Skip to main content

Full text of "Reformistas antiguos españoles"

See other formats


Google 


This  is  a  digital  copy  of  a  book  that  was  prcscrvod  for  gcncrations  on  library  shclvcs  bcforc  it  was  carcfully  scannod  by  Google  as  parí  of  a  projcct 

to  make  the  world's  books  discoverablc  onlinc. 

It  has  survived  long  enough  for  the  copyright  to  expire  and  the  book  to  enter  the  public  domain.  A  public  domain  book  is  one  that  was  never  subject 

to  copyright  or  whose  legal  copyright  term  has  expired.  Whether  a  book  is  in  the  public  domain  may  vary  country  to  country.  Public  domain  books 

are  our  gateways  to  the  past,  representing  a  wealth  of  history,  culture  and  knowledge  that's  often  difficult  to  discover. 

Marks,  notations  and  other  maiginalia  present  in  the  original  volume  will  appear  in  this  file  -  a  reminder  of  this  book's  long  journcy  from  the 

publisher  to  a  library  and  finally  to  you. 

Usage  guidelines 

Google  is  proud  to  partner  with  libraries  to  digitize  public  domain  materials  and  make  them  widely  accessible.  Public  domain  books  belong  to  the 
public  and  we  are  merely  their  custodians.  Nevertheless,  this  work  is  expensive,  so  in  order  to  keep  providing  this  resource,  we  have  taken  steps  to 
prcvcnt  abuse  by  commercial  parties,  including  placing  lechnical  restrictions  on  automated  querying. 
We  also  ask  that  you: 

+  Make  non-commercial  use  of  the  files  We  designed  Google  Book  Search  for  use  by  individuáis,  and  we  request  that  you  use  these  files  for 
personal,  non-commercial  purposes. 

+  Refrainfivm  automated  querying  Do  nol  send  automated  queries  of  any  sort  to  Google's  system:  If  you  are  conducting  research  on  machine 
translation,  optical  character  recognition  or  other  áreas  where  access  to  a  laige  amount  of  text  is  helpful,  picase  contact  us.  We  encouragc  the 
use  of  public  domain  materials  for  these  purposes  and  may  be  able  to  help. 

+  Maintain  attributionTht  GoogXt  "watermark"  you  see  on  each  file  is essential  for  informingpcoplcabout  this  projcct  and  hclping  them  find 
additional  materials  through  Google  Book  Search.  Please  do  not  remove  it. 

+  Keep  it  legal  Whatever  your  use,  remember  that  you  are  lesponsible  for  ensuring  that  what  you  are  doing  is  legal.  Do  not  assume  that  just 
because  we  believe  a  book  is  in  the  public  domain  for  users  in  the  United  States,  that  the  work  is  also  in  the  public  domain  for  users  in  other 
countries.  Whether  a  book  is  still  in  copyright  varies  from  country  to  country,  and  we  can'l  offer  guidance  on  whether  any  specific  use  of 
any  specific  book  is  allowed.  Please  do  not  assume  that  a  book's  appearance  in  Google  Book  Search  means  it  can  be  used  in  any  manner 
anywhere  in  the  world.  Copyright  infringement  liabili^  can  be  quite  severe. 

About  Google  Book  Search 

Google's  mission  is  to  organizc  the  world's  information  and  to  make  it  univcrsally  accessible  and  uscful.   Google  Book  Search  hclps  rcadcrs 
discover  the  world's  books  while  hclping  authors  and  publishers  rcach  ncw  audicnccs.  You  can  search  through  the  full  icxi  of  this  book  on  the  web 

at|http: //books.  google  .com/l 


Google 


Acerca  de  este  libro 

Esta  es  una  copia  digital  de  un  libro  que,  durante  generaciones,  se  ha  conservado  en  las  estanterías  de  una  biblioteca,  hasta  que  Google  ha  decidido 

cscancarlo  como  parte  de  un  proyecto  que  pretende  que  sea  posible  descubrir  en  línea  libros  de  todo  el  mundo. 

Ha  sobrevivido  tantos  años  como  para  que  los  derechos  de  autor  hayan  expirado  y  el  libro  pase  a  ser  de  dominio  público.  El  que  un  libro  sea  de 

dominio  público  significa  que  nunca  ha  estado  protegido  por  derechos  de  autor,  o  bien  que  el  período  legal  de  estos  derechos  ya  ha  expirado.  Es 

posible  que  una  misma  obra  sea  de  dominio  público  en  unos  países  y,  sin  embaigo,  no  lo  sea  en  otros.  Los  libros  de  dominio  público  son  nuestras 

puertas  hacia  el  pasado,  suponen  un  patrimonio  histórico,  cultural  y  de  conocimientos  que,  a  menudo,  resulta  difícil  de  descubrir. 

Todas  las  anotaciones,  marcas  y  otras  señales  en  los  márgenes  que  estén  presentes  en  el  volumen  original  aparecerán  también  en  este  archivo  como 

tesümonio  del  laigo  viaje  que  el  libro  ha  recorrido  desde  el  editor  hasta  la  biblioteca  y,  finalmente,  hasta  usted. 

Normas  de  uso 

Google  se  enorgullece  de  poder  colaborar  con  distintas  bibliotecas  para  digitalizar  los  materiales  de  dominio  público  a  fin  de  hacerlos  accesibles 
a  todo  el  mundo.  Los  libros  de  dominio  público  son  patrimonio  de  todos,  nosotros  somos  sus  humildes  guardianes.  No  obstante,  se  trata  de  un 
trabajo  caro.  Por  este  motivo,  y  para  poder  ofrecer  este  recurso,  hemos  tomado  medidas  para  evitar  que  se  produzca  un  abuso  por  parte  de  terceros 
con  fines  comerciales,  y  hemos  incluido  restricciones  técnicas  sobre  las  solicitudes  automatizadas. 
Asimismo,  le  pedimos  que: 

+  Haga  un  uso  exclusivamente  no  comercial  de  estos  archivos  Hemos  diseñado  la  Búsqueda  de  libros  de  Google  para  el  uso  de  particulares: 
como  tal,  le  pedimos  que  utilice  estos  archivos  con  fines  personales,  y  no  comerciales. 

+  No  envíe  solicitudes  automatizadas  Por  favor,  no  envíe  solicitudes  automatizadas  de  ningún  tipo  al  sistema  de  Google.  Si  está  llevando  a 
cabo  una  investigación  sobre  traducción  automática,  reconocimiento  óptico  de  caracteres  u  otros  campos  para  los  que  resulte  útil  disfrutar 
de  acceso  a  una  gran  cantidad  de  texto,  por  favor,  envíenos  un  mensaje.  Fomentamos  el  uso  de  materiales  de  dominio  público  con  estos 
propósitos  y  seguro  que  podremos  ayudarle. 

+  Conserve  la  atribución  La  filigrana  de  Google  que  verá  en  todos  los  archivos  es  fundamental  para  informar  a  los  usuarios  sobre  este  proyecto 
y  ayudarles  a  encontrar  materiales  adicionales  en  la  Búsqueda  de  libros  de  Google.  Por  favor,  no  la  elimine. 

+  Manténgase  siempre  dentro  de  la  legalidad  Sea  cual  sea  el  uso  que  haga  de  estos  materiales,  recuerde  que  es  responsable  de  asegurarse  de 
que  todo  lo  que  hace  es  legal.  No  dé  por  sentado  que,  por  el  hecho  de  que  una  obra  se  considere  de  dominio  público  para  los  usuarios  de 
los  Estados  Unidos,  lo  será  también  para  los  usuarios  de  otros  países.  La  l^islación  sobre  derechos  de  autor  varía  de  un  país  a  otro,  y  no 
podemos  facilitar  información  sobre  si  está  permitido  un  uso  específico  de  algún  libro.  Por  favor,  no  suponga  que  la  aparición  de  un  libro  en 
nuestro  programa  significa  que  se  puede  utilizar  de  igual  manera  en  todo  el  mundo.  La  responsabilidad  ante  la  infracción  de  los  derechos  de 
autor  puede  ser  muy  grave. 

Acerca  de  la  Búsqueda  de  libros  de  Google 


El  objetivo  de  Google  consiste  en  organizar  información  procedente  de  todo  el  mundo  y  hacerla  accesible  y  útil  de  forma  universal.  El  programa  de 
Búsqueda  de  libros  de  Google  ayuda  a  los  lectores  a  descubrir  los  libros  de  todo  el  mundo  a  la  vez  que  ayuda  a  autores  y  editores  a  llegar  a  nuevas 
audiencias.  Podrá  realizar  búsquedas  en  el  texto  completo  de  este  libro  en  la  web,  en  la  página|http :  /  /books  .  google  .  com| 


i 


RiroBiims  mm 

ESPAÑOLES. 


Van  ya  reimpresas  las  obras  siguieníes  : 


Carrascón  [Fernando  Tejeda].  Año  de  1655. 
Epístola  Consolatoria  [por  Juan  Pérez]. 

Reimpresa  por  Benjamín  B.  Wifien.  1560. 
Imajen  del  Ante-Cristo.)  .Kt^o 

Carta  a  Felipe  II.  ) 

Dos  Diálogos  por  Juan  de  Valdés  .  ;  1528. 
Artes  de  la  Inquisizióny  por  Montes  .  1567. 
Del  Papa  i  de  la  Misa,  por  Z.  Valora.  1599. 
BreveTratado  de  doctrina,  por  Pérez  (?  1560. 
Tratado  a  los  Cautivos  de  Berbería  .  \1594. 
Aviso  a  los  de  la  Iglesia  Romana  .  .  >1600. 
£1  Español  Reformado,  por  Sacharles.  )l621. 
Ziento  i  diez  Consideraziones  .  .  .  1550. 
Epístola  de  s.  Pablo  a  los  Romanos  .H556. 
11.  a  los  Corintios,  [Ambas  por  Valdés]  í  1557. 


Dos  loformaziones  : 

una  dirijida  al  Emperador  Carlos  V.» 
i  otra,  a  los  Estados  dol  Imperio; 

obra  y  al  parezer ,  de  Franzisco  de  Enzinas. 

Prezede  una  Suplicazion  a  D.  Felipe  II. 
obra,  al  parezér  .  del  Dr.  Juan  Pérez. 


Ahora  fielmente  reimpresas, 
i  seguidas  de  varios  Apéndizes. 


tiPareziáme  au$  haria  lo  ^ue  debo,  ii  por  ventura 
con  lo  ffM  ÍHo$  mo  ha  dado  a  entender  ,  pmUete 
aprovechar  i  eenír  amneetra  oom^  patria,  da  tal 
manera,  que  en  eeio  nada  déjate  de  hazer  de  lo 
que  e»  en  mi  mano :  porque  a  0UO  me  intiía  i 
mueee  la  meema  naturaleza ,  la  cual  nos  enco- 
iwMpitf  el  bian  de  todo  eljinero  humano  ,  i  de 
todas  la$  jetOee  ,  donde  quiera  que  eetin ,  pero 
printipalmenie  el  de  aquaUoe,  de  loe  euale»  dee- 
zendemoe  ,  i  hahemo»  eido  criados  •—[Véanse  los 
renglooas  11-Sl,  en  la  pAJina  196.] 


Aflo  de  1857. 


iCMBds  tíoft»  Molíi  i  iatót  dH  matiamiaUa 
m«aiMíta  la  htcaía  ;  m  I»  Jtm  di  «Munv 


«.•u> 


■f¿^         _  ^1  > 


jT    3  ..  •  <  í  vL..     I»        ,' 


DOS 

INFORMA- 

C  I  O  N  E  S      M  V  Y 

V  T  I  L  B  S. 

L  k    VNA    DIRIGIDA 

a  la  Mageslad  del  Emperador     - 
Garlo  quinto  deste 
nombre : 

Y 

LA  OTRA,  A  LOS  ESTA- 
dos  del  Imperio.  Y  agora  presentadas 
al  Galholico  Rey  don  Philipe  su  hijo. 

Que  contiene  muy  neoessarios  auisospa* 
ra  ser  instruydo  todo  Principe  Ghri- 
stiano  en  la  causa  del  Euangelio. 

Con  vna  suplicación  a  la  Magestad  del 
Rey,  donde  se  declara  el  officio  de  los 
juezes  y  Magistrados,  y  a  lo  que  es  o- 
bligado  todo  fiel  Ghristiano»  para  ser 
saluo. 

F  V  E    I  Ml'R  E  S  S  O, 

Afio  de 

15  5  9. 


'  •  .  •»  1' 


»>o 


•  Sello  que  tiene  el  cjempUr  antiguo ,  d*'  l^ 
schaie  esla  roimpresion.  Póneae  aquí  en  le  «e 
ngrailezimienlo  a  la  Universidid  de  Gotllng» ,  que 
ha  conservado  esle  Libro.  .  -_ 


k 


V, 


SUPLICAZION 


A  LA  MAGESTAD 

DEL  CATHOLIGO 

Reí  Don  Philipe  etc. 


\ 


-k    -k 


s.  e,  R.  M. 


Mandado  nos  tiene  el  Señor  por  laiiücade 
su  Apóstol ,  a  todos  los  que  tenemos  nombre 
Ghri¿tiano,  hazer  orazion  por  todos  los  hom-* 
bres  ,  por  los  reyes,  prínzipes  i  todos  aque- 
llos que  están  constituidos  en  dignidad:  Por- 
que son  criados  de  Dios  para  conservazion 
del  jénero  humano:  i  como  cosa  suya,  quiere 
que  tengamos  singular  cuidado  de  encomen- 
dárselos para  que  de  su  bien  i  de  los  favores 
que  por  tal  medio  rezibieren  del  zielo,  redun- 
de bien  i  prosperidad  a  las  repúblicas,  i  rei- 
nos donde  presiden  ,  i  que  assi  venga  a  ser 
Dios  cijnoszido,  honrrado,  i  glorificado,  que 
es  el  fin  de  todas  sus  obras.  En  esto  se  decla- 
ra, no  solo  que  son  los  prínzipes  unbeneOzio 


( 


«• 


•^ 


^ 


2  SUPLICASION 

divino  ,  dado  a  tos  hombres  para  su  bien  í 
salud,  ,RÍno  también  que  la  vocazíon  i  estado, 
que  tienen  es  de  grande  peso,  i  que  para  ha- 
zer  bien  su  ofTizio  a  gloria  del  que  los  puso 
en  él,  tienen  suma  nezessidad  '  de  ser  ayu- 
dados de  lo  alto  ,  i  ser  tavoreszidos  de  todas 
partes  con  oraziones  i  suplicaziones  a  Días 
por  ellos,  para  que  les  dé  su  espíritu  prinzi- 
pal  i  voluntario,  conque  alegre[i]  constanta- 
mente  cumplan  con  laobligazionque  tienen: 
i  que  en  serle  fieles  en  esto ,  se  manifieste 
que  son  puestos  de  su  mano,  defendidos  con 
su  potenzia  i  ayudados  con  sus  favores.  Con 
grande  i  enzendido  desseo  de  la  salud  i  pros- 
peridad  de  vuestra  Majestad,  i  de  sus  reinos, 
rogamos  siempre  al  Señor  conforme  a  su 
mandamiento,  que  de  tal  manera  se  haya  en 
el  gobierno  dellos,  que  después  de  larga  i  fe- 
lize  vida  oiga  la  voz  de  aprohazion  del  Señor, 
con  que  a  cada  uno  de  los  que  le  hubieren 
sido  fieles  en  la  administrazion  de  la  hazien- 
da  que  le  hubiere  encargado,  dirá.  Está  bien, 
siervo  bueno  i  fiel:  sobre  pocas  cosas  has  si- 
do fiel  ,  yo  te  daré  cargo  de  muchas  :  entra 
en  el  gozo  de  tu  Señor.  Este  desseo  es  el  que 


AL    reí.  3 

nos  compele  a  escrevir  estas  pocas  planas  a 
vuestra  Majestad  ,  por  cumplir  en  parte  con 
la  obligazion  que  tenemos  como  Christianos, 
en  servirle  por  la  via  que  nos  es  possible » 
zertiGcados  que  en  ello  agradamos  i  servimos 
a  nuestro  Dios,  debajo  de  cuya  tutela  i  obe- 
dienzía  vivimos.  El  sancto  Propheta  David 
lleno  de  Spiritu  divino  amonesta  jeneralmente 
a  los  reyes»  que  entiendan^agora  que  es  tiem- 
po, cual  es  la  voluntad  del  que  los  colocó 
en  la  dignidad  real,  i  alosjuezes  déla  tierra 
a  que  reziban  correzion,i  que  sirvan  al  Señor 
en  temor  ,  i  se  gozen  en  él  con  temblor.  Fi- 
nalmente amonesfa  a  unos  i  a  otros,  i  *  dize 
les,  Besad  al  Hijo,  porque  no  se  aire,  i  perez- 
cáis del  camino.  Enséñanos  el  Propheta  en 
estas  palabras  ,  que  el  ofBzio  del  Rei ,  i  del 
Majistrado  Christiano,  es  no  solo  administrar 
justizia  política  i  zivil ,  i  defender  a  sus  sub- 
ditos de  los  enemigos  ,  sino  también  i  mas 
prinzipalmente  procurar  cómo  sea  Dios  bien 
servido  ,  i  tener  un  singular  cuidado  i  zelo 
de  las  cosas  de  su  sancta  relijion.  Por  manera 
que  para  que  corresponda  el  nombre  i  ofGzío 
que  tienen  con  la  verdad  que  [es]  lo  que  Dios 


4  St'T'LTC.AZIOS 

pretende,  deben  ser  zdadores  de  su  gloria, 
estar  le  subjeclos  ,  i  como  verdaderos  vassa- 
Ilos  suyos  reroiiozerlo  por  Scüor  i  por  Hei 
nnivcrsal  de  todos  los  reyes  de  la  tierra,  i  ser 
solizitos  de  buscar  en  Iwlas  cosas  lo  que  le 
agrada,  todo  lo  en  que  pasieren  mano  en  el 
gobierno,  Lazarlo  cDiiforme  a  su  voluntad,  i 
a  lo  que  tiene  declarado  por  su  pal.nbra.  Esto 
es  ser  verdaileramentc  reyes  i  juezes,  i  besar 
al  Hijt)  en  señal  de  siil^ezion  i  vassallaje.  Ila- 
zicndo  Dios  capitán  i  gobernador  de  su  pue- 
blo a  Josu6  ,  le  dio  mandamiento  en  que  le 
dijo:  No  se  apartará  de  tu  boca  el  libro  des- 
ta  Ici  ,  pero  meditarás  en  él  (lias  ¡  noches  , 
para  qne  guardes  i  bagas  todas  las  cosas  qnf 
están  inscriptas  en  él :  entonzes  enderezará! 
tu  camino  i  entender  lo  has.  Declárase  en  es- 
to que  los  gobernadores  del  pueblo  de  Dios, 
deben  ser  estudiosos  i  bien  entendidos  en  las 
cosas  contenidas  en  el  libro  de  su  lei,  por  la: 
cuales  quiere  (juc  sea  gobernado  i  rcjidc 
sanctanienle.  Porque  «leste  stndio  depende  I; 
felizidad,  assi  de  los  que'  gobiernan  ,  come 
de  los  que  son  gobernados.  Por  tanto  lo! 
prínzipes  que  dessean  ser  amados  i  obodezi- 


i 


\L  reí.  5 


dos  de  sus  pueblos  ,  como  es  justo  que  lo 
sean ,  deben  ante  todas  cosas  procurar  que 
Dios  sea  amado,  i  obedezido,  i  que  todas  las 
cosas  se  hagan  en  el  pueblo  conforme  a  como 
está  declarado  por  la  lei.  Porque  esto  es  orí- 
jen  i  la  fuente  de  todo  bien  en  las  repúblicas, 
i  por  ésta  vía  saben  entonzes  unos  i  otros  que 
van  por  derecho  camino ,  i  entienden  que  lo 
que  hazeUy  agrada  al  Seüor  cuyos  son.  ¿Que 
mayor  felízidad  puede  tener  un  Priozipe  cris- 
liano  que  gobernar  un  pueblo  que  entiende 
a  Dios ,  i  es  estudioso  de  su  lei ,  i  dado  a  ba- 
zer  buenas  obras  conforme  a  lo  que  ella  man- 
da? Como  la  gloria  del  padre  es  tener  hijo 
sabio,  asi  la  gloria  del  rei ,  es  mandar  i  go- 
bernar pueblo  bien  entendido.  Pesadísimas 
son  las  cargas,  i  llenos  de  congoja  los  cuida- 
dos que  cargan  sobre  los  prínzipes,  i  no  pue- 
de haber  en  el  mundo  cosa  mas  propia  para 
rezibir  alivio  que  tener  por  mui  encomenda- 
da la  guarda  de  las  leyes  divinas.  Los  Reyes, 
i  los  Majistrados  que  en  esto  fueron  solízitosy 
gobernaron  felizisimamente,  i  dado  que  en  el 
gobierno  tuvieron  trabajos,  porque  son  ane- 
jos a  la  virtud  i  a  la  divina  obedienzia,  fue- 


\ 


6  SUI'LIGAZION 

ron  C1I  grande  manera  aliviados  i  consolados 
en  ellos  por  el  Señor.  Muclios  trabajos  pa- 
deszieron  los  sánelos  i  fieles  Beyes  que  hubo 
en  Israel  ,  pero  tuvieron  a  Dios  de  su  parle 
que  los  recreaba,  i  les  daba  prósperos  suzesos 
de  todos  e\los.  Padres  son  los  Reyes  i  Hajis- 
Irados  de  los  pueltlos  que  rijen,  i  por  tales 
se  los  tiene  Dios  dados.  ¿Que  Padre  hai  que 
no  desee  i  procure  los  mejores  bienes  que 
puede  ,  para  sus  hijos,  i  que  do  se  los  enca- 
mine por  todas  las  vias  que  son  posibles? No 
hai  mayores  ni  mas  exzelentes  bienes  que  el 
conoszimiento  ,  el  temor,  i  la  obedieniia  de 
la  palabra  de  Dios.  Estos  son  los  que  deben 
procurar  los  Prínzipes  a  sus  pueblos  ,  para 
cumplir  con  el  amor  que  les  deben,  i  con  la 
deuda  que  deben  a  Dios  ,  que  los  puso  por 
conservadores  de  sus  leyes,  i  de  todas  las  co- 
sas sánelas,  honestas  i  justas  que  le  son  agra- 
dables. Para  este  fin  les  tiene  dada  tan  gran- 
de autoridad:  que  sean  temidos,  obedeszidos 
i  rnverenziados  de  sus  vasallos.  Para  esto  les 
lícttc  prometida  su  asistenzia  i  sus  favores, 
ijiu'  él  los  defenderá,  i  les  allanará  al  calnino, 
i  liis  sacará  de  las  dificultades  i  pressurasen 


\ 


AL   REr.  7 

que  [se]  vieren.  Para  esto  llevan  reatas,  tribu- 
tos, i  alcabalas  de  sus  pueblos.  Por  manera 
que  de  parte  de  Dios  lo  tienen  todo  seguro.  De 
parte  suya  es  nezesarío,  que  entiendan  cual 
es  lo  prinzipal  de  su  ofGzio  :  i  que  entendido, 
se  empleen  en  la  ejecuzion  dello.  Pero  cuan- 
do hai  falta  i  menosprezio  desto  ,  que  es  lo 
primero  i  prinzipal  que  Dios  requiere  dellos, 
i  no  se  tiene  cuenta  con  puriGcar  i  esclares- 
zer  las  fuentes  de  la  relijion  ,  i  que  todas  las 
cosas  se  hagan  según  el  mandamiento  dado 
del  Señor  a  Josué,  vienen  por  justo  juizio  de 
Dios,  las  repúblicas  de  los  cristianos  a  ser  de 
peor  condizion  i  mas  corrompidas  que  las  de 
los  Jentiles,  como  claramente  se  veeporex- 
perienzia.*  Somos  ya  venidos  a  la  edad  de 
hierro  ,  donde  aun  no  hai  aquellas  virtudes 
exteriores  con  que  estuvieron  adornados  mu- 
chos de  los  Jentiles  ,  i  muchas  de  las  Repú- 
blicas que  en  su  tiempo  dellos  florezieron. 
Porque  las  reliquias  del  conoszimiento  natu- 
ral de  Dios  que  hubo  en  ellos ,  se  ha  ya  casi 
desvanezido  en  los  de  agora  ,  por  haber  de- 
jenerado  tan  a  rienda  suelta  del  verdadero  i 
jejitimo  servizío  de  Dios,  que  pide  por  su  lei. 


8  suPLiCAZion 

Allende  deslo  estamos  eu  la  vejez  dvl  mundo, 
lo  cual  ha  ya  mucho  que  comenzá,  donde  la 
virtudes  flaquísima  i  mui  maganta,  i  domi- 
nan sobre  manera  los  malos  i  corrompidos 
humores.  jQue  grande  i  que  espantable  cosa 
es  la  igDoranzía  que  se  tiene  de  Dios ,  cuan 
profundo  el  menosprezio  i  falsa  intelijenzia 
de  su  sancta  lei,  cuan  grande  falta  i  carestía 
hai  de  su  temor  i  de  su  obedienzia:  cnan  en- 
cumbrados están  los  vanos  servizios  de  Dios 
inventados  de  hombres  ,  cuan  estendidas  en- 
tre los  que  se  llaman  cristianos  las  idolatrías 
i  superstiziones  ,  cuan  desterrado,  afrentado 
i  perseguido  el  Evanjelio  de  Jesu  Cristo,  que 
es  el  propio  i  verdadero  remedio  de  todos 
estos  malesl  Cuando  están  las  cosas  en  esta 
disposizion,  i  los  hombres  tan  envejezídos  en 
esta  corrupzion  de  humores  ,  estouzes  e^- 
cuando  Satanás  haze  escaramuzas  ,  cuando 
siembra  errores  a  su  salvo  sin  que  puedau 
ser  fazilmente  conoszidos.  Estonzeses  cuan- 
do con  falsos  colores  i  mentiras  muí  cubier- 
tas enflama  contra  ta  verdad  a  aquellos  que 
Dioshabiapuestopormaute[ne]dores  i  lugares 
Icnien'tes  suyos,  para  defender  la  en  su  nom- 


AL    reí.  o 

l)re:  i  les  liazc  en  creyente  que  sirven  aDios 
en  extirpar  la  i  ecbar  la  del  mundo,  i  en  lia- 
zer  matar  a  los  que  la  siguen^  i  quieren  por 
singniar  benefízin  del  zielo  ,  vivir  en  ella. 
EntoQzes  es  cuando  introduze  i  vende  por 
servizios  de  Dios  cosas  blasfemas  ,  expresa- 
mente defendidas  por  su  palabra.  1  induze  a 
los  liombres  a  que  tengan  lo  malo  por  bueno, 
tas  tinieblas  por  luz  ,  lo  amargo  por  dulze  , 
i  lo  dulze  por  amargo,  la  verdad  por  menti- 
ra, i  la  mentira  por  verdad,  i  que  con  un  in- 
creíble odio  persigan  i  aborrezcan  la  luz  del 
zielo.  Destatan  grande  i  tan  antigua  corrup- 
zion  de  humores  se  ha  aprovechado  conti- 
nuamente el  demonio  por  la  rabia  i  odio  que 
tiene  contra  Dios  ,  i  contra  sus  cosas.  I  asi 
ha  procurado  siempre  con  suma  dilijenziade 
asolar  i  destruir  totalmente  la  Iglesia,  de  la 
cual  es  Jesu  Cristo  cabeza  i  esposo.  Ha  he- 
cho grandes  males  en  ella.  Ha  sido  autor  de 
horribles  calamidades  :  ha  usado  de  sutilísi- 
mas arles  para  desarraigar  della  la  verdad, 
o  por  lo  menos  escurezerla  cuanto  le  fuesü 
posible.  Pero  no  por  eso  ha  dejado  la  divina 
bondad  de  embiar  siempre  entre  tantas  tinie- 


i 


t 


10  SÜPLICAZIOS 

blas  de  ignoranzia  algunos  rayos  de  su  luz, 
para  que  sus  escojidos  tUTiesen  algún  deseño 
i  estandarte  donde  acojerse  ,  i  por  donde  re- 
jir  se  en  tan  grandes  breñas  i  espesuras  de 
errores.  En  todos  tiempos  lia  despertado 
hombres,  en  quien  ha  puesto  su  espíritu  i  su 
palabra  ,  para  que  fuesen  pregoneros  de  sii 
salud  i  redenzion  en  el  mundo:  i  que  en  *  nom- 
bre suyo  llamasen  a  penitenzia  a  los  pecado^ 
res,  para  que  por  ella  fuesen  reduzidos  a  su 
verdadero  servizio  ,  i  se  dispusiesen  a  entrar 
en  su  Reino.  Estando  el  mundo  lleno  de  im- 
píos, despertó  Dios  a  Noé,  i  lo  hizo  pregone- 
ro de  su  justizia.  Después  del  diluvio  tornado 
a  henchir  el  mundo  de  idolatrías  ,  levantó  a 
Abrahám,  i  mandóle  salir  de  su  patria,  para 
que  anunziase  por  donde  quiera  que  fuese  , 
la  salud  que  le  fué  prometida  a  él ,  i  a  sus 
dezeudientes.  A  Abrahám  suzeiUeron  los  Pa- 
triarcas Isaac,  i  Jacob  ,  con  los  demás  que 
dieron  notizia  desta  salud  por  donde  andu- 
vieron peregrinando.  Vinieron  después  Moi- 
sen,  Samuel,  Josué  ,  i  David  por  mantenedo- 
res, i  enseñadores  de  la  doctrina  de  la  ver- 
dad. En  tiempo  de  Acház  Itei  de  Judá  cuan- 


AL    REt.  It 

(lo  los  que  lienen  mando  í  autoridad  en  la 
Iglesia  eran  falsos  profetas,  todos  aduladores 
det  rei ,  i  de  su  malvada  mujer  Jezabél,  le- 
vantó a  Elias  que  fuese  testigo  de  su  verdad, 
i  diese  a  conoszer  su  justizia  i  su  lei  i  descu. 
briese  quien  era  el  verdadero  Dios.  Envió 
después  a  Eliséo,  a  Esaias,  Jeremías,  Daniel, 
i  a  Zacarías  ,  que  declarasen  a  los  hombres 
los  males  en  que  estaban  ,  i  lo  que  Dios  re- 
quería dellos.  Después  destos  a  Esdras  ,  i  a 
Onias,  que  fueron  enseñadores  del  pueblo.  A 
estos  suzedieron  los  Macabéos.  Vino  después 
Simeón  i  Zacarías  por  testigos  de  la  misma 
verdad  ,  i  de  la  salud  prometida  a  Isrrae). 
Cuando  estaba  todo  '  lo  que  conzierne  a  la 
relijion  divina  tan  entenebrezido,  tan  puestas 
en  la  cumbre  las  leyes  i  tradizioncs  de  los  Fa- 
riseos, i  la  lei  divina  tan  corrompida  que  no 
podía  ser  mas,  envió  Dios  a  San  Juan  Baptis* 
ta  por  precursor  del  Redentor  del  mundo  , 
para  que  redujese  a  la  via  de  salud  los  que 
estaban  engañados  ,  i  aparejase  el  camino  al 
Señor.  Qué  sentimiento  tuvo  el  mundo  destos 
sanctos  varones,  i  que  tratamientos  les  hizo, 
nianifíesto  es,  pues  los  infamó,  los  persiguió, 


1 


12  SIIPLICAZIOS 

i  tuvo  por  alborotadores,  i  por  herejes ,  i  no 
descansó  hasta  quitar  a  muchos  dellos  las 
vidas.  Como  le  declaró  el  Seüor  hablando  con 
los  enseñadores  del  pueblo.  ¿A  cual  (les  dize) 
de  los  Profetas  no  mataron  vuestros  padres? 
Porque  es  costumbre  rezibida  en  el  mundo, 
aprobada  i  canonizada  de  los  mas  santos  i 
sabios  dél ,  que  a  los  que  Dios  envía,  para  que 
enseñen  su  verJad  pura  i  fielmente,  luego  los 
gradúan  de  sediziosos  i  herejes  ,  i  por  tales 
los  persiguen  ,  i  los  matan  con  grande  des- 
hoDira  i  crueldad. 

Salió  después  aquel  sol  de  justizia  Cristo 
nuestro  Redentor,  i  difundió  los  rayos  de  su 
claridad  por  el  mundo,  declaró  las  Profezias, 
descubrió  nos  el  secreto  del  Padre  ,  purificó 
la  lei  ,  de  los  errores  i  falsas  intelijenzias 
que  hablan  puesto  cu  ella  los  doctores  i  en- 
s:;riadores  del  pueblo  :  los  cuales  se  embra- 
vezicron  tanto  contra  él  por  odio  de  la  ver- 
dad que  enseñaba  ,  que  a  infamisimos  ti'tu- 
los  le  vinieron  a  quitar  la  vida.  Después  que 
bubo  cumplido  el  negozio  de  nuestra  reden- 
zton,  i  subido  al  zielo,  avasallados  ya  i  cap- 
tivos todos  sus  enemigos,  duró  un  poco  de 


AL   reí.  13 

tiempo  la  Iglesia  en  la  pureza  de  la  doctrina 
del  Evanjelio,  que  él  ilejó  mandado  que  se  en- 
señase a  los  hombres.  Muerto  san  Juan  Evau- 
jelista  en  Efeso  ,  qne  seria  sesenta  i  ocho 
años  después  de  la  pasión  i  aszension  del  Se- 
ñor, comenzó,  poco  a  poco,  a  venir  la  noclie 
de  la  ignoranzia  de  la  verdad,  i  a  enemistar- 
se los  hombres  con  ella.  Entró  Montano  en  la 
Iglesia  con  grande  aparenzia  de  santidad  i 
de  relijioD,  i  comenzó  el  primero  a  introdu- 
zir  nuevas  leyes  en  ella.  Introdujo  dineros  i 
ofrendas:  introdujo  ayunosFarisáicos,  i  gran- 
de numero  de  tradiziones  humanas,  con  que, 
a  su  pareszer  ,  se  debia  servir  a  Dios  ,  las 
cuales  por  ser  inventadas  i  hechas  de  hom- 
bres, fueron  i  son  dellos  amadas,  favoreszi- 
tlas  ,  i  defendidas  con  grandes  crueldades  i 
derramamiento  de  sangre  humana.  Después 
desto,  para  entretener  la  Iglesia,  envió  Dios 
varones  ilustres  en  santidad  de  vida  ,  i  doc- 
trina, que  fueron  Irenéo,  Policarpo,  Grego- 
rio Neozesaríense,  el  gran  Basilio,  san  Jeró- 
nimo, san  Agustín,  Próspero,  Máximo  ,  san 
Bernardo,  i  otros  semejantes ,  los  cuales  Fue- 
ron testigos  i  defensores  de  la  doctrina  de  la 


^ 


14  SUPLICA  ZION 

verdad.  Pasado  en  esto  grande  numero  de 
años,  cresziendo  siempre  la  zeguedad  ,  i  es- 
pesándose mas  i  mas  las  tinieblas  de  la  igno- 
ranzia,  i  siendo  grande  por  extremo  el  me- 
nosprezio  del  Evanjelio ,   i  del  Uníjénito  de 
Dios*  autor  dél:  i  habiendo  los  Gobernadores 
i  ministros  de  la  Iglesia  puesto  en  olvido  la 
regla  que  dio  Jesu  Cristo  a  sus  diszipulos  , 
en  que  les  dijo.  Bien  sabéis  que  losprínzipes 
de  los  Jentiles  se  enseñorean  dellos,  i  los  que 
son  grandes  usan  de  autoridad  sobre  ellos. 
No  será  asi  entre  vosotros,  pero  cualquiera 
que  quisiere  hazer  se  grande  entre  vosotros, 
sea  vuestro  ministro,  i  el  que  quisiere  ser  el 
primero  entre  vosotros,  sea  vuestro  siervo  , 
&c.  Reinando  pues  este  olvido,  i  teniendo  ya 
por  esta  causa  en  la  Iglesia  ganado  el  casti- 
llo la  ambizion,  la  avarizia,  el  señorío,  la  ti- 
ranía ,  i  que  Satanás  habia  ya  entrado  bien 
adentro  de  las  conszienzias  de  los  cristianos 
a  titulo  de  Jesu  Cristo,  levantó  Dios  un  santo 
varón  suyo  llamado  Juan  Viclevo  ,  el  cual 
con  espiritu  divino  trabajó  de  dar  alguna  luz 
a  los  hombres  ,  de  aquella  que  le  habia  co- 
municado el  Señor  ,  i  comenzó  a  abrir  algu- 


AL    reí.  15 

na  senda  para  que  pudiesen  atinar  al  conos- 
zimiento  de  la  salud  divina.  A  este  suzedíó 
el  santo  mártir  de  Jesu  Cristo  Juan  Hus ,  el 
cual  descubrió  lo  mas  que  pudo  los  engaños 
en  que  estaban  los  cristianos  en  aquel  siglo 
tan  tenebroso,  hasta  tanto  que  murió  por  la 
defensa  de  la  verdad  ,  que  le  habia  revelado 
el  Señor  por  su  palabra.  Otro  santo  varón 
Jerónimo  de  Praga  que  levantó  Dios  contem- 
poráneo a  este ,  ilustró  por  su  parle  la  ver- 
dad del  evanjelio  contra  el  reino  délas  tinie- 
blas, i  fué  muerto  en  la  demanda.  Zien  años 
después  del  martirio  de  Juan  Hus,  conforme 
a  lo  que  él  mismo  habia  profetizado,  desper- 
tó Dios  un  varón  suyo  *  Martin  Lulero,  i  dio 
le  su  espíritu  i  palabra,  i  hizo  lo  instrumento 
de  su  misericordia,  el  cual  con  grandes  ven- 
tajas de  sus  predezesores  descubrió  al  mundo 
quien  es  Jesu  Cristo  ,  i  cual  es  la  justizia 
por  la  cual  deben  ser  salvos  los  hombres. 
Compréndese  la  suma  de  lo  que  enseñó  ,  i 
escribió,  en  la  sentenzia  de  san  Pedro,  con  la 
cual  concuerdan  todos  los  Profetas  i  Apostó- 
les. No  hai  (dize)  ningún  otro  nombre  debajo 
del  zielo  dado  a  los  hombres,  por  el  cual  nos 


<^z 


} 


i  6  S11PUCAZ10N 

sea  nezesario  ser  saWos  ,  sino  el  nombre  de 
Jesu  Cristo.  Fué  este  santo  varón  una  trom- 
peta de  Dios,  que  lia  sonado  por  ermundo  , 
contra  cuya  doctrina  ha  hecho  i  haze  Satanás 
todo  lo  que  puede  por  medio  de  los  que  tiene 
ziegos  i  cautivos  ,  forjando  diversos  jéneros 
de  mentiras ,  i  diziendo  contra  ella  muchos 
falsos  testimonios.  Pero  cuanto  mas  haze,  i 
cuanto  de  mayores  crueldades  i  cautelas  usa, 
tanto  va  mas  de  caida.  Porque  la  guerra  que 
ha  emprendido,  por  ser  contra  los  llamados 
por  el  Evanjelio  ,  es  contra  el  SeAor  que  los 
llama.  De  aquí  es,  que  por  la  via  que  piensa 
destruir  los,  los  multiplica  Dios.  Porque,  co- 
mo está  escripto.  No  hai  sabiduría  ,  no  hai 
prudenzia ,  ni  hai  consejo  contra  el  Señor. 
Por  manera  que  en  todos  tiempos  i  edades 
ha  hecho  el  demonio  su  otizio  en  echar  ti- 
nieblas con  que  escurezer  la  verdad  ,  para 
cautivar  los  hombres  i  tener  los  massubjec- 
los  i  a  su  mandar.  Pero  Dios  ba  usado  siem- 
pre de  su  misericordia  en  alumbrar  los  ,  i 
sacar  fos  dellas  por  medio  del  Evanjelio  anun- 
ziado  por  sus 'siervos  i  embajadores.  No  ha 
mudado  agora  sus  antiguas  condiziones  el 


AL   reí.  17 

mundo  ,  ni  tiene  perdida  la  enemistad  que 
siempre  tuvo  contra  Dios.  I  así  lo  con  que 
tanto  se  alborota  el  dia  de  hoi,  i  aquello  con- 
tra que  dá  tantos  i  tan  horribles  bramados, 
no  es  otra  cosa  que  la  verdadera  palabra  del 
Evanjelio  de  Dios.  La  cual  no  puede  sofrir 
agora  ,  como  no  pudo  sofrir  al  autor  della , 
cuando  conversó  con  los  hombres.  Por  sola 
la  misericordia  de  Dios  ha  llegado  ya  la  luz 
desta  verdad  hasta  nosotros,  por  la  cual  eo- 
noszemos  el  profundo  de  los  males  en  que 
estábamos :  i  en  parte,  la  grandeza  del  bien 
que  nos  haze  por  su  bondad.  No  son  a  la 
verdad  tales  lo[s]  que  le  han  rezebido  ,  como 
los  publica  el  mundo,  ni  como  dizen  los  que 
hazen  fuerza  con  mentiras ,  i  los  que  creen 
de  lijero.  No  son  motines,  no  sediziosos  i  al- 
borotadores ,  ni  rebeldes  a  los  Majistrados , 
pero  son  verdaderos  diszípulos  de  Jesu  Cris- 
to. Los  cuales   no  desean,  ni  procuran  otra 
cosa  que   subjectarse  a  él  enteramente  ,  i  a 
todas  las  cosas  que  tiene  ordenadas  para  la 
conservazion  i  gobierno  espiritual ,  i  político 
de  su  pueblo.  Infamannos  como  que  sigamos 
una  nueva  doctrina  que  jamas  fué  oida  ,  i 

2 


48  SUPUCAZION 

que  loa  Apostóles  i  Profetas  padres  de  nues- 
tra íé,  no  conoszieron  ni  supieron,  para  por 
esta  vía  bazer  que  seamos  aborreszidos,  mal- 
tratados i  perseguidos  de  los  hombres.  Poco 
va  en  ser  amados  o  aborreszidos  dellos.  Por- 
que DO  depende  nuestra  salud  de  su  amor, 
ni  de  su  odio.*  No  nos  congojamos  ni  rezebi- 
mos  fatiga  por  el  inCunia  ,  dado  que  ponga 
tanto  horror  a  los  hombres  :  porque  como 
nos  tiene  mucho  antes  dicho  el  Seüor,  escosn 
aneja  a  todos  los  llamados  al  conoszimiento 
i  obcdienzia  del  Evanjelio,  Lo  que  don  duele 
i  nos  congoja  mas  que  se  puede  dezir  ,  es  el 
engaño  i  zeguedad  tan  grande  en  que  están 
los  que  por  tal  causa  nos  infaman  ,  i  persi- 
guen ,  i  el  mal  i  perdíziou  en  que  por  ello 
incurren.  No  andamos  a  caza  déla  honrra  i 
estima  del  mando,  ni  tampoco  de  los  bienes 
perozcderos  desta  vida.  Porque  ne  tenemos 
aquí  zindad  perHiatieziente  ,pues  somos  pe- 
re^irinosiestranjerog,  como  nuestros  Padres. 
Tras  lo  que  andamos  es,  que  sea  Jesu  Cristo 
coiioszido  por  tal  cual  es,  i  entendido  bien  su 
olizio,  amado  ,  í  obedeztdo  de  aquellos  que 
i'ciliniió  con  su  sangre :  i  que  nosotros  que 


\ 


AL  reí.  19 

habernos  ya  graziosamente  rezebido  este  bc- 
neüzio  del  ztelo,  perseveremos  en  él  hasta  la 
fia.  Querría  yo  que  los  que  son  autores  i  man- 
tenedores desta  infamia  y  i  que  tan  entraña- 
blemente nos  aborreszen,  pensasen  primero , 
si  son  cristianos ,  quiero  dezir,  si  están  bap- 
tizados ,  lo  cual  no  pueden  negar  ,  pues  se 
tienen  por  tales.  Después  ,  les  preguntaría  , 
que  es  lo  que  pasó  en  su  baptismo ,  i  a  que 
fin  lo  rezibieron.  I  sin  duda  la  infamia  con 
que  nos  infaman  ,  i  el  odio  que  nos  tienen  , 
muestra  bien  que  están  ignorantes  dello.  I  si 
saben,  i  aprueban  lo  que  en  él  pasó:  por  su 
misma  boca  se  condenan  a  sí  mismos,  cuan- 
do nos  infaman,  condenan  i  reprueban  junta- 
mente a  Jesu  *  Cristo  ,  cuyo  nombre  nos  fué 
puesto  en  el  baptismo.  Porque  no  seguimos 
ni  aprobamos  otra-  doctrina  nezesaria  para 
nuestra  salud,  sino  la  doctrina  del  baptismo, 
ni  conoszemos  ni  tenemos  otro  Dios,  sino  al 
Padre,  i  al  Hijo,  i  al  Espíritu  sancto,  por  cu- 
yo mandado,  en  cuyo  nombre  i  virtud  fuimos 
baptizados.  Nosotros  creemos  que  al  priuzi- 
pio  crió  Dios  al  hombre  en  santidad  i  justizia, 
totalmente  puro  i  limpio  de. toda  mácula  de 


20  edplicazion 

pecado,  el  cual  era  justo  ,  iaozente  ,  santo, 
obedieale ,  verdadero  ,  i  amador  del  que  le 
crió:  i  que  después  [que]por  su  culpa  se  apar- 
tó de  Dios,  que  es  el  manantial  de  juslizia  i  de 
lodo  bien;  quedó  por  esta  via  totalmente  de- 
pravado, corrompido,  i  ziego,  perdida  todaín- 
tegridad:  quedó  Injusto,  mentiroso,  hipócri- 
ta ,  hecho  siervo  del  demMiio  i  del  pecado  , 
despojado  de  todo  bien,  subjecto  a  muerte,  i 
a  condenazion  eterna.  Sus  defendientes  que 
son  todos  ios  hombres  ,  nazen  tales  cual  él 
quedó  después  del  pecado ,  es  a  saber,  peca- 
dores, enemigos  de  Dios,  desheredados  de  su 
Reino,  hijos  de  ira  por  naturaleza,  condena- 
dos a  eterna  muerte  i  del  lodo  perdidos  de- 
bajo del  imperio  i  tiranía  del  demonio.  Por 
esta  causa  nuestra  jeuerazíoD  i  nazimiento  es 
en  pecado  ,  por  el  cual  es  verdaderamente 
condenado  todo  el  jénero  humano  en  el  juizio 
ilct  Dios.  Desta  jeneral  condenazion  somos  1i- 
lires  todos  los  creyentes  por  la  sola  miserí- 
coriia  de  Dios  prometida  i  cumplida  en  Jesii 
Cristo,  el  cual  nos  es  dado  del  eterno  Padre 
por  nuestra  ju'stizia  t  salud.  I  siendo  verda- 
dero Dios,se  hizo  verdadero  homhre,loma[n> 


AL    REr.  ^1 

do  carne  humana  de  la  sania  i  siempre  vir* 
jen  María.  I  fué  en  todo  semejante  a  nosotros 
sacando  el  pecado ,  de  suerte  que  fué  infini- 
tamente limpio,  i  sin  mácula  ninguna  de  in- 
juslizia.  Por  ser  hombre  como  nosotros,  pu- 
do morir,  i  ser  nos  como  lo  fué,  perfectísi- 
mo  Redentor,  i  autor  de  damos  vida  eterna. 
La  puerta  de  donde  nos  metió  en  su  Iglesia 
para  darnos  libertad  destos  males  en  que  in- 
currimos por  Adam,i  comunicarnos  sus  bie- 
nes, i  fructos  de  su  redenzion  ,  fué  el  Bap- 
tismo.  Lo  que  en  él  pasó  es,  lo  primero,  que 
siendo  lavados  con  la  sangre  de  Jesu  Cristo 
de  todos  nuestros  pecados,  fuimos  rejenera- 
dos  i  renovados  por  el  Espíritu  santo  ,  i  sa- 
cados del  reino  del  demonio,  allí  enteramen- 
te le  renunziamos  a  él  i  a  sus  obras  ,  conse- 
jos, i  engaños:  renunziamos  al  pecado  ,  a  la 
carne,  al  mundo,  a  sus  pompas ,  fueros,  le- 
yes, i  vanidad-.detal  manera  que  los  tendría- 
mos toda  nuestra  vida  por  perpetuos  enemi- 
gos, i  los  aborrezeriamos  como  a  tales,  i  que 
jamás  consentiríamos  con  ellos ,  pero  que 
siempre  les  seriamos  contraríos.  Creemos 
ser  esta  renunziazion  tan  verdadera  ,  i  teñe- 


2'2  SUPLICAZION 

iiios[doíí]  por  tau  obligados,  sogiia  Uios  a 
guardarla,  que  no  guardándola ,  i  iiienospre- 
zii'mdola,  se  pierde  el  privilejio  de  la  liber- 
L:i<l  ,  «jiie  allí  ñus  fué  dado  por  Jesn  Cristo 
nuestro  Señor. 

Ora,  ¿quién,  veamos,  esclautordela  ido- 
lalria  que  hai  entre  los  CFislianos,  i  el  que  los 
haze  l¡zen*ziosos  para  pecar  mientras  viven, 
i  los  alienta  con  vanas  esperanzas  ,  que  por 
lo  que  ellos  se  han  imajinado,  alcanzarán  sa- 
lud después  de  muertos?  Siendo  esto  contra- 
t'io  a  Dios,  de  nezesidad  tieni;  por  autor  al 
demonio.  ¿Quien  los  instiga  a  que  sean  inde- 
votos ,  i  enemigos  de  Jesucristo  ,  devotos  i 
amigos  de  los  santos  muertos  ,  i  que  dejen 
<le  adorar  a  Dios  en  espíritu  i  verdad,  i  ado- 
ren por  Dios,  contra  el  primer  prezepto,  a  los 
líalos  i  piedras  figurados  como  hombres  ,  i 
como  mujeres?  el  Demonio.  ¿Por  quién  son 
enseñados  a  que  crean,  que  compran  por  di- 
neros, el  perdón  de  sus  pecados,  sin  verda- 
dero aborrezimiento  dellos,  i  digna  peniten- 
/,¡a,  i  sin  enmienda  de  vida?  por  el  Demonio. 
¿Por  ctiyo  consejo  sou  induzidos  a  torzer  ,  i 
íulsav  lii  palabra  de  Dios  ,  i  a  profanar  sus 


AL  Rin.  23 

caulas  ordenanzas ,  i  sacramcnlos,  quitando 
o  poniendo  eu  ellos  contra  su  expreso  man- 
damiento? por  el  del  Demonio.  I  ¿por  quien 
sehaze  división  del  sacramento  del  cuerpo, 
i  de  la  sangre  del  Señor,  i  son  privados  los 
fieles  de  la  una  parte  de  las  dos  que  Dios 
quiso,  i  ordenó  que  estuviesen,  i  se  distribu- 
yesen siempre  juntas  a  todos  sus  fleles?  Ma- 
nifiesto es,  que  no  siendo  Dios  contrario  a  sí 
mismo  ,  de  nezesidad  esta  división  es  hecha 
por  consejo  del  Demonio  ,  pues  es  contraria 
a  la  instituzion,  i  mandamiento  de  Jesu  Cris- 
po. ¿Quién  es  autor  de  falsas  doctrinas  con 
que  andan  todos  los  Cristianos  siempre  sus- 
pensos ,  i  inzierlos  de  la  reconzilia*zion  que 
tienen  i  del  perdón  de  sus  pecados  por  la 
sangre  de  Cristo?  El  Demonio.  ¿Por  cuyo 
tronsejo  i  engaño  dejan  los  Cristianos  la  obe- 
dienzia  que  deben  a  Dios  de  sus  mandamien- 
tos ,  i  le  procuran  servir  con  cosas  que  él 
nunca  mandó,  con  constituziones  i  leyes  de 
hombres,  con  pompas  i  aparatos,  a  la  manera 
que  se  suelen  servir  los  ricos  del  mundo? 
Por  el  de  la  carne  i  del  mundo.  ¿Quien  acon- 
seja a  título  de  santidad  vivir  en  ozio,  i  co- 


24  SUPLICAZIOn 

mer  «le  mogollón,  i  tragarse  la  substauzia  de 
los  pobres,  i  chuparles  la  sangre?  Bl  demo- 
nio i  la  carne.  ¿Por  cuya  doctrina  se  pone 
pecado  en  el  uso  de  los  manjares  que  Kos 
crió  i  dejó  libres,  para  que  los  fieles  que  han 
conoszido  la  verdad,  usasen  dellos  con  hazi- 
roiento  de  ^aziasT  Por  la  del  demonio.  1 
¿quién  es  autor  de  defender  el  santo  matri- 
monio ordinado  i  conzedido  de  Dios  para  re- 
medio de  la  nezesidad  natural ,  a  aquellos 
que  no  se  pueden  contener  ni  pasarse  sin  él, 
sin  incurrir  en  pecado  i  abrasarse?  Gl  Demo- 
nio. Siendo  pues  del  demonio,  del  mundo,  i 
de  la  carne  estas  obras,  consejos,  i  engaños, 
i  otros  semejantes  ,  perLeneze  a  la  primera 
parte  de  la  profesión  de  nuestro  Baptismo  , 
aborrezerlos  i  huirlos  ,  pues  allí  en  jeneral 
tos  renunzió  cada  Cristiano.  Luego  nosotros 
que  los  huimos  ,  hazemos  lo  que  debemos 
según  Dios ,  que  nos  tiene  a  todos  obligados 
ii  ello,  i  se  lo  tenemos  así  prometido  i  dada 
la  lu-. 

Lo  segundo  que  pasó  en  el  Baptismo  ,  es 
que  habiendo  nos  Dios  hecho  hijos  suyos  , 
lo  rebebimos  *por  Padre  i  por  Señor,  i  bezi- 


AL  reí.  25 

mos  voló  solemne  delante  del  zielo  i  de  la 
tierra  ,  en  presenzia  de  los  Anjeles ,  i  de  los 
hombres,  que  de  todo  corazón  le  obedezeria-* 
mos  perpetuamente  en  todas  las  cosas  que 
nos  tiene  mandadas  :  i  que  como  él  es  uno  í 
solo  Dios,  i  lo  tenemos  por  nuestro  Dios,  asi 
no  admitiríamos  ni  tendriamos  otra  regla  de 
servirle  i  agradarle,  sino  la  de  su  palabra,  ni 
le  haríamos  otros  servizios,  sino  los  que  por 
ella  nos  pide,  porque  ni  quiere  ni  le  agradan 
otros :  i  que  por  ser  nos  Padre  ,  tendriamos 
en  todas  nuestras  nezesidades  recurso  a  su 
misericordia ,  zertificados  por  su  promesa 
que  seremos  siempre  oidos.  Alli  nos  dio  a 
Jesu  Cristo  por  Redentor  i  Maestro  ,  i  nos 
mandó  que  le  oyésemos  en  todo  lo  que  nos 
enseñase,  i  nosotros  lo  rezebimos  por  tal,  i  le 
dimos  la  fé  que  asi  lo  haríamos  continua- 
mente. I  como  el  sacriGzio  de  su  muerte  fué 
el  por  quien  nos  encorporó  en  su  Iglesia  , 
asi  nos  lo  dio  por  perpetuo  remedio  en  todas 
nuestras  flaquezas  i  caldas,  para  que  confia- 
dos en  él ,  rezibiesemos  siempre  perdón  de 
todas  ellas.  Nosotros  azeptamos  aquella  mer- 
zed,  i  asi  no  conoszemos  ni  creemos  otro  sa- 


1 


26  SWPI.1CAZI0.1 

crifizio  por  nuestros  pecados  que  el  de  su 
muerle  i  pasión  ,  orrezido  por  él  en  la  cnií. 
El  cual  creemos  i  tenemos  por  bastantísimo, 
i  de  elicazia  i  virtud  infinita  i  eterna  por  los 
pecados  del  mundo,  no  solo  en  jeueral,  sino 
también  de  cada  creyente  en  particular. 
Creemos  ansimesmo  que  él  fué  el  remate  i 
el  fin  de  todos  los  sacrifizios  ,  i  que  no  es  * 
nezesario  ofrezerto  otra  vez.  Porque  por~ser 
tal  la  persona  que  lo  ofrezió,  con  aquella  su 
sola  oblazion  satisfizo  perfectisimamente  a  la 
justizia  de  Dios  por  las  culpas  ,  i  penas  de 
todos  los  hombres  ,  i  aplacó  con  él  entera- 
mente sil  ira  ;  i  también  porque  ninguno  lo 
puede  ofrezer  sino  el  mismo  que  lo  ofrezió  en 
la  cruz,  ni  de  otra  manera  que  por  muerle, 
como  estonzes  lo  ofrezió  el  que  es  eterno ,  i 
perdurable  Sazerdote.  I  como  allí  fuimos 
baptizados  en  Jesu  Cristo  ,  asi  estamos  ves- 
tidos del,  para  que  siendo,  como  es,  nuestra 
sabiduría,  nuestra  justizia  ,  santificazion  ,  i 
rcdenzion  ,  lo  tengamos  también  por  nuestro 
dechado  í  ejemplo  a  quien  sigamos  ,  i  obe- 
dezcamos en  todo  el  rumplímícnlo  de  su  vo- 
luntad. De  manera  que  habiendo  sido  recon- 


AL    RE!.  27 

ziliados  con  Dios  por  él,  tenemos  en  él  solo 
loda  la  esperanza  de  nuestra  salud  :  lo  cual 
es  el  fin  para  que  fuimos  baptizados,  i  encor- 
porados  en  éi.  Siendo  pues  él  nuestro  Cria- 
dor ,  nuestro  Redenlor  ,  Señor  i  Maestro  ,  i 
siendo  baptizados  en  él,  i  vestidos  del, ¿'por- 
qué se  ha  de  tener  por  estrafio  de  los  que 
tienen  su  nombre,  i  quieren  ser  tenidos  por 
Crisiianos  ,  que  oigamos  i  sigamos  su  sola 
doctrina  :  que  le  imitemos  ,  que  empleemos 
toda  nuestra  afizion  en  honrrarle  ,  i  glorifi- 
carle ,  que  procuremos  sirvirle  como  él  nos 
manda  :  que  huyamos  por  malas  todas  las 
cosas  que  nos  defiende:  que  lo  tengamos  por 
Patrón  i  Medianero,  i  nos  vamos  a  él  por  so- 
corro en  todas  nezesidades  que  *  pues  por  él 
somos  hechos  hijos  de  Dios  ,  trabajemos  de 
vivir  como  hijos,  i  agradarle  en  todo? 

Esta  es  la  profesión  que  hezimos  en  nues- 
tro Baptismo,  i  la  que  debemos  guardar  toda 
la  vida,  porque  no  es  humana ,  sino  divina  , 
hecha  por  la  palabra  i  espíritu  de  Dios.  La 
doctrina  sobre  que  está  fundada,  es  tan  anti- 
gua cuan  antiguo  es  el  Baptismo  ,  i  aun  la 
mas  antigua    que  hubo  jamás  en  el  mundo 


28  SUPUfíAZION 

(porque  ¿[quéjcosa  haí  masantígaa  quelEvan- 
jelio?)  i  la  que  está  obligado  a  seguir  todo 
cristiano  so  pena  de  ser  condenado  para  siem- 
pre. Esta  profesión  seguimos ,  i  esta  doctri- 
na,  la  cual  no  es  Luterana,  sino  Cristiana,  i 
que  tiene  por  autor,  i  conservador  al  Hijo  de 
Dios  que  la  trajo  del  zielo ,  i  es  rezebida  en 
toda  su  Iglesia  Católica  que  está  esparzida 
por  el  mundo.  Esta  es  la  que  enseñaron  i  se- 
guieron  los  Apostóles  i  Profetas,  i  por  la  cual 
ban  sido  salvos  dende  el  priuzipio  del  mun- 
do todos  los  que  la  rezibieron  ,  i  persevera- 
ron en  ella.  I  asi  por  ella  abominamos ,  i 
condenamos  todas  otras  doctrinas  falsas  ,  i 
peregrinas,  contrarias  a  ella,  agora  sean  mo- 
dernas, agora  sean  antiguas,  i  todos  los  er- 
rores ,  i  berejias  antiguas  i  modernas ,  que 
contradizen  a  cualquiera  de  los  artículos  del 
símbolo  de  los  Apóstoles,  que  creemos!  con- 
fesamos con  la  Iglesia  universal.  Si  son  mu- 
chos los  que  no  tienen  mas  cuenta  con  estas, 
que  si  no  bubieran  jamás  pasado ,  i  si  por 
esta  causa  es  grande  el  número  de  los  cul- 
pados, no  por  eso  se  debe  de  tener  *  por  cri- 
men seguir  i  abrazar  la  doctrina  de  inozea* 


AL  reí.  29 

zia,de  verdad,  i  de  justizia,  que  es  la  que  se- 
guimos i  sigue  toda  la  Iglesia.  Esta  doctrina 
del  Baptismo  habían  de  enseñar ,  como  de- 
ben, los  Obispos,  a  los  que  tienen  a  su  cargo, 
que  es  ,  enseñar  a  Jesu  Cristo  i  su  Evanjelío 
pura  i  fielmente  sin  mezcla  de  otras  doctri- 
nas humanas,  porque  este  es  su  ofizio,  i  no 
contentarse  con  tener  una  milra,  i  un  roque- 
te ,  i  llevar  las  rentas  mui  por  el  cabo.  Pero 
pues  no  lo  hazen  ,  no  se  deben  maravillar  , 
que  no  los  oigan  las  ovejas :  porque  los  que 
no  enseñan  el  puro  Evanjelio  de  Jesu  Cristo, 
no  son  pastores,  aunque  tengan  el  nombre.  I 
tiene  dicho  el  Señor  por  san  Juan  que  las  ove- 
jas oyen  solamente  la  voz  de  los  que  son 
pastores  ,  i  entraron  a  serlo  ,  por  la  puerta 
que  es  Jesu  Cristo,  i  les  abrió  el  portero  que 
es  el  Espíritu  santo.  A  falta  de  tales  pasto- 
res entraron  los  inquisidores,  los  cuales  ha- 
bian  por  lómenos  de  defender  esta  doctrina, 
i  no  dar  lugar  que  fuese  oida  ni  rezebida 
ninguna  contraria  a  ella.  Pero  han  se  encar- 
nizado tanto  en  la  sangre  humana ,  i  han  se 
alejado  tanto  a  si  i  al  pueblo  Cristiano  del 
conozimiento  desta  doctrina  ,  i  del  Hijo  de 


1^ 


50  si'PLicAZio;) 

Dios,  que  la  dio  i  Id  mandó  enseñar  ,  que  no 
tienen  mayores  enemigos  ni  mas  contrarios, 
que  a  los  que  la  saben,  la  enseñan,  la  publi- 
can i  viven  por  ella.  I  no  hazen  mas  caso  de 
rpiitalles  las  vidas  por  esta  causa,  que  si  fue- 
sen vidas  (le  pajarillos  de  los  que  se  venden 
dos  por  un  ardite.  Azecbau  los  i  espían  los 
con  tantas  artes  que  muestran  bien  et  odio 
que  tienen  n  la*verdad.  I  no  descansim  bas- 
ta prenderlos,  i  cuando  los  tienen  entre  ma- 
nos, prozeden  contra  ellos  como  los  sayones 
i  soldados  prozedian  contra  Jesu  Cristo  en  la 
casa  del  l'ontítize:  que  le  atapaban  los  ojos 
i  le  daban  de  bofetadas  i  pescozadas,  dizien- 
do:  Adivina  qnicn  te  dio.  Esto  mismo  hazen 
ellos  contra  los  Cristianos  que  prenden:  que 
les  atapan  los  ojos  ,  haziendo  les  cargo  de 
cosas  que  no  hizieron  ni  dijeron  ,  i  mandan 
les  que  adivinen  quien  son  sus  acusadores , 
i  sino  saben  adivinar  ,  quedan  condenados. 
En  esto  mismo  se  declara  que  tos  que  asipa- 
dezen,  i  por  tal  causa,  son  imitadores  de  Je- 
su Cristo  i  miembros  suyos:  i  ellos,  que  así 
les  tratan,  son  suzesores  de  los  que  condena- 
ron a  Jesu  Cristo:  no  embar^nte  las  escusas 


AL    reí.  31 

falsas,  i  los  zelos  con  que  se  coloran.  ¿Quién 
nunca  jamás  viú,  ni  oyó,  que  en  ninguna  na- 
zioo  ni  judicatura  del  mundo,  que  unos  mes- 
mos,  sean  jaezesi  parle  contraria?  Pues  ¿por 
qué  se  permite  esto  en  la  causa  de  mayor 
ímportanzia  que  se  puede  tratar  entre  hom^ 
bres,  que  es  la  causa  de  Jesu  Cristo?  Que  los 
inquisidores  seau  juezes  en  esla  causa,  ma- 
nifiesto es:  i  que  sean  parte  contra  la  verdad, 
i  los  que  le  siguen,  también  es  notorio.  Por 
que  solo  el  defender  al  pueblo  a  poder  de 
zensuras,  que  no  lea  en  romanzo  las  leyes  i 
evanjelia  de  Dios,  por  las  cuales  se  babia  de 
conoszcr  desta  causa  ,  es  harto  bastante  ar- 
gumento i  avertguazion  (aun  que  no  hubiese 
otra]  para  couoszer  que  son  contrarios  a  Dios 
i  a  sus  Cristianos.  Si  hubiese  hecho  vuestra 
'Majestad  leyes  o  ordenanzas  en  su  Reino,  i 
puesto  las  en  público,  para  que  todos  las  su- 
piesen ,  i  entendiesen  por  ellas  lo  quedebian 
hazer ,  i  huir,  para  ser  leales  a  su  Ilei,  ¿ten- 
dría por  vasallo  fiel  al  que  con  grande  fuerza 
i  violenzia  impidiese  a  los  subditos  laleziou, 
í  la  iotelijenzia  dellas?  Claro  está  ,  que  sería 
el  tal,traidor  i  desleal,  i  totalmente  contrario 


\ 


I 


JZ  SUPUCAZIOX 

a  la  honra  i  volunlail  de  vuestra  Majestad,  i 
r¡iiepor  lo  mesino  incurría  en  pena  de  muerte. 
I  si  alegase  que  lo  hazía  porque  no  se  perdie- 
se el  reino, ¿no  era  esto  mesmo  meter  hoz  en 
míese  ajena  ,  i  argüir  de  ignoraneia  al  que 
había  puesto  las  leyes?  Pues  por  semejantes 
obras  muestran  ellos  que  son  parte  cootraria 
de  Jesu  Cristo  ,  pues  defienden  tan  violenta- 
mente la  Iczion,  i  la  verdadera  intelijenzía  de 
las  leyes  i  ordenanzas  divinas,  que  son  el  viejo 
i  nuevo  Testamento,  las  cuales  tiene  puestas 
Dios  en  público,  para  que  todos  los  que  re- 
dimió i  tienen  nombre  Cristiano  ,  las  lean  i 
las  entiendan  ,  le  conozcan  ,  i  le  sirvan  por 
ellas.  Los  inconvenientes  que  alegan  para 
hazer  loque  en  esto  hazen,  son  desvariadísi- 
mos i  sumamente  blasremos,  por  los  cuales,a 
Dios  que  es  ínlinita,  i  eterna  sabiduría,  que 
ni  puede  errar,  ni  engañar  ,  arguyen  de  ig- 
noranzia,  í  poco  saber,  i  presumen  de  corre- 
jir  le  sus  obras  ,  í  enmendar  su  voluntad. 
Dejo  de  dezir  que  ellos  tienen  por  error  i  por 
herejía  el  verdadero  i  lejítimo  couoszimiento 
de  Jesu  Cristo,  i  de  su  redeozion,  i  la  siozera 
■   pura  intelijenzía  de  »u  Evanjelio:  "pues 


AL  HfiK  35 

Condenan  q  mnerte  per  herejes  a  los  que  la 
tienen ,  o  por  lo  menos  los  despojan  de  la 
lionrra,  i  de  la  hacienda.  No  consintiría  vues- 
tra Majestad,  ni  sería  justo  que  consintiese, 
que  otro  Prinxipe  CN»ntra  quien  trújese  pleito 
sobre  alguna  ziudad,  o  reino  ,  fuese  su  juez 
«n  la  misma  causa.  Mncbo  menos  debe  con- 
sentir f  que  en  la  causa  de  Dios  sean  juezes 
ks  que  le  son  parte  tan  contraria.  Porque  si 
esto  sería  cosa  injusta,  i  inicua  donde  se  liti- 
ga sobre  la  hazienda  ,  i  b'enes  de  la  tierra  , 
¿cuanto  sin  comparazion^s  mas  injusta,  i  mas 
inicua  en  el  negozio  de  donde  depende  la  sa- 
lud eterna  de  los  hombres,  i  el  que  Dios  mas 
estima  en  el  mundo  ,  i  por  el  cual  ha  hecho 
todas  las  cesas?  Si  vuestra  Majestad  que  es 
€l  supremo  Señor  de  sus  reinos,  no  pone  re- 
medio en  esto ,  i  usa  de  la  autoridad  que  le 
lia  dado  Dios ,  en  volver  por  la  honrra  de  su 
Hijo  Redentor  i  Señor  nuestro,  i  no  consen- 
tir que  sea  muerto  tau  grande  numero  de 
inozentes,  los  cuales  no  saben,  ni  buscan  otra 
cosa,  ni  aman,  ni  quieren  seguir  otra  cosa  , 
sino  a  Jesu  Cristo  cruziíicado  ,  de  nezesidad 
acontezeráa  vuestra  Majestad,  i  a  sus  reinos. 


34  sL'PticAjmx 

lo  que  ba  acontezi4o  a  otros  ,  donde  se  faa 
usado  de  seraejanles  erueldades,  i  se  ha  he- 
cho lao  brava  guerra  contra  Jesu  Cristo  ,  i 
sus  fieles.  Porque  asi ,  imposible  es  que  do 
Euzedau  dos  cosas,  o  cualquiera  dellas.  Usan- 
do los  Inquisidores  de  su  acostumbrada  cruel- 
dad i  manera  de  prozeder  ,  i  teniendo  lan 
desenfrenada  potestad,  es  nczc»ario  que  sean 
'inhabilitados ,  muertos  o  desterrados  por 
ellos,  los  prinzipales  del  Reino  ,  aquellos  de 
quien  vuestra  Majestad  tiene  mas  nezesidad 
para  su  servizlo  ,  porque  en  ellos  comienza 
Dios  a  ilustrar  su  bondad  ,  comunicándoles 
el  conozimiento  de  su  salud  por  el  Evanjelio, 
i  dándoles  en  esto  testimonio  que  son  del  nu- 
mero de  aquellos  que  tiene  ordenados  para 
salvar  eternalmente,  para  que  asi  vivan,  no 
como  basta  agora,  sino  como  bijos  de  Dios, 
i  liercderos  de  su  Reino.  1  asi  será  eonslre- 
uestra  Majestad  a  sersolo^i  privado  de 
periconas  jenerosas  ,  eminentes  en  bondad  i 
saber,  rícas  de  temor  i  conozimiento  del  Se- 
ñor, ¡)or  cnya  prudenzia  i  consejo  sea  bien 
servido  para  el  glorioso  i  buen  g^iemo  de 
sus  reinos.  No  es  tan  liviana  cosa  la  buena 


AL    reí.  OÍI 

gebernazioa  de  tan  gran  multitud  déjenles, 
que  se  pueda  pasar  sin  fieles  i  leales  vasallos, 
de  quien  seguramente  se  puede  Gar  en  los 
cargos  públicos  i  particulares.  I  esta  doctri- 
na que  leñemos  ,  por  ser  de  Dios  ,  ensefia  a 
los  hombres  a  ser  verdaderamente  tales.  I  la 
otra  cosa  que  suzederá,  es  que  habiendo  dado 
Dios  a  vuestra  Majestad  dignidad  tan  grande, 
i  títulos  tan  ilustres  ide  tanta  honrra,ihecho 
k)  reí  de  hombres  ,  se  mude  i  se  trueque  la 
dignidad  en  grandísima  indignidad,  i  los  ti- 
íhIos  honrrosos  en  infamísimos  i  muí  obscu- 
ros. Porque  siendo  tan  grande,  i  tan  no  me- 
rezida  ni  pensada  la  miserícordía  que  al  pre- 
sente baze  Dios  a  nuestra  España,  en  sacar 
per  el  cooozimiento  de  su  verdad,  a  los  hom- 
bres de  las  tinieblas  i  *  errores  en  que  hasta 
agora  han  vivido:  i  querándo  su  bondad  (co- 
mo se  vee  a  la  clara)  que  este  bien  sea  uni- 
versal, que  todos  partizipen  de  su  redenzion, 
i  sean  rcduzidos  al  verdadero  camino  de  su 
salud,  i  qu^e  conozcan  al  autor  della  :  i  opo- 
niéndose por  otra  parte  ,  como  se  oponen  , 
para  impedir  este  zelestial  benelizio,  tan  zie- 
ga  i  tiránicamente  los  inquisidores ,  habrán 


] 


56  SrFLICAZI05 

de  venir  por  sn  crueldad  dellos  ,  a  ser  qne- 
tnailos  i  hechos  zeuiza  todos  los  que  lo  hu- 
bieren rezebido,  no  por  mas  de  por  haber  lo 
rezebido  ,  i  haber  les  hecho  Dios  tan  suma 
miserícordia.  De  donde  por  esta  vía  se  sei^i- 
rá  ncsesariamenle,  que  venga  vuestra  Majes- 
tad a  ser  Rei,  no  ya  de  bw^res,  que  fué  el 
intento  de  Dios,  cuando  le  puso  el  zeptro  real 
en  la  mano  ,  i  le  encargó  su  justizia  ,  sino 
Rei  de  la  zeniza  i  de  los  sanbenitos  ,  i  de 
aqnellas  tan  hermosas  i  amables  figuras  que 
están  en  ellos,  dignas  por  zierto  de  aquellos 
por  cuya  autoridad  se  suelen  pintar.  I  ¿de 
que  zeniza  será  Rei  vuestra  Majestad?  De  la 
de  aquellos  que  son  verdaderos  diszipolos  de 
los  santos  Profetas  i  Apóstoles  ,  i  de  Jesu 
Cristo  Maestro  i  Redentor  de  todos  ,  i  que 
procuran  de  amar  i  honrrar  a  Dios  de  todo 
corazón:  que  emplean  su  estudio  i  afizion  en 
cumplir  su  santa  voluntad  :  que  no  esperan, 
ni  tienen  su  confianza  en  otro,  que  en  ¿I :  i 
.sobre  los  cuales  tiene  Dios  poestos  sus  ojos. 
¿T)e  que  zeniza?  De  la  de  aquellos  que  por 
d  conozimienlo  que  han  rezebido  de  Dios  ,- 
son  verdaderamente  fieles  i  leales  a  sus  supe- 


AL  reí.  57 

ñores,  que  los  aman  i  estiman  como  a  '  pa- 
4.1res  ,  í  en  ausenzia  i  en  presenzía  trabajan 
servirlos,  como  quien  sirve  a  Dios,  i  que  tie- 
nen el  lionor  i  reverenzia  que  se  les  haze  a 
«líos  por  hourra  i  reverenzia  hecba  i  debida 
a  Dios  por  estar  puestos  en  su  lugar.  ¿De  que 
zeuiza?  De  la  de  aquellos  que  por  ser  ensena- 
dos de  Dios,  son  los  que  mas  aman  a  vuestra 
Majestad,  i  que  con  senzillo  corazón  mas  le 
honrran  en  público  i  en  secreto  ,  de  lejos,  i 
de  zerca,  i  que  le  desean  su  descanso  i  pros- 
peridad temporal  i  eterna,  i  procuran  obede- 
xerle  cor  prontísimo  i  alegre  animo  ,  i  que 
kuyen  todas  las  cosas  que  le  podrían  dar  sin 
sabor  por  liviano  que  fuese.  Parque  ¿quien, 
veamos,  son  los  que  estiman  i  aman,  obede- 
cen, i  honrran  como  deben  a  los  Reyes  i  Ma- 
jistrados?  No  otros  verdaderamente  sino  los 
que  son  enseñados  de  Dios,  i  han  rezebido  su 
palabra  i  doctrina,  que  tanto  aborreze  i  per- 
sigue el  mundo.  Porque  donde  no  hai  esta 
divina  enseflanza,  todo  loqne  se  haze  i  dize, 
son  cumplimientos  de  palabra  ,  i  cosas  qne 
no  tienen  mas  del  parezer.  Pues  ¿que  mayor 
crueldad  puede  ser,  ni  qne  inhumanidad  mas 


1 


t 


38  8IIPLICAZI0.N 

grande  que  matar  a  los  «ine  son  tan  nuiados 
j  amadores  de  Dios,  i  taa  benéficos  a  los  hom- 
bres, itanpazificos  i  leales  amadores  desús 
reyes  i  Majistrados  ,  i  de  todos  sus  superio- 
res? A  quien  no  matarán  los  que  a  estos  ma- 
tan? Contra  quien  no  se  levantaráu,  los  que 
se  levantan  contra  Dios  que  reina  en  ellos? 
A  quien  no  desbonrran  los  que  tan  desver- 
gonzadamente iofaman  i  deshonrran  en  ellos 
al  Hijo  unijénito  de  Dios?  A  qué  reyes  i  ma- 
yores no  cebarán  de  su  silla,  los  que  hazen 
lodo  cuanto  pueden  por  echar  a  Dios  *  de  la 
suya ,  que  son  las  conszienzias  de  aquellos 
en  quien  reina  por  el  conoszimiento  i  obe- 
dienzia  de  su  palabra?  Los  que  asi  se  osan 
levantar  contra  Dios  del  zielo,  ¿cómo  no  se 
levantarán  contra  los  Iteyes  que  tienen  sus 
vezes  en  la  tierra?  Por  manera  que  a  esta 
suma  desfaonrra  i  abatimiento  de  vuestra  Ma- 
jestad, i  orfandad  i  disipazion  de  sus  reinos, 
van  secretamente  encaminadas  todas  las  di- 
lijenzias  de  los  Inquisidores,  sus  crueldades, 
sus  consejos  secretos,  sus  perversas  maneras 
de  prozoder,  susvijilias,  sus  arles,  suscon- 
lisraíioiics,  sil  szicnzia,  i  su  ignoranzia  ,  sus 


AL   REf,  59 

aseehaazas  ,  su  deseo  i  ardor  de  derramar 
sangre  de  cristianos,  i  finalmente  todo  cuan- 
to en  este  caso  piensan  ,  procuran  i  hazen. 
Por  tanto,  pues  es  vuestra  Majestad  sumo 
Majistrado,  constituido  de  Dios  ,  i  lo  primero 
i  prinzípal  de  su  ofizio  es,  dar  favor  a  la  ino- 
zenzia  i  la  justizia  ,  i  tomar  a  pechos  la  de- 
fensa de  la  verdad  del  Hijo  de  Dios  i  de  su 
santa  doctrina,  i  los  que  matan  i  ajustizian 
pror  causa  della,  están  a  su  cargo  ;  conviene 
le,  como  a  Rei  Cristiano  ,  oir  sus  defensas  í 
sus  razones,  i  entender  las  mui  por  el  cabo, 
€onozer  la  causa  dellos,  dezidirla  i  juzgarla 
por  la  palabra  de  Dios  ,  que  es  la  sola  regla 
de  hazer  este  juizio  rectamente.  I  pues  estos 
que  son  tratados  con  tanta  crueldad,  son  hi- 
jos de  Dios,  pues  no  aspiran,  ni  sospiran  por 
otra  cosa  ,  sino  por  cumplir  con  lo  que  le 
prometieron  cuando  los  metió  en  su  casa , 
i  los  señaló  por  suyos:  justo  es  que  vuestra 
Majestad  que  es  su  Lugar  teniente  se  los  tra- 
te! se  los  defienda  como  a  hijos,  porque  para 
eso  tiene  el  zeptro*  en  la  mano,  su  autoridad 
i  sus  vezes.  ¿Qué  mayor  honrra  ,  ni  mayor 
felizidad  puede  tener  vuestra  Majestad  en  este 


40  srpLicAno5 

mundo  ,  ni  qué  priniizias  para  gozar  de  l.i 
bienaveiiluranEa  del  elro  ,  que  ttefeader  la 
verdad  de  Dios  i  bazer  espaldas  a  los  que  la 
siguen  ,  i  librar  los  de  la  furia  i  de  la  rabia 
de  tan  grande  multitud  de  perseguidores?  i 
ser  imitador  de  los  santos  Reyes  David,  Eze- 
cbias,  Jo6ÍasiotrosseinejaDtes,que  tomaroD 
por  empresa  defender  esta  doctrina,  destruir 
en  sus  reinos  todo  lo  que  era  contrario  a  ella 
i  bazer  que  se  dilatase  i  amplificase  por  ellos 
el  verdadero  conozimiento  de  Dios  i  del  Re- 
dentor del  mundo  prometido  por  los  Profe- 
tas? Piense  vuestra  Miqeslad  muí  de  espazio 
cuan  grande  es  el  cargo  que  le  ha  dado  Dios: 
que  si  le  ha  dado  tantos  reinos  en  poder  i  se- 
fiorjo  tan  ampio  por  muchas  partes  de  nues- 
tra Europa,  es  para  qoe  zelebre  i  magnifique 
su  nombre,  con  mandar  enseñar  los  pueMos 
siibjcctos  suyos  en  la  verdadera  i  pura  doc- 
trina del  Evanjelio,  i  destniir  toda  idolalria, 
i  todos  falsos  servizios  de  Dios  inventados  de 
hombres  ,  porque  son  abominaziiKi  delante 
lie  su  Majestad  ,  i  el  orijen  i  seminario  de 
todos  los  males  i  calamidades  que  han  venido 
i  vienen  sobre  la  Cristiandad.  I  pues  es  justo 


AL   Rfil.  41 

que  los  vasallos  sirvan  a  su  rei  temporal  por 
las  leyes  i  ordenanzas  que  les  tiene  puestas, 
i  no  haziendo  lo  asi,  le  serian  desleales,  cuan- 
to mas  justo  es ,  que  todos  entendamos  i  se- 
pamos las  leyes  1  ordenanzas  que  nos  tiene 
dadas  nuestro  Rei  eterno "  Jesu  Cristo,  i  que 
le  sirvamos  por  ellas,  mayormente  habiendo 
las  solemnemente  profesado  en  el  Baptismo? 
Por  esta  via  son  prosperados  los  reyes,  i  los 
reinos,  i  son  hechos  fuertes  i  poderosos  con- 
tra toda  suerte  de  enemigos,  i  alcanzan  dellos 
ilustres  i  ordinarias  victorias.  Nezesario  es  a 
todo  Cristiano  rezebir  i  confesar  esta  doctri- 
na, porque  rezebirla,  es  rezebir  a  Jesu  Cristo 
cuya  es ,  i  debe  reformarse  a  si  por  ella  ,  i  a 
los  que  tuviere  a  su  cargo.  Porque  sin  ella  , 
no  hai  perdón  de  pecados ,  no  hai  paz  ni 
amistad  con  Dios  ,  ni  cosa  que  le  haga  buen 
provecho  al  hombre.  El  que  la  rezibiere  i 
confesare  delante  de  los  hombres,  dize  el 
Señor  Jesu  Cristo,  que  él  lo  confesará  delan- 
te del  Padre  que  está  en  los  zielos  ,  i  de  sus 
santos  Anjeles  :  pero  que  el  que  se  avergon- 
zare della  i  la  negare  delante  de  los  hombres, 
i  en  lo  mesmo  a  cuya  es,  que  él  también  lo 


42  SUPLICAZION 

negará  delante  de  su  Padre  que' está  en  los 
zielos.  1  pues  tanto  nos  va  en  rezebir  esta 
doctrina,  por  la  cual  debemos  ser  renovados 
i  reformados  para  conoszer  i  obedezer  aDios, 
todos  los  que  deseamos  ser  salvos,  i  ta  Taita 
que  hasta  aquí  hemos  tenido  desta  reforma- 
zion,  ha  venido  por  causa  de  lo  que  ha  he- 
cho Satanás  para  escurezerla :  justo  es,  que 
pues  agora  nos  llama  lya  Dios  por  diversas 
vías  para  comuDÍcarnos  la  graziosa  i  liberal- 
mente,  que  no  nos  hagamos  sordos  a  sus  vo- 
zes,  porque  menospreziando  agora  tan  buena 
ocasión  ,  no  acoulezca  que  cuando  nosotros 
le  llamaremos  ,  no  seamosoidos,  como  lo 
tiene  amenazado  gravemente  por  *  su  pala- 
bra. Para  que  vuestra  Majestad  vea  en  parte 
la  forma  que  se  debe  tener  en  esta  tan  neze- 
saria|reformazioii  ,  nos  ha  parezido  presen- 
tarle [estas  dos  informazioues  hechas  por  ud 
varón  verdaderamente  pió  ,  i  doctísimo  ,  la 
una  que  fue  dirijida  al  Cristianísimo  Empe- 
rador Garlo  quinto  de  buena  memoria  padre 
de  vuestra  Majestad ,  i  la  otra  a  los  Estados 
del  Imperio.  Verse  ha  también  por  ellas  los 
admirables  medios  d€  que  ha  usado  el  Señor 


AL   REÍ.  43 

para  sacar  a  luz  sii  verdad,  i  los  progresos 
qiii;  ha  tenido  ,  i  cuan  confundidos  han  que- 
dado todos  los  que  le  han  resistido.  I  ansi 
mismo  se  entenderán  las  artes,  las  mañas,  i 
los  instrumentos  de  que  se  ha  aprovechado 
el  demonio  para  destruirla  :  i  verse  ha  la 
puerta  por  donde  entró  ,  i  ha  tanto  minado, 
que  nos  dejó  con  solo  el  nombre  de  Cristia- 
nos, i  nos  ha  metido  en  tales  abismos  de  ig- 
noranzia  de  nuestra  verdadera  salud  ,  i  de 
los  lejítimos  medios  ordenados  de  Dios  para 
alcanzarla,  i  persistir  en  ella.  Finalmente  se 
hallarán  en  ellas  muchas  cosas  dignas  de  ser 
entendidas  i  conozidas  de  cualquier  rei  i  prín- 
zipe  cristiano.  I  porque  en  las  cosas  que  nos 
son  importantes  para  salud  i  para  cumplir, 
como  debemos,  con  nuestra  vocazion  ,  suele 
ser  muchas  vezes  perniziosa  la  impazienzia, 
suplicamos  humilmente  a  V.  S.  C.  R.  Majes- 
tad que  las  lea  i  entienda  hasta  el  cabo,  i  que 
tenga  respecto  al  animo  con  que  le  es  hecho 
este  servizio,  que  es  zierto  mui  deseoso  de 
que  tan  santa  i  prósperamente  reine  en  la 
tierra  ,  que  a  la  fin  sea  metido  en  el  Reino 
del  zielo. 


Siguefe  la  iiifor- 

MAZION      MVY     VTIL 
QVE     VN    Pío    Y    DOCTISSI 

mo  varón  dio  a  la  Mage^ilad  del  Em 
pcrador  Cario  quinlo  dosle  nombre. 


Los  antiguos  Ftlósoros  ,  Sacra  Majestad  , 
con  grande  dilijenzia  anduvieron  investigati- 
do  por  saber  de  zierto  qne  tal  fuese  la  com- 
postura deste  mundo  ,  i  quien  haya  sido  «1 
autor  deste  zielo  que  vemos,  de  que  manera 
se  gobierne  ,  cual  sea  e)  orijen  de  los  hom- 
bres, cual  la  condízion  de  las  cosas  humanas, 
i  en  que  manera  consistan,  se  muden,  i  pe- 
rezcan en  sus  tiempos,  todas  estas  cosas  que 
suzeden  en  esta  vida.  No  fueron  todos  en  esto 
de  un  parcszer.  pero  !os  que  mas  se  allega- 
ron a  la  verdad  ,  juzgaron  que  sallan  i  pro- 
zedian  todas  de  una  zierla  i  perdurable  fuen- 
te, i  que  nezesariamente  tenían  aquel  curso 
que  vemos.  I  por  estar  destituidos  déla  ver- 
dadera notizia  de  Dios  ,  llamaron  hado  a 
^  aquello   que  es  lijo  *  i  inmudable  ,  que  por 


AL  Emperador.  45 

ninguna  via  se  puede  evitar,  ordenado  i  he- 
cho asi  dende  el  prinzipio  del  mundo.  Pero 
nosotros,  a  los  cuales  por  benefizio  divino  ha 
resplandezido  la  luz  de  la  verdad  ,  sabemos 
de  zierto  que  depende  de  solo  Dios  el  prin- 
zipio  de  todas  las  cosas,  su  persistenzia  i  go- 
bierno. Porque  todo  lo  que  se  puede  ver  con 
los  ojos  :  cnanto  con  los  sentidos  se  puede 
comprender,  fué  por  él  criado.  Del  han  sido 
hechos  i  conGrmados  los  reinos,  los  imperios: 
él  solo  los  conserva  ,  solo  los  ampHGca  ,  i 
cuando  quiere  los  arruina.  El  es  el  que  los 
pasa  de  una  parte  a  otra  ,  unas  vezes  a  una 
nazion,  i  otras  vezes  a  otra,  para  que  asi  ten-* 
gamos  por  zierto  que  él  es  aquel  sempiterno 
Señor,  que  hinche  todas  las  cosas.  Ora,  entre 
muchos  Imperios  que  ha  habido  en  el  mun- 
do ,  hubo  cuatro  Monarquías  mas  eminentes 
i  prínzipales  que  otras  ningunas.  Délas  cua- 
les lamas  poderosa  i  la  última  fué  de  los  Ro- 
manos, como  lo  había  significado  muchos  si- 
glos antes  la  santa  Escritura.  Este  Imperio 
Romano  a  la  fin  espiró  i  fué  disipado,  como 
también  los  otros  tres  que  por  orden  le  ha- 
bían prezedido.  Porque  se  estendió  su  señorío 


46  INFORMAZrON 

al  Oriente  ,  i  al  Poniente  amplisimaniente. 
Cuanto  poseyó  en  Asia  i  en  África,  está  todo 
ya  perdido.  Poseyó  la  mayor  i  la  mas  fértil 
parte  de  Europa  :  pero  agora  de  aquel  como 
un  grande  edifizio  caido  ,  han  creszido  otros 
muchosreinos,  totalmente  apartados  de  aquel 
cuerpo,  i  no  queda  ya  nada  dél  sino  el  titulo 
i  el  nombre  ,  que  todavía  retiene  Alemania, 
a  la  cual  finalmente  se  pasa  la  po^testad  de 
hazer  Emperador.  Pero  por  ninguna  via  se 
puede  comparar  el  Emperador,  que  por  ella 
es  hecho  ,  con  aquellos  antiguos  Emperado- 
res délos  Romanos,  de  tal  manera,  que  ni  aun 
tiene  la  ziudad  de  Roma,  que  fué  la  silla  mis- 
ma, que  antiguamente  ocupaban  los  Zésares, 
i  su  propio  i  antiguo  domizilio.  De  mas  desto, 
juntamente  con  la  caida  del  Imperio  Romano 
rezibieron  una  grande  plaga  todas  las  buenas 
disziplinas  i  szienzias  ,  las  cuales  finalmente 
cresziendo  de  día  en  día  el  mal,  fueron  del 
todo  oprimidas  i  destruidas. 


AL   EMPERADOR.  47 

Cómo  con  la  caída  del  Imperio  perezieron 
las  buenas  arles,  i  fué  escurezida  la  verdadera 
doctrina  de  la  relijion. 

Después  que  esta  escuridad  tan  grande 
ocupó  todas  las   buenas  letras  i  artes  ,  si- 
guiéronse juntameute  grandes  tinieblas  en  la 
relijion  i  en  la  doctrina  Eclesiástica.  Cuanto 
a  la  perversión  de  las  buenas  letras   cuan 
grande  haya  sido,  aun  no  lo  ignoran  los  vie-* 
jos  de  nuestros  tiempos.  Pues,  que  los  estu- 
dios de  las  buenas  artes  sean  en  grande  ma- 
nera provechosos  para  bien  administrar  las 
cosas  Eclesiásticas,  cada  padre  de  familia  en 
su  casa  particularmente  ,  i  públicamente  los 
mismos  Majistrados  dan  testimonio    dello. 
Porque  por  eso  enviamos  los  mozos  a  los  es- 
tudios, i  los  encargamos  a  los  maestros,  para 
que  bien  enseñados  en  el  conoszimiento  de 
buenas  cosas,  puedan  mejor  i  con  mayor  fru- 
to servir  a  las  Iglesias  ,  i  a  la  república  cris- 
tiana. I  asi  esta  que  hemos  dicho,  fué  una  ca- 
lamidad granMe,  i  tan  grande  que  dende  el  4 
tiempo  del  Diluvio,  con  el  cual  todo  el  mun-  • 


/ 


t 


48  i>FoRii.iziox 

do  fué  cubierto  ile  agua  i  anegado,  no  hubo 
ninguna,  ni  niiii  la  piicile  haber  mayor  :  que 
una  tan  graudc  i  tan  ilustre  Monarquía  casi 
toda  pereziese,  i  que  juntamente  con  su  caida 
perdiesen  su  hermosura  ,  i  todo  su  resplan* 
dor  todas  las  artes  excelentes,  i  la  verdadera 
doctrina  de  la  Relijion.  Porqué  i  que  otro  es- 
trago mas  horrible  queste  pudiera  acaeszer 
a  los  hombres,  pues  que  en  las  cosas  huma- 
nas no  liainada  mejor,  ni  mas  exzelente,  ni 
mas  divino  que  estas  cosas  ,  es  a  saber  ,  )a 
Relijion  ,  las  buenas  letras ,  i  el  Imperio?  I 
este  mal  tan  grande,  con  los  tiempos,  como 
acontesze  ,  creszió  ,  i  Tué  tomando  mayores 
fuerzas. 

Pero  a  la  Rn  volvió  Dios  sus  ojos  a  noso- 
tros, i  tomó  otra  vez  a  despertar  en  Alemania 
las  buenas  artes  ,  i  comunicú  mui  liberal  i 
abundamente  szienzia  de  cosas  mui  buenas  i 
exzeicntes.  I  acontezió  esta  tan  notable  i  ale- 
gre mudanza  en  el  tiempo  del  bisabuelo  de 
vuestra  Maj.  el  Emperador  Frederico,  i  des- 
puesde  su  mucrleturo  felizísimos  progresos, 
reinando  el  Emperador  Maximiliano  abuelode 
vuestra  Majestad.  Cosa  es  esta  que  se  debe 


AL    EMPERADOR.  49 

reconozer  i  rezebir  por  uu  sumo  í  increible 
benefizio  del  zielo.  Porque  Dios  da  i  distri- 
buye según  su  voluQtad  todas  las  buenas  ar- 
tes a  los  hombres^  I  esto  ante  todas  cosas 
«OQtarán  nuestros  dezendientes  por  prinzipal 
entre  los  loores  de  la  casa  de  Austria  ,  es  a 
«aber,  que  en  el  tiempo  que  la  dignidad  [del] 
Imperio  se  derivó  como  un  resplandeze^ente  ^ 
isol  en  la  ilustrisima  familia  de  V.  Maj.  en  el 
mesmo  suzedió  luego  una  tan  hermosa  i  ale- 
gre mudanza  de  las  cosas.  A  esta  se  siguió 
después  otra  mucho  mayor  i  mas  resplande- 
ziente  beneiit¡e[n]zia  divina  que  comenzó  jus- 
tamente estonzes,  cuando  fué  vuestra  Maj.  de- 
clarado Emperador  por  voz  de  los  Prinzipes 
de  Alemania,  i  el  dia  de  hoi  por  una  admira- 
ble manera  va  cobrando  fuerzas.  Por  tanto 
si  entre  todos  los  hombres  hai  alguno  que 
deba  tener  cuidado  de  una  cosa  tan  grande 
como  esta,  V.  Maj.  sin  dúdalo  es,  pues  Dios 
le  ha  ordenado  i  hecho  sumo  Majistrado  de 
la  Cristiandad  en  esta  parte  del  mundo  que 
habitamos.  I  como  este  negozio  es  el  mas  im- 
portante i  prinzipal  de  todos  cuantos  pueden 
ocurrir  en  la  vida,  i  pueden  pensar  los  hom- 

4 


50  tXFORHAZION 

bres,  asi  también  requiere  grandisima  mod«- 
razion  i  prudenzia,  para  que  en  él  no  se  em- 
prenda cosa  sin  madura  experíenzia  ,  o  in- 
consideramente,opor  ventura  con  iniquidad. 

Que  los  l'rinzipps  deben  seguir  c«  ta  Reli- 
jien  el  consejo  de  Gamaliet. 

1  al  prínzipio  cuando  salió  a  luz  esta  causa 
de  la  Relijion,  zícrto  hubieran  hecho  bien  i 
prudentemente  los  hombres,  si  hubieran  se- 
guido aquel  consejo  que  dio  Gamaliel  eu  el 
Consistorio  de  los  Fariseos,  con  que  les  per- 
suadía que  en  aquel  negozio  de  los  Apostóles, 
que  estonzes  se  trataba  ante  ellos  ,  nada  se 
ilebia  intentar  con  fuerza  i  violenzia.  Porque 
si  era  de  Dios  (les  dijo)  nadie  bastaría  a  re- 
sistirle, i  sino,  en  poco  tiempo  i  de  suyo  se 
cairía.  I  el  que  hubiera  estouzes  dado  a  V. 
6  Maj.  un  semejante  consfijo  *  hubiera  beume- 
rizido  una  inmortal  i  solida  alabanza.  Que 
esto  sea  asi,  se  puede  el  día  de  hoi  muí  bien 
juzgar,  pues  es  manifiesto  ,  que  esta  causa 
que  agora  se  trata  ,  ha  ya  cobrado  grandes 
fuerzas  contra  la  opinión  i  esperanzas  de  to- 


AL    EMPERADOR.  51 

dos  los  hombres.  Pero  fué  en  aquel  tiempo 
lau  grande  i  grosera  la  ignoranzia  que  se  te- 
nía de  las  cosas  de  la  Kelijion  ,  que  querían 
los  hombres  declinar  i  apartar  de  si  la  luz 
que  en  tanta  manera  resplandezca:  pensando 
como  está  escripto  en  Platón,  que  no  hai  nin- 
gún jenero  ni  manera  de  vivir  mejor  ni  mas 
ilustre  en  el  mundo  ,  que  aquella  en  que  han 
vivido  tan  largo  tiempo.  I  asi  por  esta  razón 
se  puede  en  alguna  manera  escusar  el  haber 
resistido  al  prinzipio.  Pero  agora  ya  ,  no  hai 
lugar  de  escusa:  porque  por  los  tiempos  que 
han  pasado,  la  ignoranzia  que  dello  se  tiene, 
no  puede  dejar  de  estar  conjunta  con  obsti- 
nazion  grande,  i  asi  se  ha  de  juzgar  deste  ne- 
gozio  mui  de  otra  manera  ,  i  se  deben  consi- 
derar los  prinzipios  ,  el  creztmiento  ,  i  pro- 
gresos dé!.  Cuanto  al  prinzipio  ,  que  fué  en 
tiempo  del  Papa  León ,  estaba  la  doctrina 
cristiana  tan  cubierta  de  tinieblas,  tan  afea- 
da i  corrompida  que  ya  hablan  llegado  hasta 
vender  el  zielo  por  dineros  ,  i  suzedió  esta 
mercadería  tan  bien  a  los  que  la  trataban  que 
como  vendieron  mui  bien  los  fardos  de  sus 
{)apeles,  o  burlas  burladas,  tornaban  muchas 


r 


52  INFOBMAZIO!! 

veies  al  regosto  con  «Iros ,  por  mas  dineros 
i  mas  copiosa  ^ananzia. 

Cttan  pernisioso  nml  sea  la  negosiacion  q\te 
han  hecho  en  la  reltjion,  i  <fiie  es  lo  que  delta 
se  sigue. 

7  'No  debemos  tener  eslo  por  xm  liviano  i 
vulgar  abuso,  que  haya  sido  introduzido  con 
alguna  manera  de  error  ,  o  por  causa  de  la 
iurelizidad  de  los  tiempos.  Pero  debemos  con- 
siderar con  maduro  juizio  i  de  veras  ,  dees- 
pazio,  i  mui  mucho  cuan  miserablemente  es- 
tuvo escurezida  estnnzes  la  doclríoa  de  la 
verdad  ,  cuan  deploradas  i  desesperadas  al 
parezer  estuvieron  las  cosas  en  nuestra  cris- 
tiandad,  cuando  estos  matreros  envejezidos  i 
conGados  en  malizia  no  tenían  vergüenza  de 
traernos  semejantes  mercaderías  a  nuestras 
tierras  ,  cuando  no  dudaban  de  predicar  al 
pueblo  todo  cuanto  se  les  antojaba ,  por  mui 
desvariado  ,  impío  ,  indigno  de  ser  oído  ,  i 
blasfemo  que  fuese:  cuando  no  solamente  los 
hombres  vulgares,  sino  también  los  reyes  ,  i 
prinzipes  estaban  atollados  hasta  los  ojos  en 


AL    EMPERADOR.  55 

taa  suzias  i  miserables  opinioues.  Mas  hai 
aquí  que  notar  i  reprender  que  el  error  des- 
ta  cosa,  porque  sin  duda  otro  mayor  miste- 
rio hai  encubierto,  i  en  este  sumidero  podrí, 
do  i  hediondo  hai  escondida  una  infinidad  de 
suziedades  azolvadas  de  feísimas  i  corrompi- 
dísimas  opiniones.  Tenían  en  los  tiempos  pa- 
sados toda  potestad  los  señores  sobre  sus  es- 
clavos, ni  mas  ni  menos  que  si  fueran  bestias. 
Pero  aconseja  Platón  que  no  sean  tratados 
demasiado  ásperamente  ,  ni  con  ira,  ni  se  use 
con  ellos  de  crueldad  i  rigor.  I  para  persua- 
dir esto  con  mayor  faailidad ,  dize  esta  nota- 
ble sentenzia:  que  es  señal  de  una  mui  buena, 
i  mui  loable  naturaleza  »  cuando  uno  trata 
moderada  i  blandamente  a  a^quellos  que  po-  g 
dria  (si  quisiese)  tratar  con  rigor.  Mui  servil 
i  afrentosa  vida  fué  ,  la  que  vivimos  debajo 
del  Pontificado  Romano,  subiectos  ala  seño- 
ra Ramera.  I  él  por  zierto  nostrató,  no  como 
era  dezente  a  un  amo  liberal  i  moderado,  pe- 
ro hizo  nos  todos  jeneros  de  afrentas  ,  i  echó 
nos  todas  las  cargas  i  sobrecargas  que  quiso, 
no  de  otra  manera,  que  si  fuéramos  animales 
brutos.  No  le  dolió  nada  ni  nuestro  poco  sa- 


f 
\ 


54  i>-FOii)iAzieK 

ber  ,  ni  nuestra  miseria  ,  untes  cunnlo  uia« 
crasa  iguoraiizia  halló  en  nosolros,  (anlomü~ 
yor  i  mas  copiosa  gananzia  se  osó  prometer. 
Ya  agora  es  nezesario  [que  en  el  lieiiipo  que 
sacó  a  plaza  en  estas  nuestras  partes  ol  trato 
i  nejíoziazioii  de  la  mercudería,  <le  que  arriba 
hemos  hecho  menzion)  que  confiese  ,  que  ,  o 
él  pensaba  lomesmo  que  persuadía  a  los  po- 
bres hombres  ,  es  a  saber  ,  que  era  buena  i 
sin  falsedad  ninguna  la  mercaderia  que  ponía 
eu  venta  ,  o  que  no  ignoraba  el  grandísimo 
cngaño.la  burlería  i  falsedad  que  babiaen  ella. 
De  nezesidad  hade  dezir  lo  uno,  o  lo  otro  de 
estos  dos.  Si  lo  hizo  de  veras,  i  de  cor[a]zon 
como  lo  entendía,  ha  se  de  tener  por  averi- 
guado ,  que  es  verdaderamente  el  proprio  i 
natural  Antecristo,  por  cuya  autoridad  i  man- 
damiento fué  al  prínzipio  inventada  una  cosa 
tan  execrable.  Pero  si  él  mismo  lo  tuvo  por 
burlería  ,  que  es  lomas  verisímil  ,  conviene 
que  lo  Humemos  el  uias  cruelísimo  tirano  de 
todos  cuantos  ha  habido  desde  la  creazion  del 
mundo,  pues  que  después  de  metidos  en  una 
miserable  i  extrema  servidumbre  ,  no  sola- 
0  mente  no  tuvo  compasión  de* nosotros,  niños. 


AL    EMPERADOR.  55 

quiso  sacar  de  aquellas  taa  espesas  i  horren- 
das tinieblas  de  opiniones  erradas,  pero  aun 
para  mas  aflijirnos  se  sirvió  dellas  para  apo- 
derarse de  nuestras  haziendas,  i  como  ladrón 
las  tomó  por  ganzúa  para  abrir  nuestras  ar- 
quillas, i  penetrarnos  hasta  los  huesos  i  tuta- 
nos, i  hasta  chuparnos  la  sangre.  I  asi  se  debe 
tener  por  cosa  averiguada  ,  haber  sido  Dios 
sobre  manera  ofendido  i  provocado  a  ira  con 
este  grande  i  deforme  crimen  ,  i  que  no  per- 
mitirá que  se  vayan  [alabando]  estos  Jigantes, 
ni  que  se  queden  sin  grave  castigo  por  tales 
abominaziones.  Porque  en  ningún  tiempo  pu- 
do jamás  su  justizia  sofrir  la  idolatría.  Pues 
mas  fea ,  mas  cruel  i  execrable  qu'esta  ,  no 
la  puede  comprender  humano  entendimiento. 
I  esta  es  finalmente  de  la  que  Dios  ha  tomado 
castigo,  que  fué  estonzes  justamente,  cuando 
a  vuess.  Majestad  le  fué  ofrezida  la  dignidad 
Imperial.  Estonzes  primeramente  comenzó 
Dios  a  llamar  a  la  puerta  de  su  enemigo  ,  i  lo 
sacó  a  fuera,  para  tomar  venganza  del ,  i  tié- 
nelo  tan  constriñido  i  atado  con  su  invinzible 
potenzia,  que  porninguna  via  se  puede  desea- 
bullir. 


/ 


t 


56  INPORMAZION 

Como  solo  Dios  gobiertta  i  saca  a  tus  su  fíc- 
lijii/n  i  la  defiende  con  grande  poder. 

Que  este  negoziolo  gobierne  la  saIiidiir(i}R 
tlivina  mili  mas  claramente  se  puede  ver  ago- 
ra (que  al  prinzipio  cuando  coiueiizú]  por  las 
cosas  que  sabemos  que  han  acontezido  en  él. 
Con  grandísima  contenzion  iporria,icon  to- 
das sus  Toerzas  el  PontíGze  Romano  comba- 
tía i  guerreaba  luego  al  prinzipio  contra  esta 
40  doctrina,  porque  ya  veía  'enella,  un  notable 
i  evidente  daño  para  si.  I  por  esta  causa 
echaba  (como  lo  tieiic  de  costumbre)  rayos 
de  excomuniones  ,  lo  mas  poderosa  i  cruel- 
mente que  jamás.  I  después  lo  que  tras  desto 
se  seguía,  imploró  la  fé  i  socorro  de  vuestra 
Majestad  ,  i  a  la  fin  vino  a  alcanzar  (|ue  en 
una  muí  grande  Dieta  que  se  tuvo  en  Alema- 
nia, condenase  vuestra  Majestad  por  un  gra- 
ve i  público  edicto  toda  esta  causa,  i  al  au- 
tor della  ,  dando  potestad  a  cada  cual  para 
que  libremente  lo  pudiese  prender ,  i  echar 
en  la  carzel  pilbtica.  Quce^,  veamos,  lo  que 
se  siguió  desto.  ¿Aprobó  i  ratificó  Dios  ,  por 


AL    EMPERADOR.  57 

ventura,  esta  seuteuzia?  No  en  ninguna  ma- 
nera, antes  la  perturbó  i  la  borró,  de  tal  ma- 
nera que  no  tuvo  fuerza  ni  efecto.  Pues  ya 
anda  en  veinte  i  tres  años  que  fué  promul- 
gada. No  quiso  Dios  que  en  esto  se  biziese 
nada  porjuízio  ni  voluntad  de  hombres:  dado 
que  parezía  que  todo  el  peso  deste  negozio 
estaba  pendiente  de  un  solo  hombre  ,  i  ese 
no  nada  poderoso,  sino  antes  de  tal  calidad, 
que  con  mui  poca  cosa  (como  todos  pensaban) 
se  pudieran  poner  él  i  sus  escriptos  donde 
nunca  mas  parezieran  ,  i  que  todo  quedara 
soterrado.  Por  manera,  que  ha  dado  Dios  un 
público  espectáculo  i  muestra  al  mundo  ,  i 
harto  clara  por  zierto,  para  que  todos  viesen, 
como  se  desvanezen  los  consejos  humanos 
que  se  toman  contra  la  verdad.  ¿Qué  fué,  vea- 
mos, lo  que  se  hizo?  Apenas  estaba  dada  la 
sentenzia,  cuando  luego  se  levantaron  guer- 
ras, las  cuales  dieron  tanteen  que  entender  a 
vuestra  Majestad  ,  que  a  estotro  negozio  le 
sobró  *  harto  tiempo!  espazio  para  poder  es-  H 
tenderse  i  venir  en  crezimiento.  Estas  guer- 
ras que  duraron  nueve  años,  traía  contra  un 
poderosísimo  enemigo,  al  cual  si  tuviera  apa- 


k 


58  INFOBMAZIOS 

zigiiado  lodo  esleliempo,  Tazíl  cosa  fuera  sa- 
Usfazer  vuestra  Majestad  a  su  deseyo  i  al  del 
Papa,  a  quien  defeodia.  Porque  muí  bien  se 
puede  acordar  desto  vuestra  Majestad,  c|ue  a 
no  entrevenir  otro  mayor  estorbo,  ¿por  ven- 
tura no  mostrara  por  la  obra  lo  que  antes  de 
palabra  babía  dicho?  mayormente  que  en 
aquel  tiempo  no  podía  por  causa  de  la  edad 
penetrar  toda  la  grandeza  que  en  el  negozio 
liabia,  i  dependiendo  entonzes  vuestra  Majes- 
tad ,  del  consejo  de  aquellos  que  mortalisi- 
inaniente  aborrezian  esta  doctrina.  Zierto  es, 
que  todos  son  de  parezer  que  no  faltara  alo 
que  mucbos  esperaban  del:  i  todos  losPapís- 
tas  en  Alemania,  siempre  que  lloran  sus  in- 
fortunios, claramente  dizen  que  nunca  las 
cosas  bnbieran  venido  al  estado  en  que  agora 
están,  si  vuestra  Majestad  no  se  hallara  tan 
intricado  en  grandisinios  ncgozios  ,  de  los 
cuales  no  se  pudo  desembarazar. 

I  que  en  esta  voluntad  haya  sido  vuestra 
Majestad  constante  ,  se  colije  claramente  de 
aqui,  que  zinco  años  después  de  aquel  su  pri- 
mer edicto,  en  aquellas  pazes  que  se  hizieron 
con  el  llei  de  Franzia  prisionero  de  vuestra 


AL    EMPERADOR.  '''»9 

Mujeslad,  eslá  éntrelos  capítulos  que  se  trac- 
laroii  del  conzierlo  ,  puesto  esto  por  harto 
claras  palabras.  Que  entrambos  vuestras  Ma- 
jestades querian  juntadas  las  fuerzas  de  una 
parle*  i  de  otra  ,  desarraigar  ¡extirpar  toda  12 
la  secta  Luterana.  No  bai  que  dubdar  sino 
que  fué  esta  una  grande  conspirazion,  i  bar- 
io de  temer  para  muchos.  Pero  ¿qué  se  si- 
guió tras  della?  Otra  vez  puso  Dios  su  escu- 
do delante,  al  cual  ninguna  fuerza  de  armas 
pudo  traspasar.  Porque  aquella  tan  halagüe- 
ña i  encarezída  amistad  i  benevolenzia  ,  no 
pudo  cuajar,  pero  un  poco  después  se  deshi- 
zo. Tornóse  a  renovar  la  guerra,  con  la  cual 
fueron  ambos  tan  impedidos  que  aquel  su  de- 
creto propuesto  para  mui  grande  terror  de 
muchos,  confirmado  por  pacto  expreso,  per- 
dió toda  su  fuerza.  Pero  no  contentos  con  es- 
to, tres  anos  después  cuando  se  tornó  a  bazer 
otro  nuevo  conzierto  de  paz  ,  aquel  mesmo 
capitulo  de  la  otra  vez  se  volvió  a  repetir  ,  i 
a  firmar:  i  aun  sobre  lo  pasado  fué  añidido, 
que  se  procurase  de  alcanzar  del  Papa  ,  la 
Cruzada,  para  por  este  medio  sacar  de  todas 
partes  dineros  para  ayuda  de  la  guerra,  que 


K 


60  inFMlMAZION 

se  avia  de  liazpr  ,  asi  contra  los  Luleranos  ^ 
como  conlra  el  Turco  enemigo  del  nombre 
Cristiano.  Por  manera  que  quitadas  estas 
guerras  ,  tornó  otra  vez  a  Alemania  vuestra 
Maj.  para  apaziguar  este  disidió  i  discordia 
que  liabia  en  UKelijíon. 

Come  conti-a  la  voluntad  i  fuerza  do  los 
hombres  va  siempre  adelante  la  Relijion  de 
Dios. 

I  como  en  aquella  Gongregazion  que  se  hi- 
zo en  Augusta  hubo  algunos  Príuzipes  i  Zin- 
dades,  los  cuales  entretanto  que  vuestraHa- 
jestad  estaba  por  estremo  impedido  con  las- 
guerras  ,  i  se  lardaba  muciio  tiempo  alejado 
i 5  deltas,  hablan  yarezebídoestado'ctrina:  co- 
mo estos  declarasen  porescripto  allí  delante 
de  vuestra  Majestad  i  ie  toda  la  Gongrega- 
zion délos  Prinztpes,  ¡Ordenes  dellnoperio, 
una  confesión  de  su  Fé,  en  que  daban  cuenta 
i  razón  de  su  Relijion:  hizo  vuestra  Majestad 
entonzesun  decreto  zieríamente  grave  i  duro: 
i  en  él  fuó  escriptn  i  mandado  que  dentro  de 
zicrlo  tiempo,  menos  de  zinco  meses,  se  de- 


AL    EMPERADOR.  Gl 

terminasen  en  sí  querían  defender  la  opinión 
que  babian  tomado  ,  o  antes  reduz[i]rse  a  la 
inesma  relijion  antigua  que  vuestra  Majestad 
i  otros  muchos  seguían.  Este  decreto  agradó 
sobremanera  al  Papa,  del  cual  mui  poco  an- 
tes había  vuestra  Majestad  sido  coronado. 
En  el  cual  tiempo,  es  cosa  verisímil  ,  que  él 
le  encomendase  su  tlignidad  con  grande  apa- 
rato de  palabras  i  de  encarezimientes,  i  que 
le  quedase  grandísima  esperanza  en  vuestra 
Majestad,  de  mui  grandes  cosas.  Pero  es  zier- 
to,  que  si  en  aquel  tiempo  se  intentara  algo 
por  violenzia  i  armas  ,  fuera  ya  entonzes  k 
empresa  mas  difizil  de  loque  hubiera  sido  al- 
:gunos  años  antes ,  cuando  todo  el  negozio  al 
juizio  i  parezer  de  todos,  pendía  de  un  hom- 
bre solamente.  También  pareze  que  fuera 
harto  mas  diíizil  entonzes  de  lo  que  por  ven- 
tura sería  el  dia  'de  hoi.  Pero  vuestra  Majes- 
tad según  su  cordura  i  destreza  de  injenio 
veía  que  se  levantaría  una  grande  i  lamenta- 
ble guerra  zivil,  donde  pueden  siempre  mas 
las  armas  que  la  justizia  i  la  razón:  mayor- 
mente que  ya  este  negozio  de  la  Relijion  no 
se  tractaba*de  hombres   particulares  sola-  14 


62  INFORMAZION 

infante,  pero  Icnia  pur  l'alroiips  ¡ilgnnns  l'ri;!- 
zipes  i  Ziiii1a<1cs. 

Kstanilo  vuestra  Majcslail  perplejo  en  esta 
tan  grave  i  importante  delibcrazion,  lié  aquí 
donde  le  sobrevino  otro  estorbo  de  tan  gran  - 
de  peso ,  qiie  lo  priiizipal  que  luego  se  re- 
quería, era  proveer  como  tener  coitlenlos  a 
todos  los  Ordenes  del  Imperio,  procurar  que 
se  reconziliasen  entre  si ,  i  que  a  uadie  se 
diese  causa  ninguna  de  ofensa.  Fué  nezesa- 
rio  a  grande  priesa,  pedir  a  muchos  con  rue- 
gos todos  los  socorros  que  se  pudiesen  haber 
de  todas  partes,  para  poner  a  punto  un  ejér- 
zito  bastante  contra  el  Turco  ,  que  venía  con 
lodo  su  poder  a  entrarse  por  Austria.  Esto 
mismo  dio  ocasión  que  aquel  decreto  que  he- 
mos dicho  ,  se  mudase  en  otro  mas  blando , 
hecho  de  tal  manera,  qnc  después  vino  a  pro- 
mover i  adelantar  mucho  la  mesma  causa. 
I  porque  había  vuestra  Majestad  verdadera- 
menltí  conoszido  ima  grande  constanzia  en 
los  nuestros,  parezc  ser,  que  de  allí  adelante 
trataba  este  negozio  no  con  tanto  calor  como 
de  antes.  Porque  habiendo  vuelto  a  España 
dos  años  después,  emprendió  aqnel  tan  ilus- 


AL    EMWÍRADOR.  63 

Ire  aparato  de  guerra  contra  Túnez:  i  acaba- 
da prósperamente  aquella  empresa  ,  vino  a 
Ñapóles,  i  de  allí  a  Lombardia.  En  aquel  tiem- 
po daban  saltos  de  plazer  los  Papistas,  pen- 
sando que  la  victoria  de  vuestra  Majestad  , 
era  para  ulilídad  dellos:  estonzes  los  Prínzi- 
pes  i  Ordenes  del  Imperio  adversarios  suyos, 
que  no  pudieron  dejar  de  entender  estas  bra- 
vezas ,  llenas  de  amenazas  i  fie*ros  ,  que  se  *^ 
divulgaban»  escribieron  a  vuestra  Majestad  a 
Italia,  una  carta  sobre  ello,  en  la  cual  decla- 
raban los  rumores  i  la  fama  que  corrían  ,  i 
cuan  claramente  daban  algunos  a  entender 
que  no  se  guardaría  el  conzierto  de  Norim- 
berga,  i  el  otro  edicto  de  Ratisbona,  que  es- 
tá junto  con  él.  A  la  cual  carta  respondió 
vuestra  Majestad  con  toda  mansedumbre  , 
díziendo  que  quería  i  deseaba  mui  mucho  , 
este  disidió  déla  RelijionnazidoenAlemania, 
componerlo  i  paziQcarlo  no  por  fuerza  ni  por 
armas,  sino  con  toda  equidad,  razón  i  bene- 
volenzia:  i  que  tuviesen  esto  por  mui  zierto, 
i  que  no  se  dejasen  persuadir  otra  cosa.  I 
desta  manera  respondió  vuestra  Majestad  , 
estando  armado,  i  en  el  camino  de  Marsella, 


64  INFORXAZION 

]ior  domle  llevaba  encaminando  su  ojúrzilo 
contra  et  Rei  de  Fraazia.  Con  el  cual ,  como 
otra  vez  se  reconziliase,  i  que  creían  los  ra- 
pistas que  con  eso  se  les  ofrezía  nueva  occa- 
sion,  parahazer  algo  de  bueno  en  su  negozio, 
i  que  ya  tramaban  de  secreto  cosas  de  inala 
dijeslion:  las  cuales  siendo  después  como  por 
miraglo  descubiertas,  parezía  que  babian  de 
ser  causa  de  grandes  sediziones  i  alborotos  : 
envió  eslonzes  vuestra  Majestad  sobre  ello 
embajadores  desde  España,  por  los  cuales  de- 
claró que  no  reusaba  que  se  juntasen  arbi- 
tros de  una  parte  i  de  otra  ,  i  que  comenza- 
sen bombres  doctos  deseosos  de  la  paz  i  tran- 
quilidad pública  una  vez,  a  disputar  cortés 
i  amigablemente  sobre  la  doctrina  de  la  Re- 
lijion,  para  que  después  de  abierto  por  ellos 
^  /¡  el  camino  i  mostrado  en  que  se  '  podian 
acordar,  la  conlirmase  vuestra  Majestad  con 
su  autoridad  i  mandamiento.  Algunos  meses 
después  pasando  por  Franzia  ,  tornó  a  Flan- 
dres  vuestra  Majestad:  i  como  en  aquella  sa- 
zón a  su  venida  aigunos  bombres  inquietos  i 
buUiziosos  babian  ya  ecbado  susziertos  fuu- 
dumentos  de  guerra   zivil  por   Alemania  ,  i 


AL    BMPBRADOR.  65 

pensaban  que  aquella  tan  estrecha  compañía 
de  vuestra  Majestad  con  el  rei  de  Franzia  , 
había  también  de  ser  a  ellos  útil  :  i  que  ya 
casi  saltaban  a  las  barbas,  con  ferozidad ,  de 
sus  adversarios:  acordándose  vuestra  Majes- 
tad de  su  palabra  i  promesa  ,  i  por  ventura 
mirando  cuanto  se  habia  amplificado  ya  la 
causa,  hizo  convocar  una  pública  Dieta  ,  en 
la  cual,  aunque  tenían  intento  de  venir  a  las 
manos,  los  que  viéndole  confederado  con  el 
Rei  de  Franzia  ,  les  parezía  ,  que  no  habría 
cosa  que  no  pudiese  concluir.  Pero  vuestra 
Majestad  usando  de  una  singular  humanidad 
i  prudenzia,  tuvo  por  bien  que  en  otra  Dieta 
siguiente,  se  tratase  la  causa  entre  hombres 
doctos  de  ambas  partes:  los  cuales  muí  po- 
cos días  qne  estuvieron  juntos,  habiendo  te. 
nido  algunos  coloquios  entre  sí  a  manera  de 
preparaziones  ,  i  de  unas  livianas  contenzio- 
nes,  fueron  llamados  de  vuestra  Majestad  a 
Ratisbona  ,  a  donde,  como  también  vinieron 
los  otros  Prínzipes  en  grande  número  ,  usó 
vuestra  Majestad  de  una  verdadera  i  lejitima 
manera  de  concluir,  i  instituyó  otro  coloquio 
para  mas  adelante,  en  el  cual,  qué  fue  lo  que 

5 


66  INrORHAZlON 

se  hizo  ,  i  cómo  ,  no  bai  para  que  repetirto 
47  aquí.  'Siendo  pues  todo  eeto  anei,  ¿qué  otra 
cosa  se  puede  juzgar  sino  que  reprimió  Bios 
i  refrenó  los  consejos  de  vuestra  Majestad  :  í 
que  los  ha  ido  siempre  guiando  de  tal  mane- 
ra,- que  Dt»  haya  sido  en  su  mano  oprimir  es- 
ta causa  por  fuerza  de  armas  ni  potenzia?  Si 
este  no  es  un  ilustre  miraglo  que  Dios  nos  ha 
puesto  delante  de  los  ojos ,  para  que  lo  con- 
templemos, ¿  que  otra  cosa  será?  Agora  debe 
considerar  vuestra  Majeitad  cuan  lleno  de 
peligro  fué  el  consejo  de  los  que  te  fueron 
autores  que  propusiese  aquellos  decretos,  de 
qne  habernos  hablado,  que  con  ánimo  tan  in- 
flamado le  solizitaron  a  que  entrase  a  despar- 
tirlos con  mano  armada.  Al  prinzipio,  i  aun 
machos  años  después  insistieron  en  que  toda 
esta  doctrina  fuese  totalmente  extirpada,  sin 
'  quedar  cosa  de  ella:  i  en  esto  empleaban  to- 
da su  habilidad  i  fuerza  de  injenio  :  i  agora 
en  la  ultima  disputa  convinieron  con  ellos  en 
algunos  zíertos  capítulos  de  lo  substanzial  de 
la  doctrina,  los  cuales  ,  los  años  prezedentes 
por  autoridad  de  vuestra  Majestad ,  pero  por 
aviso  i  consejo  dellos  mesmos  ,  hablan  sido 


AL   EBIPERABOR.  67 

condenados  por  heréticos.  Agora  ya  conozeii 
casi  todos  ellos  ,  i  lo  dan  bien  claramente  a 
entender,  que  esta  doctrina  por  la  mayor 
parte,  no  solo  es  tolerable,  sino  también  útil, 
saladable\  i  nezesaria:  por  la  cual  doctrina, 
con  ser  esto  ansi  ,  de  veinte  años  acá,  i  aun 
mas,  han  sido  mui  muchas  personas  constre- 
ñidas a  perder  sus  haziendas  ,  i  sus  vidas: 
otros ,  a  andar  desterrados  i  perseguidos. 
Porque  no  se  puede  negar  ,  por  solo  el  capi- 
tulo de  la  justiGcazíon,  el  cual  es^mui  ampio  ^^ 
i  copioso,  no  hayan  sido  mui  muchos  misera- 
blemente atormentados  i  sobre  manera  afliji- 
dos.  Porque  esta  parte  del  Evanjelio  ,  como 
es  la  prinzipal  ,  no  la  pueden  sufrir  por  nin- 
guna via,  pero  cruelisimamente  la  persiguen 
i  combaten,  no  por  otra  causa,  sino  porque 
toda  su  gananzia,  su  gloría  ,  su  pompa,  i  di* 
soluzion  consiste  en  aquella  tenebrosa  i  impia 
persuasión,  con  que  han  sepultado  ,  i  conta- 
minado todo  este  lugar  i  doctrina,  delajusti- 
ficazion.  ¿Qué  trairáu  agora  para  esto,  o  de 
qué  manera  podrán  escusar  esta  su  osadía,  i 
ferozidad  mas  que  [de]  jigantes  que  por  odio 
que  tienen  a  esta  doctrina ,  hayan  echado  tan 


/ 


I 


68  IHFORHIZIOII 

grande  multitud  de  hombres  en  eslremasca-' 
lamidades  i  miserias?  No  se  pueden  salir  a 
fuera,  ni  les  queda  ijué  puedan  con  verdad 
responder.  El  prinsipal  capitulo  de  nuestra 
Belijion,  que  es,  como  habernos  dicho,  el  de 
la  doctrina  de  la  jusUGcazion  ,  está  tan  ilus- 
trado que  ya  no  queda  higar  de  negar  cosa 
ninguna.  Ha  se  ya  descubierto  i  puesto  delan- 
te los  ojos  este  laberinto  de  errores  , con  que 
estaban  intrícados  i  enlazados  los  entendi- 
mientos de  todos  los  hombres.  Podría  se  les 
por  ventura  conzeder  ,  que  ul  prinzipio  no 
hayan  pecado  tanto  por  malizia  i  perversidad 
de  injeuio  ,  cnmo  por  una  zierta  ignoranzia 
adquirida  con  el  largo  tiempo,  i  una  enveje- 
zida  costumbre.  Ora  ,  sea -ansí ,  conzedamos 
se  lo.  Pero  ¿qué  quiere  dezir,  o  como  merezen 
ser  perdonados  ,  los  que  la  hora  de  agora  , 
después  de  tanto  tiempo  resisten  todavía  con 
\íi  tanta  porfía  i  p'rlinazia  ,  en  esta* clarísima 
luz  de  la  verdad?  Por  ninguna  via  se  puede 
z[i]erlamenle  escHsar  esta  obstínazion.  Porque 
ya  no  se  puede  tener]  esta  por  simple  igno- 
ranzia,  a  la  cual  se  conzede  perdón,  sino  por 
mui  doblada,  cual  es  la  que  describe  Platón, 


AL   EMPERADOR.  69 

cuando  algún  hombre  índuzido  de  una  zíerta 
altivez  i  soberbia,  presume  tener  la  zienzia  i 
jntelijenzia  de  alguna  cosa ,  o  defiende  algo» 
que  o  no  alcanza,  o  no  se  puede  bien  defen- 
der. Di[ze]  pues,  que  cuando  cae  este  afecto 
en  hombre  poderoso  i  rico  ,  suele  ser  causa 
de  grandes  revueltas  i  perturbaziones,  como 
en  este  nuestro  tiempo  lo  vemos  a  la  clara , 
i  lo  experimentamos. 

De  las  artes  de  que  usan  los  quexoniradizen 
la  Relijion,  i  como  los  disipa  Dios,  i  esclareze 
la  verdad. 

I  por  zierto  que  aunque  no  tuviese  otro  in- 
dizio  sino  este  vuestra  Majestad,  podría  bar* 
to  fazilmeute  colejir  por  las  cosas  que  pasa- 
ron en  Ratisbona,  que  siempre  que  vienen  los 
contrarios  a  tratar  desta  causa  traen  ,  un 
ánimo  enconado  ,  pertinaz,  i  lleno  de  amar- 
gura. Muchos  años  seha  litigado  ya,  muchos 
ayuntamientos  ha  habido  del  Imperio  sobre 
esta  causa  ,  i  no  una  sola  vez ,  sino  muchas 
ha  estado  ya  toda  Alemania  en  grandísimo 
peligro  por  ella,  i  por  resistir  tanto  los  adver- 


70  IKFOBMAZIOH 

sarios,  nunca  se  pudo  Iraer  el  negozio  a  qtic 
se  diese  orden,  como  se  tuviese  un  amigable 
i  familiar  coloquio.  Después  que  agora  ya  a 
la  fin  fué  permitido  este  coloquio  por  vuestra 
Majestad,  i  que  pusieron  fin  i  concluyeron  en 
él  hartas  controversias  que  antes  faabian  le- 
20  vantado  todos  aquellos  alboro^tos  en  la  Cris- 
tiandad: toman  ya  otra  \ez  a  salirse  fuera  i 
a  retirarse  ,  i  la  verdad  que  fué  espuesta  ya 
una  vez  a  tos  ojos  de  todo  el  mundo,  la  tor- 
nan a  cubrir,  i  a  desechar  de  si  ,  i  remiten 
temerosamente  al  Conzilio  el  couozimienlo 
desta  causa.  Antes  de  agora  han  trabajado 
de  persuadir  a  los  hombres,  que  no  se  debe 
de  dispntar,  i  todo  el  mundo  creía,  queesta- 
ban  tan  llenos  i  atestados  de  argumentos  , 
que  apenas  pudieran  consistir  los  adversarios 
en  la  batalla  un  solo  momento,  o  trabarse 
con  ellos.  Mas  quien  nunca  tal  pensara,  que 
viniera  la  cosa  a  tales  términos,  que  remitie- 
sen todo  este  negozio  para  el  tiempo  del  Con- 
zilio,  que  es  tanto,  como  descabullirse  del  le- 
jitimo  conozimiento  de  la  causa,  i  no  tener 
atrevimiento  de  ponerse  cara  a  cara  contra 
el  enemigo,  i  defender  suspropriascosascon 


AL   EMPERADOR.  71 

sólidos  i  verdaderos  argumentos.  Habian  se 
prometido  ,  i  tenían  zierta  esperanza  ,  que 
viniera  vuestra  Majestad  con  mano  armada  a 
poner  leyes,  según  la  opinión  i  el  voto  dellos. 
Pero  como  se  veen  agora  caldos  de  la  tal  es- 
peranza ,  andan  angustiados,  i  es  mayor  ,  de 
lo  que  se  podría  eroer  ,  el  dolor  que  todos 
tienen:  i  no  lesparéze  que  hai  causa  ya  ningu- 
na porque  deban  acatar  i  reverenziar  tanto 
a  vuestra  Majestad.  Bien  se  puede  acordar 
vuestra  Majestad  cuantas  i  cuan  atrozes  re* 
laziones  i  acusaziones  ellos  le  han  dado  de 
sus  adversarios  muchas  vezes.  I  agora  ya  no  - 
puede  ignorar,  que  lo  hayan  hecho  no  sola- 
men^te  con  odio  i  ánimo  enconado,  sino  tam-  21 
bien  con  grande  falsedad. 

I  pues  queda  manifiesto,  destas  cosas  sobre- 
dichas ,  que  no  se  gobierna  esta  causa  por 
fuerza  ni  industrias  humanas  ,  sino  por  el 
admirable  i  inenarrable  consejo  i  providenzia 
de  solo  Dios:  allende  desto  ,  pues  todas  las 
razones  que  han  maquinado  en  contrario  to- 
dos los  hombres  ,  han  sido  (como  evidente- 
mente se  muestra)  disipadas  admirablemente, 
es  mui  justo  que  vuestra  Majestad  que  es  el 


L 


72  IHFOBMAZIOK 

prinzipal  de  todos  los  Reyes,  piense  consigo 
estas  cosas  cod  el  peso  i  estima  que  se  re- 
quiere, i  iDui  de  veras.  Porque  si  toiraoios 
las  cosas  humanas,  muí  mucho  es  loquees- 
tá  puesto  en  solo  vuestra  Majestad.  Algunos 
Reyes  i  muchos  Prinzipes  i  Ordenes  lienen 
puestu[s]  los  ojos  en  vuesb*»  Majestad  solamen- 
te :  i  algunos  lienen  sus  cosas  de  arle  que 
totalmente  dependen  de  vuestra  Majestad. 
Puso  Dios  eu  veslra  mano  sola  muchas  i  llo- 
rentisimas  Proviozias,  i  dio  nos  en  vos,  sacra 
Majestad,  un  Emperador  poderosísimo,  tanto 
.  que  de  muchos  siglos  acá  oonca  lo  tuvo  tal 
Alemania.  A  estos  tantos  i  tan  eszelentes 
pueblos  es  vuestra  Majestad  constituido  de 
Dios  por  Presidente  i  lugarteniente  suyo,  no 
solo  para  que  administre  juslizia  zivil  i  de- 
íieuda  sus  subditos  de  los  enemigos  ,  sino 
también  para  que  provea  i  trabaje  con  cui~ 
dado  que  vivan  según  la  piedad  i  relijion  de 
I  Dios  ,  i  que  no 'sean  traídos  en  error  con 
ninguna  falsa  doctrina.  En  España,  que  esel 
patrimonio  i  reino  de  vuestra  Majestad  anda 
mui  fuerte  i  furiosa  sobre  manera  la  que  lla- 
uian   InqiiisiKion  ,   i  de  tal   manera  rezia  i 


AL    EMPERADOR  75 

cruel,  que  no  se  puede  por  causa  suya,  ha- 
blar palabra  ninguna  que  sea  pura  ,  por  la 
verdad:  i  en  el  tomar  de  los  testigos  hai  una 
iniquidad  grandísima  i  mui  bárbara.  Todo 
esto  es  tanto  mas  peligroso,  i  fuera  de  toda 
razón,  i  humanidad  ,  cuanto  los  que  son  in- 
quisidores, que  presiden  i  gobiernan  esta  in- 
quisizion  ,  son  hombres  indoctos  ,  crueles  , 
avarientos,  vazios  del  verdadero  conozimien- 
to  de  Dios,  sin  intelijenzia  de  la  Relijion  crisr 
tiana,  i  de  Jesu  Cristo  autor  della,  i  que  viven 
como   buitres  solamente    desta    volatería. 
Aqui  ziertamente  ,  en  grande  manera  es  ne- 
zesario  que  vuestra  Majestad  use  de  su  auto- 
ridad. Porque  como  con  lo  que  la  larga expe* 
rienzia  le  ha  enseñado  ,  no  pu[e]de  dejar  de 
saber  muchas  cosas  ,  cuyo  conozimieuto  es 
nezesarío,  i  entenderlas  muí  por  el  cabo,  co- 
mo es  de  creer:  no  es  justo  por  zierto  que  es- 
te tan  exzelente  don  del  conozimieuto  que 
tiene,  se  pierda,  sino  que  según  su  natural 
humanidad  i  bondad  debe  liberalmente  re* 
partir  con  su  pueblo  lo  que  Dios  le  ha  dado 
a  entender:  i  que  tenga  esto  por  averiguado, 
que  si  para  Alemania  es  útil,  i  saludable  esta 


74  I.NFORIfAZION 

doctrina^  no  puede  dejar  de  ser  provecliosa  i 
nezesaría,  no  solamente  a  las  tierras  i  seño- 
ríos de  vuestra  Majestad,  sino  aun  también 
a  todo  el  universo  mundo.  La  causa  porque 
23  el  Rei  don  Feman^do  abuelo  de  vuestra  Ma- 
jestad puso  la  Inquistzion  en  España,  cosa  es 
notoria  i  mui  sabida.  I  pues  que  esta  causa 
ha  ya  zesado,  no  la  debria  de  haber  ya  mas 
en  ninguna  manera.  Al  prinzipio  harto  bien 
i  lejitimamente  fué  ordenada,  para  contralos 
que  habiendo  rezebido  el  Bautismo,  judaiza- 
ban. Pero  sin  causa  ninguna  ,  i  contra  toda 
razón  se  ejerzita  ya  contra  aquellos  que  de- 
sean conoszer  a  Jesu  Oisto  nuestro  Redentor 
i  Señor  ,  i  con  todo  estudio  trabajan  de  huir 
toda  falsa  doctrina.  Por  lanto  si  pudiese  vues- 
tra Majestad  traer  a  los  Grandes,  i  a  las  Ziu- 
dadesi  Estados  de  su  reino,  a  que  esta  Inqui- 
sizion  se  enmendase  i  se  purificase  de  las 
grandes  injustizias  que  en  ella  pasan,  grande 
cosa  haría  para  el  adelantamiento  i  exalta- 
zion  del  nombre  de  Jesu  Cristo,  i  para  salud 
de  muchos.  Porque  si  lo  que  hai  vizioso,  malo 
i  perverso  en  ella,  no  se  quita,  contiene  ver- 
daderamente en  si  una  atrozidad  demasiada 


AL   EMPERADOR.  75 

1  grande  por  estremo,  i  tan  grande,  que  no  se 
halla  ejemplo  de  cosa  semejante  en  ninguna 
historia  ni  memoria  de  hombres. 

Cual  sea  la  regla  i  forma  lejiiima  de  la  re- 
formazion  cristiana. 

Lo  mesmo  pasa  en  todas  sus  tierras  de 
Flandes,  Brabante  ,  Holandia,  Jelandia ,  He- 
nao,  Artesia  ,  donde  cada  dia  se  hazen  mu- 
chos edictos  para  estorbar  que  nadie  reziba 
esta  doctrina.  I  casi  siempre  cuando  sale 
dellas  vuestra  Majestad  ,  para  venir  en  Ale- 
mania a  apaziguar  nuestros  alborotos  i  disen- 
siones, suele  mandar  con  grandisima  dilijen- 
*zia ,  i  rigor  que  por  todas  aquellas  partes  ^4 
se  hagan  graves  castigos ,  contra  los  que  en 
alguna  manera  hubieren  azeptado  i  favorezi- 
do  esta  doctrina.  Si  lo  haze  con  intento',  que 
entre  tanto  que  en  la  Dieta  se  tratan  los  ne- 
gozios  ,  no  innoven  ni  muden  ellos  nada  ,  ya 
agora  tiene  bastante  causa,  para  que  aquella 
premática  que  hizo  ,  que  casi  cada  año  se 
torna  a  pregonar  en  sus  tierras  ,  ya  que  no 
ía  quite  del  todo,  a  lo  menos  la  ablande  i  mi- 


76  INFORMAZION 

tigue  de  tal  manera,  que  no  piensen  los  hom- 
bres como  (|ue  no  haya  cosa  ninguna  buena 
«n  aquellos  libros  ,  cuyos  nombres  aquella 
premática  comprende  i  condena.  Porque  se- 
ría cosa  demasiadamente  dura,  sioose  le  dá 
una  interprelazion  i  declarazion  mas  blanda; 
i  no  pudiera  al  prinzipio  ,  cuando  sun  todo  el 
mundo  la  aborrezia  ,  i  estaba  en  tinieblas  , 
proponer  cosa  mas  dura  i  grave  que  esta. 
Tomo  a  dezir  que  tanto  mas  lo  debe  quitar 
del  todo  ,  i  templarlo  prudentemente  ,  pues 
pasa  ansí ,  que  en  la  Dieta  de  ttatisboua  [ué 
constituido,  que  cada  Majistrado  en  su  juris- 
dizioQ  enmendase  i  coirijese  todas  aquellas 
cosas  ,  que  no  se  pudieses  disimular  sin  iu- 
currir  en  vizio.  Mui  bien  por  zierlo  fué  de- 
cretado i  ordenado  aquello:  pero  plega  a  Dios 
que  todos  lo  entiendan  bien,  i  lo  hagan  como 
deben.  I'oca  cosa  es  enmendar  aquellos  gro- 
seros abusos,  i  manifiestos  a  todos,  i  lambieo 
no  consentir  que  nadie  tenga  muchos  bene- 
Gzios  ,  i  hazer  que  *  cada  uno  presida  en  su 
Iglesia.  Buena  es  zierlo  la  presidenzia,  pero 
de  ¿qué  sirve  presidir  i  residir  cada  uno  en  su 
Iglesia,  si  entre  tanto  está  desterrada  de  ella 


Al  emperador.  77 

la  pura  palabra  del  Evanjelio,  que  es  la  re- 
gla i  forma  de  bien  presidir?  Porque  si  el 
verdadero  fundamento  que  es  la  doctrina,  no 
se  echa  primero,  todo  cuanto  se  edificare  da- 
rá  consigo  por  tierra  ,  porque  luego  que  la 
verdadera  doctrina  fué  contaminada  i  des^ 
iruida  con  falsas  opiniones  ,  a  la  hora  como 
que  salieron  de  madre  con  grande  Ímpetu  i 
fuerza  estos  errores  i  males  que  agora  vemos. 
Dize  Platón,  que  acaeze  muchas  vezes,  que 
los  que  por  destemplaba,  i  darse  demasiada^ 
mente  a  comidas  i  a  bebidas  ,  vienen  a  en- 
fu'mar  corporalmente  ,  no  quieren  por  eso 
gobernarse  i  moderar  su  vida  con  mayor 
templanza  i  regla,  pero  que  se  quedan  siem- 
pre con  su  costumbre  i  manera  de  vivir  ,  i 
que  con  aquello  engañan  en  alguna  manera 
su  enfermedad:  pero  que  en  efecto,  no  hazen 
ni  ganan  otra  cosa  que  acrezentar  i  en[sa]ñar 
su  mal,  ihazer  que  vaya  siempre  empeoran- 
do. 1  si  alguno  les  amonesta  que  vivan  mas 
sobria  i  templadamente  ,  que  hagan  algún 
ejerzizio,  que  huigan  de  la  oziosidad,  i  no  se 
den  a  mujeres,  porque  de  otra  manera  todas 
las  medizinas  de  que  usaren,  no  les  servirán 


78  INFORNAZlOrt 

de  nada  :  a  este  [dize]  que  no  pueden  sufrir, 
que  se  indignan  contra  él  gravemente.  A  este 
tal  enfermo,  (dize  Platón]  que  es  semejante 
2C  el  estado  de  una  Kepu'blica  mal  ordenada  , 
donde  se  manda  a  los  ziudadanos  so  graves 
penas  que  alaben  la  forma  de  República,  en 
que  al  preséntese  hallan,  i  que  no  procuren 
de  mudar  ni  emendar  nada  en  ella.  En  una 
tal  ziodad,  siempre  ocurre  algo  que  se  baya 
de  correjir  i  enmendar  publicamente  :  pero 
esta  enmienda  i  correzion  no  tendrá  fln  ni 
modo,  si  primero  no  son  rezebidos  del  pue- 
blo i  admitidos  en  nso  aquellos  prínzipales 
capítulos  que  él  allí  cuenta.  Lo  cual  si  ansí 
no  se  haze,  dize,  que  acaezerá  el  Hajistrado 
de  aquellas  ziudades  una  cosasemejante  a  la 
que  se  cuenta  de  Hercules,  que  cuando  ba- 
hía corlado  una  cabeza  a  la  Hidra,  era  me- 
nester tornar  a  tomar  el  mesmo  trabajo  i  pa- 
sar  el  mesmo  peligro  ,  porque  en  lugar  de 
abezas  que  cortaba  al  monstruo,  les  sa- 
lían continuamente  otras  nuevas.  Ni  mas  n¡ 
menos  son  verdaderamente  las  reformaziones 
({lie  hasta  aquí  pareze  que  se  han  instituido 
i  iieclii). 


AL  EMPERADOR.  79 

Qite  la  doctrUia  de  la  Relijion  no  da  oca- 
sión a  sediziones,  sino ,  los  que  le  son  rebeldes 
i  se  levantan  contra  ella. 

Pero  si  por  eso  con  semejantes  edictos  re- 
frena  vuestra  Majestad  sus  pueblos  ,  porque 
piensa  que  esta  doctrina  de  la  Relijion  dá 
ocasión  a  alborotos  i  sediziones,  i  que  por  este 
respecto  en  ninguna  manera  se  debe  admitir: 
gran  lástima  por  zierto  sería  esa  ,  i  cosa  de 
llorar  » i  debe  se  desear  en  extremo  que  lo 
sintiese  de  otra  manera  vuestra  Majestad. 
Bien  se  sabe  que  los  que  procuran  de  diver- 
tir ^i  distraer  desta  causa  a  los  Prinzipes,  lo  am 
prinzipal  en  que  hazen  su  hiucapie ,  i  lo  que 
mas  vezes  repiten,  es  dezir,  que  en  aquellos 
lugares ,  donde  esta  doctrina  es  rezebida , 
siempre  está  el  pueblo  como  medio  amotina* 
do  contra  sus  Superiores :  i  pintan  les  esto 
como  si  oviese  alli  unas  tristes  i  espantosas 
mudanzas  de  las  cosas  :  de  suerte  que  por 
esta  via  los  asombran  i  los  hazen  estar  des- 
pavoridos. No  hai  que  dudar,  sino  que  es  es- 
te un  argumento  que  tiene  gran  fuerza,  para 


80  INFORMAZION 

poner  gran  miedo  i  espanto.  Pero  aquellos 
que  lo  tienen  de  continuo  en  la  boca  ,  i  lo 
usan  mui  a  menudo ,  darán  algún  dia  razón 
dello  delante  de  aquel  supremo  Tribunal  de 
Dios  ,  que  no  admite  apelazion  ninguna  ,  ni 
sufre  ninguna  mentira  ni  falsedad.  Porque 
mui  bien  saben  ellos  que  es  falso  lo  que  afir- 
man: empero  porque  se  hallan  desnudos  de 
substanziales  i  verdaderos  presidios,  acójen- 
se  a  eslas  fábulas  i  burlerías  inventadas  i mo* 
vidas  en  ellos  por  Satanás.  ¿Qué  cosa  hai , 
veamos  ,  mas  fazil  que  convenzerlos  de  fal- 
sedad i  sacarles  la  mentira  a  la  cara?  La  Es- 
critura claramente  testifica  que  los  Majistra- 
dos  son  constituidos  de  Dios,  i  que  por  su  or- 
denazioni  voluntad  les  es  dado  el  cuchillo  de 
la  justizia,  i  aun  también  nos  manda  obede- 
zer  al  Majistrado  que  no  fuere  tal  cual  con- 
viene. En  lo  cual ,  dize,  que  se  cumple  el 
mandamiento,  i  voluntad  de  Dios.  Si  aqui  por 
ventura  replican,  que  es  verdad,  que  eso  está 
mui  bien  mandado  en  la  sagrada  Escritura  , 
pero  que  los  que  enseñan  al  pueblo,  olvidan, 
28  i  lio  hazen"^  en  esta  parte  su  ofizio,  en  no  en- 
carezer  harto  la  dignidad  de  los  Majistrados, 


AL   EMPERADOR.  81 

ni  la  hoarra  í  venerazion  que  se  les  debe. 
Bien  está  eso:  pero  es  nezesario  que  vengan 
ala  prueba  dello,  i  que  derauestr[e]n,en  que 
pueblos  se  levanten  alborotos  i  sedlzíones,  i 
quien  son  los  que  se  amotinan  por  respecto 
desta  doctrina.  Aqui  de  nezesidad  quedarán 
mui  suspensos  í  mudos  ,  porque  no  podrán 
probar  tal  cosa.  Mas  ya  que  les  conzedamos 
que  se  levantan  nuevos  movimientos  i  albo- 
rotos en  algunas  partes,  ¿sigúese  por  eso  de 
nezesidad  que  se  haya  de  imputar  todo  esto 
a  la  doctrina?  Pero  aun  sin  esto  los  podemos 
(en  lo  que  dizen)  convenzer  de  falsedad  con 
un  argumento  mui  casero ,  familiar  i  cuoti- 
diano. 

