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REVISTA    DE    LA    UNIVERSIDAD 

DE    BUENOS    AIRES 


Imprenta  de  Coni  Hermanos,  Perú, 


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REVISTA 

DE     LA 

UNIVERSIDAD 

DE   BUENOS   AIRES 


PUBLICADA    POR    ORDEN    DEL    CONSEJO    SUPERIOR    DE    LA    UNIVERSIDAD 


SECRETARIO    DE    LA    DIRECCIÓN 


D'    MARIO    A.    RI VARÓLA 


INTERINO    :    CORIOLANO  ALBERINI 


Año  XII.  Tomo  XXXI.  —  Artículos  originales 


BUENOS   AIRES  ^j  */  I  l1 


DIRECCIÓN    Y    ADMINISTRACIÓN  '    ' 

43o,    VIAMONTE,    43o 

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REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

DE    BUENOS    AIRES 


DON   JUAN   RUIZ   DE   ALARCON 

EL  HOMBRE.  EL  DRAMATURGO.  EL  MORALISTA 


PRIMERA  CONFERENCIA  (0 


PROEMIO    PERTINENTE 


«Apuestamente  tuuieron  por  bien  los  Antiguos...  e  por  ende 
ordenaron,  que  assi  como  en  tiempo  de  guerra  aprendiessen  fecho 
de  armas  por  vista  o  por  prueua,  que  otrosí  en  tiempo  de  paz  la  pri- 
siessen  por  oyda,  por  entendimiento.  E  por  esso  acostumbrauan 
los  Caualleros,  quando  comían,  que  les  leyessen  las  Estorias  de  los 
grandes  fechos  de  armas,  que  los  otros  fizieran,  e  los  sesos,  elos 
esfuerces  que  ouieron,  para  saberlos,  e  acabar  lo  que  querían. 

E  esto  era,  porque  oyéndolas,  les  crescian  las  voluntades,  e  los 
corazones,  e  esforcauanse,  faziendo  bien,  e  queriendo  llegar  a  loque 
otros  fizieran,  o  pasaran  por  ellos.  »  (Ley  XX  del  título  XXI  de  la 
Partida  segunda  del  Rey  Sabio.) 

Y  á  intento  semejante  puse  la  mira  al  componer  este  trabajillo  : 
recoger  sana  doctrina,  aventarla  para  que  al  esparcirla  penetre  en 
el  alma  de  todos,  y  especialmente  de  la  juventud,  á  fin  de  que  los 
sanos  consejos  en  él  agrupados  arraiguen  en  su  mente ;  sean  gome- 
cillos de  su  voluntad,  y  creciendo  en  su  corazón,  les  esfuercen  áha- 


(i)  Leída  el  20  de  agosto  de  hji4  en  el  Colegio  Nacional,  por  el  señor  Ricardo  Mon- 
ner  Sans. 


G  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

cer  bien,  no  sólo  en  provecho  propio  sino  de  la  patria  argentina, 
que  á  mayor  altura  llegará  si  sus  hijos  son  dechado  de  prudencia  y 
de  virtud. 

Señores : 

Temo  que  siendo  raquítica  y  desmedrada  la  planta  de  mi  enten- 
dimiento, salga  el  fruto,  á  pesar  de  mi  empeño  en  sazonarle,  insí- 
pido y  desabrido,  que  no  basta  la  buena  voluntad  para  que  lo  pe- 
queño alcance  lugar  elevado  y  se  encarame  á  las  alturas  lo  que  naco 
en  la  humilde  llanura  de  escondido  valle. 

Hablar  quiero  de  un  dramaturgo,  excelso  á  toda  luz,  y  bien  con- 
fieso, sin  que  á  ello  se  me  obligue,  que  si  la  magnitud  del  tema  lle- 
nó el  cerebro  de  perplejidades,  vuestra  ya  demostrada  benevolen- 
cia, harto  puesta  de  manifiesto  el  año  anterior,  dióle  alientos  á  mi 
buen  deseo.  Abroquelándome  tras  de  ella,  y  sin  más  preámbulos, 
que  no  aspiro  á  ser  robador  de  tiempo,  entro  en  materia. 

Figura  en  primera  línea,  entre  los  ingenios  que  mayor  brillo 
han  dado  á  la  escena  española,  en  aquél  portentoso  siglo  áureo  y 
deslumbrador,  don  JuanRuízde  Alarcón  y  Mendoza,  que  á  España 
fué  desde  Méjico,  su  patria,  llevando  en  su  cerebro,  cual  en  urna 
preciosa,  las  joyas  del  clarísimo  talento  con  que  más  tarde  engala- 
nar debía  sus  geniales  producciones.  Prestóle  América  la  exhube- 
rante  variedad  de  sus  luces;  los  contratiempos  de  su  familia,  los 
propios,  y  aun  los  de  su  protector  don  Luis  de  Velasco,  la  seriedad 
necesaria  á  sus  composiciones ;  el  mar,  cruzado  en  épocas  en  que  el 
solo  anuncio  de  su  paso  infundía  pavor  en  ánimos  varoniles,  dióle, 
sin  duda,  profundidad  á  su  pensamiento ;  y  en  Sevilla  primero  y 
en  Madrid  después,  terminóse  la  modelación  de  su  temperamento 
artístico;  que  si  la  perla  del  Guadalquivir  enriqueció  su  mente  de 
afiligranados  conceptos,  si  su  amistad  en  ella  con  el  Manco  de  Le- 
panto  le  dio  la  clara  noción  del  arte  teatral,  la  ya  histórica  capital  de 
España,  refugio  y  centro  de  literatos  y  terreno  Parnaso  de  inspira- 
dos poetas,  acabó  de  fijar  de  modo  definitivo  la  dramática  vocación 
del  insigne  mejicano. 

El  teatro  no  sólo  estaba  ya  creado  cuando  Alarcón  llegara  por 
segunda  vez  á  España,  sino  que  gozaba  de  vida  tan  robusta,  que 
aun  palpita  no  sólo  en  el  solariego  coliseo,  sino  que  transponiendo 


DON  JUAN  RU1Z  DE  ALARGON  n 

fronteras  y  surcando  mares  echó  profundas  raíces  en  pueblos  di- 
versos; que  no  es  difícil  encontrar  ecos  de  él,  no  ya  en  los  países 
de  hablas  románicas,  sino  en  la  patria  de  Shakespeare  y  en  la  del 
inmortal  Goethe  :  no  va  tan  descaminada  la  sospecha  de  que  el 
Korl  Mohr  de  Los  bandidos  de  Schiller,  reflejo  sea  del  indomable 
Ramírez  de  El  tejedor  de  Segovia. 

El  carácter  indómito  y  bravio  del  protagonista  de  esta  obra  pó- 
nese  de  relieve  en  diversas  ocasiones,  y  al  heroísmo  llega,  recor- 
dando á  Mucio  Scévola,  cuando  en  la  escena  III  del  acto  III  no  va- 
cila en  quemarse  las  manos  para  que  las  llamas  que  las  besan  rom- 
pan las  ligaduras  que  las  aprisionan.  Vaya  el  monólogo  como  pri- 
mer descanso  de  lo  que,  á  juzgar  por  el  material  acumulado,  ha  de 
ser  conversación  larga  y  fatigosa: 

¡Dadme  favor,  santos  cielos! 
que  mientras  hablan,  dispongo 
que  el  fuego  de  este  velón 
me  dé  remedio  piadoso, 
aunque  las  manos  me  abrase  ; 
que  si  las  desaprisiono, 
hechas  cenizas  los  lazos, 
han  de  hacer  del  fuego  propio 
en  que  ellos  se  abrasen,  rayos 
con  que  á  mis  contrarios  todos 
fulmine  mi  ardiente  furia. 

(Se  llega  de  espaldas  á  la  mesa  donde  está  el 
velón.) 

Elemento  poderoso, 
esfuerza  la  acción  voraz 
tú,  que  los  húmedos  troncos, 
los  aceros,  los  diamantes, 
sueles  convertir  en  polvo. 
¡  Ah  !  ¡  Pese  á  tu  actividad! 
todo  me  abraso,  y  no  rompo 
los  lazos.  Fuego  enemigo, 
¿dan le  pasto  más  sabroso 
mis  manos  que  esas  estopas 
que  te  suelen  ser  tan  propio 
alimento?  Ya  estoy  libre  (Se  desata) 


8  REVISTA  DE   L\   UNIVERSIDAD 

Agora  si  cuantos  monstruos 
de  Egipto  beben  las  aguas, 
pacen  de  Hircania  los  sotos 
se  oponen  á  mi  furor 
los  liaré  pedazos  todos. 

Grito  sublime  de  coraje  que  bien  recuerda  los  de  Prometeo  en  la 
caucásica  roca,  ó  los  de  Segismundo  que  á  ser  libre, 

sobre  cimientos  de  piedra 
pusiera  montes  de  jaspe  (i). 

Tenia,  pues,  que  luchar,  el  sobresaliente  autor  mejicano,  con 
competidores  de  la  alteza  de  Lope,  Tirso,  Guillen  de  Castro,  Cas- 
tillo Solórzano,  Mira  de  Amescua,  y  de  tantos  otros  que  con  sus 
caballerescos  argumentos  atraían  á  multitudes  que  llenaban  patios 
y  cazuelas;  rivales  suyos  debían  ser  los  que  subyugaban  al  pueblo 
lírico  y  soñador,  si  valiente  y  aventurero,  con  los  cadenciosos  ver- 
sos de  La  estrella  de  Sevilla,  de  El  vergonzoso  en  palacio,  las  re- 
gocijadas escenas  de  Don  Gil  de  las  calzas  verdes,  ó  las  valientes 
rimas  de  Las  mocedades  del  Cid ;  tanto  y  tan  encumbrados  que  has- 
ta pudo  sospechar,  aun  antes  de  dar  sus  primeras  pasos  por  senda, 
si  gloriosa  bordada  de  malezas,  los  sinsabores  que  sus  aciertos  po- 
dían acarrearle ;  que  fueron  en  todo  tiempo  las  humanas  pasiones 
mar  tenebroso  en  que  se  ahogan  no  pocos  navegantes. 

No  entra  en  mi  plan,  y  menos  después  de  conocida  la  substan- 
ciosa obra  del  señor  Fernández  Guerra  y  Orbe  (2),  biografiar  al  sin 
par  mejicano,  afortunado  competidor  de  los  más  insignes  drama- 
turgos de  su  tiempo,  para  quien  sólo  tuvieron  sus  contemporáneos 
diatribas  é  insultos,  groseros  chascarrillos  como  el  de  Juan  Fer- 
nández, que  no  me  avengo  á  transcribir  para  no  contribuir  á  su 
popularidad.  De  prudentes  es  correr  un  velo  á  las  pequeneces  hu- 
manas, no  ya  á  la  de  tan  desgraciado  corregidor,  sino  á  las  más  la- 
mentables por  caer  de  mayor  altura,  de  Quevedo,  Lope  de  Vega  (3), 

(1)  La  vida  es  sueño,  acto  I,  escena  III. 

(2)  Don  Luis  Fernández  Guerra  y  Orre,  Don  Juan    Raíz  de  Alarcón  v  Mendoza.  Obra 
premiada  por  la  Real  Academia  Española.  Madrid,    1871. 

(3)  En  su  Laurel  de  Apolo,  1G28,  sin  embargo  la  ensalzó. 


DON  JUAN  HUIZ  DE  ALARCÓN 


Moltaván  (i),  Suárezde  Figueroa,  etc.,  etc.  (2).  Pasemos  por  sobre 
ello  la  piadosa  esponja  del  olvido,  y  dejando  á  un  lado  datos  y  fe- 
chas, á  traducir  voy  en  real  el  intento  de  bosquejar  la  figura  dra- 
mática y  moral  del  ilustre  autor  de  La  verdad  sospechosa. 

Alarcón  demostró  al  morir,  anticipándose  á  la  sangrienta  frase  : 
«calumnia  que  algo  queda  »,  que  las  diatribas  contra  él  injusta- 
mente lanzadas,  habían  hallado  eco  en  el  seno  de  aquellas  socieda- 
des, ya  que  murió  el  /i  de  agosto  de  1639  (3),  solo,  sin  familia,  sin 
que  flores  cubrieran  su  ataúd,  sin  que  se  tejiera  en  su  honor,  según 
costumbre,  la  corona  poética  que  alcanzaban  autores  de  modesta 
producción  y  precario  estro. 

Trabemos  primero  conocimiento  con  el  hombre,  á  fin  de  poder 
juzgar  con  mayor  acierto  su  labor  dramática  y  moral. 

Que  fué  su  genio  apacible  y  su  temperamento  poco  amigo  de  las 
discusiones  á  que  tan  aficionados  se  mostraban  sus  contemporá- 
neos, lo  prueba  el  hecho  de  que  no  se  aviniese  á  contestar  en  el 
mismo  tono  á  los  ataques  que  se  le  dirigían.  Cierto  que  en  varias 
de  sus  obras  se  hallan  alusiones  más  ó  menos  veladas  á  los  sinsabo- 
res que  amargaron  su  vida:  mas  cierto  es  también,  que  estas  mis- 
mas alusiones  no  son  violentas  quejas  del  alma  herida  por  humanas 
injusticias,  sino  resignados  lamentos  que  del  ser  más  perfecto  se 
escapan  ante  los  apasionados  ataques  de  la  envidia.  Ahí  están  sus 
comedias  para  probar  que  hay  en  ellas  ahogados  gritos  de  dolor, 
no  roncos  alaridos  de  coraje.  Y  aun  aseguran  más;  y  es  que  su  in- 
menso talento  comprendía  que  ni  él  fué  el  primero  en  padecer  los 
rigores  de  la  injusticia,  ni  había  de  ser  el  último,  por  cual  razón, 
sus  sentencias,  sus  quejas,  sus  lamentos,  más  que  personales  son 
humanos. 


fi)  No  obstante  escribió  en  Para  todos,  bablando  délas  comedias  de  Alarcón.  ((Las 
dispone  con  tal  novedad,  ingenio  y  extrañeza  que  no  hay  comedia  suya  que  no  tenga 
muebo  que  admirar  y  nada  que  reprender:  que  después  de  babersc  escrito  tantas,  es 
gran  muestra  de  su  caudal  fértilísimo  ». 

(2)  Entre  estos  etcéteras  podemos  poner  á  Góngora,  Antonio  de  Mendoza,  Yélez  de 
Guevara,  Mira  de  Amescua,  Tirso,  Salas  Barbadillo,  Castillo  y  Solorzáno  y  Alonso  Pé- 
rez Marín.  No  he  encontrado  noticia  de  que  le  satirizara  Guillen  de  Castro. 

(3)  Don  José  Pellicer  y  Tovar,  en  los  Avisos  publicados  en  el  Semanario  erudito,  tomo 
XXXI,  pág.  57,  dice  al  apuntar  los  acontecimientos  notables  del  día  (j  de  agosto  de 
1 6 3 9  :  «Murió  don  Juan  Ruíz  de  Alarcón,  poeta  famoso,  asi  por  sus  comedias,  como 
por  sus  corcobas  y  relator  del  Consejo  de  Indias.  » 


REVISTA   DE    LA    UNIVERSIDAD 


Tres  citas  bastarán,  pienso,  para  patentizar  la  verdad  de  lo  afir- 
mado. 

En  Los  pechos  privilegiados  dice  : 

Culpa  á  aquél  que  de  su  alma 
olvidando  los  defectos 
graceja  con  apodar 
los  que  otro  tiene  en  el  cuerpo. 

Y  más  adelante  agrega  : 

Dios  no  lo  da  todo  á  uno 
que  piadoso  y  justiciero 
con  divina  providencia 
dispone  el  repartimiento. 
Al  que  le  plugo  de  dar 
mal  cuerpo,  dio  sufrimiento 
para  llevar  cuerdamente 
los  apodos  de  los  necios  (r). 

En  No  hay  mal  que  por  bien  no  venga  se  queja  de  que  le  hurta- 
ran comedias  (2)  y  en  Las  paredes  oyen  bien  puede  suponerse  que 
se  retrató  cuando  dice  : 

¡  Cómo  podrán 
dar  esperanza  al  deseo 
de  un  hombre  tan  pobre  y  feo 
y  de  mal  talle.  Beltrán  !  (3) 

El  detenido  estudio  de  la  vida  y  hechos  conocidos  de  este  autor, 
lian  engendrado  en  mi  cerebro  la  sospecha  de  que  su  carácter  fué 
sufriendo  al  correr  de  los  años  variación  profunda. 

Viviendo  en  Sevilla,  concurrió  á  un  torneo  literario  apellidándose 
él  mismo  Don  Floripando  Tallado,  príncipe  de  Chunga,  por  decir 
sus  amigos  que  siempre  estaba  de  buen  humor. 


( 1)  Acto  III,  escena  111 . 

(2)  Acto  II,  escena  VIH. 

(3)  Acto  I,   escena   I. 


DON  JUAN  RUIZ  DE  ALARCON  í  I 

Joven,  pues  por  entonces  tendría  unos  20  años,  íntimo  amigo 
de  Cervantes — 1606  al  1608  —  repleto  su  cerebro  de  ensueños  é 
ilusiones,  y  no  habiendo  aun  sufrido  los  arañazos  de  la  suerte,  ló- 
gico era  que  fuese  alegre  su  carácter  y  amigo  de  diversiones  y  de 
chunga  :  pero  vuelve  á  Méjico,  pasa  allí  algunos  años,  regresa  á  Es- 
paña y  va  á  Madrid,  que  por  su  fama  le  atraía,  y  comienza  entonces 
para  ella  lucha,  lucha  con  los  del  gremio,  lucha  con  los  cómicos, 
lucha  con  los  que  por  su  alcurnia  debían  alentarle  y  favorecerle  : 
y  templado  por  el  dolor,  su  carácter  sufre  profunda  transformación  ; 
no  se  avinagra,  pero  se  concentra,  se  aisla,  se  hace  más  circuns- 
pecto y  retraído,  en  una  palabra,  más  serio  y  más  reflexivo,  serie- 
dad y  reflexión  que  han  de  brotar  luego  de  los  puntos  de  la  pluma 
al  dar  á  la  escena  sus  veintiséis  comedias.  ¡Cuan  cierto  que  la  des- 
gracia, y  si  no  se  quiere  la  desgracia,  las  contrariedades  déla  vida, 
escuelas  son  donde  aprende  el  hombre  sensato  la  difícil  ciencia  de 
vivir  en  paz  con  Dios  y  con  su  propia  conciencia  ! 

Un  grito,  uno  solo,  de  dolorido  orgullo  se  escapa  de  su  alma  al 
dar  á  luz  en  1628  la  parte  primera  de  sus  comedias.  Después  de  de- 
cir en  la  dedicatoria  á  don  Ramiro  Felipe  de  Guzmán,  que  necesi- 
tan defensa  ya  que  «tal  es  la  envidia  que  la  han  menester»,  se  en- 
cara con  el  vulgo,  y  altivo,  con  la  arrogancia  que  sólo  disculpa  el 
positivo  valer,  le  dice  : 

«Contigo  hablo,  bestia  fiera,  que  con  la  nobleza  no  es  menester, 
que  ella  se  dicta  más  que  yo  sabría.  Allá  van  esas  comedias:  tráta- 
las como  sueles,  no  como  es  justo,  sino  como  es  gusto;  que  ellas  te 
miran  con  desprecio  y  sin  temor,  como  las  que  pasaron  ya  el  peli- 
gro de  tus  silbos,  y  ahora  sólo  pueden  pasar  el  de  tus  rincones.  Si 
te  desagradaren,  me  holgaré  de  saber  que  son  buenas;  y  si  no,  me 
vengará  de  saber  que  no  lo  son,  el  dinero  que  te  han  de  costar.  » 

Esta  es  la  única  vez  en  que  el  famoso  dramaturgo  se  hiergue  con- 
tra la  envidia  y  la  calumnia,  y  como  si  se  anticipara  al  porvenir, 
adivina  que  sus  comedias  han  de  representarse  en  lo  futuro,  que 
bien  vale  una  profecía  la  confianza  de  que  ese  vulgo  ha  de  gastar 
dinero  para  escuchar  sus  comedias. 

De  decir  acabo  que  trató  con  intimidad  al  príncipe  de  nuestros 
ingenios,  al  inmortal  autor  de  Don  Quijote,  y  bien  puedo  aventu- 
rar la  idea  de  que  en  el  capítulo  cuarenta  y  ocho  de  la  primera 
parte  de  la  citada  novela,  halló  la  confirmación  de  lo  que  estudiara 


RKVISTA    DE    LA    UNIVERSIDAD 


en  los  comediógrafos  griegos  y  latinos  y  en  especial  de  Terencio  — 
á  quien  cita  en  Todo  es  ventura.  Dice  Cervantes: 

«...  de  haber  oído  la  comedia  artificiosa  y  bien  ordenada  saldría 
el  oyente  alegre  con  las  burlas,  enseñado  con  las  veras,  admirado 
de  los  sucesos,  discreto  con  las  razones,  advertido  con  los  embus- 
tes, sagaz  con  los  ejemplos,  airado  contra  el  vicio  y  enamorado  de 
la  virtud:  que  todos  estos  afectos  ha  de  despertarla  buena  comedia 
en  el  ánimo  del  que  la  escuchara  por  rústico  y  torpe  que  sea.  » 

Verdad,  ya  que  gusto  de  dar  á  cada  cual  lo  suyo,  que  Juan  de 
la  Cueva  había  dicho  en  la  epístola  dedicatoria  de  la  Primera  parte 
<le  las  comedias  y  tragedias,  que  «  la  comedia  es  la  imitación  de  la 
vida  humana,  espejo  de  costumbres,  retrato  de  la  verdad,  en  laque 
se  nos  representan  las  cosas  de  las  que  debemos  huir  ó  las  que  de- 
bemos escoger»,  pasaje  que  es  lógico  creer  conocería  A  larcón  cuan- 
do se  aventuró  á  penetrar  en  el  templo  de  Talía. 

La  musa  dramática  de  nuestro  autor,  se  presenta,  como  las  mu- 
sas todas,  aprisionada  por  el  ingenio,  no  pocas  veces  voluble  y  mo- 
vedizo; tanto  que  media  un  abismo  entre  Las  paredes  oyen,  come- 
dia de  verdadera  tendencia  social,  y  El  anticristo,  comedia  teológi- 
ca, abismo  que  sólo  puede  salvarse  pasando  por  el  puente  de  dra- 
mas heroicos,  tales,  como  Próspera  fortuna  de  don  Alvaro  de  Lana  ; 
lo  que  equivale  á  decir  que  cultivó  todos  los  géneros  dramáticos,  y 
si  bien,  repito,  su  inspiración  se  paseaba  triunfante  siempre  por  los 
campos  entrevistos  por  su  fantasía,  donde  más  su  musa  se  holgara 
y  complaciera  fué  en  la  comedia  de  costumbres,  siendo  por  su  afi- 
ción al  análisis  psicológico,  el  verdadero  creador  de  este  género 
dramático.  En  él  se  muestra  Alarcón  tal  cual  era,  profundo  cono- 
cedor del  corazón  humano,  poeta  siempre  feliz,  oportuno  y  correc- 
tísimo, y  tan  preciso  que  en  no  pocas  situaciones  logra,  como  el 
coloso  Shakespeare,  bosquejar  con  una  sola  frase  un  carácter. 

Resplandecían,  como  he  apuntado  ya  en  la  española  escena  cuan- 
do á  ella  se  presenta  el  genial  mejicano,  astros  de  potente  luz,  y  la 
señoreaban  con  imperio  porque  reflejaban  muy  al  vivo  el  carácter  de 
los  españoles  de  aquellas  edades,  creyentes  hasta  el  fanatismo,  ca- 
ballerescos hasta  la  exageración,  amicísimos  de  pomposas  galas  retó- 
ricas, y  aficionados  hasta  lo  que  nos  parece  hoy  demasía,  á  intrigas 
y  enredos  que  llegan  con  frecuencia  á  las  lindes  de  lo  milagroso,  de 
lo  no  soñado,  de   lo  sobrenatural.  Las  exageraciones  del  honor 


DON  JUAN   UUÍZ  DE   ALARCON  I  3 

que  estrema  luego  hasta  lo  inverosímil  Calderón  —  de  la  fe,  de  la  hi- 
dalguía y  del  amor,  préstanse  á  sonoras  declamaciones  poéticas  que 
cual  cascada  de  perlas  caían  sobre  el  bullicioso  patio,  sonando  al 
oído  de  los  concurrentes  como  acordada  música  impulsora  de  nue- 
vas hazañas  y  de  proezas  nuevas.  De  la  moral,  de  la  salvadora  mo- 
ral ¡  quién  se  acuerda  ! 

\o  era,  pues,  el  teatro,  antes  de  la  aparición  en  él  del  inspirado 
americano,  escuela  de  costumbres;  reflejaba  las  existentes  sin  pre- 
tender corregirlas:  sólo  en  asuntos  de  fe  se  encuentran  graves  ejem- 
plos, no  pocos  fuera  de  la  realidad  de  la  vida,  y  aun  los  dramatur- 
gos de  más  nota,  clérigos  casi  todos,  muéstranse  en  asuntos  de 
amor  en  exceso  tolerantes  cuando  no  atrevidos  y  procaces.  Ciertos 
conceptos  de  Guillen  de  Castro,  del  mismo  virtuosísimo  Tellez,  por 
no  citar  masque  dos,  recibidos  serían  hoy  con  desagrado  por  el  au- 
ditorio menos  austero ;  que  en  esto  siquiera  de  salvar  las  aparien- 
cias media  un  abismo  entre  el  siglo  xvu  y  el  xx. 

Estudiando  Alarcón  el  ambiente,  la  época  y  la  producción  que  al 
público  se  ofrecía,  comprendió  que  podía  servirse  de  la  escena  como 
de  cátedra  para  adoctrinar  á  las  muchedumbres,  y  á  tan  nobilísi- 
mo empeño  consagró  las  luces  de  su  preclaro  talento.  Quizás  advir- 
tió que  para  combatir  con  sus  afortunados  rivales  era  forzoso  fre- 
cuentar camino  por  ellos  no  paseado,  y  á  la  comedia  de  costum- 
bres didáctica-moral  fué  con  todas  las  exquisiteces  -de  su  noble  cora- 
zón, todos  los  estímulos  de  su  alma  pura,  todas  las  filigranas  de 
su  bien  templada  lira  ;  y  si  bien  menos  fecundo  que  el  mayor  nú- 
mero de  sus  aplaudidos  competidores,  escribió  con  fe  ansioso  de 
contribuir  al  perfeccionamiento  ético  de  aquella  sociedad,  que  al 
lado  de  sobresalientes  virtudes  mostraba  defectos  dignos  de  vitupe- 
rio y  flajelación.  Las  frases  que  de  cuando  en  cuando  pone  en  boca 
de  personajes  de  segunda  categoría,  pregonando  van  la  cabal  opi- 
nión que  tenía  de  las  gentes  de  su  tiempo ;  y  toda  su  labor  dramá- 
tica, el  noble  empeño  de  que  en  sus  comedias  prevaleciese  el  ele- 
mento ético  sobre  el  dramático  y  novelesco,  por  cual  motivo  dio 
tanta  importancia  á  la  pintura  de  caracteres,  de  tipos  humanos  que 
se  sustrajesen  á  sutilezas  metafísicas  y  á  bravezas  exageradas.  Se 
alejó  por  propio  deseo  de  exageraciones  idealistas  para  rendir  culto 
á  la  realidad;  quiso  que  sus  personajes  fuesen  hombres,  no  soña- 
dores. 


l4  REVISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 

Como  todos  los  autores  de  su  época,  Alarcón  no  clasificó  sus 
obras  ya  que  por  aquellos  años  no  se  conocía  loque  dio  en  llamar- 
se hoy  teatro  de  tesis.  Sólo  se  escribían  comedias,  y  éstas  se  divi- 
dían en  dos  clases  :  las  de  capa  y  espada  y  las  de  historia,  religiosa  ó 
profana,  y  en  tan  estrecha  nomenclatura,  y  habida  cuenta  de  que 
los  escritores  todos  no  tenían  más  miras  que  cultivar  la  poesía  y 
entretener  al  público,  sin  aspirar  al  título  de  filósofos,  cabía  todo, 
así  el  drama  como  la  tragedia,  ya  la  comedia  fantástica  como  Quien 
mal  anda,  mal  acaba,  ya  la  de  carácter  tal  como  La  verdad  sospe- 
chosa; bien  la  histórica  como  Los  favores  del  mundo,  bien  la  de 
simple  enredo  como  Los  empeños  de  un  engaño. 

Mas  como  cada  autor,  aún  pretendiendo  ocultarlo,  se  retrata  en 
sus  obras,  y  un  detenido  estudio  de  su  labor  logra  mostrarle  tal 
como  fué,  intelectual  y  moralmente,  analizando  la  producción  dra- 
mática de  Alarcón  se  le  ve  ora  político,  ora  social,  ya  galante,  ya 
mordaz,  á  veces  ingenuo,  en  otros  cazurro,  pero  siempre,  y  por  cima 
de  todo,  eminentemente  humano,  gran  conocedor  del  corazón  y  se- 
vero moralista,  cualidades  suficientes  para  que  podamos  colocarle 
en  las  más  suntuosas  cámaras  del  inmortal  templo  de  la  gloria.  Y 
á  tal  punto  quiso  adoctrinar,  que  Hartzembusch  no  tiene  reparo  en 
escribir  de  Alarcón  lo  que  sigue,  frases  que  á  mi  entender  encierran 
la  alabanza  más  cabal  que  he  leído  de  tan  predilecto  autor. 

«  En  el  templo  de  Talía  sólo  él  descuella  como  campeón  de  la 
verdad,  de  la  clemencia,  del  agradecimiento,  de  la  entereza  de  toda 
virtud.  » 

¿Por  qué  sus  contemporáneos  no  le  aplaudieron  como  merecía, 
y  por  qué  la  crítica  moderna  le  ha  colocado  al  lado  de  los  tres  gran- 
des dramaturgos  del  siglo  de  oro? 

El  teatro  de  entonces  nos  muestra  que  los  galanes  eran  tiernos, 
las  mujeres  dadivosas,  los  criados  retóricos  y  charlatanes  (i);  que 
el  público  gustaba  mucho  de  interminables  discreteos  y  era  poco 
amigo  de  escuchar  consejos;  de  suerte,  que  al  parangonar  el  astro 
que  se  levantaba  con  los  que  ya  brillaban  con  luz  propia  en  el  cielo 
del  arte  dramático,  resultaba  Alarcón  en  exceso  grave,  sus  criados 


(i)  Cervantes  se  había  burlado  de  que  saliera  «un  viejo  valiente,  un  mozo  cobarde, 
un  lacayo  retórico,  un  paje  consejero,  un  rey  ganapán,  y  una  princesa  fregona».  (Don 
Quijote,  parte  I,  capítulo  CLVIII). 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCÓN  l5 

demasiado  comedidos,  breves  sus  diálogos,  y  si  sus  galanes  eran 
menos  caballerescos  que  los  de  Tirso,  sus  damas  no  tenían  por  lo 
general  los  tiernos  arrebatos  que  con  tanta  donosura  pintaba  el  in- 
comparable Lope.  Alarcón  quiso  ser  un  reformador,  y  sabido  es 
que  rara  vez  alcanzan  el  aplauso  de  su  generación  los  que  desvián- 
dose del  camino  por  todos  frecuentado,  se  lanzan  á  campo  traviesa 
por  los  atajos  y  vericuetos  que  su  fantasía  les  señala.  \  porque  es 
sencillo  y  natural  por  temperamento,  y  es  su  estilo  terso  y  pulido, 
y  son  verdad  sus  personajes,  y  brillan  en  sus  obras  profundos  pen- 
samientos y  eternas  verdades,  si  muchas  de  las  obras  de  Lope  y  de 
Tirso,  de  Moreto  y  de  Calderón,  y  de  cien  más,  arrumbadas  han 
quedado  porque  sólo  muestran  lo  efímero  y  fugaz  de  una  época,  las 
más  de  Alarcón  podrían  creerse  escritas  hoy,  en  que  más  depurado 
el  gusto,  las  multitudes  inteligentes  buscan  en  el  teatro  no  sólo  di- 
versión, sino  ideas,  enseñanza  (i). 

Si  la  crítica  vulgar  y  aún  la  erudita  de  su  tiempo,  no  tributaron 
á  Alarcón  el  justiciero  aplauso  á  que  sus  obras  le  hacían  acreedor, 
en  cambio,  dejando  á  un  lado  modestos  y  tímidos  elogios  anterio- 
res, desde  el  primer  tercio  del  siglo  xix  son  varios  ya  los  que  co- 
mienzan á  apreciar  en  su  justo  valor  el  modesto  caudal  dramático 
del  célebre  americano;  y  á  estudiarle  con  amor  dedicaron  largas 
vigilias  críticos  peninsulares  y  extranjeros.  Ya  resquebrajada  la  mu- 
ralla que  contra  él  levantaran  la  envidia,  la  pasión  y  aun  prejuicios 
de  escuela,  relumbró  clarísimo  el  ingenio  del  autor  de  Los  empeños 
de  un  engaño,  y  desde  principios  del  siglo  xix  alzánse  voces  en  Es- 
paña, en  Francia,  en  Alemania,  en  Inglaterra,  en  elogio  del  olvida- 
do maestro,  voces  tan  variadas,  potentes  y  robustas  que  forman  ya 
simpático  coro,  que  era  de  cumplida  alabanza  al  fundador  de  la  ver- 
dadera comedia  de  costumbres,  al  inmortal  don  Juan  Ruíz  de  Alar- 
cón y  Mendoza. 

Yaya  como  simple  curioridad  la  lista  de  algunos  de  estos  críticos 
nacionales  y  extranjeros. 

Entre  los  primeros  puedo  citar  sin  seguir  orden  cronológico  : 
Salva,  Lampillas,  Pellicer,  Nicolás  Antonio,  García  Suelto,  Morón, 
Gil  de  Zarate,  Francisco  Lanini,  Amador  de  los  Ríos,  Lista,  Hart- 
zenbusch,  Martínez  de  la  Rosa,  Mesonero  Romanos,  Ochoa,  Núñez 

(i)  Perdónenme  los  aficionados  al  cinematógrafo. 


U10V1STA   Dli   LA   UMVI5USIDAD 


de  Arenas,  Tama  yo  y  Baus,  Revilla,  García  Ramón,  González  Lla- 
na, Fernández  Guerra  y  Menéndez  y  Pelayo;  y  entre  los  segundos 
á  Voltaire,  Ferdinand  Denis,  Fontenelle,  Morel-Fatio,  Philarete- 
Chasles,  FabioFranchi,  Lemcke,  Leopoldo  Schmidt,  Ticknor,  Fitz 
Maurice-Kelly,  Puibusque,  Wolf  (i),  E.  Baret,  G.  Huszar,  Petit 
de  Julleville  y  Conde  de  Schack.  Por  cierto  que  respecto  á  este  úl- 
timo, sorprende  que  en  su  conocidísima  obra  (2),  en  que  campea 
por  lo  general  sana  y  acertada  crítica,  se  dediquen  pocas  páginas  al 
inmortal  autor  de  La  verdad  sospechosa,  y  lo  que  es  aun  más  sor- 
prendente que  el  erudito  crítico  no  parara  mientes  en  la  labor  íi- 
losófica-didascálica  de  Alarcón.  Diríase  que  su  perspicacia  crítica, 
deslumbrada  por  las  llamaradas  de  Lope  y  de  Tirso,  durmióse  mo- 
mentáneamente al  tropezar  con  nuestro  autor,  para  cobrar  nuevos 
alientos  con  qué  bacer  detalladamente  el  recuento  de  los  geniales 
aciertos,  no  exentos  de  sensibles  distracciones,  del  insigne  Calderón 
de  la  Barca. 

Con  respecto  á  la  lista  anterior,  creo  inútil  advertir  que  reconoz- 
co su  insuficiencia,  ya  que  han  de  ser  más,  muchísimos  más  los 
críticos  que  en  estos  últimos  tiempos  honestaron  fecundos  ocios  es- 
tudiando á  Alarcón,  y  dando  á  la  estampa  el  fruto  de  sus  pacientes 
desvelos. 

No  entra,  en  las  lindes  del  plan  que  me  trazara,  analizar  todas  las 
obras  producidas  por  este  autor,  ni  siquiera  detallar  los  argumen- 
tos de  aquellas  que,  por  más  felices  ó  perfectas,  suben  hoy  al  tabla- 
do escénico  para  delectación  y  regocijo  de  públicos  de  cultura  no 
estragada.  Más  reducido  el  campo  de  mi  crítica,  pretendo  sacar  á  luz 
cuanta  filosofía  práctica,  cuanta  sana  moral  hay  en  su  labor,  y  á 
mi  intento  bastará  escoger  algunas  de  sus  comedias,  recogiendo 
con  parsimonioso  deleite  la  saludable  enseñanza  en  ellas  esparcida. 
Probable  es,  más  que  probable,  casi  seguro,  que  se  pongan  tildes  y 
reparos  á  esta  paciente  labor,  como  posible  es  que  los  eruditos  y  los 
aficionados  á  bellezas  retóricas  y  á  exagerados  lirismos,  al  parango- 
nar mis  citas  con  las  de  Tirso,  de  Lope,  de  Calderón  ó  de  Moreto, 
echen  de  menos  los  hiperbólicos  conceptos  de  que  tan  rico  se  mues- 


( 1)  Este    autor  le  dedica  5o  páginas,  si  bien  se  advierte  <iue  en  la  parte  biográfica  no 
conocía  la  obra  de  Fernández  Guerra. 


(  ! )   Historia   del  arle  dramático  en   España. 


DON  JUAN   ilUIZ  DE  ALARCON 


Ira  el  teatro  clásico  español.  Pero  dejando  á  un  lado  que  sólo  quie- 
ro detenerme  con  complacencia  en  uno  de  los  aspectos  del  teatro 
alarconiano,  fuerza  me  es  repetir  que  lo  que  él  quiso,  al  apartarse 
de  la  ruta  seguida  por  sus  antecesores  y  contemporáneos,  fué  se- 
ñalar nuevos  derroteros  al  arte  escénico  español  (i)  vislumbrando 
en  su  clarísimo  talento,  que  la  ficción  dramática  debía  ponerse  al 
servicio,  no  de  la  poesía  meramente  idealista,  sino  de  la  que  tenga 
por  nobilísima  base  la  educación  del  pueblo.  Con  tales  propósitos, 
es  menester  convenir  en  que  el  castigal  r ideado  mores  fué  la  divisa 
del  egregio  dramaturgo,  al  bajar  al  palenque  para  quebrar  lan- 
zas con  quienes  mostraban  las  suyas  cargadas  de  coronas  y  lau- 
reles. 

Otro  mérito  tiene  el  ingenio  en  quien  me  ocupo,  y  es  la  galanu- 
ra de  la  forma,  en  la  que  sobrepuja  á  todos ;  y  es  ella  tan  escultural, 
tan  medida,  tan  tersa,  marca  con  tan  deslumbrante  sello  el  período 
más  brillante  de  nuestro  idioma,  corre  tan  suelto  y  fácil  el  verso, 
que  al  leerle  se  enseñorea  de  modo  tal  de  nuestro  ánimo  que  no  se 
echan  de  menos  ni  las  ternezas  de  Lope,  ni  la  simpática  malicia  de 
Tirso,  ni  la  fuerza  poética  de  Calderón,  ni  las  sales  cómicas  deMo- 
reto;  el  arrobamiento  que  produce  la  hermosa  defensa  de  la  moral 
no  deja  lugar  á  comparaciones. 

,?  Quién  sino  él  podía  escribir 

Ya  los  caballos  están, 
viendo  que  salir  procuras, 
probando  las  herraduras 
en  las  guijas  del  zaguán  (2), 

redondilla  ésta  citada  como  modelo  por  varios  críticos  ? 
(i  Y  quién  sino  él 


(1)  Algo  lograría  cuando  Hurtado    de    Mendoza    pone  en  boca  de  uno  de  los  perso- 
najes de  su  comedia  Más  merece  quien  más  ama. 

En  sus  comedias  contemplo 
que  los    celebran  y  admiran 
cuantos  juntamente  miran 
al  deleite  y  al  ejemplo. 


(2)   La  verdad  sospechosa,  acto  II,  escena  VIL 


ib  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

Ya  el  caballo  ha  descansado 
y  precursora  la  noche, 
corona  de  negras  sombras 
las  cabezas  de  los  montes  (i), 

versos  que  en  La  crueldad  por  el  honor  pone  en  boca  de  Zaratán  ? 

¿Querrá  decir  lo  anteriormente  expuesto  que  no  hay  ternezas,  ni 
filigranas,  ni  discreteos,  ni  graciosidades  en  la  lira  dramática  de 
Alarcón?  No  por  cierto  ;  lo  que  se  quiso  dar  á  entender  con  las  an- 
teriores afirmaciones,  es  que  usó,  no  abuscTde]  lirismo  tan  en  moda 
entre  los  cultivadores  del  género. 

Vayan  unos  cuantos  ejemplos  para  demostrar  lo  rotundo  de  su 
versificación,  la  riqueza  de  sus  poéticas  galas  y  el  seductor  ropaje 
con  que  solía  cubrir  los  más  triviales  conceptos, 

En  La  culpa  busca  la  pena,  Doña  Lucrecia  visita,  en  la  primera 
escena,  á  Doña  Ana,  para  advertirla  que  quien  la  corteja  supo  an- 
tes adamarla,  aviso  amistoso  que  tiende  á  evitar  engaños  y  á  casti- 
gar al  inconstante.  El  hermoso  romance  en  que  Doña  Lucrecia  re- 
fiere el  caso  termina  con  estas  valientes  palabras : 

Más  porque  haber  yo  estimado 
su  pensamiento  es  probanza 
de  sus  méritos  contigo, 
el  veneno  y  la  triaca 
te  doy  juntos,  pues  te  enseño, 
porque  pises  recatada, 
entre  las  flores  el  áspid 
de  su  condición  ingrata, 
Y  así  por  lo  que  te  toca, 
te  estará  mejor,   doña  Ana, 
escarmentar  advertida, 
que  advertir  escarmentada. 
Por  lo  que  toca  á  don  Juan, 
será  en  tí  más  digna  hazaña 
dar  castigo  á  sus  engaños 
que  premio  á  sus  esperanzas  : 
y  por  lo  que  toca  á  mí, 
te  mostrarás  más  humana 

(i)  Acto  I,  escena  V.  » 


*9 


DON  JUAN  R€IZ  DE  ALAHCON 

que  en  hacerle  venturoso 
en  no  hacerme  desdichada. 
Tres  años  ha  que  me  obliga, 
dos  meses  ha  que  me  agravia  ; 
dos  meses  ha  que  te  sirve, 
tres  años  que  me  difama  : 
piensa,  pues  eres  discreta, 
mira,  pues  naciste  honrada, 
de  mi  opinión  el  peligro, 
de  mi  razón  la  ventaja, 
el  despecho  de  mi  agravio, 
el  exceso  de  mis  ansias, 
la  locura  de  mi  amor, 
y  de  mis  celos  la  rabia. 

En  Los  empeños  de  un  engaño,  y  como  Leonor  pregunte  á  Inés, 

¿Quién  será  este  forastero, 
que  tan  falso  y  recatado 
hace  con  tanto  cuidado 
de  nuestra  calle  terrero  ? 

contesta  la  interpelada  con  estas  dos  redondillas  que  bien  pueden 
darse  como  modelo  de  refinada  galantería : 

Desta  casa  el  primer  suelo 
es  primer  cielo,  señora, 
de  la  luna  de  Teodora ; 
y  el  segundo  es  cuarto  cielo 
de  tu  sol,  cuyo  arrebol 
da  al  alba  perlas  que  llore  ; 
y  no  es  posible  que  adore 
la  luna,  si  ha  visto  el  sol. 

En  El  dueño  de  las  estrellas,  comedia  á  la  que  habré  luego  de 
referirme,  advierte  Alarcón  á  sus  oyentes,  que  algo  y  aun  mucho 
sabe  del  difícil  arte  de  regir  á  los  pueblos.  La  escena  VIII  del 
acto  III,  nos  lo  presenta  consumado  político  y  muy  deferente  con 
la  voluntad  popular,  idea  no  tan  atrevida  como  creen  los  pseudo- 
historiadores,  ya  que  fué  España  la  cuna  de  la  libertad  y  el  alber- 


20  UEVISTA   DE   LA    UN1VEUSIDAD 

gue  de  la  bien  entendida  democracia ;  y  no  sólo  auscultar  quiere  al 
pueblo,  sino  que  va  señalando  seguros  derroteros  para  que  navegue 
sin  escollos  la  nave  del  Estado.  De  tan  larga  escena,  sólo  copiaré 
algunos  fragmentos  para  evitar  fatigas. 

Dialogan  Licurgo  y  el  rey ;  dice  el  primero  : 

De  las  leyes  que  he  pensado 
que  al  buen  gobierno  convienen 
deste  reino,  algunas  vienen, 
señor,  en  este  traslado. 

REY 

¿Queréis  luego  publicallas? 


Consultar  las  voluntades 

del  pueblo  en  las  novedades 

es  el  modo  de  acertallas; 

porque  el  vulgo  interesado, 

que  tiene  el  caso  presente 

descubre  el  inconveniente 

que  el  superior  no  ha  alcanzado ; 

y  el  que  emprende  novedad 

de  importancia,  antes  de  hacer 

esta  experiencia,  á  perder 

se  arriesga  la  autoridad  ; 

que  revocar  brevemente 

lo  que  ha  mandado,  es  mostrar 

que  es  liviano  en  revocar, 

ó  fué  en  mandar  imprudente. 

C  A.caso  no  pueden  aplicarse  los  conceptos  encerrados  en  las  an- 
teriores redondillas  á  no  pocos  gobernantes  de  los  actuales  tiem- 
pos? ¿No  indican  las  dos  primeras  el  respeto  que  debe  merecer  la 
opinión  pública? 

En  la  misma  escena  hay  otras  ideas  que  no  puedo  dejar  de  co- 
piar, ya  que  intentan  resolver  problema  que  ha  preocupado,  y  aun 
preocupa,  al  gobierno  argentino. 

Lee  Licurgo  lo  siguiente  que  hoy  llamaríamos  proyecto  de  ley  : 


DON  JUAN  RUIZ  DE  ALARCON  21 

«  Que  los  extranjeros  que  quisieren  avecindarse  en  este  reino,  gocen 
desde  luego  de  las  preeminencias  de  vecinos  y  naturales.  » 

¿Cuál  es  el  fin  de  esta  ley?  pregunta  el  monarca,  contestando 
Licurgo  : 

Que  vuestras  fuerzas  aumente : 

que  la  copia  de  la  gente 

hace  poderoso  al  rey  ; 

y  como  éste  le  arguye. 

De  la  gente  amiga  y  propia 
se  entiende:  que  de  la  extraña, 
antes  sospecho  que  daña 
y  es  peligrosa  la  copia, 

replica  el  sesudo  legislador  : 

La  extraña,  señor,  se  hace 
tan  propia  por  la  amistad, 
el  trato  y  la  vecindad 
como  lo  que  en  Creta  nace ; 
porque  á  darle  el  tiempo  viene 
hijos  y  caudal  en  ella  ; 
y  no  hay  más  patria  que  aquella 
donde  tales  prendas  tiene. 

¡  Qué  profunda  verdad  encierran  estos  últimos  versos,  y  cómo  po- 
demos dar  de  ella  fe  los  que  nacidos  en  otros  países  hemos  venido  á 
colgar  nuestros  nidos  en  los,  aunque  jóvenes,  robustos  árboles  ar- 
gentinos ! 

Quizás  porque  Alarcón  nacido  en  Méjico  se  radicó  en  España, 
tenía  de  la  patria  un  concepto  mucho  más  amplio  que  los  que  del 
propio  terruño  nunca  se  alejaron ;  tanto  que  en  La  prueba  de  las 
promesas,  dice : 

...  Patria  es  aquella 

donde  tiene  amor  su  bien  (i). 


(i)  Acto  I,  escena  II. 


2  2  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

En  La  crueldad  por  el  honor,  Zaratán,  el  gracioso,  asolea  san- 
chesco  buen  sentido  al  proponer  á  Ñuño  varios  puntos  con  que 
reformar  leyes,  costumbres  ó  fueros.  Aun  cuando  todos  son  in- 
tencionados y  siempre  oportunos,  la  cortedad  del  tiempo  impone 
parquedad  de  citas,  por  cual  razón  copiaré  tan  sólo  el  siguiente 
punto,  omitiendo  su  glosa. 

Primeramente,  porque  son  los  pleitos 
peste  de  la  quietud  y  las  haciendas, 
pague  todas  las  costas  el  letrado 
del  que  fuere  en  el  pleito  condenado  : 
pues  temiendo  con  éste  el  propio  daño 
dará  al  principio  el  justo  desengaño; 
y  las  partes  con  ésto,  no  teniendo 
quien  en  causas  injustas  las  defienda, 
menos  pleito  tendrán  y  más  hacienda  (i). 

En  La  amistad  castigada  escribe  contra  los  desleales.  Dionisio 
encarga  á  Dión  que  se  finja  descontento,  para  que  aquéllos  no  hallen 
reparo  en  descubrirse  con  él.  Las  largas  advertencias,  modelo  de 
cordura  y  sensatez,  terminan  con  estos  versos. 

Sólo  me  resta  advertiros, 
Dión,  que  el  fin  á  que  mira 
este  engaño  es  conocer 
la  traición,  no  persuadilla  ; 
porque  si  es  cautela  justa 
la  que  el  delito  averigua, 
no  es  justa  la  que  ocasiona 
á  emprendello  á  la  malicia. 
Y  así  habéis  de  procurar 
descubrir  la  alevosía 
con  medios  tan  atentados 
y  razones  tan  medidas, 
que  sin  irritar  sepáis 
quién  es  el  que  ya  conspira  : 
mas  no  quien  conspirará 
si  vuestro  favor  le  anima  (a). 

{i)  Acto  III,  escena  III. 
(2)  Acto  I,  escena  IV. 


DON  JUAN  RUIZ  DE  ALAUCON  a3 

Como  uno  de  tantos  ejemplos  de  discreteo,  puede  citarse  el  si- 
guiente diálogo  entre  don  Juan  y  Blanca  en  La  industria  y  la  suerte. 

DON    JUAN 

Aquí  os  aguarda,  señora, 
el  más  leal  escudero ; 
que  pagándole  tan  mal, 
no  es  poco  milagro  serlo. 


Señor  don  Juan,  siempre  vi 
que  para  subir  al  cielo 
del  sol,  es  fuerza  encontrar 
el  de  la  luna  primero. 


(ap.)  <?  Celos  ? 

BLANCA 

Y  viendo  la  noche 
correr  tanto,  dije  luego  : 
á  la  conjunción  del  sol 
irá  á  parar  como  á  centro. 

DON    JUAN 

No  corriera  así  la  luna, 
á  no  ser  forzada  á  ello  ; 
que  ese  cielo,  primer  móvil 
la  obligó  á  cursos  violentos. 

BLANCA 

(?  Adonde  vais? 

DON    JUAN 

A  serviros. 

BLANCA 

Mirad  que  sois  luna,  y  temo 
que  se  ha  de  eclipsar  el  sol, 
don  Juan,  si  delante  os  llevo 


24  HEV1STA  DE   LA   UNIVEHSIDAD 

DON    JUAN 

Quisiera  más  una  blanca 

BLANCA 

Quedaos  aquí. 

DON    JUAN 

Poique  pienso 
que  os  canso,  y  que  os  serviré 
más  en  quedarme,  me  quedo 
aguardando  á  que  volváis, 
si  bien  que  os  mudéis  no  espero  (i). 

Bella,  más  que  bella  magistral,  es  la  descripción  que  hace  de  una 
corrida  de  toros,  en  su  comedia  Todo  es  mentira.  En  la  imposibili- 
dad de  copiar,  por  lo  larga,  toda  la  escena,  allá  van  dos  fragmentos 
verdaderas  pinturas  :  una  del  toro,  otra  del  caballo. 

Retrata  así  el  último  toro  : 

Sueltan  un  toro,  medio  ya  postrero 
contra  la  lucha  y  cólera  encendida  ; 
era  barroso  y  grande,  aunque  ligero, 
corto  de  cuello  y  cuernos,  escondida 
en  un  cerdoso  remolino  fiero 
la  frente,  abierta  la  nariz  hendida, 
negro  de  extremos  y  de  hocico  romo, 
de  negra  cinta  dividido  el  lomo. 


Y  pinta  así  el  caballo 


Va  en  un  rucio  andaluz,  pisador  bello 
de  grande  cuerpo  en  proporción  formado, 
al  ancho  pecho  igual  el  corto  cuello, 
de  alta,  corva  cerviz  hermoseado, 
riza  la  crin,  la  cola  y  el  cabello; 
el  breve  rostro  alegre  y  sosegado, 


(i)  Acto  11,  escena  V. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  >  j 

anchas  las  ancas,  de  barriga  lleno, 

presto  á  la  espuela  y  obediente  al  freno  (i). 

¿No  recuerda  esta  octaba  La  fiesta  de  toros  de  Moratín  ? 
En  La  industria  y  la  suerte,  arremete  briosamente  contra  el  gon- 
gorismo  que  iba  haciendo  presa  en  todos  los  cerebros,  al  exclamar  : 

¡  Con  qué  estilo  tan  discreto, 

con  qué  cifras  tan  agudas, 

con  qué  equívocos  tan  nuevos 

te  ha  sabido  dar  favores 

y  del  Sol  pedirte  celos  ! 

¡  Con  qué  términos  tan  propios, 

tan  breves  y  verdaderos 

prosiguió  la  alegoría 

de  la  luna,  el  sol  y  el  cielo  ! 

No  como  algún  presumido, 

en  cuyos  humildes  versos 

hay  cisma  de  alegorías 

y  confusión  de  concetos, 

retruécanos  de  palabras, 

tiqui-miqui  y  embeleco, 

patarata  del  oído 

y  engañifa  del  ingenio  (2). 

De  La  prueba  de  las  promesas,  es  modelo  acabado  de  romanci- 
llo el  siguiente  que  pone  en  boca  de  Blanca  : 

Amiga  Lucía, 
ya  triste  no  puedo 
encubrir  las  llamas 
de  mi  loco  incendio. 
Mientras  no  soplaban 
contrarios  intentos, 
oculto  en  cenizas 
reposaba  el  fuego : 
Mas  ya  la  violencia 


(1)  Acto  III,  escena  XIII. 

(2)  Acto  II,  escena  VI. 


26  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

de  enemigos  vientos 

descubrió  la  brasa, 

encendió  el  deseo. 

Sabes  qne  mi  padre 

quiere...  —  ¡  ob  santos  cielos! 

esta  triste  vida 

me  quitad  primero  — 

quiere  á  don  Enrique 

darme  en  casamiento, 

contrario  á  mi  sangre, 

y  á  mi  gusto  opuesto, 

siendo  (¡  ay  desdicbada  !) 

de  mis  pensamientos 

don  Juan  de  Ribera 

el  único  dueño. 

Porque  se  conformen 

los  bandos  sangrientos 

de  los  dos  linajes 

Vargas  y  Toledos, 

tan  á  costa  mía 

se  ha  trazado  el  medio. 

que  ha  de  ser  mi  gusto 

víctima  del  pueblo. 

Mira  mis  desdichas, 

siente  mis  tormentos: 

ó  afila  un  cuchillo 

ó  traza  un  remedio. 

Los  criados  ó  lacayos  que  pinta  Alarcón  no  suelen  ser  ni  filóso- 
fos, ni  descomedidos,  ni  sermoneadores,  ni  en  exceso  familiares ; 
se  limitan,  por  lo  general,  al  paciente  desempeño  de  su  oficio  que 
alegran  con  sanas  graciosidades,  chascarrillos  que  están  bien  en  los 
labios  de  quienes  son  por  su  condición  gentes  sencillas  y  de  buen 
humor.  De  entre  los  varios  ejemplos  que  al  caso  pudieran  venir, 
entresaco  el  siguiente : 

Señor, 
en  una  casa  en  que  había 
conversación,  cierto  día 
salieron  al  corredor 
dos  solos,  que  una  cuestión 


DON  JUAN  HUIZ  DE  ALAKCON  27 

tenían  que  averiguar, 
y  en  ella  le  vino  á  dar 
uno  á  otro  un  bofetón. 
Pues  el  que  le  recibió, 
á  grandes  voces  y  apriesa 
dijo  al  otro  :  tomaos  esa. 
La  gente,  que  dentro  oyó 
el  golpe,  y  no  vio  la  mano 
atribuyó  la  victoria, 
al  que  cantaba  la  gloria 
tan  orgulloso  y  ufano  : 
y  así,  con  esta  invención 
vino  á  quedar  agraviado 
aquel  mismo  que  había  dado 
al  contrario  el  bofetón. 

Vaya  otro  ejemplo  que  bien  sirve  para  aclarar  la  verdad  del  re- 
irán a  en  la  tierra  donde  fueres,  haz  lo  que  vieres  ».  Cuenta  Ochavo 
en  El  examen  de  maridos,  el  siguiente  caso : 

Un  aguacero  cayó 

en  un  lugar,  que  pri\ó 

á  cuantos  mojó  de  seso ; 

y  un  sabio,  que  por  ventura 

se  escapó  del  aguacero, 

viendo  que  al  lugar  entero 

era  común  la  locura, 

mojóse  y  enloqueció, 

diciendo  :  en  ésto  ¿qué  pierdo? 

Aquí  donde  nadie  es  cuerdo 

¿para  qué  he  de  serlo  yo?  (i) 

Verdad  ésta  que  repite  en  La  culpa  busca  la  pena,  cuando  dice  : 

Más  que  cuerdo  desdichado 
quiero  ser  loco  dichoso  (2). 

Isaac  Núñez  de  Arenas,  en  su  Carácter  dramático  de  don  Juan 


(1)  Acto  I,  escena  \1\ 

(2)  Acto  1,  escena  XII. 


KEVISTA   DE   LA   UN1VEUSIDAD 


Rui:  de  Alarcón,  que  sirve  de  portada  á  los  tres  tomos  que  con  el 
título  de  Comedias  escogidas,  de  dicho  autor  publicó  en  1867  la 
Real  Academia  Española,  da  la  lista  de  las  obras  siguiendo  en  parte 
á  Hartzenbusch.  Y  si  fuesen  ciertas  las  fechas  en  que  ambos  críti- 
cos aseguran  fueron  escritas  algunas  de  estas  comedias,  teniendo 
en  cuenta  los  años  en  que  se  iban  representando,  resultaría  una 
de  dos,  ó  que  el  atildado  dramaturgo  tenía  poca  confianza  en  sí 
mismo  al  dar  los  primeros  pasos  en  el  cultivo  del  género,  y  que  dejó 
dormir  muchos  años  algunas  de  sus  comedias  con  el  fin  laudable 
de  pulirlas,  ó  bien  que  los  cómicos  no  se  daban  prisa  en  abrirle  las 
puertas  de  los  corrales.  Casi  me  inclino  á  creer  esto  último,  ya  que 
en  todas  las  épocas  ha  sido  empresa  difícil  llevar  á  la  escena  la  pri- 
mera obra  teatral,  pues  si  por  un  lado  hay  que  vencer  los  naturales 
temores  del  actor  en  dar  á  conocer  á  un  autor  novel,  por  otro  hay 
en  los  autores,  ya  consagrados  por  el  público,  el  recelo  de  que  la  tí- 
mida estrella  que  en  el  primer  estreno  asoma,  pueda  convertirse,  al 
recorrer  su  órbita,  en  deslumbrante  lucero  que  haga  resaltar  no  vis- 
lumbradas opacidades. 

Según  Fernández  Guerra,  autor  ya  citado,  pues  es  sin  disputa 
quien  con  más  escrupulosidad  ha  estudiado  la  vida  y  la  producción 
de  nuestro  Juan  Ruíz  de  Alarcón,  escribió  las  siguientes  comedias 
que  se  dieron  al  teatro  en  los  años  que  se  indican  : 

El  semejante  á  si  mismo  (1),  El  desdichado  en  fingir  (2)  y  La  cue- 
va de  Salamanca  (3)  en  i6i3. 

Todo  es  ventara,  en  161 4. 

La  manganilla  de  Melillla  y  Quien  mal  anda,  mal  acaba  (4)  en  1 6 1 6 . 

La  culpa  busca  la  pena  (5),  Las  paredes  oyen,  La  prueba  de  las 
promesas,  Mudarse  por  mejorarse  y  Ganar  amigos,  en  161 7. 

Los  favores  del  mundo,  La  amistad  castigada,  El  dueño  de  las 
estrellas  y  El  anticristo,  en  1618. 

Cautela  contra  cautela,  Próspera  fortuna  de  don  Alvaro  de  Luna, 


(1)  Montfleury  la  dio  á  Ja  escena  francesa  con  el  titulo  de  Le  semblable  á  lui-méme. 

(2)  La  arregló  su  propio  autor  en   1023  poniéndole  por  título  Quien  engaña  á  quien. 

(3)  Esta  y  la  anterior  fueron    escritas,  según  Núñez   de   Aressas  y    Hartzenbusch,  en 

(!i)  También  ésta,  según  dichos  críticos,  fué  escrita  en  1602. 
(5)  Escrita  en  1599. 


DON  JUAN   RUIZ  DE   ALARCON 


*9 


La  crueldad  por  el  honor,  La  verdad  sospechosa,  La  industria  y  la 
suerte  (i)  y  Los  empeños  de  un  engaño,  en  1619. 

Los  pechos  privilegiados,  en  1620. 

El  tejedor  de  Segovia,  en  1621. 

Algunas  hazañas  del  marqués  de  Cañete  (con  otros)  (2),  en  1622. 

Siempre  ayuda  la  verdad,  en  1628. 

No  hay  mal  que  por  bien  no  venga,  en  162^. 

El  examen  de  maridos,  en  1626. 

No  hay  porque  malgastar  minutos,  cuando  tantos  necesitamos, 
detallando  los  argumentos  de  estas  obras,  trabajo  que  ya  se  ha  ve- 
rificado con  lucimiento  por  los  críticos  nacionales  y  extranjeros  an- 
tes apuntados.  No  holgará,  sin  embargo,  teniendo  en  cuenta  el  al- 
cance divulgador  de  estas  conversaciones,  decir  algo  referente  á  La 
verdad  sospechosa,  el  brillante  de  más  subidos  quilates  que  ostenta 
la  corona  que  por  asenso  universal  ciñe  don  Juan  Ruízde  Alarcón. 

Sabido  es  que  Le  menteur,  de  Corneille,  es  casi  uri  traslado  á  la 
escena  francesa  de  la  comedia  de  nuestro  autor.  Fontenelle  decía  de 
la  imitación  francesa  :  «  es  una  comedia  tomada  casi  literalmente 
del  español  según  se  acostumbraba  en  aquellos  tiempos  ».  Moliere 
escribía  á  Boileau  »  que  La  verdad  sospechosa  le  había  revelado  la 
verdadera  comedia,  y  que  sin  ella  acaso  no  hubiera  escrito  El  mi- 
sántropo. Voltaire,  tan  parco  en  elogios,  dice  que  los  franceses  son 
deudores  á  España  de  la  primera  tragedia  apasionada  y  de  la  pri- 
mera comedia  de  carácter  que  han  ilustrado  la  Francia,  y  agrega, 
refiriéndose  á  La  verdad  sospechosa,  que  «  es  maravilla  del  arte  á 
que  nada  se  parece  entre  antiguos  y  modernos  ».  Corneille  mismo 
no  tuvo  reparo  en  consignar  en  el  prólogo  de  su  obra  :  «  Si  me 
fuera  lícito  explicar  mi  sentir  sobre  una  cosa  en  que  tengo  tan  poca 
parte,  diría  que  me  encanta  de  tal  modo  la  invención  de  esta  come- 
dia, que  no  he  hallado  cosa  en  este  género  entre  antiguos  y  moder- 
nos, á  qué  compararla  »  (3).  Asegurando  en  otra  parte  que  daría 


(1 )  Escrita  en  1600. 

(2)  Estos  otros  fueron  Mira  de  Amescua,  el  conde  del  Basto,  Guillen  de  Castro,  Bel- 
monte,  Vélez  de  Guevara,   Ludefia,  Herrera  y  Villegas. 

(3;  Antes  habia  dicho  :  «  Quand  je  me  sais  résolu  de  répasser  da  heroique  au  nal/,  je 
n'ai  osé  descendre  de  si  haat  sans  m'assurer  d'un  guide,  el  je  me  sais  laissé  conduire  aa  fameux 
Lope  de  Vega  (sabido  es  que  al  principio  creyó  que  éste  era  el  autor  de  La  verdad  sospe- 
chosa) de  peur  de  m'égarer  dans  les  détours  de  tant  d1  intrigues  que  fait  notre  Menteur  ». 


3o 


HEVISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 


dos  de  sus  mejores  dramas  por  la  gloria  de  ser  inventor  de  aquella 
comedia. 

Sorprende  que  después  de  tales  elogios,  y  teniendo  á  mano  para 
comparar  las  obras  francesas  Le  Cid  y  Le  menteur  y  las  españolas 
Las  mocedades  del  Cid  y  La  verdad  sospechosa,  diga  Morel-Fatio  en 
susÉtudes  sur  l'Espagne,  que  w  las  imitaciones  son  más  perfectas  y 
más  hermosas  que  los  originales  ».  En  cambio  W'olf,  que  hace  un 
entusiasta  elogio  de  Alarcón,  dice  de  La  verdad  sospechosa  que  es 
modelo  de  Le  menteur,  de  Comedie,  y  de  tantas  imitaciones  en 
alemán  y  en  inglés. 

En  1625,  esto  es,  catorce  años  antes  de  morir,  deja  de  escribir 
Vlarcón  para  el  teatro,  pues  nombrado  en  junio  de  1626  Relator  su- 
pernumerario del  Consejo  de  Indias  con  derecho  á  la  primera  va- 
cante, se  consagra  por  entero  á  las  pesadas  tareas  de  su  cargo;  y  es 
de  lamentar  que  al  fin  alcanzara  nuestro  autor  empleo  tan  honroso, 
ya  que  de  no  tenerlo  hubiera  seguido  frecuentando  el  trato  de  la 
musa  dramática  que,  agradecida,  premió  su  labor  con  laureles  que 
van  ganando  al  correr  de  los  años  verdor  y  lozanía. 

Porque  temo  rebasar  los  prudentes  límites  del  tiempo,  suspendo, 
mejor  dicho,  termino  esta  primera  conversación,  dejando  para  la 
siguiente  entrar  de  lleno  en  el  análisis  ejemplarizado  de  la  labor 
filosófico-didáctica  del  sin  igual  mejicano. 

Mas  teniendo  en  cuenta  el  fin  á  que  miran  estas  conversaciones, 
dirigidas  especialmente  á  la  juventud,  y  habida  cuenta  de  que  re- 
suena mi  voz  en  este  templo  del  saber,  histórico  atrio  del  palacio 
intelectual  argentino,  séame  permitido  terminar  la  de  hoy  con  las 
siguientes  palabras  que  nuestro  autor  pone  en  labios  de  Enrico  en 
La  cueva  de  Salamanca  (acto  primero) : 

No  es  el  fin,  Andrés  amigo, 
del  estudio,  enriquecer: 
fin  del  estudio  es  saber  : 
si  eso  alcanzo,  lo  consigo, 
El  que  riquezas  procura, 
con  la  fortuna  las  ha, 
cuyo  buen  efecto  está, 
no  en  saber,  sino  en  ventura. 
Rico  eminente  en  saber, 
pocas  veces  lo  verás  ; 


DO^  JUAN   RUÍZ  DE  ALARCÓN  3l 

saber  pobre  quiero  más, 
que  ignorante  enriquecer. 

Sí,  mis  jóvenes  amigos;  apliquémonos  al  estudio  con  fe,  con 
ahinco,  con  constancia;  recordemos,  aun  sabiendo  algo,  lo  que  el 
mismo  nos  dice  antes  de  los  versos  que  acabo  de  recitar. 

Siempre  queda  que  aprender  : 
no  hay  hombre  del  todo  sabio. 

Y  con  esta  recomendación  y  esta  sentencia,  que  entrañando  se- 
vera amonestación  á  los  infatuados,  pudiera  servir  de  lema  al  ma- 
yor número  de  nuestros  establecimientos  docentes,  termino  hoy, 
no  sin  agradeceros  la  benevolencia  con  que  me  habéis  escuchado. 


NOTAS  PARA  UNA  TEORÍA 


DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 


$  i.  Antecedentes  de  la  teoría  de  la  subconcicncia.  —  S  2.  Noción  de  la  sub- 
conciencia-subvoluntad. — S  3.  Unidad  de  la  subconciencia-subvoluntad.  — 
$  k-  Los  fundamentos  de  la  teoría  de  la  subconciencia-subvoluntad.  — S  5. 
Bases  biológicas.  —  S  6.  Bases  fisiológicas.  —  S  7.  Bases  psicológicas.  —  $  8. 
Bases  patológicas.  —  S  9-  Bases  sociológicas.  —  S  10.  Actividades  de  la  vida 
vegetativa.  —  %n-  Emociones  subconscientes  producidas  por  sensaciones  cons- 
cientes. —  S  12-  Sensaciones  subconscientes  producidas  por  percepciones  in- 
decisas.—  $  i3.  Sueño  y  sonambulismo. — ■$  il\.  «Insensibilidad»  de  los 
histéricos.  —  S  i5.  Herencia  psicológica.  — $  16.  Sugestión.  — S  17-  Hipno- 
sis.—  $  18.  Actos  impulsivos. — $  ig.  Imágenes  subconscientes.  —  $  20. 
Operaciones  mentales  subconscientes.  —  S  21.  Transformismo  biológico. — 
$  23.  Acomodación.  —  S  23.  Síntesis  de  lo  expuesto.  —  $  2/i.  Distintas  for- 
mas filosóficas  dadas  á  la  noción  de  la  subconciencia-subvoluntad.  —  S  25. 
Gradaciones  de  la  conciencia.  —  $  26.  Relatividad  de  la  conciencia.  — $  27. 
La  expresión  «  estado  de  conciencia  ». 


ANTECEDENTES  DE  LA  TEORÍA  DE  LA  SLBCONCIENCIA 

Desde  el  Renacimiento  existe,  puede  decirse,  más  ó  menos  vaga, 
una  «  filosofía  de  la  inconciencia  »  (Philosophie  des  Unwebusztsein), 
que  ha  contado,  singularmente  en  Alemania,  numerosos  adeptos 
entre  los  más  profundos  pensadores.  Dos  fases  ha  asumido  :  la  me- 
tafísica, que  comprende  á  Descartes,  Spinoza,  Locke,  Leibnitz, 
Kant,  Hegel,  Carus,  Wolff,  Volket,  Maine  de  Biran  y  Schopen- 


TEORÍA  DE  LA   SUBCOiNCIENCIA-SUBVOLUNTAD  33 

liauer,  Hartmann,  y  la  psicofisiológica,  que  se  inicia  con  los  mate- 
rialistas coetáneos  de  Berkeley,  y  abarca  luego  á  Colsenet,  Laycok, 
Carpenter,  Cobbe,  Lewes,  Thompson,  Baldwin,  etc.  Las  caracte- 
rísticas de  la  primera  fase  son  la  admisión  de  las  ideas  innatas,  con- 
cebidas por  Descartes,  y  la  propensión  á  construir  deductivamente 
sistemas  universales;  las  de  la  segunda,  la  argumentación  inductiva 
y  cierta  tendencia  á  asimilar  las  funciones  fisiológicas  vegetativas 
con  las  psíquicas,  algunas  de  cuyas  formas  se  califican  de  «  actos 
de  cerebración  inconsciente». 


§  2 


NOCIÓN  DE  LO  SUBCON'SCIENTE-SUBVOLUNTABIO 

Para  un  observador  que  no  aguce  ex  profeso  su  ingenio,  el  hecho 
de  la  subconciencia-subvoluntad  ha  de  pasar  inadvertido,  y  su  ex- 
posición debe  sorprenderle.  La  mayor  parte  de  los  hombres  creen 
que  tienen  conciencia  de  toda  su  actividad  psíquica ;  menosprecian 
ó  desconocen  las  operaciones  sensitivas  é  intelectuales  que  se  elabo- 
ran silenciosa,  y,  por  decirlo  así,  subrepticiamente  en  su  psiquis  ; 
suponen  que  el  «  alma  »  no  posee  más  «  facultades  »  ni  determina 
más  actos  que  aquellos  de  que  les  da  testimonio  su  conciencia  ;  que 
su  voluntad  improvisa...  El  orgullo  no  les  deja  ver  que  en  su  mente 
exista  una  obscura,  ancha,  activa  y  poderosa  trastienda,  donde  las 
percepciones,  sensaciones  é  imágenes  viven  en  un  movimiento  con- 
tinuo é  ignorado,  como  el  trabajo  subterráneo  de  los  gnomos  de  la 
leyenda. 

Los  psicólogos  modernos  sostienen  frecuentemente  que  «  todo 
lo  que  es  psicológico  es  consciente  »,  y  que,  por  tanto,  «  una  psico- 
logía de  lo  inconsciente  es  un  absurdo  »...  Sin  embargo,  estos  mis- 
mos psicólogos  estudian  «  estados  de  conciencia  obscuros  »,  «  per- 
cepciones obscuras  »,  estados  emocionales  que  existen  y  no  han 
transpuesto  aun  el  «  umbral  de  la  conciencia  »,  etc.  Con  frecuencia 
llaman  «  inconsciente  »  á  todo  lo  que  no  es  consciente.  Pues  bien, 
paréceme  indiscutible  que  hay  una  serie  de  fenómenos  psíquicos 
que  no  son  absolutamente  conscientes  ;  pero,  (?  son  siempre  incons- 
cientes?  Un  detenido  estudio   psicofisiológico  demuestra  que,  en 


34  HE  VISTA  DE  LA   UN1VEKS1DAD 

muchos  casos,  son  relativamente  conscientes  y  relativamente  incons- 
cientes... Estos  son  los  fenómenos  que  llamo  subconscientes-sub- 
voluntarios.  Por  ejemplo,  el  paso  de  la  secreción  úrica  del  riñon  á 
la  vejiga  es  un  acto  absolutamente  inconsciente ;  luego,  no  es  psí- 
quico (aunque  tenga  sus  atingencias  psicológicas).  En  cambio,  la 
emoción  que  produce  la  contemplación  del  color  rojo  en  un  hom- 
bre normal,  emoción  inadvertida  por  la  conciencia,  pero  que  au- 
menta el  pulso  cerebral,  es  un  acto  aparentemente  inconsciente,  ó 
sea  subconsciente,  y,  por  tanto,  psicológico.  Todo  lo  psicológico  de- 
be considerarse  consciente  ó  subconsciente.  Sólo  lo  verdadera- 
mente inconsciente  resulta  extraño,  al  menos  en  apariencia,  ala 
observación  psicológica. 


§3 


UNIDAD  DE  LA    SUBCONC1ENCIA-SUBVOLLNTAD 

Es  teoría  hoy  corriente  considerar  á  la  conciencia  como  un  todo 
completo  y  absoluto,  que  tiene  su  principio  y  su  fin  en  sí  mismo, 
y  que  comprende  el  conjunto  del  espíritu  humano.  Sostengo  que 
la  conciencia  es  un  todo  graduado,  que  se  extiende  en  varias  zonas, 
desde  la  inconciencia  plena  hasta  la  conciencia  neta.  Las  entidades 
psíquicas  nacen  de  lo  casi  inconsciente  y  se  desarrollan  hasta  la  con- 
ciencia-voluntad; nada  se  improvisa,  pues,  en  ésta.  La  conciencia, 
en  conjunto,  es  como  un  gran  plano  ligeramente  inclinado,  cuya  par- 
te alta  representa  lo  inconsciente-involuntario  y  cuya  parte  baja  re- 
presenta la  conciencia-voluntad  ;  cualquier  cosa  que  caiga  sobre  la 
parte  alta  tiende  á  deslizarse,  por  la  inclinación  del  plano,  hacia  la 
parte  baja.  El  conjunto  de  la  conciencia  podría  también  compararse 
con  el  consultorio  médico  de  un  gran  especialista.  La  subconscien- 
cia es  como  la  antesala,  y  las  ideas  son  como  los  clientes,  que  allí 
se  acumulan  en  la  penumbra,  pasan  sus  tarjetas,  se  sientan,  se 
arreglan,  conversan,  deliberan,  meditan,  esperando  que  les  llegue 
su  turno  para  entrar  en  la  audiencia,  uno  por  uno.  Todos  no  pueden 
entrar  de  golpe  al  gabinete  del  médico,  que  es  como  un  «  campo  de 
la  atención  »,  porque  no  caben  en  él.  Muchos  no  son  recibidos,  y 
quedan  aguardando  inútilmente,  ó  se  van... 


