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THE J. PAUL GETTY MUSEUIVI LIBRARY
j^CTj^S
DEI.
CONGRESO IN'TERNACIONAL
. . DE AMERICANISTAS
^.^ REUNION — MADRID — 1881
CONGRESO
INTERNAGIONAL
DE
AMERICANISTAS
A C T A S
DE LA
CUARTA REUNION
ny[:^X)I?.IID — 1881
TOMO PRIMERO
MADRID 1881
KRAU5 REPRINT
Nendeln/Liechtenstein
1968
Reprinted by permission of the
INTERNATIONAL CONGRESS OF AMERICANISTS
a Division of
KRAUS-THOMSON ORGANIZATION LIMITED
Nendeln /Liechtenstein
1968
Printed in Germany
Lessingdrudcerei in Wiesbaden
GETTY CENTER IJWWIIY
For ac"uerdo del Congreso Internacional de Americanistas
verificado en Bruselas en Setiembre de 1879, fue designada la
villa de Madrid para celebrar la cuarta reuni6n en el mismo mes
de Setiembre de 1881.
l*ar decision du Congres International des Americanistes
reuni a Bruxelles en Septembre 1879, la ville de Madrid a ete
designee pour etre le siege de la quatrieme session du 25 au 28
Septembre 1881.
0 1 *
JUNTA ORGANIZADORA.
Protector.
S. M. EL REY DON ALFONSO XII.
Patrono.
ExcMO. Ayuntamiento de Madrid.
Presidente de honor.
ExcMo. Sr. D. Antonio Ganovas del Castillo, ex-p reside ii-
tc del Consejo de Ministros, presidente de la Sociedad
Geogrdfica de Madrid, academico de la Espaiiola, de la
Hisloria y de Giencias morales y politicas ; caballero de
la insigiie orden del Tois6n de Oro , etc.
Vicepresidcntes de honor.
ExcMO. Sr. D. Gristobal Golon de la Gerda, almirante y
adelantado mayor de las Indias, duqiie de Veragua y de
la Yega, marques de la Jamaica, grande de Espana, se-
iiador del reino , liceiiciado eii Derecho civil y can6nico
y doctor en Derecho administrativo.
ExcMO. Sr. D. Antonio Marcilla de Teruel Moctezuma y
Navarro, duque de Moctezuma de Tultengo, marques
de Tenebron, grande de Espaiia y gentil-hombre de ca-
mara y mayordomo que ha sido de S. M. la Reina Dona
Isabel II , ex-senador del reino , gran cruz de Gdrlos III,
gran cordon de la Legi6n de Honor de Francia, maes-
trante de la de Zaragoza.
ExcMO. Sr. F. Rusell Lowell, enviado extraordinario y
miuistro plenipotenciario de los Eslados-Unidos de
America.
8 nONGRESO DE AMERICANISTAS.
ExcMO. Sr. D. Fermin de Lasala y Collado . ex-ministrode^
Fomento, senador del roino y gran criiz de la Goncep«-
ci6n de Villaviciosa de Portugal.
Presidente.
p]xf:MO. Sr. D. Francisco Queipo de Llano y Gayoso, con--
de de Toreno, grande de Espana, presidente del Gongre-
so de los Diputados, presidente del Gonsejo superior de
Agricullura, Industria y Gomercio, etc.
Vicepresidentes.
ExcMO. Sr. D. Jose de Gardenas, ex-director general de-
Instruccion piiblica, diputado d Gortes, gran cruz de
Gristo de Portugal y comendador de la Legi6n de Honor.
ExcMO. Sr. D. Rafael Merry del Val, enviado extraordi-
nario y ministro plenipotenciario de Espana en Bel^ica..
ExcMO. Sr. D. Antonio Garcia Gutierrez, director del
Museo Arqueol6gico Nacional y academico de la Es-
panola.
ExcMO. Sr. D. Francisco Javier de Salas, capitan de na-
vio, director del Museo naval, de la Real Academia de
la Historia, gran cruz de la orden de Gristo de Portugal.
Tesorero.
ExcMO. SENOR marques i)E Urquijo, banquoro.
Secretario general.
Ilmo. bR. D. GesAreo Fernandez Duro, capitan de navio^
academico de la Historia, vicepresidente de la Sociedad
Geogrdfica de Madrid, del Gonsejo superior de Agricul-
lura, Industria y Gomercio.
Secretaries adjuntos.
i>R. D. M. Andres Domec, ofirial del cuerpo de Archiveros,.
JUNTA ORGANIZADORA. 9
Bibliotecarios y Anticuarios y secretario de la Sociedad
Geografica de Madrid.
Sr. D. Alfredo Escobar , rodactor de La Epoca.
ExcMO. Sr. D. Manuel Gonzalez Llana, redactor de La
Iberia , ex-gobernador civil y gran craz de Isabel la Ga-
t(31ica.
Sr. D. Jose Gutierrez Abascal , redactor de El Imparcial.
Sr. D. Juan Gatalina Garcia, 'redactor de ElFenix, ar-
chivero, bibliotecario y anticuario, correspondiente de
la Real Academia de la Ilistoria.
Sr. D. Jose Fernandez Brem6n, redactor de La Ilustracion
Espanola y Americana y jefe de Adminislracion.
Vocales delegados.
Sres.: Barrantes (Excmo. Sr. D, Vicente), inspector ge-
neral de Instruccion piiblica, de las Reales Academias
Espanola y de la Historia, ex-diputndo Jl G6rtes.
Coello Y QuESADA (Excmo. Sr. D. Francisco)-, coronel de
ingenierosretirado, academico dela Mistoria, presidente
honorario de la Sociedad Geografica de Madrid, gran cruz
blanca del Merito Militar, comendador de la Legion de
Honor y de la orden mililar de Leopoldo de Belgica, etc.
Colmeiro y Penido (Excmo. Sr. D. Miguel), decano de la
Facultad de Giencias de la Universidad de Madrid, pro-
fesor y director del Jardiu Botanico, vocal del Gonsejo
superior de Agricultura, Industria y Gomercio, de las
Reales Academias de Giencias y de Medicina, gran cruz
de Isabel la Gatdlica , etc.
Corradi y G6mez (Excmo. Sr. D. Fernando), ex-ministro
plenipotenciario, senador del reino, academico de la His-
toria, gran cruz de Garlos III, de Gristo de Portugal y de
otras ordenes , etc. , etc.
EscuDERO de la Pena (Sr. D. Jose Maria) , director del Ar-
chivo general Gentral , archivero-bibliotecario y profesor
de la Escuela de Diplomdtica, correspondiente de la Real
10 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Acaderaia de la Historia, comendador de Cirlos III y de
Isabel la Gatolica.
Fabie (Excmo. Sr. D. Antonio Maria), diputado a Cortes,
de la Real Academia de la Historia , consejero de Eslado,
gran cruz de Isabel la Cat61ica.
Ferreiro (Sr. D. Martin), constructor de cartas de la Di-
reccion de Hidrografia, correspondiente de la Real Aca-
demia de la Historia y secretario de la Sociedad Geo-
grafica de Madrid.
Gonzalez de Vera (Excmo. Sr. D. Francisco), director de la
seccion de Archivos y del Historico Nacional, gran cruz
de Isabel la Gat61ica, comendador de Gdrlos III.
Gonzalez Velasco (Excmo. Sr. D. Pedro), doctor en medi-
cina y propietario del Museo Antropologico de su nom-
bre, ex-director de los Museos de la Facultad de Medicina
de la Universidai de Madrid, fundador de las sociedades
Anat6mica y Antropologica espanolas, gran cruz de Isa-
bel la Gatolica.
Jimenez de la Espada (Sr. D. Marcos).
Pezuela y Lobo (Excmo. Sr. D. Jacobo de la), coronel
retirado, academico de la Historia, gcntil-hombre de ca-
mara, gran crnz de la Orden Givil.
Pi Y Maugall (Excmo. Sr. D. Francisco), abogado.
Ruiz de Salazar (Illmo. Sr. D. Emilio), doctor en Gien-
cias, catedratico.en la Universidad de Madrid, ex-jefe del
negociado de segunda ensenanza y especial en el Ministe-
rio de Fomento, comendador de Gdrlos III.
Vazquez Queipo (Excmo. Sr. D. Vicente), de las Reales
Academias de la Historia y de Giencias.
ViLANOVA Y Pier A (Sr. D. Juan), profesor de Paleonto-
logia.
Zaragoza (Sr. D. Justo), ordenador de pagos del Ministerio
de Fomento, de la Sociedad mexicana de Geografia y
Esladfstica, de la Geogr^fica de Madrid, etc.
JUNTA ORGANIZADORA. 11
Vocales.
Sres. Abella (D. Marceliano de), oficial de la interpretacion
de lenguas, comendador de San Estanislao de Rusia.
Aguirre [D. Eduardo), propietario y agente de Bolsa.
Alonso Sanjurjo (lUmo. Sr. D. Eugenio), jefe de seccion
en el Minis terio de Ultramar.
Alvarez Marino (Excrao. Sr. D. Jose), diputado A Cortes,
gran cruz de Isabel la Catolica, comendador de la Legion
de Honor.
Alvarez Mijares (Excmo. Sr. D. Eduardo), fiscal de ini-
prenta que ha sido de la isla de Cuba, gran cruz de Isa-
bel la Catolica.
Arias y Albuerne (D. Aquilino), propietario.
Arrangoiz y Berzabal (D. Francisco de), diplomatic© y
escritor, academico honorario de la Real Academia de la
Historia.
Barbieri (Excmo. Sr. D. Francisco Asenjo), compositor de
musica, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fer-
nando y gran cruz de Isabel la Catolica.
Blas y Melendo (Sr. D. Andres), abogado, ex-diputado a
Cortes y ex-fiscal de imprenta dela Audienciade Madrid,
Borrego (D. Andres), escritor y periodista.
BoTELLA (D. Federico de), inspector general de Minas, y
de la Real Academia de Ciencias.
Campillo (D. Toribio), jefe de seccion del cuerpo de Archi-
veros, Bibliotecarios y Anticuarios, y profesor de la Es-
cuela de Diplomalica.
Cancio Villaamil (Excmo. Sr. D. Mariano), ex-consejero de
Estado, diputado d Cortes, cx-intendente de la isla de
Cuba.
Canamaque (D. Francisco), escritor, catedratico de la Eco-
nomica Matritense, de la Academia de Ciencias y Bellas
Artes de Cordoba.
Carreras y Gonzalez (Excmo. Sr. D. Mariano), catedratico
12 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
en el Instituto de San Isidro, ex-diputado a Cortes, in-
tendente de Hacienda, que ha sido de las islas Filipinas,
gran cruz de Isabel la Gatolica, etc.
Cerralbo (marques de), Excmo Sr. D. Enrique Aguilera y
Gamboa, marques de Almarza y de Gampo Fuerte, conde
de Villalobos, de Alcudia y de Foncalada, grande de
Espana.
Cortes Llanos (Excmo. Sr. D. Bonifacio), intendente de la
Real Gasa y Patrimonio, y ex-director general de Ha-
cienda de la isla de Cuba.
Diaz y Perez (Excmo. Sr. D. Nicolas), escritor, bibliote-
cario de la Econ6mica Matritense, consejero de la Cruz
Raja de Suiza, gran cruz de la Goncepcion y comendador
de Cristo de Portugal.
Fernandez de Cordoba (D. Luis), comandante graduado,
capitdn de infanteria.
Fernandez y Gonzalez (D. Modesto), ex-oficial del Ministe-
rio de Ultramar, escritor, licenciado en Derecho y en
Administracion.
Ferrer y Plantada (lllmo. Sr. D. Miguel), secretario que
ha sido del Gobierno de la Habana y del General de la
isla de Puerto Rico.
Flores Davila (marques de), Excmo. Sr. D. Manuel Agui-
lera y Gamboa.
Foronda (Sr. D. Manuel), diputado provincial, vocal de la
Junta directiva de la Sociedad Geograflca de Madrid, de
la Academia matritense de Jurisprudencia y Legislacion.
FuENSANTA DEL Valle (marqucs de la), Excmo. Sr. D. Feli-
ciano Ramirez de Arellano, director general de los Re-
gistros civil y de la propiedad y del notariado, gran cruz
de Isabel la Gatolica, comendador de Carlos III y conde-
corado con la cruz roja del Merito Militar.
Galdo (Excmo. Sr. D. Manuel Maria Jose de), senador del
reino, catednitico en el Instituto del Cardenal Gisneros,
de las Reales Academias de Ciencias y de Medicina.
Gonzalez Encinas (Ilmo. Sr, D. Santiago), doctor en medi-
JUNTA OBGANIZADORA. 13
cina, catedratico en la Universidad de Madrid, ex-dipu-
lado a Cortes, ex-consejero de Sanidad.
Gonzalez Sierra (D. Vicente).
Graner (D, Antonio).
Guaqui (conde de), Excmo. Sr. D. Jose Manuel Goyeneche
y Gamio, grande de Espafia, gentil-hombre de camara,
senador delreino, etc.
Guerrero (D. Teodoro), literato, diputado a Cortes.
GuiRAO Navarro (Excmo. Sr. D. Angel), senador del reino,
catedratico y director del Instituto de Murcia, de la Real
Academia de Giencias y presidente de la Sociedad espa-
nola de Historia natural.
Herreros de Tejada (Excmo. Sr. D, Feliciano), subsecreta-
rio de la presidenciadel Consejo de ministros y ministro
plenipotenciario y enviado extraordinario, que ha sido,
deEspana en Mexico, ex-senador del reino y ex-diputado
a Cortes, gran cruz de Isabel la Catolica.
Inzenga y Castellanos (Ilmo. Sr. D. Jose), profesor de la
Escuela Nacional de Miisica y Declamacion, academico
de la de Bellas Artes de San Fernando, comendador de
Isabel la Catolica, caballero de Cristo de Portugal.
Labra (D. Rafael Maria de), diputado a Cortes, catedratico
"dederecho internacional dela Instilucion libre de Ense-
iianza, i)residente del comite ejecutivo de la Sociedad
Abolicionista Espanola, vicepresidente del Ateneo cienti-
fico y literario de Madrid y de la Academia matritense
de Jurisprudencia y Legislacion.
Larrabure y Unanue (E.), subsecretario que ha sido del
Ministerio de Relaciones del Perii, y secretario do pri-
mera clase de su legacion de Espaiia.
Lopez de Letona (Excmo. Sr. D. Antonio), teniente gene-
ral, director general de Caballeria, senador del reino.
Lopez Villabrille (D. Fausto) , correspondiente de la Real
Academia Espanola.
Mac-Pherson (D. Guillermo), consul de Inglaterra.
Maldonado Macanaz (Ilmo. Sr. Dr. D. Joaquin), ex-direc-
14 CONfiRESO DE AMERICANISTAS.
tor general de Administraciou y Fomento del Ministerio
de Ultramar, director general que ha sido y consejerode
Instruccion publica, catedratico en la Universidad de
Madrid.
Martinez (Excmo. Sr. D. Diego A.), diputado ;i Cortes, grnn
cruz de Isabel la Catolica.
Menendez Yaldes iD. Baltasar), oficial del Gonsejo de Es-
tado.
MoNTEJO Y RoBLEDO Excmo. Sr. D. Bonifacio), gran cruz
de Isabel la Catolica.
MoRPHY (conde de), Excmo Sr. D. Guillermo Morphy, se-
cretario particular de S. M. el Rey.
Novo Y CoLSON (D. Pedro), tenicnte do navio, correspoii-
diente de la Real Academia de la Ilistoria y secretariodc
la Sociedad Gcografica de Madrid.
Ortigay Rey (D. Pablo), jefe de Administraciou, ex-gober-
nador civil de Manila, vicepresidente del Consejo de Fi-
lipinas, comendador de Isabel la Cat(31ica y caballero de
San Juan de Jorusalen.
Pena-Ramiro (conde de), D. Joaquin Caro y Alvarez de To-
ledo, senador del rcino, de la Sociedad Geografica de
Madrid.
Perez Arcas (Dr. D. Laureanol, catedratico en la Universi-
dad de Madrid y academico de lade Ciencias.
Perez de Guzman (D. Juan), escritor.
PiNiLLA y Elias (D. Manuel), escritor y oficial que ha sido
de Hacienda en Ultramar.
PiRALA (Ilino. Sr. D. Antonio), historiador, vocal de la Jun-
ta directiva dela Sociedad Geografica de Madrid, comen-
dador de Carlos III, de la orden del Merito Militar, gran
oficial de la corona de Italia.
PoRTiLLA Y Gutierrez (Excmo. Sr. D. Segundo de la), te-
niente general, diputado a Cortes, capitan general que
ha sido de la isla de Puerto-Rico.
Rada y Delgado (Excmo. Sr. Dr. D. Juan de Dios de la),
de las Reales Academias de la Ilistoria y Bellas Artes de
JUNTA OnGANIZADORA. i5
San Fernando; director de la Escnela de Diplomalica,
jefe de seccion en el Mnseo arqneologico nacional,
RiBO (D. Joso- Joaqnui), oficial del Institute geografico y
estadislico, jurisconsnlto, caballero de las ordenes del
Merito Militar y la de Francisco I.
Rico Y SiNOBAS illlrno. Sr. D. Manuel), catedratico en la
Universidad de Madrid, de la Real Academia de Cien-
cias, anlicuario y escritor.
Rodriguez Febrer (Excmo. Sr. D. Miguel), secretario ge-
neral del Gonsejo superior de AgricuUura, Industria y
Comercio, ex-gobernador civil, correspondiente de las
Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San
Fernando, gran cruz de Isabel la Gatolica, gran oficial
de la corona de Italia.
Rodriguez Laguna (Illmo. Sr. D. Julian), jefe superior de
Administracion honorario, comendador de Isabel la Ga-
tolica.
RosELL (Excmo. Sr. D. Gayetano), director de la Biblioteca
Nacional y academico de la Hisloria; gran cruz de Isabel
• la Gatolica.
Saavedra (Excmo. Sr. D. Eduardo), ingeniero jefe de Ca-
minos, academico de la Espanola, de la Historia y de
Ciencias, vicepresidente do la Sociedad Geografica de
Madrid.
Sainz Gutierrez (Dr. D. Pedro), catedratico de organogra-
fia y fisiologi'a vegetal en la Facultad de Giencias de la
Universidad de Madrid.
Sancho Rayon (Sr. D. Jose), jefe de la Biblioteca del Minis-
terio deFomento.
San Rafael de Luyano (conde de), Excmo. Sr. D. Adolfo de
Quesada, segundo introductor de embajadores.
San Roman (marques de), Excmo. Sr. D. Eduardo Fernan-
dez San Roman, teniente general, ex-director general de
Infanteria, se'nador del reino, condecorado con varias
grandes cruces.
Santa Eulalia (marques de), Excmo. Sr. D. Rodrigo Ulia-
\S CONGRESO DE AMERIGANISTAS,
gou, banquero, de la Sociedad espanola de Historia Na-
tural, etc.
Sebastian (D. Gaiidido), tenieiite coroiiel de Arlilleria, de
la Junta directiva de la Sociedad Geografica de Madrid.
SoLJs Y Arias (D. Pedro), profesor, perito mercantil y vo-
cal de la Junta directiva de la Sociedad Economica Ma-
• tritense.
Stor Redondo (D. Angel), licenciado en filosofia y letras,
profesor de la lustitucion libre de Ensenanza.
SuAREz Vigil (Excmo. Sr. D. Miguel), diputado a Cortes,
: director general que ha sido de Hacienda y de Adminis-
tracion y secretario del Gobierno general de la isla de
Cuba, magistrado y fiscal que ha sido de la Audiencia de
la Habana, gran cruz de Isabel la. Catolica.
Torres de Mendoza (D, Luis), diputado a Cortes, editor y
propietario de la aColecciun de documentos ineditos del
Archivo de Indias.n
Tr6 y Moxo (D. Luis Maria de), abogado y secretario pri-
mero de la Sociedad Economica Matritense, caballero de
C;irlos III y condecorado con la Cruz Roja por servicios
especiales.
Uhagon (D. Serafin), banquero, lesorero de la Sociedad Es-
panola de Historia Natural, y miembro de las sociedades
entomologicas de Francia y de Berlin,
Uhagon y Guardamino (D. Francisco).
Val (Excmo. Sr. D. Celedonio del), propietario en Cuba, de
la Sociedad Economica Matritense, y gran cruz de Isabel
la Catolica y Carlos III.
Vallduvi (D. Francisco), jefe del cuerpode topografos, es-
crilor.
Valle y Cardenas (Dr. D. Manuel Maria del), catedratico
de la UniversidaJ, vocal de la Junta directiva de la So-
ciedad Geografica de Madrid.
Vera y L6pez (Dr. D.Vicente de), catedratico en el Insti-
tuto de San Isidro, quimico del Ayuntamieuto de Madrid*
caballero de Carlos III.
JUNTA ORGANIZADORA. IT
Zarco del Valle (llmo. Sr. D. Manuel), mayordomo de
semaua y bibliotecario mayor de la particular de S. M.
el Rey.
Por dimisi6n del Excmo. Sr. Conde de Toreno fue elegi-
do Presidente el Excmo. Sr. D. Jose Luis Albareda, minis-
tro de Fomento, el 18 de Junio de 1881.
PRIMERA SESION (PREPARATORIA.)
DOMINGO '25 DE SEtlEMBRE DE 1881, A LAS DIEZ DE LA MANANA.
Con arreglo al programa previamcnte publicado, los so-
cios inscritos en la lista del Gongrcso se reunieron en el ■
sal6n de actos piiblicos de la Real Academia dela Historian
siendo recibidos por los senores presidente y vocales de la
Junta organizadora. Ocupo el sillon presidencial M. Ana--
tole Bamps, delegado oficial del Gobierno de Belgica, se-
cretario general del Gongreso de Briiselas y linico miem-
bro presente de sii Mesa. A la derecha tomaron asiento el
Sr, D. Jose Luis Albareda, ministro de Fomeuto, y don
Juan Facundo Riano, director de Instruccion piiblica; a la
izquierda los Sres. Fernandez Duro y Domec, secretaries
general y adjunto de la Junta organizadora, y lleno los es-
canos del estrado y salon la concurrencia.
Abler ta la sesi6n a las diez y media, M. Bamps pro-
nuncio elocuente discurso, manifestando queeradeudor de
la honra de ocupar la presidencia interina a la prescrip-
ci6n del arliculo 6.* de los Estatutos, ya que por causae
muy senlidas del senor teniente general, baron Goethals,
ayudante de campo del rey de los belgas y presidente del
Gongreso do Bruselas, no habia podido venir a Madrid, y
de haberse igualmente contrariado el deseo que los vice-
presidentes del mismo Gongreso abrigaron de responder a
SESION PREPARATOniA. 19
la invita.ci6n de los organizadores de la cuarla reuuidu.
Elogiando despues las determiiiaciones adoptadas en Ma-
drid con el fin de vulgarizar el estudio de las cuestiones
americanistas y de revestirlas del mayor atractivo, expuso
que el objeto reglamentario de la sesi6n preparatoria se re-
ducia al nombramiento de la Mesa definitiva del Congreso
y a la eleccion del Gonsejo central, utilizando por su parte
la situaci6n en que momentaneamente estaba coiocado,
para proponer la confirmacion de los seiiores que habian
dirigido la Junta orgauizadora. Respecto al Gonsejo cen-
tral, indic6 el procedimiento seguido en las reuniones an-
teriores, que consistia en el acuerdo de que las naciones
representadas en el Congreso por menos de seis individuos
tuvieran uno en el Gonsejo, y que las que contaran con
mayor niimero eligieran tantos consejeros como grupos de
*cinco individuos presentes.
Aprobadas las dos proposiciones por aclamaci6n, se sus-
pendi6 la sesi6n por algunos minutos, con objeto de elegir
los consejeros. El presidente interino notici6 el resultado,
y considerando terminada su mision , di6 expresivas gra-
cias 6. la Asamblea por el concurso que le habia prestado;
trasmiti6 i la Mesa nuevamente nombrada los poderes que
habia recibido de la del Gongreso de Bruselas, y decla-
rando constituido el Gongreso de Madrid, rog6 al Sr. Al-
bareda tomase la presidencia.
El Sr. Albareda, a reserva de expresar con mayor ex-
tension sus sentimientos en la sesi6n solemne de la tarde,
manifest6 que creia interpretar fielmente los deseos de sus
companeros en esta reunion , dando principio al encargo
con que se le honraba por un testimonio de gratitud hacia
el Sr. Damps, que habia venido ^ presidir tan dignamente
la sesion, y por el ruego que le dirigia de trasmitir d los
seiiores que formaron el Gongreso de Bruselas y d la Mesa
que lo presidio, expresion de reconocimiento por haber de-
signado A Madrid como punto de reunion del que iba a
inaugurarse en breve. En nombre propio, en el de la Junta
20 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
y en el de todos sas compatriotas, dio tambieu gracias a los
socios extranjeros que, no s61o del viejo continente, sino
tambien del nuevo, habian aceptado la invitacion de esta
visita, signific^ndolas en su calidad de ministro de la Co-
rona d los delegados oficiales y representantes de los Go-
biernos de naciones amigas de Espana llegados para dar
mayor brillo y solemnidad al certdmen cientifico interna-
cional.
El Sr. Saavedra (D. Eduardo) recordando la acogida
y eficaz apoyo que los trabajos preparatorios habian mere-
cido del Sr. D. Praxedes Mateo Sagasta, presidente del
Consejo de Ministros y hombre de ciencia, conocido fuera
tanto como dentro de Espana, y la generosidad con que el
Sr. D. Fernando Leon y Castillo, ministro de Ultramar,
habia puesto d disposici6n de la Junta organizadora el lo-
cal de sus oficinas con objeto de celebrar la Exposicion de*
objetos americanos, en que figuraban, por orden suya, los
mis notables documentos del archivo de Indias, sin contar
con la competencia que para el caso le daba el Gobierno de
las provincias espanolas de America, propuso que se diera
testimonio de alta consideracion, ofreciendo a los dos men-
cionados senores el litulo de presidentes de honor, mocion
que fue aplaudida y aceptada por unanimidad.
En lengua francesa apoy6 el Sr. Botella (!>. Federico)
mocion semejante ea favor del nombramientode vicepresi-
dentes efectivos de algunos de los socios extranjeros que
han prestado valiosa cooperaci6n al certamen americanista,
propouiendo al priucipe Gortchacow, ministro de Rusia;
al Sr. Anatole Bamps, presidente de la mesa interina;
D. C. Lopes Gama, ministro y delegado del Brasil; D. Ma-
nuel M. de Peralta, ministro de Costa-Rica, en representa-
cion de la America espanola; M. E. Beauvois, eminente
americanista frances, y M. IL de Saussure, delegado de
Suiza, diligente explorador de las ciencias naturales y de
la arqueologia en Mejico. La propuesta fue aceptada tam-
bien por unanimidad y con grandes aplausos.
SESI6n PREPARATORrA. 21
Di6 cuenla el secretario Sr. Fernandez Duro de las
comunicaciones remitidas por los Sres. Merry del Val, mi-
iiistro de Espaua en Bniselas; de D, Antonio Garcfa Gu-
tierrez y de D. Francisco Javier de Salas , haciendo dimi-
sion del cargo de vicepresidentes, por la imposibilidad en
que se hallaban de asistir jI las sesiones, y acordando se
hiciera constar quedaban admitidas con sentimiento, se
declar6 constituida la Mesa en la forma siguiente;
PHESIDENTES DE HONOR.
Excmos. Sres. D. Pnixedes Mateo Sagasta, presidenfe del
Consejo de Ministros.
» D. Fernando de Leon y Castillo, ministro
de Ultramar.
» D. Antonio Canovas del Castillo.
» Conde de Toreno. '
VICEPRESIDENTES DE HONOR.
Excmos. Sres. Duque de Veragua.
r> Duque de Moctezuma.
» Tiussel LoweW^ ministro de los Esiados-Uni-
dos de America.
» D. Fermin Lassala.
PRESIDENTE.
Excmo. Sr. D. Jose Luis Albareda, ministro de Fomento.
VICEPRESIDENTES.
Illmos. Sres. D, Ramon Rodriguez Correa, subsecretario
de Ultramar.
» D.J. Facundo Riano , director de Instruc-
cion puhlica.
» D. J. de Cardenas, ex-director de td«m»
» Principe Gortchacow, ministro de Rusia. ■
i> A. Damps, delegado oficial de Be'lgica.
» D. C. liOpes Garaa, ministro del Brasil.
0 2*
22 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Illmos. Sres. D. M. M. de Peralta, ministro de Costa-Rica.
K Eugene Beauvois, americaniata f ranees.
» Henri de Saussure, delegado oficial de Suiza.
TESORERO.
Excmo. Sr. Marques de Urquijo.
SECRETARIOS.
General, D. Cesdreo Ferndndez Daro.
Adjunto, D. Andres Domec.
CONSEJO CENTRAL.
Alemania Sres. 0. Neussel.
AUSTRIA-HUNGRIA
Argentina (repiiblica).
Belgica
Bolivia
Brasil
Colombia ,
Chile ,
Estados-Unidos
Francia
Holanda. . . .
Honduras.. .
Inglaterra.
Luxemburg©.
Mejico
Noruega.. . .
Perij
RUSIA
Suiza
Venezuela . .
J. Rieman.
H. J. Yarela.
M. Dog nee.
E. Herrero.
C. L. Gama.
J. M. Quijano.
L. M. Cardoso.
J. L. Butler.
P. Gaffarel.
E. de Mofras.
Dr. E. Leemans.
J. de la Carrera.
A. E. Houghton.
P. MullendorfF.
A. Ortiz y Jimenez.
P. N. Hansteen.
Gavino Pacheco Zegarra.
Principe Gortchacow.
H. de Saussure.
E. Fombona.
El seiior presidente Albareda, en nombre de los se-
fiores presidente del Consejo de ministros y del ministro
SESION PREPAR4T0RIA. 23
-de Ullramar, dio las gracias por el honor de que habfau
sidoobjeto, y aiiuncio que por no permilirle los deberes
perentorios de su cargo contiuua asistencia d las scsiones
•del Gougreso, se veia eu la necesidad de delegar la presi-
dencia eu persona, que si por lodos conceptos habia de bri-
llar eu ella, tenia especialisimo tilulo para ocuparla. Me
refiero, dijo, al descendieute del ilusLre descubridor del
Nuevo Mundo, a D. Cristobal Colon, duque de Veragua.
iTnanime aplauso ratifico tan merecidadesignaci6n, ddn-
dose con ello por terminado el acto d las once y cuarto.
SEGUNDA SESION (INAUGURAL.)
DOMINGO 22 DE SETIEMBRE A LAS DOS DE LA TARDE.
Elegido para el acto sole m no el Paraninfo de la Univer-
sidad , antes de la hora scnalada ofrecia aspecto brillante
110 tanto por la majestuosa decoracion, aumentada con
plantas y flores naturales, como por la escogida concurrent
cia en que lucian los trajes y tocados elegantes de las se-
noras y los uniformes de los funcionarios del Estado y de
los jefes y oficiales del Ejercito y Armada. En el estrado te-
nian asieiito los delegados y socios del Gongreso, lasGomi-
siones de las Academias y Sociedades cientificas y el claus-
tro de la Universidad. A la derecha del dosel real estaban
colocados los ministros de la Corona , presidente del Sena-
do y gobernador de Madrid ; a la izquierda el Cuerpo di-
plom^tico representado por el Nuncio de Su Santidad ; ge-
neral Corona , ministro de Mejico; principe Gortchacow,
deRusia; Peralta, de Costa-Rica; Lopes Gama, delBrasil;
Carrera, de Guatemala; Sluers, de Holanda; el vizconde de
Carnide, encargado de Negocios de Portugal y legacion de
China. En la mesa del Gongreso, silnada en la parte de la
derecha, se hallaban el ministro de Fomento , Sr. Albareda^
los seiiores duque de Vcragua, condc de Toreno , Lasala y
Riano, con los secretarios Fernandez Duro y Domec. Los
SESION INAUGURAL. 25
invitados llenaban el reslo del sal6n, y en la tribuna alta
tocabauna miisica militar.
La relacidii de las personas distingiiidas ocuparia m5s
espacio del que correspoiide a esta resena , que ha de limi-
farse a nombrar los senores delegados y socios extranjeros.
Eran estos , 4 mas de los ya mencionados en el Guerpo di-
plom^tico: de Alemdnia, W. Reiss, vicepresidente de la
Socicdad Geografica de Berlin; Neussel, geografo; Kiinne,
viajero; Bentfeld, corresponsal de la Allgemeine Zeitung dc
Hamburgo; V. Levensfeld; de Austria-Hiingria , Rieman,
ge<5grafo ; de la Repuhlica Argentina , H. J. Varela, delega-
do oficial, ex-ministro de Relaciones extranjeras y F. Vo-
ces, abogado; de Belgica, A. Bamps, delegado oficial;
Dognee, presidente de la Union de Artistas de Lieja;
L. Hye , c6nsul de Venezuela en Gante; de Bolivia^ E. Her-
rero, numismatico; de Colombia, J. M. Qnijano Otero, co-
misionado oficial; M. S. Labarriere, de Veraguas ; B. Vi-
Hegas; de Chile, L. M. Cardoso, ex-diputado; de los Esta-
dos-Unidos de America, J. L. Butler, comisionado del Es-
tado de Missouri; de Fram-Aa, MM. Beauvois; conde de
Charencey; P. Gaffarel, profesor de la Facultad de lefras
de Dijon; E. de Mofras, ministro plenipotenciario; TAbbo
Louvot, profesor del colegio de San Francisco de Besan-
con; J. Vinson, profesor de la escuela de lenguas orienta-
lesde Paris; F. Vernier, ingeniero, representante de la
Sociedad Geogrdfica de Or&n; A. M. Dupuy; G. Marx; de
Holanda el Dr. Leemans , director del museo de Leide;
Mme. y Mile. Leemans; de Honduras, J. Corona, consul
en Madrid; C. Gutierrez; de Inglaterra, A. E. Houghton,
corresponsal del Standard de Londres; el Dr. G. Jelly;
F. Gillman; O'Leary; del Gran ducado de Lnxemhurgo,
P. Mullendorf , corresponsal de L'Independance beige ; de
Mexico, el Dr. J. R. Hijar , delegado oficial; A. Hijar y
Mildn ; A. Ortiz y Jimenez; J. Zenil , secretario de la lega-
ci6n de Madrid ; de iVor^egfa , P. N. Hansteen ; del Peru,
E. Larrabure y Unanue, secretafio de lalegacion; G-. Pa-
26 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
checo Zegarra , ex-secretario de la de Paris ; de Suiza, H. de
Saussure, delegado oficial; de Venezuela, E. Fomboua;
A. J. Monies; M. Fomboiia.
A las dos en punto aimiiciaroii los acordes de la marcha
real la llegada de SS. MM. que fueroii recibidos en la puerla
por los senores ministros , los de la mesa del Congpeso y
€l gobernador civil de Madrid. El Rey, con uniforme de
capitan general , su augusta esposa la Reina Gristina y Sus
Altezas las Infantas Dona Isabel, Dona Paz y Dona Eula-
lia tomaron asienlo ^n la cabecera ; a su espalda, el mayor-
domo mayor, marques de Alcanices; el jefe del cuarto mi-
litar, general Terreros; los gentiles-bombres, ayudantes
de servicio, caballerizo y jefe de la escolta, las damas de S. M..
la Reina y de SS. A'A. Pedida la venia a S. M. pronuncio
el senor miuistro de Fomento el siguiente discurso :
'o'
SENOR :
Elegido presidente del Gongreso internacional de Ameri-
canistas por la excesiva amabilidad de los ilustrados indi-
viduos que le forman , d pesar de mis escasos merecimieu-
tos , tengo hoy la alta honra de recibir ^ V. M,, d S. M. la
Reina y a SS. AA. las Infantas en este recinto, dedicadoal
43naltecimiento de las letrds, de las artes y de las ciencias
de la patria , en el que ya otras veces ha resonado la elo-
€uente palabra de V. M. , seguida siempre de los aplausos
que arrancan la admiracion y el entusiasmo.
Desde el punto y bora en que una junta de hombres es-
tudiosos, constituida en Paris, determino celebrar Gon-
gresos internacionales , dedicados A la investigacion y es-
tudio de los grandes problemas cientificos que eutrana la
historia de las diversas uaciones de America , facil era pre-
sumir que la capital de la Peninsula espanola no seria el
lugar ultimo en que se celebraria uuo de estos nobles cer-
lamenes de la inteligencia.
Asi ha sucedido efectivameute , y en el Gongreso que
SESION INAUGURAL. 27
tuvo lugar hace dos aiios en Bruselas se dieron cita las per.
^sonas alii congregadas para volverse a reunir en Madrid en
el dia de hoy , seiialando desde luego las materias que ha-
bian de someterse A su examen.
Cuatro sesiones celebrara este Congreso , consagrando la
primera i la Geologia , a esa ciencia que no parece stno que
brota del seuo de la tierra , merced al incesante trabajo de
la raza humana; a la historia de la America precolombiana
y del descubrimiento del Nuevo Mundo; la segunda a la ,
Arqueologia; la tercera d la Antropologia y la Etnografia,
y la cuarta a la Paleografia y Lingiiistica.
Estudio comparative de los reiuos del Guzco , de Trujillo
y de Quito , y las diferencias de religi6n , legislacion , leu-
guaje , arquitectura y coslumbres que prescntaban estos
pueblos, merecera la atencion preferente del Congreso , asi
•corao las nacionalidades que existian en la America Cen-
tral, antes de la emigracion de los Aztecas ; el estado mili-
tar de los imperios de Mexico y del Peru, cuando aun no se
habia verificado el descubrimiento del Nuevo Mundo ; el
valor religioso y emblematico de los diversos idolos , efigies
y figuras que se hallan en los sepulcros peruanos ; el nom-
bre de los pueblos y la naturaleza de los hijos de America
antes de la conquista; los idiomas americanos; sus gra-
maticas comparadas y la bibliografia de los Vocabularios y
Diccionarios de aquellos primitivos idiomas , todo, en fin,
€uanto puede dar una exacta idea del origen, naturaleza,
cardcter social y desenvolvimiento historico de esta parte
del globo que viene a completar con su adelanto y progreso
e\ majestuoso cuadro de la civilizacion moderua.
Hemos procurado , Seiior , en la; medida de nuestras fuer-
zas , reunir y presentar ante tan imporlante Asamblea una
parte al menos de los interesantes datosque acerca de estas
cucstiones posee la nacion espaiiola.
Del Archive de Indias de Sevilla se ban elegidopor docta .
persona mas de mil documentos , que no solo encierran no-
ticias curiosas, sino que son tipos 6 modelos de las dife-
28 CONGRESO DE AMERfCANISTAS.
rentes formas que revisten los antecedentes escritosparala
historia americana conservados alii , desde la carta parti-
cular redactada bajo la influencia de la pasion , 6 inspirada
por el interes bastardo , hasta el libro , fruto de meditado
y prolijo estudio. Despachos y comunicacioiies oficiales de
vireye? y prelados, acuerdos de Audiencias, ordenes de
gobernadores y de otras distiutas autoridades, podran revi-
sar los amantes de cstos estudios , significando una gran
parte de tan curiosos documentos verdaderos compendios
histdricos de los periodos que mediaban enlre el arribo de
expedicion y expedicion , de flota y flota. Los cedularios y
registros del Gonsejo de Indias y delaCasadeGontratacioii
de los ultimos aflos del siglo xv y primeros del xvi, y rela-^
clones de viajes y descubrimientos donde se consignan las
primeras noticias geograficas de aquellos pai'ses , son clarap
fuentes de la antigua e interesante historia de las naciones-
indianas.
Las Relaciones geograficas de Indias^ cuyo primer tomo
tcngo el honor de presentar a V. M., obra que ha estada
encomendada 6. mi ilustrado amigo D. Marcos Jimenez de
la Espada, por encargo de mi dignisimo antecesor en el
Ministerio de Fomento, Sr. D. Ferrm'n Lasala, & quien la;
Comision organizadora debe agradecimiento , asi coma
tambien 5 mi amigo personal el ilustre conde de Toreno,
que anteriormente ha presidido dicha Comisi6n, y que hoy
desempenaria este cargo con mejores condiciones de saber
y de inteligencia que yo, merecen con justicia llamar la-
atenci6n de toda persona docta. El Ministerio de Marina
exhibe el primer monumento de la cartografia del Nuevo
Mundo, el mapa trazado por el malogrado e infeliz Juan
de la Cosa.
La Biblioteca particular de V. M., la Biblioteca Nacional,
la de la Academia de la Historia, el Archivo Historico y la
de la Universidad de Sevilla, afrecen al examen de lo&
americanistas extranjeros, entre otros muy estimables
manuscritos e impresos, el Testamento de Isabel la Catoli-
SESION INAUGURAL. 29
■ca: el texto, in^dito, original, en idioma mexicano, de la
JUstoria de Nueva Espaha, del P. Sahagun, y el castellano
-de la del P. Durdn, adoniado con gerog-lificos raros y pre-
eiosos; textos originales de las histofias de Fray Barlolome
de las Gasas y de Gonzalo Fernandez de Oviedo, y el li-
bra de Landa sobrc el Yucatan y sn misteriosa escritura,
con vocabularios de las lenguas naturales americanas,
•objeto predilecto del estudio de los filolog-os modernos.
NueStro Museo Arqueologico ofrece preciosidades varias.
El Jardin Botanico pone de manifiesto la prodigiosa colec-
ci6n de dibujos y plantas del sabio Gelestino Miitis. Los
particulares ban contribaido tambien, y por ello les doy
las mas expresivas gracias en nombre de las glorias de la
patria, a reunir este verdadero tesoro de antecedentes que
presen tamos al estudio de los amantes de las cosas de Ame-
rica. D. Luis Tro ha traido el Godice Maya, que lleva su
apellido; el Sr. Rodriguez Ferrer, uno de los ejemplares
paleontologicos mas iuteresantes hasta ahora descubiertos,
la mandfbula humana, f6sil, de uno de los protohistoricos
habitantes de Guba; el seiior conde de Guaqui, un idolo
peruano sin igual en su elase, por la inscripciou fonetica
que lleva; el senor marques de San Garlos, un barro gua-
temalteco bellisimo; D. Manuel Rico y Sinobas, notable
colcccion de mapas y pianos antiguos, y el digno descen-
diente del descubridor del Nuevo Mundo presenta los mas
venerandos papeles del archivo de su ilustre Gasa.
. Permitidme, Seiior, que antes de terminar y despues de
dar las gracias mas expresivas a los nobles extranjeros que
■ ban venido a honrar este Gongreso con su presencia, ya
como delegados especiales de Gobiernos amigos, ya en
representacion de los intereses intelectuales de los pueblos
de que procoden, detenga un instante mi pensamiento y
haga publico tributo de admiracion y de respeto ante el
magico nombre de Gristobal Golon y de la Reina, cuyo
recuerdo trae a mi- menle la presencia aqui de la augusta
esposa de V. M., que despues de consolidar la unidad de la
30 r.ONGRESO DE AMBRICANISTAS.
patria, impulsa, por generosa inspiracioii arrastrada, la
incomparable empresa que apenas la iraaginacidn humana
alcanza, concebida por el marino de Genova. Aquella pia-
dosa Isabel otorgaba a Colon vencedor, titulos y poderes,
estipulaba en favor de los indios condiciones de libertad y
exigi'a garantias de humanidad que se adelantaban §. las
ideas de su siglo. El corazon de una mujer proscribi'a, por
instinto, la esclavitud que la filosofia y la religion no de<-
bian abolir hasta cuatro siglos mds tarde. (Muestras de
aprohacion.)
Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo hasta nues-
tros dias las generaciones, al sucederse, ban acumuladcv
alabanzas y honores sobre la memoria inmortal de Grist6-
bal Gol6n; y sin embargo, ante mi inteligencia al menos',
el heroe resulta mds grande todavi'a que los pUcemes y
honores tributados a su memoria. Su empresa era la lucha
del espiritu humano contra un elemento, y se necesitaba
para intentarla ser mas que un horabre. Las explicaciones
de la ciencia y los adelanlos de la nautica no ban despojado
al Oceano en nuestros dias del terror misterioso que su
Ijresencia levanta en cl espiritu del hombre; pero para
remontarse d juzgar el valor de Golon, hay que considerar
los marcs, como ha dicho un gran poeta, cual especie de
caos liquido, cuyas desmedidas olas se levantaban como
montanas inaccesibles, se abn'an como golfos sin fondo,
se precipitaban desde el cielo, como cataratas insuperables
dispuestas d tragarse las velas, asaz temerarias para sepa-
rarse de las orillas que les Servian de abrigo.
Desconocido, desdenado, abandonado, la lucha de Colon
contra las preocupaciones es quizas mas grande que la
hazana misma que realizo solo, sin otras armas que oponer
a las envidias y burlas de los potentados, que la seducci6n
natural que cautiva los ojos, y la elocuencia que persuade
cl ,'inimo. El relato sencillo de su viaje es la mas grande de
las epopeyas, y la inteligencia de la criatura humana no
alcan-za d comprender cl jiibilo que debio- inundar el alma
sesi6n inaugural. • M
de Colon, cuaudo, despues do fanto menosprecio , de tan-
tas dudas, de tantos dolores, de tantos peligros, uii ma-
rino de Triana anuncio quo la tierra estaba cercana,
aquella tierra que la fantasia de los marineros^habia creido
descubrir mas de una vez y que cada manana desvane-
ci'a el sol ante las proas de las naves, destruycndo los ho-
rizon tes caprichosos que la bruma de la 'noche habia le-
vantado.
Plantas marinas que no crecen mas que en los bajios
cercanos d las cosfas, se habian presentado ya como signos
de esperanza a aquellos atribulados marinos; una de estas
llevaba un cangrejo vivo, navegante, como dice Lamarline,
embarcado en un ramo de hierba. Una ave de las que no
sc avalanzan a las olas y nunca duermen en el agua, atra-
veso el cielo. ^,De donde venia? ^Adonde iba? ^Podia estar
Icjano su nido?
El grito de ; tierra! estaba ya en todos los labios, y sin
embargo, la tierra no aparecia. Las calmas del Oceano he-
laban la sangre en las venas, pues si todo moria en aquellos
parajes, hasta el viento, ^.quiea volveria el soplo a las velas
y el movimiento a las naves? Una inmensa ballena apare-
cio dormida en el agua, y creyeron ver en ella un monstruo
que venia a devorarlos.
Paseandose Colon solo, en fin, A media noche por la popa
de su nave, fijando su penetrante mirada en las tinieblas,
se le aparecio al nivel de las aguas un destello de luz. ^Quien
podri'a descubrir en aquel momento la ansiedad de que era
presa el alma de Colon? Un canonazo que retumbo en el
Oceano le hizo estremecer. Era el grito de ; tierra! dado por
el bronce, senal convenida con la Pinta, que navegaba a la
cabeza de la flota. El fuego vislumbrado por Colon anun-
ciaba la presencia del hombre y el primer elemento de la
civilizacion. Jamds noche alguna parecio m-is lenta en des-
cubrir el horizonte, porque la manana iba a ser una nueva
creacion dol Ser Supremo.
El despreci?ido, el mendigo, el loco de poco tiempo antes
32 CONGJIESO DE AMERICANISTAS.
habia adquirido el derecho a vestir las insignias de almi-
jante de Caslilla.
Piso la tierra bajo los pliegues de la bandera de los Reyes
Catolicos, y derramo una lagrima, humilde tributo d la
grandeza dc Dios.
;Ah! iT)e cuantas no fue aquella lagrima precursora? Por
secretos designios de la Providencia, los adelantos, el pro-
greso y la civilizacion se realizan eu la tierra entro Iribula-
"Ciones y combates. El fenomeno de la guerra uo esta aiiii
explicado por ninguna filosofia. Las ideas abren uuas veces
ancho camino a los caiiones, y otras veces los canones des-
truyen los obstaculos que se oponea al paso de las ideas.
^Tan insondable resulta la voluntad de Dios!
No permita el cielo que vuelva a mezclarse en los campos
debatallasangre americana con sangre espauola. Tenga-
mos legi'timo orgullo los unos y los otros de nuestras razas,
y sirvannos a todos de glorioso timbre las hazanas de nues-
-Iros antepasados.
Senor, muy joven todavi'a ha estado V. M. en los campos
de batalla y ha vuelto vencedor. Pero hoy preside una lucha
-raj'is noble, impulsa un Irabajo mas grande: el trabajo de la
civilizacion. Por acto liberrimo de vuestra voluntad, no
existen ya en Espana censuras que detengafi los vuelos del
genio. La iuvestigacion cientifica es libre eu la catedra, en
el libro, en el folleto y en la prensa periodica. Espaiia res-
pira el puro ambiente de los pueblos civilizados. En punlo
a inslituciones liberalcs y cultas no lenemos que envidiar
uada a nadie.
Cumpliendo este deber, que un sentimiento casi religioso
despierta en mi pecho ante el recuerdo de Golou, tcrmino,
Senor, haciendome general interprete de cuantos estan aqui
reuuidos, manifestando a V. M., a S. M. la Reina y a
SS. AA. las Infantas, el agradecimiento que rebosa en nues-
tros corazones al ver que honran con su presencia la inau-
gu: acion de esta solemnidad cientifica. (Grandes aplausos.J
Segnidamente el Sr. Anatole Damps, delcgado oficial del
SESION INAUGURAL. 33
Gobierno de Belgica y presidente de la Mesa interiua, como
secretario general que fue de la reuni6n anterior en Bru-
elas, leyo, con excelente entonaci6n, este discurso:
Sire, Mesdamks, Messieurs:
Je ne m'attendais nullement a Thonneur de prendre la
parole devant cette assemblee d'elite. Bien d'autres que
moi avaient de plus grands litres a cette insigne faveur, et
s'en seraient certes montres plus dignes. En m'y appelant,
le comite d' organisation de ceCongres, poussant la bien-
veillance k T extreme, a voulu se souvenir que j'avais ete
I'un des promoteurs de la session de Madrid, que j'en suis
demeureun des plus fervents. proselytes. Je Ten remercie.
Je le remercie aussi du gracieux empressement avec lequel
il a travaille k la reussite du present Congres et repondu
aux vues du Congres de Bruxelles; je le remercie surtout.
Messieurs, d' avoir obtenu pour notre 4« session le haut pro-
tectorat de Sa Majeste le Roi d'Espagne et le precieux con-
cours du gouvernement espagnol. Cette haute protection et
ce precieux concours sont des Elements de succ^s assure,
dont Toeuvre americaniste pout s'enorgueillir et dont elle
avait besoin. Elle en ressentira efficacement, j'en suis con-
vaincu, les heureux effects dans I'avenir,
Je r avals dit avant le Congres de Bruxelles, je I'ai repu-
te a diverses reprises durant etapres la 3« session, nul pays
n'est mieux que V Espagne en mesure de contribuer au de-
veloppement de notre entreprise scientifique, nuls ne sont
plus autorises que les savants espagnols a nous servir de
guides dans nos etudes americaines. Le vrai complement
de ces etudes, en efFet, Messieurs, serait la publication de
nombreux documents, choisis parmi les riches archives cas-
tillanes, sur la decouverte et la conquete de TAmerique.
Les recherches dans la science americaniste se trouvent
souvent frappees d'impuissance, et semblable publication,
dont le gouvernement espagnol a deja pris d'ailleurs la ge-
0 3 3
34 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
nereuse initiative, coiistituerait ce fondement solide que
rEthnographie americaine reclame si imperieusement au-
jourd'hui. Je me permets d'emettre ici le vcbu que cette pu-
blication soit poursuivie dans de larges proportions.
Pour I'archeologie precolombienne, le jour commence
a se faire. Les specialistes admettent maintenant, dans les
monuments archeologiques du Nouveau Monde, les trois
grandes divisions geographiques indiquees par le nouveau
continent lui-meme. De tres-recentes et magnifiques decou-
vertes, faites sur le territoire de 1' ancien empire des Tolte-
ques, ces malheureux et intelligents predecesseurs des Az-
teqnes, sont venu confirmer Y exactitude de ce systeme. II
est certain que TAmerique du Nord presente, au point de
vue archeologique, des caracteres distincts de ceux des au-
tres parties du nouveau continent, bien que se rapprochant
beaucoup de ceux du Mexique; il est hors de doute que
r Amerique centrale forme un berceau archeologique sepa-
re, oti se remarque surtout, par la precision des donnees, le
Guatemala et le Yucatan; il est evident enfin que, dans les
groupes qui subdivisent I'archeologie de T Amerique du
Sud, c'est au Perou que se rencontrent les elements d' ap-
preciation les mieux caracterises, etqu'a cote de ces ele-
ments se revelent, autonomes et independants, I'artcultive
par les Caras, a Quito, et celui que nous ont laisse les
Chibchas, a Bogota.
Mais ai-je besoin de parler de ces choses a vous, Mes-
sieurs? Vous les connaissez comme moi et bien mieux que
moi. Vous savez que plus le regard penetre dans les details,
plus lui apparaissent grandes et merveilleuses les questions
relatives aux temps prehistoriques du Nouveau Monde.
Seulement, la solution de ces questions ne saurait s'obte-
nir sans Tappui de vastes collections, consciencieusement
etudiees, classees avec savoir. Le defaut de ces collections
a ete cause que beaucoup de chercheurs se sont perdus dans
le labyrinthe des hypotheses, qui furent jusqu'en des temps
bien voisins de nous I'objet principal des etudes de nos de-
SESION INAUGURAL. 3>
vanciers. G'est en s'efforcant d'eviter les anciens erremeiits
-que la science americanisteaccomplira de vrais etfructueux
progres. Le comite d' organisation de la session actuelle I'a
■compris, Messieurs, et c' est por ce motif sans doute qu'il
a remis k des mains competentesl' organisation d'une Ex-
position d'antiquites americaines et d'une Exposition de la
flore du Nouveau Monde. Je Ten felicite avec bonheur.
Puissent ces Expositions constituer un noyau, autour du-
quel s'accumuleront successivement les resultats des nou-
velles recherches, et ot. nous pourrons venir dans la suite
puiser de nouveaux enseignements!
Parlant dans cette enceinte; au milieu d'une assemblee
a,ussi distinguee k tons egards, je ne puis m'empecher, en
terminant, de me rappeler avec Amotion que I'Espagne ne
s'est pas bornee k aller planter au Nouveau Monde le glo-
rieux drapeau castillan: ce fut encore un Roi d'Espagne
qui envoya, en 1786, la premiere expedition scientifique en
Amerique, sous la conduite du capitaine del Rio. Eh bien!
MM. les membres espagnols, ne vous arretez pas la; ^I'heu-
re qu'il est vous pouvez faire plus, mieux peut-etre: vous
pouvez nous reveler scientifiquementl' Amerique precolom*
bienne. J'ai la confiance que vous n'y manquerez pas; I'e-
clat qu'a revetu I'ouverture de ce Gongres, le haut encou-
ragement que promet a nos travaux votre auguste Souve-
rain, en daignant les honorer de sa presence, ce dont je
prends la liberie de remercier respectueusement Sa Majes-
te, tout cela m'en est un siir garant. Le but de I'oeuvre ame-
ricanistd merite au surplus le concours de vos talents, car
11 n'en est point de plus noble ni de plus eleve: renouer la
chaine des ages, pour retablir dans son vrai jour I'histoire
de Thumanite a travers le temps et I'espace.
Pidio despues la palabra el Sr. D. Hector F. Varela, que
representa en el Gongreso la Repiiblica Argentina, y dijo:
Sefior: Audacia grande debe parecer la mi'a a todos cuan-
56 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
tos rae escuchau, al ver que uii pobre peregrino de la Ame-
rica se toma la libertad de desplegar sus labios en presea-
cia de esta Asamblea, tres veces grande, por su inteligencia^
por su coraz6n y por los sentimientos de fraternidad que-
la animan. Sin embargo, si yo me atrevo & hablar, es por
dos motivos poderosos: en el primer instante, era para
agradecer d S. M., al Congreso y a los espanoles, la hospi-
talidad generosa que brindan a los peregrinos americanos
en el seno de la nacion espaiiola, de esta noble naci6n que
fue madre de mi raza; ahora, me obliga A ello la necesidad
de dar salida d un sentimiento grande y profundo de mi
coraz6n, pues al oir las elocuentes palabras del noble senor
ministro de Fomento, en cuya frente parece que brilla la
luz que d los grandes hombres des(;ubre y revela el porve-
nir, he comprendido que en el trabajo de cada di'a y en el
carino de espanoles y americanos eslk cifrada nuestra
Ventura y nuestra felicidad.
El seiior ministro de Fomento nos acaba de pintar, con
la galanura de lenguaje del poeta, con la profundidad del
literato, la salida de Espaiia de aquel hombre inmortal que
se llamo Grist6bal Gol6n; nos ha presentado d aquel viejo-
genoves, buscando con sus carabelas la tierra prometida, y
nos ha hecho admirar d la Reina admirable, d aquella mu-
jer dos veces magnanima, por la corona que ceiiia su fren-
te y por la grandeza de sus sentimientos. fAplau$os.) Pues
bien; permitidme que al oir una descripcion semejante, al
encontrarme en esta noble tierra, al sentir sobre mi frente
el calor de un rayo de su puro sol, de expansioa d mis
carinosos" sentimientos y os mire como hermanos, porque
al encontrarme en un pedazo de nacion espanola, me parece
que me hallo en el seno de mi propia patria. (Grandes-
aplausos.)
Nos ha hablado tambien el senor ministro de una lagri-
ma que derramo Colon al pisar la tierra americana. jAhf
Senor: aquella lagrima es el faro que ilumina todavia el
camino cntre Espafia y America, faro que con su luz es-
sesi6n inaugural. 37
pleadente impedird que eh adelante se repitan hechos fa-
nestos y tristes que Espaiia y America lamentan; aquella
15grima es un estrecho abrazo entre Espaiia y America, y
no hay cuidado de que por esa ruta peligrosa de que nos
•habla el seiior ministro de Fomento vayan nuevas naves
<X)n soldados y canones de Espafia d matar los ideales de
America, y no hay miedo de que alii se levanten baluartes
para combatir d Espaua, que en esa ruta, alumbrada por
tan brillante Idgrima, s61o Se encontrardn dos cosas; Espa-
fia y America inseparablemente abrazadas en nombre del
santo amor de mi patria y de lageuerosa Espana. fAplausos.)
Puesta en pie la reuni6n, S. M. el Rey, con su natural
<?locueucia, se dign6 pronunciar el discurso siguiente:
Senores:
Despues de las frases que hemos oido al seftor
ministro de Fomento y a los distinguidos indivi-
duos del Gongreso que han hablado, poco me resta
que decir de aquello que pueda tener relacion con
la ciencia 6 con la historia.
El nombre de Colon, que invoco el senor minis-
tro al principiar su discurso, hace enmudecer d
todos con relacion a la ultima. Imposible es, sin
duda, pronunciar este nombre sin sentirse conmo-
vido ante aquella epopeya de gloria, ante aquel
liombre linico e incomprensible, cuya fe religiosa
y cientifica ejercieron mucha mayor influencia en
los destinos de la humanidad que todas las empre-
5as y todas las hazafias de los mds grandes con-
quistadores.
0 3 •
38 GONGHESO DE AMEJIICANISTAS.
Grande es para nosotros la importancia de este
cuarto Congreso Americanista que hoy tengo la
honra de presidir. Al elegir Madrid como punto de
reunion los hombres ilustres que nos honran con
su presencia, dan publico testimonio del progreso
de nuestra patria: pasado ya el periodo de las per-
turbaciones y angustias, tiempo era de que nuestra
querida Espafta entrara, en la medida de sus fuer-
zas, d participar de las ideas y de los trabajos cien-
tlficos de los demas pueblos europeos. Sean pues
bienvenidos los individuos extranjeros de este Con-
greso, y tengan la seguridad de que el Pais, el Go-
bierno y el Rey, en cuanto dependa de ellos, haran
cuanto puedan para facilitarles el buen resultada
de sus estudios. Estos no pueden menos de ser de
grande interns para todos los espanoles.
Gicatrizadas ya, como acabais de oir, las antiguas
heridas de nuestra historia en Am6rica, parece
como que un sentimiento de mutua justicia y d&
fraternidad tiende, por ambas partes, a acercar a
estos pueblos, separados si por el Oceano, pero uni>
dos aun por las creencias, por el idioma y por las
costumbres. (Muy Men, muy Hen.) Greo, pues, ha-
cerme interprete del sentimiento general del Pais,,
al manifestar en tan solemne ocasion y ante tan ilus-
tre concurso que Espana tiende sus brazos A traves
de los mares, para enviar a sus hermanos de Ame-
rica el testimonio de su amistad. Si los aconteci-
mientos nos separaron en lo pasado, hoy la ciencia
y el progreso nos unen en un esfuerzo comun, para
que trabajemos unidos por la grandeza y prospe-
SESION INAUGURAL. 39
ridad de la raza espafiola en ambos mundos. (Muy
Men, muy bie^i; grandes y prolongados aplausos.)
(AU^etirarse del salon SS. MM y AA. HR., fue-
ron entusiastamente vitoreados.)
EXPOSICION de ANTIGiJEDADES AMERICANAS.
SS. MM. y A A. seguidos de los asistentes i. la sesi6n
inaugural se dirigieron, acabada esta, al Ministerio de Ul-
tramar en cuyo p6rtico esperaban el ministro acompanado
del duque de Veragua, y los senores Fabie, Gatalina Gar-
cia y Gorostizaga, organizadores de la Exposici6n deobje-
tos americanos. Los dos patios cubiertos de cristal en que
estin las estatuas de Cristobal Gol6n y Sebastian del Cano,
adornados con banderas y escudos de las naciones que ban
concurrido al Congreso y con los nombres de los mds in-
signes descubridores e historiadores de las Indias Occiden-
tales, entre plantas y flores ex6ticas, contenfan ordeuada-
mente los objetos relacionados con la arqueologia y la etno-
logia; en las galerias altas se hablan instalado los referentes
a la historia y la geografia.
Gontribuyeron a esta Exposicidn , principalmente, los
Museos Arqueologico, Naval, de Giencias y de Artilleria,
los archives Historico-Nacional y de Indias, la Real Aca-
demia de la Historia y otros centros oficiales. S. M. el Rey
envi6 tambi^n algunos objetos muy notables de su propie-
dad, haciendolo los senores duques de Moctezumay de Osu-
na, conde de Guaqui, doctor Velasco, Jimenez dela Espada,
Rico y Sinobas y otros varios. A pesar de la rapidez con
que se llev6 a cabo el pensamiento de tal Exposici6n y de
no habersele dado grandes proporciones, como fueran ne-
cesarias tratando de reunir la copia de objetos del Nuevo
Mundo que existen en Espafia, el resultado excedio a lo que
40 CONGRESO DEAMERICANISTAS.
debi'a esperarse en una simple muestra destiuada al estudio
de cuatrodias. Por breve que quisiera hacerse la reseiia de
lo esencial; por limitados los nombres de las personas que
ban contribaido A la composicion de colecciones, serla me-
nester espacio que en este libro han de ocupar distintas
materias. Libro especial que se ha distribuido 6. los socios
del Gongreso, contiene aunque sucintamente estos por-
menores (1), y bastara por tanto aqui ligerisima idea ge-
neral.
Comprendiendo en dos grupos principales los objetos;
anterior y posterior al descubrimiento del Nuevo Continen-
te, en el primero atraian la atencion momias de indios pe-
ruanos, cabezas reducidas de guaranis, craneos artificial-
mente deformados derazas varias; tejidos, adornos, armas,
efectos de m^iliario, entre estos lacoleccion de seiscientos
vasos peruanos curiosisimos; idolos, instrumentos de agri-
cultura, de cirugia, de miisica; piedras labradas y esculpi-
das del palacio de Uxmal y otros antiguos edificios; de ra-
reza y novedad, las colleras y figuras monstruosas de la isla
de Puerto-Rico, presentadas por D. Gecilio de Lora, seme-
jantes a las que posee el Museo Naval, de la misma proce-
dencia. Por ultimo como Have de los elementos de estudio
de los ritos, costumbres, creencias, idiomas; en una palabra
de la civilizacion ante-colombiana, elCodiceMaya queper-
tenece al Museo arqueologico, documento de gran impor-
tancia todavia ined^to, que se cree ser continuacion 6 se-
gunda parte del Godice Troano, bien conocido en el mundo
cientifico por la reproducci6n que public6 en 1869 el seiior
Brasseur de Bourgbourg, haciendo cabeza en la coleccion de
pinturas sobre papel maguey que representan sucesosdela
historia azteca, escenas de la vida, disenos y mapas, calen-
darios y anales, vocabularies raros manuscritos e impresos.
(1) Lleva por titulo Listo^dv los oljetos qve compreade la Exposickm ooierka-
nista. Madrid. Imp. de M. Romero, lt<81. Un vol. en 8." may. 311 pfi^rs.
EXPOSICION DE ANTI6UE0ADKS AMERiCANAS. 41
En el segando grupo, el recuerdoiiel egregio Alrairante
de las Indias apartaba momeatdaeamente cualquiera otro,
al contemplar las reales cedalas origiiiales, los aut6grafos,
las cartas, elegantemente dispuestas en coleccion por su
descendiente el duque de Veragua. El general marques de
San Roman daba idea de la selecta biblioteca militar y
cientifica que posee presentando un ejemplar de la Gosmo-
grafia de Tolomeo, edicidn de Roma de 1478 en cuya pri-
mera hoja escrito de mano del Almirante y suscrito con su
original signatura se lee un versiculo de los Salmos de Da-
vid. El retrato del descubridor, recientemente hallado y
cuya l^yenda en letras de oro Columbus Ligur Novi Orbis
Reptor da fe y autencidad que corrobora la semejanza con
otros retratos que guarda la familia, cerraba la serie de ob-
jetos concernientes a su persona. De las de otros descubri-
dores y conquistadores, Pizarro, Cortes, Magallanes, Gano,
Mendoza, se vei'an armas, banderas, broqueles, autografos y
retratos tambien que en galeria iban presididos por los de
los Reyes Catolicos Fernando e Isabel, patrocinadores del
navegante genoves. Las cartas de marear, mapas y pianos
diseiiadas sobre pergaminos con vivisimos colores, oro, pla-
tay bizarras figuras debajeles, ciudades, banderas y mons-
truos marinos ejercian poderosa atraccion sobre los aman-
tes de la geografla, que bien tenian que estudiar en las
€olecciones de la Real Acaderaia de la HiBtoria, de la So-
ciedad Geogrdfica y de D, Manuel Rico y Sinobas, siendo
de mencionar especialmente la faraosa carta de Juan de la
Cosa, el piloto de Colon, acabada el afio de 1500, en que por
vez primera se trazo rudimentariamente el contorno de la
tierra nueva, formando uri verdadero monuraento geogni-
fico. En la introduccion escrita por el Sr. Jimenez de la
Espada al libro titulado Relaciones geogrdficas de Indias,
obra publicada por el Gobierno de S. M, con dedicatoria al
Congreso de Madrid y distribuida a sus socios, hallaran los
curiosos lo que en tan rapida visita no podrian apreciar. A
los que se engolfaron en el examen de documentos del ar-
42 CONGRBSO DE AMERICANISTAS.
chivo de Indias seri tambien de utilidad el catalogo publi-
cado ea que no s6Io se compreaden las 900 piezas manus-
critas, todas de valor hist6rico, sino tambien los cddices,
las estampas y los libros rarisimos que guardaban los ar-
marios.
La fiesta inaugural de la Exposici6n entretuvo agradable-
mente a la concurrencia hasta las cinco, hora en que se
abrieron los salones donde estaba preparado el lunch.
TEBCERA SESION.
LUNES 26 DE SETIEMBRE A LAS NUEVE DE LA MAIJaNA.
Oeologia. — Historia de America precolomHana. —
Historia del descuhrimiento.
Abierta la sesion por el senor duque de Veragua, dijo:
Senores: al ocupar este sitio que no debo ciertamente a
mis propios meritos, me hallo en la necesidad de pediros y
OS pido benevola [indulgencia y auxilio para desempenar
honrosamente el cargo que consigo trae, que empiezo di-
rigiendo carinoso saludo a todos los individuos de este res-
petable Congreso.
No necesito encarecer la importancia que a mi juicio liene
este acto solemne. Entre los hechos memorables de nuestra
historia contempor^nea, unida dla cultura y al progreso en
que por fortuna hemos entrado de una manera decidida,
este acto ocupara siempre un lugar distinguido, no sola-
mente porque se contara esta reuni6n como la priraera de
un cardcter internacional y cientifico celebrada en nuestra
patria, sino porque al ser elegida la capital de Espaiia como
punto de reuni6n de este Congreso se ha tributado un justo
homenaje i. la gloriosa historia de esta nacidn en America.
Nunca se ha podido ocultar el valor real y el merito in-
dudable que tiene el descuhrimiento y la conquista de esa
parte del mundo por los esparioles. Es una de las mas
44 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
grandes epopeyas que registrar! los siglos; pero ademas
tiene, a mi parecer el car^cter de indicar el genio de un
pueblo entero que precisameute cuando acababa de consoli-
dar la obra de su uacionalidad y de adquirir verdadero de-
recho a la patria, en vez de buscar un momento de reposo,
SB lanza por los mares y se desborda por nuevos mundos.
Aquellas gigantescas empresas tieuen un cardcter tan
variado y heterogeneo que parece no podian haberse reali-
zado sino con los elementos de una naci6n rica- y poderosa
como las que ahora conocemos. Pero tambien es cierto que,
a pesar de todo, siempre que se ha tratado del influjo legiti-
mo de Espana en America, por lo reciente de la indepen-
deucia de aquellos pueblos, hubo un sentimiento de des-
confianza que por fortuna va desapareciendo. El tiempo di-
sipa estos infundados temores y las relaciones que ha
abierto el comercio hacen que ya por todos se reconozea
que Espaiia no preteude ni pide a America sino que le con-
serve le gratitud que la debe por haber Uevado alii la cul-
tura y la luz del evangelio y al mismo tiempo por los be-
ueficios que puede reportar a todos la comuuidad de inte-
reses que han de unirnos conslantemente.
No es ajeno d este impulso de benevolencia, segiin mi
humilde criterio, la politica de reforma que los Gobiernos
ultimos de esta nacion han Uevado A Ultramar, y que el pre-
sente, por sus compromises y por hechos muy recientes
parece que ha de asentar aun de una manera mds viva y
eficaz. Y si estas circunstancias a todos deben congratular,
ya comprendereis que a mi, como descendiente del gran
Colon, ha de producirme mayor eQtusiasmo. Greo que los
primeros sintomas de los hechos que en algunas ocasiones
oscurecieron el brillo de la bandera espafiola en America
fuerou predsamente las causas que motivaron la desgracia
de Gol6n y que le condujeron preso hasta Espaiia preten-
diendo marchitar sus iumarcesibles laureles. Por fortuna,
ya la miseria que le arrastro a la tumba y que ha perse-
guido por largo tiempo a sus descendientes ha cesado y yo
LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 4S
desde este sitio puedo hacer patenle la satisfacci6n de que
me hallo poseido.
Hechas estas ligeras iiidicaciones y despues de saludar
afectuosa y respetuosamente de nuevo a todos los indivi-
duos que forman el Congreso, siguiendo la costumbre que
segiin creo se establecio en los anteriores, me cabe la honra
de ofrecer la presidencia en la sesion de este dia al Sr. Gaf-
farel esperando tendrd la dignacion de venir a ocuparla
desde luego. (Muy hien, muy hien; grandes aplausosj
M, Gaffarel ocup6 elsilial de la Presidencia y en senti-
das frases, pronunciadas en frances, dio las gracias por la
distinci6n de que era objeto. Goncedio la palabra a M. Beau-
vois, que la tenia pedida, y habiendo presentado al Gon-
greso seis memorias impresas de que es autor (1), hizo
resumen oral de la memoria que sigue:
La grande terre de VOuesl dans les documents
celtiques du moyen age, par M. E. Beauvois.
Depuis une quarantaine d'annees, il a ete bien des fois
question de la Grande Irlande ou Pa^js des hommes blancs,
cette colonie gaelique que les sagas islandaises placaient en
arri^re du Markland (Nouvelle-Ecosse), au Sud du Hellu-
land (Labrador), et au Nord du Vinland (partie septentrio-
nale des Etats-Unis). D'apr^s ces indications suffisamment
precises, la Grande Irlande ne pent utre que la peninsule
situee au Sud de I'estuaire du fleuve Saint-Laurent, c'est-
;'i-dire le Nouveau-Brunswick et une partie du Bas-Ga-
nada (2). Mais si les Scandinaves du xV siecle connaissaient
(1) Por no interrumpir el relate de las sesiones, se dara al final de las actas
^1 catalogo general de las obras presentadas al Congreso, por orden alfabetico
de sus autores.
(2) Les colonies (vroptenneH d.n Moi-kldiifi rt (le I'Eseocildnd (Domination ca-
46 CONGRfeS DES AMERIGANISTES. 2
au dela de I'Ocean Atlantique une terre colonisee par des
Irlaudais, -comme Tattestent son nom et la langue qu'on y
parlait, pourqnoi les docaments gaeliqii^ n'enfont-ils pas
mention? lis sont plus anciens que les sagas, parfeat de
nombreux voyages des Irlandais el ils n'auraient pas dii
passer sous silence leurs etablissements transatlantiques!
Voila une objection que Ton aurait pu faire, 11 y a pen
d'annees, et que peuvent encore souleverceux qu'inleiesse
le sujet. A Tepoque oii les editeurs des Antiquites americai-
nes (1) et des Monuments hisioriques du Greenland (2) s'oc-
cuperent de la Grande Irlande, ils n'all^rent pas chercher
dans les litteratures celtiques la confirmation ou I'explica-
tion de ce que rapportaient les sagas, et il faut remarquer
pour Texcuse de ces hommes eminents qui ont rendu tant
de services aux etudes americaines, que vers 1840 ils au-
raient trouve bien peu de chose sur le sujet dans les sour-
ces gaeliques alors accesibles; celles qui auraient pu les
eclairer etaient encore inedites et c'est seulement depuis
une vingtaine d'annees que Ton a commence a les publier,
a les traduire ou tout au moins a les analyser.
Grace a ces materiaux, nous avons pu constater que les
Irlandais connaissaient a TOuest, et fort loin de leur ile.
une grande terre caracterisee par des tertres, par la direc-
tion orientale et occidentale de rivieres prenantleur source
vers le milieu de ce continent, par I'air embaume qu'on y
respirait, et par les brumes qui I'enveloppaient a quelque
nadiense) au xiv« siicle et les vestiges qui en subsisterent jusqu'av.x xvi« et xvii
slides, par E. Beauvois, dans Coiupte rendu de la seconde session du Congres dex
Am&ncanistes a Luxembourg, 1877 , t. i, p. 174-224: aussi a part: Nancy, 1878.
in-S".
(1) Antiquitates PYiicicanm sive sci-iptoi'es seiHenti-ionales venim ante-Coluni-
lianaruni in America, edidit Societas Regia Antiquariorum septentrionalium
opera et studio Caroli C. Rafn, Copenhague, 1837, in-f, avec 18 pi. et cartes.
(2) Graenlands Jiistoriske Mindesmmrker. publication de la Societe R. des
Antiq. du Nord. Copenhague. 18.33-18J5, 3 vols. in-8". avec 12 planches.
3 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 47
distance des cotes. Ges traits s'appliquent tous fort bien a
TAmerique du Nord et, a nos yeux, ils suffisent a montrer
qu'il y a un fond de verile dans le rocit dont ils font partie.
Le merveilleux auquel ils sont meles ne doit pas les faire
rejeter sans examen, car les auteurs des legendes dans les
quelles ils figurent ne nous donnaient pascelles-ci pour de
rhistoire ou de la geographic, mais bien pour des romans
pieux, pour des fictions destinees a edifier ou a amuser le
lecteur. Le fantastique qui joue un si grand role dans ces re-
lations, les a rendues plus interesantes que n'aurait pu faire
le sobre expose des fails reels; il a ainsi contribue pour une
grande part a les sauver de Toubli. G'est ainsi qu'aujourd'hui
desecrivains aimes de la jeunesse vulgarisent la science en
I'encadrant dans des aventures imaginaires et meine in-
vraisemblables; si, par impossible, leurs livres venaient a
surnager seuls dans quelque nouveau naufrage des con-
naisances humaines , nos arriere-petits-neveux n'auraient
pas plus le droit de dedaigner les faits positifs contenus
dans ces ouvrages, que nous n'aurions raison denierl'exis-
tence des colonies transatlantiques auxquelles font allusion
les legendes celtiques du moyen age. Done, au lieu de cri-
tiquer trop severement le melange de realite et de fiction
dont elles se composent, nous ferons mieux de chercher a
degager Tune de I'autre dans les documents que nous allons
passer en revue.
Dans le Leahhar na h-Uidhri (1), le plus ancien des
grands manuscrits conserves en lauguc gaelique, ct qui
(1) Leabhav na h-Uidhi'l, a collectioa of pieces ill prose and verses in the irish
language compiled and transcribed about A. D, 1100 bi/ Moelmuire Mac-Cei-
leachar, noio for the Jlrst time published from the original in the library of the
Royal irish Academy, with an account of the manuscript, a description of its con-
tents and an index. Dublin, Royal irish Academy house. 1870, in-f".— Son nom
qui signifie Livre de la brirne (sous entendu peau) lui vient de la couleur de
sa couverture ou du parchemin sur lequel il est ecrit.
48 CONGRES DES AMERICANISTES. 4
fut ecrit vers Tan 1100 par Moelmuire (1), se trouvent les
Aventures de Condla le Beau (2), fils de Cond cet-chathac
(aux cent batailles), roi d'Irlaiide, qui, d"apres les Annales
des quaXre maitres, regna de 123 k 157 de notre ere. Le
chrislianisme n etait pas encore iutroduit en Irlande, aussi
la legende est-elle remplie dallnsions aux superstitions
payennes.' En voici I'analyse: un jour que Condla surnom-
liie Ruadh (le Rouge) etait avec son pere au sommet dn
raont Usnech dans le Meath, il vit approcher \ine femme
au costume singulier qu'il interrogea. «Jeviens, dit-elle,
du Pays des vivants, ou Ton ne connait ni la mort ni le
peche, oil nous sommes perpetuellement en fetes, oii nous
pratiquons toutes les vertus sans desaccord. Nous habitons
un grand tertre (sid), d'oi'i notre nom de Aes side (peuple
des tertres).» Condla etait seul a voir cette apparition, aussi
son pere lui demanda-t-il a qui il parlait. ccC'est k une
jeune, aimable et noble dame, repo^idit-elle, qui ne craint
ni la mort ni la vieillesse. Je me suis eprise de Condla le
1) Eugene O'Curry, Lectures on the tuatmscfipt materials of ancient Irish
history. Nouveau tirage. Dublin, 1878, in-8°, p. 183-185.
2) Fol. 77.— Ce morceau a ete reedite avec une traduction anglaise en
regard et une savante introduction par J. G'Beime Crowe dans The Journal
of the Royal historical and archaological Associatiouof Ireland. IS14, 4* s^rie,
t. Ill, part. 1. Dublin , 1874, in-8°, p. 128-133; et par Ernest Windisch dans ses
Irische Texte mit Woerterbuch. Leipzig, 1880, in-8.°— Les aventures de Condla
Ruadh dans la plalne des Delices ont pour pendant celles de Loegaird, flls
d'un roi de Connaught (Voy. p. 280 du texte gafilique et 65 de I'analyse en
anglais de The Book of Lei aster, sometimes called the Book of Glendalovgh, a
collection of pieces (prose and verse) in the irish hvigtiage, compiled in jnirt
abont the middle of the twelfth century, now for the Jlrst time published from
the original manuscript in the library of Trinity-College, Dublin, by the royal
irish Academy, with introduction, analysis of contents and index by Robert
Atkinson. (Dublin, 1880, gr. in-f"), et aussi, parait-il, d'apr^s les indications
trop braves de E. O'Curry, les aventures de Brian, fils de Feabhall, et
celles de Cormac Mac-Art. Le savant auteur des Lectures (p. 318-9) regardait
res deux demieres legendes comme anterieures k I'an 1000.
5 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 49'.
Rouge, et je I'invite a me suivre dans la Plaine des Delices
(Mag Mell), oil demeure le roi Boadag (Victorieux); il en
deviendra le souverain perpetuel, exempt de mal et de peine,
6hs qu'il aura pris le sceptre. Viens avec moi, Gondla le
Rouge, au cou tachete, a la belle face et aux joues vermeil-
les; situ m'accompagnes, tu ne perdras rien de ta jeunesse
ni de ta beaute jusqu'au terrible jugement.)) Tous enten-
daient ces paroles sans voir celle qui les prononcait. A la
priere de Gond, son druide Goran eut recours k la magie et
aux puissantes incantations pour mettre fin aux obsessions
de Tin visible, de sorte que celle-ci ne put plus se faire en-
tendre et deviut invisible meme a Gondla, auquel elle jeta
une pomme en se retirant. Le jeune prince, dedaignant
toute autre nourriture et toute boisson, mangeait seulement
de ce fruit qui ne restait pas moins intact, mais il etait
plonge dans la tristesse. Aut bout d'un long mois, etant
avec son pere a Mag Archommin, il revit la meme jeune
fiUe qui lui dit: aToi qui restes parmi les hommes k courte
vie, en attendant I'afFreuse mort, les Iramortels t'invitent,
Gondla, a prendre le commandement du peuple de Tethra
(TOcean), car ils t'observent chaque jour dans les assem-
blees de ton pays, parmi tes chers compagnons.)) Lorsque
Cond I'entendit parler, il appela le druide pour la faire
taire, mais elle lui dit: aO monarque, le Grand Rivage des
Justes (1), avec ses races nombreuses, etranges et varices,
n'aime guere le druidisme et lui rend peu d'honneurs;
lorsque ses lois regneront, elles dissiperont les' charmes
des druides et les mensonges du noir demon, d Gond, sur-
pris de ce que son fils ne daignait repondre a personne, lui
demanda si les paroles de I'inconnue avaieut done fait tant
d'impression sur son esprit. aJe suis bien perplexe, repli-
(1) Traiff mar Firien. — II faut remarquer cette expression et plusieurs au-
tres qui precedent et qui suivent. Emprunt^es aux croyances chr^tiennes,
elles attestent I'influence de la 16gende de Saint Brendan, qui etait dejJl fort
repondue au temps oCi fut copi6 le Leabhar na h-Uidhri.
0 A 4
50 CONGRES DES AMERICANISTES. 0
qua le prince: j'aime les miens pardessus tout, mais le
chagrin me ronge a cause de la dame. » Gelle-ci reprit alors:
«Beau jeune homme, pour te preserver de la tristesse que
te causent les devins, c'est dans mon curach (esquif) de
perles que nous devons nous reunir, si nous voulons ga-
gner le tertre de Boadag. II y a un autre monde qu'il y
aurait profit a chercher; bien qu'il soil eloigne et que le
soleil baisse, nous pouvons I'atteindre avant la nuit. C'est
le pays qui charme I'esprit de quiconque se tourne vers
moi. On n'y trouve pas d'autres habitants que des femmes
et des jeunes filles.» A peine ce chant etait-il acheve que
Condla sauta d'un bond dans le curach de perle. L'esquif
s'eloigna; on le regarda aussi longtemps qu'il fut en vue et
jusqu'a ce qu'il disparut dans le lointain brumeux. Jamais
on ne le revit et les dieux seuls savent ce qu'il est devenu.
Cette Icgende n'exerca pas moins d'attrait sur I'imagi-
nation facilement inflammable des Gaels que la merveil-
leuse apparition sur I'esprit de Condla; on n'en pent dou-
ter quand on la voit se transformer, selon les siecles (1) et
les manieres de voir. En devenant Chretiens, les Irlandais
ne la rejeterent pas a cause de son caractere fabuleux, mais
ils I'adapterent a leurs nouvelles croyances afln de la ren-
dre plus vraisemblable. Comme la Grande Terre del'Ouest
avait quelques traits communs avec le Paradis terrestre,
ils furent naturellement portes a les confondre pour con-
cilier leurs propres traditions avec celles des Hebreux qui
etaient devenues pour eux des articles de foi. Contraire-
ment a la plupart des commentaleurs de la Bible , ils pla-
cerent I'Eden a I'Ouest au lieu de le chercher en Orient.
Cette adaptation aurait ete faite moins de cent apres la con-
version de rirlande au Christianisme, si toutefois il en faut
croire des recits beaucoup plus recents. Dans la premiere
(1) EUe presente elle-meme des exemples de ces transformations. ( Voy. l.i
note precedente./
7 LA. GRANDE TERRE DE l'OUEST. 51 '
moitie du vi* siecle, Mernoc, disciple de Saint Barint ou
Barurch, quitta son monast^re pour aller vivre en ana-
chorete, pres du Mont de la Pierre, dans une ile de delices
■oil 11 s'etablit avec d'autrcs moines. lis avaient chacun
leur cellule et ils y passaient la nuit, jusqu'a ce que la
€loche les appelat a 1 eglise commune; ils ne vivaient que
■de fruits, de racines et de legumes. Longtemps apres, Ba-
rint, informe de I'existence de cette communautc, voulut
Taller visiter; le trajet ne dura pas moins de neuf jours.
Mernoc avait I'habitude de faire des absences de deux a
quatre semaines et, a son retour, ses vctements ctaient im-
pregnes d'un parfum si penetrant que I'odeur s'en faisait
sentir pendant quarante jours (1). Ses freres en concluaient
qu'il allait dans un paradis, situe au milieu de la mer a
une distance qui leur etait inconnue. Voulant mener Ba-
rint en cette contree, il le fit monter sur une embarcation
qui fut bientot envelopee de tenebres si epaisses que les
voyageurs n'y voyaient pas de la poupe a la prone. Au
bout d'une heure, I'obscurite fut remplacee par une vive
lumiere et ils apercurent vers I'Ouest une grande contree a
la cote orieutale de laquelle ils aborderent; puis ils se
mirent a parcourir co pays plantureux ou il n'y avait pas
d'herbes sans fleurs ni d'arbres sans fruits; et pas d'autres
mineraux que de nobles metaux et des pierres precieuses.
Apres quinze jours de marche, ils netaient encore arrives
qu'au milieu de I'ile oii ils trouvorent un fleuve qui coulait
de rOuest a I'Est (2); ils voulurent le traverser, mais un
ctre resplendissant de forme humaine leur apparut et leur
(1) «Nonne cognoscitis in odore vestimentorum nostrorum quod in Para-
dise Dei fuimus?» (Demanda Barint aux moines de Mernoc.) Tune responde-
runt fratres, dicentes: «Abba, novimus quia fuistis in paradiso Dei, nam
sfepe per fragrantiam vestimentorum abbatis nostri probavimus quod pene
usque ad quadraginta dies nares nostrse tenebantur odore. » (Vita Sancti
Jirendani, edit. Jubinal, p. 4.^1
(2) «Porro quinto decimo ilie invenimus fluvium vergentem ab oriental
52 CONGnKS DES AMfeRICANISTBS. - ^*
dit qu'ils ne pouvaient franchir cette limite, car au delk
otait le paradis on Dieu recoit ses saints , et il ne leur
etait pas permis d'y entrer. lis s'en retournerent done a
rile delicieuse et Barint regagna I'lrlande. Dans une visite-
qu'il fit a Saint Brendan un autre de ses disciples , il lui
ronta les merveilles qu'il avail vues (1).
Ses rocits inspirorent a Brendan le desir d'aller, k son-
tour, a la, recherche de la Terre de promission. II avail pour
rompagnon de voyage son disciple Machul ou Maclov,.
Brelon du Pays de Galles et fils du gouverneur de Gimi-
castrum, aujourd'hui Winchester. Gommelousdeuxfurent
canonises plus tard et que leur vie a ele bien des fois ecrile,
il y a piusieurs relalions de lears aventures sur mer. Le*
biographies de Machul etanl plus sobres de details roma-
nesques, ce sont elles que nous allons suivre de prefe-
rence (2). Elles ne parlent ni de Mernoc ni de Barint,
parti ad occasum... Est enim medietas insulae istius usque ad istud flumen.»
(Vita Sancti Brendani, edit. Jubinal, p. 3, note 2; Mit. Rees, p. 254; d'autres
testes portent: «ad orientalem plag'am ab occasu», contradiction apparente,
inais facile a expliquer, puisque les voyageurs se trouvaient vers le milieu
ilu continent nordamericain,d'oii les eaux coulenten efTet dans des directions-
upposees; Tune des redactions aura considere le versant atlantique, I'autre le-
versant du Paciflque.
(1) Pour la bibliographic voy. la note suivante.
.2) Les navigations de Saint Brendan, avec celles de Mernoc et de Barint
ijui leur servent d'introduction, ^tant, parmi les relations des voyages trans-
atlantiques des anciens Irlandais, les seules connues de nos prM^cesseurs,
ont ete suffi^mment vulgarisees par eux; il est done superflu d'en donner
I'anaiyse dans le present memoire exclusivement rempli de mat^riaux neufs-
»*t de notions originales. Ces qui voudront de plus amples details en trou-
vp.ront dans les ouvrages suivants: La ygendt latine de Saint-Brandaines avec
Hue traduction iu^dite eujii-ose et eii po^sie romanes, publiee par Ach. Jubinal,.
Paris, 1836, in-8°; — SaiiU Braudau, a mediceval legend of the sea, in eiiglish verse
u/«dj)>v>«<, edite par Thomas Wright, avec introduction et notes, ^onr Perry
Society. Early euylish poetry , vol. xiv, Lond., 1814, in ^•,— Vita Sancti Bren-
dani, lexte latin, p. 251-2.-)l, trad, anglaise, p. 575-579 de Lives of the Cambro-
1) LA GRANDE TEKHE DE l'OUEST. 5a
-comme font les vies et peregrinations de Saint Brendan,
mais deux d'entrelles (colles de Sigebert de Geinbloux et
•du manuscrit de FJeury) rapportent la tradition de I'iledes
Deiices. D'apres Sigebert de Gembloui, historien du xi*
4jiecle, les insulaires etaient des etres celestes qui jouissaient
■de tous les biens du monde et pratiquaient toutes les ver-
tus; ils vivaient dans la saintete et la justice regnait parmi
«ux, comme dans le Pays des vivants ou Grand rivage des
•Justes dont il a ete question plus kaut. Le manuscrit de
Fleury sur Loire ajoute que cette ile tres celebre chez les
Bretons s'appelait Ima, qu'elle etait situee dans I'Ocean
Atlantique et qu'elle passait pour avoir unegrande ressem-
blance avec le Paradis. Les deux saints, avec de nombreux
^ompagnons, firent deux voyages de. decouverte; la pre-
• miere fois ils visit^rent les Orcades et les autres iles de
rOcean septentrional, jusqu'^ ce que fatigues de cette lon-
gue, penible et inutile navigation, ils regagnassent leur pa-
trie. La seconde fois leur peregrination dura sept ans, mais
les resultats n'en furent pas moins infructueux; ce qui
n'empecha pas Machut de faire une troisieme tentative,
sans etre accompagne de Brendan. Son embarcation fut
poussee vers TArmorique ou Bretagne continentale, il
British Saints of the Jlfth and immediate succeeding centuries,/ rom ancient n>e{sh
and latin Mss. in the British Museum and elsewhere, with english translation
and explanatory notes, by the Ret. W. J. Rees, published for the welsh Mss. So-
■ciety. Llandovery, 1853, inS°;—Sanct Brandan, ein lateinischer und drei deutsche
Te^ie, herauagegeben von Dr. Carl Schroeder, Erlangen, 1871, in 8°;— Acta
Sancti Brendani, original latin documents connected with the life of Saint Bren-
dan, patron of Kerry and Clonfert, edited by right Rev. Patrick F. Moran,
DD., Bishop of Ossory. Dublin, 1872, in 8»;— Notice sur cette legende, p. 553-
566, avec un texte angl«-norman edite par Herman Suchier, p. 567-587, dans
le faac. V, 1. 1 de Romanische Studien, herausgegeben von, Ed. Boehmer. Stras-
bourg, 1871-75, in-8";— Z«« voyages merveilleux de Saint Brandan a la recherche
^u paradis terrestre, l^ende en, vers du xii* siicle, publide d'apres le Msc. du
Mmde Britannique par Francisque Michel. Paris, 1878, in-8".
0 i» *
54 C0NGRE3 DBS AM^RICANISTES. l()>
aborda k Aleth et devint eveque de cette ville qui fut appe*
lee d'apr^s lui Saint-Malo (1).
Une legende armoricaine analogue pourle fond, quoique
bien differente dans les details, a ete recueillie par un his-
torien du xii* siecle, Godefroi de Viterbe, qui dit la con-
naitre seulement par le livre d'Enoch etd'Elie, insere dans
un manuscrit du monast^re de Saint-Matthieu sur le cap Fi-
nistere. D'apres ce livre les moines de Saint-Matthieu fai-
saientdes explorations jusqu'aux extremites de I'Ocean pour
decrire ce qui s'y trouve. Une fois leur navire erra sur mer
pendant trois annees enti^res, sans voir autre chose que le
del et I'eau. Lesvivres vinrent a leur manquer, mais au
milieu de I'Ocean ils rencontr^rent sur un rocher eleve un&
statue de femme en airain qui du doigt leur montrait le-
chemin (2). lis s'avancerent dans la direction designee et \&
lendemain une autre statue leur indiqua aussi la voie (3)
(1) Vita Sancti Machutis ex membranis Jloriacemibus vetustissimis , auctore
guidem anonymo, sed gravi et vetustissimo, p. 485-515 de Floriacemis vetus Bi-
lliotheca benedictina... operS Joannis a Bosco. Lyon, 1605, in-18; — Vita Sancti
Macloviisive Machutii, auctore Sigeberto Gemblacensi (apud Surium, Acta
Sanctorum^ Novembris die xv) dans Patrologice cursits complelus accurante
J. P. Migne. T. 160. Paris, 1854, in-4''; aussi dans Bibliotheca Mundi sen Spe-
culi majoris tomus qitartus, de Vincent de Beauvais, Douai, 1621, in-F, p. 848-
819;— Ft^a Sancti Maclovii ex msc. cod. V. C. D. d'H^rouval, p. 217-222 dans Acta
Sanctorum ordinis S. Benedicti, ed. par d'Achery et Mabillon. Siecle i. Paris,
1668, in-r.
(2) In medio marium velut aerea stabat imago,
Faeminea specie, super ardua saxa, virago.
Ilia suis digitis pervia monstrat eis.
(Gotefridi Viterbiensis Pantheon, etc., ex bibliothecd Joannis Pistorii Nidani
dans Germanicorum scriptoncm... tomus alter. 3* edit, par B. G. Struvius. Ra-
tisbone, 1726, in-f, p. 59.)
(3) Beaucoup d'autres documents parlent de statues indicatrices , savoir:
une h. I'entree du port de Cadix (Voy. Kazvini, Atar ul-beladi, p. 369 et s.;—
Schems ed-din abou-Abdallah Mohammed de Damas, Manuel de la cosmogra-
phie die moyeii Age, trad, de I'arabe par A. F. Mehren, Copenhague, 1871,
11 LA GRANDE TERRK DE l'OUEST. 55
qu'ils suivirent avec joie, car ils voyaient de hauls soramets
dans le lointain. Ce n'etait pas une terre, mais une mon-
tagne d'or de la quelle jaiDissaient des scories qui rayon-
naient et ressemblaient aux eclairs. Admirable etait le site
qui exhalait une odeur merveilleuse, mais il n'y avait pas
d'habitants ni d'aniraaux, quoique la contree eClt en abon-
dance toute sorte de biens. Une partie de I'equipage resta
sur Ic navire, tandis que les autres au nombre d'une cen-
taine, y compris deux ecclesiastiques, allerent a la decou-
verte. Ceux-ci, apr^s avoir parcouru la montagne toute la
journee, virent le soir, pres du rivage une ville d'or en-
touree de fortes murailles. N'osant frapper aux portes qui
eiaient closes, ils passerent la nuit dehors, en attendant
que la population se montrat. Personne ne sortit, aucune
voix ne se fit entendre, mais, des la pointe du jour, la
porta s'ouvrit et les pieux voyageurs penetrerent dans La
ville. lis virent ck et Ik des maisons d'or, mais pas de
raonde sur la place publique. Aprfes avoir visite I'interieur
et I'exterieur, ils trouverent I'eglise revetue d'or et de
pierreries et une sorte de cloitre resplendissant d'or; des
memes matieres precieuses etaient fails I'aulel, les murs, le
toil lui-meme el une statue de la Vierge Marie tenant son
fils sur son giron, le tout du plus beau travail. Un parfum
celeste se repandit et les voyageurs, de tremblants qu'ils
in-S", p. a48;— Cfr. Dozy, Recherches sur I'Espagne, t. ii, p. 329); sept dans les
sept lies 6ternelles ou groupe du Cap Vert (Makkari, Analectes sur I'histoire
et la litterature des Arabes d'Espagne, publiees par W. Wright. T. i, Leyde,
1855, p. 101; cfr. A. F. Mehren, Fremstilling af de islamitiske Folks almind'elige
geogruphiske Kitndskaber dans Annalerfor nordisk Oldkyndighed og Historie,
ann. 1857. Copenhague, in-8°, p. 179); une enfln sur le sommet d'une mon-
tagne dans rile de Corvo, la plus septentrionale des Acores. Cette demiSre
repr^sentait un cavalier dont la main droite montrait I'Ouest (Faria y Souza,
Historia del reyno de Portttgal, 6dit. de 1730, p. 258; cit6 par M. Gaffarel, les
PMniciens en Amdrique, dans le Compte rendu de lapremidre session du Congres
des Amfericanistes, Nancy, 1878. T. i, p. 101.)
5G CONGRES DES AMERICANISTES. 12
etaient, devinrent tres-gais. Ne voyant pas un seul eccl§-
siastique dans Teglise, il se demanderent quel etait le
maitre de ces lieux; les deux pretres se mirent a fouiller le
cloitre et, par une petite porte, ils virent dans un splendide
reduit deux vieillards assis qui se leverent pour remplir
les devoirs de I'hospitalite, saluerent les etrangers et les
trait^rent avec honneur. Geux-ci leur demanderent le nom
du pays et celui du souverain, ce que faisaient les habi-
tants, s'ils etaient Chretiens. Les vieillards k belle barbe et
a longue chevelure blanche repondirent: « Notre roi est le
createur du ciel et de la terre; les cherubins et les sera-
phins gardent cette ville qui est habitee par des auges^
Nous celebrons nos solemnites avec des chants seraphi-
ques et nous ne vivons que d'aliments celestes dont il con-
vient que vous vous nourrissiez aussi. Notre repos esteter-
nel et nous sommes immuables; un de nos jours est 6gal a
cent de vos annees; ceux qui etaient enfants lors de votre
depart sont maintenant des vieillards et demain aucun
d'eux ne sera en vie. Pendant votre sejour ici, six ou sept
generations de rois et de peuples se succederont dans votre
patrie et vous-memes vous serez vieillards lorsque vous y
retournerez. Vous deux, pretres du Christ, chantez nous la
messe, nous voulons participer aux saints mysteres et re-
cevoir avec piete le corps du Sauveur.-) Apres I'office la ta-
ble fut servie et le pain des anges distribue aux voya-
geurs. Geux-ci, en apprenant de la bouche des deux vieil-
lards qu'ils etaient Elie et Enoch, leurdirent: aNousavons
lu dans les Ecritures qu'au jour du combat supreme vous
auriez pdur adversaires TAntechrist; qu'il vous oterait la
vie, mais qu'il ne vous mettrait pas en terre, parceque le
Christ les aueantirait par sa propre puissance; apprenez-
nous quand ces evenements aurout lieu.» — «La divine
Providence a decide qu'il en serait ainsi , dit Enoch, mais
elle ne nous a pas fait connaitre a quelle epoque: c'est la le
secret de Dieu!» — «I1 est temps que vous vous. en retour-
nicz. dit a son tour Elie; chargez-vous, si vous le desirez,
13 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 57
dor et de pierres precieuses: votre voyage sera heureux.
Vous etes jeunes ici, vous serez vieux en reiitrant chez
voas.» Le troisieme jour finissait lorsquc les voyageurs,
ayaut rcgagne leur navire, mirent ci la voile; pousses par
uu vent favorable ils retournerent dans lear pays en cinq
jours. Ils se rendirent a I'eglise de Saint Matthieu, mais
elle n'etait plus comine ils I'avaient laissee, non plus que
I'abbe, les moines, la ville, les habitants, qui tons etaient
nouveaux pour eux. Les anciens etaient morts. Les pelerins,
ne reconnaissant plus les lieux ni les hommes et ne com-
prenant pas la langue, se mirent a verser des larmes et a
se lamenter. Et eux-raemes qui etaient naguere pleins de
jeunesse, ils se virent blanchis par les annees, decrepits et
infirmes. lis raconterent leurs aventures et leurs longs vo-
yages, qu'ils evaluaient h trois annees, mais les moines qui
les avaient recueillis virent dans un livrc que leur absence
avait dure trois cents ans (1).
La fin de cette legende, separee du'commencement, a etc
greffee sur celle de Gondla le Rouge, et le tout a forme une
nouvelle tradition qui, sans remonter aux temps de Saint
Patrice et encore moins a ceux d'Ossian, comme elle le pre-
tend, se compose d'elements tres anciens (2) et s"est perpe-
tuee en Irlande jusqu'a nos jours. Vers le milieu du xviii"
siecle, un barde, que Ton supose otre Michel Comyn, I'au-
teur des Aventures de Thorolf mac-Starn et de ses trois fils,
la prit pour sujet dun poeme d'ou s'exhale le plus suave
parfum romantique. NuUe autre part nous n'avons trouve
une description plus seduisante de la Plaine des Delices;
' (1) Oodefrpid de Viterbe, Pantheon, edit, citee, p. 58-60.
(2) On a vu en effet que la tradition de Condla existait d6ji au xi« siecle;
celle du sejour dans une contree merveilleuse ou les sifecles s'ecoulent aussi
vite que les jours ailleurs, etant commune aux Celtes de rArmorique et ii
ceux des Ues Britanniques, devait avoir dej^ pris forme avant la separation
des deux branches insulaire et continentale de la famille bretonne, c'est-^-dire
avant la fin des g-randes migrations.
58 CONGRES DES AMERICANISTES. 14
c'est pourquoi tous les passages qui concernent cette fabu-
leuse contree meritent, malgre leur longueur, d'etre repro-
duits id. Cette legende fut pour les laiques aventureux ce
que les peregrinations de Saint Brendan et de Saint Malo
avaient ete pour les pieux anachoretes; conjointement avec
celles-ci elle nous explique I'attrait raysterieux quel'Ouest,
avec ses merveilles imaginaires, exerca sur I'esprit des
Celtes. Elle a un autre interet pour les amateurs de poesies
ossianiques, en ce qu'elle se rattache intimeraent a la vie
du celebre heros et pretend nous expliquer comment il
etait devenu aveugle et decrepit, et comment il put avoir
avec Saint Patrice ces relations dont il est parle dans tant de
poemes fenians; car Oisin, le vrai nom du barde que Mac-
pherson appelle Ossian, vivait au iii* siecle et I'apotre de Fir-
lande au v«. L'intervalle est rempli par le sejour qu'Oisin
aurait fait dans les Plaines des Delices ou Terre de Jouvence.