Yernos  como  muchos  Prinzipes  i  Ordenes 
del  Imperio,  unos  tras  otros  se  pasan  a  la  de- 
fensa desta  causa.  Si  t[e]miesen  amotinazio- 
nes  i  alborot<)s  del  Pueblo,  o  hubiesen  visto 
algunos  desastrados  ejemplos  de  semejantes 
alborotos  en  sus  vezinos  ,  es  por  ventura  de 
creer  que  se  les  hubieran  llegado  tantos? 
Porque  es  zertisimo  que  todos  los  Majistra- 
dos  ninguna,  cosa  aborrezen  tanto  como  la 
rebelión.  Luego  siendo  cosa  clara,  que  es  este 

6 


82  I.NF0RM.VZIO>' 

argumeato  que  traen  amasado  de  puras  ca- 
lumnias i  Iraiziones,  deben  proveer  losPrín- 
zipes  i  guardarse  no  sean  engañados  de  tales 
murmuradores!  calumniadores.  Porque  ellos, 
29  ellos  mesmos,  digo, son  autores  i  no  otros*  de 
cualquier  estrañeza  i  alboroto  que  se  pueda 
levantar  entre  el  puebloi  el  Majistrado,  como 
se  vee  claro  en  lo  que  los  días  pasados  acón- 
tezió  en  Austria.  En  la  cual  provinzia  se  han 
hecho  grandes  crueldades  hasta  agora  ,  con- 
tra los  hombres  deseosos  del  Evanjelio  siendo 
autores  destas  trajedias  estos  mesmos  que  no 
pueden  surrir  la  verdad.  I  finalmente  los 
prinzipales  ,  i  los  nohles  de  las  ziudades  co- 
movidos  de  tanta  aspereza  como  ellos  veían, 
vinieron  a  echarse  a  los  pies  de  su  Prínzipe, 
hermano  de  vuestra  Majestad,  i  le  suplicaron 
que  mandase  zesar  la  persecuzion  i  la  mor- 
tandad, i  que  se  pueda  predicar  el  Evanjelio 
i  la  palabra  de  Dios  en  las  Iglesias.  Los  que 
suplicaron  esto  con  toda  la  humilidad  i  pie- 
dad que  deben,  no  sou  tan  pocos  en  número, 
ni  de  tan  baja  calidad,  que  se  pueden  menos- 
|iieziar:  pero  son  tales  que  quieren  en  todas 
maneras  agradar  i  ohedezer  a  su  Príuzipe, 


AL   EMPERADOR.  85 

el  cual  rezibieron  por  beneGzio  de  Dios.  I 
sino  hai  remedio  de  poder  alcanzar  algún  dia 
lo  que  con  tanto  deseo  i  jemidos  piden  i  rue- 
gan ,  i  que  finalmente  por  esta  ocasión  por 
\entura  vengan  a  nazer  alborotos  i  turbazio- 
nes,  a  ¿quien,  veamos,  se  ha  de  echar  la  culpa 
desto,  sino  a  aquellos  que  insisten  reziamen- 
te  con  su  Prinzipe  ,  que  no  afloje  nada  de  su 
severidad  ,  sino  que  prosiga  en  ella  constan- 
temente? Pero,  veamos  ,  estos  aconsejadores 
tan  malditos,  quien  i  cuantos  son?  Por  zierto 
son  mui  pocos  i  tales  *  en  efecto,  que  no  es 
de  maravillar  que  esta  doctrina  delzielo,  les 
desagrade,  i  les  haga  mal  sabor,  üe  manera 
que  hizieron  mui  prudentemente,  i  mui  bien 
estos  Señores  i  prinzipales  ,  que  habemos  di- 
cho, de  venirse  a  su  rei  a  rogarle  ,  i  a  ex- 
hortarle a  toda  moderazion,  para  que  no  re- 
sultase dello  algún  inconveniente  que  fuese 
peor.  Luego  claro  está  ,  i  mui  zierto  que 
esta  doctrina  no  solamente  no  pare  sedizio- 
nes  ningunas  ,  pero  aun  ilustra  en  gran  ma- 
nera la  dignidad  de  los  Majistrados,  iquein- 
zita  al  pueblo  a  que  les  obedezca  de  corazón- 
Por  manera  que  si  por  una  destas  dos  cau- 


50 


84  IKFORMAZION 

SUS,  O  por  entrambas  juntamente  hizo  vnes- 
tra  Majestad  aqnel  decreto,  que  arriba  habe- 
rnos dicho:  ya  agora  vee  la  razón  porque  se 
deba  ordenar  i  hazcr  de  otra  manera  ,  para 
que  no  piensen  los  hombres  qne  no  hubiera 
por  esta  vía  entrado  a  componer  las  disen- 
siones en  el  Imperio,  si  como  tiene  absoluto 
mando  en  sus  pueblos  ,  lo  pudiese  tener  en 
Alemania.  La  voluntad  ,  i  buena  intenzion 
que  mostró  vuestra  Majestad  en  la  Dieta  de 
Ralisbona,  alaban  mucho  todos  los  que  son 
deseosos  de  concordia,  i  se  la  agradezen  so- 
bre manera.  Pero  sí  en  sus  rejiones  dura  per- 
petuamente aquella  severidad ,  i  rigor  de 
edictos  i  persecuziones,  bien  puede  pensar  , 
sacra  Majestad,  qLe  es  lo  que  podrán  juzgar 
los  hombres. 

Cuan  peligrosa  i  perniztosa  et  la  fuersa  que 
se  haze  contra  la  verdad.  I  como  los  Prinzipes 
han  de  haser  ofizios  de  fieles  Pastores. 

Cuando  en  sus  proprias  provinzias  institu- 

,{  ye're  una  pía  i  cristiana  enmienda  i  reforma- 

zion  de  tas  Iglesias,  entonzes  entenderán  to- 


AL   EMPERADOR.  85 

dos  que  ya  va  la  cosa  de  veras,  pues  que  en 
aquellos  lugares  donde  manda  sola  i  lo  rije 
todo ,  estableze  i  propone  ejemplo  que  los 
otros  imiten:  entonzes  verán  claramente  que 
tiene  gana  i  deseo  de  seguir  lo  mesnio  por 
toda  Alemania,  sino  se  lo  estorbasen  algunos» 
a  cuyas  voluntades  por  ventura  no  pueda  to- 
talmente repugnar.  El  corazón  del  hombre  « 
mira  Dios,  i  no  se  le  puede  esconder  nada  : 
cualquier  cosa  que  se  haga  con  finjimiento  , 
o  por  favor,  grazia  o  esperanza  de  alguna 
comodidad  propria,  i  no  de  corazón,  la  abo* 
mina,  i  no  la  deja  sin  castigo  :  de  lo  cual  te- 
nemos un  ejemplo  harto  ilustre  en  estos 
nuestros  tiempos,  si  lo  queremos  considerar. 
Asi  que  lo  que  vee,  sacra  Majestad,  que  ha 
acaezído  en  Austria ,  debe  pensar  que  tam- 
bién toca  a  nuestras  provinzias.  Porque  los 
hombres  desean  ser  bien  instituidos  i  ensena- 
dos, i  aun  Dios  también  asi  lo  requiere  i  lo 
manda,  i  pide  al  Majistrado  que  en  ello  haga 
su  oñzio.  Si  los  tratan  rigurosa  i  ásperamen- 
te: si  viene  tino  i  quiere  hazerse  señor  de  sus 
ánimas  i  tiranizarlas,  ¿qué  otra  cosa  puede  a 
la  fin  resultar  de  aqui,  sino  un  descoraz[o]na- 


86  ixFanMAZioN 

miento  ,  un  desmayo  de  corazón,  una  triste- 
za, i  una  ofensa  mui  grande  de  los  hombres? 
No  ignoran  que  siempre  liá  vuestra  Majes- 
tad estado  mal  con  esta  causa :  i  después 
también  veen  [que  los}  mesmos  tiempos  le  han 
traido  a  que  permitiese  una  lejitima  disput», 
52  i  que  asi  no  haya  reprobado  los  arti*cuIos  de 
*  la  doctrina  que  alli  se  conziliarou.  Por  otra 
parte  veen,  con  que  impedimentos  i  con  que 
cadenas  de  edictos  están  ligados,  i  con  cuan- 
to peligro  de  sus  haziendas  i  vidas  lo  harían, 
si  profesasen  aquellas  mesmas  cosas  en  que 
en  este  postrer  coloquio  instruido  por  su 
mandado  ,  se  concordaron  los  Teólogos  de 
la  una  parte  i  de  la  otra.  ¿No  quiere  vuestra 
sacra  Majestad,  que  un  rigor  como  este,  le- 
vante  unos  angustiadisimos  jcmidos  en  los 
ánimos  de  los  fieles? 

Luego  este  ejemplo  de  Austria  ,  también 
toca  a  vuestra  Majestad  ,  i  a  todas  vuestras 
provinzias,  toca  también  igualmente  a  todos 
los  Reyes.  Porque  los  Prinzipes  son  obliga- 
dos ,  como  fieles  Pastores  a  mirar  en  todas 
las  cosas  por  la  salud  de  su  pueblo,  i  no  te- 
ner ncgozio  ninguno  en  esta  vida  por  mas 


AL   EMPERADOR.  87 

prinzipal  que  este.  En  las  cosas  de  impor- 
tanzia  i  jeaerales  no  se  deben  tampoco  me- 
nospreziar  el  jnizio  i  voluntad  del  pueblo :  i 
por  zierto  hazen  lo  que  deben  los  Ordenes 
i  Estados  de  cada  reino  ,  cuando  en  las  cosas 
que  pertenezen  a  la  común  salud  de  todos,  di- 
zen  su  parezer  abiertamente  a  sus  Prínzipes, 
i  como  Dios  se  lo  da  a  entender  ,  sin  andar 
en  disimulaziones,  i  temores.  I  los  que  no  lo 
hazen  asi,  lo  pagarán  i  darán  cuenta  algún 
dia  ante  el  juizio  divino,  donde  no  habrá  lu- 
gar de  terjiversar  ni  de  disimular.  Há  se  de 
considerar  que  todos  los  Reinos  penden  de 
solo  Dios ,  el  cual  solo  los  distribuye  i  los 
traspasa  según  su  voluntad,  i*  que  a  muchos  55 
Reyes,  algunas  vezes  ha  quitado  el  zeptro,  no 
por  mas  de  porque  despreziaban  su  palabra, 
i  porque  no  abrrogaban  la  falsa  doctrina  ,  i 
el  servizio  de  los  Ídolos,  que  se  había  intro- 
duzido  en  el  pueblo.  Levanten  i  alzen  aqui 
los  ojos  i  su  entendimiento  los  Prínzipes ,  i 
miren  como  puedan  responder  a  Dios  por  lo 
que  hazen,  i  abonarse  para  con  él.  Ya  agora 
es  descubierta  la  verdad,  i  se  han  alanzado 
las  tinieblas :  no  hai  lugar  de  aqui  adelaute 


88  INFORMAZION 

de  ninguna  escusa.  Pero  el  caso  es  ,  que  los 
contrarios  remitieron  para  el  tiempo  del  Con- 
zilio  (como  habemos  ya  dicho)  la  confesión 
de  aquella  verdad  ,  que  les  fué  sacada  por 
fuerza:  en  lo  cual  solo  demuestran  harto  cla- 
ramente que  no  hai  cosa,  que  mas  teman,  ni 
que  tanto  los  asomhre  ,  ni  mas  aborrezcan  , 
que  la  luz ,  i  los  rayos  del  sol.  Remiten  el 
conozimiento  desta  causa  a  aquel,  cuyas  cos- 
tumbres, vida  ,  i  doctrina  no  son  capazos  ni 
sufren  enmienda  ninguna.  Antes  quisieron 
admitir  nos  Conzilio  nazional,  o  a  lo  menos 
prometido  nos  lo  de  palabra  que  aprobar 
entonzes  las  cosas  en  que,  en  aquella  dispu- 
ta quedaban  de  acuerdo.  No  hazen  agora 
sino  recular  ,  i  salirse  a  fuera  cada  rato  ,  i 
buscar  todos  los  jeneros  que  pueden  de  es- 
capaderos,  para  que  no  los  puedan  constre- 
ñir ,  i  con  todo  eso  veen  delante  de  sus  ojos, 
que  entre  tanto  se  les  va  cada  dia  mucha  jen- 
te:  veen  que  un  dia  un  Prínzipe,  otro  dia  ima 
ziudad,  otro  dia  un  reino, se  pasan  mui  fazil- 
34  mente* a  la  parte  de  sus  contrarios.  En  tiem- 
I»o  de  guerra  hablan  de  Conzilio:  i  casi  siem- 
pre acaeze,  que  cuando  ha  vuestra  Majestad 


AL   EMPERADOR.  89 

dado  fin  a  una  guerra,  se  le  levanta  luego  otra 
de  nuevo ,  lo  cual  ha  durado  casi  ordinaria- 
mente desde  que  es  Emperador.  No  ignoran 
esto  aquestos  simplezitos  raposos  matreros 
cnvejezidos  en  malizia  :  i  asi  no  hazen  sino 
ir  deGriendo  ei  tratar  desta  causa ,  i  piensan 
que  el  tiempo  mesmo  verná  a  dar  en  estas 
cosas  algún  remedio ,  que  les  venga  a  ellos 
a  propósito.  Entre  tanto  estansse  fuera  del 
peligro  de  la  artillería,  mui  a  su  plazer  tra- 
gando la  substanzia  ,  i  chupando  la  sangre 
de  los  pobres  i  miserables.  Todo  esto  que  he- 
mos dicho,  viene  a  resumirse  ,  sacra  Majes- 
tad ,  en  que  piense  qué  Pr ínzipe  ha  querido 
Dios  que  sea  en  la  tierra ,  qué  es  lo  que  re- 
quiere de  vuestra  Majestad :  qué  cargo  es  el 
que  le  ha  dado  :  que  es   este  sin  falta  ,  que  ^^^^^ 

zelebre  su  Nombre  en  confesar  la  verdadera  f     ' 

doctrina  ,  i  que  mande  instruir  mui  bien  el 
pueblo  que  le  ha  sido  cometido  ,  i  que  tenga 
por  zierto  que  no  podrá  hazer  a  Dios  mas 
agradable  servizio  que  este  :  el  cual  sin  duda 
pondrá  sus  ojos  de  piedad  sobre  vuestra  Ma- 
jestad ,  i  le  dará  fuerzas,  ánimo  i  prudenzia, 
para  gobernar  prósperamente  a  gloria  de  su 


N 


90  INVORHAZIOÜ 

Nombro  los  grandisimos  lleiiios  que  le  ha 
dado. 

Del  orijen  i  fuerza  del  juramento  que  liazen 
los  Emperadores  al  Pontifize  Romano. 

La  oti-n  parle  de  mi  orazion  i  inrormazion 
que  agora  se  sigue,  va  totalmente  asida  cun 
55  loque  hasta*  aquí  he  tratado,  i  no  puede  que- 
dar rezagada  ni  dejarse  de  dezír.  Por  tanto 
suplico  a  vuestra  Majestad  qnc  la  oiga  con 
pazicnzia.  Porque  aunque  parczerá  algo  lar- 
guilla  ,  trahujaró  empero  de  no  traer  nada 
fuero  de  propósito.  Demás  de  mnchos  lio- 
rentisimos  Señoríos  i  Ileinos  que  Dios  ha  dado 
a  vuestra  Majestad  ,  también  le  dotó  de  nii 
iujenio  exzclente  ,  de  manera  que  justísima- 
menle  como  cosa  merezida,  le  puede  poner 
entre  aquellos  antiguos,  i  valerosos  Empera- 
dores. Tor  tanto  es  mas  de  maravillar  ,  que 
en  tantos  años  no  haya  vuestra  alteza  hecho 
mas  en  este  ncgozio:  mayormente  que  es  im- 
{Hisible  que  no  haya  deprendido  muchas  co- 
sas con  el  luengo  uso.  Dios  tiene  nuestra  vo- 
Iiintiid  i  nuestros  consejos  todos  en  sn  mano. 


AL    EMPERADOR.  91 

Pero  si  miramos  ai  juizio  de  la  razón,  i  que- 
remos iiablar  humanamente  ,  pareze  que  la 
causa  de  su  tibieza  es  :  porque  se  halla  obli- 
gado al  PontiGze  Romano  por  el  juramenta 
que  le  hizo  ,  i  que  esto  es  lo  que  siempre  le 
ata  pies  i  manos,  para  no  poder  casi  mover 
ni  mudar  nada  ,  que  no  le  ofenda  a  él.  Lo 
cual  si  asi  es,  por  zierto  que  es  gran  lástima, 
i  que  es  de  desear  sobre  manera  que  de  una 
servidumbre  tan  grande  tornase  vuestra  Ma- 
jestad a  ponerse  en  su  libertad.  Astuto  debió 
zierto  ser  i  maravillosamente  avisado  i  pro- 
veído el  Demonio  ,  en  haber  sabido  traer  la 
cosa  a  estos  términos.  Por  tanto  es  nezesario 
investigar  i  buscar  la  razón  deste  juramento, 
de  que  manera  ha  nazido  i  crezido.  De  aqui 
después  quedará  claro  i  líquido,  que  fuerza 
es  la  que*  tiene,  i  en  que  manera  obliga.  Pero  56 
mientras  que  se  tracta  desto  ,  es  menester 
desnudarnos  de  aquella  persuasión  que  ha 
reinado  hasta  agora  entre  nosotros,  de  que  el 
Papa  es  un  santísimo  Padre  ,  i  todo  lo  que 
demás  desto  se  suele  exajerar  i  encaramar. 
Estos  perjuizios  i  privilejios  digo,  i  estos  so- 
berbios títulos  conviene  enviarlos  a  pasear,  i 


I 


nS  INFOtlMAZIO !( 

^iie  se  espazien  alji^uii  tanto  para  descubrir 
mejor  este  negozio:  i  es  nezesario  considerar 
i  mirar,  no  cual  es  el  dia  de  hoi  ,  sino  cual 
lia  sido  en  tiempos  pasados,  i  cual  debriaser. 
Lo  que  mas  que  todo  se  debría  desear  es,  que 
uo  bubiese  esta  cuestión  en  el  mundo  ,  ni 
fuese  menester  mover  tal  disputa.  Pero  de 
becho  nos  acaeze  lo  mismo  que  Platón  díze  , 
que  acaezja  a  él,  i  a  otros  muchos,  cuando 
se  viene  a  términos  de  demostrar  que  bai 
dioses,  que  tienen  cuidado  de  las  cosas  hu- 
manas, que  dan  premio  a  los  buenos,  i  que 
castigan  a  los  malos  después  desla  vida.  Si 
no  hubiese  muchos  (díze)  que  enseriasen  que 
no  hai  ningún  Dios  ,  fazilmente  evitariamos 
esta  dispula.  Pero  pues  que  no  tienen  ver- 
gncnzu  de  profesar  publicamente  esta  opi- 
nión, i  aun  testificarla  ron  su  vida  i  costum- 
bres, no  puedo  dejar  de  dezir  en  esto  lo  que 
siento.  Porque  de  otra  manera  ,  sí  todos  sin- 
tiesen píamente  de  Dios  ,  no  pasaría  por  el 
pensamiento  a  nadie  disputar  de  una  cosa 
que  ninguno  negase.  Ni  mas  ni  menos  es  lo 
que  pasa  el  dia  deboi.  Si  no  hubieran  ensu- 
ziado  los  Papas  todas  las  cosas  i  pegádules 


AL   EMPERADOR.  95 

SU  tiñiai  SUS  bubas,  si  no  se  hubieran  habido 
*cruelmente  i  con  tan  desenfrenada  i  tiránica 
osadía,  si  hubieran  bien  el  ofizio  que  Dios  les 
encargó,  no  sería  menester  hoi  en  dia  litigar 
sobre  esta  materia,  ni  les  pasara  por  el  pen- 
samiento a  los  hombres  ninguna  cosa  destas. 
Pero  visto  que  ellos  mesmos  han  dado  mate- 
ria i  causa ,  i  han  introduzido  en  el  mundo 
un  seminario  de  perpetuas  contiendas  i  de- 
bates ,  los  cuales  persiguen  a  fuego  i  a  san- 
gre, menester  es  alumbrar  un  poco  esta  cau- 
sa, para  qne  se  pueda  ver  i  dizernir  mas  de 
veras. 

De  como  i  sobre  qué  está  fundada  la  dona- 
zion  que  se  dize  haber  hecho  Constantino  a  la 
Iglesia.  1  cómese  estendió  el  Señorio  del  Papa 
sobre  la  Cristiandad. 

Una  por  una,  es  cosa  zierta  i  averiguada, 
que  a  los  prinzipios  el  que  agora  llaman  Pa- 
pa ,  era  solamente  Obispo  de  la  Iglesia  de 
Roma.  Porque,  ¿qué  razón  había  para  que  él 
fuese  otro,  o  mayor  que  los  otros  que  presi- 
dían en  las  Iglesias  délas  otras  provinzias  de 


I 


94  INFOBHAZIO:* 

Asia  ,  Siria  ,  i  Bjiplo?  Tan  libre  i  tan  lejos 
estaba  cntonzes  de  tener  potestad  ninguna  , 
que  aun  hartas  vezes  era  forzado  a  estarse 
retirado  i  metido  en  escondrijos;  cuando  per- 
sjgniao  los  Emperadores  el  Evanjelío :  i  esto 
durú  trezicntos  años,  baste  que  el  Empera- 
dor Constantino  rezibiú  la  Fé  de  Cristo.  I 
este  ,  no  hai  que  dudar ,  sino  que  trató  con 
grande  amor  i  benevolenzia  a  los  Ministros  i 
enseñadores  de  la  palabra  del  Evanjelío.  Pero 
j  que  haya  sido  tanta  su  *  liberalidad  ,  o  por 
mejor  dezir,  prodigalidad,  que  les  diese  toda 
aquella  parte  del  Imperio  Itoinano,  que  está 
al  Oczidcnte,  juntamente  con  el  zeptro  i  la 
ziudad  de  Itoma,  que  fut!:  la  silla  antigua  de 
los  Emperadores,  cosa  es  esta  por  zierto  in- 
creíble i  fuera  de  toda  verdad.  Aunque  vues- 
tra Majestad  agora  quiere  que  la  dignidad  de 
las  Iglesias  esté  mui  entera,  no  por  eso  echa- 
rá a  perder  i  desperdiziará  tan  inconsiderada- 
mente las  posesiones  del  imperio,  i  ya  que  lo 
hizicre,  no  consintiendo  en  ello  los  Estados, 
no  seria  válida  la  donazion  :  o  si  lo  liiziese 
por  su  privada  autoridad  ,  claro  está  ,  que 
tendría  libertad  cualquier  suczesor  suyo  ,  de 


AL   EMPERADOR.  95 

revocar  la  donaziou  ,  i  restaurar  i  curar  la 
llaga  que  oviese   rezebido  todo  el  Imperio. 
Que  el  Emperador  Constantino  fuese  tan  por 
extremo  i  tan  ezxesivamente  prodigo ,  no  hai 
historia  que  tal  diga  :  solamente  se  escribe 
del ,  que  edificó  templos  i  muchas  casas,  i 
que  distribuyó  hartos  dineros  para  los  pobres, 
i  que  constituyó  rentas  ziertas  pasa  los  mi- 
nistros de  las  Iglesias.  Empero  estos  hombres 
hechos  avarientos,  i  ambiziosos,  i  ensoberbe-* 
zidos  con  el  buen  suczeso  de  sus  cosas  ,  fin- 
jieron  ellos  mismos  esto  de  la  donazion  de 
Constantino,  de  que  tanto  se  glorian  i  entre* 
metiéronlo  en  sus  constituziones  i  rejistros  , 
comitiendo  en  lo  mismo  crimen  de  falsarios, 
pues  lo  que  fué  dellos  finjido  con  grande  te- 
meridad, lo  hazen  encreyente  a  todo  el  mun- 
do, como  cosa  sacrosanta  i  autentica.  Pero  ♦' 
como  quiera  que  sea,  desde  los  tiempos  de 
Con'^stantino  comenzaron  a  alzar  cabeza  ,  i  a  59 
engreycrse ,  i  no  quisieron  ser  iguales  a   los 
otros  Obispos.  I  porque  veian  que  los  Empe- 
radores les  tenian  buena  voluntad,  parezióles 
que  no  se  debía  dejar  pasar  aquella  coyuntu- 
ra ,  sino  que  se  debia  apañar  i  cojer  dellos 


96  I>TOBHAZtO>( 

cuanto  les  pudiesen  sacar  ,  mientras  duraba 
la  estima  que  tenian  de  la  nueva  Rclijion,  i 
que  la  amaban  con  grande  bervor.  El  blanco 
a  que  asestaban  todas  sus  saetas  ,  era  este, 
que  con  voluntad  de  los  Emperadores  pudie- 
sen usurparse  la  autoridad  sobre  los  Obispos 
lie  las  otras  provinzias.  Duró  esta  ambizion  i 
ncgoziazion  casi  trezientosafios  hasta  el  tiem- 
po que  vinieron  a  alcanzar  lo  quequerian  del 
Emperador  Focas.  Pero  muchos  años  antes 
que  lo  alcanzasen,  babian  perdido  ya  los  Ro- 
manos todo  lo  que  babian  poseido  en  el  Oc- 
zidente,  i  tenian  lo  ocupado  naziones  bárba- 
ras. Italia  también  andaba  aflijida  con  mui 
largas  i  mui  graves  guerras,  i  por  esta  causa 
los  Emperadores  recoj[i]tíronse  i  ocupáronse 
del  todo  en  las  parles  Orientales,  donde  couio 
se  estuviesen  de  asiento,  ocupados,  levantóse 
a  la  (in  por  muchas  causas  ,  entre  ellos  i  el 
Obispo  de  Roma  ,  una  disensión  {grande.  La 
cual  como  fuese  mui  porfiada,  i  cada  dia  ruó- 
se mas  i  mas  creziendo,  los  PontiQzes  Roma- 
nos dieronse  a  tratar  i  negoziar  con  los  Be- 
yes de  Franzia  que  no  estaban  mui  lejos,  por 
cuyos  favores  babian  sido  algunas  vezesrcs- 


AL   EMPERADOR.  97 

tituidos  i  conservados  en  su  dignidad,  i  des- 
pertaron los  a  qne  procurasen  de  haber  la 
dignidad  i  el  zeptro  Imperial.  *  I  esto  hizic-  40 
ron  no  con  otra  intenzion ,  sino  para  fatigar 
i  hazer  mal  al  antiguo  Emperador  Romano, 
de  cuyos  predezesores  habían  rezebido  ellos 
muí  muchos  favores  i  habían  sido  levantados 
a  la  cumbre  de  honor  donde  estaban.  Junta- 
mente con  esto  por  tener  por  su  parte  un 
perpetuo  defensor  contra  cualquier  ímpetu  i 
fuerza  de  enemigos  que  se  les  pretendiese 
hazer,  i  asi  por  esta  vía  Cario  Magno  Rei  de 
Franziafué  hecho  Emperador  del  Poniente. 
Hasta  este  tiempo,  está  clarísimo  ,  que  no 
hubo  ningún  juramento  que  los  Emperado- 
res hiziesen  a  los  Pontifizes.  Porque  cuando 
andaban  mui  rezias  i  fervientes  por  toda  Ita- 
lia, i  prinzipalmente  en  Roma,  las  persecu- 
ziones  de  los  Cristianos ,  cuando  solizitaban 
con  grande  ambizion  que  fuesen  ellos  supe- 
riores a  los  otros  Obispos,  i  que  se  les  diese 
imperio  sobre  ellos :  cuando  después  Cario 
Magno  les  hazia  muchas  buenas  obras  ,  con 
que  les  tenia  obligados ,  fazilmente  se  puede 
Jiensar,  que  los  Emperadores  no  les  recono- 


98  INFOBMAZION 

zian  la  menor  superioridad  ni  obligazion  del 
mundo.  Del  otro  antiguo  Emperador  de 
Oriente,  no  babia  para  que  esperasen  no  so- 
lamente bonrra  ,  pero  ni  aun  señal  ninguna 
de  amor.  Luego  zierto  es ,  que  no  solo  no 
hnbo  en  aquel  tiempo  uingun  juramento,  pe- 
ro aun  puédese  veriGcar  por  las  historias , 
que  toda  la  dignidad,  que  entonzes  tenían  , 
dependía  totalmente  de  la  autoridad  de  los 
.,  Emperadores:  tanto  que  pa*ra  la  confirma- 
zion  de  su  Pontificado,  era  menester  el  coD' 
sentimiento  de  los  Emperadores:  i  esta  mes- 
ma  manera  de  prozeder  se  guardó  en  tiempo 
de  Cario  Magno.  Creszió  empero  hasta  estos 
tiempos  el  fausto  i  el  sc&orjo  dellos,  engran- 
dezicndolos  sobre  manera  Cario  Magno:  des- 
pués de  cuya  muerte  ,  dizen  que  el  Empera- 
dor Ludovico,  primero  desle  nombre,  renun- 
zió  al  derecbo  i  autoridad  que  tenía  de  con- 
firmar al  Papa  :  i  asi  lo  afirman  en  sus  cons- 
lituziones  ,  que  ellos  mesmos  se  han  forjado: 
i  aun  dizen,  que  siendo  Emperador  Ludovico 
segundo,  no  esperó  el  Pontifize  su  consenti- 
miento. Muchos  años  después  ,  dizen  ellos 
mtsmosen  sus  Escrípturas,  que  le  fué  vuelto 


AL    EMPERADOR.     *  99 

a  Otton  el  primero  el  derecho  i  autoridad  de 
confirmar  los  Papas. 

Mas  después  que  la  dignidad  del  Imperio 
se  pasó  en  Alemania  ,  i  fueron  allí  conslitui- 
dos  los  prinzipes  Electores,  fuese  cayendo  i 
perdióse  poco  a  poco  todo  aquel  derecho  i 
autoridad  » i  los  Pontifizes  Romanos  venidos 
ya  a  una  increíble  riqueza  ,  comenzaron  su 
poco  a  poco  a  levantar  las  crestas  :  después 
a  la  fin,  no  contentos  con  esta  libertad  que 
se  hablan  ganado,  urdían  i  buscaban  maneras 
como  sojuzgar  al  Emperador:  hasta  que  vi- 
nieron a  no  tener  vergüenza  de  pedirle  que 
les  hiziese  juramento  ,  cual  lo  suelen  hazer 
los  subditos  a  sus  superiores,  i  patrones.  Esta 
cosa  Haszió  de  que  ellos  consagraban  a  los 
Emperadores  despue^de  elejidos  ,  los  cuales 
al  prinzípio  resistían  *  con  grande  ánimo  ,  a  ^2  á^ 

esta  su  desvergonzada  importunidad  ,  i  atre- 
vimiento. Porque  aun  hoi  en  dia ,  ¿  quién  hai 
que  no  quedase  atónito  a  una  cosa  tan  nueva, 
como  es  ser  constreñido  un  hombre  a  que 
prometa  su  fé,  su  lealtad,  i  hazer  servizio  a 
aquel  que  antes  hubiese  sido  su  subdito  i 
encomendado  ,  i  cuya  dignidad  i  autoridad 


► 


400  INFOtlNAZION 

hubiese  poco  antes  todn  dependido  desii  vo- 
luntad? 

¿Qoe  novedad, veainos,esesla,seAor  Padre 
santo  de  Boma,  qné  iiníerc  dezir  esta  lan  per- 
versa i  desvergonzada  prelendenzia?  Si  vos 
habéis  ayudado  algo  en  que  el  derecho  de 
hazer  Emperadores  viniese  a  nueslra  Nazion, 
también  por  zierto  nuestros  antepasados  os 
enriqnezieron  con  tantas  posesiones  com» 
tenéis.  I  aun  nosotros  i  naestros  Padres  nos 
hemos  puesto  muchas  vezes  a  grandísimos 
peligros  por  conservar  vuestra  dignidad.  Si 
estuviésedes  tan  en  delgada  i  tan  maganto 
como  en  algún  tiempo  lo  estavistes,  ninguna 
disensión  (sin  duda]  se  hubiera  levantado  en- 
tre nosotros.  Porque  nuestros  bisabuelos  os 
ha[y]an  hecho  tan  grandes  i  tan  poderosos  , 
¿hemos  de  ser  por  eso  nosotros  castigados,  i 
tan  aborrezidos  de  toda  vuestra  quadrilla  de 
ordenados?  ¿Queréis  por  ventura  darnos  seme- 
jante paga ,  que  la  con  que  pagastes  a  los 
Emperadores  antiguos  que  os  hablan  hecho 
rrinzipesde  Iaslglesias,a  loscualesmoslras- 
tes  tan  ninguna  señal  de  agradeziiuiento , 
que  aun  los  perseguistcs  i  desposeistes  eme- 


me 


AL    EMPERADOR.  101 

lisimamente?  La  potestad  del  Imperio  seglar 
en  ninguna  manera  os  perteneze.  Silvoso-  45 
tros  todavia  proseguís  adelante  ,  ios  queréis 
alzar  también  con  esta  administrazion ,  ¿  que 
juzgaránlas  jenies,  sino  que  apetezeís  lo  uno 
i  lo  otro  juntamente,  ser  Emperadores  i  Pon- 
íífizes?  Repugna  la  razón  ,  contradize  clara- 
mente a  ello  todo  lo  que  hasta  aquí  se  ha  he- 
cho: muí  diferente  cosa  a  esto  es  lo  que  con- 
tienen vuestros  decretos  antiguos.  Porque 
mandan  expresamente  que  no  os  envolváis  ni 
impidáis  de  ningunas  otras  cosas  ,  que  de  las 
Eclesiásticas.  ¿I  porqué, veamos ,  nos  queréis 
agora  constreñir  a  hazer  juramento?  Y  ya  que 
os  obedezcamos,  i  que  hagamos  lo  que  sin 
ningún  derecho  ni  justizia  nos  pedis,  ¿pensáis 
por  eso  tenernos  atados  como  a  esclavos?  Por 
mucho  que  os  demos  nuestra  fé  i  palabra,  i 
os  prometamos  toda  la  obedienzia  i  servizios 
del  mundo,itened  por  entendido,  que  en  nin- 
guna manera  haremos  cosa  que  no  sea  muí 
honesta,  o  que  seailízita  o  indigna  a  nosotros. 
Por  tanto  tened  esto  por  averiguado  que  no 
nos  meteremosen  servidumbre  ninguna,  sino 
que  defenderemos  el  lugar  que  nos  ha  sido 


102  INKORMAZION 

<tado,comode  mano  en  mano,  de  nuestros  maz 
yores,  i  no  consentiremos  que  se  nos  nuile 
nada  de  nuestra  libertad. 

Como  creziesen  desta  manera  las  conten- 
ziones  por  ambas  partes,  el  PontiGzcno  sola- 
mente no  dejaba  de  insistir  en  su  propósito, 
pero  ninguna  cosa  dejaba  de  las  que  le  po- 
dían servir  para  afrentar  i  hazer  injuria  a  los 
Emperadores  que  della  no  se  aprovechase- 
44  Porque  Henrico  Quarto  ,  i  *  el  Quinto,  i  Fre- 
derico  el  primero  ,  i  su  nieto  ,  Frideríco  el 
segundo,  i  su  padre  Filipo,  i  Alberto,  i  Hen- 
rico séptimo  i  Ludovtco  Bavaro  todos  Ehnpe- 
radores  experimentaron  mni  bien,  cuan  des- 
enfrenada i  indomable,  í  desagradezida  bes- 
lia,  es  un  mendigo  muí  eni'iquezido.  Experi- 
mentaron cuan  ponzoñosa  víbora  habían  cría- 
do  sus  antepasados  i  como  alentado  eu  el  se- 
no, entretanto  que  poco  a  poco  iban conze- 
dif^ndo  todas  las  cosas  al  Obispo  Romano  ,  i 
il.ínilole  cuanto  pedia,  i  poniendo  todo  su  es- 
Itiilio  en  amplificarlo',  i  en  adornarlo  i  honr- 
niilo. 

tlrir  los  Emperadores  Alemanes  repugna- 
M'ri  [ii'fjiet ñámente  ,  i  que  no  quisiesen  so- 


AL    ENPERABOR.  105 

meterse  a  este  \inculo  del  juramento,  como 
a  una  cosa  nueva,  indigna  i  nunca  vista  ,  ni 
oida,  se  puede  claramente  ver  en  que  el  Em- 
perador Henrico  séptimo  tuvo  ,  habrá  poco 
mas  de  dozientos  años,  contra  el  Papa  rézias 
contenziones  sobre  esta  causa.  Claro  está  que  ! 

si  los  Emperadores  de  los  tiempos  antes  deste 
le  hubieran  reconozido  como  a  Señor  ,  i  le 
hubieran  dado  su  fe:  no  hai  que  dudar  sino 
que  estos  que  suzedieron  después  hubieran  h 

de  buena  gana  seguido  la  costumbre  i  pisa--  ii 

das  de  sus  antepasados :  mayormente  que  en  | 

constituir  el  derecho  i  el  privilejio  de  elejir  ¿^ 

Emperadores,  habia  hecho  antes  el  Pontifize  ^ 

alguna  cosa  en  favor  de  Alemania],  a  lo  que  se  >; 

tuviera  atenzion.  Mas  empero  cuanto  con 
mayor  vehemenzia  resistian  los  Emperadores, 
tanto  más  duras  leyes  les  ponian  los  Papas  : 
i  finalmente  viniéronla  dar  en  tan  gran  lo-  45 
cura  i  frenesia,que  zegados  de  suambizion, 
soberbia  ,  i  avarizia  ,  no  tuvieron  temor  de 
Dios  de  acomodar  también  la  sagrada  Es- 
criptura  a  sus  desenfrenadísimos  afectos  i 
cobdizias.  Entonzes  salió  aquel  decreto  tan 
zelebrado  ,  i  todavia  está  enserto   i  escripto 


'!» 


104  IKFODNAZIO^ 

en  los  librostlonde  tracta  de  las  dus  grandes 
lumbreras  (leste  uiundo  ,  que  son  la  luna  i 
el  sol  ,  donde  el  Ponliíizc  se  compara  a  si  al 
sol,  i  al  Emperador  a  la  luna.  Entonzes  pri- 
meramente fué  hallado  en  la  Escripturacomo 
uu  tesoro  muí  escondido  i  no  conozido  de  to- 
da la  antigüedad  :  que  Dios  había  dado  al 
Pontifrze  la  potestad  seglar,  i  la  Eclesiástica, 
cuando  dijo  a  san  Pedro  lo  de  los  dos  cuchi- 
llos. Entonzes  fué  también  constituido  i  pues- 
to por  memoria  que  el  Papa  es  no  solamente 
seAor  del  Imperio,  pero  también  de  todü  el 
mundo  ,  i  que  todos  los  Heyes  le  deben  rc- 
conozer  por  supremo  Majistrado  en  la  tierra. 
Traianpara  esto  el  testimonio  de  losSalmos, 
donde  dize  el  Profeta  ,  que  toda  la  tierra  es 
del  Señor.  Del  cual  lugar,  dizen,  quese  saca 
HD  silojismo  desta  manera.  Si  del  Señor  eb 
toda  la  tierra,  luego  también  es  del  qnetie- 
ue  la  vexes  del  Sefior  en  ella.  Desle  arte 
creKzii'i  ul  atrevimiento  dellos  de  una  eslrafta 
Lii.ijii'i-a.  Luego  queda  averiguado  que  este 
jiininicnto  solemne  que  agora  está  converti- 
I  una  costumbre  nczesaria  ,  i  aun  casi 
santa,  se  cstablcziii  primeramente  den- 


AL    EMPERADOR.  J05 

de  los  lieinpos  del  Emperador  Henrico  sép- 
timo ,  el  cual  conlradezía  con  loda  la  vehe- 
menzia  del  mundo  *  i  no  quería  en  ninguna  46 
manera  sufrir  que  le  fuese  echado  este  freno. 
Mas  ¿  qué  mayor  i  mas  ilustre  testimonio 
queremos  para  esto  que  lo  que  acaezió  des- 
pués de  la  muerte  deste  Henrrico?  Aborrezía 
con  odio  mortal  el  Papa  Benito  duodezimo  al 
Emperador  Ludovico  Bávaro  que  fué  un  Prin- 
zipemui  exzeleute,  que  vino  después  de  Hen- 
rrico séptimo,  i  haziale  todos  los  sinsabores 
que  en  el  mundo  podia  ,  i  espezialmente  lo 
perseguia  con  todo  jenero  de  maldiziones  i 
excomuniones  ,  tanto  que  el  Ludovico  hubo 
de  dejar  a  Italia,  porque  se  temia  de  traizio- 
nes  i  de  ser  atosigado :  í  vuelto  a  Alemania  , 
hizo  ayuntamiento  de  todos  los  Prinzipes  i  0^ 

hombres  doctos  en  Francaforte:  donde  rezitó 

las  intolerables  afrentas  i  injurias  que  le  ha- 

bia  hecho  el  Pontifize  ,  i  después  repitiendo 

las  historias  de  los  tiempos  pasados  i  de  sus  I 

predezesores   los  Emperadores    Romanos  ^  \ 

constituyó  alli  muchas  cosas  en  favor  de  la 

dignidad  del  Imperio:  como  es,  que  solos  los 

Electores  Prinzipes  del  Imperio  tuviesen  po- 


106  INFORMAZION 

testad  i  derecho  de  elejir  Emperador:  que  no 
siendo  de  un  acuerdo  entre  si  los  Electores, 
aquel  fuese  Emperador  a  quien  la  mayor 
parte  elijiese :  Que  sin  coníirmazion  del  Papa 
administrase  el  Emperador  todas  las  cosas  : 
Que  el  Emperador  electo  tome  la  investidura 
del  Pontifize  Romano,  i  si  él  no  la  quisiese 
dar,  que  la  tomase  de  cualquier  otro  Obispo. 
Porque  aquella  investidura ,  o  la  que  ellos 
47  llaman  consagrazion  o  unzion  ,  *  que  no  es 
sino  una  solemnidad  azesoria  ,  inventada  de 
los  Pontifizes,  como  una  manera  de  símbolo 
de  perpetua  concordia  que  debe  de  haber 
entre  el  Imperio  i  la  Iglesia  :  ítem  ,  eso  que 
el  PontiGze  ahinca  tanto  en  lo  del  juramento, 
no  comprende  otra  cosa,  sino  que  los  Empe- 
radores tomen  a  su  cargo  la  defensa  de  la 
Relijion  i  de  nuestra  Fe:  i  no  que  hayan  de 
obedezer  por  fuerza  al  Pontifize,  i  reconozer- 
le  como  a  supremo  Majistrado.  Finalmente, 
mostró  también  como  era  falso  lo  que  el  Pon- 
tifize afirmaba  ,  que  el  tiempo  que  vacaba 
Emperador  ,  todo  el  derecho  de  la  adminis- 
trazion  del  Imperio  volviese  a  él.  Porque 
dezia,  que  aquello  pcrtenezía  al  Conde  Pala- 


AL    EMPERADOR.  107 

tino,  que  tiene  aquel  cargo  i  preiniueuzia  de 
administrar  el  Imperio  ,  hasta  qne  se  haya 
elejido  nuevo  Emperador.  Todas  estas  cosas 
publicó  este  ,  i  las  decretó  en  este  ayunta- 
miento ,  consintiendo  en  ello  por  todas  vias 
con  muí  alegre  voluntad  toda  aquella  con- 
gregazion  de  los  Prinzipes  i  Ordenes  del  Im- 
perio. Cosa  por  zierto  que  merezia  estaren 
todas  las  provinzias  i  ziudades  de  Alemania 
esculpida,  i  escripta  con  letras  de  oro  en  los 
lugares  públicos,  i  que  en  todos  los  Ayunta- 
mientos i  Dietas  del  Imperio  se  rezitase  pu- 
blicamente. I  pluguiera  a  Dios,  que  tuvieran 
en  perpetua  memoria  este  decreto  los  Empe- 
radores que  vinieron  después  de  Ludovico  , 
es  a  saber.  Cario  Quarto,  i  Venzeslao,  i  Ro- 
berto, í  Sijismundo  ,  i  los  otros  después  de- 
Ilos.  Pero  que  estos  hayan  abajado  la  cabeza 
i  dejádose  poner  un  yugo  tan  afrentoso  i  tan 
inicuo,  no  hai  que  dudar,  sino  *  que  lo  hizie-  48 
ron,  parte  por  opinión  de  relijiou  ,  i  parte 
como  hombres  engañados  i  tomados  entre 
fiiiertas  con  las  astuzias  de  los  Pontifizes. 
Porque  siendo  uno  elejido  i  declarado  por 
Emperador  ,  de  los  Prinzipes  de  Alemania  , 


r^ 


108  IKFORHAZIO» 

si  rehusaba  de  dar  a(|ueUa  fe  i  obedienzia  al 
PontiGze  ,  no  babia  remedio  de  alcanzar  del 
aquella  solemne  coroDazion.  Pues  ya  si  que- 
daba firme  en  este  propósilo  ,  no  era  cosa 
nueva  para  el  Pontiíize,  provocar  a  los  Prin- 
zípes  iinzilarlos  a  que  clijiescn  otro,  lo  cual 
le  era  fnzíl  de  acabar  con  ellos,  visto  que  los 
tres  Electores  que  por  ser  sazerdotcs  como 
i;l,  i  estar  debajo  de  su  subjezion  [sin  eso  i 
con  eso]  están  muí  unidos  con  la  sede  Roma- 
na, procuraban  en  todo  i  por  todo  conten- 
tarlo i  bazerle  plazer.  Pues  ya  el  segundo  que 
asi  era  elejido  Emperador ,  teníase  por  muí 
dtcboEO  de  estar,  por  cualquier  via  que  fuese, 
en  grazia  del  Pontífize  ,  para  poderse  por 
esta  via  defender,  contra  el  otro  su  competi- 
dor, por  cuyo  odio,  fuera  de  toda  esperanza 
le  habían  a  él  puesto  en  aquella  dignidad. 
Destas  semejanles  tramas  i  destas  artes  usa- 
ron perpetuamente  hasta  que  acabaron  de 
ser  domados  los  Emperadores  i  que  no  tu- 
vieron ya  dificultad  de  hazer  este  juramento. 
De  aquí  naszió  lo  que  dejaron  escripto  en 
sus  cañones,  que  los  Prínzipes  de  Aleutaniu 
tienen  zierta  autoridad  de  poder  elejír  Eni- 


AL    EMPERADOR.  109 

pcrador :  pero  que  la  confirmazion  del  per- 
teneze  a  los  PontiRzes  Romanos  ,  i  que  no 
puede  nadie  usar  del  titulo  ni  oR^zíodel  Em-  49 
perador  ,  que  no  sea  aprobado  dellos.  I  no 
solamente  fué  esto,  negozio  de  palabras,pero 
también  por  la  obra  mostraron  mas  de  una 
vez  ,  que  lo  entendían  i  querrían  asi.  De  lo 
cual  pueden  dar  testimonio  muchos  Empera- 
dores como  ya  arriba  se  ha  hecho  menzion. 
Dejo  de  dezir  cuan  cruelmente  han  hecho 
ofizio  de  salteadores  i  cosarios  en  los  otros 
Reinos,  mayormente  en  Sízilia,  i  el  que  qui- 
siese aqui  contar  cuan  llenos  están  los  libros 
de  sus  doctores  canonistas  de  una  infinidad 
de  monstruosidades,  i  de  cuan  abominabiles 
i  diabólicas  lisonjas  están  atestados  sus  es- 
criptos,  con  los  cuales  levantan  hasta  el  zielo 
a  los  Pontifizes,  habría  menester  escrebir  un 
gran  libro.  No  es  menester  mas,  sino  que  sin 
quitar  ni  poner  ,  lo  hazen  Dios,  i  tal  en  todo 
i  por  todo  ,  cual  le  tiene  pintado  la  sagrada 
Escriptura.  Lisonjeanle  fuera  de  toda  medida 
i  término,  i  no  hai  cosa  por  grande  que  sea, 
que  no  se  la  atribuyen:  pero  todos  ellos  con 
una  grande  desvergüenza  ,    i  abiertamente  W^ 


50 


UO  INFORNAZION 

con  la  mas  tonla  i  desastrada  ialenzíoa  del 
mundo.  Porque  con  eistos  tales  embaimientos 
lo  han  encantado  i  pervcrtidole  el  entendi- 
mieolo  i  juizío.  Tanto  que  el  miserable,  como 
puesto  fuera'de  si,  i  olvidado  del  todo  que  es 
hombre  ,  piensa  que  es  divino  i  Apostólico 
todo  cuanto  siente,  cuanto  liabla,  i  aun  lodo 
cuanto  toca  con  su  cuerpo.  Tiene  una  opi- 
nión de  si ,  como  si  a  imilazion  de  Salomón 
hubiese  elejido  la  prudenzia  entre  los  otros 
dones  de  Dios  ,  i  que  por  eso  mereziese  no 
menos  que  Salomón  ,  todas  las  riquezas  del 
mundo. 

'Que  ánimo  i  que  intensión  tuvieron  los 
Ponlifises  en  demandar  con  tan  grande  ins- 
lansia  el  juramento  a  ios  Emperadores. 

Pero  veamos  ¿  qué  causa  les  movió  paraque 
procurasen  con  tanta  vehemenzia  haber  este 
juramento,  i  que  insistiesen  en  esto  tan  rezia- 
mente?  Yo  lo  diré.  Después  que  perdida  ya 
la  vergüenza  ,  i  con  una  anibizion  i  negozia- 
zion  perpetua ,  alcanzaron  el  Señorío  sobre 
los  otros  Obispos ,   i  i|ue  esta  cosa  uo  era 


AL   EMPERADOR.  111 

aprobada  de  las  otras  Iglesias  :  después  que 
se  exemptaroQ  de  la  potestad  i  confirmazion 
que  usaban  los  Emperadores :  después  que 
con  unas  artes  estrañisimas  habian  crezido 
en  infinito,  i  que  habian  entrado  en  posesión 
de  provinzías  i  zindades ;  i  finalmente  des- 
pués que  con  una  gran  multitud  de  decretos, 
se  zerraron  por  todas  partes  como  con  mu- 
ralla :  pensaron  entre  si ,  i  consideráronlo 
cuerdamente  »  que  no  bastaba  haberse  uno 
adquirido  mui  grandes  comodidades  i  pro- 
vechos, sino  los  defendía  i  conservaba.  I  esto 
veian  ellos  ,  que  no  se  podia  mejor  hazer  , 
que  si  viniesen  a  tener  a  los  Emperadores 
debajo  de  su  mano  i  obligazion.  I  asi  les  co- 
menzaron a  ahincar  sobre  esto  i  a  pedirles 
que  híziesen  una  promesa  solemne  que  en 
ningún  tiempo  harían  ni  intentarían  cosa , 
que  por  ninguna  via  fuese  contra  la  Iglesia 
Romana  ,  i  la  dignidad  i  el  adelantamiento , 
gloria  i  honrra  de  los  Pontifizes  :  sino  que 
antes  emplearían  todo  cuanto  pudiesen  en 
«ngrandezerlos  i  bonrrarlos.  A  este  blanco 
asestaron  siempre  desde  el  prinzipio  ,  i  no 
pararon  ha*sta  venir  a  su  deseño,  como  cía-  51 


112  INFORNAZION 

ranientc  lo  vemos.  Por  manera  que  porcslas 
cosas  consta,  que engariosamcnte  con  vjolen- 
zia  i  malas  artes,  de  que  síenipre  han  usado, 
cnrredaron  a  los  Emperadores.  Ilem  ,  que 
aquel  juramento  de  que  tratamos  quedó  pri- 
meramente alirmado,  después  de  los  tiempos 
t\c  Henrrico  séptimo  i  Ludovico  qiiarto  ,  i 
que  entonzes  fué  reduzido  a  la  forma  que 
agora  tiene.  I  esto  se  vee  claro  en  sus  mes- 
nios  libros,  de  suerte  que  no  se  puede  negar. 
I  lo  bueno  es  ,  que  este  es  el  mas  prinzipal 
argumento,  que  tienen  en  su  defensa  ,  que 
alegan  antigüedad  de  la  costumbre  ,  i  dere- 
cho de  prescripzion. 

Ya  que  les  conzediéscmos  esto,  no  empero 
por  eso  se  sigue,  que  el  Emperador  debe  de 
obcdezer  en  ludas  cosas  al  Ponti6ze,  i  no  so- 
lamente, noresistirni  cotitradezir  alas  cosas 
que  él  constituye,  pero  aun  ayudarle  en  to- 
da.s  maneras ,  i  engrandezerle.  Demasiada- 
menic  grande  sería  tal  servidumbre  ,  i  tan 
grande  por  zierto  ,  que  careze  de  ejemplo. 
l'n  subdito  o  paniaguado  ,  o  un  esclavo"  que 
ha  sido  ahorrado  de  su  amo  ,  le  debe  toda 
lealtad  ,  servizios  i  obedienzia  ,  pero  enlién- 


AL    BNPBHADOR.  US 

líese  ea  cosas  honestas,  i  que  no  sean  conlra 
\o  que  UD  hombre  de  bien  debe  bazer.  Agora 
¿si  el  Ponlifise  preteudiese  hazer  algo  en  las 
cosas  seglares  contra  juslizia  i  razón,  estará 
tan  atado  el  Emperador  a  eu  juramento,  que 
lo  haya  de  consenlir  i  disimular?  ;  Si  el  Ponti- 
Gze  no  solamente  introdujese  en  las  Iglesias 
una  doctrina  impía,  i  un  manifiesto  culto  de 
Ídolos  ,  pero  que  aun  lo  susten*tase  a  fuego  i  5^ 
a  sangre  ,  si  confirmase  los  errores  i  losabii< 
sos  habia  por  ventura  el  Emperador  dedísi- 
jnularcon  ello  i  alabarlo  todo?¿Si  el  Poutifize 
agora  siendo  acusado  de  todos  estos  crimi- 
nes, no  quisiere  parezer  en  lejítimo  juizio  ni 
estar  a  el,  queréis  que  el  Emperador,  de  mie- 
do de  su  juramento  ,  viendo  no  vea  ,  i  que 
oyendo  no  oiga? ¿Permitirá  por  ventura  a  un 
hombre  acusado  de  grandísimos  delitos,  que 
en  su  propria  causa  esté  asentado  por  cono- 
zedor  i  por  juez  della,  que  él  mesmo  conde- 
ne sus  enormidades  i  crimíues?  i  cuando  el 
Emperador  en  tal  caso  haga  lo  que  es  de  su 
oBzio  que  quiera  conozer  de  la  causa  ,  i  que 
se  siente  para  ello  en  su  silla  judizial  ,'¿  que- 
réis que  se  espante,  i  que  deje  su  ofizio  cuan- 


114  INFORMAZION 

do  el  Pontifize  le  alegare  el  jaramento  ,  i  le 
protestare  que  no  se  meta  en  ninguna  cosa 
de  aquellas »  si  no  quiere  ser  tenido  por  per- 
juro i  por  infame?  En  que  manera  hayan  los 
Pontifizes  hecho  muchas  cosas  mui  inicua  i 
descaradamente ,  no  solo  en  las  causas  ziviles 
i  profanas  contra  los  Emperadores  i  los  otros 
Reyes,  pero  también  introduzido  en  el  mun- 
do una  infinidad  de  errores  i  una  doctrina 
suzia  i  un  manifiesto  culto  i  servizio  de  ídolos: 
i  que  des  tos  tan  grandes  crimines  hayan  sido 
publicamente  acusados ,  es  tan  manifiesto , 
que  aun  ellos  mesmos  desconfiados  de  su  cau- 
sa i  viendo  que  trayen  mal  pleito  ,  trabajan 
en  todas  maneras,  que  ningún  otro  que  ellos 
conozca  de  su  causa.  Pero  esto  como  es  con- 
tra la  autoridad  de  las  leyes ,  i  porque  repug- 
na a  toda  razón  i  justizia  ,  no  se  puede  en 
55  ninguna  manera  con*zeder.  Pero  son  de  un 
consentimiento  todos  los  hombres  dotados  de 
recto  juizio  :  en  que  es  nezesario  ,  que  esta 
grande  privada  tan  llena  de  suziedades  ,  se 
limpie  con  un  Gonzilio  libre  i  jeneral,  don- 
de se  congregue  la  Cristiandad.  Empero  abor- 
rezen  los  Pontifizes  estos  Gonzilios  ,  porque 


AL   EMPERADOR.  115 

no  quieren  que  se  descubran  sus  bellaquerías» 
maldades,  traizioaes,  engaños,  errores  i  des- 
enfrenamientos de  abominaziones.  Por  esta 
causa,  después  del  ultimo  Conzilio  de  Basilea 
no  han  admitido  ninguno  ;  cos,a  totalmente 
contraria  a  la  costumbre  i  decretos  del  tiem- 
po pasado.  Porque  ya  habia  llegado  a  tanto 
su  hinchazón  i  arroganzia  que  no  tenian  ver- 
güenza de  afirmar  que  la  autoridad  de  un 
Conzilio  no  era  tanta  como  la  del  Pontifize 
Romano,  que  es  como  dezir,  de  un  hombre 
miserable  ,  i  que  no  tenian  fuerza  ninguna 
los  decretos  de  los  Conzilios,  sino  concurría 
en  ello  la  voluntad  i  el  mandado  del  Papa. 
Esto  es  por  zierto  saber  vivir  i  reinar.  Ya  de 
antes  se  habia[n]  muí  bien  pertrechado  con  un 
mundo  de  constituziones,  como  con  un  fuerte 
baluarte.  Solamente  les  faltaba  este  presidio 
traido  de  mui  lejos,  i  con  harta  pena,  a  cabo 
de  mucho ,  allegado  a  su  castillo  fuerte.  Pero 
el  caso  fué  que  en  aquel  Conzilio  de  Constan- 
zia,  i  en  el  de  Basilea,,  fueron  cortados  los  pa- 
sos a  esta  desvergüenza  tan  desenfrenada  i 
tan  sin  medida,  i  fué  establezido  por  decre- 
to, que  la  autoridad  de  los  Conzilios  es  mu- 


r 


i  16  IISFORMAZION 

cho  mayor  que  la  del  Papa.  La  cual  cosa  de 
tal  manera  les  agradó,  que  desde  aquel  tiem- 
54  po*  no  hai  cosa  en  el  mundo  que  tanto  te- 
man, como  estos  públicos  juzgados.  Aunque 
entonzes  no  habia  cosa  que  enmendar  ,  sino 
abusos,  i  algunas  cosas  que  pertenezian  a  la 
exterior  i  política  gobernazion  déla  Iglesia. 
De  cosa  de  doctrina  no  había  cuestión  ningu- 
na. Pues  si  en  aquel  tiempo  rehusaron  tanto 
el  conozimiento  público  de  los  hombres,  ¿  co- 
mo lo  sufrirán  el  día  de  hoi?  Cuánto  rehuyan 
i  no  puedan  sufrir  ni  aun  Conzílio  particular 
de  nuestra  nazion,  lo  significó  por  harto  cla- 
ras palabras  el  Cardenal  Contareno  :  el  cual 
estando  en  Ratisbona  por  legado  del  Papa  , 
i  habiendo  oido  que  los  Ordenes  del  Imperio 
habian  concluido  con  vuestra  Majestad  de  ha- 
zer  un  Conzilio  nazional ,  si  el  jeneral  no  se 
comenzaba  dentro  de  tantos  meses:  se  opuso 
mui  reziamente ,  i  no  tuvo  empacho  de  ale- 
gar a  esto  por  causa  prinzipal,  que  se  dero- 
garía a  la  autoridad  del  Papa,  si  tal  se  hizie- 
se.  ¡  O  ánimos  de  hombres  demasiadamente 
sufridos  i  remisos,  que  pueden  oir  i  sufrir  es- 
tas cosas  sin  grande  asco  i  hastío!  Pero    de 


AL    EMPERADOR.  117 

cualquier  manera  que  a  la  fiu  nos  traten,  i 
de  cuantos  embustes  i  encantamentos  usen 
con  nosotros :  esto  es  muí  zierto  i  no  puede 
faltar,  que  aunque  no  hubiese  Dios  castigador 
de  las  maldades,  como  lo  hai,  que  no  por  eso 
su  ferozidad  i  desvergüenza  tan  grande  puede 
durar  mucfao.  £1  Imperio  de  los  Persas,  dize 
Platón,  que  se  arruinó  todo  ,  porque  estaba 
oprimido  el  Pueblo  con  demasiada  servidum- 
bre. Asi  también  habrá  de  ser  sin  duda ,  que 
este  Señorío  tan  desapoderado  destos,  venga 
a  perezer  ;  porque  es  sobremanera  violento: 
i  pues  que  *  de  duro  no  se  puede  doblegar ,  55 
nezesario  es  que  por  fuerzas  venga  a  ser  ar- 
ruinado. 

Ellos  mesmos  se  dan  priesa  a  perderse  ,  i 
van  desapoderados  a  despeñarse  en  su  pro- 
pria  perdizion  i  ruina,  i  desto  van  dando  ca- 
da dia  mas  manifiestas  señales.  Paulo  terzio 
<Iue  agora  está  en  la  silla  Pontifical  en  aque- 
lla carta  hecha  a  veinte  i  seis  de  Hebrero  , 
que  el  otro  dia  escribió  a  algunos  Prinzipes  ^^ 

de  Alemania  a  la  Dieta  de  Espira  , .  atribuye  ^^ 

el  orijen  de  todos  estos  comunes  males  a  las 
guerras  i  disensiones  de  los  Reyes,  i  escribe 


^ 


418  INFORMAZION 

que  antes  que  hubiese  estas  guerras,  ni  había 
habido  herejías  en  Alemania,  ni  el  Turco  ha- 
bía venido  a  Ungria  ,  ni  a  Italia.  Por  tanto 
dize,  ser  el  único  i  ultimo  remedio  que  se  re- 
conzilien  los  ánimos  destos  mui  poderosos 
Beyes  ,  i  que  desta  manera  se  podrá  rebotar 
el  ímpetu  del  Turco,  i  desterrarse  las  herejías 
i  asi  tornará  el  mundo  a  la  tranquilidad  en 
que  solía  estar.  ¿Que  disparate  de  discurso  es 
este?  O  ¿porque  pervierte  asi  el  orden  de  las 
cosas?  Se  que  bien  se  sabe,  que  por  nuestras 
parzialídades,  i  odios,  creszió  i  ha  sido  en- 
sanchado el  imperio  de  los  Turcos.  Por  esta 
razón  han  venido  a  ser  señores  de  Grezia,  de 
Albania,  i  de  entrambas  lasMísías.  Tambieu 
se  han  apoderado  de  Ungria  ,  mientras  que 
por  acá  nos  andamos  bebiendo  la  sangre 
unos  a  otros.  Si  agora  ya  penetran  hasta 
dentro  de  Austria  i  sus  lugares  vezinos,  o 
hasta  Italia,  no  hazen  cosa  nueva  ni  no  pen- 
sada ,  pues  que  ya  antes  de  agora  se  han 
abierto  el  camino ,  i  nos  veen  tan  ocupados 
*^6  en  las  cuestiones  de  nuestras  proprias*  ca- 
sas, que  a  penas  podemos  acudir  a  resistirles. 
Todo  esto  es  verdad.   Pero  no  se  ha  de  parar 


.  / 


r 


AL   EMPERADOR.  119 

aqui ,  como  si  faese  la  fuente  i  el  orijen  de 
los  males,  como  el  dize,  los  mas  taimada  i 
traidoramente  del  mundo.  La  sagrada  Es- 
criptura  profetizó  esta  furia  de  los  Turcos  , 
i  las  grandísimas  calamidades  que  habia  de 
haber  en  los  postreros  tiempos.  Destas  cala- 
midades no  es  la  causa  que  las  haze  ,  aTgu- 
na  guerra  zivil  ,  que  tengamos ,  bien  que 
sea  achaque  lo  uno  para  lo  otro :  antes  esta 
mesma  guerra  zivil  se  ha  de  contar  entre  las 
calamidades  i  azotes  con  que  somos  castiga* 
dos  de  Dios  ,  i  entre  los  efectos  de  su  ira. 
Nezesario  es  agora  buscar  cual  es  la  causa 
desta  ira  ofensa  de  Dios  tan  grande. 

Cual  es  la  verdadera  causa  de  las  calami" 
dades  que  han  venido  i  vienen  sobre  la  cris- 
tiandad. 

Cuando  pues  lo  hubiéremos  todo  mui  bien 
inquirido,  hallaremos  por  mui  zierto  que  con 
ninguna  cosa  es  Dios  tan  ofendido  como  con  ^^ 

la  Idolatría,  i  el  menosprezio  de  su  palabra.  Y^ 

Una  inGnidad  de  testimonios  hai  en  la  Es- 
criptura  divina ,  con  que  esto  se  prueba  ,  i 


120  INFORMAZION 

Mía  la  trasmigrazioii  del  Pueblo  de  Israel  a 
la  captividad  de  Babilonia  ,  nos  dio  un  bien 
ilustre  i  maniliesto  ejemplo  dello.  Esta  es  la 
fuente  que  buscamos ,  este  es  el  prinzipio  i 
seminario  de  todos  los  males  i  trabajos.  Aqui 
se  ha  de  parar,  i  no  hai  para  que  pasar  roas 
adelante.  Vengamos  agora  al  furor  de  los 
Turcos,  ¿en  que  tiempo  comenzó  a  estenderse 
por  nuestros  términos?  Zierto  es,  que  cuan- 
57  to  mas  soberbios  se  ban  hecho  *  los  PontiRzes 
Romanos,  cuanto  mayor  injuria  hizieron  a  la 
palabra  de  Dios ,  ensuziando  i  profanándolo 
todo  para  conGrmar  su  tiranía  ,  tanto  mas 
prósperos  suzesos  ban  tenido  los  Turcos.  I 
cuanto  mayor  autoridad  ha  sido  la  del  Ponti- 
fize  Romano  en  nuestras  provinzías  ,  tanto 
mas  vezino  se  nos  ha  hecho  el  Turco.  £1 
cual ,  venido  a  pasar  el  estrecho  de  Galipoli , 
se  nos  metió  en  Europa  ,  i  tomada  aquella 
fortisima  llave  de  la  Cristiandad ,  ha  venido 
ya  hasta  nuestras  casas.  Por  manera  que 
desde  aquel  tiempo  comenzamos  a  sentir  su 
crueldad,  i  el  dia  de  hoi ,  por  cuanto  no  co- 
nozenios  este  presente  i  tan  señalado  benefi- 
zio  de  Dios  que  en  estas  miserias  tan  gran- 


AL    EMPERADOB.  121 

des  ,  DOS  ha  vuelto  a  dar  Ja  doctrina   de  su 
£vai]jelio,por  eso  anda  la  guerra  agora  mas 
cruel  que  iiuuca,  i  de  contino  con  tantas  ven- 
tajas suyas.  De  tal  manera  que  todas  las  ve- 
zes  que  saca  ejérzitocontra  nosotros  elTurco, 
no  duda  casi  nada  de  la  victoria.  Parezele 
agora  al  Papa  que  se  podría  remediar  esta 
destruizioa  sino  hubiese  entre  los  Cristianos 
guerras  i  revueltas.  Pero  aquello  en  que  él 
piensa  que  está  la  medezina  deste  mal  que 
n^  en  crezimiento ,  aquella  mesma  cosa  es 
enfermedad  ,  a  la  cual  es  nezesario  que  se 
aplique  remedio  eficaz.  Tocando  en  esta  te- 
cla, luego  calla  i  disimula ,  i  no  quiere  des- 
cubrir la  llaga.  Basta  que  reconziliados  los 
ánimos  de  los  Prínzipes ,  le  pareze  que  sus 
oegozios  irán  niui  prósperos  ,  i  mayormente 
que  estas  que  él  *  llama  herejías,  piensa  que  58 
entonzes  se  podrán  fazil mente  desarraigar. 
iUui  preñadas  son  estas  sus  palabras :  i  sepa 
vuestra  Majestad  que  no  se  puede  fazilmente 
exprimir  todo  el  mal  que  en  ellas  está  encu- 
bierto. Porque  una  por  una  él  cobra  con  eso 
estima  i  reputazion,  como  que  desea  la  quie- 
tud pública  del  mundo ,  i  de  que  quiere  dar 


r 


L 


Iti  INFORMAZIO» 

a  entender  ,  que  tiene  deseo  ,  que  se  liaga 
conzilio.  También  amonesta  de  través  a  los 
Prínzipes  a  quien  escribió  esto  ,  que  estón 
constantes  en  la  buena  voluntad  i  obedienzia 
que  hasta  aquí  le  han  tenido  ,  i  que  no  ad- 
mitan aquella  doctrina  ,  a  la  cual  tiene  por 
calamidad ,  i  la  cuenta  entre  las  otras  calami- 
dades del  mundo  ,  i  espera  sin  diBcultad  ,  i 
aun  promete,  que  se  podrá  oprimir  toda,  jun- 
tadas  una  vez  las  fuerzas  i  armas  de  los  Be- 
yes. Mas  ,  con  exhortarlos  asi  a  la  perseve- 
ranzia,  entretiene  las  parziatidades  i  los  ban- 
dos, i  inflama  losanimos  a  mayor  obstinazion 
i  rancor,  i  muéstrales  como  con  el  dedo,  que 
en  aquella  Dieta  i  en  cualesquiera  otras,  se 
debe  tratar  solamente  de  tas  causas  ziviles  , 
i  que  el  negozio  de  la  Relijton  se  debe  dejar 
para  el  Conzilio  jeneral  ,  el  cual  se  podria 
fazilmente  convocar  i  juntar,  apaziguada  esta 
guerra  ,  cuya  pazificazion  ,  como  vee  que  es 
difizilima  sobremanera  ,  no  haze  sino  ahin- 
car en  ello  mas  reziamente  ,  para  que  de 
cualquier  suerte  que  suzeda ,  parezca  que  ha 
hecho  algo  por  la  República  Cristiana.  ¡íQne 
diremos?  ¿  hai  aquí  por  ventura  siquiera  al- 


AL    EMPERADOR.  125 

gun  rastro  de  áuimo  penitente?  ¿  o  devisase 
por  ventura  aunque  sea  de  lejos ,  alguna  es- 
peranza de  enmien*da?  ¿No  dá  harto  bastante  59 
testimonio  sola  esta  su  carta,  cuando  no  hu- 
biese otra  cosa,  que  por  eso  prinzipalmente 
desea  que  estén  paziGcados  los  Reyes ,  para 
que  con  el  ayuda  de  todos  ellos  pueda  per- 
vertir i  destruir  hasta  los  fundamentos  este 
jenero  de  doctrina  que  en  todas  maneras  le 
cumple  a  él ,  que  no  parezca  en  el  mundo? 
Dize  que  antes  de  estas  guerras  no  habia  he- 
rejias  en  Alemania.  Antes  por  haber  él  sem- 
brado por  todas  las  provinzias  de  Europa 
detestables  i  ignominiosas  herejias,  somos  en 
diversas  maneras  fatigados,  no  solamente  con 
guerras  ,  pero  aun  con  otras  muchas  hor- 
rendas calamidades  i  trabajos.  Pero  aun  tam- 
bién esta  doctrina  a  la  cual  él  llama  herejía, 
comenzó  antes  desta  guerra  de  que  él  habla: 
i  la  mudanza  que  espera  que  habrá  en  el 
mundo  ya  ha  dias  que  es  venida  i  traidaa  los 
hombres  por  señalado  benefizio  de  Dios,  ale- 
gre por  zierto  i  gozosa  i  bien  rezebida  de  los 
pios ,  pero  no  nada  agradable  ,  i  mui  triste 
para  los  impios.  Lo  cual  o  por  que  no  lo  en- 


ÍU  INFORMAZION 

tiende ,  o  lleno  de  invidia  ,  lo  disimula  i  se 
promete  de  recobrar  la  dignidad  i  potenzia 
que  solía  tener  ;  por  eso  es  desesperadísima 
su  suerte,  como  de  hombre  al  cual  Dios  nos 
ha  puesto  delante,  por  un  famoso  ejemplo  en 
que  contemplásemos  la  grandeza  i  la  vehe- 
menzia  de  su  ira,  como  ya  en  otro  tiempo  lo 
propuso  en  Faraón. 

Que  conviene  desechar  el  yugo  de  la   tm- 
piedad,  para  haser  lo  que  manda  Dios, 

Estando  pues  las  cosas  destos  de  la  manera 
que  he  dicho,  que  no  pueden  sufrir  ningún 
60  lejitimo  co^nozimiento,  i  de  quien  con  razón 
está  perdida  toda  la  esperanza  de  enmienda, 
a  vuestra  Maje$(tad  loca  pensar  de  aquí  ade- 
lante ,  que  es  lo  que  Dios  manda  i  quiere  ,  i 
no  se  ha  de  tener  ninguna  cuenta  con  el  tira- 
no, que  constriñó  a  vuestra  Majestad  i  a  sus 
mayores,  a  hazer  tal  juramento,  no  por  otra 
cansa  sino  para  que  tanto  mas  lizenziosa- 
niente  i  con  mayor  destemplanza  ,  pudiese 
turbar,  confundir  i  ensuziar  todas  las  cosas: 
no  de  otra  manera  ,  que  si  todo  este  mundo 


AL   EMPERADOR.  125 

con  todo  cuanto  liai  en  él  fuese  hecho  sola- 
mente para  su  contentamiento  i  provechos  , 
i  como  si  en  él  solo  hubiese  mas  prudenzia  i 
juizio  ,  mas  virtud  i  sanctidad  que  en  todos 
los  otros  hombres  juntos.  Porqne  entre  las 
otras  cosasy  también  se  alaba  prinzipalmente 
deslo  en  aquellos  sus  tan  lindos  decretos, 
donde  aGrma  de  si,  que  no  puede  errar,  i  que 
tiene  potestad  de  juzgar  a  todos  ,  i  que  no 
puede  ser  juzgado  de  nadie  :  i  aun  lo  prueba 
elegantísimamente  con  el  testimonio  de  san 
Pablo,  donde  dize  ,  que  el  hombre  espiritual 
juzga  de  todas  las  cosas,  pero  que  él  no  es  juz- 
gado de  nadie.  Cuando  san  Pablo  escrebia  es- 
to,pensaba,si  por  zierto,enel  Pontifize  Roma- 
no, i  veiaya  de  lejos  lo  que  habia  de  ser,  que 
algún  tiempo  habia  de  tener  i  ejerzitar  éste 
una  monstruosa  potestad,  de  suerte  que  fuese 
juntamente  Pontifize  i  Emperador  Romano. 

De  que  artes  han  usado  los  Ponlifizes  con- 
tra los  Emperadores  i  Prinsipes  ,  que  procu- 
raban reformar  la  divina  Relijion. 

Hasta  aqui  se  ha  contado  de  que  manera 


126  INFOnMAZIOÜ 

se'embolvíeróneslos  en  losiiegozios  segla- 
res i  ziviles:  de  que  manera  saltearon  i  ocu- 
paron el  antiguo  patrimonio  del  Imperio  i 
se  enseñorearon  de  la  zíudad  de  [toma  tan 
antigua  silla  de  los  Emperadores  ,  cómo  uo 
le  dejaron  al  Imperio  mas  que  cl  desnudo  tí- 
tulo i  el  nombre,  i  cuan  indignamente  trata- 
ron muchas  vezes  a  los  Emperadores  i  a  los 
otros  Reyes  :  como  se  son  ,  los  mesmos  que 
siempre,  i  cuan  porQados  ,  [i  ]pertinazes  ha- 
yan sido  perpetuamente  en  este  su  abismo  de 
cobdizia,  lo  puede  fazilmente  juzgar  vuestra 
Majestad,  pur  tas  cosas  que  auu  en  nuestros 
tiempos  han  pasado  ,  i_de  que  aun  se  acuer- 
dan los  hombres  que  viven.  No  haí  nadie 
que  no  sepa  cuan  famoso  guerreador  fué  el 
Papa  Julio.  Tuvo  grandísimas  revueltas  i 
cuestiones  con  los  Iteyes  :  i  aun  el  Empera- 
dor Maximiliano  abuelo  de  vuestra  Majestad 
con  ser  un  Prinzipc  virluosisimo  ,  no  pudo 
evitar  sus  enemistades,  en  una  causa  justísi- 
ma, cuando  trataba  de  convocar  conzilio  je- 
neral ,  como  cosa  iiezesarisiuia  a  la  cristian- 
dad. Pero  el  Papa  Julio  nopodid  oir  hablar 
de  conzilio  ,  porque  aunque  todo  él  estaba 


AL   EMPERADOR.  i27 

anegado  en  opiniones  falsas  i  Epicúreas,  aun- 
que estaba  profundisimamente  sumido  en  to- 
do jeiiero  de  vizios  ,  aunque  en  toda  su  ma- 
nera de  vivir  testificaba  que  no  había  para 
que  esperar  después  del  otro  Anticristo:  que- 
ría con  todo  eso  constreñir  a  los  hombres, 
a  que  estuviesen^pendientes  dél,  i  que  difirie- 
sen i  dilatasen  todo  el  conozimiento  i  con- 
clusión de  la  causa,  hasta  que  él  mesmo  con- 
denase *  publicamente  todas  sus  bellaquerías,  62 
i  sus  horrendos  i  detestables  crimines.  Pero 
como  fuese  su  sanctidad  ,  demasiadamente 
perezoso  enmendador  ij  uez  de  sus  vizios  i 
costumbres,  i  por  extremo  tibio  en  la  refor- 
mazion,  i  que  el  abuelo  de  vuestra  Majestad 
i  otros  Prinzipes  con  él  ,  querían  en  todas 
maneras  poner  remedio  en  las  cosas  que  ya 
no  sufrían  dilazion :  helo  aquí  donde  sale 
luego  arrojando  sus  rayos  o  cohetes  de  exco- 
muniones i  execraziones  contra  ellos,  no  por 
otra  ninguna  causa,  sino  porque  se  atrevían 
a  tentar  una  cosa  de  tan  grande  importanzia, 
cuya  administrazion  no  pertenezía  a  otro 
que  a  él.  Pero  entre  tanto,  por  burlarse  de- 
líos,  que  haze?  convocó  conzilio  en  Roma  , 


k 


128  INFORMARON 

en  el  cual  no  se  trataba  cosa  ninguna  ,  sinn 
que  lo  levantaban  por  enzima  de  las  nubes 
los  lisonjeadores,  como  a  padre  de  la  patria, 
que  no  tenia  otro  pensamiento  ní  se  desvela- 
ba en  otra  cosa,  que  en  procurar  por  la  sa- 
lud i  prosperidad  de  toda  la  Cristiandad. 
Cuanto  a  las  otras  cosas,  alli  fué  hecha  uua 
tal  enmienda  i  reformazion  de  todas  las  cosas 
nezesarias,  sin  quitar  ni  poner  ,cual  hot  en 
día  se  baria  ,  si  el  conozimiento  de  la  cansa 
se  remitiese  al  niesnio  Pontifize  ,  i  a  su  Con- 
sistorio de  Cardenales.  Tras  este  se  siguió 
León  ,  el  cual  sabe  muí  bien  vuestra  Majes- 
tad  ,  cuan  ásperamente  le  baya  resistido  ,  i 
de  cuanta  dílijenzia  usó,  para  que  no  viniese 
a  ser  Emperador,  después  de  muerto  Maximi- 
liano. 1  después  que  esta  esperanza  le  falté,  i 
que  vuestra  Majestad  fné  nombrado  de  los 
Prinzipes  por  Emperador  ,  bien  sabe  con 
gj  cuan  gran'de  odio  conjuró  para  destruirle,  i 
qué  liga  fué  la  que  hizo  ,  la  cual  no  tiraba  a 
otra  cosa  ,  sino  a  hazer  a  vuestra  Majestad 
que  perdiese  a  Sizilia,  i  desposeerlo  no  sola- 
mente del  Reino  de  Ñapóles,  pero  aun  echar- 
lo de  toda  Italia.    I  aunque  después  se  salió 


AL   EMPERADOR.  129 

destaliga,  siendo  descubierta  la  conjurazioii, 
todavía  por  hazer  alguna  cosa  digna  de  Pon- 
tiflze,  como  sus  antepasados,  dio  una  grandí- 
sima herida  a  [la]  Cristiandad ,  la  cual  aun  el 
día  dehoí  no  está  curada.  Porque  de  aquella 
guerra  que  anda  entre  vuestra  Majestad  i  el 
reí  de  Franzia,  él  fué  el  autor  en  todo  cuanto 
pudo.  En  la  cual  guerra  aunque  habéis  salí- 
do  victorioso  hasta  agora  ,  él  empero  fué  el 
que  la  despertó  con  una  singular  industria  i 
maña.  Bien  veía  él  de  lejos  ,  que  siendo  una 
vez  comenzada  la  discordia  entre  dos  pode- 
rosísimos Reyes,  que  duraría  buenos  años,  i 
que  no  se  acabaría  asi  tan  livianamente^.  Pa- 
reziale  que  esto  le  estaba  a  él  muí  mejor,  qae 
no  convocar  el  Conzilio  jeneral,  que  entonzes 
todos  con  grande  instanzia  pedían  i  tenían 
por  cosa  muí  üezesaría  ,  por  esta  mesma 
causa  de  la  Relijion,  que  aun  hoi  en  día  está 
en  diferenzia,  i  estonzes  aun  era  muí  rezien- 
te.  I  por  zierto  que  él  lo  tanteó  prudente- 
mente, i  no  erró  nada  del  blanco  a  que  ases- 
taba. 

También  sabe  vuestra  Majestad  en  qué  ma- 
nera después  de  la  muerte  del  Papa  León  ,  se 


r 


130  ÜSFORHAZIDIt 

hubo  en  la  mesma  goerra  el  Popa  Clemente 
en  vuestras  cosas:  como  vaziló ,  como  tiraba 
a  dos  hitos  algunas  vezes,  cuantas  traiziones 
64  hizo  ,  a  vuestra  Majestad,*  cual  fue  la  liga 
que  le  tramó  ,  como  le  denunzió  gnerra  con 
una  carta  harto  fiera ,  atroz  i  llena  de  zahe- 
rimientos i  de  injurias,  como  con  libros  que 
publicó,  difamó  i  deshonrró  su  nombre.  Bien 
se  acuerda  vuestra  Majestad  cuan  liberal- 
mente,  siendo  él  vuestro  prisionero  por  dere- 
cho de  guerra,  le  tomó  en  sn  libertad  i  dig- 
nidad, cuan  bien  miró  siempre  vuestra  Ma- 
jestad por  sus  cosas ,  cuando  hecha  la  paz 
Con  el  Itei  de  Franzia  ,  le  prometía  que  los 
dos  Keyes  juntos,  trahajariades  que  unas  zíer- 
tas  tierras  que  se  dízen  pertenezer  al  patrimo- 
nio de  la  Iglesia  Romana  ,  se  quitasen  a  los 
poseedores  i  se  le  restituirian  a  él.  También 
tendrá  memoria  con  cuanta  lealtad  i  dilijen- 
zia  le  ayudó  en  aquella  cruelísima  guerra 
quehizo  a  los  Florentines.  Acuérdasele  que 
en  el  tiempo  que  los  Prinzípes  i  Estados  de 
Alemania  se  quejaban  gravisimamente  de  la 
avarizia  i  tiranía  insaziable  de  los  Bomanis- 
tas,  cuando  presentaron  en  una  pública  Die- 


AL    BMPEnADOR.  fSl 

ta  del  Imperio  por  escrito  los  capítulos  ile  las 
cosas  que  deseaban  ser  emendadas  ,  i  se  los 
dieron  eu  su  mano  al  Legado  del  Pepa  ,  que 
alli  estaba,  i  qoe  también  imploraban  para 
ello  vuestra  fe  i  ayuda  ,  biea  se  le  acuerda 
como  por  respecto  del  Ponttfiíe  lo  disimuló 
todo  vuestra  Majestad,  como  en  un  zterto  es- 
crito lo  conñesa.  No  es  posible  que  se  le  haya 
olvidado  todo  lo  que  hizo  en  la  Dieta  de  Au- 
gusta, por  defender  su  dignidad.  No  hai  que 
dudar  ,  sino  que  no  se  le  cairán  a  vuestra 
Majestad  tan  presto  de  la  memoria  tas  *  plá-  65 
ticas  que  tovo  coa  él  en  Bolonia  sobre  hazer 
Conzilio  jeneral ,  cuando  se  partió  de  Ale- 
mania i  pasaba  por  Italia  a  embarcarse  alli 
para  \r  a  Espafia.  Bien  sabe  como  después 
deste  coloquio,  se  fué  el  Papa  a  Marsella  ,  i 
cerno  casó  alli  a  su  sobrina,  lo  cual  si  lo  hizo 
para  confirmar  la  paz  que  pocos  años  antes 
estaba  hecha  entre  vuestra  Majestad  i  el  Bei 
de  Franzia,  para  encomendar  a  ambos  la  pú- 
blica tranquilidad  de  la  Cristiandad,  o  antes 
porque  siendo  él  amigo  de  guerra,  i  deseoso 
de  venganza,  pensaba  por  esta  via  lavar  toda 
la  afrenta  qne  habiarezebido  los  años  pasa- 


132  INFORUAZIOR 

dos  cuando  estuvo  eo  poder  de  vaestros  sol- 
dados: lo  puede  vueslra  Majestad  juzgar  me- 
jor qoe  nadie. 

Pues  el  arecto  i  descoque  este  Papa  Paulo 
terzio  tiene  para  reformar  las  Iglesias  ,  no 
puede  vuestra  Majestad  dqar  de  saberlo  , 
pues  que  ha  venido  ya  eii  diversos  tiempos  a 
parlamento  cou  él  cuatro  vezes.  Verdad  es  , 
que  dio  alguna  muestra  en  esta  última  guer- 
ra de  Saboya  cuando  entre  vuestra  Majestad 
i  el  Rei  de  Franzia  ardian  los  odios  ,  como 
que  lo  lomaba  de  veras,  i  aun  también  con- 
vocaba Conzilio.  I  si  lo  hazia ,  para  con  este 
medio  divertirlos  a  entrambos  de  la  guerra, - 
o  que  sabia  bien  que  inteolaba  una  cosa  im- 
posible, i  que  solamente  tuviese  por  Gn  que 
a  lo  menos  viesen  los  hombres  como  no  que- 
daba por  él ,  el  no  cuajar  este  Conzilio  ,  uo 
fazílmente  se  podría  dezir.  Aunque  para 
creer  esto  último  hai  sin  duda  mucha  mas 
apareozia,  visto  que  después  *  de  las  tregnas 
de  Niza,  no  hizo  mención  ninguna  de  Conzi- 
lio eo  todos  cuatro  años  siguientes.  Pues  ,  sí 
lo  hizo  ,  porque  sus  advérsanos  desecharon 
el  Conzilio  que  ¿1  antes  habia  convocado:  por 


AL   EMPERADOR.  i 33 

zierlo  que  no  hai  para  que  de  aquí  adelante 
se  canse  mas  en  convocarlo.  Porque  la  mes- 
nia  causa  que  entonzes  movió  a  sus  contra- 
rios a  no  admitirlo,  se  queda  aun  todavía  en 
su  ser.  Porque  no  quieren  sufrir  que  él  sea 
el  juez,  antes  lo  acusan  de  gravísimos  crimi- 
nes. Mas  si  calló  porque  se  temiese  que  los 
hombres ,  hechos  ya  con  el  tiempo  mas  avi- 
sados ,  bien  que  azeptarian  el  Conzilio  jene- 
ral,  pero  que  lo  echarían  de  la  silla  ,  i  le 
constriuirian  a  responder  a  las  acusaziones  , 
ya  se  vee  claro  que  fue  guadramaña ,  i  que 
fueron  burla  todas  las  muestras  que  antes 
dio,  i  que  nunca  esta  jente  piensa  de  veras 
en  el  Conzilio,  sino  que  solamente  está  aler- 
ta para  conozer  los  tiempos  i  las  coyunturas, 
i  que  entonzes  vienen  a  hazer  menzion  de 
Conzilio  ,  i  mostrar  alguna  esperanza  del : 
cuando  veen  que  es  imposible  poderse  con- 
gregar. Porque  ¿qué  otra  causa  le  movió,  mas 
ha  ya  de  dos  años,  a  qué  quiso  que  se  juntase 
en  Trento,  sino  que  en  aquél  mesmo  tiempo, 
en  que  lo  convocó,  veia  él  que  entre  vuestra 
Majestad  i  el  Rei  de  Franzia  iban  encamina- 
das las  cosas  a  disparar  en  una  cruelísima 


134  LtFOHMAZIO?! 

guerra?  i  aua  eou  saber  ót  que  el  uno  de  los 
dos  estaba  ya  a  caballo  :  lo  cual  do  ignorao 
los  que  estuvieron  mirando  este  aparato  ,  i 
que  pararon  mientes  m  el  tiempo  i  en  lo 
que  pasaba. 
o7  *Pero  cuando  mucho  ,  ya  que  se  tenga 
CoDzilio,  es  zerttsimo  ,  que  ellos  no  admiti- 
rán ninguna  verdadera,  pía,  ni  nezesaria  en- 
mienda i  refonaazion.  Ponjue  se  tienen  per- 
suadido, como  ellos  mennos  dizen,  que  es- 
peran que  sus  adversarios  a  la  fin  vendrán  a 
conozer  su  error,  i  que  tomen  al  seno  i  gre- 
mio de  la  Iglesia  Romana ,  i  reposen  ea  él , 
como  en  la  última  Dieta  deRatisbona,  donde 
vuestra  Majestad  presidia ,  lo  dijo  publica- 
meute  el  Cardenal  Contareno,  que  estaba  allí 
por  Legado  del  Papa.  Solo  lo  cual  urguye 
evídentísimamente,  que  ellos  están  totalmen- 
te desamparados  de  Dios  ,  i  que  correa  des- 
apoderados a  su  perdízion ,  como  insensatos 
i  mentecatos.  Pues  como?  |  que  se  bayan  te- 
nido por  esta  causa  tantas  Congregaziones  1 
Dietas  ,  i  que  tantos  varones  prinzipales  lia- 
van  sobre  esto  pasado  sumos  trabajos:  i  que 
Micslra  Majestad  baya  también  sido  mni  fa^ 


AL  EMFEBADOR.  135 

ligado  coa  mucbos  i  diversos  caidados  i  mo- 
lestias ,  i  que  haya  estado  Alemania  muchas 
vezas  por  ello  en  grandísimo  peligro  ,  i  que 
agora  a  cabo  de  rato  ,  después  de  hechas  tan 
trabajosas  i  íastidiosas  consultaziones,  sobre 
todo  esto  salgan  ,  con  una  cosa  tan  liviana  , 
tan  de  reír,  i  tan  impertinente,  diziendo,qtie 
esperan  que  tomemos  en  nuestro  seso  I  Pero 
no  esperan  lo  que  dizen  :  antes  lo  que  ellos 
querrían  i  desean  es,  que  estuviese  destruida 
i  sepultada  toda  esta  doctrina  sin  que  que- 
dase rastro  della,  i  que  fuesen  hechos  polvos 
todos  cuantos  la  profesan  ,  sin  quedar  nin- 
gn'no  a  vida.  Si  tuvieron  esta  esperanza  que  ( 
dtzen,  ¿porqué,  veamos ,  han  perseguido  tao 
cruelmente  tantos  afios  bá  una  infinita  mul- 
titud de  hombers?  Si  al  prinzipio  cuando  aun 
era  pequeüo  el  numero  i  despreziado,  nunca 
tuvieron  tal  esperanza,  lo  cual  testifican  da- 
rísimamcute  las  muertes  i  crueldades  de  que 
han  usado ,  ¿como  es  posible  que  esta  espe- 
ranza les  haya  ido  creziendo  con  el  tiempo  , 
pues  veen  que  siempce  ha  ido  llegando  se  les 
mas  jente  ,  i  que  poco  a  poco  todos  los  esta- 
dos de  las  repúblicas  tienen  voluntad  de  de- 


136  rcFORMAzior* 

jarlos?  Por  manera  que  está  claro ,  que  eslas 
SQS  palabras  son  enmascaradas  í  Onjtdas. 
Porque  como  veen ,  que  cod  tormentos  i  aJIi- 
ziones,  ni  con  llamas  de  fuego  no  puedenha- 
zer  nada:  muestran  alguna  moderazion  i  una 
zierta  aparenzia  de  compasión  Gnjida.  I  entre 
tanto  ,  traen  dentro  del  pecho  pestilenzia  i 
inortalisima  ponzoña.  Por  tanto, el  que  qui- 
siere couozer  la  natural  condizion  de  los  Pa- 
pas, DO  tiene  nezesidad,  sino  de  poner  losojos 
en  lo  que  hemos  visto ,  i  conozido  en  nuestro 
tiempo. 

Que  perleneze  a  los  Reyes  i  Emperadores 
ilustrar  la  gloria  de  Dios  i  atapar  tas  oreias 
por  no  ser  encantados  con  las  melosas  canzio- 
nes  de  los  enemigos  de  la  verdad  de  Dios. 

Verdad  es,  que  no  todos  han  sido  tan  fu- 
riosos ni  tan  desesperadas  guerreros  como 
fué  el  Papa  Julio:  ni  tan  perdidos  en  todo  je- 
iiero  de  deleites  i  suziedades  como  el  Papa 
León.  No  han  sido  todos  tan  por  extremo 
iniiilores  i  tan  grandes  bellacos  como  lo  fué 
i'l  Popa  Clemente,  ni  tan  avarientos  i  taima- 


AL   EMPERADOR.  157 

líos  como  lo  esel  Papa  Paulo*  lerzio.  Venlail  f>í* 
es,  yo  lo  conzedo):  pero  esto  se  puede  probar 
i  verificar,  que  desde  el  tiempo  que  comen- 
zaron a  tener  mando  i  señorío  sobre  las  otras 
Iglesias,  emplearon  todo  su  injenio  i  pen^a- 
mieDtfl.en  introduzirenel  mundo  Tals.-isi  doc- 
trinas, i  impíos  servizios  de  Dios  ,  i  cu  pro- 
curar como  liazerse  riquísimos,  vivir  suntuo- 
sa i  magniGcamente  ,  mandar  a  todos  ,  am- 
pliGcar  i  estender  sus  posesiones  ,  i  cómo 
disminuir  i  debilitar  la  potestad  de  los  Iteycs 
i  Prinzipes.  Todas  estas  son  cosas  que  se 
pueden  probar,  i  aun  esto  mas,  que  añilando 
los  tiempos ,  se  han  hecho  cada  din  peores  , 
hasta  que  ya  olvidados  de  que  eran  hombres 
se  han  dejado  adorar  como  Dioses,  i  anueasi 
se  han  alzado  con  el  título  i  la  Iionrní  del 
verdadero  Dios:  lo  cual  es  mas  claro  que  la 
luz  del  medio  dia.  Que  esta  soberhía  revidvi<'> 
tan  feamente  i  confundió  i  turbó  de  tal  ma- 
nera todas  tas  cosas,  i  que  desta  pcslileuzial 
fuente  ha  rebosado  en  todas  las  provincias  do 
la  Cristiandad  tanto  zieno  de  vizios  i  de  erro- 
res, quehoi  en  dia  muchos  eslrcmaildslt'ji))' 
Jjres  se  quedan  atónitos  en  pensarlo:  i  üiilia- 


158  INFOBMAZION 

jan  de  poder  hallar  vías  i  medios  coa  que  se 
podría  mejor  curar  este  tan  horreodo  i  taa 
eavejezido  mal :  lo  cual  debe  ser  ejemplo  a 
nosotros  i  a  toda  la  posteridad  ,  para  que 
vean  i  consideren  los  liombres  cuan  espesas  í 
cuan  horribles  tinieblas  nazen  desta  soltura  i 
temeridad  ,  cuando  es  violentada  la  doctrina 
del  Cvanjelio,  i  traída  a  intereses  i  gananzias, 
1  dejenera  ,  i  es  corrompida  con  tradiziones 
humanas. 

Sócrates,  aquel  que  fué  tan  alabado  de  sa- 
bio, dize  que  la  naturaleza  del  hombre  es  tal, 
que  si  uno  solo  víeue  a  tener  tuda  la  potes- 
tad ,  i  que  pueda  mandar  a  los  otros  a  su 
apetito,  que  vendrá  a  ser  soberbio,  feroz,  in- 
sufrible, i  Unalmeole  uu  tirano  ,  porque  no 
es  de  quien  quiera,  pasar  por  la  prosperidad 
con  igualdüd  i  moderazion.  Por  tanto  todos 
los  buenos  Reyes  i  Prinzipes  que  ha  habido 
en  todos  tiempos,  han  tenido  siempre  ea  su 
consejo  hombres  buenos,  i  seguido  su  autori- 
dad en  los  negozíos.  Porque  cuando  todas  las 
cosas  se  dejan  al  arbitrio  de  uno,  es  imposi- 
ble que  no  se  hagan  muchas, desapoderada  , 
sedíziosa  ,  i  inicuamente.  El  PontUtze  por 


AL  BUPERADOB.  159 

caanlo  solo  quiso  señorear  a  lodos  ,  i  que  se 
usurpa  esta  potestad  no  solamente  depalabra, 
pero  también  de  hecho,  no  pudo  dejar  de  sa- 
lir un  gran  tirano  ,  i  no  hai  para  que  esperar 
délniagoD  loable  ejemplo  ,  mientras  consis> 
liere  en  aquel  grado  de  soltura  que  hasta  hoi 
ha  tenido.  Lo  cual  todo  como  sea  asi  ,  debe 
en  todas  maneras  proveer  vuestra  Majestad  , 
que  todos  sus  consejos  se  encaminen  a  ilus- 
trar la  gloría  de  Dios  ,  i  a  recobrar  la  tran- 
quilidad de  Alemania.  Lo  cualzierto,  no  se 
puede  hazer  ,  si  vuestra  Majestad  no  se 
exempta  i  libra  de  aquella  Pnpística  servi- 
dumbre ,  i  se  reduze  a  su  libertad  ,  i  de  todo 
punto  repudia  i  desecha  aquel  forzado  i  tirá- 
nico juramento  iodigno  de  vuestra  grandeza, 
hecho  hazer  por  fuerza  a  vuestra  Majestad,  i 
a  sus  mayores.  Porque  la  común  salud  de 
los  hombres,  i  la  gloria  de  Cristo  se  debe  an- 
teponer 3  todas  las  cosas  buma'nas ,  mayor-  71 
mente  a  provechos  particulares  de  pocos. 

Si  vozean  dizieodo  loque  suelen,  i  hablan 
de  los  padres  antiguos  con  grande  arrogan- 
zia,  i  de  los  Conzilios  i  Decretos,  de  la  luen- 
ga costumbre  ,  de  la  navelliza  de  S.  Pedro. , 


^ 


i  40  IHFOBHtZIOX 

lie  la  sacrosanta  silla ,  i  de  la  Iglesia  Católi- 
ca; no  muevan  nada  a  vuestra  Majestad  se- 
mejantes palabras.  Porque  estassoD  aquellas 
suaves  canziones,  i  bechizerias,que  han  traí- 
do a  muchos  en  error,  i  a  hazer  naufrajio  i 
perezer.  Estas  son  aquellas  Sirenas,  por  en* 
tre  las  cuales  se  ha  de  navegar  tapadas  las 
orejas,  como  hizo  Ulises,  para  evitar  e)  peli- 
gro. Porque  esta  máxima  se  ha  de  conslituir 
una  vez  por  una  verdad  muí  firme  i  zierta  : 
que  todas  las  opiniones  de  los  hombres ,  to- 
das sus  tradiziones  i  escritos  ,'deben  confor- 
marse con  la  palabra  de  Dios.  Alcanzó  a  en- 
tender  esto  en  las  cosas  ziviles  Platón,  i  atre- 
vióse a  escrebirlo  cnandoafirma :  Que  cuales- 
quiera otros  escritos ,  si  disienten  de  las  le- 
yes, se  deben  desechar.  Porque  pensaban  que 
las  leyes  eran  un  don  de  Dios,  i  por  eso  les 
daban  tanta  autoridad.  De  donde  se  puede 
colejir  cuan  grande  crimen  será  mudar  aque- 
llas cosas,  que  Dios  mesmo,  criador  del  uni- 
verso mundo,nosdeJDconstituida8  por-minis- 
terio  del  Espiritu  santo,  i  quiso  que  estuvie- 
sen comprendidas  i  puestas  por  escrito,  para 
que  las  tuviésemos  por  regla  que  seguir  per- 


AL   EMPERADOR.  i4i 

petuameute.  Aunque  si  los  Papas  i  todos  los 
que  penden  del»  se  hubiesen  de  examinar  por 
los  Cañones  iConstituzionesque  ellos  mesmos 
tanto  encaraman  ,  ¡  válame  Dios ,  cuan  lejos 
estarían  de  susten*tarse  i  poder  durar  en  el  72 
lugar  que  tienen  ocupado,  i  responder  por  si ! 
Porque  ellos  han  quebrantado  todos  los  bue- 
nos Decretos  que  habia  ,  i  no  tienen  empa- 
cho ni  vergüenza  de  no  guardar  ninguno  de- 
Uos :  i  no  solamente  eso,  sino  que  aun  se  ala- 
ban de  que  tienen  lizenzia  i  poder  para  ello, 
i  que  no  les  pueden  a  ellos  obligar  nada  las 
leyes  de  sus  antepasados.  Porque  dizen,  que 
un  igual  no  tiene  poder  sobre  otro  su  igual , 
i  que  por  eso  tienen  libertad  para  abrrogar 
leyes  viejas,  i  establezer  otras  nuevas:  lo  cual 
han  siempre  hecho  i  con  harto  estudio  i  di- 
lijenzia.  Porque  adonde  quiera  que  los  arre- 
bató su  avarizia,  su  soberbia,  i  su  ambizion, 
no  han  tenido  temor  ni  vergüenza  de  consti- 
tuir i  publicar  luego  un  decreto  acomodado 
a  sus  apetitos.  Lo  cual  por  zierto ,  ni  es  cosa 
de  loar,  ni  aun  se  debe  sufrir. 


f4Z  mPOBHAZIOÜ 

Que  la  doctrina  de  la  Relijion  es  invaria- 
Ue,  i  que  en  ella  está  la  regla  de  bien  admi- 
nistrar, cada  uno  en  su  vocasion  i  etlado. 

Porque  lo  que  alegan  ,  que  segnu  la  cali- 
dad  de  los  tiempos  se  pueden  mudarlas  le- 
yes, no  ayuda  nada  a  la  causa  dedos.  Porque 
eso  se  entiende  de  las  leyes  políticas  solamen- 
te, i  no  se  puede  referir  a  la  doctrina  de  la 
Relijion.  L&  cual  no  está  subiecta  a  juizíos 
de  hombres,  ni  a  mutaziones  de  tiempos,  pe- 
ro depende  de  solo  Dios,  que  la  di¿.  Pnes  ya 
cuanto  a  los  Sazerdotes  i  Obispos  ,  expresa- 
mente está  ordenado  en  la  sagrada  Escritura, 
73  cual  hjl  'de  ser  el  oGzio  dellos ,  cómo  deben 
gobernar  su  familia  ,  su  mujer  ,  i  sus  Lijos , 
cómo  no  se  deben  empachar  de  ningunas 
cosas  que  no  sean  de  su  ofizio  eclesiástico  , 
cuan  apartados  deben  estar  hasta  de  la  me- 
nor sospecha  de  avarizia  ,  de  deshonestidad, 
i  de  suzia  gananzia.  Todas  estas  cosas  están 
claramente  dichas  en  la  sagrada  Escritura. 
Que  no  guarden  ellos  nada  desto  de  muchos 
siglos  acá:  que  siempre  vayan  de  mal  en  peor, 


AL   EMPERADOR.  i 45 

i  que  aun  hoi  en  dia  no  duden  de  afirmar  , 
que  agora  ya  hai  otra  costumbre,  i  son  otros 
tiempos ;  es  mui  impía  i  bellacamente  hecho 
delloSyivan  desviadisimos  de  laA^erdad.  Por- 
que no  solamente  son  obligados  a  guardar 
lo  que  está  en  la  Escritura  sagrada  ,  pero 
también  las  pías  i  saludables  constituziones 
de  sus  antepasados,  por  cuanto  el  Majistrado 
no  es  señor  ,  sino  ministro  de  la  lei.  Sí  esto 
tiene  lugar  en  toda  la  República  zívil  bien 
constituida,  ¿cuanto  mas  debe  valer  en  el  ne- 
gozio  de  la  Kelijion?  Todas  las  vezes  que  se 
hazen  leyes,  es  nezesarío,  como  siente  Platón, 
que  sean  moderadas,  de  manera  que  no  sean 
en  provecho  solamente  de  una  parte  o  par- 
zíalidad  del  Pueblo  sino  que  seaif  saludables 
i  útiles  a  toda  la  República.  El  que  haze  con- 
tra esto,  o  tiene  respecto  a  otra  cosa  ,  este 
dize,  que  no  es  ziudadano,  sino  perturbador 
í  sedizioso,  cuyos  decretos  se  deben  desechar 
de  todos.  Añade  mas  ,  que  es  menester  que 
el  Majistrado  que  tiene  potestad  de  constituir 
leyes,  tenga  aquel  amor  a  su  Re^publica,  que  y^ 
tiene  un  padre  a  sus  hijos  i  familia  :  que  es, 
que  sus  leyes  i  constituziones  deben  tener  tal 


144  IKFORMAZION 

temple,  que  se  vea  claramenle,  que  do  tuvie- 
ron respecto  a  otra  cosa  que  a  la  salud  de 
su  pueblo,  de  tul  manera,  que  uo  se  halle  eo 
ellos  ni  una  pequeíka  señal  de  animo  malig- 
no: como  al  contrario,  se  vee,  en  los  tiranos 
que  mandan  con  ferozidad  i  absolutamente, 
sin  dar  ninguna  causa  probable  ni  justa  ,  ni 
conforme  a  razón  de  lo  que  mandan.  Por 
tanto  se  deben  tener  i  estimar  como  sedicio- 
sos ziudadanos  i  per\'ertidores  de  la  Repú- 
blica Cristiana ,  pues  que  todos  los  decretos 
que  han  hecho  agora,  de  algunos  siglos  acá, 
pertenezen  totalmente  a  sus  particulares  pro- 
vechos i  comodidades  delios  :  i  a  los  otros 
Estados  son  totalmente  intolerables,  como  se 
vee  claro  no  solamente  en  sus  libros  ,  pero 
aun  en  sus  cotidianos  negozios  ,  qne  traen 
entre  manos,  que  son  tales  en  efecto  que  dan 
harto  en  que  entender  a  muchos  i  raui  prin- 
cipales hombres. 


AL   EMPERADOR.  445 

Cómo  de  muchos  tiempos  acá  han  sido  per* 
juros  los  P^nlifizes.  I  como  sus  cañones  i 
consliluziones  ,  cuanto  mas  modernas  ,  tanto 
son  peores,  i  mas  intolerables,  encaminadas  ú 
«M  proprio  provecho  dellos^ 

Pero  el  caso  es,  que  luego  que  son  hechos 
Papas  ,  hazen  juramento  que  guardarán  to- 
das las  cosas  que  en  provecho  déla  dignidad 
de  la  sede  Romana  han  sido  constituidas  de 
sus  antepasados,  que  es,  que  sin  tomar  con- 
sejo o  no  consintien^do  en  ello  el  Colejio  de  75 
los  Cardenales,  no  mudarán  nada.  Si  ha  ha- 
bido este  juramento  siempre  desde  el  prin- 
cipio de  la  Iglesia  Romana  ,  sigúese  que  to- 
dos cuantos  PontiGzes  ha  habido,  de  mas  de 
mil  i  cuatrozienlos  años  acá»  han  sido  perju- 
ros, pues  que  no  han  guardado  las  leyes  , 
que  les  dio  el  Apóstol  san  Pedro ,  que  dizen 
ellos ,  que  fué  el  primero  que  presidió  en 
aquella  silla.  Mas  si  entonzes  no  hubo  nin- 
gún juramento  desos,  sino  que  muchos  tiem- 
pos después  fué  introduzido  :  por  zierto  que 

son  bien  miserables  i  sin  remedio  :    los  que 

10 


•  f-i 


{46  INFÓIIMAZIO!) 

no  solamente  do  hazen  cosa  buena,  pero  aun 
se  obligan  con  juramento  solene  de  nnnca 
hazer  cosa  qije  deban.  Notorio  es  aquel  dicho 
tan  zelebrado  de  Julio  Zesar  ,  que  si  se  ha 
de  violar  la  fe,  por  reinar  se  ba  de  violar. 
Huí  bien  saben  de  coro  esta  senlenzia  nues- 
tros Pontilizes  ,  i  con  la  plática  de  cada  dia 
la  hazen  mas  familiar  a  si.  Aquellos  antiguos 
cánones  de  los  primeros  Obispos  ,  porque 
eran  demasiado  útiles  i  filosóficos,  dieron  con 
ellos  al  traste.  Los  que  después  han  sido  in^ 
ventados  dellos,  como  de  hombres  mas  pru- 
dentes i  politices  i  que  entendían  mejor  las 
cosas  del  mundo,  esos  guardan  con  toda  di- 
lijenzia.  1  el  Papa  que  uo  supiese  bien  esta 
astuzia,  i  no  se  acomodase  a  sus  costumbres, 
o  que  quisiese  tornar  a  usar  aquella  antigua 
bajeza  o  simplizidad  ,  no  lo  podrían  sufrir  i 
no  les  faltan  para  contra  estos  tales  ,  artes 
i  mafias  con  que  sacarlos  presto  del  mundo. 
76  "Ningún  hombre  bueno  i  amigo  de  virtud 
entra  jamás  en  ningún  jenero  de  vida  que  le 
pueda  corromper  sus  costumbres  ,  i  depra- 
rarle  el  animo,  i  enajenarlo  de  si.  Pues  aque- 
lla manera  de  vivir  en  que  se  ocupan  los 


AL   EHPERADOB.  147 

PontiQzes  i  toda  la  cuadrilla  i  tropel  de  sus 
cortesanos,  es  sin  duda  nrai  llena  de  peligros 
i  DO  pueden  salir  della  mas  buenos  que  en- 
traron. Entran  pues  ellos  eu  aquel  estado  no 
por  otro  respecto,  sino  para  poder  con  toda 
seguridad,  i  sin  quebramíentos  de  cabeza  vi" 
Tir  suntuosa ,  oziosa  ,  regalada  i  lujuriosa^ 
mente  en  una  suprema  bourra,  i  que  puedas 
bazer  todo  lo  que  bien  les  estuviere.  Dema- 
siado sabido  se  está,  que  no  bai  ninguno  de- 
Ilos  en  ninguna  parte  que  esté,  que  haga  su 
ofizio:  i  no  ignora  vuestra  Majestad,  conque 
artes,  astuzias,  i  mañas  engarrafan,  [ij  roban 
los  bienes  de  las  Iglesias.  Porque  con  los  fa- 
vores i  «I  encomendarlos  vuestra  Majestad,  i 
los  otros  reyes,  vienen  por  la  mayor  parte  a 
alcanzarlos.  Casi  siempre  son  condenados  i 
aun  vedados  por  las  leyes  los  saltaderos  i 
prínzipios  por  donde  entran.  Luego  no  puede 
ni  el  seflorío  ni  el  fin  del  dejar  de  ser  mui 
aborrezible  i  triste.  Muchas  vezes  ha  castiga- 
do Dios  con  grandes  calamidades  a  losBeyes, 
que  o  por  Urania,  o  por  sediziones  o  muertes, 
o  por  dádivas  i  otras  semejantes  artes  habían 
entrado  a  reinar.  Pues  ¿cuanto  menos  sufrirá 


148  INFORMAZIO» 

esta  monstruosidad  i  corrupziou  en  la  ádmi- 
77  nistrazioQ*  Eclesiástica,  donde  niogana  cosa 
ha  de  valer,  ni  se  debe  tener  a  nada  respec- 
to ,  sino  a  la  TÍrlud ,  i  a  la  doctrina?  I  con 
ser  esto  así ,  cualquier  cosa  que  ordenan  i 
mandan,  qoieren  que  todo  sea  tenido  por  di- 
Tino  i  por  sacrosanto.  Demasiadamente  ha  ya 
salido  de  madre  eita  desvergüenza  ,  i  teme- 
ridad, la  cual,  zierto,  no  dejará  Dios  m  cas- 
ligo.  Por  manera  que  todas  las  vezes  que 
alegan  decretos ,  cánones  ,  constituziones  de 
la  Iglesia  ,  es  nezesario  que  también  se  de- 
claren de  que  tiempo  son  aquellos  cánones. 
Porque  las  leyes  hechas  dellos  mesmos,  son 
entre  ^  mui  contrarias.  1  aunque  se  dize 
que  las  primeras  vienen  a  ser  enmendadas  de 
las  postreras,  i  que  les  dan  lugar  :  mui  otra 
'  es  la  manera  que  se  faa  de  tener  en  lo  que 
toca  a  los  estatutos  de  los  PontiGzes.  Porque 
los  decretos  que  hizieron  de  mil  años  para 
arriba,  son  mui  mejores  que  aquellos  que  se 
ordenaron  dozientos  años  después.  Final- 
mente cuanto  son  mas  zercanos  a  nuestros 
tiempos,  i  cuanto  mas  modernos  han  sido  los 
Vontifizes ,  tanto  peores  son  los  cánones  que 


AL    BJIPBBADOB.  449 

han  liecbo :  ea  tanta  manera  que  a  la  íin  vi- 
nieron a  constituir  cosas  mui  intolerables  í 
execrables,  de  las  quales  se  deben  avergon- 
zare! dia  de  hoi.  Icón  todoeso,eszierto  que 
aquellos  sus  Decretos  tan  suzios,  tan  nezios 
í  tan  impíos  tuvieron  algún  tiempo  el  mas 
honrrado  lugar  en  las  Iglesias.  Salgan  ya 
sus*caRones  a  plaza,  i  no  se  avergüenzen  de  78 
dezir  claramente  cuales  cañones  entienden  , 
cuando  con  tanta  ferozidad  los  oponen  a  sus 
adversarios.  La  verdades,  que  ellos  no  saben 
lo  que  se  quieren  dezir  ,  i  la  mayor  parte 
dellos  o  son  tan  indoctos  o  neglljentes,  o  tan 
ocupados  en  darse  a  la  buena  vida  ,  que  no 
sabrán  dar  mas  razón  de  los  nuevos  que  de 
los  viejos:  sino  que  con  palabras  magnificas, 
arrogantes  ,  1  compuestas  para  bazer  tram- 
pantojos i  vana  muestra,  encubren  su  bella- 
quería i  maldad.  I  esto,  hasta  a  que  baste 
cuanto  el  juramento  solene  de  vuestra  Ma- 
jestad ,  el  cual  aunque  es  tiránico  i  sacado 
con  violenzia,  empero  puesto  que  se  pudiese 
sufrir,  no  se  puede  referir  sino  a  cosas  lizitas 
i  honestas,  como  se  puede  mui  bien  averiguar 
por  todas  leyes  asi  divinas  como  humanas. 


150  IM^ORMAZIO:) 

Que  cuenta  ftazen  los  Papas  para  engarra- 
far los  bienes  de  los  hombres,  i  cuan  lejos  es- 
tán de  hazcr  ¡o  que  les  manda  Dios,  I  cuanto 
temen  de  ser  descubiertos  i  conozidos. 

Demás  de  todas  eslas  cosas  que  se  han 
conta<lD,  hat  aun  por  ventura  otra,  que  debe 
estorbar,  sacra  Majestad,  cualquier  buen  de- 
seño  o  buen  pensamiento  que  puede  tener. 
Porque  por  dicha  piensa,  como  es  cosa  erei- 
ble ,  que  si  baze  algo  de  que  se  ofenda  el 
PontiGze  ,que  no  os  será  ulil  para  vuestras 
cosas  de  Italia,  las  cuales  no  querría  poner 
a  riesgo.  Grandes  son  porzierto  imui  sutiles 
las  mañas  i  arles  del  demonio.  Mire  agora 
Yuestra  Majestad,  a  qué  han  venido  las  cosas 
con  su  industria  i  consejo.  ¿No  es  cosa  increi- 
79  ble  i  absurdísima,  que  un  ministro  de  la  "Igle- 
sia haya  venido  a  tanta  potenzia  que  aun  los 
poderosisinMs  Reyes  tiemblan  del  ,  le  reve- 
renzien  i  le  sirvan  ,  que  no  osen  dezir  una 
palabra  contra  su  desenfrenada  soltura  i  di- 
soluzion,  cuanto  menos  atreverse  a  refrenar- 
h,\  lodoeslodc  puro  miedo,  queuo  les  ven- 


Ab    EHPERAimR.  151 

ga  pérdida  i  daño  notable?  A  la  verdad  es  asi, 
como  es  de  creer,  que  vuestra  Majestad  de- 
be (le  pensarlo  hartas  vezes,  que  el  que  qui- 
siere señorear  en  Italia  o  defender  lo  que  allí 
tiene,  que  casi  le  es  nezesario  estar  en  grazia 
del  PontiGze.  Porque  de  tal  manera  amaraüa 
todas  las  cosas,  las  perturba,  las  revuelve, 
las  pervierte  ,  las  corrompe  i  destruye  ,  que 
apenas  se  puede  el  hombre  conservar  en  su 
estado,  sino  lo  tiene  de  su  parte  i  benévolo. 
Muchos  Reyes  i  Prínzipes  han  experimentado 
esto  que  digo,  muchas  vezes,  i  aun  no  falta- 
rán en  nuestros  días  hombres  que  podrán  dar 
testimonio  de  lo  que  en  este  caso  les  ha  pa- 
sado, i  de  aquí  es  ,  que  los  Monarcas  desean 
tanto  su  amistad,  i  trabajan  en  todas  maneras 
^  no  darle  causa  de  ofensa.  Que  esto  había 
de  ser  asi  algún  día,  muchos  siglos  ha  que  lo 
denunzió  la  Escritura  divina.  En  un  diálogo 
de  Platón  porfía  Adímanto  contra  Sócrates, 
diziendo,  que  el  vivir  limpia  i  candidamente 
i  guardar  siempre  el  hombre  integridad  i 
ínozenzia  en  su  vida  ,  es  cosa  de  muí  gran 
trabajo  i  fastidio  i  de  poco  provecho.  Por  ma- 
nera que  se  resuelve  eu  esto,  que  el  hombre 


Í5S  i:<F0RNAZIO> 

que  quisiere  ser  rico  ,  debe  linjir  un  zierto 
amor  i  aSzion  a  la  virtud:  pero  que  entre- 
80  tanto  debe  iniitar''la  naturaleza  de  la  rapo- 
sa, de  todas  partes  atraer  i  arrebaSar  para 
si  todo  cuanto  pudiere.  I  da  esta  razón  para 
ello,  que  los  pobres  aunque  sean  de  una  vida 
sautisima  ,  no  se  tiene  ningnna  cuenta  con 
ellos,  i  que  los  ricos  donde  quiera  son  honr- 
rados  i  estimados,  aunque  vivan  mui  mal,  i 
hayan  ganado  con  suma  iniquidad  sus  bienes. 
También  dize  ,  que  tienen  demás  desto  los 
ricos  muchas  maneras  como  poder  encubrir 
sus  maldades,  i  como  defender  lo  que  poseen, 
unas  vezes  con  tomar  deudas  i  hazer  confe- 
deraziones,  i  otras  con  comprar  con  dádivas 
lisonjeros  i  truhanes  ,  que  vayan  por  todas 
parles  zelebrando  sus  virtudes.  I  mas,  si  han 
cometido  algo,  por  lo  cual  merezcan  castigo, 
tienen  con  que  corromper  al  juez.  Cuanto  a 
lo  que  toca  a  los  Dioses  ,  dize  ,  que  no  hai 
ningunos,  o  que  no  tienen  cuidado  délas  co- 
sas humanas;  o  hai  algunos,  i  tienen  cuidado 
lie  lo  que  hazen  los  hombres.  Si  no  hai  oin- 
.!^i:i>os  ,  o  sino  se  curan  de  tas  cosas  de  los 
lumbres,  no  importa  nada  de  cualquier  nía- 


AL    EMPERADOR.  155 

ñera  (|ue  vivamos.  Si  los  bai  i  miran  a  nues- 
tras obras,  claro  está  que  los  podemos  apla- 
car con  sacriGzios  i  dones  ,  porque  son  pla- 
cables i  oyen  nuestros  ruegos,  como  todo  el 
mundo  dizc. 

Este  coloquio  es  (como  hemos  dicho)  ]cn- 
tílico,  i  confútalo  después  Sócrates.  Pero  la 
mesma  cuenta  sin  quitar  ni  poner,  es  la  que 
hazen  los  Papas.  Porque  si  hubieran  querido 
hazer  el  oGzio  que  deben,  i  a  cuyo  titulo  re- 
tienen en  sí  tantas  pose'siones  ,  ya  hubieran  81 
de  estar  enseñando  ,  amonestando  ,  i  corri- 
jiendo,  i  pasar  grandisimos  trabajos  en  todo 
jenero  de  ministerio:  habrían  de  andar  des- 
velados muchas  noches,  disimular  1  dijerír 
muchas  molestias  i  fastidios,  sufrir  muchos 
denuestos  de  los  impíos  ,  i  en  recompensa  de 
grandísimos  beneGzios  rezebir  iojurías  i 
afrentas  ,  estar  muchas  vezes  en  peligro  de 
sus  vidas:  todo  lo  cual  es  propio  i  anejo  a  los 
verdaderos  i  pios  enseñadores  de  la  palabra 
de  Dios.  En  todas  estas  cosas  que  digo  ,  hu- 
bieran de  emplearse  :  i  no  solamente  esto  , 
pero  ni  aun  por  pensamiento  les  bahía  de 
pasar,  de  buscar  ni  allegar  hazienda,  vívie- 


154  IKFORHAZION 

rao  coDlentos  con  una  mediana  í  aun  peque- 
ña pasadía.  Pero  buscad  quien  os  responda. 
¿Agüeitan  jeneroso  real  animo  de  losPonlifi- 
zes,  queréis  que  se  abata  a  esta  servidumbre 
tan  baja  i  a  cosas  tan  viles?  Zierto  no  las  tie- 
ne por  dignas  de  ucupar  en  ellas  siquiera  una 
vez  su  pensamiento.  Mui  mejor  están  con  la 
sentenzia  de  Platón  o  de  Adimanto,  i  ansi  ta 
han  seguido  al  pie  de  la  letra.  Alzáronse  con 
una  espezie  i  aparenzia  de  virtud  i  aun  de 
suma  santidad  ,  tanto  que  los  hombres  pen- 
saron que  era  cosarelljiosisima,  divina  i  sa- 
crosaota  todo  cuanto  prozedia  detlos.  Deba- 
jo desta  pelleja  ,han  con  grande  dilijenzia 
imitado  la  naturaleza  de  los  lobos  i  raposas, 
han  asechado  i  estado  las  bocas  abiertas,  pa- 
ra  tragar  las  baziendas  de  todo  el  mundo  : 
32  engarrararonse  cuantos  bienes'habia  en  to- 
das partes.  No  bai  pueblo  de  cuantos  sabe- 
mos en  la  cristiandad,  tan  apartado  de  noso- 
tros! tan  lejos,  que  no  baya  sentido  losrobos 
i  tas  artes  de  chupar  la  sangre,  de  que  estos 
usan.  Son  i  han  sido  como  una  peslilenzía  , 
que  va  cundiendo  todos  los  lugares  por  don- 
de pasa,  i  como  una  plaga,  que  no  deja  cam- 


AL   EMPERADOR.  155 

po  que  no  abrase.  Después  que  con  el  tiempo 
fueron  engordados  ,  i  juntaron  grandes  ri- 
quezas con  la  opinión  de  santidad  ,  todas  las 
cosas  les  suzedieron  eslonzes  al  sabor  de  su 
paladar.  Hízieron  lo  que  suelen  hazer  los 
hombres  ambiziosos.  Armáronse  muí  bien 
con  las  confederaziones  de  los  Reyes  ,  i  han 
alcanzado  que  todos  les  sirvan  ,  los  zelebren 
i  adoren.  Aunque  se  les  levante  alguna  tem- 
pestad ,  que  parezca  que  se  van  a  perder  , 
parezeles  que  siempre  la  podran  bien  venzer 
o  mitigar,  mientras  no  les  fallare  de  la  mano 
aquel  timón  de  oro  con  que  gobiernan  su 
galera.  Cuanto  a  lo  que  toca  a  la  otra  vida 
que  está  por  venir,  piensan  lo  mesmo  que  el 
otro  Adimanto  ,  que  o  no  bai  Dios  ,  o  no  se 
entremenle  en  estas  cosas  humanas.  Porque 
no  faltan  hartos  en  este  tiempo  i  por  ventura 
en  Roma  es  no  pequeño  el  numero  de  los 
qne  piensan  que  no  bai  Dios.  Querria  yo  que 
fuese  mentira  lo  que  digo  ,  i  que  justamente 
me  pudiesen  argüir  de  mentiroso.  Pero  ver- 
daderamente viven  muchos  de  tal  manera 
que  todas  sus  obras  i  costumbres  confirman 
lo  que  digo.  O  ya  que  haya  Dios,  i  que  tenga 


156  INFORHAZION 

cuidado  de  nosotros  ,  i  que  juzgue  oiiestras 
S5  obras,  tienen  por  *  zierto  que  se  puede  apla- 
car fuzilmente    con  los  sacriCzios  acostum- 
brados. 

El  negozio  es.que  no  solamente  ha  allega- 
do grandisimas  riquezas  este  tirano  Itonaano 
so  color  de  Relijion  i  santidad  ,  pero  aun  se 
ha  hecho  tan  ambizioso  i  feroz,  que  no  pue- 
de sufrir  par  de  siporvezino  a  ningún  Prin- 
zipe  poderoso.  I'orque  él  quiere  señorear  so- 
lo, i  no  es  cosa  nueva  ver  Prinzipes  echados 
del  de  sus  casas  i  posesiones.  A  esto  tuvieron 
alguna  vez  ojo  el  Papa  León  dezimo  i  Cle- 
mente ,  i  aun  estotro  cuando  os  quiso  sacra 
Majestad  echar  de  toda  Italia,  eu  aquella  li- 
ga que  contra  vuestra  Majestad  hizo  ,  donde 
usó  de  esta  cautela ,  que  aunque  azeptase 
vuestra  Majestad  las  condiziones  de  paz  tan 
rezias,  quel  con  sus  aliados  i  compañeros  le 
propuso  ,  que  todavía  no  pudiese  entrar  en 
Italia  en  ningún  tiempo,  sino  con  tanta  jente 
de  guerra  cuanta  él  le  ordenase  i  tasase.  Mi- 
ra que  osadía  del  diablo.  Que  el  Obispo  Bo- 
mano  que  solía  ser  un  pobrezillo  hombre  ,  i 
después  enrriquezido  por  la  liberalidad  de 


AL   EMPERADOR.  157 

los  Emperadores  ,  venga  a  echar  fuera  a  los 
Emperadores  ,  i  vedarles  que  no  enlren  en 
Italia,  que  es  propriamente  el  antiguo  i  na- 
tural patrimonio  de  los  Emperadores.  Cosas 
son  estas  porzíerto  de  llorar.  Pero  sin  duda 
otros  tiempos  son  agora  i  las  cosas  están  en 
otro  estado  el  día  de  hoi  ,  queriéndolo  asi 
Dios,  cuyos  consejos  no  se  pueden  investigar. 
I  aunque  en  este  negozio  tan  pío  i  tan  suma- 
mente nezesario,  no  debria  tener  respecto 
vuestra  Majestad  a  ningún  otro  proíecho,  ni  34 
a  cosa  ninguna  profana  que  lo  pudiese  impe- 
dir: empero  no  están  tan  mal  paradas  sus 
cosas  ,  que  haya  de  temer  mucho  al  Papa. 
De  vuestra  Majestad  es  Sizilia,  suyo  es  el  Rei- 
no de  Ñapóles  ,  que  son  bienes  i  posesiones 
patrimoniales  heredados  de  vuestros  abuelos, 
tiene  vuestra  Majestad  a  Lombardia,  que  es 
rejion  riquísima  ,  bazen  vuestro  mandado 
Florenzia  ,  Genova  i  muchas  otras  ziudades 
en  Italia.  Tiene  al  Papa  enzorrado  en  medio, 
i  de  tal  manera  enzorrado  que  si  quiere  tra- 
mar algo  por  parezer  a  sus  antepasados,  to- 
davía lo  pueden  hazer  estararaya.  También 
él  trata  de  tal  arte  a  sus  vezinos ,  i  a  todos 


158  t>F0B»AZI1>:i 

jeneros  de  estados,  i  él  se  ha  por  todas  vías 
tan  papalmente  en'todas  tas  cosas,  que  a  la 
menor  ocasión,  no  habrá  cosa  mas  fasjl,  que 
liazer  levantar  a  todo  el  mundo  contra  él. 
Pero  es  demasiado  de  gran  matrero  i  taima- 
do, i  está  ya  mui  ejerzitado  en  esta  esgrima. 
Vee  la  aparenzia  que  tienen  el  día  de  bo¡  las 
cosas  ;  claramente  entiende  cuan  poderosos 
i  cuan  rezios  acusadores  tiene:  i  según  esas- 
tutisimo,  piensa  sin  duda,  que  podrá  ser  que 
el  Emperador  Romano  ,  finalmente  con  el 
curso  del  tiempo  i  con  la  experienzia  venga  a 
conozer  muchas  cosas  i  a  entenderlas  mejor 
i  que  quitados  los  afeites  que  trae  la  señora 
puta  i  mundana  Romana,  vea  bien  de  zerca 
BU  fealdad  i  suziedad  i  que  vea  las  bellaque- 
rías i  traiziones  i  tas  afrentas  que  le  tía  hecho 
05  esta  hechizera  Zirze  a  él  i  a  *  sus  antepasa- 
dos; i  que  de  aqui  le  dé  gana  de  recobrar  to- 
das tas  cosas  que  por  ellos  han  sido  con  ma- 
las artes  robadas  i  saqueadas  del  Imperio  ,  i 
agora  con  un  titulo  honesto  son  tenidas  por 
patrimonio  de  san  Pedro.  Asi  que  piensa  que 
algún  día  podrá  venir  su  negozio  a  estoster- 
minos  i  vee  que  vuestra  Majestad  que  tiene 


AL  EMPERADOR.  159 

lan  gran  señx>rio  en  Italia ,   podrá  salir  con 
esto  mucho  mejor  que  nadie. 

Que  los  Papas  se  deben  contentar  con  solo 
administrar  el  Evanjelio,  i  reconozer  al  Em-^ 
parador  por  Majistrado  ordenado  de  Dios.  I 
como  defiende  i  mantiene  Dios  su  propria 
gloria» 

I  zíertamente  siendo  él  Ministro  déla  Igle-^ 
sia,  como  dize,  es  cosa  inicua  i  deshonesta, 
i  contra  todas  buenas  costumbres  que  tenga 
ziudades,  castillos  ,  señorios  i  villas.  Dehese 
contentar  con  una  mediana  pasadla  :  i  a  la 
fin  habrá  de  venir  a  ser,  que  destas  dos  cosas 
escoja  cual  quisiere,  o  que  se  declare  por  Rei» 
o  algunPrinzipe  seglar,  o  por  Ministro  déla 
Iglesia.  Si  escoje  lo  primero,  despídase  luego 
de  aquellos  tan  soberbios  titules  :  no  haga 
tomar  por  fuerza  ni  venda  mas  al  mundo 
aquellas  sus  santidades  i  beatitudines ,  no 
consienta  que  los  otros  Reyes  se  postren  a 
sus  pies  como  para  adorarle.  Sométase  alas 
mesmas  leyes  i  condizion  que  los  otros  Prin- 
zipes  todos ,  no  piense  que  tiene  mas  lizenzia 


► 


160  IHFORMAZtON 

que  los  otros,  arrepiéntase  de  sus  torpedades 
i  de  su  vida  pasada  ,  confiese  que  el  mundo 
>  ha  sido  blasfemaineute  engañado*  del  i  de 
BUS  antezesores  ,  i  que  no  se  puede  imajinar 
tormentos  tan  terribles  i  crueles  cuanto  lo 
lian  nierezido  sus  enormes  delitos :  pida  con 
loda  humildad  perdón  a  todos  los  Estados  de 
los  hombres  ,  i  asi  como  hasta  aquí  ha  sido 
bravo  i  intolerable,  asi  de  aquí  adelante  sea 
manso,  humilde,  i  blando  i  procure  de  bazer 
bien  a  todos.  I  si  quiere  tomar  el  cuidado  de 
la  Iglesia, quees  su  proprioofizio  i  vocazion, 
haga  esto  solamente.  Reconozca  que  el  Em- 
perador Romano  es  ud  Majistrado  constituido 
de  Dios  i  que  a  él  solo  es  dada  la  jurisdic- 
ziou  del  cuchillo,  con  que  castigue  i  reprima 
a  los  malos  i  gobierne  con  justisía  esta  zivil 
soziedad  i  compafiia  de  los  hombres.  Porque 
fazílmente  se  puede  probar,  que  si  es  lizito  al 
Ministro  de  la  Iglesia  usarde  jurisdizion  Im- 
perial i  tener  igual  poder  con  el  Emperador , 
que  también  será  lizito  al  Emperador  admi- 
nistrar el  oBziode  Pontifize  i  Obispo.  Ningún 
privilejio  hai  mas  de  una  parte  que  de  otra. 
Porque  si  el  uno  dellos  puede  usar  los  dos 


AL   fiMPCRADOB.  i  61 

ofizios:  mui  bicu  los  puede  ejerzítar  también 
el  otro.  Eu  uiiigutia  otra  cosa  sediferenziau, 
sino  en  el  traje  i  vestido  del  cuerpo.  No  tie- 
nen cosa  que  pueden  alegar  en  contra  desto, 
sino  un  zierto  derecho  mendigado  ,  i  la  cos- 
tumbre, i  la  prescrípzion  del  tiempo,!  la  po- 
sesión. Porque  casi  no  ha  habido  tiempo  nin- 
guno, en  que  no  les  haya  sido  movido  pleito 
sobre  estas  cosas.  A  la  fin  se  acorrieron  a 
dezir,  que  es  nezesario,  que  la  Iglesia,  como 
ellos  dízen  ,  tenga  posesiones  i  riquezas,  con 
*qiie  puede  resistir  a  sus  contrarios,  i  defen-  87 
der  el  derecho  divino  í  sagrado.  Es  una  ra- 
zón esa  inventada  a  cabo  de  rato  ,  i  traida 
de  bien  lejos,  i  aun  por  los  cabellos.  Pero  si 
ellos  hubieran  hecho  con  dilijenzia  su  ofizio, 
como  debian,i  no  hubieran  cargádose  de  otros 
cuidados,  que  de  los  de  la  Iglesia,  no  fuera 
nezesario  otro  defensor  i  presidio,  que  Dios, 
el  cual  es  perpetuo  defensor  de  su  nombre  i 
gloria  ,  i  no  la  consiente  oprimir  o  perezer 
del  todo,  mas  después  de  escurezida,  la  torna 
a  sacar  a  luz  de  lal  manera,  que  resplandez- 
ca mucho  mas  que  antes:  i  en  esto  está  Dios 

tan  fuera  de  valerse  de  subsidio  humano  que 

11 


163  iufohmazioh 

en  ninguna  manera  quiere  que  su  Majestad 
sea  defendida  con  nuestras  fuerzas  o  armas. 
Pero,por  zierto,que  estos  hipócritas  no  bazen 
lo  que  finjen,  siao  que  hai  otro  misterio  de- 
bajo. Todo  su  negozio  es  pensar  cómo  pue- 
dan establezcr  i  confirmar  su  tirania  :  a  esto 
van  encaminados  todos  sus  estudios,  sus  tra- 
bajos ,  i  pensamientos  :  este  blanco  se  han 
puesto  siempre  delante,  i  finalmente  han  ve- 
nido a  llegar  a  tanta  altivez  i  soberbia  ,  que 
aquellos  mesmos  bienes  que  han  alcanzado 
inicuamente  de  los  Reyes  ,  los  empleen  en 
destruirlos  i  en  matarlos  {como  se  sueledezir) 
con  su  proprio  cuchillo.  Esto  es,  esto,  aquellft 
defensa  del  derecho  divino  que  dizen. 

Qué  deben  haser  lot  Papas  para  ser  tenidos 
por  stícsesores  deSan  Pedro  i  de  los  Apostóles. 

I  porquetas  cosas  están  agora  en  elestíido 
Qg  'que  hemos  dicho  ,  teme,  entre  otras  cosas, 
que  algún  Emperador  no  caiga  én  la  cuenta, 
i  entendidas  las  cosas,  le  quite  algún  dia  lo 
temporal,  i  le  desposea  desta  potestad,  de  la 
cual  ha  usado  de  muchos  siglos  acá  ,  para 


AL   EMPEBADOR.  163 

destruizion  de  muchos.  I  ziertamente,  si  [se] 
le  quitase  esta  potestad ,  que  no  le  deja  ser 
hombre  bueno  i  virtuoso  ,  muí  mejor  le  iría. 
Porque  asi  como  la  ambízion ,  la  soberbia,  i 
la  avarizia, dieron  causa  ,a  que  cayendo  él  de 
una  enormidad  en  otra,  se  nosdeclare  al  vive 
por  Anticristo,  asi  también  es  imposible,  que 
haya  de  ser  tenido  por  suzesor  o  de  san  Pedro 
o  de  los  Apostóles,  sino  se  reduze  totalmente 
a  aquel  su  antiguo  ofizio  Eclesiástico,  i  que 
piense  que  Dios  le  ha  dado  harta  carga  que 
llevar,  sin  que  sea  menester  que  se  entreme- 
ta ya  mas  en  los  negozios  de  los  Reyes.  Lo 
cual  si  él  hiziese,  válame  Dios,  de  cuantas 
molestias  i  dificultades  sacaría  a  los  hombres: 
serian  constreñidos  a  seguir  su  ejemplo  todos 
los  que  dependen  del  i  le  son  obligados. 
También  vuestra  Majestad  se  hallaría  libre 
de  una  infinidad  de  grandes  cuidados  que 
agora  le  traen  desasosegado  i  solizito.  Porque 
por  causa  de  los  bienes  Eclesiásticos  hai  en 
Alemania  grandes  contenziones  i  diferenzias 
entre  los  Estados.  Los  cuales  bienes  deben 
emplearse  en  usos  pios,  nezesarios  para  sus- 
tentar los  Ministros  de  la  palabra  de  Dios  , 


464  INFORMAZION 

para  entretener  las  escuelas,  para  socorro  i 
ayuda  de  los  pobres  i  miseraWes,  i  para  sus- 
tentar i  llevar  adelante  tos  estudios  de  la  ju- 
"^  ventud. Porque  los  que  no  traen* ningún  pro- 
vecho ni  ntilidad  a  la  Iglesia  ,  ni  a  la  Repú- 
blica Cristiana,  no  pueden  pretender  ningún 
derecho  sobre  aquellos  bienes. 

A  Platón  le  pareze  consejo  sobre  manera 
saludable,  que  los  que  presiden  en  la  gober- 
nazion  de  las  Ziudades,  sean  sustentados  del 
bien  piíblico  ,  i  que  no  posean  niuguna  cosa 
propria  :  i  esto  prinzipalmente  por  dos  can- 
sas. La  primera,  para  que  se  ocupen  del  to- 
do en  el  provecho  isaluddela  República. 
La  otra ,  para  que  no  tengan  ocasión  de  au- 
mentar antes  sus  cosas  particulares,  que  de 
procurar  el  bien  público  de  lodos.  I  aunque 
nunca  ba  habido  jamás  tal  República,  ni  la 
habrá  tan  fazilmente  ,  como  él  mesmo  lo 
conliesa,  solamente  le  basta  haber  mostrada 
su  parezer.  Empero  si  alguna  lei  semejante 
debe  tener  tugaren  alguna  parte  de  la  Re- 
piibitca  ,  por  zierto  que  se  babia  de  rezebir 
en  la  administrazion Eclesiástica,  mayormen- 
te consenliendo  con  esto  ,  como  consiente,  la 


AL   EMPERADOR.  465 

sagrada  Escritura  :  i  que  no  haya  hombre 
que  DO  vea  donde  a  la  fin  han  venido  aparar 
las  cosas ,  después  que  esta  antigua  costum- 
bre de  la  Iglesia  ha  venido  en  menosprezio  i 
en  escarnio  de  los  hombres.  Si  esto  pudo  ver 
un  hombre  jentil,  fazilmente  se  puede  adivi- 
nar, qué  es  lo  que  podemos  esperar  i  a  qué 
vernán  a  parar  todas  estas  reformaziones , 
que  há  ya  tantos  años  que  andamos  empo- 
llando :  porque  entre  tanto  que  no  fuere  qui- 
tada la  causa  de  la  dolenzia  que  pretende- 
mos curar ,  i  totalmente  descubierta  la  llaga 
que* queremos  zerrar,  los  remedios  que  se  90 
aplican  ,  son  en  vano.  Por  manera  que  si 
quieren  ser  verdaderamente  Pontifizes  ,  i 
quieren  ser  habidos  por  no  indignos  del  lu- 
gar que  tienen,  convieneles  volver  a  aquella 
su  antigua  modestia  i  templanza,  i  tornar  a 
los  trabajos  i  vijilias,  i  a  los  perpetuos  ejer- 
zizios  espirituales  que  tuvo  la  primitiva  Igle- 
sia. Pareze  esto  cosa  dura  :  mas  empero  es 
verdadera.  Aunque  todo  esto  es  echar  pala- 
bras al  viento.  Porque  ni  aun  les  pasa  por 
pensamiento  ,  ni  asoma  alia  con  mil  leguas, 
que  vengan  a  abajarse  a  esto.  Como  ya  mu- 


466  iKFonHAZio:* 

cha  parte  de  lajeóle  los  aJjorreze  ,  toman 
otra  nueva  máxcara  ,  i  muestran  al  mundo 
una  nueva  mansedumbre  i  benevolcnzia,  llo- 
ran sus  infortunios  i  desdiclias :  no  que  se 
arrepientan  de  sus  bellaquerías  i  suziedades, 
no  que  deseen  enmendar  su  mala  vida,  sino 
para  que  comovidos  los  ánimos  de  lasjenles 
a  lástima,  i  Ucnss  de  cruelísimo  odio  contra 
sus  adversarios,  ellos  puedan  cntrclanlo  que- 
darse reazios  i  asidos  en  el  escalón  que  to- 
davia  les  queda.  Ved  agora  cuan  fuera  están 
de  arrepentirse  de  su  mala  i  disoluta  vida 
pasada,  pues  que  ninguna  cosa  lloran  tanto 
como  que  toda  esta  doctrina  del  Evanjeliono 
esté  totalmente  destruida  ,  para  que  puesto 
en  ella  perpetuo  silenzio ,  pudiesen  ellos  tor- 
nar a  recobrar  aquella  dignidad  i  grandeza 
que  solian  tener  ,  cuando  no  se  trataba  ni 
oía  la  verdad  de  lo  que  ella  enseña. 

Que  los  Papas  i  Cardenales  han  sido  el  ori- 
j^cn  i  seminario  de  mtii  muchos  i  grandísimos 
I  males  'en  la  Cristiandad. 

_.    Si  por  ventura  dijeren  agora  que  iio  serán 


AL  EMPERADOR.  167 

de  aqui  adelante  tan  esquivos  i  difiziles  ,  i 
que  quieren  remediar  algunas  cosas,  a  buen 
tiempo  lo  dirán  por  zierto.  Veinte  años  há 
ya, i  aun  mas»  Padres  vestidos  de  grana,  que 
lio  solamente  no  habéis  querido  conzeder 
esto  a  vuestros  adversarios  ,  que  siempre  os 
lo  han  pedido  hasta  agora,  pero  a  fuego  i  a 
sangre  i  con  todos  jeneros  de  crueldades 
habéis  defendido  esta  causa  iniquisima.  Vo- 
sotros sois,  aquellos  que  contra  toda  justizia 
i  derecho,  habéis  quiíado  a  muchos  la  vida. 
Vosotros  sois,  los  que  a  muchas  mujeres 
mozas  i  honestas  matronas,  habéis  hecho 
viudas  antes  de  tiempo  :  los  que  a  muchos 
niños  que  no  podian  carezer  de  padres,  ha- 
béis hecho  huérfanos.  Vosotros  sois,  aquellos 
que  a  una  infinita  multitud  de  hombres  bue- 
nos, traéis  desterrados ,  i  perdidos  fuera  de 
sus  tierras.  Vosotros  sois,los  que  habeisecha- 
do  un  freno  a  todos  los  hombres,  i  les  habéis 
quitado  la  libertad  de  hablar  verdad.  Voso- 
tros sois, aquellos  que  a  los  que  juntó  la  na- 
turaleza i  la  sangre,habeis  apartado,i  armado 
a  los  unos  contra  los  otros.  Vosotros  sois ,  los 
que  perpetuamente  en  las  disensiones  ,  i  in- 


1C8  INFOnMAZlO?! 

7.eiiil)os  <Je  Aliimania  ,  habéis  echado  azei'te 
para  que  ardan:  vosotros.tos  que  no  sola  uua 
vez  haheis  trabajado  de  levantar  en  ella  una 
f  ruelisinia  guerra,  i  hazer  un  estrago  i  mor- 
tandad mas  que  zivil:  vosotros  sois,  los  que  a 
todos  los  Iteyes  juntos,  i  al  Emperador  oies- 
mo,  habéis  exhortado  con  diversas  i  cautelo- 
9Í  sas  'artes,!  con  razonamientos  atrozesí  fieros, 
a  que  tomadas  tas  armas  ,  hagan  crueles 
guerras.  I  agora,  a  cabo  de  ralo,  cuando  por 
admirable  consejo  de  Dios,  veis  que  no  está 
en  las  armas  el  remedio  ,  cuando  ya  se  os 
han  acabado  todas  vnestras  razones  i  discur- 
sos ,  cuando  se  han  descubierto  vuestras  ar- 
tes i  tramas, ¿vcnis  a  dar  en  una  zierta mane- 
ra de  equidad  i  blandura,  i  consentís  los  que 
sois  señores  del  mundo  ,  que  se  trate  depa- 
zes  i  se  tomealguna  buena  conclusión?  Pero, 
veamos,¿donde  están  aquellos  vuestros  Capí- 
tulos, que  sufriréis  que  se  enmienden?  ¿Son 
por  ventura  los  mesmos  que  el  otro  dia  pro- 
piisisles  en  aquel  Conzilio  juglar  de  Vinzen- 
zia?  Pero  esos,  tales  cuales  son  ,  no  hubiera 
liombre  que  algunos  iiños  antes,  os  los  pudie- 
ra sola  una  vez  menlar  eiii  gran  peligrosuyo. 


AL   EMPERADOR.  1  G9 

Porque  no  se  puede  negar,  que  no  hayáis  he- 
cho muchas  cosas  cruelisimamenle  ,  a  true- 
que de  no  perder  tantico  de  vuestra  grande- 
za ,  disoluzion  i  ozio.  Si  agora  los  queréis  en- 
mendar, a  lo  menos  habréis  nezesariameute 
de  confesar  por  fuerza  ,  qne  antes  de  agora 
habéis  dado  a  mui  muchos  una  injustisima 
muerte  ,  como  hijos  que  sois  del  que  es  ho- 
mizida  dende  el  prinzipio.  Pero  esosmesmos 
capítulos  que  entonzes  sacastes  a  plaza,  como 
para  correjirlos,  i  agora,  como  es  de  creer, 
los  tornáis  a  sacar,  son  cosas  livianísimas,in- 
dignas  de  ser  contadas.  No  esta  ya  en  eso  el 
negozio:  toda  vuestra  deliberazion  i  acuerdo 
es  cosa  de  reir.  El  punto  de  este  negozio  al 
cual  vosotros  no  llegáis  con  mil  leguas,  está 
en  que  *  es  averiguado  por  verdad  ,  que  de  93 
todas  las  calamidades  i  perturbaziones  con 
que  el  mundo  está  el  dia  de  hoi  trabajado  , 
vosotros  sois  autores,  i  que  toda  vuestra  doc- 
trina i  vida  está  tan  atestada  de  suziedades 
i  contaminaziones,  i  errores,  que  por  ningu- 
na vía  se  puede  esperar  de  vosotros  cosa  nin- 
guna que  sea  saludable  i  recta.  Si  no  es  ver- 
dad, que  instiluistes   aquel  Conzilio  de  Vi- 


170  INFORMAZIOM 

zenzia  por  manera  deburla,¿porqae  no  guar« 
dais  aquellas  cosas  que  entonzes  os  parezia 
que  se  debían  enmendar  ,  no  porque  asi  lo 
pensásedes  a  la  verdad  ,  que  requerían  en- 
mendar ,  sino  por  salir  con  vuestro  juego  i 
pasar  adelante  con  vuestras  traiziones?  ¿Han 
sido  por  ventura  desde  entonzes  desterradas 
de  vuestras  casas  las  putas?  ¿Qoitastes  por 
ventura  de  entre  vosotros  aquella  infame  i 
suzia  mercaduría  que  ejerzitais  como  en  feria 
en  los  bienes  de  las  Iglesias?  ¿Estáis  por  ven- 
tura contentos  con  un  solo  Obispado?  ¿Ense- 
náis por  dicha  vosotros  al  pueblo  la  palabra 
de  Dios? ¿O  a  lo  menos  proveéis  comoseabien 
instituido? ¿O  seguiSy  antes  ,  las  Cortes  de  los 
Beyes  donde  quiera  que  están,  trayendo  alli 
todas  vuestras  negoziaziones?  ¿Que  se  puede 
esperar  de  vosotros,  que  no  tenéis  intento  a 
otra  cosa  que  a  engaños  i  burlas?  Cuando 
vuestro  estado  fuere  semejante  al  de  aquellos 
Obispos  que  a  costa  del  Imperio  se  juntaron 
para  aquel  zeleberrimoConzilio  Nizeno,  don- 
de presidia  el  Emperador  Constantino  ,  en- 
tonzes no  será  difizil  ni  sin  provecho  tratar 
94  con  vosotros  de  paz,  i*  concordia.  Todo  esto 


AL   EMPERADOR.  171 

es  verdad,  i  el  fin  que  estas  cosas  ternán,  lo 
testificará    algim  dia. 

Que  al  Emperador  petHenese  poner  remedio 
en  las  cosas  de  la  Relijion  ,  sin  tener  respecto 
a  personas.  I  que  nos  conviene  alejar  del  rei- 
no de  la  impiedad. 