TEORÍA   DE   LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  35 

La  amalgama  de  la  subvoluntad  con  la  subconciencia,  como  si 
fueran  dos  fases  de  un  mismo  y  único  fenómeno,  se  funda  en  los  ar- 
gumentos que  he  empleado  en  el  estudio  anterior  para  demostrar  la 
anidad  psíquica  de  la  conciencia  y  voluntad.  Los  psicólogos  antiguos 
han  separado  á  estas  últimas,  por  un  procedimiento  puramente  for- 
mal y  abstracto. 

Las  expresiones  perceptio  (una  percepción  que  aun  no  ha  pasado 
á  la  conciencia)  y  aperceptio  (cuando  ya  ha  pasado),  de  Leibnitz,  y 
u  umbral  de  la  conciencia  »  (Schwelle  des  Bewusztseins)  y  «  desfila- 
dero de  la  conciencia  »  (Eneje  des  Bewusztseins),  de  Herbart,  repre- 
sentan luminosos  antecedentes  de  la  escuela  intelectualista,  para  la 
doctrina  de  la  subconciencia-subvoluntad.  Ya  veremos  los  de  la 
escuela  fisiologista.  Podría  decirse  que  la  doctrina  de  la  subcon- 
ciencia-subvoluntad es  una  fase  de  la  que  he  llamado  instintis- 
ta.  Constituye  un  terreno  neutral  de  maniobras  pacíficas,  para 
intelectualistas  y  fisiologistas ;  posiblemente  será  allí  donde,  en  la 
ciencia  del  porvenir,  se  refundan  las  verdades  conquistadas,  para 
la  psicología,  por  todas  las  escuelas  filosóficas  hasta  ahora  aparen- 
temente antagónicas. 

LOS    FUNDAMENTOS    DE    LA    TEORÍA   DE   LA    SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 

Los  elementos  de  la  teoría  de  la  subconciencia-subvoluntad  pue- 
den clasificarse  en  las  siguientes  categorías  :  i°  bases  biológicas,  ó 
sea  generales ;  2°  fisiológicas ;  3o  psicológicas ;  4o  patológicas  ;  5o 
sociológicas. 

Después  de  exponer  sintéticamente  y  por  su  orden  estas  bases, 
agregaré  una  serie  de  observaciones  empíricas,  que,  á  mi  juicio, 
las  corroboran. 


§5 


BASES  BIOLÓGICAS 

La  teoría  del  transformismo  y  de  la  selección  de  las  especies, 
tal  cual  la  expuso  Darwin,  ha  dejado  algunos  claros,  que  después 


36  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD  , 

se  ha  procurado  llenar.  Llena  uno  de  estos  claros  la  hipótesis, 
esbozada  por  Hering  y  adoptada  por  Haeckel,  de  la  «  memo- 
ria considerada  como  una  función  general  de  la  materia  organizada  » . 
Según  Hering,  «  á  la  memoria  debemos  casi  todo  lo  que  somos  y 
lo  que  tenemos  ».  «  Estamos  convencidos,  agrega  Haeckel,  deque, 
sin  la  hipótesis  de  una  memoria  inconsciente  de  la  materia  viva, 
las  más  importantes  funciones  son  en  suma  inexplicables.  La  ca- 
pacidad de  tener  ideas  y  deformar  conceptos,  el  poder  del  pensa- 
miento y  de  la  nutrición  y  reproducción,  descansan  sobre  la  fun- 
ción de  la  memoria  inconsciente,  cuya  actividad  tiene  un  valor  infi- 
nitamente mayor  que  el  de  la  memoria  consciente  »...  «  No  debemos 
considerar  la  memoria  como  una  función  general  de  toda  materia 
organizada,  sino  como  una  función  de  la  materia  realmente  viva, 
del  plasón.  Todos  los  productos  de  éste,  todas  las  partes  organiza- 
das del  organismo,  formadas  por  el  protoplasma  y  por  el  núcleo, 
pero  no  activas  por  sí  mismas,  carecen  de  memoria,  lo  mismo  que 
todas  las  substancias  inorgánicas.  En  rigor,  conforme  á  nuestra 
teoría  de  los  plástidos,  sólo  el  grupo  de  las  substancias  plástidas 
está  dotado  de  memoria ;  únicamente  las  plastídulas  están  dotadas 
del  poder  de  reproducción,  y  esta  memoria  inconsciente  de  las 
plastídulas  determina  sú  movimiento  molecular  característico  (i).  » 


§6 


BASES  FISIOLÓGICAS 

Cualquier  teoría  general  de  la  herencia  psicofisiológica  nos  pre- 
senta un  campo  científico  para  la  doctrina  déla  subconciencia-sub- 
voluntad.  Aceptado  el  principio  relativo  de  que  «  la  naturaleza  no 
da  saltos  »,  de  él  derivan  dos  axiomas  fundamentales  :  para  la  evo- 
lución filogenética,  el  de  la  selección  natural ;  para  la  ontogenética, 
el  de  que  «  la  función  hace  el  órgano».  Por  otra  parte,  á  través  de 
la  escala  zoológica,  ciertas  funciones  y  órganos,  que  en  su  origen 
fueron  capitales,  caen  en  una  condición  de  atrofia  gradual,  cuando 
su  uso  deja  de  ser  necesario  al  organismo. 

(i)  E.  Haeckel,  Ensayos  de  psicología  celular,  trad.  esp.,  cap.  IV. 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  87 

No  es  posible,  en  la  transformación  de  las  especies,  la  supresión 
inmediata  de  funciones  ni  de  órganos,  por  no  ser  ya  de  utilidad 
ó  sea  por  haber  sido  reemplazados  por  otras  funciones  y  por 
otros  órganos  más  perfectos.  Los  músculos  que  hacían  mover  las 
orejas  del  hombre  para  oír  los  ruidos  debilitados  por  la  distancia, 
no  desaparecieron  desde  el  día  en  que  él  empezó  á  emplear  á  tal 
efecto  sus  manos,  llevándoselas  á  los  oídos  en  forma  de  caja  so- 
nora. Todavía  subsisten,  hasta  el  punto  de  que,  por  atavismo,  algu- 
nos hombres  pueden  mover  sus  orejas,  como  antropoideos...  Otras 
veces,  desaparecida  una  función  en  su  antigua  forma,  el  órgano  que 
queda  vacante,  por  decirlo  así,  se  emplea  en  nuevas  funciones.  Es- 
ta es  la  regla  más  general  en  la  evolución  del  sistema  nervioso. 
Opérase  algo  como  una  substitución  de  funciones  psicofísicas.  Por 
ejemplo,  el  rinencéfalo,  que  es  el  órgano  cerebral  desarrolladísimo 
del  olfato  en  los  marsupiales  (mamíferos  inferiores  é  indefensos, 
cuyas  principales  funciones  psíquicas  son  olfatorias),  va  transfor- 
mándose, conforme  se  asciende  en  la  escala  zoológica.  En  el  hom- 
bre, cuyo  olfato  es  débil  y  muy  accesorio  para  la  vida  psíquica,  este 
antiguo  rinencéfalo  ancestral  viene  á  formar  parte  del  órgano  del 
lenguaje,  como  que  el  leguaje  ha  llegado  á  substituir  —  ¡  y  asaz 
ventajosamente  !  —  con  el  cambio  intelectual  de  ideas,  las  remo- 
tas apreciaciones  de  origen  olfatorio. 

Establecida  la  existencia  de  zonas,  regiones  ó  gradaciones  de  la 
conciencia,  no  es  aceptable  que  los  fenómenos  psíquicos  conscien- 
tes pasen  de  súbito,  al  ser  substituidos  en  la  evolución  de  la  espe- 
cie, de  la  conciencia  plena  a  la  plena  inconciencia.  No  es  científico 
suponer  que  un  fenómeno  consciente,  al  relegarse  en  la  selección 
A  la  categoría  de  epifenómeno,  salte  sin  transición  de  un  extremo 
á  otro  de  la  psiquis  humana,  cuando  existe  una  región  intermedia- 
ria, la  de  la  subconciencia  ó  subconciencia-subvoluntad. . .  Este  argu- 
mento ha  sido  ya  memorablemente  apuntado  por  Lewes.  «  Si  la 
conciencia,  tal  como  se  halla  constituida  actualmente  en  el  hombre, 
va  acompañada  de  un  sistema  nervioso  que  pasó  en  la  especie  á 
través  de  una  larga  evolución,  durante  la  cual  algunos  órganos 
del  sistema  nervioso  humano,  que  no  tienen  ahora  actividad  cons- 
ciente, fueron  antes  órganos  más  importantes  y  asiento  de  proce- 
sos psíquicos,  es  admisible  que  la  conciencia  esté  limitada  en  el 
hombre  á  las  partes  más  complejas  del  sistema  cerebroespinal;  pero 


38 


KEVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 


es  más  probable  que  también  posean  los  centros  inferiores  una  con- 
ciencia propia,  una  subconciencia,  de  la  cual  no  nos  damos  cuenta. 
Sería  en  tal  caso  el  cerebro  el  «  general  en  jefe  »  de  toda  la  jerar- 
quía de  conciencias,  que  le  están  subordinadas  (i).  » 

Pueden  hacerse  á  la  teoría  de  Lewes  dos  objeciones  serias  :  i"  que. 
de  los  testimonios  de  la  fisiología  y  de  la  psicología  (observación 
interna),  se  infiere  que  la  subconciencia-subvoluntad  es  cuantitati- 
vamente indivisible,  aunque  presente  una  gradación  paulatina  de 
menor  á  mayor  intensidad  cuantitativa  ;  2a  que,  así  como  se  admite 
que  las  funciones  atrofiadas  de  la  conciencia  pasan  á  la  subconcien- 
cia, podría  admitirse  que  las  nuevas  funciones  psíquicas  adquiridas 
en  virtud  de  la  selección  natural  se  inician  en  la  subconciencia, 
para  llegar  después  á  la  conciencia. 

Pienso,  pues,  que  la  teoría  de  la  herencia  psicológica  podría  for- 
mularse de  una  manera  más  amplia...  Propondría,  al  efecto,  esta 
ley  doble  y  recíproca  en  la  evolución  de  las  especies  :  Antiguas 
funciones  psicofísicas,  antes  conscientes,  que  se  van  gradualmente 
atrofiando,  pasan  á  la  subconciencia,  antes  de  perderse  en  la  in- 
conciencia,  y,  á  la  inversa,  nuevas  funciones,  que  se  van  paulatina- 
mente adquiriendo,  inicianse  en  la  subconciencia,  antes  de  ingresar 
en  la  conciencia. 


§7 


BASES  PSICOLÓGICAS 

Bases  psicológicas  de  la  teoría  de  la  subconciencia-subvoluntad 
podrían  considerarse  :  a)  lo  que  llamaré  el  postulado  del  nexo  psi- 
cofisico  ;  b)  los  hechos  de  que  informa  la  llamada  «  filosofía  de  la 
inconciencia  » . 

a)  Todo  induce  á  creer  que  en  el  acto  reflejo  más  simple  se  pro- 
duce un  correspondiente  movimiento  psíquico,  consciente  ó  subcons- 
ciente, es  decir,  que  el  acto  reflejo  es  sólo  mecánico,  físico,  en 
apariencia,  y,  en  realidad,  mecánico  y  psíquico,  fisiológico  y  psi- 
cológico, ó  sea  psicofísico.  Si  se  ha  descuidado  hasta  ahora  su  nexo 
psíquico,  es  porque  el  sujeto  no  tiene  una  conciencia  plena  (ein  rei- 

(i)  Véase  Li:\vi:s,   Problems  of  Ufe  and  mind,  3*  serie. 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENC1A-SUBVOLUNTAD 


39 


nes  BewLisztsein)  de  ese  acto,  sino  una  conciencia  relativa,  ó  sub- 
conciencia.  En  efecto,  los  fisiólogos  definen  el  acto  reflejo  como  un 
«  automatismo  nervioso  »,  ó  sea  como  un  movimiento  exclusiva- 
mente mecánico  del  sistema  nervioso... 

Se  ha  comprobado  que  d  todo  acto  psíquico  corresponde  un  movi- 
miento nervioso.  Volviendo  la  oración  por  pasiva,  ¿  no  correspon- 
derá un  movimiento  psíquico  d  todo  acto  nervioso  ?  Admitido  el  nexo 
psicofísico  del  acto  psíquico,  ¿  no  debería  admitirse  también  en  el 
del  acto  nervioso?... 

Wundt,  al  disentir  las  hipótesis  del  idealismo  y  del  materialis- 
mo, observa,  refiriéndose  á  las  plantas,  que  el  hecho  de  que  no  se 
haya  podido  descubrir  en  ellas  un  psiquismo  incipiente  no  debe  in- 
ducirnos á  negar  a  priori  su  posible  existencia.  Tal  observación 
puede  aplicarse,  con  más  fundamento,  á  los  movimientos  reflejos 
inferiores  del  sistema  nervioso  animal.  El  hecho  deque  hasta  ahora 
no  se  haya  podido  descubrir  en  ellos  su  nexo  psíquico,  no  debe  in- 
ducirnos á  negarlo.  Haeckel  ha  llegado  á  afirmar  la  existencia  de 
un  psiquismo  rudimentario  en  los  movimientos  reflejos  de  la  ami- 
ba, v  Fechner,  en  muchas  manifestaciones  de  la  vida  vegetal. 
El  error  del  vulgo  consiste  en  creer  que  todo  fenómeno  psico- 
lógico debe  ser  consciente.  A  la  inversa,  paréceme  que,  de  los  fe- 
nómenos psíquicos,  sólo  una  mínima  parte  es  la  perfectamente 
consciente... 

Si  se  llegase  á  demostrar  que  al  acto  reflejo  más  simple  corres- 
ponde un  movimiento  psíquico,  más  ó  menos  subconsciente,  la  doc- 
trina monista  quedaría  destruida  en  su  base,  y  pasaría  á  la  catego- 
ría de  una  mera  hipótesis  metafísica,  desechada  en  el  progreso  de 
las  ciencias.  Esto  es  lo  que  ocurrirá  mañana,  probablemente...  En 
efecto,  según  dicha  doctrina,  todo  fenómeno  psíquico  es  producido 
por  una  transformación  progresiva,  que  va  de  lo  homogéneo  á  lo 
heterogéneo,  de  fuerzas  mecánicas  á  movimientos  nerviosos.  Supó- 
nese  que  el  acto  reflejo  es  puramente  mecánico,  y  que  constituye  el 
principio  de  todo  psiquismo  ;  el  fenómeno  psíquico  representa 
siempre  una  transformación  de  actos  reflejos  cada  vez  más  compli- 
cados. Por  tanto,  si  el  acto  reflejo  es  puramente  mecánico,  todo  fe- 
nómeno psíquico  resulta  sólo  una  transformación  de  fuerzas  mecá- 
nicas... 

Pero  aquí  está  lo  que  debe  averiguarse,  y  que,  sin  embargo,  se 


/(O  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

da  por  averiguado:  si  en  el  acto  reflejo  no  interviene  también  un 
elemento  psíquico  desconocido.  Inclinóme  á  creer  que  existe  :  i"  por- 
que la  observación  nos  induce  á  admitir  la  unidad  de  los  fenóme- 
nos psicofisicos,  y,  por  consiguiente,  si  á  todo  acto  psíquico  corres- 
ponde un  movimiento  del  sistema  nervioso,  á  todo  movimiento  del 
sistema  nervioso  ha  de  corresponder  un  acto  psíquico  ;  a"  porque 
existe  un  psiquismo  subconsciente,  del  que  suele  dar  pruebas  lumi- 
nosas la  hiperestesia  de  los  histéricos. 

Ciertos  movimientos  reflejos  que  son  inconscientes  en  el  hombre 
normal,  se  tornan  conscientes  en  algunos  histéricos,  como  el  más  arri- 
ba citado  de  la  sensación  interna  que  produce  la  vista  del  color  rojo. 
Esta,  más  que  inconsciente  es  subconsciente,  pues  puede  traerse 
con  relativa  facilidad  al  campo  de  la  conciencia,  en  cuyo  umbral 
espera...  No  es  una  apercepción,  pero  sí,  aunque  «  obscura  »,  una 
percepción. 

Contra  este  psiquismo  incipiente  del  acto  reflejo,  puede  objetarse 
que,  si  se  produce,  es  un  resultado  ó  consecuencia  del  acto  reflejo 
mismo...  Tratar  esta  cuestión  sería  salir  otra  vez  de  los  dominios 
de  la  psicofisiología,  para  entrar  en  la  región  de  las  hipótesis  me- 
tafísicas. Implicaría  discutir  el  problema  de  la  preeminencia  de  uno 
ó  de  otro  de  los  dos  elementos  de  nexo  psicofísico,  lo  que  es  im- 
propio del  método  científico  y  de  la  seriedad  doctrinal  de  la  psicolo- 
gía moderna. 

\rgumentos  de  otro  orden  podrían  hacerse,  como  sería  el  que 
estriba  en  la  posibilidad  de  obtener  movimientos  reflejos  en  cuerpos 
sin  vida  psíquica,  en  cadáveres.  Estos  movimientos  se  obtienen  :  ó 
artificialmente,  como  en  la  experiencia  de  la  rana  de  Galvani,  ha- 
ciendo servir  sus  nervios  de  conductores  eléctricos,  en  cuyo  caso 
nada  prueban ;  ó  espontáneamente,  como  en  ciertos  movimientos 
de  mamíferos  decapitados,  en  cuyo  caso  la  objeción  es  más  digna 
de  refutarse...  Hay  que  considerar,  en  efecto,  que  la  muerte  total 
se  supone  producida,  una  vez  paralizada  por  completo  la  circula- 
ción, y  que  esta  paralización  de  los  sistemas  vascular  y  muscular 
no  acarrea  una  muerte  instantánea  del  sistema  nervioso...  Por  con- 
siguiente, mientras  un  «  cadáver  »  reaccione  por  un  acto  reflejo,  es 
porque  posee  todavía  alguna  vida  en  su  sistema  nervioso.  Esta  es  la 
teoría  que  me  parece  más  prudente,  y  que  en  nada  contradice,  por 
cierto,  lo  que  llamo  el  «  postulado  del  nexo  psicofísico  ». 


TEORÍA  DE   LA   SUBCONCIENCÍA-SUBVOLUJNTAD  [\  I 

b )  La  observación  interna  ha  acumulado  innumerables  hechos 
que  atestiguan  la  existencia  de  operaciones  psíquicas  de  que  no  po- 
seemos una  conciencia  perfecta  (ein  reines  Beswusztsein).  Estos 
hechos  han  originado  el  cuerpo  de  doctrina  que  los  psicólogos  ale- 
manes han  llamado  «  filosofía  de  la  inconciencia  ».  Los  ingleses  se 
han  limitado  á  llamarlos  «  actos  de  cerebración  inconsciente  »,  dan- 
do preferencia  al  estudio  de  todo  lo  que  nos  revela  el  fenómeno 
psíquico  «  inconsciente  »  de  la  «  asociación  de  ideas».  En  rigor,  es- 
tos hechos  y  actos,  descartando  sus  más  ó  menos  fantásticas  teori- 
zaciones, forman  también  parte  de  las  bases  psicológicas,  harto  co- 
nocidas por  todo  psicólogo  moderno,  de  lo  que  llamo  doctrina  de 
la  su bconciencia-sub voluntad. 


§8 


BASES  PATOLÓGICAS 

\unque  en  la  «  filosofía  de  la  inconciencia  »  se  hallen  ciertos  fun- 
damentos psicológicos  (revelados  por  la  observación  interna)  de  la 
doctrina  de  la  subconciencia-subvoluntad,  nunca  podría  identificar- 
se a  ésta  con  aquélla,  pues  «  inconciencia  »  y  «  subconciencia  »  cons- 
tituyen dos  conceptos,  no  sólo  diversos,  sino  casi  opuestos Mayo- 
res atingencias  con  la  doctrina  que  expongo  tiene  la  que  hoy  enseñan 
los  neuropatólogos  de  la  Salpétriere,  sobre  los  «  actos  subconscien- 
tes del  histerismo  ».  En  efecto,  aunque  presuma  de  cierta  novedad 
en  psicología  general  esta  doctrina  de  la  subconciencia-subvolun- 
tad, no  la  tendría  igualmente  en  psicopatología,  después  de  las 
interesantes  experiencias  sobre  la  «  subconciencia  »  de  los  histéri- 
cos, realizadas  por  Charcot  y  sus  discípulos,  y  las  consiguientes 
teorizaciones  (i). 

La  psicopatología  contemporánea  ha  llegado  á  descubrir  que 
no  existe  una   «  diferencia  esencial  »  entre  los  fenómenos  psíquicos 


(i)  Véase  Pikube  Janet,  État  mental  des  hyslériqaes.  Ses  accidents  menlaux,  París,  igi.'i  ; 
Les  sligmates  mentaux,  París,  1902.  Este  autor,  doctorado  en  letras  y  en  medicina,  pre- 
senta un  valioso  conjunto  doctrinal,  porque,  como  dice  su  maestro  Charcot  en  un  pre- 
facio puesto  al  primero  de  los  dos  libros  citados,  «  ha  podido  unir  lo  más  completamente 
posible  los  estudios  médicos  con  los  filosóficos  ;  era  necesario  reunir  estos  dos  géneros  de 
conocimientos  para  analizar  clínicamente  el  estado  mental  del  enfermo  ». 


42  REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

del  histerismo  y  la  psicología  de  los  hombres  sanos.  Podría  for- 
mularse este  principio  en  la  forma  siguiente  :  Las  diferencias  entre 
los  fenómenos  nerviosos  normales  y  los  histéricos  son  más  cuantita- 
tivas que  cualitativas.  Diríase  que  la  extravagante  psicología  del 
histérico  es  una  caricatura  de  la  del  sujeto  normal. 

Pues  bien,  la  psicopatología  ha  demostrado  hasta  el  cansándola 
existencia  de  una  «  subconciencia  »  en  los  histéricos.  Esta  subcon- 
ciencia  toma  la  forma  de  una  personalidad  doble,  triple  y  hasta 
cuádruple,  es  decir,  de  una  serie  de  desdoblamientos  de  la  perso- 
nalidad, que,  en  plena  conciencia,  se  ignoran  unos  á  otros.  Tal 
es  el  don  de  los  neuróticos  que  Wundt  llama,  no  sin  ironía,  hipos- 
tasearse  (hypostasiren). 

La  fenomenología  psíquica  de  los  hombres  normales  presenta 
tan  vaga  y  nebulosamente  el  hecho  de  la  subconciencia-subvoluntad, 
que  algunas  de  las  observaciones  que  más  adelante  apuntaré  para 
comprobarlo  podrían  parecer  imaginarias  á  lectores  llenos  de  pre- 
juicios escolásticos...  Pero  la  fenomenología  del  histerismo  revela 
el  mismo  hecho  de  manera  tan  evidente,  tan  caricaturescamente 
evidente,  que  la  doctrina  de  la  subconciencia-subvoluntad  resulta 
innegable  en  los  histéricos. 

Las  bases  psicopatológicas  de  la  doctrina  podrían  sintetizarse, 
pues,  en  este  silogismo  :  Toda  la  fenomenología  del  histérico  es 
científicamente  aplicable  al  hombre  normal;  la  subconciencia  es  un 
rasgo  capital  de  la  fenomenología  del  histerismo...  Por  tanto,  el  fe- 
nómeno de  la  subconciencia  existe  también,  aunque  por  modo 
diverso,  en  el  hombre  normal. 

No  obstante,  conviene  advertir  que  se  observan  señaladas  diver- 
gencias entre  la  teoría  de  la  subconciencia  de  los  histéricos,  expues- 
ta por  Janet,  y  la  de  la  subconciencia-subvoluntad  de  los  hombres 
normales,  esbozada  en  el  presente  estudio.  Para  concretar  estas 
divergencias,  deben  considerarse  los  siguientes  puntos  de  vista  : 

i°  Según  la  teoría  de  la  subconciencia  de  los  histéricos,  ésta  exis- 
te sólo  como  una  manifestación  patológica.  En  cambio,  según  la 
teoría  de  la  subconciencia-subvoluntad,  ésta  constituye  una  forma 
de  la  fenomenología  psíquica  normal. 

2o  Según  la  teoría  de  la  subconciencia  de  los  histéricos,  cuando 
en  hombres  relativamente  sanos  se  notan  indicios  de  que  poseen  una 
subconciencia,  este  fenómeno  revela  una  especie  de  histerismo  inci- 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  Zj3 

píente,  es  transitorio  y  carece  de  importancia.  En  cambio,  según  la 
teoría  de  la  subconciencia-subvoluntad,  esta  forma  de  la  fenomeno- 
logía psíquica  se  nota  en  todos  los  hombres  sanos  y  es  permanente. 
Además,  tiene  decisiva  importancia,  hasta  el  punto  deque  los  actos 
conscientes-voluntarios  se  elaboran  o  preparan  siempre  en  la  sub- 
conciencia-subvoluntad. 

3o  La  teoría  de  la  subconciencia  de  los  histéricos  se  funda  en  la 
observación  de  ciertos  actos  realizados  en  un  estado  patológico  que 
podría  llamarse  de  anestesia  psíquica.  En  cambio,  la  teoría  de 
la  subconciencia-subvoluntad  no  atribuye  trascendencia  a  dichos 
actos,  sin  duda  anormalísimos  y  provocados  artificiosamente.  Más 
que  subconcientes-involuntarios,  repútalos  inconscientes-involun- 
tarios. 

k°  Según  la  teoría  de  la  subconciencia  de  los  histéricos,  la  expli- 
cación del  fenómeno  de  la  subconciencia  ha  de  hallarse  preferente- 
mente en  la  existencia  de  perturbaciones  locales.  En  cambio,  según 
la  teoría  de  la  subconciencia-subvoluntad,  ésta  representa  una  es- 
pecie de  síntesis  psicológica. 


§9 


BASES  SOCIOLÓGICAS 

Hasta  aquí,  las  bases  científicas  esbozadas  de  la  doctrina  de 
la  subconciencia-subvoluntad,  salvo  acaso  las  patológicas,  son  apli- 
cables á  toda  la  escala  animal,  y  hasta  podrían  extenderse  hipoté- 
ticamente á  toda  la  materia  viva.  En  cambio,  las  bases  sociológi- 
cas son  exclusivamente  relativas  al  hombre.  Pero  estas  últimas,  si 
no  se  refirieran  también  á  principios  biológicos  generales  y  á  un 
conocimiento  científico  de  la  psicología  y  de  la  historia,  podrían 
parecer  fantásticas,  cómodas  deformaciones  de  hechos  que  el  autor 
amolda  á  su  doctrina... 

En  su  esencia,  la  psicología  del  hombre  no  es  sin  duda  distinta 
de  la  de  los  demás  animales;  sólo  parece  diferenciarse  en  intensidad 
y  capacidad.  Diríase  que  su  rasgo  más  marcado  consiste  en  la  ten- 
dencia humana  á  aspirar  á  un  continuo  perfeccionamiento.  Esto 
constituye  la  llamada  ley  del  progreso.  Ahora  bien,  una  de  las  for- 


44  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

mas  más  características  en  que  se  revela  el  progreso,  es  la  ley  de  las 
reacciones  por  contraste.  En  la  vida  de  los  individuos,  cada  edad  — 
infancia,  adolescencia,  juventud,  madurez  y  senectud  — ,  tiene  su 
carácter  propio,  que  contrasta  con  el  de  la  precedente...  En  la  vida 
de  los  pueblos,  á  las  castas  sagradas  del  brahmanismo  sucede  el 
nirvana  del  budismo;  á  la  esclavocracia  animalista  del  paganismo, 
la  igualdad  caritativa  del  cristianismo  ;  y,  como  éstos,  pondría  in- 
numerables ejemplos. 

Pues  bien,  estas  reacciones  por  contraste  no  son  transformacio- 
nes paulatinas,  conocidas,  medidas,  conscientes ;  constituyen  impul- 
sos violentos,  impremeditados,  caprichosos,  cuya  verdadera  ten- 
dencia lia  sido  ignorada  en  sus  fautores  y  casi  inconsciente  en  sus 
héroes...  En  suma,  son  movimientos  de  psicología  colectiva,  que 
tienen  un  origen  subconsciente.  El  Renacimiento,  la  Reforma  ó 
la  Revolución  francesa,  por  ejemplo,  reaccionando  respectivamente 
contra  el  artiíicialismo  escolástico,  el  dogmaticismo  católico  y  la 
monarquía  absoluta,  fueron  como  improvisaciones  aparentes  en  la 
conciencia  de  los  pueblos.  Como  sin  advertirlo,  los  hombres  habían 
ido  acumulando  conceptos  y  pasiones  en  la  subconciencia.  En  el 
instante  en  que  estas  acumulaciones  seculares  alcanzan  lo  que  yo 
llamaría  el  punto  de  resistencia  de  la  subconciencia-subvoluntad, 
en  que  colman  su  medida,  las  ideas  subconscientes  de  las  multi- 
tudes pujan  por  pasar  el  c  umbral  de  la  conciencia  »  ;  los  innova- 
dores hablan,  las  evocan  mágicamente,  y  ellas  empiezan  á  des- 
filar, una  por  una,  en  una  actividad  insólita,  por  el  campo  de  la 
conciencia  :  el  movimiento  social  estalla,  á  veces,  como  un  pis- 
toletazo... 


§  10 


ACTIVIDADES  DE  LA  VIDA  VEGETATIVA 

De  acuerdo  con  las  bases  expuestas,  paso  á  formular  una  serie 
de  observaciones  empíricas,  que,  á  mi  juicio,  apoyan  la  teoría  de 
la  subconciencia-subvoluntad.  Principiaré  por  las  referentes  á  las 
actividades  de  la  vida  vegetativa. 

Las  actividades  de  la  vida  vegetativa  (que  son  inconscientes  ó  ca- 


TEOIUA  DE   LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  /j") 

si  inconscientes)  producen  estados  emocionales  conscientes,  es  decir, 
capaces  de  obrar  sobre  la  voluntad. 

El  vulgo  sabe  muy  bien  que  una  digestión  fácil  engendra  un  estado 
de  bondadosa  felicidad,  y  que  el  carácter  de  un  dispéptico  se  agria 
con  sus  malas  digestiones.  Sin  embargo,  las  digestiones  son  par- 
te de  la  vida  vegetativa  inconsciente,  y  el  buen  ó  mal  humor,  de  la 
vida  emocional  consciente.  Esta  simple  correspondencia  comprue- 
ba la  observación  apuntada. 

Algunos  fisiólogos  contemporáneos  van  mucho  más  lejos.  James  y 
Lange  llegan  á  sostener  que  «  las  emociones  no  dependen  solamente  de 
las  condiciones  fisiológicas,  sino  más  perfectamente  délas  acciones  quí- 
micas que  se  efectúan  en  los  tejidos  y  en  los  líquidos  del  organis- 
mo». Hay  substancias  excitantes,  afrodisíacas,  tónicas,  depri- 
mentes (alcohol,  hachich,  opio,  morfina,  coca,  etc.),  que  influyen 
poderosamente  sobre  el  «medio  interior»,  y,  por  consiguiente, 
sobre  el  carácter,  sobre  la  intensidad  y  dirección  de  las  pasiones. 
Esas  substancias  son  productos  artificiales  que  se  ingieren  en  el 
cuerpo ;  pero  hay  otras  que  el  organismo  fabrica  y  modifica  por  sí 
mismo.  El  cuerpo  es  también  un  gran  laboratorio  de  venenos.  Los 
estados  emocionales  ejercen  influencia  sobre  la  cantidad  y  cualidad 
de  la  sangre  (anemia,  aglobina,  paludismo).  La  locución  popular 
«  envenenan  la  sangre  »  resulta  exacta.  La  cólera,  el  miedo,  la  fati- 
ga, modifican  su  composición,  así  como  la  del  sudor.  Bien  demos- 
tradas están  las  relaciones  entre  ciertas  afecciones  cardíacas  y  las 
disposiciones  afectivas  :  en  los  aórticos,  se  producen  anemia,  exci- 
tación, irritabilidad,  y,  en  los  pacientes  de  insuficiencia  mitral,  con- 
gestión, humor  taciturno  y  melancólico.  La  secreción  úrica  da  no 
escaso  contingente  de  cambios  químicos  (azoturia,  oxoluria,  fos- 
faturia,  etc.),  que  coinciden  con  variantes  en  el  orden  afectivo,  co- 
mo la  irritabilidad,  la  aprensión,  la  melancolía  (i).  Y,  como  éstos, 
la  patología  nos  suministra  muchos  otros  datos. 

La  cuestión  por  dilucidar  es  la  siguiente  :  Los  fenómenos  fisioló- 
gicos, ¿son  causa  de  los  estados  emocionales,  ó,  á  la  inversa,  son 
éstos  causa  de  aquéllos? 

(i)  Véase  Tu.  Kibot,  La  psicologie  des  sentimenls,  página  122  ;  Bolchard,  Lecons  sur 
les  autointoxícations,  y  Lecons  sur  les  maladies  par  ralentissements  de  la  nulrition ;  Regís, 
Traite  des  maladies  mentales,  páginas  112,  4i5,  ¿23,  ele;  Feré,  Pathologie  des  émotions, 
página  2CÍ1,  etc.,  etc. 


/¿6  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Las  opiniones  se  dividen  entre  la  tesis  jisiologista  y  la  psicologista, 
según  que  acepten  la  primera  ó  la  segunda  alternativa  del  dilema. 
Ribot,  Lange  y  James  están  por  la  primera ;  Herbart,  por  la  segun- 
da. Inclinóme  a  pensar  que  estas  tesis  no  se  excluyen.  Hay  estados 
psicológicos  producidos  por  ideas  que  el  bombre  toma  del  exterior, 
y  hay  estados  emocionales  producidos  por  acciones  químicas  del 
organismo  humano.  Ambos  hechos  están  comprobados.  Extremar 
los  argumentos  de  una  y  otra  tesis  implica,  á  mi  juicio,  salirse  del 
campo  científico  y  experimental  para  entrar  en  la  región  de  la  metá- 
lica, investigar  las  primeras  causas  de  la  vida,  discutir  las  hipótesis 
del  materialismo  y  del  idealismo.  Lo  único  científico,  me  parece, 
será  establecer  la  prioridad  ó  mayor  importancia,  para  los  estados 
emocionales,  de  las  intoxicaciones  intelectuales  (permítaseme  la  ex- 
presión, por  lo  gráfica),  ó  bien  de  las  intoxicaciones  orgánicas.  Lo 
cierto  es  que  la  ciencia  no  se  halla  aún  bastante  adelantada  para 
levantar  una  estadística  de  las  emociones  y  confrontar  sus  cau- 
sales. 


EMOCIONES  SUBCONSCIENTES  PRODUCIDAS   POR   EMOCIONES  CONSCIENTES 

Sensaciones  conscientes  producen  emociones  subconscientes. 

Recientes  investigaciones  dinamométricas,  especialmente  las  de 
Feré,  aplicadas  á  todas  las  especies  de  sensaciones  —  del  olfato,  alas 
del  gusto,  de  la  visión,  del  tacto  y  del  oído  — ,  han  demostrado  indu- 
dablemente este  principio.  La  visión,  modificada  por  lentes  que  ten- 
gan los  principales  colores  del  espectro  nos  da,  entre  otros,  los  si- 
guientes resultados  :  el  rojo  origina  una  viva  presión  dinamométrica, 
que  desciende  progresivamente  con  el  violeta.  Sin  embargo,  en  el 
campo  de  las  sensaciones  conscientes  del  hombre  sano,  á  diferencia 
de  ciertos  histéricos  y  de  ciertos  animales  á  quienes  el  rojo  encole- 
riza, la  contemplación  de  los  colores  no  produce  alteración  alguna. 
Por  tanto,  las  alteraciones  que  marca  el  dinamómetro  son  sensacio- 
nes subconscientes.  Para  las  sensaciones  auditivas,  halla  Feré  que 
el  equivalente  dinámico  está  en  relación  con  la  amplitud  y  el  nú- 
mero de  vibraciones.  Los  movimientos  producen  resultados  seme- 


TEORÍA   DE  LA   SUBCONC1ENCIA-SUBVOLUNTAD 


A? 


jantes.  Por  ejemplo,  el  ejercicio  de  un  miembro  inferior  ó  supe- 
rior tiene  una  influencia  dinamogénica  sobre  el  número  correspon- 
diente. 

Mosso,  que  ha  podido  estudiar  directamente  la  circulación  sanguí- 
nea del  cerebro  en  tres  sujetos  cuyos  cráneos  habían  sido  abiertos  en 
diversos  accidentes,  ha  anotado  curiosas  observaciones.  El  pulso  ce- 
rebral de  esos  sujetos  se  aceleraba,  á  causa  de  circunstancias  que  nun- 
ca producen  emociones  conscientes.  Para  que  se  acelerase,  bastaba 
que  se  mirara  con  atención  á  uno  de  los  sujetos,  ó  que  entrara  un 
extraño  en  el  cuarto. 

Aquí  surge  una  dificultad  :  la  noción  de  la  sensación  subconscien- 
te. Para  el  vulgo,  toda  sensación  es  consciente ;  si  no  lo  es,  deja  de 
ser  sensación.  Pero,  para  el  psicoíisiólogo,  la  existencia  de  entidades 
psíquicas,  que  no  poseen  la  naturaleza  esencial  al  dominio  de  la 
conciencia-voluntad,  es  evidente.  <?  Cómo  llamarlas  ?  Preservacio- 
nes sería  acaso  el  verdadero  término  para  designar  estas  sensaciones 
subconscientes,  porque  son  anteriores  á  las  sensaciones  conscientes 
y  tienden  á  determinarlas  ;  mas  no  siempre  llegan  á  esto,  como  si 
no  siempre  poseyeran  suficiente  fuerza  impulsiva. 


§  12 

SENSACIONES  SUBCONSCIENTES  PRODUCIDAS  POR  PERCEPCIONES  INDECIBLES 

Feré  ha  llegado  á  establecer,  con  experimentos  delicados  y  mi- 
nuciosos, que  una  excitación  no  percibida  por  la  conciencia  deter- 
mina efectos  dinámicos,  como  una  impresión  consciente. 

En  el  parágrafo  anterior  se  enuncia  una  cuestión  obscura  :  la  de  la 
sensación  subconsciente ;  en  el  presente,  otra  más  obscura  aun  :  la  de 
la  percepción  no  percibida  por  la  conciencia.  Uno  y  otro  fenómeno, 
que  se  manifiestan  harto  vagamente  en  los  hombres  sanos,  son  más 
evidentes  en  los  histéricos,  aunque  no  puede  suponerse,  por  las  ra- 
zones apuntadas,  que  en  éstos  tengan  más  importancia  que  en  aqué- 
llos. Son  fenómenos  orgánicos,  inseparables  de  la  vida  individual  y 
de  la  selección  de  las  especies ;  pero  que,  por  su  naturaleza  misma, 
pasan  casi  inadvertidos  en  los  individuos  sanos  y  llegan  á  revelarse 


4$  REVISTA  DE  I,A   UNIVERSIDAD 

elocuentemente  en  ciertos  enfermos.  Por  esto,  á  los  psiquiatras  co- 
rresponde el  honor  de  haber  realizado  las  más  concluientes  inves- 
tigaciones en  el  campo  de  la  subconciencia,  que  hasta  ahora  ha 
sido  apenas  presentido  por  psicólogos  y  fisiólogos.  Así,  pues,  en  el 
parágrafo  siguiente,  inspirado  por  experimentos  de  la  Salpétriére, 
trataré  de  precisar,  en  lo  posible,  la  doble  noción  de  las  sensaciones 
subconscientes  y  de  las  percepciones  no  percibidas  por  la  conciencia. 


§  i3 


SUEXO  V  SONAMBULISMO 

El  sueño  y  el  sonambulismo  son  fenómenos  subconscientes  y  d  ve- 
ces hasta  hiperconscientes. 

(icneralmente,  el  sueño  constituye  un  estado  de  reposo  y  sub- 
conciencia que  no  presenta  caracteres  psicológicos  llamativos.  Pero, 
durante  el  sueño,  suelen  traerse  al  campo  de  la  conciencia  sensa- 
ciones é  ideas  subconscientes.  No  es  raro  que  un  hombre  de  tempe- 
ramento nervioso  se  dé  cuenta,  soñando,  de  muchas  actividades 
subconscientes  en  la  vigilia.  Los  médicos  son  alguna  vez  consultados 
sobre  enfermedades  que  se  hallan  aun  latentes,  y  que  el  enfermo  ha 
vislumbrado  por  sensaciones  é  ideas  percibidas  durante  el  sueño, 
singularmente  en  el  instante  de  semisueño  y  semivigilia  que  prece- 
de al  despertar.  Si  no  verifican  un  examen  muy  prolijo,  esos  facul- 
tativos encuentran  sano  al  consultante,  en  quien  sólo  más  tarde 
viene  á  revelarse  la  dolencia,  cuya  preparación  subconsciente  fué 
tan  misteriosamente  notada...  Conozco  y  me  consta  el  caso  de  un 
sujeto  de  temperamento  nervioso,  que,  durante  el  sueño,  por  sensa- 
ciones subconscientes  en  la  vigilia,  presintió  claramente  que  en 
breve  debía  sufrir  una  seria  operación  quirúrgica.  Habiendo  llega- 
do este  presentimiento  á  ser  casi  una  idea  fija,  y  temiendo  tener  por 
herencia  paterna  ó  materna  algún  defecto  en  el  corazón  que  no  le 
hiciera  soportable  el  cloroformo,  fué  á  consultar  á  dos  ó  tres  espe- 
cialistas, para  que  le  dijeran  si  su  corazón  podría  resistirlo.  Mucho 
extrañaron  los  especialistas  la  insólita  consulta,  por  cuanto  se  tra- 
taba de  un  hombre  robusto,  que  no  adolecía  aparentemente  de  en- 
fermedad alguna,  ni  sufría  en  lo  más  mínimo  ;  examinado,  resultó 


TEORÍA  DE   LA  SUBCONCIENCI A-SUBVOLUNTAD  /|() 

absolutamente  exento  de  dolencias...  Pero,  quince  días  después, 
amaneció  una  mañana  con  fiebre  y  dolores  violentos,  ¡esta  vez  bien 
conscientes  !  Formábasele  entonces  un  tumor  interno,  que  se  de- 
bió operar  sin  pérdida  de  tiempo.  El  sueño  había  traído  antes  á  la 
conciencia  del  sujeto  ciertas  vaguísimas  molestias  relativas  á  los 
preliminares  de  su  enfermedad,  molestias  á  que  había  sido  absolu- 
tamente insensible  durante  la  vigilia,  y  de  las  cuales  había  induci- 
do, por  un  acto  de  «  cerebración  inconsciente»,  la  posibilidad  de 
la  próxima  operación  quirúrgica. 

El  refrán  español  «  consultar  con  la  almohada  »,  puede  traducir- 
se psicológicamente  así  :  Conviene  esperar  que  durante  el  sueño  se 
produzca  una  serie  de  operaciones  subconscientes  relativas  á  la  pre- 
ocupación dominante,  y  que  la  aclaren,  al  despertar,  con  conse- 
cuencias conscientes. 

Bien  conocido  es  el  fenómeno  de  que  ciertos  sonámbulos  desplie- 
gan condiciones,  prudencia  y  conocimientos  que  no  poseen  de 
igual  modo  en  la  vigilia.  Esto  puede  inducir  á  creer  que  el  sonam- 
bulismo es  capaz  de  poner  en  evidencia  una  especie  de  hipe  reo  ncie  li- 
ria subconsciente. 

Para  la  explicación  de  los  fenómenos  hipnóticos,  se  atribuye  á 
Taine,  á  Pedro  Janet  y  á  otros,  el  haber  adoptado  el  principio  de 
la  «doble  conciencia».  Según  Wuridt,  esta  doctrina  es  de  pura 
cepa  mística;  la  idea  de  una  «conciencia  inconsciente  implica  una 
concidentia  oppossitorum ,  de  las  que  son  tan  gratas  al  misticismo  ; 
la  teoría  de  una  «  doble  personalidad  »  se  liga  directamente  con  la 
antigua  creencia  en  los  demonios  que  poseían  á  los  histeroepilépti- 
cos...  La  hipnosis  tiene  una  explicación  local  en  el  sistema  nervio- 
so ;  no  es  una  agravación  de  fenómenos  normales,  sino  una  modifi- 
cación. Debe  existir  una  región  central  determinada  que  ejerza  las 
funciones  de  un  centro  de  apercepción  (Aperceptionscentrum),  cuyo 
sitio  se  hallará  probablemente  en  la  corteza  del  lóbulo  frontal ;  los 
fenómenos  hipnóticos  no  serían  más  que  suspensiones  funcionales 
ile  este  centro...  » 

Tan  fantástica  me  parece  la  doctrina  de  la  «  doble  persona- 
lidad», como  incompleta  la  del  «centro  de  apercepción»,  para 
explicar  la  vastísima  fenomenología  de  la  subconciencia-subvolun- 
tad.  Si  la  subconciencia  in  integrum  constituye  una  entidad  gradua- 
da, desde  la  absoluta  inconciencia,   los  fenómenos  latentes  á  que  se 

ART.     UR1G.  XXXI-4 


REVISTA   DE  LA    UNIVERSIDAD 


hace  alusión  no  son  propiamente  inconscientes,  sino  también  gra- 
duados, desde  la  inconciencia...  Además,  para  Wundt,  «  la  latericia 
es  en  fisiopsicología  un  fenómeno  anormal,  provocado  en  el  soi-di- 
sant  sonambulismo  ;  representa  un  detenimiento  psíquico  contrario 
á  las  leyes  psicológicas  de  acrecentamiento,  de  evolución  y  de  con- 
trastes psíquicos,  ó  sea  de  la  vigilia  ». 

Según  la  doctrina  que  expongo,  la  sugestión  y  el  hipnotismo,  el 
«  soi-disant  sonambulismo  »,  tampoco  significan  en  si  mismos  una 
fenomenología  extraordinaria  ;  no  son  sino  fenómenos  fisiopsíqui- 
cos  comunes.  Pero  creo  que  en  este  «  soi-disant  sonambulismo»  se 
revelan  más  y  mejor  que  en  la  vigilia  ciertas  percepciones  y  opera- 
ciones mentales  obscuras.  El  estrechamiento  de  la  conciencia  estu- 
diado en  la  Salpétriére  y  la  concentración  de  la  conciencia  sostenida 
por  Wundt  como  explicación  psicológica  de  la  hipnosis,  no  vienen 
á  ser  más  que  situaciones  anómalas  que  descubren  regiones  de  la 
subconciencia  que  en  el  estado  normal  no  llegan  á  ponerse  en  evi- 
dencia. Por  otra  parte,  explicarlo  todo  por  el  «  centro  de  apercep- 
ción »  sería  incurrir,  negando  la  incognoscibilidad  del  nexo  psico- 
físico,  en  el  absurdo  de  afirmar  como  verdad  demostrada  la  hipótesis 
metafísica  del  materialismo  monista...  De  todos  modos,  la  teoría 
de  Wundt  sobre  la  sugestión  y  el  hipnotismo  nos  suministra  una 
explicación  parcial,  pero  muy  clara,  de  estos  fenómenos,  basada, 
según  parece,  en  cuatro  principios  aceptables  :  el  centro  de  aper- 
cepción, la  balanza  funcional  del  sistema  nervioso,  las  compensa- 
ciones neurodinámicas  y  vasomotrices,  y  la  asociación  de  ideas  que 
se  amalgaman,  dando  cada  idea  una  parte  de  sí.  Esta  teoría  demues- 
tra que  la  sugestión  y  el  hipnotismo  no  son  más  que  aplicaciones 
de  principios  fisiopsicológicos  conocidos,  y  que  no  revelan  ningu- 
na fenomenología  extraordinaria.  Efectivamente  ;  pero  el  mismo 
Wundt  los  explica  con  el  principio  de  la  balanza  funcional,  según 
el  cual  ciertas  condiciones  fisiológicas  determinan  la  latencia  psí- 
(¡aica  (Latenz),  estoes,  el  detenimiento  latente  y  las  energías  laten- 
tes (i).  Ahora  bien,  esta  latencia  psíquica,  este  detenimiento  laten- 
te, estas  energías  latentes,  ¿qué  son  sino  fenómenos  subconscien- 
tes-subvoluntarios  ?  Y  hallo  verdadera  superioridad  comprensiva  en 
el  término  subconciencia-subvolunlad  con  respecto  al  de  la  latencia, 

(i)  Wuüdt,  Hipnotisme  el  suggeslion,  trad.  franc,  París,  i8g3,  página  85. 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  5  I 

porque  latericia  no  significa  una  gradación  de  matices  psicofísicos, 
que  van  y  vuelven  de  la  conciencia-voluntad  hasta  lo  inconsciente- 
involuntario... 


§  i4 


«  INSENSIBILIDAD  »  DE  LOS  HISTÉRICOS 

La  insensibilidad  de  los  histéricos  no  es  inconciencia,  sino  sub- 
conciencia. 

V  este  fenómeno  es  al  que  llaman  obscuramente  muchos  psiquia- 
tras modernos  carácter  contradictorio  de  las  anestesias  de  origen 
histérico.  La  escuela  de  Charcot  presenta  á  este  respecto  abundan- 
tísimos «  casos  »,  y  da  varias  explicaciones  aceptables  (i). 


§  i5 


HERENCIA    PSICOLÓGICA 

La  herencia  psicológica  parece  transmitir  d  veces  algo  más  que 
predisposiciones,  ó  sea  ideas  innatas  más  ó  menos  subconscientes.  En 
otros  términos,  la  experiencia  demuestra  la  transmisión  hereditaria 
de  predisposiciones  psíquicas,  que  llegan  a  constituir  verdaderos 
estados  emocionales ,  y  aun  ideas  virtuales  ó  latentes. 

La  diferenciación  entre  una  predisposición  psíquica  heredada  y 
un  sentimiento  ó  idea  latentes,  también  productos  de  la  herencia, 
es  fácil  y  clara  en  teoría;  pero,  en  la  práctica,  uno  y  otro  concepto 
llegan  á  identificarse.  Veinte  ó  más  siglos  de  herencia  psicológi- 
ca grecolatina  y  cristiana  dan  al  hombre  moderno  un  sedimento 
nato  de  propensiones  morales  determinadas,  que  sólo  la  degenera- 
ción puede  anular.  De  ahí  que  los  degenerados  sean  con  frecuencia 
locos  morales.  El  fenómeno  de  la  herencia  psíquica  constituye,  á 
mi  juicio,  lo  que  Kant  llamaba,  dándolo  como  base  de  la  moral, 
«  imperativo  categórico  de  la  razón  ».  Podría,  pues,  llamarse  á  éste, 

(i)  Véase  P.  Jajíet,  Les  stigmales  menlaux,  páginas  27  y  siguientes. 


5a 


REVISTA    DE    LA   UNIVEKSIUAD 


con  más  propiedad,  imperativo  categórico  de  una  herencia  psíquica 
en  estado  subconsciente. 

He  podido  observar  á  dos  niños  idénticamente  educados  en  la 
moral  cristiana,  por  una  honrada  y  modesta  matrona  de  mi  tierra. 
El  uno  era  un  indiecito  huérfano,  tomado  de  una  tribu  pampeana, 
y  el  otro,  un  argentino,  huérfano  también,  de  puro  origen  europeo  ; 
ambos  eran  sanos,  normales  é  inteligentes,  cada  uno  con  relación 
á  su  raza.  Pues  bien,  á  pesar  de  los  esfuerzos  de  la  matrona,  sólo 
en  el  niño  blanco  consiguió  despertar  los  sentimientos  de  la  caridad 
cristiana;  el  indiecito  nunca  pudo  entender  el  espíritu  de  su  cate- 
cismo, y  no  hubo  medio  de  corregirle  su  inclinación  al  hurto  y  al 
pillaje,  al  disimulo  y  á  la  venganza.  Suponía  afligidísimamenle  la 
madre  adoptiva  que  éstos  eran  «  malos  instintos  »,  incorregibles. 
Sin  embargo,  según  el  imperativo  categórico  de  su  herencia  psico- 
lógica, aquel  indiecito  poseía  un  fondo  tan  moral  como  su  hermano 
adoptivo,  el  niño  blanco.  Examinado,  en  efecto,  por  varios  médi- 
cos psiquiatras,  éstos  manifestaron  que  no  poseía  estigmas  degene- 
rativos. Los  buenos  tratados  de  herencia  psicológica  abundan  en 
ejemplos  semejantes. 


§  16 


LA   SUGESTIÓN 

Las  sensaciones  é  ideas  adquiridas  y  los  actos  ejecutados  por  su- 
gestión (u  normal  »  ó  hipnótica)  son  más  ó  menos  subconscientes. 

¿Qué  es  la  sugestión  i*  El  vulgo  llama  así  al  acto  de  un  maestro 
que  inculca  Imperiosamente  en  sus  discípulos  sus  propias  ideas.  El 
psiquiatra  llama  así  á  un  fenómeno  anormal,  por  el  que  se  sugieren. 
en  la  mente  \  el  cuerpo  de  un  histérico,  las  ideas  de  un  extraño,  de 
una  manera  completa,  hasta  el  punto  de  que  el  paciente  olvida  las 
sensaciones  reales,  para  sentir  solamente  las  sugeridas,  \hora  bien, 
¿cómo  distinguir  el  fenómeno  psicológico  normal  del  patológico ? 
Esta  pregunta  no  ha  sido  hasta  ahora  satisfactoriamente  contestada 
por  los  psiquiatras,  para  quienes  las  diferencias  entre  uno  y  otro  fe- 
nómeno son  más  cuantitativas  que  cualitativas.  Conviene  dejar  esta 
blecido  este  hecho,  porque  así  el  conocimiento  de  la  sugestión  hip- 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  53 

nótica  de  los  histéricos  nos  servirá  para  precisar  el  de  los  fenómenos 
de  la  sugestión  normal.  En  la  vida  práctica  se  presentan  éstos  tan 
vagamente,  que  la  sugestión  parece  una  suposición  aventurada.  No 
obstante,  en  derecho  penal,  en  política  y  en  pedagogía,  la  suges- 
tión viene  á  ser  un  elemento  digno  del  mayor  estudio,  por  su  efica- 
cia y  frecuencia. 

Por  mi  parte,  considero  que  las  sensaciones  é  ideas  adquiridas  y 
los  actos  ejecutados  por  sugestión  son  más  ó  menos  subconscientes. 
En  la  sugestión  normal  es  este  hecho  de  dificilísima  comproba- 
ción. ¡  Cuántas  veces,  los  tribunales  del  crimen  tienen  la  convic- 
ción de  que  el  delito  ha  sido  sugerido  por  un  tercero,  y  que,  por 
tanto,  el  reo  lo  ha  ejecutado  subconscientemente,  casi  involun- 
tariamente, y  no  hallan,  sin  embargo,  términos  científicos  para  ex- 
presar esta  circunstancia  atenuante,  tan  grave  en  el  fondo  y  tan 
vaga  en  la  forma  ! 

En  cambio,  en  la  sugestión  de  los  histéricos  el  fenómeno  es  pal- 
pable. Por  esto,  según  algunos  psiquiatras  modernos,  los  actos  que 
se  ejecutan  por  sugestión  hipnótica  son  «  subconscientes  ». 


§  17 


LA  HIPNOSIS 

En  ciertos  sujetos  excepcionales,  la  hipnosis  revela  la  existencia 
de  una  subconciencia  más  lúcida  que  la  conciencia  misma,  y  que 
podría  llamarse  hiperconciencia.  En  otros  términos,  ciertos  sujetos 
excepcionales,  que  consiguen  exteriorizar  subconscientemente  sus 
percepciones,  sensaciones  é  ideas  subconscientes,  parece  que  poseye- 
ran una  ((doble  vistan,  más  poderosa  que  sus  actividades  cons- 
cientes. 

Entramos  aquí  en  un  terreno  peligroso  :  i°  porque  la  imagina- 
ción humana  ha  visto  siempre  en  esos  fenómenos  demostraciones 
de  lo  sobrenatural ;  2o  porque  la  vanidad  de  esos  sujetos  excepcio- 
nales ha  agregado  á  los  fenómenos  verídicos  simulaciones  incons- 
cientes, y  3o  porque  la  charlatanería  ha  tergiversado  tales  fenóme- 
nos y  parodiado  tales  sujetos.  Refiérome,  pues,  al  conjunto  obs- 
curo de  hechos  relativos  á  la  revelación  divina,  á  la  adivinación 


54  HEVISTA    DE    LA    UNIVERSIDAD 

hipnótica,  al  ocultismo,  al  espiritismo,  al  faquirismo,  hechos  que 
la  ciencia  no  ha  podido  aún  explicar  y  ni  siquiera  clasificar.  Mu- 
chas veces  ha  sido  más  cómodo  negarlos.  Sin  embargo,  la  historia 
y  la  vida  actual,  lo  pasado  y  lo  presente,  nos  ofrecen  con  frecuencia 
nuevos  sucedidos  «  milagrosos  »,  que  no  es  posible  desechar,  máxi- 
me cuando  nos  llegan  fidedignamente  testimoniados.  Charcot,  Ri- 
chet,  Wundt,  Fechner,  Weber,  Lombroso  y  otros  han  observado 
«  casos  »  singularísimos.  De  los  varios  hombres  de  ciencia  que  han 
ido  expresamente  á  la  India  para  estudiar  el  faquirismo,  ninguno  ha 
afirmado  que  todo  sea  impostura,  aunque,  para  quienes  no  lo  hayan 
observado  de  visa,  parece  absurdo  é  increíble... 

Es  admisible  que  estos  fenómenos  se  producen  en  lo  subconsciente. 
Hase  querido  explicarlos  por  la  sugestión  hipnótica  y  por  la  autosu- 
gestión. Yo  opino  que  la  sugestión  hipnótica  y  la  autosugestión 
representan  meramente  fo rmas  de  exteriorizar  dichos  fenómenos,  y 
que  no  dan  la  clave  de  su  naturaleza.  Son  lo  que  la  palabra  á  las 
sensaciones  íntimas  :  la  palabra  entraña  una  forma  de  revelarlas  á 
terceros,  mas  no  constituye  estas  sensaciones,  que  existen  como 
por  sí  mismas. 

No  creo  oportuno  describir  aquí  tales  fenómenos.  Pero  la  pru- 
dencia científica,  dejando  de  lado  las  supersticiones,  los  fraudes 
más  ó  menos  inconscientes  y  la  charlatanería,  puede  comprobar 
que  ciertos  sujetos  excepcionales  llegan  á  exteriorizar  una  parte 
subconsciente  de  su  psiquis.  Esta  parte  suele  parecer  más  poderosa 
y  hasta  más  ilustrada  que  la  inteligencia  consciente.  Aun  cabe  afir- 
mar que  esos  sujetos  poseen  una  penetración  adivinatoria  imposible 
en  la  inteligencia  consciente,  en  la  conciencia-voluntad.  Esta  ma- 
yor potencia  intelectual  de  la  subconciencia,  si  es  que  existe,  trae 
otra  vez  á  la  imaginación  el  mundo  subterráneo  de  los  gnomos.  Se- 
gún la  leyenda,  eran  unos  enanitos  de  luengas  barbas  blancas, 
mucho  más  hábiles  que  los  hombres  en  el  arte  de  trabajar  la 
arcilla  y  los  metales.  Cuando  algunas  de  sus  obras  pasaban  de 
las  cavernas  á  la  luz  del  día,  era  para  encanto  y  pasmo  de 
las  gentes.  Cuando  colaboraban  en  alguna  empresa  humana,  la 
hermoseaban  con  perfección  sobrehumana.  Esto  se  cuenta  que 
ocurrió  con  la  catedral  de  Colonia,  en  cuya  ejecución  coad- 
yuvaron, en  primera  línea,  trabajando  de  noche  subrepticiamen- 
te, unos  bondadosos  gnomos  del   país,    los  Heinzelmanchen.  Des- 


TEORÍA  DE  LA   SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  55 

alentados  por  la  ruda  labor  del  día,  los  obreros  dejaban  incon- 
clusas, á  la  hora  del  crepúsculo,  las  difíciles  esculturas  góticas  ;  al 
reanudar  el  trabajo  al  día  siguiente,  hallaban  terminados  por  in- 
visibles colaboradores  los  delicadísimos  chapiteles,  grifos  y  rose- 
tones. 


§  18 


ACTOS  IMPULSIVOS 

Los  actos  impulsivos  obedecen  muchas  veces  d  un  estado  prepara- 
torio subconsciente. 

Todos  sabemos  que,  en  algunas  ocasiones,  los  hombres  realizan 
de  súbito  actos  impulsivos,  en  los  cuales  se  desfoga  inteligentemen- 
te su  naturaleza  íntima.  El  hombre  bueno  es  capaz  de  actos  impul- 
sivos generosos;  el  malo,  de  actos  impulsivos  egoístas;  el  hábil,  de 
actos  impulsivos  ingeniosos;  el  imbécil,  de  actos  impulsivos  torpes. 
Sin  embargo,  si  estos  actos  fueran  inconscientes-involuntarios,  como 
parece,  ¿  por  qué  el  hombre  torpe  no  tendría  impulsos  ingeniosos, 
como  el  asno  de  la  fábula  que  tocó  por  casualidad  la  flauta ;  el  inte- 
ligente, torpes;  el  malo,  buenos;  el  bueno,  malos?  Es  que  esos 
impulsos  no  son  casuales,  sino  determinados  por  fuerzas  subcons- 
cientes ;  no  constituyen  actos  inconscientes-involuntarios,  sino  sub- 
conscientes-subvoluntarios. . . 

Lombroso  ha  comparado  los  actos  impulsivos  criminales  con  ata- 
ques histeroepilépticos.  En  mi  sentir,  los  actos  impulsivos  morales, 
generosos,  acertados,  por  presentar  los  mismos  síntomas  psicoíisio- 
lógicos,  tienen  el  mismo  derecho  que  aquéllos  á  ser  comparados  con 
ataques  histeroepilépticos,  y  aun  á  ser  asimilados  á  éstos.  El  arrojo 
de  Nelson  en  Trafalgar  ó  de  Napoleón  en  Austerlitz,  la  pasión  in- 
vestigadora de  Sócrates,  de  Galileo  ó  de  Newton,  constituyen  á 
veces  actos  tan  «  impulsivos  »  como  los  crímenes  de  Jack  the  Ripper, 
el  famoso  bandido  londinense,  destripador  de  mujeres.  La  diferen- 
cia es  más  cuantitativa  que  cualitativa... 

Los  psiquiatras  han  observado  que  los  ataques  de  histerismo  re- 
producen siempre  el  estado  emocional  que  originó  el  primer  ata- 
que.   V  se  ha  vuelto  histérico  por  un  susto  que  le  ocasionó  un 


56 


REVISTA   DE   UA   UNIVERSIDAD 


incendio,  y  sus  ataques  se  lo  representan  ;  trata  de  huir  y  llama  á 
los  bomberos.  B,  una  niña,  tuvo  su  primer  ataque  después  de  un 
violento  altercado  con  sus  padres,  y  en  los  sucesivos  lo  reconstruye 
siempre.  Casi  todos  los  histéricos  llegan  á  poseer  un  clisé  emocio- 
nal, una  serie  de  gestos  y  de  palabras  que  reproducen  el  episodio 
que  ha  servido  de  causa  ocasional  al  primer  ataque.  Ahora  bien, 
todo  ataque  que  no  se  ha  provocado  exteriormente  sino  por  emo- 
ciones interiores,  va  precedido  de  una  serie  de  recuerdos  que  casi 
siempre  son  subconscientes.  La  impulsión  del  ataque  es,  pues,  ori- 
ginada por  fuerzas  psíquicas  subconscientes  (i). 


§  19 


REPRESENTACIONES  SUBCONSCIENTES 

Existen  ideas-imágenes,  ó  representaciones ,  subconscientes. 

La  existencia  de  la  representación  ó  idea-imagen  (Vorstellung)  sub- 
consciente constituye  el  fenómeno  más  elevado  déla  subconciencia. 
En  los  rincones  más  profundos  de  ésta  pueden  fluctuar  sensaciones 
y  aún  percepciones;  pero  una  representación,  por  su  naturaleza, 
debe  hallarse  siempre  cerca  de  lo  que  Herbart  llamaba  «  umbral  de 
la  conciencia  »  (Schwelle  des  Bewusztseins).  Una  representación  la- 
tente es  por  fuerza  casi  consciente.  Cualquier  circunstancia  exte- 
rior, como  cualquier  esfuerzo  interior,  pueden  fácilmente  traerla  al 
campo  de  la  conciencia.  La  forma  más  burda  de  una  representación 
latente  es  el  recuerdo.  La  mayor  ó  menor  facilidad  para  fijar  en  la 
subconciencia  ideas  latentes  y  para  traerlas  luego  á  la  conciencia, 
es  lo  que  el  vulgo  llama  memoria.  El  estado  de  eretismo  psíquico- 
nervioso  de  los  grandes  pensadores  en  el  momento  de  la  producción, 
que  se  ha  llamado  de  tránsito,  revelación  ó  inspiración,  es  el  momen- 
to en  que,  por  influencias  externas  ó  internas,  hacen  pasar  á  la  con- 
ciencia sensaciones  ó  imágenes  que  antes  fluctuaban  en  la  sub- 
conciencia. (Ya  se  ha  visto  que  en  ciertos  sujetos  excepcionales  la 
potencia  psíquica  de  la  subconciencia  es  tal,  que  podría  llamarse 


(1)  Yóase  \\.  Fkhé,  Pathologie  des  émoíions,  París,   189/i,  página  111,  y  P.  Janet,  Les 
accidents  menlaux,  página    i53. 


TEORÍA  DE  LA  SLBCONCIE.NCIA-SUBVOLUNTAD  57 

hiperconciencia.)  Este  momento  de  tránsito  resulta  tan  absorbente, 
exige  tal  abstracción  mental,  que  explica  todas  las  distracciones  de 
pensamiento  en  el  acto  de  producir.  Como  esfuerzo,  es  comparable 
á  la  sobreexcitación  que  se  produce  en  el  instante  déla  polución  se- 
xual. Crear  es  procrear.  La  apocalíptica  obscuridad  de  ciertos  ins- 
pirados proviene  de  que  éstos  no  han  conseguido  pasar  del  todo  á 
la  conciencia,  á  la  dialéctica  consciente,  sus  sensaciones  é  imágenes 
subconscientes.  En  la  época  contemporánea,  la  multiplicidad  de  las 
sensaciones  subconscientes  es  causa  del  llamado  decadentismo  del 
arte  moderno,  simbólico  y  emocional. 

Así  como  en  las  edades  de  los  pueblos,  también  en  las  de  algunos 
grandes  hombres  se  produce  un  efecto  semejante:  cuando  llegan  á 
la  madurez,  han  adquirido  tal  cúmulo  de  sensaciones  subconscien- 
tes, que,  al  querer  exteriorizarlas,  se  vuelven  obscuros,  demasiado 
complejos  para  ser  comprendidos  por  la  medianía.  Tales,  por  ejem- 
plo, Goethe  y  Wagner.  La  primera  parte  del  Fausto  es  un  poema 
dramático  nítido  y  preciso  ;  la  segunda,  escrita  mucho  después, 
resulta  de  una  nebulosidad  casi  incomprensible.  Las  últimas  obras 
de  Wagner  son  infinitamente  más  complejas  que  Tannhauser  y 
Lohengrin.  En  Beethoven,  se  notan  tres  estilos  marcadísimos:  el  de 
la  claridad  antigua  de  la  juventud,  el  de  la  apasionada  intensidad 
de  la  madurez,  y  el  de  la  profunda  complicación  de  una  vejez  pre- 
coz. La  crítica  ha  explicado  á  menudo  este  fenómeno,  singular- 
mente en  el  caso  de  Goethe,  como  un  efectismo  rebuscado  por  un 
hombre  que  ha  adquirido  ya  fama  y  puede  permitirse  el  lujo  de  im- 
poner extravagancias,  ó  bien  por  sus  deseos  de  alcanzar  cada  vez 
mayor  originalidad.  Es  necesario  ignorar  la  psicología  del  hombre 
de  genio  para  suponer  que  el  prurito  de  sorprender  y  de  provocar 
efectos  pueda  desvirtuar  su  temperamento.  La  sinceridad  es  la  pri- 
mera condición  de  toda  grande  obra,  y  una  semiinconciencia,  la  de 
toda  producción  genial.  La  pose  voluntaria  y  la  farsa  consciente,  si 
las  hay  en  estos  casos,  son  factores  de  tan  poca  importancia,  que 
se  deben  despreciar  como  cantidades  ínfimas.  Y  tan  es  así,  que  las 
páginas  obscuras  de  la  madurez  son  algunas  veces  las  más  rápidas 
é  inspiradamente  escritas.  Wagner  se  interrumpió  de  pronto  en  su 
producción  de  la  Tetralogía,  en  la  que  trabajaba  desde  años  atrás, 
para  escribir,  letra  y  música,  en  seis  meses,  Tristón  é  Iseo,  que  es 
una  de  sus  obras  más  complejas  ;  este  esfuerzo  y  esta  obra  consti- 


58 


HEVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


tuyen  quizá  un  ejemplo  del  poder  de  la  abstracción  subconsciente. 
El  psicólogo  Villa,  contrario  á  la  «filosofía  de  la  inconciencia», 
señala  el  hecbo  de  que  los  literatos  filósofos,  como  Taine,  son  los 
más  inclinados  á  acumular  datos  sobre  dicha  «  inconciencia  ». 
Podría  suponerse  que  esto  ocurre  por  capricho  ó  por  afición  de  ar- 
tista á  la  originalidad,  ó  por  falta  de  verdadera  dedicación  profe- 
sional á  la  filosofía.  Pero  yo  creo  que  el  hecho  tiene  por  causa  otro 
hecho  :  el  de  que  los  temperamentos  de  artistas  son  lo  que  poseen 
mayor  facilidad  pava  presentir  lo  que  les  anda  en  la  subconsciencia. 
La  revelación  y  la  inspiración,  como  he  consignado,  representan 
simples  tránsitos  de  lo  subconsciente  á  lo  consciente. 

En  cambio,  hombres  de  genio  de  otra  índole,  es  decir,  poco  in- 
clinados al  arte  y  á  la  ideología,  los  de  «  acción  »,  suelen  poseer  una 
conciencia-voluntad  admirablemente  dotada  para  abstraerse  ad  libi- 
tum  de  las  sensaciones  subconscientes  que  puedan  perturbarlos  en 
un  momento  dado.  Harto  conocida  es  la  frase  de  Napoleón  :  «Cuando 
quiero  librarme  de  la  preocupación  de  un  negocio,  cierro  su  respec- 
tivo cajón  y  abro  otro.  El  uno  y  el  otro  no  se  mezclan  nunca  y  no 
me  fatigan.  Si  quiero  dormir,  cierro  todos  los  cajones.  »  Podrían, 
pues,  dividirse  los  hombres  de  genio  en  dos  grupos  :  los  de  pensa- 
miento, que  dejan  á  la  subconciencia  obrar  poderosamente  sobre  la 
conciencia,  y  los  de  acción,  que  dominan  la  subconciencia  con  la 
conciencia- voluntad.  Como  se  ve,  para  el  estudio  de  las  ideas  sub- 
conscientes debe  considerarse  interesantísima  la  observación  del 
hombre  de  genio,  así  como,  para  el  de  las  sensaciones  subconscientes, 
la  del  histérico.  En  electo,  la  idea,  esencialmente  idéntica  á  la  sen- 
sación, es  sólo  una  forma  superior  de  ésta. 

Respecto  de  la  existencia  de  las  ideas  latentes,  que  obran  en  la 
subconciencia,  también  psicólogos  intelectualislas  se  han  adelanta- 
do á  los  fisiólogos.  Herbart,  en  un  pasaje  célebre,  compara  las  ideas 
que  obran  solapadamente  con  las  bolas  de  billar,  que,  en  ciertas 
carambolas,  se  quedan  quietas  y  ponen  otra  bola  en  movimiento. 
El  psicofisiólogo  Herzen  declara  terminantemente  que  una  idea 
que  desaparece  de  la  conciencia  no  cesa  por  esto  de  existir  ;  puede 
continuar  obrando  en  estado  virtual,  y,  por  decirlo  así,  bajo  el  ho- 
rizonte de  la  conciencia...  «  En  este  estado  subconsciente  puede  to- 
davía producir  efectos  motores  ó  influir  sobre  otras  ideas.  » 

«Una   idea  que  desaparece  de  la  conciencia...  »   Creo  que  po- 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  .")() 

dría  también  decirse  una  idea  que  nunca  ha  llegado  al  campo  de  la 
conciencia;  una  postsensación  subconsciente,  transformada  en  idea 
subconsciente,  ó  preidea...  Sería  como  la  génesis  de  una  idea  con- 
creta, pero  inconsciente  ;  una  forma  intelectualizada,  pero  subcons- 
ciente, de  la  sensación.  Cabría  objetárseme  que  estas  ideas  subcons- 
cientes no  son  más  que  percepciones  inconscientes...  Tal  objeción 
sería  una  cuestión  de  palabras  más  bien  que  de  doctrina.  El  becbo 
es  que  la  inspiración  en  el  hombre  de  genio,  el  sueño  en  cualquier 
hombre  normal,  la  histeria  y  otros  estados  análogos,  ponen  fre- 
cuentemente de  relieve,  no  la  existencia  de  sensaciones  vagas  sub- 
conscientes, sino  de  sensaciones  ya  subconscientemente  anotadas 
en  forma  de  ideas  imágenes,  de  representaciones.  Reconocido  este 
hecho,  lo  demás  es  discutir  términos  ó  fórmulas  relativos  al  hecho. 

Se  podría  preguntar  :  ¿Cuál  es  el  origen  de  esas  ideas  incógni- 
tas? El  origen  es  evidentemente  interno  ;  se  refiere  á  sensaciones  y 
percepciones  internas,  que  el  medio  ambiente  debe  modificar.  De 
ahí  se  llega  fácilmente  á  creer  en  operaciones  mentales  subconscien- 
tes. En  efecto,  la  existencia  de  estas  operaciones  se  desprende  de 
todas  las  observaciones  que  vengo  acumulando. 

En  los  histéricos,  según  dije,  ideas  fijas  subconscientes  producen 
frecuentemente  los  ataques  (i).  De  esto  se  ha  inferido  una  defini- 
ción nueva  de  la  histeria,  considerando  que  es  una  enfermedad  por 
representaciones  (durch  Vorstellungen),  es  decir,  una  enfermedad 
mental  originada  por  ideas  fijas,  ideas-imágenes,  ideas  representa- 
tivas, en  tal  caso  casi  siempre  subconscientes  ó  inconscientes.  Su 
síntoma  característico  consiste  en  una  diminución  del  campo  de  la 
conciencia,  hasta  tal  punto,  que,  cuando  el  enfermo  fija  la  aten- 
ción en  cualquier  idea,  ésta  le  absorbe  por  completo;  le  abstrae, 
se  intensifica,  y  acaba  él  por  perder  la  conciencia  de  cuanto  le  circun- 
da ;  cae  en  éxtasis  sobre  su  idea...  Este  éxtasis  psicológico  dismi- 
nuye de  tal  modo  las  funciones  vitales,  que  se  produce  la  crisis  ó 
ataque.  Producido  el  fenómeno  psíquico  que  los  místicos  llaman 
«éxtasis»,  los  neuropatólogos  «  distracción  »,  y  que  yo  llamaría 
abstracción,  el  organismo  se  resiente  y  estalla  en  una  serie  varia- 
dísima de  manifestaciones  casi  patológicas. 

Si  se  busca  en  la  literatura,  por  curiosidad,  quien  ha  llegado  á 

(i)  Véase  P.  Jaxet,  Les  accidente  mentuux,  páginas  07  y  siguientes. 


6o 


Kli  VISTA    DE  LA    UN'IVEKSIDAD 


describrir  mejor  las  sensaciones  precursoras  del  éxtasis,  de  lo  que 
Wnndt  llama  concentración  de  la  conciencia,  y  Pedro  Janet  restrin- 
( I  un  lento  del  campo  de  la  conciencia,  hállase  á  dos  mujeres  extra- 
ordinarias. Acaso  nadie  ha  descripto  mejor  semejante  estado,  que 
Safo,  en  poesías  amatorias,  y  Santa  Teresa  de  Jesús,  en  poesías  mís- 
ticas. Son  arquetípicos  los  siguientes  versos  de  esta  última  : 

Vivo  sin  vivir  en  mí, 

y  tan  alta  vida  espero, 

que  muero  porque  no  muero. 


§  30 


LAS  OPERACIONES  MENTALES    SUBCONSCIENTES 

Con  sensaciones  é  ideas  subconscientes  se  realizan  operaciones 
mentales  también  subconscientes. 

Todo  hombre  de  estudio  que  sepa  observarse  halla  múltiples 
oportunidades  de  comprobar  este  fenómeno.  Frecuentísimo  es  que 
una  idea  cualquiera,  tomada  del  exterior  y  hondamente  sentida,  sea 
luego  olvidada,  y  que,  al  cabo  de  un  lapso  más  ó  menos  largo  de 
tiempo,  cuando  de  nuevo  la  evocamos,  aparezca  digerida  y  asimi- 
lada en  el  campo  de  la  conciencia.  Pues  bien,  este  largo  trabajo  de 
digestión  y  asimilación  se  ha  operado  subconscientemente. 