Cette existence de plusieurs siMes n'a ete attribute a
Oisin que pour rnetfere en presence le propagateur de la
nouvelle foi avec le champion de Tancienne et faire mieux
ressortir le contraste du paganisme et du christianisme. Le
barde decrepit est bien le fiddle representant du druidisme;
il ne vit plus que par le souvenir; son ideal est toujours la
guerre, la chasse, les antiques legendes; il a sans cese k la
bouche des recits sur les heros de sa jeunesse, et il devient
furieux lorsque Saint Patrice affirme qu'ils sonten enfer; il
irait les delivrer s'il avait encore avec lui Fionn son pere et
le vaillant Osgar son fils; il menace d'exterminer les moi-
nes; mais Saint Patrice, qui I'arecueilli dans son abandon,
qui a entrepris de Tamener a des sentiments plus Chretiens
et qui le nourrit par charite, Tapaise rien qu'en le priant
de conter une de ses belles histoires. Le Chant d' Oisin sur
la Terre de Jouvence (Laoidh Oisin ar Thir na n-Og) {1}
est un de leurs dialogues; en voici un extrait;
(1) Tir na n-og.—The land of Youth edited by Bryan O'Looney, Dublin,
15 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 59
aNoble Oisin, fils de roi, heros aux grandes prouesses,
commence Saint Patrice, raconte nous sans t'attrister
comment tu as vecu apres les Fianns?» — «Je vais tele
dire, Patrice le nouvcau venu, bien qu'il soil penible pour
moi de le rappeler: c'etait apres la bataille de Gabhra dans
laquelle p§rit, helas! le noble Osgar; un jour que tons les
Fianns etaient reunis et que nous chassions sur les rives du
Loch Lein (I), oii la douce musique des oiseaux se faisait
entendre a toute heure dans les arbres odorants et pares
des plus belles fleurs, nous levames le daim sans bois
(daine), le plus agile a bondir et a courir, et lous nos
chiens se mirent a sa poursuite. Mais nous ne tardames pas
a voir a I'Ouest une troupe de cavaliers, qui approchaient
avec une jeune fille de la plus grande beaute sur une svelte
et legere haquenee blanche. Nous nous arretames, extasies
devant cette femme la plus belle que nous eussions jamais
vue; elle avail sur le tete une couronne royale, et un
manteau de sole brune, parsemc d'etoiles d'or rouge et lui
tombait sur les talons. A chaque boucle de ses cheveux
blonds pendait un anneau d'or; ses yeux bleus etaient
purs et clairs comme une goutte de rosee a la pointe de
rherbe; ses joues plus merveilles que la rose; son visage
plu»gracieux que le cygne sur la vague, et plus suave etait
le parfum de ses levres balsamiques que le miel mele an vin.
Une ample, longue et soyeuse etoffe couvrait la blanche
haquenee; la selle etait d'or rouge, ainsi que le mors et les
quatre fers; sur la tete de cette cavale, la meilleure qui filt
au monde, il y avait un tortis d'argent. La jeune fille arri-
vee en presence de Fionn lui dit d'une voix douce et me-
1859, in-8", p. 227-279 de Transactions of the Ossianic Society for the year 1856,
vol. 4;— r6edit6 tout reemment par la Gaelic Union sous le titre de The lay of
Oisin in the land of the Young.
(1) L'ancien nom iriandais du Lough Leane, pres de Killarney dans le
comte de Kerry, qui forme la pointe Sud-Ouest de I'lrlande.
()0 CONGRES DES AMERICaNISTES. 1&
lodicuse: aO roi des Fianns, je viens de faire un long
voyage.)) — «Quies-tu, belle priacesse, quel est toa nom et
ton pays? Dis-nous ton histoire et pour quel motif ta as
traverse la mer. Ton epoux I'a-t-il abandonnee, on as-tu
quelque chagrin ?j> — o Jem'appelle Niamh (brillante) a la
chevelure doree, 6 sage Fionn, chef des grandes arraees; je
suis pluS'Consideree que toutes les femmes du monde, etant
fille du roi de Jouvence; je n'ai pas ete abandonnee par un
epoux, puisque je n'ai pas meme eu de fiance; ce qui
m'amene, illustre roi des Fianns, c'est I'affection et Tamour
que j'ai voues a ton fils.» — aDuquel de mes enfants es-tu
eprise, eblouissante princesse? Ne me le cache pas, mais
fais nous tes confidences.)) — «G'est du vaillant Oisin aux
bras vigoureux, c'est du champion aux mains puissantes
que je veux parler.» — aPour quelle raison preferes-tu mon
fils ii tous leshauts seigneurs qui vivent sous le soleil?» —
<(Ge n'est pas sans motif que je viens de loin a cause de lui:
j'ai entendu vanter ses prouesses, sa bonte et sa bonne
mine. Beaucoup de princes et de puissants chefs m'ont
voue un perpetuel amour^ mais je n'ai jamais donne le
mien qu'au noble Oisin.)) — Par cette main que je pose sur
toi, Patrice, il n'y avail pas une partie de mon ctre qui ne
flit eprise de la belle aux cheveux lisses. Prenant sa xnaiu
dans la mienne, je lui dis du ton le plus doux: «sois la
bienvenue dans ce'pays, jeune princesse; tu es la plus bril-
lante etoile et la plus belle des belles; tu es celle que je
prefere et que je choisirais entre toutes. )> — « Genereux
Oisin, je t'impose une obligation a laquelle ne se sous-
■traientpas les vrais heros; c'est de monter avec moi sur
mon coursier, jusqu'a ce que nous arrivions an Pays de
Jouvence. G'est la plus delicieuse contree qui existe et la
plus cel^bre an monde; les arbres y sont charges de fruits
et de fleurs; le miel et le vin y sont en aboudance; une
fois la, td ne risqueras plus d'etre courbe sous lepoids des
ans; tu ne craiudras ni la mort ni la decrepitude ; tu vivras
<lans les fetes, les jeux et les festins; tu entendras resonner
17 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST, M,-
melodieusement les cordes de la harpe; tu auras de I'ar- ,
gent, de Tor, beaucoup de joyaux, cent epees, sans mentir,
cent costumes de belle sole, cent chevaux les plus fougueux
k la guerre, et en outre cent bons chiens. Le roi de Jou- .
vence te cedera son diad^me qu'il n'a jamais donne k per-
sonne et ce sera pour toi un talisman dans les batailles; tu
obtiendras une cotte de mailles qiti te protegera eflicace- ■
ment; une epee k pommeau d'or qui n'a laisse en vie aucun ;
de ceux qui en out vu la lame affilee; cent cottes d'armes et .
jaques de satin; cent vaches et cent veaux; centbrebis avec
leur toison d'or; cent joyaux; cent jeunes vierges folutres, :
brillantes comme le soleil, de la plus grande beaute et k la
voix plus douce que le chant des oiseaux; cent heros puis-
sants dans les combats et incomparables pour I'agilitp
seront k tes ordres, si tu veux me suivre dans le Pays de
Jouvence. Tu auras tout ce que je t'ai promis sans compter ^
beaucoup d'avantages que je passe sous silence, la beaute,
la force, la puissance, et je serai ta femme!)) — :cJe n'ai rien
a te refuser charmante reine aux boucles dorees; c'est toi
quejeprefere entre toutes les femmes du monde et j'irai
tr^s volontiers au Pays de Jouvence. » Lorsquej'eus pris
place derri^re elle sur le coursier, il partit d'un pas rapide
et, arrive sur le bord de la mer, il se secoua en faisant deux
pas en avantet poussa trois bruyants hennissements, Fionu
et les Fianns repondirent par trois cris de douleur et de
detresse. «Oisin, me dit mon p^re, d'une voix lente et do-
lente, malheur a moi, puisque tu me quittes! Je n'ai pas
I'espoir que tu reviennes jamais.)) Son beau visage s'al-
tera, un torrent de larmes coula sur ses joues et sa poi-
trine. C'etait un spectacle dechirant que cette separation
du p^re et.du fils; je I'embrassai avec une emotion qu'il
partageait et je fis, en pleurant, mes adicux a tons les
Fianns; puis nous chevauchames droit vers I'Ouest, sur la
surface de la mer qui bouillonnait devant nous et ondulait
par derriere. Nous vimes des merveilles dans le trajet, des
cites, des palais, des chateaux, des forteresses et des mai-
62 CONGRES DES AMERICANISTES.- 18
sons brillantes et blanches comme lachaux (I). Le coursier
galopait plus vite que le vent de mars au sommet des mon-
tagnes, Bientot le temps s'assombrit, I'orage s'eleva de tous
cotes, la grande mer fut illuminee par les eclairs et le
soleil disparut. Lorsque la tempete fut calmee el que I'as-
tre du jour brilla sur nos tetes, nous vimes une delicieuse
contree couverte de fleurs, de belles campagnes plaines et
unies, et une forteresse royale d'aspect imposant, revetue
de marbres de toute couleur, bleus, verts, blancs, pour-
pres, cramoisis, jaunes; et de I'autre cote, de resplendis-
sants palais et des maisons de plaisance faites de pierres
precieuses et decorees par de grandes artistes. Bientot sor-
tirent du chateau trois cinquantaines de guerriers alertes,
de belle apparence et renommes; puis cent jeunes filles
d'une beaute accomplie, vetuos de soiebrochee d'or, s'avan-
cerent a notre rencontre; ensuite vint, avec un brillant cor-
tege, le noble et puissant monarque, d'une grace et d'une
prestanceincomparables, vetu de satin jaune et la tete ornee
d'une etincelante couronne d'or; et apres lui, lajeune et
illustre reine avec cinquante belles vierges aimables et
gracieuses. En m'abordant, le roi de Jouvence me prit la
main en disant courtoisement: «Salut, brave Oisin, fils de
Fionn; dans ce pays ta vie sera longue et tu resteras tou-
jours jeune; il n'est pas de plaisir imaginable dont tu ne
puisses jouir ici. Tu peux m'en croire, Oisin, car jesuis le
roi du Pays de Jouvence. Voici la noble reine et ma propre
fille Niamh a la chevelure doree, qui est allee te chercher
audela de la mer pour etre son epoux.)) Je remerciai le roi,
je m'inclinai devant la reine et nous partimes pour le cha-
teau royal, ou Ton fit la fete pendant dix jours et dix nuits
de suite. J'epousai Niamh, qui me donna trois enfants
(I'l Nous passons un episode parasite dans lequel il est question de la fillf
(lu roi (les Vivants, ijui avait ete enlevee par un {jeant et qui etait retenuc
en captivite dans le Pays des Vertus. Oisin tua le ravisseur dans un combat
sin?ulier et delivra la princesse. apres (juoi il continua son cliemin.
19 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 63
d'ane beaute merveilleuse, deux fils et une fiUe que je
nommai, coux-lk d'aprbs mou pere Fionn le chef des ar-
mees, et mon fils Osgar aux bras rouges; et celle-ci, a
cause de sa beaute et de ses aimables qualites, Plur
na-mhan (la Fleur des femmes). II y avait trois siecles et
plus quej'etais daus le Pays de Jouvence, lorsque je fus
pris du desir de revoir Fionn et les Fianns; je demandai
au roi et a ma chere femme la permission de retourner
dans Tile d'Erinn. «Je ne m'y oppose pas, repondit la
bonne princesse, bien que ce soit une grande affliction pour
moi, parceque tu ne reviendras pas vivant dans ce pays,
victorieux Oisin.» — «Qu'avons-nous a craindre? Le cour-
sier est a ma disposition et il retrouvera facilement le che-
min pour me ramener vers ma florissante compagne.D —
« Rappelle-toi ceque je te dis, Oisin: situ poses le pied a
terre, tu ne reviendras jamais dans le beau pays oii nous
sommes; je te le repble sans me tromper: si tu quittes la
selle da la blanche haquenee, tu ne reverras jamais le pays
Jouvence, Oisin aux bras vigoreux; je te le dis pour la
troisieme fois: si tu descends (1), tu seras change en vieil-
lard decrepit, aveugle, sans ressources , sans plaisir, sans
gotiL Malheur a moi, si tu retournes dans la verte Erinn!
elle n'est plus ce qu'elle etait; tu ne retrouveras pas Fionn
et ses armees; il n'y a maintenant dans I'ile qu'un chef et
une legion de clercs. Voici mon baiser, cher Oisin, tu ne
reverras jamais le Pays de Jouvence!» Je la regardais avec
compasion, un torrent de larmes coulait de mes yeux; tu
aurais en pitie d'elle, Patrice, en la voyant s'arracher les
cheveux; je lui promis bien sincerement de ne pas toucher
le sol et, apres Tavoir embrassee tendrement et fait mes
adieux aux botes du chateau, je partis bien triste de quitter
(1) Loegaire, dont-il a ete question plus haut, (page 48, nota 2\ en quittant
le MapMell pour aller visiter son pere enlrlande,reput desrecommandations
analogues et, comme il s"y conforma, il put retourner vers sa femme dans l.t
Plaine des Delices.
♦»4 CONGRfeS DES AMERICANISTES. 2C>
ma femme et mes enfants qui pleuraient. Le coursier me
transporta aussi vite que la premiere fois. A mon arrivee
en Irlande je regardais partout sans voir de Fianns; des
h.ommers et des femmes a cheval, venant de I'Est en grande
troupe, me salu^rent amicalement, en considerant aveo
surprise ma stature, mon air et mon attitude. Je leur de-
mandai si Fionn vivait encore, s'il restait des Fianns, ou
comment ils avaient peri. «Nous avons entendu parler, re-
pondirent-ils, de la force, de I'agilite et de la vaillance de
Fionn; on dit qu'il n'y a jamais en son egal; beaucoup de
livres on ete ecrits par les sages et les poetes des Gaels sur
les proueses de Fionn et des Fianns; nous ue saurions en
yerite les raconter, mais on rapporte que Fionn avait un fils
de la plus belle prestance, qu'une jeune fiUe vint le cher-
clier et qu'il partit avec elle pour la Terre de .Jouvence.>
En apprenant que Fionn etait mort et qu'il ne restait plus
aucun des Fianns, je fus saisi de tristesse et je partis sans
delai pour Almhuin, dans le Laigheann (Leinster), le thea-
tre de tant de beaux exploits. Grande fut ma surprise de ne
voir sur I'emplacement de la cour de Fionn que des char-
dons, des mourons et des orties; n'ayant rien trouve je me
remis en cherche et, pendant que je traversais la Vallee
des grives, trois cents hommes ou plus m'appelerent, en
criant: «Viens a notre aide, royal heros, et delivre nous!*
IJsetaient sons une large dalle de marbre qui les ecrasait
et beaucoup d'entre eux avaient dejk perdu connaissance.
G'etait une honte que des hommes en si grand nombre
fussent incapables de lever ce poids; si Osgar, mon fils,
ei\t ete en vie, il etit pris la dalle de sa main droite et, je
puis TafFirmer sans mentir, d'un seul jet 11 I'etlt lancee
par dessus cette troupe. Me penchant sur le cote droit, je
saisis la pierre avec vigueur et promptitude et je la jetai
;i sept perches de la ; cet effort fit rompre la sangle du
coursier; je tombai soudain sur mes deux pieds, mais je
n'eus pas plus tot touche la terre, que la haquenee blanche
s'emporta, me laissant sur place, faible, caduc, prive de la
21 LA 9RANDE TERRE DE l'OUEST. G5
viie, sans intelligence ni consideration, au milieu do moi-
nes que tu as dernierement amenes. Si j'avais et6 ce que
j'etais auparavant, j'aurais mis h mort tous tes cleics; aucun
d'eux n'aurait conserve sa tefe sur ses epaules; si j'etais
encore plantureusement pourvu de vivres, comme autre
foia k la table de Fionn, je prierais le Roi de grdce d'avoir
pitie de toi!» — «Ni les aliments ni les boissons ne te man-
(jueront, noble Oisin, repliqna Saint Patrice; melodieuse
est ta voix et attrayants sorit tes recits.))
Cette legende dont quelques traits remontent jusqu'au
v» siecle de notre ere, vit encore dans la memoire du peo-
ple, au moins dans le comte de Cork; la grotte des brebis
pales a Coolagarronroe, pros Kilbenny, passe pour etre
I'endroit ou Oisin rencontra la belle demoiselle; il la suivit
de Tautre cote de I'eau et vecut avec elle quelques jours, a
ce qu'il pensait; mais elle lui dit qu'il y avait plus de
trois cents ans et lui permit de retourner vers les Fenians,
a condition de ne pas quitter la selle du cheval blanc qu'elle
lui fournit. En route il rencontra un charrelier dont la
voiture chargee d'un sac de sable avait verse et que le pria
de I'aider a la relever. Oisin ne pouvant soulever le sac
d'une seule main mit pied a tcrre, mais aussitotle coarsier
partit, le laissant vieux, decrepit et aveugle (I).
La persistance de ces traditions relatives k une terre de
Jouvence, situee bien loin au dela de la rrier de I'Ouest,
niontre combien profondement cette croyance etait enra-
cinee dans I'esprit des Irlandais; elles n'avaient peut-etre
pas d'autre origine que les recits des Indiens de I'Ameri-
quc du Nord, et notamment de Cuba et de Haiti, sur la
merveilleuse fontaine de Bimini et sur une riviere de la
Floride, ayant toutes deux la propriete de rajeunir ceux
(1) A la suite de la preface de Tii' iia ii-Og et avant ce poSme, p. 238 de
Trmuactions oj tht OnsiaiUc Society for the ifear 1836, vol. it. Dublin, 1839,
in-fto.
0 5 5
66 CONGRES DES AMERIGANISTES. 22
([ai se baignaient dans leurs eaux; on pent done les regar-
dcr eomme un nouvel indice du sejour des Gaels dans l^^
nouveau monde et de leurs rapports avec les indigenes. —
Void une autre relation qui, pour n'etre pas plus aulheii-
lique que les precedentes, n'en contient pas moins uno
utile donn6e concernant la distance a laquelle on placail
les lies transatlantiques. Des contemporains de Saint Bren-
dan et de Saint Malo, les trois fils do Gonall Dea?g Ua
Corra, riche proprietaire du Conacht(Gonnauglit), se li-
vrerent d'abord a la piraterie, mais, pris de remords, ils
abandonnerent cc genre de vie, reparerent le mal qu'ils
avaient fait, et pour expier leurs crimes, ils resolurent,
sur le conseil de Saint Coman, de faire un pelerinagei sur
rOcean. Apres avoir fait construire un curach ou bateau
couvert de peaux, profond de trois pieds et en etat de por-
ter neuf personnes, ils s'embarquerent dans le bale de Gal-
way, vers Tan 540, gagnerent la haute mer et, s'abandon-
rant au caprice des vents et des flots , ils errerent dans
rintimensite de TOcean. Au bout de quaranle jours et dc
quarante nuits de navigation, ils arriverent a une ile tres
peuplee dont tons les habitants se lamentaient; dans d'au-
tres ils virent differentes categories d'hommes chaties pour
leurs peches; a la fin ils approcherent d'une terre que des
pecheurs leur dirent etr.e I'Espagne. L'eveque Justin, qui
avait appris de I'un des voyageurs les details de cette expe-
dition, les raconta a Saint Golman et c'est d'apres les recits
de ce dernier que Saint Mocholmog ecrivit un poemc sur
lesujet(l).
Sans doute il s'agit ici d'une descente aux enfers plutot
que d'un voyage reel, et cette relation est de la meme catc-
gorie que les legendes de Saint Brendan et de Saint Malo,
(1) Cette relation se trouve clans le /.irrf ffe Feriiinj/ et d&nfi \e Livrg tf''
Lfimter (dont la reeente edition a ete citee plus haut, p. 48, n. 2.) — Conferer
E. O'Curry, Zffc/?/Jw, p, 2S9-291, 537, 593.
-23 LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 67
<les moines de Saiiit-Matthieu, de Condla le Rouge et
<i'Oisia; raais tout inaaginaires que soient ces navigations,
■elles ne tiennent pas moins, surtout la premiere, una place
lort importante dans I'histoire de la geographie. Si elles
n'ont aucune valeur scientifique a nos yeux, aujourd'hui
■(jue les mers ont ete sillonnees dans tons les sens et que
imlle part on n'y a trouve la Terre de promission, la Plaine
des Delices, ou le Pays de Jouvence, 11 n'en etait pas de
meme au moyen age: on connaissait alors fort peu I'Ocdan
Atlantique et les narrateurs pouvaient le prendre pour
theatre de leurs fictions sans s'exposer a etre dementis.
I/ignorance et la credulite du public leur donnaient beau
jeu: pour mettro une fable en credit, il sufFisail le plus
souvent de I'appuyer sur quelques passages de I'Ecriture
Sainte, meme en les denaturant ou en les detournant de
leur sens propre. Les hommes naifs du temps prenaient
pour des paroles d'Evangile les aveutures les plus fantasti-
qucs, pourvu qu'elles fussent attribuees a quelque per-
sonnage veuere.Il n'etait pas meme necessaire pour les audi-
teurs et lecteurs supers titieux que les legendes merveilleuses
€ussent leur racine dans les traditions bibliques: une fable
essentiellement payenne, comme celle du Pays de Jou-
vence, trouvait creance meme chez les Chretiens, jusqu'au
xvi" siecle. II n'en fallut pas d'avantage pour delerminer
Jean Ponce de Leon k chercher I'ile de Bimini et sa fon-
taine (1). Gette aberration d'un navigateur experimente,
qui aurait d\l etre eclaire par les grandes decouvertes de
ses contemporains, nous donne a penser ce que pouvaif
rever un peuple passione pour le merveilleux, comme'
Tetaient les ancieus Irlandais, et cela dans des'si^cles oii il
y avait encore place dans I'immensite des mers inexplorees
(1) Antoine d'Herrera, Histoire ginirale des voyages et conques'es des Ca.Uil-
ians dans les iles et terre ferme des Indes occidentales . L. ix, ch. 10, 11; trad,
par N. de la Coste, Paris, 1660, in-l", p. 659-6G0.
68 coNGRES DES am6ricanistes. , 24
pour une foule de contrees et de localites imaginaires.
Beaucoup d'esprils aventureux se mireut en quele de ces
pays feeriques; ils ne les decouvrirent naturellement pas,
mais ils trouvorent en revanche des terres qui, pour etre
moins extraordinaires, ne laissaient pas que d'etre fort re-
raarquables.
Les religieux surtout, qui se regardaient comme des
exiles sur cette lerre , cherchaient a s'isoler autant que
possible, en attendant I'heure d'etre admis dans un monde
meilleur auquel ils aspiraient comme a leur veritable pa-
trie. Dans la seconde moitie de vi* si^cle, plusieurs disci-
ples de Saint Columba, Tapotre des Pictes et le fondateur
du monastere d'lona, mirent une etonnante perseverance
a explorer I'Ocean Atlantique et ils porterent dans toutes
ses lies le christianisme avec le nom du fondateur de leur
congregation (1). L'un de ces voyageurs, Baitan (2), ful le
premier successeur de Saint Columba sur le siege abbatial
d'lona. Un autre, Cormac, ne chercha pas moins de trois
fois quelque ile inhabitee dans le vaste Ocean; la seconde
fois il arriva chez les Pictes des Orcades, apr^s avoir erre
sur mer pendant plusieurs mois (3). Malheureusement
les details manquent sur la navigation de Baitan et sur les
deux premieres de Cormac. La relation de la troisi^me, au
contraire, nous a ete conservee par Adamnan et, comme
elle est des plus curieuses et fort propre a eclairer notre
sujet, il est bon d'en donner ici I'analyse: Pendant qua-
torze jours et autant de nuits, les voyageurs, pousses par
un vent du Sud, cinglerent a pleines voiles tout droit vers
le Nord. lis avaient depasse les limites des navigations hu-
(1) oNomen Columbae per omnes insularum Oceani provincias divulgabi-
fnr notum.» Prophetie de Saint Mochta de Lughmagh dans The Life of Saint
Columba written by Adamman, edited by W. Reeves. Dublin, 1857, in-4°, p. ~.)
2) Vie de Saidt Colitmba.L. I, ch. 20, p. 49-50 de I'edit. Reeve?.
(3) Id. iMd. I,. II. ch. 12, p. 166-lfi8.
25 L\ GRANDE TERRE DE l'OUEST. 69
majnes et le retour paraissait impossible, lorsqu'ils furent
de toutes parts assaillis de perils effrayaiits: des bestioles
noires, j usque la iavisibles, couvrireut subiteraent la sur-
face de I'eau, se precipiterent avec une redoulable impe-
-tuosite tout k la fois sur la quille et les flancs, sur la poupe
€t la proue, et meme sur les rames, les attaquant de leur
aiguillon et menacant de percer les peaux qui envelop-
paient rembarcatiou (1). Mais le vent, ayant tourne et pris
la direction du Nord au Sud, raraena les navigateurs vers
les parages d'oii ils etaient partis et qu'ils ne paraissent
plus avoir quittes pour tenter les aventures (2).
Les decouvertes etaient d'ailleurs aussi souvent Teffet du
hasard que d'explorations premeditees: vers le milieu du
-vii" siecle, des seditieux de la tribu des Fer Rois, ayant
massacre leur roi, cent vingt d'entre eux, hommes et fem-
mes, furent bannis de leur patrie, embarques dans de pe-
tits bateaux et abandonnes au caprice des vents et des flots
qui les porterent dans une ile lointaine, situee au Nord-
Ouest. Quelque temps apres, deux religieux du monastcre
d'lona, Snedhgus et Mac-Riaghla, qui faisa,ient un p^le-
rinage maritime, apres avoir longtemps erre sur I'Ocean et
vu beaucoup d'iles merveilleuses, les uuq^ habitees, les
autres desertes, passe rent pres d'une terre d'oii la brise
ieur apportait des melodies connues: c'etait le sianan ou
•chant plaintif des femmes de I'lrlande. Ayant pris terre, ils
furent joyeusement accueillis par des femmes qui leur par-
lerent leur propre langue et les conduisirent a la maison
(1) Le Docteur Reeves, dans son edition de la Vie de Saint Columba, par
Adamnan, p. HI note, fait la remarque suivante h. propos de ce passage: «0n
dit que, dans les temps modernes, des crustaces correspondant k ceux que de-
crit notre texte out 6t6 rencontres, dans des circonstances analogues, sous
les hautes latitudes septentrionales.» II est dommage que ces crustaces ne
soient pas specifies. Ne s'ajirait-il pas de la Lernxa branchialis?
(2) Vie de Saint Columba, par Adamnan, L. ii , eh. 42, p. 106-170 de I'^dit
Reeves.
0 5*
70 CONGHES DES AMERICANISTES. 2i(>
de leur chef, de qui ils apprirent que les exiles s'etaient
etablis dans cette ile. Retournes sans accident au monas-
tere d'lona, ils firent de leur voyage une relation que li>
professeur E. O'Gurry classe parmi les recits historiques^
avec les peregrinations de Saint Brendan, le peierinage des-
tils de Ua Gorra et la navigation de Maelduin, fils d'un
chef du Munster (1). Le savant gaeliste ne donne malheu-
reuseraent pas I'analyse de cette derni^re qui parait in-
leresser particulierement notre sujet, car elle eut pour
theatre I'Ocean Atlantique et ne dura pas raoins de trois-
ans et sept mois (viii* siecle). On possede encore d'autres
recits des voyages trasatlantiques faits par des Guldees (2)
et des moines de I'ordre de Saint Golumba (3). Malheureu-
sement ils sont inedits et, pour combled'infortune, les ma-
(1) Imram curaig Mailduin (Course du curach de Maelduin) dans Leabhar
na h~UidAri, p. xv et 22;— le Zivrejauite de Lecain;—\e Zivre de Fernwy; — et le
Litre de Leinster dej& cite. (Cfr. E. O'Curry, Lectures, p. 289, 333-3*4, 587;— et .1
descriptive Catalogue of the contents of the Irish manuscript commonly called the
Book of Fermoy, by James-Henthorn Todd, p. 44-45 dans Proceedings of thr
R. Irish Atademy. Irish manuscript series, vol i, part. i. Dublin, 18T0, in-8°.)
(2) Aventures de quelques Culdees dans I'Ocean du Nord-Ouest dans Leahhar
u» Maolconaire: The Book of the Malconries, manuscrit petit in-4° de 122 p. sur
parchemin, provenant de la bibliotheque de Monck Mason, 4erit entre 1480-
1561, mis en vente par Bernard Quaritch, au prix de 96 livres sterling (voy. .4
general Catalogue of boohs offered to the public at the st^ixed prices. Londres,
15 Piccadilly. 1880, in-8», p. 40).
(3) Commencement des Navigations de deux moines de I'ordre de Saint Co-
lumba, qui furent pouss^s dans les mers du Nord et y virent des hommes
etranges et de grandes merveilles, dans le Litre de Fermoy (Voy. I'analyse du
contenu de ce recueil par J. H. Todd, p. ^"\—Eachtra clerech Coluimcille
(Aventures des clercs de Saint Columba) dans le Livre jaune de Lecain (Voy.
Todd, m§moire cit6). — Dans la vie de Saint-Columba , compil^e par Magnus
O'Donnell et publiee par extrait dans Triadis thaumaturgce seu divorum Pa~
tricii, Columbts et Brigidee... acta... studio R.F. F. ioanms Colgani. Louvain,
1647, in-f°, il est question des navigations des moines de Saint Columba; Col-
gan en a omis la relation comme fabuleuse , ainsi qu'une autre intitulee
HeiLChran chlearach Coluimcille (Erreurs ou voyages aventureux des prStres de-
Saint Columba). (Voy. p. 446 de Colgan).
27 LA GRANDE TEIIRE DE l'OL'EST. 7|
^luscrits qui les conlienneut sont presque inaccessibles lout
i la fois a cause de leur rarete et du langagearchaique peu
intelligible, si ce n'est pour quelques rares gaelistes. Si les
savants iilandais s'iuteressaient a Tamericanisme , leur
premier soiu devrait etre de publier et de traduire ces
curieuses relations.
En attendant, voici comment le regrette professeur d'his-
toire et d'archeologie irlaiidaise a TUniversite catholique
do Dublin, E. O'Gurry, caracterisait les iwrams ou expedi-
tions maritimes dont il a donne I'analyse: aCes recits tres-
anciens, dit-il, manquent de precision et sont charges de
heaucoup de traits poetiques ou romanesques; on ne pent
pourtant douter qu'ils ne soient fondes sur les faits. II est
probable que ces faits seraient d'une grande valeur, s'ils
nous avaient ete transmis dans leur forme originale; mais
dans le cours des ages, apres avoir passe par la bouche de
narrateurs remplis d'imagination, ces recits ont perdii en
grande partie leur simplicite primitive, et sont devenus de
plus en plus fantastiques et extravagants» (1). — Un autre
grave critique qui fait autorite dans les questions relatives
aux Gaels, I'ecossais W. F. Skeene, n'hesite pas k afiirmer
(|ue, si les voyages de Saint Brendan, dans leur forme ac-
tuelle, nesont qu'uuromanpieux, «ilsreposentneanmoins
sur un fondemont historique» (2). 11 se faut done pas les
rejeter en bloc, bien que Ton ait peine a y distinguer le
reel du fabuleux ; il vaut mieux chercher en quoi ils sont
d'accord avec les faits constates par des voyageurs moder-
nes ou consignes dans des documents dignes de foi. Or
nous avons deja vu que plusieurs traits des relations irlan-
djjises attestent chez leurs auteurs une connaisance exacte
de la nature de I'Amerique septentrionale: I'air embaume
(jue Ton y respire dans le'Sud (voy. p. 51-55); les brumes
(1) O'Curry, Lectures, p. 289.
(2) W. F. Skeeae, Celtic Scotcatid, a histoi-!/ of auciedt Alban. T.ii. Edim-
bourg, 1877, in-8°, p. 76.
72 CONGRES DES AMERIGANISTES. S!8
qui enveloppent les cotes septentrionales des Etals-Unis et'
cellos de rAraeriqae anglaise (voy. p. 51); la largeur de
ce continent dont le versant occidental commence a quinze
journees des cotes orientales (p. 51-52); les grands tertres qui
subsistent encore dans le bassin du Mississipi (p. 48) ; les tra-
ditions americaines sur la fontaine de Bimini et celle de Jou-
vence (p. 49-53-60), traits que Ton retrouve dans les legen-
des de Saint Brendan, de Gondla le Rouge et d'Oisin. C'est
assez pour demontrer que, anterieurement a I'an 1000,
c'est-a-dire avant la transcription des plus ancieins manus-
crils contenant ces legendes, des Irlandais avaient visite le
nouveau monde. Les plus fabuleuses d'ailleurs de ces tra-
ditions irlandaises prouvent tout au moins que I'attention
des Gaels etait tournee vers I'Ouest; qu'ils aspiraient a
connaitre les rives occidentales de I'Ocean Atlantique;
qu'ils les avaient cherchees bien des fois, et alors pourquoi
n'auraient-ils pas ete aussi heureux que les Scandinaves,
leurs emules a partir du x* siecle, ou aussi favorises par
les coups de vent ou les courants maritimes? Si le carac-
tere romanesque des documents irlandais, si leur defaut de
precision, perraettent d'en douter, des recitsplussobres (les
sagas historiques des Islandais) viennent heureusement
suppleer ce qui mauque dans les legendes gaeliques: lis
attestent de la maniere la plus positive que, avant I'an 1000
et apres, il y avait sur les cotes de I'Amerique du Nord une
colonie irlandaise qui s'appelait la Grande Irlande, qu'on y
parlait le gaelique, que les habitants etaient Chretiens avant
la conversion des Scandinaves, qu'ils possedaient des che-
vaux,cequiles distinguait des Peaux Rouges, et qu'enfinun
islandais. Are Marsson, qui sc rattachait a une des dynas-
ties gaeliques, ayant ete jete par la tempete sur les cotes
de la Grande Irlande, y etait devenu chef de la colonie (1).
(I) La dicoKverte du A'oi'reau Monde par les Irlandais et les pir.itiires traces
du Christianisme en Ame'riqi'e avaiil I'an lOM, par E. Beauvois, dans Congrisin-
21) LA GRANDE TERRE DE l'OUEST. 73
— Qiiatre cents ans plus tard, uii naufrage Frislaadais
dontle recit nous a ete conserve dans la relation des Zeni
lapportaqu'il y avail encore dans la mcmc pays un peu-
ple civilise et en possession de livres , comme tous les
emigrants irlaudais avaient coutume d'en emporter avec
eux (I). Comme ce peuple n'etait pas scandinave et qu'il
avait un alphabet special, on doitadmettre qu'il etait d'ori-
gine gaelique, d'autant plus que le Gougou, cetteogresse du
golfe Saint-Laurent, dontles indigenes de I'Acadie parlerent
a Champlain, tout en tenant a la fois de la gygur des Irian-
dais (2) et de la gow des Ecossais, se rapproche d'avantage
de cette derniere, dont elle lire son nom par reduplication
(gow gow). En descendant le cours des siecles, jusqu'au
regne de Louis XIV, nous Irouvons encore dans un canton
du meme pays, dans la Gaspesie, une population qui parait
avoir ete le residu de I'ancienne colonic irlandaise ; elle
avail conserve certaines pratiques et croyances chreliennes,
nolamment le culle de la croix. Et fait singuler, elle avail
encore de ces crossans ou porte-croix (3) , que les naviga-
teurs scandinaves du xi • siecle u'avaient pas vus, mais dont
ils parlenl d'apres les rapports d'un indigene du Markland
ou Nouvelle Ecosse (4). Ces crossans avaient pour mission
tout a la Ms de porter des croix dans les processions el de
tefiiational des Am&icanistes. Compte rendu de la premiere session. Nancy,
1875, in-8°. T. i, p. 41-93, aussi h part.
(1) Les colonies europ^ennes da Markland et de I'Escociland, par E. Beauvois,
p. 193.200.
(2) La Norambigue. Dicouverte d'une quatrUme colonie pricolombienne dans le
Kouveau Monde avec des preuves de son origine scandinave, fournies par la lan-
gue, les institutions et les croyances des indigenes de I'Acadie, par E. Beauvois.
Bruxelles, 1880, in-S", p. 37-42.
(3) Les derniers vestiges du Christianisnie prgcJte du xe au xiv« siicle dans le
Markland et la Grande Irlande: les Porte-Croix de la Gaspesie et de I'Acadit,
par E. Beauvois. Paris, 1877, inS°.
(4) Le de'couverte du Nouveau Monde, etc., par E. Beauvois, p. 60.
74 CONGRKS DBS AMEniCANISTES. 3D
chanter des poemes saliriques centre ceux qui avaient eu-
couru les censures de I'Eglise ou le blame de leurs couci-
loyens (1). lis se joignaient, parait-ll, aux emigrants, puis-
que Saint Brendan en avait un dans son embarcation (2);
il n'est done pas etonnant que nous en retrouvions dans la
Grande Irlande. Ainsi, voila toute une serie de faits qui se
sont succede dans cette contree, en s'enchainant fort bien
et en s'expliquant mutuellement, de sorte qu'ils se corro-
borent entre eux et forment un solide faisceau. En les con-
siderant dans leur ensemble, on ne pent raisonnablement
douter de I'existence d'une colonic gaeliqae, au moyen ago,
sur le littoral des Etats-Unis et de la Confederation cana-
dienne.
Esta Memoria fue muy aplaudida y felicitando a)
autor el Sr. Gaffarel concedio la palabra a
El Sr. Fernandez de Castro: Senores, uno de los
temas puestos e la orden del dia por el Congreso que tuvo
lugar en Bruselas hace dos aiios, es el siguiente.
(( I Puede dedticirse de la historia y del estudio de
los fenomenos geologicos que ofrece la is la de Cuba
que 4sta liaya estado unida 6 no al continente de
America en los tiempos precolomUanosfyi
Prestase este tema a interesantes investigaciones y eru-
ditos trabajos hist<3ricos, y no dudo que en apoyo de una li
:]) The Irish version of the Historia Britoituni of Nennius, edited with a
tfauslatioii and notes by J. H. Todd. Dublin, 1848, in-l", p. 182, note>.
(2) Vie de Saint Brendan en gaelique, citee p. 460, note, dans Saint Patritk
apostle of Ireland, a memoir of Ms life and niission by J. H. Todd. Dublin,
GEOLOOIA. — ISLA DE CUBA. 75
otra de las dos soluciones que pide, puedaii hacerse curio-
sisimas citas , pero no menos vagas que las que se adu-
cen para demoslrar (advjertase que digo demostrar) la exis-
tcncia do la Atldntida; vaguedad que no parece, sin em-
bargo hayan encoutrado los autores del tema, tambien
propuesto para la orden del dia, cuando s6Io se exigen en
el presente Gongreso pruebas geol6gicas y se avanza hasla
pedir la fauna y la flora de tan problemalica region.
Sea como quiera , hayanse 6 no tenido por buenas las
pruebas hist6ricas que de la exislencia de la Atldnlida se
ban aducido, es lo cierto que se consideran necesarias
las geol6gicas pues que se reclaman en el tema correspond
diente.
Pues Men ; siendo potestativo en los que asistan al pre-
sente Gongreso traer pruebas histdricas 6 geologicas de que
la isla de Cuba ha estado unida 6 no al contiiiente de Ame-
rica, con lal que sean tales pruebas; debiendo, en mi con-
cepto, preferirse las geoi6gicas a las hist6ricas, cuando estas
no se refieren A epocas muy recientes en la vida misma
del hombre: be creido innecesario acometer el fmprobo tra-
bajo, que" ya otros se ban tomado, de registrar antiguas
cronicas para sacar consecuencias mas 6 menos bien fun-
dadas, en averiguacion del hecho, geol6gicamente demos-
trable, de que Cuba formo parte del continente americano;
sobre todo, cuando tengo a la mano y puedo presentaros
los documentos que justifican esa afirmacion e indican
hasta el periodo geologico , no remoto por cierto, en qu«>
existia dicha uni6n. Advirliendo que cousidero a Guba for-
mando parte del continente, ya fuera que estuviese unida
por una lengua de tierra completamente seca, ya por una
restinga que permitio el paso de animales que no viven en
el agua salada, ni tienen costumbre de hacer nadando tra-
vesias maritimas.
Como para ensenaros lo? restos de grandes mami'feros
procedentes do la isla de Guba que justifican la solucion
afirmativa del problema puesto a la orden del dia, se necc-
76 CONGRESO DE AMERIGANISTAS.
sitau muy pocos minutos y puedo, segiia el RegUmeuto,
disponer de veinte, voy 6. eraplear algunos eu daros una
rapida idea de la coastituci6n geol6gica de la grande Aatilla,
pues si'bien no sc halla esludiada hasta el punto de permi-
tir que se indiquen con certeza todas las formaciones que
en ella^e encuenlran; ni mucho menos para que deslin-
dando esas formaciones pueda trazarse un mapa geologico
exacto; los materiales que en ella he recogido me han hecho
concebir una idea aproximada de la manera como estan dis-
tribuidas las rocas de diferentes edades eu la mayor parte
de su territorio; y para poder trasmitiros facilraeute esa ide^i
la he fijado en el croquis que os presento.
Tiene la isla de Cuba cercade 1-20. OOU kilometres cuadra-
dos, formando un territorio largo y estrecho que mide
1.200 kilometros proximamente deE. k 0. entre la punta
de Maisi y el cabo de San Antonio, y un ancho que no ex-
cede de 250 kil6metros ni baja de 40; y se halla, por su po-
sicion oblicua, comprendido entre los 19" 41' y 23" 13' de
latitud septentrional: elev^udose la mas alta de sus monta-
nas a cerca de 2.500 metros , manteniendose una parte de
la costa meridional casi siempre debajo del agua y variando
la altura de las mesetas centrales,.asiento de la mayor parte
de sus cultivos desde 40 d 200 metros.
Basta examiuar un mapa de la isla, aun cuando no tenga
trazadas las montanas , para hacerse cargo de los rasgos
principales de su orografia.
Es el mas importante, en mi concepto, aunque no el mis
pronunciado por su elevaci6n, el que da, por decirlo asi,
forma a la isla levantando el nivel de su suelo en una linea
que la divide longitudinalmente en dos partes; de modo
que existe una divisoria mas 6 menos alta, pero continua,
que va desde el cabo de San Antonio d, la punta de Maisi,
y no permite que las aguas de la region septentrional pa-
sen a la meridional ni viceversa. •
Ademds de este caracter orogrlfico se observan tres gru-
pos principales de montanas independientes unos de otros.
GEOLOGJA. — ISLA DE CUBA. 77
El grupo Occidental, que se extiende dcsde la ensenada
de Guadiana hasta la sierra de Anafe, al E. del Mariel, don-
de se hallan las sierras de los Acostas , del Infierno , de los
Organos y del Rosario, constituidas principalmente por ro-
cas de la epoca mesoz6ica 6 secundaria; cuyos es^tratos tie-
uen tendencia marcada a tomar el rumbo NE. a SO. y bu-
zan al SE. 6 al NO., Segiin se hallan a un lado u otro de la
linea anticlinal, que serpentea poraquel laberinto de mon-
taiias: la elevacion de esta linea sobre el nivel del mar exce-
de en muchos parajes de 400 a 500 metres y llega a ser de
800 en el Pico de Guajaib6n , situado al N. de San Diego
de los Banos.
El grupo Oriental, mds conocido que los otros, pero no
lo bastante para fijar con exactitud su edad geol6gica, pues
no falta quien lo considera formado por rocas del terreno
terciario, mientras que yo lo creo principalmente consti-
tuido, como el grupo occidental, por las de los periodos mas
recientes de la epoca mesoz6ica, se extiende desde el cabo
Cruz hasta un meridiano intermedio entre Santiago de
Cuba y Guantanamo. En ella se encuenlran los puntos mas
clevados de la isla, puesto que el Pico Tarquino tiene
2.482 mctros; 1.580 la Gran Piedra y 1.000 proximamente
el Ojo de Toro.
El grupo Central, comprcndido entre los meridianos de
Cicnfuegos y Santi-Spiritus, no por ser el menos estudia-
do y peor conocido, deja de ser tan interesante corao los
otros, por su constitucion geol6gica. Formanlo no solo las
calizas terciarias de la Sierra de San Juan, quereconocio
Humboldt, donde descuella el pico del Potrerillo, de 91 1 me-
tros de altura, sino tambien un terreno metamorfico en que
abundan el gneis, las psamitas, las pizarras talcosas y la
caliza oscura; rocas que pudieran ser paleozoicas 6 estrato-
cristalinas y que constituyen la Sierra de Cumanayagua,
siete li ocho leguas al 0. de Trinidad ; elevdndose sus cres-
tas 500 y aun 800 metres sobre una meseta granitica y sie-
nitica que no pasa de 40 metres sobre el nivel del mar.
78 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Ademas de estos Ires grupos hay una multiliid de sierras
de segiindo orden , ya relacioriadas con las principales que
se han nombrado, ya conipletamente independientes, y por
lo regular constituidas por serpenlinas y diorilas, diabasas
y andesitas, etc., que pareccn haber trastornado las capas
del pefiodo creticeo, mieutras que las rocas terciarias que
se depositaron despues, yacen aiin con poca inClinacion, aun
que profundamentedenudadas en algunos parajes.
Las multiplicadas aunque rdpidas excuj-sioues que he
podido hacer por una gran parte de la isla, y el cxdmen de
los numerosos ejemplares de rocas recogidos, me hace creer
que se hallan representadas en Cuba todas las grandes divi-
siones geologicas.
Existe, en mi concepto, el terreno paleozoico en las in-
mediaciones de Mantua, ultimo pueblo de la isla por l.i
parte occidental, donde se han beneflciado minas de cobre,
en vetas que atraviesan un terreno compuesto de cuarcitas
y pizarras arciilosas, casi negras, satinadas unas veces, car-
bonosas otras, cuya direccion de E. a 0. e inclinacion do
45° ci 60* al S., contrasta fuertemente con la orientacion
y buzamiento de las capas, que creo m^s modernas, de las
montanas del grupo occidental, en cuya falda N. se encuen-
Ira csta reducida region paleozoica.
Tambien pudiera serlo uiia parte del grupo central, que
he visitado, a la cual corresponde la sierra de Gumanaya-
gua, donde aparecen algunas ca^asde gneisalternando con
pizarras arciilosas, talquitas y calizas negras 6 muy oscu-
ras. Pero no estoy cierto de que estas rocas no correspon-
dan a una epoca anterior, al terreno az6ico 6 estrato-cris-
talino, lo cual pudiera muy bien ser si se aliende 5 quo
descansa sobre una meseta granilica y sienilica; 6 que por
olcontrario pertenezcan Ji otro mas moderno, cuyas rocas*
hubiesen sufrido una accion melam6rfica, por las mismas'
causas que han dado origen ^ los criaderos de cobre que en
ellas se encuentran y han sido objeto de beheficio.
Tampoco seria extrauo que d ia 6poca paleoz6ica se refi-;
f.liOLOfiiA. — ISI.A DE CUBA. 79
ricraii las cuarcitas que constituyen el ccrro de Dumanue-
cos, asf como las rocas que sii-ven de caja A las minas de
cobre que al pie de dicho cerro so lian beneficiado en lae
iiiniediaciones del puerto de Manati, en la costa »cpten-
liional.
Que la cpoca secundaria esta representada en Culta cs y.i
un hecho indudable, porquc se ban oncontrado fosilos ca-
racteriscicos, como son los Ammonites, en una caliza oscu-
ra muy compacta: io dificil es asegurar si csos fosiles per-
Icnecen al periodo jur^sico 6 al crct^cco; y en el caso do
correspondcr al primero, que es lo que parece m;is proba-
ble, si figura uno solo 6 son tres los periodos de la epoca
secundaria que enlran a formar parte del suelo de Cuba.
Me inclino a lo segundo y voy a decir algunas de las razo-
nes que tengo para ello.
Sospecbo que son triasicas las rocas que constituyen dos
extensas fajas a uno y otro lado de la formacion jiirj^sica
que contiene los restos de Ammonites, y corren desde
el SO. de Mantua basta el NE. de los Banos de San Diego.
Diriase a primera vista que esta formacion cs rri^s moderna
que la jurasica, ;l la cual rodea algunas veces; pero elas-
pecto, la naturaleza de las rocas constituyentes, semejantes
a las areniscas y margas abigarradas del sislema Iriasico
de otros paises; la abundancia de filadios, areniscas y cres-
tones ferruginosos que hay en ella, y sobre todo la posicion
de las capas, mucho mas inclinadas que las de la caliza
jurasica, y que no parecen apoyarse en ella, ni por uno ni
por otro lado, me deciden a considerarlas como mds anli-
guas.
Es de advertir que las rocas que llamo triasicas constitu-
yen por lo generail cerros mjis elevados pero de formas mas
suaves, con escarpas menos acentuadas que las que se ob-
servan en la caliza jurasica. Por otra parte, el ge61ogo
cncuentra al recorrer la comarca dos guias seguras para
distinguir una de otra ambas formaciones, aun antes de
haberlas pisado: cl nombre que les dan los naturales del
80 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
pais, que aplican el de lomas a las eminencias triasicas y
reservan el de sierra para las de caliza jurisica; por mas
que uuas y otras se extienden formando Cordilleras parale-
las; siendo otra guia cierta dislintiva la diferencia cons-
tan te que se observa en la vegetacion de las lomas y de las
sierras.
El perfodo jurasico, i^omo acabo de indicar, esta prin-
cipalmente constituido por una caliza 6 marga oscura, que
van'a en sucolorido desde el gris rojizo 6 aplomado hasta el
negro de las pizarras carbonosas, cuya estructura suele
tomar. Algunas de estas calizas son bituminosas, fetidas,
exhalan un olor fuerte a huevos podridos cuando se gol-
pcan; olor de que participa hasta el espato calizo que las
atraviesa en forma de venas. En ciertas localidades dan un
car^cter especial a esta roca capas mas 6 menos delgadas a
veces muy dilatadas de phtanita 6 jaspe negro.
Se extiende la formacion jurasica en una estrecha banda,
de 8 a 10 kilometres a lo sumo, formando el nucleo de las
montanas del grupo occidental, desde mas al 0. del pueblo
de Guane, cerca de Mantua, hasta el meridiano de Alquizar
al SO. de Guanajay. Pero sospecho que no es esta sola la
localidad de la isla donde habria que figurar la presenciadel
sistema jurasico porque poseo ejemplares de caliza identi-
cos a los del grupo occidental recogidos en la sierra dc
Cumanayagua del grupo central; en la Maestra del orien-
tal; y en otros varios puntos que seria prolijo mencionar.
Otro sistema de rocas pertenecientes .1 la epoca secunda-
ria y que no podrian ser sino del periodo crctaceo, pero
que durante mucho tiempo se ban confundido con las ter-
ciarias que predominan en la isla, son las que principal-
mente constituyen el subsuelo de la ciudad de la Habana, si
bien cubiertas en muchos parajes por las terciarias y post-
pliocenas del litoral.
Representan este sistema arcillas verdes, margas calizas
de color gris mas 6 menos claro, debido d granos de clorita
Tisibles con el lente, maciiios en que estos granos son ya
GEOLOGIA. — ISLA DE CUBA. 81
perceptibles d simple vista, conglomerados mas 6 mcnos
groseros de los mismos elemenlos y calizas glauconiosas
que recaerdan las de la areiiisca verde de Eiiropa.
No se eneuentran f6siles entre las capas de estas rocas;
pero ese raismo caricter, auiique negativo, da m5s fuerza d
la idea de que sou cretaceas; porque igual carencia de res-
tos oi-ganicos se observa en el cretdceo de los Estados-
Unidos. Hay, sin embargo, otro mfls positivo, y es que las
capas que se suponen cretaceas se hallan debajo de las
miocenas y eocenas de la epoca terciaria en discordancia
completa, de mauera que sieudo estas casi horizontales,
aquellas son, por el -contrario, muy incliuadas y hasta ver-
ticales en algunos puntos.
La formaci6n cret;icea debede ocupar en la isla una gran
extension; pero donde principalniente se ha estudiado y se
halla deslindada es en las jurisdicciones de la Habana y
Guanabacoa, en las inmediaciones de Vento, en el asiento
mismo de la ciudad de Gienfuegos y constituyendo tal vez
una gran parte de la sierra Maestra en el departamento
Oriental; pudiendo estudiarse, sobre todo en los cortes del
ferrocarril de Santiago de Cuba a Sabanilla y Maroto.
Es probable que sean tambien cretdceas algunas capas de
conglomerado calizo que asoma a orillas del Gangre, al O.
de Pinar del Rio, entre el terciario que forma £l asiento de
esta poblacion y el tridsico de las lomas que constituyen la
parte mas oriental de la cordillera 6 grupo occidental.
Parece ser cretacea, asimismo, una estrecha banda de
rocas al S. de San Diego de los Banos, donde se ban encon-
trado algunos restos fdsiles dificiles de determinar; pero
que pudieran muy bien ser fragmentos de Rudistes. Desde
dicho punto hay motivo para creer que el cretciceo se ex-
tiende y adquiere importancia en direcci6n al E. hasta unir-
se con el reconocido en las inmediaciones de la Habana;
halldndose en el las minas de asfalto de Banes.
Cerca de Gienfuegos, en la orilla del Damujl hay fdsiles
caracten'sticos del cretaceo en Europa, como son Holectipus^
0 6 6
28 CONGRESO UE AMERICANISTAS.
Discoideas, Casidulidos, Codiopsis y otros; pero se hallaa
con ellos fosiles identicos a los de otros terreuos evidente-
mente terciarios de la isla. Adem5s, el estadio estratigrd-
fico manifiesta una concordancia perfecta con las capas
terciarias de las inmediaciones , que son horizontales 6
muy poco inclinadas; mieutras que d corta distancia, en
la ciudad misma de Gienfuegos se hallan las capas del ere-
taceo iguales a las de la Habana, tan to por la fuerte incli-
nacion en que se presenlaii como po4" la naturaleza de la
roca.
Tiene gran importancia el terreno terciario en la Isla de
Cuba por la extension que ocupa, por la abundaucia de fo-
siles que en el se encuentran y por las varias circunslan-
cias que le son peculiares y que dariau asunlo para una
larga conferencia; habre de limitarme sin embargo, d, decir
que en algun tiempo debio de cubrir casi toda la superficie
de la isla, a juzgar por lo que aun quedadeel, no obstante
las denudaciones que indudablemente ha sufrido. Una
ojeada al croquis suplira la descripcion 6 enumeracion
de las localidades en que se encuentra; si bien es probable
que cuando se estudie todo el territorio de la isla, como se
ha hecho ya en las inmediaciones de la Habana, Matanzas,
Gienfuegos y Santiago do Cuba, habra que sustituir parte
del color que representa el terreno terciario por los que
iudiquen la existeucia de formaciones mds antiguas, que,
como la cretdcea, no se ban reconocido aun 6 no se han
seiialado por falta de datos.
La presencia del Carcharodon megalodon exclusivo en
Europa del periodo mioceno, aunque en la America del
Norte se encuentra tambien en eleoceno; la abundaucia del
Orbitoides Mantelli foraminifero que en los Estados-Unidos
es caracleristico de un tramo que corresponde al eoceno su-
perior; lacircunstanciadeaparecer dicl^o Orbitoides en mu-
chos puntos, desde las inmediaciones de Pinar del Rio, en
el extremo occidental de la Isla de Cuba hasta otras locali-
dades de la parte oriental de Santo Domingo, formando un
GEOLOGIA. — ISLA DE CLBA. 83
extenso horizonte, permitirdii fijar con exactitud la edad de
las difereales capas que hay encima 6 debajo de las que
contiene el citado foraminifero; por ahora me limitare a
^jQcir que indudablemente existen en Cuba los tres perlo-
<io6 Qtt que suele dividirse el terciario; porque entre los 70
generos y mis de 200 especies de f6siles hasta ahora encou-
trados, hay ademas de los eocenos y miocenos uu gran nii-
mero que corresponden al perfodo plioceno.
El eoceno se halla perfectamente caracterizado y existen
muchos f6siles que si no identicos, recuerdan los que en
Europa y en la India se refieren al numulilico. Es mis,
en la jurisdiccion de Gienfuegos los hay que solo se han
encontrado hasta ahora en el cretaceo y que sin embargo
hay allimotivos fundados paracreer que pertenecen al ter-
ciario, d cuya base por tanto deben corresponder.
Mas evidente puede decirse que es en Cuba la existen-
cia de los sistemas mioceno y plioceno, dada laabundancia
de fosiles que determinan estas edades. Entre los fosiles
terciarios merecen citarse tres especies de Asterostomas,
genero peculiar hasta ahora de la Isla de Cuba; uu dieule
del Aetohatis Poeyii (n. s.) notable por su forma y tamaiio;
y el Encope Cise, genero que hasta ahora no se habia encon-
trado fosil en ninguna parte.
Los linicos criaderos minerales que se hallan en el (er-
reuo terciario de Cuba son los de asfalto; aunque el ya-
cimiento mis abundante de este combustible es probable-
mente el cretaceo; y hasta hay quien cree que viene siem-
pre enesta ultima formacion.
Si bien de menos importancia que el terciario por la ex-
tension que ocupa, la tienen muy grande los terrenos cua-
ternario y moderno, por la variedad que ofrecen en cuanlo
k su naturaleza y yacimiento, por los fosiles que encierran
y por los fen6menos d que deben su ori'gen.
Diflcil es estatlecer una division acertada entre el terre-
no moderno y el cuaternario, hasta el punto de (jue hay
ge61ogos que los comprenden en uno solo con la denomi-
84 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
nacioii de postplioceno. En Cuba podria tal vez acometerse-
la separacioii dc ambos , porque son bastante mai^cadas
las diferencias entre los depositos que se hallaii auu en via
de formacion y aquollos donde se ban enconlrado restos-
organicos ya extinguidos. Voy, sin embargo, a enumerar
las rocas que corresponden al cuaternario y al moderno en
un solo capitulo 6 pjirrafo, por varias razones, y no es la
menos poderosa la de la brevedad con que tengo que pre-
sentar esle croquis geol6gico de Cuba.
En el asiento mismo de la Habana y en sus alrededores
existe un banco de marga arcillosa, cuyos fosiles marinos
son todos vivientes; y varios dep6sitos de esta misma roca
siguen presentandose apoyados en los cerros de caliza tercia-
ria que corrcn al E. de la Habana y especialmenteen Santa
Cruz y Matanzas, donde se encuentra tambien una caliza
identica A la que se explota en las canteras de la Osa, que
surte de maleriales d la capital de la isla. En esta caliza post-
pliocena, que forma una parte del suelo de Matanzas y des-
cansa en la miocena, donde estdnlasfamosas cuevasde Be-
llamar, es donde se ha encontrado uno de los cinco colmi-
llos de Hipopotamo que hasla la fecha conozco, procedentes
de la isla, y que con olro extraido de la tierra colorada de
un pozo abierto en la caliza terciaria de la jurisdicci6n de
Jaruco, tengo el gusto de presentar al Congreso.
No menos notable que el de los colmillos de Hipop6tama
es el hallazgo de otro fosil perteneciente al lerreno cuater-
nario, que describi y com pare T^on el Megalonix en 1865.
Fue tambien descrito posteriormente por M. Pomel, con el
nombre d'e Myormorphus Cuhensis, casi al mismo tiempo-
que el profesor Leidy lo denominaba Megalonix rodens^j
Megalocnus rodens, despues, que es como figura en su Sy"
nopsis de los mamiferos extinguidos de la America del
Norte. Este fosil junto con algunos huesos y dientes del
Crocodilus pristinus (Leidy) y trozos del carapacho y hue-
sos tambien de una tprtuga denominada Testudo, Cubensis
(Leidy) fueron enconlrados en un deposito delimo arcilloso
GEOLOGIa. — ISLADECUOA. 85
•cuaternario que yace sobre el terreno serpentinico de Ciego
Montero, en la provincia de Santa Clara, muy cerca de los
baiios minerales que hay en aquella localidad.
. Pertenecen asimismo i la epoca cuaternaria algunos
-Gonglomerados 6 brechas, ya calizos, ya de rocas nietam6r-
ficas y hasta de hierro oligisto, unidos por un cimento fer-
ruginoso, que se eucuentra siempre i corta distancia de las
rocas que ban suministrado los fragmentos, y aun descan-
5ando sobre ellas mismas. Estos conglomerados no deben su
-orlgen d una causa local, porijue es dable observarlos en
muchos parajes de la isla de Cuba y en la de Santo Do-
niingo. En la primera puede estudiarse en un sitio notable
por su, yacimiento, pues descansa sobre el granito de Jura-
gua y sirve de base A un banco de caliza coralifera perte-
ueciente al terreno moderno, ofreciendo una prueba evi-
deute de las repetidas oscilaciones que ha sufrido el nivel
del suelo.
Tambien es postpliocena y tal vez corresponda ya al ter-
reno moderno otra formacion constiluida por varios dep6-
sitos calizos que se encuentran al NE. de la Habana, entre
el Castillo del Morro y Cojimar, debidos d la aglomeraci6n de
los detritus de conchas que el oleaje erapuja hdcia la orilla
y que van alejandose de ella a medida que el movimiento
oscilalorio del suelo, tan marcado en Cuba, va elevando sn
nivel: esta caliza de grano grueso llega d adquirir bastante
consistencia para que de ella se labren sillares aunque de
mala calidad. Encuentrase aquella formaci6n en las cerca-
nias de Matanzas, en el cabo Sabinal, cerca de Nuevitas y
donde quiera que hay playas bajas e islotes 6 cayos A flor de
agua. En uno de estos situado en la costa del Sur, y proba-
blemente en un deposito semejante encontr6 midistinguido
araigo el Sr. D. Miguel Rodriguez Ferrer la mandibula hu-
mana que regal6 al Museo deciencias naturales y quefigu-
ra con otros curiosos objetos de su coleccion entre los pre-
hist6ricosde la Exposicion que se celebra con raotivo de
-este Congreso.
0 6 *
80 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Corresponden a la epoca moderna los aluviones que cu-
bren algunas llanuras, eiitre ellos uno formado casi exclu-
sivamente de hierro de pantanos 6 per6xido de hierro, mas
6 menos hidratado, que en el pais recibe el nombre de moca
de herrero 6 tierra de perdigones, segiin su aspecto. Ocupan
estos dep6sitos una dilatada zona al E. de Pinar del Ria
que se extiende por Candelaria, hasta cerca del meridiano-
de Guanajay y tambien al S. de Sierra Morena entre Car-
denas y Sagua la Grande, en el territorio de Monte Libana
al E. de Santiago de Cuba y en otros parajes.
Aluviones procedentes de las lomas constituidas por
areniscas y pizarras, y principalmente compuestos de gui-
jas y arenas siliceas, cubren las llanuras que rodean A Pi-
nar del Rio y las vegas donde a orillas delos rios se cultiva
ol afamado tabaco de la Vuelta de Abajo. Aunque no iden-
ticos son parecidos y siempre siliceos los aluviones que se
encuentran en Manicaragua, en Trinidad, en Mayan' y en
Yara, lugares todos apropiados al cultivo de la aromatica
planta.
Otros aluviones eminentemente arcillosos cubren el sub-
suelo de las sabanas 6 grandes llanuras, ya formando por
si solos extensas planicies, como entre Ciego de Avila y
Puerto Principe, ya alternando con los antes mencionados^
como sucede entre Pinar del Rio y Candelaria; ya cubrienda
en cortos espacios la caliza 6 la serpentina, como en los al-
rededores mismos de la Habana.
Es tambien notable y merece especial mencion la gruesa
capa de diluvium que se extiende al E. de Cienfuegos, cons-
tituida por grandes cantos de las mcis variadas rocas, pro-
cedentes de las sierras del grupo central.
Ya provenga de la desaparicion de una capa superior pre-
existente, como pretendia Humboldt, ya sea debida a los
nodulos de oxido de hierro diseminados en la caliza tercia-
ria subyacente, comoyo creo, abundaen la islade Cuba una
especie de tierra vegetal llaraada en el pais tierra colorada,
porque lo es, en efecto, y tan rica en hierro que alguna vez:
GEOLOGIA. — ISLA DE CUBA. 8/
podria ser objeto de beneticio. Esta tierra, que es excelente
para el cultivo de la cana de aziicar y del cafe, constituye
verdaderos dep6sitos geologicos de la epoca moderna, y casi
siempre revela la existencia de la caliza terciaria debajo de
ella.
Pasarc por alto los dep6sitos de turha, de cuya existencia
no tcngo noticias cierfas; la,s estalactitas que emhellecen las
cavernas de Bellamar, de Yumuri, Monte Libano y otras;
las tohas calizas que forman notables depositos, como en la
jurisdicci6n de Gienfuegos, cerca del rio Damuji; los traver-
tinos que abundan, no solo en las inmediaciones de las cor-
rientes cargadas de bicarbonato de cal, sino que tambien
por efecto de las lluvias, forman espesas costras que cubren
y enmascaran toda la superficiede las rocas que constituyen
una montana, como puede observarse al subir a la Gumbre
que domina la ciudad de Matanzas y el valle del Yumurf;
prescindire, por fin, de las wackas 6 conglomerados proce-
dentes de las rocas hipogenicas que se encuentran en las
inmediaciones de Santiago de Cuba y en varias localidades
mas, para fijar la atencion, aunque tampoco me detenga mu-
cho, en otros depositos modernos, dignos del mayor interes
la importancia que tienen en la constitucion geologica de
Cuba, atendida la rapidez con que siguen influyendo en la
figura y extension de la isla. Me refiero & la caliza zoofitica
que continiia formandose alrededor de las costas que cons-
tituye el asiento de muchos de los cayos 6 islotes que la ro-
dean; que va uniendolos unos a otros yquellegaran a cegar
sus mas espaciosos puertos, como sucede con el de la Ha-
bana mismo donde siguen trabajando incesantemente esos
microscopicos animales, si las dragas se limitand limpiar los
arrastres de la ciudad y dei litoral de la bahia. Ademas del
interes que ofrece la formacion zoofitica conterapor^nea al
estudio del geologo, de lo cual son brillante muestra los co-
nocidos trabajos de Darwin, tiene en la isla de Cubaelmuy
especial de servir para demostrar las repetidas oscilacio-
nes de su suelo, segiin lo ban hecho observar Humboldt y
88 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
m&s particularmente el ingeniero deminas D. Policarpo Gia,
Si ofrece interes. el estado de los terrenos sedimentarios
de la isla de Cuba, no lo tieiie menor el de los hipogeuicos
y metamorficos, por las muchas y variadas rocas que en
ellos se eiicuentraii ; por la influencia que en los primeros
ha producido y por la luz que acerca de la edad de unos y
olros pueden dar, faltando, como faltan , los fosiles en va-
rias formaciones , v siendo tan frecuentes como curiosos
los transitos que se observan aun entre aqnellas rocas que
han solidoconsiderarse de origen y edades diferenles, por
ejemplo, entre las Uamadas plutouicas y las volcanicas.
Pueden presentarse, en efecto, series con transito insensi-
ble, desde los gianitos y sienitas, que apenas se distinguen
enti-e si con ayuda del microscopio, hasta la serpentina, la
eufotida y la andesita, que junto con la diorita y con ver-
daderas traquitas y retinitas se encuentran, al parecer, re-
vueltas en una sola masa, en los alrededores y en el asiento
mismo de la villa de Guanabacoa.
Siendo considerable el nuraero de puntos en que podria
citar la preseucia de estas rocas, y hallandose, como he di-
cho, reunidas muchas de ellas, por transitos insensibles,
seria tan largo como impropio de este lugar seiialar por
sus nombres cada una do las diferenles rocas hipogenicas
que se encuentran, los parajes en que las he hallado y la
extension de la superficie que ocupan: para suplir esta for-
zada omision seiialo en el cioquis geologico, con tamano,
algiin tanto exagerado y limites que no pueden ser sino
aproximados , con manchas de carmin los lugares en que
se encuentran granitos, sienitas y porfidos y con tinta
verde oscura, aquellos cuyo suelo es serpeniinico 6 en donde
abundan las dioritas, anfibolila^, eufotidas y andesitas: si
bien debo advertir que apenas hay en Guha comarca mon-
tahosa en cuyos barrancos 6 corrientes de agua no se en-
cuentreu cantos sueltos de sienitas, dioritas, porfidos, ser-
pentinas y euf6tidas, como si el subsuelo todo de.la isla es-
tuviese constituido por estas rocas, 6 acribillado de dykes
GEOLOGIA. — I8LA DE CUBA. 81)
semejantes a los que eu muchos lugaies asomaii a la su-
perficie.
No es posible, sin embargo, dejar de hacer una excep-
ci6n eu favor de las rocas serpentinicas, cuya formacion se
extiende por toda la isla, en puntos tau cercanos y espacios
Ian considerables algunas veces, que es presumible que las
interi-Lipcione^ que se observan se deban, mas bien que ^ la
falta de dichas rocas en el subsuelo, a que se hallaucubier-
tas por las terciarias y otras mas modernas; pues los estu-
dios hechos, principalmenle en Guanabacoa, dan casi la
evidencia de que las serpentinas, ya scan rocas eruptivas 6
hipogenicas, ya se deban ai metamorfismo producido en
las de sedimento por la aparicion de las dioritas, euf6tidas
y andesitas, podran ser anteriores, contemporaneas 6 pos-
leriores al periodo cretaceo; pero no han atravesado ni al-
terado nunca las capas terciarias.
Ya el baron de Humboldt dio a conocer ]a formacion ser-
pentiuica de Guanabacoa en 1804: el ingeniero Ci'a, descri-
bio la gran meseta de Puerto Principe en 1851> y yo al es-
tudiar la misma formacion en Santa Clara y Guaracabuya
puse de manifiesto en 1864, quedebia ser continua, ya aso-
mandjo a la superficie, ya oculta en el subsuelo, desde el
cxlremo occidental de la isla de Cuba hasla la de Santo
Domingo, donde la he encontrado tambien; y si se siguie-
ran sus rastros por las demas Antillas es casi seguro que
se hallaria la prolongacion hasta la isla de Trinidad.
El espesor del terreno serpentinico, sin ser considerable,
es bastaute grande, pues en Regla, en la bahia de la Haba-
na se encuentra al nivel del mar, y si bien en Puerto Princi-
pe no pasade 70 m.,llega a 200 en Guaracabuya y Madru-
ga. Danle importancia, ademas de su extensi6n, la variedad
de las rocas que lo componen, y la circunstancia de que
forma, por decirlo asi, el principal caracler orografico dela
isla, dividiendo sus aguas al N. y al S. , d pesar de la poca
elevacion de las masas constituidas por dicha formacion.
El terreno serpentinico es el tefreno metalifero por exce-
no CONGRESO DE AMERICANISTAS.
lencia de la isla de Cuba: no s61o se encuentran en el mu-
chos y abundantes criaderos de cobre, sino tambien gran-
des rifiones de sidero-dromo 6 cromato de hierro, y una
cantidad considerable de oro nativo, ya diseminado en par-
ticulas imperceptibles, ya en hojuelas reunidas y formando
verdaderas vetas de segregacion en la misma roca serpen-
ti'nica, algunas veces sin la mas leve senal de cuarzo; asi
sucede en la mina San Bias de Guaracabuya, en la provin-
cia de Santa Clara.
Hecha esta brevisima resena geologica de la isla de Cuba,
cuya descripcion exigin'a un voliimen solo para exponer
los datos ya recogidos, y aun asi resultarfa incompleta,
porque apenas esta iniciado el estudio geologico de tan in-
teresante y vastaregi6n; veamos ahora cuales son las prue-
bas de que ha estado unida al continente americano en
tiempos precolombianos, y cuales fueron estos.
No quiero entrar en el examen comparativo de las rocas
que constituyen los difereutes periodos geologicos que se
encuentran en Cuba, con los de las regiones mas inmedia-
tas de Venezuela, Mejico y la Florida, separadas hoy por
mares profundos, si bien no tanto como los que dividen
entre si las islas de Cuba y Santo Domingo y esta de la de
Puerto-Rico; puesto que no llega a 500 brazas la sonda
entre el cabo de San Antonio de Cuba y el Catoche de Yuca-
tan, mientras que se acerca a 1 500 brazas las que mide el
canal del Viento, entre la punta de Maisi y el cabo San Ni-
colas del territorio haitiano.
Repito que no entrare en el exdmen de las rocas y mon-
taiias de las diversas regiones que rodean A Cuba, por mas
que de el pudiera tal vez deducirse que en algunos 6 en va-
rios de los periodos geol6gicos antiguos debieron de for-
mar todos estos territorios uno solo; de la mismas manera
que se reconoee boy, por ejempio, de un modo cierto que
los dos paredones del Abra de Matanzas estuvieron no ha
mucho unidos, existiendo un lago en el famoso y pinto-
resco valle de Yumury.
GEOLOGiA. — ISLA DE CUBA. 9l
Tampoco me pareceriaii convincentes las inducciones
que pudieran sacarse de la presencia en Cubade hachas de
piedra de la misma forma y materia que las que se hallan
en el continente americano y aun eii Europa; porque ade-
mds de que pudieron llevarse por agua, se encuentran en
la isla el jade, la serpentina y la diorita con que han sido
fabricadas casi todas; y no digo todas, porque indudable-
mente es d'e Mejico la flecha de obsidiana que os presento,
aunque fuo encontrada por el Dr. D. Jose de Argumosa en
laCeja de dona Ana, en el grupo de montaiias del departa-
mento Occidental, al N. de Pinar del Rio. Otro objeto de
piedra tengo aqui, identico A los que se encuentran en la
America del Norte y se describen y figuran con losniime-
ros 192 y 193 en la obra titulada Stone Age of New-Jersetf
del Dr. C. Abbott, que supone, con fundamento, servia a
los guerreros salvajes para desleir las ticrras con que se
pintaban el ror.tro y cuerpo; pero dicho objeto, aunque en-
contrado en el fondo del rio de San Diego, cerca de Los
Palacios, pudo ser llevado, como cualquier otro objeto de
la industria humana al traves de los mares.
Las pruebas que presento de la union de la isla de Cuba
al continente americano son mds positivas, en mi concepto
irrecusables, pues consisten en varies restos de grandes
mamiferos hallados en nuestra Antilla, cuyo perfecto es-
tado do conservacion no permite suponer que fueran del
continente a la isla de otro modo que por su pie; desde el
memento en que no cabe suponer que esas especies, cuyos
analogos vivieron en el continente por la misma epoca,
fueran indigenas de Cuba y vivieran aisladas en un giron
tan pequeno de la America.
El Megalocnus rodens (Leidy) 6 Myomorphus Cuhensis
(Pomel) como quiera llamarse, cuya mandibula inferior
teneis delante y estaba aun mas completa cuando se descu-
bri6, cerca de los baiios de Giego Montero; pues uno de los
canines que ahora aparece roto estaba como lo indica la
reproduccion fotogrdfica que tambien pongo de manifiesto.
92 CONGRESO DE AMERICANI8TAS.
Ese animal, como el Megaterio, el Mylodon, y sumis aPiiie
«1 Megalonix, formaba parle de la familia de los edentados
que, como sabeis, es peculiar de America; y al asegurar
que para encontrarse en Cuba era menester que la islahu-
biese eglado unida al coiitiiientc en la epoca en que vivia,
no he lanzado una frase a la ventura, sino que es una idea
que iiaturalmenle ocurre icuanlos examinan el fosil; y as{
lo Lan dicho tambien el profesor Leidy de Filadelfia y
M. Pomel, reputado ge61ogo de Francia.
. Como complemento de esta prueba y para demostrar
tambien que varies de esos animalcs li otros analogos vi-
vieron en Cuba al mismo tiempo, os presento un curioso
ejemplar arrancado del suelo de la caverna llamada de
La Ceiha, donde se sepultan las aguas del rio San Anto-
nio, en la jurisdiccion del raismo nombre, provincia de la
Habana, situadau mas de40 leguasen linea recta del lugar
donde se encontro la mandibula dej Myomorphtis Cuhensis.
Este, como el Megalonix, debia estar provislo de fuertes
garras, con tres poderosisimas unas, la de enmedio mucho
mds larga que las otras; de ellas se Servian probablemenle
para desenterrar las raices de los arboles con que se alimen-
taban, y pudo muy bien hacer en una roca blanda, cual es
la terciaria de la caverna de San Anionio, el triple surco
que veis en el ejemplar. En una Memoria publicada en
1865, creo haber demostrado que ningiin iuslrumento em-
pleado por la mano del hombre pudo dejar semejanle im-
presi6n, que solo se cxplica habiendo intervenido la flexi-
ble y potente garra de un animal afine del Megalonix, que
pudo muy bien ser el Myomorphus Cuhensis.
No es menos convincente y confirma lasauteripres prue-
bas, la de haberse encontrado colmillos de hipop6lamo en
la isla de Cuba; por mas que el profesor Leidy y M, Pomel,
sorprendidos sin duda de la novedad del caso lo hayan ne-
gado; funddndose el primcro en que no se conocian en
America restos de ese mamffero, cuando di la descripci6n
de los de Cuba; y el segundo, porque pareciendole dema-
GEOLOGIA. — ISLA DE CUBA. 9.'{
siado bien conservado uno de los que os presento, no vi6
sin duda el otro.
Pero sus opiniones han podido refalarse facilmente y
asilo hahecho la Academia de Gienciasdc Madrid, d quiea
presente los ejemplares que teneis a la vista, acompaiiados
de los razonamicntos que consigne en uu follelo impreso
en 1871,
Creo que estaba M. Pomel en lo cierto al negar que el
colmillo procedente de Cuba fuese del Hippoppotamus ma-
jor (Gu.) como yo supuse en el primer momenlo, convenci-
do de que no era el hipopotamo que vive en Africa; pero
lefaltaba razon alatribuirlo a la especie viviente s61o por-
que estaba bien conservado; y lo prueba el trozo del otro
colmillo que teneis A la vista, completamente mineralizado,
pero identico en lo demas, pues presenta los mismos sur-
cos y la figura de la seccion transversal no difiereen nada.
En cuanto d las razones que pudicron impulsar a M. Lei-
dy, que no vio siquiera los ejemplares, tambien los hechos
. han venido a demostrar que estaba equivocado, si su nega-
tiva se fundaba solo en no haberse encontrado auu sefiales
de la existencia de la familia hippoppotamide en America;
porque cinco aiios despues de haberse hecho publico el
hallazgo de 5 colmillos de hipopotamo en Cuba, seiialaba
el profesor Cope el descubrimiento en los Estados-Uhidos
de varios restos de individuos pertenecientesd tresgeneros
de dicha familia, a uno de los cuales dio el nombre de Thino-
therium annidatum.
Siendo, pues, ciertos los hechos que acabo de exponer;
teniendo a la vista los justificantes de que durante el perio-
do postplioceno han vivido en Cuba animales ya extingui-
dos en todb el mundo; que durante su vida fuecuando pu-
dieron pasar del continente al higar donde se han encon-
trado sus restos, 6 lo que es lo mismo, que sus antecesores
tuvieron que pasar del mismo modo por su pie; no podreis
menos de convenir en que la isla de Cuba formo parte del
continente americano durante el'periodo postplioceno; so-
94 CONGRESO DE AMERICAXISTAS.
bre todo si se liene en cuenta que hoy que se halla aislada
tieue su fauna especial, es decir, en el que ha precedido al
actual; indigena, proporcionada a la extension de su terri-
torio,
(Muy bien, muy bien. Grandes aplausos.J
El Sr. Rodriguez Ferrer lamento que los es-
trechos limites que sefialan los estatutos del Gon-
greso no hubieran consentido mayor latitud a la di-'
sertacion geologica del Sr. Fernandez de Castro,
tan competente por los estudios que ha hecho en
la isla de Cuba; resumio la memoria que sobre el
mismo tema presentaba, y anunciando una segun-
da, encaminada a probar que hubo en la isla otros
terricolas que los que \i6 Colon, y a explicar por-
menores de un rarisim'o ejemplar fosil humano que
habia descubierto catorce anos antes quela.mandi-
bula de Moulin Quignon, tan discutida por los sa-
bios, rogo a la presidencia que, utilizando la pre-
sencia de autoridades en la materia, se sirviera
nombrar de entre ellas.una comision que examina-
ra el referido tbsil y emitiera dictamen, que habria
de ser provechoso A la ciencia,
Aceptando la indicacion del orador, el presiden-
te Sr. Gaflarel propuso el nombramiento de una
comision al efecto expresado, y fue designado el
Sr. H. de Saussure, brindandose a examinarla tara-
bien el Sr. Dr. Hijar.
GEOLOGiA. — ISLA DE CUBA. Ho
La isla de Ciiba esluvo unida un dia al continente
americatio: por el Excmo. e lUrno. Sr. D. Miguel
Rodriguez Ferrer.
Gasi inadverlido, corre por el prado el desdeiiado arro-
yuelo: mas su union con otros de raudales no menos hu-
mildes, llega a formar el caudaloso rio, que inunda pue-
blos y campos. Del mismo modo este somero trabajo, resu-
men y como nuevo coraentario de ciertos capitulos de un
libro cuya segunda parte esta por concluir (1), podrd noser
trascendental; pero, unidos sus datos y sus juicios a los
demas presentados en este Gongreso y a los del valioso
caudal que ban de constituir sus reuniones sucesivas, no
hay duda, que tal conjunto de estudios, de memorias bis-
t6ricas, de ballazgos arqueologicos; que tal acervo comiin,
en suma, de erudicion, de critica y basta de juiciosas bipo-
tesis, ayudara, sino a descifrar, a dilucidar al menos, el
enigma que por estos Gongresos se persigue, de llegar a
penetrar cuales fueron los destinos de la americana tierra,
con anterioridad a su descubrimiento por el inmortal
Gol6n.
Tal vez, no llegard a descubrirse jamds este misterio:
aunque asi sea, condici6n es, sin embargo, de nuestro es-
piritu sentir esa aspiracion; y d procurar satisfacerla, basta
donde posible sea, es a lo que, sin duda, responde el si-
guiente tema que, con relacion a la grandiosa isla de Guba
y en virtud de lo dispuesto en el art. 19 de los Estatutos de
estos Gongresos, se balla d la orden del dia: a^Puede dedu-
>:>cirse dela historia y del estudio de los fenomenos geologi-
(l) Naturaleza y civUiiacidnde la grandiosa isla de Ci<l>a.—\esLQ3e loa Estu-
dios cosnwi/onicos.
96 CONGRESO DK AMERICANISTAS. 2
y)COS que ofrecela isla de Cuba, que esta haya estado unida 6
r>no al continente de America, en los tiempos precolom-
y)bianOi>'?»
He at^iii la interesante cuestioii que va a ser obj^to de
mis observaciones.
Al empezar, como el tema lo exige, haciendome cargo de
los datos historicos, d los cuales concede la prioridad, pre-
ciso me es advertir, que para esta cuestion concreta no
existe historia alguna hasta Colon, y que, por tanto, s61o d
el y a sus contempor^neos habra que acudir, si se ha de
formar algun juicio sobre el que ellos, a su vez, pudierou
tener acerca dc la formaciou de la isla de Cuba.
Pues bien: principiando por su descubridor el propio
almirante, he aqui lo que les escribia a este proposito a los
senores Reyes Gatolicos, cuando en su terccr viaje lo hizo
desde la isla Espanola 6 de Santo Domingo, ocupandose
del extenso Archipielago en que la piisma se levanta: «Muy
»conocido tengo (dice) que las aguas de la mar llevan su
»curso de Oriente a Occidente con los cielos y que alii en
»esta comarca llevan mas veloce camino cuando pasan, y
»por esto han comido tanta parte de la tierra porque por
»eso son acl tantas islas (el Archipielago de las Antillas); y
»ellas mismas hacen desto testimonio, porque todas de una
))mano son largas de Poniente a Levante y NO. a SE. que
»es un poco mas alto e bajo y angostas de N. a S. y NE. a
»S0., que son en contrario de los otros dichos vientos, y
»aquf en ellas todas, nacen cosas preciosas por la suave
»temperatura que les procede del cielo por estar hicia el
nmis alto del mundo (l).i> Y el historiador Muiioz, confor-
mtindose con eslos mismos pensamientos, asi se expresa:
«Parece que las agtias con su movimiento natural hacia el
i>Occidente, liran d dividirla (la America) y que han ganado
))ya sobre las tierras del Archipielago,* entre la Florida y
(1) «Diariode Colon d U)8 Reyes Catolicoe, durante su tercer viaje.»
:i REOLOfiiA. — ISLA DE CUBA. !)7
»l;is bocas del Orinoco, como por ventura ganaroii eii otros
»liempos mucho mayor espacio y el Archipielago asidlico,
sdejando separada la Nueva Florida (1).)) Otro historiador
marino, concrctdndose mas particularmente d este Archi-
pielago de las Antillas y a las observaciones ya indicadas
de Colon, dice: «Otra prueba de la existencia del nuevo
»continente que iba descubriendo, le ofrecian sus observa-
nciones sobre el movimiento y direccion de las corrientes y
»de los vientos, que van siempre de Oriente ;i Occidente en
«la zona torrida, pues a su embate largo y continuado atri-
))buia la formacion del grande Archipielago desde la Trini-
^dad hasta las Lucayas, cuyas islas fueron, sin duda, mon-
»tanas 6 partes elevadas de la costa firme, separadas de ella
»por el impulso y choque incesante de las aguas; lo cual
»comprobaba tambien con la configuracion de estas mis-
)>mas islas largas de Poniente a Levante, y angostas de N.
))a S., como en efecto lo son las mds considerables de aquel
» Archipielago (2).
El historiador Las Casas, contempordneo del Almirante,
se concreta mds a la isla de Cuba, como primer teatro que
fue de sus apostolicos trabajos, y en su Historia de las In-
dias (3), ya habla de la separacion de aquella del pr6ximo
continente, y trayendo a cuenta los precedentes histdricos
del Viejo Munio, asi se expresa: «Pero lo que mas admira-
»ble cosa es; que segiin dice Pedro de Aliaco en el tratado
»de Mapa-mundi, ser opinion antigua que Espana y Africa
wpor la parte de Mauritania, 6 por alii cerca, era todo tierra
j>y se contaba hasta alii Espana, por manera que no habia
westrecho de Gibraltar que llamamos, y que el mar Ocedno
»comi6 por debajo de la tierra, y ansi se junto con el mar
(1) Munoz.— «Hi8toria del Nuevo Mundo.»
(2) «Di8ertacidn sobre la historia de la nduticaw, obra pdstuma de D. Martin
Fem6ndez Navarrete, pablicada per la Academia, pifr. 118.
(3) Tooio I, cap. 8.", pdg. 77.
0 7
08 CUNGRESO DL AMERICANISTAS. 4
»Mediterraaeo, y desla maiiera tenemos sospecha que la
»isla de Cuba se apaito desta Espaiiola, cuya punta que se
j)llaraa cabo de San Nicolas esta frontero, leste gueste, de
»la punta de Maisi de la isla de Cuba, y en medio de ellas
nestdn 18 leguas de mar: lo mismo se presume del postrero
»cabo y occidental de Cuba, que se llama de San Antonio,
«y del cabo de Goroche de la tierra de Yucatan, comoabajo
»se tocara.D
Mucho mas concreto aparece aiin el P. Clavijero, en sus
consideraciones sobre la poblacion americana, consignando
estas palabras: aEn America, todos los que hayan observa-
»do con ojos filosoficos la peninsula de Yucatan, no duda-
»ran que su terreno ha sido lecho de mar en otro tiempo; y
)>por el contario en el canal de Bahama se descubren indi-
»cios de haber estado uuida la isla de Cuba al continente
»de la Florida (1).)) Y el historiador, por ultimo, Francisco
Lopez de Gomara, sino particularize a Cuba, fue, sin embar-
go, el primero que emitio con gran osadia, como lo hace
notar uu brillante escritor (2), que la Atlanlida perdida, no
habia sido sino el nuevo muudo separado.
De muy antiguo, pues, como se ve, viene imperaudo
entre los historiadores ultramarines , asi los que se han
ocupado del Archipielago de las Antillas (de que Cuba es
senora) como los que solo lo han hecho de esta isla, la opi-
nion de que ambos han debido su actual manera de ser a
un desprendimiento de la tierra firme, a la manera que
de la'propia Cuba han debido separarse las islas e islotes
de Pinos, Caijo Romano, Cayo Coco, Cayo Cruz, Fragosa,
Pichardo y Sotavento que, al presente, son otros tantos
fragmentos que de su cuerpo, tendido sobre las aguas, cual
prolongado leviatan, han ido desprendiendose.
• Mas he aqui, que tal concierlo de j uicios, que la intuicion
(1) '-<Historia antigua de Mejico.»— Libro ii, pfig. 115.
(2) D. Pedro de Novo y Colson.— «Ultima teoria sobre la Atl4ntida.>»
h GKOLOOiA. — ISL\ I)E CUBA. 99
dictaba y que luego la ciencia ha venido 6 confirmar, se ha
visto, sin embargo, turbado en estos ullimos tiempos por
la aparici6u de un libro meis brillanle que profundo ( 1 ), de
mds imaginaci6n que originalidad (2). en cuyas pciginasse
ha intentado descorrer el velo de la creaci6n , asentando
para nuestro planeta, que alld en el qtiinto dia (epoca),
despucs de haberse condensado su nebuloso eslado y de
haber ocurrido las explosiones, producidas por el fuego
central, que originaron los rompimientos de su costra, la.
intervenci6n del diluvio universal, ya casi en la aurora del
sexto dia redoblando la intensidad de estos liltimos fen6-
menos, vino A determinar conmocioues tan violentas, que
(1) La Creation et ses Mystdres ddvoilds. Ouvrage oU Von expose clatre-
ment la Nature de tons les itres, les il^ments dont ils sont composes et leurs rap-
ports avec le globe et les astres, la Nature et la situation du feu du soleil, V-origine
■de VAmMque et ses habitants primitifs, la formation forcce de nonvelles planetes,
I'origine des fangues et lea causes de la variety des pfiisionomies, le cotfpte covrant
4e Vhomme avec la terre etc , par M. Snider.— Paris.— Librairie A. Franche — 67,
rue Bicbelieu.
(2) Digolo, porque en nuestra Academia Nacional de la Hietona eiiste un
manuscritD, todavia in6dito, titulado: Descubrimiento de la antlgua Ndvea d
Noega, con un discurso preliminar sobre el estado de la tierra, su estratiflcacion
y vicisitudes; y en eate trabajo preliminar ya se desarroUa una teoria igual k
la de M. Snider sobre la anligua union del Africa y la America, los hombres
antidiluvianos y la catdstrofe que les siguiera.
Este trabajo debido d la pluma de D. Pedro Canel de Acevedo y que lleva la
fechade 1818, era todavia tan extrano & las ideas que alcanzaba noestra nacion
por aquellos dias, que el autor en el segundo p6rrafo del citado preliminar, no
pudo m6noB de expresarse asi: Recelo, sin embargo, presentar al publico ideas
enteramente desconocidas a la mayor parte de los //ombres y no prodttcidas hasta
ahora, porno exponerme a las ratonadas censKras de los inteligentes, lomismc
que a las geniales invectivas de los preocupados 6 ignorantes.n Puede ser que
Snider no tuviera conocimiento de esta Meraori?-; pero no deja de ser notable
la identidad de ideas de ambos escritores; y siempre constard, que & la hif 6-
tesis de M. Snider precedio por muchos anos, otra de igual concepto en nues-
tra Academia de la Historia.
100 CONGRESO DE AMERICANISTAS. H
ellas fueron la causa de que la porcioii de tierra que se
luillaba mas al E. constituyendoloque hoy llamamos Asia,
Europa y Africa quedara separada, segun una linea do
fractura dirigida do N. a S., de la que fiie ^ formar el gran,
continente llamado America.
. No se, si esta hipotesis se hallari en el rango de aquellas
yactonaZes que, para descubrir la verdad, admite el gran
Bacon. Pero desde luego, mf^ parece que su autor no ha
tenido presente que ios sondeos practicados hasta el dia en
el Atldntico, no ponen de manifiesto la inconmensurable
profundidad que debia este ofrecer en toda la zona o regioa
correspondiente a la arista del dngulo de separacion de di-
chas tierras. Galculando que el continente de America se
apartara del primitivo, por virtud de lacatastrofe indicada,
aunque no fuera mas que por la distancia que representa
nna sexta parte de la circunferencia del ecuador terrestre;
nos encontrariamos con que ofreciendo esta una longitud
de 7.200 leguas, la abertura del angulo de separaci6n, me-
dida sobreel ecuador, es de 1.200 leguas; y d tal abertura
angular, debia corresponder una insondable profundidad
para la h'nea de union 6 arista de tan apartadas caras; lo cual
no se halla confirmado, ciertamente, por las cartas hidro-
graficas de Ios navegantes Maury y Stieler.
De que, conforme a esta ultima hipotesis, la America es~
tuviera unida al Africa antes de alcanzar su actual disposi-
cion, hubo de deducir un escritor cubano (1), que la isla de
Cuba no form(3 parte jamds de aquel continente, opinion
que ya he rebatido en otro lugar (2) extensamente, bastan-
dome ahora solo el indicarlo, a fin dequequedenseiialadas
las opiniones que se deciden por la negativa en esta cues-
(1) D. Fernando Valdes y Aguirre. «Apunt-JS para la historiaprimitiva de
<^uba.» Un cuaderno. impreso en Paris.
(2) Xatvraleza y civiliiacion de la grandiosa iila de Cuba, Estudios cosmo-
7 GEOLOGIA. — ISLADECUBA. 101
■lion, eii contra de lo que proclama hoy la ciencia bajo sus
•diferentes puntos de vista, segun paso d demostrarlo.
En mi humilde sentir, el Archipielago de las Antillas
•form6, unido d la inmediata tierra de Yucatan, uno de esos
parciales continentes de que nos habla Humboldt en su
■Cosmos, y que debi6 tener por niicleo el gran tridngulo
•oriental de Cuba, d juzgar por la situaci6n que sus acci-
dentes montanosos, desde el cabo de Cruz d Santiago de
Cuba ocupan, con respecto a los sistemas orogrdficos de las
-demas islas. Vese, en efecto, que la direccion en que se
agrupan las referidas montanas de Cuba, puede conside-
rarse casi paralela 6. la que ofrecen los ejes orogrdficos de
Santo Domingo y Puerto-Rico, advirtiendose por otra
parte, que las de la region meridional de la primera, in-
•cluso el cabo Tibur6n, forman como el centro 6 niicleo de
las de una y otra isla y de las del cortado e interrumpido
sistema de Jamaica; y si bien no puede senalarse hoy cual
sea elvevtice mas elevado (1), de todo esteconjuntoofogra-
fico, pues mientras unos tienen por tal a la Sierra Maestra
4e Cuba, otros lo fijan en las Montanas Azules dc Jamaica,
no faltando tampoco quien lo considere en los picos de la
Banasta y el Banquillo de la isla de Santo Domingo; lo que
si parece fuera de duda, es que el ya referido tridngulo
montaiioso de Cuba, asl por lo muy pronunciado de su
relieve, como por el lugar que ocupa en el Archipielago,
debio sei- como el centro del continente que un dia en esta
propia region se alzara. ^Y que causas tan extraordinarias
pudieron producir su fraccionamiento? A mi juicio, dos
jiiuy poderosas: el Fuego y el Agua, como tendre ocasion
de probarlo, al concretarme mas especialmenle a los des-
tinos prehistoricos de la isla de Cuba.
(1) Humboldt, Lasagra y Latorre, senalan la Sierra Maestra, de Cuba: Pogy,
Pichardo y Sir Robert Scliomburgk, colocan lo m&e culminante del sistema
Antillesco, en Haiti.
0 7 *
10-2 CONGRESO DE AMER ICANISTAS. #
Y.no se crea, por lo que acabo de indicar, que sea yo par-
tidario decidirlo de explicar por medio de acciones violen-
tas y de bruscas sacudidas, segun ha venido haciendose
hasta nuestros dias, lo que suele ser resultado, las mas de
las veces, del proceso constante y secular a que tienen so-
metido a nuestro planeta, las fuerzas de lodo genero, que-
sobre el, de continuo, actiian. No desconozco hasta donde-
puede llegar lo que hoy se llama evolucion terrestre, me-
diante la energia cosmica y la actividadgeologica; es decir,
por virtud de esas series de creacioues y destrucciones, de
desenvolvimiento y multiplicidad de fases de elevaciones y
depresiones continuas, como las observadas muy particu-
larmente en las propias costas de Cuba (1); todo lo cual,
unido A las influencias tan poderosas del calor, lahumedad
y la direccion de los vientos, basta d explicar lo que antes-
s61o se creia debido A catastrofes y cataclismos geologi-
cos (2). Asi es que el gran levantamienlo de la America del
Sur que ha emergido las planicies de la Patagonia y las
Pampas, como la elevaci6n que hoy se advierte en el suela
de la Groenlandia en una extension de mas de 900 km. an-
tes que A espantosos desquiciamientos, se creen hoy debi—
dos d las causas poderosas, aunque lentas, de que aca-
bamos de hacer merito. ^fElniundo, dijo ya el gran Bacon,
anda incesantemente sin pararse , y en sus revoluciones
(1) Es de advertir que esta accion tiende siempre & elevar el nivel de Cuba.
convirtiendo en rolinas, como dice un observador entendido, los qtie hoy no son
mds que cayos y restin^gas.—nNaturaleta y cMlizacion de Cuda,« cap. 21, pdffi-
na543.
(2) 9Asi,per ejemplo, el hallatgoen Islandia de unajlora terciaria consercada
entre lavas de aquel pais, tan ajine a la region americana central que es imposi-
hle distinguirlos , se interpreta en nuestros tiempos, como la manifestacion de una
oscilacion secular que, a la par que ha dejado convertida aquella porcion de conti-
nente en una isla ha cambiado gradnalmente todas sus condiciones meteoroldgicas.
«La evolucion terrestre por Calderon y Arana».— /lna?(?5 de Historia Natural —
Tomo X, cuaderno 1."
0 GEOLOGIA, — ISLA DE CUBA. 103
eontinuas, el tiempo Ueva y trae grandes espectdculos que
estdn en el circulo de los acontecimientos periodicos. La no-
vedad no es sino la memoria de que se olvido lo pasado.yy Pero
lo expuesto no obsta, para que, siendo la naturaleza tan in-
variable en sus Icyes, como diferente en sus manifestacio-
nes, tenga yo aqui que hablar de ciertas cat^strofes locales
cuyas visibles huellas no permiten dudar de que realmen-
le llegaron d verificarse.
No en vano dice un autor (1), del Archipielago de las
Antillas, que todo el ha sido producido por las grandes fuer-
zas del mar que lo trahajan por fiiera ,ylano menos poderosa
del fuego que lo domina por dentro, a cuya ultima causa se
debe sin duda, la disposicion en forma de arco 6 herradura
que afectan sus islas e islotes, desde las costas de la Flori-
da en la America Septentrional. Bien habri'a yo querido en-
contrar en la serie cronologica de la geologia algiin punto
de partida para explicar tales trastornos; pero s61o me es
dado presumir, que alia en la apartada epoca de la retira-
da de las aguas, la acci6n volcanica debio sentirse mucho
por este hemisferio, y que a su intensidad poderosa y d sus
tremendas palpilaciones se hace necesario recurrir, si de
algiin modo ban do explicarse los caracteres de esas ruinas
seculares que tanto abundan sobre el suelo de Cuba y que,
veladas apenas por el verdor de aquella vegetaci6n prodi-
giosa, he admirado tantas veces en mis exploraciones des-
de el uno al otro de sus opuestos cabos. Los volcanes de la
Guadalupe y la Martinica que aiin siguen en acci6n, bien
atestiguan la gran actividad de que debieron estar dofados
en pasados tiempos; Humboldt dice que ^dos corales en las
pequehas Antillas cubren los productos volcdnicos,y> y los
gc61ogos consideran d este archipielago, como la tercera de
las regiones volcanicas dela tierra. Todavia en tiempos no
muy remotos, por cierto, el temblor de la Martinica, que
(1) Les Antilles frannaise-i, par M. le Colonel Boiyer Peireleau.
104 cowaKEso DE americanistas. 10
comeuzo el 7 de Noviembre de 1727 y que darantetresdias
consecutivos dej6 seutir sus fuertes sacudidas, arruiuo los
edificios in<is s61idos de la isla; y cuando el famoso de Lis-
boa en 1755, pudo advertirse que solo con cuatro miuutos
de intervalo, ya se sintio en este archipielago y con in-
tensidad tal, que subi6 la mar de repente y fueron inunda-
das gran parte de sus islas. No cabe, pues, dudar de las
causas a que ha debido su existencia el archipielago; pero
debo ya ocupai-me de las no menos violentas que pueden
haber motivado, que se cuente entre el niimero de estas
porciones de tierra que sobrenadan en el mar de las Anti-
lias, la isla de Cuba.
No se debe, en mi sentir, su condiciou actual a un paii-
latino levantamiento por entre las aguas que la circundan,
sino d la accion destructora de este mismo mar, impulsado
por la fuerza volcanica, que Uego un dia a conmover esta
region. Por desgracia todavia palpita Cuba, en su parte
oriental mas especialmente, A los impulsos tremendos de
los violenlos terremotos que, de cuando en cuando, asi es-
tremeceu su suelo como el animo de los habitantes de la
capital Santiago, haciendo bambolear hasta las colosales
masas de sus monlaiias, cual yo lo he experimentado sobre
ellas entre glacial espanto; efectos todos de las fuerzas in-
teriores que sus bases ocultan y de la grieta volcanica y
submarina que une a aquella ciudad con la isla de Sanlo
Domingo, y a la que es debido que, por lo comiin, se sienta
en ambas el mismo movimiento. Antes de seguir, sin em-
bargo, exponiendo, como estas fuerzas internas pudieran
provocar la irrupcion del mar que hubo de romper la con-
tinuidad de sus estratos con los de la peninsula de Yuca-
tan y los del cabo de San Nicolas de la isla de Santo Do-
mingo, sera conveniente que echemos una rapida ojeada
sobre los materiales de la constilucion geognostica deCuba,
pues asi se verd la exacta correspondencia que guardan,
tanto con los del continente como con los del archipielago,
por m;is que ofrezca Cuba olros terrenos mas modernos,
11 GEOLOGiA. — ISLA DE CUBA. 105
cuyos fosiles denuncian los periodos de sus diferentes
epocas.
En efecto: casi todas las rocas que coiistiluyen su gran
triangulo raontanoso, desde el pueblo y minas del Gobre
hasta su confln mas oriental, tienen por base el granito co-
miin, siquiera este no aparezca al pie de toda la linea tan
visible como al E. de Santiago de Cuba; y sabido as, que
esta roca forma los terrenos primitivos, pertenecientes al
periodo cosmico en que erapezo a consolidarse la costi-a
terrestre, cuyas dislocaciones dieron por resultado la des-
igualdad de su parte s61ida y la formacion de islas de cuyo
aglutiuamieuto sucesivo nos habla Humboldt, como ya an-
tes indique. A estos terrenos suceden, segun este mismo
autor, los secundarios con la caliza llamada de espejuelo, y
los terciarios segun el Sr. Cia, pues aunque este grupo no
ofrece los indicios de estratificacion suficientes para po-
der deducir la edad de su formacion, y aun parece corres-
pouder, a primera visia, a una serie de terrenos bastante
antiguos, hay que tener presente, como advierte este dis-
tinguido ingeniero (1), la inflnencia jjoderosa que, en su
estructura y composicion, puedcn haber ejercido las rocas
trappicas y acaso tambien el granito que a su pie se en-
cuentra; por todo lo cual, el coloca su formacion en la epoca
del terreno terciario medio, cerca ya de la del superior 6
plioceno; cuando aparecian en el continente americano el
Megaterio y los Elefantes en la Europa; cuando los mares
de ambos continentes se hallaban poblados por grandes
scualus 6 tiburones; en los tiempos, finalmente, en que se
redondeaba el actual continente europeo y concluian de le-
vantarse la cadena de los Apeninos en Europa y la de los
Andes en America. Pues a esta epoca, y a este gran levan-
tamiento de los Andes en el nuovo continente, debe co-
(1) Obsercaciones geologicas de una gran i)arte de la isla de Cti/ja, par el inge-
niero de minas D. Policarpo Cia.
lOG CONGRESO DE AMKRICANISTAS. 12
rresponder la forijia actual de la isla de Cuba, constituida,
quizas antes de este periodo remotisimo, s61opor la ((Sierra
Maestra» y sus correspondientes al E. Y advertiremos , de
paso, aqui, que las calizas compactas y rosjiceas con n6du-
los de silex (chert) de la Jamaica, aunque Labeche las coloca
;i la altura de la arcilla de Londres 6 terreno de arcilla in-
ferior, representan una anligiiedad menor, por rnjis que
ofrezcan entre si directo e intimo enlace. Prueba couclu-
yente de lo que acabamos deaflrmar, es, lo sembrado que
esta el suelo de dicha isla de dieutcsdel Charcharodon ma-
fjaledon que abundaba mucho por esta epoca, pues se ban
oncoutrado tambieu ejemplaros de los mismos en la gran
Bretana, en la isla de Malta, en Sicilia y hasta en Egipto (1).
Tras estos terrenos vienen , por fin , en la isla de Cuba
los que se estan formando al pie de sus costas, cuyo movi-
miento ascensional continiia. Y al tratar de esta clase de
terrenos, preciso se hace recordar que, como dice Hum-
boldt, el globo ha experimentado grandes revoluciones en-
tre las epocas de forraacion de los terrenos terciarios y
cnaternarios; a los cuales es, sin dnda, iebido el que se rom-
piera la continuidad de Cuba con sus hermanas del Archi-
pielago y hasta con varios puntos del continente, continui-
dad que, segiin ya hizo notar en su r;ipido estudio sobre
la cubana tierra el mismo autor, la estan indicando los es-
carpados picos de las lomas de San Juan, cerca de Trinidad,
que recuerdan las montanas de caliza de Garipe en las in-
mediaciones de Gumand, asi como la correspondencia que
(1) El sabio naturalista D. Felipe Poey ha escrito sobre estos dientes fosiles,
que no solo se hallan en las costas, sine hasta en lo mds ipterior de la isla. Yo
poseo uno (que he presentado & este Congreso) notable asi por sutamano como
porsu conservacion. que fue encontrado, al aserrar una caliza, y existen otros
varios en el Museo de la Habana. Con motivo de la apertura del canal de Suez
en sus cortesy entre sus depositos, se acaban de encontrar estos mismos dien-
tes, & cuyos fosiles llaman los naturalistas Alhyodomes (dientes de peces), de-
biendo llamarse segun el Sr. Poey lamiodontes {,A\enie% de lamia 6 tiburon).
