,  y  participaba  del  deseo 
general  del  exito  en  las  deliberaciones. 

El  Sr.  Bamps  afiadio  que  habia  recibido  todavia 
una  interesante  memoria  de  Mr.  Edwin  Barber,  de 
Filadelfia,  tratando  de  la  primitiva  ceramica  ame- 
ricana,  e  hizo  el  siguiente  resumen : 

Les  premieres  productions  de  Thorame,  sur  toute  la  sur- 
face de  I'habitacle  humain,  n'offreut  pas  de  differences  es- 
sentielles.  Neanmoins,  les  similitudes  qu'on  pourrait  rele- 
ver  dans  ces  productions  ne  sont  pas  les  indices  de  rapports 
preexistanls  entre  les  divers  groupes  de  la  grande  famille 
humaiue;  elles  sont  simplement  le  signe  de  la  similarilc 
des  conditions  par  lesquelles  tous  ces  groupes  ont  successi- 
vement  passe.  A  I'origine,  rhomrne  eut  a  lutter  partout 
centre  les  memes  difficultes;  ses  facultes  et  ses  aptitudes 
natives  ne  pouvaient  subir  encore  I'influence  d'elements 
sociaux,  mais  elles  devaient  necessairement  se  ressentirdu 
milieu  physique  auquel  se  rattachait  son  existence.  Des 
qu'une  civilisation,  meme  rudiraentaire ,  se  faisail  jour  au 
sein  d'un  groupe  d'hommes,  ses  produits  en  portaieut  I'em- 
preinte ;  on  voyait  alors  chaque  race  imprimer,  avec  una 
progression  identique,  des  caracteres  distinctifs  sur  les 
ceuvres  de  ses  mains.  Ces  caracteres  s'accusaient  d'avan- 
tage  h  mesure  qnela  civilisation  progressait.  Les  industries 
de  tous  les  peuples  de  I'univers  fournissent  matiere  k  de 


2  POTERIES    AMERICAINES.  315 

semblables  observations;  Tetude  de  la  ceramique  americai- 
ne,  notamment,  en  demontre  la  parfaile  exactitude. 

Les  poteries  primitives  des  ancienues  populations  du 
Nouveau-Monde ,  different  peu  des  produits  similaires  des 
aborigenes  des  autres  continents;  toutefois,  elles  r^velent 
toujours  des  caracteres  et  des  details  topiques  qui  sont  du 
domaine  de  I'archeologue,  Pour  la  forme  et  I'ornementa- 
tion ,  les  plus  anciennes  poteries  de  I'Amerique  presentent 
certaines  ressemblances  avec  celles  apparteuant  en  Angle- 
terre,  dans  le  Danemark  et  dans  quelques  autres  parties 
de  I'Europe,  k  I'epoque  la  plus  reculee.  Mais  les  analogies 
decroissent,  sans  que  pour  cela  il  y  ait  la  moindre  correla- 
tion entre  elles,  en  sens  inverse  du  developpement  des  idees* 
artistiques  dans  chacune  de  ces  regions. 

Les  anciennes  poteries  americaincs  peuvent  utre  class6es, 
selon  les  lieux  d'oii  elles  proviennent,  dans  I'ordre  suivanl: 
1,  Amerique  du  Nord;  2,  Mexique;  3,  Amerique  centrale; 
4,  Amerique  du  Sud;  5,  Pcrou.  Celles  originaires  de  I'Ame- 
rique du  Nord  se  subdivisent  en  poteries  des  montagnes, 
poteries  dGspuehlos  (agglomerations),  et  poteries  des  Peaux- 
Rouges. 

Dans  I'Amerique  du  -Nord,  les  poteries  des  montagnes 
sont  les  plus  anciennes;  elles  sont  caracterisees  par  leur 
structure  grossiere  et  par  la  profusion  des  ornements.  On 
trouve  ces  poteries  dans  la  partie  haute  de  la  vallee  du  Mis- 
sissipi ,  surtout  dans  les  Etats  de  Iowa  et  d'Ohio.  Les  prin- 
cipaux  dessins  qui  ornent  les  poteries  des  montagnes  con- 
sistent dans  des  lignes  diagonales,  des  cercles  ou  des  car- 
res,  traces  autour  des  bords ,  au  moyen  de  batons ,  pointus 
ou  de  pierres  taillees.  La  forme  la  plus  commune  represente 
un  cone  renverse;  la  base  en  est  plate  et  etroite,  I'ouver- 
ture  large.  Quelques-uns  de  ces  vases  primitifs  ressemblent 
beaucoup  pour  la  forme  aux  anciennes  urnes  cineraires  de 
rirlande.  II  existe  une  categorie  de  poteries  des  montagnes 
qu'on  aappelees  «produits  du  Missouri.))  EUe  se  rencOnlro 
surtout  dans  les  el6vations  et  dans  les  tombeaux  de  I'Ar- 
2  1 


316  CO:*GRtS    DES   AMERICANISTES.  3 

kansas,  de  I'lllinois  et  du  Tennessee.  On  croit  que  les  pro- 
duits  du  Missouri  appartiennent  kune  epoque  plus  reculee 
que  les  poteries  des  montagnes  proprement  dites.  Ges  pro- 
duits  etaient  en  general  fortement  cuits  au  feu;  il  existe 
cependant  des  specimens  qui  ont  seuleraemt  ele  durcis  par 
Taction  du  feu,  ce  qui  a  fait  dire  qu'ils  etaient  seches  au 
soleil.  La  terre  des  poteries  du  Missouri  est  ordinairement 
noire  ou  grisatre,  melee  de  sable  ou  de  coquillages  pulve- 
rises. Ces  poteries  sont  parfois  ornees  de  dessins  noirs,  rou- 
ges ou  blancs;  on  trouve  aussi  quelques  rares  specimens 
entierement  recouverts  d'une  couche  d'ocre  rouge;  mais  ces 
couleurs  ne  sont  pas  cuites  dans  la  poterie.  Les  produits  du 
'Missouri  affectentcommunementla  forme  spherique  et  sont 
surmonles  d'un  col  long  el  etroit.  On  rencontre  egalenieut 
des  goyrdes  et  des  bols  a  manche  ou  bien  a  anse.  Les  mau- 
ches  des  modeles  les  moins  anciens  sont  travailles  en  forme 
de  tetes  d'animaux;  parfois  la  poterie  elle-meme  est  raoulee 
sous  I'aspect  d'un  animal.  Un  grand  nombre  de  poteries 
representent  auSsi  des  vegetaux,  des  fruits,  etc.  Enfin,  quel- 
ques vases  exceptionnels  ont  la  forme  humaine.  En  gene- 
ral, la  poterie  des  montagnes  n'est  jamais  de  grande  dimen- 
sion. L'etude  comparee  de  la  poterie  des  peuples  primitifs 
des  diffcrentes  parties  du  globe  montre  que  les  potiers  des 
elevations,  aux  Etats-Unis,  etaient  beaucoup  plus  avances 
dans  I'art  de  mouler  la  lerre  que  les  peuplades  europeennes 
kVsLge  de  la  pierre.  Pour  la  forme  et  les  ornements,  les  po- 
teries des  montagnes  avaient  d'incontestables  ressemblan-^ 
ces  avec  les  plus  anciens  vases  originaires  de  la  Grandc- 
Bretagne,  et  avec  les  poteries  trouvees  dans  les  palafittes 
des  lacs  suisses.  Dans  le  comte  de  Gallatin,  Illinois,  il  a  eto 
decouvert  un  assez  grand  nombre  de  poteries  d'une  espece 
particuli^re ,  depassant  en  dimensions  les  autres  produits 
ccramiques  de  I'Amerique  du  Nord,  et  ofFrant  ce  detail  re- 
raarquable  qu'elles  sont  couvertes  de  lignes  circulaires,  re- 
guli^rement  coupees  a  angles  droits  par  d'autres  lignes 
verticales  ou  obliques.  On  peut  supposer  que  ces  poteries, 


4  P0TERIR9  AMEBICAJ4N8S.  317 

lors  de  leiir  fabrication ,  avaient  6te  coavertes  de.  naUes  ou 
eiifermees  dans  dcs  pauiers  de  roseaux  tresses,  dout  I^em- 
preinte  se  distingue  encore  sur  la  surface  durcie. 

Les  poteries  des  pueblot  etaient  d'une  execution  superieu- 
re  k  celles  des  raoatagnes.  Les  Indiens  des  agglomjerations 
savaient  Qon  seulement  mouler.des  vaisseaux  de  toutes  for- 
mes et  k  tout  usage,  maig  possedaient  dejk  I'art  de  les  deco- 
rer  avec  une  grande  variete  de  couleurs.  lis  connaissaient 
aussi  le  moyen  de  polir  leurs  produits  ceramiques  et  de  leur 
donner  du  brillant.  Ces  sortes  de  poteries  se  trouvent  prin- 
cipalement  dans  le  Colorado,  I'Utah,  I'Arizona  et  le  Nou- 
veau-Mexique.  Elles  sont  de  deux  especes:  les  poteries  gros- 
sieres  et  rugueuses,  et  celles  dont  la  surface  etait  unie  et 
brillante.  Les  poteries  de  la  premiere  espece  so  faconnaient 
au  tour,  procede  employe  par  beaucoup  de  peuplades  ame- 
ricaines.  L'interieur  du  vase  se  lissait  k  la  maiu;  I'exterieur 
etait  travaille  ou  incruste  h  I'aide  de  bS-tons,  decoquillages, 
de  pierres,  ou  simpleraent  au  moyen  du  pouce  du  potier. 
Ceiles  de  la  seconde  espece,  outre  qu'elles  avaient  les  faces 
interieure  et  exterieure  unies,  ^taieut  ornees  de  dessins  geo- 
metriques  rouges,  jauues,  bruns  ounoirs,  symetriquemenl 
traces  sur  fond  blanc,  et  quelquefois  de  figufcs  d'aniraaux, 
tels  que  le  cerf,  I'ours,  I'elan.  Au  surplus ,  les  pollers  des 
pueblos  donnaient  a  leurs  produits  une  variete  infinie  de 
formes;  ordinaireraent  ils  represenlaient  des  aniraaux  et 
surtout  des  oiseaux.  Pour  I'omementation  ces  poteries 
avaient  de  reelles  similitudes  av«c  les  anciens  vases  de  I'lle 
de  Ghypre.  Lorsque  les  Espagnols  arriv^rent,  en  1539,  dans 
les  pueblos  du  Nouveau-Mexique,  ils  constat^rent  que  les- 
poteries,  fabriquees  par  les  races  indiennes  occupant  alors 
ces  contrees,  etaient  inferieures,  sous  le  rapport  de  la  d^li- 
catesse  des  precedes,  aux  specimens  d'une  fabrication  indi- 
gene beaucoup  plus  ancienne.  Cependant,  les  potiers  con- 
temporAiiis  de  la  conquete  reusissaient  a  donner  a  leurs  prp- 
duits  trae  appareuceplus  riche  et  plus  gracieuse.  A  cet  egard 
les  lu.diens  actuels  du  Nouveau-Mexique  a'ont  nuUement 


318  CONGRfeS   DES    AMERICANISTES.  5 

progress^;  leurs  arts  industriels,  les  seuls  qui  leur  soient 
connus,  sont  restes  stationnaires  depais  plus  de  trois  sli- 
des. 

Les  poteries  des  Peaux-Kouges  out  de  grandes  ressem- 
blances  avec  les  poteries  des  elevations,  mais  elles  sont  d' una 
forme  plus  grossiero  encore.  Les  Peaux-Rouges  ne  parais- 
sent  pas  s'etre  beaucoup  livres  a  la  fabrication  de  la  poterie. 
Meme  dans  les  temps  actuels,  les  Indiens  des  Etats  de  I'Ouest 
de  TAmerique  fabriquent  peu  d'objets  ceramiques;  les  tri- 
bus  chez  lesquelles  on  trouve  des  vases  de  terre ,  d'aillcurs 
sans  aucune  valeur  archeologique,  sont  les  plus  isolees  et 
les  moins  avancees  au  point  de  vue  social.  Les  populations 
des  cotes  de  la  Galifornie  ne  confectionnaient  pas  non  plus 
de  produits  ceramiques.  Dans  les  tombeaux  de  cette  partie 
del'Amerique,  on  ne  rencontre  jamais  aucune  trace  de  va- 
ses de  terre.  Pour  les  usages  culinaires,  les  races  califor- 
niennes  employaient  ordinairement  des  recipients  en  stea- 
tite. Les  anciens  habitants  de  la  Galifornie  avaient  a  ce 
sujet  des  coutumes  et  des  procedes  semblables  a  ceux  des 
Esquimaux  et  des  Indiens  des  cotes  nord  de  I'Amerique. 

Au  Mexique,  les  anciennes  poteries  sont  particulierement 
remarquables  h  cause  de  la  finesse  de  leurs  moulures;  les 
poteries  mexicaines  souvent  le  cedent  a  peine  aux  produits 
analogues  du  Perou.  Aussi,  la  perfection  de  ces  poteries 
frappa  les  conquerants  espagnols  du  xvi*  siecle.  Parmi  l€S 
vases  d'or  et  d'argent  et  les  autresobjets  precieux  qu'ils  en- 
voyerent  en  Espagne,  figuraient  un  grand  nombre  de  beaux 
vases  de  terre  du  Mexique.  Les  chroniqueurscastillans,  qui 
accompagnaerent  Fernand  Gortez,  parlent  frequemment  avec 
admiration,  dans  leurs  ecrits,  des  produits  de  la  ceramique 
mexicaine  qu'ils  eurent  sous  les  yeux.  L'art  cultive  tour  a 
tour  par  les  Tolleques,  les  Azteques  et  les  Ghichim^ques; 
mais  surtout  par  les  tribus  Nahuatl,  ne  consistait  pas  uni- 
quement  dans  la  confection  de  vases  de  terre ;  ces  peuples 
modelaient  deja  des  statuettes  avec  gout  et  une  incontesta- 
ble entente  des  formes  esthetiques.  Un  des  plus  beaux  spe- 


6  POTERIES    AMERICAINES.  :iV,> 

cimens  de  cet  art  mexicain  est  conserve  dans  las  collections 
du  Smithsonian  Institiit,  ;"i  Washington.  G'est  une  grande 
cruche  ayant  deux  anses  en  forme  de  serpent;  le  corps  de  la 
cruche  est  magnifiquement  orne  en  relief  de  figures  hu- 
maines  enlacees,  donnant  une  vague  idee  des  bas-reliefs  re- 
mains, le  pied  se  compose  d'un  serpent  dont  les  trois  an- 
neaux  sont  gracieusement  enroules.  Les  Incas  n'ont  rien 
prodnit  de  plus  artistique  et  de  plus  acheve. 

Dans  I'Amerique  centrale'les  produits  ceramiques  les  plus 
remarquables  proviennent  du  Yucatan,  du  Nicaragua  etdu 
territoire  de  Costa-Rica.  lis  sont  fort  inferieurs  k  ceux  du 
Mexique  et  ofFrent  iin  detail  tout  k  fait  caracteristique:  les 
poteries  de  cette  partie  du  Nouveau-Monde  ont  presque  tou- 
jours  trois  pieds.  EUes  portent  assez  frequemment  un  orne- 
ment  dispose  de  mani^re  a  pouvoir  servir  de  sifflet.  Parfois 
aussi  elles  sont  moul6es  sous  la  forme  d'oiseaux  ou  de  qua- 
drup^des.  Ges  poteries  sontd'habitude  colorieesen  rouge  et 
d'une  texture  grossiere.  Leur  ornementation  la  plus  com- 
mune consiste  dans  des  animaux  sculptes  a  la  surface,  le 
singe  surtout,  avec  ses  grimaces  et  ses  gambades ,  occupe 
une  large  place  dans  cette  ornementation.  Sur  le  territoire 
du  Nicaragua,  on  a  trouve  une  poterie  funeraire  exception- 
nelle;  elle  represente  un  oeuf  gigantesque,  ayant  a  I'un  des 
cotes,  plus  eleve  que  I'autre,  une  ouverture  circulaire  par 
laquelle  on  introduisait  les  depouilles  mortelles.  Les  pro- 
ductions ceramiques  de  I'Araerique  centrale  presentent  de 
nombreuses  similitudes  avec  celles  de  Porto-Rico,  de  Saint- 
Domingue  et  de  certaines  regions  des  Indes  occidentales. 

Les  poteries  de  I'Amerique  du  Sud,  k  I'exception  de  la 
Bolivie  et  du  Perou,  sont  beaucoup  moins  connues  par  les 
archeologues  que  celles  de  n'importe  quelle  autre  coutree 
du  Nouveau-Monde  situee  au  nord  de  I'isthme  de  Panama. 
La  raison  en  est  que  les  terres  interieures  de  I'Amerique  du 
Sud  n'ont  pas  encore  ete  bien  explorees;  le  climat  est  peu 
favorable  dans  cette  partie  du  nouveau  continent,  les  voya- 
ges y  sont  difficiles  et  meme  dangereux  ^  cause  dequelques 
2^  a 


320  CONGRES    DBS    AMERICANISTES.  7 

peuplades  indiennes  qui  y  vivent  encore  k  I'etat  sauvage. 
Les  parties  de  TAmerique  meridionale  les  mieux  connues 
sont  les  bords  de  I'Amazone  et  la  vallee  de  I'Orenoque.  Les 
produits  ceramiques  de  I'Araerique  du  Sud  ne  sont  carac- 
terises  par  aucune  particularite  notable;  cependant  lis  se 
font  remarquer  par  une  grande  profusion  de  decors  en  cou- 
leurs  vivas.  Dans  I'Amerique  meridionale,  les  potiers  mo- 
langeaient  les  ccndres  de  certains  bois  a  la  terre  qu'ils 
employaienl;  ils  avaient  aussi  I'habitude  de  vernir  leurs  pro- 
duits k  I'aide  de  gommes  naturelles,  ce  qui  marque  un  pro- 
gres  enorme.  Le  precede  du  brunissage,  en  polissant  la  sur- 
face du  vase,  au  moyeu  d'un  caillou  on  d'une  pierre  unie, 
atin  de  la  rendre  dure  et  brillante,  etait  connu  par  les  tri- 
bus  des  bords  de  I'Amazone,  tout  comme  par  les  habitants 
das puehlos  de  I'Amerique  du  Nord.  Quant  a  la  forme  des 
poteries  du  Sud  du  Nouveau-Monde,elle  se  rapproche  beau- 
coup  de  celle  des  produits  du  Missouri.  Comme  pour  ces 
produits,  la  forme  la  plus  frequemment  adoptee  par  les  po- 
tiers du  Sud,  est  la  reproduction  plus  ou  moins  fantaisiste 
des  fruits  et  des  legumes. 

Les  poteries  de  I'ancien  Perou  Temportent  beaucoup  sur 
les  autres  produits  ceramiques  du  nouveau  continent.  L'art 
chez  les  Incas  etait  en  grand  honneur  et  avait  atteiut  un 
haut  degre  de  perfection ;  leurs  facultes  inventives  et  imi- 
tatives  etaient  fortement  developpees,  tous  les  produits  de 
Tindustrie  incasique  le  dec^leut.  Les  anciens  potiers  du  Pe- 
rou fabriquaient  des  vases  d'une  dimension  superieure  aux 
poteries  provenant  des  autres  parties  de  I'Amerique;  ces 
vases  avaient  jusque  trois  et  quatre  pieds  de  hauteur.  II  est 
hors  de  doute  que  les  anciennes  poteries  peruviennes  par- 
venues  jusqu'a  nous  appartiennent  a  des  cpoques  differen- 
tes;  mais  il  serait  tr^s-difficile  de  les  classer  dans  un  ordre 
chronologique,  Les  produits  des  temps  les  plus  reeules,  ne 
presentent  pas  de  notables  differences  avec  les  specimens  de 
la  ceramique  des  autres  contrees  de  I'Amerique  du  Sud; 
ceux  appartenant  a  une  epoque  plus  recente  poss^dent  des 


S  POTEftfES  AM^AICAINES.  321 

traits  cjiracteristiques,  qui  les  distiuguent  h  premiere  vue 
des  autres  produits  similaires  du  Nouveau-Monde.  Les  va- 
ses de  la  premiere  epoque  et  les  poteries  employees  aux  usa- 
ges domestiquos  avaieut  une  forme  tres  simple.  Ceux  au 
coutraire  destines  aux  ceremoniea  religieuses  et  aux  practi- 
ques  fuueraires  etaieut  decores  avec  une  grande  richesse  de 
details.  Les  lucas  consacraient  beaucoup  de  temps  et  de  tra- 
vail aux  produits  ceramiques.  La  decoration  de  certains  de 
leurs  produits  est  d'un.  gqiit  si  epure,  qu'il  est  impossible  de 
mecounaitre  le  genie  artistique  de  celte  race.  Limitation  de 
la  nature  parait  avoir  ete  la  grande  preoccupation  des  po- 
tiersperuviens.  Cependant  cette  imitation  est  souvent  miti- 
gueeparlesideesdominautesdaus  ridoUtrie  paienne  etsubit 
uaturellement  rinflueuce  des  moeurs  incasiques.  II  n'est  pas 
rare  de  rencontrer  des  poteries  peruvienaes  qui  sont  des 
-caricatures  grotesques  ou  des  reproductions  volontairement 
contrefaites  des  objets  qui  avaieat  scrvi.de  modeles.  L'imi- 
tation  des  beautes  de  la  nature  se  mele  dans  les  produits  ce- 
ramiques duPerou  aux  creations  hideuses  de  1 'imagination. 
De  meme  que  les  potiers  de  certaines  autres  regions  de 
TAraerique,  ceux  du  Perou  out  une  preference  nitrquee 
pour  les  formes  d'auimaux  et  la  reproduction  de  la  figure 
humaine.  Tout  en  cherchant  beaucoup  rornemeataLion,  les 
Incas  etaient  fort  soucieux  aussi  de  I'utilite  do  leurs  pro- 
duits. lis  s'ingeniaient  k  faire  prevaloir  dans  leur  fabrica- 
tion des  ptincipes  de  physique^  dont  on  chercherait  en  vain 
I'idee  cbez  leurs  contemporaius  indigenes.  En  effet,  les  Pe- 
ruviens  fabriquaient  des  vases  auxquels  ils  donnaient  I'as- 
pect  de  certains  animaux;  ces  vases,  soit  qu'ils  fussent  agi- 
tes  d'une  maniere  determinee,  soit  qu'on  laiss4t  ecouler  le 
iiquide  qu'ils  conteuaient,  faisaient  entendre  des  sous,  imi- 
tant  lecri,  le  sifflement  ou  le  chant  des  animaux  qw.'ils  m- 
presentaient.  Le  resultat  etait  obtenu  par  le  passage  subit 
ougraduel  de  I'air  h  travers  une  petite  ouverture  pratiquee 
k  cette  intention,  tandis  que  le  Iiquide  s'ecoulait  par  une 
autre  ouverture.  Les  poteries  les  plus  remarquables  du  Pe- 

21 


329  CONGRiS   DBS    AH^RICANISTES.  ^ 

rou  86  trouvent  1«  long  de  la  cote,  principalement  aux  en-«^ 
virons  des  villes  d'Arica  et  de  Lima.  Les  plus  anciens  spe* 
cimeoa  imitent  la  forme  d'une  courge,  decoree  de  lignes 
grossifereraent  peintes,  Des  specimens  d'une  epoque  plus  re- 
cente  imitent  des  oiseaux,  des  singes,  des  lamas,  des  pois- 
sons,  etc.  Une  autre  espece  de  poteries,  assez  speciale  au 
Perou,  sont  les  vases  k  base  pointue;  ils  ont  generalement 
une  anse  placee  k  chaque  cdte  de  la  partie  inferieure  et  une 
troisifeme  anse  a  la  partie  superieure,  pres  du  goulot.  L'or- 
nementation  la  plus  ordinaire  des  vases  peruviens  est  une 
sorte  de  dessin  noir  et  blanc,  en  forme  de  damier,  sur  un 
fond  rouge  ou  brun;  cette  ornementation  fait  I'effet  d'une 
mosaique  finement  incrustee.  Encore  une  autre  poterie  par- 
ticuliere  au  Perou,  ce  sont  de  grands  bols  en  terre,  de  cou- 
leur  rouge  claire,  sur  lesquels  se  trouvent  peintes  en  brun 
et  blanc  des  figures  d'oiseaux  et  d'animaux.  Mais  les  pro« 
duits  ceramiques  peruviens  les  plus  interessants,  ceux  quif 
denotent  le  mieux  Tart  des  Incas,  sont  les  poteries  qu'on 
peut  designer  sous  le  nom  de  vases-portraits.  Ges  vases  exi- 
geaient  tout  k  la  fois  le  travail  d'une  main  exercee  et  le  coup 
d'oeil  d'un  artiste  rompu  aux  difficultes  de  son  art.  On  ne 
saurait  guere  mettre en  doute  que  cee  vases-portraits  offrent 
la  caracteristique  nationale  des  races  peruviennes.  Ils  re- 
ppoduisaient  d'ordinaire  les  traits,  sou  vent  caricatures,  de 
quelque  personnage  important;  papfois  aussi  ces  vases  re- 
produisaient  la  physionomie  des  potiers  eux-memes.  Les 
poteries  du  Perou  trahissent  des  analogies  avec  les  produc- 
tions ceramiques  des  anciens  Egyptiens  et  des  Grecs.  Ces^ 
analogies 'plus  ou  moins  marquees  s'etendent  d'ailleurs  aus- 
si aux  poteries  k  traits  caracterises  de  certaines  autres  par- 
ties de  I'Amerique,  et  aux  productions  de  quelques  peuples 
transatlantiques  de  I'antiqnite. 

En  termiuant  son  analyse,  M.  Bampsattiral'attenlion  du 
Congres  sur-les  observations  faites  par  Mr.  Edwin  A.  Bar- 
ber, k  propos  des  deux  grandes  families  de  la  poterie  aniie- 
ricaine  distinguees  par  la  couleur  rouge  et  par  la  couleur 


AMERICAN   POTTERY.  323 

noire.  II  fit  remarquer  de  quel  interot  serait ,  pour  I'dtude 
de  la  ceramique  du  Nouveau-Monde,  la  connaissance  des 
procedes  employes  par  les  differentes  races  indiennes  pour 
obtenir  ces  deux  couleurs  domiaantes. 


A  Brief  Review    of  Native   American   Potterv 
By  Edwin  A.  Barber,  A.  M, 

While  over  the  entire  habitable  globe  the  first  ceramic, 
productions  of  primitive  man  present  few  points  of  diffe- 
rence, each  race  or  distinct  people  imprinted  on  these  fa- 
brics, to  a  certain  degree,  their  own  characteristics,  from 
the  earliest  times.  The  resemblance  does  not  necessarily 
arise  from  intercourse.  It  is  simply  the  result  of  a  simila- 
rity of  conditions.  The  rudest  American  pottery  differs  but 
little  from  the  most  primitive  fictile  productions  of  any 
other  country,  yet  it  is  not  difficult  to  recognize  it  w^here- 
ver  it  is  met  with. 

In  form  and  ornamentation  it  resembles  that  found  in 
England,  Denmark,  Switzerland  and  other  portions  of 
Europe.  But  as  the  American  races  advanced  in  the  scale 
of  civilization  and  improved  in  the  arts,  an  individuality 
was  stamped  upon  their  ceramic  wares  which  eminently 
distinguished  them  from  the  productions  of  any  other 
peoples. 

MOUND    POTTERY. 

The  oldest  clay  vessels  known  in  the  United  States  are 
found  in  the  mounds  of  the  upper  portion  of  the  Missis- 
sippi valley  and  its  tributaries,  particularly  in  the  States 
of  Iowa  and  Ohio.  This  class  of  pottery  is  characterized  by 
a  coarse,  sandy  texture  and  by  a  profusion  of  incised  de- 
coration, consisting  of  diagonal  and  waving  lines,  zig- 
zags «A<««<««««v«v«««  and  rows  of  impresed  circles  or  squares, 


324  CONGRESS   OF   AMERICANISTS.  2 

produced  by  means  of  the  points  of  sticks  or  stones,  around 
the  rims  of  the  vessels.  The  most  common  form  is  the  flo- 
werpot shaped  jar  with  a  wide,  open  mouth  and  flat  base. 
Perfect  specimens  of  this  older  pottery  are  rarely  found, 
though  several  were  brought  to  light  through  the  explora- 
tions of  Messrs.  Squier  and  Davis  about  a  third  of  a  century 
ago,  and  a  few  other  excellent  examples  are  now  deposi- 
ted in  the  Davenport  (Iowa)  Academy  of  Natural  Sciences 
(figure  1).  Several  of  these  early  mound  vases  strikingly 
resemble  in  shape  some  of  the  ancient  cinerary  urns  of 
Ireland. 

A  class  of  mound  pottery,  which  has  been  called  « Mis- 
souri ware,))  because  it  has  been  found  in  great  abundance 
in  certain  portions  of  that  State,  extends  through  the  cen- 
tral and  lower  valley'of  the  Mississippi  River.  It  has  been 
found  in  large  quantities  in  the  mounds  and  graves  of  Ar- 
kansas, Illinois  and  Tennessee,  but  presents  essentially  the 
same  features  in  all  of  these  localities.  This  pottery  is  be- 
lieved to  belong  to  a  somewhat  more  recent  period  than  the 
older  ware  previously  mentioned,  a  Missouri  pottery »  is 
generally,  if  not  always ,  burned ,  though  in  some  cases  it 
has  been  only  imperfectly  baked  or  merely  hardened  by 
heat,  which  gives  it  the  appearance  of  having  been  sun- 
dried.  It  is  generally  the  natural  color  of  the  clay,  though 
in  some  instances  it  is  ornamented  with  painted  designs  in 
black,  red  or  white,  which,  however,  are  not  burned  in  tho- 
roughly, but  easily  rub  off.  Occasionally  a  vessel  has  been 
efntirely  covered  with  a  coating  of  red  ochre .  The  clay  is 
dark  or  grayish,  mixed  usually  with  sand  or  pulverized 
shells  of  molluscs  (Unios,  etc.)  in  varying  proportions. 
The  most  common  form  of  this  class  of  pottery  is  the  glo- 
bular water-bottle  with  a  long  slender  neck.  Next  in  num- 
ber are  the  bowls  with  vertical,  ear-shaped  handles  (see 
figures  2  and  4,  from  Missouri).  Many  of  them  possess  han- 
dles moulded  into  the  forms  of  the  heads  of  animals,  whilst 
others  represent  an  entire  animal,  as  a  frog  or  duck ,  the 


3  AMERICAN    POTTERY.  325 

head  and  tail  being  utilized  as  handles ,  whilst  the  body  of 
the  animal  forms  the  vessel  itself. 

Some  of  the  best  examples  are  moulded  in  imitation  of 
the  human  form.  The  gourd  shape  is  common  in  mound 
pottery  and  the  stem  or  handle  seems  to  have  been  gra- 
dually modified  into  the  heads  of  animals.  Imitations  of 
fishes,  reptiles,  mammals,  birds,  shell-fish,  vegetables, 
fruits,  etc. ,  frequently  occur.  Figures  3  and  5  represent 
ordinary  forms  from  graves  in  the  State  of  Tennessee. 
Mound  pottery  is  never  great  in  size ,  and  until  recently 
the  largest  vessel  known  did  not  exceed  five  and  a  half  in- 
ches in  height.  Within  the  past  few  years,  however,  spe- 
cimens have  been  discovered  which  reach  nearly  a  foot  in 
perpendicular  measurement.  In  certain  favorable  localities 
this  ware  has  been  found  in  great  abundance,  which  was 
the  case  in  south-eastern  Missouri,  where  from  two  mounds 
alone,  nearly  nine  hundred  specimens  of  pottery  were  ta- 
ken. A  careful  study  of  the  pottery  of  primitive  peoples  in 
various  sections  of  the  globe,  reveals  the  fact  that  the  Mound 
Builders  of  the  United  States  were  far  in  advance  of  Eu- 
ropean nations  of  the  Stone  Age,  in  the  art  of  moulding 
in  clay. 

A  singular  class  of  pottery  occurs  in  Gallatin  County, 
Illinois,  which  undoubtedly  was  the  work  of  a  branch  of 
the  Mound  Builders.  Vessels  measuring  from  three  to  five 
feet  in  diameter  have  been  found  in  considerable  numbers, 
buried  singly  in  the  soil.  They  are  of  a  semi-globular  form 
with  projecting  rims,  made  of  coarse  material  which  aver- 
ages one  half  to  three  quarters  of  an  inch  in  thickness. 
The  exterior  surface  is  decorated  by  a  regular  series  of  im- 
pressed lines  crossing  at  right  angles,  which  shows  that  a 
woven  mat  or  basket  of  rushes  had  been  constructed,  inside 
of  which  the  vessel  had  been  moulded.  In  the  vicinity  of 
these  vessels  is  located  a  salt  spring,  and  it  has  been  ascer- 
tained that  these  large,  shallow  dishes  were  employed  in 
past  times  for  extracting  the  salt  from  the  water. 


326  CONGRESS  OF  AUEBICANISTS. 


PUEBLO  POTTERY. 


The  stncient  Pueblos,  or  house-building  Indians,  former-. 
Iry  made  a  ware  which  was  greatly  superior  to  any  other 
pottery  found  in  the  United  States.  They  not  only  made 
vessels  of  every  conceivable  form  and  for  every  possible 
purpose,  but  they  decorated  it  in  a  variety  of  colors,  and 
possessed  the  knowledge  of  imparting  to  it  a  slight  glaze 
or  polish.  Amongst  the  ruined  stone  buildings  in  Colorado, 
Utah,  Arizona  and  New  Mexico,  large  quantities  of  broken 
pottery  are  found  over  the  surface  of  the  ground.  Occasio- 
nally a  perfect  vessel  is  turned  up  from  beneath  the  soil. 
This  pottery  is  of  great  hardness,  containing  a  considerable 
amount  of  silica.  It  may  be  divided  into  two  families: 
1,  The  smooth  and  polished  or  glazed;  2,  The  rough  or 
corrugated  variety.  The  former  wag  decorated  either  exter- 
nally or  internally  with  geometrical  designs  in  red,  yellow, 
brown  or  black,  usually  on  a  white  ground.  Some  varieties 
are  entirely  red,  resembling  the  bright  Samian  ware  of 
Europe,  bat  without  raised  ornamentation.  The  corruga- 
ted or  indented  ware  was  made  by  coiling  a  long  strip  of 
clay  (a  process  employed  by  a  number  of  American  races) 
and  smoothing  the  folds  on  the  interior  of  the  vessel.  The 
exterior  surface  was  then  indented  by  sticks,  shells,  stones 
or  the  thumb  of  the  potter,  as  may  be  seen  in  the  frag- 
mentary specimens  accompanying  this  paper.  There  was 
an  endless  variety  in  form, — mugs,  saucers,  bowls,  basins, 
bottles,  spoons ,  ladles ,  jars,  urns  and  pitchers  being  pro- 
duced in  a  profusion  of  graceful  shapes ,  and  occasionally 
vessels  were  made  in  the  forms  of  animals  or  birds. 

The  modern  Pueblos,  the  present  representatives  of  the 
ancient  race ,  still  manufacture  a  ware  somewhat  inferior 
in  quality,  but  more  profuse  in  imitative  forms.  They  make 
large  numbers  of  water  vessels  after  models  of  birds  and 
mammals,  and  like  the  ancient  Greeks,  employ  certaia 


3  AMERICAN   POTTERY.  827 

forms  of  vessels  for  every  imaginable  purpose.  Figures  6 
and  7  represent  two  specimens  found  in  the  north-eastern 
<X)rner  of  Arizona  in  1875.  The  former  is  a  cup  of  very  hard 
pottery,  almost  approaching  stone-ware.  The  illustration 
is  three-fifths  natural  size.  Figures  8,  9  and  10  are  speci- 
mens of  modern  ware  from  the  Pueblo  Indian  towns  of 
Cochiti,  Zuni  and  Laguna,  respectively.  It  will  be  remem- 
bered that  in  1539-'41  these  villages  were  visited  in  New 
Mexico  by  several  Spanish  expeditions,  and  the  inhabitants 
to  day  are  for  the  most  part  in  the  same  state  of  semi-civi- 
lization as  they  were  more  than  three  centuries  ago.  In 
acme  of  the  Pueblo  villages,  the  art  is  still  pure,  not  having 
yet  been  influenced  by  European  civilization.  The  surfaces 
■of  many  Pueblo  vessels  are  decorated  with  painted  repre- 
sentations of  animals,  such  as  the  deer  bear  or  elk,  as  may 
be  seen  in  figure  1 1 ,  which  shows  a  square  dish ,  seven 
and  a  half  inches  long,  from  an  ancient  ruined  building 
near  the  town  of  Laguna,  New  Mexico. 

POTTERY   OF   THE   RED    INDIANS. 

On  the  Atlantic  coast  of  the  United  States  (especially  in 
Pennsylvania  and  New  Jersey)  pottery  less  than  two  cen- 
turies of  age  is  found  in  abundance  wherever  an  old  Indian 
village  once  stood.  This  ware  is  generally  fragmentary, 
and  vessels  are  seldom  found  in  an  entire  state.  In  general 
appearance  it  does  not  diflTer  materially  from  much  of  the 
mound  pottery,  but  being  produced  by  less  civilized  tribes, 
it  is  coarser  and  ruder  and  consequently  less  durable.  The 
present  Indians  of  the  western  States  make  but  little  pot- 
tery now,  ipetal  utensils  having  been  introduced  by  traders, 
which  have  superseded  vessels  of  clay.  Occasionally,  ho- 
wever, some  of  the  more  isolated  tribes,  as  the  Navajos, 
Utes,  etc.,  manufacture  a  few  inferior  vessels  of  no  archaeo- 
logical value.  The  Ute  (Utah)  children  sometimes  model 
playthings  from  clay,  as  may  be  seen  in  figure  12  which 


328  CONGRESS   OF  AMBRICANI8T8.  & 

represents  a  little  toy  torse  with  legs  made  of  twigs  of 

willow.        