En  el  arte,  sobre  todo  en  la  música,  presenta  este  fenómeno  ca- 
racteres curiosos.  Un  músico  toma  por  lo  general  del  medio  am- 
biente una  serie  de  ideas  melódicas  y  sinfónicas,  que  subconsciente- 
mente funde  y  refunde  en  su  espíritu.  Cuando  le  llega  el  momento 
de  inspiración,  escribe  su  obra  original,  y,  en  realidad,  ésta  no  es 
más  que  una  amalgama  depurada,  refinada  y  elevada,  de  lo  que  ha 
conocido  y  asimilado.  Unos,  como  Grieg,  aprovechan  con  preferen- 
cia la  música  popular  regional  que  han  oído  de  niños;  otros,  la  de 
la  de  los  maestros  anteriores.  Wagner  estudia  fundamentalmente  las 
formas  melódicas  de  ciertos  compositores  italianos,  sobre  todo  de  Be- 
Uini,  y  las  formas  sinfónicas  de  los  alemanes.  Sólo  después  de  haber 
elaborado  en  la  subconciencia,  con  los  elementos  simples  adqui- 
ridos,  masas  de  ideas  personales,  inventa  sus  complicadísimos  des- 


TEORÍA  DE  LA  SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  G[ 

arrollos  melódicos  y  sinfónicos.  La  mejor  prueba  de  que  todo  este 
trabajo  de  asimilación  se  efectúa  en  las  incógnitas  regiones  de  la  sub- 
conciencia,  está  en  la  abstracción  completa,  en  la  distracción  y  estado 
de  ensimismamiento,  propios  de  la  producción  musical.  De  ahí  que 
la  inspiración  pueda  definirse  como  el  esfuerzo  semiconsciente  de  ha- 
cer pasar  al  campo  de  la  conciencia  lo  que  dormita  en  el  campo  de  la 
subconciencia.  Por  esto,  bien  pudo  decir  un  artista  que  «  compren- 
der es  igualar  ».  Tal  es,  para  las  ciencias  y  las  artes,  la  más  lógica 
explicación  de  lo  que  se  ha  llamado  la  imaginación  creadora. 

Los  delirios  de  los  histéricos  obedecen  á  operaciones  mentales 
subconscientes  provocadas  por  ideas  Jijas  generalmente  también  sub- 
conscientes (i). 


§  21 


EL  TRANSFORMISMO  BIOLÓGICO 

Es  probable  que,  en  la  evolución  délas  especies,  funciones  psico- 
físicas  antes  conscientes  que  se  van  atrofiando  pasen  d  la  subconcien- 
cia, antes  de  perderse,  y,  á  la  inversa,  que  nuevas  funciones  que  se 
van  adquiriendo  se  inicien  en  la  subconciencia,  antes  de  pasar  d  la 
conciencia. 

En  la  evolución  de  las  especies,  funciones  y  órganos  que  en  su 
origen  fueron  capitales,  se  relegan  á  veces,  por  superfluos,  á  una 
categoría  secundaria  de  semiatrofia.  Esta  semiatrofia,  en  funciones 
psíquicas  conscientes,  ¿  no  puede  formar  parte  de  lo  subconsciente  ? 
Tal  argumento  ha  sido  ya  formulado  en  parte,  como  hemos  vis- 
to (§  6),  por  Lewes. 

La  fórmula  que  encabeza  este  parágrafo  es  más  amplia  y  categó- 
rica que  la  observación  de  Lewes  :  abarca  tanto  lo  que  se  desperdi- 
cia del  pasado  como  lo  que  se  utiliza  para  el  porvenir.  Aunque  no  lo 
veo  bien  demostrado  aun,  todo  puede,  ya  acabar,  ya  principiar, 
en  la  subconciencia,  por  cuanto  ésta  es  una  zona  intermedia,  y  la 
conciencia  completa,  una  zona  extrema.  Acabar  ó  iniciarse  en  la 
zona  extrema  sería,  como  lo  anoto  en  otro  estudio,   un  salto  de  la 

(i)  P.  Janet,  op.  cit.,  página  67. 


6-2 


HKVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


naturaleza,   y  la  naturaleza  no  da  saltos,  al  menos  en  los  animales 
superiores. 


§  22 


LA     ACOMODACIÓN 

El  fenómeno  biológico  llamado  «  acomodación  »  obedece  d  sensa- 
ciones, ideas  y  razonamientos  subconscientes. 

La  fisiología  no  ha  conseguido  aún  explicar  satisfactoriamente  el 
fenómeno  de  la  acomodación.  Se  halla  en  este  dilema  :  suponerlo 
un  efecto  puramente  mecánico  de  la  excitación  sohre  los  nervios 
periféricos,  un  acto  puramente  reflejo,  es  sentar  una  hipótesis 
arriesgada,  y  suponerlo  un  acto  consciente-voluntario  implica  in- 
currir en  un  absurdo,  por  cuanto  dicho  fenómeno  precede  á  la 
apercepción. 

Hallo  la  explicación  de  la  acomodación  en  las  percepciones  y 
reacciones  psicofísicas  subconscientes-subvoluntarias.  En  efecto, 
desde  el  momento  en  que  se  produce  la  excitación,  hasta  el  instante 
en  rjue  se  percibe  conscientemente  la  sensación,  transcurre  un  lapso 
de  tiempo.  Maskelyne,  astrónomo  del  Observatorio  de  Greenwich, 
comprobó,  en  1790,  que  su  ayudante  Rinnebrook  percibía  siempre 
el  pasaje  de  dos  astros  en  el  meridiano  con  un  retardo  de  o  "5 
á  o"8.  Persuadido  deque  esto  provenía  de  incorregible  negligencia, 
le  despidió.  Más  tarde,  hacia  1820,  comparando  Bessel  sus  obser- 
vaciones propias  con  las  de  otros  astrónomos,  especialmente  con  las 
de  Struve  y  de  Argelander,  notó  que  siempre  se  adelantaba  á  ellos, 
y,  buscando  la  causa  de  tal  disparidad,  descubrió  la  «ecuación  perso- 
nal». Las  diferencias  de  esta  ecuación  personal  suben  á  veces  á  más 
de  un  segundo,  pero  generalmente  quedan  debajo  de  o"  3.  Dependen 
de  razas,  edades  y  temperamentos.  Circunstancias  singulares  han 
permitido  fijar  estas  diferencias  de  ecuación  personal  para  las  per- 
cepciones de  la  vista.  Aunque  no  se  hayan  podido  obtener  tales  re- 
sultados con  experimentos  sobre  los  demás  sentidos,  es  evidente 
que  todas  las  percepciones  pasan,  antes  de  llegar  á  la  conciencia, 
por  un  breve  espacio  de  tiempo,  durante  el  cual  se  produce  el  fenó- 
meno de  la  acomodación. 

Si  las  reacciones  reflejas  no  bastan  para  explicar  este  fenómeno, 


TEORÍA  de  LA  SüBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD  63 

(:no  se  le  hallaría,  acaso,  una  explicación  más  lógica  correlacionán- 
dolo con  la  aun  obscura  fenomenología  de  lo  subconscienle-subvo- 
luntario?  La  explicación  sería  ésta  :  producida  una  excitación  sobre 
la  periferia,  la  periferia  la  transmite  desde  luego  á  la  subconciencia  ; 
la  excitación  engendra  una  percepción  subconsciente  -subvolunta- 
ria  ;  por  último,  esta  percepción  reacciona  produciendo  la  acornó 
dación,  en  virtud  de  las  leyes  psicológicas  que  he  expuesto  en  otro 
estudio.  En  ningún  estado  emocional  halla  acaso  una  aplicación 
más  exacta,  esta  doctrina  de  la  acomodación,  que  en  el  miedo. 

Como  todos  sabemos,  el  miedo  constituye  una  situación  nerviosa 
compleja,  en  ocasiones  muy  dolorosa,  cuando  es  terror;  alguna  vez 
es  hasta  placentera,  cuando  proviene  de  una  expectativa  agradable. 
La  escuela  íisiologista,  que  subordina  la  producción  de  los  estados 
emocionales  á  actividades  nerviosas,  sostiene  que  no  es  el  miedo  lo 
que  hace  acelerar  la  respiración  y  el  pulso,  «  ponerse  de  punta  » 
los  cabellos,  sudar  la  frente,  formarse  la  chair  de  poule  y  sen- 
tir escalofríos;  que,  á  la  inversa,  la  aceleración  de  la  respiración 
y  del  pulso,  los  movimientos  del  cuero  cabelludo,  la  exudación,  la 
chair  de  poule  y  los  escalofríos  son  los  que  producen...  el  miedo. 
La  sensación  psíquica  del  miedo  sería,  pues,  una  resultante  de  esas 
preparaciones  físicas.  Esta  idea  curiosa,  que  choca  con  nuestra  ex- 
periencia como  un  absurdo,  se  aclara  si  se  supone  que  existe  entre 
el  instante  de  la  excitación  y  el  de  la  sensación  consciente  un  período 
preparatorio  de  acomodación  subconsciente.  Producido  el  estímulo 
externo,  sentimos  ipso  facto  la  impresión  subconsciente  del  miedo, 
y  entonces  la  subconciencia-subvoluntad  prepara  al  organismo  para 
sentirlo  conscientemente.  El  instinto  le  da  una  defensa  en  todos  esos 
«  síntomas  »  fisiológicos,  para  que,  en  el  momento  en  que  pase  á  la 
conciencia,  el  organismo,  de  antemano  preparado,  resista  mejor  el 
choque.  Si  éste  se  sintiese  de  súbito  en  la  conciencia,  sería  mucho 
más  violento.  En  caso  de  repetirse  con  frecuencia,  quebrantaría  el 
organismo. 

La  acomodación  es  como  un  recurso  del  instinto  para  ir  sub- 
conscientemente de  lo  más  simple  á  lo  más  complejo.  Del  acto 
mecánico  y  reflejo  se  pasa  al  acto  subconsciente-subvoluntario  (la 
acomodación) ;  de  éste,  á  la  percepción  consciente  ;  de  ésta,  á  la  sen- 
sación consciente  ;  después,  á  la  idea  consciente  ;  más  tarde,  al  razo- 
namiento subconsciente  (asociación  de  ideas);  luego,  á  la  percep- 


G'l  REVISTA  DU  I.A   UMVKHSIDAD 

ción;  de  allí,  al  razonamiento  consciente  (dialéctico);  y,  por  últi- 
mo, al  acto  consciente-volnntario  (relativamente  libre).  La  grada- 
ción de  las  operaciones  psicofísicas  sería,  por  tanto,  la  siguiente  : 
i°  percepción  subconsciente;  2°  acomodación  (acto  subconsciente- 
subvoluntario);  3o  asociación  de  ideas  (razonamiento  subcons- 
ciente); 4o  apercepción;  5o  razonamiento  (consciente,  y,  por  decirlo 
así,  dialéctico);  6"  acto  conscienle-voluntario. 

Siguiendo  un  orden  rigurosamente  inductivo,  de  los  fenómenos 
más  simples  á  los  más  complejos,  hubiera  correspondido  á  la  «  ob- 
servación »  anotada  en  el  presente  parágrafo,  un  sitio  inmediato  á  la 
anotada  en  el  §  io,  relativa  á  los  actos  reflejos,  de  la  cual  viene  á  ser 
una  especie  de  corolario.  La  he  colocado  al  fin  por  su  difícil  com- 
prensión y  su  valor  demostrativo  para  cerrar  con  ella  la  serie  de  he- 
chos que  cimientan  la  doctrina  de  la  subconciencia-subvoluntad. 
Así  como  la  teoría  del  instinto  sintetiza  la  doctrina  de  la  inteligen- 
cia, al  menos  en  mi  orden  de  ideas,  la  teoría  expuesta  sobre  la  aco- 
modación condensa,  como  hemos  visto,  la  doctrina  de  la  subcon- 
ciencia. 


§  23 


síntesis  de  lo  expuesto 

En  resumen,  innumerables  hechos  demuestran  : 

i°  Que  podemos,  y  aun  normalmente  debemos,  sentir,  percibir  y 
razonar,  sin  darnos  cuenta  de  lo  que  percibimos,  sentimos  y  razo- 
namos ; 

2o  Que  sólo  tenemos  conciencia  de  una  parte,  probablemente 
mínima,  de  nuestras  actividades  psicofísicas; 

3U  Que  todos  los  fenómenos  de  nuestra  psiquis  se  inician  en  una 
región  á  la  cual  no  alcanza  nuestra  síntesis  psicológica,  y  de  la  que 
esta  síntesis  no  advierte  sino  las  conclusiones ; 

4o  Que  estas  conclusiones  de  la  subconciencia-subvoluntad  for- 
man la  síntesis  psicológica  de  la  conciencia  ; 

."»'  Que  todas  las  actividades  de  la  mente  humana  obedecen  auna 
fuerza  x,  cuya  esencia  no  es  cognoscible,  que  llamo  ley  del  instinto, 
y  que  podría  igualmente  llamarse  ley  de  la  vida. 


TEORÍA   DE   LA   si  BCOKCIENCIA-SÜBVOLUNTAD  ()5 


§  24 

DISTINTAS    FORMAS    FILOSÓFICAS    DADAS    Á    LA    NOCIÓN 
DE    LA    SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 

El  error  capital  de  las  filosofías  clásica,  escolástica  y  romántica 
consiste,  á  mi  juicio,  en  haber  ignorado  la  subconciencia.  Hasc 
supuesto  puerilmente  que  todo  lo  que  el  hombre  pensaba,  decía  y 
hacía,  lo  pensaba,  decía  y  hacía  tan  consciente  y  voluntariamente 
como  si  él  mismo,  como  si  su  yo  sintético,  fuera  la  causa  sai.  Pero, 
en  cambio,  el  mayor  mérito  de  la  metafísica  moderna  ha  sido  pre- 
sentir—  ¡aunque  en  términos  harto  nebulosos! — la  existencia  y 
la  importancia  de  la  subconciencia. 

El  esse  de  los  escolásticos,  en  boca  de  los  metafísicos,  equivale  á 
la  subconciencia;  el  operari,  á  la  conciencia-voluntad.  Por  consi- 
guiente, el  postulado  operari  sequitur  esse,  tan  censurado  de  quienes 
no  han  podido  entenderlo  por  sus  propios  prejuicios,  resulta  de  una 
realidad  fisiológica.  Las  expresiones  vis  sui  conscia,  vis  sai potens 
niliil  volitara  nisi  proecognitam,  implican  adelantar  la  confirmación 
del  fenómeno  que  llamo  conciencia-voluntad,  haciendo  una  sola 
entidad  del  significado  de  ambos  términos. 

En  los  metafísicos,  lo  que  Kant  llama  el  mando  fenomenal  equi- 
vale á  la  subconciencia;  lo  que  llama  el  mundo  noumenal,  auna 
abstracción  del  campo  de  la  conciencia-voluntad,  al  que,  por  vía  de 
hipótesis,  supone  independiente  de  sus  antecedentes  fenomenales 
(antecedentes  subconscientes).  La  profunda  distinción  que  hacen  los 
metafísicos,  especialmente  Kant,  entre  el  fenómeno  y  la  cosa  en  si  (el 
individuo  total  es  un  fenómeno,  y  la  libertad,  en  abstracto,  una 
cosa  en  sí),  no  significa  más  que  una  distinción  fundamental  entre 
lo  subconsciente  (el  fenómeno)  y  lo  consciente  (la  cosa  en  sí).  El  yo 
subjetivo  de  Fichte,  que  se  abstrae  del  mundo  causal ,  es  una  « ilusión» 
de  la  conciencia-voluntad.  La  necesidad  comprendida,  como  defini- 
ción de  la  libertad,  dada  por  Schelling  y  por  Hegel,  podría  explicarse 
del  siguiente  modo  :  la  necesidad  radica  obscuramente  en  los  movi- 
mientos determinantes  de  la  conducta,  y  la  comprensión,  en  la  con- 
ciencia-voluntad, esto  es,  en  la  inteligencia  consciente  y  voluntaria, 
que  traduce,  bien  ó  mal,  los  móviles  que  se  inician  en  la  subconcien- 

ABT.     ORIG.  XXXI-4 


66 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


cia.  El  fuero  interno  —  deque  hablan,  apocalípticamente  Hegel, 
místicamente  Jacobi,  simbólicamente  Maine  de  Biran,  confusamente 
Schleiermacher  y  muy  enfáticamente  Schopenhauer — ,  no  es  más 
que  la  subconciencia.  La  noción  vaga  de  que  la  conciencia-voluntad 
constituye  una  representación  subjetiva  del  mundo,  engendrada  por 
una  serie  de  sensaciones  subconscientes,  es  lo  que  hace  de  cada  sis- 
tema mctafísico  una  larga  sucesión  de  sombras,  un  sueño  de  sue- 
ños, que  recuerda  estos  versos  de  Scarron  : 

FA  je  vis  l'ombre  (Van  esprit 
qui  Iracait  l'ombre  d'un  systéme, 
avec  l'ombre  de  l'ombre  mime. 

Pero,  desgraciadamente,  la  psicofisiología  contemporánea,  por 
una  prudencia  que  es  casi  cobarde,  no  ha  proclamado  aun,  á  pesar 
de  las  elocuentes  insinuaciones  de  la  neuropatología,  una  amplia  y 
categórica  doctrina  de  la  subconciencia,  que  se  contraponga  á  la 
vieja  y  absurda  doctrina  de  la  conciencia  total  del  hombre  causa 
sui. 


$   20 


GRADACIONES  DE  LA  CONCIENCIA 

De  la  simple  observación  de  los  hechos,  tan  imperfectamente 
apuntados  en  el  parágrafo  precedente,  resultan  las  siguientes  con- 
secuencias : 

Ia  Desde  la  conciencia  plena  hasta  la  inconciencia  plena  (aneste- 
sia general)  hay  una  serie  de  gradaciones.  Luego,  sería  un  error 
pretender  que  entre  una  y  otra  existe  una  brusca  línea  divisoria,  en 
donde  se  puede  decir  :  «Aquí  acaba  la  conciencia,  aquí  principia  la 
subconciencia.  »  Lejos  de  esto,  nuestra  psiquis  resulta  un  todo  de- 
licadísimamente  graduado,  sin  transiciones  insólitas. 

2*  Así  como  á  la  conciencia  plena  corresponde  la  voluntad  plena 
(aparente  ó  real),  hasta  el  punto  de  formar  un  todo  indisoluble  que 
llamo  conciencia-voluntad,  conforme  disminuye  la  conciencia,  dis- 
minuye proporcionalmente  la  sensación  de  la  voluntad-libertad. 

3a  Por  debajo  déla subconciencia-subvoluntad  (es  decir,   de  los 


TEORÍA   DK   LA   SL'BCOM'.lENdA-SUBVOI.UN'TAD  (¡y 

actos  instintivos)  está  lo  inconsciente-involuntario,  que  es  la  vida 
vegetativa. 


§  26 


RELATIVIDAD  DE  LA  CONCIENCIA 

La  inconciencia  absoluta  no  existe  en  estados  naturales,  pues  es  un 
producto  artificioso,  un  caso  de  anestesia  general.  Síntomas  más  ó 
menos  vagos  de  nuestras  actividades  psíquicas  no  faltan  normal- 
mente nunca  en  el  campo  de  la  conciencia.  Idénticamente,  la  con- 
ciencia-voluntad absoluta  no  existe,  porque  jamás  tendremos  concien- 
cia de  lo  incognoscible,  ni  nos  podremos  desentender  de  los  motivos 
de  nuestras  determinaciones.  Pero,  así  como  la  medicina  puede  pro- 
ducir en  la  anestesia  general  una  inconciencia  casi  absoluta,  la 
metafísica  concibe  una  conciencia  casi  absoluta  en  una  región  pu- 
ramente especulativa.  La  región  noumenal  de  Kant  representa,  en 
los  artificios  humanos,  el  polo  opuesto  de  la  anestesia  general. 

Admitiéndose  la  teoría  que  expongo,  la  antigua  división  de  las 
tres  facultades  del  alma  (sensibilidad,  inteligencia  y  voluntad)  sería 
reemplazada  por  la  de  las  tres  regiones  del  espíritu  :  conciencia- vo- 
luntad, subconciencia-subvoluntad  é  inconciencia.  Pero  hay  que 
reconocer  que  esta  nueva  división  es  también  esquemática,  porque 
estas  tres  regiones  pueden  existir  sólo  como  abstracciones,  siendo 
en  la  realidad  indeslindables. 


§27 

LA  EXPRESIÓN    «  ESTADO  DE  CONCIENCIA  » 

De  la  teoría  expuesta  resulta  que  la  expresión  estado  de  concien- 
cia, adoptada  por  los  más  eminentes  psicólogos  modernos  para  sig- 
nificar cualquier  sensación,  percepción  ó  idea,  es  vaga  é  impropia. 
Se  toma  el  continente  por  el  contenido.  En  cambio,  yo  adoptaría 
la  expresión  entidad  psíquica : 

i°  Porque  cualquier  percepción,  emoción  ó  idea  atraviesan  por 
varios  estados  ó  campos  de  la  conciencia,  y  aun  pueden  establecerse 
simultáneamente  en  todos  ó  en  varios  de  ellos ; 


()8  REVISTA   DE  LA  UNIVERSIDAD 

2"  Porque  la  verdadera  naturaleza  de  una  percepción,  una  emo- 
ción ó  una  idea,  es  la  de  una  entidad  x,  que  obra  dentro  de  las  va- 
rias regiones  de  nuestra  psiquis  ; 

3o  Porque,  en  el  complexus  que  forma  una  entidad  psíquica,  están 
más  ó  menos  difusamente  involucradas  percepciones,  emociones 
é  ideas. 

Pero  concibo  que,  tomando  lo  más  llamativo  por  el  todo,  pueda 
denominarse  «  idea  »,  como  por  antonomasia,  á  una  entidad  psíquica 
cualquiera,  compuesta  de  percepciones,  sensaciones  é  ideas,  y  de- 
nominarse asimismo  «conciencia»,  al  conjunto  de  nuestra  psiquis, 
con  sus  varias  zonas  de  conciencia-voluntad,  subconciencia-subvo- 
I untad  é  inconciencia,  y  con  sus  matices  intermedios.  Establecido 
el  hecho,  y  dada  la  pobreza  de  nuestra  lengua,  esto  no  daña  funda- 
mentalmente á  la  claridad  del  discurso  científico  y  no  nos  obliga  á 
forjar  más  neologismos. 

C,  O.  BUNGE. 


¿1 


FLAN  DE  INVESTIGACIONES  V  PUBLICACIONES  HISTÓRICAS 


<•) 


Las  investigaciones  realizadas  duranle  el  año  191 4  y  los  me- 
ses que  van  corridos  de  191 5,  nos  han  ofrecido  un  copioso 
material  de  documentos,  y,  como  consecuencia,  la  oportunidad 
para  referir  á  los  que  siguen  de  cerca  esta  tarea,  la  estructura  y 
extensión  que  posiblemente  tendrá  este  cuerpo  de  antecedentes 
históricos  relativos  á  la  época  del  virreinato  del  Río  de  la  Plata. 

Publicada  la  memoria  de  Lastarria,  continuamos  estudiando 
aquellos  lemas  que  se  relacionaban  con  el  comercio  exterior,  la 
real  hacienda  y  la  población,  habiéndose  dado  á  conocer,  como 
elementos  concurrentes  á  dicho  estudio,  algunos  antecedentes 
fundamentales  en  los  volúmenes  aparecidos  desde  191 2. 

El  ejercicio  de  busca  en  los  distintos  repositorios  públicos 
de  esta  capital,  que  conservan  papeles  del  siglo  xvín,  y  que,  por 
noticias  circunstanciadas  y  las  constancias  y  descripciones  de 
los  catálogos,  sabíamos  que  poseían  materiales  para  esta  com- 
pilación, demostró,  desde  los  primeros  momentos,  el  predomi- 
nio de  una  prueba  abundante  que  fijaba  los  caracteres  de  la  or- 
ganización económica  de  las  colonias  españolas,  la  secuencia  de 
hechos  nuevos  y  distintos,  y  el  dinamismo  de  las  prescripciones 
que  desde  los  puntos  de  vista  político,  jurídico  y  técnico  consti- 
tuían la  fase  legal  del  factor  que  se  pretendía  analizar.  Todo  ello 
ha  quedado  fundadamente  establecido  en  estos  tomos,  y  llegaremos 
á  conocer  todas  sus  relaciones  y  los  detalles  que  tienen  importan- 


(1)   Este  plan  va  inserto  como   Advertencia    en    el    tomo  Y  de  Documentos  para  la  his- 
Joria  argentina,  de  la   Facultad  de  filosofía  Y    letras. 


HE  VISTA   DE  LA    UNIVERSIDAD 


cía  en  los  subsiguientes,  que  próximamente  estarán  en  prensa. 
El  motivo  constante,  en  la  legislación  que  compilamos,  fué 
establecer  ciertas  normas  absolutas  en  lo  que  se  refiere  al  aspecto 
técnico  de  la  organización  mercantil  de  las  colonias  españolas, 
sin  olvidar  las  disposiciones  interpretativas  de  los  principios  po- 
líticos y  administrativos  ya  aludidos  y  que  siempre  Fueron  aten- 
tamente observados.  Ahora  bien,  en  lo  que  las  reales  provisiones 
hacen  referencia  directa  á  la  economía,  hacienda  y  administra- 
ción del  virreinato,  hemos  pensado  que  las  determinaremos  con 
mayor  claridad  y  exactitud,  constituyendo  grupos  diversos,  por 
tratarse  de  la  fase  del  problema  que  ofrece  dificultades  para  arti- 
cular, causal  y  cronológicamente,  á  las  series  parciales,  y  pre- 
sentar, con  los  documentos  sobre  el  comercio  exterior,  sólo  una 
de  carácter  general. 

\o  ha  eslado,  pues,  en  nuestra  mente,  establecer  valores  de 
precedencia,  de  carácter  técnico  ó  histórico;  el  con  junio  inte- 
gral de  documentos  sobre  el  comercio  de  Indias  —  que  es  el 
más  abundante  se  clasifica  en  seis  partes,  á  los  electos  de 
la  publicación,  denominándose  según  el  espíritu  legal  que  re- 
presentan en  conjunto,  y  apreciando,  asimismo,  el  contenido 
absoluto,  sus  fechas  y  la  amplitud  de  las  informaciones. 

El  material  estudiado  se  reproducirá  con  toda  fidelidad,  con- 
forme á  las  copias  que  poseemos  debidamente  autenticadas  : 
la  tarea  de  heurística  y  complementaria  del  contexto,  en  ciertos 
casos,  nos  permite  declarar  que,  ya  se  trate  de  originales,  co- 
pias ó  impresos,  el  conjunto  que  ofrecemos  á  los  estudiosos  es 
muy  apreciable,  no  obstante  encontrarse  entre  sus  componentes 
algunas  piezas  conocidas,  en  todo  ó  en  parte,  pero  de  valor  in- 
cuestionable y  de  rigurosa  inclusión  en  esta  oportunidad. 

Demostramos,  por  la  simple  enunciación  de  los  títulos,  que 
primero  hemos  atendido  las  cuestiones  generales  —  como  las  del 
factor  económico  —  perfectamente  caracterizadas,  antes  y  du- 
rante la  época  del  virreinato. 

En  volúmenes  subsiguientes  se  complementará  el  caudal  de 
informaciones  sobre  los  distintos  aspectos  de  aquella  historia, 
siguiendo,  siempre  que  sea  posible,  un  orden  ó  sistema,  é  insis- 
tiremos en  las  notas  y  comentarios  que  establezcan  la  proce- 
dencia, clasificación  de  sus  caracteres  externos  y  categorías  del 


PLAN  DE  INVESTIGACIONES    V   1'üBLICACIONES  HISTÓRICAS  7  I 

conjunto  documental,  con  las  anotaciones  bibliográficas  y  es- 
colios dignos  del  asunto,  preparatorias  del  estudio  monográ- 
fico á  que  se  suponen  destinados  los  mismos  documentos.  Y  así 
continuaremos,  con  el  propósito  de  ser  cada  vez  más  útiles, 
precisos  é  informados,  para  facilitar  —  si  posible  fuera  á  nues- 
tra sola  costa  —  la  solución  de  las  numerosas  y  renovadas  exi- 
gencias del  conocimiento  histórico,  que  son,  á  la  vez,  exigencias 
de  esta  tarea  editorial. 

Explicados  al  señor  decano  de  la  facultad,  doctor  Rodolfo 
Rivarola,  los  fundamentos  de  nuestro  plan  y  la  forma  en  que  será 
desenvuelto,  fueron  aprobados,  y  reflexionando  sobre  la  conve- 
niencia de  hacerlo  conocer,  dispuso  que  se  presentara  concre- 
1  amenté,  agregándolo  á  la  presente  advertencia. 

Por  consiguiente,  el  conjunto  de  manuscritos  ó  impresos  que 
se  refieren  al  comercio  de  España  con  sus  colonias  —  así  como 
los  diferentes  materiales  que  fundarán  la  reconstrucción  inte- 
gral de  aquel  pasado  —  que  el  señor  encargado  de  las  investiga- 
ciones históricas,  doctor  Emilio  Ravignani,  ha  podido  determi- 
nar, con  el  objeto  exclusivo  de  responder  al  propósito  ya  enun- 
ciado, y  el  infrascripto  ha  clasificado  y  dispuesto  en  el  orden 
que  deben  publicarse  bajo  el  título  general  de  Comercio  de  In- 
dias, se  subdividirán  así  : 

Tomo  V,  Antecedentes  legales  (1713-1778). 

Tomo  YI,  Comercio  libre  (1778-1791). 

Tomo  VII,  Consulado,  comercio  de  negros  y  de  extranjeros 
(1791-1809). 

Tomo  VIII,  Memorias  y  representaciones  comerciales  (1771- 
1810). 

Tomo  IX,  Administración  aduanera  (1 778-1810). 

Tomo  X,  Administración  del  consulado  (1 785-1810). 

El  trabajo  de  anotación  preliminar  de  cada  documento  y  el 
consecutivo  de  copias  (más  de  1700  piezas),  que  por  iniciativa 
do  la  facultad  se  prosigue  en  este  año  de  191 5,  con  mayor  acti- 
vidad, ha  constituido,  gracias  á  felices  hallazgos,  materia  justi- 
ficativa de  lo  que  bosquejamos  en  páginas  siguientes,  como  plan 
de  publicaciones  más  amplio  y  conexo  sobre  la  estructura  eco- 
nómica, estadística,  administrativa,  política  cultural  y  religiosa 
del  virreinato. 


IUÍV1STA   DE    I.A    L'MVEHSIÜAU 


Nuestro  proyecto  tiene,  pues,  base  sólida  de  materiales  re- 
cientemente reunidos  y  valorizados,  y  el  señor  decano  ha  ofre- 
cido, para  que  sea  una  realidad,  toda  suerte  de  estímulos,  mer- 
ced á  los  cuales  se  irá  extendiendo,  en  lo  posible,  el  alcance  del 
conocimiento  metódico  de  las  fuentes  de  nuestra  historia,  y  para 
lo  cual  colaboran  á  nuestro  lado  los  señores  llómulo  D.  Carbia, 
director  de  la  biblioteca  de  esta  casa,  y  Diego  Luis  Molinari,  ya 
conocidos  por  su  dedicación  á  estos  estudios. 

Dado  que  los  señores  prologuistas  —  y  de  los  volúmenes  V  y 
VI,  el  doctor  Ricardo  Levene  —  han  de  hacer  mérito  del  valor 
de  los  conjuntos  documentales  que  hemos  reunido,  de  su  clasi- 
ficación crítica,  y  agregarán  las  referencias  bibliográficas  que 
deban  utilizar  los  futuros  investigadores,  de  acuerdo  con  la  nor- 
ma que  deseamos  observar  en  las  introducciones;  sólo  nos  inte- 
resa establecer  que,  en  el  plan  que  se  proyecta,  no  se  podrá  ob- 
servar un  orden  absoluto  en  la  aparición  de  los  volúmenes, 
según  los  títulos  que  comprendemos,  por  cuanto,  á  pesar  de 
todas  las  previsiones,  suelen  aún  encontrarse  separados,  y  apa- 
recerán extraviados  ó  dislocados  de  los  legajos  á  los  cuales  per- 
tenecen en  realidad,  muchas  piezas  y  hasta  voluminosos  expe- 
dientes. 

Esos  impedimentos  no  podrán  obstaculizar  nuestra  tarea  en 
lo  más  mínimo ;  en  tal  caso,  demandará  de  los  estudiosos  cierta 
resignación. 

Dicha  circunstancia  nos  hace  prever  que  algunos  títulos  han 
de  exigir  prolijo  estudio  y  extenso  espacio  y  adiciones  biblio- 
gráficas muy  minuciosas. 

Atendiendo,  por  otra  parte,  á  los  epígrafes  y  su  orden,  esta- 
blecidos en  el  proyecto,  los  primeros  conjuntos  documentales 
que  deberán  tratarse,  observando  el  método  que  tratamos  de 
poner  en  práctica,  se  relacionan  con  el  conocimiento  de  la  po- 
blación, economía  y  real  hacienda,  industrias  y  tecnología,  vías 
y  medios  de  comunicaciones. 

Sin  apartarnos  de  los  hechos  propiamente  históricos,  que  re- 
construímos á  la  vista  de  testimonios  homogéneos,  hemos  pen- 
sado en  la  conveniencia  de  desarrollar  varios  de  los  temas, 
incluyendo  otra  categoría  de  datos,  que  deben  ser  estimados  por 
pertenecer  á  testigos  ocasionales  que  han  trasuntado  el  aspecto 


PLAN  DE  INVESTIGACIONES  Y   PUBLICACIONES  HISTÓRICAS  ~¡ó 

más  interesante  de  la  realidad  :  la  vida  interna  de  las  ciudades 
y  campañas  del  virreinato. 

Nos  referimos  á  las  relaciones  de  algunos  viajeros  y  cronistas 
ingleses  del  siglo  xvm  y  primeras  décadas  del  xix,  que  visitaron 
ó  describieron  los  países  del  Río  de  la  Plata,  dejándonos  libros 
curiosos,  singularmente  demostrativos,  que  forman  parte  prin- 
cipal de  nuestras  más  importantes  bibliotecas  americanas. 

La  dirección  del  Museo  Mitre  y  el  doctor  Francisco  P.  Moreno, 
que  poseen  algunas  de  esas  publicaciones,  las  han  ofrecido  á  la 
facultad,  graciosamente,  con  el  propósito  de  que  se  divulguen, 
y  entre  las  cuales  recordaremos  á  las  de  Coyer,  Davis,  Empson, 
Froger,  Hunter,  Helms,  Jones,  Pullen,  Walton  y  Wilcocke. 

Tan  ímproba  labor  debe  contar  con  el  apoyo  decidido  de  los 
directores  y  personal  técnico  de  los  archivos  del  país  donde  se 
llevan  á  cabo  las  investigaciones;  habiéndonos  complacido  en 
recordarlos  en  nuestros  informes  al  señor  decano  de  la  facul- 
tad, por  las  facilidades  y  las  asiduas  atenciones  que  nos  dis- 
pensan. 

El  plan  á  que  hacíamos  referencia,  es  el  siguiente  (i)  : 

TERRITORIO   Y   POBLACIÓN 

Exploraciones  geográficas  y  cartografía  del  virreinato. 

Extensión  y  población  de  la  ciudad  y  campaña  de  Buenos  Ai- 
res (i  72  6- 1 809). 

Extensión  y  población  de  las  ciudades,  villas,  gobiernos  mili- 
tares y  corregimientos  (padrones  civiles  y  religiosos). 

Población  indígena  y  negra  de  las  ciudades,  villas  y  haciendas 
del  virreinato,  su  vida  y  costumbres. 

Líneas  de  fronteras. 

COMERCIO    DE    INDIAS 

Antecedentes  legales   (1718-1778). 
Comercio  libre  (1778-1791). 

(1)  En    bastardilla    se    indican    los   epígrafes  de  los  volúmenes   impresos  ó  que  se  en- 
cuentran en  condiciones  de  ser  entregados  á  las  cajas. 


"¡!\  KEVISTA   DE  LA  UNIVERSIDAD 

Consulado,  comercio  de  negros  y  de  extranjeros  (i 791-1809). 
Memorias  y  representaciones  comerciales  (1771-1810). 
Administración  aduanera  (1778-1810). 
Administración  del  consulado  (1 785-1810). 


economía  y  real  hacienda 

Industrias  y  tecnología  (1776-1810). 

Explotación  minera. 

Moneda  y  crédito. 

Gremios. 

Propiedad. 

Abastos. 

Vías  y  medios  de  comunicaciones. 

política 


Exterior 


Cuestiones  con  Portugal. 
Cuestiones  con  Inglaterra 
Cuestiones  con  Francia. 


Interior 


Sublevación  de  Tupac-Amaru. 
Movimientos  subversivos  precursores. 
Revoluciones  de  1809  y  1810. 


administración 


Virreinato 


Antecedentes  de  su  erección  (1771-1776). 

Fundación  (1776- 1778). 

Permanencia  (1 778-1806). 

Audiencia. 

Real  hacienda. 


PLAN  DE  INVESTIGACIONES  Y   PUBLICACIONES  HISTÓRICAS 

Intendencias. 

Cabildos. 

Administración  edilicia. 

Organización  de  las  instituciones  militares. 

Gobierno  de  los  pueblos  indígenas. 

Consecuencias  del  extrañamiento  de  los  jesuítas. 

CULTURA 

Instrucción  pública. 

Literatura  y  bibliografía. 

Usos  y  costumbres. 

Manifestaciones  artísticas. 

Folklore. 

Iconografía. 

Biografías. 


75 


IGLESIA 


Organización  diocesana. 

Parroqias. 

Justicia  eclesiástica. 

Diezmos. 


Luis  María  Torres, 

Director  (le  investigaciones  y  publicaciones  históricas. 


Junio  de  1 91 3- 


LA  INICIACIÓN  REVOLUCIONARIA  (I> 

EL  CASO  DEL  DOCTOR  AGRELO 


Señor  presidente, 
Señores : 

Agradezco  profundamente  la  distinción  de  que  me  hacéis  ob- 
jeto al  aceptarme  como  compañero  de  tareas.  Llegado  el  último, 
mis  pretensiones  son  modestas  :    anhelo  aprender. 

Esta  noble  corporación,  en  cuyo  ambiente  flota  el  alto  espí- 
ritu del  general  Mitre,  y  perduran  las  enseñanzas  de  Ameghino, 
de  Carranza,  de  Mantilla,  de  Pillado,  de  Quesada,  de  Ramos 
Mejía,  de  Rosa  y  de  Saldías,  tiene  en  el  mundo  estudioso  a  que 
pertenezco,  un  vasto  prestigio.  Vuestra  presencia  impone;  vues- 
tros admirables  trabajos  de  reimpresión  facsimilar  y  de  divul- 
gación de  las  fuentes  históricas;  vuestros  dictámenes  y  vuestros 
actos,  llevan  e.1  sello  de  esa  aristocracia  del  saber,  cuya  efecti- 
vidad constituye  el  mejor  lustre  de  cultura  de  una  nación  civi- 
lizada. 

La  investigación  metódica  de  las  cosas  antiguas,  a  que  tanta 
importancia  se  atribuye  en  las  viejas  sociedades,  adquiere  en 
los  países  jóvenes,  de  actualidad  cosmopolita  como  el  nuestro, 
un  valor  trascendental.  Hay  que  salvar,  sin  perder  tiempo,  el 
rico  venero  de  la  tradición,  antes  de  que  la  mezcla  indefinida 
haga  aparecer  como  exóticas  las  generaciones  que  fueron.  No 
existe  una  misión  más  bellamente  argentina  en  estos  momentos. 
No  habrá  orientación  intelectual  más  hermosa,  con  tal  de  que 


(i)  Trabajo  leído  por  el  autor    en    el   acto    de  incorporarse  á  la  Junta    de    Historia 
numismática  americana,  el  i5  de  agosto  de  1910. 


LA    INICIACIÓN    KKVOLUCIONAIUA 


/  / 


se  apliquen  los  procedimientos  de  la  crítica  moderna,  y  se  dis- 
tinga entre  los  abalorios  patrióticos,  tan  crudamente  prodigados 
en  nuestras  historias  sudamericanas,  y  lo  que  positivamente  nos 
interesa.  Por  lo  mismo,  al  considerar  la  responsabilidad  que  ihe 
incumbe,  desde  el  instante  en  que  ocupo  un  sitio  á  vuestro  lado, 
experimento  una  extraña  emoción  :  la  emoción  del  que  duda 
de  sus  fuerzas... 

Con  todo,  acepto  virilmente  el  compromiso.  Procuraré  hacer- 
me digno  de  vuestra  grata  hospitalidad. 

El  único  fragmento  publicado  de  la  Autobiografía  del  doctor 
don  Pedro  José  de  Agrelo,  el  famoso  sucesor  de  Funes  en  la 
dirección  de  La  Gaceta,  el  inflexible  fiscal  de  la  conjuración  de 
Alzaga,  el  descollante  miembro  de  la  Asamblea  del  año  trece, 
que  presenció  atónita  su  ruidoso  incidente  con  Moldes,  después 
de  aprobar  su  gran  proyecto  de  creación  de  la  moneda  argen- 
tina, empieza  sugiriendo  un  pequeño  misterio,  misterio  que  lla- 
maríamos trágico,  si  no  pudiéramos  también  llamarlo  cómico, 
según  fuera  la  posición  que  adoptáramos  para  estudiar  este  raro 
capítulo  de  la  vida  del  procer  (i). 


íi)  Según  Zihny,   Efemeridografla    Argiromelropolilana,    i8ij(j,  página  116,  desempeñó 

el  doctor  Agrelo  l;i  dirección  de  La  Gócela  «(desde  el  18  de  marzo  (en  realidad  21  de 
marzo,  n°  4i)  de  181 1  basta  el  5  de  octubre  del  mismo  año  >>.  Véase  también,  Pedro 
José'  Asuelo,  Autobiografía  (en  Musen  Historien  Nacional,  Memorias  v  Autobiografías,  II, 
loo)  y  Adolfo  Saldías,  La  prensa  periodística  de  la  revolución.  —  Sobre  el  papel  del  doc- 
tor Vgrelo  en  el  proceso  de  Alzaga.  además  de  su  propio  relato  (Autobiografía,  2o5),  es 
muy  interesante  el  trabajo  del  doctor  Miguel  Navarro  Viola,  Cansas  célebres  argentinas. 
Proceso  de  la  conspiración  de  don  Martín  de  Alzaga,  publicado  en  la  Revista  de  Buenos 
Aires,  l\  ,  ()()i,  y  V,  ll3,  2-ij  y  5  1 1  ;  puede  también  consultarse  los  tomos  IX  y  X  del 
inconexo  Archivo  General  de  la  República  Argentina,  que  dirigió  el  doctor  Adolfo  P.  Ca- 
rranza, y  la  sugerente  página  do  Mitre,  en  Belgrano,  II,  iji,  0,2  ;  así  como  el  Rivadavia, 
de  don  Andrés  Lamas  (edición  de  La  cultura  argentina,  i  a  1 ,  etc.)  y  Conspiración  de  Al- 
zaga,  por  Juab  José  Biedma  (articulo  publicado  en  /.«  Nación  del  5  de  julio  de  nji.~>.)  — 
Para  apreciar  su  actuación  en  la  asamblea  de  1810  bastaría  leer  la  Autobiografía  (desde 
'a  página  2^8),  Lopes,  Historia  Argentina,  l\,  .'¡'i.'¡.  Asimismo  Carlos  M.  Urien,  Sobe- 
rana Asamblea,  etc.  y  Gr >i\h>   F.  Rodríguez,  Historia  de  Altear,  I,  a(>3  3   siguientes.  — 

La  escena  del  lamoso  incidente  en  que  el  coronel  Moldes  —  dice  Agrelo  (Autobiografía, 
207)  —  «  tuvo  el  arrojo  de  utropellarme  personalmente  en  la  sala  misma  de  la  Asamblea, 
tomándome  por  la  corbata  en  acción  de  darme  de  puñadas»,  lia  sido  pintorescamente 
descripta,  de  un  rasgo  de  pluma,  por  el  doctor  López,  (La  Revolución  Argentina,  su  ori- 
gen, sus  guerras  y  desarrollo  político  hasta  1830,  1,  28Ü).  El  mismo  doctor  l-ópez  (Histo- 
ria Argentina,  Y,  '.\\'\)  da  a  entender  que  el  beclio  tuvo  lugar  en  181/4.  Sin  embargo, 
debió  ocurrir  en  la  sesión  del   i3  de  julio  de  i8i3,  en  la  cual,  según  El  Redactor  de  la 


-8  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Dice  el  doclor  Agrelo  que  en  el  Perú,  hacia  octubre  de  1810, 
so  vio  «  preso  y  calumniado  por  los  patriotas  en  el  concepto 
de  un  enemigo  »,  añadiendo  que  la  espantable  aventura  tuvo 
lugar  «  a  consecuencia  de  los  informes  del  boticario  »  (1). 

¿  Quién  era  este  boticario  y  en  qué  consistió  el  percance  ? 


Asamblea  1813-1815,  página  18  (foliada  por  error  i48)se  revocó  el  préstamo  ordenado... 
«  a  algunos  individuos  (españoles)  de  los  pueblos  de  Salta  y  Jujui  »,  los  mismos  que,  á 
estar  á  las  afirmaciones  de  Aérelo,  violentamente  negadas  por  Moldes  (Autobiografía  <¡l.) 
que,  en  suma,  originaron  el  choque.  —  «  habían  hecho  fuego  a  nuestro  ejército  desde  las 
ventanas  de  las  casas,  el  día  de  la  acción  con  el  general  realista  Trístán  ».  —  Sobre  el  va- 
lor de  ambos  personajes  es  digno  de  leerse  la  notable  slluela  de  Moldes,  magistralmcntc 
trazada  por  López  en  su  Revolución  Argentina,  1,  desde  la  página  a64,  y  tener  en  cuenta 
el  opuesto  criterio  del  doctor  Bernardo  Frías  (Historia  del  general  D.  Marlin  Güemes y  de  la 
provincia  de  Salta,  I,  a5l,  3ao,  y  III,  a 2 ( i ,  y  63a  á  634),  fuera  de  lo  que  más  adelante  se 
cita.  —  El  ((  decreto  \  lev  sobre  la  nueva  moneda  »  se  sancionó  el  i3  de  abril  de  i8l3, 
«  decreto  eminentemente  soberano  que  roe  cupo  la  suerte  de  redactar  y  firmar  »,  dice  Agre- 
lo  (Aulob.,  55a  ),  refiriéndose  á  la  ley,  pues  el  decreto,  como  era  de  práctica,  fué  obra  del  Po- 
der ejecutivo.  El  Redactor,  «  por  orden  de  la  Asamblea  ...  mientras  se  hacían  los  primeros 
ensayos  de  la  nueva  amonedación  »,  publicó  la  ley,  no  en  el  número  7  del  sábado  1"  de  ma- 
yo, que  era  el  que  hubiera  correspondido,  sino  en  el  i3,  del  3i  de  julio  (véase  Redactor, 
etc.,  5i).  El  Complemento  que  acompaña  á  la  notable  reimpresión  facsimilar  dirigida  por  la 
Junta  de  historia  y  numismática,  trae  el  «  Decreto  »,  fechado  el  28  de  julio  y  firmado 
por  Antonio  Alvarez  de  Jonte,  José  Julián  Pérez,  Nicolás  Rodríguez  Peña  y  don  Manuel 
José  García,  como  secretario.  1  Ladislao  Frías,  Trabajos  legislativos  de  las  [> rimeros  asam- 
bleas argentinas,  1883,  no  lo  incluyó  en  el  Apéndice.  — Otros  aspectos  de  la  vida  del  céle- 
bre doctor  pueden  juzgarse  en  Ziw\,  Efemeridografia  cit.,  34;  Martín  Aveliko  Agrelo, 
Rasgos  biográficos,  etc.,  Heríala  de  Buenos  Aires,  \,  217  ;  y  Arsei  G.  Oabbarza  Marmol, 
La  Asamblea  de  1813  y  el  doctor  Pedro  ,/.  Agrelo.  Por  último,  vale  la  pena  de  consultar  el 
curioso  documento  inédito  del  Archivo  de  Indias,  en  Sevilla  .'  1  2  3-2  —  4,  copia  existente  en 
la  Sección  de  historia  de  la  Facultad  de  filosofía  y  letras)  titulado  :  «  Relación  circunstan- 
ciada <lc  personas  más  ó  menos  visibles  que  figuraban  \  tenían  algunas  influencias  respecto 
al  estado  revolucionario  con  tendencia  á  independizarse,  que  existían  en  Buenos  Aires  » 
( ¿  1817!').  Obra  de  algún  airado  peninsular  sin  mayor  importancia,  la  a  Relación  »  es  un 
modelo  de  desahogo  anónimo.  Para  su  autor  hay  dos  clases  de  criollos  :  los  «  buenos  >■. 
que  reniegan,  según  él,  de  la  revolución:  y  los  «  malos  »,  ó  sea  los  enemigos  de  España. 
Por  un  error,  fácil  de  percibir,  el  coronel  Moldes,  á  causa  de  los  violentos  odios  que 
cultivaba,  pero  como  si  no  existieran  las  pruebas  de  su  patriotismo,  figuraba  entre  los 
primeros.  En  cuanto  al  doctor  (¡Agredo)),  como  él  dice,  hé  aquí  su  opinión,  la  misma  de 
sus  más  feroces  adversarios  :  «  Es  hombre  muy  malo,  abogado,  intrigante,  sanguinario, 
enemigo  acérrimo  de  todo  europeo  a  quienes  atligió,  robó  y  asesinó.  Es  detestado  en  el 
[¡ais  v  se  le  conoce  por  Robes pier  ;  tiene  talento  regular  y  moderada  instrucción  en  el 
derecho  patrio.  Aborrece  á  España  morlalmenle  porque  teme  el  suplicio  ;  fué  editor  del 
periódico  atroz  titulado  la  Crónica  Argentina  ».  —  La  verdad  es  que  el  doctor  Agrelo, — 
dato  confirmado  por  su  propio  hijo,  don  Martin  Avelino,  —  jamás  tuvo  suerte.  En  la 
época  de  la  «  Relación  »  hacía  apenas  siete  años,  como  se  verá  en  el  texto,  que  por  los 
motivos  exactamente  contrarios,  otro  español  le  había  llamado  ¡  <<  titiritero  político»  I  ... 
(i)  Autobiografía,   etc..    327. 


LA   INICIACIÓN    UKVOI.UCIONAIUA 


71) 


Ln  día  de  fines  del  siglo  xvm,  la  encantadora  y  avispada 
villa  de  Tupiza,  compuesta  de  un  templo  miserable  y  cuatro 
ranchos,  tuvo  la  sensación  de  que  se  le  incorporaba  un  perso- 
naje curioso.  Producto  enciclopédico  de  aquellas  sociedades  eco- 
nómicas que  por  entonces  generalizó  en  España  el  genio  de 
Campomanes  y  de  Jovellanos,  don  Gabriel  Antonio  de  Hevia  y 
Pando,  que  tal  era  su  nombre,  reunía  en  su  original  cabeza,  los 
conocimientos  de  un  semidoctor  en  ciencias  físiconalurales  y 
de  un  profeta  en  materias  gubernativas  y  sociológicas.  Era  as- 
turiano, conocía  la  química,  la  botánica,  la  mineralogía,  la  ex- 
plotación de  los  metales,  y  podía  disertar  con  la  verba  insupe- 
rable de  un  «  amigo  del  país  »,  atiborrado  de  «  Educación 
Popular  )>  y  de  doctrinas  clásicas  mezcladas  á  las  ilusiones  del 
filosofismo,  acerca  de  la  riqueza  de  las  naciones  y  de  las  trans- 
formaciones benéficas  que  un  país  lograría  experimentar  obe- 
deciendo los  preceptos  de  la  sabiduría  (i).  Tal  hombre,  ver- 
boso y  abundante,  no  podía  menos  que  ser  escritor.  Y  lo  fué, 
en  efecto.  Desde  1802  menudea  la  serie  de  sus  artículos,  que  he 
tenido  la  fortuna  de  descubrir  como  pertenecientes  á  él,  en  el 
célebre  periódico  de  don  Hipólito  Vieytes,  El  Semanario  de  Agri- 
cultura, Industria  y  Comercio  (2).  El  Consulado  de  Buenos  Ai- 
res, al  que  dedicó  una  obra  sobre  metalurgia,  le  costeó  el  viaje 
á  la  capital  en  1806,  para  verle  y  contemplar  cierta  colección 
mineralógica  de  que  fué  portador,  sin  más  resultado  práctico,  á 
juzgar  por  el  riguroso  incógnito  que  hasta  hoy  rodea  á  la  obra 
y  á  la  colección,  que  el  de  provocar  en  los  tristes  y  aburridos 
cónsules,  una  abrumadora  unanimidad  de  bostezos  (3).  Feliz- 


(1)  En  un  próximo  trabajo,  en  el  que  procurare''  estudiar  á  fondo  este  curioso  ejemplar 

de  habitante  del  virreinato  en  vísperas  de  la  independencia,  indicaré  las  fuentes  de  donde 
extraigo  tales  dalos.  Por  ahora,  bastará  saber  que  muchos  provienen  de  las  actas  del  Con- 
sulado correspondientes  á  180/1  y  180O,  que  existen  inéditas  en  el  Archivo  general  déla 
Nación,  cuyas  autoridades  me  permitieron  consultarlas  con  su  proverbial  amabilidad. 

(2)  Como  que  lia  habido  número  del  Semanario  que  casi  no  contiene  otro  material  que 
los  artículos  de  Hevia.  Por  ejemplo,  el  123.  Un  el  trabajo  ya  anunciado,  anotaré  la  lista 
completa. 

(3)  No  obstante  lo  que  dicen  las  citadas  actas  del  Consulado,  es  probable  que  la  des- 
comunal lectura,  gracias  á  la  prudencia  de  Vieytes  y  de  Belgrano,  se  atenuara,  en  parte 
al  menos,  según  esta  curiosa  información  de  Hevia,  en  carta  al  doctor  Echevarría,  de 
septiembre  29  de  1807  :  <(  Vientes  cuando  fué  secretario  ni  quiso    leer  las  dos  partes  de 


8o  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

menle,  para  las  víctimas  de  la  temible  elocuencia  del  asturiano, 
pasaba  esto  en  vísperas  de  la  invasión  inglesa.  El  fragor  de  los 
combates  que  se  sucedieron,  apagó  la  voz  de  Hevia,  y,  brusca- 
mente, interrumpió  la  enfurruñada  modorra  de  «  Sus  Mercedes  ». 

Desde  mucho  antes,  casi  desde  los  primeros  tiempos  de  su 
instalación  en  Tupiza,  hacia  179,5,  había  iniciado  don  Gabriel 
Antonio  una  voluminosa  correspondencia  con  el  doctor  don  Vi- 
cente Anastasio  de  Echevarría,  abogado  de  campanillas,  asesor 
del  virrey  Liniers,  futuro  conjuez  de  la  Audiencia  Pretorial, 
diplomático  en  unión  con  Belgrano  en  la  famosa  misión  al  Pa- 
raguay; miembro  del  Consejo  de  Estado,  durante  el  Directorio; 
y,  por  último,  armador  de  corsarios  y  hombre  de  historia  hasta 
el  advenimiento  de  Rosas,  que  acabó  con  su  figuración,  no  obs- 
tante haber  sobrevivido  á  la  tiranía,  pues  murió  en  i85~.  Influ- 
yente, ingenioso,  travieso,  según  la  fraseología  de  la  época,  era 
un  aliado  impagable  para  el  lejano  y  ambicioso  vecino  de  Tupiza, 
quien  devorado  por  la  pobreza,  roído  por  los  punzantes  aguijones 
de  la  necesidad,  acorralado  por  la  pequenez  y  la  miseria  de  la 
aldea;  mientras  por  un  lado,  entre  diversos  medios  de  vivir  su- 
geridos por  el  hambre,  convertíase  en  lo  que  desdeñosamente 
llamaba  Agrelo  «un  boticario»;  por  otro,  bajo  el  acicate  de 
una  imaginación  nutrida  de  Virgilio,  rellena  de  Plutarco,  e  in- 
flada de  economistas  españoles,  todo  magnificado  y  burbujeante, 
arrebalábanle  los  ensueños  más  fantásticos  hacia  el  poder  y  la 
dominación :  ya  viéndose  transformado  por  arte  de  la  influencia 
de  su  protector  ante  el  virrey,  en  organizador  de  las  milicias 
peruanas;  ya  contemplándose  arbitro  de  la  explotación  metalúr- 
gica de  América;  ya  sintiéndose  consejero  infalible  de  las  auto- 
ridades coloniales,  nunca,  á  sus  "ojos,  tan  ignorantes  de  los  pro- 
blemas de  gobierno,  como  en  los  duros  tiempos  de  su  propio 
batallar  contra  la  obscuridad  y  la  insignificancia. 

Casi  en  ninguna  de  sus  cartas  —  todas  inéditas  —  hasta  la  ba- 
talla de  lluaqui,  deja  de  tratar  una  de  estas  cuestiones  funda- 
mentales pro  domo  sua.  Y  ya,  desde  la  primera,  apunta  el  deseo 

la  Memoria    Peruana  que    dirigí  a  la  Junta,  ni   proporcionar  el  que   vo  las  leiera,  alodo 
ponía    inconvenientes.     Belgrano  oio    con  indiferencia  fría    mis  repelidas    instancias 
(Papeles  inéditos  del  doctor  T  Ícenle  Anastasio  de  Echevarría.   Archivo    de  la    Academia    de 
filosofía  v  letras  > 


LA    INICIACIÓN   ".EVOLUCIONARÍA 


de  iniciarse  en  la  vida  pública,  desempeñando  el  puesto  de  juez 
real  subdelegado  de  la  provincia  de  Chichas.  Conseguido  ese 
cargo,  el  trepar  de  la  montaña  hasta  las  alturas,  no  ofrecía 
obstáculos  á  su  ilusionismo  :  él  veía  clara  la  línea  recta  del 
ascenso;  y  mientras  la  crueldad  de  los  largos  años  sin  historia, 
los  hacía  suceder  los  unos  á  los  otros,  cambiándose  también  los 
subdelegados,  su  ambición,  como  aguijoneada  por  el  fracaso, 
lejos  de  abatirse,  clamaba  en  el  fondo  de  sus  epístolas,  infini- 
tamente esperanzado  por  el  triunfo.  Era,  entonces*  lo  que  hoy, 
por  burla,  llamaríamos  un  «  opositor  permanente  »,  un  enemigo 
declarado  de  la  autoridad,  enemigo  platónico  —  ya  se  ve  —  c 
inofensivo  á  más  no  poder;  pero  alerta  siempre,  y  siempre  dis- 
puesto, dadas  sus  grandes  condiciones  de  protestador  nato,  á 
figurar  en  un  coro  de  conspiradores. 

El  5  de  marzo  de  1810  murió  en  Potosí  el  juez  real  subdelega- 
do de  Tupiza  (Chichas),  don  Benito  José  ele  Goyena.  El  doctor  don 
Pedro  José  de  Agrelo,  que  era  su  asesor,  entró  á  posesionarse  del 
cargo  «  en  cumplimiento  de  superior  providencia  »  del  gober- 
nador de  la  provincia,  don  Francisco  de  Paula  Sanz,  mientras 
no  llegara  el  subdelegado,  con  mucha  anterioridad  nombrado 
por  el  rey,  en  9  de  noviembre  de  1806,  don  Lorenzo  Bazo  y 
Villanueva  (1). 

Gobernaba  Agrelo,  no  con  gran  tranquilidad,  debido  a  una 
acalorada  disputa  que,  de  entrada,  se  suscitó  entre  él  y  los  mi- 
nistros de  la  real  Hacienda  de  Potosí,  encabezados  por  don  Lam- 
berto de  Sierra,  á  propósito  de  cierto  cobro  que  don  Lamberto 
quería  deducir  de  los  bienes  de  Goyena,  resistido  por  Agrelo, 
cuando  Hevia,  siempre  á  la  mira  de  ocupar  el  cargo,  sostuvo 
con  el  cura  de  Tupiza,  don  Manuel  de  la  Torre  y  Vera,  una  fa- 
mosa conversación,  inmediatamente  transmitida  á  Echevarría. 
«  Por  sus  méritos  y  por  los  progresos  de  esta  minería  —  le  ha- 


(1)  Así  resulta  del  siguiente  documento  :  «  Potosí,  marzo  11  de  1810.  El  Gobernador 
Intendente  da  cuenta  del  fallecimiento  del  Juez  Heal  Subdelegado  del  Partido  de  Chi- 
chas Dn.  Benito  Antonio  de  Goyena  el  5  del  presente,  y  de  lo  que  ha  providenciado 
para  el  Ínterin  que  llega  el  sucesor  nombrado  por  S.M.  Dn.  Lorenzo  Bazo  y  Villanueva». 
(Inédito  del  Archivo  general  de  la  Nación.  1810.  Potosí,  Doc.  núm.  48.  Confront.  Tri:- 
luss,  índice  del  Archivo  de  gobierno  de  Buenos  Aires  correspondiente  d  1810,  pág.    i5/|). 


8a  KEVISTA   DE   LA   UN1VEHSIUAD 

bía  dicho  el  cura,  halagado  quién  sabe  por  qué  vislumbres  de 
futuros  gajes  —  conviene  que  le  hagan  subdelegado.  »  Y  como 
para  acentuar  la  sospecha,  agregó  :  «  Estoy  pronto  á  dar  hasta 
3.000  pesos  de  lianza.  Todo  está  en  que  su  compadre  (Echeva- 
rría) sepa  y  quiera  manejar  la  cosa...  »  (i). 

Naturalmente,  desde  ese  instante,  Agrelo,  detentador  de  aquel 
poder  tan  ambicionado,  si  ya  no  era  santo  de  su  devoción,  se 
convirtió  en  el  peor  de  los  hombres,  digno  en  toda  la  línea  de 
apostrofes  tan  formidables,  como  el  que,  con  su  tinta  más  es- 
pesa, borroneaba  al  final  de  la  carta  á  Echevarría,  de  donde 
extraigo  estos  dalos  :  «  Aseguran  aquí  —  dice  la  carta  —  que 
Bazo  está  en  camino  y  que  el  gran  picaro  Agrelo  le  ofrece 
[2.000  pesos  por  la  subdelegación  (2).  » 


(1)  Los  detalles  de  la  feroz  embestida  de  don  Lamberto  constan  en  el  expediente  asi 
caratulado  :  «  Santiago  de  Cotagaita,  abril  10  de  1810.  El  oficial  Real  Ministro  Tesorero 
General  de  Real  Hazienda  de  la  Villa  de  Potosí  il).  Miguel  Lamberto  de  Siena  )  da 
cuenta  con  iO  Documentos  de  la  competencia  y  entorpecimiento  que  le  lia  puesto  el  Sul>~ 
delegado  interinamente  nombrado  del  Partido  de  Cinchas,  I)r.  l)n.  Pedro  José  de  Agrelo 
a  la  cobranza  de  la  cantidad  que  al  ramo  de  Tributos  quedo  deviendo  el  finado  Dn.  Be- 
nito Antonio  Goyena  con  violación  y  resistencia  de  la  Real  Orden  de  n  de  Abril  de 
1809  y  L.  L.  del  Lib.  8.  Tit.  3"  y  en  especial  la  segunda  del  misino  título  y  libro  \  de 
los  alentados  que  lia  cometido  contra  la  Real  Autoridad  que  representa  y  las  calumnias 
contra  su  Persona  y  Empleo  criminalmente  vulneradas  y  pide  las  estrechas  y  severas 
ordenes  contra  dicho  Subdelegado  en  los  tres  puntos  en  beneficio  de  la  cobranza  del  de- 
vito  fiscal  \  desagravio  de  la  Real  Autoridad  ultrajada  y  de  su  persona».  íMs.  inédito 
del  Archivo  general  de  la  nación,  1810.  Potosí,  Doc.  niiin.  y3.  Confront.  Tbkh.es,  ín- 
dice cit. ,  1 55).  —  A  no  mediar  la  revolución,  esta  querella  habría  asumido  proporciones 
colosales.  Todavía  en  junio  brotaban  actuaciones  j  más  actuaciones,  cuyos  solos  títulos, 
de  tan  aterradora  extensión  como  el  precedente,  ponen  los  pelos  de  punta.  Agradé/cáse- 
me, pues,  que  me  limite  á  indicar  los  números  y  lechas  de  los  documentos  respectivos, 
todos  inéditos  del  Archivo  general,  liólos  aquí  :  número  83,  de  abril  10  ;  número  107, 
de  mayo  n  ;  número  110,  de  mayo  2O  ;  número  120,  de  junio  11  ;  y  número  ia5,  de 
igual  fecha.  (Conf.  Trelles,  i5G,  1 67,  1 58).  Véase  Carla  de  don  Gabriel  Antonio  de 
llevia  v  Pando  al  doctor  Echevarría,  de  3o  de  mayo  de  1810.  (Papeles  de  Echevarría.  Ar- 
chivo de  la  Academia  de  filosofía  y  letras >. 

(2)  Baso  jamás  se  puso  en  camino  para  Tupi/a,  pero  según  el  documento  ?\$,  citado, 
salió  de  Buenos  Aires.  De  modo  que  el  ofrecimiento  de  Agrelo  podía  no  ser  inverosímil 
para  Echevarría.  Por  lo  demás,  esta  carta,  la  misma  de  la  nota  anterior,  es  una  de  la& 
típicas  á  que  me  refiero  en  el  texto.  Entre  los  numerosos  expedientes  que  se  le  ocurren 
al  eterno  postulante  para  llegar  á  la  subdelegación,  ni  siquiera  falta  el  de  la  inevitable 
propina  al  secretario  del  virreinato.  Agotada  la  conversación  con  el  cura,  agrega  Hevia  : 
«  El  caballero  amigo  Uc'  (  Uclés)  sabe  hartas  trazas  para  ésto,  y  no  le  hará  mal  ojo  al' 
Busto  del  Rey  ».  De  este  don  Manuel  de  Uclés,  dijo  don  Pedro  de  Angelis  en  su  conoci- 
do Discurso  preliminar  d  la  descripción  de  Potosí,   por  don  Juan  del  Pino  Manrique  (Co~ 


LA   INICIACIÓN   REVOLUCIONARIA  83 

Contengamos  nuestra  alarma  y  examinemos  la  escena. 

Es  muy  curioso  que  el  gobernador  de  Potosí,  el  lamoso  e\  su- 
perintendente de  Buenos  Aires,  don  Francisco  de  Paula  Sanz,  tres 
días  antes  de  la  carta  de  Hevia  á  Echevarría,  en  un  oficio  reser- 
vado al  virrey  Cisneros,  el  27  de  mayo,  cuando  aún  en  Potosí 
nada  se  sabía  de  la  revolución  del  2  5,  ponderara  la  fidelidad  de 
los  habitantes  de  la  imperial  villa,  y  luego  agregara  : 

<(  No  menos  me  atrevo  a  dar  a  V.  E.  igual  seguridad  por  lo 
que  hace  á  los  vastos  partidos  de  esta  mi  leal  provincia,  que  á 
excepción  del  de  Porco,  que  circunda  á  esta  mi  capital,  me  han 
acreditado  por  el  zelo  de  sus  respectivos  fieles  actuales  juezes 
subdelegados,  la  más  inalterable  unión  y  conformidad  con  mis 
constantes  ideas  de  su  tranquilidad  y  contrarresto  á  las  sub- 
versivas de  La  Plata...  (1).  » 

Es  muy  significativo  que  el  único  subdelegado  que  no  creía 
en  el  «  contrarresto  »,  y  á  quien,  por  consiguiente,  se  conside- 
raba infiel  —  el  de  Porco  —  lo  fuera  «  por  las  sugestiones  de  su 
colindante  de  Yamparaes  »,  el  insigne  y  heroico  don  Juan  An- 
tonio Álvarez  de  Arenales,  el  que  —  dice  el  oficio  —  «  atraía  a 
todos  los  de  su  partido...  con  Bandos  y  aun  con  cartas  suges- 
tivas ». 

Como  se  ve,  las  sugestiones  de  Arenales,  en  el  concepto  de 
Sanz,  no  llegaban  hasta  Agrelo.  Y  se  comprende.  Don  Pedro 
José  estaba  casado  desde  180/í,  con  una  Calvimonte,  doña  Isa- 
bel, hija  de  don  José,  famoso  fiscal  de  la  Audiencia  de  Char- 


lecciún,  etc.,  It,  pág.  iv)  :  «  Es  excusado  pregonar  la  honradez  y  el  mérito  de  este  ve- 
nerable anciano  ».  ,:  En  qué  quedamos:'...  —  Para  que  se  vea  corno  Hevia  removía  cielo 
y  tierra  en  procura  de  colmar  sus  ambiciones,  será  curioso  comprobar  que  por  el  mismo 
correo  con  que  despachaba  la  carta,  dirigía  al  virrey  Cisneros  un  pomposo  oficio  que 
empezaba  :  «  Con  fecha  aG  de  abril  último;  se  ha  dignado  V.  E.  participarme  de  haber 
dispensado  su  alta  protección  a  mis  cortas  tareas  mineralógicas.  Mi  gratitud  a  un  honor 
y  gracia  de  tanto  precio...  ».  etc.  (Tapiza,  Doc.  núm.  i,  1810.  Inédito  del  Archivo 
general  de  la  Nación). 

(1)  Documento  interesantísimo,  inédito  del  Archivo  general,  catalogado  bajo  el  número 
lia,  Potosí,  1810,  en  cuya  primera  foja  se  lee  al  margen  :  «  Reservado.  El  Gobernador 
Intendente  de  Potosí  contexta  la  Superior  orden  reservada  del  27  del  ppdo.  sobre  el  cuida- 
do \  zelo  con  que  debe  conserbar  la  tranquilidad  y  subordinación  en  su  Provincia  pre- 
caviendo toda  impresión  perjudicial  que  pudieran  causar  las  melancólicas  noticias  sobre 
el  estado  de  la  Metrópoli,  que  procuran  inventar  y  difundir  los  pusilánimes  y  mal  inten- 
cionados. » 


84 


Mí  VISTA   Dlí   LA    L'MVIÍKSIDAI) 


cas  (i).  Debía,  pues,  mantener  relaciones  muy  cordiales  con  el 
elemento  español.  Nada  podía  hacerle  sospechoso  de  una  afi- 
nidad, ni  siquiera  remota,  con  los  que,  desde  Buenos  Aires  al 
Perú,  alimentaban  el  pensamiento  revolucionario  (2). 

Algo  de  esto  barruntaría  la  Junta,  cuando,  al  dirigir  á  Tupiza 
los  bandos,  proclamas  y  circulares  que  instruían  de  la  deposi- 
ción, de  Cisneros  y  de  la  elección  del  primer  gobierno  de  la 
patria,  no  los  mandara  á  Agrelo,  como  podía  esperarse,  dada 
su  cualidad  de  porteño  y  su  vieja  intimidad  con  Moreno,  de 
quien  fuera  condiscípulo  en  la  Universidad  de  Charcas;  sino, 
con  gran  sorpresa  del  destinatario,  á  don  Gabriel  Antonio  de 
llevia  y  Pando. 

Enorme  satisfacción  sacudió  el  ánimo  del  candidato  perpetuo 
;il  enterarse. 

((Con  lecha  00  de  junio  —  dijo  en  respuesta  —  he  recibido 
oficio  de  esa  Excma.  Junta  de  las  Provincias  de  Buenos  Aires... 
é  inclusión  de  17  impresos,  que  dan  una  razón  cumplida  de  los 
motivos  y  absoluta  necesidad  de  su  instalación...  »  Y  con  una 
modestia  rara  en  las  consabidas  ínfulas  de  su  carácter,  si- 
guió escribiendo  :  «  Constituido  yo  en  la  clase  de  mero  parti- 
cular... debí  suponer  equivocada  la  dirección  del  citado  oficio... 
Esto  no  obstante  —  agrega  con  su  énfasis  habitual  —  como  fiel 
\  leal  vasallo...  he  creído  por  de  mi  obligación,  ya  que  no  mandar 
y  velar  sobre  la  conducta  de  subditos  que  no  tengo  (  !  ),  ins- 
pirar en  mis  combecinos  y  Pueblos  del  partido,  la  obediencia, 
fidelidad  y  subordinación  á  esa  Excma.  Junta,  circulando  en 
unos  los  Impresos,  y  conduciéndome  á  otros  con  solo  ese  obje- 
to :  y  me  lisongeo  de  participar  á  V.  E.  de  no  haber  salido 
desairadas  mis  instancias,   á  pesar  de  la  preocupación  de  que 


(1)  Véase  Coronel  Martín  Avelino  Agrelo,  Rasgos  biografieos  del  doctor  don  Pedro 
José  de  Agrelo,  en  la  Revista  de  Buenos  Aires,  V.  331. 

(2)  A  los  veinte  días  de  leído  este  trabajo  en  la  <i  Junta  de  historia  y  numismática)),  leo, 
tic  puño  \  letra  del  doctor  Agrelo,  esta  frase  inédita  y  verdaderamente  notable  para  mi, 
por  cuanto  comprueba  en  absoluto  mis  afirmaciones  :  (<  En  este  estado  de  ansiedad  dejé  yo 
.1  Potosí  á  principios  del  mes  de  Junio,  que  salí  de  allí  para  mi  subdelegacion  de  Chichas, 
bien  impuesto  de  todo  por  el  mismo  intendente  (Sanz),  como  que  en  la  Provincia  de  mi  man- 
do debian  sentirse  los  primeros  efectos  de  cualesquiera  ocurrencia,  y  debía  ser  necesaria  mi 
cooperación,  con  que  creía  poder  contar  también,  sin  embargo  de  mi  calidad  de  Porteño,  por  la 
reserva  v  ambicia  cosDUCTá  que  desde  estonces  manifesté  sobretodo.   (  \  éase  el  Apéndice.) 


LA   INICIACIÓN   REVOLUCIONARIA  85 

he  hallado  prevenidos  á  unos  pocos  á  favor  del  error  que  ha 
trasmitido  hasta  estas  partes  la  seducción  y  la  malicia  suber- 
siva  »  (i). 

Entre  estos  «  pocos  »,  la  inclusión  de  Agrelo  era  segura,  como 
de  él  hablaba  el  3o  de  julio,  al  decir  á  Echevarría  :  «  Está  inter- 
ceptada loda  correspondencia  y  ni  impresos  nos  dejan...  Pero 
punto  en  boca,  porque  estamos  entre  unos  pillos  que  juegan  a 
dos  manos,  y.  alguno  de  ellos,  tengo  creído  que  escribe  a  la 
Junta  haciendo  un  papel,  y  por  acá  arriba  hace  otro.  » 

¡Mas  si  se  dudara  sobre  el  blanco  á  que  apuntaban  estos  tiros, 
sin  dirección  aparente,  todo  lo  aclararía  el  doble  y  formidable 
«  impacto  »  del  8  de  agosto  : 

«  Poco  se  me  dá  —  tronaba  —  de  los  insultos,  amenazas  y  odio 
que  me  ha  declarado  el  Político  de  Potosí  (don  Francisco  de 
Paula  Sanz),  desde  que  ha  sabido  por  un  Picaro  clúsmoso,  in- 
digno de  llamarse  Porteño,  que  la  Junta  me  dirigió  los  im- 
presos y  oficio...  »  Yr  seguía  echando  llamas  :  a  Este  Agrelito, 
titiritero  político,  que  no  sé  lo  que  le  habrá  dicho  de  mi,  tubo 
oficio  en  que  le  dice  :  Recoja  Vd.  inmediatamente  del  poder  de  ese 
llevia,  los  impresos  y  oficio  que  le  mandó  la  Junta...  »  (2). 

Al  último,  su  ensañamiento  debía  entristecer  al  corresponsal, 
y  como  adivinándolo,  enfundaba  el  arcabuz,  y  parándose  á  con- 
templar  sus  angustiosas  instancias  de  tantos  años,  sus  solicitu- 
des inútiles,  sus  clamores  al  virrey,  al  Consulado,  á  Vieytes,  á 
Echevarría,  terminaba  melancólicamente,  y  luego,  lleno  de  es- 
peranzas :  ((  Si  llevia  hubiera  sido  mirado  con  otra  considera- 
ción, no  tendría  la  causa  justa  una  más  fuerte  barrera  que  oponer 
á  las  perversas  tentativas  de  los  emperadores  peruanos...  (!). 
No  obstante,  yo  haré  mi  deber  en  la  parte  que  pueda  :  vengan 
los  que  V.  anuncia  (la  expedición  libertadora)  y  acaso  engro- 
saremos su  número  con  200  hombres  que  se  aquartelan  aquí,  y 
están  muí  bien  instruidos  de  sus  verdaderos  intereses.  » 


(1)  \  éaso  Archivo  general  déla  Nación  :  1S10.  Tapiza.  Documento  número  2,  inédito, 
en  cuya  carátula  dice  :  «  Tupiza  Julio  6/1810.  Don  Gabriel  Antonio  de  Evia  y  Pando. 
Acusa  recibo  de  impresos  que  lo  remitió  la  Junta  y  manifiesta  su  adhesión  al  objeto  á 
que  se  dirigen,   sobre  que  trabaja  incesantemente.   Contestado  en   '1  de  Septiembre.  » 

(2;  Papeles  inéditos  del  doctor  Echevarría,  cit. 