13 r.EOLOGIA. — ISLA DE CUBA. 107
se advierte eiitre la formaci6n terciaria, de Cuba y lade
Cartagena de Iiidias en el continente, y con la de la Gran
Tierra, en la Guadalupe. Facil es ahora deducir, que si se
levanto, formando un todo con las demas islas del Archi-
pielago, cuando lo hizo el gran territorio de Mejico, segiin
lo pruebo en mi libro ya varias veces citado; la isla de
Cuba, aparte los grandes estremecimientos volcanicos que
fraccionaron el todo de que formaba parte, hubo de experi-
mentar la gran invasion oceanica que, procedente del N.,
debi6 sufrir esta region, por cuya causa consum6se, A mi
ver, su desprendimiento de la peninsula de Yucatdn , de la
Florida y de las islas de Santo Domingo y Jamaica. La
duda en este particular desaparece, si se observa la gran
dislocacion de los estratos de su suelo , pues trabajado este
entonces por fuerzas poderosas, la accion de las mismas de-
bio dejarse sentir mucho, d juzgar por las siguientes mues-
tras que hoy se advierten.
«A cada paso suceden a sus formaciones calizas, biancas
»6 compactas, otras de rocas metamorficas con base magne-
»siana; d cada paso se presenta por toda ella el gran cambio
»de sus fajas y lechos, el de su posici6n y estructura; a cada
»paso se mezcla, como ocurre en la region de Jibara el
))6palo ferruginoso, el jaspe, la calccdonia, el cuarzo y la
spiedra verde 6 serpentina con capas de piedra caliza verde
»oscura y otras mas pardas, modiflcadas por el calor, 6 con
»otras enormes de calizas biancas metamorficas. De todo
»esto se hace cargo un entendido viajero ingles, quien, ha-
Dblando de dicha region de Jibara, asi se expresa: Estamos
ninclinados a creer, que el arco que se holla al N. del eje
r>anticlinal, ha sufrido un camhio metamorfico mayor que
y>el arco del S.: en ambos casos^ aparece que la perlurhacion
r>ij alteracion igneas, fiieron mayores en las partes mas pro-
rtximas al eje anticlinal. Olra circunstancia muij importan-
y>te dehe tamhien tenerse presente, y es: que todos los picas if
ytlas montahas aisladas en la direccion de la cadena princi-
r>pal, estdn rodeadas en sus bases por serpentinas, trapp y
lUa CONGRESO DE AMERICANISTAS. 14
»otras rocas sumamente tnodificadas [\].n Por mi parte, ya
€n otro lagar he particularizado , citaiido diversos puntos
de la isla, varios de estos visibles efectos, cousecueucia
iiatural'de dicha catastrofe (2). Aqui solo apantare qae en
las costas de esta isla, y principalmente en machos para-
ges de4a del N.; se creen ver todavia los destrozos de las
grandes moles que alii sepultara el violento irapulso de
una mar embravecida. Y no es menos notable, como efecto
de los grandes sacudimientos de su interior, la montana
tajada que por gran trecho se observa a corta distancia
de Puerto-Principe, impresionando, no poco su singular
aspecto.
Ahora bien: hundido y fraccionado todo el espacio que
media, desde la desembocaJura del Orinoco en la America
Meridional hasta la porci6n saliente de la Florida , la gra-
vedad de los mares formo con su invasion el seno mejicano,
y tal irrupcion alcanzo lo mismo a Jas partes altas que 5 las
bajas de esta isla, cuya configuraci6n esta denunciando al
observador que reconoce sus costas, cabos, canales y bajos,
esta catastrofe raisma. Enel departamento Occidental, como
la parte mas baja, la irrupcion oce^nica domino hasta el ex-
tremo de reducirla a la forma angosta y convexa que hoy
presenta, dejandole por memoria el promontorio de la isla
de Pinos con su configuracion correspondiente. Entonces
fue , sin duda, cuando se interrumpieron los bancos mar-
moreos que corren de N. a S. por la parte montanosa de
San Diego de los Bahos, correspondiendose con la isla de
Pinos; entonces, cuando se separo de Yucatan , formando
sa estrecho frenteal cabo de San Antonio; entonces, cuando
se separo de la Florida, quedando el canal de Santaren en-
tre el banco de Bahama y el placer delos Roques: entonces,
(1) Memoria sodre el cardcter de la region cobriza de Jibara , por R. C.
Tailor.
(2 Vease mis Estudios cosmogoaicos pobre la isla de Cuba. .
1.") GEOLOGiA. — ISLA DE CUBA. \()\>
cuando lo hizo dc la Esphnola 6 Santo Domingo, dejando el
Paso del Viento, entre el cabo MaisI y el de -San Nicolas do
Haiti; y entonces, cuando mAs sinti6 el gran estremeci-
iniento que la fraccionara, d juzgar por los destrozos que,
cual Cayo-Coco , Cayo-Romano y la peninsula del Sdbinal,
no acabaron de separarse por complelo del cuerpo general
de la isla, segiin se advierte por la simple inspeccion de su
carta geografica. La mayor elevacion de los terrenos y la
mayor altura de fes montaiias, en la parte oriental de Cuba,
hicieron que esta pudiera resistir mejor a la pujanza de la
invasi6n maritima, no siendo otra la causa de la mayor ex-
tension que muestra su superficie, desde el cabo de Cruz al
de Maisi y a Jibara. Su costa S., desde Santiago de Cuba a
Maisi, es tanto mas acantilada y limpia cuanto mayor fue
la accion del estremecimiento general, pues que los cortes
y los descuajes rectos de sus farallones debieron ser propor-
cionados a la gravedad y altura de las enormes masas que
de ellos se desprendieran ( 1 ),
Probado ya por la geologia y la hidrologia, cuando y
como pudo verificarse la separacion de la isla de Cuba de su
cercano continente, me resta confirmar esto mismo por me-
dio de la paleontologia, con la cual debo dar fm a este tra-
bajo que , aunque pobre en sus deducciones como hijo de
mis humildes fuerzas, no se halla desprovisto de algiin al-
cance, siquiera sea por las premisas y la experimentacion
en que he querido fundar la defensa de la parte afirmaliva
del tema. La cuestion de si Cuba-estuvo unida 6 no a su
vecino continente, con el auxilio de la paleontologia, ha pa-
sado ya , de la presuncion de los antiguos a la evidencia
mas completa : porque si la geologia cubana nos ha marcado
en las capas 6 estratos del suelo de esta isla, las revolucio-
nes a que ha estado sujeta en un pasado desconocido, la
(1) V^ase la Memoria del Sr. D. DcBiderio de Herrera sobre los huracanesde
la isla, ft proposito de estas mismas observac'iones locales.
110 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 16
paleoutologia nos va d marcar ahora, por medio de los fosi-
les, curies fueron los seres que habitai'on en cada uno de
estos pisos y su perfecta correspondencia con los del cerca-
no continente.
JRectificado esta ya por ilustres ingenieros espanoles (1)
que toda la parte que el gran Humboldt en su Ensayo poli'
tico de Cuba considera como de periodo jurasico en el suelo
dc esta isla, debe ser calificado de terciario, y que se equi-
voco M. d'Archiac en su Hidoria de los p^ogresos de la Geo-
logia, presentando como cretaceo lo que Humboldt tuvo por
jurasico, no estando tampoco mas exacto M. Jules Marcou
al clasificar en su Mapa geologico del mundo, como decons-
titucion cristalina 6 metamorflca toda la parte occidental de
la isla. Indudable es ya que esta se hallo unida al conti-
nente en el periodo terciario, 6 exclusivamente en el cua-
ternario 6 post-lerciario, como afirma el Sr. Fernandez de
Castro sigurendo la clasificaci6n de Dana; todo lo que re-
fuerza aun mas mis asertos de que en epooa anterior, y no
muy remota, estuvo sumida bajo las aguas , a cuya sedi-
mentaci6n solo puede atribuirse la fosilizacion de los dien-
tes del Charcharodon megalodon , Ag., de que dejo hecho
merito, viniendo tambien en apoyo de esta continuidad
(segiin el propio Sr. Castro), lo identic© del terreno de Ma-
tanzas, Vento, el Calabazar y de parte de las alrededoresde
la Habana con el de Wiskhurg en los Estados-Unidos , que
pertenece igualmente i. la tercera epoca en que los geologos
americanos dividen el periodo terciario y quie corresponde
al mioceno inferior de la divisi6n Lyell , generalmente se-
guida en Europa. Y ^ eslas observacioues ha seguido el es-
tudio de otros fosiles cubanos, hallados, en epoca posterior
a mis viajes por la isla, ya por el sabio naturalista D. Fe-
lipe Poey, ya por el repetidas voces citado Inspector de
(1) Losdiligentes senores Cia y Fernandez de Castn este ultimo sobre
todo.
17 GEOLOGiA, — ISLA DE CUBA. Ill
Minas Sr. Castro, quieu en una notable Memoria (1), leid;i
•A la Real Academia de Giencias de la Habana en 1864, puso
de manificsto, que tanto en la Majagua, partido de la
Union, como en Bainoa, juri8dicci6n de Jaruco y en Ciego
Montero en la de Gienfuegos, se habian encontrado f6siles
de mamiferos, tales como colmillos de hipopotamo, no en-
coutrados sino recienteraente en el continente de America,
y la quijada inferior de un desdentado, ya sea un Megaio-
nix de la familia de los Gravigrados, segiin Leidy, 6 de la
de los Tardigrados segiin Poey. Pues todos estos fosiles,
son otros tantos monumentos que alestiguan que los lerre-
nos donde se encuentran, formaron un todoconlos del con-
tinente cercano, toda vez que los animales que estas reli-
quias han dejado , no pudieron venir al territorio cubano,
sino por su pie, de no admitir que tales restos llegaran
arrastrados por las aguas. Pero si bien por esle lilLimo me-
dio explica M. D'Orbigny la presencia de eslos mismos res-
tos en la America del Sur, esta cxplicaciofi no puede apli-
carse a Cuba, porque sus fosiles tienen sus esquinas y aris-
tas en tan buen estado de conservacion que, segun mi res-
petable amigo el Sr. Castro , hay que desechar para ellos
toda idea de roce y arrastre. Hemos dicho que reciente-
mente es cuando se ha puesto de manifiesto la existencia
en el continente americano de restos del hipopotamo; y asi
es, en efecto: hasta el descubrimiento de 0. N. Bryan, cita-
do por el profesor Cope en su Memoria sobre la fauna de los
periodos mioceuo y eoceno de los Estados-Unidos (Memoria
en la que se describe por su propio autor un nuevo genero —
Hinotherium — de la misraa familia), nada habia hechosos-
pechar el que tales restos existieran en el continente; y asi
es, que mienlras solo se tenia uoticia del hallazgo de tales
fosiles por el Sr. Castro (lo que se verifico con mucha an-
(1) Be la existencia de grandes mamiferos fosiles en la isla de Cuba, por Don
Manuel Fern&ndez de Castro, Inspector general del cuerpo de Minas.
112 nONGRESO DE AMERlCANISTAS. 18
terioridad al de los Estados-Unidos), habia que desechar,
hasta cierto punto, la idea de la correspondencia entre Cuba
y su vecino continente. Pero despues de esto, ya nohay lu-
gar a la* duda; el puente esta salvado. La isla de Cuba for-
maba un todo con su cercano continente, hasta que sobre-
vino la gran revolucion que he tratado de explicar, de
acuerdo con la historia y los liltimos adelantos de la oro-
grafia, la hidrologia y la paleontologia. jCatastrofe tremen-
da, en cuyo dia se escribio para Cuba su sep'aracion del
continente de America , y cuya afirmativa 6 negativa ha
puesto por tema este Congreso!
Ese pavoroso dia, aunque sumido ya, como tantas otras
revoluciones geologicas, en el insondable abismo de los
siglos, ofrece todavia a la ciencia, la huella de su paso, y a
la poesia la descripciun de sus sublimes estragos, con cuya
pintura, hecha por un autor de la propia isla, voy & con-
cluir este escrito, esperando que la.dicci6n arrebatadora de
su fantasia neutralice, en algiin modo, el narcotico de la
mia con la cual he abusado de vuestra atencion. Dirigien-
dose este hijo de Cuba a uno de los mas pintorescos monies
(por su especial forma) (1) de aquella hermosa tierra, al
invocar los grandes sucesos de que ha venido siendo mudo
testigo, hace referenda con armonioso estro A esta ya secu-
lar catastrofe, y asi se expresa:
«^Y siempre serA asi? jOh! no, qae un dfa
»Con fuerte oscilaci6n el Oceano
bSus l6brega3 cavernas sacudia.
i)Bram6 la tempestad: funebre velo
BLa creaci6n exAnime envolvia,
»Y cual triste cadAver,
»E1 sol, el firmamento recorrla.
sEntonces, con furor se despenaron
(I ] LUmase el Pan de Matanxas por ofrecer la forma de un pan de azucar, y
hallarse & poca distancia de dicha ciudfid.
19 HISTORIA. — EL P. LAS CASAS. 113
3) Las turbulentas olas del Oceano,
» Y el seno de la tierra atormentaroa
»Desgarrando en su cheque un contineate,
»Y del senor la poderosa mano,
i)Mud6 8U8 formas y humill6 su frente.
3)Y en un mont6n de piedras esparcidas
»Un inmenso archipielago elevaba,
»Y su palabra fervida enfrenaba
»Del OceAno las aguas combatidas (1).»
El Sr. Fabi6: Voy a dirigir muy breves palabras al
Congreso para presentarle el libro que he publicado acerca
del P. Fr. Bartolome de las Casas. Nada dire de las ideas
de este ilustre espaiiol, en orden i. las ciencias que hoy
se llaman morales y politicals: s61o me permitire indi-
car que anticip^ndose a su siglo, los mayores adelantos,
los conceptos mas elevados respecto A la dignidad e igual-
dnd humanas, fueron por el defendidos 'A mediados del
siglo XVI.
Pero el puuto principal sobre que me propongo llamar
la atenci6n de los seiiores del Congreso, porque lo creo
mds propio de su misi6n y de sus fines, es el estudio de
los problemas relativos al primer peri'odo de la historia
postcolombiana, problemas, que, en mi concepto, se dilu-
cidan, se aclaran y se resuelven de una manera precisa en
la obra que acerca de los primeros tiempos de la historia
de America, despuesde la llegada de los espaiioles, escribi6
este ilustre dominico. Me refiero, en primer lugar, A la
cuestion tan debatida de si el hijo de Colon, D. Fernando,
escribio 6 no la historia de su padre. Sabido es, sefiores,
que esta ei;a en ciertos tiempos, opinion generalmenle sos-
teniday entrc otros Whasington Irving a.firma.ha, que aquel
documento era la piedra angular de la historia postcolora-
(1) Poesias de D. Ramon V61ez y Herrera, mantenedor de la buena escuela
en el Parnaso de esta iela, luego que de ella emigro el gran poeta Heredia.
0 8 8
114 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
biaua de America; pero despuus piisose en duda la autenti-
cidad de la traduccion de este libro, hecha por Ulloa y pu-
blicada en italiano en 1570, y tanto cundid esta opinion,
que un erudito anglo-americano que por otra parte ha pres-
tado grandes servicios a la historia de America, el Sr. Ha-
rrisse, publico exprofeso un libro en el que pretendia de-
mostrar que D. Fernando Colon no habia escrito la hisloria
de su padre. Pues bien, no solo con las citas del padre Las
Casas, cuya obra se escribia lo menos 40 anos antes de que
apareciese la traduccion de Ulloa, sino porque en muchos
capitulos de su libro declara el procurador de los indios
que son tornados y copiados del libro de D. Fernando Co-
lon, se prueba y demuestra, en mi concepto, de una ma-
nera, por decirlo asi, grafica, que en efecto D. Fernando
escribio la historia de su padre.
Yo he tenido la curiosidad de poner a dos columnas el
texto de ciertos capitulos de la traduccion de Ulloa, y el
texto de los correspondieutes de la obra de Las Casas, y
se ve que el texto de Ulloa es una verdadera traduccion
del original que copi6 Las Casas y que vertio Ulloa del
castellano al italiano.
Otro problema, para nosotros tambien interesantisimo,
es el relativo a (juien fue el piimcro que partiendo de las
costas de Castilla arribo al continente americano. Desdc
los primeros tiempos este asunto se presenta con notable
confusion, porque en virtud de hechos que debemos todos
deplorar, como ha indicado aqui su ilustre sucesor, el
gran Colon fue durante su vida y aun durante la de sus
inmediatos sucesores objeto de persecucion saiiosa y poco
noble; y una de las cosas que se alegaron contra el Almi-
rante para negarle las ventajas pactadas por nuestros reyes
en Granada, fue la de no haber sido el primero que llego
al continente americano; habiendose intentado probar que
el primero fue Ojeda, al cual acompanaba el conocido y
poco simpatico Amerigo Yespucio. Pues bien, en la obra
de las Casas esta la demostracion mas evidente do que el
HISTORIA. — EL P. LAS CASAS. 115
Aliiiirante lleg6 antes que otro alguiio procedente de Gas-
<illa, al golfo de Paria; y auiiqae Gol6a no habia llegado A
"Conocer que habia descubierto un nuevo conlincnle, supo
que habia llegado a lo que se llam6 por los castellanos
Tierra Firme. Esto se demueslra porque Las Gasas patentiza
que la tercera expedicion de Golon parti6 de Sanliicar un
ano y diez dias antes que la expedicion de Ojeda, y per
-otra porcion de datos que he reunido para poner en claro
cste problema. Estos son los dos puntos sobre los cuales ■
me permito llamar la atencion del Gongreso.
Ya que esloy de pie cumplo gustosislmo el encargo que
un ilustre cubano, D. Alvaro Reinoso, se ha servido ha-
cernie de presentar al Gongreso un opiisculo interesantisi-
mo acerca del cultivo en camellones, como dato de la agri-
cultura de los indigenas de Guba y Haiti en la epoca pre-
<;olombiana. (Muy bien, aplausos.J
El Sr. Jimenez de la Espada: Las interesantes
observaciones que ha hecho el Sr. Fabie acerca del libro
4.e\ padre Las Gasas, dando grandisima importancia al
dato que en su Historia general de las Indias suministra,
acerca de la Vida del Almirante, escrita por su hijo don
Fernando, me recuerdan que yo fui el que tuve la satis-
facci6n de mostrar por primera vez al Sr. Harrisse la prueba
que ha aducido el Sr. Fabie. Hallandome en la biblioteca
particular de S. M. el Rey donde se encuentra uno de los
varios manuscritos de la Historia de Las Gasas, y dispu-
iando con el referido Sr. Harrisse, que se mostraba muy
tenaz en su opinion de que la Vida de D. Grisl6bal Golon
por su hijo D. Fernando no ha existido original, tuve el
gusto de ensenarle uno de los capitulos de dicho libro que
copia literalmente Las Gasas. No hubiera recordado este
hecho, si no fuera por la importancia que le da el Sr. Fal)ie
en una publicacion tan erudita como su libro sobre el cele-
bre obispo de Ghiapas.
Respecto a la interesantisima observacion de que Golon
fuc' el primero que descubrio la Tierra Firme, y que. a pesar
116 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
de sus ilusiones en cuanto & la clase del conlinentcque des"-
cubri6 era una tierra nueva, yo llamare la atenci6n del Con-
greso acerca los expedientes que con motive de este grave-
asunto se formaron en tiempo de su hijo D. Diego, y sii'
nieto D. Luis, de los cuales he traido la mayor parte, de^
Archive de Indias.
Es cierto que D. Martin Fernandez Navarrete, no perso—
nalmente, sino por el intermedio del jefe de aquel archivo^
se ocup6 en el estudio de estos documentos d fin de averi—
guar con certeza si Colon habia pisado 6 no el primero el
continente americario. Pero como esta cuesti6n intercsaba
sobre manera a los herederos del Almirante de las Indias-
por los privilegios y rentas que como & descendientcs del
descubridor de aquella tierra les correspondia, sus pleitos,
6 mejor dicho procesos, se fueron acumulando unos sobre-
otros hasta formar un monte de papeles, dificil de regis-
trar. El encargado por Navarrete de esta tarea 6 no hubo
de desempeiiarla con la pasiva prolijidad que era menesler^
6 no leia bien las letras del siglo xvi; y como el autor de
los Viajes y descuhrimientos ignoraba sin duda estas cir-
cunstancias, incluy6 sin mas examen en su obra los texlos-
estractados por el archivero de Indias de los referidos pro-
cesos, y ha sido preciso lecturas posterioresy mds concien-
zudas de los expresadog papeles, debidas al actual jefe de
aquel archivo, el Sr. D. Francisco de Paula Juarez, para
saber que las pruebas del primer descubrimiento de Tie-
rra Firme por D. Cristobal Colon sepublicaron con mucho-
descuido y bastantes errores. La consulta del ejemplar de
los Yiajei y descuhrimientos del Sr. Navarrete que consta
en el Archivo de Indias anotado y corregido por el Sr. Jua-
rez, y que yo he visto, acreditard lo que dejo expuesto.
Siendo como es este punto de lanta importancia, creo
que merecia la pena de que se diputaran personas com—
petentes para revisar con todo espacio los mencionados pro-
cesos y aclarar la cuestion de una manera terminante;
porque, aunque a todos uos consta que Colon hallo antes-
HISTORIA. — EL P.- LAS CASAS. 117
-que otro ninguno el continenteamericano, sin embargo, la
4nvestigaci6n que propongo darfa miicha luz sobre una
multitud de sucesos referentes al periodo hisl6rico que cie-
irra la era que boy llamamos precolombiana.
Ruego, pues, al Congreso se sirvaacordarqueunacomi-
-si6n de personas autorizadas pase & examinar los documen-
.tos a que aludo y que se hallan expucstos al publico en las
-galerias del Ministerio de Ultramar, y formule su dictamen
acerca de la cuestion que el Sr. Fabie tan oportunamente
•ha iniciado.
El Sr. Presidenle Gaffarel: Dificil seria que los extranje-
Tos, que no conocemos las aficiones especiales de los miem-
'bros del Congreso, hicieramos designacion de personas para
'■el examen propuesto por el Sr. Espada, y asi me parece que
■en inleres de la cuestion se aplace el nombramiento de esla
'Comisi6n. El Sr. Arias de Miranda tiene la palabra.
El Sr. Arias de Miranda: Senores; un individuo oscuro
que nunca tuvo la gracia personal de ser orador, se toma la
libertad de pedir al Congreso que le oiga cuatro palabras.
Tengo para hacer esta pctici6n la circunstancia de ser pro-
iablemente el Nestor de todos vosotros. Tengo 85 anos, y
restuve en America 18 6 20. Alli me pesabamucho el verlos
•grandes dislates que se escribian sobre America, sobre sus
productos, sobre sus habitantes, sobre todo lo que le perte-
nece. Siendo en mi concepto el descubrimiento de America
^1 acontecimiento mas grande que presenciaron los hom-
bres, fuera de la venida del Redentor, no hay asunto ni mas
^studiado ni menos sabido, pues la historia de America
•cstd perdida.
Me regocijo y lleno de satisfaccion al ver aqui reunido un
-Congreso de personas Ian inteligentes y animadas de tan
.firmes deseos de buscar la verdad.
Estamos ya en su camino, hay que reconocerlo; pero es
preciso tambien decir alguna cosa sobre los grandes vacios
^uese notan.
La historia de America puede asegurarse que empieza en
0 8 *
118 CONGRESO BE AMERICANISTAS.
tiempo de Carlos V y de Felipe II, por mds que su de: cu^
brimienlo fuese anterior. Carlos V, por haber agrandado^
tanlo sus Estados, por sus victorias y por sa espiritu gue-
rrero, se hizo receloso a la Europa. Su hijo Felipe II, con
su politica sagaz, con su espiritu guerrero, investigador y
receloso, lleg6 d Uamar la atencion mucho mds que su pa-
dre, pensdndose que aspiraba seriamente a la dominacioir
universal. Yo creo que nunca tuvoesa idea, que jamds pen-
so en ello, porque Felipe H, fuera lo que quisiera, no se-
dedicaba a usurpar coronas, sino que cuando tenia algiin
dcrecho no paraba hastaconseguirlod sangre y fuego. En-
tonces, pues,estando Europa enteramente prevenida contra
Espaiia, empez6 a buscar asidero por donde denigrar a los
conquistadores; y uno de los instrumentos de que al efecla
se vali6 fue Amerigo Vespucio, el cual consigno una por-
cion de patraiias en sus cartas latinas,y no nombra ni una
sola vez & su antecesor y paisano el verdadero descubridor
de las Americas, lo cual demuestra el grande y dccidido-
empeilo que tenia en pasar por el primero. Habia en efecto
una porci(3n de relaciones ap6crifas que se aceptaron por-
la gente que queria mal 6. Espaiia 6 recelaba de ella. Fi-
gure en este tiempo el famoso P. Fr. Barlolome de las Ga-
sas, que cualesquiera que fueran sus ideas, y aun siendo
grande en el lalento(todos lo confiesan), eraelhombre mas-
iravieso y pendenciero que hubo en el mundo.
No paraba en ninguna parte, siempre estaba en guerra
-con los de la derecha y los de la izquierda, a todos los ata-
caba de la nianera mas procaz, no respetando nada en el
mundo; al uno decia que era ladron, al otro asesino. En-
este mismo sitio he oido hablar de las buenas cualidades y
de las gracias de Fr. Bartolome de las Casas, pero no del ma-
yor de sus defectos, del de no ser exacto. No hay mas qua-
ver la famosisima relacion dela Destruicion de las Indias,
que corre por todo el universo donde decia que los espano-
les mataban y comian indios lodos los dias. No se le puedc
creer una sola palabra, pues para que en una ciudad que-
HISTORIA. — EL P. LAS CASAS. 110
tenia siete leguas de largo (segiin dice el) y en uii pais don-
de hervia la gente como en una colmena, no quedase un
indio, y esto lo hicieran solamente sesenta espafioles^ era
preciso que tocasen & mil indios diarios para llegar d tal
destrucci6n. El padre Las Gasas escribid estarelaci6n para
que apareciese denigrante cuanto habfan hecho los espa-
iioles, y por eso d ellos se les achacaba todo. Haciendo la
descripci6n de Santo Domingo, tierra que habia conocido
cual ninguno porque la habia recorrido mil voces, dice que
hay una laguna de ochenta leguas cuadradas ^ en dondedes-
aguan treinta milrios algunos de ellos tan caudalosos como
el Duero, el Guadalquivir y el Miiio reunidos. Para con-
vencerse de la inexactitud de este aserto basta considerar
que como isla que es la de Santo Domingo, sus rios des-
aguan pronto en el mar, y por esta razon no pueden ser
muy caudalosos.
Los rios caudalosos como el Maran6n, el Magdalena, el
Plata y otros, estdn en los grandes continentes.
Llamo pues la atencion del Gongreso respecto al padre
Las Gasas, porque quiero que al tratar de el los hi6grafos,
tengan presente no s61o lobueno, sino tambien lo malo. El
padre Las Gasas era un te61ogo de laepoca, un te61ogo er-
gotista del partido ultramontane, del partido del Papa^
Tengo una porcion de apuntes en que asi consta. Guando
se presento en la Audiencia a quejarse de los espanoles,
alego que iba alii en nombre del Papa y del Rey, y requiri6
al presidenfe a que siguiese su causa, y porque este na
quiso le increp6 duramente. El presidente se escandalizo al
oirle, yle reconvino con energia y dureza, y aun cuando
dice Quintana que el reverendo padre baj6 la cabeza, yO'
creo que estd equivocado y que la alzo mas, puesto que
acudio al Rey quejandose del presidente de la Audiencia,.
diciendo que era peor que MustaK, y que no crela en Dios
ni en el Papa, Todo eso dijo a Felipe II, el hombre que
Quintana estima un santo, y que cuando el presidente le
contest6bruscamente supone que baj61a cabeza.
120 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Por consiguiente, la historia de A.merica en el primer
tercio del primer siglo tuvo grandes detractores (que desde
luego supongo conocera el Cougreso), los cuales 6. virtud
de los escritos del padre Las Gasas empezaban por descono-
cer las obras espanolas. Rstas obras no son muy latas
pero si sumamente veridicas, escritas por hombres que
presenciaron los hechos, y por otros que aun cuando no
los presenciaron debieron estar bien enterados de ellos por
haber hablado con los que alli estuvieron. Entre dichos
escritores espaiioles podemos citar: el famoso Gonzalo Fer-
nandez de Oviedo, que toda su vida (que fue larga) estuvo
relacionando lo que veia y pasaba A su alrededor, y que
escribi6 no solo sobre sucesos sino tambien sobre hisloria
natural; D. Fernando Colon, el famoso Bernal Diaz del
Castillo, que de soldado raso hizo la campana mds larga y
tremebunda que puede hacerse, estuvo en ciento y tantas
batallas, tuvo veinte y tantas heridas y muri6 de noventa
y tantos aiios, recibiendo como linico premio el ser nom-
brado regidor de la ciudad de Guatemala.
Mucho.mcis tendria que decir, pero atendiendo a la re-
comendacion del reglamento doy por terminado mi dis-
curso.
El Sr. Fabi^: Con mucha pena voy a decir algunas
palabras, porque entiendo yo que a ello vengo obligado en
vista de lo que el Sr. Arias de Miranda acaba de manifes-
tar. Ciaro es que no eslamos en circunstancias d prop6sito
para entablar una discusion, ni entra en mi dnimo el enta-
blarla; pero me ban parecido sobradamente duras algunas
de las calificaciones que respecto al P. Fr. Bartolome
de las Casas se ha permitido hacer esle seiior; y tal vez no
hay aqui quien mas legitimamente que yo tenga la mision
de rectificar sus afirmaciones.
El padre Las Casas esta ya definitivamente juzgado por
el severo tribunal de la historia, y es menester que no iios
ciegue, respecto a este personaje, un mal entendido espiritu
espanol. Desde luego puede decirse en su defensa y para
HISTORIA. — EL P. LAS CASAS. 121
gloria de Espana, que muchas de sus ideas prevalecieron
y fueron aceptadas por el gobierno espaiiol de aquella
€poca. ^ • •
Nuestros monarcas y horabres de estado dieroii 6. todas
las primitivas leyes de Indias el espiritu y las fundaron en
ias doctrinas y en las ideas del padre Las Gasas. Y por
ultimo, seiiores, al fin y al cabo las encomiendas y reparti-
raientos de indios que fueron siempre, con razon y con
justiciar el punto de ataque, digamoslo asi, del padre Las
Casas, se extinguieron, teniendo los espanoles la honra (y
€reo que esta es ocasion de decirlo) de haber sido el linico
pueblo conquistador de America que ha conservado en sus
dominios las razas indigenas, fundiendose con ellas y
creando una nueva raza en la que, el espiritu, la tendencia
y la altura de pensamientos son los de la raza superior que
esta llamada a llevar por todos los ambitos del mundo la
ideagenerosa del progreso.
En cuanto a las inexactitudes del padre Las Casas, ^que
historiador no las ha cometido?
Por lo demas, toda la biografia de este verdadero ap6s-
tol, que he tenido la honra de escribir, demuestra, entre
otras cosas, los errores que al referir la escena ocurrida
ante la Audiencia de los Confines ha cometido el Sr. Arias
Miranda, y lo demuestra de un modo directo y evidente la
carta de uno de los seiiores magistrados de aquella Audien-
cia, el licenciado Herrera,que no queriendo hacerso solida-
rio del espiritu de sus companeros-y de su injusticia,escri-
bio directamente al Emperador diciendole la verdad de lo
que pasaba (1). Y para no tratar mas de estas cuestiones
concretas, yo ruego a los seiiores americanistas que se to-
men la molestia de leer esta parte de mi libro y sobre todo
la voluminosisima coleccion de documentos que le acom-
(1) V6ase el ap6ndice num. 14, tomo ii de mi obra Vida y escritos del padre
Las Casas.
122 GONGRESO DE AMERICANISTAS.
panan y allf veivin este hecho puesto en su punto, aprecian-
do claramente que en aquella ocasion como en otras, la ra-
zon estaba de parte del padre Las Gasas, cuyas ideas, en
punto a ultramontanismo no tengo que apalizar aqui. La
linico que dire cs, que la Iglesia en aquellos tiempos era el
mas poderoso baluarte de la libertad y de la dignidad hu-
mana. (Aplaiisos.)
El Sr. Novo y Colson: Invitado por la Junta organiza-
dora de este Gongreso para que presentase ante el mis-
mo algun estudio referente a las Americas, he elegido el
tema 7.° del ramo de Historia que dice: i,Son apdcrifos los
viajes de Juan de Fuca y de Lorenzo Ferrer Maldonado?
Creo que dicho tema ha sido anotado, acasoporque la Junta
supuso conveniente y aun necesario, que Europa conociera
de un modo precise el criterio de nuestro pais acerca de esos
dos navegantes misteriosos, tan combatidos como apadri-
nados.
Y de no ser asf, ^quc otra idea hubiera guiado d la Junta
organizadora? ^La espsranza de que un bibli6filo sacara a
luz nuevos y preciosos manuscritos sobrc el asunto? No,
porque se tiene el convencimiento material de que no existeii
entre los ya mil veces rebuscados archivosde la Peninsula.
^,Entonces, sera que solicite de las otras naciones datos pro-
bables e ignorados con que completar su estudio, disipar
sus dudas y emitir su tesis? Tampoco es posible, porque
de antiguo formularon dictamcn sobre ello sabios eminen-
tes e ilustres marines interesados por honra nacional y por
respeto propio en exponer verdades y argumentar con
pruebas.
Faltaba, sin embargo, que todasestas juiciosasopiniones
fueran mas conocidas, pues ciertos ge6grafos imaginan
aiin que los espaiioles han creado fantasticos pcrsonajes
que realizaron increibles navegaciones. [Gomo si tan esca-
sos fueran nuestros timbres en la historia de los descubri-
mientosl Greo, pues, que bajo esle punto de vista es de
mucha oportunidad el tema 7." sometido a dlscusi6n y exa-
HISTORIA. — FERREn MALDONADO. 123
men, asi como el que mi trabajo debe reducirse d reprodu-
cir con exactitud lo mas curioso que se ha escrito sobre los
problemdticos viajes de Juan de Fuca y de Maldonado, co-
mentarlos lo major posiblc y hacer constar en definitiva
ante el Congreso de americanistas cual ha sido siempre la
opinidn de los doctos espanoles. Desgraciadamente ocurre
que las reputaciones mas notables de estos doctos, no son
bastante conocidas, y en cambio gozan de gran publicidad
relatos absurdos que por emulacion poco noble ban inven-
tado gentes extranas.
Hacia falta, repito, un libro que remediara esta injusti-
cia y que recopilando en sus paginas lodo lo conocido y lo
jgnorado, todo lo coleccionado y lo disperso, todo lo inedito
y lo publicado, sirviera de perpetuo testimonio, 6 de punto
de partida, si se quiere, para aquellos historiadores que en
lo sucesivo mencionen a los citados navegantes.
Gonsecuente con este proposito, heimpreso un libro tilu-
lado: Sobre los viajes apocrifos deJuan de Fuca y de Loren-
zo Ferrer Maldonado en el que se da a conocer todo lo rela-
livo al primer navegantc comenzando por la exposicidn de
su viaje segun escribe el ingles Miguel Lok y que copia
Purchas sin comentarios, asi como las apreciaciones favo-
rables respecto al mismo que le dedica el capitan Burney
en su obra Viajes al mar del Sur.
Tambicn se inserta la discrelisima memoria que escribio
el insigne escrilor D. Martin Fernandez de Navarrele cuan-
do fue comisionado por cl Gobierno para que rebuscase
prolijamente los archives de la Peninsula y emiliera in-
forme sobre cualquier documento que se refiriese al piloto
Juan de Fuca. Por dicha memoria se viene en conocimien-r
to de que en nuestros archivos noexiste papel alguno dondo
se mencione al citado piloto; y analizando luego larelacioa
del mismo y extraclando las opiniones emitidas por los
mismos espanoles que ban explorado el estrecho de Fuca,
deduce que es de todo punto apocrifo el viaje de este nave*
gante.
124 CONPtHESO de americanistas.
Hoy se halla fuera de toda duda la configuracion topogrd-
fica de aquel estiecho, y no es necesario indicar que un
paso por el del Paci'fico al Atlantico, ha sido siempre de
toio puiito imposible. Gomo creo que el ilustrado auditorio
conoce perfectamente la relacion del viaje de JuandeFuca,
sin dar sobre el mas pormenor, refiriendome d el, termino
diciendo que no puede admitirse como probable para ha-
cerlo veridico el socorrido recurso de las convulsioues geo-
logicas, porque se encontraria desmenlido con los mds re-
cientes estudios de aquellos terrenos. Debese, pues, negar
en absoluto el viaje de Juan de Fuca tal y como el pretend©
haberlo realizado; pero ^debe negarse igualmente que este
piloto haya descubierto el estrecho que mas tarde recono-
€ieron Vancouver y otros muchos ilustres marinos?<;Debeso
negar, si no la existencia de Juan de Fuca, al menos el que
haya pasado gran parte de su vida al servicio de la Armada
«spanola? Creo que no. Cierto es que no se conservan en
nuestros archivos documento ni escrito alguno en los que
aparezca siquiera por casualidad el nombre de Juan de
Fuca, y esto nos autoriza A dudar de la verosimilitud de su
viaje en los puntos mas capitales que de el refiere. No pudo
ser nombrado por el virey de Mejico piloto de una expedi-
cion de tres buques para descubrir nuevas tierras, porque
hubiera constado como tal; no pudo haber perdido los 60.000
ducados que supone en el apresamiento de la nao de Aca-
pwico, por las razones antes expresadas; no pudo, en fin,
haber encontrado en el estrecho de su nombre una tierra
ferlil y rica en oro, plata y perlas, porque jamas en el han
existido; pero creo, si no probable, posible el que dirigiendo
una pequeiia carabela y una lancha armada , se remontase
hasta cerca de los 48 grados de latitud, que por error craso,
€omprensible en aquella epoca, fueran en realidad pr6xima-
mente 49. Esto es todo lo que puedo conceder de verosimil
^ cuanto abarca la relacion de Juan de Fuca. El emboc6 tal
vez el canal que alii existe, naveg^ndole algunas millas, y
satisfecho viro por redondo, confiando a su fantasia el com-
HISTORIA. — FERRER MALDONADO. 125
plemento de una exploraci6n. extraordinaria. En efecto,
cuando Juan de Fuca referia d Mr. Lok el resultado de sii
viaje, aun no se tenia conocimiento del estrecho indicado,
y parece dificil que el lo adivinara en situdcion tan poco
errdnea. Lo que enl6nces entrevio, bien pudo antojdrseie
camino verdadero que le hubiera conducido sin gran difi-
cultad hasta el Oceano Atldntico. Su discurso suslituyo §,
sus ojos, y describi6 como si hubiera visto lo que presumia
y tal vez lo que confiaba encontrar si probara do nuevo for-
tuna.
No menciono la defensa que de el hace Flericu en su in-
troducci6n al Viaje de Marchand, porque car^ce hoy de
toda logica y de todo fundamento. ]N*o expresamos las varias
opiniones de otros geografos, por lo vagas e indecisas. Ade-
mas, cualquiera que haya sido su grado de veracidad, el
viaje de Juan do Fuca encierra un iuteresmuy secundario,
puesto que en el caso mas favorable hubiera de conceder-
sele la sola gloria del descubrimiento del estrecho que bojea
la isla Vancouver.
Ya se ha visto que cuando este estrecho era poco cono-
cido y se preslaban A toda conjetura sus naturales limites,
de que manera fue rechazado por ap6crifo el viaje de Fuca^
sobre todo en lo que se refiere a haber hallado un paso para
el Atldntico.
Debo, pues, terminar diciendo que en nuestros dias ha
perdido todo interos la aclaracion de lo-qae realmente hiza
el piloto griegof porque nos consta cual pudo ser su maxi-
mo triunfo y este carece de importancia absoluta en la his-
toria de los grandes descubrimientos.
No dire lo mismo respecto al pretendido viaje de Maldo-
nado. La importancia de este viaje es tal, que de no ser
apocrifo glorificaria su nombre, colocandolo a la altura de
los descubridores mas notables. El hubiera realizado en el
siglo XVI una derrota del Atlantico al Pacifico por ol N. de
America, 6 sea el llamado paso del Noroeste, navegacion,
tantas veces emprendida por marinos de toias las naciones
126 CUNGHESO DE AMERICANISTAS.
y no realizada hasta ahora, si bien el ingles Mac-Clure
en 1850 adquirio el convencimiento de la existencia del
paso. Merece, pues, mucha alencion y estudio cuanto sobre
este hecho se'refiere y es de justicia extremar su examen
para conceder a Maldonado toda la gloria 6 todo el ridiculo
que debe corresponder al que emprende y realiza tan ex-
traordinaria exploracion, 6 al que inventa y miente con
inaudito descaro.
Mucho se ha escrito y mucho se ha discutido ya sobre
su viaje y sobre su persona, con tanlo caudal de datos y
con presencia de documeulos tan exph'citos y concluyentes,
que nuestra tarea se ha reducido a una simple recopilacion
ordenada y a un comentario por demas sencillo y corto.
El primer escritor que dio a conooer en nuestro siglo con
^Iguna amplitud el viaje de Maldonado, fue el duque de
Almodovar bajo el pseudonimo de Eduardo Malo de Luquc
en su obra Estahlecimientos ultramarinos de las naciones
europeas. Este notable erudito cxamin6 la relaci6n del ci-
tado viajero y no se atrevio a admitirla como autentica ni
como ap6crifa.
En 1790 un respetable miembro de la Academia de Gien-
cias de Paris, M. Buache, leyo su celebre Memoria en de-
fensa del viaje de Maldonado, sin parar mieutes en los ma-
niflestos errores que entrana, y alargandose en considera-
ciones entusiastas, en aquellos lugares de la relacion que
pudieran pasar como verosimiles. Esta acalorada defensa
tan to como poco preconcebida, alcanz6 e^eco que era de
csperar, ocupando la atencion de geografos y astr6noraos
muy notable? en Francia, Alemania, Italia e Inglaterra;
pero a la vez que poniase en discusi6n y procurabase en
principio conceder d Maldonado la gloria de haber descu-
hierlo el paso del NO. , los doctos marinos e ilustres geo-
grafos espanoles, protestaron de aquella inmerecida supo-
sicion y por cuantos medios estuvieron a sus alcances
hicieron saber a Euro])a que el viaje de Maldonado era una
iavenci6n ridicula, y que en nuestro pais se rechazaba en
HISTORIA. — FERRER MALDONADO. 127
absolute toda opinion favorable y mas aiin toda tesis con-
cediendo «i Espaiia la realizacion de tan glorioso descu-
brimiento.
Entre los marinos que con mayor caudal de 16gica refu-
taron la Memoria de Buache, debemos citar al capitun de
fragata D. Giriaco de Cevallos , al de igual clase D. Ale-
jandro Malaspina, a D. Martin Fernandez Navarrete y 5
otros varios distinguidos oficiales cuyas disertaciones no-
tables ban logrado poquisima publicidad.
Los reducidos liniites a que debe concretarse esta Memo-
ria, no me permiten aducir ninguna de las argumentaciones
empleadas por dichos comentarislas y mucho menos re-
producir la relaci6n del viaje de Maldonado. Asi pues, ter-
minare diciendo, que una vez leidas las expresadas refuta-
ciones, se habra adquirido el convencimiento de que el
dicho Ferrer Maldonado, fue un embaucador y su viaje
totalmente apocrifo. Para dar mayor prueba de esta con-
clusion, me propuse insertar, como remate digno de su poca
envidiada referenda, un documento que contiene la causa
que se le formo en Guadix per estafador, cuyo documento
tuvo ocasion de examinar el Sr. Fernandez de Navarrete y
sacar copia de el en el Archivo de Indias de Sevilla. Pero
de esta copia no tengo noticias y constame boy que el ori-
ginal que segiin Navarrete existia en aquel Archivo entre
los documentos llevados de Simancas , rotulado , Junta de
guerra del Consejo de Indias, despues de registrados escru-
pulosamente dichos legajos, nada se expresa en ellos de la
causa que se le siguio en Guadix a Maldonado. Al mismo
tiempo no puedo dudar de la veracidad del Sr. Navarrete,
por lo cual supongo que se haya extraviado 6 lo hayan in-
troducido bajo distinta rotulacion de la que indicaba aquel
erudito.
Pero no es de absoluta necesidadlapresencia de esta prueba
acusadora, porque aun prescindiendo de los malos antece-
dentes de Ferrer Maldonado, sobran motivos poderosos para
rechazar en absoluto como ap(3crifa su debalida navegacion.
128 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Creo, como todos sus comentaristas espanoles, que las^
invenciones ridiculas y los relates absurdos de compatrio-
tas nuestros, contribuirian d menoscabar las verdaderas
glorias'adquiridas y a desmentir la merecida fama de dis-
cretes y veraces que gozan nuestros historiadores.
Por-.eso declare mi firme convencimiento de que la rela-
cion de Maldonado no admite defensa alguna, ni se halla
resquicio en ella para dudar de que es apocrifay false tedo-
lo que centiene.
En el mismo libre a que hago referencia, he insertado
varies apendices curieses de las gestiones de Maldonado y
que sen los unices documentos que mencionan a este false-
descubridor y que existian ineditos en el Archive general
de Indias.
Tambien me atrcvo a mencionar un Irabajo que inserto
en el mismo volumcn, titulade Ultima teoria sohre la Allan-
tida per el deble motive de abarcaj uno de los temas pro-
puestos al Congreso, y porque se halla presente un dis-
tinguido sabie francos, al que tuve el honor de dirigirme-,
refutando ciertos puntos de pura teori'a que expresa en una
de sus mas notables ebras.
Constame que el ilustre profcsor a quien me refiere, Mon-
sieur Paul GafFarel, presentara eu este Congreso una bri-
llante y magnifica disertaci6n sebre la antigua AtMntida,
cuyas conclusienes no puede asegurar si seran identicas a
las que aducia dos anos hace, en su ebra Estudio sohre las-
Relaciones de America y el antiguo continente^ es decir,
las mismas que fueron objeto demi respetuosa refutaci6n.
Segun mi opinion humilde, si la Atlandida existio, hubo
de ecupar probablemente el gran banco sobre el que hoy
se asientan las Azores y cuya superficie es proximamente
igual d la de la Peninsula iborica.
Despues de esta noticia, el Sr. "W. Reiss, vice-
presidente de la Sociedad geografica de Berlin,
presento al Congreso algunas publicaciones, entre
MUSEO DK BEHLIN. 129
ellas, dos del Sr. Bastiaii acerca de los Vasos del
Peril y de las Piedras pintadas de Colombia; la del
propio Sr. Reiss La Necrdpoli de Ancon en el Pen'f,
importante recopilacioii de materiales })ara la his-
toria de la civilizaciou y de la iiidiistria del imperio
de los Incas, y la del Sr. Voss sobre los Silices de
Yucatdn. A seguida relacionu los trabajos que se
verifican actualmeiite en la organizacion del museo
de Etiiografia de Berlin, bajo la direcciou inteli-
gente del Dr. Bastian, anunciando que la Etnogra-
fia americana tendra considerable representacion y
que el establecimiento sera abierto al publico den-
tro de tres 6 cuatro anos a lo nuis.
El Sr. Bamps, invitado por la presidencia, ma-
nifesto que no habia pensado liacer uso de la pala-
bra en esta sesion, pero que con el mayor gusto
expresaba la complacencia con que habia escucha-
do la comunicacion del Sr. Reiss, aprovechando la
ocasion de ampliar un tanto las opiniones que
liabia iniciado en la sesion inaugural relativamente
a la importancia de los museos etnograficos y ar-
queologicos, cotno medio de desarroUar y extender
los estudios americanistas. Hizo iiotar que estos
museos, que en algiin modo hacen tangible la cien-
cia, son indispensables al conocimiento exacto de
las antigiiedades americanas. El arte antiguo de la
cenimlca del Nuevo Mundo, de estudio tan vario y
curioso desde su origen a la desaparicion, a traves
de los progresos y transformaciones que tuvo, no
pudiera considerarse de otro modo mejor, demos-
trAndolo evidentemente la irresistible atraccion que
0 9
130 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
ilevaba a todoslos miembros delGongreso, arqueo-
logos, antropologos 6 etnografos hacia la magnifica
exposicion de antigiiedades americanas organizada
en obsequio suyo en Madrid, como arsenal de pre-
cioses elementos de doctrina. Encarecio en este
concepto, el valor que tenian las notieias comuni-
cadas por el Sr. Baraps, tanto mas, estando enco-
inendada la clasificacion de los objetos a personas
de compotencia tan notoria como la del profesor
8r. Bastian y del mismo Dr. Reiss, ya que ban side
enviados a America por su Gobierno con la mision
de bacer exploraciones cientificas y de adquirir
objetos dignos de figurar en las colecciones nacio-
nales del imperio aleman.
Por ultimo, expreso el deseo de ver citacion para
que se verifique en Berlin la sexta sesion del Con-
greso, a fin de contar con la oportunidad de prose-
guir en el museo que se instala abora en aquella
capital, los estudios experimentales y comparados,
los mas fecundos sin duda, empezados con tanto
provecbo a beneficid de la maravillosa Exposicion
de Madrid.
Volviendo al terreno de la geologia presento el
Sr. Bamps una Memoria escrita en frances por la
sefiora inglesa Marcella T. Wilkins , que en el
Gongreso anterior de Bruselas se bizo justamente
aplaudir por otros interesantes trabajos sobre ma-
teria tan profunda. La Memoria es como sigue:
DISPARITION DE l'aTLANTIDE. 131
Ilypothese stir la Disparition de VAtlantide.
Messieurs: C'etait avec les plus flatteuses esperances que
je caressai le plaisir que me promettait une visite a Ma-
drid pour assister a voire Congr^s. Mais des circonstances
inattendues m'empechent pour le moment d'entreprendre
un si long voyage, ot je dois me borner par I'intermediaire
bienveillanl de M. Bamps, le delegue beige, de vous offrir
I'hommage de mon estime, comme a la nation la plus che-
valeresque et la plus humanitaire de toute la famille euro-
peeune.
Je repete le mot humanitaire; parce que je connais vos
us et coutumes, et vos lois civiles que visent de concert et
toujours a la protection des otres faibles sujets a leur re-
gime.
J'ai un plaisir infini a proclamer ce que je sais de vos
vertus et de votre humanite chretienne.
Apres ce petit exorde ; que je. me suis permis de formuler
en vous saluant; permetlez que j'ajoute quelques mots au
sujet de I'hypolh^se que j'ai eu I'honneur d'avancer pen-
dant la seance de votre Gongres a Bruxelles le 26 seplem-
bre 1870.
Pas plus a present qu'alors je ne me permettrai d'appro-
cher de cette docte arone, si dignement occupee par les sa-
vans ici assembles; ma seule ambition doit 6tre de vous in-
diquer les quelques conclusions anxquelles je suis arrivee
en etudiant les magnifiques decouvertes du jour.
L'hypothese que j'avais avancee ctait que, selon toute
probabilite, le dernier deluge a eu son origine dans I'Ocean
Pacifique; et que les premiers habitans de I'Amerique
n'etaient que des refugies, venus d'un continent submerge
par ee cataclysme.
Comme preuve de cette probabilite, je vous ai cite I'ali-
ment sacre des Indiens, compose de certaines plantesqu'ils
132 CONORKS DES AMERICANISTES. 2
cultivaient soigneusement; mais qui cepenJant ne se trou-
vent h I'etat sauvage nulle part sur le globe ce qui ferait
presumer une patrie disparue depuis longtemps sous les
eaux.
Je vous ai cite les traditions des Indiens eux memes; qui
tous, rapportent leur premiere arrivee en Amerique, c'l un
cataclysme diluvien surgi dans les eaux du Pacifique.
Je vous ai meme cite les archives historiques du Mexi-
que, qui enregistrent une certaine epoque, reculee, com-
me L'AGE DES EAUX.
Et je vous ai cite encore d'autres fails qui pris ensem-
ble, m'ont porte a former I'hypothese sus-dite ; que cepen-
dant j'ai formulee assez limidement, et plutot comme une
idee que je soumettai a.rexamen du Gongr^s. '
Mais aujourd'hui ce n'est plus avec la meme timidite
que je parle. Gar apr^s de longues et serieuses etudes, cette
idee qui n'etait d'abord que vague, a fait place a une ferme
conviction: et je crois a n'en pouvoir plus douter, que les
eaux du Pacifique, poussees par un mouvement que nous
n'avons pas encore saisi, et a une epoque encore indeter-
minee, se sontentassees derriore les barriores infranchissa-
bles des Andes; et qu'ayant gagne les hauteurs des pre-
mieres gorges, elles y sont passees, et de la se sont preci-
piteessur les plaines,qu'ellesauront encore traversees dans
toute leur etendue pour arriver finalement aux bords de
I'Atlantique.
Et voici un fait remarquable qui se rattache a ce cata-
clysme. Sa marche a travers I'Amerique centrale, semble
avoir pris' une direction oblique du Sud-Ouest au Nord-Est;
decrivant une ligne qui coupe I'equateur sous un angle de
vingt a vingl-deux degres environ; ce qui naturellement
amenerait le torrent du deluge a travers le Sahara pour de-
boucher plus loin par la Tripolitaine, dans le lit marmo-
reeii de la Mediterranoe.
Par une coincidence singuliere, cette ligne gemble se
repeter dans la courbc occidentale de TAmerique du Sud,
3 DISPARITION DE L'aTLANTIDE. 133
la courbe occidentale de TAfrique et la cole occidentale de
rindoustan; comme si la mer k uue epoque antique avail
pris cette direclioii en s'eirorcant de briser les barrieres qui
rempechaienl de prendre possession de leurs plaines.
Je ne dis pas que ces courbes se ratlachenl au deluge. —
Je ne fais qu'indiquer la coincidence.
Et pour'ce qui est de ma theorie, je ne I'ai pas formee h
la lege re. L'invasion de la mer n'a pas eu lieu sans laisser
des traces bien dislincles de son passage. Ainsi, nous vo-
yons naitre aux pieds meraes des cordill^res de I'Amerique
cenlrale, ces inmenses plaines connues sous le nom de
llanos on Sdivancs; mesurant plus d'un million d'hectares
dans toute leur elendue entre I'Amazone et les montagnes
qui bordent la province de Gumana, toujours et tonics ex-
posees aux effels ferlilisaleurs d'un soleil tropical et cepen-
dant recouvertes d'un bout a Taulre d'un herbage pauvre,
€t propre seulement a la nourriture des bestiaux sauvages
qui errent dans ces solitudes; oii pas un arbre, pas un ar-
busle, ni meme une planle a fleur, ne vient varier la mo-
notonie de leurs tristes horizons.
Mais des qu'un indien, un peon, un colon quelconque,
se prend a travailler le sol, a I'instant son petit bout de
terrain se transforme en jardin fleurissant comme la rose,
riche de toute la belle vegetation des tropiques, et rendant
mille pour cent aux peines du laboureur.
Pour lors il devien I evident, que cette vaste elendue de
surface ait ete, dans un temps prehistorique, soumise aux
effels de quelque influence sterilisatrice; etla question de si
telle influence a ete le passage torrentiel de la mer, nous
met en presence d'un autre fait qui semble le prouver.
Pendant les grandes secheresses qui suivenl la saison des
pluies, quand I'herbe est pour ainsi dire brulee jusqu'aux
racines: vienne seulement un nuage chasse par I'orage loin-
tain, el qu'il arrive a se decharger en averse sur quelque
point de ces parages; si h cette averse suit immediatemenl
la chaleur intense du soleil, alors il se forme uue evapo-
0 9*
134 CONGRES DES AMERICANISTES.
ration presqu'instaiitannee; et on voit sur toute la surface,
se devclopper une couche de cristaux de sel d'une blancheur
oblouissante semblable a une nappe de neige; et on m'a
assure, que ces cristaux avaient parfaitementle goiit de sel
marin. Or, je vous demande , d'ou vient ce sel? Si ce n'est
d'une ancienne mer?
Et un autre fait vient en corroboration. G'est I'enorme
quantite de grosses pierres entassees I'une sur I'autre a Ten-
tree des vallees o i une branche des cordill^res court le
long de la province de Gumana. G'est tout comme si un
vaste, un effroyable torrent, se trouvant empeche dans sa
marche, par les pierres qu'il entrainait, les avail laissees ;\
I'entree des gorges qui bordaient son cherain.
Ge phenom^ne n'a pas echappe a I'observation du grand
Humboldt; qui, en les rapportant dans le recitdeces voya-
ges, n'a pii s'empecher d'exprimer son etonnement; et aurait
meme avoue qu'il ne pouvait I'expliquer autrement que
par le passage torrenliel d'une immense inondation.
Et Humboldt n'est pas le seul, ni le dernier qui ait fait
cette observation. Presque tons les voyageurs, qui out li-
vre leurs observations au public ont fait la mSme re-
marque et il n'y a pas longtemps encore notre auteur
Gharles Kingsley en traversant I'ile de la Trinidad aurait
signale que les grandes eaux torrentielles y avaient mar-
que leurs traces dans un temps oCi cette ile etait encore
reliee au Gontinent.
De ces faits done, je suis arrivee a la conclusion, que le
deluge, prenant coursa travers les llanos, n'a fait que ba-
layer la surface — le courant etant encore trop impetueux
peut-otre pour y laisser d'autres restes que la sterilife.
Mais le voila aux bords de I'Atlantique comment se con-
duira t-il?
L'Atlantique qui pourrait nous en compter long — se tait.
— Seulement il nous montrc du doigt, le gulf-stream qui
s'en va courant, galopant, vers le nord d'abord; — puis vers
rOrient; pour arriver sur les cotes occidentales de I'Europe;
5 DISPARITION DE l'aTLANTIDE. 135
— et sans jamais perdre ane seule fraction do son identite,
ni de son impulsion — ni de sa belle couleur bleue quand
elle so disperse dans la Mediterranee.
Est-il done douteux que le deluge, mille fois plus impe-
tueux que le gulf-stream, ait de meme franchi TAtlanlique
pour arriver en Afrique ot nous retrouverons ses traces
dans Tenorme sterilite qui regno comme une desolation
eternelle dans ces regions?
Examinons le Sahara! d'oi\ vient ce monde de sables
mouvants? de sables accumules en si vaste quantite? Vou-
lons nous I'apprendre? Tournons nos regards un moment
vers I'Europe! Nous verrons sur toutes les plages occi-
dentales, par ci, par la, les memos effets — des sables amon-
celes — des sables mouvants , que la mer aura deposes pen-
dant les hautes marees et les inondations orageuses!
Ge qui se fait en petit sous nos yeux; s'est fait en grand
en Afrique dans les journees cataclysmales du deluge. Nous
ne pouvons pas mettre en doute que la mer ait ete le grand
facteur des sables du Sahara ! Aussi nous y verrons repro-
duit le phenomene des cristaux de sel ; et sur une echelle
bien plus vaste encore — jusqu'au point de nous faire I'effet
d'.un mirage; — c'esl k dire, I'aspect illusoire d'une grande
mer, la ou nous savons trop bien, qu'il' n'existe que des
sables a I'infini.
D'ailleurs il est tr s bien connu, que dans certains
ondroits, on n'a qu'a fouiller assez profondement dans ces
sables pour y trouver de veritables traces d'eau de mer,
comme si le deluge y avait filtre et les y avait laisse, com-
me teraoins de sa presence.
G'est precisement cette circonstance qui a donne lieu ;i
une conjecture assez plausible d'ailleurs et longtemps
acceptee par nos savants , a savoir : que le Sahara ait ete le
lit d'une branche primitive de I'Atlantique; mais qu'un
soul^vement du terrain ayant eleve le fonds au dessus du
niveau de I'Ocean; les eaux se sont ecoulees, laissant der-
riere elles, les sables que nous connaissons.
136 CONGRfeS DES AMERICANISTES. ()
Mais je puis affirnier en toute confiance qu'il n'y a pas
ou de soulevemeut ici — il ii'y a pas eu de mer non plus —
ni sur le syslome tertiaire ni avant le deluge ; et que s'ii
y en a eu depuis c'etait seulement des mares oii des fonds
de bassins par ci, par la, laissespar le torrent qui courait
vers la Mediterranee.
Et void q'une decouverte toute recente vieut prouver
ma theorie: la decouverte dans le sol, sous les sables, de
pointes de flcche en silex, en quantites innombrables.
ttPreuve incontestable (dit Paul Bourde dans la Revue
^ydes deux mondes , fevrier 1881) , de I'existence d'une po-
»pulalion nombreuse, qui trouvait a ce temps recule un
»climat favorable a la vie, dans ces memes contrees qui
"sembient vouees aujourd'hui a une sterilite eternelle ! La
» mission h Ogla et Hassi a ramasse des debris de taille de
«silex , sous une incrustations gypseuse de 60 centimetres,
))deposee par des sources qui out cesse de couler depuis des
))temps geologiques.»
Moi, au contraire! J'aurai dit de ces sources qu'elles
auraient ete elouffees par les sables.
Et quand nous reflechissons, que notre globe, pose obli-
quement sur le plan de son orbite; ait du se refroidir par
ses poles graduellCment vers I'equateur; nous compren-
drons facilement que cette ancienne population s'est mul-
tipliee, s'est repandue, a joui de la vie, a une epoque oil la
chaleur de ces latitudes n'atteignait plus deja le degre qu-
detruit la vie; il me semble qu'il ne serait pas difficile de
determiner cette epoque aproximativcment.
« Mais! » — me direz vous — «si veritablement la mer a
wpasse par la, comme vous voulez nous lefaire accroire; ou
»sont les coquillages quelle aura deposes pendant sa raar-
«che? Les a t-on ramasses aussi; comme les silex tallies?"
Gertes non messieurs! pas dans les conches de sables.
La mer n'cn a jamais depose la. Possible, dans les fonds
de ces mares et de ces bassins par ci, par la, qui sont resles
apres que le torrent avait cesse, petits bassins qui out com-
7 DISPARITION DE l'aTLANTIDE. 137
munique loiigtemps avec I'Ocean da dehors; encore possi-
ble! mais jamais dans les sables qui marquent le passage
du torrent. Car il faut conuaitre le caractwe et les habitu-
des des coquillages pour deduire quoique cc soit de leur
presence ou de leur absence. Petites creatures nees pour
folatrer dans les eaux! comme les papillons dans les airs!
lis ne voguent pas plus que ces derniers dans les orages de
leur element. lis fuient le mouvement torrenliel, et des que
I'agitation se fait sentir sur la surface, vite! ils se laissent
tomber cherchant le calme dans les profondeurs du fonds.
Mais que la tourmente soit passee et qu'une douce maree
se mette a baiser le pan du manteau fleuri de la terre,
alors les voila qui remontent de nouveau, respirer Tair
frais de la surface; se balancer mollement cntre deux eaux;
ou a se laisser en trainer vers la plage, pour la broder et la
parsemer, des plus jolis tresors de I'Oceau.
Non! le deluge n'a pas laisse de coquillages sur ses tra-
ces dans ie Sahara. II aura laisse lasterilite dans les sava-
nes de I'Amerique, et des sables eternels sur les plaines de
TAfrique, pendant que son torrent se dirigeait vers le bas-
sin de la Mediterranee — par la Tripolitaine comme je I'ai
deja indique.
Arrive la — que s'est il passe?
La mer a t-elle talonne le sol de la Syrie? et de lArmi?-
nie? cherchant quelque has fgnds couvenable on elle pour-
rait decharger ses eaux superflues? et par la epuiser Tim-
petuosite de son mouvement? A t-elle jete un bras la-
teral dans le bassin du pont Euxin? a t-elle cherche a
franchir les hauteurs escarpees du Gaucase qui lui bar-
raient le chemiu?
Je u'ose«pas m'aventurer plus loin!
Toujours est-il, que nous voila en presence de deux mers
suspectes; la Gaspienne et I'Aral juste sur la ligne du che-
min oblique que le deluge avait pris en quittant les pieds
des cordilieres.
Mieux vaul abandonner ce terrain a de futures investi-
138 GONGRES DliS AMERICANISTES, 8
gallons, et revenir contempler la Mediterraiiee. Elle est
pleine. Les eaux sont calraes. II parait qu'il y a eu un
rebondissement dans la force du moavement original. —
Peut-Stre en se brisaut contre le Gaucase — car le passage
de Gibraltar a ete paye! Peut-ctre par I'apaisement da
grand mouvement dans le Pacifique lontain, car les eaux
superflues sont allees de la Mediterranee, se perdre dans
les vagues generales de I'Atlantique.
Mais quel cataclysme avons-nous entrevu? Quel elFroya-
ble desastre! Quelle noyade de peuples et de nations!
C'etait pour oux la fin du monde!
Par la trouvaille des Heches de silex dans le sol sous, les
sables, nous pouvons fixer I'epoque de ce cataclysme juste
dans L'AGE DE PIERRE.
Et que cette theorie .n'effraie pas les ames pieuses! Les
saintes ecritures en constatant le simple fait du deluge, ne
nous disent pas de quel cole le mouvement s'eslproduit; si
c'esl vers I'Orient ou vers rOccident. Et apres lout; comme
I'Arche de Noe a ete construite sans voile niaviron, il nous
est permis de supposer, que les eaux, dans leur crii
I'avaient soulevee a pen de distance peut-etre du mont
Ararat, oii elle s'est finaleme^t arretee.
Gependanl, avant de finir, je vais vous prier de m'accor-
der encore quelques instants.
Je voudrais recapiluler les fails, et en suivant exactc-
ment la chaine des circonslances qui m'onl amenee a la
conclusion emise m'assurerautant que possible, que j'aurai
rendu ma theorie aussi claire pour vous qu'elle Test deja
dans mon propre esprit, a eel effet marchons a rebours.
J'ai presume I'entrce des eaux du deluge dans le bassin
do la Mediterranee parce que ce bassin se trouve juste sur
le chemin oblique que prit le grand courant en quiltant les
pieds des cordiliores.
0 DISPARITION DE l'aTLANTIDE. I3J)
Je I'ai fait passer par la Tripolitaine, parce que cette der-
niere, montre une echancrure prononcee, avcc des cotes,
basses, steriles et sabloneuses, on en fouillant on arrive
a des baa fonds de mer tW'S distincts. (Et par parenthose je
pourrais meme hasarder I'opinion qu'on ne trouvera pas
de traces d'eau de mer h I'Ouest de la Tripolitaine — car les
sables qui out enterre les monuments de la Thebaidc y out
ete pousses par les vents et non pas par le deluge.)
J'ai avance que c'etait la mer qui aura rejelc les sables
sur ce grand terrain africain appele le Sahara, parce qu'elle
en agit de meme tous les jours sur les cotes occidentales
de I'Europe.
Et j'ai juge que le rejet de ces sables aurait eu lieu par
le fait d'une convulsion enorme de la mer (enorme en
raisdn du volume du rejet), parce que j'ai remarque que
c'etait toujours en temps d'orage et de haute maree que les
sables s'accumulent sur les plages de TEurope.
Et j'ai deduit de la rencontre des fleches de silex dans
une conche sous les sables, qu'un peuple primitif, chasseur,
aurait ete atteint par cette convulsion; et que par conse-
quent , nous pouvons rapporter le grand cataclysme a
I'epdque de I'homme primitif chasseur a L'AGE DE
PIERRE.
Et le Sahara! Ges sables eternels! oi'i done la mer les a
t-elle pris? EUe n*en a pas depose, en Amerique! Jo sais
qu'elle ne les a pas arraches du fonds de I'Atlantique, puis
que son courant marchait sur la surface seulement, comme
font tous les courants — le Rhone a travers le lac de Ge-
neve— I'Amazone sur 135 kilometres dans I'Ocean— le Gulf
stream enfin, et tant d'autres! El comme je sais d'ailleurs
que la mer rend toujours d'un cote ce qu'elle prend a la
terre d'un autre cote. Je me demande:
Oil done a t-elle pris cette immensite de sables qu'elle a
rejetes sur le Sahara?
Elle les aura pris sur la surface de I'Atlantique.
Quelque chose done a du se trouver sur son chemin , et
140 CONGRKS UES AMEIUCANISTES. 10
les sables ue soat autre chose (lue le delriliis slei'ilisc de
ce quclijue chose.
Qu'est ce que c'etail?
Messieurs, etait-ce rAtlantide!":'
Gepeiidaiit je ne supposerais pas que le torrent aurait
submerge le tout — cette partie seulement qui se serait
trouvee sur son chemin — et en admettand le fait; ct sup-
posant toujours que la partie septenlrionale de I'Atlantide
ait ete cparguee, et que sou terrain fut compose du sys-
tems tertiaire ou quaternaire, ce que la mer gourmande —
alors il n'est plus douteux que la destruction commencee
au temps du deluge n'ait ete completed plus tard; et le de-
tritus en forme de sabler, rejetes sur les plages du golfe de
Gascogne I'aurait ete tros lentement et la plus grande partie
(lu sol se serait dispersee dans les ea,ux generales de I'Ocean,
car la quantite des dunes amoncelees sur les plages du
golfe, ne repond guere a I'eteudue d'un si vasle terrain
comme je supposerais TAtlanlide. — (Ce serait laic sujel
d'une investigation future.)
Maintenant a tout ceci; j'aurais encore un petit mot a
ajouter — que j'adresserais tout inodesteraent comme de
juste, a tons ceux qui supposeraient veuir de I'Europe, les
fondateurs des civilisations expirees de I'Amerique. Je
prierai instamment ces messieurs, de se rappeler que tous
les monuments, tous les signes d'une premiere civilisation
se trouvent alignes a TOccident et aux pieds des cordi-
liores — pas un seul a POrient de TAmerique dans toute
son etendue! oii les imrtiigres se seraient naturellement
assis, en arrivant apres un si long voyage?
Mais revenons a uotre itineraire a rebours. Nous voila
on Amerique sur les llanos. II u'y a certaiuement pas de
sables ici, pas une trace! Ainsi done vous me ferez remar-
quer tout naturellement.
tt Puisqu'il n'y a pas de sables dans les plaines del'Ameri-
11 DISPARITION DK LATLANTIDE. 141
»que Cenlralo, pour mafqiier la submersion (run continent
Ddans le Paciflque commo vous nous Pavez fait supposer
))dans le Gongres de 1879. Votre idee n'etait done qn'un
»revc?»
Non messieurs, ce nVtait pas un n've. Lc continent a
reellement existe! et a ete submerge — mais dans dcs cir-
constances qui demanderaient nn rapport a part — et je
crains d'avoir abuse trop longtemps dcjfi do rallention
prolongee de cette auguste assemblee.
Je dois done remettre au prochain Gongres, si j'ai lo
bonheur d'etre encore do cc moude, pour vous rendre
compte de bicn d'autres faits que j'ai recueillis, et que jc
recueille toujours sur LA GAUSE de ce grand mouvcment
de la mer que aura sumergo dans le Pacifique tout un con-
tinent vaste, riche, fertile, varie — ^ou peut-etre s'est re-
veillee la premiere otineelle de riutelligencc humainc — et
dout les refugies dans les journees "fatales du deluge, out
rapporte dans leur nouvelle patrie leurs precieuses tradi-
tions, pour etre reproduites plus tard, dans ces monuments
restes dans les plaines et les forets de I'Amerique, et qui res-
tent encore pour nous enveloppes d'un si profond mystrrc.
Marcella T. Wilkins,
:t, rup Tnidrr.
Concedida la palabra al Sr. Botella, presentu la
notable carta geoiogica de Espana de que es autor,
la del Oceano Atlantico formada por Stieler y mo-
dificada a' los fines que se proponia demostrar, e
bizo resumen oral de la Memoria que sigue, inspi-
rada en el tema de la convocatoria del Gongreso
142 CONGRESO OH AMERICANISTAS.
Pruehas geologicas de la existencia de la AtldnHda;
su fauna ]/ su flora.
Recorriendo la larga historia que desde los mds remotos
comienzos envueltos en espesisimas nieblas, llega por serie
IVecuentemente iiiterrumpida y salvando hondos abismos
hasla la edad presente, hay cierto fen6meno, mas de una
vez repetido, digno por su caricter especial de singular aten-
cion y de nieditaci6n profunda. Ocurre, en efecto, que ea
medio de tanlas y tantas p5ginas borrosas, eterna desespe-
ranza de la docta investigacion , aqui y alld se deslacan
algunos mal definidos renglones en extraiios y singula-
res signos, que desafiando al tiempo, sobrenadando sobre
las cdades, venciendo el olvido, se repilen, si bien mas 6
menos Iransformados, en todas las tradiciones, se tropiezan
en todos los pueblos y con sus formas casi irapalpables, pa-
sando al traves de todas las generaciones, va trasmilien-
dose de uuas en otras, vivos, imperecederos, y sierapre
revestidos de todo el encanto, de toda la atracci6n de sus
mislerios mismos, cual si el velo que los cubre fuere ma-
yor aliciente a ese sentimiento que arrastra & pesar suyo
nuestro espiritu hacia lo insondable y lo incognoscible; sen-
timiento venturoso y manantial fecundo de donde, si no
siempre sale la verdad, brotan sin embargo germenes pre-
riosos que el tiempo ha de vivificar mas tarde. Gomo tema
obligado hemos de discurrir hoy sobre una de esas tradi-
ciones, la de la celebre y desaparecida Atlantida, y sin pre-
tender comunicar a tan docta asamblea la conviccion que
nos anima, inlentaremos afiadir algunos bechos, algunas
pruebas en apoyo de la opinion por nosotros sustentada,
dejando a, sabios esclarecidos y a invesligaciones posterio-
res la resolucion final de tan interesante problema.
De todos es conocido el poetico relato que el insigne filo-
sofo sriego consigna en sus admi rabies dialogos del Timeo
2 LA ATLANTIDA, 143
y del Gritias con respecto 6. ese gran contincnie, la Atlan-
tida, que horrendo y repentino cataclismo sepult6 en los
abismos del mar «en noche fatal y en un solo dia.» Hoy pue-
de decirse que aquella remota tradici6n admilida por tx)dos
los historiadores antiguos, considerada luego como fabulo-
sa, debatida posteriormente y comentada con singular ca-
lor, se halla en su esencia fuera de duda a los ojos de la
moderna critica y que las investigaciones posteriores asi
como las observaciones de las ciencias naturales se aunan
acumulando sus pruebas en favor de suantigua existencia.
El sitio que hubo de ocupar, es el que aparece incierto to-
davia; pero fundados en el texlo mismo de Platon y en el
conjunto de pruebas historicas y cientificas debidas a los
modernos trabajos de los Unger, Gaffarell, Marcou, etc., :'i
cuya sombra nos atrevemos a presentaralguna de las debi-
das a nuestras propias investigaciones, procuraremos adu-
cir las razones que nos llevan a enlazar directamente la
Atlantida con nuestro propio territorio.
Por otra parte, el interes que entrana la existencia de ese
gran continente, su desaparicion cuando la tierra se hallaba
ya en gran parte habitada y la importancia que puede te-
ner para explicar emigraciones confirmadas en cierto modo
por tradiciones comunes a los pueblos del antiguo y del
nuevo mundo, son titulos bastantes para que siquiera por
breves momentos llamemos sobre este particular vuestra
atenciojn.
Al referir a Solon las grandes catastrofes que a largos
intervalos pueden ocurrir en nuestro planeta, el antiguo
sacerdoie de Sais repite un hecho tan comprobado por la
historia misma de la tierra y tantas veces repetido en ma-
yor 6 menor escala, que hoy no ofrece ni siquiera sombra
de duda. Las especies fosiles maritimas que pueblan el in-
terior de nuestros continentes y que no solo cubren los lla-
nos, sino que alcanzan las mayores altitudes, muestran en
demasia los cambios repetidos que en epocas determiuadas
ban ocurridoen la di versa reparlicion de los mares y de las
144 noNGnEso de americanistas. 3
tierras, y asimismo sin recurrir a las grandes y principales
fasespor que ha pasado nuestro planeta, son tantos los ejeni-
plos que pudieran citarse dentro del periodo de la historia
escrita de comarcas enteras invadidasporlas aguas, de ciu-
dades destruidas y sepultadas bajo las ondas, de terrenos al-
lernatlvamente cubiertos y abandouados por los mares y
de islas enteras desaparecidas al influjo de leves oscilaciones
dc la dcbil corteza que habitamos, que esa clase de fend-
menos no causa ya asombro ni extraueza, por mas que los
acompane el natural espanto de ver desvanecerse la con-
fianza innata en la estabilidad del suelo sobre que se des-
aiTolla nuestra vida.
No hay nadie, por tan to, hoy dia, que dude un instante
que el fondo de la citada tradicion sea exacto, y sea cual
fuere el sitio ocupado por la Atlfintida, su desaparicion
posible es un hecho que pertenece ya a la ciencia. Veamos
ahora si concretando los hechos,^ disculiendo los datos,
aprovechando las investigaciones de modernos cstudios y
apoyandonos en los testimonios irrecusables que nos su-
ministra la observacion atenta, podremos, marchando de
lo conocido a lo desconocido, avanzar algo mas con ciertos
visos de probabilidad, hacia la delerminacion de la segun-
da parte del problema.
Al hablar del poderoso ejercito de los atlantes, dice el
venerable sacerdote que «proceden de una isla mayor que
»la Libia y el Asia, colocada delante del estrecho donde se
»levantaban las columnas de Hercules. De esa isla podia .
npasarse con facihdad a otras islas y a.todo el continente
Dque bana el mar interior, porque lo que esta mas alia del
« estrecho, se parece a un puerto con angosta entrada pero
«es un verdadero mar y la tierra que le rodea continente
»verdadero.»
«En esta isla Atlantida imperaban reyes de grande y ma-
»ravilloso poder, que extendian su dominacion sobre la isla
»entera, sobre algunas otras islas y porcioues del continente
»y tambien por la parte de aca del estrecho sobre la Libia
4 LA ATLANTIDA. 145
nhasta el Egipto y sobre la Europa hasta la Thirrhenia.
i)Mas farde, grandes lerremotos e iaundaciones tragaroft en
))un solo dia y una noche fatal todos los guerreros de la
»Grecia. desapareci6 igualmente la isla Atl^ntida, y desde
»entoaces aquel mar se volvi6 inaccesible, rtejando de ser
»navegable por la cantidad de linio que la isla sumergida
»de36 en su lugarn) (1).
Dejando para mas adelante el ocuparnos de estos liltimos
pjormejaores, notables por sii minuciosidad, parece tan seina-
ladamente doterminada la situacion de la Atlantida, que no
se comprende en verdad c6mo ciertos coraentadores hayan
llegado a colocarla, quien en la Escandinavia (Rubbeck),
quien en el Sahara (Kerchmaier), quien per fin en el mis-
mo Mediterrdneo entre Malta, Sicilia y la Gerdena, M. Paul
Gaffarell en sus estadios sobre las relaciooes de la America
y del antiguo conlinente encaentra igualmeute claro el
texto de Platon, y discutiendo con excelente criterio todas
las diversas hipotesis, aduce la concordanciade las pruebas
que suministran al efecto las ciencias naturales.
«La geologia, dice este distinguido sabio, establece como
UQO de sus principios mds comprobados, que siempre que
en los estratos de islas y de conlinentes separados ac-
tualraente por algun brazo de mar 6 sometidos d otras
coudicioncs clitnatologicas , so encuentran identidad de
floras, identidad de faimas, puede deJucirse cou certeza
[\) No deja de tener interns la comparacion de los efectos que produjoiin
simple terremoto en estas mismas regiones en 1755. El terremoto de Lisboa fue
un verdadero cataclismo, porque en tres sacudimientos y 6 47 minutoB, des-
truyo toda la ciudad, haciendo perecer mds de 30.0i)0 personas. Se extendio
desde la punta septen trigonal del Africa hasta Noruega6 l8landia,.conmo\iendo
toda la Europa y asolando varias poblaciones de Berberia. El Atl^ntico se vio
faertemente agitado hasta mds alld de las Antillas, adonde las aguas tornadus
negras, se elevaron de 6 A 7 metros, en tanto que en Cddiz alcanzaban hftsta2i>
metros sobre su nivel ordinario, derribando altas raurallas. Se valuan en unas
600.000 las personas quesiicumbieron de resultasdeesta formidable catAstrofe.
10 1.
146 COiNGRESO DE americanistas. ^5
que esas comarcas debieron de estar unidas anteriormente.
De tal mauera probo Murchisson la antigua conexidad
de Inglalerra y de Irlanda, Forbes la de Irlanda y de Es-
pana y Bourguignat la de Esparia y el Africa septentrional.
Apoyado por tanto en las observaciones de Oswald Heer,
Klee, Gaudry, linger, Reclus, Godazzi, etc., etc., deduce
M. Gaffarell la uni6n de Europa y de America, senala las
conexiones entre las Anlillas y Tierra-firme, indicala nece-
sidadde un istmo, isla 6 continente que en otro tiempo fa-
cilitaralas comuuicaciones entre la America y la Europa, y
valiendose de los mapas de Stieler donde se apuntan las di-
versas profundidades bbservadas, marca este continente
como limitado por las Azores, las Ganarias y las Antillas,
cuya existencia todavia de ayer, explicari'a las analogias y
semejanzas de idiomas, religiones, costumbres, monumen-
tos y tradiciones y hasta de ciertos adornos y trajes entre
americanos, irlandeses, iberos, etruscos y egipcios.
Estas observaciones sou exactisimas; prescindiendo de
las diversas cuestiones que se enlazan con este tema y
concretandolo al linico punto de vista fisico y geologico, la
union de ambos continentes puede afirmarse por completo,
sin que esto entraiie que la Atlautida hubo de ocupar toda
la inmensa superficie del Oceano que limitan las Azores,
las Ganarias y las Antillas, ni tampoco que alguno de los
princi pales grupos de estas islas existieran desde entonces
en la forma que hoy las conocemos. , .
Veamos ahora c6mo hubo de intervenir en este enlace
nuestro territorio y cudles erau las condiciones climatol6-
gicas que le informaban al ocurrir la catastrofe senalada.
Deisde luego, al echar una mirada sobre el mapa geol6gico
de esta Peninsula, llama sobre mauera la atencion que en
tanto que la serie de los terrenos sedimentarios se halla
representada en casi todo el largo desarrollo de sus costas,
tanto orientales como occidentales, al llegar al extremo
NO. desde Aveiro i Aviles y sobre una longitud de mas
de 1.200 km., las orillas del mar se presentau cortadas por
6 LA atlantida. 147
altfsimos acantilados, accidentadas por numerosos fiordos,
labrados unos y otros principalmente en aquellos elemen-
tos que formaron las primeras capas de nuestro globo 6, en
corto trecho, en las que vinieron inmediatamente despues.
Y como sea cual fuere la intensidad de los agentes des-
tructores, sus efectos no llegan nunca S. borrar en su tota-
lidad los vestigios de lo que fue, sin que aqui 6 alia subsis-
tan algunos restos que atestigiien su anterior existencia,
queda por tanto patente y demostrado, que desde los albo-
res de la existencia de nuestro planeta hasta nuestros dias,
lo que debi'a ser el territorio Galaico y parte de la Lusita-
nia, se presento siempre dominando los mares con una
extensi6n facil de determinar hacia los rumbos de Sur y
Mediodia, pero incierta hacia los que se prolongaban al
Norte y Occidente fuera de sus limites actuales, que reba-
saba sin embargo.
Prosigamos pues, el curso de nuestras investigaciones.
A los terrenes cristalinos y arcaicos suceden en orden
cronol6gico los terrenos paleozoicos propiamente dichos; el
islote ]5rimordial se ensancha, cubre casi todo el N. de
nuestra Peninsula, se extiende por el S. comprendiendo
la Lusitania, y tras larga serie de revoluciones sucesivas se
alzan a la superficie los depositos de los mares carbonife-
ros, luego los pertenecientes al trias, y por fin, los del
jurdsico y del cretdceo que hacia el S. se presentan junto
a Coimbra, al N., hdcia Aviles, pero respetando siempre el
continente primitive, donde no peneti-an por ningiin golfo,
donde no entran por ninguna ria, y cuyas fronteras fdci-
les de seguir en su mayor parte, permanecen siempre in-
determinadas en aquellas que ocultan hoy celosas las on-
das del Atllntico. Aqui cabe, sin embargo, una observa-
ci6n y de tal importancia, que con seguro fundamento ha
de abrir aucho campo a nuestras deducciones. En los lig-
nitos del cabo Mondego las investigaciones del eminente
geologo portugues Carlos Ribeiro, han revelado la existen-
cia de toda una flora americana; Forbes, por otro lado, des-
148 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 7
cubre en Asturias otra flora ( 1 ) cuyos elementos aimilares
s61o existen en la actualidad en Irlanda, y por fin en las-
costas lusitanas desde Ovar hasta Aljezur (algo al N. del
Cabo de San Vicente) formaciones de agua dulce de la epoca
terciaria mds moderna, son las que se presentan interrum-
pidas bruscamente al bordear las playas; y si bien en contra
de este ultimo hecho puede aducirse, que basta d veces uii
simple cordon literal como divisoria entre los depositos
marines y lacustres, como quiera que, salvo contadas ex-
cepciones que no imprimen caracter distintivo, las migra-
ciones vegetales requieren para la extension de sus zonas
6 completa continuidad 6 cortas interrupciones , queda
asentado de modo irrebatible que las observaciones y el
examen geologico nos llevan por naturales deducciones, a
pesar de tantos trastornos y de oscuridades tantas, 5 con-
cluir sin esfuerzo que desde el periodo carbonifero lazos
conservados hasta epocas muy cercanas, unian nuestra
Peninsula al llamado Nuevo Mundo, asi como a la parte
septentrional de la Europa, ya por un istmo 6 continente,
ya por islas d corta distancia repartidas.
Duciios ya de este primer dato, fundado en consideracio-
nes meramente geologicas, veamos ahora si las del orden
fisico en nuestro territorio, correspondientes a esas mismas
epocas de la hisloria de nuestra lierra, confirman las de-
ducciones anteriormente expuestas. Volviendo al mapa
geologico de nuestra Peninsula, aparece que durante la
ultima parte del periodo mioceno grandes lagos que en
junto median 127.344 km.' (2) ocupaban nuestra Peninsula
en su mayor parte, formando las grandes cuencas de Duero,
(1) Saxifi-aga cimbrosa; S. elegavs, S. hirtuta, i'. yemis, S. hirta, S. afjinis;
Erica Makae, Er. mediterranea; Pubrecia polifolea; Arbutus unedo.
(2) El lago del Duero media proximamente 43.08H km.2, el del Ebro con el
braze que entraba per Daroca y Teruel tenia 39.826 km. '^ y la.superficie del
Tajo y Guadiana alcanzaba i 44.480 km.*
S .LA ATLANTIDA. 149
Ebro, Tajo y Guadiaiia, ora separadas, ora, lo que es mas
probable, comunicando entre si; en su3 marjales y paries
pantanosas asi como en las montanas y Cordilleras cubier-
tas de la mds brillante vegelaci6n, predomiiiaban los drbo-
les Y arbustos siempre verdes, en que alternaban con nu-
merosas formas tropicales (palmeras, tuliperos, canele-
ros, etc.), otra porcion de especies (nogales, alamos, alcan-
foreros, pinos, enciuas, enebros, abedules, hayas, etc.) pe-
•culiares de las regiones templadas y frias, en la proporcioa
de 131 especies correspondientes a lasde la zona templada,
266 a otras de la zona cdlida y 85 A las de la zona t6rrida. En
la fauna se reflejaba la misma mezcla de temperatura, y auii
•cuando la circunstancia de habor desaparecido la mayor
parte de los grandes raamiferos hace dificil establecer la
•debida comparacion, tanto estos mamiferos como las demds
■especies de las faunas marinas y terrestres (moluscos ma-
rines y corales, cquinodermos, etc.) muestran que aquel
mundo organico en todas sus manifestaciones llevaba en-
tonces el sello caracteristico de un clima hiimedo, tropical,
"Con visos de templado, cuya indole era principalmente in-
sular y donde predominaban grandes masas de agua y de
vegetacion.
Para explicarla cxistenciade estos grandes lagos citados,
los eminentes sabios de Verneuil y Collomb admitian una
disposici6n muy distinta de la que hoy afecta nuestra Pe-
ninsula, pues dicen textualmente:
aSi se colocasen hoy unos lagos en la situacion que
Dtenian los que son objcto de nuestro estudio, desaguarian
»inmediatamente hacia el S. y hdcia al 0., y aun cerrando
» todas las barreras y nivelando el suelo, solo tendri'an una
«existencia efimera y se desecarian por falta de alimenta-
»cl6n, sobrepujando considerablemente la cantidad de agua
»evaporada a la recibida. Para que estos lagos existieran,
»era preciso que contasen con medios de alimentaci6n pro-
»porcionados a su magnitud; debian recibir grandes rios
»que aportaran un volumen de agua considerable; y como
1 0 *
150 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 9
»los Pirineos que existiaii ya en aquella epoca, oponiaii
))una baiTsra infranqueable a toda comunicacion entre
j)Espana y lo restante de Europa y por todos los otros lados
»estas comarcas se[ hallaban rodeadas del mar, hay que ad-
))mitir otra configuraci6n para la Espana; hipotesis que re-
»cuerda la Atlantida de Platon y la union probable seiia-
Dlada por Forbes de Irlanda con Espana.))
Admitimos desde luego con los eminentes sabios cuyas
investigaciones ban derramado tanla luz sobre la consti-
tucion geol6gica de nuestro suelo, y ya lo sustentamos
en otro lugar (1), que era muy distinta la disposicion de
nuestro territorio, pero disentimos, sin embargo, de nues-
tros amigos, en la necesidad de esas grandes corrientes flu-
viales que imaginan; porque, de haber existido, como en
nuestro planeta nunca se borran en absolute los rastros de
los acontecimientos caracterislicos, algunas huellas habrian
de notarse; y ya observa muy atinadamente D. Gasiano de
Prado que no se perciben en ninguna parte indicios de la
marcha de esas corrientes ultra-peninsulares.
En realidad, para explicar la persistencia indudable de
las grandes lagunas centrales, no hace falta recurrir d se-
mejante hipotesis, pues basta con la discusion detenida de
las condiciones geologicas y meteorologicas de nuestra Pe-
ninsula en la epoca terciaria (2) , y su examen comparado
con el de las circunstancias actuales.
(1) Apcntes paleogeoghAficos.— Espana y sds antigoos mabes. Ma-
drid, Boletin de la Sociedad de Qeografia. 1877.
(2) Del resumen de las observaciones meteorologicas efectuadas en la Pe-
ninsula durante el ultimo decenio de 1865 & 1874 que publica el Anuario del
Observatorio de Madrid, y de los datos recogidos en el excelente libro del
ingeniero de monies D. Andres Laurado, podemos deducir los resultados
siguienles con relacion d nuestras grandes cuencas y & las cantidades y dis-
tribucion de las Uuvias que reciben anualmente. La cuenca del Ebro, que
mide 83.530 km.*, recibe anualmente una capa de 523 mm. de agua de Uuvia,
correspondiente & cuarenta y siete dias, por termino medio, siendo la tempera-
10 LA ATLANTIDA. 151
En efecto, la cnnfiguracion especial que afeclaban en-
tonces los conlinentes, la mayor altitud de las Cordilleras,
que se deduce necesariamente de la simultaneidad de flo-
ras y faunas en cierto modo antiteticas, la brillante vege-
tacion que vestia sus faldas asi como las orillas de loslagos
y de las cienagas, la abundantisima evaporacion'producida
por las extensas masas de agua que a la par que ocupaban
las cuencas centrales se prolongaban casi sin discontinui-
tura media de 15°. la mdxima de 41*' y la minima de 8".— La cuenca del
Duero, de 79.000 km. 2, recibe anvialmente una capa de 451 mm., corres-
pondiente d noventa y un dias, por termino medio, siendo la temperatura
media de 14", la maxima de 'W y la minima de 7°.— Y en fin, la cuenca del
Tajo, que tiene 54.000 km. 2, recibe anualmente 388 mm. de ag'ua de Uuvia,
correspondientes a ochenta y seis tlias de Uuvia, siendo la temperatura me-
<lia de IS", la maxima de 37** y la minima de 6°. — Y como la evaporacion me-
dia delagua expuesta en un receptdculo a la accion dela intemperie asciende
en Madrid d 4,30 mm., por termino regular, en veinticuatro horas, 6 sea 1,50m.
en la totalidad del aiio, es evidente que en las circunstancias de la epoca pre-
sente y aun suponiendo totalmente cerradas las citadas cuencas y conver-
tidas en otros tantos lagos interiores, estos no tardarian en desecarse por la
sola accion de las influencias atmosfericas. Y es que hoy las circunstancias
en que nos hallamos son las mas desfavorables , pues la disposicion de las
Cordilleras, la influenciade los vientos reinantesy la falta casi total de veg'e-
tacion arborea en nuestras regiones montanosas, se unen para oponerse 4 la
frecuencia de las Uuvias, reduciendolas d un corto numero de dias en el ano
y exponiendo la tierra sin defensa d los rayos abrasadores de un sol canicu-
lar.—Aun asi, sin embargo, conviene recordar (jue no pasa ano sin que d
tiempos, bastante repetidos, turbiones espantosos envien d nuestros rios
tal suplemento de caudal, que supera todos los cdlculos, Uevando d los ma-
res, en medio de la desolacion y de las ruinas, voliimenes de agua de tanta
consideraci6n, que d no tener salida, es poco menus que seguro (lue la evapo-
racion quedaria vencida d su vez por estas lluvias excepcionales, sin introdu-
cir alteracion alguna en los demds componentes que paralizan sus efectos.—
No es este, sin embargo, el terreno en que pretendemos fundar la posibilidad
del predominio de las lluvias sobre la evaporacion y por tanto la existencia
de aquellos lagos con caracteres propios de permanencia. Tratamos de eda-
des pasadas, cuyas circunstancias especiales no son j'a un misterin, gracias d
152 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 11
dad por el Oriente hasta el Oceano Indico y que favorecia
uii cliraa algo mds calido en termino medio, son causas
todas mas que suficientes para que hubiera de mantenerse
sobre las cumbres montauosas casi perpetuo manto de nu-
bes con lluvias frecuentes y torrenciales, dando sobrados
motives, sin acudir A otros factores, para justificar la faci-
lidad con que padieron ser mantenidas aquellas grandes
masas de agua, cuyos canales de alimentacion dejan bien
los magaiflcos y sapientisimos trabajos de los sabios naturalistas, ya citados,
que las ban hecho objeto de sus investigaciones, y debemos pues colocarijos
en igualdad de condiciones, para encontrar logicamente la solucion que
buscamoa. El profesor Osvald Herr, examinando las numeroaaa especies de
vegetales y animales cuyos restos nos conservan las capaa terciarias euro-
peas, comparando las de las regiones mds septentrionales asi como las de las
regiones centrales y meridionales, y procediendo por deducciones rigurosa-
mente logicas, ha Uegado a probar que semejante mundo org^nico no hu-
biese podido desarroUarse con una temperature igual 6. la que reina actual-
mente, y que al efecto era precise admitir un samento sobre las condiciones
actuales, de 9° para el periodp del mioceno inferior, de 1° para el nrioceno su-
perior, y por ultimo de 3** para el plioceno. Las temperaturas medias en cada
una de aquellas divisiones geologicas debieron ser por lo tanto y respec-
tivamente de 23°,21''y 17", oscilando entre las mdximas de 47", 45° y 41°, y
las minimas de 2", 0<* y 4°. — Pero el calor no es la unica causa que in-
fluye en la formacion de los climas; la humedad , el relieve del terrene, la
configuracion especial de los continentes, accidentados por numerosas pe--
ninsulas, rodeados de mulplicados archipielagos, son otros tantos com-
ponentes , prescindiendo de otras mucbas circunstancias locales que
concurren con su correspondiente influencia. — Colocado nuestro terai-
torio al extrtmo occidental de un inmenso oceano, que con cortiaimas in-
terrupciones se extendia por Oriente hasta las regiones Indicas ; surcado de
montanas cuyas altitudes alcanzaban ya entonces hasta algo m6s de 2.900
& 3.000 m.; cubierto ea su casi totalidad por selvas impenetrables y ocupadas
sus cuencas centrales por profundas lagunas, su situacion especial, — avan-
zada del gran continente atldntico, — la altitud, forma y disposicion de sus
multiplicadas crestas y todos sus demas accidentes orogriflcos, obraban de
consuno para atraer y concentrar en no escasa cantidad la inmensa evapora-
cion producida por tan extensas masas de agua, manteniendo sobre sus
12 LA ATLANTIDA, 133
marcados d su vez los anchos cauces y formidables cantiles
dentro de los cuales s61o ocupaii pequeiiisimo espacio nues-
tras principales corrientes actuales, atestiguando, asimismo
las imraerosas cavernas escalonadas d diversas alturas hacia
su naciraiento coil la espesisima capa de toba que revisten
hasta la parte supei"ior, los poderosos torrentes que vomitC'
ban al azarbe comiiii.
cumbres perpetuo manto de nubes que el enfriamiento natural convertia en
Uuvias abundantes y conatituyendo algo semejante a la zona constante de
nubes y lluvias , que por efecto de los vientos alisios se producen en las re-
giones tropicales, y que designan los marines ingleses con el nombre de
Cloud rings (anillo de nubes). Hall^banse reunidos, per lo tanto, en casi todos
sus t^rminos, los mismos elementos que detienen en la elevada cordillera del
Himalaya las nubes procedentes del Oceano Indico y que hacen llegar la can-
tidad de agija derramada d 7,67 m. hacia la vertiente occidental delos Ghattes
y& 14,80 m. en Cherra Ponjee en los monies Garrows al S. del valle de Brahma-
putra.— Y como en las regiones tropicales la evaporacion mdxima anual solo
asciende d 5 m , resulta con todaevidenciaque sin llegar d las cantidadescita-
das de aguas derramadas, por mds que no tengan nada de improbable, las llu-
vias frecuentes y torrenciales de nuestro clima terciario peninsular, debieron
ser causa mds que suficiente para la alimentacion de numerosos y caudaloi^s
rios, y para suplir con crecea las perdidas debidas d la evaporacion; hipotesis
que cobra mds fuerza todavia al interrogar las huellas que conserva nuestro
territorio, pues por poco que nos fljemos en el regimen de nuestros rios, te-
neraos que reconocer que aun los de mds caudales son meros arroyos compa-
rados con lo que fueron entonces; Tajo, Ebro, Guadiana, Duero y Guadalqui-
vir asi como sus tributaries y los de menos rehombre, trazan apenas pequeno
surco en medio de sus antiguos cauces, que d gran distancia elevan de am-
bos lados sus formidables cantiles 6 sus lechos de guijos y arenas super-
puestos. — Los manantiales mismos de donde nacen, han disminuido extraor-
dinariamente 6 surgen d niveles inferiores ; blancas cascadas de piedra
reemplazaron las tumultuosas cataratas de otros siglos y en sus cercanias
€3calonadas d diversas alturas, verdaderas cavernas abren sus enormes fauces
revestidas de gruesa capa de toba, senal indeleble de la pasada grandeza de
aquellas, y pruebas irrebatibles de los poderosos torrentes que arrojaban por
do quier. — F. de BoTELLS-.—ApwUea Paleogeogrdjlcos.—Espana y sus anti~
guos OTflrei.— Madrid, 1877, pdg 121 y sigaieirt.es.
154 congreso'de ameriganistas. 13
A lo que conducen mayormente estas consideracioues es
a pi'esuEnir,como complemento, la existeyicia hacia el Oeste
de algiin gran continente cuya influencia sobre los vientos
reinantes favorecia aquellas condiciones meteorologicas y
por tanto la larga persistencia de los graiides lagos terciarios
mientras otras caasas originadas por la esencia misma de
nuestro globo no vinieran a variar el sistema orogrifico de
la Peninsula, produciendo su desagiie natural.
De modo que procediendo por deducciones rigurosas apo-
yadas en los datos que nos suministraban la constitucion
del suelo, la comparacion de las faunas y de las floras y las
condiciones meteorologicas, hemos llegado a deducir la
existencia necesaria de uno 6 de varios continentes qne> par-
tiendo del NO. de uuestra Peninsula debieron ocupar en
gran parte el Oceano Allan tico desde los tiempos mas remo-
tes hasta la ultima epoca terciaria cuando menos. Ter-
minada esta liltima epoca, principia una nueva era, que la
presencia incontrovertible del hombre ha hecho sefialar
con el nombre de homozolca, produciendose en ella los
acontecimientos recientes que al variar la disposicion de
las tierras y de las aguas hubieron de producir el ultimo
trastorno general y la consiguienfe disposicion de los con-
tinentes tal cual se presentanhoyanuestra vista; nosresta
pues investigar ahora si, partiendo de esos nuevos aconte-
cimientos, se encuentra razon bastante para explicar la des-
aparicion de los terrilorios que nos ocupan.
Por causas no bien aclaradas todavia, la mayor parte de
nuestros continentes se halla cubierta por ciertos dep6sitos
suellos, muebles, incoherentes, diversamente acumulados
y desigualmente repartidos, pero distintos siempre por sus
caracteres de los dep6sitos sedimentarios comunes. — Ocu-
pando altitudes fuera del alcance de las aguas actuales,
extensiones (]ue exceden a todo lo que podemos concebir
con respecto a estas ultimas, dichos depdsitos, que se desig-
nan con el nombre de diluvium 6 aluviones antiguos, Uevan
el sello de acciones rapidas y violentisimas, pues d la vez
14 LA ATLANTIDA. 155
que multitad de surcos labran profundamente el terreuo,
las rocas se muestrau d veces pulimentadas, cstriadas y
acanaladas y en medio de la enorme masa de cantos re-
dondeados y achatados que por lo comiin arrastran las
aguas, se notan otros muchos de naturaleza y aspecto dis-
tinto, que asombran por su magnitud y mas todavia al
observar, que no s6lo afectan disposiciones especiales, siho
que son completamente extrafios por su constitucion a las
comarcas donde yacen, siendo precise para encontrar otros
semejantes recorrer distancias inmensas, salvar cumbres
elevadas, valles y lagunas, y auu mares profundos. — Todo
son ruiuas, pero ruinas diversas y en diversos tiempos acu-
muladas, pues sobre las rocas surcadas, estriadas y puli-
mentadas, asl como entre los grandes diluvium en que todo
se mezcla y conf unde , se distinguen otros depositos regu-
larmente sedimentados, unos de arcillas y arenas (Till) con
Mgiles conchas desaparecidas de los mares circunvecinos;
otros con conchas marinas, fluvidtiles y terrestres andlogas
d las especies existentes todavia en las mismas latitudes;
otros con selvas enteras sepultadas, y algunos por fin con
dientes, muelas, defensas y huesos en confuso amontona-
miento con gravas, cantos, guijos y arenas; hallandose asi-
mismo, lo que es ind,s de notar bajo el punto de vista espe.-
cial de la historia de nuestra raza, entre las diversas capas
de los diferentes diluvium, restos evidentes, certisimos de
la mano del hombre. — Por dos veces, cuando menos , la
superficie de nuestro hemisferio hubo de verse invadida por
olas inmensas que pasaron rdpidamente asolando y barrien-
do todo lo que se oponia a su paso; perlodos de calma mds
6 menos dilatados separaron esos espantosos cataclismos,
alcanzando por aquel entonces extraordinario desarrollo
los llamados glaciares 6 heleros, segiin se infiere de los fe-
nomenos que precedieron, acompaiiaron y siguieron a
aquellos diluvios.
La intervencion de los fendmenos glaciares en los fen6-
menos aluviales explica la diversidad de estructura y de
156 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 15
disposicion que afectan los materiales detriticos, fija los
cauces probables ea que so derramo la multitud de sus
eiiormes cantos, ya en el Norte de Europa desde Inglaterra
6. los monies' Urales por Alemania , Baviera y Rusia, par-
tiendo de los monies de Suecia y Noruega ( Diluvium Es-
candinavo) ; ya en el Mediodia irradiando de la mole Al-
pina por Francia, Suiza e Italia (Diluvium Alpino), y por
ultimo senala con las primeras rocas aborregadas , puii-
mentadas y estriadas los limites antiguos de los primeros
glaciares y los primeros momentos de la era homozoica.