The  former  tribes  of  the  Galifornia  coast  did  not  make 
pottery,  but  employed  for  culinary  purposes  vessels  of  stea- 
tite or  sand-stone.  The  old  graves  of  California  reveal  no^ 
traces  of  earthen  ware.  In  this  respect  the  ancient  Califor- 
nia Indians  resembled  the  Esquimaux  and  the  Indians  of 
the  northern  portions  of  North  America. 

MEXICAN    POTTERY. 

The  pottery  of  the  Nahuatl  races  is  characterized  by  its^ 
elaborate  moulding,  which  in  many  instances  is  scarcely 
inferior  to  some  of  the  Peruvian  productions.  It  is ,  howe- 
ver, needless  to  enter  into  any  detailed  descriptions  of  this 
well  known  ware.  Amongst  the  vessels  of  gold  and  silver, 
and  other  objects ,  which  Cortes  and  his  followers  sent  to 
Spain  in  the  16""  century,  and  the  large  collections  which 
have  since  found  their  way  info  different  portions  of  Euro- 
pe, were  many  ancient  Mexican  vessels  of  clay.  The  early 
Spanish  writers  mentioned  these  wares  frequently  in  their 
works.  De  Solis  writes  ((They  had  drinking-cups,  exquisi- 
tely made  of  the  finest  Earth,  different  in  colour,  and  even 
in  smell;  and  of  this  kind  Ihey  had  all  sorts  of  vessels  ne- 
cessary, either  for  the  service  or  ornament  of  a  house :  For 
they  used  no  vessels  either  of  silver  or  gold,  which  were 
only  seen  at  the  Royal  Table,  and  that  on  extraordinary 
Days.n 

In  the  museum  of  the  Academy  of  Natural  Sciences,  at 
Philadelphia,  is  deposited  a  large  and  valuable  collection 
of  Aztec  pottery,  the  gift  of  Messrs.  Poinsett  and  Keating. 
The  Smithsonian  Institution  owns  a  large  number  of  clay 
vessels  and  statuettes  which  are  examples  of  the- acme  of 
Aztec  art.  One  of  these  specimens  is  a  double  pitcher  with 
two  opposite  handles  moulded  in  the  form  ofserpents,  and 
two  opposite  lips  for  pouring  ont  the  liquid ,  which  divide 


7  iMBRICAN   POTTEn Y.  329 

the  top  of  the  vessel  into  four  equal  parts.  The  body  of 
the  piece  is  beautifully  and  elaborately  decorated  with 
raised  figures  representing  human  heads  and  figures, 
whilst  the  base  of  the  ewer  is  a  snake  in  three  coils. 

As  compared  with  Peruvian  ceramics,  some  of  the  Mexi- 
can productions  are  scarcely  inferior  in  quality,  whilst"* 
few  vases  which  are  preserved  in  cabinets  cannot  be  sur- 
passed in  beauty  and  delicacy  of  execution  by  any  Incarial 
designs.  Amongst  the  ruins  of  Mexican  teocallis  many 
small  terra-cotla  heads  have  been  found,  as  well  as  a  num- 
ber of  large  clay  masks  which  are  caricatures  of  the  hu- 
man face. 

POTTERY  OF  CENTRAL  AMERICA. 

In  Yucatan  and  certain  parts  of  Central  America,  as  Ni- 
caragua and  Costa  Rica,  the  ancient  aboriginal  pottery  is 
particularly  characteristic,  and  will  be  readily  recognized 
wherever  it  is  seen.  Much  of  the  pottery  of  this  section  of 
America  is  made  with  three  feet;  large  globular  vessels,  as 
well  as  flat  expanded  dishes,  were  frequently  made  of  this 
tripod  form;  were  well  burned,  and  often  decorated  in  du- 
rable colors.  The  burial  urns  which  have  been  found  in 
Nicaragua,  containing  human  bones  and  ashes,  are  curious. 
They  average  eighteen  (18)  inches  in  length  and  are  of  the 
form  of  a  gigantic  egg,  with  a  circular  mouth  raised  above 
the  larger  end. 

In  the  Island  of  Ometepec,  in  Lake  Nicaragua,  sepulchral 
pottery  of  this  form,  and  numbers  of  dishes  with  tripod 
supports,  often  carved  to  represent  animal  forms,  have 
been  discovered. 

The  ancient  cemeteries  of  Chiriqui  have  produced  large 
numbers  of  earthen  vessels,  many  of  them  evidently  desig- 
ned for  musical  instruments ,  such  as  flutes ,  whistles  and 
flageolets.  Some  of  these  are  moulded  in  the  form  of  birds 
and  quadrupeds,  varying  in  size  from  one  and  a  half  to 
four  and  a  half  inches. 


330  CONGRESS  OF  AMERICANISTS.  8 

In  the  West  Indies,  as  in  Porto  Rico- and  San  Domingo,- 
ancient  pottery  strongly  resembles  that  of  the  adjacent- 
main-land.  The  ware  is  frequently  red,  and  of  a  coarse 
texture;  the  ornamentation  consisting  ordinarily  of  sculp- 
tured animal  forms  luted  on  the  surface  of  the  vessel ,  the 
face  of  the  monkey  being  a  common  device  on  the  handles 
of  dishes  and  other^vessels. 

SOUTH   AMERICAN    POTTERY. 

The  fictile  wares  of  South  America ,  excepting  Bolivia 
and  Peru,  are  not  so  well  known  to  archaeologists  as  are 
those  which  are  found  to  the  north  of  the  Isthmus  of  Pa- 
nama. The  interior  portions  of  the  southern  continent 
have  not  been  so  thoroughly  explored  by  scientific  men, 
owing  to  the  unfavorable  climate,  the  difficulty  of  trans- 
portation and  the  existence  of  savage  and ,  in  some  cases, 
dangerous  tribes  of  Indians.  Yet  considerable  knowledge 
has  been  obtained  in  reference  to  the  pottery  of  certain  por* 
tions  of  the  Orinoco  and  Amazon  valleys  and  other  sections 
of  the  country.  Small  collections  have  been  made  from  va- 
rious parts,  which  serve  to  give  a  general  idea  of  South 
American  wares.  As  a  rule,  the  different  classes  of  South 
American  pottery  are  not  characterized  by  any  striking 
peculiarities  which  so  strongly  distinguish  many  of  the 
North  American  productions. 

The  modern  pottery  of  South  American  tribes  is  distin- 
guished generally  by  a  profusion  of  gaudily-colored  deco- 
ration. The  custom  of  mixing  the  ashes  of  certain  woods  is 
very  general,  and  in  Guiana  the  bark  of  the  Couepi  tree  is 
commonly  used.  The  Indians  of  the  interior  of  British 
Guiana  make  a  friable  ware ,  chocolate  colored,  with  lineg 
and  geometrical  designs  in  brown  or  black.  The  general 
form  of  the  vessels  is  the  water-4)ottle,  though  frequently 
fruits  and  vegetables  are  imitated ,  such  as  bowls  moulded 
in  the  form  of  half  of  the  outside  shell  of  the  cocoa-nut. 


9  AMERICAN  pottbhy.  331 

South  Araerican  pottery  was  ofteu  varnished  with  the  na- 
tural gums  of  various  plants. 

The  methods  employed  in  making  pottery  in  both  of  the* 
Americas,  were  in  many  respects  identical.  The  coUing 
process  was  common  to  both  sections  and  was  practiced 
over  a  large  area.  In  the  majority  of  instances,  American 
pottery  is  yet  made  by  women ,  which  has  been  the  case 
from  a  remote  antiquity.  The  burotehing  process,  by  which 
a  hard,  glossy  surface,  resembling  a  glaze,  was  imparted 
to  the  vessels  by  polishing  with  a  smooth  pebble,  was 
known  to  the  Amazonian  tribes  as  well  as  to  the  Pueblos 
of  the  United  States. 

PERUVIAN   POTTERY. 

When  we  come  to  study  the  ceramic  productions  of  an- 
cient Peru,  we  find  that  the  art  had  been  carried  to  a 
higher  state  of  perfection  by  the  Incas  and  the  pre-Incarial 
races  than  by  any  other  people  on  the  Wefetern  continent. 
The  inventive  and  imitative  faculties  seem  to  have  been 
largely  developed  in  the  Peruvian  people ,  as  revealed  by 
an  almost  endless  variety  in  the  forms  and  ingenious  de- 
signs of  earthen  vessels.  Fidelity  to  nature,  however,  in 
the  faithful  simulation  of  animal  forms,  was  sacrificed  lar- 
gely to  a  heathenish  idolatry,  and  many  of  the  representa- 
tions are  grotesque  and  distorted  caricatures  of  the  objects 
which  evidently  served  as  models.  Peruvian  pottery  is  un- 
doubtedly of  diflFerent  epochs  though  it  is  difficult  to  clas- 
sify it  according  to  chronological  order,  yet  all  of  the  better 
wares  possess  distinctive  characteristics  which  mark  the 
ceramic  art  in  Peru.  The  earliest  vessels,  and  those  emplo- 
yed for  domestic  purposes ,  were  made  in  the  simplest 
forms,  but  those  designed  for  religious  and  mortuary  cere- 
monies were  often  fashioned  after  the  most  elaborate  mo- 
del*. Much  time  and  labor  were  expended  in  the  decoration 
of  these  wares  and  a  degree  of  artistic  genius  is  revealed 
2  2 


332  CONGRESS   OF   AMERICANISTS.  10 

which  we  would  scarcely  expect  to  find  among  semi-civili- 
zed nations.  Vessels  were  frequently  ingeniously  moulded 
•in  the  form  of  animals  and  human  beings,  yet  so  managed 
as  to  combine  the  useful  with  the  ornamental, — the  accu- 
rate representation  of  the  original  model  with  the  hideous 
creations  of  the  imagination.  The  acoustic  principle  was 
also  employed  in  the  construction  of  a  certain  class  of  ves- 
sels. Utensils  were  frequently  moulded  in  the  shape  of 
animals  which,  on  being  rocked  backward  and  forward  or 
from  side  to  side,  emitted  a  sound,  which  in  some  cases 
resembled  the  notes  of  the  animals  represented.  This  effect 
was  produced  by  the  passage  of  air  through  a  small  aper- 
ture in  the  vessel,  while  the  liquid  was  being  emptied  from 
another.  A.  characteristic  and  common  form  of  vessel  was 
the  waterjar  possessing  an  arched  syphon  handle. 

The  best  Peruvian  pottery  is  found  along  the  coast,  no- 
tably near  the  towns  of  Arica  and  Lima.  The  prevalent 
ornamentation  on  the  Arica  or  southern  pottery  is  a  black 
and  white  design  (check-work,  having  the  appearance  of 
fine  inlaying  or  mosaic- work)  on  a  red  or  brown  ground. 
Large  vases  (sometimes  reaching  three  or  four  feet  in 
height)  with  pointed  bases  are  common,  possessing  two 
opposite  vertical  handles  on  the  lower  portion  of  the  body^ 
and  one  horizontal  handle  near  the  neck.  Large  bowls  were 
frequently  made  of  a  light  red  clay  and  painted  with  figu- 
res of  birds  and  animals  in  brown  and  white.  In  a  large 
mound  of  sand  near  Arica  many  earthen  vessels  have  been 
found  in  connection  with  delicate  stone  arrow  points ,  a 
mummy  wrapped  in  a  shroud  of  beaten  gold,  and  a  large 
number  of  other  interesting  objects. 

A  small  collection  of  Peruvian  pottery,  recently  exposed 
for  sale  in  New  York  City,  consisted  of  ninety-two  (92)  pie- 
ces, including  many  curious  specimens  of  pre-Inca  ware. 
The  greater  portion  of  the  collection  was  of  the  red  and 
black  variety,  mostly  in  the  form  of  human  heads  or  ani- 
mals. Amongst  these  specimens  the  older  pieces  simulate 


11  AMERICAN   POTTERY.  .       333 

the  gourd  form  and  are  decorated  with  roughly  painted 
lines.  The  more  recent  examples  represent  owls,  monkeys, 
llamas,  fisljes,  etc.,  etc.  One  piece  from  southern  Peru  is. 
formed  of  two  globular  vessels,  on  each  of  which  stands  a 
miniature  man ,  wiio  together  support  an  elaborately  deco- 
rated cradle  which  holds  an  infant.  The  mouth  of  this  vase 
rises  from  the  head-dress  of  one  of  the  men ,  whilst  the 
whistle  hole  enters  the  head  of  the  other.  The  specimens 
of  this  series  which  represent  the  art  of  the  north  of  Peru 
are  made  of  a  dark  clay  covered  with  a  black,  lustred  pig- 
ment. 

In  the  valley  of  the  Santa  River,  which  empties  into  the 
Pacific  Ocean  about  one  hundred  miles  north  of  the  city 
of  Lima,  lies  an  immense  cemetery,  extending  a  distance 
of  nearly  twenty  miles,  which  contains  millions  of  earthen 
vessels  of  a  variety  of  types.  These  are  found  in  the  dry 
sand  along ,  or  near,  the  sea-shore ,  at  a  depth  of  six  to  ten 
feet.  The  most  interesting  examples ,  and  those  displaying 
the  highest  skill  in  the  sculptor's  art,  are  what  may  be  t^ 
med  portrait  vases,  which  seem  to  be  accurate  copies  of  the 
heads  and  features  of  the  potters  themselves.  There  can  be 
but  little  doubt  that  these  productions  represent  the  natio- 
nal characteristics  of  jlhe  Peruvian  races,  and,  in  many 
cases,  it  is  highly  probable  that  they  were  individual  por- 
traitures. One  of  these  vases  from  the  Santa  Valley  is  re- 
presented in  figure  13.  The  face  and  hair  at  the  back  of  the 
neck  are  a  light  brick  color,  ^yhilst  the  cap  or  head-dress 
and  band  passing  under  the  chin,  as  also  the  eyes ,  are  of 
a  lighter  shade  or  cream-colored.  The  features  are  regular 
and  denote  considerable  strength  of  character.  The  entire 
surface  of  the  vessel  exhibits  traces  of  having  been  carefu- 
lly modeled  by  hand. 

Much  of  the  pottery  of  Peru  bears ,  in  many  respects ,  a 
striking  analogy  to  some  of  the  ancient  Egyptian  and  Gre- 
cian productions.  It  is  not  difficult ,  however,  to  discover 
remarkable  resemblances  between   the  strongly  marked 


334  CONGRESO   DE  AMERICANISTAS,  1 

fictile  fabrics  of  other  sections  of  Araerioa  and  the  ceramics 
of  other  trans-atlautic  peoples  of  antiquity.  The  Puebl,o 
ware  of  the  United  States  presents  many  points  of  simila- 
rity, especially  in  the  style  of  ornamentation,  to  the  ancient 
vases  of  the  Island  of  Cyprus.  Some  of  the  early  pottery  of 
the  Mound-Builders  is  almost  identical  in  form  and  deco- 
ration whit  many  of  the  oldest  forms  from  Great  Briiain 
and  the  Palafittes  of  the  Swiss  lakes.  The  rude  ware  which 
is  found  scattered  in  fragments  over  almost  every  site  of 
an  old  Indian  encampment  in  the  North-eastern  portion  of 
the  United  States  can  only  be  distinguished  by  an  expe^ 
rienced  eye  from  the  coarsest  Roman  wares  of  Franoe  and 
other  parts  of  Europe.  Yet  with  all  these  points  of  resem- 
blance, there  are  certain  shades  of  variation  which  will 
always  be  found  in  ceramic  productions  of  independent 
origin  and  which  enable  the  ethnologist  to  discriminate 
between  the  manufactures  of  the  various  American  races 
and  the  early  peoples  of  the  Eastern  Hemisphere. 

El  Sr.  Presidente:  Tiene  la  palabra  el  Sr.  Montejo  y 
Robledo. 

El  Sr.  Montejo  y  Robledo  leyo  un  resumen  de 
la  memoria  siguiente,  fundado  sobre  el  tema  del 
programa: 

I  Cudles  son  las  principales  enfermedades  contagio- 
sas  que  reciprocamente  hem  camhiado  entre  si  los 
^  pueblos  del  Anliguo  y  del  Nuevo  Mv^dof 

Senores: 

Fijar  el  origenyprincipiodelaspalabras;  senalar  las  mu- 
danzas  que  han  experimentado  con  el  trascurso  del  tiempo 
y  a  su  paso  por  diferentes  idiomas,  y  enumerar  despues  con 
exactitud  sus  varios  significados  hist6ricos,  decia  un  amigo 


It  PROCEDENCIA   AMERICANA   DE   LAS   BCBAS.  335 

mio  versado  en  las  humanas  letras,  era  empresa  m^s  eii- 
marafiada,  trabajosa  y  dificil  de  lo  que  comunmente  soli'a 
pensarse.  A  su  juicio  mostrdbase  bien  clara  esta  verdad  en 
la  etiraologia  de  la  palabra  Buba  que  podria,  como  asegura 
nuestra  docta  Academia  de  la  lengua,  ser  provincial  de  As- 
turias,  aun  cuando  el  la  consideraba  mds  propia  de  los  pue- 
blos andaluces  porque  se  iuclinaba  k  pensar  en  su  ascen- 
dencia  drabe.  Gotejando  las  incluidas  ea  el  diccionario  de 
la  lengua  que  tienen  significaci6a  aproximada  d  la  de  Buba 
6  inducen  &  creer.en  parentesco  mds  6  menos  cercano  por 
su  composici6n  alfabetica  cifrada  y  por  su  analogia  de 
pronunciacidn,  creia  que  era  asunto  digno  de  especial  estu- 
dio  de  filologia  etnol6gica,  dado  que  existian  voces  de  aque- 
Ua  condicion  en  las  lenguas  euskara,  griega,  latina,  dra- 
be,  francesa  y  castellana.  No  he  de  intentar  este  complejo, 
delicadisimo  y  dificil  estudio,  puesto  que  para  mi  especial 
propdsito  tan  s61o  necesito  tomar  de  el  las  dos  siguientes, 
negacion  y  afirmaci6n: 

1  .*  La  palabra  Buba  no  es  americana  como  afirm6  el 
cronista  de  Sevilla  D.  Jose  Veldzquez  y  Sdnchez  en  sus 
Anales  epidemicos  impresos  y  publicados  en  1866;  y  2/  la 
palabra  Buba  existia  en  la  lengua  castellana  antes  del  des- 
cubrimiento  del  Nuevo  Mundo. 

Para  convenceros  de  que  no  es  americana  ha  de  bastar 
el  recuerdo  de  que  no  estd  incluida  en  los  vocabularios  de 
las  lenguas  indigenas  de  America;  antes  bien  en  los  que 
tienen  correspondencia  espaiiola  figura  siempre  como  voz 
castellana. 

Se  encuentra  en  algunos  incunables  de  nuestra  lengua 
anteriores  a  1493,  y  en  los  mismos  existen  tambicn  sus  de- 
rivaciones  los  adjetivoe  abubado  y  buboso;  doble  hecho  que 
constituye  prueba  plena  e  irrecusable  de  que  la  palabra  Buba 
existia  y  era  usual  en  el  romance  antes  del  descubrimiento 
de  Gol6n. 

Ahora  bien  ^que  significa  la  palabra  Buba?  «Buba,  dice  el 
diccionario  de  la  Academia  Espaiiola:  sustantivofemenino, 
2  2* 


,336  GONGnESO  de  americanistas.  3 

provincial  de  Asturias:  Postilla  6  tumorcillo  de  materia  que 
sale  eii  el  cuerpo.»  Esta  definici6n  responde  sustancialmeute, 
con  aproximada  exactitud,  d  lo  mismo  que  la  palabra  Buba 
expresaba  en  el  siglo  xv,  que  no  era  ni  mas  ni  menos  que 
uno  de  los  significados  que  dicha  Academia  reconoce  hoy 
en  su  homologa  la  palabra  Pupa. 

He  aqui  y  a  este  especial  proposito  el  hecho  historico  de 
interes  para  mi  asunlo.  Poco  t.iempo  despues  del  glorioso 
descubrimiento  del  Nuevo  Mundo,  pero  aim  dentro  del 
siglo  XV  se  empezo  a  usar  en  Espana  la  palabra  Bubas,  plu- 
ral de  Buba,  para  designar,  por  soberano  arbitrio  del  uso, 
una  enfermedad  nueva,  contagiosa  y  grave,  que  se  comu- 
nicaba — no  hubo  entonces  ocasion  ni  tiempo  bastante  para 
observar  las  raras  excepciones  de  esta  regla — que  se  comu- 
nicaba,  repito,  en  los  apetecidos  gpces  de  la  union  sexual, 
revclandose  este  contagio,  tras  largo  periodo  de  silencio, 
con  sintoma  circunscrito  de  benignisima  aparieucia;  que 
en  los  primeros  meses  de  su  desarroUo  minaba  con  accion 
oculta,  lenta  e  insensible  la  inlimidad  del  organismo,  -para 
mostrar  luego  su  existencii\  por  rnedio  de  repugnantes 
erupciones,  lilceras  corrosivas  y  graves  tumores;  que  en- 
torpecia  el  juego  de  las  coyunturas  y  paralizaba  la  accion 
de  los  extremos  con  dolores  progresivamente  mayores  y 
mds  aflictivos  y  con  lesiones  profundas  de  los  huesos;  y 
que,  en  fin,  resistiendo  en  su  agravacion  creciente  y  al 
parecer  inquebrantablemente  fatal  a  todos  los  recursos 
de  que  en  aquellos  tiempos  disponi'a  la  ciencia,  excitd  la 
comiin  defensa  y  arrastr6  a  peritos  y  a  legos  a  un  estudio 
experimental  y  clinico  y  a  una  investigacion  activa,  perse- 
verante  y  tenaz  para  llegar  a  descubrir  y  determinar  bien 
los  inlimos  secretos  y  desconocidos  caracteres-de  este  nuevo 
azote  y  opouer  dique  y  Salvador  reraedio  a  sus  temibles 
estragos. 

Gonviene  advertir  ahora  que  por  haberse  reconocido  su 
novedad  y  su  intensisima  natural  graduaci6n,  antes  que  en 
los  moradores  de  otras  naciones  del  Viejo  Mundo,  en  muchos 


CONGRESO   INTERNACIONAL  DE  AMERICANISTAS  DE  MADRID 


Fi^l. 


AiLCieiit  Mound  Vessel  from  Iowa 


Ei^.l2. 


Toy  Horse.  Utali  liiiliaiLs 


j=':rr.  ■  ■h'/..H'i'?Tui. 


CONGRESO   INTERNACIONAL  DE  AMERICANISTAS  DE  MADRID. 


Fi.i  A 


^i".  .) 


Fio.  5. 


Moiiiul  Polterv  troiii  Missouri   S»'  Tniiicssee. 


FJ■■■:us.i:r.^^:;J7•■ 


CONGRESO  INTERNACIONAL  DE  AMERICANISTAS  DE  MADRID. 


Fi^.8. 


Fi^.3. 


Fi^.lO. 


Modern  Pueblo  Pottery  from  New  Nexico, 


Fi^.  i; 


Ancient  Peruvian  Vase 


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CONGRESO    INTERNACIONAL  DE  AMERICANISTAS   DE  MADRID. 


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CONGRESO    INTERNACIONAL  OE  AMERICANISTAS  DE  MADRID 

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Am  ion  I    rurblo    Dish. 


A  PROCEDENCIA   AMERICANA    DE  LAS   BUBAS.  337 

5oMados  del  ejercito  que  ^  las  6rdenes  del  rey  de  Franda 
Cdrlos  VIII  entro  en  Italia  en  1494  para  la  conquista  del 
Reino  de  Napoles,  rccibi6  de  los  italianos  primero  y  de  los 
napolitanos  en  seguida  el  nombre  de  mal  frances  que  mas 
tarde  adoptaron  otros  pueblos  y  hastallego  d  hacerse  gene- 
ral en  Europa. 

Admitida,  desde  luego,  expHcita  y  universalmente  la  no- 
Tedad  del  raal  en  el  mundo  antiguo,  he  aqui  la  explicaci6n 
hist6rica  indispensable  para  este  trabajo,  decomo  los  espa- 
iioles  la  designaron  con  el  nombre  Bubas.  Los  sintomas,  for- 
mas  6  accideutes  cutdneos  6  eruptivos  con  que  la  nueva  en- 
fermedad  se  manifesto  en  aquellos  tiempos,  absolutaraente 
iguales  d  los  sintomas,  fornfas  6  accidentes  con  que  se  ma- 
nifiesta  en  los  nuestros  cuando  no  se  altera  ni  perturba  su 
natural  desarroUo  con  energicos  metodos  curativos  6  de  otro 
modo,  provocaron  la  comparaci6n  con  dolencias  anterior- 
mente  conocidas  y  la  semejanza  mds  6  menos  aproximada 
y  aun  casi  completa  impuls6  A  adoptar  nombre  conocido 
tambi6a  y  en  ciecto  modo  idoneo,  pero  adjetivandole  segiin 
cualidades  distiutivas  del  recien  aparecido  contagio.  Bubas 
pestiferas,  contagiosas  y  malditas,  dijo  en  1498  L6pez  de 
•Villalobos,  y  en  16s  mismos  6  parecidos  terminos  lo  repitio 
6  se.anticipo  a  decirlo  el  pueblo  afligido  con  este  azote.  In- 
sensiblementeolvidada  la  primitiva  significaci6n  castellana 
de  la  palabra  Bubas,  A  medida  que  las  gentes  se  familiari- 
zaban  con  la  nueva,  y  por  natural  soltura,  sencillez  de  dic- 
€i6n  y  economfa  de  lenguaje,  hahiendo  descartado  el  uso 
la  pesada  y  engorrosa  secuela  de  los  adjetivos  calificadores 
vino  d  dejaria  sola  y  escueta  y  d  emplearla  no  ya  como  plu- 
ral de  Buba  y  con  su  primitive,  propio  y  genuino  significa- 
•do,  sino  como  sustantivo  nuevo  y  singular  que  correspon- 
dia  &  la  recien  descubierta  dolencia. 

Hechas  las  precedentes  indicaciones,  he  aqui'  las  tesis  de 
mi  trabajo: 

1.'  El  mal  de  Bubas  que  con  tan  peregrino  ingenio  como 
exactitud  inimitable  describi6  en '1498  L6pez  de  Villalobos 

22 


338  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  5 

en  romance  trovado,  engalanandolo  segun  las  castizas  y 
exactas  frases  que  &  Capmani  inspiraron  las  obras  de  aquel 
medico ,  con  nacionales  donaires ,  sahrosos  motes  y  floridas 
sentencias ;  el  raal  de  Bubas  que  cant6  treinta  y  dos  anos 
despues  Jer6nimo  Fracas  tor  en  los  dulces  y  armoniosos 
versos  latinos  de  su  poema  Syphilis  existia  y  era  comiin  en 
los  diversos  pueblos  indigenas  del  Nuevo  Mundo  antes  de 
que  este  fuera  descubierto  porGol6n. 

2.*  Los  compafieros  de  Gol6n  en  su  primer  viaje  impor- 
taron  al  volver  &  Europa,  entre  los  testimonios  del  descu- 
brimiento  del  Nuevo  Mundo,  esta  sucia  y  dolorosa  mercade- 
ria,  como  la  llam6  Pellicer,  el  erudito  anotador  del  Quijote. 

3."  Con  oportuna  y  envidilible  puntualidad  quedaron 
consignados  el  deryotero  y  el  itinerario  por  donde  las  Bubas 
fueron  conducidas  desde  Espana  a  N^poles. 

■4/  Por  voto  y  universal  aclamaci6n  fue  declarada  nueva 
en  el  viejo  continente,  puesto  que  no  se  la  encontro  regis- 
trada  en  su  historia. 

5.*  Con  los  caractores  que  en  ella  ha  reconocido  y  S, 
todas  horas  reconoce  y  comprueba  la  ciencia  se  explican 
cumplidamente  sin  artificios  cxtraordinarios  y  sobrenatu- 
rales  causas,  la  extension  y  gravedad  cast  pestilenciales  que 
alcanz6  esta  dolencia  durante  los  anos  1494,  95  y  96  en  el 
ej6rcito  del  rey  de  Francia  Carlos  VIII;  y 

6.'  Las  numerosas  citas  y  variados  textos  de  males  dis- 
tintos  y  heterogeneos,  tomados  de  medicos,  historiadores,  es- 
critores  satfricos  etc.,  de  los  pueblos  indo-europeos  y  semiti- 
cos,  mds  distantes  y  apartados  por  su  posici6n  geogrifica  y 
por  su  historia,  que  en  revuelto  y  amontonado  tropel  y  con 
tenacidad  y  fe  dignas  de  mejor  causa,  se  adujeron  despues 
y  se  concentran,  reunen  y  aducen  hoy  mismo  dentro  de  los 
aiin  abiertos  terminos  de  prueba  de  este  vivo,  universal  y 
prolongado  Utigio,  como  testimonio  de  la  anligiiedad  de  las 
Bubas  en  el  Viejo  Mundo,  no  revelan  parentesco  alguno  ni 
legitimo  ni  bastardo  con  esta  enfermedad,  aun  cuando  se 
refieran  &  dolencias  que  radiquen  y  se  observen  en  los  6rga. 


6  PROCEDENCIA   AMKBICANA   DE   LAS   BUBAS.  339 

nos  de  la  generacidn,  se  trasmitan  en  la  c6pula  sexual,  adop- 
ten  en  momentos  dados  una  peligrosa  semejanzay  resulten 
frecuente  y  casi  obljgada  compania  de  la  prostituci6n  y  del 
libertinaje  piiblicos  6  clandestinos,  mercenario3'6  de  rica  y 
regalada  sensualidad.  Declare  con  resolucion  premeditada 
que  he  formulado  esta  negativa  plenamente  convencido  de 
su  exactitud,  y  que  estoy  dispuesto  a  sostenerla  sin  contem- 
placiones  ni  transigencias  contrarias  A  la  honrada  verdad 
de  la  historia.  Y  asimismo  debo  declarar  tambien  que  no 
intentare  hoy  su  prueba,  porque  la  lectura  de  las  citas  y 
textos,  su  fiel  corapulsa  6  rectificaci6n,  su  examen  y  apre- 
€iaci6n  critica  y  la  inapelable  pero  razonada  aquilataci6n  y 
sentencia  de  su  efectivo  valor  histdrico  y  morboso  me  pro- 
porcionarian  discusion  y  lectura  para  algunas  semanas,  sin 
que  tan  enorme  como  improbo  trabajo  hubiera  de  aumen- 
tar  6  de  disminuir  en  un  solo  quilate  la  fuerza  y  el  incon- 
testable y  decisivo  valimiento  de  las  cinco  primeras  tesis 
cuya  verdad  voy  d  demostraros  acto  continue.  Para  que  no 
se  crea,  sin  embargo,  que  oculto  manosamente  detris  de  esta 
resoIuci6n  un  temor  que  no  abrigo,  quiero  dejar  sentado  que 
en  mucha  parte  aquel  prolijo  y  penoso  escrutinio  esti  rea- 
lizado  en  mi  obra  La  Si f His  y  las  enfermedades  que  se  han 
confundido  con  ella,  y  que,  ademds,  sierapre  se  me  hallara 
dispuesto  d  sincera  y  cortes  discusion  en  este  asunto,  si- 
quiera  crea  deber  exigir  en  mis  adversaries  medicos  o  fiid- 
sofos,  anticuaries  6  huraanistas,  historiadores  6  erudites, 
antrop<Slogos  6  curiosos  y  diligentes  escudrinadores,  como 
circunstancia  indispensable,  sine  qua  non^  para  tal  contien- 
da,  pleno,  positive  y  practice  cenecimiento  de  los  males  de 
que  necesariamente  habriamos  de  tratar,  segun  hey  y  a  tedas 
horas  los  define  y  demuestra  la  ciencia  moderna  experimen- 
tal y  clinica.  Que  aquf,  precisamente,  en  el  perfecto  ceneci- 
miento de  estos  males  se  encuentra  la  clave  prodigiesamen- 
te  Mcil ,  sencilla  y  al  mismo  tiempo  de  irresistible  poder  y 
fuerza  para  destruir  este  enermisimo  embrollo,  esta  especie, 
permitidme  la  frase,  de  barricada  historica. 


340  CONGRESO   DE  AMERICANISTAS. 


PRIMERA  TE.SIS. 

aEl  raal  de  Bubas  existia  y  era  comiin  en  los  diversos 
pueblos  indigenas  del  Naevo  Mundo  antes  de  que  este 
fuera  descubierto  por  Col6n.» 

Dos  series  distintas  de  testimonios  prueban  la  exactitud 
de  esta  tesis.  Forman  la  primera  la  inscripcion  nominal  de 
este  mal  en  las  diversas  lenguas  americauas;  y  constituyen 
la  segunda  las  tradiciones  y  pr^cticas  referentes  5  este  mal 
que  los  indigenas  pobladores  del  Nuevo  Mundo  dieron  dco- 
nocer  desde  luego  a  los  primeros  historiadores,  naturalistas 
y  medicos  de  Indias. 

A  fin  de  ganar  tiempo  he  aqui  sin  la  compostura,  prepa- 
racion  y  alino  que  el  asunto  reclama,  pai-a  las  mds  facil  y 
pronta  graduacion  de  su  importancia,  los  datos  propios  de 
las  lenguas  americanas. 


En  la  pdgina  318  del  Vocahulario  hispano-chileno  delmi- 
sionero  jesuita  Andres  Pebres,  impreso  en  Lima  en  1765 
se  lee: 

aBubas Chima,» 

y  en  el  Calepino  chileno'hispano  del  mismo  autor  que  for- 
ma volumen  con  el  referido  vocabulario  se  hallan  estampa- 
das,  pdgina  448,  las  siguientes  palabras: 

«Ghima bubas:  Ohiman tenerias.» 


Las  precedentes  citas  del  vocabulario  hispano-chileno  y 
del  Calepino  chileno-hispano  fueron  incluidas  sin  varianle 
alguna  en  la  reimpresidn  hecha  en  Lima  en  1794.  De  este 
libro  posee  un  ejemplar  el  Sr.  D.  Pascual  Gayangos. 


8  proce6encia  Americana  de  las  bubas.  341 

Redactado  en  1765,  y  no  conteniendo  mds  que  los  nom- 
bres  que  comienzan  con  las  veintidos  primeras  letras  del 
alfabeto  castellano ,  existe  en  la  Biblioteca  particular  de 
S.  M.  el  Rey  un  Vocabulario  castellano-araucano  manus- 
crito  y  an6nimo.  En  la  primera  columna  de  la  primera  cara 
de  su  segunda  hoja  dice: 

« Bubas Socco.n 


Con  las  iniciales  M.  D.  L.  S.  se  oculta  el  verdadero  nom- 
bre  del  autor  de  un  doble  Diccionario  frances-galihi  y  ga- 
lihi-frances ,  impreso  en  Paris  .en  1763,  y  del  cual  he  po- 
dido  consultar  el  ejemplar  que  posee  la  Biblioteca  Nacional 
de  Milan.  En  la  pdgina  37  correspondiente  al  primero,  en- 
cuentro  estas  palabras: 

ttVerole Poiti. 

Veroles Pyanisten.)) 

y  en  la  113,  que  ya  pertenece  al  segundo,  6  sea  al  galibf- 
frances,  se  repiten  invertidas  las  primeras;  es  decir: 

«Poiti Verole.)) 


Encuadernado  en  pasta  hay  en  la  Biblioteca  particular 
de  S.  M.el  Rey  un  tomo  en  octavo,  manuscrito  con  letra 
clara  aunque  diminuta,  que  se  dice  ser  copia  del  Arte^  vo<- 
cdbulario ,  etc. ,  de  la  lengua  Achagua,  que  trabajaron  los 
padres  Alonso  de  Neira  y  Juan  Rivero  de  la  Compani'a  de 
JesiiB,  en  el  pueblo  de  San  Juan  Francisco  Regis,  ano 
de  1762.  En  la  primera  cara  del  folio  16  del  vocabulario  se 
incluyen  las  siguientes  palabras  : 


342  CONGRESO  DE   AMERICANISTaS. 

ctBuba Debai. 

Buboso Debaisa. 

Buba  apostema Churruba, 

Tal  buboso Churrabisa. 

Bubas  mal  frances. .  Begimis:  Guachigimi. 

Tal  buboso Begimisa,  Guachigimisa.j> 


Posee  la  Biblioteca  Nacional  de  esta  corte  un  ejemplar 
del  Semilexicon  yucateco  compuesto  por  el  reverendo  padre 
franciscano  Pedro  Beltran  de  Santa  Rosa  Maria,  e  impreso 
en  Mejico  en  17^6.  En  la  pdgina  167  del  Semilexicon  cas- 
tellano-yucateco  al  hablar  de  las  enfermedades  del  cuerpo 
humano,  dice: 

aBubas Zob.T) 


El  jesuita  Pedro  Marban  imprirai6  eu  1702  en  la  ciudad 
de  los  Reyes  un  doble  Vocdbulario  de  lenguas  castellana  y 
moxa.  En  la  segunda  columna  de  la  pagina  163  de  dichos 
vocabularios  incluye  estas  palabras: 

aBvbas,  posire Nuposira 

Bubas  tener , .     Tiniconu  posire* 

y  dice  eu  la  581  del  segundo: 

« Posire,  nuposira. .. .     Llagas  malignas.T) 

De  este  vocabulario  existe  un  ejemplar  en  la  Biblioteca 
Nacional  de  esta  corte. 