ART.    OHC.  xxxi-6 


86 


REVISTA    DI5   LA    UNIVERSIDAD 


Lo  más  notable,  á  pesar  de  la  sonada  fraseología,  es  que 
Hevia  no  tenía  un  concepto  americano  de  la  revolución.  Para 
él,  como  para  muchos  españoles  que  con  ella  simpatizaban,  la 
revolución  apenas  consistía  en  un  cambio  de  autoridades  :  nada 
tan  lejos  de  sus  intenciones  como  la  independencia.  Atenidos, 
por  lo  demás,  a  la  letra  de  los  documentos  de  la  Junta,  que  des- 
bordaban fidelidad  al  «  amado  »  Fernando,  eran  numerosos  los 
hijos  de  la  madre  patria,  que  aún  siendo  liberales  como  Hevia, 
carecían  de  la  amplitud  de  miras  y  de  la  elevación  de  sus  com- 
patriotas, Larrea,  Matheu  o  Ruíz  Huidobro,  cuyo  humanitarismo 
político  se  alzaba  sobre  las  preocupaciones,  y  juzgaba  sin  aca- 
loramiento la  imprudencia  criolla  que  se  burlaba  del  «  chape- 
tón »  y  miraba  con  odio  al  «  godo  ».  Así,  nuestro  hombre,  en 
la  ya  citada  carta,  después  de  ponderar  su  adhesión  al  gobierno 
de  Buenos  Aires,  el  ardor  de  su  propaganda  y  los  efectos  deci- 
sivos de  su  denuncia  «  de  cierta  pólvora  y  plomo  que  Llevaba 
un  tal  Reyna  al  ejército  de  Córdoba  »,  exclamaba  :  «  Todos  es- 
tos servicios  pudieran  ser  para  echarme  un  cordel  al  pescuezo, 
si,  como  dicen,  el  intento  de  la  Junta  es  acabar  con  los  sarra- 
cenos. »  Y  más  adelante,  aludiendo  á  las  órdenes  de  destierro 
impartidas  en  Salta,  agregaba  :  «  Sobre  las  sospechas  que  abri- 
gan estas  gentes...  de  que  la  Junta  aspira  al  exterminio,  o  quan- 
do  menos  a  la  ruyna  política  de  los  europeos,  es  (sic)  el  haber 
conferido  el  gobierno  de  Salta  al  Dr.  Chiclana,  de  que  todos 
están  escandalizados...  Está  muy  válida  la  especie  —  seguía  — 
de  que  han  meditado  los  Porteños  la  independencia.  En  razón 
a  esto  se  han  visto  varios  anónimos,  que  también  pudieran  ser 
partos  de  algunos  enemigos  de  la  Junta,  pero  quando  les 
hago  esta  reflexión  me  responden  :  ¿  Y  porque  no  obedece  la 
Junta  al  Consejo  Regente  constándole  que  está  reconocido  por 
la  nación  ?...  ¿  Qué  opondría  Vd.  compadre,  a  este  cargo  y 
a  otros  varios  a  que  mis  cortos  alcances  no  pueden  res- 
ponder ?  » 

Algo  después,  como  si  los  «  cortos  alcances  »  se  ensancharan, 
decía  intrépidamente  :  «  En  fin,  compadre,  si  ya  fuese  el  intento 
destronar  estos  déspotas  gobernadores  provinciales  que  igual- 
mente oprimen  a  Europeos  y  Criollos ;  si  para  siempre  se  supri- 
miesen los  gobiernos  particulares,  es  decir,  el  mando  absoluto 


LA    INICIACIÓN   REVOLUCIONARIA  87 

de  un  solo  hombre  en  toda  una  provincia,  de  que  y  por  la  dura- 
ción del  Mando  y  tolerancia  de  los  Ministerios  se  siguen  los 
niales  que  experimentamos;  si  se  tratara  de  dispensar  los  em- 
pleos y  honores  con  igualdad  entre  ultramarinos  y  naturales,  y 
de  unos  y  otros,  entre  los  beneméritos,  sobre  lo  que  tanto  he 
clamado  desde  que  puse  los  pies  en  la  América;  si  finalmente 
se  pensara  en  dar  un  nuevo  aspecto  a  la  errada  política  del  Ga- 
víllete español  para  con  sus  Américas,  etc.,  etc.,  se  haría  lo 
mismo  que  yo  apetezco,  sobre  lo  que  escribo  y  los  medios  (sic) 
de  que  el  comercio  libre  nos  enrriquezca  en  razón  á  que  posee- 
mos otros  tantos  millones  en  materias  primeras  exportables  como 
la  Inglaterra  y  aun  toda  la  Europa  nos  pueden  importar.  »  Y 
afirmándose  en  el  terreno  más  cómodo  para  sus  aspavientos  lite- 
rarios, seguía  :  «  No  poco  tengo  escrito  sobre  esto  con  la  his- 
toria natural  de  todas  las  producciones  vendibles  de  la  natura- 
leza en  unos  Discursos  que  se  llaman,  si  la  de  mi  vida  triste  y 
abatida  no  se  acaba  antes,  Jornadas  americanas  político-econó- 
micas y  morales.  Las  2á  horas  peruanas...  »  (i). 

Meses  andando  (diciembre  i5),  á  los  22  días  de  la  victoria 
de  Suipacha,  volvía  á  la  carga  :  «  ¿  Puede  ser  patriota  aunque 
sea  americano  el  hombre  de  pensamientos  baxos  ?  —  preguntaba. 
—  C  El  mérito  del  hombre  está  en  haber  nacido  aquí  o  allá  ? 
¡  Que  puerta  tan  franca  abren  tales  hombres  a  las  sospechas  que 
los  europeos  abrigan  de  que  la  Junta  oculta  máximas  extermi- 
nadoras  contra  todo  español  europeo!  Yo  pienso  de  otro  modo  : 
estoi  en  todo  principio,  y  estoi  también  por  observación,  en  que 
son  muchos  los  criollos  que  inspiran  con  sus  hechos  y  palabras 
odio  y  desconfianza  en  los  Europeos...  »  Y  personalizándose  con 
el  portador  de  la  bandera  ganada  en  la  gloriosa  acción,  clamaba 
irritado  :  «  ¿  Qué  diría  V.  de  un  don  Roque  Tollo,  á  quien  con 
Balbastro  hospedé  en  mi  casa,  con  el  mayor  cariño,  al  ver- 
le, como  le  vi...  dar  un  bofetón  en  la  cara  á  una  estampa 
de  Fernando  70,  y  llamarlo  picaro,  bobo,  tirano,  y  que 
por  él  estaban  ellos  en  mísera  suerte  ?  Otros  pisaron  la  es- 
carapela —  sigue  —  con  el  retrato  del  Rey,  otros  cantando, 
que  muera  el  Rey  Fernando,  viva  Napoleón,  otros  diciendo  á 

(1)  Id.,  id.,  carta  de  agosto  3o  de  1810. 


88 


KEVISTA    DE    LA    UNIVERSIDAD 


los  Indios  que  ya  se  llevaron  los  Demonios  a  Fernando  el  bár- 
baro »,  etc.,  etc.  (i). 

Pero  si  grande,  como  se  está  viendo,  era  la  amargura  que  en 
su  corazón  hispano  provocaron  estas  manifestaciones,  sin  duda 
imprudentes,  de  los  jóvenes  é  impetuosos  oficiales  porteños,  des- 
pués de  Suipacha,  mucho  mayor  fué  antes,  en  la  época  que  des- 
cribimos (agosto),  su  aversión  y  su  desprecio  al  «político  de 
Potosí  »  (Sanz) ;  al  «  Poncio  Pilatos  de  Chuquisaca  »,  que  en- 
viaba gente  «  al  mando  de  un  Córdoba  marino  » ;  al  «  Excmo. 
Sordo  »  (don  Indalecio  González  de  Socasa)  y  sus  «  indalecia- 
nos  »,  <(  una  manada  de  carneros  —  como  él  decía  —  que  ascien- 
de al  número  de  /joo  »  (2). 

Por  lo  mismo,  desde  que  la  Junta  le  anunció  el  arribo  de  las 
tropas  de  Buenos  Aires,  puso  en  ellas  todas  sus  esperanzas.  «  De 
los  que  vienen  de  esa  nada  sabemos  —  escribía  el  3o  de  agosto  — 
Mi  compadre  Alberti  y  yo  tenemos  determinado  salir  hasta  la 
Quiaca  a  encontrarlos...  »  (3). 

Acercábase,  en  efecto,  precedido  por  los  vítores  y  aclama- 
ciones de  los  pueblos,  el  gallardo  ejército  de  Ocampo  y  de  Bal- 
caree,  en  el  que  cifraba  su  redención  la  mitad  de  América,  y, 
sobre  todo,  aquella  triste  zona  del  virreinato,  tan  duramente 
oprimida,  hasta  el  heroico  sacudimiento  de  Tupac  Amaró,  por 
la  férrea  mano  del  despotismo...  Alboreaba  Suipacha. 

Pero  no  nos  adelantemos. 

El  11  de  octubre,  á  las  4  de  la  tarde,  entró  en  Tupiza  la 
primera  división  de  la  vanguardia.  El  parte  (inédito)  del  general 
Balcarce,  fechado  el  16,  refiere  que  á  la  sola  noticia  de  su  apro- 
ximación, levantó  precipitadamente  su  campamento  el  capitán 
de  fragata  don  José  de  Córdoba,  y  se  retiró  á  las  alturas  de 
Santiago  de  Cotagaila,  adonde  le  hubiera  perseguido,  si,  entre 


(1)  Batalla  de  Suipacha.  Parle  de  Castelli  :  Archivo  general  de  la  Nación.  Parles  ofi- 
ciales v  documentos  relativos  d  la  guerra  de  la  independencia  argentina,  publicación  oficial, 
tomo  I,  56.  — Carta  inédita  de  don  Gabriel  Antonio  de  Hevia  y  Pando  al  doctor  V.  A. 
de  Echevarría.  Tupiza,  diciembre  i5  de   r8io. 

(2)  Id.,  id.,  agosto  3o. 

(3)  Id.,  id., 


LA   INICIACIÓN   REVOLUCIONAMA  8f) 

oíros  inconvenientes,  no  hubiera  tropezado  con  el  grave  é  insu- 
perable de  la  falta  de  caballerías  (i). 

¿  Por  qué  ?  ¿  Qué  habían  hecho  las  autoridades  patrióticas  de 
la  provincia  ?  <j  Qué  había  hecho  el  doctor  Agrelo  para  remediar 
esta  situación  que  debía  conocer  como  el  que  más  ? 

Es  muy  sugerente  el  hecho  de  que,  mientras  el  oficio  del 
general  Balcarce  abunda  en  conceptos  elogiosos  para  el  Cabildo 
de  Tarija,  que  envió  600  hombres;  y,  mientras  señala  á  la  con- 
sideración de  la  Junta  el  ejemplo  de  don  Eustaquio  Moldes,  á 
quien  confirió  el  grado  de  capitán  por  «  sus  pruebas  calificadas 
de  patriotismo,  contribuyendo  —  dice  el  documento  —  con  quan- 
los  esfuerzos  le  han  sido  posibles  á  proporcionarme  auxilios, 
viniéndose  incorporado  desde  aquella  ciudad  (Salta)  á  las  tropas 
de  mi  cargo  con  el  designio  de  servir  en  qualquiera  destino  que 
so  le  conceptuase  útil  » ;  es  muy  sugerente,  digo,  que  para  nada 
mencione  al  subdelegado  de  Tupiza,  ni  la  cooperación  que  lógi- 
camente debió  prestarle  —  lo  que  no  ha  impedido  insinuar  lo  con- 
trario á  un  historiador  argentino,  basándose  —  así  se  escribe  la 
historia  —  en  la  autoridad  del  acre  y  repulsivo  Torrente,  con- 
vertido para  el  caso,  sin  haberlo  sospechado  nunca,  en  sustenta- 
dor de  méritos  patrióticos  (2). 

Este  significativo  silencio  de  Balcarce  nos  llevaría  como  de 
la  mano  á  sostener  la  tesis  de  Hevia  :  Agrelo,  por  aquellos  días, 
era  un  enemigo  de  la  causa  revolucionaria.   Sin  embargo,  tal 


(1)  He  aquí  el  titulo  de  este  documento  (núni.  7),  inédito,  del  Archivo  general  de  la 
Nación  :  «  Tupiza,  Octubre  16  de  1810.  El  Sr.  Dn,  Antonio  Balcarce.  Da  parte  de  ha- 
berse retirado  las  tropas  de  Tupiza,  de  haberse  reunido  a  las  suyas  algunas  de  Tarija  con 
otras  ocurrencias  de  importancia  ».  Véase,  Carranza,  cit.,  1,  a35. 

(2)  Bernardo  Frías,  Historia  del  general  Martin  Güemes  y  de  la  provincia  de  Salta  de 
ISiO  d  1832,  II,  J)5,  además  de  decir  que  «  la  opinión  (de  Chichas)  estaba  inclinada  á 
la  nueva  causa,  merced  á  los  trabajos  que  en  tal  sentido  había  hecho  el  doctor  Agrelo», 
llama  á  éste  «  alcalde  del  lugar  »,  citando  á  Mariano  Torrente,  Historia  de  la  revolución 
hispano-americana,  Madrid,  1829,  I,  83,  quien,  sin  embargo,  con  toda  propiedad,  cali- 
tica  á  Agrelo  de  «  subdelegado  interino  »,  si  bien,  una  línea  más  adelante,  obedeciendo 
á  fatalidades  de  su  temperamento,  agrega  que  don  Pedro  José  ...  estaba  ¡  «vendido  á  los 
argentinos»  !  —  De  paso,  no  estará  demás  decir  que  el  doctor  Frías  (II,  10/1)  discu- 
rre excesivamente  para  demostrar,  contra  el  parecer  de  algunos  historiadores,  que  los 
tarijeños  no  se  incorporaron  al  ejército  la  víspera  de  la  acción  de  Suipacha,  sino  mucho 
antes.  Para  saber  que,  en  efecto,  la  incorporación  tuvo  lugar  en  octubre,  es  decir,  con  . 
anterioridad  de  casi  un  mes  á  la  famosa  batalla,  bastaba  conocer  el  documento  citado  en 
la  nota  anterior,  ó  el  Archivo  de  Carranza. 


90  REVISTA   BE  LA   UNIVERSIDAD 

juicio  sería  precipitado.  Existe  en  el  Archivo  general  de  la 
Nación  un  documento  —  inédito,  como  la  mayoría  de  los  que 
he  utilizado  para  redactar  este  trabajo  —  que  esclarece  y,  en 
cierto  modo,  reivindica  la  memoria  de  tan  ilustre  figura  nacional. 

Tal  documento  es  el  bando  del  16  de  octubre,  firmado  por 
Agrelo,  el  que  además  de  reconocer  el  legítimo  gobierno  de  la 
Junta  y  de  separar  la  provincia  de  la  jurisdicción  de  Potosí, 
en  lo  político,  y  de  la  de  Charcas  en  lo  judicial,  «  Ínterin  nues- 
tras armas  lleguen  a  ocupar  aquella  Villa  »,  transcribe  las  pena- 
lidades dictadas  por  la  misma  Junta  en  julio  y  agosto,  sobre 
confiscación  de  bienes  de  los  que  se  ausentaran,  y  arcabucea- 
miento,  sin  forma  de  proceso,  de  los  sediciosos,  todo  en  el 
lenguaje  levantado  y  patriótico  que  era  de  esperarse,  para  ter- 
minar (el  oficio  que  lo  acompañaba)  comunicando  la  celebración 
de  una  misa  solemne  por  la  feliz  llegada  del  ejército;  y  sus 
propios  donativos,  de  3oo  pesos  el  uno,  destinado  a  los  soldados 
de  la  vanguardia,  y  de  200  el  otro,  dirigido  á  la  Junta  y  á  «  los 
objetos  más  interesantes  que  ocurran  en  el  superior  concepto 
de  V.  E.  »,  según  decía  (1). 

C  Quién  creería  que  por  toda  respuesta  á  estas  manifestacio- 
nes de  la  más  cumplida  adhesión,  el  gobierno  de  la  capital  ha- 
bría de  responder  el  i3  de  noviembre  con  el  retumbante  decreto 
siguiente  :  «  Expídase  orden  al  representante  de  la  Junta  y  Go- 
vernador  de  Potosí  y  que  en  el  momento  de  recivirla  pasen  de 
la  subdelegación  al  Dr.  don  Pedro  José  Agrelo  intimándole  se 


(i)  Por  una  coincidencia  que  conviene  señalar,  lauto  este  documento,  como  el  \a  citado 
de  Balcarce,  \  el  que  de  éste  .se  citará  más  adelante,  llevan  todos  la  (echa  de  i(i  de  octu- 
bre, la  que' solo  indica  la  salida  del  correo,  pues  de  un  cotejo  minucioso  resulta  que,  en 
realidad,  fueron  escritos  entre  el  11  y  el  16.  Los  tres  son  inéditos  y  se  hallan  en  el  Ar- 
chivo general  de  la  Nación.  Al  que  nos  ocupa  ahora  (doc  núm.  9)  y  que  lleva  por  título 
«Tupiza,  Octubre  16  de  1810.  Dr.  Dn.  Pedro  José  de  Vgrelo.  Donativo.  Avisa  de  liaver 
llegado  allí  el  11  la  1*  División  del  Égército  Auxiliador,  las  disposiciones  que  ha  tomado 
y  de  los  5oo  p*.  que  ha  oblado»  — lo  acompañan  seis  escritos,  el  primero  de  los  cuales  es 
el  Bando  referido  ;  los  números  2  y  3,  circulares  á  los  alcaldes  \  vicarios  :  el  V  la  or- 
den de  celebrar  una  misa  solemne  impartida  al  cura  interino  de  Tupiza,  don  Pedro 
Crisólogo  \  idaurre  ;  el  5"  la  copia  de  un  oficio  de  explicaciones  al  general  Balcarce,  que 
termina  con  la  invitación  á  concurrir  con  sus  oficiales  á  la  misa  ;  y  el  6",  copia  de  otro, 
también  dirigido  al  general,  poniendo  á  su  disposición  los  3oo  pesos  ofrecidos  el  1  1  para 
los  soldados  de  la  vanguardia,  v  comunicando  (pie  acababa  de  librar  á  la  orden  de  la 
Junta  los  200,  también  anunciados  anteriormente. 


LA    INICIACIÓN    REVOLUCIONARIA 


9' 


présenle  al  Governador  de  Córdova  y  coloquen  interinamente  en 
aquel  destino  a  D.  Gabriel  Hebia  y  Pando  vecino  de  Tupiza, 
sin  que  se  suspenda  la  execución  de  esta  Providencia  por  ninguna 
causa,  motivo  o  pretexto  »  ?  (i). 

d  Quién  creería  que  la  misma  Junta,  en  igual  fecha,  respon- 
diendo á  un  oficio  del  general  en  jefe,  ratificaría  su  actitud, 
calificando  de  «  criminal  »  la  conducta  del  doctor  Agrelo  ? 

c  Qué  había  sucedido  ?  ó  Qué  denuncias  había  formulado  el 
g(  neral  Balcarce  P  <<  Cómo  puede  entenderse  que  el  mismo  Mo- 
reno, que  conoció  el  decreto  y  la  nota  referidos,  celebrara  des- 
pués, <(  con  gran  risa  »  —  al  decir  de  Agrelo  en  su  Autobio- 
grafía—  el  que  se  le  hubiera  mirado  como  enemigo  ?  (2). 

Dejemos  por  el  momento  á  un  lado  las  acusaciones  del  jefe 
do  las  tropas.  Otro  testimonio  oficial  y  varias  piezas  de  la  co- 
rrespondencia de  Hevia  y  sus  afines,  quizá  nos  pongan  en  el 
sendero  ele  la  verdad. 

Entre  los  sorprendentes  habitantes  de  Tupiza,  existía,  más  ó 
menos  desde  la  época  en  que  «  el  boticario  »  se  estableció,  un 
hermano  del  vocal  de  la  Junta,  don  Manuel  Alberti.  Este  Al- 
berli,  Isidoro  por  su  nombre  de  pila,  «  el  compadre  Alberti  » 
de  don  Gabriel  Antonio,  hasta  1810,  llevó  una  vida  obscura  en 
lo  público,  y,  en  lo  privado,  de  escasa  comunicación  con  los 
suyos,  como  lo  demostraría,  entre  otras  cosas,  el  hecho  de  que 
don  Manuel  no  lo  tuviera  para  nada  en  cuenta  al  tratarse  de  re- 
mitir á  Tupiza  los  bandos  y  proclamas  del  movimiento  del  2 5. 
Sin  embargo,  en  cuanto  se  informa  de  la  revolución,  no  sólo  se 
plega  á  ella  con  entusiasmo,  mereciendo  amplios  elogios  de  la 
Junta,  de  Castelli,  de  Balcarce,  de  Pueyrredón  (á  quien  secundó 
más  tarde  para  salvar  los  tesoros  de  Potosí),  y  del  mismo  Agrelo; 
sino  que  al  punto  inicia,  de  consorcio  con  Hevia,  una  activa 
correspondencia  con  su  hermano,  y  luego,  con  el  presidente  Saa- 
vedra  en  derechura,  para  instruirles  de  todos  los  movimientos 
y  maniobras  del  enemigo  (3). 

(i)  Este  decreto  se  halla  en  la  carátula  del  mismo  documento  citado  en  la  nota  anterior 

I  >)  Op.   cí/.,   1 27. 

(3  1  El  documento    más    notable    de  esta  correspondencia  es  el  caratulado  :   ¡(Tupiza, 


<)'<  KEVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

Sabemos  ya  que,  en  agosto,  anunciaba  Hevia  su  proyecto  de 
dirigirse  á  la  Quiaca,  con  «  el  compadre  Alberti  »,  para  reci- 
bir al  general  Balcarce.  Pero  hasta  octubre,  y  en  Yavi  —  según 
el  oficio  de  Alberti  á  la  Junta,  fechado  el  iü  —  no  pudieron 
reunírsele.  Allí  comunicó  aquél  al  jefe  del  ejército  noticias  muy 
importantes  sobre  las  fuerzas  de  don  José  de  Córdoba,  sus  ten- 
dencias á  la  deserción,  el  levantamiento  de  Cochabamba,  los 
puntos  débiles  del  adversario,  su  armamento,  número  de  tro- 
pas, etc.,  agregando  en  el  oficio  á  Saavedra  que  algunas  dé  estas 
noticias,  «  en  las  riesgosas  oportunidades  que  se  habían  presen- 
tado »,  fueron  participadas  «  a  V.  E.  y  a  los  Generales...  por  el 
conducto  de  D.  Gabriel  de  Hevia»  (i). 

Ni  una  línea  de  Agrelo.  <j  Por  qué,  si  lo  consideraba  ene- 
migo, no  lo  dice  expresamente  ?  ¿  Por  qué,  si  no  lo  consideraba 
tal,  omite  su  nombre  ?  Realmente  sobran  razones  para  creer 
en  la  sinceridad  de  las  siguientes  palabras  del  propio  doctor 
Agrelo,  en  el  oficio  de  los  donativos  :  «  Yo  espero  —  exclama  — 
que  V.  E.  se  servirá  admitir  estas  cortísimas  demostraciones  de 
mi  patriotismo  como  un  testimonio  positivo  de  que  el  actual 
subdelegado  de  Chichas,  solamente  oprimido,  y  justamente  re- 
celoso de  experimentar  sin  fruto  los  atropellamientos  con  que 

Octubre  iü/1810.  Dn.  Isidoro  Alberti.  Después  de  las  noticias  que  lia  comunicado  por 
eonducto  de  BU  hermano  I)r.  Dn.  Maximiliano  Alberti  acerca  de  las  tropas  revoluciona- 
rias del  Peni  participa  su  fuga  vergonzosa,  las  favorables  disposiciones  de  Cocbavanaba, 
y  que  el  número  de  los  opositores  asciende  a  mil  y  cien  hombrea  >>.  A  lo  que  se  contestó 
el  i3  de  noviembre  :  «La  Junta  lia  resuelto  se  le  den  a  \m  las  gracias  por  el  noble 
patriotismo  que  lia  manifestado,  y  noticias  que  comunica  en  su  oticio  de  íü  de  Octubre 
anterior  ».  (Inédito  del  Archivo  general  de  la  Nación.  Tupiza,  1810.  Doc.  núm.  !\).  —  En 
cuanto  á  la  opinión  de  Castelli,  véase  su  oticio  de  10  de  noviembre  á  la  Junta  pidiendo 
con  insistencia  el  nombramiento  de  Alberti  para  subdelegado  de  Cinti,  y  la  respuesta 
favorable  de  aquella,  fechada  el  7  del  mes  siguiente  (Adomo  P.  Cahkanz\.  Archivo  gene- 
ral de  la  República  Argentina,  II,  17  y  18).  —  Pucyrredón  dijo  de  él  :  «con  un  fusil  en  la 
mano  no  ha  tenido  que  envidiar  a  los  bravos  »  ;  y  luego  :  «  en  la  acción  de  San  Juan... 
el  subdelegado  de  Cinti,  D.  Isidoro  Alberti,  se  portó  con  un  encarnisainiento  y  empeño 
envidiables  »  («  Documentos  sobre  la  retirada  del  ejército  patriota,  desde  la  ciudad  de  Po- 
tosí conduciendo  los  caudales  déla  Casa  de  Moneda,  después  del  desasiré  de  Huaqui»,  en 
Ilustración  histórica  argentina,  de  septiembre  i"  de  1909,  año  II,  núm.  10,  pág.  2.'io  y  2/11). 
—  Finalmente,  el  doctor  Agrelo  termina  su  ya  citado  oficio  de  los  donativos  con  estas 
palabras  :  «  D.  Isidoro  Alberti  (es)  uno  de  los  pocos  sujetos  de  quien  podía  confiarme 
en  estos  desiertos  y  ...  ha  pasado  iguales  riesgos  a  los  mios  por  las  solas  sospechas  que 
en  ello  fundaba  la  relación  de  hermano  del  Sr.  Dr.  Dn.  Manuel  Alberti.  » 
(1)  Documento  inédito  número  .'1  citado. 


.A    INICIACIÓN    HKVOI.L'CIONAHIA 


!)•> 


ha  estado  amagado,  era  capaz  de  liaver  suspendido  declararse 
hasta  la  presente  en  que  constituido  en  el  pleno  goce  de  sus 
derechos...  está  dispuesto  a  sostener  la  sagrada  causa  de 
la  patria...  como  lo  ha  hecho  hasta  aquí,  aunque  de  un  modo 
indirecto  y  oculto  en  quanto...  lo  han  permitido  las  apuradas 
circunstancias  en  que  se  ha  visto.  »  A  mayor  abundamiento,  idén- 
ticos informes  —  según  él  —  transmitió  verbalmente  al  general 
Balcarce,  por  intermedio  de  Alberli,  quien,  sin  embargo,  omite 
su  mención,  como  acabamos  de  ver. 

Pero  todo  esto,  que  aparece  más  ó  menos  claro,  en  vísperas 
de  acampar  en  Tupiza  la  expedición  libertadora,  se  obscurece 
luego  de  un  modo  aíligente.  El  ánimo  se  confunde;  la  fe  que, 
á  pesar  de  todo,  lia  sostenido  al  investigador,  se  debilita  en  pre- 
sencia de  tantas  demostraciones  como  acumuló,  sino  el  odio, 
la  punzante  antipatía,  al  menos,  que  el  nervioso  y  altivo  abo- 
gado sintió  siempre  zumbar  en  torno  de  él,  aun  en  los  grandes 
días  de  sus  mayores  triunfos  (i). 

En  primer  término,  existe  el  liecbo  de  su  prisión,  hecho  mis- 
terioso, del  que  no  vi  durante  algún  tiempo,  más  rastros  de  ori- 
gen oficial,  que  las  vagas  alusiones  del  oficio  de  los  donativos. 
Después  hallé  el  parte  del  general  Balcarce. 

¿  Cómo  se  produjo  la  detención  de  Agrelo  ?  <j  Cuál  fué  posi- 
tivamente su  delito,  ó  qué  apariencias  antipatrióticas  determi- 
naron la  orden  de  arresto  ? 

En  mi  porfiada  rebusca  de  datos,  obtuve  dos  testimonios  par- 
ticulares :  uno,  el  de  don  José  María  Larramendi,  aquel  oficial 
patriota  que,  poco  después,  en  unión  de  don  Matías  Balbastro, 
tanto  se  distinguió  en  la  batalla  de  Suipacha,  según  los  términos 
de  su  comunicación  á  la  Junta,  publicada  en  La  Gaceta  del  28 
de  noviembre.  El  otro  testimonio  procede  de  Ilevia. 

Con  una  claridad  cruel,  bajo  el  seguro  de  la  carta  privada, 
dice  Larramendi  á  Echevarría  el  16  de  octubre  : 

«Nadie  está  contento  con  Agrelo.  Con  nada  nos  aguardó; 
ni  con  una  poca  de  Leña,  plata  ni  cosa  que  lo  valga,  y  cuando  lo 
prendió  el  comandante  de  la  avanzada  estaba  con  caballo  ensi- 

(i )  López,   Historio  argentina,    IV,  3/(3.  Véase  lo  que   dejo  dicho  en  la  ñola   primera. 


(|  I  REVISTA    1>IÍ   LA    UNIVERSIDAD 

liado  para  tomar  lutria  el  norte,  con  anticipación  de  que  mandó 
lodo  pa  Cotagaita,  y  solo  su,  bulto  se  encontró  :  todo  alega  pe  li- 
la fuerza  que  le  hizieron:  pero  él,  qR  es  Doctor,  bien  pudo  dis- 
poner, ó  esconder  algo  pa  nosotros  como  lo  hizo  el  Marqués 
y  han  hecho  Montellano  y  otros...  »  (i). 

Hevia  es  todavía  más  contundente,  como  cuadraba  al  despia- 
dado rival  de  la  subdelegación  :  «El  bueno  de  Agrelo —  dice 
-sólo  pensó  en  huir;  se  le  arrestó,  se  le  puso  en  libertad,  sin 
hacerle  cargos,  y,  por  último...  logró  escapar...  »  (2). 

Y  llegamos,  finalmente,  á  la  aplastadora  denuncia  del  general 
Balcarce,  á  la  frase  tremenda,  en  cuya  ingenua  sintaxis,  me  pa- 
reció que  definitivamente  se  ahogaba  el  crédito  del  doctor  Agrelo. 

((  El  subdelegado  de  este  partido  —  dice  —  en  el  tiempo  que 
lia  permanecido  en  esta  Villa  el  Quartel  general  enemigo,  ha 
proporcionado  puntualmente  a  sus  Comandantes  quanto  han 
solicitado,  castigando  á  varios  vecinos  que  se  escusaban  á  fran- 
quear  lo  que  aquellos  exigían;  por  nuestra  parte  no  se  le  lía 
merecido  la  menor  noticia,  y  al  lebantar  los  enemigos  su  Quar- 
tel, despachó  por  la  misma  dirección  que  este  llebaba  su  familia 
\  equipaje,  estando  él  con  la  muía  aparejada  para  marcharse 
(¡uando  entraron  mis  abalizadas  y  le  sorprendieron  »  (3). 

Á  pesar  de  que  esta  urgente  literatura  no  permite  abrigar  la 
menor  sospecha  sobre  la  honrada  convicción  del  general,  mal 
haríamos  en  aceptarla  sin  análisis.  El  campamento  de  la  expe- 
dición libertadora,   por  aquellos  días,  debió  ofrecer  un  espec- 


io Pápelos  de  Echevarría,  inéditos,  existentes  en  el  archivo  del  señor  Juan  Canter, 
quien,  con  una  gentileza  <|ue  obliga  profundamente  mi  gratitud,  me  los  ha  facilitado 
El  ((Marqués»  era  el  marqués  de  Yavi.  Montellano.  un  vecino  antiguo  de  Tapiza  C\  . 
I)nn  Baltasar  de  AnmiHu,  del  autor). 

(!2)   /</.,   id.,    carta   de   Ilevia.   Tupi/a,   octubre   a8  de    1810. 

(3)  Va  quedó  señalada  en  una  nota  anterior,  la  coincidencia  de  la  fecha  del  16  de  octubre 
en  todos  estos  documentos.  El  paite  del  general  Balcarce  á  que  me  refiero  ahora,  aunque 
en  el  Catalogo  de  Trelles  lleva  el  número  5,  evidentemente  ha  sido  escrito  horas  después 
del  señalado  hajo  el  número  7.  cuyo  titulo  se  indicó  en  la  nota  17.  He  aquí  la  leyenda 
de  la  primera  hoja  :  ((Octubre  1G  de  1810.  D.  Antonio  Balcarce  manifiesta  la  convenien- 
cia de  separar  al  subdelegado  Agrelo  por  la  conducta  que  observó  mientras  existían  las 
tropas  enemigas  en  Tupiza,  y  avisa  va  á  ordenar  el  embargo  de  los  bienes  dejados  por 
el  cura  que  huyó  con  los  insurgentes».  En  su  respuesta  del  l3  de  noviembre,  la  Junta 
aprobó  la  idea  de  la  separación  \  dijo  que  la  conducta  del  subdelegado  hahia  sido  «  cri- 
minal ».  (Archivo  general   de  la   Nación.   Tupiza,   1810.   Inédito;. 


LA   INICIACIÓN   REVOLUCIONARIA  <).> 

lacillo  extraordinario  :  á  los  cuatro  rumbos,  en  innúmeras  ca- 
ravanas de  muías  escuálidas  y  de  ruines  caballejos,  brotarían 
patriotas  y  no  patriotas.  Entusiastas  y  pintorescos,  la  variedad 
do  sus  trajes,  lo  extraño  de  su  idioma,  lo  primitivo  de  sus  ideas 
y  hasta  el  color  de  su  piel,  asombraría  á  los  porteños,  viéndoles 
vagar  en  torno  de  los  centinelas,  ó  agruparse  en  el  estado  mayor, 
inquiriendo,  atisbando,  ofreciendo  la  vida  y  también  quitán- 
dola, á  punta  de  lengua,  con  la  denuncia  del  enemigo  y  la  de- 
lación del  prójimo  antipático.  Fácilmente  se  percibe,  en  la  carpa 
del  general,  la  silueta  del  radiante  «boticario»,  seguro  —  ¡al 
fin!  — de  que  esta  vez  no  se  le  escapaba  la  subdelcgación.  A  su 
lado,  Alberti  callaría...  Toda  el  hambre  atrasada,  todos  los  deli- 
rios de  su  mente  famélica,  todo  el  odio  en  que  hervía  contra 
Agrelo,  saldría  á  borbotones,  en  vocablos  como  ascuas,  de  su 
boca  amargada;  y  penetraría  el  alma  sin  doblez  del  general, 
arrastrándole  a  admitir  los  mayores  horrores  del  mandatario 
hipócrita,  del  porteño  traidor,  sólo  digno  de  la  destitución,  del 
«  arcabuceamienlo  »,  quizá...  El  tremendo  ((boticario»  se  sal- 
dría con  la  suya.  Goya  no  habría  desdeñado  la  escena.  El  recipe 
valía  un  «  Grotesco  »... 

Vi  caigamos  nosotros  en  la  sugestión,  y  escuchemos  al  doctor 
Agrelo.  (í  Quién  nos  impide  aceptar  como  válidas  sus  explica- 
ciones ?  <j  Por  qué  no  hemos  de  dar  crédito  á  las  palabras  de  su 
oficio  de  los  donativos  ?  <j  Qué  cosa  más  natural  que  bajo  el  es- 
pionaje de  (( los  de  arriba  »  —  la  gente  de  Córdoba,  de  Nieto,  de 
Sanz  —  careciera  el  subdelegado  de  medios  para  exteriorizar  su 
amor  á  la  causa  patriótica  ?  Afirma  el  general  Balcarce,  alega 
Larramendi,  y  alegó  Hevia,  por  supuesto,  que  nada  previo,  que 
nada  dispuso,  ni  víveres,  ni  caballadas,  ni  auxilios  de  ninguna 
especie  para  recibir  al  ejército  en  el  país  desolado  que  atravesaba. 
Pero  la  pasión,  sin  duda,  obscurecía  el  juicio  de  los  denuncian- 
tes. ¿  De  dónde  iba  á  extraer  los  decantados  recursos  ?  Y  aún  en 
el  supuesto  de  que  los  hubiera  habido,  c  cómo  reunidos  sin  exci- 
tar las  sospechas  de  los  españoles  que  lo  tenían  bajo  su  garra  ? 

El  cargo  le  ataba  las  manos.  A  no  mediar  la  subdelcgación,  á 
hallarse  libre,  como  Hevia  o  como  Alberti,  su  actitud  habría  sido 
otra  :  el  drama  no  existiría. 

Con  todo,  lo  verdaderamente  grave  de  la  acusación,  es  el  pro- 


<)0  REVISTA   DIC   LA    L  NI  VIÍKSIDAU 

vecto  de  fuga  :  aquello  de  estar  pronto,  «  con  la  muía  apare- 
jada »,  para  huir  en  dirección  al  norte,  es  decir,  al  baluarte 
dé  los  enemigos.  Pero  aquí  también  se  advierte  la  sugestión  de 
las  apariencias.  El  jefe  de  la  avanzada  vio  la  escena;  la  inter- 
pretó á  su  modo,  y,  sin  pararse  en  distingos,  arrestó  al  subde- 
legado, conduciéndole  á  presencia  del  general,  quien  —  dato  im- 
portante—  ordenó  su  libertad.  ¿  Por  qué?  Porque  no  halló  mé- 
rito para  su  prisión,  seguramente,  ó,  como  dice  el  mismo  Bal- 
caree  en  el  oficio  ya  comentado  :  a  En  vista  de  los  antecedentes 
hubiera...  dispuesto  su  separación  y  aun  procedido  contra  su 
Persona  y  bienes  ;  pero  he  conceptuado...  más  oportuno...  no 
hacer  la  más  mínima  novedad  en  el  particular  y  exercitar  el 
Patriotismo  que  ahora  desplega  a  favor  de  nuestra  causa,  para 
los  auxilios  que  me  son  indispensables  en  este  partido.  » 

¡No  hubo  delito,  pues!  A  lo  sumo,  fugazmente,  existió  una 
presunción. 

Se  comprende,  no  obstante,  que  los  oficiales  de  la  vanguardia 
persistieran  en  la  acusación.  Ellos  habían  visto.  La  idea  de  la 
inga  quedaría  flotando...  En  los  corrillos  del  campamento,  en 
torno  de  los  fogones,  en  que  Hevia  tendría  la  palabra,  nadie 
ocultaría  su  desprecio  hacia  quien,  en  definitiva,  más  que  de  la 
suerte  de  los  soldados,  se  preocupó  de  salvarse  á  sí  mismo.  Los 
donativos  se  atribuirían  al  temor,  y  los  comentarios  iracundos 
caldearían  los  ánimos,  comparando  esa  conducta  con  la  de  aque- 
llos que  lodo  lo  dieron,  sin  medir  el  sacrificio,  sin  esperar  re- 
compensa, desde  el  sórdido  «  real  »,  ahorrado  con  infinito  tra- 
bajo, hasta  la  propia  vida,  ofrendada  con  heroica  fe  á  la  causa 
de  la  patria... 

«  Nuestro  Hevia  —  escribe  desde  Salta  al  doctor  Echevarría 
el  señor  don  Manuel  de  Ogeda  —  ha  dado  las  mayores  pruebas 
de  patriotismo;  pues,  con  su  cuñado  escribió  a  este  nuevo  go- 
bernador (Chiclana)  dando  razón...  de  las  Tropas  que  había 
en  Tupiza,  su  armamento,  equipages  y  disposiciones...  como 
que  allí  se  desahogaban,  por  ser  la  única  casa  del  pueblo...  en 
que  toda  la  oficialidad  Peruana,  por  gastar  de  marcialidad,  se 
descubría  para  con  las  niñas  »  (i). 

(i)  Papeles  de  Echevarría  filado.'-.  Carta  de  octubre  üi  de  1810. 


LA   INICIACIÓN   UKVOIXCIOXAUIA 


Esto  capítulo  de  las  «  niñas  »  no  debió  ser  despreciable.  Por 
una  sonrisa  de  «  la  divina  »  Aurelia  —  como  después  llamaba 
Balbastro  á  la  primogénita  de  don  Gabriel  —  más  de  un  oficia- 
lulo  patriota  se  habría  hecho  matar  (i).  También  los  españoles, 
á  fuer  de  galantes,  y  hasta  por  contrario  hartazgo  de  bellezas 
agrestes,  se  postrarían  de  hinojos  ante  «  la  divina  »,  cayendo 
en  la  locura  de  deslizar  entre  las  amorosas  bravatas,  el  dalo 
comprometedor,  escuchado  con  avidez  y  transmitido  sin  dilación 
á  los  libertadores. 

Al  respecto,  el  mismo  Hevia  nos  ha  dejado  preciosas  noticias. 
Doliéndose,  en  diciembre,  de  que  la  Junta  le  nombrara,  no  go- 
bernante propietario,  como  deseaba,  sino  interino,  decía  á  su 
corresponsal  : 

<(  <j  Quién  inspiró  a  lodo  Chichas  amor  y  obediencia  a  la  Jun- 
ta; quién  en  medio  de  mil  ojos  que  observaban  la  cosa  más 
mínima,  tuvo  arte  para  servirse  de  los  misinos  oficiales  que  an- 
daban alrededor  de  Córdoba  y  del  Sordo  (González  de  Socasa), 
por  cuio  medio  hasta  los  pensamientos  se  les  adivinaban?  Yo 
—  exclama  orgulloso  —  yo  con  la  pluma  les  hice  la  guerra  más 
cruda  que  se  puede  imaginar  :  desatinaban  sin  poder  compren- 
der cómo  se  sabía  en  Salta,  y  en  nuestro  exército  quanto  aquí 
hacían,  quanto  meditaban,  todos  sus  movimientos,  etc.,  etc.  Siete 
chasques  hice  a  Salta,  a  Jujuy,  a  Yavi,  y  al  camino,  quando 
las  avanzadas,  las  partidas  dé  guerrilla,  las  patrullas,  quando 
parecía  imposible  que  ni  un  páxaro  escaparía  volando...  »  Poco 
antes  había  dicho  :  «  No  obstante  ciertos  acontecimientos  que 
me  hicieron  desviar  unos  dias  del  trato  con  el  Mayor  General, 
no  por  esto  cesó  mi  obsequio  y  hospitalidad  para  con  un  sujeto 
tan  digno  y  lo  mismo  he  practicado  con  toda  la  oficialidad. 
Todo  y  más  merecían  unos  hombres  a  quienes  naturalmente  he 
amado  siempre  y  ahora  me  obligaban  más  al  considerarlos  pa- 
sando trabajos  por  tierras  desconocidas  para  darnos  la  felicidad 
y  la  libertad  que  años  hace  nos  tiene  arrebatada  la  ambición,  la 
codicia  y  el  despotismo.  »  Más  tarde  exclamaba  :  «  Me  hallo 
con  los  mayores  trabajos,  encargado  de  todo  lo  que  estaba  a 


(i)  Id.,  id.   P.  S.  en  la  carta  de  Larramendi  á  Echevarría,    citada.  (Archivo  del   Sr. 
Juan  Canter.) 


q8  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

costillas  de  Pueyrredón,  recibimiento  de  Tropas,  despachos,  bas- 
timentos y  todos  los  diablos  que  se  carguen  con  los  Picaros  de 
arriba  que  nos  pusieron  en  apuros...  »  (i). 

Tentado  me  sentía,  al  leer  tales  expresiones,  de  atribuir  á 
jactancia  sus  sonados  servicios.  Después  de  todo,  Hevia  se  eclip- 
sa para  siempre  en  nuestra  historia  hacia  i8i5,  y,  según  lo  deja 
entrever  una  carta  del  comandante  Olleros,  de  esa  fecha,  su 
eclipse  no  se  debió  á  la  muerte,  ni  á  los  desengaños  que  á  tantos 
abatieron  en  el  duro  batallar  de  los  primeros  tiempos,  sino,  sim- 
plemente, á  la  seducción  de  la  causa  española  y  de  Pezuela,  cuyo 
partido  acabó  por  abrazar  (2). 

Y,  sin  embargo,  toda  sospecha  de  jactancia  debe  desvanecerse 
ante  los  documentos  que  existen  en  el  Archivo  de  la  Nación. 
La  Jimia  —  en  septiembre  de  1810  —  le  da  «  las  devidas  gracias 
en  nombre  de  la  Patria  por  sus  recomendables  procedimientos  »; 
y  los  vecinos  de  Tupiza,  en  junio  de  181 1,  con  ardorosas  pala- 
bras, piden  á  la  autoridad  suprema,  que  mantenga  en  la  subde- 
legación  á  don  Gabriel  Antonio  de  Hevia  y  Pando,  «  porque  — 
dicen  —  el  activo  celo  y  acendrado  patriotismo  de  este  Realengo 
supera  todas  las  dificultades  ».  Mayores  elogios,  todavía,  hicie- 
ron los  eclesiásticos  de  la  provincia,  al  formular  ante  el  presi- 
dente Saavedra,   idéntica  solicitud   (3). 

Cualquiera,  pues,  que  posteriormente  haya  sido  la  conducta 


(1)  /(/.,  id.  Cartas  inéditas  de  diciembre  i5,  octubre  28  y  diciembre  3  de  1810  res- 
pectivamente. 

(2)  «  Nuestro  Dn.  Gabriel  Hevia — -dice  el  entonces  subteniente  1).  Juan  José  Olleros 
al  Dr.  Echevarría,  desde  Potosí,  el  10  de  mayo  de  1810  —  ha  fugado  con  los  enemigos, 
según  se  me  notició  a  la  pasada  o  el  dia  que  existimos  en  Tupiza,  como  también  se  me 
aseguró  que  su  familia  no  había  seguido  su  suerte  por  falla  de  cabalgadura.  ¡  Pobres 
hombres  y  familia  de  estos  Pueblos,  con  particularidad  el  de  Salta  —  termina  filosófica- 
mente el  subteniente  —  que,  dejados  seducir  de  los  alucinaniientos  de  los  incautos  tira- 
nos, siguen  con  todos  sus  esfuerzos  su  deprabado  sistema  y  desordenada  derrota  I  ».  (Pa- 
peles del  Dr.    I  .  A.  de  Echevarría  cit.)  V.   Torbentk,  op.    cit.,  II,    i3i. 

(3)  El  oficio  de  la  Junta,  de  septiembre  'i  de  t8lo,  le  fué  dirigido  en  contestación  al 
documento  número  2,  citado  en  la  nota  11.  — Al  cumplirse  el  primer  aniversario  del  s5 
de  majo,  nuestro  asturiano  solemnizó  el  acontecimiento  con  unas  fiestas  como  jamás  se 
habían  visto  en  Tupiza,  y  enderezó  á  la  Junta,  el  3o,  una  «  sucinta  Historia  de  la  ce- 
lebridad »  que  recuerda  las  famosas  «  Breves  reseñas »  de  las  proclamaciones  de  los 
reyes  en  América,  enviadas  á  la  metrópoli  por  los  cabildos  coloniales.  En  junio,  todavía 
duraba  la  impresión  á  los  tupiceños  ;  y  como  por  añadidura  supieran  que  el  grande 
hombre   había  dedicado  «  a  la    Exma.   Junta  la  obra  de   Mineralogía  en  dos  tomos  en  4° 


LA    IMCIACION  REVOLUCIONARIA 


!)(J 


do  Hevia,  nadie,  sin  cometer  injusticia,  puede  negar  al  entu- 
siasta «  boticario  »  de  1810,  la  efectividad  de  sus  méritos,  que 
obligaban  —  como  dijo  la  Junta  —  el  reconocimiento  de  la 
patria. 

Aproximábase,  entretanto,  la  acción  de  Santiago  de  Cotagaita. 
((Los  de  Santiago  —  escribía  Hevia  en  vísperas  de  la  batalla 

—  tienen  hoy  1600  hombres  de  armas  y  12  cañones,  10  de  a  a, 
y  2  de  a  q.  Otros  aseguran  que  4dea4y8dea2.  Han  afosado 
todo  el  frente  del  pueblo  de  cerro  a  cerro  por  la  parte  del  rio, 
le  han  llenado  de  agua,  y  por  la  parte  de  adentro  levantaron 
una  trinchera  de  tierra  y  adobe  con  troneras  :  han  hecho  minas 

—  seguía,  y  véase  en  esto  cómo  la  historia  se  repite  —  que  las 
tienen  cargadas  para  volar  a  los  nuestros,  supongo  que  en  aque- 
llos parajes  que  conceptúen  han  de  acampar.  Ellos  se  desem- 
peñan con  el  mayor  ardor  y  envían  guerrillas  por  todas  par- 
tes »  ( 1 ) . 

Mas  á  pesar  de  que  conocía  en  sus  detalles  el  estado  y  com- 
posición de  las  fuerzas  enemigas,  lejos  de  vislumbrar  el  triunfo, 
pronosticaba  la  derrota  :   «Repito  —  agrega  en  la  misma  carta 

—  que  Tupiza  es  leal  y  obediente.  Ahora  añado  que  hay  muchos 
traydores,  pero  estos  son  de  capa  y  pantalón,  y  en  ninguna 
manera  el  Pueblo.  El  tiempo  lo  dirá,  que  los  buenos  Patriotas 
en  Tupiza,  no  llegan  á  uno  y  medio,  pero  todos  blasonan  de 
tales,  y  el  que  lo  es  en  realidad  calla,  porque  vé  como  van  las 
cosas...  No  siempre  ni  precisamente  decir  Porteño  es  decir  Pa- 
triota... » 

En  tocando  á  este  punto,  pierde  la  cabeza,  y,  sin  sospechar 
la  contradicción,  más  y  más  amargado  y  enfático,  continúa  : 


con  i3  láminas,  que  dedicó  al  Consulado  en  1806»,  apresuráronse  todos  á  solicitar  á 
Castclli  v  á  la  Junta  «  que  se  les  continuase  de  subdelegado  a  I).  Gabriel  Antonio  de 
llevia  ».  Ya  los  eclesiásticos,  doctor  don  Julián  de  Ureta,  don  José  Manuel  Salguero, 
don  Tomás  Montellar,  don  Manuel  Ortiz  de  Aramayo,  don  Pedro  Crisólogo  Vidaurre  y 
don  Miguel  Gregorio  Velásquez,  «  consultando  el  bien  público  y  puntual  servicio  de  la 
Patria  »,  habían  pedido  lo  mismo  el  mes  anterior.  (Archivo  general  de  la  nación.  Tupiza. 
1810,  Documentos  inéditos  números  2,  10,  11  y  i3.  Id.  181 1,  Id.  de  mayo  3oyjunio  3o). 
(1)  Curiosa  carta  al  doctor  Echevarría,  fechada  en  «Octubre  de  1810  »,  dividida  en 
capítulos,  y  acompañada  de  una  «  Glosa  de  los  capítulos  de  la  adjunta  »,  que  es  sensible 
no  poder  transcribir  integramente,  por  las  razones  ya  expuestas.  (Papeles,  etc.,  inéd..  cit.  ). 


HUVISTA   Di:   LA    UMVliKSlDAl) 


<(  Se  extraña  aquí  sobremanera  el  que  apenas  tengamos  una 
noticia  cierta  de  los  arribeños  Indalecianos  atrincherados  en 
Santiago,  y  mucho  más  el  que  aquellos  sepan  por  horas  quanto 
pasa  aquí,  en  donde  permanece  aun  la  vanguardia.  A  la  verdad, 
se  han  cambiado  las  suertes  :  antes  sabían  los  nuestros  hasta  los 
pensamientos  de  los  de  arriba  porque  andaba  su  compadre  entre 
ellos,  y  los  observaba,  y  ahora  andan  entre  estos  algunos  que  no 
pierden  ocasión  de  comunicar  a  los  de  Santiago  quanto  pasa, 
pero  estos  como  ellos  dicen  son  acrisolados  patriotas,  y  en  rea- 
lidad no  se  oie  otra  cosa  en  sus  bocas  ni  se  deja  de  probar  lo 
contrario  en  sus  palabras.  Callaré  los  nombres  —  exclama  fi- 
nalmente, y  la  alusión  ya  para  nosotros  no  tiene  duda  —  callaré 
los  nombres  y  aun  debieran  borrarse  del  catálogo  de  los  por- 
teños... » 

Agrelo,  el  odiado  Agrelo,  era  siempre  el  blanco  de  sus  denues- 
tos. «En  orden  a  los  patriotas  que  nos  vendían — vocifera  en 
párrafo  aparte  —  no  dejaré  de  decir  que  exceptuando  mi  com- 
padre Alberti,  todos  los  otros  nos  armaban  lazo.  » 

El  17  de  octubre,  una  partida  patriota  de  2  5  hombres,  al 
mando  del  teniente  don  Antonio  Rodríguez,  chocó  con  otra  de 
1 5o  españoles.  Corrió  alguna  sangre  :  los  patriotas  perdieron 
un  soldado,  que  fué  hecho  prisionero,  «y  los  de  allá  —  cuenta 
tíevia  —  tuvieron  un  muerto  y  cinco  heridos  »  (1). 

El  22,  cerciorado  el  general  de  que  Córdoba,  con  5oo  hom- 
bres, se  retiraba  á  Potosí,  ordenó  atacar  el  punto  estratégico  de 
Cazón,  ó  pasar  adelante,  si  efectivamente  se  habían  replegado 
los  potosinos.  Con  su  habitual  desenfado  crítico,  el  insigne  He- 
via  juzgó  así  la  operación  :  «  Llegó  el  general  Balcarce  y  rompió 
el  fuego  precipitadamente  :  no  había  municiones,  pero  sí  mala 
disposición,  y  de  milagro  no  nos  cortaron  la  retirada.  » 

Y  como  enardecido  por  la  frase,  que  tan  vigorosamente  ex- 
presaba su  resentimiento  de  hombre  superior,  al  que  nadie  había 
pensado  en  consultar,  seguía  volcando  el  odre  de  su  amargura 
con  cierto  aire  espantable  y  misterioso  que  oprime  : 

(  1)  Id.,  id.  —  ^  éase  el  parle  del  general  Balearce,  fechado  en  Tupiza  el  2Í4  de  octu- 
bre, donde  hace  subir  «  a  cerca  de  200  hombres  »  los  de  la  partida  enemiga,  y  descen- 
der á  11  los  de  la  de  Rodríguez,  en  Archivo  general  de  la  República  Argentina,  citado, 
I,  275,  y  II,   21. 


LA   INICIACIÓN   KKVOLUCIOXA1UA 


«  Oirá  Vd.  mucho  de  esto  en  esa,  pero  silencio,  y  silencio 
también  en  lo  de  que  la  noche  antes  de  la  salida  para  Cazón 
se  le  pillaron  cartas  que  a  beneficio  de  una  tormenta  de  agua 
v  granizo  despachaba  Agrelo  al  ejército  enemigo :  esto  se  calló 

—  agrega  —  y  Balcarce  me  dixo  que  ésta  y  otras  cosas  seme- 
jantes de   Agrelo,  convenía  disimularlas  por  entonces.  » 

Al  llegar  á  este  pasaje,  el  espíritu  del  investigador  se  descon- 
cierta. Ya  no  se  trata  de  omisiones  cometidas  por  el  doctor 
Agrelo,  bajo  la  presión  de  la  autoridad  enemiga.  Ya  no  es  cues- 
tión de  cabalgaduras  que  no  pudo  proporcionar,  ó  de  víveres 
que  faltaban,  ó  de  noticias  que  calló.  Nos  encontramos  aquí  en 
presencia  de  un  acto  positivo,  de  un  hecho  tan  abiertamente 
hostil  á  la  causa  libertadora,  que  sólo  valiéndonos  de  la  repul- 
siva  palabra  traición  podríamos  expresarlo... 

Pero  no  hagamos  juicios  prematuros. 

Había,  por  fin,  llegado  el  27  de  octubre,  día  del  descalabro 
de  Cotagaita.  Conocido  como  es  el  famoso  primer  combate  y 
la  retirada  del  ejército,  después  de  cuatro  horas  de  un  tiroteo 
tan  ruidoso  como  ineficaz,  no  me  detendré  á  describirlo.  Lo 
único  que  por  el  momento  nos  interesa  es  la  posición  de  nues- 
tros dos  personajes. 

Nadie  que  conozca  el  parte  del  general  argentino,  ignora  que 
en  medio  de  la  acción,  desamparando  la  pieza  que  mandaba,  un 
jefe  de  artillería,  al  sentirse  tocado  por  una  bala,  emprendió 
la  fuga,  ((  vociferando  por  toda  la  carrera  —  dice  el  documento 

—  que  el  ejército  se  había  perdido  y  que  el  rio  de  Santiago  que- 
daba cubierto  de  nuestros  cadáveres»  (1). 

Pues  bien,  según  Iíevia,  no  sólo  Agrelo,  cosa  que  en  el  fondo 
debía  serle  grata,  sino  también  Alberti,  «  el  compadre  Alberti  », 
halló  en  la  voz  de  aquel  jefe  un  pretexto  para  huir.  «  El  do- 
mingo 28  a  las  9  de  la  mañana  —  escribe  á  Echevarría  —  salie- 
ron de  aquí  Agrelo  con  su  familia,  y  Alberti...  El  primero  —  con- 
tinúa —  llegó  diciendo  que  habíamos  sido  derrotados  en  San- 
tiago... El  segundo  haciendo  mal  uso  de  las  confianzas  que  le 
hizo  y  ingrato  a  mil  favores,  salió  a  sorprender  al  Vocal  (Cas- 


io   \  ¿ase  Partes  oficiales  y  documentos  relativos  d  la  guerra  de  la  independencia  argenti- 
na citado.  I,  35,   36, 

AKT.    cwia.  XXXI-G* 


102  REVISTA    UE   LA   UMVKKSIUAD 

telli)  y  apoiado  de  las  gazmoñerías  de  Agrelo,  consiguió  que  se 
le  nombrara  de  subdelegado  interino.  Ya  yo  lo  estaba  por  el 
Mayor,  y  dado  a  reconocer;  gritó  el  mayor  a  mi  favor.  Toda 
la  oficialidad  y  el  pueblo  sano  afearon  el  hecho  engañoso;  des- 
pacharon a  Cinti  a  mi  buen  compadre  y  el  vocal  que  conocía 
mis  méritos  me  reafirmó  en  el  empleo...  »  (i). 

Sin  duda,  hasta  para  el  mediocre  expositor  que  tiene  el  honor 
de  dirigiros  la  palabra,  no  sería  empresa  del  otro  mundo,  lle- 
gados á  esta  altura  de  vuestra  penosa  tarea,  arrancaros  una  son- 
risa de  alivio,  por  mal  que  comentara  la  pintoresca  despreocu- 
pación con  que  el  colérico  asturiano  mezclaba  las  cosas  de  la 
patria  al  escandaloso  asunto  de  que  le  birlaran  el  empleo... 
Pero  entiendo  que  el  más  elemental  buen  gusto  me  veda  todo 
asomo  de  nota  humorística... 

Señores  :  He  traído  á  vuestra  consideración  el  examen  de  una 
etapa  dudosa  en  la  vida  de  un  gran  argentino,  con  ánimo,  no 
de  arrojar  sombras  sobre  una  de  las  más  altas  luminarias  de 
nuestro  pasado,  sino,  precisamente,  con  la  idea  de  impedir  toda 
futura  tentativa  de  empañarla. 

El  doctor  Agrelo  no  fué-  un  mal  patriota  al  comienzo  de  su 
vida  pública.  Levantemos  nuestros  corazones...  El  doctor  Agrelo 
no  sintió  jamás,  en  aquellos  días  angustiosos  y  febriles  de  su 
permanencia  en  Tupiza,  la  mínima  tentación  de  dar  la  espalda 
á  sus  camaradas  de  Buenos  Aires  y  refugiarse  cobardemente  en 
el  campo  enemigo  de  la  libertad  y  de  la  independencia  de  la 
patria. 

No  nos  detengamos  á  examinar  los  aparentes  delitos  de  su 
falta  de  cooperación.  Bástase  él  solo  para  la  defensa,  con  lo 
que  dejamos  probado  en  el  curso  de  este  trabajo.  Remontémonos 
hasta  su  arresto  por  el  comandante  de  la  avanzada.  <¿  Quién  se 
atreverá  á  afirmar  que  el  general  Balcarce  absolvió  á  un  culpa- 
ble ?  c  Quién  —  aún  dando  crédito  á  las  palabras  de  Hevia  — 
podrá  admitir  que  su  fuga,  después  de  Cotagaita,  obedeció  á 
móviles  antipatrióticos  ?  i  Cómo  podría  creerse  que  al  huir  ele- 
giría el  camino  de  Buenos  Aires,  el  camino  precisamente  opues- 

(i)  Carta  citada  de  octubre  1810. 


LA   INICIACIÓN   REVOLUCIONARIA  |o3 

to  al  de  sus  flagrantes  conveniencias  ?  Por  último,  si  las  cartas 
descubiertas  la  noche  de  Cazón  existieron  en  realidad,  <j  quién 
no  comprende  que  debieron  ser  una  estratagema  convenida  con 
el  general  Balcarcc  á  favor  de  las  relaciones  que  el  doctor 
Agrelo  debía  tener  con  la  oficialidad  del  ejército  de  Córdoba  ? 
Finalmente,  d  sería  creíble  que  el  general  Balcarce,  ante  la  de- 
nuncia de  traición,  dejaría  en  libertad,  más  aún,  perdonaría  la 
vida  á  quien  osara  levantar  resistencias  y  cometiera  actos  de 
espionaje  ?... 

Ahí  estaba  Castelli,  por  lo  demás,  el  inflexible  y  formidable 
Caslelli,  en  cuyas  manos  aún  humeaba  la  sangre  de  Liniers  y 
demás  víctimas  de  Cruz  Alta;  y  por  ahí,  muy  cerca,  esperaban 
su  hora,  Nieto,  Córdoba,  Sanz...  ¡No!  Si  Agrelo  hubiera  sido 
culpable,  Castelli  no  le  habría  perdonado.  Su  cabeza  se  habría 
¡tizado  en  una  pica  para  ejemplo  de  traidores,  y  nuestra  literatura 
jurídica  y  los  anales  de  nuestras  grandes  asambleas  legislativas, 
tendrían,  para  desgracia  nuestra,  muchas  páginas  de  menos  que 
consagró  aquella  inteligencia  fulgurante  á  la  más  alta  gloria  y 
esplendor  de  los  destinos  nacionales... 

La  agran  risa»  de  Moreno  era,  pues,  justa  (i).  Imitémosla 
con  satisfacción  de  argentinos. 

Carlos  Correa  Luna. 


(i)  No  estará  demás  recordar  que  al  episodio  de  la  «  gran  risa  »,  lo  precedió  este 
diálogo  ; 

—  «  Vienes  —  le  había  dicho  Moreno,  quien  va  estaba  en  vísperas  de  embarcarse  para 
Inglaterra  —  cuando  ya  no  tengo  poder  :    le  tenia  destinado  para  gobernador  de  La  Paz. 

—  «  La  paz  —  contestó  Agrelo  —  es  lo  que  vengo  buscando,  pero  no  en  gobiernos, 
sino  en  mi  casa  ».  {Autobiografía  cit.  226). 

En  realidad,  fué  el  infierno  lo  que  halló.  Apenas  transcurrirían  siete  años,  cuando  el 
destierro  lo  alejaría  de  Buenos  Aires  :  y  su  familia,  compuesta  de  su  mujer  y  ((  seis 
hijos  tiernos»,  quedaría  en  tal  desamparo,  que  'doña  Isabel  Calvimonte,  venciendo  su 
repugnancia,  tuvo  que  recurrir  al  gobierno  en  julio  de  1817,  «  no  teniendo  ya  vienes 
que  vender  ni  recursos  con  que  contar  »>,  para  que,  «  por  compasión  »,  le  pagaran  el 
medio  sueldo  de  su  marido  como  agente  de  la  Cámara  de  apelaciones.  «No  pudiendo 
mirar  con  indiferencia —  dijo  el  admirable  director  Puevrredón  en  el  decreto  del  caso  — 
el  desamparo  y  orfandad  en  que  ha  quedado  la  suplicante  ...  le  concedo  la  gracia  de  que 
se  le  socorra  por  la  Tesorería  general  con  treinta  pesos  mensuales»  ...  (((Julio  i5  de 
1N17.  Asign'1"  3o  pesos  mensuales  a  la  Esposa  del  Dr.  D.  Pedro  Agrelo».  Doc.  inédito 
del  Archivo  general  de  la  Nación,  gentilmente  comunicado  por  mi  distinguido  amigo  D. 
Augusto  S.  Maliié). 


I04  HEV1STA   DE  LA    UMVKHSIDAD 


APÉNDICE 

En  septiembre,  á  las  tres  semanas  de  publicado  por  primera  vez 
este  trabajo,  en  La  Nación  del  6  al  20  de  agosto,  supe,  por  in- 
termedio de  mi  distinguido  colega  y  amigo,  don  Gregorio  F.  Ro- 
dríguez, que  en  el  Museo  Mitre  se  conservaban  papeles  inéditos 
del  doctor  Agrelo,  relacionados  con  la  materia  que  me  ocupa. 
Examinados  los  manuscritos,  resulta  que  no  se  trata  de  la  Auto- 
biografía, cuya  primera  parte  se  ha  perdido  definitivamente,  ó, 
lo  que  es  igual,  se  mantiene  inaccesible  á  los  investigadores; 
sino  de  una  obra  distinta,  de  puño  y  letra  del  doctor  Agrelo, 
primitivamente  compuesta  en  tres  volúmenes,  de  los  que  110  se 
conservan  más  que  dos  abultados  cuadernos,  de  3n  y  cerca  de 
/joo  páginas,  respectivamente. 

El  primero  (mal  llamado,  de  letra  distinta  á  la  del  texto  : 
«  Tomo  i°.  Revolución  del  2  5  de  mayo  »),  se  titula  por  el  autor  : 
«  Quad"  5".  Memorias  y  documentos  para  la  historia  de  es  las 
Provincias  ».  Lo  que  ante  todo  se  ve  en  él,  al  abrirlo,  es  una  inte- 
resante carta  de  remisión  de  «  los  tres  quadernos  principales  de 
memorias  y  docs  »,  firmada  «.  Agrelo  »,  y  dirigida  al  «  Sor  Dor  D. 
Hora"  Várela  ».  Contiene  (en  vez  de  capítulos)  las  «  Memorias  4a, 
5a,  6a,  7a  y  8a  »,  correspondientes  á  los  sucesos  de  18 10,  desde  la 
revolución  de  mayo  en  Buenos  Aires,  hasta  el  fusilamiento  de  Li- 
niers  y  sus  compañeros.  Además,  trae  nueve  extensas  notas. 

El  segundo  (también  caratulado  de  distinta  letra  :  «  Tomo  •>.". 
Revolución  de  Mayo  »),  fué  titulado  por  el  doctor  Agrelo  : 
«  Memorias  y  documentos  para  la  Hstoria  de  este  Virrey  nato  ». 
Empieza  en  la  «  Memoria  9a  »  con  una  reseña  acerca  del  «  estado 
de  Buenos  Ayres  en  el  curso  del  año  de  1810  »,  y  termina  en 
la  18a  describiendo  los  «  sucesos  del  Paraguay  después  de  la 
retirada  del  exercito  del  G,al  Belgrano,  y  el  eátado  de  esta  Pro\  ' 
en  el  mes  de  Sepc  de  181 1  ». 

La  «  Memoria  7a  »,  que  transcribo  á  continuación  por  su  es- 
pecial atingencia  con  algunos  hechos  referidos  en  el  texto,  ocu- 
pa las  páginas  198  á  201  del  «  Quad°  5o  ». 


I.\    INICIACIÓN  RÉVOLUClONAHIA  lo.) 


«  MEMORIA    Ia  » 


«  La  Noticia  de  la  instalación  de  la  Junta  de  Buenos  Ayres  llega 
á  los  Gobiernos  interiores  del  Perú  —  se  separan  estos  del  Vi- 
rreynato,  y  se  someten  al  de  Lima  —  se  acepta  esta  sumisión 
—  Providencias  que  se  tomaron  —  El  Presidente  del  Cusco  Don 
José  Manuel  Goyeneche  marcha  sobre  la  Frontera,  y  organisa 
vn  exercito  en  el  Desaguadero  —  El  Presidente  de  Charcas  Don 
Vicente  Nieto  con  el  Gobernador  de  Potosi  Don  Francisco  de 
Paula  Sans  organisan  otro  sobre  la  Frontera  de  Jujui  —  De- 
sarma el  Presidente  de  Chuquisaca  los  Patricios  que  habían  su- 
bido con  el  al  Perú  el  año  anterior,  y  los  manda  al  socaban  de 
Potosi,  licenciando  para  aquella  villa  á  los  oficiales  —  La  van- 
guardia de  este  exercito  se  acantona  en  la  villa  de  Tupiza  —  á 
las  ordenes  del  General  Don  José  de  Cordova,  y  Don  Indalecio 
González  de  Socasa  —  El  Presidente  Nieto  en  persona  viene  á 
Santiago  de  Cotagaita,  y  forma  allí  el  quartel  General  con  la 
reserva. 

«  El  Virrey  Cisneros  desde  mediados  del  mes  de  Mayo,  en  que 
dio  su  proclama  anunciando  que  los  Franceses  habían  forzado 
sierra  Morena,  comenzó  ya  á  sentir  bajo  sus  pies  el  incendio  que 
le  amenazaba,  y  fue  lo  primero  que  hiso  avisar  de  ello  á  todos 
los  Gefes  del  Perú  por  extraordinarios  ocultos,  previniéndoles 
del  Estado  amenazador  en  que  quedaba  la  capital,  y  que  tomasen 
lodas  las  medidas  para  un  caso  de  rompimiento,  que  el  les  avi- 
saría oportunamente  con  toda  anticipación  posible. 

«  En  este  estado  de  ansiedad  dejé  yo  á  Potosí  á  principios  del 
mes  de  Junio,  que  sali  de  allí  para  mi  subdelegacion  de  Chichas, 
bien  impuesto  de  todo  por  el  mismo  intendente,  como  que  en  la 
Provincia  de  mi  mando  debían  sentirse  los  primeros  efectos  de 
((nales  quiera  ocurrencia,  y  debia  ser  necesaria  mi  cooperación, 
con  que  creia  poder  contar  también,  sin  embargo  de  mi  calidad 
de  Porteño,  por  la  reserva  y  ambigua  conducta  que  desde  enton- 
ces manifesté  sobre  todo. 

«  No  tardaron  mucho  los  avisos  anunciados  por  el  Virrey  :  pues 
desde  el  7  de  Junio  hasta  el  28.  fueron  varios  los  extraordinarios, 


ioG 


REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


ya  directos  del  Virrey,  ya  por  conduelo  del  Gobernador  de  Cor- 
dova,  que  llevaron  á  aquellos  Gei'es  los  detalles  reservados  de 
todo  lo  sucedido.  El  Publico  no  supo  por  estenso  cosa  alguna 
hasta  el  correo  ordinario,  que  pasó  por  Tupiza  á  fines  de  Junio, 
conduciendo  y  repartiendo  correspondencia,  é  impresos,  cuya 
circulación  y  conocimiento  no  pudo  impedirse  por  lo  pronto. 
A  más  de  esto  los  Gefes  de  Cordova  dirigieron  también  los  su- 
yos para  ponerse  de  acuerdo  en  los  planes,  y  medidas,  que  al 
íin  no  pudieron  realizar,  como  lo  veremos  adelante. 

«  Las  primeras  disposiciones  que  se  tomaron  fue  ocupar  en  la 
parte  que  pudieron,  todos  los  papeles  en  los  correos  de  todas  las 
Intendencias  y  Partidos  de  acuerdo  con  los  Gefes  de  Potosí, 
Charcas  y  la  Paz,  y  mandar  que  se  entregasen  los  que  hubiesen 
recibido  ya,  ó  obtenidos  por  qualquiera  otra  via  —  Se  suspendió 
toda  remisión  de  caudales  —  Se  publicó  por  bando  la  separa- 
ción de  todas  las  Provincias  del  Perú  del  Virreynato  de  Buenos 
\\rvs,  á  que  pertenecían,  y  se  sujetaron  al  virreynato  de  Lima, 
á  quien  vnicamente  se  mandó  reconocer  —  se  suspendieron  lodos 
los  correos,  cortándose  toda  comunicación  publica  con  Buenos- 
Ayres  —  y  se  principiaron  á  levantar  fuerzas  con  que  resistir  la 
expedición  auxiliadora  que  subia.  De  todo  era  impuesta  la  Junta 
por  los  partes  y  relaciones  que  los  Patriotas  le  remitían,  frus- 
tando  la  vigilancia  de  los  despotas  :  y  los  publicaba  con  las 
mismas  expresiones  del  entusiasmo  publico  que  manifestaban, 
para  alentar  los  ánimos  de  los  partidarios  de  la  Capital,  y  de 
las  Provincias  que  se  le  habian  cometido. 

«  El  virrey  de  Lima  Don  José  Abascal  aceptó  la  sumisión  con 
acuerdo  de  una  Junta  de  corporaciones  que  reunió  en  su  Pa- 
lacio, y  lo  avisó  asi  al  Presidente  de  Charcas,  y  demás  Gefes  : 
y  este  acuerdo  lo  tubo  la  Junta  inmediatamente  con  el  bando  que 
publicó  lleno  de  insultos  al  nuevo  Gobierno  y  á  todos  los  ame- 
ricanos, sobre  el  que  dio  también  vn  manifiesto  contra  aquel 
Virrey. 

«  En  consequencia  de  estos  acuerdos  el  Presidente  del  Cusco 
Don  José  Manuel  Goyeneche  fue  encargado  de  organizar  vn 
cuerpo  de  exercito  sobre  la  Frontera  del  Norte  en  el  desagua- 
dero, mientras  que  el  Presidente  de  Charcas,  y  el  Gobernador 
do  Potosí  disponían  otro  para  que  viniese  á  encontrar  y  batir 


LA  INICIACIÓN  REVOLUCIONARIA 


la  expedición  auxiliadora  sobre  la  Frontera  del  Sur  :  y  asi  se 
preparó  todo. 

<(  Goyeneche  pues  obraba  su  encargo  en  el  primer  punto  :  y 
los  dos  Gefes  últimos  reunieron  vna  fuerza  como  de  mil  y  qui- 
nientos hombres  (la  mayor  parte  reclutas)  que  situaron  en  Tu- 
piza  al  mando  del  General  Don  José  de  Cordova,  y  de  Don  In- 
dalesio  González  de  Socasa. 

«  Muy  en  breve  levantaron,  y  situaron  otros  tanto  en  Santiago 
de  Cotagaita,  atrincherándose  allí  con  un  parapeto  que  corrie- 
ron en  la  embocadura  de  dos  cerros,  en  que  está  fundado  aquel 
Pueblo,  pasando  por  delante  el  rio  bien  espacioso  que  corta  el 
camino.  Este  era  el  Quartel  General,  donde  estaban  los  depósitos 
y  almacenes  de  pertrechos,  y  vtiles  de  guerra  para  todo  el  exer- 
cito  con  ocho  cañonsitos  de  montaña. 

<(  El  Presidente  Nieto  vino  en  persona  con  su  estado  mayor  á 
situarse  en  este  Quartel  General,  y  mandar  en  Gefe  el  exercilo. 
Mas  antes  de  su  salida  de  Chuquisaca,  y  deseoso  de  afianzar  la 
lealtad  que  necesitaba,  por  los  recelos  que  tenia  de  los  Patricios 
de  Buenos-Ayres  existentes  en  los  cuerpos  que  habia  llevado  el 
año  anterior  de  esta  ciudad,  vsó  la  indecente  estratagema  de  in- 
vitarlos á  declararse  con  franqueza  si  servirian  en  su  caso  con- 
tra el  exercito  que  subia,  asegurándoles  que  ningún  mal  les  so- 
brevendría de  no  hacerlo,  expresando  con  tiempo,  con  claridad 
y  verdad  :  y  habiendo  todos  ellos  declarado  que  no  lo  harían, 
sin  oponerse  por  esto  á  las  medidas  que  se  tomasen,  fueron  des- 
armados en  el  acto  los  soldados,  y  remitidos  marchando  á  pié  al 
socabon  de  Potosí,  con  esposas  y  cadenas,  y  allí  estuvieron  hasta 
la  llegada  de  la  expedición,  con  los  oficiales  licenciados,  que  fue- 
ron confinados  á  la  misma  villa.  La  Junta  dio  también  sobre  esto 
vn  manifiesto,  recorriendo  todos  los  excesos  con  que  se  habia 
hecho  notable  aquel  mandón  desde  su  arribo  con  el  Virrey  Cis- 
neros. 