Extrano parece, por cierlo, a primera vista, que la mayor
parte de los rastros humanos, armas, utensilios y hasta
objetos de arte tallados, grabados y esculpidos en piedra,
hueso, asta 6 marfil, huellas irrebatibles de la aparicion y
existencia del hombre, coincidan precisamenle con esa
epoca en que, revestida la tierra con dilatada cubierta de
hielos, los rigores del clima y las invasiones repetidas de
las aguas debian oponerse al desarrollo de la especie ; pero
es que la influcncia de estos hechos, pormas que sean cier-
tos y evidentes, se ha exagerado por mucho liempo. La in-
vasion de los glaciares ni fue repentina ni significa un des-
censo extraordinario en la temperatura general de la atmds-
fera que nos rodea. Para extenderse le ba^ta con la simple ■
alteracion de alguna de las circunstancias meteorol6gicas
que influyen en el clima. Con tal que los inviernos sean lar-
gos y lluviosos y los veranos no muy calidos, esto es, que
la nieve amontonada no se derrila en seguida, ni desapa-
rezca en la estacion veraniega, las heleras no tardan en ex-
tenderse.— Y como precisamenle, segiin antes dijimos,una
exti-aordinaria humedad fue el distintivo de los ultimos pe-
riodos mesozoicos, en que la evaporacion de inmensas ma-
sas de agua y veranos de calor moderado mantenian en la
atmosfera nubes casi continuas, apagando y absorbiendo
los rayos solares, los glaciares pudieron alcanzar latitudes
mas bajas; relrocediendo, por el coutrario, cuaudo, disi-
pandose las nieblas que enturbiaban la atmosfera, la irra-
16 LA ATLANTIDA. 157
(liacioii recobraba de uuevo toda su iiifluencia. Accioiies
violeiUas iiiterrumpidas por periodos detranquilidad relali-
va, son pues la caracterislica dominaiite de la era homozoi-
ca; pcro intervieneii asimismo y con tau determiiiada in-
lluencia lo8 movimientos orogenicos que ha sufiido con
frecuencia la corleza do nuestro globo, que no huelga el
que nos detengamos un inslante d considcrar las parti-
cularidades que senalan eslas liltimas contracciones ter-
restres.
Por ei'ecto del enfriamienlo secular de nuestro globo y
de la reduccion de volumen que entre otras causas produce
la solidificacion al estado cjistalino de las rocas que del in-
terior ban venido sucesivamente A aumentar el espesor de
la corteza terrestre (1), se establece cierta falta de relacion
entre la capacidad de esta envoltura exterior y el volumen
de su masa interna, que obliga d la primera, cuyo enfria-
miento es hoy casi insensible, a menguar de conlinuo en ca-
pacidad, para seguir adaptdndose exactamente a sus masas
internas. — Asi pues, progresiva y ligeramente llega a apar-
tarse de la forma esferoidal quele conviene; pero como asi-
mismo tiende por otro lado a volver gradualmente a una
figura casi identica, esa tehdencia, bien obrando sola 6 en
combinacion con otras causas internas, puede explicar la
formacion subita de las arrugas y de los diversos aboUa-
mieutos que se ban producido en su superficie y que desig-
namos con el nombre de Montes, Sierras y Cordilleras; de
modo que con la mayor probabiUdad puede decirse, que
todos los sislcmas de montaiias observados, han aparecido
desde la epoca en que el enfriamiento medio anual do la
masa del globo, empezo a superar al de la superficie, efec-
tuandose gste fenomeno por la compresion lateral de un
huso de la esfera terrestre, por ser esta la forma mas senci-
(1) Segun M. Delesse este elemento solo lia debido producir una disminu-
cion de 1.430 metres en la longitud del radio terrestre.
158 CONGRESO DE AMERICANISTAS. l?
11a , mas en armonia con la figura esferoidal y la que re-
quiere el menor gasto de fuerza viva.
Naturalmente, tales compresiones,alefectuarse,traen con-
sigo trastornos espantosos y los consiguientes cambios en
la disposici6n de los mares y continentes; ocurridos repe-
tidas veces desde la creacion de nuestro planeta,es de notar,
que hacia la mitad de la era homozoica, tres de estos siste-
mas de pliegues enlazados entre si vienen precisamente d
influir sobre la corteza terrestre, senalandose por tres dis-
tint^s hileras de volcanes e influyendo, como era de supo-
ner, sobre el regimen general del aspecto exterior.
Pero, dejemos hablar aqui al ilustre maestro Elie de
Beaumont: — «Los Andes, dice, forman parte de un sisle-
ma de montanas que no solo no se limita a la America Me-
ridional, pero ni siquiera al nuevo mundo y parece exten-
derse a ambos continentes, enlaz^ndolos en el estrecho de
Behring, donde su contacto es casi inmediato.
»Este sistema es probablemente muy moderno. M. d'Or-
bigny, partiendo de observaciones detenidas, concluy6 que
las conchas recientes levantadas en las playas del Oceano
Atlantico y del Gran Oceano, no deben haberlo sido por
una accion lenta, sino por el levantamiento siibito y gene-
ral de toda la costa que dio al continente la configuraci6n
que hoy afecta.
»E1 sistema de los Andes, cuyos respiraderos volcdnicos
se hallan todavia en actividad, forma el rastromds marcado
y mejor seiialado de la configuracion actual del globo ter-
restre. Por sistema de los Andes entiendo ese enorme ro-
dete montaiioso que corre entre el Oceano Pacifico de un
lado y los continentes de ambas Americas y del Asia por
otro, siguiendo desde Chile hasta el imperio de los Birma-
nes la direcci6n de la mitad de un circulo mdximo de la
tierra y que sirve como de eje central d esa llnea volcdnica
en zig-zag que bordea el Gran Oceano , siguiendo aquf y
aculla las lineas de fracturas mds antiguas, pero sin sepa-
rarse de la zona literal.
18 LA ATLANTIDA. 159
))Terrible hubo de ser, siii duda, en la historia de los
habitantes del globo, y quiz;!is tambien en la historia del
genero humano , aquel dla en que esa inmensa batcria
volcanica de mas de 270 bocas principales trono por vez
primera. Quizas se enlacen las tradiciones de ese diluvio
universal" que se encuentran en casi todos los pueblos del
continente, con tan grande y tremendo acontecimiento.
»A este circulo mdximo, tan notablemente marcado por
una serie de volcanes escalonados, acompaiian otros dos
circulos mdximos igualmente modernos, caracterizados de
identica manera, que se cortan en angulo recto a distancia
de 90° y dividen la superficie del globo en ocho espacios
esfericos triangulares ; son estos el Circulo volcdnico Me-
diterrdneo, que, juntando el Pico de Tenerife al Etna, atra-
viesa oblicuamente el Atlantico en la region que hubo de
ocupar la Atldntida de Platon, y el del Tenaro, que corta
al anterior en Italia, en los Abruzzos, y al primero en las
llanuras situadas entre el Madera y el Ucayali a unos
650 km. al NE. del Guzco, un tanto hacia afuera de los
Andes, pero A escasa distancia del pie de la Cordillera. El
Circulo del Tenaro corre desde el Etna, el Stromboli y el
Vesubio y,abarcando una serie de accidentes volcanicos an-
tiguos y modernos, llega hacia el N. a encontrar el Circulo
mdximo de los Andes entre los volcanes de la peninsula de
Alaska y los del Monte Elias y del Pico del Buen Tiempo,
llegando luego al Mauna-Loa.
«Los circulos mdximos de comparaci6n teoricos de los
sistemas de los Andes, del Tenaro y del Eje volcdnico Me-
diterrdneo constituyen un sistema trirectangular.))
aDe los ocho triangulos trirectangulos que forman los
tres circulos maximos perpendiculares entre si, dos de ellos
determinan un huso rectangular cuyos dos vertices se en-
cuentran en la America meridional y en los mares de la
China. El circulo mdximo de comparacion del sistema de
la Cordillera principal de los A Ipes, colocado a 4° 29' 57"
N. con respecto al del Eje volcdnico mediterranean pasa por
160 CONGRESO DE AMERICaNISTAS. I'J
las dos punlas de este huso, que reduce a una anchura do
85° 30" 12" 54.
a Este huso asi reducido y fraccionado por el sixtema del
Tenard en dos triangulos birectangulos, abarca lodavia el
Oceano Atlantico septentrional y la mayor parte de los
contiuentes de la America septentrional y del Asia. A sus
lados se enlazan las dos principales lineas montanosas del
antiguo y del nuevo mundo, de las cuales Buffon habia
uotado ya que se dirigian poco mas 6 menos, la una de
E. a 0., la otra de N. d 6. Desu punta occidental se destaca
la Cordillera de los Andes de Chile, coronada de conos
volc^nicos, que forma el eje de la punta meridional del
continente americano. La punta meridional del Africa si-
gue el circulo raaximo de comparacion del sistema del Te-
naro^ que corla el huso en dos partes iguales, y (jue sale
del Africa por su punta SE., el cabo Cave-Rock, para ir a
parar poco mas 6 menos al foco vojcanico del monte Erebo.
Por fin, el gran reguero volcanico de los Andes y del Japon
viene a encorvarse alrededor de la punta oriental del huso,
tomando la extraiia forma de una especie de anzuelo, alre-
dedor del cual se agrupan confusamente las tierras de la
Austraha, terminadas al Sur por las puntas delaNueva
Zelandia y de la tierra de Van-Diemen.
«E1 gran circulo primitivo de la red pentagonal ^ que repre-
senta con tan extraha precision la costa rectilinea de Chile
y ciertos accidentes orograficos del interior de la China y
que dibuja casi con igual exactitud la costa occidental de la
Nueva Holanda, pasa por los dos extremos del huso, forman-
do con el eje del sistema de los Andes un Angulo de 41°.
«Articulado, digdmoslo asi, con el eje de la cordillera de
Chile y esplendidainente jalonado por serie numerosa de
volcanes, el circulo maximo de comparacidn del sistema
de los Andes bordea el antiguo imperio de la China y el
extiuguido imperio de los Incas, atraviesa el imperio delos
Aztecas y el imperio del Jap6n, pasa entre las mesas' eleva-
das de Quito y de Bogota, y deja a corta distancia el istmo
^0 LA ATLANTIDA. 161
de PanamS, las ruinas misteriosas de Palenque y las 8ole-
4ades auciferas del Choco y de las Californias.
dEI opuGsto lado del ancho huso que acabamos de consi-
4erar no es menos notable: presenta la anomalia singular
de los dos circulos mdximos de comparaci6n pertenecientes
a dos sistemas de montanas muy aproximados en su edad
y en sus direcdoues, que s61o separa un dngulo de 4° 29'57".
EstoB dos sistemas casi superpuestos, el de los Atpes prin-
cipales y el del Eje volcdnico mediterrdneo, constituyon el
accidente raas marcado de la corteza terrestre, puesto que
comprende el Himalaya.
»La ciencia moderna no ha sido la primera en notarlo.
La China, la India, la Persia lo han enlazado con sus
milos cosmogonicos. Alii tenian sus fuentes los cuatro
rios del Paraiso terrestre; sobre el monte Ararat los ar-
menios muestran todavla el sitio donde debio atracar el
Area de Noe. Los poetas griegos y latinos celebraron de
-cousuuo el Caucaso yel Atlas; colocaron cerca de las colum-
nas de Hercules el jardfn de las Hesperides y las islas Afor-
tunadas. Esta .zona todavia vacilante y mal consolidada,
agitada desde la Persia d Lisboa por tremendos terremotos,
forma sin embargo el eje del antiguo continente y termina
•en el AtMntico hacia aquellos sitios donde existi6, sino 68
un mito, la AtMntida de Platon» (1).
Si sencillas ondulaciones de la corteza terrestre hacen
rsentir sus efectos, c&mo sucedio en el terremoto de Lisboa,
sobre una superficie de mds de tres millones de kil6metros
cuadrados, 6 destruyen en una longitud de mil quinientos
kilometros todas las poblaciones situadas entre Bogotd y
Popayan, como en el m^s reciente de Nueva Granada de 16
de Noviembre de 1827, considerese la influencia que hubo
de ejercer la formacion simultinea de los tres sistemas que
(1) L. Elib de Beaumoht. Notice stir les systemts de montagne$. P. 1290 y
^iguisutes.
1 1
162 CONGRESO DE AMERICANISTAS. $;t
acabamos de citar, cuando, abarcando el globo enlero coi*
su triple reguero de volcanes, dieroa lugar, entre otros fe-
n6menos, 4 la depresida que hoy cubren las aguas del
AtMntico y que en su parte principal se atribuye con razoiir
al relieve actual de la superficie.
Tales son pues las conclusiones a las cuales nos condu-
cen de consuno las consideraciones fisicas y geologicas
y asimisrao el examen de los grandes acontecimientos que
ban venido a labrar en la sucesion de los tiempos la corteza
de nueslro globo, concurriendo unos a fijar con ciertos visos
de certeza la situacion del famoso continente desaparecido,
otros A explicar las causas de su desaparicion repentina^
Si ahora, recurriendo al mapa del Atlantico de Stieler, en.
que numerosos sondeos vienen a revelarnos los rasgos ca-
racteristicos de la topografta submarina, y si para que re-
salten A la vista las relacioues entre las diversas profundi-
dades llegamos 6. suponer por un momento que influya el
fondo del Oceano en toda su extension un movimienfo de-
entumescencia que no pas^ra de 2.000 brazas, esto es, un
movimiento comprendido de tal manera eu los limites na-
turales, que considerado en sus may ores altitudes queda-
ria muy por bajo de las principales cordilleras, equiparan-
dose d lo sumo A nuestra cordillera CSntabro-pirenaica;.
entonces por virtud de ese solo movimiento al variar los li-
mites actuales de los mares y continentes Francia, Ingla-
terra, Irlanda, la Escocia y la Islandia aparecerian desde
luego unidas con la Groenlandia, el Labrador, el Canada y
Terranova; el continente americano tomaria por limites
orientales el canal de Bahama, uniendose las grandes y pe-
quenas Antillas con las Barbadas y Venezuela y dividien-
dose el Atldntico, surgiria una peninsula inmensa (Lkm. I)
que, arranoando del quincuagesimo paralelo, llegaria hacia
el S. hasta el vigesimo, enlazaria las Azores con el conti-
nente Boreal; nuestra Espafia a s^u vez prolongaria sus cos-
tas hasta comprender las Canarias e Islas del Gabo Verde,.
que unidas entre si, formarian nuevamente parte del Africa
22 LA ATLANTIDA. 163
de la que pareceii desprendidasy claray dislintamenteven-
(iri'an i dibujarse por cima de las aguas nuevos y extensos
territorios cuyas condiciones y relaciones espcciales los co-
locarian en perfecta concordancia asi con la tradici6n coma
con las consideraciones anteriores.
No he de insistir en estas coincidencias, por mAs que
sean de notar, al compararlas con los resultados i que ante-
riormente habiaraos llegado, siguiendo distinto orden de
ideas, y por mds tambien que, justificando enlaces y estre-
chando distancias, pudieran explicarse Mcil y sencillamen-
te emigraciones, identidades y analogias que ban llamado
desde luego la atenci6n, viniendo d robustecer la hip6tesis
de un distinguido marino (1) y compauero nuestro, que
en la meseta que forman los Azores creia encontrar por el
estudio de los acantilados que la limitan las seiiales de su
probable asomo a la superficie eu epoca no muy lejana,
relativamente, de nuestras actuales civilizaciones.
Resumiendo lo que precede, 'resulta de la discusi6n de
los datos que nos suministran la geologia, la ffsica del glo-
bo en determinado periodo y las observaciones geogrdficas
actuales:
Que el territorio que hoy forma el extremo mis occiden-
tal de nuestra Peninsula debio extenderse h^cia Poniente,
uniendose sobre una longitud de mds de 1.200 km. desde
Aveiro a Avil6s con otra cualquier extensi6n de territorio,
ya fuera isla 6 continente;
Que con respecto a este supuesto territorio, el examen de
los restos f6siles de las floras del antiguo y nuevo conti-
nente permite deducir hasta el periodo cretSceo, cuando me-
nos, sus enlaces harto seguros h^cia Poniente y h^cia el N.
con la America septentrional y asimismo con la Irlanda;
Que las peculiares consideraciones orogrdficas de nuestra
(1) D. Pedeo Novo y Colson.— t'7«/H?a (eoria de la Atldiitida,—(Boletin de
fa yociedad geogrdjtca de Madrid.)
164 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 23
Peninsula, su configuraci6n en las epocas terciarias y sus
circunslancias meteorol6gicas conducen igualmente A afir-
mar la existencia hacia los rumbos citados de un gran
continente atl6ntico, cuya influencia, acumulando las nubes
sobre las cimas montanosas que mds encumbradas enton-
ces rodeaban'nuestros lagos interiores, proporcionaban fa-
cil y natural alimentaci6n & los poderosos raanantiales cu-
yosrestos se presentan hoy d nuestra vista, contrarestando
victoriosamente la influencia de la evaporaci6n sobre la
inmensa extensi6n de los 125.000 km.* A que se extendian
esas dilatadas lagunas interiores;
Que desaguado en su casi totalidad nuestro lerritorio,
merced al movimiento orogenico que se conoce con el
nombredelevantamiento de Gorcega y Cerdena y marca la
divisoria inter- ocednica-mediterr^nea, la ruptura que h^cia
el Occidente nos senalan los acantilados de nuestras costas
galdicas y la desaparici6n consiguiente de la AtMntida de
Plalon, hubo de ocurrir h^cia mediados de la epoca cua-
ternaria, coincidiendo con el gran movimiento orogenico
trirectangular que senalan en la supei-ficie de nuestro globo
300 bocas volcdnicas, horrible cat^strofe que no es de sor-
prender quedara tan hondamente impresa en la meraoria
y en las tradiciones de todos los pueblos entonces existen-
tes, pues obraron en ella A la par los dos mas poderosos
agentes de destrucci6n, el agua y el fuego.
For lo dem^s, por horroroso que fuera, este aconteci-
miento entra seguramente en el orden de los hechos natu-
rales, pues en las circunstancias actuales un sencillo movi-
miento orogenico suficiente para producir una cordillera
del mismo orden que la cordillera Gantabro-pirenaica, tra-
zada sobre el mapa del Atl5ntico,bastaria para que surgie-
ran de nuevo de las ondas del Oceano los continentes des-
aparecidos, en forma analoga 6 parecida 6. la que dibujamos.
Que la Atldntida existiera y desapareciera luego,no tiene
pues, nada de extraiio, y en cuanto A las causas de su des-
aparici6n, repetiremos, para coucluir, las propias palabras
24 LA ATLANTIDA. 165
del gran maestro que tenemos tanto gusto en citar: «Puesto
)»que crisis iumensas acompanadas de la elevacidn de cade-
))nas de montanas y seguidas de movimientos impetuosos
»de los mares, capaces de asolar vasti'simas extensiones de
»la superficie del globo, pareceu por un espacio de tiempo
»inmenso haber forraado parte del mecanismo de la natu-
joraleza, no hay nada de absurdo en admitir que lo que ha
»8ucedido gran niimero de veces desdc las mis antiguas
»epocas hasta las mds modernas, sucediera otra vez mis
»desde que el hombre existe en su superficie.» Y esto con
tanto mas motivo que todo induce i suponer que las causas
eficientes de los fen6menos geologicos subsisten y que la
tranquilidad relativa en que vivimos, ha de atribuirse no
A su total aniquilamiento, sino mas bien i que se hallan
momentiineamente adormecidas.
Madrid 25 de Setiembre de 1881.
Federico de Botella y de HORNO8.
El presidente Sr. Gaffarel, did gracias a los ora-
dores que habian ilustrado la sesion y anuncio que
la mesa del Gongreso ponia a disposicion de los
socios tres voliimenes que podran recoger en la
Secretaria: Eelaciones geogrdficas de Indias; Los
restos de Colon, y Tres relaciones de aniiguedades
peruanas; despu^s de lo cual levanto la sesion^
siendo las doce del dia.
1 1 •
CUARTA SESION.
LUNES 26 DE SETIEMBRE A LAS DOS DE LA TARDE.
Oeologia. — Historia de America p^^ecolombiana . —
Mistoria del descuh^imiento.
Antes de abrirse la sesion, el Sr. Duque de
^eragua rogo al senor Delegado de Rusia, Yice-
presidente, que se sirviese ocupar el sillon, y ha-
bi6ndolo hecho dijo:
Son Altesse le Prince Michel Gortchaco"w: Profon-
•dement sensible k Tattention du Due de Veragua qui veut
bien me ceder le fauteuil presidentiel , je suis heureax,
Messieurs, d'avoir I'occasiou de vous exprimer ma recon-
naissance de I'honneur que vous m'avez fait de m'elire un
des Vice-Presidents d'honneur. J'ai vivement regrette qu'il
ne m'ait pas ete donne de vous en offrir dejk hier toute ma
gratitude. Le Gouvernement Imperial sera egaleraent sen-
sible k votre attention. Je vous en remercie en son nom.
Mon pere, le Ghancelier de TEmpire, a pour principe
politique, depuis plus de 25 ans qu'il dirige comme Minis-
tre des Affaires Etrangeres la politique de la Russie, la
non-intervention dans les affaires interieures des autres
pays. Voila bientot 25 ans que je suis dans la carrirre et
EL GENERAL GARFIELD. 167
<\\ie je sers sous ce principe. Vous m'invitez aujourd'hui a
m'en ecarter, puisque vous me faites m'occuper des affaires
des auties, et d'affaires mterieures, car nous sommes ici
pour gratter la terre, afin de faire jaillir la luraiore, la ve-
rite et la liberie de la peusee. Mais men pere dit aussi que
I'histoire est I'aieule de la diplomatie et que sans histoire il
n'y a point do diplomatie. Je dois done aujourd'hui me
•departir de la ligne de conduite que j'ai suivie jusqu'i pre-
sent dans ma carriere diplomatique, — la non-intervention
•dans les affaires interieures des autres pays, — mais I'hom-
me a toujours aime le fruit defendu. Nos anc6tres preco-
iombiens I'ont certainement aussi goilte. Je c^de k la ten-
lation de ce fruit defendu et je vais vous suivre de tout
mon coeur. (Applaudissements.)
Je declare la seance ouverte.
Messieurs: Je vous propose d'etablir I'ordr.e suivant pour
les deliberations. Je crois qn'il serait utile d'indiquer a la
fois deux orateurs, en sorte que le second aie le loisir de se
preparer pendant que le premier parlera. Si I'Assemblee est
d'accord, j'observerai cet ordre durant la seance. (Assenti-
iinent.)
Je donne la parole a M. Houghton; apres lui elle sera k
M. de Saussure.
El Sr. Houghton: Seiiores: Me dirijo en particular a
los socios de este Congreso, porque tengo seguridad de que
en esta tierra de Espafia, en este pais donde toda idea no-
ble y generosa encuentra eco, ha de scr acogida la mocion
que voy d presentar con unanime aprobaci6n y aplauso.
(Atencion.)
Propongo d los que estamos aqai reunidos , espaiioles y
extranjeros, que nos asociemos d la manifestacion de lulo
y de dolor que en estos momentosafecta a cincuenta millo-
nes de dudadanos de un gran pais, oyendo el clamor de las
campanas, que convocan al pueblo americano A la tumba
■de su padre. Llora ese pueblo ahora mismo al primer Ma-
168 CONGBESO DE AMERICANISTAS.
gislrado.de la naci5a alevosamente asesiaado; llora al que-
murid vfctima de la pasida politica, cumpliendo sas gran-
des deberes ; al que va a descansar ea las orillas del lago
Erie, lugar por ermismo designado en su lenta agonia; al
que fue nuestro consocio.
No hablo bien el espaaol , pero no son ciertamente nece-
sarias grandes frases en apoyo de mi propuesta. ;Qui6n seri
el que no haya oido Hamar una vez siquiera en las puertas-
de su hogar al angel de la muerte ! Asociemonos, repito, a
esa gran manifestacion de sentimiento, y si el Gongreso lO'
acuerda, suspendanse un momento sus trabajos en demos-
traci6n triste de piedad cristiana. (Asentimiento undnime.)'
El Sr. Principe Gortschaco-wcontesto que el CDn-
greso participabadel noble sentimiento tan eiocuen-
temente expresado por el Sr. Houghton, y que a no
estar limitado por el Reglamento el numero y la-
duracion de las sesiones, hubiera el propuesto qua
se suspendiera la de este dia en serial de luto y tes-
timonio de alta consideracion ; no siendo esto po-
sible, la suspension seria de algunos momentos^
durante los cuales invitaba a los presentes a levan-
tarse y mostrar en recogimiento la impresion dolo-
rosa que los afectaba, siguiendo la practica estable-
cida en las Asarableas de algunos paises.
Dicho,esto se levanto el Sr. Presidente, y lo hi-
cieron todos, permaneciendo en pi6, con la cabeza.
inclinada y en profundo silencio. Terminada la so-
lemne manifestacion de duelo, se acordo por una-
nimidad enviar un despacho que la trasmitiera a
los Estados-Unidos.
El Secretario Sr. Fernandez Duro, leyo el tele-
GEOLOGIE DB CUBA. 169
grama dirigido por condacto del Ministro de Espa-
na, asi redactado:
«E1 Congreso de Americanistas, reunido hoy en Madrid
611 la primera sesion ordiiiaria, unduimeraente pide A
V. E. trasmita d la senora viuda, raadre e hijos del general
Garfield y al pueblo americano, la sincera expresi6n de su
simpatfa y pesar por la gran perdida que ha sufrido Ame-
rica.))
Aprobada la redaccion, a los pocos minutos vol-
vio a leer la tradaccion en ingles, que fue igual-
mente aprobada, en esta forma:
« Americanist Congress, to day assembled in Madrid for
its first session unanimously asks you to convey to widow,
mother and children of general Garfield and american
people sincere expression of its sympathy and condoleance
for great loss experienced by America. »
Entrando en la orden del dia, concedida la palabra
por el Sr. Presidente, M. H. de Saussure expuso
que no poseia el idioma espanol lo bastante para,
pronunciar un discurso ni para discutir las opinio-
nes que el Sr. Fernandez de Castro habia emitido
en la sesion de la maflana, y asi , esperando que no
tomaria a mal algunas observaciones que le ocu-
rrian , las haria en frances. El discurso extractado
€S como sigue:
« M. Henri de Saussure , a parle de la geologic de
I'ile de Cuba, a propos de la communication de M. F. de
Castro.
170 CONGRES DES AMERICAMSTES.
II emet qaelques doutes au sujet de I'cpoque a laquelle
cette ile fut separee da contiiieat. II suppose que la se-
paration a d\X etre un peu plus ancienne que ne le pense
le savant geologue de Madrid et dans cette opinion il s'ap-
puie sur les indicatious que fournissent la geologic et la
faune de Cuba. 1." L'interessante carte geologique expo-
see par M. de Castro montre que I'ile offre un axe compose
de roches crislallines ou eruptives et que les terrains sedi-
mentaires forment, pour ainsi dire, des zones concentriques
autour de cet axe, zones qui sont assez regulierement ran-
gees suivant I'ordre chronologique des terrains dont elles
se composent: les plus anciens s'appuyant contre I'axe pri-
raitif, les plus modernes formant la zone des cotes. Les co-
tes de I'ile, en effet, telles que M. de Saussure les a obscr-
vees, sontformees en plus grande partie de terrains madre-
poriques, encore actuellement en voie de formation.
II semblerait done que I'ile a graduellement emerge des
flots de la mer, au fur et a mesure que son axe se soule-
vait, et cette emersion se continue encore de nos jours, car
le terrain madreporiques des coles forme aujourd'hui en
plusieurs endroits des falaises elevees au dessus du niveau
de la mer. De ces fails Ton peut conclure que Tile tend ac-
tuellement a se joindre a la Floride. D'aulre part, si une re-
cente separation entre Cuba et la presqu'ile avait eu lieu, la
cole nord de I'ile montrcrait les traces d'un afFaissement,
en cesens que les terrains modernes seraicnl submerges et
que la zone des terrains tertiaires ou secondaires plongerait
dans la mer.
2.° L'argument tire de la paleontologie quaternaire, en
particulier de la presence de restes de Megalonyx et d'Hip-
popotame, est sans douted'une grande importance au point
de vue de la presomption d'une connexion de Tile avec le
continent a Tepoque quaternaire; mais il n'est cependant
pas absoluraent concluant, car on pourrait ciler I'exemple
de certaines especes qui dans deux contrees differentes ne
sont pas caracleristiques de la meme periode geologique.
GEOLOGIE DE CUBA. 171
L'Elephas antiquus, p. ex., qui, au nord des Alpes appar-
tient a I'epoque tertiaire, se trouve en Italia aussi dans le
terrein quaternaire (parce que dans cette contree 11 n'a pas
subi les effets de la periode glaciaire qui paraissent I'avoir
detruit au nord des Alpes). On pourrait de meme suppo-
ser que certains animaux eteints sont plus anciens h Cuba
que sur le continent americain. Geci sans doute n'est
qu'une liypothese, maiselle indiqueau moins la possibilitc
du fait.
3.° La faune actuelle de Cuba est une faune remarqua-
blement speciale. EUe renferme des types exclusifs a cette
lie et, pour ne parler que des mammiferes, p. ex.: nous
pouvons nommer le genre Capromys represente a Cuba par
trois especes; puis le singulier insectivore connu sous le
nom de Solenodon paradoxus , etc. Ce sont la des animaux
qui, s'il y avait eu une connexion moderne avec le conti-
nent, se fussent certainement repandus dans ce dernier (1).
D'autre part des animaux tres communs sur le continent
americain, tels, p. ex., que le Grotale (serpent a sonnettes)
et le Trigonocephale, n'existent pas a Cuba.
De ces faits M. de Saussure conclut que la communica-
tion directe ou indirecte entre Cuba et le continent ameri-
•cain a pu avoir lieu a I'epoque tertiaire et peut-etre mome
encore au commencement de i'epoque quaternaire, mais
qu'a ce moment il est survenu une separation, et que des
lors il y a eu au contraire exhaussement lent, avec ten-
dance d'amener une soudure entre Tile et la Floride.
'- En ce qui concerne la connexion plus ou moins ancienne
-de rile avec le continent, on peut se demander si c'est bien
par la Floride qu'elle a eu lieu et non par une terre ocea-
niqiie qui aurait fourni d'une part a Cuba la partie speciale
de sa faune actuelle, et d'autre part au continent aussi bien
qu'a Cuba une partie de la faune tertiaire ou quaternaire.
(1) Le cerf de Virginie h ete importe a Cuba.
172 CONGRES DE8 AMERICANISTES.
Quoiqu'il en soil, la Floride paraitetre elle-meme une crea-
tion qaaternaire.
En somme, comme le dit M. de Saussure, ses vues ne
different que fort peu de celles deM.de Castro et sa com-
munication tend plutot a completer qu'ii contredire les idees
emises_par ce dernier.))
El Sr. Fernandez de Castro: M. de Saussure, que
ha tenido la bondad de hacerse cargo de las indicaciones
que yo habia expuesto sobre el tema de la « Uni6n de la isia
de Cuba con el continente americano,)) empez6 diciendo
que esperaba no tomaria yo a mal las observaciones que
hiciera. Lejos de eso, doy d S. S. las mds expresivas gra-
cias, tanto por haberse tomado el trabajo de prestar aten-
cion a mis insignificantes palabras, cuanto por la natura-
leza de las observaciones que hizo.
M. Saussure conviene en lo mas importante de mis in-
dicaciones y acepta las conclusiones del trabajo que he pre-
sentado al Gongreso, esto es, que la isla de Cuba ha estado
unida al continente americano. En lo linico que al parecer
discrepamos , es en que S, S. supone que ese hecho debio
de ocurrir en una epoca anterior a la que yo indicaba. Me
parece que S. S., sin duda, no entendio bien loque dijey
consigno en la nota que he dejado sobre la mesa. Yo no he
dicho que en epoca posterior a la existencia del hombre
haya estado unida la isla de Cuba al continente americano.
No. Antes de escribir la nota, pregunte si la frase del tema
en tiempos precolombianos, se referi'a solo d, una epoca pos-'-
terior d la existencia del hombre; y uno de los seiiores que
componen la Mesa me indico que en su concepto abrazaba
desde los tiempos geol6gicos mas remotes hasta el descu-
brimiento de Colon. Pues bien, al hablar y al redaclar la
nota, dije que yo no iba sino a dar pruebas positivas y ma-
teriales, cual lo era la existencia de ciertos mamiferos f6si-
les en la isla de Cuba, que por la pequeiiez del territorio no
podian ser indigenas de ella, sino que debian de proceder
FRAY BERNAL BUYL. 173
de otro mds grande. Yo no me he fijado en la epoca cualer-
naria, para decir que en ella estuvo la isla de Cuba unida
al continente americano, sino porque esa es la epoca en que
generalmente se cree que existieron el megalonis en Ame-
rica y el hipopdtamo en Europa. Si S. S., que tiene moli-
vos para ser muy competente en geologia (puesto que
lleva el nombre de una gran ilustraci6n europea, y su
seuoria raismo se ha distinguido tambi6n por sus tra-
bajos); si S. S., repito, me afirma que el Megalonis y el
Hipop6tamo pueden ser terciarios, en ese caso convendrc
con S. S. y reconocere que la union de la isla de Cuba con
el continente americano fue en la epoca terciaria y no en la
cuaternaria, porque yo no me he fijado para decir lo se-
gundo, sino en la edad que generalmente se atribuye 6. los
terrenos en que se encuentran esos mamiferos.
Es cuanto tenia que decir. f Aplausos.J
El P. Fidel Fita. Seiiores; sere brevisimo. La Histo-
ria, el tribunal mds augusto que existe sobre la tierra, al
juzgar i los hombres celeberrimos, se reserva siempre el
derecho de corregirsus fallos. Y entrelos hombres que figu-
ran en alta escala al principio de la historia de America,
indudablemente descuellan Fray Bernal Buyl y D. Pedro
Margarit; a los que Washington Irwing apellido con her-
moso renombre : « The first apostle and the first general of
the new world.-a (El primer apostol y el primer general del
nuevo mundo.)
Siguiendo Washington Irwing la idea propuesta por uno
de los espanoles que m^s han trabajado para el desarrollo
de la historia critica de America (ya entendeis que aludo 5
Navarretey, ha sentado que tan to el primer general como
el primer ap6stol del nuevo mundo, abandonaron sin auto-
Fizaci6n el puesto de honor que tenian : « Accompanied by
a band of malcontents, he and friar Boyl toke possesion
of some ships in the harbour, and set sail for the Spain;
the first general and apostle of the new world thus setting
174 CONGRESO DE AMERICAMSTAS. 2
the flagrant exemple of unauthorized abandonment of their
post (!).»
La acusacion es bien clara, ^Tiene la historia derecha
para revisar esta causa? Indudablemente.
Ocho aiios ha, hallandomeen Barcelona, examine varios
registrosde cartas de los Reyes Gatolicos, que estin nume-
rados y diligentemente custodiados en el archivo general
de la Corona de Arag6n. Al abrir el registro 3.685, y al Ue-
gar i su folio 26, vi una carta de los Reyes fechada en 7 de
Junio de 1493, dirigida desde Barcelona a su embajada de
Roraa y cons%nada por el secretario de ambos Mouarcas,
Miguel Perez de Alraazan. A dicho registro se traslado la
carta en aquel mismo dia 6 pocos despues. jGu^l fue mi
sorpresa cuando me encontre con una figura de Fray Ber-
ual Buyl enteramente opuesta a la que hasta ahora ha des-
crito la historia !
Pintan Washington Irwing y el conde Rosselly de Lor-
gues A Fray Buyl como benedictino, como hombre altivo e
intrigante, como hombre que supo suplautar un puesto; y
segiin la carta, cuya veracidad no puede dudarse porque
esta registrada como autentica y i la vista misma de los
Reyes Catolicos, no era entonces ermitano benedictino, sino-
minimo de la Orden de San Francisco de Paula. Yo la pu-
blique en Barcelona esta carta, por todo extremo impor-
tante, en mi obra Los Reys d'Arago y la Seu de Girona, en
folio, serie 2.*, pagina 92, columna 1.', con otros datos que
ilustran la memoria, asi de Fray Bernal Buyl y de D. Pe-
dro Margarit, como del famoso Cesar Borgia.
Desde luego, las acusacioues que el conde Rosselly de
Lorgues en su Vida e historia de Cristobal Colon , ha pro-
puesto contra la conducta de Fray Buyl, caen por su base
y por su fundamento. Pero habi'a que destruir al mismo
tiempo las razones en las. cuales se apoyael fallo que gene-
(t) Life and voyages of Christ. Col., viii, 2.
3 FRAY BERNAL BUYL. 175
ralmente aparece acreditado. <;Regreso Fray Buyl d Espaiia
con autorizacion competente? ^AbandoHO su puesto de ho-
nor y de alto cargo que d la vez le habian conliado el Papa
y los Reyes Gatolicos?
Esta es la cuestidn.
Claro esta que en el cargo espiritual dependia del Papa,
y en el cargo temporal dependia de los Reyes Gat61icos. La
Bula, en la cual se dan d Fray Buyl facultades aposlolicas,
es la que ha de detenninar en primer lugar el fallo de la
critica. ^Donde esta psa Bula? Raynaldi publico un frag-
mento de ella, pero todavia estd, por decirlo asi, vacilanlo
su autenticidad , 6 por lo menos requiere un examen mas
deteuido. Garesmar, en el siglo pasado, la llamo ap6crifii,
diciendo que esta Bula no puede ser verdadera, por la con-
Irariedad que encierra desde la primera clausula. Dice en
el texto de Raynaldi: Dilecto filio Bernardo Boil fratri
ordinis Minorum Vicario dicti Ordinis in Hispaniarum
regnis...
Ahora bien. ^Gomo se concilia queun franciscano ( ordt'
nis Minorum) sea Vicario general de su orden en los reinos
de Espana, cuando entonces no existia ese titulo? En esto se
funda nuestro doctisimo Garesmar para negar la autentici-
dad de este documento; y en verdad que el argumento es
fuerte.
Para resolver la cuestion , me dirigi al que fue Nuncio
de Su Santidad en Espana , al Gardenal Simeoni , y le rogue
cuando iba a Roma para ser nombrado.Secretario de Estado
de Su Santidad Pio Nono, que me hiciese el favor de man-
dar sacar una copia autentica del registro Vaticano. Tuvo
la bondad de enviarmela, y esta en mi poder. Pues bien;
aqui es donde la historia puede fallar si tenia 6 no Fray
Buyl autorizacion para dejar aquel puesto.
Las palabras de la Bula son terminantes. Las he publi-
cado en el Boletin Historico. Las palabras de la Bula, como
el Gongreso podra ver por los documen!os que he rcunido,
di«en en el punto que atane a la discusion, lo siguiente:
176 CONGRESO DE AMBRICANISTAS. 4
Tibi, qui 'presbyter es accedendi et inibi, QUAMDIU
VOLUERIS, commorandi, plenam, liberam et omnimo-
dam... facultatem... co7icedimus pariter et elargimur.
Se le coucedia, pues, polestad para: estar alii cuanto tiem-
po el quisiera ; podia el , de su propio grado , sin esperar
ninguna orden, vol verse; y por lo tanto no falt6 d su de-
hor aposfcolico regresando & Espaiia porque le piugo.
Entra en segundo lugar la cuesti6n del permiso regie.
^ Tenia autoridad de los Reyes Catoiicos para volver? La
tenia seguramente, como no tardare en demostrarlo. Hubo
disensiones entre Fray Buyl y Cristobal Col6n, ^quienlo
niega? Entre los molivos que la causaron, placeme apuntar
el de la nacionalidad i que respectivamente pertenecian. La
energia catalana y la altivez genovesa no podian menos de
estar en lucha latente, y estallar cuando estaban en con-
tacto; y por esta, 6 por otra ocasion, podia volverse i, Es-
pafia Fray Buyl y sus compaiierog castellanos y aragone-
ses. Pero ^podia con autorizacion de los Reyes Cat61icosre-
gresar a Espaiia Fray Buyl? Este es el punto coutrovertido.
A esto no se contesta sino con documentos autenticos ema-
nados de la misma auloridad. ^D6nde estan? |Pues en d6nde
ban de estar! En el Arcbivo de Indias. Alii est^ el funda-
mento de nuestra verdadera historia enlazada con la de
America. Navarrete no tuvo en su poder todos los documen-
tos que obran alii para forraar el proceso crilico, de manera
que la posteridad quede, no solo convencida , sino tambien
satisfecha de que aquella historia es cabal y perfecta.
Por eso, a pesar del sol ardiente que en Sevilla, no hace
mucho extendia su manto de fuego, me atrevi d cnlrar en
aquel arcbivo : cogi el Godice autentico , escrito por Her-
nando Alvarez, bajo el dictado delos Reyes Gatolicos, y se-
gui carta por carta las que eran trasmitidas d Fray BuyL
Pues bien; resulta que en el momento critico de la lucha,
lucha en que ya se evidenciaba (segiin la describe Oviedo)
aquella especie, no dire de enemistad, sino de discordia,
ocasionada por razon de los esclavos ; en aquel momento,
5 FRAY BERNAL BUYL. vjfuff
repito, los Reyes Gatolicos contestaron i. una carta de Fray
Buyl. Dicha carta de los Reyes Gat61icos todavia estd ine-
dita, y yo prosigo la publicaci6n de estos documentos en el
Boletin Historico, como todo el raundo podri ver. Pero entre
tanto, y no abusando de la bondad del Gongreso que tieue
la amabilidad deoirme, me perraitire leer algunas lineas
■de esa carta, fechada en Segovia a 16 de Agosto de 1494 (1):
*Por ende nos vos maudamos e encargamos, si vuestra sa-
lud da lugar d ello, que por servicio nuestro en todo esso
5obreseais en ello, fasta que nos vos escrivamos, e si vues-
tra disposicion no diere lugar d ello e hubierades de venir,
dexad alia el R." qual convenga con vuestro poder, para que
en todo lo espiritual de alld pucda proveer.n
Se reduce la carta de los Reyes & manifestar: uHemos re-
<iibido la vuestra, en que os quejais de vuestra falta de sa-
lud, y al mismo tiempo nos indicaisque la carencia debue-
nos interpretes os imposibilita para difundir la palabra
■evangelica. Nos, 6 nosotros, quereraos que siesasalud, que
decis gastada, no lo impide, esteis en esa condici6n que te-
neis; pero de otra manera, si vos quereis venir, dejad los
poderes que la Santa Sede Apost61ica os ha concedido, i
otro que ha ido con vos.» Los Reyes Gatolicos dejaban, por
lo tanto, el poder de volverse A Fray Buyl ; le dejaban en
libertad de volverse 6 no. El recibi6 esla carta — segiin se
ve por la comparacion de las fechas, — antes de salir de Ame-
rica, y por cousiguiente, tenia legitima autoridad para vol-
ver d Espana. La Historia, delante del documento pontifi-
<;io y del documento regio, no puede fallar de otra manera.
Este es el punto principal.
El secundario, que interesa no s61o a la historia, sino
tarabien a la religion, esta en ver si Grist6bal Golon se las
tuvo con un hombre malo, di'scolo, perverso; hombre que
le hiciese de tal manera sufrir, que la vida de aquel gran
genio se convirtiera en atroz martirio.
(I) Registro de Heraando Alvarez, fol. 6G vuelto.
1 2 12
178 CONGRESO DE AMERICANISTAS. &
La religi6n no tiene nada que mendigar a la men'.ira, ama-
la luz y el resplandor de la pura verdad, y en donde en-
cuentra el error y la falsedad — aunque sea en el altar, — alli
la derriba; y por lo tanto, ha hecho muy bien la Santa Scde-
Apost61ica, al habldrsele de canonizar d Grist<3bal Colon ,
de esquivar todas esfas sombras, con las cuales el genio
ilustre, que no tiene necesidad de ellas para brillar, pucde
todavia resplandecer. Asi que la cuesti6n secundaria se re-
duce & esta sencillamcnte: si realmente Fray Buyl obtuvo
aquel cargo por influencias de uacoraz6n queambicionaba
subir al poder; y, por consiguiente, si debe aceptarse el sis-
tema del conde Rosselly de Lorgues, el cual pretendi6 que-
Fernando el Gat61ico falsificara las letras apost61icas 6 la.
Bula, denigrando de este modo el honor espanol. Para de-
cidir esta euestion, es necesario compulsar documentos con-
tempordneos: ellos, y no tradiciones, son los que han de
dar luz; y me reflero i esas tradiciones que andan conti-
nuamente como las olas agitadas del mar, que se piordeu
como la espuma que revienta en donde choca.
<;Existen ademas de las cartas de los Reyes Gatolicos otros-
documentos que ilustren la vida y la condacta de Fray
Buyl? Giertamente que existen: ya lo di6 d comprender
el gran domiuico espafiol Villanueva en la obra que, por
decirlo asi, forma el rcverso del anverso de la Espana sa^
grada. Este es el Viaje literario por las iglesias de Espana.
En su viaje por Mallorca, describe el Godice del noble Ar-
naldo Dezc6s, amigo de Fray Buyl, en el cual estd consig-
nada la correspondencia de ambos, que poseo completa.
En esta correspondencia encontramos el movil por el que
se hubo de decidir Fray Buyl, de tal modo, que no ambi-
c.ion6 el cargo de acompaiiar d Gol6n en el segundo viaje ;i
America. En la carta que a Fray Buyl, poco antes de-su sa-
lida, dirige Dezc6s, pone el cuadro de aquellos que habiau
hurtado el cuerpo a tan noble carga... fEl Sr. Presidente
invito al orador d que fuera todo lo breve posible, en razon^
a los muchos individuos del Congreso que ihan a tomar
1 ^VOYAGES DE8 JUIF8. 139
parte en las discusiones.J Sr. Presidente, sere muy conciso
y terminare ea dos palabras.
AUi raismo, en esta carta, se ve que Fray Buyl no pudo
ambicionar su misi6n, sino que la tom6 sobresf cuando to-
dos los demds, espantados, no quen'an arrostrar tan graves
peligros. Cuando todos los demds rehufan el pucsto, el4ijo:
«Pues aunque me cueste la vida pasar el Oceano, allA voy.»
Otros documentos contempor^neos, que me reservo publi-
car, establecen asimismo que este iusigne var6n, amigo
intimo de San Francisco de Paula , y primer Vicario gene-
ral de los Minimos en Espaiia, fue inculpable. Tal era el
asunto que yo deseaba someter A la apreciaci6n, no s61o del
Congreso de Americanistas , sino de todo el mundo, para
que triunfe la verdad en toda la linea. Greo haber demos-
trado que Fray Buyl fue intachable como primer apdstol
del Nuevo Mundo. (Grandes aplausos.)
El Sr. Presidente : El Sr. Abate Louvot tiene la pa-
lab ra.
M. Louvot, despues de dar gracias a la Mesa,
leyo la siguiente memoria:
Des voyages riels ou prMeyidus des juifs , avant
Christophe Colonib, par M. VabM Louvot, profes-
seur au colUge Sa'mt Francois -Xavier, de Be-
sancon.
»
Messieurs:
-Quelques ecrivains ont cru serieusement et affirme avec
une sorte de conviction passionnee que I'Amerique avait
ete non seulement decouverte, mais encore peuplee par les
juifs. Deux d'entre eux ont m6me compose des traites spe-
ciaux pour essayer de le prouver, I'anglais Thomas Tho-
180 CONGRfeS DES AMERICANISTES. 2
rowgood en 1650 (1) et le Suisse Spizelius en 1661 (2). Dans
la premiere moitie du xix* siecle, un riche anglais , lord
Kingsborough (3) , consacra la plus grande partie de sa
belle fortune, tout son temps et toute son intelligence h la
coilteuse publication d'une collection de documents am6ri-
cains, imprimes avec luxe, illustres avec magnificence et
distribues avec generosite, pour etablir k son tour que les
americains procedaient des juifs. Bon nombre d'erudits ou
de voyageurs ont traite incidemment la meme question , et
partage la meme croyance. Ne serait-ce qu'au point de vue
de I'histoire litteraire , le probleme merite les honneurs
d'une discussion scientifique.
II est incontestable que les juifs out joue un role consi-
derable dans I'histoire de Thumanite. Leur activite inouie,
leur perseverance, leur genie commercial, et surtout leurs
malheurs les ont disperses dans toutes les directions. Plu-
sieurs siecles avant Benjamin de Tudele, un des enfants
d'lsraol, auraitpu, lui aussi, tracer la triomphante enume-
ration des etablissements juifs repandus dans tons les pays
alors connus. Sont-ils alles jusqu'en A.merique? les uns se
prononcent sans hesitation pour I'affirmative: au contraire,
le plus grand nombre est d'un avis oppose. A nous d'exa-
miner les pieces du proccs.
Assurement, nous neconsidererons pascomme serieuses,
les raisons tros faibles qu'allegue Lescarbot dans son His-
toire de la Nouvelle France... (4). Je vous parlerai simple-
(1) ThomIs Thorowgood : Jews in America or probabilities that the ameri-
cains, are of that race. In-l", Londres, 1650. 2e edition , Londres, 1660.
(2) Spizelius: Eletatio relationis Mouteziniunm de repertis in America, tri-
buhus israeliticis , et discussio argumentorum pro origiiie geatiiini aniericanorum
Israelitica a Manasse ben Israel conqidsitorum. Bfile, 1661, in-S".
(3) L. Kingsborough: Antiquities of Mexico. London. ~ volumes in piano.
Voir surtout dans le tome vi: Argument to show that the Jews in early ages co-
lonised America.
(1) Voir Lescarbot : Hist, de la Xoiiv. France. Edit. Tross., 1. 1, p. 23.
3 VOYAGES DE8 JUIFS. 181
ment pour memoire des propheties et des passages d'Ecri-
ture Sainte sur lesquelles on a cru devoir s'appuyer pour
affirmer la presence des juifs en Amerique avant Golomb.
Je serai d'autant plus reserve sur ce point que vous pouvez
tous examiner h loisir dans la magnifique Exposition d'An-
tiquites americaines qui fera I'honneur et la gloire du 4^
Congres de Madrid, le Ptolemee de 1473, sur les marges
duquel Christophe Colomb avait pris soin de consigner les
diverses propheties sur lesquelles il s'appuyait. Je vous
parlerai egalement pour memoire des divers passages de
Procope et Suidas relatif a une emigration reelle ou pre-
tendue des juifs en Amerique a I'epoque de la conquete des
Dix tribus par Salmanasar.
J arrive de suite aux analogies que Ton trouve dans les
traditions, les coutumes , la langue et les traits du visage.
En effet, h defaut des preuves historiques, certaines analo-
gies nous permettront peut-etre de conclure que les juifs et
avant eux, les Ghananeens auxquels ils ressemblaient k tant
d'egards se sont peu a pen avances d'une rive k I'autre de
I'Atlantique en passant par les iles intermediaires. C'est ce
que nt)us allons rechercher.
Le souvenir de la double emigration des chananeens et
des juifs, semble avoir ete conserve par quelques traditions
locales. Un des premiers historiens de la conquete, le froid
et cousciencieux Herrera (1), ecrit «qu*un grand nombre
d'indiens avaient appris de leurs ancetres que la terre de
Yucatan avait ete peuplee par des nations venues de I'Orient
et que Dieu avait delivrees de Toppression en leur ouvrant
un chemin vers la mer.)» Landa, temoin oculaire et Tun
des principaux acteurs de la conquete do ce pays, dit aussi:
« Quelques anciens du Yucatan, pretendent avoir entendu
de leurs ancetres que cette terre fut occupee par une race
de gens qui entrerent du cote du Levant et que Dieu avait
( 1) Voir Hereera , iv-x, 8.
I i -A
182 CONGRES DES AMERICANISTES. 4
delivrees eii lear ouvrant douze chemins vers Ja mer. Or,
si cela etait vrai, il s'en suivrait que toas les habitants des
Indes occidentales seraient desceiidus des juifs.B Des tra-
ditions analogues ont ete recueillies tout recemraent encore,
chez les Montagnais, peuplade de la Nouvelle-Bretagne, par
un observateur dont on ne saurait recuser la haute compe-
tence ou la froide impartialite le Pere Petitot (1). Quelques
ecrivains sont plus explicites encore: Lizana et Torquema-
da (2) tracent avec precision la route de ces peuplades erran-
tes, d'apres des documents indigenes qui etaient en leur
possession et afilrment que les populations du Yucatan ve-
naient de Cuba, mais qu'elles avaient successivement ha-
bite les Antilles, les Canaries et I'Afrique. Or, on sail com*
bien Colomb et les premiers navigateurs ou historiens de
I'Amerique, avaient ete frappes de la ressemblance qui exis-
tait entre les insnlaires des Antilles et ceux des Canaries.
Mr. Berthelot, dans son histoire bien plus recente des Ca-
naries, constata la mcme analogic, et de plus, etablit que
plusieurs noms de personnes ou de localites sont identiques
dans ces deux archipels. Que si maintenant nous rappro-
chons ces traditions americaines, de la tradition conServee
par Procope et Suidas, et de la dispersion des tribus juives
sous Salmanasar, nous constaterons entre ces differents re-
cits une grande ressemblance ; mais il faut nous defier de
la tendance qu'ont toujours eu certains ecrivains, et en par-
ticulier les historiens de I'Amerique, a forcer les analogies
entre I'ancien et le*Nouveau-Continent, et pour confirmer
les traditions que nous avons enumer6es, nous avons besoin
d'autres preuves.
A coup stir, ce ne sont pas les ressemblances qu'on a cru
trouver entre les coutumes juives et americaines qui triom-
pheront de notre defiance. Sans doute Manasses-Ben-Is-
(1) Voir Pere Petitot : Nouvelles Annates des voyages. Fevrier, 1869.
(2) ToRQiEMADA : Histoire des hides. — Lizana: Histoire de N. Dame de Tta-
taal, cites par Brasseur de Bourbourg (traduction de Landa, p. 357).
5 VOYAGES DES JUIFS. 183
rael (1) rapporte que Moutesinos, voyageant dans rAmeri-
<jue mcridionale, recoonut dans son guide un Israelite qui
I'assure que bou nombre d'indiens ayant la meme origins
quelui, habitaient lescordillieres, mais Manasses etait juif
lui-meme, et Ton connait I'orgueil national de cette race,
ct son ardent desir d'etendre sa puissance et d'augmenter
sa reuommee: certes, s^il avail pu prouver son assertion, il
n'aurait pas manque de le faire; or, non seulement il garda
le silence k ce sujel, mais encore il avoue qu'il ne parle que
par oui-dire. En effet, les voyageurs qui ont travers6 les
Andes, depuis Humboldt jusqu'k Castelnau et Paul Marcoy
n'ont pas trouve trace de ces preteudus juifs. II est vrai
qu'Adair (2), voyageur et marchand anglais du xviii' siecle,
qui vecut 4 ans parmi les indiens et observa leurs coutumes
avec intergt, que Gumilla (3), superieur des missions de
rOrenoque et rectcur du college de Carthagene en 1748, que
lord Kingsborough (4), le systematique compilateur des
antiquites mexicaines, et que plusieurs autres ecrivaius ont
fait au sujet de la pretendue similitude entre les coutumes
juives et americaines de curieuses remarques. Ainsi, les
americains du midi, le m6me que les juifs, ofTrent ci Dieu
les premices de leurs fruits; ils celebrent toutes les nou-
velles lunes, et font au commencement de septembre une
^rande ceremonie d'expiation. Chez eux, comme au temps
de Ruth, le frere du defunt prend la veuve pour epouse;
chez eux, la purification, le bain, le jeiine sont en usage.
Ils ont m6me une arche sainte, soigneusement enfermec
dans un sanctuaire, et la portent devant eux a la guerre,
en prenant soin que jamais elle ne louche terre: enfin, ils
pratiquentlacircoucision. Adair, Gumilla et Kingsborough
en concluraient que les americains descendent des juifs.
(1) Cite par de Riveko: Revue des Races latiiies. Avril, 1859, p. 498.
(2) Voir Adair: History of the American Indians. Boston, 1776.
(3; Gumilla: Histoire de I'Orenoque illustrd, 1. 1, p. 186.
(4) LoBD KiNGSBOBOUGH. Ouvrage cit6, t. iv, p. 45.
184 CONGR*:S DES AMERICANISTES. &
Ges analogies sont frappantes, mais elles n'ont pas et6
constatees par tous les voyageurs; et d'ailleurs, une coutu-
me, meme etrange , pent se retrouver dans bien des pays^
sans que les habitants de ces pays soient de la merae race-
Pour n'en citer qu'un exemple, la circoncision etait prati-
quee chez les Ethiopiens, les Arabes, les Egyptiens, les Phe-
niciens, les Golchidiens , etc, Elle Test encore aujourd'hui
par tousles mahometans. — Qui done pourtant s'aviserait de
pretendre que ces peuples etaient on sont de la meme race?
Ge qui nous frapperait plus encore que ces analogies de
coutumes, qui peuvent n'etre qu'accidentelles, c'est la per-
petuite de la langue. On salt combien les juifs, encore
aujourd'hui ont fidelement conserve, comme un depot pre-
cieux, leur langue nationale: ils ne I'auraient certaiuement
pas oubliee en Amerique, si reellement, ils y etaient alles.
Nous remarquerons pourtant que les juifs, doivent aujour-
d'hui la conservation de leur langue a la frequence de leurs
communications, et il pent se faire qu'une petite fraction
d'entre-eux, isoles et comme perdus au milieu d'un peuple
immense, ne recevant aucune nouvelle de leurs compatrio-
tes, et force pour se faire comprendre d'adopter la langue
de leurs voisins, aient oublie aprcs quelques generations
I'idiome national. Quelques mots hebreux pourtant se se-
raient conserves. Ainsi Lescarbot pretend qu'il a entendu
les americains du Nord chanter: « Alleluias; mais le naif
voyageur enlendait probablement de nouveaux convertis
au catholicisme, et son enthousiasme erudit lui faisait ou-
blier devant quels americains, il se trouvait. D'ailleurs,
comme nous le prouverons plus tard, la region oii fut signa-
le ce chant de joie Chretien et juif fut, a diverses reprises^
et bien avant Lescarbot (1), occupee par des colons Chre-
tiens, soit irlandais, soit northmans. 11 n'y a done rien
d'etonnant a cette perpetuite ou plutot a celte continuile
dans I'expression des sentiments joycux.
■ — . . — .1 ■ I— — ■■ ^" T
U) Lescarbot : Histoire de la Xoiirelle France.
7 VOYAGES DE3 JUIFS". 185
Les ressemblances signal^es par Adair (1) seraient plus
importantes. Ce voyageur rapporte, en etfet, que certaines
tribus peruviennes portent sur la poitrine une coquille
blanche oii est grave le mot hebreu Urim. Elles chantent
en outre /d Meschiha, Ho Meschiha, Vah Meschiha, c'est-k-
dire, les trois syllabes du mot Jehovah, entrecoupees par
trois appels au Messie. Adair affirme encore que les coupa-
bles sont appeles Haksit, Ganaha, c'est-a-dire, yecheurs de
Chanaan, et qu'aux offices religieu«t, les prctres apostro-
phent les distraits en leur disant Tschi Haksit Ganaha,
c'est-a-dire, tu ressembles au pecheur de Ghanaan. Ger-
tes ces analogies sont etranges, mais elles ne sont ni assez
frappantes, ni assez nombreuses pour entrainer la convic-
tion, et d'ailleurs le temoignage d'Adair est trop isole pour
qu'on ait le droit d'en conclure I'identite des langues he-
braique et peruvienne. Telle fut pourtant I'opinion de quel-
ques savants. Le docteur Heinius (2), membre de 1' Acade-
mic de Berlin , pensait que le peruvien derive directement
de I'hebreu. Le Gondamine (3) trouvait aussi des ressem-
blances, mais il ne citait que six mots hebreux ayant avec
le peruvien, des rapports plus ou moins eloignes. Gourt de
Gebelin (4), toujours exagere dans ses assertions, dressait
un dictionnaire de ces mots, et rien qu'a la lettre A, en enu-
merait 54 : mais la plupart du temps ces assimilations sont
forcees et il faut plus que de la bonne volonle pour admet-
tre ces pretendues ressemblances. Le temoignage de Ma-
louet (5), serait moins suspect. Nous lisons, en effet, dans
les memoires de ce froid et consciencieux observateur, qu'un
(1) Adair. .Ouvrage cite.
(2) Cite par Pellontier : Memoire stir les rapports des celtes et des ame'ri-
cains. (Academic de Berlin, 1749.)
(3) Le Condamine : Rapport sur les monuments du P^rou en temps des Incas.
(Academie de Berlin, 1746.)
(4) Court de Gebelin: Monde primitif,vn\^?i&.
^5) Malouet: Memoires, i, 158.
186 CONGRKS DES AMERICANISTES. 8
juif, 6tabli k Surinam, et nomme Isaac Narci, lui aurait
affirm^ "que les substaiitifs de la langue des golibis, c'est-k-
dire, des indiens des Guyanes, etaient d'origine hebraique,
surtout les substantifs, qui desiguaieut les choses. Eufin,
d'apres le rapport d'uiie voyageur moderne, Gastelnau (1),
un israelite de Santarem sur TAmazone, lui aurait indique
plus de ciuquaute termes empruntes aux idiomes du pays
et tout a fait semblables a ceux des hebreux.
La philologie est un^ science Li-op moderne, ct ses prece-
des d'iuvestigation sont determines depuis trop peu de
temps, pour ne pas avouer notre defiance a I'egard de cer-
taines Ibeories, en vertu desquelles les erudits du siecle
dernier, et peut-ctre meme quelques savants contempo-
rains sont portes a conclure de certaines identifications,
peut-Stre accidentelles, a une communaute d'origine entre
certaines langues. Les cxemples que nous avons allegues a
propos de la pretendue ressemblance entre les langues juivc
et peruvienne, ne nous semblent, jusqu'a nouvel ordre, ni
assez nombreux, ni assez precis pour entrainer notre con-
viction. Tant qu'on n'aura pas demontre que ces deux lan-
gues ont les memes procedes, soit dans la structure de la
phrase, soit dans la formation des mots, et nous ne pensons
pas que cette preuve ait jamais ete donnee, nous n'hesite-
rons pas a affirmer que ces ressemblances ne sont dues
qu'au hasard, et par consequent, que la colonisation de
I'Amerique par les juifs n'est pas etablie par la perpetuitc
de leur langue dans le Nouveau-Monde.
La perpetuite du type, si reellement elle existe, serait
plus remarquable. Quelques voyageurs I'ont constatee, et
comme le type juif n'est pas un de ceux qu'on puisse aiso-
menl confondre avec d'autres, s'il s'est conserve en Ameri-
que, c'est que sur ce continent s'est produit un phenomene
fort interessant de transmission h6reditaire.
(1) Castelnau: Voyage dans rAm/rigtie m&idionale, t. it.
9 VOYAGES DES JUIFS. 187
L'abbe Brasseur dc Bourbourg (1), qui a lougtemps v6ca
parmi les Indians du Guatemala , s'exprime en ces termes
sur leur compter «Nous avons en souveiit Toccasion d'ad"
mirer parmi les populations indiennes du Mexique et de
I'Amerique centrale des types juifs ou egyptiens. Plus d'ane
fois egalement nous, avons observe dans ces con trees des
profils semblables a celui du roi de Juda, sculpte parmi les
mines de Karnak. Une foule d'etrangers out remarque avec
autant de surprise que nous dans certains villages guate"
maliens la costume arabe des hommes et le costume jujf
des femmes de Palin et du lac d'Amatitlan.)) Ces observa-
lions ont un grand inlerSt. 11 serait a souhaiter qu'elles
soient rcpetees par d'autres voyageurs et conduites avec
plus de rigueur scientifique. Si reellement TAmeriqueaete
peuplee et colonisee par des juifs, on ne parviendra jamais
k le demontrer qu'en etudiant la conformation physique,
ou les singularites lypiques qui peuvent exister chez I'une
et I'autre; mais dans Tetat actuel le problcme n'a pas ete
suffisamment etudie. On pent mSme dire qu'il n'a pas ete
pose, puisque Ton ne sait pas si ces americains qui ressem-
blent aux juifs, descendent d'une emigration plus ou moins
considerable qui aurait eu lieu, sans laisser de traces au-
thentiques dans I'histoire; ou bien,.s'ils ont pour ancelres
juifs debarques en Amerique, aux premiers jours de la cori-
quete. C'est dans cette direction , et rien que dans cette di-
rection qu'il faut s'engager , pour trouver le secret si long-
temps cherche de la presence des juifs au Nouveau-Monde
avant Ghristophe Golomb. Autrement, de toutes ces res-
semblances dans les coutumes, dans la langue, ou dans les
traits du visage, nous n'avons jusqu'a nouvel ordre, aucun
droit de conclure a la realite de ces voyages transatlanti-
ques avant I'epoque officielle. (Aplausos.J
El Sr. Presidente: Tiene la palabra el Sr. Espada.
(1) Brassetr de Bourbourg, i, 17.
186 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
El Sr. Espada: Estoy seguro de que el Congreso ha
oido con tanto gusto como yo la Memoria'del Sr. Abate
Louvot sobre la probabilidad de que los judfos hayan po-
blado (5 no, 6 colonizado siquiera una parte del Nuevo
Mundo; pero notando de paso que entre las citas que au-
torizan este importante estudio falta la de un tratado cM-
sico en la' materia: el Origen de los indios del Nuevo Mundo,
por el P. Fr. Gregorio Garcia, impreso en 1606. En el se
discuten extensa y detenidamente todas las cuestiones rela-
tivas ^ la primitiva poblacion de America por las gentes
del Antiguo Mundo, y la que ha servido de tema al senor
Abate con toda holgura, e invirtiendo en ella nada menos
que un libro de los cinco que componen aquel tratadu; pues,
por fortuua, su autor no tenia que luchar en el caso con el
gran impedimento de nuestros investigadores y criticos de
antigiiedades americanas, las Sagradas Escrituras; lejos de
eso, encontraba en ellas un texto que le venia muy d pro-
posito, el cap, 13 del libro 4." de Esdras, donde se habla de
l^emigracion A tierras inc6gnitas de las diez tribus de Is-
rael cautivas de Salmanasar.
Por supuesto que el P. Gregorio, que era discretisimo,
aunque muy erudito, se guarda muy bien de resolverse
respecto a los judios en nada que pudiera comprometer la
independencia y elevacion de criterio con que en los otros
libros expone las razones en pro y en contra de la pobla-
ci6n de America por los egipcios, fenicios, cartagineses,
drabes, etc., etc.; porque el vi6 antes que ningiin otro las
dificultades que desgraciadamente aiin prevalecen en la
soluci6n de los problemas etnologicos americanos, y con-
sisten en que no hay pueblo del Mundo Antiguo que no
presente con los del Nuevo alguno 6 algunos rasgos de se-
mejanza e identidad en las costumbres, artes, lenguas, re-
ligion y facciones, hasta el punto de que, si nos fijamos en
el espanol primitivo, v. gr., prescindiendo absolutamente
de los restantes, con un poco de paciencia y algo de to-
leraucia en las etimologias, sin duda vendremosdconcluir
FRAY GnEGOniO GARCIA. 189
que los americanos proceden de nosotros. ^,No dijo Barco
Centenera que los caribes tupis eran de origen extremefio?
Y echando por el mismo camino llegaremos ^ identico para-
dero con los carios, etruscos, pelasgos, tartaros, chinos, etc.,
y por remate y fin en frente de este dilema: 6 los america-
nos derivan de todas las naciones del Antiguo Mundo, ode
ninguna.
Los datos aducidos por M. Louvot en prueba de ciertas
conexiones de raza entre los indi'genas de America y los
hijos de Israel son ciertos — salvo en lo relalivo a su fisono-
mia e idioma, donde solo puede encontrarlas el que no los
conozca, — pero sobre ser fruto de ajenas y no muy nuevas
observaciones , en nada esclarecen, a mi juicio, las dudas
del P. Garcia, cuya obra, a ser mas frecuentada, quizas hu-
biera evitado muchos de los modernos estudios acerca del
origen de los primitivos pobladores de America. — He dicho.
El Sr. Presidente: El Sr. Martin Minguez tienelapa-
labra.
El Sr. Martin Minguez: Me dispensara el Congreso
que por breves instantes haga observaciones referentes ala
grave cuesti6n que se discute en este momento.
No soy el linico que se ha ocupado de este particular;
otros lo han hecho anteriormente, entre ellos el Sr. Ama-
dor de los Rios, que ha tratado del asunto en el prologo de
su obra acerca de los judios en Espana.
Enconlramos en America, no solamente en los monu-
mentos arquitect6nicos, sino tanabien en las sepulturas,
restos fehacientes de un gran pueblo; y autores modernos,
en su niimero el venerable PI , han demostrado que no
puede negarse que hay algo del pueblo egipcio en las co-
marcas de^ los Incas.
Ahora bien; esto, no solo es cierto en lo que toca al arte,
sino que ademas, en las teogonias y cosmogonias se ad-
vierten rastros por los cuales puede suponerse que pasaroa
al Asia, y del Asia pudieron ir i colonizar la America,
dando mayor fuerza d la hip6tesis la relaci6n directa que
190 CONGRESt) DE AMERICANISTAS.
tioiie la lengua egipcia en su gramdiica con la lengua del
Peril, -y la que, por la parte opuesta, tiene con el Tagalo,
que viene perfectaraente a unirse con la Malaya al Sur de
Africa, en la isla de Madagascar.
Tales observaciones son de utilizar con procedimicntos
semejantes a los del zoologo que por el hallazgo de un
hueso investiga las formas del animal A que perteneci6;
una columna, el resto de una momia, algunas palabras, el
date mas insignificante al parecer, viene a veces a descu-
brir relaciones entre los pueblos. Por este metodo, con es-
fudios como los del asiriologo Birman Ofel es como linica-
mente podemos llegar a un resultado pr^ctico.
Si la hisforia anligua de nuestro propio suelo es oscura,
^c6mo queremos conocer la de America, prescindiendo de
lo que hemes aprendido antes, y desechando los torminos
de relacion?
Opiniones que hoy se consideran herejias cientiticas,
vendran acaso con el trascurso del tiempo y el trabajo de la
historia, a recibirse por verdades ortodoxas. Pero esta, se-
iiores, no es cuesli6n de un dia, ni el Congreso ladecidiria
dedicandole todas sus sesiones. Si yo he pronunciado estas
pocas palabras ha si do con objeto s61o de fijar la atenci(3n
en el influjo que haya podido tener el pueblo egipcio en la
lenguistica americana.
El Sr. Presidente concedo la palabra al senor
Vinson.
M. Vinson: J'ai ecouteavec la plus grande attention les
honorables orateurs qui m'ont precede. Je ne partage pas
leurs opinions, mais je trouve que I'honorable abbe Louvot
n'a meme pas ete assez loin. La discussion ne peul-etre
soulevee en ce moment au point devueanthropologique, la
science n'elant pas assez avancee. Cependant, au point de
vue de la linguistique, auquel j'ai continue de me placer,
il n'est pas permis de dire qu'il y ait eu des relations direc-
OBRAS hist6ricas. 191
les entre les juifs eO les americains. Gertes, je ne suis pas
pour la negation absolue: j'appartiens h I'ecole des.scien*»
ces positives, qui procede en deduisant ses conclusions des
fails qu'elle a observee. Jijsqu'ici, les observations elhno-
graphiques n'ont aucune valeur, parcequ'elles sont trop
peu norabreuses et qu'elles ne fournissent pourtant que des
lemoignages discutables. Dans des questions de la nature
de celle qui a ete soulevee, on s'ecarte de la voie sage, de
la voie de la science rigoureuse qui seule meue au but, au
progres. Eh bien, je me borne a declarer qu'il est impossi-
ble a la science de la linguistique de trouver une relation
directe entre les langues americaines et les langues somiti-*
ques, voire meme les langues dites chametiques.
El Sr. Dr. Hijar, delegado de Mejico, ofrecio al
Congreso, en nombre del Gobierno que represen*
taba, las importantes obras historicas de D. Manuel
Larrainzar y D. M. Orozco y Berra, cuyos titulos y
condiciones se expresan en la relacion general de
libros, recibiendose con reconocimiento tan valiosa
expresion.
D. Justo Zaragoza ofrecio asimismo ejemplares
de las obras de que es autor, extendiendose en con*
sideraciones acerca de los primitivos proyectos de
canales inter-oceanicos en el Nuevo Mundo, cuya
apertura absorbe actualmente la atencion de las
naciones civilizadas. Dio noticia de que desde el
ano de 1508, reinando D. Fernando el Gatolico, se
determino el estudio de un canal que uniera los
mares del Norte y del Sur, corno entonces se deno-
minaban, a traves del istmo de Panama, siendo
, notable que ya por entonces se fijaran los tres para-
ges que actualmente ban indicado los inas distin-
192 CONGRESO DK AMERICANISTAS.
guidos ingenieros de Europa, informando al Rev
los promovedores de la idea, que aprovechando el
curso natural de los rios, rectificandolo y profundi-
zandolo en algunos sitios, se conseguiria con gasto
reducido la inmensa ventaja de una comunicacion
facil y rapida.
El Sr. Presiderite : El secretario Sr. Fernandez Duro
va A dar cueiita de alguuas comunicaciones.
El Sr. FernAndez-Duro presento al Congreso
cinco ejemplares de rocas de la isla de Cuba que ha
rsraitido desde la Habana el Sr. D. Antonio Lopez
Prieto, acompauadas de resena, titulada Nota geolo-
gica refer enk a las rocas graniticas de Palmira, y
quedaron unas y otra sob re la mesa para el exanien
de los senores socios. Quedaron igualmente los indi-
ces de documentos del Archivo de Indias, seccion de
Patronato, ofrecidos por el coronel, capitan de fra-
gata D. Francisco Carrasco, y otro de documentos
relatives a la historia de la isla de Cuba, reunidos
y presentados por el Sr. D. Jacobo de la Pezuela,
academico de la Historia. Por ultimo dio cuenta de
una comunicacion dirigida al Congreso por D. Al-
fredo Mirapens solicitando recomendacion en pro
del proposito que tiene de publicar por el procedi-
miento de la foto-litografia una serie de fac-similes
de los mas importantes documentos que existen en
los Museos y Archives nacionales.
Varies sefiores pidieron la palabra, y otorgada
por el Sr. Presidente, que manifesto dejaba a la
EXPOSIGION BOTANICA. 193
resolucion del Gongreso lo que se estimara conve-
niente, se hizo manifiesto el deseo general de ver
publicadas series de documentos como la que el
Gobierno de Espaila ha dado a luz con el titulo de
Cartas de Indias, y la que mas recientemente se ha
repartido con el de Jielaciones geogrdflcas de In-
dias; pero al mismo tiempo prevaleciu la opinion
de no corresponder al Gongreso otra decision en el
asunto que la de su apoyo moral al proyecto del edi-
tor Sr. Mirapens.
Encareciendo los beneficios que semejantes pu-
blicaciones reportan, dijo el Sr. Varela, delegado
de la Republica Argentina, que a la presentacion de
los que existen en los archivos de America, acom-
panada de mutuas concesiones, se debia la desapa-
ricion de la linica nube negra que se habia presen-
tado sobre el horizonte americano con la cuestion
de limites de aquel territorio y el de Ghile, cues-
tion felizmente arreglada. Recibiose con grandes
aplausos esta declaracicui.
EXPOSIGION BOTANIGA.
Terminada la cuarta sesion, los sefiores de la
Mesa del Gongreso, seguidos de los asistentes, se
trasladaron al Jardin Botanico, en cuyas salas se
habla dispuesto una exposicion de la flora anieri-
cana, con el doble objeto de solemnizar la reunion
delosamericanistas y de conmemorar el Gentonario
1 3 IS
194 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
de la instalacion del Jardin en el sitio actual, orde-
nada por el sabio monarca Carlos III el afio de 1781.
El director' del establecimiento, D. Miguel Col-
meirO; explico el pensamiento de aquel Rev, soli-
cito restaurador de la Botanica, que quiso se creara
en la corte un hermoso lugar de instruccion y de
recreo y esparcimiento a la vez para el publico (ci-
vium saluti et oblectamento) y desarrollo la historia
de la fundacion y adelantos en discurso que se oyo
con atencion y aplauso (1), y que contesto el senor
E. Dognee, de Belgica, en levantados conceptos. El
Presidente, Sr. Duque de Veragua, anuncio en-
tonces a los concurrentes que el Sr. Colmeiro ponia
a su disposicion ejemplares de la obra de que es
autor, La Botdjiica y los botdnicos de la Peninsula
Mspanoliisitana (2), y los invito a visitar lossalones
de la Exposicion, que rauchas damns favorecian con
su presencia.
Colocadas con orden y elegancia se veian curio-
sas colecciones de losproductos vegetales del Nuevo
Mundo: rnaderas, semillas y plantas preparadas.
Aparte se' mostraban las colecciones de dibujos y
acuarelas, las obras publicadas y las ineditas de
gran interes, por ser algunas fruto del trabajo de
{\) El <liscurso seclistribuyo impreso a los socios del Congreso. Lleva poi-
fitulo: Discurso Jeido aiUc e2 Cougreso de Amencauistas el d'M 06 de Setiembre
de 1881 e,i la cdtedra del Jardiii Botduico de Madrid, para celebrar el Centeuario
de su instalaciiiii eu cl Prado, por D. Miguel Colmeiro, decano de la facultad de
fiencitts de la Uitirersidad de Madrid if director del Jnrdi.i Botdnicn. Madrid.
Imprenta de Fortanet, 1881. En 8.", 16 pigs.
,2; lmi)roso en Madrid en 1858, I vol., 8.° mayor.
exposici6n botanica. 193
los viajeros comisionados per el referido rey (^iar-
los III para estiidiar la flora en los que por enton-
ces eran vireinatos de su corona. La 'Flora Peru-
viana et Chilensis de Ruiz y Pavon; los manuscritos
de Galdas, Mutis, Mocino, Sess6, La Gasca, y los
magnificos herbarios de Nueva Granada, Mejico,
Cuba y otros, que exceden de 15.000 especies ve-
getales, pasando de 9.000 los dibujos tornados de
las plantas vivas americanas.
Exam i no la concurrencia las estufas de plantas
exoticas y algunas ya acllmatadas al aire libre» vi-
sitando todas las dependencias del establecimiento.
QUINTA SESION.
^f ARTES 27 DE SETIEMBRE A LAS NUEYE Y CUARTO DE LA MANANA.
Antropologla. — Arqueologia. — Etnografia. —
Hisioria.
El Sr. Duque de Veragua rogo al Vicepresideii-
te, D. Manuel M. de Peralta, Ministro plenipoten-
ciario de la Repiiblica de Costa-Rica en Madrid, que
se sirviera presidir la sesion que iba a tener prin-
cipio, y habiendo ociipado el sillon, siendo las nueve
y cuarto de la mafiana,
El Sr. de Peralta, con elocuente I'rase, dio las
gracias por la honra que se le dispensaba llaman-
dole a compartir en esta parte la discusion de las
interesantes cuestiones presentadas a las delibera-
(•iones del Gongreso. Anuncio que concederia el use
de la palabra a los que la liabian pedido por el or-
den en que estaban inscritos en la orden del dia,
advirtiendo que en cumplimiento del art. 3." de los
?]statutos generales, se reuniriaa las dos dela tarde
el Consejo central, a fin de acordar y proponer el
iugar dr reunion del Gongreso quinto que ha de
DONATIVOS. 197
verificarse el afio de 1883, y que el Secretario ge-
neral iba a leer con este objeto lista de los sefiores
design ados.
El Sr. Fernandez Duro leyo en efecto la lista
publicada en la pAgina 22 del presente volumen , y
enterado el Congreso, dio cuenta de una comuni-
cacion dirigida d la Secretaria por D. Santiago Pe-
rez Junquera, del comercio de libros de Madrid (1),
manifestando que , deseoso de ofrecer a los sefiores
extranjeros que ban concurrido a esta solemnidad,
testimoriio de simpatia y consideracion, y memoria
al mismo tiempo de su visita a esta capital, les
ofrecia un ejemplar numerado del libro de Menas-
seh Ben Israel sobre el origen de los americanos,
que acababa de reimprimir por su cuenta, a plana
y renglon, siguiendo con fidelidad el que se dio a
luz en Amsterdam el ano de 1650, con retrato y
biografia del autor y noticia bibliografica de las obras
principales sobre origenes, historia y conquistas de
America.
El Sr. de Peralta propuso al Gongreso se sirviera
declarar que babia oido con gusto la comunicacion
y que se manifestara al Sr. Junquera su reconoci-
miento por el generoso donativo de un libro tan in-
teresante y tan dificil de obtener por la rareza de
los ejemplares de la edicion de Amsterdam. Asi se
acordo. Goncedio despues la palabra al Sr. Gaffarel,
que leyo la siguiente memoria:
( 1 ) Calle de la Salud, num. 14.
13 *
198 CONGRKS DES AMERICANISTES. 1
Llle des Sept CiUs et I He Antilia, par M. Paul
Gaffarel.
Parmi les iles fantastiques dont les cartographes du mo-
yen-age aimaient a parsemer rOcean, il en est trois dont
le nom %e retrouve souvent. Nous avons raconte ailleurs
I'histoire de la plus connue de ces iles , Tile de Saint-Bran-
dan (I); nous voudrions en ce moment suivre la fortune
geographique des deux autres, Pile des Sept Cites et Tile
Antilia.
La legende chretienne de Tile des Sept Cites eut un grand
relentissemeut au moyeu-uge, etcontribuaa tournei-ratten-
tiou publique vers les mers occidentales, oii deja quelques
savants s'accordaient a trouver I'emplacement du Paradis
terrestre (2). On racontait qu'a I'epoque de la conquele de
I'Espagne par les Arabes, apres la defaite de Xeres la Fron-
tera , et la disparition du roi wisigoth Roderick , sept
evOques, sous la direction de Tun d'entre eux, I'archeve-
que de Porto, s'embarquerent suivis de leurs ouailles, et
s'abandonnerent a leur jdestinee. Apres une longue naviga-
tion, lis abordcrent une ile inconnue, et s'y fixerent apres
avoir brule leurs vaisseaux. Comme ils etaient sept, et que
chacuu d'eux se construisit une demeure particuliere , I'ile
prit le nom d'ile des Sept Cites. Martin Behaim (3), sur sa
(\) Gaffabel: Les voyages de Saint-Brandau et des Papa dans rAtlanti-
f/ve av moye.i-dge. (Societe de Geographic de Rochefort, 1881.)
(2) D. Calmet: Dissertation svr le Paradis. (Commentaires sur la Bible,
t. I, p. 331.)— Lbthonne: Opinions cosmographiqxiea des Ph-es de I'Eglise. (Re-
vue des deux mondes, 1834.)— Malry: EncyelopMie moderne {articie Paradis).
3) Stieven: Dissertatio historico-cntira de vera novi orbis inveutore. — Mt'rk
Diplotnatische Gesirlitr /frx Bervhuiten Ritters Behaim..
2 L ILli DE8 SEPT CITES.
fameuse mappemonde de Nuremberg (1492), dessinait cette
lie avec la legeude suivante: aQuaud on se reporte k I'an-
nee714apres la naissance du Christ, lorsque toute I'Es-
pagne fut envahie par les mecreants d'Afrique, alors Tile
nommee Sette Gitade, ci dessus figuree, fiat peuplee par uii
archeveque de Porto en Portugal, avec six autres eveques
et des Chretiens, hommes et femmes, lesquels s'etant enfuis
d'Espagne sur des vaisseaux y vinrent avec des bestiaux
et leur fortune. » MOme apros la decouverte de TAmerique
Fernand Golomb (1) croyait k I'existence de cette ile, et il
en raconte I'histoire en terraes a pen pres identiques. aOn
racontait qu'au huiticme sieclede Tore chretienne sept eve-
ques Portugais, suivis de leurs ouailles, s'elaient embar-
ques pour gaguer cette ile, oii ils avaient hkii sept villes,
€t qu'ils n'avaient plus voulu quitter , ayant d'ailleurs
briile leurs vaisseaux et leurs agrespour s'interdire la pos-
sibilite du retour.i)
Sans discuter ici la realite ou la faussete de cette le-
gende , nous reconnaitrons cependant que I'instinct de
tous les peuples conquis est de rever au jour, de restaura-
tion. Les juifs ne croient-ils pas encore a leur Messie
liberateur et triomphant? Les Gallois ont longtemps espere
le retour de leur heros national, Arthur. Les Irlandais
d'Amerique sont attendus par leurs compatriotes d'Europe
pour tenter le grand muvre de la restauration. Quaud les
Incas furent detruits par les Espagnols, leurs sujets se ra-
contcrent enlre eux que les descendants cPAtahualpa re-
viendraient un jour relever Tanlique monarchie des fils du
Soleil. De meme en Espagne, oii, d'apres la tradition, uri
grand nombre de Goths s'etaient soustraits h la domination
arabe, et avaient trouve un refuge dqns I'ile des Sept Cites.
Anssi comprend-on que cette legende se soit fidelement con-
servee dans les souvenirs populaires, et meme qu'avec le
(1) F. COLOMB: T'«> rlf I'amiral, %. ix.
200 CONORfeS DfiS AMERICANISTES. 3
temps elle ait ete embellie et augmeiitee. Bientot, en effet,
on ne se conlenta plus de mentionner I'existence de I'ile
mysterieuse: on pretendit I'avoir retrouvee (t). En 1447 un
portugais, pousse par la tempete dans I'Atlantique, aurait
debarque dans une ile inconnue , oii ils trouva sept villes,
dont les habitants parlaient le portugais (2). Ges derniers
auraierit voulu le retenir, car ils ne voulaient avoir aucune
communication avec leur ancienne patrie, mais il parvint
a s'echapper, et revint en Portugal, oii il raconta a don
Henri de Viseu ses etonnantes aventures. Ce prince repri-
manda vertement le capitaine pour s'etre enfui sans avoir
complete ses renseignements, et le marin effraye ne repa-
rut plus. Neanmoins cetle histoire fit du bruit. Les erudits
de 1 epoque idenlifiereni la pretendue decouverle avec I'ile
Phenicienne mentionnee par Aristote (3) et par Diodore de
Sicile (4), et, des lors, ell^prit place sur les cartes sous le
nom, que nous lui connaissons, d'ile des Sept Cites.
On a cru retrouver cette ile a Saint Michel, une des Aco-
res. A I'exlremite orientale de cette ile s'etend une vallee,
d'environ trois lieues carrees: c'est un ancien cratere (5),
semblable a une immense cliaudiere. 11 est entoure de
montagnes escarpees, avec deux petits lacs dans le fond.
Le sol en est de lave et de pierre ponce, mais reconvert d'un
(1) Horn: De oriffinibns americanis, i).l,a.tinoMCCCXi.\u.
(2) Ce detail est confirm^ par F. Colomb : passag'e cite, §. ix): «Le capitaine
et les marins reprirent la mer en toute hate et flrent voile vers le Portagal,
certains que I'infant les louerait de leur conduite. Le prince au contraire les
en bldma sefieusement, et leur ordonna de retourner vers cette ile, d'y sojour-
ner et de venir leur rapporter ce qu'ils y auraient vu. Ces gens , pris de fra-
yeur, s'eu allerent avec leur navire et ne reparurent plus en Portugal. Entre
autres details ils avaient dif que les mousses du navire, ayant ramassO sur le
rivage du sable pour nettoyer leurs ustensiles, avaient reconnu que ce sable
etait pour les deux tiers d'or fln.»
(3) Aristote : De mirabililnis atiscvltatiOiiibttJi, %. !*.
(4) DioDOEE DE Sicile, lib. v, §. 19-20.
^5) D'.VvEZAc: fles de VAfriqiie, p. 7J.
4 l'ile des sept cites. 201
humus fertile. Quelques niiserables chaumieres repandue^i
daus cette vallee composent uii hameau qui porte en ell'et
le nom de Sept Cites. Serions-nous done en presence des
sept villes baties jadis par les proscrits ? Mais, k premiere
vue, plusieurs milliers d'entre eux n'auraient pu vivre et
prosperer dans un espace aussi etroit. Sans doute les trem-
blements de terre sont frequents aux Arores. lis peuvent
avoir et detruit la ville et transforme le sol; mais au moins
trouverait-on encore les debris des maisons, et rien de sem-
blable n'existe. Le nom seul s'est conserve, et encore jure-
rait-on qu'il est d'origine moderne, et que le hameau ac-
tuel des Sept Cites a ele ainsi denomme par quelque eru-
■dit, enquete de souvenirs retrospectifs. Ce n'est done pas
aux Acores qu'il faut chercher I'ile des Sept Cites.
Ge ne sera pas non plus sur le continent americain. On
le croyait pourtant au xvi" siocle. Un pore Franciscain,
Marcos de Niza (1), sur la foi de vagues recits, s'enfoncait
en 1539 dans I'Amerique du Nord, du cote de la Californie,
avec I'espoir de trouver dans un contree nommee Cibola
par les indigenes les Sept Cites de la legende. Accompagne
de trois franciscains et d'un negre qui connaissait la con-
tree, il atteignit des regions inexplorees, et raconta a sa re-
tour qu'il avait vu dans le lointain sept villes resplendis-
santes, dont il avit pris possession au nom du roi d'Es-
pagne. Ses recits enthousiastes deciderent le depart d'une
expedition considerable, commandee par un gentilhomme
de merite, P. Vazquez de Coronadx) (2); mais la petite ar-
(1) La relation de son vo^va^o est. inseree dans la collection Ternalx-Com-
PANS (vol. X, p. 256-284. \d\v ilans le m6me volume \eVvyage a Cibola en lo4().
par Pedro de Castaneda p. l-2r)5\— F. Denis: Californie ^Univers Pittores-
que, p. 8).
(2) Collection Ternaua>-Compuus, t. ix, p. 319-363.— F. H. Simpson: Coronado'a
march in search of the Setea Cities of Cibola, and disctissioii of their probable
locution. (Smithsonian Institution, 1869, p. 309-340.)— Viviens de Ski-nr-Vixn-
TiJi: Ann^eff^offraphiqiie,\>^2,[).'Xm
202 CONGRES DES AMERICANISTES. 5
mee, apres avoir supporte bien des fatigues, aniva au pied
d'un rocher aride, sur lequel s'elevait en effet Cibola, village
si peu cousiderable qu'il y a des fermes de Nouvelle Es-
pagne qui out meilleure apparence.
Le Cibola du xvi* sii'cle, ceTombouctou americain, com-
ma I'appelle ingenieusement Humboldt (1), ne realisa done
pas les revesdes premiers conquerants. On n'y trouva ni sept
cites chretiennes , ni peuple ayant garde de vieilles tradi-
tions, raais Cibola n'en existait pas moins, dans un pays
voisin du Rio Gila, non loin des sources du Rio del Norte,
ct, chose singuliere, la region comprenait soixante dix bour-
gades, reparlies en sept provinces. II paraitrait meme qu'au-
jourd'hui encore, a Zuni, ville principale de I'ancien Cibo-
la, se rencontrent des Indians a cheveux blonds et au visage
clair. «A laur aspect, ecrivait un voyageur contemporain (2),
on est tente de s'ecrier: ce ne sont pas la des Indiens. II y
en a beaucoup parmi eux dont le teint est aussi clair que
celui des sang-meles. Parmi les femmes en particulier, plu-
sieurs out la peau presque blanche, et les yeux gris, bleus
ou couleur noisette. » II est vrai que ces indications n'offreut
rien de precis, et nous ne devons pas oublier que Cibola est
le pays des mirages, puisque en 1540 Vazquez de Corona-
do (3) prit pour des hommes vetus de blanc et semblables
a des religieux de la Merci quelques uns de ces grands he-
rons blancs, que les Espagnols nomment encore soldados,
parce que vus de loin et a contre jour ils ressemblent a des
senlinelles; mais I'existence de ces Indiens a teint pale, et
dans une region rigoureusement divisee en sept cantons,
n'en est pas iiioins singuliere, surtout si on la rapproche
d'une curieuse legende conservee par Sahagun (4), histo-
(1) Hlmboldt: Hutoire de la g^ographie du itoi'teau continent, ii, 274.
(2) Catlin: Letters and notes an the manners, c»4tom9 omd conditions of the
nprt American Indians, i , 93. '
(3) Vazquez de Coronado: Collection Ternaux-Compans.
(4) Sahagun: Historia de las cosas de .Vir^rii Bspa»^, liv. i, p. 18.
(? l/lLE DES SEPT CITES. 20.')
rien sans grande critique, mais qui eutle meritede rappor-
ter fidelement les traditions indigenes. II s'agit de Torigine
des Nahuatl: «La relation qu'en donnent les anciens, dit-il,
est qu'il vinrent par mer du cote du Nord... On conjecture
que ces uaturels sorlirent de sept grottes et que ces sept
grottes sont les sept navires ou galeres dans lesquels arri-
verent les premiers colons." Ces premiers colons etaient-ils
les diocesains des sept eveques visigoths, et le Cibola, ou se
trouvent aujourd'hui encore des Indiensa teint blanc, etait-
il reelloment le pays des Sept Cites, nous n'oserions I'affir-
mer, car ce nombre fatidique de sept peut nV'Lre d\l qu'au
simple hasard, tout aussi bien que la presence d'une race
blanche dans la region de Cibola. Nous devions toutefois
mentionner ces analogies, sans nous permettre pour cela
d'etablir une concordance absolueentrele Cibola americain
et I'lle chretiennc des Sept Cites.
11.
Une autre ile que les cartographes du moyen-age raen-
tionnent encore frequemment, et parfois meme confondent
avec rile des Sept Cites, est I'ile Antilia. Les uns trouvent
un certain rapport entre Antilia et Atlantide (1); les autres,
verses dans la connaissauce des langues orientales, ont pen-
se qu'Antilia correspondait au Gezyret el Tenuyn ou ile des
serpents des cosmographes arabes (2): en effet, surquelques
(I) D'AvEZAC (lies de I'A/ri^ne, p. 28; cite un document geographique de
1455 portant la desig-nation suivante: «Ceste isle est appelee de Antillis. Pla-
ton assure que ceste isle estoit pcesque aussi grande que I'Afrique, et il dit
([ue dans ceste mer se voient des grands heurtements des courants qui pas-
soient sur ceste isle sablonueuse,-a raison desquels sables la susdite isle s'est
presque effondree par la volonte de Dieu, et ceste mer est appelee mer de
Batture.»
(2 Bi ache: Mf'moh-e si',- I'ile Antilia (Memoires de I'lnstitut, an 1806 .
204 CONGRES DBS AMERICANISTES. ?
cartes du xiv" et du xv* siecle, est figuree une ile aupres de
laqaelle est dessiiiee un homme devore par des serpents.
Gette ile est appelee Antilia, ce qui pouvait etre la traduc-
tion de'l'arabe Tennyn. On^ encore pretendu que Tetyrao-
logie d'Antilia etait ante insula, ile anterieure, et, en ce
cas, Antilia ne serait qu'une reminiscence de cette ile mys-
terieuse de I'Ocean, nommee par Aristote avmro^^uo'; et par
Ptolemee awpocrlrjs (1). Quelle que soit I'origine de cette deno-i
mination, elle existe, et nous devons suivre sa fortune a
travers les cartes ou les traites geographiques.
Pierre de Medine (2) , ecrivain espagnol du xvi* siecle,
auteur des Grandeurs et choses memorahles de VEspagne,
raconte que, dans un Ptolemee ofFert au pape Urbain VI,
qui regna de 1378 a 1389, il remarqua I'ile Antilia, qui por-
tait la legende suivante: «Ista insula Antilia, aliquando a
Lusitanis est inventa, sed modo, quando queeritur, non ia-
venitur.» Gomme aucun cartograplie du xiv* siecle ne m^a-
tionne I'Antilia , il est probable qu'il ne s'agit ici que d'une
de ces cartes supplementaires, que les savants du xvi* sie-
cle ajoutaient aux manuscrits ou aux editions de Ptolemee,
au fur et a mesure des decouvertes geographiques , afin de
mettre en quelque sorte au courant leur auteur favori. On
a encore voulu trouver I'Antilia sur la carte dressee en 1367
par Picignano (3). En efFet, dans une ile dessinee tres a
rOuest dans I'AtlantiquQ, sout figurees deux statues avec la
mention suivante: «Hae sunt statuse quae stant ante ripas
Antillise, quarum quae in fundo ad securandos homines na-
vigantes, quare est fusum ad ista maria quousque possint
navigare, et foras porrecta statua est mare sorde quo non
possint intrare nautie.» Mais la carte de Picignano est d'une
lecture difficile. Ad ripas Antilliae T^emi tout aussi bien se
. (1) Aristote: IJe iiitdtdv, ni.
■ (2) D'AvEZAC: lies de I'A/rique, p. 27.
(3) Zurla: Viaggi veneziaiii, t. ii, p. 324.— Hlmbolut: Histoire de la geogca-
phie du iiouvean continent^ t. ii, p. 1T7. — Biiache: M^moire cite.
8 l'ile des sept cites. 205
lire ad ripas Ahillio, et meme ad ripas istiiis insulse. A vrai
dire la premiere indication certaine de I'Antilia ne pent
etre fixee qu'au I'annee 1414, epoque a laquelle, d'apri'S Be-
haim (1|, un navire espagnol s'approcha pour la premiere
fois de celte ile et la fit connaitre k I'Europe. Des lors I'An-
tilia figure, en eiTet, sur presque toutes les cartes. On la re-
trouve sur le Portulari anconitain de 1424 conserve a la Bi-
bliotheque grand ducale de Weimar (2), et sur celui du Ge-
nois Beccaria ou Beclaria, conserve a la Bibliotheque de
Parme (3). La carte du Yenitien Andrea Bianco dressee en
1436 et publiee par Formaleoni en 1783 (4), celle du Genois
Bartholomeo Pareto dressee en 1455 et publiee par Andres,
Ja mappemonde de Fra Mauro en 1 457 et la carte d'Andrea
Benincasa dressee en 1476 mentionnent pareillement I'An-
tilia. Le mathematicien Florentin Paolo Toscanelli, qui fut
le correspondant de Golomb et le confirma dans sa resolu-
tion de chercher a I'Occident la route des Tndes, avait des-
sine avec soin une carte du voyage a entreprendre dans
cette direction, et I'Antilia y figurait comma une station in-
termediaire sur la route de Lisbonne aux Indes par I'Ouest.
Dans la lettre qui accompagnait cette carte (5), il parlc de
I'Antilia comme d'un pays tres connu. Malheureusement la
carte de Toscanelli est perdue, et il est a peu pres imposible
d'evaluer avec precision les distances fixees par I'erudit Flo-
rentin. II est vrai que nous possedons encore le globe dres-
se quelques annees plus tard par Behaim (G) , globe qui
(i; De M.V>v,^: Notice svr Beliaiiii. Trail. .lanaen.—.IoMARD: Mniivmeutx cli> In
geographie, carte 52.
(2) D'Atezac, ut supra, p. 24.— Humboldt, id., t. ii. p. I'.X).
(3) Formaleoni: Saggio sv.lla nnvtiro antica (lei ]'r,if:i(ni>.
(4) Andres: Xih' une carte geographiqne de 1455.
(5) Toscanelli: Lettre a Colomh. Edition Harrisse (D. FtMnaiido Colon, liis-
toriador de su padre). «.\b insula Antilia voliis nota ad in.sulam nol)ilissiiu;i!n
Cippang"u,» etc.
(6) Reproduction de re ghthe iiava .Iamard, ouv. cit. carte 52.
206 CONGRtS DE8^%MERICAN1STES. 9
n'est a ce qu'on croit qu'une copie de la carte de Toscanelli,
et I'Antilia y est indiquee- sous le 330"" degre de longitude
orientale. Ortelius (1) et Mercator la dessinent encore dans
leurs atlas. En general toutes les cartes lui donnent une
forme rectangulaire, et en font un pays a peu pres aussi
grand que I'Espagne. Les cotes sont decrites avec une grande
apparence d'exactitude. On y retrouve les memes details
que dans ces terres imaginaires du pole Sud, qu'on dessiha
avec tani de soin dans les atlas jusqu'au milieu du xvn'
siecle. Done a partir du xiv* siecle tons les marins ont cru
a I'exiGtence de I'Antilia. II nous reste a determiner la po-
sition qu'ils lui assignaient.
Ghercherons-nous I'Antilia dans I'archipel des Canaries?.
Mais ces iles avaientete visitees des lexiii* siecle, vers 1275,
par le Genois Lancelot Maloisel, et en 1291 par Tedisio Do-
ria et les freres Vivaldi, d'autres Genois. Petrarque, ne en
1304, nous apprend qu'une tlotte de guerre Genoise avait
penelre aux Canaries toute une generation avant lui. Au
XIV" siecle cet archipel fut encore reconnu o'l visite en 1341
par Angiolini del Tegghia, en 1360 par deux navires es-
pagnols expedies par Luis de Lacerda, en 1377 par le Bis-
cayen Ruys de Avendano, en 1382 par F. Lopez, en 1386
par le castillan d'Ureno (21. L'atlas Catalan de 1367 edite
par Buchon , la carte de M'ecia de Viladestes et le Portulan
de la Bibliotheque de Dijon (3), marquent ces iles. Au com-
mencement du xv^ siecle, lorsque Jehan de Bethencourt (4)
partit de Normandie avec le dessein bien arrete de conque-
rir les Canaries, non seulement il amenait avec lui de Fran-
ce des interpretes canariens, mais encore la chronique redi-
gee par ses aumoniers nous apprend que ces iles etaient de-
li) Ortelh s, ii" 5.— Mercator, n^Ii.
(2) D'AvEZAc: lies de I'Afrique, p. 40.
(3) Gaffakel: Portulan ine'dit de la fiibliotheqi'e <ie Dijon.
(4) Le Canarien , edit. Gravif.r. p. 22. W>.
10 l'ile des sept*cites. 207
puis longtemps frequentees par les marins. Si done la pre-
miere mention authentique de I'Antilia est seulement de
1414, comme nous I'avons etahli plus haul, ce n'est pas dans
les Canaries que nons dcvons la chercher.
L'archipel de Madere, depuis longtemps connu des Ara-
bes, I'etait aussi des le siv* siecle par les Europeans et par-
liculiorement par les Italiens (1), car toutes les cartes mari-
nes de cette epoque lui donnent des denominations italien-
nes (2). Ce n'est done point l;i encore qu'il nous faut cher-
cher I'Antilia.
Les lies du Cap Vert ont ete decouvertes a une epoque
bien plus reeente: c'est en 1456 quele Venitien Ca da Mosto
et le Genois Antonio Uso di Mare (3) reconnurent les pre-
miers ces lies; mais elles sont pen eloighees de la cote, tan-
dis que toutes les cartes du temps representent I'Antilia an
milieu de I'Oeean et ne cesserent jamais de la dessiner en
mome temps que l'archipel du Cap Vert.
Ou done trouver cette Antilia fantastique? Buache (4) se
prononce en faveur^des Acores, bien que les Acores fussent
connues et dessinees des le milieu du xiv* siecle, si du moins
on en croit le Portulan mediceen de 1351 (5). Aussi bien si
TAntilia eiit correspondu a Saint Michel ou a toute autre
lie du groupe Acoreen, on ne I'aurait plus figuree sur les
cartes de I'epoque, qui presentent au contraire simultane-
ment, ainsi que celles de Bianco ou de Behaim, I'Antilia et
les Acores.
L'Antilia serait-elle done I'Amerique? A propos de la carle
de Bianco, qui marque deux lies separees par un detroit,
Antilia et la Man Satanaxio, un geographe allemand, Has-
(.1) D'AvEZAC, Gravier, ouv. fit.
(2) Insula di Lep-name, Deserte, Salvafre, Porto Santo, etc.
(3) D'AvEZAC, ouv. cit., p. 27.
(4) Buache, mem. cit.
(5) D'AVEZAC , ouv. cit., p. 36.
20H CON'fillES ITES AMERICANISTES. 11
sel, pretend que ces deux iles figurent les deux parties du
continent americain, que Ton croyait, en effet, aux pre-
miers temps de la decouverte, separees par uu detroit. For-
maleoni (1) n'hesite pas a raffirmer, mais cette hypothese
n'est soutenue paraucuu argument serieux. II est probable
(|u'inspires par je ne sais qnelles reminiscences antiques et
de vague? traditions, les cartographes du moyen-age con-
fondirent sous le nom unique d'Antilia les cotes de plusieurs
iles recemment decouvertes. Ainsi Beccaria dans sa carte
<le 1435 appelle Antilia et I'archipel qui I'entoure Insulx de
710V0 repte (reperta^). Puis, a mesure que ces iles furent
mieux connues, que leurs contours, leur grandeur et leur
position furent determines avec plus de precision , on se
con tenia d'eloigner dans la direction de I'Ouest cette ile
imaginaire, qui servit desormais ;i designer toules les de-
couvertes incertaines. L'Antilia fut I'Hesperie du mo-
yen-age, i]ui recula toujours, conjme celle de I'antiquile,
ilevant les explorateurs hardis et les voyageurs aventu-
leux.