Visto  agora  que  las  cosas  están  en  este 
estado,  sacra  Majestad,  que  estos  han  esta- 
blezido  una  execrable  idolatría  ,  i  que  en  el 
tiempo  que  mas  brava  i  mas  fiera  estaba  su 
soltura,  ha  vengado  Diosla  injuria:  visto  que 
contra  esta  doctrina,  que  es  la  que  destruye 
la  urania  Romana ,  han  combatido  todos  los 
estados  de  los  hombres  ,  hasta  agora  ,  i  han 
quedado  venzidos:  i  que  los  adversarios  desta 
doctrina  han  instigado  no  sola  una  vez  a 
vuestra  Majestad,  a  que  hiziese  una  guerra 
sangrienta  i  zivil  ,  porque  ellos  mismos  han 
sido  los  autores  de  las  rebeldías  i  disensiones 
por  toda  Alemania  :  —  Que  desamparado  su 
proprio  ofizio  se  han  envuelto  en  negozios 
profanos  i  estraños  del :  —  Que  al  Majistrado 
constituido  de  Dios  han  hecho  diversas  inju- 


1 72  INFORHAZION 

rías  i  afreatas:  que  han  hecho  fuerza  a  la  sa- 
grada Escritura  i  la  han  pervertido  para  de- 
fender su  tiranía.  Que  inanlienen  siempre 
vivas  las  disensiones  de  tos  Beyes,  í  que  per- 
petuamente echau  leña  a  este  fuego.  Qite  a 
una  desenfrenadísima  disoluzion  de  costum- 
bres que  tienen,  la  cubren  con  titulo  de  Igle- 
sia: i  porque  prosiguen  con  tanta  obstinazion 
que  no  dan  alguna  esperanza  de  enmienda  : 
por  cuanto  buyen  del  lejitirao  conozimiento 
desta  causa  ,  i  con  pretender  fínjidamente  el 
95  Conzi*lio,  remiten  para  él  toda  controversia, 
a  Gn  de  traer  engañados  losbombres:  porque 
finalmente  levantan  donde  quiera  Iristisimas 
trajedias  ,  i  lurbaziones  en  la  Cristiandad  , 
para  poder  retenerse  aquella  su  potenzía  tan 
nefariamente  adquirida.  Ziertamcnte  estas 
causas  deben  mover  a  vuestra  Majestad  ,  a 
que  sin  tenerrespecto  a  ellos,  tome  a  pechos 
i  mui  de  veras  este  negozio  de  la  Relijion. 
Porque  se  hallan  testimonios  muí  ziertos  en 
la  Escritura  Santa,  i  se  veen  ya  en  ella  seña- 
les DO  nada  escuras,  quenosdenunzian,  que 
está  la  ira  de  Dios  en  grande  manera  infla- 
mada contra  ellos  ,  i  que  será  semejante  su 


At   EMPERADOR.  173 

fin  al  que  tuvieron  aquellos  ,  a  quien  Dios 
en  pago  de  su  impiedad  i  blasfemias  há  ea 
todos  tiempos  aflijido  con  horrendas  plagas. 
Es  luego  nezesario  desnaturalizarnos  de  su 
reino,  porque  hallados  entre  ellos,  no  parti- 
zipemos  de  su  castigo.  Há  juntado  Dios  en 
vuestra  Majestad  innumerables  benefizios ,  i 
esta  mudanza  délas  cosas  que  vemos, pareze 
que  la  divina  bondad  ha  querido  que  haya 
venido  en  su  tiempo  ,  i  en  su  casa.  La  cual 
aunque  entre  las  otras  familias  de  los  Prin-> 
zipes  de  Alemania  há  sido  tenida  siempre  por 
mui  ilustre  i  poderosa  ,  grande  i  copiosa  i 
mui  honrrada;  há  sido  con  todo  eso,  mucho 
mas  acrezenlada  i  ilustrada  ,  i  há  alcanzado 
grande  i  gloriosa  fama.  Primeramente  cuan- 
do entró  en  ella  la  dignidad  Imperial,  la  cual 
de  tal  manera  se  ha  habido ,  i  ha  sido  admi- 
nistrada, que  desde  el  tiempo  que  el  derecho 
deelejir  Emperadores  pasó  a  nuestra  na*zion,  96 
en  ningún  linaje  de  Prinzipes  há  habido  tan- 
tos Emperadores  ,  como  en  este  de  vuestra 
Majestad.  Porque  de  tal  manera  ha  tomado  ya 
su  asiento  i  va  prozediendo  de  muchos  años 
acá  en  vuestra  casa  esta  exzelenzia ,  honor  i 


174  INFOItMAZION 

dignidad  que  hemos  dicho,  queaunque  no  se 
puede  suczeder  en  ella  por  Iierenzía,  todavía 
psreze  que  por  luengo  suzeso  ,  se  ha  hecho 
ya  propia  i  casi  perteneziente  a  su  familia. 
Creszió  después  por  casamientos  ,  cuando 
el  Emperador  Maximiliano  ,  abuelo  de  vues- 
tra  Majestad  ,  se  casó  con  la  hija  única  del 
Duque  Carlos  de  Borgoña,  [i  heredera  de  muí 
muchas  i  florenlisimas  tierras  i  señoríos] 
contra  la  voluntad  de  muí  poderosos  Prinzi- 
pes  que  resistían  a  ello.  Los  cuales  sí  por 
vía  de  deudo  i  casamiento  hubieran  juntado 
aquellas  racsmas  tierras  con  sus  Beinos,  co- 
mo no  era  nada  dilizil  de  bazer  ,  i  muchos 
lo  aconsejaban  ,  i  ya  estuvo  mas  de  una  fez 
determinado,  noos  viéramos,  sacra  Majestad, 
el  día  de  hoi,  tan  poderoso  ni  colocado  en  os- 
le grado  de  dignidad.  Pero  el  que  notare 
bien  cómo  ha  ido  todo  esto  prozediendo,  ha- 
llará sin  duda  que  estaba  asi  particularmente 
ordenado  de  Dios,  que  la  casa  de  vuestra 
Majestad  creziese  amplisimamente.  Porque 
aunque  fué  muí  ilustre  aquello  que  se  a£lidi¿, 
cuando  se  juntaron  por  aquel  casamiento  los 
estados  de  Austria  con  Borgofla.i  con  gran- 


AL   EMPERADOR.  175 

de  parte  de  la  Galia  Beijica,  muí  mayor  fué 
el  crezimíento ,  cuando  el  Emperador  Maxi- 
miliano casó  a  su  hijo  D.  Filipe  vuestro  pa- 
dre con  hija  de  don  Fernando  Rei  poderosisi* 
mo  de  los  Reinos  de  España  ,  que  vino*des-  97 
pues  a  ser  heredera.  Por  donde  há  venido  a 
ser,  que  todo  cuanto  poseyeron  el  Duque  Car- 
los vuestro  bisabuelo,  i  vuestros  abuelos  el 
Rei  D.  Fernando  i  la  Reina  D.*  Isabel ,  todo 
aquello  se  há  venido  copiosamente  a  juntar 
en  vuestra  Majestad  ,  de  tal  manera,  que  no 
haiPrinzipe  ninguno  en  esta  nuestra  Europa » 
que  se  pueda  comparar  con  vuestra  Majestad 
en  muchedumbre  de  Provinzias,  anchura  de 
Señoríos  i  amplitud  de  Reinos.  I  Dios  há  que- 
rido sin  duda  darnos  un  tal  Emperador,  tan 
poderoso  i  tan  enriquezido,  por  estos  tan  ho- 
nestos medios  ,  i  así  como  há  engrandezido 
vuestra  familia  yendola  subiendo  continua- 
mente por  grados  de  honrras  i  crezimiento 
de  riquezas,  asi  también  a  los  prinzipios  de 
vuestro  Imperio  ,  quiso  que  acaeziese  esta 
presente  conversión  i  mudanza,  que  ha  sido 
Ja  mas  alegre  cosa  i  la  mas  deseada  que  po- 
día venir  a  ningún  corazón  fiel. 


ITfí  1>F0RHAZI0» 

Suele  Dios  levnniarcn  suszierlos  tiempos 
alguDos  ilustres  Piinzipcs  cuaudo  está  zarca 
alguna  notable  mudanza.  Para  eso  elijió  i  le- 
vantó a  Zii'o  ,  para  que  el  Pueblo  de  Israel 
siendo  por  ¿I  restituido  en  su  libertad  í  saca- 
do de  cautiverio  i  vuelto  a  su  patria,  pudie- 
sen tornar  n  edificar  aquel  su  templo  (anze- 
lebrado  en  todo  el  mundo  ,  que  babía  sido 
destruido  de  los  Asirlos  i  Babilonios.  Este 
quiso  Dios  que  viniese  a  ser  Reí  poteiitisimo 
(le  ios  Mcdos  i  Perscis,  i  esta  su  benignidad 
tan  grande  para  con  los  Israelitas  la  anunzió 
algunos  siglos  antes  que  fuese  nazido.  Tras 
este  mucbos  años  después  se  siguió  Alejandro 
9B  que  por  causa  de  la  amplitud  de* su  impe- 
rio, i  de  las  cosas  que  administró,  fué  llama- 
do Maguo  ,  cuyas  victorias  eran  particular- 
mente todas  guiadas  de  lo  alto,  i  antes  anun- 
«iadas  no  nada  obscuramente  del  Profeta 
Daniel.  Algunos  tiempos  después  fué  levan- 
tado Julio  Zesar  ,  el  cual  después  de  haber 
becho  mucbas  i  mui  grandes  hazañas  ,  hizo 
que  el  Estado  de  la  Bepnblica  Romana,  que 
era  antes  popular,  administrada  por  Cónsu- 
les elejídos  del  Pueblo,  se  mudase  en  mane- 


kL   BMPERADOR.  177 

ra  deMonai*quía.  I  no  mucho  después  desta 
mutazion  del  Imperio  Romano  ,  salió  aquel 
sol  de  justizia  nuestro  Redentor  i  Salvador 
Jesu  Cristo.  Pero  aquel  Señorío  que  digo  , 
como  aflijió  i  avasalló  la  libertad  del  Pueblo 
Romano  ,  asi  también  persiguió  cruelisima- 
mente  por  espazio  de  trezientos  años  la  doc- 
trina i  Relijion  que  nuestro  Redentor  nos 
ordenó  i  dejó,  hasta  que  el  Emperador  Cons- 
tantino rezibió  el  Evanjelio:  el  cual  también 
por  sus  valerosos  hechos  i  gobierno,  alcanzó 
este  nombre  de  Magno.  Mucho  tiempo  des- 
pués salió  Carlos  del  linaje  de  los  Francos, 
en  tiempo  del  cual  fué  dividido  el  Imperio 
i  el  Papazgo  fué  estrañamente  aumentado  i 
enriquezido.  La  una  i  la  otra  de  estas  dos 
teosas  es,  zierto,  de  grande  peso,  i  no  se  debe 
contar  ni  tener  por  inferior  éntrelas  mudan*- 
-zas  que  ha  habido  en  el  mundo.  Este  Carlos 
aunque  eb  grandeva  de  señorios  i  provinzias 
no  podía  ser  comparado  con  algunos  de  los 
antiguos  Emperadores ,  empero  goberné  sus  ^ 

cosas  tian  talerosa  i  prósperamente ,  que  pa- 
rezia  que  había  resfaurado^en  alguna  ma-  99 
ñera  d  lAl^erfo  RoUianOi  que  antes'habia  es- 

12 


178  INFORHAZION 

tado  arruinado  i  muí  perdido.  Déla  fatUiliii 
deste  se  pasó  la  dignidad  del  Imperio  a  Ior 
Ottoqes,Diiques  de  Sajonia,  i  un  valerosisimo 
Prinzipe,  que  fui  el  postrero  desle  nombre, 
hizo  tanlo,que  en  nuestra  jente  i  oazíon  esli 
el  dia  de  boi  la  potestad  de  elejir  Emperado- 
res: lo  cual  también  se  debe  contar  éntrelas 
cosas  mui  memorables.  I  esta  potestad  faá  ya 
que  se  conserva  entre  nuestra  jente,  mas  de 
quinientos  años  ,  hasta  este  tiempo  en  que 
vuestra  Majestad,  nazido  de  la  nobilísima  ca- 
sa de  los  Prínzipes  de  Austria  ,  ampliBcada 
en  mui  poco  espazio  de  tiempo  por  una  ad- 
mirable manera  ,  há  sido  becho  Emperador 
poderosisimo,  no  por  bienes  ni  sefiorios  del 
Imperio,  del  cual  no  nos  queda  apenas  que 
la  sombra,  sino  por  los  de  su  proprio  patri- 
monio i  posesiones  heredadas.  En  este  su 
Hajislrado  se  debe  considerar  prinzipalmen- 
le,  como  ya  hemos  dicho  muchas  vezes,  que 
esta  tan  ilustre  conversión  que  agora  vemos 
de  las  cosas  suczedió  en  los  prinzipios  de  su 
Reino  i  Imperio.  La  cual  cosa  examinada  con 
pnidenzia  i  cotejada  con  las  historias  de  los 
tiempos  pasados  ,  hará  sin  duda  creer  ,  que 


AL   EMPERADOR.  179 

Cios  há  determinado  ,  siendo  vuestra  Majes- 
tad Emperador  ,  de  hazer  una  cosa  grande  i 
mui  ilustre  ,  de  la  cual  se  admire  toda  la 
posteridad. 

Qite  los  Emperadores  i  los  Reyes  son  dados 
de  Dios  para  salud  de  los  Puehlos  que  íienen 
c  cargo. 

Siendo  esto  asi ,  no  resta  sino  que  piense 
vuestra* Majestad,  que  ha  sido  dado  de  Dios  100 
para  salud  de  aquellos  Pueblos  que  há  que- 
rido que  estuviesen  a  vuestro  cargo.  Desea^ 
moslo  ziertamente  todos ,  i  rogamos  a  Dios, 
que  asi  como  en  tiempo  pasado  ablandó  el 
corazón  de  Ziro  ,  i  se  servio  del  para  la  libe- 
razien  de  su  pueblo  ,  asi  quiera  también  en 
estos  nuestros  tiempos  tan  aflijídos  i  casi  sin 
remedio,  que  vuestra  Majestad  nos  sea  Prin- 
zipe  saludable.  I  esto  deseamos  tanto  con  ma- 
yor vehemenzia,  cuanto  se  descubre  en  vues- 
tra Majestad  mayor  prudenzia  ,  mansedum- 
bre i  humanidad.  Porque  aunque  nadie  dudó 
hasta  agora  que  los  de  la  parte  del  Papa  ha- 
yan trabajado  perpetuamente  con  toda  suerte 


\aO  INFORIIAZION 

de  injenios  i  artifizios  ,  de  ÍDzilarle  a  hazer 
guerra:  pero  agora  ya  están  tan  descubiertas 
todas  sus  tramas  i  consejas,  que  se  debe  te- 
ner por  cosa  averiguada,  que  es  Dios  el  que 
le  há  dado  este  corazón  i  voluntad,  que  ha- 
biendo sido  ya  de  muchos  afios  acá  tan  soli- 
EÍlado  de  (antas  i  tan  diversas  maneras  a  que 
hiziese  guerra  ,  con  lodo  eso  no  haya  hecho 
hasta  agora  cosa  fuera  de  equidad  i  razón. 
I  asi  como  el  solo  oir  mentar  aquellas  con- 
juraziones,  que  ya  de  secreto  algunos  leníao 
forjadas  ,  les  pone  grima  i  pavor  a  todos  los 
que  son  amigos  de  concordia  ,  asi  le  tienen 
en  grandísima  estima  ,  i  le  dan  muchas  gra- 
zias  porque  teniendo  memoria  de  su  oGzio  i 
dignidad  ,  haya  trabajado  en  todas  maneras 
cómo  se  apagase  el  fuego  que  estos  querían 
enzender  en  sn  patria.  Por  tanto  damos  in6- 
nitas  grazias  a  Dios  ,  primeramente  porque 
hÁ  gobernado  hasta  aquí  sus  obras  i  conse- 
101  j°^>  ^^  ^9'  manera  que*  no  se  echa  de  ver  en 
ellos  ningún  rastro  de  ánimo  flaco  ni  ¥Íolen- 
to:  i  después  que  de  tal  manera  baya  gober- 
nado hasta  agora  su  vida  ,  que  queda  ver  i 
jtug&r  (que  no  es  de  pequeíla  considerazion) 


AL   EMPERADOR.  181 

que  aquellos  a  quien  há  sido  hasta  ahora 
tan  contrarío,  no  tanto  por  su  propria  volun- 
tad, como  provocado  de  otros,  defiendan  es- 
ta causa  tan  varonilmente  i  con  tan  grande 
constanzia  tantos  años  há  ,  sin  tener  cuenta 
con  peligros  ningunos. 

El  primer  grado  de  la  felizidad  es,  enten- 
der i  seguir  la  voz  de  nuestro  Señor,  cuando 
nos  llama  i  convida  a  si.  El  segundo  ,no  ha- 
zerse  sordo,  ni  repugnar  obstinadamente  su 
llamamiento.  Porque  a  tales  ánimos  perdona 
Dios,  i  siendo  solizitado  dellos  con  oraziones, 
finalmente  les  dá  aquel  su  espíritu  ensoña- 
dor, entretanto  que  no  pecan  por  malizia  si- 
no por  ignoranzia  i  simplizidad  ,  i  para  esto 
muchas  vezes  les  dá  tiempo  i  lugar ,  el  cual 
nos  holgamos  mucho  que  vuestra  Majestad 
haya  alcanzado  agora.  Porque  después  de 
haberse  tratado  tanto  esta  materia  que  anda 
en  controversia  ,  puede  agora  averiguar  i 
concluir  algo  de  zierto,  cuando  ya  la  verdad 
está  tan  ilustrada  por  todas  vías,  i  que  la  be- 
llaquería i  maldad  de  los  que  son  acusados, 
está  tan  descubierta,  que  ya  la  sentenzia  de- 
linitiva  deste  pleito  no  tiene  en  sí  gran  difi* 


\fíÍ  1NF0RUAZ10N 

rultad.  I  aumiiie  ante  todas  cosas  os  deben 
prinzipalmente  mover  aquellos  crueles  i  exe- 
crables desacatos  i  injurias  que  ban  hecho  a 
la  Majestad  divina,  empero  no  es  tampoco  de 
disimular  ni  de  olvidar  I»  grandeza  de  las 
^Qa  injurias  i  agravios  qite^hau  hecho  en  todos 
tiempos  al  Imperio. 

Cuan  desemejante  es  ntjora  ¡toma  a  la  qrie 
fue  antiguamente,  i  a  la  gobcrnazion  que  en- 
lomes tuvo.  I  como  lo  que  Dios  quiere  de  na- 
sotros  está  todo  en  la  Escriptura  santa. 

Aquella  veuzedora  ilel  mundo,  Roma,  en 
la  cual  han  resplandezido  tantos  varones  tan 
señalados  í  exzelentcs,  a  la  ciia)  gobernarou 
i  rijieron  otro  tiempo  con  grandisima  pru- 
dencia i  templanza  de  vida  unos  Brutos,  Ca- 
milos, Zinzinatos  ,  Pablos,  Szipiones  i  Calo- 
lies:  aquella  casa  i  palazio  de  la  virtud  anti- 
gua, i  después  silla  de  los  Emperadores  ,  la 
liene  i  ocupa  hoi  en  dia  con  artes  nefarias 
an  perpetuo  enemigo  de  los  Emperadores, 
im  lujurioso  i  medio  hombre  ,  i  afeminado 
regatón  negoziador.  I  no  solamente  la  ocupa. 


AL  EMPERADOR.  183 

pero  aun  prentende  que  le  viene  por  heren- 
zia  i  propiedad:  i  uo  solo  no  dá  lugar  al  liji- 
tiino  señor  della,  pero  aun  dize,  que  toda  su 
autoridad  depende  del.  Aquel  Senado  que  en 
otro  tiempo  fué  zeleberrimo  en  todo  el  mun- 
do, del  cual  dijo  un  Embajador  del  Rei  Pirro, 
cuando  lo  vido,  que  habia  en  él  tantos  Reyes 
cuantos  senadores:  válame  Dios,  cuan  troca- 
do está  eldiade  hoi.  Están  sentados  en  él 
unos  hombres  nuevos,  no  de  los  que  renueva 
el  Evanjelio,sino  de  los  que  nuevamente  han 
salido  del  pozo  del  abismo,  cuyo  prinzipal  i 
solo  cuidado  es,  negoziar  cómo  consuman  en 
toda  disoluzíon  i  oziosidad,  en  toda  lujuria  i 
torpedad,  los  bienes  adquiridos  con  ajeno  su- 
dor, cómo  roben  i  saqueen  las  provinzias  de 
la  Cristiandad  :  cómo  debajo  del  título  de 
Iglesia  no  haya^maldad,  ni  traizion  que  no  105 
acometan.  Estos  son  los  consejeros  i  senado- 
res de  aquel  nuevo  Majístrado  ,  los  cuales 
siendo  metidos  en  aquel  Colejio  ,  como  por 
via  de  administrar  las  Iglesias  ,  como  ellos 
finjen,  hazen  lo  mesmo  que  antiguamente  so- 
lian  bazer  los  senadores  Romanos  ,  son  Go- 
bernadores de  Provinzias  i  embianlos  de  acá 


184  IHFOBHAZIOK 

para  acullá,  como  Lugareslenienles  ilegados 
i  jurados.  I  siendo  como  es  su  administrazioa 
totatmenle  zivil,  i  mas  que  profana,  con  todo 
eso  nos  atrtienaa  la  cabeza  con  sus  santida- 
des i  con  esle  titulo  se  dejan  adorar.  I  hazen 
esto,  sacra  Majestad,  en  vuestra  presenzia,  i 
no  solamente  esto,  pero  aun  quieren  que  por 
vuestra  mano  sean  defendidas  sus  aboutina- 
ziones  ,  sus  desvergüenzas  ,  i  sus  burlerías. 
¿Pues  hasta  cuaodo  se  han  de  sufrir  ya  estas 
cosas?  ¿Como  i  que  no  habrá  nadie  que  re> 
prima  esle  atrevimiento  tan  grande?  Dios 
nuestro  Señor  i  Padre  ,  para  mostrarnos  la 
fuerza  i  la  grandeza  de  su  ira  ,  ha  permitido 
que  nos  saltease  i  robase  esta  soltura  ,  esta 
suma  desvergüenza  i  tiranía,  i  de  tal  manera 
há  sufrido  que  se  envolviese  en  tinieblas  to- 
llo nuestro  juizio,  i  entendimiento  hasta  mu- 
dar i  pervertir  la  mesma  naturaleza  i  con- 
dizion  de  las  cosas,  de  suerte  que  lo  que  en 
sí  era  vizioso  ,  nefando  i  impío  ,  nos  parezia 
pío,  honesto  i  sacrosanto.  Pero  agora,  des- 
pués que  por  su  inmensa  bondad  ,  nos  bá 
tornado  a  mirar  con  sus  ojos  de  misericordia, 
i  aoshá  librado  de  aquella  mui  grosera  ig- 


AL   AMl'ERADOR.  185 

noranzia,  con  clara  luz  nos  combida  a  que  104 
reconozcamos  este  su  tan  *  inesiimable  bene- 
ñzio  ,  para  que  por  nuestra  ingratitud  no 
acontezca 9  que  venida  agora  esta  luz,  i  no 
aprovechándonos  della,  se  redoblen  i  acumu- 
len nuestros  pecados,  los  cuales  le  constriñan 
a  castigarnos  mas  severamente,  i  quiten  toda 
esperanza  de  remedio.  Cual  sea  su  voluntad, 
que  es  lo  que  requiere  de  nosotros ,  firmado 
lo  dejó  en  sus  divinas  Escrituras,  las  cuales 
por  el  ministerio  de  su  Espíritu  há  conser- 
vado para  toda  posteridad  para  que  hubiese 
en  el  mundo  siempre  demostraziones,  i  testi- 
monios sempiternos  del.  También  nos  avisó 
harto  claramente  que  en  los  postrimeros 
tiempos  vernia  una  terrible  i  miserable  des- 
truizioD  en  la  verdadera  doctrina  i  que  se  ha- 
bía de  levantar  en  la  Iglesia  una  zierta  ti- 
ranía estrañisima. 

Que  es  lo  que  se  debe  de  proponer  delante 
iodo  Emperador,  Majistrado  i  Prinzipe  Cris- 
tiano para  gobernar  prósperamente. 

I  aquellos  mesmos  lugares  donde  se  con- 


186  ls^0RMA^I0^ 

líeiien  aquellas  prufezias,  las  cuales  estando 
primero  muí  escuras  en  aquellas  linieblas 
que  había  en  la  doclriria  ,  nos  las  ha  descu- 
hierLo  agora  Dios  tan  claramente  entre  otras 
muchas  cosas,  que  ya  no  se  puede  dudar  en 
ninguna  manera  de  la  cosa  ,  i  de  )a  persona 
que  señalan  i  demuestran.  También  com- 
prenden las  niesmas  proTezias  la  violenzia  , 
las  injurias  i  afrentas  ,  con  que  el  Imperio 
Itomano  i  el  Majíslrado  constituido  de  Dios, 
han  sido  de  algunos  siglos  acá  maltratados 
de  los  Pontifizes  Itomanos.  I  dado  que  no 
hubiese  ningún  testimonio  desto  ,  pero  sí  al- 
guno quisiere  con  atenzion  mirar  su  mesma 
105  doctrina  dcH'os  ,  sus  constituziones,  su  ma- 
nera de  gobernarse  i  su  disoluzion  de  vida, 
no  podrá  dejar  de  cxtremezerse  todo  con 
grandísima  sombra  i  horror.  Porque  sino 
fuesen  totalmente  desechados  í  desampara- 
dos de  Dios,  no  caerían  todos  en  tal  frcnesía 
i  en  estas  tan  grandes  i  tan  maniliestas  mal- 
dades, i  abominaciones.  Porque  de  tal  mane- 
ra ordenan  toda  su  vida  ,  como  que  sea  cosa 
uezesaria  ,  que  el  que  está  en  aquel  lugar  i 
grado  de  dignidad,  haya  de  ser  un  hombre 


AL    EMPKBAIIOR.  187 

señalado  i  famoso  en  todo  jenero   de  bella- 
querías, maldades  i  traiziones. 

Mire  vuestra  Majestad,  le  suplico,  i  consi- 
dere las  obras  i  hechos  de  aquellos  que  hoi 
en  diahai  i  de  los  que  há  habido  en  su  tiem- 
po. ¿Há  por  dicha  jamás  hallado  en  ellos  al- 
guna muestra  de  verdadera  virtud  o  santi- 
dad? no  :  antes  una  pura  hipocresía  ,  finji- 
mientos  i  disimulaziones  i  todos  sus  negozios 
compuestos  para  engaño.  Si  han  disipado  la 
fuerza  del  Imperio  :  si  han  tenido  siempre 
intento  a  debilitar  las  fuerzas  de  los  Reyes: 
SI  con  torpes  i  infames  medios  i  artes  han  ad- 
quirido todas  las  riquezas  que  tieneu  :  si  ha 
tratado  indignamente  no  solo  a  todos  vues- 
tros antepasados  ,  pero  aun  a  vuestra  Majes- 
tad mesmo,  tanto  que  a  las  calumnias  i  acu- 
saziones  que  le  levantaron  falsamente  ,  fué 
forzado  a  responder  a  ellas  por  un  escrito 
público:  ¿en  qué  se  detiene,  o  qué  mejor  es- 
peranza puede  jamás  tener  delíos?  En  vano 
se  trabaja  con  ellos  ,  visto  que  son  sordos  : 
porque  ya  tienen  tal  manera  de  vivir,  cual, 
tanto  antes  tiene  dicho  la  Escritura.  No  se- 
rán zierto  venzidos  por  armas  i  violenzia;pe- 


lo»  LNFORMAZION 

(06  i'o  de  tai  manera  serán  descubiertos*!  co- 
nozidos  mas  i  mas  cada  dia,  por  la  predica- 
zioD  del  Evaiijelio  ,  que  jamás  hubo  en  el 
mundo  ningún  Urano,  que  tan  clara,  tan  pa- 
leiite  i  vergonzosa  representazion  i  mucslra 
haya  dado  de  sí  ,  como  estos  darán.  Por  lo 
cual  como  fué  señal  de  la  ira  de  Dios  todo 
aquel  tiempo  que  anduvimos  en  aquellas  es- 
pesísimas tinieblas  ,  asi  también  es  ima  de- 
mostrazion  infalible  de  su  beoignidad  i  cle- 
menzia  paternal,  que  agora  alanzadas  las  ti- 
nieblas, gozemos  desta  tan  alegre  i  hermosí- 
sima vista  del  sol.  Por  el  cual  don  tan  exze- 
lente,  no  nos  pide  Dios  en  recompensa  otra 
cosa  ,  sino  que  lo  conozcamos  ,  í  rezibamos 

Icón  revercnzia.  Todos  los  ánimos  Heles  de- 
sean muí  mucho  que  vuestra  Majestad  se 
emplee  en  esto  ,  i  tanto  mas,  cuanto  veen  a 
los  adversarios  contradezir  i  batallar  mas  fu- 
riosamente contra  la  maniGesta  verdad.  Los 
cuales  no  se  pueden  hartar  con  ninguna 
crueldad  ,  pero  todo  su  deleite  consiste  en 
ver  muerles,  i  llamas  de  fuego.  Quitan  a  las 
madres  de  los  brazos  de  sus  hijas,  desmiem- 
bran  con  tormentos  a  los  hijos  en  presenzia 


AL   EHPEBABOR.  189 

de  quien  los  parió,  apartan  con  furia  a  los 
maridos  de  sus  mujeres  i  bijitos  ,  i  échaulos 
en  escuras  i  hediondas  cárzeles:  como  si  hu- 
biesen desnudadose  todo  sentimiento  de  hu- 
manidad ,  asi  se  encruelezen  persiguiendo  , 
prendiendo ,  atormentando  i  matando  a  los 
pios.  Tienen  señorío  sobre  las  animas  de  los 
hombres,  i  mandantes  estrechamente,  que 
no  hablen  palabra.  Dizenquenoes  iízito  a 
ninguDo  tratar  destas  co*sas  fuera  de  Conzi-  107 
lío:  i  por  otra  parte  ellos  traen  tan  bien  guia- 
da su  danza,  que  quitan  i  hazen  perder  toda 
esperanza  de  Conzilio. 

Vuelva  a  mirar  ya,  sacra  Majestad  ,  estas 
miserias  i  calamidades  de  la  Cristiandad  i  no 
le  mueva  nada  esta  suzia  i  Epicúrea  multi- 
tud de  hombres  dados  a  ozio,  crueldad  i  di- 
soluzion  y  con  los  cuales  no  debe  de  tener 
cuenta,  pues  no  le  están  encomendados  por 
ningún  oBzio  de  caridad.  Pero  mire  solamen- 
te a  su  patria,  i  al  Imperio  ,  al  cual  dio  Dios 
a  vuestra  Majestad  por  Gobernador  ,  cuya 
<;onservazion  i  salud  por  un  secreto ,  pero 
vehemente  i  fuerte  impulso  de  naturaleza,  le 
debe  ser  mui  mas  encomendada  que  todas  las 


f 


I 
I 


190  INFOKUAZIOiN 

cosas  del  mundo  i  mucho  mas  amada.  No 
hai  que  dudar,  sino  que  por  tener  eu  muchas 
partes  SeDorios  i  gobernar  muchos  Pueblos , 
se  han  impedido  sus  deseos  i  propósitos.  Por 
que  una  cosa  requiere  España  ,olra  Alema- 
nia, i  otra  es  la  que  pide  aquel  infame  mer- 
cader Romano.  Imposible  es,  que  a  todas  es- 
tas cosas  pueda  acudir  i  satisfazer  el  euteti- 
dimienlo  i  la  prudeiizia  humana.  Un  solo  ca~ 
mino  bai  para  proveer  bien  en  todo  ,  i  fuera 
deste  lio  se  puede  bailar  olro,  que  es  ,  que 
no  teniendo  respecto  a  ninguna  cosa  de  las 
di'l  mundo,  por  grande  que  sea  ,  busque  so- 
lamente la  verdadera  gloria  de  Dios,  i  pouga 
en  sus  manos  todas  esas  otras  cosas.  Para 
esto  te  darán  gran  favor  i  ayuda  casi  todos 
los  Prinzipcs  i  las  Ziudades  del  Imperio  , 
abrirán  el  camino  i  desembarazarlo  han  graa- 
108  (le  multitud  de  *  hombres  doctos  i  pios  que 
liai  por  Alemania  ,  los  cuales  todos  de  un 
rorazon  desean  que  la  doctrina  que  Dios  há 
propagado  tan  admirablemente  por  medio 
dellos  ,  la  conservéis  con  vuestro  presidio  i 
favnr,  i  que  socorráis  a  vuestra  patria  que  de 
tantas  maneras  estáafíijida  i  trabajada  el  día 


'al  emperador.  i 91 

tle  hoi.  Toca  ziertamente  a  vuestra  Majestad 
como  a  Padre, i  como  a  aquel  que  Dios  há  or-- 
deoado  para  salud  del  Imperio  ,  dar  orden 
prJDzipalmente,  «orno  aquello  que  Dios  ante 
todas  cosas  requiere  de  nosotros  ,  sea  en  él 
mantenido  i  florezca,  que  es  el  conozimiento 
de  su  doctrina,  aquella  por  la  cual  somos  li- 
bres de  todos  los  males,  i  sin  la  cual,  no  po- 
demos ser  salvos,  ni  agradar  a  Dios  por  nin- 
guna vía.  Porque  a  los  Magistrados  perteneze 
(como  ya  está  dicho  procurar  lo  priraero,co- 
mo  los  que  tienen  debajo  de  su  cargo,  conoz- 
can a  Dios  i  le  sirvan  conforme  a  lo  que  él 
tiene  mandado  por  su  lei,  no  solo  en  lo  que 
coQzierne  a  la  segunda  tabla  ,  sino  también 
en  lo  que  perteneze  a  la  guarda  de  las  cosas 
que  nos  son  mandadas  en  la  primera.  Porque 
cuando  desto  último  no  se  tiene  cuidado  ,  i 
aquellos  que  son  particularmente  llamados 
de  Dios  para  ello,  no  ponen  la  dilijenzia  que 
deben,  para  hazerlo  guardar,  todas  las  otras 
dilijenzias  que  se  pusieren  para  hazer  guar- 
dar las  cosas  que  pertenezen  ala  segunda, son 
en  vano,  o  a  lo  menos  de  tan  poco  fruto,  que 
apenas  se  puede  devisar.  ¿Que  otra  cosa  son 


19*2  INFORHAZIOM 

los  Emperadores  i  Beyes  Cristianos  sino  man- 
tenedores de  la  juslizia  i  de  la  verdad?  Pues 
que  otro  medio  se  puede  hallar  mas  proprio 
jog  para  cumplireslo,  i  ser'lieles  a  Dios  ,  que 
tener  en  grande  estima  la  doctrina  coDleuida 
en  la  lei  i  los  Profetas  ,  que  nos  es  dada  de 
Dios  por  un  señalado  beneíizio  ,  por  el  cual 
nos  direreaziamos  de  todos  los  que  están  aje- 
nos de  la  Cristiana  Belijion:  cuya  ignoranzia 
i  olvido  nos  acarrea  todos  los  males  i  cala- 
midades del  mundo.  Por  lo  cual  debe  tanto 
mas  vuestra  Majestad  tomar  a  pechos  la  de- 
fensa desla  doctrina  i  la  del  Imperio,  cuanto 
por  causa  del  menosprezio  que  se  há  tenido 
i  se  tiene  della  ,  mui  a  menudo  i  mas  rezia- 
mente  \  iene  ya  a  ser  combatida  esta  pai^te- 
zilla  del  Imperio  qne  nos  queda,  de  enemigos 

Linlieles  i  poderosísimos,  con  cuyas  armas  se 
vee  en  tan  gran  peligro  de  poder  venira  des- 
caezer,  que  siente  bien  la  nezesidad  que  tie- 
ne de  un  Emperador  tan  poderoso  como  lo 
es  vuestra  3Iajestad.  I  por  tanto  con  mui  mu- 
chas lágrimas  i  sospiroB,  encomienda  su  sa- 
lud ,  como  quien  se  vee  en  términos,  o  de  ser 
valerosamente  defendida  con  vuestra  bueMa 


AL   EMPERADOR.  193 

Qyuda  i  dicha,  o  de  quedar  totalmente  asola- 
da i  rezebir  una  herida  que  no  se  pueda  sa- 
nar :  mayormente  que  en  ningunos  tiempos 
jamas  se  han  mostrado  tan  varios  ni  tan 
grandes  índizios  ,  como  el  dia  de  hoi ,  que 
haya  de  venir  en  ella  alguna  mudanza  i  se* 
ñalada  innovazion.  Verdad  es,  que  no  hai 
mejor  cosa  en  el  mundo  ,  ni  mas  de  desear 
que  la  paz,  pero  hecha  con  entrevenír  el  Pon- 
lifize,  puédese  mui  bien  sospechar,  que  nun- 
ca echará  fuertes  ni  verdaderas  raizes.  Por- 
que todo  su  negozio  es  forjar  perpetua  ma- 
teria de  guerras,  como  es  mas  que  notorio:  o 
cuando  aconsejan  la  paz  ,  tienen  respecto  a 
algún  gran  provecho  particular  suyo  ,  i  no 
Dtra  cosa  ninguna.  I* siempre  es  esto  asi  ,  i  10 
que  las  cosas  que  a  ellos  particularmente 
aprovechan,  son  tales  que  redundan  en  afren- 
ta i  detrimento  jeneral  de  toda  la  Cristian- 
dad i  de  todos  los  estados.  Ruego  a  Dios  que 
gobierne  de  tal  manera  los  consejos  de 
vuestra  Majestad  ,  que  enmendados  los  vizios 
i  quitadas  las  causas  por  las  cuales  nos  em- 
bia  guerras  i  otras  calamidades,  pueda  re- 
cobrar a  Europa  su  quietud  i  tranquilidad  , 

13 


■ 


194  INFOSHAZION 

la  cual  Eiendo  como  lo  es  agora ,  tan  mise- 
rablemente aDijida  ,  no  podrá  soportar  ma- 
cho tiempo  tantas  i  tan  grandes  miserias.  Lo 
qne  resta  es ,  suplicar  a  vuestra  Majestad 
con  la  humildad  que  debo  ,  que  este  mi  pa- 
rezer  i  íuformazioD  comprendido  en  este  es- 
crito, reziba  en  servizio  i  lo  azepte,  como  de 
hombre  que  no  desea  otra  cosa  sino  ver  ilus- 
trada la  gloría  de  Dios  ,  restituido  el  honor 
al  Imperio ,  recobrada  la  quietud  ,  la  paz  i 
salud  a  su  patria. 


Sigúese  la  otra*" 

INFORMAZION    HECHA   POR    EL 

mismo  Aulor,  la  cual  fué  presentada 
a  todos  los  Prinzipes  i  Estados  del 
Imperio. 

SuMAñlO  DE  TODO  LO  GO^^TENIDO  EN  LA  INFORMA- 
ZION I  ORAZION  QUE   SE  SIGUE. 

Del  orijen  i  nazimiento  del  Pontificado  Ro^ 
mano  i  de  como  ha  ido  cresiendo  su  autoridad 
i  potenzia  con  los  tiempos:  i  qué  tal  ha  de  ser 
el  fin  que  há  de  iener.  Donde  por  la  mayor 
parte  se  declaran  algunos  oráculos  de  la  divi*- 
na  Escritura  por  los  cuales  estaban  muchos 
tiempos  ha  dichas  i  profetizadas  estas  cosas. 
Danse  ansimismo  remedios  i  consuelos,  de  los 
cuales  debe  de  usar  todo  fiel  Cristiano  en  estos 
tiempos  tan  llenos  de  calamidades  i  trabajos, 
para  no  desfallezer,  sino  antes  perseverar  cons^  ^ 

tantemente  en  la  fe  del  Hijo  Unijénito  de  Dios.  r 


Aunque  podría  parezer  cosa  indezente. 


i 

\ 


496  INFOItHAZIon 

que  un  hombre  privado  i  particular  se  ponga 
a  tratar  la  que  pretendo ,  con  Vuestras  exze- 
lenzias  ,  Prinzipes  ilustrisimos ,  siendo  tan 
prudentes  i  experimentados  en  las  cosas  i 
teniendo  por  consejeros  varones  moi  sabios  i 
entendidos;  empero  visto  qne  estos  nuestros 
112  ^tiempos  estáo  enconadísimos ,  i  que  todas 
las  cosas  van  su  poco  a  poco  de  mal  en  peor, 
i  estando  los  ánimos,  asi  en  jeneral  como  en 
particular,  en  Alemania  sobre  manera  ofen' 
didos;  parezióme  que  baria  lo  que  debo  ,  si 
por  ventura  con  lo  que  Dios  me  ha  dado  a 
entender,  pudiese  servir  i  aprovechar  a  Vues- 
tras exzelenzias ,  i  a  nuestra  común  patria  , 
de  tal  manera  qne  en  esto  nada  dejase  de 
bazer  de  lo  que  es  en  mi  mano.  Porqueaello 
me  inzita  i  mueve  la  mesma  naturaleza  ,  la 
cual  nos  encomienda  el  bien  de  lodo  el  jéaero 
humano  i  de  todas  la'Sjeutes,  donde  quiera 
que  estén:  pero  prinzipalinenteel  de  aquellos 
e  los  cuales  deszendemos  i  habernos  sido 
criados.  Por  tanto  hnmilmeute  suplico  a 
Vuestras exzelenzias,  que  todo  lo  que  dijere, 
crean  que  va  enderezado  a  este  Bn.  Medea  , 
aquella  tan  zelehrada  de  los  Poetas,  lamen- 


A  LOS  FRINZIPES.  197 

lando  sus  miserias  i  sus  infortunios  ,  entre 
otras  cosas,  se  queja  de  que  vee  bien  lo  que 
es  bueno,  i  que  le  seria  mejor,  pero  que  no 
lo  haze  i  que  sigue  el  peor  consejo.  También 
en  estos  nuestros  tiempos  no  haí  que  dudar 
sino  que  muchos  veen  i  entienden  la  manera 
con  que  podría  ser  ayudada  i  libre  destos 
males  Alemania  :  pero  no  se  les  dá  nada  ,  i 
con  un  zierto  descuido  siempre  lo  van  dila- 
tando ,  como  si  ^1  tiempo  mesmo  oviese  de 
traer  consigo  alguna  medizina  i  remedio  , 
viendo  en  el  entretanto  que  una  calamidad 
naze  de  otra. 

Primeramente  deben  pensar ,  Vuestras  ex- 
zelen*zias  ,  la  manera  como  les  haya  venido  113 
la  dignidad  del  Imperio.  Lo  segundo  ,  deben 
considerar  cuan  grande  beneíizio  de  Dios  ha- 
ya sido  este.  Porque  no  es  cosa  liviana  el 
nombre  de  Imperio ,  ni  hai  en  las  cosas  hu- 
manas ninguna  mas  ilustre,  ni  mas  sublime. 
Porque  donde  quiera  que  Dios  lo  ha  pasado, 
siempre  ha  querido  que  hubiese  también  allj 
grande  copia  de  injenios  exzelentisimos,  i  ha  f 

puesto  i  comunicado  otros  muchos  i  singu- 
lares dones  sin  los  cuales  no  pudiera  serrec- 


\ 


198  KroRHAzios 

taniente  gobernado  tan  granile  peso  ds  ne- 
gozios.  I'or  tanto  deben  trabajarVuestras  es- 
zelenzias  ,  Prinzipes  iluslrisimos  ,  que  esta 
forma  de  Imperio  asi  como  eslá  reduzida 
agora  cn  estrecho,  i  enzerrada  dentro  debien 
pequeños  limites,  ya  que  no  la  acrezienten  i 
amplifiquen  ,  a  lo  menos  que  de  tal  manera 
la  retengan  i  conserven,  que  no  venga  a  pa- 
sarse de  vosotros,a  otras  jenles  estrafias,  co- 
mo se  pasó  de  los  Griegos  a  los  Romanos,  los 
cuales  comenzaron  de  tan  bajos  prinzipios 
que  sino  se  atribuye  todo  a  milagro  i  a  la  di- 
vina polcnzia,  no  podrá  comprender  el  entea< 
dimicnlo  humano,  como  há  sido  posible  ha- 
berse dilatado  en  tanta  grandeza.  Porque  des- 
pués que  se  hizo  alli  un  recojedero  de  mal- 
hechores i  delincuentes  ,  i  como  un  puerto 
donde  se  acojesen  i  escapasen,  vinose  a  ha- 
zer  de  aquella  multitud  unazindad,  i  dende 
allí,  hizieron  muchas  fuerzas  i  agravios  a  los 
pueblos  vezJDOS,  no  solamente  robándoles  sus 
haziendas,  sino  también  a  sus  hijas  donzellas 
1 1  f  de  los  brazos  i  senos  de  las  niadres,*i  esta  fué 
la  primera  causa  de  la  guerra.  I  porque  es- 
taba ordcuado  de  Dios  que  ercziesen  sin  tér* 


A  LQS  PRINZIPES.  199 

mino  y  se  acrezentaron  i  fueron  de  tal  manera 
eurríqaezidos  con  sus  ordinarias  guerras , 
que  no  contentos  con  Italia  ,  hizieron  tam- 
bién guerra  a  Naziones  estrañas,  i  salidos  de 
sus  límites  acometieron  también  a  África  i  a 
Asia.  Gomo  vidas  otras  jentes  con  el  gran  suc- 
zeso  de  los  romanos ,  quisieron  ,  ya  que  no 
pudiesen  romper  sus  Ímpetus,  por  lo  menos 
refrenarlos^para  que  no  pasasen  mas  adclan* 
te.  Esto  intentaron  prinzí  palmen  te  los  Carta- 
jinenses»  i  con  tan  grande  esfuerzo  i  ardor  , 
que  no  solamente  no  rebotaron  de  si  la  fuer- 
za de  sus  enemigos,  pero  aun  vinieron  a  con- 
tender con  ellos,  sobre  cual  de  los  dos  sería 
Señor  de  todo.  Lo  cual  les  suczedió  misera- 
blemente i  los  trajo  a  un  fin  desastrado.  Por 
que  asi  estaba  ordenado  de  Dios,  que  el  Im* 
perio  Romano  fuese  el  mas  poderoso  de  to- 
dos i  tuviese  sus  ziertos  términos  de  años. 

Por  manera  que  no  solamente  establezie- 
ron  al  prinzipio  su  potenzia  por  fuerza  de 
armas  ,  pero  por  esta  mesma  via  la  fueron 
conservando  de  ahi  en  adelante  ,  i  después 
de  quebrantada,  la  tornaron  a  restaurar,  bas- 
ta que  fenezió  i  se  cumplió  todo  el  tiempo 


200  I>FI>R)IAZIO¡T 

conslitiiido  de  Dios  i  notado  cu  la  sagrada 
Escritura,  i  se  levantó  en  Boma  otro  zíerlo 
Prineipe  i  Scñor,conio  entrometido  en  la  nies- 
ma  silla  del  Imperio,! como  aliado  del  Em- 
perador Itoniano.  I  este  nuevo  Prinzipe  no 
daba  ninguna  muestra  al  prinzipio  como  que 
115  pensase  disminuir*  nada  do  la  autoridad  del 
Emperador.  Pero  tenia  solamente  cuidado  de 
los  negozios  de  la  Iglesia  :  i  todo  el  tiempo 
que  en  esto  solamente  se  ocupaba  ,  floreztan 
las  fuerzas  del  Emperador  i  del  Imperio.  Pe- 
ro después  que  comcnzá  a  pensar  cómo  saca- 
ría fruto  para  si  de  aquella  opinión  de  relí- 
jion  i  santidad  que  tenia,  i  para  venir  a  esto, 
no  duda  de  pedir  al  Emperador ,  que  por  su 
autoridad  él  tuviese  el  Prinzipado  sobre  to- 
das las  otras  Iglesias  ,  alegando  esta  causa 
^^^  entre  otras  :  que  Roma  habia  sido  siempre 

^^^L  señora  del  mundo,  i  tenida  por  eminente  so- 

^^^^  l)re  todo  ,  i  que  agora  también  se  le  debía  el 

^^^^^  prinzipal  lugar  entre  todas  las  ziudades  de 

^^^^^L  la  Cristiandad:  que  por  tanto  era  justo, que 

^^^^^^H  c)  Obispo  de  aquella  ziudad,  prezcdiesc  a  los 

^^^^^^H  litros  todos  en  grado  i  en  dignidad.  Cosa  les 

^^^^^^  filó  difizilima  alcanzar  esto.   Porque  puesto 


A  LOS  PRINZIPES.  201 

que  los  Emperadores  pasaron  por  ello,  em- 
pero los  Obispos  de  las  otras  Naziones ,  con 
mili  grande  fuerza  conlradezian  i  traían  sus 
causas  graves  i  lejitimas,  por  las  cuales  re- 
sistían,  i  de  tal  manera  pasó,  que  se  vino  a 
trabar  pleito  largo  i  mui  intricado,por  recu- 
sar siempre  i  contradezir  los  otros  Obispos, 
los  cuales  no  reconozian  al  de  Roma ,  sino 
por  compañero  i  igual  en  potestad  con  ellos. 
Empero  estotro  entre  tanto  no  aflojaba  ni  re- 
mitía nada  de  su  ardor,  pero  ahincaba  per- 
petuamente por  salir  con  su  intento  ,  hasta 
que  alcanzó  del  Emperador  Focas  lo  que  que- 
ría. Cosa  era  dezente  que  fuera  su  ánimo 
satisfecho  i  contento  con  este  tan  grande  don 
i  privilejio  tan*señalado.  1  aun  pudiera  pa-  **6 
rezer  en  alguna  manera  tolerable,  si  él  usara 
desta  autoridad  para  salud  de  muchos  ,  si 
con  toda  mansedumbre  ,  modestia  ,  i  con 
igualdad  hiziera  su  oRzio,  si  compitiera  con 
los  Obispos  de  las  otras  Iglesias  por  la  justi- 
zia  i  temperanzia.  Pero  pues  por  tan  largo 
espazio  de  tiempo,  apetezió  con  tan  grande 
ardor  i  solizitud  una  cosa  tan  grande,  no  se 
debe  dudar,  que  el  mesmo  artifize  que  pro- 


r 


\ 


If 


\ 


202  1KF0K3IAZI0N 

metia^dar  los  reinos  i  imperios  desle  mundo 
a  Cristo  nuestro  redentor  cuando  lo  puso  so- 
bre el  monte  ,  que  también  haya  sido  autor 
desta  ambizion.  Porque  este  Se&orio  es  tan 
inmenso  i  tan  sin  medida  i  sobre  la  condizion 
humana  ,que  aunque  o  por  inconsiderazion, 
o  por  estudio  i  deseo  de  hazer  biep,  le  ovie- 
rau  dado  los  Emperadores  este  honor,  debía 
él  empero  pensar  antes,  todas  estas  cosas,  i 
en  esto  prinzipalmenle,  que  Cristo  reprendió 
figramente  semejante  conteozion  en  sus  dis- 
zipulos.  Pero  subido  él  por  beneÜzio  de  los 
Emperadores  a  esta  alteza,  ya  de  ahi  en  ade- 
*  tanle  se  atrevió  a  prometerse  mayores  cosas, 

^^k  i  no  dudaba  ya  de  sulir  con  todo  cuanto 

^^^k  quería  so|  color  de  aquella  venerazion  i  culto 

^^^^^^  de  laKelijion  con  que  se  cubrió.  Pero   pro- 

^^^^^^^^  zediendo  en  todo  mui  de  espazio  sin  apresu- 

^^^^^^H  rarse,  i  con  gran  disimulazion  iban  tentando 

^^^^^^B  los  ánimos  de  los  Prinzipes.  Mas  después  de 

^^^^^^^H  la  muerte  del  Emperador  Constantino,   que 

^^K^^^f  Fué  el  primero  qne  rezibió  la    F¿  Cristiana, 

'         ^  casi  zien   años  fué  mui  debilitado  el  imperio 

%         i  17  Ro'mano  ,  fueronle  quitadas  Franzia,  Ingla- 
A  térra,  Alemania,  los  Hunnos  tenían  ocupada 


A  LOS  PRINZIPES.  203 

a  Italia  ,  los  Vándalos  a  África  ,  i  fué  tan 
grande  la  disipazion  de  todas  las  cosas,  que 
habiendo  perdido  los  Emperadores  todas  las 
provinzias  i  reinos  qne  tocaban  al  Oczidente, 
se  vinieron  a  pasar  a  las  partes  del  Oriente» 
i  hizieron  aili  su  asiento. 

Después  desta  tan  señalada  calamidad  i 
debilitazion  del  Imperio  ,  levantóse  entre  el 
Emperador  i  el  Obispo  de  Roma  ,  una  gran 
discordia,  de  la  cual  entre  otras  causas,  esta 
fué  una  i  la  prinzipal,  que  el  Emperador  man- 
dó que  se  quitasen  las  estatuas  i  las  imajines 
de  los  Templos.  A  este  mandamiento  del  Em- 
perador resistió  tan  reziamente  el  Obispo  de 
Roma,  que  a  la  fin  se  atrevió  a  escomulgarlo 
sobre  ello:  tanto  le  habiaya  crezido  el  cuer- 
no de  su  soberbia  i  fausto.  I  porque  toda  Italia 
vino  a  estar  llena  de  guerras,  no  estaba  fue- 
ra de  peligro  tampocoel  Obispo  de  Roma,  por 
que  entre  otros  le  hazia  guerra  el  Rei  de  los 
Longobardos:  a  cuya  fuerza  i  armas  no  podia 
resistir  entonzes  por  no  tener  el  Estado  i  seño- 
rio  que  tieneel  dia  de  hoi.  I  por  otra  parte  ha- 
bla hecho  tantos  plazeres  al  Emperador,  que 
no  tenia  porque  esperar  del  ninguna  ayuda. 


202  IKFORJIAZION 

luelia^dar  los  reinos  i  imperios  deste  mundo 
a  Cristo  nuestro  redentor  cuando  lo  puso  so- 
bre el  monte  ,  que  también  haya  sido  autor 
desta  ambizíon.  Porque  este  Señorio  es  tan 
inmenso  i  tan  sin  medida  i  sobre  la  condizion 
humana  ,que  aunque  o  por  inconsiderazion, 
o  por  estudio  í  deseo  de  bazer  bien,  leovie- 
ran  dado  los  Emperadores  este  honor,  debía 
él  empero  pensar  antes,  todas  estas  cosas,  i 
en  esto  prinzipalmente,  que  Cristo  reprendió 
agrámente  semejante  contenzion  en  sus  dis- 
zipulos.  Pero  subido  él  por  benefizio  de  los 
Emperadores  a  esta  alteza,  ya  de  ahí  en  ade- 
lante se  atrevió  a  prometerse  mayores  cosas, 
i  no  dudaba  ya  de  salir  con  todo  cuanto 
quena  so|  color  de  aquella  venerazion  i  culto 
de  la  Belijion  con  que  se  cubrió.  Pero  pro- 
zediendo  en  todo  mui  de  espazio  siu  apresu- 
rarse,  i  con  gran  disimulazion  iban  tentando 
los  ánimos  de  los  Friniipes.  Mas  después  de 
la  muerte  del  Emperador  Constantino  ,  que 
fué  el  primero  que  rezibió  la  Fé  Cristiana, 
casi  zien  años  fué  mui  debilitado  el  Imperio 
H7  Ito'niano  ,  fueronle  quitadas  Franzia,  Ingla- 
terra, Alemania,  las  Hunnos  tenían  ocupada 


A  LOS  PRINZIPES.  203 

a  Ilalia  ,  los  Vándalos  a  África  ,  i  fué  tan 
grande  la  disipazion  de  todas  las  cosas,  que 
habiendo  perdido  los  Emperadores  todas  las 
provinzias  i  reinos  que  tocaban  al  Oczidente, 
se  vinieron  a  pasar  a  las  partes  del  Oriente» 
i  hizíeron  allí  su  asiento. 

Después  desta  tan  señalada  calamidad  i 
debilítazion  del  Imperio  ,  levantóse  entre  el 
Emperador  i  el  Obispo  de  Roma  ,  una  gran 
discordia,  de  la  cual  entre  otras  causas,  esta 
fué  una  i  la  prinzipal,  que  el  Emperador  man- 
dó que  se  quitasen  las  estatuas  i  las  imajines 
de  los  Templos.  A  este  mandamiento  del  Em- 
perador resistió  tan  reziamente  el  Obispo  de 
Roma,  que  a  la  fin  se  atrevió  a  escomulgarlo 
sobre  ello:  tanto  le  habiaya  crezido  el  cuer- 
no desu  soberbia  i  fausto.  I  porque  toda  Italia 
vino  a  estar  llena  de  guerras,  no  estaba  fue- 
ra de  peligro  tampocoel  Obispo  de  Roma,  por 
que  entre  otros  le  bazia  guerra  el  Rei  de  los 
Longobardos:  a  cuya  fuerza  i  armas  no  podia 
resistir  entonzes  por  no  tener  el  Estado  i  seño- 
río que  tieneel  dia  de  hoi.  I  por  otra  parte  ba- 
bia  becho  tantos  plazeres  al  Emperador,  que 
DO  tenia  porque  esperar  del  ninguna  ayuda. 


I 
% 


202  íkforjiazion 

luelia'dar  los  reinos  i  imperios  ilesle  mundo 
a  Cristo  nueslro  redentor  cuando  lo  puso  so- 
bre el  monte  ,  que  también  haya  BÍda  autor 
desta  ambizion.  Porque  este  Sefiorio  es  tan 
inmenso  i  tan  sin  medida  i  sobre  la  condizion 
humana  ,que  aunque  o  por  inconsiderazion, 
o  por  estudio  i  deseo  de  bazer  bien,  le  ovie- 
ran  dado  los  Emperadores  este  honor,  debía 
él  empero  pensar  antes,  todas  estas  cosas,  i 
en  esto  prinzipaimente,que  Cristo  reprendió 
agrámente  semejante  contcnzion  en  sus  dis- 
zipulos.  Pero  subido  él  por  benelizio  de  los 
Emperadores  a  esta  alteza,  ya  de  ahí  en  ade- 
lante se  atrevió  a  prometerse  mayores  cosas, 
i  no  dudaba  ya  de  salir  con  todo  cuanto 
quería  so'  color  de  aquella  venerazion  i  culto 
de  laBelijion  con  que  se  cubrió.  Pero  pro- 
zediendo  en  todo  muí  de  espazio  siu  apresu- 
rarse, i  con  gran  disimulazion  iban  tentando 
los  ánimos  de  los  Prinzipes.  Mas  después  de 
l;i  muerte  del  Emperador  Constantino,  que 
filó  el  primero  que  rezibió  la  Fé  Cristiana, 
casi  zien  años  fué  mui  debilitado  el  Imperio 
i  17  II o' m ano  ,  fueronle  quitadas  Franzia,  Ingla- 
terra, Alemania,  los  Hunnos  tenían  ocupada 


A  LOS  PRIIVZIPES.  205 

a  Ilalia  ,  los  Vándalos  a  África  ,  i  fue  tan 
grande  la  disipazion  de  todas  las  cosas,  que 
habiendo  perdido  los  Emperadores  todas  las 
provinzias  i  reinos  que  tocaban  al  Oczidente, 
se  vinieron  a  pasar  a  las  partes  del  Oriente» 
i  hizieron  alli  su  asiento. 

Después  desta  tan  señalada  calamidad  i 
debílitazion  del  Imperio  ,  levantóse  entre  el 
Emperador  i  el  Obispo  de  Roma  ,  una  gran 
discordia,  de  la  cual  entre  otras  causas,  esta 
fué  una  i  la  prinzipal,  que  el  Emperador  man- 
dó que  se  quitasen  las  estatuas  i  las  imajines 
de  los  Templos.  A  este  mandamiento  del  Em- 
perador resistió  tan  reziamente  el  Obispo  de 
Roma,  que  a  la  fin  se  atrevió  a  escomulgarlo 
sobre  ello:  tanto  le  habiaya  crezido  el  cuer- 
no de  su  soberbia  i  fausto.  I  porque  toda  Italia 
vino  a  estar  llena  de  guerras,  no  estaba  fue- 
ra de  peligro  tampocoel  Obispo  de  Roma,  por 
que  entre  otros  le  bazia  guerra  el  Rei  de  los 
Longobardos:  a  cuya  fuerza  i  armas  no  podia 
resistir  entonzes  por  no  tener  el  Estado  i  seño- 
río que  tieneel  dia  de  hoi.I  por  otra  parte  ba- 
bia  hecho  tantos  plazeres  al  Emperador,  que 
no  tenia  porque  esperar  del  ninguna  ayuda. 


202  IKFORJIAZiON 

iiielia'dar  los  reinos  i  imperios  deste  mundo 
a  Cristo  nuestro  redentor  cuando  lo  puso  so- 
bre el  monte  ,  que  también  haya  sido  autor 
desta  ambizion.  Porque  este  Señorío  es  tan 
inmenso  i  tan  sin  medida  i  sobre  la  condizína 
humana  ,que  aunque  o  por  inconsiderazion, 
D  por  estudio  i  deseo  de  hazer  bien,  le  ovie- 
ran  dado  los  Emperadores  este  honor,  debía 
él  empero  pensar  antes,  todas  estas  cosas ,  i 
en  esto  prinzipalmenle,  que  Cristo  reprendió 
agrámente  semejante  contenzion  en  sus  dis- 
zipulos.  Pei-o  subido  él  por  benelizio  de  los 
Emperadores  a  esta  alteza,  ya  de  ahi  en  ade- 
lante se  atrevió  a  prometerse  mayores  cosas, 
i  no  dudaba  ya  de  salir  con  todo  cuanto 
qiieria  so|  color  de  aquella  venerazion  i  culto 
de  laBelijion  con  que  se  cubrió.  Pero  pro- 
zediendo  en  todo  mui  de  espazio  sin  apresu- 
rarse, i  coD  gran  disimulazion  iban  tentando 
los  ánimos  de  los  Prinzipes.  Ñas  después  de 
la  muerte  del  Emperador  Constantino  ,  que 
fué  el  primero  que  rezibíó  la  Fé  Cristiana, 
casi  zíen  años  fné  mui  debilitado  el  Imperio 
117  Ro'raano,  fueronle  quitadas  Franzia,  Ingla- 
terra, Alemania,  los  Hunnos  tenian  ocupada 


A  LOS  PRIKZIPES.  205 

a  llalla  ,  los  Vándalos  a  África  ,  i  fué  tan 
grande  la  disipazion  de  todas  las  cosas,  que 
habiendo  perdido  los  Emperadores  todas  las 
provinzias  i  reinos  que  tocaban  al  Oczidente, 
se  vinieron  a  pasar  a  las  partes  del  Oriente» 
i  hizieron  alli  su  asiento. 

Después  desta  tan  señalada  calamidad  i 
debilitazion  del  Imperio  ,  levantóse  entre  el 
Emperador  i  el  Obispo  de  Roma  ,  una  gran 
discordia,  de  la  cual  entre  otras  causas,  esta 
fué  una  i  la  prinzipal,  que  el  Emperador  man- 
dó que  se  quitasen  las  estatuas  i  las  imajines 
de  los  Templos.  A  este  mandamiento  del  Em- 
perador resistió  tan  reziamente  el  Obispo  de 
Roma,  que  a  la  fin  se  atrevió  a  escomulgarlo 
sobre  ello:  tanto  le  había  ya  crezido  el  cuer- 
no desu  soberbia  i  fausto.  I  porque  toda  Italia 
vino  a  estar  llena  de  guerras,  no  estaba  fue-  t 

ra  de  peligro  tampocoel  Obispo  de  Roma,  por 
que  entre  otros  le  hazia  guerra  el  Rei  de  los 
Longobardos:  a  cuya  fuerza  i  armas  no  podia 
resistir  entonzes  por  no  tener  el  Estado  i  seño- 
río que  tieneel  dia  de  hoi.  I  por  otra  parte  ha- 
bia  hecho  tantos  plazeres  al  Emperador,  que 
no  tenia  porque  esperar  del  ninguna  ayuda. 


/ 


204  INFORMAZION 

Esta  fué  la'otra  i  segunda  llaga  del  Inipe^ 
rio  ,  a  la  cual  se  siguió  otra  mayor.  Porque 
casi  en  el  niesmo  tiempo  en  que  el  Obispo 
de  Roma  alcanzó  aquel  su  Prinzipado  i  Se- 
118  ñorio  ,  que  fué  casi  dozientos  años^  después 
de  perdido  el  Imperio  del  Oczidente  ,  se  le- 
vantó Mahoma  a  la  parte  del  Oriente  ,  i  sin 
él  otros  muchos,  los  cuales  hecha  lígai  con- 
jurazion,  aílijian  i  quebrantaban  reziamente 
las  fuerzas  del  Imperio.  I  porque  no  faltase 
nada  para  henchir  la  medida  de  los  males  i 
calamidades,  quedándose  todavía  aun  losEiii- 
peradorescon  su  autoridad  entera,  i  que  que- 
rian  que  se  entendiese  que  toda  la  dignidad, 
potenzia  i  majestad,  que  tenia  el  Obispo  de 
Roma  ,  dependía  dellos  :  cayendo  él  en  la 
cuenta,  que  de  aquella  arte  no  podría  él  sa* 
lir  ni  pasar  con  su  negozio  adelante,  comen* 
zó  a  buscar  medios  como  no  solamente  echa- 
se de  sí  aquella  sujezion,  pero  que  aun  cons* 
lituido  en  sumo  grado,  tuviese  señorío  sobre 
todos  los  otros ,  teniendo  por  cosa  indigna 
que  siendo  él  Prinzipe  de  los  Obispos,  reco- 
nozca ningún  Majistrado  por  superior  suyo 
en  la  tierra  :  para  esto  pensó  que  se  podía 


A  LOS  PRINZIPES.  205 

hallar  camino^que  era,levanlar  él  de  su  mano 
a  otro  cual  quisiese,  i  nombrarle  Emperador 
de  los  Romanos:  el  cual  tuviese  causa  de  ha- 
zerle  plazer  en  lo  que  quisiese.  I  por  cuanto 
los  Reyes  de  Franzía  i  la  familia  de  los  Pipi* 
nos  lo  habian  guardado  de  no  ser  maltratado 
de  los  Longobardos  ,  elijió  i  declaró  por  Em* 
perddor  a  Cario  Magno ,  el  cual  habia  ahu- 
yentado al  enemigo  de  toda  Italia.  Desta  ma* 
ñera  el  nuevo  Señor  de  la  ziudad  de  Roma, 
pobre  i  miserable  al  prinzipio  ,  vino  a  quitar 
el  lejitimo  Majistrado  constituido  de  Dios,  i 
de  quien  habia  rezebido  mui  grandes  bienes, 
i  tomóse  para  sí  una^ potestad  nunca  oida  ,  419 
de  crear  i  elejir  otro  Emperador,  en  lo  cual 
usurpó  el  derecho  que  pertenezia  o  al  Senado 
del  Pueblo  Romano  ,  o  a  los  Capitanes  del 
ejérzíto  de  los  Homanos  ,*i  con  esto  mesmo  JH 

quebró  las  fuerzas  del  Imperio  ,  i  alcanzó  lo 
que  quiso.  Que  fué  lo  primero,  por  satisfazer 
a  su  animo  i  tomar  venganza  del  Emperador 
antiguo.  Lo  segundo  ,  para  que  favorezido 
con  el  ayuda  i  presidio  de  Cario  Magno  Em*  ' 

perador  i  de  sus  suczesores  ,  se  sustentase  i 
persistiese  en  el  lugar  que  habia  usurpado. 


206  iNFORNAzron 

Finalmente  parahazersecaminoparasiipara 
sus  suczesores  con  que  tener  algún  lugar  i 
autoridad  de  elejir  Emperador.  Porque  aquel 
antiguo  Emperador  que  había  sido  por  él 
depuesto  ,  tenia  justísima  causa  de  darle  en 
cara,  con  la  ofensa  que  le  había  hecho  ,  i  la 
ingratitud  que  había  mostrado.  Pero  estotro 
de  nuevo  elejido  Emperador,  no  podía  dejar 
de  reconozer  la  sumaobligazíon  que  tenia  al 
Obispo  Romano  ,  i  \a  afizion  que  le  había 
mostrado.  Por  manera  que  desta  suerte,  el 
Imperio  que  antes  era  único  ,  se  dividió  en 
dos  Imperios,  lo  cual  no  pudo  dejar  de  ser 
causa  de  grandísimas  disensiones.  Porque 
después  también  se  levantaron  gravísimas 
quejas  í  enojos  entre  los  Emperadores  del 
Oriente  i  del  Poniente:  i  no  solamente  entre 
ellos  ,  sino  aun  también  entre  las  Iglesias  de 
la  una  parte  i  de  la  otra.  Un  tan  triste  i  mi- 
serable espectáculo  como  este ,  nos  bizo^ver 
el  Obispo  de  Roma  ,  que  fué  echar  afrento- 
samente de  la  silla  a  un  Emperador  Prinzipe 
J9Q  del  mundo,  al  cual  ni  aun  Cristo  con*Tersan- 
do  acá  entre  los  hombres,  quiso  que  se  lequi- 
tase  nada  de  su  derecho.  I  quedó  el  Imperio 


A  LOS  PRrSZlPES.  207 

algún  tiempo  en  los  deszendienles  de  Cario 
Magno  9  lo  cual  era  mui  molesto  a  los  gran- 
des Señores  de  Italia.  Porque  les  parezió  que 
consistía  el  ser  Emperador  en  armas  ,  [i]  en 
fuerza  de  guerra. 

Por  esta  causa  juntadas  sus  fuerzas,  levan- 
taron un  zierto  Berengarío,  i  saludáronlo  por 
Emperador,  el  cual  trujo  graves  guerras  con 
Ludovico  terziOy  i  suczedieronle  prósperamen- 
te. I  este  Ludovico,  que  fué  el  postrer  Em- 
perador deste  nombre ,  por  su  soberbia  i  ti- 
ranía ,  vino  a  ser  aborrezido  de  muchos;  de 
lo  cual  siendo  avisado  Otton  Duque  de  Sajo- 
rna, i  convidado  a  intentar  cosas  nuevas,  vino 
con  un  ejérzito  a  Italia ,  donde  desbarató  a 
Berengario,  i  se  vino  de  allí  para  Roma  i  re- 
zibió  del  Pontifize  la  investidura  del  Imperio. 
I  porque  había  una  perpetua  contienda  so-  ^ 

bre  la  dignidad  del  Imperio  ,  prinzipalmente 
entre  los  Italianos  i  Franzeses  ,  i  Alemanes  , 
comenzóse  a  pensar  i  a  dar  orden  como  cons*- 
títuir  por  Alemania  algunos  Prinzipes  ,  que 
tuviesen  potestad  de  elejir  Emperador  para 
con  tal  modo  zerrar  la  puerta  desta  dignidad 
a  jentes  estrañas.  I  esto  fué  hecho  en  el  tiem- 


208  I29FOBMAZ10N 

po  que  administraba  el  Imperio  Otton  lerzio 
Duque  de  Sajoniaá  Gregorio  quinlo, Alemán, 
era  Pontifize  en  Roma ,  el  cual  teniendo  por 
Diui  encomendados  a  los  de  su  parzialidad,  i 
DO  poniendo  en -olvido  nada  de  su  propio  pro* 
yecho  ,  hizo  i  acabó  que  de  aquellos  que  de 
ahi  en  adelante  habían  de  elejir  Emperador, 
fuesen  los  tres  Eclesiásticos.  Esto  piensan 
121  algunos  que  fué  con*stitu¡do  para  que  en  una 
cosa  de  tanta  importanzia  i  tan  ardua  tuvie- 
sen los  otros  Priuzipes  en  su  compañia  hom- 
bres exzelentes  en  letras,  i  en  integridad  de 
vida.  Pero  como  quiera  que  sea  ,  es  cosa 
zierta  que  fué  hecho  con  intento  de  conGr- 
mar  también  por  esta  via  la  potestad  que  se 
babia  usurpado  el  Pontifize  en  los  uegozios 
del  Imperio.  Lo  cual  no  querria  que  se  en- 
tendiese, como  que  yo  pretenda  derogar  al- 
guna cosa  a  la  autoridad  de  los  Electores 
Eclesiásticos.  I  cuan  encarezidamente  puedo, 
ruego  a  todos  que  ninguno  lo  interprete  en 
esta  parte»  Elmpero  aqui  por  ventura  alega- 
rán i  porfiarán  algunos  que  al  Pontifize  Ro- 
mano somos  los  Alemanes  en  mui  grande 
obligazion ,   i  que  hemos  rezebído  del  mui 


ALOS  PRINZIPES.  209 

buena  obra,  pues  que  una  honrra  tan  ilustre, 
€ual  es  la  dignidad  del  Imperio  ,  la  trajo  a 
nuestra  Nazion  »  en  cuanto  en  éi  fué.  Yo  h 
confieso,  i  por  zierto  que  es  de  reprender  el 
hombre  Alemán  ,  que  no  se  huelga  que  este 
honor  i  esta  tan  grande  exzelenzia  de  fama 
haya  venido  a  su  común  patria.  Pero  mui  a 
otro  fin  se  encamina  esta  mi  plática  :  i  este 
solo  pretendo  mostrar,  que  desde  el  tiempo 
que  el  Obispo  de  Roma  se  entremetió  en  los 
uegozios  de  los  Emperadores,  las  cosas  del 
Imperio  han  ido  cada  dia  mas  i  mas  cayendo, 
i  que  después  que  este  privilejio  fué  deriva- 
do a  los  Alemanes  ,  han  sido  de  tal  manera 
amenguadas  i  puestas  en  estrecho  ,  que  casi 
no  les  queda  ya  mas  de  un  vano  titulo.  Le- 
vantáronse entre  él  i  el  Emperador  grandes  p, 
eonlenziones  por  oausa  desta  su  inmensa  ar-  ^ 
roganzia  i  cobdízia.  No  la  pudieron  sufrir^  en*  |22 
lr€  4)tros  ,  Henrico  cuarto  ,  ni  Friderico  el 
frrimero,  ni  tampoco  el  segundo  ,  contra  el 
acual  se  movió  mui  ásperamente  el  Papa  > 
porque  lo  habia  disfamado  i  declarado  por 
indigno  de  ser  Emperador,  i  mandó  a  los 
iViazipes  ,  que  elijiesen  otro  ,  i  amonestaba 


210  INFOHMAZIOfl 

juntamente  a  lodos  los  hombres  que  uo  le 
obedeziesen  ,  ni  le  liiziesen  ningún  servisio. 
Todas  estas  cosas  se  contienen  en  los  propios 
libros  dellos  ,  donde  también  haze  meazion 
lo  mas  odiosamente  del  mundo  deFrideríco 
primero  que  fué  Emperador  mui  virtuoso. 

Cuando  el  Emperador  Henrrico,  Duque  de 
Luzemburg,  rehusó  de  bazerle  aquel  jura- 
mento tan  servil  ,  temiendo  el  PontiGze  lo 
que  desto  podia  suczeder  ,  que  no  siguiesen 
otros  aquel  ejemplo,  inventa  una  forma  de 
juramento  mui  ampia  i  estendida  ,  púsola 
por  escrito  ibizola  publicar  ;  en  la  cual  no 
deja  cosa  que  le  pudiese  servir  para  tenerle 
bien  atado,  tanto  que  nunca  ha  habido  escla- 
vo ahorrado  ,  tan  fuertemente  obligado  a  su 
amo  ,  como  lo  está  hoi  en  día  el  Emperado  - 
al  Obispo  de  Roma,  que  en  otro  tiempo  fué 
su  encomendado  i  defendido  por  él.  Contiene 
esta  formula  que  digo:  que  el  Emperador  en 
todas  maneras  conserve,  acreziente  i  defien- 
da los  bienes  de  la  Iglesia  Romana,  i  de  los 
Pontifizes,  su  dignidad,  sus  privilejios,  i  sus 
decretos.  Con  esto ,  como  con  freno  ,  los 
constriñe  i  los  haze  ir  adonde  quiere.  I  el 


A  LOS  PRINZIPES.  2H 

caso  es,  que  faé  nezesario  inventar  un  nuevo 
jenero  de  doctrina  ,  i  por  eso  se  armó  por 
todas  partes  con  tantas  constitu^ziones,  i  de  123 
tal  manera  que  ninguno  sino  el  que  quisiere 
ser  tenido  por  infame  i  fementido  ,  le  osase 
contradezir  en  nada.  Porque  muchas  vezes 
tapó  la  boca  con  semejantes  oprobrios,  i  in- 
jurias,a  rani  grandes  hombres,  los  cuales  nb 
reprendían  nada  en  su  doctrina  en  aquel  tan 
infelize  i  tenebroso  siglo,  sino  que  solamente 
querían  poner  algún  término  a  su  desenfre- 
nada ambizion  i  cobdizia.  Pero  él  con  sus 
artes  i  mañas  hazía  siempre  que  en  este  caso 
saliesen  en  vano  los  honestísimos  propósitos 
i  trabajos  de  los  Prinzipes.  Porque  no  falta- 
ban por  defuera  sus  presidios  i  defensas  en 
los  otros  Reyes  ,  i  muchas  vezes  como  no  0 

osaba  esperar  en  Italia  a  los  Emperadores 
que  él  habia  exasperado  i  molestado ,  se  re- 
traia  a  las  tierras  de  sus  confederados.  I  con 
esta  continuazíon  de  discordias  i  enojos,  vino 
a  la  fin  a  salir  con  la  suya  ,  de  tal  manera 
que  los  Emperadores  vinieron  a  serle  mas 
obedientes,  i  él  a  mandarles  todo  cuanto  se 
le  antojaba,  i  há  ílorezido  ya  en  este  estado 


/ 


St3  ihporhazion 

de  algunos  siglos  acá,  hasla  esle  tiempo:  ctt 
el  cual  Dios  por  su  iniserícordia  há  traído 
al  mundo  una  bien  ilustre  i  alegre  mudanza 
de  las  cosas.  Porque  después  que  él  se  subió 
a  la  cumbre  del  fausto  i  soberbia,!  consintió 
que  le  adorasen  i  servíesen  como  a  algún 
Dios,  lo  cual  nadie  puede  negar,  dilató  i  es- 
tendió Dios  el  coDozimiento  de  su  palabra  , 
que  él  había  escurezido  ,  como  la  clarísima 
luz  de  sol,  i  esto  primeramente  dentro  de  los 
términos  del  Imperio  de  Alemania  ,  lo  cual 
también  es  digno  de  considerazion. 
124  *Los  que  agora  son  deseosos  i  amadores  de 
la  verdad,  como  es  razón  que  lo  sean,  todos 
los  que  profesan  el  nombre  Cristiano:  cuando 
en  esta  contienda  que  se  ba  levantado,  están 
en  dubda  ,  i  no  saben  a  que  parte  se  deben 
acostar  ,  ni  que  es  lo  qne  han  de  seguir  por 
mejor  ,  deben  buscar  i  escudriñar,  si  en  al- 
guna parte  en  la  Escritura  sagrada  está  de- 
clarado que  algún  tiempo  há  de  haber  uua 
tal  perturbazion  asi  en  la  Relijiun,  como  en 
el  Imperio,  el  cual  fué  en  otro  tiempo  lleno 
de  majestad  i  muí  próspero.  Pwqne  si  cosa 
semejante  estuviese  profetizada  de  los  Pro- 


A  LOS  PRirSZIPES.  213 

fetas  o  de  los  Apostóles ,  podría  el  ánimo 
humano  confirmarse  i  sustentarse  con  este 
consuelo,  i  sino  busca  estas  cosas  ni  las  co- 
nozCy  por  fuerza  ha  de  andar  fluctuando  ,  i 
aun  casi  viene  en  desesperazion:  no  baze  sino 
amontonar  i  asobrunar  muchas  opiniones  i 
nunca  se  puede  resolver  ni  constituir  nada 
de  zierto.  Aunque  es  verdad  que  las  Profe- 
zias  no  son  tan  faziles  para  hazer  lijeramente 
juizio  dellos,  [i]  darles  su  interpretazion,pero 
siempre  tienen  algunas  señales  i  zircunstan- 
zias  que  las  hazen  claras.  No  en  balde  las 
hizo  Dios  poner  por  nlemoria,  i  entre  otros 
bienes  nos  traen  este,  que  nos  dan  a  enten- 
der i  nos  muestran  las  calamidades  venide- 
ras, para  qne  nos  guardemos  ,  para  que  nos 
despertemos  a  penitenzia  ,  para  que  enmen- 
demos nuestra  vida,i  queesperémos  con  gran- 
de ánimo  los  trabajos  que  han  de  venir  so- 
bre el  impio  i  ziego  mundo.  Pero  si  casi  to- 
dos no  estuviesen  tan  ziegos  ,  o  tan  obstina- 
dos, o  tan  neglijentes  i  descuidados  ,  i  que  12S. 
en  estos  alborotos  i  mudanzas  se  recojiesen  a 
la  Escritura  a  pedir  declarazion,  ternian  con 
que  fortalezerse  ,  i  con  que  consolarse.  Por* 


214  INFORXAZIO» 

que  este  cslaclo  presenté  en  que  nos  liallaiuos, 
i  esta  cara  que  agora  vemos  al  mundo,  esti'i 
allí  mui  bien  descrita  al  pie  de  la  letra- 
Cuanto  a  lo  primero,  Daniel  habla  abierta  i 
Gopiosainenle  ,  no  solo  en  un  lugar  ,  de  los 
cuatro  grandísimos  Imperios,  que  hablan  de 
suzeder  por  orden  imo  a  otro  ,  pero  prinzi- 
palmcnte  trata  del  Imperio  Romano,  quedi- 
ze  haber  de  ser  el  postrero  ,  i  el  mas  pode- 
roso de  todos  los  cuatro.  Porque  lo  llama 
de  hierro:  i  asi  como  el  hierro  ablanda  i  ma- 
ja, i  desmenuza  todas  las  cosas,  asi  ,  dize, 
que  este  Imperio  quebrantará  i  deshará  to- 
dos los  otros.  Pero  dize,  que  son  los  pies 
del  i  los  dedos  de  los  pies,  parte  de  hierro  i 
parte  de  barro  ,  en  lo  cual  denota  que  a  la 
fin  verná  a  dividirse  i  debilitarse.  Después 
dize  en  otro  lugar,  que  saldrá  un  rei  sobre 
manera  astuto  i  cauteloso  ,  el  cual  vendrá  a 
ser  mui  poderoso  por  fuerzas  ajenas,  i  no  por 
las  suyas  :  este,  dize ,  que  lo  turbará  i  des- 
truirá todo  ,  que  hará  guerra  a  los  Geles  ,  i 
los  destruirá  :  que  se  ensalzará  sobre  el  Itei 
de  los  Reyes:  que  quitará  aquel  verdadero, 
auli^Miu   i  perpetuo  sacriQzio  ,  i  que  debajo 


ALOSPRIKZIPES.  215 

del  será  gravemente  trabajada  i  oprimida  la 
verdad  :  que  señoreará  como  lo  guiare  su 
cobdízia  i  antojo,  que  le  suzederán  todas  las 
cosas  prósperamente,  que  despreziará  al  Dios 
de  sus  antepasados,  que  no  terna  la  honesta 
i  lizita  afizion  a  mujeres:  que  se  forjará  un 
Dios  nuevo,* i  le  bonrrará  con  oro  i  piedras  126 
prezíosas  ,  i  que  dará  i  repartirá  las  rique- 
zas del  mundo  a  aquellos  que  le  ayudaren  a 
honrrar  i  servir  a  aquel  Dios  que  éi  se  habrá 
forjado;  que  en  todas  maneras  florezerá  has- 
ta que  revierta  el  hervor  de  la  ira  de  Dios , 
que  entonzes  verná  a  dar  consigo  en  tierra  i 
deshazerse  todo  sin  estruendo  de  armas.  To- 
das estas  cosas  están  antes  significadas  por 
Daniel :  pues  cuanto  a  la  caida  i  fin  del  Im- 
perio Romano,  consta  que  esta  Profezia  está 
ya  cumplida  i  acabada. 

Todo  cuanto  han  tenido  los  Romanos  en 
Europa ,  en  Asia  ,  i  en  África  ,  ya  lo  poseen 
otros  Reinos  i  pueblos  ,  que  no  reconozen  a 
nuestro  Emperador  Romano.  I  aunque  nos 
queda  todavia  el  nombre  del  Imperio ,  habe- 
rnos empero  ya  perdido  casi  todos  sus  Seño- 
ríos. Pero  que  juntamente  con  el  fin  i  la  di- 


3J6  INFOBVMION 

sipazioR  del  Imperio  Romano  había  de  venir 
también  una  gran  destruizion  de  la  Belijiotí, 
i  déla  verdadera  doclrína,  está  harto  claro 
desle  lugar  de  Daniel.  I  aunque  hai  en  Da- 
niel algunas  cosas  que  perlenezen  propría- 
mente  al  Señorío  i  Monarquía  delTurco,  em- 
pero lo  que  yo  hé  contado  arriba,  san  Pablo 
mesmo  por  ventura  sin  que  nadie  baya  caído 
en  ello,  lo  interpreta  claramente  de  un  zierto 
Reino  Eclesiástico  ,  o  de  Pontifizes  ,  cuando 
'-  dize:  que  estará  sentado  en  el  templo  de  Dios, 

en  el  cual  lugar  pone  las  proprías  palabras 
de  Daniel ,  i  habla  de  un  zierto  hijo  de  per- 
dízion  i  abominable,  al  cual  él  llama  hombre 
de  pecado,  i  que  se  ensalzará  sobre  todo  lo 
1^7  que  se  llama  Dios/Este,  dize,  que  será   ud 

t  señalado  tirano  disipador  de  las  Iglesias,  que 
llorezerá  i  reinará  mucho  tiempo,  i  ejerzíta- 
rá  una  suma  impiedad  ,  so  color  de  Itelijiou, 
la  cual  le  terna  cubierto  i  le  adornará  como 
con  afeites,  para  que  no  pueda  ser  eonozído: 
después  cuands  ya  hubiere  mucho  tiempo 
tiranizado  desta  manera,  i  llegare  a  lo  supre- 
mo de  la  maldad  i  desvergüenza,  de  suerte 
■pie  mas  no  se  pucita  añadir,  que   enteuzes 


A  LOS  PRINZIPKS.  217 

veriiá  a  ser  descubierto  i  conozido  de  todos, 
para  que  caiga  i  perezca  ,  no  con  otras  ar- 
mas, ni  coo  otra  artillería  que  con  el  Espíri- 
tu de  la  boca  de  Dios  i  la  predicazion  de  su 
palabra.  Dezidnie  agora,  ¿quien  será  este  ti- 
rano? ¿en  qué  lugares  lo  buscaremos?  ¿cree- 
mos que  há  ya  pasado  ,  o  esperarlo  hemos  a 
la  ñu  del  mundo?  Nezesario  es  ,  que  algún 
tiempo  venga,  i  reine  de  aquella  manera  que 
lo  dize  la  Escritura,  pero  no  salteará  ni  ti- 
ranizará por  fuerza  de  armas,  como  los  otros 
Reyes.  Sigúese  luego,  que  no  há  sido  ningu- 
no de  los  Emperadores  Romanos,  no  Nerón, 
ni  Galignla  ,  no  Heliogabaio  ni  Cómodo  ,  ni 
otras  semejantes  pestilenzias  que  há  habido 
en  el  mundo.  Ni  tampoco  lo  fué  Alarico,  ni 
Tolila,  Jenserico,  ni  Odoazer,  ni  ninguno  de 
aquellos  que  aflijieron  con  guerras  a  África 
i  a  Europa.  Tampoco  lo  fué  ningún  Prinzi- 
pe  de  los  Moros  o  Turcos,  que  haya  señorea- 
do en  Asia.  Porque  todo  lo  que  estos  hazian 
fué  público,  todos  Tos  conozian  por  salteado- 
res violentos  i  por  tiranos  cruelisimos.  Este 
nuestro  a  quien  buscamos,  i  tras  quien  anda- 
mos inquiriendo,  será  cruel  sobre  ma*nera,  128 


318  IHFOBMAZION 

pero  no  será  conozido.  Pues  ¿con  que  más- 
cara terna  encubierta  i  disimulada  su  Ura- 
nia? Zierto  con  una  falsa  i  iinjida  apareozia 
de  RelijioD  i  de  senlidad.  Luego  desa  manera 
¿usurpará  autoridad  en  las  Iglesias?  No  hai 
duda  deso  ,  sino  que  la  usurpará  suprema. 
Cotejemos  agora  esta  descripzion  de  Daniel  i 
de  san  Pablo  ,  i  acomodémosla  a  aquestos 
nuestros  tiempos.  Porque  jamás  bul)o  tiempo 
en  que  como  en  este  nuestro,  mas  claramente 
se  hayan  podido  entender  eslas  Profezías,  i 
los  que  vivirán  después  de  nosotros  ,  enten- 
derán mejor  sin  duda  muchas  cosas,  que  a 
nosotros  nos  parezen  aun  mui  escuras.  Pero 
entre  tanto  veamos  aquellas  que  ya  no  se 
pueden  mas  tiempo  disimular,  ni  ignorar. 

Pensemos  una  vez,  cuales  andaban  las  co- 
sas en  nuestra  Alemunia  ,  que  manera  de 
Relijiun  bahía  eq  ella  ,  agora  veinte  i  zinco 
arlos  há.  ¿No  habla,  porventura,  venido  ya  la 
cosa  tan  adelante,  que  aquel  hombre  malva- 
do i  abominable  se  presentaba  delante  de  los 
hombres  sentadoen  [el]  templo  deDios,  como 
unDios  terreno,  para  ser  servido!  casi  adora- 
do?, ¿Es  posible  que  se  pueda  levantar  jamas 


A  LOS  PRINZIPES.  219 

idolatría  mas  furiosa  ni  mas  cruel?  ¿No  pen- 
dían todas  las  cosas  humanas  de  solo  el  man- 
dado i  antojo  de  aquel  ídolo  Romano?  ¿No  es 
verdad  que  todo  lo  que  ¿1  mandaba  o  prohi- 
bía, lo  guardaban  todos  como  cosa  dicha  por 
la  mesma  boca  de  Dios?  ¿No  llevaba  a  todos 
los  hombres  juntos  donde  quiera  que  quería? 
¿Qué  Rei  o  qué  Prinzípe  repugnaba  a  su  *au-  129 
torídadyO  antes  no  la  ayudaba  a  sostener  con 
todas  sos  fuerzas?  ¿Quien  otro  que  él  hubo, 
que  se  haya  desnudado  de  toda  honesta  aG- 
zion  i  amor  para  con  las  mujeres ,  í  se  haya 
contaminado  con  nefandas  lujurias  í  carna- 
lidades? ¿Quien  há  hecho  mayor  afrenta  al 
santo  matrimonio  ,  en  tanta  manera  que  lo 
prohibió  a  gran  parte  de  los  hombres?  ¿I  se 
lo  quitó  como  que  fuera  cosa  suzia  i  no  nada 
casta?  ¿A  quien  jamás  le  suzedieron  las  co- 
sas mas  a  su  voluntad  i  sabor  de  su  paladar 
que  a  este?  ¿Quien  otro  sino  él  há  entrado 
con  perversísimos  medios,  i  se  há  apoderado 
de  los  bienes  de  todas  las  Iglesias  ,  i  los  há 
distribuido  a  todos  los  que  son  sus  conjura- 
dos que  defienden  i  ayudan  aquella  su  tan 
abominable  i  inmensa  impiedad  i   tiranía? 


220  INFORM.^ZtO:i 

¿  No  se  tiene  él  por  sehor  de  todos  estos  bie- 
nes i  se  publica  por  tal?  1  ya  que  no  lo  diga 
de  palabra,  ¿nó  es  asi  que  de  hecho  se  toma 
esta  potestad  de  darlos  a  quien  quisiere? 
¿No  es  verdad  que  por  esta  causa  le  sirven 
i  acatan  ,  i  no  falla  sino  que  sea  adorado  de 
todos?  ¿Reinando  él  no  bá  estado  gravisima- 
niente  trabajada,  dando  grandes  jemidos  ,  i 
oprimida  la  verdad,  tanto  que  acordarse  de 
aque!  tiempo  pone  horror  i  espanto  a  los 
hombres  que  tienen  juizio?  ¿No  mezcla  este, 
i  perturba  todas  las  cosas,  no  solamente  en 
las  Iglesias  ,  i  en  la  doclrÍRa,  pero  también 
en  la  niesma  república  seglar?  ¿No  hai  hom- 
bre que  pueda  escrebir  las  vidas  de  los  Em- 
peradores, ni  contar  su  historia,  que  no  ha- 
ya de  bazer  por  fuerza  grande  i  nezesaria 
menzion  del  Pontiíize  Romano?  ¿Que  quiere 
150  *deziresto?  ¿Porqué  aquel,  mas  que  los  0- 
bispos  de  otras  provinzias  i  ziudades,  se  halla 
siempre  en  medio  de  los  Reyes  i  Emperado- 
res, haziendo  alborotos  ,  lleno  de  ambizíon 
asiendo  i  apañando  todo  lo  que  puede,  siem- 
pre autor  de  turbaziones,  de  sediziones,  i  de 
rebelarse  los  subditos ,  haziendo  ligas  con 


A  LOS  PRINZIPfiS.  221 

diversos ,  agora  echado  del  uno  ,  restituido 
luego  de  otro?  ¿Qué  cara  es  agora  esta  de 
cosas  que  se  veen?  ¿Qué  hai  en  él  que  parez- 
ca a  hombre  Eclesiástico?  ¿Qué  es  lo  que  no 
haze,  sino  aquello  que  es  propio  a  su  mismo 
ofizio?  ¿Es  posible  que  podamos  olvidar  aque- 
llas cosas  de  que  nos  acordamos,  i  que  en 
nuestra  edad  han  acontezido  delante  de  nues- 
tros ojos,  en  nuestras  propias  casas  i  hogares? 
Há  nos  detenido  nuestras  ánimas,  captivas  en 
una  cruelísima  i  mui  miserable  servidumbre, 
rempujónos,  i  há  nos  traido  arrastrando  por 
cualquier  parte  qne  há  querido.  Cualquier 
cosa  que  le  aconsejaba  su  avarizia  o  soberbia, 
o  la  cobdizia  de  señorear  ,  i  aun  también  el 
deseo  de  burlarse,  i  hazer  escarnio  de  noso- 
tros ,  ninguna  dellas  dudó  de  nos  la  propo- 
ner ,  i  mandar,  como  cosa  salida  del  propio 
Consistorio  de  los  Apostóles.  I  aun  no  con- 
tento con  esta  tan  horrenda  i  ensangrentada 
esgrima,  saqueó  nos  i  robó  nos  también  nues- 
tras haziendas  sin  dejar  nada  dellas,  no  ere. 
yendo  él  mesmo  nada  de  aquellas  cosas,  que 
nos  mandaba  creer  ,  no  menos  que  si  fueran 
palabras  de  Cristo  i  doctrina  del  Evanjelio,  i 


Á 


23Z  INF0BI1AZI0;4 

nos  las  vendió  tan  caras,  i  tantas  vezes,  i  con 

lanto  aparato  i  oslentazion.  Para  esta  sa  falsa 

151  mercadería  i    nego'ziazioD  Be  servia  de  ios- 

trumenlos  uiui  propios  ,  hombres  indoctos , 

suzios,  grandísimos  bellacos,  alcahuetes,  co< 

zineros,  azemileros,  sodoratlicos,  i  truhanes, 

i  otros  eminentes  hombres  semejantes  a  e!^ 

tos,  a  los  cuales  dos  entregaba  no  solamente 

para  que  se  burlasen  de  nosotros,  pero  para 

que  nos  desollasen,  i  despedazasen.  A  estos, 

cuando  venían  como  a  embajadores  del  Dios 

de  la  tierra,  los  salíamos  a  rezebir  con  grande 

alegría  i  pompa  solemne  :  i  no  había  jenero 

de  honrra  i  de  benevolenzia  ,  que  no  les  ha- 

zíamos  todos  a  porfía  unos  de  otros.  ¿Cómo,  i 

esto  no  es  reinar?  Jamas  faá  habido  tirano  , 

que  haya  podido  encubrir  su  bellaquería  i 

desvergüenza  ,  de  manera  que  no  haya  sido 

^^  coDozída  de  la  mayor  parte  de  los  hombres. 

^^^k  Pero  este  gran  seflor  ejerzíla  su  tiranía  crue- 

^^^^  lísimamente ,  no  en  alguna  sola  Bepública,  o 

^^^B  Provínzia  ,  mas  por  casi  toda 'la  Europa  ,  i 

^^^^ft  con  todo  eso  no  solamente  no  es^l'  conozido  , 

^^^^^  pero  él  se  há  de  [tal  manera ,  i  encubre  tan 

^^^^^k  mañosamente  su  crueldad,  que,  todos  lo  acá- 


ALOSPRINZIPSE.  225 

tan  i  le  sirven  ,  como  si  fuese  algún  Dios  , 
puesto  de  la  mano  de  Dios  para  dar  salud  a 
los  hombres  en  esta  miserable  i  calamitosa 
vida.  ¿Los  Reyes  todos  i  los  Monarcas ,  no^han 
estado  atónitos  mirando  i  ayudando  al  domi- 
nio i  señorío  deste?  Los  cuales  aunque  algu- 
nas vezes  quisieran  ver  mayor  inozenzia  i 
limpieza  ,  no  empero  lo  pudieron  conozer* 
Porque  los  tenía  alados  aquella  opinión  de 
Relijion:  i  también  ello  habia  de  ser  asi,  que 
era  nezesario  que  tiranizase  desta  manera,  en 
una  extrema  ignoranzia  de  todos  los  hombres 
i  con  una  soltura  mui  gran*de,  de  mal  hazer,  1^^ 
como  en  la  Escritura  estaba  profetizado.  Ya 
que  llegó  al  sumo  grado  de  la  impiedad  que 
ya  no  se  podia  mas  subir  ,  viene  Dios  i  aco- 
métele dentro  de  los  fines  de  Alemania,  i  del 
Imperio  (como  arriba  hemos  dicho)  i  leván- 
tale un  contrario  ,  no  a  algún  Rei  mui  pode- 
roso ,  sino  un  hombrezillo  particular  i  bajo, 
i  aun  subiecto  suyo  en  profesión  i  en  jenero 
de  vida. 

I  aunque  habia  ya  crezido  tanto  su  poten- 
zia  ,  que  fazilmente^despreziaba  i  no  hazia 
caso  de  todos  los  Reyes.  Con  todo  eso  ,  a  la 


324  INPORHAZIOR 

primera  paUbra  que  oyó  hablar  desta  doc- 
trina que  él  uo  puede  sufrir ,  quedó  atónito, 
i  comenzó  luego  a  pensar  en  como  proveer 
de  remedio.  El  cual  estaba  todo  puesto  en 
excomuniones  ,  maldizioues ,  entredichos  ,  i 
anatemas  ,  i  tanto  mas  vehementes,  cuanto 
con  mayor  odio  aborrezia  al  nuevo  Doctor. 
Porque  luego  sintió  a  qué  habian  de  venir 
a  parar  sus  libros  ,  i  a  qué  se  enderezaban 
sus  sermones,  i  cuanto  daño  i  destruizion  ha- 
bía de  causar  a  su  Reino  i  Corte.  Esto  qo  lo 
sintió  lauto  él,  como  su  Maestro  i  goberna- 
dor, aquel  con  cuya  ayuda  i  consejo  había 
él  sido  levantado  del  suelo,  i  se  habia  eslen- 
dido  en  tanta  anchura  i  grandeza.  Este  mes- 
mo  Maestro  suyo,  i  rejidor  de  sus  consejos  , 
le  servia  también  i  le  socorria  con  otras  ayu- 
das i  remedios.  Entre  los  cuales  fué  este  muí 
mas  notable,  que  manda  a  los  hombres,  que 
no  solamente  no  lean  los  libros  de  sus  con- 
trarios ,  pero  ni  aun  la  mesma  Biblia.  |0 
grande  pazienzia  de  Dios!  ¿Mas  qué  furor  es 
133  ^^^  ^^  diabólico?  *  Llama  el  Profeta  David 
a  la  Escritura  lámpara  ,  i  como  una  hacha 
enzendida,  que  alumbre  enlastinidilas.  Es- 


A  LOS  PRINZIPfiS.  225 

la  mesma  hacha  que  nos  va  delante  alum* 
brando  ,  de  la  cual  uo  podemos  carezer  en 
ningún  tiempo»  nos  la  había  ya  este  apagado 
de  muchos  siglos  antes,  i  agora,  después  que 
por  singular  i  inenarrable  benefizio  de  Dios 
Padre,  se  nos  tornó  a  enzender  otra  vez  de 
nuevo,  trabaja  por  todas  las  vías  que  puede 
de  oprimirla  i  apagarla  ,  para  que  no  alum* 
bre,  i  aun  quiere  i  manda  que  todos  le  sigan 
a  él,  i  que  no  se  aparten  de  sus  pisadas,  ni 
se  desmanden  en  nada,  aunque  los  lleve  a 
despeñar.  Porque  asi  lo  rezan  espresamente 
sus  Decretos  al  pie  de  la  letra.  Mientra  que 
su  Reino  florezía,  no  tenia  temor  donada,  m 
nunca  le  pasó  por  el  pensamiento  4e  defen- 
der que  no  se  leyese  la  sagrada  Escritura , 
porque  todos  los  que  la  leian ,  que  eran  mui 
pocos ,  i  aun  mas  pocos  los  que  la  tenían 
pura  i  «in  depravazion  ,  todos  en  fin  le  daban 
la  interpretazion,  que  él  quería,  i  se  guiaban 
por  su  juizio  del ,  i  todos  le  estaban  por  di- 
versos respectos  obligados.  Pero  agora  que 
ya  es  venido  el  tiempo ,  que  caiga .,  i  que  dé 
Baa  muestra  muí  señalada  al  mundo,  trabaja 
por  tomar  i  quitar  por  fuerza  de  las  manos 

15 


226  INFORHAZION 

de  los  hombres  aquel  Libro,  con  el  cual  vee 
que  se  descubre  su  impiedad,  sus  maldades, 
i  abomioaziones,  i  son  enderezados  los  hom- 
bres por  el  camino  de  la  verdadera  salud. 
El  segundo  presidio  que  a  esle  se  signe  lue- 
go, es  armado.  Porque  persigue  a  fuego  i  a 
434  sangre,  con  hierro  i  *  dando  garrote,  i  con 
agtta,^para  que  se  pueda  conozer  mejor  el 
arülize  ,  que  es  aquel  enemigo  antiguo  del 
linaje  humano,  que  se  zeba  con  malar  i  der- 
ramar sangre.  I  para  hazerse  mas  temer  i 
hazer  esle  negozio  mas  terrible  ,  tiene  sus 
espíiis  por  todos  los  reinos,  a  los  cuales  lla- 
man Inquisidores,  que  tienen  a  cargo  de  per- 
seguir a  todos  aquellos  que  no  recopozencon 
reverenzia  la  seiiora  Ramera.  ¿No  es  esto  lo 
mesmo  que  dize  Daniel  que  habia  de  venir? 
¿que  hará  guerra  a  los  píos,  que  aborrezerá 
cruelisimameole  a  los  enseBndores  del  Evao- 
jetio,  que  enseñan  al  Tueblo?  I  por  cuanto,  a 
ña  de  poder  ejerzitar  mayor  crueldad,  tiene 
nezesidad  de  estar  bien  con  los  BeyesiPrín- 
zipes  ,  i  aunque  ya  de  mucho  antes  se  los 
tiene  en  el  pufto,  todavia  [los]  acata  i  acarizia 
agora  mas  por  todas  les  vias  que  puede  ,  i 


A  LOS  PR»ZIPES.  227 

esta  es  en  efecto  la  mayor  fuerza  que  él  tiene. 
I  no  deja  de  ser  de  harto  grande  aparenzia, 
i  que  mueve  mucho  a  las  jentes ,  ver  que 
tiene  a  los  Monarcas  por  sus  valedores,  por 
sus  compañeros  i  confederados. 

¿Qué  me  direís  a  esto,  sí  la  Escritura  tam- 
bién profetizó  desta  compañía  i  amistad? 
Grande  es  por  zierto  la  benignidad  i  clemen- 
zia  de  Dios,  que  en  tan  diversas  calamidades 
como  ocurren  en  la  vida  de  los  hombres 
píos,  les  haya  puesto  por  defensa  contra  ellas, 
tan  claros  consuelos  ,  i  que  no  consiente  que 
haya  mal  ninguno  tan  grande,  para  el  cual 
no  nos  haya  dado  medizina  en  sus  promesas 
i  palabra.  Porque  ¿qué  cosa  pudiera  mas  ha- 
zer  temblar*  los  ánimos  de  los  hombres,  que  ^^^ 
ver  un  Pontiflze  Romano,  en  toda  la  riqueza 
i  pompa  del  mundo  ,  i  ordenando  todas  las 
cosas  por  su  antojo  ,  i  bien  armado  con  la 
guardia  de  ios  grandísimos  Reyes  i  Prinzi- 
pes?  Claro  está  que  si  siguen  el  juizio  de  la 
razón,  que  no  podrán  pensar  otra  cosa ,  sino 
queen  vano  se  trabaja  con[tra]éI.Zierto  no  con- 
cluirán otra  cosa,  sino  que  es  per  de  mas  po- 
der contrastar  contra  el  Pontificado,  i  mu- 


f 


228  INFORMAZIOK 

cho  menos  derribarlo  ,  estando  zercado  al 
derredor  con  tan  fuerte  i  grande  baluarte. 
¿Porque  no  pensaran  esto,  si  el  Papa  mesmo 
tiene  puesta  en  eso  toda  su  esperanza?  Pero 
cuando  vienen  a  leer  en  la  Escritura  ,  veen 
alli  pintado  aquello  mesmo  ,  que  les  dá  pena 
i  les  haze  cuasi  desmayar,  i  tienenlo  delante 
de  sus  ojos  como  en  una  tabla,  i  pintado  de 
tal  manera  ,  que  asi  como  al  prinzipio  no 
topan  sino  con  escuadrones  armados ,  zen- 
tauros,  leones,  grifos,  efaimeras ,  i  dragones 
echando  fuego  por  la  boca  i  ]tor  las  narizes, 
a  la  fin  teen,  que  todo  aquello  se  consume 
súbitamente  con  una  llama  bajada  delzielo, 
de  tal  manera  que  ni  aun  quedan  reliquias 
ningunas  de  toda  aquella  trápala.  Bien  veen, 
que  no  le  faltará  al  Pontifize  Romano  el  ayu- 
da de  los  Reyes ,  pero  también  veen  estotro, 
que  cuanto  mas  alto  él  se  encarama,  tanto 
mas  rezia  i  peligrosamente  dará  la  caida  ,  i 
cuanto  mas  tiene  puesta  toda  su  finzía  en  el 
ayuda  de  los  Reyes  ,  tanto  mas  temblará  de 
miedo  ,  cuando  prozediendo  perpetuamente 
la  ira  de  Dios,  i  birviendo  ya  mas  rezio,  los 
Prinzipes  o  no  podrán  ,  o  mudados  ya  con 


A  LOS  PRINZIPBS.  229 

^os  liempos»  no  querrán  socorrerle  ,  cuando  ^^^ 
lo  vean  ya  derribado  por  el  suelo  i  en  eslre» 
ma  nezesidad  ,  ciando  destituido  i  desnudo 
de  todo  httmano  presidio  ,  viere  la  ira  de 
Dios  totalmente  inflamada,  contra  sí,  cuando 
Testfone ,  que  es  (como  diien  los  Poetas)  la 
ministra  de  las  furias  ittfo*nales ,  estuviere 
siempre  sobre  su  cabeza  hiriéndole,  i  desaso- 
segándole con  un  perpetuo  assote  la  eonszien- 
zia,  sin  dejarla  jamas  reposar.  Horrenda  cosa 
es  por  zierto  conzitar  4a  ira  de  Dios,  cosa  es 
de  desesperados  ,  cuaftdo  nos  combida  Dios, 
a  penitenzia,  no  reconozer  su  voz  ni  su  mano, 
i  aumentar  la  iniquidad  con  blasfemias.  Por* 
que  es  tan  grande  la  misericordia  i  caridad 
de  Dios  para  con  nosotros  ,   que  por   mui  0 

grandes   pecadores  i  impíos  que  seamos,  ^ 

siempre  nos  llama  con  muchos  i  claros  in- 
dizios  i  señales,  a  penitenzia  i  enmienda  de 
vida.  Apenas  há  tenido  la  Iglesia  de  Cristo 
otro  mas  ornel,  ni  mas  dañoso  enemigo  que 
al  Ponlifize :  con  todo*  eso  le  da  Dios  espazío 
i  lugar  para  que  reconozca  su  piscado,  para 
que  le  pida  humiln^ente  perdón^  i  que  piense 
en  su  oGzio.  Ya. han  pasado  veinte  i  zinco 


330  tKPORiiAzroN 

aAoff,  aun  mas,que  há  que  se  cootenzA  a  da- 
dar  de  Is  potestad  que  él  se  había  nsnrpado 
sobre  todos  los  hombres.  ¡Con  coanlas  i  con 
cuan  lastimosas  rogativas  i  exhortazíones  bá 
sido  solizilado  i  rogado  en  este  tiempol  Des- 
cubierto se  han  errores  demasiado  feos,  ma- 
nifestadose  has  intolerables  abusos,  bao  se 
puesto  delante  de  los  ojos  vizios  iocnmporta- 
J37  bles,  i  cuan  miserable  sea ,  i  cuan  *  de  llonn* 
la  servidumbre  i  la  condízioo  í  suerte  del 
pueblo  Cristiano  en  estas  tiAieblas  de  erro- 
res; qué  es  lo  que  todos  los  fieles  Cristianos 
querrían  i  están  deseando,  qué  medio  se  po- 
dría dar  mejor  en  estas  cosas.  Todo  esto  está 
ya  tan  manifestado  i  tan  claramente  demos- 
trado, que  el  que  de  aquí  adelante  lo  quisie- 
re ignornr,rpor]nirigiina  vinse podrá  excusar. 
Pero  aqitel  Maestro  i  Señor  de  nuestras 
ánimas,  ¿como  se  bá  habido,  si  pensáis,  entre 
tantas  lagrimas  i  sospiros  de  todos  los  píos? 
¿Qué  seAal  de  penilenzia  i  enmienda.ban  dado 
él  o  sus  conjurados  hasta  agora,  o  qué  espe- 
ranza nos  dan  della  el  día  de  hoi?  Bien  vee 
él,  de  cuan  bajo  i  menospreziado  prinzipio» 
en  cuanta  grandeza  han  crezido  sus  adversa- 


A  LOS  rRINZIPES.  231 

ríos.  Vee,  que  do  aflojan  nada  de  su  constan- 
zia  y  sino  que  con  grande  ánimo  defienden 
e&ta  causa  ,  que  una  vez  han  tomado  entre 
manos,  i  la  defienden  i  sustentan  con  testimo- 
nios evidentes  i  autoridad  de  la  santa  Escri- 
tura. ¿Cómo  no  se  mueve  con  este  espectá- 
culo tan  triste?  Si  piensa  que  se  le  haze  agra- 
vio, ¿porqué  no  se  acuerda  de  aquel  tiempo, 
cuando  estando  él  sentado  en  su  silla  subli- 
me ,  vendia  por  dineros  el  zielo  a  los  hom- 
bres? ¿Porqué  no  para  mientes  ,  que  estando 
él  en  aquella  cumbre  de  soberbia  i  de  es- 
trema impiedad ,  le  fué  dada  esta  herida? 
¿Porqué  no  pone  los  ojos  i  mira  su  vida  i  la 
de  los  suyos  ,  i  todos  sus  hechos?  ¿Cómo  no 
le  pasa  por  el  pensamiento,  con  cuan  pestí- 
feras i  vergonzosas  artes  vienen  casi  todos  / 
ellos  a  estos  grados  de  honor?  ^¿Ignora  por  j^g 
ventura  que  casi  todos  los  Cardenales,  o  por 
ambizion  o  por  dádivas ,  o  por  fraude,  o  por 
otras  artes  deste  jaez  no  suban  a  este  grado 
de  dignidad?  Mas,  ¿qué  digo  de  los  Cardena- 
les ,  pues  que  ellos  mesmos,  habiendo  atosi- 
gado a  otros,  o  porque  han  sido  encomenda- 
dos de  sus  hermanas  i  sobrinas  ,  no  tienen 


I 


232  INFORMiZIOTl 

despoes  vergüenza  de  llamarse  aqui  Vicarios 
conatttaidos  de  Cristo,  por  beneGzio  de  Dios? 
Si  él  qaisiese  pensar  en  todas  estas  cosas  o 
siquiera  alguna  parte  dellas  ,  ¿do  os  pareze 
creíble,  qne  este  hombre  podría  remorderse 
nn  poco,  i  ser  movido  a  aflojar  al^  de  su  fu- 
ria ,  i  reconozer  el  justo  joizio  de  Dtos?  Hoi 
bien  estamos  en  la  cuenta.  El  piensa  que  es- 
tán frenéticm  i  menlecaplos  todos  los  que 
sienten  algo  en  contra  de  le  que  él  baze: 
Mira  cuan  lejos  está  de  reconozer  su  cnipa, 
que  ningona  cosa  trata  ni  delibera  con  ma- 
yor vehemenzia  ,  ni  mas  vezes  ,  que  de  como 
vengarse  de  los  que  asi  sienten  del.  1  para 
que  Gon  menos  trabajo  suyo  venga  a  alcanzar 
loque  pretende,  baze  sus  amistades  i  ligas 
con  los  Beyes  ,  para  que  le  sirvan  en  ello. 
Esto  mesmo  es  lo  que  signiGc¿  la  Escritura 
en  aquel  lugar  donde  pinta  aquella  gran  Ra- 
mera, mui  adornada  de  oro,  perlasi  piedras 
preziosas,  vestida  de  púrpura  i  grana,  con  la 
cual  (dize  que]  fornican  los  Üeyes  de  la  tier- 
ra, la  que  dá  de  beber  en  sn  cáliz  de  oro  a 
todo  el  mundo,  de  cuyo  vino  están  emborra* 
chados   todos  los  pueblos  en  todas  partes. 


A  LOS  PRIKZIPES.  283 

¿Esta  no  es  una  nuii  hermosa  i  iniii  clara 
pintura?  Los  que  andan  enamorados  métanse 
en  alguna  servidumbre  ,*i  prueban  ai|iiello,  139 
que  se  trata  en  la  Comedia,  de  como  riñen 
entre  ellos  i  hazen  las  pazes  ,  como  dize  Fe- 
dría  de  la  ramera  Tbans, «Echóme  fuera,ago»- 
ra  me  torna  a  llamar,  ¿volveré?  no  ,  aunque 
me  ruegue.»!  tanto  es  mayor  la  servidumbre, 
cuanto  es  mas  hermosa  i  de  mayor  grazia  la 
dama  a  quien  servimos  i  soHzitamos. 

Si  queremos  agora  tornar  a  traer  a  la  me^ 
moría  la  historia  del  tiempo  pasado,  veremos 
todas  estas  cosas,  notadas  en  una  breve  pa- 
labrilla,  pero  azertadisimamente,  i  oon  gran-* 
de  propriedad  i  significazion.  Porque  desde 
el  tiempo  que  los  Obispos  de  Roma  han  te* 
nido  el  dominio  sobre  las  Igle^os,  pasó  entre 
ellos  i  los  Emperadores,  lo  mesmo  que  suele 
acaezer  en  los  amores  de  una  Ramera.  Por- 
que después  de  baber  mendigado  el  señorío, 
hechos  poco  a  poco  mas  soberbios  i  esforza- 
dos ,  adornábanse  i  vestimise  con  unos  mui 
magnificos  tUulos,  hasta  que  creziend^i  cada 
dia  el  fausto  i  la  destemplanza,  no  tenia  ya 
en  nada  hollar  la  autoridad  de  los  Empera- 


S34  IMOBlfAZION 

dores.  Lo  cual  fué  causa  eolre  ellos  de  mu- 
cboB  debates  i  diseneioaes.  Estas,  unas  vezes 
creziaa,  otras  aflojaban.  Un  tiempo  estaban 
dormidas  i  aaosegadas,  otras,  se  tornaban  a 
levantar  de  nuevo  muchas  vexes,  hasta  que 
a  la  fin  esta  hermosa  i  taimada  Ramera, 
compuesta  i  ataviada  para  zebar  con  engaño 
a  sus  gayones,  acababa  de  transformarles  los 
ánimos,  conao  lo  que  se  escribe  de  la  liechi- 
zera  Zirze,  que  con  sus  eucantamentos  mu- 
daba los  hombres  en  bestias.  Porque  en  su 
frente  está  escrito  ,  este  nombre,  Misterio. 
jjA  Aunque  en  todo  cuanto  hai  cria'do  ,  no  hai 
cosa  mas  fea,  mas  aborresible  ui  abominable 
que  ella,  con  todo  eso  tieue  tan  jentil  i  gala- 
na aparenzia  en  lo  de  fuera,  que  van  desala- 
dos los  Prinzipes  i  los  Monarcas  del  mundo 
a  abrazada  i  a  besarla. 

Há  sido  este  un  consejo  de  Dios  secreto  i 
[injinvestigoble  a  no8olro8,sollarle  asi  la  rien- 
da, i  haberle  dejado  tan  largo  tiempo  con 
tanta  soltura  ,  i  venir  agora  ala  fin  a  descu- 
brirnosla  toda  ,  i  quitarle  todos  sus  afeites  i 
máscara.  ¿No  es  este  un  grandísimo  miste- 
rio? ¿Quien  tal  pensara  jamás  que  el  que  se 


A  LOS  PRI?Í»PKS.  23«^ 

profesa  i  se  llama  Vicario  deCrislo,  sea  un 
tan  malvado  i  desesperadísimo  tacaño?  Pero 
parad  mientes  un  poco,  i  veréis  la  fuerza  del 
amor,  i  entenderéis  sus  artes.  Cuando  flore- 
zia  su  juventud,  su  grazia  i  hermosura  ,  i 
que  a  todos  parezía  la  cosa  roas  linda  del 
mundo  ,  asió  i  enrredó  de  tal  manera  a  sus 
enamorados  i  gayones,  que  aun  el  dia  de  hoi 
que  ya  está  casi  descubierta,  i  derretidas  sus 
colores,  que  ya  tienen  muchos  asco  i  horror 
de  verla,  no  pueden  aun  dejar  su  conversa* 
zion,  los  que  han  tenido  de  antes  parte  con 
ella,  ni  pueden  acabar  consigo  de  desampa- 
rarla. I  según  es  astutísima:  porque  ya  vee, 
que  se  le  há  perdido  mucho  de  su  tez  i  her- 
mosura i  grazia ,  por  eso  agora  trabaja  de  ^ 
conservarlos  con  presentes  i  con  todos  jéne-  / 
ros  de  mimos,  regalos  i  servizios,  i  tenerlos 
asidos  i  obligados  con  las  menmas  cosas , 
que  antes  alcanzó  dedos  con  halagos  i  blan- 
duras i  otras  artes  de  mondarias.  Porque 
agora  ya  pareze  que  se  há  algo  abajado  pa^ra  141 
con  los  Reyes ,  el  que  solía  ser  el  Señor  de 
todos  ellos  ,  azote  i  espantador  terrible  de 
nuestras  ánimas.  La  manera  con  que  agora 


236  ISFOBHAZIOH 

prozede  es,  poner  graves  acusaziones  ,  i  for- 
jar caluninias  para  ioltimar  i  herir  a  sua 
contrarios:  adórnase  arlifiíiosameote  con  los 
lítalos  de  Iglesia,  de  la  SedeftomaQa,  de  los 
Consilies.  i  de  los  antiguos  Padres:  renueva 
la  memoriade  los  tiempos  pasados,  i  muestra 
con  cuanto  estudio  ban  defendido  siempre  i 
han  conservado,  i  amplificado  Ins  Emperado- 
res Romanos  la  sede  Apostólica  i  dignidad 
del  PoRtifize.  Con  este  titulo  les  jñde  su  ayu- 
da i  favor  ,  habiéndoles  también  a  vudtas 
menzion,  como  que  viene  a  propósilo,  del  ju- 
ramento solemne  que  le  bizieroD.  1  para  ve- 
nir a  alcanzar  mas  faeilnieote  lo  que  pide  , 
házeles  todos  los  regalos  i  plazeres  qoe  pue- 
de, i  promételes  que  no  babrá  cosa  que  no 
haga  por  amor  dellos. 

En  sus  Decretos  está  con^ituido,  que  nio- 
guo  Prinzipe  oni^uiera  quesea,  se  tome  la 
facultad  de  poder  ceaferir  ningún  benefizio 
ni  ofizio  Eclesiástico  a  nadie,  1  excomulga  a 
los  que  hazen  contra  esto,  asi  a  los  que  resi- 
ben,  como  a  los  que  das.  También  conlie- 
nen:QuelosEdesiasticos  sean  Ubres  i  exeinp- 
tos  de  todas  cargas  i  subsidios  póblicos  ,  ■ 


A  LOS  PRINZIPES.  257 

que  en  toda  tranquilidad  usen  i  ^ozen  de  sus 
rentas.  Por  estos  tales  i  otros  semejantes  De- 
cretos se  levantaron  muchas  contenziones  i 
pleitos  i  aun  algunas  vezes  guerras  entre  él 
i  los  Emperadores,  como  lo  testiGcan  las  his- 
torias. Pero  ya  el  dia  de  hoi  se  acomoda  a 
los  tiempos  :  muchas  cosas  dá^liberalmente  142 
a  los  Reyes,  permíteles  qu'ellos  den  Obispa- 
dos i  semejantes  cosas  a  quien  quisieren  » 
conzedeles  que  puedan  llevar  los  diezmos,  i 
echar  otros  subsidios  de  cosas  mayores  a  los 
Eclesiásticos  de  sus  tierras,  cuando  han  me* 
nester  dineros,  dales  la  que  ellos  llaman  Cru* 
zada  que  es  una  hermosísima  i  zerlisima  in-* 
Yeozion  para  hazer  oro.  Con  tales  halago» 
^os  zeba  i  se  los  tiene  tan  en  el  puño  ,  [que 
todas  las  vezes  ,  que  ellos  hazen  alguna' liga 
o  confederazion,  o  conzierto  de  pazes,  siem- 
pre lo  comprenden  a  él  i  a  la  sede  Romana,  i 
juran  alli]todos,qne  por  todas  las  vias 'posi- 
bles defenderán  su  dignidad  i  grandeza.¿Que 
mas?  sino  que  ya  se  mete  en  su  seno  dellos , 
por  haber  su  amistad:  casa  a  sus  hijos,  i  a 
sus  sobrinos  i  sobrinas,  con  hijos  i  parientes 
de  los  Reyes  i  Emperadores.   Si  sabe  que  en 


i 


238  iNFORXAZio:( 

sus  Cortes  hai  atgun  hombre  prínzipal ,  que 
priva  i  gobierna,  luego  lo  gana  ,  engraode- 
ziendo  sus  hijos  í  parientes  con  honrras,  <lás- 
doles  Obispados  o  Capelos.  No  há  menester 
ijt  mas  que  tener  contentos  a  estos.  Porque 
entre  lanío  que  está  en  grazia  i  buena  volun- 
tad de  aquellos  que  son  priredos  de  los  fie- 
yes  ,  no  tiene  de  que  temerse,  i  fuzilmeate  se 
asegura  que  los  tales  no  consentirán  cosa  en 
perjuizio  de  la  que  ellos  llaman  dignidad 
Eclesiástica.  Antes  están  tan  bien  con  ellos 
los  Monarcas,  tanto  qne  muchas  vezes  hazen 
guerra  por  amor  del,  contra  algún  Priozipe , 
o  alguna  ziudad,  lo  cual  hemos  visto  en  estos 
nuestros  tiempos.  I  por  esto  tiene  sus  perpe- 
tuos i  ordinarios  nunzios  en  las  Cortes  de  los 
143  Reyes,  que*conozcan  ,espien  ,  oigan,  vean, 
tienten  i  prueben  todas  las  cosas.  También 
los  Beyes  por  otra  parte  tienen  sns  Embaja- 
dores en  su  corte  del.  Porque  cada  uno  tra- 
baja detenerlo  mui  contento  i  amigo,  i  guar- 
danse  cuanto  pueden  de  no  ofenderlo  en  al- 
go. En  todos  estos  negozios,  él.que  sabe  muí 
bien  representar  su  personaje,  es  cosa  mara- 
villosa ,  cuan  bien  lo  sabe  todo   encaminar 


A  LOS  PRIN21PES.  239 

para  sus  protechos^i  traer  el  agtta  a  sa  mo^ 
lino.  Aunque  la  perpetua  costumbre  i  pláti- 
ca dellos,  es  tener  a  los  Prinzipes  perpetua- 
mente en  disensión,  i  traer  siempre  vivo  este 
fuegOy  i  tramar  guerras  entre  los  Reyes:  pe- 
ro agora  pareze  que  los  querría  reconziliar» 
si  pudiese.  Has  no  por  otra  ninguna  causa, 
sino  para  poderlos  juntar  a  todos  contra  sus 
adversarios.  Porque  si  él  supiese  de  zierto, 
que  esta  esperanza  le  engaña  ,  i  que  los  Re- 
yes nunca  se  juntarán  para  hazer  tal  guerra, 
no  hai  que  dudar ,  sino  que  él  trabajaría 
cuanto  pudiese  ,  no  menos  que  sus  antezeso- 
res  han  hecho,  i  proveería  por  todas  las  vias 
que  pudiese  ,  como  fuesen  larguisimas  las 
guerras  i  aun  perpetuas  si  fuese  posible. 

Los  años  pasados  era  cosa  difizilima  i  llena 
de  grandes  molestias  alcanzar  del  un  Capelo. 
No  solamente  era  menester  para  ello  un  pozo 
de  oro,  sino  también  negoziazion ,  i  ruegos 
de  los  Reyes.  Pero  ya  agora,  ¡que  de  ellos 
venios  en  las  Cortes  I  El  estatuto  del  Conzilio 
de  Basilea  manda,  que  no  haya  mas  de  vein- 
te i  cuatro  Cardenales ,  i  desto  dá  dos  causas 
prinzipales.  La  primera,  porque  no  sea*  de-  144 


r 


240  IMiORHAZION 

maBÍadameale  cargada  la  Iglesia.  Esto  cúmo 
se  baya  <le  enlender,  ellos  se  lo  sabea.  La 
segunda,  porque  babiendo  mas,  i  baziendose 
sin  para  qué  a  cada  paso  nnevos  ,  iio  venga 
a  ser  tenida  en  poco  esta  dignidad  tan  subli- 
me, i  no  pierda  este  orden  su  resplandor  con 
la  mucbediimlire.  Aunque  todavía  está  aña- 
dido mas  abajo  :  que  se  puedan  hazer  mas  , 
habiendo  nezesidad  urjente,  i  requiriendolo 
el  tiempo.  I  esta  poi-  ventura  es  la  c-ausa  , 
porque  el  dia  de  hoí  baya  lan  grande  núme- 
ro dellos,  i  que  do  se  tenga  cuenta  con  la 
edad.  Lo  cual  repugna  totalmente  al  Esta- 
tuto que  habenios  dicho.  Claro  está  que  si 
Paulo  terzio  no  viese  que  su  Iglesia  está  va- 
zilando,  i  que  del  primer  encuentro  la  bao 
ya  sacado  de  quizios,  no  metiera  en  esteCo- 
lejio  de  los  Padres  a  los  Fernesios  manzebos, 
nietos  suyos:  algo  empero  se  há  de  conzeder 
al  parentesco ,  i  al  alecto  natural. 

Veamos  ¿de  que  sirve  que  haya  Cardenales 
en  las  Cortes  de  los  Reyes?  ¿No  están  jura- 
mentados i  obligados  por  mil  vías  al  Ponli- 
fize  Romano?  Si  por  zíerto.  i  con  harta  so- 
lemnidad. ¿No  han  hecho  también  su  jura- 


A  LO&^RINZIPBS  241 

menlo  a  los  Reyes,  en  cuyas  G«>rtes  viven  í 
en  cayos  consejos  entran?  No  hai  qtie  dudar. 
Pues  ¿como  es  posible»  que  Mean  fieks  i  lea* 
les  a  entramlHMt  Saben  bien  el  arte,  de  que 
deben  viar»  aunque  a  otros  sea  cosa  diflzili^ 
tna.  Finalmente  estoes  zertisimo  ,  que  son 
sumamente  provechosos  al  Pontiflce,  mayor- 
mente en  el  estado  en  que  agora  están  las 
cosas,  en  el  cual  no  puede  pasarse  sin  el  pre- 
sidio i  favor  de  los  Reyes  ,  a  los  cuales  se  les 
há  hecho  yantan  familiar  i  tan  de  casa,  que  ^^^ 
todas  las  vezes  que  después  de  muerto  él , 
se  há  de  elejir  otro  nuevo,  están  con  el  ma»> 
yor  cuidado  i  temor  del  mundo  ,  no  elijan 
alguno  que  no  les  sea  tan  amigo  como  el 
pasado  que  murió.  Para  esto  pueden  ayudar 
grandemente  sus  revendisimas  Señorías  de 
los  Cardenales.  Luego  como  es  venidii  la  nue^ 
va  de  la  muerte  del  Papa,  válame  Dios,  qué 
de  caballos  ^  i  qué  de  hombres  es  menester 
que  suden:  veréis  llenos  tos  caminos  de  Em*' 
bajadores  i  correos,  que  despachan  los  Reyes 
cada  uno  por  m  parte»  Tornan  a  los  Carde* 
nales ,  s^(»^Bnlos  ,  solizitanlos  ,  haaenles 
promesas,  danles  préselas,  olreieides  oon- 

16 


242  INFOBMAZtON 

diziones,  i  otras  mil  intelíjenzias  para  (\ue 
favorezcan  a  so  parzialidad.  Instruidos  desta 
manera  i  sobornados  los  Senadores  ,  se  en- 
traa  en  el  que  llaman  su  Conclave.  Entre 
tanto  los  pobres  enamorados,  los  Reyes  digo 
i  los  Monarcas,  están  colgados,dudosos,  entre 
esperanza  i  miedo.  Sale  después  a  quien  han 
elejido  por  Papa.  Alli  veréis  a  unos  saltar 
de  plazer,  i  a  otros  estar  mustios  siu  poder 
disimular  la  tristeza.  Pero  sale  después  una 
far^a  barto  de  ver  ,  que  se  büze  entre  los 
inesmos  competidores  ,  cuando  cada  cual 
dellos  despliega!  tiende  todas  las  velas,  para 
ganar  el  primer  tugar  con  la  señora  nueva 
Ramera,  cuando  el  uno  trabaja  por  llevarse 
todos  los  favores,  i  pretende  quitarlos  al  otro. 
Desto  bemos  visto  en  nuestra  edad  un  ber- 
mosisimo  ejemplo.  Finalmente  procuran  en 
todas  maneras  de  gratificarle  i  servirle,  tan- 
..f,  to  que  algunas  vezes  por  mostrarse  muí 'su- 
yos, no  hazen  dificultad  uiuguna  de  ofrezer- 
le  UD  sacrilizío  sangriento  hecho  todo  de 
sangre  i  zeniza  de  fieles  Cristianos.  ¿No  veis 
agora  cuan  propiamente  i  con  cuan  evidente 
significazion  faá  comprendido  la  Escritura 


▲  LOS  PRINZIPES.  H?i 

toda  este  feria  con  sus  trapazas  i  negozíazío- 
nes  en  sola  una  palabra,  Uatnandola  fornica* 
zion?  ¿Pudiera  dársele  nombre  masazertndo, 
ni  decirse  cosa  mas  apropiada? Demás  deque 
ya  se  los  tiene  de  otro  tiempo  antes  obliga* 
dos  por  la  fidelidad  que  le  han  jurado,  toda- 
vía agora  con  ligas,  con  matrimonios,  i  con 
amplisimas  promesas  ,  los  allega  tan  estre^ 
chámente  a  si,  que  mas  no  puede  ser. 

Esta  es  aquella  pintura,  que  digo  que  está 
debujada  en  la  sagrada  Escritura  en  el  Apo* 
calipsi  capitulo  diez  i  siete  1  diez  i  ocho,  la 
cual  cuando  los  pios  la  veen  ,  no  hai  duda 
sino  que  se  turban  mucho  (como  arriba  h&- 
mos  dicho]  pero  cuando  la  han  acabado  de 
mirar  toda,  le  hallan  a  la  fin  una  mudanza 
admirable  ,  i  un  fin  desastradísimo.  Porque  / 

también  veen  pintado  en  la  mesma  tabla  , 
como  aquella  grandj  Babilonia  ,  aquella 
bestia  Romana,  cuando  hubiere  llegado  a  lo 
sumo  d3  la  impiedad  ,  dará  súbitamente  su 
caida  derribándola  Dios:  veen  como  los  Re- 
yes sus  enamorados  remordiéndose  atónitos 
i  fuera  de  si  de  ver  una  tan  grande ,  i  tan 
repentina  calamidad  i  estrago,  estarán  sobre- 


i« 


244  IKPORHAZlOn 

manera  temblando  í  do  le  podrán  ayudar  : 
veen  qne  los  mercaderes,  que  cuando  aquella 
Bamera  Aorezia  ,  tenían  della  grandes  ga- 
{.',7  uanziae,  harán  grau llanto,  i  lemán gran*(li> 
sima  tristeza  ,  viéndose  tolalroeote  privados 
de  todos  los  medios  i  maneras  ¿e  allegar  i 
sacar  dineros.  ¿Que  mudanza  de  cosas  es  es- 
tá? ¿Quien  pensara  jamas  ,  que  bá  de  venir 
esto  algún  dia?  A  esto  zierlamenle  se  ende- 
reza eslapartede  la  prorezía,[has]ta  que  los 
pios  se  zertiHqueni  estén  fírmes  en  esto,  que 
aunque  veen  armado  al  Papa  i  defender  su 
impiedad  i  blasfemias,  c«n  los  favores  í  ayu- 
da de  los  Iteyes,  pero  qui;  a  la  fin  no  le  baa 
lie  apro\(.tiiiii- níiila  linhis  estas  cosas.  Por- 
que há  di'  I  iici  ,  i  wi)''  sei'á  parte  para  li- 
tirarle  des t a  ilesiiiiizion  ,  ipie  tiene  dentin- 
ziada  la  Escritura,  la  cual  no  puede  engañar 
ni  faltar. 

Parió  el  Bei  de  los  Persas  sacaba  una  in- 
finita multitud  de  hombres  contra  Alejandro 
Magno,  que  peleaba  con  mui  menor  ejérzito: 
pero  siendo  herido  dél  tres  vezes  i  desbara- 
tado, a  la  fin  vino  a  ser  muerto ,  t  nadie  le 
|)ad«  escapar  de  las  mapos  de  aquel  animoso 


A  LOS  PRlNZIPfiS.  245 

i  fuerte  guerreador  Alejandro,  que  lo  perse- 
guia,  sin  dejarle  resollar.  Lo  cual  todo  habia 
claramente  profetizado  Daniel:  luego  no  du- 
daremos tampoco  nada  de  la  caída  de  nuestro 
tirano.  I  no  hai  otro  ninguno  que  él,  en  quien 
pensemos  que  cuadran  todas  estas  cosas. 
Pero  siendo  asi  en  efecto,  que  ningunojamás 
há  tiranizado  mas  cruelmente  que  él,  empe- 
ro hános  hecho  este  bien  ,  que  se  há  de  tal 
manera  en  toda  su  doctrina  ,  en  su  vida  i 
costumbres,  que  estas  profezias,  que  prime- 
ro estaban  escuras  i  dudosas  ,  las  podemos 
ya  entender  claramente  ,  i  con  zertinidad. 
¿Que  diremos  a  *  esto?  ¿No  cumplió  Dios  lo  t48 
que  habia  prometido?  ¿No  florezió  este  hom- 
bre mas  que  ningún  Sátrapa  ni  Tirano?  ¿No 
parezia  totalmente  invinzible  su  grandeza? 
Ninguno  zierto  lo  negará.  Pues  aquel  mesmo 
Señor  del  mundo  ¿no  há  ya  comenzado  a  sen- 
tir la  fuerza  de  su  contrario?  ¿No  os  pareze, 
que  de  pocos  años  acá  se  le  ftá  diminuido  i 
debilitado  su  potenzia?  Está  claro.  Pero  de 
que  manera,veamos:¿Ha  sido  coni  lanzas  i  es- 
padas :  há  sido  por  fuerza  de  armas  i  arti- 
llería de  guerra?  No  ni  por  pensamiento,  sino 


/ 


^ 


346  INFORHAZION 

con  sola  la  predicazion  déla  palabra  de  Dios. 
Esle  no  es  tin  milagro  grandísimo?  ¿Que  lia- 
lian  enlre  tanto  los  Reyes  i  Monarcas?  Al 
prinzlpio  ainotiiiaronse,  i  alborotábanse  bra- 
vamente ,  i  ni  aun  hoi  en  día  aflojan  su  ira  : 
bizieroD  por  amor  del  todo  aquello  que  de 
buena  gana  baria  un  manzebo  por  una  moza, 
de  quien  estuviese  enamorado  ,  viéndola  en 
peligro.  I  en  el  entretanto,  ¿que  baien  aque- 
llos mercaderes  de  quien  haze  meuzion  la 
Escritura,  i  quien  son  estos?  Zierto  son  toda 
la  compaña  i  cuadrilla  de  los  criados  del 
Papa,  i  que  viven  con  él,  i  traen  en  la  frente 
el  carácter  i  la  marca  déla  bestia,  que  tienen 
ziertos  grandes  privilejios,  mas  que  los  otros 
hombres.  Están  parados  todos  atónitos ,  es- 
pantados de  ver  qué  rayos  son  estos  ,  qué 
tempestad,  i  qué  torbellinos,  lloran  su  mise- 
ria i  su  pobresa  ,  que  habiendo  tenido  antes 
una  vendeja  i  feria  abundantísima,  i  que  de 
todas  cosas  sacaban  gananzias  i  dineros  a 
montones;  i  agora  privados  ya  de  lodo  aque- 
yg  lio,  no  les  queda 'medio  ni  remedio  ninguno 
de  tornar  a  recobrarlo  que  han  perdido. 
Ya  tampoco  aquella  fuerza  i  presidio  en 


A  eos  PRINZIPBS.  247 

que  casi  solamente  estriba  este  Romano  Se^ 
ñor,  no  le  há  sido  tan  firme  como  él  quisie- 
ra. Defendiéronlo  al  prinzipio  todos  los  Re- 
yes juntos,  i  con  tan  grande  hervor,  que  pa- 
rezia  que  no  habría  cosa  que  no'  emprendie. 
sen  por  amor  del.  Agora  y»  algunos  dellos 
han  faltadoyí  persiguen  reziamente  al  que  en 
otro  tiempo  defendieron. ¿Quien  quita  que  no 
sea  posible »  que-  también  los  otros  ,  puesta 
que  no  lo  dejen  del  todo,  a  lo  menos  que  no 
le  den  tanta  fé  ni  autoridad  ,  como  hasta 
aquí  le  han  dado,  mayormente  sabiendo^llos 
ya  del  muchas  cosas,  las  cuales  no  disimula^ 
rían,  ni  las  dejarían  pasar ,  si  también  no  les 
veniese  dellas  mui  gran  provecho  i  g^nan-^ 
zias?  I  aunque  vee  todas  estas  cosas  delante 
de  sí,  no  por  eso  deja  de  granjear  mui  segu- 
ro, i  está  tan  embriagado  en  su  felízidad  que 
no  recoHoze  ningún  error ,  ninguna  maldad, 
ni  ninguna  culpa:  solamente  piensa  en  como 
defenderá  esta  majestad,  en  que  se  halla,  i 
como  recobre  la  dignidad  que  há  perdido. 
No  quiere  que  se  conozca  lejitimamente  de  la 
controversia  que  se  trata.  Porque  espera 
que  entre  tanto  que  cou  la  diversidad  de  la 


348  INFORMAZION 

RelijioQ,  i  de  opiniones,  se  van  azedando  los 
ánimos  de  los  hombres,  se  levantará  alguna 
guerra  zivil  en  Alemania ,  con  que  toda  se 
arda  i  se  destruya.  Porque  él  tiene  este  por 
150  el  mas  zierto  i  mas^saludable  remedio,  que 
los  Alemanes  mesmos  se  destruyan  unos  a 
otros  t  i  que  Alemania  se  mate  con  sus  pro- 
prias  manos.  I  porque  la  vee  dividida  en 
parzialidades  »  páresele  que  con  cualquiera 
liviana  ayuda,  la  puede  rempujar,  para  que 
caiga  toda.  Por  tanto  insiste  i  pone  todo  su 
estudio  solamente  en  que  se  aseden,  i  se  en- 
conen mas  los  ánimos  de  todos,  no  zierto  con 
otra  intensión,  sino  porque  se  venga  a  las 
manos.  Porque  vee  que  tiene  que  hazer  , 
con  unos  enemigos  vijílantisimos,  i  mui  fuer- 
tes, no  hai  duda  sino  que  antes  tentará  to- 
das las  cosas  ,  que  dejarse  asi  morir  vergon- 
zosamente. Si  una  vez  se  enziendela  guerra, 
tiene  por  mui  zierto  que  la  otra  parte  podrá 
ser  oprimida:  i  todo  el  tiempo  que  está  ro- 
deado de  las  ayudas  de  los  Reyes  ,  no  duda 
nada  de  la  victoria.  Por  tanto  no  baze  sino 
juntar  mucho  dinero :  envía  sus  contadores 
i  recaudadores  por  todas  las  Provinzias,  que 


A  LOS  PBI^'ZIPES.  249 

tralea  i  ejerziten  su  mercadería  con  una  ar- 
dentísima avarixia  ,  como  ya  algunas  vezes 
la  ejerziló  en  la  nuestra  ,  no  sin  grandísima 
afrenta  i  daño  nuestro:  i  aquel  dinero  que  so 
espezie  de  Relijion  con  fraude  i  matas  artes, 
há  saleado  de  nuestras  bolsas,  piensa  usar  del 
para  nuestra  destruizion  í  ruina.  El  que  le 
ba  mostrado  este  atajo ,  es  el  mesmo  que 
siempre  bá  sido  rejidor  de  sus  consejos. 

Leemos  en  las  bístorias ,  i  cuando  no  hu- 
biese historia  ninguna  ,  la  mesma  razón  lo 
enseña  i  la  experienzia  nos  lo  muestra  ,  que 
muchas  vezes  grandes  reinos  i  ziudades  muí 
poderosas  i  mui  prósperas,  se  han  perdido  151 
i  destruido  todas,  por  guerras  ziviles.  Sola 
Grezia  dio  desto  una  gran  demostrazion  al 
mundo  ,  cuando  tenían  guerra  entre  si  Ate. 
ñas,  Lazedemonia,  Corintio,  Corzira  ,  i  mu- 
chas otras  Ziudades.  En  el  tiempo  que  anda- 
ba en  aquellas  competenzias  ton  grandes 
Julio  Zesar  i  Pompeyo,  estaban  tan  debilita- 
das i  tan  quebrantadas  las  fuerzas  del  Impe- 
rio Romano,  que  si  saliera  entonzes  alguno 
de  través  a  acometerles,  ganara  una  señalada 
victoria.  Después  que  se  pasó  el  Imperio  de 


/ 


350  IHFOIIMAZIO» 

Oriente  al  Oczidente  (como  arriba  hemos  df- 
cho)  i  de  UDo  que  era,  se  hizicroD  dos  ,  cada 
dia  fué  mas  i  mas  de  caída.  Aquella  Ualia  , 
que  en  otro  tiempo  era  señora  del  mundo,  i 
conquistadora  de  los  otros  Reinos,  ¿como  no 
representa  agora  nada  de  aquella  su  antigua 
niajestad?¿Porqiie  há  perdido  su  hermosura  i 
todo  su  lustre?  ¿Porque  la  desuellan  i  despe- 
dazan tan  miserablerneute  Naziones  extrañas. 
Alemanes ,  Franzeses  i  Españoles?  ¿No  eslá 
claro  que  Sus  parzialidades  i  sos  bandos  le 
han  traído  a  esta  calamidad  en  que  está?  No 
ignora  estas  cosas  todas  este  Prinzipe  de  Eu- 
ropa, i  está  con  el  ojo  tan  largo  ,  para  poder 
hazer  lo  mesmo  entre  nosotros.  I  no  estAi  muí 
fuera  de  camino,  ni  há  perdido  su  esperanza. 
Porque  vee  que  ya  hemos  comenzado  a  dar- 
nos buena  maña,  para  lo  que  ¿1  pretende,  ya 
^  no  trabaja  ,  ni  desea  otra  cosa,  sino  que  eu 

^^  esto  prosigamos  ,  para  poder  hartar  la  sed 

^^k  que  tiene  de  nuestra  sangre.  Todo  el  tiempo 

^^^  quej  Alemania  tuvo  paz  i  empleó  todas  sus 

^H  ]52  fucnisse"  ayudarla  República  *  del  Imperio, 

^^ft  podia  fazilmente  dársele  mui  poco  por  todas 

^^^L  las  Naziones  extrañas.  Pero  después  que  la 

i 


A  LOS  PRINZIPES.  251 

diversidad  de  lafRelijion  ,  mudó  las  volunta- 
des de  los  hombres,  comenzó  también  la  Re- 
pública a  enfermar  i  a  enfiaquezerse.  Cada 
uno  mira  solamente  a  su  propio  provecho,  í 
no  piensa  sino  en  como  se  podrá  sostener  i 
defenderse  de  sos  vezinos.  Habiendo  hallado 
el  Papa  tan  buena  coyuntura,  sábese  aprove- 
char della,  levanta  alborotos  i  encruelezese, 
usando  de  todo  jenero  de  persecuziones  i 
zierra  la  puerta  a  toda  esperanza  de  enmien- 
da, para  ofender  tanto  mas  reziamente  a  sus 
contraríos.  A  la  otra  parte,  que  en  su  parzia- 
lidad  entretiene  en  snbjezion,  con  dones  i  mui 
grandes  promesas,  para  que  no  se  le  salgan, 
teniendo  siempre  este  intento  de  trabarnos 
en  guerra  unos  contra  otros.  Lo  cual  si  vi- 
niese a  ser  ansi,  entonzes  él,  como  quien  vie- 
ne a  meter  paz,  nos  vernia  a  visitar,  i  a  ba- 
rajar nuestro  pleito ,  acompañado  de  Nazio- 
nes  extrañas  ,  que  há  mucho  que  no  desean 
otra  cosa,  sino  poder  dar  alguna  muestra  de 
su  esfuerzo  i  valentía  en  Alemania  ,  como 
veen  que  nosotros  la  dimos  en  sus  tierras 
muchos  años  há. 
Es  un  proverbio  mui  comunmente  usado, 


S52  INFORHAZIOK 

que  cuaDilo  una  cosa  há  subido  a  la  cumbre, 
entonzes  para  allí,  i  después  poco  a  poco  va 
abajando.  Fueron  en  tiempos  pasados  los 
Alemanes  una  jente  muí  ruda  i  salvaje:  ca- 
rezja  de  todas  letras,  solamente  se  ocupabaD 
en  guerras  i  en  caza,  i  en  aquellas  cosas  que 
sirven  para  aGrmar  i  hazer  robusta  la  fuerza 
153  "del  cuerpo,  i  para  bazer  el  ánimo  mas  cons- 
tante ,  i  no  nada  temeroso  en  acometer  los 
peligros.  Muchos  tiempos  después  se  pasu,  a 
ellos  la  dignidad  del  Imperio,  i  con  esta  oca- 
sión eslonzes  hizieronse  mas  polidos.  Mas 
cuando  ordenó  Dios  introduzir  de  propósito 
esta  tan  alegre  mudanza  de  las  cosas,  i  mos- 
trarnos los  rayos  de  su  buena  voluntad,  co- 
mo de  un  clarísimo  sol  ,  fué  hallado  entre 
nosotros  este  arlifizio  tan  señalado  i  digno 
de  toda  alabanza,  de  imprimir  libros.  Tuvo 
Grezia  en  tiempos  pasados  abundanzia  de 
exzelentisimos  injenios:  semejantemente  Ita- 
lia: pero  nunca  penetraron  hasta  esto.  Los 
hombres  de  'nuestra  nazion  fueron  los  que 
primero  lo  inventaron  ,  no  sin  eficaz  i  muí 
zierto  beneGzio  de  Dios.  La  cual  cosa  como 
en  efecto  traía  una  increíble  comodidad  a  los 


A  LOS  miNziPEs.  253 

que  eran  afizionados  a  las  letras  i  artes,  des- 
pertáronse todos  al  conoziiniento  dellas,  i  co- 
menzaron poco  a  poco  los  hombres,  a  saber 
algo  mas  en  las  letras,  de  lo  qne  habían  sa- 
bido antes.  Porque  no  es  cosa  que  ignoran 
prinzi pálmente  los  viejos,  cuan  indoctamen- 
te i  sin  conzierto  ,  con  cuanta  escuridad,  i 
cuan  mal  se  trataban  todas  las  artes  en  el 
tiempo  dellos.  x>Ias  después  que  esle  socorro 
tan  grande  remanezió  en  Alemania  ,  comen- 
zaron poco  a  poco,  a  enseñarse  mas  docta- 
mente las  artes,  foérestitnidaaluso  la  anti- 
gua i  pura  lengua  Latina.  También  muchos 
se  daban  ya  a  la  Griega,  i  a  otras  lenguas. 
Era  grande  por  extremo  la  cobdizia  de  todos: 
no  había  ninguno  que  no  desease  saber  las 
cosas  mas  perfectamente.  I  era  cosa  gusto- 
sisima  de  ver  un  fervor  i  una  dili^jenzia  tan  154 
grande,  asi  en  los  diszipnlos ,  como  en  los 
maestros.  Por  la  cual  causa  Alemania  ,  que 
primero  habia  sido  tan  inculta  i  tan  ruda  , 
en  mui  poco  espazio  de  tiempo  vino  a  tener 
hombres  tan  doctos,  que  no  daba  ya  ventaja 
a  nazíon  ninguna.  Después  que  tornaron  a 
nazer  las  zienzias  ,  i  salida  esta  lumbre  de 


r 


254  IXFORHAZIOK 

mejor  doclrins,  qae  fué  como  on  mensajero 
de  alguna  señalada  mudanza ,  que  había  de 
venir,  vino  luego  aquel  resplandor  del  clarí- 
simo sol  ,  que  fué  la  predicazion  del  Evanje- 
lio  ,  i  en  esla  adminislrazioo  ,  se  hubieroa 
con  lanía  destreza  los  bombres  de  nuestra 
nazion,  siendo  instruidos  como  lo  estaban  de 
todas  las  cosas  nezesarías  para  él  ,  i  usaron 
de  tan  gran  dilijenzia,  que  redujeron  la  Teo- 
lojia  que  en  aquellas  jeuersles  linieblas  ,  i 
opresión  de  buenas  artes,babia  sido  contami- 
nada i  escurezida,  a  su  propia  ,  natural  i  an- 
ti^'ua  hermosura.  De  manera  qne  hemos  de 
tener  por  cosa  zerlisima  ,  i  confesarla  por 
tal,  haber  puesto  Dios  con  grande  clemenzia 
i  alizion  paternal  sus  ojos  sobre  nosotros.  I 
asi  tengo  por  averiguado,  que  jamás  estuvo 
Alemania  colocada  en  tan  ilustre  i  sublime 
estado ,  como  agora  lo  está. 

Siendo  esto  asi,  aunque  viviésemos  en  una 
grandisima  paz,  i  no  se  descubriese  zentella 
ninguna  de  competenzia  ni  disensión  entre 
Dosolros  ,  todavía  debíamos  de  temer  i  pro- 
veer, como  no  nos  acaeziese  lo  mesmo  que 
casi  acaeze  siempre  en  las  cosas  humanas,  i 


K  LOS  PRINZIPBS.  255 

hemos  visto  acaezer  a  las  oCras  jeates  ,  que 
eSy  que  estando  puestos  eo  sumo  grade,*  no  155 
vengamos  a  dar  una  gran  caida.  Pero  agera 
que  en  esta  prosperidad  se  han  levantado 
unas  contenziones  i  querellas  mui  ásperas 
entre  nosotros,¿que  es  lo  que  debemos  temer, 
o  qué  podemos  esperar  de  aqui  ,  sino  que 
Dios  que  há  derramado  sobre  nosotros  tan 
liberalmente  todos  sus  bienes,  nos  maltrate  i 
aDija  por  nuestra  ingratitud?  Mas  ¡o  miseria 
i  calamidad  grande!  Estamos  todos  en  disen- 
siones i  en  odios  mas  que  mortales  ,  toma- 
mos unas  enemistades  cruelisimas  unos  con- 
tra otros,  i  todos  hombres  de  una  Provinzia 
i  de  una  Relijion  i  hijos  de  una  misma  tierra 
i  patria:  i  todo  esto  por  amor  de  aquel  mes- 
mo  que  antes  de  agora  i  siempre  ha  burlado 
estrañamente,  i  engañado  de  mil  maneras  a 
Alemania:  i  ni  agora  tampoco  es  posible,  que 
la  pueda  querer  bien,  antes  la  querría  ver 
asolada,  i  no  desea  cosa  mas  ,  que  verla  na- 
dar en  sangre  zivil  de  todos  nosotros.  Él 
fue,  digo,  el  Papa,  el  que  oprimió  i  destruyó 
la  verdadera  doctrina  del  Evanjelio,  la  cual 
agora  después  que  há  recobrado  fuerzas  i  há 


r 


k 


356  INPORMAZtOIt 

tornado  a  resplandezer  otra  vez,  hé  aquí  el 
mando  se  hiiode  cod  alborotos  i  se  abrasa 
con  odios  i  malas  vnliintadea.  Verdad  es 
qae  la  Escrilura  nos  tiene  avisado  ,  que  ha^ 
brá  todas  estas  disensiones.  Porque  «empre 
tendrá  enemigos  la  verdad  del  Evaojelio. 
Pero  tanto  m<Hs  nos  debemos  guardar  noso- 
tros de  no  ser  de  ellos  ,  sino  antes  trabajar 
de  reconozer  i  rezebir  con  loda  reverenzia 
aquellos  tan  admirables  i  eXzelentes  dones 
156  de  Díos/Todofl  sabemos,  en  cuanta  majestad 
i  venerazion  de  todos  los  hombres,  bá  vivido 
algunos  siglos  el  PontiSee  Bomano:  pero  ya 
agora,  vemos  do  solamente  ser  diminnída  su 
potenzia  ,  pero  aun  también  su  estima  estar 
mui  caida  i  quebrantada,  sin  ninguna  fuerzH 
de  armas.  ¿Porque.veamos,  no  nos  mneve  este 
espectaculn?  ¿porque  no  pensamos  «n  que 
Dios  DOS  bá  declarado  por  sus  Profetas  esta 
sa  caida  i  destruiíion?  ConGesan  bien  algu- 
nos de  nuestros  adversarios ,  i  vienealo  a 
confesar  agora, cuando  ya  nose  puede  negar, 
que  muchas  cosas  han  sido  introduzidas  de 
los  Ponlifizes  Romanos,  que  requieren  refor- 
naazi<Hi ,  otras  que  del  todo  debrían  abroga  r 


ALOS  PRINZIPBS.  Zúé 

se.  No  hubo  hombre  que  pudiese  los  anos 
pasados  sacar  dellos  esta  coofesioo,  agora  ya 
lo  coDozen.  Lo  cual»  agora  lo  hagan  por  a$-- 
luzía  o  engaño  I  o  senzillamente  i  de  veras  , 
querría  empero  saber  dellos,  si  con  el  tiem- 
po han  venido  a  entender  mejor  las  cosas:  i 
si  veen  agora  mas  de  lo  que  vieron  basta 
aqui,¿porqué,veamos,no  pensarán  que  puede 
ser  que  habrá  otras  muchas ,  que  ellos  aun 
no  veen ,  i  que  sean  claramente  vistas  de 
otros?  Mayormente  cuando  tantas  vezes  se 
repite  ya  esto:  que  del  Pontiíize ,  el  cual  há 
querido  que  le  tuviesen  por  Dios  en  la  tierra, 
Ii04)ueden  salir  sino  impiedades  i  blasfemias. 
¿Porqué  pues  no  se  apartan  del?  mas  antes 
¿porqué,  por  hazerle  a  él  plazer,  intentan  una 
cosa  tan  triste  ,  tan  lamentable  ,  i  mortal 
contra  sus  vezinos  i  compañeros  i  colegas 
de  un  mesmo  natural  i  patria  ,  í  aun  pro- 
'^pios  parientes  i  de  una  misma  sangre?  Si  157 
pecan  por  ignoranzia  en  una  tan  gran  luz 
de  verdad,  no  tienen  escusa  :  si  por  obstina* 
zion  i  odio ,  por  zierto  que  es  de  llorar  «1 
«stado  de  Alemania. 