.  Tuve  la  fortuna  de  poder  cousultar  en  la  Biblioteca  impe- 
rial de  Berlin,  en  el  otoiio  del  auo  pr6ximo  pasado  de  1880, 
cl  Diccionario  de  la  lengua  de  los  indios  cumanagotos  y  pa- 


10  PROCEDBKCIA   AMERICANA   DE   LAS   BUBAS.  343 

lenques  compuesto  por  el  padre  franciscano  fray  Matias 
Ruiz  Blanco,  impreso  en  Burgos  en  1683.  He  visto,  aun- 
que  no  examiuado,  otro  ejemplar  que  obra  en  la  Biblioteca 
Nacional  de  esta  corte.  Se  encuentran  en  su  pdgina  100  las 
palabras: 

aBuva Puitiyi.w 


Alguuas  advertencias  y  algunas  reflexiones  de  notoria 
utilidad  que  nacen  de  la  propia  naturaleza  del  asunto  y  que 
se  ingieren  y  engranan  con  irresistible  fuerza  16gica  en  este 
lugar  de  mi  escrito,  ban  de  servirnos  de  placantero  descanso 
en  medio  de  la  mon6tona  y  fatigosa  tarea  de  consignar  datos 
bibliogrificos  desnuJos  de  todo  linaje  de  atractivo,  y  pala- 
bras americanas  singularmente  nuevas  y  chocantes  por  su 
especial  eufonia  para  oidos  castellanos.  Serd  en  cierto  modo 
y  por  ley  de  equidad  un  resarcimiento  del  mal  rato  que 
acabo  de  proporcionaros  con  la  presentacidn  descarnada  y 
brusca  de  tales  datos  y  palabras,  y  una  preparacidn  verda* 
deramente  confortadora  e  higienica  para  que  reanudemos 
en  seguida  con  fuerzas  de  refresco  tan  improba  tarea. 

El  nunca  bastante  ensalzado,  docto,  laborioso  y  diligente 
filologo  espanol  D.  Lorenzo  Hervas  y  Panduro,  verdadera, 
aunque  poco  conocida  gloria  de  nuestra  patria,  despues  del 
general  y  profuudo  estudio  de  los  idiomas  americanos ,  de 
que  fue  sazonado  y  opimo  frulo  el  primer  tomo  de  su  Catd- 
logo  de  las  lenguas^  consider6  que  no  debia  incluir,  entre  las 
principales  que  ^  su  juicio  existian  en  las  vastfsimas  regio- 
nes  del  Nuevo  Mundo,  la  chilena,  galibi,  achagua,  yuca- 
teca,  moxay  cumanagota,  deque  hasta  aqui  hemos  tratado. 
No  conozco  de  una  manera  precisa  y  concreta  los  moti- 
vos  en  que  fund6  esta  exclusi6n,  pero  fdcilmente  se  com- 
prende.  que,  merced  a  coincidencias  y  oportunidades  his- 
tdricas  que  no  se  repetirdn  jamis,  pudo  cerciorarse,  y  se 
cercior6  bien,  mediante  desinteresados  y  expertos  testigos, 


344  GONGBESO   DE   AMBRICANISTAS.  It 

del  corto  desarrollo  de  eslas  lenguas,  que  por  otra  parte 
correspondian  d  pueblos  pobres,  de  alrasada  cultura,  y.tal 
vez  de  poblaci6a  minima  y  dispersa  por  dilatados  territo* 
rios;  coudiciones  poco  A  proposito  para  sa  cumplido  cono- 
cimiento.  Si  A  estas  circunstancias  se  agrega  la  de  que  di- 
chos  idiom&s  han  sido  estudiados  en  el  siglo  xvni  6  en  la 
segunda  mitad  del  xvii,  tiempos  relativamente  apartados 
del  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo,  y  por  lo  mismo  me- 
nos  d  prop6sito  para  sorprender  lo  que  era  de  su  propia. 
casay  abolengo,  ha  de  comprenderse  con  facilidad  que  aua 
cuando  en  ellos  hayamos  encoutrado  los  nombres  y  solo 
los  nombres  con  que  eran  y  son  conocidas  las  Bubas ,  cent 
sideramos  a  estos  testimonios,  no  de  dudosa  significaciou, 
pero  si  de  fuerza  menos  decisiva,  incomparablemente  me- 
nos  decisiva  que  la  que  alcanzan  los  que  hemoB  de  anotar 
muy  pronto.  Y  cuenta ,  senores ,  que  si  no  participo  por 
completo  con  Adolfo  Pictect  de  la  lisonjera  y  levantada 
ci*eencia  de  que  las  lenguas  conlienen  como  en  dep6sito  los 
testimonios  mds  ciertos  de  la  historia  fisica  y  moral  de  los 
pueblos,  pienso  ,  sin  embargo,  que  son  algo  mds  ,  mucho 
mas  que  razonados  inventarios  de  gran  niimero  de  los  he- 
chos  que  forman  parte  de  su  vida.  Con  estas  advertencias 
aspiro  a  templar  el  vivo  y  fogoso  ardimiento  de  los  adver* 
sarios  de  mi  opinion,  que  siguiendo  sin  duda  alguua  su 
inmemorial  y  torcida  costumbre,  en  vez  de  analizar  y  aqui- 
latar  serena  y  reflexivamente  el  significado  positive  y  real 
de  mi  prueba,  cs  seguro  que  se  aprestaran  en  seguida  i 
corabatirla  con  travesuras  do  imaginacion  y  de  artificiosa  y 
sutil  dialeclica,  buscando  por  los  campos  de  la  filologia 
americana  verdadcras  aventuras  que  satisfagan  el  amor 
propio  de  sus  creencias  y  quizi  de  sus  personas.  Y  hago 
esta  prevenci6n  para  que  no  malgasten  su  ingenio  arreme- 
tiendo  contra  lo  que  hasta  ahora  dejo  anotado  de  idiomas 
americanos,  puesto  que  mas  intencional  y  siguificativo  serd 
lo  que,  sin  salirme  de  la  circunscripci6n  de  las  lenguas^ 
anolare  en  seguida,  reanudando  mi  interrumpida  tarea. 


12  PROCEDENC'lA   AMETirfeANA   DE   LAS  iUBAS.  345 

Constdndome  que  existia  en  la  Biblioteca  Nacional  de 
esla  corte  un  ejemplar  del  Diccionario  c<xrihe-f ranees  del 
Revereiido  Padre  Raimundo  Bret6n  ,  religloso  de  la  Orden 
de  los  Hermanos  Predicadores ,  y  uno  de  los  cuatro  primer 
ros  franceses  misioneros  apost61icos  de  la  Guadalupe ,  im- 
preso  en  Auxerre  en  1665,  lo  pedf  para  su  estudio.  Por  mu« 
cho  tiempo,  cuantas  veces  me  decidi  d  consultarle  adoptando 
una  resolucidn  verdaderamente  heroica,  se  convirti6  esle 
raro  libro  eii  una  especie  de  duro  e  ingrato  rompe-cabezas 
que  me  hizo  congumir  est6rilmente  toda  mi  paciencia  y 
amortigu6  mi  vivo  deseo  y  mis  esperanzas  de  encontrar  un 
testimonio  mds  de  la  antigiiedad  de  las  Bubas  en  el  Nuevo 
Mundo.  Pude  alcanzar  al  fin  lisonjero  triunfo  d  la  vez  que 
sabrosa  venganza  de  su  oscuridad  impenetrable  en  Agosto 
de  1872  al  estudiar  en  la  Biblioteca  Nacional  milanesa  el 
Diccionario  frances-caribe  del  mismo  Reverendo  Padre 
Raimundo  Brel6n,  impreso  tambien  erl  AUxerre,  aunque 
un  ano  despues  que  el  anterior,  esto  es,  en  1666.  Posterior- 
niente  me  he  sonrefdo  &  mis  solas  contcmplando  cuanta  fue 
mi  torpeza  en  el  estudio  de  aquel  bendito  libro,  puesto  qu6 
a  haber  quebrantado  y  roto  la  en  este  caso  funesta  manfa 
del  orden  regular  con  que  los  libros  deben  ser  estudiados, 
convirtiendo  el  fin  en  principio,  hubiera  encontrado  d  la 
segunda  hoja  plena  salisfacci6n  de  mis  deseos  e  investiga- 
ciones,  puesto  que  en  la  pdgina  478  del  Diccionario  caribe 
frances,  que  es  la  antepeniiltima  de  este  libro,  se  lee  lo  si- 
guiente: 

aYaya.  Plans  C'est  vne  maladie  naturelle  que  Ton  tient 
communement  aux  Isles,  comme  la  grosse  verole  en  Fran- 
ce, et  dont  Ics  Sauuages  se  guarissent  sans  peine  et  sans 
danger,  non  seulement  a  cause  de  la  temperature  do  I'air 
qui  est  fort  egale:  mais  aussi  k  cause  des  puissans  remedes 
qui  naissdnt  sous  la  zona  torride  et  qui  n'on  rien  perdu  de 
leurs  facultez  recentes  comme  ceux  qu'ont  aporte  icy  de  ces 
Isles  par  vn  traiet  de  18  cent  lieues.  lis  ont  le  ins  de  Fecorce 
de  Ghipion  dont  ils  se  frotent  au  dehors,  se  noircissent  du 
2  3* 


346  CONGRESO   DE   AmERICANISTAS.  13 

ius  de  Genipa,  et  des  feuilles  de  roseaux  brulees :  ils  pren- 
nent  le  ius  de  qaelques  liennes  comme  de  I'ecorce  du  mibi 
auec  de  la  rapure  de  cal  de  Larabis;  quand  les  grosses  pus- 
tulles  creuent  ils  appliquent  des  plumaceaux  de  cotoa  crud 
qui  rcsserrent  les  levres  des  vlceres,  et  en  empescheut  la 
deformite.  Mais  autant  que  cette  grosse  verole  est  peu  dan- 
gereuse  chez  eux  quoyque  fort  commune,  et  que  tous  les 
remedes  cy  dessus  opereut  sans  estuues  ny  vif  argent,  d'au- 
tant  plus  la  petite  verole  qui  est  tres  rare  parmi  eux  leur 
est  elle  perilleuse  et  comme  vn  sorte  de  peste  parmy  nous.') 
En  la  pdgina  399  del  Diccionario  frances-caribe  esta  lite- 
ralmente  reproducido  el  largo  trozo  que  acabo  de  copiar, 
precediendole  con  las  siguientes  palabras: 

oGrosse  verolle Yaya. 

II  a  la  grosse  verolle Yayati. 

Verolle Yaya  boue. » 

Convietie  advertir,  porque  asi  lo  advirtio  tambien  el  au- 
tor,  que  era  natural  de  Borgoiia,  y  que,  corao  tal,  escribia 
en  francos  borgoiion,  importandole  un  bledo  que  su  escrito 
fuese  correcto  y  atildado  desde  el  punto  de  vista  del  mas 
castizo  y  selecto  idioma  frances. 

Juzgo  discreto  consiguar  tambien  en  previsi6n  dequisqui- 
llosos  rcparos,  pbjeciones  y  censuras  de  los  adversaries  de 
mi  doctrina,  que  el  padre  Rainiundo  Bret6n  al  redactar  sus 
diccionarios  caribe-frances  y  frances-caribe  quiso  ilustrar  e 
ilustro  algunos  puntos  de  la  vida,  usos  y  costumbres  de  los 
pobladores  de  la  Guadalupe,  por  cuyo  molivo  se  encuentra 
en  ellos  el  largo  y  bien  significativo  fragmento  que  acabo 
de  leeros. 


Gorresponde  a  uno  de  los  infinitos  dialectos  de  la  lengua 
caribe  el  Vocahalario  de  espanol  a  caribe^  manuscrilo  que 
en  18  de  Enero  de  1774  concluyo  de  escribir  en  la  misidn 


14  PROCBDENCIA   AMBRICAI^A   DE   LAS   BUBAS.  347 

del  Garapo  el  reverendo  padre  capuchino  de  la  Sanla  pro^ 
vincia  de  Gataluiia  y  encargado  de  la  misi6n  del  Tapuquen 
fray  Martin  de  Taradell.  Se  halla  este  vocabulario  en  la  Bi- 
blioteca  particular  de  S.  M.  el  Rey  y  se  lee  en  la  segunda 
cara  de  su  cuarta  hoja: 

aBuhas ^.     Putuij.D 


El  misionero  jesuita  espanol  natural  de  Lima,  Antonio 
Ruiz  de  Montoya,  refiriendose  al  Tesoro  y  al  Arte  y  Voca- 
bulario de  la  lengua  guarani  compuestos  por  el  y  respecti- 
vamente  impresos  en  Madrid  en  los  anos  de  1639  y  1640 
dice:  «Di6  finalmente  fin  A  este  trabajo  el  tiempo  de  30  aiios 
que  he  gastado  entre  gentiles,  y  con  eficaz  estudio  rastrea- 
do  lengua  tan  copiosa,  y  elegante,  que  con  raz6n  puede 
competir  con  las  de  fama.»  Con  eficaz  estudio  sin  duda  al- 
guna,  senores,  puesto  que  uno  y  otro,  tesoro  y  vocabulario, 
son  opulentisimo  dep6sito  de  aquella  lengua  atan  universal, 
;iiiade  Ruiz  de  Montoya,  que  domina  ambos  mares,  cl  del 
Sur  por  todo  el  Brasil  y  ciiiendo  todo  el  Peru,  con  los  dos 
mSs  grandiosos  rios  que  conoce  el  Orbe,  que  son  el  de  la 
Plata,  cuya  boca  en  Buenos- Aires,  es  de  80  leguas,  y  el  gran 
Maranon,  d  el  inferior  en  nada,  que  pasa  bien  vecino  &  la 
cindad  del  Guzco,  ofreciendo  susinraensas  aguas  almar  del 
Norte,  y  paso  a  los  apostdlicos  varones,  conviddndolos  A  la 
conversi6n  de  innumerables  gentiles  de  esta  lengua,  que 
olvidados  de  su  salud  eterna  viven  A  la  sombra  de  la  muer- 
te  en  sus  riveras.» 

Advierto,  para  que  pueda  fdcilmente  compulsarse  la  exac- 
titud  de  mis  citas,  que  en  el  arte  y  vocabulario  se  observa 
una  duplicatura  de  pdginas  cuya  primera  serie  llega  hasta 
la  376  y  comprende  las  voces  que  comienzan  con  las  letras 
A,  B,  C,  D  y  E;  conteniendo  la  segunda,  corapuesta  de  223 
pdginas,  las  dem^s  palabras  cuya  inicial  se  halla  incluida 
eii  el  alfabeto  desde  la  F  d  la  Z,  ambas  inclusive. 


348  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  1^ 

En  la  pagina  223  de  la  primera  serie  de  paginas  del  vo- 
cabulario  castellano  guaraniseleealassiguientes  palabras: 

a  Bubas Mia.  I.  Pia. 

Bubas  dolores Carugiia. 

Bubas  tener Checarugua. 

I.  Garugua  ayporara. 
bv.  I.  Caragua  bo  che. 

Bubas,  granos  tener Ghepia. 

I.  Mia  ayporar^. 

Buboso  de  dolores Garuguariya. 

I.  Garuguaporarahd. 

Buboso  de  granos Mia  porarahara.» 

En  el  folio  221  vuelto  del  Tesoro  de  la  lengua  guarani  dice: 
ttMya.  Bubas.  Vide.  pia.  nu.  6.)) 

En  el  folio  288  vuelto  del  referido  Tesoro,  existen  las  si- 
guientes  palabras  que  corresponden  a  la  llamada  de  la  pre- 
cedente  cita: 

« Pia.  I  mia Bubas,  granos. 

Pia  aiporara Tengo  bubas. 

Gbepia  chepia Soy  buboso. » 

Ademds  de  estos  datos  constan  en  el  folio  93  vuelto  los 
siguientes: 

Garugua.  r Dolores  bubas. 

Gbecarugua Tengo  dolores.  y.  o. 

Garuguariya Doloriento,  buboso. 

Garuguab6 El  que  padece  dolores. 

I.  Carjgiia  poraraliai-a. . 

Anembo  carugui Yo  mismo  me  causo  dolores. »• 


16  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  349 

En  el  iiio  de  1724  fue  reimpreso,  revisado  y  aumentado  el 
vocabulario  de  la  lengua  guarani  del  padre  Ruiz  de  Monto- 
ya  en  el  pueblo  de  Santa  Maria  la  Mayor  de  Baenos-Aires; 
abrigando  yo  vehementisimas  sospechas  de  que  la  revisi6n 
y  aumento  se  hicieron  por  el  padre  Paulo  Restivo.  Ni  una 
sola  palabra  ni  una  sola  de  las  frases  guaranis  que  he  cita- 
do  fue  enmendada  en  esta  reimpresi6n  ratificlndose  dc 
este  modo  su  exactitud.  A  los  que  quierau  profundizar  en 
el  asunlo  he  de  aconsejar,  estudien  atentamente,  como  parte 
sustancial  de  la  lengua,  la  variada  y  expresiva  acentuaci6n 
que  segiin  los  referidos  padres  Ruiz  de  Montoya  y  Paulo 
Restivo  tienen  las  vocales  en  el  guarani. 

Del  Tcsoro  y  de  los  vocabularios  de  que  acabo  de  habla- 
ros  poseen  ejemplares  las  Bibliotecas,  particular  de  S.  M.  el 
Rey,  de  la  Universidad  central  y  la  Nacional  de  esta  corte. 
Exists  tambicn  otro  en  la  del  Archigimuasio  de  Bolonia. 


Bien  conozco  que  la  prueba  que  estoy  haciendo  de  mi 
lesis  de  que  el  mal  de  Bubas  existia  y  era  comun  en  los 
diversos  pueblos  indigenas  del  Nuevo  Mundo  antes  de  que 
este  fuera  descubierto  por  Colon,  es,  m^s  bien  que  risuena 
y  alegre  pradera  alfombrada  de  fragantes  y  vistosas  flores, 
inculta,  dspera  y  pendiente  cuestezuela  cubierta  de  ingrato 
abroJQ  que  sin  duda  alguna,  y  con  grande  pesar  mio,  ha  de 
molestatos;  pero  os  ruego,  senores,  que  hagdis  un  esfuerzo 
de  paciencia  d  fin  de  que,  ya  que  no  poseamos  en  esta  clase 
de  carainos  ascensores  movidos  al  vapor  que  regaladamcnte 
nos  ahorren  el  trabajo,.  lleguemos  poco  a  poco  a  la  cima 
donde  yO  as  aseguro  que  hemos  de  eucontrar  resarcimiento 
de  las  injurias  sufridas,  contemplaudo  la  deleitosa  perspec- 
tiva  de  la  verdad  historica.  Gomo  supongo  que  habeis  aco- 
gido  benignamente  mi  ruego,  me  resuelvo  a  conlinuar. 


350  CONGRESO   DE   AJ4KRICANISTAS,  17 

Fue  Ludovico  Bertonio  autor.de  un  Vocahulario  de  2en- 
gua  aymara,  impreso  el  ano  de  1612  por  Francisco  del 
Canto  en  la  casa  que  la  Compania  de  Jesiis  tenia  en  el  pue« 
bid  de  luli ,  en  la  provincia  de  Ghucuyto,  y  dice  que  para 
formarle  ase  vali6  de  indios  aymaraes  instruidos  en  el  cas- 
tellano,  que  escribieron  en  su  propia  lengua  con  toda  la 
posible  exactitud  y  propiedad  las  palabras  castellanas,»  ana- 
diendoque  «enesta  nacion  Aymara  entre  pequenosy  gran- 
des,  hay  mds  de  mil  pueblos  6  poco  menos.))  Recuerda  que 
fue  aquel  vocabulario  trabajo  de  muchos  aiios,  y  escribe  en 
la  segunda  columna  de  la  pag.  103  de  la  primera  parte: 

H  Bubas Huanthi,  vel  Tturu  vssu. 

Tenerlas Huanthitha. 

Pegarlas \,  Maccataatha. 

Sanar  de  ellas..  Apartito,  aparito. 

Atestado  dellas..  Huanthikhtara ,  huanthina  apaquipata, 

Curarlas Gollatha, 

Buboso Huanthi  haque.» 

En  la  primera  columna  de  la  pdgina  147  del  Vocabulario 
Aymara,  en  que  por  orden  de  abecedario  se  ponen  en  pri- 
mer lugar  los  vocablos  de  la  lengua  aymara  para  hallar  los 
correspondientes  en  la  lengua  castellana,  se  leen  las  si- 
guientes  palabras  : 

a  Huanthi B'lbas,  6  mal  semejante. 

Huanthi  vssutha Tenerlas. 

Huanthi  apaquiptito.  Estar  atestado  de  ellas. 

Catutha Pegdrseme. 

Maccatito Idem. 

Maccataatha Pegarlas. 

Haccutha Idem. 

Apatito,  vel  apartito.  Sanar  de  ellas. 

Aparaasitha Sanar  pegdndolas  4  otro. 

CoUatha Curarlas. 

Collaasitha Hacerlas  curar. » 


18  PROCBDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS. 

fen  la  pdg.  370  del  susodicho  Vocabulario  se  lee: 
Tturu  vssu,  vel  huanthi.    Enfermedad  de  Bubas. 


El  padre  jesuita  Diego  de  Torres  Rubio,  que  en  1616  im- 
primi6  en  Lima  un  Arte  de  la  lengua  aymara,  avisa  que: 
«Tiene  este  Arte,  vocabulario  breve  Aymara  de  los  vocablos 
mis  comunes  de  que  ordinariamente  usamos.  De  voces 
castellanas  cl  aymaraes  y  de  aymaraes  a  castellanas,i)  y  por 
mi  parte  advierto  yo  q^ue  las  palabras  con  que  en  este  se- 
gundo  vocabulario  est^n  designadas  las  Bubas,  concuerdan 
perfectamente  con  las  que  estamp6  en  el  suyo  Ludovico 
Bertonio. 

De  los  vocabularios  aymaraes  de  que  acabo  de  hablaros 
poseen  ejemplar  las  bibliotecas  particular  de  S.  M.  el  Rey 
y  Nacional  de  esta  corle. 


Aunque  eran  muchas  las  lenguas  y  los  dialectos  que  se 
hablaban  en  los  extensos  dominios  del  imperio  de  los  Incas, 
los  habitantes  de  tan  vastos  territorios  estaban  obligados  ci 
conocer  la  lengua  oficial  que  los  indigenas  dislinguian  con 
el  nombre  de  Qquichua  6  Qquechua.  Los  espanoles  que 
desde  los  primeros  momentos  de  la  conquista  se  dedica- 
ron  al  conocimiento  de  esta  lengua,  que  llaman  general  del 
Perii,  la  consideran  muy  extensa  y  muy  rica ,  y  al  par  de- 
claran  que  era  inraensamente  dificil  y  costosa  la  adquisi- 
cion  de  sus  vocablos.  Fray  Domingo  de  Santo  Tomas,  que 
compuso  e  imprimi6  en  1560  el  primer  Diccionarto  espahoU 
qquichua,  de  que  hay  memoria,  lo  advierte  asi  con  delibe- 
rada  intenci6n,  por  cuya  razon,  anade,  «que  i.  pesar  de  la 
atencioa  suma  y  de  la  iucansable  perseverancia  con  que  se 
habia  consagrado  durante  muchos  aiios  d  conocer  aquel 


352  CONGRESO    DE   ^HERJCANISTaS.  19 

idioma,  el  vocabulario  que  daba  a  luz  ]iabia  de  §star  falto 
de  muchisimos  vocablos.»  Sin  duda  por  semejante  molivo 
carece  de  las  palabras,  frases  y  coiiceptosrefe rentes  a  las 
Bubas,'como  carece  de  cuantas  se  referian  A  los  otros  males 
del  cuerpo  humano  que  afligian  6  podian  afligir  d  los  indi- 
genas  pobladores  de  aquel  dilatado  imperio.  Fue  amplia- 
mente  sutsanada  esta  falta  con  la  publicaci6a  del ^ We  y 
Vocabulario  en  la  lengua  general  del  Peru  llamada  Qqui- 
chua,  y  en  la  lengua  espahola ,  de  autor  auonimo,  impreso 
por  Antonio  Ricardo  en  la  ciudad  de  los  Reyes  el  afio 
de  1586.  Veintidos  aiios  despues,  en  1608,  el  padre  jesuita 
Diego  Gonzalez  Holgui'n  lo  reimprimio  con  el  propio  titulo 
en  la  misma  ciudad  de  los  Reyes  y  en  casa  de  Francisco  del 
Canto,  reimpresion  que  bien  podemos  tener  por  nuevo  vo- 
cabulario, atento  a  que  fue  copiosamente  enriquecido.  En 
el  anonimo  de  1586  se  dice:  ael  mds  copioso  y  elegante  que 
hasta  agora  se  ha  impreso  »  ;  y  en  1^  reimpresi6n  del  padre 
Gonzalez  Holguin  se  refiere  que  habia  juntado  en  el  todas 
las  cosas  curiosas,  sustanciales  y  elegantes  que  pudo  hallar 
en  dicha  lengua  qquichua,  las  cuales  incluyo  eu  sus  voca- 
bularies del  romance  al  qquichua  y  del  qquichua  al  roman- 
ce, despues  de  ver  si  todas  ellas  estabau  puestas  en  uso  y  de 
repreguntar  a  muchos  indios  entendidos  en  la  lengua,  y  de 
bien  enterarse  de  que  estaban  en  practica.  Para  no  oniitir 
ni  duplicar  dato  alguno,  reproducire  a  coutinuacion  los  del 
doble  vocabulario  de  Gonzalez  Holgui'n  de  1608,  que  son, 
aunque  poco,  algo  mas  numerosos  que  los  del  anonimo  de 
1586,  debiendo  ademas  preveniros  que  las  palabras  y  fra- 
ses rcferentes  5  las  Bubas  que  el  primero  contiene  estdn 
punlual  y  religiosamente  reproducidas  en  el  segundo. 

En  la  pdgina  67  del  libro  segundo  del  Vocabulario  de  la 
lengua  qquichua  general  del  Peru,  que  comienza  por  el 
romance,  se  hallan  las  siguientes  palabras: 

«Buuas Huanti  Vnccoy. 

'.  Buuoso Huantiyoc  y  Huanticapa. 


20  PROCEDENCIA   AMERICANA    OE    LAS   BUBAS.  353 

Muy  buuoso.    O  Huantiyraanak. 

Estarlo Huantiyraanani  huanticapam  cani. 

Buuas  tener.     Huantictam  vnconi;  huanti  vncoytam  vnc- 
coni;  huanti  hapihuan ,  o  vncuhuan. 

Se  lee  en  la  pdgina  1 76  del  libro  primero  del  Vocabulario 
qquichuj,  etc.  lo  que  sigue : 

Huantthi * Buuas. 

Huantthipcucciscam Buuoso,  comido  de  buuas. 

Huantthicapa Buuoso,  lleno  de  buuas. 

Huantthivnccoy Mai  de  buuas. 

Huantthi  vnccoytam  vncconi.  Estar  enfermo  de  ellas. 

Huantthytam  rantini Pegarlas  a  otro. 

Mana  alliyay,  6  mana  hamp  y 

huantthi Buuas  incurables. 

En  los  Vocabularios  publicados  en  1614  por  Francisco 
del  Canto  y  en  1755  por  Diego  de  Torres  Rubio  y  Juan  de 
Figueredo  se  reprodujeron  las  palabras,  frases  y  conceptos 
que  acabo  de  leeros ,  sin  discrepar  ni  aun  por  una  sola  va- 
riante  ortogr^fica. 


No  he  de  anadir,  &  proposito  del  qquichua,  ni  una  pala- 
bra  mas,  porque  me  aviva  y  estimula  el  deseo  de  concluir 
la  laboriosa  aunque  ciertamente  no  esteril  peregrinaci6n 
que  vengo  haciendo  por  las  lenguas  americanas,  y  antici- 
padamente  me  alboroza  el  conocimiento  de  que  solo  nos 
resta  pedir  su  preciado  contingente  al  idioma  azteca.  He 
dicho  en  otra  ocasi6n,  y  no  tengo  motivo  para  modificar  ni 
mis  creencias  ni  mis  palabras:  aA  la  mayor  poblaci6n,  cul- 
tura  y  poderio  del  dilatado  imperio  de  Motezuma  no  podia 
menos,  a  juicio  mio,  de  corresponder  una  lengua  relativa- 
mente  mis  desarrollada  y  expresiva  que  las  de  los  demas 
pueblos  indigenas  de  los  vastos  contiuentes  y  de  los  exten- 

23 


354  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS,  2t 

SOS  archipielagos  americanos.  Abrigo  este  couvencimiento 
hasta  el  extrerao  de  afirmar,  aunque  carezco  de  competencia 
y  de  autoridad  para  ello,  que  el  idioma  de  Mejico  era  de 
los  mis  prosperos,  florecientes  y  perfeccionados  entre  todos 
los  propios  del  Nuevo  Mundo  ;  bastando  para  testimonio  y 
prueba  de  esta  afirmacion  el  copioso  j  rico  Vocahulario  del 
padre  franciscano  Alonso  de  Molina ,  espahol-mejpicano  y 
mexicano-espahol ,  no  reemplazado  i  pesar  de  los  trescien- 
tos  veintitantos  aiLOS  hasta  hoy  transcurridos  desde  su  pu- 
blicaci6n,  y  que  es  lodavia  texto  vivo  de  consulta,  e  inago- 
table  tesoro  para  el  conocimiento  de  aquella  lengua.» 

He  aqui  los  datos  de  la  lengua  azteca  que  a  mi  prop6sita 
convieneh:  ■     • 

En  la  primera  cara  del  folio  38  del  Vocahulario  en  lengua 
castellana  y  mexicana  del  mencionado  Alonso  de  Molina, 
que  acabo  de  iraprimirse  en  Mexico  d  cuatro  dias  del  mes 
de  Mayo  de  1555,  se  leen  las  siguieutes  palabras: 

aBuua  6  buuas  descubiertas. . . .  Nanauatl. 

Buuoso  assi Nanauati,  nanauatqui. 

Buuas  tener Ninanauati. 

Buuas  pequeiias  que  no  salen  al 

rostro Tecpilnanauatl.  puchotL 

Buuoso  assi Tecpilnanauatl. 

Buuas  largas Teuitznanauatl. 

Buuoso  assi Teuitznanauatl. 

Buuas  de  gran  llaga Tlacacolnanauatl. 

Buuoso  assi Tlacacolnanauatl. » 

Aunque  sean,  como  sin  duda  alguna  son,  muchas  las  pa- 
labras y  frases  mejicanas  que  acabo  de  leeros  para  demos - 
trar  que  existian  las  Bubas  en  Nueva  Espana  y  que  los  in- 
digenas  pobladores  de  aquel  vasto  imperio  habian  signifi- 
cado  en  su  idioma  con  grande  espontarieidad  el  conocimiento 
que  tenian  de  aquel  mal,  aiin  debo  entreteneros  un  rato  mis 
con  los  testimonios  del  idioma  azteca,  puesto  que  Alfonso 


22  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  35S  . 

de  Molina,  el  dlligente  y  sagaz  investigador  de  aquel  idio- 
ina,  no  consider6  completa  su  obra  hasta  que  en  1571 ,  y  i 
expensas  del  virey  de  Nueva  Espaiia  D.  Martin  Enriquez, 
la  imprimi6  de  nuevo,  completandola  con  un  Vocabulario 
mexicano-espanol  y  adicionandola  con  mds  de  cuatro  mil 
vocablos,  tarea  que  dijo  el  mismo  Alfonso  de  Molina  «me 
ha  costado  el  trabajo  que  nuestro  Senor  sabe  y  los  que  lo 
entienden  podran  imaginar.» 

Porque  hay  aumento  de  frases  y  aun  correccion  de  algu- 
na  que  Molina  consider©  no  habfa  expresado  claramente  en 
castellano,  voy  a  reproducir  lo  que  a  proposito  de  las  Bubas 
estamp6  en  el  folio  22  de  la  que  ya  era  segunda  edicion 
auraentada  y  corregida  de  su  Vocabulario  castellano-me- 
jicano : 

«Buua  6  buuas  que  se  parecen  y  estan  fuera.  =  Nanauatl.» 

Como  observareis,  en  este  principio  de  mi  cita  se  nota 
un  cambio  de  diccion  que  sin  duda  no  tuvo  mas  objeto  que 
el  de  dar  claridad  A  la  frase  castellana ,  puesto  que  en  la 
edicion  primera  decla  «Buba  6  bubas  descubiertas  » ,  frase 
que  Molina  debi6  considerar  oscura  y  de  comprensi6n  difi- 
cil.  Prosigue  despues : 

a  Buuoso Nanauati,  nanauatqui. 

Buuas  tener Ni,  nanauati. 

Buuas  pequenas  que  no  salen  al 

rostro Tecpilnanauatl,  puchotl. 

Buuoso  assi Tecpilnanauatl. 

Buuas  tener  assi Ni,  tecpilnanauatl. 

Buuas  largas Teuitznanauatl. 

Buuoso  assi Teuitznanauatl. 

Buuas  tener  assi Ni,  teuitznanauatl. 

Buuas  de  grandes  llagas Tlacacol nanauati. 

Buuoso  assi. Tlacacolnanauati. 

Buuas  tener  assi Ni,  tlacacolnanauati. » 


356  CONGRESO    DE    AMEfllCANISTAS.  23 

Correspondieiido  al  fragmento  del  Vocabulario  castellano 
mejicano  que  acabo  de  leeros ,  existen  en  el  mejicano-cas- 
tellano  las  siguientes  palabras  : 

aFolio  63 Nanauati. Buboso. 

Nanauati ,  ni. . . .     Tener  bubas,  pre  6  ni- 

nanauatic. 

Nanauati Bubas. 

Folio  93  vuelto.  Tecpilnanauati, ni.    Tener buuas  pequefias. 

prete.  onitecpilnana- 
uatic. 
Tecpilnanauati.. .     Bubas  pequefias. 

Folio  112 Teuitznanauati. . .     Buboso  de  bubas  gran- 

des  y  largas. 
Teuitznanauati. . .     Bubaslargas  y  grandes. 