Antilia disparaitra, en effet, des cartes , des que le nou-
veau-monde sera decouvert. Si aujourd'hui ce nom s'appli-
(jue encore a tout un archipel, c'est I'effet d'un pur hasard
geographique. Colomb, Gomara, Acosta, Oviedo et les pre-
mier historiens espagnols ne parlent jamais de I'Antilia.
liCS mappemondes ajoutees suivant I'usage aux editions de
Plolemee ne la mentionnent pas davantage. Sur les cartes
de Juan de la Gosa et de Ribeiro il n'y a pas trace du nom
des Antilles. Dans le recueil italien de toutes les iles du
nionde par Benedetto Bordone, dans VIsolario de Porcacchi,
dans la Cosmographie d'Andre Thevet (1575), dans la Des-
cription des hides occidentales par Herrera (1615), jamais ne
figure le nom d'Antilles. L'archipel qui porte aujourd'hui
CO nom est designe sous la denomination de Lucayes , de
1 t tiiviiit-'e citt'-.
12 l'ilp des sept citIs. 209
Caraibes, ou bien encore de Camercanes (1). Sans doute
Pierre Martyr (2) avail dejk propose ce nom dans ses Ocea-
nica, et Americ Vespuce (3), la seule foi qu'il cite Colomb,
parle aussi d'Anlilia , mais , raalgre cette double autorite,
les Antilles pendant encore tout un siecle devaieut ctre in-
connues. C'est seulement a partir du xvii* siecle que la
grande celebrite des cartes de Wytfliet (4) et d'Ortelius, qui,
sans doute par souvenir d'erudition , avaient fait revivre
cette appellation, fixa pour toujours sur les cartes d'Ameri-
que le nom d'Anlilles.
L'Antilia est done un mythe geographique , mais auquel
on cessa de croire beaucoup plus vite qu'on ne I'avait fait
pour Tile de Saint Brandan. Seulement, par un singulier
hasard, aucune terre ne porte aujourd'hui le nom du Saint
Irlandais, tandis que le magnifique archipel de la mer du
Mexique a conserve le nom qui ne lui fut definitivQment
attribue que longtemps apres sa decouverte. Ge mythe,
quelle qu'ait 6te sa fortune, nous prouve done, une fois de
plus, combien etait profondement gravee dans les esprits
la croyance k I'existence d'iles ou de continents dans I'At-
lanlique.
III.
Aussi bien nous avons encore a enregistrer d'autres iles,
dont I'existence est tout aussi problematique , mais aux-
(1) Humboldt, ouv. cit., t. ii, \). 199-200.
(2) P. ^A'RTYR : Oceaiiica. Decade i, p. 2. «In Hispaniola Ophiram insulam
Bese reperisse refert Columbus, sed cosmographicorum tractu diligenter con-
siderato, Antiliae insulae sunt illae et adjacentes aliae.»
(3) Hylacomyll'S: Cosmographie, introductio: «Venimusad Antigliaeinsu-
1am, quam paucis nuper ab annis Christophorus Columbus discooperuit.»
(4) Wytfliet: Atlas, carte "JS.— Ortelius : Toutes les cartes de son atlas
relatives k I'AmSrique.
1 *» 14
210 CONGRES DES AiVlEIlICANISTES. IJ
quelles on croyait au moyeii-age, avant la decouverte offi-
cielle du Nouveau-Monde. Uii recit quelconque de voyage,
meme invraisemblable, se repandait-il; quelque mariii pre-
nait-il pour une terre la trompeuse apparence d'un nuage
al'horizon; il annoncait au retoursa pretendue decouverte.
. Aussilot cartographes de se mettre k roeuvre, et, associant
leurs desirs a de confuses notions, de creer quelque terre
nouvelle, qui ne disparaissait des cartes qu'apres des decou-
vertes bien authentiques. Telles furent les trois iles que
d'ordinaire on trouve marquees a cote de I'Antilia sur la
plupartdes cartes et portulans que nous citions tout a I'heu-
re. La premiere , a vingt lieues environ a I'ouest d'Antilia
et parallolement a elle, est de forme carree; elle a nom
Royllo. La seconde est a soixantc lieues au Nord: on la
nomme de la man Satanaxio ou San Atanagio. La derniere
enfin, au nord de la seconde, complete le groupe, et s'ap-
pelle Tanmar ou Danmar.
De ces trois iles celle qui se retrouve sur le plus grand
nombre des cartes est I'ile de la man Satanaxio, ou de la
mainde Satan. Gette denomination est singuliere. Devons-
nous y voir quelque vague reflet de la legende de Saint
Brandan, ou quelque nouveau conte sur les dangers de
rOcean? Formaleoni (1), en consultant a la Bibliotheque
Saint Marc de Venise Tatlas d'Andrea Bianco , sur lequel
Danse de Villoison venait d'appeler I'attention de I'Europe
savante, avouait naivement qu'il avait longtemps cherche
une explication plausible de ce nom. A force de consulter
les vieux auteurs, il decouvrit un roman de Christoforo Ar-
meno, iniiiule II Pellegrinaggio de tre giovanni , dans le-
quel on parlait d'une certainc contree de I'lnde, oil, tons
les jours, uiie grande main sortait de I'eau, saisissait les
matelots et les entrainait dans I'abime avec leurs na vires.
Gette main ne pouvait etre que la main de Satan, d'ou le
(1) FOKMALEONI, OUV. Cit.
14 l'ile des ski't cites. 211
iiom donne h l'ile mysterieusc. Sans doute, pendant de Ion-
gues annees, on placa I'enfer dans ces parages. Ainsi la
carte de I'Atlantique , inseree dans la Raccolta de Ramu-
sio (1), placait au Nord de Terre-Neuve l'ile des Diables,
dont on voyait en effet voltigerk I'entour toute une legion.
Ruysch, dans son atlas de 1507-1508, inserait dans cette
region de I'Ocean une insula da3monura; Cortereal (2) don-
nait egalement a une ile sur la cote du Labrador le nom
d'isola de los Demonios ; Thevet (3) enfin , dans sa CosmO'
graphic de 1575, raconte avec candeur les souffrances et
les persecutions qu'endurent les malheureux indigenes
ou les navigateurs europeens conduits par leur mauvaise-
fortune dans I'archipel des Demons ; mais , quelle que
soit I'explication donnee , I'existence de l'ile en question
demeure toujours problematique. S'il nous etait permis
d'aventurer une hypothese , nous croirions volontiers que
les navigateurs de I'epoque rencontrerent, en s'aventurant
dans I'Atlantique, quelques uns de ces gigantesques ice-
bergs, ou montagnes de glace, arraches aux banquises du
pole Nord, et entraines au Sud par les courants, dont la ren-
contre, assez frequente, est, meme aujourd'hui, tellement
redoutee par lescapitaines. Ces icebergs, quand ilsse heur-
tent contre un navire, le coulent a pic; 61 comme ils arri-
vent a I'improviste , escortes par d'epais brouillards, ils pa-
saissent reellement sortir du sein des flots, comme sortait
la main de Satan, pour precipiter au fond de I'abime mate-
lots et navires.
Une autre explication, beaucoup plus naturelle, consiste
a lire San Atanagio au lieu de man Satanaxio. Le dechifFre-
ment des portulans du moyen-age qui sont parvenus jus-
qu'a nous est tres difficile, et pour un lecteur dont les con-
(1) Rami^sio: RaroAla (U Viaggi, ii, 330.
(2) Id., Ill, ]2it. — Obtelius: Theatrum muiidi.
(3) T}3EVET: Cosmographie unircrselle.
212 CONGRES DES AMEHICANISTES. U
naissances paleographiques seraient mediocres, comrae I'e-
taient par exeraple celles de Formaleoni, le premier editeur
de I'atlas de Bianco, on pent lire indifferemment Tune et
I'autre lecon. En ce cas la pretendue ile de Satan serait tout
simplement Tile placee sous I'invocation de Saint Athanase:
ce qui etait plus conforme aux habitudes des marins d€
I'epoque.
Quelle que soit I'oiigine de cette appellation , nous nc
sommes pas fixe? sur la position de I'ile, pas plus que sm
la position des deux iles voisines , Royllo et Taninar. Elles
disparurent successivement des cartes, meme avant TAuti-
lia, qui du moins alaisse son nom a un immense archipel,
tandis que ces iles fantastiques sont rentrees dans I'obscu-
rite, dont elles ne seraient jamais sorties sans le singulier
et tres persistant pressentiment des marins on des erudits
de Tepoque, relativement a I'exislence de terres k I'Occi-
dent.
Nous eu dirons autant pour I'ile de Bracie, Berzyl ou
Brasil, que les cartes du moyen-age dessinent au milieu de
I'Atlantique. On la trouve par exemple sur le Portulan me-
diceen de 1351 et sur la carte de Picignano (1367). 11 y en a
meme trois ainsi designees sur cette dernierc carte : la pre-
miere au Sud, sous le parallele de Gibraltar; la seconde au
Sud-Ouest de I'lrlande, accompagnee de deux navires et
d'un homme dont on ne voit plus que la tcte, car il est de-
vore par des serpents; la troisieme au Nordde la preceden-
te, avec une bete fantastique qui enleve un homme dans sa
gueule et porte I'inscription I' de Mayotus sen de Bracir. La
carle catalane de 1375 et une autre carte de 1384 la nom-
ment 1* de Brazil. Elle porte le meme nom sur le Portu-
lan de Mecia de Vila Destes (1413), et les cartes d' Andrea
Bianco (1436), et Fra Mauro (1457), et toujours elle figure
a rOuest de I'lrlande. Nous lui trouvons le mOme nom et
la meme position dans le Ptolemee de 1519, dans le tres
ancien atlas manuscrit de la Bibliotheque de la Faculte de
medecine de Montpellier, compose peu apres le voyage de
16 l'ile des sept cites. 213
Magellan (1), et dans le Ramusio de 1556. Un siccle et demi
apres la colonisation des Acores par le Portugal, on conti-
nuait k placer une ile de Brazil k I'Ouest ou au Nord-Ouest
de Corvo. Les atlas d'Ortelius et de Mercator raarquent en-
core ce nom. Le souvenir de cette ile errante s'est meme
conserve jusqu'k nos jours dans le Brazil Rock, rocher ou
plutot fond rocheux, marque sur les cartes de I'Atlantique
k quelques degres c'l TOuest do I'extremitc la plus occiden-
tale de Tlrlande.
L'identite de ce nom avec celui d'une des plus vastes con-
trees du Nouveau-Monde peut paraitre singuliere. Indique-
rait-elle done quelque mysterieux pressentiment de la de-
couverte d'Alvarez Gabral et de Gonneville? II n'est pas be-
soin d'aventurer cette hypothese. II en est en efFet de Bra-
sil comme d'Antilia. Ges noms furent appliques adesterres
. inconnues avant d'etre fixes definitivement (2). Par un cu-
rieux hasard, un bois rouge propre k la teinture des laines
et des cotons commenca par designer le pays oriental d'oii
on le tirait, Malabar et Sumatra; puis ce nom fut applique
h une ile de I'Occident oii on crut le retrouver, et enfin k
la contree americaine, qui Ta conserve (3). II ne nous fau-
dra done pas ranger le Brazil parmi les iles fantastiques
mais plutot parmi ces terres voyageuses, dont le souvenir
s'est perpetue par la tradition, et qui n'ont conquis qu'k
une epoque relativement moderne la certitude de leur exis-
tence.
Dans ces raemes parages, c'est-k-dire entre I'lrlande,
(1) Cet atlas (in 4", 22 cartes, n» 70) appartenait jadis h un conseiller au
parlement de Dijon, de Clugny. Le d6troit de Magellan y est marque, tandis
que les cotes du Chili et du P6rou sont encore en blanc.
(2) Un savant allemand, Sigismund Hadelich (M^moires de I'Acad^mie
d'Erfurth, i. ii), a compo86 une dissertation pour prouver, d'apr^s certains
passages de Daniel Kimschi et autres rabbins , que, quatre si^cles avant Co-'
lomb, on parlait d^j& de la terre et du bois de Bresil.
(3) Oaff4Rel : Histoire du Bresil Fmngais au X F/»« siicle.
1 k it
■J 14 CONGRES DES AMERICANISTES. 17
Terre-Neuve et les Acores, sont egalement marquees les
fleux iles Mayda ou Asmaides et isla Verde (1). Apres la
decouverle de rAmerique elles figurent avec regularite sur
les cartes, mais leiir position est incertaine. De nos jours
elles sout encore marquees ou plutot signalees comma
ecueils k eviter, et sous les noras de Maida et de Green
Rock. Leur existence n'est done nullement problematique.
Ainsi done Sept Cites ou Antilia, La Man Satanaxio ou
Brazil, voyages reels ou imaginaires, terras chimeriques
ou iles reelles, les geographes du moyen-age, melant d'ar-
tiques traditions a des decouvertes recentes , ont toujour?
place a I'Ouast cas pretendues contrees. Assurementce n'est
point encore \k I'Amerique, mais c'est deja la direction de
TAmerique.
El sacretario Sr. Fernandez Duro: El Sr. Jimenez
de la Espada ofreca A los seiiores extranjeros que se han
servido asistir a este Gongreso un ejemplar de su Biblioteca
hispano-ultramarina , tomo v, que trata de la historia de
los Incas, y el cual podr^n recoger dichos senores en la Se-
cretaria exhibiendo su tarjeta personal.
El Presidente Sr. Peralta: Tiene la palabra el senor
Espada.
El Sr. Jimenez de la Espada: Mi objeto al ofrecer
un ejemplar a cada uno de los senores que forman el Gon-
greso Americanista es el siguiante :
Suministrar un fuudamento mas & la critica que en mi
concepto merecen las historias que hasta ahora pasan por
oficialas y fidedignas entre nosotros acerca da los sucesos,
tanto anteriores como coetaneos, de la conquista, y aun
postarioras a nuestra dominacion ultramarina. Este libro,
que tengo el honor de ofrecer al Gongreso, es la segunda
(1) Voir I'atlas Catalan Je 13t)7, edite par Buchon.— Ptolemee, de 1519.—
Pleikiot de Langle. (Bulletin de la Sociite de Geograpliie de Paris. Juillet
1865.)
ciEZA DE le6n. 215
parte de la gran cr6nica que escribi6 Pedro de Gieza de Le6n,
la cual ha sido fraudulentainente plagiada por alguno de
nuestros mds reputados cronistas : delilo lilerario que ha
traido por consecuencia que un modeslo y laborioso sol-
dado, conquistador y descubridor de los primeros, que an-
duvo todo el pais que describi6 y conoci6 de todos los su-
cesos de que se hizo cargo en su obra admirable, que antes
que nadie se atrevi6 d descifrar y ordenar los anales mis-
leriosos de los tiempos anterioree de la conquista, haya sido
suplantado por el que hoy todavia lleva la palma y la pri-
raacia enlre los escritores de antigiiedades peruanas, el inca
Garcilaso de la Vega.
El ano 1550 acabo Pedro de Gieza de Leon la historia de los
Incas, y en el de 160G concluy6 Garcilaso la suya. Yo pre-
gunto a los seuores que me escuchan, que tanto conocen la
antigua historia de America, si han visto algunavez, al
tratarse de'los Incas y sus hechos, citar como autoridad el
iiombrc de Pedro de Gieza de Leon. Nunca. Garcilaso ha sido
cl que ha llevado siempre la preferencia; y hasta el famoso
Prescott, desmintiendo en este punlo su erudici6n y saga-
cidad indiscutibles , ha pospuesto a las afirmaciones y fan-
tasias de Garcilaso los textos de otros que han escrito con
anterioridad d el y con mas garantias de veracidad y acierto.
Pareceme, pues, justificado mi empeiio de propagar el
conocimiento de esta obra hasta ahora usurpada totalmente
por el cronista Herrera, A costa de la gloria de su autor,
Y los que tengan la bondad de leerla comprenderdn sin
gran esfuerzo la superioridad de criiica que distingue d
Gieza de Leon comparado con Garcilaso. Este conocia me-
jor que Gieza la lengua de los soberanos y gentes que pre-
tendia historiar, como que era la de toda su familia y la
suya, cojno que era inca; pero apasionado por las cosas de
su familia, convirti6 en fabulas, abultdndolos y adulterdn-
dolos, los hechos que como reales y positivos consigna en
su cr6uica Pedro de Gieza. Yo creo, pues, que en desagravio
de la memoria de este desgraciado cronista, es justo que se
216 coxGnESO de ameriganistas.
-propague este escrito, como todos los suyos, y cundau sus
ideas entre los que se dedican al estudio de las antigiieda-
des atnericanas. He dicho.
- El Presidente Sr. Peralta: Creo interpretar los senti-
mienlos del Gongreso dando las gracias al Sr. Espada por
la interesante publicaci6n que acaba de ofrecerle. Efectiva-
menle, Pedro de Gieza de Leon merece los elogios y el pues-
to eminente entre los historiadores del Peril que el Sr. Es-
pada lo ha asignado.
Creo ser tarabien interprete del Gongreso al dar gracias
por el interesantisimo trabajo que sobre las relaciones geo-
grdficas del Peru ha tenido la bondad de ofrecernos el senor
Ministro de Fomento. A cuya obra ha puesto una admira-
ble introduccion el Sr. Espada. (Aplmisos.J
Tiene la palabra el Sr, Fernandez Duro.
El Sr. Fernandez Duro presento a la mesa, que-
dando a disposicion de los senores del Gongreso, ca-
talogos de cartas geograficas 6 hidrograficas y me-
morias impresas relativas a los temas sexto y nove-
no del prograraa, en la parte de Historia y Geolo-
gia, dando idea del contenido en la forma si-
guiente :
Expedidones precolomUanas de los Vizcainos (t
Terranova y d los paises del litoral inmediaios.
■ En esolarecimieuto del problema histdrico enunciado de
esta manera en el tema 6." de los de este Gongreso, y ya
exarainado en los anteriores, he redactado el estudio que
impreso someto al juicio severo de esta asamblea, acompa-
iiJlndolo de no escaso niimero de documentos ineditos guar-
dados en nuestros archivos. Desgraciadamente , si en con-
junto arrojan vehementes indicios de haber sido.visitada la
costa NO. de America mucho antes que pensara Golon en
EXPEDICIONES DE LOS VASCOS. 217
dirigir sus carabelas A las Indias , niuguno demuestra el
heeho de modo concluyeiite.
Los vascongados, comprendiendo en este n ombre a los
habitantes de la costa del golfo de Ganlabria, prepondera-
ban con la uavegacion de los mares de Europa en los si-
glos XIII y XIV. Rivalizando con los ingleses , por la fuerza
de las armas habian conseguido, entre considerables venta-
jas comerciales, el derecho de pescar en las costas de Irian-
da y de Escocia, y ya en el siglo xiv figura entre los ar-
ticulos que devengaban derechos de aduanas en San Sebas-
tian y otros puntos el abadejo 6 bacallao y el sain 6 grasa
de ballena.
A mi juicio, ya fuera persiguiendo a este cet^ceo, ya por
efecto de cualquiera de los frecuentes temporales de las re-
giones septentrionales, debieron llegar a la costa americana
aquellos osados marineros, utilizarse de sus puertos para
tomar agua y leiia, y de los bancos explotando la pesca, sin
dar i. la tierra otra importancia que la de la utilidad que
les reportaba. Gomunicando con los indigenas, dando nom-
bres euskaros d los lugares , no llegaron , sin embargo , a
sospechar, luego que en el mundo circulaba la pasmosa no-
ticia del viaje de Colon, que la ribera que frecuentaban,
donde no habfa oro, plumajes ni otra cosa que pudiera
asombrarles, fuera parte del Mundo nuevo.
Eran los Pescadores de ballena y bacallao gente ruda y
ajena d otro conocimiento que el del oficio. En el siglo xvi
resulta de informaci6n autentica que los mas acreditados
capitanes, alguno de los cuales llego a ser almirante de la
Marina Real , no sabian leer, i Habian de ser mas instrui-
dos doscientos anos antes ?
Asi se explica la carencia de noticias escritas y la de las
tradicionales, atendiendo d que la Terra nova era relacio-
nada en la idea de los marineros con la de Islandia e inme-
diatas que antes conocian.
Estas deducciones y la esencial de la prioridad de descu-
brimiento del Canada estan exteilsamente razonadas en mi
218 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
diclio estudio, una parte del cual va dedicada a Ja cuestion,
no poi- secundaria menos debatida, de si descnbierlalacosla
por los vascos pertenece la gloria a los espaiioles 6 a los
franceses. Presumo que en ello he logrado ver claro , sin
otro merito que el de hacer abstracci6n del falso amor de
patria y el de fijar la alencion en los muchos documentos
que demuestran el intimo y necesario enlace de los que Vi-
vian d uno y otro lado del Yidasoa en las empresas de la
pesca. El examen me lleva a una conclusion que parece a
primera vista paradoja. Digo:
«Es muy posible que espanoles, franceses eingleses des-
cubrieran a la vez la Terra nova, sosteniendo unos y otros
con igual razon la primacia sobre los demas navegantes.
Basta conocer la composicion de los equipajes balleneros
para que se conciba que no es absurda la idea. Vizcainos y
guipuzcoanos los maestres de chalupa y arponeros ; breto-
nes y laborlanos los pilotos y los cortadores ; de cualquier
parte que fuese el capitan, en el bajel que llevaba por obje-
tivo el sain , por aveutura el rdpido regreso y por bandeia
la ganancia, estaban representadas las tres nacionalidades,
toda vez que los dichos labortanos, franceses por naturale-
za, fueron siibditos ingleses hasta mediados del siglo xv.
Y no obstante, eran estos tripulantes de la misma raza y de
la misma lengua. Eran vascos. »
Progresos de la cartografia americana.
Para la discusion de este tema ha presentado el Dep6sito
hidrografico indice razonado de las cartas y pianos ineditos
que posee. El Deposito de la Guerra y la Direccion de In-
genieros militares los han remitido igualmente, y el coro-
nel capitan de fragata D. Francisco Carrasco ha formado
un resumen de las mas notables que se conservan en el
Archivo de Indias. El indice de esta sola coleccion asciende
a 1.050 cartas. La Real Academia de la Historia, el Archivo
rUOGKESOS DE LA. CARTOGRAFiA.. 219
historico nacional y el Sr. D. Manuel Rico y Siuobas mues-
tran en la Exposicion algunos ejemplares raros y curiosos
de sus respeclivas colecciones, figurando a su cabeza, pro-
cedente del Museo Naval, la primera caria en que fueron
trazadas las tierras del Nuevo Mundo, monumento geogra-
fico que por si solo haria famoso el nombre de Juan de la
Gosa.
En el volumen do Relaciones geogrdficas dcdicado al Con-
greso por el (lobierno de S. M. , ha escrito el Sr. D. M. Ji-
menez de la Espada una introduccion que servird de fun-
damento a los trabajos que en lo sucesivo se encaminen al
estudio de los progresos de la Cartografia americana, por
las noticias peregrinas y serias deducciones con que rompe
el velo que ocultaba el origen y proposito de las instruccio-
nes que se dieron a los navegantes y pobladores de Indias,
y descubre los autores de un pensamiento que hoy mismo
se consideraria colosal.
Eslimando que el cargo de Secretario con que he sido
honrado traia consigo la obligacion de allegar algun otro
dato en esta materia tan relacionada con los estudios de mi
profesion, he formado y presento la corta ofrenda de una
relacion de 800 cartas sueltas 6 que forman atlas y portu-
lanos , obra de oficiales y pilotos de la Marina espaiiola en
los siglos XIV al xvii inclusive, todas ineditas y, con pocas
excepciones, trazadas sobre pergamino, con ricas ilumina-
ciones en oro y colores y adornos de bajeles, banderas, es-
cudos de armas, rosas nauticas, fig-uras de hombres y ani-
males. Una de ellas, auonima , que en facsimile presento
asimisrao, indica los nombres primitives que los espaiioles
pusieron a las tierras del Canada y el lugar en que la expe-
dicion de Jaques Gartier sufrio tantos trabajos y muertes.
Por ultimo, ofrezco a la consideracion de los estudiosos otro
documento desconocido hasta ahora del publico : una cu-
riosa 6 interesante critica del monopolio en la construccion
y venta de las cartas y de la ignorancia de los pilotos de la
Gasa de Gontratacion, que ponian dos graduaciones distin-
220 CONGRESO DE AMERICANI9TAS.
tas como medio de corregir la'variacion de la aguja, me-
diando el siglo xvi, critica humoristica del hijo del gran
Almirante, que tiene por titulo Coloquio sohre las dos gra-
duaciohes diferentes que las cartas de Indias tienen, escrito
por Hernando Colon.
El Presidente Sr. Peralta: El Congreso da gracias al
Sr. Fernandez Duro por los interesantes trabajos que pre-
senta siguiendo las huellas de ilustres marines espanoles
que, como Ferndndez Navarrete y tantos otros, han procu-
rado A la historia americana s61idos fundamentos.
Tiene la palabra el Sr. Neussel.
El Sr. Neussel: He recibido el encargo de los seiiores
Kunner y Reiss de presentar en nombre del Museo etno-
grafico de Berlin trece Idminas fotogrSficas que representan
algunos de los objetos mejicanos de aquel centro; de su im-
portancia el mismo Sr. Reiss ha de decir algo.
El Presidente Sr. Peralta: El Sr. Reiss, aludido, tiene
la palabra.
El Sr. Reiss: La parte etnogrdfica del Museo de Berlin
es muy rica en monumentos y piedras esculpidas proce-
dentes de la America del Sur. La dificultad de traer d Eu-
ropa esas piedras de gran volumen hace que sean raras y
que esten diseminadas en varias capi tales, y de aqai la im-
posibilidad del estudio comparativo, que es el linico que
pnede descubrir la relaci6n entre unas y otras. Teniendo
en cuenta estos inconvenientes, el Director del referido Mu-
seo etnogrdflco ha decidido fotografiar los objetos rods no-
tables, con el prop6sito de enviar las Idminas A las direc-
ciohes de los museos piiblicos 6 privados de Europa que
estudian la arqueologia americana, solicitando igual repre-
sentaci6n de los objetos que poseen, bien sea en fotograffa
6 en vaciado de yeso ; y d tener la idea aceptacion , no es
dudoso que el procedimiento ha de dar beneficiosos resul-
tados, reuniendo en todos estos centros los elementos que
existen disperses, aumentdndolos continuamente con las
nuevas adquisiciones y formando para los estudiosos lo que
MUSEO DE BERLIN. 221
nunca podrian conseguir consumiendo liempo y capital ea
viajes, y fiando A la memoria 6 a dibujos rdpidos e imper-
fectos las impresiones de cada objeto distinto.
De las primeras fotogralias, que sou las presentadas,
Unas sou de Mejico, otras de Colombia, y es digna de aten-
cion especial una de Bogota. Las hay tambien de hachas
encontradas en el Ecuador.
Siento mucho que el tiempo no haya permitido sacar
oLras fotografias de las piedras esculpidas de Santa Lucia
de Guatemala que ban Uegado hace pocos dias a Berlin,
porque hay figuras singulares no vistas 6 consideradas
hasta ahora. Representan ciertos hombres adorando a una
deidad que estd en el cielo, con forma casi semcjante a la
que en nuestras iglesias tiene el Santo Padre. En otras se
ve un enferrao en la caraa, visitado por la muerte bajo el
aspecto de esqueleto humano, y estan trabajadas con estilo
muy natural y distinto del convencional que se observa en
los monumentos de la America central que se conocen.
Todas ellas se publicaran dentro de poco, y se facilitaran
como las otras.
Aparte de las que ya posee el Museo de Berlin, siendo
de gran in teres y novedad los monumentos y esculturas
de San Agustin, de los cuales solo existe el mal dibujo in-
serto en la Historia de Colombia de Acosta, un viajero ale-
mdn ha tomado del natural vistas exactas que enlraran a
formar parte de las colecciones fotograficas, colocandose
Alemania con ellas en la linea de los Estados que procurau
la propaganda de los estudios del contiuente americano.
(Aplausos prolong ados.)
El Presidente Sr. Peralta: Tiene la palabra el senor
Bamps. >
M. Bamps: Je iie savais' pas que j'etais inscrit pour
prendre la parole aujourd'hui; cependant, puisque M. le
President me I'a accordee, je dirai un mot au sujet de la
communication que Fhonorable M. Reiss a faite au Con-
gres. Plus heureux que moi, il a pu s'exprimer en espagnol.
222 CONGRES DES AMERICAXISTES.
Tout le monde se sera souvenu que I'honorable M. Reiss
est le collaborateur d'uu americaniste distingue, le docteur
Bastian, de Berlin. Les musees d'ethnographie americaiue
d'une certaine importance sont tres rares. Madrid partage
avec Berlin I'avantage d'avoir pu reunir une collection
d'objets des plus interessants pour I'ethnographie ameri-
caiue, et nous avons ote heureux a ce point de vue de
poQvoir admirer I'Exposition des antiquites americaiues
qui a ete ouverte sous les auspices du Comite d'organisa-
tion de la session actuelle. Je tiens meme a ajouter que I'Es-
pagne pent se feliciter de posseder de plus grands tresors
encore pour la science americaiue que ceux qu'il nous a ete
donne de considerer. Quant aux richesses ethnographiques
qui se trouvent a Berlin, on en fait en ce moment un clas-
sement pour compte du Gouvernement allemand , sous
la direction de I'honorable docteur Bastian. A propos de
ce savant, je vous dirai que, quejques jours avant de me
mettre en voyage pour Madrid, j'ai recu de lui une let-
tre que je regrette de n'avoir pas sur moi pour en donner
lecture au Congres. M. Bastian dit, dans cette lettre, qu'il
regrette beaucoup de ne pouvoir assister a notre reunion,
et ilajoute qu'il compte ouvrir prochainementla collection
des objets ethnographiques qu'il a recueillis dans ses nom-
breux voyages entrepris avec le concours du gouvernement
allemand, en vue de reunir les elements d'une section d'eth-
nographie americaine a creer au Musee de Berlin. Je suis
persuade que le Congres prendra bonne note de la nouvelle
donnee par I'honorable M. Reiss, a savoir, que la ville de
Berlin sera heureuse de recevoir dans un temps donne une
reunion de notre Gongr^s , et j'ai I'espoir que si la pro-
chaine session ne pent pas se tenir a Berlin, les membres
du Gongres qui assistent en ce moment a nos travaux se
souviendront de cette obligeante communication.
Je remercie M. Reiss d'avoir exprime le vneu de voir
les differents musees etrangers echanger entre eux des
photographies d'antiquites americaines, Certainement, ce
iMUSEL: DE BERLIN. 22'S
serait lii une chose Iros utile; mais il me scmble ({uc la
reproduction par la photographie ne serait pas suffisante;
car, a moins qu'on ne tirat une cpreuve de chaque face
des objets interessants conserves dans les musees, il se-
rait difficile de se rendre un compte exact de I'objet re-
produit, surtout lorsqu'il porte des caracteres un pen frus-
tes. Je crois done entrer mieux dans les vues de I'honora-
ble M. Reiss et de nos honorables collogues, qui paraissent
clre tous partisans corivaincus des institutions ethnogra-
phiques qu'on a propose de creer, en demandant que les
directeurs des musees en voie de formation echangent
entre eux des moulages pris sur les antiquites americai-
nes. Gela ofFrirait de grands avantages, car il existe dans
les differents musees des specimens tres curieux , comme
il y en a ici, par exemple, que personne n'avait jamais
etudie. Nous pourrions ainsi obtenir pour nos musees des
moulages bien executes, sans que les originaux subissent
une deterioration quelconque. En Belgique, on s'occupe de
I'organisation d'un musee ethnographique, et le directeur
de cette institution ne demanderait pas mieux j'en suis
convaincu que de preter son concours a une echange com-
me celui que j'ai propose. CApplaudissementsJ
M. Reiss: Je suis parfaitement d'accord avec I'ideeemi-
se par I'honorable preopinant, el si j'ai parlc de photogra-
phies, c'est que je voulais donner le moyen aux directeurs
de musee de demander le moulage des pieces qui offrent
de I'interet pour eux.
El Presidente Sr. Peralta: Tiene la palabra el Sr. Ro-
driguez Ferrer para explanar el asunto iniciado en sesion
anterior, acerca de la antropologi'a cubana.
El Sr. Rodriguez Ferrer explico los fandamen-
tos de la memoria que sigue :
224 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
De los te7Ticolas cuhanos con an(eri(y}Hdad d los que
alii encontro Coldn, segun puede inferirse de las
antiguedades encontradas en esta Isla por el
Excmo. e Ilmo. Sr. D. Miguel Rodriguez-Ferrer.
De las investigaciones arqueologicas
que han tenido lugar en nuestros dias
en la Isla de Cuba y del tipo de alguno
de los idolos encontrados en ella, ipue-
de inferirse que estos hubieron de per-
tenecer d otros terricolas cubanos que
los que alii encontro Colon ?
He aqui el tercer tema propuesto en la Seccion de la Ar-
queologia, segiin lo dispuesto en el art. 19 de los Estatutos
de este Congreso, a cuyo contenido trato de contestar de un
modo afirmativo, sinlieiido solo que, al quererlo razonar
con las indagaciones y los objefos que el tema exige, teuga
que invocar demasiado mi humilde personalidad, por no
saber de otra mas competente que haya hecho en aquella
apartada isla estas investigaciones, ni tener noticia de ha-
berse encontrado otros objetos , por cuya circunstancia no
dudo se me dispensary, que no sea sino a los adquiridos por
mis investigaciones, a los que tenga que referirme para
sostener mi aserto y fundamentar mis juicios.
Mis viajes por tan apartada como importante isla tuvie-
ron lugar por los anos de 1847-48 y parte del 49 , habiendo
arribado a sus costas, no con el afan de personales medros,
sino con una misiou literaria y el deseo de suplir con mis
individuales fuerzas la posicion oficial que yaalcanzara (1),
y que me bubo de arrancar una de esas vicisitudes politi-
cas tan comunes, por desgracia, en la espanola patria.
Por aquella epoca, si la isla de Cuba se encontraba muy
(1) Me encontraba ya de Jefe Politico y ultimo Intendente de Cantabria.
2 LOS TERRiCOLAS CUBANOS. 225
adelantada en ciertos ramos de la literatura y de las cien-
cias naturales (1), con relaci6n A la arqueologia apenas se
notaba otra manifestaci6n que algun articulo del docto se-
nor Bachiller y Morales , tan entendido y erudito para la
historia y las tradiciones todas de aquella isla. La explora-
ci6n y los viajes de estos estudios en la misn\a estaban por
principiar. Hasta la geologia, que tanta conexi6n tiene con
la verdadera prehistoria , no habia contado en Cuba con
otras publicaciones que el Ensayo del gran Humboldt al
principiar el siglo, y despues las parciales de algiin extran-
jero comisionado i sus minas, 6 los no mds generales del
ingeniero de minas D. Policarpo Gia, tan laborioso como
entendido. La propia paleontologia cubana, de mucba ma-
yor afinidad con la prehistoria, si bien cuenta al presente
con un cultivador que vale por muchos (2), por aquellos
dfas aiin no habia hecho aplicaci6n de sus conocimientos &
aquella tierra, porque sus Memorias s61o comenzaron & ver
la luz piiblica diez y ocho anos despues (3) .
Pues por estos dias fue cuando me propuse , con menos
capacidad y medios que patriotica intencidn, estudiar cuanto
la isla de Cuba podia ofrecer de notable con relaci6n d
las ciencias fisicas y sociales para revelarlo despues en una
(1) El ichthyologo D. Antonio Parra fue el primero que en 1787 publico sus
trabajos Bobre los peces de esta isla; y & nuestro arribo & ella ya habian lle-
gado & complementar el conocimiento de su fauna d'Orbignj', Bibron y Coc-
teau, singularizftndose el naturalista D. Felipe Poey, & quien tuve el honor
•de tratar. Ya tambi6n eran conocidos, respecto d su Flora, los nombres de los
■senores La Ossa, Auber y Monteverde, y a estos ban sucedido naturalistas
tan competentes como los doctores Oundlany y Sauvalle.
(2) El Excmo. Sr. D. Manuel Ferndndez de Castro, Inspector del Cuerpo
de Minas.
(3) La parte primera de estas Memorias sobre la existencia de los grandes ma-
mi/eros fdsiles de la Isla de Cuba fu§ leida por primera vez en la Academia de
Ciencias M6dica8 , Fisicas y Naturales de la Habana en 1864 y publicadas
en 1865.
1 5 15
226 CONGRESO DE AMERICANISTAS. ^
obra que ya he comenzado & publicar (!) , y antes de pre-
sentar la condici6n de los hombres que entonces la ocu pa-
ban, pretendi remontarme, con la luz de la arqueologfa, d
la averiguaci6n de otras generaciones que hubieran podido
poblarla , motivo por el que me decidi & buscar sus huellas
6 reliquias , linicos caracteres con que es dable rastrear la
existencia que tuvieron los diferentes pueblos que nos ban
ido precediendo en peregrinaci6n por este nuestro asende-
reado planeta. Mas, como consigrio en otro lugar, estos do-
cumentos no se encuentran sino entre rumas, en la oscuri-
dad de las cavernas 6 entre las mds ocultas capas del propio
suelo que pisamos, y A estos parajes mismos tuve necesidad
de recurrir si habia de revelar algo sobre los antiguos ha-
bitadores de Cuba, intentando salvar (tal vez en vano) el
vaci'o que aparece en su historia, con anterioridad d la es-
panola raza, que la conquist6 y pobl6.
Paso, pues, & ocuparme de"estas antigiiedades , buscadas
y halladas A mucha distancia de todo centro de poblaci6n,
en inhospitalarias costas 6 entre impenetrables selvas, como
lo particularizo mds extensamente en otras pdginas (2). Es
cierlo que me acompafiaba gran fuerza de voluntad para
sobreponerme d ciertos obstdculos y hasta peligros; pero
mis recursos individuales no eran bastantes a dominar
cuantas dificultades en semejantes reconociraientos se pre-
sentan , cuando hay que llevar por muchos di'as una vida
ndmada, y cuando lo de menos es hacer noche en desiertos
bosques para dorrair en la cama aerea de una hamaca ; lo
peor, el que concluian los abastecimientos que tenian que
llevarse d manera de convoy, y que mds de una vez fuera
precise dejar las excavaciones practicadas para huir de la
tempestad, sin burlar a veces sus rigores. Mas con todos
estos inconvenientes , no ban dejado de ser algiln tanto
(1) Natiiraleza y cirilizacion de Cuba.
^2) Natumleza y civilizacion de Cuba, Estudios arqueologicos.
4 LOS TERRICOLAS CUBANOS. 227
fructuosos mis trabajos, toda vez que os he podido presen-
tar, en el improvisado museo del Ministerio de Ultramar,
los crineos, la mandibula, los idolos y los ceranautes, de
que OS hablare con la brevedad que nuestro reglamento
recomienda, pero de los que puede inferirse, segiin el tema
lo exige , que hubieron de pertenecer A otros terricolas cu-
banos que los que alli encontr6 Gol6n.
Luego que atravese las altas cumbres y hasta las afiladas
cimas fcuchillas las llaman en el pais) que median desde el
puerto de Santiago de Cuba al de Baracoa (1), encontribame
ya en esta poblaci6n, primera capital que habitaron los Ve-
lazquez, los Narvaez, los Cortes, los Montejos, los Morales,
los Rojas, los Velascos, los Porcayos, los Ferndndez de
C6rdoba , el P. Las Casas y tantos otros que pasaron des-
pues desde este punto & escribir con sus hechos la inmortal
conquista de aquel mundo cuyas dos principales porciones
estaban aiin por descubrir; cuando me hablaron por vez
primera de que caminando desde alli al Cabo de Maisi , y
entre espeluncas, por donde se descolgaban con cuerdas los
colmeneros de la abeja de la tieiya, se encontraba una cueva
de donde habian extraido ciertos crdneos fcarabelas decian)
que no tenian particiones (suiuras querian decir) ni tam-%
poco frente , segiin algunos ejemplares que habian traido.
Como las personas que me lo anunciaban eran las mAs
serias de esta poblaci6n, mande hacer los preparatives que
la distancia y el tiempo requerian, como m^s circunstan-
ciadamente relate en otras pdginas. Aqui s61o dire, que
consegui con mis acompaiiantes, despues de muchas peri-
pecias, dar al fin con esta cueva, situada d siete leguas de
Baracoa, al S. de Pueblo Viejo, y A mds de tres del puerte-
cito de Mata, y por lo tanto, mds al interior. Su boca apa-
(1) Por esta parte oriental estdn las mayores alturas del pais, formando el
colosal tridngulo de su parte oriental. Sobre este se destaca el monte Tarqui"
no, que cuenta 7.000 pies sobre el nivel del mar.
228 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 5
recia sobre uii riscou calcireo que descansaba sobre otro
promontorio 6 meseta de una roca igual perteneciente A los
desfiladeros que corren al pie del rio Maya, por cuyo cauce
entonces seco, tuvimos que ir, para poder ascender A esta
caverna cuyo ascenso m^s fuerte seria de unos cinco rainu-
tos, con paso nada lento. Ya dentro de ella, nada encontra-
mos en esle primer recinto, pero si cierta heudidura que
ofrecia una entrada muy baja y angosta d otro interior, re-
cinto 6 cdmara, en cuyo fondo se divisaban restos de unos
esqaeletos. Introdujeronse dos negros con hachas encendi-
das, y 5 ellos segui con mis acompanantes arrastr^ndonos
con dificultad bastante. Ya dentro, esta cdraara aunque
baja de techo no dejaba de ser espaciosa y casi circular, en-
contrdndose toda alfombrada con el abundante excremento
de los queiropteros, cuya abundancia formaba mas de me-
dio metro de espesor. Pues entre esta materia aparecian es-
parcidos unos siete crdneos, femures y otros huesos fractu-
rados, los que dejaban adivinar en su revuelto abandono,
que el hocico de los puercos cimarrones 6 montaraces los
habian irastornado de aquella manera. Y como no podia-
mos dilatar nuestra permanencia teniendo que volver antes
del anochecer al punto en que habian quedado los caballos
y los bastimentos; ni pudimos hacer excavaci6n alguna, ni
levantar una sola de aquellas capas estaMgmitas,si bien crei
entonces dentro de esta c&mara, como he seguido creyendo
despues, que estos esqueletos no habian sido arrojados ni
enterrados alli, sino depositados muy naturalmente sobre
el suelo de aquella cueva que formaba como una estancia
sepulcral; Desde entonces concebi la idea de que estacama-
ra cuya forma pertenece en la prehistoria a la tercera cate-
goria de aquellas cavernas que sin haber servido de habi-
tacion al hombre 6 a las fieras, eran escogidas para tumu-
los 6 grutas sepulcrales, era de la clase de las encontradas
en Europa pertenecientes a tiempo remotisimo, como lo ha
confirmado despues la afamada d'Aurignac descubierta en
el alto Garona por M. Lartet mds de cuatro anos des-
LOS TEHRICOLAS CUBAN08.
229
pues (1), en la que predominan las circuustancias casi igua-
les de su topografia y de su distribucidn interior. Gomo la
francesa, se elevaba la de Cuba sobre la base de una monta-
na; como la francesa tenia^la de Cuba una entrada que ha-
bia sido artificialraente cerrada; y como la francesa tenfa
un conjuiito de cf^neos y restos de cadiveres alli deposita-
dos. Pero se diferencia, y no poco, de la coudici6n anat6-
mica de la raza india 6 cubanaque en esta isla hall6 Col6n.
He aqui sus dibujos, y marcadas ademds las principales
notas frenql6gicas que sobresalen en estas cabezas por el
orden con que estdn de su mayor protuberancia:
BN Eli HOMBRE (FIG. 1.*)
1. Veneracion.
2. Cautela.
3. Cauealidad.
4. Memoria local.
5. Aprobatividad y afeccionividad.
6. Idealidad.
7. Adquisividad y constructividad.
8. Secretividad.
10. Combatividad.
Carece de habitividad.
— amor propio.
— amor 6. la vida.
EN LA MUJER (FIG. 2.*)
1. Cautela.
2. Aprobatividad.
3. Afeccionividad.
4. Idealidad.
5. Veneracion.
6. Causalidad.
7. Adquisividad y constructividad.
8. Secretividad.
Carece de habitividad.
Estos crdneos son dolicocefalos y su gran depresi6n fron-
tal es de lo mds pronunciado. Veamos ahora por que no
pueden parecerse estas cabezas d las de los indfgenas cuba-
nos que aquel Almirante encontrara.
A falta de su comparacion ffsica, tenemos la descripci6n
hist(5rica por los mismos escritores que en la isla llegaron
a connaturalizarse con su presencia y con sus costumbres.
(I) El deacubrimiento de M. Lartet tuvo lugar en 1852: el mio i 26 de Fe-
brero de 1847. Vease al final el documento num. 1.
1 5 *
230 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 7
Entre estos est^ Las Casas, cuya plania nos hace la si-
guiente descripcion: Eran por lo regular, dice, de esiatura
mediana, tenian la nariz ancha, la frente espaciosa, elpelo
Idcio y los ojos grandes, y negros; todo lo caal cuadra con
una exactitud severa d un individuo que hoy existe en esta
corte procedente de las indiadas absadas'en el territorio de
Merida de Yucatan, localidad fronteriza al cabo occidental
de Cuba, cuya procedencia, como hijo de los que viven to-
davia en el estado de naturaleza, presenta el verdadero tipo
ae los aborigenes que en Cuba saludo Gol6n. Se me podra
objetar, que estos liltimos al rigor de la conquista, como
se alzaron rauchos pudieron dejar sus huesos en esas cue-
vas de la isla. A esto contestaremos, que tambien hemos
visitado esos osarios 6 enterrorios de indios, como por alii
se nombran, principalmente sobre la Vuelta Abajo en al-
gunas de las espeluncas que dominan al rio Guyaguatege;
pero, ni sus crdneos presentan igual depresion frontal, ni
en ninguna de estas cuevas note la forma especial de la que
vengo hablando, escogidas para sarcofago en tiempos mny
primitivos, segun las observadas en Europa. Los enterrorios
. de indios que se encuentran en las dos costas y en diferenlcs
puntos de la isla, son de tiempos posterioresalaconquist;i,
en cuyas cuevas querian salvar, al menos, del poco respeto
del invasor, los restos de sus padres, porque en la Ameri-
ca, segun dice Chateaubriand, las tribus que la poblaban
cuando su descubrimiento, no tenian mas que un monu-
mento, que era sus tumbas (1). Pero estos osarios no eran
parecidos a los antiguos y primitivos en donde recogi estos
craneos, contemporaneos tal vez, a los que de igual anti-
(1; Cliateaubrianil dice: <<\)i tifiieu. iiKes.las tribits del Xi'evo Mi'iido uidsqvr
»nii ii/Oiiniiieiito qv es la tt'niba: qnitese a los sahajes y sc les qi'itui'o sit histo-
•»ria, SI'S Icyes y htistn sus dinscs, y sn arrehotaru d esos lionihres lo pi-veha de si'
»existencia ronio la de si' noda oite las yeneracinnes fi>tiirps.^> Memorial de Ul-
»tratuinl)a. tonio I, paj,'. "ATi.
8 L08 TERHiCOLAS CUBANOS. 231
fe^uedad se advirtieron ea Mejico y de que habl6 Clavijero
■en su historia antigua de Mejico (1).
Antes de consentir esta aiitigiiedad tambien se me opou-
dra, que en Cuba ha habido siempre negros apalancados 6
alzados, y que de estos han podido provenir eslos crineos,
pues ya se sabe que muchas de sus naciones en Africa com-
primen artificialmente sus cabezas como lo haceu otras en
America. A estoresponderemos, que eutre las sierras 6ridas
y Tajadas en que estos craneos se hallaban no podian tener
a su alrededor donde hacer sus plantios, y que excluye por
complete este parecer el propio estudio anat6mico de estos
craneos, por medio del que se observa, que el agujero occi-
pital central y los maxilares verticales se diferencian bas-
taute de la raza eti6pica.
Rebatidas estas hip6tesis, solo me resta hacerlo con la
mas autorizada no s61o por serlo de un gran naturalista
como el Sr. D, Felipe Poey, sino porque este mismo se
apoya en otra no menos respetable, cual es la del Dr. Mor-
ton sobre los craneos americanos. Morton afirma que los
de esta forma son de indios cafibes, porque esta fuera de
duda que estos acostumbraban a aplastar la frente de sus
hijos por medio de un aparato especial, ofreciendo ademds
entre las laminas que presenta su libro, la marcada con el
num. 65, que representa un caribe delaisla de San Vicen-
te. El Sr. Poey notando su identidad, no ha dudado atri-
buir a estos craneos una procedencia igual, porque ni d el
ni 6, mi nos sirve de escriipulo que la isla de San Vicente
no sea la isla de Cuba, y por lo tanto un tipo extraiio al
suelo de esta ultima. La historia' nos dice, que en 1504, con
grandisima repugnancia de la inmortal Isabel I, y a fuer-
za de exagerarle las costumbres antropofagas y sodomitas
(1) Clavijero dice asi: «Los chinimecos eiiterraOan los caddveres en las cuevas
»de los monies; cuando se civilizuro/i algiiu taiito, adoptaroii en este y ottos usos-
i>los ritos y costtimbres de los acolhuas 6 colhuas qne eran lo hiknio que los de los
»mejicanos.»
232 CONGRESO DE AMERIGANISTAS. 9
de los caribes, se did la 6rden desuesclavitud, porqueauii-
ijue originarios de la cuenca del Orinoco, bajaban por las
Antillas y exterminaban a sus habilantes, y d la isla d^
Cuba pudieron llegar algunos de eslos como a cualquiera
otra de estas isias. La dificaltad no consiste en esto: la ma-
yor para mi estl precisamente en el propio estudio freno-
16gico que el Sr. Poey ha hecho de estos craneos en su ya
citado Repertorio, y que esto tenga aplicacion no solo a es-
tos dos por una singularidad, sino d otros dos mas de igual
procedeucia en sus cuarenta y seis notas freuologicas. De
todas ellas resulta, que estdn en primera linea la venera-
cion la idealidad, la afeccionahilidad la maravilliosidady^
preponderando asi las notas mas opuestas a la condiciou
moral que tenian los caribes, cuando sus propensiones e
impulsos eran los mds opuestos a semejantes sentimienlos.
Consta por el contrario, por los conquistadores e historia-
dores, la rads palente contradicci6n en sus hdbitos y cos-
tumbres. Y en efecto: (,c6mo admitir en estos hombres in-
sensibles y feroces la veueracion mas pronunciada, cuando
consta su habitual indocilidad, su vida salteadora y su modo
de vivir siempre vagabundo, sin otro superior d quien
obedecer, sino a su crueldad y sus apetitos? <;G6mo admitir
la afeccionahilidad en hombres que no dcnotaban un solo
sentimiento de piedad para con los inoceutes uinos, ya
cociendo sus cuellos y sus piernas para comerselos, ya go-
zdndose en sus carnes palpitantes para devorarlos, ya escla-
vizando a los hombres, y castrando dlos hijos de estos para
engordarlos mejor y engulh'rselos? Como se ve, hay un
contraseatido muy pronunciado entre estas notas con lo
que los caribes fueron en la americana tierra, y es preciso
concluir que, 6 no son de caribes, 6 que no tiene nada de
cierto, ni aun de probable, la ciencia del Dr. Gall. Mas
como la respetabilidad del Sr. Poey es tanta como natura-
lista no pretendo contradecir su afirmativa, sin tener el
honor de agregar d mis razones, algiin fundamento que
me dan las suyas.
10 LOS TEnnicOLAS cubanos. 233
El Si". Poey sin apasionarse cotno sabio, ya coufiesa en
su Repertorio (1) que muchos dudan que los caribes tuvie-
ran un aparato especial para aplastar la frente de sus hi-
jos, no mencioujindolo el historiador Pedro Martir de An-
gleria. Y 6. esla confesion del Sr. Poey, voy a agregar, que
ni el Dr. Ghanca que navego con Colon en su segundo viaje
cuando se descubrio la Guadalupe y demds Antillas meno-
res, residencia de estos canibales, y que es el que mas des-
ciende A pintarlos en su fi'sico y costumbres, dice s61o escri-
biendo A la ciudad de Sevilla, que: « se conocian cuales eran
» caribes y cuales no, por que estos traian en cada una de
J) sus piernas dos argollas tejidas de algodon, la una junto
j> d la rodilla y la otra junto a los tobillos, de manera quo
»les, hacen las pantorrillas grandes y los sobre diclios lu-
Dgares muy ceiiidos, que esto me parece tienen ellos por
»cosa gentil, sin que por csta diferencia conocemos los unos
»de los otros;» ni D. Juan Bautista Muiioz, que tuvo ante
su vista tantos eseritos, y sobre todo los del P. Las Gasas,
tampoco consigna en el tomo primero de su malograda
Historia nada sobre esta costumbre, y b61o habia de ella el
cronista Oviedo, que es a quien sigue Morton. Este, sin
embargo, no advirti6 que el cronista capitan solo asi se ex-
presa: aesta manera de la frente se hace artiflcialmentc;
))porque al tiempo que nacen los ninos les aprietan la cabe-
))za de tal manera en la frente y en el colodrillo, quecorao
»son las criaturas tiernas las hacen quedar de aquel ta-
»lle, anchas de cabeza adelante y de atnis y quedau de mala
))gracia.» (2). Esta operacion, como se ve, no ha podido dar
en los crdneosque habeistenido a la vista, la configuracion
que presentan, tan distante de la aplastada que ofrecen las
cabezas d.que se refiere Oviedo. Aquellas eran anchas de
adelante y de atras. En estas, en la del hombre, la presion
(1) Repertorio fisico natural de la Isla de Cuba.
i2) Cronicas tie Indias.
^234 CONGRESO DE AMERICAMSTAS. 11
artificial pudo empezar en la del eminencia niirriero 1.°,
punto de reunion de las suturas fronlales 6 parietales cuya
operacion hubo de hacerse poco a poco, que es el argumen-
to m^s fuerte del Sr. Poey. Pero como esta misma eminen-
cia falta en la cabeza tenida por mujer, ya el argumento
queda solo en la mitad de su fuerza y se la quita por com-
pleto este otro: Si en el hombre aquella eminencia la pro-
dujo el artificio, por la propia razon no debian existir en
este mismo craneo las protuberancias marcadas con los n\l-
meros 4 y 3 con anterioridad a la del niimero 1. Por ultimo
la Junta facultaliva del Museo en el documento que publi-
camos al final, niimero 2, abona tambien nuestro humilde
parecer, pues que lo refuerza explicandose de esta manera:
o La Comision no puede menos de reconocer la singularidad
»e interes que ofrecen ambos craneos, cuya perfecta simili-
»lud con el de una raza India americana pudo la Comision
»observar a la vista de un vaciado en yeso. La cuestion de
»ser el aplastamiento del frontal y occipital y consiguieutc
»exageraci6n del diametro trasusual en los parietales obra
»de compresiones artificiales, asi como la distincion que
» Poey hace de la -procedencia masculina y femenina de los
» craneos, siquiera le conceda escasa importancia, no cree
»la Comision pueda resolverse tan de piano sin tener d la
» vista una numerosa serie craneologica de que por desgra-
»cia carece el Museo. Sin embargo, atendida la circunstan-
)>cia de no ser uniforme la depresion de que se trata en la
»frente y occipucio, la Comisi6n se inclina mas bien a con-
»siderar como natural el aplastamiento, que hijo de hdhitos
»d costumhres, en dicharaza cariher> (1). Pero si la Comi-
si6n no tuvo i la vista mas que estos dos craneos y no una
numerosa serie craneol6gica, es interes mio agregar aqui,
que fiieron siete los extraidos de la caverna con esta depre-
sion mas 6 menos exagerada, pero siempre bajo la serie de
(1. Vease al final el documento numero 2.
12 LOS TERRJCOLAS GUBANOS. 235
una conflguraci6n misraa (1). Y con esta rectificaci6n sobre
dichos crdneos, quedan desvanecidas, a mi parecer, cuantas
objeciones ban podido hacci*se contra su gran antigiiedad,
sin que tampoco puedan ser de los indigenas de Cuba que
salud6 Colon, ni de los caribes del Orinoco, ni de algunos
negros alzados por aquellas espeluncas pertenecientes d la
africana raza. Por el contrario, siendo doiicocefalos como el
del celebre de M. Neanderthal, que se ticne por uno de los
resLos mds primitivos del hombre, y como los que nos pre-
sentan los trabajos ullimos de M. Desor, tambien de los mas
antiguos entrelas tres calegorias de lo prehist6ri(;o; jcuan
importante uo hubiera sido, por lo tanto, como he dicho en
otras paginas (2) , haber dado a conocer estos craneos tan-
tos aiios hace ! Porque todas estas afinidades que la nueva
ciencia esta encontrando cada dia en la arqueologi'a de los
dos mundos, refuerzan la idea de su pasada uni6n y pueden
con el tiempo A fuerza de ser observadas y repetidas, cons-
tiluir el mejor criterio sobre el origen de los antiguos habi-
tantes de America, y si se pobl6 por los extremos de la Sep-
tentrional que se acerca mas al Oriente del Asia, 6 por tri-
bus Africanas, Libias, Persas y Egipcias, cuestiones todas
puestas hoy al tapete de la discusion y sobre las que no he
dejado de hacer algunas observaciones en mis Estudios ar-
queologicos sobre la Isla de Cuba (3) .
Encontrdbame de vuelta de mis expediciones por la re-
gion Oriental de Cuba, y hacia poco que me hallaba en la
capital deldepartamento central, 6 sea en la ciudad de Puer-
to Principe, cuando recibi una carta de cierto jovcn en-
(1) Los crdneos encontrados fueron mas de siete; dos deje en la Universidad
de la Habana y otros dos traje a la Historia Natural de esta corte, que son los
presentados. Los demas, como era natural, quisieron Uevarlos mis acompa-
nantes.
(2) Vease mi Monogmfia en la obra titulada Museo espa'iol de antigiiedadea
bajo la direccion del Dr. D. Juan de Dies de la Rada y Delgado.
(3) Vease Naturaleza y civilizacion de Cuba.
236 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 13
tonces iftuy aventajado ea sus aficiones literarias, A quien
habia tenido el placer de tratar en Santiago de Cuba (1),
dandome noticia de otros enterrorios cuyo reconocimiento
debi'a procurar en este departamento. Interrogados fu^ron
al pun to por mi los duefios de las haciendas de la costa Sur,
en donde se suponia que existian tales enterramientos, y
aunque con grandes dificultades por no tenerse de ellos mds
que reminiscencias, salf de Puerto Principe en su busca con
direccion d un punto llamado el embarcadero del Remate,
que distard como unas 16 leguas de la ciudad nombrada.
Desde el Remate, segiin lo teniau dispuesto los prdcticos,
segui en una canoa por estrechos canalizos hasta desembo-
car en el rio de la Rioja. Desde aqui continue por otro de
estos caiios mds de un cuarto de legua, y dejando este d la
izquierda, navegamos como media legua mds aportando por
fin d un cayito 6 mogote de tierra, que habria sido casi im-
perceptible en el agua si no hubiera aparecido circunva-
lado por la vegetaci6n de los mangles (2) que desde lejos lo
aumentaban. Con gran dificultad,pues, puditflos desembar-
car y ascender sobre este cayo; pero no era otro el punto en
donde me designaban que en pasados arios se habian visto
los esqueletos sobre que me escribia el Sr. Santacilia, cUyas
noticias hubieron de llegarle tal vez por las Memorias de la
Sociedad Economica de la Habana, pertenecientes al aiio
1843, tomo 17, pagina 457, en las queleidespues: — «Puer-
» to-Principe. — Esqueletos humanos fdsiles. — En la mayor
J) parte de los peri6dicos de la Isla se ha publicado esta
ncuriosa noticia que reproducimos con el objeto de per-
»petuarla en nuestro archivo de antigiiedades: — Quiera
»Dios que tal indicacion sea bastante para estimular A los
wamantes de las ciencias alexamen de estos esqueletos hu-
» manos, y que el amigo del editor de Puerto-Principe cum-
(1) El St-. Santacilia. Vease al final el documento nnmero 3.
(2) Riznfora, planta maritiraa muy peculiar de estas deshabitadas coetas.
14 LOS TERniCOLAS CUBANOS. 237
»pla religiosamente sus ofertas, aclarando dudas para en-
» riquecer nuestra historia. — Hd muchos auos que habiamos
»oido hablar de los que se eucuentrau en la jurisdiccion
nen nuestra costa del S., mas siempre con alguna vague-
»dad, hasta ahora que nos acaba de dar la noticia nuestro
»ilustrado compatriota D. Bernabe Mola, d quien el amor
^)de la ciencia le hizo solicitar otras personas que hubiesen
»visto por si los referidos esqueletos, para adquirir la no-
» ticia con alguna mas individualidad, segiin se ha servido
»comunicarnosla, en uni6n del sujeto que d el se la dio,
»el apreciable patricio, igualmente intcresado en los ade-
»lantos del pais, D. Francisco Antonio de Agramonte. El
» punto donde existe ese que llamaremoscementerio en que
y> reposan los mencionados esqueletos, como hemos dicho,
»esta en la costa del S., inmediato d la bahia de Santa Ma-
»ria Gasimba, y al estero y sitio nombrado por dicho mo-
«tivo de los Ganeyes, puesto que se ven por alii disemina-
»dos varios de estos, especie de sepulcros de forma conica
» bastante achatada, y presentando, de consiguiente, vistos
>)de perfil, la abertura de un angulo muy obtuso. El rumbo
»del lugar mencionado con respecto a esta ciudad, 6 par-
» tiendo de aquf en su busca, es el OSO. y aiin tal vez
»con mds exactitud un cuarto mas para el 0. franco; y su
»distancia de donde nos hallamos como 16 leguas provin-
» dales 6 cubanas en linea recta. Bajas y anegadizas, como
» generalmente son nuestras costas del S., en particu-
»lar por Vertientes, no es de extrafiar que con el discurso
» de los siglos haya invadido el mar alguna parte del .terreno:
y>k lo menos, asi lo demuestra el hallazgo de los esqueletos
»a que vamos contraidos, pues s61o puede verseles y obser-
» virseles mientras permanece baja la marea, que entonces
» queda seco el expresado cementerio. Desciibrense en el
»como incrustados en aquel fondo duro, varios esqueletos,
))al parecer de individuos de ambos sexos y de nifios, pues
» los de estos se encuentran colocados entre las dos piernas
»dc las que figuran ser mujeres. -La alta talla, casi gigan-
238 CONGRESO DE AMERICANISTaS. 15
» tesca que se ha notado ea dichos esqueletos, nos hace pre-
Bsumir que seau de la raza India que habit6 esta isla antes
» de su descubrimiento por los espanoles, extinguida desde
sentences totalmente; y el orden de su enterramiento nos
» autoriza a conjelurar la existencia entre ella de alguna
» prdctica bdrbara, como la que sobre el particular se ha
» observado en otras partes. Bus huesos se hallan perfec^a-
nmente conservados y petrificados, segiin se nos ha dicho;
wmas no echaremos en olvido lo que dice Cuvier al hablar
»de los esqueletos semejantesencontrados en la Guadalupe
»incrustados en la piedra 4 orillas del mar, que en su gran-
» de obra descubre: sostiene, pues, que tales huesos no son
» propiaraente fdsiles en el sentido restriclo que da A esta pa-
»labra, aunquesi lo sean en elmds lato. Unamigo nuestro
'ise propone visitar pcrsonalmente estos esqueletos, para
» proporcionarnog los mds exactos pormenores acerca de
» ellos. » Hasta aqui lo impreso por las curiosisimas y eru-
ditas Memorias de la Sociedad Economica de la Habana.
Mas si estos hechos hacia m^s de tres anos que habian sido
publicados en la Habana, en Puerto-Principe no pude en-
contrar quien me los indicara. Mientras tanto, lo que habfa
sido cayo 6 costa, habia ya desaparecido tragado por la mar
y por las mismas razones de que se hace cargo el Sr. D^ Ber-
nabe Mola en el anterior escrito. Yo solo halle este cayito,
pero tan pequeno, que no contaba sino veinte y tres pasos
de circunferencia. Tampoco encontr^ el pavime^ito duro de
que habla el Sr. Mola, ni el de hormigonqxie indica la carta
del Sr. Santacilia; sino un compuesto desleido de arena
colorifera y multitud de conchitas bivalvas, cual terreno de
reciente acarreo. Mande, sin embargo, cavar d los negros
en varies puhtos de esta pequeiia circunferencia y el agua
del mar era lo primero que rellenaba el hpyo que se hacia.
A pesar de todo, en uno de estos hoyos se enconlni como
una brecha de huesos entre el fango que los eavolvia, ,y de
esta brecha salieron despues las dos partes que componen
la mandibula que habreis visto en el improvisado Museo
16 LOS TERRiCOLAS CL'BANOS. 239
del Ministerio de Ultramar, representada aqui bajo dife*
rentes fases, segiin las siguientes muestras que dibujo y
public6 mds tarde el Sr. D. Felipe Poey en su Repertoria
fisico hatitral de la Isla de Cuba.
Gomo en los dibujos se ve, la primera figura representa
a esta mandfbula vista por delrds; a, incisivo segundodela
izquierda: 6, incisivo segundo de la derecha: c, canino de-
recho: m, linea del medio: p, dos protuberancias y encima
una depresion.
La segunda, es vista por delante: a y h como en la figu-
ra 1/ c, canino izquierdo: gr, eminencia triangMlar: h, agu-
jero barbal.
Como aqui se advierte, a y 6, estaban en su lugar y por
un accidente se despreudieron: c, estaba tambien ensu lu-
gar y se perdio; pero se encontr6 con fractura recieute. De
que es canino no hay que dudar, porque no tiene m^s que
una raiz y su base es ancha y redonda. El molar (fig. 3.*)
estaba desprendido y pegado al angulo interno dela mandi-
bula: su corona no estd picada, sino c6ncava por el uso y se
ve alrededor el esmalte. Los incisivos han perdido el filo y
se ve tambien en ellos la sustancia de un marfil que el uso
ha descubierto. La rama derecha de esta mandibula acaba
donde deblan empezar los molares posteriores: no hay se-
iial alguna de alveolo. Con todo, este molar, (fig. 3/) cuya
corona 6, estd tan de acuerdo con la del canino c, prueba
que la tenia en la mandibula superior; tal vez en la rama
izquierda de la interior. Que la mandibula es humana, lo
comprueba el Sr. D. Felipe Poey, manifestando que es a
un tierapo compuesta de un solo hueso, de ingulo muy
abierto, casi redondeada y de eminencia anterior triangu-
lar mas adelantada que los dientes, y lo confirman los cua-
tro incisivos y el molar tuberculoso. Pero difiere de las co-
munes en que los incisivos estdn comprimidos lateralmen-
te, con corona trunca 6 usada y el abiselamiento interno
convexo, advirtiendose que por algiin accidente carece de
molares. Su fosilizacion ademds es completa.
240 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 17
Tal es la descripcion de las partes que componen esla sin-
gular mandibula, ya colocadas todas eii su lugar y coaser-
vada hoy en el Museo de Historia Natural de esta corte, al
que la done desde 1850, y que por un particular destino ha
doi-raido por miis de catorce anos el sueiio del olvido. Des-
cubierta por mi en 1847, y entregada en 1850 con otros obje-
.los al senor Ministro de Fomento de aquella epoca para
que se sirviera nombrar uivn comision para su estudio; con
mi vuelta ii Ultramar quedo condenada a formar un bulto
mas en el cajon que la contenfa, hasta mi segunda vuelta a
Europa catorce anos despues en que ya eucontre un gran
apoyo en la junta de profesores de nuestro Museo Nacio-
nal, cuyo amor a laciencia no en vano invoque. EsUl junta
nombro una comision que presentase dictamen sobre los
ya referidos crdneos y la mandibula que ahora nos ocupa.
He aqui cual fue su parecer tocante A esta reliqnia en 16 de
Marzo de 1871, habiendo ya indica.do el que eraiti6 sobre
los primeros:
aTocante al asunto delicado cuanto trascendental de la
» mandibula de Puerto-Principe, la comisi6n no puede me-
»nos de empezar por reconocer de comiin acuerdo el estado
»f6sil de dicho resto orgdnico, segiin se desprende tanto de
»su simple inspecci6n, cuanto de los espritos del natura-
"lista cubano y del Sr. Graells; por mds que prescinda este
»del estado que ofrece la mandibula, por suponer esta cir-
»cunstanciauna antigiiedad mayor que la que puede conce-
»derse a los restos humanos de las edades de piedra. — La
»comisi6n , persuadida de la inmensa responsabilidad que
»asume desde el momeuto en que estd llamada 4 decir si un
»resto orgclnico en estado fosil es 6 no humano, hoy que
»tanto preocupa a los sabios la remota antigiiedad del horn-
»bre, sin juzgar a priori el asunto por lo ocasionado que es
»tal metodo diinducir en error, hameditado profundamente
»acerca del dificil problema que la junta se sirvi6 someter
»a su criterio y yiene hoy ci presentar d su juicio las reflexio-
»nos siguientes:
CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS DE MADRID
1 6
F.KTaus,.KadrLd.
CONGRESO INTLRNACIONALDEANERICANISTAS DE MADRID
/•'/'•v.- I's. Ut. l/Udrid .
CONGRESO INTERNACIONALDE AMERICANISTAS DE MADRID
M an (I i I) 111 a f'o s il .
CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS DE MADRID.
Idolos ('iicoiitrados vn fubd.
18 LOS TERRiCOLAS CUBANOS. 241
))La primera se desprende inraediatamente y ji primera
»vista de la forma especial de la mandfbula inferior que
^examinamos y de las estrechas y arin6nicas relaciones que
»coii la superior la euluzan, A la vez que coa la cavidad en-
j)Cefdlica. Dicha forma es tal, y en tau superior grado carac-
j)teristica de la mandibula humana, que no dudamos un
smomento en referirla al hombre.
, )>La segunda consideraci6n se deduce de la f6rmula denla-
jjria que ofrece la indicada mandibula, y de la forma y posi-
»ci6n que ocupan los caninos. La proximidad de aquellos A
»estos que en el hombre especialmente y en muchos delos
))primates llega casi al contacto, junto con el pequeno volu-
»men y en el caso presei^^te hasta el aspecto de la corona que
»lejos de ser aguda, se presenta redondeada y con un bor-
»de casi circular y saliente de esmalte, son lodas estas ra-
Bzones poderosas y decisivas en pr6 de la naturaleza, 6 pro-
«cedencia humana de dicho resto organico f6sil, opinion
wque pone, fuera de toda duda el molar que la acompafia.
»Tercera: la disposicion particular de la entrada y salida
»del conducto dentario, siquiera esta ultima se halle algiin
stanto obliterada; las fosetas que ofrece la cara externa d
jiderecha e izquierda de la sinfisis: la proyecci6n de la ex-
})tremidad inferior de la barbilla y hasta la estrechez en sen-
»tido vertical de las ramas horizontales, todo esto puede
»decirse ser peculiar de la mandibula humanaw (1).
Si, pues, semejante mandibula es humana y muestra
tales diferencias al lado dc las comunes ante las que ofrece,
por otra parte, una gran semejanza por las circunstancias
de sus dientes con los del hombre perteneciente a la edad
(1) Al Uegar aqui, la Coraisidn se hace cargo de las dudas que abrigara un
individuo de ella, el Sr. Graells, para tener por de naturaleza humana astft
mandibula, y sigue refutftndolas; cuyas razones, por una y otra parte, las
pueden ver mis lectorea en este documento (lue, integro , ponemos al final. —
Numero 2.
1 6 * 16
242 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 19
de piedra tallada, ea cuyo pen'odo no cortaban conio nos-
otros la came con los incisivos, ni la trituraban con los
raolares, cual lo expresa el Sr. Poey, sino que hacian una
y otra cosa con todos ellos como se prueba en las momias
egipcias, cuya mandibula superior aparece achatada en vez
de afilada, sobreponiendo y no jastaponiendo sus quijadas
en el acto de la maslicacion; ya se concibe que autigiiedad
no alcanzaban los hombres que tenian tales costumbres,
costumbres que no eran por cierJo las de los indios que en
Cuba saludo Colon.
Pasando ahora de su particular estructura a las circuns-
tancias de su yacimiento tan necesarias para cualquiera
conclusion cientifica que pueda torjiarsesobreestosobjetos;
ya que no pudo hacerse su estudio, porque como ya deja-
mos consignado faltaba el suelo en que hacerlo (1), tratare-
mos de suplir este extrenio con una observacion paleonto-
logica.
Vivisima luz ha derramado sobre el suelo de Cuba la no-
table memoria del Sr. Fernandez de Castro ya invocada por
mi anteriormente, por haber sido de los primeros que se
han ocupado de la paleontologia de esta isla. Este escritor
tancompetente en la materia, jus liflca con los ejemplares que
presenta de restos del hipopotamo no encontrados hasta el
dia en America, y los del Megalonyx por el descritos, que
la presencia de estos grandes mami'feros que Vivieron en la
epoca liltima de los terrenos terciarios, y segiin otros en los
cuaternarios 6 postpliocenos, hace presumir que esta fauna
cuateruaria estuvo en relacion con la del continenteameri-
(1) De esta imposibilidad parece desentenderse el Sr. D. Francisco Jimeno
en un articulo publicado en la Retista de Cuba (31 de Mayo de 1880), para for-
niular cierto cargo al descubridor de esta reliiiuia, de no haberse hecho de la
iiianei-u debida, en cuanto al conocimiento indispensable de los fosiles carac-
teristicos del terreno en que yacian; pero como no habia terreno , al descu-
bridor le sobra el cargo.
20 LOS TERRiCOLAS CUBANOS- 243
cano, en cuyo periodo, como en el de Europa, hubo de pre-
sentarse y aparecer el hombre primitivo. iY habrd perte-
necido al mismo este maxilar humano? ^Estuvo acaso re-
servado a Gaba el presentar esta huellade tan remotos ter-
ricolas sobre la negativa del gran Guvier, acerca de la exis-
tencia del hombre fosil /lomo diluvii testis? (1). Tal vez a
este Gongreso pueda caberle la glon-ia de fallar, al menos,
sobre el verdadero caracter de esta mandfbula, prueba, tal
vez, incotnpleta, pero de ningiin modo poco importante
para esta justiflcacion. De cualquier raodo, bien se puede
asegurar desde hoy con ella a la vista, que si no pertenecio
al homo diluvii testis, no mastico tampoco con la rama de
este maxilar, ninguiio de los terri'colas cubanos con quie-
nes converse Golon. Y siguiendo esta tesis, que es la del
programa que aqui nos reune, pasare a probarlo tambien
por medio de los idolos, segun asi lo especifica este pro-
grama mismo.
A la region oriental de Guba pertenece un gran busto 6
figura de piedra de color negro, de cualidad durlsima,
entrando en su composicion el carbonato de cal, toda vez que
el acido nitrico produjo efervescencia sobre su materia
cuando se le aplico. Mide tres pies de altura por uno de dia-
metro en su base, con peso de m^s de dos arrobas, y esta
magnitud y esta dureza para ser labrado, excluye por lo tanto
el ningiin arte y la simplicidad que ofrecia el pueblo indio
de Guba cuando lo sorprendio Golon. Descubriose en la parte
mds oriental de esta isla, cuando yo la recorria en busca
de estos objetos, porque en esta parte ha sido donde ban
tenido lugar los mas antiguos, manifestando que si hoy es
la mas desierta y despoblada, fue un dia tal vez la mas ha-
bitada, ya por ser su area por donde corren los mayores
rios, ya por encontrarse entre sus cumbres las tierras y los
(1) Sabido es ({ue el hombre fosil de la Guadalupe, que tan primitivo se
creia, aparecio despues como el de la Suiza, de formacion muy reciente.
244 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 21
valles m^s feraces. Mereci al dueiio, en cuya hacienda se
encontrd, la iniciativa do enviarmela, y yo la he regalado
despues al Museo de la Universidad de la Habana,
Esta figura, como aqai se ve, estd en la actitud de otras
muchas de los idolos mejicanos, si se coteja con las que se
hallan en obras manuscritas e impresas, con las que ho
podido compararia (1). Podra no tener su cabeza esos ras-
gos de ferocidad que caracteriza a los idolos america-
nos, como dice, ocupandosede esta misma figura, un escri-
tor cubano (2), pero participa del caracter. Tambien este
critico lo encuentra mds parecido al mono que al hom-
bre. Mas, de cualquiec modo que sea, tenga rasgos mas
6 menos dulces, represente al animal 6 al hombre, 6 sea
emblema misterioso de aquellas indianas liturgias; lo que
corresponde a mi proposito es afirmar que este idolo no per-
tenecio a los sencillos cibonelles que no conocian instru-
mento alguno para esculturar esta figura, pues cuando lo?
visito Colon no poseian otros idolos que los pequeiios dio-
ses domesticos 6 penates a que llamaban zemis, idolos,
que tambien encontrc, y de los que me ocupo en otras
paginas, y no en estas, por ser contemporaneos al des-
cubridor Almirante. Para estos no necesitaban de otros
instrumentos que sus dedos aplicados al blando barro: pero
para el idolo de que vengo hablando se requeria, cuando
menos, los de cobre, pues sabido es que la region araerica-
na ofrece la particularidad sobre la Europa, que en la pri-
mera precedio su uso al bronce mediante cierto procedi-
miento con que lo endurecfan.
(1) Sobre todo con las ([ue ofrece la grandiosa de Lord Kinshoi-ongh, con el
texto del franciscano Saha}j:i'in en su Histona universal de A'tiera Bspana.—
Veanse sus laminas 10 a IH de su primer volumen, y en la fi{?ura 14 de la Idc
mina 58 aparecen representaciones con manos que Uegan liasta la tierra, si
bien tienen cierto ropon sin plief?ues que le dan el aspecto de una campana.
(•2; D. Andres Poey, en su Memoria ("I'.ba Autiqtiitates, etc., traducida y
publicada en el tomo iv ilc la licrixta de la Hoha,ia, ano de I^m.
22 LOS TERRiCOLAS CUBANOS. 245
Igual razoiiamiento debe deducirse de otro idolo rccogido
por mi en Cuba y que se encueiitra en el Museo Aniueold-
gico de esta corte cuya figura es la siguiente:
Este I'dolo fue encontrado en' una caverna del cabo 6 pun-
ta Maisi de la isla, y es su materia de una roca arenosa,
con una veta do cuarzo que atraviesa la parte mas ancha
de su forma, ofreciendo la figura de un ofidiano 6 boa, y
los dientes, los ojos y los pies de un fantastico monstruo.
El escritor ya nombrado advierte en el tanla simetria, que
hace observar que cuantos rasgos se ven de un lado, otros
tantos se ven en el otro, pareciendo casi imposible se hu-
biera hecho a ojo sin ayuda de compas, manifestacion de
un arte y de una civilizacion anterior a los liltimos indige-
nas de Cuba. Podra decirse, que tanto este idolo como cl
anterior vinieron de afuera, de Mejico, tal vez: pero enton-
ces ^como a la imagen no precedi6 el culto";* Ninguno sacer-
dotal se encontro en Cuba que pudiera formularlo: sus
vehiques eran mas medicos charlatanes, que ministros de
regularizado culto, y las manifestaciones que los terricolas
de Cuba tenian a su descubrimiento no pasaban deun rea-
lismo natural, cuales eran susbailes y sus fiestas religiosas
que mas parecian piiblicas borracheras, quemisterios y sa-
criflcios. Pertenecieron, pues, estos idolos a otros terricolas
anteriores a los que en Cuba encontro Colon. Quizas son
tan antiguos como las grandiosas ruinas de Mitla, Uxmal,
Izamal y Chichen-Itza en Yucatan fronterizas k Cuba, y
de cuyos constructores pertenecientes a una epoca muy le-
jana, ya daban testimonio por tradicion los mismos in-
dios (1); edificins tal vez contemporaneos al tremendo ca-
(1) He aiiui lo (jue ya se escribia por los anos de 1587, por los primeros visi-
tadoresflel Nuevo Mundo, de estas y otras antigiledades : «Np saben los in-
»dios con oertidumbrc quien ediflco aquellos ediflcios ni cuando se edifica-
>>ron, aumiue algunos de ellos se esfuerzan en querer declararlo trayendo
»para ello iraaginaciones fabulosas y suenos, pero nada de esto cuadra ni sa-
»tisface; la verdad es (lue ellos se Uaman el dia de hoy de Uxnial; y un indio
246 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 23
taclismo que dividio ^ Cuba del contiuente, separdndola
el golfo mejicaiio. ^Y como extraiiar que entonces hubie-
ra concluidas tan colosales obras. ..? (1). Pero parece v6i-
me desviando del tema del programa y vuelvo a concretar-
me mas directamente a su tesis.
»viejo y ladino y hien entendido certifico al padre Comisario, que segun de-
» cian sus antepasados habia noticia de que hacia mas de nov«cientos anos
»que se habian ediflcado.» Asi se expresa Fray Alonso Ponce en su Relacion
de las cosas que le sucedieroii en las provincias de la Nueva Espana. Y en otro
lugar, al hablar de la ciudad y convento de Merida de Yucatdn, asi ee expresa
respecto 4 la fundacion del convento de su Orden: «Nuestro convento estfi,
» peg-ado con la mesma cibdad , puesto sobre un Ku 6 mvl antiguo, y aun edi-
»ficada parte de el sobre los mesmos ediflcios viejos de los indios antiguos...»
Tambien dice despues, ocupdndose de la grandeza de otros ediflcios pirami-
dales, 4 los que llama Kties 6 mules: «En este barrio (el llamado San Cristo^
>> bal en la propia ciudad de Merida) , no lejos del convento , estdn tres Kues 6
»mnles en que solian ofrecer antiguamente sacrificio A los idolos, y agora hay
»pue,sta una cruz en cada uno; sin estos hay otros pequenos y en medio de la
» cibdad hay uno muy grandey alto, del cual han sacado casi toda la piedra
»con que se han hecho las casas del pueblo y cada dia van sacando que todos
>> estos mules son hechos de enchimiento & mano, y admira mucho considerar
»de donde se pudo recoger tanta piedra y que haya habido tanta gente en
»aquella provincia que bastase a hacer tantos cerros y labrar tantos ediflcios
» como en ella hay.» •
No es, por liltimo, inoportuno que yo recuerde aqui, para calcular la remota
antigiiedad de estos monumentos, y que no fueron los terricolas que habia en
el Nuevo Mundo, cuando su descubrimiento, los que pudieron elevarlos, que
los altos lugares de la Biblia, como el Sichem, c. 9, tenian una forma igual,
pues afectaban de piedra m^s 6 menos la forma piramidal por medio de unos
escalones para subir i. la cumbre.
(1) M. Alcicle d'Orbigny cuenta que en el Peru y San Luis se encuentran
monumentos de piedra cuyas dimensiones Uegan i 100 pi6s (33 metros) de
alto y 266 metros de didmetro. Segun el propio autor, los restos de camino
por las mismas crestas de los Andes, entre Cuzco y Quito, y & una altura de
4.000 metros, entre. ruinas de palacios que Uaman casas blancas, estan reve-
lando que estas construcciones inmensas y el propio sLstema de comunicacion
fue igual un dia en Asia, Africa y America, y que por consiguiente se comu-
nicaban tambien estas partes.
24 LOS TERRICOLAS CUBANOS. 247
En Cuba haii aparecido otros testimoiiios arqueol6gicos
que permiten leer auuque en confusos caracteres, la exis-
lencia remotisima de otros pueblos que nos ban precedido
en peregrinaci6u por cste nuestro asendereadoplaueta. Por
Cuba bubo de pasar uno de estos, y para afirmarlo asi, me
refiero A las hachuelas de piedra (1) que be encontrado por
aquellos campos de su region oriental, por mds que se su-
ponga en Cuba como en Europa que son producto de cier-
tas explosiones electricas. En Cuba se afirma esto ultimo
mas, porque como los rayos de esta isla multiplican su
descenso junto a los astiles elevados de sus palmeros, atri-
buyen a estos objetos igual direcci6n y procedencia y las
Uaman como en Europa piedras de rayo. Tambien como en
Espana, como en Francia, en Italia y el Brasil, se ban pi-
sado alii con gran indiferencia, 6 mirado como talismanes,
hasta que Mahudel en 1734 las bubo de reconocer como
primeros iustrumentos de nuestra humana raza dejandoya
de fignrar cual simples objetos de curiosidad en el gabinete
de los sabios con el nombre de ceraunites. Varias de estas
piedras llegaron a mis manos en aquella isla, y aqui pre-
sento el dibujo de dos (fig. 1/ y 2.") que el Congreso habra
podido notar en el Museo improvisado del Ministerio de
Ultramar.
La segunda tiene ademas la particularidad de que fue
encontrada en el tronco de una caoba que se bubo de aser-
rar para el ingenio del Jiquero en Bayamo, cuyo accidente
ya supone la gran fecha de su encierro, si su existencia por
su misma construccion y destino no la ofreciera otra aiin
(1) Se lian Uamado piedra de los rinones y piedra de hijadas por los ameri-
canos espanoles, segun Ximenez (1615). Tambien jade oriental 6 nefrita (lapis
nephriticus), por creerlas de efectos beneficos para el mal de rinones ; pero ya
se distinguen estas de procedencia oriental de otras fabricadas con minerales
de diferentes paises. Sobre su composicion mineralog-ica, veaseel suatancioso
articulo de nuestro amigo el competente profesor D. F. Quiroga, en el Boletin
de la Institucioii libre de Eiise'iaiiza, num. 86 , 16 de Setiembre de 1880.
248 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 25
mas apartada. Ambas pertenecen a la segunda edad de pie-
dra, 6 sea al periodo de su pulimento, y por lo taiito, no es
la antigiiedad de los toscos desbastes lo que las singulariza,
sino su'regularidad, el perfeccionamiento de su forma y un
extremado pulimento, todo lo que ya supone un proporcio-
nal progreso. La mayor es'de diorita de O^jH de largo; la
menorde- serpentina de 0",07 de largo, y ambas ban ofre-
cido hasta hoy (1), cierta especialidad en Cuba como en la
Escandinavia. Que en ambos puntos no se encuentran sino
estos representantes de la edad neolitica 6 de un progreso
posterior a la de los desbastes rudos de la arqueolitica, per-
teneciendo mis los primeros que los segundos a los pue-
blos invasores. Iniitil es sin embargo, que yo dilucide aqui
si estos objetos tuvieron en Cuba, como en el mundo viejo,
otro fin que el de defenderse y se llaman tal vez impropia-
mente hachas, por haber sido otros sus fines industrials.
A mi objeto solo cuadra afirmar aqui , que por estas meda-
llas de otros hombres y de otros terricolas, bien se deduce
que hubo en Cuba quienes los aplicaban mejor que los in-
digenasde la conquista, que no conocieron nunca su cons-
truccion.
(1) Y decimos hasta hoy^ poniue el Sr. D. Francisco Ximeno, competente
en la paleontologia, y muy dado k los nuevos estudios prehistoricos en Cuba,
despuesde mi ausenciade aquella isla, no hace inuclio que en un articulo de
la Rctista de Cuba (31 de Mayo de 1880, num. 5) dice: «No obstante de aseverar
»Vilanova que en la isla de Cuba solo se ban encontrado bacbas pulimenta-
»das, correspondientes a epoca mas moderua , tenemos en nuestra coleccion
» dos puntas de rtechas mesoliticas , una de forma aguzada como de lanza , de
»cuatro cbanfles, de un decimetro de largo por tres centimetros en su mayor
»anchurae igual a la representada en los Archives of Alborigine Knowledge,
«por H. R. Scboolcraft, publicados por orden del Congreso Americano; muy
»semejantes deste ejemplar los bemos recibido de la peninsula del Yucatdn.»
Habla despues de otra a manera de flecba triangular, y asi concluye : «Segif-
ros de su auteaticidad no conocenios con certeza el lugar de la isla donde han sido
hallados ambos objetos.-^
26 LOS TERRiCOLAS CUBANOS. 249
Perteneceii igualmeiite a esla segunda edad de picdra
(aunque a tiempos tal vez menos remotos), los dcspojos 6
Kjokkenmoddiiig (rebut de cuisine) que hube de descubrir
en la propia isla en el bosque de una hacienda llamada La
Bermeja a diez leguas del puerto de Manzanillo y diez y
ocho de Bayamo. Bajo este arbolado y poruna gran exten-
si6n pude observar ci'ertas acumulaciones de huesos que
pareci'an s'er de tortuga, con otros restos culinarios, cual
se encuentran en las costas dc Dinamarca y Suecia sobrc
los que me extiendo mas en mi publicado libro (1). Puos
aqui como sucede on aquellos pueblos no pude encontrar
tampoco en las ligeras cxcavaciones que mande hacer, ins-
trumento alguno de metal, circunstancia que caracteriza a
los vestigios de las poblaciones lacustres 6 palafitas que se
han dejado ver en los lagos de la Suiza y que revelan la
faz ultima de la edad de piedra en su transito desdc la del
pulimento a la de los metales. ^Y quienes fueron los hom-
bres que labraron tales hachuelas, y quienes los que dejaron
tantos despojos, que suponen grandcs multitudes y convi-
tes tan extraordinarios? He aqui un misterio de dificil pe-
netracion, pero que no impide asegurar, que semejantes
costilmbres no las tenian los indigenas que ocupaban la
isla de Cuba cuando la descubrio Colon.
Para concluir: en la isla de Cuba hubede observar, tam-
bien alia por su confin oriental y cerca de una localidad lla-
mada La gran tierra de Maya, ciertas indicaciones de unos
trabajos regularizados.de tierras de los que me ocupo con
la debida. extension -en otras paginas (2). Estas obras pre-
sentaban bastante punlo de contacto con las construcciones
terreas de baluartes, temploso cercados (earth works enclo-
(1) Naturaleza y citilizacioii de Cul/a, tomo publicado, cap. in. Vease al final
el documento num. 4, en que se confirmo posteriormente el mismo descubri-
miento.
(2) Naturaleza y cicilizacioii de Ctiha, tomo publicado, cap. in.
250 CONGRESO DE AMERICA.NISTAS. 27
suresj pei'tenecientes a los aborigenes de la cuenca de Mis-
sissipi' en aquel nuevo continente y de los que uos ha dado
un cabal conociniiento la Sociedad ctnologica americana
desde 1845, publicando sus correspondcncias con los seno-
res E. G. Squier y E. H. Davis (1). Acaso seau estas obras
y cercados terreos las mauifestaciones de otra transicion
del arte para llegar A los teocalli de Mejico, como la ya in-
dicada del pulimento de las hachas lo fae para el* adelanlo
del bronce. ^Y no aparece algo semejante a esto en nuestra
vieja Europa (2), advirtiendose siempre en todos estos ves-
tigios que en nueslros di'as tanto se indagan y se rastrean,
que ha sido una la comunicacion de nuestro planeta; y una
tambien en epoca indescifrable de reunion de los dos mun-
dos? (3). Sobre uno y otro extremo poco podre afirmar: pero
si negaa'e, a proposito del tema que hasta aqui vcngo si-
guiendo, que las construcciones de Maya y de Pueblo Viejo
en Cuba, pudieran ser obra de sus terricolas, cuando d sus
playas aporto Colon.
(1) Publico estas Memorias curiosisimas el Instituto Smithsoniano con el
titulo de Smithsonian Contributions to Knowledge.
(2) Palassou nos hablade unas obras que tienen gran semejanza con las de
la cuenca del Mississipi, y que se encontraban cerca de los Pirineos, suj^onien-
dolas levantadas por los Iberos y los Aquitanos. Estaban hechas con revesti-
mientos de tierra mezclada con hierba, formando unos recintos singulares
como para contener el empujcide un ejercito. El Bigorre y el Beam los mues-
tran aui;.intactos. El cardenal Marca fue el prhnero que se hubo de ocupar
de estos campamentos que crela obra de moros; pefo como dice un ilustrado
articulista, los moros nunca pusieron los pies en la circunscripcion de Bayo-
na. Vease la Revista Euskara. Antigiiedades ibericas, num. 25, Abril I'SSO.
(3; La presencia de las hachas y amuletos encontrados en America fabri-
cados con minerales de Oriente, como nefrita 6 jabeita, y que, segun Del Rio,
Dana y otros mineralogistas de aquel continente, no se conoce alii ya simiente
alguna de estas sustancias, cual sucede en Europa, bien prueba que vinieron
de afuera y son rastro indeleble de que habia comunicacion y relaciones co-
merciales por todo el planeta. Pero jpor que conducto han llegado tanto il la
Europa como d la America? H6 ahi lo mas dificil de la cuestion.
28 LOS TERRiCOLAS CUBANOS. 251
Greo haber demostrado mediante los objetos d que me be
contraido, cuales son los crdneos encontrados, lamandil)ula
desenterrada, los idolos expuestos, las ceraunites descritos,
los Kjokkeiimoddings indicados; que todas estas reliquias,
que todas eslas momorias son huellas tangibles, rastros se-
guros de que por Cuba paso un pueblo que dej6 lodos estos
vestigios, pueblo y raza al que no podre seiialar opoca, pero
si asegurar, que no pertenecian a el los terricolas cuhanos
que alii encontro CoUm, tesis propuesta por el programa de
este Gongreso, del que he procurado no separarme con di-
gresi6n alguna, pecando mas por ser breve y metodico, que
largo y razonador-segiin la materia lo requeria.
DOGDMENTOS A QDE SE HACE REFERENCIA EN LA ANTERIOR MEHORIA.
Docunaento numero 1.
ITINERARIO QUE EL AUTOR DE ESTA MEMORIA LLEVO DE BARACOA
HASTA LA CUEVA DEL INDIO EL 26 DE FEBRERO DE 1847 Y SUS
INCIDENTES. — ES PARTE DEL GENERAL QUE LLEVO POR LA ISLA.
«Salimos de la ciudad a las siete de la manana hacia el
centro del partido de Mata y la hacienda M. Goutin, natu-
ral de la isla de Borbon, donde fuimos agasajados fma y
generosamente. — De Baracoa cualro leguas.
»Atravesamos en seguida Vega ahajo, los pantanos y haga-
sal de la boca del rio Vialla y el paso real de Mata, en don-
de principi6 a empaparnos una lluvia torrencial, hasta la
primera estacion que encontramos a orillasdel puerto mis-
mo, donde nos secamos algo y apagamos la sed que nos
alormentaba, Aqai se nos incorporo el capitan del partido,
D. B. Gdutillo, y llegaraos a la tienda de Felicio, donde nos
esperaban nuevas cabalgaduras, dispuestas all! por este
funcionario. Hecha esta operacion, continuamos recorrien-
252 conCtReso de americanistas. 29
do la boca del puerto, la playa de Guadado y llegamos a
Barriquitas cuyo solitario dueuo Esteves, nos dio hospita-
lidad para pasar la iioche, contandonos en ella lo que en
los ano^ 15 y 16 le hicieron'sufrir los piratas, hasta hacerle
una descarga con los ojos vendados, antes de entregarles lo
que solicitaban. — Tres leguas del Puerto de Mata y siete de
Baracoa. •
»De Barriquitas salimos muy de manana, y retrocedimos
a Variguas, siguiendo rumbo al S. por una quebrada que
por aqui forman calc;ireas y cortadas cumbres, a que 11a-
man farallones y siguiendo el mal llamado camino real de
Maisi, y a poco tuvimos que dejar los cabftUos para subir a
pie la cuesta de los Algodones y la de Java, bajando al
arroyo Guagui 6 Malanga, donde admiramos una ceiba co-
losal (arbol Eriodendron anfroctuosum] y observamos que
todas las lianas 6 bejucos enredaban i la derecha, menos el
llamado en lengua del pais tochip, que siempre rastrea
por lierra, y si so enredaba a otro vegetal lo hacia de iz-
quierda a derecha. Gontinuamos bajando siempre a pie,
la gran pendiente del ri'o Yumuri, a cuya margen, almor-
zamos en platos de blancas yaguas (grandes peciolos de la
palma regia), emprendiendo en seguida otra mayor subida
a que dan lugar las cumbres, Pelada, Lechuza, y otra gran
mesa corrida hasta los ranchos de Pueblo Viejo, adonde
llegamos por la tarde y pasamos la noche, habiendo salido
de explorador de la cueva que buscibamos, A poco de
nucstra llegada, el Sr. Lafita y el mayoral de este punto.
Pero ninguno de los dos pudo dar con ella, y retrocedieron
cansados sobre las ocho de la misma.
»Al romper el dia salgo yo con los practicos y demas
acompanantes, y haciendo rumbo al SO. por aquel mar
de bosques y sierras, porcidn de Ye«tes lo cambiamos sin
dar con la buscada cueva. En el entretanto, Laflta con un
negro habia dado ya con la misma; pero no eucontrindo-
nos habia llegado A Pueblo Viejo, llevando de muestra un
crdneo y unas tibias.
30 LOS TERItiCOLAS CUBANOS. 253
))Seguimos por nuestra parte buscandola, hasla que la
descubrimos sobre las diez de la maiiana, situada al S. de
los rauchos de donde habiamos salido, en los terreiios de
la grau tiena de Maya, y cuyo no divide eslas dos hacien-
das.— Dista de Puehlo Viejo como una y media leguas.
))Estacaverna ocupa un risc6n elevado que descansa sobre
olro promontorio 6 meseta caliza de masa contorneada,
I)erteneciente a las inaccesibles sierras que por aquf se
levantan coronadas de bosques antiquisimos, sierras que
atraviesa el rio Maya, por cuyo curso pasamos en seco por
dos arcos 6 tiineles. Desde esta meseta 6, la boca principal
de la caverna, se presenta como una gran graderia deso-
boruco (calizo cavernoso), por la que subimos, tardando
como unos cinco minutos. Muchas de sus piedras habrian
servido en tiempos para taparla; otras bocas mas pequeiias
siguen tapiadas. Ya en esta principal, se descubria el mar
sobre las selvas, lo que denota su gran altura. Su primer
recinto de unos veinte pasos, forma como un medio circu-
lo, cuya b6veda sostiene una estalactita concrecionada a
manera de machon. En su fondo estaba el agujei'O natural
y angpsto que comunicaba a otras camaras, y que habia
cslado tapado, Introducidos por el con trabajo, a la dere-
cha, y bajo otra boveda por la que s61o era dable andar d
gatas, se encontraban los craneos y huesos sin yacimienlo
especial, ya truucados y esparcidos por los puercos sobre
una capa espesa del excremento de los murcielagos que
por estos autros abundan. A la izquierda se presentaba un
pasadizo que daba i otros dos recintos, los que mSs prolon-
gados ya, recibian en su fondo la luz por ciertas claraboyas
naturales y otra boca que d la espalda tenian. La cualidad
geon6stica de esta caverna era de caliza terciaria, com pacta,
de cemento fino y silex, pues echaba chispas con el eslab6n,
sin fosiles al parecer. Recogimos los craneos, y retrocedi-
mos a Pueblo Viejo: pero otro diluvio de agua contribuyo
a perdernos en lo mds encumbrado de aquellos bosques de
la gran tierra, debiendo i la practica y a la experiencia del
1 7
25-4 CONGRESO DE aMERICANISTaS. 31
frances M. Laborde, sacarnos de tan mal estado, cuaiido ya
el practico lloraba confesandose iucapaz de podernos sacar
de aqueilas soledades.
«Llegamos al fin a Pueblo Viejo a las cuatro de la tarde,
y como el negrito de Lafita nos hubiese precedido con el
craneo que ya hemos indicado, nos lo present6 en seguida
con los siguientes versos que acompaiid A su presente pi-
diendo alguna gratificaci6u, los que por- curiosidad pone-
mos a continuacion, como tipo y modelo del estro natural
de estos africanos, ya medio civilizados entre los blancos:
Aaquf ta negro Jose
Diciendo a su amo Ferrer
Perase , ahora va a ver
Peculaci6n que jase.
A la cueva yo me fue
Ante que sxi amo llega
De contento to sora
Con calavera que ve
Brinca cantando, ije! ije!
Mi gala ( 1 ) ya tan gand. »
Documento num. 2.
INFORME DADO POR LA CaMISION QUE DESIGN^ LA JUNTA FACUL-
TATIVA DEL MUSEO DE MADRID, SOBRE LOS CRANEOS Y LA MAN-
DIBULA DE QUE SE HABLA EN ESTA MEMORIA.
«La Gomision designada por la Junta facultativa del
Museo en sesion del 16 del corriente, paraevacuar el infor-
me que solicita el Ilmo. Sr. D. Miguel Rgdriguez-Ferrer en
su escrito de 21 de Febrero ultimo, en lo referente 4 los
crdneos y mandibulas que procedentes de Cuba regalo al
Gabinete en 1850 y de que trata en una obra que va a dar
(1) Gala por aUi vale tanto cojno yratiflcacion.
32 LOS TERUiCOLAS CUDANOS. 255
d luz, enterada de los juslos deseos del mencionado dona-
dor y persuadida del credito que alcanza el estahlcciniiento
a que pertenecen sus individuos esclarecieiido las dudas
que tocante a puntos cientificos pueda tener el publico, ha
examiuado con el detenimiento y escrupulosidad que el
casu requiere, los objetos sometidos d, su examen; y des-
pues de compararlos con los andlogos, siquiera sean pocos
existentes en la colecci6n osteologica del Gabinete, y previa
lectura de los dictdmenes de los seiiores Graells y Poey,
confrontando el del ultimo con los dibujos que lo acompa-
nau, someten hoy A la superior ilustracion de la Junta el
siguiente proyecto de informe, para cuya mayor claridad
lo separan en dos partes, refiriendose la primera A los crd-
neos y la segunda a la mandibula eiicontrada en un cayo
al S. de Puerto-Principe.
» Respecto de lo primero la Comision no puede menos de
reconocer la singularidad e interes sumo que ofrecen am-
bos craneos, cuya perfecta similitud con el de una raza in-
dia americana pudo la Comision observar d la vista de un
vaciado en yeso. La cuestion de ser el aplastamiento del
frontal y occipital y consiguiente exageracion del diametro
transusual en los parietales obra de compresiones artificia-
les, asi como la distincion que Poey hace de la proce-
dencia masculina y femenina de los craneos, siquiera Ic
conceda escasa importancia, no cree la Comision pueda
resolverse tan de piano, sin tener A la vista una numcrosa
serie craneologica, de que por desgracia carece el Museo.
Sin embargo, atendida la circunstancia de no ser uniforme
la depresion de que se trata en la frente y occipucio, la Co-
mision se inclina mas bien a considerar como natural el
aplastamiento, que hijo de hdbitos 6 costumbres en dicha
raza caribe.
» Tocante al asuuto delicado cuanto trascendental de la
mandibula de Puerto-Principe, la Comision no puede me-
nos de empezar por reconocer de comiin aeuerdo el estado
fosil de dicho resto organico, segiin se desprende tanto de
25G cONunESO Dt: AMEniCAMSTAs. 33
su simple inspcccion, cuauto de los escritds del naturalista
cubano y del Sr. Graells; por mis que prescinda cste del
estado que oErece la mandibula, por saponer esta circuns-
taucia una anligiiedad mayor que la que puede coucederse
A los restos humanos de las edades de piedra. La Comision,
persuadida de la inmensa responsabilidad que asume, desde
el momeuto en que esta llamada a decidir si un resto orga-
nico en estado f6sil, es 6 no humano, hoy que tanto pre-
ocupa a los sabios la remota antigiiedad del hombre, sin
juzgar d priori el asunto por lo ocasionado que es tal me-
todo diflducir en error, ha meditado profundamente acerca
del dificil problenia que la Junta se sirvi6 someter A su
criterio, y viene hoy a presentar a su jaicio las reflexiones
siguientes:
))La 1/ se desprende iumediatamente y a primera vista
de la forma especial de la mandibula inferior que exami-
namos y de las estrechas y armonicas relaciones que con la
superior la enlazan, d la vez que con la cavidad encefdlica.
Dicha forma es tal, y en tan superior grado caracteristica
de la mandibula humana que no dudamos un momento en
referiria al hombre.