Agora  há  majs  de  veinte  años:  {O  grande 

17 


258  1>F0RMAZI0N 

Dios  ,  cuanlo  mayor  esperanza  ,  Pi-inzipes 
ilustrisimos  ,  dieron  vuestras  cxzelenzias  al 
muDÚo ,  de  qne  habría  alguna  enmienda  , 
cuando  recojieron  en  ziertos  Gapilulos  las 
cosas  que  entonzes  les  parezian  totalmente 
intolerable  en  el  Beino  del  Papa,  í  después 
lo  presentaron  por  escrito  a  su  Legado  en 
una  Dieta  pública  del  Imperio!  ¿Porque  no 
tuvieron  la  inesma  constanzia  ocho  años 
después  en  Augusta?  Estaban  todos  e^tperan- 
do  con  grandísima  atenzion  i  deseo,  alguna 
cosa  buena  de  aquella  Dieta.  Pero  tan  lejos 
estuvo  la  cosa  de  enmendarse  un  solo  punto, 
qne  aun  aquellos  que  no  suelen  traer  para 
sus  disputas  ,  sino  violenzia  i  autoridad  hu- 
mana, lo  primero  que  dijeron  ,  fué  que  te- 
man propuesto  de  no  querer  mudar  nada,  dí 
innovar  cosa  ninguna  de  las  que  hasta  alli  se 
habían  guardado  en  el  reiuo  del  PontiBze. 
Este  disparate  tan  grande  i  esta  palabra  tan 
desesperada  i  tan  triste,  sacaron  alli  a  plaza, 
i  dijeron  vuestros  Teólogos  i  Jurisconsultos. 
Si  lo  hizieron  sin  mandado  vuestro  i  como 
de  suyo,  (le  doler  es  por  zíerto ,  que  en  uoa 
cosa  de  tanta  importanzia  i  tan  ardua  se  to- 


X  LOS  PRINZIPES.  259 

XüQn  particularnlente  tan  grande  lizcnzia. 
Si  fué  dicho  por  vuestro  mandado,  ya  veen 
vuestras  exzelenzias  mesmas  ,  cuanto  haya 
dejenerado  este  su  hecho ,  de  aquella  pru- 
denzia  i  jenerosidad  de  ánimo »  que  mostra- 
ron en  aquel  tiempo,  *cuando  pidieron  que  150 
se  quitasen  los  intolerables  abusos ,  que  se- 
rian n  jmero  de  a»ento,  que  manifestaron  ,  i 
respondieron  juntamente  al  Legado  del  Papa, 
que  no  podían  hazer  ninguna  cosa  contra 
Lulero  ,  visto  que  se  tenÍB  por  zierto  ,  que 
había  descubierto  muchos  errores  que  no  se 
podían  disimular.  A  vuestras  exzelenziat$  su- 
plico ,  que  se  tornen  a  acordar  de  aquel 
tiempo,  i  consideren  cuan  iliislre  fué  aquella 
su  confesión  que  entonze^  hizieron.^Juedará 
ella  siempre  escrita  en  perpetua  memoria,  i 
ninguna  vejez  la  hará  olvidar.    Miren  i  con-  9 

sirleren  bien  de  zerca,  qué  cosas  son  aque- 
llas que  entonzes  pidieron  al  Pontifize,  que  o 
las  corrijiese  o  las  quitase  del  todo.  SI  se 
mira  bien  en  ellas  ,  hallareis  que  manaron 
de  la  propia  tienda  de  aquellos,  que  el  Espí- 
ritu Santo,  que  es  mostrador  de  la  verdad  , 
pinta  mui  hermosamente ,  diziendo  que  son 


/ 


S60  UFOIHAZIOS 

ejerzitadisimos  en  todo  jenero  de  rapiña,  que 
sus  ojos  SOD  testigos  de  su  garande  concnpis- 
zeuzía  i  avarizia,  i  que  después  de  haber  me- 
tido a  los  hombres  en  error  ,  se  los  tragan. 
¿Porque,  pues,qu¡sieron  vuestras  cxzelrazias, 
que  se  enmendasen  aquellas  cosas,  o  que  se 
quitasen  totalmente,  sino  porqoe  habiendo 
sido  inventadas  de  los  Romanistas  con  toda 
astuzia  ,  traizion  i  avarizia,  los  despojaban 
i  les  consumían  sqs  haziendas  i  las  de  sus 
subditos  i  pueblos  ,  i  les  tenian  ligados  en 
una  mui  grande  servidambre?  ¿No  Toé  esta 
la  causa  de  vuestra  queja?  Si  fu¿  por  zíerto. 
Habiendo  pues  sido  Lulero  el  primero  de 
todos  ,  que  les  avisó  dello  ,  como  vuestras 
159  *Exzelenzias  no  lo  niegan,  ¿como  agora  vuel^ 
tos  en  odio  contra  él,  es  defendido  dellos  el 
:^k  Pontifize,  que  tan  gravemente  les  bá  aflijido 

^^^L  i  burlado? 

^^^k  Si  piensan  ,  que  se  pudiera  sufrir  Lulero, 

^^^^  si  se  coolenlára  con  esta  manera  de  repren- 

^^^^^  sioQ  de  vizios  ,  pero  que  agora,  pues  que  se 

^^^^H  há  desmandado  mucho  mas,  les  pareze  que 

^^^^^  se  debe  bazer  otra  cuenta.;  no  escusa  esto 

^^^P  nada  vuestra  dilazion  i  tardanza  ,  pues  que 

m 


A  LOS  PRIIKZIPBS.  261 

aquellas  cosas  de  que  él  les  avisó  ,  i  que 
vuestras  Exzelenzias  juzgaron  que  hablan 
sido  mni  bien  notadas  i  descubiertas  del,  no 
las  han  enmendado  hasta  hoi.  Pero  conzeda- 
mosles  esto,  que  con  razón  les  parezca  mal 
aquel  apresuramiento  ,  aquel  aguijar  tan 
adelante  ,  que  Lutero  há  Hoyado  i  que  haya 
discurrido  tan  lejos :  vengamos  a  la  mesma 
cosa ,  que  es  ,  a  los  artículos  que  publica- 
mente i  mui  de  veras  pedistes  al  Pontifize 
que  los  mitigase  i  quitase  del  todo.  Zierto  lo 
que  arriba  habernos  dicho  ,  es  verdad  ,  que 
todas  aquellas  cosas  son  en  sí  tan  abomina- 
bles i  tan  feas  » tan  llenas  de  fausto  ,  ambi- 
zion,  avarizia,  desvergüenza,  i  tan  llenas  de 
robo  manifiesto;  que  no  pudieron  ni  aun  solo 
pensarse  sin  gran  maldad  ,  no  pudieron  ser 
ordenadas  ni  mandadas  de  ninguno,  sino  de 
aquel  mesmo  que  profetizó  Daniel,  i  después 
del  san  Pablo,  que  habia  de  tener  suma  tira- 
nía en  el  templo  de  Dios.  Porque  si  de  antes 
él  no  hubiera  quitado  toda  la  verdadera  Re- 
lijion  i  destmido  la  verdadera  doctrina,  nun- 
ca se  atreviera  a  ponernos  delante  i  mandar- 
nos cosas  tan  abominables,  i  tan  manifiesta- 


3<>2  INFOBMAZIO.N 

1(fO  mente  ,  no  solo  iin'pias  ,  pero  lambien  ridí' 
cuUs.  Filé  le  cosa  miií  fazil  salir  cou  lotlo  , 
porque  después  de  embaídos  una  vez  los  áai- 
nios,  i  embebidos  en  aquella  inipia  doclri- 
na ,  pudo  sin  dificultad  persuadir  i  hazer 
creer  i  mandanios  cuanlo  quiso.  Estos,  estos 
zierto,son  los  fruto»  de  aquella  doctrina  que 
él  bá  ínlro4uzidocoDtra  el  mandamiento  de 
Dios,  por  sa  propio  provecho  i  ganaozía,  i 
por  establezer  sn  dignidad  i  bonor.  La  cual 
doctrina  si  agora  uo  buliiera  sido  combatida 
i  contradicha  con  testimonios  i  autoridad 
déla  sagrada  Escritura, ¿hasta dónde pieusan 
vuestras  Exzelenzias,  que  llegara  este  hom- 
bre? Es  cosa  insaziable  el  avarizia,  la  ambt- 
aion  tampoco  sufre  que  se  le  eche  freno  , 
mayormente  cuando  his  cosas  suzeden  a  su 
»peU(o.  Por  manera  que  el  término,  que  él 
pusiera  :i  su  inmensa  cobdizia  i  ambíziou, 
ese  mesmo  fuera  el  de  su  mandar  i  ordenar 
cada  dia  cosas  nuevas.  Agora  pues,  si  pue- 
den dijerir  tantas  injurias  i  afrentas  como 
les  ha  hecho,  i  las  quieren  interpretar  blan- 
damente, no  se  que  me  dczir  de  tal  pazicn- 
£iu.  Miren  bien  vuestras  Exzelenzias  no  sea 


A  LOS  P&INZIPES.  2C3 

eslo  mas  aioa  una  gran  flojedad,  que  uiode- 
razion  o  templanza.  Porque  conviene  consi- 
derar no  solamente  estos  sus  mandamientos 
i  decretos,  que  habernos  dicho  ,  pero  pensar 
también  qué  es  lo  que  antes  les  prezedió  ,  i 
como  primero  destruyó  todas  las  cosas,  que 
viniese  a  parar  en  esta  desvergüenza  i  furor. 
También  se  debe  pensar ,  qué  es  lo  que  mas 
hiziera,  sino  hubieran  sido  divinamente  des- 
cubiertas sus  artes  i  bellaquerías.  I  sobre 
todo  se  ha  de  considerar,  que  esta  su  avari- 
zia  i  rapazidad  ues^ha  sido  puesto  delante  161 
de  los  ojos  en  los  escritos  de  les  Profetas  i 
de  los  Apostóles,  i  que  por  eso  agora,  ya  que 
está  descubierto  ,  se  debe  en  todas  maneras 
abominar  i  huir  su  compañía.  También  se 
há  de  tener  esto  por  una  cosa  resoluta  i  zier- 
ta  ,  que  no  se  puede  ya  esperar  del  ninguna 
cosa  pia,  santa,  honesta,  saludable,  ni  digna 
de  loor.  Há  emborrachado  a  todo  el  mundo 
con  aquel  su  ponzoñoso  i  suzio  cáliz  ,  mas 
eficaz  que  el  de  la  hechizera  Zirze  :  a  toda 
la  Europa  há  zegado  i  quitado  el  juizio,  há 
instituido  puras  idolatrías  ,  siendo  él  mesmo 
mucho  mas  Epicúreo  que  Idólatra,  haziendo 


364  ntroRHAZioK 

burla  de  toda  RelijioD  ,    i    asarpáodose  la 

hoDira  que  a  solo  Dios  se  debe. 

Por  estas  causas,  agora  lo  oprime  Dios, 
lo  aOije,  lo  hiere  ,  lo  azota ,  lo  desasosiega  , 
no  como  a  un  David,  ni  a  un  Job,  ni  a  seme- 
jantes, cuyas  afliziones  i  pazienzías  nos  han 
quedado  por  perpetuo  dechado  i  ejemplo  , 
sino  como  a  Faraón  ,  i  otras  semejantes  pes- 
tüenzias,  que  han  destruido  la  tierra.  ¿Que- 
reíslo  ver?  Sé  que,  él  no  sospira  ,  no  dá  je- 
midos  a  Dios,  para  qne  se  aplaque  su  ira, 
i  que  le  dé  corazón  deseoso  de  enmienda, 
sino  que  quedándose  todavía  en  su  hincha- 
zón fiero  i  lleno  de  Fausto  ,  soberbia  i  cruel- 
dad, i  en  sus  riquezas  malvadamente  adqui- 
ridas, i  muí  rodeado  con  el  amistad  i  nvuda 
de  los  Beyes  ,  como  él  piensa  ,  vive  en  gran 
1^^  segundad.  Porque  todas  las  calaniida«Ies  que 

^^^  hoí  en  día  hai  en  el  mundo  ,  i  los  trabajos 

^^^^L  qne  pasamos,  piensa  él  que  manan  todos  des- 

^^^^k  ta  fuente,  de  que  los  hombres  nu  reconozen 

^^^^ft  J62  ni  acatan  con  la  reve*renzia  ,  que  debrían  , 

^^^^H  su  Majestad,  su  santidad,  i  beatitud  :  bella- 

^^^^K  quería  snya,  ni  impiedad,  no  las  reconoze  ni 

I 


A  LOS  PRIRZYPES.  265 

les,  afirma  cod  mui  grande  atrevimiento  que 
es,  porque  aquella  su  doctrina,  o  no  la  quie- 
ren rezebir  los  hombres  ,  o  que  habiéndola 
rezebido,  tienen  hastio della»  i  ñola  quieren 
honrrar  con  pías  costumbres,  i  que  por  eso 
nos  envia  Dios  todos  estos  azotes.  ¿Qué  di- 
remos a  esto?  ¿Tal  ejemplo  de  una  obstina- 
zion  tan  monstruosa  hállase  en  ninguna  his- 
toria ni  memoria  de  hombres?  A  vosotros  lla- 
mo, a  vosotros  lo  digo,  Prinzipes,  pues  que 
sabéis  mui  bien  que  todas  las  vezes,  que  en 
jeneral  o  en  particular  os  escribe  algo,  o  oslo 
envia  a  dezir,  siempre  es  a  este  tono.  Entre 
vosotros  los  que  no  habéis  admitido  aun  en 
vuestras  tierras  esta  saludable  doctrina,  algu- 
nos estáis  pendientes  de  vuestros  doctores  , 
hombres  por  extremo  endurezidos,  no  quiero 
dezir  peor  ,  los  cuales  no  hazen  siuo  poner 
en  las  nubes  contra  toda  razón  i  justizia , 
a  aquel  Tirano  destruidor.  I  es  una  cosa  esta 
tanto  mas  detestable ,  cuanto  mas  i  con  ma- 
yor pertinazia  lo  hazen  contra  sus  proprias 
conszienzias,  aquellos  mayormente  que  son 
i  quieren  ser  tenidos  por  mas  letrados  que 
Jos  otros.   Por  tanto  querría  yo  agora  que 


ZbC  INFORtlAZlDN 

me  dijesen  estos  mesmos ,  si  esla  lan  grande 
i  tan  divina  potestad  que  sobre  todo  lo  hu- 
mano linjen,  ¿si  le  es  a  él  propia,  i  particular, 
o  noT  Si  se  le  debe  a  él  solo  ¿porque  sus  an- 
tepasados los  Obispos  de  Boma  que  bubo 
luego  después  del  tiempo  de  los  Apostóles  , 
165  no  se  la  atrí'buyeron  asi?  O  si  se  la  atribu- 
yeron, díganme,  si  fué  tan  ilustre  i  tan  gran- 
de ,  no  solamente  de  palabras  i  aparenzia  , 
sino  en  efecto?  Pero  si  consta  claramente  ,  i 
ellos  no  lo  pueden  negar,  que  los  prinzipios 
deste  negozio  ban  sido  mui  bajos,  í  que  poco 
a  poco  ,  i  aun  con  liarla  diücultad  han  ido 
creziendo  :  si  se  puede  probar  evidcotisima- 
mente,  que  en  el  tiempo  de  Cario  Magno  fué 
'a  autoridad  dellos  mui  menor,  de  lo  que 
fué  después,  en  tiempo  de  Henrrico  cuarto,  i 
aun  en  tiempo  desle,  menor  que  en  tiempo 
del  Emperador  Alberto,  i  que  aun  entonzes 
no  filé  tanta  su  Majestad,  como  después,  rei- 
nando Sijismundo;  nezesaríamenle  se  ha  de 
confesar ,  qtie  no  estribu  su  negozio  sobre 
ningún  fundamento  firme  i  duradero. 

El  Papa  Bonifazio  Octavo,  aquel  tan  famoso 
i  zelebrado  por  causa  de  su  siroplizidad,  i  su 


A  LOS  PRINZIPES.  267 

riiodeslia  ,  eiUre  otras  cosas  cxzelcnlcs  que 
hizo,  nos  dejó  este  Decreto.  Que  es  nezesario 
que  lodos  los  hombres  que  quisieren  salvar- 
se, i  ser  parlizipantes  del  Reino  del  Zielo  , 
obedezcan  en  todo  i  por  lodo  al  Pontifize 
Romano.  ¿Qué  dizen  a  esto?  Aprueban  este 
Decreto,  i  quierenlo  defender?  ¿Si  lo  alaban  i 
lo  d 'Tienden  por  mui  santo,  ¿porque,  veamos, 
tantos  Obispos  de  Roma  como  bubo  antes 
del,  no  mandaron  a  los  hombres  que  tenian 
a  su  cargo,  este  ariiculo  de  Fé  tan  nezesario 
i  de  tan  gran  importanzia?  Visto  que  ellos 
atacan  i  desatacan  leyes  ,  i  que  el  uno  rasga  " 
los  Decretos  del  otro  ,  i  que  cada  uno  parti- 
cularmente se  toma  la  potestad  *  de  mudar  i  i 64 
de  constituir  lodo  cuanto  quiere  según  los 
tiempos,  i  que  no  quieren  estar  atados  a  las 
leyes  de  sus  antezesores:¿con  que  razón  pudo 
el  Papa  Bonifazio  promulgar  este  Decreto,  no 
siendo  zierto  ,  si  el  Pontifize  que  le  habia  de 

• 

suzeder  luego,  lo  habia  de  tener  por  bueno  i 
firme,  o  si  haría  otro?  1  ya  que  haya  de  que- 
dar firme  ,  se  puede  empero  preguntar  ,  si 
se  debe  dar  fé  a  Bonifazio.  Porque  nuestro 
Redentor  dize  ,  que  el  que   no  entra  por  la 


268  IHFOHHAZION 

puerta  en  el  aprisco  de  las  ovejas ,  es  ladrón 
i  robador.  Veamos,  ¿Bonifaziopor  donde  en- 
tró? Ziertamenle  por  unas  breilas,  por  entre 
nnas  lagunas,  i  unos  resquebrajos  del  DiablO; 
i  no  entró  tampoco  en  el  aprisco  de  las  ove- 
jas ,  sino  en  una  cueva  i  recojedero  de  sal- 
teadores i  faomlires  malvados,  en  aquella 
niesma  cueva  donde  el  perverso  Caco  opri- 
mido de  Hercules  entró  ,  lo  cual  causó  una 
increíble  alegrin  a  tos  pueblos  que  eran  por 
alli  al  derredor  vezinos.  Pero  veamos  ,  ¿cual 
fué  la  puerta  i  la  entrada  por  donde  entró  a 
este,  ora  sea  aprisco  de  ovejas ,  o  cueva  de 
ladrones?  ¿Subióle  por  ventura  a  este  grado 
de  honor  la  santidad  de  vida  i  doctrina  ,  o 
alguna  virtud  exzelente  que  en  él  hubiese,  o 
vino  a  ello  por  elecziou  lejilima  i  limpia?  ¿O 
fué  por  ventura  traido  por  fuerza  ,  como  se 
lee  de  algunos  Obispos  de  otras  Provinzias 
hombres  santos?  No,  no,  ni  por  pensamiento. 
Con  fraude,!  engaño,  i  solizitazion,  se  hizo  el 
camino.  Esto  es  cosa  zertisima  i  no  se  pue- 
de negar.  I  cuan  feo  fué  el  prinzipio  ,  tan 
monstruosa  fué  su  administrazion  :  soberbio, 
injuriador,  intolerable,  perpetuo  enemigo  de 


A  LOS  PRINZIPES.  26U 

los* Reyes  i  Emperadores:  i  su  fin  tan  ¡gno-  *65 
minioso  como  lo  demás. 

Este  padre  de  la  patria  tan  bonrrado  man- 
dó a  todos  los  hombres,  que  guardasen  este 
Decreto  tan  solemne,  de  que  habernos  hecho 
menzion  arriba.  Aunque  los  que  le  prezedie- 
ron  no  fueron  mucho  mas  inozentes  que  él  , 
ninguno  dellos  tan  absolutamente ,  ni  con 
tanto  atrevimiento  como  él  pronunzió  esta 
diabólica  sentenzia,  la  cual  si  estos  quieren 
mantener  i  alabar,  háganlo  en  buen  hora,  i 
dejémoslos  con  su  locura.  Pero  si  andan  ti- 
tubeando, i  se  salen  afuera,  i  claramente  dan 
a  entender  que  se  le  debe  dar  una  moderada 
i  cómoda  interpretazion,  diganme  por  vida 
suya  ,  ¿porque  los  Teólogos  i  Canonistas  de 
muchos  años  acá  lo  han  zelebrado  con  tanta 
gravedad  i  tan  grande  dilijenzia  asi  en  las 
Iglesias  como  en  las  Escuelas  i  Universidades? 
¿Porque  há  edificado  tan  alta  torre  sobre  es- 
te fundamento?  ¿Porque  la  han  ataviado  i 
como  vestido  con  tan  diversos  comentarios  i 
glosas  sobre  glosas?  Si  agora  sienten  de  otra 
manera  i  no  le  dan  tanta  autoridad  ,  como 
algún  tiempo  hizieron ,  diganme  cuándo  co- 


270  iNronHAZios 

luenzaron,  ¿o  por  qué  vio  vinieron  a  eolen- 
der  lo  miíjorj  ser  mas  avisados?  Pues  cuando 
confesaren  que  veen  algo  mas  en  ¿I  agora  , 
qne  basta  aqui  han  visto,  quedará  claro,  qUe 
no  hai  causa  ninguna  por  que  resislan  con 
tanla  olisUnazíon  i  popria  en  oirás  muchas 
cosas.  Tues  ya  se  apartan  de  la  senlenzia  Je 
Bonlfazio,  sigúese  que  erró  lur|)Ísi mámente 
en  una  causa  la  mas  impnrlante  de  lodus, 
166  en  que  consislc'nucslta  salud  ,  i  que  lia  lle- 
vado tras  de  si  una  iníiníla  multitud  deliom- 
bres  que  leban  seguido,  i  los  há  metido  eU 
unas  horribles  tinieblas  de  errores.  ¿Qu¿  res- 
ponderán a  eslo?¿Alegar3n  por  ventura  aquel 
dicho  común  i  lan  Irilludo:  Que  aunque  Bo' 
niTazio  o  algún  olro  no  haya  sido  el  mejor 
Pontilize  del  mundo  ,  no  por  eso  se  bá  de 
^  poner  mácula  en  la  dignidad  ,  ni  se  há  de 

^^  despreziar    ni    afrentar    aquella    suzesion? 

^^^  Muestraseles  con  el  dedo,  i  no  podrán   ellos 

^^B  negar,  primeramente,  que  los  Obispos  deRo- 

^^^L  ma  han  venido  a  ser  con  el  tiempo  mas  ava- 

^^^^  rientos  ,  mas  soberbios  i  mas  intolerables. 

^^^^^  Allende  desto ,  que  atribuye  la  sagrada  Es- 

^^^^^  criplura  a  un  zierto  bombre  qun  es,  a  una 


A  LOS  PRliNZlPfiS.  271 

zíerta  tiranía  que  se  hu  de  apoderar  en  la 
Iglesia  ,  UQ  tal  fausto  ,  soberbia ,  avarizia  , 
crueldad  i  toda  cualquier  otra  grande  i  de- 
forme iniquidad:  i  que  los  autores  desta  ti- 
ranía se  levantarán  sobre  toda  condizion  i 
suerte  humana  ,  i  defenderán  con  violenzia 
aquella  su  potestad  adquirida  con  grandes  i 
diformes  pecados,  i  su  impia  doctrina.  Rué- 
geles que  digan,  ¿si  veen  o  reconozen  en  este 
nuestro  tiempo  alguna  imajen  o  semejanza 
desta  tiranía  ,  o  cosa  que  le  parezca?  ¿I  si 
este  tal  tirano  que  tan  al  vivo  pintó  la  Es- 
critura ,  puede  alzarse  con  tanta  potenzia  , 
que  aun  el  dia  de  hoi  cuando  ya  está  des- 
cubierto, i  tiene  gravísimos  acusadores,  que 
todavia  pueda  tanto,  que  constriñan  a  los 
hombres  a  estar  mano  sobre  mano  sin  inten- 
tar cosa  ninguna  que  pertenezca  a  enmienda 
de  doctrina  i  de  vida? 

"^Estos  que  están  en  gran  opinión  de  letra-  167 
dos  ,  i  que  todos  estos  veinte  i  cuatro  años, 
aun  mas  ,  no  han  hecho  otra  cosa  que  ejer- 
zitarse  en  disputas,  según  quieren  dar  a  en- 
tender (i  no  hai  duda  ,  sino  que  conozen  i 
entienden  muchas  cosas  mejor],  mas  con  to- 


} 


272  tNFORUAZIOl 

do  CEO  disimulan,  hazen  gnerra  i  combaten  a 
la  verdad,  exasperan  todas  las  cosas  ,  i  me< 
ten  a  su  propia  patria  en  grandisimo  peligro, 
¿podrán  estos  persuadir  jamas  a  hombres 
dotados  de  buen  juizio  ,  <iue  hazen  ofizío  de 
varones  buenos  en  su  República?  ¿No  es  una 
temeridad,  i  un  desatino  increible  ,  que  en 
esta  hermosísima  luz  de  verdad  ,  se  atrevan 
a  afirmar  en  los  pulpitos  i  en  sus  libros  que 
publican  ,  que  dÍ  al  Emperador  ,  ni  a  todos 
ios  Beyes  juntos  eslizito  ordenar  ni  determi- 
nar ninguna  cosa  que  toque  a  la  Relijion?  ¿I 
que  si  todos  de  un  común  acuei'do  hiziereo 
algún  Decreto,  que  no  temía  valor  ninguno, 
sino  entreviene  en  ello  el  mandado  i  la  auto- 
ridad del  PontíGze  Romano?  El  caso  es,  que 
quieren  constreñimos,  que  lo  dejemos  todo 
en  sus  manos :  el  cual  por  su  impía  doctrina 
i  idolatría,  por  sus  horrendos  pecados,  i  por 
la  vida  suzisima  que  vive,  no  solamente  no 
puede  representar  persona  de  juez  ,  pero  ni 
aun  osa  parezer  enjnizto.  ¿No  exzede  esto 
todo  juizio  de  razón,  que  en  (oda  Alemania, 
Franzia  ,  España  ,  i  en  muchos  otros  Reinos 
no  haya  tanto  de  virtud,  o  doctrina  i  autorí- 


ALOSPAi?kZIPSS.  27  S 

dad,  cooio  en  un  pequeiko  Colejio  de  treioia, 
o  a  lo  mas  de  cuareuta  hombres  vesUdos  de 
carmesí?¡0  desvergüenza  nunca  Tista  ni  oída! 
¡O  miserable  de  ti  Alemania  que  alieolaii  '^^ 
crítm  ea  tu  seno  tales  i  tan  peslileauaies 
partos,  que  antes  miran  i  busc^m  el  proveeho 
de  sus  enemiges^que  na  tu  bien  i  salud!  Tales 
iBouslruGs  de  palabras  i  razones ,  Prínipea 
ilu^trisimqst »  se  escriben  i  se  predican  en 
vuestras  Cierras.  ¿Que  juzgarán  de  vosotros 
los  que  vernán  después  ,  sino  reprkiiis  un 
utrevimieDUi  i  desvergüenza  tan .  grande?  No 
se  puede  negar  esto;  por  ahi  andan  los  libros 
entre  las  manos  de  todos,  en  que  todas  es^ 
(as  monstruosidades  se  tratan  ,  i  no  faltan 
algunos  de  vosotros  que  ea  sus  contiendas 
disputas,  par  perjudicar  i  molestar  a  sus  ad- 
\ersarios ,  bazen  mui  gran  hincapié  en  éstas 
cosas ,  repi tenias  i  adornaidas ,  como  sí  en 
ellas  se  comj^rendiese  la  surnta  de  nuestra  sn^ 
l«id.  ¿Pensáis  que  a  vuestros  antepasados,  los 
cuales  machas  vezes  resistieron  con  grande 
ánimo  a  la  S(d>erbía  de  los  Pontifizes ,  i  aun 
aconsejaron  a  los  Emperadores,  que  hiziesen 
k>  mesmo,  como  se  lee  en  las  historias,  que 


374  iHFOMMzion 

jamas  les  pasase  por. el  pensamiento  ,  qoe 
alguna  vez  vendría  un  liempo  tan  tenebroso 
i  tan  desventurado,  que  se  viniesen  a  echar 
tales  palabras  por  la  boca,  i  que  sus  dezen- 
dientes  las  admitiesen  i  les  diesen  oidos? 

Sí  en  alguna  República  gobernasen  unos 
juezes  ,  hombres  hambrientos  ,  avarientos  i 
indoctos,  que  por  via  de  cohecho,  no  dejasen 
Iraizion  que  no  hiziewn,  i  que  fuesen  tales 
qoe  por  haber  hecho  tan  mala  justizia,  hu- 
biesen merezido  la  pena  determinada  por  las 
leyes  contra  los  semejantes,  de  tos  coates  se 
quejasen  todos  gravemente  ;  veamos  ,  a  esta 
pública  queja  de  todos,¿porDÍan  (siospareze) 
469  "por  rerormadores  a  aquellos  mesmos  que 
oviesen  sido  acusados?  Pongamos  por  caso, 
que  eslé  aqui  en  Alemania  el  Colejto  délos 
Cardenales,  aquel  Senado,  digo  ,  qne  tanto 
estimamos,  acatamos  ,  reverenziamos,  i  de 
quien  asi  nos  admiramos  ,  i  que  veáis  allí 
todos  los  Cardenales  ,  criaturas  del  Papa , 
mayormente  aquellos  que  tienoi  salud  i  dis- 
posizioD  para  ello,  vivir  como  hombres  que 
desean  i  quieren  entregarse  aqui  i  gozar  de 
todo  jénero  de  deleites  ,  como  si  después  de 


A  LOS  t»R»ZIPES.  i75 

\tk  muerte  ,  no  hubiese  jamás  ninguna  feli* 
zidad  ni  gozo,  i  que  veáis  que  no  ejerzitan  ni 
tienen  cargo  de  parle  ninguna  del  oGzío 
Eclesiástico  ,  que  no  enseñan  a  nadie,  ni  a-^ 
prenden  nada  de  ninguno  ,  sino  que  todos 
dus  pensamientos  i  deseos  tiran  solamente  a 
crezer  en  riquezas  i  en  honrrast  que  veáis  a 
todos  los  familiares  i  domésticos  que  están 
con  ellos,  representar  la  vida  i  las  costum-^ 
bres  de  sus  amos,  i  que  sobre  esto  se  levante 
una  común  queja  de  todos  nosotros  por  cau-^ 
sadesu  Injuria,  avarizia  i  robos  intolerables: 
¿no  les  pareze  ,  que  sería  cosa  mui  de  reír, 
si  el  coíiozimiento  desta  causa  se  diese  a  exa- 
minar a  estos  mesmos  Prinzipes  ,  los  cuales 
siendo  acusados  publicamente,  debrian  sufrir 
su  merezido  castigo,  i  rezebir  regla  de  como 
habian  de  vivir  i  ser  apremiados  para  seguilla? 
Pues  si  demás  de  todos  estos  crimines  fuesen 
tan  soberbios  i  pasase  tan  adelante  su  temeri- 
dad i  desvergüenza,  que  se  usurpasen  la  po- 
testad de  juzgar,i  se  alzasen  con  ella,  i  exclu- 
yesen a  todos  los  otros,  no  les  pareze  a  vues^ 
tras  Exzelenzias  ,  que  se  les  podría  respon- 
der con  este  o  un  semejante  razonamiento? 


/ 


\ 


276  I?«FOBMAZlON 

^  ^^  ^¿Que  novedad  es  esla,  Padres  conscriptos» 
i  vestidos  de  graua?  ¿Queréis  entrar  por  jue- 
zes,  vosotros  que  sois  tan  gravemente  acu- 
sados? ¿Vosotros  sois  los  que  habéis  de  en- 
mendar los  vizios  i  los  abusos?  Cosa  es  esa 
fuera  d^  costumbre  i  no  visUi  jamás.  Porque 
hasta  agora  os  habéis  empleado  ,  en  que  por 
cualquier  via  hechos  riquísimos  i  cargados 
de  mui  muchos  benefizios  ,  viviésedes  miii 
suave,mui  delícada,[í]  regaladamente.  Si  íns-^ 
tituyésedes  tal  correzion  de  doctrina  ,  de 
disziplina  i  vida,  i  de  costumbres,  cual  con- 
viene,  muchos  de  vosotros>  que  agora  vivís 
mui  a  vuestro  contento,  en  grandisima  su* 
perfluidad  i  abundanzia,  tendriades  una  mui 
pequeña  i  pobre  familia.  ¿Que  es,  veamos,  la 
causa  ,  o  con  que  justo  titulo  poseéis  tantas 
riquezas?  ¿Que  virtudes  son  e^tas  vuestras  tan 
exzelentes ,  que  merezcan  tan  grande  remu- 
nerazion?  ¿Es  por  ventura  de  tanta  impor-* 
tanzia,  i  que  merezca  tanto  la  luenga  ropa 
que  traéis  ,  i  el  roquete  de  holanda  que  le 
ponéis  enzima,  i  la  cabeza  rapada  a  compás, 
i  los  jestos  i  visajes  llenos  de  zeremonias  9 
que  para  hazer  burla  de  la  jente  ,  vosotros 


AL06PR1N21PES.  277 

xnesmos  habéis  inventado?  Porque  dado  que 
arrebañéis  de  do  quiera  todas  las  causas  que 
puede  haber,  uo  tenéis  zierto  otra  cosa  que 
estas  que  nos  podáis  alegar.  Pero  aun  estas 
niestnas  cosas,  que  puesto  que  son  livianisi- 
mas  i  puras  burlerias  ,  a  las  cuales  están 
anejas  i  como  edificadas  sobre  ellas  todas 
vuestras  posesiones  i  riquezas,  las  mcnospre- 
ziaisi  encargáis  el  ejerlizio  dellas  a  vuestros 
vicarios,  hombres  db  bajisi^ma  suerte.  I  en  171 
d  entretanto  vivís  vosotros  tan  honrrada- 
niente,  que  si  en  el  vestido  no  represfentáse- 
des  otra  cosa  ,  ninguna  diferenzia  se  cono- 
zería  entre  vosotros  i  los  rufianes.  ¿Que  dizen 
a  esto  vuestras  Reverendisimas  Seftorias;  pa- 
rezeles  que  se  deben  moderar  i  correjir  es- 
tas cosas?  Pero  ya  tenemos  mui  bien  enten- 
dido que  nunca  comenzará  de  vosotros  esta 
reformazion,!  hazeislo  cuerdamente,  en  mirar 
por  lo  que  os  cumple.  Pero  ¿qué  diriadcs  si 
se  hiziese  un  cohzierto  con  vosotros  desta 
manerat  Que  las  cosas  que  agora  poseéis  no 
se  os  quitasen,  i  qtié  vosotros  por  otra  parle 
no  biziesedes  mas  persecuziones,  ni  impidíe- 
sedes  el  curso  del  Evanjelio  ,   i  que  desos 


/ 


378  INFORMAZIOIV 

uiesmos  bienes  »  que  son  mui  demasiados , 
sacasedes  una  zierla  pequeña  parte  ,  para 
entretener  las  Escuelas  i  los  Golejios,  i  para 
ayuda  de  los  pobres  i  de  los  Ministros  de  la 
Iglesia?  Estos  bazen  vuestro  o6zio  ,  por  nie- 
uospreziarlo  vosotros  i  no  bazer  caso  del.  Vo- 
sotros les  robáis  su  mantenimiento  i  les  co* 
meis  las  entrañas.  Mira  ^e  trueque  habéis 
becbo  tan  inicuo.  Lasziudades  i  Repúblicas 
no  pueden  estar  sin  Escuelas  i  sin  Ministros,  i 
predicadores,  i  ensoñadores  de  la  palabra  de 
Dios  ,  i  es  mucba  razón  que  sean  tratados 
bonestamente.  Proveyeron  para  esto  liberali- 
simamente  de  mucbas  rentas  nuestros  ante- 
pasados i  los  Reyes  i  Emperadores:  vosotros 
solos  os  las  tragáis  todas  ,  i  estos  a  quien 
tan  justamente  se  les  debe,  mueren  de  bam- 
bre.  ¿Porque  no  azeptaisesta  condizion,  que 
j  72  no  es  inicua,  sino  tan  justa,  tan  humana  *  i 
tan  razonable?  Parézeles  a  casi  todos  que  lo 
prínzipal  que  teméis  es  ,  que  si  se  permite 
la  doctrina  del  Evanjelio,  que  caerá  de  suyo 
toda  vuestra  autoridad ,  i  que  será  tenida  en 
tan  poco  que  aunque  no  se  os  quiten  vuestras 
rentas  ,  las  jentes  entiendan  que  las  tenéis 


A  LOS  TRINZIPES.  279 

por  Bierzed  que  os  hazen  mui  particular  los 
Prinzipes  i  los  Majistrados  ea  dejároslas,  i 
que  cada  i  cuaado  que  quisiesen,  o  podrían 
de  derecho  ser  quitadas  a  vosotros,  que  ago" 
ra  os  usurpáis  el  señorío  i  propiedad  de  ellas. 
Si  es  este  vuestro  pensamieoto  i  vuestra 
inteoziott,  fazil  cosa  es  de  entender  ,  que  ja- 
mas admitiréis  ninguna  recta  moderazion  , 
sino  que  trabajareis  ante  todas  cosas  i  dili- 
jeotisimamente  con  el  Emperador,  i  con  los 
otros  Reyes,  cómo  estorbarla,  de  la  manera 
que  (como  lo  aGrman  muchos]  lo  habéis  he- 
cho hasta  aqui.Pero  el  caso  es,  que  ya  nues- 
tras cosas  están  en  tal  estado,  que  muchas 
dellas  nezesari amenté  se  han  de  hazer  i  mu- 
dar de  otra  manera :  i  a  todos  los  de  buen 
entendimiento  les  pareze,  o  que  se  ha  de  ha- 
zer  eso,  o  que  se  debe  esperar  sin  falta,  algu- 
na notable  perturbazion  de  las  cosas.  En 
vosotros,  maldita  la  esperanza  que  tenemos 
de  cosa  buena,  porque  carezeis  de  doietrina 
i  de  erudizíon  :  i  después,  si  en  algunos  de 
vosotros  hai  alguna  buena  i  loable  voluntad, 
está  corrompida  con  civarizia  i  ambizion. 
Finalmente  vivis  de  tal  arte,  que  casi  somos 


r 


380  lÜFORHAZlOM 

conslreAiilos  a  desesperar  de  vosotros.  Lncgo 
ique  Be  ha  de  hazer?  No  os  rallan  ,  a  Dios 
grazias  ,  muí  mucbos  hombres  doctos  ,  de- 
seosos de  to4a  paz  i  concoi*dia.  También  hai 
muchos  Prinzipes  i  consejeros  suyos,  que  en- 
J73  tienden  muí  bien  qué  inedi*zina  há  menester 
esta  enfermedad. ¡No  se  podría  alcanzar  esto 
de  Tosotros,  qne  con  \nestra  lizenzia  pudié- 
semos ordenar  una  zierta  forma  de  Belijieo 
i  doctrina  ,  i  que  se  quitase  todo  lo  vizieso 
que  en  ella  hai  ,  i  que  Alemania  recobrase 
nna  quietud  alegre  i  pia,de  la  cual  no  piiede 
carezer  la  Kelijíon  ,  ni  las  Escuelas  i  Estu- 
dios públicos?  Apartados  nos  tienen  de  roso- 
tros  los  Alpesi  la  mar.  Por  allá  entre  toso- 
tros  no  pretendemos  natía.  Lo  mesino  seria 
razón  que  biziesedefi  por  acá  rosotros.  De- 
seamos os  toda  prosperidad  i  salud:  i  es,  que 
08  dé  Dios  sano  entendimiento.  Lo  qne  os 
snplicamos  por  oira  parte  es,  que  no  que- 
ráis impedir  este  nuestra  tan  nezesaria  i  san- 
ta obra.  No  es  tan  poca  cosa  Alemania,  qne 
entre  todos  los  Pucl4o8  no  Icnga  mni  señala- 
do í  honesto  lirgar.  No  podm  alabaros  quc> 
tcn^nis  niiiyor  pnidc-nzia  de  las  cosas  ,  o  de 


A  LOS  PRINZIPES.  28 i 

la  doclrina,  o  santidad  o  perfczion  de  vida. 
Si  vosotros  siendo  tan  poquitos,  podistes  an- 
tes de  agora  ver  cómo  se  habian  de  gober- 
nar todas  las  Provinzias  de  Europa  juntas  , 
¿porque  nosotros,  sien;]o  muchos  mas,  i  no 
dándoos  ventaja  ninguna  en  letras  ,  ni  en 
buen  juizio,  no  veremos  lo  que  toca  a  nues- 
tra salud  i  a  la  tranquilidad  de  Alemania? 
mayormente,  que  vosotros  no  entendéis  en 
otra  cosa ,  sino  en  las  cosas  particulares  de 
vuestro  Colejio,  i  en  las  comodidades  i  pro- 
vechos de  vuestra  orden:  i  que  nosotros  pro- 
curamos la  pública  salud  de  toda  nuestra 
jetite  ,  i  aun  (si  nos  dejasedes)  la  de  todo  el 
inundo,  i  aun  también  la  vuestra.  Zierto  es 
qiie  desde  el  tiempo  que  este  nuestro  Reino 
florezió,  nunca  habéis  sentido  tan  rezios  en- 
cuentros como  *  agora:  ert  ningunos  tiempos  174 
tampoco  os   habéis  aprovechado  de  tantos  Jpi 

cuentos  i  puntales  con  que  sosteneros,  ni  de  ^ 

tan  varios  pertrechos  i  ayudas. 

Al  prinzipio,  cuando  todo  el  peso  desta 
guerra  dependía  de  im  hombre  solo  ,  i  que  : 

ese  mismo  enemigo  vuestro  estaba  Condena-  \ 

do  de  vosotros  i  del  Emperador ,  el  cual  se-  \ 


X 
\ 

m 


1 


ZUZ  INFORHAZia» 

guia  vuestra  senlenzia  i  condenaziou,  i  lenia 
dado  bando  i  potestad  a  cualquiera  sobre  él, 
i  que  se  bailaba  desamparado  casi  de  lodo 
socorro  bumano ,  entoDzes  a  lo  qne  parezia, 
fuera  cosa  muí  fazil  remediar  este  mal.¿Pue& 
como  fuistes  tan  neglijentes  en  una  cosa  que 
tan  particularmente  os  tocaba?  No  se  puede 
responder  otra  cosa  ,  sioo  que  o  lo  luvisl£s 
en  poco  ,  o  no  pudistes  mas.  Si  lo  tuvistes 
en  poco,  debéis  de  avergonzaros  dello:  sino 
pudistes  mas,  por  cosa  nueva  lo  ternán  to- 
dos, uinyornienle  los  que  veroán  después  de 
nosotros  ,  de  que  siendo  una  cosa  tan  fazil, 
no  bayais  pmlido  salir  con  ella,  siendo  voso- 
tros tan  ricos  i  poderosos  ,  i  sobre  lodo  es- 
lando  lan  armados  i  acompañados  de  la  ayu- 
da de  los  Beyes,  que  en  aquel  tiempo  esta- 
ban tan  a  vuestro  mandar,  de  cuyas  fuerzas, 
dilijenzia  i  fidelidad  os  aprovechastes  en  este 
iiegozio  muchas  vezes.  Todas  las  vezes  que 
:iconteze  que  ellos  ban  menester  vuestro  fa- 
vor i  amistad  ,  estonzes  eu  recompensa  les 
sacáis  por  condizion,  que  os  defiendan  i  vuel- 
van por  vuestra  hourra,  i  les  tomáis  palabra 
dello.  Luego  ¿que  há  sido  esto  ,  que  lo  que 


A  LOS  PRINZIPES.  285 

ellos  se  leniao  gana ,  i  lo  que  tantas  vezes 
os  prometieron,  nunca  lo  hayan  confuido? 
O  no  les  parezieron  bien  vuestras  razones,  o 
ocupados  en  otros  negozios,  no  pudieron  acu- 
dir a  lo  que  los  unos  i  los  otros  deseabades. 
De  manera  que  se  há  dilatado  el  remedio 
hasta  el  dia  de  hoi.  Pero  deaidme,  ¿en  pro- 
vecho o  daño  de  cual  de  las  partes  há  sido 
esta  dilazion?  Bien  creo  que  en  esto,  no  quer- 
réis mucho  alabaros,  como  de  cosa  pruden- 
temente guiada  i  que  haya  tenido  buen  su- 
zeso.  ¿Pues  que  e«fperanza,  veamos,  os  queda 
agora?  Pensar  de  llevarlo  por  armas  i  vio- 
lenzia  es  un  poco  de  aire.  Porque  ya  se  han 
pasado  las  coyunturas  i  las  ocasiones,  i  han 
crezido  mui  mucho  las  fuerzas  de  vuestros 
contrarios ,  i  cada  dia  se  os  desafizionan  i 
enajenan  mas  i  mas  los  ánimos  de  los  hom- 
bres. ¿Pensáis  por  dicha  que  algún  dia  ver- 
nán  a  tornarse  a  vuestro  gremio  i  a  meter- 
se en  vuestro  seno  los  adversarios?  Engañáis 
os  averiguadamente ,  porque  los  asombra 
ver  lo  que  han  pasado.¿0  pensais,por  ventu- 
ra, que  no  sufrirá  i  tendrá  Dios  por  bueno 
que  asi  os  hayan  dejado?  Ese  fiarlo  tan  a  la 


\ 


\ 


384  IMFOBMAZIOS 

luenga,  es  cosa  mui  dudosa  ,  i  no  es  verisi- 
mil  que  viviréis  tanto,  que  veáis  esc  tiem- 
po. Porque  asi  como  tantos  tiempos  sufrió 
Dios  aquella  vuestra  suzia  ,  infieíonadora  i 
perniziosa  vida,  así  también  puede  ser quea 
vuestros  enemigos  agora  conzeda  mas  largo 
tiempo  de  lo  qne  vosotros  pensáis.  ¿Porque 
no  reconocéis  antes  el  justísimo  juízío  de 
Dios  que  os  trae  desta  manera  arrastrados, 
desasosegados,  i  atormenlados?  Al  príntipío 
cuando  era  inui  pequeflo  el  número  de  aque- 
Í76  líos  a  quien  mor'lalnieDle  aborrezeis,  no  de- 
^^  jabades  crueldad  d«  que  no  usásedcs  contra 

^^k  ellos.  Después  cuando  ya  aumentados  vinie- 

^^^k  ron  a  hallar  amparo  i  defensa  en  algunos 

^^^^^^^  Prinzipcs  i  ziudádes,  también  crezió  vuestra 

^^^^^^^K  soberbia  ,    cuando  amenazando  a  losPrinzi- 

^^^^^^K  pes  ,  pensaliades  despojarlos  lolaltnente  de 

^^^^^^^1  sus  señoríos  i  dignidad  coiíforme  a  vuestros 

^^^^^^^m  Decretos,  i  de  vuestros  antepasados,  con  los 

^^^^^^^H  cuales  rodeastes,  como  con  foso  i  trinchea, 

^^^^^^^H  vuestra  soltura  i  desvergüenza. 

^^^^^^^B  I  aunque  habéis  intentado  (odas  estas  co- 

^^^^^^H  sas,  empero  no  há  podido  ser  tanta  vuestra 

^^^^^^H  dilijenzia,  que  sabiéndolo  vosotros,  no  se  ha- 


A  tos  pftiNzipfis.  285 

yaa  ellos  acrezenlado  en  grande  numero  i 
venido  agora  a  amplificarse  tanto  ,  que  aun 
hasta  ios  que  no  se  han  juntado  con    ellos» 
tienen  ya  mui  mala  opinión,  i  sienten  mal  de 
vosotros:  i  casi  todos  os  aborrezen  i  piensan 
que  sois  aves  de  mal  agüero,  i  a  la  verdad, 
lio  se  engañan  en  su  pensamiento.   Cuando 
enviáis  vuestros  Legados  a  las  Dietas  ,  son 
tan  bien  rezebidos,  que  fácilmente  echan  de 
ver  cuanto  habéis  ya  perdida  de  aquella 
vuestra  vieja  autoridad  i  grazía  con  todo  el 
mundo.  ¿Que  ánimo  tenéis  cuando  se  cuentan 
estas  cosas?  ¿Consuélaos  por  ventura  aquel 
refrán  antiguo,  que  siempre  traéis  en  labo* 
ca,  aquel  dicho  ,  digo,  que  el  Papa  Honorio 
cuentan,  que  envió  a  dezir  el  tiempo  pasado 
al  Emperador  Frederico  segundo :  Que  bien 
podría  pasar  tormenta  la  navezilla  de  san 
Pedro ,  pero  que  jamas  se  anegaría?  Mui 
gran  verdad  es  esa  :  pero  aquel  que  gobierna 
esta  navezilla ,  os  há  acometido  tan  fuerte- 
mente i  tomado  os  tan  de  sobresalto  ,  que 
tenéis  bien  porqué^  con  razón  temblar  i  es-  ^yy 
tar  despavoridos.   Si  pudiesen  vuestros  ad- 
versarios ser  de  tal  manera  constre&idos  de 


S86  INFORHAZION 

vosotros,  que  no  hablasen  sino  segiin  la  li' 
zion  que  vosotros  les  diesedes,  todo  se  liaría 
mui  bien, i  vendría  os  a  pedir  de  boca.  Pero 
agora  el  negozio  está  de  manera,  que  ellos 
se  proneren,que  demorarán  clara  i  evidente- 
mente, que  sois  los  mas  perniziosos  i  malva- 
dos herejes,  que  jamas  há  habido  en  el  mun- 
do. A  este  campo  os  desafian,  prestos  están, 
i  no  rehuyen  para  ello  ningún  trabajo  ni  pe- 
ligro. ¿Que  pensáis  entre  tanto  vosotros?  Di- 
simuláis, salís  os  afuera  ,  burláis  os  de  Dios  i 
de  lasjentes  ,  i  todo  lo  sufren  los  que  son 
vuestros.  Pero  a  la  fin  traídos  a  este  estre- 
cho ,  venisles  a  dar  al  Emperador  privada- 
Diente  este  vuestro  parezer:  qne  debe  tratar 
i  confirmar  p!tz  i  amistad  con  todos  los  otros 
Reyes:  que  lo  mas  presto  que  pueda  ser,  se 
convoque  el  Conzilio  :  que  por  todas  partes 
se  hagan  aparatos,  i  se  junten  socorros  para 
contra  el  Turco :  que  se  debe  continuar  i 
aumentar  la  liga  hecha  contra  vuestros  ad- 
\ersarios,  para  que  por  esta  vio  tengan  mie- 
do'i  hagan  lo  que  dehen,  como  aquellos  que 
son  mas  perniciosos  para  la  Cristiandad  que 
mesmos  Turcos. 


A  LOS  PRI^ZIPfis.  287 

Bien  creo,  que  se  os  acuerdaren  que  logar 
propusistes  este  consejo,  como  cosa  niuisa* 
ladable  i  mui  útil  para  vosotros.¿Pero  de  que 
sirve  kazer  con  tanto  ardor  menzion  de  Con- 
zilio  jeneral?  Antes  que  en  las  guerras  se 
viene  a  dar  la  batalla,  suelen  atacarse  esca- 
ramuzas de  caballos  lijeros,  con  que  comien- 
zan a  revolverse  i  a  trabarse  el  un*  campo  178 
con  el  otro.   Esta  costumbre  han  imitado 
prudentemente  en   esta  causa  los  nuestros. 
Ya    se  han  encontrado  no  sola  una  vez  en 
disputas  lijeras,  en  las  cuales,  qué  es  lo  que 
se  há  hecho  i  cómo,  bien  lo  habréis  entendi- 
do de  vuestros  Legados.  Vuestros  defensores 
que  tenéis  en  Alemania  alquilados  con  harto 
daño  i  afrenta  nuestra,  tratan  el  uegozio  tan 
nezia  i  tan  desgraziadamente,  i  con    tanta 
ignoranzia  ,  que  aun  sus  mesmos  amigos   i 
compañeros,  que  los  están  oyendo  hablar  , 
se  avergüenzan.  Siendo  esto  asi  ¿como  po- 
dréis ordenar  vuestros  escuadrones,  cuando 
se  baya  de  venir  a  dar  la  batalla?  o  como 
esperaréis  allial  enemigo?  Zierto,sino  traéis 
otras  armas  que   las  de  hasta  aqui ,  daréis 
bien^que  reir  a  todo  el  mundo.  No  se  os  per- 


ZtJU  I.NFORMAZIO» 

niite  ya  que  os  usurpéis  la  poleetad  tic  ju- 
gar. Antes  se  tiran  cotilra  vosolros  relia- 
mos tiros  de  acusaziones  criminosas.  l*ar 
lauto  pcasad  bieo  en  ello  ,  cuan  gran  daño 
i  vergüenza  osífera  venir  a  ser  venzidosdesa 
manera  en  uopúblicoTealrodelodoel  mun* 
(lo,  i  que  DO  sepáis  lieblar  palabra.  Porque 
aunque  ayuntéis  todos  vuestros  prívilejiog,  i 
os  iimottloneis  todas  cuantas  cosas  hai,  que 
os  pnedan  servir  de  (ilgo,i  lo  traigáis  todo  al 
Conziiio  ,  i  que  traigáis  a  él  por  defensores 
de  vuestra  parte  todos  vuestros  Teólogos  de 
(odas  las  parles  del  mundo,  i  los  mas  agudos 
Canonistas  que  tuvíesedes;  con  todo  eso,  no 
podrá  ser  ntenos  en  ninguna  manera  ,  sino 
que  el  tiempo,  que  descubre  todas  las  cosas 
i  el  común  sentido  de  los  hombres,  i  la  ver- 
i^g  gueuza  niesma  os'liará  confesar  i  conceder 
muchas  cosas,  muchas,  digo,  quehastn  aquí 
habuis  contradicho  perlinazisituamenle  ,  i 
por  las  cuales  habéis  perseguido  a  mucbos 
hombres  pios,  i  traidoloseu  grandísimas  ca- 
lamidades i  miserias ,  i  privadokts  de  honr- 
ras,  baziendas  i  vidas.  Ptiblicamente  se  hará 
esto,  mirándolo  i  ovcndolo  todes  los  Pueblos 


ALOSPEIKZiPBS.  289 

de  lodas  las  Proviozías.  ¡O  eterno  Dios  cuan 
grande  bramido  i  cuanla  indignazion  de  los 
hombres  se  levantará  allí  contra  vosotros! 
Pero  por  ventura  no  ahincáis  ya  tan  de  ve« 
ras  en  esto  del  Conxilio  ,  como  pareze.  por 
aquel  vuestro  memorial  qne  distes.  Porque 
¿como  puede  ser  que  en  un  mesmo  tiempo  se 
convoque  Conzilio,  i  se  emprenda  guerra 
contra  el  Turco?  No  se  pueden  hazer  junta-^ 
mente  estas  dos  cosas  :  una  tras  otra,  kien 
pueden.  Esto  vosotros  no  lo  ignoráis  ,  por^* 
que  de  otra  manera  no  hizierades  menzion 
uingiina  'lello.  Mui  ahincadamente  fué  soli'* 
¿ilado  el  l^apa  León  sobre  el  Gonzilio:  pero 
eutouzes  comenzaba  él  una  nueva  trajedia  p 
cuyo  tin,  cuan  trislei  mortal  haya  sido,  aun  ^ 

hoi  en  dia  lo  experimentamos^  £1  Papa  A*  / 

driaiio  parezia  que  era  un  hombre  algo  mas 
«enzillo,  de  lo  q4te  convenia  a  vuestras  ma<^ 
ñas  i  costumbres.  Que  tal  haya  sido  su  fin, 
mui  bien  lo  sabéis.  El  Papa  Clemente  que  le 
«uzedió  a  este  ,  conversó  i  vivió  de  tal  ma-^ 
fiera  todo  el  tiempo  de  su  pontificado,  que 
«1  que  quisiese  abonar  su  inozenzia  para  con 
los  hombres,  no  ganará  otra  cosa,  sino  que 

19 


390  tHFOHUAZIon 

le  tengan  por  mentirnso,  en  (odas  las  otras 
'  rosas  que  dijere.  Casi  se  me  habia  olvi'dado 
aquel  sacrosanto  Papa  Julio.  Cuaudo  no  se 
podía  alcanzar  del  ninguoConzilio,  í  que  lo 
convocaban  los  Mooarc»s,¿que  es,  veamos.lo 
que  él  hazia?  Echaba  rayos  de  eicomunio- 
nes,  desterrábalos,  maldezialos,  daba  bando 
contra  sus  personas!  bienes,  i  daba  lizenzia 
a  los  que  los  quiRiesen  saquear  i  robar,  i  aun 
el  dia  de  hoi  haí  jentes  que  sienten  todavía 
el  dafio  que  les  hizo  aquel  rayo  papal ,  i  lo 
que  les  cuesta  aquel  su  mandamiento. 

Si  enlonzes  él  no  pudo  sufrir  una  lejíUma 
junta,  cuando  nadie  impugnaba  su  doctrina 
i  relijioD.sino  que  solamente  se  tratabac¿mo 
se  refrenase  aquella  su  inmensa  rapazidad  i 
aquel  su  tan  vindicativo  ánimo:  ¿como  puede 
ser  verisímil ,  que  vosotros  el  dia  de  boi  os 
sometáis  a  juizio  ,  siendo  no  solamente  acu- 
sados de  una  vida  mas  que  Epicúrea,  i  de 
una  tiranía  incomportable,  pero  también  de 
herejía,  i  de  idolatría  ,  con  que  habéis  infi- 
zionado  a  todo  el  mundo,  i  hecho  a  Dios  una 
gravísima  afrenta? ¿Como  es  posible  que  con- 
sistáis   en  este  juizio  mayormente  cuando 


A  LOS  PRINZIPBS  291 

Ilubieredes  perdido  aquel  vuestro  único  i  lir« 
luisiino  pilar,  en  que  estribáis,  que  es,  cuan- 
do os  hubieren  echado  de  la  silla  vuestros 
contrarios,  i  oo  se  os  permitiere  la  adjudi-^ 
catnra  deste  pleito.  ¿Porque  de  muchos  años 
acá,  habéis  traído  a  los  Reyes  en  guerras? 
¿Porque  en  el  tiempo  que  ya  estaba  el  Conzi- 
lio  ayuntado,  fuistes  alguna  vei  autores  de 
alborotos  í  levantastes  súbitamente  revuel- 
tas?¿Na  es  verdad  que  era  parque  no  cuajase 
el  Conzílio,  o  que  si  estaba  en  buenos  térmi* 
nos,  se  *  disipase?  ¿Podeisme  negar  esto?  Si  181 
entonzes  os  temistes  tanto  de  los  Obispos  de 
otras  naziones  ,  que  no  por  una  sola  causa 
os  acusaban ,  como  a  compañeros  i  familia-^ 
res  de  aquel  tirano  de  Roma ,  ¿con  que  cara 
sosterneís  agora  el  Ímpetu  no  de  un  Golejio 
solamente  ,  sino  casi  de  todos  los  pueblos? 
los  cuales  descubrirán  alli  vuestras  verguen-» 
zas,  i  relatarán  de  muchos  años  los  agravios 
que  han  rezebido  de  vosotros  i  con  tanto 
mayor  vehemenzia  i  lástima  cuanto  con  ma- 
yor Urania  les  habéis  tenido  siempre  tapadas 
las  bocas ,  i  constreñidolos  a  que  todo  lo 
hablasen  consigo  entre  dientes.  Dcsla  mane- 


/ 


393  iüfobhazion 

ra  sin  duda  M  tratarin  Ins  Conzilios  jene' 
rales  :  i  aun  por  eso  hazeis  bien  de  hnirios. 
Pero  diréis  por  vealnra,  ya  os  hemos  lla- 
mado estos  años  pasados  a  Coozilio,  i  osem- 
biatnos  nuestros  Legados  sobre  ello.  Es  ver- 
dadj  asi  lo  confesamos  Padres  Itevereudos. 
¿Pero  con  que  iotenzion  íaé  hecho  esot  No 
por  otro  respecto  síd  duda,  sino  porque  que- 
sistes  desarraigar  aquella  opinión  que  tienen 
de  vosotros  las  jentes.que  piensan  que  sois, 
los  que  siempre  lo  estorbáis.  I  como  no  ig- 
Dorabades  lo  que  tras  ceda  paso  lodos  sien- 
ten i  piensan  de  vosotros»  finalmeale  os  atre- 
Tistes  a  bazer  menzion  de  Coniilio.  También 
el  Papa  Clemente  en  lodo  el  tiempo  de  su 
Pontificado  se  atrevió  una  vez  a  lo  mesmo. 
Pero  pi'opiisolo  de  tal  manera  que  bien  cla- 
ramente daba  a  entender  ,  que  no  tenia  res- 
pecto a  enmienda  ni  a  rerormazían  ninguna, 
sino  a  gozar  de  una  grandisina  quietud ,  i 
lü'-l  ''tranquilidad.  Porque  aú  lo  rezan  sus  pala- 
bras ,  las  que  denunzió  por  sus  Legados  en 
Alemania.  Pero  aquella  quietud  i  tranquili- 
dad, ¿de  que  manera  la  pensaba  establezer 
para  si  i  para  su  silla?  yo  os  lo  diré.  Prca- 


A  LOS  PRINZIPES .  295 

diera  ¿1  por  juez  i  por  conozedor  de  lodo,  i 
estuviera  mui  acompañado  coa  las  fuerzas  i 
armas  de  los  Reyes,  i  condenara  a  todos  sus 
contrarios  ,  que  no  lo  quisieran  reconozer  a 
él  ni  a  su  silla.  Este  era  el  atajo  que  él  te-» 
nía  fabricado  i  todos  vosotros  a  maldita  otra 
cosa  tenéis  ojo.  Ni  mas  ni  menos  estotro 
Paulo  terzio,  el  cual  luego,  como  fué  hecho 
Pontifize  ,  para  dar  alguna  muestra  ilustro 
de  su  bondad  ,  dio  en  reformar  aquel  que  * 
llaman  Breviario,  quitando  del  algunas  fá- 
bulas nezias  i  mal  doladas  que  en  él  habia. 
¿No  es  este  on  mui  hermoso  i  mui  grande  ar- 
gumento de  un  ánimo,  que  procuraba  hazer 
una  verdadera  i  sólida  reformazion  de  la  Igle- 
sia? No  hai  que  dudar.  Pero  aun  esta  mes- 
ma  correzion  del  Breviario  le  fué  mui  ga-* 
nanziosa.  Porque  nadie  podia  dezir  por  ét 
sus  horas,  sino  daba  primero  ziertos  dineros 
con  que  comprar  del  la  dispensazion  i  lízen- 
zia  para  ello.  ¿Que  es  esto?¿No  es  mui  gran 
verdad  lo  que  testifica  de  vosotros  la  Escri- 
tura, que  tenéis  el  entendimiento  ejerzitadi- 
simo  en  todo  jénero  de  robos? 
Después  de  haber   hecho  esta  gloriosa 


394  tNFOBHAZIO:< 

muestra  de  un  ánimo  no  el  peor  de  lodos  , 
comenzó  a  tralar  i  negoziar  como  que  desea- 
ba en  extremo  un  Conzilio  jeneral, pero  que- 
ría que  se  liiziese  en  Italia,  (como  lombieu 
JU3  el  Papa  Clenienle)  i  no  en  Alcma'nia  ,  no 
dándosele  nada.de  hnzcr  en  eMo  contra  tan- 
tos estatutos  que  hai  del  Imperio,  en  que  es- 
tá decretado  por  común  consenlimiento  de 
los  Estados  ,  que  se  juntase  dentro  de  los 
términos  de  Alemania.  El  Papa  Clemealc 
había  prozedído  con  mayor  arroganzía.  I'or- 
que  allende  de  que  también  despreziaba 
aquellos  Estatutos  del  imperio,  quena,conio 
absoluto  Gobernador  i  Señor  del  mundo  , 
poner  condiziones  i  leyes  al  Conzilio  que  se 
había  de  hazer.  Estas  eran  tales,  que  sí  tu- 
vieran lugar  ,  él  viniera  muí  fazilmente  a  lo 
que  quería  í  saliera  con  su  intento.  I'ero  el 
Paulo  que  sabía  mui  bien  del  arte  quebatiian 
sido  rezebidas  en  Alemania  aquellas  condi- 
ziones de  Clemente,  i  como  las  habiao  re- 
husado, no  curó  de  poner  leyes  ningunas, 
por  parezer  mas  humano  i  mas  blando  :  en 
lo  otro,  tan  rezio  estaba  Clemente ,  porque 
quería  que  el  Conzilio  se  tuviese  en  Italia. 


A  LOS  PRINZIPES.  205 

De  manera,  que  cuaalo  a  esla  parte,  uo  fué 
mejor  rezebido  que  el  otro,  i  en  el  mesino 
tiempo  que  él  andaba  insistiendo  en  esto, 
ya  habia  muchos  índizios  i  señales  harto 
claras  de  que  se  aparejaba  guerra  en  Italia, 
la  cual  como  se  comenzó  el  año  siguiente  , 
este  hombre  cuidadoso,  astuto,  i  vijilante, 
considerada  esla  oportnnidad  i  coyuntura  , 
en  el  tiempo  que  la  guerra  mas  ardía,  con- 
vocó publicamente  el  Gonzilio,  i  como  no  se 
hazia  nada,  ni  venia  hombre  a  él,  por  causa 
de  tan  graves  impedimentos  como  habia,  él 
entonzes  con  mayor  ánimo  proseguid  su  pro- 
pósito ,  i  deploraba  la  miseria  del  mundo  : 
porque  asi  dejaba  pasar  el  tiempo  *  de  su  sa-  184 
lud,  sin  aprovecharse  del.  I  por  no  dejar  ^ 

nada  de  lo  que  tocase  a  hazer  oGzio  de  buen 
Pastor,  i  para  que  todos  los  hombres  viesen 
cuan  de  veras  i  cuan  a  pechos  tomaba  este 
negozio  ,  el  Conzilio  que  habia  convocado 
para  Mantua,  lo  pasó  a  Vinzenzia,  ziudad  de 
Venezianos,  que  está  un  poco  mas  zerca  de 
Alemania.  Lo  cual  fué  casi  en  el  mesmo 
tiempo  que  habia  de  juntarse  el  Emperador 
i  el  Rei  de  Franzia  en  Niza  de  Villa  Franca  , 


296  IHFOIIJIAZIO-I 

para  [si  íutse  potible)  tratar  áe  paics.  Eodv 
laDio  einbió  a  algunos  de  vneslras  Beverttt- 
(Hsimas  Señorías,  Padres  conscriptos,  a  Viu- 
zenzia,  para  comenzar  el  Comitio  ,  al  cual 
como  casi  ninguno  venia  ,  Tosolrna,  como 
Legados  suyos,  por  hazer  vuestro olizio,or- 
denastes  una  reformazion  de  aqnellas  cosas 
que  os  parezian  mas  importantes  i  nezcsa- 
rias  para  la  Cristiandad  ,  entre  las  cuales 
fué  esta  una:  Que  las  putas,  asi  vuestras,  co- 
mo de  vuestros  Cortesanos,  viviesen  mas  mo- 
deradamente ,  i  que  no  saliesen  con  tantas 
galas  i  superfluidades  de  ropas,  ni  pudiesen 
andar  ruando  por  las  calles  en  hacaneasmui 
ricatrente  aderezadas  i  enjaezadas  ,  i  con 
gran  multitud  de  criados  i  lacayos  uconipa- 
ñadas:  i  también  que  nn  se  leyesen  en  lases- 
cuelas  los  coloquios  de  Erasmo  ,  ni  que  se 
dejasen  leer  a  los  niocliaclios.  ¿Que  dezis? 
¿Noesesle  ya  un  hermoso  prinzipio  i  nn pró- 
logo i  proDústicD  de  graniles  bienes? 

Estas  cosas  de  tan  gran  importanzia  esta- 
blezistes  vosotros  ,  hombres  anzianos  i  doc- 
tos, icscojidos  para  esto  del  sumo  PontiSze, 
>  i  ostablczisles  lae  *  después  que  él  os  había 


A  LOS  PRIN'ZIPKS.  Í97 

tomado  jiiraiuento  solenme,  que  no  disiniu* 
lásedes  cosa  ninguna  de  todas  aquellas  que 
después  de  bien  maduro  consejo  ,  os  pare- 
ziese  que  requerían  nezesaría  enmienda. 
Después  destá  vuestra  tan  saludable  corre- 
lion  de  la  doctrina  i  disziplina  Eclesiástica, 
i  reformazion  de  costumbres ,  se  iiizieron  en 
Niza»entre  el  Emperador  i  el  Rei  de  Franzia, 
treguas  por  diez  años ,  en  el  cual  tiempo 
cuando  todos  creian,  que  aquel  Conzilio  co- 
menzado por  vosotros  ,  se  podría  concluir  i 
acabar  por  estar  conziliados  los  Prinzipes  , 
beos  aqui,  suzede  un  grande  i  no  esperado 
Sileuzioy  de  suerte  que  ya  no  se  hablaba  de- 
Ho.  Porque  el  Pontilize  ,  como  autor  de  la 
paz  de  las  treguas  ,  entrado  en  Roma  triun- 
fando ,  se  estuvo  quedo  cuatro  años  enteros 
en  grandísima  quietud  i  ozio.  Del  Conzilio  , 
ni  memoria  ,  del  cual  ni  palabra  se  hablaba 
publicamente.  Pero  agora  de  nuevo,  habrá 
poco  mas  de  dos  años,  estando  toda  Alema- 
nia en  armas  contra  el  Turco,  creziendoya, 
i  no  mucho  después,  rompiéndose  nueva 
guerra  entre  el  Emperador  i  el  Rei  de  Fran- 
zia ,  be  os  lo  aqui  donde  convoca  otra  vez 


\ 


2U»  IXFODJIAZIOM 

Conzilio  en  Trcnto.  El  cual  tuvo  la  Gn  que 
él  mesmo  había  proiiosUcado  i  deseaba. 
¿Hasta  cuauJo  ya  haríais  burla  de  todo  el 
muudo  i  prinni pálmente  de  Alemania?  Aun- 
que presumís  de  los  mas  injeniosos  i  agudos 
ele  todas  tas  naziones  ,  empero  entienden 
vuestras  astuzias  i  mañas  estos  bárbaros 
Alemanes  ,  i  tienenlas  bien  entendidas  ,  que 
todas  liis  vezes  que  echáis  fama  de  Conzilio, 
186  hasta*los  niños  lo  tienen  por  chocarrería: 
porque  asi  están  ya  todos  acostumbrados  a 
entender  vuestras  artes.  I'orque  veis  que  no 
estáis  mui  lejos  de  dar  en  el  despeñadero  , 
por  eso  andáis  a  buscar,  mirando  i  remiran- 
do todos  los  asideros  i  escapaderos  que  po- 
déis. ¿Porque, veamos,  acusáis  criminosamen- 
te a  vuestros  adversarios  ,  como  si  fuesen 
mucho  mas  perniziosos  i  dañosos  a  la  Crís- 
^  tiyndüdque  los  Turcos? ¿Es  por  veGtura,por- 

^^  que  deseáis  que   antes  de  haier  guerra  al 

^^k  Turco  ,  fuesen  todos  ellos  oprimidos  i  des- 

^^K  truidos  sin   quedar  hombre  a  vida?  A  eso 

^^^L  verdaderamente  ^  a  enderezado  aquel  conse- 

^^^K  jo,  que  distes ,  de  que  arriba  bezimos  men- 

^^V^  2Íou,  que  la  liga  que  coutra  ellos  está  hecha, 

m 


A  LOS  pRiNZipes.  299 

se  haga  mayor  i  nías  fuerte.  Pero  ellos  están 
tan  lejos  de  temer  la  luz,  qne  ninguna  cosa 
(lesean  tanto  como  que  se  vea  públicamente, 
cual  de  los  dos  ,  vosotros  o  ellos,  son  mas 
pernizíosos  i  dañosos  a  la  República.  Mucho 
tiempo  há  ya,  que  os  desafian  a  este  campo, 
i  quieren  probar  lo  que  podéis.  Pero  voso- 
tros en  remitirlo  todo  al  Conzilio  jeneral  , 
miráis  muí  mal  por  lo  que  os  cumple.  Por- 
que entre  tanto  se  les  vá  cada  dia  allegando 
grande  número  de  jente ,  i  vosotros  (como  es 
de  creer)  aun  no  estáis  nada  proveidos,  ni 
aparejados  para  el  Conzilio. 

Si  acá  en  nuestras  tierras  estuviese,  como 
arriba  dijimos  este  Colejio  de  Cardenales,  i 
que  viviendo  una  vida  diselulisima  se  usur- 
pasen tanta  potestad  sobre  todos,  parezeme 
que  se  les  podría  mu  i  bien  responder  en  esta 
manera,  quea^qui  hemos  declarado.  El  odio  187 
i  el  meuosprezio  son  dos  causas  prinzipales, 
por  que  los  hombres  se  vienen  a  levantar 
contra  los  tiranos.  Porque  ninguno  los  puede 
amar  por  causa  de  su  astuzia  i  crueldad. 
Pues  si  demás  desto  ,son  dados  a  vizios  i  de- 
leites, luego  vienen  en  desprczio  de  la  jen- 


SOO  IHFORIUZIOH 

te,  como  acontcziú  a  Sardaaapalo,  i  a  un 
Dionisio,  i  a  otros  muchos.  En  este  consis- 
lorio  concurren  ambas  a  dos  causas.  Ex- 
perimentado hemos  sus  rapiñas  ,  sus  hurtos 
i  robos,  mayores  que  los  de  Verres,  famoso 
ladrón,  su  lujuria  i  sus  di-leites,  i  lo  demás 
que  por  ser  tan  aerando  i  horrible  no  se  pue- 
de nombrar  sin  vergüenza ,  ni  haí  hombre 
que  to  ignore.  I  aunque  pase  todo  esto  asi, 
empero  porque  están  un  poco  lejos  de  noso- 
tros, i  que  no  conversan  donde  los  veamos 
delante  de  los  ojos,  en  oyéndolos  mentar , 
quedamos  embelesados  i  atónitos ,  i  pensa- 
mos que  son  alguna  cosa  divina.  I  entre  es- 
tas i  estas,  tienen  de  conlino,  príuztpalmente 
en  Alemania,  sus  ziertos  defensores  ,  i  entre 
ellos  algunos  comprados  :  los  cuales  lodos, 
porque  <>ii  esta  tan  gran  claridad  del  sol, 
uo  quieren  ver  nada,  i  que  nunca  se  hartan, 
de  poner  en  las  nubes  la  pote^ad  de  los 
Papas,  verdaderamente  ellos  mesmos  se  lla- 
ga» sus  conzíenzias  ,  porque  ya  no  hai  mas 
lugar  de  escusa  ,  iii  se  puede  pretender  ig- 
noranzia.  Piega  a  Dios  que  sienta  Alemania 
la  herida  que  há  rezebido  desla  suerte  de 


A  LOS  PRlNZlPES.  301 

hombres :  lo  cual  es  tanto  mas  misenible  i 
mas  impío,  cnanto  es  mayor  crimen  i  trai- 
ción matar  el  hombre   a  su  padre  ,  o  a  su 
hermano,  por  defender  a  *nn  estranjero,ene-  188 
migo  mortal  de  su  patria. 

Agora  pues  que  las  cosas  van  desta  ma- 
nera, i  están  en  el  estado  que  veis,  Prínzipes 
i  Señores  ili^trisimos,  pues  que  este  intruso 
Tirano  es  aquel  que  está  sentado  en  el  tem- 
plo de  Dios  :  el  que  se  há  dejado  adorar  i 
acatar,  i  aun  lo  ha  querido  i  mandado  ,  co- 
mo a  Dios:  el  que  bá  inventado  un  nuevo  jé- 
nero  de  doctrina  contaría  a  la  de  los  IVofe- 
tas  i  Apostóles,  i  ejerzitó  en  ella  un  trato  i 
negoziazion  feísima  i  mui  abominable :  el 
que  se  usurpa  la  potestad ,  no  solo  de  juz- 
gar a  los  hombres  pero  aun  de  interpretar 
las  mesmas  Escrituras ,  de  torzerlas  i  aco- 
modarías a  todo  lo  que  quiere :  el  que  de- 
fendió el  matrímonio  instituido  de  Dios,  co- 
sa no  hecha  jamás  de  ningún  Tirano  ,  por 
mui  mhumano  i  cruel  que  haya  sido:  el  que 
después  de  defendido  el  matrimonio  ,  abrió 
la  puerta  i  descubrió  el  camino  a  todo  jéne- 
ro  de  torpedades  i  suziedades,  en  las  cuales 


302  i::iPORHA2io,i 

c'l  también  como  autor  desta  lei  tan  nefaria 
i  abominable  ,  comovido  de  las  furias  infer- 
nales ,  há  sido  el  que  casi  mas  suziaraenle 
que  todng  ,  se  há  revolcado  i  ensuziado  en 
ellas:  el  qne  agora  después  de  ya  desubierlo, 
como  el  Apóstol  lo  profetizó  ,  con  todas  sus 
fnerzas  oprime  i  corobiite  la  verdad  :  el  que 
como  otro  Nabiicodonosor  ,  a  todos  los  que 
no  adoran  sn  eslatua,  i  a  él  como  a  Dios  de 
la  tierra  ,  i  que  tiene  suma  potestad  sobre 
nuestras  ánimas  i  nuestros  cuerpos,  iio  lo 
revereozían  í  sirven  ,  los  persigue  cnielisi- 
mamente  hasta  la  muerte  :  el  que  mas  que 
a  todos  los  pueblos  há  traido  engaflada  a 
Alemania,  que  la  tiá  burlado  i  chupádolesa 
)  "substanzia  :  el  que  no  obstante  qne  se  vee 
ya  destituido  de  muí  muchos  ,  que  puesto 
que  entiende  que  muchos  tienen  propósito 
de  dejarle  ,  i  aunque  no  ignora  que  poco  a 
poco  se  van  muchos  enajenando  del  ,  todavía 
persiste  seguro  i  como  sino  hubiese  crimen 
ni  mal  en  su  vida  ,  no  dá  ninguna  señal  de 
pcnitenzia  ni  enmienda  :  por  estas  causas  , 
digo,  que  se  debe  dejar,  i  que  debemos  huir 
del  como  del  mas  perverso  ,  i  malvado    de 


A  LOS  PRLNZIPBS.  SOS 

todos  los  mortales.  Tal  tratamiento  nos  há 
hecho  él,  i  tal  sus  antepasados»  que  debemos 
por  cualquier  via  posible,  recobrar  del  todo 
lo  que  por  violenzia  i  fraude  nos  há  quitado. 
Está  atentísimo,  alerto,  i  buscando  todas  las 
ocasiones  que  puede  ,  para  revolver  a  Ale- 
mania. Porque  es  tirano,  a  ninguno  ama  , 
aborreze  a  todos ,  i  aborrezelos,  no  desde 
agora,  sino  de  muchos  tiempos  acá  :  i  tanto 
cuanto  uno  es  mas  poderoso,  tanto  mas  cru- 
damente lo  aborreze.  1  dado  que  contra  su 
naturaleza  i  costumbre, quiera  bien  a  alguno, 
no  empero  puede  amar  a  Alemania  i  a  nues- 
tra jente.  Porque  tampoco  tiene  causa  para 
ello :  porque  todas  las  vezes  que  piensa  en 
nosotros  ,  de  uezesidad  le  há  de  venir  a  la 
memoria  aquel  dicho  de  Terenzio:  «En  fundi 
nostri  calamitas»:  que  quiere  dezirhé  aquí 
el  daño  i  perdizion  de  nuestra  heredad. 

Todo  el  tiempo  que  él  pensare  ,  que  aun 
quedan  entre  nosotros  algunos  que  son  de  su 
parte  ,  finjirá  amistad  i  benevolenzia.  Pero 
esta  no  puede  ser  tan  grande,  que  no  desee 
ver  extirpada  toda  nuestra  jenerazion  i  pos- 
teridad, mayormente  que  presume  i  piensa, 


504  INFOIIIIAZIOÜ 

que  esos  mesnios  no  lo  hazen  tanto  por  de- 
^^^  fender^la  cansa  de  la  Sede  Romana,  cnanto 
por  lo  que  toca  a  su  propia  utilidad  1  pro^ 
vecbo  dellos.  De  manera,  queét  fabrica  en 
su  pecho  graves  niales,  i  no  disimula,  que 
vosotros  que  habéis  desechado  su  infame 
señorío,  sois  dignos  de  ser  despojados  de  to- 
das vuestras  baziendas  i  posesiones  ,  i  de 
que  no  tengáis  honesto  tugaren  la  República, 
ni  autoridad  ninguna  entre  los  hombres.  I 
harto  claramente  dá  a  entender,  que  si  todo 
Alemania  desintiese  del  ,  i  el  £m|)erador 
también  ,  que  se  nos  debrian  quitar  todas 
las  libertades ,  i  el  derecho  i  privilejio  de 
elejir  Emperador,  i  pasarlo  todo  a  otra  Na*^ 
zion,  cual  él  quisiese ,  como  quien  es  Señor 
i  autor  del  Imperio.  Todas  estas  cosas  están 
impresas  en  sus  escrituras  i  Decretos  ,  de 
manera  que  no  se  pueden  negar.  I  destos 
mesmos  Decretos,  muchos  ddlos  se  tomaron 
esta  potestad.  Usurpóla  mas  que  todos,aquel 
perverso  Bonifazio  octavo,  cuando  zeñida  &x 
espada  ,  i  puesta  en  la  cabeza  una  corona 
tres  doblado,  la  cual  era  testimonio  de  una 
soberbia  minea  oida,  delante  todos  los  hom" 


A  LOS  PRIN2lPfiS.  305 

bres  )  declaró  con  una  extraña  arroganzia, 
que  él  era  juntamente  Emperador  i  Pontifi- 
ze.  Bien  a  la  clara  entendió  el  Duque  de  Sa- 
jonia  Friderico  ^  tío  die  vuestra  Exzelenzia;  i 
éespiies  del  vuestro  padre,  que  ellos  leniaii 
determinad»  de  venir  a.  Itaner  aqueHó  ,  cpxé 
algunas  vezes  hixieroB  escrebir  en  sus  De^ 
cretos  i  Constituziones.  Llenos  están  los  lí* 
bros  de  los  Canonistas  de  semejantes  pala* 
bras,.  llenos  están  sus  sermones,  i  no  se  oye 
4)tra  cosa  en  sus  pulpitos.  Tam'^bien  tratan  1^1 
desto  unos  Diálogos  que  há  poco  que  salie- 
ron a  luz  escritos  en  nuestra  lengua  ,  los 
cuales  algunos  de  vosotros  alaban  aun  en 
libros  impresos. 

Todas  estas  cosas  sabe  aquel ,  íno  ignora 
io  qne  mandan  los  Decretos  de  sus  antepa- 
sados. I  porque  contienen  en  sí  grande  uti-^ 
lidad,  cuandcy  le  reziben  por  Póntifize,  haze 
juramento  solemne  de  guardarlos  con  toda 
dílíjenzia^  Si  el  dia  dehoi  disimnla,  i»no  los 
alega  por  ventura  tan  a  menudo  ,  como  ha-^ 
zian  los  tres  úUunos,  que  le  han  prezedido: 
házéló  por  acomodarse  a  los  tiempos  qfue 
corren^  porque  es  astuto,  envéjezido  i  con-* 

20 


r 


50d  I5F0tUIAZI0?l 

fiado  en  malizia.  Pero  do  hai  duda,  sino  que 
desea  poder  hazer  lo  qne  sus  antepasados 
coDslituyeron,  i  lo  que  él  vee,  qne  es  laprín- 
zípal  fuerza  ,  para  retener  su  dignidad.  Co* 
mo  él  halla  difiziltmo  el  venir  a  esto  qne 
pretende,  i  que  por  ventara  desespera  dello, 
toma  otro  norte:  haze  exasperar  los  ánimos 
unos  contra  otros,  entretiene  las  disensio- 
nes, mantiene  vivas  las  enemistades  i  ranco- 
res,  i  no  deja  en  esto  cosa  qne  no  haga.  Des- 
ta  arte  espera,  que  lo  que  no  puede  alcan- 
zar por  via  de  fuerza,  lo  alcanzará  con  tra- 
mas i  traiziones ,  teniendo  siempre  intento  a 
esto,  que  Alemania  combatida  i  aOijidacon 
guerras  ziviles,  venga  a  perder  toda  su  fuer- 
za i  resplandor.  Por  tanto  deben  vuestras 
exzelenzias,  Prinzípes  ílustrisimos,  i  Estados 
del  Imperio,  no  darle  mayor  entrada  para 
penetrar  hasta  vosotros.  Ya  veen  en  él  un 
perfectísimo  dechado  de  tiranía.  Por  dos 
J92  'medios  casi  contrarios  se  conservan  comu- 
nemente  los  tiranos  en  su  lugar.  Pero  en 
ambos  a  dos,  hai  engaño,  simulazion  í  mali- 
zia. Porque  cuanto  a  lo  primero  ,  debilitan 
las  fuerzas  de  sus  mas  poderosos  vezinos  i 


A  LOS  iPUlNZIPfiS.  307 

ciudadanos  ,  asechan  i  oprimen  a  los  que 
son  avisados  i  prudentes  ,  trabajan  que  no 
sean  bien  instituidos  los  hombres ,  entretie- 
nen parzialidades,  ponen  mal  alajentevuK 
gar  con  los  nobles  i  jenerosos  ,  quitan  las 
amistades  dentro  los  hombres,  i  dan  en  que 
entender  en  varios  negozios  al  pueblo,  por* 
que  no  tengan  tiempo  ni  lugar,  para  consul- 
tar nada  contra  ellos.  Después  por  parezer 
que  se  allegan  mucho  a  lo  que  debe  hazer 
un  buen  Rei,  dan  a  entender  que  todo  aque- 
llo que  hazen,  lo  hazen  por  el  bien  de  la 
República.  Pero  lo  prinzipal  que  finjen ,  es 
grande  amor  i  cuidado  de  las  cosas  de  la 
Relijion,  para  que  el  pueblo  les  obedezca  de 
mejor  gana,  i  que  tengan  temor  de  [que]  Dios 
los  castigaría  ,  si  se  levantasen  contra  ellos. 
También  hazen  gran  caudal  de  hombres  ex- 
zelentes,  poniéndolos  algunas  vezes  en  honr- 
rosos  estados ,  para  que  los  tengan  a  ellos 
en  opinión  de  hombres  justos,  i  que  parezca 
que  tienen  también  ellos  las  mesmas  virtu- 
des, que  alaban  i  admiran  en  los  otros.  ¿No 
veen  vuestras  exzelenzias  claramente  en  él 
todas  estas  artes?    Por  tanto  se  deben  en 


308  iNFOBiuzíon 

grande  manera  guardar  i  mirar  mucho  por 

si. 

Por  causa  de  los  bieoes  Eclesiásticos  b& 
nazido  entre  vosotros  ,  i  bá  crezido,  según 
193  todo  el'mnndo  piensa  ,  todo  este  fuego  de 
odios,  r^  es  digna  por  zierto  ni  nada  honr- 
rosa  causa  ,  por  la  cual  os  conjareis  para 
destruiros  unos  a  otros ;  \osolros  que  abo- 
mináis  las  bellaquerías  i  maldades  de  los 
Romanistas,  que  os  dé  tal  suerte:  i  emplead 
en  tales  prov«ctios  de  la  Iglesia,  i  de  los  po- 
bres, los  bienes  que  tenéis,  que  no  se  pueda 
sospechar  de  aqui  adelante,  que  miréis  mas 
por  vuestra  utilidad  i  provecho  ,  que  por  el 
adelantamiento  i  defensa  de  la  Belijion.  Los 
que  os  quieren  mal,  encaraman  i  exajeran 
mucho  esto  ,  i  sobre  ello  os  han  ya  grave- 
mente acusado  mas  de  una  vez.  I  aunque 
no  hai  duda  ,  sino  que  a  muchos  de  vosotros 
haien  mui  grande  agravio  en  dezir  semejan- 
tes cosas,  pero  todavía  puede  ser  que  baya 
alguno  que  no  esté  sin  culpa.  Todas  las  ve- 
zes  que  respondéis  a  esta  queja,  p[r]ote9tais, 
que  de  todos  esos  bienes  estáis  prestos  a 
dar  mui  buena  i  fiel  cueata^  Ya  ea  eso  mes- 


A  LOS  PRINZIPES.  509 

mo  ziertamente  confesáis  ,  que  antes  os  de- 
béis poner  a  cualquier  cosa  ,  que  no  que 
piensen  las  jenii^  que  os  los  habéis  usurpa- 
do para  vuestro  provecho ,  i  no  los  habéis 
empleado  en  pios  i  nezesarios  usos.  Vosotros 
por  otra  parte »  tos  que  pleiteáis  por  retene- 
ros los  bienes  ficle^asticos  ,  que  de  mano 
en  mano  han  venido  a  vosotros,  pensad  mui 
bien  de  que  maneta ,  i  para  que  cosas  fue^ 
ron  contribuidos  ^  los  tiempos  pasados. 
Considerad,  como  nin^no  de  vosotros  haze 
su  ofizio ,  parad  mientes  cuantos  hombres 
por  vuestra  culpa  ,  han  venido  a  extrema 
miseria,  cuando  os  ülzlistes^  voso  tros  con  el  194 
pan  i  la  sustentazion,  que  les  era  debida  ,  i 
solos  la  disipastes,  i  desperdiziastes.  Porque 
si  son  bienes  de  Iglesia,  como  vosotros  con- 
fesáis, mirad  si  es  razón,  que  gozeis  dellos, 
no  habiendo  jamas  entendido  en  ningún  ver- 
dadero ,  ni  nezesario  cargo  ni  ofizio  de  Igle^ 
sia.  Muí  fazilmente  se  corrompen,  i  pierden 
su*  primera  integridad  cualesquiera  cosas 
por  buenas  que  sean.  Fuerdh  algún  tiempo 
vuestros  antepasados,  aunqtte  há  ya  muchos 
Mglos,  fieles  Ministros  de  Iglesias.  I  todo  el 


k» 


310  i.\roBHAZion 

tiempo,  qae  eran  tales,  iio  se  les  daba  nada 
por  ser  ricos  :  pero  después  que  pa&ieroo  su 
aOzion  en  la  hazienda  ,  comenzaron  luego  a 
olvidarse  de  su  oGzío  :  i  fué  esto  creziendo 
mas  i  mas,  hasla  que  ya  llegó  la  cosa  a  que 
nadie  deseaba  ser  de  la  Iglesia  ,  sido  para 
hazerse  rico  i  vivir  en  ozio,  lo  cual  creo  que 
no  me  negareis.  I  el  dia  de  faof  cuando  por 
sefialada  merzed  de  Dios,  há  salido  a  luz  una 
doctrina  contraría  a  vuestras  comodidades , 
i  por  el  mesmo  caso  mui  aborrezida  de  vo- 
sotros ,  convertís  aquellos  mesmos  bienes  , 
que  poseéis  con  liLulo  i  nombre  de  Iglesia  , 
para  deslruizíon  desta  doctrina,  la  cual  por 
zierto  no  os  quita  nada  de  lo  vuestro ,  sola- 
mente os  amonesta  i  os  avisa, de  cual  es  vues- 
tro oüzio  ,  i  os  convida  a  que  hagáis  mejor 
fruto.  Vosotros  sois  los  que  habéis  comen- 
zado esta  revuelta  i  desorden.  Los  que  han 
dado  reglas  para  bien  constituir  una  l\epii- 
blica,  dizen,  que  se  debe  guardar  esto  siem- 
pre, que  la  adminislrazion  de  unMajistrado 
195  no  sea  gananzlosa ,  para  los  que  la*admi- 
nistran,  quiero  dezir,  que  no  saquen  ganan- 
zia  del  otizio  :  i  parézeles  que  hayan  de  sus- 


A  LOS  PRI1SZ1PES.  Sfí 

tentarse  de  su  propia  hazienda,  o  de  las  ren- 
tas públicas  y  para  que  no  se  comuevan  »  ni 
se  indignen  los  privados  zindadanos ,  viendo* 
enrriquezer  a  esotros,  de  los  bienes  del  co- 
mún, i  que  ellos  se  quedan  siempre  aparta- 
dos i  excluidos,  no  solamente  de  la  honrra, 
pero  también  de  la  esperanza  del  provecho. 
I  esto  aconsejan  eltos  a  los  Majístrados  que 
emplean  todos  sus  pensamientos  i  estudios 
en  el  bien  de  sus  ziudades.  Miraos  agora  un 
poco  a  vosotros  mesmos.  Crezido  habéis  en 
iufinito,asi  en  riquezas  como  en  número.  Lo 
que  es  propiamente  de  vuestro  ofizio  ,  ni  lo 
sabéis,  ni  lo  queréis  saber,  ni  oir  hablar  de- 
lio  ,  porque  lo  tenéis  por  cosa  baja.  A  este 
jénerode  vida, que  solamente  tomáis  por  co- 
jer  dineros  ,  no  hai  entrada  para  nadie,  sino 
para  quien  fuere  semejante  a  vosotros  en 
costumbres  i  en  profesión  de  vida.  I  teniendo 
como  tenéis  grandisimas  exenziones  i  liber- 
tades de  las  cargas  que  llevan  los  otros  ziu- 
dadanos  ,  i  muchos  privilejios  i  inmunidades 
de  que  gozáis,  no  traéis  con  todo  eso  ningún 
fruto  ni  comodidad  a  la  República.  Esta  des- 
igualdad tan  grande  es  imposible  ,  que  deje 


312  II^FOftMAZlON 

de  parir  innumerables  escándalos  i  ofeasas. 
Dan  os  en  rostro  con  mui  grandes  cri- 
mines: vosotros  no  respondéis  a  ellos  nada, 
ni  quitáis  los  manifiestos  abusos ,  no  correjís 
errores  gravísimos,  todo  lo  remitís  al  Pon- 
tifize  ,  i  se  lo  echáis  en  el  seno.  Dais  vozes 
196  que  no  se  debe  quitar  a  nadie  lo  ^  suyo:  i  há 
ya  mas  de  veinte  años  que  cantáis  siempre 
esta  mesma  canción  ,  i  entre  tanto  no  hai 
memoria  de  enmendaros,  i  maldita  la  señal 
que  dais  de  tener  buen  ánimo.  Imploráis  el 
favor  i  ayuda  del  Emperador  ,  la  enmienda 
de  las  cosas  que  sin  maniGesta  turpitud  i 
perversidad  no  se  pueden  tolerar,  dezís  que 
es  cosa  que  toca  a  la  deshonrra  del  Imperio, 
como  si  hubiese  el  Emperador  de  defender 
vuestras  corrupziones,  i  abonar  todas  vues- 
tras tachas  i  desventuras.  En  la  disziplina 
del  Papa  i  de  los  suyos,  en  sus  costumbres, 
i  en  toda  su  vida,  no  veréis  un  loable  ejem- 
plo de  virtud  :  i  bien  sabéis  con  que  artes 
traen  colgada  en  el  aire  a  Alemania.  ¿Hasta 
cuando  ha  de  durar  esto?  ¿Hasta  cuando  lo 
pensáis  disimular?  Nezesario  es  tener  ya  al- 
guna resoluzion.  Alemania  osenjendró,  no 


A  LOS  PRINZIPES.  315 

para  que  es  eoajurasedes  «on  los  extraños 
en  daño  i  rokMi  della,  sioe  para  que  procu- 
réis su  salud  i  tranquilidad.  El  tiempo  sin 
duda  i>s  há  enseftado  muchas  cosas,!  vosotros 
mesmos  sabéis ,  qué  vida  se  há  vivido  de- 
bajo del  Papasgo.  Las  riquezas  que  poseéis 
son  grandisimas,i  no  hai  pompa  ni  superflui- 
dad a  que  no  basten  a  suplir.  La  misma 
cosa  pide  moderaeion.  Si  paralas  Escuelas  i 
para  los  Ministros  de  las  Iglesias ,  i  otros 
nezesaríos  usos,  se  escalfase  un  poco  deslas 
rentas,  conforme  al  parezer  de  buenos  varo- 
nes, ninguna  verdadera  causa  tenéis  de  que- 
jaros: harto  os  quedara ,  i  por  ventura  mas 
de  lo  que  conviene.  ¿Porque  no  os  acomoda- 
reis i  acordareis  juntos  en  esto  amigable- 
mente,*sin  que  nadie  os  oiga?  Porque  esto, a  197 
la  fin  de  nezesidad  se  há  de  hazer,  si  queréis 
que  esté  salva  vuestra  patria.  Visto  que  vo- 
sotros perseguis  una  doctrina  provechosa  , 
saludable  i  nezesaria  al  mundo  ,  parezeles 
que  08  pueden  quitar  las  armas  con  que  ha- 
zeis  el  daño.  De  aqui  viene  toda  la  pelea  , 
que  hai  entre  vosotros.  El  fin  que  esto  ver- 
ná  a  tener ,  consideraldo  ya,  i  mueva  os  si- 


1 


314  IKFOBHAZION 

quiera  la  calamidad  de  vuestra  palna.  Sois 
linaje  i  deszendenzia  de  aqnellos  antiguos 
Ateiuanes,  a  los  cuales,  aun  las  naziones  es- 
tranjeras  alabaron  siempre  de  gran  fortale- 
za i  entereza  de  ánimo.  Muchas  cosas  han  in- 
tentado contra  nosotros  ,  por  el  odio  de  la 
doctrína,Ios  Papas,  de  cuyas  impresas  i  ma- 
las intenziones,  pluguiese  a  Dios,  que  estu- 
viesedes  todos  limpios  i  apartados.  Porque 
es  esto  cosa  dezente,  i  que  cuadra  con  aque- 
lla virtud  varonil  que  suelen  tener  los  Ale- 
manes :  i  tanto  mas  os  debéis  confirmar  ,  i 
no  darse  os  nuda ,  cuanto  mas  claramente 
veis  qne  no  les  han  aprovechado  nada  basta 
aqui  todas  sus  artes.  Habiendo  una  vez  di- 
sensión entre  los  Sazerdotes  i  los  Prinzipes  de 
los  Judios  ,  los  unos  ,  por  bazer  mal  a  k-s 
otros,  llamaron  a  Antioco  Epifanes,  que  era 
cruelísimo,  i  ayudáronle  a  que  pusiese  un 
Ídolo  en  el  Templo  ,  i  se  hizíese  una  gran 
mortandad  de  hombres  por  toda  la  ziiidad: 
tanto  puede  el  odio  i  deseo  de  venganza.  Kn 
esle  espejo  debriamos  mirarnos.  Porque 
nuestro  Antioco  Romano  ,  mientras  no  dn- 
198  daré  de  vuestra  fé  i  l)encvolenz¡a*para  con 


ALOSPRINZIPES.  315 

él  y  espera  de  poder  encaminar  este  negozio 
a  una  cosa  semejante  a  aquella  de  estonzes. 
Todas  las  cosas  há  descubierto  el  tiempo, 
ya  están  públicas:  i  veen  los  hombres  algu* 
ñas  tramas  i  artes  mui  feas  i  mortales  de 
algunos,  que  quieren  mostrarse  vuestros  de- 
fensores, las  cuales  no  puede  alabar  nadie, 
síno^el  que  quisiere  ver  abrasada  su  patria. 
Si  por  señalada  merzed  de  Dios,  no  ovieran 
sido  descubiertas  en  tiempo  ,  i  puestas  en 
pública  plaza,  díganme  vuestras  exzelenzias, 
¿que  forma  de  República  tuviéramos?  Harto 
i  mui  demasiado,  es  lo  que  se  ha  dado  a  es* 
tos  odios  i  amarguras.  Si  algo  mas,  a  esto  se 
le  añide  ,  no  podrá  dejar  de  traer  consigo 
calamidad  i  destruizion.  I  estas  cosas  que 
digo,  os  tocan  propiamente  a  vosotros,  que 
os  usurpáis  el  nombre  i  título  de  Iglesia , 
que  pues  por  la  magnüizenzia  de  los  Empe- 
radores i  Reyes  tenéis  el  prinzipal  lugar  en- 
tre los  Prinzipes  i  Estados  del  Imperio  ,  de- 
béis antes  pensar  ,  que  es  lo  que  requiere 
Alemania  ,  que  os  ká  enjendrado  ,  criado  i 
levantado  a  esta  prosperidad  de  fortuna,  que 
no  lo/que  os  puede  mandar  aquel  lujurioso 


316  INFOBNAZIO» 

i  ^tizio  Señor  ,  que  mnchas  vezas  há  sido  en 
Alemaoia  autor  de  muchos  alborotos  i  guer- 
ras. I  que  pitra  este  fin  os  tiene  juramenta- 
dos en  su  servizio  i  Té  ,  i  para  apartaros  del 
amor  i  de  lo  que  debéis  a  vuestra  patria  ,  i 
poder  él  amplificar  mas  i  mas  su  potenzia. 
A  todos  vosotros  juntos  ,  Prinzipes  tlustrisi- 
mos,  asi  a  los  de  la  una  parzialidad,  como  a 
los  de  la  otra  ,  conviene  mucho  mirar  por 
199  los  que  vernán  después  de*vosotros,  para 
que  aquella  libertad  í  pura  doctrina  del 
Evanjelio  ,  i  este  lan  hermoso  ejerziziu  de 
todas  buenas  artes  i  letras,  que  en  nuestros 
tiempos  se  han  levantado,  se  lo  podáis  todo 
entregar,  por  orden,mas  aumentado  i  escla- 
rezido  ,  lo  cual  ziertaniente  no  se  podrá  ha- 
zer  sino  dais  orden  como  tener  tranquilidad, 
i  trabajáis  como  reconziliados  los  ánimos , 
no  haya  mas  disensión  ni  división  entre  vo- 
sotros. Porque,de  otra  manera,seguirse  liaa 
sin  duda  unas  horribles  tinieblas,  una  bar- 
barie i  servidumbre  semejantes  a  aquellas  , 
de  las  cuales  no  há  mucho  tiempo  que  he- 
mos sido  librados  por  manifiesto  benefizíode 
Dios.  Nunca  h&  estado  Alemania  en  mas  alto 


A  LOS  FUHZIFSS.  317 

grado  de  lo  qae  agora  eslá^  tenemos  un  Em- 
perador poderosúamo  i  vijflantisimo :  todas 
las  artes  i  disziplinas  estáa  mui  apuradas,  i 
lo  que  es  mas  príimpal  de  todo,  resplandes- 
ze  entre  nosotros  la  para  doctrina  de  la  pa- 
labra de  Dios.  Por  lo  cual,  si  en  algún  tiem- 
po há  tenido  jamás  nezesidad  Alemania  de 
prudente'i  grave  consejo,  este  es  por  zierto. 
Veis  como  Dios  nos  aprieta,  viene  una  cala- 
midad tras  otra ,envol vémonos  enmiljeneros 
de  diversas  incomodidades,  i  no  [n]os  pode- 
mos desenvolver  deiias.  Traen  guerras  entre 
si  poderosísimos  Monarcas,  i  de  tal  manera 
continuadas,  que  no  les  podemos  ver  el  fin. 
I  todavia  con  estas  guerras  se  impiden  todos 
los  negozios  públicos ,  de  cuyo  menosprezio 
redundará  sin  falta  una  extrema  miseria. 

En  voluntad  i  en  desasosiego  de  ánimo ,  i 
en  *  contenziones  i  porfías,  no  damos  ventaja  200 
a  aquellos  antiguos  i  exzelentes  varoaes.  Pe- 
ro de  su  virtud,i  jenerosidad  de  ánimo  i  des- 
treza,babemQs  por  zierto  mucbo  dejenerado, 
pues  de  la  felizidad  i  prósperos  suzesos,  no 
digo  nada,  la  cual  no  está  en  mano  de  nadie. 
La  guerra  se  debe  hazer  por  alcanzar  paz  i 


318  IXFORUAZtON 

conririuarsc  en  ella.  Peto  nuestras  guerras 
no  tienen  tórniino,  son  inniorlales,  siembra 
se  i  naze  una  de  olra ,  i  no  haí  «lubda  ,  sino 
que  estn  es  una  evidente  signílicazion  i  se- 
ñal lie  la  ira  de  Uios,  no  mostrarnos  ningún 
puerto  ni  alivio  en  tan  grandes  males.  No 
hazcmos  otra  cosa  que  juntar  Dietas:  tanto 
que  ya  se  viene  a  hazer  refrán  i  juego  dello 
entre  estranjeros.  No  hai  que  dubdar,  sino 
que  en  cualquier  compañía  i  ayuntamiento 
de  hombres,  por  pequeño  quesea,  son  me- 
nester  consejos,  consultaziooes,  i  delibera- 
ziones.  Pero  asi  como  un  cuerpo  mal  dis- 
puesto ,  no  puede  estar  sin  que  le  socorran 
muchas  vezes  con  medizinas,  i  que  siempre 
le  continúen  los  remedios  :  asi  es  señal  de 
República  no  bien  ordenada,  cuando  en  ella, 
de  unas  mesmos  cosas,  en  balde  se  consulta 
i  se  determina  tantas  vezes.  Habia  de  haber 
una  confederazion  sola  por  toda  Alemania, 
i  todo  cuanto  comprende  el  Imperio  ,  i  que 
esta  no  tuviese  otro  ña  ,  sino  la  salud  i  el 
bien  de  toda  la  Bepúhlica.  Mas  agora  a  cada 
rincón  hai  ligas  particulares  ,  al  apetito  de 
cada  uno,  lo  cual  sin  duda  es  un  muí  grande 


Á  LOS  PRINZIPES.  319 

argumealo  de  estar  los  ánimos  enajenados  i 
desconfiados  unos  de  otros  ,  i  de  que  se  se- 
guirá trasdello  una  gran*  disipazion.  I  cuan-  201 
to  mayor  verdad  es  lodo  esto  ,  i  cuanto  mas 
lo  alcanzan, [i]  lo  entienden  mui  muchos^tau- 
to  debemos  tener  nuestra  suerte  por  mas  mi- 
serable, pues  nos  hallamos  todavía  tan  lejos 
de  aquel  estado  que  sabemos  i  entendemos 
que  es  el  mejor  i  mas  azertado,  i  el  que  mas 
se  debe  desear.  Es  imposible  que  ninguna 
República  dure  mucho  ,  si  el  Majistrado  no 
antepone  la  salud  común  a  sus  particulares 
provechos.  Dios  os  há  dado  un  Emperador, 
i  de  tal  manera  os  lo  há  dado  ,  que  quiere 
que  proveáis  i  procuréis  juntamente  con  él, 
todas  las  cosas  que  pertenezen  a  defender  i 
conservar  este  cuerpo  del  Imperio.  I  asi  co- 
mo en  un  enjambre  de  abejas  vemos,  que  bai 
un  rei  a  quien  todas  las  otras  siguen  con 
gran  dilijenzia,  i  con  quien  tienen  cuenta,  i 
que  andan  ocupadas  en  hazer  la  miel  ,  i  lie* 
vana  su  colmena  como  a  unaziudad,todala 
mangla  i  jugo  que  han  buscado  con  grande 
trabajo  en  diversos  prados  de  yerbas  flori- 
dasy  i  iraidola  de  lejos  ;  asi  también  debéis 


320  INFORBIAZION 

haser  vosotros ,  aunque  no  tuviesedes  Em- 
perador tan  poderoso,  ayudarle  con  socorro, 
consejo,  i  ditijenzia,  en  todas  las  cosas,  que 
pertenezen  a  la  dignidad  del  Imperio.  En 
toda  la  Enropa  ,   ni  en  toda  esla  nuestra 
parte  del  muodo  que  sabemos,  ninguna  tal 
forma  de  República  bal  como  en  Alemania  , 
porque  cuantos  Prinzipes  hai  i  ziudades , 
tantos  Heyes  i  cabezas,  parcze  hnt  en  ella. 
Por  tanto,  no  bai  cosa  mas  fazil  ni  tan  a  la 
mano,  como  que  una  tal  República  bamba- 
nee, se  debilíÉe,  se  pierda » i  se  caiga  toda, 
202  porque  tiene  este  vizio  por  propio,^  que  ca- 
da uno  busca  en  ella  su  particular  provecho, 
i  no  piensa  sino  en  como  defender  i  aumen- 
tar sus  cosas.    Guando  esto  se  baze ,  ¿que 
otro  fin  se  puede  esperar  ,  que  el  que  hemos 
visto  que  tuvo  Grezia?  Mientras  juntadas  en 
una  las  fuerzas,  i  comunicados  los  consejos 
defendían  su  libertad,  eran  invinzibles:  pero 
después  que  se  distrajeron  los  ánimos ,  que 
se  convirtieron  a  sus>  partioulares  utilidades^ 
fueron  hechos  presa  de  tiranos,  i  tan  avas»- 
{lados  i  pisados ,  que  no  hai  pueblo  i  el  dia 
de  hoi  mas  desastrado  ,  por  estac  oprimido 


A  LOI$  PRlNZlPfeS.  JAI 

con  una  dura  servidumbre  de  aquel  cruelí- 
simo destruidor.  El  cual  pcNrque  agora  casi 
há  penetrado  ya  dentro  de  nuestro  cuerpo  , 
bs  jentes  que  viven  en  su  frontera  ,  i  están 
lemiendo  el  rabato  que  les  bá  de  dar ,  im* 
ploran  i  están  esperando  con  miserables  i 
lastimeras  lágrimas  i  sospiros  vuestra  ayuda , 
para  poder  librar  sus  niños  que  están  en  las 
cunas,  sus  padres  ya  viejos  sin  fuerzas  ,  sus 
hijas  donzellas  i  sus  castas  mujeres,  de  las 
armas  i  nefandas  libídines  i  fuerzas  de.  aque- 
lla fiera  >  cruel  i  mabÜta  jetote.  De  la  cual 
ayuda  si  los  desamparamos/ tienen  porzier- 
to>  i  lo  veen  mui  a  la  clara,  que  no  podrán 
^itar  las  mesmas  calamidades,  i  en  las  que 
nosotros,  después  dellos  oprimidos,  sin  dub- 
da  ninguna  incurr  [re]mos. 


FIN. 


A  Dios  sea  gloria  i  riabanza. 


31 


3S2 

203  Porque  en  eiiat  informaciones  se  hate 
mension  de  etle  capitule  del  Apocalipsi .  le 
puso  aqtti  para  que  se  entienda  mas  clara- 
mente la  verdad  de  lo  ^ue  se  Itá  tratado. 
Describe  san  Juan  en  él  al  Anteeristo  ,  com- 
parándolo a  una  famosa  Ramera  ,  ¡a  cual  há 
engañado  fados  los  moradores  de  la  tierra  : 
sacando  los  escojidos  que  han  side  preserva- 
dos de  sus  errores.  I  es  a  la  fin  castigada,  i 
sale  el  Cordero  con  la  victoria. 

CHAP.  XVU. 

I  vino  UBo  de  los  siete  Anjelea  ,  qoe  te* 
nian  los  ^ele  vasos,  i  hablú  comigo,  dizien- 
dome  :  ven  i  mostrarte  hé  la  condenazion  de 
la  gran  Ramera  ,  la  cual  está  sentada  sobre 
muchas  aguas  ,  con  la  cual  lian  foroícado 
los  Reyes  de  la  tierra,  i  los  que  moran  eula 
tierra  se  ban  embriagado  cod  el  vino  de  su 
fornicazion.  I  llevóme  en  espíritu  al  desier- 
to, i  vide  una  mujer  sentada  sobre  uaa  bes- 
tia de  color  de  grana  ,  que  estaba  llena  de 
nombres  de  blasfemia,  i  tenia  siete  cabezas 


3S3 
i  diez  cuernos.  I  lá  mujer  estaba  vestida  de 
purpura  i  de  grana,  i  dorada  con  oro,  i  ador- 
nada de  piedras  prexiosas  i  de  perlas  >  i  tenia 
un  cáliz  de  oro  en  su  mano  lleno  de  abomi- 
nazionesy  i  de  la  suziedad  de  su  fornicazion  , 
i  en  su  frente  el  nombre  escrito  Misterio,  la 
grande  Babilonia  madre  de  las  fornicaziones 
i  de  las  abominaziones  de  la  tierra.  I  vide  la 
mujer  embriagada  de  la  sangre  de  los  san  tos 
i  de  la  sangre  de  los  mártires  de  Jesu  :  i 
cuando  la  vide,  fui  maravillado  con  grande 
admirazion.  I  el  Anjel  me  dijo:  ¿porque  te 
maravillas?  Yo  te  diré  el  secreto  de  la  mu- 
jer, i  de  la  bestia  que  la  trae  ,  la  cual  tiene 
siete  cabezas  i  diez  cuernos.  La  bestia  que  tu 
*has  visto,  fué  i  ya  no  es  :  i  há  de  subir  del 
abismo  i  há  de  ir  a  perdizíon;  i  los  morado- 
res de  la  tierra  (cuyos  nombres  no  están 
escritos  en  el  libro  de  la  vida  desde  la  funda- 
zion  del  mundo)  se  maravillaban ,  viendo  la 
bestia,  cual  era  i  ya  no  es,  aunque  es.  Aqui 
hai  sentido  que  tiene  sabiduría.  Las  siete  ca« 
bezas,  son  siete  montes  ,  sobre  los  cuales  se 
asienta  la  mujer,  i  son  siete  Reyes.  Los  zinco 
son  caidos,  el  uno  es:  i  el  otro  aun  no  es  ve- 


S24 

nido:  i  cuando  Hiere  venido,  es  nezesarío  que 
dure  breve  tiempo.  Ta  la  bestia  que  era,  i 
no  es,  es  también  el  octavo  Rei  i  es  de  los 
siete,  i  va  a  perdizion.  I  los  diez  caemos  que 
tu  has  visto,  son  diez  Reyes,  que  aun  no  han 
rezebido  reino,  mas  tomarán  potenzia  en  un 
tiempo  como  Reyes  con  la  bestia .  Estos  tie- 
nen un  consejo,  i  dará  su  potenzia  i  auto- 
ridad a  la  bestia.  Ellos  batallarán  contra  el 
Cordero,  i  el  Cordero  los  venzerá,  porque  es 
el  Señor  de  los  Señores  i  el  Rei  de  los  Reyes : 
los  que  están  con  él  son  llamados,  i  elqidos, 
i  Geles.  I  él  me  dize  :  las  aguas  que  tu  has 
visto  donde  la  Ramera  se  sienta,  son  pueblos 
i  compañas  ,  i  jentes  i  lenguas.  I  los  diez 
cuernos  qtte  tu  tiste  en  la  bestia,  aborreze- 
rán  a  la  Ramera  ,  i  la  barón  desolada  i  des^ 
nuda  ,  i  comerán  sus  carnes  ,  i  quemaránia 
^  con  fuego  :  porque  Dios  há  puesto  en  sus 

corazones  que  ellos  hagan  lo  que  le  plaze, 
que  den  su  reino  a  la  bestia,  hasta  que  sean 
cumplidas  las  palabras  de  Dios.  I  la  mujer 
que  tu  has  visto  ,  es  la  grande  ziudad  que 
tiene  su  Reino  sobre  los  Reyes  de  la  tierra . 


325 


S.  ThesaloiiíceDses.  2. 


Nadie  os  engañe  ,  porque  este  dia  no  ven* 
drá  sin  que  primero  sea  venida  la  Aposlasia 
i  apartamiento  de  la  fé  de  la  verdad  ,  i  que 
el  hombre  de  pecado  sea  revelado  ,  hijo  de 
perdizion,  que  es  adversario,  i  se  ensalza  so- 
bre todo  lo  que  es  llamado  Dios ,  o  Deidad  , 
hasta  venir  a  estar  sentado  en  el  templo  de 
Dios  y  como  Dios ,  demostrándose  asimismo 
ser  Dios.  I  agora  bien  sabéis  qué  lo  detenga, 
í  es  y  para  que  sea  revelado  en  su  tiempo. 
I^9rque  ya  obra  el  Misterio  de  maldad,  sola- 
mente teniendo  su  reino  agora  hasta  que  sea 
quitado  de  en  medio*  I  entonzes  será  mani* 
festado  el  perverso:  al  cual  el  Señor  destrui- 
rá con  el  espíritu  de  su  boca  ,  í  consumirá 
con  la  claridad  de  su  advenimiento.  La  ve- 
nida del  cual  hombre  de  pecado  es  según  la 
operazíon  de  Satanás  ,  con  toda  potenzia  i 
señales  ,  i  milagros  mentirosos  ,  i  con  todo 
engaño  de  maldad  en  aquellos  que  perezen, 
porque  no  han  rezebido  el  amor  de  la  ver- 
dad y  para  que  fuesen  salvos.  I  por  eso  les 


205 


r 


embiará  Dios  elicazia  de  cngafio  ,  para  que 
crean  a  la  mentira:  para  que  sean  condena- 
dos lodos  los  que  no  hubieren  creido  a  la 
verdad,  pero  antes  hubieren  aprobado  la  ín- 
JHStizia. 


^ 


APÉNDIZE. 


r 


Los  tres  documenlos  que  si^^en  son  co* 
piados  »  el  primero  »  cuyo  encabezaniienlo 
empieza  :  Al  Revmo.  en  Vhrislo  Padre  ,  de 
UD  volumen  de  maoúscrilos,  que  se  halla  en 
el  Museo  Brí tánico»  con  el  titulo  de  Carlas 
i  pápeles  varios  ,  1520 — 1608,  marcado  n/ 
8219.  Plut.  CXXIII.  F.:  prínzipia  en  la  paj. 
61.  i  concluye  en  la  pajina  63  vuelta.  El 
segundo,  que  prínzipia  ^l  estado  de  las  cosas ^ 
se  halla  en  otro  volumen  del  mismo  Museo, 
con  el  titulo  áe papeles  vár ios ^  1602 — 1671. 
marcado  Egerton  n."  541.  Plut.  CLXX.  C: 
Comienza  en  la  paj.  199.  i  concluye  en  la 
pajina  204  vuelta.  El  terzero,  con  el  título 
de  Parezér  de  Fr,  Melchor  CanOy  se  halla  en 
el  mismo^volumen  que  el  anterior  ,  i  a  su 
continuazióu,  prinzipiando  en  \d^  misma  pa- 
jina 204.  vuelta  ,  i  concluyendo  en  la  pajina 
222.  Todos  tres  están  copiados  literalmente, 
habiendo  conservado  en  la  copia  la  misma 
ortografía,  incorrecziones,  i  abreviaturas  que  ^^ 

se  hallan  en  los  respectivos  orijinales.  En  el  ^^ 

terzér  manuscrito  ,  que  es  la  respuesta  de  ' 

Melchor  Cano,  hai  algunas  notas  al  marjen  , 
que  al  parezer  son  zitas  de  algunos  autores; 
pero  están  escrítas  de  tan  pésima  letra  que 
lio  las  puedo  entender ;  por  la  mayor  parte 


a 

es  imposible  hazer  juizio  de  lo  que  dizen  , 
porque  están  cosidas  las  hojas  con  hilo,  ade- 
mas de  la  encuadernazion,  ¡  la  costura  coje 
los  prinzipios  de  todos  los  rengiones:  he  co- 
piado lú  que  de  ellas  he  podido.  De  todo  lo 
cual  zertiuco  ,  en  Londres  a  24  de  Noviem- 
bre de  1853. 

Juan  Calderón. 


Al  Bmo.  en  Christo  Padre  i  Sr.  D.  Alonso 
Manrriqne,  Arzobpo.  de  Sevilla  ,  Inqoisidór 
mayor  de  los  negozios  tocantes  a  la  fee  Ca- 
thólica  en  los  Reinos  de  Espafia. 
Erasmo  Roterodamo. 

El  Apóstol  s.  Pablo,  Rmo.  Señor,  según 
escribe  s.  Lucas  (26.*  Actos.],  estaba  mui 
contento  porque  habia  de  defender  su  causa 
ante  el  Rei  Agripa,  que  sabía  i  entendía  mui 
bien  las  costumbres,  constituziones ,  i  cues- 
tiones de  los  Judíos  de  que  al  presente  se 
trataba.  Tenia  tal  confianza  en  su  justizia 
aquel  santo  varón  ,  que  no  le  faltaba  otra 
cosa,  sino  haber  un  Juez  tal,  que  entendiese 
mui  bien  el  negozio:  porque  cuando  el  que 
ha  de  conozer  de  la  causa,  es  varón  justo  i 
entero  ,  ella  mesma  espera  alcanzar  favor 
ante  él.  Podría  yo  mui  bien  gozarme  ,  por 
la  razón  que  St.  Pablo,  de  que  este  tumulto 


conlra  mi  levanlado  ,  haya  venido  a  manos 
de  juez  no  menos  señalado  i  exzelenle  en 
letras  i  discreziou,  que  en  pureza  i  sinzeri* 
dad  de  vida.  Mas  una  cosa  me  da  gran  pena: 
que  con  tales  calumnias  me  es  forzado  dar 
algún  enojo  a  V.  S.,  que  en  tantos  i  tan 
graves  cuioados  está  ocupado:  que  de  loque 
a  mí  toca,  por  ventura  es  el  daño  i  pérdida 
mas  liviana,  puesto  caso,  que  me  hazen  al* 
zar  la  mano,  i  me  quitan  de  los  trabajos  que 
según  mis  fuerzas,  i  aun  sobre  todas  las  fuer«^ 
zas,  assi  de  mí  edad  como  de  mi  salud,  he 
tomado,  en  favorezer  i  llevar  adelante  las 
buenas  letras,  que  ya  de  pocos  dias  acá  en 
todas  partes  abundosamente  han  tornado  a 
florezer,  i  en  restituir  los  estudios  de  la  sa- 
cra Theolojia,  i  los  autores  de  ella.  Lo  que 
en  este  caso  yo  he  publicado,  manifiesto  es- 
tá ,  i  fazilmente  se  podrán  contar  las  obras 
que  he  escripto:  mas,  juzgar  i  estimar  cuán- 
tas vijilias  i  trabajos  me  cuestan  ,  esto  será 
mui  oiGcultoso.  En  lo  que  agora  ,  con  todo 
corazón  i  dilijenzia  me  ocupo,  es  en  procu- 
rar que  las  Obras  de  St.  Augustin  salgan  a 
luz  todas  ,  i  mui  emendadas  ,  i  con  mucha 
autoridad:  obra  (porzierto)  de  gran  trabajo, 
i  de  mucha  costa ;  porque  ninguno  pudiera 
creer,  que  en  las  escripturas  de  aquél  ex- 
zelente  Doctor  ,  se  habían  de  hallar  tantas 
faltas  ,  i  errores ,  cuantos  hallamos  que  te- 


nian,  no  por  culpa  suya,  mas  por  la  iDoran- 
zia  Oe  los  escriplores  ,  i  por  el  atrevimiento 
de  algunosque  pensando  saber  algo.no  saben 
nada.  Pues  ,  a  quien  en  semejantes  trabajos 
se  ocupa,  i  los  ofreze  de  buena  gana  al  pro- 
vecho contunde  todos,  levantarle  tales  acha- 
ques, i  tratarle  de  lol  manera  como  a  mí 
me  tratan  ,  desagradesimíento  señalado  pa- 
rezerá,  según  yo  pienso,  a  cualquier  bueno. 
1  pues  andando  las  cosas  de  la  Iglesia,  como 
andan  ,  vazilando  de  tan  nueva  manera  ,  í 
perseverando  yo  constantísimamente  en  la 
parte  cathúlica,  contra  las  herejías  de  Lule- 
ro, i  siendo  uno  de  los  que  mas  de  zerca 
han  venido  a  las  manos,  i  mas  contino  peleó 
con  este  enemigo,  querer  mis  mismos  ami- 
gos i  compafieros  herirme  a  traizíón  ,  i  por 
detrás  tirarme  tales  saetas  con  las  lenguas  ; 
yo  no  sé  qué  nombre  ponga  a  tal  hazaña 
como  ésta.  Uel nombre  déllo  júzgueulo  otros, 
mas  de  la  sustanzia  del  negozio,  yo  sé  zierto, 
que  ninguna  cosa  en  el  mundo  pudiera  acae- 
zer ,  con  que  mayor  plazér  haya  habido 
Lutero  ,  que  ésta  que  hazen  ,  estos  que  se 
alaban  tener  con  él  perpetua  guerra  i  ene- 
mistad. I  aun  todo  este  mal,  poco  o  mucho, 
lo  Sufriría  yo  lijeramente  ,  si  la  contienda 
fuese  ahora  ,  como  la  de  St.  Pablo  ,  centra 
judíos  ,  i  contra  herejes  o  paganos ;  porque 
habiendo  victoria,  a  los  buenos  sería   agrá- 


5 
ilabte,  i  a  los  malos  dañaría.  Mas,  gran  des- 
ventura es  la  mía,  que  me  es  ahora  forzado 
pelear  contra  aquellos  que  se  llaman  colu^ 
ñas  i  sostenedores  de  la  relijion  chrístiana , 
los  cuales ,  assi  como  seria  cosa  justa  que 
ellos  fuesen  mili  buenos ,  assi  conuernia  que 
hiziesen  obras  por  do  los  tuviésemos  por  ta« 
les.  Lo  primero,  lea  deseo  yo  en  gran  mane* 
ra:  i  de  lo  segundo,  en  verdad  yo  no  les  ha« 
bria  mocha  invidla  ni  me  pesaría  ,  si  ellos 
me  dejasen  vivir»  Son  los  que  estas  cosas  han 
movido  contra  mi ,  según  yo  he  oido  ,  no 
zismáticos,  no  herejes»  no  paganos;  mas  re* 
lijiosos  de  la  Trinidad ,  de  Santo  Domingo » 
de  Sant  Franzisco ,  Carmelitas ,  Angustióos 
i  Benedict[in]os!  nombres  ,  por  zierlo,  días 
ha  mui  favorezidos  i  gratos  a  todas  las  na^ 
ziones  del  mundo  ,  a  ios  cuales  yo  también 
de  verdad  deseo,  que  se  les  acreziente  mucho 
mas  favor,  que  quitarles  un  punto  del  que 
tienen.  I  por  esto,  cuanto  puedo,  ruego  una 
i  otra  vez  a  todos,  por  amor  de  )esu  Ghrísto, 
que  ninguno  juzgue  ,  que  por  la  simpleza  o 
niaiizia  de  algunos  pocos ,  se  deba  dañar  ni 
injuriar  la  buena  estimazion  de  las  Ordenes: 
por  cuya  honra  ,  en  verdad  ,  yo  disimularía 
de  buena  gana  mi  particular  injuria  ,  si 
este  juizio  fuese  solamente  en  juzgar  de  mi 
elocuenzia,  i  juizio,  o  injenio,  o  letras;  mas 
cuando  la  cosa  viene  a  nombre  de  herejía  > 


r 


6 

este  tal,  ni  lo  debe  safrir,  ni  confesar,  siiio 
quien  sufre  cometerla.  I  también, Junte  con 
esto,  no  dejaré  de  rogar  a  las  núsmas  Órde-* 
ues  i  Relijiones  ,  que  tengan  por  bien  ,  que 
esta  nuestra  controversia  ,  sea  particular  i 
secreta.  I  assimismo  ,  si  en  en  esa  tierra  hai 
algunos  amigosi  favorezedoresde  mi  nombre 
i  estimación  ,  querría  pedirles,  que  assi  tem- 
plen el  favor  que  me  quisieren  haeer  ,  que 
esta  porfía ,  i  este  fregar  i  cutir  de  los  estu^ 
dios  i  opiniones,  no  sea  causa  de  levantarse 
algún  desconzierto  i  desasosiego  en  el  mundo, 
pues  en  todas  partes  hai  de  esto  mas  de  lo 
que  querríamos:  mayormente  que,  como  ha->^ 
bemos  visto,  a  las  vezes  de  prinzipios  i  cau-» 
sas  mui  livianas  se  han  levantado  grandísi- 
mas alteraziones,  que  aunque  fueron  comen^ 
zadas  por  hombres  de  poca  estimazion,  ape<* 
ñas  han  podido  ser  atajadas  por  la  autori- 
dad de  los  Prínzipes  mas  soberanos.  En  ver^ 
dad,  cuanto  a  lo  que  a  mi  persona  i  condi- 
zion  toca,  yo  querría  mas  como  el  profeta 
Jonás  ser  echado  en  la  mar,  i  comprar  el  so- 
siego común  de  toda  la  chrisliandad  a  costa 
de  sola  mi  cabeza  i  vida ,  que  ser,  uo  digo 
causa  ,  mas  ocasión  de  alguna  perniziosa 
tempestad.  Assiqué,  este  pleito  que  ahora 
he  de  defender  yo ,  entiendo  tratarlo  de  tal 
manera,  que  en  cuanto  pudiere  deje  a  mis 
adversarios  sin  injuriarlos  i  aun  sin  nombrar- 


7 

los.  I  si  alguna  vez  pareziere,  que  la  misma 
materia  trae  consigo  nezei^dád  de  dezir  al- 
guna injuria  o  descortesía  contra  ellos;  quie- 
ro dezir  y  si  la  verdad  defendida  por  mi,  ma- 
nifestase claramente ,  que  ellos  son  otros,  i 
mui  diferentes  de  lo  que  muestran  i  quieren 
parezer;  en  tal  caso,  póng^mse  la  culpa  a  sí 
mesmos  ,  i  no  a  mi,  pues  ellos  me  pusieron 
en  esta  nezesidad.  Porque  4si  este  negozio  se 
tratara  por  cartas  particulares  entre  ellos  i 
mi,  pudiérase  la  cosa  conzertar  entre  noso- 
tros sin  dolor  i  sin  injuria :  lo  cual  yo    les 
agradeziera  mucho.  Mas  veo  que  lo  tratan  , 
no  solamente  pública  ,  mas  descortesmente. 
Porque,  dejada  aparte  la  queja  que  tengo  , 
en  saber  que  ha  dias ,  que  pública  i  secreta- 
mente, i  aun  en  los  sermones ,  contra  vo- 
luntad de  los  Papas  i  Perlados  ,  i  del  Empe- 
r<ador,  algunos  déllos  se  han  desvergonzado 
contra  mi  bonrra  i  estimazion  :  oGzio  ,  por 
zíerto,  mui  ajeno  de  la  Orden  i  costumbres 
de  Sto.  Domingo  i  Sn.  Franzísco,  de  cuyos 
renombres  ellos  se  prézian  :  mas  aun  sobre 
todo  este  Libelo  que  ahora  con  tanta  soleni- 
dád  presentaron  ante  VS.%  es  aun  mui  mas 
estraño ,  i  contra  aquella  sinzeridád  i  chari- 
dád  en  que  ellos  hizieron  profesión.  Prime- 
ramente suprinzipio  fué,  haziendo  memoria 
de  muchos  herejes  antiguos  ,  venir  a  hazer 
mui  señalada  menzion  de  mi  nombre,  como 


8 

8i  Erasmo  en  algo  hubiese  tenido  que  hazer 
con  herejes»  Tras  esto,  pusieron  unos  títulos 
a  sus  Artículos»  tan  temerosos  ,  qae  solos 
ellos  bastan  a  sentenziar  contra  mí:  aunqne 
también  en  el  medio  de  la  obra  mezclaron 
una  buena  parte  de  ponzoña.  Mas  yo  abora 
no  quiero  dar  mal  por  mal,  porque  entiendo 
venzerlos,  no  menos  con  buena  templanza  i 
moderazión»  que  con  la  justiGcazión  de  mi 
causa.  Pero  lo  que  yo  pido  a  Vra.  exzelsitud 
niui  Ilustre,  es,  que  tenga  por  bien,  desocu" 
par  un  poco  ese  su  corazón  en  tantos  i  tan 
graves  negozios  ocupado,  a  lo  menos ,  hasta 
que  conozca  i  entienda  mui  bien  esta  cansa» 
Yo  tengo  por  mui  zierlo,que  si  en  mis  scríp^ 
turas  hubiese  alguna  manera  de  herejía,  que 
ni  VS.*  las  querría  favorezer  ,  ni  yo  jamás 
pediría  vuestro  favor,  antes  demandaría  cor- 
rection  ,  porque  en  gran  manera  deseo  que 
de  mis  obras  esté  tan  lejos  cualquier  herejía, 
cuanto  está  lejos  de  mi  pensamiento.  A  de- 
zir  verdad,  yo  bien  veoí  conGeso,  que  mu* 
chas  de  mis  scrípturas  que  scríbi  siendo 
manzebo,  i  otras  que  tratan  cosas  de  burlas» 
las  publiqué  mes  arrebatadamente  ,  i  con 
menos  madureza  que  debiera  ,  porque  es 
común  vizio  de  nuestra  naturaleza  :  i  assi 
como  afirmo,  que  en  ellos  hai  muchas  cosas 
que  se  pudieran  dezir  mas  prudente ,  mas 
recatada  i  moderadamente,  porque  no  pen-^ 


9 
f^aba  yo  jamás  había  de  venir  tiempo  tan  ca^- 
lumnioso  como  este;  assi  niego,  que  en  ellas 
se  halle  sentido  herético  alguno..  El  cual  ^ 
si  alguno  roe  le  mostrare »  yo  seré  el  pri- 
mer Juez  que  lo  condenare^  i  seré  el  verdn- 
So  para  raerlo  i  desbaratarlo.  Pero  en  tanta 
iversidád  de  injenios  ^  de  opiniones  i  de 
juizios  ,  pensar  hombre  satisfazer  a  las  sos- 
pechas ^  achtiqttes  ,  correctiones  i  torzidos 
parezeres  de  todos  ^  ni  me  pareze  posible , 
ni  aun  pienso  que  va  mucho  en  ello,  mayor- 
mente ,  que  aun  en  las  Letras  apostóhcas 
halla  muchas  vezes  la  maliziosa  calumnia 
algo  que  roya  :  ni  hubo  jamás  scriptór  ca- 
thólico  hasta  hoí  tan  dichoso  ,  que  no  se 
deba  leer  Con  alguna  lizenzia  i  desculpa. 
t  dejados  otros  muchos,  digo  que  en  los  de 
actos  de  los  P^nttfizes  romanos ,  i  en  las 
obras  de  St.  Hierónimo  i  St.  Augustin  ,  se 
hallarán  algunas  cosas»  que  simplemente  to- 
madas, serían  errores,  si  ahora  alguno  las 
quisiere  apurar  con  porfia%  Son  estas  unas 
faltas  humanas,  i  livianos  descuidos,  los  cua-^ 
les  es  justo  que  se  perdonen  en  recompensa 
de  otros  muchos  merezimientos  que  én  ellos 
se  hallan.  I  aun  esto  no  quiero  yo  \  que  se 
me  otorgue  a  mí,  sino  que  rezibiré  el  juizio 
de  VS.*,  como  si  ftiese  un  oráculo  ,  o  res- 
puesta divina ,  porque  sé  que  la  nobleza  de 
vuestro  linaje,  i  k  satitídad  de  la  vida  i  bon- 

2á 


10 

dad  natural ,  juntamente  con  una  slnguhr 
enidizióii  ,  os  hazen  libre  de  todn  sospecha 
de  inalqucrenzia.  Mas,  niiiclio  os  be  deteni- 
do, Riuo.  Scñúr  ,  con  esta  mi  preíazion  :  i 
por  esto,  quiero  comenzar  el  negozio  prin- 
zipal,  poniendo  primeramente  con  toda  fide- 
lidad las  palabras  del  Libelo  que  contra  mí 
se  presentó,  según  de  allá  me  fué  enviado 
por  uno  de  los  Secretarios  del  Emperadúr. 

[Sígnense  las  respuestas  a  todas  las  obje- 
ziones  i  calumnias  ,  que  fueron  zíento  :  la 
una  fué  del  fuego  del  infierno,  si  es  nialerial 
o  no,  a  la  cual  reEpond[i}ó    así:] 

A  este  artículo  be  respondido  cumplida- 
mente por  diversas  partes,  i  mas  en  un  Ca- 
Ritulo  que  añadí  a  las  supputaziones  contra 
atal  Beda.  Largamente  ban  caminado  es- 
tos mis  calumniadores  ,  pues  comenzaron 
desde  la  santísima  Trinidad  ,  i  han  llegado 
hasta  los  Infiernos:  i  aun  dizen,  que  la  lec- 
zioo  no  es  acabada,  i  que  les  queda  mas  por 
dezir.  Gastarían,  pnr  zierto.  ellos  mejor  el 
tiempo  ,  en  revolver  los  libros  de  St.  Am- 
brosio, Jerónimo  i  Augustiuo,  en  los  cuales 
aprenderían  algo  de  la  bondad  (^iristiana;  o  si 
alguna  gana  tuviesen  deealumníar,  hallarán 
también  algunas  cosas  donde  meter  el  dien- 
te, como  en  mis  escripturas.  I  si  estos  Pa- 


11 

dres  deseasen  de  todo  corazón  la  tranquili- 
dad i  sosiego  de  la  Christiandády  i  hubiesen 
en  gana  de  atajar  i  apagar  la  tempestad  que 
ahora  anda  en  ella  ;  antes  buscariati  en  mis 
obras  las  cosas  que  hazen  contra  Lutero  , 
que  no  retorzér  mis  palabras  en  sospecha 
de  parezerme  a  mí  bien  sus  errorres.  En 
cuanta  estimazión  tengan  estos  a  V/  Ex- 
zelenzia  mui  Ilustre  Sr.,  pues  de  tan  oziosas 
i  frías  murmuraziones  os  han  querido  car- 
gar, véanlo  ellos  ,  que  tales  asuntos  os  han 
ofrezido,  i  dedicado  con  tanta  selenidad.  Yo, 
en  verdad  ,  mui  gran  vergüenza  tuviera  de 
ofrezer,  aun  esta  mi  defensión,  a  tan  seña- 
lado Perlado:  i  si  la  ofrezco,  no  es  para  que 
sea  estimada,  sino  paraque  sea  juzgada  :  i 
esto  no  sin  gran  empacho  i  dolor.  Porque 
asi  como  he  vergüenza,  con  tales  niñerías 
dar  enojo  a  tan  gran  Señor  ,  i  en  tan  gran- 
des negoztos  ocupado  ;  así  tengo  pena  i  do- 
lor ,  que  con  *  esto  se  alborotase  vuestra 
grandeza  ,  i  mi  industria  :  perderemos  el 
tiempo ,  dejándole  de  gastar  en  cosas  roas 
provechosas  ,  empleándole  en  las  de  poco 
provecho  ,  i  mucho  sinsabor.  Mas  si  V.  S." 
pudiere  tragar  el  enojo  que  de  leer  esta  mi 
scriptura  le  verná,  yo  sé  zierto  que  juzgará 

*  Ast  el  ms.  pero  indudablemente  errndo.  Tal  vei  el  traduc- 
tor én  su  orijinál  diría:  ^que  con  eslos  alborotos»  vuestra  gran- 
deza, i  mi  industria,  perderemos*  ele.  pues  el  lat.  dize:  «/injus- 
modt  tumulíibus^  efe. 


12 

a  Erasmo,  roas  por  merezedór  de  iniseríeor- 
día  que  de  ira.  Porqne  yo  cualquiera  otra 
cosa  qaisiers  mas  hazer  que  ésto.  El  juizio 
que  Vs.'  eo  esto  hiziere,  le  rezibiré  con  ale- 
gre corazón  ;  ne  porque  yo  piense  que  eo 
mis  scripturas  no  Iiai  algo  que  jnstamente 
ne  deba  reprehender,  mas  porqne  tal  intea- 
zion  es  la  mía  ,  que  si  al^na  cosa  en  ellas 
se  hallare  contraria  a  la  doctrina  sania  i  boe- 
na,  mucho  mas  plazér  habré  con  la  correc- 
zion  de  cualquier  yerro,  que  en  haJwr  vcd- 
zido  esta  cauta  con  ínroenzia. 


El  estado  de  las  cosas  de  la  Iglesia  ,  los 
agravios  que  en  estos  Reinos  en  lo  eclesiás- 
tico se  reziben  ,  í  la  itezesidad  que  hai  de 
remedio  i  refbrmazion. 


Es  notorio  ,  que  para  los  pontos  que  se 

ftroponen,  en  que  su  Majestad  quiere  saber 
o  que  puede  hazer,  i  a  qué  se  puede  eiten- 


der,  siendo,  como  son  por  la  mayor  parte, 
enderezados  al  dicho  fin  ;  no  era  nezesarío 
otra  Relazion  ni  iuslificazion.  Mas  porqne 
es  bien  se  entienda  todo  lo  que  ha  pasado 
con  su  Santidad,  i  el  término  en  que  con  ¿1 


13 

están  los  negoitos;  de  que  resultan  las  gran- 
des i  justísimas  causas ,  que  sn  Majestad 
tiene  para  se  mover,  i  prozeder  a  todo  aque- 
llo a  que  justa  i  chrisUanameote  pueda;  se 
presupone  lo  que  en  la  Helazion  inrra-es- 
críta  se  ilize. 

'Desde  antes  que  su  Santidad  fuese  pro- 
movida al  Pontilicado,  muchos  aflos  siendo 
Cardenal  ,  se  vió  el  mal  ánimo  i  enemistad 
formada,  que  contra  su  Majestad  Imperial 
faa  tenido,  mostrando,  así  ea  obras  ,  como 
en  palabras .  en  todo  lo  que  se  ofreEÍa  ,  la 
dicha  enemistad:  en  conrirmazíon  de  la  cual, 
se  sabe  haber  aconsejado  al  Papa  la  conquis- 
ta i  enipressa  del  Reino  de  Ñapóles  :  i  como 
por  entontes  nn  lo  pudiese  persuadir  ,  eu 
viendo  la  ocasión  de  la  muerte  de  Pedro 
Luis,  hijo  del  dicho  Paulo  ,  lo  tornó  a  in- 
tentar, ofrezieitdo  al  dicho  l'ontífize  la  ayu- 
da de  sus  parientes  i  amigos,  i  dándole  en 
la  misma  conquista  del  Keino  ,  la  misma 
orden  que  ahora  ha  llevado  i  lleva.» 

•  En  la  elecxion  i  asumpzion  suya  al  Pon- 
tiüeado,  pareze ,  que  faltándole  dos  votos 
de  los  nezesarios  pava  ser  eleczion  Canóni- 
ca ,  se  sentó  en  la  silla  donde  suelen  ser 
adorados,  i  estuvo  allí,  sin  quererse  levan- 
tar, por  un  día  natural,  hasta  que  los  Car- 
denales (se  dize]  haber  forzado  al  Cardenal 


14 

de  Palermo,  i  a  otro  Cardenal  mozo  de  la 

t)arte  Imperial:  el  cual  Cardenal  de  Palermo 
lizo  la  dicha  adoraziou,  reclamando,  i  di- 
ziendo,  que  era  fuerza,  i  no  elecziou  Canó- 
nica. I  llegando  el  Cardenal  de  Santa  Flor 
a  la  puerta,  que  la  tenían  zerrada  ,  con  in- 
tento de  protestar  que  la  eleczion  no  era 
Canónica;  nunca  le  quisieron  abrir,  ni  dejar 
entrar.  I  de  aquí  se  puede  entender  haberle 
venido  al  dicho  Cardenal  los  malos  trata- 
mientos i  agravios  que  su  Santidad  le  ba 
hecho.» 

«Luego  que  fue  asumpto  en  la  dicha  ma- 
nera al  Pontificado,  hizo  Cardenal  a  D.  Car- 
los Carrafa  su  sobrino,  el  cual,  allende  de 
ser  un  soldado,  criado  siempre  en  el  hábito 
militar,  i  ejerzitado  en  la  guerra,  i  que  ala 
sazón  vivía  con  el  rei  de  Franzia ;  es  un 
hombre  vizioso,  disoluto,  homizídiario,  ro- 
bador, asasino,  i  de  quien  se  entiende  ,  es- 
tando en  Venezia,  haber  dado  higas  al  San- 
tísimo Sacramento,  i  dicho  publicamente, 
que  no  creía  en  él.  I  no  solo  hizo  a  lal  hom- 
bre Cardenal,  pero  le  entregó  totalmente  el 
gobierno  de  lo  espiritual  i  temporal  de  la 
Iglesia,  cosa  tan  perniziosa,  i  de  tan  grave 
escándalo  i  mal  ejemplo.» 

«Assimismo  ,  en  continuazion  del  dicho 
ánimo  i  enemistad,  recojióa  los  rebeldes  del 
Ueino ,  que  estaban  en  servizio    del  Rei  de 


15 
Franzia  ,  como  a  Bernardino  Sanseverino  , 
Duque  que  fué  de  Salerno,  i  a  otros  muchos 
forajidos  i  rebeldes  :  i  no  solo  los  recojió  , 
pero  aun  les  entregó  el  Gobierno  de  Roma, 
i  de  su  persona ,  despidiendo  i  echando  de 
su  casa  a  todos  los  que  le  parezían  servido- 
res i  aBzionados  a  su  Majestad,  aunque  fue- 
sen sus  deudos. » 

«I  para  dar  prinzipio  a  lo  que  tanto  te- 
nía pensado,  i  deseado,  tomó  ocasión  de  las 
Galeras  del  Prior  de  Lombardía  ,  que  salie- 
ron de  duita-Vieja;  no  siendo  la  dicha  oca- 
sión justa,  por  haber  aquellas  salido  con  li- 
zenzia  del  Conde  de  Mon torio,  que  goberna- 
ba el  Estado  de  la  Iglesia,  i  que  para  lo  su- 
sodicho tenia  la  autoridad  i  poder  nezesario. 
I  con  la  dicha  ocasión  prendió  a  Totino  , 
criado  del  Cardenal  Santa  Flor ,  i  siendo 
hombre  mui  honrrado  le  hizo  dar  tratos  de 
cuerda,  para  enlender  del  lo  que  habia  ve- 
nido a  dezir  a  sus  Majestades  zerca  de  sü 
eleczion:  i  al  dicho  Cardenal  su  amo  le  pren- 
dió, i  hizo  otros  malos  tratamientos,  siendo 
tan  prinzipal  persona,  por  ser  servidor  i  afi- 
zionado  de  sus  Majestades.» 

«Hizo  por  el  mes  de  Octubre  del  año  pa- 
sado de  1555.  liga  con  el  Rei  de  Franzia  , 
por  medio  de  Mosiur  de  Arabanzona,  emba- 
jador del  dicho  Rei  en  Roma  :  en  la  cual  li- 
ga, lo  prinzipal  que  se  capituló,  fué  lo    to- 


16 

cante  a  la  conquista  del  reino  de  Ñapóles ,  í 
estado  de  Milán,  que  tan  justamente  su  Ma* 
jestád  posee ;  i  desde  esc  mes  ,  ofreziendo 
mvestiaura  del  dicho  Reino ,  para  un  hijo 
del  Rei ,  i  haziendo  otros  pactos ,  condizio- 
ues  9  i  capilulaziones «  todos  enderezados  a 
la  ofensa  i  daño  de  sus  Majestades.» 

«A  losColoneses  i  Ursinos,  que  eran  ami- 
gos i  servidores  afizionados  de  sus  Majesta- 
des ,  les  ha  hecho  muchos  agravios  i  malos 
tratamientos  privándolos  de  sus  estados  ,  i 

Eersiguiéndolos  en  las  personas  ,  honrras  i 
azieudas ,  queriéndolos  del  todo  destruir  : 
teniendo  assimismo  fin  t  en  la  ocnpazion  de 
los  Lugares  i  Estados  de  los  dichos  Colone- 
ses,  el  intento  que  tiene  en  la  conquista  del 
Reino  ,  por  ser  aquellos  a  propósito  para 
mejor  meter  la  dicha  guerra  en  el  dicho 
Reino.» 

«Envió  al  Cardenal  Garrafa,  al  rei  de 
Franzia;  i  otros  Cardenales  a  sus  Majestades, 
con  nombre  i  color  de  procurar  la  paz.  I  el 
dicho  Cardenal  Garrafa  renovó  i  concluyó 
la  Liga  con  el  Rei,  i  trató  muchas  otras  co« 
sas  en  perjnizio  i  ofensa  de  sus  Majestades, 
i  en  perturbazion  de  la  paz  i  quietud  pú- 
blica de  la  Christiandad.  I  entre  las  otras 
condiziones  de  la  Liga  se  capituló,  se  le  die- 
sen dos  mil  franzeses  que  llevó  por  mar , 
para  los  meter  en  las  Plazas  de  los  Colone- 


/ 


17 

ses,  que  fortifica  ala  froDlera  del  Beíno.  I 
el  otro  Cardenal  que  iba  a  la  Corte  de  sus 
Majestades  se  eolretuvo,  hasta  entender  que 
estaba  conclnida  por  el  Carrafa  la  dicha 
Liga:  i  entendido  ,  sin  llegar  a  la  Corte  se 
volvió  por  tierra,  a  Suiaos,  a  negoziar  cou 
ellos  la  Liga.» 