Folio  115 Tlacacolnanauatl.     Buuas  grandes  y  pesti- 

lenciales.n 

He  terminado,  senores,  con  la  improba  tarea  de  leeros, 
si  es  que  he  acertado  dhacerlo,  6  mejor  aiin  de  mortificaros, 
que  en  esto  si  que  habre  acertado,  con  la  lectura  de  palabras 
y  conceptos  de  idiomas  indigenas  del  Nuevo  Mundo.  Por  sus 
correspondencias  castellanas  habreis  podido  comprender 
que  son  de  perlas,  verdaderas  y  riquisiraas  joyas  para  mi 
demostracion,  porque  asi  corao  argiiiria  el  colmo  de  la  ne- 
cedad  6  de  la  demencia  pensar  que  los  pueblos  habian  incu- 
rrido  en  el  absurdo  de  nutrir  sus  lenguas  con  palabras  ab- 
solutamente  desprovistas  de  sentido,  tocaria  en  el  limite  de 
la  injusticia  y  de  la  temeridad  m^s  arbitraria  negarlas  su 
significaci6n  cuando  las  encontramos  por  todas  partes  ido- 
neas  y  creadas  sin  duda  alguna  al  calor  y  por  la  acci6n  del 
hecho  concreto,  positivo  y  evidente;  y  este  hecho,  en  el  caso 
actual,  no  ha  sido  ni  ha  podido  ser  otro  que  la  existencia  de 
las  Bubas  con  todos  sus  propios  y  genuinos  caracteres  en 
el  Nuevo  Mundo  antes  de  que  este  fuera  descubierto  por 
Gol6n.  Si  cuando  tantos  y  tantos  misioneros  diligentes,  la- 


24  PROCEOBNCIA    AMERICANA    DB    LAS    BUBAS.  357 

boriosos  y  prodigio  de  abnegaci6ii  ejemplar  anotabaa  cui- 
dadosa  y  puntualmente  en  los  borradores  de  sus  vocabii- 
larios  en  proyecto  las  palabras  y  las  frases  referentes  d  las 
Bubas  que  d  fuerza  de  paciencia,  de  sagacisima  paciencia 
habian  logrado  adquirir  de  los  indigenas,  hubiera  podido 
alguno  de  los  impugnadores  de  su  novedad  en  el  Viejo  con- 
tinente  y  de  su  procedencia  del  Nuevo  advertiles  al  oido  la 
equivocaci6n  ya  que  no  el  error  y  el  absurdo  en  que,  &  su 
juicio,  incurrian  consignarido  estas  palabras,  no  acierto  i 
comprender,  me  declaro  sin  facultades  para  adivinar  cudl 
habrfa  sido  la  sorpresa  de  estosmisioneros,  cudl  su  apostro* 
fadora  defensa  si  es  que  no  asomaba  a  sus  labios  muda  pero 
desdenosa  sonrisa.  Llevo  mi  hidalguia  en  este  asunto  hasta 
el  extremo  de  confiar  d  mis  adversarios  la  contestaci6n  que 
juzguen  mds  aceptable  para  sacar  d  salvo  e  ilesa  la  validez 
de  sus  doctrinas.  Y  notese,  seiiores,  que  mientras  tantas  y 
tan  variadas  lenguas  de  los  pueblos  indigenas  del  Nuevo  . 
Mundo  extendidos  por  dilatadas  comarcas  y  cL  las  veces  se- 
parados  por  inaccesibles  Cordilleras,  caudalosos  rlos  y  pam» 
pas  interminables,  dan  testimonio  de  la  existencia  de  las 
Bubas,  teniendo  para  este  mal  nombre  propio,  y  conceptos 
apropiados  a  sus  caracteres  tipicos,  ni  la  historia,  la  secular 
y  rebuscadora  historia  del  Viejo  Mundo,  ni  su  ciencia  que 
ostentaba  ya  tan  basta  nomenclatura,  pudieron  encontrarle 
uuo  solo  antes  de  1493,  como  ya  lo  advirtio  con  atinado  jui- 
cio el  insigne  Gapmani.  No  queriendo  desperdiciar  la  pre- 
sente  oportuna  coyuntura  para  graduar  con  brevisimas  re- 
flexiones  el  valor  de  las  citas  liltimamente  aducidas,  dejar6 
para  mds  adelante  el  estudio  de  tan  significativo  contraste 
que  es  de  selectisima  importancia  para  mi  asunto.  Las  len- 
guas araucana,  caribe,  guarani,  aimara,  quichua  y  azteca 
son  de  las  incluidas  por  Hervas  y  Panduro  entre  las  once 
principales  que  el  reconocid  en  las  Americas.  Se  hizo  su  es- 
tudio inmediatamente  despues  del  descubrimiento  y  sumi- 
8i6n  de  los  pafses  en  que  se  hablaban,  y  la  auotaci6n  de  los 
datos  referentes  d  las  bubas  no  pudo  ser  realizada  bajo  la 
2  >* 


358  CONGRESO   OE   AMERICANISTAS.  25 

influencia  y  el  imperio  de  preconcebidas  ideas  de  escuela  6 
de  historia,  puesto  que  los  piadosos  misioneros  que  realiza- 
ron  esta  maravillosa  y  necesaria  tarea  para  la  aproximaciou, 
coraercio  y  Irato  de  los  conquistadores  y  de  Ips  indigenas, 
ftieron  priucipalmeate  inspirados  en  ella  por  el  sauto  prop6- 
sito  de  couvertir  d  la  fe  catolica  tantos  millares  de  almas  . 
que  viviau  en  la  idolatria  y  en  el  gentilismo.  El  universal 
acuerdo  de  pueblos  tan  distintos  &  proposito  de  este  hecho  de 
la  patologia  humana  lo  eleva  a  mi  juicio  d  perfecta  eviden- 
cia,  desde  la  cual  valiendome  de  una  inducci6n  naturalisima 
y  de  la  mayor  legitimidad  16gica  me  atreveria  a  adelantar  la 
tesis  de  que  las  Bubas  no  s61o  existian  en  el  Nuevo  Mundo 
antes  de  su  descubrimientopor  Col6n  sino  que  eran  de  an- 
tiquisima  fecha  entre  sus  moradores.  Pero  no  dejemos  d 
nuestras  creencias  que  se  dilateu  y  llegueu  d  tan  lejanos 
terminos  cuando  tenemos  enfrente  formidable  falanje  de 
adversarios  &  quieues  tal  vez  ni  conmueve ,  ni  hace  mella 
algunalapruebahasta  aqui  aducida.  Para  ponerles  en  ver- 
dadero  aprieto  la  reforzare  con  los  testimonios  de  las  tradi- 
ciones  y  prdcticas  referentes  i.  este  mal  que  los  indigenas 
pobladores  del  Nuevo  Mundo  dieron  A  conocer  desde  luego  d 
los  primeros  historiadores,  naturalistas  y  medicos  de  Tndias. 


Testimonio  de  la  existencia  de  las  Bubas  en  las  islas  des- 
cubiertas  por  Col6n  en  1493  durante  su  primer  viaje  y 
principalmente  en  lade  Haiti,  Quizquella,  Espaiiola  6  de 
Santo  Domingo,  se  eucuentra  en  la  Escritura  del  pohre  ere- 
mita  Roman  Pane  del  Orden  de  San  Geronimo  incluida  por 
Don  Hernando  Colon  en  la  «Verd.adera  relacidn  de  la  vida 
y  hechos  de  el  Almirante  su  padre, «  etc.,  «que  tradujo  de  es- 
panol  en  italiano  Alonso  de  Ulloa,))  y  que  «por  no  parecer 
el  original  espanol»  verti6  nuevameute  de  la  lengua  italiana 
al  castellano  el  ilustri'simo  seiior  D.  Andres  Gonzalez  Barcia, 
En  dicha  Escritura  se  lee  el  siguiente  parrafo  (Vease  pd- 


26  PROCEDENCIA   AMERICANA   DE    LAS    BUBAS.  359 

gina  63  columna  primera  de  la  Historia  del  Almirante  de 
ias  Indias  Don  Christoval  Colon,  impresa  en  Madrid  ano 
MDGGXLIX): 

aDicen,  que  estando  Guagagiona  en  la  Tierra  donde  havia 
ido,  vi6  vna  Muger,  que  havia  dejado  en  el  Mar,  de  que 
tuvo  gran  placer,  iai  instante  bused  muchos  labatorios,  para 
labarse,  por  .estar  plagado  del  mal ,  que  llamamos  Frances; 
metiose  despues  en  vna  Guanara,  que  significa,  Sitio  apar- 
tadb,  donde  sano  de  sus  llagas.» 

Los  que  hay^is  leido  la  Escritura  del  pobre  eremita  Ro- 
m^n  Pane  del  Orden  de  San  Jer6nimo,  que  contiene  el  pre- 
cedent© pdrrafo,  convendreis  conmigo  en  el  escaso  valor  que 
debe  concederse  d  aquella  serie  de  tradiciones  disparatadas 
y  absurdas  que  parecen  haber  constituido  por  lodas  partes 
los  primeros  rudimentarios  e  infantiles  esbozos  de  la  inteli- 
gencia  de  los  pueblos  primitivos  y  salvajes,  pero  al  mismo 
tiempo  habreis  de  convenir  conmigo  que  por  mds  dispa- 
ratadas y  absurdas  que  aquellas  tradiciones  se  presentan  d 
nuestra  contemplacidn,  estdn  elaboradas  y  dispuestas  con 
hechos  verdaderos  y  reales  qug  reconocieron  desde  los  pri- 
meros momentos  nuestros  historiadores  y  naturalistas  de 
Indias.  ^Gomolos  indigenas  de  Santo  Domingo  hubieran 
hablado  en  sus  tradiciones  del  mal  francos,  si  de  este  mal 
no  hubiesen  tenido  conocimiento?  Hablaron  de  el  y  le  hi- 
cieron  figurar  en  las  fabulas  referentes  d  sus  antepasados, 
como  hablaron  e  hicierou  figurar  en  dichas  fabulas  ci  ani- 
males  y  plantas  propias  de  aquellos  pai'ses  cuya  existencia 
nadie  ha  puesto  despues  en  duda. 

Para  que  alguno  no  se  adelante  d  advertir  que  la  denomi- 
nacion  de  mal  franees  pugna  y  se  opone  vigorosamente  con- 
tra la  carta  de  naturaleza  haitiana  de  las  Bubas ,  me  anti- 
cipar6  A  disipar  este  reparo,  recordando  que  el  texto  de  la 
Historia  del  Almirante  donde  existe  el  pdrrafo  que  he  trans- 
crito,  es  el  de  la  versi6n  que  de  la  lengua  italiana  al  caste- 
llano  hizo  i  mediados  del  siglo  ultimo  el  Sr.  Gonzdlez  Bar- 
cia,  y  no  era,  ni  es  razonable  pensar  que  en  el  pais  que,  por 


360  CONGRESO   DE    AMERICANISTAS.  27 

razones  que  no  son  del  momento,  habia  creado  aquel  nom- 
bre  con  tan  general  expontaneidad  como  rudo  encono  de-" 
jara  de  denorainarse  asi,  denominaciou  que  respet6  con  jus^ 
ticia  nuestro  traductor. 

Debo  anadir  que  Hernando  Col6n  incluye  la  Escritura 
del  eremita  Romdn  Pane  en  el  ano  de  1495;  que  corresponde 
al  segundo  viaje  del  Almirante;  que  se  refiere  principal- 
mente  a  los  indigenas  haitianos,  y  que  dicha  Escritura  fue 
resultado  de  las  indagaciones  y  noticias  que  tomo  de  ellos 
por  expreso  mandate  de  Cristobal  Colon. 

Segundo  y  raultiplicado  testimonio  de  la  existencia  de  las 
Bubas  en  el  Archipielago  de  las  Antillas  y  en  los  continentes 
americanos,  se  encuentra  en  la  Historia  general  y  natural 
de  las  Indias  del  primer  cronista  del  Nuevo  Mundo  el  capi- 
tdn  Gonzalo  Fernandez  de  Oviedo  y  Valdes,  cuya  publica- 
ci(5n  Integra  ha  realizado  en  nuestros  dias  la  Real  Acade- 
mia  de  la  Historia. 

He  aquf  dicho  testimonio: 

ccAquestos  notables  se  han  traydo  a  la  memoria,  para  se- 
nalar  el  tiempo  en  que  Colom  lleg6  i,  la  C6rte,  en  lo  cual  yo 
hahlo  como  testigo  de  vista,  porque  me  halle  page  muchacho 
en  el  cerco  de  Granada,  e  vi  fundar  la  villa  de  Sancta  Fe  en 
aquel  exercito,  e  despues  vi  entrar  en  la  cibdad  de  Granada 
al  Rey  e  Reyna  Catholicos,  quando  se  les  entreg6:  e  vi  echar 
los  judios  de  Castilla  y  estube  en  Barcelona ,  quando  fu6 
ferido  el  Rey  como  he  dicho ;  e  vi  alii  venir  al  almirante, 
Don  Chripstohal  Colom,  con  los  primeros  indios  que  destas 
partes  alia  fueron  en  el  primero  viaje  e  descuhriniiento.  Assi 
que  no  hablo  de  oydas  en  ninguna  destas  quatro  cosas,  sino 
de  vista;  aunque  las  escriba  desde  aqui,  6  mejor  diciendo, 
ocurriendo  a  mis  memoriales  desde  el  mismo  tiempo  es- 
criptas  en  ellos  »  (1). 

'(Padescieron  masestoschripstianos,  primeros  pobladores 


(1)    Vease  Oviedo,  obra  citada,  lib.  II,  cdp;  VII,  pdg.  28. 


28  PROCEDENCIA   AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  36t* 

desta  isla,  mucho  trabajo  con  las  niguas,  e  mui/  crueles 
dolores  e  passion  del  mal  de  las  huas  (1)  fporque  el  origen 
de  ellas  son  las  IndiasJ,  6  digo  hien  las  Indias;  assi  por  la 
tierra  donde  tan  natural  es  eata  dolengia,  coma  por  las  in- 
dias mugeres  destas  partes.  Por  cuya  comunicacion  pa9s6 

ESTA  PLAGA  k  ALGUNOS  DE  LOS  PRIMEROS  ESPANOLES  QUE  CON 
EL  ALMIRANTE  VINIERON  A  DESCOBRIR  ESTAS  TlERRAS,  POR  QUE 
COMO  ES  MAL  CONTAGIOSO,  PUDO  8ER  MOY  POSIBLE.  Y  DESTOS 
DESPUES  DE  TORNADOS  EN  ESP  ANA  E  AVER  SEMBRADO  EN  ELLA 
TAL  ENFERMEDAD  DB  AHT  PASSO  A  ItALIA  Y  OTRAS  PARTES  COMO 

ADBLANTE  dir6  ,  etc Y  DO  oMdare  las  lagartijas,  cule- 

bras ,  lagartos ,  que  hay  en  esta  tierra ;  e  dire  de  la  passion 
de  la  nigua,  e  de  la  dolencia  ahorresgihle  de  las  huas ,  con 
que  se  dard  cuenta  de  las  once  cosas  de  suso  tocadas»  (2). 

iiMuchas  ve^es  en  Italia  me  reia,  oyendo  d  lo$  italianos 
decirel  mal  Frances  y  d  las  frangeses  llamarle  el  mal  de  na- 
POLEs;  y  en  la  verdad  los  unos  y  las  otros  le  acertaran  el 
nomhre ,  si  le  dixeran  el  mal  de  las  Indias.  Y  que  esto  sea 
assi  la  verdad,  entenderse  ha  por  este  capitulo  y  por  la  ex- 
periencia  grande  que  ya  se  tiene  del  palo  sancto  y  del  gua- 
yacan,  con  que  especialraente  esta  terrible  enfermedad  de 
las  buas  mejor  que  con  ninguna  otra  medicina  se  cura  e 
guaresce;  porque  es  tanta  la  clemencia  divina,  que  i  donde 
quiera  que  permite  por  nuestras  culpas  nuestros  trabajos^ 
alii  d  par  dellos  quiere  que  esten  los  remedios  con  su  mise- 
ricordia.  Destos  dos  arboles  se  dira  en  el  lib.  V,  cap.  II » 
agora,  etc», 

«En  el  precedente  capitulo  dixe que  volvio  Golom  d  Espana 
el  ario  de  mill  e  quatrocicntos  e  noventa  y  seis,  e  assi  es  la 
verdad:  despues  de  lo  qual  vi  e  hable  d  algunos  de  los  que 
con  el  tornaron  6.  Gastilla,  assi  como  al  Gomendador  Mossen 


(1)    Se  usaban  indistiotam  mte  los  nombres  de  buas  6  bubas  que  son  si- 
nonimos. 
f2)    V^ase  Oviedo,  obra  citada,  lib.  11,  cip.  Ill,  p&g.  50. 
24   • 


362  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  29 

Pedro  Margarite,  e  d  los  Gomendadores  Arroyo  e  Gallego, 
e  a  Gabriel  de  Leon  e  Juan  de  la  Vega  e  Pedro  Navarro, 
rcpostero  de  camas  del  Principe  Don  Juan,  mi  seiior,  e  d  los 
mas  de  los  que  se  nonbraron,  donde  se  dixo  de  algunos 
criados  de  la  casa  real  que  vinieron  en  el  segundo  viage 
e  descubrimiento  destas  partes.  A  los  quales  y  a  otros  oy 
muchas  cosas  de  las  de  esta  isia ,  e  de  lo  que  vieron  e  pa- 
descieron  y  entendieron  del  segundo  viage,  allende  de  lo 
que  fui  informado  dellos^  e  otros  del  primero  camino,  assi 
como  de  Vicente  Yahez  Pincon,  que  fue  uno  de  los  primeros 
pilotos  de  aquellos  tres  hermanos  Pincones  de  quien  queda 
hecha  mencion;  porque  con  este  yo  tuve  amistad  hasta  el  ano 
demill  e  quinientos  e  catorce  que  el  murio.  E  tambien  me  in- 
forme  del  piloto  Hernan  Perez  Matheos,  que  al presente  vive 
en  esta  cibdad,  que  se  hallo  en  el  primero  e  tergero  viages 
que  el  alm,irante  primero  Don  Chrispstohal  Colom  fizo  a  estas 
Indias.  Y  tambien  he  abido  noti^ia  de  muchas  cosas  de  esta 
isla  de  dos  hidalgos  que  vinieron  en  el  segundo  viage  del 
almirante,  que  hoy  dia  estdn  aqui  y  viven  en  esta  cibdad, 
que  son  Juan  de  Rojas  e  Alonso  de  Valencia,  y  de  otros 
muchos,  que  como  testigos  de  vista  en  lo  que  es  dicho,  tocan- 
te  d  esta  isla  y  a  sus  trabajos,  me  dieron  particular  relacion. 
Y  mas  que  ninguno  de  todos  los  que  he  dicho  el  comendador 
Mossen  Pedro  Margarita,  hombre  principal  de  la  casa  real, 
y  el  Rey  Gath61ico  le  tenia  en  buena  estimacion.  Y  este  ca- 
ballero  fue  el  que  el  Rey  e  la  Reina  tomaron  por  principal 
testigo,  e  d  quien  dieron  mds  credito  en  las  cosas  que  acd 
avian  pasado  en  el  segundo  viage  de  que  hasta  aqui  se  ha 
tractado.  Este  caballero  mossen  Pedro  audaba  tan  doliente  e 
se  quexaba  tanto,  que  tambien  creo  yo  que  tenia  losdolores 
que  suelen  tener  los  que  son  tocados  desta  passion,  pero  no 
le  vi  huas  algunas.  E  desde  dpocos  meses,  el  ano  suso  dicho 
de  mill  e  quatrocientos  e  hoventa  eseis,  se  comenc6  d  sentir 
esta  dolencia  entre  algunos  cortesanos;  pero  en  aquellos 
principios  era  este  mal  entre  personas  baxas  y  de  poca  auc- 
toridad,  e  assi  se  creia  quele  cobraban  allegdndose  d  muge- 


30  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  IJ63 

res  piiblicas,  e  de  aquel  mal  tracto  libidinoso;  pero  despues 
€xteadi6se  entre  los  mayores  e  mis  priacipales.» 

«Fue  grande  la  admiracion  que  causaba  en  cuantos  lo 
veian,  assi  por  ser  el  mal  contagioso  y  terrible,  como  por- 
que  se  morian  muchos  de  esta  eiifermedad.  E  como  la  do- 
lengia  era  cosa  nueva  no  la  entendian  ni  sablan  curar  los 
medicos,  ni  otros  por  experiencia  consejar  en  tal  trabajo. 
Sigui6se  que  fue  enviado  el  gran  capitan  Goncalo  Fernan- 
dez de  G6rdoba  d  Italia  con  una  hermossa  y  gruessa  armada, 
por  mandado  de  los  Cath61icos  Reyes,  e  como  su  capitan 
General,  en  favor  del  rey  Fernando,  segundo  de  tal  nom- 
bre  en  Napoles,  contra  el  rey  Gdrlos  de  Francia,  que  11a- 
maron  de  la  Cabeca  gruessa;  y  entre  aquellos  espaholes  fue- 
ron  algunos  tocados  desta  enfermedad,  y  por  medio  de  las 
mugeres  de  mal  trato  e  vivir  se  comunico  con  los  italianos  e 
franceses.  Pues  como  nunca  tal  enfermedad  alii  se  avia  visto 
por  los  unos  y  por  los  otros ,  los  franceses  comencaronla  a 
llamar  mal  de  Nipoles,  creyendo  que  era  propio  de  aquel 
reyno:  e  los  napolitanos ,  pensando  que  con  los  frangeses 
avia  ido  aquella  passion ,  Uamironla  mal  frances,  e  assi  se 
llama  despues  acd  en  toda  Italia;  porque  hasta  que  el  rey 
Charles  passo  a  ella,  no  se  avia  visto  tal  plaga  en  aquellas 
tierras.  Pero  la  verdad  es  que  de  aquesta  isla  de  Hayti  6 
Espaiiola  pass6  este  trabajo  d  Europa  segun  es  dicho;  y  es 
acd  muy  ordinario  i  los  indfos,  e  sdbense  curar  e  tienen 
muy  excelentes  hierbas  e  arboles  e  plantas  apropiadas  a  esta 
y  otras  enferniedades ,  assi  como  el  guayacan  (que  algunos 
quieren  decir  que  es  hebeno)  y  el  palo  sancto,  como  se  diri 
quando  de  los  drboles  se  tractare.  Assi  que  de  las  dos  plagas 
peligrosas  que  los  chripstianos  e  nuevos  pobladores  destas 
Indias  padescieron  e  hoy  algunos  padescen ,  que  son  natu- 
rales  passiones  desta  tierra,  esta  de  las  huas  es  la  una,  e  la 
que  fue  trasferida  e  llevada  a  Espana  e  de  alii  d  las  otras 
partes  del  mundo,  sin  que  aca  fallasse  la  misma.  Assi  que, 
continuando  el  prop6sito  de  los  trabajos  de  Indias,  digase  la 
otra  passion  que  se  propuso  de  las  uiguas.» 


364  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  3f 

«Hay  en  esta  isla  y  en  todas  estas  Indias,  islas  e  Tierra 
Firme  el  mal  que  he  dicho  de  las  buas  y  otro  que  llaraan 
de  las  niguasj)  (1). 

Los  que  como  yo  os  haydis  decidido  &  estudiar  esta  cu- 
riosisima  y  enmaranada  controversia  histdrica  del  origen 
y  procedencia  haitiana  de  las  Bubas,  no  habreis  podido- 
menos  de  iropezar  con  larga  serie  de  censuras  y  acusacio- 
nes  lanzadas  contra  Gonzalo  Ferndndez  de  Oviedo  y  Valdes- 
para  destruir  su  autoridad  de  historiador  autentico.  Adver- 
sarios  de  ml  opini6n  las  ban  prodigado  con  tanta  ligereza 
como  mala  fortuna,  puesto  que  tomdndolas  en  su  primitiva 
fuente,  los  escritos  de  Fray  Bartolome  de  las  Gasas,  ban 
pretendido  invalidar  con  ellas  las  termiuantes  afirmaciones 
de  Oviedo  y  Valdes,  de  que  el  mal  de  las  Bubas  tenia  su 
origen  en  las  Indias ,  assi  por  la  tierra  donde  tan  natural 
es  esta  dolencia ,  como  por  las  indias  mugeres  de  estas  par- 
tes, sin  advertir  que  el  misrao  las  Gasas  confirma  detalla- 
damente  esta  asercidn,  anadiendo  de  su  propia  cosecba  que 
de  esta  nadie  dehe  dudar. 

El  referido  P.  Fray  Bartolome  de  las  Gasas  6  Gasaus,. 
obispo  de  Gbiapa,  d  cuya  palabra  se  ba  concedido  por  algu- 
nos  olor  de  santidad  ,  nos  ofrece  el  tercer  testimonio  de  la 
antigua  existeucia  de  las  Bubas  en  el  Nuevo  Mundo.  Dice 
asi  en  el  capi'tulo  xix  de  la  apologetica  liistoria  cuanto  a  la9 
cualidades ,  disposicion ,  descripcion ,  cielo  y  suelo  de  estas 
tierras  y  condiciones  naturales,  policias,  repiihlicas,  ma— 
neras  de  vivir  y  costumhres  de  las  gentes  destas  Indias  occi- 
dentales  y  meridionales  cuya  imperio  soherano  pertenece  a 
los  Reyes  'de  Castilla,  pag.  233  del  tomo  v,  de  la  Historia  de 
las  Indias,  publicadas  en  1875  y  76  por  los  seiiores  Mar- 
ques de  la  Fuensauta  del  Valle  y  D.  Jose  Sancbo  Rayon: 

«Dos  cosas  bobo  y  bay  en  esta  Isla,  que  en  los  principios 
fueron  a  los  espaiioles  muy  penosas:  la  una  es  la  enferme- 


1,1      Vt'aise  Ovieilo,  obra  fjtada,  libro  II,  cap.  XIII,  p.  55  y  56. 


32  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  365 

dad  de  las  bubas,  que  en  Italia  Uaman  el  mal  frances:  esta, 
sepan  por  verdad,  que  fue  desta  Isla,  o  cuando  los  primeros 
indios  fueron ,  cuando  volvio  el  Almirante  D.  Cristobal 
Colom  con  las  nuevas  del  deseuhrimiento  de  estas  Indias^ 
los  cuales  yo  luego  vide  en  Sevilla,  y  eslos  las  pudieron 
pegar  en  Esparia,  inficionando  el  aire  6  por  otra  via  (ique 
discreta  adverteucia ! ) ,  o  cuando  fueron  algunos  espaiioles, 
ya  con  el  raal  dellas,  en  los  primeros  tornaviajes  a  Gasti- 
Ua,  y  esto  pudo  ser  el  aiio  de  1494  hasta  el  de  96;  y  por 
que  en  este  tiempo  paso  con  un  gran  ejercito  en  Italia, 
para  tomar  ^  Napoles,  el  rey  Carlos  de  Francia,  que  11a- 
maron  el  Gabezudo ,  y  fue  aquel  mal  contagioso  en  aquel 
ejercito,  por  esta  razon  estimaron  los  italianos  que  de  aque- 
llos  se  les  habia  pegado,  y  de  alii  adelante  lo  llaraaron  el 
mal  frances.  Yo  hice  algunas  veces  diligencia  en  preguntar 
d  los  indios  desta  Isla  si  era  en  ella  muy  antiguo  este  mal, 
yrespondian  que  si,  antes  que  los  cristianos  a  ella  viniesen, 
sin  hdber  de  su  origen  memoria,  y  desto  ninguno  debe  du- 
dar;  y  bien  parece  tambien  ,  pues  la  divina  Providencia  le 
provey6  de  su  propia  medicina,  que  es,  como  arriba  en  el 
capitulo  14  dijimos,  el  arbol  del  guayacan.  Es  cosa  muy 
averiguada  que  todos  los  espaiioles  incontinentes ,  que  en 
esta  Isla  no  tuvieron  la  virtud  de  la  castidad  (recordad  se- 
jaores  la  discreta  advertencia  que  os  hice  notar  hace  pocos 
momentos) ,  fueron  contaminados  dellas,  y  de  ciento  no  se 
escapaba  quiTsds  uno  si  no  era  cuando  la  otra  parte  nunca 
las  habia  tenido;  los  indios,  hombres  6  mujeres,  que  las 
tenian,  eran  muy  poco  dellas  afligidos,  y  cuasi  no  mas  que 
si  tuvieran  viruelas;  pero  d  los  espaiioles  les  eran  los  dolo- 
res  dellas  grande  y  continuo  tormento,  mayormente  todo  el 
tiempo  que  las  bubas  fuera  no  salian.  Lo  otro  que  afligi6 
algunos  espanoles  d  los  principios,  fue  las  que  llamaban 
los  indios  niguas;  estas  son  cierta  especie  de  pulgas,  y  asi 
saltan  como  las  pulgas,  y  son  tan  chiquititas  que  apenas 
pueden  ser  vistas. » 
Guarto  testimonio  de  la  existencia  y  antigiiedad  de  las 


'366  CONGBESO   DE   AMERICANISTAS.  33^ 

Bubas  en  el  Nuevo  Mundo  nos  ofrece  el  sabio  y  venerable 
escritor  franciscano  M.  R.  P.  Fr.  Bernardino  de  Sahagun. 
Deslinado  desde  los  primeros  anos  de  la  conquista  de  Mejico 
a  catequizar  indios  por  el  perseverante  estudio  que  habi'a 
hecho  del  idioma  azteca  y  por  la  rara  perfeccidn  con  quellego 
d  poseerlo,  recibio  de  sus  superiores  especial  encargo  de  re- 
dactar  en  dicho  idioma  las  cosas  mas  necesarias  para  la.re- 
duccion  de  los  mejicanos  d  la  fe  cat61ica.  Opimo  fruto  de 
este  mandato  fue  su  Historia  universal  de  las  cosas  de  Nueva 
Espaiia  que  por  singular  fortunase  ha  conservado  y  se  con- 
serva  hastahoy  Integra  en  su  original  primitivo,  no  tan  s61a 
en  el  romance,  sino  lo  que  es  mds  de  celebrar,  en  el  propio 
idioma  mejicano  y  sobre  todo  en  su  peculiarisima  y  peregri- 
na  escritura  figurada  y  pintoresca.  Mucho  mds,  muchisimo 
mas  que  el  sencillo  y  encantador  relato  de  los  medios  de 
que  dispuso  para  escribir  esta  preciosa  historia,  en  que  tan 
vivamente  se  refleja  el  virtuoso  respeto  con  que  amaba  la 
verdad,  me  asombra  y  maravilla  la  trascendental  expansion 
que  supo  dar  alcumplimiento  de  sus  deberes  respondiendo, 
d  juicio  mio,  en  su  libro,  a  exigencias  que  no  ha  formulado 
la  ciencia  historica  hasta  el  siglo  actual.  Excuso  sin  embargo 
recomendaros  el  estudio  de  aquel  relato  para  que  poddis 
estimar  con  aproximada  exactitud  el  valor  que  debe  conce- 
derse  d  las  palabras  y  testimonies  de  este  historiador  dili- 
gente,  porque  vuestro  caracter  de  americanistas  me  garan- 
tiza  de  antemano  respecto  del  cabal  conocimiento  que  sin 
duda  alguna  teneis  ya  de  la  obra  del  franciscano  Sahagun; 
y  por  ello  me  decide  desde  luego  a  trascribir  integros,  sin 
importtinaros  con  nuevas  reflexiones ,  los  testimonies  de 
aquella  obra  d  mi  objeto  pertinentes. 

El  capitulo  XXVIII  del  libro  x  dela  historia  de  Bernardino 
de  Sahagun  esta  consagradoal  estudio  de  las  enfermedades 
especiales  y  propias  de  los  indigenas  de  Mejico;  y  el  pdrra- 
fov  del  mencionado  capitulo  segun  el  manuscrito  que  obra 
en  la  Biblioteca  de  la  Real  Academia  de  la  Historia  dice  asi: 

sPdrrafo  v.  De  otras  enfermedades  ^  de  las  ynedicinas  con- 


34  PROCEDENCIA   AMERICANA   DE   LAS   BUBAS.  367 

trarias. — La  enfermedad  de  las  bubas  se  cura  beuiendo  el 
agua  de  la  yerua  nombrada  tletlemaitl  y  tomando  algunos 
baiios,  y  echando  enctma  dellas  los  polnos  de  la  yerua 
nombrada  tlacuecuetzal ,  6  las  limadura's  del  cobre.  Estas 
bubas  son  en  dos  maneras:  las  vnas  son  muy  suzias  que  se 
dicen  ttacagol  nanavatl,  y  las  otrasson  de  menos  pcsadum- 
bre,  que  se  llaman  tecpilnanavatlj  por  otro  nombre  pochu- 
nanavatl,  y  estas  lastiman  mucho  con  dolores,  y  tullen  las 
manos  y  los  pies,  y  estan  arraygadas  en  los  huesos;  y  quan- 
do  salieren  fuera  beuera  el  atolli  mezclado  con  cierta  semi* 
11a  nombrada  michivauchtli ,  6  bebera  el  agua  de  la  rayz 
que  se  llama  quaiihtlepatli  quatro  6  cinco  vezes  cada  dia,  y 
tomara  algunos  banos ,  y  si  se  tullere  el  enfermo,  beuera 
el  agua  de  la  rayz  nombrada  tlatlatlapanaltic  y  sangrarse 
a  a  la  postre.  De  los  cuales  dichos  remedios  se  usara  para 
el  otro  genero  de  bubas  ya  dichas»  (1). 

Con  bien  dislinto  proposito  del  que  impulsaba  a  Bernar- 
dino de  Sahagiin  a  detallar  en  el  capitulo  xxviii  de  su  x 
libro  las  enfermedades  especiales  y  propias  de  los  indigenas 
de  Mejico,  confirma  en  el  capitulo  ii  del  libro  vii  de  su  his* 
toria  la  tradicional  y  sin  duda  antiquisima  existencia  de 
las  Bubas  en  el  dilatado  imperio  de  los  aztecas  ,  puesto  que 
al  tratar  de  la  luna  en  la  por  todo  extremo  curiosa  cosmo- 
gonia  azteca,  dice : 

wQuando  la  luna  nueuamente  nasce  parece  como  vn  ar- 
quito  de  alambre  delgado.  avn  no  resplandece  poco  a  poco 
bacreciendo.  alos  quinze  dias  es  llena,  Y  quando  yaes  llena 
sale  porel  oriente  a  la  puesta  del  sol.  parece  como  vna  rue- 
da  de  molino  grande  muy  redonda  y  muy  colorada.  Y 
quando  ba  subiendo  se  para  blanca  o  resplandeciente  pares- 
ce  como  vn  conejo  en  medio  della,  y  si  no  ay  nubes  resplan- 
desce  casi  como  el  sol  casi  como  de  dia.  Y  despues  dellena 


(1^    Historia  unirersal  de  las  cosas  de  Ntieva  Espana,  por  el  M.  R.  P.  Fr.  Ber- 
nardino de  Sahagun  de  la  orden  de  los  frailes  menores  de  la  Observancia. 


368  CONGRESO   DK   AMBRICANISTAS.  35 

cumplidamente  poco  a  poco  se  ba  menguando  hasta  se  ba 
a  hazer  corao  quando  comenco.  dizen  entonces  ya  se  muere 
la  luna  ya  se  duerme  mucho.  Esto  es  quando  sale  ya  conel 
alva.  al  tiempo  dela  conjuntion  dizen  yaes  muerta  la  luna. 
La  fabula  del  conejo  que  esta  en  la  Luna  es  esta.  Dicen 
quelos  dioses  se  burlaron  con  la  Luna  y  dieronla  con  un 
conejo  en  la  cara  y  qued61e  el  conejo  senalado  en  la  cara, 
y  con  esto  la  oscurecieron  la  cara  como  con  un  cardenal. 
Despues  deslo  sali  (sali6?)  para  alumbrar  al  mundo.  Dezian 
que  antes  que  vuiese  dia  en  el  mundo  que  se  juntaron  los 
dioses  en  aquel  lugar  que  se  llama  Teutioacan  (que  es  el 
pueblo  de  Sant  Juan,  entre  Chiconauhtlan  y  Otumba);  di- 
xeron  los  unos  d  los  otros  dioses,  quien  tendra  cargo  de 
alumbrar  al  mundo.  Luego  a  estas  palabras  respondio  un 
dios  que  se  llamaba  Tecuciztecatl.  y  dixo:  yo  tomo  d  cargo 
de  alumbrar  al  mundo.  Luego  otra  vez  hablaron  los  dio- 
ses y  dixeron:  quien  "sera  otro?  Luego  se  miraron  los  uQos 
A  los  otros  y  conferian  quien  seria  el  otro,  y  ninguno 
dellos  osaua  ofrecerse  a  aquel  officio;  todos  temian  y  se 
escusauau.  Vno  de  los  dioses  de  que  no  se  Kazia  cuenta  y 
era  bubuso ,  no  hablava  sino  oya  lo  que  los  otros  dioses 
dezian ,  y  los  otros  hablaronle  y  dixeronle:  se  tu  el  que 
alumbres,  huhosito;  y  el  de  buena  voluntad  obedescio  i  lo 
que  le  mandaron  y  respondio:  en  merced  rescibo  lo  que  me 
aueys  mandado;  sea  assi.  Y  luego  los  dos  comencaron  a 
hazer  penitencia  quatro  dias;  y  luego  encendieron  fuego 
en  el  hogar,  el  cual  era  hecho  en  vna  peiia  que  agora  llaman 
Teutezcalli.  El  dios  llamado  Tecuciztecatl  todo  lo  que  ofre- 
cia  era  precioso;  en  lugar  de  raraos  ofrecia  plumas  ricas, 
que  se  llaman  quetzalli,  y  en  lugar  de  pelotas  de  heno 
ofrecia  pelotas  de  oro,  y  en  lugar  de  espinas  de  maguey 
ofrecia  espinas  hechas  de  piedras  preciosas,  y  en  lugar  de 
espinas  ensangrentadas  ofrecia  espinas  hechas  de  coral  Colo- 
rado, y  el  copal  que  ofrecia  era  muy  bueno.  Y  el  huboso, 
que  se  llamaba  Nanaoatzin,  en  lugar  de  ramos  ofrecia  canas 
verdes  atadas  de  tres  entre  tres;  todas  ellas  llegavan  a  nue- 


36  PnOCEDENCIA    AMEIUCANA    DE    LAS    BUBAS.  360 

uej-y  ofrecia  bolas  de  heno  y  espinas  de  maguey,  y  ensau- 
greiitaualas  con  su  misraa  saugre,  y  en  lugar  de  copal  ofre- 
cia las  postillas  de  las  htihas.  A  cada  vno  destos  se  les 
-edifice  vna  torrecomo  monte,ea  los  raismos  monies  hizie- 
ron  penitencia  quatro  noches.  Agora  se  llaman  estos  monies 
Tzaqualli,  estan  ambos  cabe  el  pueblo  de  sant  juan  que  se 
llama  Teuhtioacan.  Desque  se  acabaron  las  cuatro  noches 
de  su  penitencia  luego  ccharon  por  ay  los  ramos  y  todo  lo 
demas  con  que  hicieron  la  penitencia.  Esto  se  hizo  al  fin  6 
al  remate  de  su  penitencia.  Quando  la  noche  siguiente  a  la 
media  noche  auian  de  comencar  a  hazer  sus  officios,  antes 
vu  poco  de.la  media  noche  dieronlc  sus  aderecos  al  que  se 
llamaua  Tecuciztecatl.  Dieron  vn  plumajc  llamado  aztaco- 
mitl  y  vna  xaqueta  de  lienco,  y  al  huboso  que  se  llamaua 
Nanaoalzin,  tocaronle  la  cabeca  con  papel  que  se  llama 
■amalzontli,  y  pusieronle  vna  estola  de  papel  y  vn  mastli  de 
papel,  y  llegada  la  media  noche  lodos  los  dioses  se  pusieron 
ea  derredor  del  hogar  que  se  llama  teuLexcalli.  En  este 
lugar  ardio  el  fuego  quatro  dias.  Ordenaronse  los  dichos 
dioses  en  dos  rencles,  vnos  de  la  vna'  parte  del  fuego  y 
otros  de  la  otra  y  luego  los  dos  sebredichos  se  pusieron  de- 
lante  del  fuego  las  caras  hazia  el  fuego  en  medio  de  las  dos 
rencles  de  los  dioses,  los  cuales  todos  eslauan  leuantados, 
y  luego  hablaron  los  dioses  y  dixeron  a  Tecuciztecatl:  ea 
pues  Tecuciztecatl,  entra  tu  en  el  fuego.  y  el  luego  acome- 
tio  para  echarse  en  el  fuego,  y  como  el  fuego  era  grande  y 
estaua  muy  encendido,  como  sintio  la  gran  calor  del  fuego 
vuo  miedo  y  no  oso  echarse  en  el  fuego  y  boluiose  atras. 
Olra  vez  torno  para  echarse  en  el  fuego,  haziendose  fuerca 
y  llegandose  detuuose  no  oso  echarse  en  el  fuego.  Quatro 
vezes  prouo  pero  nunca  se  oso  echar.  Estaua  puesto  manda- 
miento  que  no  prouase  mas  de  quatro  veces.  Desque  vuo 
prouado  quatro  ueces  los  dioses  luego  hablaron  a  Nanaoa- 
tzin  y  dixeronle:  ea  pues  Nanaoatzin  prueua  tu.  y  como  le 
vuieron  hablado  los  dioses  el  forcose  y  cerrando  los  ojos 
arremetio  y  echose  en  el  fuego.  y.  diz  que  luego  vna  aguila 