«  \nt(S  de  todo,  y  desde  que  tuvo  la  primera  noticia  del  movi- 
miento, hizo  salir  para  Lima  todos  los  presos  que  mantenía  de 
resultas  del  anterior,  que  habia  tenido  lugar  en  aquella  Giudad 
el  año  de  1809  :  entre  ellos  los  oy dores  Don  José  Vázquez  Ba- 
llesteros, y  Don  José  Agustin  Vssoz  y  Mozi,  el  Fiscal  Don  Miguel 
López  Andreu,  el  Asesor  Don  Vicente  Rodríguez  Romano,  el 


ioS 


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General  Don  Juan  Antonio  Alvarez  de  Arenales,  Don  Joaquín 
Lemoyne,  Don  Bernardo  Monteagudo  y  otros,  conducidos  por 
una  Fuerte  escolta  á  ser  entregados  á  disposición  del  Virrey  de 
Lima  :  á  los  quales  se  reunieron  á  su  Pasada  por  la  Paz  Don 
José  Antonio  Medina,  clérigo  Presbytero,  y  otros  presos  que  alli 
exislian  de  los  Juzgados  por  Goyeneche. 

«  Nosotros  lo  dejaremos  por  ahora  en  sus  trincheras  para  vol- 
ver á  la  Marcha,  y  sucesos  de  la  Expedición  de  Buenos-Ayres,  que 
dejamos  sobre  las  Fronteras  de  Cordova  »  (i). 

C.  C.  L. 


(i)  Adémasele  los  referidos  cuadernos,  el  Museo  -Mitre  —  cuya  amable  dirección  no  lia 
podido  ser  inás  deferente  conmigo  —  guarda  en  depósito  otro  voluminoso  manuscristo  ti- 
tulado Escritos  y  memorias  del  doctor  don  Pedro  José  Af/relo,  cuyo  material  es  el  siguiente  : 
«  i°  Disertación  sobre  la  elección  de  obispos.  —  u"  Opiniones  sobre  el  juicio  por  jura- 
dos. — ■  S"  Memoria  sobre  varios  provectos  de  Monarquías  en  el  Ilio  de  la  Plata.  — 
4°  Sobre  su  deportación  á  N.  América.  —  5*  El  fraile  Fr.  Francisco  Castañeda.  —  Au- 
tógrafos inéditos.  » 


DON    JUAN    RU1Z    DE     ALARCON 

EL  HOMBRE.  EL  DRAMATURGO.   EL  MORALISTA 


SEGUNDA  CONFERENCIA  M 

Señores  : 

Semejante  al  que  llega  al  pie  de  copudo  manzano,  codicioso 
de  recoger  las  más  doradas  pomas  de  árbol  tan  bien  provisto,  y 
van  los  ojos,  y  en  pos  de  ellos  las  manos,  para  alcanzar  las  en 
mayor  sazón  y  más  olorosas,  surgiendo  en  no  pocas  ocasiones 
la  dificultad  de  la  elección,  y  cuando  se  le  ocurre  mirar  la  co- 
secha, advierte  que  es  pequeño  el  serón  á  prevención  traído  para 
llevarse  la  sabrosa  fruta,  así  yo,  señores,  después  de  leídas  con 
atención  las  obras  del  sin  rival  mejicano,  y  de  apuntadas  las 
citas  á  mi  intento  más  oportunas,  advierto  que  no  caben  todas 
en  los  breves  términos  de  una  conversación,  viéndome  forzado, 
muy  á  mi  pesar,  á  que  queden  en  ésta  sin  cabida  no  pocas,  cuales 
alcances  didácticos  ó  filosóficos  me  deleitaron. 

Releídas  con  bien  encaminado  propósito  las  veintiséis  obras 
dramáticas  de  nuestro  autor,  y  antes  de  sacar  de  nuevo  á  luz 
frases  y  sentencias  morales  del  teatro  alarconiano,  anticiparme 
quiero  al  posible  reparo,  con  sólo  advertir  que  no  creo  en  la 
virginidad  de  las  ideas.  Las  del  genial  mejicano,  ó  fueron  reco- 
gidas en  provechosas  lecturas,  ó  flotaban  en  el  ambiente  de  la 
época  :  utilizó  varias  escuchadas  de  labios  doctos,  muchas  de 
los  del  pueblo,  siempre  despierto  y  oportuno;  mas  el  mérito 
de  darles  forma  poética,  para  que  su  brillo  atrajese  la  atención 

(i)  Véase  el  número  anterior  de  esta  Revista. 

ART.    ORIG.  xxxi-7 


I  I  O  KK  VISTA   DE    LA    UNIVERSIDAD 


de  las  muchedumbres;  el  valioso  contingente  moral  y  educativo 
encerrado  en  tan  corta  labor;  diré  más,  el  andamiaje  de  las 
ideas,  su  seductor  ropaje,  esto  es  obra  exclusiva  de  Alarcón. 
Regatearle  por  ello  coronas  de  vencedor,  equivaldría  á  negar  mé- 
rito á  varias  obras  shakesperianas,  porque  sus  argumentos  pro- 
ceden de  italianas  fuentes. 

Aun  debo  advertir,  para  que  nadie  se  llame  á  engaño,  que  sólo 
desfloraré  el  tema  :  lo  que  va  á  seguir  se  limita  á  demostrar  lo 
ya  dicho,  esto  es,  el  perfecto  conocimiento  que  Alarcón  tenía 
del  corazón  humano,  así  en  sus  nobles  arranques  y  aspiraciones, 
como  en  los  vicios  que  por  desgracia  lo  malean  y  corrompen. 

Siguiendo  la  costumbre  de  la  época,  nuestro  autor  no  hace 
aparecer  en  las  tablas  á  la  venerable  figura  de  la  madre;  y  porque 
alguien  lo  intentó,  Hurtado  de  Mendoza  se  encaró  con  el  atre- 
vido en  la  segunda  parte  del  Entremés  de  Miser  Palomo  y  Mé- 
dico de  espíritu,  diciéndole  : 

Si  os  holgáis  de  escuchar  que  no  hay  doncellas, 
y  celebráis  malicias  tan  livianas ; 
gente  del  diablo  ¿no  tenéis  hermanas? 
Infamar  las  mujeres  y  maridos 
solemnizáis  ahora  en  los  tablados  : 
gente  de  Bercebú  ¿  no  sois  casados  ? 

C  Qué  diría  el  aristocrático  autor,  que  Alarcón  y  que  cuantos 
respetaban  el  hogar,  ante  los  atrevidos  argumentos  de  un  buen 
golpe  de  dramas  modernos  ? 

Veamos  qué  concepto  tenía  Alarcón  de  la  hidalguía  y  de  la 
moral. 

Como  le  pidiera  el  rey  á  don  Rodrigo  de  Villagómez,  en  Los 
pechos  privilegiados  (i),  que  fuese  su  tercero  para  obtener  los 
ilícitos  favores  de  doña  Elvira,  contesta  grave  y  reposado  el 
nobilísimo  señor  : 

¿  Y  en  tan  poca  estimación 
os  tengo  yo,  que  debía 
presumir  que  en  vos  cabía 
injusta  imaginación? 

(i)  Acto  I,  escena  III. 


DON  JUAN  IUJIZ  DE  ALAHCON  I  I  I 

¿Y  en  tan  poco  rnc  estimáis 
ó  me  estimo  yo,  que  crea 
que  para  una  cosa  fea 
valeros  de  mi  queráis  ? 

Y  porque  el  rey  insistiera,  en  un  diálogo  vivo  y  animado  como 
pocos,  y  modelo  de  nobleza  para  muchos,  replica  el  de  Villa- 
gómez  : 

Señor,  la  misma  razón 

porque  ¡i  mí  me  lo  encargáis 

hace,  si  bien  lo  miráis 

la  mayor  contradicción  ; 

que  si  á  Elvira  puedo  hablar, 

por  ser  amigo  del  Conde, 

con  eso  mismo  os  responde 

mi  fe  que  me  he  de  excusar : 

pues  ni  yo  fuera  Rodrigo 

de  Villagómez,  ni  fuera 

digno  de  que  en  mi  cupiera 

el  nombre  de  vuestro  amigo, 

si  solo  por  daros  gusto 

en  un  caso  tan  mal  hecho, 

hiciera  á  un  amigo  estrecho 

un  agravio  tan  injusto  (i). 

En  La  prueba  de  las  promesas,  repite  la  misma  idea  al  ase- 
gurar : 

Que  al  amigo,  pienso  yo, 
que  han  de  pedirle  las  cosas 
grandes  y  dificultosas 
más  las  ilícitas,  no  (2). 

Terminante  es  en  Los  empeños  de  un  engaño,  al  asegurar  que: 

no  obliga  contra  el  honor 

la  ley  de  amistad  más  fina  (3), 

idea  que  vuelve  á  repetir  en  El  examen  de  maridos,  haciéndole 
decir  al  conde  : 

( 1)  Acto  I,  escena  111. 

(a)  Acto  1. 

(3)  Acto  II,  escena  IV. 


112  REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

los  cuerdos  amigos 
tienen  razón  de  ([nejarse 
deque  la  verdad  les  nieguen, 
más  no  de  que  se  la  cal  ¡cu 

porque  no  consienten  culpas 

las  honradas  amistades  (l  ). 

Conforme  se  va  viendo,  por  cima  de  todo  está  la  moral,  la 
austera  moral  á  que  Alarcón  pospone  todas  las  mundanas  con- 
veniencias; y  así,  en  un  nobilísimo  arranque,  puede  decir  don 
Rodrigo,  dechado  de  caballeros,  en  Los  pedios  privilegiados  : 

No  hay  ofensas, 
no  hay  amistades  ni  amores 

que  en  locando  á  la  lealtad 

no  olviden  los  pechos  nobles  (a). 

Arrastrado  por  la  pasión  amorosa,  y  aún  sabiendo  que  es 
amigo  del  conde,  asegura  el  marqués  á  su  pretendida,  en  El 
examen  (Je  ni  áridos,  que  : 

es  Forzoso  preferir 

á  la  amistad,  la  opinión  (3), 

pero  molestado  por  esta  idea,  y  como  si  se  arrepintiese  de  bur- 
lar, aun  en  aras  de  la  pública  fama,  la  cariñosa  amistad  que 
sintiera  por  el  conde,  á  poco,  y  hablando  con  él,  le  dice  : 

Mas  libradme  de  los  daños 
que  amenazan   mi  opinión 
si  desisto  «leste  intento. 

A   veréis  si  mi  amistad 
tropieza  en  dificultad 
ó  reposa  en  sentimiento  (4). 

y  cuéntese  que  quien  así  habla  está  perdidamente  enamorado  de 
doña  Inés. 

(i)  Aclo  I.  escena  V. 

(a)   Aclo   II.   escena    W  II 

(3)  Acto  II.  escena  VI í. 
( 'i  i  Acto  11,  escena  1  \ . 


DON  JUAN   UUÍZ   DE   ALARCON  I  I  ,'l 

Entusiasta  defensor  de  la  amistad  sincera,  flor  cada  día  menos 
lozana  en  el  humano  corazón,  escribe  Ganar  amigos,  comedia 
que  es  en  el  fondo  laudatorio  poema  de  tan  noble  sentimiento, 
y  en  El  examen  de  ni  áridos,  pone  en  boca  del  marqués  el  si- 
guiente concepto  - 

No  hay  más  tesoro  en  el  mundo 
que  uu  amigo  verdadero  (i). 

Idea  tan  cabal  tenía  nuestro  autor  de  este  afecto,  que  cuando 
el  rey  en  Los  pechos  privilegiados,  y  á  fin  de  decidirle  á  que 
secunde  sus  aviesas  intenciones,  le  pregunta  á  don  Rodrigo  si 
es  su  amigo,  contesta  el  hidalgo  : 

Alfonso,  porque  lo  son 

os  pongo  de  la  verdad 

á  los  ojos  el  espejo  : 

que  se  ve  en  el  buen  consejo 

la  verdadera  amistad  (a). 

Más  rotundo  es  aun,  si  cabe,  don  Juan,  al  decirle  á  don  Diego 
en  El  semejante  á  sí  mismo  : 

¿Qué  queréis?  Verdades  digo. 
y  aquel  es  mejor  amigo 
que  desengaña  mejor  (3). 

El  enamorado  marqués  en  El  examen  de  maridos,  le  dice  al 

conde : 

Mi  amigo  sois,  y  el  amigo 

es  un  espejo  fiel  (  'i  i. 

Contra  quienes,  abusando  de  la  confianza  en  ellos  deposi- 
tada, hácense  Judas  de  la  amistad,  escribe  Alareón,  y  pone  las 
frases  en  boca  de  don  García,  en  Mudarse  por  mejorarse : 

Marqués,  las  causas  ajenas 

el  que  es  noble,  o  no  se  encarga 

(i)  Acto  III,  escena  XVI. 

;    Veto  I,  escena  III. 

(3)  Acto  II.  escena  XIII. 

('O  Acto  111.  escena  XI. 


I  r  f\  IIKV1STA   DE  LA    UNIVEKSIOAD 

dolías,  ó  tiene  por  propia 

su  ventura  ó  su  desgracia  (i). 

En  La  verdad  sospechosa,  y  al  recodarle  Isabel  á  Jacinta  que 
verá  por  la  calle  al  hijo  de  don  Beltrán,  contesta  hermosamente 
la  segunda  de  las  citadas  damas  : 

veré  solo  el  rostro  y  talle ; 
eJ  alma  que  importa  más 
quisiera  ver  con  hablalle  (2), 

concepto  no  conocido,  y  si  conocido,  olvidado  por  no  pocas 
doncellas  que  al  ara  se  acercan,  después  de  haber  admirado,  no 
el  alma,  el  rostro  del  galán. 

A  estas  mismas  doncellas,  más  atentas  á  prendas  físicas  que  á 
morales,  advierte  nuestro  filósofo  y  les  dice  en  Las  paredes  oyen  : 

«  En  el  hombre  no  has  de  ver 
la  hermosura  ó  gentileza  : 
su  hermosura  es  la  nobleza, 
su  gentileza  el  saber  (3). 

Y  á  ellos,  á  estos  jóvenes  faltos  de  seso,  que  embobados  en 
físicas  perfecciones  no  aciertan  á  fijarse  en  prendas  morales, 
les  dice  nuestro  autor,  sirviéndose  de  Redondo,  en  Mudarse  por 
mejorarse  : 

¡  Linda  cosa ! 

porque  si  es  boba  la  hermosa, 

es  de  teñido  papel 

una  bien  pintada  flor. 

que  de  lejos  vista,  agrada, 

y  cerca  no  vale  nada 

porque  le  falta  el  olor  (4). 

En  la  ya  citada  comedia,  La  verdad  sospechosa,  pone  en  labios 

i  l)  Acto  II,  escena  X.V1. 
( 2)  Acto  I,  escena  111. 
i  ;5 )  Acto  II,  escena  IV. 
I  'i )  Acto  1 1,  escena  I  \  . 


DON  JUAN   UU1Z  DE  ALAUCON  1  1  ,) 

de  don  Beltrán,  al  reprender  á  sn  hijo,  estos  versos,  suficientes 
para  pintar  el  paternal  cariño  : 

¿Que:  enemigo  te  oprimía? 
¿Qué  puñal  te  amenazaba? 
sino  un  padre,  padre  al  fin, 
que  este  nombre  solo  basta 
para  saber  de  que  modo 
le  enternecieran  tus  ansias  (i). 

En  No  hay  mal  que  por  bien  no  venga,  le  hace  decir  al  prín- 
cipe esta  filosófica  verdad  : 

En  abriendo  el  pecho  al  \icio 
el  más  pequeño  resquicio 
da  puerta  franca  al  error  (:>.'). 

Guando  en  Los  favores  del  mundo,  derriba  don  García  á  clon 
Juan,  y  vencido  en  el  desafío  va  éste  á  recibir  la  postrer  estocada 
del  noble  castellano,  exclama  :  «  ¡Válgame  la  Virgen!  ».  Don 
García  detiene  el  brazo,  é  irguiéndose  contesta  como  cristiano 
sincero  : 

Valga  : 
que  á  tan  alta  intercesora 
no  puedo  ser  descortés  (3). 

En  aquella  época  caballeresca,  en  que  á  la  dama  se  rendía 
galante  homenaje,  ¿  cómo  no  había  de  vencer  á  un  noble  y  á 
á  un  cristiano  la  intercesión  de  la  Célica  Señora  ?  é  No  encierran 
los  anteriores  versos  el  fides  amor  de  los  castellanos  pechos  ? 

Tan  hermoso  es  el  relato  que  del  apuntado  sucedido  hace 
don  García,  y  son  tan  soberanamente  bellas  las  frases  del  prín- 
cipe, contestando  al  hidalgo  caballero,  que  aún  sabiendo  son 
conocidas  del  menos  aprovechado  estudiante  de  retórica,  no  pue- 
do resistir  á  la  tentación  de  copiar  algunos,  ya  que  no  todos,  de 
aquellos  conceptos;  y  después  de  releída  la  siguiente  transcrip- 

(i)  Acto  III,  escena  IX. 

(2)  Acto  I,  escena  VII. 

(3)  Acto  I,  escena  III. 


I  I  (¡  REVISTA  DE  LA    UNIVERSIDAD 

ción,  dígase  si  no  merece  el  calificativo  de  valiosa  joya  de  la 
deslumbrante  escena  castellana. 

El  largo  relato  de  don  García  termina  así  : 


y  él,  viendo  que  ya  en  el  suelo 
ningún  remedio  le  queda, 
;  Válgame  la  ^  irgen  !  dice  : 
Valea,  digo;  v  la  sentencia 
revoco  en  el  misino  instante 
que  al  golpe  empezado  resta. 
Este  es  el  caso  ;  don  Juan, 
pues  lie  hablado  en  su  presencia, 
me  puede  enmendar  agora 
lo  que  mi  memoria  verra. 

Al  asentir  don  Juan,  dice  majestáticamente  el  príncipe,  orgu- 
lloso de  tener  vasallo  tal  : 

Garci-Rüiz  de  Alarcón, 
claras  vuestras  obras  son  : 
desde  el  oriente  al  ocaso 
da  envidia  vuestra  opinión. 
Las  más  ilustres  historias 
en  vuestras  alias  Vitorias 
el  non  plus  ultra  han  tenido  ; 
mas  la  que  hoy  ganáis,  ha  sido 
plus  ultra  de  humanas  glorias. 
Vuestra  dicha  es  tan  extraña, 
que  quisiera  ¡Vive  Dios! 
más  haber  hecho  la  hazaña 
que  hoy,  García,  hicistes  vos, 
que  ser  príncipe  de  España. 
Porque  Alejandro  decía 
(¡  ved  cuanto  lo  encarecía!) 
qye  más  ufano  quedaba, 
si  un  rendido  perdonaba, 
que  si  un  imperio  rendía. 
Que  en  los  pechos  valerosos, 
bastantes  por  sí  á  emprender 
los  casos  dificultosos, 
el  alcanzar  y  vencer 


DON  JUAN  HUIZ  DE  ALAHCON  II7 

consiste  en  ser  venturosos  : 

mas  en  que  un  hombre  perdone. 

viéndose  ya  vencedor, 

á  quien  le  quitó  el  honor, 

nada  la  fortuna  pone  : 

todo  se  debe  al  valor. 

Si  vos  de  matar,  García, 

tanta  costumbre  tenéis, 

matar  ¿qué  hazaña  sería? 

vuestra  mayor  valentía 

viene  á  ser  que  no  matéis 

En  vencer  está  la  gloria, 

no  en  matar:  que  es  vil  acción 

seguir  la  airada  pasión, 

y  deslustra  la  victoria 

la  villana  ejecución  (i) 

Quien  venció,  pudo  dar  muerte; 

pero  quien  mató,  no  es  cierto 

que  pudo  vencer;  que  es  suerte 

que  le  sucede  al  más  tuerte. 

sin  ser  vencido,  ser  muerto. 

Y  así  no  os  puede  negar 

quien  más  pretenda  morder, 

que  más  honra  os  vino  á  dar 

el  vencer  y  no  matar, 

que  el  matar,  v  no  vencer. 

Dar  la  muerte  al  enemigo, 

de  temello  es  argumento; 

despreciallo  es  más  castigo, 

pues  que  vive  á  ser  testigo 

contra  sí  del  vencimiento. 

La  vitoria  el  matador 

abrevia,  y  el  que  ha  sabido 

perdonar,  la  hace  mayor, 


(i)  Idea  esta  que  glosó  nuís  tarde  Calderón,  en  La  devoción  de  la  Cruz,  poniendo  en 
boca  de  Curcio  los  siguientes  versos  : 

El  acero  de  un  nol>le,  aunque  ofendido, 
no  se  mancha  en  la  sangre  de  un  rendido  ; 
que  quita  grande  parte  de  la  gloria 
el  que  con  sangre  borra  la  victoria 

(Jorn.  III,  Esc.   IX.) 


Il8  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

pues  mientras  vive  el  vencido, 
venciendo  está  el  vencedor  (i). 

Si  el  razonamiento  del  príncipe  es  modelo  de  lógica  caballe- 
resca, las  anteriores  quintillas,  por  lo  robustas  y  sonoras,  bien 
pueden  mostrarse  como  ejemplo  de  versificación. 

Encariñado  Alarcón  con  la  idea  fundamental  que  campea  en 
los  anteriores  versos,  vuelve  sobre  ella  en  La  industria  y  la 
suerte,  cuando  dice  : 

Pues  estáis  favorecido. 

gozad,  con  verme  perdido, 

el  colmo  de  este  favor: 

que  la  gloria  al  vencedor 

¿quién  la  da  sino  el  vencido?  (a). 

En  esta  misma  obra  pondera  con  un  solo  verso,  la  virtud  de 
la  paciencia.  Se  lamenta  don  García,  y  es  muy  humano  el  la- 
mento, diciendo  : 

Un  injusto  rigor  sufrir  no  es  justo, 

á  cual  honda  queja  replica  la  bella  Anarda  : 

\  ser  justo  ¿qué  hicierais  en  llcvallo?  (3), 

pregunta  que  bien  vale  la  declaración  de  que  debe  el  varón  fuerte 
hacerse  superior  á  las  adversidades  de  la  vida,  concepto  que  con 
más  claridad  repite  en  La  prueba  de  las  promesas,  diciendo  : 

De  la  fortuna  el  vigor 
prueba  el  pecho  valeroso, 
porque  en  el  tiempo  dichoso 
vive  dormido  el  valor  (4). 

Contradiciendo  lo  aseverado  por  hipócritas  y  marrulleros,  esto 
es,  que  el  fin  legitima  los  medios,  pone  la  siguiente  redondilla 

(i)  Acto  I,  escena  ]\. 

(2)  Acto  1,  escena  V. 

(3)  Acto  II,  escena  XV. 

(4)  Acto  I. 


DON  JUAN  UUIZ  DE  ALAHCON  [  IQ 

en  boca  de  doña  Ana,  una  de  las  damas  más  nobles  del  teatro 
alarconiano  : 

Por  el  mal  medio,  condeno 

el  buen  fin  :  todo  lo  igualo 

en  que  verás  que  lo  malo, 

aun  para  buen  ün,  no  es  bueno  (i), 

y  en  El  examen  de  maridos,  asegura  que  : 

del  buen  principio  nace 

el  buen  fin  de  los  intentos  (2). 

La  industria  y  la  suerte,  comedia  dedicada  á  proclamar  el 
triunfo  de  la  segunda  sobre  la  primera,  abunda  en  felices  pin- 
celadas, tendientes  á  probar  cuánto  valen  la  rectitud  del  pensa- 
miento, y  afirma  que  : 

pocas  veces  alcanzaron 

buen  fin  engañosos  medios  (3), 

y  en  el  acto  siguiente  advierte  á  los  mal  intencionados  que  : 

muchos  engaños  requiere 
la  fábrica  de  un  engaño  (4). 

De  la  defensa  de  la  verdad  hizo  el  conspicuo  mejicano  un 
culto,  pues  no  sólo  dedicó  á  tan  simpática  virtud  una  comedia, 
que  como  ya  sabemos,  es  una  de  las  más  hermosas  del  teatro 
universal,  sino  que  de  ella  habla  á  cada  paso  en  el  mayor  número 
de  sus  obras  :  para  Alarcón,  la  verdad  es  y  ha  de  ser  siempre, 
nuestra  amiga  más  fiel,  la  que  acompañarnos  debe  de  la  cuna 
al  sepulcro,  y  todo  debe  allanarse  á  su  paso.  Recojamos  algunas 
de  las  ideas  esparcidas  en  sus  obras. 

Afeando  el  vicio  de  la  mentira,  le  dice  don  Beltrán  á  su  hijo 
en  La  verdad  sospechosa : 


(1)  Las  paredes  oyen,  acto  III,  escena   XVI. 

(2)  Acto  III,  escena  X.YI. 

(3)  Acto  II,  escena  VI. 

(4)  Acto  111,  escena  III. 


120  KKVISTA   DE    LA    UNIVERSIDAD 

¿Posible  es  que  tenga  un  hombre 

tan  humildes  pensamientos, 

que  viva  sujeto  al  vicio 

más  sin  gusto  y  sin  provecho? 

El  deleite  natural 

tiene  á  los  lascivos  presos: 

obliga  á  los  codiciosos 

el  poder  que  da  el  dinero ; 

el  gusto  de  los  manjares 

al  glotón  ;  el  pasatiempo 

y  el  cebo  de  la  ganancia 

á  los  que  cursan  el  juego ; 

su  venganza  al  homicida, 

al  robador  su  remedio, 

la  lama  y  la  presunción 

al  que  es  por  la  espada  inquieto  : 

todos  los  vicios,  al  fin, 

ó  dan  gusto  ó  dan  provecho ; 

mas  de  mentir,  ¿que  se  saca 

sino  infamia  y  menosprecio?  (i). 

En  la  misma  obra,  y  á  las  pocas  escenas,  pone  en  boca  de 
Tristán  esta  sentencia  : 

Quien  en  las  burlas  miente 
pierde  el  crédito  de  veras  (2), 

afirmando  Lucrecia  en  la  misma  escena,  que  : 

siempre  ha  sido 
costumbre  del  mentiroso 
de  su  crédito  dudoso 
jurar  para  ser  creído  (3). 

Varón  tan  enamorado  de  la  verdad,  era  lógicamente  enemigo 
de  las  sombras  que  pueden  empañar  su  brillo;  y  así,  si  Clara  en 
Mudarse  por  mejorarse,  dice  : 


(1)  Acto  11,  escena  IX. 

(2)  Acto  II,  escena  XVI. 

(3)  Acto  II,  escena  XVI. 


DON  JUAN  HÜIZ  DE  ALAHCON  12  1 

que  de  testigos  no  huye 

quien  justos  hechos  intenta  (i), 

más  esplícita  es  Leonor  en  la  misma  comedia,  afirmando  que  : 

las  justas  acciones 
no  huyen  la  luz  del  día  (2). 

Sabiendo  cuanto  ciega  el  propio  desconocimiento,  y  comba- 
tiendo el  popular  aforismo  que  afirma  que  «  quien  no  se  alaba 
de  ruin  se  muere  »,  El  examen  de  maridos,  hace  que  el  mar- 
qués profiera  esta  sentencia  : 

Regla  es  que  en  la  propia  boca 
la  alabanza  se  envilece  (3), 

idea  ésta  expuesta  ya  por  Cervantes  en  los  capítulos  XVI  de  la 
primera  parte  del  Quijote,  y  XVI  de  la  segunda,  que  Calderón 
amplió  más  tarde  diciendo  : 

La  alabanza  de  tus  glorias 
para  ajenos  labios  deja, 
que  más  alaban  silencios 
ajenos,  que  propias  lenguas  ; 

pero  comprendiendo  Alarcón  que  en  determinadas  ocasiones  el 
propio  elogio  puede  ser  permitido,  ya  que  la  ajena  envidia  quizás 
malograre  justos  deseos,  el  mismo  marqués  añade  : 

Mas  aquí  excepción  padece, 
pues  á  quien  se  opone  toca 
sus  méritos  publicar, 
por  costumbre  permitida  ; 
que  mal,  si  sois  pretendida 
de  tantos,  puedo  esperar 


(1)  Acto  II,  escena  III. 

(2)  Acto  III,  escena  X. 

(3)  Acto  II,  escena  VI.  Barrionuevo  en  el   Romance  de  su  vida  dice  ; 

Aunque  la  propia  alabanza 
desdore  á  un  hombre  de  bien. 


122  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

que  los  mismos  que  atrevidos 
á  vuestra  gloria  se  oponen 
mis  calidades  pregonen 
si  está  en  eso  ser  vencidos. 

¡Cuan  á  fondo  conocía  el  corazón  humano  y  las  pasiones 
que  de  continuo  lo  combaten!  ¡Con  cuánta  verdad  asegura  en 
el  citado  Examen,  que  : 

El  que  jugó,  jugará  : 

que  la  inclinación  al  juego 

se  aplaca,  mas  no  se  apaga!  (  i  ), 

y  porque  adivinara  que  : 


de  las   malas    acciones 
nace  el  aborrecimiento  (2), 

dice  el  marqués  en  Ganar  amigos  : 

que  menor  inconveniente 

será  morir  inocente 

que  vivir  mal  opinado  (3). 

Vivió  este  preeminente  autor  en  época  en  que  de  la  majestad 
real  se  tenía  un  elevadísimo  concepto;  el  respeto,  la  obediencia 
absoluta  no  representaban  en  aquellas  centurias  el  servilismo 
tan  anatematizado  por  los  modernos;  la  sumisión  constituía  un 
deber  que  gustosamente  se  imponían  hidalgos  y  plebeyos,  y  ante 
el  César  se  postraban  reverentes  quienes  asombraban  al  mundo 
con  sus  hazañas  ó  derrochaban  el  valor,  cual  inagotable  caudal, 
en  intrigas  amorosas  á  la  incierta  luz  de  candiles  mal  prendidos. 
De  este  respeto  hay  ejemplos  á  centenares  en  el  teatro  ael  siglo 

(1)  Acto  II,  escena  XIV. 

(2)  Acto  III,  escena  XVI. 

(3)  Acto  III,  escena   XVIII.    Calderón  dijo  con  posteridad  en   El  mayor  tnonstruo,  los 
celos  : 

Con    que    viene  á  importar    menos 
morir  inocente,  juzj;o, 
que   vivir  culpada   á   \isla 
de  las   malicias  del  vulgo. 


DON  JUAN   RUÍZ  DE  ALAllCOX  123 

de  oro,  reflejo  "fiel  de  las  costumbres  de  aquellos  siglos.  Reco- 
geré algunas  ideas  de  Alarcón. 

En  Los  pedios  privilegiados,  dice  el  conde  al  rey  : 

Perdona 
Rey,  si  lu  sacra  persona 
injustamente  culpé; 
error  fué,  que  no  malicia 
presumir  culpa  de  un  Rey 
que  es  la  vida  de  la  ley 
y  el  alma  de  la  justicia  (i). 

En  Los  favores  del  mundo,  manifiesta  el  príncipe  : 

que  es  el  Rey  un  tesorero 

que  tiene  en  la  tierra  Dios  (2), 

y  en  la  misma  comedia,  concediendo  á  la  majestad  real  influjo 
de  difícil  comprensión  en  los  tiempos  que  hemos  alcanzado, 
afirma  por  boca  de  don  García  : 

que  son  los  Reyes  planetas, 

y  las  obras  del  vasallo 

se  deben  á  su  influencia  (3), 

Para  demostrar  el  poder  de  la  realeza,  en  Los  pechos  privi- 
legiados el  conde  dice  : 

Huid:  que  con  el  Rey  no  hay  más  defensa  (4), 

concepto  que  en  la  misma  comedia  repite.  Quejándose  Leonor 
á  don  Rodrigo,  porque  no  se  muestra  más  valiente  ante  las  con- 
trariedades amorosas,  dice  : 


(1)  Acto  I,  escena  \\  . 

(2)  Acto  I,  escena  l\. 

(3)  Acto  I,  escena  IX.  Antes  que  Alarcón,  habia  dicho  el  doctor  Francisco  de  Villa- 
lobos : 

«Cosa  muy  cierta  es  y  muy  trillada  en  el  mundo,  que  quando  los  reyes  florecen  en 
potencia  y  en  gloriosas  hazañas,  ellos  se  llevan  todo  el  precio  y  el  resplandor  de  la  fama, 
y  los  otros  grandes  se  quedan  á  escuras  ».  (Problemas.) 

Ci)  Acto  II,  escena  V. 


l24  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Al  Rey,  no  digo,  ni  fuera  acierto     - 
que  os  opongáis,  ni  yo  os  lo  consintiera 

Si  resistir  al  Rey  fuera  injusticia, 
huir  del  Rey  no  fuera  resistencia  (i). 

Ya  tuve  oportunidad  de  poner  de  relieve  este  respeto  á  la 
potestad  real,  en  mi  ensayo  crítico  sobre  don  Guillen  de  Castro, 
quien  dijo  en  La  piedad  en  la  justicia  : 

Que  hasta  la  misma  injusticia 
alaban,  si  el  Rey  la  hace. 

Lope,  anterior  como  se  sabe  á  Alarcón,  escribió  en  su  comedia 
El  servir  con  mala  estrella : 

que  son  retratos  los  Reyes 
de  Dios,  y  á  Dios  alabamos, 

y  en  Los  Tellos  de  Metieses : 

—  ¿¡No  es  hombre  la  majestad;1 

—  Si,  pero  hombre  endiosado; 
un  Rey  es  Dios  en  la  tierra. 

El  mismo  Lope,  sutilizando  la  idea,  dice  en  Fuerza  lastimosa  : 

Porque  á  lo¿  Reyes  no  es  justo, 
en  las  cosas  de  su  gusto 
preguntarles  la  ocasión  : 
como  al  ciclo  porque  llueve 
no  se  puede  preguntar. 

Calderón,  posterior  al  inspirado  mejicano,  dice  en  La  estrella 
de  Sevilla : 

que  aunque  injusto  el  Rey 

es  obedecerle  lev ; 

á  él  después  Dios  le  castigue, 

y  en  Saber  el  bien  y  el  mal,  dice  lo  mismo  con  forma  distinta  : 

(i)  Acto  II,  escena  XVII. 


DON  JUAN  RVjíz  DE  ALARCON  125 

Es  soberana  justicia 
el  Rey ;  y  aunque  yerre,   vos 
no  lo  habéis  de  remediar  ; 
porque  nadie  ha  de  juzgar 
á  los  Reyes,  sino  Dios. 

Tan  hondo  había  penetrado  en  el  alma  hispana  este  acata- 
miento á  la  majestad  real,  y  era  tan  mágico  su  poder,  que  aún 
sospechando  impostura,  le  dice  don  Sancho  al  supuesto  rey  en 
La  crueldad  por  el  honor : 

Guárdele  Dios  ;  que  aunque  seas 
fingido  Rey,  en  efeto 
para  hablarle  con  respeto 
basta  el  que  el  nombre  poseas  (i). 

En  cuanto  á  este  respeto  al  monarca,  bueno  será  recordar  á 
los  que  van  en  pos  de  manchas  que  afeen  el  carácter  de  los  es- 
pañoles de  aquellas  centurias,  lo  que  dice  el  húngaro  Huszar, 
cual  casi  siempre  acertado  juicio  crítico,  corre  parejas  con  plau- 
sible imparcialidad  : 

«  La  concepción  española  que  respetaba  en  el  soberano  al  re- 
presentante de  Dios,  no  era  servil;  mientras  que  en  el  respeto 
do  los  franceses  por  un  Luis  XIV,  por  ejemplo,  hay  una  hu- 
mildad que  puede  degenerar  fácilmente.  El  Rey-Sol,  era  una 
especie  de  déspota  oriental,  cual  poder  más  atemorizaba  que 
invitaba  al  respeto.  ¿  No  había  dicho  el  Estado  soy  yo  ?  En 
España  el  -Estado  era  la  nación  y  el  rey,  y  el  culto  que  se  tribu- 
taba á  la  persona  del  monarca,  no  se  dirigía,  á  la  postre,  más 
que  al  primer  representante  de  la  idea  del  Estado»  (2). 


(1)  Acto  II,  escena   1\. 

Calderón  en  El  Principe  Constante  ('acto  I,  escena  VIII'),  pone  en  boca  de  Don  Fernan- 
do, dirigiéndose  al  mahometano  rey  de  Fez 

Rey    te    llamé,  y    aunque    seas 
de  otra  ley,  es  tan    augusta 
de  los  Reyes  la  deidad, 
—  tan  fuerte  y   tan  absoluta 
que  engendra  ánimo  piadoso. 

(2)  G.  Huszar,    P.  Comedie  el  le  théátre  espagnol.   Paris,    1892. 

«  Rey  y  patria  son  dos  palabras  verdaderamente  sinónimas  para  los  españoles  de  aquel 
tiempo  :  dos  palabras  <pie  se  anidan  en  el  pecho,  como  en  altar  santo,  y  reciben  aquella 


Í26  REVISTA    DE   JLA   UNIVERSIDAD 

Que  en  esto  anduvo  también  acertado  el  erudito  crítico,  lo 
demostrarán  algunas  citas,  tres  para  no  fatigar. 
Escribió  Lope  en  La  fuente  ovejuna : 

cuando  se  alteran 
los  pueblos  agraviados,  y  resuelven, 
nunca  sin  sangre,  ó  sin  venganza  vuelven. 

En  El  dueño  de  las  estrellas,  dice  Alarcón  : 

Si  eres  Rey,  guarda  justicia, 
si  eres  hombre,  no  quebrantes 
de  la  razón  imperiosa 
el  poderoso  dictamen  (i). 

En  Los  pechos  privilegiados,  al  enterarse  el  conde  de  que 
es  el  rey  quien  está  en  la  casa  de  Melendo  con  Elvira,  si  deja  caer 
la  espada,  en  señal  de  acatamiento,  no  lo  hace  sin  exclamar 
con  entrecortada  frase,  que  bien  vale  un  discurso  : 

El  Rey  sois 
aunque  no  lo  parecéis  (2). 

Recuérdese  lo  escrito  referente  á  este  asunto  por  Guillen  de 
Castro,  en  El  amor  constante : 

aunque  Rey  te  hayan  llamado 
á  mi  no  me  lo  pareces, 

y  los  viriles  cuanto  democráticos  conceptos  de  Pedro  Crespo,  en 
el  inmortal  Alcalde  de  Zalamea. 


adoración  que  no  admite  raciocinio  ni  discute.  Cuando  el  siglo  xvn  habla  del  Rey  y  de 
la  patria  sus  palabras  son  siempre  un  himno  que  se  eleva  al  Trono  entre  nubes  de  olo- 
roso incienso.  » 

Esto  afirmó  un  crítico  español  en  1881,  don  Carlos  Soler  en  su  merilisimo  trabajo  ti- 
tulado <(  Discurso  acerca  de  las  costumbres  públicas  y  privadas  de  los  españoles  en  el  si- 
glo xvn  fundado  en  el  estudio  de  las  comedias  de  Calderón. 

«  Comme  comlilion  indispensable  du  Iriomphe,  la  fidélité  (i  leurs  chefs  devinl  pour  les  Es- 
pagnols  la  premiere  des  verlus  :  la  fidélité,  relie  </nalité  chevaleresque  qui  est  si  loin  de  la  ser- 
uililé  antique,  (¡race  á  la  supérioriíé  de  la  morale  sur  la  politique,  si  dignement  établie  par 
le  sacerdoce  ealholique.  (.1.  Lagarhigue,   L'Espagne  el  Calderón  de  la  Barca.) 

(1)  A  cío  I,  escena  XVI. 

(2)  Acto  I,  escena  X1A  . 


DON  JUAN   RÜIZ   lili    ALARCÓN 


Porque  Alarcón  era  ante  todo  un  moralista,  hace  que  en  El 
desdichado  en  fingir,  el  príncipe  se  dé  cuenta  de  sus  censura- 
bles acciones,  poniendo  estas  frases  en  sus  labios  : 

Que  yo,  que  ejemplo  he  de  dar 
cometa  casos  tan  feos!  (i), 

lastimera  exclamación  ésta  que  prueba  con  evidencia  que  su 
nobleza  se  erguía  altanera  ante  cuanto  no  se  ajustaba  á  la  más 
acrisolada  honradez. 

Era  el  privado  sobre  quien  recaían  las  censuras  que  la  volun- 
tad real  podía  merecer,  y  de  estas  ideas  que  estaban  en  la  mente 
del  pueblo,  fácil  es  encontrar  trasuntos  en  las  obras  de  nuestro 
autor. 

En  Los  pechos  privilegiados,  don  Rodrigo  afirma  que  : 

del  Rey  se  atribuye 
siempre  el  error  al  privado  (2), 

asegurando  Fernando  en  la  misma  obra  que  : 

la  enemistad,  la  emulación  y  el  miedo 
que  en  sus  contrarios  la  privanza  cría  (3). 

El  rey,  en  Ganar  amigos,  y  al  ir  á  condenar  al  marqués,  dice 
entre  otras  cosas  : 

Demás  desto,  le  condena 
la  pública  voz  y  fama, 
tirano  el  vulgo  le  llama 
y  á  voces  pide  su  pena : 
que  por  más  justo  que  sea 
siempre  aborrece  al  privado  (4). 

De  la  inestable  privanza  del  valido  tenía  Alarcón  clarísima 
idea,  así  como  de  las  artes  que  debían  ponerse  en  juego  para 


(1)  Acto  III,  escena  \I. 

(2)  Acto  I,  escena  III. 

(3)  Acto  III,  escena  XVIII. 
(/i)  Acto  III,  escena  XII. 


28 


HH VISTA    1)U   LA    UiNI VKItSIDAU 


conservar  la  confianza  del  monarca.  Algunos  ejemplos,  que  bien 
merecen  el  nombre  de  políticos,  atestiguarán  el  aserto. 

El  tantas  veces  citado  don  Rodrigo,  de  Los  pechos  privile- 
giados, no  sólo  no  se  queja  de  que  perdiera  la  confianza  real 
al  no  querer  secundar  sus  torpes  deseos,  sino  que,  dando  mues- 
tras de  su  innata  hidalguía,  al  par  que  de  sentido  común,  razona 
de  esta  suerte  : 

Pero  de  Alfonso  hasta  aquí 
ni  me  agravio,  ni  me  quejo 
para  que  me  ausente  de  él; 
que  de  su  privanza  es  dueño 
y  la  agradezco  gozada 
y  perdida  no  me  ofendo  (i). 

En  boca  del  conde  pone  estas  frases  : 

Que  es  alia  razón  de  Estado, 
si  bien  no  conforme  á  lev, 
no  sufrir  cerca  del  Rey 
competidor  el  privado  (a). 

Después  de  su  desgracia,  y  dando  pruebas  de  cordura,  Ro- 
drigo declina  el  honor  que  el  rey  le  dispensa  queriendo  verle  de 
nuevo  á  su  lado,  y  así  le  dice  : 

Vuestra  gracia  es  la  ventura 
que  estimo  haber  alcanzado 
mas  volver  escarmentado 
á  la  privanza  es  locura  (3). 

Advierte  en  Los  favores  del  mundo,  que  : 

quien   sirve  ha  de  ser  prudente  (4)  ; 

tal  vez  porque  no  olvidó  nunca  como  dramaturgo,  esta  sentencia, 
sus  lacayos  y  ayudas  de  cámara  se  diferencian  tanto  de  los  de 

(i)  Acto  II,  escena  X. 

(2)  Acto  I,  escena  I. 

(3)  Acto  III,  escena  XII. 
(!i)  Acto  II,  escena  IX. 


DON  JUAN  UUÍZ  DE  ALAKCON 


129 


Lope  y  Tirso;  como  también  alecciona  á  los  que  se  inutilizan 
sirviendo  al  rey,  diciéndoles  : 

En  quemarla  materia  más  cercana 
al  fuego  imita  un  príncipe  enojado  (1), 

y  á  los  privados  dirige  esta  saludable  advertencia  : 

nunca  bien  sirvió 
el  que  con  su  dueño  arguye  (2), 

pues  sabe,  y  así  lo  afirma  en  Los  pedios  privilegiados,  que  : 

las  leyes 
en  las  manos  de  los  revés 
que  las  hacen,  son  de  cera  (3). 

En  Ganar  amigos,  y  dando  siempre  vueltas  á  la  misma  idea, 
si  bien  hace  convenir  á  don  Diego  en  que  : 

No  hay  ley 
Encinas,   que  obligue  al  Rey 
porque  es  autor  de  las  leyes  (4), 

antes  había  hecho  decir  al  marqués  estas  frases,  dirigidas  al  rey, 
reveladoras  de  un  cabal  concepto  del  arte  de  gobernar  : 

Fuera  de  que,  bien  mirado, 

alguna  vez  el  rigor 

de  la  justicia,  señor, 

cede  á  la  razón  de  Estado  (5). 

Convencido  de  lo  efímeras  que  suelen  ser  las  humanas  gran- 
dezas, y  siempre  en  este  mismo  orden  de  ideas,  pregunta  al 
marqués  en  El  tejedor  de  Segovia : 


(1)  Acto  III,  escena  III. 

(2)  Acto  III,  escena  XXIII. 

(3)  Acto  II,  escena  XII 1. 
(/i)  Acto  III,  escena  VIH. 
(5)  Acto  III,  escena  III. 


I  3o  REVISTA  DK  LA  UMIVEKS1DAD 

¿Sabéis  acaso  que  basta 

á  la  privanza  un  cabello 

para  tropezar?  ¿Sabéis 

que  en  tropezando,  es  muy  cierto 

el  caer,  pues  ei  privado 

es  árbol,  á  quien  derecho 

las  ramas  que  le  rodean 

son  adornos  lisonjeros, 

y  en  comenzando  á  caer 

las  mismas  que  pompas  fueron 

son  todas,  peso  que  ayuda 

á  derribarlo  más  presto?  (i). 

Burlándose  graciosamente  de  la  estudiada  seriedad  de  algunos 
de  los  que  ejercen  cargos  públicos,  pregunta  por  boca  de  Re- 
dondo en  Mudarse  por  mejorarse  : 

a  Pues  hay  parca  inexorable 

más  cruel,  más  intratable 

que  un  ministro  el  primer  año  (2). 

En  esta  misma  obra  vuelve  á  referirse  á  esta  afectada  grave- 
dad, propia  de  quienes  llegan  á  altos  sitiales,  sin  el  equilibrio 
mental  que  ellos  demandan,  haciéndole  decir  al  gracioso  : 

Más  secreto  y  recatado 

seré,  que  un  recién  ministro  (3), 

_y  aquí  tienen  en  esta  cita  un  clásico  punto  de  apoyo  los  defen- 
sores de  este  recién,  tan  antipático  á  los  americanos  Bello,  Isaza, 
Arona  y  demás.  Bueno  será  advertir  á  los  que  sin  más  averi- 
guaciones gramaticales,  traten  de  legitimar  el  dislate,  que,  á 
pesar  de  la  autoridad  de  Alarcón,  el  adverbio,  así  empleado,  no 
logró  incorporarse  al  lenguaje  culto. 

Á  fuer  de  imparcial,  debo  agregar,  pues  no  me  gusta,  siguien- 


(1)  Acto  I,  escena  XIV. 

(2)  Acto  II,  escena  Vil. 

(3)  Acto  II,  escena  Vil. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  l3l 

do  el  ejemplo  de  Alarcón,  ser  encubridor  de  la  verdad,  que  han 
empleado  el  recién,  sin  alcanzar  para  él  carta  de  ciudadanía, 
Luis  Quiñones,  A.  Hurlado  de  Mendoza,  Pérez  de  Montalván  y 
Liñán.  A  pesar  de  tantos  aldabonazos,  el  patrio  idioma  no  le 
ha  querido  abrir  la  puerta. 

Volviendo  al  tema,  diré  que  de  aquella  afectada  importancia, 
encubridora  en  no  pocas  ocasiones  de  insuficiencia,  se  burla 
irónicamente  en  La  prueba  de  las  promesas,  poniendo  en  boca 
de  Tristán  el  siguiente  sucedido  : 

De  dos  frailes  cjue  habían  sido 
de  firme  amistad  y  fe 
raro  ejemplo,  el  uno  fué 
por  Provincial  elegido 
V  verle  lle^ó  volando 
muy  alegre  el  compañero; 
mas  detúvole  el  portero, 
y  le  dijo  :  «  Está  ajuslando 
nuestro  padre  ciertas  cuentas, 
Vuesencia  vuelva  después  » 
Y  él  respondió  :  «  Desde  que  es 
patee  noster  anda  en  cuentas  » 
Tú,  pues  con  pecho  discreto 
conoces  el  tiempo  vario, 
di  :  «  Desde  que  es  secretario 
habla  Tristán  en  secreto  »  (i). 

Comprendiendo  cuanto  enorgullece  á  los  pequeños  el  deseo 
de  mandar,  hace  que  don  Beltrán,  en  La  verdad  sospechosa,  le 
diga  al  letrado  que  va  á  tomar  posesión  de  su  empleo  : 

Ya  entiendo:  volar  quisiera 
porque  va  á  mandar.  Adiós  (2), 

Viviendo  en  aquella  Corte  que  tantos  pretendientes  albergara, 


(1)  Acto  III. 

(2)  Acto  I,  escena  II. 


I  32  UEVISTA   DE   LA    UN1VEUSIDAD 

y  conociendo,  sin  duda,  á  muchos  con  quienes  tropezaba  en 
estrados  y  antesalas,  se  comprende  que  el  marqués,  en  Mudarse 
por  mejorarse,  glose  conocido  refrán  diciendo  : 

...  un  mendigo  de  favor 
bien  puede  ser  porfiado  (i), 

y  notando  que  no  siempre  van  las  mercedes  á  quien  más  méritos 
atesora,  dice  Redondo  en  la  propia  comedia  : 

y  así  el  más  cuerdo  no  trate 
por  merecer,  de  alcanzar  (2), 

lógica  consecuencia  de  lo  que  nos  había  expuesto  don  Rodrigo 
en  Los  pedios  privilegiados,  ó  sea  que  : 

no  se  merece   sirviendo, 
agradando  se  merece  (3), 

versos  que  aun  hoy,  por  desgracia,  pudieran  esculpirse  en  el 
frontispicio  de  no  pocas  oficinas  públicas,  tanto  de  la  vieja  Eu- 
ropa, como  de  la  virginal  América,  siendo  en  vano  que  el  tantas 
veces  nombrado  don  Rodrigo,  diga  que  no  debe  doblegarse 
quien 

merece  con  servir 
y  no  con  lisonjear  (4), 

y  que  asegure  Salomón  en  La  Manganilla  de  Melilla,  que  : 

Los   que  vivís  de  embustir 
de  mí  podéis  aprender; 
primero  habéis  de  saber 
lisonjear  que  pedir  (5). 

(1)  Acto  III,  escena  \. 

(2)  Acto  I,  escena  II. 

(3)  Acto  I,  escena  XI. 

(ti)  Los  pechos  privilegiados,  acto  I,  escena  III. 
(5)  Acto  I. 


DON  JUAN  UUÍZ  DE  ALARCON  1  33 

También  Arseno,  en  El  desdichado  en  fingir,  es  del  mismo 
parecer  cuando  asegura  que  : 

al  que  más  merece,  hallo 

que  lo  quebrantan  mas  bien  (i). 

En  Todo  es  ventura,  repite  la  misma  idea  : 

¿Qué  poderoso  señor 
para  ello  os  ha  de  ayudar, 
si  en  Madrid  se  ha  de  alcanzar 
hasta  el  servir  por  favor  (3). 

En  Todo  es  ventura,  remacha  el  clavo  diciendo  : 

De  modo,  por  esta  cuenta 

que  los  premios  no  se  dan 

hoy,  conforme  fuera  justo, 

al  que  más  y  más  fiel 

ha  servido,  sino  á  aquel 

que  ha  servido   más  al  gusto  (3). 

idea,  esta  última,  que  repite  en  El  tejedor  de  Segovia,  cuando 
dice  : 

Los  que  á  su  proceso  están 
atentos,  sólo  han  de  ser 
lisonjeros  del  poder; 
«  Viva  quien  venza  »  es  refrán  (4). 

Porque  conocía  bien  la  humana  hipocresía,  cree  en  Los  fa- 
vores del  mundo  que  : 

En  la  Corte  es  menester 
con  este  cuidado  andar; 

(1)  Acto  1,  escena  I. 
{2)  Acto  I,  escena  II. 
(3)  Acto  I,  escena  XV. 
<4)  Acto  I,  escena  XVI. 


ART.    OHIG. 


I  3/|  REVISTA   Dli    LA    UNIVKUSIDAD 

que  nadie  llega  á  besar 
sin  intento  de  morder  (i) 

Sabiendo  cómo  explotan  los  poderosos  en  provecho  propio 
las  esperanzas  de  los  pretendientes,  en  Mudarse  por  mejorarse, 
exclama  : 


son  los  tan  grandes  señores! 


¡Qué  honradores 

—  Y  más  cuando  han  menester  (2), 

El  conde  del  Examen  de  maridos,  afirma  que  : 

más  valdrá  quien  más  engañe  (3), 

y  el  paje  de  Los  favores  del  mundo,  convencido  de  estas  ver- 
dades, con  socarrónico  convencimiento,  agrega  que  : 

bueno  es  ser  bueno 
mas  no  el  honrado,  el  venturoso  alcan/a  (4) 

No  podía,  sin  embargo,  Alarcón,  conformarse  con  la  injus- 
ticia que  entrañan  los  anteriores  conceptos,  mas  ante  la  evidencia 
de  los  hechos,  pregunta  su  desalentada  nobleza,  sirviéndose  del 
conde  en  Los  pechos  privilegiados  : 

Cielos,  ¿por  qué  se  han  de  dar 
honras,  á  precio  de  gustos? 
¿  Por  qué  con  medios  injustos 
se  alcanza  un  alto  lugar?  (5). 

¡Cómo  retratan  estos  versos  el  corazón  de  nuestro  autor  y  su 
clara  percepción  de  las  injusticias  humanas!  Sabía  que  donde 
hay  hombres  hay  engaños  y  atropellos,  mas  ¡con  qué  honda 
amargura  se  queja! 

(1)  Acto  I,  escena  Vil. 
(a)  Acto  II,  escena  XIII. 

(3)  Acto  I,  escena  IV. 

(4)  Acto  III,  escena  IV . 

(5)  Acto  I,  escena  III. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  I  35 

C  Cómo  pinta  en  el  siguiente  breve  diálogo  el  modo  de  obte- 
ner ciertos  cargos  y  preeminencias  ?  Razonan  don  Juan  y  Celio 
en  El  semejante  á  sí  mismo : 

—  En  Madrid  pretende  oficios 

—  <¿  Con  dineros  ? 

—  Con  servicios 

—  Dios  le  dé  paciencia 

—  Amén  (i). 

Oigámosle  ahora  razonar  discreta  y  acertadamente  sobre  las 
congojas  que  aparejadas  trae  el  pretender,  y  con  que  lógica  amo- 
nesta á  los  que  se  desviven  por  alcanzar  lo  que  desean.  Dice  en 
No  hay  mal  que  por  bien  no  venga  : 

Cuando  miro  un  pretendiente 
que  con  mucho  afán  procura 
la  comodidad  futura 
despreciando  la  presente, 
le  digo  :  «  Necio  ambicioso 
contra  tus  intentos  pecas, 
pues  buscas  el  bien,  y  truecas 
lo  cierto  por  lo  dudoso. 
¿  Sabes  tú  que  gozarás 
lo  porvenir  que  apercibes? 
Acomoda  lo  que  vives 
y  no  lo  que  vivirás  (2) 

Como  se  observará,  en  estos  versos  combate  la  desenfrenada 
ambición,  carcoma  de  virtudes  y  polilla  de  salud,  y  ese  desme- 
dido afán  de  anticiparse  á  lo  porvenir,  que,  aún  incierto,  seduce 
y  encanta.  De  seguro  que  si  fuese  posible  grabarlos  más  que 
en  sitios  públicos,  en  el  alma  de  los  ciudadanos,  disminuirían 
notablemente,  sobre  todo  en  las  ciudades  populosas,  las  enfer- 
medades cardíacas;  que  la  zozobra  por  alcanzar  bienes  terrenos 
acorta  no  pocas  vidas,  como  abre  prematuramente  fosas  la  des- 


(1)  Acto  III,  escena  I. 

(2)  Acto  II,  escena  III. 


I  36  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

atentada  ambición  de  no  pocos  mortales.  Antes  pedíamos  el  pan 
nuestro  de  cada  día;  hoy  pedimos  una  tahona  para  toda  la  vida. 
Al  observar  la  frecuencia  con  que  Alarcón  se  refiere  á  los 
pretendientes;  cómo  de  continuo  los  sermonea  en  sus  obras: 
cómo  en  alguna  ocasión  infunde  ánimos  á  los  tímidos,  dicién- 
doles,  por  ejemplo,  en  Mudarse  por  mejorarse : 

que  nunca  la  cobardía 

dio  abrazos  á  la  ventura  (i  ), 

y  como  en  otras  alienta  al  desesperado,  advirtiéndole  en  La  in- 
dustria y  la  suerte,  que  : 

nadie 
alcanzó  jamás  huyendo  (i ), 

se  adivina,  como  antes  dije,  que  frecuentó  antecámaras,  paseó 
estrados  y  visitó  salones  donde  se  agolpaban  los  que  en  procura 
iban  de  un  soñado  bien.  Y  porque  él  mismo  pretendiera,  hasta 
lograr  la  plaza  que  con  sus  atenciones  le  robó  al  teatro  los 
últimos  años  de  su  vida,  hay  la  bien  cimentada  sospecha  de 
que  se  retrató  en  los  siguientes  versos  de  La  prueba  de  las  pro- 
mesas : 

—  <i  Pareceos  que  vivo  yo 
ajeno  de  pretender? 

—  Al  que  honor,  y  de  comer 
en  su  patria  el  cielo  dio 
como  á  vos,  nunca  pensara, 
que,  por  servir  y  rogar, 
sufrir,  temer  y  esperar, 

el  quieto  gozar  trocara. 

—  Esa  don  Illán,  creed 
que  era  moral  elección  ; 
pero  la  humana  ambición 
es  una  hidrópica  sed. 
¿Quien  ha  tenido  reposo 
en  el  más  feliz  estado ; 

(i)  Acto  III,  escena  II. 
(2)  Acto  I,  escena  IV. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  •  lS1] 

y  quien  fuera  desdichado 
si  se  juzgara  dichoso?  (i). 

¡Qué  verdades  tan  profundas  encierra  esta  última  redondilla 
y  cómo  comprendía  la  humana  compasión  ante  el  fatigoso  an- 
helar de  un  porvenir  incierto! 

Para  alentar  a  timoratos,  para  darse  tal  vez  ¿mimos  á  sí  mismo, 
el  Juan  de  ¿Yo  hay  mal  que  por  bien  no  venga,  nos  dice  que  : 

siempre  ayuda  al. osado  la  fortuna  (a), 

verdad  antiquísima  que  ratifica  don  Fernando  en  El  tejedor  de 
Segovia,  cuando  dice  á  sus  compañeros  de  encierro  : 

Pues,  ¡libertad!  camaradas 
que  ayuda  á  los  atrevidos 
la  fortuna  (3), 

y  Persio,  en  El  desdichado  en  fingir,  cuando  exclama  : 

Galla  necio ;  que  al  osado 
la  fortuna  favorece  (4). 

pero,  reaccionando  á  veces,  y  como  si  se  revelara  contra  lo  in- 
justo, se  encarga  de  avisarnos  que  la  suerte  es  para  quien  la 
encuentra,  mas  no  para  quien  la  busca.  Ricardo,  en  Mudarse 
por  mejorarse,  dice  : 

Bien  dicen  que  la  ventura 
huye  de  quien  la  procura, 
y  busca  sin  ser  buscada  (5), 

( i)  Acto  II,  escena  I. 
(a)  Acto  111,  escena  I. 
(3)  Acto  I,  escena  II. 
Ot)  Acto  I,  escena  II. 
(5)  Acto  II,  escena  XIII. 


I  38  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

idea  que  corrobora  en  El  desdichado  en  fingir,  poniendo  estos 
versos  en  boca  de  Arseno  : 

Bien  se  echa  He  ver,  fortuna, 
cuan  ciega  tus  dones  das, 
pues  al  que  merece  más 
te  muestras  más  importuna  ( i  ). 

Temeroso,  no  obstante,  de  que  el  desaliento  se  apodere  de  los 
inconstantes,  y  advirtiendo  que  á  veces  el  no  alcanzar  depende 
de  falta  de  diligencia,  á  fin  de  espolear  á  los  perezosos,  hace 
que  Persio  diga  en  la  propia  comedia,  y  después  de  alcanzado 
un  triunfo  que  más  tarde  se  malogra  : 

¿Ves  como  el  haber  hallado 
ventura,  en  buscarla  está?  (a). 

Haciendo  bueno  el  popular  aforismo  que  asegura  que  «  no 
todos  los  desgraciados  los  hace  Dios  »,  y  que  muchos  de  los 
males  que  en  la  vida  nos  atribulan  proceden  de  nosotros  mismos, 
se  sirve  de  Tristán,  en  El  examen  de  maridos,  para  estampar 
esta  palmaria  verdad  : 

Tiempo,  lugar  y  ventura 
muchos  hay  que  la  han  tenido: 
pero  pocos  han  sabido 
gozar  de  la  coyuntura  (3). 

Veamos  ahora,  con  alguna  calma,  cómo  se  rebela  contra  exa- 
geraciones de  la  moda,  y  cómo  en  otras  ocasiones  disculpa,  y 


(i)  Acto  II,  escena  II. 
(2)  Acto  I,  escena  XII 


¿No  eres  cazador  mayor? 
Busca,   vela,  ronda  y  traza, 
que    sin    trabajos    no  hay    caza 
ni  sin  diligencia,   amor. 

(Triso,   El  pretendiente  al  reté» 


(3)  Los  favores  del  mundo,  acto  I,  escena  XI. 


DON  JUAN  ROÍZ  DE  ALAROON  I  3q 

aún  defiende,  masculinos  atavíos.  En  No  hay  mal  que  por  bien 
no  venga,  le  hace  decir  al  sensato  don  Domingo  : 

El  vestido  ha  de  servir 
de  ornato  y  comodidad 


El  vestido  pienso  yo 

que  ha  de  imitar  nuestra  hechura  ; 

porque,  si  nos  desligara, 

es  disfraz  que  ornato  no. 

Vayan  algunas  citas  graciosas  referentes  á  los  tocados  de  la 
época.  Se  sorprende  García,  recién  llegado  á  Madrid,  de  la 
hermosura  de  las  cosas,  y  al  decirle  el  gracioso  Hernando  : 

Aqui  las  mujeres  y  ellas 
son  en  eso  parecidas 

expone  aquél  su  sorpresa  de  esta  manera  : 

Que  edifiquen  al  revés 
mayor  novedad  me  ha  hecho ; 
que  primero  hacen  el  techo 
y  las  paredes  después, 

á  lo  que  contesta  oportunamente  Hernando  : 

Lo  misino,  señor,  verás 
en  la  mujer,  que  adereza 
al  vestirse,  la  cabeza 
primero  que  lo  demás  (i). 

De  las  golas  escaroladas  se  burla  en  distintas  ocasiones.  En 
La  verdad  sospecliosa,  dice  : 

¡Bien  hubiere  ese  inventor 
deste  holandesco  follaje! 


(i)  Acto  I,  escena  I. 


1 1\0  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

Con  un  cuello  apanalado 
¿Qué  fealdad  no  se  enmendó? 

Á  este  aplauso  de  Tristán,  contesta  don  García  : 

Por  esa  y  otras  razones 
me  holgara  de  que  saliera 
premática  que  impidiera 
esos  vanos  canjilones. 
Que  demás  desos  engaños, 
con  su  holanda  el  extranjero 
saca  de  España  el  dinero 
para  nuestros  propios  daños. 
Una  valoncilla  angosta 
usándose,  le  estuviera 
bien  al  rostro  y  se  anduviera 
más  á  gusto  á  menos  costa  (i). 

El  gracioso  Beltrán  refiere  en  No  hay  mal  que  por  bien  no 
venga,  lo  que,  según  él,  le  ocurrió  al  imaginado  Pedro  Núñez 
de  Soria  : 

Ese  pues  poco  dichoso, 
tan  pobre  en  un  tiempo  fué, 
que  por  alcanzar  apenas 
para  el  sustento,  jugaba 
la  mohatra  y  se  adornaba 
todo  de  ropas  ajenas. 
Riñó  su  dama  con  él, 
y  en  un  cuello  que  traía 
ajeno,  como  solía, 
hizo  un  destrozo  cruel. 
El  dueño  cuando  entendió 
a  desdicha  sucedida, 
á  la  dama  cuellicida 
fué  á  buscar,  y  así  la  habló  : 
Una   advertencia  he  de   haceros 
por  si  acaso  os  enojáis 
otra  vez,  y  es  que  riñáis 

(i)  Acto  I,  escena  III. 


DON  JUAN  KÜÍZ  DE  ALARCÓN  i  /j  i 

con  vuestro  galán  en  cueros ; 
que  cuando  la  furia  os  viene, 
si  vestido  le  embestís 
haced  cuenta  que  reñis 
con  cuantos  amigos  tiene  (i). 

Véase  ahora  con  qué  gracia  describe  la  gallarda  y  caballe- 
resca prenda  usada  por  los  varones  de  su  tiempo,  prenda  que, 
aún  pasados  tantos  años,  cuelga  airosa  y  elegante  de  los  hombros 
españoles,  y  aún  de  algunas  damas,  que  en  su  afán  de  mascu- 
linizarse,  después  de  ataviarse  con  cuellos,  corbatas  y  chalecos 
varoniles,  penden  también  de  sus  hombros  la  gentil  capa  ma- 
drileña. Dice  don  Domingo  en  la  comedia  que  acabo  de  citar  : 

La  capa  que  el  más  curioso 

y  el  más  grave  ha  de  traer, 

modesto  adorno  ha  de  ser, 

y  no  embarazo  penoso. 

Puesto  á  caballo,  la  silla 

apenas  ha  de  besar, 

al  suelo  no  ha  de  tocar 

si  pongo  en  él  la  rodilla. 

Si  la  tercio  cuando  me  es 

forzoso  sacar  la  espada, 

desle  lado  derribada, 

no  ha  de  embarazar  los  pies; 

y  si  la  quiero  tomar 

por  escudo,  de  una  vuelta 

que  se  dé  sola,  revuelta 

en  el  brazo  ha  de  quedar. 

Que  si  es  larga,  sobre  el  daño 

que  en  la  dilación  ofrece, 

mientras  la  cojo  parece 

que  estoy  devanando  paño  (i). 

(i)   Acto  I.  escena   I.    Quejándose,  más    que  de  las  modas  de  su  tiempo,   del   alan,  en 
no  pocos,  de  aventurarse  en  el   funesto  deporte  del  lujo,  escribía  el  austero  Telle/   : 

r;  Por  qué  hizo  naturaleza 

el   tabí,  la  seda,  el  paño, 

la  holanda,  el  cambrav,  la  estopa, 

distinto  al  tacto  y  la   vista  ? 

Porque  cada  cual  se  vista 

según  su  estado,   la   ropa. 


íl\2  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

Porque  sé  que  no  tengo  derecho  á  abusar  de  la  ajena  pa- 
ciencia, y  son  varios  aún  los  aspectos  morales  de  la  lira  de 
Alarcón  que  deseo  analizar,  he  de  poner  ya  punto  á  la  conver- 
sación de  hoy,  no  sin  repetiros  lo  que  de  antemano  podéis  sos- 
pechar, esto  es,  mi  profundo  agradecimiento  por  la  cariñosa 
atención  con  que  escucháis  la  lectura  de  este  Estudio,  que  no 
aspira  á  más  que  á  contribuir  á  la  vulgarización  del  teatro  alar- 
coniano. 

Ricardo  Monner  Sans. 


P0I1  LOS  FUEROS  DEL  HABLA 

A   PROPÓSITO  DE  LA  ROSERAIE 


Nadie  habrá  podido  permanecer  indiferente  ante  la  magnifi- 
cencia de  la  Roseraie,  y  mayor  será  el  atractivo,  mayor  la  admi- 
ración que  ha  de  despertar  este  paraje,  cuando  los  rosales,  al 
beso  tibio  de  los  soles  de  la  primavera,  desplieguen  todo  su 
primor. 

Entonces  no  quedará  un  habitante  de  Buenos  Aires  que  no  vaya 
á  recrearse  ante  las  esplendideces  de  la  reina  de  las  flores,  y 
aquel  jardín  será  cita  obligada  para  todos  los  amantes  de  lo  bello. 

Y  es  lástima  que  una  obra  tan  hermosa  haya  nacido  con  un 
nombre  tan  feo.  El  hecho  de  que  se  tomara  de  Francia  el  modelo 
de  la  obra,  no  obligaba,  en  manera  alguna,  á  que  de  allá  im- 
portáramos también  el  nombre,  nombre  innecesario  á  todas  lu- 
ces, inadecuado,  imposible  y  hasta  deforme  é  incorrecto. 

Esto  último  lo  advierte  Littré  en  su  gran  diccionario,  cuando 
afirma  rotundamente  que  roseau  no  puede  dar  roseraie,  sino 
roselaie...  Si  para  los  mismos  franceses  resulta  espurio  el  tér- 
mino, mal  puede  favorecernos  su  adopción. 

Y  aunque  fuese  de  irreprochable  formación,  siempre  resul- 
taría inadecuado  é  inútil  para  nuestro  pueblo,  que  tiene,  como 
su  mejor  patrimonio,  la  más  bella,  la  más  galana  y  la  más  flexi- 
ble de  las  hablas. 

Y  digo  que  es  una  denominación  imposible,  porque  los  que 
no  saben  hablar  francés  necesitarán  una  lección  especial  para 
aprender  á  pronunciar  la  s,  para  saber  que  ai  suena  é  y  que  la  c 


i  Vi  bbvista  de  la  universidad 

iinal  es  muda;  y  después  de  tal  tarea,  bien  ó  mal  pronunciada 
la  palabreja,  siempre  ha  de  chocar  en  oídos  habituados  al  habla 
castellana  y  poco  será  si  no  mueve  á  risa  ó  á  burlas. 

Por  algo  se  anda  á  tan  mal  traer  con  esta  voz.  Bien  sabido  se 
tiene,  en  Buenos  Aires,  que  hay  por  allá,  hacia  un  lado  de  Pa- 
lermo,  un  jardín  de  rosas  que  es  todo  un  primor;  mas  cuando 
se  da  el  caso  de  nombrarlo,  muchos  prefieren  quedar  callados 
por  no  desbarrar,  si  no  hallan  prontamente  una  perífrasis  sal- 
vadora. No  hace  mucho  tiempo,  en  las  crónicas  del  crimen  del 
descuartizado,  que  traían  los  diarios  y  revistas,  donde  era  de 
obligación  mentar  la  Roseraie,  he  tenido  ocasión  de  compro- 
bar que  está  de  veras  en  desgracia  esta  voz,  pocos  han  sido  los 
redactores  ó  noticieros  que  han  acertado  con  todas  las  letras 
de  roseraie ;  y  lo  peor  del  caso  se  da  cuando  hay  que  pronunciar 
la  palabra.  La  causa  de  tal  dificultad  está  en  ese  prurito  ó  manía 
que  tenemos  de  importar  las  expresiones  extranjeras,  especial- 
mente francesas,  conjuntamente  con  las  modas,  usos  ó  cosas 
que  adoptamos  ó  damos  en  imitar,  prurito  ó  manía  que  sólo  nos 
sirve  las  más  veces  para  mostrar  que  no  conocemos  ni  la  lengua 
extranjera  ni  la  propia.  Es  tan  flexible  el  castellano,  tal  su  loza- 
nía, su  facilidad  para  crecer,  que  siempre  se  presta  para  la  for- 
mación de  una  nueva  palabra  ó  acepción ;  y  si  sus  propios  radi- 
cales, afijos  é  inflexiones  no  bastasen,  dispone,  en  todo  caso,  de 
inagotables  fuentes  en  sus  lenguas  progenituras,  el  latín  y  el 
griego.  Sólo  por  ignorancia,  por  desconocimiento  de  las  mane- 
ras de  crecer  que  tiene  el  castellano,  puede  llegarse  á  decir  que 
es  ésta  un  habla  pobre,  escasa  en  tecnicismos  :  así  realicen  nuevas 
adquisiciones  nuestras  artes,  industrias  y  ciencias,  y  la  más  fácil 
de  las  tareas  será  la  de  formar  las  voces  que  han  de  designarlas ; 
sea  por  derivación,  sea  por  composición,  con  raíces  latinas  ó 
griegas  (y  especialmente  con  estas  últimas,  cuando  se  trata  de 
términos  científicos),  y  con  los  afijos  é  inflexiones  que  ya  tene- 
mos en  uso,  obra  de  un  instante  es  dar  vida  al  nuevo  término, 
al  neologismo  que  ha  de  dejar  transparentarse  claramente  la 
idea  que  se  quiere  expresar.  Tal  cual  vez  ha  de  llegarnos  el 
nuevo  vocablo  por  onomatopeya,  ó  por  traducción  de  voces  ex- 
tranjeras, tanto  más  fáciles  de  adaptarse  á  nuestra  índole  idio- 
mática,  cuanto  mayores  sean  las  afinidades  que  existan  entre 


l'OB   LOS  FUKROS  DEL  HABLA  [  !\ 5 

nuestra  habla  y  la  que  nos  hace  el  préstamo.  El  abuso  que  hay 
que  condenar,  que  más  conspira  contra  la  pureza  de  nuestro 
decir,  está,  como  bien  lo  advierte  Bréal,  de  acuerdo  con  el  filó- 
logo sueco  A.  Noreen,  en  acoger  bajo  nombres  extranjeros  lo 
que  poseemos  ya,   lo  que  estamos  en  condiciones  de  formar. 

(i  Habrá  faltado  acaso  una  voz  castellana  que  pueda  dar  acer- 
tada designación  á  la  Roseraie?... 

Todo  lo  contrario,  sobran  vocablos;  son  tantos  los  que  podrían 
adoptarse  que  toda  la  dificultad  estriba,  precisamente,  en  saber 
cuál  conviene  elegir.  Supongo  que  nadie  tendrá  la  peregrina 
idea  de  creer  que  lodo  el  vocabulario  castellano  está  contenido 
en  el  léxico  de  la  Academia;  hasta  la  novísima  edición,  la  que 
acaba  de  aparecer  hace  apenas  unos  meses,  es  incompleta  á  más 
no  poder,  tan'  incompleta  que  es  más  lo  que  calla  que  lo  que 
dice. 

Hace  ya  algunos  meses  publicó  La  Prensa  un  interesante  estu- 
dio que  hacía  notar  la  aspereza  de  esta  voz  roseraie,  y  proponía, 
en  su  reemplazo,  á  rosedal,  palabra  bien  nacida,  de  muy  acer- 
tada formación  :  tómase  del  latín  rosetum,  que  significa  rosal ; 
el  sufijo  latín  tum  tórnase  do ;  y  de  rosedo  se  forma  rosedal, 
agregando  el  sufijo  español  al.  Muy  parecido  proceso  puede  ob- 
servarse en  la  formación  de  robledal,  del  latín  roborétum :  ro- 
bredo, robledo,  robledal. 

Y  hasta  bastaría  rosedo  para  designar  un  «  lugar  plantado  de 
rosas  »,  desde  que  Virgilio  nos  presenta  también  á  rosetum  con 
esta  significación.  Advierto  que  al  decir  rosas  por  rosales,  uso 
una  sinécdoque  que  hace  rato  está  autorizada  :  consta  en  Cayo 
Plinio,  en  Nebrija,  en  muchos  otros  autores  antiguos  y  también 
en  los  modernos. 

Y  ya  tenemos  dos  retoños  de  buena  cepa  :  rosedal  y  rosedo. 

El  Imparcial,  importante  diario  de  Madrid,  en  sus  números 
del  f\  y  5  de  mayo  de  este  año,  trae  amenísimas  disertaciones 
sobre  cuál  ha  de  ser  la  voz  castellana  más  apropiada  para  ex- 
presar «  plantío  de  rosales  y  el  conjunto  de  ellos  ».  Discurren  en 
esta  competencia  nada  menos  que  un  miembro  de  la  Real  Aca- 
demia y  el  muy  erudito  filólogo  P.  Julio  Cejador  y  Frauca.  Se 
ve  desfilar  á  rosales,  rosalera,  rosaleda,  rosario  (traducción  cas- 
tellana del  latín  rosarium,  que  significa  «  sitio  plantado  de  ro- 


r46  REVISTA    DE   LA    UNIVERSIDAD 

sales  »),  rosero,  rosera,  roseral  y  alguna  otra  voz  no  menos  acep- 
table. 