■Ha  hecho  grande  iustanzia  a  los  Vene- 
zianos,  paraque  se  entren  en  la  Liga  ,  ofre- 
ziéodoles  la  iuveslidura  del  Reino  de  Sizilia 
i  otras  Plazas  en  la  Pulla:  i  assiniísmo  ha 
tratado  con  el  Duque  de  Ferrara  lo  uiismo, 
ofreziéndole  a  Cervi  í  Itavena,  Plazas  impor- 
tantes al  Patrimonio  de  la  Iglesia.» 

■Ha  hecho  a  los  Ministros  i  Criados  de  sus 
Majestades  muchos  i  grandes  agravios  ,  i 
malos  tratamientos:  i ,  siiiembargo  de  la  se- 
gundad que  de  Derecho  divino  i  humano  se 
debe  a  los  tales  Alinistros,  los  ha  prendido  , 
atormentado  ,  e  injuriado.  Porque  prendió. 
i  tiene  preso  a  (iarzí-Lasso  de  la  Vega,  Ca- 
ballero prinzípál,  al  cual  sus  Majestades  ha- 
biau  enviado  a  negozios  de  imporlanzia  s  su 
Santidad  :  tomando  ocasión  ae  ziertas  Car- 
Las  ,  que  el  dicho  Garzi-Lasso  escribió  al 
Duque  de  Alba,  cnn  aviso  de  algunas  cosas 
de  que  justa  i  lizitamente,  como  Ministro  de 
su  Majestad,  podia  avisar.  Prendió  assimis- 
mo  a  Juan  Antonio  de  Tassis,  Correo  mayor 
de  su  Majestad  ,  a  quien  ha  dado  tratos  de 


18 

cuerda.  Hizo  prender  en  Bolonia  al  Abad 
Brizeño  ,  que  llevaba  ziertos  Despachos  del 
Duque  de  Alba,  aD.  Juan  Manrrique,  a  Ña- 
póles: al  cual  Abad  ha  tenido,  i  tiene,  preso 
1  maltratado.  Al  Marques  de  Sarria,  emba- 
jador de  sus  Majestades,  trató  muí  mal  ,  i 
ásperamente  ,  assi  de  obras  como  de  pala- 
bras, quitándole  por  todas  vias  la  reputazion 
i  autoridad  ,  haziéndole  diversas  ofensas  í 
agravios.  I  assimismo,  ha  preso  i  maltratado, 
a  otros  servidores  i  afizíonados  de  sus  Majes- 
tades: i  hizo  ahorcar  al  Abad  Mani ,  i  a  otro 
Galabrés,  levantándoles,  que  habían  querido 
dar  yerbas  al  Cardenal  Carrara,  siendo  pú- 
blico i  notorio  no  haber  sido,  ni  haber  ellos 
cometido  ,  ni  sido  culpantes  de  tal  cosa.» 

«Hizo  que  su  Fiscal  pusiese  en  Consisto- 
rio, públicamente,  acusazion  contra  sus  Ma- 
jestades Imperial  i  Heal,  pidiendo  se  proze- 
diese  a  privazion  del  Imperio  i  Reinos:  cosa 
tan  exorbitante  i  de  tan  gran  ofensa  ,  i  tan 
sin  fundamento  ni  razón. 

En  la  revocazion  de  la  cuarta  i  cruzada  , 
que  hizo  su  Santidad, — habiendo  sido  aque- 
llas conzcdidas  para  cosa  tan  justa  i  neze- 
saria  como  lo  es  la  defensa  de  los  lugares  i 
fronteras  que  su  Majestad  sostiene  en  África, 
i  teniendo  tanta  nezesidád  de  esta  ayuda  pa- 
ra defenderlas,  en  tiempo,  que  se  había  per- 
dido déllas  ,  i  otras  estaban  en  peligro  de 


19 

{lerilerse,— como  quiera  que  en  el  Breve  de 
a  suspensión  se  dieron  oíros  colores  i  cau- 
sas, es  zierto  que  se  tuvo  fin  a  agraviar  a  sus 
Majestades  i  a  enilaquezerles  las  fuerzas  pa- 
raque  no  se  pudiesen  assí'elTeuder,  i  obviar 
a  la  guerra  i  conquista  del  Keino.  I  aun  es- 
tán entendidas  las  intelijenzias  i  medios  que 
se  tuvieron,  enderezados  a  poner  defensión 
i  allerazion    entre  el  Iteiuo  i  Vassallos   de 


"Ha  tratado  de  las  personas  Imperial  i 
Real  de  sus  Majestades ,  con  palabras  mui 
indignas  i  perjudiziales ,  i  dizieudo,  que  lia- 
bía  de  traer  el  armada  Turquesca  contra 
sus  Estados,  i  que  lo  podría  justamente  ba- 
zer;  i,  aun  no  falta  quien  lo  alirma,  que  la 
que  vino  a  Oran  fué  por  61  solizitada  ,  a  fin 
de  poner  lo  de  España  en  nezesidad  ,  i  di- 
vertir las  fuerzas  de  sus  Majestades,- 

■I  en  prosecuzion  déste  mismo  intento,  i 
fin  de  la  dicha  guerra  i  conquista,  ha  he- 
cho mucha  jenle  de  a  pie,  i  de  a  caballo  ,  i 
proveerla  de  vituallas,  artilleria,  i  muniziu- 
nes:  i  trayendo  por  todas  partes  las  inteli- 
jenzias que  puede,  para  seguir  el  dicho  in- 
tento de  la  guerra.» 

«I  siendo  oQzio  tan  propio  de  su  Santi- 

*  áeftndcT,  delKdctir.  O  bien,  onlai,  debe  cencilteeíefu- 
á¡eavB.  Pno  pienso  qne  i,  d.    ilcfcader  :  y  luego  ,  ofciisiun  en 


# 


20 

dad  ,  procurar  la  paz  entre  los  Prínzipes 
Grislianos ,  no  solamente  no  lo  lia  hecho, 
mas  tuvo  1  mostró  grande  sentimiento  de  ha- 
berse asentado  las  treguas  entre  sus  Majes- 
tades, i  el  Rei  de  Franzía*:  i  ha  turbado, 
i  puesto  en  bullizio  de  guerra  la  Christian- 
dád,  i  conmovido  a  ella  con  toda  la  instan- 
zia  que  ha  podido  al  dicho  Rei  de  Franzia  , 

Saraque  torne  a  tomar  las  armas  contra  sus 
[ajestades,  i  procure  de  tomarles  sus  Reinos 
i  Estados ,  rompiendo  la  dicha  tregua  que 
con  él  se  tiene.  I  puesto  ,  que  a  ninguna  co« 
sa  de  las  dichas  se  ha  dado  por  sus  Majesta- 
des ocasión,  antes,  había  grandes  i  notorias 
causas  porque  de  su  Santidad  debían  ser 
tratados  como  Prínzipes  Christianos  i  Ca- 
thólicos  ,  i  observantisimos  de  la  Sede  apos- 
tólica; i  que  assimismo,  de  su  parte,  sehan 
hecho  todas  las  dilijenzias,  i  usado  de  todos 
los  medios  a  ellos  posibles,  para  quietar  a  su 
Santidad  ,  i  desviarle  de  tan  desordenados 
fines  e  intentos,  e  para  le  induzir  a  que  des- 
hiziese  tantos  i  tan  notorios  agravios ;  no 
habiendo  bastado  cosa  ninguna,  i  habiéndose 


Cara 


Navagero  dice :  tDomandanio  io  al   Ponlefice  et  al  Cari. 


un 


ajfa  si  havevano  avviao  alcuno  delle  tregüe,  si  qnardarono  V 
Vallro  ridendo,  quasi  volesscro  diré,  st  come  mt  disse  anche 
aperlamenle  il  Ponlefice  ,  che  questa  ^teranza  di  tr^ue  era 
assai  d^ole  in  lui;  e  non  di  meno  venne  Cavviso  il  ^orno  se- 
guenle,  il  quale  si  come  consolé  tulla  Roma  ,  cosi  diede  tanlo 
travaglio  e  tanta  molestia  al  pupa  et  al  cardtnale ,  che  non  lo 
poterono  dissimulare-  Diceva  il  papa  ,  che  qwtte  tregme  sartb- 
oero  la  ruina  del  monde 


21 

venido  a  termina,  que  sia  evidente  i  notorio 
peligru  de  sus  Reinos  i  Estados,  no  se  podía 
esperar  que  metiese  la  guerra  en  el  Beino; 
íaé  forzado  ,  que  el  Duque  de  Alba  ,  como 
Ministro  td^n  prinzipal  i  zeloso  del  servizio 
de  sus  Majestades ,  i  a  cuyo  cargo  está  la 
deTensa  de  aquellos  Estados;  saliese  en  cam- 
po con  el  Ejérzito  que  ha  podido  juntar  , 
para  obviar  a  la  fuerza  i  violenzia  que  su 
Santidad  quiere  hazer :  con  determinazíou  , 
que  sí  su  Santidad  quisiere  aquietarse  ,  i 
quisiere  venir  a  medios  convenientes  ,  i  de 
manera ,  que  se  pueda  vivir  con  él  con  se- 
guridad,! quisiere  deshazer  los  dichos  agra- 
vios; sea  por  su  Majestad  admitido,  siendo, 
como  es ,  su  reiil  intento  tener  a  aquella 
Santa  Sede  laobedienzia  i  observanzia  que 
siempre.' 

•Presupuesto  lo  susodicho  ,  so  Majestad 
tiene  fin  a  la  defensa  de  sus  Beinos,  al  repa- 
ro i  satisfazíon  de  tantos  agravios  ,  a  quie- 
tar a  su  Santidad,  i  conduzirle  a  loque  con- 
viene. 1  teniendo  assimismo  Gn  ol  benefizio 
público  de  la  Iglesia  i  de  sus  Estados  ,  i  la 
reformazíon  i  remedio  de  lo  locante  a  lo 
eclesiástico,  queriendo  en  todo  satísfazer  su 
.  Beal  conzienzia  ,  i  entender  lo  que  puede 
hazer,  ha  mandado  proponer  a  personas  de 
letras  i  conzienzia,  los  puntos  siguientes.' 
Primeramente,  presupuesto  el  estado  en 


Vt 

AtA  ,  yrittmnt  la  pn  aixt  !•»  Priiipta. 
CríitíaMf  ,  wi  atrfameale  do  U  ha  hecb», 
■M  Uno  i  Hoatrñ  graale  snlñaieato  de  ka- 
Iwrw  wnM»¿o  lai  treguas  caire  sos  Majes- 
laJes,  í  d  Bei  de  Pnnrá*:  i  ha  turbado, 
t  pfwilo  ea  Mlízío  de  guerra  la  CbristiaB- 
díd,  i  eiwBioirído  a  ella  c«b  tiida  la  inslaD- 
zia  que  ha  podido  al  dicho  Reí  de  Franzia  . 

Saraqnc  lorne  a  toouir  las  amias  contra  sus 
lajextades.  i  procure  de  tomarles  sos  Reinos 
i  Kstados ,  rompiendo  la  dicha  tregua  que 
con  él  se  tiene.  I  puesto  ,  que  a  DÍn^ina  co- 
sa de  las  dichas  se  ha  dado  por  sus  Majesta- 
des ocasión,  antes,  había  grandes  i  notorias 
causas  porque  de  su  Santidad  debían  ser 
tratados  como  l'rínzipes  Chrístianos  i  Ca- 
th/dícos ,  j  observaiitisimos  de  la  Sede  apos- 
ti'jüco;  i  que  assimismo,  de  su  parle,  sehan 
Iiecbo  [odas  las  dilijenzias,  i  usado  de  todos 
los  medios  a  ellos  posibles,  para  quietar  a  su 
Sniilidód  ,  i  desviarle  de  tan  desordenados 
Unos  e  intentos,  e  para  le  induzir  a  que  des- 
biziese  lautos  i  tan  notorios  agravios ;  no 
hubicndo  bastado  cosa  ninguna,  i  habiéndose 


~    w  tiai'mukíTt'    ñiten  ti  yn^  .  rii>  fiHMc  trrfmc  ont- 


\t  fWla  tftmn*  a  Irme  a* 
mtm,  MHH  r*rrw»  fl  j&rtn  ■- 
ol*  (■((■    IImh  ,  csri  *«le  uní 


23 
co&as  eclesiáslicas  ;  i  la  forma  i  orden  ,  que 
para  se  poder  convocar  i  zelebrar  los  tales 
Conzilios,  sé  debria  i  convendría  tener. 

¿  Si  ,  presupuesto  el  estado  en  que  el 
Conzilio  de  Trento  nuedú,  í  lo  que  en  la  úl- 
tima Sesión  del  se  dispone,  seria  bien  pedir 
la  conlinuuzion  del  dicho  Conzilio,  paraque 
se  hiziese  la  reformazíon  ,  ín  eapife  el  in 
membris ,  i  lo  demás  a  que  fué  convocado: 
i  si  siendo  impedido  por  su  Santidad  podría 
insistir  en  ello,  i  enviar  los  Prelados  de  sus 
Estados  :  i  qué  dilijenzias  se  habrían  de  ba- 
zer  para  la  dicba  conltnuazion  del  Conzilio, 
aunque  los  Prelados  dcslos  Reinos  faltasen. 

¿  Entendido  que  el  Papa  no  fuécanóni- 
cawente  elejido,  i  siendo  assí  lo  que  zerca 
de  su  eleczionse  dize  en  la  Itelazion  haber 
pasado  ;  qué  es  lo  que  su  Majestad  puede  i 
debe  hazer,  i  qué  dilijenzias  se  deben,  i  con- 
vienen hazer  en  tal  caso  por  su  Majestad.» 

¿  «Si,  visto  las  grandes  vejaziones  icos- 
tas,  trabajos  e  inconvenientes,  que  a  los  sub- 
ditos déste  Reino,  i  al  bien  público  del  ,  se 
siguen,  en  ir  con  las  lites,  i  pleitos,  i  nego- 
zios  a  la  Corte  de  Roma  ;  se  podría  justa- 
mente pedir  a  su  Santidad  ,  que  nombrase 
un  Legado  en  estos  Reinos,  que  en  ellos  des- 
pache los  negozios  gratis  ;  i  que  pusiese  su 
Rota  en  España  para  la  determinaziun  de 
las  lites,  sin  que  hubiese  nezesidad  de   ir  a 


34 

Itoma:  i  qué  es  lo  que  su  Majestad  en  pro- 
seciizion  désle  punto,  uo  le  siendo  conzedi- 
do,  podría  hazÉr.» 

¿  'Si,  visto  lo  que  en  la  provisión  ile  los 
BeneGziüs,  Prebendas  i  Dignidades,  pasa  en 
Roma,  que  a  todos  es  nutúrio;  que  es  lo  que 
su  Majestad  podria,  en  este  caso,  pedir,  assí 
en  cuanto  toca  a  dejar  la  provisión  a  los  Or^ 
díñanos,  como  en  el  remedio  de  otras  des- 
órdenes i  exzesos  que  en  esta  materia  de  la 
provisión  de  los  Beneficios,  i  lo  a  ellos  anexo 
i  dependiente  pasa.» 

I  "Si  los  expolios  i  fruclos  sede-vacan- 
tes, que  el  Papa  lleva  en  estos  Reinos  ,  ea 
justo  que  los  lleve,  i  se  le  debe  permitir  ;  i 
qué  es  lo  que  su  Majestad  puede  i  debe  en 
esto  hazer,  pues  se  entiende  que  no  los  lleva 
en  otros  Reinos,  i  en  estos  se  ha  inlroduzido 
de  poco  tiempo  acá.° 

¿  'Si  se  podría  justamente  pedir  i  pre- 
tender  ,  que  el  Nunzio  que  en  estes  Reinos 
tiene,  expidiese  gratis,  i  no  en  otra  manera: 
i  qué  es  lo  que  en  esta  satón  se  puede  i  debe 
hazer.  * 


Parezér  de  Fr.  MelchAr  Cano  ,  sobre  Ut 
que  se  le  consulló,  en  lo  locante  al  estado  eii 
que  se  hallan  las  cosas  de  la  Iglesia. 


En  este  negozio  (en  que  V.  M«j.  desea  ser 
inrormado]  tiene  mas  dificullades  en  la  pni- 
denzia,  qne  en  la  zienifa,  aunque  en  lo  uno  i 
CD  lo  otro  es  bien  diíIcnltosD  i  peligroso:  i 
ossi,  conviene  que  atentamente  lo  advierta, 
cualquiera  que  hubiere  de  dar  su  parezér 
en  él,  i  mucho  mas  quien  lo  hubiere  de  eje- 
cutar, pues  es  zierlo ,  que  se  hallarán  mas 
dificultades  i  peligros  en  la  ejecuiión,  que 
se  podrán  representar  en  el  consejo. 

La  primera  diOcnllad  consiste ,  en  tocar 
este  caso  a  la  persona  del  Papa  ,  el  cual  es 
lán  superior,  i  mas ,  si  mas  se  puede  dezir, 
de  todos  los  Christianos ,  que  el  Rei  lo  es 
de  sos  vassallos.  E  ya  vé,  V.  M-,  qué  sen- 
tiría si  sus  propios  subditos,  sin  su  liceazía, 
se  juntasen  a  proveer  ,  no  con  ruego  ,  sino 
con  fuerza  ,  en  la  desorden  que  hubiese  en 
estos  Reinos,  cuando  en  ellos  hubiese  algu- 
na;— i  por  lo  que  V.  M.  sentiría  en  su  pro- 
pio caso,  juzgue  lo  que  se  ha  de  sentir  en 
el  ajeno  :  annqne  no  es  ajeno  el  que  es  de 
nuestro  Padre  espiritual ,  a  quien  debemos 
23 


26 

mas  respeto  i  reverenzia,  que  a)  propio  que 
nos  eujendrú.  Allégase  a  esto,  que  quien  re- 
prende seuiejaDle  causa,  para  justificarla  en 
su  Persona,  ba  de  descubrir  las  vergüenzas 
de  sus  Padres:  lo  cual  ,  ya  en  la  divina  Es- 
critura está  reprobado  ,  i  maldito.  Allégase 
también,  quecomo  nose  puede  bien  apartar 
el  Vicario  de  Chrislo  nuestro  Señor,  de  la 
persona  en  quien  es  tat  Vicario  ,  si  se  haze 
arrenta  al  Papa,  redunda  la  mengua  en  des- 
honor de  Dios,  vuyo  Vicario  es  el  Papa. 

La  segunda  dilicultad,  caze  de  )a  condi- 
zíon  particular  de  oueslro  naui  Santo  Padre, 
que  es  porliada  i  amiga  de  su  purezér  :  i 
como  a  esto  se  allega  la  pasión  de  mucbos 
dias ,  alimentada  también  con  muchas  oca- 
siones dadas  i  tomadas;  es  de  temer,  que  se 
baya  hecho  no  solamente  de  azero  ,  mas  de 
diamante:  i  asi  csnezesario,  que  si  el  mar- 
tillo le  cae  enzima,  o  quiebre  ,  o  sea  que- 
brado: que  este  fué  el  mal  deRoboán  ,que 
aunque  el  Pueblo  i  los  Viejos  tuvieron  buena 
intenzion  ,  i  razón  de  pedir  al  Iteí  que  los 
desagraviase:  mas  [no]  considerando,  que 
tenia  condizión  áspera,  i  consejo  de  mozos, 
le  apretaron  de  manera  ,  que  él  i  ellos  a  ti- 
rar, le  rompieron  la  ropa,  i  cada  cual  se  sa- 
lió con  su  jirón.  1,  en  verdad  ,  que  esto  que 
conozco  de  su  Santidad,  no  es  lo  que  menos 
me  haze  duda  cu  la  salida  dcste  negozío : 


27 

Eorque,  si  por  nuestros  pecados  ,  viendo  su 
eatitud  que  le  ponen  en  estrecho,  i  le  quie- 
ren alar  las  manos,  comenzase  a  *  disparar; 
los  disparates  serian  terribles  i  extremados, 
como  su  injenio  lo  es. 

La  terzera  dificultad ,  haien  los  tiempos, 
que  zertísimamente  son  peligrosos,  espezial- 
mente  en  lo  que  toca  a  esta  tecla  del  Sumo 
PoníiOze  i  su  autoridad,  la  cual ,  ninguno  , 

{»or  maravilla,  ha  locado;  queno  desacuerde 
a  armonía  i  concordia  de  la  Iglesia.  Gomo, 
d[ej]ando  ejemplos  antiguos,  lo  vemos  ahora 
en  ios  Alemanes,  que  comeniaron  la  reyerta 
con  el  Papa  socolor  de  reformazión ,  i  de 
quitar  abusos,  i  remediar  agravios,  los  cua- 
les pretendían  no  ser  menos  que  zieoto  ;  i 
aunque  no  en  todos,  [no]  se  puede  dejar  de 
dezír  i  confesar,  que  [en]  muchos  dellos  pe- 
dían razón  ,  i  con  algunos  justizia.  I  como 
tos  Romanos  no  respondieron  bien  a  una  pe- 
tizion,  al  parecer  suyo  tan  justificada;  que- 
riendo los  Alemanes  poner  el  remedio  de  su 
mano,  i  faazérse  médicos  de  Roma, sin  sanar 
a  Roma,  hizieron  enferma  a  Alemania.  I,[no 
hai  que  fiar  de  nuestra  vista,  mas  que  de'  la 
suya  :  porque  los  grandes  males ,  muchas 
vezes  vienen  encubiertos  con  grandes  bienes: 
i  el  castigo  de  la  relijión ,  jamás  viene  sino 
en  máscara  de  relijíon.  Ni  de  nuestra  firme- 

«    Quiso  suavittr  la  frase  poniendo  disparar  ,  por  disparatar» 


^ 


28 

za  hai  mas  que  fiar,  qoe  de  la  suya:  porqae 
el  aíio  de  17.  [1517.],  tan  Christianos  eran 
come  nosotros,  tan  Hijos  de  la  Iglesia  coma 
nosotros,  i  tan  obedientes  al  Papa,  tan  des- 
cuidados i  seguros  del  mal  que  les  ha  sub- 
zedido  ,  como  nosotros  del  que  nos  puede 
subzeder#  Su  perdizion  comenzó  de  desaca- 
tarse contra  el  Papa;  aunque  ellos  no  pen- 
saban que  era  desacato,  sino  remedio  de  des^ 
afueros,  (ales  i  tan  notorios,  que  tenían  por 
simples  a  los  que  contradezian  el  remeclio. 
En  el  cual  ejemplo  ,  si  somos  tan  temerásos 
de  Dios,  i  aun  humanamente  prudentes,  de- 
bríamos  escarmentar  ,  i  temer  qoe  Dios  no 
nos  desampare,  como  desamparó  a  aquellos, 
que ,  por  ventura  ,  no  eran  mas  pecadores 
que  nosotros.  Cuanto  mas,  que  el  Demonio 
no  trata  ,  una  por  una ,  sino  que  se  trabe  i 
revuelva  la  escaramuza:  porgue  bien  sabe, 
que  en  el  injenio  de  los  hombres  ,  después 
que  una  vez  vienen  a  las  manos,  a  la  pasioa 
se  sigue  la  porfía,  i  a  la  porfía  la  zegnedád, 
hasta  no  echar  de  ver  incouTeniente  ningu- 
no, con  tal  que  salgan  con  la  saya. 

La  cuarta  dificultad  es  esta.  Mucho  se  de- 
be mirar  en  las  Comunidades,  que  por  so- 
segadas que  entren  ,  i  justificadas  [que]  se 
representen  ;  ordinariamente  suelen  dar  en 
alborotos,  i  desórdenes,  o  por  mal  consejo,  o 
por  mala  ejecuzión,  i,  de  buena  causa,  ha^ 


29 
zea  mala  :  por  lo  cual ,  el  hombre  sáUio , 
aunque  los  inferiores  pretendan  justizia  con- 
tra sus  superiores  ,  debeo  desfavo'rezer  las 
tales  preleosioDes :  mayormente  cuando  la 
justizia  DO  se  b«  de  librar  por  leyes  ,  sino 
por  armas.  I  pues  en  nuestros  tiempos  mu- 
chas Naziones  se  han  levanlado  contra  el 
Papa,  haiieado  en  la  Iglesia  un  cierto  linaje 
de  Comunidades,  na  pareze  consejo  de  pru~ 
denles  ,  comenzar  en  nuestra  Nazion  alboro- 
tos contra  nuestro  Superior,  por  mas  com- 
puestos i  ordenados  que  los  comenzemos.  Ni 
tampoco  es  bien  ,  que  los  que  han  hecho 
motines  ,  i  hoi  día  los  bazen  en  la  Iglesia  , 
se  favorezcan  con  nuestro  ejemplo  .  i  digan, 
que  nos  comeríamos  con  ellos,  i  que  nuestra 
causa,  i  la  suya  ,  es  la  misma  ,  por  ser  am- 
bas contra  el  Papa.  Ellos  dizen  mal  delPapa, 
por  colorar  su  herejía;  i  nosotros  lo  diremos 
por  justilicar  nuestra  guerra  :  i  aunque  la 
causa  es  diferente,  la  grits  pareze  una:  aun- 
que cou  la  rabia,  los  Herejes  hazen  división; 
la  nuestra  no  lo  es  :  pero  dirán,  que  allá  se 
Tá,  ■  que  la  semeja  mucho.  I  con  los  Here- 
jes, no  hemos  de  convenir  eu  hechos,  ni  en 
dichos,  ni  en  aparíenzias.  I  como  ,  eutre  los 
Christianos,  h«i  tao  tájente  simple  ,  i  Daca  , 
sola  esta  sombra  de  '  relijion  les  será  escán- 
dalo: a  que  ningún  Christiano  debe  dar  cau- 

•   Qaii*  Cano  escribid,  ñrrfli/iii". 


30 

sa,  por  ser  daAo  de  almas  ,  que  con  ningún 

])ieii  de  la  Uerrase  recompensa. 

La  quTata  djBcuUud  proiede  ,  de  que  la 
dolenzia  que  se  pretende  curar  es ,  a  lo  qae 
se  puede  entender,  incurable;  i  es  gran  yer- 
ro intentar  cura  de  enrermos  ,  qae  con  las 
medizinas  enferman  mas.Plu»  habet  aliqHan- 
do  discriminii  teníala  ciirñtio ,  quatn  kabel 
ipie  m»rbu».  Enfermedades  haj,  qne  es  me- 
jor dejarlas,  i  que  el  mal  acabe  al  doliente,  i 
no  le  dé  priesa  el  médico.  Mal  cnaoze  a  Bo- 
ma, qnien  pretende  sanarla,  Curavimus  Ba- 
bylonem,  et  non  etl  sánala.  Enferma  de  mu- 
chos aftos,  entradamasque  en  terzera  [ética], 
i  la  calentura  metida  en  los  huesos  ,  i  al  fin 
llegada  a  tales  términos,  qne  no  puede  sufrir 
su  mal,  ningún  remedio. 

La  postrera  díñcultad,  es  el  estar  V.  Ma- 
jestad nezesitado  de  la  Cuarta  ,  i  Bulas  de 
Boma:  que  en  tanto,  que  ésta  nezesidád  hu- 
biere, no  sé,  si  sería  posible  remediarse  los 
males.  I  bien  han  entendido  en  la  Corle  del 
Papa  ,  la  guerra  que  nns  pueden  hazér  en 
este  caso;  pues  cnando  mas  nos  quieren  des- 
acordar, uoB  destuerzen  estas  dos  clavijas:  i 
con  estos  dos  torzedores  ,  cualquier  partido 
hazen  a  su  salvo:  i  aonque  estemos  agravia- 
dos i  damni6eados,  con  nuestros  propios  di- 
neros nos  pagan  ,  sin  qne  nada  les  cueste. 
I,  sin  duda  ,  si  en  eslo  se  diese  algún  buen 


"•1 

corte ,  el  Ret  de  España  loiidria  a  llalia  cti 
las  oíanos,  sin  que  DÍiigiin  Papa,  por  travie- 
so que  saliese  ,  le  pudiese  nazer  desabri- 
miento. Porque  no  dependiendo  en  lo  tempo- 
ral de  la  providenzia  de  Roma;  Homa  depen- 
dería de  la  nuestra:  i  les  podríamos  dar  el 
agua  i  el  pan,  con  peso  i  uiedida,  sin  gastar 
hazienda,  sin  peligrar  conzicnzia  ,  con  con- 
servar mucho  crédito,  cou  hazer,  de  los  mas 
enemigos  que  allá  tenemos  ,  los  mejores  i 
mas  ziertos  ministros  de  nuestra  voluntad ,  i 
pretensiunes.  Pero  ,  como  ya  dije ,  poner  re- 
medio en  esta  nezesldad  que  V.  Majestad 
tiene  de  Roma,  es  lán  difizil,  qnc  haze  casi 
imposible  el  remedio  de  los  males  que  de 
Roma  noK  vienen. 

Estas  son  las  razones  prinzipales,  C.  R.  M., 
con  qne  se  suelen  atemorizar  los  hombres 
Christianos  ,  para  no  dar  prinzipio  a  un  ne- 
gozio  que,  a  lo  que  pareze  ,  no  tiene  prin- 
zipio ni  cabo,  si  no  es,  en  peligro  manifiesto 
de  menosprezio  i  debilitamiento  del  Papa  , 
de  poco  respecto  i  desobedíenzia  a  la  Sede 
Apostólica,  de  división  i  zisma  de  la  Iglesia, 
de  escándalo,  i  perlurbazion  a  lu  jente  flaca, 
de  menoscabo  i  pórdida  de  la  fó  i  relijión 
Christiana:  que  todas  estas  cosas  peligran, 
si  se  intenta  Is  cura,  i  no  se  sale  con  ella. 

Pero,  otras  razones,  por  el  contrario,  tan 
importantes  i  graves  hai  ,  que  parezen  obli- 


\ 


32 

gar  a  V.  Majestad  ,  a  que  ponga  remedio  en 
algunos  nialesi  que  no  siendo  remediados,  no 
solamente  se  haze  ofensa  i  daño  a  estos  Rei- 
nos,  en  lo  temporal;  mas  también  se  destrii* 
yen  las  costumbres ,  se  perturba  la  paz  de 
la  Iglesia,  se  quebrantan  las  leyes  de  Dios,  i 
peligra  mui  a  lo  claro,  la  obedienzia  que  se 
debe  a  la  misma  Sede  Apostólica,  i  por  con- 
siguiente, la  fé  de  Cbristo  nuestro  Señor. 

La  primera  Razón  es,  por  la  fidelidad  que 
los  Reyes  deben  a  sus  Reinos,  i  reverenzia  al 
nombre  de  Dios,  a  lo  cual  ,  juraron  de  am- 
parar i  defender  las  tierras  que  están  debajo 
de  su  mando  i  gobierno,  de  cualquier  perso- 
na que  pretendiere  bazerles  fuerza  i  agravio. 
Que  si  a  un  hombre,  le  hiziesen  tutor  de  pu- 
pilos ,  por  leyes  i  fidelidad  de  tutoría  ,  era 
obligado  a  volver  por  ellos  ,  i  no  permitir 
que  fuesen  despojados  de  sus  bienes,  aunque 
fuese  su  Padre  natural  el  que  quisiese  hazer 
este  despojo,  i  sinrazón.  I  puesque  V.  Ma- 
jestad es  mas  que  Padre  de  sus  Reinos,  im- 
prudente i  loca  teolojia  seria,  la  que  pusiese 
escrúpulo  en  esta  defensa,  por  temor  de  los 
escándalos  i  inconvenientes  que  de  la  defen- 
sa se  siguen:  porque  no  se  siguen  [de  la  De- 
fensa, si  bien  se  mira,  sino  de  la  ofensa  que 
se  le  haze]  en  sus  Reinos;  i  asimismo,  a  la 
autoridad  déla  Sede  Apostólica.  I  quien  qui- 
siere atribuir  a  la  defensa  justa ,  los  males 


35 
que  nazen  de  la  guerra  injuslamenle  movida, 
no  tieae  Iheolojia  ;  ui  eu  buena  razón  de 
boRibre  sería  admitido  :  pues  es  cosa  eviden- 
te, que  DO  sería  escándalo  de  pequeños,  sino 
de  fariseos.  Ni  sería  escándalo  dado  ,  sinú 
rezibido  ,  el  que  se  tomase  de  que  un  Reí 
defendiese  sus  Reinos,  de  quien  se  los  qui- 
siere tomar  injustamente. 

La  segunda  Razón  es  ,  porque  uno  de  los 
mayores  males  que  en  este  tiempo  puede 
venir,  no  digo  a  España,  sino  al  mundo  i  a 
la  Iglesia  ,  sería  ,  que  V.  Majestad  perdiese 
el  crédllo;  i  que  imajinasen  las  Jentes  ,  que 
falta[n]  a  V.  Majestad,  o  fuerzas,  o  esfuerzo, 
para  defender  a  sí ,  i  a  sus  vasallos,  i  hazer 
su  oGzío  debido  ,  en  la  proteczion  i  guarda 
de  sus  Reinos  i  autorídad.  I  ziertameole,  tor 
do  lo  que  se  dejare  de  hnzer,  conveniente  a 
esta  defensa;  los  enemigos  de  V.  Majestad,  i 
algunos  que  no  lo  son,  no  lo  bau  de  atribuir 
a  la  Chrístiandad,  i  buenos  respetos  de  temor 
de  Dios,  que  en  V.  Majestad  liai  ;  ni  menos, 
a  la  reverenzia  de  la  Sede  Apostólica:  sino,  a 
flaqueza  de  ánimo,  i  falta  de  vigor  i  poderlo. 
La  cual,  pues  no  la  hai,  i  cumple  que  'naide 
la  crea  ,  antes,  V.  Majestad,  con  todas  sus 
fuerzas  ha  de  apartar  dt^sla  opinión  ,  asi  a 
los  Herejes,  como  a[los]Christianos:  porque 


\ 


34 

el  día  que  V.  Majestad  perdiese  repatazión 

de  valeroso,  i  bastante,  para  se  defender  de 

iodos ;  ése  día  se  desvergonzarán  todos  ,  i 

perderá  la  Iglesia  lo  que  no  se  puede  enea- 

reíér- 

La  terzera  Itazón  es  ,  porque  si  en  Roma 
conoziesen  de  nosotros  esta  flaqueza  i  miedo 
de  Relijión ,  i  que  con  títulos  de  obedienzia 
i  respeto  a  la  Sede  Apostólica,  i  sombra  de 
zismas  i  relijión,  dejamos  de  resislirle[s],  i 
remediar  los  males  que  nos  hazen;  con  los 
mismos  temores  nos  asombrarán  cada  i 
cuando  que  quisieren  :  pues  con  asomos  de 
zisma,  i  peligros  de  inobedienzia  i  escánda- 
los, nos  tienen  ya  atemoi  izados,  para  no  em- 
prender el  amparo  de  nuestra  jnslizia,  ha- 
zieuda,  i  bncn  gobierno.  Por  ende,  ¿podría- 
mos desde  ahora  alzar  la  mano  de  defender- 
nos; no  embargante,  que  los  agravios  veni- 
deros sean,  como  lo  serán  ,  mas  exorbitantes 
que  los  presentes?  Por  zierto  ,  no  sería  otra 
cosa  [esto],  sino  dar  avilanteza  a  los  malos  , 
paraque  cada  día  acometiesen  mas  desafo- 
radamente a  los  buenos. 

La  cuarta  Razón  es,  lo  que  importa  esta 
defensa,  i  remedio  de  ios  males,  a  la  relijión 
Christiana,  i  a  la  misma  Madre  Apostólica: 
porque,  sin  duda,  uohai  mas  ziertos  medios 
de  parte  de  Roma  para  acabar  de  destruir 
en  pocos  días  la  Iglesia,  que  los  que,  al  pre- 


35 
seiile,  toman  en  la  Adminislrazion  eclesiás- 
tica: la  cual,  los  malos  inÍDÍslros  han  con- 
verlidoea  negoziazion  lemporúl,  i  mercade- 
ría, i  trato  prohibido  por  todas  Leyes,  divi- 
nas, i  bumanaü,  i  naturales.  I  si  a  V.  Majes- 
tad, temores  de  relíjion  i  piedad  ,  le  liazen 
alzar  la  mano  del  reparo  de  lantoK  daños ,  i 
del  amparo  de  sus  vasallos  i  Estados  ;  ese 
medio ,  cubierto  i  fon'ado  en  reveienzia  i 
respeto  relijioso,  será  el  mas  zierto  para  la 
mas  breve  i  total  destruizióu  de  la  Iglesia. 
Y[o],  a  lo  menos  ,  grandísima  sospecha  ten- 
go, que  el  Demonio  entendiendo  ,  que  si  V. 
Majestad  emprende  esta  defensa,* la  ha  de 
poner  en  buenos  términos  ,  i  hazér  que  sea 
moderada,  e  inculpada;  ha  de  trabajar  por 
sacarla  a  V.  Majestad  de  entre  las  manos  ,  i 
ponerla  en  olro  ,  que  dé** mal  cabodella. 
Porque,  a  la  moderazión  désios  males,  ayu- 
dan a  V.  Majestad  :  lo  primero  ,  la  natural 
clemeuzia  i  blandura  [dej  que  Dios  le  dotó: 
lo  segundo  ,  el  zelode  la  Cbristiaudád  ,  la 
reverenzia  de  la  Iglesia,  i  el  respeto  a  la  Se- 
de Apostólica  ,  que  V.  Majestad  tiene  :  lo 
terzero,  los  christianos,  i  católicos  Conseje- 
ros, que  en  este  tiempo,  Dios  lia  dado  a  V. 
Majestad,  que  antes  Iratarún  de  lirár  la  rien- 
da, que  de  soltarla,  antes  inclinarán,  como 

■   ¡a—Ati  ei  impr-  dn  )J3C,  que  iiarcít  mciorftusIíieBelins. 
*>    Aíi  al  iii|ir.  A:  IT3D.  El  ras.  »ai:  que  párete  ysrro. 


36 

es  raz¿ti,  en  Favor  de  la  Iglesia,  que  endís- 
Tavór,  antes  cortarán,  que  alargaráa  la  lizen- 
zia:  lo  cuarto,  la  firmeza  destos  Ueinos,  i  la 
nniÓD  tan  entrañable  en  la  Sede  Apostólica. 
Viendo,  pues,  estas  cosas  ,  el  Demonio  con 
estrañas  astuaias  ,  i  encubiertos  colores  de 
christiandád  i  relijión,  procura,  de  sacar  el 
remedio,  como  dije,  de  manos  qne  le  pornán 
en  las  cosas  debidas  moderada  i  chrístiana- 
mente;  por  ponerlas  en  manos  de  algún  otro 
suczesór  de  V.  Md.  ,  que  tenga  la  condízióa 
mas  alborotada  i  terrible  ;  la  christiandád 
menos  firme  i  segura;  la  devozión  a  la  Sede 
Romana  no  tan  alta,  i  entera;  los  Consejeros 
no  tan  arrimados  i  atenidos  al  teinor  de  Dios 
■  respeto  a  la  Iglesia  ;  i,  en  Gn  ,  sus  Reinos 
mas  ofendidos  i  escandalizados  de  Boma  que 
abora  están.  Que  ziertamentc ,  los  daños  i 
agravios  irán  crezieodo  de  día  en  día,  si  V. 
Md.  no  los  ataja  con  liempoi  i  cuando,  des- 
pués ,  estos  Reinos  quisieren  resistir  a  la 
creziente;  han  de  salir  de  términos  ordina- 
rios, i  resistir  con  grita  i  alboroto,  sin  orden 
ni  conzierto  alguno  ,  como  se  baze  en  las 
grandes  avenidas,  l'or  lo  cual,  abora  V.  Md. 
debría  hazer  madre,  al  Tibre,  buena  i  conve- 
nible, por  donde  holgadamente  pueda  tr,  sin 
que  anegue  ,  no  solamente  a  liorna ,  sin¿  a 
todos  los  Reinos  de  V.  Majestad. 
La  postrera  razón  es,  porque  los  inconve- 


37 
nfeoles  qne  se  represeolan  en  esta  Defensa  i 
Remedio,  son  incurables  i  dudoso»;  i  el  mal 
que  se  sigue,  de  dejar  desierta  esta  UereiisJÚD 
i  llemedio,  es  zierto  i  manifiesto.  Iseria  im- 
prndenzia,  dejar  el  hombre  de  hazér  el  olizio 
a  que  notoriamente  está  obligado  ,  cuando  , 
de  no  bazerlo  ,  se  sig^aen  notorios  inconve- 
nientes, por  temor  de  los  otros  ,  de  que  no 
bai  zerlidunibre  ni  claridad:  antease  puede 
pensar  ,  que  son  sombras,  e  imajinaziones  : 
aun,  por  ventura,  representados  por  el  De- 
monio ,  para  desconfiar  a  los  buenos  ,  del 
remedio  de  los  males. 

Estos  argumentos,  R.'Md.,por  una  parte, 
i  por  otra,  hazen  este  negozio  tan  perplejo, 
que  alguna  vez  estuve  en  determinazion  de 
haír,  adonde  nadie  me  pudiese  preguntar  lo 
que  sentía,  ni  yo  estuviese  obligado  adezir- 
lo.  Pero  la  intenzión  can  que  V.  Md.  pre- 
guntó ,  i  el  deseo  que  en  V.  Md.  conozco  de 
azerlár ,  mayormente ,  en  negozíos  ,  en  los 
cuales,  ni  el  yerro,  ni  el  azertamiento,  puede 
ser  pequeño  ;  me  han  becho  salir  de  uiis  ca- 
sillas, i  bablar  :  aunque  den  alguna  ocasión 
de  murmurar  de  mi  ,  las  muchas  considera- 
ziones  que  yo  tenia  para  callar:  i  ziertamente 
•  lo  hiziera,  si  V.  Md.  fuera  otro:  no,  porque, 
a  mi  juizio,  no  sea  verdad  lo  que  digo,  sino 
porque,  como  vemos,  en  los  Consejos  de  me- 
diziaas,  lo  que  auno  aprovecha,  a  otro  daña. 


58 

I  así,  suplico  a  V.  Md. ,  por  amor  de  Dios , 

que  si  en  este  mi  Parezér,  hubiere  algo   de 

Eroveclioso>  [V.  Maj.  lo  tome  para  sí  ,  i  el 
apél  se  eche  al  fuego,  porque  nadie  use  mal 
del]  Consejo;  que ,  en  otro  tiempo  ,  a  otro 
Prinzipe^  quisa  sería  malo:  mas  a  V.  Md.,  i 
en  tal  punto,  yo  fío ,  que  no  solo  es  bueno, 
nías  prudente  i  christiano. 

Para  responder  al  caso  que  se  propone  , 
ante  todas  cosas  es  Resesarío  distinguir[lo] 
en  dos  partes.  La  una>  en  razón  de  ^defensa, 
presupuesto  la  guerra  que  su  Santidad  ha 
movido:  lo  otro,  toca  en  remedio  de  algunos 
abusos  de  Roma,  que  aun  en  tiempo  de  paz, 
perturban  el  gobierno  espiritual ,  i  aun  el 
temporal  déstos  Reinos  de  V%  Md.  Cuanto  a 
la  Primera  Parte,  tres  Puntos  se  deben  tra*- 
tar.  El  uno  ,  si  la  Defensa  que  V%  Maj.  haza 
en  esta  guerra,  es  justa  i  debida: el  segundo, 
qué  medios  se  pueden  lizilamente  lomar,  que 
sean  ordenados  para  el  buen  fin  desta  Defen* 
sa:  el  terzero,  hasta  qué  tanto  se  podrá  pro- 
zedér  en  satisfazion  desta  Defensa  i  justizia: 
e,  ya  que  conviene  hazerse ,  dó  conviene  pa- 
rar si[n]  ir  mas  adelante. 

En  el  primer  Punto  ,  no  hai  mucho  que 
dudar,  sino  que  siendo  ,  como  es,  la  guerra 
de  parte  de  Su  Santidad,  injusta  i  agraviada; 
la  defensa  de  V.  Md.,  es  justa  i  debida.  Por* 

*    Pnrezc  que  en  d  ms.  dize,  ofcnfa:  pero  es  dadoso. 


39 

<4»e  ^resupoaemos  el  hecbo  que  en  el  Hemo- 
riál  se  reKere:  del  cnal,  siendo  las  cosas  que 
allí  se  ilizen  verdaderas,  resulta,  que  su  Sd. 
comeuzúla  guerra  i  acomelimieiilo,  por  mu- 
chas vías  indebidas  e  iitjuslas.  Para  mayor 
claridad  de  la  Defensa,  ifiu  justificftzion,  han- 
se  de  netar  dos  cosas.  La  priweta  ,  que  su 
Sd.  reprcseuta  dos  Personas  :  la  una  es  ,  de 
Prelado  de  la  Iglesia  Ufliversáh  la  otru  es, 
de  Prinzipe  temporal  de  las  tierras  que  son 
suyas.  1  asi,  conromiea  estos  dos  Pnnzipa- 
dos,  puede  prozeder  contra  alguno;  o  como 
Prínzipe  i  Señor  temporal ,  como  prozedea 
los  otros  Iteyes,  cuando  liazen  guerra  a  sus 
vezinos  con  dineros,  con  armas  ,  con  solda- 
dos: o  como  Prinzipe  espiritual  ,  como  pue- 
den prozedér  los  Obispos  contra  sus  subdi- 
tos, llamándolos,  oyéndolos  sus  iicnsazíoues, 
i  los  descargos  que  déllus  dan,  amonestándo- 
los ,  i  (siendo  rebeldes)  descomnlgúndolos.  I 
cuando  en  este  segundo  modo  de  prozedér  , 
el  sumo  Pontílize  hiziese  algún  desorden  ,  o 
contra  derecho  i  razón,  i  contra  justizia,  eu 
perjuisio  i  agravio  '  de  (erzero;  al  presente, 
yo  no  diré  cómo  se  lia  de  remediar  ,  pues  al 

fireseute  su  Sd.  no  prozede  por  esta  forma 
no  embargante  que  al  priuzipio  hubo  algu- 
nas muestras  déUo  ,  como  pareziú  en  la  acu- 
sazión  del  Fiscal  contra  V.  Hd.,  i  por  la  sus- 


40 

pensión  ile  la  Cuarta  i  Cruzada];  mas  ,  como 
la  Acnsazión  no  fué  adelante,  i  aquél  Proze- 
80  'paró;  no  hai  paraqué  habl»r  dé),  ni  me- 
nos de  la  Suspensión  de  la  Cruzada:  porque 
eslo,  sin  duda  lo  pudo  hazer,  sin  perjudicar 
a  nadie  ,  haziénaolo  con  buena  intensión  , 
atento  Ior  abusos  i  ofensas  de  Dios,  que  en  la 
predicazíón  ,  i  ejecuzión  della  hai.  I  fuera 
SHUtaniente  hecho,  i  mui  a  servizio  de  V.Md.; 
porque ,  aunque  le  quitara  dineros  ,  pero 
tambieu  le  quitara  uno  de  los  mayores  i  mas 
peligrosos  cargos  de  conzienzia  qne  V.  Md. 
tiene  sobre  si.  1  en  lo  que  toca  a  la  Cuarta, 
yo  ahora  no  me"  entremeto,  porque  bien  se 
sabe  ,  que  a  mí  me  pnrezió  cosa  mui  fea  lo 
que  su  Sd.  en  esto  hizo:  no  embargante,  qne 
de  su  poder  yo  no  bable,  ni  había  qne  hablar. 
V.  Md-,  como  chrisliano,  se  ha  detenido  en 
este  caso  tanto  ,  que  mas  ha  querido  pecar 
por  corto,  que  por  largo:  i  aunque  tenía  jus- 
lizia  para  llevar  la  Cuarta,  por  algunos  bue- 
nos respetos  mandó  zesár  In  ejecuzión.  Asi 
que,  ilesto  no  hai  que  dezir  ahora;  solamente 
nos  haze  al  caso  ,  que  hablemos  en  el  otro 
modo  de  prozedér,  qne  es  el  que  su  Santidad 
prínzipalmente  ha  llevado,  i  lleva  ,  a  leí  de 
Príneipe  i  Soldado.  Lo  cual  muestra  bien  en 
la  Liga  con  el  reí  de  Franzta  i  los  demás, 

*'    El  inpr.  ime  nliendo,  Di  nie  entromclO'. 


41 
los  aparejos  de  guerra,  i  jenleque  ha  hecho, 
el  tomar  la  tierra  a  los  GolooeseSy  i  en  las 
otras  cosas  que  se  represeotan  en  el  Memo- 
rial. I  así  ,  claramente  se  vee  ,  que  pues  su 
Santidad  no  hase  la  guerra  con  el  poder  es- 
piritual ^  sino  con  el  temporal;  que  V.  Md., 
no  se  deflende  del  Papa ,  ni  del  Vicario  de 
Ghrislo  nuestro  Señor » sino  (hablando  con 
propiedad)  de  un  Prinzipe  de  Italia,  su  Co- 
marcano, que,  como  tal,  hace  la  guerra.  I 
sería  [gran  desaire],  sí  el  Obispo  de  Palenzia, 
Conde  de  Pernía  ,  liiaiese  jente  de  sus  Luga* 
res,  para  tomar  a  Monzón ,  Lugar  del  Mar- 
qués de  Poza,  sin  ningún  derecho  ni  justizia; 
que  el  Marqués  estuviese  mui  escrupuloso 
en  hazer|e  resistenzia  ,  porque  resiste  a  su 
Obispo^  El  podría  dezir  con  verdad ,  que  al 
Obispo,  pondría  sobre  su  cabeza,  i  le  obede- 
zeria,  cuando  prozediere  como  Obispo;  mas 
si  prozede  como  Conde  de  Pernía  ,  hará  en 
su  defensa  lo  que  era  obligado  [a]  hazer  con 
los  otros  Señores  sus  Vezinos,  si  a  tuerto  le 
quisiesen  quitar  su  Tierra.  Por  esta  misma 
suerte,  viendo  yo  que  el  Papa,  peleaba  con 
Papeles  en  España ,  pretendiendo  autoridad 
de  Sumo  Pontifize ,  me  parezió  cosa  mui 
azertada,  que  ,  al  presente ,  se  disimulase  i 
sufriese  todo  lo  posible.  Mas  en  Italia,  donde 
peleaba  con  soldados;  que  a  un  soldado  ,  le 
echasen  otro    Porque    si  asi  no  se  hiziese 

24 


4a 

{como  dicho  es),  el  Tulór  habría  menester 
desamparar  sus  pupilos  ;  i  cada  cual  liahia 
de  dejar  de  hazer  su  otizio,  i  dar  de  mano  al 
amparo  que  le  hubiesen  coDÜado,  cuando  sn 
Padre  le  acometiese,  aunque  fuese  tirano  e 
injusto  en  acometerle.  I  V.  Hd.  había  de 
desamparar  a  Italia,  i  aun  a  España  ,  ai  el 
Papa  se  le  quisiese  tomar,  si  la  defensa  que 
V.  Md.  haze  fuese  ilizita.  Lo  que  en  razón  le 
concluye  ,  es  ,  no  que  nosotros  [no  nos]  de- 
fendamos de  nuestros  Superiores  i  Padres; 
sinú  que  la  tal  defensión  sea  comedida,  mas 
acatada  i  moderada,  que  con  los  otros.  Qne 
si  mi  Padre  estuviese  furioso,  i  quisíesema- 
tar  a  mi  i  3  otros,  i  fuese  nezesario  quitarle 
las  armas,  i  atarle;  no  seria  buen  seso,  por 
dezir  que  es  mi  Padre,  no  ponerle  la  mano, 
en  remediarlo  :  pero  seria  respeto  debido , 
hazerlo  con  todo  acatamiento  i  moderazion. 
Que  aun,  a  los  Prínzipes  niños,  alguna  vez 
conviene  que  su  Ayo  le  azote:  pero  es  justo 
miramiento,  que  besado  el  azote  ,  i  quitado 
el  bonete,  haga  la  correcziou  que  conviene, 
en  su  propio  Pruizipe.  Bien  así  ,  es  justo  i 
santo,  que  si  nuestro  mui  Santo  Padre,  con 
enojo,  haze  violenzia  a  los  inozentes  hijos; 
V.  Md.,  que  es  hijo  mayar,  i  protector  de 
los  menores,  le  desarme,  i  sí  fuere  nezesario 
le  ale  las  manos  :  pero  todo  esto  con  gran 
reverenzia  i  mesura,  sin  baldones  ni  de^cor- 


45 

lesíaü,  de  suerte,  que  se  vea  que  no  es  ven- 
ganza ,  síbú  remedio ,  no  es  castigo  ,  sino 
medizina. 

La  segunda  cosa  que  se  ha  de  notar  es  : 
que  la  defeasa,  no  solameoLe  se  entiende  ser 
lejitima  ,  cuando  et  agresor  se  declaró  en 
hazer  pública  la  guerra;  sin¿  cuando  co- 
menzó a  hazer  o  jentes  ,  o  aparejos  contra 
el  inozente.  Que  si  mi  enemigo  está  en  el 
campo  solo  conmigo  ,  i  veo  ,  carga  el  arca- 
buz, i  entiendo,  que  es  contra  mi;  mui  sim- 
ple sería,  si  le  aguardo  al  descargar,  i  no 
me  amparo  ,  sino  cuando  viene  la  pelota. 
La  cordura  será  ,  i  cordura  lizita  i  justa,  si 
yo  me  puedo  aprovechar  mas  del  ,  antes 
que  descargue,  atajarlo  con  tiempo,  i  uo  es- 
perar al  postrer  acometimiento  ,  do  pongo 
en  ventura  i  en  riesgo  mi  deliberazión  ,  la 
cual  tenia  mas  segura  i  zierta,  si  cuando  él 
comenzó  a  acometer,  comenzara  yo  a  resis- 
tir. Por  la  cual  razón  se  maniGesta  la  impru- 
denzia  de  algunos  ,  que  porque  el  *  Duque 
salió  de  Ñapóles,  camino  ae  Roma,  imajina- 
ron ,  que  aquello  era  acometimiento  ,  i  no 
defensa.  ¡Pluguiera  a  Dios ,  que  hubiera 
comenzado  antesl  Que  buenos  días  ha,  que 
la  defensa  de  V.  Md.  era  justa  i  lejitima  ,  i, 
por  ventura  ,  menos  dañosa  i  costosa.  Este 
punto  estaba  tan  claro  ,  que  no  había  para 

■    El  ma.  pvr  eiu'voettiiB ,  >el  Pupa*. 


44 

qué  detenerme  con  él ;  mas  hai  algunos  Uo 
superslizioHamente  píos,  que  ibi  timent ,  ubi 
non   eral  timor. 

El  segundo  Puolo  tiene  mas  dificultad ,  i 
es  :  saber  qué  medios  podrá  V.  Md.  lomar, 
que  sean  JBstos,  en  razón  désta  Defensa.  1 , 
eu  esto,  la  regla  jenerál  es ,  que  V.  Md.,  en 

Erosecuzion  de  la  defensa,  pnede  poner,  con 
uena  conzienzia,  todos  los  medios,  que  a 
hombres  cuerdos  i  sabios  en  la  guerra,  pare- 
ziesen  nezesarios  para  la  tal  defensa:  i  cuá- 
les sean  los  nezesarios  ,  i  cuáles  no  ,  mal  lo 
puede  averiguar  el  Theólogo  por  suTbeolO' 
jía:  mejor  lo  averiguarán  Capitanes  i  Solda- 
dos vitüjos,  i  el  Consejo  ie  guerra  de  V.  Md, 
No  embargante,  que  la  razón  natural  dá  lue- 
go en  algunns  medios  convenientes  i  nezesa- 
rios para  lal  defensa,  como  es  ,  que  durante 
la  guerra,  ni  por  cambio,  ni  por  otra  ma- 
nera, directe,  ni  indirecle,  no  vayan  dineros 
de  los  Reinos  de  V,  Md.,  a  Boma  ,  aunque 
sean  para  los  mismos  Cardenales  españoles 
que  allá  están,  I  asi  como,  si  se  pudiese  ata- 
jar el  Tibre  en  su  nazimiento,  no  bai  duda, 
sino  que  sería  la  mejor  forma  de  guerra 
quitarles  el  agua  ,  i  tomarlos  por  sed  ,  aun- 
que ,  en  esto  ,  padeiiesen  los  culpados  que 
están  dentro  de  Boma  ,  como  los  que  no  lo 
son:  ni  mas  ,  ni  menos  ,  es  cosa  mui  justa  , 
que  ningún  dinero  vaya  a  Boma,  aunque  al- 


45 
gunos  de  los  que  esláii  allá  uo  merezcan  este 
castigo.  1  jenerál  cosa  es,  que  de  la  guerra 
justa,  siempre  se  recrezen  uaños  a  los  ído- 
Kentes  ;  mas  esto  ,  es  por  aczidenle  ,  i  mui 
aczesorio  ,  i  fuera  de  la  inlenaión  priDzipá) 
de  quien  haze  la  guerra:  ni  debe  el  artillero 
dejar  de  hazersu  oGzio,  aunque  algunas  ve- 
zes  azierte  la  pelota  al  que  ninguna  culpa 
tiene. 

También  se  puede  mandar  con  buena  con- 
Kienzia,  que,  durante  la  guerra,  ningún  na- 
tural deslos  Reinos  vaya  a  Boma:  i  a  los  que 
allá  están,  &t  sin  peligro  lo  pueden  hazer  , 
que  se  salgan:  i  a  los  Prelados  ,  que  hazen 
ordinariamente  residenzia  en  Roma,  i  contra 
toda  justizia  llevan  renta  de  sus  Iglesias  , 
pues  es  manifieslQ,  que  no  tienen  causa  bas- 
tante para  no  residir  en  ellas,  tambiense  les 
podría  quitar  las  Temporalidades,  o  a  lo  me- 
nos, gran  parte  détlas,  pnes  las  llevan  con 
la  misma  conzíenzia  que  si  las  robasen. 

I  no  haze  al  caso  oponer,  que  si  estas  dos 
prohibiziones  hubiese  ,  zesarian  las  expedí- 
ziones  ,  i  despachos ,  i  negozios  espirituales 
tocantes  a  las  almas.  Digo,  que  esto  no  im- 
pide, por  muchas  razones.  La  primera,  por- 
que deste  incouvcnieiite  (ya  que  fuese)  su 
Santidad  es  causa  ,  i  por  ende  ,  a  su  Sd.  se 
debe  imputar,  i  no  a  V.  Majestad,  que  toma 
el  medio  ordinario  i  nezesario  para  su  defen- 


4<> 

sa.  Ni  es  iiitenziúii  do  V.  Md.  que  vengan 
d&üos,  üiiió  solo  amparar  sus  Reinos  i  Vasa- 
lioB  con  medios  proporzionados  a  la  defeosa. 
La^ segunda,  [porque]  con  quitar  V  Maj.  que 
*no  vayan  dineros  ,  no  quita  que  ño  haya 
despachos,  sino,  que  no  los  haya  por  dine- 
ros; i  bien  puede  su  Santidad ,  i  todos  su 
oQziales,  despachar  gratis  libremente,  i  aun 
mas  liberalraente  que  antes  de  la  guerra  :  i 
en  despachar  asi  ,  harían  lo  que  la  Lei  de 
Dios  les  manda,  i  lo  que  importa  ala  Igle- 
sia tanto  ,  cuanto  no  se  puede  encarezér.  La 
terzera,  porque  suSd.,  podría,  en  tanto  que 
dura  la  guerra,  i  debria,  no  olvidarse  de  la 
gobernazion  espiritual;  i  cometerlas  cosas 
tocantes  a  ella,  a  su  Nunzio,  o  a  los  Ordi- 
narios :  que  seria  hecho  digno  de  la  Santa 
Sede  Apostólica.  La  cuarta,  porque  ,  parle 
por  el  Derecho  Canónico,  narte  por  la  dis- 
crezion  de  theólogos  pruaeutes  i  avisados , 
está  prohibido,  que  cuando  el  aczeso  a  Roma 
no  fuese  seguro,  espezialmenle  habiendo  pe- 
ligro en  la  tardanza,  los  Obispos,  cada  cual 
en  su  Obispado,  pueden  proveer  todo  lo  ne- 
zesario  para  la  buena  gobernazion  eclesiásti- 
ca, i  salud  de  las  almas  ,  aun  en  aquellas 
cosas,  que  por  Derecho  ,  o  no  ,  se  entiende 

*    Siipriniluitdo  Ut  dos  negmlonva  ,  qut  Umbien  u  leeii  en  rl 

iiii|irr«i  del  D,  1TÓG  ,  i  i|iia  Hi'mla  slii  cor  ru>>  £ohre|> — 

dA,  iDB  punii',  IU49  torréela  la  ítücc,  í  m¡n  cbro  el  ]i 


47 
eslár  reservadas  al  sumo  PoDtiQze;  porque, 
en  tales  casos  ie  uezesídad  ,  no  se  entiende 
estar  reservados,  sopeña  que  la  reservaziou 
sería  tiránica,  la  cual  no  se  ha  de  creer  por 
ningún  mede  de  la  Santa  Sede  Apostólica. 
No  faltaría  quien  se  embarazase,  si  le  ponen 
delante,  que  la  guerra  podría  durar  mucho, 
i  que  en  este  medio  tiempo  ,  podrían  vacar 
BeneGzios  i  Obispados:  maspíazerá  a  nuestro 
Señor,  que  no  vendrán  las  cosas.a  tanto  ries- 
go. I,  si  por  pecados  del  mundo  ,  i  por  la 
apasionada  cólera  de  su  Santidad  ,  viniése- 
mos a  tal  extremo;  fazilmente  se  daría  orden, 
en  que,  sinembargode  la  guerra,  isin  ofensa 
de  Dios,  se  proveyese  a  la  nezesidad  de  las 
Iglesias  que  vacasen  en  el  entretanto  ,  si  su 
Sd.  no  quisiese  proveer  eu  ello,  como  puede 
i  dehe. 

El  terzero  Punto ,  en  razón  désla  lejítima 
defensa,  es  ,  ver  hasta  qué  tánlo  puede  pro- 
zedér  V.  Md.,  i  adonde  conviene  parar:  por- 

3ue  todos  los  Theólogos  i  Juristas,  concuer- 
an  en  un  parezér  mui  zíerto,  i  de  que  no 
puede  haber  duda,  conviene  a  saber,  que  la 
defensa  ha  de  ser  cum  moderánime  incúlpala 
tutela.  I  couio  la  justizia  tiene  su  moderazión 
i  límite,  i  con  una  zierla  igualdad  caliGca  a 
las  penas  conforme  a  las  culpas,  i  a  una  ra- 
ya, fuera  de  la  cual  el  Juez  justo  no  hade 
salir;  assi  a  la  justa  defensa  ,  se  le  l^an  de 


48 

hazer  linderos  de  reclitúd  i  equidad  ,  i  el 
jnsto  Defensor  ,  do  ha  de  pasar  de  aquellos 
linderos  i  términos  constituidos  por  la  razón. 
1  como  arriba  se  notó  ,  esla  nioderazión  i 
medida  mucho  mas  se  requiere,  cuando  los 
inferiores  se  defienden  de  los  Superiores  ,  i 
los  hijos  de  los  Padres.  I.  dado,  que  en  par- 
ticular sea  diñcultoso  determinar  basta  qué 
tanto  se  podria  ir  adelante,  pero  dos  cosas 
se  pueden  dezír  con  zertidumbre,  las  cuales 
ambas  ,  la  razón  nalnrá)  las  determina.  La 
primera,  que  V.  Md.  puede  con  buena  con- 
zienzia,  recobrar  los  gastos,  costas  i  daños, 
que  desde  el  prinzipio  desla  guerra  se  le  han 
seguido  ,  no  solamente  en  su  hazienda  mas 
en  tos  bienes  de  sus  vasallos  ,  servidores  i 
aliados:  i  entiéndese  el  prinzipio  de  la  guer- 
ra ,  desde  el  punto  que  su  Sd.  comenzó  a 
declararse,  que  hazla  ,  o  jentes  ,  o  aparejo 
contra  V.  Mu.:  que  desde  entonzes  comienza 
a  ser  lejitima  la  defensa  ,  según  que  ya  de- 
claré. La  segunda  cosa  que  también  es  zierla 
en  este  punió,  es,  que  se  puede,  con  buena 
conzienzia,  lomar  toda  la  seguridad  que  fue- 
re nezcsaria,  paraque  su  Sd.  no  vuelva,  de 
.'iquí  a  tres  meses,  o  cuando  hallare  oportu- 
nidúd,  a  renovar  la  guerra  comenzada- Por- 
que sería  indiscrezion,  sí  yo  conozco,  que  el 
ipic  me  quería  ofender  estaba  tocado  de  al- 
gún furor,  pero,  viéndose  atado,  dize  que  se 


49 

pazificarü,  i  no  burá  nial  a  nadie  ;  mas  en- 
tiendo yo,  que  no  tengo  porqiiú  asegurarme 
de  su  enfermedad,  sino  que  al  présenle,  ifne 
le  apremia  ,  la  nezesidád  le  haze  humilde; 
digo,  que  seria  indiscreziun  soltarle  las  ma- 
nos, si  las  tuviese  atadas  :  antes  ,  sería  de 
buem  prudenzia  aguardar  al  tiempo,  para> 
que  la  experienzia  mostrase,  si  estaba  bien 
sano,  i  en  el  entretanto  ,  ni  permitirle  que 
tenga  armas,  ni  libertad,  para  liazer  mal,  ni 
daño.  No  deotrn  manera,  V.  Md.,  a  leí  de 
huena  Christiandád,  puede  i  debe  mirar,  qué 
seguro  le  queda,  cuando  sehiziesen  loscon- 
ziertos;  si,  pur  caso,  su  Sd.  apretado,  viene 
en  algunos  que  buenos  sean.  1  a  lo  verdad  , 
cuáles  sean  seguros  i  nezesarios,  i  ctKiles  no, 
V.  Hd.  lo  sabrá  mejor  ,  i  el  su  Consejo  de 
guerra;  que  la  Theolojia  sabe  poco  en  esto, 
solamente  puede  avisar:  que  los  del  Consejo 
de  guerra  no  han  de  Gnjir  seguridades  que 
no  sean  nezesarias.  Que  ya  podría  haber  al- 
guno que  dijese,  convenir,  paraque  V.  Ma- 
jestad se  asegurase  como  es  razón  ,  que  el 
Castillo  de  SantAnjel  estuviese  por  de  V.  Md-, 
sin  peligro,  que  désta  parte,  le  pudiese  venir 
mal  Di  daQo.  I  a  esta  tal  seguridad,  mi  theo- 
lojia por  ahora  no  se  extiende;  pero  no  me 
escandalizaría  del  Soldado  que  )o  dijese  ,  si 
diese  razón  dello.  Plegué  a  Dios,  que  las  co- 
sas de  V.  Majestad  vayan  tan  adelante  en 


50 

Italia  ,  qae  sea  posible  liazerse  eso ,  i  esotro: 
i  lo  que  <|uedare  que  hazer  ,  quede  por  pie- 
dad, i  buenos  respetos. 

Allende  destas  dos  cosas,  también  es  zier- 
to  ,  que  en  las  guerras  ordinarias  que  se  ha- 
zen  entre  dos  l'rínztpes  terrenos,  el  acome- 
tido injustamente,  cuando  ya  en  la  prosecu- 
zión  déla  guerra  se  baila  superior  i  con  ven- 
laja,  i  el  contrarío  rendido;  puede  prozedér 
como  Jnéz,  a  castigiir  al  acometedor,  de  su 
temerario  e  injusto  acometimiento.!  en  este 
castigo  ba  de  haber  dos  respetos:  el  uno  ,  a 
que  el  castigado  quede  escarmentado,  para- 

3ue  otra  vez  no  acometa  semejante  temerí- 
ád:  el  otro,  a  que  el  castigo  sea  ejemplar, 
paraque  ,  así  los  vezinos,  como  los  suczeso- 
res  del  dclicueiite  ,  escarmienten  en  cabeza 
ajena  ,  í  entiendan,  que  si  tal  bizieren  ,  tal 
pagarán.  Pero,  en  este  punto,  deseo  yo,  los 
miedos  de  los  theúlogos,  i  los  temores  de  los 
escrupulosos  ,  la  relijión  de  V.  Md.,  i  su  na- 
liirul  clemenzia,  i  los  comedimieulos  de  sus 
ministros;  paraque  lodos  consideren,  que  el 
que  ba  de  ser  castigado,  es  nuestro  Padre , 
es  nuestro  Superior,  es  Vicario  de  Dios,  re- 
presenta [la  persona  de  Jesucliristo  :  i ,  que 
siendo  maltratado  ,  será  menospreziado ,  i 
por  consiguiente,  se  abrirá  la  puerta  al  vitu- 
perio de  la  fé,  [i]  desprezio  de  la  Autoridad 
Eclesiástica.  Lo  que  algunos  Beyes    cuerdos 


M 
i  comedidos,  liau  hecho  en  este  punto,  es , 
coDiutar  este  linaje  de  castigo,  en  sacar  para 
sus  Reinos,  i  para  sus  Iglesias  déllos,  algu- 
nas cosas  importanles  ,  justas  i  santas  ,  que 
después  de  dadas,  no  quedaban  los  Sumos 
Pontifizes  desacatados,  i  quedaban  escarmen- 
tados, i  curados.  Como  sería,  si  V.  Md.  sa- 
case ahora  en  conzíerto  ,  que  todos  los  Be- 
neCzios  de  España  ,  fuesen  Patrimoniales. 
Ítem,  que  hubiese  una  Audienzia  del  Sumo 
PontiGze  en  Espa&a  ,  donde  se  concluyesen 
las  Causas  Ordinarias  ,  sin  ir  a  Boma  :  por- 
que allá  solamente  se  había  de  ir  (si  Evanje- 
lio  i  razón  se  guardasen)  por  las  cosas  mui 
graves,  i  muí  importantes  a  la  Iglesia;  como 
Inozenzio  lo  confiesa  en  el  Cap.  Majares  de 
Baplismo  ,  i  lo  confiesan  otros  PoutíGzes  i 
Conzilius.  ítem  ,  que  los  Expolios  i  Fructos 
de  Sedevacantes  ,  no  los  llevase  su  Sd.  ,  de 
hoi  mas,  eo  los  Beinos  de  V.  Majestad.  ítem, 
que  el  Ñun/io  de  su  Sd. ,  en  estos  Reinos  , 
expidiese  gratis  los  negozios,  [o]  a  lo  menos, 
tuviese  un  Asesor  señalado  por  V.  Md. ,  con 
cuyo  consejo  los  negozios  se  espidiesen;  con 
uua  tasa  lán  medida  ,  que  no  exzediese  de 
una  cómoda  sustenlazión  para  el  Nuuzio. 

Esto  es  lo  qne  se  me  ofreze  ,  al  presente, 
en  la  primeía  Parte  ,  que  toca  a  la  Defensa 
que  V.  Majestad  debe  hazer,  presupuesta  la 
guerra  que  su  Sd.  comenzó  a  mover  tan  sin 


52 

causa.  Pero  en  la  se^-unda  Parle,  que  toea  al 
remedio  de  muchas  cosas  ,  que,  al  pareiér, 
aun  en  tiempo  de  paz  deben  ser  remediadas, 
de  las  cuales,  algunas  se  ponen  en  el  Memo- 
rial t|ue  de  parte  de  V.  Md.  se  me  dJó:=Sn- 
plico  a  V.  Hd.  no  me  mande  responder,  a  lo 
menos,  por  ahora.  Nuestro  Señor  traerá  a 
V.  Majestad  a  estos  sus  Reinos,  para  la  pri- 
mavera; i  entonzes  será  buen  tiempo  de  po- 
ner en  cura  al  enfermo:  que  ahora,  estando 
éste,  doliente  cual  está  ,  i  a  prinzipio  de  in- 
vierno ,  no  osaría  yo  ser  su  médico.  Algún 
otro  día,  mas  oportunamente,  podrá  V.  Md., 
si  fuere  servido,  oírme.  Que  si,  zesandoesta 
guerra  pública,  Roma  haze  oLia  guerra  as- 
condida  i  secreta,  a  estos  Reinos  de  V.  Majes* 
tad;  no  hai  título  menos  justo,  paraque  V. 
Majestad  los  defienda  i  ampare  de  la  una,  que 
de  la  otra:  antes,  por  ventura,  mas:  porque 
la  oculta,  en  son  de  paz,  es  perpetua,  i  niui 
masperjudizial  que  la  descubierta.  Mas,  cuá- 
les sean  estos  casos,  eu  que  V.  Md.,  i  estos 
Reinos,  reziben  agravios,  no  me  pareze  que 
es  razón  de  dezirlo:  ni  tampoco  los  medios 
i  formas  ,  que  se  podrían  i  debrian  tener 
para  remediar  semejantes  males.  Lo  que  yo 
puedo  dezir  es  ,  que  ni  la  prosecuzión  del 
Conzilio  TridentíDo,  ni  losConzilios  Naziona- 
les,  a  cuanto  yo  alcanzo,  aprovechan  mucho; 
ni  para  curar  las  enfermedades  de  Boma,  ni 


55 

para  estorbar  las  injuslizías,  que  malos  Mi- 
nistros <le  aquella  Santa  Cattióliea  i  Apostó- 
lica Iglesia  bao  hecho,  i  bazea,  a  los  Vasa- 
llos, Tierras,  i  Seüuriosde  V.  Majestad.  Otro 
camiuD,  a  mi  juizio,  se  ha  de  tomar  ,  si  de 
veras  se  ha  de  tratar  el  remedio  desemejan- 
tes males  i  agravios.  No  embargante  ,  que 
para  atemorizar  i  asombrar  (aunque  no  tn- 
viera  efecto]  por  ventura  fuera  buen  consejo, 
que,  en  publicándose  la  sabda  del  Duque,  de 
Ñapóles;  juntamente  se  publicara  la  de  los 
Obispos  i  Letrados,  de  sus  Iglesias  i  üuiver- 
sidaues:  i  no  fuera  mucho,  que  el  escuadrón 
de  los  Obispos  ,  i  Hombres  doctos  de  acá  , 
hizierau  mas  espanto  en  Roma,  que  el  Ejér- 
zito  de  soldados,  que  V.  Majestad  allá  tiene. 
Yo'veo,  que  en  este  Parezér  bat  algunas 
palabras  i  sentenzias  ,  que  no  parezen  muí 
conformes  a  mi  hábito  ,  ni  a  mi  Tlieolojia: 
mas,  por  tanto,  dije  al  prinzipio,  que  este 
negozío  requería  mas  prudenzia,  que  zienzia. 
I  en  caso  de  tanto  riesgo,  como  éste,  do  se 
atraviesa  no  solo  la  pérdida  de  faazienda  , 
Señoríos  ,  i  Crédito  de  V.  Md-,  sino  peligro 
del  Mundo,  i  de  la  Iglesia  de  Christo,  enten- 
diendo yo,  como  entiendo,  los  designios  del 
Hei  de  Fránzla ,  i  del  Sumo  PontíGze  ,  i  sus 
naturales  condiziones  ;  no  puedo  (si  no  me 
engaño}  hablar  prudentemente  ,  sin  hablar 

'    El  impr.  de  1736  díte.  Ya  veo  ,  ele.  I  ms  pir«E«  mejor. 


54 

con  alguna  luas  libertad,  déla  que  la  Tbeo- 
tojia,  i  profesión,  me  daba.  Nuestro  SeQor, 
por  su  inGaíta  misericordia,  se  apiade  de  su 
Iglesia,  i  M  a  V.  Md.  grazía  i  favor,  su  es- 
pirito i  consejo,  paraque  remedie  ,  Icnieodn 
D  Dios  de  su  parte,  los  males  ,  trabajos  ,  i 
peligros,  en  que  la  Iglesia  está.  D'este  Con- 
vento de  s.  I'alilo  de  Vnlladolid  ,  a  15  de 
Noviembre  de  1555. 


Cuando  el  PapaEuienio,  andaba  con  rom- 
pimiento con  el  Rei  Don  Alfonso  V.  de  Ara- 
gón, sobre  quererle  impedir  la  posesión  del 
reino  de  Ñapóles,  reSere  Zurita,  en  el  tomo 
5.°  de  sus  Annales,  Libro  H.  Cap.  35.,  que 
el  Itei  mandó  a  sus  Prelados ,  i  personas 
eclesiásticas,  subditos  suyos,  que  estaban  en 
Doma,  que  partiesen  luego  déila:  i  también 
al  Obispi)  de  Lórída,  su  Embajador. 


55 

Declaratoria  de  la  Zesarea  Majestad,  con- 
tra la  herejía  de  HarLin  Lulero,  i  sus  seciia- 
zes,  ordenada  por  él  mismo,  ante  ios  Electo- 
res, Prínzipes  i  Estados,  del  S.  R.  Imperio. 

Bien  sabéis  ,  como  yo  desziendo  ,  de  los 
Gbríslianisiinos  Emperadores  de  la  noble  na- 
zion  de  Alemania,  i  de  los  Catbúlicos  Reyes 
d'Espaila  ,  archiduques  de  Austria  ,  duques 
de  Borgoña;  los  cuales  lian  sido  ,  hasta  la 
muerte.  Beles  hijos  de  la  Santa  Romaua  Igle- 
sia, i  siempre  defensores  i  ensalzadores  de  la 
Fé  Calhólica,  i  de  sus  sacras  zirimonias,  de- 
cretos, ordenanzas  ,  i  sanias  costumbres  ,  a 
honrra  de  Dios,  augmento  de  la  fé  Catiiólica, 
i  salud  de  las  ánimas.  I,  después  de  su  muer- 
te, por  natural  derecho  i  herenzia  ,  nos  han 
dejado  las  dichas  santas  i  cathólicas  okser- 
vánzias,  para  en  ellas  vivir  i  morir,  a  ejem- 
plo dellos.  I  ansí,  como  verdadero  imitador 
de  los  dichos  nuestros  predezesores  ,  habe- 
rnos, por  la  grázia  de  Dios,  hasta  agora  ,  vi- 
vido. I  por  esta  causa  estoi  determinado  de 
mantener  todo  lo  que  los  dichos  mis;  prede- 
zesores, i  yo,  habernos  mantenido  hasta  ago- 
ra: señaladamente,  todo  lo  que  por  ellos  fné 
ordenado,  ansien  el  Conzilio  de  Constanzia, 
como  en  todos  los  otros.  Pues  es  zíerto  ,  que 
solo  un  fraile  dubda  con  su  opiaiún ,  la  cual 


56 

es  contra  toda  la  ClirisUaiidád,  ansí  de  mil 
aíios  i  mas,  a  esla  parte,  como  de  la  presen-^ 
le ;  según  la  cual  opinión  ,  toda  la  dicha 
Chrisliandad  seria,  i  habría  siempre  estado, 
en  error. — Por  lo  cual,  esloi  deliberado  to- 
talmente de  emplear  en  ello  mis  Reinos , 
Señoríos,  mis  amigos,  mi  persona  ,  mi  san- 
gre, mi  vida,  mi  ánima: — porque  sería  gran 
vergüenza,  a  mí,  i  a  vosotros  que  sois  de  la 
noble  i  señalada  nazión  de  Alemania  (pues 
somos,  por  singular  previlejio  i  prebeminen-» 
zia  ,  instituidos  prolectores  i  defensores  de 
la  fé  cathólica) ,  que  en  nuestro  tiempo,  no 
solamente  herejía,  pero  ni  señal  de  herejía, 
en  diminuzion  de  la  Relijion  Christiana  ,  por 
nuestra  neglijenzia  quedase ,  después  de  nos, 
en  los  corazones  de  los  hombres,  para  núes-* 
tra  perpetua  deshonrra  ,  i  de  nuestros  suc-^ 
zesores.  Oida,  pues,  la  pertinaze  respuesta 
que  Lulero  en  nuestra  preseuzia  ayer  dio  ; 
os  declaro  ,  que  me  arrepiento  ,  de  haber 
tanto  dilatado  de  prozedér  contra  dicho  Lu* 
tero,  i  su  falsa  doctrina,  iestoi  determinado 
de  no  oille  mas  hablar.  Pero  entiendo,  que 
a  la  hora,  segund  la  forma  de  nuestra  Pa- 
tente, sea  vuelto,  guardando  el  honor  de  su 
salvoconducto,  sin  predicar  ni  amonestar  al 
pueblo  su  dañada  doctrina  ,  i  sin  procurar 
de  hazer  movimiento  alguno.  I,  como  dicho 
tengo  ,  mí  determinazion  es  ,  de  prozedér 


57 
contra  él ,  como  contra  notorio  hereje.  Re- 
€|niriendoos,  qne  os  declaréis  en  este  caso, 
como  buenos  Ghristíanos ;  i  como  tales,  sois 
«Migados  (de  lo  hazér,  en  la  manera  que  me 
leñéis  prometido:  Fecha  de  mi  mano  axviii 
de  abril  de  0.xxi.=Cárolus.= 


'25 


Consilium  delectorum  CLirdinalium  ^ 

el  aliorum  Pra^lalorum, 

de  emendanda  Ecclesia, 

S.  D.  N.  D.  Paulo  III, 

ipso  iubenle  conscr¡plum,el  exhibilum, 

M.  D.  XXXVII. 


CONSEJO  AZEBCA  DI  11  IKPtRIl  DE  Li  I6LESÜ, 

QUE  POR  MANDATO  DE  S-  S.  PAULO  III, 

EXTENDIERON   LOS  CARDENALES   I   PRELADOS 

ESCOJIDOS  PARA   ESTE   OBJETO; 

PRESENTADO   EN   EL   ANO   DE    1538. 


1/  Beatísimo  Padre:  Esiamos  Un  lejos 
de  poder  manifesiar  con  palabras  las  muchas 
grazías  qne  la  república  crísüana  debe  dar 
a  ua  Dios  infioito  en  el  ser  i  boodad  ,  por 
haberos  puesto  eo  esta  época  Toutífize  i  pas- 
tor de  su  rebaño  ,  i  dado  la  determioazion 
que  conserváis;  que  eoteranienté  desconfla- 
mos  quepan  ea  el  pensamiento  estas  mis- 
mas grazias  de  que  se  confiesa  el  alma  deu- 
dora. El  espíritu  de  Dios  pues  ,  cuya  virtud 
según  el  Profeta  Salm.  23.  dio  firmeza  a  los 
zielosy  decretó  que  vos  fueseis  el  restaurador 
de  la  Iglesia  de  Cristo  que  se  desmorona , 
mejor  diremos,  que  se  cae,  se  prezipita,  cu- 
ya ruina  vemos ,  si  con  vuestras  manos  no 
la  detenéis  ,  que  sois  el  que  la  ensalza  a  la 
sublimidad  antigua  i  el  que  la  restituye  su 
primitivo  esplendor.  Prueba  mui  zierla  de 
este  divino  decreto  podemos  dar  nosotros 
escojidos  por  V.  B.  a  quienes  mandasteis 
que  sin  miramiento  ázia  vuestros  intereses, 
ni  a  los  de  ninguna  otra  persona  ,  os  mani- 
festemos los  abusos,  las  enfermedades  gra- 
vísimas que  ha  tiempo  padeze  la  Iglesia  de 
Dios,  i  con  espezialidad  esta  Curia  romana , 
los  que  son  causa  de  que  aumentándose  las 


a  ij 


i 


i 

«loleuzias  poco  a  poco  sin  sciilírse,  amenazc 
esta  espantosa  ruina  que  tenemos  a  la  vista. 
oHUBN  ^•°  Vuestra  Sanlidad,  instruida  por  el 
abÍis^  «spirílu  divino  ,  el  que  según  S.  Agustín  , 
haula  eu  los  coraEones  siu  ningún  ruido  de 
»iu^St>M^p!>lal)['&Si  sabiamui  bien  que  el  prinzipio  de 
wnideto  estos  males  vino  de  algunos  Pontifizes  vues- 
tros predezesores  que  padezian  comezón  en 
los  oídos  en  espresion  del  Apóstol  S.  Pablo 
3.  Tim.  4.:  reunieron  i  atrajeron  a  si  un  sin 
número  de  maeslros  que  nulorizasen  sus  de- 
seos, no  para  aprender  de  ellos  io  que  debían 
hazer,  sino  para  que  con  su  dílijente  astuzia 
produjesen  razones  que  probasen  era  lizito 
loque  les  agradaba.  I)e  un  porte  semejante 
resultó,  además  de  la  adulazion,  compañera 
inseparable  del  mando,  como  la  sombra  del 
cuerpo,  i  de  que  siempre  es  difizii  la  entrada 
de  la  verdad  en  los  oídos  de  los  prinzipes  ; 
resultó,  dezimos,  que  de  repente  aparecieron 
doctores  que  enseñornn  era  el  Pontifize  due- 
ño de  todos  los  Bencfizios  ,  i  que  pudicndo 
como  dueño  vender  con  derecho  lo  que  le 
perteneze  o  es  suyo,  se  sigue  nezesariamciile 
no  cometerse  simonía  por  el  l'onlilize  ;  de 
modo  que  su  voluulud,  fuese  la  que  se  qui- 
siera, era  lu  regla  du  sus  obras  i  acziones  , 
i'ODcluyciido  era  lízilo  cnanto  so  le  antojnlKi. 
5. "  De  esta  fiicute  ,  l'adre  santo  ,  como 
■Il'I  ti¡d)íilh>  Troviuiii,  salieron  lautos  aliiisos, 


tantas  gravísimas  enfermedades  ,  que  inun- 
lando  como  un  torrente  la  Iglesia  de  Dios, 
v)^mosla  ahora  reduiida  a  la  casi  desespe- 

izion  de  salvarse,  llegando  la  notizia  de  es- 
la  situazion  a  los  mismas  inCeles.  Créanos 
V.  S.  al  dezirle  que  estamos  ziertos  ,  de  ser 
esta  la  prinzipal  causa  de  que  se  mofen  de 
la  relijion  cristiana;  i  tanto,  que:  por  noso- 
iros,  por  nosoíros  es  blasfemado  el  nombre  de 
Cristo  entre  las  naziones.  Rom.  2. 

4/  Has  vos,  Padre  santísimo,  i  a  la  ver-  La  reforma 
dad  muí  santo,  enseñado  por  el  espíritu  de  sarporRomá 
Dios,  además  de  vuestra  anziana  prudenzia, 
después  de  haber  puesto  todo  vuestro  cuida- 
do en  la  Iglesia  de  Cristo  que  os  está  encar- 
gada para  que  curada  de  todas  sus  dolenzias 
recobre  una  verdadera  salud;  visteis ,  i  con 
mucha  razón  visteis,  que  debía  comenzar  la 
curazion  en  la  misma  parte  en  que  primero 
tuvo  orijen  la  enfermedad  :  i  siguiendo  la 
doctrina  del  Apóstol  S.  Pablo  queréis  ser 
dispensador,  no  señor,  i  ser  hallado  íiel  por  «•  "i 
el  señor.  Imitando  a  aquel  siervo  a  quien, 
en  el  Evanjelio,  S.  Luc.  12  ,  puso  el  Sefipr 
por  gobernador  de  su  familia  para  que  les 
diese  a  su  tiempo  la  medida  de  trigo  ;  de- 
cretaste, por  esta  misma  razón  ,  no  querer 
cosa  que  sea  ilízita  ,  ni  ejecutar  lo  que  os 
esté  prohibido. 

5/     Así  pues  nos  habéis  llamado,  siendo. 


cnmn  somos,  iiiineiih»,  c  ineptos  para  nn 
ncgozin  tan  granoc,  pero  sí  iiiiii  apasionado» 
por  la  honm  i  gloría  de  V.  S.,  I  prñrsipiil-- 
menle  por  lii  rcstaiirazion  «k  la  Iglena  de 
Cristo  ;  i  con  palabras  gravbiriíaB  ,  nos  en- 
cargasteis rerojiéramos  todos  estos  abusos  i 
08  los  mnnifest&semos  ,  conjnrándoaos  ,  al 
mismo  tiempo  ,  hahiatoos  de  dar  enenla  i 
Dios  del  nngozio  que  se  nos  encomendaba  , 
si  lo  dcsempeAilbamos  con  inlidelidad  i  ne- 
glijenzia.  1  para  que  ron  mas  libertad  pu- 
dróramos  cnirc  hosolros  tratarlo  ,  i  explicá- 
roslo, nos  obligasteis  con  juramento,  añadi- 
da la  pena  de  escomnnion,  para  que  a  nadie 
nianifestcnios  alguna  parle  de  este  encargo. 
iTimom  ^■°  Obcdczicndo  pues  vuestro  mandato, 
virjiíd  r,uu  hemos  recojido  con  la  mayor  coiizision  que 
"SülflM era  dable,  estas  enfermedades  i  sns  reme- 
dios: aquellos  ,  dezimos  ,  <iue  según  la  pc- 
queflcz  de  nuestro  injenio  pudimos  discur- 
rír.  Vos,  dotado  de  bondad  i  sabiduría  ,  rc- 

Líonnarois  ,  i  daréis  la  perfeczion  que  falla  a 
todo  ello  ,  enmendando  las  Faltas  cometida» 
por  nuestra  debilidad. 
7."  Con  el  objeto  deque  todas  las  cosas, 
que  se  baii  de  espbncr  ,  tengan  el  debido 
orden  ,  i  como  V.  S.  es  prínzipe  de  provin- 
zias ,  sujetas  al  dominio  cclesiástieo  ,  i  es 
l'ontílize  de  lii  Iglesia  universal ,  i  también 
obispo  do  ¡toma;  iinda  nos  liemos  propni-sl« 


^l 


7 
ilezir  ,  «izerca  de  lo  que  tiene  relazion  ron 
este  priiizipado  iemptMral,  que  vemos  gober- 
náis itttti  bien  i  con  pradensia.  Toearenios 
solauKnle  las  cosas  que  pertenezen  al  ofizio 
de  PwitíGze  uuÍTersal,  i  diremos  algunas  de 
las  que  locan  al  obispo  Romano.  Antes  de 
iodo  juzgamos  ,  santísimo  Padre  ,  debemos 
estaMezer  como  eierto  e  inconcu^,  siguien- 
do a  Aristóteles  en  los  PolíUco^,  que  así  co- 
mo en  toda  república  ,  asi  en  el  gobierno 
eclesiástico  de  la  Iglesia  de  Cristo  ,  se  debe 
mirar  mas  que  otra  cosa  ,  el  que  las  leyes 
se  observen  en  todos  los  casos  posibles :  i 
que  no  juzguemos  sernos  lizito  dispensar  en 
ellas,  sin  causa  nrjente  i  nczesaria.  Ninguna 
costumbre  puede  introduzirse  en  cualquier 
Gobierno  ,  qne  le  sea  mas  perniziosa  ,  que 
esta  inobservanzia  de  las  leyes,  que  nuestros 
mayores  quisieron  fuesen  sanias,  i  llamaron 
venerable  i  divina  su  fuerza  i  obligazion. 
€onozeis  bien  todo  esto ,  santísimo  Padre,  i 
ha  tiempo  lo  leísteis  en  los  filósofos  i  teólogos. 

8/    Hai  otra  verdad  no  solo  conexa  con    segunda 
la  observanzia  de  las  leves  sin  dispensar  en  "^S'^^y^  ? 
ellas  ,  smo  que  es  la  primera  de  todas  las  comisionuuos 
verdades  ,  i  aun  de  mas  importanzia   que 
aquella,  i  es  :  que  no  es  lizito  al  P&ntilize  i 
Vicario  de  Cristo»  sacar  ninguna  gananzia  o 
utilidad  del  uso  de  la  potestad,  hablamos  del 
poder  de  las  llaves  .  que  le  dio  Cristo. =ksi 


los 


lo  mandó  Cristo  cuando  dijo=fi(id  debalde, 
lo  que  debalde  re3ibisieis=^.  Hat.  10.  EsU- 
blezida!)  ante  ludo  estas  dos  verdades  ;  como 
V.  S.  cuida  de  la  Iglesia  de  Cristo  de  leodo, 
que  tiene  muchos  ministros  por  medio  de 
los  cuales  ejerzila  este  cuidado,  i  estos  son, 
todos  los  clérigos  a  quienes  está  encargado 
el  culto  de  Dios,  entre  quienes  se  cueDlan, 
como  primeros, mayormente  los  Presbíteros, 
i  máxime  los  Curas,i  sobre  todos  los  Obispos; 
por  tanto  si  este  gobierno  ha  de  prozeder  con 
rectitud,  se  debe  procurar,  como  que  es  lo 
primero  ,  que  sean  ministros  aptos  para 
cumplir  su  encargo  ,  los  que  debeo  deseni- 

ABI'SOS    P*"*""'"- 

T  siis        9.°     El  primer  abuso  en  esta  parte  es  la 
BEMEDios  ordenazioD  de  Clérigos  i   espezialmente  de 
El  ordenan  Presbíteros  ,  en  la  cual  no  se  pone    DÍiigun 
'^amoMi'.'  cuidado  ni  ninguna  díüjenzia,  pues  se  adrai- 
iojú~.     ten,  a  cada  momento  ,  a  los  Órdenes  sagra- 
dos, aun  al  presbiterado ,   al  carácter  que 
significa  prinzipalmcnte  a  Cristo,  a  cuales- 
quier  personas  por  mas  ignorantes  que  sean, 
por  mas  vil  que  sea  su  linaje,  aunque  ten- 
gan las  costumbres  mas  detestables,  o  la  edad 
menos  a  propósito  para  ellos,  como  la  ado- 
leszcHzia.   lie  aquí  vienen  los  escúndalos  sin 
iiómero  ,  el  uienospruzio  del  orden  eclesiás- 
tico, el  poco  respeto  al  culto  divino  que  pa- 
rcze  no  solo  dismumido,  sino  casi  estinguido. 


9 
Somos»  por  lo  mismo  de  parezer,  sería  mejor 
que  V.  S.  ponga  primeramente  en  esta  ziii- 
dad,  dos  o  tres  Prelados,  hombres  doctos  i 
de  probidad  ,  encargados  de  este  negozio  , 
quienes  inspeczionen  los  clérigos  aspirantes 
a  las  ordenes  ,  i  que  mande  a  todos  los  obis- 
pos bajo  las  penas  de  zensnra  hagan  lo  mis- 
ino en  sus  respectivas  diózesis.  No  permita 
V.  S.  se  ordene  nadie  por  otra  persona  que 
su  propio  obispo  ,  ni  sin  lizenzia  de  los  di- 
chos diputados  en  Roma  o  la  del  obispo  en 
los  demás  obispados.  Mandará  igualmente 
que  cada  obispo  tenga  un  maestro  que  ins- 
truya a  los  clérigos  en  las  zienzias  i  costum- 
bres según  lo  previene  el  derecho. 

10.  Otro  abuso  de  muchísima  conside-  proíiSon  de 
razion  ,  es  el  que  ocurre  en  la  colazion  de  ll^^^l^^J 
BcneGzios  eclesiásticos,  prinzipalmente  en  los 
curados,  i  sobre  todo  en  los  Obispados,  pues 
prevalezió  el  uso  de  que  se  tenga  solo  en 
cuenta  el  bien  de  las  personas  a  quienes  se 
dan  ,  i  no  el  de  la  grei  de  Cristo  i  de  su 
Iglesia.  Se  debe  pues  procurar  antes  de  dar 
los  Benefizios,  en  espezial  los  curados,  i  con 
mucha  mayor  dilijenzia  los  obispados,  recai- 
gan en  hombres  buenos  i  doctos  ,  de  modo 
que  los  promovidos,  puedan  por  si  mismos 
desempeñar  las  obligaziones  que  contrajeron, 
i  que  además  sea  verosímil  cumplan  con  la 
obligazion  de  residcnzia.  No  se  debe  conferir, 


10 

pues,  a  un  Italiano  un  Benefizio  en  EspaQa , 
o  en  Inglaterra  .  o  al  contrario ;  lo  tfne  se 
observará  en  las  colaziones,  ora  vnqncn  los 
benelizios  por  muerte  ,  o  por  sesiones  ,  en 
que  solo  se  tiene  cuenta  ,  al  presente  ,  coa 
la  voluntad  de  quien  lo  deja  ,  i  nada  mas. 
Estas  zesiones  se  harían  rectamente,  si  pa- 
sasen por  el  examen  de  alguno  o  algunos 
hombres  de  probidad. 

41.  Otro  abuso  se  introdujo,  cuando  se 
confieren,  o  se  zeden  BeneBzios,  eslablezten- 
do  pensiones  sobre  sus  frutos,  las  cuales,  a 
vezes  son  tan  grandes  ,  que.  el  que  zede  los 
reserva  todos,  fiebe  teaerse  presente ,  que 
por  ninguna  otra  causa  ni  derecho  pueden 
imponerse,  sino,  como  ziertas  limosnas  para 
usos  piadosos,  i  para  los  pobres  ;  pues  las 
rentas  están  uniaas  al  Itenebzio  ,  como  el 
cuerpo  al  alma :  perteneziendo  de  suyo  al 
que  lo  posee  ,  de  modo  que  pueda  vivir  ho- 
nestamente con  ellas,  según  su  orden,  pagar 
los  gastos  del  culto  divino  ,  costear  los  repa- 
ros del  templo  i  altares,  e  invertir  el  sobran- 
te en  usos  piadosos.  í^sta  es  la  naturaleza  de 
ííUsrentas.Además,conioen  la  administrazian 
lie  las  cosas  naturales,  se  liazen  algunas  por 
i^ausa  particular,  i  fuera  de  la  inclínazion  del 
orden  universal;  asi  en  el  Pontifize,  porcuan- 
lo  es  dispensador  de  lodos  los  bienes  de  la 
li.'1esia,si  viese  que  aquella  porzion  que  debe 


11 

gastarse  en  usos  benéficos,  en  todo  o  en  par- 
tCy  conyiene  se  gaste  en  otro  uso;  lo  puede 
hazer  sin  duda  alguna.  De  donde  resulta  , 
que  con  derecho  i  razón  puede  imponer  ^ 
pensión  para  socorro  de  un  nezesitado  ,  en 
espezial  clérigo,  para  que  pase  la  vida  con 
honestidad  i  conioriue  a  su  estado.  Es  por 
consiguiente  un  grande  abuso  ,  reservarse 
todos  los  frutos  i  retener  lo  que  se  debe  em- 
plear en  el  culto  divino,  i  en  el  sustento  del 
que  posee  el  benefizio.  I  también  lo  es  ,  se 
den  pensiones  a  clérigos  ricos,  que  pueden 
vivir  con  comodidad  i  decoro  de  las  rentas 
que  por  otros  títulos  poseen  ;  abuso  grande 
en  verdad  i  que  debe  quitarse ,  con  el  pri- 
mero del  pensionario  que  se  lo  lleva  todo. 

12.     Otro  abuso  es ,  en  las  permutas  de  permutas 
los  Benefizios,  que  se  hazen  con  pactos,  las 
cuales  son  todas  simoniacas  sin  otro  motivo 
que  el  de  la  gananzia. 

15.  Otro  abuso  debe  quitarse  entera-  Renunzias 
mente  ,  el  cual  prevalezió  ya  en  esta  Curia ,  ^^J^jJ^^^ 
por  la  maña  de  algunos  ladinos,  pues  prohi- 
bió la  lei  el  legar  por  testamento  los  Benefi- 
zios ,  porque  no  son  del  testador  i  si  de  la 
Iglesia  ;  i  para  que  fuesen  propiedad  ecle- 
siástica común  a  todos  los  buenos  i  no  se 
hiziese  de  ella  una  particular.  Inventó  la 
astuzia  humana  ,  no  cristiana  ,  muchísimos 
medios  con  que  eludir  esta  lei.  Pues  se  ha- 


12 

zen  renunzias  de  obispados  i  de  oíros  Bene^ 
iizios ,  primero  con  pacto  de  devoluziou  , 
luego  añaden  la  reserva  de  sus  frutos,  i  des- 
pues  ]á  reserva  de  la  colazion  de  los  benefi* 
zios:  acumulan  además  la  reserva  de  la  ad- 
minislrazion,  haziendo,  por  este  medio,  un 
obispo,  del  que  no  tiene  ningún  derecho  de 
tal,  i  que  otra  persona  tenga  todos  los  dere- 
chos de  obispo  sin  serlo  en  el  carácter.  Vea 
V.  S.  hasta  donde  llegó  aquella  doctrina 
aduladora  con  que  se  consiguió  ,  sea  lizito  lo 
que  plaze.  ¿Que  es  esto,  preguntamos  ,  sino 
constituirse  heredero  del  beneBzio?  Se  in- 
ventó otra  trampa,  además  de  esta,  la  cual 
se  verifica  cuando  a  los  obispos  que  piden 
coadjutores  se  les  dan  menos  idóneos  de  lo 
que  son  aquellos,  de  modo,  que  a  no  querer 
uno  zerrar  los  ojos ,  verá  claramente ,  que 
por  este  arbitrio  se  instituyó  el  heredero. 

No  deben  ^^'  ^^^  ""^  '^^  anügua  rcnovada  por 
8uzeder  los  Clemente  ,  la  que  prohibe  posean  los  hijos 
suTpadres'.  ^^  Presbílcros,  Benefizios  de  sus  padres;  pa- 
ra que  una  cosa  común  no  se  haga  particu- 
lar. Se  dispensa  no  obstante ,  según  oímos  , 
esta  respetable  ley.  No  hemos  querido  callar, 
lo  que  cualquier  hombre  prudente  juzgará 
ser  mui  verdadero  ,  i  es ,  que  ninguna  cosa 
aumentó  mas  que  esta  la  envidia  contra  los 
clérigos  ,  de  la  cual  se  orijinaron  tantas  se- 
diziones,  amenazando  otras,  por  esta   mala 


15 

versazion  de  las  convenienzias  i  rentas  ecle- 
siásticas sacándolas  del  coninn  en  benefízio 
particular.  Antes  de  ahora  se  esperaba  el 
remedio  y  mas  llevados  de  la  desesperazion 
aguzan  sus  lenguas  contra  esta  Sede.  Especiauvos 

i 5.  Otro  abuso  hai,  en  las  espectativas  i  reservas?^ 
reservas  de  los  Benefizios,  con  las  que  se  da 
ocasión  de  desear  la  muerte  ajena,  i  el  que 
se  oiga  con  gusto  su  nolizia  :  se  zierra  con 
ellas  la  entrada  a  los  mas  dignos,  i  son  cau- 
sa de  litijios  en  las  vacantes.  Juzgamos  se 
deben  quitar  todas. 

16.  Otro  abuso  hai  que  inventó  la  misma  pinrai¡,iad 
astuzia :  pues  hai  zíertos  Benefizios  que  son  de  bencAzios 
incompatibles  por  derecho  ,  i  se  llaman  asi:  ma  pemmu 
i  por  la  misma  fuerza  de  su  nombre  ,  nos 
quisieron  advertir  nuestros  mayores  los  hu- 
biéramos por  tales,  pues  no  debían  conferir- 
se a  una  misma  persona.  Ahora  se  dispensa 
i  no  solo  para  obtener  dos,  sino  mas,  i  lo  que 
es  peor  en  Obispados.  Dezimos  debe  quitarse 
esta  costumbre,  cuyo  solo  orijen  es  la  avari- 
zia,  i  prinzipalmente  no  puede  permitirse  en 
Obispados.  ¿Qué  diremos  azerca  de  la  unión 
de  Benefizios  por  la  vida  de  una  persona,  pa- 
ra que  no  obste  aquella  pluralidad  de  Bene- 
fizios para  obtener  los  incompatibles?  ¿no  es 
por  ventura  una  mera  infraczion  de  la  lei? 

47.     Otro  abuso  prevalezió  en  dar,  o  con-  b  íj 
ferir  ,  a  los  Reverendísimos   Cardenales    los 


14 

Obispados  i  a  vezes  haziéndoios  coiueadala- 
ríos:  i  Ho  de  un#  solo,  sino  da  machos;  cuyo 
abuso,  Beaiisimo  Padre,  juzgamos  es  de  mu- 
cha importanzia  para  la  Iglesia  de  Dios:  pri- 
mero, porque  son  incompatibles  d  o&úo  de 
Cardenal  i  el  oGzio  de  Obispo.  La  obligazion 
del  Cardenal  es  asistir  a  V.  S.  en  el  gobierno 
de  la  Iglesia  universal ;  mas  el  ofizio  del 
Obispo  ,   es  dar  pasto  a  su  grei  ;  lo  que  no 
puede  hazer  bien,  i  según  ddie,  sino  habita 
con  sus  ovejas,  así  como  lo  ejecuta  el  pastor 
con  su  rebaño.   Además  ,  Padre  santo  ;  este 
uso  perjudica  en  gran  manera  al  buen  ejem- 
pío.  ¿Cómo  esta  santa  Sede  podrá  dirijir  i 
correjir  los  abusos  de  los  demás,  si  se  tole- 
ran los  abusos  en  sus  prinzipales  miembros? 
Ni  porque  son  Cardenales  juzgamos   les  sea 
mas  lízito  traspasar  las  leyes,  que  a  los  que 
no  lo  son;  antes  bien,  mucho  menos,  deben 
separarse  de  ellas.  La  vida  de  estos  ,    debe 
servir  de  lei  a  los  demás:  que  no  han  de  imi- 
tarse los  Fariseos,  que  dizen  i  no  hazen;  pero 
sí,  a  nuestro  Salvador  Cristo,  quien  comenzó 
primero  por  obrar,  i  después  enseñó.  En  se- 
gundo lugar,  daña  este  uso  a  los  dictámenes 
que  dan  azerca  del  gobierno   de  la  Iglesia  , 
pues  que  esta  li^seozia,  es  el  fomento  de   la 
avarizía.  Así  es  que  los  Cardenales  hazen  la 
corte  a  los  reyes  i  pirínzipes  para  que  les  den 
obispados,  i  dependiendo  luego  de  ellos,  re- 


sulla  que  uo  pnedeit  ddr  liliremeule  su  voto 
en  el  cousislorio;  i  aun  sí  pudieran,  o  quisie- 
ron, se  equivocarían  eu  su  modo  de  juKgar, 
{)or  cuanto  tendrían  su  ánimo  apasionado. 
Por  estas  razones,  pluguiera  a  Dios  se  qui- 
tase senejaote  costumbre,  i  se  diesen  a  los 
Cardenales  lodos,  rentas  iguales  con  que  pu- 
diesen vivir  con  el  decoro  correspondiente  a 
su  dignidad:  cosa  qiie  creemos  se  puede  ha- 
ker  fácilmente,  si  queremos  arrojar  de  noso- 
tros la  servidumbre  de  Mammón,  i  servir  a 
Cristo  tan  solamente. 

18.     Reformados  los  abusos  ,  por  lo  que  ^ .    ^  . 

i_  iAi><«^i  ••»  Falla  ite  la 

naze  al  esiablesimieato  de  mmistros ,  por  rcsidcuziá. 
medio  de  ios  cuales  ,  como  insirumentos  , 
pueda  el  pueblo  cristiano  ser  bien  rejido  e 
instruido  en  las  costmnbres ,  i  el  culto  de 
Dios  bien  servido;  debemos  tratar  de  lo  que 
toca  al  gobierno  del  pueblo  cristiano,  fin 
él  se  hade  correjir  primero  i  prinzipalmente, 
Beatísimo  Padre,  el  que  se  comete  en  estar 
los  Obispos  ausentes  de  sus  ovejas  ,  i  los 
Curas  de  sus  iglesias  i  parroquias;  en  las  que 
deben  siempre  unos  i  otros  residir ,  a  no  es- 
tar impedidos  por  alguna  causa  grave  ;  en 
espezial ,  como  ya  dijimos,  los  obispos,  por- 
que son  esposos  de  la  Iglesia  que  les  fué  en- 
cargada. Pues  ,  por  Dios  inmortal ,  ¿que 
perspectiva  mas  digna  de  compasión  puede 
ofrezerse  a  un  buen  cristiano,  que  viaje  por 

^6 


16 

países  católicos  ,  que  esta  soledad  i  abando* 
no  de  las  Iglesias?  Casi  todos  los  pastores  se 
apartaron  de  sus  rebaños;  estos  ,  casi  lodos 
han  sido  entregados  a  merEenarios.  Se  de- 
biera pues  imponer  una  gran  pena  a  los 
Obispos  mas  que  a  otros,  después  a  los  Cu- 
ras ,  que  se  ausentan  de  sus  greis  ;  no  solo 
de  zensuras,  sino  privarlos  de  sus  rentas,  a 
no  ser  que  aquellos  alcanzen  lizenzia  de  V. 
S.  i  estos  del  obispo  por  algún  breve  espazio 
de  tiempo.  Léanse,  azerca  de  esto  ,  algunas 
leyes,  algunos  decretos  de  los  Conzilios,  por 
los  que  se  le  prohibe  al  Obispo  esté  ausente 
de  su  Iglesia  mas  tiempo  que  tres  domingos. 

,  19.  Otro  abuso  también  es,  elqtie  tantos 
Reverendísimos  Cardenales  estén  ausentesde 

**  esta  Curia,  sin  que  hagan  en  cualquier  otra 
parte  donde  estén,  nada  del  ofizio  que  toca 
al  Cardenal.  Mas  aunque  juzgamos  conve- 
tiicnte  habiten  algunos  en  sus  provinzias, 
pues  por  medio  de  ellos  ,  como  ziertas  rai- 
ces esparzidas  en  todo  el  mundo,  son  conte- 
nidos ios  pueblos  bajo  el  réjimen  de  la  Silla 
itomana;  si  quizá  no  todos,  muchos  no  obs- 
tante debieran  ser  llamados  por  V.  S.  para 
que  residiesen  aquí.  Por  este  medio,  además 
ilt:  cumplir  con  su  obligazion,  se  proveerías 
la  majestad  de  la  Curia  ,  i  se  supliría  lo  que 
la  faltase  por  el  retiro  de  muchos  obispos 
i]ue  se  marchasen  a  sus  Iglesias. 


17 

20.  Olro  abuso  grande  ,  i  que  no  debe  £_,  qi    i  r 
tolerarse  por  ningnn  niolivo,  i  con  el  cnal  se  Pepiuiuíarin 
escandaliza  todo  el  pueblo  cristiano  ,  es,  en  i,£^^n"í||a 
fos  impedimentos  que  se  ponen  a  los  Obispos  o'»^»'»  nu« 
en  el  gobierno  de  sus  ovejas ,  con  espeziali-  "'^■lo" 
dad  en  la  corrección  i  costigo  de  los  malos.    '^*'*«°'- 
Estos  se  eximen  por  muchos  caminos  ,  en 
particular  los  Clérigos  ,  de  la  jnrisdizion  de 

su  Ordinario.  Siaó  son  exentos  se  acojen  al 
momento  a  la  Penilensiaría  o  a  la  Dataria, 
en  donde  bailan  al  instante  el  camino  para 
la  impunidad,  i  lo  que  es  peor,  por  el  dinero 
que  alargaron.  Este  escándalo  ,  Beatísimo 
Padre  ,  causa  un  trastorno  tal  en  el  pueblo 
cristiano,  que  no  bai  palabras  que  puedan 
esplicarlo.  Quítense,  suplicamos  a  V.  S.  por 
la  sangre  de  Cristo  con  que  redimió  i  Iav6 
su  Iglesia,  quítense  esas  manchas  ,  las  que 
sí  tuvieran  cabida  en  cualquier  reino  o  re- 
pública pronto  o  mui  luego  vendrían  a  tier- 
ra, sin  que  por  ningún  medio  pudiesen  res- 
tablezerse  :  i,  sin-einbargo  ,  pareze  nos  es 
lízito  el  que  introduzcamos  ,  por  nosotros 
mismos,  estos  monstruos  en  lasoziedad  cris- 
tiana. 

21.  Otro  abuso  debe  correjirse  en  los 
Ordenes  relijiosos  ,  de  los  cuales  muchos  es- 
tán tan  relajados  que  causan  grande  escán- 
dalo a  los  legos ,  i  perjudican  muchísimo  al 
buen  ejemplo.  Nuestro  voto  es,  el  que  se  ex- 


18 

tincan  todos  los  Ordenes  conventuales,  i  pa~ 
ra  que  no  se  injurie  a  ninguno,  se  prohibirá 
a  todos  admitir  novizios.  Por  e&le  medio,  sin 
ser  injustos  con  ninguno  de  los  órdenes  ,  se 
extinguirán  mui  luego  todos.  Jucgamos  ade- 
más será  mui  bueno  eu  estas  /.ircunstanzias 
el  que  se  echen  fuera  de  los  monasterios  lo- 
(los  los  jóvenes  que  no  han  becho  la  profu- 
sión. (1) 
™  22.  Con  respecto  a  los  predicadores  i 
d!  confesores  frailes,  creemos  debe  advertirse, 
i  correjirse  ,  el  que  sus  Superiores  ,  pongan 
gran  cuidado  en  que  sean  idóneos;  i,  luego, 
que  los  manden  presentar  a  los  Obispos  ,  a 
quienes  está  encargado  el  cuidado  de  la  Igle- 
sia, anifs  que  a  nadie;  quienes  por  si,  o  por 
hombres  idóneos  ,  los  examinen  ;  i  sin  su 
Gonseatimiento,  no  se  admitan  a  cumplirlos 
destinos  de  predicadores  i  confesores.  Hemos 
dicho,  santísimo  Padre,  que  no  es  lizilo,  de 
ninguna  manera,  hacer  alguna  gananzia  ,  al 
que  usa  del  poder  de  las  llaves  ,  por  el  uso 
de  ellas.  No  admiten  terjiversazion  las  pala- 
bras dichas  azerca  de  dicho  uso  por  Cristo 
=Debalde  habéis  rezibido  ,  dad  debalde,= 
Estas  palabras  do  sod  diríjidas  a  V.  S.  tan 
solamente,  sino  a  todos  los  que  partizipan  de 
esta  potestad  :  quisiéramos  obacrvaran  lo 
mismo  los  Legados,  i  los  Nimzios.  Pues,  a  la 
a  que  desdora  esta  Silla,  i  trastorna  el 


19 
Pueblo,  el  uso  que  está  en  boga;  así;  hazíeu- 
do  lo  conirario  ,  conseguiría  gran  deeoro  la 
Silla  Komana,  i  edificaría  al  pueblo  mara- 
villosamente. 

23.  Otro  abuso  trastorna  al  Pueblo  cris- 1^  ^■^■ 
tiano,  causado  por  las  Monjas  ,  que  están  al 
cuidado  de  los  frailes  conTentuales,  cuando 
observa,  que  en  los  roas  de  los  monasterios  , 
se  cometen  públicos  sacrílejios,  con  gravísi- 
mo escándalo  de  los  ziudadanos.  Quite  pues 
V.  S.  todo  cuidado  a  los  conventuales,  i  dé 
su  direczion  o  a  los  Ordinarios ,  o  a  otras 
personas,  según  mejor  le  pareziere. 
•  24.  Abuso  grande  i  pernisfoso  es  el  que  impiedad  ea 
liai  en  las  escuelas  públicas,  prinzipalmente  '"púbucr^ 
en  Italia,  pues  muchos  profesores  de  filosofía  »e™p^<w« 
enseñan  la  impiedad,  i  aun  en  los  templos  se 
entablan  disputas  niui  impías,  tratándose  las 
cosas  divinas  delante  del  pueblo  con  mocha 
irreverenzia:  por  lo  que  juzgaríamos  se  debía 
dezir  o  mandar  a  los  Obispos  en  donde  hai 
estas  esencias  públicas  que  amonesten  a  los 
Lectores  que  leen  ,  no  enseñen  a  los  jóvenes 
doctrinas  impías,  pero  que  manitieslen  la  fla- 
qneta  de  la  luz  natural  en  las  cuestiones  que 
tienen  relazion  con  Dios,  con  la  eternidad  o 
cadnzidad  del  mundo  i  otras  semejantes  ,  i 
que  los  dirijan  ázia  la  piedad.  Asimismo  que 
no  permitan  se  entablen  disputas  públicas  , 
azerca  de  estos  puntos  ni  tampoco  de  otros 


20 

teolújicoií ,  pues  pierdeo  su  cslimazioii  por 
esle  medio  eii  el  vulgo  :  se  harán  privadas 
solamenlc :  i  la»  pi'iblicaií  »erúii  azerca  de 
asuntos  de  física.  Se  embargará  esto  inisiuo 
a  todos  los  demás  übÍBpoH  en  espenal  a  los 
de  ziudades  ijisigues  en  las  que  suelea  hazer- 
se  disputas  de  esta  espezie.  Se  debiera  poner 
el  luismo  cuidado  en  la  impresión  de  los  li- 
bros, i  escribir  a  lodos  los  Prinzipes  para 
que  tomen  precauziones,  a  lin  de  que,  eu  sus 
dominios,  uo  se  impriman  a  cada  paso  cuales- 
quier  libros.  Este  cuidado  se  debiera  encar- 
gar a  los  Ordinarios.  I  por  cuanto  a  los  ni- 
ños acostumbran  leerles  ahora  en  las  escue- 
las los  Coloquios  de  Erasmo,  eu  los  quehai 
muchas  cosas  que  instruyea  los  ánimos  ru- 
dos en  la  impiedad;  se  debe  prohibir  su  lec- 
tura i  otras  cualesquiera  de  este  jénero,  en 
las  escuelas. 

25.     Después  de  estas  cosas  ,  que  tiene» 
por  objeto  la  iristrucaion  de  vuestros  minis- 
tros en    el  cuidado  de  la  Iglesia  universal    i 
su   gobierno ;    debemos  advertir  los  abusos 
que  se  han  iulroduzido  en  las  (iraxias  que 
haze  V.  B.,  además  de  los  que  ya   hemos 
notado. 
2(i.     El  primer  abuso  está  en  los  Trailes, 
i    o  i-elijiosos  apóstatas  ,  que  después  del  voto 
'   Nolemiic  ,  saleo  de  la  relijion  ,  i  consiguen 
quedar  desobligados  de  llevar  el  bábilo  Av 


21 

su  Orc^n,  de  modo,  que  ni  aun  llevan  el  me- 
nor vestijio  de  él,  usando  solo  honesto  traje 
clerical.  No  hablemos  del  diner(>  que  dan 
para  conseguir  esta  graiia  ,  pues  ya  dijimos 
al  prinzipio ,  que  no  nos  es  lízito  sacar  nin- 
guna ganauzia  que  provenga  del  uso  de  las 
llaves  i  del  poder  que  Cristo  entregó;  sino  , 
de  que  no  deben  conzederse  semejantes  gra- 
zias:  porque  el  hábito  es  la  señal  de  la.  pro- 
fesión a  la  cual  están  ligados  estos  apóstatas, 
i  tanto,  que  los  mismos  obispos  no  pueden 
dejarlo.  Asi  es  que  no  debiera  coñzedérseles 
lo  dejasen  ,  ni  permitírseles  puedan  obtener 
BenefizioSy  ni  oGzios,  aun  cuando  se  separa- 
sen del  voto  con  que  se  obligaron  con  Dios,    engaños 

27.  Otro  abuso  en  Cuesteros  ,  o  deman-     de  ios 
dantes,  del  Espíritu-Santo,  S.  Antonio,  i  otras  ®"*®'®'**'* 
Órdenes  de  este  jénero.  Estos  engañan  a  los 
rústicos  inozentes ,  i  sin  malizia ,  i  los  enre- 
dan en  innumerables  supersliziones.  Nuestro 

voto  es ,  que  se  quiten  estos  cuesteros,  o  de- 
mandantes. 

28.  Otro  abuso  se  comete  dispensando  par?cas?»e 
al  Ordenado  de  sagrados  órdenes  para  que  ^J^, 

,  wí^  M         1 .  *^     1  1  •  Ordenados 

pueda  casarse.  Esta  dispensa  no  debiera  de  mayores. 
conzederse  a  nadie,  a  menos  que  interviniese 
una  causa  pública  gravísima ,  como  la  con- 
servazion  de  algún  pueblo  o  familia ,  i  con 
mucha  mas  razón  en  estos  tiempos  deben  ser 
raras  estas  dispensas,  por  lo  mismo  que  in- 


2i 

sistcii  graudcmeule  ustu   piitilo  )us    Liile- 

raiios. 

I       29.     Otro  abusu  hai  en  bs  dispensas  nia- 

''  trinioniales  eiilrc  consangaíneos  o  aRnes. 
Ziert»nientejiiz{^amos  no  debe  dispensarse  eij^ 
el  segundo  gradv  sino  por  una  rnnsít  púMlca 
i  grave:  en  los  otros  grados,  solo  per  causa 
lionesla:  i  sin  dinero,  como  ya  dijimos,  a  no 
ser  qiie  esluviesen  ya  unidos  ,  en  rtiyo  caso 
seria  lízilo  por  la  absolmion  del  pecado  co- 
metido, imponer  a  iosttulpables  nna  molla 
ilespuee  de  ser  absueltos,  la  ctial  se  aplicase 
a  los  usos  piadosos  en  (|ue  V.  S.  empleacaii- 
tlales.  fues  así  couio  no  poede  exijirse  nin- 
gún dinero  por  el  uso  de  las  llaves,  cuando 
no  liai  pecado;  asi  cuando  lo  hai  ,  i  se  pide 
absoluzKín  de  él,  se  puede  imponer  nna  mul- 
la pecuniaria,  i  aplicarla  a  usos  piadosos. 

^  50.  fHro  aluiso  lisi  en  absolver  a  los  si- 
muniacos.  ¡(I!  ¡(luanlo  reina  este  pestilente 

"'  viaio  en  la  Iglesia  de  l>k)s!  Llega  al  punto  , 
que  algunos  no  temen  cometer  simonía  i 
piden  luego  al  momento  la  absoluziou  de 
Í¡i  pena  ;  por  mejor  dezir  ,  la  compran ,  i 
iisí  i'i'iicnen  el  UencfiEio  ipic  compraron. 
^ll  ili'/imes  el  r)uc  V.  8.  carcsca  de  Tacnl- 
iiiilrs  para  roinlonarles  aipiella  pena  esta- 
lilr/iilii  |ior  dcreclio  positivo  ,  pcn't  si  que 
i|i'  iiÍMi;iiii  nioilo  dol»e  Itazcrlo;  para  que  se 
pri'si'iil''  toila  la  rcsisIcnEta  posible  a  nna 


25 
prevarícazion  lán  grande,  que  no  la  hai  mas 
dañina,  ni  mas  escandalosa. 

31.  No  se  ddkiera  eonxeder  tam|)oco  a    ummB 
los  clérigos  lisenzia  para  Icstar  de  los  kienes  ij^'^céngo^. 
de  la  Iglesia,  sino  por  causa  nrjenle,  a  fin  de 

que  los  bienes  de  los  pobres  no  se  convier- 
tan, o  sinran,  para  genes  privados,  i  engran^ 
dezimiefllo  de  sus  casas  i  familias. 

32.  No  se  deben   conzeder    fazilmente  conresíona- 
confesionales,  i  el  uso  de  altar  portátil:   por  **pj,i¡¡ii*' 
este  medio  se  envilezen  las  cosas  eclesiásti-  induijenzías 
cas  i  el  sacramento  prinzipal  de  todos.  No  se  zionTe^olos. 
deben  conzeder  tampoco  iiiduljenzias  ,  sino 

una  vez  al  año,  i  en  cada  una  de  las  ziudades 
insignes;  ni  se  deben  conmutar  los  votos  con 
fazilidad,  ni  conmotarse  sino  es  en  otra  cosa 
buena  que  equivalga. 

33.  Se  acostumbró   mudar  la  volnntad  conmuiazíon 
última  de  los  testadores  cuando  legan  alguna     <:n  ios 
cantidad  de  dinero  para  nsos  piadosos,  cuya  ie^!tdos?e?c' 
suma  con  la  autoridad  de  V.  S.  pasa  a  mano 

del  heredero  o  legatario  ,  bajo  el  pretesto  de 
su  pobreza  &c.  i  esta  grazia  ,  la  consiguen 
por  dinero  ,  si  no  es  que  por  causa  de  la 
muerte  del  testador  ha  sufrido  gran  menos- 
cabo la  hazienda  del  heredero  i  de  modo  , 
que  sea  verosímil,  que  ,  atendida  esta  pér- 
dida ,  el  mismo  testador  hubiera  mudado  su 
última  voluntad.  Gs  una  impiedad  el  mudar 
la  última  voluntad  de  los  testadores.  Del  di- 


24 

iiero  o  gananzja  que  prozede  de  esla  grazia, 
ya  hemos  dado  nueslro  voto  luuchas  vez«s: 
por  lo  que  ,  enleraniciile  bai  que  abstenu^ 
de  tal  cosa. 

„  34.  Expuesta»  sumariamente  las  cosas 
que  pertenezen    al    Pontilize  de  la  Iglesia 

"universal,  según  nuestro  alcanza;  resta dezir 
algunas  ,  que  tocan  al  obispo  de  Í\oina.  Esta 
Ziudad  e  Iglesia  romana,  es  la  madre  i  maes- 
tra de  las  demás  Iglesias,  por  loque  ea  ella 
prinzipal  mente  deben  florezer  el  culto  (Iívídú 
i  las  buenas  costumbres.  Por  esta  razón  , 
Healísimo  Padre  ,  se  llenan  de  escándalo  to- 
dos ios  estranjeros  que  entran  en  el  templo 
de  S.  Pedro  ,  al  ver  que  zelebran  las  misas 
sazerdotes  groseros,  asquerosos,  ignorantes, 
vestidos  de  ropas  i  paramentos  ,  que  uo  po- 
drían- usar  honestamente  aun  en  tas  casas 
mas  desaseadas.  Esto  es  para  todos  un  gran- 
de escándalo.  Se  debe  pues  encargar  al  Ite- 
verendisinio  Arzipresle  ,  o  al  Penilenzíario  , 
que  cuiden  de  estas  cosas,  i  quiten  este  es- 
cándalo, i  asj  en  las  demás  Iglesias. 

'  35.  Suzede  también  en  esta  Ziudad,  que 
las  mujeres  prostitutas  como  las  matronas, 
andan  a  pié  o  a  caballo,  en  cualquier  hora 
del  dia  acompañadas  de  ios  niales  familia- 
res domésticos  de  los  cardenales,  i  de  clé- 
rigos. En  ninguna  otra  Ziudad  hemos  visto 
semejáute  coriupzion  ,  sin6  es  en  esta  ,  que 


25 
debe  ser  el  modelo  de  todas  :  babilan  asi- 
mismo magníficos  palazios  :  debe  correjirse 
también  este  torpe  abuso. 

36.  Hai  también  en  esta  Ziiidad.  odios  i     ^^^^^^ 
enemistades  entre  los  particulares,  los  cuales  enemistado» 
importa  sobre  todo  al  Obispo  calmar  ,  i  re*  ^'^zfudadT 
conziliar  a   los  ziudadanos.  Así  que ,  debe 
encomendarse  a  algunos  Cardenales  que  sean 

mas  a  propósito  para  el  efecto,  el  componer 
estas  enemistades  ,  i  poner  en  buena  inteli* 
jenzia  los  ziudadanos. 

37.  Hai  en  esta  Ziudad  huérfanos  ,  hai 
viudas  ,  hai  hospitales:  el  cuidado  de  estas 
cosas  perteneze  al  Obispo  i  al  Prínzipe.  Por 
tanto  V.  S.  podrá  cómodamente  mirar  por 
su  bien  de  ellos,  valiéndose  de  Cardenales  , 
que  sean  hombres  de  probidad. 

38.  Estasson,  Beatísimo  Padre,  las  cosas 
que  al  presente,  según  nuestro  corto  injenio, 
liemos  creído  era  de  nuestro  deber  recojer; 
i  que  eos  pareze  nezesitan  reforuia  i  correc- 
zion.  Vuestra  bondad  i  sabiduría  lo  arregla- 
rá todo.  Nosotros  ,  en  verdad ,  sino  hemos 
echo  lo  bastante  según  lo  exijía  la  gravedad 
del  negozio,  que  exzede  en  mucho  nuestras 
fuerzas,  procuramos  al  menos  satisfazer  nues- 
tra conzienzia:  no  sin  grandísima  esperanza 
de  ver  bajo  el  gobierno  de  un  Prínzipe  como 
vos  ,  la  Iglesia  de  Dios  limpiada  hermosa  , 
como  una  paloma  ,  acorde  consigo  misma  , 


consintiendo  en  un  sulo  cuerpo:  (|ue  será  un 
nionnmenlo  eterno  de  vuestro  nombre.  To- 
uióstcis  el  (le  l'aMo,  esperamos  imitareis  h 
cariilad  de  Pablo:  fué  escojido  aquel  como 
un  vaso  qne  llevara  entre  las  jentes  el  nom- 
bre de  Cristo;  mas  esperamos  que  vos,  eleji- 
do  para  reslablezer  en  nuestros  corazones  i 
obras  el  nombre  de  Cristo  ,  olvidado  ya  por 
las  Naziones,  i  por  nosotros  los  clérigos,  sa- 
biendo las  enTerniedades  ilc  qne  adolezeoios, 
traigáis  al  redil  áp.  Cristo  las  descarriadas 
ovejas,  í  remováis  de  nosotros  la  ira  de  Dios, 
i  la  venganza  que  nierezeuios  ;  que  está  ya 
preparada,  que  está  ya  inminente  sobre  nues- 
tras cabezas. 

Gatpar  Cardenal  Contareno. 
Juan  Pedro  Cardenal  Tealino. 
Jacabo  Cardenal  Sadoleto. 
Rejinaldo  Cardenal  de  Inglaterra. 
Federico  Arzobispo  de  Salcrno. 
Gerónimo  Arzobispo  de  itiindis. 
JtMn  Mateo,  (Hnspo  de  Vcrona. 
Oretforio  Abad  de  S.Jorje  de  Venezia. 
Fr.  Toinás,  maestro  del  sactv  palasio. 


Nprimebatur  a^i\o  M.  IK  XXXVItl. 


27 

(1)  No  debe  estrauarse  esla  doctrina  de 
exiinzion  de  todos  los  órdenes  rclijiosos  ; 
pues  que  bajo  el  pretesto  de  reduzirlos  al  de- 
recho común  no  querían,  ni  procnraron  otra 
cosa  en  varias  ocasiones  los  Papas,  Conzilios 
jenerales,  i  los  obispos. 

El  conzilio  de  Viena  en  el  Ddiinado  ,  en 
4304  en  medio  de  sus  buenos  deseos  para 
reduzir  los  regulares  al  derecho  común  ,  se 
concluyó  sin  hazer  casi  nada  en  el  particular. 

En  1558  los  cardenales  ,  obispos  i  curas 
pidieron  a  Clemente  6."  la  exliozion  de  los 
mendicantes,  cuya  petizion  no  tuvo  éxito  por 
la  abundanzia  exzesiva  de  dinero  qne  dieron 
los  frailes  a  la  Curia  romana  ;  palabras  del 
Walsengrando  monje  de  S.  Benito  en  Ingla- 
terra. 

Lo  mismo  se  pidió,  i  sin  fruto  ninguno,  en 
el  conzilio  de  Constanza  en  1416. 

Este  Conzilio  condenó  la  proposizion  29 
d«  Wiclef,  que  dize  eran  los  frailes  íuvenzion 
del  diablo. 

Eujenio  4."  en  su  carta  de  16  de  Abril  de 
1444  al  capitulo  jeoeral  Zisterziense  no  re- 
prende la  conducta  de  los  legos  o  seglares  , 
quienes  ,  como  hemos  oído  ,  casi  se  vieron 
obligados  a  poner  la  mano  en  la  reforma 
vuestra. 

Calisto  3.°  compuso  una  bula  para  reduzir 
los  mendicantes  al  derecho  común  ;  i  Paulo 


28 

2.",  estanilo  para  piiltlicarla  en  4464,  nueve 
aiios  después,  se  viú  forzado  a  desistir,  por 
haber  apelado  al  Conzilio  jencrai  losjenerales 
de  los  órdenes  reliiiosos. 

Inozenzio  8.°  en  4  HO  de  Agosto  de  1487 
diite  el  mismo  capitulo  ,  (¡ue  varios  reyes  , 
priiizipes  i  señores  temporales  le  pidieron  con 
grandes  clamores  i  quejas;  los  unos  la  refor- 
ma i  la  total  e:(Unzion  otros.  Concluye  sus 
cartas  el  Papa  amenazando  o  los  del  Zister 
con  tu  extinzion.  Véanse  los  prívilejios  del 
Zister  por  Lequerica  en  Salamanca,  o  Alcalá 
1574. 

En  1515  los  padres  de)  Conzitio  15  jeneral 
Lateranense,  habiéndose  comprometido  a  no 
asistir  a  ntguna  Sesión  antes  que  se  revocase 
la  bula  Marcmagniim  i  se  redujesen  todos  los 
mendicantes  al  Derecho  común  ;  se  vieron 
prezísados  a  desistir  de  su  compromiso  can- 
sados de  los  manejos  de  la  curia  i  frailes  , 
3ue  les  imputaban  la  nczesaría  disoluzion 
el  Conzilio.  Véase  a  Cálalini  tomo  4.° 

La  sagrada  congregazion  del  conzilio  en 
21  de  junio  de  16^5  zilando  los  decretos  de 
l'aulo  5."  i  Gregorio  15,  publicó  uno  ,  apro- 
bado por  Urbano  8.°,  en  el  que  manda,  que 
cu  adelante,  no  se  erija  nuevamente  ningún 
itioiiasterio  o  convento,  en  el  que  no  puedan 
iiKinLenerse  i  no  habiten,  doze  relijiosos,  por 
lo  menos. 


29 
Inozenzio  10  por  su  Constiluzion  que  co- 
mienza Insiauranda^  extinguió  los  conventos 
que  no  tenían  seis  relijiosos ,  i  los  que  dejó 
con  este  número  o  menor ,  quedaron  sujetos 
a  la  autoridad  de  los  obispos  que  pidieron 
no  los  extinguiera. 

Inozenzio  12  que  murió  en  1700,  sujetó  a 
los  obispos  los  conventos  que  no  tuviesen 
doze  relijiosos.  Esta  disposizion  se  dio  pri- 
mero para  parte  de  la  Italia  ,  i  se  extendió 
después  a  toda  ella. 


^  Tractado  de  la  forma  que  se  ha  de 
tener  en  la  zelebrazion  del  jener al  Concilio: 
i  acerca  de  la  reformazíon  de  la  Iglesia. 

M.  D.  xxxvj. 


27 


^  Tractado  de  la  forma  que  se  ha  de 
tener  en  la  zelebrazion  del  jener al  Concilio: 
i  azerca  de  la  reformazion  de  la  Iglesia. 

M.  D.  xxxvj. 


27 


^  Tractado  de  la  forma  que  se  ha  de 
tener  en  la  zelebrazion  del  jener al  Concilio: 
i  acerca  de  la  reformazion  de  la  Iglesia. 

M.  D.  xxxvj. 


27 


^  Al  inviclisinio  Caihólico  Emperador 
Augusto,  protector  i  mamparo  de  la  relijion 
Cristiana  :  el  doctor  Guerrero  ,  azerca  del 
modo  i  orden  que  se  ha  tener  en  la  zelebra- 
zión  del  Jenerál  Conzilio  :  i  azerca  de  la  re- 
foroiazión  de  la  Iglesia. 

f  Prohemio ,  i  Capitulo  primero  del 
Tractado:  en  que  se  contiene  dónde  ouieron 
orijen  los  Conzilios  jenerales. 

Invictísimo  Gathólico  Emperador  augusto, 
Bei  i  señor  nuestro.  En  el  prinzipio  de  la 
primitiva  Iglesia ,  los  onze  apóstoles  llenos 
de  Spiritu  santo  ,  juntos  con  la  madre  del 
Señor  zelebraron  Conzilio  jenerái,  i  elijieron 
a  Mathía  en  apóstol ,  en  lugar  de  Judas  el 
traidor.  Asi  lo  escribe  san  Lucas  en  el  capi- 
tulo primero  de  los  Actos  de  los  Apóstoles. 
I  segundo  Conzilio  fué,  cuando  les  Apostólos, 
convocando  muchos  diszípulos,  elijieron  siete 
diáconos:  conviene  a  saber,  san  Esteban  i  sus 
compañeros,  orando  i  poniendo  la  mano  en- 
zima déllos:  los  cuales  fueron  elejidos  opera- 
rios en  la  mies  del  Señor :  como  lo  escribe 
san  Lucas  en  el  c.  vj.  de  los  Actos  de  los 
Apostólos.  I  también  baze  menzion  déste  se- 
gundo Conzilio  la  Iglesia  en  el  c.  j.  xx.  Dis. 


4 

Otro  lerzero  Conzilio  jenerúl  congregaron  los 
Apóstoles  de  Cristo,  juntando  los  anzianos  de 
la  Lei,  i  Universal  Iglesia:  dónde  remeitiaron 
zierta  herejía  de  los  Fariseos:  así  está  escri- 
to en  el  Cap.  xv.  de  los  Actos  de  los  Apostó- 
los :  i  detite  terzero  Conzilio  jenerál  habla 
también  el  Tex.  en  el  c.  íÍ  quis  cametniTa. 
dis.  Otro  coarto  Conzilio  jenerál  zelebraroo 
los  Apastólos  del  Señor,  juntando  asimismo 
los  anzianoij  de  la  primitiva  iglesia  :  donde 
remediaron  i  proveyeron  mnchas  cosas,  que 
en  la  sazón  remediarse  conveoian.  1  deste 
cuarto  Conzilio  habla  i  escribe  san  Locas  , 
en  el  cap.  ixi ;  t  está  canouizailo  en  el  c. 

t rimero,  xiy  dis.  I  mui  aprobada  es  por  la 
niversal  Igkaia,  la  congregazión  i  ayunta- 
miento del  Conzilio  jenerál.  Paes  por  los 
Conzilios  jenerales  ,  se  han  de  determinar 
las  grandes  cosas  ,  i  arduos  negozios  qne 
ocurren.  I  también  en  la  vieja  Lei  ooieron 
prínzipto  losConzilios  jenerales:  i  así  lo  notan 
en  e)  dicho  Capitulo  primero  ,  xxj.  dis. — 
I  despnés  ,  hirviendo  la  persecnxión,  qnelos 
Prínsípes  Infieles  hacían  ,  no  tenían  los  Cris- 
tianos facultad  ni  libertad  de  coogr^arse,  ■ 
convenir  en  nao  ,  para  hazer  Conzilio  jene- 
rál. 1  a  esla  causa,  la  Cristiandad  fné  divisa 
en  diversas  herejías:  i  como  dixe  Isidoro  en 
el  libro  sexto  de  las  Etbimolojias  :  los  Cáno- 
nes, o  reglas  ,  de  los  Oinzilios  jenerales  ,  en 


s 

el  tiempo  del  Emperador  ConsUnüno  ouie- 
roD  jpriDzipio;  i  él  fné  el  que  dié  facultad  a 
los  Cristiaoos  ,  que  libremente  se  congrega- 
sen. I  de  bajo  el  mamparo  del  dicho  Empe- 
rador, se  congregó  Conzilio  en  Nizena,  donde 
intervinieron  ccc,  ixviij.  Obispos,  veniendo 
de  todas  las  partes  del  mundo:  i  alli  fué  des- 
truida i  condenada  la  perversa  herejía  de  Ar- 
riano  alejandrino ,  como  lo  dize  el  texto  en 
el  c.  j.  XV.  dist. — I  este  Conzilio  fué  en  el 
tiempo  del  Papa  Silvestre,  después  de  haber 
limpiado  de  lepra  al  dicho  Emperador:  i  él 
no  estuvo  presente  al  Conzilio  ,  por  algunos 
impedimentos ,  mas  todas  las  cosas  i  nego- 
zios  del  Conzilio  se  enviaron  a  él  ,  que  las 
aprobase.  I  después ,  con  el  auctoridád  del 
Emperador  Theodósio  mayor ,  i  en  su  pre» 
senzia,  se  congregó  segundo  Conzilio  jenerál 
en  Constantinopla  ,  en  el  tiempo  del  Papa 
Dámaso;  i  intervinieron  en  él  el.  Obispos  :  i 
fué  congregado  estCLConzilio,  contra  el  error 
i  herejía  de  MazedónioTlbispo  de  Constanti- 
nopla. El  terzero  Conzilio  jenerál,  se  congre- 
gó en  Epheso  ,  i  el  Emperador  Theodósio 
iiinior ,  auctorizó  este  Conzilio  en  el  tiempo 
del  Papa  Zelestino  primero  :  i  este  Conzilio 
se  congregó  contra  Nestorio,  Obispo  de  Cons- 
tantinopla, i  juntáronse  en  él  ccc.  Obispos. 
El  cuarto  Conzilio  jenerál  se  congregó  en 
Calcedonia,  aprobándolo  el  Emperador  Mar- 


6 

ziauo,  en  el  tiempo  del  Papa  León  primero  : 
i  intervinieron  en  este  Conzilio  seis  zientos  i 
treinta  Obispos  ,  i  fué  congregado  contra  la 
herejía  de  Entice  i  Dióscoro.  I  es  de  notar  , 
que  estos  son  los  cuatro  Conzilios  jenerales, 
que  el  Papa  Gregorio  manda  guardar,  como 
los  cuatro  Evanjelios  ,  segim  claramente  lo 
dize  el  texto  en  el  c.  sicut,  xv.  dis.  I  déstos 
cuatro  Conzilios  jeñerales ,  habla  el  capítulo 
Sexta  Synodus.  i  el  c.  Prima  auiew.  xvi.  dis. 
I  después,  se  zelebraron  otros  muchos  Con- 
zilios jeñerales ,  como  lo  dize  Beda  ,  en  el 
Libro  de  Tetnporibus^ ,  i  como  paresze  en  el 
Libro  de  los  Conzilios.  I  en  la  Ziudád  de 
Constanzia,  se  congregó  Conzilio  jenerál,  en 
el  año  del  Señor  de  mil  i  cuatro  zientos  i  diez 
}  siete,  en  el  mes  de  Octubre,  en  el  tiempo 
del  Emperador  Sijismundo:  el  cual  aseguró, 
i  dio  auctoridád  al  Conzilio.  I,  como  pareze 
en  la  Sesión  xvíj.,  al  tiempo  qu'el  dicho 
Emperador  se  partió  de  Constanzia,  todo  el 
Conzilio  congregado,  rogó  a  Dios  porél:  i  en 
la  Orazión,  le  nombraron  «Bei,  i  Emperador 
nuestro,  i  Abogado,  i  Defensor» .  I  es  de  no- 
tar »  que  en  la  Sesión  xxxix.  dize  el  dicho 
Conzilio  estas  palabras:  «La  zelebrazióu  con- 
« tinua  de  los  Conzilios  jeñerales  ,  labor  i  es- 
"Cardillo  es  del  campo  del  Señor  ,  i  la  qu( 
« prinzinalmente  destruye  las  espinas  i  zar- 
azas, i  hrerejías,  i  errores;  i  destruye  lasszis- 


J 


7 
«mas»  i  easiiga  los  exzesos;  ¡  las  cosas  infor- 
«madas  reforma,  i  trae  a  la  viña  del  Señor 
«fruto  de  abundosa  fertilidad^.  I  allí  se  or- 
denó, que  de  diez  en  diez  años,  se  congrega- 
se Conzilio  jenerál.  Porque,  como  hemos  di- 
cho ,  todas  las  vezes  que  en  la  Cristiandad 
naszía  herejía  o  szisma  ;  luego  la*  Universal 
Iglesia,  recurría  a  congregar  Conzilio  iene^ 
ral ,  porque  la  verdadera  reformazión  de  la 
relijion  Crisliana,  Bo«se  puede  cómodamente 
hazér  ,  sino  congregado  el  Conzilio  jenerál  , 
siguiendo  las  pisadas- i  detrina  de  los  Após-^ 
tolos  i  primitiva  Iglesia.  Parque  si  al  Empe- 
radores lízito  ,^por  reparo  i  remedio  de  las 
cosas  temporales^  convocar  en  uno,  toda  la 
universal  Curia  impertél*  que  está  dividida 
por  todo-  el  mundo;  mucfaomas  conviene,  en 
el  tiempo  que  la  Cristiandad  tiene  nezesidad 
de  reformazión,  congregar  Conzilio»  por  sa- 
lad délas  ánimas.  Porque,  de  otra  manera, 
fA  en  tiempo  de  necesidad  no  se  recurriese 
a  Conzilio  jenerál,  en  vano  los  santos  Padres 
ovieran  escripto  con  tanta  dilijenzia,  tantas 
cosas,  azerca  de  la  orden  i  regla  del  Conzilio 
jenerál:  como  pareze  por  todas  las  Dislimifh- 
nes  XV,,  xvj  ,  xviij. — ^I  también  dize  el  beato 
Augustino ,  en  el  Libro  de  grazia  i  libre  al- 
bedrío,  hablando  de  la  herejía  Pelajiana;  que 
habiendo  eminente  nezesidad,  luego  se  ha  de 
recurrir  a  Conzilio.  I  también  es  de  notar^ 


qu'el  Emperador  Conslanlino  congregó  Con- 
zilio  coD  el  Papa  Agalhon,  i  éste  fu¿  el  sexlo 
C4>oiilio  jener^l.  I  el  Emperador  Justiniano, 
hijo  de  C«BiUBtiiio  ,  con^gó  otra  vez  este 
sexto  Cenzilio,  i  prunulgármiseCáBoiies  los 
cuales  DO  se  habían  declarado  eu  el  tíempa 
de  CooBlaotino  :  como  pareae  eo  el  c.  Habeo 
lUnvtn.,  i  ea  el  c.  quoniam.,  i  en  el  c.  Sane- 
la.,  j  el  c.  SexU  Sytiodut.,  i  en  el  c.  Prima 
Synadui  xvj.  di».  I  después  ,  el  Emperador 
Carlo-Riagno,  hijo  de  Pipino,  arcbiduque  de 
Austria»  anlezesór  de  Vuestra  Majestad,  co&- 
greg6  CoDzilio  jenerál  con  el  Papa  Adriano:  i 
allí  iuterviaieron  cliiij.  Obispos:  i  allí  el  Papa 
i  Conzilio  ,  dieron  aucloridad  al  Emperador 
para  elejír  Papa:  i  désto  es  Decreto  el  c.  A- 
drianus.  segundo  en  orden  ,  Ixiij.  dis. — Mas 
después  el  Papa  hizo  Decreto  ,  revocando  el 
derecho  que  los  Emperadores  teoian  de  elejir 
PoDtiGze.  I  porque  esta  materia  de  los  Con- 
zilios  es  sania  ,  i  uliiisiwa  al  remedio  de  la 
Cristiandad;  invocando  el  ayuda  de  Dios  ,  la 
dividiré  por  Capítulos,  i  trataré  por  orden,  a 

2uién  toca  boi  la  aucloridad  de  congregar 
ODzilJo  jeuerál;  i  quién  son  los  que  han  de 
ser  zitudos,  i  requeridos,  que  vengan  al  Con- 
zilio;  i  diremos,  de  la  forma  de  la  zilazion;  i 
cuál  es  mayor,  el  aucloridad  del  Papa,  o  del 
Couzilio:  i  después,  jH>r  poner  fin  al  Tratado, 
pondremos  muclios  Capiliilos  ,  el  día  de  boi 


nezesaríos,  para  roforiuaziou  de  la  unÍYei*sál 
Iglesia. 

^  Gapílulo  segundo,  en  que  se  dize,  que 
el  Papa,  por  tener  la  primera  Silla,  es  el  que 
tiene  auctoridád  para  congregar  Gonzilio 
jenerál. 

Para  oíayór  eyidenzia  de  aqueste  Tratado, 
es  de  saber:  que  el  Conzílio  jenerál  prínzi- 
palmente,  ha  de  entender  en  extirpar  los  er- 
rores de  los  herejes;  paraque  la  fé  cathólica, 
una  i  verdadera  ,  resplandesca  en  toda  la 
manada  i  rebaño  del  Señor.Secundariamente, 
ha  de  entender  el  Gonzilio  jenerál ,  en  refor- 
mar la  Iglesia,  asi  la  cabeza  como  los  miem- 
bros. Asi  se  nota  en  el  c.  sictU.,  i  en  el  c.  j. 
XV.  dis.  I  el  Gonzilio  de  Basilea ,  entre  otras 
causas prinzipales  para  que  se  congregó,  fué: 
por  reduzír  la  Iglesia  Oriental,  apartándola 
de  algunos  errores,  i  por  reformar  la  Iglesia 
Universal  ,  ansí  en  la  cabeza  ,  como  en  los 
miembros :  la  cual  reformazión  se  había  de 
hazér  en  el  Gonzilio  Gonstanziense ,  i  no  se 
hizo,  por  muchos  negózios  que  ocurrieron  : 
mas  dieron  orden  i  conzierto,  que  en  el  pri- 
mero Gonzilio  se  hiziese  la  reformazión.  Así 
lo  dize  el  Abad  ,  en  el  Tratado  que  hizo  del 
Gonzilio  de  Basilea.  I  Gonzilio  jenerál  no  es 
otra  cosa,  sino,  un  ayuntamiento  jenerál  de 
los  Gristianos,  prinzi pálmente  de  los  Obispos, 
constituido  regularmente  por  el  Ponlífize. 


10 

Asi  lo  dtzc  el  Baldo,  en  la  Leí  primera,  c.  de 
mamimi.  I  no  se  puede  congregar  regnlar- 
mente  el  Couziljo,  sin  lizenzia  i  mandado  del 
Sumo  Pontifize,  o  Delegado  suyo  ,  que  tenga 
poder  para  ello.  Texto  es  el  c.  j.  §.  Porro. 
ij.  dis. — I  trotase  en  la  distinction  xi^.,  por 
toda  ella,  i  donde  se  diga  Conzilio.  Dizelo  e) 
texto  en  el  c.  iij.  §.  Sijnodus.  xv.  dúl. — I 
paraque  el  Conzilio  no  se  pueda  congregar  sin 
el  Papa,  texto  es  en  el  c.  mandailis.  ij.  q.  v., 
i  en  el  c.  multis.  xvij.  díst.  i  en  el  c.  Concilia. 
§.  Hiñe,  I  la  razón  es,  porque  la  convocazion 
se  ha  de  hazer  por  el  mayor  de  la  Universi- 
dad: como  se  nota  en  la  Leí  primera.  fT.  de 
albo  scribendo  ;  i  en  la  Lei  primera  ds  decu- 
rionibtis.  ti.  x.;  i  nótase  en  el  c.  in  Synodo 
Ixiij.  dis.;  i  nótalo  el  ¡nnocencio  en  el  c.  j. 
de  majorilale  et  ubedientia.  I,  como  ninguno 
de  los  Cristianos  sea  mayor' qn'el  Papa,  a 
él  compete  la  convocazion  deiConzilio:  prin- 
zipalmente,  que  en  la  convocazion  del  Conzi- 
lio, han  de  ser  zitados  muchos  Prelados  ,  i 
otros  Heles,  como  pareze  en  el  texto,  i  en  la 
glosa,  en  el  §.  khtc.  xvij.  dis. — I  esta  facul- 
tad de  zilar,  no  puede  competer,  sino  al  que 
tiene  jurisdizión  e  superioridad  sobre  los  zi- 
tados: i  como  no  haya  quien  tenga  jurisdi- 
zión sohre  los  zitados  para  el  Conzilio  ,  sino 

•    Verdnil  cg;  pero  qu«  no  concuunlu  mui  bien,  con  l«  ds  Lia- 


u 

el  I'apa,  como  lo  Jizc  vi  c.  Cuneta  per  mttn- 
dum.  ix.  q.  iij.;  parcsze  luanílieslo,  ijiie  uiii- 
!;uno  puede  convocar  Coiizilio  siuó  el  Papa. 
I'ur  taulo  ,  si  se  congregase;  Coiizilio  sin  li- 
zeuzia  del  I'apa,  sería  cosa  monslruosa  c 
contra  la  natura  de  los  oíros  Conzilios  jene- 
rales:  ponine  el  Conzilio  ha  de  leiier  raheza 
o  miembros  ,  como  se  ñola  en  el  c.  siibmil- 
lilur.  xxj.  dis.,  í  ei)  la  DUtinclion  lerzera  , 
eu  el  §.  Porro.  I  si  algunos  convocasen  Con- 
zilio sin  lizcnzia  i  aiicloridád  del  Papa,  serian 
szisraalicos ,  lexlo  es  el  c.  MuUis.  xvij.dts.; 
Itorque  los  tales  se  apartan  de  la  unidad  de  la 
iglesia,  la  cual  se  représenla  en  el  Papa:  tex- 
to es  ele.  ¿oftifíur.  xüij.  <{■]■!  íelc.iVovfr- 
tianus.  \i¡.  q.  j.:  i  como  szism alíeos  ,  serían 
ipsojtire  saspensos  de  lodo  acto  íiidíziário  : 
texto  es  el  c.  Didicimiis.  xxíiíj.  q.  j.  Con 
otros  muchos  Derechos  que  lo  dizen. 