24 


370  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  37 

entro  en  el  fuego  y  tambien  se  quemo  y  por  eso  liene  laa 
plumas  hoscas  6  negrestinas.  A  la  postre  entro  vu  tigre  y 
no  se  quemo  sino  chacose  (asi:  ^chamusc6se'?),  y  por  esa 
quedo  manchado  de  negro  y  bianco.  Deste  lugar  se  tomo- 
la  costumbre  dellamar  a  los  hombres  dieglros  en  la  guerra 
quanhtlo-celotl,  y  dizen  primero  quanhtli  porque  el  aguila 
primero  entro  en  el  fuego,  y  dizese  a  la  postre  oceloll,  por- 
que el  tigre  entro  en  el  fuego  a  la  postre  del  aguila.  Des- 
pues  que  ambos  se  vuieron  arrojado  en  el  fuego  y  despues 
que  se  vuieron  quemado  los  dioses  se  sentaron  a  esperar  a 
que  parte  vendria  a  salir  el  nanaoa.  Despues  que  estuuieron 
gran  rato  comencose  a  parar  Colorado  el  cielo,  y  en  toda 
parte  aparescio  la  luz  del  alua.  Y  dizen  que  despues  desta 
los  dioses  se  hincaron  de  rodillas  para  esperar  adonde  sal- 
dria  Nanaoatzin  hecho  sol.  A  todas  partes  miraron  boluien- 
dose  en  rededor.  Nunca  acertaron  a  pensar  ni  a  dezir  a  que 
parte  saldria.  En  ninguna  cosa  se  determinaron.  Algunos 
pensaron  que  saldria  de  la  parte  del  norle  y  pararonse  a 
mirar  hazia  el.  otros  hazia  mediodia,  a  todas  partes  sospe- 
charon  que  aula  de  salir  porque  a  todas  partes  aula  res- 
plandor  del  alua.  Otros  se  pusieron  a  mirar  hazia  el  oriente 
y  dixeron:  aqui  desta  parte  a  de  salir  el  sol.  El  dicho  destos^ 
fue  verdadero.  Dizen  que  los  que  miraron  hazia  el  oriente 
fueron  Quetzalcotl,  que  tatnbien  se  llama  Ecatl,  y  otro  que 
se  llama  Totec,  y  por  otro  nombre  Anaoatlytecu,  y  por  otro- 
nombre  Hatlauictezcatlipuca,  y  otros  que  se  llaman  Miraiz- 
coa,  que  son  innumerables,  y  quatro  raujeres,  la  vna  se 
llama  Tiacapan,  la  otra  Teicu:  la  tercera  Tlacocoa,  la  cuarta 
Xocoiotl.  Y  quando  vino  a  salir  el  sol  parescio  muy  Colora- 
do, parescia  que  se  contoneaua  de  vna  parte'  a  otra,  nadie 
lo  podia  mirar  porque  quitaua  la  vista  de  los  ojos.  Resplan- 
decia  y  echaua  rayos  de  si  en  gran  manera ,  y  sus  rayos  se 
derramaron  por  todas  partes,  y  despues  salio  la  luna  en  la 
misma  parte  del  oriente  a  par  del  sol.  Primero  salio  el  sol 
y  tras  el  salio  la  luna.  Por  la  orden  que  entraron  en  el  fue- 
go por  la  misma  salierou  hechos  sol  y  luna.  Y  dizen  los 


38  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  371 

que  cuentan  fabiilas  o  hablillas  que  tenian  ygual  luz  con 
que  alumbrauan.  Y.  desque  vierou  los  dioses  que  ygual- 
mente  resplandecian,  hablaronse  otra  vez  y  dixeron:  0  dio- 
ses como  sera  esto?  Sera  bien  que  bayan  ambos  a  la  par? 
Sera  bien  que  ygualmente  alumbren?  Y  los  dioses  dieron 
sen tencia  y  dixeron.  Sea  desta  manera,  hagase  desta  ma- 
nera.  Y  luego  vno  dellos  fue  corriendo  y  dio  con  un  conejo 
en  la  cara  a  Tecuciztecatl,  y  escureciole  la  cara,  y  ofuscole 
el  resplandor  y  quedo  como  agora  esta  su  cara.  Despues  que 
vuieron  salido  ambos  sobre  la  tierra  estuuieron  quedos  sin 
raudarse  de  vn  lugar  el  sol  y  la  luna.  Y  los  dioses  otra  vez 
se  hablaron  y  dixeron.  Como  podemos  viuir,  no  se  menea 
el  sol,  emos  de  viuir  entre  los  villanos?  muramos  todos  y 
hagamosle  que  resucite  por  nuestra  muerte,  Y  luego  el  ayro 
se  encargo  de  matar  a  todos  los  dioses  y  matolos.  Y  dizese 
que  vno  llamado  Xolotl,  rehusaua  la  muerte  y  dixo  a  los 
dioses.  0  dioses  no  muera  yo  y  lloraua  en  gran  manera  do 
suerle  que  se  le  hincharon  los  ojos  de  llorar.  Y  quando 
llego  a  el  el  que  mataua,  hecho  a  huyr  y  escondiose  entre 
los  mahizales  y  convirtiose  en  pie  de  mahiz  que  tiene  dos 
canas  y  los  labradores  le  llaman  xolotl.  y  fue  vislo  y  halla- 
do  entre  los  pies  del  mahiz.  Otra  vez  hecho  a  huyr  y  se 
escondio  entre  los  magueyes  y  convirtiose  en  maguey  que 
tiene  dos  cuerpos,  que  se  llama  mexolotl.  Otra  vez  fue  visto 
y  hecho  a  huyr,  y  metiose  en  el  agua,  y  hizose  pez  que  se 
llama  axolotl,  y  de  alii  le  tomaron  y  le  mataron.  Y  dizen 
que  aunque  fueron  muertos  los  dioses  no  por  eso  se  mo- 
vio  el  sol,  y  luego  el  viento  comenco  a  suflar  y  ventear 
reziamente  y  el  le  hizo  mouer  se  para  que  anduuiese  su 
camino,  y  despues  que  el  sol  comenco  a  caminar  la  luna 
se  estuuo  queda,  en  el  lugar  donde  estaua,  despues  que  el 
sol  comenco  la  luna  &  andar,  desta  manera  se  desuiaron  el 
vno  del  otro,  y  ansi  salen  en  diversos  tiempos ,  el  sol  dura 
un  dia  y  la  luna  trabaja  en  la  noche  o  alumbra  en  la  noche, 
de  aqui  parece  lo  que  se  dice,  que  el  Tecuciztecatl,  aula  de 
ser  sol  si  primero  se  vuiera  echado  en  el  fuego  porque  el 


o7"^  COXGHESO    DE    AMEUICAXI5TAS.  39 

primero  fue  nombrado  y  ofi-ecio  cosas  preciosas  en  su  peni- 
teucia.  Quando  la  luna  se  eclipsa  parece  casi  escura,  enne- 
grescese,  parase  hosca,  luego  se  escurescela  tierra.  quando 
esto  acdutesce,  las  preuadas  temiaa  de  abortar,  tomauales 
gran  temor  que  lo  que  tenian  en  el  cuerpo  se  aula  de  bol- 
uer  ratOD,  y  para  remedio  desto  tomauau  vu  pedaco  de  iztli 
en  la  boca  o  pouianle  en  la  cintura  sobre  el  vieutre  y  para 
que  los  niuos  que  ea  el  vieutre  estauau  uo  saliesen  sin 
becos  0  sin  uarizes  o  boquituertos  o  videos  o  porque  no 
naciese  monstruo.  Los  de  Xaltoca,  tenian  por  dios  a  la  luna 
y  la  hazian  particulares  ofrendas  y  sacrificios — .  ^     .» 

Quiuto  y  ultimo  testimonio  de  la  autigua  existencia  de 
las  Bubas  en  el  Nuevo  Muudo,  encontramos  en  uu  raro  li- 
bro  del  insigue  doctor  y  medico  de  camara  de  Felipe  II 
Francisco  Hernandez,  vertido  al  castellano  e  impreso  en 
Mejico  en  1615  por  el  aragones  Fray  Francisco  Jimenez, 
hijo  del  convento  de  Sauto  Domiugo  de  aquelia  ciudad.  Re- 
fiere  que  doliendole  que  auduvieseu  de  mano  en  mano  co- 
pias  manuscritas  en  que  malameute  se  habian  alterado  los 
preciosos  trabajos  latinos  de  Francisco  Hernandez  sobre  la 
natural  bistoria  de  las  plantas  y  auimales  empleados  por 
los  indigenas  de  Xueva  Espaua  para  la  curacion  de  sus  en- 
fermedades,  se  decidio  a  enmendarlos,  corregirlos  y  darlos 
a  la  estampa  como  obra  litil  para  todo  genero  de  gente  que 
■s-ivia  en  estancias  y  pueblos  do  uo  habia  medicos  ni  bo- 
lica.  Dice  asi  la  portada  de  este  raro  y  precioso  libro: 
dQvatro  libros.  De  la  naturaleza  y  virtudes  de  las  plantas 
y  animales  que  eitdji  receuidos  en  el  vso  de  Medicina  en  la 
Nueva  Espaua.  y  la  Methodo,  y  correccion ,  y  preparacion 
que  para  administraUas  se  requiere,  con  lo  que  el  Doctor 
Francisco  Hernandez  escribio  en  lengua  latina  etc.;^^  y  se 
lee  al  folio  til  lo  que  siguee; 

«Gap.  XXXTII.  De  la  Xauahvapatli. — Xanahvapatli,  que 
quiere  dezir  raedezina  de  las  bubas  6  malfrances.  que  otros 
llaman  Palancapatli ,  porque  cura  bs  llagas,  es  vna  llerua 
que  tiene  las  hojas  con  cierta  aspereza,  y  de  mal  parec-er, 


40  PROCEDENCFA    AMERICANA    DB   LAS    BUBAS.  373 

largas,  y  como  las  de  la  pinocela  vulgar  el  tallo  delgado, 
corto  y  redondo,  y  en  lo  mas  alto  del  lleua  la  flor  como  de 
mancanilla,  la  simiente  es  aguda  y  mordaz,  la  rafz  larga  y 
delgada  y  llena  de  hebras,  criase  en  lugares  templados, 
como  lo  son  las  lierras  de  Tepuztlan,  es  caliente  y  seca  en 
el  segundo  grado,  y  de  sabor  amargo  y  oloroso,  hecha  pol- 
vos  y  polvoreados  sobre  las  llagas  podridas,  las  cura  admi- 
rablemente,  de  lo  qual  como  se  adicho  le  vino  el  nombre, 
cura  los  que  padecen  melancolia,  y  a  los  mordidos  de  la 
serpiente  llamada  homorroes,  y  los  de  Panuco  le  llaman 
mahuaquitliquin,  demas  desto  majada,  y  desechaen  agua, 
6  en  algun  licor  qu6  sea  prop6sito,  y  dada  d  bever  quando, 
y  como  convenga,  sana  de  todo  punto  la  enfermedad  que 
llaman  mal  frances,  6  napolitano,  consumiendo  y  exfa- 
lando  todos  los  humores,  11  a  gas  y  tolondrones  que  suele 
aver  en  el  cuerpo  de  los  que  padecen  este  mal,  lo  qual, 
consta  mas  claro  que  la  misma  luz  del  mediodia,  lo  que 
atraido  a  muchos  fatigados  desta  enfermedad  de  huhas,  salio 
destas  Indias  occidentales^  y  de  aqui  se  estendio  y  comunico 
por  diferentes  prouincias  y  Beynos  del  mwndo,  pues  acerca 
desta  gente  tiene  esta  enfermedad  nomhre  propio  y  natu- 
ral y  antiguo,  lo  que  no  tienen  las  otras  enfermedades  6 
muy  pocas  (\).n 

Por  si  alguna  vez  abrigdis  el  prop6sito  de  consultar  6  de 
estudiar  el  singulan'simo  capitulo  De  la  Nanahvapatli  que 
acabo  de  leer,  creo  oportuno  advertiros  que  tengais  presen- 
tes  las  siguientes  lineas  con  que  Francisco  Ximenez  puso 
fin  y  termino  a  su  libro,  y  que  en  gracia  de  su  importan- 
cia  perdoneis  el  inmenso  descuido  de  su  ortografla. 

« Otras  erratas  hay  en  que  discrepa  el  molde  del  original, 


(1)  Folio  111  de  los  quatro  libros  de  la  naturaleza  y  virtudes  de  las  plantas, 
y  animales  que  estan  receuidos  en  el  vso  de  medicina  en  la  Nueua  Espana, 
ylaMethodo,  y  correccion,  y  preparacion,  que  para  administrallas  se  re- 
quiere  con  lo  que  el  Doctor  Francisco  Hernandez  escrivio  en  lengua  Latina. 
Mvy  vtil  etc.,  etc.,  por  Francisco  Ximenez,  etc.,  Mexico  1615. 

2  5 


374  CONGRBSO   DE   aMKRICANISTAS.  .44 

como  es  dezir,  parias,  auiendo  de  dezir  pares  y  mestro, 
auiendo  de  dezir  menstruo,  y  otros  vocables  assi  pero  corao 
no  se  muda  sentencia  por  ser  mala  ortografia ,  no  se  a  re- 
parado  en  ello,  mayormente  esperando  que  aun  las  mayo- 
res  perdonara  el  piadoso  lector,  y  mas  si  sabe  de  Emprenta, 
que  como  es  armonia  de  tantas  pocezuelas,  y  no  en  todas 
ocassioues  se  hallan  en  estas  partes  oficiales  tan  limados 
como  en  Castilla,  quando  van  a  corregir  vna  letra  ss  des- 
uarata  otra ,  y  assi  siempre  ay  faltas ,  y  mayores  las  aura 
en  lo  que  yo  pussiere  mano  como  tan  lleno  dellas.  Reciue 
este  seruicio  con  la  voluntad  que  te  lo  ofrezco,  que  si  lo 
hazes  assi ,  vn  memorial  para  la  salud  te  ofrezco  que  se  va 
acabando,  obra  muy  ymportante  para  todo  genero  de  gen- 
te;  assi  Religiosos  como  Espaiioles  que  viuen  en  pueblos 
do,  Yndios,  d6  no  ay  Medicos  ni  Botica  donde  acudir  por  el 
Remedio. — Finis.)) 

Me  detiene  para  multiplicar  el  niimero  de  los  testimonios 
de  la  existencia  de  las  Bubas  en  el  Nuevo  Mundo 'antes 
de  su  descubrimiento  por  Gol6n,  el  siguiente  especialisirao 
empeiio:  He  creido  d  todas  luces  conveniente  buscar  para 
la  prueba  de  mi  primera  tesis  no  solo  lestigos  de  autoridad 
y  respeto  entre  los  historiadores,  sino,  por  decirlo  asl,  tes- 
tigos  de  vista  que  hubieron  de  adquirir  sus  datos  y  fortifi- 
car  sus  creencias  y  sus  afirmaciones  en  la  universal  con- 
foriiiidad  de  los  pobladores  indigenas  de  America. 

Gonocido  este  mi  prop6sito  y  antes  de  que  entre  en  el  es- 
tudio  de  la  segunda  y  tercera  tesis  de  este  trabajo,  otorgad- 
rae  vu^stro  permiso  para  que  en  un  pequeiio  y  necesario 
descanso  recuerde ,  deduzca ,  y  resuma  en  breves  frases  la 
significacion  que  legitimamente  puede  concederse  A  los  tes- 
timonios recogidos  en  la  laboriosa  investigacion  filol6gica 
e  hist6rica  que  acabo  de  hacer  en  libros  esencialmente  ame- 
ricanos  dado  su  objeto  y  los  pueblos  en  que  se  escribieron. 


42  PROCEDENCIA   AMERICANA   DE    LAS   BUBAS.  375 

Los  pobladores  indigenas  de  las  Americas  auteriores  al 
descubrimiento  de  estos  lejanos  palses  padecieron  desde 
tiempo  inmemorial  la  eufermedad  de  las  Bubas: 

Los  indigenas  americanos  sufrian  la  enfermedad  de  las 
Bubas  en  los  momentos  en  que  conocieron  y  trataron  i 
Col6n  y  i.  sus  companeros : 

Dicha  enfermedad,  a  juzgar  por  los  testimonios  prime- 
ramente  recogidos,  se  hallaba  extendida  enlre  los  poblado- 
res lo  misrao  de  los  inmensos  archipielagos  que  de  los^ 
vastos  continentes  del  Nuevo  Mundo: 

Los  descubridores ,  misioneros  y  primeros  naturalistas 
del  Nuevo  Mundo  hallaron  nominalmente  inscripto  esle 
raal  en  todos  los  idiomas  de  los  pueblos  indigenas  que  tu- 
vieron  ocasion  de  estudiar: 

A  medida  que  dichos  pueblos  habian  disfrutado,  y  disfru- 
taban  en  la  epoca  de  la  conquista  de  un  grado  de  cultura  y 
de  poderio  relativamente  superior,  la  inscripci6n  nominal 
de  la  referida  enfermedad  en  los  idiomas  result^  copiosa- 
niente  ampliada  con  la  de  sus  formas  6  manifestaciones 
morbosas  m^s  frecuentes  y  car^cterlsticas: 

Por  esta  raz6n,  funddndose  en  los  expuestos  testimonios 
americanos,  puede  afirmarse  que  distinguieron  las  mani- 
festaciones cutdneas  propias  de  dicho  mal,  benignas  y  gra- 
ves ,  circunscritas  y  generalizadas ,  discretas  y  confluentes, 
€xantemdticas  y  profundas,  ulcerosas  y  no  ulcerosas,  re- 
pugnantes  y  no  repugnantes: 

Puede  afirmarse  tambien  que  conocieron  los  procesos 
morbosos  caracterfsticos  del  indicado  mal  que  se  realizan 
€n  el  parenquima  de  los  huesos,  6  en  las  membranas  que 
los  cubren,  marcando  con  claridad  cuando  estos  procesos 
€ran  tan  s61o  dolorosos  y  cuando  deformadores: 

Que  asimismo  senalaron  bien  cuando  los  procesos  mor- 
bosos del  mal  en  cuesti6n  tenian  su  asiento  en  las  coyun- 
turas,  cuando  se  realizaban  en  las  espinillas  de  los  huesos 
largos  y  cuando  en  la  superficie  de  los  pianos: 


37G  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  4IJ 

Que  del  propio  modo  senalaron  el  desarrollo  de  durujo- 
nes  6  exostosis  en  los  huesos: 

Que  les  era  conocida.la  consunci6n  que  este  mal  acarrea 
algunas  veces: 

Que  anotaron  su  caracter  contagioso  por  contacto  perso- 
nal y  directo,  principalmente  realizado  en  la  intimidad  de 
la  union  sexual: 

Que  hicieron  conslar  la  vai-iada  benignidad  6  la  notoria 
malignidad  de  oste  padecimiento  en  razon  de  condiciones  6 
influencias  climatol6gicas: 

Que  mediante  la  rudimentaria  experiencia  que  el  corto 
desarrollo  de  su  razon  pudo  permitirles,  idearon  para  este 
mal  el  metodo  curativo  de  la  casi  absoluta  abstinencia  de 
alimentos,  que  mas  tarde  en  Europa  fue  nombrado  Cura. 
famis: 

Que  de  igual  m^nera  idearon,  emplearon  y  dieron  A  co- 
nocer  ^  sus  conquistadore§.el  metodo  curativo  de  aquella 
dolencia  por  medio  de  los  cocimientos  de  plantas  y  lenos. 
sudorificos: 

Que  designaron  con  nombres  que  significaban  contrarias 
d  esia  enfermedad  A  las  plantas  indigenas  que,  segiin  su 
experiencia,  mejor  y  m^s  ventajosamente  Servian  para  com- 
batirla: 

Que  teni'an  seiialadas  plausibles  reglas  de  higiene  para 
contribuir  d  su  mas  pronta  curaci6n: 

Que  era  un^nime  la  concordancia  de  todos  los  pueblos 
americanos  respecto  de  la  certidumbre  de  los  caracteres 
indicados : 

Y  por  ultimo,  que  resulto  recogida  la  general  y  secular 
tradici6n  de  los  pueblos  americanos,  y  con  ella  plenamente 
comprobada  la  existencia  y  el  conocimiento  que  de  las  Bu- 
bas  tenlan  los  indigenas  pobladores  de  aquellas  comarcas, 
por  los  preclaros  y  doctos  varones  espaiioles  que  desde  los- 
mismos  territorios  y  pueblos  primeramente  descubiertos  y 
conquistados  acometieron  la  ardua  y  altisima  empresa  de 


44  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE   LAS    BUBAS.  377 

mostrar  al  viejo  continente  la  cronologia  y  la  historia  na- 
tural y  medicinal  de  las  entonces  nombradas  Indias  occi- 
dentales,  linicos  testigos  libres  de  toda  excepci6n  y  plena  y 
directamente  enterados  del  asunto  que  he  creido  deber  citar 
ahora  en  pro  de  mi  primera  tesis. 


SEGUNDA  TESIS. 

Los  que  acompanaron  A  Colon  en  su  primer  viaje  impor- 
taron  al  volver  a  Europa,  entre  los  testimonios  del  descu- 
brimiento  del  nuevo  myindo,  las  Bubas:  esta  sucia  y  dolo- 
rosa mercaderia  como  la  llam6  Pellicer  el  erudito  anotador 
del  Quijote. 

TERGERA  TESIS. 

Con  oportuna  y  envidiable  puntualidad  quedaron  con- 
signados  el  derrotero  y  el  itinerario  por  donde  las  Bubas- 
fueron  conducidas  desde  Espaiia  d  N^poles. 


«Plugo  ala  diuina  justicia  de  nos  dar  y  embiar  dolencias 
ignotas  nunca  vistas  ni  conocidas  ni  en  los  libros  d'  medi- 
cina  halladas  assi  como  fue  esta  enfermedad  serpentina. 
La.qual  fue  aparecida  y  vista  en  Espaiia:  en  el  ano  del 
senor  de  mil  y  quatrocientos  y  nouenta  y  tres  aiios  enla 
ciudad  de  Barcelona :  la  qual  ciudad  fue  inficionada  y  poi* 
consiguiente  toda  la  europa  y  el  vniverso  de  todas  las  par- 
tes sabidas  y  comunicables:  el  qual  mal  tuuo  su  origen  y 
nacimiento  de  siempre  enla  ysla  que  agora  es  nombrada 
espaiiola:  segun  que  por  muy  larga  y  cierta  esperiencia  se 
ha  hallado.  E  como  esta  ysla  fue  descubierta  y  hallada  por 
el  almirante  don  Xrisptoual  Colon,  al  presente  teniendo 

plaiica  y  comunicacion  con  la  gente  d'lla.  E  como  el  de  su 
2  5* 


378  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  ^ 

propia  calidad  sea  contagioso  facilmente  seles  apego:  y 
luego  fue  vista  en  la  propia  armada.  E  corao  fuesse  dolen- 
cia  uunca  por  los  espaiioles  vista  ni  conoscida  aunque  sen- 
tian  dolores  y  otros  efetos  de  dicha  enfermedad  imponiaulo 
alos  trabajos  d'la  mar,  o  a  otras  causas  segun  que  a  cada 
vno  les  parecia  Y  al  tiempo  que  el  almirante  don  Xrispto- 
ual  colon  llego  d  Espana  estauan  los  reyes  catholicos  en  la 
ciudad  de  barceiona.  Y  como  les  fuessen  d  dar  cuenta  de  su 
viage  y  delo  que  auian  descubierto-,  luego  se  empeco  a  en- 
fecionar  la  ciudad  y  a  se  estender  la  dicha  enfermedad, 
segun  que  adelante  se  vido  por  larga  esperiencia:  y  como 
fuesse  dolencia  no  couocida  y  tan  espaulosa  los  que  la  ve- 
yan  acogianse  a  hacer  mucho  ayuno  y  deuociones  y  liraos- 
nas  que  nuestro  seiior  los  quisiesse  guardar  de  caer  en  tal 
enfermedad.  E  luego  el  aiio  siguiente  de  mil  y  quatrocieu- 
tos  y  nouenta  y  quatro  aiios.  El  xrispstianissimo  rey  carlos 
de  francia  que  al  presente  rey  nana,  ay  unto  grandes  gentes 
y  passo  en  ytalia:  y  al  tiempo  que  por  ella  entro  con  su 
hueste  yuan  muchos  espanoles  en  ella  inficionados  desta 
enfermedad  y  luego  se  empeco  a  inficionar  el  real  d'la 
dicha  dolencia:  y  los  franceses  como  no  sabian  que  era, 
pensaron  que  de  los  ayres  de  la  tierra  se  les  apegauan.  Los 
franceses  pusieronle  mal  de  napoles.  E  los  italianos  y  napo- 
litanos  como  nuuca  de  tal  mal  tuuiessen  noticia  pusieronle 
mal  frances.  y  de  alii  adelante  segun  fue  cundiendo  assi  le 
fueron  imponiendo  el  nonbre  cada  vno  segun  que  le  parecia 
que  la  enfermedad  traya  su  origen.  En  castilla  lellamaron 
bubas  y  en  portugal  le  impusieron  mal  de  castilla:  y  en  la 
india  de  portugal  le  llamaron  los  indios  mal  de  los  Portu- 
gueses: los  indios  de  la  ysla  Espaiiola  antiguamente  assi 
como  aca  decimos  bubas  dolores  y  apostemas  y  vlceras;  assi 
llaman  ellos  a  esta  enfermedad  Guaynaras;  y  hipas,  y  tay- 
bas  y  icas.  Yo  le  impongo  morbo  serpentino  d'la  ysla  Es- 
panola,  por  no  salir  del  camino  por  donde  el  vniuerso  lo 
imponia  cada  vno  el  nombre  que  le  parecia  que  la  enfer- 
medad traya  de  su  principio;  y  por  esto  le  pusieron  los 


46  PROCEDENCIA   AMERICANA  OE   LAS   BUBAS.  379 

franceses  mal  d'  na poles  y  los  ytalianos  mal  f ranees,  y  los 
Portugueses  mal  de  Gastilla:  y  los  indios  de  arabia,  persia 
y  India  mal  de  portugal:  segun  que  ya  es  dicho:  y  en  quanto 
imponer  a  estat  eufermedad  morbo  serpentino,  es  por  que 
segun  su  fealdad  no  hallo  cosa  a  que  mas  naturalmente  la 
pueda  comparar  que  es  ala  sierpe:  porque  assi  como  la 
sierpe  es  animal  feo  y  temeroso  y  espantoso  assi  esta  eu- 
fermedad es  fea  y  temerosa  y  espantosa:  enfermedad  graue 

4 

que  apostema  y  corrompe  la  carne:  y  quiebra  y  podrece  los 
huessos  y  corta  y  atrae  los  neruios:  y  por  tan  to  le  inpongo 
el  tal  uombre.  E  sabiendo  yo  que  aqueste  mal  tuuo  se  ori- 
gen  desde  tiempo  antiguo  en  la  ysla  espauola,  y  que  de  alii 
salio  su  principio  le  impongo  el  tal  nombre.  Morbo  serpen- 
tino de  la  ysla  espaiiola.  Porque  della  fue  inficionado  el 
vniuerso;  no  embargante  que  cada  uno  le  podra  Uamar  y 
imponer  a  esta  enfermedad  el  nombre  que  quissiere:  segun 
que  todas  las  naciones  del  vniuerso  han  hecho:  pero  segun 
dice  el  galieno  de  los  nombres  no  me  euro:  las  intenciones 
curativas  sean  rectas  y  buenas.n 

El  texto  que  acabo  de  leeros  pertenece  al  aTractado  con- 
tra el  mal  serpentino:  que  vulgarmente  en  Espana  es  lla^ 
mado  bubas  que  fue  ordenado  enel  ospital  de  todos  los  santos 
de  Lisbona;  (echo  por  ruy  diaz  de  ysla.r,  Bste  Tractado  «Fue 
impresso  (dice  al  final)  en  la  muy  noble  y  muyi  leal  ciudad  de 
Sevilla^  en  casa  de  Dominico  de  Robertis  impressor  de  libros. 
— Acaboae  a  veinte  y  siete  de  Setiembre  aho  de  mdxxxix.d 
Porque,  en  mi  sentir,  es  exacto,  copioso  y  ejemplarfsirao 
testimonio  de  que  los  companeros  de  Colon  que  por  priraera 
vez  surcaron  el  Atlantico  en  busca  de  un  nuevo  derrotero 
por  donde  traer  las  ponderadas  riquezas  de  la  India,  trans- 
portaron  ^  Europa  en  Marzo  de  1493  el  pegajoso  mal  de  las 
Bubas  que  les  habian  comunicado  las  accesibles  mujeres 
de  aquellas  primeras  lejanas  islas  por  ellos  descubiertas, 
deseo  vivamente,  si  me  alentais  con  vuestra  generosa  y 
benevola  aquiescencia,  onsancharle  con  textos  del  mismo 
Ruy  6  Rodrigo  Diaz  de  Isla;  confrontarle  con  algunas  de  las 


380  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  i^ 

afirmaciones  estampadas  en  el  diario  de  Coldn  en  la  parte 
que  corresponde  A  la  priraera  vuelta  en  que  este  navegante 
genoves  trajo  al  viejo  mundo  las  nuevas  del  descubrimien- 
to  de  aquellas  ignotas  tierras  y  con  algunos  pasajes  de  lo& 
primeros  cronistas  e  historiadores  de  Indias;  concordarle 
con  rasgos  y  caracteres  que  inmediatamente  reconocio  en 
las  Bubas  la  ciencia  europea  de  aquellos  tiempos;  y  por 
fin  glosarle  con  advertencias  y  razonamientos  de  comiin 
sen  lido  y  viva  oportunidad  que  contribuyan  d  poner  de 
relieve  la  verdad  de  todos  sus  extremos. 

Por  fortuna,  que  bien  puede  ser  calificada  de  providen- 
cial,  me  es  dado  confirmar  hoy  el  texto  de  Diaz  de  Isla  que 
acabode  leeros,  con  las  intencionadas  ampliaciones  heehas 
en  la  segunda  edici6n  de  la  obra  de  este  insigne  y  celebrado 
medico  estampada  en  Sevilla  en  1542  y  sobre  todo  con  las 
afirmaciones  primitivas  que  constan  en  el  peregrino  c6dice 
del  mismo  Diaz  de  Isla  que  la  Biblioteca  Nacional  de  esta 
corte  posee  y  guarda  como  oro  en  pano.  Quede  sentada 
de  una  vez  para  siempremi  firme  creencia  de  que  este 
manuscrito  fue  para  su  autor  en  el  Irascurso  del  primer 
tercio  del  siglo  xvr,  niicleo  y  fondo  de  su  celebrado  trabajo. 
Meregocija,  pues,  que  por  tan  singular  como  plausible 
coincidencia  podamos,  A  tan  larga  distancia  como  nos  ha 
tocado  vivir  de  los  tiempos  de  Diaz  de  Isla,  conbcer  la  pri- 
mera  formal  traza  de  su  libro  dedicada  al  Rey  D.  Manuel 
de  Portugal  que  muri6  en  1521,  por  lo  cual  debi6  ser  y  fue 
sin  duda  alguna  escrita  antes  de  dicho  ano;  seguir  dicha 
traza  en  los  aumentos  y  posterior  desarrollo  A  que  oblig6  a 
su  autor  gu  propia  y  sucesiva  experiencia;  estimarlas  rec- 
tificaciones  y  variantes  por  el  realizadas  para  mayor  clari- 
dad,  exactitud  y  perfecci6n  de  la  obra;  presentir  6  adivinar 
la  amistosa  confidencia,  discreto  consejo  6  propio  cauto 
parecer  A  que  obedecieron  algunas  bien  significativas  su* 
presi6n  y  enmienda;  ver  no  solo  con  cuanta  fe  se  mantuvo 
firme  en  sus  primeras  hist6ricas  declaraciones,  sino,  lo  que 
es  mds  de  admirar,  c6mo  las  robusteci6  con  recuerdos,  fra- 


48  PltOCEDENCIA   AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  381 

ses  y  couceptos  de  clara  significaci6n  y  bien  calculado  pro- 
p6silo,  y  en  fin  por  todas  partes  y  en  todos  los  mementos, 
merced  6.  la  graduada  y  perseverante  firmeza  de  sus  convic- 
clones  y  d  la  involuntaria  y  repetida  confesi6u  de  suaman- 
tisirao  i-espeto  a  la  verdad,  encontrar  tesiimonios  de  su 
diligencia  y  buena  fe  perfectas. 

Gome  muestra  y  aseveracion  adelantadas  y  prontas  de  su 
creencia  de  que  el  mal  era  y  procedia  de  los  nalurales  de  las 
primeras  islas  descubiertas  por  Colon,  ^y  singularmente  de 
los  que  habitaban  la  Espanola,  encuentro,  por  decirlo  asi, 
en  vanguardia,  el  titulo  del  codice  del  mismo  Diaz  de  Isla, 
anteriormente  citado,  que  a  la  letra  es  como  sigue:  >i.Tratado 
llamado  Fruto  de  todos  los  santos  contra  el  mal  de  la  ysla 
EsPANOLA  hecho  por  maestre  Rodrigo  de  Isla  cirujano  vezi- 
no  de  lishoa  para  comun  e  general  provecho  de  los  pacientes 
Enfermos  de  la  semejante  Enfermedad  que  vidgarmente  es 
llamada  Buhas.v  Estando  nutrido  su  libro  de  enseiianzas, 
preceptos  y  prdcticas  que  para  la  cura  de  aquella  dolencia 
habian  alcanzado  experimental  y  victoriosa  sancion  en  las 
enfermerias  especiales  del  hospital  de  todos  los  Santos  de 
Lisboa,  fue  natural  y  logico  que  le  titulara  en  primer  ter- 
mino,  Friito  de  todos  los  Santos;  y  abrigaudo  aquel  insigne 
Cirujano  inquebran table  convencimiento  de  que  las  Bubas 
eran  y  procedian  de  los  indigenas  de  la  isla  Quizquella  6 
de  Haiti ,  a  que  sus  descubridores  pusieron  el  nombre  de 
Espanola,  resulta  tambien  racional  y  justo  que  Diaz  de  Isla 
completara  inmedialamente,  sin  tardanza  ni  interrupcion 
alguna,  el  titulo  de  su  libi;o  anunciando  que  aquel  fruto  de 
todos  los  santos  lo  era  contra  el  mal  de  la  isla  EsPAi5oLA. 
A  la  postre,  y  para  que  no  cupiese  duda  respecto  de  cual 
era  el  mal  de  la  isla  Espaiiola  a  que  su  libro  se  referia, 
incluye  en  aquel  titulo  la  coufirmatoria  advertencia  de 
que  vulgarmente  dicho  mal  era  nomhrado  Bubas.  No 
pudo,  por  lo  tanto,  anunciar  antes  que  en  la  portada  de 
su  primitive  manuscrito  ni  tarapoco  con  mas  vigorosa  sen- 
oillez  que  en  la  forma  en  que  lo  hizo  su  creencia  de  que  las 


382  CONGRESO  DE  AMEHICANISTAS.  # 

Bubas  eraii  origininas  y  procedfan  de  la  isla  Espanola. 
Sin  embargo,  confrontando  este  titulo  iiiedito  con  el  de  la 
primera  edici6n  de  su  libro,  surgen,  como  sin  duda  alguna 
surgiraninstant^neamente  en  vuestro  animo,  dudasque  no 
deben  quedar  sin  cumplida  satisfacci6n  y  respuesta.  ^Por 
que  no  con6erv6  integro  el  nombre  que  primerameute  ha- 
bia  ideado  para  su  libro?  ^,Por  que  suprimio  lo  que  tenia 
historicamente  importancia  esencial  y  determinativa,  sus- 
tituyendolo  con  la  antojadiza  y  caprichosa  denominaci6n  de 
Tratado  contra  el  mal  serpentino?  ^Que  fue,  pue?,  de  la  se- 
guridad,  de  la  arraigada  firmeza  de  las  creenciasdenuestro 
autor,  y  que  significa  que  las  consignase  resueltamente  ea 
la  portada  de  su  manuscrito  si,  con  medroso  recogimiento^ 
las  dcbilit6  m^s  adelante  releg^ndolas  al  fondo  de  la  obra 
como  quien  recela  y  huye  de  mostrarlas  tan  pronto  y  tan  al 
descubierto?  Podria  formular  nuevas  dudas,  y  medetendria 
a  ensayar  ahora  alguna  disculpa  y  alguna  explicacion  satis- 
factorias  en  favor  de  Diaz  do  Isla,  si  el  fundamentode  aque- 
lias  no  hubiese  resultado,  en  definitiva,  un  breve  ypasajero 
silencio,  como  lo  comprueba  el  siguiente  precioso  testimo- 
niodelmismocirujano,en  elcual  tornd  sincera  y  francamen- 
te,  con  mayor  autoridad,  significaddn  y  valentia,  A  la  pri- 
mitiva  y  avanzada  afirmaci6n  de  sus  creencias:  uTratado 
llamado  fruto  de  todos  los  Santos:  contra  el  mal  Serpentino, 
VENiDO  DE  LA  YSLA  EsPANOLA,  hecho  y  ordcnado  en  el  grande 
y  famoso  hospital  de  Todos  los  Santos  de  la  insigne  y  muy 
nomhrada  ciudad  de  Lishoa.  Por  el  muy  famoso  maestro 
Ruy  diaz  de  ysla.  Vecino  de  la  nomhrada  y  gran  ciudad  de 
Sevilla.n  Se  termin6  en  Sevilla  la  impresion  de  este  tratado 
a  28  de  Noviembre  de  1542,  es  decir,  tres  afios  y  dos  meses 
mds  tarde  que  lo  habia  sido  la  primera.  Esos  tres  anos  y  dos 
meses  fueron  tiempo  sobrado  para  que  Diaz  de  Isla  com- 
prendiese  la  desventurada  inconveniencia  de  las  supresio- 
nes  hechas  en  la  portada  de  su  libro  y  se  aprestase  a  reha- 
bilitarlas  en  toda  su  plenitud;  contra  el  mal  Serpentino  ve- 
NiDO  DE  LA  ISLA  EsPANOLA,  dice,  y  muestra  de  este  modo  con 


50  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS,  383 

harta  claridad,  que  conservaba  integras  e  inmutables  sus 
primeras  creencias  historicas  sobre  la  procedencia  de  las 
Bubas. 