Concluye  Cejador  dando  preferencia  á  rosales  (que  es,  preci- 
samente, la  traducción  más  literal  que  pueda  darse  del  francés 
roseraie),  voz  usada  en  Castilla  para  indicar  el  lugar  donde  los 
hay  y  el  conjunto  de  ellos,  y  á  rosalera,  que  se  emplea  en  León 
y  Extremadura  con  idéntica  significación.  El  académico  opta 
por  roseral,  vocablo  formado  con  rosera,  planta  de  rosas,  y  el 
sufijo  al. 

El  insigne  periodista  español  don  Mariano  de  Cavia,  puesto 
en  el  deseo  de  substituir  á  roseraie  con  una  voz  castellana,  pro- 
puso á  rosaleda ;  y  ha  venido  á  motivar  las  siguientes  palabras 
de  la  eximia  escritora  doña  Emilia  Pardo  Bazán  :  «  Hace  mucho 
tiempo  que  yo  tenía  una  rosaleda ;  pero  le  llamaba  rosalera,  por 
analogía  con  esparraguera,  fresera.  No  defiendo  mi  erre,  y  es- 
toy dispuesta  á  reemplazarla  con  la  d,  si  ocurre;  pero  conste 
que  tengo  mi  palabreja,  y  no  suena  mal.  »  (Ilustración  artística, 
do  Barcelona,  número  del  3  de  mayo  del  corriente  año.) 

Por  cierto  que  con  las  voces  que  anotadas  quedan  hay  donde 
elegir ;  no  constarán  en  el  léxico  académico,  pero  esto  no  impide, 
como  ya  dejo  advertido,  que  sean  voces  castellanas  y  bien  casti- 
zas, tanto  más,  desde  que  están  abonadas  por  la  autoridad  de  los 
distinguidos  hablistas  que  las  proponen. 

Como  se  forma  rosales  hanse  constituido  ya  trigales,  taba- 
cales, naranjales,  etc.  Y  si  hubieran  dado  en  llamar  «  Jardín  de 
rosales  »  á  lo  que  ha  querido  denominarse  Roseraie,  la  semán- 
tica nos  advierte  con  cuánta  facilidad,  tal  nombre  compuesto, 
habría  quedado  reducido  á  rosales  y  nada  más;  así  como  al 
«  Jardín  Zoológico  »  lo  hemos  convertido  en  el  Zoológico,  y  des- 
pués, por  apócope,  en  el  Zoo ;  á  los  «  tranvías  acoplados  »,  en 
acoplados ;  y  al  «  tranvía  subterráneo  »,  en  subterráneo,  y  muy 
luego  en  sub. 

Con  el  mismo  sufijo  era  (de  rosalera),  que  puede  connotar 
conjunto  y  á  la  vez  el  sitio  en  que  se  pone  lo  expresado  por  la 
raíz,  tenemos  esparraguera,  fresera,  guindalera,  mimbrera,  to- 
matera, etc.  Y  por  lo  que  toca  al  sufijo  que  vemos  en  rosedal  y 
roseral  (al,  del  latín  ale,  alis),  se  pinta  solo  para  esta  función 
de  formar  nombres  de  connotación    colectiva  ó  abundancia! ; 


POH  LOS  FUEKOS  DEL  HABLA 


147 


constan,  en  el  léxico  académico,  cañaveral,  encinal,  maizal,  plata- 
nal, retamal,  romeral,  zarzal,  etc. ;  y  si  se  quiere  mayor  prueba 
de  la¡  facilidad  que  tenemos  para  formar  voces  nuevas  con  este 
sufijo,  pásese  la  vista  por  las  siguientes,  que  no  han  necesitado  el 
consentimiento  de  los  señores  académicos  para  ser  moneda  co- 
rriente :  anisal  (usado  también  en  Chile,  según  Echeverría  y 
Reyes),  biznagal,  camotal  (usado  también  en  el  Perú,  Palma), 
cebadal,  cicutal,  duraznal,  duraznillal  (ó  duraznillar,  que  es  más 
propio),  gramillal  (ó  gramillar),  malezal,  pajal  (síncopa  de  pa- 
jonal, voz  derivada  de  pajón,  aumentativo  que  no  usamos  los 
argentinos),  papal  (usado  también  en  el  Perú,  Palma),  porotal 
(usado  también  en  Chile,  Lenz),  sandial  (la  Academia  trae  san- 
diar, y  debo  advertir  que  merece  preferencia  nuestro  derivado, 
pues  ar  es  variante  enfónica  de  al,  que  se  usa  especialmente 
cuando  existe  la  letra  /  en  el  tema  ó  radical;  por  esto  decimos 
más  alfalfar  que  alfalfal,  con  riesgo  de  confundir  los  oficios 
de  la  primer  palabra,  que  puede  ser  substantivo  ó  verbo),  toma- 
tal, totoral  (usado  también  en  Chile,  E.  y  Reyes),  violetal,  yerbal, 
zapallal  (según  E.  y  Reyes;  entre  nosotros  es  más  común,  y 
resulta  más  eufónico  sin  duda  alguna,  zapallar),  etc. ;  y  vayase 
coligiendo  si  después  de  tomarnos  la  libertad  de  crear  tanto  neo- 
logismo, puede  acaso  nuestro  pueblo,  ser  incapaz  de  poner  en 
la  cuenta  de  estos  derivados  uno  más,  rosedal  ó  roseral. 

Entre  las  denominaciones  de  la  Roseraie  que  más  han  venido 
repitiendo  nuestros  diarios  está  roseríe,  vocablo  afrancesado,  que 
surge  por  su  analogía  con  orangeríe  y  alguna  otra  voz  francesa, 
ó  por  el  parecido  ortográfico  que  tiene  con  roseraie,  y  está  tam- 
bién rosería,  traducción  popular  del  popular  roseríe. 

Esta  última  voz,  rosería,  que  ha  tenido  el  alto  honor  de  enca- 
ramarse, quizá  inadvertidamente,  hasta  en  las  columnas  de  La 
Nación,  es  el  nombre  que  más  he  oído  hasta  hoy,  pese  á  todos 
los  más  correctos  y  adecuados  vocablos  que  vienen  brindando  los 
señores  filólogos  ó  hablistas,  y  pese  también  al  desacertado  y 
disonante  roseraie,  que  pretendió  imponérsenos  desde  que  se  pro- 
yectó el  bellísimo  jardín. 

Y  ¡cuidado!  que  cuando  se  trata  de  dar  nombre  á  las  cosas,  el 
pueblo,  el  pueblo  soberano,  manda  más  que  las  academias,  que 
los  académicos  y  que  los  filólogos  y  hablistas  :  vox  populi,  vox 


I  48  HK  VISTA  DE  LA  UNIVEBSIDAD 

Dei.  Por  algo  lia  quedado  perdida  la  exacla  y  muy  correcta  tra- 
ducción del  pelirrojo  foot-ball  que  echó  á  rodar  con  tanta  gra- 
cia y  donaire  D.  M.  de  Cavia  :  me  refiero  á  la  voz  balompié,  y 
valga  este  ejemplo  ya  que  para  muestra  basta  un  botón. 

El  sufijo  ería  (proveniente  del  vascuence,  según  algunos;  del 
céltico  para  otros),  agrega,  á  las  muchas  significaciones  que 
connota,  la  de  «  colección  ó  conjunto  »,  que  se  aviene  perfecta- 
mente con  lo  que  queremos  denominar.  Siguiendo  la  norma  que 
nos  dan  gallinería,  gatería,  perrería,  etc.,  hemos  formado  á  lo- 
bería, para  designar  el  conjunto  de  lobos,  y  la  voz  da  nombre 
á  un  floreciente  pueblo  de  la  provincia  de  Buenos  Aires.  Y  si 
valen  arquería  (conjunto  de  arcos  en  las  construcciones  arquitec- 
tónicas), cañería,  cañonería,  crucería,  gradería  (serie  de  gradas) ; 
si  sirvió  follajería  para  dar  nombre  al  follaje  que  sirve  de  ador- 
no, y  sirve  pradería  para  denominar  el  conjunto  de  prados,  y 
vale  pedrería  para  indicar  el  conjunto  de  piedras  preciosas,  ¿  por 
qué  no  ha  de  triunfar  rosería  cuando  se  trata  de  dar  nombre  á 
esa  exposición  admirable  de  las  piedras  preciosas  de  Flora,  á 
ese  bellísimo  jardín,  que  es  imponderable  conjunto  ó  colección 
de  rosas  ?... 

Conste,  para  terminar,  que  no  me  ha  movido  á  escribir  estas 
líneas  la  pretensión  de  imponer  la  voz  que  ha  de  reemplazar  á 
roseraie ;  sólo  he  querido  aclarar  la  cuestión  filológica  y  dejar 
á  salvo  los  fuero    del  habla  :  ya  resolverá  el  pueblo  soberano. 

Juan  B.  Selva. 

i 

Dolores.      , lio  de  IQl5. 


*'. 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

CORRESPONDIENTE  Á   ioii 


MEMORIA  DEL  RECTORADO 

Buenos  Aires,  junio   12  de  1915. 

A  S.  E.  el  señor  ministro  de  Instrucción  pública,  doctor  don 
Tomás  R.  C tillen. 

Antes  de  pasará  relatarlos  pormenores  del  movimiento 
universitario  durante  el  año  1914,  séame  permitido  men- 
cionar las  pérdidas  que  ha  experimentado  la  institución 
en  ese  lapso  de  tiempo  por  el  fallecimiento  de  varios  de 
sus  miembros.  Fueron  estos  :  el  doctor  Roque  Sáenz  Pe- 
ña, académico  de  la  Facultad  de  filosofía  y  letras  ;  el  te- 
niente general  Julio  A.  Roca,  académico  de  la  Facultad 
de  agronomía  y  veterinaria :  los  doctores  Francisco  Canale 
y  Baldomero  Llerena,  académicos  déla  Facultad  de  dere- 
cho y  ciencias  sociales ;  los  doctores  Martín  Spuch,  Jacob 
de  Tezanos  Pinto  y  José  T.  Baca,  académicos  de  la  Facul- 


art.    orh; 


5o 


REVISTA    DE   LA    UNIVERSIDAD 


tad  de  ciencias  médicas  ;  el  doctor  José  María  Ramos  Me- 
jía,  académico  de  esta  última  Facultad  y  además  de  la  de 
filosofía  y  letras;  el  doctor  Nicolás  Ruíz  Guiñazú,  profe- 
sor de  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  y  el  doc- 
tor Julio  L.  Jaimes,  profesor  del  Colegio  nacional  de 
Buenos  Aires. 


La  enseñanza  se  ha  desenvuelto  normalmente  sin  nin- 
gún género  de  tropiezos. 

La  Facultad  de  ciencias  económicas  ha  reformado  el 
plan  de  estudios  que  regía  en  el  Instituto  superior  de  es- 
tudios comerciales,  y  ha  sancionado  el  que  copio  a  conti- 
nuación, cuya  aplicación  ya  ha  comenzado  en  el  año  que 
corre. 

Como  verá  V.  E.  la  innovación  más  importante  consis- 
te en  el  aumento  de  un  año  de  estudios,  reclamado  por  Ja 
intensificación  de  las  enseñanzas  que  van  á  darse  en  la 
nueva  Facultad  y  que  habilitarán  á  las  personas  que  las 
sigan  en  su  ciclo  completo  para  la  obtención  del  doctora- 
do en  ciencias  económicas. 

Hé  aquí  el  plan  de  estudios  : 

Doctorado  en  Ciencias  económicas 

Primer  año:  Matemática  financiera;  Tecnología  industrial  y 
rural:  Contabilidad  general;  Geografía  económica  nacional ;  Le- 
gislación civil;    Legislación  comercial. 

Segando  año:  Matemática  financiera;   Contabilidad  adminis- 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  l5l 

trativa  y  judicial;  Fuentes  de  riqueza  nacional;  Geografía  eco- 
nómica nacional;   Economía  política;   Legislación  comercial. 

Tercer  año:  Estadística;  Bancos;  Economía  política;  Socie- 
dades anónimas  y  seguros;  Transportes  y  tarifas;  Legislación 
industrial. 

Cuarto  año :  Política  comercial  y  Régimen  aduanero  compa- 
rado; Finanzas;  Economía  rural  é  industrial;  Historia  del  co- 
mercio ;  Derecho  internacional  comercial  (privado  y  público) ; 
Legislación  consular  y  Práctica  notarial. 

Quinto  año  :  Política  económica ;  Régimen  agrario ;  Régimen 
económico  y  administrativo  de  la  Constitución  argentina;  Se- 
minario económico. 


Contador  público 

Primer  año  :  Matemática  financiera ;  Contabilidad  general ; 
Legislación  civil. 

Segundo  año:  Matemática  financiera;  Contabilidad  adminis- 
trativa y  judicial;   Legislación  comercial. 

Tercer  año  :  Bancos ;  Sociedades  anónimas  y  seguros ;  Legis- 
lación comercial. 


La  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  también  ha 
modificado  su  plan  de  estudios,  reduciendo  á  cinco  años 
la  duración  de  los  cursos  de  la  abogacía  y  estableciendo 
dos  años  para  los  abogados  que  opten  al  título  de  doctor 
en  derecho  y  ciencias  sociales. 

Con  las  modificaciones  sancionadas  el  plan  de  estudios 
de  dicha  Facultad  es  el  siguiente  : 


UEVISTA    DE    LA   UNIVERSIDAD 


Abogacía 

Primer  año:  Introducción  á  las  ciencias  jurídicas  y  sociales; 
Derecho  romano  (ia  parte) ;  Derecho  internacional  público;  Eco- 
nomía política. 

Segando  año:  Derecho  romano  (2a  parte);  Derecho  civil  (ia 
parte);  Derecho  penal;   Finanzas. 

Tercer  año:  Derecho  civil  (2a  parte);  Derecho  comercial; 
Legislación  industrial  (minas,  rural  y  fabril) ;  Derecho  consti- 
tucional. 

Cuarto  año :  Derecho  civil  (3a  parte) ;  Derecho  comercial 
(efectos  de  comercio  y  quiebras);  Derecho  procesal  (organiza- 
ción y  procedimientos  civiles  de  la  justicia  nacional). 

Quinto  año  :  Derecho  civil  (4a  parte) ;  Derecho  procesal  (orga- 
nización y  procedimientos  de  la  justicia  criminal,  incluyendo  la 
justicia  militar);  Derecho  internacional  privado;  Filosofía  de 
las  ciencias  jurídicas  y  sociales;  Derecho  marítimo  y  legisla- 
ción aduanera. 

Doctorado 

Primer  año  :  Sociología ;  Derecho  civil  (profundizado) ;  Po- 
lítica económica  (Economía  comercial,  agraria,  industrial  y  mo- 
netaria argentina) ;  Historia  de  las  instituciones  jurídicas  (es- 
pecialmente argentinas) . 

Segundo  año  :  Jurisprudencia  constitucional  comparada ;  De- 
recho internacional  privado  profundizado;  Economía  y  legis- 
lación social. 


En  la  Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 
han  sufrido  modificaciones  los  planes  de  estudios  de  la 
arquitectura  y  del  doctorado  en  química. 

El  desarrollo  de  la  enseñanza  de  la  arquitectura,  de 
acuerdo  con  los  actuales  progresos  de  ese  arte,  y  las  nece- 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  I  53 

sidades  presentes  de  nuestro  medio  han  hecho  necesario 
el  perfeccionamiento  del  plan  de  estudios  que  estaba  en 
vigencia  desde  igo3. 

Los  progresos  de  la  química  moderna  requieren  un 
progreso  paralelo  en  su  enseñanza  motivando  reformas 
en  el  plan  correspondiente.  Se  ha  tratado  de  conservaren 
el  nuevo  plan  un  equilibrio  justo  entre  la  orientación 
cientííica  y  la  práctica,  para  que  los  diplomados  puedan 
dedicarse  á  investigaciones  de  carácter  puramente  cientí- 
fico ó  á  la  práctica  profesional. 

Los  planes  de  estudios  á  que  me  he  referido  quedan  en 
la  forma  siguiente  : 


Arquitectura 

Primer  año:  Complementos  de  geometría  y  trigonometría; 
Complementos  de  álgebra  y  álgebra  superior;  Geometría  des- 
criptiva (curso  especial);  Dibujo  de  ornato;  Modelado  (ier  cur- 
so) ;  Dibujo  de  arquitectura. 

Segundo  año:  Geometría  analítica  y  cálculo  infinitesimal; 
Perspectiva  y  sombras;  Cálculo  de  construcciones  (estática  grá- 
fica, principios  fundamentales  de  resistencia  de  materiales) ;  Ar- 
quitectura (ier  curso);  Composición  decorativa  (icl  curso); 
Modelado  (20  curso). 

Tercer  año :  Construcciones  (madera,  hierro,  mixtas,  con  cál- 
culos de  estabilidad,  detalles  y  proyectos)  (ier  curso);  Materia- 
les de  contrucción;  Composición  decorativa  (20  curso);  Arqui- 
tectura (20  curso);  Dibujo  de  figura  (ier  curso). 

Cuarto  año:  Arquitectura  (3er  curso);  Construcciones  (20 
curso)  (albañilería,  cemento  armado,  con  cálculos  de  estabilidad, 
detalles  y  proyectos);  Teoría  de  la  arquitectura  (iec  curso)  (co- 
nocimientos generales,  edificios  de  habitación);  Historia  de  la 
arquitectura  (icr  curso);  Dibujo  de  figura  (20  curso). 


1 54  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Quinto  año  :  Arquitectura  (4o  año)  (gran  composición) ;  Cons- 
trucciones (3er  curso)  (obras  complementarias,  con  cálculos,  de- 
talles y  proyectos) ;  Teoría  de  la  arquitectura  (20  curso)  (edifi- 
cios de  enseñanza,  asistencia,  tráfico,  etc.);  Historia  de  la 
arquitectura  (2"  curso);  Proyectos  y  dirección  de  obras.  Le- 
gislación. 

Doctorado  en  química 

Primer  año :  Complementos  de  álgebra  (un  semestre) ;  Com- 
plementos de  geometría  y  trigonometría  (un  semestre) ;  Química 
inorgánica;  Dibujo  lineal  y  á  mano  levantada;  Práctica  de  labo- 
ratorio. 

Segundo  año:  Geometría  analítica  y  cálculo  infinitesimal; 
Química  orgánica  (ior  curso);  Mineralogía  y  geología;  Botá- 
nica general;    Práctica  de  laboratorio. 

Tercer  año :  Química  orgánica  (20  curso) ;  Química  analítica 
y  operaciones  (icr  curso);  Botánica  especial  argentina;  Física 
(mecánica  y  gravedad) ;  Práctica  de  laboratorio. 

Cuarto  año :  Química  analítica  y  operaciones  (2"  curso) ;  Mi- 
crobiología; Zoología  general;  Física  (óptica,  acústica  y  calor); 
Química  biológica. 

Quinto  año :  Química  analítica  y  operaciones  (3ei  curso) ;  Fi- 
sicoquímica; Física  (electricidad,  magnetismo,  meteorología). 


En  la  Facultad  de  agronomía  y  veterinaria,  se  ha  ter- 
minado el  pabellón  que  ha  de  servir  para  el  internado. 

Gomo  ya  he  tenido  ocasión  de  informar  á  V.  E.  antes 
de  ahora,  se  han  creado  para  dicha  Facultad  3o  becas 
destinadas  á  dos  estudiantes  por  cada  provincia  y  por  la 
ciudad  de  Buenos  Aires.  Estas  becas  han  sido  puestas  á 
disposición  de  los  gobiernos  de  provincia,  y  la  mayor 
parte  de  ellos  han  presentado  á  jóvenes  que  por  su  con- 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  I  53 

tracción  en  los  estudios  preparatorios  se  han  hecho  dig- 
nos de  la  concesión  referida. 

Estos  jóvenes  ya  han  comenzado  á  ocupar  la  nueva 
construcción. 

Espero  que  la  realización  de  esta  iniciativa  habrá  de 
ser  beneficiosa  no  sólo  para  el  desarrollo  de  los  estudios 
agronómicos  y  de  la  medicina  veterinaria,  sino  también 
para  el  país  entero,  pues  de  este  modo  se  ha  facilitado  á  un 
grupo  numeroso  y  distinguido  de  jóvenes  del  interior  el 
acceso  á  una  carrera  cuyo  ejercicio  se  vincula  especialmen- 
te con  los  intereses  económicos  más  vitales  de  la  Nación. 

Digna  de  señalarse  es  una  iniciativa  que  ha  tomado  na- 
cimiento en  las  deliberaciones  del  Consejo  superior. 

Se  refiere  á  la  conveniencia  de  ensanchar  la  esfera  de 
acción  universitaria  por  la  multiplicación  de  las  carreras 
liberales  que  hoy  existen  en  número  demasiado  reducido 
si  se  tiene  en  cuenta  la  complejidad  de  la  vida  intelectual 
de  nuestro  tiempo  y  las  exigencias  de  preparaciones  espe- 
ciales que  ella  comporta. 

Las  enseñanzas  que  hoy  se  dan  en  las  seis  facultades 
abarcan  una  tan  gran  parte  del  saber,  que  sin  necesidad 
de  crear  otros  departamentos  universitarios  es  posible 
organizar  nuevas  carreras  por  la  simple  agrupación  de 
determinadas  asignaturas  dentro  de  los  planes  de  estudio 
que  rigen  para  dos  ó  más  de  las  facultades  existentes. 

Me  es  grato  informará  V.  E.  que,  consecuente  con  este 
propósito,  el  Consejo  superior  ha  dictado  una  ordenanza 


I  56  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

por  la  que  se  autoriza  á  las  facultades  á  convenir  entre  si 
tales  planes  de  estudios  para  someterlos  á  la  aprobación 
del  Consejo  superior. 

En  el  Colegio  nacional  de  Buenos  Aires  se  continúa 
implantando  el  nuevo  plan  de  estudios.  Por  última  vez 
funciona  en  el  presente  año  escolar  el  quinto  curso  del 
antiguo  plan,  y  en  191 6  se  habrá  operado  la  reforma  con 
poca  perturbación  de  la  enseñanza,  y  entonces  será  dable 
recoger  las  observaciones  que  sugiera  el  funcionamiento 
definitivo  del  plan  universitario. 

Entretanto  me  es  grato  asegurar  á  V.  E.  que  á  pesar  de 
los  medios  defectuosos  de  local  y  de  material  escolar  de 
que  se  dispone,  el  instituto  sigue  una  marcha  normal 
dentro  de  una  perfecta  disciplina. 

Paso  á  informar  á  V.  E.  del  movimiento  universitario 
habitual  durante  el  año  1 9 1 4  - 


PERSONAL   ACADÉMICO 


En  01  de  diciembre  de  191  /j,  las  academias  de  la  uni- 
versidad estaban  constituidas  como  sigue  : 


ACADEMIA   DE   DERECHO   Y  CIENCIAS   SOCIALES 

Académico  honorario 
Sr  Lucio  Mendon<?a. 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Académicos  de  número 


Dl  Manuel  Obarrio. 

Dl  José  Nicolás  Malienzo. 

D1'  Ernesto  Quesada. 

Dr  Emilio  Lamarca. 

D1'  Francisco  J.  Oliver. 

D1'  Estanislao  S.  Zeballos. 

.Dr  Ángel  S.  Pizarro. 

1)'  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz. 

1)'  Juan  A.  Bibiloni. 

D1  Raimundo  Wilmart. 

D1'  Antonio  Bermejo. 

I)1'  David  de  Tezanos  Pinto. 

1)'  Norberto  Pinero. 

I>  Calixto  S.  de  la  Torre. 

D1  Luis  M.  Drago. 

D1'  Eduardo  L.  Bidau. 

D1'  Juan  Agustín  García. 

I)'  Adolfo  F.  Orma. 

I)'  Antonio  Dellepiane. 

Dr  Carlos  Octavio  Bunge. 

D1'  Rodolfo  Rivarola. 


ACADEMIA   DE   MEDICINA 


Académicos  honorarios 


D'  Telémaco  Susini. 
Dl  Emilio  R.  Coni. 
Dp  Olhinto  de  Magalhaes. 
Dr  Fernando  Widal. 


58 


REVISTA   DE    LA   UNIVERSIDAD 


Académicos  de  número 


Dl  Eufemio  Uballes. 

Dl  Pedro  N.  Arata. 

Dl  Roberto   Wernicke. 

1>  Pedro  Lagleyze. 

Dl  José  Penna. 

Dl  Luis  Güemes. 

D1'  Eli  seo  Cantón. 

Dl  Enrique  Bazterrica. 

Dl  Antonio  C.  Gandolfo. 

Dl  Daniel  J.  Cranwell. 

Dl  Horacio  G.  Pinero. 

Dl  Juan  A.  Boeri. 

Dr  Ángel  Gallardo. 

Dl  Carlos  Malbrán. 

Dr  ]Marcelino  Herrera  Vegas. 

Dl  Ángel  M.  Centeno. 

Dr  Diógenes  Decoud. 

Dr  Baldomero   Sommer. 

D1  Francisco  A.  Sicardi. 

Dl  Desiderio  F.  Davel. 

Dl  Domingo  Cabred. 

Dl"  Gregorio  Aráoz  Alfaro. 

D1-  Abel  Ayerza. 

Dl  Eduardo  Obejero. 


ACADEMIA   DE   CIENCIAS   EXACTAS,   FÍSICAS   Y   NATURALES 

Académico  honorario 
Ing°  Guillermo  White. 

Académicos  de  número 
Ing°  Eduardo  Aguirre. 


MEMORIA  DE  LA  UXIVEHSIDAD  I  5f) 


Ing°  Otto  Krausse. 

Ing°  Juan  F.  Sarhy. 

Ing°  Santiago  Brian. 

Ing°  Julián  Romero. 

Ing°  Emilio  Palacio. 

Dl  Juan  J.  Kyle. 

D1  Manuel  B.  Bahía. 

Dl  Atanasio  Quiroga. 

D1'  Ildefonso  P.  Ramos  Mejía. 

D'  Eduardo  L.  Holmberg. 

D1  Ángel  Gallardo. 

Dr  Carlos  Ma  florales. 


ACADEMIA   DE    FILOSOFÍA   Y   LETRAS 


Académicos  honorarios 


Sr  Carlos  Guido  y  Spano. 
Dr  Lorenzo  Anadón. 
D1  Indalecio  Gómez. 


Académicos  de  número 

Dl  Rafael  Obligado. 

DL  Juan  Agustín  García. 

Dr  Joaquín  V.  González. 

D1  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz. 

Dl  Francisco  L.  García. 

Dl  Rodolfo  Rivarola. 

Dl  Norberto  Pinero. 

Dl  José  Nicolás  Matienzo. 

Dl  Ernesto  Quesada. 

Dl  Samuel  A.  Lafone  Quevedo. 

Dl  Luis  M.  Drago. 

Dl  Ramón  J.  Cárcano. 

Dl  ]\Ianuel  Augusto  Montes  de  Oca. 


I  6o  «EVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

Dl*  Calixto  Oyuela. 

Dl  David  Peña. 

Dl  Enrique  Rivarola. 

D1  Clemente  L.  Fregeiro. 

D1  Juan  B.  Ambrosetti. 

Dl  Ángel  Gallardo. 

I>  Carlos  Octavio  Bunge. 

Dl  Antonio  Dellepiane. 

Dr  Ángel  Estrada    (h.). 

S1'  Enrique  Peña. 


ACADEMIA  DE  AGRONOMÍA  Y  VETERINARIA 

Dl  Pedro  N.  A  rata. 

D1'  Pedro  Lagleyze. 

Dl  Ricardo  Schatz. 

Dl  Francisco  P.  Lavalle. 

D1  Pedro  Benedit. 

Dl  José  Ligniéres. 

I)1'  Joaquín  Zabala. 

Dl  Ramón  J.  Cercano. 

Dp  Moldo  Montanari. 

DL'  Cayetano  Martinoli. 

D1'  Virginio  Bossi. 

Dl  Abel  Bengolea. 

Ing°  Alfredo  Demarchi. 

Dl  Emilio  Frers.     • 

Dl  Ángel  Gallardo. 

S1'  ]Manuel  Güiráldez. 

Ing°  Agr°  Pedro  J.  Issouribehere. 

Dr  Leonardo  Pereyra  Iraola. 

Dr  Pascual  Palma. 

Ing°  Agr°  J.  M.  Huergo  (h.). 

Ing°  Agr°  José  M.  Agote. 

Dl  Ramón  Bidart. 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  l6l 


ACADEMIA    DE    CIENCIAS    ECONÓMICAS 


Dl  Pedro  Olaechea  y  Alcor ta. 

Dl  José  Arce. 

Sl  Enrique  Berduc. 

Dl  José  Bianco. 

Dl  Hugo  Broggi. 

Ing°  Orfilio  Casariego. 

D1  Ricardo  J.  Davel. 

Dl  Adolfo  F.  Dávila. 

D1  Emilio  Frers. 

Dl  Manuel  B.  Gonnet. 

D1'  Manuel  María  de  Iriondo. 

Dl*  Eleodoro  Lobos. 

DL  Leopoldo  ]Melo. 

Ing°  Domingo  Noce  ti. 

Sr  Ricardo  Pillado. 

S1'  Sergio  M.  Pinero. 

Dl  Norberto  Pinero. 

Dr  Carlos  Rodríguez  Etchart. 

Dr  José  León  Suárez. 

D1'  Telémaco  Susini. 

Dl  David  de  Tezanos  Pinto. 

D1'  Damián  M.  Tormo. 

D1'  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz. 

D1'  Estanislao  S.  Zeballos. 

Dl  Gustavo  A.  Frederking. 


PERSONAL  DIRECTIVO  Y  DOCENTE 

En  el  Consejo  superior  se  efectuaron  las  siguientes  mo- 
dificaciones : 


IÜ2 


BEVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


El  Consejo  superior  reeligió  vicerrector  por  un  año,  á  contar 
del  4  de  octubre  de  191/i,  al  doctor  Eduardo  L.  Bidau. 

La  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  reeligió'  vicedecano 
al  doctor  Juan  Agustín  García,  por  un  año,  a  contar  del  17  de 
mayo  de  191 1\\  eligió  por  dos  años,  á  contar  del  2  5  de  septiembre 
de  191/1,  delegados  titulares  á  los  doctores  Antonio  Bermejo  y 
Carlos  Ibarguren,  en  reemplazo  de  los  doctores  David  de  Teza- 
nos  Pinto  y  Adolfo  F.  Orma,  que  terminaron  sus  mandatos,  y  que 
á  su  vez  son  elegidos  delegados  suplentes  en  reemplazo  de  los 
doctores  Carlos  Iharguren  y  Antonio  Dellepiane. 

La  Facultad  de  ciencias  médicas  eligió  vicedecano  al  doctor 
Pedro  Lacavera,  por  un  año,  a  contar  del  3o  de  junio  de  191/i, 
en  reemplazo  del  doctor  Eduardo  Obejero,  que  terminó  su  man- 
dato. También  eligió,  por  dos  años,  á  contar  del  i3  de  octubre 
de  191/i,  delegados  titulares  á  los  doctores  Enrique  Bazterrica 
y  Ángel  M.  Centeno,  en  reemplazo  de  los  doctores  Telémaco  Su- 
sini  y  José  Arce,  y  delegados  suplentes  á  los  doctores  Daniel  .). 
Cranwell  y  Carlos  Malbrán,  en  reemplazo  de  los  doctores  Juan 
A.  Boeri  y  Francisco  A.  Sicardi. 

La  Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  reeligió 
decano  al  ingeniero  Juan  F.  Sarhy,  por  tres  años,  á  contar  del 
29  de  agosto  de  191/1,  y  vicedecano  al  ingeniero  Agustín  Mercau, 
por  un  año,  á  contar  del  10  de  octubre  de  191/i.  Los  delegados, 
titular  ingeniero  Lorenzo  Amespil  y  suplente  ingeniero  Fernan- 
do Segovia,  fueron  reelectos,  respectivamente,  por  dos  años,  á 
contar  del  29  de  octubre  y  del  18  de  noviembre  de  191/1.  En 
reemplazo  del  delegado  titular,  doctor  Ángel  Gallardo,  que  ter- 
minó su  mandato,  fué  elegido  por  un  período  de  dos  años  el 
doctor  Carlos  Ma  Morales,  á  contar  del  10  de  agosto  de  191/i. 
El  ingeniero  Julián  Romero  fué  electo  delegado  suplente  por 
dos  años,  á  contar  del  10  de  octubre  de  191/i,  en  reemplazo  del 
ingeniero  Eduardo  Aguirre. 

La  Facultad  de  filosofía  y  letras  reeligió  vicedecano,  por  un 
período  de  un  año,  al  doctor  Rafael  Obligado,  y  eligió  delegado 
titular,  por  dos  años,  á  contar  del  20  de  abril  de  191/i,  al  doctor 
Calixto  Oyuela,  en  la  vacante  del  doctor  Rafael  Castillo,  y  su- 
plentes á  los  doctores  Clemente  L.  Fregeiro  y  Ricardo  E. 
Cramvell. 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD  |63 

La  Facultad  de  agronomía  y  veterinaria  reeligió  al  decano 
doctor  Ricardo  Schatz,  por  un  nuevo  período  de  tres  años,  á  con- 
tar del  3  de  agosto  de  191 4>  y  al  vicedecano  doctor  Francisco 
P.  Lavalle,  por  un  año,  á  contar  del  5  de  agosto  de  191 4- 

Los  miembros  designados  por  el  Consejo  superior  para  cons- 
tituir el  consejo  directivo  de  la  Facultad  de  ciencias  econó- 
micas, eligieron  vicedecano  provisional  al  doctor  Carlos  Rodrí- 
guez Etchart,  en  la  sesión  preparatoria  de  3  de  mayo  de  191  4- 

La  Facultad  de  ciencias  económicas  le  eligió  vicedecano  el 
6  de  abril  y  el  4  de  julio  le  designó  decano,  por  tres  años,  á  con- 
tar de  dicha  fecha,  y  en  su  reemplazo  eligió  vicedecano  al  doctor 
Manuel  M.  de  Iriondo,  por  un  año.  Á  contar  del  18  de  marzo, 
fueron  electos  por  dos  años,  delegados  titulares,  los  doctores 
Damián  M.  Torino  y  Manuel  B.  Gonnet,  y  suplentes,  los  doc- 
tores José  León  Suárez  y  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz. 

Con  estos  cambios,  el  Consejo  superior  estaba  consti- 
tuido el  3 1  de  diciembre  de  191/1  como  expreso  á  conti- 
nuación : 

Rector  :  Dl  Eufemio  Uballes  (i°  de  marzo  de  191 4- 191 8). 
Vicerrector  :   Dr  Eduardo  L.  Bidau  (4  de  octubre  de  1914- 
i9i5). 

Consejeros  por  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

Decano  :  Dl  Eduardo  L.  Bidau  (i4  de  mayo  de  191 3-19 16). 

Vicedecano  :  Dl  Juan  A.  García  (17  de  mayo  de  191 4- 191 5). 

Delegado  :  Dl  Carlos  Ibarguren  (25  de  septiembre  de  19 1 4- 
1916). 

Delegado  :  Dl  Antonio  Bermejo  (25  de  septiembre  de  191 4- 
1916). 

Suplente  :  D1'  Adolfo  F.  Orma  (25  de  septiembre  de  19 1 4- 
1916). 

Suplente  :  Dl  David  de  Tezanos  Pinto  (25  de  septiembre  de 
1914-1916). 


f64  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

Consejeros  por  la  Facultad  de  ciencias  médicas 

Decano  :  DL'  Luis  Güemes  (16  de  agosto  de  1912-1915). 

Vicedecano  :  D1'  Pedro  Lacavera  (3o  de  junio  de  1914-191O). 

Delegado  :  Dr  Enrique  Bazterrica  (i3  de  octubre  de  191 4- 
1916). 

Delegado  :  Dl  Ángel  M.  Centeno  (i3  de  octubre  de  191/1- 
1916). 

Suplente  :  Dr  Daniel  J.  Cranwell  (i3  de  octubre  de  igi/j- 
1916). 

Suplente  :  Dr  Carlos  Malbrán  (i3  de  octubre  de  1914-1916). 

Consejeros  por  la  Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 

Decano  :   Ing°  Juan  F.  Sarhy  (29  de  agosto  de  1914-1917). 

Vicedecano  :  Ing°  Agustín  Mercau  (10  de  octubre  de  191 4- 
i9i5). 

Delegado  :  Ing°  Lorenzo  Amespil  (29  de  octubre  de  191 4- 
1916). 

Delegado  :  Dl"  Carlos  Ma  Morales  (10  de  agosto  de  191 4- 
1916). 

Suplente  :  Ing°  Fernando  Segovia  (18  de  noviembre  de  1914- 
1916). 

Suplente  :  Ing°  Julián  Romero  (10  de  octubre  de  1914-1916). 

Consejeros  por  la  Facultad  de  filosofía  y  letras 

Decano  :  Dr  Rodolfo  Ri varóla  (12  de  mayo  de  1913-1916). 

Vicedecano  :  Dr  Rafael  Obligado  (5  de  noviembre  de  191 4- 
i9i5). 

Delegado  :  D1'  José  Nicolás  Ma  lienzo  (12  de  mayo  de  1910- 
i9i5). 

Delegado  :   Dl   Calixto  Oyuela  (20  de  abril  de  191 4- 1 916). 

Suplente  :  Dr  Clemente  L.  Fregeiro  (20  de  abril  de  19 1 4- 
1916). 

Suplente  :  Dr  Ricardo  E.  Cranwell  (20  de  abril  de  191 4- 
1916). 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  I  65 

Consejeros  por  la  Facultad  de  agronomía  y  veterinaria 

Decano  :  D1'  Ricardo  Schatz    (3  de  agosto  de  1914-1917). 

Vicedecano  :  Dl"  Francisco  P.  Lavalle  (5  de  agosto  de  191/i- 
i9i5). 

Delegado  :  Dl*  Pedro  Lagleyze  (5  de  agosto  de  1913-1915). 

Delegado  :    D1'  Pedro  Benedit  (5  de  agosto  de   1913-1915). 

Suplente  :  D1'  Francisco  P.  Lavalle  (5  de  agosto  de  191 3- 
i9i5). 

Suplente  :   Dl  Joaquín  Zabala  (5  de  agosto  de   1913-1915). 

Consejeros  por  la  Facultad  de  ciencias  económicas 

Decano  :  D1'  Carlos  Rodríguez  Etchart  (4  de  julio  de  19 1 4- 

I9I7)- 

Vicedecano  :  Dl*  Manuel  M.  de  Iriondo  (4  de  julio  de  191 4- 
19 1 5). 

Delegado  :  D1'  Damián  M.  Torino  (18  de  marzo  de  191 4- 
1916). 

Delegado  :  D1'  Manuel  F.  Gonnet  (18  de  marzo  de  191 4- 
1916). 

Suplente  :  Dl  José  León  Suárez  (18  de  marzo  de  19 1 4- 
1916). 

Suplente  :  Dl  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz  (18  de  marzo  de 
1914-1916). 

El  personal  de  los  Consejos  directivos  de  las  facultades 
se  ha  renovado  durante  el  año,  además  de  las  elecciones 
de  decanos  y  vicedecanos,  ya  relatadas,  en  la  siguiente 
forma  : 

En  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  se  nombraron 
consejeros  por  seis  años,  á  los  doctores  Adolfo  F.  Orma,  Juan 
A.  García,  Leopoldo  Meló  (reelectos)  y  Vicente  C.  Gallo  y  Ra- 


iGG  REVISTA  DE  LA   UNIVEHS1DAÜ 

món  Méndez,  en  reemplazo  de  los  doctores  Manuel  Obarrio  y 
Antonio  Dellepiane,  á  contar  del  5  de  septiembre. 

Durante  el  año  191 4,  falleció  el  doctor  Francisco  Canale,  no 
habiéndose  llenado  su  vacante. 

En  la  Facultad  de  ciencias  médicas,  los  doctores  Eufemio  Uba- 
lles,  Daniel  J.  Cranwell,  Garlos  Malbrán,  José  F.  Molinari  y 
Miguel  Puiggari,  fueron  electos  consejeros  por  seis  años,  acontar 
desde  el  1 3  de  octubre,  siendo  reelecto  el  doctor  Eufemio  Uba- 
lles,  y  los  restantes  en  reemplazo  de  los  doctores  Nicasio  Etche- 
pareborda,  Francisco  A.  Sicardi,  Telémaco  Susini  y  Eduardo 
Obejero. 

Por  estar  el  infrascripto  desempeñando  el  rectorado  en  la 
Universidad,  fué  electo  consejero  suplente  el  doctor  Antonio  C. 
Gandolfo,  en  reemplazo  del  doctor  Boeri,  que  cesó. 

En  la  Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales,  el  doc- 
tor Carlos  M.  Morales  y  los  ingenieros  Lorenzo  Amespil,  Luis  J. 
Dellepiane  y  Eduardo  Latzina,  fueron  elegidos  consejeros  por 
seis  años,  á  contar  del  20  de  septiembre  de  1914»  los  dos  pri- 
meros son  reelectos  y  los  dos  últimos  en  reemplazo  de  los  inge- 
nieros Otto  Krause  y  Julio  Labarthe.  En  reemplazo  del  ingeniero 
Luis  A.  Huergo,  que  falleció,  fué  electo  el  ingeniero  Iberio 
San  Román. 

En  la  Facultad  de  filosofía  y  letras,  fueron  reelectos  los  conse- 
jeros doctores  Rafael  Obligado,  Ricardo  E.  Cranwell,  Norberto 
Pinero  y  Horacio  C.  Pinero,  por  un  nuevo  período. 

En  la  Facultad  de  ciencias  económicas,  renunció  el  consejero 
doctor  Federico  Pinedo,  no  habiéndose  llenado  la  vacante. 

Con  estos  cambios,  los  consejos  directivos  de  la  seis 
facultades  tenían  el  3i  de  diciembre  la  siguiente  consti- 
tución : 

Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

Doctores  :  Antonio  Bermejo,  Eduardo  L.  Bidau,  Juan  Car- 
los Cruz,  Juan  A.  García,  Vicente  C.  Gallo,  Carlos  Ibarguren, 


MEMORIA    DE   LA   UNIVERSIDAD  I  67 

Leopoldo  Meló,  Juan  José  Díaz  Arana,  Ramón  Méndez,  Adolfo 
F.  Orma,  Osvaldo  Pinero,  Honorio  Pueyrredón,  Norberto  Quir- 
no  Costa  y  David  de  Tezanos  Pinto. 

Facultad  de  ciencias  médicas 

Doctores  :  José  Arce,  Abel  Ayerza,  Enrique  Bazterrica,  Do- 
mingo Cabred,  Elíseo  Cantón,  Ángel  M.  Centeno,  Luis  Güemes, 
Pedro  Lacavera,  Marcial  V.  Quiroga,  Eufemio  Uballes,  Enrique 
Zarate,  Daniel  J.  Cranwell,  Carlos  Malbrán,  José  F.  Molinari, 
Miguel  Puiggari  y  Antonio  C.  Gandolfo    (suplente). 

Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 

Ingeniero  Eduardo  Aguirre,  ingeniero  Lorenzo  Amespil,  doc- 
tor Ignacio  Aztiria,  ingeniero  Mauricio  Durrieu,  doctor  Ángel 
Gallardo,  doctor  Julio  J.  Gatti,  ingeniero  Agustín  Mercau,  doc- 
tor Carlos  M.  Morales,  doctor  Ildefonso  P.  Ramos  Mejía,  inge- 
niero Julián  Romero,  ingeniero  Juan  F.  Sarhy,  ingeniero  Fer- 
nando Segovia,  ingeniero  Iberio  San  Román,  ingeniero  Luis  J. 
Dellepiane  é  ingeniero  Eduardo  Latzina. 

Facultad  de  filosofía  y  letras 

Doctores  :  Juan  B.  Ambroselli,  Carlos  Octavio  Bunge,  Ra- 
fael Castillo,  Ricardo  E.  Cranwell,  Clemente  L.  Fregeiro,  In- 
dalecio Gómez,  Alejandro  Korn,  Samuel  A.  Lafone  Quevedo, 
José  Nicolás  Matienzo,  Rafael  Obligado,  Calixto  Oyuela,  Hora- 
cio G.  Pinero,  Norberto  Pinero,  Ernesto  Quesada  y  Rodolfo 
Rivarola. 

Facultad  de  agronomía  y  veterinaria 

Doctor  Pedro  Benedit,  doctor  Abel  Bengolea,  doctor  Ramón 
Bidart,  doctor  Aureliano  Bosch,  doctor  Virginio  Bossi,  doctor 
Hugo  Cullen,  ingeniero  Alfredo  Demarcbi,  ingeniero  José  Ma 


I  G8  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Huergo  (h.),  doctor  Pedro  Lagleyze,  doctor  Francisco  P.  La- 
valle,  doctor  Cayetano  Martinoli,  doctor  Ricardo  Schatz,  doctor 
Luis  Van  de  Pas  y  doctor  Joaquín  Zabala. 

Facultad  de  ciencias  económicas 

Doctores  :  Carlos  Rodríguez  Etchart,  Manuel  M.  de  Iriondo. 
José  Bianco,  Hugo  Broggi,  Gustavo  A.  Frederking,  Manuel  B. 
Gonnet,  Pedro  Olaechea  y  Alcorta,  José  León  Suárez,  Damián 
M.  Torino,  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz,  ingeniero  Oríilio  Casa- 
riego, ingeniero  Domingo  Noce  ti  y  señor  Sergio  M.    Pinero. 

La  dirección  inmediata  del  Colegio  nacional  de  Buenos 
Aires,  dependiente  del  Consejo  superior,  se  halla  confiada 
á  la  siguiente  comisión  presidida  por  el  rector  de  la  uni- 
versidad : 

Consejeros  :  Doctor  Pedro  Benedit,  ingeniero  Juan  F.  Sarhy 
y  el  director  del  colegio. 

El  Poder  ejecutivo,  previa  la  tramitación  de  las  ternas 
respectivas,  efectuó  los  nombramientos  de  profesores  ti- 
tulares que  informa  la  nómina  siguiente  : 

Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

Economía  política,  finanzas  y  estadística :  Dr  Enrique  Ruíz 
Guiñazú  (abril  25),  en  reemplazo  del  Dr  Juan  José  Díaz  Arana, 
que  cambió  de  cátedra. 

Práctica  notarial:  Dr  Maximiliano  Aguilar  (mayo  i5),  en 
reemplazo  del  Dr  Nicolás  Ruíz  Guiñazú,  que  falleció. 

Derecho  civil,  IV  :  Dr  Eduardo  Prayones  (septiembre  10),  en 
reemplazo  del  Dr  Baldomero  Llerena,  que  falleció. 


MEMORIA   DE  LA   UNIVERSIDAD  I  6g 

Facultad  de  ciencias  médicas 

Anatomía  descriptiva:  Dl  Pedro  Belou  (julio  29),  cátedra 
nueva. 

Farmacognosia  :  Dl  Juan  A.  Domínguez  (agosto  19),  en  lugar 
del  Dl  Juan  A.  Boeri,  que  se  jubiló. 

Facultad  de  filosofía  y  letras 

Literatura  argentina:  Dr  Ricardo  Rojas  (septiembre  3o),  cá- 
tedra nueva. 

Los  consejos  directivos  de  las  facultades,  en  uso  de  la 
atribución  que  les  confiere  el  estatuto  universitario,  nom- 
braron los  profesores  suplentes  que  se  expresan  á  conti- 
nuación : 

Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

Sociología :  Doctores  Horacio  Rivarola  y  Juan  P.  Ramos. 

Derecho  y  práctica  notarial :  Doctores  Miguel  L.  Jantus  y  San- 
tiago Morello. 

Derecho  constitucional :  Doctores  Mariano  de  Vedia  y  Mitre 
y  Juan  A.  González  Calderón. 

Facultad  de  ciencias  médicas 

Odontología  :  Dr  Alejandro  Cabanne. 

Clínica  obstétrica :  Doctores  Juan  C.  Risso  Domínguez,  Juan 
B.  González  y  Juan  A.  Gabastou. 

Olorinolaringología :  Dr  Juan  de  la  Cruz  Correa. 
Química  orgánica :  Dr  Luis  Guglialmelli. 
Clínica  pediátrica  Dr  Fernando  Schweizer. 
Patología  interna :  D1'  Pablo  M.  Barlaro. 


'  7°  HEVISTA   DE   LA   UNIVEUSIDAD 

Patología  externa:  Dr  Francisco  J.  Castro. 

Anatomía  topográfica :  Dl  Ricardo  Sarmiento  Laspiur. 

Anatomía  descriptiva :  Dl  Eugenio  A.  Galli. 

Clínica  médica :  D1  José  Destefano,  Dr  Juan  R.  Goyena. 

Medicina  operatoria :  Dl  Enrique  Finochietto. 

Medicina  legal :  Dl  Javier  Brandam,  Dl"  Antonio  Podestá. 


Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 

Construcciones,  1°  curso  :  Ing°  Ludovico  Ivanisevich. 
Construcciones,  puentes  y  techos :  Ing°  Antonio  Rebuelto. 
Teoría  de  la  elasticidad :  Ing°  Julio  R.  Castiñeiras. 
Electrotécnica :  Dr  Germán  Niebuhr. 

Tecnología  del  calor :  Ing°  Belisario  Álvarez  de  Toledo,  Ing° 
Ricardo  J.  Gutiérrez,  Ing°  Jacinto  Carosino. 
Arquitectura,  3er  curso  :  Arq°  Rene  Villeminot. 
Geometría  descriptiva  y  aplicada :  Ing°  Justo  Pascali. 

Facultad  de  filosofía  y  letras 

Literatura  argentina:  Dr  Arturo  Giménez  Pastor. 

Latín  :  Sl  Aníbal  Moliné. 

La  Facultad  de  ciencias  médicas  concedió  cambio  de  cátedra 
á  los  profesores  suplentes  :  D1'  Carlos  R.  Cirio,  de  Anatomía  to- 
pográfica á  Clínica  ginecológica,  y  al  D1'  Pedro  Chutro,  de  Medi- 
cina operatoria  á  Clínica  quirúrgica. 

Los  consejos  directivos  de  las  facultades,  de  acuerdo 
con  las  disposiciones  pertinentes  de  los  estatutos,  acepta- 
ron las  siguientes  renuncias  de  profesores  : 


FACULTAD   DE   DERECHO  Y  CIENCIAS  SOCIALES 


Titular  de  Derecho  civil  (icr  curso)  :  Dr  Ángel  D.  Rojas. 


MEMORIA   DE  LA  UNIVERSIDAD  I  7  I 

FACULTAD   DE   FILOSOFÍA  Y   LETRAS 

Titular  de  Geografía  humana :  D1  Clemente  L.  Fregeiro. 

FACULTAD    DE    CIENCIAS    EXACTAS,    FÍSICAS    Y    NATURALES 

Titular  de  Complementos  de  aritmética  y  álgebra :  Ing°  Juan 
de  la  C.  Puig. 

Titular  de  Cálculo  infinitesimal  (i°  y  2o  cursos)  :  D1'  Ildefonso 
P.  Ramos  Mejía. 

Suplente  de  Construcciones  y  techos  :  Ing°  Julio  R.  Casti- 
ñeiras. 

Suplente  de  Perspectiva  y  sombras :  Ing°  Antonio  Rebuelto. 

FACULTAD    DE    CIENCIAS    ECONÓMICAS 

Tilular  de  Instituciones  económicas  :  Dr  Arturo  de  la  Rosa 
Ponte. 

Suplente  de  Estadística :  D1  Agustín  N.  Matienzo. 

Declaró  cesantes  a  los  profesores  titulares  de  Ética  y  de  Orga- 
nización del  comercio  interior  y  exterior,  doctores  Ramón  O. 
Leguizamón  y  Ramón  M.  Remolar,  por  haberse  suprimido  dichas 
cátedras  del  nuevo  plan  de  estudios. 

Los  doctores  J.  A.  Ferreyra  y  M.  Molla  Villanueva,  profesores 
suplentes  de  Ética,  y  los  doctores  E.  R.  Prack  y  Gustavo  Rodrí- 
guez González,  profesores  suplentes  de  Organización  del  comer- 
cio interior  y  exterior,  quedaron  cesantes  también  por  la  misma 
causa. 

ESCUELA  DE  COMERCIO  CARLOS  PELLEGRIM 

El  consejo  directivo  de  la  Facultad  de  ciencias  econó- 
micas nombró  el  siguiente  personal  directivo  y  docente 
para  la  Escuela  de  comercio  anexa  : 


REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 


Director  :  Sr  Fermín  Eguía. 

Profesores  de  Castellano  :  Dl  Pedro  Aquino,  Dr  Enrique  Uda- 
quiola  Vidal  y  Sl  Martín  Muñoz  Iíííguez. 

Profesores  de  Historia  :  Dl  Honorio  Leguizamón,  Sr  Félix 
Remedí  y  D1'  Garlos  A.  Carranza,  en  vez  de  Taquigrafía. 

Tecnología  :  Dr  Ricardo  J.  Davel  é  Ing°  Pedro  Marotta. 

Geografía  :  Dr  Gastón  Federico  Tobal  y  Dl  Filiberto  de  Oli- 
veira  Cézar. 

Física  :  D1'  Genaro  Sisto  y  S1  Luciano  E.  Ford. 

Química  :   Dl  Martiniano  Leguizamón  Pondal. 

Inglés  :   Sr  Domingo  Colombo. 

Francés  :  Sl  Juan  J.  Jost. 

Además  aceptó  las  siguientes  renuncias  : 

Sr  Santiago  H.  Fitz-Simon,  del  cargo  de  director  de  la  Es- 
cuela preparatoria  y  de  profesor  de  Inglés,  con  dos  cátedras. 

S1'  Juan  J.  Galiano,  profesor  de  Tecnología,  con  dos  cátedras. 

D'  Clemente  L.  Fregeiro,  profesor  de  Geografía,  con  dos 
cátedras. 

Sl  Félix  N.  Figueras,  profesor  de  Práctica  de  escritorio. 

S'  Juan  B.  Lacrampe,  profesor  de  Francés,  con  una  cátedra. 

Quedaron  cesantes,  el  Dr  Gerardo  Meana,  profesor  de  Caste- 
llano, por  haber  sido  suprimida  la  cátedra,  y  el  S'  E.  Kenny, 
por  haberlo  dispuesto  así  el  consejo  directivo. 


COLEGIO  NACIONAL  DE  BUENOS  AIRES 

El  Consejo  superior  aprobó  los  nombramientos  si- 
guientes, que  con  carácter  interino  efectuó  la  comisión 
directiva  del  Colegio  nacional  de  Buenos  Aires  : 

Física :  Ing°  José  A.  Medina,  Ing°  Virgilio  Tedeschi  y  Sr  Lu- 
ciano E.  Ford,  con  una  cátedra  cada  uno,  de  las  que  quedaron 
vacantes  por  jubilación  del  doctor  Manuel  B.  Bahía. 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  I  7,'} 

Francés :  Sr  Félix  F.  Outes,  Dl  Camilo  Morel  y  Juan  B.  La- 
crampe,  con  una  cátedra  cada  uno. 

Alemán:  Dr  Mauricio  Nirenstein,  con  una  cátedra. 

Lalín :  Sr  Luis  Pampliega  y  Sr  Aníbal  Moliné,  con  una  cátedra 
cada  uno. 

Historia :  Dl  Guillermo  Cullen,  con  una  cátedra,  en  reem- 
plazo del  Dl  F.  Klappenbach,  que  renunció. 

Matemáticas  :  Sl"  Rafael  Lynch,  con  una  cátedra,  en  reempla- 
zo del  D1'  Ildefonso  P.  Ramos  Mejía,  que  renunció. 

Inglés :  Dl  Alberto  del  Campo  Wilson,  Dl  Antonio  Galarce 
y  S1'  W.Wyatt  Hayward,  con  una  cátedra  cada  uno,  en  reem- 
plazo del  Sl  M.  Munro,  que  renunció. 

La  comisión  directiva  del  mismo  colegio  nombró  di- 
rector interino  al  doctor  José  Popolizio  en  reemplazo  del 
ingeniero  Eduardo  Otamendi,  que  se  jubiló. 

Además,  designó  interinamente  los  siguientes  profe- 
sores : 

De  Historia :  D1  Wenceslao  Paunero,  en  reemplazo  del  Dr 
Carlos  Ibarguren,  que  renunció.  Por  renuncia  y  en  substitución 
del  D'  Paunero,  fué  nombrado  el  Sr  Felipe  Sorrondegui. 

De  Lalín :  S1'  Luis  Pampliega,  en  reemplazo  del  D1  Francisco 
Capello,  que  renunció. 

De  Literatura :  Dl  Mauricio  Xirenstein,  en  reemplazo  del  Dr 
J.  L.  Jaimes,  que  falleció. 

Con  estos  cambios  el  personal  docente  de  la  Universi- 
dad era,  al  3i  de  diciembre  de  191/1  como  sigue  : 

FACULTAD   DE  DERECHO  Y  CIENCIAS  SOCIALES 

Derecho  civil : 

Titulares,  Dl  Eduardo  Playones,  D'  Alfredo  Colmo,  Dr  Je- 
sús H.  Paz. 


1^4  REVISTA  DK   LA   UNIVERSIDAD 

Suplentes,  Dl  Roberto  Repetto,  Dl  Arturo  Seeber,  Dr  En- 
rique Thedy,  Dl  Héctor  Lafaille,  Dl  Mario  A.  Carranza, 
Dr  Uladislao  Padilla. 

Derecho  comercial : 

Titulares,  Dl  Leopoldo  Meló,  Dl  Juan  Carlos  Cruz,  Dr  Fé- 
lix Martín  y  Herrera. 

Suplentes,  D1  Héctor  Juliánez,  Dr  Ramón  S.  Castillo,  Dr 
Lindsay  R.  S.  Holway,  D1  Ricardo  Seeber,  Dr  Tristán 
Avellaneda. 

Derecho  romano : 

Titulares,  Dl  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz,  Dr  Carlos  Ibar- 

guren. 
Suplentes,  Dr  Rafael  Herrera  Vega,  Dr  Ricardo  E.  Cran- 

well,  Dr  Alejandro  Lucadamo,  Dr  Guillermo  E.  Legui- 

zamón,  Dl  José  C.  Rizzi. 

Filosofía  del  derecho : 

Titulares,  Dr  Carlos  F.  Meló,  Dr  Antonio  Dellepiane. 
Suplentes,  Dr  Mario  Sáenz,  D1'  Alfredo  L.  Palacios,  Dr  Ra- 
món M.  Alsina. 

Derecho  constitucional : 

Titular,  Dr  Tomás  R.  Cullen. 

Suplentes,  Dl  Rómulo  S.  Naón,  Dr  Manuel  R.  de  Ancho- 
rena,  D1  Mariano  de  Vedia  y  Mitre,  Dr  Juan  A.  Gon- 
zález Calderón. 

Derecho  penal  : 

Titular,  Dl  Osvaldo  M.  Pinero. 

Suplentes,  Dr  Rodolfo  Moreno  (h.),  D*  Enrique  B.  Prack. 

Finanzas : 

Titular,  Dr  Francisco  J.  Oliver. 


MKMOHIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  I  7.) 

Suplentes,  Dr  Carlos  Saavedra  Lamas,  Dr  Manuel  M.  de 
Iriondo. 

Economía  política : 

Titular,  Dl  Juan  José  Díaz  Arana. 

Suplentes,  Dr  Enrique  Ruíz  Guiñazú,  Dr  Horacio  Beccar 
Várela. 

Procedimientos  : 

Titular,  Dr  Honorio  Pueyrredón. 

Suplentes,  Dr  Máximo  Castro,  Dl  Tomás  de  Veyga,  Dr  Jai- 
me F.  de  Nevares,  Dr  Tomás  Jofré. 

Derecho  administrativo : 

Titular,  Dl  Adolfo  F.  Orma. 

Suplentes,  D1  Vicente  C.  Gallo,  D1  Juan  Ramón  Mantilla. 

Derecho  internacional  privado  : 

Titular,  Dl  Estanislao  S.  Zeballos. 

Suplentes,  Dl  Alcides  Calandrelli,  Dl  Carlos  M.  Vico. 

Derecho  internacional  público  : 

Titular,  Dl  Eduardo  L.  Bidau. 

Suplentes,  Dl  Carlos  Alfredo  Becú,  Dr  José  León  Suárez, 
Dr  Isidoro  Ruiz  Moreno. 

Introducción  al  derecho  : 

Titular,  Dr  Carlos  Octavio  Bunge. 

Suplentes,  Dr  Aurelio  S.  Acuña,  D1  Ricardo  Levene. 

Legislación  de  minas  y  rural : 

Titular,  Dr  Matías  G.  Sánchez  Sorondo. 
Suplente,  Dr  Nicanor  A.  de  Elía. 


I76  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

Sociología : 

Titular,  D1  Juan  Agustín  García. 

Suplentes,  Dr  Leopoldo  Maupas,  Dl  Virgilio  Tedín  Uriburu, 
Dr  Horacio  Rivarola,  Dl  Juan  P.  Ramos. 

Derecho  y  práctica  notarial : 

Titulares,  D1   José  Oderigo,  D1'  Maximiliano  Aguilar. 
Suplentes,  D1'  Miguel  L.  Jantus,  Dr  Santiago  J.  Morello. 

Economía,  finanzas  y  estadística : 

Titular,  Dl  Enrique  Ruíz  Guiñazú. 

Suplentes,  Dl  Alejandro  Ruzo,  Dl  Enrique  Uriburu. 

Derecho  civil  (curso  especial)  : 

Titulares,  D1  Esteban  Lamadrid,  Dr  Jorge  de  la  Torre,  Dl 

Juan  A.  Figueroa. 
Suplentes,  D1  Francisco  Tórnese,  D1  Herminio  J.  Quirós, 

D'  Maximiliano  Aguilar,  Dl  Enrique  Jorge,  Dr  Juan  E. 

Sola. 

Derecho  marítimo  y  legislación  aduanera : 

Titular,  Dl  Francisco  J.  Oribe. 

Suplentes,  Dl  Alilio  Pesagno,  Dr  Tomás  Arias. 

Derecho  diplomático : 

Titular,  Dr  José  León  Suárez. 
Suplente,  Dr  Daniel  Antokoletz. 


FACULTAD   DE   CIENCIAS   MEDICAS 

Escuela  de  medicina 

Profesólas  honorarios  : 

Dr  Roberto  Wernicke,  Dl  Juvencio  Z.  Arce,  Dr  Pedro  N. 
Arata,  Dr  Francisco  de  Veyga,  Dr  Elíseo  Cantón. 


MEMORIA  DE  I.A    UNIVERSIDAD 


r77 


Zoología  médica : 

Titular,  Dl  Pedro  Lacavera. 
Extraordinario,  Dl  Daniel  J.  Greenway. 
Suplente,  Dl  Guillermo  Seeber. 

Botánica  médica : 

Titular,  Dr  Lucio  Durañona. 
Suplente,  Dl  Rodolfo  Enríquez. 

Anatomía  descriptiva  : 

Titulares,  D1  Ricardo  S.  Gómez,  Dr  Joaquín  López  Figue- 

roa,  Dr  Pedro  Belou.  (Hay  una  vacante.) 
Suplente,  Dl  Eugenio  A.  Galli. 

Química  médica  general : 

Titular,  D1'  Atanasio  Quiroga. 

Histología : 

Titular,  D1'  Rodolfo  de  Gainza. 
Suplente,  Dl  Julio  G.  Fernández. 

Física  médica : 

Titular,  Dr  Alfredo  Lanari. 
Extraordinario,  Dr  Juan  José  Galiano. 

Química  biológica : 

Titular,  Dl  Pedro  J.  Pando. 

Fisiología :  ¡ 

Titular,  Dl  Horacio  G.  Pinero. 
Suplente,  D1'  Frank  L.   Soler. 

Bacteriología  : 

Titular,  Dl  Carlos  ]\lalbrán. 


UEVISTA   DE   LA    UMVEUSIDAD 


Extraordinarios,    D1   Juan    Carlos    Delfino,    D1'  Leopoldo 
Uriarte,  Dl  Alois  Bachmann. 

Anatomía  topográfica : 

Titular,  Dr  Avelino  Gutiérrez. 

Suplentes,  Dr  Roberto  Solé,  D1  Ricardo  Sarmiento  Laspiur. 

Semiología  y  ejercicios  clínicos : 

Titulares,  Dl  Gregorio  Aráoz  Alfaro,  Dr  David  Speroni. 
Suplente,  Dr  Carlos  Bonorino  Udaondo. 

Anatomía  patológica : 

Titular,  Dr  Telémaco  Susini. 
Extraordinario,  Dr  José  Badía. 
Suplente,  Dl  Joaquín  Llambías. 

Higiene  médica : 

Titular,  Dr  Ricardo  Schatz. 

Suplentes,  Dr  Felipe  Justo,  Dr  Manuel  V.  Carbonell. 

Materia  médica  y  terapéutica : 

Titular,  Dl  Justiniano  Ledesma. 
Suplente,  Dr  José  Moreno. 

Patología  externa : 

Titular,  Dr  Daniel  J.  Cranwell. 

Suplentes,  Dr  Carlos  Robertson,  Dr  Francisco  J.  Castro. 

Medicina  operatoria : 

Titular,  Dr  Leandro  Valle. 
Suplente,  Dr  Enrique  Finochietto. 

Toxicología : 

Titular,  Dr  Juan  B.  Señorans. 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  I^t) 

Clínica  dermatosifilográfica  : 

Titular,  Dl  Baldomero  Sommer. 
Extraordinario,  D1'  Maximiliano  Aberastury. 
Suplentes,  Dl  Nicolás  V.  Greco,  Dr  Pedro  L.  Baliña. 

Clínica  genitourinaria  : 

Titular,  D1  Pedro  Benedit. 

Suplentes,   Dr   Bernardino  Maraini,  Dr  Joaquín  Nin    Po- 
sadas. 

Clínica  otorinolaringológica : 

Titular,  D1  Eduardo  Obejero. 
Extraordinario,  D1   Eliseo  V.  Segura. 
Suplente,  Dr  Juan  de  la  C.  Correa. 

Clínica  oftalmológica  : 

Titular,  Dr  Pedro  Lagleyze. 

Suplentes,  Dr  Enrique  B.  Demaría,  Dr  Adolfo  Noceti. 

Clínica  epidemiológica : 

Titular,  Dl  José  Penna. 
Suplente,  Dr  Fernando  Torres. 

Patología  interna: 

Titular,  Dr  Marcial  V.  Quiroga. 
Extraordinario,  D1  Ricardo  Colón. 

Suplentes,  Dl   Pedro  Labaqui,  Dr  Leónidas  J.   Fació,  Dr 
Pablo  M.  Barlaro. 

Clínica  quirúrgica : 

Titulares,  Dr  Antonio  C.  Gandolfo,  Dr  Diógenes  Decoud, 

Dr  Pascual  Palma,  Dl  Marcelo  T.  Viñas. 
Extraordinario,  Dl   Francisco  Llobet. 
Suplentes,  Dr  Marcelino  Herrera  Vegas,  Dr  José  Arce,  Dr 


l8o  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

Armando  R.   Marotta,   Dl   Luis  A.   Tamini,   Dr  Miguel 
Susini,  Dr  José  M.  Jorge  (h.),  D'  Pedro  Chutro. 

Clínica  médica : 

Titulares,  Dl  Luis  Güemes,  Dr  Abel  Ayerza,  Dr  Ignacio 
Allende.   (Hay  una  vacante.) 

Extraordinario,  Dl  Patricio  Fleming. 

Suplentes,  Dl  Luis  Agote,  D'  Juan  José  Vitón,  Dl  Rafael 
Bullrich,  D1  Pablo  Morsaline,  Dl  Ignacio  Imaz,  Dr  Ma- 
riano R.  Castex,  Dl  Pedro  J.  García,  Dr  Pedro  Escudero, 
Dr  José  Destéfano,  Dl  Juan  R.  Goyena. 

Clínica  pediátrica  : 

Titular,  Dl  Ángel  M.  Centeno. 

Extraordinario,  D1  Antonio  F.  Pinero. 

Suplentes,  Dr  Manuel  A.  Santas,  Dr  Mamerto  Acuña,  Dr 

Genaro    Sisto,     Dr    Pedro    de    Elizalde,     Dr    Fernando 

Schweizer. 

Clínica  obstétrica : 

Titulares,  Dl  Samuel  B.  Molina,  Dl  Enrique  Zarate. 

Suplentes,  Dr  Arturo  Enriquez,  Dr  A.  Peralta  Ramos,  Dr 
Faustino  J.  Trongé,  D1  Juan  C.  Risso  Domínguez,  Dr 
Juan  B.  González,  Dl  Juan  A.  Gabastou. 

Clínica  ginecológica : 

Titular,  Dl  Enrique  Bazterrica. 
Extraordinario,  Dr  José  F.  Molinari. 
Suplentes,  Dr  Jaime  Salvador,  D1'  Toribio  Piccardo,  Dr  Os- 
valdo L.  Bottaro,  Dl"  Carlos  R.  Cirio. 

Clínica  neurológica : 

Titular,  Dl  José  A.  Esteves. 

Extraordinarios,  Dl  José  R.  Semprum,  Dl  Mariano  Alu- 
rralde. 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Clínica  psiquiátrica : 

Titular,  Dr  Domingo  Cabred. 

Extraordinarios,  Dr  José  T.  Borda,  Dl  Benjamín  T.  Solari. 

Medicina  legal  : 

Titular,  Dl  Domingo  S.  Cavia. 

Suplentes,  Dr  Joaquín  V.  Gnecco,  Dr  Javier  Brandam,  D' 
Antonio  Podestá. 


Escuela  de  farmacia 

Zoología  general : 

Titular,  Dr  Ángel  Gallardo. 

Botánica  y  mineralogía : 

Titular,  Dr  Adolfo  Mujica. 

Química  inorgánica  : 

Titular,  Dr  Miguel  Puiggari. 
Suplente,  Dr  Ángel  Sabatini. 

Química  orgánica : 

Titular,  Dr  Francisco  C.  Barraza. 

Suplentes,  Sr  Pedro  J.  Méssigos,  Dr  Luis  Guglialmelli. 

Farmacognosia : 

Titular,  Sr  Juan  A.  Domínguez. 
Suplente,  Sr  Osear  Mialock. 

Física  farmacéutica : 

Titular,  Dr  Julio  J.  Gatti. 
Suplente,  Dr  Tomás  J.  Rumi. 


ÁRT.    OBIG. 


I  02  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

Química  analítica  (i°  y  2o  cursos)  : 

Titular,  Dr  Francisco  P.  Lavalle. 
Suplente,  Dl  Juan  A.  Sánchez. 

Técnica  farmacéutica : 

Titular,  Dr  J.  Manuel  Irízar. 

Suplentes,  Sr  Pascual  Corti,  Sr  Ricardo  Roccatagliata. 

Higiene,  legislación  y  ética  farmacéutica : 
Titular,  Dl  Ricardo  Schatz. 

Escuela  de  parteras 

Titulares,  Dr  Fanor  Velarde,  Dl  Miguel  Z.  O'Farrell. 
Suplentes,  Dr  Ubaldo  Fernández,  Dr  J.  G.  Llames  Massini. 

Escuela  de  odontología : 
Primer  año : 

Titular,  Dr  Rodolfo  Erausquin. 

Segundo  año : 

Titular,  Dl  León  Pereira. 

Tercer  año : 

Titular  Dl   Nicasio  Etchepareborda. 

Prótesis  dental : 

Titular,  Dl  Antonio  J.  Guardo. 

Odontología : 

Suplente,  D1'  Alejandro  Cabanne. 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  1 83 


FACULTAD    DE    CIENCIAS    EXACTAS,    FÍSICAS   Y    NATURALES 

Complementos  de  aritmética  y  álgebra : 

Titular  (vacante). 

Suplentes,  Dr  Ignacio  Aztiria,  Ing°  Ricardo  Silveyra,  Ing° 
Antonio  Babuglia. 

Álgebra  superior  y  geometría  analítica  : 

Titular,  Ing°  Carlos  D.  Duncan. 

Suplentes,  Dl  Ignacio  Aztiria,  Ing°  Emilio  Rebuelto,  Ing° 
Carlos  Posadas. 

Arquitectura : 

Titular,  Arq°  Luis  P.  Esteves. 
Suplente,  Arq°  Carlos  Carbó. 

Arquitectura  (ier  curso)  : 

Suplentes,    Ing°    Pablo  Hary,    Arq°  A.  M.   Coni    Molina, 
Arq°  A.  Gallino  Hardoy. 

Arquitectura  (20  curso)  : 

Titular,  Ing°  Pablo  Hary. 

Suplentes,  Ing"  Eduardo  M.  Lanús,  Arq°  Pablo  B.  Cham- 
bers,  Arq°  Juan  Kronfus. 

Teoría  de  la  arquitectura : 

Titular,  Ing°  Pablo  Hary. 

Suplentes,  Arq°  Luis  P.  Esteves,  Arq°  Andrés  Velázquez. 

Arquitectura  (3er  curso)  : 

Titular,  Arq°  Eduardo  Le  Monnier. 
Suplente,  Arq°  Rene  Villeminot. 


i84 


REVISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 


Arquitectura  (4o  curso)  : 

Titular,  Arq°  Julio  Dormal. 

Suplentes,  Arqü  Eduardo  Le  Monnier,  Arq°  Juan  G.  Van 
Dorsser  Az. 

Botánica : 

Titular,  Dr  Eduardo  L.  Holmberg. 

Suplentes,  Sr  Augusto  Scala,  Sr  L.  Hauman-Merck. 

Botánica : 

Titular,  Dr  Cristóbal  M.  Hicken. 

Suplentes,  Sr  Augusto  Scala,  Sr  L.  Hauman-Merck. 

Mineralogía  y  geología : 

Titular,  Dl  Cristóbal  M.  Hicken. 
Suplente,  Ing°  Enrique  Hermitte. 

Cálculo  infinitesimal  (i°  y  2o  cursos)  : 

Titular  (vacante). 

Suplentes,  Ing°  Octavio  S.  Pico,  Ing°  José  A.  Medina,  Ing° 
Benjamín  Sal. 

Construcción  de  edificios : 

Titular,  Ing°  Juan  Rospide. 
Suplente,  Ing°  Mauricio  Durrieu. 

Caminos  ordinarios  y  material  de  construcción : 

Titular,  Ing°  Eugenio  Sarrabayrouse. 

Suplentes,  Ing°  Luis  Curutchet,  Ing°  Carlos  Posadas. 

Cálculo  de  las  construcciones  : 

Titular,  Ing°  Emilio  Candiani. 
Suplente,  Ing°  Alfredo  J.  Orfila. 


MEMORIA   DE   LA   UxNIVERSIDAD 


Puertos  y  canales : 

Titular,  Ing°  Emilio  Candiani. 

Suplentes,   Ing°   Sebastián  Ghigliazza,   Ing°  Fernando  Se- 
govia. 

Construcciones  de  manipostería  : 

Titular,  Ing°  Vicente  Castro. 

Suplentes,  Ing°  Carlos  Waulers,  Ing°  Juan  ele  la  Cruz  Puig. 

Construcciones  de  máquinas : 

Titular,  Ing°  Eduardo  Latzina. 

Suplentes,  Ing°  Sebastián  Ghigliazza,  Ing°  Evaristo  More- 
no, Ing°  Pedro  Torre  Bertucci. 

Reguladores  y  turbinas : 

Titular,  Ing°  Eduardo  Latzina. 

Suplentes,  Ing°  Alfredo  Taiana,  Ing°  Emilio  Mallo!. 

Construcciones  arquitectónicas  (iei  curso)  : 

Titular,  Ing°  Alfredo  Gaitero. 
Suplente,  Ing°  Nicolás  Besio  Moreno. 

Geodesia  : 

Titular,  Ing°  Luis  J.  Dellepiane. 
Suplente,  Ing°  Benno  J.  Schnack. 

Geometría  descriptiva  (ier  curso)  : 

Titular,  Dr  Claro  C.  Dassen. 

Suplentes,  Arq°  Alberto  M.  Coni  Molina,  Ing°  Justo  Pascali. 

Hidráulica  : 

Titular,  Ing°  Julián  Romero. 

Suplente,   Ing°  Tomás  González  Roura. 


1 86  UEVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

Hidráulica  agrícola  é  hidrología  : 

Titular,  Ing°  Agustín  Mercau. 

Suplentes,  Ing°  Alejandro  Foster,  Ing°  Humberto  Canale. 

Historia  de  la  arquitectura : 

Titular,  Ing°  Arturo  Prins. 

Suplentes,  Ing°  Jorge  W.  Dobranich,  Arq°  Juan  C.  Van 
Dorsser  Az. 

Complementos  de  matemáticas : 

Titular,  Dr  Ignacio  Aztiria. 
Suplente,  Ing°  Rodolfo  Santángelo. 

Mecánica  racional : 

Titular,  Dl  Carlos  María  Morales. 
Suplente,  Ing°  Delfín  Rabinovich. 

Modelado : 

Titular,  S1'  Torcuato  Tasso. 
Suplente,  Sr  Lucio  Correa  Morales. 

Microbiología  : 

Titular,  Ing°  Luciano  Hauman-Merck. 
Suplente,  Dl  Pedro  T.  Vignau. 