^  Capítulo  teracro;  en  que  se  Iracta, có- 
mo al  Eiupcradoi'  loca  i  compete  solizitar 
con  el  Papa,i]ue  se  zelebre  Conziltú  jenerál; 
i  cómo,  hahiendo  negliienzia  en  la  Iglesia  , 
al  Emperador  loca  et  derecho  de  hazér  que 
se  congregue  Conzilio  jenerál. 

Eu  el  capitulo  primero  se  dijo  cómo  los 
Emperadores  juntaban  i  auctorizaban  el  Con 
zilio  jenerál.  Pues  es  de  saber,  que  despué. 
se  hizíeron  los  Decretos  en  que  los  Pontilize» 
quisieron  ,  que  ninguno  tuviese  aucloridad 


11 

para  congregar  Conzilio,  sin¿  ellos,  o  suLe- 
gado  con  poder  espeziál  suyo.  Mas  es  de  no- 
tar, que  ito  por  eso  quitaron  al  Emperador 
el  derecho  de  solizitár,  i  requerir  ,  i  instar, 
que  7elebre,i  junteConziliojenerál,  habiendo 
nczesidád  de  la  tal  congregasión  para  refor- 
maziÓQ  de  la  Universal  Iglesia.  De  que,  en  el 
caso  que  al  presente  se  ofresze ,  í  en  esta 
tan  evidente  nezesidad  ,  a  Vuestra  Majestad 
toca  solizitár  que  se  congregue  Conzilio,  i  ba 
lo  de  auctorizár  para  efecto,  que  se  reforme 
la  Cristiandad,  siguiendo  el  ejemplo  del  Em- 

fierador  Constantino,  comolodize  el  capitu- 
0  Nos.  xcvij.  dis.;  i  que  al  Emperador  to< 
que  el  derecho  de  instar,  i  sulizitar,  que  se 
zelebre  i  congregue  Conzilio  jenerál;  yo  ale- 
go texto  ,  no  alegado  de  los  Uoctores  a  este 
propósito  ,  en  el  c.  Principes,  en  el  §.  Cog- 
noscaní.  xxiij.  q.  v.:  el  cual  texto  dize:  >CD' 
■nozcau  Ins  l'rínzipes  del  siglo  ,  que  han  de 
«dar  cuenta  a  Dios  de  la  Iglesia,  que  Diosle» 
"encomendó  que  mamparasen.»  Porque  dize 
luego  el  Decreto  qus  se  sigue  :  «Las  cosas 
■tocantes  a  la  relijion  cristiana  ,  no  pueden 
«estar  seguras  ,  si  no  son  defendidas  de  la 
«auctoridádlteál  i  Sazerdolál.>  I  eslosPrin- 
zipes  del  siglo  de  quien  habla  el  Decreto,  di- 
go,  que  son  el  Emperador,  i  Conzilio  jenerál: 
porque  este  nombre  Prínzipes,  es  nombre 
•"iterál  ,  i  comprehendc  los  Emperadores ,  i 


43 

los  otros  inferiores»  ansí  legos  como  clérigos. 
Asi  lo  nota  el  Cardenal,  i  los  Doctores  en  la 
Ciernen  tina,  Romani  Principes  de  Jurejur  an- 
do. I  el  Emperador  es  prinzipál  Prinzipe  de 
los  Prínzipes  del  siglo.  Texto  es  el  c.  Aposío- 
lice  de  re  Uidicala:  i  también  es  texto  notable 
el  c.  In  apíbus.  vii.  q.  j.  donde  se  dize:  «En 
las  abejas  un  Prinzipe  hai;  i  las  grullas,  a 
una  siguen:  el  Emperador  uno.»  I  también 
el  Emperador  es  abogado  de  la  Universal 
Iglesia,  como  luego  mas  largamente  se  dirá. 
Por  donde  esnezesario,  que  habiendo  szisma, 
o  herejía  ,  o  nezesidad  de  reformazión  en  la 
Iglesia,  en  la  cabeza,  o  en  los  miembros;  que 
solizite,  i  inste  ,  que  se  congregue  Gonzilio. 
Mas  ,  como  se  ha  dicho  ,  que  por  tener  el 
Papa  la  primera  Silla,  le  toca  el  mando  de 
la  congregazion  del  Gonzilio;  de  aquí  podría 
naszer  una  perplexidád  mui  grande.  Porque 
si  el  Papa  fuese  hereje,  o  szismático  ,  o  in- 
corrijible  ,  no  quema  congregar  Gonzilio , 
aunque  requerido  por  el  Emperador;  o,  des- 
pués de  congregado,  lo  querría  disolver  an- 
tes qu'el  Gonzilio  conoziesé  de  sus  hechos; 
o  no  querría  dar  su  auctoridád  al  Gonzilio. 
En  tal  caso  digo:  qu'el  Papa  no  puede  hazer, 
que  seyendo  caido  en  herejía ,  que  délla  no 
sea  reaargúido ,  i  condenauo.  Asi  lo  dize  la 
glosa ,  i  los  Doctores,  en  el  c.  Si  Papa:  xl. 
Dis.i  i  tiénenlolos  Doctores  en  el  c.  Infidei 


14 

fiivorem  de  Hiere,  lib.  vi.  \  si  el  Papa  peri- 
clitase, periclilaría  la  Iglesia:  contrael  dicho 
ilel  Apóstol ,  en  la  ij.  Epístola  a  los  de  Co- 
rintho,  enel  c.x.  dízícnilo:  secundam  potes- 
tatem  qtie  dala  csl  michi  m  edificalionem  nim 
in  deslruelionem,  I  también  es  prezeptn  di- 
vino, que  los  Catbólicos  se  levanten,  contra 
aquél  que  enseilare  cosa  falsa.  1  de  esto  es 
texto  el  c.  Si  aiidiverilis.  xxiíj.  q.  v.  I  por 
L'so  Mathatias,  como  se  lee  en  el  primero  de 
los  Nacabeos,  justamente  mató  al  que  se  lle- 
gó al  altúr  del  Señar,  a  los  ídolos.  I  el  Papa 
sübiecto  está  a  la  Leí  divina  i  humana,  según 
se  nota  en  el  c.  q.  In  ceclesiaram  de  consli- 
íulionibur.  i  en  e\c.  Sunlqaidam.xw.  q.v. 
I  hazepara  corroborazion  de  loqueesdicbo, 
ele.  íloino  Crislianus.  \\.  Disl.  I  todo  lo  que 
es  dicho,  aprneba  san  Juan  en  el  c.  xv.  di- 
ziendo:  Si  quis  in  me  non  manserit :  miltelur 
[oras  sicul  palmes,  el  arescct,  el  coUigent  eum. 
fít  in  ignem  miflent,  elardet.  I  también  san 
Pablo  redargüyó  a  san  Pedro,  cabeza  de  la 
Iglesia  ;  como  pareze  en  el  c.  ij.  ad  Gala.  I 
para  en  el  propósito,  haze  muí  bien  lo  que 
dize  san  Pablo  a  Tito  en  el  c.  i.:  i  lo  que  dize 
a  los  de  Corintho  ,  en  la  epístola  primera  , 
en  ele.  v.  I  los  Ponlíiizes  tienen  poder  de  Dios 
para  gobernar  rectamente:  no  para  pecar,  ni 
destruir  los  sóbditos.  Texto  esel  c.  j.  xl.dis.: 
i  también  se  nota  en  el  c.  Alim.  xv.  q.  vi. 


15 
De  manera  ,  que  si  el  Papa  fuese  hereje  ,  o 
!<zistnático,  o  iucorríjible;  el  Emperador  pue- 
de convocar  Conzüiojenerál,  haliienilo  neglí- 
jeozia  en  la  Iglesia.  Asi  lo  dize  el  Cardeaál 
en  el  o.  Licel  de  eleclio:  i  alega  el  c.  Concilia 
§.  Hinc.xvij.  dis.l  también  lo  dize  elFeli. 
en  el  c.  Querelam.  De  lurejarando.  Mas,  mu- 
cho se  ba  de  notar  el  texto  de  suso  alegado 
en  el  e.  Principet:  por  el  cual  te.\lo  paresze, 
que  la  Iglesia  está  encomendada  al  mapiparo 
i  itereusa  del  Emperador,  i  es  el  abogado  dé- 
lla:  i  es  obligado  a  defensarla  de  la  mano  de 
los  calumniadores,  como  diiesan  Hierónimo 
sobre  Uieremías.  I  estas  palabras  están  cano- 
nizadas por  la  Iglesia  en  el  c.  Itegum.  xxiii. 
q.  v.:i  también  se  nota  en  el  c.  Uno.  De  nalis 
ex  libero  venlre,:  i  es  texto  para  ello  la  Cíe- 
meotina,  ISeromnni,  De  eleclio.  De  manera, 
que  seyendo  el  Papa  incorrijible,  o  hereje,  o 
szismático;  el  Emperador  podría  mover  guer- 
ra contra  la  persona  del  í'apa.  Asi  lo  dize  el 
Abad  en  ele.  Sicui.  de  Jureittran.  De  mane- 
ra, que  si  el  Papa  ,  que  es  la  cabeza  de  la 
Iglesia  periclitase;  la  Iglesia  universal  se  ha 
de  juntar  a  remediar  el  estado  de  la  relijion 
cristiana:  i  el  abogado  i  protector  de  la  Igle- 
sia, qu'es  el  Emperador,  como  se  ha  dicho, 
es  el  que  ha  de  requerir,  i  instar,  i  solizitúr, 
que  se  iunte  i  congregue  el  Conzilio.  I  si  el 
Papa,  como  es  dicho  arriba  ,  íuese  herético, 


o  szismútico  ,    o  incorrijible  [porque  en  (al 

caso  procura  la  destniclion  de  los  subditos), 
lossÚDditos  se  puedan  levantar  contra  él:  co- 
mo se  nota  en  el  c.  luratog.  xv.  q.  vi.  :  i  en 
el  c.  Qvi  resittit.  ix.  q.  iij.:  i  en  el  c.  Impe- 
ratores.  Porque  el  Pneblo ,  no  es  obligado  a 
oir,  ni  seguir  la  voz  del  pastor  que  se  ha  he- 
cho menteDarío,  según  lo  dize  san  Jaán  en  el 
c.  X.  I,  aunque  el  Papa  puede  todas  las  co- 
sas ,  no  puede  aquellas  que  spezialmeiite  le 
fueron  prohibidas;  pues  fué  dado  en  edifica- 
zion  ,  i  DO  en  destruczion  ,  cmno  ya  hemos 
dicho  ,  alegando  el  Apóstol  ,  en  la  segunda 
Epi&loía,  en  el  c.  x.  a  los  de  Corintbo.  I  ansí 
lo  dize  también  el  Inaozenzio  en  el  c.  Ouonfo. 
De  Conmetudine.:  i  allí,  los  Doctores.  I  si  el 
Papa,  habiendo  las  nezesidades  susodichas, 
mandase,  que  no  se  congregase  CodzíIío;  no 
le  han  de  obedezér.  Porque  dijo  el  Inoozen- 
zio  ,  en  el  c.  Inquisitioni  de  setilenlia  exco- 
municationis  :  Cuando  vienen  males  i  daños 
del  mandamiento  del  Papa;  i  cuando  del  tal 
mandamiento,  se  escandaliza  la  Iglesia;  no  le 
han  de  ohedezer:  i' pecan  los  que  le  obedes- 
zen.  I  mucho  se  ha  de  guardar  el  Papa  ,  de 
no  hazer  cosa,  ni  dar  causa  ,  que  Ja  Iglesia 
se  escandalize  ,  como  lo  dize  el  Apóstol  en 
el  c.  víij.  ,  en  la  primera  Epístola  a  los  de 
Corintho.  Désta  manera  queda  declarado  , 
que  por  las  cosas  tocantes  a  la  reformazión 


ir 

fie  la  uiiiversiil  Iglesia,  «;e  ha  de  congregar 
CoDzilio^  jcnerál  ,  por  orden  i  mandamiento 
del  Papa:  i  en  defecto  ,  i  neglljenzia  del  Papa 
i  Consistorio  de  Cardrenaics;  se  ha  de  congre- 
gar con  el  auctoridád  det  Enlpei'ador,  colino 
es  dicho.  I  del  poder  del  Papa  se  dirá  )arga« 
mente  ,  i  del  ^odér  de  la  Iglesia  universal  , 
en  ele.  vii.  Infra  scripto. 

f  Capitulo  cuarto,  en  que  se  tracta  quién 
son  los  que  han  de  ser  zitados,  i  llamados  al 
Conzilio :  i  quien  son  los  que  tieiien  voto  en 
el  Consilio  para  statuir  i  sentenzíár. 

Al  presente,  es  nezésario  saber  quién  son 
tos  que  han  de  ser  zilados  f  llamados  al  Con^ 
filio,  i  quién  son  los  qué  allí  tienen  voto.  I 
digo,  que  hai  muchas  maneras  dé  Conziliot 
porque  bai  Conzilio  sy nodal  ^  ef  Cual  sota- 
niente  haze  el  Obispo  en  su  diózesiv  Bai  otro 
Conzilio  provinziáí,  el  cual  congrega  el  Ar- 
zobispo, con  los  Obispos  que  estíin  subjeetois 
a  él.  ffai  otro  Conzilio  jenerál,  que  es  la  ma^ 
leria  déste  Tractado,  el  cual  congrega  el  Pá* 
pa,  o  su  Legado  teniendo  pódér  espefiiál  pa- 
ra ellq  :  iij.  rfií.  c.  j.  ^.  Potro. :  i  tráctase 
déste  CoñeiTio  en  el  c»  Dudúm.  líi*  q«  vi.,  í 
en  el  c.  j.,  i  en  el  c.  Siait.  \\\  disr.  I  es  de 
notar,  qu^el  Conziliio  jenerál  que  congrega  el 
Papa  ,  algunas  vezes  Id  congrega  solamente 
de  la  (literezNi  t  Puerto  romaito ;  i  déste 
Conzilio  habla  el  texto  ,  en  el  c»  InSyrw(h\ 


18 

Ixiii.  dis.  I  esle  Conzilto  ho  tiene  el  antori- 
(lúd  que  tiene  el  Cenziliojenerúl  ,  que  con- 
grega «1  Papa  de  todos  los  Obispos,  porque 
es  de  grande  auctoridád:  i  désle  Conzilio  se 
tracta  en  toda  la  Distinction.  xvij. — Tornan- 
do al  propósito  ,  en  el  Conzilio  Synodál  los 
Abades  han  de  ser  zitados,  I  toda  la  Clerezia 
ha  de  intervenir  en  elSynodo:  como  se  dize 
en  el  c.  Quod  super.  De  viaiorilate  et  obe- 
dienlia.  Mas  los  Abades,  no  son  obligados  a 
ir,  si  no  hai  causa:  como  los  Doctores  oolaa 
la  glosa  en  el  dicho  capitulo.  En  el  Conzilio 
provinziál,  do  hai  nezesidád  de  otra  persona, 
salvo  de  los  Obispos,  porque  solos  ellos  son 
los  que  tienen  voz  para  juzgar:  como  pareze, 
por  toda  la  Distinclion  vxiij. :  mas  los  infe- 
riores de  los  Obispos  se  han  dezitar,  paraqne 
aconsejen,  cuando  de  su  consejo  hobiere  ne- 
zesidád. Para  esto  se  verá  el  c,  Obeunlibus 
Ixiij,  Dist. — I  para  cslo  ,  ban  de  intervenir 
allí  los  Abades,  como  lo  prueba  el  Texto,  en 
el  c,  Fide  causaposse.  et  proprieialis.:  í  han 
de  ser  zitados  todos  aquellos  a  quien  va  inte- 
rese particular  :  como  lo  dize  el  texto  en  el 
c.  Propter  eeclesiaslica.  xviij.  Dist. — De  ma- 
nera que  tendremos  por  verdadera  conclu- 
sión ,  que  en  los  Conzilios  provinzíales  ,  o  je- 
nerales  ,  se  han  de  zitár  solamente  los  Obis- 
pos para  efecto  de  estatuir  o  juzgar  :  mas  , 
para  haber  de  aconsejar,  se  ba  de  zilar  i  lia- 


19 

múr  las  Iglesias  Cathedrnlcs:  i  parn  esto  es 
lexto  ele.  liiiát ,  De  kis  qtti  (iimt  a  matori 
parte  Capituli.;  i  así  se  puede  entender  el  c. 
Sicut  olim.  De  accusationibus.:  I  también,  se 
fian  (le  zítár  todos  aquellos  de  quien  se  puede 
haber  conseju.  Testo  es  el  c.  Obeunlibtts. 
Ixiij.  Dis.  También  se  han  de  zttár  aquellos 
de  cuya  causa  cspezialmente  se  tracla.  Texto 
el  c.  Propter  eeclesiasliea.  xvüj.  Dist.  Por- 
que la  zilazión  es  de  Derecho  natural.  Para 
esto  alego  la  Cleinentina  ,  Pastoralit  de  re 
jiidicala.:  i  la  Lü  Facultas  de  jure  Fisci.  lib. 
X.,  i  la  Lei  Nam  ita  divus  fT.  De  adoptioiiibus. 
Que  la  zitaziúa'sea  de  Derecho  divino,  dt- 
zelo  el  Felino  en  el  c.  Ex  parte.  De  Officio 
delega.  I  por  eso,  cuando  los  hechos  tocasen 
a  cosas  de  la  Té,  los  Legos  han  de  ser  zitados. 
I  también  ,  cuando  en  el  Conzilio  se  tractase 
alguna  cosa  espiritual  suya, por  vía  deliLijio: 
porque  ,  como  es  dicho  ,  la  zitazion  es  de 
Derecho  natural.  I  si  se  tractase  de  las  cosas 
de  la  fé,  el  Emperador  ha  de  estar  personal- 
mente en  et  Conzilio  ,  como  está  escripto  en 
el  c.  Vbinam.  xcvj.  dis.,  i  los  Reyes  i  Prínzi- 
pes  seglares,  han  de  ser  llamados  al  Conzilio 
jeneril:  texto  es  para  esto  ele.  ApoítoHce. 
de  re  judtcala.  li.  vj.  Has  si  el  Papa  quisiese 
estatuir  aigmias  cosas  en  causas  de  la  fé,  o 
matrimoniales  ,  o  sobre  otros  casos  semeja- 
bles a  estos,  que  jeneralmente  tocan  a  los  le- 


20 

fos ;  no  sería  en  tal  caso  nezesaría  zitauóo. 
sí  el  Papa  quisiese  mandar ,  que  algún 
Obispo  no  fnese  a  Gonzilío  ,  aqnél  no  sería 
obligado  a  ir:  contó  se  nota  en  el  c.  Ego.  de 
jurejurando.;  salvo,  si  el  Papa  no  lohiziere 
en  fraude,  escandalizando  la  Iglesia:  porque 
ei^  tal  caso  suzederia  lo  que  arriba  se  ba  di- 
cho, que  sin  duda  pecaría  quien  obedeziese 
al  Papa;  como  lo  dize  Innozenzio,  en  el  c. 
Inquisilioni.  de  sénieníia  excam^j  como  ya  se 
dijo.  I,  resolviendo  lo  que  está  escrito,  aigo: 
que  los  Obispos  solos,  han  de  estatuir  i  juz- 
gar en  el  GonzHio:  i  solos  ellos  tienen  voz. 
Esto  se  prueba,  en  el  c.  j.  xv.  dis.,  i  en  el 
c,  SexagintOé  xvj.  dis.^  i  también  lo  prueba 
el  texto  en  el  c.  Habeo  librum.  xvj.  dis.^  i 
también  se  prueba  en  el  c.  Sexía.  Todos  los 
otros  Prelados  inferiores  podrán  en  el  Con-» 
zilío  jenerál  proponer  i  aconsejar  :  i  cuando 
tocare  en  cosas  de  la  fé  ,  los  legos  podrán 
proponer,  i  han  de  ser  admitidos;  por  el  tex- 
to en  el  c.  Ubinam.  xe.  vj.  dis.  En  todo  lode- 
más,  como  es  dicho,  el  Papa  no  zitará  los 
legos:  parque  ,  como  está  escripto  en  el  e. 
Cum  aaverum.  xcvi.  di$.^  distinctas  son  las 
iurisdicziones:  que  ni  el  Papa  usurpará  la 
iurisdiczion  temporal  del  Emperador,  ni  el 
Emperador  la  espiritual  del  Papa. 

^    Capitulo  quinto,  en  que  se  tractá  de  la 
forma  de  la  zilazión  al  Conzilio:  i  de  los  que 


21 

pueden  pareszér  por  Procuradores  :  i  du  lu 
pena  de  los  que  no  pareszen. 

La  forma  de  la  lilaziún  será,  qu'el  Papa, 
o  su  Legado  teniendo  poder  espeziál  para  ello, 
podrán  ,  por  vía  de  zilazióo  o  manüamienlo, 
mandar  a  todos  los  Patriarcas,  i  Arzobispos, 
i  Obispos  ,  que  vengau  al  Conzilio  jenerál ; 
señalando  et  Ingár  donde  se  celebrará  el  Con- 
zilio, i  señalando  eltiempoenqueseielebra- 
i^.  tiülAsc  en  Xa  Lei  Aut  qui  atiter.  B.  Quod 
viaut  clam,,  i  señálase  tiempo  en  lazitazión: 
porque  tiempo  determinado  ha  de  tmer  la 
zitazióu,  como  se  nota  en  la  dicba  Lei  Aut 
ifui  aliter,  en  el  §.  j.  Nótase  también  en  la 
Lei  j.  §.  5iH  miíetn.  C,  de  jure.  do.  impe- 
trando.; i  nótalo  el  Ciño,  en  la  Lei  Dies  fes- 
tos.  C.  de  ferU.';  i  el  Bartolo,  en  la  Lei  Liher 
liomo.  ff.  De  verboriim  obtigatio.  I  esta  zita- 
aión  que  haze  el  Papa  ,  ba  de  hazerse  por 
Letras  apostólicas.  Pruébase  esto  en  el  c. 
Ditecti.  De  dolo  el  coulun}aiÍa.,t¡a  el  versícu- 
lo Votentes.  1  cuando  el  Legado  del  Papa 
zita  a  Conzilio  ,  en  las  Letras  del  Legado  na 
de  ser  inserto  el  tenor  de  las  Letras  apostóli- 
cas ;  como  se  nota  en  el  c.  Praterea.  De  di- 
latiottibtts.,  i  en  el  c.  Cum  injure.  de  Offitio 
delegati.  I  porque  sería  cosa  dificultosa  zitár 
a  lodos  los  Obispos;  podrán  zitár  a  los  Arzo- 
bispos ,  que  vengan  a  &>nzilío  a  tal  Lugar, 
en  tal  tiempo;  i  qne  ellos  amonesten  a  los 


i 


Obispos  ,  iiitiniiiutlulcs  el  uiaiiduniiciilo  del 
l'a|iu.  Tuxto  es  el  capílulo.  Si  episcopus  »w- 
Iropolilanui.  xviij.  dü.  I  también  se  piicdt; 
esta  zilazián  liazer  cu  el  I'alazio  del  l'apa  , 
en  el  AudieDzia  pública,  niaadándolo  el  l'apa 
ex  certa  scicntia.  1  luego  se  ha  de  lijar  la 
zilazión  a  las  Puertas  de  la  priiizípál  iglesia 
de  Boma;  i  enlomes  la  zitazion  arla,  i  liga  a 
todos  los  zitados.  Así  lo  nota  Juan  Andrés, 
en  el  c.  Quoniam.  en  el  §.  porro  ut  Ufe  non 
conlcstaia.,  i  así  lo  dizcn  algunos  Doctores, 
mas  yo  miré  nmcho  a  Juan  Andrés:  i  habla, 
cuando  el  zitado  no  tiene  domizilio,  o  si  lo 
tiene,  no  se  puedeir.  allá  seguramente;  por- 
que en  tal  caso  la  zilazión  se  haría  de  la  ma- 
nera SUBO  dicha.  Mas  es  de  notar  ,  que  si  la 
convocazion  a  Conzilio  se  hiziese  no  por  el 
Papa;  que  se  puede  hazer  en  los  casos  ya  di- 
chos en  este  Tractado.  Asi  como  si  el  Papa 
no  quisiese  convocar  Conzilio,  habieudo  emi- 
nente nezesidád,  en  tal  caso,  habiendo  negli- 
jenzia  en  la  Iglesia  ,  como  hemos  dicho  la 
congregazión  a  Conzilio  se  hará  por  orden 
del  Emperador,  en  nombre  de  la  universal 
Iglesia,  como  protector  i  abogado  délla.  1 
hazerse  ha  la  tal  congregazión  ,  pof  vía  de 
Requisizión  ,  oMonizi¿n  ,  o  liitiniazíón.  La 
cual  Móniziúnse  hnze  ,  cuando  no  hai  Supe- 
rior que  pueda,  o  quiera  hazer  aquellas  co- 
sas que  se  intiman,  i  son  nczesarias  hazerse. 


25 

Asi  se  ñola  eii  ct  c.  Cuín  nobi»  olim.  DuEiec- 
twne.  I  desta  Intímaziún  se  ha  de  hazer,  co- 
mo se  haze  en  las  otras  cosas.  Así  como  en 
la  Leí  Denuntiasse.  fS.  DeaduUer.,  i  en  la 
Lei  Si  fttnctum.  c.  De  his  qtiiper  metum  iudi 
non  appel.  I  el  que  intima  el  Conzilio,  en  la 
intímaziún  ha  de  enjerir  la  causa  porqué  es 
nezesario  el  CodzÍUo;  i  si  la  causa  es  notoria, 
abasta  dezilla,  i  que  después  se  pruebe  en  et 
Gonzilio.  Asi  nota  el  Bartolo  ,  en  la  Lei  De 
pupillo.  §,  Si  (filis  ipsi  preíori.  ff.  De  nov. 
op.  n\ml.,  i  también  se  funda  esto ,  por  lu 
que  se  nota  en  la  lei  final  C.  de  appel.  I  si  la 
causa  porque  se  dize  ser  nezesaria,  al  Conzí- 
lio  es  oculta:  porque  se  intima  qu'el  Papáes 
hereje,  o  szismáLico,  o  apóstata;  en  tal  caso, 
esto  se  ha  de  íntimúr  al  I'apa,  requeriéndole, 
que  congregue  Conzilio:  i  si,  amonestado,  no 
lo  haze,  estas  amonestaziones  se  han  de  inje- 
rir en  la  Intimaziún  que  se  haze  a  losque  son 
requeridos  i  amonestados  que  vengan  a  Con- 
zilio. Así  se  nota  en  la  Clementina  Causam. 
de  Electio.,  i  en  la  Lei  Nomen.  c.  qxio  res 
■  pignori  ohligari  possunl.  1  también  se  puede 
dezir,  que  por  temor,  no  se  le  osa  amonestar 
que  congregue  Conzilio.  Como  se  nota  en  el 
c.  Rnál  de  Appeí.  I  los  Obispos  son  obligados 
a  paresziir  personalmente  [salvo  si  no  estu- 
viesen impedidos  de  lejitimo  impedimento); 
porque  ellos  representan  las  personas  de  lo» 


34 

Afiáiiloles  de  (iristo  ,  codiu  se  dizc  eu  el  c. 
/m  iuh'O  Tcstmuento.xxj .  Diit.  Los  oíros  iu- 
lerives  de  lus  Obispos,  noilrúii  parcszcrpor 
Procurador ,  asi  como  (us  col^ios  de  las 
Iglesias  Calcdrales,  Texto  es  el  c.  ti.  de  kia 

Ítii  fiunt  a  fircctalo.  I  lo  inisiQo  seria  tlu  todos 
>s  oíros  clérigo»  M*^oe<  litados  jeueralnieu- 
te:  como  se  nota  en  la  Leí  j.  %.  L'sift.  fT.  de 
procúralo.  Mas  si  algunos  fuesen  ziUdos  per- 
soaalioeote,  serjaD  obligados  a  ir  .  porque, 
es  visto  ,  ^r  escojidos  por  industria  de  su 

Sersona.  \  lo  misoio  sería  cuando  la  naliiru 
e  la  causa  paraqué  habían  sido  zitados,  no 
adeiitieee  Procurador:  como  es  lexto  el  c. 
Venieiu.  de  accuiü.,  el  iij.  q.  v.  c.  in  crimi- 
nalibia.  1  que  los  legos  puedan  pareszér  por 
Procurador,  texto  es  el  capitulou.  xviij,  Düt. 
I  los  l'rinzipes  cfarislianos  tambieu  pueden 
pareszerpor  Procurador:  texto  es  el  c.Ápot- 
totictn.  de  re  iudicala,  li.  vi.  I  es  de  nolár  , 
que  como  la  zilaziou  al  Conzilio  se  ha  de 
hazer  por  Edicto,  no  requiere  térmíuo  pe- 
reniplorio,  n¡  mas  de  una  ztlazión  o  intima- 
xión.  Asi  lo  nota  la  glosa  en  el  c.  Si  episco- 
pH«.  xviij.  Dift.  I  los  Doctores  lo  tienen  en 
eí  c.  Ego.  de  ture  iuram.  Porque  esta  zita- 
zión,  o  intimazióu  ,  se  haze  para  acto  extra 
iudizjál ,  nara  el  cual  abasta  una  zilaziou  : 
GQnio  US  glosa,  en  la  Clemenlina.  j.  de  hecre- 
livis.  cu  e\  versículo  n-quisiuil.,  i  allí  ,  lus 


25 
Docloresri  lanibieu  el  c.  Cupwntes.%.Quod 
si  per  vigiiUL  De  elecíiofie.  lib.  vj.^  i  nótase 
en  la  Leí  ,  (hn  Romw.  ÍT.  De  verbo.  Obliga. 
Mas  si  el  Gonzilio  quisiese  prozedér  copira 
los  conlumazes  ,  nezesaria  seria  Irioa  zita- 
zíud:  como  se  nota  eD  c.  j.  De  pace.  iura. 
¡irmanda.  in  usi,  feudorum.  I  lambieo  se  nolá 
en  el  c.  j.  de  sypplenda.  negtigen.  preelator.^ 
con  oíros  muchos  Derjechos  que  lo  dizen. 
Mas  si  el  Obispo  estuviese  impedido  ,  podría 
cometer  su  voz.  Texto  es  el  c.  Quia  propler. 
De  elecüo,^  i  el  c.  Si  quis  iusío.  I  si  el  Obis- 
po meno^reziare  venir  a  Conzilio^  puedenlo 
descomulgar.  Texto  es ,  junta  la  glo.  el  c. 
Non  oporlel.  xviij.  Di$L  I  la  misma  pena  le 
darán,  si  vino,  i  se  fué  sin  lizenzia :  porque 
no  se  dize  venir  ,  ni  haber  compareszido,  el 
que  se  fué  sin  lizenzia.  Como  se  nota  en  el 
c.  Si  quis  aulem.  xviij,  DisL^ien  la  Lei 
Quesiium.  ff.  De  re  iudicata.  Nótalo  ellnno. 
en  el  c.  Cahnnniam.  De  acensa.  ^  i  el  Bartolo, 
en  la  Lei,  Si  finita.  §.  lulianus.  ff.  De  damno 
infecio.  I  si  elzitado  a  Conzilio,  fuere  zitado 
por  causa  propiia  suya  ;  digo  que  todos  los 
remedios  que  están  statuidos  contra  los  con- 
tumazes ,  han  lugar  contra  ellos.  Los  cuales 
remedios  se  notan,  por  la  glpsa  en  el  c.  ter- 
zero,  til  lile  non  conlesiala  :  i  el  Especulador 
los  cuenta  en  el  Título,  de  prhno  decreto.  §. 
lam  de  effectu. 


\ 


20 

^  Capilulo  vi.,  en  que  se  tracla  de  cúuio  el 
poder  I  auctoridúd  de  la  Iglesia  universal  res- 
la  en  los  obedientes  en  venir  a  Conzilio. 

No  paresziendo  en  el  término  que  les  fuere 
señalado,  los  Obispos  que  son  zilados,  o  re- 
queridos ,  que  vengan  a  Conzilio  ,  notoria- 
mente consta,  que  son  inobedientes,  menos- 
prezíando  los  mandamientos  i  zitaziones  ,  o 
justas  reqiiisizioues  i  amonestaziones.  I  en  tal 
caso  ,  el  poder  i  auctoridád  para  statuir  i 
juzgar  ,  queda  en  los  obedientes  que  al  Con- 
zilio vinieron.  Así  se  nota  en  el  c,  Gratum, 
De  poslula.  Praslal.  1  esta  iuobedienzia  i  me- 
nosprezio,  es  pecado  gravísimo:  como  se  nota 
en  el  c.  Offitii.  xxiüj.  q.  j.  1  de  lo  sobredi- 
cho concluyo,  que  si  en  el  Conzilio  está  el 
Papa  ,  o  su  Legado  espezialmente  deputado 
para  estar  en  Conzilio,  i  no  viniese  mas  de 
un  Obispo,  sería  Conzilio:  i  si  el  Papa,  ni  su 
Legado,  no  estuviesen  en  el  Conzilio  (porque 
el  Conzilio  se  hobiese  congregado  por  la  ne- 
glijenzia  del  Papa];  también  digo,  que  el  po- 
der i  anctoridád  de  juzgar  ,  i  determinar  ,  i 
statuir,  quedaría  azerca  de  los  Obispos  que 
viniesen  al  Conzilio.  Asi  lo  dizen  los  Docto- 
res ,  en  el  capítulo  ,  Gratum.  De  elecUone., 
donde  concluyen,  que  aunque  un  solo  Obispo 
viniese,  en  aquél  qucdaríatoda  la  auctoridád 
i  poder,  para  statuir  i  juzgar,  &c. 

i  Capítulo  séptimo,  en  que  se  tracla,  cómo 


27 
el  Papa  regularme!]  le  es  sobre  el  Conzilio  : 
mas  cuénlaDse  algunos  casos,  donde  el  Con- 
zilio es  sobre  el  Papa. 

Es  de  notar ,  qu'el  Papa  ,  regularmente 
tiene  poder  i  auctoridád  sobre  el  Conzilio,  i 
en  todos  los  slatutos  del  Conzilio,  se  entiende 
siempre  exzepta  la  auctoridád  del  Papa.  I 
para  esto  es  texto  notable  el  capítulo»  Signi" 
ficasti.  DeelecUone.  i  el  capitulo  A/iorum.  ix. 
q.  m.,  i  el  capitulo  Nemo.:  adonde  se  dize, 
que  ninguno  puede  juzgar  la  primera  Silla. 
I  baze  también  el  capitulo  Cunda  permutan-' 
dum.  ,  i  el  capítulo  Per  principalem.  ix.  q. 
iij.i  mas  mirarse  ba  la  glosa,  en  el  capítulo 
Legimus,  xciij.  Dist.^  donde  el  texto  de  san 
Hierónimo  baze  al  contrario,  diziendo:  «qu^el 
mundo  ,  es  mayor  que  la  Ziudád».  Mas  el 
Abad  varón  de  tanta  auctoridád  ,  i  Cardenal 
de  la  santa  Iglesia  Romana,  dize  en  el  c.iSi^- 
nificasti.  De  elecUone,^  que  todo  lo  suso  di- 
cbo,  se  ha  de  reslrinjir  a  aquellas  cosas  que 
penden  de  la  plena  disposizion  del  Papa:  por- 
que en  las  cosas  que  son  de  Derecho  positivo, 
sin  duda  ninguna  el  Papa  es  sobreel  Conzilio. 
Mas  en  aquellas  cosas  que  no  dependen  de  la 
plena  potestad  del  Papa  ,  no  se  ha  de  dezír 
simpliciterf  que  el  Papa  es  sobre  el  Conzilio. 
I  la  plena  potestad,  le  fué  dada  para  edificar, 
no  para  destruir.  Como  dize  el  Apóstol»  a  los 
de  Corintho,  en  la  segunda  Epístola,  el  capí- 


28 

tulo  X.  De  manera,  que  en  las  eosns  coDZer- 
nientes  a  la  fé;  el  Conzilio  es  sobre  el  Papa. 
I  para  eslo,  es  texto  notable  el  capitulo  Afias~ 
tasius.  Decimonona  Dislin,,  i  allí  la  glosa.  I 
así  el  Conzilio  puede  comdennar  al  Papa  de 
herejía;  como  lo  dizen,  I  se  nota  en  el  capi- 
tulo, Si  I'apu.  Ctiadrajégima  Dislin. ,  ienel 
capítulo,  In  fidei  favorem.  De  hcereliei».  lib. 
vj.  I  en  las  cosas  conzernientes  a  la  fé,  o  al 
eslado  de  la  Universal  Iglesia  ,  no  puede  el 
Pape  statuir,  ni  dispensar  ,  contra  tos  statu- 
tos  del  Conzilio,  porque  se  descoloraría  eles- 
tado  de  la  -Iglesia.  Así  lo  dize  el  texto,  en  el 
cap.  El  li  illa,  j.  q.  séptimit.  I  los  Doctores 
lo  notan,  en  el  capitulo,  Litlcras.  Dereslitu- 
tione  spoliaíortim,  I  el  Innozenzio  dize,  en  el 
capilnio,  Quanto.  De  Consuelutline:  que  no 
hunde  permitir  al  Papa,  que  venga  contra 
el  nniversál  staluto  de  la  Iglesia  ,  si  no  ho- 
biere  causa  razónalite.  1  en  el  capitulo  ,  /n- 
giiisitioni.  De  Senlentia  excomunicationis.  , 
dize:  que  el  mandamiento  del  Papa,  aunque 
sea  injusto,  se  lia  de  guardar:  salvo,  si  el  tal 
mandamiento  no  trújese  consigo  herejía,  o  se 
presumiese  muí  zierto  ,  que  del  tal  manda- 
miento la  Iglesia  nniveraíil  sería  escandaliza- 
da :  o  si ,  del  tal  mandamiento,  se  creyese 
que  vendrían  muchos  males.  Porque,  en  los 
sobredichos  casos,  pecaría  mortalmente  quien 
guardase  el  mandamiento  del  Papa.  1  añadí- 


29 
remos  a  esto,  lo  que  dize  la  Glosa»  en  el  ca- 
pitulo Si  PafM.  xL  Disiit%cíi(me. :  que  si  el 
Papa  está  en  notorio  pecado,  de  tal  manera 
que  scandaliza  a  otros,  i  no  se  corrijo  ;  que 
ha  de  ser  castigado  como  hereje,  porque  no 
es  exempto  de  la  correczion  evanjélica;  i  en 
tal  caso  es  visto  sentir  mal  de  la  fe.  I  aque- 
lla Glosa  es  probada  de  todos  los  Doctores  , 
como  lo  dize  el  Abad  ,  en  el  c.  Signi/icastí. 
De  electiane.^  i  en  el  c.  Propasuit,  De  Canees, 
preben.  I  es  bien  que  el  Papa  imite  a  san  Pe- 
dro, cuya  persona  representa.  Porque  en  el 
Conzilio  de  los  Apóstoles  ,  san  Pedro  propo- 
nía, i  dezía  su  voto  como  uno  del  Conziliu; 
i  la'  conclusión  se  bazía  en  nombre  del  Con- 
zilio,  i  como  el  Gonzilio  ordenaba.  Asi  lo  es- 
cribe san  Lucas,  en  los  Actos  de  los  Apósta- 
les, en  el  capitulo  xv.  I  por  eso  fué  declarado 
en  el  Gonzilio  Costanziense:  que  en  aquellas 
cosas  que  tocaren  a  la  fé  ,  i  a  destruir  szis- 
mas,  i  a  la  refbrmazion  de  la  Iglesia,  asi  en 
la  cabeza,  como  en  los  miembros;  qu^el  Gon- 
zilio'sea  sobre  el  Papa.  De  manera  ,  que  la 
sentenzia  i  juízio  del  Gonzilio,  como  jubio  de 
Superior  ,  se  ha  de  preferir  en  las  tres  cosas 
ya  dichas,  al  juizio  del  Papa.  Ansi  lo  dize  el 
Abad ;  en  el  su  elegantisimo  Tractado  del 
Gonzilio  de  Basilea,  en  la  primera  Dubda,  en 
la  columna  sexta:  i  allí  dize  ,  que  zesan  las 
disputaziones  quehabia  sobre  esta  cuestión. 


so 

De  manera,  que  es  grande  auctoridad  la  de 
la  Iglesia  Universal.  Mas  b  que  dizen  ,  que 
la  Iglesia  Universal  no  puede  errar  ;  se  en- 
tiende: en  la  fé,  o  artículos  de  la  fé:  porque, 
por  esto,  es  [por]  lo  que  rogó  Christo  al  Pa- 
dre. Mas,  en  otras  cosas ,  podría  errar.  Así 
lo  nota  el  Abad,  en  ele.  A  nobis.  el  segundo, 
Desententia  excomu.^  i  el  Felino,  en  el  capí- 
tulo primero  De  snmma  Trinitate,  I  el  Con- 
zilio  Costanziense  habló  de  la  Iglesia  Univer- 
sal estas  palabras:  «Estasancta  SynodoCons- 
«tanziense,  que  haze  Conzilio  jenerál  ,  i  re- 
«presenta  la  Universal  Iglesia,  declara:  qu'el 
«poder  lo  tiene  inmediaté  a  Chrisio;  al  cual, 
«todo  estado,  de  cualquier  condizión,  o  dig- 
<^nidádquesea,  i  también  el  papal,  son  teni- 
«dos  a  obedezér  ,  en  aquellas  cosas  que  to- 
«can  a  la  fé,  i  a  la  reformazion  de  la  Iglesia, 
«en  la  cabeza  o  en  los  miembros.»  Esto  está 
escripto  en  la  Sesión  iiij.  I  ansí  dize  santo 
Augustin  en  muchos  lugares  :  No  creería  al 
Evanjelio  ,  si  la  Iglesia  no  lo  auctorizase  i 
mandase.  Todo  esto  dize  el  Abad,  en  el  so- 
bredicho Tractado,  en  el  segundo  Dubio  prin- 
zipál.  I  el  Papa  ha  de  ser  obedezido  en  las 
cosas  espirituales.  I  esto  prozede,  del  poder 
que  por  Christo  le  fué  dado,  cuando,  enper- 
sona  de  san  Pedro,  le  fué  dicho:  Qitodcunique 
ligaveris  siiper  lerram,  erit  ligalum  et  in  cor- 
lis.  Mas  esto  se  ha  de  entender,  no  errando 


31 

la  llave  de  la  discrezión.  Dízelo  el  Hosliease, 
en  el  c.  Quanío.  De  translaíione.  Prcela.^  i  el 
InnozcDzio,  en  el  c.  Quando.  De  iureiurando.y 
i  el  Abad,  en  el  c.  Licet  evitanda.  De  eleclio- 
ne.  Donde  dizen  ,  que  el  Papa  tiene  dos  lla- 
ves: una  de  poder  ,  i  otra  de  discrezión.  I 
también  se  verá  en  el  c.  Tanta.  De  excessibus 
prwtato.  I  mirarse  ha  el  Felino  ,  en  el  c.  j. 
De  summa  Trinitate,  I  también  haze  para  fun- 
damento déste  edifizio  ,  lo  que  escribe  san 
Matheo,  en  el  c.  xviij.  «Si  pecare  tu  herma- 
no contra  ti,  &c.  i  si  no  se  castigare,  dilo  a 
la  Iglesia  ;  i  si  no  obedeziere  a  la  Iglesia  , 
séate  así  como  éthnicoi  pubticano.»  De  ma- 
nera, que  Christo,  a  ninguno  eximió  de  la  po- 
testad de  la  Iglesia  :  porque  absolutamente 
quiso  ,  que  el  que  menospreziare  el  juizio  de 
la  Iglesia  ,  fuese  como  éthnico  i  publicano. 
I  que  el  Papa  se  incluya  allí,  paresze  clara- 
mente, porque  hablaba  a  sant  Pedro.  Asíque, 
a  él  quiso  remitir  al  juizio  de  la  Iglesia.  I 
cada  christiano,  se  llama  hermano,  i  tam- 
bién el  Papa.  Texto  es  el  c.  Cepisti.  xj.  q. 
iii.j  i  a  sant  Pedro  dijo:  «Si  pecare  contra  a 
ti  tu  hermano»;  de  manera,  que  a  cada  chris- 
tiano llamó  hermano  de  sant  Pe;dro.  I  tam- 
bién dijo  en  el  Evanjelio  :  «Todos  vosotros 
sois  hermanos» .  I  sant  Lucas  lo  dize,  en  el  c. 
j.  délos  Actos  de  los  Apostólos.  I  también 
digo,  que  por  quitar  Christo  aquella  duda,  i 


L 


33 

no  enlendiescB,  que  apelazion  de  Iglesia  vff* 
nía  al  Samo  Pontifize,  dijo  lue^o  en  el  niisiñr 
captiuto  xviij.  •  Amén  amén,  os  digo,  (jue  tas 
cosas  que  lígúredes  en  la  tiefra  ,  serán  liga- 
das en  el  zielo:<  &e.  Asi  qué,  manifiestamen- 
le  enséAñ  ,  que,  apelazión  de  Iglesia  ,  enteir- 
din,  lodos  los  Apostólos,  que  enaquéUiem- 
po  representaban  la  Iglesia.  Cnanto  mas,  qoe, 
como  ya  es  dicho,  esta  opinión  Fué  aprobada 
en  el  Conzilio  Constanlíense  ;  i  también  in- 
tervino después  el  atictorid&d  del  Conzilio  de 
Basilea.  Asiqué  ,  querer  deiír  al  contrario, 
no  sería  otra  cosai  sino  dezir,  qite  todos  fue- 
ron herejes,  i  que  el  Conzilio  err¿  en  las  co- 
sas de  la  fé:  lo  cual  no  se  ha  de  admitir.  I 
en  et  Conzilio  Constanziensc  está  esto  deter- 
minado ,  en  la  Sesión  Üij.;  i  en  la  Sesión 
xyüj.  del  Conzilio  de  Basitéa  estí  aprobado 
el  dicho  Decreto.  I  loque  dizen,  qiie  las  cau- 
sas del  Papa  se  han  de  remitir  al  jiiizio  de 
Dios,  como  se  nota  en  el  e.  ConcUia.  §,  kirtc, 
donde  el  Conailio  remitió  las  causas  del  Papa 
Simadlo  al  üiizio  ile  Dios ;  Uié  pocque  él  te- 
nía contienda  sobre  el  Papado^  i  airiique  el 
texto  no  lo  díze,  en  ias  ffistorias  se  lee,  que 
tenia  contenzión  con  uno  ,  que  se  Ñamaba 
Laurenzio.  í  el  Conzilio,  primero  prommzió 
sentenzia  en  la  causa  del  lepado,  como  pa- 
i-eszé  en  el  c.  Nos.  §.  SimmachtíD.  ij.  q.  vij.: 
i  el  Conzilio  dcchiró  por  sentenzia,  qne  Sima- 


5S 
chu  fuese  restituido,  porque  injustaiiieiUe 
había  sido  despojado  del  PontiGcado.  I  los 
otros  crimines  que  le  oponían,  fueron  remi- 
tidos al  juizio  de  Dios.  1  los  Derechos  que  di- 
zen,  que  el  Papa  es  juez  de  su  causa  propria; 
hablan,  cuando  es  zierto,  que  uno  es  Papa: 
mas  cuando  no  se  sabe,  i  hai  duda,  el  Con- 
zilio  es  juez.  Texto  es  el  c.  j.  De  Scismalicis. 
I  no  obsta  dezír,  que  habiendo  cuestión  sobre 
el  Papado  ,  el  que  está  en  posesión  ha  de 
juzgar;  como  es  texto  el  c.  Nunc  aulem.  xxj, 
Dis,^  adonde  paresze  ,  qu'el  Papa  Marzelino 
se  coudennó  a  sí  mismo ;  porque  aquello  fué 
dispensaliué ,  i  no  se  ha  de  traer  en  conse- 
cuenzia :  porque  alli,  viendo  el  Gonzilio  que 
él  confesaba  la  herejía,  quiso  que  él  se  con- 
denase a  sí  mismo.  I  querer  deztr  ,  que  el 
Gonzilio  no  tenga  auctoridád  para  conden* 
narlo,  sería  error,  i  seria  contradezír  el  sta- 
tuto  Constanziense,  aprobado  de  todo  elCon- 
silio,  como  paresze  en  la  Sesión  cuarta ,  se- 
gún que  ya  se  ha  dicho.  I  aun  quieren  dezír, 
que  por  fuerza  cometió  herejía:  porque  si  vo- 
Ivnfj^aiiieiite,  ipso  iure,  perdiera  el  pontifi- 
cado. Texto  es  el  capítulo  Achacius.  xxiiij., 
gues^  prima,  y  i  el  capítulo  Anasíasius.  x%x. 
Dislin.  I  en  tal  caso,  aunque  venga  a  peníten* 
zia,  lo  han  de  condenar,  i  no  será  jttéz  en  su 
causa  propria,  i  el  Gonzilio  no  pneide  remitir 
la  pena,  en  tal  caso,  a  mi  pareszér  ,  porque 

29 


34 

a  lüs  Gardenalea,  i  do  a)  Gonzilio,  incumbe 
la  eleczion  del  PontiGze  cuando  el  Papa  'es 
depuesto:  como  se  nota  en  el  capilnlo,  Licet 
deuitanda.  De  etectione.,  i  en  el  c.  Ubi  magia 
periculum.  DeeUciio.  lib.  vj.  I  paralas  cosas 
conzernientes  a  lu  deczión  del  pontificado,  el 
colejio  de  los  Cardenales  representa  la  Uni- 
veraál  Iglesia.  Glosa  es  notable  en  el  c.  nutlui. 
Ixxix.  uiií.  I  si  el  Papa,  por  temor,  incurrió 
en  herejía, peca:  mas  no  lo  han  de  privar  del 
pontificado:  como  en  el  dicho  capitulo,  A'uttc 
autem:  i  esto,  cuando  haze  penitenzia  volun- 
tariamente. Estu  se  nota  en  el  c.  Dixil.xxiiij. 
q.  üj.,  i  en  el  c.  Qui  in  Ecclesia.;  i  también 
se  nota  en  el  c.  Hoc  est  fides.  xxüij.  q,  j.  I 
el  Apóstol  lo  escribe  a  Tito,  en  el  c.  iij.  I  así 
paresze  porsaut  Pedro  ,  que  negó  a  Christo, 
por  temor  que  bobo;  mas,  hecha  penitenzia, 
se  quedó  Papa,  i  Apóstol.  Mas,  entenderemos 
esto,  si  espontáneamente  confesase  el  error  : 
porque  ,  si  ya  zitado  al  Conzilio  ,  confesase 
con  temor  de  la  pena;  condeoalto  han.  Como 
se  nota  en  el  c.  Ád  abo^er^am.  De  haretieii. 

^  Capítulo  octavo.  Cómo  el  Gonülio  pro- 
zederá  en  las  causas  eclesiásticas  sin  ser  re- 
cusado :  i  como  no  se  disolverá  el  Conzilio 
hasta  haber  hecho  el  efecto  para  que  íaé  con- 
gregado. 

Congregado  el  Conzilio  sobre  cosas  tocan- 
tes a  la  Fé,  o  sobre  la  reformazión  del  estado 


35 
de  la  Universal  Iglesia,  determinarse  han  allí 
lodas  las  causas  que  tocan  al  foro  eclesiásti- 
co: asi  como  las  causas  de  los  Obispos»  i  de 
los  otros  clérigos,  i  las  causes  de  las  Iglesias. 
Mas  las  causas  mere  seculares,  i  entre  legos 
Bo  subjectos  a  la  jurisdizion  eclesiástica ,  no 
se  podrán  allí  determinar.  I  desto  se  mirará 
lo  que  notan  los  Doctores,  en  el  capitulo  iVo- 
vil.  De  ttirfic.,  i  en  el  c.  Lieei.  exsueepío.^  i 
en  el  c.  Sí  clerieuf.  taicwn.  De  foro  compe-- 
tenti.f  i  en  el  c.  Causam.n  i  en  el  c.  Lalmr  qui 
filii  sint  legUimi. ,  donde  se  notan  algunas 
causas  en  que  el  Conzilio  podría  juzgar  entre 

Í ensenas  legas.  I  es  de  notar,  que  congrega- 
o  el  Conzilio,  todos  los  zitados ,  yenidos  al 
lugar  que  fué  señalado  ,  i  al  tiempo,  en  las 
zitaziones  o  amonestamientos,  contenido;  to- 
dos los  Padres  ya  juntos,  guardarán  la  orden 
i  solemnidad,  en  elzeiebrar  el  Conzilio,  se< 
gún,  i  de  la  manera ,  que  se  contiene  en  el 
Libro  de  los  cuairo  Conzilios  jenerales  ,  en 
la  primera  boja.  I  con  las  mismas  zerimo- 
nias  que  allí  se  contienen,  se  juntarán  cada 
día,  hasta  dar  8na  la  expedizión  del  Conzilio. 
I  el  Conzilio  prozederá  en  las  causas  de  la 
manera  que  mejor  le  pareszerá,  porque  tiene 
libre  facultad  de  traspasar  las  leyes,  i  de  or- 
denar, i  estatuir.  I  lo  mismo  puede  el  Papa, 
i  el  Emperador  en  lo  temporal :  porque  no 
están  obligados  a  la  lei.Como  notan  los  Doc- 


36 

tores  ,  en  el  c.  Propomisli.  De  Goncessione 
prebenda.  I'orque  do  es  de  presumir,  que  el 
tal  prozeso  tendrá  mácula  dí  defecto:  como 
se  nota  eii  el  c.  In  sede.,  i  eu  el  c.  Hac  est 
fide».  xxiiij.  q.  j.  1  porque  se  presume,  que 
todas  las  cosas  han  hecho  coa  solemnidad. 
Como  se  nota  en  el  c  Aposlúlice.  xxiiij.  q. 
ix,,  i  en  el  c.  Ad  audientiam.  De  rescriplis, 
I  la  raión  es  ,  porque  el  error  del  Prinzipe 
haze  derecho.  I.  iij.  De  Sup¡et.  legato.  I  de 
la  scQtenzia  del  Conzilio  no  se  podrá  apelar: 
porque  el  Conzilio  está  en  el  lugar  del  Sena- 
do: como  se  nota  eael  c.  Eecletia.  xvj,  q.j. 
I  esto  entiendo,  en  aquellos  casos  en  que  el 
Conzilio  es  sobre  el  Papa,  .como  arriba  en  el 
Trafilado  se  hu  dichp:  mas,  bien  podrán  de- 
lante del  mismo,. dezir  de  nulidad  contra  su 
sentenzia,  porque.sobiie  la  causa  de  la  nuli- 
dad, se  puede  ir;al  mismo  juéz,i  9I  supe- 
rior: como  se  nota  eOiU  Lei,  Si  ut  proponis. 
c.  Quomodo  el  (¡uandojudex.ii  el  Bartolo, 
en  la  Leir'^>  expretia,  S.  De  Appel.  Les  de 
notar,  qu'el  CoBzilio  no  puede  ser  recusado: 
ni  tampvco  el  Papa  ,  cuando  le  tocase  ser 
juez  en  su  causa  propia:  como  se  «ota  «u  el 
c.  Ex  parte.  De  verhorutn.  aígnificatione.,  i 
en  la  leí  Ett  recepfum.  S,  De  iuridicHoRe 
oninitím  iudioum.  ,  i  notas  en  el  c.  iV«cuil. 
De  appella.,  i  en  la  lei  j.  De  offi.  PrfBfet.Prer 
to.  Asíque,  aunque  el  GoQziUo  provínziál  se 


57 
pueda  recusar;  no  se  puede  el  Gonzilio  jene- 
rál:  i  deslo  se  verá  la  glosa  en  el  c.  /n  singa- 
lis.  Uestalu  f»iono(;ftorum:  i  ansí  se  entenderá 
la  glosa  en  el-c.  primero  Deludicis,  I  porque 
arriba  dijimos  que  los  Padres  se  juntarán 
hasta  dar  fin  al  Gonzilio  jenerál;  digo,  que  el 
Conzilio  durará  tanto  tiempo  ,  hasta  que  se 
hayan  determinado  i  feneszido  las  causas  i 
negozios  para  los  cuales  fué  congregado  el 
Conzilio.  Porque  en  aquellas  cosas  que  se 
requiere  perfecziAn  ,  por  acto  de  justízia;  no 
se  cree  haberse  hecho  nada,  cuando  alguna 
cosa  queda, i  falta,  de  hazerse:  como  se  nota 
en  la  lei,  Qui  cum  maior.  §.  acensare,  ff.  De 
bonis  libertartim.f  i  en  la  lei,/lem  aptid  La- 
beonem.  §.  Addnxise.  ff.  De  Iniuriis.;  i  tam- 
bién se  nota  esto,  en  la  lei,  Oíaim Silanianum . 
C,  De'his  quibifs  lU  indignis.  I  el  que  tiene 
poder  de  disolver  el  Conzilio  que  se  juntó  so- 
bre reparar  i  remediar  herejías  ,  o  para  re- 
mediar el  universal  estado  de  la  Iglesia  ;  es 
el  mismo  Conzilio,  i  la  cabeza  del,  que  es  el 
Papa  ,  por  lo  que  se  nota  en  el  cap.  preze- 
dente.  I  también,  azerca  désle  punto,  quién 
tiene  auctoridád  para  disolver  el  Conzilio  ; 
me  remito  a  un  Estatuto  hecho  en  el  Conzilio 
Constanziense ,  que  prinzipia,  Frequens. 

^  Capitulo  nono.  De  como  el  Conzilio  ha 
de  destruir  las  herejías,  i  hazer  que  se  guar- 
den los  Decretos  i  Cánones  de  los  Conziliob:. 


98 

porque,  de  otra  manera  se  decidora  el  estadQ 

eclesiistieo. 

El  Conxilio,  coDgregado  según  i  de  la  ina- 
nera  que  et  dicho,  i  con  las  zerímonias  i  so~ 
leranioades  contenidas  en  el  libro  de  Ioa  Con- 
zitioa  ,  aegim  en  declarado  ;  procurarse  ha, 
luego,  con  toda  dilijenzia,  de  eitirpar  i  des- 
truir laa  herejías  ,  que  al  presente  andan 
sembradas  ,  litando  prinero  al  inventar  de- 
Has,  i  a  BUS  secuaces  i  derensores  ,  por  mas 
Gonvenzér  su  malizia.  1  en  esto  se  guardará 
la  orden,  que  tos  Santos  Padres  pasados  to- 
víeroD  i  guardaron  ,  cuando  eu  los  cuatro 
Conzilios  jenerales  destruyeron  las  herejías 
de  que  se  haze  inenzi6n  en  el  Capitulo  prí~ 
mero,  i  en  el  c.  Sicuí.  xv.  Di».  I  guardarán 
en  el  prozedér  ,  la  forma  que  t«vo  el  Papa 
Juan  XIII.  en  el  prozedér  contra  el  Doctor 
Juan  de  Poliaco  ,  parisiense,  cuando  el  con- 
sistorio le  damnó  tres  errores:  como  está  es- 
cripto  en  la  Extrauagante  ,  Vas  eleclionis 
Doctor,  f .  Mas  es  de  notar,  que  está  escripto 
en  d  priniípio  del  Libro  de  los  Decretos: 
Que  el  linaje  humano  se  ha  de  rejir  con  dos 
cosas:  convienea  saber,eon  el  Derecho nalu- 
i'ál  que  en  la  Lei,  i  en  el  Eranjeliose  contie- 
nen: conviene  a  saber :  Que  el  hombre  haga 
al  prójimo,  lo  que  él  querría,  que  el  prójimo 
liiviese  a  él  ;  i  no  liazer  al  prójimo ,  lo  qu'el 
hombre  no  querría  que  el  prójimo  hiziese  a 


39 
él.  I  por  eso  dijoChristo  en  el  fivanjelio»  co- 
mo escribe  sant  Matheo  en  el  cap.  v.  «Todas 
las  cosas  que  vosotros  queréis  que  hagan  los 
hombres  a  vosotros ;  aquellas  mismas  hazéd 
vosotros  a  ellos.»  I  en  esto  concuerdan  todas 
las  leyes  ,  i  los  Profetas.  I  la  otra  cosa  con 
que  el  linaje  humano  se  ha  de  rejir,  es  con 
leyes  humanas  :  como  está  escripto  en  el  c. 
Otnnes  ieges.  Prima  Distincíio.;  con  los  capí- 
tulos que  se  signen.  Por  tanto,  es  nezesarío 
qu*el  Papa,  i  los  Prinzipes,  i  el  Emperador, 
como  Pnnzipe  de  los  Prinzipes  del  siglo,  ha- 
yan de  observar  lo  contenido  en  la  lei  Evan-* 
jéHca,í  todas  las  cosas  contenidas  i  estable- 
zidas  en  los  Derechos  ,  i  aprobadas  en  los 
Conzilios.  1  esto,  fazilmente  se  puede  mos- 
trar: porque  el  poder  dallos,  de  Dios  les  vie- 
ne :  como  escribe  el  Apóstol  en  el  capitulo 
xiij.  ad  Romanos.  I  por  esta  causa,  el  Papit 
i  los  Reyes  han  de  procurar  de  hazér  cosas 
buenas ,  porque  con  su  ejemplo  sean  otros 
competidos  a  hazer  lo  mismo.  Porque,  como 
Séneca  dize,  mas  han  de  mover  los  ejemplos 
que  las  palabras.  I  también  dijo  Chrísto  : 
«Ejemplo  os  doi  a  vosotros,  que  así  como  yo 
hago,  vosotros  hagáis.»  I  siendo  El ,  verda- 
dero Dios,  i  verdadero  hombre,  i  verdadero 
Reí,  i  verdadero  Pontífize;  prinzipióa  hazér, 
i  después  a  enseñar  :  como  del  está  escripto 
por  Sant  Lucas,  en  los  Actos  de  los  Aposto^ 


40 

los,  en  el  c.  j.:  i  también  eslá  escriplo  en  el 
Decreto,  en  el  c.  j.  xxxix.  Dislin.  Üe  mane- 
ra ,  que  eonviene  niucbo  a  la  honestidad  de 
la  Sede  Romana,  guardar  las  Conslituzíones 
que  la  universal  iglesia  aprobó  en  los  Con* 
zilios.  Texto  es,  para  esto,  el  c.  Confidimus. 
XXV.  q.  j.y  i  el  c.  Simt  quídam.^  i  el  c.  Con- 
tra,  I  liaze  mui  bien  el  texto  en  el  c.  final, 
xiiij.  #i«itn.,  donde  se  nota  en  todos  estos 
Derechos  ,  que  el  Papa  ,  no  es  honesto  que 
dispense  contra  los  Estatutos  i  Decretos  de 
los  CoHzilios  jenerales ,  sino  fuese  con  gran- 
dísima causa:  porque  ,  aunque  el  Papa  sea 
sobre  la  leí,  no  es  sobre  la let  de  Dios: el  cual 
se  acuerda  de  hazer  venganza  a  sus  escoji- 
dos  que  de  día  i  noche  le  están  llamando  : 
como  está  dicho  por  su  misma  boca,  según 
refiere  sant  Lucas  eu  el  cap.  xviij.;  i  en  el  c. 
Violaiores.  xxv.  q.  j.  está  escripto.  Los  que 
voluntariamente  violaren  los  Cánones  esta- 
tuidos por  los  Santos  Padres,  por  grazia  del 
Espíritu  Santo,  son  condenados,  como  blas- 
femadores del  Espíritu  Santo.  De  manera  , 
que  paresze  probado,  que  no  solamente ,  el 
Pontifize  ha  de  guardar  los  Estatutos  i  Leyes 
divinas;  mas  también ,  los  Estatutos  i  Decre- 
tos estatuidos  por  los  Santos  Padres  en  los 
Conzilios.  I  la  primera  salud  es  ,  guanlar 
j-ectamenie  la  regla  de  la  fé ,  i  no  apartarse 
en  ninguna  manera  de  las  Conslituziones  de 


4i 

los  Sanios  Padres  ,  como  lo  dize  el  texto  en 
el  e.  Prima,  xxv.  q,  j. ;  i  los  Decretos,  que 
fueron  ordeuados  jeneralmeuLe  para  perpetua 
utilidad;  en  niugutia  nianerase  bao  de  variar. 
I>as  cosas  ordenadas  para  el  bien  común,  no 
se  han  de  adaptar  a  la  utilidad  privada.  Texto 
es  el  c.  QaiB  ad  perpeUiam.  xxv.  q.j.  I  por 
eso  dize  el  l'apa  Le¿nestas  palabras:  l'oreso, 
permiliéBdulo  Dios  ,  somos  Fuslores  de  los 
hombres:  paraijue  lo  que  los  Padres  nuestros 
ordenaron  ,  seyendo  consultados  de  Dios  ,  lo 
hayamos  de  ^ardár  conservándolo  intacto. 
Asi  está  escrípto  en  el  c.  fiDal  xxv.  q.  j.  [ 
san  Gregorio  escribe  de  si  mismo  estas  pa- 
labras  (i  asi  lo  hemos  de  entender  de  todos 
sus  suczesores) ;  Si  destruyésemos  aquellas 
cosas  que  nuestros  anteiesores  ordenaron  ; 
no  constructor,  mas  eversór,  sería  justamen- 
te comprobado.  Asi  está  escripto  en  el  c.  Si 
ea.  XXV.  q.  ij.  I  también  escribe,  que  rezibe 
i  honra  los  Estatutos  de  los  cuatro  Conzilios 
jenerales,  como  los  cuatro  Libros  de  los  Evan- 
jelios.  Asi  está  escripto  en  el  c.  Sicut.  xv. 
Disl.  I  el  Papa  Nicolao  escribe:  Cosa  de  reír 
es,  i  barto  cosa  abominable  i  fea  sufrir,  que 
se  hayan  de  quebrantar  los  Estatutos  que  au- 
tiguamente  rezebimos  de  los  Padres.  Así  pa- 
resze  en  el  c.  Ridicidum.  xij.  Disl.  Astque  , 
entonzes  el  Papa  piense  que  todos  guardarán 
los  Estatutos  de  los  Conzilios  jenerales;  cuan- 


42 

do  él  los  guarda ,  i  tiene  en  reverensia.  Si- 
gaiendo  el  ejemplo  de  Chrísio,  que  los  sacra- 
mentos de  la  Iglesia  que  mandó  guardar;  en 
sí  mismo  los  sanctiBcó:  como  se  verá  por  sant 
Lucas»  en  el  c.  ij.  1  el  que  ha  de  administrar 
jusUzia,  no  ha  de  hazer  cosa  ,  la  cual  ha  de 
prohibir  a  otros,  que  no  hagan.  Gomo  se  ñola 
en  el  ca.  uno.  De  naiis  ex  libero  ventre.^  i  en 
el  c.  Diversis  fallaciis.  De  Cleric.  Coniuga»^ 
con  otros  muchos  Derechos  que  lo  dizen.  I 
porque  en  el  Probemio  del  libro  intitulado  , 
De  adminisírazion  de  Jmiisia  ,  dedicado  a  V. 
M.9  tengo  escrípto  muchas  cosas  azerca  des- 
te  punto;  al  presente  no  digo  otra  cosa,  salvo 
que  conviene  al  buen  gobierno  de  la  univer- 
sal Iglesia,  i  a  la  pública  utilidad  es  nezesa- 
rio,  i  también  cumple  a  la  reformazién  de  la 
relíjíón  Cristiana;  qu'el  PontiGze,  como  prin* 
zipál  cabeza  de  la  fábrica,  observe,  i  tenga 
en  venerazión  los  Decretos  i  Estatutos  de  los 
Santos  Padres  ,  pues  fueron  estatuidos  i  or- 
denados ,  estando  en  Gonzilio  congregada  i 
junta  la  universal  Iglesia.  I  la  prinzipál  re- 
formazión  de  la  Iglesia,  consiste  en  la  obser- 
vanzia  de  los  Cánones  i  Decretos ,  como  es 
dicho:  pues  fueron  ordenados,  interviniendo 
la  grazia  del  Espíritu  Saneto:  porque  el  Con- 
zilio  jenerál  tiene  poder  inmmiaié  a  Chrisío. 
Así  lo  dize  el  Gonzilio  Gonstanziense  ,  en  la 
sesión  iiij.;  i  el  Gonzilio  de  Basilea,  en  la  se- 


4S 
sion  xviij.  I  de  no  guardar  el  Pontífize  los 
Estatutos  de  los  Gonzilios  jeneráles  ,  resulta 
mal  ejemplo:  i  désto  se  ha  de  guardar  mu- 
cho :  iuxla  ilUtd  prapheiicum ,  Si  is  qui  esí 
tmcíus  peceaverií,  facieí  papulum  delinquere. 
s.  prapler  malum  easemplum,  I  porque,  ayu- 
dándome la  polenaia  del  Padre,  i  la  sabidu- 
ría del  Hijo  ,  i  la  grazia  del  Espíritu  Santo, 
escribiré  algunas  cosas  azerca  de  la  reforma- 
zíén  del  estado  Eclesiástico;  me  someto  ,  en 
lodo  lo  en  este  Tratado  contenido  ,  a  la  cor- 
reczión  de  la  Santa  Madre  Iglesia.  I  lo  pri- 
mero que  escribiré,  será  azerca  de  la  dispon- 
sazion  del  Pontífize :  porque  de  aquí  naszen 
infinitos  males,  i  escándalos ,  como  luego  se 
dirá.  1  así,  por  orden,  escribiré  lo  nezesario 
al  servizio  de  Dios,  i  de  V.  M., i  a  la  utilidad 
de  la  Christiandád,  i  universal  Iglesia;  hasta 
aquella  parte  donde  podrán  llegar  los  flacos 
quilates  de  mi  talento. 

^.  Capítulo  dézimo.  Cómo  el  Papa  no  ha 
de  dispensar  sin  prezedér  causa. 

Dispensazión,  es  una  relaxazión  hecha  del 
Derecho  Común,  con  conoszimiento  decausa, 
de  aquél  que  tiene  derecho  de  dispensar.  I 
dispensar,  es  pensar  cosas  diversas:  porque 
muchas  cosas  ha  de  pensar  el  que  dispensa: 
i  muchas  cosas  ha  de  considerar,  par»  justi* 
ficar  la  dispensazión,  i  paraque  délla  no  re- 
sulte escándalo.  Todo  esto  se  verá  largamen- 


44 

te  en  la  Glosa,  en  el  c.  Requirilit,  j.  q.  vij., 
en  el  §.  AtJi  rigor.:  i  en  el  cap.  que  se  si- 
gue, se  nota  hJen,  que  en  la  dispensazióii  del 
Papa  ,  lia  de  prezedér  jinta  causa ,  porque 
no  se  lia  de  dispensar,  cuando  se  decolora  el 
Estado  de  la  Iglesia,  ni  contra  los  Statnlos  i 
Decretos  de  los  cuatro  Consilios  jeneráles:  lo 
cual  nolublemente  dize  la  glosa,  en  el  dicbo 
§.  Atíí  rigor.  I  la  dispensazi^n  hecha  sin 
prezedér  conoszimiento  de  jnsta causa,  esdi- 
sipazion:  porqne,  por  la  tal  dispensazión,  el 
Derecho  es  vulnerado  ,  i  mui  damnificado:  i 
para  esto,  se  mirará  el  c.  Iptapietas.  xxiij, 
q,  iiij.  zerca  del  fin.  Asique  ,  no  se  ha  de 
prozedér  a  dispensazión,  sin  considerar  causa 
justa  i  honesta:  como  se  nota  en  el  c.  final , 
de  Transa.  Por  tanto,  concluiremos,  que  aun- 
que el  Papa  tiene  plenísima  potestad  en  las 
cosas  que  son  de  Dereclio  positivo ,  como  se 
nota  en  el  c.  Prnposuil.  })e  Concetsione  Pre- 
benda.; no  podrá  dispensar  sin  causa,  en  las 
cosas  que  son  de  Derecho  positivo  :  ni  será 
seguro  para  con  Dios,  con  el  que  se  dispensó 
sin  causa.  De  manera,  que  aunque  la  tal 
dispensazión  del  Papa,  sería  util«,  i  valdría, 
para  con  la  Iglesia  mitilanle;  no  sería  ,  para 
con  la  Iglesia  Triunfante :  pues  que  ,  como 
es  dicbo,  no  está  seguro  para  con  Dios  aquél 
con  quien  se  ha  dispensado.  I  asi  se  limita 
la  doctrina  del  Inozenzio  ,  en  el  c.  Ctim  ad 


45 
Monaslerium.  De  slalu  Regu.  Esto  dize  el 
Abad,  en  el  c.  ExiirpandcBi  en  la  repelizión 
del  §.  Qui  ver  01  i  lambíén  lo  dijo  en  el  c. 
De  mulla.  De  PrJBbendis,^  i  también  lo  dise 
en  el  c*  Per  venerabileín.  qui  fily  sinl  legi" 
timi:  nótalo  el  Arz^diano,  en  el  c.  Cansequens. 
xj.  q.  iij.9  i  Antonio  de  Butiio  ,  lo  tiene,  en 
el  dicho  c.  De  tm^Ua.':  i  allí  lo  tienen  el  An* 
charanoy  i  el  Cardenal:  i  Joan  Andrés,  i  Juan 
de  Imola,  i  el  Heorico:  i  todos  concluyen  di- 
ziendo,  que  en.  lo  que  es  de  Derecho  positivo, 
no  puede  dispensar  a  voluntad,  para  con  la 
Iglesia  triunfante.  Porque  el  ofizio  del  Papa 
es  apazéntar  las  ovejas,  como  buen  pastor,  i 
hazér  como  buen  dispensador  ,  según  está 
escripto  por  sant  Lucas,  en  el  cap.  xii., 
donde  se  nota  qn'el  dispensador  de  la  fami-^ 
lia  hade  ser  fiel  i  prudente:  fiel,  que  dispen- 
se movido  prinzipalmeote  por  la  utilidad  pú- 
blica; así  qu'el  prinzipio  i  fundamento  de  la 
dispensiaión,  sea  mirái^  el  bien  universal.  I 
prudente,^  ha  de. ser  en  dipensar,  el  que  dis*^ 
pensa;  en  mirar,  que  no  es  ju&la  cosa  ,  que 
uno  tenga  muchos  Benefizios  ,  sin  causa.  I 
pongo  ejemplo  désta  manera:  De  Derecho,  no 
puede  ninguno  tener  dos  Obispailos,  ni  dos 
Dignidades  supreyías:  c.  SieuU  De  Excessibus 
Prwlat.j  i  por  todo  el  Título  de  Translaiio, 
PnBlator.y  i  el  c.  MuUtii(me$ .  vii.  q.  j.:  i  no 
puede  tener  dos  Benefizios  curados ,  como  se 


46 

nota  en  ele.  Dé  malta.  De  Prebetidis.,  i  en 
la  Extravagante  ExieerabUií.  I  también,  nin- 
guno puede  tener  dos  Dignidades,  aunqnesea 
en  diversas  Iglesias  ,  porque  las  Dignidades 
requieren  residenzia.  I  tener  dos  Dignidades, 
es  contra  el  recto  Rermón,  porque  luego  las 
jentes  murmuran,  i  hablan  lo  que  les  pares- 
ze:  i  también  es  contra  el  Derecho  natural  i 
divino  ,  qne  manda  ,  que  una  ha  de  ser  la 
mnjér  carnal,  i  así  ha  de  ser  ana  la  mujer  es- 
piritual: i  también  es  contra  la  razón  del  De- 
recho canónico,  la  cual  está  clara.  Todo  esto 
notan  los  Doctores  en  el  c.  De  muUa.  DePra- 
bertdii.,  i  el  Abad,  en  la  dicha  repetiziuu  del 
§.  Qui  vero,,  dando  esto  por  constante,  qne 
ninguno  puede  tener  dos  Benefizios  ctirados, 
ni  dos  Dignidades  supremas ,  ni  ififeriores. 
Si  el  Papa,  en  tal  caso,  dispensase  ;  la  tal 
dispensazión  se   llamará  disipazióu.    Porque 

Sor  la  tal  dispensazión  el  Derecho  es  valnera- 
0,  i  la  pública  utilidad  damnincada.  Así  lo 
dizen  los  sobredichos  Doctores  ,  en  v¡\  c  De 
multa. ,\  en  tas  otras  partes  qne  ya  b«>  dicho. 
Mas  dizen,  que  con  justa  causa,  el  Papa  po- 
dría dispensar  en  los  casos  sobredichos:  i  la 
cansa  ,  para  llamarse  justa  ,  será  :  pública 
utilidad,  o  nezesidád  de  la  Iglesia,  [o]  prero- 
gativa  de  letras.  Porqne  en  los  tales  casos, 
no  se  dispensa,  ni  se  ha  de  di^nsar  espe- 
zialmentepor  causa  del  bien  de  la  tal  perso- 


47 
na,  sino  por  utilidad  de  la  cosa  pública.  I 
también  es  sentenzia  de  los  Theólogos  ,  qiie 
si  uno  tiene  un  BeneBzio ,  de  qué  mediana- 
mente se  puede  sustentar;  pecamortalmente, 
teniendo  [otro  Beneficio.  Esto  dize  el  Specu- 
ladór,  en  el  Tractado  que  hizo«  de  la  manera 
qu'el  Gonzilio  jenerál  se  ha  de  zelebrár:  en 
la  Rúbrica»  Ne  quis  in  duabus  prmbendis,  vel 
ecclesiis  iniiiulettír.  Donde  dize,  que  esta  con- 
clusión,  fué  determinada  i  conclusa  en  París: 
i  que  un  Maestro  en  Tbeolojía,  que  entonzes 
era  Cauzelario  de  París,  no  obtemperó  la  di- 
cha Conclusión  •  porque  tenia  muchos  Bene- 
fizios ;  aunque  muchas  vezes  se  lo  rogó  el 
Obispo  de  Paris.  I  como  el  dicho  Qanzelario, 
de  ahí  a  zierto  tiempo  muriese  de  enferme- 
dad; el  Obispo,  zerca  de  su  sepultura,  dezía 
Ofizio  por  ¿1,  i  diziendo,  De  profandist  apa- 
rezió  una  Sombra  ,  que  con  voz  mui  clara 
dijo:  «No  reguéis  por  mi,  que  soi  condenado, 
porque  no  quise  creer,  que  era  pecado  mor- 
tal tener  dos  Benefizios».  Lo  cual,  sin  duda, 
es  contra  la  voz  del  Seftór,  que  dize  por  san 
Lucas  en  el  cap.  xvj.:  «Ninguno  puede  ser- 
vir bien  a  dos  Señores»:  i  contra  lo  que  dize 
el  Apóstol,  c.  vii.  a  los  Romanos,  Quod  unus- 
quisque  maneaí  in  vocaíione  qua  vocaíus  est. 
I  el  G.  j.  xxi.  q.  j.  dize,  que  el  Gonzilio  pro- 
hibe ,  que  ninguno  sea  llamado  a  dos  Igle- 
sias. I  un  clérigo,  ansimismo,  no  podrá  tener 


48 

dos  Benefizios  simples,  si  requieren  restden- 
KÍa :  porque  emt  incompatibles :  porque  cada 
Benelizio,  es  criado  por  el  Otizio.  Asi  lo  ñola 
el  Abad,  en  el  c.  Cvm  iam  dtuktm.  De  PriÉ- 
hendii.,  i  en  la  Repetizion  del  §.  Qui  vero. 
I  no  bai  Benefíiio  simple,  qne  ile  derecbo  no 
requiera  residensia:  porqae  dize  el  Aposto!, 
que  el  que  sirve  al  allir,  ba  de  vivir  del  al- 
tar. I  también  es  texto  el  c.  Cum  senmdum. 
De  PrtJsbendis.  I  asi,  es  JBsto,  que  el  que  vive 
del  altar,  ha  de  servir  al  altar:  per  locum  n 
«mverit*.  Aunque  hsi  algunos  Benelizios,  que 
a  prinñpio  fueroa  ordenados  para  estudian- 
tes; i  estos,  de  eoetumbre,  no  requieren  re- 
sideniia.  I  si  nn  Benefiíio  abasta  para  sus- 
tentazíi^n  de  nn  clérigo,  oo  puede  tenn'  otro 
para  propria  utilidad.  Antes  digo  ,  que  em 
tal  caso  ,  pecaría  mortalmente :  porqve  iHi 
hai  vizio  de  ambizión  i  avarisia  ,  ocupando 
el  estipendio  de  los  otros  pobres.  Asi  lo  nota 
el  Abad  en  el  c.  Ctim  iítm  duchtm.  DePriebai., 
i  nótalo  también  en  la  Repetizion  del  %.  0iij 
vero.  De  manera,  que  si  se  dispensase  con 
el  que  tiene  un  Benelizio  simple  ,  snfiziente 
para  sostentaziou  del  que  lo  tiene;  seria  ne- 
zesaría  justa'  cansa  :  de  otra  manera  ,  el  tftl 
clérigo  con  quien  se  dispensase,  no  sería  se- 
1,'uro  para  con  Dios,  por  lo  que  arriba  se  ha 
dicho.  I  porque  esto  importa  mucho,  i  algu- 
nos dudan,  si  de  Derecho  comdn,  uno  puede 


leoer  dos  Beii«6zíos,  lorno  a  dezir  ,  que  eu 
las  Dif^nidades  snprenias,  ni  íiiferiores,  i  en 
los  Benefizios  curados  ;  no  hai  duda  ,  por  los 
Derechos  de  suso  alegados.  I  también  ,  que 
ningún  reglar,  haya  de  tener  dos  Prioratos, 
&c.  también  está  claro,  por  el  c.  Cam  smgu- 
la.  De  Prwbendit.  líb.  s«xto.,  i  también  lo 
diie  la  Clementina  ,  j.  De  Snpplenda  negli- 
gentia  Prailatorum.  I  que  ninguno  haya  de 
tener  dos  BeneGzios  simples  en  una  l^esía, 
también  está  claro:  texto  es  (i  allí  los  Doc- 
tores) en  el  c.  Lilieras.  De  Coneessione  pr»- 
hendtB.  I  también  es  texto,  en  la  Clementina, 
Si  iuxta.  De  PrcBben.  De  manera,  que  uo  hai 
duda  en  todo  lo  que  se  ba  dicho.  En  lo  que 
se  podría  dodár  es,  si  uno  podría  tener  dos 
Benefizios  simples  en  diversas  Iglesias  ;  mas, 
de  Derecho,  no. hai  fundamento  válido,  que 
los  pueda  tener.  I,  para  esto  ,  podría  traer 
muchos  fundamentos,  mas,  al  presente,  me 
muevo  por  lo  que  arriba  dije  :  que  así  como 
el  que  sirve  al  aliar,  hade  vivir  del  altar; 
asi  el  que  vive  deLaltár,  ha  dé  servir  al  al- 
tar: ptr  locutn  a  conversis.  I  tambies,  cada 
título  de  BeueGzio,  requiere  residenzia  i  ser- 
vizio:  CMBO  se  prueba  en  el  capílul»  peitúl- 
tirao,  de  eelebratiene  missartan.,  i  xeij.  Dis- 
lin.,  casi  por  toda  la  IKstinction:  i  pruébase 
en  el  capítulo  Gnál,  De  Bescriptis,  libro  sex- 
to; i  en  el  capitulo  fíclalum.  De  clerkis  wm 
30 


50 

resideníibus .  y  i  casi  por  todo  el  Título.  I 
dando  esto  por  constante,  como  lo  es,  impo- 
sible seria  ninguno  residir,  i  residiendo,  ser- 
vir en  dos  lugares:  porque  es  contra  prinzi* 
pió  natural,  i  demuéstrase  [por]  el  sentido: 
i  también  esto  se  demuestra  claramente  en  el 
c.  Sanclorum.  Ixx.-Dislin.yi  en  el  cap.  j.xx. 
Quest.  prima,  j  i  casi  por  toda  aquella  Ques- 
tión.,  i  también  se  prueba  en  el  c.  Quia  in 
tantum.  De  Presten. ^  i  en  el  c.  Cum  non  ig^ 
ñor  es. \  i  también  se  confirma  lo  que  es  dicho» 
con  razón  :  porque  el  Derecho  reprueba  los 
inhábiles:  Texto  es  el  c.  ij.  De  Insliiu.^  i  el 
c.  Super  inordinata.  De  Prwbendis.  I  no  hai 
ninguno  inhábil,  si  el  Derecho  común  no  lo 
inhabilita.  Luego  imposible  es  ,  de  Derecho 
común,  ninguno  tener  dos  Benefizios  :  i  para 
confirmazion,  digo:  que  el  Clérigo,  no  ha  de 
tener  del  Benefizio,  sino  el  victo  i  vestido,  se- 
gún la  doctrina  del  Apóstol,  en  el  c.  vj.  a  Ti* 
molheo.  I  también  lo  dize  el  Baldo  ,  en  la 
Auténtica  Excipitur.De  Bonisque  libe.^  i  re- 
fiere al  Arzidiano,  en  el  c^  j.  xii.  q.  v.,  i  allí 
dize ,  que  el  clérigo  es  usuario  solamente,  i 
que  no  haze  los  frutos  suyos,  salvo  para  el 
uso  suyo:  i  dize,  que,  moderadamente,  podrá 
dar,  i  no  testar.  I  porque  es  cosa  provechosa 
tractar  ,  i. examinar  aqui  esto,  por  lo  que 
toca  a  la  reformazión  de  la  Iglesia;  digo:  que 
todos  los  constituidos  en  supremas  Dignida- 


des,  o  en  menores  ,  o  en  DeneGzios  curados  i 
simples;  son  usuarios,  i  no  usufructaários: 
por  lo  que  dize  ei  Aposto!  a  Timolheo,  en  el 
c.  vj.  según  ya  es  dicho:  -Teniendo  alimen- 
tos, i  veslidos  con  que  nos  cubrir ,  con  esto 
somos  contentos*.  I  el  Arzediaao,  Doctor  tan 
antiguo  i  famoso,  en  el  c.  j.  xij.  q.  ].,  i  en 
el  c.  Statulmn.  en  el  §.  accesorem.  De  fíet- 
crip.  lib.  vi.,  dize,  que  el  clérigo  es  usuario, 
i  no  usurructuario  :  i  que  los  bienes  de  la 
Iglesia,  los  ha  de  dispensar  en  comer  i  vestir, 
¿I  i  los  que  le  sirven,  i  lo  otro  ,  dallo  a  los 
pobres,  o  gastallo  en  provecho  de  su  Iglesia: 
1  hazer  otra  cosa  ,  dize,  que  es  iniquidad:  i 
para  esto  alega  muchos  Derechos.  1  allí  dize 
también  ,  que  lo  que  el  clérigo  compra  ,  de 
bienes  de  la  Iglesia,  no  es  suyo:  1  dize,  que 
son  Sefiores  de  los  fructos,  para  ser  Celes  ais- 
pensadores,  no  para  otra  cosa  :  porque  los 
Sobres  no  han  de  ser  damniGcados  del  hecho 
e  los  clérigos.  I  el  InoZenzio,  en  el  c.  Inde- 
eorum.  De  elate  el  qiialitatc;  dize  ,  que  los 
bienes  de  la  Iglesia ,  no  están  en  comerzio 
del  clérigo,  ni  puede  dispensar  déllos  ,  sino 
para  la  nezesidád  del,  i  de  los  que  le  sirven; 
I  para  dispensar  con  los  pobres.  Juan  Andrés, 
en  el  capítulo  PrcEsenli.  De  offilio  Ordiiwrii. 
libro  sexto,  dize  lo  mismo,  refiriendo  al  Ar- 
zediano:  i  también  lo  dize  el  Anchárano,  i  el 
Dominico,  i  el  Pbilipo  Franco.  Dónde  todos 


53 

conclayen  ,  que  los  clérigos  son  ns^arícB.  i 
no  usnlrnctuarios ;  i  que  no  tienen  libre  ad- 
mínistrazión  de  los  fructos  del  BeaeGzio  , 
salvo  para  dispeosallo  ,  como  dispeosero  Gel 
i  pruileote :  porque  todo  lo  qae  tienen  los 
clérigos  ,  de  los  pobres  es.  Texto  es  el  c. 
Quoniam.xvj.  q.  j.  I  el  Obispo,  jeneralmente 
ha  de  proveer  a  los  que  están  enfermos:  por^ 
que,  de  otra  manera,  es  vislo  ,  que  ellos  los 
matan.  Asi  lo  dize  el  Texto,  en  el  c.j.  ixxxj. 
Dis.  I  no  se  dize  Obispo,  el  que  no  remedia 
a  los  pobres.  Texto  es  el  c.  Fratrem.  xlvj. 
Dis.  I  el  Obispa,  dispensero  es  de  los  pobres. 
Texto  es  el  c.  Quecumque.  x.  q.  j.,  i  el  c. 
Episeoput.  xij.  q.  j.  :  i  no  puede  dar  a  sus 
parientes  pobres,  mas  de  comer  i  vestir,  c. 
Quiíquis.  xij.  q.  tj.  I  no  ha  de  dar,  de  mane- 
ra que  haga  fraude  a  los  pobres:  porque  dize 
el  Texto  ,  en  el  cap.  Si  cupis.  xv.  q.j.,  que 
no  ban  de  comer  el  pan  de  los  hijos,  los  per- 
ros: i  llama  allí  el  texto  hijos,  a  los  pobres. 
I  cualquiera  cosa  que  el  Obispo  detiene  ea 
si,  ultra  de  lonezesarío,  segyia  es  dicho;  vio- 
lentamente, lo  tiene.  Asi  lo  dize  la  Glosa  ,  en 
el  c.  Res,  xij.  q.  j.  ;  i  en  el  c.  Quod  autem. 
xxiij.  q.vij.,  dize  san  Gregorio:  «nuestros 
bienes  también  son  de  los  pobres,  i  la  procu- 
razion  de  los  pobres  administramos».  1  tam- 
hiiifí  está  escriplo  en  el  capitulo  ^tcul.  (tIvu. 
Difi.  Todo  el  (liiiero  que  está  guardado,  de 


55 
los  pobres  es.  I  san  Ambrosio  dize:  "Todo  lo 
que  yo  tengo,  es  de  los  pobres* .  Como  está 
escríptoen  el  c.  Conveníor.xxiij.  q.vUj.  I  el 
Obispo,  hospitalero  ha  de  ser  de  los  pobres, 
como  lo  dize  el  Apóstol,  escríbieodo  aTimo- 
theo,  en  el  capitulo  iij.,  en  la  primera  Epís- 
tola. Mas,  nezesario  es  que  se  alimente,  él  i  su 
familia,  como  hemos  dicho,  de  los  bienesde  la 
Iglesia.  Ptótase  también  en  el  capi.  Clericos. 
i  en  el  capitulo  Pastor,  j.  q.  ij.:  i  esto  ,  auD- 
qne  tenga  bienes  de  su  patrimonio;  los  cua- 
les puede  guardar  ,  para  gastar  en  usos  ho- 
nestos, i  comer  del  patrimonio  de  la  Iglesia. 
Asi  esdoctrina  del  Innozenzío,  en  el  capitulo 
Episcopus.Depr€Bben.,i  allí  tos  Doctores:  con 
tanto,  que  no  guarde  thesoro.  T  allí  se  mira- 
rá el  Abad.  I  esto  disputó  elensena  (sicj:  co- 
mo paresze  en  una  cuestión  suya,  que  prinzi- 
pia:  Titiiti  Clericus.  De  manera,  que  pues  los 
clérigos',  así  Ubispos  ,  como  constituidos  en 
menores  Dignidades  i  Beneüzios.son  solamen- 
te usuarios;  teniendo  un  Benetizio,  de  que  su 
fizientemenle  se  puedan  sustentar,  no  es  cosa 
honesta  dispensar  paraque  tengan  dos  Bene- 
fizios,  o  mas,  sino  hai  cansa  justa,  como  ar- 
riba se  ha  dicho.  Al  presente  es  nezesario  que 
se  diga,  cómo  no  se  ha  de  dispensar  sin  cau- 
sa,con  los  clérigos  que  no  residan  en  los  Be- 
nerizios:  porque  de  tal  dtspcnsazión,  ansímis- 
mo  ,  viene  mucho  daño  en  la  Iglesia  de  Dios. 


54 

^  Capílulooiize:  (jiie  los  clérigos  rcsidau 
en  sus  Benelizios. 

Es  de  presupODer  ,  cnmo  ya  se  ha  dicho  , 
que  los  Benefinos  eclesiásticos  requiereu  re- 
sideazia  peragnál :  en  tanto  ,  que  cualquirr 
Cardenal  es  obligado  a  residir  en  la  Iglesia 
dónde  es  iatitulado  :  i  si ,  amonestado  ,  no 
quiere  residir,  lo  podrán  deponer.  Comono- 
lan  los  Doctores,  en  el  c.  Ex  geilU.  De  Cle- 
rieit  non  residentibus.  I  en  el  Beoefizio  cura- 
do, o  Dignidad,  como  es  dicho,  si,  zitado,  no 
viene  a  residir  ,  en  el  término  que  le  fnere 
asignado;  privallo  ban  de  la  tal  Dignidad,  o 
Benefizio.  Texto  es ,  el  c.  Ex  parte.  De  Cte- 
ricit  non  residentibu».,  i  nótase  en  el  c.  ínter 
guattior.  ,  i  en  el  c.  linál  del  mismo  Titulo.  I 
de  la  forma  de  la  zitazion  ,  se  podrá  ver  lo 
qnese  nota  en  el  c.  Ex  tuce.,  aunque  haiau- 
senzias  justas,  asi  como,  por  causa  de  estu- 
dio. Así  se  nota  en  el  c.  Tuts  fraternitalis.  I 
el  ausente  por  causa  justa ,  es  habido  pur 
présenle;  como  señóla,  c.  Ex  parte.  1  el  fa- 
miliar del  Papa  ,  puede  rezebir  los  fruclos: 
nótase  en  el  c.  Cum  dilectas. ,  i  en  el  c.  Ad 
nudientiam.  Dize  el  Abad,  i  los  Doctores,  que 
i;slos  familiares  del  Papa,  no  han  de  ser  sino 
dos:  eutionde  ,  de  cada  Iglesia.  I  gozan  del 
mosmo  prívilejio  los  familiares  de  los  Garde- 
iiiiles.  I  muchos  se  hazen  familiares,  nopor- 
•[III'.  en  la  verdad,  lo  son  ,  salvo  por  gozar 


de  la  grazia  :  i  esios  no  gozan.  El  Abad  lo 
dízeenel  c.  Ctim  dileeluí.  Tornando  a  lit 
materia  de  la  díspensañon  digo :  que  no  ha 
de  dispensar  el  Papa,  sin  causa  justa  ,  que 
el  Obispo  no  resida  en  su  Obispado;  i,  désta 
manera,  cada  uno,  en  sa  Dignidad  o  BeneG- 
zio.  I  si  dispensa,  sin  causa  jusla,  digo,  que 
no  está  seguro  para  con  Dios  ,  aquél  con 
quien  se  dispensa:  porque  injustamente  lleva 
los  Tnictos  de  la  Iglesia  doude  no  reside.  I 
esto  es  zierLo,  por  los  fundamentos  dichos. 
I  es  cosa  mui  nezesaria,  que  todo  lo  suso  di- 
cho se  remedie  en  Conzilio,  así  en  la  que  loca 
a  que  ninguno  tenga  dos  Dignidades,  o  Be- 
neGzius,  sin  causa  muí  justa;  como  en  hazer, 
que  los  que  llevau  los  fructos  de  los  Benefí- 
zios,  i  gozan  de  la  sangre  de  los  pobres,  re- 
sidan en  sus  Dignidades  o  Benefizios.  I  esto 
es  cosa  razilisinia  de  hazer:  porque  con  man- 
dar, que  se  guarde  el  Derecho  Canónico,  en 
lo  que  toca  a  la  pluralidad  de  BeneGzios;  i 
con  mandar,  que  los  clérigos  residan  en  sus 
Iglesias;  se  remedia  -todo,  i  se  quitan  gran- 
dísimos inconvenientes.  I  causan  males  mui 
preiudiziales.  I  como  Espaila  es  el  Reino 
donde  nías  dotada  i  mas  rica  es  la  Iglesia  de 
Dios;  en  España  es,  donde  mas  daño  se  rezi- 
be,  de  no  guardarse  el  Derecho,  que  ennin- 
guua  parte  de  la  Christiandád.  I  de  aquí  ve- 
mos, por  vista  de  ojos,  que  murió  pocos  días 


56 

ha,  en  Roma,  un  Corlesano  español :  i  aun^ 
que  era  clérigo,  no  dijo  en  su  vida  misa:  i, 
sin  saber  letras,  vacaron  por  su  niu«rle,  zien- 
to  i  treinla  Benefizios :  cosa  de  abominazioa 
en  la  relijión  Cristiana.  I,  desta  manera,  hai 
eo  Roma,  cosa  sin  número  de  clérigos,  que 
el  uno  tiene  treinta  piezas  de  Benelizios  ,  el 
oleo  veinte,  el  otro  diez:  i,  el  que  más  puede 
haber,  no  lo  deja:  cosa  monstruosa,  i  de  mal 
ejemplo.  I,  en  verdad,  que  llega  a  un  millón 
de  oro  ,  lo  que  cada  año  sale  de  los  Beínos 
d'España.i  va  en  Roma.  I  por  aquí,  sería  no 
acabar  de  contar,  cuan  mal  regulada  está  la 
cosa  eclesiástica;  i  todo,  en  Roma,  se  susten- 
ta: i  toda  la  negoziazion  ,  es  el  dinero  que 
va  de  Elspaña. 

^  Capitulo  doze  :  en  que  se  dize  ,  qu'el 
Papa  no  apropie  para  él ,  los  despojos  i  bie- 
nes, que  quedan  cíe  los  Obispos  que  mueren: 
ni  menos  apropie  los  fruclos  i  rentas  del 
Obispado  Sede  vacante. 

Teniendo,  lo  de  suso  contenido ,  por  cons- 
tante; que  los  Obispos,  sen  usuarios,  i  que  de 
los  fructos  no  han  de  lomar  ni  gastar  otra 
cosa  ,  salvo  lo  nezesario  para  sii  persona  ,  i 
|iiu'a  los  que  le  sirven,  i  que  lodo  lo  demás 
lij  ha  de  gastar  en  reparo  de  Iglesias  ,  i  en 
<liir  (Ib  comer  a  pobres,  pues  es  dispensador 
Ivllos,  cuya  hazicnda  administra: — si 
¡icasii,  romo  cada  dia  aconlesze,  muriese  un 


57 
Obispo,  i  dejase  liazienda  i  dinero,  no  de  su 
palriinoiiio,  sino  a<l(|u¡r¡do  i  allegado  de  su 
Iglesia, d)go:quc  la  Iglesia  hereda  los  bienes, 
que  (juedan  por  niuerle  de  su  Obispo.  Mas 
la  Iglesia  ha  los  de  gastar  con  pobres,  i  ba- 
zer  aquello  qu'el  Obispo  había  de  hazér.  I 
podrá  en  sí  retener  alguna  cosa  ,  si  toviere 
nezesidád,  para  Fábrica,  porque  a  lo  mismo 
es  obligado  el  Obispo  ,  coino  paresze  en  el 
Capítulo  prezedenle.  De  manera,  qu'el  Papa, 
DO  puede  lomar  los  bienes  ,  que  quedan  per 
muerte  de  ningún  Obispo,  pues  bal  heredero 
déllos.  Porque  si  el  despeusadór  fué  neglí- 
jente,  o  avaro,  en  los  retener,  no  dándolos  a 
los  pobres,  cuyos  son,  i  a  quien  perteneszen; 
□o  por  eso  pierden  el  derecho  ,  de  tal  mane- 
ra ,  qu'el  Papa  ,  que  también  es  obligado  a 
apazentar  los  pobres,  haya  de  tomáriocupár 
los  bienes  que  quedan  de  los  Obispos  ,  como 
hazienda  propia  suya,  adquirida  de  su  patii- 
nionio  :  porque  es  obligado  a  ediücár  ,  i  no 
destruir  :  i  ha  de  guardar  los  statutos  i  De- 
cretos de  los  santos  Padres,  conservando  el 
estado  de  la  relijión,  con  buen  ejemplo:  i  no 
ha  de  dar  causa,  que  se  decolore  ni  que  se 
scandalize  Iít  universal  Iglesia ,  viendo  ,  que 
la  cabeza  que  había  de  reformar  los  negli- 
jenlcs  dispensadores  ,  que  inicuamente  han 
retenido  ansí  lo  de  los  pobres,  baze  el  mismo 
agravio, en  apropiar  se  loa  sí.  1  uo  se  pue- 


r 


r 


I 


58 

Ue  escusar  con  dezir  ,  que  lo  gastú  cu  obras 
pins:  porque  no  hai  cosa  mas  pía  ,  que  dallo 
a  los  pobres  enfermos,  o  inhábiles  para  tra- 
bajar, del  mismo  Obispado:  porque  désto  re- 
sultaría buen  ejemplo,  i  la  universal  Iglesia 
no  sería  scandalizada,  i  seria  sembrar  buena 
doctrina  ,  para  que  los  Prelados  inferiores  , 
siguiesen  el  ejemplo  de  la  Cabeza.  I  cuando 
[lo  que  Dios  no  quiera)  no  se  congregase 
Conzilio ;  las  cosas  de  las  Rspañas  ,  que  son 
patrimonio  de  vuestra  Majestad  ,  fazilmenle 
se  remediarían :  porque  informando  al  Papa 
el  Embajador  de  vuestra  Majestad  ,  del  daño 
notorio  que  los  reinos  de  España  rezíben  ,  a 
causa  ,  de  haber  un  clérigo  sin  letras  ,  que 
tiene,  contra  derccbo,  treinta  Benefizios  sin 
residir  en  ninguno,  i  muchos  clérigos,  letra- 
dos í  buenos,  estar  niendicando;luego  incon- 
tinenti ,  mandaría  guardar  el  Derecho  Canó- 
nico ,  i  los  Decretos  hechos  en  los  Conzilios 
jenerales,  por  grazia  del  Espíritu  santo:  i  en 
esto,  no  haría  sino  guardar,  i  na  vulnerar  el 
Derecho.  I  de  aquella  manera  ,  proveería 
también,  azerca  [de]  que  los  clérigos  residan 
en  las  Dignidades  ,  o  Benefizios:  i  ansí  zesa- 
rian  mil  extorsiones,  quehazen  los  que  están 
en  Itoma,  con  mil  injustísimas  zitaziones,  que 
liazen  a  clérigos  viejos,  que  están  en  España: 
impetrándoles  los  Bciieüzios,  só  zierto  modo 
que  dizen  ellos.  Mas  esto  ,  también  podría 


zesár  fazilisiiuameDte  :  purque  slDtuyendo 
vuestra  Majestad  en  España  una  Lei,  que  [no] 
se  pudiese  intimar  zilazión  de  Boma,  sin  que 
fuese  vista  en  el  Consejo  de  Castilla ;  i  eo 
Aragón,  en  el  Consejo  de  Aragón;  luego  no 
babría  mas  zitazión ,  por  vía  de  molestar.  I 
ansi  hai  un  Estatuto  en  el  Iteinp  de  Ñapóles: 
de  manera  ,  que  si  una  zitazióu  del  Papa  va 
en  el  Beíuo  de  Núpoles  ,  el  que  la  lleva  ,  la 

aresentaen  el  Consejo  Colateral  de  vuestra 
lajeslád,  i  si  al  Consejo  le  pareszecosa  justa, 
luego  manda,  que  se  intime  a  quien  va.  Lo 
cual  es  cosa  ú.tile,  i  por  dende  sC  obvian  las 
lualizias  de  muchos,  que,  so  color  de  cléri- 
gos ,  son  semejantes  a  lobos  bambrientos,  en 
e)  avarizia  de  adquirir  IJenelizios  eclesiásti- 
cos, a  diestro  i  a  siniestro.  I  no  puede  el  Pa- 
pa rehusar  de  bazer  cosa  tan  justa  ,  ni  re- 
probar petizión  tan  sancta  i  honesta  ;  pues 
no  se  pide,  sino  que  observe,  i  haga  guardar 
el  Derecho  ,  i  los  Decretos  í  Statutos  de  los 
Conzilios  jcnerales:  pues,  por  no  guardarse, 
el  estado  de  la  relijiún  Cristiana  üe  decolora. 
I  cómo,  él  sea  obligado  a  guardar,  i  tener  en 
observanzia  i  revereuzía,  los  Derechos  esta- 
tuidos por  los  santos  Padres  ,  seyendo  guia- 
dos por  grázia  de)  Espíritu  santo;  notorio  es- 
tá, i  bastantemente  probado,  por  las  aucto- 
ridades  en  este  Capitulo  ,  i  en  e)  prezedente 
contenidas.  I  que  a  vuestra  Majestad  toque, 


60 

i  convenga  instar,  i  procurar  el  bien  univer- 
sal de  la  Christiandády  por  ser  Cabeza  délo 
temporal,  i  Prinzipe  de  los  prínzipes  ;  tam- 
bién está  probado  claramente.  I  que,  en  par- 
ticular ,  toque  a  vuestra  Majestad  la  dicha 
inslanzia,  i  procura  tan  justa  ,  por  los  Rei- 
nos de  las  Españas,  i  los  otros  Reinos  i  Se- 
ñoríos de  su  patrimonio  ;  también  está  pro- 
bado: pues  ofizio  propio  del  Rei,  es  librar  los 
opresos ,  de  mano  de  los  calumniadores.  I 
porque  en  España,  hai  grandísimas  Dignida- 
des, i  mas  que  en  ninguna  otra  parte,  crezí- 
das  en  renta;  aquí  es  donde  muL  claro  se  vee, 
el  daño  que  resulta  en  la  Iglesia  de  Dios,  de 
la  avarizia:  i  del  tomar  délos  Obispos  muer- 
tos, el  Colector  del  Papa,  la  hazienda  i  bie- 
nes que  quedan.  Por  eso  ,  sería  nezesario  , 
que  congregándose  Conziliojenerál,  o  no  con- 
gregándose ,  de  parle  de  vuestra  Majestad  se 
pidiese  al  Papa,  que  guardase  los  Derechos, 
1  Statutos,  i  Decretos  de  la  Iglesia :  i  que 
muerto  cualquier  Obispo  ,  i  dejando  bienes, 
se  diese  tal  orden,  que  los  pobres  no  fuesen 
damnificados,  niel  Derecho  vulnerado,  a  cau- 
sa de  la  neglijenzia  de  los  Obispos.  I  también 
el  Papa  ,  haze  en  España  otra  cosa  ,  que  es 
contra  la  hermosura  del  estado  de  la  Reli- 
jión:  porque,  muerto  el  Obispo,  pone  Colec- 
tor, i  lleva  los  fructos  del  Obispado,  hasta  la 
venida  del  nuevo  Obispo.  Lo  cuál,  noesedi- 


6f 
ficár,  mas  deslruír:  porque,  dado  por  cons- 
tante, que  los  fructos  de  cualquier  Obispado, 
superfinos  de  lo  que  el  Obispo  ha  menester 
para  su  gasto  nezesario  ,  se  han  de  repartir 
entre  los  pobres;  paresze  que  quiere  el  Papa, 
que  los  pobres  mtteran  de  hambre  ,  i  no  col- 
man, durante  el  tiempo  que  la  Silla  episco- 
pal estuviere  vaca:  lo  cual,  es  contra  la  cari- 
dad ,  porque  es  visto  ,  querer  matar  los  po- 
bres, pue$  les  quita  sus  alimentos  ,  todo  el 
tiempo  que  estovicre  sede  vacante.  Lo  cual 
se  pruebüai  i  funda ,  de  los  Derechos  alegados 
en  el  Capitulo  prezedeute.  I  solamente  quiero 
de  nuevo  dezir:  que  el  Papa  tiene  Camerario; 
el  cual  rezibe  los  bienes  temporales  que  per- 
teneszen  a  la  Sede  apostólica.  I  hoieuRoma, 
este  oGzio  es  grande,  i  tiene  Dignidad  :  i  lo 
que  ha  de  hazer  ,  es  distribuir  entre  los  po- 
bres los  bienes  temporales.  Asi  lo  dize  la  Glo- 
sa, i  los  Doctores,  en  la  Glementina,  Ne  Ro^ 
mani.  De  Electime.  I  este  ofizio ,  no  vaca 
por  muerte  del  Papa:  i  la  razón  prinzipál  es, 
porque.  Sede  vacante,  él  tenga  cargo  de  sus- 
tentar los  pobres,  que  no  mueran  de  hambre: 
como  lo  quiere  el  Texto,  en  el  Capítulo  Pas- 
ee. Ixxxvj.  Dist.f  i  tíénelo  el  Cardenal  ,  en 
la  dicha  Glementina  Ne  Romani.^en  el  versí- 
culo 69  ipso.  Pues  sí  el)  ofizio  del  Camerario 
es  ,  dispensar  los  bienes  temporales  con  los 
pobres,  i,  muerto  el  Papa,  no  vaca  el  ofizio, 


porque  los  pobres  no  mueran  de  liambre ; 
¿cómo  quiere  el  Papa,  que  ,  muerto  el  Obis- 

Eo  en  España  ,  los  pobres  mueran  de  ham' 
re  ,  sede  vacante  ;  poulendo  Colector  que 
coja  los  fnictos  ,  i  se  los  lleve  ,  dejando  los 
popres  desconsolados,  i  sita  alimentos?  Esto, 
asimismo,  es  nezesarío  que  vuestra  Majestad 
mande  uegoziár  con  el  Papa  ,  pues  es  cosa 
justa,  caritativa:  i  todo  lo  demás,  abusi¿u,  i 
mal  ejemplo.  I  no  puede  dezir  ninguno  ,  que 
el  Papo  gasta  otras  cosas  ,  i  tiene  otros  gas* 
los  mui  nezesaríos:  pues  no  es  lízito  al  Papa 
dar  limosna  (que  es  la  obra  mas  pía  ,  que  se 
pueda  hazér],  de  la  hazieada  ajena;  i  ya  dipu- 
tada para  pobres.  Nótase,  eu  el  c.  Eleinosina. 
iüj.  q.  ti.;  i  allí  el  Arzedianü.  1  nótase,  en  el 
c.  Non  esl.j.  q-j-,  donde  se  verá  claramen- 
te, que  no  es  lízita*  la  limosna:  ni  el  bien  que 
el  Papa  biziere  de  los  tales  bienes  es  limos- 
na. I  para  corrobo razion  désto,  digo:  que  el 
Papa  no  puede  lomar  dinero,  por  dar  Benefi' 
zio  eclesiástico  que  conzierna  adniinístrazíon 
de  altar  ,  o  ejecuzion  de  llaves  ,  aunque  los 
dineros  se  gasten  en  fábrica  de  Iglesia,  o  en 
alimentar  pobres:  asiqHé,  no  por  eso  deja  de 
ser  simoniaco.  Asi  lo  uizc  i  concluye  el  Abad, 
disputándolo  largamente  ,  i  corroborándolo 
conmucbos  fundamentos,  en  la  Repetizión  del 
ca.  Exlirpanda.  §.  (¡ui  vero.  De  Prtebeiídis. 

■    Brroln,  por  lal  limoina. 


G3 

^  Capítulo  treze  :  en  que  se  tracla  de  al- 
gunas cosas,  que  se  hazen  ea  Boma,  muí  íii- 
justas. 

Porque  es  propio  del  presente  Tractado  , 
(ligo,  qu'el  Papa  fazUísimamente,  i  siu  causa, 
dispensa  ,  que  uno  pueda  tener  muchos  Be- 
iiefizíos  simples,  í  muchas  Digoidades,  i  mu- 
chos BeneBzios  ,  que  tengan  cuidado  de  ání- 
mas:  i  no  se  mira,  que  sea  de  lejítlnio  matri- 
monio naszído,  ono,  con  el  que  se  dispensa: 
DÍ  se  considera,  si  es  hombre  letrado,  o  idio- 
ta: ni  miran,  si  es  hombre  virtuoso,  o  perso- 
na torpe:  í  ni  miran  ,  si  dispensan  con  per- 
sona, que  tiene  uuBenelitío  solo,  o  si  tiene 
XX.  ,  o  sxx.  I  la  orden  que  en  esto  se  tiene 
es,  que  el  que  quiere  que  se  dispense  con  él, 
haze  una  Suplicazión,  de  la  manera  que  él  la 
quiere  pintar  ,  i  dala  al  Referendario  ;  i  el 
Referendario  la  mira:  i,  aunque  es  Doctor,  no 
mira  si  el  suplicante,  pide  cosa  justa,  o  no: 
solamente  mira,  si  pide  cosa  que  se  baya  he- 
cho otras  vezes.  I  cuando  el  Papa  ,  una  vez 
en  la  semana,  o  cuando  quiere,  está  en  Sig- 
natura ,  como  es  la  costumbre  ;.  allí  el  Itefe- 
rendario  ,  o  Referendarios  ,  cada  uno ,  haze 
relazión  de  las  Suplicazioues  que  lleva,  i  el 
Papa,  con  consulta  de  los  Cardenales  práti- 
cos  en  la  Corte  ,  que  allí  presiden  con  él ,  i 
con  consulta  de  los  Referendarios  ;  a  todas 
las  Suplicazioues  dize  ,  Fial :  liberalmente: 


64 

sin  considerar olra cosa,  como  es  dicho,  síiiú, 
que  se  pida  cosa  que  otra  vez  se  haya  hecho. 
1  désta  manera,  i  coa  tal  abusión,  no  queda 
Decreto,  ni  SUituto  de  Conzilio  jeuerál,  que 
allí  nn  sea  quebrantado,  i  destruido:  sin  con* 
siderár,  ui  mirar  la  conszieozía  del  Supli- 
cante,  ni  menos  del  Papa  qne  lo  conzede,  i 
aprueba.  I  aun  queda  por  pasar  otro  paso 
mui  dilicultoso  :  porque  los  Referendános  , 
signadas  eslas  Suplicaziones  j  las  envían  al 
Datárío,  que  es  ofizio  preminentísimo,  i  tiene 
su  aposento  en  Palazlo  ;  i  basta  qae  ¿I  ha 
puesto  la  data  en  las  Suplicaziones,  la  volun- 
tad del  Papa  ,  no' tiene  fuerza  ninguna.  .Del 
estilo  que  allí  se  usa,  que  (de  Derecho)  oira 
cosa  es  ;  puestas  estas  Suplicaziones  en  casa 
del  Datarío,  míralas,  i  si  el  Papa  no  conzede 
cosa  contra  Derecbo  (así  ,  como  si  uno  que 
DO  (iene  Benefizio,el  Papa  le  haze  graziade 
algnn  Benelizio)  ,  luego  el  Datario  liberal- 
mente  despacha  esta  Suplicazion,  i  la  envia 
al  Rejistro.  Mas  si  en  la  buplicazion,  se  con- 
tiene habilitazion  para  tener  muchos  Benefi- 
zios,  o  liazér  bábiie  al  que  no  es  lejitimo ,  i 
otras  cosas  semejables  a  estas,  donde  el  Papa 
haze  grazia  de  cosas  qae  son  contra  Derecho; 
el  Datario  tiene  esta  orden:  que  euíuido  aque- 
llos con  quien  se  dispensa,  vienena  él,  no  tes 
da  las  sus  Suplicaziones,  ni  las  envia  al  Re- 
jistro, hasta  que  las  han  redemido  por  din&- 


6S 
ros.  t,  por  zierto,  así  estau  conLendieodo  so- 
lire,  laDto  será;  mas,taotoserá¡  comosi fue- 
se mercadaria  ,  que  reiibiese  exLimazíón.  I 
la  misma  orden  hai,  cuando  uuo  pide  grazia 
de  induljenzia  plenária,  o  jubileo,  para  algu' 
na  Iglesia,  o  HouasteriD:  porque,  entre  vcia" 
te,  UDO,  lieva  la  Suplicazion  al  Rejistro,  sin 
rediniilla  del  Datado.  I  esta  misma  orden 
es,  cuando  se  dispensa  en  grados  prohibidos 
para  contrahér  matrimonio.  De  manera,  que 
DO  piense  ninguno,  que  se  quebrantan  ni  ex' 
tirpan  los  Ktatutos  de  los  Conzilíos,  i  los  De- 
cretos de  los  Sanctos  Padres  ,  con  prezeder 
causa  lejilima;  salvo,  porque  prezeden  dine^ 
ros.  De  manera,  que  los  Statutos  de  los  Cua- 
tro Concilios  jenerales  ,  i  Decretos  de  los 
Sanctos  Padres,  el  dia  de  hoi,  están  viola- 
dos i  destruidos  ,  reinando  el  avarizia  ,  raíz 
de  todos  los  males,  como  dize  el  Aposto):  a 
cuya  causa,  la  relijión,  i  Estado  eclesiástico, 
es  venido  en  vilipendio  de  los  legos.  I  la  uni- 
versal Iglesia,  iléslas  cosas,  está  mui  escan- 
dalizada i  decolorada,  porque  es  niui  Dczesa- 
rio,  queel  Coníiliojenerál,  a  quien  toCa  re- 
formar la  Iglesia,  i  hermosear  cosa  tan  fea  ; 
provea  i  remedie  de  tal  manera  ,  que  Zesen 
los  abusos  ,  i  estén  en  observanzía  i  venera- 
ziún  las  tradiziones  ,  i  establezimientos  de 
los  Padres,  que,  guiados  del  Espíritu  santo, 
estatuyeron  í  ordenaron.  I  también  suzede 
31 


66 

otro  error,  i  ÍDConvcnientc  mui  grande:  que 
redemida  la  Suplicazión  del  Datário,  o  saca- 
da graziosamente,  en  los  casos  que  dije  ;  de 
ahí ,  va  al  Rejislro,  i  rejistrada  ,  la  dan  eo 
mano  del  Suplicante,  i  éste,  no  tiene  ya  que 
liazer  otra  cosa  sino  expedir  las  Bulas  :  i  es 
nezesario  que  pasen  por  tantas  manos,  i  por 
tantos  ofizios,  i  pagando  tantos  dineros;  que 
no  se  puede  sufrir.  I  muchas  vezes,  un  clé- 
rigo, proveido  justai  méritamente  en  un  Be- 
nefizio,  por  no  poder  pagar  la  expedizión  de 
las  Bulas  (por  no  tener  dineros  para  tan  ex- 
zesiva  suma) ,  le  es  forzado  cargar  pensión 
sobre  el  BeneGzio  ,  i  bazerse  tributario  de 
aquél  que  da  los  dineros  para  la  expedizión : 
otras  vezes  lo  renunzia  en  otro:  o,  por  mejor 
dezir,lo  vende,  por  no  poder  expedir  lasbu- 
las.  I  los  que  andan  al  olor  désta  sangre  , 
hallan  mui  buena  dísposizión  para  extender 
las  manos  de  su  insazíable  avarizia:  idéstos, 
que  no  pueden  expedir  ;  i  de  otros  ,  que  no 
tienen  dineros  para  litigar,  por  ser  también 
mui  exzesivos  los  gastos  en  las  causas  que  se 
litigan; [aquellos  tan  injeniosos  pescadores, 
hinchen  las  redes,  de  la  sangre  délos  pobres. 
De  manera,  que  des  tas  cosas,  ansimismo,  el 
Estado  eclesiástico  es  tenido  en  gran  menos- 
prezio  de  las  jentes  del  Siglo  ;  i  el  universal 
Estado  de  la  relijión  Chrisliana,  está  escan- 
dalizado i  decolorado.  Por  cuya  causa  ,  hai 


67 
grandisinia  nezesidad,  qu'cl  CdiizíIíu  jeneral 
reiueilie  esto ,  de  tal  manera  ,  <jue  se  tome 
hernioso,  lo  que  al  presente  es  feo :  porque 
destirpando  el  tal  abuso  ,  )  acostumbrando 
nos  a  las  cosas  justas  i  buenas;  a  los  mismos 
que  aquellas  cosas  i  corruptelas  pareszen 
bien,  las  tendrán  por  abominables  ■  torpes. 
Mas  ,  es  prinzipal  nindamento  para  extirpar 
la  cobdizia,  evidente  raíz  de  todos  los  males, 
evitar  la  pluralidad  de  BeneGzíos  ,  i  hazer 
guardar  los  Statulos  i  Decretos  ,  que  dispo- 
nen, que  los  Clérigos  residan.  Porque,  si  vi- 
ven del  altar  ,  ¿qué  cosa  hai  tan  necesaria 
para  sus  coaszienzias,  como  servir  al  altar? 

f  Capitulo  quatorze:  en  que  se  diie,  que 
es  cosa  justa,  qu'el  PontiSze  anule  las  Bxem- 
ptiones:  i  que  no  las  conzeda  mas. 

Tanibiéu  es  nezesario,  qu'el  SnmoPontífi- 
ze  no  conzeda  Exenipziones ,  ni  libertades  : 
derogando  i  prejudicando  el  bonór  i  potes- 
tad de  los  Obispos  ,  pues  son  Juezes  ordina- 
rios ,  por  jeneral  ordenazión.  I ,  dado  caso  , 
que  algunos  PontíUzes  pasados,  conzedieroo 
algunas  exempziones,  que  en  aquellos  tiem- 
pos pudieran  careszer  de  culpa;  después,  a 
la  clara,  las  dichas  exempziones,  i  privilejios, 
se  han  convertido  en  error  i  superstizíón. 
Por  tanto,  es  nezesario,  que  sin  tardanza,  i 
con  gran  aucloridad  ,  se  destruyan  las  tales 
exempziones.  Como  se  nota  en  el  c.  Quia.  §. 


Verum.  Ixiij.  Dislin.  I  así  el  Bei  Ezechias, 
como  se  lee  en  el  Cuarto  Libro  de  los  Reyes, 
c.  xvüj.,  destruyó  la  serpiente  de  metal  que 
Moisén  había  liecho  ,  por  mandamiento  de 
Dios,  para  librar  el  pueblo  de  Israel  de  las 
mordeduras  de  las  serpientes:  coino  está  es> 
cripto  en  el  libro  de  los  Números,  en  el  ca- 
pítulo veinte  i  uno.  De  manera,  que  porque, 
con  el  discurso  del  tiempo,  de  la  dicha  ser- 
piente de  metal,  nasziaidolatría,  i  mal  ejem- 
plo; es  loado  el  Reí  Ezechias,  en  habella  des- 
truido: aunque  al  prinzipio  había  sido  fabri- 
cada por  buen  efecto  ,  por  mandamiento  de 
Dios.  I  no  es  cosa  de  reprehensión,  si  según 
la  variazión  de  los  tiempos,  se  varían  i  mu- 
dan tos  Estatuios  humanos  :  mayormente  , 
demandándolo  aezesidad,.  o  evidente  utilidad. 
Como  hizo  el  mismo  Dios:  que  de  las  cosas 
que  había  estatuido  en  el  Testamento  viejo  , 
mudó  en  el  Nuevo  .Testamento  :  como  está 
escripto  en  el  capítulo  Non  debel.  De  consan- 
gui.  el  affinitate.,  i  en  el  c.  j.,  i  en  el  c.  ij, 
xxix.  Dist. ,  i  en  el  c.  Sitper  eo.  De  Senlen. 
cxcomii.De  dondese  infiere,  que  siguiéndose 
mas  daño,  i  mayor  inconveniente  de  las  di- 
chas exemzíoDes,  que  utilidad;  es  cosa  justa, 
que  con  providenzia  del  mismo  Sumo  Ponti- 
fize,  sean  anuladas  i  revocadas.  Lo  cual  se 
muestra  claro,  i  está  mui  fundado  ,  por  las 
razones  i  Derediosya  dichos.  luiuchas otras 


cosas  ,  lo  hun  de  mover  a  revocar  las  dichas 
exempziones:  lo  uno,  porgue  por  jenerál  or- 
denazión  de  la  universal  Iglesia,  prozedien- 
te  de  Dios,  i  de  los  Apostólos,  i  de  los  Sautos 
Padres,  i  de  los  Conzilios  jenerales  ;  i  apro- 
bada i  guardada  de  los  Romanos  Ponlífizes; 
la  BelijioQ  Cristiana,  i  jenera'mente  todos  los 
Moneslerios,  i  lugares  relijiosos,  están  debajo 
de  la  goliernazión  i  cura  de  los  Obispos  ,  en 
las  Ziudadesi  Diózesis  déllos,  <%rio  suzesores 
de  los  Apostólos  ,  pues  ellos  tienen  el  raesmo 

Íodér  suyo.  1  que  la  jenerál  ordinazión  de 
1  Iglesia  prozeda  de  Dios  ,  i  que  en  el  Nuevo 
Testamento  ,  la  disLinzion  de  los  grados  ovo 
prinzipio  en  Cristo  mismo;  pareszc  déla  lec- 
tura del  Gvanjelio.  Porque  instituyó  doze 
Apostólos,  como  mayores  Sazerdoles,  i  a  san 
Pedro  escojió  así  como  Sumo  sazcrdole  :  i 
los  Apostólos  ordenaron  Obispos,  por  las  Zin- 
dades.  1  también  en  el  Testamento  Viejo  , 
Moísén  por  mandamiento  de  Dios  unjió  a 
AarÓB  en  Snmo  Pontiiise  ,  i  a  sus  bijos  en 
menores  Saierdoles.  Todo  esto  está  cscripto 
en  el  c.  j.  xxj.  Distin.,  i  en  la  misma  Dls- 
tinzíÓD  está  el  c.  In  novo  Testamento,  que  di- 
ze:  <En  lugar  de  los  Apostólos  de  Cliristo  su- 
zedieron  los  Obispos:  i  en  lugar  de  los  setenta 
i  dos  Diszipulos  que  los  Apostólos  elijieron  , 
snzedieron  ios  Presbíteros..  I  cada  Obispo 
tiene  espezíál  derecho  ,  apartado  ,  en  la  ziu- 


dad  i  diúzesi  que  le  esLá  encoDieudada:  como 
se  nota  en  ial^iAquam.  ff.  Quemadmodttm 
serviluí  amUt.  I  el  Apóslol  tambica  a  los 
d'Epheso  ,  en  el  c.  iiij.  dize,  escribiendo  de 
los  Obispos.  >A  unos  dio  ,  que  fuesca  Após- 
tolos:  a  otros,  que  fuesen  Profetas:  a  otros 
Evanjelistas:  a  otros  Doctores*.  &c.  Asiqíié, 
paresze  a  la  clara  ,  que  la  dicha  orden  de  la 
prelazión,  prozcdió  de  Dios  en  el  Viejo  Tes- 
tamento; i  deChristo  en  el  Nuevo.  I  que  los 
Obispos  suzedieronen  lugar  delosApóstolos, 
i  que  esta  ordenazión  oo  se  haya  de  nienos- 
preníár;  pruébalo  el  beato  Au^ustino,  eii  el 
c.  Eccúitasticarum.  xj.  Ditl.  I  también  es 
texto  el  c.  Jiidiculum.  xij.  Dist.  De  manera, 

3ue  según  la  divina,  jenerál,  i  universal  or- 
enazión;  los  Obispos  son  ordinarios,  i  tienen 
el  poder  de  los  Apostólos  en  sus  ziudades  i 
di¿zesis,ile3  son  subieclos  todos  los  monas- 
teríos  i  lugares  relijiosos.  Asi  lo  dize  el  texto, 
en  el  c.  Otnnes  BasxlictB.  xvi.  q.  vü,,  i  tam- 
bién lo  dize  el  texto  ,  eo  el  c.  Monasterio. 
xviij.  q.  ij.  I  la  disziplína  de  los  monjes,  loca 
al  Obispo  en  cnyo  territorio  están:  texto  es 
el  c.  Coi)novimHS .  viij.  q.  ij.  I  también dezia 
el  Papa  Nicolao:  que  la  gobernazion  de  toda 
la  Iglesia,  al  Obispo  perlenesze  en  cuyo  ter- 
ritorio está.  Asi  se  prueba  ,  en  el  c.  Si  quís 
episcoparum.  xvj.  q.  ij.  ,i  bai  otros  muchos 
Decretos  que  lo  dizcii.  1 ,  pues  esto  es  asi , 


74 

que  toda  la  relijiún  Cliristiaiía,  i  Jerieraliueii- 
te  todos  tos  monasterios ,  i  lugares  relijiosos, 
i  personas  relijiosas  i  eclesiásticas  ,  estáu 
subiectos  al  gobieroo,  i  debajo  de  la  cura  de 
su  proprio  Obispo;  concluya  el  Romano  Pon- 
tifize,  que  no  cooviene  derogar ,  ui  diminuir 
la  honra,  i  potestad  episcopal  ,  conzediendo 
exeuipziones  a  las  personas  relijiosas;  ni  in- 
munidades ,  ni  libertades  a  las  Iglesias  Ga- 
thredales  i  CoWjiales  ;  ni  a  las  personas  Le< 
gas,  ui  Eclesiásticas;  sin  preaeder  gran  ueze- 
sidád  ,  o  evidente  utilidad.  Porque  esto  no 
conviene  ,  ni  cumple,  como  es  dicho  ,  a  la 
persona  del  Pontilize,  ni  a  la  universal  Igle- 
sia, ni  al  estado  de  la  Itelíjión;  a  causa  de 
los  muchos  males,  i  escándalos,  que  vienen 
de  la  conzesion  de  las  dichas  exempziones,  i 
libertades,  i  privilejios.  Porque  ,  maniliesta- 
mente  vemos  ,  el  una,  por  ser  Acólito  del 
Papa;  el  otro ,  por  ser  Protonotario;  el  otro, 

Sorqu'es  Abad  ;  no  obedeszér  a  sus  Obispos, 
e  donde  resulta  ,  que  tienen  lizenzia  de  pe- 
car, i  de  no  ser  castigados;  i  deben,  i  no  pa- 
gan, porque  no  hai  quien  los  compela:  i  aun- 
que cometen  delitos  ,  o  no  viven  conforme  a 
la  honestidad  de  la.  relijión,  no  hai  quien  ad- 
ministre juslizia-  I  también  hai  algunas  Igle- 
sias Cathredales,  que  de  pocos  tiempos  a  esta 
parte,  los  Canónigos  sonexemptos.  De  mane- 
ra, que  la  exempzion  no  es  hoi  otra  cosa  , 


7Í 

sino  una  lizenzia  de  delinquir,  i  un  iuzeiitivo 
de  pecar.  Cosa  fea,  en  vcrdúd  ,  i  liarlo  álto- 
mioable:  sufrir  que  sea  tenida  en  vilipendio 
la  auctorídád  i  poteslád  episcopal ;  teniendo 
el  prinsipio  del  Testamento  Viejo,  i  Nuevo,  i 
representando  los  Obispos  las  mismas  perso- 
nas de  los  Apóstoles,  como  ya  se  lia  dicho.  I 
de  aquí  nasze  otro  inconveniente  muí  gran- 
de: que  de  tener  en  poco  (como  es  dicho)  la 
misma  clerezia,  a  su  propio  Obispo  ;  se  de- 
colora el  estado  de  la  relijión  christiana  ,  i 
universal  Iglesia.  Itodo,  a  causa  de  las  dichas 
exempziones:  prínzipalmente,  que  no  las  tie- 
ne otra  persona  eclesiástica,  sin6  Canónigos, 
o  personas  constituidas  en  Dignidad,  que  son 
las  que  habían  de  asoziár,  i  dar  auctoridad  a 
sa  Obispo.  De  manera,  que  de  donde  ,  a  la 
Belijion  Christiana,  había  de  venir  luz  ,  vie- 
nen tinieblas:  i  de  donde  había  de  venir  bue- 
na doctrina,  viene  mal  ejemplo  :  i  de  donde 
habían  de  naszer  los  Derechos  ,  naszcn  inju- 
rias. Asiqué  ,  conviene  al  Pohtilize  ,  sin  tar- 
danza, i  con  gran  auctorídád  ,  destruir  las 
dichas  exempziones  ,  como  en  e)  pririzipio 
de  este  capítulo  se  ha  dicho;  pues,  a  la  cla- 
ra, las  dichas  exempziones  se  han  convertido 
en  error  i  superstizión.  I  no  couTÍene  al  Su- 
mo Ponlífize  destruir  los  Statutos  de  sus  An- 
tezesores:  como  escribe  sant  Gregorio,  en  el 
c.  Si  cff.  xxv.  q.  ij.   I  san  Pablo  dize  a  los 


73 

de  Coriulho:  ■  Según  el  poder  que  a  uii  es 
dado ,  (tara  ediiicár  ,  no  para  uestniir» .  I 
también  escribe  san  Mallieo:  «Todo  Heíno  , 
en  si  diviso  ,  no  durará».  1  también  escribe 
el  Papa  León  estas  palabras  doradas  :  «La 
dispensaziün  ,  a  nosoUns  íaé  encomendada  : 
mas  nuestra  daranazión  es  ,  si  se  qnebraotan 
los  Slatutos  de  las  reglas  de  los  Padres,  se- 
yeudo  nosotros  neglijentes,  o  consintiéndolo' . 
Asi  lo  dize  el  Texto,  en  el  c.  Privilegia,  xxv. 
q.  ij.  De  manera,  quehaziendo  el  Papa  otra 
cosa  ,  seria  eversúr  i  divisor  del  Keiito  ecle- 
siástico, i  de  la  unidad  de  la  Iglesia,  que  no 
sufre  división.  1  eslo  se  prueba  en  el  c.  Lo~ 
tjuilur  xxiiij .  q- j.,  adonde  paresze,  que  Dios 
edilicó  la  Iglesia  sobre  saut  Pedro,  i  asi,  so- 
bre uno  solu.  I  aunqiiea  todos  los  Apostólos, 
después  de  la  Kesurreczion  ,  dio  potestad 
igual,  dizieado:  'Así  como  el  Padre  envió  a 
mi,  así  yo  envío  a  vosotros:  tomad  et  Spíritu 
Sancto>;  mas,  por  manifestúr  unidad  ,  dis- 
puso con  su  auctoridád,  qu'el  orijeii  de  la  uni- 
dad ,  loviese  prinzipio  de  uno.  1  lo  mismo 
eran  los  otros  Apóstoles  ,  que  san  Pedro,  en 
Gonsorzio,  i  en  bonra,  í  en  potestad:  mas  el 
exordio  de  unidad  prinzipio  por  demostrar, 
que  una  era  la  Iglesia  de  Dios.  1  también  lo 
babia  dicbo  Salomón  en  los  Cánticos.  Tam- 
bién severa  azerca  déslo,  el  c.  Scisma,  en  la 
misma  Otiesíiíin  i  Cíihsíi.  1  ha  de  considerar 


74 

el  Sumo  PontiGze,  qu'el  Apóstol  dize  a  los  de 
Coríntho,  en  el  c.  \.  en  la  j.  Epístola:  Omnia 
miki  licent,  sed  non  omnia  expcdiunl.  I  en  el 
c.  octavo  (lize:  fii  cscn  scandalizat  fialretn 
meum  ,  non  manducaba  carnem  in  (Biernum, 
ne  fralrem  meum  scandalisem. 

^  Capitulo  linál.  De  los  agravios  que  los 
Obispos  hazeii  en  sus  Ziubdades  i  Diózesis. 

Taiuliii^n  es  nezesario,  que  se  provea  azer- 
ca  del  agravio  que  los  Obispos  hazen  en  la 
visitazión.  Porque  no  guardan  la  orden  que 
en  lal  caso  se  requiere,  ni  guardan  la  Kx- 
travaganle  que  prinzipia:  Vas  electionU  apas- 
loltís:  i  llevan  ,  del  Sello  que  ponen  en  las 
Escripturas  ,  derechos:  i  tan  crezidos  ,  qtie 
todos  se  quejan,  i  no  les  aprovccba  ninguna 
cosa.  I  lo  mismo  hazen  los  Escribanos,  o  Se- 
cretarios, que  ellos  tienen  en  sus  Audienzias. 
Cosa,  en  verdad,  de  mal  ejemplo,  que  la  co- 
dizia  haya  tendido  tAnto  las  manos  ,  que  ya, 
de  costumbre,  se  vendan  las  cosas  justas. 
Porque  el  Obispo,  qne  lleva  los  diezmos,  gra- 
tis ba  de  impartir  la  justizia  entre  los  subdi- 
tos, i  no  consentir,  que  sus  Provisores  i  Vi- 
carios lleven  dineros  ,  i  lán  sin  orden  ,  qne 
se  habrían  de  acordar  del  dicho  profético  : 
Si  is  fjui  est  unctus  peccavcrit,  lotum  populum 
facieí  delinquere ,  (s.  per  malum  exemplum). 
I  también  seria  cosa  nezcsaria ,  qne  cuando 
los  Obispos  proveen  algún  Benefizio,  lo  pro- 


75 
vcyescna  ¡icrsona  «ligua,  i  letrado:  guardan- 
do lo  que  eslii  cscriplo  en  derecho  ,  en  osle 
caso:  i  lo  mismo  guardarán  en  la  pluralidad 
de  BeDefízios :  porque  teiiieodo  una  persona 
un  Benelizio  ,  do  sulizienleuieute  se  puede 
sustenlár,  no  hai  uezesidád  de  dalle  otro  l)e- 
nefizio,  pues  es  contra  Derecho,  si  do  preze- 
diese  causa  justa  i  razonable.  I  es  de  nolár, 
que  según  los  Cánones,  i  Conzilios  antiguos, 
de  todos  los  diezmos  i  oblaziones ,  se  ha- 
bian  de  Iiazer  cuatro  partes.  La  una  pa- 
ra el  Obispo:  la  otra  para  los  clérigos  :  la 
otra  para  la  fábrica:  la  otra  para  los  pobres. 
Texto,  el  c.  Concesso.,  i  el  c.  Quatuor.,  i  el 
c.  De  redditibus.Til].  q.ij.I  ultra  de  aquesto, 
los  Obispos  son  obligados  a  gastar  lo  supér- 
lluD  con  los  pobres:  i  llamo  supérfluo,  todo 
lo  que  sobra  ,  gastado  lo  nezesario  para  el 
comer  i  vestir  del ,  i  de  sus  criados,  I  dize 
santo  Ambrosio,  exponiendo  a  sant  Lucas  : 
•No  es  menor  crimen  denegar  a  los  pobres 
lo  que  abunda,  que  quitarlo  a  los  que  lo  tie- 
nen". I  dize  mas:  «De  los  que  han  hambre 
es  el  pan  que  tu  tienes  ;  i  de  los  que  andan 
desnudos,  es  el  vestido  que  tu  tienes  guar- 
dado: i  redempzion  es  de  los  miserables,  el 
dinero  que  tuascondes*.  1  como,  pornues- 
tros  pecados,  no  haya  hoi  quien  viva  según 
la  doctrina  del  Apóstol;  hai  nczesidádqueel 
rucblcCbristiano  niegue  a  Dios,  que  no  sean 


susOhispos  (le  aquellos  a  quien  en  el  juizio 
dirá  Chrislo:  nHuesped  era ,  i  no  me  reze- 
bistes<.  1  lambíendize  sant  Bernardo:  ■Hon- 
rados andan  los  ministros  de  Dins  ,  de  los 
bienes  del  Señor,  al  cual  no  dan  honra>.  1 
tambieodize  en  otro  lugiir:  «Cualquiera  cosa 
que  tienes  del  altar  ,  allende  del  cotidiano 
mantenimiento  ,  i  vestido  nezesario  ,  no  es 
tuyo:  sarrilejio  i  rapiña  es  tenello».  I  diic 
mas:  «Estás  presidiendo  ,  paraque  proveas, 
paraqne  aconsejes,  paraque  guardes,  paraque 
procures,  paraque  destribuyas  en  su  tiempo, 
como  lid  siervo,  el  cual  puso  Dios  sobresu 
familia:  inasno,  paraque  disipes:  i  sí  mucho 
rezibisle  ,  mucho  has  de  gaslar  ;  i  si  poco  , 
aquello  has  de  distribuir;  !\'am  qui  m  módi- 
co fidelis  cst ,  stipra  multa  consliluilur:  et  in 
gaudium  Domini  sui  inirabil.  Ad  qxiod  perdu- 
cat,  a  Vuestra  Sagrada  Majestad,  Ule  qui  vi- 
vit  et  regnal  tu  sécula  seculorum.  Amen. 


^  A  loor  i  gloria  de  la  sanctissima  Trinidad 
ha  sido  impreso  el  presente  Tractado,  en  la 
insigne  Ziudad  de  Valenzia:  por  Franzisco 

Díaz  Itomano  ,  al  molí  de  la  Itoaella. 
Acabosse  a.  xxix.  de  Abril.  M.  D.  xxxvj. 


Para  reimprimir  las  Dos  Inforhazionbs  i 
SupLiCÁZioN  que  contiene  este  tomo  ,  me  he 
servido  del  traslado  hecho  al  efecto  por  Ben- 
jamín B.  Wiffen ,  mi  perseverante  coopera- 
dor literario ,  en  el  intento  de  salvar  del  ol- 
vido estas  obras  de  nuestros  pasados.  La  Nota 
en  inglés  que  prefijó  a  su  trabajo,  traduzida 
literalmente,  dize  así: 

«Esta  copia  de  las  Dos  Inforuaciones  ,  se 
«sacó  del  volumen  impreso,  que  se  conserva 
«en  la  Biblioteca  de  la  Universidad  de  Gottln- 
«ga,  en  el  Hannover.  Para  hazerla,  a  peti- 
oziónmíame  prqporzionó  el  Libro,  el  Se- 
«cretario  de  Embajada  de  Hannover  en  Lon- 
«dres,  C.  Klingemann;  i  le  he  copiado  exac- 
«tamente  literal,  renglón  por  reglón,  i  pajina 
«por  pajina.  En  donde  los  renglones  difieren 
«del  número  usual  de  50.,  he  notiziado  la 
«variazión  al  pie  de  pajina,  como  en  las  p. 
«13.,  20.  i  otras:  i  las  vozes  mal  impresas 
«i  dudosas  ,  las  he  subrayado  ,  como  en  la 
«paj.  31.  descoraznamientOy  para  indicar  que 
«así  están  impresas  en  el  libro.  En  la  paj. 
«57.  comienza  un  error  en  la  pajinatura, 
«que  corre  hasta  el  fin,  pues  la  última  pajina 
«del  libro,  numerada  208.,  es  en  realidad  la 
«pajina  205. 


«Los  únicos  ejemplares  de  este  raro  libro, 
«de  que  tengo  notizia,  son,  el  que  se  rejisbra 
«en  el  Catálogo  de  La  Serna  Santander,  que 
«se  vendió  con  los  demás  volúmenes  de  su 
«librería;  i  el  ejemplar  que  ahora  tengo  de- 
cíante, del  cual  saco  esta  copia  ,  i  que  per- 
«teneze  a  la  Librería  de  la  Universidad  de 
«Gottingen  :  un  tomo  en  octavo  ,  marcado 
«H.  E.  E.  106/ ccl.  Encuadernado  en  el  mis- 
«mo  volumen  se  halla  un  Tratado  distinto , 
«aunque  de  asunto  semejante,  titulado:  «Car- 
«taembiada  a  nuestro  augnstissimo  Señor 
«Prínzipe  don  Philippe  rey  de  España».  &s. 
«s.  1.  ni  a.,  la  cual  ya  se  reimprimió:  •Ima- 
^jen  delAnlichristo.  i  Carta  a  Don  Felipe IL  * 
«a.  1849.,  i  cuya  composizión  se  atribuye 
«allí  con  gran  probabilidad  al  doctor  Juan 
«Pérez.  Fuertes  son  también  los  indizios  de 
«que  ól  entendió  en  la  edizión  de  esta  obra, 
«siendo  autor  del  Prólogo  «SupHcazión  al 
«Rei»,  i  el  que  añadió  las  zitas  de  las  Escri- 
« turas  al  Bn.  El  ornato  que  está  al  fin  de  la 
«pajina  113.^  es  idéntico  al  que  está  a  la  ca- 
«beza  de  la  Portada  de  .sus  «Psalmos  de  Da- 
«vid  1557.»,  impresos  en  Jinebra  por  Cres- 
«pin,  según  puede  verseen  la Notizia  previa 
«a la  «Epístola Consolatoria  1848.», i  de  cu- 
«ya  imprenta  prozedieron  sus  otras  obras.» 

*    Eü  esta  reimpresióD,  no  se  ha  naesto  el  dicho  ornato,  qoe 
hubiera  caido  al  fm  de  la  pajina  19i.— Ed. 


3 

«La  «Infonnaciou  al  Emperador»  ,  i  la 
«Información  a  los  Príncipes»,  eslán  escritas 
«por  otro:  i  a  juzgar  por  la  menzión  frecuen- 
«te  que  se  haze  en  ellas  de  los  asuntos  de 
«Alemania,  son  obra  probablemente  de  Fran- 
«zisco  de  Enzinas,  por  otro  nombre,  Dryan- 
«der;  persona  práctica  en  los  suzesos  de  la 
«Reforma  en  Alemania,  i  que  murió  enSlras- 
«burgo  el  21  de  Diziembre  del  a.  1552.,  de- 
«jando  escritas  varias  obras,  asi  en  Castella- 
«no  como  en  Latin  ,  que  deseaba  haber  im- 
«preso  ,  por  si,  i  en  las  cuales  ,  dize  ,  habia 
atrabajado  por  muchos  años.  Véase  su  Carta 
«a  BuUingero  fha.  el  17  de  Marzode  1550., 
«en  los  Archivos  de  Zuríck  ,  i  una  carta  de 
«Calvino  a  Dryander,  en  la  Librería  de  Jine- 
«bra  ,  escrita  enNov.  del  a.  1552. — ^B[enja- 
«rain].  B.  Wpffen].  Segundo  mes  7.  1855. 
«(a  la  edad  de  60  años).» 

La  preinserta  Nota  se  acomoda  ,  o  corres- 
ponde en  un  todo  ,  a  la  copia  manuscrita. : 
pero  ella  misma  señala  bien  las  correcziones 
debidamente  hechas  en  esta  reimpresión  ,  i 
la  causa  de  no  seguirse  en  ella,  con  minu- 
ziosidad  a  la  impresión  primitiva.  Asi  v.  g. 
la  errata,  zitada  arriba,  de  la  paj.  51.  de  la 
antigua  edizíóu,  se  hallará  correjida  en  esta, 
e  indicada^  en  el  último  renglón  de  la  paj. 
85. — ^I  desde  la  paj.  120.  se  verá  correjida 
en  las  marjenes  la  numerazión  equivocada 


4 

(le  la  antigua.  Eo  lo  demás, puede  llamárselu 
un  IrasuDto  de  la  edízión  antigua.  I  estas 
Notas  espresarán  donde  corresponde  ,  cua)- 

3uier  raodilicazióQ,  que  sin  fallar  a  lu  fideli- 
i\d,  se  bailare  hecha. 
La  Suplicación,  o  séase  ,  la  introducziún  a 
las/)oi  /«/"ormazíoneí,  no  lleva  números  mar- 
jinales  en  esta  reimpresión,  por  no  estar  pa- 
jínada  en  et  libro  antiguo,  como  lo  están  las 
Informaziones.  I  si  nos  üamos  delosíndizes 
Expurgatorios  ,  tampoco  está  la  Suplicasióit 
prohibida  ,  como  lo  están  las  Dos  Informa- 
ziones: es  dezir,  expresamente  prohibida.  De 
ellos  apareze  ,  que  ,  por  parte  de  Roma  ,  el 
libro  se  prohibió  después  de  cuarenta  i  cua- 
tro años  de  impreso:  i  en  España,  mucho  mas 
tarde.  En  el  Index  Librorum  l'rohibitorum. 
Roma.  Mdccclxi.  ^ai.  190.  se  lee:  ■Informa- 
ciones (Dos)  nuii  útiles ,  la  una  dirijida  a  la 
Majestad  del  lümperador  Cario  V.  &c.  Decr. 
7.  Augtisli.  1603. i:  1  en  el  índice  último. 
MadrÜ.  Año  de  Mdccxc.  paj.  143. ,  <  Dos  In- 
formaciones mui  üliies,  la  tma  dirijida  a  la 
Maj.  del  Emp.  Carlos  V.  x  la  otra  a  los  Esta- 
dos  del  Imperio.  1.  tom.  1559.  Edicto  de 
Enero  de  1755. >  En  esos  rejistros,  como  se 
vé,  no  se  nombra  a  la  Suplicasión:  la  cual  es 
diversa  claramente  de  la  obra  Supplice  es- 
horlatione  de  mwiio  mándala  uliinuitíissimo 
Cesare  Carolo  V.,  rejistrada  en  |a  paj.  50. 


dellndize  impr.  en  Amberesel  a.  1570.  bajo 
el  título  9  Philippi  11.  Regis  Caiholici  Edic^ 
tumi*  &c.  Ahora:  qué  el  Editor  del  volnnuen, 
fuese  el  Dr.  Juan  Pérez  ^  es  casi  indudable 
para  mí ,  no  solo  por  considerarle  autor  del 
Prólogo  ,  o  Suplicazión  ,  sino  porque  se  me 
figura  ver  por  toda  la  obra  señales  claras  de 
que  él  la  revisó^  Obsérvense  los  epígrafes,  o 
encabezamientos,  puestos  para  dividir  como 
en  Capítulos ,  los  varios  puntos  tratados  en 
las  doslnformazionest léanse  algunos  de  ellos 
con  particular  atenzión,  por  ejemplo,  el  que 
interrumpe  la  narrativa  en  la  paj.  84.  ,  el 
Sumario  al  prinzipio  de  la  tnformazion  se- 
gunda, pajina  195.,  i  otros ;  i  se  notarán  ex- 
presiones i  estilo  iguales  a  los  que  vemos  en 
la  Epístola  Consolatoria  ,  Breve  Tratado  ,  i 
otros  escritos  suyos.  En  la  paj.  213.  leemos 
la  frase,  asobrunar  muchas  opiniones^  herma- 
na carnal  de  la  de  asobrunar  superstizionesj 
que  ya  leimosen  la  paj»  225.  Ae\  Breve  Tra- 
tado. I  en  la  paj.  241.  donde  comienza  a 
describirse  la  notizia  de  la  muerte  de  un  Pa- 
pa, i  preparativos  para  elejir  otro,  se  entre- 
vee,  que  el  escritor,  o  narrador,  vio  el  caso 
que  describe,  i  aun  tal  vez  jugó  en  él  su  par- 
te como  ájente  diplomático  de  algún  Prínzí- 
pe,  cual  lo  fué,  del  Emperador,  nuestro  Pe- 
tez.  I,  por  último,  cotejando  los  pasos  de  la 
Escritura»  puestos  por  conclusión  de  la  obra, 

32 


6 

con  las  pajinas  751.  i  612.  déla  Traduczión 
por  Perca  ,  del  Testamento  Nuevo  ,  impresa 
el  año  de  1556.;  no  pareze  caber  duda  ,  de 
<|uc  él  fué  quien  revisó,  ordenó  en  su  estado 
actual,  i  publicó  estas  luforniaziones  ,  a  los 
siete  años  de  haber  muerto  Franzisco  de 
Enzinas  que  las  escibió  en  uno  de  los  anos 
que  median  desde  el  de  1542.,  al  1549.,  en 
el  cual  a  10  de  Nov.  murió  Paulo  III.  I  como 
la  Dieta  de  Batisbona  meDzionada,al  parezer, 
en  la  pajina  154.,  se  reunió  el  año  de  1541; 
claro  es  ,  que  estas  Inlormaziones  debieron 
escribirse  después.  Pero  si  alendemos  con 
preferenziaa  lo  que  se  ilize  en  la  pajina  i  33., 
tmas  ha  ya  de  dos  años»;  vendremos  a  cou- 
cluir,  con  niasprezisiou,  haberse  escrito  an- 
tes del  13  de  Diz.  de)  año  de  1545,  i  que  la 
Dieta  menzionada,  es  la  segunil»,  o  la  que  se 
luvo  el  a.  1544. 