Eu  el  considerable  iiiimero  de  libros  y  folletos  referentes 
&  este  mal  pnblicados  en  toda  Europa  en  los  liltimos  afios 
del  siglo  XV  y  en  la  primera  mitad  del  xvi  que  he  tenido 
ocasi6n  de  cxaminar,  no  he  encontrado  otro  con  tituio  tan 
resueltamente  afirmativo  de  su  origen  americano,  como  el 
del  c6dice  de  Diaz  de  Isla  y  el  de  la  segunda  edici6n  de  sii 
obra.  Pronto  veremos  que  para  tanto  le  asistia  razon,  puesto 
que  fue  testigo  libre  de  todo  genero  de  tachas  y  singular- 
mente  abonado  para  las  declaraciones  historicas  que  confir- 
ms en  el  cuerpo  de  su  escrito. 

Ampliaci(3n  y  nuevo  y  perentorio  sosten  de  lo  dicho  en 
el  fragmento  de  Diaz  de  Isla  que  me  sirve  de  testimonio 
para  probar  el  trasporte  de  las  Bubas  A  Europa  en  1493 
desde  los  remotos  paises  descubiertos  por  Gol6n,  presenta  el 
mismo  Diaz  de  Isla  en  el  aCapitulo  trezeno  de  todas  las  dub- 
das  que  se  pueden  ofrescer  al  queleyere  esta  obra  en  el  enten- 
dimiento  della,T>  que  comienza  en  la  primera  cara  del  folio 
63  de  la  primera  edici6n  de  su  libro.  Dice  asi: 

«En  el  capitulo  primero  se  dice  como  este  mal  vino  de  la 
ysla  espaiiola,  y  muchos  dudan  en  ello  y  tienen  que  en  la 
hueste  del  Rey  Carlos  de  Francia  el  ano  de  mil  y  ccccxciiij 
alii  fue  aparecida  primero  y  sobre  esto  assaz  tengo  dicho  en 
el  mismo  capitulo,  mas  quiero  poner  una  razon  pa  que  en- 
tre  discretos  se  vea  claro  y  digo  assi  quel  aiio  de  Mdiiij  me 
fue  dada  por  scrito  toda  la  cura  que  los  indios  fazian  pa  esta 
enfermedad  segun  que  yo  la  tengo  scripto  assi  con  el  gua- 
yacan  como  con  el  mapuan  como  con  la  tuna:  pues  si  la  cu- 
ra ordenadamente  con  que  la  enfermedad  se  remedia  y  sana 
tenia  aquella  gente  bruta  puesta  en  razon,  siguese  qu«  lar- 
gos tiempos  antes  se  cursava  entre  ellos  la  enfermedad  que 
tenian  graduado  assi  el  tomar  del  agua  como  la  dieta  como 
el  termino  que  se  ban  de  guardar  de  las  mugeres,  como  el 
resguardo  del  agua  y  del  ay  re,  que  en  verdad  que  desde  que 


584  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  5i 

csla  enfermedad  anda  entre  nosotros  ninguna  cosa  deestas 
vi  fasta  hoy  graduada  ni  tampoco  el  mercurio  ni  el  vino  ni 
nuestras  complexioiics  hasta  hoy  he  visto  scritura  por  or- 
•den  po^  donde  claramente  se  aya  hallado  la  cura  desta  en- 
fermedad assi  entre  cristianos  como  entre  moros  y  genti- 
les de  todas  las  partes  comunicables:  pues  como  aquella 
gente  sieiido  la  mas  insensibleque  nuncase  ha  visto  tenian 
toda  su  cura  sabida  y  graduada:  de  donde  esta  claro  que  por 
que  la  enfermedad  de  siempre  reynava  entre  ellos  por  eso 
se  sabia  la  cura  como  personas  que  la  enfermedad  tenian 
muy  cursada:  por  que  si  asi  no  fuera  otras  muchas  genera- 
■ciones  muy  mas  sabias  que  ellos  fallaran  la  cura  pa  esta  en- 
fermedad por  las  quales  razones  todas  erroneas  que  se  pue- 
•den  tener  cerca  de  lo  susodicho  pueden  cesar:  porque  de 
todo  tengo  lar^a  esperiencia  que  he  curado  personas  que  la 
tuvieroji  en  la  dicha  armada  y  cure  personas  que  cdolecie- 
ron  en  Barcelona  y  muchas  aproyaciones  podria  dezir  las 
quales  cesan:  por  que  assaz  me  parece  que  basta  pa  que  se 
vea  y  quien  mas  quisiere  lea  en  el  capitulo  de  la  cura  del 
palo  que  ay  allara  mas  particularidades.» 

La  carta  de  naturaleza  haitiana  de  las  Bubas,  y  la  uarra- 
€i6n  de  su  trasporte  a  Europa ,  quedaron  singularmente 
€onfirraadas  con  lo  dicho  en  el  p^rrafo  que  acabo  deleeros; 
pero,  las  objeciones  y  los  reparos  de  los  que  tenian  distintas 
■creencias  hubieron  de  crecer  y  multiplicarse  A  medida  que 
la  prueba  en  contra  de  su  sentir  era  mas  acabada  y  com- 
pleta,  ingirieronse,  por  lo  tanto,  entre  las  afirmaciones  de 
nuestro  escritor  para  desvirtuarlas  y  combatirlas.  Tal  fue 
sin  duda  la  razon  de  las  nuevas  e  intencionadas  afirmacio- 
nes que  Diaz  de  Isla  interpuso  en  los  liltimos  renglones 
del  parrafo  que  acabo  de  copiar,  al  reemprimir  su  obra  en 
1542.  Con  dichas  in terposiciones  forma  y  constituye  com- 
plementaria  y  ^  la  vez  perfeccionada  prueba  de  las  creen- 
cias de  Diaz  de  Isla  respecto  del  origen  y  procedencia  de  las 
Bubas.  He  aqui  el  parrafo  en  cuesti6n  tal  y  como  se  lee  al 
folio  76  de  los  ejemplares  impresos  en  1542:  upor  que  de 


52  PROCEDENCIA.  AMERICANA   DE   LAS   BUBAS.  385 

tQdo  tengo  larga  experiencia  que  cure personas  que  latuvie- 
ron  en  la  dicha  armada  primera  que  se  hizo  quando  DEsari- 

BRIERON  KSTA  TIERBA  EN  QUE  VINIERON    HARTA8    PERSONAS  CON 

ELLAS  y  cure  personas  que  adolescieron  en  Barcelona  antes 
QUE  PL  Rey  Carlos  de  Francia  passase  a  Napoles,  y  otras 
muchas  aprovaciones  podriamos  deeir:  lascuales  cessan.y>  Si 
las  frases  que  anadio  Diaz  de  Isla  y  que  acabdis  de  oir.no 
desarmaron  6.  los  adversarios  de  su  opinion  no  ha  de  acha- 
carse  d  falta  de  claridad,  desnuda  franqueza  y  expresivo  va- 
linaiento  que  en  ellas  resplandecen,  sino  a  sobra  de  amor 
propio  y  de  ciego  y  apasionado  carifio  a  los  errores  que, 
cualquiera  que  sea  su  magnitud,  llegan  A  dominar  i  nues- 
tro  espiritu. 

Son  muchas  las  citas  de  Diaz  de  Isla  esparcidas  por  su 
libro  con  que  todavia  podri'a  ampliar  la  narraci6n  antes  co- 
piada,  empero,  para  no  incurrir  en  la  tacha  de  impertinfin- 
te  y  molesto  para  quieues  tan  complacientes  se  muestran 
conmigo,  quiero  tan  s6lo  aducir  una  cita  mis  por  su  signi- 
ficativa  y  excepcional  importancia  eh  el  asunto  historico 
de  que  en  este  momento  estoy  trataiido,  recomendcindoos 
antes  con  todo  encarecimiento  el  estudio  y  consulta  de  los 
Hbros  de  Diaz  delsla,  para  que  podais  fijar  definitivamenle 
vuestras  creencias,  puesto  que  son  rico  tesoro  de  noticias, 
frames  yjulcios  confii-matorios  de  su  6pini6n,  que  por  €u 
extension  y  numero  no  caben  en  el  presente  escrito.  Vea- 
mos  ahora  la  cita  de  que  he  hecho  anticipado  recuerdo  en 
graeia  de  su  especialisima  importancia.  La  exacta  narra- 
cidn  de  nuestro  cirujano  que  sirve  de  fundamento  y  tes- 
tiraonio  de  mis  creencias  por  lo  que  al  origen  e  impor- 
taci5n  haitiana  de  las  Bubas  se  refiere,  tiene  en  el  manus- 
crito  de  este  autor  alguna  noticia  que  no  se  did  a  la  estam- 
pa  quizd  por  dictamen  de  los  Protomedicos  que  vieron  el 
librp,  dieron  cerca  de  el  su  parecer  y  en  algunas  cosas  le 
enntendaron,  6  por  otras  razones  que  no  pretendo  adivinar. 
Dice  asi:  «...  segun  que  por  muy  larga  y  cierta  esperiencia. 
se  ha  hallado,  y  coma  esta  ysla  fuese  descuhierta  y  hallada 


386  G0N6RES0    DE   AHERICAKI8TAS.  o3 

por  El  Altnirante  Dom  Cristoual  Colon  tU  presente  tenien- 
do  platica  y  comunicacion  en  las  yndias  Cotno  el  de  9u  pro- 
pia  calidad  sea  contagiosa ,  facilmente  se  les  apego  E  luego 
fue  visto  em  la  propia  armada  em  hun  piloto   db  palos 

QUE  SE   LLAMA VA    PINCON  T  EN    OTROS  QUE    EL    DICHO   MAL  FUE 

PROSiGUiBNDO.  E  como  fuese  dolencia  encuhierta  nunoa  vis- 
ta...^y  Haced  caso  omiso  de  alguna  pequena  rariante  de  pa- 
labras  que  se  nota  entre  el  fragmento  que  acabo  de  repro- 
ducir  y  la  parte  correspondiente  del  que  antes  he  leido,  para 
fijaros  de  Ueno  y  estimar  en  todo  su  legitirao  valor,  las  en 
extreme  singulares  y  rec6nditas  noticias  de  que  luego  pue- 

RON  VISTAS  LAS  BUBA8  EN  UN  PILOTO  DB  PALOS  QUE  SE  LLAIIA- 
BA  PINCON  Y  EN   OTROS  QUE   EL  DICHO   MAL   FUE   PROSIGUIENDO. 

A  mi  juicio  arguiria  comez6n  de  genio  y  caracter  desconten- 
tadizos,  la  del  que  pidiese  nuevos  y  mas  intimos  detalles, 
m^s  armonioso  enlace  y  mayor  ilaci6n  logica  de  hechos 
hist<3ricos  que  los  que  resultan  en  los  que  vamos  estudiando. 

Veamos  si  del  propio  modo  que  la  narraci6n  de  Diaz  de 
Isla  aparece  enriquecida  con  frases  y  conceptos  excluava- 
mente  suyos,  se  confronta  y  hermana  tambien  con  algu-' 
nas  de  las  afirmaciones  estampadas  en  el  diario  de  GoWn  y 
con  pasajes  de  los  primeros  cronistas  e  historiadores  de 
Indias. 

«E  como  fuesse  dolencia  "nunca  por  los  espanoles  vista  ni 
conoscida  aunque  sentian  dolores  y  otros  efectos  de  la  dicha 
enfermedad  imponiati  lo  a  los  trabajos  de  la  mar ,  o  a  otras 
causas  segun  que  a  cada  uno  les  parecia.  Y  at  tiempo  que  el 
almirante  don  Xrisptoval  colon  llego  a  Espaha  estaban  los 
reyes  catholicos  en  la  ciudad  de  barcelona.D 

Sin  expresamente  afirmarlo,  las  palabras  imponian  lo  a 
loa  trabajos  de  la  mar,  implican  un  hecho  hist6rico  positivo 
narrado  en  el  diario  de  Col6n  con  la  sencillez  encantadora 
que  la  verdad  lleva  en  si  misma.  Se  refieren,  no  i  las  fae- 
nas  ordinarias  de  la  vida  marinera,  sino  A  las  extraordi- 
narias,  en  extremo  fatigosas  y  violentas  y  de  todo  punto 
aftictivas  de  que  se  da  cuenta  minuciosa  en  aquel  venerado 


54  PROCEDfENCIA  AMERICANA   0B   LA8   BUBAS.  °^f 

documento  i  partir  del  12  de  Febrero  de  1493  hasta  la  no- 
che  del  23  al  24  del  mismo  y  en  los  dias  3  y  4  del  siguiente 
mes  de  Marzo  del  propio  aiio.  No  he  de  incurrir  en  la  in- 
discrecidn,  6  mejor  dicho,  en  el  abuso  de  leeros  el  texto  del 
diario  de  Gol6n  que  &  dichos  dias  se  refiere  para  que  resal- 
te  desde  luego  la  perfecta  exactitud  que  existe  entre  lo  que 
Dfaz  de  Isla  aflrra6  con  ejemplar  laconismo  en  su  libro,  y 
Col6n  dej6  consignado  para  siemppe  con  detalles  en  su  dia- 
rio. Ha  de  bastar  «sta  indicaci6n  para  que  los  que  deseen 
confrontaci6n  mds  minuciosa  puedan  encontrarla  en  el  es- 
tudio  comparativo  de  ambos  documentos. 

El  dia  15  de  Marzo  de  1493  cerr6  Gol6n  el  diario  de  su 
primer  viaje  diciendo  «que  acababa  agora  esta  escriptura 
salvo  que  estaha  de  proposito  de  ir  a  Barcelona  par  la  mar^ 
en  la  cual  ciudad  le  daban  nuevas  que  susAltezas  estahan.n 
Recordando  lo  que  he  leido  liltimamente  de  Diaz  de  Isla, 
observareis  en  el  acto  cudn  conforme  se  halla  con  las  noti- 
cias  de  Col6n.  «Y  al  tiempo  que  el  almiranfe  don  Xrispto- 
val  colon  llego  a  Espana  estaban  los  reyes  catholicos  en  la 
ciudad  de  Barcelona. »  Tal  vez  os  parezcan  estas  confronta- 
ciones  alejadas  y  aun  ajenas  d  mi  principal  prop6sito;  pero 
no  creo  deber  prescindir  de  ellas  porque  demuestran  que  en 
el  testimonio  de  Diaz  de  Isla  que  he  escogido  para  probar  la 
importaci6n  de  las  Bubas  desde  los  primeros  lejanos  pafses 
descubiertos  al  Occidente  de  Europa  por  Gol6n  en  1493,  res- 
plandece  y  brilla  por  todas  partes  la  "mis  rigorosa  exactitud 
hist6rica. 

En  los  propios  hechos  que  dejo  indicados  concuerda  tam- 
bien  el  primer  cronista  de  Indias  Gonzalo  Fernandez  de 
Oviedo  y  Valdes,  como  aparece  de  los  textos  de  la  Historia 
general  y  natural  de  las  Indias,  etc.,  que  anteriormente  me 
he  permitido  leer  y  que  para  no  cansaros  no  reproduzco 
ahora.  Debo,  sin  embargo,  recordar  de  prop6sito  deliberado 
otras  afirmaciones  del  referido  primer  cronista  de  Indias, 
porque  se  ajustan  con  exactitud  a  las  contenidas  en  el  re- 
late de  Diaz  de  Isla.  Dijo  aquel  diligente  historiador  en  el 


388  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  ^B 

eapitulo  III  del  libro  ii  de  su  Historia  general  yalatural  de 
las  Inrffas,  pag,  50  de  la  edicion  anteriormeate'citadatcPa^ 
descieron  mas  estos  chripstianos ,  prinleras  pobladores 
destaisla,  mucho  trabajocon  las  niguas,  e  rajmycruelias 
dolores  e  passion  del  mal  de  las  biias  (porque  el  origen  de 
ellas  son  las  Indias) ,  e  digo  bien  las  Indias;  assi  par  la 
tierra  donde  tan  natural  es  esta  dolencia ,  como  por  las  in- 
dicts mugeres  destas  pantea.  Por  cuya  comunicacion  pas$6 
esta  plaga  a  algunos  de  los  primeros  esranoles  que  con- el 
Almirante  vinieron  a  descobrir  estas  tierras,-  por  qu0 
como  es  mal  contagibso  pudo  ser  m-iiy  posihle.  Y  destos  des- 
pues  de  tornados  en  Espaha  e  aver  semhrado  en  ella  tal  en- 
fermedad  de  ahy  passo  a  Italia  y  otras  partes  como  adelante 
dire.v 

Diaz  de  Isla ,  en  su  primera  narracion  impresa  que  hace 
unos  momentos  os  he  leido,  escribe :  ael  qual  mal  tuuo  su 
origen  y  nacimiento  de  siempre  en  la  ysla  que  agora  es 
nombrada  espaiiola:  segun  que  por  muy  larga  y  cierta  es- 
periencia  se  ha  hallado.  E  como  esta  ysla  fae  descubierta 
y  hallada  por  el  almirante  don  Xrisptoual  Colon,  al  pre- 
sente  teniendo  platica  y  comunicacion  con  la  gente  d'Ua. 
E  como  el  de  su  propia  calidad  sea  contagioso  facilmerite 
seles  apego:  y  luego  fue  vista  en  la  propia  armada. » 

Olvidad ,  si  asi  os  place ,  la  diversa  composicidn  literaria 
de  los  fragmentos  de  Oviedo  y  Diaz  de  Isla  que  acabo  de 
leeros;  pero  respetando  los  hechos  con  ella  revelados,  con- 
fesad  despues  si  sobre  determinado  asunto  histdrico  serfa 
facil  encontrar  en  raenos  trecho  mayor  y  mds  sorprendente 
avenencia.  Que  el  mal  era  de  la  isla  de  Haiti ;  que  le  pade- 
cian  las  gentes  de  aquella  isla ;  que  era  contagioso ;  que  la 
isla  de  Haiti  fue  descubierta  por  Col6n  ;  que  teniendo  pld- 
tica  y  comunicacion  (la  misma  palabra)  con  la  gente  de  ella, 
pas6  esta  plaga  d  los  primeros  espanoles  que  con  el  almi- 
rante fueron  a  descubrir  dichas  tierras;  que  estos  la  impor- 
taron  a  Espana,  etc.,  etc.  iQue  admirable  conformidad! 
Y  cuenta ,  sefiores ,  que  me  es  facil  graduar  la  exactitud  e 


56  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS   BUBAS.  389 

imporiancia  de  esta  coiicordia  aprovechaudp  ampUaciones 
que  en  nada  se  apartan  ni  eii  concepto .  algunct  contrarian 
eltestinionio  por  mi  preferido  para  admitir  y  demostrar  la 
ptbcedencia  haitiana  de  las  Bubas.  Segurartiente  que  ijesue- 
nan  a,un  en  vuestros  oidos  y  viven.  en  vuestra  memoria 
aquellas  palahrasdel  folio  76  de  la  segunda  impresibn  del 
libro  de  Diaz  de  IsJa  que  recientemente  he  tenido  la  honra 
delieeros,  y  que  con  tan  rara  fortuna  conjpletaron  su  pere- 
grino  relato :  «  por  que  de  todo  teugo  larga  experiencia  que 
cure  personas  quela  tuvieron  en  la  dicha  armada  primera 
QUE  SE  Hizo  QUANDO  DESCUBRiERON  ESTA  TiERRA  en  que  vinie- 
ronhasta  personas  con  ellas  y  cure  personas  que  adolescie? 
RON  en  Barcelona  antes  que  el  Rey  Carlos  de  Frangia 
PASSASE  A  Napoles  ,  yi  otras  aprovaciones  podriamos  decir: 
las  cuales  ceSsan.a 

Que  lOs  compaiieros  de  Gol6n  en  cl  descubrimiento  del 
NueVo  Mundo  trajeron  las  Bubas  desde  la  isla  de  Haiti  & 
Espaiia ,  y  qlie  sembraron  este  mal  en  Barcelona,  queda 
plena  y  victoriosamente  comprobado  con  los  textos  de  que 
OS  he  dado  cuenta.  Los  adversarios  de  mi  opinidn  podr^u, 
sin  embargo,  advertirme,  y  seguramente  me  advertirdn, 
que  mi  creencia  peca  de  voluntariosa  y  arriesgada,  puesto 
que  guardo  silenciosobre  los  inmensos  vaciosque  se  nptan 
en  la  misma  historia.  Las  islas  Azores,  Lisboa ,  Bayona, 
Palos ,  Se  villa  y  los  numerosos  pueblos  y  ciudades  que  re- 
corrid  despues  el  Almirante  hasta  llegar  d  Barcelona,  ^no 
hubieran  de  una  6  de  otra  manera  significado  la  presencia 
de  este  nuevo  y  extrano  huesped  anticipdndose  a  la  ciudad 
condal,  que  por  inflexible  ley  de  sucesi6n  cronojogica  debid 
participar  de  tal  suceso  en  ultimo  y  bien  retrasado  termino, 
en  vez  de  aparecer,  como  aparece,  en  lugar  de  preferente  y 
adelantada  prioridad?  La  observaci6n,  4  primera  vista  vo- 
luminosa  y  graude,  as  ciertamente  justa  ;  por  cuya  raz6n 
de  buena  voluntad  quiero  contestarla  ahora,  puesto  que  no 
sdlo  no  disloca  ni  perturba  mi  actual  tarea ,  sino  que ,  por 
el  contrario,  engrandndose  en  ella  con  notoria  oportunidad, 
2  6 


390  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  57 

la  mejora  y  completa ,  dando  motivo  d  mayor  correcci6n  y 
exactitud  hist6rica. 

En  el  Diario  de  Gol6n  se  explica  de  tal  modo  y  con  tales 
detalles  cu41  fue  el  trato  que  hubo  entre  los  marineros  de 
la  Nina  y  los  habitantes  de  las  Azores  y  de  Lisboa ,  que 
basta  su  lectura  para  convencerse  de  que  no  pudieron  co- 
municar  las  Bubae  ni  &  unos  ni  &  otros.  En  las  Azores  re- 
tuvieron  y  guardaron  astutamente  d  los  primeros  marinos 
que  bajaron  A  tierra ,  y  apresaron  traidoramente  &  los  que 
lo  hicieron  despues  en  el  acto  de  cumplir  ruda  penitencia 
ofrecida  en  desesperados  instantes  de  las  recientes  borras- 
cas,  y  hasta  el  momento  de  su  restitucidn  A  la  carabela  los 
custodiaron  d  todos  con  rigoroso  aislamiento,  corao  rica 
presa  de  guerra.  Por  este  linaje  de  comunicaci6n  y  dspero 
trato  bien  se  puede  aflrmar,  sin  riesgo  de  equivocarse,  que 
no  se  encauzaron  jamds  las  Bubas  para  su  contagio  y  ger- 
minadora  multi|^Ucaci6n;  siendo  por  lo  mismo  16gico  dedu- 
cir  que  en  tal  periodo  hist6rico  no  pudieron  los  compane- 
ros  de  Col<3n  trasmltirlas  &  los  habitantes  de  las  Azores. 
En  el  segundo,  los  ya  escarmentados  y  por  lo  mismo  rece- 
losos  companeros  del  Almirante  que  anclaron  su  nave  en 
despoblado  &  larga  distancia  de  Lisboa  por  temor  i.  traido- 
ras  sorpresas,  hubieron  de  guardar  fielmente,  segiin  6rde- 
nes  de  su  experto  capitdn,  y  cual  se  lo  aconsejaba  reciente 
y  dolorosa  prueba,  desconfianza  tan  cautelosa  y  fundada, 
que  tampoco  fueron  posibles  con  los  moradores  de  la  corte 
lusitana  los  descuidados  y  amorosos  lazos  en  que,  salvo  ex- 
cepciones  rarlsimas,  tiene  lugar  la  trasmisi6n  de  las  Bubas; 
de  modo  que  tambien  es  justo  olvidar  esta  segunda  escala, 
que  si  realmente  lo  fue  del  trabajoso  regreso  del  Almirante 
&  Europa,  no  debe  figurar  como  tal  para  la  primera  impor- 
taci6n  del  contagio  haitiano  objeto  de  esta  memoria. 

En  Bayona,  no  la  ciudad  francesa  del  golfo  de  Gascuna, 
como  ban  creido  equivocadameute  algunos  escritores  ex- 
tranjeros,  sino  la  pequena  aldea  de  dicho  nombre  situada 
en  la  embocadura  de  la  ria  de  Vigo,  adonde,  arrastrada  por 


56  PROCBDBNCIA  AMERICANA   DB   LAS   BUBAS.  391 

los  vientos,  8urgi6  la  Pinta,  mandada  por  Martin  Pinz6Q, 
no  pudieron  los  companeros  de  6ste  comunicar  las  Bubas 
porque  no  habia  prostituci6n  mercenaria ,  que  es  siempre 
el  activo  elemento  propagador  de  aquel  inal.  Y  si  por  acelso 
en  los  dos  6  tres  dias  que  pudo  permanecer  en  Bayona  la 
Pinta  satisfizo  los  carnales  apetitos  de  sus  marineros  algu- 
na  ramera  desperdigada,  de  seguro  cared6  del  extenso,  con- 
tinuo  y  frecuente  trato  necesario  para  la  rdpida  multiplica- 
ci6a  germinadora  de  las  Bubas/ que  s61o  halla  abonado  y 
fecundo  vehiculo  en  la  repugnante  y  por  desgracia  nutrida 
pro8tituci6n  de  las  grandes  poblaciones. 

Por  igual  raz6n  debid  suceder  lo  propio  en  Palos,  que, 
sin  embargo  de  la  activa  y  gloriosa  parte  que  sus  hijos  tu- 
vieron  en  el  descubriraiento  del  Nuevo  Mundo,  era,  aunque 
con  W tulo  de  villa,  un  pequeuo  y  humilde  pueblo  de  la  pro- 
vincia  de  Huelva,  situado  no  lejos  del  mar,  sobre  la  mar- 
gen  izquierda  del  Riotinto,  cuando  §Bte  se  aproxima  i  la 
ria  de  Huelva  en  que  desemboca.  No  podfa  haber  en  tan 
oscuro  como  misero  y  apartado  pueblo  la  numerosa  y  fre- 
cuentada  pro8tituci6n  piiblica  que  con  tan  triste  hado  pro- 
paga  y  multiplica  el  contagio  buboso.  Sin  embargo ,  el  es- 
tudio  de  algunas  circunstancias  que  casual  y  moment^nea- 
mente  exisLieron  en  dicho  pueblo  me  lleva  &  pensar  que  en 
sus  habitantes  pudieron  por  acaso  prender  las  Bubas  im- 
portadas  por  los  marineros  de  la  Pinta  y  de  la  Nina ,  y  ex- 
tinguirse  despues  dentro  de  sus  silenciosas  viviendas  sin 
ulterior  propagaci6n  y  sin  que  quedara  contrastada  su  no- 
vedad  por  las  minimas  y  oscuras  proporciones  de  este  he- 
cho  y  por  la  atrasada  cultura  del  pais  que,  &  no  dudarlo, 
carecia  de  todo  linaje  de  gentes  peritas  en  medicina.  He 
aqui  las  circunstancias  que  me  conducen  i  aquella  sospe- 
cha.  La  Nina ,  que  habia  tenido  graves  averias  en  la  tor- 
raenta  que  sufri6  frente  de  Lisboa,  estaba  naturalmente 
necesitada  de  reparaciones  que  exigirian  algun  tiempo :  los 
marineros  de  ambas  carabelas  eran  en  su  mayor  parte  de 
Palos,  donde  residian  sus  familias,  y  es  natural  que  en  el 


CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  59 

serio  de  estas  qui-sieran  descansar  de  los  duros  trabajos  so- 
portados  por  ellos,  sobre  todo  en  su  regreso  d  Europa,  fia- 
rrando  con  satisfecho  contentamiento  las  maravillas  de  sa' 
antes  pavorosa  .y  ahora  heroica  y  triunfante  empresa :  no 
dejarian  de  concurrir  i  la  Rdbid^  en  muestra  de  gratitud  y 
qui^s  en  demancla  de  protecci6n  y  recompensa  i.  su  prior 
Fray  Juan  P^rez  de  Marchena,  que  los  habi'a  despedido 
con  sus  fervorosas  bendiciones  al  comenzar  aquel  temido 
viaje  en  la  madrugada  del  3  de  Agosto  de  1492:  se  hallaban 
obligados  A  cumplir  comunes  votos  de  penitencia  en  Nues- 
tra  Seiiora  de  la  Cinta,  y  por  ultimo,  los  conservaria,  como 
sin  duda  alguna  los  conservd  reunidos,  el  declarado  prop6- 
sito  de  Coldn  de  ir  pronto  por  mar  A  Barcelona  A  dar  cuenta 
A  los  Reyes  del  exito  venturoso  de  su  empresa, 

Deducida  con  rigorosa  fuerza  Idgica  de  las  noticias  ex-' 
puestas  la  casi  unanime  permanencia  de  los  marineros  de 
la  Pinta  y  de  la  Nind  en  Palos  ,  me  autoriza  para  pensar 
que  se  dilat6  dieha  permanencia  px(5ximamente  quince ^aSj 
esta  afirmacidn  del  puntualisimo  y  erudito  analista^e  Se- 
villa  D.  Diego  Ortiz  de  Zuniga:  «A  los  principios  del  me» 
de  Ahril^  entro  en  Sevilla  D.  Christoval  Colon,  que  de  su 
primer  descuhrimiento  de  las  Indias,  axna  suhgido  en  el  Rid 
de  Palos  y  aqut»  (1).  Afirma  el  mismo  hecho  de  la  entrada 
de  Gol6n  en  Sevilla  el  cura  de  los  Palacios ,  aunque  ade-; 
lantando  en  algunas  horas  el  dia  en  que  tuvo  lugar  y  pre- 
cisdndolo  con  mayores  detallcs.  «...  e  entro  en  Sevilla  c6n 
mucha  honra  a  31  dias  de  Marzo,  Domingo  de  Ramos,  bien 
provada  su  intencion  donde  le  fue  fecho  huen  recivimien-' 
ton  (2).  Ahora  bien;  todos  los  compaiieros  de  Coldn  estu- 


(1)  Vease  Anules  eclesidsticos  y  seculares  de  la  muy  noble  y  muy  leal  ciudad, 
de  Sevilla,  por  D.  Diego  Ortiz  ile  Zuniga.  Madrid,  Itnprenta  Real,  1677. 

v2)  Vease  la  pagina  2T7  del  tomo  i  de  la  Historia  de  los  Reyes  Catolicos  doti 
Fernando  y  do'ia  Isabel.  Cronica  in6dita  del  siglo  xv,  escrita  por  el  bachiller 
Andres  Berndldez,  cura  que  fue  de  los  Palacios.  Granada,  imprentay  libreria 
deD.  Jose  Maria  Zamora,  1856. 


(iO  PROCBDENCIA    AMERICANA    DE    LAS   BUBAS. 

vieron  reunidos  en  Palos  pr6ximamente  quince  dfas  ;  es 
evidente  que  alii  existieron  condiciones  y  circunstaricias 
abonadas  para  la  trasmisi6n  del  mal  haitiano  de  que  erari 
portadores,  siquiera  deban  reconocerse,  como  anferiormente 
he  apuntado,  razoftes  de  gran  peso  y  vaHa  para  negar  el 
contjciraiento  de  dicho  mail  y  la  diTusi6n  propagadora  e  in- 
cesante  de  aqucl  cohtagio,  hechos  que  se  ajustan  y  con- 
cuerdan  espont^neamente  con  el  silencio  de  la  historia. 

Las  feubas  fueron  t'rasportadas  desde  Palos  d  Sevilla  en 
las  mismas  carabelas  y  por  los  propios  marineros  que  acom- 
panaron  d  Col6n  en  el  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo. 
Cuando  por  primera  Vez ,  hace  veinte  aiios ,  sostuve  estd 
tesis  sin  dato  ni  testimonio  alguno  hist6rico ,  anuncie  que 
colocaha  mi  dictariien  sohre  este  punto  en  el  grado  de  antici- 
pada  certidumhre^  anadiendo  que  esperaba  con  fe  profunda 
ei  dia  feliz  en  que  tilgun  erudite  investigador  escrihiese  mi 
opinion  irrevocahlefnente  autorizada  con  legitimos  testimo^ 
nios  historicos  sacados  del  cuantioso  y  desconocido  tesoro  de 
los  archivos  de  la  ciudad  de  San  Fernando.  La  luz  no  es 
todavfa  completa",  pero  las  coincidencias ,  uuevos  datos  y 
hechos  hi8t6ricos  referentes  al  asunto  permiten  una  vehe- 
mebtisima  sospecha,  una  verdadera  certidumbre  anticipada. 