Proyectos  de  dirección  de  obras  y  legislación  : 

Titular,  Ing°  Mauricio  Durrieu. 
Suplente,  Ing°  Icilio  Chiocci. 

Dibujo  lineal  y  á  mano  levantada : 

Titular,  Arq°  Ricardo  Marti. 
Suplente,  Ing°  Alfredo  Oliveri. 


MEMORIA   DE   LA  UNIVERSIDAD  107 

Dibujo  de  lavado  de  planos  : 

Titular,  Ing°  Alfredo  J.  Orfila. 
Suplente,  Ing°  Nicolás  Martelli. 

Dibujo  de  ornato  : 

Suplente,  Sr  Cándido  Villalobos. 

Dibujo  de  figura : 

Titular,  Sl  Ernesto  de  la  Cárcova. 

Suplentes,  S*  Carlos  Ripamonte,  S1  Reinaldo  Giudice. 

Dibujo  de  arquitectura : 

Titular,  Ing°  Horacio  Pereyra. 

Suplentes,  Arq°  Carlos  Carbó,  Arq°  Adolfo  Gallino  Hardoy. 

Estática  gráfica : 

Titular,  Ing°  Juan  Darquier. 

Suplentes,  Ing°  Carlos  Wauters,  Ing°  Iberio  San  Román. 

Electrotécnica : 

Titular  (vacante). 

Suplentes,  Ing°  Guillermo  E.  Cock,  Ing°  Juan  N.  Hubert, 
Dl  Germán  Niebuhr. 

Complementos  de  física  y  manipulaciones  : 

Titular  (vacante). 

Suplente,  Ing°  Juan  N.  Hubert. 

Ferrocarriles : 

Titular,  Ing°  Alberto  Schneidevvind. 
Suplentes,  Ing°  Arturo  M.  Lugones,  Ing°  Pablo  Nogués, 
Ing°  Bernardo  Laurel. 


I  88  HEVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

Física  general : 

Titular,  Ing   José  A.  Medina. 

Suplentes,  Ing0  Agustín  Delgado,  Ing0  Vicente  Anón  Suárez. 

Fisicoquímica  : 

Titular,  Dr  Horacio  Damianovich. 

Suplentes,  Dr  Federico  W.  Gándara,  Dr  Víctor  J.  Bernaola. 

Complementos  de  geometría  y  trigonometría : 

Titular,  Ing°  José  S.  Sarhy. 

Suplentes,  Dr  Ignacio  Aztiria,  Ing°  Juan  Passalacqua,  Ing° 
Emilio  Rebuelto. 

Proyectos  de  instalaciones  mecánicas : 
Titular,  Ing°  Germán  Niebuhr. 

Geometría  descriptiva  aplicada : 

Titular,  Ing°  Lorenzo  Amespil. 
Suplente,  Dr  Claro  C.  Dassen. 

Geometría  proyectiva  y  descriptiva : 

Titular,  Ing°  Juan  F.  Sarhy. 

Suplentes,  Ing°  Juan  Rospide,  Ing°  Antonio  Rebuelto,  Ing" 
Alberto  Palacio. 

Química  orgánica  : 

Titular,  Dr  Julio  J.  Gatti. 

Suplentes,  Dr  Enrique  Fynn,  Dr  Guillermo  Schaefer,  Dr 
Atilio  A.  Bado. 

Resistencia  de  materiales : 

Titular,  Ing°  Julio  Labarthe. 

Suplentes,  Ing°  Atanasio  Iturbe,  Ing0  Iberio  San  Román. 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  l8() 


Topografía 


Titular,  Ing°  Iberio  San  Román. 
Suplente,  Ing°  Adolfo  Pigretti. 

Tecnología  del  calor : 

Titular,  Ing°  Pablo  Nogués. 

Suplentes,  Ing°  Belisario  Álvarez  de  Toledo,  Ing°  Ricardo 
J.  Gutiérrez,  Ing°  Jacinto  Carosino. 

Teoría  de  los  mecanismos : 

Titular,  Dr  Claro  C.  Dassen. 
Suplente,  Ing°  Juan  C.  Devoto. 

Tecnología  mecánica : 

Titular,  Ing°  Eduardo  Volpatti. 
Suplente,  Ing°  Pedro  Torre  Bertucci. 

Teoría  de  la  elasticidad : 

Titular,  Ing°  Jorge  Duclout. 

Suplentes,  Ing°  Eduardo  Latzina,  Ing°  Julio  R.  Castiñeiras. 

Zoología  : 

Titular,  D1'  Ángel  Gallardo. 

Suplentes,  Sr  Horacio  Arditi,  Sr  Juan  Nielsen. 

Perspectiva  y  sombras : 

Titular,  Arq°  Alberto  M.  Coni  Molina. 
Suplente,  Dr  Claro  C.  Dassen. 

Complementos  de  química : 

Titular,  Dr  Enrique  Poussart. 

Suplentes,  Dr  Francisco  P.  Lavalle,  Dl  Marcos  Gutiérrez. 


i9o 


UEVISTA   DE   LA   ÜNIVEHSIDAD 


Química  analítica  aplicada  á  los  materiales  de  construcción : 

Titular,  Dr  Atanasio  Quiroga. 

Suplentes,  Dr  Miguel  Puiggari,  Dl  Julio  J.  Gatti,  Dr  En- 
rique Fynn,  Dl  Augusto  Rouquette,  Sr  Emilio  M.- Flores. 

Química  analítica  aplicada  (20  curso)  : 

Titular,  Dl  Atanasio  Quiroga. 

Suplentes,  Dl  Julio  J.  Gatti,  S1'  Emilio  M.  Flores,  Dl  Juan 
A.  Sánchez,  DL  Miguel  Puiggari. 

Química  analítica  especial  (ier  curso)  : 

Titular,  Dr  Enrique  Herrero  Ducloux. 

Suplentes,  D1   Enrique  J.  Poussart,  Dl  Ángel  Sabatini. 

Construcciones  de  arquitectura  (20  curso)  : 

Titular,  Ing°  Domingo  Selva. 

Suplentes,  Ing°  Alfredo  Gaitero,  Ing°  Ludovico  Ivanissevich. 

Construcciones  de  puentes  y  techos  : 

Titular,  Ing°  Fernando  Segovia. 

Suplentes,  Ing°  Agustín  Mercau,  Ing°  Antonio  Rebuelto. 

Dibujo  lineal  y  á  mano  levantada  : 

Titular,  Ing°  Carlos  Páquet. 
Suplente,  Ing°  Alfredo  Oliveri. 

Química  analítica  y  operaciones  : 

Titular,  Dl  Jacinto  T.  Rallo. 
Suplente,  Dl  Jorge  Magnin. 

Química  inorgánica : 

Suplente,  Dl  Martiniano  Leguizamón. 


MEMORIA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


FACULTAD   DE   FILOSOFÍA  Y   LETRAS 

Psicología : 

Titular,  Dl  Horacio  G.  Pinero.   (Hay  una  vacante.) 
Suplentes,  Dl   Francisco  de  Veyga,   Dl   Garlos   Rodríguez 
Etchart. 

Lógica : 

Titular,  Dr  José  Nicolás  Matienzo. 
Suplente,  Dl  Leopoldo  Maupas. 

Ética  y  metafísica : 

Titular,  Dr  Rodolfo  Rivarola. 

Sociología : 

Titular,  Dl  Ernesto  Quesada. 
Suplente,  Dl  Ricardo  Levene. 

Historia  de  la  filosofía  : 

Titular,  Dl  Alejandro  Korn. 

Ciencia  de  la  educación  : 

Titular,  Dr  Carlos  Octavio  Runge. 

Geografía : 

Titular,  Ing°  Julio  Lederer.   (Hay  una  vacante.) 

Historia  universal : 

Titulares,  Dr  Antonio  Dellepiane,  Dr  Juan  Agustín  García. 
Suplentes,  Dr  Enrique  del  Valle  Iberlucea,  Dr  Matías  Sán- 
chez Sorondo. 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Antropología : 

Titular,  Dr  Roberto  Lehmann-Nitsche. 
Suplente,  Sr  Félix  F.  Outes. 

Arqueología  americana : 

Titular,  Dr  Samuel  A.  Lafone  Quevedo. 

Suplentes,  Dr  Juan  B.  Ambrosetti,  Dr  Salvador  Debenedetti. 

Historia  argentina : 

Titular,  Dl   Carlos  Ibarguren. 

Suplentes,  Dr  David  Peña,  Dr  Mariano  de  Vedia  y  Mitre. 

Latín : 

Titulares,  Dr  Rómulo  E.  Martini,  Sr  Antonio  A.  Porchietti, 

DL   Ricardo  E.   Cranwell. 
Suplentes,  Dl  Juan  Chiabra,  Sr  Aníbal  Moliné. 

Literatura  latina : 

Titular   (vacante) . 

Suplente,  Dr  Teófilo  Wechsler. 

Griego  : 

Titular,  D1  Francisco  Capello. 

Literatura  griega : 

Titular,  Dl  Francisco  Capello. 

Literatura  castellana : 

Titular,  Dl   Calixto  Oyuela. 
Suplente,  Dl   Mauricio  Nirenstein. 

Literatura  de  la  Europa  meridional : 

Titular,  Dl   Calixto  Oyuela. 
Suplente,  Dl   Pablo  Cárdenas. 


MEMORIA   DE    LA   UNIVERSIDAD  Jq3 

Literatura  argentina : 

Titular,  Sl  Ricardo  Rojas. 

Suplente,  Dr  Arturo  Giménez  Pastor. 

Estética  y  literatura  general : 
Titular,  Dr  Camilo  Morel. 

Historia  del  arte : 

Titular,  Sl  Carlos  E.  Zuberbühler. 

Biología  : 

Titular,  Dl  Christofredo  Jakob. 

Gramática  histórica  : 

Suplente,  Sr  Miguel  Toro  y  Gómez. 

Práctica  y  crítica  pedagógicas  : 
Interino,  Sr  Rodolfo  Senet. 

Filología : 

Titular   (vacante). 

FACULTAD  DE  AGRONOMÍA  Y  VETERINARIA 


Química  orgánica  aplicada : 

Titular   (vacante) . 
"Suplente,  Dr  Pablo  N.  Arata. 


Química  inorgánica  aplicada : 

Titular,  D1  Emilio  M.  Flores. 
Suplente,  Dr  Pedro  T.  Vignau. 


194  HEVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

Química  analítica  y  agrícola  : 

Titular,  D1   Federico  Reichert. 

Medicina  operatoria,  clínica  médica,  quirúrgica  y  obstetricia : 
Titular,  Dr  Virginio  Bossi. 

Bacteriología : 

Titular,  Dr  José  Ligniéres. 

Zootecnia  y  exterior : 

Titular,  Dr  Cayetano  Martinoli. 

Agricultura  y  materias  conexas : 
Titular,  Dr  Moldo  Montanari. 

Hidráulica  agrícola : 
Titular   (vacante). 

Mecánica  agrícola : 

Titular   (vacante). 

Anatomía  descriptiva  y  topográfica : 
Titular,  Dr  Luis  Van  de  Pas. 

Parasitología  : 

Titular   (vacante). 

Anatomía  patológica : 
Titular   (vacante). 

Botánica,  patología,  fisiología  vegetal  y  microbiología  agrícola 
Titular,  Ing°  Agr°  Luciano  Hauman-Merck. 


MEMORIA   DE    LA    UNIVERSIDAD  10,5 

Mineralogía  y  geología : 

Titular,  Ing°  Enrique  Hermitte. 
Suplente,  Sr  Julio  Vatin. 

Matemáticas : 

Titular,  Ing°  Julio  Krause. 

Construcciones  rurales : 

Titular,  Ing°  Domingo  Selva. 

ñleleorología  y  climatología  agrícolas : 

Titular,  Sr  Gualterio  Davis. 

Suplente  en  ejercicio,  Sr  Jorge  O.  Wiggin. 

Economía  política : 

Titular,  Dl  Tito  Arata. 

Legislación  rural : 

Titular,  Dl  Nicanor  A.  de  Elía. 
Suplente,  Dl   José  Munuce. 

Policía  sanitaria  é  inspección  de  productos  alimenticios  de  ori- 
gen animal  : 

Titular,  Dl  Ramón  Bidart. 

Terapéutica  : 

Titular,  Dl  Carlos  Encina. 

Matemática  y  física : 

Titular,  Tte  coronel  José  Sandalio  Sosa. 

Economía  rural  y  contabilidad  agrícola : 
Titular,  Ing°  Agr°  Tomás  Amadeo. 


rg6  UEVISTA  DE  i,a  universidad 

Industrias  agrícolas  : 

Titular,  Ing°  Agr°  José  M.  Huergo  (h.). 

Patología  general  y  semiología : 
Titular,  Dl  Pedro  Bergés. 

Patología  médica  y  quirúrgica,  podología  y  propedéutica 
Titular,  Dr  Félix  Cinotti. 

Zoología  aplicada : 

Titular,  Dr  Fernando  Lahille. 

Suplentes,  Sr  José  M.  de  la  Rúa,  Sr  Horacio  Arditi. 

Práctica  veterinaria   (agrónomos)  : 
Titular,  DL  Hugo  Cullen. 

Enfermedades  infecciosas : 

Titular,  Dl  Joaquín  Zabala. 

Topografía : 

Titular,  Ing°  Aureliano  Bosch. 

Agronomía  y  práctica  agrícola : 
Titular,  Ing°  Enrique  Yoffrin. 

Zoología  agrícola  : 

Titular,  Ing°  Agr°  José  M.  Huergo  (h.). 

Nociones  de  anatomía  y  fisiología  para  agrónomos  : 
Titular,  Dr  Godofredo  Cassai. 

Fisiología : 

Titular,  Dr  Bernardo  Houssay. 


MEMORIA  DE  Í.A   UNIVERSIDAD  IQ" 

Histología : 

Titular   (vacante). 

Dibujo : 

Titular   (vacante). 

FACULTAD    DE    CIENCIAS    ECONÓMICAS 

Matemática  financiera  (ier  curso)  : 

Titular,  Ing°  Orfilio  Casariego. 
Suplente,  Ing°  Manuel  Ordóñez. 

ñlatemática  financiera  (20  curso)  : 

Titular,  Contador  José  González  Galé. 
Suplente,  Ing°  Justo  Pascali. 

Estadística  : 

Titular,  Dr  Hugo  Broggi. 
Suplente,  Ing°  Alejandro  Bunge. 

Contabilidad  general : 

Titular,  Contador  Tranquilino  Vallini. 
Suplentes,  Contador  Alberto  Casagne  Serres,  Contador  Ro- 
dolfo J.  Lértora. 

Contabilidad  administrativa  y  judicial : 

Titular,  Agrimensor  Carlos  A.  O'Donnell. 
Suplentes,  Contador  Santiago  G.  Rossi,  Contador  Juan  Ba- 
yetto. 

Bancos  : 

Titular,  S1'  Sergio  M.  Pinero. 

ABT.    OBIO.  XXX1-I3 


I  98  HEVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Suplentes,  D1'  Gustavo  A.   Frederking,   Contador  Antonio 
Morandi. 

Sociedades  anónimas  y  seguros : 

Titular,  Dl  IMario  A.  Rivarola. 

Suplentes,  Dl  Ricardo  Olivera,  Dr  Juan  R.  Galarza. 

Geografía  económica  nacional : 

Titular  Dr  Arturo  Seeber. 

Suplentes,  D1  Emilio  Pellet  (h.),  Dr  Ernesto  Ferrari. 

Fuentes  de  riqueza  nacional : 

Titular,  Dl  Ricardo  J.  Davel. 

Suplente,  D1'  Martiniano  Leguizamón  Pondal. 

Economía  política  (ier  curso)  : 

Titular,  Dl  Mauricio  Nirenstein. 

Suplentes,  Dl  Enrique  Ruíz  Guiñazú,  Dr  Filiberto  de  Oli- 
veira  Cézar. 

Economía  política  (20  curso)  : 

Titular   (vacante). 

Suplentes,  Dr  Juan  J.  Rritos,  Dl  Ernesto  L.  O'Dena. 

Historia  del  comercio : 

Titular,  Dr  Luis  R.  Gondra. 

Suplentes,  Dr  Miguel  A.  Garmendia,  Dl  Jorge  Cabral. 

Finanzas : 

Titular,  Dr  Ernesto  J.  Weigel  Muñoz. 
Suplentes,  Dr  Salvador  Oria,  Dr  Alfredo  Labougle. 

Política  comercial  y  régimen  aduanero  comparado  : 
Titular,  Dr  Vicente  Fidel  López. 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD  IQÍ) 

Suplentes,  Ldo  Martín  Rodríguez  Etchart,  Dr  AtiíioPesagno. 

Régimen  económico  y  administrativo  de  la  Constitución  : 

Titular,  Dl  Mariano  de  Vedia  y  Mitre. 

Suplentes,  D'   José  Bianco,  D'  Joaquín  Rubianes. 

Legislación  civil : 

Titulares,  Dr  Ernesto  Reto,  D1'  Augusto  Marcó  del  Pont. 
Suplentes,  Dl  Juan  C.  Rébora,  Dl  José  A.  Amuchástegui, 
D1'  Juan  E.  Sola. 

Legislación  comercial  (ier  curso)  : 

Titular,  Dl  Antonio  J.  Maresca. 

Suplentes,  D1'  Salvador  Alfonso  (h.),  Dr  Manuel  F.  Fer- 
nández. 

Legislación  comercial  (20  curso)  : 

Titular,  D1'  Wenceslao  Urdapilleta. 

Suplentes,  Dr  Dimas  González  Gowland,  D1'  Federico  J. 
Vidal. 

Derecho  internacional  comercial  (público  y  privado) : 

Titular,  Dr  José  León  Suárez. 

Suplentes,  Dr  Eduardo  Sarmiento  Laspiur,  Dr  José  Miguel 
Padilla. 


ESCUELA    SUPERIOR    DE    COMERCIO    CARLOS    PELLEGRINI 

Director,  Sr  Fermín  Eguía. 
Vicedirector,  Sr  Ángel  Sesma. 

Idioma  nacional  : 

Sr  José  Parra,  Sl  Jacinto  J.  Cabred,  Dr  Ricardo  Herrera, 


REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


Dr  J.  Alfredo  Ferreyra,  Dr  Rómulo  E.  Martini,  Dr  Juan 
A.  Ortelli,  Dr  Juan  J.  Alvarez  y  Alvarez,  Dl  Juan  M. 
Jordán,  Sr  José  F.  Gouchón,  Sr  Manuel  Muñoz  Iñíguez, 
Dl  Antonio  So  jo,  S'  Esteban  Ríos,  Sr  Eleuterio  Tiscornia, 
S1'  Manuel  Ugarteche,  S1'  Eduardo  Dimet,  Dr  Pedro  Aqui- 
no,  Dr  Enrique  Udaquiola  Vidal. 


Historia 


D1  José  León  Suárez,  D1  J.  Alfredo  Ferreyra,  Dr  Augusto 
Marcó  del  Pont,  Dl  Juan  Carlos  Garay,  Dr  Enrique  C. 
Urien,  Dr  Alberto  Jordán,  Sr  Gregorio  Lastra,  Dr  Ho- 
norio Leguizamón,  Dl  Carlos  A.  Carranza,  Sr  Fenelón 
Costas,  Contador  Félix  Remedí. 


Geografía 


Dl  Filiberto  de  Oliveira  Cézar,  D1'  Gastón  Federico  Tobal, 
Dl  Laurentino  Olascoaga,  Dl  Juan  B.  Gardella,  Dr  Ma- 
nuel S.  Beltrán,  D'  Manuel  J.  Corvalán,  Dr  Luis  Silveira, 
D'  Agustín  N.  Malienzo,  S'  Lorenzo  Cros,  Sl"  Vicente  C. 
de  la  Fueníe. 

Matemáticas : 

Sr  Fermín  Eguía,  Sc  Lorenzo  Cros,  Sr  Manuel  Muñoz  Iñí- 
guez, Ing°  Ramón  B.  Castro,  Ing°  Enrique  Manzanares, 
Ing°  Alfredo  Gaitero,  Contador  José  González  Galé,  Ing° 
Justo  Pascali,  Sr  Pedro  Etchepare,  Contador  Antonio  Mo- 
randi,  Contador  José  Martinelli,  Ing°  Tomás  González 
Roura,  Ing°  Eduardo  M.  Rodríguez,  Contador  Zoilo 
Kohan,  Ing°  Juan  F.  Gastaldi,  Sr  Agustín  C.  Herrero. 
Ing°  Joaquín  Núñez  Brian. 

Ciencias  naturales : 

Dr  Pedro  Castro  Escalada,  Dr  Ángel  Roífo,  Dr  Roberto  J. 
Reynolds,  Dr  Martiniano  Leguizamón  Pondal,  Dr  Gena- 
ro Sisto,  Dr  Faustino  Trongé,  Sr  Luciano  Ford. 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  20  I 

Tecnología  (productos  mercantiles)  : 

Ing°  Pedro  F.  Marotta,  Dl  Ricardo  J.  Davel. 

Contabilidad : 

Contador  Ángel  Sesma,  Contador  Alberto  Casagne  Serres, 
Contador  José  Martinelli. 

Práctica  de  escritorio : 

Contador  Antonio  Márquez,  Contador  Santiago  M.  Schivo, 
Contador  Pablo  M.  Taquini,  Contador  Félix  A.  Nava, 
Contador  Carlos  A.  Porcel,  Contador  Carlos  Beckman, 
Contador  Félix  Remedí. 

Estenografía : 

Sr  Gabriel  H.  Larralde. 

Derecho  mercantil : 

D1  Arturo  de  la  Rosa  Ponte. 

Economía  política  é  instrucción  cívica : 
Dl  José  Bianco. 

Inglés : 

Sr  L.  Alberto  Pons,  S1'  Alberto  T.  Blanchard,  S*  Tomás 
Murphy,  Sr  Víctor  E.  Renard,  Dr  Diego  A.  Rutland,  Sr 
Tomás  J.  Alien,  S1'  Francisco  Camoyano,  S1'  Domingo 
Colombo. 


Francés 


Sl  Juan  Marti,  Sl  Enrique  Solty,  Sl  Joaquín  Giménez,  Sr 
Félix  Sallaberry,  Sl  Alfredo  Lelong,  S1'  Eduardo  Dimet, 
S1  Jorge  Kerteux,  Dl  Héctor  Díaz,  Sr  Juan  J.  Jost,  Sr 
Juan  B.  Authier. 


202  KEV1STA   DE   LA,   UMVEIISIÜAI) 

Alemán : 

Sr  Alfredo  Walter,  Sl  Roberto  Schulte. 

Escritura  y  caligrafía : 

S1"  Alfredo  Biú,  Sl*  Edelmiro  Cabello,  S1'  Joaquín  Moldes. 
Sr  Domingo  Berardi,  Sl  Juan  B.  Crespo. 

Escritura  á  máquina : 

S1'  Osear  Suárez,  Sr  Pedro  C.  Sáenz. 

.  Gimnasia : 

Sl  Luis  Strazza. 


COLEGIO  NACIONAL   DE   BUENOS  AIRES 

Director  (vacante). 

Vicedirectores,  D1  José  Popolizio  (en  ejercicio  de  la  Di- 
rección), Sr  Juan  Nielsen. 

Álgebra  y  aritmética : 

Manuel  Ordóñez,  Alberto  Palacio,  con  tres  cátedras  cada 
uno;  Pedro  J.  Coni,  Rafael  Manzanares,  Carlos  JM.  Mo- 
rales, Isidoro  Urrutia,  con  dos  cátedras  cada  uno;  Abe- 
lardo Barberán,  Pedro  D.  Lepiney,  Carlos  Monteverde, 
Esteban  Morales,  Carlos  Massini,  Porfirio  Rodríguez,  Ra- 
fael Lynch  (interino),  con  una  cátedra  cada  uno. 

Castellano  : 

Héctor  García  Juanicó,  Enrique  García  Velloso,  con  tres 
cátedras  cada  uno;  Ricardo  Monner  Sans,  José  María 
Rey,  con  dos  cátedras  cada  uno;  José  Chiola,  Alcides 
Calandrelli,  Víctor  M.  López,  Ramón  O.  Leguizamón, 
Salvador  Oria,  Domingo  Palacio,  Pedro  Teobaldi,  con 
una  cátedra  cada  uno. 


MEMORIA    DE   LA   UNIVERSIDAD  20.3 

Caligrafía : 

Alfredo  Biú,  Jaoquín  Moldes,  con  una  cátedra  cada  uno. 

Dibujo  : 

José  Bouchet,  Agustín  Luque  Roselló,  con  dos  cátedras  ca- 
da uno;  Felipe  Galante,  Eugenio  Limarzi,  Julio  Mar- 
tínez Vázquez,  José  C.  Suárez,  con  una  cátedra  cada  uno. 

Ejercicios  físicos  : 

Alfredo  Armando,  Juan  M.  Giuffra,  con  una  cátedra  cada 
uno. 

Economía  política : 

Servando  Gallegos,  con  una  cátedra. 

Filosofía : 

Ernesto  Lozano,  Luis  PelufTo,  con  dos  cátedra  cada  uno; 
Coriolano  Alberini,  con  una  cátedra. 


Física : 


Teobaldo  J.  Ricaldoni,  con  dos  cátedras;  Guillermo  Cock, 
Benito  Mallol,  José  A.  Medina,  con  una  cátedra  cada  uno; 
interinos  :  José  A.  Medina,  Virgilio  Tedeschi,  Luciano 
E.  Ford,  con  una  cátedra  cada  uno. 


Francés 


Luciano  Abeille,  con  tres  cátedras ;  Luis  Ardit,  Joaquín  Gi- 
ménez, Juan  B.  Lacrampe,  Eugenio  Mithieux,  Félix 
Outes,  Enrique  Solty,  con  dos  cátedras  cada  uno;  Juan 
B.  Authier,  Carlos  Hauron,  Alberto  Lelong,  Carlos  D. 
Lahite,  con  una  cátedra  cada  uno;  interinamente  :  Félix 
F.  Outes,  Carlos  Morel,  Juan  B.  Lacrampe,  con  una  cá- 
tedra cada  uno. 


204  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 


Geografía 


Alfredo  Gavina,  Carlos  Gutiérrez,  con  dos  cátedras  cada 
uno;  Juan  G.  Beltrán,  Juan  J.  Millán,  Carlos  Navarro, 
Luis  Silveyra,  Roberto  Uriarte  Castro,  José  A.  de  Zuas- 
nabar,  con  una  cátedra  cada  uno. 

Historia : 

José  Juan  Biedma,  Luis  Mitre,  con  dos  cátedras  cada  uno; 
Nicolás  Avellaneda,  Juan  G.  Beltrán,  Ricardo  Blammcy 
Lafone,  Luis  Calderón,  Enrique  del  Valle  Iberlucea,  Al- 
berto Estrada,  Bartolomé  Fontana,  Alfredo  Gavina,  Juan 
José  Millán,  Domingo  Palacio,  José  Miguel  Padilla,  J. 
Elias  Raífo,  José  León  Suárez,  Ernesto  Vergara  Biedma, 
Carlos  Vico,  Juan  A.  de  Zuasnabar,  con  una  cátedra  cada 
uno;  interinos  :  Felipe  Sorrondegui,  Guillermo  Cullen, 
con  una  cátedra  cada  uno. 

Historia  natural : 

Juan  Nielsen,  con  dos  cátedras;  Luis  Agote,  Domingo  S. 
Cavia,  Luis  Durañona,  Alfredo  Huergo,  José  Popolizio, 
Alberto  Peralta  Ramos,  con  una  cátedra  cada  uno. 

Instrucción  cívica : 

Juan  G.  Beltrán,  Tomás  R.  Cullen,  Manuel  Caries,  con 
una  cátedra  cada  uno. 

Alemán : 

Mauricio  Nirenstein   (interino),  con  una  cátedra. 

Inglés  : 

Alberto  Blanchard,  Arturo  Winslow,  con  dos  cátedras  cada 
uno;  Tomás  Murphy,  con  una  cátedra;  interinos  :  Al- 
berto del  Campo  Wilson,  Antonio  Galarce,  W.  Wyatt 
Hayward,  con  una  cátedra  cada  uno. 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  2O0 


Latín 


Bartolomé  Fontana,  Rómulo  Marlini,  con  dos  cátedras  cada 
uno;  Luciano  Abeille,  Juan  Sarrailh,  con  una  cátedra  ca- 
da uno;  interinos,  Aníbal  Moliné,  con  una  cátedra;  Luis 
Pampliega,  con  dos  cátedras. 

Literatura : 

Cornelio  Gandia,  con  dos  cátedras;  Ángel  Estrada,  Arturo 
Giménez  Pastor,  Ricardo  Monner  Sans,  Mario  Sáenz,  con 
una  cátedra  cada  uno;  interino  :  Mauricio  Nirenstein, 
con  una  cátedra. 

Moral  práctica : 

Octavio  Acevedo,  Luis  Peluffo,  Juan  G.  Valenzuela,  con 
una  cátedra  cada  uno. 

Química : 

Francisco  Barraza,  con  dos  cátedras;  Agustín  Barbagelata, 
Marcos  M.  Gutiérrez,  Pedro  J.  García,  Jorge  Magnin, 
Atanasio  Quiroga,  Pedro  N.  Vignau,  con  una  cátedra 
cada  uno. 

Resulta  de  Ja  nómina  precedente,  que  el  3 1  de  diciem- 
bre de  1 91 4  la  Universidad  tenía  42 2  profesores  titulares, 
3oq  profesores  substitutos,  5  profesores  honorarios,  17 
profesores  interinos  y  17  profesores  extraordinarios,  para 
el  servicio  de  536  cátedras,  de  las  cuales  237  correspon- 
dían á  los  cursos  superiores  y  299  á  los  cursos  prepara- 
torios. 

La  distribución  de  estos  profesores  en  los  departamen- 
tos universitarios  se  expresa  en  el  siguiente  cuadro  : 


•íoC) 


KEVISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 


Facultades  c   institutos 

c     i 
-—  "3 

o    = 

p   JS 

S    ~ 

£       o 
Z      5 
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c    a 

1   1 

■-    a 
Ch    - 

O 

Derecho  y  ciencias  sociales 

Ciencias  médicas 

Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales  . 
Filosofía  y  letras 

29 
55 

56 

29 
"9 

io5 
106 

59 
72 
ll9 
18 
G 
35 

» 
» 

>> 

5 

» 
» 
» 

» 

» 

» 
» 
» 
» 

» 

)) 
» 

» 

» 

r7 

88 

*4g 

i75 

4 1 

35 
54 

ioo 

123 

Ciencias  económicas:  cursos  prepara- 
torios     

Colegio  nacional  de  Buenos  Aires. .  . 

Totales 

\  ■>.  a 

3o9 

5 

r? 

ll 

770 

PUBLICACIONES 


Durante  el  ano  191/1  ha  continuado  la  publicación  de 
la  Revista  de  la  Universidad.  Se  han  formado  los  tomos 
25,  26,  27  y  28.  Los  tomos  26  y  27  de  56/i  páginas  el 
primero  y  544  el  segundo,  contienen  artículos  origi- 
nales. Los  tomos  26  y  28  de  4 29  y  A 1 7  páginas  res- 
pectivamente, contienen  la  documentación  oficial  del 
Consejo  superior  y  de  las  facultades  y  la  memoria  de  la 
Universidad. 

La  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  ha  publicado 
La  Nalionalité  au  point  de  vue  de  la  législation  comparée  et  du 
droit  privé  humain,  del  doctor  Estanislao  S.  Zeballos,  dos 
tomos  de  79G  y  557  páginas  respectivamente,  así  como 
también,  la  obra  del  doctor  Juan  P.  Ramos,  sobre  El  De- 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


recho  público  en  las  provincias  argentinas  (con  el  texto  de 
las  constituciones  sancionadas  entre  los  anos  1819  y 
1 91 3),  en  un  tomo  de  344  páginas. 

Además  ha  proseguido  la  publicación  de  los  Anales  de 
la  Facultad  de  Derecho  y  ciencias  sociales,  con  el  tomo  IV 
en  un  volumen  de  i35a  páginas. 

La  Facultad  de  filosofía  y  letras,  por  intermedio  de  sus 
secciones  de  historia  y  de  antropología,  ha  publicado  las 
obras  siguientes  :  Documentos  relativos  á  la  organización 
constitucional  de  la  República  Argentina.  índice  alfabético 
de  los  tres  tomos,  44  páginas  ;  Documentos  para  la  historia 
argentina,  tomo  II,  Real  hacienda  (1774-1780),  vm-457 
páginas;  Documentos  para  la  historia  argentina,  tomo  III, 
Miguel  Lastarria,  Colonias  orientales  del  Rio  Paraguay  o  de 
la  Plata  (i8o5),  con  una  introducción  del  doctor  Enrique 
del  Valle  Iberlucea,  xxvi-5o6  páginas  y  dos  mapas:  Docu- 
mentos para  la  historia  argentina.  Abastos  de  la  ciudad  y 
campaña  de  Rueños  Aires  (1773-1809),  con  introducción 
del  doctor  Juan  Agustín  García,  xv-596  páginas;  Los  in- 
dios del  valle  de  Catamarca.  Estudio  histórico  por  P.  A. 
Larrouy,  58  páginas. 

La  Academia  de  filosofía  y  letras  continuó  la  publica- 
ción de  sus  Anales  con  los  tomos  II  y  III  de  xiii-344  y 
lxv-34o  páginas  respectivamente. 


INSCRIPCIONES  DE  ALUMNOS 


Durante  el  año  191 4  la  inscripción  en  las  diversas  fa- 


!08 


REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


cultades  y  en  los  institutos  anexos  se  ha  efectuado  en  la 
forma  que  se  expresa  en  seguida  : 

FACULTAD    DE   DERECHO  Y  CIENCIAS   SOCIALES 


Abogacía 

Primer  año  .  . 

186 
235 
1 56 
i3i 
io3 
6o 

Segundo  año. 

Tercer  año. .  . 

Cuarto  año. 

Quinto  año  .  . 

Sexto  año. 

871 

Notariado 

• 

Primer  año 

49 

5o 
35 

Segundo  año. 

Tercer  año. 

1 34 

Diplomacia 

Primer  año  .  . 

38 
27 

Segundo  año 

65 

Carrera  administrativa 

Primer  año  .  . 

Segundo  año 

1 .070 

u 

FACULTAD   DE    CIENCIAS   MEDICAS 


Primer  año  . 

Medicina 

622 

Segundo  año. . .  . 

442 

Tercer  año 

3o2 

Cuarto  año. 

263 

Quinto  año  . 

23l 

i85 

Séptimo  año  .  .  .  . 

1 43 

MEMORIA  DE  I,A  UNIVERSIDAD 


209 


Primer  año  . 

Farmacia 

IOI 

[>! 
33 

34 

120 

67 

Jl 

81 

Segundo  año. .    . 

Tercer  año. 

Cuarto  año. .  . 

2l5 

Primer  año  .  . 

Odontología 

Segundo  año. . 

Tercer  año. 

a34 

Primer  año.  .    .  . 

Obstetricia 

Segundo  año. . . . 

i48 

Total.. 

2 .  795 

FACULTAD  DE   CIENCIAS    EXACTAS,    FÍSICAS   Y   NATURALES 


Ingeniería  civil 

Primer  año 

Segundo  año 

Tercer  año. 

Cuarto  año. 

Quinto  año 

Sexto  año. 

Arquitectura 

Primer  año ,  .  .  , 

Segundo  año 

Tercer  año. 

Cuarto  año. 

Quinto  año , 

Agrimensura 

Primer  año , 

Segundo  año , 

Tercer  año. 


221 

x77 
121 

87 
79 
61 


7  a 

58 
43 

29 
18 


7 
1 6 


740 


45 


•2  IO 


REVISTA   DE   LA   UN1VEUSIDAD 


Doctorado  en  química 

Primer  año 17 

Segundo  año i3 

Tercer  año 4 

Cuarto  año. 4 

Quinto  año 5  /|3 

Doctorado  en  ciencias  naturales 

Primer  año 7 

Segundo  año 2  9 

Doctorado  en  ciencias  físicas  y  naturales 

Primer  año 1 

Segundo  año 4  5 

Ingeniería  mecánica 

Primer  año 3 

Segundo  año 8 

Tercer  año. — 

Cuarto  año. i4 

Quinto  año 1  26 

Total. 1.095 


FACULTAD    DE   FILOSOFÍA   Y  LETRAS 


Sección  de  historia 38 

Sección  de  letras 53 

Sección  de  filosofía .  .    . 29 

Profesorados  secundarios 11 

Condicionales 20 

Asignaturas  sueltas. 11 

Total. 


162 


162 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


211 


FACULTAD  DE    AGRONOMÍA  Y   VETERINARIA 


Agronomía 

Primer  año 

Segundo  año 

Tercer  año 

Cuarto  año. 

Veterinaria 

Primer  año 

Segundo  año 

Tercer  año 

Cuarto  año. 

Total. .  . 


54 
i4 

1 4 

7 


32 
12 

7 


§9 


^9 


i48 


A  estos  alumnos  hay  que  agregar  55  personas  que  se 
inscribieron  en  los  cursos  populares  dictados  en  el  perío- 
do de  vacaciones. 


FACULTAD  DE   CIENCIAS  ECONÓMICAS 

Doctorado  en  ciencias  económicas  y  contadores  públicos 

Primer  año ni 

Segundo  año. 8o 

Tercer  año 57 

Cuarto  año. 20 

Quinto  año. 277  277 


ESCUELA   DE   COMERCIO   ANEXA  CARLOS  PELLEGRINI 


Primer  año 

Cursos 

diurnos 

y 

nocturnos 

386 

220 

i55 

94 

37 

35 

Segundo  año 
Tercer  año. 

Cuarto  año 

Quinto  año 

Oventes 

Total. 

927 

I  .  204 

HE  VISTA   DE   I.  A    UMVEHSIDAD 


COLEGIO  NACIONAL   DE    BUENOS    ATOES 

Primer  año 3i6 

Segundo  uño 257 

Tercer  año. 193 

Cuarto  año. i35 

Quinto  año. 1^3         I  .073 

Colegios  acogidos  á  la  ordenanza  del  Consejo  superior 
de  6  de  noviembre  de  1 9 1 2 . 

Primer  año i3g 

Segundo  año i3p, 

Tercer  año 88 

Cuarto  año 7  4 

Quinto  año 5a  4o,2 

De  los  cuadros  precedentes  resulta  que  la  inscripción 
de  alumnos  en  las  facultades  y  en  los  institutos  de  la  Uni- 
versidad, llegó  á  la  cifra  de  8o3q  ;  de  ella  corresponde  : 


A 

A  la  Facultad  de  : 

Derecho  y  ciencias  sociales. 1 .070 

Ciencias  médicas 2  .  7g5 

Cicncios  exactas,  físicas  y  naturales.  1.090 

Filosofía  y  letras 1O2 

Agronomía  y  veterinaria 1^8 

Ciencias  económicas 277       5.5^7 


B 

V   la   Escuela  de    comercio  «  Carlos  Pe- 

Ilegrini  » 027 

Al  Colegio  nacional  de  Buenos  Aires. ...  .         1.073        2.000 


c 

A  los  colegios   particulares  acogidos  á  la 


MKMOKl  V    DE   l.v    l  M\  BRSIDAD 


••  I  ■> 


ordenanza  de]    Consejo    superior  de  ti 

de  noviembre  dé  tgia I92  /192 

8.039 

EXÁMENES 

Durante  el  año   1912,  han  sido  tomados  43. 3o6  exá- 
menes : 

A 

En  la  Facultad  de  : 

Derecho  y  ciencias  sociales. 5.436 

Ciencias  médicas 7 .  753 

( ¡iencias exactas,  tísicas)  naturales.  5.  a35 

Filosofía  y  letras 3ig 

Agronomía  y    veterinaria 65g 

Ciencias  económicas 773       ao.  175 

B 

En  la  Escuela  de  comercio  «  Carlos  Pc- 

llegrini  » 6 .  336 

Kn  el  Colegio  nacional  de  Buenos  Ai- 
res         12. 797       19 . 1 33 

C 

En  los  colegios  acogidos  á  la  ordenanza 
del  Consejo  superior  de  ti  de  noviem- 
bre de  191 2. 3.99S  3  .  998 


Los  cuadros  demostrativos  que  se  agregan  á  osla  Me- 
moria informan  sobre  la  naturaleza  y  clasificación  de  di- 
chos exámenes. 


TESIS 

Durante  el  ano  191/1  fueron  presentadas  en  las  diversas 
facultades  las  tesis  ó  proyectos  cuya  nómina  se  acompaña 
eu  los  anexos. 

Allí,     lllllci.  XXXl-l  'l 


\l  1 1\ 


REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


El  cuadro  que  sigue  explica  las  clasificaciones  obteni- 
das por  los  autores  de  dichas  tesis  ó  proyectos  en  cada  una 
de  las  facultades  : 


Facultades  de 

a 
"o 

«3 

0 

0 
3 

"5 

0 
"0 

■— 

s 
s 

0 

Derecho  y  ciencias  sociales 

7 
3o 

»9 

i5 

5o 
n3 

29 
2 

18 

27 
19 

18 

1 

5 

12 
1 

I 

93 
162 

78 
k 

Ciencias  exactas,  físicas  y  naturales. . 

Agronomía  y  veterinaria 

71 

312 

3o5 

18 

5     11  371 

DIPLOMAS   EXPEDIDOS 


Durante  el  año  1 9 1 4  el  rectorado  expedió  488  diplo- 
mas. La  distribución  de  los  mismos  y  la  nómina  de  los 
diplomados  se  expresan  á  continuación  : 


Diplomas 

Doctor  en  jurisprudencia 23 

Doctor  en  jurisprudencia    que    habilita    para  el 

ejercicio  de  la  abogacía. O 

Abogados 107 

Escribanos 17 

Doctor  en  filosofía  y  letras. 1 

Doctor  en  medicina 160 

Farmacéuticos 3i 

Ingeniero  civil. 35 

Ingeniero  mecánico 3 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD  2|5 

Agrimensor 12 

Doctor  en  química n 

Doctor  en  ciencias  naturales 2 

Arquitectos 10 

Doctor  en  medicina  veterinaria 28 

Ingeniero  agrónomo i5 

Contadores. 36 

Total /J88 


Doctores  en  jurisprudencia 


Alsina,  Hugo. 
Ávila,  Manuel  (h.). 
Billordo,  Arturo. 
Cogan,  David. 
Cermesoni,  Fernando. 
Domínguez  Ortiz,  Eduardo. 
Davel,   Armando  Dalmiro. 
De  Alberti,  David. 
González  Llamazares,  Andrés. 
Gojeascoechea,  Carlos. 
Inchauspe,  Juan  Andrés. 
Lezica,  Carlos  Enrique  de. 
Molina  Carranza,  Emilio. 
Molina,  Julio  Ignacio. 
Ortiz  Grognet,  Carlos. 
Paulera,  Juan  José  della. 
Piccardo,  Carlos  Blas. 
Quenon,  Víctor. 
Ruiz,  Manuel  Santiago. 
Sánchez,  Zacarías  (h.). 
Spinetto,  Amadeo  Arturo. 
Vera,  Severo. 
Vivot,   Alfredo  Narciso. 


•ílQ  KEV1STA  DE   LA    UNIVEHSIDAD 

Doctores  en  jurisprudencia  habilitados  para  el  ejercicio 
de  la  profesión  de  abogado 

Belgrano,  Mario,  3o  años,  Francia. 
García,  Antonio  Miguel,  3i,  España. 
García,  Pedro,  26,  Santiago  del  Estero. 
Larco,  Leopoldo,  27,  Buenos  Aires. 
Rosas,  Edmundo,  4o,  Santa  Fe. 
Sabaria,  Víctor  Jorge,  2  4,  Buenos  Aires. 


Abogados 

Aráoz,  Miguel  Antonio,  22,  Tucumán. 

Alsina,  Hugo,  22,  Corrientes. 

Albarracín,  Francisco  Luis,  33,  Buenos  Aires. 

Andreau,  Miguel  Saúl,  28,  Corrientes. 

Acevedo,  Martín,  23,  Buenos  Aires. 

Álvarez,  Julio,  26,  Santa  Fe. 

Arditi  Rocha,  Luis  Ma,  33,  Buenos  Aires. 

Aguirre  Céliz,  Héctor,  34,  San  Luis. 

Aparicio  Bayo,  Néstor  L.,  21,  Buenos  Aires. 

Barrera  Nicholson,  Antonio,  29,  Buenos  Aires. 

Blanco,  Daniel,  21,  Buenos  Aires. 

Baque,  Santiago,  24,  Buenos  Aires. 

Billordo,  Arturo,  22,  República  del  Paraguay. 

Benavenle,  Juan  Elias,  26,  Buenos  Aires. 

Basaldúa,  Ismael,  34,  Buenos  Aires. 

Bianchi,  Luis,  32,  Buenos  Aires. 

Barraco  Mármol,  Domingo,  2  5,  Santa  Fe. 

Calvete,  Ricardo,  22,  Buenos  Aires. 

Cogan,  David,  22,  Buenos  Aires. 

Cermesoni,  Fernando,  2  5,  Buenos  Aires. 

Córdova  Castro,  A.,  24,  Corrientes. 

Caraballo,  Gustavo  A.,  28,  Entre  Ríos. 

Claros,  Ernesto  (h.),  2  5,  Jujuy. 

De  Alberli,  David,  2 5,  Buenos  Aires. 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


2I7 


Domínguez  Ortiz,  E.,  28,  Corrientes. 

Davel,  Armando  Dalmiro,  26,  Buenos  Aires. 

De  Cusatis,  Conrado  A.,  22,  Buenos  Aires. 

Dulce,  Joel,  25,  Catamarca. 

Doncel,  Salvador,  2  5,  San  Juan. 

Etcheverry,  Horacio  J.,  2  5,  Buenos  Aires. 

Fernández  Palma,  F.,  26,  Tucumán. 

Fonrouge,  Guillermo  IV.,  19,  Capital  federal. 

Forte,  Benedicto  A.,  23,  Buenos  Aires. 

Faría,  Justo  P.,  37,  Tucumán. 

Fuente,  Enrique  de  la,  ai,  Buenos  Aires. 

Figueroa,  Gustavo,  22,  Catamarca. 

Gómez,  Félix  María,  /j5,  Corrientes. 

González  Iramain,  H.,  23,  La  Rioja. 

González  Arce,  Arturo,   22,  República  Oriental. 

Gutiérrez,  Víctor  R.  M.,  33,  Buenos  Aires. 

Gavióla,  A.,  it\,  Mendoza. 

Granel,  Teodoro,  3o,  Buenos  Aires. 

García,  Nicasio  F.,  29,  Buenos  Aires. 

Gojeascoechea,  Carlos,  28,  Santa  Fe. 

Gaché,  Roberto,  23,  Buenos  Aires. 

Herosa,  Alejandro,  27,  República  Oriental. 

Hernández,  Adolfo,  3o,  Entre  Ríos. 

Hernández,  Juan  Enrique,  ai,  República  Oriental. 

Inchausti,  Miguel  Ángel,  33,   Buenos  Aires. 

Infante,  Daniel  A.,  il\,  España. 

Inchauspe,  Juan   Andrés,  23,   Buenos  Aires. 

Irigoyen,  Simón  de,  29,  Santa  Fe. 

Leiguarda,  Alvaro  F.,  23,  Buenos  Aires. 

Lezica,  Carlos  E.  de,  26,  Buenos  Aires. 

Larregui,  Miguel  J.,  28,  Buenos  Aires. 

Murguiondo,  Fermín,  23,  Buenos  Aires. 

Musté,  Emilio,  28,  Entre  Ríos. 

Molina,  Julio  Ignacio,  19,  Buenos  Aires. 

Méndez,  Ángel  María,  27,  Buenos  Aires. 

Maturana,  Custodio,  22,  Mendoza. 

Martínez,  Francisco  B.,  2 1\,  Corrientes. 

Mendonca  Paz,  Rodolfo,  23,  Buenos  Aires. 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Márquez,  Miguel  Ángel,  29,  Buenos  Aires. 
Origone,  Orestes,  26,  San  Luis. 
Ortiz  Grognet,  Juan,  25,  Santa  Fe. 
Ortiz  Grognet,  Carlos,  27,  Santa  Fe. 
Podestá,  Juan  B.,  25,  Santa  Fe. 
Perrando,  Horacio  Luis,  22,  Buenos  Aires. 
Pignier,  Juan,  2  3,  Buenos  Aires. 
Peña,  Juan  B.,  23,  Buenos  Aires. 
Poussa,  Roberto  José,  22,  Tucumán. 
Paolera,  Juan  J.  della,  2  í\,  Buenos  Aires. 
Pereira,  Diego,  2 ¡\,  Tucumán. 
Pascual,  Manuel  Felipe,  37,  Buenos  Aires. 
Pérez  del  Cerro,  Pablo  E.,  2  5,  Buenos  Aires. 
Piccardo,  Carlos  Blas,  28,  Buenos  Aires. 
Pinchetti,  José,  26,  Buenos  Aires. 
Pugnalin,  Albino,  21,  Santa  Fe. 
Queron,  Víctor,  27,  Buenos  Aires. 
Rosemberg,  Adolfo  L.,  23,  Buenos  Aires. 
Reynoso,  Jacinto,  25,  Buenos  Aires. 
Rodeyro,  José  León,  2  5,  Misiones. 
Rodríguez,  Guillermo,  29,  España. 
Rocha,  Hermelindo,  32,   Corrientes. 
Schüler,  Kurt,  27,  Alemania. 
Segovia,  Juan  W.,  2 !\,  Corrientes. 
San  Martín,  Bernardo,  il\,  Buenos  Aires. 
Sánchez,  Zacarías  (h.),  26,  Corrientes. 
Siri,  Obdulio  Fortunato,  2  5,  Buenos  Aires. 
Soria,  Luis  Federico,  26,  Santiago  del  Estero. 
Soler,  Miguel  A.,  2  5,  República  del  Paraguay. 
Solari,  Antonio  (h.),  29,  Buenos  Aires. 
Saccone,  José  Santos,  21,  Santa  Fe. 
Severgnini,  Alberto  P.,  21,  Santa  Fe. 
Tomasso,  Antonio  de,  i!\,  Buenos  Aires. 
Tissone,  Pablo  León,  22,  Buenos  Aires. 
Tiscornia,  F.  C,  26,  Buenos  Aires. 
Tiscornia,  Luis,  2 !\,  Buenos  Aires. 
Taveira,  José,  3i,  Buenos  Aires. 
Udabe,  Juan  José,  22,  Buenos  Aires. 


MKMOUIA    DE    LA   UNIVERSIDAD 


21  9 


Urtubey,  Julio,  27,  Santiago  del  Estero. 
Valle,  Alfredo  E.  del,  25,  Buenos  Aires. 
Zavala  Moreno,  Alberto,  i¡\,  República  Oriental. 
Zuloaga,  Manuel  Antonio,  i(\,  Mendoza. 
Zamora,  Carlos  Valentín,  22,  Entre  Ríos. 
Zuviría,  Francisco  H.  (h.),  i¡\,  Santa  Fe. 

Escribanos 

Adano,  Máximo  Domingo,  23,  Buenos  Aires. 

Baigorri  Velar,  C.  R.,  23,  Buenos  Aires. 

Burgos   Castelli,   Augusto,   29,   Buenos  Aires. 

Cabrera,  Moisés,  28,  San  Luis. 

Espeche,  Carlos  Evaristo,  21,  Santiago  del  Estero. 

Fernández  Suárez,  Ángel  V.,  28,  San  Luis. 

Firmal  Lamas,  Luis  Jorge,  21,  Santa  Fe. 

Garibaldi,  Juan  Simón,  23,  Entre  Ríos. 

Hoursouripe,  F.,   26,  Buenos  Aires. 

Jeanes  Piñeiro,  Carlos,  22,  Buenos  Aires. 

Noya,  Manuel  Rómulo,  37,  Buenos  Aires. 

Repetto,  Jorge  Pedro,  20,  Buenos  Aires. 

Riva,  Andrés,  23,  Entre  Ríos. 

Risso,  Domingo  Francisco,  27,  Buenos  Aires. 

Sosa,  Juan,  it\,  San  Luis. 

Seurot,  Edmundo,  36,  Buenos  Aires. 

Stafforini,  Santiago  (h.),  26,  Buenos  Aires. 

Vadell,  Natalio  Abel,  3o,  República  Oriental. 

Doctor  en  filosofía  y  letras 
Fernández  Coria,  Celedonia. 

Doctores  en  medicina 

Ayzaguer,  Julián  Lucas,  26,  Capital  federal. 
Alsina,  Fidel  R.,  25,  Corrientes. 


2  20  HEVIStA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

Accame,  Ernesto,   2  5,  Capital  federal. 
Avellaneda,  Francisco,  27,  Catamarca. 
Astiz,  Carlos  F.,  i¡\,  Capital  federal. 
Alderete,  Arturo,  28,  Salta. 
Acuña,  Mario,  26,  Corrientes. 
Armani,  Armando,  28,  Capital  federal. 
Arribillaga,  Marcelino,  29,  República  Oriental. 
Aldazábal,  Máximo,  27,  Buenos  y\ires. 
Bonifacio,  Benjamín,  26,  Capital  federal. 
Bagnati,  Enrique,  23,  Capital  federal. 
Berterini,  José  J.,  2 (\,  Capital  federal. 
Berisso,  Agustín,  2  5,  Capital  federal. 
Borzone,  José,  21,  Santa  Fe. 
Barroetaveña,  F.  F.,  28,  Entre  Ríos. 
Borzone,  Rodolfo  A.,  il\,  Santa  Fe. 
Busana,  Alfredo,  29,  Capital  federal. 
Balascuain,  Miguel,  3/j,  Tucumán. 
Barabino,  Amadeo  S.,  26,  Capital  federal. 
Barbich,  Miguel,  27,  Buenos  Aires. 
Beyrne,  S.  Gregorio,  2  5,  Buenos  Aires. 
Beretervide,  A.,  il\,  Capital  federal. 
Bernasconi,  Vicente  E.,  26,  Buenos  Aires. 
Basavilbaso,  Jorge,  2/4,  Capital  federal. 
Berra,  Hugo,  26,  Capital  federal. 
Berón,  Rosario,  34,  Buenos  Aires. 
Boni  Osorio,  Miguel,  27,  Buenos  Aires. 
Buzzo,  Juan  Atilio,  2/j,  Capital  federal. 
Bianchi,  Rómulo  R.,  il\,  Buenos  Aires. 
Calderón,  Pedro  J.,  2  5,  Buenos  Aires. 
Chaneton,  Natalio  J.,  29,  Buenos  Aires. 
Celia,  Miguel,  25,  Italia. 
Catalano,  Onofre,  29,  Italia. 
Coda,  Miguel  C,  2 !\,  Capital  federal. 
Catalán,  Emilio,  2  5,  Tucumán. 
Carulla,  Juan  E.,  25,  Entre  Ríos. 
Castiñeiras,  Manuel,  32,  Capital  federal. 
Cereijo,  José  B.,  2 í\,  Capital  federal. 
Cantoni,  Federico,  2Í\,  San  Juan. 


MIOMOIUA   1>K    LA    UN1VKUSIDAD 


Crocco,  Arturo  A.,  25,  Capital  federal. 

Casteigts,  Máximo,  27,  Capital  federal. 

Carmona  Ríos,  I.,  2 1\,  República  de  Chile. 

Casaubón,  x\lfredo,  26,  Entre  Ríos. 

Cisneros,  Rafael,  2  5,  Capital  federal. 

Carranza,  Felipe  S.,  i!\,  Capital  federal. 

Cossio,  Manuel,  23,  Tucumán. 

Crouzeilles,  Emilio,  28,  Capital  federal. 

Cuevillas,  Arluro,  27,  Capital  federal. 

Cusatis,  Héctor  de,  2  5,  Capital  federal. 

Caviglia,  Arnaldo,  26,  Capital  federal. 

Cúneo,  Nicasio  L.,  26,  Rueños  Aires. 

De  Grandi,  Raúl,  26,  Corrientes. 

De  Giácomo,  Lucía,  2  3,  Capital  federal. 

Dutrey,  José  R.,  2  5,  Capital  federal. 

Dasso,  Héctor,  2  5,  Capital  federal. 

Dormal,  Roberto  J.,  ií\,  República  Oriental. 

Echeverría,  Amer  T.,  27,  Rueños  Aires. 

Espil,  Juan  J.,  26,  Rueños  Aires. 

Esoin,  Sebastián,  3i,  Rueños  Aires. 

Elkin,  Victorio  M.,  27,  Rusia. 

Foley,  Guillermo,  2  5,  Capital  federal. 

Favari,  Carlos,  28,  Italia. 

Fages,  Alberto  G.,  26,  Corrientes. 

Fació   Ludovico,   2  5,   Rueños  Aires. 

Fazio,  Francisco  A.,  il\,  Capital  federal. 

Fasulino,  Nicolás,  26,  Capital  federal. 

Fiorillo,  J.  F.,  2/i,  Santa  Fe. 

Guardado,  José,  23,  Capital  federal. 

Grapiolo,  Atilio,  35,  Capital  federal. 

Gorostarzu,   Atilio,   35,   Capital  federal. 

Giannattasio,  A.,  26,  Italia. 

González,   Figueroa  F.,  3o,  República  Oriental. 

Guaita,  Atilio,  25,  Capital  federal. 

Goñi,  Miguel  A.,  27,  Entre  Ríos. 

Gatti,  Agustín,  29,  Santa  Fe. 

Gismondi,  L.  G.,  2  5,  Capital  federal. 

Gutiérrez,  V.,  27,  Capital  federal. 


REVISTA  DK  LA   UMVEUSIDAD 


Gasquet,  Luis  M.,  27,  Capital  federal. 

Grimaldi,  Amadeo,  26,  Buenos  Aires. 

Goñalons,  G.  F.,  26,  Corrientes. 

Gómez,  Osear,  2  5,  Capital  federal. 

Guatelli,  Enrique  G.,  32,  Capital  federal. 

Hernández,  Castro  O.,  26,  Capital  federal. 

Hansen,  Julio,  25,  Capital  federal. 

Igarzábal,  E.,  27,  Corrientes. 

Jachesky,  Juana,  23,  Rusia. 

Kemmeler,  Héctor  de,  2  5,  Buenos  Aires. 

Kaminsky,  Esther,   26,  Rusia. 

López,  Aníbal,  29,  Entre  Ríos. 

Loray,  G.  H.,  25,  Buenos  Aires. 

Lanza,  Celestino,  26,  Capital  federal. 

López  Domínguez,  R.,  27,  Tucumán. 

Lecona,  Pedro,  28,  Capital  federal. 

Luna,  Carlos,  28,  La  Rioja. 

Liceaga,  Félix:  J.,  26,  Buenos  Aires. 

Llano,  Ismael,  3o,  Corrientes. 

Molinari,  Vicente,  2  5,  Italia. 

Maciá,  Salvador  J.,  25,  Entre  Ríos. 

Mazzoco,  Humberto,  2  5,  Salta. 

Magliano,   Hernando,   25,  República  Oriental. 

Merello,  Mario,  26,  Corrientes. 

Martínez,  Benjamín  D.,  23,  Capital  federal. 

Malbrán,  Ricardo  S.,  if\,  Capital  federal. 

Máspero  Castro,  Jorge,  2  5,  Buenos  Aires. 

Mallo,  Corina,  2/1,  Capital  federal. 

Martínez  Leanes,  H.  R.,  26,  Corrientes. 

Míguez,  Víctor,  53,  Entre  Ríos. 

Moreau,  Alicia,  27,  Inglaterra. 

Maldonado  Moreno,  S.  F.,  26,  Santa  Fe. 

]Mouchet,  Enrique,  27,  Capital  federal. 

Muschietti,  Adolfo  R.,  2/1,  Buenos  Aires. 

Ojeda,  Valentín,  27,  República  del  Paraguay. 

Ortuño  González,  J.,  il\,  Corrientes. 

Pinero,  Pedro  A.,  26,  Buenos  Aires. 

Paz,  Félix,  27,  Córdoba. 


MEMORIA   DE   LA   UMVEKSIDAD  223 

Pozzo,  Fernando  J.,  27,  Entre  Ríos. 

Planes,  Emilio,  27,  Buenos  Aires. 

Parma,  Erliardo,  28,  Entre  Ríos. 

Patané,  Salvador,  24,  Italia. 

Pinto,  Ernesto  L.,  26,  Capital  federal. 

Pereyra  Regó,  José  de,  3o,  Capital  federal. 

Pasques,  Enrique,  2  5,  República  Oriental. 

Pomar,  Pablo  V.,  26,  Misiones. 

Pérez  Balderiote,  V.,  28,  Capital  federal. 

Parody  Múñez,  César,  32,  Capital  federal. 

Quirós,  Julio  P.,  3o,  Entre  Ríos. 

Quinteros,  Manuel  V.,  3o,  Córdoba. 

Rodríguez   Villegas,   Ricardo,   27,   Capital   federal. 

Rodríguez,  Víctor,  27,  España. 

Ries,  Edmundo  13.,  23,  Italia. 

Riva,  Juan  A.,  26,  Buenos  Aires. 

Romano,  Nicolás,  2  5,  Italia. 

Roth,  Alberto  Federico,  26,  Buenos  Aires. 

Rosignoli,  Juan  Carlos,  26,  Buenos  Aires. 

Repetto,  Raúl  Osvaldo,  2  5,  Capital  federal. 

Rodríguez,  Carlos  S.,  32,  San  Juan. 

Rígoli,  Antonio,  2  5,  Capital  federal. 

Ríos,  José  Rómulo,  27,  Buenos  Aires. 

Rodríguez,  Luis  María,  28,  San  Juan. 

Schneidewind,  Arturo  M.,  2 5,  Santiago  del  Estero. 

Soldano,  Aristóbulo,  33,  Buenos  Aires. 

Sobral,  Alberto,  27,  Entre  Ríos. 

Silva,  Ramón  Braulio,  28,  Buenos  Aires. 

Solari,  Alberto  M.,  28,  Capital  federal. 

Speroni,  Alfredo,  2  5,  Corrientes. 

Simonetti,  Eduardo  S.  J.,  26,  Capital  federal. 

Savino,  Juan  A.,  26,  Entre  Ríos. 

Sañudo,  Clemente,  3o,  Santa  Fe. 

Semeria,  José,  3i,  Córdoba. 

Tintori,  Juan,  27,  Italia. 

Vi  turro,  José,  2  5,  Capital  federal. 

Vega  Vallejo,  Julio  de  la,  28,  La  Rioja. 

Viola,  Blas  Antonio,  25,  Entre  Ríos. 


■),2[\  REVISTA    DE   LA    UNIVERSIDAD 

Vázquez,  Ernesto  P.,  27,  Capital  federal. 
Vieyra,  Raúl,  2 1\,  Capital  federal. 
Villanueva,  Juan  M.,  26,  Entre  Ríos. 
Vega,  Juan  Manuel  J.  de  la,  28,  Corrientes. 
Weiler,  Eugenio,  23,  Buenos  Aires. 


Farmacéuticos 

Anastasi,  Camilo,   19,  Buenos  Aires. 
Anello,  Antonio  R.,  26,  Corrientes. 
Alcaraz,  Ramón  A.,  26,  Santiago  del  Estero. 
Almandoz,  Pedro,  21,  Entre  Ríos. 
Bernasconi,  Ángela  Helvecia,  21,  Buenos  Aires. 
Bóveda,  Carlos  E.,  23,  Capital  federal. 
Borzone,  José,  21,  Santa  Fe. 
Cavalli,  Primo  D.  M.,  24,  Italia. 
Cáceres,  Manuel,  il\,  Buenos  Aires. 
D'Inzeo,  Ubaldo  A.,  '¿h,  Italia. 
Franco,  Carlos  S.,  21,  Capital  federal. 
Gutiérrez,  Lucas  L.,  23,  Tucumán. 
González  Medina,  Emelina,  23,  Buenos  Aires. 
Leibovich,  Fanny,  20,  Capital  federal. 
Legna,  Ibrahin  A.,  21,  Entre  Ríos. 
Larregle,  León,  il\,  Buenos  Aires. 
Lascano,  Emilio,  28,  Catamarca. 
Levalle,  Juan  Antonio,  22,  Buenos  Aires. 
Marugo,  Adolfo,  23,  Capital  federal. 
Nicola,  ítalo  N.,  23,  Capital  federal. 
Pastorelli,  Adriana,  21,  Capital  federal. 
Repetto,  Angélica  Z.,  21,  Buenos  Aires. 
Repetto,  Amanda  C,  22,  Buenos  Aires. 
Sevilla,  José,  21,  Santa  Fe. 
Sirito,  José  Luis,  23,  Capital  federal. 
Saborido,  Gustavo  E.,  25,  Entre  Ríos. 
Tegami,  Hildebrando,  26,  Capital  federal. 
Tiffembreg,  A.,  21,  Entre  Ríos. 
Vidal,  Celia  E.,  22,  Buenos  Aires. 


MEMORIA  DE  LA    UNIVERSIDAD 


Vertua,  Edgardo,  2/1,  Capital  federal. 
Valentíni,  Eugenio  L.,  23,  Buenos  Aires. 


Ingenieros  civiles 

Albertoni,  Juan  Luis,  23,  Buenos  Aires. 
Bade,  Arturo,  2/4,  Buenos  Aires. 
Braunslein,  León  A.,  3i,  Rumania. 
Baldassari,  Ernesto,  27,  Capital  federal. 
Brandt,  Alfredo,  33,  Capital  federal. 
Cámara,  Federico,  34>  San  Luis. 
Castro  Madero,  Jorge,  23,  Capital  federal. 
Curulchet,  Marcial  A.,  2  5,  Capital  federal. 
Dubecq,  Raúl  E.,  23,  Capital  federal. 
Espina,  Enrique,  26  Capital  federal. 
Fox,  José  Álcente,  if\,  Capital  federal. 
Grillero,  M.,  29,  Italia. 
Gualano,  Egidio  V.,  2/4,  San  Luis. 
García,  Enrique  M.,  27,  Capital  federal. 
González,  Serafín,  23,  Buenos  Aires. 
Garbarini,  Luis,  22,  Buenos  Aires. 
Lapieza  Cabral,  Ángel,  2 í\,  Entre  Ríos. 
López  Gomara,  Augusto  S.,  23,  Buenos  Aires. 
López,  Aníbal  L.,  21,  Capital  federal. 
Maril,  José  B.,  27,  Capital  federal. 
Meaurio,  Carlos  E.,  23,  Buenos  Aires. 
Meoli,  Humberto,  22,  Capital  federal. 
O'Connor,  Eduardo,  2  5,  Capital  federal. 
Pertile,  José  L.,  il\,  Capital  federal. 
Palma,  Hugo  Luis,  i!\,  Capital  federal. 
Rasilla,  Pedro  C,  27,  Capital  federal. 
R0I.I1,  Pedro,  2  5,  Capital  federal. 
Sortini,  Raúl  A.,  2-4,  Capital  federal. 
Sanguinetti,  Jerónimo,  29,  Entre  Ríos. 
Spota,  Víctor,  26,  Buenos  Aires. 
Sempé,  Raúl,  i!\,  Buenos  Aires. 
Tello,  Esteban,  23,  Capital  federal. 


226  HE  VISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Urribarri,  Recaredo,  28,  Capital  federal. 
Vanetta,  Roberto,  22,  Capital  federal. 
Zucal,  Manuel,  26,  Austria. 

Ingenieros  mecánicos 

Mallol,  Jorge,  2  4,  Capital  federal. 
Piccinini,  Rodolfo  E.,  23,  Buenos  Aires. 
Vilaseca,  Hortensio,  23,  Buenos  Aires. 

Agrimensores 

Berrondo,  Dermidio  A.,  24,  Catamarca. 
Berlrand,  Federico  E.,  22,  Buenos  Aires. 
Colmegna,  Flavio,  22,  Capital  federal. 
Coello,  Carlos,  2  5,  Capital  federal. 
Delfino,  Alberto  B.,  24,  Buenos  Aires. 
López,  José,  24,  Bolivia. 
Martini,  Enrique,  24,  Capital  federal. 
Méndez  Calzada,  Carlos,  22,  Buenos  Aires. 
Moret,  Adolfo  F.,  20,  Buenos  Aires. 
Palleja,  Héctor  Ezequiel,  23,  Entre  Ríos. 
Rosenblum,  David,  2  5,  Rusia. 
Sorrentino  Diana,  Eduardo,  21,  Buenos  Aires. 

Doctores  en  química 

Bolognini,  Héctor,  26,  Italia. 

Catalano,  Miguel  H.,  2  5,  Capital  federal. 

Chiodin,  Alfredo  Sixto,  23,  Capital  federal. 

Guglialmelli,  Luis,  29,  Capital  federal. 

Lara,  Juan  B.,  20,  España. 

Meaurio,  Víctor  L.,  2  5,  Capital  federal. 

Zappi,  Enrique  V.,  24,  Buenos  Aires. 


MEMORIA   DE   I.A    LMVEKSIDAD 


Doctores  en  ciencias  naturales 


Holmberg,  Eduardo  Ladislao  (honoris  causa). 
Pastore,  Franco,  29,  San  Luis. 

Arquitectos 

Buslillo,  Alejandro,  20,  Capital  federal. 
Burzaco,  Ángel  1\.,  i(\,  Gapilal  federal. 
Bengolea  Cárdenas,  Héctor  N.,  23,  Buenos  Aires. 
Do  Lucía,  Román  C,  27,  Buenos  Aires. 
Geneau,  Carlos  Enrique,  3i,  Capital  federal. 
González,  Osear,  27,  Capital  federal. 
Godoy,  Salvador  A.,  26,  Buenos  Aires. 
Bandle,  Horacio  (h.),  2/j,  Capital  federal. 
Woodgate,  Federico  C,  2 4,  Capital  federal. 
Vega  Olmos,  Ángel,  23,  Capital  federal. 

Doctores  en  medicina  veterinaria 

Accini,  Humberto,  28,  Perú. 
Beltrán,  Enrique  L.,  26,  Buenos  Aires. 
Badano,  Carlos  H.,  26,  Buenos  Aires. 
Caride,  Rodolfo,  23,  Capital  federal. 
Castro  Sanz,  Carlos  E.,  27,  Entre  Ríos. 
Costa,  Juan  Emilio,  27,  Capital  federal. 
Charles,  Enrique  E.,  23,  Capital  federal. 
Darros,  Adolfo,  32,  Buenos  Aires. 
Fernández,  Julio  A.,  il\,  Capital  federal. 
Gregores,  Alejandro  E.,  22,  Capital  federal. 
Ganduglia,   Pedro  L.,   22,  Capital  federal. 
Laurenz,  Javierz,  26,  Capital  federal. 
Luzio,  Alfredo,  22,  Capital  federal. 
López  Lecube,  Alejo  P.,  22,  Capital  federal. 
Moyano,  Osman,  ií\,  Capital  federal. 
Machado,  Arístides,  2  5,  Entre  Ríos. 


•2"í8  REVISTA  DE  I. A   UNIVERSIDAD 

Massa,  Valentín  Luis,  22,  Capital  federal. 
Pérez  Teleri,  Rodolfo,  00,  Buenos  Aires. 
Parachini,  Juan  Francisco,  2/i,  Entre  Ríos. 
Quesada,  Jaime,  3o,  Capital  federal. 
Rodríguez  Palancas,  P.,  3i,  España. 
Stefani,  Juan,  28,  Italia. 
San  tan,  Manuel,  3i,  Capital  federal. 


Ingenieros  agrónomos 

Ancizar,  Guillermo,  2G,  Colombia. 

Araujo,  José  Juan,  2  5,  Capital  federal. 

Argerich,  Guillermo,  22,  Capital  federal. 

Carril,  Luis  M.  del,  38,  Capital  federal. 

Castañeda  Vega,  Rafael,  22,  Santiago  del  Estero. 

Del  Piano,  Osear  C,  22,  Capital  federal. 

Frers,  Carlos  G.,  27,  Capital  federal. 

Lizer,  Carlos,  27,  Capital  federal. 

Marcó  del  Pont,  Adolfo,  28,  Capital  federal. 

Novillo,  Andrés  B.,  3i,  Salta. 

Natta  Maglione,  José  V.,  29,  Buenos  Aires. 

Oliveira,  Arturo  A.,  28,  Perú. 

Renacco,  Ricardo,  3o,  Italia. 

Tricco,  Pablo,   26,   Buenos   Aires. 

Valentini,  Alberto,  2/1,  Buenos  Aires. 


Contadores  públicos 

Álvarez,  Francisco  M.,  il\,  Corrientes. 
Arró,  Modesto,  2/1,  Buenos  Aires. 
Bozzola,  Antonio  M.,  29,  Capital  federal. 
Baglietto,  Manuel,  23,  Capital  federal. 
Barrau,  José,  26,  Capital  federal. 
Boero,  Juan  F.,  2/i,  Buenos  Aires. 
Bastiani,  Julio  N.,  2 4,  Capital  federal. 
Barón  Peña,  Víctor,  23,  Salta. 


MEMORIA   DE    I.A    UNIVERSIDAD 


aag 


Casacuberta,  Antonio,  27,  Capital  federal. 

Cosarinsky,  Moisés,  21,  Rusia. 

Castellano,  Carlos,  2  5,  Capital  federal. 

Dahlberg,  Julián  A.,  22,  Capital  federal. 

Fabiano,  Onofre,  28,  Capital  federal. 

Giráldez,  Manuel  J.  J.,  ií\,  Capital  federal. 

González  Llanos,  Alberto,  23,  Buenos  Aires. 

Giardini,  Alejandro  E.,  2 4,  Capital  federal. 

Guido,  Gisberto  S.,  i¡\,  Capital  federal. 

Lértora,  Aquiles  L.,  25,  Capital  federal. 

Legeren,  Alberto  C,  23,  República  Oriental. 

Lascurain,  Antonio,  20,  Entre  Ríos. 

Marín,  José  M.,  25,  Entre  Ríos. 

Mariani,  Víctor  Alilio,  28,  Capital  federal. 

Morera,  Ángel,  24,  España. 

Mellogno,  Celestino,  26,  Capital  federal. 

Neves,  Juan  C,  23,  Capital  federal. 

Nimo,  Alejandro  A.,  23,  Córdoba.     . 

Odorisio,  José  A.,  2  5,  Capital  federal. 

Oderigo,  Nicolás  J.,  !\\,  Capital  federal. 

Palcos,  Isaac,  24,  Rusia. 

Peyrotti,  Juan  B.,  25,  Salta. 

Peralta,  Celedonio  J.,  26,  Buenos  Aires. 

Rebagliati,  A.  A.,  22,  Capital  federal. 

Rossi  Cimmino,  N.,  23,  Italia. 

Rosso,  Andrés  José,  36,  Capital  federal. 

Schneider,  Hermann,  B.,  23,  Capital  federal. 

Sieyra,  Ernesto,  23,  Entre  Ríos. 

Vallaro,  Ángel,  26,  Capital  federal. 

Las  facultades  de  derecho  y  ciencias  sociales,  de  cien- 
cias médicas,  de  filosofía  y  letras  y  de  ciencias  económi- 
cas han  expedido  los  diplomas  ó  certificados  de  actitud 
que  se  detallan  á  continuación  : 


AKT.     OUl'i. 


23(3  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


FACULTAD  DE  DERECHO  Y  CIENCIAS  SOCIALES 

Carrera  diplomática 

Adolfo  Calvo,  Agustín  Eguren,  Pablo  L.  Tissone,  Osear  Per- 
lingieri,  Luis  Reynal  O'Connor,  Julio  Marc  y  Rubén  Mayer. 

Carrera  consular 
Rodolfo  Ramos  Oneto  y  Julio  Ruiz  Moreno. 

FACULTAD   DE   CIENCIAS   MÉDICAS 

Dentistas 

Juan  E.  Abella  Victorica,  Marcelio  J.  Bernaola,  Cecilia  Boschi, 
Nicolás  Bontá,  Joaquín  Chavarria,  Ergasto  Chafuen,  César  Caus- 
sat,  Alfredo  R.  Crespo,  Rufino  Demarco,  Francisco  D.  Enz, 
Fermín  A.  Fregeiro,  Armando  Fernández,  Reinaldo  P.  Gaggero, 
Juan  E.  Gerike,  Augusta  Holtz,  Gregorio  Kaminsky,  José  V. 
Lafarga,  Rosa  Lorenzo,  Roberto  G.  Luxardo,  Carlos  A.  Lago- 
maggiore,  M.  Julio  Machado,  Alba  Manini,  Donato  Murino,  Ja- 
cobo  Miller,  A.  Germán  N.  Naveira,  Fortunato  O.  Osorio,  Manuel 
P.  Parga,  Esteban  Paz,  Ernesto  C.  Pérez,  Vicente  Palermo,  Se- 
rafín R.  Regola,  Carmen  Rico,  Amoldo  C.  Rebay,  Raquel  Re- 
banaque,  Raúl  L.  Ruiz,  Juan  D.  S.  Susini  y  Emilio  C.  T.  Tufró. 