Paraque  Franzisco  de  Fjnzioas,  sea  el  autor 
de  estas  Informaziones,  no  obsta  ,  el  que,  en 
ellas,  se  designe,  a  sí  propio,  como  alemán: 
pues  además  de  que  todas  aquellas  tierras, 
quejenéricamente,  aunque  con  imptopiedúd, 
solemos  llamar  Alemania  ,  estaban  sujetas 
entunzes  al  mismo  Soberano  que  nuestra  Es- 
pana;  Enzinas  era  veziuo  de  Amberes,  ya  de 
años,  i  emparentado  con  varios  comerziantes 
de  la  dicha  ziudad,  i  de  otras  déla  Flandes. 
I  ea  zierto,  que  escribió  variasobras  en  latin, 


7 
i  en  castellano,  como  indica  la  nota  de  Wif- 
fen  zitando  la  carta  a  Bnlingero,  donde efec- 
tivaraente  leemos:  *Habeo  enim  notí  pauca 
cum  Latina,  tum  Hispánica,  in  quibus  mtUiis 
jatn  annis  laboravi»  &c. 

Si  estas  dos  Informaziones  las  trabajó  En- 
zinasenel  prezitado  año  de  4545.  en  el  cual 
se  imprimió  en  Amberes  su  ^llislm*im  Pro-- 
pricB  incarcet^alionis  aique  liberalionisi»;  re- 
dundan en  su  prez,  i  muestran  su  longani- 
midad: puesen  ellas,  no  hai  palabras  ni  ideas 
sujeridas  por  los  padezimieutos ,  o  por  los 
intereses  de  su  persona.  Ambas  están  escri- 
tas con  la  mira  puesta  al  bien  público» 

En  el  libro  latino  suyo,  que  acabo  de  zitar, 
i  del  cual  hai  una  versión  franzesa  publicada 
en  Jiuebra  el  año  de  4558 ;  nos  dejó  Enzinas 
notizías,  azerca  de  sí  i  de  sus  tiempos ,  no 
indignas  de  memoria,  i  llenas  de  instruczion. 
Un  brevísimo  resumen  del  dicho  libro ,  me 
pareze  que  aclarará  la  materia  tratada  en 
las  Dos  Informaziones,  al  mismo  tiempo  que 
revele  el  carácter  i  condiziones  de  su  autor. 
£1  resumen  es  este* 

Franzisco  de  Enzinas,  natural  de  Burgos, 
refiere  en  él  lo  que  vio  ,  i  en  gran  parte  ex- 
perimentó. Al  tiempo  de  escribir  ,  su  pena 
fué  grande,  i  a  sus  ojos  se  agolpaban  las  lá- 
grimas; no  por  remembrar  sus  padezimien- 
tos,  sino  porque  veía  atribulada  con  tan  hor* 


8 

ribles  crueldades  a  la  República  Cristiana. 
Para  su  seguridad  personal,  mas  le  convenia 
el  no  haber  escrito:  pero  un  deseo  del  bien 
jenerál  de  los  que  en  su  tiempo  seguían  la 
doctrina  del  Evanjetio,  estaba  entrañado  en 
lo  hondo  de  su  pecho,  i  tal  deseo  le  compe- 
lió a  tejer  esta  relazión  de  las  crueldades  que 
él  vio  ejerzér  en  la  Flandes,  i  el  Pais  Bajo  , 
con  cristianos  ,  que  no  sabe  uno  si  llamar 
felizes,  o  infelizes.  Por  otra  parte,  su  maestro 
Felipe  Melancthon  ,  a  quien  se  la  dirijió  ,  le 
había  pedido  con  ahinco  escribiese  esta  His- 
toria. En  ella  describe  de  intento  Enzinas, 
las  fraudes,  arterías  i  sutilezas  de  aquellos 
hombres  ,  que  cubriéndose  con  máscara  de 
piedad  ,  ocultan  su  condizión  inhumana  ,  i 
sus  prozederes  crueles,  con  un  tupido  velo  de 
hipocresía.  Por  no  conozerlos  antes,  padezió 
Enzinas;  i  paraque  otros  los  conoziesen,  i  es- 
tuviesen como  sobre  aviso;  escribió  su  libro 
ázia  el  a.  4545. 

En  el  invierno  del  año  de  1542.  al  43.  dejó 
Enzinas  la  compañía  de  F.  Melanchton  ,  i  se 
dirijió  a  Lovaina.  ReGere  el  estado  angustioso 
en  que  halló  dicha  ziudad,  donde  infundió  tal 
miedo  la  repentina  persecuzión  ,  hecha  por 
los  majistrados  i  clero  contra  los  que  desea- 
ban la  reforma  relijiosa  ,  que  amedrentados 
aquellos  en  cuya  casa  solía  hospedarse  ;  no 
quisieron  entonzes  admitirle.  Aunque  allí,  i 


ca  Amberes,  tenia  Euiiuas  parientes  ,  no  se 
resolvió  a  ir  a  casa  de  ellos.  Fuese  a  Bruse- 
las, doDtle  no  era  tan  conozido.  También  allí 
habia  comenzado  la  angustia  ,  cim  la  pcrse- 
cuzión.  En  vista  de  esto  ,  dezidió  volverse  a 
Lovaina,  i  presentarse  a  sus  parientes,  quie- 
nes le  rezibíeron  rnui  amigablemeulc:  i  tan- 
to, que  un  tío  suyo  avezindado  en  Amberes, 
le  escribió  invitándole  a  que  fuese  a  visitarte. 
Fué  a  ver  a  su  tio,  i  luego  se  volvió  a  Lovai- 
na. Uno  de  los  prínzipalesejerzizios  depiedad 
en  qne  ahí  se  ocupó,  fué  en  estudiar  los  pro- 
zederes  de  la  flamante  Inquisizión  ,  i  la  pa- 
ziente  fé  con  que  sufrían  los  ultrajes  de  aquel 
tribunal  inicuo  ,  zentenares  de  perseguidos 
Cristianos.  Cuenta  ■  particulariza  los  suzesos 
de  Tin  modo,  que  reveta  claro  el  intento  pia- 
doso que  le  condujo  a  observarlos.  El  año  de 
1543,  partió  Euzinas  de  Lovaina,  otra  vez  a 
Amberes,  cou  propósito  de  imprimir  su  tra- 
duczion  del  Testamento  Nuevo  ,'becha  del 
orijiná!  Griego.  Imprimióla  cu  efecto  aquel 
año  ,  i  sin  sujetarse  a  pretender  lizenzia  ,  o 
permiso,  de  Auctoridád  humana, por  respeto 
al  inspirado  volumen.  Al  ser  consultado  por 
Enzinas,  el  impresor  respondió:  Que  en  este 
negozio,  no  curaba  de  su  interés,  o  de  su  ga- 
nanzia:  que  una  versión  castellana  del  Tes- 
tamento Nuevo  ,  era  obra  mui  apetezida  :  i 
que  él  la  imprimiría  con  mucho  gusto.  Así 


\ 


10 

es,  que  nuestro  Enzinas  no  aguardó  a  que  vi- 
niese el  Emperador,  como  algunos  le  acon- 
sejaban ,  no  se  sabe  con  cual  intenzión.  Lo 
que  hizo  fué  salir  al  encuentro  del  Empera- 
dor, en  Bruselas,  para  presentarle  la  traduc- 
zión,  antes  que  al  Público:  i  llegó  tan  a  tiem- 
po, que  entró  en  Bruselas  el  mismo  día,  i  a 
la  hora  misma  que  el  Emperador.  Le  pre- 
sentó el  sagrado  volumen  ,  que  admitió  el 
Prínzipe,  pero  condizionalmente,  pues  lo  re- 
mitió a  la  zensura  teolójica ,  clerical  i  frai- 
lesca. Enzinas  se  volvió  inmediatamente  a 
Amberes:  i  luego  tornó  a  Bruselas,  para  ra- 
zonar azerca  de  su  versión  ,  con  el  Teólogo, 
que  de  orden  imperial  la  examinaba.  Era  el 
Teólogo  el  Padre  Fr.  Pedro  de  Soto,  domi- 
nicano, confesor entonzes  del  Emperador,  i 
que  asistió  luego  al  Conzilio  en  Trento,  i  mu- 
rió en  Abril  del  a.  1565.  Va  Enzinas  averie, 
i  Soto  le  rezibe  con  extremadas  muestras  de 
amistad  i  cariño:  pero  con  traizión  tan  com- 
pleta, que  de  la  zelda  del  relijioso  Soto  ,  no 
salió  Enzinas  sino  paraque  le  cojiesen  a  las 
puertas  del  Convento,  i  le  llevasen  a  la  car- 
zel.  Los  frailes  habían  preparado  este  lanze 
con  el  Cardenal  Granvela*.  La  prisión  tuvo 

*  «.i  Mo8.  de  Granvela  quiero  cuanto  es  razón,  i  a  mijuizio, 
sits  vinadcs  i  habilidades  lo  merestvn.»  [Carta  del  Cardeoal  de 
Sii^iiciiza.J  Si  sus  babilidadus  eran  todas  aú  ,  no  eran  m ni  envi- 
diables. Fr.  I»edro  de  Solo  no  debe  ser  confundido  con  Fr.  Do- 
mingo Soto,  también  dominicano,  i  que  de  orden  del  Km|wrodór 
usisiió  igualmente  al  Coniilio  de  Trente. 


II 

Iiigai-,  c»  la  noche  del  15  de  Dizicnibrc  del  a. 
4545.  Profunda  Tiió  la  peua  deEnzinas,  mas 
por  la  negra  traiziotí,  t]ue  por  verse  encar- 
zelado:  pero  en  aquel  enzlerro,  encontró  un 
consolador  inesperado,  en  la  persona  de  otro 
preso  llamado  Gilíes ,  natural  de  Bruselas.  Si 
las  razones  de  este  hombre  piadoso  i  cris- 
tiano  le  consolaron  ,  i  animaron  en  gran  ma- 
nera; bien  lo  liabia  menester,  como  prepara- 
zióu  para  soportar  ,  después  de  los  trabajos 
de  su  carzel,  i  pesados  interrogatorios  de  sus 
juzgadores,  los  cargos  i  reconvenziones  que 
le  hizieron  aquellos  de  sus  parientes  ,  que 
noliziosos  de  su  prisión  ,  vinieron  de  Ambe- 
res  a  verle.  <>Ahi  tienes  el  fruto  de  tus  estu- 
■dios  (le  dezian) :  ahora  puedes  ver  adonde 
■  te  ha  conduzido  el  seguir  tu  capricho,  i  no 
«querer  creernos  :  el  mezclarte  en  estudios 
orídiculos,  i  en  eiiredoít  de  teolojias  que  no 
«te  importaban.  Dpjáraslo  eso  a  Doctores  i  a 
«Frailes;  i  no  te  verías  ahora  destinado,  con 
«riesgo  de  tu  vida  ,  a  ser  el  oprobrio  de  (u 
«linaje  i  deudos.» — Así  consolaban  al  abru- 
mado preso,  los  que  le  estaban  unidos  por  la 
sangre  i  el  parentesco.  I  no  porque  no  le 
amasen  ,  sino  porque  juzgaban  ,  como  casi 
siempre  aconteze,  de  la  bondad  de  la  causa, 
por  los  transitorios  efectos.  Además  ,  des- 
pués de  haber  hecho  cuanto  podían  ,  nada 
pudieron  alcanzar  en  su  alivio.  Se  humilla- 


\ 


12 

ron  al  Confesor ,  se  dirijierou  a  varios  Gran- 
des i  Señores  de  la  Corle  ;  i  lo  que  sacaron 
fué  dar  lugar  a  que  los  sospechasen  de  fau- 
tores de  un  Luterano:  que  tal  era  la  oculta 
almarada  con  que  herían  los  Inquisidores. 
Volviéronse,  al  cabo,  sus  parientes  a  Ambe*- 
res,  quedándose  él  en  su  carzcl.  £1  libro  de 
los  Salmos,  le  fué  también  entonzes  un  ma- 
nantial de  consuelos.  Compendió,  al  propó- 
sito de  sus  aOicziones ,  todos  los  Salmos  ,  en 
un  extracto  que  escribió:  pintando  los  afec- 
tos i  sentimientos  que  le  inspiraban  la  subli- 
midad i  verdad  ,  que  a  cada  paso  en  ellos  se 
encuentran.  Estando  preso,  le  visitó  un  espa- 
ñol ,  con  quien  tuvo  conversaziones  mui  in- 
timas sobre  el  estado  relijioso  de  España  ;  i 
él  le  dio  algunas  notizias ,  o  avisos,  que  po- 
dían servirle  ,  referentes  al  Clero,  e  Inquisi- 
dores de  España,  en  aquella  época.  Enzinas, 
a  su  vez  ,  le  enteró  bien  de  la  historia  lasti- 
mosa del  Canónigo  Pedro  2ie  Lerma,  Abad  de 
Compluto,  como  casi  testigo  que  fué  de  su 
desenlazo  en  Burgos  el  año  de  1537.:  des- 
pués del  cual  desenlazo  ,  salió  de  España  el 
anziano  Lerma  ,  para  mas  no  volver  a  ella, 
pues  murió  en  París  en  Agoslío  del  año  1541. 
donde  también  le  había  visto  Enzinas,  poco 
antes  de  su  muerte.  Refirió  también  Enzinas 
a  su  visitador,  la  conmovenle  historia  de  su 
amigo  ,  tocayo,  i  paisano,  el  húrgales  Frau- 


13 
zisco  de  Süi  tloDiau,  cuya  lirmcza,  i  cuya  fé, 
merecen  recordarse  por  cuantos  sientan  en 
sus  almas  una  zenteHa  de)  fuego  animador 
del  Espirilu. — Estas  couversaziones  de  En- 
zinas,  con  el  español  que  le  visiU'i,  son  de 
iiuportanzia  para  el  que  desee  couozt^r  el  es- 
tado mural  i  relijioso  de  España  en  aquel  en- 
tonzes  ,  i  compararle  con  el  aclual.  Vese 
bíeu  relevado  en  ellas  el  dislintivo  del  ro- 
manismo;  i  que  en  el  transcurso  de  tres  si- 
glos, apenas  son  perzeptibles  las  reformas  i 
mudanzas  en  algunas  cosas.  Sistema  inquisi- 
torial, si  no  Inquisizión  ,  i  exclusivismo  pa- 
pista:  bulas,  iinájenes  milagreras,  monjas  i 
beatüs  embaucadoras,  ignoranzia  casi  coni- 

1  lleta  del  Evatijelio  ,  idolatría  espantosa  ,  i  n 
a  vez  espantosa  i  fría  incredulidad:  las  mis- 
mas cosas  de  que  E.  se  lamentaba  entonzes, 
las  mismas  se  veen  ahora  en  España  jeneral- 
mente  invariables  i  triunfadoras  :  i  los  mis- 
mos efectos  también.  La  vida  mundanal  ,  i 
los  gozes  del  cuerpo  ,  ahora  como  entonzes 
absorben  en  nuestro  pais,  o  matan,  a  la  vida 
intelectual,  o  del  espíritu;  i  el  español  [como 
ya  lo  notó  Fr.  Luis  de  León) 

de  noche  rodeado, 

en  sueAo  i  en  olvido  sepultado, 
no  vive  para  la  inmortalidad  ,  i  aunque  su- 
perslízioso  i  crédulo  en  demasía ,  no  cree 
realmente  siuo  lo  que  alcanza  a  mirar,  i  no 


14 

vcc,  nícouozc  mas  exístenzia,  que  la  animal 
i  tcioporál.  Las  visitas  del  cortesano  español 
a  Enzinas  ,  concluyeron  el  2  de  Enero  del 
año  de  1544,  con  la  partida  del  Emperador 
para  la  ziudad  de  Spira  ,  adonde  llegó  a  fi- 
nes de  Enero.  Enzinas,  siempre  en  la  carzel 
de  Bruselas,  viendo  que  nada  se  resolvía  en 
su  causa  ,  por  medio  de  sus  amigos ,  que  se 
presentaron  al  Cardenal  Granvela  ,  solizitó , 
que  de  un  modo  u  otro,  se  le  despachase. 
Esta  jestion  hizo  mover  la  causa.   A  indica- 
zion  de  Soto,  el  Confesor  ,  se  buscaron  testi- 
gos que  depusiesen  contra  Enzinas :  pero  los 
españoles  residentes  en  Araberes,  i  otros  en- 
tre quienes  se  buscaron  acusadores  ,  todos  a 
una,  i  como  a  porfía,  elojiaron  mucho  al  per- 
seguido traductor  del  Evanjelio.  Solo  dos,  o 
tres  frailes  (no  expresa  si  españoles  o    fla- 
mencos), depusieron  contra  él,  pero  con  evi- 
dentes calumnias.  El  majistrado  que  tenia  la 
causa,  vio  que  en  el  estado  en  que  estaba,  i 
con  tantos  testimonios  favorables  ,  no  había 
medio   de  pasar  adelante  :  i  la  remitió  a  la 
Corte  imperial  ,  por  el  mes  de  Agosto  del 
año  1544.  El  Tribunal  que  rezibióeste  tanto 
de  prozeso,  porque  no  pareziese  que  se  des- 
entendía de  un  negozio  a  él  remitido,  mandó 
extractar  délas  declaraziones prezitadas,  al- 
gunos Capítulos,  sobre  los  cuales  se  interro- 
gase a  Enzinas;  i  envió  la  causa  a  Brabante, 


15 

doriflc  diirmiú  ei)  tal  cülado  hasta  Odubrc 
lie  aquel  año.  Los  Comisarios  que  interroga- 
ron a  Enzinas,  se  guiaron  por  los  Artículos, 

0  Capítulos ,  que  el  Trihunál  les  remiti<^. 
Bien  frivolo  era  su  contenido:  pues  eran  los 
crímenes  de  que  le  acnsalian:  haber  estado 
en  Alemania  ,  i  tratado  con  Felipe  Melanc- 
thon,  i  alabado  sn  virtud  i  saber  :  i  un  día  , 
en  un  sitio  público  de  Amberes,  halier  soste- 
nido  la  doctrina  aprobada  por  Melancthon  i 
Bucero,  contra  uu  Cura  Párroco:  haber  1ra- 
duzido  al  castellano  el  Testamento  Nuevo  :  i 
haber  escrito  un  Libro.  Eslos  fueron  los  gran- 
des cargos  que  le  hizieron.A  ellos  respondió 
bien  nuestro  Autor,  como  to  manifiesta  en 
ese  libro  suyo,  del  que  damos  este  resumen. 

1  respondió  con  tal  conzision  i  senzill<íz,  que 
no  durando  su  declarazion  ni  aun  noventa 
minutos,  satisfizo  en  ella  a  lodos  esos  cargos, 
que  se  habían  estado  compajinando  contra 
él  durante  diez  meses,  asi  en  el  Tribunal  de 
Brabante,  como  en  el  Supremo  del  Empera- 
dor. Mas  de  nada  le  sirvió  esto  :  i  bien  podía 
dezir , 

«La  culpa  falta,  mas  las  penas  durans 
pues  llegó  el  sño  de  1545.,  i  permanezia 

Íireso,  i  sin  esperanzas  de  que  sus  opresores 
e  tomasen  a  su  libertad.  Consideraba,  aun 
escrupulizando,  cuántas,  i  cuántas  vezcs,  ha- 
bía podido  fazilmcnte  fugarse  :  i  el  no  npro- 


\ 


16 

vecharse  de  unas  ocasiones,  que  juzgaba  él 
providenziales ,  lo  comenzaba  a  tener  como 
un  desprezio  de  la  Providenzia.  Justamente 
entonzes  arreziaba  la  persecnzion  relijiosa 
por  toda  la  Flandes:  no  pasaba  día,  en  que 
no  se  refiriesen  nuevas  e  inauditas  cruelda- 
des, cometidas  con  los  que  se  apegaban  a  la 
simple  i  sola  doctrina  del  Testamento  Nuevo; 
i  la  relazión  de  ellas,  aumentaba  el  dolor  del 
mísero  preso,  i  le  renovaba  la  afliczión  que 
sentía,  por  haber  como  desperdiziado  las  oca- 
siones de  su  escape.  Suzedió ,  entonzes,  que 
un  fraile  Carmelita,  predicador  de  la  Reina, 
i  hombre  bien  quisto  por  su  piedad  ,  con  la 
fuga  se  libró  de  caer  preso,  i  luego  de  morir 
en  la  hoguera  Inquisitorial  que  se  le  desti- 
naba. Júntanse  los  burlados  i  quemadores 
teólogos  en  un  templo  de  Bruselas,  llamado 
de  Santa  Gudula,  o  Goudella;  enzienden  un 
brasero  en  medio  del  templo  ,  i  ya  que  no 
pudieron  atrapar  al  Carmelita  ,  agarraron 
sus  libros  i  sermones  impresos,  i  allí  los  que- 
maron ,  sentenziando  al  Autor  a  lo  mismo  , 
caso  de  ser  habido.  Esta  cristiana  operazión, 
la  hizieron  los  teólogos  el  dos  de  Enero  del 
a .  1 545 . — 'Oyendo  todos  los  dias  Enzinas  lás- 
timas semejantes,  mas  triste  que  de  costum- 
bre el  1."  de  Febrero,  se  levanta  de  comer: 
dejando  a  los  demás  presos  de  sobremesa , 
halla  abiertas  las  entradas  de  la  carzebotra 


17 
vez  se  le  depara  ocasión,  que  le  renueva  el 
deseo  i  la  esperanza  de  libertad :  sale  de  la 
carzel  ,  i  auo  de  la  zindad  ,  tan  faEilniente  , 
como,  sí  estando  libre,  hubiera  salido  de  ca- 
sa: i  después  de  quinze  meses  de  carzel,  llega 
salvo  a  Amberes;  i  en  el  mes  s<'ptinio  del  aflo 
de  15f5,  ,  üirije  a  su  amigo  F.  Melanclhóa 
esta  historia  de  su  propio  encarzelamiento, 
i  de  su  evasión. 

Por  el  resumen  prezedente,  se  vendrá  en 
conozimiento,  de  la  condiziün  rclijiosa  del 
AutAr  de  las  Dos  Informaziones,  ahora  reim- 
presas, i  de  que  estas,  i  el  libro  extractado, 
se  coordinaron  por  él,  casi  a  un  tiempo.  Don 
Juan  Antonio  Pellízér  i  Saforcada  ,  publica 
el  año  de  i778.  en  i.  t,  en  4.°  su  Enmtjo  ' 
de  una  Biblioteca  de  Traductores  españoles,  í 
en  las  pajinas  78-81.  pone  un  curioso  arti- 
culo sobre Franzisco  de  Eozinas.  l'ellizérnos 
dize,  de  Enzinas:  'También  se  llamabn  du 
Chesne  ;  palabra  fransesa  qae  en  castellano 
quiere  dezir  Enzina:  t  en  efecto  con  estenom- 
bre  [du  Chesne]  imprimió  una  obra,  que  aho- 
ra es  rarísima  intitulada  ,  Breve  Descripzián 
del  Pais  Bajo,  i  razón  de  lá  Reliji6n  en  Es- 
paña, en  8.°»  &c.  Por  estas  palabras  puede 
inferirse,  que  PelHzér  no  vio  el  libro  que  zita, 
i  además,  que  creía  el  orijinál  de  Enzinas,  a 
la  versión  Iranzesa,  hecha  del  latín.  De  esto, 

*    Ng  nmui  castellana  eslc  liinlo  de lu  obra. 


18 

no  es  del  caso  ocuparnos,  hasla  que  se  reiin^ 
prima  ese  libro  ,  en  su  orijinál  ,  o  en  Ira- 
duczión.  El  resumen  ahí  hecho, muestra,  que 
la  obra  no  carcze  de  interés  para  los  estu- 
diosos de  este  ramo  de  nuestra  historia  lite- 
raria ,  i  de  nuestros  infortunios  relijiosos  i 
fiolíticos.  Las  artes  de  la  Inquisizión  espauo- 
a  ,  en  su  dominazion  fuera  de  la  Península, 
seconozeu,  bastante  a  fondo,  con  la  lectura 
del  volumen  de  Enzinas.  Así  como  las  propias 
artes,  señoreando  mas  libremente,  acá  den- 
tro de  España  (donde  la  compresión  de  las 
conzienzias  es  tan  antigua,  como  el  intenta- 
do establezimicnto  de  la  única  monarquía), 
se  ven  de  lleno  ,  en  el  libro  de  R.  González 
de  Montes,  ya  reimpreso  en  latin,  i  publica- 
do también  en  castellano.  De  esta  suerte,  si 
nuestra  querida  i  triste  España  ,  asombro  i 
escandalizó  al  mundo  ,  por  haber  sufrido  , 
durante  siglos  ,  los  triunfos  inhumanos  de  la 
Inquisizión  ;  vino  en  cambio  a  justificar  el 
conzepto  de  uno  de  sus  poetas  ^,  con  aczion 
mas  noble  i  cristiana  que  la  de  su  inspirado 
estro;  pues  llegó  a  presentar  en  esos  libros,  i 
en  otros  ,  un  arrepentimiento  claro  i  honro- 
so, de  la  rastrera  aguantada  vileza,  con  la 
confesión  vigorosa  i  continuada,  que  de  nues- 
tro manifiesto  pecado  de  sanguinaria  anti- 

*    Tanta  pazicnzia,  en  pechos  varoniles, 
no  loft  haze  sufridos-,  sino  rUés, 


19 

cristiana  víolenzia  ,  lian  ido  haziendo  varios 
de  sus  naturales.  Quienes  mejor  i  mas  vigo- 
rosiimente  ,  desde  los  albores  de  la  Iiiquísi- 
zion  eii  España,  reprobaron  sus  crueldades; 
fueron  injenios  españoles.  Las  obras  que  a 
mi  sola  i  única  costa  (es  forzoso  consignarlo) 
i  sin  sujestioB  ajena  ,  i  por  mi  propio  i  libre 
impulso  ,  llevo  reimpresas  ,  de  Reformistas 
españoles,  mas  o  menos  antiguos  ;  lo  corro- 
boran. 1  a  esos  reformistas  se  unen,  para  la 
reprobaziou  de  las  artes  innuisitorias  ,  mu- 
chos escritores  españoles  ae  todas  épocas  , 
que  profesan  apego  a  la  obedienzia  del  Pon- 
lifize  Itomano.  I  este  es  nn  hecho ,  que  por 
extenderse  a  mas,  tiene  su  imporlanzia.  Por- 
que si  tuvimos  desapiadados  inquisidores  con 
el  solo  quebazér  de  atormentar  a  sus  próji- 
mos; si  hubo  entre  nosotros,  quienes  emplea- 
ron todas  las  fuerzas  i  boras  de  sus  vidas  , 
en  ir  con  espada  en  mano  ,  u  clerical  í  frai- 
lesea  hipocresía,  por  mar  i  tierra,  violentán- 
dolo todo;  si  hubo  españoles  que  oprimieron 
al  flamenco,  al  holandés,  al  italiano;  que  es- 
clavizaron al  africano;  que  aniquilaron  al  in- 
dio; sí,  por  mal  pecado,  baí  todavía  españo- 
les ,  que  embriagados  por  los  intereses  mo- 
mentáneos de  esta  vida,  o  sedientos  de  ellos, 
aplauden ,  imitan  ,  i  sostienen  ,  esa  antigua 

Kolítira  de  malhechores  i  forajidos  ; —  lam- 
ien  hubo  otros  hijos  de  España,  que  consa- 


/ 


so 

graron  todo  el  caudal  de  sus  talentos ,  ha-» 
beres  ,  i  vidas ,  a  protestar  ,  ¡  en  cuanto  les 
fué  dable ,  a  resistir ,  ese  cúmulo  destructor 
í  hermanado  de  clericales  i  militares  tira- 
nías. I  los  mas  de  ellos  se  movieron  ,  sólo  a 
impulsos  de  una  sinzera  i  jenuina  piedad. 
Como  también  ,  los  mismos  impulsos  ,  i  un 
debido  amor  de  la  prosperidad  de  la  Tierra 
a  que  pertenezemos;  nos  mueven  hoi ,  a  los 

3ue  reconozemos,  i  con  melancólico  recner-» 
o  loamos  sinzeramente  ,  los  prozederes  de 
esos  nuestros  antiguos  protesladores,  ya  que 
no  protestantes.  Por  donde  se  entiende ,  que 
ni  el  conozimiento  ,  ni  el  testimonio  ,  ni  aun 
la  confesión  de  pecados  i  crímenes  ,  nos  fal^ 
taron  enteramente  nunca.  Lo  que  faltó,  i  nos 
falta  aun,  es  la  jeneralizazión  de  esas  cosas: 
que  en  vez  de  reconozerlas  i  aprobarlas  com- 

1)arativamente  mui  pocos,  lo  hagan  españo* 
es  en  sufiziente  número ,  para  que  la  refor^ 
ma  de  sus  vidas,  produzca  la  pública  reforma 
i  mejora,  que  alcanzadas,  solo  pueden  atian-^ 
zarse  con  los  prinzipios  eternos  del  Evanje-* 
lio.  Pues  aunque  hombres  de  talento  aprue*^ 
ban  el  dicho  del  jesuíta  que  dezia,  que  la  re- 
lijion  era  vieja  ,  pero  que  el  que  azertase  a 
remodelaria  a  norma  de  un  prinzipio  nuevo, 
i  de  las  ideas  del  siglo ,  adaptándola  a  una 
j  secta  cualquiera,  tendría  en  pocos  años  zien 

mil  fanáticos  de  que  disponer ,  capazos  da 


trastornar  todos  los  reñios  del  inundo  ;  me 
jiareze  qnimérico  el  peusamicnto  del  jesuíta, 
i  que  estriba  en  el  falso  i  antiguo  raziozínio 
condenado  haze  diczinuevc  siglos  por  el  satí- 
rico latine*.  Lo  pasado,  se  ofreze  a  mi  pen- 
samiento, como  una  justíGcazi^n,  i  a  la  Tez, 
una  garantía,  de  que  los  prinzípios  del  Evan- 
jelio  son  predeterminados  i  eternos :  i  estol 
persuadido  intimnmente ,  de  que  per  sois 
desentenderse  de  ellos  en  la  práctica  elGo* 
bieroo  de  España,  desde  haze  siglos;  se  llama 
eutre  nosotros  política,  al  conjunto  de  frau- 
des i  tortuosos  manejos  con  que  se  engaña  , 
veja,  i  oprime  al  pueblo.  I  también estoi  per- 
suadido ,  que  ^  los  Gobernantes  de  España 
desde  haze  siglos,  apreziando  los  avisos  que 
Valdés,  Entinas,  Pérez  i  otros,  les  presenta- 
ron  en  sus  escritos;  se  hubieran  atenido  a  la 
potilica  evar^élica  ,  a  la  única  que  muestra 
con  qué  leyes,  i  relijión,  i  moral  debe  gober- 
narse a  un  Pueblo,  para  hazerle  virtuoso  i 
feliz;  España  hoi  mismo  estuviera  unida  con 
los  vastos  países  qaesas  Beyes  dominaron  en 
otro  tiempo;  o  esos  países,  se  hubieran  sepa- 
rado de  elln  ,  como  hermanos  que  se  esta- 
l>leeen  separándose  de  una  hermana  ,  i  con- 
vienen en  conservar  entre  sí  vivo  i  sinzero 

'    Sunt,  in  FanuDffi  qui  cisibua  aBariia  pononti 


su  hermanable  trato.  I  no  que  ahora,  pasa- 
ronse  para  España  los  siete  años  de  fertili- 
dad, i  suzedieron  los  otros  siete  de  tanta  es- 
terilidad, que  se  tragaron  toda  la  aimndanzia 
de  los  pasados,  sin  que  délla  quedase  rastro 
ni  memoria,  pereziendo  su  gloria,  i  hundién- 
dose su  felizidad  en  un  piélago  de  dolor. 

Este  Libro  puede  mostrar  a  sus  lectores, 
que  semejantes  consideraziones  no  son  lúgu- 
bres hipérboles,  sino  que  se  desprenden  de 
las  mismas  verdades  que  él  contiene.  I  la 
época  del  Emperador  Carlos  V.,  las  aczioues 
i  condiziones  suyas  ,  i  de  los  Papas  sus  con- 
temporáneos, a  mi  ver  ,  están  ahí  tan  respe- 
tuosamente  contadas  i  descritas;  que  se  cono- 
zerá  haber  callado  los  escritores,  por  relijto- 
sa  templanza,  verdaderos  hechos,  i  enormi- 
dades, que  lamentarían  a  solas. 

Pareze,  que  al  presente,  no  podemos  du- 
dar de  eso:  porque  a  los  argumentos  de  ra- 
zón, que  se  irán  presentando  en  estas  Notas, 
en  prueba  ,  de  que  ni  Carlos  V.,  ni  su  hijo 
Felipe  n.  azertaron  abien  gobernar  sus  Rei- 
nos ,  i  a  los  argumentos  consignados  en  los 
tomos  prezedentes;  han  venido  a  nnirse,  aho- 
ra, irrecusables  aigumentos  de  autoridad , 
que  suelen  mirarse  por  muchos,  como  mas 
dezisivosi  concluyenles,  que  las  deducziones 
de  buena  lojica  derivadas  de  la  razón.  Llamo 
así,  a  las  Órdenes,  Instrucziones,  Cartas  au- 


25 
lügrafas,  i  otros  Documentos  seniejanles,  de 
Carlos  V. ,  Felipe  II . ,  i  los  Pontifizes  conlem- 
poráneos  suyos  ,  publicados  en  estos  años. 
Véanse,  por  ejemplo,  las  obras  intiluladas : 
^tCorretpondenz  des  Kaiser»  Kart  V,  mil- 
getheiit  von  Dr.  Kart  Lans. — Leipzig.  i844. 
46."  3.  vol.  ^^ Carlas  al  Emperador  Carlos 
V.  escritas  en  los  años  de  Í530-32.  por  su 
Confesor.  Copiadas  con  Real  aulorisazión  de 
las  autógrafas  conservadas  en  el  Archivo  de 
Simancas,  i  publicadas  porG.  Heine,  Doctor 
en  Filosofía.  Berlin.  1848..  1.  vol. 

Véanse  también  las  Cartas  que  del  mismo 
Carlos  V.  i  de  Felipe  II.  i  de  sus  cortesanos 
i  prózeres,  se  han  publicado  en  Bniselas,  en 
los  aflos  1854-56.  por  el  Archivero  M.  Ga- 
chard,  que  igualtnente  las  copió  de  las  au- 
túgraras  conservadas  en  Simancas  i  en  otros 
arcliivos  de  fuera.  Léanse  los  papeles  que 
pertenezen  a  esos  monarcas,  i  a  sus  hechos, 
1  a  sus  tiempos ,  que  han  visto  la  luz  en  los 
Treinta  toiaos  de  Documenlos  Inéditos  para 
servir  a  la  Historia  de  España,  que  publican 
unos  Académicos  en  Madrid. 

Parézeme  ,  que  nadie  ya  dudará  sinzera- 
mente  [en  vista  de  la  pubíizidád  comunicada 
al  asunto  por  tales  libros  ,  i  otros],  del  desa- 
zierlo  jenerííl,  que  tuvieron  en  su  gobema- 
zión  primero  Carlos  V.  i  luego  Felipe  II. 
Como  a  nuestro  pareszér  , 


24 

cualquiera  tiempo  pasado 

fué  mejor : 
i  como  en  la  faumillazión  actual  de  España  , 
i  todavía  saboreando  el  recuerdo  mortifica- 
dór  de  las  grandezas  pasadas,  i  educados,  o 
resabiados,  a  norma  de  los  prinzipios  altane- 
ros de  nuestros  mayores;  se  nos  acostumbra, 
por  los  que  pueden  i  campea»  en  relijión  , 
armas,  i  letras,  a  mirar  a  esos  Prinzipes  coal 
an  emblema,  i  un  dechado  déla  honra  i  prez 
de  nuestra  nazión  ; — se  oye  con  descontento 
a  quien,  al  mentarlos,  no  les  haga  una  apo- 
teosis, aunque  al  hazerla,  mas  los  deprima. 
Recuérdese,  que  D.  Juan  Antonio  de  Vera  i 
Zúñíga,  uno  de  los  encomiadores  mas  remon- 
tados de  Carlos  V.,  í  cuya  efijie  mandó  gra- 
bar, al  frente  de  su  obra*,  por  el  buril  ani- 
mado de  P.  Perret,  como  la  de  un  santo  Em- 
perador, venerada  por  su  biznieto;  a  laquin- 
ta  hoja  del  libro  ,  nos  dize  que  su  Prinzipc 
modelo,  su  segundo  David  ,  no  estudió  lafin, 
ni  aprovechó  en  las  letras,  i  que  se  crió  am- 
bizioso  desde  las  mantillas.  Otro  encomiadór, 
a  par  de  los  mayores  elojios,  pone  estas  pa- 
labras. «Notable  es  por  mas  de  uu  conzeplo 
■la  «ntereza  i  sangre  fría  del  condestable  de 
■Castilla  D.  Iñigo  de  Velasco,  que  amenaza- 
ndo por  el  irascible  Emperador  de  que  leti- 
■raría  pof  un  balcón,  le  contestó:  No  lo  hará 

•    Véas«  Ib  Edil,  de  eu  Epilonte,  del  afio  l6tS.  Hodrid, 


25 
o  V.  M.  porque,  aitnqtte  soi  pequeño,  peso  tmi- 
cko'.  i  si  trataba  asi  el  D.  Carlos  ,  a  r|i]¡eii 
ganó  la  infausta  balalla  de  Villalár,  i  degollú 
al  cxzelente  caballero  D.  Juan  de  Padilla, 
por  coniplaierle;  considérese,  cómo  trataría 
a  otros.  Mili  semejantes  a  esos,  son  tos  ras- 
gos cun  que  elojian  a  D.  Felipe  II  sus  mas 
dezídidos  amigos.  Reléanse  las  siguientes  fra- 
ses que  D.  Luis  Cabrera  de  Córdoba,  su  cro- 
nista ,  escribía  en  Enero  del  a.  1600.  aun 
rezienle  el  lin  de  su  reinado: 

«De  algunos  dias  a  esta  parte  anda  en  esta 
"Corle  un  papel  intitulado:  El  confuso  e  ig~ 
mnoranle  gobierno  del  fíei  pasado,  con  apro- 
•bazion  del  que  agora  hai;  i  en  él  se  habla 
•mui  mal,  i  con  grande  libertad  ,  del  Bei  di- 
«funlo,  i  de  sus  miníslros>.  &c.  I  si  Felipe 
III  elpiadoso,  consideraba  confuso  e  ignoran- 
te gobernador  a  su  padre  D.  Felipe;  i  si  zen- 
tenares  de  elojíadores  de  éste,  al  tiempo  mis- 
mo que  le  califican  de  Prudente,  nunca  nos 
revelan  hecho  alguno  suyo  que  dictase  la 
prudenzia;  no  se  lleve  a  mal,  o  se  tenga  por 
cosa  insufrible,  el  que  otros,  antiguos,  i  mo- 
dernos, mantengan  la  fundada  opinión  de  que 
la  suerte  de  España  hubiera  sido  antes  ,  i 
ahora  sería  ,  mas  apazible  i  lisonjera  ,  si  la 
hubiesen  gobernado  sus  Reyes  (asi  los  Carlos, 
Felipes  i  Fernandos,  de  lineas  diversas  ,  así 
los  Austríacos  como  los  Borbones),  a  norma 


26 

tle  los  priiiKiuioit  polilicos  i  relijiosos  que  se 
inculcan  eo  las  Dos  Inforhazio.nes,  i  Suplica- 
ziÓN  que  las  prezede. 

Dando,  atiora,  cabo  a  estos  discursos,  qnc 
mas  prolongados  hastiarían  de  seguro  a  lodo 
leclür;  anotaré  algo  de  lo  que  me  pareze  re- 
parable en  varios  pasajes  de  la  obra. 

I  después,  daré  razón  azerca  de  los  Apén- 
dises  a  ella  adjuntos.  Todo  conforme  al  mé- 
todo, o  manera,  seguidos  en  tomos  anterio- 
res. 

Paj.  i.  renglón  quinto.  El  asterisco  ahí 
(como  los  demás  que  se  han  puesto  por  toda 
la  Suplícaziónj ,  indica  el  prinzipio  oe  nueva 
pajina  en  la  edizion  antigua,  donde  no  están 
numeradas  las  pajinas  déla  Stiplicazión  co- 
mo lo  están  las  de  las  Dos  Informaziones. — 
En  el  renglón  noveno  ,  pongo  la  conjunzion  t 
entre  [],  para  indicar  que  la  suplo  ,  i  que 
no  se  halla  en  el  antiguo  impreso.  1  la  mis- 
ma señal,  muestra  por  todo  el  libro  ,  lo  que 
se  suple  en  esta  reimpresión. — En  la  misma 
pajina  2.  Ut,  es  correczión-  El  aut.  imp.  di- 
ze  su. 

P.  4.  r.  G.  Puede  que  falle  la  conjuuziún, 
i  que  d.  d.  t  todo. 

P.  8.  r.  1,  lo  cual.   Mejor  estaría  ia  cual, 

P.  lo.  r.  5.  Léate  cuu  alenzióu,  i  aplicáii- 
tlolo  a  España  ,  se  verá  en  ella  vcriücado  ul 
dicho,  aun  contra yeudule,  a  los  que  cscribie- 


27 
ron,  predicaron  ,  i  avisaron  sujelándose  a  la 
Iglesia  que  los  Papas  llaniaD  infalibie.  En  las 

E ajinas  siguientes  prozede  Juan  Pérez  a  pro- 
ar  la  proposizion  sentada  en  ese  renglón. 
P.  14.  Juan  Viclevo,  es  el  que  llainau  los 
ingleses  JohnWicklifjf,  (\ne  nazióelaño  1324. 
en  una  aldea  del  mismo  nombre  ,  a  pocas 
millas  de  In  villa  de  Bicbmond,  en  Yorkshire, 
de  familia  acomodada  i  respetada.  Dediezi- 
seis  modos  diversos  se  halla  escrito  el  nom- 
bre de  este  refonnadór.  En  su  nombramiento 
de  embajador  al  Papa  el  año  1374,  se  le  lla- 
ma Wiclif:  Vaughan  le  escribe  Wyctiffe,  que 
pareze  el  mas  correcto,  pero  el  mas  popular 
es  el  de  Wickliff.  Murió  el  51  del  12."  mes 
del  a.  1584.,  i  el  a.  1428.  o  séase  cuarenta 
i  ctiatr»  uros  después  de  su  muerte,  i  de  ha- 
ber sido  sepultado  pazificamente  ,  de  orden 
del  Papa  Martin  V.,  se  desenterraron  sus 
huesos,  se  los  redujo  a  zenizas,  i  estas  se  ar- 
rojaron al  rio:  i  así,  conforme  ala  expresión 
de  Fox,  en  sus  Vidas  de  los  Mártires,  «le  re- 
solvieron en  tres  elementos,  tierra,  fuego,  i 
agua,  pensando  abolir  para  siempre  su  nom- 
bre, i  sus  doctrinas:*  lo  cual  no  consiguie- 
ron. Pasan  de  cuarenta  i  seis ,  las  obras  que 
se  tienen  de  WicklilT,  sin  cunlar  su  traduc- 
zioa  al  inglés  de  la  Biblia:  i  de  todas  ellas  , 
creo  baya  repetidas  ediziones. — El  estado  de 
Inglaterra  en  la  época  de  WicklifT ,  no  era 


í 


48  ^'* 

bueno.  Lujo  i  orgullo  dÍBlinguia  a  sus  clases 
altas:  miseria  siiiua  allijia  a  la  jeiite  baja,  o 
humilde:  i  el  vizio  reinabn  eu  todos.  Eran 
días  af|uellofi  de  igooranzia  i  oscuridad  nteit- 
túl ;  i  no  hai  cosa  peor  para  el  alma  ,  que 
permanezér  en  la  ignoranzia.  Algunos  sinto- 
nías de  la  resurrección  del  saber  aparezian, 
fero  las  sutilezas  de  las  Escuelas  ,  retarda- 
an  los  progresos  de  las  zieuzias  ,  i  codozí- 
miealos  útiles ;  i  mas  que  lodo  ,  femealaban 
la  ignoranzia  de  las  verdades  espirituales. 
El  objeto  prinzipal  de  los  que  se  llamaban  a 
si  propios  ministros  de  Cristo ,  era  el  de  es- 
clavizar las  mentes,  i  saquear  las  bolsas  de 
la  jente  puesta  a  su  cuidado,  ocultar  las  ver- 
dades del  evanjelio,  i  tratar  de  ser  mirados  i 
reverenziados,  como  seres  superiores  a  sus 
semejantes  ;  mientras  daban  rienda  suelta  a 
sus  mas  viles  apetitos.  Todo  clérigo,  i  fraile, 
entonzes,  lo  mismo  en  Inglaterra  qne  en  lo 
demús  de  Europa  ,  era  un  mero  criado  del 
Papa  ,  i  de  él  rezibia  autoridad  i  poder :  j 
sabido  es  ya,  en  qué  espezie  de  sujetos,  dele- 
gan los  Papas  i  sus  Consejeros  la  enorme  au- 
toridad que  acostumbran  apropiarse.  L;i  ig- 
noranzia de  las  verdades  de  la  Kscritura  ,  la 
consideraban  semejantes  clérigos  ,  como  la 
mejor  salvaguardia  de  su  autoridad  :  i  a»! 
niiuitenían,  que  la  ignoraiisiaesuiadre  de  lu 
duvuzióii  :  i  guiados  por  tales  priuzipios,  la 


29 
clase  de  instriiczíon  que  Jaban,  o  permitian 
dar  ,  era  la  mas  adecunda  para  vigorizar  la 
ignoranzta  i  el  error.  Las  po<!as  virtudes  de 
la  época,  DO  eran  virtndcs  cristianas  ,  3Ín6 

3 lie  se  fundaban  en  Ibs  noúones  románticas 
e  la  caballería  ,  i  eran  débiles  destellos  de 
luz,  que  solo  servían  para  bazer  resaltar  mas 
las  tinieblas. 

En  lal  época  se  levantó  Juan  Yiclevo  (se- 
guii  dize  nuestro  libro),  i  presentó  sus  dor- 
trioas,  a  las  que  lal  vez  no  han  dado  el  de- 
bido aprezio  ni  papistas  ,  iii  protestantes. 
WicklifT  derivaba  su  Fé  de  las  Escrituras, 
considerándolas  como  su  regla  de  creenzia  i 
práctica  cristianas:  i  cuya  autoridad  la  tenía 
él  por  superior  a  cuatesquíer  otros  escritos  o 
Iradiziones.  Solamente  consideraba  como  ins- 
pirados los  Libros  canónicos.  Alirmabo  que 
toda  verdad  se  contenta  en  la  Escritura,  i  no 
admitía  conclusión  por  ella  no  sanzionada. 

Desechaba  del  todo  la  autoridad  ,  o  dere- 
cho del  Papa  a  intervenir  eu  negozios  tem- 
porales, i  solo  la  juzgaba  admisible,  cuando 
se  conformase  con  la  Escritura:  porque  sos- 
tenía que  los  Papas,  como  yerran  en  sus  vi- 
das, pueden  errar  en  su  doctrina. 

Consideraba  Iglesia  de  Cristo,  a  lacón- 
gregazion  universal  de  los  que  creyendo  rn 
El,  le  obedezcn  voluntariamente.  A  la  iglesia 
de  R(»na,  no  la  consideraba  por  superior  en 


L 


50 

autoridad  a  DÍngiina  otra.  I  de  ahí  es ,  que 
no  admitía  el  que  el  Papa  fuese  cabeza  déla 
Iglesia. — Dezta,  que  los  comistentes  t  santos 
miflistros  de  la  Palabra,  eran  cosa  muí  res- 
petable :  pero  que  el  clero  no  era  el  dueño 
de  la  heredad  de  Dios. 

Admilia  el  antiguo  error  de  la  doclriiia 
del  Purgatorio:  pero  desechaba  la  mas  cor- 
rompida i  ventajosa  parte  del  cuento  ;  a  sa- 
ber, que  las  penas  del  purgatorio  se  abrevian 
por  los  dineros  i  sufrajiosde  los  hombres,  o 
por  las  interzesiones  de  los  santos. 

Dezia,  que  las  induljenzias  ,  i  perdones  del 
Papa,  eran  detestables  inzenlivos para  pecar: 
i  que  la  absoluzion,  o  perdón  de  los  pecados, 
pertenezia  solamente  a  Dios.  Condenaba  fuer- 
temente el  zelibalo  que  impone  Roma  a  clé- 
rigos, frailes,  i  monjas. 

Tales,  i  otras,  eran  las  doctrinas  de  \Vi- 
ckliir,  para  muestra  de  las  cuales,  insertaría 
de  buena  gana  aquí,  su  obra  intitulada  «The 
Poor  Cailijf,  o  Pauper  Rmticus,  o  Confessio 
dereticti  Patiperis»  (que  con  todos  esos  títu- 
los suele  hallarse),  i  que  es  un  volumen  de 
IZ  trataditos  sueltos,  escritos  en  inglés,  con 
el  objeto  de  instruir  en  los  prezeptos  de  la 
relijion  cristiana  ,  a  lajiiiite  ruda  e  idiota: 
por  lo  que  víirios  le  denominan.  La  librería 
del  Pobre  :  pero  en  los  límites  de  «na  Nota, 
no  es  posible  insertar  todo  un  libro,  por  cor- 


31 
to  que  sea.  Por  maestra,  sineiBbargo,tradu- 
ziré  ahora  el  comienzo  del  cuarto  tratado  , 
que  intitula:  Vida  perfecta ,  o  El  Consejo  de 
Crislo.  Dize  así:  «Cristo  ,  no  forzando  ,  sino 
«aconsejando  a  cada  hombre  ,  a  libremente 
«abrazar  la  vida  perfecta,  dize  así  a  todos: 
üSi  alguno  quiere  vetnr  en  pos  de  mi,  niegúese 
«a  si  mismoy  i  tome  su  cruz  cada  dia,  i  siga^ 
•me.  (Lucasix.).  Dejemos,  pues,  voluntaria- 
•  mente  de  ser,  lo  que  nos  haze  el  pecado;  i 
«vivamos  tales  como  se  nos  haze  por  grazia. 
«Sí  un  soberbio  se  ha  convertido  a  Cristo,  i 
«se  ha  hecho  manso;  se  niega  ya  a  sí  mismo. 
«Si  un  codizioso  zesa  de  codiziar,  i  dá  délo 
«que  tiene;  se  niega  ya  a  sí  mismo.  Si  un 
«mal  vividor*  muda  su  jénero  de  vida  ;  se 
«niega  ya  a  sí  mismo.  Tómase  la  cruz  de 
«Cristo  ,  cuando  los  desprezios  no  se  rehu- 
«yen,  sino  que  se  aguantan  por  amor  a  la 
«verdad :  cuando  se  moderan  los  inzenlivos 
«de  la  carne,  con  la  abstinenzia:  cuando  la 
«compasión  i  la  piedad  ázia  el  prójimo,  se 
«cumplen  realmente  :  cuando  el  hombre  se 
«cruziGca  para  el  mundo  ,  i  considera  al 
«mundo  por  cruziGcado  para  él,  teniendo  en 
«nada  sus  plazeres.» — &c.  1  que  WickliíT, 

*  Asi  tradnzco  Us  vozes  If  an  evil  Iher  ,  aunque  ahora  no 
usemos  de  la  voz  vividor»  en  lu  azepziou  que  ahí  la  doi.  Pero 
pienso,  que  en  otio  tiempo  debió  usarse  en  tal  sentido,  puesto 
que  muchos  la  leen,  en  el  conozido  rerrán, 

•  Ifajo  de  una  mala  capa, 

SHcte  haber  buen  vividor.» 


32 

liredicase  o  exhortase  mas  con  el  ejeinplo  , 
que  con  tas  palabras,  oo  nos  lo  prueban  stilo 
amigos  suyos  como  el  poeta  o  trotador  Cbau- 
cer  ,  que  le  toni6  para  modelo  ,  al  delinear 
<!oo  sus  versos  a  un  buen  ministro  de  Cristo; 
sioó  adversarios  suyos,  como  Knigbton,  vie- 
nen a  probárnoslo  indirectamente.  Este  nota, 
al  menzionar  los  muchos  que  se  iban  decln- 
rando  por  diszipulos  del  reformador  ,  lo  si- 
guiente: "El  número  de  los  creyentes  en  la 
"doctrina  de  Wickiiff,  se  aumentaba  mara- 
«billosanienle,  i  amuctii^uaban  como  los  lila- 
«menlos  de  las  raizes  de  un  árbol  frondoso. 
•De  tal  suerte  llenaban  lodo  el  Reino  ,  que 
■con  dificultad  toparía  uno  con  dos  personas 
■en  un  camino,  de  las  cuales  ,  una  de  ellas 
"uo  fuese  diszípulo  de  Wickiiff.»  1  adviér- 
tase que  estos  a  quien  Knighton  llamó  dis- 
zipulos de  Wickiiff,  eran  entonzes  moi  per- 
seguidos i  escarnezidos:  i  por  mofa  los  desig- 
naban coD  el  apodo  de  Lollards  ,  que  vale 
tanto  como  si  en  castellano  dijéramos,  íara- 
rcadores,  pues  Moshein  deriva  la  voz,  déla 
alemana  tollen,  que  signilica  tararear,  o  can- 
tar en  voz  baja,  o  entre  dientes.  Basle  esto 
azerca  del  que  nuestro  autor  llama  Juan  Vi- 
clevo,  españolizando  el  apellido  ,  lo  cual  no 
hizo  Zípriaoo  de  Valcra,  que  le  llama  Juan 
Wiclef ,  en  sus  Dos  Tratados  del  Papa  t  la 
Misa.  Véase  la  paj.  166.  de  la  Edizión  que 


55 
yo  imprimí  seis  años  haze,  i  la  nota  que  al 
fin  de  aquel  tomo  se  refiere  a  dicha  paj.  166. 
Paj.  15.  «JuanHus....  conforme  a  lo  que 
él  mismo  había  profetizado.»  &c.  Alude  ahí 
a  las  palabras  que  J.  Huss  dirijió  a  los  que 
le  condenaron  a  ser  quemado  vivo:  ^Cenlum 
revolutis  annis  Deo   respondebitis  et  mihi.» 
Estas  palabras  de  Huss,  pudo  llamarlas  pro- 
(éticas  nuestro  Autor  ,  porque  se  verificaron 
exactamente.  Dichas  palabras  se  leen  ,  por 
orla ,  en  el  reverso  de  una  medalla  acunada 
en  el  siglo  xv.  i  que  según  L'Ejnfant,  se  con- 
serva en  el  Monetario  perteneziente  al  Bei 
de  Prusia.  En  el  anverso,  está  el  retrato  de 
Juan  Huss,  i  por  orla  esta  inscripzion:  Cre- 
do unam  esse  Ecclesiam  sanctam  Catholicam: 
en  el  reverso,  además  de  las  palabras  ya  zi- 
tadas  que  le  orlan  ,  se  ve  a  Huss  puesto  en 
la  hoguera,  i  atado  al  palo ,  por  el  cuello  i 
los  pies,  i  sobre  la  hoguera  ,  i  en  el  zentro 
de  la  medalla  se  lee:  lo.  Hus  anno  a  Christo 
nato  1415  condemnatur.  J.  Huss  no  aconseja- 
ba otra  cosa,  sino  que  se  reformase,  lo  que 
era  de  reformarse,  en  la  Iglesia :  i  por  solo 
manifestar  eso,  e  instar  a  que  se  efectuase, 
con  dichos  i  escritos  mas  o  menos  atrevidos 
i  apremiantes;  le  quemaron  vivo  los  Nomina- 
listas f  que  eran  los  adversarios  de  las  opinio- 
nes político-relijiosas  que  él  seguía.  Huss,  en 
bohemio,  pareze  que  significa  ánsar,  o  pato, 


u 

i  Luítfir  er|iiivale  a  sisnc.  Jugando  con  et  síg- 
riilicado  de  ambas  vozes  ,  atribuyen  algunos 
a  Hiiss  las  siguientes  palabras,  dirijidas  a  sus 
quemadores  :  \unc  ansserem  assatis  ,  post 
cenUim  annos  olor,  sive  cygnus  venturus  est, 
ifiutrn  non  paleritií  astare:  q.  d.  «Ahora  asa- 
xreis  al  ánsar,  mas,  pasados  zien  años,  ven- 
«drá  el  zisne,  alcnal  no  podréis  asár.>  Tam- 
bién se  atribuye  una  repetiziún  de  parezida 
frase  fatídica,  al  rompiíñero  de  martirios  de 
lluss,  a  Jerónimo  de  Praga,  que  al  ver  xer- 
cana  su  muerte  ,  dizcn  diríji6  librenienle  a 
sus  adversarios  igual  vatizinio  diziéndoles  : 
Vos  tlatuislis  nunc  me  innocenlcm  adpcenam 
rapcre,  al  egopoíl  meum  obttum  veslris  cons- 
cientiis  aciileos  el  tcrtipiiloi  retínquo  ,  alque 
apello  ad  Cehissimiim  simal  et  aquissimam 
judicem  Detim  omnipotenlom  ,  ut  coram  eo 
cenlum  annis  elapsis  respondealis  miki.  q.  d. 
"Decretasteis  ,  ahora  mismo  ,  arrastrarme  , 
"inozente,  al  suplizio:  mas  yo  os  dejoentre- 
'gados,  después  de  mi  muerte,  a  losaguijo- 
•  nes  i  remordimientos  de  vuestras  conszien- 
«zias;  i  apelo  al  mui  sublimado,  i  a  la  par, 
«justísimo  Juez  ,  Dios  omnipotente,  naraque 
«a  su  presenzia  me  respondáis  pasados  zien 
"aílos.K  Estas  palabras,  i  las  que  antezeden 
atribuidas  a  Huss,  como  dichas  zien  años  ca- 
líales antes  de  Lutero  ,  cuyo  aparezimiento 
prcdizen;  no  pienso  que  Rean  las  mismas  que 


35 
prouunziasen  ellos  ,  sinú  la  sustanzia  de  lo 
que  dijeron ,  o  el  mismo  pensamiento  buri- 
lado en  la  medalla  zilada  arriba,  i  cuyo  Tac- 
simile  trae  Gerdes,  en  la  paj.  52.  del  tomo  T. 
de  su  Historia  EvangeUi  ftenovati  ,  edizion 
de  Groainga  del  a.  1744. — Pues  habiéndose 
acuñado  ésta  en  el  siglo  xv.,  se^un  nos  ase- 
guran, o  un  siglo  antes  que  Lulero  comenza- 
se a  ser  couozido;  no  bai  motivo  para  dudar 
de  la  jenuinídad  del  vatizinio.  En  la  Nota  que 
puse  a  la  pajina  166  de  tos  Dos  Tratados, 
por  Valera,  quedó  sentado,  que  el  29  de  Ma- 

Ía  del  año  1416.  quemaron  a  J.  Huss;  i  ií 
oras  después,  el  30  de  Mayo,  a  su  compañe- 
ro Jerónimo  de  I*raga.  Fundé  este  aserto,  en 
el  de  los  bístoriadores  modernos.  Véase  entre 
oíros,  a  J.  Murdock,  i  H.  Soames,  en  kus  No- 
tas i  adiziones  a  la  traduczion  inglesa  de  la 
Historia  Eclesiástica  de  Mosbeim  ,  (en  el  t. 
3.°  la  paj.  A\.  Ed.  Lond.  1845).  Los  escri- 
tores antiguos,  como  Beza,  i  otros,  aseguran 
siaembargo,  que  J.  Huss  fué  quemado  el  6 
de  Julio  del  a.  1415.,  i  Jerónimo  de  Praga 
el  30  de  Mayo  del  a.  1416. — Véase  ,  Icones 
&G.  a  Theodoro  Besa.  Genevm  1580.  1  en  la 
carta  que  Poggio  escribió  a  Leonardo  Areti- 
no,  describiéndole,  como  testigo  de  vista  que 
fué,  la  muerte  de  Jerónimo  de  Praga  ,  dizc, 
que  a  éste  le  tuvieron  enzerrado  tressienlos 
cuarenta  dias  en  el  fondo  de  una  fétida  i  os- 


cura  torre  .  donde  nada  podia  ver.  Véase  el 
folio  li5  ,  vaello  ,  en  l'oggii  Opera.  £dU. 
15t3.  Argentina.  I  por  zierlo,  que  esta  carta 
<Ie  Poggio  es  bien  digna  de  leerse.  Ahora  la 
aduzco  solo  ,  porque  párete  conlirma  la  pri- 
mera aserzion,  de  lialúr  itilervenido  un  año 
entre  la  muerte  de  ambos  ilustres  bohemios. 
Debo  advertir  también  aquí,  que  la  antigua 
edizion  pone  leuan,  por  errata,  ahí  en  la  paj. 
15.  r.  9.dondedize  Jet;aníd.  I  cn-hs  renglo- 
nes 31.  i  22.  'lo  que  enseñó  i  escribió',  el 
impreso  antiguo  dize,  enseño  y  eseriuo:  sien- 
do errata  esta  última  voz,  por  escribió, pues 
va  hablando  de  Lulero.  Kn  cuanto  a  los  azen- 
tus,  en  la  impresión  antigua,  como  en  todo 
libro  de  aquel  tiempo,  nunca  se  pinta  nngii- 
no.  Por  lo  demás,  cuanto  escribe  alií  nuestro 
Autor  es  innegable.  Ni ,  eu  mi  opinión,  de- 
jan de  ser  argumentos  bien  miserables,  ova- 
ladles, los  hechos  contra  Lutero,  porque  em- 
pezó a  combatir  los  abusos;  argumentos  que 
bol  se  repiteti  auu  por  lilósofos  i  liberales 
católicos  ,  o  romanistas.  Lulero  no  tnvo  la 
culpa,  de  que  Bonifazio  VIH.  p.  e.  ensalzase 
el  poder  t  arroganzia  de  los  Papas  a  su  loas 
vcrtijinosB  altura  ;  i  que  luego  Julio  II.  se 
4lejase  fazilmente  tentar  de  la  misma  arro- 
ganzia, i  conzibiese  la  empresa  de  erijir  la 
cúpula  majestuosa  de  San  Peilro  ,  i  llenase 
para  ello,  la  tesorería  papal,  engañando  con 


37 
sus  Bulas  a  la  credulidad  huniaDs.  Eseenga- 
ña  es  el  ijue  «acó  de  «u  teii»  a  Latero,  cnyo 
únimo  antes  superstiiktiamente  faToraUe  il 
papado,  Bemorié  '«atonxesa  exattCnar  con 
deleusiÓQ  lasipretensionM  de  tos  Papas.  Lu- 
lero DO  tuvo  la  culpa,:  de  que  priniíMs  como 
€ar)o&V.  descuidasen,  idéscuidM,  elesUidlo 
de  la  relijión  ,  contenlindooe  «do  llantarse 
<ritlianos  ,  sin  pensar  eo. el  signiScado  déla 
voz,  i  apoyando  p^rsu  pntmo  ínterós  i  con- 
yenienzia,  ^e  e4  Papa  i.gos.]«miflas,.eiigaAea 
a  lo8:^iebto3  coo  riUse  Inrfloiioaes  siempre 
nuevas  ,  bajopreteslo  de  piedid  ,  trayendo 
coii  cada  ríto  unscreeniia  parlioular,  i  alle- 
rando  asi  la  rel^íon,  «ara-dirijirla,  i  lucrarse 
con  ella.  £Bs,  acaso,  justo,  ni  esaclo,  llamar 
comunión  catítin ,  a  una  secU  ,  que  no  ad- 
loite ,  ni  tolera ,  ui  mucho  menos  ama ,  i 
guarda  paz  i  unidad  cuo  otra  algnna?  ¿De 

SuéicatoliiisuiD  puede  alabarse  una  coniuni- 
ád,  que  dá  el  nombre  de  igletxa,  a  solos  los 
cléTigos,  que  forman  Hna  república  terrena, 
i  tratan  :a  los' demás  fi^es,  como  a  cosas  que 
les  sirven  de  trMco  segoziable?  ¿Qué  culpa 
4uvo  Lulero  en  que  los  Papas  hayan  dicho, 
qoe^iretendian  el  Primado  ;  i  luego  se  hayan 
eojido'el  T»tado*ta  la  ligletia'í  Se  lensura, 
pues.^mucfaMvvtts  íneonsideradanHnte'aloE 
que  desean  la  reforma  de  los  abnsos-en  la 

•    I,*  raí  01  ktrbiri;  iif  rn  inii  lo  rs  Ib  biinfti  penliDili. 

34 


38 

relijion,  cuando  debiera  mejúr  zensurarse  a 
los  que  lales  abusos  apoyan  ,  i  (ouieotan ,  i 
expenden  a  présio  aleado. 

Paj.  17.  moíifMs  ,  usa  ahí  en  la  asepzion 
de  amotinéioi  ;  i  U  propiedad  con  que  em- 
plea esa  voz  de  la  antigua  niilizia  española, 
se  echa  bien  de  ver  en  la  paj.  18.,  porque  ni 
Pérez,  ni  Enzinas,  ni  otro  alguno,  que  sepa- 
mos, de  estos  españoles  ,  que  suplioAan  en- 
tonzes  se  atendiese  por  los  Príozipes  a  la  en- 
mienda relijiona  ;  andaban  a  caza  de  honra, 
ni  de  lucro,  ni  querian  manleoerse,  como  los 
jesuítas  i  Papas,  a  costa  ajena,  i  a  fuerza  de 
fraudes  pias.  La  misma  voz  Supucazión,  con 
que  intituló  Pérez,  este  escrito  suyo,  es  una 
injeniosa  coniraposizion  a  lo  que  llaman  así 
los  Romanistas  ,  como  se  puede  ver  en  el 
Tratado  del  Dr.  Guerrera ^  paj.  63.,  en  uno 
de  esos  Apéndizes. 

Paj.  20.  r.  3.  soplo  [que],  pues  creo  falta 
por  errata  en  laedizión  antigua.  Lo  mismo 
hago  siempre  que  se  ponen  o  vozes,  o  letras, 
eoire  [  ].  Véase  el  renglón  último  de  esta  pa- 
jina, la  pajina 22.  r.  primero,  i. otras. 

Paj.  23.  En  prueba  de  lo  asegurado  en  es- 
ta pajina ,  pueden  zitarse  muehos  escritores 
Católico-romanos,  antiguos  i  modernos,  que 
son  del  mismo  parezér  que  Pérez.  Por  mil 
año$  seguidos,  se  leyeron  las  Escrituras,  i  se 
zelebró  eii  Roma  la  Misa  en  lengua  vulgar,  i 


59 

se  conmigo  por  todas  con  pan  i  mho  ,  no  sin 
vino,  i  con  obteas ,  que  no  son  pan  :  i  no'  se 
conzibe  con  qné  cara  se  atreven  los  que  se 
llaman  católicos  invariables,  a  practicar  se- 
mejantes variaziones,  i  motejar  luego  a  otras 
sectas,  o  ramificaziones  de  la  Iglesia  cristia- 
na, el  qae  varíen  ,  n  rerormen  ,  lo  que  les 
pareze  variable  ,  n  reformable.  ¿Qua  fronte 
[exclamaba  el  a.  1567.  Esteban  Linden],  qui 
se  Catholicum  jterfíiberi  velit .  damnare  ausit 
anliquam  Mam  celebranda  MÍsscb  ralionem, 
»n  qua  preces  et  sacrarum  lilernrum  lectiones 
ad  circumstantes  lingua  quce  ab  ipsis  intetli- 
tjebatiir,  dirigebantur:  deinde  ipsa  sacramen- 
toriim  pañis  el  vini  ceUbratitt  ,  in  qua  sacra 
iltiús  aclionis  vis  et  anima  comislit,  adpopuli 
iisum  referebatur? — Alqite  hanc  consuetvdi- 
nem  m  Ecelesia  quoque  Romana  mille  annit 
obtittttisse,  ut  lam  populo  quám  Clero  in  cete- 
bratione  Missarum.  teorsum  corpas  ,  et  seor- 
sam  sangais  Domini  prwberelur,  quis  negare 
postifí — I  de  los  modernos,  que  dizen  lo  mis- 
mo, baste  recordar  a  Clemente  XIV.  que  lo 
confirma  en  sus  Cartas  ,  que  es  Libro  co- 
mún. 

Paj.  28.  p.  40.  lo  (recio,  se  lee,  por  erra- 
ta, en  la  ediz.  antigua.  El  ms.  oríjinát  diría 
probablemente  t'ofrezió. 

P.  28.  r.  9.  seguierou:  pttreze  errata  por 
siguieron. 


40 

P.  29.  r.  24.  En  la  edh.  antigua:  «assi.y 
al  pueMo>  &c. 

P.32.  r.  úUiíDD.  La  ediz.  anl.  «Evaojelio, 
Pues-  &c. 

P.  3J.  Coibpárese  lo  que  se  lee  eo  esta  pa- 
jina, coa  lo  que  díte  Fiai  Melcbór  Cano  en 
8U  Parvzéb  ((laj.  41.  42.):  i  se  notará  desde 
lue({0,  aei  )a  difereozia  como  la  semejanza; 
i  Re  coiiozerá  también  cual  de  los  dos  escri- 
tores estaba  mas  penetrado  del  espíritu 
cristiaDo. 

Paj.  54.  i  36.  El  que  lea  con  ateazión  es- 
tas pajinas,  a  la  luz  que  arrojao  los  Docu- 
inenlos  liislóricos  que  ya  se  zitaron  ,  no  las 
tendrá  por  exajeriidas:  pues  ereclivamente  , 
cuádrale  mui  bien  al  hijo  de  Garios  V.  el  dic- 
tado de  Rei  de  la  desolazion,  o  de  los  zeni- 
zas.  i  sniiil'eniios.  i  diablos  ,  como  indelibe- 
radameiiU'  dizc  el  Autor.  Felipe  II.  fué  un 
e.<tclavo  du  ¿.quellos  Trajles,  quede  la  relijion 
dtil  Evuiijeiio,  quieren  formar  im  sistema  de 
violeuKiu.ijue  un  vez  de  la  persua^i^ii  i  cari- 
dad. <:;in(i|úi^:i  lufuer^za,  i  el  fanatismo.  Fe- 
lipe II.  pililo  llamarse  antes  Musulmáu,  que 
cristiano,  pues  quería  dilatar  la  relijion  con 
la  i'uerza.  Él  mismo  dijo  ,  al  desembarcar  en 
Laredo,  lualtralado  por.  la  tempestad,  aque- 
llas amargas  palabras:  -Mí  Padre  i  yo,  }iemos 
devastado  la  tierra,  paraenrriquezeralmar.* 
I  él,  con  sus  Inquisidores,  i  jesuítas  ,  alteró 


41 
mas  que  nadie  las  costumbres  de  Espaua,  fo- 
mentó la  hipocresía,  aterrando  a  las  convic- 
ziones  de  la  conzienzia:  acostumluN)  a  los  es- 
pañoles a  deleitarse  con  espectáculos  atrozes: 
destruyó  In  moralidad  de  les.  leyes ,  con  la 
ferozidád  de  legalizar  los  Autos  de  Fé:  i  es- 
tableziendo  la  crueldad  en  el  culto,  encrue- 
lezió  con  su  influjo  los  pueblos.  ¿I  todo  esto, 
paraqué?  Para  aumentar ,  sin  conozerlo  él 
mismo,  el  poder  de  los  Papas,  con  menosca- 
bo del  poder  de  los  Prínzipes:  i  paraque  zi- 
mentada  esa  doctrina  espantable  i  fazinerosa 
de  la  infalibilidad  de  ios  Papas  ,  se  atreviese 
uno  de  estos,  a  conminar  n  él ,  i  a  su  padre 
el  Emperador,  con  prozesos  i  excomuniones. 

P.  37.  r.  2.  «trabajan  por  servirios*  :  o 
trabajan  de  servirlosDf  deberra  dezir.  Pero 
como  puede  correjirse  de  esos  dos  modos  , 
dejé  la  errata  del  impreso  antigno. 

P.  58,  r.  8.  «deshonrran».  Es  también  er- 
rata déla  ed.  ántfgna  por  deshonrrardn,  que 
es  como  debe  dezir. 

P.  40.  Contiene  nñ  éonsejo,  oadterteñzia, 
lleno  de  bien  para  España  ,  si  el  monarca  a 
quien  se  dio  ,  le  hubiera  tenido  en  estima. 
En  elr.  21.  pareze  qtié  h ai  falta,  i  quedebe 
dezir:  «i  todos  16»  falsos  servizíos»  &c. 

P.  41.  r.  6.  dadtfs.  La  ed.  ant.  dizedados. 
El  renglón  último,  está  asi  en  la  ed.  antigua; 
pero,  por  lo  menos,  sobra  la  prep.  a,  i  debe 


42 

leerse:  «i,  en  jo  niesnio,  cuyaeg;  queéltam- 
lijen  lo>  &c.  Come  si  dijera  :  i  eo  el  samm 
hecho  denegar  delanleoelosboinbrefi  dicha 
doctrina,  niega  cuya  es:  niega  que  es  divi- 
na>.  &e.  .Ese  párese  el  pensamiento,  supri- 
mida la  preposiaif'io  a,-  si  ea  que  no  haí  olra 
ciTala  diferente. 

P.  43.  Por  los  renglones  AUinios,  se  dedu- 
ze,  que  Pérez  escribía  esta  Suplicasíún  ,  el 
misino  año  en  que  la  iniprimiá,  o  en  los  tres 
postreros  meses  del  1568.,  pues  tirios  V. 
murió  en  SepUenilire  de  ese  año.  Varón  pío 
i  doctiiimo  dize  ahi  Pereí  ,  que  era  el  autor 
de  las  InforiBiiz iones:  i  ambas,  con  otros  es- 
critos de  Franaisco  de  Enxipas,  o  sea,  Dryan- 
der,  comprueban  que  la  calificaiiVín  es  ade- 
cuada, i  mui  propia,  si  atendemos  a  los  mo- 
dos de  hablar  de  eutoozes.  Los  que  se  prezien 
de  puristas  rigorosos  en  lengua  castellana, 
bien  sé  yo,  que  no  admitirán  tan  faziloienle 
esa  alabanza  de  doctiiimo  :  ni  hai  paraqué 
empeñarse  en  sostenerla.  Sí  el  purismo  no  es 
mas  bien  un  achaque  para  encubrir  en  este 
caso  a  la  fanática  hipocresía  ;  se  confesará 
siempre,  que  et  que  escribía  esas  Informaiio- 
nes,  ni^ia  leído  coa  fnito  los  clásicos  grie- 
gos i  latinos:  b^ía  leído  con  piedad,  i  amor 
de  sus  semejantes,  i  al  mismo  tiempo  que 
con  intenso  deseo  del  bien  de  su  patria ,  con 
humildati  mnia,  las  Kticríluras.  I  esto  basta, 


43 
paraque  no  se  culpe  ,  a  quien  le  ca)ifii)iic  de 
pío,  i  de  doclo.  Además,  el  Dr.  Juan  Peret, 
es  como  si  dijcraoios  tettimonio  irt-ecusable 
en  el  caso,  pues  probableinente  fifé  poseedor 
de  otros  vanos  escritos  de  Encinas,  i  sn  ami- 
go personal,  i  como  ¿I  inclinado  a  anos  idén- 
ticos estadios,  i  de  nn  país  mismo,  i  anima- 
do de  los  mismos  deseos,  i  por  ellos  habien- 
do abandonado,  como  él  ,  reputaston  ,  hono- 
res, vida  tranquila  i  holgada.  ¿Qué  mejores 
fundamentos  podia  tener,  para  bien  calijicar- 
le?  Si  un  hombre  ,  en  las  zircnnstanzias  de 
Pérez,  puede  mentir  en  el  juizio  que  haze  de 
otro  a  quien  bien  conoze;  seria  nezesario  con- 
fesar, que  son  términos  vazíos  de  sentido  los 
de  amor  deta  verdad,  relijión,  iconsienzia. 
Pnr  lo  que  se  lee  en  la  simiente  pajina  45. 
debemos  creer  que  Pérez  remitió  este  libro 
al  D.  Felipe  II. 

Ikfobmakionrs. 

Donde  hat  asterisco ,  allí  comienza  la  pa- 
jina de  la  edizión  nnligna  indicada  por  «I  nú- 
mero marjinil. 

Paj.  48.  r.  19.  abundaAimente  ,  abundo- 
«amcnte,  ahundanfemente  :  De  esos  tres  mo- 
dos puede  correjirse  ahí  la  errata  nbimda- 
nienteúe  la  ed.  antigua.  Por  eso  quedó.  En 
el  r.  24.  dize  la  ed.  ant.  Maximi  taño. 


V.  49.  r.  8.  Parcze  laiiibiéii  urrula  (a  voz 
resplandece  tnte. 

P.  50.  beti  merisido.  Erratas  de  la  cil.  snt. 

P.  5}.  Laai¿«Uw«i  aul^r  de  la  rrautlii- 
levta  coduía  ie\  Pppii  Leo»  X.  que  pitea  lle- 
var ade)itnl«  la.contiirucziúu  de  la  cúpula  de 
B..  Pedro,  ceiuanzada  por  Juliu  II.,  iiiiiiidó 
vendar  toda  ciase  de  luduljeiuiss.  Eii  Alema- 
nia los  que  vendiecou  mui  bieo  estos  fardos 
de  burlat  burhdas  ,  fueron  los  Comisarios,  o 
Delegados,  del  Papn  ,  ArctiuboUlo  i  Tetzel. 
Sobre  lodo  el  ^searo  de  Tetsel  fué  innodilo: 
iFudet  referre  (dije  Fabrotú  de  él)  flw*  ip»« 
el  dixit  el  fecil  quasi  Légalas  e  ccelo  missui 
fuisiet  ad  quod  libeí  fiaculum  expiavdutn  ai- 
que  purgandum.»  [Tooio  la  zila  de  la  obra  de 
William  Itoscoe,  Life  a»d  Ponti^alc  of  Leo 
X.]  bebe  verse  sobre  esta  venta  de  liiduljen- 
ziashecb!)  por  I,eon  X.  el  Drama  latino  de 
Enrique  Hirlzwig,  impreso  en  Francfort  ela. 
1617.  intitulado  .  ¿.t(l4eriM,,  cuya  grabiida 
Portada  presenta,  de  cuerpo  entero,  los  re- 
tratos de.  Lulero  ,  i  de  TeUel ,  el  primero 
con  la  Biblia '  ea  la  iiiaoo.  i  el  otro  cou  varias 
Bulas  en  ambas  manos  ,  i  un  cofre  al  ladu , 
lleno  dfl  ellas  tía  dvAa ,:  cobra  sus  cabezas 
se  lee  esie  dísllof : 

TecetiuM  Papa  bultit;  Lutherus  Iod<b 
Verbo  dyetat :  ¿utró  tutau  iré  duce? 
i  a  sus  pies  este  otro: 


45 
Pertpictíum  Domini  vtabut».  Luthere, 

fnuntphai. 
Faclio  emeaulygem  Teceliaaa  bibil. 
i  en  la  Allima  esaena  del  Drama ,  se  repré- 
senla »  los  soldados  españoles  de  Carlos  V. 
eutrando  eo  WtUnberga,  resuellos  a  desen- 
terrar i  quemar  los  restos  de  Lulero  ,  que 
yazian  depositados  eu  un  honroso  sepulcro: 
pero  se  detienen ,  ya  porque  s«  lo  prohibie- 
ron sus  jefes,  i  ya,  por  pensar ,  que«e  halla- 
fian  COR  el  aUiud  vazio,  como  se  lo  asegura- 
ban los  frailes.  Por  lo  demás,  antes  df>  León 
X.  acostumbraron  otros  Papas,  como  Urbano 
II.  el  año  \iO0.,  vender  el  lielú  pQrdinerot, 
i  hoi  siguen  practicándolo;  ponine  una  de  las 
cualidades  caraclerislieas  del  papado,  es  la 
persevcranzia .  Cnaudo  iinajiuiin  los  Papas  , 
que  pueden  arrogarse  un  derecho,  ul  punto 
promulgan  que  lo  heredarou  de  Dios:  i  si  las 
zircunstanzias  les  prezisan  a  pactar  nigo  con- 
tra el  la)  derecho,  prozeden  con  tanta  maña, 
i  ambigüedad  ,  que  mucslraa  no  haberlo 
perdido,  i  solo  suspendido  uo  tiempo  ,  por 
benignidad  pontiBiia;  i  con  semejantes  dere- 
chos, o  usurpazíones,  violan  cuando  quieren, 
i  pueden,  la  potestad  de  los  Priazipes,  i  toda- 
Hberlad  zivil  de  las  naziones.  1  bien  fazilmen- 
te  lu  hazen  en  los  paises  como  et  nuestro  , 
donde  no  hai  otra  relijion  verdadera  que  la 
que  manda  el  Papa.  Ahora  mismo  ,  los  ins- 


46 

IritJdos  liberales  cspaAoIes  están  muí  indig- 
nado», de  niie  fil  jesuitÍBiiio  lea  vede  eríjir  una 
eslatua  a  Menditabal  ,  que  restablezió  el  a. 
1835.  la  snpresiún  del  diezmo;  i  no  se  indig- 
nan, de  que  sus  hijos,  estén  todavía  apren- 
diendo de  memoria  el  mandamiento  de)  Pa- 
pa, de  pagar  diesmos  i  primiziat  :  i  no  hai 
gobernante  lilierál,  que  le  mande  bnrrar  del 
catezismo:  i  entretanto  el  Papa  ,  enseña,  c 
imprime  su  Mandamiento,  i  avizora  la  ocasión 
oportuna  para  que  vuelva  a  observarse. — 
Véanse  con  alenzion  las  pajinas  55  i  54. 

P.  55.  [alabando]:  la  ediz  antigua  ,  ablan- 
do: pero  es  errata  cinra. 

P.  56.  r.  14.  Nótese  la  elipsis:  ^que  jamás 
habia  echado*. 

P.  58.  r.  2.  deseyo;  lie  dejado  esleliarl)»- 
rísmo  ,  porque  ann  se  usa  en  provinzias  de 
España  por  deseo. 

V.  60.  Pnra  entender  mejor,  lo  que  se  lee 
en  el  §.  que  acaba  aquí,  i  comenzó  en  la  pa- 
jina 51),  i  cuanto  en  las  dos  Informazionesse 
toca  ,  azerca  de  In  historia  de  la  época  en 
que  el  autor  escribía  [ázia  el  año  1544.  Véa- 
se la  paj.  57.  renglón  4.  confrontada  con  la 
paj.  lo3.);  sóTraseme  esta  larga  Nota  con- 
memorativa de  los  hechos.  Carlos  V.  en 
la  Dieta  qne  tuvo  en  Wonns  el  año  1521. 
promulgó  un  Kdiclo  de  prosci'ipzión  contra 
Lulero  i  sus  sccuazcs  de  que  buzo  mérito  la 


47 
Declaratoria  puesta  ea el  Apéiidize  (paj.  55.). 
Ordenó  en  él,  que  los  dichos,  fueseu  tratados 
como  eoeinigos  del  Imperio  ,  i  perseguidos 
con  todo  rigor.  La  ejecuzióu  de  este  Edicto, 
fué  de  tal  suerte  aguijoneada  por  el  Empera- 
dor, i  los  Legados  del  Papa  ,  que  toda  Ale- 
mania se  alborotó.  Los  Prínzipes  Católicos, 
instigados  por  el  Cardenal  Campeggio  ,-  se 
reunieron  en  Ratisbona  el  a.  1524.,  i  adop- 
taron medidtis  de  sumo  rigor,  para  que^  se 
ejecutase  el  Edicto  en  sus  Estados  respecti- 
vos. Pero  los  Prinsipes  i  Estados  que  se  adhe- 
rían, o  protéjian  lá  Reforma,  no  obraron.del 
mismo  modo.  Aplicarles,  pues,  las  penas  del 
Edicto,  era  lo  misino,  que  comenzar  la  guer- 
ra zivil:  cosa  que  trataron  de  evitar  los  mas 
prudentes  del  Cuerpo  Jermánico»Estasítua- 
zion  crítica ,  o  llámese  zisma  relijioso  ,  se 
agravó  mas  en  la  Dieta  de.  Augsburgo  ,  por 
culpa  4el  Emperador  ,  que  dio  uu  Decrelo 
condenando  la  Cmfe9ión  de  Fé^  que  los  Prín- 
zipes Protestaateale  habían  presentado.  Este 
Decreto,  limitaba  el  tiempo  dentro  del  cual 
se  les  ordenaba  conformarse  a  las  doctrinas 
de  la  Iglesia  Romana,  eo  lo  relativo  a  los  ar- 
tícoloá  en  digpiiía.  Couduzidos  a  este  extre- 
mo los  Caudillos  Protestantes,  determinaron 
juntarse  en  SmakaMa  ,  Condado  de  Henne- 
berg,  i  el  último  dia  de  aquel  afto  mismo  «le 
1550.  Armaron. aUí  una  Vniouj  o  alianza  de- 


Tensiva  ,  ifue  renovaron  luego  rárias  veses. 
Juan  Federico,  Elector  de  Sajonia ,  i  Felipe 
Land^rsve  de  Hesse  ,  se  declararon  por  Ca- 
bezas de  esta  unión.  Para  oponerse  a  esta 
ConfederazioD,  inslita^ei^on  ios  Pnnzipes  lla- 
mados CalAlicoB  la  Sania  Liga ,  con  objeto 
de  protejér  la  relijion  Romana.  Todo  nnun- 
ziaba,  al  parezer,  la  guerra  zivil,  ciiandouna 
invasión  de  los  Turcos  en  Ungría  i  Austria  , 
les  indujo  a  los  CalAücosa  firmaren  Nurem- 
berga  el  a.  t532,  una  tregua,  o  tralado.con 
los T'rínzipeB  de  la  Union,  en  cuya  virtud  se 
pactó  paz  ,  entre  los  Estados  de  ambas  reli- 
jiones,  que  firnió  tiimbienel  Emperador;  la 
cual  paz  debía  continuar ,  hnsta  i^iie  se  jun- 
tase un  Conzilio  JenerAI,  o  se  determinase  lo 
contraria  en  alguna  nueva  Asamblea.  E^ia 
paz  se  ratifica  varias  Teaf».  Los  Prioiipes 
Protestantes,  sinembargo  ,  siempre,  i  desde 
un  prinzipio, persistieron  en  recusarla  auto~ 
ridád  de  Conzilios  que  estuviesen  sometidos 
a  los  Papas,  que  loa  convocaban;  i  que  por  lo 
mismo,  los  disponían  a  su  manera,  i  no  los 
dejaban  libres  dvl  todo.'  El  Emperador,  a  pe- 
sar de  sus  firmadas  palabnflt'déspHee  de  ha- 
ber becho  las  paxes  con  PranHJa'eit  Crepy  , 
el  a.  1S44.,  i  ajustado rfn  arraistlBio  de  zuico 
años  con  los  TnrcoB  ;  se  reMlríA  a  declarir 
la  guerra  a  losPrJniipes  Protestantes.  El  a. 
1546.   publicó  el  cristiano  Emperador  un 


49 
Edicto  de  proscripzioo  conlra  el  Elector  de 
Sajouía,  i  el  Landgrave  de  Hesse  ,  los  dos 
Caudillos  de  la  unión;  también  hizo  un  trato 
secreto  con  el  Duque  Maurizio,  de  la  segunda 
rama  de  la  casa  de  Sajooia,  i  pariente  zerca- 
no  del  Elector.  I,  mediante  este  trato,  logró 
que  su  campo  de  guerra  pasasedel  Danubio 
al  Elba.    Habiendo  sido  derrotado  el  Elector 
por  el  Emperador,  en  una  refriega  que  tuvo 
lugar  en  Mecklenburgo  el  a.  i  547. ,  cayó  en 
manos  del  venzedór:  i  dos  meses  depues,  cu- 
po la  misma  suerte  al  Landgrave  de  Hesse. 
Quedó  así  disuelta  la  Union,. o  Confederazion 
de  Smalkalda  ,  i  dueño  ya  de  Alemania  el 
Emperador,  reunió  una  Di  ta  en  Augsburgo, 
en  la  cual  procedió  como  Dictador  absoluto. 
Una  gran  división  de  ^us  tropas»  alojada  en 
la  ziudád ,  le  sirvió  deguardia  de  su  perso- 
na, i  lo  dem&s  del  ejérzito  se  acampó  en  los 
alrededores.  En  esta  Dieta  conlírió  al  Duque 
Maurizio  el  Electorado  de  Sajouia,  quitándo- 
selo a  su  prisionero  Juan  Federico.  Verificó- 
se la  investidura  del  nuevo  Elector,  en  Augs- 
burgo  el  a.  1548:  i  entonzes  trazó  el  Empe- 
rador la  ruina  ,  i  extirpazión  completa  del 
Protestantismo,  compeliendo  a  losPrínzipes 
i   Estados  de  la  Reforma,,  a.  sujetarse,  a  la 
Iglesia  Romana  ,  por  medio  de  un  formula^ 
rio,  que  les  obligó  a  adoptar,   conozido  por 
el  nombre  del  Iníerim  :  el  cual,  en  su  parte 


preliniitiái',  soln  les  permitía  el  iisotlc  1n  co- 
luimion  eii  ambas  espezies  ,  i  el  cnsamieulo 
lie  sm  ctt^rigos,  entre  tanto,  (]iie  e)  negmio 
no  se  dezidio  por  un  ConEÍlio.  DueQo  absolu- 
to de  almas,  vidas,  i  haiiendas,  se  señaba  ya 
Carlos  V.  cuando  la  bora  del  tnfortnnio  llegú 
para  despertarle.amedias,  del  sueño,  ieclip- 
ititr  BU  pasada'  gloría  i  ufanía.  El  Elector 
Maurízio,  uunqiie  le  era  deador  de  su  digni- 
dad ,  ímajinó  que  le  convenía  aprovecharse 
del  mal  estado  a  que  veía  rednzido  al  Empe- 
rador, a  cansa  de  su  falla  absoluta  de  dinero: 
i  se  resolvió  a  poner  coto  a  la  autoridad  im- 
períil  ,  i  a  restaurar  la  causa  Protestante. 
Cou  esta  mira,  se  confederó  con  varios  Prúi- 
zipes  del  Imperio  ,  i  zelebró  nn  Tratado  se- 
creto con  Henrique  H.  deFranzia.enCham- 
bord:  i  marchando  con  suma  rapidez  contra 
el  Emperador,  casi  le  cojió  por  sorpresa  en 
Inspriicii  ,  i  le  obligó  a  recurrir  a  la  media- 
zion  de  su  hermano  Femando',  Iteí  de  Ro- 
manos ,  con  la  cual  concluyó  con  Maurízio 
nn  Tratado,  qne  se  firmó  en  Passau,  el  año 
1552.  Por  él  se  sanzionó  la  libertad  del  cul- 
to protestante;  i  se  acordó  ,  que  se  debería 
-  rftunir  un  Conzilio  Jeneral  ,  que  estableziese 
ios  artículos  de  una  paz  sólida  i  permanente 
entre  los  Estados  de  ambos  cultos.  La  Dieta, 
postergada  a  causa  de  los  Suzesos  políticos, 


51 
1)0  pudo  reunirse  en  Augsbui-go  basta  el  aüo 
de  1555.  En  ella  se  concluyti  una  paz  defi- 
nitiva sobre  el  negozio  de  la  relijioD  ,  orde- 
uándose,  que  tanto  los  Estados  l'rotestantes, 
como  los  Católicos,  disfrutasen  una  completa 
libertad  de  culto,  i  que  cualquier  diferenzia, 
solo  pudiese  resolverse  por  medios  amiga- 
bles. Se  ratificó  la  secularisazion  de  las  ren- 
tas eclesiásticas ,  que  los  Prínzipes  Protes- 
tantes habían  efectuado  en  sus  Estados:  pero 
en  uno  de  los  artículos  del  Convenio,  se  esta- 
blezca expresamente,  que  cualquier  prelado, 
oclérigo,  que  abrazase  la  Confesión  de  Augs- 
bnrgo  ,  dejando  la  Iglesia  Romana  ,  forzosa- 
mente babia  de  perder  su  BeneGzio.  Este  ar- 
ticulo ,  conocido  por  el  nombre  de  Reserva 
ecleiiáílica,  no  pasó  ,  sínó  con  una  grandísi- 
ma oposizión.  Los  artículos  de  este  Convenio, 
se  interpretaron,  luego,  por  cada  parte,  se- 
gún les  acomodó,  en  particular  por  Roma, 
i  los  clérigos,  que  no  cumplieron  uno  solo  de 
los  que  eran  favorables  a  los  Protestantes. 
Lo  cual  orijinó  después  la  guerra  llamada  de 
los  Treinta  aQos  ;  i  previamente,  los  daños, 
agravios,  i  males,  a  que  alude  nuestro  Enzi- 
nas  en  sus  Informaziones.  De  la  penuria  del 
erario  del  Emperador,  que  dejo  indicada;  so- 
lo ¿I  tenia  la  culpa-  Su  ambizion  no  conozía 
limites,  i  su  presunzion,  desgobierno,  i  fana- 
tismo, casi  nunca  los  conozíeron:  i  como  los 


corlesanoft  aituladores,  i  los  arleros  snicrdo- 
tee  que  le  asediabnii  siempre  ,  fomenlaron  i 
Kxplntaron  sur  males  pasiones;  tué  verdade- 
raiiierite  un  íizote  para  los  paires  eH  que  do- 
minó. No  se  hnsqueii  las  pruebas  de  esto  ea 
Irs  Historias  eleifanleB,  de  Doctos  i  de  Erudi- 
tos: búsquefise  linicaineDle  en  los  seozillosi 
familiares  documentos  do  sus  conlemporá- 
neos,  e  Íntimos  amigos.  Yá  dejo  indicado  que 
Lauz.  pj>blicó  el  a.  1844  la  Correspondeaiia 
orijinAl  de  Carlos  V.  Léanse  en  ella  lascar- 
tas  del  Etiiperadór,  i  de  sus  amigos,  i  deií- 
dnse  luego.  C6jase  ,  por  ejemplo  ,  la  carta 
de  .1.  Hannart,  Vizconde  de  Lomlwcke,  i  Ba- 
rón de  Likerke,  eseHla  en  Marzo  del  a.  I52< 
desde  Nureníberg  ,  a  su  amo  ünrlos  V.,  dán- 
dole cítenla  de  su  misión  a  Alemania.  Por 
ella  se  verá  ,  que  los  Frjnzipes  Electores  de 
allá,  estaban  descontentos  de  haberle  nom- 
brado Emperador  ,  porque  desgobernaba  a 
Aleniani»  ,  tanto,  o  mad  ,  que  a  Espafta  ,  i 
que  a  lodos  les  estaba  debiendo  dineros  ,  i 
grandes  promesas  ,  i-eon  ningimo  cumplía. 
Al  Duque  Palatino  Federico  de  Baviera,  p.e., 
le  estaba  debiendo  Carlos  V.  Téintiiinco  mil 
florines  de  oro  ;  i  a  ese  (eo^r  debía  a  casi 
todos  los  Prinzipesdel  iTDpíriti'snmag  consi- 
derables. Quejábanse  ade)!ia8(p>  107.)  t'des- 
Ire  gomierne  deslrangiers  ,  alegont  que  mOn 
dicl  Seigneur  [fí.  Fernando  ,  hermano    del 


55 
Etnperadúr]  se  gouuerne  lotaleHient  par  Sala- 
nwtica.i  (De  suerte  ,  que  los  Bs(»aüole8  se 
qiicjabiui  de  aer  gobernudos  per  Flanedcos  i 
Alemaiies;  i  eslos,  de  serlo  por  Eepaholes.) — 
Los  Electores,  como  el  Arzobispo  de  Tréve- 
ris,  i  piros,  andabafl  en  tratos  con  Franzísco 
I.,  i  anti  sospechaba  Hanaart  ,  por  motivos 
que  alega  ,  i  el  exiesivo  gasto  que  nazía  el 
dicbo  Arzobispo;  que  rexibía  dinero  de  Fran- 
zia.  Al  Uiique  de  Saionia,que  pedía  los  Ireia- 
la  i  tres  mil  florines  de  oro  ,  que  ,  desde 
Worms  ,  le  estaba  debiendo  Carlos  V.;  se 
proponía  Hanaart  engañarle  con  Bczionesdi- 
ploñiálicas,  •tt/fin  ¡^le  escribe  al  mismo  Em- 
peradt^r]  /¡ue  en  soijes  acqnite  el  en  desbour- 
ses  mUünt  moins  dargenl-.  También  H»inart 
se  hallaba  mui  apurado  de  dinero ,  i  supli- 
caba al  Emperador  se  le  diesen  libranzas 
'par  ie  bancit  des  Foucliers  [los  Fúcares],  au 
des  Wclgers.  •  I  no  solo  este  cortesano  escri- 
bía «on  ta!  desprezio  de  todo  sentimiento 
moral  a  su  Emperador  i  amo;  sino  que  hasta 
el  Papa  Adriano  VI.  se  atrevía  a  recomendar^ 
le  a  varias  clérigos  españoles  ,  que  estaban 
en  la  Corte  ponlifizia,  i  que  según  afirma  el 
relijtoso  PontiHze,  se  futhian  ^njido  ardientes 
Cotntmeros,  para  engañar  asi,  a  los  Comune- 
ros verdaderos;  diziendo  el  santo  Pontífize  , 
de  sus  protejidos  i  delicados  sazerdotes  estas 
palabras:  «eí  íí  par  avanture  ilz  ont  aueugnes 
55 


54 

fúit  fait  quelque  chote  conírevolre  majetle , 
ils  úint  fait  teulemml  a  intención  de  non  eitre 
congneua  pour  fauteurt  de  votre  paríie.*  I 
sigue  AdriaDo  afirmsndo  a  su  antiguo  diszt- 
pulo ,  que  si  no  hubiera  sido  por  este  doble 
juego  de  estos  clérigos  traidorzicos,  los  Pro- 
euradoret  en  Tordetiltaí  habrían  triúufado 
completamente.  Zito  estos  rasgos  de  la  moral 
política  del  Emperador,  i  stis  amigos;  no  por 
solaz  que  experimente  en  sacar  a  reluzir  sus 
olvidadas  miserias  ;  sino  para  mostrar  la 
abundante  razón,  conque  Pérez,  Enzinas, i 
otros  antiguos  paisanos  nuestros  ,  querían  i 
pedían  las  deseadas  reformaE  qne  indican. 
Esos  retazos  que  zito  ,  son  ios  mas  débiles  , 
que  pueden  entresacarse  de  ia  Correspon- 
deiizÍH  de  Carlos  V.  con  sus  amigos,  de  los 
infinitos  qne  se  leen  en  ella  ,  que  son  lesli- 
monios  de  torzida  i  bochornosa  moral.  Esla 
Nota  es  larga:  pero  salva  el  tener  que  anotar 
otros  muchos  pasajes  de  las  Informaziones. 
Azerca  de  la  Confesión  de  Fé  ,  zitada  en  esa 
pajina  60.  solo  diré,  que  debe  leerse.  La  edi- 
zíon  de  ella,  que  me  pareze  mejor,  es  la  si- 
guiente :  Confetsio  Fidei  exhibila  Invictiss- 
Imp.  Carolo  V.  Ccesari  Aug.  iii  Comifiis  Au- 
ffuslce  Armo  M.D.  XXX.  Cum  duplici  editifí- 
ne.  Addita  ett  Apología  Confessionis  dUigen- 
ter  recognita. — Psalm.  CXIX. — Eí  loquebar 
de  tesíimoniis  luis  in  conspecln  Regum,  et  no» 


55 
confundebar. — Basilect  M.D.LXVII.  1.  t.  en 
8.**  con  dos  pajínaturas  :  una  de  201.,  que 
contienen  la  Confesión  ;  i  otra  de  549.,  que 
contienen  lá  Apolo jia.  En  ésta,  responde  Fe- 
lipe MelancthoUy  a  todos  los  reparos  que  pu* 
sieron  los  amigos  del  Papa  a  la  Confesión 
Augustana,  o  de  Augsburgo.  Con  gusto  vería 
este  libro  en  castellano,  integro,  i  bien  tra- 
duzido.  1  no  solamente  por  algún  afizionado, 
o  amigo,  como  si  dijéramos,  Enzinas,  Pérez, 
Reina  ,  Valera  ;  sino  por  adversarios  de  su 
doctrina,  con  tal  que  no  lo  alterasen,  ni  mu- 
tilasen. Hubiera  sido  un  trabajo  propio  del 
injenio  de  Balmes,  haber  traduzido  relijiosa- 
roenie  este  libro  de  la  Confesión  de  viejos 
anti-romanistas:  i  luego  haber  anotado  ,  asi 
la  Confesión  ,  como  la  Ápolojia  ,  con  toda  la 
fervorosa  dialéctica  que  le  hubiese  sujerido 
su  talento.  Bastaba  no  haber  alterado  ,  ni 
mutilado  el  Libro  ,  paraque ,  aun  impreso 
por  adversa  persona,  pudiese  ilustrar  bien  la 
materia  que  trata. 

Paj.  62.  Tócase  aquí  la  entrada  del  Turco 
en  Austria.  Con  tal  motivo,  escribió  una  car- 
ta el  a.  1532.  el  Obispo  Garzía  de  Loaisa, 
desde  Roma  donde  se  hallaba ,  a  su  amigo  , 
amo  ,  e  hijo  de  Confesión  Carlos  V. ,  en  la 
cual,  después  de  escribirle:  ^paresze  claran 
mente  que  la  venida  del  Turco  es  cierta»;  le  dá 
un  consejo,  o  parezér ,  acomodatizio  i  cleri- 


56 

cal,  en  los  términos  siguientes:  «En  tos  er- 
■rores  luteranos,  seria  «íe  pareszér  ,  que  al 
■presente  se  cometiesen  a  la  disimulazion,  o 
■por  vía  de  treguas  entre  herejes  i  cristianos, 
■dejando  a  cada  uno  creer  como  quisiere,  o 
■hazíendo  con  ellos  pacto,  que  hasta  el  Con- 
■nlio  futuro  Tivan  todos  en  sos  ritos  sin  es- 
«torbar  dí  empedirsi;  los  unos  a  los  otros,  i 
•que  canndo  por  falta  del  Sumo  Pontifize  , 
■dentro  en  tres  aftos  no  se  congregare  el 
■Conzilio  ,  que  de  ahí  adelante  puedan  libre- 
<mente  ,  i  ^n  empacho  de  Prmzipes  ni  de 
■Dietas  ,  perseverar  en  su  forma  de  creer. 
■Todo  esto  me  pareze  qnc  V.  Md.  les  puede 
■  otorgar  sin  ninguna  culpa,  contal  coudi- 
■ziún  ,  que  os  sirvan  i  ayuden  contra  este 
'enemigo  comiün  :  i  no  tenga  V.  Md.  escrú- 
•pulo  (le  servirse  déllos,  aunque  sean  here- 
°jés:  porque  estando  vuestro  corazón  sin  pe- 
ncado ,  sus  errores  no  estorbarán  vuestra 
■buena  ventura.  I  como  estoi  tan  lejos,  i  no 
•sé  loque  pasa  ,  mal  puedo  aconsejar  coii- 
■formea  prudenzia.pero  diré  esto  ein temor 
•de  errar :  que  V.  Md.  haga,  i  tome  les  mé- 
■dios  mejores  que  pudiere,  para  conzertarse 
■con  luteranos,  paraque  os  ayuden  contra  el 
«turco  :  i  si  en  algún  articulo  V.'Md.  fowe 
■dudoso  si  ofende  a  Dios,  o  no;  consúltelo  vo- 
•lando  con  el  Sumo  PontíBze  :  i  digo,[fi7*] 
•  que  puede  estar  segura  su  conzienzta  en  la 


«delermioazioD  del  Papa,  aunque  deluiilc  de 
«Dios  fuese  error.  De  los  negozios,  yo  escri- 
«bo  al  Comendador  mayor.  Suplico  aV.  Md. 
«sea  servido  de  leer  la  letra  :  i  acreswente 

■  Dios  la  vida  ,  i  salud  de  V.  Cesárea  Nd. — 

■  De  Roma  a  8  de  Judío  de  1532  años.> 

Ciiacdo  eslo  escribía  la  reverenda  mane 
.  del  Sr.  Loaisa  ,  debió  eslar  abotargada  su 
^oDzieiwia,  i  su  memoria  tarabieu,  pues  que 
a  mas  de  aconsejar  a  su  Prinzípe  el  dolo  i  el 
fraude,  quiere  aletargarle  tanto  el  alma,  que 
escuche  antes  al  I'apa,  que  a  Dios  ,  i  cabal- 
mente cnando  era  i'apa  Clemente  Vil. 

Paj.  63.  recuerda  la  ¡da  del  Emperador  a 
Túnez,  por  los  irnos  de  1535  i  1536. 

Paj.  67.  «por  solo  el  capitulo  de  la  j'ustift- 
cazimi>.  En  esta,  i  Ui  paj.  siguiente,  alude  a 
la  doctrina  de  «que  los  hombres  no  pueden 
conseguir  la  remisión  de  sus  pecados  ,  por 
sus  méritos  propios,  sino  solo  por  los  méri- 
tos de  Cristo  ,  i  por  fó  en  Cristo.  I  como  el 
tener  fé  en  Cristo,  nezesaríamente  tiene  que 
llevar  consigo,  uu  amor  sinzero  a  Él  i  a  su 
doctrina,  un  apartamiento  de  lodo  vizio,  i 
maldad  ,  i  una  completa  renovazion  del  co- 
razón ,  i  de  ia  vida  de  un  pecador  ;  de  ahí 
prozede  ,  seguti  la  doctrina  que  delíende  En- 
zinas,  que  la  justincaziou  completa  ,  delante 
de  Dios,  de  ese  pecador  ,  la  obtiene  por  me- 
dio de  Cristo  ,  i  la  debe  solo  a  la  infinita  mi- 


í 


58 

scricordia  de  Dios.  Est»  dtictrina,  con  efecto, 
parezc  la  c|ue  predicaron  Ior  Apóstoles,  i  1» 
que  pnsícron  pnr  fimdameiilo  de  cuanto  en- 
señaban.  Somos  reconziliados  con  Dios,  no 
por  nuestras  propias  obras  ,  no  por  nuestra 

firopia  rectitud  ,  sino  sola  i  únicamente  por 
I  saugre  de  Cristo.  Kszierlu  que  debemos 
arrepentimos  de  nuesln»  pecados,  que  debe- 
mos huinilianiOK  delante  de  Dios  ,  i  que  esto 
lo  debemos  h^zer,  antes  que  podamos  espe- 
rar, que  eslainos  reconziliados  con  Dios:  pero 
es  también  zierio,  qui;  el  arrepentimiento  de 
nuestros  pecados,  que  la  contrizion  i  bumíl- 
d^d  del  coraíón,  no  es  obra  propia  nuestra. 
Si  yo  me  arrepiento  de  ser  pecador  ,  será 
porque  Dios,  por  su  Sanio  Espíritu,  despier- 
ta ,  u  obra  en  mi  ,  ese  arrepentimiento.  Si 
roe  ha'lo  contrito  ,  si  me  humillo  cordial- 
mente  delante  de  Dios,  sí  tengo  un  pesar  in- 
terior de  haber  pecado  ;  todo  eso ,  es  obra 
del  mismo  Espíritu  Santo. — I  nótese  bien  , 
que  no  es  tampoco  este,  el  real  fundamento, 

3ue  no  es  esto,  digo,  por  lo  que  somos  justi- 
cados.  No  es  la  rectitud,  ni  en  todo  ,  ni  en 
parle,  el  motivo  por  el  cual  somos  reconzi- 
liados con  INos.  I'orque  sí  nos  dolemos  de 
haber  pecado  ,  sí  el  pesar  de  nuestros  peca- 
dos nos  desgarra  el  corazón  ,  i  nos  llena  de 
liumíldád;  lodo  esto,  no  puede  obrar  nuestra 
juütílicazíon.  No  debeuiosa  esta  causa,  ni  en 


51) 
lodo  ,  ni  en  parle  ,  la  reinisiúa  de  nuestros 
pecados:  ni  pora  ella  influyen  .  nuestra  hu- 
millazion  i  contrizion.  Mas  ^ieu  esto,  puede 
impedir  nuestra  juslificazion:  porque  si  fun- 
damos sobre  ello  nuestra  esperanza;  si  pen- 
samos, que  debemos  tener  la!,  a  cual  ^rado 
de  contrizion  ,  o  arropen  limieuto  ,  antes  de 
que  seamos  justjBcados  :  si  pensamos  ,  que 
debemos  estar  mas  contritos  ,  mas  hauíilla- 
dos,  mas  pesarosos  de  nueslros  pecados ,  an- 
tes que  podamos  Ker  justiGcados; — equivale 
esto  a  poner  nuestra  contrizion,  nuestro  do- 
lor, nuestra  humillazion,  por  fundamento  de 
nuestra  justiUcaEÍón,  o  a  lómenos,  por  parle 
del  fundamento.  Asi  es,  que  eso,  impide ,  o 
estorba  uneslra  justiGcazi<^n:  i  nos  es  preziso 
quitar  tal  estorbo,  o  impedimento,  si  quere- 
mos poner  el  real  fundamento.  El  real  fun- 
damento, pues,  no  es  nuestra  conlrizión  (que 
hablando  propiamente  ,  no  debemos  llamar 
nuestra),  no  es  nuestra  recliiud  ,  no  es  nada 
propio  nuestro;  no  lo  que  se  obra  dentro  de 
nosotros  por  el  Espíritu  Santo:  sino  que  es, 
lo  que  está  fuera  de  nosotros  ,  lo  que  no  es 
nuestro,  es  dezir,  la  rectitud  ,  i  la  sangre 
de  Cristo. — La  Escritura  dize  (Rom.  iv.  5.): 
*al  que  cree  en  El  que  justifica  al  impio ,  su 
fé  le  es  imputada  a  juslixia".  Luego  el  fun- 
damento, no  nos  perleneze.  No  h^i  conexión 
alguna,  respecto  a  esto,  entre  Dios  i  el  impio. 


/ 


60 

No  hai  lazo  que  los  una.  Separados  esláii , 
uno  deolro,  sin  tener  nada  común.  ¿Hai  eos» 
en  el  impío  ,  que  pueda  unirle  a  Dios¿  ¿Hai 
obras,  reclilúd  ,  arrepeulimienlo?  No  :  iai- 
piedád  solamente.  Tiene^  pues«  que  ir ,  car- 
gado con  su  impíediíd,  tiene,  digo»  que  irse 
derecho  a  Cristo  ,  si  quiere  poner  el  funda- 
mento real  de  su  jnstiíicazion,  idezirle:  «Tu 
«que  vés  los  corazones,  i  que  sabes  que  soi 
«un  impío  ,  no  sé  si  humilde ,  ni  contrito, 
«pero  sí  un  impío;  mira  por  mít  i  llévame  a 
«Aquél  solo  y  que  justifica  al  impío  :  i  puesto 
«que  en  mí  no  hai  mas  que  iniquidad  i  peca- 
«do ;  tu  sangre  sea  mi  propiziazión.»  fiien 
conozco,  que  eslees  un  misterio^  de  los  que 
la  Escritura  nos  habla,  que  parezen  locura  a 
los  sabios  del  mundo:  pero,  si  se  refiexiooak 
un  tanto  ,  se  hallará  ser  un  misterio  ,  abs- 
truso  cuanto  se  quiera  ,  mas  no  repugnante 
a  la  razón  del  que  no  deseche  las  revelazio- 
nes  de  la  Biblia.  Según  ésta,  el  pecado  es  la 
única  cosa  que  separa  a  los  hombres  de  Dios: 
i  el  pecado  es  también  la  única  cosa  ,  qué 
movió  a  Cristo  (a  quien  la  revelazión  nos 
presenta  como  el  emblema  de  la  mansedum- 
bre, i  de  la  humildad  inozente,  apellidando* 
le  «Cordero  de  Dios»),  a  compadezerse  de 
nosolros ,  i  a  unirnos  a  Dios  ,  sacrificándose 
voluntariamente  por  nosotros.  I  así  como  no 
vazilo  en  asegurar,  que  de  estas  dos  propo- 


61 
sizíoaes,  tgile  deduzco  <le  la  Biblia,  Iü  prime- 
ra está  muí  ronsonante  con  mi  raaoD  ,  i  la 
siento  en  mi  propio  ,  mas  no  iguilmenle  I» 
segunda,  pues  cud  mi  simple  razón,  no  pnedo 
alcanzarla ;  asi  también  debo  asegurar,  que 
a  mi  raion  se  resiste  ,  el  desechar  una  cosa 
que  nte  afirma  claramente  la  Biblia  ,  como 
es  ésta  de  la  jusülicazión  del  honibre,solo  al- 
canzada por  Cristo  ;  únicamente  por([ue  no 
la  comprendo  bien.  I  sobre  lodo  cuando  es- 
tol penetrado,  de  que  a  los  ojos  de  Dios,  solo 
el  Cristo,  el  que  se  apellida  •EIHijo  del  hom- 
bre/, es  el  único  hombre  puro,  isin  pecado. 
— Él,  pues,  es  el  único  fundamento  sólido  de 
nuestra  recnnziliazionpara  con  Díos.  Tenien- 
do fé  en  este  fundamento, .i  esperando  eu  él, 
nos  salvamos:  i  esa  Té,  es  dou  de  Dios  ,  que 
le  dá  libremente  a  todo  el  qne  quiere  rczi- 
bírle  ,  i  no  se  obstina  en  pcrmanczer  en  su 
impiedad.  Pero  este  don  de  Dios,  no  viveeu 
la  cabeza,  sino  en  el  corazón.  La  Tuque  en- 
señan los  hombres  ,  o  los  libros  de  los  hom- 
bres, nada  vale:  porque  no  arraiga  en  noso- 
tros uu  verdadero,  i  duradero  arrepentimien- 
to del  pecado,  ni  un  verdadero  amor  ,  i  con- 
fianza  en  solo  Dios,  Pero  si  nos  esforzamos 
con  todo  nuestro  corazón,  en  creerque  Cris- 
to es  nuestra  redeuzión;  le  amaremos,  I  tra- 
taremos de  no  desechar  su  salvaziou  ;  nos 
abstendremos  de  pecar  ,  i  renovándonos  día 


62 

Iras  ilíu,  adquiriremos  reclilud,  i  verdadera 
saiilidúd. — Enziuas  se  lamenta  aquí  de  que 
se  persiga  a  los  que  creeu  en  lo  que  llama 
con  razón  prinzipál  doctrina  del  Evanjelio  , 
la  juslificazion  por  solo  fé  en  Cristo;  sin  mi- 
sas, sin  sufrajios,  sin  induljenzias,  sin  bulas, 
sin  absoluziones  humanas ,  sin  zeremonias  i 
ritos,  sin  ese  continuo  saca-dineros,  i  sujeta- 
conzienzias  ,  inventado  ,  i  practicado  por  to- 
dos, o  casi  todos  los  clérigos  ,  de  cualquier 
iglesia  quesean.  Valdés,  en  su  áureo  librillo 
Alfabeto  Cristiano  ,  ha  ensamblado  bella- 
mente este  asunto  de  la  juslificazion  ,  con  el 
de  la  libertad  cristiana. 

Paj.  71.  r.  2.  « esperanza».  La  ed.  ant. 
dize,  «esperacia»:  pero  es  errata  clara,  por 
lo  que  se  Ice  en  el  r.  6. 

Paj.  72.  r.  10.  Cualquiera  puede  correjir 
la  errata  de  ^vestfa  mano»,  que  por  nimie- 
dad al  seguir  la  edizion  antigua  se  ha  dejado 
ahí.  I  mírese  ésta,  i  la  pajina  73.  como  un 
exzelente  comentario  a  las  Artes  de  la  ínqui- 
sizion,  por  Montes.  Compárese  luego  la  pa- 
jina 74.  donde  se  dize,  que  harto  bien  fue  or- 
denada  la  Jnquisizión  para  los  que  judaiza^ 
ban  :  con  lo  que  he  puesto  en  la  paj.  3.  al 
lin  del  Montes,  en  latin,  i  se  conozerá,  de  lle- 
no, el  craso  desbarro  ,  en  que  abi  incurrió 
nuestro  escritor.  Escritores,  i  predicadores, 
pueden  deslumhrar  a  muchos  ,  con  floridos 


sofismas,  i  dcclduiazioncs  hueras  ;  pero  tres 
mil  herejías,  diez  milzismas,  zincnenta  mil 
peleas  por  motivos  de  relijion,  i  ese  tribunal 
del  Santo  Oíizio  con  sus  zien  millones  de 
victimas ,  son  las  conseciienzías  innegables 
de  una  sola  palabra,  cuyo  significado  no  se 
hallará  cabalmente  prescrito  en  todo  el  Tes- 
tamento Nuevo:  I?itolkranzia.  Véase  la  Bio- 
grafía de  Sarpi ,  por  Bianchi-Giovini.  cap. 
xxi.,  el  cual  observa  mui  bien;  que  si  la  re- 
lijion se  biziese  consistir  únicamente,  como 
pareze  que  debía  ser  ,  en  un  esfuerzo  del 
hombre  para  imitar  a  la  Divinidad  ,  no  se 
podría  disputar  sobre  sus  prinzipios  funda- 
mentales: porque  la  razón  bastaría  para  dar- 
nos a  conozer,  que  la  verdadera  es  aquella, 
que  lleva  a  la  soziedád  a  un  mayor  grado  de 
perfeczion  moral.  Tales  son  los  caracteres  del 
cristianismo:  «La  relijion  pura,  i  sin  mácu- 
la, delante  de  Dios  i  Padre  es  esta  :  Visitar  a 
los  huérfanos,  i  a  las  viudas  en  sus  tribulasio^ 
nes  [e.  e.  ser  benéfico  i  misericordioso],  i 
preservarse  de  la  corrupzión  de  este  siglo. >> 
Ningún  lejisladór  dio  jamás ,  en  tan  pocas 
palabras  ,  un  prezeplo  de  cons^cuenzias  tan 
infinitas,  como  ése,  consignado  en  la  Epísto- 
la de  Santiago:  i  la  reunión  de  hombres  que 
le  pusiese  en  práctica  ,  formaría  un  cuerpo 
sozial  feliz  :  no  se  gobernaría  por  la  ambi- 
zion,  i  la  avarizia:  no  creería,  que  agradan  a 


64 

Dios  las  riquezaK  i  prepolenzias  de  esle  mun- 
do: ni  (¡ue  las  grazias  espirituales  son  facul- 
tades  trasmisibleSf  depositadas  en  manos  de 
clérigos  que  las  venden  ,  a  seglares  que  las 
nezesitan  i  compran  :  no  blasfemarían  dí- 
ziendo  ,  que  el  Papa  es  Vicario  de  Dios  en 
la  tierral  igual  a  Dios  en  plenipoteuzia  ,  en 
justizia»  en  infalibilidad: — con  ese  prezeplo, 

Euesto  en  práctica  por  el  Emperador,  se  hu- 
lera ahorrado  Enzinas  de  escribir  estas  In- 
formaziones. 

Paj.  77.  r.  19.  La  ediz.  antigua,  por  er- 
rata, dize,  «en  ñar»:  donde  he  suplido  ensa- 
ñar ,  por  parezerme  preferible  a  engañar. 
En  la  paj.  78.  r.  4.  «e/  estado»,  la  aut.  ed. 
dize,  al. 

P.  81.  r.  18.  La  Ed.  ant.  «ttmiessen». 

P.  84.  El  epígrafe,  o  encabezamiento, 
que  en  esta  pajina  interrumpe  lo  que  va  di- 
ziendo  el  Autor  ,  se  conoze  claramente  ,  o 
que  debía  estar  al  marjen,  como  simple  aco- 
tazión;  o  que  es  cosa  añadida  por  el  Editor 
de  la  obra,  Dr.  Juan  Pérez.  Esto  último  pa- 
reze  lo  mas  probable  :  i  que  él  compartiese 
así  las  Inforniaziones  en  Capítulos. 

Paj.  85.  Dize  aquí  al  Emperador  ,  que 
cualquier  cosa  que  se  hnga  con  finjimicnlo,  i 
no  de  corazón,  la  abomina  Dios,  i  no  la  deja 
sin  castigo.  Carlos  V.  sinembargo  creía  ,  al 
parezer,  todo  lo  contrario,!  obraba  conforme 


i ,' 


65 
a  lo  que  creía.  El  Bei  D.  Fernando,  ku  her- 
mano, en  una  carta  que  le  escribió  coa  fe- 
cha de  27  de  Mareo,  a.  1531.  ,  entre  otras 
cosas,  le  dtze:  ■A^mesmo  me  conseja  i  Tnas- 
■da  rra.  mgl.  entretener  con  buena  manera 
■a  los  luteranos,  i  estorbar,  que  iio  se  con- 
■zierten  ni  conformen  en  sus  cerímontas,  sin 
•darles  ocasión  de  alterarse  ni  irritarse  con- 
•tra  roí.  Yo  lo  haré,  en  cuanto  a  mí  fuere 
■posible,  con  teda  la  industria  i  cautela  que 
>mi  juizio  alcanzare  ,  porque  es  mui  sano  i 
■seguro  consejo:  pero  la  materia  es  lan  peli- 
■gTosa  i  delicada  ,  que  no  creo  bastarA  el 
■mió,  ni  el  de  ningutio,  para  Iratalla  sin  es- 
■cándalo.i  &c.  Abi  tenemos  ,  que  el  noble 
Emperador  aconsejaba  a  su  hermano  finjir;  i 
engañar  a  los  luteranos  de  Austria. — En  on- 
ze  de  Junio  del  a.  1526.  escribía  a  D.  Hugo 
de  Moneada  ,  su  embajador  en  Itoma  enton- 
zes,  entre  otras  curiosas  instruczionee ,  lo 
siguiente:  <>Oespues  de  escrito  lo  suso  dicho, 
«nos  ha  pareziao  bien  de,  aparte  i  en  secre- 
«to,  os  aar  aviso  ,  cdmo  el  solizitadór  del 
(■Cardenal  [Pompeo]  Colonna  ,  estando  aquí 
■en  nuestra  Corte,  nos  dijo  tres  dias  ha,  que 
«el  dicho  Cardenal  su  amo,  le  había  manda- 
ido  que  nos  dijese  de  su  parte,  que  él  tenía 
«buena  disposizión  para  eohir  el  Papa  de 
«Itoma,  i  revolver  Sena  ,  i  aun  Florenzia,  i 
•algnnas  tierras  de  la  Iglesia,  contra  su  San- 


Á 


•tidad  ;  i  queriendo  dilatar  a  responderle 
"hasta  saber  nueva  de  vos,  i  de  vuestra  iie- 

•  gozíazion  ,  el  dicho  solizitadór  nos  aprelü 
«mucho,  diziendo:  que  ahora  ,  luego,  el  d¡- 
"Cho  Cardenal  querría  poner  en  ejecuziÓD  su 

■  intenziiin.  I  viendo  eslo,  habemos  respon- 

•  dido  al  dicho  .tnliziladár  ,  agradesziendo  al 

■  dicho  CantenM  su  amo  su  buena  voluntad, 
«cou  niui  buenas  palabras  ,  por  darle  mas 
■aliento  ;  que  os  habemos  enviado  allá  con 

■  amplísimo  poder  para  cualquier  cosa  qne 
■siizcdiese  en  todo  cvcuto,  í  que  os  manua- 
•rianios  secretamente  dar  avisodesto,  para, 
■cuando  fnese  menester ,  platicar  sobre  ello 
■con  el  dicho  reverendísimo  Cardenal,!  ha- 
■zer  en  ello,  loque  fuese  mas  bien  de  nues- 

■  tros  negozios,  i  asi  no  hazemos  duda  ,  que 
■el  dicho  solizitadór  lo  escribe  agora  aldi- 

•  cho  Cardenal  su  amo.  Parézenos,  que  con- 
iforme a  vuestra  iuslruczion  lo  enlrelengais, 
■i  aun  de  bien  en  mejor,  según  la  disposi- 
■zión  de  ios  negozios  :  pero  como    nuestro 

■  fin  prinzipál  sea  ,  por  respecto  de  lo  de 
«Frauzia  ,  de  ganar  amistad  con  el  Papa  , 

■  haréis  vuestro  fundamento  de  así  lo  poner 
'por  obra,  déla  manera  que  arriba  es  dicho 
■en  esta  caria  ,  lo  mejor  i  mas  a  nuestro 
«avantaje  i  repulazión  que  pudiéredes,  ga- 
znando en  la  negoziazión  de  grado  cu  grado, 
"Como  de  vos  confiamos.  1  en  caso,  [{uedes- 


67 

•  pues  tic  haber  hecho  vueslru  débilo,  hasla 
■el  cabo  de  vuestra  Instniczión,  i  de  lo  que 
•ahora  por  esta  carta  os  cscreliitnos  .  como 
•dicho  es  ,  viésedes  ,  que  todo  eso  no  apro- 

■  vechase,  i  os  pidiesen  cosas  imposibles  ,  n 
■os  i  levasen  con  disimulazion  ¡largas,  con 
•fia  de  ganar  tiempo,  i  concluir  cod  otros  , 
■que  con  Nos;  será  bien  ,  que  no  olvidéis  de 
•prevenir  ,  antes  que  ser  prevenido  ;  í  que 
■platiquéis  en  secreto  con  el  dicho  Cardenal 
■Colonna,  paraque,  como  de  sí  mismo,  pon- 
■ga  en  obra,  lo  que,  como  arriba,  su  solizi- 

■  ladórnos  ha  dichn,  i  que  en  ello  le  hagáis 
■dar  todo  favor  secreto,  de  la  manera  con- 

•  tenida  en  vuestra  dicha  Instruczion :  i  en 
•esto  os  gobernareis  ,  como  viéredes  mas 
«cumplir  a  nuestro  servizio  ,  i  a  bien  de 

■  nuestros  negozios,  segnn  la  buena  vonfldú- 
■zía  que  de  vos  tenemos.* — I  ahí  tenemos, 
que  el  noble  Emperador  mandaba  a  D.  Ugo 
engañar  al  Papa,  i  llamaba  bnenn  voluntad, 
digna  de  agradezerse  con  mtii  buenas  pala- 
bras,  a  la  voluntad  solapada  de  un  Purpura- 
do traidor,  que  efectuada,  su  Eminenzia  hi- 
zo saquear  el  Palazio  del  Papa,  i  entrádole  a 
sangre  i  fuego;  paraque  Moneada  acudiese  , 
a  proponer  un  armistizio:  i  el  Emperador  se 
manifestase  mui  condolido  del  caso,  con  el 
Nunzio  ,  i  le  asegurase  que  nada  había  sa- 
bido!— I,  a  pocos  meses  después  de  ese  sa- 


qucA  ,  suzediú  el  granee  i  famoso  Saco  de 
¡toma  ,  tan  bien  ,  i  verídie«niente  4escnln 
por  Alfonso  Valdés  ,  eo  sn  Wálogo  de  Lac- 
(«nsio  t  el  Ar*e4iano,  obra  jetuela  ,  i  unida 
al  olro  Diálogo  de  Carin ,  de  su  b^maHo 
melliao  Juan  de  Valdét,  i  atribuida,  per  eso, 
a  éste,  por  mi,  i  otros:  pues  así  como  nadie 
casi  puao  distinguir  en  vida  las  figuras,  roo- 
viiuienlos  ,  voz  ,  i  expresiones  ,  de  ambos 
bennanos;  así  pasados  tres  siglos,  no  es  fazil 
separar  dezididamente  ,  los  escritos  qne  de 
ellos  nos  quedan.  Pera,  volviendo  al  Guipe- 
radúr,  i  sus  prozederes,  añadiré;  que  il  es- 
cribió lo  arriba  copiado  a  D.  Hugo  deNm- 
cada:  i  el  20  de  Febrero  del  a.  15^38.,  escri- 
biü  a  Clemente  Vil.  una  carta  que  empieza 
así:  «Mtii  Santo  Padre.  Siendo  vuestro  Nun- 
cío  testigo  de  mi  buena  ¡Dteozion*  &c.  I 
siempre,  dijo  al  Nunzio  Castiglione,  i  escri- 
bió al  Papa,  que  de  ambos  saqueos,  nada  su* 
po,  hasla  qne  se  veriQcaroD:  ecbaado  siem- 
pre la  culpa  ,  a  sus  Ministros!  Véase  ,  pues, 
si  Enzinns  tenia  razón  en  recordar  al  Emped- 
rador, que  el  fingimiealo,  ea  cota  abominable: 
mucho  mas  ,  cuando  Carlos  V.  era  sanísi- 
mo en  esto  de  mentir  i  engañar.  Por  entoazes 
tnisuio,  estaba  de  Enhajadór  suyo  en  Venezia 
D.i  Diego  Hurtado  de  Mendoza,  el  cual  cscri- 
biendo  una  carta  al  Miní^ro  Ü.  LuisdeZúfii- 
ga,  la  comienza  con  estas  palabras  nolaMes: 


iQiiehaze  elgfanSenór  de  los  Romanos, 
Don  Luis?¿Cuándo  te  parte  de  Alemana? 
j  Puédese  en  ata  tietra  dar  a  manas!' 
Acá ,  ^a  le  embarcmm9t  par»  Efpaña, 
i  ^a  le  A«!«KM9  ir  «  Berberí». 
i  él  a  todot,  callando,  nos  engaña^ 
Arjét,  i  la  Morea  ,  i  la  Suriat 
son  de  esa  vuestra  empresa  tos  terreros, 
o  filien  se  lira  en  eslaSeñoria. 
¡O,  Embajadores,  puros  majaderos: 
f  lie  si  Im  Beyes  quieren  engañar, 
comiensan  por  nosotros  los  primems!*  &c. 

De  les  tres  últimos  versos  ,  tomó  Sir  Henry 
WsttDD,  aquella  su  deSnizioD  del  Embaja- 
dor: Legatus  est  vir  bonus,  peragré  missus 
nd  mentiendum  Reipttblica  causái  que  le  cos- 
tó cara.  Bien  sé,  que  Clemente  Vil,  i  los  de- 
más Papas  ,  que  trataron  con  Carlos  V.  por 
cada  uno  de  siis  rinjimienlos,  i  engaños  ,  le 
hizieroo  ellos  zincoenumil:  pero  esto,  lejos 
de  invalidar  el  dicho  de  Enzinss,  le  baze  mas 
importante.  El  mal  es ,  que  esa  política  de 
forajidos,  es  la  única  que  agrada,  por  lo  que 
un  coQozido  mío  llamaba  a  los  Embajadores, 
jilanos  con  medias  de  seda. 

Paj.  95.  r.  3.  >si  hubieran  bien-  &c.  La 
edil.  aot.  diae:  "sivuieranbien*  &c.  Tai  vez 
debería  dezir,  'si  tuvieran*  &e.  I  en  el  r.  10 
donde  también  en  la  ediz.  aut.  se  lee  persi^ 


70 

^u^,  pareze  hai  errata  por  pro5t9tien:  í  en 

el  r.  \%  quizá  d.  d.  diszernir. 

Paj.  95.  «fiDJieron  [los  Papas]  ellos  njís- 
mos  eslo  de  la  donazion  de  Coostaalino.» — 
Asi  es  la  verdad.  Papas  falsarios  finjieron 
eso,  o  permilierou  que  sus  cortesanos  lo  fin- 
giesen. Hai  un  libro  en  4.°  de  solas  cuarenta 
1  nueve  hojas,  que  trata  de  este  asunto,  i 
mereze  leerse.  Se  intitula ,  De  Donaiione 
Consíanlini  quid  veri  habeat,  erudiloram  quo- 
rundam  iiidiciutn,  lU  inversa  pagella  uidebis.» 
El  libro  contiene :  la  traduczión  latina  de  la 
Donazion  de  Constantino,  por  Bartolomé  Pi- 
cerno  de  Monte-árduo,  quien  asegura  haber- 
la traduzido  del  griego.  Dizele  Pizerno  al  Pa- 
E a  Julio  11.,  que  estando  él  leyendo  en  la  Bít 
lioteca  del  Papa,  se  le  vino  a  las  manos  un 
librito  griego,  que  contenia  la  tal  Donazion: 
i  que  le  parezió  bien  traduzirla ,  por  haber 
muchos f  que  aseguran  ser  falsa  la  Douaziont 
entre  quienes  está  Lorenzo  Valla  ,  hombre 
verdaderamente  docto  (vir  haud  sane  ineru- 
diUisJj  el  cual  se  atrevió  a  escribir  un  libro. 
De  falsa  donatione  Conslaniini ,  pensando  , 
que  no  era  dable  hallarse  tal  Donazion,  pues- 
to que  él,  no  la  había  leído.  Pizerno,  no  se 
asombra  de  esta  audazia  de  Valla,  porque  és- 
te era  tan  mordaz  ,  que  hasta  se  había  atre- 
vido a  tildar  a  Aristóteles  (!).  Después  de  es- 
te preámbulo,  pénese  el  que  llama  Pizerno, 


71 
Edicto  Imperial- de  Cotislanlino  »  que  ocupa 
nueve  largas  llanas.  A  esto  se  sigue  la  Carla 
de  Ulrico  Hutten  a  León  X.  sobre  la  misma 
obra  de  L.  Valla  ,  en  oirás  nueve  planas. 
Luego  se  inserta  en  la  hoja  duodézima,  un  §. 
de  la  obra  de  Jerónimo  Pau  ,  Catalán,  i  Ca- 
nónigo de  Barzelona ,  intitulada  ,  Practica 
Camellar icB  AposloliccBi  en  cuyo  párrafo,  nie- 
ga el  catalán  rotundamente  la  Donazion  , 
apoyándose  en  maltitúd  de  Escritores  de 
primer  orden,  entre  ellos,  Santos  Padres,  i 
aun  Papas  como  Pió  U.  que  escribió  un  Diá- 
logo ,  contra  la  Donazion  de  Constantino. 
Tras  estas  premisas  »  en  las  treinta  i  cuatro 
bojas  siguientes,  viene  el  Tratado  de  L.  Va- 
lla. A  él  se  sigue  el  Parezér  del  Cardenal  Ni- 
colás de  Cusa,  escrito  al  Conzilio  de  Basilea, 
sobre  dicha  Donazion  ,  i  contenido  en  largas 
dos  hojas.  De  la  Donazion,  entre  otras  cosas, 
dize  elCard.  Cusa,  lo  siguiente:  uRelegi  om^ 
nia  qu€B  pelui  gesta  Imperialia  ,  ac  Romano^ 
rum  Pont,  historias ;  sanvti  Hieronymi ,  qui 
ad  cuneta  colligendum  diligentissimus  fuit , 
Augastini ,  Ambrosij  ,  ac  aliorum  opuscula 
perilissimorum;  revolví  gesta  sacrorum  Con^ 
ciliorum  quce  post  Nicenum  fuere ;  et  kullam 

INVEKIO  GONCORDAISTIAM   AD  EA   QU^  DE  ILLA  DO- 

isATioisE  LE6UNTUR.»  I  buono  scrá,  que  afirme 
aquí ,  que  esas  palabras  son  las  mas  flojas 
que  escribió  el  Card.  Cusa,  contra  lasupues- 


72 

ta  Donazion.  I  después  ,  sigue  un  §.  ele  San 
Antonino ,  Arzobispo  de  Florenzia  ,  en  que 
declara  el  santo  ,  que  el  Decreto  que  se  lee 
azerca  de  la  Donazion  en  la  Distintion.  96. 
Conslantinus.j  no  se  halla  en  los  Cánones  an- 
tiguos. I  ziérrase  el  libro  ,  con  la  siguiente 
frase  de  Rafael  de  Volterra  »  en  su  vida  de 
Constantino  Magno  :  «De  dono  Conglantini, 
üiU  concessione ,  apud  nuUos  exlai  autores, 
prcBlerquam  in  libro  decreiorum,  idaue  tnan- 
tíquis  iioluminibus  minifne  contitien  autor  est 
Anloninus,  prcBsul  Florenlinus,  inChronicis.i» 
La  obra  de  Valla,  se  tradujo  al  italiano,  i  se 
imprimió  ,  i  bellamente  ,  el  a.  1546.  en  1. 
voL  8vo.  mayor,  prolongado ,  de  37  hojas  , 
con  este  titulo:  Trailato  utile  et  degno  d'esser 
letto  da  ogni  persona,  di  Lorenzo  Valla,  Gen- 
til huomo  Romano,  doue  si  traíta  della  dona- 
tione,  che  uolgarmente  si  dice  esser  falta  da 
Coslantino  Magno  Imperatorc  Romano,  a  Pa- 
pa Silueslro.y»  I  esta  traduczion  se  ha  hecho 
rarísima  ,  i  se  lee  con  tanto  gusto  como  el 
orijináL — En  la  misma  paj.  95.  r.  15.  la  voz 
comitiendoj  es  la  misma  de  la  ediz.  antigua, 
que  me  pareze  errata  por  cometiendo. 

Paj.  100.  r.  4.  «perversa»,  es  correczion: 
la  ediz.  antigua  perseuersa.  I  en  el  renglón 
17.  en  vezde  Aat/an,  la  ediz.  ant.  dize  auian, 

Paj.  101.  r«  22.  «indigna  a  nosotros». 
Ahora  dezimos,  indigna  de  &c. 


73 
Paj.  104.  A  lo  tpte  dizc  en  ella  Enzinas  , 
es  buena  ^losa,  el  Sermón  ,  o  Discurso,  que 
echó  tktrnelio  Musso,  Arzobispo  de  Bítonlo, 
delante  ile  los  Padres  del  Conzilio  de  Trenlo. 
Suslitiiyó  el  Papa,  a  Jesu  Cristo  ,  i  le  aplau- 
dieron aquellos  Prelados.  Qais  eril  (les  dijo) 
íam  injtistus  reraiii  aestimator  qui  non  dicat: 
Papae  lux  venit  m  uwndum.  sed  ditexerunl 
komines  magis  íenebras  quam  iucem?  '¿Quién 
será  tan  injusto  apreziaaór  de  las  cosas,  que 
no  diga:  la  luz  del  Papa  vino  al  mundo;  pero 
los  hombres  amaron  mas  las  tinieblas  que  la 
luz?» — Esto  va  a  la  par  con  el  blasfemo  si- 
lojismo  que  zila  alii  Gnzinas,  r.  18-20. 

P.  106.  r.  10.  «fue  no  es>.  Pareze  estar 
de  uias  el  f ue,  por  errata. 

Paj.  108  i  109.  Nada  exajera  en  ellas  el 
escritor:  aoles  se  va  mui  a  la  mano  ,  i  anda 
comedido. — El  Derecho  Canónico  es  la  re- 
chifla mas  completa  i  clara  que  puede  hazer- 
se  de  Jesu  Cristo,  i  su  Doctrina.  El  Derecho 
Canónico  no  es  otra  cosa,  que  un  Cuerpo  de 
leyes,  o  disposizioneFi,  inventadas  solamente 

Sara  engrandezer  i  enriqueier  ,  a  toda  clase 
e  clérigos  i  frailes  amigos  del  Papado.  Mil 
años  haze,  que  los  Papas  de  Roma,  no  tienen 
otro  fin,  con  sus  Cánones  i  Bulas,  que  el  de 
sacar  dinero  de  todas  partes  ,  i  dominar  en 
todas  partes.  Jesu  Cristo  declaró,  que  la  re~ 
lijion  es  cosa  del  zielo,  i  enteramente  desin- 


74 

teresada ,  libro  ,  i  voluntaria  ,  i  en  la  mal 
no  debe  ,   ni  puede  intervenir  dinero  :  i   los 
Papas  i  los  Clérigos,  con  su  Derecho  Canóni- 
co 9  han  establezido  una  relijion   avarienta  , 
codiziosa  ,  i  digna  del  mas  eslrujadór  i  sutil 
Ministro  de  Hazienda  de  España.  En  el  siglo 
xiii.   promulgó    Gregorio  IX.  su  Libro  de 
Decretales,  fundamento  de  la  monarquía  pa- 
pal ,  i  Apéndize  al  Decreto  de  Graziano ,  el 
cual  había  ya  recopilado  i  ordenado  todas  las 
autoridades  verdaderas,  o  falsas  ,  íntegras  o 
mutiladas  ,  en  que  se  pueden  apoyar  los  ca- 
prichos i  pretensiones  de  los  clérigos:  i  ape- 
sár  de  eso,  a  Gregorio  le  parezió  todavía  un 
libro  poco  ventajoso  para  la  Curia:  í  luego, 
las  Decretales  de  Gregorio  ,  le  parezieron   a 
Bonifazio  VIH.  corta  cosa  ,  para  su  codizia, 
i  añadió  el  Libro  VL;  i  luego  Clemente  V.  le 
pegó  las  Clenientinas;  i  Juan  XXIL  las  lla- 
madas Extravagantes;  aglomerando  siempre 
enormidades:  i  luego  se  decoraron  estos  Li- 
bros con  tupidas  Glosas:  i  a  todo  eso,  se  lla- 
mó Derbgho  Canómco  :  donde  se  tuerzo  i  se 
huella  todo  prinzipio  de  humildad,  i  caridad 
cristiana  ,  i  se  reivindica  para  los  clérigos 
sujetos  a  Roma  ,  todo  poder  i  toda  riqueza,  i 
donde  se  sobrepone  siempre  la  autoridad  del 
Papa  a  la  de  Dios,  i ,  sinenibargo ,  a  ese  Li- 
bro, o  a  esa  sátira  del  Evanjelio  ,  le  llaman 
los  Jesuítas  i  Curiales  sagrado  i  venerable! 


7:. 

I'iíj.  114.  r.  14.  >trayeii>;  tal  vez  «I  ino- 
nusailo  del  autor  ,  o  editor  diría  irahen  :  i 
los  impresores,  por  no  leer  bien  ,  pusieron 
iraijen. 

Paj.  116.  El  C.  Conlareno  ,  ahí  zitado,  es 
aquel  mismo  Gaspar  Contarini,  de  quien  de- 
EÍa  el  Cai^ienal  l'olo,  que  había  invesligado  i 
tlescubierlo,  cuanto  el  entendimiento  huma- 
no ,  puede  por  kí  solo  alcanzar  ,  i  en  cuya 
opinión  coinzide  Juan  de  la  Casa  ,  que  escri- 
bió su  vida.  CoDlarini  compuso  un  Tratado 
sobre  la  justiHcazión  ,  en  los  mismos  térmi- 
nos [al  dezir  de  Leopoldo  Rankc),  que  enseñó 
luego  Lutliero,  i  que  podemos  llamar  «1  fun- 
damento de  la  Iteforma  relijiosa.  También 
Contarini  era  amigo  de  Flaininio,  que  escri- 
bió en  los  mismos  términos  ,  a  Theodorítia 
Saulí  una  carta,  en  la  que  le  dize  ,  «que  no 
■es  mas  el  EvanjeIÍo,quela  buena  nueva,  de 
■queelunijéniloHijo  de  Dios,  tomando  nues- 
■tra  carne,  satislizo  por  nosotros  alaiustizia 
"del  eterno  Padre.  Quien  cree  esto,  derria- 
■tura  carnal,  se  convierte  en  criatura  espi- 
«riluál.de  hijo  de  ira,  sebazehijodegrazia, 
«i  vive  con  dulze  paz  de  conzienzia".  No  ha 
dicho  mas  Lutero.  Ranke  elujia  altamente, 
a  Contarini,  así  por  su  zíenzia,  como  por  su 
templanza:  pero  cuando  el  a.  de  1535.,  le 
nombró  Cardenal  el  Papa  Paulo  III.,  icuan- 
do  el  a.  1541.,  se  condujo  en  Balísbona  se- 


76 

gUR  rePterc  ahí  Enzinas;  su  anibizion  e  hipo- 
cresía, sobrepujaron  cuando  fue  nienesler ,  a 
sus  apazibles  conviczioiies  e  ingtniczion. 
Paulo  til.  sabia  mui  bieu,  niaiilo  bahía  per- 
dido la  causa  de  los  Papas  en  Alemania,  por 
)u  crueldad,  iniquidad  ,  i  torpeza  del  Carde- 
nal Campeggio  ,  anterior  Legado  ,  iiuien  el 
año  de  1530.,  uo  sopo  aconsejar  a  Carlos  V. 
otro  plan  cnrativo,  contra  el  protestaDlísmo. 
sino  el  dezirle:  ■'S'iia  Máeitámtrá  metiere  la 
mam  al  ferro  el  al  foco  et  radicitús  extirpare 
quesla  mala  venenosa  pianla  [Compárese  con 
s.  Luc.  ix.  54.  55.]:  i  poreso,  asLiitanienle, 
peusó  que  era  buena  razón  de  estado,  enviar 
a  G.  Contarini,  uno  de  los  que  tirmao,  uno 
de  los  Apéndízes  que  be  añadido  a  este  lomo. 

Paj.  H8.  r.  23,  .casas-,  es  Ul  vez  errata 
por  cojas. 

P.  ii9,r.  2.  efectos:  laed.ant.  diztaffcc' 
toi.  I  en  el  r.  14.  me  pareze  que  debería  de- 
lír,  'ira,  i  ofensa*. 