Declar6  en  Sevilla  HienSnimo  de  Herrera  en  precioso 
documento  inedito,  de  que  di  cuenta  en  las  pdginas  814 
y  815  del  uiimero  363  de  El  Siglo  Medico,  correspondiente 
al  10  de  Diciembre  de  1866  que  <idesta  opinion  (la  de  que 
las  Bubas  habiau  venido  del  Nuevo-Mundo)  d  nazido  d 
llamarla  algunos  sarampion  de  las  india8,»  hecho  asevera- 
do  tambien  por  el  sevillano  Nicolds  Monardes  en  la  pdgi- 
na  11  de  la,  Primera ,  segunda  y  terceras  partes  de  la  His- 
toria Medicinal  de  la^s  cosas  que  se  traen  de  nuestras  Indiab 
Occidentales,  que  sirven  en  Medicina^  etc.,  impresas  en  Se-- 
villa  en  1580.  -  A 

Coinciden  con  este  singularisimo ,  apropiado  y  honesto 
nombre  que  la  gente  sevillana  dio  d  las  Bubas  en  los  ultiraos 
anos  del  siglo  xvy  primeros  del  xvi,  inspirdndose  en  el  c6- 
26  * 


394  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  61 

nocimiento  que  tenia  de  la  procedencia  Indiana  de  este  mal, 
los  testimonios  hist6rico8  de  su  pronta  y  cxtensa  propaga- 
ci6n  en  aquella  ciudad,  que  in8ert6  en  las  p%inas  57y  58  de 
los  Anales  epidemicos  de  la  misma  su  cronista,  D.  Jose  Ve- 
lazquez y  Sanchez.  «E1  primero,  dice  dicho  cronista,  as  de 
1497  y  lleva  al  margon  esta  nota: — aaaca  de  test°  para  el 
jurado  diego  de  guzman.n — He  aquf  su  tenor:  <idixo  el  ju- 
rado  diego  de  guzman  en  como  su  merced  bien  sahe  que  de 
la  mancebia  donde  estan  las  mugeres  pecadoras  e  del  meson 
de  juan  davila  sacaronsse  dias  atras  las  que  padesgian  el 
mal  que  agora  corre  e  dizen  de  bubas,  e  a  su  notiQia  ha  ve- 
nido  que  muchas  otras  de  las  dichas  mugeres  de  la  sobredi' 
cha  casa  e  dotros  mesones  della  son  infigionadas  deste  mal 
NUEVO  e  de  como  assi  lo  declara  e  denunpia  a  la  Qiudad  en 
descargo  de  su  congiengia  e  por  que  no  siga  tan  gran  daiio 
pidio  testimonio.  Acordose  que  la  diputacion  de  la  m.ancebia 
con  los  dotores  que  menester  fuesse  lo  vean  e  entiendan  en 
poner  mano  en  ello  recoxiendo  a  las  tales  mugeres  bubosas 
en  el  ospital  de  sant  Salvador.it — Corresponde el  segundo  al 
ano  de  1498,  consignandose  en  el  explicitamente  que  el 
contagio  haitiano  habia  alcanzado  grandes  proporciones, 
por  lo  cual  se  intenl6  poco  menos  que  secuestrar  i  los  bu- 
bosos,  albergdndolos  en  los  sub-urbanos,  solitarios  y  apar- 
tados  hospitales  de  San.Ant6n  y  de  San  Lazaro.  Dice  asi  el 
referido  testimonio:  «  dixo  luis  mendez  portocarrero  veinti^ 
quatro  del  cabildo  e  senor  de  palma  como  en  nombre  de  la 
Qiudad  e  por  su  mandado  platico  luengamente  con  el  man- 
pastor  de  senor  san  lagaro  e  hermano  m,ayoral  de  sant  An- 
ton en  razon  de  los  enfermos  de  bubas  que  tanto  acre^en  en 
la  tierra  e  le  fue  dicho  que  los  tales  enfermos  no  se  podian 
regebir  ni  en  sant  lagaro  ni  en  sant  Anton  por  sus  privi- 
lexios  e  catando  que  su  mal  era  a  tal  guisa  que  no  venia 
bien  con  el  mal  que  se  curaba  en  dichos  ospitales  segwi  lo 
contenian  sus  ordenanzas.  Todos  en  que  se  llame  d  cabildo 
para  ver  este  negocio  con  el  interes  del  caso  y  expresso  en- 
cargamento.yy 


62  PROCEOPNCIA    AWBRrCANA   DE   LA8   BUBAS.  395 

Algunos  otros  curiosfsiraog  documentos  histdricos  de  in- 
mediata  proximidad  por  siis  fechas  i  los  que  acabo  de 
leeros  podrf^i  aftadir  ahora  para  que  ob  persuadierais  de  la 
novedad  de  las  Bubas  y  de  au  progresiva  creciente  trasmi- 
si6n  &  los  moradores  de  SeviUa  ea  los  ultimos  anos  del  si- 
glo  XV  si  no  me  atajara  iireBistibleraente  el  deseo  de  recor* 
daros  un  texto  de  Las  Caws,  que  aflrma  coji  trasparente  y 
cauteloso  artificio  dicha  importaci6n  por  los  compaiieros  de 
Col6n  en  el  primer  Tiaje  de  regreso  del  deacubrimiento  de 
las  Indias.  Acordaos  bien:  «Do8  cosas  hobo  y  hay  en  esta 
Isla,  que  en  los  principios  fueron  i  los  espanoles  muy  pe« 
nosas:  la  una  es  la  enfermedad  de  las  bubas,  que  en  Italia 
llaman  el  mal  f ranees:  esta  sepan  por  verdad,  que  fue  desta 
Isla,  0  cuando  los  primeros  indios  fueron,  cuando  volvio  el 
Almirante  D.  Cristobal  Colom  con  las  nuevas  del  descuhri' 
miento  de  estas  Indias  los  cuales  yo  luego  vide  en  Sevilla,  y 
estos  las  pudieron  pegar  en  Espana ,  inficionando  el  aire  o 
por  otra  via  o  cuando  fueron  algunos  espanoles  ya  con  el 
mal  deltas  en  los  primeros  tomaviages  d  Castilla,  y  esto 
pudo  ser  el  ano  de  i494  hasta  el  de  96. i>  No  ha  de  seros  di- 
ffcil,  estudiando  este  pirrafo  de  Bartolome  de  las  Casas,  des- 
cubrir  &  traves  de  su  urdimbre  y  manosa  textura  la  reali- 
dad  de  la  importaci6n  Indiana  de  las  Bubas  ^  Sevilla  en 
Abril  de  1493,  no  obstante  que  el  sagaz  y  cauteloso  histo- 
riador  no  lo  consigna  en  su  escrito  de  una  manera  franca  y 
directa.  Los  indios  que  Col6n  trajo  en  su  primer  viaje, 
^c6mo  hubieran  podido  pegar  las  Bubas  en  Espana  y  en 
Sevilla,  donde  los  vi6  Las  Casas,  inficionando  el  aire  6  por 
otra  via,  si  no  hubieran  llevado  coosigo  este  mal?  Los  ter- 
minos  del  dilema  adquieren  en  est*  interrogaci6n  inflexibi- 
lidad  matemitica  y  elevan  i  Bartolome  de  las  Casas  &  la 
categoria  de  intachable  testigo  de  aquel  hecho  histdrico.  El 
estudio  de  tantos  y  tan  desconocidos  documentos  corao 
existen  en  los  archivos  de  Sevilla,  couflrmari  sin  duda  al- 
guna  plenisimamente  mi  creencia. 

La  permanencia  de  Col6n  y  de  sus  compaiieros  en  Se- 


3&B  CONGRESO   t)E   AMERICANISTAS.  63 

villa  fue  mucho  mas  latga  de  lo  que  los  historiadores  afir- 
tiian.  A  este  prop<^ito  y  al  de  su  viaje  por  tierra  ^  Barce- 
lona, sera  oportuno  que  recuerde  lo  que  escribi  en  mi  libro 
La  Sifilis  y  las  enfermedades  que  se  han  confundido  con 
ella.  He  aqui  dicho  texto:  a  Hernando  Colon  y  los  qufe  le 
han  seguido  en  la  noble  tarea  de  escribir  la  historia  de  la 
vida  y  viajes  de  su  padre,  relieren  con  las  galas  mis  bri- 
llantes  del  lenguaje,  la  admiraci6n  y  el  entusiafemo  con  que 
era' saludado  en  los  caminos  y  recibido  en  las  poblaciones 
pbr'donde  verified  su  marcha  desde  Sevilla  d  Barcelona.  Y, 
sin  embargo,  el  severo  estudio  de  la  historia  del  celebre  ge- 
noves  a  que  me  ha  obligado  mi  firmisimo  proposito  de  tra- 
zar  nuevo  y  complete  el  derrotero  de  la  sifilis  desde  Haiti 
hasta  Palos ,  y  su  itinerario  desde  este  pequeno  pueblo  a 
Ndpoles,  me  ha  sugerido  tales  y  tan  concluyentes  reflexio- 
nes  contra  aquella  marcha  de  Gol6n  por  tierra,  que,  muy  & 
'pesa.T  mio,  me  veo  obligado  d  rechazarla  como  supuesta  y 
destituida  hasta  del  mis  leve  fundamento.  Bien  conOzco 
que  el  examen  de  este,  como  el  de  otros  puntos  andlogos 
que  ya  he  top  ado  en  pdginas  anteriores ,  obtendrd  mayor 
extensi6n  y  mis  importancia  de  las  que  buena  y  legitima- 
mente  debe  concedersele  eii  un  escrito  cientifico  como  lo  es 
el  actual;  pero,  sobre  que  no  es  culpa  mia  que  aiin  se  en- 
cuentren  sin  aclarar  semejantes  hechbs,  mis  lectores  S3^ 
brin  dispensarme  el  tiempo  que  me  entretenga  en  aquel 
examen,  porque  no  de  otra  manera  podri  concluir  de  una 
vez  y  para  siempre  la  vacilacidn  continua ,  la  incertidum? 
br6  penosa  que  ha  rodeado  y  rodea  A  esta  parte  de  la  aiin 
no  intentada,  pero  por  demas  importantisima  historia  de  la 
sifilis. — N(3tase  desde  luego  en  el  relato  de  Hernando  Go- 
16n  la  falta  absoluta  de  detalles  respecto  del  dia  en  que  su 
padre  comenz6  y  termin6  aquella  travesia,  y  acerca  de  las 
poblaciones  por  donde  lo  verified;  circunstancias  que  no  se 
acierta  d  comprender  hubieran  quedado  apuntadas  en  la 
historia  en  terminos  tan  generales  y  vagos,  convirtiendose, 
como  se  hubiera  convertido  semejante  travesia,  en  el  pri- 


64  PROGEDENCIA    AMERICANA  ,DE    LAS    BUBAS.  ,397 

mere,  mas  uiianime  y  mds  grande  testimonio  d?  homenaje 
ai  triunfo  de  Coldn^.  y  en  timbre  de  gloria  para  cada  una  de 
las  poblacioTies  que  hubieran  tenido  la  dicha  de  albergar  en 
suseno  ^  aquel  genio.  Este  peasamiento,  sin  embargo, 
afectaria  popo  a  la  verdad  de  aquel  relato,  si  deutro  de  el 
no  existiesen  condiciones  con  las  cuales,  no  s(31o  es  incom- 
patible la  exactitud,  sino  que  es  muy  dudosa,  que  es  muy 
dificil  la  posibilidad.  Se  desprende  de  su  contexto  que  el 
Almirante,  siquiera  fuesen  pocos,  permanecio,  primero  en 
Palos  y  despues  en  Sevilla ,  algunos  dias;  y  expresandose 
en  el  terminantemente  que  entro  el  15  de  Marzo  en  el  pri- 
mer pun  to,  y  que  llego  en  fin  a  Barcelona  a  mediados  del 
mes  de  Abril,  es  claro  que  se  considera  realize  aquella  mar- 
cha  de  mas  de  doscientas  leguas,  sin  tropiezo  ni  descanso 
alguuo,  en  veinte,  6  a  lo  mas,  Veinticuatro  dias;  lo  cual 
raya  casi  en  lo  imposible ,  aun  suponiendo  larguisimas  y 
violentas  jornadas,  no  solo  por  las  incultas  y  agrestes  vere- 
das  que  entonces  constituian  los  linicos  caminos  de  Es- 
paiia,  sino  tambien  por  tantos  ^speros  y  montanosos  terre- 
nes que  hubiera  tenido  que  alravesar  para  realizar  aquel 
yiaje. — Todavia  las  anteriores  graves  reflexiones  ajustadas 
al  relato  de  Hernando  Gol5n  no  me  decidirian  A  rechazar 
la  certidumbre  de  la  marcha  de  su  padre  por  tierra  desde 
Sevilla  A  Barcelona,  sin  la  existencia  de  ciertos  datos  his- 
t6ricos  que  no  se  concilian  con  este  pretendido  camino. — 
Anteriormente  dejo  anotadas  las  palabras   de  D.    Diego 
Ortiz  de  Ziiniga,  en  que  tan  diligente  historiador  seiiala 
como  epoca  precisa  dfe  la  entrada  de  Colon  en  Sevilla  los 
primeros  dias  del  mes  de  Abril  de  1493,  y  a  partir  de  este 
importante  dato  y  en  perfecta  conformiJad  con  el,  debe 
Considerar§e  que  se  prolong6  su  permanencia  en  aquella 
cjudad  populosa  por  algiin  tiempo,  si  hemos  de  dar  el  justo 
credito  que  se  merecen  a  los  historiadores  que  afirman,  (;on 
acuerdo  undnime,  que  all!  recibio  la  carta  mensajera  que 
los  Reyes  le  dirigieron  con  fecha  30  de  Marzo  anterior.  Sclo 
este  hecho  hace  imposible  su  entrada  en  la  capital  de  Gata- 


898  C0N6RBS0   DB   AMERIGANI8T48.  6& 

lufla,  no  ya  a  mediados  de  Abiil ,  sino  dentro  del  primer 
lercio  del  mes  dellayo  siguiente,  a  no  verificarge  el  viaj« 
por  mar,  con  todas  las  condiciones  favorables.  Los  que  ad- 
miien  en  sus  escritos  coma  de  intachable  exactitud  que  la 
carta  mensajera  enviada  por  los  Reyes  alcanzd  d  Col6n  en 
Sevilla  y  que  este  veriflc6  su  marcha  por  tierra  A  Barce- 
lona, olvidan  involuntariamente  un  hecho  rauy  cercano  de 
la  misma  historia  del  Almirante,  que  ensena  y  decide  con 
irreemplazable  oportunidad,  que  aquel  viaje  s<31o  pudo  ha* 
cerse  por  mar,  A  no  romper  bruscamente  su  natural  em- 
palm€,  su  legitima  colocaci6n  en  la  historia. — Hasta  los  lil- 
timos  dfas  de  Marzo  no  lleg6  d  Barcelona  con  las  venturosas 
nuevas  del  descubrimiento  de  un  mundo  el  correo  que  Co- 
lon envio  a  los  Reyes  desde  Lisboa  en  4  del  mismo  mes,  no 
obstante  que  le  aligerarian  en  su  marcha  los  recuerdos  del 
Almirante  y  el  glorioso  mensaje  de  que  era  portador;  Re- 
corriendo  como  recorrio  aproximadamente  igual  extension 
de  camino  que  la  que  media  entre  Sevilla  y  la  capital  del 
Principado  Catalan,  ic6mo  y  por  donde  he  de  suponer  que 
fue  conducida  la  ya  citada  carta  mensajera  &  Sevilla  para 
que  no  se  invirtiera  tanto  espacio  de  tiempo ,  6  lo  que  es 
igual,  para  que  llegase  a  manos  de  Col6n  antes  del  20  de 
Abril?  ^Como  y  por  donde  he  de  suponer  que  pudiera 
trasladarse  el  Almirante  con  su  numerosa  comitiva  para 
conseguir  su  llegada  a  Barcelona  dentro  del  mismo  mes  de 
Abril,  como  afirman  que  se  realiz6  el  mayor  niimero  delos 
historiadores?  S61o  quebrantando  la  unidad  de  la  historia 
puede  aceptarse  que  se  verificaron  aquellos  dos  viajes  por 
tierra.  Por  estas  razones,  admito  como  cierta  la  opini6n 
contraria  que  tiene  a  su  favor  sobre  las  significativas  refle- 
xiones  que  acabo  de  hacer,  sin  separarme  del  lexto  mismo 
de  los  historiadores,  el  terminante  y  ya  mencionadojjropd- 
sito  de  Colon  de  ir  a  Barcelona  por  la  mar  para  dar  cuenta 
A  los  Reyes  del  exito  de  su  empresa;  y  el  pronto  convenci- 
miento  que  produce  en  el  aninlo  la  consideracion  de  que  se- 
ria  mas  facil,  mas  barato  y  mejor  trasportar  los  presentes 


66  PROCEDKNCIA   AMBRICANA   DK   LAS   BUBAS.  399 

deun  Nuevo  Mundo,  pijaros,  plantas,  algodones,  muestras 
de  oro,  indfgenas  y  A  todos  los  companeros  de  Col6n  par- 
ticipes  en  aquel  grande  descubrimiento  por  mar,  embarcdn- 
doles  enSevilla,  que  decidirse  &  una  extensa,  prolongada,  y 
penosfsima  cabalgata,  atravesando  por  tierra  casi  la  ehor- 
me  distancia  de  doscientas  leguas.w 

Una  afirraaci6n  histdrica,  casi  nocva  por  lo  poco  cono- 
cida,  y  de  espontaneidad  y  sencillez  perfectas,  como  la  ver- 
dad  lo  es  siempre,  influir^  sin  duda  alguua  poderosamente 
en  vuestro  5nimo  para  que  acepteis  mi  opinion  d  prop6sito 
del  viaje  por  mar  de  los  descubridores  del  Nuevo-Mundo 
desde  Sevilla  ^  Barcelona,  puesto  que  sefiala  el  dia  en  que 
Col6n  lleg6  A  la  capital  del  Principado  cataldn  para  dar 
cuenta  de  su  descubrimiento  a  los  Reyes,  dentro  de  los  ter- 
minos  de  posiWlidad  racional  que  he  calculado  en  mis  an- 
teriores  reflexiones  criticas.  Dice  en  estas  6  parecidas  pala- 
bras  un  escritor  espaiiol  cuyo  nombre  no  recuerdo :  «  Colon 
llego  6  entro  en  Barcelona  el  dia  4  de  Mayo  de  1493. i>  Digo 
que  en  estas  6  parecidas  palabras,  porque — vergonzoso  me 
es  confesarlo  —  he  cometido  la  torpeza  no  solo  de  perder  la 
copia  literal  exacta  del  texto  que  tenia  empeiio  de  incluir 
en  este  lugar  de  mi  trabajo,  sino,  lo  que  considero  mds 
reprensible,  he  olvidado  por  completo  el  libro  de  donde  fue 
tornado  dicho  texto  y  el  nombre  del  autor,  creyendome  por 
tanto,  para  descargo  de  mi  conciencia ,  en  la  obligacidn  de 
apuntar  ahora  los  antecedentes  que  a  bibliofilos  y  eruditos 
investigadores  puedan  servir  de  guia  para  la  busca  y  ha- 
llazgo  de  aquel  texto.  Por  el  aiio  de  1867  6  principios  del  68 
mi  buen  amigo  el  laureado  bibliotecario  del  Ministerio  de 
Fomento,  Sr.  D.  Jose  Sancho  Rayon,  tan  respetado  en  la 
r^publica  de  las  letras  patrias  por  sus  trabajos  y  por  su  ge- 
neral y  profundo  conocimiento  practico  de  la  bibliografia 
espaiiola,  constandole  de  antemano  cuan  litil  podia  ser  para 
mis  estudios,  tuvo  la  bondad  de  mostrarme  en  un  libro 
castellano  del  siglo  xvi ,  folio  menor,  poco  voluminoso ,  la 
afirmaci6n  que  sustancialmente ,  annque  no  con  exactitud 


400  CONGRESO    DK   AMERICANISTASilUOrr  •  ^67 

literal,  acabo  de  anunciaros.  ,Dicho  Ubro  perteiiecia  6  i  la 
biblioteca  del  Sr.  Marques  de  la  Romana,  5  ;i  la  del  seiior 
D.  Serafin  Galder6n,  ambas  por  aquella  epoca  adquiridas 
por  el  Ministerio  de  Fomentp.  Lo  sustancial  de  la  cita,  io 
que  »verdaderamente  tenia  para  mi  altisimo  interes  hi8t6- 
rico,  ha  quedado  clara  y.fijamente  grabado  en  mi  memori,a.; 
por  cuyO'motivo  me  he  atrevido  dreproducirlo  en  los  ter- 
minos  expuestos. 

Aunque  el  epitafio  grabado  en  la  Idpida  sepulcral  de  Her- 
nando Colon  Y  6n  mucha  parte  escrito  por  este,  que  existe 
en  el  centro  del  cruccro  del  trascoro  de  la  catedral  de  Sevi- 
11a,  ha  sido  tan  justamenle  censurado  por  las  inexactitudes 
historicas  que  contiene,  abrigo  la  esperanza  de  que  ulterio* 
res  estudios  aclararan  si,  como  yo  sospecho,  hay  algim 
fondo  de  verdad  significada  con  descuido  y  torpeza  repren- 
sibles  en  aquella  afirmacion;  avvoLviOA  gastilla  con  vi- 
TORiA  A  7  DE  Mayo,  del  ano  siguientb.))  ^Fue  quizds  este  el 
dia  de  la  solemne  y  triunfal  entrada  en,  Barcelona  de  Go- 
16n,  que  como  acabo  de  deciros  lleg6  i,  aquel  puerto  el  cuatro 
anterior?  No  me  resuelvo  d  seguir  en  esta  disquisici6n  his- 
t6rica  porque  comprendo  cuanto  estoy  abusando  de  vuestra 
bondad,  sin  que  por  ahora  contribuya  a  rubustecer  y  afir- 
mar  en  mayor  grado  mis  decididas  creencias  respecto  de 
que  Colon  fue  desde  Sevilja  a  Barcelona  por  mar,  y  que 
sus  companeros  condujeron  a  aquella,  entonces  la  mds  po- 
pulosa  ciudad  de  Espana,  las  Buhas,  con  cuyo  hecho  se 
completa  el  derrotero  hist6rico  por  donde  este  mal  fue  con- 
ducido  d  Ndpoles. 

Veamos  ahora  el  itinerario  que  siguio  hasta  llegar  a 
aquel  reino,  ya  que  hist6ricamente  queda  bien  probado  que 
prendi6  en  Barcelona,  alcanzando  primero  numerosa  fe- 
cundidad  en  las  clases  mas  bajas  y  mostrdndose  despues 
poco  a  poco  en  clases  de  elevada  jerarquia,  como  lo  dice, 
aunque  en  otros  lerminos,  Gonzalo  Ferndndez  de  Oviedo.y 
Valdes.  ,.. 

,  En  otra  ocasion  he  escrito  lo  que  sigue:  aUna  breve  y 


■68  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS. 

exacta  ojeada  retrospectiva  sobre  aconlecimienlos  que  tu- 
vieroii  lugar  entre  el  reino  de  Francia  y  el  de  Aragoii  an- 
tes dc  la  entrada  del  ejercito  de  Carlos  VIII  en  Italia  en 
1494,  preparara  el  animo  dc  mis  lectores  para  aceptar  la 
verdad  del  primero  y  poco  conocido  itinerario  de  la  sifilis 
desde  Barcelona  hasta  Napoles,  senalado  felizmente  en  fra- 
ses  de  sencillez  y  dc  seguridad  perfectas,  por  la  mano  pri- 
vilegiada  de  Rodrigo  Diaz  de  Isla.  Por  motivos  que  no  son 
de  este  silio,  D.  Juan,  Rey  de  Aragon  y  padre  de  D.  Fer- 
nando el  Galolico,  concordo  en  1462,  el  empeiio  y  entrega 
al  monarca  frances,  de  los  condados  del  Ruisellon  y  de  la 
Ccrdania,  enclavados  en  los  Pirineos  que  separan  al  Prin- 
cipado  Catalan  de  la  Francia.  Semejante  entrega,  siquiera 
no  tuviese  el  caracter  de  cesion  defmitiva,  produjo  por  par- 
te de  los  catalanes  contra  la  nacion  francesa  una  hostilidad 
permanente,  armada  y  agresiva;  que,  aun  cuando  no  al- 
canzo  las  proporciones  de  una  guerra  internacional,  coloco 
en  verdadera  situacion  de  guerra  al  pais  empenado  y  a  los 
pueblos  fronterizos  de  uno  y  otro  reino.  Se  prolongo  csla 
triste  y  deplorable  situacion,  sin  que  los  catalanes  obtuvie- 
ran  ventajas,  ni  Francia  lograse  tranquilizar  el  pais,  hasla 
Enero  de  1493,  en  cuyo  tiempo  se  celebro  nueva  concordia 
entre  Gdrlos  VIII  y  el  rey  de  Aragon  Fernando  el  Gatolico, 
para  la  restitucion  de  aquellos  condados.  Agradados  sin 
duda  de  la  prenda,  como  dice  un  historiador  espaiiol,  dila- 
taban  los  franceses  el  cumplimiento  de  este  ultimo  conve- 
nio;  y,  es  un  hecho  evidente  que  j^arran  nuestros  escrito- 
res  con  detencion  prolija ,  que  las  dilaciones  y  evasivas 
injustificables  del  Monarca  frances  para  la  restitucion  de 
aquellos  territorios,  causarou  nueva  y  general  exasperacion 
en  Gataluiia,  ameuazando  por  momentos  romperse  las  hos- 
lilidades  contra  las  tropas  que  los  guaruecian,  por  los  gue- 
rreros  y  valientes  liijos  de  aquel  Principado.  Aventureros 
siempre  dispuestos  al  pillaje  y  al  merodeo  dc  la  guerra,  que 
la  habian  hecho  en  Granada,  y  que,  despues  de  la  toma  de 
esta  ciudad  en  el  auo  anterior,  se^avenian  mal  con  la  tran- 

2G 


402  CONGRESO    DE    AMERICANISl  AS.  6{> 

quiljdad  de  sus  casas,  ya  porque  los  Reyes  trasladaron  su 
residencia  A  Barcelona,  ya  tambien  por  los  anuncios  de 
nuevas  conliendas,  acudieron  A  engroear  las  masas  de  los 
somatenes  populares;  y  es  scguro  que  se  hubieraii  renova- 
do  las  hostilidades  con  mayores  brios  a  no  haber  consegui- 
do  la  perseverante  politica  de  Fernando  la  dcvolucion  que 
tauto  convenia  a  la  integridad  de  su  corona  y  al  sosiego  de 
sus  pueblos.  Hecha  la  entrega  personalmente  en  el  mes  de 
Setiembre  de  1493  a  los  mismos  Reyes  Gatolicos,  volvi6  el 
laborioso  pueblo  Catalan  a  consagrarse  a  las  faenas  y  a  los- 
goces  tranquilos  de  la  paz,  y  se  encontro  sin  ocupacion  ni 
oficio  la  multitud  de  vagamundos  que  de  todas  partes  ha- 
bian  concurrido  a  aquel  pais  con  la  esperanza  y  el  deseo  de 
proxima  guerra.  Poco  tiempo  despues  se  pregonaron  levas 
para  la  invasion  y  conquista  del  reino  de  Napoles  que  pro- 
yectaba  el  monarca  francos,  alegando  tener  legitime  dere- 
cho  A  su  posesion.  No  ha  cstado  en  mi  mano  conocer  deta- 
lladamente  las  diversas  gentes  que  formaron  su  ejercito; 
pero  sin  temor  de  faltar  a  lo  que  ensena  la  historia  general 
de  aquellos  tiempos,  y  ateniendome  a  las  practicas  oslable- 
cidas  de  allegar  voluntaries  para  las  guerras,  bien  puedo 
afirmar  que  tomarlan  parte  con  los  francescs  en  la  invasion 
de  Italia,  muchas  de  las  inquietas  y  movedizas  turbas  que 
concurrieron  a  Catalufia,atraidas  por  la  cucstion  de  los 
Condados,  felizmente  terminada  por  el  monarca  aragones. 
Sea  de  esto  lo  que  quiera,  Carlos  VIII  penetro  al  ano  si- 
guiente  en  Italia  con  un  ejercito  numcroso.  Durante  el,  so- 
metio  i  su  obediencia  al  Milanesado  y  verifico  por  media 
de  los  estados  del  Papa,  la  travesia  hasta  el  reino  de  Napo- 
les, cuyo  territorio  invadia  en  el  mes  de  Diciembre,  dando  - 
principle  a  la  guerra  que,  aunque  por  poco  tiempo,  le  hizo- 
dueno  de  aquel  reino  y  en  la  cual  alcanzo  una  triste  celc- 
bridad  la  sifilis,  no  menos  que  por  su  novedad  universal- 
mente  reconocida,  por  su  incansable  multiplicaciou  y  su 
gravedad  siempre  progresiva  y  creciente.» 

Literal  y  sustancialmente  integro  debcria  man  tener  el 


70  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE   LAS   BUBAS.  403 

parrafo  que  acabo  de  leeros,  si  no  hubiera  notado  en  su  con- 
texlo  ligera  incorrecci6n,  que  si  no  afecta  al  fondo  real  de 
la  historia,  guarda  silencio  respecto  de  hecho  que  pudo  y 
debi6  tener  marcada  influencia  para  que  en  el  ilinerario  de 
la  sifilis  hafifa  N^poles,  las  cosas  sucediesen  en  el  modo  y 
forma  en  que  mas  tarde  fueron  narradas  por  Diaz  de  Isla. 
Las  levas  pregonadas  en  Francia  en  los  liltimos  meses  de 
1493  para  allegar  gentes  de  guerra  que  engrosaran  las  filas 
del  ejercito  que  organizaba  Carlos  VII 1,  se  anunciaron  con 
astuta  malicia  declarando  que  el  objeto  de  aquella  expedici6n 
era  alcanzar  por  la  fuerza  de  las  armas  la  libertad  del  Santo 
sepuloro.  Mucho  mas  tarde,  al  atravesar  dicho  ejercito  los 
Estados  pontiflcios,  fue  cuando  se  dio  i.  conocer  que  el  ver- 
dadero  proposil.o  y  fin  para  que  hab/a  sido  reunida,  era  la 
conquista  del  reino  de  Napoles,  a  cuya  posesi6n  se  crei'a  el 
monarca  frances  con  legitimo  derecho.  Semejante  circuns- 
tancia  no  pudo  menos  de  favorecer  el  enganche  de  los  aven- 
tureros  espanoles  que  habiendo  militado  bajo  los  estandar- 
tes  de  la  Fe  en  las  guerras  de  Granada,  siguieron  a  los  Re- 
yes Gat61icos  {<  Barcelona  y  al  Ruisellon  y  la  Gerdania  con 
el  deseo  y  la  esperanza  de  nuevas  luchas  en  que  pudieraiy 
hallar  satisfaccion  sus  habitos  y  costumbres  de  merodeo  y 
de  pillaje.  Estos  fueron  los  que  segiin  el  veri'dico  relato  de 
Diaz  de  Isla  comunicaron  las  Bubas  a  los  soldados  del  ejer- 
cito francos.  No  permiten  duda  ni  vacilacion  alguna  las  afir- 
maciones  de  aquel  celebre  historiador,  afamado  cirujano  y 
expertisimo  Maestre  de  las  enfermerias  de  bubosos  del  regio 
hospital  de  todos  los  Santos  de  Lisboa:  «£"  liiego  el  ano  si- 
guiente  de  mil  y  cuatrocientos  y  noventa  y  quatro  anos.  El 
xripstianissimo  rey  carlos  de  francia  que  al  presente  rey_na- 
ra,  ayunto  grandes  gentes  ypasso  en  italia:  Y  al  tiempo  que 

POR  ELLAENTROCOXSU  HUESTE  WAN  MUCHOS  ESPANOLES  EN  ELLA 
INFICIONADOS  DE3TA  ENFERMEDAD  Y  LUEGO  SE  EMPEZO  A  INFICIO- 

NAR  EL  REAL  DE  LA  DiCHA  dolencia:  y  los  franceses  como  no  sa- 
hian  que  era,  pensaron  que  de  los  ayres  de  la  tierra,  se  les 
apegavan.  Los  franceses  pusieron  le  mal  de  napoles.  E  los 


404  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  71 

italianos  y  napolitanos  como  nunca  de  tal  mal  tuviesen  no- 
ticia  pusieronle  mal  f ranees,  y  de  alii  adelante  segun  fue 
cundiendo  assi  le  fueron  imponiendo  el  nombre  cada  uno 
segun  tiue  le  parecia  que  la  enfermedad  tray  a  su  origen.» 

Una  reflexi6n  previsora  antes  de  continuar  mi  tarea.  Del 
propio  modo  que  la  levadura  bubosa  fue  importada  por 
los  marineros  de  Colon  desde  Haiti  a  Sevilla  y  Barcelona, 
pudo  serlo  desde  esta  populosa  ciudad  d.  Sicilia,  posesi6n 
entonces  de  la  corona  de  Aragon,  adelantandose  al  ejercito 
frances  de  Carlos  VIIL  No  me  sorprenderia,  pues,  que  si- 
guiendo  las  mas  frecuentadas  vias  del  comercio  maritimo, 
se  hubiera  trasmitido  este  contagio  por  donde  quiera  que 
individuos  contagiados  de  Bubas  hubieran  navegado  con 
crecido  niimero  de  gentes  de  am  bos  sexos  y  facil  trato  ge- 
nesico.  Hago  esta  advertencia  porque  se  ha  supuesto  por 
alguno  que  aquel  fue  anticipado  derrotero  de  las  Bubas 
para  su  propagacion  al  reino  de  I^apoles,  sin  que  resulte 
esta  opinion  autorizada  con  testimonios  historicos. 

Los  aventureros  espanoles  a  quienes  Diaz  de  Isla  sefialo 
en  su  veridico  relate  hisl6rico  como  portadores  y  propa- 
gadores  de  las  Bubas  al  ejercito  mandado  por  el  Rey  de 
Francia  Carlos  VIII,  no  debieron  incorporarse  a  este  ejer- 
cito antes  de  Octubre  6  Noviembre  de  1493.  Son  de  todo 
punto  abonadas  las  razones  que  me  asisten  para  pensarlo 
asi.  Mientras  que  por  una  parte  las  allegadizas  turbas  que 
constituyeron  aquel  ejercito  no  se  reunieron  y  organizaron 
formal  y  definitivaraente  sino  en  los  liltimos  meses  de  dicho 
afio ,  por  otra  la  espectativa  6  inminencia  de  guerra  entre 
catalanes  y  franceses  duro  hasta  la  total  y  completa  restitu- 
cion  a  los  Reyes  Catolicos  del  Ruysellon  y  la  Cerdania,  ve- 
rificada  en  Setiembre ;  y  es  claro  que  por  ambos  motivos  no 
se  engancharian  espanoles  al  servicio  de  Francia  hasta  des- 
pues  de  cesar  aquella  si  no  declarada,  contenida  pero  viva 
hostilidad  de  los  pueblos  fronterizos  y  cuando  por  otra. 
parte  pudieron  persuadirse  de  la  seguridad  de  la  soldada. 
Conviene  tener  presente  este  dato  para  no  anticiparse  con 


72  PnOCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  405 

creaciones  de  pura  fantasia  a  la  realidad  de  la  historia,  pre- 
tendiendo  con  irreflexiva  viveza  que  las  Bubas  debieron 
mostrarse  en  aquelejercito  instantaneamentey  con  extraor- 
dinaria  multiplicacioa  y  alboroto,  mucho  antes  de  lo  que 
cabia  en  el  orden  regular  de  las  cosas ,  en  lo  que  debo  con- 
siderar  como  una  posibilidad  racional.  Ademis  es  necesa- 
rio  apreciar  esle  lejano,  poco  conocido  y  curiosisimo  pe- 
riodo  de  la  propagaci6n  de  las  Bubas  por  el  viejo  mundo 
con  la  luminosa  antorcha  de  la  experiencia  y  de  la  verdad 
cientificas,  afirmando  sin  vacilaci6n  alguna  que  entonces 
obedecieron  en  su  trasmisi6n  como  habia  sucedido  antes  y 
como  siempre  ha  sucedido  despues  d  las  misraas  inaltera- 
bles  leyes  de  contagio  iumediato,  fijo  y  directo  y  dsupecu- 
liarisima,  lenta,  graduada  y  progresiva  evoluci6n  mor- 
bosa  en  el  individuo.  Sin  autecedentes  ni  nocion  alguna  de 
aquella  forma  de  trasmision  patologica,  si  no  uueva,  desco- 
nocida  por  lo  benigna  y  silenciosa,  y  con  ignorancia  abso- 
luta  del  curso  del  mal  que  en  la  nosologia  humana  carecia 
de  analogo,  ^como  habian  de  pensar  los  inadvertidos  solda- 
dos  franceses  en  quienes  primero  se  mostraron  los  dolores 
reumatoideos  6  reumatiformes  que  preceden  y  acompanau 
al  brote  de  los  sintomas  generales  cutaneos  exantematicos 
6  profundos  ,  a  la  verdadera  explosion  de  las  Bubas ,  c6mo 
habian  de  pensar,  repito,  que  habian  contraido  aquella 
iiueva  e  ignota  dolencia  en  los  intimos  goces  de  la  union 
sexual?  <;  Quien  pudo  por  el  pronto  sospechar  que  la  semi- 
11a  6  germen  de  este  contagio  se  cobijaba  comiin  y  traido- 
ramente  en  los  escondrijos  de  los  organos  copuladores 
donde  se  anidan  6  en  velado  silencio  brotan  las  formas  6 
manife?taciones  bubosas  esencialmente  segregativas  y  por 
tan  to  las  mtis  apropiadas  para  el  contagio  multiplicador  de 
esta  dolencia  mediante  aquellos  apetecidos  actos?  ^Gomo- 
las  victimas  de  esta  enfermedad  habian  de  reducir  la  mani- 
fiesta  y  ejecutiva  influencia  de  las  humedades  y  de  los  frios 
atmosfericos  en  la  presentacion  de  las  formas  dolorosas  de 

las  Bubas,  a  la  condicidn  de  un  factor  secundario  ,  de  un 

2  7 


406  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS.  73 

verdadero  coadyuvante,  si  desconociaii  el  fondo  esencial  y 
especifico  de  aqaellos  dolores  desarrollados  tras  solitario 
accidente  de  perfida  benignidad  y  tras  iiicabaci6u  general 
proloagada  y  silenciosa  en  el  lentisimo  curso  de  una  infec- 
ci6nconstitucional  de  verdadero  y  excepcional  cardcter  cr6- 
nico,  segun  lo  ha  dado  a  conocer  despues  secular  y  nointe- 
iTumpida  experlencia?  La  observacion  comenz6  pues  para 
los  franceses  en  casos  individuales ,  solitarios  y  dispersos  a 
la  vez  que  se  realizaba  la  entrada  y  paso  del  ejercito  de 
Carlos  VIII  por  Italia  ;  y  ante  la  ignorancia  completa  de  la 
etiologia  especiflca  y  virulenta  de  las  Buhas  y  de  su  desco- 
nocido  y  extrano  proceso  patologico,  no  debe  sorprendernos 
que  primeramenle  achacaran  el  mal  a  los  aires  de  la  lierra 
como  los  companeros  de  Colon  los  babian  acharado  a  los 
trabajos  de  la  mar.  «  Y  los  franceses  como  no  sabian  que 
era  pensaron  que  de  los  aires  de  la  propia  lierra  se  lesape- 
gaba;j)  dice  el  puntual  aunque  conciso  historiador  del 
itinerario  que  las  Bubas  siguieron  hasta  Napoles.  Habria 
de  exponcr  ahora  larga  serie  de  textos  y  citas  ya  aducidos 
por  Astruc  en  su  clasica  obra  y  por  Ribciro  Sanchez  en  su 
apasionado  folleto  contra  el  origeu  americano  delas  Babas, 
que  determinan  con  visible  acuerdo  su  primera  aparicion 
en  Italia  en  el  ejeccito  de  Carlos  VIII,  y  la  multiplicacion 
progresiva  de  este  pernicioso  contagio  y  su  alarmante  agra- 
vaci6n  individual  durante  la  invasion  y  conquista  del  Reino 
deNdpoles.  Cfeo  excusada  esta  laboriosa  prueba  porque  la 
certidumbre  de  ambas  afirmaciones ,  logicamente  acordes 
con  las  demostraciones  cientificas,  descansa  en  el  universal 
asentimiento,  esta  en  la  conciencia  de  todos.  Debo  sin  em- 
])argo  dejar  explicita  y  categoricamente  consignada  la 
siguiente  rotunda  afirmacion:  ante  un  examen  desapasio- 
nado  y  justo  no  puede  sostcnerse  la  validez  de  ciertos  lesti- 
monios  historicos  que  como  los  de  Pedro  Delfini  y  Martir 
de  Angleria  figuran  como  de  fecha  anterior  al  descubfi- 
mienlo  del  Nuevo  Mundo,  porque  estdn  nutridos,  amasados 
y  compuestos,  si  me  e?  permitido  hablar  asi,  con  materia- 


74  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE   LAS    BUBAS.  407 

Ics  y  elemeiitos  positiva  y  evidentemente  posteriores  d  esic 
grande  siiceso.  Eucarnan  por  esta  razoii  vicio  de  nulidad. 
Termiiio  pues  rcprodaciendo,  no  como  tema  de  estudio 
siiio  como  legilimo  corolario  de  mi  prueba,  la  segunda  y 
lercera  tesis  de  este  trabajo  que  por  coaexiones  y  enlaces 
que  saltan  a  la  vista  he  tenido  necesidad  de  estudiar  re- 
unidas. 