))La2.^ consideracion se deduce de la formula denlaria
que ofrece la indicada mandibula, y de la forma y posicion
que ocupau los cauinos, La proximidad de aquellos a estos
que en el hombre especialraente, y en muchos de los pri-
mates llega casi al contacto, junto con el pequeiio volumen
y en el caso presente hasta el aspecto de la corona que lejos
de ser aguda, se presenta redondeada y con un borde casi
circular y salients de esmalte, sou todas estas razones po-
derosas y decisivas en pro de la naturaleza, 6 procedencia
humana de dicho resto organico f6sil, opinion que pone
fuera de toda duda el molar que la acompana.
»3.* La disposicion particular de la entrada y salida
del couducto dentario, siquiera esta ultima se halle algiin
tanto obUterada; las .fosetas que ofrece la cara .externa d
derecha e izquierda de la sinfisis; la proyeccion de la ex-.
34 LOS TBRniCOLAS CUBANOS. 257
tremidad inferior de la barbilla y hasta la estrechez en sen-
tido vertical de las ramas horizontales, todo esto puede de-
cirse ser peculiar de la mandibula humana.
»Esto, no obstante, alguna duda abriga, si no la Comi-
si6n cuyo franco y claro parecer se acaba de expresar, al
menos, uno de sus individuos (el Sr. Graells) , quien insisle
■en la creencia de que las razones por el aducidas en el es-
crito que & instancia del Sr. Rodriguez-Ferrer redact6 para
dudar de la naturaleza humana de este reslo, son aiin tan
valederas como entonces. Estas razones son las siguien-
tes: 1.' el estado f6silde la mandibula que supone mayor
^ntigiicdad que la que puede concederse 1 los restos huma-
nos de las edades de piedra: 2.* la existencia de un diastema
^ barra considerable que impide ver el primer falso molar;
hecho que atendida la completa osificaci6n y desarroUo de
la mandibula, no puede atribuirse a no haber aparecido
aiin los molares que siempre preceden d los caninos que
en el citado ejemplar existen: 3.* que la falta de vestigios
alveo lares parece oponerse & la obliteraci6n que corresponde
al diastema, asf como el haber subsistido los incisivos in-
■clinan el ^nimo del Sr. Graells a negar la caida de los mo-
lares que debia haberse vcrificado antes 6 al mismo tiempo,
si el individuo habia alcanzado una notable longevidad:
4.' la compresi6n, forma y longitud de los incisivos que no
€orresponden y aun exceden de las proporciones de altura
A los de nuestra especie, por mds que quiera aducirse lo
que se.nota en las momias de Egipto: 5.* la forma que
ofrecen los caninos, y 6.* por fin, en que no somos los
unicos mamiferos que tienen esta parte del esqueleto com-
puesta de un solo hueso; ni la formula I -^ C -^^ ni los
molares tuberculosos de incremento determinado, caractc-
res bastantes comunes en los primates, de las primeras fa-
milias sobre todo. Y aunque todas estas razones encuentran
hoy en sentir de la Gomisi6n una explicaci6n satisfactoria,
no puede menos aquella de respetar duda tan prudente, si
bien se atreve & ofrecer a la consideraci6n de la Junta y por
17* ,7 '
258 CO*XGRESO DB aMERICANISTAS. SS
via del esclarecimieato del grave asunto de que se irata^
las consideraciones siguiontes: 1 / La existencia del hombre
fosil contempordneo del Elephas primigenius , del Ursus
spelaeus y de otras especies extinguidas y fabricante de las
armas de piedra, es un hecho tan universalmente admitidO'
desde 6l hallazgo de la famosa maiidibula de MouHji Qui-
gnon, y de los crdneos de Neanderthal, de Enguis, de Cro-
Magnon, y de tantos otros corao se han exhibido en los
cougresos de Arqueologia prehistorica celebrados en Paris,
Copenhague, etc., que no puede negarse un descubrimiento
de tamaiia significacion. Y si bien es cierto que las dudas in-
dicadas datan de 1869, hoy podia comprometer su reputa-.
cion el profesor que se atreviera a negar esta gran conquista
dela ciencia prehist6rica. 2.* La barra que se notaentre lOs
caninos y primeros molares, cardcter de primer orden en el
caso presente, puede explicarse rauy bien, asi como la des-
aparici6n de los alveolos, por la caldade los primeros mo-
lares, que no siempre es posterior ;i la de los incisivos y
caninos, y por el proceso mismo de la nutricion y desarrolloi
delhueso que como es sabido, oblitera por completo el.
hueco que deja el diente al caer. 3* En cuanto a la com- ■
presion y desmedidas proporciones de los incisivos, es aci-
dente que no dejade presentarse con alguna frecuencia euv
determinadas razas, y l^asta en individuos de todas ellas.
4.* Tocanle al canino, precisamente resulta de la compara-
ci6n entre el que ofrece dicha mandibula y el de los pri-
mates adultos que se han tenido a la vi'sta, ser propio del
hombre el que examinamos, no solo por la forma, sino mdS/
particularmente por sus exiguas proporciones que contras-
tan singularmente con las enormes de aquellos.
«En vista de todolo cual, y sin dejar de respetar las men-
cionadas dudas del Sr. Graells, la Gomisidn no vacila un
momento en considerar como humana la mandibula fosil
de Puerto-Principe. Antes de terminar este escrito, la Go-
mision quiere expresar a la Junta el deseo de que se signi-
fique al Ilmo. Sr. D. Miguel Rodriguez el nprecio con que
36 108 TBRRICOLAS CUBAN08. 259
ha redbido los meneionados objetos cuya signiQcacidn es
excusado encarecer, pues tanto los crdneos par su forma y
aspeclo singular y an(5malo, cuanto la mandibula por ser
humana y ademis f6sil, con la circunstancia dc baberse
ballado 14 anos jintes que la de Moulin Quignon que tanta
fama di6 al Sr. Boucher de Perthes, merecen se le den las
gracias y se inscriba el nombre del donador al pie de los
mencionados objetos. » Madrid 24 deMarzode 1871. Graells,
Perez Areas. — Vilanova^ Ponente y Secretario.
Documento num. 3.
CARTA DEL SR. D. PEDRO SANTICILIA A QUE SE HACE ALUSi6n
EN EL TEXTO.
aSr. D. Miguel R. Ferrer. — Mi estimado amigo: recordan-
do la promesa que bice & V. de darle cuantas noticias su-
piera respecto del cementerio indio descubierto en la juris-
dicci6n de Puerto-Principe, por si visitarlo queria durante
su permanencia en aquella ciudad, paso d satisfacer su buen
deseo, manifestando cuanto se en el particular. — Porinfor-
mes recibidos, asi por escrito como verbalmente, de parte
de algunos amigos naturales de aquel pais, existe como 6.
16 6 20 leguas de la ciudad de Puerto-Principe, en cierta
hacienda de crianza nombrada Santa Maria, perteneciente
segun parece, a D. Mauricio Montejo, un cementerio, que
asi puede llamarse el lugar de que paso a ocuparme. — Mi-
ranse, pues, como incrustados en el suelo innumerables
esqueletos, de talla algunos en extremo alta.— El pavimen-
to 6 lugar en que se encuentran esta formado, segun me
ban informado, de cierta mezcla 6 masa digna de atenciou
por su extraiia dureza. — Algunos me ban dicho que esa
mezcla es como la llamada mezcla romana; otros que es
identica a la que usamos aqui para el solado, conocida con
el nombre de Jwrmigon.— Como quiera que sea, esta mezcla
260 CONGRESO DE AMER1CANI8TAS. 37
merece un escrupuloso examen. ^Quien sabesihay alguna
identidad entre la materia de que se compone aquel suelo
y la de que se forman las murallas descubiertas por V. en
la hacienda de Pueblo Nuevo? — Semejante coincidencia
serfa en extremo luminosa, sin duda, y podn'a servir de
base para las cuestiones arqueol6gicas que con frecuencia
se promueven respecto de este pafs. — Sin entrar en obser-
vaciones sobre la ignorancia en que acerca de la arquitectu-
ra se encontraban los aborigenes de este suelo, d juzgarpor
lo que acerca de ella nos ban narrado los historiadores pri-
mitivos, bastaria sin duda aquella coincidencia para creer
se conocia aqui antiguamente el uso de la mezcla, tal vez
por otra raza que habitara este pais antes, mucho antes de su
descubrimiento. — Esto nada tiene de inverosimil, si se atien-
de a que linicamente convienen los ge61ogos en la union
que existio un di'a entre las islas del Archipielago y el con-
tinente americano, bastando fijar la vista en el mapa para
convencerse de esta verdad. — Sabido es que, cuando Gri-
jalva hizo su primer viaje al continente, hubieron de notar
casas de mamposteria en la peninsula de Yucatan, y sabi-
do es, segun los mismos historiadores, que aquellos paises
adelantados tenian comunicacion con nuestros pacificos
islenos. — ^Por que, pues, no hemos de creer conociesen los
primeros Ciboneyes el uso de la mezcla? — He creido deber
hacer d V. estas obervaciones para suplicarle, en nombre
de la civilizacidn, se dedique ^ esas indagaciones, utiles a
todas luces por los conocimientos que pueden proporcio-
narnos. — Afortunadamente, la civilizacion tiene en V. uno
de sus ra^s laboriosos y entendidos apostoles, y yo confio
en que esas cuestiones quedar^n snficientementc aclaradas
y que sacaremos de ellas todo el partido posible. — El ce-
menterio indio de que hablo a V., se halla sobre la costa del
Sur, y parece ha sido reconocido por cierto seiior de aque-
lla ciudad. — Por la carta que me eiisefio V. del amigo La-
torre, parece que el ilustrado Lugareno tiene noticias de
dichos cementerios, y este buen patricio podra dara V. los
38 • L08 TERRICOLAS CUBANOS. 261
conocimientos que necesitar pueda para recorrerlo.—Suplico
Si V. disimule los defectos de esta carta, maadando en lo
que guste A su m^s sincero afectfsimo amigo y seguro ser-
vidor, Q. B. S. M. — P. Santacilia. — Gasa de V. y Junio 23
de I847.»
Documento num. 4.
OFICIO DEL JUEZ PEDANEO DEL DISTRITO EN DONDE APARECIERON
LOS RESTOS HUESOSOS.
Capitania de Vicana. — Ea vista del oficio de V. S. de 7
del presente, me traslade a la hacienda de la propiedad de
D. Rafael Buelta, nombrada la Bermeja; de esta me dirigi
recto al Norte, y como a un cuarto de legua se halla el ter-
rene donde se encuentran las ostras y capas de huesos; en
el que con los peones necesarios cave en diferentes puntos
y en todos encontre las ostras y huesos de que V. S. tiene
conocimiento, y algunos pequeiios pedazos de barro que
liguran ser de ollas, todo esto se hallo A una cuarta de
hondo y a una tercia poco mas no se encuentran mds que
tierra comiin. El terreno en que se encuentran dichos hue-
sos se hallo d un cuarto de legua recto al Norte de la ha-
cienda dicha, menos de medio cuarto delrio nombrado Ga-
nei, al mar dos leguas y media, d la villa de Manzanillo
diez leguas, y d la ciudad de Bayamo diez y ocho. — Dios
guarde & V. S. muchos anos. — Vicana y Setiembre 16 de
\Sil .—Francisco Jose de Cespedes.'—Sv. D. Miguel Rodri-
guez-Ferrer, ex-jefe politico e Intendente, y autorizado
por S. M. en esta isla.
El SecFetario Sr. Fernandez Duro dio cuenta de
haber recibido los informes pedidos a los senores
de Saussure y doctor Hijar acerca de la mandibula
de que trata la Memoria anterior, segiin se insertan
a continuacion.
262 CONGRES DES AM^RICANISTKS.
Rapport de M. Henri de Satissure sur un os ma-
xillaire inftrieur trouv6 a Cuba, par M. Ferrer.
La machoire que le Gougres m'a charge d'etudier est
incontestablement une machoire humaiiie. Elle a ete de-
couverte par M. Ferrer dans des fouilles execulees au bord
de la mer sur les cotes de Tile de Cuba. Son etat de fossili-
sation ne nous a pas para etre aussi avance qu'on la sup-
posait, et ne peut-etre considereque comme fort incomplet.
Voici les observations que j'ai pu faire sur cette piece,
en dehors de toute comparaison exacte, qui aurait exige des
collections que je n'avait pas a ma portee:
r Cette machoire est d'une grandeur un peu inferieure
k la moyenne et semble avoir appartenu a un sujet du sexe
feminin.
2" Elle a perdu toutes ses molaires , et les alveoles en'
sont entieremeut obliterees. Les branches horizontales sont
reduites de pros de la moitie de leur hauteur par la des-
truction de leur partie alveolaire , et se sont abaissees pres-
que jusqu'au trou mentionner.
3° La partie anterieure de la machoire ne porte'que trois
dents, soit: la canine droite, I'incisive mediane droite, et
I'incisive laterale gauche.
Les trois dents se trouvent done etre espacees par suila
de la chiite ou de I'enlcvement des deux autres incisives.
En outre les bords alveolaires out ete artificiellement eule-
ves, en sorte que ces dents ne tiennent plus dans leurs
alveoles que par I'extremite des racines. Ces racines ont
une forme tres comprimee.
4° Les branches montantes de la machoire sont incom-
pletes; il y manque les condyles et les apophyses coronoi-
des. La branche droite semble avoir 6te taillee; elle a une
forme arrondie et les bords en sont un peu amincis en bi-
zeau. La branche gauche , qui avait probablemenl recu
RAPPORT DE M. DE SAUSSURE. 263
fla raeme forme que la branche droite, est en partic brisee,
«et laisse voir le parenchyme interieur, dont les vacuoles
ii'ont pas ete remplies par la fossilisalion el qui n'a guere
subi d'alteration.
5" Le bord inferieur de toute la machoire est remarqua-
blement epais, fortement arrondi et n'est guere comprime.
6* Les dents qui subsislent denotent un age tr6s avance,
■car la couronne en est usee de plus de moitie.
Ces circonstances envisagees dans leur ensemble permet-
tent de conclure que la machoire en question a appartenu
-ii un sujet tres age, ayant perdu depuis longtemps la to-
talite de ses molaires, et ce fait guffit croyons-nous pour
expliquer les anomalies de ses formes. La perte des mo-
laires conduit en effet k la resorption des. bords alveolai-
res, ce qui pent reduire la branche horizontale du maxillai-
re de pres de la moitie de sa hauteur, et douner lieu par
compensation a un epaississement de cette branche, surtout
a son bord inferieur.
Parmi les cranes que nous avons eu sous les yeux, pos-
■lerieurement a I'examen de cot os, il s'en trouve deux qui
offrent presque exactement les memes caracteres , les mo-
laires ayant disparu , la branche horizontale s'etant abais-
see d'autant, et le bord inferieur s'etant epaissi. L'un de
ces cranes provient des environs d'Arles et appartient au
type gallo-romain , I'autre est un crane d'esquimau , ce qui
montre que les modifications ci-dessus decrites ne sont
point une affaire de race, mais simplement un accident pa-
thologique qui se prononce de la meme maniere dans tou-
tes les races huraaines. ,
L'etroitesse anomale de la branche horizontale apparait
du reste accidentellement chez des sujets qui n'ont pas per-
du leurs molaires. Nous connaissous des exemples de ce
fait sur deux cranes de femmes, dont Tun provient de la
cote de Mozambique et I'autre du Malabar. Dans ces deux
•cranes la partie incisive de la machoire est beaucoup plus
^levee que la branche horizontale, offrant sous ce rappot
264 CONGRES DES AMfeRICANISTES.
une ressemblance parfaite avec la machoire de Cuba. Quant
a la forme tres comprimee des raciues des iacisives nou»^
la retrouvons egalement chez divers sujets et nous ne pou-
vons y"reconnaitre qu'uii accident individael. .
On voit par ce qui precede que la piece en question n'of-
fre aucun caractere special, et que son appareuce tient. sim-
plement aux modifications qui resullent d'ua 4ge tres avan-
ce. Rien dans cet objet no denote I'existence d'une race ex^
traordinairement antique. D'autre part ie giseraent oil cette
machoire a ete trouvee ne fournit aucun indice sur son age
geoiogique. La couleur brune de I'os, quoique lui donnani
uii air de haute antiquite, n'a elle-meme rien de caracteris-
lique et pent etre le resultat d'un long sejour dans I'eau
on dans la vase.
L'objet a ete trouve dans une fouille execulee k fleur d'eau^
tres probablement dans les terrains madreporiq-ies moder-
nes qui forment la plus grande partie des c6tes de Cuba.
La fouille n'a pu etre poussee a fond vu I'arrivee des flol&
de la mer qui Tout submergee.
En dehors de ces considerations , la forme probablement.
artificielle qu'offre la branche montante droite, semble indi-
quer que cette machoire rentre dans la categorie des os
sculptes. Nous serious tente d'y voir une amulette ou uu
instrument servant a un usage quelconque. Nous suppo-
sons qu'elle est tombee d'un canot et qu'elle a fini par etre
engagee dans les travertins madreporiques qui se forment
actuelleinent encore sur presque toutes les cotes de Cuba;
qu'elle a ensuite ete ensablee et englobee dans la formation
moderne, mais sans adherence aucune avec la gaugue.
T II m'a ete soumis en meme temps que cette machoire
une dent libreque je determinerai comme la troisieme mo^
laire droite inferieure. Cette dent est egalement excessive-
ment usee; la couroune en est entierement detruite k la face-
externe jusqu'au collet, et diminuee de plus de moitie a la
face interne. Elle off re done le meme caractere que la canine
et les incisives qui sent restees adherentes k la machoire-
DICTAMEN DEL DR. hIjaB. 26S
decrite, mais elle ne saurait appartenir a cette derniere^
puisque les alveoles des molaires en sont toules obUterees,
II est assez singulier que cette dent ait ete trouvee dans
la meme fouille que la machoire. On pourrait toutefois
supposer qu'elle faisait partie d'un collier ou de quelque
autre parure qui se serait perdue en mome temps que la
machoire; mais ce n'est la qu'une hypolhese.
En resume, nous ne pouvons voir dans la piece qui nous
a ete soumise qu'un os datant d'une epoque prehistorique
plus ou moins ancienne et nous n'osons pousser plus loia
nos conclusions.
Didamen acerca de la misma mandibula, del doctor
D. J, B. Hijar y Haro.
Sr. Rodriguez Ferrer: Se ha servido V. honrarme indi-
c^ndome que formule por escrito mi opinion sobre la cu-
riosa mandibula fosil que nos presento en el Gongreso dfr
Americanistas, y voy con sumo gusto a complacerle, por
mds que el breve estudio que de ella he hecho, me deja mu-
cho que desear.
Que el despojo es humano no cabe dudarlo porque la lon-
gitud de sus ramas horizontales no permite confundirla con
ninguna de las mandibulas inferiores de los cuadrumanos
conocidos hasta aqui. Noinsisto en el estudio de los dientes
y otras particularidades, porque la.verdad me parece obvia.
Dando por sentado que el maxilar sea humano y pres-
cindiendo de las consideraciones a que daria lugar la ins-
pecci6n de los condilos articulares por no existir las ramas
ascendentes, la primera dificultad que se presenta es, ave-
riguar porque no coexisten los alveoles de los dientes mo*
lares con los dos dientes incisivos y el canino izquierdo,
que al iraves de las revoluciones de los siglos quedau en
pie, en sus respectivos puntos de insercion.
Un distinguido arqueologo, de'alta competencia cientifi-
566 CONGRESO DE AMERICANJSTAS.
ca, cree que los alveolos de las muelas fuerou raspados—
supongo que con alguna piedra pomez 6 algun fragmenta
volcinico, poi* no conocerse entoaces la lima metilica^d
fin de que pudiera servir de peiueta a alguua elegante
dama deaquellos oscuros tiempos.
Yo pienso de otra manera: el trabajo de fosilizaci6n que
petrific6 la pieza anat6mica se extendi6 a las cavidades al-
veolares y produjo su obliteraci6n.
Si esto es 6 no verdad, dejo a la mineralogia, d la quimi-
ca 6 a la anatomia general, los houores de la respuesta.
Lo que me parece sumamente raro, esque los citados
incisivos y el laniar izquierdo, permanezcan en su silio
•cuando esta clase de dientes son los primeros que en el se-
pulcro abandonan sus cavidades, quedando casi siempre en
pie los molares mayores, que acompanan al esqueleto hasta
su completa destruccion.
En atenci6n A las reducidas dimensiones de la mandibula,
u la suavidad de las li'neas huesosas que corresponden d la
insercion de los miisculos y a la forma de los dientes que
mas se asemejan a los de leche que i los definitivos, se po-
•dria suponer que la piezi habia perteuecido i una nina de
cuatro A siete aiios pr6ximamente; pero al notarse que por
la parte superior, las cunas de los incisivos estdn visible-
niente gastadas, se duda si' en vez do haber side un 6rgano
<;onstitutivo de una nina, lo fue de una mujer diminuta
que frisara en los sesenta aiios.
Para entrar en esta cuesiion que juzgo de inleres^ seria
preciso entrar en el estudio de la osificaci6n de los dientes
y de los maxilarcs, lo cual no me permite hacer el breve
■espacio de tiempo de que puedo dispouer.
Por lo que pueda convenir d V. en las provechosas elu-
tubraciones a que se dedica y para que haga las deduccio-
nes d que haya lugar, en el presente caso, tengo el honor
de poner en conocimienLo de V. una observaci6n, de cuya
anomalia en mayor 6 menor escala dan cuenta los fisi61o-
^os de todos los tiempos: me refiero d un nino indfgena de
DBSGUBRIMIBMTOS. 267
Jalisco (M6jico) de raza pura, qoe iiacW eon los cuatro in-
cisivos de abajo y dos iricieivos y ua caiiino arriba.
Esta anomalia coij6tra*ta fuertem«nle con la de una nifta
espaiiola qu« sufrieftdo un padocimiento profundo del es-
queleto (osteitis rareflante escpofiilosa) llegaba A los nueve
aflos con algunas piezas molares y sin ningiin incisivo en
la niandibula inferior ni superior.
La oclusi6n de los alvoolos molares del curioso y Men
-conservado maxilar inferior que V. se ha servido presen-
tarnos en el Congreso de Americanistas ^reconocerd por
origen la anomalia fisiolbgica antes expuesta 6 serd la con-
^ecuencia obligada de un estado patol6gico?
Dejo al clarfsimo entendiitiionto de V. la revelacion del
misterio.
El Secretario Sr. Fernandez Duro: El Ministro Ple-
nipotenciario de Espana en Washington ha remitido al
Congreso la siguientecomunicacidn redactada en castella-
110, que le ha sido enviada desde Baltimore con fecha 22
de Agosto.
Memoria acerca de la prioridad del descuhrimiento
por los espanoles de la regwn de los lagos, por
Mr. George A, Leakin, de la Sodedad historica
de Maryland.
Muy seiior mio: Tengo el honor de llamar su atencidn
hacia un objeto relacionado con las autigiiedades ame*
ricanas que solo los archivos de Espana pueden dilucidar,
es decir, el establecimieoto en este pais entre San Agustin
y los lagos del N., dO'Ios espanoles, con anterioridad d la
ocupacion de los holandeses, suecos, franceses 6 ingleses.
1.° En 1570, F. R. Segura vice-provincial de los jesai-
tas espanoles en Florida, desembarc6 en las orillas del
Chesapeake. Su objeto era la conversion de los indios, uno
de los cuales habiendo sido hecho prisionero en Florida
t68 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
y convertido al ci'istiaDisaio, sirvio de gula a los misione-
ros quieues mds tarde perecieroa victimas de su traici6n.
Belatio ytineris pdg, i22.
2." Melendez con una fuerza armada se internd al Nor-
te de San Agustiu y erigi6 un establecimiento en las ori-
Uas de Rappahannock 6 Potomac. No puedo citar por el
momentO'la autoridad en que fundo este dato.
3." El gobernador Seymour de Nueva-York dijo en uii
discurso: — Una pequena colonia de espanoles existio por
algun tiempo cerca del lago luondaga, pero fue destruida
por los indios.
4." Agustin Herman, despachado por el gobernador ho-
laudes Stuy vesaat para tratar con los gobernadores de Ma-
ryland y de Virginia respecto a las lineas de demarcacidn
sostenia su reclamacion, en el hecho del descubrimiento de
Colon previamente al de Raleigh en 1578, y cuando se le
requirio hiciera una explanacion cqntesto «que cuando los
Eslados generales (Holanda) se hicieron independientes de
Espana se llevaron consigo todos los derechos de los espa-
noles en America.
5.° En un mapa (1670) hecho por Herman, actualmente
en mi posesion, dice, es cierto que los espaiioles teniai>
gran provision de minerales mds alU de las montanas, y
recomienda se tenga esto presente con objeto de poderselo-
arrebalar algiiu dia.
6.° William Jose Onseley Esq. Agregado a la Legacion
de Inglaterra en 1829 habla de ciertas minas en Charlotte
(Carolina del Norte) , en que se encontraron utiles de im-
portacion extranjera,
7.* En una obra publicada en los Estados-Unidos, Scho-
vlcraft, menciona una piedra rasa encontrada cerca de Man-
luis (Nueva-York) con una inscripcion espanola del ano
1520, y el gobernador Seymour anade: «los espanoles fa-
bricaron fuertes mucho antes de que los holandeses, fran-
ceses 6 ingleses visitaran esta region y se encuentran res-
tos de crucifijos y de armas. »
DKSCUBRIIftBNTOS. 269'
8.' En una carta publicadapor la Sociedad hisWrica de
Long Island, Dantrers dice: «le pregunte al indio Hans
quienes eran los primeros cristianos que se habfan visto
por aqui;» y el replied ilos espaiioles 6 Portugueses que
•compraban maiz 6 grano espaiiol pero no permanecieron
muchotiempo; despues vinieron los holandeses 6 Gobernop
Island y & Fort Orange 6 Albany, y despues vinieron los
ingleses.
9.' Johann Schoner, sabio matemStico alemdn, constru-
yo en 1520 un gran globoque se conserva aun en la ciudad
4e Nuremberg, en el cual la parte superior de la America
del Norte es llamada Terra de Cvha.
he reunido estos datos incompletos que creo ser^n sufi-
cientes para promover mayor investigaci6n por parte de la
sabia asociaci6n de Americanistas que se ha de reunir en
Madrid el 25 de Setiembre, y si este asunto fuese hon-
rado con su atenci6n, mecomplacere en conservar elresul-
tado de sus deliberaciones en los archivos de la Socie-
dad hist6rica de Maryland. — Con este motivo tengo el ho-
nor etc. Firrliado. — George A. Leakin.
El Sr. Pezuela: Me he levantado linicamente para de-
cir, que en, la biblioteca de la Real Academia de la Historia,
en cuyo local nos hallamos, existen pruebas de la prioridad
de los espanoles en el reconocimiento y aiin establecimiento
en la regi6n de que trata la memoria que acaba de leerse. La
historia de la Florida y la Luisiana se condensa en los do-
€umentos y libros conservados en dicha biblioteca y por
estar ineditos y no ser conocidos de los que ban escrito de
aquellas partes, se ban propalado especies err6neas, sobre
todo al tratar de la ocupaci6n de la Florida por Pedro Me-
nendez de Aviles (1).
(1) Acerca de algrunas de las cuestiones planteadas por el Sr. G. A. Leakin,
puede consultarse la interesante obra del Sr. Barcia, Ensayo cronologico para
■la historia de la Florida. — C. Fern&ndez Duro.
1 8
270 CONGRESS OF AMBR10AMST8. I
El Secrettrio Sr. Fern^mdez Dtiro presento la
siguiente niemoria redbida d6 la Legacion de los
Estados-Unidos de America, en Madrid.
Smithsonian Institution. Bureau of Ethnology.- —
Washington Sept. 7, 1881.
ExcMO. Sr. Presidente del Conoreso Internacional de
Ambricanistas:
Sir: The International Congress of Americanists is orga-
nized for a purpose in which I am deeply interested and it
is with profound regret that 1 find myself unable to be pre-
sent at the session in Madrid.
I beg to express my appreciation of the appropriateness
of the place selected for the meeting, it being the capital of
the country so largely connected with early explorations on
this hemisphere and where many of the arcBives of those
explorations are deposited.
It will be interesting to the Congress to be informed that
the agencies for anthropologic investigation now existing
in America are numerous ad that the general work has of
late been prosecuted by them with great vigor and success.
First in importance among these is the Smithsonian Ins-
titution at Washington which for many years has devoted
a portion of its revenues and a larger proportion of its pu-
blications to the general subject, as will be seen from its
Annual Report for the year 1879, a copy of which accom-
panies this letter. Other most efficient agenciesare the Pea-
body Museum at Cambridge, Massachusetts, and the Ar-
chaeologic Institute of America at Boston both of which
assist explorations, form collections, and issue publications
of great value.
In all of the principal, cities of the United States Archaeo-
2 SMITHSONIAN INSTITUTION. 271
logic museums are founded. There are also manystatev city
and county societies throughout the country devoted to the
study of American antiquities and anthropology in general,
which collect materials from year to year and publish infor-
mation concerning them. Principal among these are the
Davenport Academy of Sciences and the Anthropological
Society of Washington. An abstract of the proceedings of
the last mentioned society is herewith submitted.
In addition to these agencies many of the learned socie-
ties which embrace the wider scope of general science dc-
'vote attention in their meetings and publications to the
subject of American and general Anthropology. This is the
case with the National Academy of Sciences and with the
American Association for the Advancement of Science, the
latter of which has organized an independent section of
anthropology, presided over by one of its vice presidents.
The sessions of that section are more generally attended
and attract more interest than those of any other of the sec-
tions of that association which annually gathers several,
thousand persons to its meetings held in different parts of
the country.
For a long period of years the Government of the United
States has supported scientific research in this department
in numerous ways and by various agencies until at last a
Bureau of Ethnology has been established, supported by
appropriations made by the National Legislature.
Herewith I transmit an account of its operations for the
fiscal year ending June 30, 1880, introduced by a brief his-
tory of its organization. The account is substantially the
same as that contained in the report of the Director for the
same year, which is yet unpublished. From the fact that
the assistants and collaborators of the Bureau arc widely
scattered throughout North America it is impossible to
present a succint account of the operations for the year just
passed.
In addition to the paper above-mentioned I also transmit
272 CONGRESS OF AMERICANISTS. 3
the following publications of the Bureau of Ethnology and
other papers which may possibly be of interest:
Introduction to the Study of Indian Languages, 1 St. Edi-
tion, by J. W. Powfell.
Introduction to the Study of Indian Languages, 2.*' Edi-
tion, by J. W. Powell.
Introduction to the Study of Mortuary Customs, by Dr.
N. O. Yarrow.
Introduction to the Study of Sign Language, by Brevet
Lieut Col. Garrick Mallery, U. S. army.
Annual Report of the Smithsonian Institution , for 1879.
Abstract of Transactions of the Anthropological Society of
Washington, D. G. , for the years ending Jane 30, 1880,
and January 18, 1881.
Outlines of the Philosophy of the North American Indians,
by J. W. Powell.
Mythologic Philosophy, an address, by J. W. Powell.
- Volumes 1 and 3, Contributions to North American Eth-
nology (1).
It will thus be perceived that the field has already been
extensively cultivated and its magnitude recognized. The
large number of the native tribes in America with their
diversities in languages, customs mythologies and other
characteristics, the great area of the pueblos and ruins, the
wide distribution of mounds and of works of art scattered
every where over the territory continue to require research.
But in all of these departments hurried and superficial
examination can now accomplish nothing of value. The
mere notes of tourists and anthropologic travellers will only
add to the mass of materials already published by the same
class of writers, which is now known to be generally
worthless; indeed worse than worshless as it has misguided
inquiry and has been made the basis of false theories. A
(!) I.as indicaJas obras no se han recibido en la Secretaria del Congreso.
4 SMITHSONIAN INSTITUTION. 273
sufficient amount of information obtained by true scientific
methods of research is already collected to incite further
• research of the same kind in useful directions and to form
the basis of accurate deductions. What is now needed is
€areful, painstaking research by scientific men wha will
■devote a long time to special branches of investigation.
In this labor the scholars of Europe, trained as they are
in the methods of science and grasping its guiding princi-
ples, can perform an important part , and their assistance
and cooperation has and ever will be heartily welcomed.
May I be permitted to suggest that it might be of interest
to the members of the Congress to visit America for the
purpose of surveying the general aspects of the field of re-
search, the methods of investigation adopted, and the re-
sults accomplished; and at the same time meet American
scholars engaged in this department. This possibly could
be accomplished by holding one of its meetings in this coun-
try, and I most earnestly extend an invitation to the hono-
rable and learned Congress to hold an early session in
America should the invitation be accepted , I beg to be in-
formed thereof at an early date that suitable preparation
may be made by the Anthropologits of America for the
appropriate reception of your honorable body.
I am with profound respect, Your obedient servant,
J. W. Powell. Director of the Bureau of Ethnology.
A SKETCH OF THE OPERATIONS OF THE BUREAU OF ETHNOLOGY,
FOR THE YEAR ENDING JUNE 30, 1880.
The explorations of the Colorado River of the West be-
gun in 1869 by authority of Congressional action was, by
the same authority, subsequently continued as the second
division of the Geographical and Geological Survey of the
Territories, and finally as the Geographical and Geological
Survey of the Rocky Mountain Region.
By act of Congress of March 3** 1879, the various Geo-
^« * 18
274 CONGRESS OF AMERICANISTS. '5
logical and Geographical Surveys existing at that time
were discontinued and the U. S. Geological Survey es-
tablished.
In all the earlier surveys anthropologic researches among
the North American Indians were carried on. In that
branch of the work finally designated as the Geographical
and Geological Survey of the Rocky Mountain Region,
such research constituted an important part of the work.
In the act creating the Geological Survey provision was
made to continue work in this field under the direction of
the Smithsonian Institution on the basis of the methods
developed and materials collected by the Geographical and
Geological Survey of the Rocky Mountain Region.
Under the authority of the act of Congress providing for
the continuation of the work the Secretary of the Smith-
sonian Institution entrusted its managements to the for-
mer Director of the Survey of the Rocky Mountain Region
and thus a Bureau of Ethnology was practically orga-
nized.
In the annual Report of the Geographical and Geological
Survey of the Rocky Mountain Region for 1877 the follo-
wing statement of the work at that time appears:
KTHNOGRAPHIC WORK.
During the same office season the etnographic work was
more thoroughly organized, and the aid of a large num-
ber of volunteer assistants living throughout the country
was secured. Mr. W. H. Dall, of the United States Coast
Survey, prepared a paper on the tribes of Alaska, and edi-
ted other papers on certain tribes of Oregon and Washing-
ton Territory. He also superintended the construction of
an ethnographic map to accompany his paper, including
on it the latest geographic determination from all available
sources. His long residence and extended scientific labors
in that region peculiarly fitted him for the task, and he has
H SMITHSONIAN INSTITUTION. 275
made a valuable contribution both to ethnology and geo-
graphy.
With the same volume was published a paper on the ha-
bits and customs of certain tribes of the State of Oregon and
Washington Territory, "prepared by the late Mr. Georges
Gibbs while he was engaged in scientific work in that re-
gion for the government. The volume also contains a Nisk-
walli vocabulary with extended grammatic notes , the last
great work of the lamented author.
In addition to the maps above mentioned and prepared
by Mr. Dall, a second has been made, embracing the wes-
tern portion of Washington Territory and the northern
part of Oregon. The map includes the results of the latest
geographic information and is colored to show the distri-
bution of Indian tribes, chiefly from notes and maps left by
Mr. Gibbs.
The Survey is indebted to the following gentlement for
valuable contributions to this volume: Gov. J. Furujelm,
Lieut. E. De Meulen, Dr. Wm. F. Tolmie, and Rev. Fa-
ther Mengarini.
Mr. Stephen Powers, of Ohio, who had spent several
years in the study of the Indians of California, had the
year before been engaged to prepare a piaper on that sub-
ject. In the mean time at my request he was employed by
the Bureau of Indian Affairs to travel among these tribes
for the purpose of making collections of Indian arts for the
International Exhibition. This afforded him opportunity of
more throughly accomplishing his work in the preparation
of the above mentioned paper. On his return the new ma-
terial was incorporated with the old, and the whole has
been printed.
At our earliest knowledge of the Indians of California
they were divided into small tribes speaking diverse lan-
guages and belonging to radically different stocks, and the
whole subject was one of great complexity and interest.
Mr. Powers has successfully unraveled the difficult pro-
276 CONGRESS OF AMERICANISTS. 7
blems relating to the classification and affinities of a very-
large numberg of tribes, and his account of their habits
and customs is of much interest.
In the volume with his paper will be found a number of
vocabularies collected by himself, Mr. George Gibbs, Ge-
neral George Crook, U. S. A., General W. B. Hazen, U.
S. A., Lieut. Edward Ross, U. S. A., Assistant Surgeon
Thomas F. Azpell, U. S. A., Mr. Ezra Williams, Mr. J. R.
Bartlelt, Gov. J. Furujelm Prof. F. L. 0. Roehrig, Dr. Wi-
lliam A. Gabb, Mr. H. B. Brown, Mr. Israel S. Diehl, Dr.
Oscar Loew, Mr. Albert S. Gatschet, Mr. Livingston Sto-
ne, Mr. Adam Johnson, Mr. Buckingham Smith, Padre
Arroyo, Rev. Father Gregory Mengarini, Padre Juan Ga-
melias, Hon. Horatio Hale, Mr. Alexander S. Taylor, Rev.
Antonio Timmeno, and Father Bonaventure Sitjar.
The volume is accompanied by a map of the State of Ca-
lifornia, compiled from the latest official sources and colo-
red to show the distribution of linguistic stocks.
The Rev. J. Owen Dorsey, of Maryland, has been enga-
ged for more ihan a year in the preparation of a grammar
and dictionary of the Ponka language. His residence among
these Indians as a missionary has furnised him favorable
opportunity for the necessary studies, and he has pushed
forward the work with zeal and ability, his only hope of
reward being a desire to make a contribution to science.
Prof. Otis T. Mason, of Columbian College, has for the
past year rendered the office much assistance in the study of
the history and statistics of Indian tribes.
On June 13, Brevet Lieut, Col. Garrick Mallery, U. S. A.,
at the request of the Secretary of the Interior, joined ray
corps under orders from the honorable Secretary of War,
and since that time has been pngaged in the study of the sta-
tistics and history of the Indians of the western portion of
the United States.
In April last, Mr. A. S. Gatschet was employed as a phi-
lologist to assist in the ethnographic work of this Survey.
8 SMITHSONIAN INSTITUTION. 277
He had previously been engaged in the study of the lan-
guages of various North American tribes. In June last at
the request of this ofTice he was employed by the Bureau
of Indian Affairs to collect certain statistics relating to the
Indians of Oregon and Washington Territory, and is now
in the field. His scientific reports have since that time been
forwarded through the honorable Commissioner of Indian
Affairs to this ofiice. His work will be included in a volume
now in course of preparation.
Dr. H. C. Yarrow, U. S. A., now on duty at the Army
Medical Museum, in Washington, has been engaged du-
ring the past year in the collection of material for a mono-
graph on the customs and rites of sepulture. To aid him in
this work circulars of inquiry have been widely circulated
among ethnologists and other scholars throughout North
America, and much material has been obtained which will
greatly supplement his own extended observations and re-
searches.
Many other gentlemen throughout the United States have
rendered me valuable assistance in this department of in-
vestigation. Their labors will receive due acknowledgment
at the proper time, but I must not fail to render my sincere
thanks to these gentlemen, who have so cordially and effi-
ciently co-operated with me in this work.
A small volume, entitled ^Introduction to the Study of
Indian Languages, » has been prepared and published. This
book is intended for distribution -among collectors. In its
preparation I have been greatly assisted by Prof. W. D.
Whitney, the distinguished philologist of Yale College. To
him I am indebted for that part relating to the representa-
tion of the^sounds of Indian languages; a work which could
not be properly performed by any other than a profound
scholar in this branch.
I complete the statement of the office-work of the past
season by mentioning that a tentative classification of the
linguistic families of the Indians "of the United States has
278 CONGRESS OF AMERICANISTS. 9
been prepared. This has been a work of great labor, to which
I have directed much of my* own time, and in wich I have
received the assistance of several of the gentlemen above
mentioned.
In pursuing these ethnographic investigations it has
been the endeavor as far as possible to produce results that
would be of practical value in the administration of Indian
affairs, and for this purpose especial attention has been
paid to vital statistics, to the discovery of linguistic affini-
ties, the progress made by the Indians towards civilization,
and the causes and remedies for the inevitable conflict that
arises from the spread of civilization over a region pre-
viously inhabited by savages. I may be allowed to express
the hope that our labors in this direction will not be void
of such useful results.
In 1878 no report of the Survey of the Rocky Mountain
Region was published as before its completion the question
of reorganizing all of the surveys had been raised, but the
work was continued by the same methods as in previous
years.
The operations of the Bureau of Ethnology during the
fiscal year ending June 30, 1880 will be briefly described.
In the plan of organization two methods of operation are
embraced:
First, the prosecution of research by the direct employ-
ment of scholars and specialists: and Second, by inciting
and guiding research immediately conducted by collabora-
tors at work throughout the country.
■ It has been the effort of the Bureau to prosecute work in
the various branches of Norht American anthropology on a
systematic plan so that every important field should be cul-
tivated, conditioned only by the limits imposed by the
amount appropriated by Congress.
With little exception ail sound anthropologic investiga-
tion in the lower states of culture exhibited by tribes of
men as distinguished from nations must have a firm foun-
10 SMITHSONIAN INSTITUTION. 279
dation in language. Customs, laws, governments, institu-
tions, mythologies, religions, and even arts cannot be pro-
perly understood without a fundamental knowledge of the
languages which express the ideas and thoughts embodied
therein. Actuated by these considerations prime attention
has been given to language.
It is not probable that there are many languages in
North America entirely unknown, and in fact it is possible
there are none: but of many of the known languages but
short vocabularies have appeared. Except for languages
entirely unknown the time for the publication of short vo-
cabularies has passed: they are no longer of value. The Bu-
reau proposes hereafter to publish short vocabularies only
in the exceptional cases mentioned above.
The distribution of the Introduction to the Study of In-
dian Languages, is resulting in the collection of a large se-
ries of chreslomathies which it is believed will be worthy
of publication. It is also proposed to publish grammars
and dictionaries when those have heen thoroughly and ca-
refully prepared. In each case it is deemed desirable to
connect with the grammar and dictionary a body of litera-
ture designed as texts for reference in explaining the facts
and principles of the language. These texts will be accom-
panied by interlinear translations so arranged as to greatly
facilitate the study of the study of the chief grammatic cha-
racteristics.
BIBLIOGRAPHY OF NORTH AMERICAN PHILOLOGY , BY
MR. J. C. PILLING.
There is being prepared in the office a bibliography of
North American languages. II was originally intended as
a card catalogue for office use but has gradually assumed
proportions which seem to justify its publication. It is de-
signed as an authors catalogue, arranged alphabetically,
and is to include, grammars, dictionaries, vocabularies,
280 CONGRESS OF AMERICANISTS. 1 I
translations of the scriptures, himnals, doctrinae christia-
nae, tracts, school-books, etc. , general discussions, and
reviews when of sufficient importance in short, a catalo-
gue of 'authors who have written in or upon any of the
languages of North America, with a list of their works.
It has been the aim in preparing thes material to make
not only full titles of all the works containing linguistics
but also to exhaust editions: whether fall titles of editions
subsequent to the first will be printed will depend some-
what on the size of the volume it will make — there being
at present about four thousand five hundred cards — pro-
bably about three thousand titles.
The Bibliography is based on the library of the Director
bat much time has been spent in various libraries, public
and private, the more important being the Congressional^
Boston Public, Boston Athenseum, Haward College, Con-
gregational of Boston, Massachusetts Historical Society,
American Antiquarian Society of Worcester, the John Car-
ter Brown Library at Providence, the Watkinson at Hart-
ford , and the American Bible Society at New York. It is
hoped that Mr. Pilling may find opportunity to visit the
principal libraries of New York and Philadelphia, especia-
lly those of the historical societies, before the work is
is printed.
In addition to personal research much correspondence
has been carried on with the various missionaries and In-
dian Agents throughout the United States and Canada and
with gentlemen who have written upon the subject among
whom are Dr. N. Rink of Copenhagen, Dr. J. C. E.
Buschman of Berlin, and the well known bibliographers,
Mr. J. Sabin of New York, Hon. J. R. Bartlett of Pro-
vidence, and Senor Don J. G. Icazbalceta of the City of
Mexico.
Mr. Pilling has not attempled to classify the material
linguistically. That work has been left for a future publica-
tion intended to embody the results of an attempt to clas-
12 SMITHSONIAN INSTITUTION. 28J
sify the tribes of North America on the basis of language
and now in counee of preparation by the Director.
LINGUISTIC AND OTHER ANTHROPOLOGIC RESEARCHES BY THE
REV. I. OWEN DORSEY.
For a number of years Mr. Dorsey has been engaged in
investigations among a group of cognate Dakotan tribes
embracing three languages: (l^legiha, spoken by the Pon-
kas and Omahas with a closely related dialect of the same
spoken by the Kansas, Osage, and Kvv^apa tribes; the Ici-
were spoken by the Iowa, Oto, and Missouri tribes: and
the Hotcaiigara, spoken by the Winnebago.
In July 1878 he repaired to the Omaha reservation in
the neighborhood of which most of these languages are
spoken, for the purpose of continuing his studies.
Mr. Dorsey commenced the study of the (|]egiha in 1871
and has continued his researches in the group until the
present time. He has collected a very large body of linguis-
tic material both in grammar and vocabulary and when
finally published a great contribution will be made to North
American linguistics.
These languages are excessively complex because of the
synthetic characteristies of the verb, incorporated particles
being used in an elaborate and complex scheme.
In these languages six general classes of pronouns are
found:
1". The free personal.
2''. The incorporated personal.
S*. The demonstrative.
4'''. The interrogation.
5*". The relative.
6'\ The indefinite.
One of the most interesting features of the language is
found in the genders or particle classifiers. The genders
or classifiers are animate and Inammate and these are
2^2 CONGRESS OF AMERICANISTS. 13
again divided into the standing , sitting, reclining, and mo-
ving-^ but in the Winnebago the reclining^ and moving cons-
titute but one class. They are suffixed to nouns, pronouns,
and verbs. When nouns, adjectives, adverbs, and preposi-
tions are used as predicants , i. e. , to perform the function
of verbs, these classifiers are also suffixed. The classifiers
point out with particularity the gender or class of the sub-
ject and object. When numerals are used as nouns the
classifiers are attached.
In nouns and pronouns case functions are performed by
an elaborate system of post positions in conjunction with
the classifiers.
The verbs are excessively complex by reason of the use
of many incorporated particles to denote, cause, manner,
instrument^ purpose, condition, time, etc. Voice, mode, and
tense are not systematically differentiated in the morpholo-
gy but voices, modes, and tenses, and a great variety of
adverbial qualifications enter into the complex scheme of
incorporated particles.
Sixty-six sounds are found in the (Cegiha, sixty-two in
the I ciwere, sixty-two in the Holcangara: and the alpha-
bet adopted by the Bureau is used successfully for theif
expression.
While Mr. Dorsey iias been prosecuting his linguistic
studies among these tribes he has had abundant opportu-
nity to carry on other branches of anthropologic research
and he has collected extensive and valuable materials on
sociology, mythology, religion, arts, customs, etc.
His final publication of the (pegiha will embrace a volu-
me of literature made up of mythic tales, historic narrati-
ves, letters, etc., in the Indian, wath interlinear translations
Another volume will be devoted to the grammar and a
third to the dictionarv.
14 SMITHSONIAN INSTITUTION. 283
LINGUISTIC RESEARCHES BY THE REV. S. R. RIGGS.
In 1852, the Smithsonian Institution published a gram-
mar and dictionary of the Dakota language prepared by-
Mr. Riggs.
Since that time Mr. Riggs, assisted by his sons A. L.
and J. L. Riggs and by Mr. Willianson has been steadily
engaged in revising and enlarging the grammar and dic-
tionary; and at the request of the Bureau he is also prepa-
ring a volume of Dakota literature as texts for illustration
to the grammar and dictionary He is rapidly preparing
this work for publication and it will soon appear.
The work of Mr. Riggs and that of Mr. Dorsey mentio-
ned above, with the materials already published will place
the Dakotan languages on record more thoroughly than
those of any other family in this country.
The following is a table of the languages of this family
now recognized by the Bureau:
LANGUAGES OF THE DAKOTAN FAMILY.
1. Dakota (Sioux), including four dialects: —
(a) Sisiton wan (Sisseton) and Waqpeton wan (War-
peton).
(b) Mdewakan ton wan.
(These two are about equivalent to the modern Isan'yati
(Santee).
(c) Ihaiik'ton wan (Yanton), including the Assi-
niboins.
(d) Ti'ton wan (Teton).
2. (l^egiha, in two (?) dialects: —
(a) Uman'han (Omaha), spoken by the Omahas and
Ponkas; and
(b) Ugaqpa (Kwapa), Spoken by Kwapas, Osages,
and Kansas.
3. Tciwere, in two dialects: —
XX
284 CONGRESS OF AMERICANISTS. 15
(a) Tciwere, spoken by the Otos and Missouris; and
(b) Tcekiwere, spoken by the lowas.
4. Hotcan'gara, spoken by the Winnebagons.
5. N'umankaki (Mandan), in two dialects: —
(a) Mitiitahankuc; and
(b) Ruptari.
6. Hi(l:ats'a (Hidatsa), in two (?) dialects: —
(a) Hidatsa, or Minnetaree; and
(b) Absaroka, or Grow.
7. Tutelo, in Canada.
8. Kalaba (Catawba), in South Carolina.
LINGUISTIC AND GENERAL RESEARCHES AMONG THE KLAMATH
INDIANS, BY MR. A. S. GATSCHET.
Of the Klamatk language there are two dialects , one
spoken by the Indians of Klamath -Lake and the other by
the Modocs, constituting the Lutaami family of Hale and
Gallatin.
Mr. Gatschet'has spent much time among these Indians,
at their reservation and elsewhere, and has at the present
time in manuscript nearly ready for the printer a large
body of Klamath literature consisting of mythic, ethnic,
and historic tales, a grammar and a dictionary. The stories
were told by the Indians and recorded by himself and
costitute a valuable contribution to the subject.
The grammatic sketch treats of both dialects, which
differ but slightly in grammar but more in more vocabu-
lary. The grammar is divided into three principal parts:
Phonology, Morphology, and Syntax.
In Phonology fifty different sounds are recognized inclu-
ding simple and compound consonants, the vowels in
different quantities, and the dipthongs.
A characteristic feature of this language is described in
explaining syllabic reduplication which performs iterative
and distribution functions. Reduplication for various pur-
16 SMITHSONIAN INSTITUTION. 285
poses is found in most of the languages of North America:
in the Nahuatl, Sahaptan, and Selish families it is most
prominent. Mr. Gatschet researches will add materially to
the knowledge of the functions of reduplication in tribal
languages.
The verb is comparatively simple for in it the subject
and object pronouns are not incorporated. In the verb
Mr. Gatschet recognizes ten general forms which he desig-
nates as verbals; as follows:
1 . Infinitive in a.
2. Durative in ota.
3. Causative in oga.
4. Indefinite in ash.
5. Indefinite in uish.
6. Conditional in asht.
7. Desiderative in ashtka.
8. Participle in ank.
9. Past participle and verbal adjetives in tko.
10. Intentional in tki.
Tense and mode inflection is very rudimentary and
accomplished by the use of particles. The study of the pre-
fixes and suff'ixes of duration is one of the chief difficulties
of the language for they combine in clusters and are not
easily analyzed and their functions are often obscure.
The inflection of nouns by case endings and post position
is rich in forms, that of the adjective and numeral less ela-
borate.
Of the pronouns only the demonstrative show a com-
plexity of forms.
Another feature of this language is found in verbs
appended to contain numerals and thus serving as nume-
rical classifiers. These verbs express methods of counting
and relate to form, that is, in each case they present the
Indian in the act of counting objects of a particular form
and placing them in groups of lens.
The appended verbs used as classifiers signity to place;
1 9
286 CONGRESS OF AMERICANISTS. 17
but in Indian languages we are not apt to find a word so
highly differentiated as piace but in its stead a series of
words with verbs and adjectives undifferentiated, each,
signifying to place with a qualification as / place upon
I lay alongside of, I stand up by, etc. Thus we get classi-
fiers attached to numerals in the Klamath, analagous to
the classifiers attached to verbs, nouns, numerals, etc., in
the Ponka, as mentioned abore.
These classifiers in Modoc are animate and inaniynate
and the animate and inanimate are further discriminated
in form; but these form discriminations are the homolo-
gues of attitude discriminations in the Ponka, for the form
determines the attitude.
It is interesting to note how often in these lower langua-
ges attitude or form is woren into the grammatic structure.
Perhaps this arises from a condition of expresion imposed
by the want of the verb to be, so that when existence in
place is to be affirmed, the verbs of attitude, i. e., to stand,
to sit, to lie and sometimes to move are used to predicate
existence in place and thus the mind cones habitually to
consider all things as in the one or the other of these atti-
tudes. The process of growth seems to be that verbs of atti-
tude are primarily used to aflirm existence in place until
the habit of considering the attitude is established ; thus
participles of attitude are used with nouns etc. and finally,
worn down by the law of phonic change for economy,
they become classifying particles. This view of the origin
of classifying particles seems to be warranted by studies
from a great variety of Indian sources.
The syntactic portion is divided into four parts:
1*'. On the predicative relation;
2". On the objetive relation;
.'i**. On the attributive relation; and the
4'\ Exhibits the formation of simple and compound sen-
tences followed by notes on the incorporative tendency of
the language, its rhetoric, figures, and idioms.
18 SMITHSONIAN INSTITUTION. 287
The alphabet adopted by Mr. Gatschet differs slightly
from that used by the Bureau, particularly in the modifi-
cation of certain Roman characters and the introduction of
one Greek character. This occurred from the fact that
Mr. Gatschet material had been partly prepared prior to
the adoption of the alphabet now in use.
Mr. Gatschet has collected much valuable material rela-
ting to governmental and social institutions, mythology,
religion, music, poetry, oratory, and other interesting mat-
ters. The body of Klamath literature, or otherwise the text
previously mentioned constitutes the basis of these inves-
tigations.
STUDIES AMONG THE IROQUOIS, BY MRS. E. A. SMITH.
Mrs. Smith of Jersey City has undertaken to prepare a
series of chrestomathies of the Iroquois languages and has
already made much progress. Three of them are ready for
the printer and that on the Tuscarora language has been
increased much beyond the limits at first established. She
has also collected interesting material relating to the my-
thology, habits, customs &, of these Indians, and her con-
tributions will be interesting and important.
WORK BY PROF. OTIS J. MASON.
On the advent of the white man in America a great
number of tribes were found. For a variety of reasons the
nomenclature 'of these tribes became excessively complex:
names were greatly multiplied for each tribe and a single
name was often inconsistently applied to different tribes.
Several important reasons conspired to bring about this
complex state of synonomy:
i*"* A great number of languages were spoken and of ti-
me the first names obtained for tribes were not the names
288 CONGRESS OF AMERICANISTS. 19
used by themselves but the names by which they were
known to some other tribes.
2** The governmental organization of the Indians was
not understood and the names for gentes, tribes, and con-
federacies were confounded.
S* The advancing occupancy of the country by white
men changed the habitat of the Indians and in their mi-
grations from point to point their names were changed.
Under these circunstances the nomenclature of Indian
tribes became ponderous and the synonomy complex. To
unravel this synonomy is a task of great magnitude. Early
in the fiscal year the materials already collected on this
subject were turned over to Prof. Mason and clerical assis-
tance given him and he has prepared a card catalogue of
North American tribes exhibiting the synonomy, for use
in the office. His is being constantly revised and enlarged
and will eventually be published.
Professor Mason is also engaged in editing a grammar
and dictionary of the Chata language by the late Rev. Cy-
rus Byington the manuscript of which was by Mr^. Bying-
ton turned over to the Bureau of Ethnology. The dictio-
nary is Ghata-Eaglish and Professor Mason has prepared
an Englis-Ghata of about ten thousand words. He has also
undertaken to enlarge the grammar by a furthen study of
the language among the Indians themselves.
THE STUDY OF GESTURE SPEECH, BY BREVET LIEUT. COL.
GARRIK MALLERY, U. S. A.
The growth of the language of civilized peoples in their
later stages may be learned from the study of recorded li-
terature; and by comparative methods many interesting
facts may be discovered pertaining to perioi^s anterior to
the development of writing.
In the study of peoples who have not passed beyond the
tribal condition laws of linguistic growth anterior to the
i>0 SMITHSOMAN INSTITUTION. 289
writter stage may be discovered. Thus by the study of the
languages of tribes and the languages of nations the me-
thods and laws of development are discovered, from the
low condition represented by the most savage tribe to the
highest condition existing in the speech of civilized man.
But there is a development of language anterior to this a
prehistoric condilion of profound interest to the scholar
because in it the beginings of language — the first steps in
the organization of articulate speech — are involved.
On this prehistoric stage light is thrown from four
sources:
1^* Infant speech, in which the development of the lan-
guage of the race is epitomized.
2"* Gesture speech, which, among tribal peoples, never
passes beyond the first stages of linguistic growth; and
these stages are probably homologous to the earlier stages
of oral speech.
3^ Picture writing, in which we again find some of the
characteristics of prehistoric speech illustrated.
4"' It may be possible to learn something of the nature
of the elements of which articulate speech is compounded
by studying the inai-ticulate language of the lower ani-
mals.
The traits of gesture speech that seem to illustrate the
condition of prehistoric oral language are found in the
synthetic character of its signs. The parts of speech are not
differentiated, and the sentence is not integrated: and this
characteristic is more marked than in that of the lowest
oral language yet studied. For this reason the facts of ges-
ture speech constitute an important factor in the philoso-
phy of language. Doublles, care must be exercised in its
use because of the advanced mental condition of the people
who thus express their thought, but with due caution it
may be advantageously used. In itself, independent of its
relations to oral speech, the subject is of great interest.
In taking up this subject for original investigation va-
1 9 *
• 19
290 CONGRESS OF AMERICANISTS. -21
luable published matter was found for comparison with
that obtained by Col. Mallery. His opportunities for colec-
ting materials from the Indians themselves were abundant
as delegations of various tribes are visiting Washington
from time to time by which the information obtained
during his travels was supplemented.
Again, the method of investigation by the assistance of
a number of collaborators is well illustrated in this work,
and contribution* from various sources were made to the
materials for study. The methods of obtaining these con-
tributions will be more fully explained hereafter.
During the continuance of the survey of the Colorado
River, and of the Rocky Mountain Region , the Director
and his assistants made large collections of pictographs»
When Col. Mallery joined the Corps these collections were
turned over to him for more careful study. From various
sources these pictographs are rapidly accumulating and
now the subject is assuming large proportions und valua-
ble results are spected.
An interesting relation between gesture speech and pic-
tography consist in the discovery that to the delineation of
natural objects is added the representation of gesture signs.
Materials in America are very abundant and the prehis-
toric materials may be studied in th'e light given by the
practices now in vogue among Indian tribes.
STUDIES IN CENTRAL AVERICAN PICTURE. WRITING, BY PROF.
E. S. HOLDEN.
In Central America and Mexico picture-writing had pro-
gressed to a stage far in advance of anything discovered to
the northward. Some of the most interesting of these are
the rock inscriptions of Yucatan, Copan, Palenque, und
other ruins of Central America.
Professor Holden has devoted much time to the study of
these inscriptions for the purpose of discovering the cha^
'2'2 SMITHSONIAN INSTITUTION. 291
racteristics of the pictographic method and deciphering the
records, and the discoveries made by him are of great
interest.
The Bureau has given him clerical assistance and such
other aid as has been found possible.
THE STUDY OP MORTUARY CUSTOMS, BY DR. H. C. YARROW.
The tribes of North America do not constitute a homo-
geneous people. In fact more than seventy distinct linguis-
tic stock are discovered and these are again divided by im-
portant distinctions of language.
Among these tribes varying stages of culture have been
reached and these varying stages are exhibited in their
habits and customs: and in a territory of such vast extent
the physical environment affecting culture and customs is
of great variety, forest lands on the one hand, prairie
lands on the other, unbroken plains and regions of rugged
mountains, the cold, naked, desolate shores of sea and
lake at the north and the dense chaparral of the torrid
south, the valleys of quiet rivers and the cliffs and gorges
of the Canon land, in all a great diversity of physical
features are found imponing diverse conditions for obtai-
ning subsistence, in means and methods of house-building,
creating diverse wants and furnishing diverse ways for
their supply. Through diversities of languages and diver-
sities of environment, diversity of traditions and diversity
of institutions have been produced: so that in many im-
portant respects one tribe is never the counterpart of
another.
These diversities have important limitations in the unity
of the human race and the social, mental and moral homo-
geneity that has everywhere controlled the progress of
culture. The way of human progress is one road , though
wide.
From the interesting field of researcli cultivated by
292 CONGRESS OF AMERICANISTS. 23
Dr. Yarrow a bountiful harvest will be gathered. The ma-
terials already accumulated are large and are steadily in-
creasing through his vigorous work. These materials cons-
titute someting more than a record of quaint customs and
abhorrent rites in which morbid curiosity may revel. In
them we find the evidences of traits of character and lines
of thought that yet exist and profoundly influence civili-
zation. Passions in the highest culture deemed most
sacred, the love of husband and wife, parent and child,
and kith and kin, tempering, beautifying and purifying
social life and culminating at death , have their origin far
back in the early history of the race and leaven the society
of savagery and civilization alike. At either end of the line
bereavement by death tears the heart and mortuary cus-
toms are symbols of mourning. The mystery which broods
over the abbey where lie the bones of king and bishop
gathers over the ossuary where lie the bones of chief and
shamin: for the same longing to solve the mysteries of life
and death , the same yearning for a future life the same
aur for powers more than human exist alike in the mind
of the savage and the sage.
By such investigations we learn the history of culture
in these important branches.
INVESTIGATIONS RELATING TO CESSIONS OF LAND BY INDIAN
TRIBES TO THE UNITED STATES, BY C. C. ROYCE.
When civilized man first came to America the Continent
was partially occupied by savage tribes who obtained sub-
sistence by hunting, by fishing, by gathering vegetal pro-
ducts and by rude garden culture in cultivating small
patches of ground, Seminomadic occupancy for such pur-
poses was their tenure to the soil.
On the organization of the present government such
theories of natural law were entertained tiiat even this im-
perfect occupancy was held to be sufiicient title. Publicists,
24 SMITHSONIAN INSTITUTION. 293
jurists and stattesmen agreed that no portion of the waste
of lands between the oceans could be acquired for the
homes of incoming civilized men but by purchase or con-
quest in just war. These theories were most potent in es-
tablishing practical relations, and controlling governmen-
tal dealings with Indian tribes. They were adjudged to be
dependent domestic nations.
Under this theory a system of Indian affairs grew up,
the history of which , notwithstanding mistakes and innu-
merable personal wrongs, yet demonstrates the justice
inherent in the public sentiment of the nation from its
organization to the present time.
The difTiculties subsisting in the adjustment of rights
between savage and civilized peoples are multiform and
complex. Of times the virtues of one condition are the
crimes of the other; happiness is misery, justice, injustice.
Thus when the civilized man would do the best , he gave
the most offense. Under such circumstances it was impos-
sible for wisdom and justice combined to avert, conflict.
One chapter in the history of Indian affairs in America
is a doleful tale of petty but costly and cruel wars; but
there are other chapters more pleasant to contemplate.
The attempts to educate the Indian and teach them the
ways of civilization have been many; much labor has been
given, much treasure expended. While to a large extent
all of these efforts have disappointed their enthusiastic pro-
moters, yet good has been done, but rather by the perso-
nal labors of missionaries , teachers and frontiersmen
associating with Indian in their own land than by insti-
tutions organized and supported by wealth and benevolence
not immediately in contact with savagery.
The great boon to the savag-e tribes of this country,
unrecognized by themselves and, to a large extent, unre-
cognized by civilized men has been the presence of civili-
zation , which , under the laws of acculturation , has irre-
sistibly improved their culture -by substituting new and
294 CONGRESS OF AMERICANISTS. 25
civilized for old and savage arts, new for old customs, in
short, transforming savage into civilized life. These im-
premeditated civilizing influences have had a great effect.
The great body of the Indian of North America have passed
through stages of culture in the last hundred years achie-
ved by our Anglo-Saxon ancestors only by the slow course
of events through a thousand years.
The Indians of the Continent have not greatly dimnished
in numbers and the tribes longest in contact with civiliza-
tion are increasing. The whole body of Indian is making
rapid progress toward a higher culture notwithstandig the
petty conflicts yet occurring where the relations of the In-
dian tribes to our civilization have not yet been adjusted
by the adoption upon their part of the first conditions of a
higher life.
The part which the General Government, representing
public sentiment, has done in the extinguishment of the
vague Indian title to lands in the granting to them of lands
for civilized homes on reservations and in severalty, in the
establishment and support of schools, in the endeavors to
teach them agriculture and other industrial arts , in these
and many other ways justice and beneficence have been
shown. Thus the history of the tribes of America from
savagery to civilization is a history of three parts:
First. The history of acculturation — the effect of the
presence of civilization upon savagery.
Second. Te history of Indian wars that have arisen in
part from the crimes and in part from the ignorance of
either party.
Third. The history of civil Indian affairs. This last is
divided into a number of parts — into,
1" The extinguishment of the Indian title,
2** The gathering of Indians upon reservations,
3* The instrumentalities used to teach the Indians civi-
lized industries, and,
4*. The establishment and operation of schools.
26 SMITHSONIAN INSTITUTION. 295
From the organization of the Government to the present
time these branches of Indian affairs have been in opera-
tion, lands have been bought and bought again, Indian tri-
bes have been moved and moved again, reservations have
been established and broken up. The Government has sought
io give lands in severalty to the Indians from time to time
along the whole course of the history of Indian affairs. Eve-
ry experiment to teach the Indians the industries of civili-
zation that could be devised has been tried and from all of
these these has resulted a mixture of failure and success.
A review of the Century's history abundantly demons-
trates that there is no short road to justice, and peace; but
a glance at the present state of affairs exhibits the fact that
these tribal communities will speedily be absorbed in the
citizenship of the Republic. No new method is to be adop-
ted; the work is almost done; patient and persistent effort
for a short future like that of the long part will accomplish
all. It remains for us but to perfect the work wisely begun
by the founders of the Government.
The industries and social institutions of the pristine In-
dians have largely been destroyed and they are groaping
their way to civilized life. To the full accomplishment of
this, three things are necessary:
1" The organization of the civilized family with its ru
les of inheritance in lineal descent.
2* The civilized tenure of property in severalty must be
substituted for communal property.
3^ The English language must be acquired that the
thoughts and ways of civilization may be understood.
To the history of Indian affairs much time has been gi-
ven by the various members of the Bureau of Ethnology.
One of the more important of these studies is that prose-
cuted by Mr. Royce in preparing a history of the cessions
of lands by Indian tribes to the Government of the United
States.
296 CONGRESS OF AMERICANISTS. 27
EXPLORATIONS, BY MR. JAMES STEVENSON.
In the early exploration of the Southwestern portion of
the United States by Spanish travellers and conquerors,
about sixty pueblos were discovered. These pueblos were
communal villages with architecture in untooled stone. la
the conquest about half of the pueblos were destroyed. Thir-
ty-one now remain and two of these are across the line on
Mexican territory. The ruins of the pueblos yet remain
and some of them have been identified.
The Navajos composed of a group of tribes of the Atha-
bascan family and the Goaninis who live on the south side
of the Grand Canon of the Colorado, are now know to be
the people, or part of them at least, who were driven from
the pueblos.
In addition to the ruins that have been made in historic
times others are found scattered throughout New-Mexico,
Arizona, Southern California, Utah, and Colorado. Whe-
ther the ancient inhabitants of these older ruins are repre-
sented by any of the tribes who now occupy the territory
is not known. These pueblos people were not homogeneous.
Among the pueblos now known, at least five linguistic fa-
milies are represented Cut in their study a somewhat ho-
mogeneous stage of culture is presented.
In a general way the earlier or older ruins represent very
rude structures, and the progress of development from the
earlier to the later exhibits two classes of interesting facts.
The structures gradually increase in size and improve in
architecture. As the sites for new villages were selected
more eastly defensible positions were chosen. The cliff
dweellings thus belong to the later stage.
From the organization of the « Exploration of the Colo-
rado River » te the present time the pueblos yet inhabited
as well as those in ruins have been a constant subject of
28 SMITHSONIAN INSTITUTION. 297
Study and on the organization of the Bureau much valuable
matter had already been collected. Early in the fiscal year
a party was organized to continue explorations 1^1 this field
and placed under the direction of Mr. James Stevenson.
Mr. Frank N. Gushing" of the Smithsonian Institution
and Mr. F. R. Millers, Photographer of the Bureau, with
a number of general assistants accompanied Mr. Stevenson.
The party remained in the field until early winter studying
the ruins and making large and valuable collections of po-
ttery, stone implements, etc., and Mr. Killers succeeded in
making an excellent suite of photographs.
When Mr. Stevenson returned with his party to Was-
hington Mr. Gushing remained at Zuiii to study the lan-
guage, mythology, sociology and arts of that, the most in-
teresting pueblo.
An illustrated catalogue of the collections made by Mis-
ter Stevenson has been printed.
RESEARCflES AMONG THE WINTUNS BY J. W. POWELL.
During the Tall the Director made an expedition into
Northern Galifornia for the purpose of studying the Win-
tuns. Much linguistic, sociologic, and technologic material
was collected, and more thorough anthropologic researches
initiated among a series of tribes heretofore neglected.
THE PREPARATION OF MANUALS FOR USE IN AMERICAN RESEARCH.
In the second plan of operations adopted by the Bureau,
that of promoting the researches of collaborators aid in pu-
blication SLfid, to some extent, in the preparation of scien-
tific papers has been given, and by various ways new inves-
tigations and lines of research have been initiated. For this
latter purpose a series of manuals with elementary discus-
sions and schedules of interrogatories have been prepared.
The first is entitled:
298 CONGHESS OF AMERICANISTS. 29
Introduclion to the Study of Indian Languages , by
J.W.Powell.
This has been widely distributed throughout North Ame-
rica and the collection of a large body of linguistic mate-
rial has resulted therefrom.
A second volume of this character is entitled:
Introduction to the Study of Mortuary Customs, by Dr.
N. C. Yarrow.
This also has been widely circulated with abundant
success.
A third hand-book of the same character is entitled : '
Introduction to the Study of Sign Language, by Col.
Mallery.
This was circulated in like manner with like results.
A second Edition of the Introdutjtion to the Study of In-
dian Languages, enlarged to meet [he- advanced wants pf
the time has been prepared.
It is proposed in the near future to prepare similar volu-
mes, as follows: Introduction to the Study of Medicine.
Practices of the North Americaij Indians: Introduction to
the Study of the Tribal Governments of North America;
Introduction to the Study of North American Mythology.
These three litle manuals are nearly ready. Still others
are projected and it is hoped that the field of North Ameri-
can anthropology will be entirely covered by them. The
series will then be systematically combined in a Manual of
Anthropology for use in North America.
SYSTEMATIC CLASSIFICATION OF THE NORTH AMERICAN TRIBES.
There is in course of preparation by the Bureau a lin-
guistic classification of North American tribes with an atlas
exhibiting their pristine homes or the regions inhabited by
them at the time they were discovered by white men.
The foregoing sketch of the Bureau for the first fiscal
year of its existence is designed to set forth the plan on
PARALELISMO HISTORICO. 2ftH
which it is organized and the papers appended thereto will
exhibit the measure of success attamed.
It is the purpose of tlie Bureau of Ethnology to organize
anthropologic research in America.
J. W. Powell. (Director).
El Secretario Sr. Fernandez Duro aiiadio que
entre las raemorias enviadas al Gongreso liabia al-
ganas otras de dificil clasificacion por abarcar dis-
tintas materias, pudiendo tener lugar asi en la dis-
^usion de los puntos historicos como en los relacio-
nados con la Etnografia y la Filologia: que en este
case se hallaban un extenso trabajo del Sr. D. Ni-
colas Fort y Roldan, titulado Cuha indigena (1), y
otro del Sr. D. Bernardino Martin Minguez, sin
titulo.
El Sr. Presidente: No habiendo quien tenga pedida la
palabra, podrd el Sr. Minguez, si gusta, explanar el objeto
de su memoria.
El Sr. Minguez: Procurare tocar algunos puntos con
suraa brevedad. Es un hecho el descubrimiento de monu-
mentos primitivos en varias partes de la America Septen-
trional, asi como el de ciertas pinturas en unas cuevas de
California , que ofrecen paralelismo y notable semejanza
<;on las que examino el siglo pasado el P. Herras, jesuita
cspauol tan sabio como poco conocido. En su obra se en-
cuentran clementos bastantes para explicar lo que en esas
pinturas hace referenda d, un estreclio que daba paso d las
regiones americanas; el estrecho de Aniam, trazado en car-
(l) Ha sido publicado separadaraente porsu autor.
300 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
tas aiitiguas que se conservan en el Vaticaiio, y la llamada
isla de California.
Fijando la atencion por otro lado, se observa que entre
los vasos peruanos reproducidos en el Museo espanol de
antigiledades hay uno muy semejante al que describe
M. Duruy en la Historia de los Romanos: que algunas de
las raomias presentadas en la exposicion del Ministerio de
Ultramar se encuentran en posici6n 6 actitud parecida a
las de Herculano: que los objetos encontrados en Palenque
tienen mucha analogia con los desenterrados en Geret, in-
dicios todos de la relacion que existe d veces entre pueblos
y pueblos.
El Sr. Reis ha presentado ayer al Congreso varias lami-
nas del Museo de Berlin, y en la que lleva el niimero 15 se
descubre perfectamente el tocado de los mejioanos , que se
parece mucho al de los egipcios; y todavia voy a citar unas
terras cottas halladas recientemente en Mejico, traidas por
el Sr. Pint6, quien ha tenido la bondad de facilitarmelas
por mediacion de D. Ramon Sapella, y son las que presen-
to.^Tendran relaci6n con las que se han hallado en Cire-
ndica, con las que el Sr. Marques de Salamanca reunio en
Calvi y con otras que se ven en nuestro Museo? ^Podremos
decir de ellas que eran objetos que Servian, ya para mutuos
regalos en las fiestas de los dioses , ya para ofrendas en las
bodas y naciraientos, 6 para otros fines ignorados? Entre
los que yo presento hay uno que tiene en el pecho dos aber-
turas, y merece atencion especial, porque pudiera seramu-
leto 6 divinidad votiva, y es de recordar que tenemos en
Espaiia una Idpida graeco-egypcia en que hay algo pare-
cido como simbolo de la verdad y de la justicia. Esta Upi-
da, encontrada en la provincia de Almeria, estd publicada
en la obra del Sr. Gongora.
De eslas relaciones, de que no puedo ocuparme ahora
mas que de paso, hago estudio en el trabajo impreso que
he dejado sobre la mesa, y me estimare muy honrado si
alguno de los presentes quisiera examinarlo. Con las que
PARALELISMO HISTORICO. 301
encueutro en el examen geologico, en la teogonia, en el
arte y en otros puntos m^s , juzgo que no puede negarse el
paralelismo que existe entre el antiguo y el nuevo conti-
nente. Cuando los objetos que proceden de uno y otro son
identicos, es evidente que responden A identica causa.
Debiera extenderme algo m5s respecto de las lenguas,
pero r es esta la sesi6n A que pertenece el asnnto, y ade-
mis espero que hemos de oir aqui personas que han de
darnos gran luz en la materia. (Muy hien.)
Resumen de la Memoria presentada por don
Bernardino Marthi Minguez.
Exordio.
En los momentos presentes son muy necesarios los es-
critos de misioneros para conocer 5 fondo las regiones ame-
ricanas. Ellos, juntamente con los datos que se encuentran
hoy entre las ruinas, pondrin en claro muchos puntos du-
dosos de aquella historia.
Proposici6n.
En el nuevo y antiguo mundo hay un paralelismo his-
lorico completo, referentemente i los pueblos primitivos.
Confirinaci6n.
Primer argumento. — Cosmogonias y teogonias.
Segundo argumento. — El Arte.
Tercer argumento. — Lenguas.
PRIMER ARGUMENTO.
Mejico, Peru, Quiches, en comparaci6n con el Egipto,
Asiria y Grecia.
2 0
302 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
SEGUNDO ARGUMENTO.
Mejico, Peru, Yucatan, California, cuenca del Mississi-
pi, etc., en relacion tambien con los tres pueblos anteriores.
TERGER ARGUMENTO.
X,engua quichua y lengua egipcia. Lengua de Arauco y
lengua tagala. Observaciones respectivas al euskaro, meji-
cano y alguna otra lengua.
Concliiyese la Memoria llamando respetuosamente la
atencion del Gongreso por lo tocante a las inscripcioues de
que habla Humboldt, encoiitradas en las rocas americanas,
^,Tenian caracteres fenicios? Si los de Cadiz son iguales a
los americanos, entonces se debe negar, puesto que las mo-
nedas gaditanas de caracteres desconocidos no son fenicias.
Su escritura y su lengua pertenecen a los Dorios (1).
Consecuencias.
Los egipcios y los griegos pisaron y habitaron las regio-
nes ameVicanas; y asl como esos pueblos ban iufluido tanto
en nuestro mundo , lo ijiismo debe decirse con relacion al
mundo de lo^ Andes en los tiempos proto-historicos.
El Sr. Presidente: Se levanta la sesion.
Eran las once.
(1) D((/os de Epigro/la </ XcniisuuUicti ':-<n)tt7iol(is , por Bernardino Martin
Minguez. ';En prensa.)
CONGRESC iNTERNACIONAL DE AMERlCANiSTAS OF. MADRID
Fi^urasdebarrocoiiiio
ericonLradas en
San Juaii de Teolibuacaa
( MEXiCO ).
'..' ■r.x.,- ■:>: .
: ,•;•.«',. --v..
SESION DEL CONSEJO CENTRAL.
MARTE8 27 DE SETIEMBRE A LAS DOS DE LA TARDB.
Reunidos en el salon de sesiones de la Real Aca-
demia de la Historia los senores de la mesa del
Congreso, los delegados extranjeros y los demas
que componen el Consejo, presidiendo el Sr. Du-
que de Veragiia y actuando como secretario el ge-
neral, se abrio la sesion a las dos de la tarde.
El Sr. Duque de Veragua manifesto que, en
cumplimiento de los estatutos generales y del re-
glamento de las sesiones, habia convocado el Con-
sejo con objeto de designar la capital en que se ha
de celebrar el aflo de 1883 la quinta reunion. Hizo
a grandes rasgos resumen historico del origen y ade-
lantos del Congreso desde que se inauguro feliz-
mente en Nancy hasta el anterior de Bruselas, en
que fue designada la villa de Madrid para la pre-
sente. Confiando en que los autores de la eleccion
no tendrian motivo para arrepentirse de ella, y en
que la marcha progresiva de la institucion no ha-
llaria obstaculos en su noble proposito de enaltecer
los estudios americanistas, invito a los senores del
20 •
;j04 CONGRESO DE AMEIUCANISTAS.
Consejo a deliberar, anunciando que se habian pre-
sentado a la mesa dos proposiciones de que daria
cuenta el secretario.
El Sr. Fernandez Duro dijo que la primera es-
taba suscrita por el Sr. J. W. Powell, director de
la seccion de Etnologia de la Smithsonian Institu-
tion de Washington, y expresaba el deseo de que
cualquiera de las proximas reuniones se verificara
en America, y la segunda por D. Justo Zaragoza, en
los siguientes terminos:
'D'
Senores VocALES DEL CoNSEJO: Seiiores : A'dmitido copio
irreemplazable el valor de los hechos prdcticos , de esos hi-
jos legitimos de la experiencia que es, a su vez, madre de
la verdad y de los adelantos positivos, hay precisi6n de re-
conocer que las conquistas cientificas, en ellos fundadas,
son de muy Mcil logro donde el campo de las investigacio-
ncs se presta id6neo y coavida con exitos mas 6 mefios co-
piosos pero seguros.
Esto es lo primero que salla a la vista al tratar de los es-
tudios americanistas , en los que con frecuencia eutra por
mucho la noticia de lo cjue otros hombres supieron, y gran-
demente les auxilia el conocimiento adquirido por testigos
de sucesos, por definidores de objetos , por corapiladores de
tradiciones, y por los que reuniendo, y analizando, y des-
cribiendo, y asimilando 6 deduciendo consecuencias de es-
tas labores , forman la suya en la exposicidn de sistemas e
hipotesis, 6 de afirmaciones dirigidas a probar loque, 5
traves del prisma fabricado con materiales escogidos , ven
como cierto, y en tal concepto y con perfecta buena fe lo
aseguran.
Sabido es que nuestros marinos, soldados y misioneros
del descubrimiento, de la conquista y de la colonizaci6n de
America, reuuieron en los fines del siglo xv y en la mayor
CONSEJO CENTRAL. 305
parte del xvr cuantos datos, cuautas iradiciones y caantos
bbjetos consideraron importantes y dignos de ser conocidos
en la metr6poli. Pero como de estos no escogitasen sino los
que por peregrines 6 curiosos llamaban preferentemente su
atencion, porque cuando eran de oro ni alia ni aqui se cui-
daban tanto de apreciar su arte y manufactura cuanlo del
peso y el valor que fundidos pudieran tener; y como de las
tradiciones s61o las extranas 6 fant^sticas 6 parecidas a las
espaiiolas conservaban, pues en estas, como en los datos
preferian el marino y el soldado lo que con la mar y la
guerra y la riqueza se relacionara, y el misionero todo lo
propio de la religi6n y de las creencias de los indigenas
para destruirlas al someterlos a la suya; de ahi el que nos
haya llegado de la vida intima y del modo de ser de aque-
Uos pueblos un conocimiento no tan exacto que nos exima
de proseguir el estudio, aun de lo conocido, y de procurar
iiuevas investigaciones en verdadera forma cienlifica plan-
teadas.
Aquellos valerosos colectores de pueblos , de ideas y de
productos se ocuparon seguramente de muchas mas cosas
que de las publicadas por la imprenta , segiin se desprende
4e los descubrimienlos que cada dia nos suministran los
papeles viejos; y acaso de sus mas trascendentales y no bien
conocidas jornadas solo habr^I noticias extensas cuando se
desentranen los tesoros de iueditos que nuestro riquisimo
Archivo de Indias y los no menos valiosos americanos con-
lienen; mas como las exigencias de los estudios modernos
no admitan espera, ni estimen bastante lo escrito para juz-
gar con buena crilica, preciso se hace pedir a las ruinas lo
■que los papeles callan : acudir a la invesligaci6n y al exa-
raen de los objetos en su propia localidad ; servirnos para
pruebas de los geologicos y paleontoldgicos recogidos en
los puntos donde las ruinas se asientan, y utilizar el fruto
de Ids demas desvelos que conduzcan a satisfacer la sed que
crece en raz6n directa del calor con que la ciencia se des-
arrolla y extiende.
20
306 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
Mas, por ventura, la Europa, cuna y teatro de los Gon-
gresos de Americanistas, ^,es el lugar en donde tales inves-
tigaciones han de practicarse? No, ciertamente; aqui ya los
sabios, en gran multitud, y el incontable niimero de libros
y de anos dedicados al estudio de los origenes y del des-
arroUo de los mas antiguos pueblos , han acumulado tan
alta suma de datos , generadores de escuelas y de sisteraas^
y constituido base tan ancha y a las veces tan firme , que
para edificar sobre ella con seguridades probables basta
formar el piano y emprender los trabajos.
No sucede asi en America: su territorio, que puede con-
tener muchas Europas , da vida i multitud de razas que se
expresan en numerosos dialectos e idiomas no bien conoci-
dos ni contados todavia , de las cuales razas algunas viveii
hace siglos A la sombra de venerables ruinas, depositarias
unicas y semi-mudas de una historia repetidameute mile-
naria; historia que, cual la de la humanidad, no puede com-
prenderse bien sin emplear en su estudio los medios que
en Europa nos van poniendo en contacto con las obras de
nuestros antecesores, y sin hacer excavaciones que nos fa-
ciliten, en los objetos que les fueron propios d los aborige-
nes de America, puncos de comparacion con los europeos,
y como resultado de las experiencias paso llano y araplio y
no interrumpido para encontrar la verdad.
Este bien eterno , tan perseguido y no sierapre hallado,
se alcanzara, sin duda, con ventaja, celebrando en aquellas.
partes algunos certdmenes cientificos que, alternandolos
con los europeos , estrechen mds y aten fuertemente los la-r
zos de fraternidad entre uno y otro hemisferio, y sublimen
y hagan mds puro el amor de sus hijos, que no debe enti-
biarse jamas.
Para conseguir y ampliar estos mutuos cambios de afecto
y de conquistas cientificas, nada creo mas eficaz que some-
ter d la deliberacion de ese ilustrado Gonsejo la idea de ce-
lebrar el aiio de 1883 en una de las capitales de America la
quinta reunion del Congreso de Americanistas; y como la
CONSEJO CENTRAL. 3U7
primera nacionalidad asimilada d Espaiia en aquellas her-
mosas regiones fue la que amorosamente, y en recuerdo de
la patria nativa, se nombr5 por Herndn Cortes la Nueva
Espana , propongo que sea la ciudad de Mexico la elegida
para verificar en ella el importante acto, siempre que tan
alto honor se acepte por el Gobierno de aquella Repiiblica.
Madrid: salon de sesiones de la Real Academia de la His-
toria, 27 de Setiembre de 1881. — El vocal de la Junta orga-
nizadora del Congreso, Justo Zaragoza.
El Sr. Bamps, vicepresidente y delegado de Bel-
gica, manifesto que dos asociados de los Estados-
Unidos de America le habian dado encargo de soli-
citar que la quinta reunion del Congreso se verifi-
case en una de las principales ciudades de la Ame-
rica del Norte, y que el Rdo. Stephen D. Peet, di-
rector del American antiquarian, aseguraba la aco-
gida que habia de tener el Congreso en aquellos
Estados, anticipando que obtendria el concurso del
Gobierno de aquella gran Republica. Anadio que
cumplida la mision que le habia sido confiada , no
creia por su parte conveniente trasladar tan pronto
las sesiones al Nuevo Continente, y esto no porque
desconociera las ventajas que bajo el punto de vista
del desarrollo de los estudios americanistas tendria
la reunion en los Estados-Unidos, sino porque no
consideraba todavia a la institucion bastante fuerte
ni conocida en Europa para llevarla al otro lado del
Oceano. Por otra parte , suponia que pocos de los
socios europeos se decidirian a emprender el viaje
sin otro objeto que el de tomar parte en las discu-
siones, en lo cual obrarian -como los americanos
308 CONGRESO DE AMERIGANISTAS.
que, siendo mas inclinados a la navegacion que los
de Europa, se han abstenido, sin embargo, de venir
expresamente a tomar parte en las reuniones de
americanistas.
El Sr. Paul Gaffarel, consejero por Francia,
abogo por que la proxima reunion se verificara en
los Estados-Unidos , considerando infundados los
inconvenientes de esta eleccion que en su favor
ofrecia consideraciones de mas importancia, singu-
larmente la del interes cientifico y la del gran des-
arroUo que la obra americanista**alcanzaria con el
ilustrado concurso de los estudiosos del Nuevo Mun-
do, algo retraidos en los congresos precedentes, y
que con seguridad contribuirian aliora con poderoso
impulso.
En el mismo sentido hablo el Sr. Houghton.
Aludido el Sr. Fernandez Duro, expreso que no
tomaba parte en el debate, si bien le parecia que
lo esencial en la eleccion de las capitales que se
fijaran para las reuniones sucesivas habia de ser la
suma de los elementos que concurrieran en pro de
la idea que las alimenta.
Uso entonces de la palabra el Sr. Principe Gorts-
chaco-w-, vicepresidente, ministro plenipotenciario
y delegado de Rusia, proponiendo con habil expre-
sion que el futuro Congreso tuviera asiento en la
ciudad de Copenhague. En su razonamiento recor-
do que las tres primeras reuniones se habian veri-
ficado en el centro de Europa, que la cuarta se ha-
bia traido al extremo del Mediodia, y que conven-
dria tener otra en el lado opuesto antes de decidir
CONSEJO CENTRAL. 309
que la institucion pasara al otro continente. La
designacion de Copenhague seria testimonio de re-
conocimiento a los eminentes servicios prestados
por los sabios daneses y homenaje a los descubri*
mientos que hicieron los antigaos escandinavos.
Aseguro el senor ministro que los americanistas
hallarian en Dinamarca la mas afectuosa acogida,
y se ofrecio galantemente a servir de intermediafio
en Copenhague en el caso de que su proposicion
faese aceptada.
El Sr. Dogn6e, consejero belga, sostuvo esta in-
dicacion, porque habiendo asistido a otro congreso
cientifico en Copenhague, dijo, podia ofrecer por
experiencia noticia de la cordial y distinguida con-
sideracion con que la nacion danesa daba hospita-
lidad a los que acudian a sus llamamientos.
En el mismo concepto hablo el Sr. Beaumbis,
vicepresidente, considerando como la mas oportuna
y conveniente la eleccion de Copenhague, por el
convencimiento de que la quinta reunion en Ditia-
marca seria, bajo el punto de vista de la America
septentrional, no menos fecunda que la de Madrid
en relacion con la America meridional y la del
centro.
El Sr. Quijano Otero, consejero por los Estados
Unidos de Colombia, se lamento de la oposicion
que algunos de los senores que le habian precedido
hacian a la proxima reunion en America, parecien-
dole que era iniitil encarecer el inter.es que tendria
celebrandola sobre el terreno mismo que se inves-
tiga; por lo demas, se complacia en anticipar la se-
310 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
guridad de que cualquiera que fuera el lugar de la
America latina que mereciera eleccion, acogeria
con eijtusiasmo al Gongreso, y muy especialmente
lo acogeria Colombia.
Gontesto el Sr. Presidente Duque de Veragua
que riinguno de los consejeros habia combatido de
una manera absoluta la reunion del Gongreso en
America, siendo evidente que todos estaban per-
suadidos del precioso concurso que alii habian de
encontrar, y de los elementos que para el estudio
practico hallarian en el mundo colombiano. El es-
piritu de la discusion le hacia creer, contra la inter-
pretacion del Sr. Quijano Otero, que no estaba lejos
la decision en favor de cualquiera de aquellos pai-
ses que por ahora ofrecian el 'inconveniente de no
estar solidamente asentados los fundamentos de la
institucion, unico manifestado.
Puesta d votacion la propuesta del Sr. Principe
Gortschacow, fue aprobada por unanimidad, y en
consecuencia declaro el Sr. Presidente que la quin-
ta reunion del Gongreso de Americanistas se veri-
ficara en la ciudad de Gopenhague el ano de 1883.
En nombre del Gonsejo acepto el amable ofreci-
miento de mediacion hecho por el Sr. Ministro de
Rusia, dindole las mas expresivas gracias. Gon esto
se levanto la sesion.
SEXTA SESION.
MARTES 27 DE SETIEMBRE A LAS TRES DE LA TARDE.
Arqueologia . — Etnografia . — Historia .
El Sr. Duque de Veragua, declarando abierta
la sesion, noticio que habiendo deliberado el Con-
sejo, en cumplimiento de la prescripcion reglamen-
taria, habia sido designada unanimemente la ciu-
dad de Gopenhague para la quinta reunion del
Congreso que ha de verificarse el ano de 1883. Se-
guidamente rogo al Sr. H. de Saussure, delegado
de Suiza, que se sirviera presidir los debates de la
tarda.
M. de Saussure: En prenant place au fauteuil, je ne
puis m'empecher, au risque de tomber dans des redites, de
declarer que je suis profondement louche de I'honneur que
le Congres a bien voulu me faire en me confiant la presi-
deuce de cette seance, quoique je ne reprcsente ici que le
plus petit pays de I'Europe. Permettez moi de considerer
I'honneur que vous me faites, messieurs, comme un hom-
mage rendu a ce pays, qui, si petit qu'il soit, a toujours su
312 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
conserver un rang honorable parmi les nations europeen-
nes. (Bravos.J
Nous avons a nous occuper aujourd'hui de questions
d'archeologie et d'ethnographie. Je donnerai la parole en
premier lieu a M. Fournier, qui est inscrit pour une lecture.
El Sr. Fournier: Voy a limilarme a la lectura de las
apreciaciones que respecto al descubrimiento de America
tengo consignadas en una obra que se publicara proxima-
mente.
Leyo, en efecLo, algunas paginas dedicadas a
mostrar las huellas que del pueblo egipcio se des-
cubren en Espana, las Galias y otras regiones de-
Europa, y a desarrollar su opinion de que aquel
pueblo, que conocia la existencia de la Atlantida,
fue el primero que colonizo el Nuevo Mundo, par-
tiendo de aqui , por lo que lo considera ibero-
egipcio (1).
El Sr. Reiss expuso que la opinion que atribuye
a los egipcios 6 a sus predecesores el descubrimien-
to y poblacion de America, despues de haber reco-
rrido la mayor parte de Europa y el Indostan, ha
dado origen a muchos escritos sostenidos con el
apoyo de teorias mas 6 menos aventuradas que
no pueden aceptarse sin pruebas cientificas, y
hasta ahora no se ha presentado ninguna conclu-
vente.
(1) La obra anunciada se ha publicado poeteriormente con el titulo de
Bn9Q-yo de Geogra/ia histdrica de Espana desde sics primidvos tiempos hasta la
termifMcion del imperio romanq, por Gervasio. Fournier. — Tomo i. Vallado-
lid, 1881.
POTERIES AMERICAINES. 3111
M. Dogn6e : Messieurs: nous n'avons pas la pretension
nous aulres elrangers, de vous apporterla lumiore, et nous
venons plutot la chercher chez vous. Par consequent, je
ne crois pas pouvoir mettre mes theories en contradiction
avec celles que nous entendons ici. Cependant, veuillez per-
mettre a un antiquaire de faire des reserves formelles quant
a certaines assertions, et surtout quant aux questions sou-
levees a propos de la civilisation egyptienne et des dolmens,
parce que ces questions sont des plus controversees et qu'on
ne saurait les resoudre en se lancant dans les theories ge-
nerales. II en est de celles-ci comme des questions de lin-
guistique, et quand j'entendais hier vouloir faire un rappro*
chement entre les Juifs (1) et les Americains, je me dis una
fois de plus qu'il y a du danger a faire de ces rapproche-
ments. On pent trouver des analogies entre toutes les reli-
gions exislantes, mais il faut se garder de generaliser les
faits. Nous devons plutot tacher de les reunir pas a pas, I'un
a Tautre, afin que plus tard ils deviennent un monument.
Nous avons tous interet a ce qu'il ne soil pas emis ici des
theories generales qui sont en contradiction complete avec
la science d'aujourd'hui. (Bravo&.j
El Sr. Bamps coraunico al Gongreso haber reci-
bido del Sr. Dr. Briana, consul general de Colom-
bia en Paris, el encargo de anunciar la proxima
publicacion de ciertos ejemplares de los mas raros
presentados en la exposicion de Madrid , con auto-
rizacion que habia obtenido para ello del Gobiemo.
(1) A este proposito es de hacer constar, para conocimiento de los que sos-
tienen esta opinion, que en la coleccion Muiioz que se guarda en la Academia
de la Historia, tomo xlii, se comprende un Dictamen del Dr. Roldaii, sobre qw
los indios del Mar Oceano son hebreos y geiUes de las diez tribus de Israel, qv
Salmanasar cautivo y trasmigrn en Asiria.— C. Fernandez Duro.
314 CONGRES DES AMERICANISTES. 1
Leyo despues una carta de M. Gabriel Gravier, pre-
sidente de la Sociedad normanda de Geografia y
uno de los mas constantes y entusiastas america-
nistas, manifestando sentimiento por no asistlr a
la reunion de Madrid como lo liizo a las de Nancy,
Luxemburgo y Bruselas, por la necesidad de lia-
llarse presente en el Gongreso simultanoo de Vene-
cia; pero aunque ausente, acompaflaba a los colegas
de Madrid con su simpatia, y participaba del deseo
general del exito en las deliberaciones.
El Sr. Bamps afiadio que habia recibido todavia
una interesante memoria de Mr. Edwin Barber, de
Filadelfia, tratando de la primitiva ceramica ame-
ricana, e hizo el siguiente resumen :
Les premieres productions de Thorame, sur toute la sur-
face de I'habitacle humain, n'offreut pas de differences es-
sentielles. Neanmoins, les similitudes qu'on pourrait rele-
ver dans ces productions ne sont pas les indices de rapports
preexistanls entre les divers groupes de la grande famille
humaiue; elles sont simplement le signe de la similarilc
des conditions par lesquelles tous ces groupes ont successi-
vement passe. A I'origine, rhomrne eut a lutter partout
centre les memes difficultes; ses facultes et ses aptitudes
natives ne pouvaient subir encore I'influence d'elements
sociaux, mais elles devaient necessairement se ressentirdu
milieu physique auquel se rattachait son existence. Des
qu'une civilisation, meme rudiraentaire , se faisail jour au
sein d'un groupe d'hommes, ses produits en portaieut I'em-
preinte ; on voyait alors chaque race imprimer, avec una
progression identique, des caracteres distinctifs sur les
ceuvres de ses mains. Ces caracteres s'accusaient d'avan-
tage h mesure qnela civilisation progressait. Les industries
de tous les peuples de I'univers fournissent matiere k de
2 POTERIES AMERICAINES. 315
semblables observations; Tetude de la ceramique americai-
ne, notamment, en demontre la parfaile exactitude.
Les poteries primitives des ancienues populations du
Nouveau-Monde , different peu des produits similaires des
aborigenes des autres continents; toutefois, elles r^velent
toujours des caracteres et des details topiques qui sont du
domaine de I'archeologue, Pour la forme et I'ornementa-
tion , les plus anciennes poteries de I'Amerique presentent
certaines ressemblances avec celles apparteuant en Angle-
terre, dans le Danemark et dans quelques autres parties
de I'Europe, k I'epoque la plus reculee. Mais les analogies
decroissent, sans que pour cela il y ait la moindre correla-
tion entre elles, en sens inverse du developpement des idees*
artistiques dans chacune de ces regions.
Les anciennes poteries americaincs peuvent utre class6es,
selon les lieux d'oii elles proviennent, dans I'ordre suivanl:
1, Amerique du Nord; 2, Mexique; 3, Amerique centrale;
4, Amerique du Sud; 5, Pcrou. Celles originaires de I'Ame-
rique du Nord se subdivisent en poteries des montagnes,
poteries dGspuehlos (agglomerations), et poteries des Peaux-
Rouges.
Dans I'Amerique du -Nord, les poteries des montagnes
sont les plus anciennes; elles sont caracterisees par leur
structure grossiere et par la profusion des ornements. On
trouve ces poteries dans la partie haute de la vallee du Mis-
sissipi , surtout dans les Etats de Iowa et d'Ohio. Les prin-
cipaux dessins qui ornent les poteries des montagnes con-
sistent dans des lignes diagonales, des cercles ou des car-
res, traces autour des bords , au moyen de batons , pointus
ou de pierres taillees. La forme la plus commune represente
un cone renverse; la base en est plate et etroite, I'ouver-
ture large. Quelques-uns de ces vases primitifs ressemblent
beaucoup pour la forme aux anciennes urnes cineraires de
rirlande. II existe une categorie de poteries des montagnes
qu'on aappelees «produits du Missouri.)) EUe se rencOnlro
surtout dans les el6vations et dans les tombeaux de I'Ar-
2 1
316 CO:*GRtS DES AMERICANISTES. 3
kansas, de I'lllinois et du Tennessee. On croit que les pro-
duits du Missouri appartiennent kune epoque plus reculee
que les poteries des montagnes proprement dites. Ges pro-
duits etaient en general fortement cuits au feu; il existe
cependant des specimens qui ont seuleraemt ele durcis par
Taction du feu, ce qui a fait dire qu'ils etaient seches au
soleil. La terre des poteries du Missouri est ordinairement
noire ou grisatre, melee de sable ou de coquillages pulve-
rises. Ces poteries sont parfois ornees de dessins noirs, rou-
ges ou blancs; on trouve aussi quelques rares specimens
entierement recouverts d'une couche d'ocre rouge; mais ces
couleurs ne sont pas cuites dans la poterie. Les produits du
'Missouri affectentcommunementla forme spherique et sont
surmonles d'un col long el etroit. On rencontre egalenieut
des goyrdes et des bols a manche ou bien a anse. Les mau-
ches des modeles les moins anciens sont travailles en forme
de tetes d'animaux; parfois la poterie elle-meme est raoulee
sous I'aspect d'un animal. Un grand nombre de poteries
representent auSsi des vegetaux, des fruits, etc. Enfin, quel-
ques vases exceptionnels ont la forme humaine. En gene-
ral, la poterie des montagnes n'est jamais de grande dimen-
sion. L'etude comparee de la poterie des peuples primitifs
des diffcrentes parties du globe montre que les potiers des
elevations, aux Etats-Unis, etaient beaucoup plus avances
dans I'art de mouler la lerre que les peuplades europeennes
kVsLge de la pierre. Pour la forme et les ornements, les po-
teries des montagnes avaient d'incontestables ressemblan-^
ces avec les plus anciens vases originaires de la Grandc-
Bretagne, et avec les poteries trouvees dans les palafittes
des lacs suisses. Dans le comte de Gallatin, Illinois, il a eto
decouvert un assez grand nombre de poteries d'une espece
particuli^re , depassant en dimensions les autres produits
ccramiques de I'Amerique du Nord, et ofFrant ce detail re-
raarquable qu'elles sont couvertes de lignes circulaires, re-
guli^rement coupees a angles droits par d'autres lignes
verticales ou obliques. On peut supposer que ces poteries,
4 P0TERIR9 AMEBICAJ4N8S. 317
lors de leiir fabrication , avaient 6te coavertes de. naUes ou
eiifermees dans dcs pauiers de roseaux tresses, dout I^em-
preinte se distingue encore sur la surface durcie.
Les poteries des pueblot etaient d'une execution superieu-
re k celles des raoatagnes. Les Indiens des agglomjerations
savaient Qon seulement mouler.des vaisseaux de toutes for-
mes et k tout usage, maig possedaient dejk I'art de les deco-
rer avec une grande variete de couleurs. lis connaissaient
aussi le moyen de polir leurs produits ceramiques et de leur
donner du brillant. Ces sortes de poteries se trouvent prin-
cipalement dans le Colorado, I'Utah, I'Arizona et le Nou-
veau-Mexique. Elles sont de deux especes: les poteries gros-
sieres et rugueuses, et celles dont la surface etait unie et
brillante. Les poteries de la premiere espece so faconnaient
au tour, procede employe par beaucoup de peuplades ame-
ricaines. L'interieur du vase se lissait k la maiu; I'exterieur
etait travaille ou incruste h I'aide de bS-tons, decoquillages,
de pierres, ou simpleraent au moyen du pouce du potier.
Ceiles de la seconde espece, outre qu'elles avaient les faces
interieure et exterieure unies, ^taieut ornees de dessins geo-
metriques rouges, jauues, bruns ounoirs, symetriquemenl
traces sur fond blanc, et quelquefois de figufcs d'aniraaux,
tels que le cerf, I'ours, I'elan. Au surplus , les pollers des
pueblos donnaient a leurs produits une variete infinie de
formes; ordinaireraent ils represenlaient des aniraaux et
surtout des oiseaux. Pour I'omementation ces poteries
avaient de reelles similitudes av«c les anciens vases de I'lle
de Ghypre. Lorsque les Espagnols arriv^rent, en 1539, dans
les pueblos du Nouveau-Mexique, ils constat^rent que les-
poteries, fabriquees par les races indiennes occupant alors
ces contrees, etaient inferieures, sous le rapport de la d^li-
catesse des precedes, aux specimens d'une fabrication indi-
gene beaucoup plus ancienne. Cependant, les potiers con-
temporAiiis de la conquete reusissaient a donner a leurs prp-
duits trae appareuceplus riche et plus gracieuse. A cet egard
les lu.diens actuels du Nouveau-Mexique a'ont nuUement
318 CONGRfeS DES AMERICANISTES. 5
progress^; leurs arts industriels, les seuls qui leur soient
connus, sont restes stationnaires depais plus de trois sli-
des.
Les poteries des Peaux-Kouges out de grandes ressem-
blances avec les poteries des elevations, mais elles sont d' una
forme plus grossiero encore. Les Peaux-Rouges ne parais-
sent pas s'etre beaucoup livres a la fabrication de la poterie.