P.  126.  Dize,  que  el  Papa  Julio,  no  podía 
oír  hablar  de  Conzilio.  A  Clemente  Vil.  le 
suzedía  lo  propio.  En  Carla  del  Gard.  Loaisa, 
al  Emperador,  fecha  a  8.  de  Octubre  del  a. 
1530.  se  lee:  «Señor  ,  en  otras  letras  he  di- 
>clio,  que  este  nombre  de  Concilio  aborresce 
«el  Papa,  como  si  le  mentasen  al  diablo.»  1 
nn  Veneziano  dezia  a  su  Itepúbliea:  La  Serta. 
\'ra.  dunqvein  materia  del  concilio  piió  csser 


77 
cerlissima  che  dal  canto  di  Cleiiicnh'  fu  ftiggí- 
ta  con  UiUi  ti  mezsi ,  e  con  tutte  le  vie.  •  &c. 
I  a  lodos  los  Papas  ,  tue  pnréze ,  <|ue  les  ha 
suiedidolo  mismo.  I'eru  este  abon-eziiuiento 
a  los  Conzilios  ,  mas  liien  proviene  eo  ellos 
de  pereza,  i  miedo  al  trabajo,  que  de  miedo 
a  los  Couzilios.  Si  se  reiine  Conzilío,  los  Pa- 
pas tieoen  que  poucrseen  movimiealo,  para 
gauar,  i  atraerá  si, cuantas  pct-soiias  inter- 
vengan CD  ¿I:  tienen  que  sobornar,  prometer, 
engañar,  e  inventar  todo  jénero  de  perversi- 
dades ,  para  que  las  dezisiooes  del  Conzilio 
salgan  a  medida  de  su  deseo:  i  esto,  no  se  al- 
canza sin  trabajo,  i  vtjilanzia:  i  trabajar  i  vi- 
jilar,  nnuca  gustó  a  los  Itomanos  pontiíizcs. 
Esa  me  pareze  la  razón  prinzipal,  que  tienen 
ellos,  para  no  gnstar  de  (Conzilios.  I  en  nada, 
a  mi  ver,  se  muestra  mas  el  candor,  i  buena 
i  senzilla  intensión  .  JeEnzinas,  i  de  todos 
estos  reformistas  del  siglo  xvi,  (asi  los  que  se 
tlamaban  protestantes,  como  los  reformistas 
romanescos,  cualLoaísa,  Guerrero,  i  otros); 
que  en  haberse  persuadido,  de  que  la  ren- 
nion  de  un  Conzilio,  enmendaría  todos,  o  mii-^ 
chos,  de  los  siniestros,  que  aflijían  a  la  Igle- 
sia Cristiana.  No  se  ha  visto  jumas,  asamblea 
o  junta  ninguna  de  Obispos  í  jente  de  Iglesia, 
entre  los  mil  quinientos  ochenta  i  zinco  Con- 
zilios (I),  que  cuento,  con  el  que  dize  PioIX. 
que  reunió  para  lo  de  la  Conzepzion;  que  no 


78 

haya  aumentado  los  males  ,  antes  que  reme- 
diarlos. El  Conzilio  de  Trenlo ,  que  comenzó 
el  a.  1545.  bajo  Paulo  III.,  i  acabó  el  a. 
1563.  bajo  Fio  IV.,  i  que  costó  previamente 
22  años  de  pretensiones  a  las  Potestades  se- 
culares para  reunirlo,  i  otros  tantos  de  arti- 
mañas a  los  Papas  para  diferirlo;  con  sus  al- 
ternativas, nos  demuestra  ,  que  en  él,  no  se 
trató  de  otra  cosa  ,  sino  de  hazer  hablar  al 
Espíritu  Santo,  a  medida  de  los  intereses  de 
cada  cual.  Los  Papas  ,  i  su  Curia ,  temían  se 
mermase  su  omnipotenzia  ,  i  sus  gananzias: 
los  frailes,  sus  privilejios  i  gozes  :  mientras 
que  los  Prinzipes  ,  deseaban  sobreponerse  a 
los  clérigos  ;  i  los  Pueblos  ,  sacudir  de  sí  , 
tantos  abusos ,  i  vejámenes  clericales.  Asi  , 
los  Teólogos  enviados  al  Conzilio,  se  pusieron 
a  disputar ,  unos  para  destruir  ,  otros  para 
consolidar,  bajo  forma  de  dogma,  un  número 
de  opiniones  privadas,  o  abstrusas,  de  nin- 
guna importanzia  moral  ,  ni  cristiana.  Los 
deseos  de  los  pueblos,  enlonzes,  parezían  in- 
clinarse ,  a  una  reforma  radical  de  las  cos- 
tumbres: a  pedir  el  matrimonio  de  los  cléri- 
gos, como  siglos  atrás;  la  comunión  con  pan 
i  vino;  la  liturjia,  o  misa,  en  lengua  vulgar; 
la  supresión  del  culto  de  imájenes,  i  santos; 
de  frailes,  i  de  purgatorio;  supresión  de  in- 
duljenzias,  i  días  festivos,  que  no  fuesen  do- 
mingos ;  que  no  se  llevasen  a  Roma  las  cau- 


79 
si\s,  cu  vil¡|icnilio  delajusUzía  ,¡  con  (Inño 
de  tos  fíeles;  que  no  interviniesen  dineros  en 
cosas  de  rcliiion ;  i  otros  abusos,  expresados 
en  los  Zien  Gravámenes,  que  presentaron  en 
la  Dieta  de  Nnreiiiberga  los  amigos  de  reror- 
mas: — pero,  como  esos  abusos  ,  eran  [i  son], 
la  mina  de  poder  í  riqueza  de  la  Corle  Roma- 
na; los  Vapas  hizieron  de  modo,  que  elCon- 
zilio  de  Trento,  en  vez  de  ocuparse  en  I»  re- 
forma de  ellos,  emplease  sus  Sesiones  en  re- 
citar el  Credo  ,  en  disputar  sobre  la  grazia, 
en  defender  la  autoridad  leob^jica  de  Aristó- 
teles, en  estnblezer  los  grados  de  parentesco, 
que  impiden  el  casarse  ,  en  probar  que  la 
confesión  auricular  es  mui  anligun,  i  que  los 
Patriarcas  del  Antiguo  Testamento  se  confe- 
saban, puesto  que  en  )a  Vnlgata  btina  se  lee 
muchas  vczes  confiteor,  coii/í(eniini,  '\confile- 
bor  :  i  todo  esto  con  ima  claridad  de  estilo 
parezida  al  de  los  Tatizinios  dü  Uelfos.  Soto, 
Catarino  i  Vega,  p.  e.,  que  fueron  tres  teó- 
logos que  disputaron  más,  azoren  de  dogmas, 
en  el  Conzilio  ,  escribieron  uno  contra  otro, 
cada  cual  sosteniendo,  que  su  opinión  ,  era 
la  del  Sínodo  ;  sinembargo  ,  de  que  son  lan 
conformes,  como  uu  triángulo  i  un  zirculo. 
I  si  los  que  jugaron  una  parte  tan  prínzipál 
en  el  dicho  Conzilio,  no  se  entendieron,  ¿quó 
suzederia  a  los  otros?  Es  un  hecbo  innegable, 
que  discordando  los  l'adrcs,  la  mayor  parte 


80 

lie  las  vczcs,  en  la  coiupüazion  de  Cánones  i 
Uccrelos  ;  íai  nienrsler  quitar  nnas  vezes, 
añadir  oirás,  i  usar  de  expresiones  ambiguas, 

fiara  conziliar  lodos  los  parczeres.  Por  eso 
*io  IV.  prohiiiió  obsolu Lamente  a  todos,  eo- 
mcntar  el  Conzilio  :  i  jiara  iaterprelár  sus 
oiuclias  oscuridades  ,  formó  una  Congrega- 
zion  de  Cardenales,  que  lo  declararon  eomo 
le  dio  la  gana.  1  sus  declaraziones  ,  casi  to- 
das soD  contrarias  al  Testo  ,  como  la  glosa 
al  Decreto:  i ,  [o  que  es  mas  particular,  esas 
declaraziones ,  son  contrarias  una  a  otral 
Pero  esto  no  quita,  que  la  dicha  Congrega- 
zi(!in,  aun  lioi ,  sea  la  brújula  con  que  baze 
su  rumbo  la  nave  de  Itonia  ,  para  acarrear 
dinerns,  i  cargarse  con  el  poder  i  dominio 
universal  de  la  Iglesia,  esclavizando  cuantas 
naziones  la  obedezen.  Además  las  tales  de- 
claraziones son  táu  absurdas  i  ridiculas,  que 
cuando  el  benedictino  Pedro  Vizente  Mani- 
lla las  imprimió  en  Salamanca;  la  Curia  se 
avergonzó,  i  negó  que  fuesen  suyas.  I  aun- 
que, por  antigua  costumbre,  se  publicaban, 
además  délos  Cánones  de  los  Conzilios ,  las 
Actas  de  ellos,  .es  dezir  los  discursos  de  los 
Padres,  i  otros  Documentos  de  sus  discusio- 
nes, en  lo  relativo  al  Conzilio  de  Trento,  co- 
mo tenían  gran  interés  los  pontífizes  en  ocul- 
tarlo, se  valieron  del  zelo  de  la  Inqnisizión, 
i  de  los  jesuítas  ,  para  destruir  cuantas  me- 


81 
morías  inéditas  les  Ita  sido  posible  ,  i  liustu 
aquellas  ,  impresas  en  países  obedientes  al 
Papa  ,  i  con  las  aprobazioues  t  lizenzias  re- 
queridas, para  su  publicazíón,  las  han  becho 
raras,  de  propósito.  De  suerte  ,  que  el  tal 
Conztlio  de  Treiito,  se  impone  por  leí  en  Es- 
paña, i  otros  países,  envuelto  en  un  misterio 
relijioso  ,  sin  enterarnos  de  su  orijen  ,  ni  de 
so  bistoria  ,  i  llamándole  siempre  santo  ,  i 
sacrosanto,  se  le  dá  mayor  autoridad  que  al 
Evanjelío.  En  vez  de  reformar  los  abusos 
introduzídos  en  el  orden  eclesiástico,  elCon- 
zílio  de  Trento  no  ba  hecho  mas  ,  que  des- 
conzertár  el  gobierno  de  la  Iglesia,  sujetán- 
dola a  leyes  desconozidas  de  toda  la  antigua 
edad:  i  si  acaso,  se  dize,  que  enmendó  algu- 
nos abusos  ,  considérese  también,  cuan  gran 
número  de  ellos  sanzionó,  que  antes  se  mi- 
raban como  abusos  ,  i  que  con  tal  sanzión  , 
pasaron  a  ser  derechos  lejitimos.  La  sujezíon, 
pues  ,  a  la  inralíbilidád  buraanii  dogmática, 
en  materias  de  relijion,  azeptada  ziegamente 
por  el  hombre,  contra  el  aviso  intimo  de  su 
propia  conzienzia,  es  a  mi  ver,  el  orijen  de 
muchos  de  los  males,  i  extravíos  en  relijion, 
que  luego  no  te  es  dahle  evitar  :  i  esa  suje~ 
zión  a  la  infalíhilídád  humana  dogmática,  se 
sanziona  con  esas  reuniones  llamadas  Conzi- 
líos :  i  ya  Enzinas  lo  reconoze  ,  segim  puede 
verse  en  la  paj.   154.  cuando  observa  ,   que 


83 

suyo:  'Sienlroen  Boma,  akorcúré  ai  Papa*: 
i  acabado  asi  lastimosaineDte  su  pontificado 
Clenieote  W\.  qae  se  paxificú  Inego  ,  roo  su 
amigo  Carlos  V.  En  el  negorio  de  ia  pu , 
después  de)  saco  de  Roma  ,  siniú  al  rapa 
de  dipiomálico,  i  Nubxío  ea  España,  el  Car- 
denal Farnese,  qoe  es  el  mismo  nombrado 
luego  en  la  pajina  452.,  renglón  4.  con  las 
vnzes,  *egle  Papa  Paulo  Ursio»,  nDelofar, 
desdecía.  i554.,  al  1549. 

Paj.  154.  La  Dieta  de  Ralisbona  ahí  nom- 
brada fué  la  del  a.  1341.,  i  en  el  r.  17.  la 
voz  SoJ»,  pattie  errata,  por  Todo. 

Paj.  136.'  tn  el  epígrafe  del  Cap.  la  voz 
oreias  esdel  ant.  ej.-— I  si  Carlos  V.  hubiera 
hecho  caso  tan  solo  de  lo  que  se  diie  desde 
»^«i  ,  hasta  la  paj.  140.,  habría  cumplido 
"  pie  con  las  oliligazioiips  de  Prin- 

,  En  t!uaiiln  a  lu  «jiie  c-l  auiór 
fcn  la  paj.  141.,  confrontado  en 
n  el  EsitíIo  de  Guerrero,  se  erhani 
>le  es,  a  la  vez,  moderado  i  e^a^to 
ío. 

'•-  En  k\  r.  l(\.  parezesttbra  «i  ar- 
'-(  Rep.-  &c. 

-46.  Se  arhaca  en  ollas  a  losPon- 

r  perjuros.   í'.rm  Uj  mismo  qiif 

,.| ¿aJito.  i  \<i;(nilo  delperjnrio, 

«-niiiun  a  Papas,  i  a 

la  nuestro  ael  siglo 


84 

pasado  ,  puso  en  boca  de  un  perjuro  estas 

palabras : 

«Lo  que  a  tm  trono  condute.  o  no  ei  delito, 

o  noel  detilo  vil.'  &c. 
i  es  másiniD,  horrible  cuanto  se  quiera,  pero, 
en  el  día,  convertida  en  prinzipio  de  Derecho 
Piiblico,  en  el  CádigD  de  lofl  tiranos  eclesiás- 
ticos i  seculares.  1  ojalá  no  fuese  así.  Los  jo- 
ratnentos  debían  supriiuirse  del  todo ,  pues 
las  objeziones  morales  contra  el  juramento, 
son  indestructibles,  aun  preszindÍL>ndo  del  es- 
preso mándalo  consi^i&do  en  el  Rvanjelio. 
til  ínutilídail  del  juramento  es  palmaría. 
Los  hombres  de  bien,  sin  jnrár  ,  dirán  siem- 
pre la  verdad:  i  los  malvados  ,  si  les  parcze 
venlajoso,harnn  veinte  perjurios  en  unahora. 
En  lapaj.  446.  r.  8.  la  ed.  antigua  pone  «i, 
que  confunde,  a  mi  parezer.  Ademas  si  fuera 
adverbio  aDrniativo  ,  estaría  escrito  ,  assi,  o 
ansi.  Puede  haber  otra  errata.  PlátÍ4:a,  ant. 
por  práctica. 

Paj.  149.  Las  vozes:  <I  esto  hasta  a  que, 
deben,  a  mi  ver  ,  enmendarse  asi :  'I esto  , 
haata  at/ui,  batte*  &c.  Dos  renglones  antes, 
la  ediz.  ant.  ilize:  compuestos,  voz  que  puede 
referirse  a  eáponet:  pero  yo  la  correji,  reü- 
riéndola  a  la  de  palabras.  El  periodo,  de  to- 
dos modos,  queda  confuso. 

Paj.  i51.  kl  prozedér  del  Emperador,  era 
igual,  al  del  PontíGze.  Carlos  V.  quería  ser 


85 
dueño  absoluto  de  Italia,  i  seconduzía  arte- 
ramente con  el  Pontílize-romano:  i  este  mag- 
nate ,  se  conduzía  arteramente  con  él.  La 
misma  dramática  maldad  ,  está  boi  pasando 
a  nuestra  vista  ,  (maso  menos  modiflcada) 
entre  el  Pontifize-romano ,  i  los  Emperado- 
res, que  le  afirmaron  en  su  solio.  Los  frutos 
son,  el  Concordato  con  Austria,  el  que  se  es*- 
tabiezió  con  España ,  i  la  avenida  de  falanjes 
de  jesuítas  ijesuitesas,  que  lian  inundado  el 
mundo,  apoderándose  de  toda  cosa  buena,  o 
creando  para  sí  propies,  un  comunismo^  que 
a  medidil  que  les  proporzione  toda  clase  de 
goze  i  poder,  excluya,  al  que  no  les  pertenez- 
ca, hasta  de  la  esperanza  de  salud  presente 
i  futura.  El  que  haya  leido  los  Diálogos  de 
Platón  en  su  Tratado  de  República^  conozerá 
cuanta  fuerza  tiene  ahí  la  zita  de  Enzinas. 

Paj.  i 54.  Sus  primeros  renglones  ,  o  por 
elipsis  ,  o  por  alguna  errata  ,  no  están  mui 
claros:  i  pienso,  que  en  el  r.  5.  debería  de- 
zir  tienen,  en  I.  de  tiene. — Esta  paj.  i  la  si- 
guiente, mueven  a  recordar  el  cap.  xxx.  de 
los  Proverbios:  porque  una  de  las  cosas,  que 
jamás  dizen  basla^  es  la  codizia  i  avarizia  cle- 
ricales. Los  clérigos  son  una  casta  de  hom- 
bres ,  que  tienen  unos  dientes  como  cuchi- 
llos, i  despedazan  con  sus  quijadas,  i  se  tra- 
gan los  desvalidos  de  la  tierra  ,  i  los  pobres, 
de  entre  los  hombres  ;  i  se  limpian  luego  la 

37 


86 

iioca,  ¡  diícn,  que  no  lian  comelido  mal  nin- 
guno; porque  esjejite  que  se  tiene  por  pura* 
sin  estar  lavada  de  sns  manchas.  I  en  cuanto 
a  la  ereenzia  de  los  ck^rígos  (n  lo  menos,  de 
los  de  España)  en  olra  vida,  diré  solo  ahora: 
que  a  tres  clérigos  de  diversas  edades  ,  que 

Ío  conozco,  i  el  uno  de  avanzados  años,  les 
e  preguntado;  i  todos  tres  me  han  respon- 
dido concordes  ,  viniendo  a  dezir  ,  que  en  je- 
nerál,  los  clérigos  de  Espaiia  son  lodos  Sa- 
duzeos  en  este  punto.  Kingnno  de  esos  tres 
clérigos,  son  amigos  de  calumniíi,  omurmu- 
razion ,  ni  de  sueltas  bocas  ,  o  costumbres. 
En  Roma,  oí  lo  mismo  3  otros  clérigos.  I  con 
las  palabras  de  Bnzinas  notaré,  que  tus  obras 
i  costumbres  confirman  lo  que  digo  ,  i  me  di- 
jeron. Nótense  los  tres  r.  primeros  de  la  paj. 
156.  para  conozer  toda  la  intcnzion  de  la 
zila  hecha  de  los  Diálogos  Socráticos.  En 
ellos  reprneba  el  filósofo  griego  ,  esa  nmns- 
truosa  opinión  de  aplacar  a  Dios  con  dinero  : 
opinión  elojiada  i  defendida  diariamente ,  i  a 
todas  horas  ,  por  los  clérigos  de  España. 
Véase  el  Diario  Ofiziál  de  Avisos  de  Madrid, 
cotidianamente  cargado  de  las  pagas  fuertes 
que  se  dan  a  los  clérigos  paraque  canten,  i 
rezen,  por  las  almas  de  los  muertosl  No  sé, 
si  Icen  en  ei^os  ejerzizios  ,  el  vers.  37.  del 
Cap.  viii.  de  S.  Marcos.  Entonzes,  harán  una 
rechifla  mayor  del  Evanjelio.  En  esta  misma 


87 
paj.  156.  se  meoziona  la  liga  ,  que  quiso 
iiazvi-,  o.liizo  a  medias  ,  Paulo  III.,  contra 
el  Emperador,  auoándtffie  con  Frnozia,  Sui- 
za, i  Veiiezia.  Hai  una  elegante  Orazion  de 
Monseñor  tle  la  Casa,  cuyo  título  es:  Orasione 
di  Monsignor  Gio  :  delta  Casa  per  muovere  i 
Venesiani  a  collegarsi  col  Papa  ,  col  Ré  di 
Francia,  e  con  gti  Svizseri ,  centro  Vlmpera- 
tor  Cario  Quinto,  luui  notable  por  varias  ra- 
zones, en  particular,  por  ver  lus  miserables 
ideas  relijiasas  de  este  Docto,  tan  zelebrado 
en  su  tiempo.  En  ella  dize  Gasa  a  los  Vene- 
zianos:  che  in  ogni  modo  tari  sempre  la  chie- 
MI  nimica  deU'Imperatore  :  i  que  el  Empera- 
dor ,  estaba  pertinazmente  dezidido  a  humi- 
llar i  aniquilara  la  Santa  Iglesia:  i  que  esta- 
ba sediento  de  la  sangre  del  PontíGze,  por- 
que aun  no  se  había  saziado  con  la  del  mi- 
sero Duque  de  Pútceaza  [i  llama  misero  Da- 
ca, a  Pedro  Luis.  Véanse  en  los  Do$  Trata- 
dos ,  de  Valera ,  las  pajs.  217-25.]:  i  de  los 
españoles,  dizc,  (¡uc  sou  jentes  bárbaras  i  sin 
leii  barbare  gentt,  c  senza  legge.  ),  aunque, 
yo  no  negaré  a  Monseñor  ,  que  solo  jentes 
bárbaras ,  pueden  cometer  la  barbarie  ,  de 
tener  por  Vize-Dios  al  Pupa;  i  que  los  espa- 
ñoles nizieron  en  Italia  ,  i  en  otras  partes  , 
cosas  proprias  solo  de  jentes  bárbaras  ;  to- 
davía, no  meparezc,  que  elOradúr  Bomano, 
maestro  i  dechado  de  Monseñor  ,  si  hubiera 


88 

sido  Obispo  ,  habría  compuesto  una  Orazion 
ÍQziladora  a  la  guerra  enlre  cristianos,  a  lo 
menos  de  nombre;  tan  cuajada  de  falsedades 
claras ,  eomo  las  suyas.  Pues  falsedad  ,  i 
Ijrande,  es  dezir,  que  Carlos  V.  tao  fanático 
I  superstizioso  ,  deseaba  quitar  la  vida  al 
Papa,  i  arrancarle  el  alma  [la  vitact  lo  spiri' 
to  di  sua  Bealiludine  appelitcé].  Carlos  V. 
deseaba  dominar  en  Italia,  como  hoi  baze  el 
EmperadAr  de  Austria  ,  con  la  bendizion  i 
gusto  del  Papa;  pero  como  se  halló,  frente 
a  frente,  con  Papas  mas  reházios,  i  mas  am- 
biziosos  que  Gregorio  XVI.  i  Pío  IX.,  se  va- 
lió de  otros  medios  de  los  que  boi  podría 
usar.  Los  tratos  de  las  mujeres  con  los  Pa- 
dres jesuítas  ,  no  eran  medios  omnímodo» 
de  gobierno  enlónzes,  cuando  Europa  estaba 
aun  llena,  o  preocupada  ile  las  cubaiterescas 
ideas  que  pinta  Zervanles  en  la  mas  leida  de 
sus  obras.  Por  eso  Carlos  V.,  a  In  liga  de 
Paulo  III.,  respondió  protestando  solemne- 
mente contra  las  sesiones  del  Gonzilin  en  Bo- 
lonia, I  publicando  el  Interim  ,  en  Alemania 
el  a.  1548,  del  que  el  Cardenal  Famese  (al 
dezir  de  D.  Diego  de  Mendoza)  observaba  , 
•  que  era  preziso  hazer  entender  a  V.  M.  có- 
mo en  el  Interim  bai  siete,  o  ocho  herejías" : 
i  las  dos  operaziones  ,  no  dejaron  de  influir 
en  el  ánimo  del  Papa  ,  que  aunque  sagaz  ,  i 
lleno  de  laienli;,  era  agorero,  como  lo  eran, 


89 
o  afectaban  ser  ,  en  aquellos  dias  ,  lodos  los 
clérigos,  creyendo  en  el  influjo  de  las  cons- 
lelaziones,  sobre  el  resultado  de  las  acziones 
humanas.  Asi ,  D.  D.  de  Mendoza  escribía  : 
«Es  venida  la  cosa  ,  a  que  hai  mui  pocos 
«Cardenales,  que  conzierten  negozios  ,  aun- 
«que  sea  para  comprar  una  carga  de  leña  , 
«si  no  es,  o  por  meaio  de  algún  astrólogo,  o 
«hQchizero.» — Ahora  Carlos  V.  hubiera  pro- 
zedido  de  otro  modo  ,  propio  del  fanatismo 
sin  coraza  i  capazete. 

P.  158.  al  r.  15.  la  voz  mimdária  o  man- 
dária  (pues  no  está  claro  el  ant.  imp.),  es 
poco  usada,  i  pareze  provenir  del  lat.  mun- 
dialis:  mondarias  dize  en  la  paj.  255.  Véase. 

Paj.  162.  Ñola,  lector,  la  noble,  i  zierta, 
i  santa  verdad  con  que  comienza  esa  pajina: 
«La  Majestad  de  Dios  ,  no  quiere  ser  defen- 
dida con  nuestras  fuerzas  ,  o  armas.» — La 
libertad  relijiosa  ,  es  un  derecho  de  todo 
hombre,  i  un  derecho  sagrado ,  i  terrible  , 
porque  todo  hombre  responderá  a  Dios  en 
su  día,  de  su  fé  i  relijiou  ,  i  relijiosidád:  i  si 
estas  cosas  no  tiene,  suyas  propias;  sino  en* 
señadas,  i  con  zeremonias  practicadas,  por- 
que su  padre,  i  su  madre,  i  su  clérigo  maes- 
tro ,  le  acostumbraron  a  llamar  relijion  a  la 
fuerza  de  la  costumbre  ,  i  a  las  armas  de  la 
violenzia;  i  si  piensa  tener  relijion,  cuando 
solo  tiene  hipócrita  i  superstiziosa  intolerari'- 


. 


ao 

zia;  ciilonzcs,  esc  Loinbrc  ,  uo  lia  peiielrado 
aun  el  espiritn  del  Evanjelio,  niel  signiüca- 
(lo  déla  voz  rclijion. 

I'aj.  1(>5,  Impresa  romo  la  cdiz.  antigua: 
mas  pareze  ,  que  deben  punluarse  los  zinco 
renglones  primeros  ,  con  ¡ulcrrogazion  ,  « 
admirazion:  «¿i  que  no....  hombres?-  &c. 

Pais.  167.-170.  Sobre  su  conlenido  ,  digo 
lo  mismo,  que  escribe  alii  el  aulór  en  el  r. 
l.delap»].  171.:  'Todo  c»lo  e»  verdad,  co- 
mo lo  testificará  algún  dia,  el  fin  qitc  tendrán 
ettat  cosas.  I  aAado ,  que  a  los  qne  llaman 
protestantes  i  herejes,  deben  los  romanistas 
del  dia,  su  mayor  cultura,  i  dezcnzia  de  cos- 
tumbres: pues  antes  que  se  constiLnyeseti  cu 
cuerpos  respetables,  i  en  iglesias  cristianas, 
esos  protestantes  ,  i  esos  herejes  ,  los  obe- 
dientes al  Papa  de  Itoma ,  en  instmczion  i 
buenas  costumbres,  eslaban  mucho  mas  atra- 
sados ,  o  eran  mas  dignos  de  zensura.  Eslo 
pareze  innegable. 

Paj.  186-87.  Dizc  ahi  el  autor,  qucd  qne 
sea  Papa,  ha  deser  hombre  señalado  i  famoso 
en  todo  jcnero  de  bclliit/uerias,  &c.  Esto  es, 
a  mí  ver,  zierto  ,  aunque  el  dicho  parezca 
duro  i  rndo.  Losquehoi  viven,  observen  im- 
|iarzialniciitc  lo  que  hazcn  ,  i  pueden  bazer 
liis  Papas,  en  las  actuales  zjrcuirslanzias  del 
mundo,  queriendo  eoiiscrvar  (como  de  cllu 
dan  unirstras;  ,  el  [ircdominiu  de  infalihles  i 


9* 
Vizedioses»  i  el  esplendor  de  Soberanos.  Mu- 
rió el  pasado  Gregorio  XVI.  cometiendo,  p. 
e.  con  España,  las  mayores  bellaquerías  po- 
sibles. Pues  no  sé  qué  otro  nombre  pueda 
aplicarse,  a  reconozer  a  Isabel  II.  implízita- 
mente,  teniendo  en  su  Corte  Ajentes  diplo- 
máticos de  ella;  i  al  mismo  tiempo  reconozer 
como  rei  de  España  al  Pretendiente  D.  Car- 
los, i  ayudarle,  de  varios  modos,  en  la  guer- 
ra zivil  con  que  el  santo  Prinzipe  estuvo  des- 
trozando por  seis  años  a  España.  Lo  propio 
hizo  el  mismo  Gregorio  ,  con  los  Estaaos 
Pontifizios.  Saqueaba  a  sus  subditos ,  para 
enriquezer  a  los  Austríacos:  i  mas  bien  que 
Papa ,  podía  habérsele  llamado ,  Inlendenle 
jeneral  del  ejérzilo  auslriaco  en  llalla.  I  es- 
tas, no  son  las  únicas  gruesas  acziones  su- 
yas ,  que  podemos  llamar  bellaquerías.  Le 
suzedió  Pío  IX.  que  conmovió  toda  Italia  , 
afectando  ponerse  la  tiara,  sobre  un  birrete 
tricolor:  pero  ,  luego  ,  mostró  que  le  ame- 
drentaban los  italianos  ,  amigos  de  libertad, 
i  escapándose  una  noche ,  disfrazado  ,  para 
engañarlos  ,  se  fué  al  reino  de  Ñapóles,  i  se 
divirtió  luego,  haziendo  que  un  perjuro  ad- 
venedizo hiziese  bombardear  a  Roma,  mien- 
tras él  pisaba  por  juego  las  banderas  de  los 
españoles ,  que  habían  ido  allí  armados  ,  a 
besarle  los  pies  ,  i  a  arrodillarse  delante  de 
él.  Después  de  este  negozío  de  sangre  ,  dijo 


92 

al  Embajador  español,  que  le  felizilaba;  «(|ue 
Isabel  II.  hazía  la  felizidad  de  Espaíia»;  i 
como  sabía,  que  la  adormezida  bija  de  Fer- 
nando VIL,  dada  allá  a  sus  delizias ,  dejiíba 
a  sus  cortesanos  fraguar  con  él,  Concordatos 

Singues  i  proficuos  para  Roma;  la  envió  sus 
endiziones  ,  i  unos  pañales  para  su  hija  ,  i 
después  una  carta  de  Padrino  para  su  bijo: 
i  tras  de  estos  lastimosos,  i  públicos,  i  pri- 
vados deportes  ;  ha  hecho  56  Artículos  de 
Concordato  con  Austria,  el  a.  1855.,  con  los 
cuales,  se  ha  provisto  su  Beatitud,  de  lasner 
zesarias  facultades  ,  para  ejecutar  cuantas 
bellaquerías  imajíne  ,  en  los  dominios  del 
Emperador.  No  podemos, pues,  negar  lave- 
razidád  de  Enzinas,  si  no  estamos  zíegos  ,  i 
sordos,  o  afiliados  a  la  Compañía. 

En  las  pajs.  188-89.  hallará  el  lector  ver- 
dades terribles,  pero  azendradas  con  los  mis- 
mos documentos  papales.  Un  flamenco,  con- 
temporáneo de  Enzinas  ,  hablando  con  los 
que  se  llaman  Católicos,  les  recuerda  cómo 
hablan  tratado  a  los  Evanjélicos,  persiguién- 
dolos, encarzelándolos  en  calabozos  oscuros 
i  hediondos,  i  por  fin  ,  quemándolos  vivos ; 
solo  por  el  crimen  de  que  no  querían  creer 
en  el  Papa  ,  o  en  el  Purgatorio  ,  o  en  otras 
semejantes  cosas  ,  de  las  que ,  ni  aun  los 
nombres  se  hallan  en  la  Escritura. 

Paj.  193.  r.  7.  donde  dize  imiota^ton,  el 


93 
iiiip.  aiit.  pone  iiiHocaciott,  i|iic  [larezc  errata 
clara.  Lo  mismo  ene)  r.  il.  he  quitado  tres 
letras.  El  unt.  dize:  'gobierne  de  lal  manera 
que  los  cosejos  de  viicslra*  &r. 

Paj.  19S.  r.  111.  acojescii.  Asi  el  aiil.  im- 
preso: i  no  veo  la  razoaponpié  do  liabiamos 
de  deiir  lioi  lo  mismo. 

Pajs.  209.-211.  Lo  que  en  ellas  se  dize 
es  mui  ziertn,  i  por  no  alargar  estas  Notas, 
DO  aduzco  las  antiguas  pruebas  de  ello. — t 
tampoco  se  nezesita  mas  prueba,  que  el  ver, 
que  los  Papas  de  ahora,  prozeden  igualmen- 
te, con  los  actuales  Emperadores.  En  la  Alo- 
cuzión  ,  que  leyó  l'io  IX.  a  los  Cardenales, 
en  el  Consistorio  secreto  [que  ellos  publican 
los  primeros],  que  tuvo  el  3  de  Nov.  del  a. 
1855.  con  motivo  del  Concordato  con  Aus- 
tria; además  de  dezir  en  ella,  que  el  Empe- 
rador le  habla  rogado  ahincadan\ente,([ue\ii- 
ziesen  el  tal  Concordato;  i  ademas  de  asegu- 
rar, que  el  exequátur,  o  permiso  de  los  Go- 
biernos seculares  ,  paraque  puedan  correr 
con  valor  legal,  en  las  respectivas  Naziones 
.sometidas  al  Papa  ,  las  disposizioncs  de  este 
Señor  ;  se  había  desde  luego  anulado  en  el 
Concordato  con  Austria,  porque  era  (esto  del 
e3:e<jua tur),  fina  opinión  faUa, perversa,  fatal, 
siempre  condenada  i  proscrita  por  la  Sede 
Aposíólicá,  i  contraria  enlerametite  a  la  pri- 
niasia  Divina  del  Pontifizc  Romano  ;  adeniiis 


94 

de  ilezir  esto  ;  en  la  Aiocuzion  [valgámunos 
de  las  palabras  de  Rnzinas  ,  paj.  210.];  no 
d^a  cosa  que  le  ¡ludiete  $crvir  ,  para  teiteiie 
bienalado,  tanto,  que  twnca  ha  habido  esclavo 
ahorrado,  tan  fuertemente  obligado  a  su  amo, 
como  lo  está  koi  en  día  el  ¡imperador  al  Obis- 
po de  Rama. 

Paj.  216.  Compárese  con  la  pñjina  325. 
leyéndolas  atentamente. 

Paj.  222.  r.  2.  aparato:  en  el  ant.  impre- 
so, por  errata,  apara-. 

P.  225.  r.  5.  hai  otía  errata  en  el  ant.  tío: 
en  lugar  de,  nos  la  había  &c. 

Paj.  233.  La  Comedia  que  zila  es  el  ¿V 
nuchó  de  Terenzio,  el  ver$o,  es  el  cuarto  del 
Acto  1.  Sccna  I. 

'Excliisit:  revocat:  redeam?  non,  si  me 
obsecret.' 

En  el  r.  peni'iltimo,  de  buena  gana  habría 
corrcjído:  n*  tenían  ya;  pues  va  hablando  en 
plural  de  todos  los  Papas. 

Paj.  255.  r.  2.  tacaño  ,  está  ahí  en  la 
azepzión  de  astuto ,  picaro  ,  bellaco  ,  i  que 
engaña  con  sus  ardides  i  embustes.  Ai  r.  21. 
volvemos  a  encontrar  la  voz  moiulária  ,  que 
vimos  en  la  paj.  158.,  por  ramera,  o  mujer 
piÜblica,  del  lat.  mundiaiis. 

P.  236.-57.  Compárense  con  lo  que  el  M. 
Melchor  Cano  dízc  en  su  Parkzkr  ,  puesto  en 
el  Apéndizc.  Eneslas,  i  laspájinassiguien- 


95 
tes »  eslá  bien  i  francamenle  expresado  ,  el 
andamento  con  que  se  ka  ido  aflrmando  el 
Poder  del  Pontiiize  romano,  halagando  me- 
relriziamente  a  todo  IVinzipe  secular,  Iiazi- 
endolos  compartízipes  en  gananzias  eclesiás- 
ticas, i  mañosamente,  de  paso  ,  haziéndolos 
únicos  recaudadores  de  ellas,  sujetos,  i  res- 

Sonsables  al  mismo  Pontirize. — De  la  Bula 
e  Cruzada,  por  ejemplo,  rezibe  el  Papa  unos 
millones  ,  sin  quebraaero  alguno  de  cabeza: 
porque  el  Rei  de  España,  es  para  el  caso,  su 
Apoderado  ,  o  Administrador,  teniendo  ade- 
más el  Papa,  en  el  Comisario  de  Cruzada  , 
que  siempre  es  un  clérigo  mui  mimado  por 
¿I,  un  inspector  seguro  i  íiél. — ^Lo  que  dize 
en  la  paj.  238.,  azrrca  de  los  Nunzios,  es 
solo  notizia  breve.  El  Nunzio  del  Papa  ,  en 
España,  tiene,  a  costa  de  la  nazion  española, 
casa  i  mesa  pagadas ,  i  además  multitud  de 
derechos ,  o  séanse  ,  sumas  de  dinero  ,  por 
las  firmas  con  que  autoriza  innumerables  i 
escandalosos  negozios  en  que  interviene  :  i 
estos  Nunzios,  como  dize  Enzinas  ,  eonozen  , 
espían,  oyen,  veen,  tientan,  i  prueban  todas 
las  cosas;  i  esto,  pasándose  mui  buena  vida, 
i  llevándose  luego  a  Roma  bastantes  miles 
de  duros,  para  ser  nombrados  Cardenales. 

Paj.  240.  Nótese,  que  cuando  el  Empera- 
dor se  quejó  a  Paulo  III.,  porque  babia  lie- 
dlo Cardenales  ,  o  quizios  de  la  Iglesia  ,  a 


96 

esos  iiianzebos;  responiliú,  que  lo  mismo  ha- 
bían hecbo  BUS  preilezesores  ;  i  que  aun  ha- 
bía ejemplares  ,  de  niños  ,  que  fueron  nom- 
brados Cardenales,  estando  mamando.  Ales- 
nattdio  Fnrnete,  era  uno  de  esos  manzebos, 
que  nombró  Cardenales  ,  í  al  cual  atribuyen 
el  intento  de  haber  querido  envenenar  ,  a 
varios  Ministros  del  Emperador  ,  para  aven- 
tajar los  negocios  del  Papa.  Véase  a  Itanke. 

l'üj.  241.  r.  5.  viar.  Me  pareze  errata  por 
usar:  pero  la  dejó  ,  porque  puede  ser  otra, 
la  correczion  que  deba  hazerse.  La  voz  di- 
fisilima,  no  era,  de  seguro  ,  un  arcaísmo  en 
tiempo  del  escritor,  aunque  la  ufiasen  pocos. 

P.  242.  r.  41.  He  conservado  la  zedilla, 
con  que  viene  impresa  en  el  ej.  antiguo  la 
voz  fama,  porque  nmestra,  que  niucbos  de- 
rivan la  voz  de  fardo,  is.,  como  observó  ya 
Covarrubias:  i  no  del  otro  verbo  for  ,  farU. 
de  donde  prozede  la  voz  farsa.  Véase  en  (V 
varrubias,  ademásde  la  voz,  la  áe,  farandulero. 

P.  243.  Compárese  con  tas  pajinas  522-25. 

P.  244.  r.  10,  Glej.  ant.  dize:  «esta parte 
de  la  Propheciala  q  los  pios»  &c.  lo  cual  lie 
correjido  como  ahí  se  vé. 

P.  249.  r.  7.  -EA  que  le  lia».  El  ej.  ant., 
*EI  que  se  ha  mostrado*  &c. 

P.  256.  r.  20.  «Confiesan  bien.  &c.  En 
ct  Ai'BNDizE  puesto  en  este  tomo  ,  tiene  el 
lector  pruebas  innegables  de  esa  Conresion 


97 
particular  i  piifr/ica,  de  Prinsipes,  i  de  Sazer- 
doles;  i  de  Ules,  que  se  confiesan  í  declaran, 
h\  mismo  tiempo,  por  sábdilos  obedientisi- 
nios  del  Papa. — La  coasecuenzia,  que  de  tal 
Confesión  dedtize  luego  Enzinas  ,  en  la  paj. 
257.  siguiente,  es  lan  perentoria  como  lóji- 
ca.  <Si  conozeís  ahora  (les  viene  n  dezir],  i 
coDfcsaís,  que  hai  abusos,  i  errores,  en  don- 
de antes  no  los  habíais  tiesciibierlo  ;  no  po- 
déis negar,  que  habrá  (anibicn  otros  errores, 
i  otros  abusos  ,  vistos  cluramenle  por  otros 
hombres,  i  que  vosolros  no  veis  todavía.  No 
persigáis,  pues,  a  esos,  porque  ven  los  erro- 
res, que  vosotros  novéis. — En  ese  argumen- 
to, se  euzierra  una  razón  fuerte  de  libertad 
relijíosa  ,  i  en  respetar  ta  libertad  relijiosa  , 
se  ejerzila  el  mas  noble  de  los  deberes  cris- 
tianos: la  caridad. 

Paj.  265.  El  que  la  lea  sinzeramente,  re- 
pasando en  su  memoria  la  condición  i  zir- 
cunstauzias  de  aquellos  couozidos,  o  amigos 
suyos,  alabadores  del  Papa  hasta  ponerle  en 
las  nubes;  no  negará  qne  piensa  ,  lo  bazen 
contra  sus  proprias  comziensias.  Yo,  por  lo 
menos,  conozco  a  muchos,  en  España  ,  aten- 
dido el  número  de  mis  conozidos  ,  que  pien- 
san ,  azerca  del  Papa  ,  otra  cosa  de  lo  que 
aparentan. 

Paj.  266.  Sobre  Bonifazio  VIH.,  ahí  zitado, 
véanse  las  pajs.  132.-55., en  los  Z)os  Tratados 


98 

!)or  Valera:!  en  Llórenle  Retrato  PolUico  de 
ot  l'npat,  las  pajs.  99.-107.  ilel  t.  2.° 

Caj.  ¿67.  r.  13.  «atacan  i  desatacan  le- 
yesü .  Pudiera  pareicr  errata,  por  acatan  i 
deíacatan,  si  no  viniese  luego  la  voz  alados, 
i  otras. 

l*aj.  2C9.  r.  20.  l'areze,  que  debería  ilezir: 
•¿Porqué  han  ediricado*  &c. 

Paj.  271.  r.  5.  «se  levantarán*.  La  edil, 
aiil-,  por  errata  clara  "se  levantar*. 

Paj.  272.  Si  alguien  se  escandaliza  de  leer 
abi,  que  Paidn  111.  tenía  uua  vida  niui  suzia; 
será  porque  no  haya  leído  nolizias  de  este 
Ponlilize. 

Paj.  275.  r.  13.  "¿no  les  pareze*  &c.  En 
el  penúllimo  r.  de  esta  pajina  puede  verse  a 
quien  se  refiere  este  Íes.  Las  pajinas  27(>-79. 
las  anotaría  largamente  ,  para  mostrar  ,  la 
ninguna  etiinienda,  queliai,  en  las  cosas  que 
se  tildan  en  ellas:  pero  estas  Notas,  van  a- 
bultando  yu  muclio  ,  i  debo  concluirlas  zi- 
ñciidolas  todo  lo  posible.  Baste  dczir,  que 
boi  se  sacan  millones  en  España,  por  las  ló- 
jias  jesuíticas,  con  el  pretexto  de  remediar 
hambres,  miserias,  &c.  que  los  clérígosem- 

Slean  luego  eo  sus  objetos  de  propaganda,  i 
e  superstizioiies,  i  de  gulas  ,  i  laszivias  es- 
pafioMs,  i  romanas.  En  el  r.  5.  de  la  paj.  279. 
•o  podrían*,  pareze,  que  está  de  mas  ladis- 
yuutivn.  Los  últimos  siete  renglones  contie- 


nen  uiia  grande  i  no  regozijadora  verdad. 

Paj.  282.  r.  10.  «sino».  Asi  ea  laediziún 
antigua:  pero  debió  correjjrse  >síno*.  I  en 
el  r.  i5.  pareze  errata  la  voz  notoíros  ,  por 
vosotrox. 

Paj.  286.  La  gana  de  hazer  guerra  a  los 
Tnrcos,  la  critica  maestramenle  Zervaiites  ,  ~ 
en  el  Cap.  I.  de  la  II.  pte.  del  D.  Quijote , 
aludiendo,  tal  vez,  a  lo  que  refiere  Girólanio 
Negro,  en  lina  caria.  Un  Bolofiés,  dio  a  en- 
tender al  Papa  Adriano  VI.  [í  véase  la  pajina 
289),  que  tenia  que  comunicarle  un  secreto 
importante  ,  pero  que  no  tenía  dinero  para 
ir  hasta  Roma.  Messer  Vianesio,  amigo  i  fa- 
vorito de  los  Mediéis,  se  empeñó  por  él,  i  el 
Papa  te  dijo,  que  le  adelaiilase  al  bolones  24 
ducados,  que  selc  rembolsarían,  Hízolo  Via- 
nesio, i  el  hombre  llegó  a  Roma,  i  fué  Intro- 
duzido  ante  el  Papa  con  el  mayor  sijilo. 
■Santo  Padre»,  le  dijo  ,  «Si  V.  S.  quiere 
triunfar  del  Turco  ,  debe  alistar  un  grande 
ejérzito  ,  por  mar  i  tierra.  •  No  babló  mas 
palabra.  ■I'erDeum»,  dijo  el  Papa  encoleri- 
zado, cuando  vio  a  Messer  Vianesio,  «vuestro 
bolones,  es  un  gran  bribón:  pero  me  ha  en- 
gañado a  vuestra  costa».  1  el  Papa,  jamás  le 
pagó  los  24.  ducados.  El  parezer  de  D.  Qui- 
jote, se  asemeja  al  del  bolones. 

Paj.  287.  r.  8.  «revolverse»: Es correcziotí 
niia,  i  atrevida,  i  quizá  pedantesca.  Lacdiz. 


100 

Dniigua  dize :  «con  que  comíen^n  a  reno- 
rersc,  y  atrauarse*  &c.  La  errata  que  haí, 
podía  correjirse,  «a  recMioíerse-  &c.  pero 
preferí,  i  prefiero  ,  la  hecha  ,  salvando  con 
esta  ñola  la  variante. 

Paj.  SSB.  Al  leer  los  renglones  últimos  de 
esta  pajina  ,  no  he  podido  menos  de  tener 
presente,  que  el  a.  1546.  quemaron  vivo  en 
liorna  a  4atme  Enzinas,  hermano  del  que  la 
escribió:  i  le  quemaron  por  amigo  del  Evan- 
jeliol 

Paj.  990.  «consistáis,»  en  el  r.  último, 
parezc  errata  clara  ,  por  comintait  :  i  juzgo 
que  anduve  nimio  en  no  correjirla. 

Paj.  295.  Apesár  de  haber  rerorniado  Pau- 
lo III.  el  Breviario  ,  le  dejó  todavía  bastante 
escandaloso.  Su  plan  de  Itcforma  de  la  Igle- 
sia,  ahí  está  en  el  Apéndize.  Sa  vida  pro- 
pia, no  pensó  nunca  en  reformarla  :  el  pen- 
samiento de  engrandezer  a  su  familia  le  prac- 
ticó mejor,  que  sus  planes  de  reformas.  Ja- 
más olvidó  que  Clemente  Vil.  le  había  dele- 
nido  por  doze  ailos  ,  el  llegar  a  ser  Papa  :  i 
su  vejez  fué,  al  parezer  ,  tan  borrascosa  co- 
mo su  mozedáil,  iajitada  en  el  mar  de  va- 
riadas pasiones.  Las  esculturas  de  su  sepul- 
cro en  el  Templo  de  S.  Pedro  de  Boma ,  in- 
dican aun  touo  eso. 

Paj.  294.  r.  penúltimo.  Está  confonne  a 
la  edizion  antigua:  pero  hai  errata.  Me  pa- 


101 

reze  que  tlebe  tlezir  :  «en  lo  oiro  ,  (aii  razio 
estaba  [cotno]  CleDienle>  &c. 

Paj.  ^95.  En  el  r.  último,  me  pareze  que 
<1.  d.  >ei)  Villarranca  de  Niza-  ])orque  en 
Villafraiica  creo  se  reunieron  esos  Priuzipes. 
Por  lo  demás  ,  la  convocazioa  del  Conzilio 
para  Mantua  fue  el  a.  1557.,  luego  para  Vi- 
cciiza;  mas  uo  se  reunió  siaó  en  Treoto. 

Paj.  296.  Compárese  con  el  Apéodize  , 
•  Consejo  a  Paulo  III.'  g.  g.  24.  55. 

Paj.  505.  El  dicho  de  Tereniio  se  bailará 
en  su  comedia  Eunucko,  Act.  I.  Se.  I.  v.  54. 
catamilas,  abi,  está  en  la  azepzion  de  langos- 
ta ,  granizo  ,  u  otra  plaga  semejante.  Con 
esta  zíta  del  fin  de  la  Eszeoa,  i  la  anterior, 
en  la  paj.  235-,  seconoze,  que  la  aplicazión 
esjenerál:  quíero,dezir,  que  aplica  el  escri- 
tor los  55  versos  de  ella,  al  caso  del  Papa,  i 
los  pueblos  enamoradosde  él,  i  por  él  deso- 
llados. 

Pdj.  304.  De  Bonifazio  VIII.  véase  lo  que 
dize  Valera,  pajs.  132.  55.  de  sus  Dos  Tra- 
tados: pues  casi  todo  cuanto  escribe,  lo  toma 
del  conozido  eucomiadór  de  los  Papas,  Bar- 
tolomé Platina,  autoridad  que  ningún  roma- 
aista  recusará. 

Paj.  508.  r.  6-15.  Estos  renglones  en  la 

edix.  antigua  ,  están  así :  «No  es  digna  por 

■cierto  ni  nada  borrosa  causa,  por  la  qual 

«os  conjureys  para  deslruyros  vnos  a  otros. 

58 


102 

"Vosotros  que  flbDininays  las  vellaqucrias  y 
"Hialdades  de  los  Romanistas ,  que  os  de  tal 
"Suerte,  y  emplead  en  tales  provechos  de  la 
"Iglesia,  y  de  los  piares,  los  bieues  que  tc- 
"iieys,  que  no  se  pueda  sospechar,  de  aquí 
■adelante  ,  que  niireys  mas  por  vuestra  vti- 
«lidad,  y  proveclio,  que  por  el  adelantamien- 
>to  y  defeusa  déla  Itelijion.»  &c.  He  varia- 
do la  viziosa  punluazion  auligua  ,  según  lo 
que  entiendo  de  ese  enrevesado  periodo. Sos- 
pecho, sinembargn,  que  entre  las  vozes  tque 
os. .de',  se  dejó  el  cajista  algunas  palabras. 
Enlonzes,  podría  tal  vez  dezir  el  dis.  orijinal 
"que  osdescuideit  de  lal  suerte',  o  cosa  pa- 
rezida. 

Paj.  315.  r.  14.  -quedara*,  párese  que 
debe  ser  futuro,  quedará;  pero  no  me  atreví 
a  vanarlo. 

Paj.  315.  Los  primeros  doze  renglones 
aluden  al  jesuitismo  de  aquella  época. 

Paj.  319.  amangla>.  Es  lo  que  llaman, 
por  otro  nombre  maná:  una  azúcar,  o  espe- 
zie  de  miel  natural,  que  mana  o  fluye  de  las 
jaras,  i  otros  arbustos,  i  árboles.  Es  suave  , 
puteante  ,  i  parezida  en  el  color  a  la  azúcar. 
En  el  Viso  ,  i  de  la  parle  de  acá  de  Sierra 
Morena,  doude  abunda  mucho,  es  donde  la 
llaman  mangla.  En  las  Islas  Canarias,  donde 
también  se  halla,  le  dan  el  nombre  de  man- 
gria.  Kn  el  Cortmano  del).  Luis  Mibín  (fol. 


\U.  Bdiz.  del5(il.)  se  «lizu  i  -lias  viudas, 
de  UNO  veñlaan  ,  hazianles  arrojar  tm'agtiu 
alRiaagrealada,  a  tus  criadas,  tlisienáo  todas: 
D.  Juan,  faerio  deslenguado  ,  bien  estáis  al- 
luangreutado. >  t[.  d.  iiatado,  o  rosiado  c6ii 
mangla,  o  agua  manglatla:  que  «ra  juego  de 
Citrnaval. 

I'aj.  321.  r,  5,  rabato,  por  rebato,  dizc  la 
ed.  antigua  i  ci'eo  fuese  voz  usada  eutonzes, 
i  lio  errata. 

Paj.  523.-25.  Todas  estas  zilas  de  la  Es- 
critura, scconoze  que  las  añadiü  el  Dr.  Juan 
Perex  ,  de  su  Iraducxion  del  TesLaniento 
^ucvo  impresa  el  a.  de  1556.  Véanse  en  él 
las  pajinas  751.  i  612.  Aquí  en  la  pijiua 
522.,  al  renglón  16.,  debí  dejar  la  \ozmim- 
chas,  por  uiackas,  que  pone  la  ediz.  antigua, 
porque  taintñi-n  en  la  Irad.  del  T.  Nuevo  , 
pone  'irntehas  aguaso:  i  en  la  paj.  523.  r.  8. 
lambieu  debí  dejar  obomínazioncs :  por  estar 
escrita  asi  la  voz  en  la  ediz.  antigua,  i  en  el 
Testamento  Nuevo,  paj.  752.  r.  10.  I  en 
cuanto  a  la 

Paj.  325.  pondré  los  primeros  renglones 
de  la  traduczion  del  N.  T.  por  Pérez  ,  para- 
quese  confronten.  "Nadie  os  engañe  ennin- 
oguna  manera.  Porque  [este  dio]  no  vendrá 
«sin  que  primero  sea  venido  el  apartamien- 
«to*,  i  que  el  hombre  de  pecado  sea  revela- 

'    i,  «I  mii'ten,  fimn:  o  apo'lniia. 


104 

«do,  hijo  de  pcrdizioii,  c|ue  es  Adversario,  i 
'se  ensalza  sobre  todo  lo  que  es  Ilarando 
•Dios,  o  Deidad,  hasta  venir  a  estar  sentado 
•en  et  templo  de  Dios  ,  como  Dios ,  demos- 
■  trandoBse  assi  mesmo  ser  Dios.>  &c.  De 
modo,  que  las  vozes  assi  mesmo,  equivalen- 
tes, a  las  que  en  la  antigua  cdiz.  de  este  li- 
bro, se  leen,  (assi  mismo);  son  una  errata  en 
ambas  ,  por ,  *a  si  mismo*  o,  a  sí  propio. 
También  en  el  r.  4.,  aquí,  debería  dezir,  •(> 
apartamiento*;  i  para  mayor  exactitud  de- 
bería haber  impreso,  aquí  i  en  el  T.  Nuevo, 
de  este  modo.  'Nadie  os  engañe ,  porque 
[este  dia  no  vendrá]  sin  que  primero  sea  ve- 
nida la  Apostasia  [o  apartamiento  de  la  fé  de 
la  verdad,]  &c.  siendo  solo  declarativas  ,  i 
sobre-entendidas  las  vozes  zerradas  enlre 
[  ],  que  nn  se  hallan  en  el  texto  griego  del 
T.  N. 

Apbndizbs. 

El  contenido  de  la  Suplicazion  e  Inporhí- 
zioNBs.  les  parezerá,  a  los  amigos  de  la  Co- 
munión Romana,  atrevida  en  demasía,  heré- 
tico, e  indigno  de  fé,  i  ajeno  de  verdad.  Ua- 
ziéndome  cargo  de  esto,  creí  del  caso,  poner 
aquí  seis  papeles  prinzipales  (de  seiszientos 
que  pueden  presentarse) ,  escritos  todos  ellos, 
por  Autoridades,  que  ningún  romanista  de 


1U5 

buena  fé,  puede  nunca  recusar.  Eslos  Cape- 
les confinnaD,  en  diversos  eonzeptos.  i  por 
varias  maneras,  la  verazidád  i  moderación, 
deFrauzisco  deEnzínas,  i  el  Dr.  Juan  Pérez, 

fresupucstos  Autores  de  la  Suplícazion  ,  e 
nrormaziones.  I  estos  Papeles  sod  al  propio 
tiempo  claras  muestras,  de  los  rastreros  i 
prepósteros  discursos  del  hombre,  que  des- 
entendiéndose, o  no  recordando  vijilanle,  los 
prinzipios  del  Evanjelio,  al  querer  seguir  la 
retijion,  o  tratar  de  ella,  se  envuelve  en  con- 
tradicziones  i  absurdos  de  que  no  sale  jamás, 
o  desechando  toda  íé  ,  hipócrita  de  relijión, 
la  aparenta,  solo  por  interés. 

Erasmo,  que  es  el  gran  Escritor  del  siglo 
xvi. ,  se  propuso  prinzipalmenle  combatir 
las  doctrinas  vizíosas  que  se  enseñaban  en 
las  Universidades  i  Escuelas,  porlosmaes- 
tros  i  prácticos  en  ellas,  que  eran  los  frailes. 
Erasmo  nunca  fue  hereje,  ni  reformador  an- 
ti-papista  ,  ni  podía  serlo.  Los  enemigos  de 
Erasmo  ,  al  aparczér  Lulero ,  exclamaron  : 
■Erasmo  puso  el  huevo  ,  i  Lulero  le  fecun- 
dó» :  pero  éste  es  un  dicho  ,  comparable  al 
otro:  si  Lyra  non  lyrasset,  Lutkerus  non  sal- 
tassel:  i  que  nada  prueba  ,  sino  el  interés  vi- 
vísimo de  sostener  el  error  i  los  abusos,  por 
losquese  encuentran  bien  hallados  con  ello:^. 
El  Cardenal  Bembo,  amigo  de  Erasmo, 
moba  cpislolaccie  a  las  de  san  Pablo,  por  de: 


lOtí 

lirezio;  i  fraile  hnho  ya,  ([itu  dijo  ser  s.  l'ablo, 
el  apóstol  de  los  herejes ,  por  miedo  a  esas 
niisiiias  Epístolas.  El  Cardenal  i  el  fraile,  ¿se 
proponían  el  mismo  Gn,  que  los  que  en  Eras- 
mo  i  Nicolás  de  Lyra,  afectan  ver  projeoilo- 
res  de  Lnlcro?  Quita  no;  mas  indeliberíida- 
menle  contribuían  a  él.  Pero,  dejando  ahora 
esto;  Goiitra  Erasmo  se  levantaron  a  escri- 
bir muchos  frailes  fiainencos,  franzeses,  ila- 
liauos,  i  españoles,  i  de  otras  iiazioaes:  i  él 
luvo  que  defender  asi,  i  a  sus  escriloí',  con 
virins  Afolojiai,  que  compuso.  De  una  de 
cllaü,  cuyo  título  es:  *Bes.  Etasmi  Bolero- 
dami  Apoíogia  adventis  arlicvlos  aliqvol  per 
monachoi  quoidam  tn  Hispanijs.  exhibilos*, 
dedicada  al  Inquisidor  Jenerál  D.  Alonso 
Manrique,  Arzobispo  de  Sevilla  ;  es  traduc- 
ziún  el  papel  <|ue  ahí  se  publica.  En  el  no 
está  traduzido,  síuó  el  Preámbulo  con  que  la 
diríjió  ii|  Inquisidor,  su  ami^o  ,  i  la  zcnlési- 
ma  i  postrera  respuesta  que  dñ  en  la  dicha 
Apolojía  (que  contiene  a  100  objezioncs,  ItHI 
Kespuestas).  Por  dos  razones  imprimo  eslu. 
La  primera,  porque  puede  ser  os»  tradnczion , 
un  trabajo  de  Alfonso  Valdés,  o  de  su  her- 
mano Juan.  Ambos  eran  muí  amigos ,  i  apu- 
sionados  amigos,  de  Rrusmo:  i  en  una  caria, 
que  escribió  A.  Valdés ,  a  Eriisnio  ,  el  a.  de 
1.^27.  fecha  en  Knrtjos  a  ¿S  de  Noviembre  le 
dize:  ■ilAeijorim  Im  Curluf,  pitra  el  Zesttr.  ct 


107 
(7afi3t/¿t'r  [Mercuriao  GalUuara]  ambos  Arzo- 
bispos [Fonseca,  i  Manrrique],  i  las  que  ve- 
nían para  mi,  i  detnás  amigos,  con  fecha  del 
28  *  de  Agosto.  El  Zezar  leyó  tu  carta  Lati- 
na,  mas  traduzida  al  castellano  por  mí.»  I, 
como  por  esta  misma  carta  de  Valdés,  vemos, 
que  siguió  puntualmente  Erasmo,  cuanto  en 
eila  le  aconsejaba,  sobre  este  negozio  <Ie  su 
Apolojia ,  i  también  lo  mucho  que  le  ayudó 
Valdés  en  todo  él;  de  ahí  puede  conjeturar- 
se, que  el  mismo  Valdés,  o  su  hermano  Juan, 
tradujeron  esa  parte  de  la  Apolojia. — La  otra 
razón  porqué  la  imprimo  es ,  porque  vinien- 
do zensurada  la  obra  de  sus  Coloquios  ,  en 
el  Parezér  a  Paulo  III.  publicado  diez  años 
después  ,  escrito  por  hombres  mui  doctos , 
que  mentían  adrede  en  él ,  contra  Erasmo  ; 
se  eche  de  ver  el  fruto  que  este  doctísimo  i 
piadosísimo  hombre  sacó,  de  esconder  parte 
de  la  luz  de  su  pensamiento ,  bajo  el  modio 
del  contemporizar  con  las  pasiones  e  intere- 
ses de  los  poderosos.  Prozedió  probablemen- 
te de  buena  fé,  i  no  por  timidez  i  avarizia  , 
como  se  dize  en  el  Pasquino  in  Estasi  (aun- 
que no  en  el  Pasquillus  Ecstalicus):  porque 
juzgó  que  la  frailía  de  entonzes  era  compa- 
tible con  el  Evanjelio.  Pero  él  soñaba  en  la 
existenzia  de  la  frailía  primitiva  de  s.  Pablo 

*  El  oriiinál  dize:  5  Cal ,  Sepíemhres,  28.  Agosto  ;  i  alguna 
carta  de  esas  tendria  tal  fecha;  pero  lu  que  escribió  al  Emperu- 
dór,  tiene  la  de  Basilea.  2.  de  Septiembre  de  1527. 


108 

i  8.  l'acoiuiu  ,  i  la  coiifíiudia  con  la  <1e  sus 
lieupos,  i  los  nuestros  ;  con  esa  frailía  alii- 
garrada  de  los  zerquillos  ,  o  con  la  otra  , 
peor  aun,  de  los  Iñiguistas,  de  alio  bonete  i 
negra  sotana.  1  laniLien  ,  debe  coafesarse  , 
que  si  Erasiuo  temió  a  estos,  i  a  los  otros; 
hizo  lo  mismo,  que  hizieroo  todos.  Los  temía 
Carlos  V.,  los  temían  como  a  tábanos,  sus 
Ministros,  ipor  «u  descarada  iniolensia,  por 
íut  degenfrenadoi  termones  ,  por  el  desprezio 
qae  hazian  de  la  auloridad  de  los  frinzipes, 
i  de  los  decretal  de  sus  Senadot;  fiándose  en 
la  hoheria  del  vulgo  ,  qve  venera  sus  vestidos 
i  capillas».  I  asi  se  lo  advirtió  Valdés  en  su 
carta. — I  aunque  oíros  españoles  eran  mui 
afectos  a  Erasmo,  i  cualquiera  de  ellos  pudo 
ser  el  iraduclór  de  ese  pedazo  de  su  Apolo- 
jía,  pienso  que  A.  Valdés  era  el  mas  intere- 
sado en  hazerlo ,  porque  él  habia  pedido,  por 
una  Exposizion  ,  escrita  en  castellano  con 
gran  eleganzia  ,  según  Olivér  ,  que  se  le  en- 
tregasen les  CapíUilos  de  acusazion  contra 
Erasmo ,  para  responder  a  ellos.  A.  Valdés 
era  mas  brasmiano  que  el  mismo  Erasmo,  se- 
gdn  Olivér  ,  que  dize:  <■  Atisim  cgo  diccre, 
Valdesium  Erasmíciorem  Erasmo  ,  placel  Ha 
toqui-.  I  Itiego  téngase  presente,  que  a  am- 
itos Valdeses  les  repugnaba  mucho  el  prozc- 
dér  de  Lutero;  i  esa  traduczión,  aunque  mui 
fiel  i  conforme  a  la  rdizión  de  la  Apolojín 


109 
impresa  por  Frobeii  en  Basilea  el  año  de 
1528.  (Véanse  en  ella  Ihs  pajinas  1 — 6.  i , 
Ittl — 03.)  se  conozG,  o  que  se  hizo  de  copia 
autógrafa  del  mismo  Erasiuo;  o  que  se  aco- 
modó algo  el  Lraduclór  (i  esto  es  lo  mas  na- 
tural) a  lisonjear  la  inloleranzia  relijiosa  de 
los  españoles.  Porque  en  la  paj.  4., por  ejem- 
plo, donde  viene  dos vezes  nombrado  Lu tero, 
con  arreglo  a  la  impresión  de  Basilea,  deben 
borrarse  las  palabras  ,  contra  las  herejías  de 
Lulero  ;  i  en  I.  de,  este  enemigo,  poner  sim- 
plemente el  enemigo  (cum  hosU):  i  luego, 
poner:  con  que  mayor  ptazer  haya  habido  él 
(es  dezir,  el  enemigo).  I  en  la  paj.  5.  r.  pri- 
mero, debería  dezir  mas  cristianamente:  i  a 
los  malos  heriría,  o  curaría  (non  nígi  impíos 
tiel  kederel,  uel  sanaret).  En  la  paj.  6.  d.  d. 
con  el  profeta  Joñas,  pues  el  imp.  lat.  dize  , 
ciitn  Joña.  I  en  el  r.  último  de  lu  misma  paj. 
encontramos  otra  razón,  para  suponer  ,  que 
el  nombre  de  Lulero  es  añadidura  del  trad. 
español.  Verdad  es,  que  A.  Valdés,  le  escri- 
bió a  Erasmo:  •desearía,  lunibieu.que  en  tu 
"Respuesta  no  nombrases  a  Fraile  ninguno, 
«sino  que  respondieses  a  lodos,  en  jeiierál,  i 
'la  remitieses  reservadamente  al  Arzobispo 
"de  Sevilla.*  *\'eHem  prtelcrea  ,  til  nullum 
Itíonachum  íii  ea  nominares ,  sed  iii  genac  ad 
omnes  responderes,  tuamquc  Respomionem  ad 
Hispaiesem  secreto  milleres.»  1  Erasmo  ,  lo 


ilO 

hizo  asi.  Gil  el  r.  30.  de  la  pai.  7.,  he  leído, 
c  impreso  mal  ,  pues  la  copia  que  del  MS. 
hizo  Calderón,  veo  que  dize  así:  "Contra  mi 
honrra  i  estimaxion  ,  usa  off  por  s'terlo  muí 
ajeno  de'  &c.  i,  ocupado  yo  en  deszifrar  la 
übreviatura  que  he  interpretado  con  la  voz 
ofisio;  olvidé  la  prezedente  usando.  Ea  el  im- 
presa latino  dize:  exenwUim  invehenles  vniUo 
alienusimum  ah*  &c.  Salvo  pues,  ahora,  la 
torpeza  en  interpretar  la  abreviatura  ,  por 
ofisio:  i  coofieso  que  no  entiendo  la  frase.  Si 
hai  error  en  ajeno  ,  por  ajena  ,  enlonzes  la 
abreviatura  puede  dezir  ofensa  ,  u  ofensión. 
Bn  la  p.  8.  r.  3.  la  voz  temerosos,  q.  A.  , 
formidables,  qve  causan  tctmr.  En  la  p.  9.  la 
voz  roya,  por  roa,  es  del  MS.:  i  en  el  r.  18. 
la  palabra  actos,  no  está  en  el  latino,  donde 
la  voz  scriptis,  sirve  a  tres  periodos,  sobran- 
do, por  consiguiente  ,  la  voz  obras  que  está 
ahí,  bajo  de  la  de  actos.  También  es  del  lodo 
direrente  la  puntuazíón  del  orii.  latino.  En 
la  p.  10.  ,  el  r.  9.  alude  indudablemente  a 
Alfonso  de  Valdés  ,  Secretario  que  fué  de 
Cartas  latinas  del  Emperador  :  aunque  sobra 
la  voz  uno,  conforme  ai  lalin  que  dize  :  «/i- 
beltiis  huc  per  Ctesaris  Secrelarinm  missiis  : 
pero  el  traductor  sabia  mejor  que  lírasmo  , 
en  qué  pais  estaba,  i  que  si  hubiera  puesto 
literalmente  el  Srio.  del  Emperador,  el  Nun- 
ziu  dol  Papa  podría  achacar  otro  capitulo  de 


III 

culpas  aValdé».  Los  r.  10-13.  de  la  misma 
paj.  10.  soa  advertGiizia  del  Iradiiclór  espa- 
úol.  El  NalalBeda,  o  Uedda,  ahí  nombrado, 
filé  un  Teólogo  parisiense,  Rector  del  Cotejío 
de  Monte-agudo  [Montia  aevti] ,  i{ue  publicó 
el  a.  1526.,  en  París,  doít  Libros  contra  los 
Comentarios  de  Pabro,  a  los  Evanjelios  i  E- 
pistolas,  i  otro  lerzér  Libro  contra  las  fara- 
phrasis  de  Erasino:  los  cuales,  poco  después, 
se  reinipriniieron  ea  Colonia.  1  el  a.  1529., 
el  mismo  Beda  ,  publicó  su  Apohjia  contra 
los  Luteranos  clandeitinon  (sin  duda  tildaba 
a  Erasroo,  por  lál}:i  otra,  azerca  de  las  hijas 
i  nietos  de  Anna,  contra  Fabro  :  i,  antes,  el 
a.  1519.,  ya  se  había  entretenido,  en  publi- 
car contra  el  dicho  Fahro,  i  Jndoco  Clichto- 
veo,  su  Tratado  de  la  Única  Magdalena,  Se 
cree  además,  que  él  fué  el  Autor  del  Tratado 
anónimo,  imp.  en  Paris,  intitulado:  fíeslUu- 
It'o  m  inlegrum  Itenedicttonis  Cerei  Paschafis 
(Veas.  aFabríc.BIbliotb.  Ecc1.Hamb.471R. 

Eaj.  151.  fol.).  I,  para  las  Respuestas  qae 
rasmo  dio  a  Beda,  véase  el  I.  I\ .  de  Erastni 
Opera.  ¡Aujá.  Ralav.  1706.  desde  la  paj.  44%, 
hasta  la  756.  [  leyendo  lo  de  Beda  i  lo  de 
Erasuao  ,  se  conozerá  bien  ,  no  solo  de  qué 
paite  está  la  razón  ,  sino  también  ,  la  buena 
crianza,  i  lavcrazidád.  El  pobre  Reda  .  era 
un  embustero  poco  aprensivo. 


En  la  paj.  11.  comiénzala  Consolta  ,  que 
de  orden  del  Emperadúr  ,  se  remilió  a  r  r. 
Melehár  Cano  ,  sobre  :  El  mal  estado  de  las 
cuttidelalgletia.—los  malet  que  Roma  cau- 
laba  en  EtpaHa.—i  elBemedio  que  podría  po- 
nerse. Acaba  en  la  pajina  ü. 

Este  Papel,  creo  que  no  se  ha  impreso.  A 
lo  menos,  con  las  dos,  o  tres  ,  impresiones  , 

2ue  bai.  del  Parezér,  o  respuesta  ,  del  Mro. 
ano;  no  se  lia  impreso.  1  cabalmente  ,  leer 
el  Parezér  del  Reverendo  dominico,  separa- 
do de  esta  Consulta  ;  me  pareze  lo  mismo  , 
que  leer  las  Supulaziones  de  Beda  ,  sin  las 
Úespuestas  de  Erasmo.  Daré  luego  la  razón. 
Esta  Consulta  se  hizo ,  cuandu  Paulo  IV.  era 
Papa:  que  lo  fué  desde  el  a.  4555.  a  1559. 
Del  teuúr  de  ella  se  deduze,  que  se  escribió 
BHles  de  la  renunzia  del  Emperador:  i  com- 
parando la  paj.  15.  con  la  54. ,  donde  viene 
la  fecha  de  la  Itespuesta  de  Cntto  ,  se  vee' , 
que  éste  no  pudo  respander  en  el  año  de  55. 
ü  lo  que  se  le  pregontó  en  el  de  56.  Por  con- 
siguiente, bai  error  de  número  en  una  délas 
fecbas  de  esos  Papeles;  o  se  aparentó  que  se 
había  hecho  laCtinsulta  ,  un  año  después  del 
en  que  se  hizo.  El  Papel  de  Cano  ,  responde 
indudablcmenVe  a  la  Consulta;  i  en  los  im- 


115 

Íiresos  que  de  él  he  visto ,  siempre  llev«i  la 
echa  de  Nov.  de  1555.  Por  eso,  la  fecha  de 
la  Consulta  es  la  equivocada,  adrede,  o  invo- 
luntariamente. En  la  paj.  15.  toca  la  muerte 
del  Pedro  Luis,  al  cual  mataron  en  Piacenza 
el  18  de  Septiemhre  del  a.  1547.  Véase  en 
la  Imajen  del  Anlecristo  que  publiqué  eia. 
1849.  la  paj.  xxxvii.  del  Prólogo.  En  elr.  21. 
misma  conquista^  pareze  sobrar  la  voz  misma. 
I  lo  que  se  refiere  en  esta  i  la  paj.  14.  sobre 
el  modo  con  que  Paulo  IV.  se  hizo  Papa  a  sí 
propio,  i  por  fuerza;  se  confirma  con  las  si- 
guientes palabras  de  Frai  Onofre  Panvinio  : 
•fú  egli  finalmeníe  a  25  di  Maggio  nel  di 
deWAscensiofw,  dopo  non  lunghe,  ma  /ierissi* 
me  contentiani  passate  nel  Canclave  ,  conlra 
voglia  d'alquanii  Cardinali ,  che  forte  véosla- 
vano  ,  prevalendo  il  Cardinal  Farnese,  e  quel 
di  Ferrara,  che  lo  favorivano  co'voti  di  qua- 
rantaquaUro  Card,  créalo  Ponte  fice  , »  &c* 
[Véase  la  paj.  547.  t.  2.''  Platina.  Vite  dei 
Pontefici.  Pte.  seconda,  Venetia.  1701.]:  i 
Panvinio  añade,  911^  fué  coronado  con  gran 
tristeza  de  todos.  —  El  Cardenal  de  Santa 
Flor,  ahi  zitado,  creo  fuese ,  Guido  Ascanio 
Sforza  ,  creado  por  Paulo  III.  El  D.  Carlos 
Garrafa,  era  un  caballero  de  Malta,  o  san 
Juanista,  i  fué  hecho  Cardenal  diácono,  con 
el  nombre  de  SS.  Vilo  i  Modesto. — En  el  r. 
último  alude  al  Reino  de  Ñapóles.  El  Card. 


/ 


i 


114 

Carrafa  (Garrafa),  nienzioiíado  en  la  pcij.  16. 
es  el  zilado  D.  Carlos  :  aunque  el  Papa  creó 
Cardenales  a  Ircs  Carrafas,  Lo  que  en  la  paj. 
17.  se  dize  Patrimonio  de  la  Iglesia  ,  es  lo 
que  el  satírico  Italiano  llama: 
«i7  patrimonio  del  Pescatore, 
che  ha  un  patrimonio  come  un  gran  Signore,r> 
Juan  Antonio  de  Tasis,  fué  el  abuelo  del  inje- 
nioso  i  desventurado  Conde  de  Villamediana. 
En  la  paj.  19.  alude ,  a  que  fué  el  Papa, 
quien  llaniu  la  armada  Turquesca  a  los  ma- 
res de  Ñapóles.  También  Vergerio  [paj.  389. 
Scholia  PauliiV.  Literas.]  dize:  «Cüw  enim 
classes  Turcicw  .  mtper  aliquoties  Tyrrhe- 
num  more  occupassent  ,  ubique  pepercerunt 
ciuitatilms,  pagis,  et  nauibus  suorum  Papa- 
rum,  imó  peruasit  rumor  apud  nos,  Papam 
euocalurum  classem  Turcicam  ,  guia  nulta 
alia  ratione  speral  se  posse  é  Neapoliúino 
regno  Cmsarem,  aut  Philippum,  cui  Cmar 
cessit,  ejicere.r>  En  la  p.  20.  r.  18.  las  pa- 
labras »de  su  partean  q.  d.  de  parte  del 
Emperador.  Paj.  21.  r.  4. /br^^acío,  equiva- 
le a  forzoso.  I  en  el  r.  7.  en,  equivale  a, 
al  campo.  I  léase  con  atenzion  toda  la  paj. 
i  se  verá  que  la  determinazion  del  Duque, 
i  la  orden  del  Emperador  ,  presuponen  la 
impunidad  de  los  mayores  delitos  ,  cuando 
loSoPapas  los  hazen.  I  de  hecho  se  vio  esto, 
a  poco  ;  cuando  esc  mismo  altanero  ,  i  san- 


115 
guinario  duque  de  Alba  ,  arrodillado  ,  besó 
ios  pies,  o  el  pie  ,  del  Papa  ,  i  le  pidió  per- 
dón. I  en  lo  que  dize,  al  fin  ,  sobre  salisfa- 
zerse  la  conzienzia  Real;  se  me  ocurre,  que 
no  es  medio  mui  seguro ,  para  satísfazer  la 
conzienzia  propia  ,  consultar  a  las  ajenas.  I 
lo  que  resultó  de  esta  Consulta,  i  el  Parezér, 
que  respondiendo  a  ella,  dio  el  Maestro  Ca- 
no; me  confirman  en  mi  discurso.  También 
se  me  ocurre,  que  quien  haze  la  primer  Pre- 
gunta de  la  paj.  22.  renglón  13.,  no  debiera 
haber  sido  Rei,  o  Gobernante  de  ningún  país. 
£n  la  paj.  25.  r.  21.  i  siguientes,  se  descu- 
bre claro,  que  el  Emperador  debió  consultar 
con  su  propia  conzienzia,  estos  negozios  ;  i 
no  con  la  conzienzia  de  los  Teólogos.  Dios  li- 
bre a  España,  i  a  las  riquezas  de  España,  de 
las  conzienzias  de  los  Teólogos:  o  de  lo  que 
ellos  denominan  su  conzienzia,  I  no  solo  Es- 
paña, el  entero  mundo  padeze  males,  por  la 
tal  conzienzia  teolójica.  En  este  mes  de  Sep- 
tiembre del  a.  1857.  El  Vize-Canziller  de  la 
Universidad  de  Oxford  ,  donde  se  educa  la 
juventud  destinada  a  la  carrera  eclesiástica, 
en  la  Iglesia  protestante  de  Inglaterra  ,  fijó 
en  Carteles  un  programa,  ofreziendo  un  pre- 
mio, al  Autor  del  mejor  Tratado,  que  pruebe 
la  Legalidad  de  la  Guerra!  I  los  Carteles  se 
fijaron  a  las  entradas  de  todos  los  Colejios  de 
Oxford,  i  entre  ellos  ,  a  la  puerta  del  Jesús 


H6 

College^  o  Colejio  de  Jesus^  que  fué  Pninzips 
DB  Paz!  Por  donde  se  conoze,  que  la  conzien- 
zía  del  teólogo  de  profesión,  es  una  roisma, 
en  todas  partes:  i  que  la  parte  clerical  en  las 
Universidades  de  Inglaterra  ,  es  ,  como  en 
España  ,  una  vasta  maquifiaria  de  error.  I 
volviendo  a  la  Consulta,  nótese  en  ella  ,  la 

rintura,  al  natural ,  de  la  eleczion  de  Paulo 
V.;  la  que  se  haze,  del  Cardenal  Carrafa  ; 
la  no  menos  zierta,  viva,  i  lacónica  ,  donde 
se  expresa,  que  el  Papa  motaba  ,  a  los  que 
calumniaba  (paj.  18.);  i  menlia  (paj.  i 9.);  i 
promovía  guerras,  i  usurpaziones  (p.  20.); — 
i  reléanse  luego  la  Suplieazionf  i  las  dos  In- 
formazioneSy  i  comparadas  con  esta  Consulta 
Ministerial  del  Católico  Prin/Jpe  que  impe- 
raba enlonzes  en  nuestra  España;  digase 
franca  i  lealmente,  en  cuales  de  estos  escri- 
tos, se  dízen  cosas  mas  fuertes  ,  i  se  revelan 
mas  groseras  torpezas  ,  en  desdoro  de  los 
Papas.  Ahora  ,  fijémonos  un  poco  en  la 
Respuesta  o  Parezer  de  Melchor  Cano. 

Aunque  este  Papel  ,  es  ya  bien  conozido 
entre  nosotros,  desde  que  el  a.  1736,  se  dio 
a  luz  ,  con  las  Lizenzias  nezesarias  ,  por  un 
Anónimo,  o  Pseudónimo  (Andrés  Filocano), 
en  un  cuaderno  en  8.""  de  28  pajinas;  le  tras- 
lado aqut  del  MS.  donde  está  unido  al  Papel 
que  antezede,  por  estas  razones.  No  debió 
separarse  de  la  Consulta^  por  ser  hRespues- 


117 
ía  (Ic  ella:  i  conteniendo  al  MS.  que  publico, 
275  variantes  eseniiales  ,  del  impreso  el  a. 
1736.;  era  en  nii  doble  razón»  para  no  sepa- 
rarlas. El  escrito  de  Cano ,  además  ,  contie- 
ne, a  mi  modo  de  entender,  un  compeqdio 
de  la  política  Romana  :  i  e$  un  escrito  de 
sircnnstanziaSfSemejante  al  que  pongo  luego^ 
del  de  los  Cardenales,  a  Paulo  IIL  Imposible 
me  pareze  ,  que  el  Maestro  Cano  ,  no  fuese 
amigo  personal  de  Paulo  IV.,  contra,  quien 
dá  ,  en  la  aparienzia  ,  este  sagaz  Parezér. 
Paulo  IV.  estuvo  en  España  de  Nunzio  de 
Paulo  III.,  i  en  carácter,  i  aCziones,  Cano  i 
Pululo  IV.  eran  mui  semejantes.  El  teólogo 
español  no  podía  ser  afecto  al  Emperador, 
pues  su  adversario  Bartolomé  Carranza  de 
Miranda,  era  íntimo,  i  allegado  concejero  de 
ese  Prínzipe.  Asustada  Roma, en  aquel  tiem- 
po, con  la  Reforma  que  ajitó  Lutero,  se  va- 
lía de  toda  clase  de  armas  para  minarla  :  i 
las  contraminas  de  doctos,  i  severos  Escritos, 
compuestos  por  hombres  sabios  i  ríjidos;  son 
los  proyectiles  mas  útiles  i  eGcazes  que  em- 
pleó enlonzes,  i  emplea  siempre,  la  armería 
Papal.  Sabedor  el  Papa  ,  délos  intentos  de 
Carlos  V.,  era  natural ,  que  para  contrares- 
tar  los  doblezes  de  este  Prínzipe,  las  opusie- 
se aun  mayores.  Inclinar,  pues,  mañosamen- 
te, i  por  modos  indirectos^  a  ¡a  Corte  impe- 
rial, paraque  consultase  al  inflexible  i  sabio 

39 


ii8 

Maestro  Cano,  sobre  un  negozio  de  esta  na- 
turaleza; era  una  evoluzion  mui  propia  de  la 
Corte  PontiQzia.  Cano  podía  mirar  la  Con- 
sulta ,  como  una  red  tendida  por  Bartolomé 
Carranza  para  envolverle,  i  perderle:  i  vien- 
do, además,  la  reziente  mudanza  del  gobier- 
no (pues  en  Octubre  de  ese  año  había  re- 
nunziado  el  Emperador);  le  convenía,  que  su 
Parezér,  no  hiriese  los  sentimientos  del  Prín- 
zipeD.  Felipe,  que  por  sus  ideas  ambiziosas 
i  snperstiziosas,  a  la  vez,  miraba,  los  de  es- 
ta clase  ,  como  negozios  graves  i  grandes. 
Por  todo  esto  pienso  (i  por  brevedad  omito 
pruebas] ,  que  Cano  dio  esta  Respuesta,  con 
zierta  espezie  de  conozimiento  previo  de  ella, 
por  parte  del  Papa  i  del  Rei:  o  seguro,  a  lo 
menos  ,  de  que  ambos  le  conozian ,  i  tenían 
por  incapaz  de  faltar  a  los  deberes  que  a  sí 
propio  se  impone  un  papista  i  un  realista. 
I  tan  zierto  es,  que  el  Rei,  i  el  Papa,  mira- 
ban a  Cano  como  útil  partidario,  que  ambos 
le  hizíeron  Obispo  ,  i  como  Obispo  asistió  a 
quemar  vivos  en  Valladolid  el  a.  1559.  a  los 
varios  españoles  de  que  se  haze  mérito  en 
los  Apéndizes  de  las  ediziones  del  Montes  , 
que  publiqué  en  castellano  i  latin.  Además 
Felipe  11.  le  complazió  ,  persiguiendo  a  su 
adversario  Carranza.  Mas  aunque  se  tengan 
por  parabolanas ,  o  vanas ,  estas  mis  conje- 
turas, importa  poco  para  mi  objeto.  Publico 


119 

priiizipalmcntc  ,  csla  Respuesta  de  Cano  , 
fraile  dominico  ,  Obispo  quemador  de  here- 
jes, teólogo  asistente  al  Conzilio  de  Trento  , 
i  mui  aplaudido  por  el  Cardenal  jesuita  Pa- 
llavicini  (i  recuérdese  ,  que  Cano  escribió 
también  contra  los  jesuítas);  paraqué  se  com- 
pare, lo  que  en  ella  se  dize  contra  Roma  ,  i 
la  Gobernazion  del  Papa;  con  lo  escrito  en  la 
Suplicazion,  i  las  Informaziones.  I  compáre- 
se en  todo:  en  ideas,  estilo,  vocablos  ,  con- 
secuenzia,  i  fuerza  de  verdad.  La  diferenzia 
que  hallo  entre  estos  escritos  de  reformado- 
res i  antireformadores  ,  después  de  leerlos 
con  atenta  imparzialidad,  es:  que  los  Pape- 
les antireformadores  ,  afirman  con  mucha 
fuerza  la  verazidád  de  los  reformadores  ,  i 
su  moderazión  también  ,  i  su  sinzerídad.  I 
estos  antireformadores,  se  hallan  escritos  sin 
conviczion  sinzera  ,  i  por  consiguiente  siu 
coherenzia  ,  i  sin  fuerza  alguna.  Léase  ,  i 
entienda  bien  la  fuerza  de  los  términos  quien 
los  lea,  i  verá  ser  asi.  El  objeto  de  Cano,  con 
éste  Papel,  fué:  imponer  miedo  a  la  autori- 
dad Real  con  la  Autoridad  Papal;  i  hazer  en- 
tender a  ésta ,  que  sin  la  ayuda  de  los  frai- 
les, i  teólogos  como  él,  no  sería  el  Papa  su- 
fieriór  a  los  Reyes,  ni  considerado  como  in- 
álible.  Si  esta  mira  no  tuvo,  no  se  azierta, 
como  un  hombre  que  aspiraba  a  pasar  por 
cauto,  rijidoi  severo,  pudo  escribir  un  papel 


m 

de  esta  nalaraleza  ,  que  revela  en  su  autor 
gran  falta  de  convicziones  relijiosas  de  un  es- 
píritu evanjélico.  Veamos  el  Papel,  por  pa- 
jinas. En  la  paj.  25.  nótese  la  alusión  a  la 
crueldad  del  Emperador  en  tiempo  de  las 
Comunidades  de  Castilla  :  ^E  ya  vé»  V,  M.v> 
&c.  Paj.  26.  renglones  5. 11.  contienen  un 
soGsma  ,  que  se  conoze  » leyendo  el  Jénesis 
¡X.,  21-25.,  i  el  otro  sofisma  del  Vicariato^ 
en  el  mismo  hecho  de  subirle  tan  de  punió, 
que  le  eleva  hasta  Dios.  Paj.  27.  r.  10.  ofre- 
ze  la  respuesta ,  de  ser  los  Papas ,  quienes 
desacuerdan  toda  armonía  ,  en  no  acordán- 
doles cuanto  les  dá  la  gana.  Véase  en  la  mis- 
ma pajina  27.  el  artiGzio  de  la  perífrasis,  los 
Romanos  ,  por  el  Papa.  I  lo  que  díze  ,  de 
querer  los  Alemanes  hazérse  médicos  de  Ro- 
ma; negándole  el  supuesto,  se  evidenzia  su 
arlifizioso  discurso  ,  porque  tampoco  pienso 
que  Cañólo  creyese.  Castigo j  en  elr.  penúl- 
timo, requiere  suplirse,  por  cama  de  ,  o  por 
falla  de.  Paj.  20.  En  ella  supone,  que  Ale- 
mania se  perdió  por  no  acatar  al  Papa.  La 
perdizion  debió  demostrarla.  España,  pienso 
yo,  que  está  perdida  por  acatar  mas  al  Papa, 
queal  Evanjelio.  Vuelve  ahí  a  recordar  los 
alborotos  de  las  Comunidades,  para  amedren- 
tar al  Gobierno.  Los  4.  renglones  primeros 
de  la  p.  29.  contienen  una  máxima  de  hom- 
iré  sahioy  o  prudente,  indigna  a  mi  jnizio,  de 


121 

un  Grisliano  ,  mucho  mas  con  la  Bíladidura 
de,  justisia  por  armas,  pnes  une  a  la  virtud, 
la  violenzia.  No  menos  anticristiana,  i  frau- 
dulenta, me  piíreze  la  sentenzia,  de  que  no 
convengamos  nunca  con  los  herejes  ,  ni  en 
hechos,  ni  en  dichos  ,  ni  en  apariensias.  Por 
eso  Moreto,  poeta  cómico  de  mucho  injenio,  ■ 
cnsefló  al  pueblo,  a  llamar  santa  obra  ,  a  la 
de  ir  de  propósito  a  Alemania  ,  a  destrozar 
Luteranos,  cuando  dize; 

tme  entré,  rompiendo  a  eslocadas, 

luteranas  vandcrolas. 


i  él.  con  la  santa  palabra, 

i  yo.  con  la  santa  obra, 

convertimos .  i  matamos, 

mas  de  cuarenta  personas.* 
En  la  p.  50,  dize,  que  mal  conaze  n  Roma 
quien  pretende  sanarla;  pero  a  eso  no  se  opo- 
ne ,  que  el  que  bien  la  conozca  ,  pretenda 
huir  su  contajiosa  cümpañJa.  A  esto  pareze 
convidarnos  el  Maestro  Cano,  con  tazita  que 
haze  del  Cap.  li.  de  Jcremiüs  r.  9.  donde  el 
Profeta  dize:  *Hemos  medisinado  a  BabÍlo~ 
nia,  i  no  ka  curado:  abandonémosla ,  i  volvá- 
monos cada  cual  a  su  tierra :  pues  sus  delitos 
futieron  mas  allá  de  las  nubes,  llegaron  hasta 
elzielo.»  Nótense  los  últimos  renglones  de  la 
paj.  por  lo  bien  que  retratan  la  aslnzia  Pa- 
pal: i  el  buen  corle  que  debía  darse  eu  esto,. 


122 

era  el  quitar  ,  del  lodo  ,  esas  eslafas.  Paj. 
55.  r.  8  \Q,  ese  medio  ,  cubierto  i  &c.  Lo 
mismo  dize  el  imp.  del  a.  1756.  pero,  pare- 
ze  claro,  que  debe  leerse  miedoy  como  hubie- 
ra correjido  de  buena  gaua.  Paj.  56.  r.  4. 
Es  notable  la  frase  que  usa  ^en  la  Sede^i  co- 
mo si  dijera,  «el  medio  de  unidad,  le  tene- 
mos en  la  Silla  de  Roma».  Estas  astuzias  del 
dialecto  conventual^  tienen  un  sainetc  que  no 
se  perzibe  por  todos,  aunque  le  tienen.  No 
entiendo  bien,  cómo  aplica  la  metáfora  allin 
de  la  pajina.  Tampoco  la  hidráulica  de  Feli- 
pe II.  érala  suBziente  en  este  caso.  Paj.  57. 
r.  12.  desconfiar  ,  está  en  la  azepzion  de 
hazer  desconfiar.  Paj.  58.  la  voz  agraviada ^ 
r.  penúlt.,  está  en  la  azepzion,  qne  causa  a- 
gravio.  I  la  voz  Memorial^  paj-  59.  r.  1.  q. 
d.  Consulta:  i  obsérvese  en  ella  la  distinzion 
teolójica  de  la  doble  personalidad  del  Papa, 
indispensable  para  el  drama  de  su  Autoridad 
suprema.  En  esta  pajina,  i  en  la  siguiente, 
alude  al  Prozeso  de  excomunión  que  Paulo 
IV.  mandó  formar  en  lloma  contra  Carlos  V. 
i  Felipe  II.,  i  aunque  Cano  dize  bien,  que  el 
Prozeso  paró;  sinembargo,  el  Papa,  no  quiso 
permitir  se  hiziesen  funerales  en  Roma,  por 
Carlos  V. — Vergerio  dize  :  «^Cum  ad  Sancli- 
lalem  veslram  Tolelanus  Episcopus  [Carran- 
za] scrípscril,  ipsum  Carolum  [V.]  morienlem 
dixissc,  sibi  videri,  veram  csse  LtUheranorum 


123 

¿e  lusltficalioDe  xetitentiam.  Fama  idctit  sla- 
tim  per  universam  Europam  (iit  attdioj  íttlit. 
eí  simul  ,  quod  SanclUas  vestra  [Paulo  IV. J 
Hixerit  ,  le  noUe  ipai .  propterea  quod  cum 
lAitheranis  in  prwcipiio  religionis  capite  sen- 
siísel,  ultas  exequial  celebrare.*  l'aj.  41.  r. 
11.  gran  desaire  ,  lo  tomo  del  impr.  del  a. 
1756.  i  q.  d.  falla  de  brío.  Eu  Ja  paj.  42. 
se  lleva  adelante  la  inconsisteote  compara- 
ziÓQ  de  Padre  e  liijo  ,  en  un  eslilo  poco  eíd- 
zero,  o  rormál,  i  se  le  aconseja  al  lujo  mayar 
del  Papa  ,  que  se  presupone  ser  el  Itei  de 
Espaúa  ,  que  le  ale  las  manos  a  su  Padre  , 
porque  está  loco  furiuso,  pero  que  se  las  ale 
con  grau  reverenzia.  Mas  Ui  diQcultad,  o  im- 
posibilidad ,  del  hecho  ,  bien  la  sabia  Cano. 
¿Quién  le  ala  las  manos,  a  una  persona,  que 
cabalmente  pretende  ser  la  única,  que  puede 
atar  i  desatar  las  de  todos?  Al  Gn  de  la  paj. 
43.  se  muestra  un  deseo  de  guerra  ,  poco 
cdiBcante.  1  al  fin  de  la  paj.  44.  se  dize 
que  es  cosa  mui  jusia  que  ningún  dinero  vaya 
a  Roma:  escarnio  duro  en  la  pluma  de  Cano, 
pues  clérigos  i  frailes  son  causantes  de  que 
se  falte  u  esa  muijustacosa.  Él,  sinembargo, 
sobreentendía,  por  ahora:  que  es  mayor  es- 
,carnio,  i  mas,  cuando  se  lee  adelante  lo  de 
ser  esto  mui  aczesorio.  A  esto  llamo  ,  coho- 
nestar malefizios.  Obsérvese  el  §.  También 
se  puede  &c.,  i  dígase  ,  si  el  escritor  de  ét , 


124 

pudo  quemar  luteranos  en  biicQa  conziciiziii. 
F»j.  46.  t.  ^1.  prohibido,  es  yerro  niatiifies- 
lo  ,  a  mi  parezer  ,  por  proveído.  l*ara  los 
renglones  4-7.,  en  la  paj.  48.,  no  es  mal 
eonienlo  Lnc.  ix.  48.  i  Mat.  xviii.  4.;  i  ad- 
mira, ver  ai{ui  sentada,  eomo  verdad  incon- 
cusa, la  Superioridad  l'apál.  Paj.  50.  r.  6. 
admira  mas,  por  asegunirse  aquí  iniplizita- 
mente,  que  es  Prínsipe  Zetesliál  el  t*apa,  i 
no  terreno:  i,  Vicario  de  Dios  [r.  25.!].  Al 
r.  13.  paj.  51.  se  ecurre  advertir  :  que  si 
Evanjetio  i  razón  se  guardasen  ,  no  liabía 
que  ir  a  Roma  para  nada.  Las  paj.*  b%.  i 
55.  señalan  la  guerra  escondida  i  secreta  , 
que  Itoma  haie  a  España,  i  el  remedio  qne 
debería  tomarse  :  porque  ni  el  Conzilio  de 
Trenlo,  ni  otra  algún  CanziUo,  sirvan  de  na- 
da para  el  caso. — I,  vuelvo  a  recordar,  que 
este  Escritor  asistió  a  qneniár  luteranos, 
tres  años  después.  Hoi  ,  sinembargo  ,  un 
Grande  de  España,  i  Senador  del  Beíno,  lla- 
maría a  Cano,  pobre  fraile  ignorante,  como 
llama  al  dominicano  T.  Campanella ;  porqne 
el  Senador  nos  dize:  ooue  las  dezisiones  del 
Conzilxo  de  Trenio  tendieron  a  apasigtiar  las 
contiendas  relijiosas  ,  a  correjir  las  costum- 
bres ,  i  a  restnblezcr  la  pas  i  unidad  de  la 
Jgletia...  [  que,  ;ior  fin,  este  venerahle  Coiisi- 
lio,  donde  se  agerú»,  todas  las  opiniones  ,  sin 
■cxaepzion  ,  dczidio  de  la  manera  mas  sabia  . 


Í5' 
junta  i  completa  en  lodos  los  puntos  de  dogma 
idissipliaa,  siendo  autorisadox  sus  respeta- 
bles acuerdos  con  la /¡rma  de 'Í50  prelados,  i 
asislenles  a  él.  •  ÜsUis  palabras,  ciilenclientlo- 
las  enteramenle  al  contrario,  scrííii  exactas. 
Véanse  las  Notas  que  pongo  a  las  pajinas  108. 
i  109.;  i  126.  de  las  Inforninriones.  Lasde- 
zisiones  del  Conzilio  de  Trenlo  ,  son  inopor- 
tunas, mal  dijeridas,  i  contradictorias:  mues- 
tran la  inEertiduinbre  de  sus  teólogos  en  dis- 
cutir las  materias  doctrinales;  las  discordias 
escandalosas  de  los  Padres;  los  manejos,  ar- 
liKzios,  asluzias  i  violenzias,  que  bubo  en  él; 
la  ninguna  libertad,  que  bubo  para  los  ami- 
gos de  la  reíorma;  los  subterfujios  misera- 
bles con  que  se  evitaron  las  diticuUadcs.  I, 
léase  la  Historia  que  se  quiera  del  Conzilio 
de  Trenlo  ,  léase  únicamente  la  del  Jesuíta 
Pallavicini,  resultarán  siempre  demostrados 
esos  hechos;  i  que  e!  Conzilio  de  Trenlo,  re- 
dujo el  episcopado  a  solo  el  Papa,  baziendo 
meros  delegados  suyos  a  los  dem^s  Obispos; 
i,  siendo  una  Tuerza  nueva  ,  i  nuevo  arcano 
del  papado  ,  nos  regaló  ,  en  los  paisesdon- 
de  se  le  obedeze  como  lei  ,  un  imperium  in 
imperio,  adecuado  para  conmover  i  pertur- 
bar las  soziedades  polilicas,  siempre  que  al 
Papa  le  convenga.  1  ya  que  menzioné  el  es- 
randaloso  Concordato  último  con  Austria 
(producto,  o  mamiraclnra,  hecha  en  la  uriÜ- 


a 


i2(i 

dera  del  Conzilio  de  Treiito),  zilaré  a^ui,  de 
asunto  Duestro  ,no  el  Concordato  ,  sinó  la 
Rcnunzia  de  los  Obispos  de  España  el  a. 
1847.,  bochornosa  i  secretamente  propuesta 
a  ellos,  pur  el  Ministro  Vaamonde,  ejecutada 
por  todos  ,  para  complazer  al  Papa  ,  i  solo 
protestada  i  resistida  por  dos  (Ortigosa  ,  i 
Pérez  Necocliea).  Sin  el  Cqnzilio  de  Trento 
no  podrían  efectuarse  obras  tan  fazinerosas. 
La  Decíarníorio  de  Carlos  V.  contra  Lu te- 
ro, aunque  es  ya  conozida  tambieD,  como  el 
Parezér  de  Cano  ,  por  hallarse  en  varios  li- 
bros impresos,  la  incluyo  aquí,  no  solo  por 
las  variantes  que  ofreze  el  MS.  de  donde  la 
tomo,  sino  por  la  particularidad  e  tniporlRn- 
zia  de  este  Uocuniento,  parto  jenuino  del  ta- 
lento del  Emperador.  Al  incluirla  Frai  Prn- 
deuzio  de  Sandoval,  en  el  Lib.  X.  de  su  His- 
toria del  Emperador  Carlos  V.  en  los  folios 
296-97.,  ediz.  deValladolid.  1604.  nos  dize, 
en  su  estilo,  para  mí  sobremanera  pintores- 
co; «e/  Emperador,..,  después  de  haber  se- 
nado, desabrido  se  enserró  eti  su  recámara  a 
solas,  i  sin  que  nadie  le  viese,  escribió  en  len- 
{ftia  Tudesca  tina  caria  ,  i  protestazion  de  la 
fé,  cuya  sustansia,  sacada  de  la  misma  lengua 
cí.n — I  pone  en  seguida  la  ZJec/dratorio,  ver- 
tida a)  castellano  por  diverso  traductor,  que 
el  de  esta  nuestra  versión,  i  con  la  feeba  de 
diez  i  nueve  de  Abril,  que  debe  ser  lazierta. 


127 

El  lUü.  dt:  la  iiiiestrii,  jiuiiü  la  feclia  toitfusa, 
i  en  zifra  ligada.  No  por  iiialíziosa  iigudeza, 
ni  por  frío  donaire,  sino  por  creerlo  del  caso 
ahora  añadiré:  que  el  Jenerál  frauzes  Lafa- 
yelle,  después  de  zenár,  i  beber,  en  la  noche; 
inventó  ,  i  planeó  ,  la  instituziúo  esclavesca 
de  la  MilisM  IVazionál:  cosa  la  mas  adecua- 
da, para  despertar  en  los  pueblos  amor  alu 
bulla,  ala  holganza  ,  i  ni  desorden:  espezie 
de  InquisiziÓD  libera),  o  de  Seminarío-Conzi- 
liar  conslituzional  ,  eu  que  se  educa  ,  i  se 
manliene  ,  a  todos  los  brazos  útiles  de  los 
pueblas  ,  en  inzesantes  maniobras  militares, 
sin  dejarles  sosegar  ,  ni  trabajar! — Asi  Car- 
los V.  una  noche,  después  de  zeuar,  i  hallán- 
dose desabrido  ;  se  enzerró  en  su  gabinete,  i 
escribió  esa  Declaratoria ,  tan  llena  de  inlo- 
leranzia  i  despecho! — Por  donde  vemos,  que 
la  noche  ,  ilaszenas  ,  sou  malísimos  prepa- 
rativos, para  formar  planeíi.  Eala  paj.  56., 
al  fin,  la  voz  dañada  ,  está  en  la  azepzion  de 
damnada ,  o  condenada. 

El  Papel  que  sigue:  Consiliüm  delecíorum 
Cardinalium,  se  imprimió  ,  traduzido  al  es- 
pañol, el  aüo  de  1841 .  en  Santiago  de  Galizia, 
en  un  cuaderno  de  14  pajinas,  en  4.°  coini)n, 
junto  con  el  Dictamen  de  Solis,  i  con  el  Tí- 
tulo, o  Portada  castellana,  que  va  ahi  debajo 
de  la  que  reimprimo  en  latín  ,  tomada  lite- 
ralmente de  la  Edizion  primera  ,  i  jcnuína  , 


que  se  ¡niprimió  en  Roma  en  dies  hojas  en 
4.°,  no  foliadas,  peroseñaindas  con  el  rejís- 
Iro  «a.  b.»  El  traduclór  anónimo  [que  se  co- 
noze  claramente  liaber  sido  clérigo,  o  fraile) 
del  'Consiliiim'  &c.,  dize  en  su  Proemio:  «eí 
Consejo,  que  azerca  de  la  reforma  de  la  Igle- 
sia, dieron  a  la  Saníidad  de  Paido  III.,  en  el 
año  1538.,  cuatro  cardenales,  dos  arzobispos, 
un  obispo,  un  abad  .  i  un  dominico  ,  maestro 
del  Sacro  Palazio',  nombrados  por  él  mismo 
para  este  objeto,  sacándose  del  terzer  lomo  de 
la  Coleczion  de  Conzitios  de  Juan  Quintel , 
folio  819-,  edisión  Alemana;...  es  interesante, 
para  que  se  vea  cuales  eran  los  clamores  de 
los  varones  mas  virtuosos  de  aquel  siglo. '  &c. 
No  cono  c.o  la  ediz.  de  Quintel,  de  donde  sa- 
có i  tra  io  el  Anónimo:  mas,  porsu  tradiic- 
ziÓD,  co.i'stnro  que  la  reimpresiún  de  Quin- 
tel está  fielmente  hecha,  de  la  primitiva  de 
Roma.  La  Iradnczion  española ,  peca  algo  , 
en  la  parle  de  fidelidad:  í,  con  arreglo  al  orí- 
jinal,  Ui  corréji,  en  aquello  quemeparezió 
del  caso.  Qníen  confronte  mi  reimpresión  , 
ron  el  impreso  de  Santiago,  notará  que  pa- 
s,i[i  de  odíenla  las  enmiendas;  que  por  amor 
tic  brevedad  ,  dejo  de  parlicularízar.  De  la 
ihIízíúu  orijinal,  Iiai  una  reimpresión  con  es- 
i'oljos  ,  ¡lor  ISlnrmio  ,  impresa  ázia  el  año 

*    San  Podro,  A|i»ttol.  no  pudo  llfiutr  cnjritdo  •  su  Pdaño  , 


129 
1542.  Otra,  por  Pedro  Pablo  Vcrgerio  ,  im- 
presa en  Estrasburgo  [Argenlorali] .  áziu  el 
año  15<¡2. :  otra  reiiupresioD  en  las  Lcczio- 
ues  Memorables  de  A\  cirio  impresas  el  aflo 
1600.  [Veas.  Wol/ii  Leetionum  Memorabi- 
tium.  Tom.  11.  paj.  39&.]:  i  aun  oLra  en  la 
segunda  edizion  de  esla  obra  de  WolÜo.  De 
suerte  ,  que  con  la  zitada  por  el  traductor 
espaüúl,  son  ,  lo  menos  ,  seis  ,  las  edizioncs 
latinas  de  este  notable  Tratado.  Tal  vez  esté 
también  reimpreso  en  el  tomo  2.°  de  la  obra 
Fascic.  Rcrum.  Expel.  La  urijinal  ,  de  Ro- 
ma, se  ha  becho  rarísima,  porque  el  Carde- 
nal Tealino,  qubla  lirma,  cuando  llegó  a  ser 
Papa,  bajoel  nombre  de  Paulo IV.  destruyó 
los  ejemplares  de  ella  ,  que  pudo  recojér.  J. 
Mendliam  tenia  un  ejemplar  ,  del  cual  sacó 
Benjamín  B.  WilTen  una  copia,  a  plana  ren- 
glón, que  me  remitió.  El  traductor  español 
(íizo,  que  los  autores  de  este  Cornejo  ,  fue- 
ron los  varones  mas  virtuosos  de  aquel  siglo. 
Si  el  dictado  de  virtuosos  ,  se  toma  en  la 
azepziou  ,  que  los  italianos  suelen  dar  a  la 
voz,  por ,  literatos  o  doctos  ,  uo  me  singula- 
rizaré en  escatimarles  esc  elojio  ,  porque 
realmente  fueron  mui  bábiles  í  doctos,  Con- 
turini ,  Sadoleto  ,  Polo,  i  aun  Paulo  IV.  Del 
último  que  firma  ,  no  sé  mas  ,  sino  que  tal 
vez  era  un  español  ,  llamado  Frai  Tomás 
Manrrique  ,  muí  amigo  de  expurgar  libros; 


150 

pero  docto,  i  aun  amigo  de  la  virtud^  tal  co- 
mo la  entendiese  él,  ya  lo  sería.  Si  este  no 
vivía  ya,  sería  su  suczesór ,  Fr.  Tomás  Ba- 
dia,  dominicano  también.  Si  no  me  fuese 
indispensable  alijerar  lo  posible  la  pesadez 
de  estas  Notas,  zitaría  aquí  muchos  escrito- 
res de  primera  laya  ,  que  menzionan  este 
Tratado.  Pero  casi  todos  le  zitan ,  como  En- 
zinas  (véase  la  paj.  296.),  o  Vergerio  loha- 
zen:  o  para  jusliilcar  sus  asertos  contra  Ro- 
ma ;  o  para  ponderar  su  asombro  ,  de  que 
no  remediase  Paulo  IV.,  pontífize,  los  males 
deque  se  lamentó,  Cardenal.  Solo  el  jesuita 
Mariana,  en  esa  su  taimada  manera  de  es- 
cribir,  al  llegar  al   año  1557.  díze: 

«Por  el  mismo  tiempo,  el  Pontifize  en  Ro- 
«ma,  señaló  nueve  Cardenales,  paraque  con- 
«siderasen  todo  lo  que  tenia  nezesidad  de  re- 
«formazión.  Ellos  compusieron  un  libro  ,  en 
«que  comprehendieron  muchas  cabezas  ima- 
«terias  en  este  propósito.» — Nada  masdize: 
i  el  que  conozca  la  frecuente  ironía,  que  usa- 
ba Mariana,  i  cómo  la  usaba,  al  expresar  su 
pensamiento,  o  juizio,  azerca  de  asuntos  re- 
lijiosos,  i  políticos;  hallará  en  ese  laconismo, 
i  en  esas  expresiones ,  i  en  no  nombrar  los 
sujetos,  i  en  llamar  libro^  a  diez  hojas :  que 
azertó  a  conozer  lo  que  es  realmente  este 
CoissEJo:  Una  treta  de  Roma,  para  engañara 
los  amigos  de  reforma  ,  quej  se  ajitaban  ya 


131 

ci)  tiempo  de  Paulo  III.,  i  hazerles  creer, 
que  el  Papa  es  siempre  el  nríniero  ,  ruando 
se  trata  de  reformas.  I  si  el  Papel,  fué  para 
Alemania,  treta  ridicula;  hizo  su  efecto  en 
España,  i  otras  partes  :  consoló  i  acalló  cu 
ellas  a  los  amigos  de  reformas  ,  i  les  hizo 
sufrir ,  i  esperar ,  i  a  los  amigos  netos  del 
Papa,  los  alentó  i  exaltó  mas  ,  en  sus  aQzio- 
iies,  al  ver  que  su  idolatrado  Vicario,  cuando 
setrula  de  reformar  abusos ,  comienza  ha- 
ziéndose  dezir ,  que  debe  comenzar  por  él. 
Has,  sea  de  esto  lo  que  fuere,  el  lector  verá 
en  esc  Tratado  ,  que  un  Teatino  conliesa  en 
él,  que  la  Iglesia  de  Cristo,  casi  no  existe 
en  Boma; — que  los  Papas  han  reunido  en  ella 
una  porzion  de  Maestros ,  do  paraque  les 
enseñen  lo  que  deben  hazcr ,  sino  para  que 
con  su  dilijenzia  i  astuzia,  prueben  con  ar- 
gumentos, que  es  lizito  cuanto  se  les  antoja; 
—que  por  culpa  de  los  Papas,  Cardenales,  i 
Obispos,  se  blasfema  entre  las  Naziones  el 
nombre  de  Cristo; — que  es  cosa  indigna  e 
impía ,  bajo  pretexto  de  la  potestad  de  las 
llaves,  sacar  dinero  de  nadie,  i  contra  el  ex- 

Sreso  mandamiento  de  Cristo; — que  las  ór- 
enes  de  clérigos,  i  curas,  se  hazen  en  Roma 
con  notable  descuido,  ordenando  a  hombres 
viles,  vÍ7Íosos,e  ignorantes; — que  se  venden 
los  Beneüzios  i  Obispados  con  manifiesta  Si- 
monía;— que  los  Cardenales,  sobornados  de 


152 

contínut)  por  los  Prínzipes  ,  alimentan  las 
disensiones,  i  pronineven  las  guerras; — que 
los  Obispos  ,  abandonadas  sus  Diózesis,  se 
entregan  al  lujo,  i  están  donde  no  deben; — 
que  por  la  Penilenziaria  i  Dataria  (prinzipa- 
les  OGzinas  del  Papa],  al  que  dé  dinero,  por 
desalmado  que  sea  ,  le  absuelven  ,  le  eximen 
de  la  jurisdiczion  Ordinaria  ,  i  le  conzeden 
cualquiera  cosa; — que  en  los  convenios  i  mo* 
nastei'ios  ,  se  cometen  por  frailes  i  monjas, 
maleRzios  borribles ,  i  que  no  deben  permi^ 
tirse  jovemUos  extraños  en  los  conventos 
(paj.  18.);  que  Roma  está  llena  de  mujeres 
desvergonzadas,  i  de  prostitutas,  mantenidas 
i  cortejadas  Injosamente  ,  por  Cardenales  i 
Prelados; — que  Roma  hierve  en  odios  i  fac* 
ziones,  todos  cu  ella  olvidados  del  nombre 
de  Cristo:....  Estas,  i  otras  semejantes  vir- 
tudes ,  i  prendas  cristianas  ,  enumeran  de 
Roma  Pauló ,  Teatino ,  i  sus  compañeros.  I 
obsérvese,  que  no  tocan  en  su  Co^sEJO,  mas 
que  los  abusos  i  vizios  de  la  romana  Babilo*- 
nia,  dejando  intacta  su  doctrina^  diametral^ 
mente  opuesta  a  la  del  Evanjelio.  Lo  cual 
parezé  demostrar  claro  ,  que  no  se  trataba 
devoras^  de  la  enmienda,  i  reforma  de  unos 
abusos  i  vizios  ,  que  solo  son  fruto  natural  de 
la  fiocínna  pon tifizia.  I  aun  mas  se  revela  es- 
to, cuando  leemos  ahí  en  la  pajina  20.,  eíl 
consejo  de  los  firmantes  ,  de  que  se  prohilm 


rn  las  escuelas,  la  lectura  de  Iss  Coloquios  iie 
Erasmo.  por  haber  en  ellos,  mueltas  cosas  que 
instruyen  los  ánimos  rudos  en  (a  impiedad:  i 
cualesqiiier  otras  lecluras  de  este  jéner»  [Go- 
lloquia  Erasmi  ,  iii  quibus  niiilta  suot ,  qua; 
rtides  ánimos  informant  adimpieUteni.  Ideo 
corum  leclio  in  ludiis  literaríjs  probibeiida 
esset,  el  si  qua  alia  siint  hujus  Ordinis.]!  He 
leido  lodos  los  Coloquios  de  Erasmo,  de  pro- 
púsilo,  coiirroDtandovária.s  ediziones  de  ellos, 
I  su  lectura  me  ha  causado  una  impresión 
contraria  del  todo  ,  a  lo  que  de  ellos  dizen 
estos  nueve  Sabios  de  Roma  (que  ziertamen- 
te  lo  eran).  En  los  Coloquios  de  Erasmo  se 
hallan  muchas  cosas  ,  instructivas  ,  deleita- 
bles, i  proprisimas  para  formar  los  enlendi- 
mientos  de  los  jóvenes  ,  i  de  toda  clase  i  jé- 
Dero  de  jentes  ,  i  disponerlos  al  amúr  de  la 
virtud  ,  i  a  la  pri'ictica  de  la  piedad.  Colo- 
quios son,  que  se  pueden  leer,  sin  riesgo  al- 
guno: i  el  sujerir  la  prohibiiión  de  ellos  en 
ese  Consto  ,  obra  de  Humanistas  i  Canonis- 
tas tan  doctos;  manifiesta  claro,  que  la  en- 
mienda que  se  pedia,  no  se  quería.  Justifica- 
ren así  la  sentenzia  de  la  Escritura:  <la  ver- 
dadera sabiduría  es  el  temor  del  Señón.  Al 
condenar  de  tal  manera  los  Coloquios  de 
Erasmo,  esos  Doctores,  no  temieron  faltar  a 
la  verdad.  Las  Notas  que  siguen,  en  las  pa- 
jinas 27  a  29.,  i  las  ac«taEÍones  marjinales 

40 


134 

por  lodo  el  Consejo^  son  obra  del  Traductor 

anónimo  ya  zitado. 

El  Tratado  del  Dr.  Guerrero  sobre  la  ze- 
lebrazion  del  Conzilio  ,  i  Reformazion  de  la 
Iglesia,  le  reimprimo  con  el  objeto  mismo, 
qne  los  papeles  prezedentes.  Este  Tratado  , 
impreso  dos  años  antes  ,  que  el  anterior ,  se 
escribió  conozidamente  de  orden  del  Empe- 
rador, o  por  lisonjear  su  empeño,  en  aquel 
entonzes,  de  que  se  zelebrase  Conzilio.  Otros 
doctos  españoles,  contemporáneos,  escribie- 
ron en  igual  sentido ,  demostrando  la  neze- 
sidad  que  había  de  reunirle  ,  para  reformar 
la  Iglesia.  Se  couoze  ,  que  algunos  de  estos 
Escritores,  esperaban  mucho  bien  de  la  zele- 
brazion  del  Conzilio  ,  i  estaban  realmente 
persuadidos ,  de  que  los  convocados  Padres, 
remediarían  sin  falenzia,  los  vizios  introdu- 
zidos  en  la  Iglesia  Cristiana.  El  Doctor  Al- 
fonso Guerrero,  era  uno  de  esos,  i  lo  menos 
desde  el  año  de  1530.  era  de  igual  parezer; 
pues  en  un  Poema  suyo  ,  intitulado  Palazio 
de  la  Fama  ,  que  pnblicó  en  Marzo  de  ese 
año^  en  versos  apedernalados  i  guijarreños  , 
de  la  vieja  métrica  de  Mena ,  pero  significa- 
tivos i  vigorosos,  le  dize  al  Emperador : 
I  pues  claro  Febo  sois ,  Vos,  radiante, 
al  orbe  mundano  segunda  esperanza, 
hazed  que  no  tuerza  jamÁs  la  balanza, 
i  el  Reino  Cristiano  será  bien  delante: 


155 

f,  sierto,  conviene,  pues  soi¿  Impera»te, 
jmra  qve  zesen  notorios  agravios  , 
mandéis  que  gobiernen  los  justos  i  sabios. 
i  todo  el  Imperio  terá  bien  andante. 

También  h  costumbre  nefanda,  viziosa, 
fenezca, gran  Zesar,  do  quierqu'ella  nasse, 
i  aquellos  que  siguen  el  Acto  Canasze.' 
i  los  de  la  vida  lolal  criminosa : 
i  vuestra  potenzia  Real,  valerosa  , 
reforme.  Monarca ,  j/a  la  Cleresia, 
pues  si  lomase  a  tierra  el  Mesia, 
le  vm^derian  por  mas  poca  cosa.'* 

Porque  la  falsa  dañosa  avarizia. 
raiz  evidente  de  todos  los  males, 
está  tan  raigada  en  las  jentes  mortales, 
que  causa  en  la  Iglesia  mui  gran  Simonía: 
i  los  Benefizioa,  con  esta  agonía, 
se  muestran  veiuílcs  en  todo  mercado. 
También  veo  que  cressen  en  pompa  i  estado 
los  falsos  secuases  de  la  Bipocresia. 

I  es  imposible  que  zese  el  gran  mal 
del  intrieado  Sopkista  Lulherio, 
amo  congregada,  por  santo  misterio  . 
la  Sinodo  santa ,  qu'es  don  divinal: 
i  es  el  remedio,  que  doi,  jenerál, 
en  la  Clerczia  la  reformasión  . 

•  Alude  a  Li  FábaU  da  Canaiu  i  Hotnreo,  i  a  olroa  lillM  ne- 
fíndos  ds  Rom?.  V^aK  la  pijiía  3ID  de  lus  Adi  Tfitiúéoi  por 
Fiilq\i.  i  lot  Soneloa  que  tile  de  rirlrarci. 

• '  Qniars  deiir ,  por  meooi  de  30  dineros,  I  era  oWrlíO  «1 
Aatir,  i  ranoile  bien  Ins  Mfoa. 


J36 
i  esla  primera,  i  final  conclusión, 
sin  dubda  se  tenga  por  mui  prinzipál : 

porque  la  mala  perversa  intenzion 
de  lo  que  callo:  t»  &c. 
I,  antes ,  en  el  mismo  poema  ,  al  describir 
el  Saco  de  Roma^  al  cual  llama: 

«i  O,  hecho  famoso,  de  Dios  ordenado» 
carga  la  culpa  de  todos  los  males  de  la  cris- 
tiandad, sobre  el  Papa,  observando: 
■ — ^mirád,  qué  destientos 
a  Roma  vinieron,  de  la  Relijión: 
mirad,  asimismo,  la  gobernazión 
que  asi  se  fundaba,  sobre  estos  zimientos! 
i  luego,  roas  adelante,  tilda  el  egoísmo  i  co- 
bardía pontiñzias,  diziendo  : 

•pero  del  Papa  ,  yo  me  maravillo, 
también  de  la  turba  desús  Cardenales, 
los  cuales  son  causa  de  tantos  de  males, 
que,  aquesto  temiendo,  se  van  al  Castillo.» 
I  tan  firme  persuasión  muestra  Guerrero,  de 
que  el  Saco  de  Roma  fué  un  castigo  provi- 
denzial,  de  la  pontiGzia  insolenzia,  i  que /br- 
mó  conzienzia  mejor  en  el  Papa ;  que  llama 
incompiarable  i  clara  victoria ,  a  esta  de  los 
españoles,  i  con  sus  bruscos ,  mas  animados 
versos,  dize  que: 

«a  Roma  le  dieron  un  crudo  mal  trato, 
i  ellos  destruyen  en  poco  de  rato 
toda  la  pompa  de  aquel  mal  vivir.»  &c. 
Por  esos  retazos,  vemos  ,  pues,  que  Guerre- 


m 

ro,  esperaba  debaeoa  fe,  i  todo  lo  esperaba, 
de  la  Reunión  del  Gonzilio.  Sin  ella  ,  creía 
imposible  ,  haicr  la  prinzipal  i  fundanieBtal 
enmienda  que  era  la  de  la  cornipzion  ecle- 
siástica; i  elcorrejira  los  clérigos  era  cosa 
indispensable  ,  según  ¿1 ,  para  corlar  la  re- 
forina  que  proclamaba  Lulero  ,  i  para  todo, 
era  prezisa  U  congregazion  de  la  Sínodo  san- 
ta, con  Espíritu  santo,  o,  por  santo  misterio, 
como  él  dize.  Si  él  esperaba  este  ingre- 
diente ,  indispensable  santificadór  de  Ckiiizi- 
lios,  para  el  de  Trento  ,  bien  amargo  debió 
ser  luego  su  desengaño,  por  poética  que  tu- 
viese la  fantasía.  También  esperúmucbo,  de 
las  quinientas  i  seis  octavas  de  su  Poenia, 
pues  en  el  prólogo  al  lector,  le  dize:  *aunque 
mis  metros.,  parexcan  escabrosos..  ensutiem~ 
po,  como  cada  un  árbol,  darán  el  fruto."  I  no 
sé  ,  qué  fruto  hayan  dado  ,  en  treszientos 
veinte  i  siete  años  ,  mas  que  el  de  sitarlos 
ahora  ,  en  apoyo  de  sus  convícziones  relijio- 
sas.  Mas  ,  volviendo  al  Tratado  aquí  reim- 
preso, repetiré,  que  se  note  bien  la  fecba  de 
su  primera  impresión:  porque  en  ese  propio 
aüo  de  1536,  se  avistó  el  Emperador,  con  el 
Papa,  i  le  apretó  mucho  sobre  la  convocazion 
del  Couzilio.  Mas  luego  no  pudo  Guerrero 
reimprimir  en  castellano  este  su  Tratado  ; 
porque  varió  ya  la  política  del  Emperador. 
Ea  16  de  Octubre  del  a.  i544.  en  Carta  a 


i58 

Juan  de  Vega  ,  su  Embajador  en  Roma,  le 
dezia:  Será  lo  mejor  que  tw  hagáis  en  ninguna 
manera  menzion  de  la  reformazion  de  los  abu- 
sos,  que  es  cosa,  como  sabéis,  de  gran  senti- 
7niento  al  Papa  ,  i  a  los  desordenados  d'esa 
Corte;  i  toman  siempre  ocasión,  noque  teman 
tfí  reformazion  de  sus  vidas,  sino  por  lo  de  las 
exacziones  ,  aue  ellos  llaman  Derechos  de  la 
Címara».  Asi  es  ,  que  en  el  año  de  1545. 
Guerrero  reimprimió  el  Tratado,  en  latin^  no 
ya  en  castellano,  en  Ñapóles,  en  la  imprenta 
de  Ambrosio  de  Manzaneda,  con  este  título: 
«De  modo ,  el  ordine  Generalis  Concilii  cele- 
brandi,  et  de  Ecclesia  Dei  in  priorem  faciem 
revocanda,i>  D.  Nic.  Antonio  zita  ésla  edí- 
zion  9  única  que  pareze  conozia  de  la  obra. 
La  extremada  rareza  de  la  impresión  del  a. 
1556.  [Véase  la  paj.  80.  de  estas  Notas],  es 
una  razón  para  mí,  a  mas  de  las  ya  dichas, 
que  me  mueve  ,  a  reproduzirla.  Olra  razón 
es,  el  que  no  habiéndosela  rejistrado  en  los 
Indizes  Expurgatorios,  no  está  prohibida  :  i 
si  esta  obra  no  lo  está,  deben  correr  también 
libremente,  las  que  en  este  tomo  se  reimpri- 
men de  los  españoles  reformadores,  supuesto, 
que  en  el  asunto  de  que  todos  tratan,  la  de 
Guerrero  sobresale,  en  el  uso  de  vozes  i  fra- 
ses atrevidas  ,  al  pedir  la  reforma  relijiosa  ; 
i  la  pide  también  con  ahinco.  El  a,  de  1841. 
vi  un  ejemplar  de  la  cdizion  orijinál  de  este 


139 
Tratado,  en  Londres  »  en  la  Librería  selecta 
del  R.  H.  Thomás  Grenville.  Era  un  tomo 
delgado,  en  4/  español, encuadernado  en  ta- 
ülete  azul,  que  tiene  51.  hojas,  signadas  con 
elRejistro  A — ^H.,  teniendo  el  Colofón,  que 
va  abi  en  la  pajina  76.,  al  reverso  de  la  hoja 
H.  iii.  Creyendo  que,  de  vuelta,  hallaría  otro 
ejemplar  en  España ,  solo  apunté  el  Título : 
pero  no  he  podido  ver  otro.  Dizen  que  hai 
uno  en  el  Escorial  ,  pero  que  no  se  enseña 
sino  con  permiso  (que  no  se  conzede).  A  la 
muerte  del  Sr.  Grenville,  pasaron  sus  libros, 
i  entre  ellos  el  Tratado  ,  a  la  Biblioteca  del 
Museo  Británico,  que  no  es  una  simple  carzel 
secreta  de  libros,  como  el  Escorial,  o  de  Pa- 
peles, como  Simancas,  aczesibles  solo  a  los 
Rabíes  de  ponlifizia  nota,  a  la  polilla,  o  a  los 
negoziadores  con  papeles  i  libros  perdidizos. 
Acudí,  pues ,  a  la  prezítada  librería  Londi- 
nense; i  de  allá,  el  año  de  1856.  se  me  remi- 
tió copia  del  Tratado  de  Guerrero,  por  el  a- 
migo  B.  Wiffen,  sacada  por  E.  Roy,  confor- 
me a  mí  deseo,  renglón  por  renglón,  i  pajina 
por  pajina,  de  aquel  mismo  impreso  orijinal 
conozido  por  mi  quinze  años  antes.  Que  tan 
tenaz  suele  ser  la  soledad,  que  de  sí  dejan  al- 
gunos libros.  La  copia  me  ha  servido  para  la 
reimpresión,  sin  variar,  ni  alterar  nada,  mas 
que  la  ortografía  i  puntuazion,  cuando  no  era 
esenzial  conservar  las  del  impreso  ^uitiguo. 


140 

Be  la  correczion  de  alguna  errata,  o  cosa  se- 
mejante 9  advierto  en  estas  Notas,  Guerrero 
murió,  en  edúd  avanzada,  sin  duda,  el  ano  de 
1577.,  i,  según  D.  Nic.  Antonio,  los  últi- 
mos zinco  años  de  su  vida  fué  Obispo ,  en 
el  reino  de  Ñapóles. 

El  que  lea,  sm  detenimiento,  este  Tratado, 
le  hallará  duro,  desapazible,  i  aun  indijesto, 
por  estar  cada  una  de  sus  frases  abroquelada 
con  dos,  o  mas,  zitas,  del  Derecho  Canónico, 
o  del  Zivil.  Pero  el  lector  un  poco  pausado, 
hallará  hasta  zierto  deleite  ,  en  ir  confron- 
tando las  zitas,  con  ese  escandoloso  fruto  de 
la  avilantez  humana  llamado  Corpus  Juris 
Canonici;  i  asembraráse,  de  paso,  de  la  me- 
moria feliz  del  Canonista  Guerrero ,  igual  o 
superior  a  la  del  navarro  Doctor  Azpilcueta. 

En  la  pajina  3.,  o  sea,  en  el  Capítulo  pri- 
mero, dize  el  Dr.,  que  el  primer  Conzilio  Je- 
Jieral,  fué,  la  reunión  de  los  Apóstoles,  i  la 
Virjen  [omite  menzionar  las  otras  mujeres 
que  hubo  en  la  reunión] ,  para  elejír  a  Ma- 
tías :  i  luego  zita  tres  reuniones  mas  de  los 
Apóstoles;  i  las  denomina  los  cuatro  prime- 
ros Conzilios  Jenerales.  Pero  esto  (aunque 
opinión  mui  común),  es  confundir,  o  perver- 
tir, la  signiGcazion  de  la  voz  conzilio  :  pues 
Jas  conferenzias  de  los  Apóstoles  ,  fueron 
reuniones  de  una  sola  iglesia,  i  no  reunio- 
nes de  dclcfjados  de  varias  iglesias  cojifedc- 


141 

radas.  Todas  las  Iglesias  de  los  liempos  pri* 
mili  vos,  fueron  cuerpos  it%dcpendientes.k\ais 
fundadas  por  algún  Apóstol,  se  las  consultó, 
a  vezes  ,  en  casos  dudosos  ;  pero  no  tenían 
autoridad  judizial,  ni  poleslád  lejislativa,  ni 
compulsiva.  Al  contrario,  es  una  cosa  clara, 
como  la  luz  del  medio  dia ,  que  todas  las 
iglesias  cristianas  tenían  iguales  derechos^  i 
estaban,  en  todo,  bajo  el  pie  de  la  mas  com- 
pleta igualdad.  Ni  en  el  primer  siglo,  apa- 
reze  veslijio  alguno  ,  de  aquella  confedera^ 
sion  de  iglesias,  en  una  provinzia  ,  que  fué 
el  orijen  de  los  Canzilios»  En  el  segundo  siglo 
de  la  Iglesia,  empezaron  en  Grezia  a  reunir- 
se estos  Conzilios,  i  de  allí ,  a  extenderse  la 
costumbre  por  otras  provinzias.  El  primer 
Conzilio^  propiamente  dicho  ,  de  alguna  im- 
portanzía,  fué  el  delLUBERis  (o  Elvira,  zerca 
de  Granada) ,  el  año  505.  de  Cristo.  Con* 
zilío  notable,  sobre  todo,  por  haber  prohibi- 
do el  uso  de  las  Iniájenes.  Véase  la  paj.  210. 
en  el  Carrascón  ,  donde  aun  se  supone  la 
zelebrazion  de  este  Conzilio  ,  treinta  años 
mas  tarde. — Guerrero,  lioi,  convendría,  me 
pareze,  en  esto:  pero  ,  cuando  escribió  ,  no 
era  convenible  a  su  objeto,  el  desechar  la  je- 
nerál  opinión  sobre  los  primeros  Conzilios. 
En  la  paj.  7.  r.  10.,  elimp.  ant.  áize^  pueda: 
i  en  el  r.  penúltimo,  usa  la  voz  ctnincnley  por 
inminente.  Lo  mismo  paj.  22.  i  otras.    Paj. 


142 

8.  el  Adriatw,  que  zita  ahí,  fué  Papa  desde 
el  a.  772.  al  795.  Paj.  9.  El  Conzilio  de 
Basilea,  se  tuvo  desde  el  a.  1451.  al  1445. 
Paj.  12.  Debo  observar  la  inexactilud  ,  que 
hai,  en  las  zitas »  hechas  alii ,  en  los  renglo- 
nes 19 — 26.  El  Derecho  Canónico  dize  en 
ambas  :  « Cognoscanl  principes  seculi ,  Dea 
deberé  seralionem  reddere  propter  ecclesiam, 
quama  Christo  tuendam  suscipiunt.it  Aun  es 
mas  inexacta  la  otra  zita  ,  que  en  latín  dize: 
«íRes  autem  hiimaruB  aliler  tulCB  esse  non  po- 
ssunt,  ñisiqucB  ad  diuinam  confessionem  per- 
tinent,  et  regia,  el  sacerdotalis  defendat  auc- 
torilas.  La  traduczion  de  Guerrero ,  haze  es- 
tos pasos  mas  atrevidos  ,  e  insolentes.  En 
la  paj.  14.  viene  a  dezir  a  los  Papas:  que  no 
estando  en  Cristo^  o  en  su  obedienzia ,  serán 
desechados,  i  como  a  sarmientos  secos  ,  los 
cojerán,  i  los  meterán  en  el  fuego,  i  arderán. 
Paj.  15.  r.  15.  el  canon  que  zita  dize:  Re- 
gum  officium  est  proprium,  faceré  iudicium, 
et  liberare  de  manu  calumniatorum  vi  oppre- 
ssos,  et  peregrino,  pupilloqtie,  et  viduw.  &c. 
— Enelr.  penúltimo,  el  ant.imp.  dize  •con- 
gregei»^  i  no  por  errata  ,  a  mi  parezer  ,  sino 
por  pronunziar  suavemente  la  g,  sin  la  u. 
Paj.  16.  Siguiendo  la  doctrina  documentada 
que  en  ella  se  lee  ,  ningún  pueblo* ,  está  obli- 
gado a  oir  ,  a  ningún  Papa  ,  ni  a  seguirle  : 
todo  lo  puede  el  Papa,  menos  lo  que  no  pue- 


145 
de  :  pecan  los  que  obedezen  al  Papa,  cuando 
escandalizan  sus  mandamientos,  a  la  Iglesia. 
Paj.  18.  r.  último,  conforme  al  antiguo:  pero 
debe  dezir,  «se  han  de*;  o  en  la  paj.  19.  r. 
primero  ,  poner  ,  «a  las  Iglesias «  &c.  Paj. 
20.  r.  5.  supone  a  un  Papa  engañador.  Paj. 
22.  r.  4.  el  Palazio  del  Papa,  querrá  dezir: 
el  que  habite  :  pues  el  Papa  solo  en  Roma, 
tiene  tres  buenos  Palazios ,  i  habita  única- 
mente dos  de  ellos,  alternando.  En  el  r.  8. 
la  voz  arla,  estrecha;  creo  venga  de  arelare, 
estrechar^  por  latinismo;  i  no  errata  por  ata. 
En  el  r.  17.  pareze  d.  d.  «si  hiziese  ,  i  no 
por  el  Papa»  &c.  Paj.  25.  r.  28.  pareze  d. 
d.  si  estuviesen  ,  sin  no.  Pai.  28.  r.  12.  el 
ant.  dize  :  decoloraría,  aquí,  mas  no  siem- 
pre. Vuelve  a  repetir ,  al  fin  ,  lo  de  la  paj. 
16.,  que  peca  morlalmentCj  en  ziertos  casos, 
quien  obedezo  al  Papa  :  i  en  la  paj.  29.  lo 
confirma  ,  con  recordar  las  herejías  de  los 
Papas.  I  en  dicha  paj.  29.  r.  15.  anda  i- 
nexacto,  porque /acobo  fué  el  que  propuso  i 
no  Pedro  ,  según  los  Actos.  Lo  mismo,  en 
la  pajina  51:  pues  ,  al  zitar  el  c.  xviij.  de  s. 
Mat.  no  debe  entenderse  que  Jcsu  Cristo  ha- 
blaba solo  as.  Pedro.  Véase  al  Evanjelista. 
Paj.  52.  Lo  que  dize  del  Papa  Símaco,  se  leo 
también  en  la  vida  de  dicho  Pontífíze  por 
Platina  ,  allí :  «crcaío  Ponlefice  ,  non  scnza 
¡fronde  controversia  ,  e  discordia.  Perciochc 


\ 


( 


144 

mentre  una  parle  del  clero  elegge  Ponlefice 
Simmaco  in  s.  Giovanni  Laterano  ,  utCallra 
parle  elesse  in  s.  Maria  Maggiore  un  cerlo 
Lorenzo.  II  perché  nacque.,.  una  granrivol^ 
la,i»  &c.  I,  al  marjcH,  nota  Platina,  que  éste, 
fué  el  cuarto  Zisma  en  la  Iglesia.  ¿Qué  espe- 
zie  de  Espíritu  Santo  ,    interviene  en  estas 
elecziones?    Paj.  36.  r.  24.  Pareze  que  debe 
dezir:  «ni  tampoco  por  el  Papa,»  &c.  Paj. 
58.  r.  9.  con  la  voz  inventor^  pareze  aludir 
a  Lutero:  masía  impropiedad  del  término,  i 
que  nada  inventó  Lutero  «  se  prueba  con  lo 
que  escribió  el  Dr.  en  este  su   Tratado. 
Tampoco  la  voz  destruyeron^  en  el  r.  14.  es 
propia  ,  si  no  se  toma  en  la  azepzíón  de  in- 
tentaron destruir.    Paj.   39.  r.  2.  yerra  la 
zita,  que  es,  3Iat.  vii.  12.,  i  es  prezepto  ése, 
que  no  observan  los  de  Roma.     Paj.  40.  r. 
3.  No  sé  donde  se  encuentra  la  bonestidad 
romana.  Pero  ,  léase  con  atcnzión   toda  la. 
pajina,  i  se  convendrá ,  en  que  jamás   se  ba 
escrito  sátira  mas  fuerte  i  zierta  ,  contra  los 
Papas  ,  a  quienes  se  llama  violadores  del 
Evanjelio  ,  pues  en  los  últimos  renglones  se 
viene  a  dezir:  que  la  primera  salud  es,  guar- 
dar rectamente  el  Evanjelio,que  es  la  regla  de 
la  fé.  I  confirman  esto  los  r.  5.  i  6.  de  la 
pajina  41.  donde  leemos,  lo  contrario  de  lo 
que  hazen  ,  i  tienen  que  hazer  los  Papas  , 
mientras  quieran  tenerse  por   Vicarios  infa- 


445 
tibies  de  Dios  ,  i  Reyes  de  los  Soberanos. 
Paj.  42.  r.  12.  zila  el  Dr.  su  obra,  De  Ad^ 
minisíraíiane  JuslUkt,  que  no  be  visto,  i  solo, 
de  nombre  ,  conozía  D.  Nicolás  Antonio. 
También  escribió ,  otra  obra  ululada  :  The^ 
sQurum  ChrUtianm  Rdigionis  &c.  de  la  cual 
zita  D.  Nic.  Ant.  cuatro  ediziones  :  Venezia 
1&59.  fol.,  Colonia  1581.  8.%  id.  1586.,  i 
otra  de  Florenzia  1563.  en  foí.  Ninguna  he 
visto. 

Paj.  43.  En  esta  paj.  desde  el  fin  del  Ca- 
pitulo Nono,  verá  el  lector,  que  empieza  a 
combatir  el  Dr.  Guerrero,  con  suma  fuerza 
lójica,  los  infinitas  males  ,  i  escándalos  ,  que 
causan  los  Papas  ,  con  su  arrogazion  de  fa- 
cultades ,  que  hombre  alguno  debe  teuer. 
Paj.  44.  renglón  12.  Nótese  ya  en  él,  prepa- 
rado lo  que  luego  muestra  ,  en  la  paj.  46. 
donde  apareze  el  Papa,  como  poder  eclesiás- 
tico disipador,  damnificadór,  i  vulneradón  i 
mírese  luego  la  paj.  73.  r.  12.,  i  al  fin.  I 
nótese  la  inconsistenzia  ,  i  contradiczion,  en 
que  tiene  que  caer  ,  el  que  quiere  ser,  a  un 
tiempo,  cristiano ,  i  sujeto  al  Papa  :  pues  en 
esta  paj.  44.  tiene  que  valerse  el  Dr.  de  una 
distinzion  miserable,  para  ofuscamos  dizien- 
do,  que  lo  qtíe  eale,  i  es  útil ,  para  Un  Iglesia 
mililanle,  no  lo  es  para  la  triunfante.  El  clé- 
rigo que  milita  cargado  de  Benefizios,  ¿cómo 
triunfaráj  si  no  está  seguro  para  con  Dios? 


146 

Véase  en  la  Segunda  Ep.  a  Timoteo  ,  ii.  4. 
Paj.  45.  r.  13.  Si  el  Autor  hubiera  echa- 
do mano,  de  im  Zenso  de  Poblazioii  del  GIo^ 
bo,  habría  escrilo  de  olro  modo  ,  este  i  los 
renglones  siguientes.  Paj.  46.  Vuelvo  alia- 
mar  sobre  ella  la  atenzion,  añadiendo,  que  el 
Autor  se  equivocaba  túnto,  si  creía  que  un 
Conzilio  remediase  el  escándalo  de  la  plura- 
lidad de  Deneflzios  ;  que  este  escándalo  ha 
seguido  i  sigue  hasta  en  las  Iglesias  jerárqui* 
cas  de  los  Protestantes.  El  incansable  predi- 
cador Protestante  John  Wesley,  en  su  vejez, 
el  año  de  1786.  exclamaba;  "¡O  que  maldt- 
sion  es  .  pat-a  este  misero  pais  [Inglaterra], 
esto  de  plui-alidades ,  sin  rcsidcnsia!  Pero  es- 
tos son  males,  que  Dios  solo  ,  puede  curar.» 
Journal.  I.  iv.  paj.  355. — I,  a  mi  ver,  el  an- 
ziano  Wesley  tenia  razón.  Por  eso  digo  eu 
una  de  las  Notas  anteriores  ,  que  el  Poder 
Eclesiástico,  constituido  como  Poder  huma- 
no, es,  para  esto  i  otras  cosas,  una  maquina- 
ria vastísima  de  errores.  Paj.  47.  donde 
zita,  cap.  vii.  a  los  Romanos,  parezc  equivo- 
cazion,  o  errata,  por  I.  Corint.  vii.  20.  Paj. 
48.  «(/c  costumbre*,  al  r.  14.  es  modismo 
antiguo.  Hoi,  «por  c.»  Lo  mismo,  en  el  r. 
último,  -de  Derecho»,  en  vez  de,  porD.  I  en 
clr.  27.  «seria»  por,  "csíaria seguro».  Aun- 
que, en  tales  casos  ,  es  mas  propio  ser  ,  que 
cslár,  cofl  arreglo  al  jenio  de  nuestra  lengua. 


147 
Paj.  51.  al  r.  li.  ■(  lo  airo» ,  es  modismo 
anliguo,  por  •■lo  demds'.  Pajina  52.  Si  esta 
pajina  la  leen  los  Obispos  de  España,  sin  que 
se  les  cubra  la  cara  de  vergüenza),  frescura 
deben  tener.  En  la  paj.  55.  renglones  9.  i 
sig.' nótese  ,  que  aduze  una  Lizenzia  del  De- 
recho Canónico,  contraria  alo  que  prescribe 
el  Testamento  Nuevo.  Paj.  54.  Según  lo 
que  dizecnel  r.  8.  habría  que  deponer,  en 
la  actualidad,  a  casi  todos  los  Cardenales. 
Paj.  56.  Es  notable  el  r.  primero,  por  la  no- 
tizia  ,  de  haber  muerto  en  Boma  él  a.  1556 
(?],  un  clérigo,  i  cortesano  español,  ilitera- 
to ,  ^ue  tío  dijo  en  su  vida  misa  ,  i  que  tuvo 
siento  i  treinta  Bene^sios,  a  la  vez!  Paj.  57. 
Compárense  con  ella  los  Concordatos  actua- 
les. Paj.  58.  al  r.  18  dize  ,  qne  luego  man- 
daría &c.;  pero,  si  se  atiende  al  fin,  del  Ca- 
pitulo antezedente  ,  no  mandaría  tal  cosa  el 
Papa.  En  el  r.  penúlümo  habla  de  la  maldad 
de  impetrar  los  Benefizios ,  convertida  en 
cosa  buena,  por  la  Curia.  Covarrnbias  dize: 
«Impetrar  a  otro  el  Benefizio  :  pedirle  a  su 
Santidad  coma  por  vaco ,  presuponiendo  ,  quo 
el  que  le  tiene  ,  no  es  í^íttmo  poseedor.  Paj. 
59.  En  ella  compara  los  clérigos,  a  los  lobos 
hambrientos  :  i  luego  dize  ,  que  no  puede  el 
Papa  rehusar  de  kazer,  &c.,  sin  acordarse, 

3UC  el  Papa  todo  lo  puede,  según  la  prúcticn 
c  la  Curia.     Paj.  60.  En  los  primeros  n'ii- 


glones  dize  lo  mismo,  que  el  Autor  «le  las  Dos 
Informaziojici.    Paj.  61.  Léase  esta  Tuerte 

Eújina  ,  i  dígase  ,  cual  rcrorroadúr  español  , 
a  escrito  vías  libremente.  Aquí  iiuerrero, 
nota  al  l'opa,  de  destruidor  i  no  edificador  de 
la  Iglesia ,  de  falla  de  caridad,  i  matador  de 
los  pobres.  En  la  pajina  62.  recarga  mas  el 
sombrío  cuadro  de  la  avarizia  poutilDcál:  aba- 
siÓH,  está  en  la  azepzion  de  abuso.  Pnj.  65. 
i  siguiente.  En  iina  Nota,  a  la  pajina  17.  de 
la  Supr.icAziD»,  del  Dr.  Pérez  ,  aludí  a  estas 

fiiijinas  de  Guerrero,  en  lasque  se  vé  lo  que 
laman  en  Itoma  Suplicasioti.  Esa  allanera  i 
divinal  lirma  del  Papa,  Fiat(1);  equivale  a  dc- 
zir,  segnn  el  Dr.,  que  al  Papa  no  se  te  im- 
porta un  bledo  ,  de  quebrantar  i  destruir,  lo 
poco  bueno  de  sus  mismos  Cánones  ,  con  tal 
que  saque  dinero.  Léase  la  pajina  65. .léase 
con  alenzion:  i  la  66.  también,  donde  llega  a 
llamar  a  los  Papas  i  su  Curia,  injeniosos  pes~ 
tadores,  que  llenan  sus  redes  de  la  sangre  de 
los  pobres.  En  la  paj.  00.  r.  2.  redemida  la 
Siiplic.,  quiere  dezir  ,  comprada  ,  rescatada 
por  dinero.  1  en  el  r.  17.  no  poder  expedir, 
i[.  il.  poner  expeditas  ,  o  francas  para  él. 
Pnj,  07.  r.  5.  a  los  mismos;  sobra  la  a.  En 
cl  r.  25.  pudieran,  pareze  d.  i.  pudieron. 
Paj.  68.  dize,  con  azierto,  que  según  la  va- 
riazion  de  los  tiempos,  deben  variar  los  Es- 
laliitos  humanos.     Pnj.  70.   r.  19.  i  20., 


449  I 

ahulcn    a  la  inobedienzia   recalzilraiite   de  i 

frailes  i  monjas.  Pero  ,  lo  que  de  eUo  ss  le 
importa  al  Papa,  está  bien  indicado  i  pintado 
en  las  dos  pajinas  signienles.  En  lapaj.  72. 
dize,  que  de  el  Papa,  vienen  las  tinieblas  a  la 
Relijion  cristiana^  i  de  él  prozede  el  mal  ejem- 
plo: i  mas  abajo  dize  ,  que  no  le  conviene  al 
Papa  destruir  los  Cánones  :  pero  el  Papa  , 
azerca  de  esto ,  sabe  mas  que  el  Dr.  En  la 
pajina  75.  introduze  Guerrero  una  aritméti- 
ca, que  los  clérigos  no  llevan  trazas  de  adop- 
tar. Además,  el  sumar,  es,  para  ellos,  regla 
mas  fazil,  que  las  de  restar  i  partir. 

Si  a  este  Tratado  de  Gneh*ero ,  se  añadie- 
sen otros  de  aquella  época  ,  por  clérigos ,  i 
frailes  españoles  compuestos;  aun  podría  ser, 
que  éste  apareziese  el  mas  flojo.  Si  pusiera 
aquí  un  Sermón,  que  el  año  de  1546.  predi- 
có a  los  del  Conzilío  de  Trento  ,  el  primer 
domingo  de  Cuaresma,  Fr.  Bartolomé  Car- 
ranza de  Miranda;  se  conozería,  que  el  Dr. 
Guerrero,  aun  pintó  con  modestísimos  colo- 
res la  corrupzion  clerical.  Pero  el  lector 
imparzial,  tiene  ya  lo  bastante  en  el  tomo  , 
de  unos  i  otros,  de  anti-romanlstas,  i  de  ro- 
manistas ,  para  dezidir  lo  siguieute.  Su- 
puesto, que  unos  i  otros  ,  vienen  a  dezir  ,  i 
aun  a  pedir,  las  mismas  cosas: — que  la  am- 
bizíón  ,  i  el  dinero,  tiene  corrompidos  a  los 
que  se  Uamnn  Sazerdotes; — i  que  esta  cor- 

41 


160 

rupzion,  se  quite  por  convocazion  de  Conzi- 
lios,  i  poder  de  Prinzipes ,  que  rerormen  la 
Iglesia: — i  supuesto  ,  que  habiendo  dejado  , 
asi  los  ConzilioB  auleriores ,  i  el  de  Trento  , 
como  el  gran  poder  del  Emperador,  después 
de  lo  que  aunados  ejecutaron  ,  la  corrupzión 
con  mayor  incremento,  i  la  iglesia  ea  peor 
eslado; — es  ya  tiempo  de  confesar ,  que  en 
la  Libertad  retijiosa  únicamente,  puede  ha- 
llarse la  salud  i  vigor  de  la  relijion  cristiana 
en  la  tierra:  o,  por  lo  menos,  que  sin  lanías 
completa  libertad  relijiosa  ,  no  es  posihle  la 
exÍBlenzia  real  de  la  relijion  cristiana  entre 
los  horahres.  Gran  presunzion  es  ,  querer 
llamar  mensajes  de  Dws  a  nuestras  pasiones: 
i  disputar,  i  reñir,  i  odiar,  i  perseguir,  í  aun 
robar,  i  matar,  por  causa  de  la  relijion.  I 
esto  tiene  que  suzeder,  mas  o  menos,  en  to- 
dos los  paises,  donde  no  existe  una  comple- 
ta libertad  relijiosa.  Si  ésta  se  hubiera  esta- 
blezido  haze  trefzientos  años,  millones  i  mi- 
llones de  hombres,  que  vivieron  i  murieron, 
durante  ese  intervalo,  en  total  ignoranzia  del 
objeto  i  Onde  sus  vidas;  habrían  tenido  otros 
prmzipios ,  i  otra  educazion  ,  que  hubiera 
disminuido  esa  su  ignoranzia,  i  en  su  perma* 
nenzia  en  el  mundo  ,  i  a  su  salida  de  él ,  se 
Imbierau  conduzido  mas  segura  i  rectamente. 
I,  aun  cuando  esta  suposizion  se  negase;  es 
del  todo  innegable  ,  que   siendo  la  relijion 


cristiana  verdadera  i  eterna ,  como  su  Autor; 
es,  esenzialmente  libre,  porque  asi  lo  esta- 
blezió  (s.  Mat.  xvi.  24.  25.).  I  razón,  i  ex- 
períenzia  de  mas  de  dieziocbo  siglos,  nos  dan 
vozes  ,  diziendo  ;  que  sin  completa  libertad 
relijiosa,  no  puede  existir  la  fé  verdadera  en 
la  Providenzia,  i  en  la  Palabra  de  Dios,  que 
es  Cristo:  ni  puede  existir  la  caridad.  I  sin 
fé,  i  sin  caridad,  o  amor  de  Dios,  i  del  hom- 
bre ,  como  hechura  de  Dios:  ¿donde  está  la 
Relijión  cristiana? 


Contiene  este  tomo. 

SuplicaxioD  al  Rci  1).  Felipe  .  .  .  Paj.  (.—  i» 
iDformaiiúii  al  Emperador  ....  44.— 194. 
Inlurmaiióa  a  los  l'ríuiipes  i  Estados  .  195.— 321. 
Apocalipsis  Cap.  xtü.  i  II.  Tesaloo.  íi.  5S2.— 3!6. 

ApílfDlZB. 
Erasmo  al  Iii(|uisi<lor  D.  Alonio  Manrique.    3  — 13. 
Consulta  del  Gobierno  al  H.  Cano  .     .     .  12.-34. 
Sespuesla,  i  Pareiérde  CiDO   .    .    .    .25.-54. 

Zila  de  Zurita 54. 

Declaratoria  de  Carlos  V.  contra  Lutero,  S5. — 57. 
Consejo  deBeforma  de  lalKlesia,  a  Paulo 

ni. 1— 26. 

Notas  al  dicho  Consejo,  por  ud  ADÓnimo.  27.— Í9. 
Forma   para  la  Zelebrazion  de  CoueíIío 

Jeneral,  por  el  Dr.  Guerrero    .    .    .    1,— 7G. 
Notas  del  Editor  ,  a  la  Suplicaiión  e  In- 

ronnaziones 1,-104. 

1<1.  a  los  Tratados  en  el  Apcndiie.    .    .  104  '151. 


FE  DE  ERRATAS. 


Pajioas. 

Rengtoocs. 
15 

Diie. 

Debe  deiir. 

57 

proaiisimo 

promisimo 

49 

8 

resplaodeie 

resplandegi 

96 

4 

axasíTaoieote 

eiteaiTamenle 

id. 

8 

paia 

para 

101 

90 

1  tañed 

tened 

i  19 

9 

los  mas 

lo  mas 

ií7 

15 

ijoet 

i  jaes 

iS5 

17 

bomben 

hombrea 

15S 

7 

Binffoaa 

ninguna 

190 

últ: 

afluida 
dieho 

afluida 
dicho) 

191 

11 

S43 

31 

niaguna 
resutnida 

ninguna 
resutnida 

955 

19 

975 

16 

cooiiendaB 

contiendas  i 

982 

10 

lino 

si  no 

889 

últ. 

os 

loa 

301 

13 

contaría 

contraria 

325 

9 

fuimJMitft 

Apíndizbs. 

a  si  mismo 

10 

96 

hallarán 

hallaran 

36 

4 

nni6n 

oníón 

APBNDizfi  Guerrero. 

70 
id. 

34 

99 

cnTo 
epiacoparum 

Notas  mus. 

cnyo 
episcoporum 

41 

5 

les 

las 

45 

3 

coeccastygem 

c(sca  slTgem 

Ü 


5 
^