(lLos  que  acompanaron  a  Colon  en  su  primer  viaje,  he  di- 
cho  anteriormenle,  importaron  a  Europa  entre  los  testimo- 
nios  del  descuhrimiento  del  nueoo  mundo  ,  las  Biihas:  esta 
sucia  y  dolorosa  mercaderia  como  la  llama  Pellicer  el  eru- 
dite anoiddor  del  a-Quijote.-n 

Con  opo7'tuna  y  envidiahle  puntualidad  quedaron  consig- 
nados  el  derrotero  y  el  itijierario  por  donde  las  Buhas  fue- 
ron  conducidas  desde  Espaha  a  Ndpoles.y) 


GUARTA  TESIS. 

Por  vote  y  universal  aclamacion,  la  enfermedad  de  las 
Bubas  fue  declarada  nueva  en  el  viejo  contineute,  puesto 
que  no  se  la  encontro  registradaen  su  historia. 


lie  de  recordaros  ahora,  porque  asi  conviene  al  triunfo 
de  mis  opiniones,  que  si  me  hullo  dispuesto  a  sincera  y 
cortes  discusiou  en  este  asunto,  me  considero  en  el  deber  de 
exigii'on  mis  adversarios  moJicos  6  filosofos,  anticuarios  n 
humanislas,  historiadores  6  eruditos,  antropologos  6  curio- 
SOS  y  diligentes  escudrinadores  como  circunstancia  indis- 
pensable, sine  qua  non,  para  lal  contienda,  pleno,  positivo 
y  practice  conocimiento  de  los  males  de  que  necesariamente 
habriamos  de  tratar,  segiin  hoy  a  todas  horas  los  deflne  y 
demuestra  laciencia  moderna,  experimental  y  clinica,  «Que 
27  * 


408  CONGRESO   DE   AMERICANISTAS.  75- 

aqui  precisamente,  en  elperfecto  conocimientodeestos  ma- 
les, se  encuentra  la  clave  prodigiosamente  facil,  sencilla  y 
al  mismo  tierapo  de  irresistible  poder  y  faerza  para  destriiir 
este  enormisimo  embroUo,  esta  especie,  permilidme  la  fra- 
se,  de  barricadahist6rica.»  Estas  palabras,  dichas  anterior- 
mente  por  mi,  A  prop6sito  del  voluminoso  y  heterogeneo  ale- 
gato  formalizado  por  los  defensores  de  la  antiguedad  de  las 
Bubas  en  el  viejo  continente,  son  de  grande  oportanidad 
en  los  presentes  momentos  en  que  quiero  justificar,  que  por 
voto  y  universal  aclamaci6n  las  Bubas  fueron  declaradas 
en  el  Viejo  Mundo  enfermedad  nueva  y  posterior  al  descu- 
brimiento  del  Nuevo.  Bosquejare  con  elementos  historicos 
la  prueba  de  esta.tesis,  no  tan  amplia  y  textualmente  como 
podria  hacerlo  si  no  hubiera  abusado  tan  to  de  vuestra  bon- 
dad  prolongando  con  exceso  este  trabajo ,  y  dejare  a  los-  . 
adversarios  de  mi  dictamen  que  malgasten  sus  fuerzas  en 
sentido  contrario. 

En  primer  termino  debe  figurar  el  nombre  de  mal  de  la 
Isla  Espanola,  que  le  di6  Rodrigo  Dfaz  de  Isla,  como  privi- 
legiado  y  perito  testigo  de  losprimeros  espanolesque  lead- 
quirieron  e  importaron  ^  Europa  desde  aquella  isla. 

Ha  de  figurar  despues  el  de  Sarampion  de  las  Tndias  dado 
&  las  Bubas  en  Sevilla  en  los  liltimos  aiios  del  siglo  xv  y 
primeros  del  xvi,  porque  enlaza  hist6"ricamente  el  asunto  y 
lo  retrata  con  fidelidad  bajo  el  aspecto  cientiQco.  Sarampion 
por  la  singular  semcjanza  queresulta  entre  este  exantema 
febril  y  la  Uamada  roseola,  que  inicia  siempre  los  sintomas 
generales  de  las  Bubas;  y  de  las  Indias  porque  tal  fue  en 
los  primeros  tiempos  el  sencillo  nombre  otorgado  &  las  tie- 
rras  descubiertas  por  Col6n ,  de  las  cuales  creyeron  decidi- 
damente  los  sevillanos  que  habi'an  sido  importadas. 

No  habi'an  conocido  los  franceses  hasta  1493  con  el  nom- 
bre de  viruela  mds  que  una  sola  enfermedad.  Desde  1494 
admitierou  dos:  la  gorda  ,  que  fueron  las  Bubas,  y  .la  pe- 
quena,  para  diferenciar  lo  que,  por  tosca  apariencia  y  bre- 
ve y  pasajera  analogia,  denominaron  con  un  solo  nombre. 


76  PROCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  409 

El  mismo  decidido  prop6sito  de  distinguir  y  separar  lo 
que  era  de  antiguo  abolengc  y  lo  que  traia  cousigo  apare- 
jada  novedad,  llevo  d  los  inglescs,  alemanes  y  aun  d  los 
moradores  de  algunas  comarcas  ilalianas  &  realizar  en'  sus 
respectivos  idiomas,  distinci6n  nominal  parecida  A  la  que 
desde  luego  establecieron  los  franceses.  Estudiado  y  perse- 
guido  el  mismo  hecho  con  plena  posesi6n  de  los  idiomas 
usuales  en  aquellos  tiempos  se  llegarfa  a  una  demostraci6n 
general  completamente  favorable  para  mi  opini6n,  y  au«- 
que  inesperada  por  su  novedad,  por  lodo  extremo  16gica  y 
exacta;  como  que  emana  de  la  inflexible  y  naturalisima  ley 
filologica  que  reconoce  los  niodos  de  crearse  para  hechos 
nuevos,  nuevas  denominaciones.  Abandono  esta  pequeiia 
faz  de  mi  tesis  porque  ignoro  en  absoluto  dichos  idiomas, 
para  ampliarla  con  otros  testimonies  paralelos  a  los  expues- 
tos,  y  por  analoga  ley  engendrados. 

Los  Portugueses  y  aragoneses  llamaron  a  las  Bubas  mal 
de  los  castellanos;  los  italianos,  napolilanos,  suizos,  ingle- 
ses,  alemanes,  tudescos  y  turcos,  mal  de  los  franceses;  los 
polacos,  mal  de  los  alemanes;  |os  rusos,  mal  de  los  polacos; 
los  persas,  mal  de  los  turcos;  en  algunos  puertos  de  Ingla- 
terra  fueron  uombradas  mal  do  Burdeos ;  en  Berberfa,  mal 
de  los  cristianos  y  de  los  espanoles;  en  las  posesiones  portu- 
guesas  de  Africa,  mal  de  los  Portugueses;  y  por  lodas  paries 
con  los  que  tuvieron  la  primacia  en  la  conducci6n  y  propa- 
gacion  de  las  Bubas,  se  guardo  la  consecuencia  de  achacar- 
selas,  d^ndolas  su  nombre  como  teslimonio  de  la  novedad 
del  mal  y  de  la  evidencia  hist6rica  de  su  trasporte.  Y  cosa 
rara ,  singular,  verdaderamente  peregrina  y  anliii6mica, 
mientras  que  por  todo  el  viejo  continente  se  sanciono  la 
novedad  del  mal  con  la  novedad  de  su  denominaci6n,  nadie 
pens6  por  el  momento,  ni  en  los  primeros  anos  del  descu- 
brimiento  y  conquista  del  Nuevo  Mundo  en  designarlas  en 
aquellos  remotos  paises  como  mal  de  sus  descubridores 
europeos. 

Tercera  serie  de  nombres  nacidos  al  mismo  tiempo  y  del 


410  CONGRESO    Dli    AMEKIGANISTAS.  77 

propio  modo,  por  molivos  de  analogi'a  6  de  aparente  origeii 
contagioso,  que  los  que  dojamos  expuestos,  testifica  lam- 
hien,  con  su  novedad  la  novodad  de  las  Bubas  en  el  viejo 
oontinente  en  los  lillimos  anos  del  siglo  xv.  Fueron  nom- 
hradas  sarna  espanola  en  Sicilia  y  los  Pai'ses  Bajos;  sarna 
francesa  en  Italia  y  Napoles;  viruela  francesa  en  Inglate- 
ira,  Holanda,  Alemania  y  Suiza;  sarna  de  los  burdeles  y 
puslulas  obscenas  en  varios  paises  dd  Europa;  pretendio 
Villalobos  que  sc  las  denominara  sarna  egipciica  porquc 
roil  espiritu  biblico  las  considero  scmejantes  a  las  plagas 
(le  Egiplo  ;  las  nombro  Gaspar  Torrella  pudendagra;  Pedro 
Piiilor  morbo  f;edo  et  ocullo  his  temporibus  affligenti; 
(irundbek  de  pestillentialli  scoria  sive  mal  de  Franlzos;  los 
aragoneses  las  llamaron  mal  de  simientc,  etc.,  etc.,  porquc 
OS  cansaria  si  me  propusiera  anotar  tanto?  y  tan  singulares 
iiombres  con  que,  repito,  por  motives  de  analogias  6  de 
identica  via  de  trasmision  se  pretendio,  con  posterioridad 
siempre  al  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo,  distinguir 
las  Bubas  en  los  ultimos  anos  del  siglo  xv. 

A  la  vez  que  al  calor  y  por  el  estimulo  de  la  novedad  do 
las  Bubas  se  creaban  tantos  nombres,  los  historiadores 
coetancos  miis  intimamente  conocedores  de  los  hechos  dc 
siis  liempos  afirmaban,  con  unanime  acuerdo,  su  novedad. 
Paulo  Jovio  dice:  aPero  la  venida  de  los  franceses  parecio 
;'i  muchos  muy  mas  grave ;  porque  de  mas  de  aver  turbado 
nuestro  sosiego ,  nos  truxo  tambien  una  enfermedad  nunca 
oyda  en  los  siglos  passados,  muy  semejanle  a  aquella  quo 
sioiido  Tiberio  Emperador,  fue  llamada  Mentagra,  y  hizo 
dano  grande  en  la  ciudad  de  Roma»  (1). 

Guichardini  anoto  el  mismo  hecho  que  I'aulo  Jovio, 
mostrandose  siu'iularmente  conformc  con  las  noticias  de 


'c ' 


ste  dilisente  historiador. 


"^o 


Pedro  Martir  en  su  va  famosa  carta  6.  Arias  Barbosa 


(1;    Vc.ise  traiiufcion  de  Gnspar  ile  Biez^u 


78  PIlOCEDENCIA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  4!! 

afirmo,  con  la  natiiial  sencillez  que  la  verdad  reclama,  que 
las  Babas  eran  peculiarcs  de  aquellos  tiempos  ;  sin  que  los 
que  han  citado  este  documeiilo  como  testimoiiio  dc  la  aiili- 
giiedad  de  las  Bubas,  parasen  mientes  en  cl  error  de  fecha, 
aunqne  determinaba,  en  contraste  con  el  fondo  de  la  carta, 
anacronismo  inexplicable  y  absurdo  como  todos  los  ana- 
cronismos. 

■  Lucio  6  Lucas  Marinco  Siculo  proclamo  la  novedad  del 
mal  con  posterioridad  al  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo 
como  ia  habian  proclamado  Gonzalo  Fernandez  de  Oviedo 
y  Las  Gasas. 
Nuestro  Lopez  de  Villalobos  dijo  en  1498  : 

«[Fue  una  pestilencia  no  vista  jamds 
en  metro  ni  prosa,  ni  sciencia  ni  historia.» 

Perdonadme,  senores,  que  no  acnmule  mas  cilas  de  liis- 
toriadores  tesligos,  porque  me  detiene  el  fundado  temor  do 
ofender  a  vuestra  reconocida  ilustracion,  y  permitidmeque 
en  breves  palabras  someta  a  vuestro  jiiicio  un  hecho  que 
por  su  caracter  de  universalidad  complela  y  perfecciona  la 
prueba  de  que  las  Bubas  han  sido  nuevas  en  el  viejo  conti- 
nente  a  partir  del  descubrimiento  de  Colon. 

Por  la  extension  que  desde  luego  alcanzaron  en  Europa; 
por  su  dolorosa  inlensidad;  por  su  repugnante  aspecto;  por 
su  gravedad  siempre  creciente,  y  por  la  tenaz  y  desespe- 
rante  rebeldia  con  que  respondicron  a  los  metodos  curati- 
vos  que  la  medicina  de  aquellos  tiempos,  falta  de  experien- 
cia  y  guiada  por  principios  y  praclicas  de  escuela  y  aulo- 
ridad  cientifica,  pudo  oponcrlas,  suscitaron  por  todas  par- 
tes medidas  e  instituciones  complelamenle  nuevas,  hijas 
legilimas  de  su  novedad.  Posteriores  a  1493  registramos 
numerosas  disposiciones  de  los  gobicrnos  y  dc  los  pueblos 
para  vigilar.  aislar  y  hasta  secuestrar  a  los  bubosos,  y  so- 
bre  todo  a  lasmiseras  y  desventuradas  prostitutas,  cuando 
se  temia  6  sospechaba  que  estuvieran  atacadas  de  este  con- 


41-2  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  79 

tagioso  mal.  Tras  eslas  primeras  medidas  que  nacieron,  por 
decirlo  asi,  espontaneamente  ante  el  primer  conocimiento 
de  las  bubas,  y  sobre  todo  de  la  evideucia  de  su  caractor 
contagioso,  la  caridad  privada  y  publica  creo  asilos  para  la 
asislencia  y  especial  curacion  de  los  bubogos,  iiombraudo- 
Ics  de  unciones,  de  aguages,  de  bubosos,  etc.,  etc.,  sin  que 
pueda  citarse  ni  una  sola  de  aquellas  medidas  ni  uno  solo 
de  estos  asilos  de  condicion  bien  clara  y  definida  por  lo 
que  respecta  a  su  relacion  con  las  bubas,  que  tenga  fecha 
anterior  al  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo.  He  dieho  en 
otra  ocasion  en  carta  dirigida  a  insigne  escritor  extran- 
jero  y  concluyo  con  la  cuarta  tesis:'  «Explican  iinos  la  pre- 
sentacion  de  la  sifilis  (las  bubas)  como  e.\acerbaci6n  repen- 
tina  y  pestilente  de  afectos  que  habian  peregrinado  silen- 
ciosos  desde  la  antigiiedad  basta  el  siglo  sv;  otros  como 
novedad  acaecida  en  Italia  por  mil  diversos  motivos  que 
caprichosamente  varian  y  amontonan;  algunos  como  sin- 
gular degeneracion  de  la  lepra,  todavia  tan  extendida  por 
las  naciones  meridionales  de  Europa;  y  los  mas  como  re- 
galo  que  las  lascivas  mujeres  de  Haity  hicieron  a  los  liber- 
tinos  europeos  que  saciarpn  con  eilas  sus  carnales  apetitos; 
pero  todos  convienen  en  que  la  enfermedad  d  que  Fracas- 
tor  did  el  nombre  de  sifilis  (las  bubas)  no  perteneci6  d  la 
historia  del  Viejo  Mundo  "antes  del  descubrimento  de  las 
Americas,  en  el  aiio  de  1403.  No  es  este  un  acuerdo  cual- 
quiera  tomado  al  azar  por  unos  cuantos,  sino  que  le  si- 
guen,  sin  la  mas  leve  vacilacion,  historiadores,  medicos  y 
no  medicos,  religiosos  y  profanos,  universales  y  particula- 
res;  y  no  ya  como  un  hecho  de  simple  referenda,  sino 
como  cosa  acaecida  d  su  vista  y  en  su  propia  presencia,  so- 
bre cuya  exactitud  ni  se  permiten  lamas  leve  observacion 
ni  loleran  el  mds  ligero  reproche.  La  tal  presentaci6n  de 
la  sifilis  (las  bubas),  que  no  dejo  de  considerarse  como  un 
grande  suceso  historico,  tuvo  el  privilegio  de  trascender  d 
toda  la  vida  social,  y  por  este  motivo  no  s61o  se  encarno 
en  la  ciencia  y  en  la  historia,  sino  que  suscito  por  todas 


80  PROCEDExNCIA    AMERICANA    DE    LAS   BUDAS.  413 

paries  en  las  instituciones  piiblicas  y  en  el  hogar  de  la 
vida  domeslica,  en  la  literatura  y  en  las  artes,  en  las  leyes 
y  costumbres  de  los  pueblos,  la  sorpresa  que  causa  la  no- 
vedad,  el  miedo  que  provocan  el  dolor  y  la  peslilencia,  el 
anatema  que  no  podia  menos  de  lanzar  la  lascivia  pertur- 
bada  en  sas  deleites  y  el  picante  sarcasmo  6  el  diabolico 
epigrama  con  que  habia  de  burlarse  de  la  multitud  casti- 
gada,  la  risa  de  los  satiricos  modernos.)) 


QUINTA  TESIS. 

Con  los  caracteres  que  en  las  bubas  ha  reconocido  y  a 
lodas  boras  reconoce  y  comprueba  la  ciencia,  se  explican 
cumplidamente  sin  artificios  extraordinarios  y  sobrenatu- 
rales  causas  la  extension  y  gravedad  casi  pestilenciales  que 
alcanz6  esta  dolencia  durante  los  anos  de  1494,  95  y  96  en 
el  ejercito  del  rey  de  Francia  Carlos  VIII. 


Es  evidente  que  el  asunto  a  que  he  consagrado  esta  me- 
moria  se  aleja  en  la  tesis  que  acabo  de  leeros  del  caracter 
americanista  que  en  conciencia  debe  ini'ormarla  en  todas  , 
sus  partes;  pero  tambien  lo  es  que,  por  espi'ritu  de  propia 
conservaci6n ,  el  estudio  de  esta  tesis  debe  com  pie  men  tar 
logica  y  necesariamente  mi  trabajo  si  no  quiero  dejarle  huer- 
fano  e  indefenso  contra  amauados  y  tenaces  aunque  poco 
fundados  ataques  de  mis  adversarios.  Frente  a  frente  de  mi 
detallada  y  robusta  prueba  del  origen  y  procedencia  ameri- 
canos  de  las  Bubas  me  temo  y  espero,  y  por  tal  razon  me 
permito  dirigiros  estas  palabras,  que  han  de  colocar,  por 
supuesto  con  su  habitual,  y  presuntuosa  seguridad,  el  gi- 
gantesco  fantasmade  la  epidemia  napolitana  de  los  ultimos 


414  CONGRESO    DE    AMERICANISTAS.  8! 

afios  del  siglo  xv,  fanlasma  que  urge  desvanecer  y  aniquilar 
para  siempre  a  fin  de  que  no  empafie,  oscurezca  y  perturbe  la 
tranquila  y  diafana  realidad  de  la  historia.  Y  el  caso  es  que 
se  haii'acostumbrado,  perdonadme  esta  coufesiou,  a  citarle 
legos  y  profanes,  historiadores  y  medicos,  etc.,  etc.,  con  la 
misma  confianza  y  seguridad  que  si  fuese  positiva  y  abso- 
lutamente  cierto,  y  de  el  tuviesen  cabal  y  cumplida  noticia 
per  haberse  realizado  a  su  presencia  y  en  toda  la  plenitud 
de  su  especial  dcsarrollo.  De  boca  en  boca,  sin  correclivo  ni 
vacilacion  alguna ,  corre,  si  me  es  permilida  esta  frase,  la 
epidemia  napolitana  de  los  liltimos  aiios  del  siglo  xv,  y  todo 
el  mundo  cree  en  ella  como  podemos  creer  en  nuestro  siglo 
en  las  epidemias  de  colera  morbo  asiatico;  pero  la  verdad 
es  que  penetrando  con  severo  y  profundo  analisis  en  el  co- 
nocimicnto  y  estudio  del  hecho  a  que  se  ban  atribuido  ca- 
racteres  de  una  grande,  violenta  y  pavorosa  epidemia,  se 
alcanza  muy  pronto  que  la  cosa  fue  liana  y  sencilla  entran- 
do  holgadamente  en  las  condiciones  naturales  y  ordinarias 
de  las  Bubas.  jQue  hubo  muchos  bubosos  en  Italia  en  1494 
y  95!  Cierto:  ;  Pero  quo  las  Bubas  tuvieron  liempo  no  solo 
de  propagarse  con  silenciosa  facilidad  sino  de  alcanzar  im- 
punemente  en  cada  individuo  toda  su  temible  y  dolorosa 
graduacion!  Cierto  tambien;  sin  que  para  ello  hubieran  de 
intervenir  artificios  extraordinarios  y  sobrenaturales  cau- 
sas.  Basto  entonces,  como  ha  baslado  siempre,  el  contagio 
directo  y  personal  por  tantos  y  tan  diversos  caminos  reali- 
zado para  que  el  niimero  de  los  bubosos  creciera  y  se  mul- 
tiplicara,  segiin  la  frase  biblica,  y  de  cada  vez  fuese  mas  vi- 
sible, dada  la  esterilidad  de  los  primeros  metodos  curatives 
empleados,  6  mejor  y  mas  exactamente  dicho,  su  perturba- 
dora  y  siniestra  ingerencia  para  ayudar  a  las  Bubas,  debi- 
litaudo  y  postrando  a  los  infelices  atacadosde  ellas.  Buscad 
los  motivos  de  contacto  mas  6  menos  fntimo,  m^s  6  menos 
sostenido  que  puedan  existir  entre  individuos  de  la  especie 
humana,  y  por  todas  partes  encontrareis  la  facil  trasmisidn 
de  las  Bubas.  La  union  sexual,  con  privilegiada  preferen- 


82  PROCEDENCrA    AMERICANA    DE    LAS    BUBAS.  Wh 

cia;  la  laclancia;  los  besos  amorosos;  los  reconocimientos 
cieiitificos;  la  vaciinacion,  etc.,  etc.,  y  vereis  c6mo  se  mui- 
liplican  las  ocasiones  de  conlagio.  Y  aim  suponiendo  que 
de  todos  los  medios  indicados  no  exisliese  mas  que  el  pi-i- 
mero,  es  decir,  el  comercio  sexual,  el  solo  bastaria,  ayudado 
de  los  vicios  humauos,  para  propagarlas  vivamente  por  la 
ancha  supeiTicie  de  la  ticrra  «como  torbellinos  disparados 
de  la  region  del  fuego  con  la  mision  de  abrasar  al  nuindo,)) 
segun  la  apasionada  frasc  con  que  el  erudilo  Floranes 
quiso  contrariar  aquella  vcrdad.  Y  cucnta,  seiiores,  que  si 
el  comercio  sexual,  el  activo  y  perseverante  comercio  se- 
xual se  realiza  muchas  veccs  ,  a  espaldas  de  la  legitimidad 
honrada  y  honesta,  con  el  bullicioso  escandalo  de  las  man- 
cebias  y  piiblicos  burdeles,  otras  no  escasas  en  niimero, 
liene  lugar,  por  razones  que  A  todos  se  os  alcanzan,  como 
alijos  de  contrabando,  con  mayor  silencio  que  el  que  em- 
plea  la  arana  para  tejer  sus  telas  y  con  todo  el  recondito  si- 
gilo  con  que  puede  velarle  su  constantc  ilegitimidad  para 
verse  libre  de  la  escudrifiadora  y  penelrante  investigaciou 
de  la  mas  astuta  y  diligente  malicia.  Pues  bien,  con  tales 
condiciones  se  realize  la  propagacion  de  las  Bubas  en  el 
ejercito  frances  al  cruzar  la  Italia;  gcrminaron  del  propio 
modo  en  el  pais,  en  son  de  triunfo,  atravesado  por  dicbo 
ejercito;  cundieron  dcsde  Italia  y  Francia  a  las  naciones 
fronterizas  personalmente  propagadas  por  el  comercio  se- 
xual, y  del  propio  modo  ban  sido  llevadas  a  los  liltimos  y 
mas  apartadoG  confines  de  la  tierra,  y  por  todas  partes  se 
liizo  constar  este  hecho,  sin  que  en  los  primeros  tiempos  de 
la  novedad  del  mal  se  quebrantase  la  unanimidad  de  parc- 
ceres,  hasta  que  en  el  siglo  pasado  Riveiro  Sanchez  invonto 
la  perfida  y  traidora  ospccie  del  origen  epidemico  con  el 
personalisimo  proposito  de  rebajar  la  importancia  de  los 
Lrabajos  de  Astruc  y  Swietcn.  No  puede  leerse  sin  penosa 
amargura  el  alegato  de  Riveiro  Sanchez  porque  se  descu- 
bre  en  el  no  ya  la  falsedad  de  tan  arliflcioso  escrito,  sino  la 
del  mismo  y  poco  escrupuloso  escritor  portugues  que  acha- 


416  COXGRESO  DE  americanistas.  83 

caba  las  Babas  como  de  sucesion.legitima  y  perfecta  a  la 
Uamada  peste  de  los  marranos ;  explicando  las  enormes  di- 
ferencias  de  ambos  males  por  alenuaciones  y  variantes  ca- 
prichos'isimas  y  de  pura  fantasia  que  jam.'ls  se  ban  rccono- 
cido  en  la  mcdicina,  y  creando  para  ellas  a  su  antojo  una 
eliologia  cosmica  y  teliirica  de  que  ni  en  los  liempos  ante- 
riores  ni  en  los  posteriores  transcurridos  hasta  hoy  ha  exis- 
lido  la  mas  leve  sospecha.  Greo  suficionte  en  los  actuales 
momentos  esta  indicacion  para  que  los  que  deseen  mayor 
conocimiento  del  asunto  puedan  dirigir  sus  investigaciones 
por  este  camino,  esperanzados  y  seguros  del  mismo  victo- 
rioso  triunfo  que  yo  creo  haber  alcanzado  respecto  de  este 
lillimo  tema  en  mi  libro  la  sifilis  y  las  enfermedades  que 

SE  HAN  CONFUNDIDO  CON  ELLA, — He  DICHO. 


RECEPCIUN  EN  EL  AYIjNTAMIENTO. 


La  Corporacion  municipal  de  Madrid  y  el  Alcalde 
Sr.  Abascal,  patronos  del  Congreso  de  America- 
nistas  invitaron  especialmente  d  los  socios  de  este 
ii,  la  fiesta  que  en  su  agasajo  tenian  dispuesta  para 
la  noche  del  27,  en  la  casa  de  la  Villci.  El  edificio 
Incia  exteriormente  brillante  iluminaciun  de  gas; 
en  el  portal,  adornado  con  plantas  y  flores  se  ha- 
llaban  formados  los  bomberos  con  traje  de  gala; 
anunciaban  la  Uegada  de  los  invitados  los  porteros 
de  banda,  y  los  alguaciles,  vistiendo  el  historico 
traje  del  siglo  xvn  cubrian  la  escalera,  entapizada 
y  adorn ada  igualmente  con  profusion  de  llores. 

Una  Comision  del  Ayuntamiento  compuesta  de 
los  Sres.  Abascal,  Arroyo,  Alvarez  Gapra,  Martinez 
Bran,  Santibafiez,  Lara  y  Vela,  reci])ian  galante- 
mente  a  los  que  iban  llegando  .i  los  salones  cuyo 
lujoso  adorno  realzaban  los  macizos  de  plantas  ex6- 
ticas  en  gran  parte  americanas,  dispiiestos  con  el 
mejor  gusto. 


418  CONGRESO    DE   AMERICANISTAS. 


A  las  diez  se  presento  S.  M.  el  Rey,  que  vestia 
frac  negro,  con  la  placa  de  las  cuatro  Ordenes  mi- 
litares  acompafiado  del  Mayordomo  mayor,  seflor 
Duque  de  Sexto,  y  fue  recibido  en  el  portal  por  el 
A-lcalde  Sr.  Abascal,  los  Tenientes  de  alcalde,  los 
Concejales  Sres.  Monasterio,  Moreno  Lopez,  Jaquete 
y  Osorio  y'el  secretario  Dicenta,  comisionados  al 
efecto.  Ya  entonces  llegaba  la  distinguida  concu- 
rrencia  a  mas  de  ochocientas  personas,  que  con  los 
uniformes  v  condecoraciones  ofrecia  hermoso  con- 
junto,  aunque  se  echara  de  menos  lo  que  verdadera- 
mente  hermosea  y  presta  mayor  encanto  a  toda 
fiesta;  las  damas. 

Guiados  los  Americanistas  por  los  Sres.  Conce- 
jales, examinaron  todo  lo  que  encierra  el  edificio, 
singularmente  las  tapicerias  antiguas,  siendo  pre- 
sentados  a  S.  M.  el  Rey  y  a  los  altos  dignatarios  del 
Gobierno  y  la  Administracion,  asi  como  a  los  que 
enaltecen  a  la  literatura  y  las  artes  en  Esparia.  Ci- 
tarlos  a  todos  seria  prolija  tarea,  estando  como  * 
estaban,  los  Ministros  de  la  Corona,  el  Guerpo  di- 
plom^tico,  el  Capitan  general  y  el  Gobernador  civil 
de  Madrid,  Comisiones  de  las  Academias  y  otros 
cuerpos  cientificos,  de  la  Banca,  de  la  prensa,  del 
Ejt^rcito,  de  la  Armada,  y  como  es  de  suponer,  por 
la  mesa  del  Gongreso,  los  Sres.  Alvareda,  Presiden- 
te,  duques  de  Veragua  y  Moctezuma,  Conde  de  To- 
reno,  Lasala,  Conca,  Saveedra  y  los  Secretarios. 

La  orquesta,  dirigida  por  el  maestro  Ghapi,  ame- 
nizo  la  reunion  tocando  las  piezas  siguientes: 


RECBPCION   EN   EL   AYUNTAMIENTO.  419 

Overtura  de  Guzman  el  Bueno,  de  Bret6ii. 

Suenos  de  amor,  Kaulich. 

Fantasia  morisca,  Chapi. 

Serenata  espanola,  Valle. 

Fantasia  de  aires  nacionales,  Inceiiga. 

Stefanie,  Farbach. 

A  las  once  se  abrio  el  salon  de  las  columnas  en 
que  estaba  dispuesto  el  refresco  con  suntuosidad,  y 
cerca  de  la  media  noche  anuncio  la  marcha  real 
que  S.  M.  se  retiraba,  haciendolo  sucesivamente 
los  invitados,  aunque  no  sin  expresar  al  Sr.  Abascal 
y  Concejales  del  Ayuntamiento  su  gratitud  por  la 
galante  acogida  que  habian  hallado  en  los  patronos 
del  Gongreso. 


FIN   DEL   TOMO    PRIMERO. 


IN  DICE. 


Junta  organizadora 7 

Pruiera  sesi6n J  8 

Coastituci6a  de  la  Mesa •. 21 

Nombramiento  del  Consejo  central 22 

Segunda  sesi6n 24 

Disciirso  del  Sr.  Ministro  de  Fomento 26 

Discurso  de  M.  A.  Bamps 33 

Discurso  del  Sr.  D.  H.  F.  Varela 35 

Discurso  de  S.  M,  el  Rey 37 

Exposici6ii  de  antigliedades  americanas 39 

TerCERA  SESION 43 

Discurso  del  Sr.  Duque  de  Veragua 43 

La  grande  terre  del'Ouest  dans  les  documents  celtiques  du 

moyen-age,  par  M.  E.  Beauvois 45 

i,Puede  deducirse  de  la  historia  y  del  estudio  de  las  fen6- 
menos  geol6gicos  que  ofrece  la  isla  de  Cuba  que  esta 
haya  estado  unida  6  no  al  Continente  de  America  en 
los  tiempos  precolombianos?  For  D.  M.  Ferndndez  de 

Castro 74 

La  isla  de  Cuba  estuvo  unida  un  dia  al  Continente  ame- 

ricano,  por  D.  M.  Rodriguez  Ferrer 95 

Fr.  Bartolome  de  las  Casas,  por  D.  A.  M.  Fabie. ......  113 

Contestacion  de  D.  M.  Jimenez  de  la  Espada 115 

Discurso  del  Sr.  Arias  de  Miranda 117 

Rectificaci6n  del  Sr.  Fabie ' 120 


422  •  INDICE. 

I  Son  ap6crifo8  los  viajes  de  Juan  de  Fuca  y  de  Lorenzo 

Ferrer  Maldonado?  por  D.  P.  de  Novo  y  Colson 122 

Noticias  del  museo  de  Berlin  por  M.  W.  Reiss 128 

Excitaci6n  de  M.  A.  Bamps 129 

Hypothese  sur  la  Disparitidn  de  I'Atlantide  par  M.  Mar- 

cella  T.  Wilkins 131 

Pruebas  geologicas  de  la  existencia  de  la  Atldntida;    su 

fauna  y  su  flora  por  D.  Federico  de  Botella 142 

CuARTA  sesi6n 166 

Discurso  del  Sr.  Principe  Gortshacow 166 

Propo8ici6n  del  Sr.  Houghton 167 

Telegrama  enviado  &  la  viuda  del  general  Garfield,  Presi- 

dente  que  fue  de  los  Estados-Unidos  de  America 169 

Observaciones  sobre  geologia  de  Cuba  por   M.    H.    de 

Saussure 169 

Conte8taci6n  del  Sr.  Fernindez  de  Castro 172 

Fray  Bernal  Bull  y  Don  Pedro  Margarit  por  el  P.  Don 

Fidel  Fita 173 

Des  voyages  reels  on  pretendus  des  juifs,  arant  Christophe 

Colomb,  por  M.  I'abbe  Louvot 179 

Observaciones  hechas  &  la  anterior  memoria  por  el  Sr.  Ji- 
menez de  la  Espada 188 

Otras  de  D.  B.  Martin  Minguez 189 

Otras  de  M.  Vinson 1 90 

Expo8ici6n  Botanica 193 

Qdinta  se9i6n 196 

Discurso  del  Sr.  M.  M.  de  Peralta 196 

L'ile  des  Septs  Cites  et  I'ile  Antilia,  par  M.  Panl  Gaffarel. .  198 
Pedro  Cieza  de  Le6n,  por  el  Sr.  Jimenez  de  la  Espada. . .  214 
Expediciones  precolombianas  de  los  Vizcainos  &  Terranova 
y  a  los  paises  del  literal  inmediato,  por  D.  C.  Fernan- 
dez Duro 216 

Progreso  de  la  cartografia  amexicana  por  D.  C.  Fernandez 

Duro 216 

El  museo  de  Berlin,  por  el  Sr.  W.  Reiss 220 

Observaci(yies  de  M.  A  Bamps 221 


i.NDicE.  423 

De  los  terricolas  cubanos  con  anterioridaJ  a  lo8  que  alii 
encontr6  Col6n,  segiin  puede  inferirsc  de  las  antigiie- 
dades  encontradas  en  esta  isia,  por  D.   M.  Rodriguez 

Ferrer 224 

Rapport  de  M.  Henri  Saiissure  snr  un  os  maxillaire  infe- 

rieur  trouye  a  Cuba 262 

Dictamen  acerca  dc  la  misma  mandibula,  del  Doctor  D.J. 

B.  Hijar  y  Haro , 265 

Memoria  acerca  de  la  prioridad  del  descubrimiento  por  los 
espanoles  de  la  region  de  los  lagos,  por  M.  George  A. 

Leakin 267 

Observaciones  de  D.  J.  de  la  Pezuela 269 

Smithsonian  Institution.  An  accoiint  of  its  operations.. . .     270 

Memoria  de  D.  B.  Martin  Minguez 299 

Se8i6n  del  Consejo  central 303 

Proposici6n  de  D.  J.  Zaragoza 30 1 

Otra  del  Principe  Gortschacow 308 

Designaci6n  de  la  ciudad  de  Copenhague  para  el  Congreso 

de  1883 310 

Sexta  sesion 310 

Discurso  de  M.  H.  de  Saussure 310 

Memoria  de  D.  G.  Fournier 312 

Observaciones  de  M.  W.  Reiss 312 

Otras  de  M.  Dognee 313 

Memoria  leida  por  M.  A  Bamps 314 

A  Brief  Review  of  Native  American  Pottery  By  Edwin  A. 

Barber 323 

iCnales  son  las  principales  enfermedades  contagiosas  que 
reciprocamente  ban  cambiado  entre  si  los  pueblos 
del  Antiguo  y  del  Nuevo  Mundo?  por  D.  B.  Montejo 

y  Robledo 334 

Recepci6n  en  el  Ayuntamiento 417 


LAMINAS. 


Pajfs. 

Craneos  encontrados  en  Cuba 240 

Mandibula  f6sil 

La  misma  mandibula " 

Idolos  encontrados  en  Cuba *^ 

Fio-uras  de  barro  cocido  encontradas  en  .S.   Juau  de  Teo- 

tihuacan ^^^ 

American  Pottery  (  5  hiuiinas) SiO 

Carta  del  Oceano  Atlantico  Septentrional » *Me*i" 

Fragmcnto  de  una  Carta  del  Canada ( tomo. 


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