Meme dans les temps actuels, les Indiens des Etats de I'Ouest
de TAmerique fabriquent peu d'objets ceramiques; les tri-
bus chez lesquelles on trouve des vases de terre , d'aillcurs
sans aucune valeur archeologique, sont les plus isolees et
les moins avancees au point de vue social. Les populations
des cotes de la Galifornie ne confectionnaient pas non plus
de produits ceramiques. Dans les tombeaux de cette partie
del'Amerique, on ne rencontre jamais aucune trace de va-
ses de terre. Pour les usages culinaires, les races califor-
niennes employaient ordinairement des recipients en stea-
tite. Les anciens habitants de la Galifornie avaient a ce
sujet des coutumes et des procedes semblables a ceux des
Esquimaux et des Indiens des cotes nord de I'Amerique.
Au Mexique, les anciennes poteries sont particulierement
remarquables h cause de la finesse de leurs moulures; les
poteries mexicaines souvent le cedent a peine aux produits
analogues du Perou. Aussi, la perfection de ces poteries
frappa les conquerants espagnols du xvi* siecle. Parmi l€S
vases d'or et d'argent et les autresobjets precieux qu'ils en-
voyerent en Espagne, figuraient un grand nombre de beaux
vases de terre du Mexique. Les chroniqueurscastillans, qui
accompagnaerent Fernand Gortez, parlent frequemment avec
admiration, dans leurs ecrits, des produits de la ceramique
mexicaine qu'ils eurent sous les yeux. L'art cultive tour a
tour par les Tolleques, les Azteques et les Ghichim^ques;
mais surtout par les tribus Nahuatl, ne consistait pas uni-
quement dans la confection de vases de terre ; ces peuples
modelaient deja des statuettes avec gout et une incontesta-
ble entente des formes esthetiques. Un des plus beaux spe-
6 POTERIES AMERICAINES. :iV,>
cimens de cet art mexicain est conserve dans las collections
du Smithsonian Institiit, ;"i Washington. G'est une grande
cruche ayant deux anses en forme de serpent; le corps de la
cruche est magnifiquement orne en relief de figures hu-
maines enlacees, donnant une vague idee des bas-reliefs re-
mains, le pied se compose d'un serpent dont les trois an-
neaux sont gracieusement enroules. Les Incas n'ont rien
prodnit de plus artistique et de plus acheve.
Dans I'Amerique centrale'les produits ceramiques les plus
remarquables proviennent du Yucatan, du Nicaragua etdu
territoire de Costa-Rica. lis sont fort inferieurs k ceux du
Mexique et ofFrent iin detail tout k fait caracteristique: les
poteries de cette partie du Nouveau-Monde ont presque tou-
jours trois pieds. EUes portent assez frequemment un orne-
ment dispose de mani^re a pouvoir servir de sifflet. Parfois
aussi elles sont moul6es sous la forme d'oiseaux ou de qua-
drup^des. Ges poteries sontd'habitude colorieesen rouge et
d'une texture grossiere. Leur ornementation la plus com-
mune consiste dans des animaux sculptes a la surface, le
singe surtout, avec ses grimaces et ses gambades , occupe
une large place dans cette ornementation. Sur le territoire
du Nicaragua, on a trouve une poterie funeraire exception-
nelle; elle represente un oeuf gigantesque, ayant a I'un des
cotes, plus eleve que I'autre, une ouverture circulaire par
laquelle on introduisait les depouilles mortelles. Les pro-
ductions ceramiques de I'Araerique centrale presentent de
nombreuses similitudes avec celles de Porto-Rico, de Saint-
Domingue et de certaines regions des Indes occidentales.
Les poteries de I'Amerique du Sud, k I'exception de la
Bolivie et du Perou, sont beaucoup moins connues par les
archeologues que celles de n'importe quelle autre coutree
du Nouveau-Monde situee au nord de I'isthme de Panama.
La raison en est que les terres interieures de I'Amerique du
Sud n'ont pas encore ete bien explorees; le climat est peu
favorable dans cette partie du nouveau continent, les voya-
ges y sont difficiles et meme dangereux ^ cause dequelques
2^ a
320 CONGRES DBS AMERICANISTES. 7
peuplades indiennes qui y vivent encore k I'etat sauvage.
Les parties de TAmerique meridionale les mieux connues
sont les bords de I'Amazone et la vallee de I'Orenoque. Les
produits ceramiques de I'Araerique du Sud ne sont carac-
terises par aucune particularite notable; cependant lis se
font remarquer par une grande profusion de decors en cou-
leurs vivas. Dans I'Amerique meridionale, les potiers mo-
langeaient les ccndres de certains bois a la terre qu'ils
employaienl; ils avaient aussi I'habitude de vernir leurs pro-
duits k I'aide de gommes naturelles, ce qui marque un pro-
gres enorme. Le precede du brunissage, en polissant la sur-
face du vase, au moyeu d'un caillou on d'une pierre unie,
atin de la rendre dure et brillante, etait connu par les tri-
bus des bords de I'Amazone, tout comme par les habitants
das puehlos de I'Amerique du Nord. Quant a la forme des
poteries du Sud du Nouveau-Monde,elle se rapproche beau-
coup de celle des produits du Missouri. Comme pour ces
produits, la forme la plus frequemment adoptee par les po-
tiers du Sud, est la reproduction plus ou moins fantaisiste
des fruits et des legumes.
Les poteries de I'ancien Perou Temportent beaucoup sur
les autres produits ceramiques du nouveau continent. L'art
chez les Incas etait en grand honneur et avait atteiut un
haut degre de perfection ; leurs facultes inventives et imi-
tatives etaient fortement developpees, tous les produits de
Tindustrie incasique le dec^leut. Les anciens potiers du Pe-
rou fabriquaient des vases d'une dimension superieure aux
poteries provenant des autres parties de I'Amerique; ces
vases avaient jusque trois et quatre pieds de hauteur. II est
hors de doute que les anciennes poteries peruviennes par-
venues jusqu'a nous appartiennent a des cpoques differen-
tes; mais il serait tr^s-difficile de les classer dans un ordre
chronologique, Les produits des temps les plus reeules, ne
presentent pas de notables differences avec les specimens de
la ceramique des autres contrees de I'Amerique du Sud;
ceux appartenant a une epoque plus recente poss^dent des
S POTEftfES AM^AICAINES. 321
traits cjiracteristiques, qui les distiuguent h premiere vue
des autres produits similaires du Nouveau-Monde. Les va-
ses de la premiere epoque et les poteries employees aux usa-
ges domestiquos avaieut une forme tres simple. Ceux au
coutraire destines aux ceremoniea religieuses et aux practi-
ques fuueraires etaieut decores avec une grande richesse de
details. Les lucas consacraient beaucoup de temps et de tra-
vail aux produits ceramiques. La decoration de certains de
leurs produits est d'un. gqiit si epure, qu'il est impossible de
mecounaitre le genie artistique de celte race. Limitation de
la nature parait avoir ete la grande preoccupation des po-
tiersperuviens. Cependant cette imitation est souvent miti-
gueeparlesideesdominautesdaus ridoUtrie paienne etsubit
uaturellement rinflueuce des moeurs incasiques. II n'est pas
rare de rencontrer des poteries peruvienaes qui sont des
-caricatures grotesques ou des reproductions volontairement
contrefaites des objets qui avaieat scrvi.de modeles. L'imi-
tation des beautes de la nature se mele dans les produits ce-
ramiques duPerou aux creations hideuses de 1 'imagination.
De meme que les potiers de certaines autres regions de
TAraerique, ceux du Perou out une preference nitrquee
pour les formes d'auimaux et la reproduction de la figure
humaine. Tout en cherchant beaucoup rornemeataLion, les
Incas etaient fort soucieux aussi de I'utilite do leurs pro-
duits. lis s'ingeniaient k faire prevaloir dans leur fabrica-
tion des ptincipes de physique^ dont on chercherait en vain
I'idee cbez leurs contemporaius indigenes. En effet, les Pe-
ruviens fabriquaient des vases auxquels ils donnaient I'as-
pect de certains animaux; ces vases, soit qu'ils fussent agi-
tes d'une maniere determinee, soit qu'on laiss4t ecouler le
iiquide qu'ils conteuaient, faisaient entendre des sous, imi-
tant lecri, le sifflement ou le chant des animaux qw.'ils m-
presentaient. Le resultat etait obtenu par le passage subit
ougraduel de I'air h travers une petite ouverture pratiquee
k cette intention, tandis que le Iiquide s'ecoulait par une
autre ouverture. Les poteries les plus remarquables du Pe-
21
329 CONGRiS DBS AH^RICANISTES. ^
rou 86 trouvent 1« long de la cote, principalement aux en-«^
virons des villes d'Arica et de Lima. Les plus anciens spe*
cimeoa imitent la forme d'une courge, decoree de lignes
grossifereraent peintes, Des specimens d'une epoque plus re-
cente imitent des oiseaux, des singes, des lamas, des pois-
sons, etc. Une autre espece de poteries, assez speciale au
Perou, sont les vases k base pointue; ils ont generalement
une anse placee k chaque cdte de la partie inferieure et une
troisifeme anse a la partie superieure, pres du goulot. L'or-
nementation la plus ordinaire des vases peruviens est une
sorte de dessin noir et blanc, en forme de damier, sur un
fond rouge ou brun; cette ornementation fait I'effet d'une
mosaique finement incrustee. Encore une autre poterie par-
ticuliere au Perou, ce sont de grands bols en terre, de cou-
leur rouge claire, sur lesquels se trouvent peintes en brun
et blanc des figures d'oiseaux et d'animaux. Mais les pro«
duits ceramiques peruviens les plus interessants, ceux quif
denotent le mieux Tart des Incas, sont les poteries qu'on
peut designer sous le nom de vases-portraits. Ges vases exi-
geaient tout k la fois le travail d'une main exercee et le coup
d'oeil d'un artiste rompu aux difficultes de son art. On ne
saurait guere mettre en doute que cee vases-portraits offrent
la caracteristique nationale des races peruviennes. Ils re-
ppoduisaient d'ordinaire les traits, sou vent caricatures, de
quelque personnage important; papfois aussi ces vases re-
produisaient la physionomie des potiers eux-memes. Les
poteries du Perou trahissent des analogies avec les produc-
tions ceramiques des anciens Egyptiens et des Grecs. Ces^
analogies 'plus ou moins marquees s'etendent d'ailleurs aus-
si aux poteries k traits caracterises de certaines autres par-
ties de I'Amerique, et aux productions de quelques peuples
transatlantiques de I'antiqnite.
En termiuant son analyse, M. Bampsattiral'attenlion du
Congres sur-les observations faites par Mr. Edwin A. Bar-
ber, k propos des deux grandes families de la poterie aniie-
ricaine distinguees par la couleur rouge et par la couleur
AMERICAN POTTERY. 323
noire. II fit remarquer de quel interot serait , pour I'dtude
de la ceramique du Nouveau-Monde, la connaissance des
procedes employes par les differentes races indiennes pour
obtenir ces deux couleurs domiaantes.
A Brief Review of Native American Potterv
By Edwin A. Barber, A. M,
While over the entire habitable globe the first ceramic,
productions of primitive man present few points of diffe-
rence, each race or distinct people imprinted on these fa-
brics, to a certain degree, their own characteristics, from
the earliest times. The resemblance does not necessarily
arise from intercourse. It is simply the result of a simila-
rity of conditions. The rudest American pottery differs but
little from the most primitive fictile productions of any
other country, yet it is not difficult to recognize it w^here-
ver it is met with.
In form and ornamentation it resembles that found in
England, Denmark, Switzerland and other portions of
Europe. But as the American races advanced in the scale
of civilization and improved in the arts, an individuality
was stamped upon their ceramic wares which eminently
distinguished them from the productions of any other
peoples.
MOUND POTTERY.
The oldest clay vessels known in the United States are
found in the mounds of the upper portion of the Missis-
sippi valley and its tributaries, particularly in the States
of Iowa and Ohio. This class of pottery is characterized by
a coarse, sandy texture and by a profusion of incised de-
coration, consisting of diagonal and waving lines, zig-
zags «A<««<««««v«v««« and rows of impresed circles or squares,
324 CONGRESS OF AMERICANISTS. 2
produced by means of the points of sticks or stones, around
the rims of the vessels. The most common form is the flo-
werpot shaped jar with a wide, open mouth and flat base.
Perfect specimens of this older pottery are rarely found,
though several were brought to light through the explora-
tions of Messrs. Squier and Davis about a third of a century
ago, and a few other excellent examples are now deposi-
ted in the Davenport (Iowa) Academy of Natural Sciences
(figure 1). Several of these early mound vases strikingly
resemble in shape some of the ancient cinerary urns of
Ireland.
A class of mound pottery, which has been called « Mis-
souri ware,)) because it has been found in great abundance
in certain portions of that State, extends through the cen-
tral and lower valley'of the Mississippi River. It has been
found in large quantities in the mounds and graves of Ar-
kansas, Illinois and Tennessee, but presents essentially the
same features in all of these localities. This pottery is be-
lieved to belong to a somewhat more recent period than the
older ware previously mentioned, a Missouri pottery » is
generally, if not always , burned , though in some cases it
has been only imperfectly baked or merely hardened by
heat, which gives it the appearance of having been sun-
dried. It is generally the natural color of the clay, though
in some instances it is ornamented with painted designs in
black, red or white, which, however, are not burned in tho-
roughly, but easily rub off. Occasionally a vessel has been
efntirely covered with a coating of red ochre . The clay is
dark or grayish, mixed usually with sand or pulverized
shells of molluscs (Unios, etc.) in varying proportions.
The most common form of this class of pottery is the glo-
bular water-bottle with a long slender neck. Next in num-
ber are the bowls with vertical, ear-shaped handles (see
figures 2 and 4, from Missouri). Many of them possess han-
dles moulded into the forms of the heads of animals, whilst
others represent an entire animal, as a frog or duck , the
3 AMERICAN POTTERY. 325
head and tail being utilized as handles , whilst the body of
the animal forms the vessel itself.
Some of the best examples are moulded in imitation of
the human form. The gourd shape is common in mound
pottery and the stem or handle seems to have been gra-
dually modified into the heads of animals. Imitations of
fishes, reptiles, mammals, birds, shell-fish, vegetables,
fruits, etc. , frequently occur. Figures 3 and 5 represent
ordinary forms from graves in the State of Tennessee.
Mound pottery is never great in size , and until recently
the largest vessel known did not exceed five and a half in-
ches in height. Within the past few years, however, spe-
cimens have been discovered which reach nearly a foot in
perpendicular measurement. In certain favorable localities
this ware has been found in great abundance, which was
the case in south-eastern Missouri, where from two mounds
alone, nearly nine hundred specimens of pottery were ta-
ken. A careful study of the pottery of primitive peoples in
various sections of the globe, reveals the fact that the Mound
Builders of the United States were far in advance of Eu-
ropean nations of the Stone Age, in the art of moulding
in clay.
A singular class of pottery occurs in Gallatin County,
Illinois, which undoubtedly was the work of a branch of
the Mound Builders. Vessels measuring from three to five
feet in diameter have been found in considerable numbers,
buried singly in the soil. They are of a semi-globular form
with projecting rims, made of coarse material which aver-
ages one half to three quarters of an inch in thickness.
The exterior surface is decorated by a regular series of im-
pressed lines crossing at right angles, which shows that a
woven mat or basket of rushes had been constructed, inside
of which the vessel had been moulded. In the vicinity of
these vessels is located a salt spring, and it has been ascer-
tained that these large, shallow dishes were employed in
past times for extracting the salt from the water.
326 CONGRESS OF AUEBICANISTS.
PUEBLO POTTERY.
The stncient Pueblos, or house-building Indians, former-.
Iry made a ware which was greatly superior to any other
pottery found in the United States. They not only made
vessels of every conceivable form and for every possible
purpose, but they decorated it in a variety of colors, and
possessed the knowledge of imparting to it a slight glaze
or polish. Amongst the ruined stone buildings in Colorado,
Utah, Arizona and New Mexico, large quantities of broken
pottery are found over the surface of the ground. Occasio-
nally a perfect vessel is turned up from beneath the soil.
This pottery is of great hardness, containing a considerable
amount of silica. It may be divided into two families:
1, The smooth and polished or glazed; 2, The rough or
corrugated variety. The former wag decorated either exter-
nally or internally with geometrical designs in red, yellow,
brown or black, usually on a white ground. Some varieties
are entirely red, resembling the bright Samian ware of
Europe, bat without raised ornamentation. The corruga-
ted or indented ware was made by coiling a long strip of
clay (a process employed by a number of American races)
and smoothing the folds on the interior of the vessel. The
exterior surface was then indented by sticks, shells, stones
or the thumb of the potter, as may be seen in the frag-
mentary specimens accompanying this paper. There was
an endless variety in form, — mugs, saucers, bowls, basins,
bottles, spoons , ladles , jars, urns and pitchers being pro-
duced in a profusion of graceful shapes , and occasionally
vessels were made in the forms of animals or birds.
The modern Pueblos, the present representatives of the
ancient race , still manufacture a ware somewhat inferior
in quality, but more profuse in imitative forms. They make
large numbers of water vessels after models of birds and
mammals, and like the ancient Greeks, employ certaia
3 AMERICAN POTTERY. 827
forms of vessels for every imaginable purpose. Figures 6
and 7 represent two specimens found in the north-eastern
<X)rner of Arizona in 1875. The former is a cup of very hard
pottery, almost approaching stone-ware. The illustration
is three-fifths natural size. Figures 8, 9 and 10 are speci-
mens of modern ware from the Pueblo Indian towns of
Cochiti, Zuni and Laguna, respectively. It will be remem-
bered that in 1539-'41 these villages were visited in New
Mexico by several Spanish expeditions, and the inhabitants
to day are for the most part in the same state of semi-civi-
lization as they were more than three centuries ago. In
acme of the Pueblo villages, the art is still pure, not having
yet been influenced by European civilization. The surfaces
■of many Pueblo vessels are decorated with painted repre-
sentations of animals, such as the deer bear or elk, as may
be seen in figure 1 1 , which shows a square dish , seven
and a half inches long, from an ancient ruined building
near the town of Laguna, New Mexico.
POTTERY OF THE RED INDIANS.
On the Atlantic coast of the United States (especially in
Pennsylvania and New Jersey) pottery less than two cen-
turies of age is found in abundance wherever an old Indian
village once stood. This ware is generally fragmentary,
and vessels are seldom found in an entire state. In general
appearance it does not diflTer materially from much of the
mound pottery, but being produced by less civilized tribes,
it is coarser and ruder and consequently less durable. The
present Indians of the western States make but little pot-
tery now, ipetal utensils having been introduced by traders,
which have superseded vessels of clay. Occasionally, ho-
wever, some of the more isolated tribes, as the Navajos,
Utes, etc., manufacture a few inferior vessels of no archaeo-
logical value. The Ute (Utah) children sometimes model
playthings from clay, as may be seen in figure 12 which
328 CONGRESS OF AMBRICANI8T8. &
represents a little toy torse with legs made of twigs of
willow.
The former tribes of the Galifornia coast did not make
pottery, but employed for culinary purposes vessels of stea-
tite or sand-stone. The old graves of California reveal no^
traces of earthen ware. In this respect the ancient Califor-
nia Indians resembled the Esquimaux and the Indians of
the northern portions of North America.
MEXICAN POTTERY.
The pottery of the Nahuatl races is characterized by its^
elaborate moulding, which in many instances is scarcely
inferior to some of the Peruvian productions. It is , howe-
ver, needless to enter into any detailed descriptions of this
well known ware. Amongst the vessels of gold and silver,
and other objects , which Cortes and his followers sent to
Spain in the 16"" century, and the large collections which
have since found their way info different portions of Euro-
pe, were many ancient Mexican vessels of clay. The early
Spanish writers mentioned these wares frequently in their
works. De Solis writes ((They had drinking-cups, exquisi-
tely made of the finest Earth, different in colour, and even
in smell; and of this kind Ihey had all sorts of vessels ne-
cessary, either for the service or ornament of a house : For
they used no vessels either of silver or gold, which were
only seen at the Royal Table, and that on extraordinary
Days.n
In the museum of the Academy of Natural Sciences, at
Philadelphia, is deposited a large and valuable collection
of Aztec pottery, the gift of Messrs. Poinsett and Keating.
The Smithsonian Institution owns a large number of clay
vessels and statuettes which are examples of the- acme of
Aztec art. One of these specimens is a double pitcher with
two opposite handles moulded in the form ofserpents, and
two opposite lips for pouring ont the liquid , which divide
7 iMBRICAN POTTEn Y. 329
the top of the vessel into four equal parts. The body of
the piece is beautifully and elaborately decorated with
raised figures representing human heads and figures,
whilst the base of the ewer is a snake in three coils.
As compared with Peruvian ceramics, some of the Mexi-
can productions are scarcely inferior in quality, whilst"*
few vases which are preserved in cabinets cannot be sur-
passed in beauty and delicacy of execution by any Incarial
designs. Amongst the ruins of Mexican teocallis many
small terra-cotla heads have been found, as well as a num-
ber of large clay masks which are caricatures of the hu-
man face.
POTTERY OF CENTRAL AMERICA.
In Yucatan and certain parts of Central America, as Ni-
caragua and Costa Rica, the ancient aboriginal pottery is
particularly characteristic, and will be readily recognized
wherever it is seen. Much of the pottery of this section of
America is made with three feet; large globular vessels, as
well as flat expanded dishes, were frequently made of this
tripod form; were well burned, and often decorated in du-
rable colors. The burial urns which have been found in
Nicaragua, containing human bones and ashes, are curious.
They average eighteen (18) inches in length and are of the
form of a gigantic egg, with a circular mouth raised above
the larger end.
In the Island of Ometepec, in Lake Nicaragua, sepulchral
pottery of this form, and numbers of dishes with tripod
supports, often carved to represent animal forms, have
been discovered.
The ancient cemeteries of Chiriqui have produced large
numbers of earthen vessels, many of them evidently desig-
ned for musical instruments , such as flutes , whistles and
flageolets. Some of these are moulded in the form of birds
and quadrupeds, varying in size from one and a half to
four and a half inches.
330 CONGRESS OF AMERICANISTS. 8
In the West Indies, as in Porto Rico- and San Domingo,-
ancient pottery strongly resembles that of the adjacent-
main-land. The ware is frequently red, and of a coarse
texture; the ornamentation consisting ordinarily of sculp-
tured animal forms luted on the surface of the vessel , the
face of the monkey being a common device on the handles
of dishes and other^vessels.
SOUTH AMERICAN POTTERY.
The fictile wares of South America , excepting Bolivia
and Peru, are not so well known to archaeologists as are
those which are found to the north of the Isthmus of Pa-
nama. The interior portions of the southern continent
have not been so thoroughly explored by scientific men,
owing to the unfavorable climate, the difficulty of trans-
portation and the existence of savage and , in some cases,
dangerous tribes of Indians. Yet considerable knowledge
has been obtained in reference to the pottery of certain por*
tions of the Orinoco and Amazon valleys and other sections
of the country. Small collections have been made from va-
rious parts, which serve to give a general idea of South
American wares. As a rule, the different classes of South
American pottery are not characterized by any striking
peculiarities which so strongly distinguish many of the
North American productions.
The modern pottery of South American tribes is distin-
guished generally by a profusion of gaudily-colored deco-
ration. The custom of mixing the ashes of certain woods is
very general, and in Guiana the bark of the Couepi tree is
commonly used. The Indians of the interior of British
Guiana make a friable ware , chocolate colored, with lineg
and geometrical designs in brown or black. The general
form of the vessels is the water-4)ottle, though frequently
fruits and vegetables are imitated , such as bowls moulded
in the form of half of the outside shell of the cocoa-nut.
9 AMERICAN pottbhy. 331
South Araerican pottery was ofteu varnished with the na-
tural gums of various plants.
The methods employed in making pottery in both of the*
Americas, were in many respects identical. The coUing
process was common to both sections and was practiced
over a large area. In the majority of instances, American
pottery is yet made by women , which has been the case
from a remote antiquity. The burotehing process, by which
a hard, glossy surface, resembling a glaze, was imparted
to the vessels by polishing with a smooth pebble, was
known to the Amazonian tribes as well as to the Pueblos
of the United States.
PERUVIAN POTTERY.
When we come to study the ceramic productions of an-
cient Peru, we find that the art had been carried to a
higher state of perfection by the Incas and the pre-Incarial
races than by any other people on the Wefetern continent.
The inventive and imitative faculties seem to have been
largely developed in the Peruvian people , as revealed by
an almost endless variety in the forms and ingenious de-
signs of earthen vessels. Fidelity to nature, however, in
the faithful simulation of animal forms, was sacrificed lar-
gely to a heathenish idolatry, and many of the representa-
tions are grotesque and distorted caricatures of the objects
which evidently served as models. Peruvian pottery is un-
doubtedly of diflFerent epochs though it is difficult to clas-
sify it according to chronological order, yet all of the better
wares possess distinctive characteristics which mark the
ceramic art in Peru. The earliest vessels, and those emplo-
yed for domestic purposes , were made in the simplest
forms, but those designed for religious and mortuary cere-
monies were often fashioned after the most elaborate mo-
del*. Much time and labor were expended in the decoration
of these wares and a degree of artistic genius is revealed
2 2
332 CONGRESS OF AMERICANISTS. 10
which we would scarcely expect to find among semi-civili-
zed nations. Vessels were frequently ingeniously moulded
•in the form of animals and human beings, yet so managed
as to combine the useful with the ornamental, — the accu-
rate representation of the original model with the hideous
creations of the imagination. The acoustic principle was
also employed in the construction of a certain class of ves-
sels. Utensils were frequently moulded in the shape of
animals which, on being rocked backward and forward or
from side to side, emitted a sound, which in some cases
resembled the notes of the animals represented. This effect
was produced by the passage of air through a small aper-
ture in the vessel, while the liquid was being emptied from
another. A. characteristic and common form of vessel was
the waterjar possessing an arched syphon handle.
The best Peruvian pottery is found along the coast, no-
tably near the towns of Arica and Lima. The prevalent
ornamentation on the Arica or southern pottery is a black
and white design (check-work, having the appearance of
fine inlaying or mosaic- work) on a red or brown ground.
Large vases (sometimes reaching three or four feet in
height) with pointed bases are common, possessing two
opposite vertical handles on the lower portion of the body^
and one horizontal handle near the neck. Large bowls were
frequently made of a light red clay and painted with figu-
res of birds and animals in brown and white. In a large
mound of sand near Arica many earthen vessels have been
found in connection with delicate stone arrow points , a
mummy wrapped in a shroud of beaten gold, and a large
number of other interesting objects.
A small collection of Peruvian pottery, recently exposed
for sale in New York City, consisted of ninety-two (92) pie-
ces, including many curious specimens of pre-Inca ware.
The greater portion of the collection was of the red and
black variety, mostly in the form of human heads or ani-
mals. Amongst these specimens the older pieces simulate
11 AMERICAN POTTERY. . 333
the gourd form and are decorated with roughly painted
lines. The more recent examples represent owls, monkeys,
llamas, fisljes, etc., etc. One piece from southern Peru is.
formed of two globular vessels, on each of which stands a
miniature man , wiio together support an elaborately deco-
rated cradle which holds an infant. The mouth of this vase
rises from the head-dress of one of the men , whilst the
whistle hole enters the head of the other. The specimens
of this series which represent the art of the north of Peru
are made of a dark clay covered with a black, lustred pig-
ment.
In the valley of the Santa River, which empties into the
Pacific Ocean about one hundred miles north of the city
of Lima, lies an immense cemetery, extending a distance
of nearly twenty miles, which contains millions of earthen
vessels of a variety of types. These are found in the dry
sand along , or near, the sea-shore , at a depth of six to ten
feet. The most interesting examples , and those displaying
the highest skill in the sculptor's art, are what may be t^
med portrait vases, which seem to be accurate copies of the
heads and features of the potters themselves. There can be
but little doubt that these productions represent the natio-
nal characteristics of jlhe Peruvian races, and, in many
cases, it is highly probable that they were individual por-
traitures. One of these vases from the Santa Valley is re-
presented in figure 13. The face and hair at the back of the
neck are a light brick color, ^yhilst the cap or head-dress
and band passing under the chin, as also the eyes , are of
a lighter shade or cream-colored. The features are regular
and denote considerable strength of character. The entire
surface of the vessel exhibits traces of having been carefu-
lly modeled by hand.
Much of the pottery of Peru bears , in many respects , a
striking analogy to some of the ancient Egyptian and Gre-
cian productions. It is not difficult , however, to discover
remarkable resemblances between the strongly marked
334 CONGRESO DE AMERICANISTAS, 1
fictile fabrics of other sections of Araerioa and the ceramics
of other trans-atlautic peoples of antiquity. The Puebl,o
ware of the United States presents many points of simila-
rity, especially in the style of ornamentation, to the ancient
vases of the Island of Cyprus. Some of the early pottery of
the Mound-Builders is almost identical in form and deco-
ration whit many of the oldest forms from Great Briiain
and the Palafittes of the Swiss lakes. The rude ware which
is found scattered in fragments over almost every site of
an old Indian encampment in the North-eastern portion of
the United States can only be distinguished by an expe^
rienced eye from the coarsest Roman wares of Franoe and
other parts of Europe. Yet with all these points of resem-
blance, there are certain shades of variation which will
always be found in ceramic productions of independent
origin and which enable the ethnologist to discriminate
between the manufactures of the various American races
and the early peoples of the Eastern Hemisphere.
El Sr. Presidente: Tiene la palabra el Sr. Montejo y
Robledo.
El Sr. Montejo y Robledo leyo un resumen de
la memoria siguiente, fundado sobre el tema del
programa:
I Cudles son las principales enfermedades contagio-
sas que reciprocamente hem camhiado entre si los
^ pueblos del Anliguo y del Nuevo Mv^dof
Senores:
Fijar el origenyprincipiodelaspalabras; senalar las mu-
danzas que han experimentado con el trascurso del tiempo
y a su paso por diferentes idiomas, y enumerar despues con
exactitud sus varios significados hist6ricos, decia un amigo
It PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BCBAS. 335
mio versado en las humanas letras, era empresa m^s eii-
marafiada, trabajosa y dificil de lo que comunmente soli'a
pensarse. A su juicio mostrdbase bien clara esta verdad en
la etiraologia de la palabra Buba que podria, como asegura
nuestra docta Academia de la lengua, ser provincial de As-
turias, aun cuando el la consideraba mds propia de los pue-
blos andaluces porque se iuclinaba k pensar en su ascen-
dencia drabe. Gotejando las incluidas ea el diccionario de
la lengua que tienen significaci6a aproximada d la de Buba
6 inducen & creer.en parentesco mds 6 menos cercano por
su composici6n alfabetica cifrada y por su analogia de
pronunciacidn, creia que era asunto digno de especial estu-
dio de filologia etnol6gica, dado que existian voces de aque-
Ua condicion en las lenguas euskara, griega, latina, dra-
be, francesa y castellana. No he de intentar este complejo,
delicadisimo y dificil estudio, puesto que para mi especial
propdsito tan s61o necesito tomar de el las dos siguientes,
negacion y afirmaci6n:
1 .* La palabra Buba no es americana como afirm6 el
cronista de Sevilla D. Jose Veldzquez y Sdnchez en sus
Anales epidemicos impresos y publicados en 1866; y 2/ la
palabra Buba existia en la lengua castellana antes del des-
cubrimiento del Nuevo Mundo.
Para convenceros de que no es americana ha de bastar
el recuerdo de que no estd incluida en los vocabularios de
las lenguas indigenas de America; antes bien en los que
tienen correspondencia espaiiola figura siempre como voz
castellana.
Se encuentra en algunos incunables de nuestra lengua
anteriores a 1493, y en los mismos existen tambicn sus de-
rivaciones los adjetivoe abubado y buboso; doble hecho que
constituye prueba plena e irrecusable de que la palabra Buba
existia y era usual en el romance antes del descubrimiento
de Gol6n.
Ahora bien ^que significa la palabra Buba? «Buba, dice el
diccionario de la Academia Espaiiola: sustantivofemenino,
2 2*
,336 GONGnESO de americanistas. 3
provincial de Asturias: Postilla 6 tumorcillo de materia que
sale eii el cuerpo.» Esta definici6n responde sustancialmeute,
con aproximada exactitud, d lo mismo que la palabra Buba
expresaba en el siglo xv, que no era ni mas ni menos que
uno de los significados que dicha Academia reconoce hoy
en su homologa la palabra Pupa.
He aqui y a este especial proposito el hecho historico de
interes para mi asunlo. Poco t.iempo despues del glorioso
descubrimiento del Nuevo Mundo, pero aim dentro del
siglo XV se empezo a usar en Espana la palabra Bubas, plu-
ral de Buba, para designar, por soberano arbitrio del uso,
una enfermedad nueva, contagiosa y grave, que se comu-
nicaba — no hubo entonces ocasion ni tiempo bastante para
observar las raras excepciones de esta regla — que se comu-
nicaba, repito, en los apetecidos gpces de la union sexual,
revclandose este contagio, tras largo periodo de silencio,
con sintoma circunscrito de benignisima aparieucia; que
en los primeros meses de su desarroUo minaba con accion
oculta, lenta e insensible la inlimidad del organismo, -para
mostrar luego su existencii\ por rnedio de repugnantes
erupciones, lilceras corrosivas y graves tumores; que en-
torpecia el juego de las coyunturas y paralizaba la accion
de los extremos con dolores progresivamente mayores y
mds aflictivos y con lesiones profundas de los huesos; y
que, en fin, resistiendo en su agravacion creciente y al
parecer inquebrantablemente fatal a todos los recursos
de que en aquellos tiempos disponi'a la ciencia, excitd la
comiin defensa y arrastr6 a peritos y a legos a un estudio
experimental y clinico y a una investigacion activa, perse-
verante y tenaz para llegar a descubrir y determinar bien
los inlimos secretos y desconocidos caracteres-de este nuevo
azote y opouer dique y Salvador reraedio a sus temibles
estragos.
Gonviene advertir ahora que por haberse reconocido su
novedad y su intensisima natural graduaci6n, antes que en
los moradores de otras naciones del Viejo Mundo, en muchos
CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS DE MADRID
Fi^l.
AiLCieiit Mound Vessel from Iowa
Ei^.l2.
Toy Horse. Utali liiiliaiLs
j=':rr. ■ ■h'/..H'i'?Tui.
CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS DE MADRID.
Fi.i A
^i". .)
Fio. 5.
Moiiiul Polterv troiii Missouri S»' Tniiicssee.
FJ■■■:us.i:r.^^:;J7•■
CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS DE MADRID.
Fi^.8.
Fi^.3.
Fi^.lO.
Modern Pueblo Pottery from New Nexico,
Fi^. i;
Ancient Peruvian Vase
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CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS DE MADRID.
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Ancient Jn** (Fnelilo) foimd ui Txnins, in Arizona
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Fra"in«*:il ol' Aiuiont I'urblo fhi^
J^.KriLV^^.ZiC -b: vi.
CONGRESO INTERNACIONAL OE AMERICANISTAS DE MADRID
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Fi^ 11
Am ion I rurblo Dish.
A PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 337
5oMados del ejercito que ^ las 6rdenes del rey de Franda
Cdrlos VIII entro en Italia en 1494 para la conquista del
Reino de Napoles, rccibi6 de los italianos primero y de los
napolitanos en seguida el nombre de mal frances que mas
tarde adoptaron otros pueblos y hastallego d hacerse gene-
ral en Europa.
Admitida, desde luego, expHcita y universalmente la no-
Tedad del raal en el mundo antiguo, he aqui la explicaci6n
hist6rica indispensable para este trabajo, decomo los espa-
iioles la designaron con el nombre Bubas. Los sintomas, for-
mas 6 accideutes cutdneos 6 eruptivos con que la nueva en-
fermedad se manifesto en aquellos tiempos, absolutaraente
iguales d los sintomas, fornfas 6 accidentes con que se ma-
nifiesta en los nuestros cuando no se altera ni perturba su
natural desarroUo con energicos metodos curativos 6 de otro
modo, provocaron la comparaci6n con dolencias anterior-
mente conocidas y la semejanza mds 6 menos aproximada
y aun casi completa impuls6 A adoptar nombre conocido
tambi6a y en ciecto modo idoneo, pero adjetivandole segiin
cualidades distiutivas del recien aparecido contagio. Bubas
pestiferas, contagiosas y malditas, dijo en 1498 L6pez de
•Villalobos, y en 16s mismos 6 parecidos terminos lo repitio
6 se.anticipo a decirlo el pueblo afligido con este azote. In-
sensiblementeolvidada la primitiva significaci6n castellana
de la palabra Bubas, A medida que las gentes se familiari-
zaban con la nueva, y por natural soltura, sencillez de dic-
€i6n y economfa de lenguaje, hahiendo descartado el uso
la pesada y engorrosa secuela de los adjetivos calificadores
vino d dejaria sola y escueta y d emplearla no ya como plu-
ral de Buba y con su primitive, propio y genuino significa-
•do, sino como sustantivo nuevo y singular que correspon-
dia & la recien descubierta dolencia.
Hechas las precedentes indicaciones, he aqui' las tesis de
mi trabajo:
1.' El mal de Bubas que con tan peregrino ingenio como
exactitud inimitable describi6 en '1498 L6pez de Villalobos
22
338 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 5
en romance trovado, engalanandolo segun las castizas y
exactas frases que & Capmani inspiraron las obras de aquel
medico , con nacionales donaires , sahrosos motes y floridas
sentencias ; el raal de Bubas que cant6 treinta y dos anos
despues Jer6nimo Fracas tor en los dulces y armoniosos
versos latinos de su poema Syphilis existia y era comiin en
los diversos pueblos indigenas del Nuevo Mundo antes de
que este fuera descubierto porGol6n.
2.* Los compafieros de Gol6n en su primer viaje impor-
taron al volver & Europa, entre los testimonios del descu-
brimiento del Nuevo Mundo, esta sucia y dolorosa mercade-
ria, como la llam6 Pellicer, el erudito anotador del Quijote.
3." Con oportuna y envidilible puntualidad quedaron
consignados el deryotero y el itinerario por donde las Bubas
fueron conducidas desde Espana a N^poles.
■4/ Por voto y universal aclamaci6n fue declarada nueva
en el viejo continente, puesto que no se la encontro regis-
trada en su historia.
5.* Con los caractores que en ella ha reconocido y S,
todas horas reconoce y comprueba la ciencia se explican
cumplidamente sin artificios cxtraordinarios y sobrenatu-
rales causas, la extension y gravedad cast pestilenciales que
alcanz6 esta dolencia durante los anos 1494, 95 y 96 en el
ej6rcito del rey de Francia Carlos VIII; y
6.' Las numerosas citas y variados textos de males dis-
tintos y heterogeneos, tomados de medicos, historiadores, es-
critores satfricos etc., de los pueblos indo-europeos y semiti-
cos, mds distantes y apartados por su posici6n geogrifica y
por su historia, que en revuelto y amontonado tropel y con
tenacidad y fe dignas de mejor causa, se adujeron despues
y se concentran, reunen y aducen hoy mismo dentro de los
aiin abiertos terminos de prueba de este vivo, universal y
prolongado Utigio, como testimonio de la anligiiedad de las
Bubas en el Viejo Mundo, no revelan parentesco alguno ni
legitimo ni bastardo con esta enfermedad, aun cuando se
refieran & dolencias que radiquen y se observen en los 6rga.
6 PROCEDENCIA AMKBICANA DE LAS BUBAS. 339
nos de la generacidn, se trasmitan en la c6pula sexual, adop-
ten en momentos dados una peligrosa semejanzay resulten
frecuente y casi obljgada compania de la prostituci6n y del
libertinaje piiblicos 6 clandestinos, mercenario3'6 de rica y
regalada sensualidad. Declare con resolucion premeditada
que he formulado esta negativa plenamente convencido de
su exactitud, y que estoy dispuesto a sostenerla sin contem-
placiones ni transigencias contrarias A la honrada verdad
de la historia. Y asimismo debo declarar tambien que no
intentare hoy su prueba, porque la lectura de las citas y
textos, su fiel corapulsa 6 rectificaci6n, su examen y apre-
€iaci6n critica y la inapelable pero razonada aquilataci6n y
sentencia de su efectivo valor histdrico y morboso me pro-
porcionarian discusion y lectura para algunas semanas, sin
que tan enorme como improbo trabajo hubiera de aumen-
tar 6 de disminuir en un solo quilate la fuerza y el incon-
testable y decisivo valimiento de las cinco primeras tesis
cuya verdad voy d demostraros acto continue. Para que no
se crea, sin embargo, que oculto manosamente detris de esta
resoIuci6n un temor que no abrigo, quiero dejar sentado que
en mucha parte aquel prolijo y penoso escrutinio esti rea-
lizado en mi obra La Si f His y las enfermedades que se han
confundido con ella, y que, ademds, sierapre se me hallara
dispuesto d sincera y cortes discusion en este asunto, si-
quiera crea deber exigir en mis adversaries medicos o fiid-
sofos, anticuaries 6 huraanistas, historiadores 6 erudites,
antrop<Slogos 6 curiosos y diligentes escudrinadores, como
circunstancia indispensable, sine qua non^ para tal contien-
da, pleno, positive y practice cenecimiento de los males de
que necesariamente habriamos de tratar, segun hey y a tedas
horas los define y demuestra la ciencia moderna experimen-
tal y clinica. Que aquf, precisamente, en el perfecto ceneci-
miento de estos males se encuentra la clave prodigiesamen-
te Mcil , sencilla y al mismo tiempo de irresistible poder y
fuerza para destruir este enermisimo embrollo, esta especie,
permitidme la frase, de barricada historica.
340 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
PRIMERA TE.SIS.
aEl raal de Bubas existia y era comiin en los diversos
pueblos indigenas del Naevo Mundo antes de que este
fuera descubierto por Col6n.»
Dos series distintas de testimonios prueban la exactitud
de esta tesis. Forman la primera la inscripcion nominal de
este mal en las diversas lenguas americauas; y constituyen
la segunda las tradiciones y pr^cticas referentes 5 este mal
que los indigenas pobladores del Nuevo Mundo dieron dco-
nocer desde luego a los primeros historiadores, naturalistas
y medicos de Indias.
A fin de ganar tiempo he aqui sin la compostura, prepa-
racion y alino que el asunto reclama, pai-a las mds facil y
pronta graduacion de su importancia, los datos propios de
las lenguas americanas.
En la pdgina 318 del Vocahulario hispano-chileno delmi-
sionero jesuita Andres Pebres, impreso en Lima en 1765
se lee:
aBubas Chima,»
y en el Calepino chileno'hispano del mismo autor que for-
ma volumen con el referido vocabulario se hallan estampa-
das, pdgina 448, las siguientes palabras:
«Ghima bubas: Ohiman tenerias.»
Las precedentes citas del vocabulario hispano-chileno y
del Calepino chileno-hispano fueron incluidas sin varianle
alguna en la reimpresidn hecha en Lima en 1794. De este
libro posee un ejemplar el Sr. D. Pascual Gayangos.
8 proce6encia Americana de las bubas. 341
Redactado en 1765, y no conteniendo mds que los nom-
bres que comienzan con las veintidos primeras letras del
alfabeto castellano , existe en la Biblioteca particular de
S. M. el Rey un Vocabulario castellano-araucano manus-
crito y an6nimo. En la primera columna de la primera cara
de su segunda hoja dice:
« Bubas Socco.n
Con las iniciales M. D. L. S. se oculta el verdadero nom-
bre del autor de un doble Diccionario frances-galihi y ga-
lihi-frances , impreso en Paris .en 1763, y del cual he po-
dido consultar el ejemplar que posee la Biblioteca Nacional
de Milan. En la pdgina 37 correspondiente al primero, en-
cuentro estas palabras:
ttVerole Poiti.
Veroles Pyanisten.))
y en la 113, que ya pertenece al segundo, 6 sea al galibf-
frances, se repiten invertidas las primeras; es decir:
«Poiti Verole.))
Encuadernado en pasta hay en la Biblioteca particular
de S. M.el Rey un tomo en octavo, manuscrito con letra
clara aunque diminuta, que se dice ser copia del Arte^ vo<-
cdbulario , etc. , de la lengua Achagua, que trabajaron los
padres Alonso de Neira y Juan Rivero de la Compani'a de
JesiiB, en el pueblo de San Juan Francisco Regis, ano
de 1762. En la primera cara del folio 16 del vocabulario se
incluyen las siguientes palabras :
342 CONGRESO DE AMERICANISTaS.
ctBuba Debai.
Buboso Debaisa.
Buba apostema Churruba,
Tal buboso Churrabisa.
Bubas mal frances. . Begimis: Guachigimi.
Tal buboso Begimisa, Guachigimisa.j>
Posee la Biblioteca Nacional de esta corte un ejemplar
del Semilexicon yucateco compuesto por el reverendo padre
franciscano Pedro Beltran de Santa Rosa Maria, e impreso
en Mejico en 17^6. En la pdgina 167 del Semilexicon cas-
tellano-yucateco al hablar de las enfermedades del cuerpo
humano, dice:
aBubas Zob.T)
El jesuita Pedro Marban imprirai6 eu 1702 en la ciudad
de los Reyes un doble Vocdbulario de lenguas castellana y
moxa. En la segunda columna de la pagina 163 de dichos
vocabularios incluye estas palabras:
aBvbas, posire Nuposira
Bubas tener , . Tiniconu posire*
y dice eu la 581 del segundo:
« Posire, nuposira. .. . Llagas malignas.T)
De este vocabulario existe un ejemplar en la Biblioteca
Nacional de esta corte.
. Tuve la fortuna de poder cousultar en la Biblioteca impe-
rial de Berlin, en el otoiio del auo pr6ximo pasado de 1880,
cl Diccionario de la lengua de los indios cumanagotos y pa-
10 PROCEDBKCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 343
lenques compuesto por el padre franciscano fray Matias
Ruiz Blanco, impreso en Burgos en 1683. He visto, aun-
que no examiuado, otro ejemplar que obra en la Biblioteca
Nacional de esta corte. Se encuentran en su pdgina 100 las
palabras:
aBuva Puitiyi.w
Alguuas advertencias y algunas reflexiones de notoria
utilidad que nacen de la propia naturaleza del asunto y que
se ingieren y engranan con irresistible fuerza 16gica en este
lugar de mi escrito, ban de servirnos de placantero descanso
en medio de la mon6tona y fatigosa tarea de consignar datos
bibliogrificos desnuJos de todo linaje de atractivo, y pala-
bras americanas singularmente nuevas y chocantes por su
especial eufonia para oidos castellanos. Serd en cierto modo
y por ley de equidad un resarcimiento del mal rato que
acabo de proporcionaros con la presentacidn descarnada y
brusca de tales datos y palabras, y una preparacidn verda*
deramente confortadora e higienica para que reanudemos
en seguida con fuerzas de refresco tan improba tarea.
El nunca bastante ensalzado, docto, laborioso y diligente
filologo espanol D. Lorenzo Hervas y Panduro, verdadera,
aunque poco conocida gloria de nuestra patria, despues del
general y profuudo estudio de los idiomas americanos , de
que fue sazonado y opimo frulo el primer tomo de su Catd-
logo de las lenguas^ consider6 que no debia incluir, entre las
principales que ^ su juicio existian en las vastfsimas regio-
nes del Nuevo Mundo, la chilena, galibi, achagua, yuca-
teca, moxay cumanagota, deque hasta aqui hemos tratado.
No conozco de una manera precisa y concreta los moti-
vos en que fund6 esta exclusi6n, pero fdcilmente se com-
prende. que, merced a coincidencias y oportunidades his-
tdricas que no se repetirdn jamis, pudo cerciorarse, y se
cercior6 bien, mediante desinteresados y expertos testigos,
344 GONGBESO DE AMBRICANISTAS. It
del corto desarrollo de eslas lenguas, que por otra parte
correspondian d pueblos pobres, de alrasada cultura, y.tal
vez de poblaci6a minima y dispersa por dilatados territo*
rios; coudiciones poco A proposito para sa cumplido cono-
cimiento. Si A estas circunstancias se agrega la de que di-
chos idiom&s han sido estudiados en el siglo xvni 6 en la
segunda mitad del xvii, tiempos relativamente apartados
del descubrimiento del Nuevo Mundo, y por lo mismo me-
nos d prop6sito para sorprender lo que era de su propia.
casay abolengo, ha de comprenderse con facilidad que aua
cuando en ellos hayamos encoutrado los nombres y solo
los nombres con que eran y son conocidas las Bubas , cent
sideramos a estos testimonios, no de dudosa significaciou,
pero si de fuerza menos decisiva, incomparablemente me-
nos decisiva que la que alcanzan los que hemoB de anotar
muy pronto. Y cuenta , senores , que si no participo por
completo con Adolfo Pictect de la lisonjera y levantada
ci*eencia de que las lenguas conlienen como en dep6sito los
testimonios mds ciertos de la historia fisica y moral de los
pueblos, pienso , sin embargo, que son algo mds , mucho
mas que razonados inventarios de gran niimero de los he-
chos que forman parte de su vida. Con estas advertencias
aspiro a templar el vivo y fogoso ardimiento de los adver*
sarios de mi opinion, que siguiendo sin duda alguua su
inmemorial y torcida costumbre, en vez de analizar y aqui-
latar serena y reflexivamente el significado positive y real
de mi prueba, cs seguro que se aprestaran en seguida i
corabatirla con travesuras do imaginacion y de artificiosa y
sutil dialeclica, buscando por los campos de la filologia
americana verdadcras aventuras que satisfagan el amor
propio de sus creencias y quizi de sus personas. Y hago
esta prevenci6n para que no malgasten su ingenio arreme-
tiendo contra lo que hasta ahora dejo anotado de idiomas
americanos, puesto que mas intencional y siguificativo serd
lo que, sin salirme de la circunscripci6n de las lenguas^
anolare en seguida, reanudando mi interrumpida tarea.
12 PROCEDENC'lA AMETirfeANA DE LAS iUBAS. 345
Constdndome que existia en la Biblioteca Nacional de
esla corte un ejemplar del Diccionario c<xrihe-f ranees del
Revereiido Padre Raimundo Bret6n , religloso de la Orden
de los Hermanos Predicadores , y uno de los cuatro primer
ros franceses misioneros apost61icos de la Guadalupe , im-
preso en Auxerre en 1665, lo pedf para su estudio. Por mu«
cho tiempo, cuantas veces me decidi d consultarle adoptando
una resolucidn verdaderamente heroica, se convirti6 esle
raro libro eii una especie de duro e ingrato rompe-cabezas
que me hizo congumir est6rilmente toda mi paciencia y
amortigu6 mi vivo deseo y mis esperanzas de encontrar un
testimonio mds de la antigiiedad de las Bubas en el Nuevo
Mundo. Pude alcanzar al fin lisonjero triunfo d la vez que
sabrosa venganza de su oscuridad impenetrable en Agosto
de 1872 al estudiar en la Biblioteca Nacional milanesa el
Diccionario frances-caribe del mismo Reverendo Padre
Raimundo Brel6n, impreso tambien erl AUxerre, aunque
un ano despues que el anterior, esto es, en 1666. Posterior-
niente me he sonrefdo & mis solas contcmplando cuanta fue
mi torpeza en el estudio de aquel bendito libro, puesto qu6
a haber quebrantado y roto la en este caso funesta manfa
del orden regular con que los libros deben ser estudiados,
convirtiendo el fin en principio, hubiera encontrado d la
segunda hoja plena salisfacci6n de mis deseos e investiga-
ciones, puesto que en la pdgina 478 del Diccionario caribe
frances, que es la antepeniiltima de este libro, se lee lo si-
guiente:
aYaya. Plans C'est vne maladie naturelle que Ton tient
communement aux Isles, comme la grosse verole en Fran-
ce, et dont Ics Sauuages se guarissent sans peine et sans
danger, non seulement a cause de la temperature do I'air
qui est fort egale: mais aussi k cause des puissans remedes
qui naissdnt sous la zona torride et qui n'on rien perdu de
leurs facultez recentes comme ceux qu'ont aporte icy de ces
Isles par vn traiet de 18 cent lieues. lis ont le ins de Fecorce
de Ghipion dont ils se frotent au dehors, se noircissent du
2 3*
346 CONGRESO DE AmERICANISTAS. 13
ius de Genipa, et des feuilles de roseaux brulees : ils pren-
nent le ius de qaelques liennes comme de I'ecorce du mibi
auec de la rapure de cal de Larabis; quand les grosses pus-
tulles creuent ils appliquent des plumaceaux de cotoa crud
qui rcsserrent les levres des vlceres, et en empescheut la
deformite. Mais autant que cette grosse verole est peu dan-
gereuse chez eux quoyque fort commune, et que tous les
remedes cy dessus opereut sans estuues ny vif argent, d'au-
tant plus la petite verole qui est tres rare parmi eux leur
est elle perilleuse et comme vn sorte de peste parmy nous.')
En la pdgina 399 del Diccionario frances-caribe esta lite-
ralmente reproducido el largo trozo que acabo de copiar,
precediendole con las siguientes palabras:
oGrosse verolle Yaya.
II a la grosse verolle Yayati.
Verolle Yaya boue. »
Convietie advertir, porque asi lo advirtio tambien el au-
tor, que era natural de Borgoiia, y que, corao tal, escribia
en francos borgoiion, importandole un bledo que su escrito
fuese correcto y atildado desde el punto de vista del mas
castizo y selecto idioma frances.
Juzgo discreto consiguar tambien en previsi6n dequisqui-
llosos rcparos, pbjeciones y censuras de los adversaries de
mi doctrina, que el padre Rainiundo Bret6n al redactar sus
diccionarios caribe-frances y frances-caribe quiso ilustrar e
ilustro algunos puntos de la vida, usos y costumbres de los
pobladores de la Guadalupe, por cuyo molivo se encuentra
en ellos el largo y bien significativo fragmento que acabo
de leeros.
Gorresponde a uno de los infinitos dialectos de la lengua
caribe el Vocahalario de espanol a caribe^ manuscrilo que
en 18 de Enero de 1774 concluyo de escribir en la misidn
14 PROCBDENCIA AMBRICAI^A DE LAS BUBAS. 347
del Garapo el reverendo padre capuchino de la Sanla pro^
vincia de Gataluiia y encargado de la misi6n del Tapuquen
fray Martin de Taradell. Se halla este vocabulario en la Bi-
blioteca particular de S. M. el Rey y se lee en la segunda
cara de su cuarta hoja:
aBuhas ^. Putuij.D
El misionero jesuita espanol natural de Lima, Antonio
Ruiz de Montoya, refiriendose al Tesoro y al Arte y Voca-
bulario de la lengua guarani compuestos por el y respecti-
vamente impresos en Madrid en los anos de 1639 y 1640
dice: «Di6 finalmente fin A este trabajo el tiempo de 30 aiios
que he gastado entre gentiles, y con eficaz estudio rastrea-
do lengua tan copiosa, y elegante, que con raz6n puede
competir con las de fama.» Con eficaz estudio sin duda al-
guna, senores, puesto que uno y otro, tesoro y vocabulario,
son opulentisimo dep6sito de aquella lengua atan universal,
;iiiade Ruiz de Montoya, que domina ambos mares, cl del
Sur por todo el Brasil y ciiiendo todo el Peru, con los dos
mSs grandiosos rios que conoce el Orbe, que son el de la
Plata, cuya boca en Buenos- Aires, es de 80 leguas, y el gran
Maranon, d el inferior en nada, que pasa bien vecino & la
cindad del Guzco, ofreciendo susinraensas aguas almar del
Norte, y paso a los apostdlicos varones, conviddndolos A la
conversi6n de innumerables gentiles de esta lengua, que
olvidados de su salud eterna viven A la sombra de la muer-
te en sus riveras.»
Advierto, para que pueda fdcilmente compulsarse la exac-
titud de mis citas, que en el arte y vocabulario se observa
una duplicatura de pdginas cuya primera serie llega hasta
la 376 y comprende las voces que comienzan con las letras
A, B, C, D y E; conteniendo la segunda, corapuesta de 223
pdginas, las dem^s palabras cuya inicial se halla incluida
eii el alfabeto desde la F d la Z, ambas inclusive.
348 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 1^
En la pagina 223 de la primera serie de paginas del vo-
cabulario castellano guaraniseleealassiguientes palabras:
a Bubas Mia. I. Pia.
Bubas dolores Carugiia.
Bubas tener Checarugua.
I. Garugua ayporara.
bv. I. Caragua bo che.
Bubas, granos tener Ghepia.
I. Mia ayporar^.
Buboso de dolores Garuguariya.
I. Garuguaporarahd.
Buboso de granos Mia porarahara.»
En el folio 221 vuelto del Tesoro de la lengua guarani dice:
ttMya. Bubas. Vide. pia. nu. 6.))
En el folio 288 vuelto del referido Tesoro, existen las si-
guientes palabras que corresponden a la llamada de la pre-
cedente cita:
« Pia. I mia Bubas, granos.
Pia aiporara Tengo bubas.
Gbepia chepia Soy buboso. »
Ademds de estos datos constan en el folio 93 vuelto los
siguientes:
Garugua. r Dolores bubas.
Gbecarugua Tengo dolores. y. o.
Garuguariya Doloriento, buboso.
Garuguab6 El que padece dolores.
I. Carjgiia poraraliai-a. .
Anembo carugui Yo mismo me causo dolores. »•
16 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 349
En el iiio de 1724 fue reimpreso, revisado y aumentado el
vocabulario de la lengua guarani del padre Ruiz de Monto-
ya en el pueblo de Santa Maria la Mayor de Baenos-Aires;
abrigando yo vehementisimas sospechas de que la revisi6n
y aumento se hicieron por el padre Paulo Restivo. Ni una
sola palabra ni una sola de las frases guaranis que he cita-
do fue enmendada en esta reimpresi6n ratificlndose dc
este modo su exactitud. A los que quierau profundizar en
el asunlo he de aconsejar, estudien atentamente, como parte
sustancial de la lengua, la variada y expresiva acentuaci6n
que segiin los referidos padres Ruiz de Montoya y Paulo
Restivo tienen las vocales en el guarani.
Del Tcsoro y de los vocabularios de que acabo de habla-
ros poseen ejemplares las Bibliotecas, particular de S. M. el
Rey, de la Universidad central y la Nacional de esta corte.
Exists tambicn otro en la del Archigimuasio de Bolonia.
Bien conozco que la prueba que estoy haciendo de mi
lesis de que el mal de Bubas existia y era comun en los
diversos pueblos indigenas del Nuevo Mundo antes de que
este fuera descubierto por Colon, es, m^s bien que risuena
y alegre pradera alfombrada de fragantes y vistosas flores,
inculta, dspera y pendiente cuestezuela cubierta de ingrato
abroJQ que sin duda alguna, y con grande pesar mio, ha de
molestatos; pero os ruego, senores, que hagdis un esfuerzo
de paciencia d fin de que, ya que no poseamos en esta clase
de carainos ascensores movidos al vapor que regaladamcnte
nos ahorren el trabajo,. lleguemos poco a poco a la cima
donde yO as aseguro que hemos de eucontrar resarcimiento
de las injurias sufridas, contemplaudo la deleitosa perspec-
tiva de la verdad historica. Gomo supongo que habeis aco-
gido benignamente mi ruego, me resuelvo a conlinuar.
350 CONGRESO DE AJ4KRICANISTAS, 17
Fue Ludovico Bertonio autor.de un Vocahulario de 2en-
gua aymara, impreso el ano de 1612 por Francisco del
Canto en la casa que la Compania de Jesiis tenia en el pue«
bid de luli , en la provincia de Ghucuyto, y dice que para
formarle ase vali6 de indios aymaraes instruidos en el cas-
tellano, que escribieron en su propia lengua con toda la
posible exactitud y propiedad las palabras castellanas,» ana-
diendoque «enesta nacion Aymara entre pequenosy gran-
des, hay mds de mil pueblos 6 poco menos.)) Recuerda que
fue aquel vocabulario trabajo de muchos aiios, y escribe en
la segunda columna de la pag. 103 de la primera parte:
H Bubas Huanthi, vel Tturu vssu.
Tenerlas Huanthitha.
Pegarlas \, Maccataatha.
Sanar de ellas.. Apartito, aparito.
Atestado dellas.. Huanthikhtara , huanthina apaquipata,
Curarlas Gollatha,
Buboso Huanthi haque.»
En la primera columna de la pdgina 147 del Vocabulario
Aymara, en que por orden de abecedario se ponen en pri-
mer lugar los vocablos de la lengua aymara para hallar los
correspondientes en la lengua castellana, se leen las si-
guientes palabras :
a Huanthi B'lbas, 6 mal semejante.
Huanthi vssutha Tenerlas.
Huanthi apaquiptito. Estar atestado de ellas.
Catutha Pegdrseme.
Maccatito Idem.
Maccataatha Pegarlas.
Haccutha Idem.
Apatito, vel apartito. Sanar de ellas.
Aparaasitha Sanar pegdndolas 4 otro.
CoUatha Curarlas.
Collaasitha Hacerlas curar. »
18 PROCBDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS.
fen la pdg. 370 del susodicho Vocabulario se lee:
Tturu vssu, vel huanthi. Enfermedad de Bubas.
El padre jesuita Diego de Torres Rubio, que en 1616 im-
primi6 en Lima un Arte de la lengua aymara, avisa que:
«Tiene este Arte, vocabulario breve Aymara de los vocablos
mis comunes de que ordinariamente usamos. De voces
castellanas cl aymaraes y de aymaraes a castellanas,i) y por
mi parte advierto yo q^ue las palabras con que en este se-
gundo vocabulario est^n designadas las Bubas, concuerdan
perfectamente con las que estamp6 en el suyo Ludovico
Bertonio.
De los vocabularios aymaraes de que acabo de hablaros
poseen ejemplar las bibliotecas particular de S. M. el Rey
y Nacional de esta corle.
Aunque eran muchas las lenguas y los dialectos que se
hablaban en los extensos dominios del imperio de los Incas,
los habitantes de tan vastos territorios estaban obligados ci
conocer la lengua oficial que los indigenas dislinguian con
el nombre de Qquichua 6 Qquechua. Los espanoles que
desde los primeros momentos de la conquista se dedica-
ron al conocimiento de esta lengua, que llaman general del
Perii, la consideran muy extensa y muy rica , y al par de-
claran que era inraensamente dificil y costosa la adquisi-
cion de sus vocablos. Fray Domingo de Santo Tomas, que
compuso e imprimi6 en 1560 el primer Diccionarto espahoU
qquichua, de que hay memoria, lo advierte asi con delibe-
rada intenci6n, por cuya razon, anade, «que i. pesar de la
atencioa suma y de la iucansable perseverancia con que se
habia consagrado durante muchos aiios d conocer aquel
352 CONGRESO DE ^HERJCANISTaS. 19
idioma, el vocabulario que daba a luz ]iabia de §star falto
de muchisimos vocablos.» Sin duda por semejante molivo
carece de las palabras, frases y coiiceptosrefe rentes a las
Bubas,'como carece de cuantas se referian A los otros males
del cuerpo humano que afligian 6 podian afligir d los indi-
genas pobladores de aquel dilatado imperio. Fue amplia-
mente sutsanada esta falta con la publicaci6a del ^ We y
Vocabulario en la lengua general del Peru llamada Qqui-
chua, y en la lengua espahola , de autor auonimo, impreso
por Antonio Ricardo en la ciudad de los Reyes el afio
de 1586. Veintidos aiios despues, en 1608, el padre jesuita
Diego Gonzalez Holgui'n lo reimprimio con el propio titulo
en la misma ciudad de los Reyes y en casa de Francisco del
Canto, reimpresion que bien podemos tener por nuevo vo-
cabulario, atento a que fue copiosamente enriquecido. En
el anonimo de 1586 se dice: ael mds copioso y elegante que
hasta agora se ha impreso » ; y en 1^ reimpresi6n del padre
Gonzalez Holguin se refiere que habia juntado en el todas
las cosas curiosas, sustanciales y elegantes que pudo hallar
en dicha lengua qquichua, las cuales incluyo eu sus voca-
bularies del romance al qquichua y del qquichua al roman-
ce, despues de ver si todas ellas estabau puestas en uso y de
repreguntar a muchos indios entendidos en la lengua, y de
bien enterarse de que estaban en practica. Para no oniitir
ni duplicar dato alguno, reproducire a coutinuacion los del
doble vocabulario de Gonzalez Holgui'n de 1608, que son,
aunque poco, algo mas numerosos que los del anonimo de
1586, debiendo ademas preveniros que las palabras y fra-
ses rcferentes 5 las Bubas que el primero contiene estdn
punlual y religiosamente reproducidas en el segundo.
En la pdgina 67 del libro segundo del Vocabulario de la
lengua qquichua general del Peru, que comienza por el
romance, se hallan las siguientes palabras:
«Buuas Huanti Vnccoy.
'. Buuoso Huantiyoc y Huanticapa.
20 PROCEDENCIA AMERICANA OE LAS BUBAS. 353
Muy buuoso. O Huantiyraanak.
Estarlo Huantiyraanani huanticapam cani.
Buuas tener. Huantictam vnconi; huanti vncoytam vnc-
coni; huanti hapihuan , o vncuhuan.
Se lee en la pdgina 1 76 del libro primero del Vocabulario
qquichuj, etc. lo que sigue :
Huantthi * Buuas.
Huantthipcucciscam Buuoso, comido de buuas.
Huantthicapa Buuoso, lleno de buuas.
Huantthivnccoy Mai de buuas.
Huantthi vnccoytam vncconi. Estar enfermo de ellas.
Huantthytam rantini Pegarlas a otro.
Mana alliyay, 6 mana hamp y
huantthi Buuas incurables.
En los Vocabularios publicados en 1614 por Francisco
del Canto y en 1755 por Diego de Torres Rubio y Juan de
Figueredo se reprodujeron las palabras, frases y conceptos
que acabo de leeros , sin discrepar ni aun por una sola va-
riante ortogr^fica.
No he de anadir, & proposito del qquichua, ni una pala-
bra mas, porque me aviva y estimula el deseo de concluir
la laboriosa aunque ciertamente no esteril peregrinaci6n
que vengo haciendo por las lenguas americanas, y antici-
padamente me alboroza el conocimiento de que solo nos
resta pedir su preciado contingente al idioma azteca. He
dicho en otra ocasi6n, y no tengo motivo para modificar ni
mis creencias ni mis palabras: aA la mayor poblaci6n, cul-
tura y poderio del dilatado imperio de Motezuma no podia
menos, a juicio mio, de corresponder una lengua relativa-
mente mis desarrollada y expresiva que las de los demas
pueblos indigenas de los vastos contiuentes y de los exten-
23
354 CONGRESO DE AMERICANISTAS, 2t
SOS archipielagos americanos. Abrigo este couvencimiento
hasta el extrerao de afirmar, aunque carezco de competencia
y de autoridad para ello, que el idioma de Mejico era de
los mis prosperos, florecientes y perfeccionados entre todos
los propios del Nuevo Mundo ; bastando para testimonio y
prueba de esta afirmacion el copioso j rico Vocahulario del
padre franciscano Alonso de Molina , espahol-mejpicano y
mexicano-espahol , no reemplazado i pesar de los trescien-
tos veintitantos aiLOS hasta hoy transcurridos desde su pu-
blicaci6n, y que es lodavia texto vivo de consulta, e inago-
table tesoro para el conocimiento de aquella lengua.»
He aqui los datos de la lengua azteca que a mi prop6sita
convieneh: ■ •
En la primera cara del folio 38 del Vocahulario en lengua
castellana y mexicana del mencionado Alonso de Molina,
que acabo de iraprimirse en Mexico d cuatro dias del mes
de Mayo de 1555, se leen las siguieutes palabras:
aBuua 6 buuas descubiertas. . . . Nanauatl.
Buuoso assi Nanauati, nanauatqui.
Buuas tener Ninanauati.
Buuas pequeiias que no salen al
rostro Tecpilnanauatl. puchotL
Buuoso assi Tecpilnanauatl.
Buuas largas Teuitznanauatl.
Buuoso assi Teuitznanauatl.
Buuas de gran llaga Tlacacolnanauatl.
Buuoso assi Tlacacolnanauatl. »
Aunque sean, como sin duda alguna son, muchas las pa-
labras y frases mejicanas que acabo de leeros para demos -
trar que existian las Bubas en Nueva Espana y que los in-
digenas pobladores de aquel vasto imperio habian signifi-
cado en su idioma con grande espontarieidad el conocimiento
que tenian de aquel mal, aiin debo entreteneros un rato mis
con los testimonios del idioma azteca, puesto que Alfonso
22 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 35S .
de Molina, el dlligente y sagaz investigador de aquel idio-
ina, no consider6 completa su obra hasta que en 1571 , y i
expensas del virey de Nueva Espaiia D. Martin Enriquez,
la imprimi6 de nuevo, completandola con un Vocabulario
mexicano-espanol y adicionandola con mds de cuatro mil
vocablos, tarea que dijo el mismo Alfonso de Molina «me
ha costado el trabajo que nuestro Senor sabe y los que lo
entienden podran imaginar.»
Porque hay aumento de frases y aun correccion de algu-
na que Molina consider© no habfa expresado claramente en
castellano, voy a reproducir lo que a proposito de las Bubas
estamp6 en el folio 22 de la que ya era segunda edicion
auraentada y corregida de su Vocabulario castellano-me-
jicano :
«Buua 6 buuas que se parecen y estan fuera. = Nanauatl.»
Como observareis, en este principio de mi cita se nota
un cambio de diccion que sin duda no tuvo mas objeto que
el de dar claridad A la frase castellana , puesto que en la
edicion primera decla «Buba 6 bubas descubiertas » , frase
que Molina debi6 considerar oscura y de comprensi6n difi-
cil. Prosigue despues :
a Buuoso Nanauati, nanauatqui.
Buuas tener Ni, nanauati.
Buuas pequenas que no salen al
rostro Tecpilnanauatl, puchotl.
Buuoso assi Tecpilnanauatl.
Buuas tener assi Ni, tecpilnanauatl.
Buuas largas Teuitznanauatl.
Buuoso assi Teuitznanauatl.
Buuas tener assi Ni, teuitznanauatl.
Buuas de grandes llagas Tlacacol nanauati.
Buuoso assi. Tlacacolnanauati.
Buuas tener assi Ni, tlacacolnanauati. »
356 CONGRESO DE AMEfllCANISTAS. 23
Correspondieiido al fragmento del Vocabulario castellano
mejicano que acabo de leeros , existen en el mejicano-cas-
tellano las siguientes palabras :
aFolio 63 Nanauati. Buboso.
Nanauati , ni. . . . Tener bubas, pre 6 ni-
nanauatic.
Nanauati Bubas.
Folio 93 vuelto. Tecpilnanauati, ni. Tener buuas pequefias.
prete. onitecpilnana-
uatic.
Tecpilnanauati.. . Bubas pequefias.
Folio 112 Teuitznanauati. . . Buboso de bubas gran-
des y largas.
Teuitznanauati. . . Bubaslargas y grandes.
Folio 115 Tlacacolnanauatl. Buuas grandes y pesti-
lenciales.n
He terminado, senores, con la improba tarea de leeros,
si es que he acertado dhacerlo, 6 mejor aiin de mortificaros,
que en esto si que habre acertado, con la lectura de palabras
y conceptos de idiomas indigenas del Nuevo Mundo. Por sus
correspondencias castellanas habreis podido comprender
que son de perlas, verdaderas y riquisiraas joyas para mi
demostracion, porque asi corao argiiiria el colmo de la ne-
cedad 6 de la demencia pensar que los pueblos habian incu-
rrido en el absurdo de nutrir sus lenguas con palabras ab-
solutamente desprovistas de sentido, tocaria en el limite de
la injusticia y de la temeridad m^s arbitraria negarlas su
significaci6n cuando las encontramos por todas partes ido-
neas y creadas sin duda alguna al calor y por la acci6n del
hecho concreto, positivo y evidente; y este hecho, en el caso
actual, no ha sido ni ha podido ser otro que la existencia de
las Bubas con todos sus propios y genuinos caracteres en
el Nuevo Mundo antes de que este fuera descubierto por
Gol6n. Si cuando tantos y tantos misioneros diligentes, la-
24 PROCEOBNCIA AMERICANA DB LAS BUBAS. 357
boriosos y prodigio de abnegaci6ii ejemplar anotabaa cui-
dadosa y puntualmente en los borradores de sus vocabii-
larios en proyecto las palabras y las frases referentes d las
Bubas que d fuerza de paciencia, de sagacisima paciencia
habian logrado adquirir de los indigenas, hubiera podido
alguno de los impugnadores de su novedad en el Viejo con-
tinente y de su procedencia del Nuevo advertiles al oido la
equivocaci6n ya que no el error y el absurdo en que, & su
juicio, incurrian consignarido estas palabras, no acierto i
comprender, me declaro sin facultades para adivinar cudl
habrfa sido la sorpresa de estosmisioneros, cudl su apostro*
fadora defensa si es que no asomaba a sus labios muda pero
desdenosa sonrisa. Llevo mi hidalguia en este asunto hasta
el extremo de confiar d mis adversarios la contestaci6n que
juzguen mds aceptable para sacar d salvo e ilesa la validez
de sus doctrinas. Y notese, seiiores, que mientras tantas y
tan variadas lenguas de los pueblos indigenas del Nuevo .
Mundo extendidos por dilatadas comarcas y cL las veces se-
parados por inaccesibles Cordilleras, caudalosos rlos y pam»
pas interminables, dan testimonio de la existencia de las
Bubas, teniendo para este mal nombre propio, y conceptos
apropiados a sus caracteres tipicos, ni la historia, la secular
y rebuscadora historia del Viejo Mundo, ni su ciencia que
ostentaba ya tan basta nomenclatura, pudieron encontrarle
uuo solo antes de 1493, como ya lo advirtio con atinado jui-
cio el insigne Gapmani. No queriendo desperdiciar la pre-
sente oportuna coyuntura para graduar con brevisimas re-
flexiones el valor de las citas liltimamente aducidas, dejar6
para mds adelante el estudio de tan significativo contraste
que es de selectisima importancia para mi asunto. Las len-
guas araucana, caribe, guarani, aimara, quichua y azteca
son de las incluidas por Hervas y Panduro entre las once
principales que el reconocid en las Americas. Se hizo su es-
tudio inmediatamente despues del descubrimiento y sumi-
8i6n de los pafses en que se hablaban, y la auotaci6n de los
datos referentes d las bubas no pudo ser realizada bajo la
2 >*
358 CONGRESO OE AMERICANISTAS. 25
influencia y el imperio de preconcebidas ideas de escuela 6
de historia, puesto que los piadosos misioneros que realiza-
ron esta maravillosa y necesaria tarea para la aproximaciou,
coraercio y Irato de los conquistadores y de Ips indigenas,
ftieron priucipalmeate inspirados en ella por el sauto prop6-
sito de couvertir d la fe catolica tantos millares de almas .
que viviau en la idolatria y en el gentilismo. El universal
acuerdo de pueblos tan distintos & proposito de este hecho de
la patologia humana lo eleva a mi juicio d perfecta eviden-
cia, desde la cual valiendome de una inducci6n naturalisima
y de la mayor legitimidad 16gica me atreveria a adelantar la
tesis de que las Bubas no s61o existian en el Nuevo Mundo
antes de su descubrimientopor Col6n sino que eran de an-
tiquisima fecha entre sus moradores. Pero no dejemos d
nuestras creencias que se dilateu y llegueu d tan lejanos
terminos cuando tenemos enfrente formidable falanje de
adversarios & quieues tal vez ni conmueve , ni hace mella
algunalapruebahasta aqui aducida. Para ponerles en ver-
dadero aprieto la reforzare con los testimonios de las tradi-
ciones y prdcticas referentes i. este mal que los indigenas
pobladores del Nuevo Mundo dieron A conocer desde luego d
los primeros historiadores, naturalistas y medicos de Tndias.
Testimonio de la existencia de las Bubas en las islas des-
cubiertas por Col6n en 1493 durante su primer viaje y
principalmente en lade Haiti, Quizquella, Espaiiola 6 de
Santo Domingo, se eucuentra en la Escritura del pohre ere-
mita Roman Pane del Orden de San Geronimo incluida por
Don Hernando Colon en la «Verd.adera relacidn de la vida
y hechos de el Almirante su padre, « etc., «que tradujo de es-
panol en italiano Alonso de Ulloa,)) y que «por no parecer
el original espanol» verti6 nuevameute de la lengua italiana
al castellano el ilustri'simo seiior D. Andres Gonzalez Barcia,
En dicha Escritura se lee el siguiente parrafo (Vease pd-
26 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 359
gina 63 columna primera de la Historia del Almirante de
ias Indias Don Christoval Colon, impresa en Madrid ano
MDGGXLIX):
aDicen, que estando Guagagiona en la Tierra donde havia
ido, vi6 vna Muger, que havia dejado en el Mar, de que
tuvo gran placer, iai instante bused muchos labatorios, para
labarse, por .estar plagado del mal , que llamamos Frances;
metiose despues en vna Guanara, que significa, Sitio apar-
tadb, donde sano de sus llagas.»
Los que hay^is leido la Escritura del pobre eremita Ro-
m^n Pane del Orden de San Jer6nimo, que contiene el pre-
cedent© pdrrafo, convendreis conmigo en el escaso valor que
debe concederse d aquella serie de tradiciones disparatadas
y absurdas que parecen haber constituido por lodas partes
los primeros rudimentarios e infantiles esbozos de la inteli-
gencia de los pueblos primitivos y salvajes, pero al mismo
tiempo habreis de convenir conmigo que por mds dispa-
ratadas y absurdas que aquellas tradiciones se presentan d
nuestra contemplacidn, estdn elaboradas y dispuestas con
hechos verdaderos y reales qug reconocieron desde los pri-
meros momentos nuestros historiadores y naturalistas de
Indias. ^Gomolos indigenas de Santo Domingo hubieran
hablado en sus tradiciones del mal francos, si de este mal
no hubiesen tenido conocimiento? Hablaron de el y le hi-
cieron figurar en las fabulas referentes d sus antepasados,
como hablaron e hicierou figurar en dichas fabulas ci ani-
males y plantas propias de aquellos pai'ses cuya existencia
nadie ha puesto despues en duda.
Para que alguno no se adelante d advertir que la denomi-
nacion de mal franees pugna y se opone vigorosamente con-
tra la carta de naturaleza haitiana de las Bubas , me anti-
cipar6 A disipar este reparo, recordando que el texto de la
Historia del Almirante donde existe el pdrrafo que he trans-
crito, es el de la versi6n que de la lengua italiana al caste-
llano hizo i mediados del siglo ultimo el Sr. Gonzdlez Bar-
cia, y no era, ni es razonable pensar que en el pais que, por
360 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 27
razones que no son del momento, habia creado aquel nom-
bre con tan general expontaneidad como rudo encono de-"
jara de denorainarse asi, denominaciou que respet6 con jus^
ticia nuestro traductor.
Debo anadir que Hernando Col6n incluye la Escritura
del eremita Romdn Pane en el ano de 1495; que corresponde
al segundo viaje del Almirante; que se refiere principal-
mente a los indigenas haitianos, y que dicha Escritura fue
resultado de las indagaciones y noticias que tomo de ellos
por expreso mandate de Cristobal Colon.
Segundo y raultiplicado testimonio de la existencia de las
Bubas en el Archipielago de las Antillas y en los continentes
americanos, se encuentra en la Historia general y natural
de las Indias del primer cronista del Nuevo Mundo el capi-
tdn Gonzalo Fernandez de Oviedo y Valdes, cuya publica-
ci(5n Integra ha realizado en nuestros dias la Real Acade-
mia de la Historia.
He aquf dicho testimonio:
ccAquestos notables se han traydo a la memoria, para se-
nalar el tiempo en que Colom lleg6 i, la C6rte, en lo cual yo
hahlo como testigo de vista, porque me halle page muchacho
en el cerco de Granada, e vi fundar la villa de Sancta Fe en
aquel exercito, e despues vi entrar en la cibdad de Granada
al Rey e Reyna Catholicos, quando se les entreg6: e vi echar
los judios de Castilla y estube en Barcelona , quando fu6
ferido el Rey como he dicho ; e vi alii venir al almirante,
Don Chripstohal Colom, con los primeros indios que destas
partes alia fueron en el primero viaje e descuhriniiento. Assi
que no hablo de oydas en ninguna destas quatro cosas, sino
de vista; aunque las escriba desde aqui, 6 mejor diciendo,
ocurriendo a mis memoriales desde el mismo tiempo es-
criptas en ellos » (1).
'(Padescieron masestoschripstianos, primeros pobladores
(1) Vease Oviedo, obra citada, lib. II, cdp; VII, pdg. 28.
28 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 36t*
desta isla, mucho trabajo con las niguas, e mui/ crueles
dolores e passion del mal de las huas (1) fporque el origen
de ellas son las IndiasJ, 6 digo hien las Indias; assi por la
tierra donde tan natural es eata dolengia, coma por las in-
dias mugeres destas partes. Por cuya comunicacion pa9s6
ESTA PLAGA k ALGUNOS DE LOS PRIMEROS ESPANOLES QUE CON
EL ALMIRANTE VINIERON A DESCOBRIR ESTAS TlERRAS, POR QUE
COMO ES MAL CONTAGIOSO, PUDO 8ER MOY POSIBLE. Y DESTOS
DESPUES DE TORNADOS EN ESP ANA E AVER SEMBRADO EN ELLA
TAL ENFERMEDAD DB AHT PASSO A ItALIA Y OTRAS PARTES COMO
ADBLANTE dir6 , etc Y DO oMdare las lagartijas, cule-
bras , lagartos , que hay en esta tierra ; e dire de la passion
de la nigua, e de la dolencia ahorresgihle de las huas , con
que se dard cuenta de las once cosas de suso tocadas» (2).
iiMuchas ve^es en Italia me reia, oyendo d lo$ italianos
decirel mal Frances y d las frangeses llamarle el mal de na-
POLEs; y en la verdad los unos y las otros le acertaran el
nomhre , si le dixeran el mal de las Indias. Y que esto sea
assi la verdad, entenderse ha por este capitulo y por la ex-
periencia grande que ya se tiene del palo sancto y del gua-
yacan, con que especialraente esta terrible enfermedad de
las buas mejor que con ninguna otra medicina se cura e
guaresce; porque es tanta la clemencia divina, que i donde
quiera que permite por nuestras culpas nuestros trabajos^
alii d par dellos quiere que esten los remedios con su mise-
ricordia. Destos dos arboles se dira en el lib. V, cap. II »
agora, etc»,
«En el precedente capitulo dixe que volvio Golom d Espana
el ario de mill e quatrocicntos e noventa y seis, e assi es la
verdad: despues de lo qual vi e hable d algunos de los que
con el tornaron 6. Gastilla, assi como al Gomendador Mossen
(1) Se usaban indistiotam mte los nombres de buas 6 bubas que son si-
nonimos.
f2) V^ase Oviedo, obra citada, lib. 11, cip. Ill, p&g. 50.
24 •
362 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 29
Pedro Margarite, e d los Gomendadores Arroyo e Gallego,
e a Gabriel de Leon e Juan de la Vega e Pedro Navarro,
rcpostero de camas del Principe Don Juan, mi seiior, e d los
mas de los que se nonbraron, donde se dixo de algunos
criados de la casa real que vinieron en el segundo viage
e descubrimiento destas partes. A los quales y a otros oy
muchas cosas de las de esta isia , e de lo que vieron e pa-
descieron y entendieron del segundo viage, allende de lo
que fui informado dellos^ e otros del primero camino, assi
como de Vicente Yahez Pincon, que fue uno de los primeros
pilotos de aquellos tres hermanos Pincones de quien queda
hecha mencion; porque con este yo tuve amistad hasta el ano
demill e quinientos e catorce que el murio. E tambien me in-
forme del piloto Hernan Perez Matheos, que al presente vive
en esta cibdad, que se hallo en el primero e tergero viages
que el alm,irante primero Don Chrispstohal Colom fizo a estas
Indias. Y tambien he abido noti^ia de muchas cosas de esta
isla de dos hidalgos que vinieron en el segundo viage del
almirante, que hoy dia estdn aqui y viven en esta cibdad,
que son Juan de Rojas e Alonso de Valencia, y de otros
muchos, que como testigos de vista en lo que es dicho, tocan-
te d esta isla y a sus trabajos, me dieron particular relacion.
Y mas que ninguno de todos los que he dicho el comendador
Mossen Pedro Margarita, hombre principal de la casa real,
y el Rey Gath61ico le tenia en buena estimacion. Y este ca-
ballero fue el que el Rey e la Reina tomaron por principal
testigo, e d quien dieron mds credito en las cosas que acd
avian pasado en el segundo viage de que hasta aqui se ha
tractado. Este caballero mossen Pedro audaba tan doliente e
se quexaba tanto, que tambien creo yo que tenia losdolores
que suelen tener los que son tocados desta passion, pero no
le vi huas algunas. E desde dpocos meses, el ano suso dicho
de mill e quatrocientos e hoventa eseis, se comenc6 d sentir
esta dolencia entre algunos cortesanos; pero en aquellos
principios era este mal entre personas baxas y de poca auc-
toridad, e assi se creia quele cobraban allegdndose d muge-
30 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. IJ63
res piiblicas, e de aquel mal tracto libidinoso; pero despues
€xteadi6se entre los mayores e mis priacipales.»
«Fue grande la admiracion que causaba en cuantos lo
veian, assi por ser el mal contagioso y terrible, como por-
que se morian muchos de esta eiifermedad. E como la do-
lengia era cosa nueva no la entendian ni sablan curar los
medicos, ni otros por experiencia consejar en tal trabajo.
Sigui6se que fue enviado el gran capitan Goncalo Fernan-
dez de G6rdoba d Italia con una hermossa y gruessa armada,
por mandado de los Cath61icos Reyes, e como su capitan
General, en favor del rey Fernando, segundo de tal nom-
bre en Napoles, contra el rey Gdrlos de Francia, que 11a-
maron de la Cabeca gruessa; y entre aquellos espaholes fue-
ron algunos tocados desta enfermedad, y por medio de las
mugeres de mal trato e vivir se comunico con los italianos e
franceses. Pues como nunca tal enfermedad alii se avia visto
por los unos y por los otros , los franceses comencaronla a
llamar mal de Nipoles, creyendo que era propio de aquel
reyno: e los napolitanos , pensando que con los frangeses
avia ido aquella passion , Uamironla mal frances, e assi se
llama despues acd en toda Italia; porque hasta que el rey
Charles passo a ella, no se avia visto tal plaga en aquellas
tierras. Pero la verdad es que de aquesta isla de Hayti 6
Espaiiola pass6 este trabajo d Europa segun es dicho; y es
acd muy ordinario i los indfos, e sdbense curar e tienen
muy excelentes hierbas e arboles e plantas apropiadas a esta
y otras enferniedades , assi como el guayacan (que algunos
quieren decir que es hebeno) y el palo sancto, como se diri
quando de los drboles se tractare. Assi que de las dos plagas
peligrosas que los chripstianos e nuevos pobladores destas
Indias padescieron e hoy algunos padescen , que son natu-
rales passiones desta tierra, esta de las huas es la una, e la
que fue trasferida e llevada a Espana e de alii d las otras
partes del mundo, sin que aca fallasse la misma. Assi que,
continuando el prop6sito de los trabajos de Indias, digase la
otra passion que se propuso de las uiguas.»
364 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 3f
«Hay en esta isla y en todas estas Indias, islas e Tierra
Firme el mal que he dicho de las buas y otro que llaraan
de las niguasj) (1).
Los que como yo os haydis decidido & estudiar esta cu-
riosisima y enmaranada controversia histdrica del origen
y procedencia haitiana de las Bubas, no habreis podido-
menos de iropezar con larga serie de censuras y acusacio-
nes lanzadas contra Gonzalo Ferndndez de Oviedo y Valdes-
para destruir su autoridad de historiador autentico. Adver-
sarios de ml opini6n las ban prodigado con tanta ligereza
como mala fortuna, puesto que tomdndolas en su primitiva
fuente, los escritos de Fray Bartolome de las Gasas, ban
pretendido invalidar con ellas las termiuantes afirmaciones
de Oviedo y Valdes, de que el mal de las Bubas tenia su
origen en las Indias , assi por la tierra donde tan natural
es esta dolencia , como por las indias mugeres de estas par-
tes, sin advertir que el misrao las Gasas confirma detalla-
damente esta asercidn, anadiendo de su propia cosecba que
de esta nadie dehe dudar.
El referido P. Fray Bartolome de las Gasas 6 Gasaus,.
obispo de Gbiapa, d cuya palabra se ba concedido por algu-
nos olor de santidad , nos ofrece el tercer testimonio de la
antigua existeucia de las Bubas en el Nuevo Mundo. Dice
asi en el capi'tulo xix de la apologetica liistoria cuanto a la9
cualidades , disposicion , descripcion , cielo y suelo de estas
tierras y condiciones naturales, policias, repiihlicas, ma—
neras de vivir y costumhres de las gentes destas Indias occi-
dentales y meridionales cuya imperio soherano pertenece a
los Reyes 'de Castilla, pag. 233 del tomo v, de la Historia de
las Indias, publicadas en 1875 y 76 por los seiiores Mar-
ques de la Fuensauta del Valle y D. Jose Sancbo Rayon:
«Dos cosas bobo y bay en esta Isla, que en los principios
fueron a los espaiioles muy penosas: la una es la enferme-
1,1 Vt'aise Ovieilo, obra fjtada, libro II, cap. XIII, p. 55 y 56.
32 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 365
dad de las bubas, que en Italia Uaman el mal frances: esta,
sepan por verdad, que fue desta Isla, o cuando los primeros
indios fueron , cuando volvio el Almirante D. Cristobal
Colom con las nuevas del deseuhrimiento de estas Indias^
los cuales yo luego vide en Sevilla, y eslos las pudieron
pegar en Esparia, inficionando el aire 6 por otra via (ique
discreta adverteucia ! ) , o cuando fueron algunos espaiioles,
ya con el raal dellas, en los primeros tornaviajes a Gasti-
Ua, y esto pudo ser el aiio de 1494 hasta el de 96; y por
que en este tiempo paso con un gran ejercito en Italia,
para tomar ^ Napoles, el rey Carlos de Francia, que 11a-
maron el Gabezudo , y fue aquel mal contagioso en aquel
ejercito, por esta razon estimaron los italianos que de aque-
llos se les habia pegado, y de alii adelante lo llaraaron el
mal frances. Yo hice algunas veces diligencia en preguntar
d los indios desta Isla si era en ella muy antiguo este mal,
yrespondian que si, antes que los cristianos a ella viniesen,
sin hdber de su origen memoria, y desto ninguno debe du-
dar; y bien parece tambien , pues la divina Providencia le
provey6 de su propia medicina, que es, como arriba en el
capitulo 14 dijimos, el arbol del guayacan. Es cosa muy
averiguada que todos los espaiioles incontinentes , que en
esta Isla no tuvieron la virtud de la castidad (recordad se-
jaores la discreta advertencia que os hice notar hace pocos
momentos) , fueron contaminados dellas, y de ciento no se
escapaba quiTsds uno si no era cuando la otra parte nunca
las habia tenido; los indios, hombres 6 mujeres, que las
tenian, eran muy poco dellas afligidos, y cuasi no mas que
si tuvieran viruelas; pero d los espaiioles les eran los dolo-
res dellas grande y continuo tormento, mayormente todo el
tiempo que las bubas fuera no salian. Lo otro que afligi6
algunos espanoles d los principios, fue las que llamaban
los indios niguas; estas son cierta especie de pulgas, y asi
saltan como las pulgas, y son tan chiquititas que apenas
pueden ser vistas. »
Guarto testimonio de la existencia y antigiiedad de las
'366 CONGBESO DE AMERICANISTAS. 33^
Bubas en el Nuevo Mundo nos ofrece el sabio y venerable
escritor franciscano M. R. P. Fr. Bernardino de Sahagun.
Deslinado desde los primeros anos de la conquista de Mejico
a catequizar indios por el perseverante estudio que habi'a
hecho del idioma azteca y por la rara perfeccidn con quellego
d poseerlo, recibio de sus superiores especial encargo de re-
dactar en dicho idioma las cosas mas necesarias para la.re-
duccion de los mejicanos d la fe cat61ica. Opimo fruto de
este mandato fue su Historia universal de las cosas de Nueva
Espaiia que por singular fortunase ha conservado y se con-
serva hastahoy Integra en su original primitivo, no tan s61a
en el romance, sino lo que es mds de celebrar, en el propio
idioma mejicano y sobre todo en su peculiarisima y peregri-
na escritura figurada y pintoresca. Mucho mds, muchisimo
mas que el sencillo y encantador relato de los medios de
que dispuso para escribir esta preciosa historia, en que tan
vivamente se refleja el virtuoso respeto con que amaba la
verdad, me asombra y maravilla la trascendental expansion
que supo dar alcumplimiento de sus deberes respondiendo,
d juicio mio, en su libro, a exigencias que no ha formulado
la ciencia historica hasta el siglo actual. Excuso sin embargo
recomendaros el estudio de aquel relato para que poddis
estimar con aproximada exactitud el valor que debe conce-
derse d las palabras y testimonies de este historiador dili-
gente, porque vuestro caracter de americanistas me garan-
tiza de antemano respecto del cabal conocimiento que sin
duda alguna teneis ya de la obra del franciscano Sahagun;
y por ello me decide desde luego a trascribir integros, sin
importtinaros con nuevas reflexiones , los testimonies de
aquella obra d mi objeto pertinentes.
El capitulo XXVIII del libro x dela historia de Bernardino
de Sahagun esta consagradoal estudio de las enfermedades
especiales y propias de los indigenas de Mejico; y el pdrra-
fov del mencionado capitulo segun el manuscrito que obra
en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia dice asi:
sPdrrafo v. De otras enfermedades ^ de las ynedicinas con-
34 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 367
trarias. — La enfermedad de las bubas se cura beuiendo el
agua de la yerua nombrada tletlemaitl y tomando algunos
baiios, y echando enctma dellas los polnos de la yerua
nombrada tlacuecuetzal , 6 las limadura's del cobre. Estas
bubas son en dos maneras: las vnas son muy suzias que se
dicen ttacagol nanavatl, y las otrasson de menos pcsadum-
bre, que se llaman tecpilnanavatlj por otro nombre pochu-
nanavatl, y estas lastiman mucho con dolores, y tullen las
manos y los pies, y estan arraygadas en los huesos; y quan-
do salieren fuera beuera el atolli mezclado con cierta semi*
11a nombrada michivauchtli , 6 bebera el agua de la rayz
que se llama quaiihtlepatli quatro 6 cinco vezes cada dia, y
tomara algunos banos , y si se tullere el enfermo, beuera
el agua de la rayz nombrada tlatlatlapanaltic y sangrarse
a a la postre. De los cuales dichos remedios se usara para
el otro genero de bubas ya dichas» (1).
Con bien dislinto proposito del que impulsaba a Bernar-
dino de Sahagiin a detallar en el capitulo xxviii de su x
libro las enfermedades especiales y propias de los indigenas
de Mejico, confirma en el capitulo ii del libro vii de su his*
toria la tradicional y sin duda antiquisima existencia de
las Bubas en el dilatado imperio de los aztecas , puesto que
al tratar de la luna en la por todo extremo curiosa cosmo-
gonia azteca, dice :
wQuando la luna nueuamente nasce parece como vn ar-
quito de alambre delgado. avn no resplandece poco a poco
bacreciendo. alos quinze dias es llena, Y quando yaes llena
sale porel oriente a la puesta del sol. parece como vna rue-
da de molino grande muy redonda y muy colorada. Y
quando ba subiendo se para blanca o resplandeciente pares-
ce como vn conejo en medio della, y si no ay nubes resplan-
desce casi como el sol casi como de dia. Y despues dellena
(1^ Historia unirersal de las cosas de Ntieva Espana, por el M. R. P. Fr. Ber-
nardino de Sahagun de la orden de los frailes menores de la Observancia.
368 CONGRESO DK AMBRICANISTAS. 35
cumplidamente poco a poco se ba menguando hasta se ba
a hazer corao quando comenco. dizen entonces ya se muere
la luna ya se duerme mucho. Esto es quando sale ya conel
alva. al tiempo dela conjuntion dizen yaes muerta la luna.
La fabula del conejo que esta en la Luna es esta. Dicen
quelos dioses se burlaron con la Luna y dieronla con un
conejo en la cara y qued61e el conejo senalado en la cara,
y con esto la oscurecieron la cara como con un cardenal.
Despues deslo sali (sali6?) para alumbrar al mundo. Dezian
que antes que vuiese dia en el mundo que se juntaron los
dioses en aquel lugar que se llama Teutioacan (que es el
pueblo de Sant Juan, entre Chiconauhtlan y Otumba); di-
xeron los unos d los otros dioses, quien tendra cargo de
alumbrar al mundo. Luego a estas palabras respondio un
dios que se llamaba Tecuciztecatl. y dixo: yo tomo d cargo
de alumbrar al mundo. Luego otra vez hablaron los dio-
ses y dixeron: quien "sera otro? Luego se miraron los uQos
A los otros y conferian quien seria el otro, y ninguno
dellos osaua ofrecerse a aquel officio; todos temian y se
escusauau. Vno de los dioses de que no se Kazia cuenta y
era bubuso , no hablava sino oya lo que los otros dioses
dezian , y los otros hablaronle y dixeronle: se tu el que
alumbres, huhosito; y el de buena voluntad obedescio i lo
que le mandaron y respondio: en merced rescibo lo que me
aueys mandado; sea assi. Y luego los dos comencaron a
hazer penitencia quatro dias; y luego encendieron fuego
en el hogar, el cual era hecho en vna peiia que agora llaman
Teutezcalli. El dios llamado Tecuciztecatl todo lo que ofre-
cia era precioso; en lugar de raraos ofrecia plumas ricas,
que se llaman quetzalli, y en lugar de pelotas de heno
ofrecia pelotas de oro, y en lugar de espinas de maguey
ofrecia espinas hechas de piedras preciosas, y en lugar de
espinas ensangrentadas ofrecia espinas hechas de coral Colo-
rado, y el copal que ofrecia era muy bueno. Y el huboso,
que se llamaba Nanaoatzin, en lugar de ramos ofrecia canas
verdes atadas de tres entre tres; todas ellas llegavan a nue-
36 PnOCEDENCIA AMEIUCANA DE LAS BUBAS. 360
uej-y ofrecia bolas de heno y espinas de maguey, y ensau-
greiitaualas con su misraa saugre, y en lugar de copal ofre-
cia las postillas de las htihas. A cada vno destos se les
-edifice vna torrecomo monte,ea los raismos monies hizie-
ron penitencia quatro noches. Agora se llaman estos monies
Tzaqualli, estan ambos cabe el pueblo de sant juan que se
llama Teuhtioacan. Desque se acabaron las cuatro noches
de su penitencia luego ccharon por ay los ramos y todo lo
demas con que hicieron la penitencia. Esto se hizo al fin 6
al remate de su penitencia. Quando la noche siguiente a la
media noche auian de comencar a hazer sus officios, antes
vu poco de.la media noche dieronlc sus aderecos al que se
llamaua Tecuciztecatl. Dieron vn plumajc llamado aztaco-
mitl y vna xaqueta de lienco, y al huboso que se llamaua
Nanaoalzin, tocaronle la cabeca con papel que se llama
■amalzontli, y pusieronle vna estola de papel y vn mastli de
papel, y llegada la media noche lodos los dioses se pusieron
ea derredor del hogar que se llama teuLexcalli. En este
lugar ardio el fuego quatro dias. Ordenaronse los dichos
dioses en dos rencles, vnos de la vna' parte del fuego y
otros de la otra y luego los dos sebredichos se pusieron de-
lante del fuego las caras hazia el fuego en medio de las dos
rencles de los dioses, los cuales todos eslauan leuantados,
y luego hablaron los dioses y dixeron a Tecuciztecatl: ea
pues Tecuciztecatl, entra tu en el fuego. y el luego acome-
tio para echarse en el fuego, y como el fuego era grande y
estaua muy encendido, como sintio la gran calor del fuego
vuo miedo y no oso echarse en el fuego y boluiose atras.
Olra vez torno para echarse en el fuego, haziendose fuerca
y llegandose detuuose no oso echarse en el fuego. Quatro
vezes prouo pero nunca se oso echar. Estaua puesto manda-
miento que no prouase mas de quatro veces. Desque vuo
prouado quatro ueces los dioses luego hablaron a Nanaoa-
tzin y dixeronle: ea pues Nanaoatzin prueua tu. y como le
vuieron hablado los dioses el forcose y cerrando los ojos
arremetio y echose en el fuego. y. diz que luego vna aguila
24
370 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 37
entro en el fuego y tambien se quemo y por eso liene laa
plumas hoscas 6 negrestinas. A la postre entro vu tigre y
no se quemo sino chacose (asi: ^chamusc6se'?), y por esa
quedo manchado de negro y bianco. Deste lugar se tomo-
la costumbre dellamar a los hombres dieglros en la guerra
quanhtlo-celotl, y dizen primero quanhtli porque el aguila
primero entro en el fuego, y dizese a la postre oceloll, por-
que el tigre entro en el fuego a la postre del aguila. Des-
pues que ambos se vuieron arrojado en el fuego y despues
que se vuieron quemado los dioses se sentaron a esperar a
que parte vendria a salir el nanaoa. Despues que estuuieron
gran rato comencose a parar Colorado el cielo, y en toda
parte aparescio la luz del alua. Y dizen que despues desta
los dioses se hincaron de rodillas para esperar adonde sal-
dria Nanaoatzin hecho sol. A todas partes miraron boluien-
dose en rededor. Nunca acertaron a pensar ni a dezir a que
parte saldria. En ninguna cosa se determinaron. Algunos
pensaron que saldria de la parte del norle y pararonse a
mirar hazia el. otros hazia mediodia, a todas partes sospe-
charon que aula de salir porque a todas partes aula res-
plandor del alua. Otros se pusieron a mirar hazia el oriente
y dixeron: aqui desta parte a de salir el sol. El dicho destos^
fue verdadero. Dizen que los que miraron hazia el oriente
fueron Quetzalcotl, que tatnbien se llama Ecatl, y otro que
se llama Totec, y por otro nombre Anaoatlytecu, y por otro-
nombre Hatlauictezcatlipuca, y otros que se llaman Miraiz-
coa, que son innumerables, y quatro raujeres, la vna se
llama Tiacapan, la otra Teicu: la tercera Tlacocoa, la cuarta
Xocoiotl. Y quando vino a salir el sol parescio muy Colora-
do, parescia que se contoneaua de vna parte' a otra, nadie
lo podia mirar porque quitaua la vista de los ojos. Resplan-
decia y echaua rayos de si en gran manera , y sus rayos se
derramaron por todas partes, y despues salio la luna en la
misma parte del oriente a par del sol. Primero salio el sol
y tras el salio la luna. Por la orden que entraron en el fue-
go por la misma salierou hechos sol y luna. Y dizen los
38 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 371
que cuentan fabiilas o hablillas que tenian ygual luz con
que alumbrauan. Y. desque vierou los dioses que ygual-
mente resplandecian, hablaronse otra vez y dixeron: 0 dio-
ses como sera esto? Sera bien que bayan ambos a la par?
Sera bien que ygualmente alumbren? Y los dioses dieron
sen tencia y dixeron. Sea desta manera, hagase desta ma-
nera. Y luego vno dellos fue corriendo y dio con un conejo
en la cara a Tecuciztecatl, y escureciole la cara, y ofuscole
el resplandor y quedo como agora esta su cara. Despues que
vuieron salido ambos sobre la tierra estuuieron quedos sin
raudarse de vn lugar el sol y la luna. Y los dioses otra vez
se hablaron y dixeron. Como podemos viuir, no se menea
el sol, emos de viuir entre los villanos? muramos todos y
hagamosle que resucite por nuestra muerte, Y luego el ayro
se encargo de matar a todos los dioses y matolos. Y dizese
que vno llamado Xolotl, rehusaua la muerte y dixo a los
dioses. 0 dioses no muera yo y lloraua en gran manera do
suerle que se le hincharon los ojos de llorar. Y quando
llego a el el que mataua, hecho a huyr y escondiose entre
los mahizales y convirtiose en pie de mahiz que tiene dos
canas y los labradores le llaman xolotl. y fue vislo y halla-
do entre los pies del mahiz. Otra vez hecho a huyr y se
escondio entre los magueyes y convirtiose en maguey que
tiene dos cuerpos, que se llama mexolotl. Otra vez fue visto
y hecho a huyr, y metiose en el agua, y hizose pez que se
llama axolotl, y de alii le tomaron y le mataron. Y dizen
que aunque fueron muertos los dioses no por eso se mo-
vio el sol, y luego el viento comenco a suflar y ventear
reziamente y el le hizo mouer se para que anduuiese su
camino, y despues que el sol comenco a caminar la luna
se estuuo queda, en el lugar donde estaua, despues que el
sol comenco la luna & andar, desta manera se desuiaron el
vno del otro, y ansi salen en diversos tiempos , el sol dura
un dia y la luna trabaja en la noche o alumbra en la noche,
de aqui parece lo que se dice, que el Tecuciztecatl, aula de
ser sol si primero se vuiera echado en el fuego porque el
o7"^ COXGHESO DE AMEUICAXI5TAS. 39
primero fue nombrado y ofi-ecio cosas preciosas en su peni-
teucia. Quando la luna se eclipsa parece casi escura, enne-
grescese, parase hosca, luego se escurescela tierra. quando
esto acdutesce, las preuadas temiaa de abortar, tomauales
gran temor que lo que tenian en el cuerpo se aula de bol-
uer ratOD, y para remedio desto tomauau vu pedaco de iztli
en la boca o pouianle en la cintura sobre el vieutre y para
que los niuos que ea el vieutre estauau uo saliesen sin
becos 0 sin uarizes o boquituertos o videos o porque no
naciese monstruo. Los de Xaltoca, tenian por dios a la luna
y la hazian particulares ofrendas y sacrificios — . ^ .»
Quiuto y ultimo testimonio de la autigua existencia de
las Bubas en el Nuevo Muudo, encontramos en uu raro li-
bro del insigue doctor y medico de camara de Felipe II
Francisco Hernandez, vertido al castellano e impreso en
Mejico en 1615 por el aragones Fray Francisco Jimenez,
hijo del convento de Sauto Domiugo de aquelia ciudad. Re-
fiere que doliendole que auduvieseu de mano en mano co-
pias manuscritas en que malameute se habian alterado los
preciosos trabajos latinos de Francisco Hernandez sobre la
natural bistoria de las plantas y auimales empleados por
los indigenas de Xueva Espaua para la curacion de sus en-
fermedades, se decidio a enmendarlos, corregirlos y darlos
a la estampa como obra litil para todo genero de gente que
■s-ivia en estancias y pueblos do uo habia medicos ni bo-
lica. Dice asi la portada de este raro y precioso libro:
dQvatro libros. De la naturaleza y virtudes de las plantas
y animales que eitdji receuidos en el vso de Medicina en la
Nueva Espaua. y la Methodo, y correccion , y preparacion
que para administraUas se requiere, con lo que el Doctor
Francisco Hernandez escribio en lengua latina etc.;^^ y se
lee al folio til lo que siguee;
«Gap. XXXTII. De la Xauahvapatli. — Xanahvapatli, que
quiere dezir raedezina de las bubas 6 malfrances. que otros
llaman Palancapatli , porque cura bs llagas, es vna llerua
que tiene las hojas con cierta aspereza, y de mal parec-er,
40 PROCEDENCFA AMERICANA DB LAS BUBAS. 373
largas, y como las de la pinocela vulgar el tallo delgado,
corto y redondo, y en lo mas alto del lleua la flor como de
mancanilla, la simiente es aguda y mordaz, la rafz larga y
delgada y llena de hebras, criase en lugares templados,
como lo son las lierras de Tepuztlan, es caliente y seca en
el segundo grado, y de sabor amargo y oloroso, hecha pol-
vos y polvoreados sobre las llagas podridas, las cura admi-
rablemente, de lo qual como se adicho le vino el nombre,
cura los que padecen melancolia, y a los mordidos de la
serpiente llamada homorroes, y los de Panuco le llaman
mahuaquitliquin, demas desto majada, y desechaen agua,
6 en algun licor qu6 sea prop6sito, y dada d bever quando,
y como convenga, sana de todo punto la enfermedad que
llaman mal frances, 6 napolitano, consumiendo y exfa-
lando todos los humores, 11 a gas y tolondrones que suele
aver en el cuerpo de los que padecen este mal, lo qual,
consta mas claro que la misma luz del mediodia, lo que
atraido a muchos fatigados desta enfermedad de huhas, salio
destas Indias occidentales^ y de aqui se estendio y comunico
por diferentes prouincias y Beynos del mwndo, pues acerca
desta gente tiene esta enfermedad nomhre propio y natu-
ral y antiguo, lo que no tienen las otras enfermedades 6
muy pocas (\).n
Por si alguna vez abrigdis el prop6sito de consultar 6 de
estudiar el singulan'simo capitulo De la Nanahvapatli que
acabo de leer, creo oportuno advertiros que tengais presen-
tes las siguientes lineas con que Francisco Ximenez puso
fin y termino a su libro, y que en gracia de su importan-
cia perdoneis el inmenso descuido de su ortografla.
« Otras erratas hay en que discrepa el molde del original,
(1) Folio 111 de los quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas,
y animales que estan receuidos en el vso de medicina en la Nueua Espana,
ylaMethodo, y correccion, y preparacion, que para administrallas se re-
quiere con lo que el Doctor Francisco Hernandez escrivio en lengua Latina.
Mvy vtil etc., etc., por Francisco Ximenez, etc., Mexico 1615.
2 5
374 CONGRBSO DE aMKRICANISTAS. .44
como es dezir, parias, auiendo de dezir pares y mestro,
auiendo de dezir menstruo, y otros vocables assi pero corao
no se muda sentencia por ser mala ortografia , no se a re-
parado en ello, mayormente esperando que aun las mayo-
res perdonara el piadoso lector, y mas si sabe de Emprenta,
que como es armonia de tantas pocezuelas, y no en todas
ocassioues se hallan en estas partes oficiales tan limados
como en Castilla, quando van a corregir vna letra ss des-
uarata otra , y assi siempre ay faltas , y mayores las aura
en lo que yo pussiere mano como tan lleno dellas. Reciue
este seruicio con la voluntad que te lo ofrezco, que si lo
hazes assi , vn memorial para la salud te ofrezco que se va
acabando, obra muy ymportante para todo genero de gen-
te; assi Religiosos como Espaiioles que viuen en pueblos
do, Yndios, d6 no ay Medicos ni Botica donde acudir por el
Remedio. — Finis.))
Me detiene para multiplicar el niimero de los testimonios
de la existencia de las Bubas en el Nuevo Mundo 'antes
de su descubrimiento por Gol6n, el siguiente especialisirao
empeiio: He creido d todas luces conveniente buscar para
la prueba de mi primera tesis no solo lestigos de autoridad
y respeto entre los historiadores, sino, por decirlo asl, tes-
tigos de vista que hubieron de adquirir sus datos y fortifi-
car sus creencias y sus afirmaciones en la universal con-
foriiiidad de los pobladores indigenas de America.
Gonocido este mi prop6sito y antes de que entre en el es-
tudio de la segunda y tercera tesis de este trabajo, otorgad-
rae vu^stro permiso para que en un pequeiio y necesario
descanso recuerde , deduzca , y resuma en breves frases la
significacion que legitimamente puede concederse A los tes-
timonios recogidos en la laboriosa investigacion filol6gica
e hist6rica que acabo de hacer en libros esencialmente ame-
ricanos dado su objeto y los pueblos en que se escribieron.
42 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 375
Los pobladores indigenas de las Americas auteriores al
descubrimiento de estos lejanos palses padecieron desde
tiempo inmemorial la eufermedad de las Bubas:
Los indigenas americanos sufrian la enfermedad de las
Bubas en los momentos en que conocieron y trataron i
Col6n y i. sus companeros :
Dicha enfermedad, a juzgar por los testimonios prime-
ramente recogidos, se hallaba extendida enlre los poblado-
res lo misrao de los inmensos archipielagos que de los^
vastos continentes del Nuevo Mundo:
Los descubridores , misioneros y primeros naturalistas
del Nuevo Mundo hallaron nominalmente inscripto esle
raal en todos los idiomas de los pueblos indigenas que tu-
vieron ocasion de estudiar:
A medida que dichos pueblos habian disfrutado, y disfru-
taban en la epoca de la conquista de un grado de cultura y
de poderio relativamente superior, la inscripci6n nominal
de la referida enfermedad en los idiomas result^ copiosa-
niente ampliada con la de sus formas 6 manifestaciones
morbosas m^s frecuentes y car^cterlsticas:
Por esta raz6n, funddndose en los expuestos testimonios
americanos, puede afirmarse que distinguieron las mani-
festaciones cutdneas propias de dicho mal, benignas y gra-
ves , circunscritas y generalizadas , discretas y confluentes,
€xantemdticas y profundas, ulcerosas y no ulcerosas, re-
pugnantes y no repugnantes:
Puede afirmarse tambien que conocieron los procesos
morbosos caracterfsticos del indicado mal que se realizan
€n el parenquima de los huesos, 6 en las membranas que
los cubren, marcando con claridad cuando estos procesos
€ran tan s61o dolorosos y cuando deformadores:
Que asimismo senalaron bien cuando los procesos mor-
bosos del mal en cuesti6n tenian su asiento en las coyun-
turas, cuando se realizaban en las espinillas de los huesos
largos y cuando en la superficie de los pianos:
37G CONGRESO DE AMERICANISTAS. 4IJ
Que del propio modo senalaron el desarrollo de durujo-
nes 6 exostosis en los huesos:
Que les era conocida.la consunci6n que este mal acarrea
algunas veces:
Que anotaron su caracter contagioso por contacto perso-
nal y directo, principalmente realizado en la intimidad de
la union sexual:
Que hicieron conslar la vai-iada benignidad 6 la notoria
malignidad de oste padecimiento en razon de condiciones 6
influencias climatol6gicas:
Que mediante la rudimentaria experiencia que el corto
desarrollo de su razon pudo permitirles, idearon para este
mal el metodo curativo de la casi absoluta abstinencia de
alimentos, que mas tarde en Europa fue nombrado Cura.
famis:
Que de igual m^nera idearon, emplearon y dieron A co-
nocer ^ sus conquistadore§.el metodo curativo de aquella
dolencia por medio de los cocimientos de plantas y lenos.
sudorificos:
Que designaron con nombres que significaban contrarias
d esia enfermedad A las plantas indigenas que, segiin su
experiencia, mejor y m^s ventajosamente Servian para com-
batirla:
Que teni'an seiialadas plausibles reglas de higiene para
contribuir d su mas pronta curaci6n:
Que era un^nime la concordancia de todos los pueblos
americanos respecto de la certidumbre de los caracteres
indicados :
Y por ultimo, que resulto recogida la general y secular
tradici6n de los pueblos americanos, y con ella plenamente
comprobada la existencia y el conocimiento que de las Bu-
bas tenlan los indigenas pobladores de aquellas comarcas,
por los preclaros y doctos varones espaiioles que desde los-
mismos territorios y pueblos primeramente descubiertos y
conquistados acometieron la ardua y altisima empresa de
44 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 377
mostrar al viejo continente la cronologia y la historia na-
tural y medicinal de las entonces nombradas Indias occi-
dentales, linicos testigos libres de toda excepci6n y plena y
directamente enterados del asunto que he creido deber citar
ahora en pro de mi primera tesis.
SEGUNDA TESIS.
Los que acompanaron A Colon en su primer viaje impor-
taron al volver a Europa, entre los testimonios del descu-
brimiento del nuevo myindo, las Bubas: esta sucia y dolo-
rosa mercaderia como la llam6 Pellicer el erudito anotador
del Quijote.
TERGERA TESIS.
Con oportuna y envidiable puntualidad quedaron con-
signados el derrotero y el itinerario por donde las Bubas-
fueron conducidas desde Espaiia d N^poles.
«Plugo ala diuina justicia de nos dar y embiar dolencias
ignotas nunca vistas ni conocidas ni en los libros d' medi-
cina halladas assi como fue esta enfermedad serpentina.
La.qual fue aparecida y vista en Espaiia: en el ano del
senor de mil y quatrocientos y nouenta y tres aiios enla
ciudad de Barcelona : la qual ciudad fue inficionada y poi*
consiguiente toda la europa y el vniverso de todas las par-
tes sabidas y comunicables: el qual mal tuuo su origen y
nacimiento de siempre enla ysla que agora es nombrada
espaiiola: segun que por muy larga y cierta esperiencia se
ha hallado. E como esta ysla fue descubierta y hallada por
el almirante don Xrisptoual Colon, al presente teniendo
plaiica y comunicacion con la gente d'lla. E como el de su
2 5*
378 CONGRESO DE AMERICANISTAS. ^
propia calidad sea contagioso facilmente seles apego: y
luego fue vista en la propia armada. E corao fuesse dolen-
cia uunca por los espaiioles vista ni conoscida aunque sen-
tian dolores y otros efetos de dicha enfermedad imponiaulo
alos trabajos d'la mar, o a otras causas segun que a cada
vno les parecia Y al tiempo que el almirante don Xrispto-
ual colon llego d Espana estauan los reyes catholicos en la
ciudad de barceiona. Y como les fuessen d dar cuenta de su
viage y delo que auian descubierto-, luego se empeco a en-
fecionar la ciudad y a se estender la dicha enfermedad,
segun que adelante se vido por larga esperiencia: y como
fuesse dolencia no couocida y tan espaulosa los que la ve-
yan acogianse a hacer mucho ayuno y deuociones y liraos-
nas que nuestro seiior los quisiesse guardar de caer en tal
enfermedad. E luego el aiio siguiente de mil y quatrocieu-
tos y nouenta y quatro aiios. El xrispstianissimo rey carlos
de francia que al presente rey nana, ay unto grandes gentes
y passo en ytalia: y al tiempo que por ella entro con su
hueste yuan muchos espanoles en ella inficionados desta
enfermedad y luego se empeco a inficionar el real d'la
dicha dolencia: y los franceses como no sabian que era,
pensaron que de los ayres de la tierra se les apegauan. Los
franceses pusieronle mal de napoles. E los italianos y napo-
litanos como nuuca de tal mal tuuiessen noticia pusieronle
mal frances. y de alii adelante segun fue cundiendo assi le
fueron imponiendo el nonbre cada vno segun que le parecia
que la enfermedad traya su origen. En castilla lellamaron
bubas y en portugal le impusieron mal de castilla: y en la
india de portugal le llamaron los indios mal de los Portu-
gueses: los indios de la ysla Espaiiola antiguamente assi
como aca decimos bubas dolores y apostemas y vlceras; assi
llaman ellos a esta enfermedad Guaynaras; y hipas, y tay-
bas y icas. Yo le impongo morbo serpentino d'la ysla Es-
panola, por no salir del camino por donde el vniuerso lo
imponia cada vno el nombre que le parecia que la enfer-
medad traya de su principio; y por esto le pusieron los
46 PROCEDENCIA AMERICANA OE LAS BUBAS. 379
franceses mal d' na poles y los ytalianos mal f ranees, y los
Portugueses mal de Gastilla: y los indios de arabia, persia
y India mal de portugal: segun que ya es dicho: y en quanto
imponer a estat eufermedad morbo serpentino, es por que
segun su fealdad no hallo cosa a que mas naturalmente la
pueda comparar que es ala sierpe: porque assi como la
sierpe es animal feo y temeroso y espantoso assi esta eu-
fermedad es fea y temerosa y espantosa: enfermedad graue
4
que apostema y corrompe la carne: y quiebra y podrece los
huessos y corta y atrae los neruios: y por tan to le inpongo
el tal uombre. E sabiendo yo que aqueste mal tuuo se ori-
gen desde tiempo antiguo en la ysla espauola, y que de alii
salio su principio le impongo el tal nombre. Morbo serpen-
tino de la ysla espaiiola. Porque della fue inficionado el
vniuerso; no embargante que cada uno le podra Uamar y
imponer a esta enfermedad el nombre que quissiere: segun
que todas las naciones del vniuerso han hecho: pero segun
dice el galieno de los nombres no me euro: las intenciones
curativas sean rectas y buenas.n
El texto que acabo de leeros pertenece al aTractado con-
tra el mal serpentino: que vulgarmente en Espana es lla^
mado bubas que fue ordenado enel ospital de todos los santos
de Lisbona; (echo por ruy diaz de ysla.r, Bste Tractado «Fue
impresso (dice al final) en la muy noble y muyi leal ciudad de
Sevilla^ en casa de Dominico de Robertis impressor de libros.
— Acaboae a veinte y siete de Setiembre aho de mdxxxix.d
Porque, en mi sentir, es exacto, copioso y ejemplarfsirao
testimonio de que los companeros de Colon que por priraera
vez surcaron el Atlantico en busca de un nuevo derrotero
por donde traer las ponderadas riquezas de la India, trans-
portaron ^ Europa en Marzo de 1493 el pegajoso mal de las
Bubas que les habian comunicado las accesibles mujeres
de aquellas primeras lejanas islas por ellos descubiertas,
deseo vivamente, si me alentais con vuestra generosa y
benevola aquiescencia, onsancharle con textos del mismo
Ruy 6 Rodrigo Diaz de Isla; confrontarle con algunas de las
380 CONGRESO DE AMERICANISTAS. i^
afirmaciones estampadas en el diario de Coldn en la parte
que corresponde A la priraera vuelta en que este navegante
genoves trajo al viejo mundo las nuevas del descubrimien-
to de aquellas ignotas tierras y con algunos pasajes de lo&
primeros cronistas e historiadores de Indias; concordarle
con rasgos y caracteres que inmediatamente reconocio en
las Bubas la ciencia europea de aquellos tiempos; y por
fin glosarle con advertencias y razonamientos de comiin
sen lido y viva oportunidad que contribuyan d poner de
relieve la verdad de todos sus extremos.
Por fortuna, que bien puede ser calificada de providen-
cial, me es dado confirmar hoy el texto de Diaz de Isla que
acabode leeros, con las intencionadas ampliaciones heehas
en la segunda edici6n de la obra de este insigne y celebrado
medico estampada en Sevilla en 1542 y sobre todo con las
afirmaciones primitivas que constan en el peregrino c6dice
del mismo Diaz de Isla que la Biblioteca Nacional de esta
corte posee y guarda como oro en pano. Quede sentada
de una vez para siempremi firme creencia de que este
manuscrito fue para su autor en el Irascurso del primer
tercio del siglo xvr, niicleo y fondo de su celebrado trabajo.
Meregocija, pues, que por tan singular como plausible
coincidencia podamos, A tan larga distancia como nos ha
tocado vivir de los tiempos de Diaz de Isla, conbcer la pri-
mera formal traza de su libro dedicada al Rey D. Manuel
de Portugal que muri6 en 1521, por lo cual debi6 ser y fue
sin duda alguna escrita antes de dicho ano; seguir dicha
traza en los aumentos y posterior desarrollo A que oblig6 a
su autor gu propia y sucesiva experiencia; estimarlas rec-
tificaciones y variantes por el realizadas para mayor clari-
dad, exactitud y perfecci6n de la obra; presentir 6 adivinar
la amistosa confidencia, discreto consejo 6 propio cauto
parecer A que obedecieron algunas bien significativas su*
presi6n y enmienda; ver no solo con cuanta fe se mantuvo
firme en sus primeras hist6ricas declaraciones, sino, lo que
es mds de admirar, c6mo las robusteci6 con recuerdos, fra-
48 PltOCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 381
ses y couceptos de clara significaci6n y bien calculado pro-
p6silo, y en fin por todas partes y en todos los mementos,
merced 6. la graduada y perseverante firmeza de sus convic-
clones y d la involuntaria y repetida confesi6u de suaman-
tisirao i-espeto a la verdad, encontrar tesiimonios de su
diligencia y buena fe perfectas.
Gome muestra y aseveracion adelantadas y prontas de su
creencia de que el mal era y procedia de los nalurales de las
primeras islas descubiertas por Colon, ^y singularmente de
los que habitaban la Espanola, encuentro, por decirlo asi,
en vanguardia, el titulo del codice del mismo Diaz de Isla,
anteriormente citado, que a la letra es como sigue: >i.Tratado
llamado Fruto de todos los santos contra el mal de la ysla
EsPANOLA hecho por maestre Rodrigo de Isla cirujano vezi-
no de lishoa para comun e general provecho de los pacientes
Enfermos de la semejante Enfermedad que vidgarmente es
llamada Buhas.v Estando nutrido su libro de enseiianzas,
preceptos y prdcticas que para la cura de aquella dolencia
habian alcanzado experimental y victoriosa sancion en las
enfermerias especiales del hospital de todos los Santos de
Lisboa, fue natural y logico que le titulara en primer ter-
mino, Friito de todos los Santos; y abrigaudo aquel insigne
Cirujano inquebran table convencimiento de que las Bubas
eran y procedian de los indigenas de la isla Quizquella 6
de Haiti , a que sus descubridores pusieron el nombre de
Espanola, resulta tambien racional y justo que Diaz de Isla
completara inmedialamente, sin tardanza ni interrupcion
alguna, el titulo de su libi;o anunciando que aquel fruto de
todos los santos lo era contra el mal de la isla EsPAi5oLA.
A la postre, y para que no cupiese duda respecto de cual
era el mal de la isla Espaiiola a que su libro se referia,
incluye en aquel titulo la coufirmatoria advertencia de
que vulgarmente dicho mal era nomhrado Bubas. No
pudo, por lo tanto, anunciar antes que en la portada de
su primitive manuscrito ni tarapoco con mas vigorosa sen-
oillez que en la forma en que lo hizo su creencia de que las
382 CONGRESO DE AMEHICANISTAS. #
Bubas eraii origininas y procedfan de la isla Espanola.
Sin embargo, confrontando este titulo iiiedito con el de la
primera edici6n de su libro, surgen, como sin duda alguna
surgiraninstant^neamente en vuestro animo, dudasque no
deben quedar sin cumplida satisfacci6n y respuesta. ^Por
que no con6erv6 integro el nombre que primerameute ha-
bia ideado para su libro? ^,Por que suprimio lo que tenia
historicamente importancia esencial y determinativa, sus-
tituyendolo con la antojadiza y caprichosa denominaci6n de
Tratado contra el mal serpentino? ^Que fue, pue?, de la se-
guridad, de la arraigada firmeza de las creenciasdenuestro
autor, y que significa que las consignase resueltamente ea
la portada de su manuscrito si, con medroso recogimiento^
las dcbilit6 m^s adelante releg^ndolas al fondo de la obra
como quien recela y huye de mostrarlas tan pronto y tan al
descubierto? Podria formular nuevas dudas, y medetendria
a ensayar ahora alguna disculpa y alguna explicacion satis-
factorias en favor de Diaz do Isla, si el fundamentode aque-
lias no hubiese resultado, en definitiva, un breve ypasajero
silencio, como lo comprueba el siguiente precioso testimo-
niodelmismocirujano,en elcual tornd sincera y francamen-
te, con mayor autoridad, significaddn y valentia, A la pri-
mitiva y avanzada afirmaci6n de sus creencias: uTratado
llamado fruto de todos los Santos: contra el mal Serpentino,
VENiDO DE LA YSLA EsPANOLA, hecho y ordcnado en el grande
y famoso hospital de Todos los Santos de la insigne y muy
nomhrada ciudad de Lishoa. Por el muy famoso maestro
Ruy diaz de ysla. Vecino de la nomhrada y gran ciudad de
Sevilla.n Se termin6 en Sevilla la impresion de este tratado
a 28 de Noviembre de 1542, es decir, tres afios y dos meses
mds tarde que lo habia sido la primera. Esos tres anos y dos
meses fueron tiempo sobrado para que Diaz de Isla com-
prendiese la desventurada inconveniencia de las supresio-
nes hechas en la portada de su libro y se aprestase a reha-
bilitarlas en toda su plenitud; contra el mal Serpentino ve-
NiDO DE LA ISLA EsPANOLA, dice, y muestra de este modo con
50 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS, 383
harta claridad, que conservaba integras e inmutables sus
primeras creencias historicas sobre la procedencia de las
Bubas.
Eu el considerable iiiimero de libros y folletos referentes
& este mal pnblicados en toda Europa en los liltimos afios
del siglo XV y en la primera mitad del xvi que he tenido
ocasi6n de cxaminar, no he encontrado otro con tituio tan
resueltamente afirmativo de su origen americano, como el
del c6dice de Diaz de Isla y el de la segunda edici6n de sii
obra. Pronto veremos que para tanto le asistia razon, puesto
que fue testigo libre de todo genero de tachas y singular-
mente abonado para las declaraciones historicas que confir-
ms en el cuerpo de su escrito.
Ampliaci(3n y nuevo y perentorio sosten de lo dicho en
el fragmento de Diaz de Isla que me sirve de testimonio
para probar el trasporte de las Bubas A Europa en 1493
desde los remotos paises descubiertos por Gol6n, presenta el
mismo Diaz de Isla en el aCapitulo trezeno de todas las dub-
das que se pueden ofrescer al queleyere esta obra en el enten-
dimiento della,T> que comienza en la primera cara del folio
63 de la primera edici6n de su libro. Dice asi:
«En el capitulo primero se dice como este mal vino de la
ysla espaiiola, y muchos dudan en ello y tienen que en la
hueste del Rey Carlos de Francia el ano de mil y ccccxciiij
alii fue aparecida primero y sobre esto assaz tengo dicho en
el mismo capitulo, mas quiero poner una razon pa que en-
tre discretos se vea claro y digo assi quel aiio de Mdiiij me
fue dada por scrito toda la cura que los indios fazian pa esta
enfermedad segun que yo la tengo scripto assi con el gua-
yacan como con el mapuan como con la tuna: pues si la cu-
ra ordenadamente con que la enfermedad se remedia y sana
tenia aquella gente bruta puesta en razon, siguese qu« lar-
gos tiempos antes se cursava entre ellos la enfermedad que
tenian graduado assi el tomar del agua como la dieta como
el termino que se ban de guardar de las mugeres, como el
resguardo del agua y del ay re, que en verdad que desde que
584 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 5i
csla enfermedad anda entre nosotros ninguna cosa deestas
vi fasta hoy graduada ni tampoco el mercurio ni el vino ni
nuestras complexioiics hasta hoy he visto scritura por or-
•den po^ donde claramente se aya hallado la cura desta en-
fermedad assi entre cristianos como entre moros y genti-
les de todas las partes comunicables: pues como aquella
gente sieiido la mas insensibleque nuncase ha visto tenian
toda su cura sabida y graduada: de donde esta claro que por
que la enfermedad de siempre reynava entre ellos por eso
se sabia la cura como personas que la enfermedad tenian
muy cursada: por que si asi no fuera otras muchas genera-
■ciones muy mas sabias que ellos fallaran la cura pa esta en-
fermedad por las quales razones todas erroneas que se pue-
•den tener cerca de lo susodicho pueden cesar: porque de
todo tengo lar^a esperiencia que he curado personas que la
tuvieroji en la dicha armada y cure personas que cdolecie-
ron en Barcelona y muchas aproyaciones podria dezir las
quales cesan: por que assaz me parece que basta pa que se
vea y quien mas quisiere lea en el capitulo de la cura del
palo que ay allara mas particularidades.»
La carta de naturaleza haitiana de las Bubas, y la uarra-
€i6n de su trasporte a Europa , quedaron singularmente
€onfirraadas con lo dicho en el p^rrafo que acabo deleeros;
pero, las objeciones y los reparos de los que tenian distintas
■creencias hubieron de crecer y multiplicarse A medida que
la prueba en contra de su sentir era mas acabada y com-
pleta, ingirieronse, por lo tanto, entre las afirmaciones de
nuestro escritor para desvirtuarlas y combatirlas. Tal fue
sin duda la razon de las nuevas e intencionadas afirmacio-
nes que Diaz de Isla interpuso en los liltimos renglones
del parrafo que acabo de copiar, al reemprimir su obra en
1542. Con dichas in terposiciones forma y constituye com-
plementaria y ^ la vez perfeccionada prueba de las creen-
cias de Diaz de Isla respecto del origen y procedencia de las
Bubas. He aqui el parrafo en cuesti6n tal y como se lee al
folio 76 de los ejemplares impresos en 1542: upor que de
52 PROCEDENCIA. AMERICANA DE LAS BUBAS. 385
tQdo tengo larga experiencia que cure personas que latuvie-
ron en la dicha armada primera que se hizo quando DEsari-
BRIERON KSTA TIERBA EN QUE VINIERON HARTA8 PERSONAS CON
ELLAS y cure personas que adolescieron en Barcelona antes
QUE PL Rey Carlos de Francia passase a Napoles, y otras
muchas aprovaciones podriamos deeir: lascuales cessan.y> Si
las frases que anadio Diaz de Isla y que acabdis de oir.no
desarmaron 6. los adversarios de su opinion no ha de acha-
carse d falta de claridad, desnuda franqueza y expresivo va-
linaiento que en ellas resplandecen, sino a sobra de amor
propio y de ciego y apasionado carifio a los errores que,
cualquiera que sea su magnitud, llegan A dominar i nues-
tro espiritu.
Son muchas las citas de Diaz de Isla esparcidas por su
libro con que todavia podri'a ampliar la narraci6n antes co-
piada, empero, para no incurrir en la tacha de impertinfin-
te y molesto para quieues tan complacientes se muestran
conmigo, quiero tan s6lo aducir una cita mis por su signi-
ficativa y excepcional importancia eh el asunto historico
de que en este momento estoy trataiido, recomendcindoos
antes con todo encarecimiento el estudio y consulta de los
Hbros de Diaz delsla, para que podais fijar definitivamenle
vuestras creencias, puesto que son rico tesoro de noticias,
frames yjulcios confii-matorios de su 6pini6n, que por €u
extension y numero no caben en el presente escrito. Vea-
mos ahora la cita de que he hecho anticipado recuerdo en
graeia de su especialisima importancia. La exacta narra-
cidn de nuestro cirujano que sirve de fundamento y tes-
tiraonio de mis creencias por lo que al origen e impor-
taci5n haitiana de las Bubas se refiere, tiene en el manus-
crito de este autor alguna noticia que no se did a la estam-
pa quizd por dictamen de los Protomedicos que vieron el
librp, dieron cerca de el su parecer y en algunas cosas le
enntendaron, 6 por otras razones que no pretendo adivinar.
Dice asi: «... segun que por muy larga y cierta esperiencia.
se ha hallado, y coma esta ysla fuese descuhierta y hallada
386 G0N6RES0 DE AHERICAKI8TAS. o3
por El Altnirante Dom Cristoual Colon tU presente tenien-
do platica y comunicacion en las yndias Cotno el de 9u pro-
pia calidad sea contagiosa , facilmente se les apego E luego
fue visto em la propia armada em hun piloto db palos
QUE SE LLAMA VA PINCON T EN OTROS QUE EL DICHO MAL FUE
PROSiGUiBNDO. E como fuese dolencia encuhierta nunoa vis-
ta...^y Haced caso omiso de alguna pequena rariante de pa-
labras que se nota entre el fragmento que acabo de repro-
ducir y la parte correspondiente del que antes he leido, para
fijaros de Ueno y estimar en todo su legitirao valor, las en
extreme singulares y rec6nditas noticias de que luego pue-
RON VISTAS LAS BUBA8 EN UN PILOTO DB PALOS QUE SE LLAIIA-
BA PINCON Y EN OTROS QUE EL DICHO MAL FUE PROSIGUIENDO.
A mi juicio arguiria comez6n de genio y caracter desconten-
tadizos, la del que pidiese nuevos y mas intimos detalles,
m^s armonioso enlace y mayor ilaci6n logica de hechos
hist<3ricos que los que resultan en los que vamos estudiando.
Veamos si del propio modo que la narraci6n de Diaz de
Isla aparece enriquecida con frases y conceptos excluava-
mente suyos, se confronta y hermana tambien con algu-'
nas de las afirmaciones estampadas en el diario de GoWn y
con pasajes de los primeros cronistas e historiadores de
Indias.
«E como fuesse dolencia "nunca por los espanoles vista ni
conoscida aunque sentian dolores y otros efectos de la dicha
enfermedad imponiati lo a los trabajos de la mar , o a otras
causas segun que a cada uno les parecia. Y at tiempo que el
almirante don Xrisptoval colon llego a Espaha estaban los
reyes catholicos en la ciudad de barcelona.D
Sin expresamente afirmarlo, las palabras imponian lo a
loa trabajos de la mar, implican un hecho hist6rico positivo
narrado en el diario de Col6n con la sencillez encantadora
que la verdad lleva en si misma. Se refieren, no i las fae-
nas ordinarias de la vida marinera, sino A las extraordi-
narias, en extremo fatigosas y violentas y de todo punto
aftictivas de que se da cuenta minuciosa en aquel venerado
54 PROCEDfENCIA AMERICANA 0B LA8 BUBAS. °^f
documento i partir del 12 de Febrero de 1493 hasta la no-
che del 23 al 24 del mismo y en los dias 3 y 4 del siguiente
mes de Marzo del propio aiio. No he de incurrir en la in-
discrecidn, 6 mejor dicho, en el abuso de leeros el texto del
diario de Gol6n que & dichos dias se refiere para que resal-
te desde luego la perfecta exactitud que existe entre lo que
Dfaz de Isla aflrra6 con ejemplar laconismo en su libro, y
Col6n dej6 consignado para siemppe con detalles en su dia-
rio. Ha de bastar «sta indicaci6n para que los que deseen
confrontaci6n mds minuciosa puedan encontrarla en el es-
tudio comparativo de ambos documentos.
El dia 15 de Marzo de 1493 cerr6 Gol6n el diario de su
primer viaje diciendo «que acababa agora esta escriptura
salvo que estaha de proposito de ir a Barcelona par la mar^
en la cual ciudad le daban nuevas que susAltezas estahan.n
Recordando lo que he leido liltimamente de Diaz de Isla,
observareis en el acto cudn conforme se halla con las noti-
cias de Col6n. «Y al tiempo que el almiranfe don Xrispto-
val colon llego a Espana estaban los reyes catholicos en la
ciudad de Barcelona. » Tal vez os parezcan estas confronta-
ciones alejadas y aun ajenas d mi principal prop6sito; pero
no creo deber prescindir de ellas porque demuestran que en
el testimonio de Diaz de Isla que he escogido para probar la
importaci6n de las Bubas desde los primeros lejanos pafses
descubiertos al Occidente de Europa por Gol6n en 1493, res-
plandece y brilla por todas partes la "mis rigorosa exactitud
hist6rica.
En los propios hechos que dejo indicados concuerda tam-
bien el primer cronista de Indias Gonzalo Fernandez de
Oviedo y Valdes, como aparece de los textos de la Historia
general y natural de las Indias, etc., que anteriormente me
he permitido leer y que para no cansaros no reproduzco
ahora. Debo, sin embargo, recordar de prop6sito deliberado
otras afirmaciones del referido primer cronista de Indias,
porque se ajustan con exactitud a las contenidas en el re-
late de Diaz de Isla. Dijo aquel diligente historiador en el
388 CONGRESO DE AMERICANISTAS. ^B
eapitulo III del libro ii de su Historia general yalatural de
las Inrffas, pag, 50 de la edicion anteriormeate'citadatcPa^
descieron mas estos chripstianos , prinleras pobladores
destaisla, mucho trabajocon las niguas, e rajmycruelias
dolores e passion del mal de las biias (porque el origen de
ellas son las Indias) , e digo bien las Indias; assi par la
tierra donde tan natural es esta dolencia , como por las in-
dicts mugeres destas pantea. Por cuya comunicacion pas$6
esta plaga a algunos de los primeros esranoles que con- el
Almirante vinieron a descobrir estas tierras,- por qu0
como es mal contagibso pudo ser m-iiy posihle. Y destos des-
pues de tornados en Espaha e aver semhrado en ella tal en-
fermedad de ahy passo a Italia y otras partes como adelante
dire.v
Diaz de Isla , en su primera narracion impresa que hace
unos momentos os he leido, escribe : ael qual mal tuuo su
origen y nacimiento de siempre en la ysla que agora es
nombrada espaiiola: segun que por muy larga y cierta es-
periencia se ha hallado. E como esta ysla fae descubierta
y hallada por el almirante don Xrisptoual Colon, al pre-
sente teniendo platica y comunicacion con la gente d'Ua.
E como el de su propia calidad sea contagioso facilmerite
seles apego: y luego fue vista en la propia armada. »
Olvidad , si asi os place , la diversa composicidn literaria
de los fragmentos de Oviedo y Diaz de Isla que acabo de
leeros; pero respetando los hechos con ella revelados, con-
fesad despues si sobre determinado asunto histdrico serfa
facil encontrar en raenos trecho mayor y mds sorprendente
avenencia. Que el mal era de la isla de Haiti ; que le pade-
cian las gentes de aquella isla ; que era contagioso ; que la
isla de Haiti fue descubierta por Col6n ; que teniendo pld-
tica y comunicacion (la misma palabra) con la gente de ella,
pas6 esta plaga d los primeros espanoles que con el almi-
rante fueron a descubrir dichas tierras; que estos la impor-
taron a Espana, etc., etc. iQue admirable conformidad!
Y cuenta , sefiores , que me es facil graduar la exactitud e
56 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 389
imporiancia de esta coiicordia aprovechaudp ampUaciones
que en nada se apartan ni eii concepto . algunct contrarian
eltestinionio por mi preferido para admitir y demostrar la
ptbcedencia haitiana de las Bubas. Segurartiente que ijesue-
nan a,un en vuestros oidos y viven. en vuestra memoria
aquellas palahrasdel folio 76 de la segunda impresibn del
libro de Diaz de IsJa que recientemente he tenido la honra
delieeros, y que con tan rara fortuna conjpletaron su pere-
grino relato : « por que de todo teugo larga experiencia que
cure personas quela tuvieron en la dicha armada primera
QUE SE Hizo QUANDO DESCUBRiERON ESTA TiERRA en que vinie-
ronhasta personas con ellas y cure personas que adolescie?
RON en Barcelona antes que el Rey Carlos de Frangia
PASSASE A Napoles , yi otras aprovaciones podriamos decir:
las cuales ceSsan.a
Que lOs compaiieros de Gol6n en cl descubrimiento del
NueVo Mundo trajeron las Bubas desde la isla de Haiti &
Espaiia , y qlie sembraron este mal en Barcelona, queda
plena y victoriosamente comprobado con los textos de que
OS he dado cuenta. Los adversarios de mi opinidn podr^u,
sin embargo, advertirme, y seguramente me advertirdn,
que mi creencia peca de voluntariosa y arriesgada, puesto
que guardo silenciosobre los inmensos vaciosque se nptan
en la misma historia. Las islas Azores, Lisboa , Bayona,
Palos , Se villa y los numerosos pueblos y ciudades que re-
corrid despues el Almirante hasta llegar d Barcelona, ^no
hubieran de una 6 de otra manera significado la presencia
de este nuevo y extrano huesped anticipdndose a la ciudad
condal, que por inflexible ley de sucesi6n cronojogica debid
participar de tal suceso en ultimo y bien retrasado termino,
en vez de aparecer, como aparece, en lugar de preferente y
adelantada prioridad? La observaci6n, 4 primera vista vo-
luminosa y graude, as ciertamente justa ; por cuya raz6n
de buena voluntad quiero contestarla ahora, puesto que no
sdlo no disloca ni perturba mi actual tarea , sino que , por
el contrario, engrandndose en ella con notoria oportunidad,
2 6
390 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 57
la mejora y completa , dando motivo d mayor correcci6n y
exactitud hist6rica.
En el Diario de Gol6n se explica de tal modo y con tales
detalles cu41 fue el trato que hubo entre los marineros de
la Nina y los habitantes de las Azores y de Lisboa , que
basta su lectura para convencerse de que no pudieron co-
municar las Bubae ni & unos ni & otros. En las Azores re-
tuvieron y guardaron astutamente d los primeros marinos
que bajaron A tierra , y apresaron traidoramente & los que
lo hicieron despues en el acto de cumplir ruda penitencia
ofrecida en desesperados instantes de las recientes borras-
cas, y hasta el momento de su restitucidn A la carabela los
custodiaron d todos con rigoroso aislamiento, corao rica
presa de guerra. Por este linaje de comunicaci6n y dspero
trato bien se puede aflrmar, sin riesgo de equivocarse, que
no se encauzaron jamds las Bubas para su contagio y ger-
minadora multi|^Ucaci6n; siendo por lo mismo 16gico dedu-
cir que en tal periodo hist6rico no pudieron los compane-
ros de Col<3n trasmltirlas & los habitantes de las Azores.
En el segundo, los ya escarmentados y por lo mismo rece-
losos companeros del Almirante que anclaron su nave en
despoblado & larga distancia de Lisboa por temor i. traido-
ras sorpresas, hubieron de guardar fielmente, segiin 6rde-
nes de su experto capitdn, y cual se lo aconsejaba reciente
y dolorosa prueba, desconfianza tan cautelosa y fundada,
que tampoco fueron posibles con los moradores de la corte
lusitana los descuidados y amorosos lazos en que, salvo ex-
cepciones rarlsimas, tiene lugar la trasmisi6n de las Bubas;
de modo que tambien es justo olvidar esta segunda escala,
que si realmente lo fue del trabajoso regreso del Almirante
& Europa, no debe figurar como tal para la primera impor-
taci6n del contagio haitiano objeto de esta memoria.
En Bayona, no la ciudad francesa del golfo de Gascuna,
como ban creido equivocadameute algunos escritores ex-
tranjeros, sino la pequena aldea de dicho nombre situada
en la embocadura de la ria de Vigo, adonde, arrastrada por
56 PROCBDBNCIA AMERICANA DB LAS BUBAS. 391
los vientos, 8urgi6 la Pinta, mandada por Martin Pinz6Q,
no pudieron los companeros de 6ste comunicar las Bubas
porque no habia prostituci6n mercenaria , que es siempre
el activo elemento propagador de aquel inal. Y si por acelso
en los dos 6 tres dias que pudo permanecer en Bayona la
Pinta satisfizo los carnales apetitos de sus marineros algu-
na ramera desperdigada, de seguro cared6 del extenso, con-
tinuo y frecuente trato necesario para la rdpida multiplica-
ci6a germinadora de las Bubas/ que s61o halla abonado y
fecundo vehiculo en la repugnante y por desgracia nutrida
pro8tituci6n de las grandes poblaciones.
Por igual raz6n debid suceder lo propio en Palos, que,
sin embargo de la activa y gloriosa parte que sus hijos tu-
vieron en el descubriraiento del Nuevo Mundo, era, aunque
con W tulo de villa, un pequeuo y humilde pueblo de la pro-
vincia de Huelva, situado no lejos del mar, sobre la mar-
gen izquierda del Riotinto, cuando §Bte se aproxima i la
ria de Huelva en que desemboca. No podfa haber en tan
oscuro como misero y apartado pueblo la numerosa y fre-
cuentada pro8tituci6n piiblica que con tan triste hado pro-
paga y multiplica el contagio buboso. Sin embargo , el es-
tudio de algunas circunstancias que casual y moment^nea-
mente exisLieron en dicho pueblo me lleva & pensar que en
sus habitantes pudieron por acaso prender las Bubas im-
portadas por los marineros de la Pinta y de la Nina , y ex-
tinguirse despues dentro de sus silenciosas viviendas sin
ulterior propagaci6n y sin que quedara contrastada su no-
vedad por las minimas y oscuras proporciones de este he-
cho y por la atrasada cultura del pais que, & no dudarlo,
carecia de todo linaje de gentes peritas en medicina. He
aqui las circunstancias que me conducen i aquella sospe-
cha. La Nina , que habia tenido graves averias en la tor-
raenta que sufri6 frente de Lisboa, estaba naturalmente
necesitada de reparaciones que exigirian algun tiempo : los
marineros de ambas carabelas eran en su mayor parte de
Palos, donde residian sus familias, y es natural que en el
CONGRESO DE AMERICANISTAS. 59
serio de estas qui-sieran descansar de los duros trabajos so-
portados por ellos, sobre todo en su regreso d Europa, fia-
rrando con satisfecho contentamiento las maravillas de sa'
antes pavorosa .y ahora heroica y triunfante empresa : no
dejarian de concurrir i la Rdbid^ en muestra de gratitud y
qui^s en demancla de protecci6n y recompensa i. su prior
Fray Juan P^rez de Marchena, que los habi'a despedido
con sus fervorosas bendiciones al comenzar aquel temido
viaje en la madrugada del 3 de Agosto de 1492: se hallaban
obligados A cumplir comunes votos de penitencia en Nues-
tra Seiiora de la Cinta, y por ultimo, los conservaria, como
sin duda alguna los conservd reunidos, el declarado prop6-
sito de Coldn de ir pronto por mar A Barcelona A dar cuenta
A los Reyes del exito venturoso de su empresa,
Deducida con rigorosa fuerza Idgica de las noticias ex-'
puestas la casi unanime permanencia de los marineros de
la Pinta y de la Nind en Palos , me autoriza para pensar
que se dilat6 dieha permanencia px(5ximamente quince ^aSj
esta afirmacidn del puntualisimo y erudito analista^e Se-
villa D. Diego Ortiz de Zuniga: «A los principios del me»
de Ahril^ entro en Sevilla D. Christoval Colon, que de su
primer descuhrimiento de las Indias, axna suhgido en el Rid
de Palos y aqut» (1). Afirma el mismo hecho de la entrada
de Gol6n en Sevilla el cura de los Palacios , aunque ade-;
lantando en algunas horas el dia en que tuvo lugar y pre-
cisdndolo con mayores detallcs. «... e entro en Sevilla c6n
mucha honra a 31 dias de Marzo, Domingo de Ramos, bien
provada su intencion donde le fue fecho huen recivimien-'
ton (2). Ahora bien; todos los compaiieros de Coldn estu-
(1) Vease Anules eclesidsticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad,
de Sevilla, por D. Diego Ortiz ile Zuniga. Madrid, Itnprenta Real, 1677.
v2) Vease la pagina 2T7 del tomo i de la Historia de los Reyes Catolicos doti
Fernando y do'ia Isabel. Cronica in6dita del siglo xv, escrita por el bachiller
Andres Berndldez, cura que fue de los Palacios. Granada, imprentay libreria
deD. Jose Maria Zamora, 1856.
(iO PROCBDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS.
vieron reunidos en Palos pr6ximamente quince dfas ; es
evidente que alii existieron condiciones y circunstaricias
abonadas para la trasmisi6n del mal haitiano de que erari
portadores, siquiera deban reconocerse, como anferiormente
he apuntado, razoftes de gran peso y vaHa para negar el
contjciraiento de dicho mail y la diTusi6n propagadora e in-
cesante de aqucl cohtagio, hechos que se ajustan y con-
cuerdan espont^neamente con el silencio de la historia.
Las feubas fueron t'rasportadas desde Palos d Sevilla en
las mismas carabelas y por los propios marineros que acom-
panaron d Col6n en el descubrimiento del Nuevo Mundo.
Cuando por primera Vez , hace veinte aiios , sostuve estd
tesis sin dato ni testimonio alguno hist6rico , anuncie que
colocaha mi dictariien sohre este punto en el grado de antici-
pada certidumhre^ anadiendo que esperaba con fe profunda
ei dia feliz en que tilgun erudite investigador escrihiese mi
opinion irrevocahlefnente autorizada con legitimos testimo^
nios historicos sacados del cuantioso y desconocido tesoro de
los archivos de la ciudad de San Fernando. La luz no es
todavfa completa", pero las coincidencias , uuevos datos y
hechos hi8t6ricos referentes al asunto permiten una vehe-
mebtisima sospecha, una verdadera certidumbre anticipada.
Declar6 en Sevilla HienSnimo de Herrera en precioso
documento inedito, de que di cuenta en las pdginas 814
y 815 del uiimero 363 de El Siglo Medico, correspondiente
al 10 de Diciembre de 1866 que <idesta opinion (la de que
las Bubas habiau venido del Nuevo-Mundo) d nazido d
llamarla algunos sarampion de las india8,» hecho asevera-
do tambien por el sevillano Nicolds Monardes en la pdgi-
na 11 de la, Primera , segunda y terceras partes de la His-
toria Medicinal de la^s cosas que se traen de nuestras Indiab
Occidentales, que sirven en Medicina^ etc., impresas en Se--
villa en 1580. - A
Coinciden con este singularisimo , apropiado y honesto
nombre que la gente sevillana dio d las Bubas en los ultiraos
anos del siglo xvy primeros del xvi, inspirdndose en el c6-
26 *
394 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 61
nocimiento que tenia de la procedencia Indiana de este mal,
los testimonios hist6rico8 de su pronta y cxtensa propaga-
ci6n en aquella ciudad, que in8ert6 en las p%inas 57y 58 de
los Anales epidemicos de la misma su cronista, D. Jose Ve-
lazquez y Sanchez. «E1 primero, dice dicho cronista, as de
1497 y lleva al margon esta nota: — aaaca de test° para el
jurado diego de guzman.n — He aquf su tenor: <idixo el ju-
rado diego de guzman en como su merced bien sahe que de
la mancebia donde estan las mugeres pecadoras e del meson
de juan davila sacaronsse dias atras las que padesgian el
mal que agora corre e dizen de bubas, e a su notiQia ha ve-
nido que muchas otras de las dichas mugeres de la sobredi'
cha casa e dotros mesones della son infigionadas deste mal
NUEVO e de como assi lo declara e denunpia a la Qiudad en
descargo de su congiengia e por que no siga tan gran daiio
pidio testimonio. Acordose que la diputacion de la m.ancebia
con los dotores que menester fuesse lo vean e entiendan en
poner mano en ello recoxiendo a las tales mugeres bubosas
en el ospital de sant Salvador.it — Corresponde el segundo al
ano de 1498, consignandose en el explicitamente que el
contagio haitiano habia alcanzado grandes proporciones,
por lo cual se intenl6 poco menos que secuestrar i los bu-
bosos, albergdndolos en los sub-urbanos, solitarios y apar-
tados hospitales de San.Ant6n y de San Lazaro. Dice asi el
referido testimonio: « dixo luis mendez portocarrero veinti^
quatro del cabildo e senor de palma como en nombre de la
Qiudad e por su mandado platico luengamente con el man-
pastor de senor san lagaro e hermano m,ayoral de sant An-
ton en razon de los enfermos de bubas que tanto acre^en en
la tierra e le fue dicho que los tales enfermos no se podian
regebir ni en sant lagaro ni en sant Anton por sus privi-
lexios e catando que su mal era a tal guisa que no venia
bien con el mal que se curaba en dichos ospitales segwi lo
contenian sus ordenanzas. Todos en que se llame d cabildo
para ver este negocio con el interes del caso y expresso en-
cargamento.yy
62 PROCEOPNCIA AWBRrCANA DE LA8 BUBAS. 395
Algunos otros curiosfsiraog documentos histdricos de in-
mediata proximidad por siis fechas i los que acabo de
leeros podrf^i aftadir ahora para que ob persuadierais de la
novedad de las Bubas y de au progresiva creciente trasmi-
si6n & los moradores de SeviUa ea los ultimos anos del si-
glo XV si no me atajara iireBistibleraente el deseo de recor*
daros un texto de Las Caws, que aflrma coji trasparente y
cauteloso artificio dicha importaci6n por los compaiieros de
Col6n en el primer Tiaje de regreso del deacubrimiento de
las Indias. Acordaos bien: «Do8 cosas hobo y hay en esta
Isla, que en los principios fueron i los espanoles muy pe«
nosas: la una es la enfermedad de las bubas, que en Italia
llaman el mal f ranees: esta sepan por verdad, que fue desta
Isla, 0 cuando los primeros indios fueron, cuando volvio el
Almirante D. Cristobal Colom con las nuevas del descuhri'
miento de estas Indias los cuales yo luego vide en Sevilla, y
estos las pudieron pegar en Espana , inficionando el aire o
por otra via o cuando fueron algunos espanoles ya con el
mal deltas en los primeros tomaviages d Castilla, y esto
pudo ser el ano de i494 hasta el de 96. i> No ha de seros di-
ffcil, estudiando este pirrafo de Bartolome de las Casas, des-
cubrir & traves de su urdimbre y manosa textura la reali-
dad de la importaci6n Indiana de las Bubas ^ Sevilla en
Abril de 1493, no obstante que el sagaz y cauteloso histo-
riador no lo consigna en su escrito de una manera franca y
directa. Los indios que Col6n trajo en su primer viaje,
^c6mo hubieran podido pegar las Bubas en Espana y en
Sevilla, donde los vi6 Las Casas, inficionando el aire 6 por
otra via, si no hubieran llevado coosigo este mal? Los ter-
minos del dilema adquieren en est* interrogaci6n inflexibi-
lidad matemitica y elevan i Bartolome de las Casas & la
categoria de intachable testigo de aquel hecho histdrico. El
estudio de tantos y tan desconocidos documentos corao
existen en los archivos de Sevilla, couflrmari sin duda al-
guna plenisimamente mi creencia.
La permanencia de Col6n y de sus compaiieros en Se-
3&B CONGRESO t)E AMERICANISTAS. 63
villa fue mucho mas latga de lo que los historiadores afir-
tiian. A este prop<^ito y al de su viaje por tierra ^ Barce-
lona, sera oportuno que recuerde lo que escribi en mi libro
La Sifilis y las enfermedades que se han confundido con
ella. He aqui dicho texto: a Hernando Colon y los qufe le
han seguido en la noble tarea de escribir la historia de la
vida y viajes de su padre, relieren con las galas mis bri-
llantes del lenguaje, la admiraci6n y el entusiafemo con que
era' saludado en los caminos y recibido en las poblaciones
pbr'donde verified su marcha desde Sevilla d Barcelona. Y,
sin embargo, el severo estudio de la historia del celebre ge-
noves a que me ha obligado mi firmisimo proposito de tra-
zar nuevo y complete el derrotero de la sifilis desde Haiti
hasta Palos , y su itinerario desde este pequeno pueblo a
Ndpoles, me ha sugerido tales y tan concluyentes reflexio-
nes contra aquella marcha de Gol6n por tierra, que, muy &
'pesa.T mio, me veo obligado d rechazarla como supuesta y
destituida hasta del mis leve fundamento. Bien conOzco
que el examen de este, como el de otros puntos andlogos
que ya he top ado en pdginas anteriores , obtendrd mayor
extensi6n y mis importancia de las que buena y legitima-
mente debe concedersele eii un escrito cientifico como lo es
el actual; pero, sobre que no es culpa mia que aiin se en-
cuentren sin aclarar semejantes hechbs, mis lectores S3^
brin dispensarme el tiempo que me entretenga en aquel
examen, porque no de otra manera podri concluir de una
vez y para siempre la vacilacidn continua , la incertidum?
br6 penosa que ha rodeado y rodea A esta parte de la aiin
no intentada, pero por demas importantisima historia de la
sifilis. — N(3tase desde luego en el relato de Hernando Go-
16n la falta absoluta de detalles respecto del dia en que su
padre comenz6 y termin6 aquella travesia, y acerca de las
poblaciones por donde lo verified; circunstancias que no se
acierta d comprender hubieran quedado apuntadas en la
historia en terminos tan generales y vagos, convirtiendose,
como se hubiera convertido semejante travesia, en el pri-
64 PROGEDENCIA AMERICANA ,DE LAS BUBAS. ,397
mere, mas uiianime y mds grande testimonio d? homenaje
ai triunfo de Coldn^. y en timbre de gloria para cada una de
las poblacioTies que hubieran tenido la dicha de albergar en
suseno ^ aquel genio. Este peasamiento, sin embargo,
afectaria popo a la verdad de aquel relato, si deutro de el
no existiesen condiciones con las cuales, no s(31o es incom-
patible la exactitud, sino que es muy dudosa, que es muy
dificil la posibilidad. Se desprende de su contexto que el
Almirante, siquiera fuesen pocos, permanecio, primero en
Palos y despues en Sevilla , algunos dias; y expresandose
en el terminantemente que entro el 15 de Marzo en el pri-
mer pun to, y que llego en fin a Barcelona a mediados del
mes de Abril, es claro que se considera realize aquella mar-
cha de mas de doscientas leguas, sin tropiezo ni descanso
alguuo, en veinte, 6 a lo mas, Veinticuatro dias; lo cual
raya casi en lo imposible , aun suponiendo larguisimas y
violentas jornadas, no solo por las incultas y agrestes vere-
das que entonces constituian los linicos caminos de Es-
paiia, sino tambien por tantos ^speros y montanosos terre-
nes que hubiera tenido que alravesar para realizar aquel
yiaje. — Todavia las anteriores graves reflexiones ajustadas
al relato de Hernando Gol5n no me decidirian A rechazar
la certidumbre de la marcha de su padre por tierra desde
Sevilla A Barcelona, sin la existencia de ciertos datos his-
t6ricos que no se concilian con este pretendido camino. —
Anteriormente dejo anotadas las palabras de D. Diego
Ortiz de Ziiniga, en que tan diligente historiador seiiala
como epoca precisa dfe la entrada de Colon en Sevilla los
primeros dias del mes de Abril de 1493, y a partir de este
importante dato y en perfecta conformiJad con el, debe
Considerar§e que se prolong6 su permanencia en aquella
cjudad populosa por algiin tiempo, si hemos de dar el justo
credito que se merecen a los historiadores que afirman, (;on
acuerdo undnime, que all! recibio la carta mensajera que
los Reyes le dirigieron con fecha 30 de Marzo anterior. Sclo
este hecho hace imposible su entrada en la capital de Gata-
898 C0N6RBS0 DB AMERIGANI8T48. 6&
lufla, no ya a mediados de Abiil , sino dentro del primer
lercio del mes dellayo siguiente, a no verificarge el viaj«
por mar, con todas las condiciones favorables. Los que ad-
miien en sus escritos coma de intachable exactitud que la
carta mensajera enviada por los Reyes alcanzd d Col6n en
Sevilla y que este veriflc6 su marcha por tierra A Barce-
lona, olvidan involuntariamente un hecho rauy cercano de
la misma historia del Almirante, que ensena y decide con
irreemplazable oportunidad, que aquel viaje s<31o pudo ha*
cerse por mar, A no romper bruscamente su natural em-
palm€, su legitima colocaci6n en la historia. — Hasta los lil-
timos dfas de Marzo no lleg6 d Barcelona con las venturosas
nuevas del descubrimiento de un mundo el correo que Co-
lon envio a los Reyes desde Lisboa en 4 del mismo mes, no
obstante que le aligerarian en su marcha los recuerdos del
Almirante y el glorioso mensaje de que era portador; Re-
corriendo como recorrio aproximadamente igual extension
de camino que la que media entre Sevilla y la capital del
Principado Catalan, ic6mo y por donde he de suponer que
fue conducida la ya citada carta mensajera & Sevilla para
que no se invirtiera tanto espacio de tiempo , 6 lo que es
igual, para que llegase a manos de Col6n antes del 20 de
Abril? ^Como y por donde he de suponer que pudiera
trasladarse el Almirante con su numerosa comitiva para
conseguir su llegada a Barcelona dentro del mismo mes de
Abril, como afirman que se realiz6 el mayor niimero delos
historiadores? S61o quebrantando la unidad de la historia
puede aceptarse que se verificaron aquellos dos viajes por
tierra. Por estas razones, admito como cierta la opini6n
contraria que tiene a su favor sobre las significativas refle-
xiones que acabo de hacer, sin separarme del lexto mismo
de los historiadores, el terminante y ya mencionadojjropd-
sito de Colon de ir a Barcelona por la mar para dar cuenta
A los Reyes del exito de su empresa; y el pronto convenci-
miento que produce en el aninlo la consideracion de que se-
ria mas facil, mas barato y mejor trasportar los presentes
66 PROCEDKNCIA AMBRICANA DK LAS BUBAS. 399
deun Nuevo Mundo, pijaros, plantas, algodones, muestras
de oro, indfgenas y A todos los companeros de Col6n par-
ticipes en aquel grande descubrimiento por mar, embarcdn-
doles enSevilla, que decidirse & una extensa, prolongada, y
penosfsima cabalgata, atravesando por tierra casi la ehor-
me distancia de doscientas leguas.w
Una afirraaci6n histdrica, casi nocva por lo poco cono-
cida, y de espontaneidad y sencillez perfectas, como la ver-
dad lo es siempre, influir^ sin duda alguua poderosamente
en vuestro 5nimo para que acepteis mi opinion d prop6sito
del viaje por mar de los descubridores del Nuevo-Mundo
desde Sevilla ^ Barcelona, puesto que sefiala el dia en que
Col6n lleg6 A la capital del Principado cataldn para dar
cuenta de su descubrimiento a los Reyes, dentro de los ter-
minos de posiWlidad racional que he calculado en mis an-
teriores reflexiones criticas. Dice en estas 6 parecidas pala-
bras un escritor espaiiol cuyo nombre no recuerdo : « Colon
llego 6 entro en Barcelona el dia 4 de Mayo de 1493. i> Digo
que en estas 6 parecidas palabras, porque — vergonzoso me
es confesarlo — he cometido la torpeza no solo de perder la
copia literal exacta del texto que tenia empeiio de incluir
en este lugar de mi trabajo, sino, lo que considero mds
reprensible, he olvidado por completo el libro de donde fue
tornado dicho texto y el nombre del autor, creyendome por
tanto, para descargo de mi conciencia , en la obligacidn de
apuntar ahora los antecedentes que a bibliofilos y eruditos
investigadores puedan servir de guia para la busca y ha-
llazgo de aquel texto. Por el aiio de 1867 6 principios del 68
mi buen amigo el laureado bibliotecario del Ministerio de
Fomento, Sr. D. Jose Sancho Rayon, tan respetado en la
r^publica de las letras patrias por sus trabajos y por su ge-
neral y profundo conocimiento practico de la bibliografia
espaiiola, constandole de antemano cuan litil podia ser para
mis estudios, tuvo la bondad de mostrarme en un libro
castellano del siglo xvi , folio menor, poco voluminoso , la
afirmaci6n que sustancialmente , annque no con exactitud
400 CONGRESO DK AMERICANISTASilUOrr • ^67
literal, acabo de anunciaros. ,Dicho Ubro perteiiecia 6 i la
biblioteca del Sr. Marques de la Romana, 5 ;i la del seiior
D. Serafin Galder6n, ambas por aquella epoca adquiridas
por el Ministerio de Fomentp. Lo sustancial de la cita, io
que »verdaderamente tenia para mi altisimo interes hi8t6-
rico, ha quedado clara y.fijamente grabado en mi memori,a.;
por cuyO'motivo me he atrevido dreproducirlo en los ter-
minos expuestos.
Aunque el epitafio grabado en la Idpida sepulcral de Her-
nando Colon Y 6n mucha parte escrito por este, que existe
en el centro del cruccro del trascoro de la catedral de Sevi-
11a, ha sido tan justamenle censurado por las inexactitudes
historicas que contiene, abrigo la esperanza de que ulterio*
res estudios aclararan si, como yo sospecho, hay algim
fondo de verdad significada con descuido y torpeza repren-
sibles en aquella afirmacion; avvoLviOA gastilla con vi-
TORiA A 7 DE Mayo, del ano siguientb.)) ^Fue quizds este el
dia de la solemne y triunfal entrada en, Barcelona de Go-
16n, que como acabo de deciros lleg6 i, aquel puerto el cuatro
anterior? No me resuelvo d seguir en esta disquisici6n his-
t6rica porque comprendo cuanto estoy abusando de vuestra
bondad, sin que por ahora contribuya a rubustecer y afir-
mar en mayor grado mis decididas creencias respecto de
que Colon fue desde Sevilja a Barcelona por mar, y que
sus companeros condujeron a aquella, entonces la mds po-
pulosa ciudad de Espana, las Buhas, con cuyo hecho se
completa el derrotero hist6rico por donde este mal fue con-
ducido d Ndpoles.
Veamos ahora el itinerario que siguio hasta llegar a
aquel reino, ya que hist6ricamente queda bien probado que
prendi6 en Barcelona, alcanzando primero numerosa fe-
cundidad en las clases mas bajas y mostrdndose despues
poco a poco en clases de elevada jerarquia, como lo dice,
aunque en otros lerminos, Gonzalo Ferndndez de Oviedo.y
Valdes. ,..
, En otra ocasion he escrito lo que sigue: aUna breve y
■68 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS.
exacta ojeada retrospectiva sobre aconlecimienlos que tu-
vieroii lugar entre el reino de Francia y el de Aragoii an-
tes dc la entrada del ejercito de Carlos VIII en Italia en
1494, preparara el animo dc mis lectores para aceptar la
verdad del primero y poco conocido itinerario de la sifilis
desde Barcelona hasta Napoles, senalado felizmente en fra-
ses de sencillez y dc seguridad perfectas, por la mano pri-
vilegiada de Rodrigo Diaz de Isla. Por motivos que no son
de este silio, D. Juan, Rey de Aragon y padre de D. Fer-
nando el Galolico, concordo en 1462, el empeiio y entrega
al monarca frances, de los condados del Ruisellon y de la
Ccrdania, enclavados en los Pirineos que separan al Prin-
cipado Catalan de la Francia. Semejante entrega, siquiera
no tuviese el caracter de cesion defmitiva, produjo por par-
te de los catalanes contra la nacion francesa una hostilidad
permanente, armada y agresiva; que, aun cuando no al-
canzo las proporciones de una guerra internacional, coloco
en verdadera situacion de guerra al pais empenado y a los
pueblos fronterizos de uno y otro reino. Se prolongo csla
triste y deplorable situacion, sin que los catalanes obtuvie-
ran ventajas, ni Francia lograse tranquilizar el pais, hasla
Enero de 1493, en cuyo tiempo se celebro nueva concordia
entre Gdrlos VIII y el rey de Aragon Fernando el Gatolico,
para la restitucion de aquellos condados. Agradados sin
duda de la prenda, como dice un historiador espaiiol, dila-
taban los franceses el cumplimiento de este ultimo conve-
nio; y, es un hecho evidente que j^arran nuestros escrito-
res con detencion prolija , que las dilaciones y evasivas
injustificables del Monarca frances para la restitucion de
aquellos territorios, causarou nueva y general exasperacion
en Gataluiia, ameuazando por momentos romperse las hos-
lilidades contra las tropas que los guaruecian, por los gue-
rreros y valientes liijos de aquel Principado. Aventureros
siempre dispuestos al pillaje y al merodeo dc la guerra, que
la habian hecho en Granada, y que, despues de la toma de
esta ciudad en el auo anterior, se^avenian mal con la tran-
2G
402 CONGRESO DE AMERICANISl AS. 6{>
quiljdad de sus casas, ya porque los Reyes trasladaron su
residencia A Barcelona, ya tambien por los anuncios de
nuevas conliendas, acudieron A engroear las masas de los
somatenes populares; y es scguro que se hubieraii renova-
do las hostilidades con mayores brios a no haber consegui-
do la perseverante politica de Fernando la dcvolucion que
tauto convenia a la integridad de su corona y al sosiego de
sus pueblos. Hecha la entrega personalmente en el mes de
Setiembre de 1493 a los mismos Reyes Gatolicos, volvi6 el
laborioso pueblo Catalan a consagrarse a las faenas y a los-
goces tranquilos de la paz, y se encontro sin ocupacion ni
oficio la multitud de vagamundos que de todas partes ha-
bian concurrido a aquel pais con la esperanza y el deseo de
proxima guerra. Poco tiempo despues se pregonaron levas
para la invasion y conquista del reino de Napoles que pro-
yectaba el monarca francos, alegando tener legitime dere-
cho A su posesion. No ha cstado en mi mano conocer deta-
lladamente las diversas gentes que formaron su ejercito;
pero sin temor de faltar a lo que ensena la historia general
de aquellos tiempos, y ateniendome a las practicas oslable-
cidas de allegar voluntaries para las guerras, bien puedo
afirmar que tomarlan parte con los francescs en la invasion
de Italia, muchas de las inquietas y movedizas turbas que
concurrieron a Catalufia,atraidas por la cucstion de los
Condados, felizmente terminada por el monarca aragones.
Sea de esto lo que quiera, Carlos VIII penetro al ano si-
guiente en Italia con un ejercito numcroso. Durante el, so-
metio i su obediencia al Milanesado y verifico por media
de los estados del Papa, la travesia hasta el reino de Napo-
les, cuyo territorio invadia en el mes de Diciembre, dando -
principle a la guerra que, aunque por poco tiempo, le hizo-
dueno de aquel reino y en la cual alcanzo una triste celc-
bridad la sifilis, no menos que por su novedad universal-
mente reconocida, por su incansable multiplicaciou y su
gravedad siempre progresiva y creciente.»
Literal y sustancialmente integro debcria man tener el
70 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 403
parrafo que acabo de leeros, si no hubiera notado en su con-
texlo ligera incorrecci6n, que si no afecta al fondo real de
la historia, guarda silencio respecto de hecho que pudo y
debi6 tener marcada influencia para que en el ilinerario de
la sifilis hafifa N^poles, las cosas sucediesen en el modo y
forma en que mas tarde fueron narradas por Diaz de Isla.
Las levas pregonadas en Francia en los liltimos meses de
1493 para allegar gentes de guerra que engrosaran las filas
del ejercito que organizaba Carlos VII 1, se anunciaron con
astuta malicia declarando que el objeto de aquella expedici6n
era alcanzar por la fuerza de las armas la libertad del Santo
sepuloro. Mucho mas tarde, al atravesar dicho ejercito los
Estados pontiflcios, fue cuando se dio i. conocer que el ver-
dadero proposil.o y fin para que hab/a sido reunida, era la
conquista del reino de Napoles, a cuya posesi6n se crei'a el
monarca frances con legitimo derecho. Semejante circuns-
tancia no pudo menos de favorecer el enganche de los aven-
tureros espanoles que habiendo militado bajo los estandar-
tes de la Fe en las guerras de Granada, siguieron a los Re-
yes Gat61icos {< Barcelona y al Ruisellon y la Gerdania con
el deseo y la esperanza de nuevas luchas en que pudieraiy
hallar satisfaccion sus habitos y costumbres de merodeo y
de pillaje. Estos fueron los que segiin el veri'dico relato de
Diaz de Isla comunicaron las Bubas a los soldados del ejer-
cito francos. No permiten duda ni vacilacion alguna las afir-
maciones de aquel celebre historiador, afamado cirujano y
expertisimo Maestre de las enfermerias de bubosos del regio
hospital de todos los Santos de Lisboa: «£" liiego el ano si-
guiente de mil y cuatrocientos y noventa y quatro anos. El
xripstianissimo rey carlos de francia que al presente rey_na-
ra, ayunto grandes gentes ypasso en italia: Y al tiempo que
POR ELLAENTROCOXSU HUESTE WAN MUCHOS ESPANOLES EN ELLA
INFICIONADOS DE3TA ENFERMEDAD Y LUEGO SE EMPEZO A INFICIO-
NAR EL REAL DE LA DiCHA dolencia: y los franceses como no sa-
hian que era, pensaron que de los ayres de la tierra, se les
apegavan. Los franceses pusieron le mal de napoles. E los
404 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 71
italianos y napolitanos como nunca de tal mal tuviesen no-
ticia pusieronle mal f ranees, y de alii adelante segun fue
cundiendo assi le fueron imponiendo el nombre cada uno
segun tiue le parecia que la enfermedad tray a su origen.»
Una reflexi6n previsora antes de continuar mi tarea. Del
propio modo que la levadura bubosa fue importada por
los marineros de Colon desde Haiti a Sevilla y Barcelona,
pudo serlo desde esta populosa ciudad d. Sicilia, posesi6n
entonces de la corona de Aragon, adelantandose al ejercito
frances de Carlos VIIL No me sorprenderia, pues, que si-
guiendo las mas frecuentadas vias del comercio maritimo,
se hubiera trasmitido este contagio por donde quiera que
individuos contagiados de Bubas hubieran navegado con
crecido niimero de gentes de am bos sexos y facil trato ge-
nesico. Hago esta advertencia porque se ha supuesto por
alguno que aquel fue anticipado derrotero de las Bubas
para su propagacion al reino de I^apoles, sin que resulte
esta opinion autorizada con testimonios historicos.
Los aventureros espanoles a quienes Diaz de Isla sefialo
en su veridico relate hisl6rico como portadores y propa-
gadores de las Bubas al ejercito mandado por el Rey de
Francia Carlos VIII, no debieron incorporarse a este ejer-
cito antes de Octubre 6 Noviembre de 1493. Son de todo
punto abonadas las razones que me asisten para pensarlo
asi. Mientras que por una parte las allegadizas turbas que
constituyeron aquel ejercito no se reunieron y organizaron
formal y definitivaraente sino en los liltimos meses de dicho
afio , por otra la espectativa 6 inminencia de guerra entre
catalanes y franceses duro hasta la total y completa restitu-
cion a los Reyes Catolicos del Ruysellon y la Cerdania, ve-
rificada en Setiembre ; y es claro que por ambos motivos no
se engancharian espanoles al servicio de Francia hasta des-
pues de cesar aquella si no declarada, contenida pero viva
hostilidad de los pueblos fronterizos y cuando por otra.
parte pudieron persuadirse de la seguridad de la soldada.
Conviene tener presente este dato para no anticiparse con
72 PnOCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 405
creaciones de pura fantasia a la realidad de la historia, pre-
tendiendo con irreflexiva viveza que las Bubas debieron
mostrarse en aquelejercito instantaneamentey con extraor-
dinaria multiplicacioa y alboroto, mucho antes de lo que
cabia en el orden regular de las cosas , en lo que debo con-
siderar como una posibilidad racional. Ademis es necesa-
rio apreciar esle lejano, poco conocido y curiosisimo pe-
riodo de la propagaci6n de las Bubas por el viejo mundo
con la luminosa antorcha de la experiencia y de la verdad
cientificas, afirmando sin vacilaci6n alguna que entonces
obedecieron en su trasmisi6n como habia sucedido antes y
como siempre ha sucedido despues d las misraas inaltera-
bles leyes de contagio iumediato, fijo y directo y dsupecu-
liarisima, lenta, graduada y progresiva evoluci6n mor-
bosa en el individuo. Sin autecedentes ni nocion alguna de
aquella forma de trasmision patologica, si no uueva, desco-
nocida por lo benigna y silenciosa, y con ignorancia abso-
luta del curso del mal que en la nosologia humana carecia
de analogo, ^como habian de pensar los inadvertidos solda-
dos franceses en quienes primero se mostraron los dolores
reumatoideos 6 reumatiformes que preceden y acompanau
al brote de los sintomas generales cutaneos exantematicos
6 profundos , a la verdadera explosion de las Bubas , c6mo
habian de pensar, repito, que habian contraido aquella
iiueva e ignota dolencia en los intimos goces de la union
sexual? <; Quien pudo por el pronto sospechar que la semi-
11a 6 germen de este contagio se cobijaba comiin y traido-
ramente en los escondrijos de los organos copuladores
donde se anidan 6 en velado silencio brotan las formas 6
manife?taciones bubosas esencialmente segregativas y por
tan to las mtis apropiadas para el contagio multiplicador de
esta dolencia mediante aquellos apetecidos actos? ^Gomo-
las victimas de esta enfermedad habian de reducir la mani-
fiesta y ejecutiva influencia de las humedades y de los frios
atmosfericos en la presentacion de las formas dolorosas de
las Bubas, a la condicidn de un factor secundario , de un
2 7
406 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 73
verdadero coadyuvante, si desconociaii el fondo esencial y
especifico de aqaellos dolores desarrollados tras solitario
accidente de perfida benignidad y tras iiicabaci6u general
proloagada y silenciosa en el lentisimo curso de una infec-
ci6nconstitucional de verdadero y excepcional cardcter cr6-
nico, segun lo ha dado a conocer despues secular y nointe-
iTumpida experlencia? La observacion comenz6 pues para
los franceses en casos individuales , solitarios y dispersos a
la vez que se realizaba la entrada y paso del ejercito de
Carlos VIII por Italia ; y ante la ignorancia completa de la
etiologia especiflca y virulenta de las Buhas y de su desco-
nocido y extrano proceso patologico, no debe sorprendernos
que primeramenle achacaran el mal a los aires de la lierra
como los companeros de Colon los babian acharado a los
trabajos de la mar. « Y los franceses como no sabian que
era pensaron que de los aires de la propia lierra se lesape-
gaba;j) dice el puntual aunque conciso historiador del
itinerario que las Bubas siguieron hasta Napoles. Habria
de exponcr ahora larga serie de textos y citas ya aducidos
por Astruc en su clasica obra y por Ribciro Sanchez en su
apasionado folleto contra el origeu americano delas Babas,
que determinan con visible acuerdo su primera aparicion
en Italia en el ejeccito de Carlos VIII, y la multiplicacion
progresiva de este pernicioso contagio y su alarmante agra-
vaci6n individual durante la invasion y conquista del Reino
deNdpoles. Cfeo excusada esta laboriosa prueba porque la
certidumbre de ambas afirmaciones , logicamente acordes
con las demostraciones cientificas, descansa en el universal
asentimiento, esta en la conciencia de todos. Debo sin em-
])argo dejar explicita y categoricamente consignada la
siguiente rotunda afirmacion: ante un examen desapasio-
nado y justo no puede sostcnerse la validez de ciertos lesti-
monios historicos que como los de Pedro Delfini y Martir
de Angleria figuran como de fecha anterior al descubfi-
mienlo del Nuevo Mundo, porque estdn nutridos, amasados
y compuestos, si me e? permitido hablar asi, con materia-
74 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 407
Ics y elemeiitos positiva y evidentemente posteriores d esic
grande siiceso. Eucarnan por esta razoii vicio de nulidad.
Termiiio pues rcprodaciendo, no como tema de estudio
siiio como legilimo corolario de mi prueba, la segunda y
lercera tesis de este trabajo que por coaexiones y enlaces
que saltan a la vista he tenido necesidad de estudiar re-
unidas.
(lLos que acompanaron a Colon en su primer viaje, he di-
cho anteriormenle, importaron a Europa entre los testimo-
nios del descuhrimiento del nueoo mundo , las Biihas: esta
sucia y dolorosa mercaderia como la llama Pellicer el eru-
dite anoiddor del a-Quijote.-n
Con opo7'tuna y envidiahle puntualidad quedaron consig-
nados el derrotero y el itijierario por donde las Buhas fue-
ron conducidas desde Espaha a Ndpoles.y)
GUARTA TESIS.
Por vote y universal aclamacion, la enfermedad de las
Bubas fue declarada nueva en el viejo contineute, puesto
que no se la encontro registradaen su historia.
lie de recordaros ahora, porque asi conviene al triunfo
de mis opiniones, que si me hullo dispuesto a sincera y
cortes discusiou en este asunto, me considero en el deber de
exigii'on mis adversarios moJicos 6 filosofos, anticuarios n
humanislas, historiadores 6 eruditos, antropologos 6 curio-
SOS y diligentes escudrinadores como circunstancia indis-
pensable, sine qua non, para lal contienda, pleno, positivo
y practice conocimiento de los males de que necesariamente
habriamos de tratar, segiin hoy a todas horas los deflne y
demuestra laciencia moderna, experimental y clinica, «Que
27 *
408 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 75-
aqui precisamente, en elperfecto conocimientodeestos ma-
les, se encuentra la clave prodigiosamente facil, sencilla y
al mismo tierapo de irresistible poder y faerza para destriiir
este enormisimo embroUo, esta especie, permilidme la fra-
se, de barricadahist6rica.» Estas palabras, dichas anterior-
mente por mi, A prop6sito del voluminoso y heterogeneo ale-
gato formalizado por los defensores de la antiguedad de las
Bubas en el viejo continente, son de grande oportanidad
en los presentes momentos en que quiero justificar, que por
voto y universal aclamaci6n las Bubas fueron declaradas
en el Viejo Mundo enfermedad nueva y posterior al descu-
brimiento del Nuevo. Bosquejare con elementos historicos
la prueba de esta.tesis, no tan amplia y textualmente como
podria hacerlo si no hubiera abusado tan to de vuestra bon-
dad prolongando con exceso este trabajo , y dejare a los- .
adversarios de mi dictamen que malgasten sus fuerzas en
sentido contrario.
En primer termino debe figurar el nombre de mal de la
Isla Espanola, que le di6 Rodrigo Dfaz de Isla, como privi-
legiado y perito testigo de losprimeros espanolesque lead-
quirieron e importaron ^ Europa desde aquella isla.
Ha de figurar despues el de Sarampion de las Tndias dado
& las Bubas en Sevilla en los liltimos aiios del siglo xv y
primeros del xvi, porque enlaza hist6"ricamente el asunto y
lo retrata con fidelidad bajo el aspecto cientiQco. Sarampion
por la singular semcjanza queresulta entre este exantema
febril y la Uamada roseola, que inicia siempre los sintomas
generales de las Bubas; y de las Indias porque tal fue en
los primeros tiempos el sencillo nombre otorgado & las tie-
rras descubiertas por Col6n , de las cuales creyeron decidi-
damente los sevillanos que habi'an sido importadas.
No habi'an conocido los franceses hasta 1493 con el nom-
bre de viruela mds que una sola enfermedad. Desde 1494
admitierou dos: la gorda , que fueron las Bubas, y .la pe-
quena, para diferenciar lo que, por tosca apariencia y bre-
ve y pasajera analogia, denominaron con un solo nombre.
76 PROCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 409
El mismo decidido prop6sito de distinguir y separar lo
que era de antiguo abolengc y lo que traia cousigo apare-
jada novedad, llevo d los inglescs, alemanes y aun d los
moradores de algunas comarcas ilalianas & realizar en' sus
respectivos idiomas, distinci6n nominal parecida A la que
desde luego establecieron los franceses. Estudiado y perse-
guido el mismo hecho con plena posesi6n de los idiomas
usuales en aquellos tiempos se llegarfa a una demostraci6n
general completamente favorable para mi opini6n, y au«-
que inesperada por su novedad, por lodo extremo 16gica y
exacta; como que emana de la inflexible y naturalisima ley
filologica que reconoce los niodos de crearse para hechos
nuevos, nuevas denominaciones. Abandono esta pequeiia
faz de mi tesis porque ignoro en absoluto dichos idiomas,
para ampliarla con otros testimonies paralelos a los expues-
tos, y por analoga ley engendrados.
Los Portugueses y aragoneses llamaron a las Bubas mal
de los castellanos; los italianos, napolilanos, suizos, ingle-
ses, alemanes, tudescos y turcos, mal de los franceses; los
polacos, mal de los alemanes; |os rusos, mal de los polacos;
los persas, mal de los turcos; en algunos puertos de Ingla-
terra fueron uombradas mal do Burdeos ; en Berberfa, mal
de los cristianos y de los espanoles; en las posesiones portu-
guesas de Africa, mal de los Portugueses; y por lodas paries
con los que tuvieron la primacia en la conducci6n y propa-
gacion de las Bubas, se guardo la consecuencia de achacar-
selas, d^ndolas su nombre como teslimonio de la novedad
del mal y de la evidencia hist6rica de su trasporte. Y cosa
rara , singular, verdaderamente peregrina y anliii6mica,
mientras que por todo el viejo continente se sanciono la
novedad del mal con la novedad de su denominaci6n, nadie
pens6 por el momento, ni en los primeros anos del descu-
brimiento y conquista del Nuevo Mundo en designarlas en
aquellos remotos paises como mal de sus descubridores
europeos.
Tercera serie de nombres nacidos al mismo tiempo y del
410 CONGRESO Dli AMEKIGANISTAS. 77
propio modo, por molivos de analogi'a 6 de aparente origeii
contagioso, que los que dojamos expuestos, testifica lam-
hien, con su novedad la novodad de las Bubas en el viejo
oontinente en los lillimos anos del siglo xv. Fueron nom-
hradas sarna espanola en Sicilia y los Pai'ses Bajos; sarna
francesa en Italia y Napoles; viruela francesa en Inglate-
ira, Holanda, Alemania y Suiza; sarna de los burdeles y
puslulas obscenas en varios paises dd Europa; pretendio
Villalobos que sc las denominara sarna egipciica porquc
roil espiritu biblico las considero scmejantes a las plagas
(le Egiplo ; las nombro Gaspar Torrella pudendagra; Pedro
Piiilor morbo f;edo et ocullo his temporibus affligenti;
(irundbek de pestillentialli scoria sive mal de Franlzos; los
aragoneses las llamaron mal de simientc, etc., etc., porquc
OS cansaria si me propusiera anotar tanto? y tan singulares
iiombres con que, repito, por motives de analogias 6 de
identica via de trasmision se pretendio, con posterioridad
siempre al descubrimiento del Nuevo Mundo, distinguir
las Bubas en los ultimos anos del siglo xv.
A la vez que al calor y por el estimulo de la novedad do
las Bubas se creaban tantos nombres, los historiadores
coetancos miis intimamente conocedores de los hechos dc
siis liempos afirmaban, con unanime acuerdo, su novedad.
Paulo Jovio dice: aPero la venida de los franceses parecio
;'i muchos muy mas grave ; porque de mas de aver turbado
nuestro sosiego , nos truxo tambien una enfermedad nunca
oyda en los siglos passados, muy semejanle a aquella quo
sioiido Tiberio Emperador, fue llamada Mentagra, y hizo
dano grande en la ciudad de Roma» (1).
Guichardini anoto el mismo hecho que I'aulo Jovio,
mostrandose siu'iularmente conformc con las noticias de
'c '
ste dilisente historiador.
"^o
Pedro Martir en su va famosa carta 6. Arias Barbosa
(1; Vc.ise traiiufcion de Gnspar ile Biez^u
78 PIlOCEDENCIA AMERICANA DE LAS BUBAS. 4!!
afirmo, con la natiiial sencillez que la verdad reclama, que
las Babas eran peculiarcs de aquellos tiempos ; sin que los
que han citado este documeiilo como testimoiiio dc la aiili-
giiedad de las Bubas, parasen mientes en cl error de fecha,
aunqne determinaba, en contraste con el fondo de la carta,
anacronismo inexplicable y absurdo como todos los ana-
cronismos.
■ Lucio 6 Lucas Marinco Siculo proclamo la novedad del
mal con posterioridad al descubrimiento del Nuevo Mundo
como ia habian proclamado Gonzalo Fernandez de Oviedo
y Las Gasas.
Nuestro Lopez de Villalobos dijo en 1498 :
«[Fue una pestilencia no vista jamds
en metro ni prosa, ni sciencia ni historia.»
Perdonadme, senores, que no acnmule mas cilas de liis-
toriadores tesligos, porque me detiene el fundado temor do
ofender a vuestra reconocida ilustracion, y permitidmeque
en breves palabras someta a vuestro jiiicio un hecho que
por su caracter de universalidad complela y perfecciona la
prueba de que las Bubas han sido nuevas en el viejo conti-
nente a partir del descubrimiento de Colon.
Por la extension que desde luego alcanzaron en Europa;
por su dolorosa inlensidad; por su repugnante aspecto; por
su gravedad siempre creciente, y por la tenaz y desespe-
rante rebeldia con que respondicron a los metodos curati-
vos que la medicina de aquellos tiempos, falta de experien-
cia y guiada por principios y praclicas de escuela y aulo-
ridad cientifica, pudo oponcrlas, suscitaron por todas par-
tes medidas e instituciones complelamenle nuevas, hijas
legilimas de su novedad. Posteriores a 1493 registramos
numerosas disposiciones de los gobicrnos y dc los pueblos
para vigilar. aislar y hasta secuestrar a los bubosos, y so-
bre todo a lasmiseras y desventuradas prostitutas, cuando
se temia 6 sospechaba que estuvieran atacadas de este con-
41-2 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 79
tagioso mal. Tras eslas primeras medidas que nacieron, por
decirlo asi, espontaneamente ante el primer conocimiento
de las bubas, y sobre todo de la evideucia de su caractor
contagioso, la caridad privada y publica creo asilos para la
asislencia y especial curacion de los bubogos, iiombraudo-
Ics de unciones, de aguages, de bubosos, etc., etc., sin que
pueda citarse ni una sola de aquellas medidas ni uno solo
de estos asilos de condicion bien clara y definida por lo
que respecta a su relacion con las bubas, que tenga fecha
anterior al descubrimiento del Nuevo Mundo. He dieho en
otra ocasion en carta dirigida a insigne escritor extran-
jero y concluyo con la cuarta tesis:' «Explican iinos la pre-
sentacion de la sifilis (las bubas) como e.\acerbaci6n repen-
tina y pestilente de afectos que habian peregrinado silen-
ciosos desde la antigiiedad basta el siglo sv; otros como
novedad acaecida en Italia por mil diversos motivos que
caprichosamente varian y amontonan; algunos como sin-
gular degeneracion de la lepra, todavia tan extendida por
las naciones meridionales de Europa; y los mas como re-
galo que las lascivas mujeres de Haity hicieron a los liber-
tinos europeos que saciarpn con eilas sus carnales apetitos;
pero todos convienen en que la enfermedad d que Fracas-
tor did el nombre de sifilis (las bubas) no perteneci6 d la
historia del Viejo Mundo "antes del descubrimento de las
Americas, en el aiio de 1403. No es este un acuerdo cual-
quiera tomado al azar por unos cuantos, sino que le si-
guen, sin la mas leve vacilacion, historiadores, medicos y
no medicos, religiosos y profanos, universales y particula-
res; y no ya como un hecho de simple referenda, sino
como cosa acaecida d su vista y en su propia presencia, so-
bre cuya exactitud ni se permiten lamas leve observacion
ni loleran el mds ligero reproche. La tal presentaci6n de
la sifilis (las bubas), que no dejo de considerarse como un
grande suceso historico, tuvo el privilegio de trascender d
toda la vida social, y por este motivo no s61o se encarno
en la ciencia y en la historia, sino que suscito por todas
80 PROCEDExNCIA AMERICANA DE LAS BUDAS. 413
paries en las instituciones piiblicas y en el hogar de la
vida domeslica, en la literatura y en las artes, en las leyes
y costumbres de los pueblos, la sorpresa que causa la no-
vedad, el miedo que provocan el dolor y la peslilencia, el
anatema que no podia menos de lanzar la lascivia pertur-
bada en sas deleites y el picante sarcasmo 6 el diabolico
epigrama con que habia de burlarse de la multitud casti-
gada, la risa de los satiricos modernos.))
QUINTA TESIS.
Con los caracteres que en las bubas ha reconocido y a
lodas boras reconoce y comprueba la ciencia, se explican
cumplidamente sin artificios extraordinarios y sobrenatu-
rales causas la extension y gravedad casi pestilenciales que
alcanz6 esta dolencia durante los anos de 1494, 95 y 96 en
el ejercito del rey de Francia Carlos VIII.
Es evidente que el asunto a que he consagrado esta me-
moria se aleja en la tesis que acabo de leeros del caracter
americanista que en conciencia debe ini'ormarla en todas ,
sus partes; pero tambien lo es que, por espi'ritu de propia
conservaci6n , el estudio de esta tesis debe com pie men tar
logica y necesariamente mi trabajo si no quiero dejarle huer-
fano e indefenso contra amauados y tenaces aunque poco
fundados ataques de mis adversarios. Frente a frente de mi
detallada y robusta prueba del origen y procedencia ameri-
canos de las Bubas me temo y espero, y por tal razon me
permito dirigiros estas palabras, que han de colocar, por
supuesto con su habitual, y presuntuosa seguridad, el gi-
gantesco fantasmade la epidemia napolitana de los ultimos
414 CONGRESO DE AMERICANISTAS. 8!
afios del siglo xv, fanlasma que urge desvanecer y aniquilar
para siempre a fin de que no empafie, oscurezca y perturbe la
tranquila y diafana realidad de la historia. Y el caso es que
se haii'acostumbrado, perdonadme esta coufesiou, a citarle
legos y profanes, historiadores y medicos, etc., etc., con la
misma confianza y seguridad que si fuese positiva y abso-
lutamente cierto, y de el tuviesen cabal y cumplida noticia
per haberse realizado a su presencia y en toda la plenitud
de su especial dcsarrollo. De boca en boca, sin correclivo ni
vacilacion alguna , corre, si me es permilida esta frase, la
epidemia napolitana de los liltimos aiios del siglo xv, y todo
el mundo cree en ella como podemos creer en nuestro siglo
en las epidemias de colera morbo asiatico; pero la verdad
es que penetrando con severo y profundo analisis en el co-
nocimicnto y estudio del hecho a que se ban atribuido ca-
racteres de una grande, violenta y pavorosa epidemia, se
alcanza muy pronto que la cosa fue liana y sencilla entran-
do holgadamente en las condiciones naturales y ordinarias
de las Bubas. jQue hubo muchos bubosos en Italia en 1494
y 95! Cierto: ; Pero quo las Bubas tuvieron liempo no solo
de propagarse con silenciosa facilidad sino de alcanzar im-
punemente en cada individuo toda su temible y dolorosa
graduacion! Cierto tambien; sin que para ello hubieran de
intervenir artificios extraordinarios y sobrenaturales cau-
sas. Basto entonces, como ha baslado siempre, el contagio
directo y personal por tantos y tan diversos caminos reali-
zado para que el niimero de los bubosos creciera y se mul-
tiplicara, segiin la frase biblica, y de cada vez fuese mas vi-
sible, dada la esterilidad de los primeros metodos curatives
empleados, 6 mejor y mas exactamente dicho, su perturba-
dora y siniestra ingerencia para ayudar a las Bubas, debi-
litaudo y postrando a los infelices atacadosde ellas. Buscad
los motivos de contacto mas 6 menos fntimo, m^s 6 menos
sostenido que puedan existir entre individuos de la especie
humana, y por todas partes encontrareis la facil trasmisidn
de las Bubas. La union sexual, con privilegiada preferen-
82 PROCEDENCrA AMERICANA DE LAS BUBAS. Wh
cia; la laclancia; los besos amorosos; los reconocimientos
cieiitificos; la vaciinacion, etc., etc., y vereis c6mo se mui-
liplican las ocasiones de conlagio. Y aim suponiendo que
de todos los medios indicados no exisliese mas que el pi-i-
mero, es decir, el comercio sexual, el solo bastaria, ayudado
de los vicios humauos, para propagarlas vivamente por la
ancha supeiTicie de la ticrra «como torbellinos disparados
de la region del fuego con la mision de abrasar al nuindo,))
segun la apasionada frasc con que el erudilo Floranes
quiso contrariar aquella vcrdad. Y cucnta, seiiores, que si
el comercio sexual, el activo y perseverante comercio se-
xual se realiza muchas veccs , a espaldas de la legitimidad
honrada y honesta, con el bullicioso escandalo de las man-
cebias y piiblicos burdeles, otras no escasas en niimero,
liene lugar, por razones que A todos se os alcanzan, como
alijos de contrabando, con mayor silencio que el que em-
plea la arana para tejer sus telas y con todo el recondito si-
gilo con que puede velarle su constantc ilegitimidad para
verse libre de la escudrifiadora y penelrante investigaciou
de la mas astuta y diligente malicia. Pues bien, con tales
condiciones se realize la propagacion de las Bubas en el
ejercito frances al cruzar la Italia; gcrminaron del propio
modo en el pais, en son de triunfo, atravesado por dicbo
ejercito; cundieron dcsde Italia y Francia a las naciones
fronterizas personalmente propagadas por el comercio se-
xual, y del propio modo ban sido llevadas a los liltimos y
mas apartadoG confines de la tierra, y por todas partes se
liizo constar este hecho, sin que en los primeros tiempos de
la novedad del mal se quebrantase la unanimidad de parc-
ceres, hasta que en el siglo pasado Riveiro Sanchez invonto
la perfida y traidora ospccie del origen epidemico con el
personalisimo proposito de rebajar la importancia de los
Lrabajos de Astruc y Swietcn. No puede leerse sin penosa
amargura el alegato de Riveiro Sanchez porque se descu-
bre en el no ya la falsedad de tan arliflcioso escrito, sino la
del mismo y poco escrupuloso escritor portugues que acha-
416 COXGRESO DE americanistas. 83
caba las Babas como de sucesion.legitima y perfecta a la
Uamada peste de los marranos ; explicando las enormes di-
ferencias de ambos males por alenuaciones y variantes ca-
prichos'isimas y de pura fantasia que jam.'ls se ban rccono-
cido en la mcdicina, y creando para ellas a su antojo una
eliologia cosmica y teliirica de que ni en los liempos ante-
riores ni en los posteriores transcurridos hasta hoy ha exis-
lido la mas leve sospecha. Greo suficionte en los actuales
momentos esta indicacion para que los que deseen mayor
conocimiento del asunto puedan dirigir sus investigaciones
por este camino, esperanzados y seguros del mismo victo-
rioso triunfo que yo creo haber alcanzado respecto de este
lillimo tema en mi libro la sifilis y las enfermedades que
SE HAN CONFUNDIDO CON ELLA, — He DICHO.
RECEPCIUN EN EL AYIjNTAMIENTO.
La Corporacion municipal de Madrid y el Alcalde
Sr. Abascal, patronos del Congreso de America-
nistas invitaron especialmente d los socios de este
ii, la fiesta que en su agasajo tenian dispuesta para
la noche del 27, en la casa de la Villci. El edificio
Incia exteriormente brillante iluminaciun de gas;
en el portal, adornado con plantas y flores se ha-
llaban formados los bomberos con traje de gala;
anunciaban la Uegada de los invitados los porteros
de banda, y los alguaciles, vistiendo el historico
traje del siglo xvn cubrian la escalera, entapizada
y adorn ada igualmente con profusion de llores.
Una Comision del Ayuntamiento compuesta de
los Sres. Abascal, Arroyo, Alvarez Gapra, Martinez
Bran, Santibafiez, Lara y Vela, reci])ian galante-
mente a los que iban llegando .i los salones cuyo
lujoso adorno realzaban los macizos de plantas ex6-
ticas en gran parte americanas, dispiiestos con el
mejor gusto.
418 CONGRESO DE AMERICANISTAS.
A las diez se presento S. M. el Rey, que vestia
frac negro, con la placa de las cuatro Ordenes mi-
litares acompafiado del Mayordomo mayor, seflor
Duque de Sexto, y fue recibido en el portal por el
A-lcalde Sr. Abascal, los Tenientes de alcalde, los
Concejales Sres. Monasterio, Moreno Lopez, Jaquete
y Osorio y'el secretario Dicenta, comisionados al
efecto. Ya entonces llegaba la distinguida concu-
rrencia a mas de ochocientas personas, que con los
uniformes v condecoraciones ofrecia hermoso con-
junto, aunque se echara de menos lo que verdadera-
mente hermosea y presta mayor encanto a toda
fiesta; las damas.
Guiados los Americanistas por los Sres. Conce-
jales, examinaron todo lo que encierra el edificio,
singularmente las tapicerias antiguas, siendo pre-
sentados a S. M. el Rey y a los altos dignatarios del
Gobierno y la Administracion, asi como a los que
enaltecen a la literatura y las artes en Esparia. Ci-
tarlos a todos seria prolija tarea, estando como *
estaban, los Ministros de la Corona, el Guerpo di-
plom^tico, el Capitan general y el Gobernador civil
de Madrid, Comisiones de las Academias y otros
cuerpos cientificos, de la Banca, de la prensa, del
Ejt^rcito, de la Armada, y como es de suponer, por
la mesa del Gongreso, los Sres. Alvareda, Presiden-
te, duques de Veragua y Moctezuma, Conde de To-
reno, Lasala, Conca, Saveedra y los Secretarios.
La orquesta, dirigida por el maestro Ghapi, ame-
nizo la reunion tocando las piezas siguientes:
RECBPCION EN EL AYUNTAMIENTO. 419
Overtura de Guzman el Bueno, de Bret6ii.
Suenos de amor, Kaulich.
Fantasia morisca, Chapi.
Serenata espanola, Valle.
Fantasia de aires nacionales, Inceiiga.
Stefanie, Farbach.
A las once se abrio el salon de las columnas en
que estaba dispuesto el refresco con suntuosidad, y
cerca de la media noche anuncio la marcha real
que S. M. se retiraba, haciendolo sucesivamente
los invitados, aunque no sin expresar al Sr. Abascal
y Concejales del Ayuntamiento su gratitud por la
galante acogida que habian hallado en los patronos
del Gongreso.
FIN DEL TOMO PRIMERO.
IN DICE.
Junta organizadora 7
Pruiera sesi6n J 8
Coastituci6a de la Mesa •. 21
Nombramiento del Consejo central 22
Segunda sesi6n 24
Disciirso del Sr. Ministro de Fomento 26
Discurso de M. A. Bamps 33
Discurso del Sr. D. H. F. Varela 35
Discurso de S. M, el Rey 37
Exposici6ii de antigliedades americanas 39
TerCERA SESION 43
Discurso del Sr. Duque de Veragua 43
La grande terre del'Ouest dans les documents celtiques du
moyen-age, par M. E. Beauvois 45
i,Puede deducirse de la historia y del estudio de las fen6-
menos geol6gicos que ofrece la isla de Cuba que esta
haya estado unida 6 no al Continente de America en
los tiempos precolombianos? For D. M. Ferndndez de
Castro 74
La isla de Cuba estuvo unida un dia al Continente ame-
ricano, por D. M. Rodriguez Ferrer 95
Fr. Bartolome de las Casas, por D. A. M. Fabie. ...... 113
Contestacion de D. M. Jimenez de la Espada 115
Discurso del Sr. Arias de Miranda 117
Rectificaci6n del Sr. Fabie ' 120
422 • INDICE.
I Son ap6crifo8 los viajes de Juan de Fuca y de Lorenzo
Ferrer Maldonado? por D. P. de Novo y Colson 122
Noticias del museo de Berlin por M. W. Reiss 128
Excitaci6n de M. A. Bamps 129
Hypothese sur la Disparitidn de I'Atlantide par M. Mar-
cella T. Wilkins 131
Pruebas geologicas de la existencia de la Atldntida; su
fauna y su flora por D. Federico de Botella 142
CuARTA sesi6n 166
Discurso del Sr. Principe Gortshacow 166
Propo8ici6n del Sr. Houghton 167
Telegrama enviado & la viuda del general Garfield, Presi-
dente que fue de los Estados-Unidos de America 169
Observaciones sobre geologia de Cuba por M. H. de
Saussure 169
Conte8taci6n del Sr. Fernindez de Castro 172
Fray Bernal Bull y Don Pedro Margarit por el P. Don
Fidel Fita 173
Des voyages reels on pretendus des juifs, arant Christophe
Colomb, por M. I'abbe Louvot 179
Observaciones hechas & la anterior memoria por el Sr. Ji-
menez de la Espada 188
Otras de D. B. Martin Minguez 189
Otras de M. Vinson 1 90
Expo8ici6n Botanica 193
Qdinta se9i6n 196
Discurso del Sr. M. M. de Peralta 196
L'ile des Septs Cites et I'ile Antilia, par M. Panl Gaffarel. . 198
Pedro Cieza de Le6n, por el Sr. Jimenez de la Espada. . . 214
Expediciones precolombianas de los Vizcainos & Terranova
y a los paises del literal inmediato, por D. C. Fernan-
dez Duro 216
Progreso de la cartografia amexicana por D. C. Fernandez
Duro 216
El museo de Berlin, por el Sr. W. Reiss 220
Observaci(yies de M. A Bamps 221
i.NDicE. 423
De los terricolas cubanos con anterioridaJ a lo8 que alii
encontr6 Col6n, segiin puede inferirsc de las antigiie-
dades encontradas en esta isia, por D. M. Rodriguez
Ferrer 224
Rapport de M. Henri Saiissure snr un os maxillaire infe-
rieur trouye a Cuba 262
Dictamen acerca dc la misma mandibula, del Doctor D.J.
B. Hijar y Haro , 265
Memoria acerca de la prioridad del descubrimiento por los
espanoles de la region de los lagos, por M. George A.
Leakin 267
Observaciones de D. J. de la Pezuela 269
Smithsonian Institution. An accoiint of its operations.. . . 270
Memoria de D. B. Martin Minguez 299
Se8i6n del Consejo central 303
Proposici6n de D. J. Zaragoza 30 1
Otra del Principe Gortschacow 308
Designaci6n de la ciudad de Copenhague para el Congreso
de 1883 310
Sexta sesion 310
Discurso de M. H. de Saussure 310
Memoria de D. G. Fournier 312
Observaciones de M. W. Reiss 312
Otras de M. Dognee 313
Memoria leida por M. A Bamps 314
A Brief Review of Native American Pottery By Edwin A.
Barber 323
iCnales son las principales enfermedades contagiosas que
reciprocamente ban cambiado entre si los pueblos
del Antiguo y del Nuevo Mundo? por D. B. Montejo
y Robledo 334
Recepci6n en el Ayuntamiento 417
LAMINAS.
Pajfs.
Craneos encontrados en Cuba 240
Mandibula f6sil
La misma mandibula "
Idolos encontrados en Cuba *^
Fio-uras de barro cocido encontradas en .S. Juau de Teo-
tihuacan ^^^
American Pottery ( 5 hiuiinas) SiO
Carta del Oceano Atlantico Septentrional » *Me*i"
Fragmcnto de una Carta del Canada ( tomo.
GETTY CENTER LIBRARY
,7^M.,iii>iuiiiiiiniilillllllllllllllllllHIIIIIIIIIIIII
m'^'''^^^wm