Parteras 

Sara  de  Ahumada,  Erminda  O.  de  Arpe,  Catalina  Acosta, 
Sara  A.  Almirón,  Inés  L.  de  Beaux,  Berta  L.  Combes,  María  I. 
K.  de  Caballero,  Rosa  D.  de  Caligiuri,  Angela  C.  Camera,  Se- 
gunda D.  Cópez,  María  D.  Díaz,  Emma  De  Marchi,  Misirlin  Zoé 
Cecilia  E.  Elio,  Dora  M.  F.  Fossati,  Susana  P.  de  I.  Israel, 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  23  I 

llamona  M.  de  M.  Midley,  María  Luisa  Másame,  Micaela  L.  de 
Maílla,  Juana  A.  C.  de  P.  Pérez,  Teófila  G.  de  Q.  Quiroga,  Elisa 
R.  Revigna,  Raquel  R.  de  Reccia,  Rosa  A.  de  Rosseti,  Carmen 
G.  de  Rolón,  Victoria  G.  S.  Scadagini,  María  H.  Scaffidi  y  Rosa 
Slutzky. 

FACULTAD   DE   FILOSOFÍA   Y   LETRAS  . 

Profesorado  de  segunda  enseñanza  en  lengua  latina 
Egizio  Carboni  y  Pascual  Passarella. 

Profesorado  de  segunda  enseñanza  en  higiene  y  fisiología 
Alfredo  Piuma  Schmidt. 

FACULTAD    DE    CIENCIAS    ECONÓMICAS 

Escuela  de  comercio  anexa 
Peritos  mercantiles 

Ricardo  Etcheverry,  David  Maziotti,  Abel  S.  Páez,  Armando 
Paolantonio,  José  Ignacio  Azpiazú,  Julio  N.  Bustamante,  Al- 
berto Biasotti,  Héctor  Luis  Copello,  Luciano  Garrouché,  Pilades 
Di  Garli,  Pedro  F.  Estrebou,  Mariano  Gobbi,  Carlos  Guyot(h.), 
Luis  Marforio,  Publio  C.  Massini  (h.),  José  Peláez,  Manlio  Ri- 
voira,  Guillermo  Villaverde  (h.),  Alfredo  V.  Zappi,  Luis  Al- 
varez,  Juan  Annoni,  Hércules  Bernasconi,  Juan  Cordón,  Enrique 
Driussi,  Enrique  del  Campo,  Miguel  G.  Di  Ció,  Flaudino  Evan- 
gelista, Antonio  R.  Fassio,  Luis  Gerli,  Pedro  H.  González,  Luis 
Gariboldi,  Emilio  Giacchino,  Juan  Máspero,  Raúl  P.  Monte- 
verde,  Virgilio  E.  Mancinelli,  Ottorino  Manzoni,  Orestes  Nucchi, 
Antonino  Pino,  Juan  B.  Podestá,  Ismael  Rodrigo,  Alberto  Si- 
couly,  Tito  Trebino,  Jacobo  Waisman,  Guillermo  Zapatti. 


a3a  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Traductores  públicos 

Humberto  Rolleri,  Jacinto  Z.  Caminos,  Guillermo  De  Pablo, 
Raúl  Barrera,  Manlio  H.  Crisci. 

Calígrafo  público 
Urbana  Izurieta  Aristegui. 


Resumen 

Certificados  de  la  carrera  diplomática 7 

Certificados  de  la  carrera  consular. 2 

Diplomas  de  dentista 37 

Diplomas  de  partera 28 

Certificados  del  profesorodo  de  segunda  enseñan- 
za en  lengua  latina  y  en  higiene  y  fisiología.  3 

Diplomas  de  perito  mercantil. 44 

Diplomas  de  traductor  público. 5 

Diplomas  de  calígrafo  público 1 

Total. 127 


HABILITACIÓN  DE  TÍTULOS 

Fueron  habilitados  en  virtud  de  los  Tratados  interna- 
cionales existentes,  cinco  titulares  extranjeros. 

La  nómina  que  va  en  seguida  expresa  la  distribución  de 
dichos  títulos  y  su  origen. 

Médicos 

Santiago  Ortega  Pimental,  de  la  Universidad  de  Lima;  Ben- 
jamín M.  Núñez,  de  la  Universidad  de  Montevideo. 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  233 

Farmacéuticos 

Luis  Vaca  Guzmán,  de  la  Universidad  de  Chuquisaca;  Daniel 
G.  Smith,  de  la  Universidad  de  Montevideo. 

Agrimensor 
Marcelo  Belmonti  Garbi,  de  la  Universidad  de  Montevideo. 

En  resumen,  han  sido  habilitados  tres  títulos  prove- 
nientes de  la  República  Oriental  del  Uruguay,  uno  de 
Bolivia  y  uno  del  Perú. 

REVALIDACIÓN  DE  TÍTULOS 

En  las  distintas  facultades  fueron  revalidados  l[8  títu- 
los cuya  distribución  es  como  sigue  : 

Abogado 
Ignacio  Luis  Socias,  España. 

Médicos 

Benjamín  Bompland,  Francia. 

José  Guarmeri,  Italia. 

José  Casellas  y  Sola,  España. 

Erich  Hiller,  Alemania. 

César  Yannuzzi,  Italia. 

Ernesto  Baúl  Lehmann,  Francia. 

Joñas  Morris,  Inglaterra. 

Matilde  Julia  Krosting  Michelovysky,  Francia. 


234  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

Fernando  Pérez  y  Botella,  España. 
Pompeyo  Saibene,  Italia. 
Sofía  Wollman,  Rusia. 
Cosmo  Riccio,  Italia. 
Humberto  Rusca,  Italia. 
Antonio  Villarino  Áreas,  España. 

Farmacéuticos 

Tomás  Aldaz  Bengolea,  España. 

Francisco  Arcuhi,  Italia. 

Erico  Ahrens,  Alemania. 

Armando  Blasi,  Italia. 

Guisante  Borgondo. 

Favio  Favi. 

Vicente  Huidobro  y  Cascajo. 

Inocencio  Laborda,  España. 

Francisco  Morgan  tini,  Italia. 

Arcadio  Mammarella,  Italia. 

Emilio  Negri,  Italia. 

Ediberto  Torezano  y  Martín,  España. 

Dentista 
Eugenio  .1.  O'Curry,  Estados  Unidos  de  Norte  América. 

Parteras 

Juana  Cecchini,  Italia. 
Eugenio  Ferrara,  Italia. 
Emilia  Kate  Holford,  Inglaterra. 
Elisa  Brun,  Dinamarca. 
Filomena  T.  Gondret,  Francia. 
Ana  Ponti,  Italia. 
Teresa  Perino,  Italia. 
Asunta  Repetto,  Italia. 


MEMORIA   DE   LA  UNIVERSIDAD 


235 


Nela  Ribes,  Francia. 
Rosa  Scarzi  y  de  Fontana,  Italia. 
Pierina  Rentirosi,  Italia. 
Josefina  Vassarotto,  Italia. 
Sara  Justa  Wits,  Rusia. 

Ingenieros  civiles 

Ciro  T.  Rrady,  Estados  Unidos  de  Norte  América. 
Franck  Lavalle  Cobo,  Italia. 
Amoldo  JMaione,  Italia. 
Albino  Vollenweider,  Suiza. 

Ingeniero  mecánico 
Francisco  Prati,  Italia. 

Arquitectos 

Carlos  A.  Schmitt,  Alemania. 
Raúl  Villalonga,  Francia. 


Totales 

De  Italia 23 

De  España 8 

De  Francia 6 

De  Alemania 3 

De  Estados  Unidos  de  Norte  América. ....  2 

De  Dinamarca. i 

De  Inglaterra. 2 

De  Rusia 2 

De  Suiza i 

48 


¡36  REVISTA   DE   I. A   UNIVERSIDAD 


PREMIOS 


En  el  mismo  año  se  entregó  el  premio  medalla  de  oro 
á  los  siguientes  alumnos  : 

Doctor  en  jurisprudencia 
Carlos  Alberto  Acevedo,  del  curso  de  191 3. 

Doctor  en  medicina 
Juan  C.  Ahumada,  del  curso  de  191 3. 

Ingeniero  civil 
Ernesto  Schulte,  del  curso  de  1913. 

Doctor  en  química 
Orsini  F.  F.  Nicola,  del  curso  de  191 3. 

Obtuvieron  diploma  de  honor  los  siguientes  señores  : 

Doctores  en  jurisprudencia 

Horacio  Heriberto  Dobranich,  del  curso  de  191 2;  Eduardo 
Díaz  de  Vivar,  José  Francisco  Oderigo,  Leónidas  Anastasi,  Ja- 
vier López,  Agustín  Pestalardo  y  Ricardo  Olivera,  del  curso  de 
1913. 

Doctores  en  medicina 
Adolfo  V.  Sacco,  Guillermo  Madero,  Juan  A.  Carrera,  Nerio 


MEMORIA   DE  LA   UNIVERSIDAD  23"J 

A.  Rojas,  Manuel  N.  Novas,  Francisco  Belgeri,  Amadeo  Mendaro, 
Federico  Chiossone  y  Clemente  J.  Benítez,  del  curso  de  19 10. 

Ingeniero  civiles 
Pedro  Roth  y  Carlos  M.  Palacio,  del  curso  de  1918. 

Arquitecto 

Raúl  Togneri,  del  curso  de  1913. 

Además  de  los  anteriormente  enumerados,  las  faculta- 
des otorgaron  los  siguientes  premios  : 

Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

Premio  «  Facultad  y  Centro  jurídico  »  :  á  la  tesis  del  doctor 
Teodoro  Becú:  premio  «Alberto  Gallo»:  al  doctor  Agustín 
Pestalardo;  premio  «  Cincuentenario  del  Código  de  comercio  »  : 
al  trabajo  del  doctor  Carlos  Alberto  Acevedo. 

Facultad  de  ciencias  médicas 

Premio  «  Doctor  Eduardo  YY  ilde  »  :  á  la  tesis  del  doctor  Ne- 
rio  A.  Rojas. 

Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 
Premio  «  Ader  »,  año  1913  :   al  ingeniero  civil  Pedro  Roth. 

ACTOS  PÚBLICOS  DE  LAS  FACULTADES  É  INSTITUTOS  ANEXOS 


Además  de  los  cursos  regulares  de  la  distintas  faculta- 


-i  38 


REVISTA   DE  LA    UNIVERSIDAD 


des  é  institutos  anexos,  durante  el  año  de  1 9 1 4  tuvieron 
lugar  los  siguientes  actos  públicos  y  conferencias  : 

En  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  : 

La  inauguración  anual  de  los  cursos  por  el  decano. 

Una  fiesta  patriótica  organizada  por  el  Centro  ele  estudiantes 
de  derecho,  para  conmemorar  el  aniversario  de  la  Revolución 
de  mayo. 

Tres  conferencias  del  doctor  Vicente  Gay  sobre  «  Las  mani- 
festaciones del  imperialismo  europeo  y  su  acción  en  la  vida 
mundial  ». 

Diez  y  nueve  conferencias  del  doctor  Benjamín  Larroque  so- 
bre «  Medicina  legal  ». 

Una  conferencia  del  doctor  Mariano  de  Vedia  y  Mitre  sobre 
«  La  acefalía  presidencial  »  y  otra  del  doctor  Juan  José  Britos 
(h.),  sobre  «  La  ley  de  quiebras  á  través  de  un  caso  judicial », 
ambas  patrocinadas  por  el  Centro  jurídico  y  de  ciencias  socia- 
les, y,  patrocinada  por  el  Centro  de  estudiantes  de  derecho,  el 
doctor  Vicente  Gay  pronunció  una  conferencia  sobre  «  La  Uni- 
versidad y  su  misión  nacional  ». 

En  la  Facultad  de  ciencias  exactas  físicas  y  naturales  : 

El  doctor  Guillermo  Schaefer  pronunció  conferencias  sobre 
Bioquímica;  el  doctor  Camilo  Meyer,  de  Física  matemática;  el 
doctor  Martiniano  M.  Leguizamón,  de  Química  tecnológica;  el 
doctor  Carlos  A.  Sagastume,  de  Química  analítica  aplicada  á  la 
Biología,  y  el  ingeniero  Antonio  Restagno,  sobre  Salubridad. 

El  consejo  directivo  entregó,  en  sesión  extraordinaria  y  con- 
vocado á  ese  solo  efecto,  el  diploma  de  Doctor  honoris  causa  en 
ciencias  naturales,  al  doctor  Eduardo  L.  Holmberg. 

En  la  Facultad  de  filosofía  y  letras  : 

El  señor  Julio  Navarro  Monzo,  dio  cinco  conferencias,  con 
ig5  oyentes,  sobre  Literatura  portuguesa;  el  ingeniero  Antonio 
Restagno,  nueve  conferencias,  con  216  oyentes,  sobre  Higiene 
escolar;  el  doctor  Christofredo  Jakob,  una  conferencia,  con  i/¡o 
oyentes,  sobre  Religiones  orientales;  M.  Pierre  Denis,  diez  y 
seis  conferencias,  con  91  oyentes,  sobre  Geografía;  el  doctor 
Teófilo  Wechsler,  dos  conferencias,  con  270  oyentes,  sobre  Reli- 


MEMOKIA  DE  LA  UNIVEKSIDAD  23q 

giones  orientales;  el  señor  Hugo  de  Achával,  una  conferencia, 
con  1 6o  oyentes,  sobre  El  platonismo  en  la  vida  y  en  las  poesías 
de  Lorenzo  de  Médicis;  el  señor  Ramón  Menéndez  y  Pidal,  seis 
conferencias  sobre  la  personalidad  de  Menéndez  y  Pelayo,  con 
695  oyentes,  una  sobre  Filología,  con  i58  oyentes,  y  cuatro  sobre 
Lope  de  Vega,  con  112  oyentes;  el  emir  Emin  Arslan,  una  confe- 
rencia sobre  Religiones  orientales,  con  365  oyentes. 

En  el  Colegio  nacional  de  Buenos  Aires  : 

El  señor  Carlos  Gutiérrez,  disertó  sobre  «  Ameghino  » ;  el 
doctor  Manuel  Caries,  sobre  «  Las  virtudes  marciales  »  y  «  El 
misticismo  en  la  civilización»;  el  señor  Ricardo  Monner  Sans, 
sobro  «Juan  Ruízde  Alarcón,  el  dramaturgo»  y  ((Juan  Ruíz 
de  Alarcón,  el  moralista  » ;  el  señor  Aníbal  Moliné,  sobre  «  Deli- 
cadeza de  sentimientos  en  los  poetas  latinos  » ;  el  doctor  Luciano 
Abeille,  sobre  «  Cicerón,  orador  forense  »;  el  doctor  Mario  Sáenz, 
sobre  «  La  gloria  de  don  Ramiro  »;  el  doctor  Juan  G.  Beltrán, 
sobre  «  Las  bases  modernas  de  la  geografía  »  é  «  Interpretación 
nacional  de  la  Constitución  argentina  » ;  el  doctor  Luis  Peludo, 
sobre  «  La  asamblea  de  181 3  »;  el  doctor  Carlos  M.  Morales,  so- 
bre «  Una  rama  de  la  higiene  de  Buenos  Aires  »;  el  doctor  Enri- 
que Herrero  Ducloux,  sobre  «  El  problema  del  ázoe  »;  el  señor 
Carlos  Gutiérrez  Larreta,  sobre  «  La  belleza  de  los  ídolos  » ;  el 
señor  Enrique  García  Velloso,  sobre  «  Los  poetas  de  la  tiranía  » : 
el  doctor  Camilo  Morel,  sobre  «  El  paralelismo  entre  las  tenden- 
cias estéticas  que  dominan  la  literatura  y  las  que  aparecen  en  la 
pintura  en  Francia  en  el  siglo  xix  » ;  el  doctor  Jorge  Magnin,  so- 
bre ((  Los  rayos  ultravioletas  »;  el  señor  Virgilio  Tedeschi,  sobre 
«  Nuevas  ideas  acerca  de  la  estructura  de  la  materia,  de  la  elec- 
tricidad y  de  la  energía  »;  el  doctor  Arturo  Giménez  Pastor,  so- 
bre «  Echeverría  » ;  el  ingeniero  Tebaldo  J.  Ricaldoni,  sobre  «.  Al- 
ma física  »,  y  el  doctor  Alcides  Calandrelli,  sobre  «  La  naciona- 
lidad ».  El  ingeniero  Rafael  Lynch,  dio  doce  clases  de  ajedrez. 


2/(0  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


MOVIMIENTO  DE  FONDOS 


El  balance  de  la  tesorería  que  acompaño  pormenoriza 
las  entradas  y  las  salidas  de  recursos  que  ha  tenido  la  uni- 
versidad en  el  año  que  relato. 

Acompañan  á  esta  Memoria,  ademas  del  balance  que 
acabo  de  mencionar,  los  cuadros  que  expresan  el  resulta- 
do de  los  exámenes  rendidos,  la  asistencia  de  los  profeso- 
res y  la  nómina  de  las  tesis  presentadas  á  las  distintas 
Facultades. 

Dejo  cumplida  la  disposición  del  artículo  21,  inciso 
ih°,  de  los  estatutos,  y  con  este  motivo  me  es  grato  reite- 
rar á  vuestra  excelencia  las  seguridades  de  mi  considera- 
ción distinguida. 

Eufemio  Uballes. 
R.  Colón. 


ANEXOS 


EXÁMENES   DE    TESIS   RENDIDOS   EN   LAS   SIGUIENTES   FACULTADES 
Á   CONTAR   DESDE   EL    Io   DE   ENERO   AL    3 1    DE   DICIEMBRE  DE    IC)l4 

Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

Amadeo  Spinetto,  El  procedimiento  penal  durante  la  Colo- 
nia, t\  punios. 

Santiago    Baque,    Alberdi.    Su  influencia  en  la  organización 


MKMOIUA    Di;  I, A   UNIVERSIDAD  2^1 

política  en  el  Estado  argentino  (recomendada  á  «  Premio  Fa- 
cultad»), 10  puntos. 

Juan  B.  Peña,  Transformaciones  de  la  doctrina  de  Monroe,  6 
puntos. 

Luis  Tiscornia,  Procedimiento  penal  durante  la  Colonia,  ~ 
puntos. 

Antonio  García  Maguel,  Procedimiento  penal  durante  la  Co- 
lonia, 4  puntos. 

Alberto  Zaballa  Moreno,  Procedimiento  penal  durante  la  Co- 
lonia, i  punto. 

Carlos  E.  Lezica,  Procedimiento  penal  durante  la  Colonia,  9 
puntos. 

Pablo  Pérez  del  Cerro,  Procedimiento  penal  durante  la  Co- 
lonia, 6  puntos. 

Luis  Bianchi,  Prueba  de  presunciones.  Jurisprudencia  argen- 
tina en  la  materia,  7  puntos. 

Jorge  Figueroa  Alcor ta,  Prueba  de  presunciones.  Jurispru- 
dencia argentina  en  la  materia,  6  puntos. 

Ismael  Basaldúa,  Prueba  de  presunciones.  Juriprudencia  ar- 
gentina en  la  materia,  [\  puntos. 

Eduardo  C.  Ríos,  Prueba  de  presunciones.  Jurisprudencia  ar- 
gentina en  la  materia,  9  puntos. 

Enrique  A.  La  Rosa,  Influencia  civil  de  la  cosa  juzgada  en  lo 
criminal,  7  puntos. 

Miguel  Andreau,  Oralidad  del  juicio,  8  puntos. 

Jacinto  Reynoso,  Oralidad  del  juicio,  3  puntos. 

Pedro  I.  Salas,  Procedimiento  criminal.  Justicia  oral,  7  puntos. 

Francisco  Albarracín,  La  justicia  militar  en  la  República  Ar- 
gentina, 8  puntos. 

Justo  P.  Farías,  La  evolución  de  la  moral  en  la  República 
irgentina,  insuficiente. 

Wenceslao  Segovia,  Herencia  psíquica  como  antecedente  en 
el  derecho  penal,  8  puntos. 

Carlos  R.  Picardo,  La  delincuencia  en  la  República  Argentina, 
6  puntos. 

Teodoro  Granel,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

Carlos.  Gogeascoechea,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  6 
puntos. 


:íl\2  revista  de  la  universidad 

José  R.  Meana,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

Juan  J.  Udabe,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

Arturo  Billordo,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

José  León  Rodeyro,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación;,  9 
puntos. 

Emilio  Molina  Carranza,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación, 
8  puntos. 

Miguel  A.  Soler,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  6  puntos. 

José  A.  Mouchet,  La  reforma  á  la  Constitución  de  1860,  7 
puntos. 

Francisco  Tiscornia,  La  reforma  á  la  Constitución  de  1860, 
6  puntos. 

Arturo  González  Arce,  La  reforma  á  la  Constitución  de  1860, 

Enrique  Udaquiola  Vidal,  La  reforma  á  la  Constitución  de 
1860,  6  puntos. 

Pablo  L.  Tissone,  Las  huelgas  como  causa  de  fuerza  mayor 
en  el  contrato  de  transporte,  10  puntos. 

Kurt  Schuler,  Las  huelgas  como  causa  de  fuerza  mayor  en 
el  contrato  de  transporte,  10  puntos. 

Andrés  González  Llamazares,  Seguro  contra  incendio  ante  la 
jurisprudencia  argentina,  10  puntos. 

David  D'Alberti,  Las  sociedades  de  hecho  en  Código  de  co- 
mercio argentino,  1  punto. 

Conrado  De  Cusatis,  Nacionalización  y  asimilación  de  extran- 
jeros, 9  puntos. 

Manuel  A.  Zuloaga,  Nacionalización  y  asimilación  de  extran- 
jeros, 9  puntos. 

Carlos  Ortiz  Grognet,  Nacionalización  y  asimilación  de  ex- 
tranjeros, 7  puntos. 

Pedro  Veronelli,  La  naturalización  de  extranjeros  ante  nues- 
tra Constitución,  nuestras  leyes  y  nuestras  necesidades,  10  puntos. 

Hermelindo  Rocha,  La  naturalización  de  extranjeros  ante  nues- 
tra Constitución,  nuestras  leyes  y  nuestras  necesidades,  !\  puntos. 

Edmundo  J.  Rosas,   Ciudadanía  y  naturalización,  8  puntos. 

Héctor  González  Iramain,  Responsabilidad  civil  del  Estado, 
4  puntos. 

Juan  A.  Inchauspe,  Responsabilidad  civil  del  Estado,  apuntos. 

Julio  Molina,  Responsabilidad  civil  del  Estado,  4  puntos. 


MEMORIA  D15  LA   UNIVERSIDAD  243 

F.  Benigno  Martínez,  El  Poder  Ejecutivo  en  los  estatutos,  re- 
glamentos y  constituciones  y  las  provincias ;  su  reglamentación 
y  funcionamiento,  t\  puntos. 

Aníbal  I.  Ramos,  Medios  más  eficaces  para  fomentar  la  ma- 
rina mercante  nacional,  6  puntos. 

Enrique  Lecot,  La  ley  de  cabotaje  nacional  y  su  influencia  en 
el  comercio  nacional.  (No  se  presentó  al  examen  oral.) 

Antonio  de  Tomasso,  El  impuesto  al  mayor  valor  de  los  bie- 
nes inmuebles,  9  puntos. 

David  Cogan,  El  impuesto  al  mayor  valor  de  los  bienes  in- 
muebles, 9  puntos. 

Castor  A.  Córdoba,  Contralor  constitucional  de  los  gastos 
públicos.  Su  definición;  ventajas  de  la  creación  de  un  tribunal 
ó  corte  de  cuentas. 

Martín  J.  Arriada,  Reformas  constitucionales  y  legales  para 
la  regularización  de  nuestro  sistema  de  gastos  públicos,  7  puntos. 

Víctor  J.  Sabaria,  Historia  é  influencia  del  papel  moneda  en 
en  desenvolvimiento  económico  argentino,  7  puntos. 

Miguel  A.  Martínez,  Los  tipos  de  las  sociedades  comerciales 
incorporadas  á  nuestro  Código,  referidas  á  las  exigencias  de 
nuestro  comercio,  insuficiente. 

Víctor  María  Jiménez,  Los  tipos  de  las  sociedades  comerciales 
incorporadas  á  nuestro  Código,  referidas  á  las  exigencias  de 
nuestro  comercio,  insuficiente. 

P.  V.  Sánchez  Zelada,  La  sociedad  de  hecho  en  nuestro  Código 
de  comercio,  3  puntos. 

Julio  Méndez,  Las  reformas  á  la  Constitución  de  1860,  10 
puntos. 

Gustavo  A.  Caraballo,  Las  reformas  á  la  Constitución  de  1860, 
6  puntos. 

Martín  Acevedo,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

H.  J.  Etcheverry,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

Ángel  M.  Méndez,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

José  Taveira.  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  6  puntos. 

Fermín  Murguiondo,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7 
puntos. 

Leopoldo  Larco,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  7  puntos. 

Manuel  S.  Ruíz,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  8  puntos. 


>.'\\  UK VISTA  DE  LA  CNIVEHSIDAD 

Hugo  Alsina,  El  voto  obligatorio  y  su  aplicación,  8  puntos. 

Joel  Dulce,  Naturalización  de  extranjeros.  La  Constitución 
y  la  reforma  de  la  ley  de  ciudadanía  y  naturalización,  9  puntos. 

C.  Maturana,  Reglamentación  protectora  del  trabajo ;  garan- 
tía contra  los  riesgos,  8  puntos. 

Mario  V.  Pórtela,  El  siuealing  system,  6  puntos. 

Juan  11.  Podes tá,  Justicia  de  menor  cuantía,  6  puntos. 

Guillermo  Rodríguez,  Justicia  de  menor  cuantía,  6  puntos. 

Emilio  Musté,  Justicia  de  menor  cuantía,  7  puntos. 

Guillermo  Fonrouge,  Justicia  de  menor  cuantía,  7  puntos. 

Juan  Pignier,  Justicia  de  menor  cuantía,  9  puntos. 

Orestes  Origone,  Justicia  de  menor  cuantía,  7  puntos. 

Eduardo  Domínguez  Ortiz,  Justicia  de  menor  cuantía,  8 
puntos. 

Fernando  Del  Río,  Justicia  de  menor  cuantía,  7  puntos. 

Alejandro  Herosa,  Justicia  de  menor  cuantía,  9  puntos. 

Víctor  Quenón,  Justicia  de  menor  cuantía,  9  puntos. 

Armando  Davel,  Justicia  de  menor  cuantía,  9  puntos. 

J.  .1.  della  Paolera,  Justicia  de  menor  cuantía,  6  puntos. 

Zacarías  Sánchez,  Justicia  de  menor  cuantía,  6  puntos. 

R.  Díaz  Ulloque,  Justicia  de  menor  cuantía,  7  puntos. 

Diego  Pereyra,  Justicia  de  menor  cuantía,  6  puntos. 

Miguel  A.  Aráoz,  Las  presunciones  y  la  jurisprudencia  argen- 
tina, 7  puntos. 

Manuel  F.  Pascual,  Distribución  de  las  tierras  de  propiedad 
privada.  Constitución  de  la  pequeña  propiedad  por  expropia- 
ción parcial  de  los  latifundios.  Estudios  de  los  proyectos  pre- 
sentados al  Congreso  nacional,  9  puntos. 

Adolfo  Rosemberg,  Distribución  de  las  tierras  de  propiedad 
privada.  Constitución  de  la  pequeña  propiedad  por  expropia- 
ción parcial  de  los  latifundios.  Estudios  de  los  proyectos  pre- 
sentados al  Congreso  nacional,  4  puntos. 

B.  San  Martín,  Distribución  de  las  tierras  de  propiedad 
privada.  Constitución  de  la  pequeña  propiedad  por  expropia- 
ción parcial  de  los  latifundios.  Es  ludios  de  los  proyectos  pre- 
sentados al  Congreso  nacional,  7  puntos. 

J.  E.  Benavente,  Leyes  de  riego  (recomendada  al  premio  Fa- 
cultad), 10  puntos. 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  245 

Roberto  Ponsa,  Leyes  de  riego,  insuficiente. 

Leocadio  Paz,  El  petróleo  y  su  legislación,  5  puntos.     ■ 

Manuel  Ávila  (h.),  Las  manifestaciones  de  voluntad  y  sus 
efectos  en  el  Código  civil  argentino,  3  puntos. 

Fernando  Cermesoni,  Las  manifestaciones  de  voluntad  y  sus 
efectos  en  el  Código  civil  argentino,  9  puntos. 

Mario  A.  Belgrano,  Responsabilidad  civil  del  estado,  8  puntos. 

Facultad  de  ciencias  médicas 

Guillermo  Foley,  Hipertrofia  del  timo,  8  puntos. 

Benjamín  D.  Martínez,  La  gonococcia,  8  puntos. 

Atilio  C.  Grapiolo,  Tratamiento  quirúrgico  de  las  peritonitis 
aguda,  9  puntos. 

Edmundo  B.  Ríes,  Contribución  al  estudio  de  la  torsión  del 
pedículo  de  los  quistes  del  ovario  y  del  par  ovario,  7  puntos. 

Máximo  M.  Casteigts,  La  amino-acidaria  como  signo  de  insu- 
ficiencia Jiepútica,  10  puntos. 

Jorge  J.  Mottet,  Fracturas  diafisiarias.  Tratamiento,  7  puntos. 

Julio  de  la  Vega  Valle  jo,  Contribución  al  estudio  de  la  derma- 
titis polimorfa,  pruriginosa,  dolorosa  del  embarazo  ó  herpes  ges- 
tatiarus,  9  puntos. 

Arturo  Schneidewind,  Litiasis  renal,  9  puntos. 

Agustín  Berisso,  Consideraciones  sobre  la  neurosis  traumática, 

9  puntos. 

Jerónimo  H.  Loray,  Inversión  de  útero  por  fibroma,  6  puntos. 

José  J.  Berterini,  Epilepsia  jacksoniana.  Diagnóstico  etioló- 
gico,  10  puntos. 

Onofre  Catalano,  Pénfigo  crónico,  7  puntos. 

Ramón  B.  Silva,  Estados  melancólicos  y  conestésicos,  8  puntos. 

Enrique  P.  Bagnati,  Contribución  al  estudio  de  la  raquinovo- 
cocainización  en  cirugía,  8  puntos. 

Juan  A.  Rivas,  Exonfalia,  8  puntos. 

Salvador  J.   Maciá,  Invaginación  intestinal,  9  puntos. 

Víctor  Rodríguez,  Embarazo  ectópico,  6  puntos. 

x\tilio  Gorostarzu,  Contribución  al  estudio  de  la  coqueluche, 

10  puntos. 


^46  REVISTA   DE   LA    UiNlVEllSlUAD 

Juan  Garulla,  La  insuficiencia  ovúrica,  7  puntos. 

Miguel    C.    Coda,   Las    lipomas  retro-peritoneadas,  8  puntos. 

Juan  Correa,  Derivación  alta  temporaria  de  orina  en  el  trata- 
miento de  las  fístulas  perineales,  8  puntos. 

Alberto  Sobral,  Osteomielitis  aguda  de  crecimiento,  7  puntos. 

Ernesto  T.  Frers,  Angina  herpélica  y  sus  complicaciones,  8 
puntos. 

Miguel  A.  Goñi,  Tumores  del  mediastino,  7  puntos. 

Miguel  Celia  Lombardo,  Estudio  médicosocial  de  aborto  cri- 
minal, 7  puntos. 

R.  González  Figueroa,  Adenopatiatráqueo-bronquia,  5  puntos. 

Alilio  Guaita,  La  fiebre  tifoidea,  8  puntos. 

Manuel  Castiñeiras,  El  liaba  del  calabar,  estudio  toxicólo g ico, 
fisiológico  y  terapéutico  de  su  principal  alcaloide :  la  eserina,  8 
puntos. 

Ludovico  Fació,  Contribución  al  estudio  de  la  disenteria  ami- 
brana  y  de  su  tratamiento  por  el  clorhidrato  de  emetina,  9  puntos. 

Vicente  Pérez,  Pericolitis  membranoso  de  Jackson  y  acoda- 
dura  ileal  de  Lame,  9  puntos. 

Obdulio  Hernández,  Tratamiento  de  las  afecciones  cutáneas 
por  el  radium,  5  puntos. 

Fernando  Pozzo,  Identificación,  8  puntos. 

A.  Gianattassio,  Deontología  médica,  7  puntos. 

Celestino  Lanza,  Paralelismo  entre  las  distintas  técnicas  de 
pubiotomía,  9  puntos. 

Valentín  Ojeda,  Tratamiento  de  la  anquilosis  del  codo,  8 
puntos. 

Emilio  Planes,  Embarazos  extrauterinos,  8  puntos. 

José  de  Pereira,  Cesáreas  tardías,  10  puntos. 

Julio  L.  Ayzaguer,  El  tétano  y  su  tratamiento,  7  puntos. 

Emilio  Catalán,  Las  locuras  sistemáticas,  10  puntos. 

Alberto  Solari,  Consideraciones  sobre  la  fiebre  tifoidea,  9 
puntos. 

Salvador  Patané,  Algunas  consideraciones  sobre  tratamiento 
quirúrgico  de  las  úlceras  del  estómago  y  sus  complicaciones,  8 
puntos. 

Erardo  Parma,  Seudoartrosis  y  su  tratamiento,  7  puntos. 

Rodolfo  A.  Borzone,  N omohemobilinas  y  la  práctica,  9  puntos. 


MEMORIA    DE   LA    UNIVERSIDAD  247 

Federico   Cantoni,   Pubiotomia,  9  puntos. 

F.  F.  Barroetaveña,  Tratamiento  por  la  nucleoproteína  gono- 
cócica,  8  puntos. 

José  R.  Cereijo,  El  colargol  en  obstetricia,  8  puntos. 

Nicolás  Romano,  Contribución  al  estudio  de  las  anginas  cere- 
brales, 10  puntos. 

Julio  Hansen,  Reumatismo  tuberculoso  articular,  9  puntos. 

Ernesto  L.  Pinto,  Consideraciones  de  un  caso  de  embarazo 
tubario  á  término,  7  puntos. 

Alfredo  D.  Busana,  Las  hernias  retrovaginales,  9  puntos. 

Héctor  de  Kemmeter,  Hernia  diafragmática  de  origen  traumá- 
tico, 9  puntos.  i 

Ernesto  B.  Vázquez,  Placenta  previa,  6  puntos. 

Fidel  Alsina,  La  vía  baja  en  el  tratamiento  de  los  fibromas  ute- 
rinos, 10  puntos. 

Raúl  De  Grandi,  Contribución  al  estudio  de  la  tuberculosis 
anexial,  9  puntos. 

F.  A.  Fazio,  Diagnóstico  raquídeo  de  la  sífilis  del  sistema  ner- 
vioso central  (reacción  de  Noguclii),  10  puntos. 

Arturo  A.  Crocco,  Reumatismo  tuberculoso,  9  puntos. 

Mario  Merello,  Consideraciones  diagnósticas  y  tratamiento  de 
la  litiasis  biliar,  10  puntos. 

Alberto  G.  Fages,  La  seroreacción  de  Abderhaldeir  en  el  em- 
barazo, 9  puntos. 

Miguel  Barbich,  Osleosathirosis  idiopática,  8  puntos. 

Eugenio  S.  Weiler,  La  vacunoterapia  gonocóccica  en  las  afec- 
ciones ulero-anexiales,  10  puntos. 

Hernando  Magliano,  Consideraciones  sobre  la  lactancia  y  el 
destete,  4  puntos. 

Luis  G.  Gismondi,  Ulcera  simple  del  intestino  delgado,  9 
puntos. 

Luis  M.  Gasquet,  Cirrosis  cardiotuberculosa,  8  puntos. 

R.  López  Domínguez,  Placenta  previa,  9  puntos. 

Alfredo  Casaubón,  La  diabetes  en  la  infancia,  9  puntos. 

Miguel  Belascuain,  Bronquitis  asmáticas,  4  puntos. 

J.  Agustín  Gatti,  Estado  actual  de  la  terapéutica  coloidal,  8 
puntos. 

Salvador  F.  Mal  donado,  Rupturas  espontáneas  y  traumáticas 


248  HEVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

de   la   duramadre   craneana  en   los   recién   nacidos,    10  puntos. 

Marco  Acuña,  La  rinoplastía  en  las  grandes  destrucciones  na- 
sales, 8  puntos. 

Enrique  Mouchet,  Introducción  á  la  fisiología  y  patología  del 
espíritu  ó  sea  de  la  naturaleza  del  alma,  10  puntos. 

Juan  M.  de  la  Vega,  Hemorragias  intestinales  en  la  fiebre  ti- 
foidea, i  o  pontos. 

María  Esther  Kamisky,  Puericultura,  7  puntos. 

Pablo  V.  Pomar,  Tratamiento  del  tétano,  10  puntos. 

Ernesto  Accame,  La  arteriotomia  en  las  embolias  de  los  miem- 
bros, 9  puntos. 

Ricardo  S.  Malbrán,  La   ovariotomía   vaginal  en   quistes   de 
ovario,  9  puntos. 

Jorge  Máspero  Castro,  Tratamiento  de  la  tuberculosis  pulmo- 
nar por  el  neumotorax  artificial,  9  puntos. 

Miguel  Boni  Osorio,  Parálisis  general  progresiva,  8  puntos. 

Julio  B.  de  Quiros,  Heredosífilis  precoz,  9  puntos. 

Vicente  Gutiérrez,  La  pílorogastrectomia ;  contribución  á  su 
técnica,  10  puntos. 

Enrique  A.  Beretervide,  La  hipertrofia  del  timo,  10  puntos. 

Ismael  Llano,  Consideraciones  médicolegales  sobre  el  pronós- 
tico en  los  traumatismos  oculares,  7  puntos. 

Carlos  F.  Astiz,  Las  formas  septicémica  y  granúlica  de  la  in- 
fección tuberculosa,  10  puntos. 

Francisco  Avellaneda,  La  electrólisis  en  las  estenosis  del  cue- 
llo, 8  puntos. 

J.  Ortuño  González,  Diferentes  vías  de  absorción  del  éter  para 
anestesia  general,  8  puntos. 

Pedro  Lecona,  Muerte  realty  muerte  aparente,  5  puntos. 

Blas  A.  Viola,  El  radium  y  la  radioterapia  de  los  tumores  del 
útero,  8  puntos. 

Carlos  Luna,  Tratamiento  quirúrgico  del  bocio  exoftálmico, 
5  puntos. 

Alfredo  Speroni,   Ortocardioradiografía,  9  puntos. 

Rafael  Cisneros,  La  electroignición  en  la  terapéutica  del  cán- 
cer, 10  puntos. 

Nicolás  Fasulino,    Tratamiento  de  la  artritis   tuberculosa,  5 
puntos. 


MEMORIA  DE   LA  UNIVERSIDAD  ll\§ 

Vicente  Santos  Martini,  Manifestaciones  intestinales  en  el  cán- 
cer y  úlcera  del  estómago,  10  puntos. 

Manuel  Cossio,  Enfermedades  del  concato,  8  puntos. 

Juan  J.  Espil,  Estenosis  congénitas  del  cuello  de  la  matriz  y 
tratamiento  quirúrgico,  7  puntos. 

Osear  Gómez,  Desprendimiento  prematuro  de  placenta  nor- 
malmente insertada,  8  puntos. 

E.  S.  J.  Simonelti,  El  asma,  6  puntos. 

Enrique  Pasques,   Viscocidad  sanguínea,   10  puntos. 

Pedro  E.  Wiurnos,  Sistema  de  hospitalización  de  alienados 
en  la  República  Argentina,  5  puntos. 

Pedro  L.  Errecart,  Tratamiento  quirúrgico  de  la  tuberculosis 
laríngea,  8  puntos. 

Felipe  F.  Carranza,  Cirugía  conservadora  del  ovario,  6 
puntos. 

Bernardo  Igarzábal,  Contribución  al  estudio  del  tratamiento 
quirúrgico  de  la  tuberculosis  renal,  8  puntos. 

I.  Carmona  Ríos,  Púrpura  infantil;  su  patogenia,  7  puntos. 

Juan  M.  Blanco,  Ránulas,  7  puntos. 

Félix  J.  Liceaga,  Surcos  y  apuntaciones  congénitos,  9  puntos. 

Rómulo  Gil,  Alteraciones  oculares  en  los  tumores  hipofisa- 
rios,  10  puntos. 

Santiago  Barabino,  Arritmias,  10  puntos. 

Amadeo  Grimaldi,  Metástasis  ováricas  de  los  carcinomas  gás- 
tricos, 8  puntos. 

Clemente  J.  Sañudo,  Distocia  por  pelvis  raquítica,  9  puntos. 

Raúl  Vieyra,  Sintomatología  de  la  parálisis  general,  10  puntos. 

Alberto  Viñas,  Neuralgias  del  trigémino  (tratamiento  por  las 
inyecciones  de  alcoliol),  7  puntos. 

Gregorio  Beyrne,  Quistes  hidáticos  del  mesenterio,  7  puntos. 

Guillermo  P.  Goñalons,  Estudio  fisiológico,  clínico  y  terapéu- 
tico de  las  funciones  del  ovario,  10  puntos. 

Héctor  De  Cusatis,  Localizaciones  y  formas  múltiples  de  los 
quistes  hidáticos,  7  puntos. 

Juan  A.  Savino,  La  invaginación  intestinal  y  su  tratamiento,  7 
puntos. 

Rosario  Berón,  Histerectomia  en  las  degeneraciones  malignas 
del  útero ;  estudio  clínico,  8  puntos. 


25o  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Juana  Jachesky,  Consideraciones  sobre  la  espina  bífica,  8 
puntos. 

Corina  Mallo,  Subalimentación  en  la  primera  infancia,  7 
puntos. 

Alberto  F.  Roth,  Contribución  al  estudio  de  los  tirlicolis  espe- 
cíficos, 9  puntos. 

M.  V.  Quinteros,  Dilatación  rápida  y  forzada  del  cuello  uteri- 
no. Paralelo  entre  los  diversos  métodos,  8  puntos. 

J.  M.  Villanueva,  Contribución  al  estudio  de  la  actinomicosis 
en  la  República  Argentina,  7  puntos. 

Luisa  De  Giácomo,  Hemisección  traumática  de  la  medula  con 
sindroma  Brown-Séquard,  9  puntos. 

J.  M.  Carro  Campos,  Contribución  al  estudio  de  las  insercio- 
nes viciosas  de  la  placenta,  8  puntos. 

Arturo  Alderete,  Crup,  8  puntos. 

Jorge  Basavilbaso,  Rinoplastía,  8  puntos. 

Florencio  Arias,  Reacción  de  Maing-Weisg,  7  puntos. 

César  Parody,  Trastornos  gastrointestinales  de  origen  psico- 
neuro pático,  7  puntos. 

Vicente  E.  Bernasconi,  Las  poliglobulias,  9  puntos. 

H.  R.  Martínez  Leanes,  Debilidad  renal,  9  puntos. 

Juan  F.  Fiorillo,  Hipertrofia  de  la  próstata  y  su  tratamiento, 
9  puntos. 

Emilio  Crouzeilles,  Contribución  al  estudio  de  las  bradicar- 
dias,  10  puntos. 

Juan  A.  Buzzo,  Miasis  ocular,  9  puntos. 

Hugo  Berro,  Hernias  estranguladas,  9  puntos. 

A.  Larguía  Dávila,  Cardiopatía  y  embarazo,  9  puntos. 

Alicia  Moreau,  La  función  endrócrina  del  ovario,  10  puntos. 

Arturo  Cuevillas,  Pilorectomía,  6  puntos. 

Eduardo  Teisaire,  La  insuficiencia  renal  en  los  urinarios  qui- 
rúrgicos, 9  puntos. 

Enrique  Guatelli,  Psoriasis,  6  puntos. 

Armando  G.  Armani,  Menopausa  precoz,  7  puntos. 

Raúl  Repetlo,  Importancia  diagnóstica  del  signo  de  Sisto,  8 
puntos. 

Demetrio  Castagnola,  Vacuna  antitífica,  8  puntos. 

José  R.  Ríos,  Tratamiento  de  la  fiebre  tifoidea,  8  puntos. 


MEMORIA   DE   LA   UNIA'ERSIDAD  25  I 

Juan  C.  Vivaldo,  Consideraciones  sobre  los  traumatismos  cra- 
neanos en  la  etiología  de  los  tumores  cerebrales.  Importancia 
médicolegal,  8  puntos. 

Cornelio  Dónovan,  Litiasis  salivar,  8  puntos. 

C.  S.  Rodríguez,  La  escarlatina  y  sus  formas  clínicas,  9 
puntos. 

L.  M.  Rodríguez,  El  reumatismo  articular  agudo  y  el  elec- 
Irargol,  9  puntos. 

Pedro  H.  Dominici,  Psicosis  puerperal,  8  puntos. 

Sebastián  Esoin,  Tratamiento  de  la  tuberculosis  pulmonar,  10 
puntos. 

Héctor  Dasso,  Tratamiento  de  las  gonococcias  por  el  haptinó- 
geno-gono,  7  puntos. 

Antonio  Rígoli,  Profdaxis  y  tratamiento  de  la  infección  puer- 
peral, 10  puntos. 

Carlos  Loncan,  Tratamiento  de  los  derrames  pleurales  por 
la  autiser  o  terapia,  9  puntos. 

Juan  Tintori,  Contribución  al  estudio  de  cáncer  primitivo  de 
la  ampolla  de  Valer,  9  puntos. 

J.  Ana  Lagarde  de  Otero,  Contribución  al  estudio  de  la  eclamp- 
sia, 8  puntos. 

Máximo  Aldazábal,  Contribución  al  estudio  de  las  congestio- 
nes pulmonares,  6  puntos. 

Arnoldo  Caviglia,  Supuraciones  pelvianas  en  la  mujer ;  tra- 
tamiento médicoquirúrgico,  9  puntos. 

Rómulo  Bianchi,  Reacción  de  Abderhalden  en  el  cáncer,  10 
puntos. 

Marcelino  Arribillaga,  Tratamiento  quirúrgico  de  la  úlcera 
crónica  del  duodeno,   10  puntos. 

Heriberto  Frigerio,  Epitelioma  primitivo  del  pulmón,  8 
puntos. 

Roberto  J.  Dormal,  Histeria. 

José  Dutrey,  Vómitos  por  hipo-alimentación  en  la  infancia, 
8  puntos. 

Nicasio  L.  Cúneo,  Vén  figo  en  los  recién  nacidos  y  en  la  pri- 
mera infancia,  7  puntos. 

Adolfo  H.   Muschietti,  La  prostitución,  9  puntos. 

Sara  Baasch,  Azoemia,  !\  puntos. 


'■ÍO'2  revista  de  la  universidad 

Victorio  Elkin,   Colitis   muco  membranosa ;  su  patogenia,    8 
puntos. 

Facultad  de  filosofía  y  letras 

Celedonia  Fernández  Coria,  El  destierro  de  Ovidio,  2  puntos. 
Leopoldo  Castiella,  Horacio  y  Virgilio,   7  puntos. 
Ma tilde  Flairoto,  Mariano  Moreno,  8  puntos. 


Facultad  de  agronomía  y  veterinaria 
Tesis  fie  agronomía 

Andrés  B.  Novillo,  La  vid  y  la  anthracnosis  en  la  provincia  de 
Salta,  8  puntos. 

Osear  C.  del  Piano,  Alfalfa.  Cultivo  y  aplicación  en  la  Repú- 
blica Argentina,  6  puntos. 

Luis  M.  del  Carril,  Consumo  de  leche  higiénica,  10  puntos. 

Rafael  Castañeda  Vega,  Descripción  y  apreciaciones  prácti- 
cas de  árboles  y  maderas  industriales  y  explotación  forestal  en 
Santiago  del  Estero,  10  puntos. 

Carlos  G.  Frers,  Indicaciones  teórico  prácticas  sobre  algunos 
de  los  factores  que  deben  intervenir  en  una  explotación  agrícola, 
9  puntos. 

Ricardo  Renacco,  Estudio  químico  de  la  marcha  de  produc- 
ción del  ácido  nitroso  y  nítrico  en  suelos  argentinos,  10  puntos. 

Pablo  Trico,  El  baño  de  las  ovejas,  10  puntos. 

Arturo  A.  Oliveira,  El  cultivo  del  naranjo  en  el  territorio  na- 
cional de  Misiones,  8  puntos. 

A.  Alberto  Valentini,  Cultivo  del  maní,  8  puntos. 

Guillermo  Argerich,  La  granja,  10  puntos. 

Carlos  Lizer,  Estudio  químico  de  la  mezcla  sulfo-cálcica  em- 
pleada como  insecticida-fungicida,  10  puntos. 

Augusto  M.  Silvani  Gómez,  Factores  económicos  que  influyen 
en  el  desarrollo  de  la  fruticultura  en  la  República  Argentina,  10 
puntos. 

José  V.  Natta  Maglione,  Breve  reseña  sobre  el  cultivo  del  al- 
godonero en  la  República  Argentina,  10  puntos. 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  2  53 

José  M.  Scasso,  Proyecto  de  explotación  agropecuaria  A  base 
de  riego,  10  puntos. 

Martín  J.  Ledesma,  La  evolución  porcina,  10  puntos. 

Tesis  de  veterinaria 

Carlos  E.  Castro,  Diagnóstico  experimental  del  carbunclo  bac- 
teridiano,  10  puntos. 

Jaime  Quesada,  Contribución  al  estudio  de  la  profilaxis  de 
la  fiebre  a/losa,  9  puntos. 

Rodolfo  Caride  Semprún,  Profilasis  de  la  rabia,  9  puntos. 

Adolfo  Molfino,  Contribución  al  estudio  de  la  profilaxis  del 
muermo,  9  puntos. 

Juan  Emilio  Costa,  La  tuberculosis  en  la  inspección  de  carnes, 
8  puntos. 

Valentín  M.  Massa,  Cauterización,  8  puntos. 

Alfredo  Luzio,  Sero-diagnóstico  de  la  hidatidosis  equinocóc- 
cica  (procedimiento  Imaz  Aphatie  y  Lorentz),  10  puntos. 

Primitivo  Rodríguez  Palancas,  Podotroquititis  distal  crónica, 
8  puntos. 

Enrique  L.  Beltrán,  El  cow-pox  en  la  República  Argentina,  10 
puntos. 

Gaspar  Cambiaggio,  El  matadero  moderno,  8  puntos. 

Carlos  E.  Badano,  Gastrofilosis  de  las  regiones  pilórica  y 
duodenal  (gastrophilus  nasalis),  10  puntos. 

Alejo  E.  López  Lecube,  Producción  de  «  leche  contraloreada  » 
(certified  milk),  9  puntos. 

Juan  F.  Parachú,  Profilaxis  de  la  piroplasmosis  bovina,  7 
puntos. 

Daniel  Mermier,  Pasteurellosis  aviar,  8  puntos. 

Humberto  Accini,  La  explotación  del  cerdo  en  el  país,  7  puntos. 

Julián  L.  Acosta,  El  «  huecú  »  ó  «  hucicú  »  enfermedad  de  tipo 
nervioso  propia  de  los  herbívoros  de  la  Patagonia,  8  puntos. 

Enrique  E.  Charles,  Investigación  del  bacilo  de  Koch  en  la 
leche  de  consumo,  9  puntos. 

Alfredo  E.  Ferrario,  Contribución  al  estudio  de  la  llamada 
«  enfermedad  de  los  cachorros  »,  10  puntos. 

Bernardino  Rivera,  Intoxicación  por  las  carnes,  7  puntos. 


'^54  REVISTA   Dli   L\    UNIVERSIDAD 

Julio  A.  Fernandez,  Producción  de  carnes,  8  puntos. 

En  la  Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales,  se  pre- 
sentaron durante  el  año  de  191  (\,  los  siguientes  proyectos  : 

Ciro  T.  Bradi  (rivalidante),  Estación  ferroviario  de  clasifi- 
cación, aprobado. 

Horacio  Randle   (h.),  Municipalidad,   4  puntos. 

Román  C.  De  Lucía,  Hotel  para  una  embajada,  7  puntos. 

Esteban  Tello,  Grada  rodante,  4  puntos. 

José  B.  Maril,  Acueducto  y  puente  de  cemento  armado,  5 
puntos. 

Ángel  Lapieza  Cabial,  Dique  de  carena,  6  puntos. 

Jerónimo  Sanguinetti,  Pilas  metálicas  sistema  Eiffel  v  Vieren- 
deel,  10  puntos. 

Marcos  Griffero,  Puente  de  madera,  3  puntos. 

Egidio  V.  Gualano,  Puente  metálico,  8  puntos. 

Alberto  Delfino,  Mensura  en  Monte  Grande,  2  puntos. 

Flavio  Colmegna,  Mensura  en  Ramos  Mejía,  5  puntos. 

Rodolfo  E.  Piccinini,  Taller  de  reparaciones  para  ferrocarril, 
10  punios. 

Carlos  A.  Schmitt  (revalidante),  Escuela  profesional,  apro- 
bado. 

Carlos  A.  Geneau,  Oficinas  del  ministerio  de  Obras  públicas, 
7  puntos. 

Federico  Woodgate,  Hotel  privado,  3  puntos. 

Ángel  Vega  Olmos,  Biblioteca,  k  puntos. 

Julio  A.  Cores,  Puente  de  cemento  armado,  10  puntos. 

Hugo  L.  Palma,  Puente  canal  navegable  de  cemento  armado. 
3  puntos. 

Humberto  Meoli,  Puente  metálico,  10  puntos. 

Enrique  M.  García,  Puente  de  cemento  armado,  /j  puntos. 

Eduardo  O'Connor,  Puente  de  manipostería,  6  puntos. 

José  L.  Pértile,  Estudio  comparativo  de  puentes,  10  puntos. 

Raúl  E.  Dubecq,  Techo  de  la  estación  Retiro,  10  puntos. 

Aníbal  L.  López,  Esclusa,  10  puntos. 

Carlos  Coello,  Mensura  en  la  Capital  federal,  7  puntos. 

Adolfo  T.  Moret,  Mensura  en  la  Capital  federal,  7  puntos. 


MEMORIA    DE    T,A   UNIVERSIDAD 


Carlos  Méndez  Calzada,  Mensura  en  la  Capital  federal,  9 
puntos. 

Guillermo  Atares,  Mensura  en  la  Capital  federal,  9  puntos. 
Guillermo  Lawrie,  Mensura  en  Lomas  de  Zamora,  10  puntos. 
Luis  J.  Demartini,  Mensura  en  Avellaneda,  9  puntos. 
Demidio   Berrondo,  Mensura  en  la  provincia  de  Catamarón, 

9  puntos. 

Jorge  Castro  Madero,  Puente  de  manipostería,  G  puntos. 
Ángel  R.   Burzaco,  Edificio  para  bancos,  7  puntos. 
Salvador  A.   Godoy,   Museo  de   bellas  artes,    1    punto. 
Alejandro  Bustillo,  Museo  de  bellas  artes,  9  puntos. 
Roberto  Vanetta,  Obras  de  arte  en  una  línea  de  ferrocarril, 

10  puntos. 

Hilarión  Eslava,  Puente  de  cemento  armado,  6  puntos. 

Arturo  Bade,  Alambrecarril,  9  puntos. 

Raúl  Sempé,  Ferrocarril  á  cremallera,  7  puntos. 

Carlos  E.  Meaurio,  Viaducto  metálico,  10  puntos. 

Augusto  L.  López  Gomara,  Funicular,  9  puntos. 

Luis  Garbarini,  Puerto  marítimo  en  Mar  del  Plata,  9  puntos. 

Víctor  Spota,  Muelle  de  cemento  armado,  3  puntos. 

Alfredo  Brandt,  Muelle  de  cemento  armado,  1   punto. 

Juan  L.  Albertoni,  Fábrica  de  aluminio  (felicitado),  10 
puntos. 

Rómulo  Galmarini,  Mensura  en  Garín,  G  puntos. 

Federico  Bertrand,  Mensura  en  la  Capital  federal,  7  puntos. 

Arturo  Lobo,  Mensura  en  la  provincia  de  Catamarca,  9  puntos. 

E.  Sorrentino  Diana,  Mensura  en  la  Capital  federal,  10  puntos. 

José  V.  Fox,  Provisión  de  agua  en  San  Fernando,  9  puntos. 

Serafín  González,  Faro  de  manipostería  de  granito,  9  puntos. 

Manuel  Zucal,  Riego  por  elevación  mecánica,  10  puntos. 

Eduardo  Maligne,  Esclusa  de  navegación,  5  puntos. 

Alfredo  Giandana,  Muelle  de  cemento  armado,  7  puntos. 

Enrique  Espina,  Presa  y  esclusa,  9  puntos. 

Alfredo  C.  Chiodin,  Estudio  fisicoquímica  de  la  alotropía, 
10  puntos. 

Enrique  V.  Zappi,  Acción  de  los  metales  sobre  el  cloruro  de 
carbono,  6  puntos. 

Franck  Lavalle  Cobo  (reválida),  Puente  Schivodler,  aprobado. 


^56  REVISTA    DE   LA   UNIVERSIDAD 

Recaredo  Urribarri,  Dique  de  carena,  4  puntos. 

Marcial  Curutchet,  Muelle  de  cemento  armado,  l\  puntos. 

Adolfo  Tornquist,   Usina  hidroeléctrica,   7  puntos. 

Ernesto  Baldassari,  Dique  de  carena,  9  puntos. 

Daniel  E.  Olmos,  Obras  de  defensa  en  las  márgenes  del  Ria- 
chuelo, 10  puntos. 

Federico  Cámara,  Distribución  de  agua  para  la  ciudad,  7 
puntos. 

Amoldo  Maione  (reválida),  Ascensor  flotante  (con  mención), 
10  puntos. 

A.  Wollenweider  (reválida),  Dique  flotante  (con  mención), 
10  puntos. 

Jorge  Mallol,  Usina  á  gas,  8  puntos. 

H.  H.  Vilaseca,  Taller  de  fundición,  7  puntos. 

León  A.   Braunstein,  Camino  y  puente  carreteros,   1   punto. 

Modesto  Palasciano,  Mensura  en  Quilmes,  6  puntos. 

D.  Rosenblum,  Mensura  en  la  Capital  federal,  9  puntos. 

R.  A.  Vaccaro  Soto,  Mensura  en  la  Capital  federal,  6  puntos. 

H.  Bengolea  Cárdenas,  Restaurant  en  una  exposición,  6 
puntos. 

R.  Villalonga  (revalidante),  Hotel  para  conferencias,  10 
puntos. 

Franco  Pastore,  Geología  y  petrografía  de  la  Sierra  del  Moro, 
(felicitado),   10  puntos. 

V.  C.  Meaurio,  Tratamiento  del  quebracho,  9  puntos. 

Luis  M.  Lejeune,  Levaduras  de  Mendoza,  9  puntos. 

Francisco  Prati  (revalidante),  Usina  hidroeléctrica,  aprobado. 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


207 


Total  de  asistencia  de  profesores,  durante  el  ano  de  1914 


Asignatura 


Profesor 


Clases  no  dadas 


Por  falla 
del  profesor 


Con 
aviso 


Sin 
aviso 


FACULTAD   DE  DERECHO  Y  CIENCIAS    SOCIALES 


Sociología 

Derecho  romano,  i"  parte. .  .  . 

»  comercial,  i"  parte.  . 

»  comercial,  2"  parte.  . 

»  internacional  privado 

»  civil,  i"  parte 

»  civil,  2a  parte 

»  civil,  3a  parte 

»  civil,  4a  parte 

»  administrativo 

»  procesal,  Ia  parte  .  .  . 

»  procesal,  2a  parte  .  . 

»  romano,  2a  parte. .  .  . 

»  internacional  público 

»  penal 


Minas  y  rural. .    

Introducción  al  derecho 

Economía  política 

Finanzas. 

Derecho  constitucional 
Filosofía  del  derecho,  Ia  parte. 


Curso  integral 

Dr  H.  Rivarola 

E.  Weigel  Muñoz 
R.  Seeber 
L.  Meló 

C.  M.  Vico 

D.  Padilla 
J.  H.  Paz 
A.  Colmo 

E.  Prayones 
V.  G.  Gallo 
II.  Pueyrredón 
T.   de  Veyga 
G.  E.  Leguizamón 
E.  L.  Bidau 
E.  B.  Prack 
O.  M.  Pinero 
M.  Sánchez  Sorondo 
R.  Levene 
J.  J.  Díaz  Arana 
C.  Saavedra  Lamas 
M.  B.  de  Anchorena 
A.  Dellepiane 


47 

2 

6 

»7 

1 

8 

44 

6 

4 

48 

6 

9 

4o 

3 

12 

58 

«7 

7 

5o 

8 

— 

55 

4 

8 

66 

— 

— 

44 

4 

7 

62 

5 

4 

53 

10 

8 

48 

3 

2 

56 

— 

— 

x9 

3 

2 

43 

2 

2 

53 

1 

22 

52 

2 

— 

66 

5 

10 

39 

10 

6 

54 

12 

7 

62 

2 

1 

2  58 


ItEVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Asignatura 


Profesor 


Clases  no  dadas 


Por  falta 

del  profesor 

^~*^^-~ - 

Con 

Sin 

aviso 

aviso 

^      3 


CurSO    integral     (Conclusión) 


Filosofía  del  derecho,  2a  parte 

Práctica  notarial,  Ia  parte. 

Economía,  finanzas  y  estadística 

Derecho  civil  especial,  Ia  parte 

»  »         2a  parte 

»  »        3a  parte 

Derecho  marítimo  y  legisl.  aduanera.. 

»        diplomático 

Práctica  notarial,  2a  parte 

Derecho  comercial  especial 


Dr  A.  Palacios 
»   M.  Aguilar 
»  E.  Ruíz  Guiñazú 
»  J.  de  la  Torre 
»  .1.  A.  Figueroa 
»  E.  Lamadrid 
»  F.  J.  Orihe 
»   J.  L.  Suárez 
»   J.  S.  Oderigo 
»  F.  Martín  v  Herrera 


3o 

'7 

7 

45 

4 

6 

6o 

1 

7 

68 

12 

— 

66 

5 

8 

70 

7 

7 

63 

9 

1 

69 

4 

5 

42 

4 

6 

57 

6 

9 

Cursos   intensivos 


Sociología. 

Derecho  comercial,  Ia  parte.  .  . 

»        administrativo 

»        romano,  2a  parte  .  .  .  . 

»        internacional  púhlico  . 

»        internacional  púhlico  . 

Introducción  al  derecho 

Finanzas 

Derecho  civil,  4a  parte 

Filosofía  del  derecho,    Ia  parte. 

»  »  2"  parte. 
Internacional  privado 


Dr  J.  A.  García 
»  J.  C.  Cruz 
»  A.  F.  Orma 
i)   C.  Iharguren 
»  C.  A.  Becú 
»  I.  Ruíz  Moreno 
»  C.  O.  Bunge 
»  F.  J.  Oliver 
»  B.  Llerena  (1) 
»    M.  Sáenz 
»  C.  F.   Mello 
»  E.  S.  Zeballos 


21 

6 

j 

27 

1 

3 

29 

— 

— 

26 

2 

1 

6 

6 

9 

6 

— 

— 

27 

1 

- 

25 

2 

1 

10 

3 

2 

i5 

2 

1 

23 

— 

4 

i5 

10 

— 

Cursos  de  profesores  suplentes 


Derecho  comercial,  especial 

»        comercial,  2a  parte 

»        romano,  Ia  parle 

Economía  política,  finanzas  y  estadística. 
Derecho  civil,   2a  parte 


Dr  T.  Avellaneda 
»  R.  S.  Castillo 
»  R.  E.   Cranwell 
»  A.  Ruzo 
»  M.  A.  Carranza 


i4 

— 

- 

J7 

2 

1 

12 

1 

2 

12 

— 

1 

17 

— 

3 

(1)  Fallecido  á  fines  de  julio. 


MEMOIUA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


a59 


Asignatura 


Profesor 


Curso  de  profesores  suplentes  (Conclusión) 


Derecho  civil,   3a  parte 

Procedimientos,  Ia  parle 

»  2a  parte 

Minas  y  rural 

Marítimo  y  legislación  aduanera 

Economía  política 

Derecho  constitucional 

»        diplomático 


D-ll.   Lafaille 

J.  F.  de  Nevares 

T.  Joiré 

N.  A.  de  Elía 

T.  Arias 

E.  I  riburu 

J.  A.  Gonzál.  Calderón 

D.  Antokoletz 


FACULTAD   DE   CIENCIAS   MEDICAS 


Escuela  de  medicina 


Botánica  médica. 

Anatomía  descriptiva,  Ia  parte. 

))  Ia  parte. 

Zoología  médica 

Anatomía  descriptiva,  2a  parte. 

))  2a  parte. 

Histología 

Química  médica. 

Física  médica 

Bacteriología.. 

Química   biológica 

Fisiología.  .  . 


semiología. 


Hjgiene 

Anatomía  patológica 


DrL.  Durañona 
»   H.  S.  Gómez 
»  J.  Arce 
»  P.   Laca  vera 
»  J.  López  Figueroa 
»  P.  Belou 
u  R.  de  Gainza 
»  A.  Quiroga 
»  A.  Lanari 
»  C.  Malbrán 
»   P.  J.  Pando 
»  F.   Soler 
».  H.  G.  Pinero  (i) 
»  Bonorino  Udaondo 
»   C.  Aráoz  Alfaro  (2) 
»  D.  Speroni 
»  R.  Schatz 
»  T.  Susini  (3) 


Clases  no  liadas 


Por  falta 

del  profesor 

- 

^ 

Con 

Sin 

£ 

— 

aviso 

aviso 

i3 

- 

- 

7 

— 

— 

6 

1 

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5 

- 

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1 

9 

— 

— 

10 

— 

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12 

— 

— 

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2 

16 

78 

— 

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67 

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60 

— 

25 

66 

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— 

1 

63 

— 

21 

68 

— 

12 

74 

— 

10 

62 

— 

23 

75 

— 

10 

28 

— 

— 

58 

- 

— 

23 

— 

— 

63 

— 

— 

82 

— 

- 

79 

— 

— 

73 

7 

6 

(1)  El  doctor  Rivarola  dio  7  de  estas  clases  y  el  doctor  lloussay  8. 

(2)  El  doctor  Vitón  dio  5  de  estas  clases. 

(3)  El  doctor  Llambías  dio  1  de  estas  clases. 


2  6o 


HEVISTA   DE  X.A   UNIVERSIDAD 


Anatomía  topográfica. 


Toxicología. 

Medicina  operatoria 

Clínica  dermato-sifilográfica  .  . 

»        génito-urinaria. 

Patología  externa. 

Materia  médica  y  terapéutica. 
Clínica  otorinolaringológica  .  . 

»        oftalmológica 

»        epidemiológica 

»        quirúrgica. 


médica 


Patología  interna , 
Clínica  médica.  . 


psiquiátrica . 

quirúrgica.  , 


»        ginecológica 

»        neurológíca. 

Medicina   local 


Escuela   de  medicina  (Continuación) 

r  A.  Gutiérrez 

C.  H.  Cirio 
.1.  B.  Señorans 
L.   Valle 
B.  Sommcr 
P.    Benedit 
1).  Cranwell  (i) 
J.  Ledesma  (2) 
E.  Obejero  (3) 
P.  Lagleyze 
J.  Penna 
.1.   .lorge 
1).  Decoud 
M.  Susini 
P.  Palma 
I.  Allende  (k) 
\.    \vcrza 
M.  V.  Quiroga  (5) 
L.  Agote 
B.  Sicardi 
L.  Güemes 
J).  Cabred 
M.   Niñas 
A.  Gandolfo  (fi) 
E.   Bazterrica 
J.  A.  Estoves  (7) 

D.  Cavia 


Clases  no  dadas 


Por 

alta 

del  pr 

ofcsor 

^- 

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Con 

Sin 

aviso 

aviso 

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72 

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8 

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5 

68 

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79 

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2 

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— 

3 

77 

— 

8 

9 

2 

— 

64 

— 

12 

20 

— 

k 

59 

— 

4 

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— 

68 

9 

8 

74 

6 

6 

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3 

9 

80 

h 

— 

5  o 

1 

5 

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— 

5 

80 

— 

4 

67 

7 

i3 

70 

— 

12 

70 

2 

12 

{  1 )  El  doctor  Lugones,  dio  7  de  estas  clases. 

(2)  El  doctor  Castro  Escalada,  dio  5  de  estas  clases. 

(3)  El  doctor  Castro  Escalada,  dio  2  de  estas  clases;  el  doctor  ISasabilvaso,  1 ,  y  el  doctor  Galiano,  3. 

(4)  El  doctor  Spangemberg,  «lió  1  de  estas  clases. 

(5)  El  doctor  Marino,  dio  1   de  eslas  clases  \   el  doctor  Barlaro   1. 

(6)  El  doctor  Copello,  dio  y  de  estas  clases  y  el  doctor   Landivar,    10. 

(7)  El  doctor  Chiappori,  dio  G  de  estas  clases  y  el  doctor   Dimitri,  5. 


MEMORIA   DE   I-A   UNIVERSIDAD 


26l 


Clínica  obstétrica . 


pediátrica 


Zoología  general 

Botánica  y  mineralogía 
Química  inorgánica.  .  . 

»         orgánica 
Física  farmacéutica 
Farmacognosia 


Química  analítica,  etc. 
Técnica  farmacéutica.  . 


Primer  año. . 
Segundo  año 
Tercer  año.  . 


Prótesis  dental. 


l'arto  fisiológico . 
»     distócico.  . 


Profesor 


Escuela  de  medicina  (Conclusión,) 

Ü'E.  Zarate  (1) 
»  Enriquez  (2) 
»   S.  Molina 
»  A.  Peralta  Ramos  (3) 
»   P.  Elizalde  (4) 
»  A.  Centeno  (5) 


Excuela  de  farmacia 

DrA.   Gallardo 
»  A.  Mujica 
»  M.  Puiggari 
»  F.  Barraza 
»  J.  J.  Gatti 
»  J.  A.  Boeri 
»  J.  A.  Domínguez 
)>  O.  Mialock. 
»)  F.  P.  Lavalle 
)>   J.    I  rizar 


Escuela  de  odontología 

l)r  B.  Erausquin 
»   L.  Pereira  (6) 
>>  A.   Cabanne 
»  N.  Etcliepareborda 
»  A.  Guardo 


Escuela  de  parleras 

DrM.  O'Farrell 
»   V.   Velarde 


Clases  no  dadas 


Por 

['alta 

del  profesor 

^— ^'-^-^ 

Con 

Sin 

aviso 

aviso 

39 

1 

5 

39 

— 

— 

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— 

7 

39 

— 

1 

38 

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2 

39 

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58 

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26 

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81 

— 

5 

81 

— 

5 

7° 

— 

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12 

1 

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10 

— 

7 

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— 

5 

85 

— 

— 

66 

— 

i3 

I'l 


84 

— 

— 

82 

— 

3 

16 

— 

1 

«7 

— 

3 

82 

— 

/l 

(1)  El  doctor  líocro,  dio  4  de  estas  clases. 

(2)  El  doctor  Boero,  dio  4  de  estas  clases. 

(3)  El  doctor  Aróztegui,  dio  3  de  estas  clases  v  el  doctor  Tamborini,  a. 
(/i)  El  doctor  Navarro,  dio  3  de  estas  clases  \   el  doctor  Schweizer,   2. 
(5)  El  doctor  Navarro,  dio  4  de  estas  clases. 

((i)  El  doctor  O.   Fernández,  dio  i5  de  estas  chisos. 


AHT.    ORIG. 


xxxi-  17 


(62 


KEVISTA   DE   LA    LN1 YEHSIDAD 


Asignatura 


Profesor 


Clases 

no  dadas 

por  falta 

del  profesor 


Con 


Sin 


FACULTAD   DE    CIENCIAS    EXACTAS,    FÍSICAS  Y    NATURALES 


Complem10"  aritmética  y  álgebra 

»  trigonometría  y  geometría 

»  de  física. 

n  de  química    


Dibujo  lineal  y  á  mano  levantada 
Dibujo  lineal  y  á  mano  levantada 
Álgebra  superior  y  geometría  analítica. 
Geometría  proyectiva  y  descriptiva  .  .  . 
Cálculo  infinitesimal,  icl  curso. 

»  icr  curso. 

Química  analítica,  Ier  curso 

Construcción  de  edificios 

Dibujo  de  lavado  de  planos. 

Cálculo  infinitesimal,   2"  curso 

»  2o  curso 

Estática  gráfica 

Geometría  descriptiva  aplicada 

Topografía 

Caminos  y  materiales  de  construcción . 

Mecánica  racional. 

Resistencia  de  materiales 

Mineralogía  y  geología 

Arquitectura  (ingenieros) 

Construcciones  de  manipostería 

Tecnología  del  calor. 

Hidráulica 

Geodesia 


Teoría  de  los  mecanismos 

»       de  la  elasticidad 

Electrotécnica. 

Construcción  de  máquinas,  etc. .  . 
)>  de  puentes  y  tochos 


.  A.  Babuglia 

85 

— 

9 

— 

J.  S.  Sarhv 

O1 

— 

22 

- 

.).  Y  llubcrt 

64 

— 

33 

— 

E.  .1.  Poussart 

55 

— 

i3 

— 

\l.  Gutiérrez 

39 

— 

i3 

~ 

('..   l'aquet 

169 

— 

7 

— 

lí.   Martí 

1 45 

— 

23 

í 

C.  1  hincan 

85 

— 

7 

— 

.1.   F.  Sarhv 

88 

-- 

5 

— 

1.  1'.  Ramos  Mcjía 

36 

— 

29 

— 

O.  Pico 

26 

— 

1 

— 

A.  Quiroga 

82 

— 

5 

— 

.1.  Rospide 

92 

— 

— 

12 

A.  Orilla 

186 

— 

— 

47 

1.  Ramos  Mejía 

4a 

— 

20 

— 

.1.  A.  Medina 

3  7 

— 

2 

— 

J.  Darquicr 

83 

— 

8 

2  9 

L.  Amcspil 

89 

— 

4 

- 

I.  San  Román 

93 

— 

— 

4  a 

C.  Sarrahavrousc 

79 

— 

i3 

— 

C.   M.  Morales 

81 

— 

12 

— 

J.  Labarthe 

81 

— 

1 1 

5 

C.  M.   llicken 

7  a 

7 

i4 

'7 

C.  van  Dorsser  Az 

89 

— 

1 

7 

*V.  Castro 

81 

— 

1 1 

— 

R.  .1.   Gutierre/ 

71 

— 

21 

1 

J.  Romero 

88 

— 

4 

26 

L.  Dellepiane 

48 

— 

8 

18 

R.  .1.   Schnack 

i4 

._ 

— 

3 

C.  <-.  Dassen 

99 

— 

— 

2 

.1.  Duclout 

87 

— 

12 

5o 

(i.  dock 

84 

— 

8 

25 

E.  Latzina 

9* 

— 

— 

49 

F.  Segovia 

76 

—  J 

1 4 

33 

MKMOlllA   DB   LA    UMVKKSIDAD 


2fi3 


Clases 

a 

■ 

no  dadas 

3 

Asignatura 

Profesor 

5 

por  falta 
fiel  profesor 

Con        Sin 

O     a 
a   -- 

'y,    "9 
0 

aviso 

aviso 

^ 

FACULTAD  DE   CIENCIAS  EXACTAS,    FÍSICAS    Y    NATURALES   (C 

infinaación) 

Puertos  y  canales. 

Sr.  E.  Candiani 
»    A.  Schneidewind 
»    A.  Mercau 

86 

89 

/6 

— 

5 

3 
i3 

12 

l8 

8 

Ferrocarriles  .        

Hidráulica  agrícola  ó  hidrología 

Reguladores,  turbinas,  etc 

»    E.  Lalzina 

7 

— 

— 

— 

Tecnología  mecánica  general 

»    E.  Volpatti 

7 

— 

— 

— 

Complementos  de  matemáticas 

»    I.  Aztiria 

118 

— 

3 

— 

Dibujo  de  arquitectura 

»    C.  Carbó 
»    R.   Karman 

82 
95 

-- 

1 1 

2 

Arquitectura,  Ier  curso 

»              2o  curso 

>>    lí.   Karman 
>>    J.   Kronfuss 

95 

78 

— 

1 

2 
49 

)>              3er  curso 

»              4o  curso  

»    R.    Karman 

91 

— 

1 

10 

Teoría  de  la  arquitectura 

»    A.  Prins 
»    J.  Dormal 

68 
63 

I 

i(i 
i5 

— 

Historia  de  la  arquitectura 

Construcciones,  i"  curso 

»    A.  Gaitero 

79 

— 

i3 

5 

Geometría  descriptiva 

>•    C,  Dassen 

91 

— 

— 

— 

Perspectiva  y  sombras 

»    A.  Coni  Molina 

73 

3 

16 

— 

Cálculo  de  las  construcciones.  . 

»    E.  Candiani 

93 

— 

4 

6 

Dirección  de  obras  y  legislación. 

>    M.  Durrieu 

100 

— 

— 

1 

Dibujo  de  ornato 

»    C.  Villalobos 

1 1 9 

— 

12 

— 

»    C.  Ripamonte 

»    T.  Tasso 

>      V.   Quiroga 

»    E.  Herrero  Ducloux 

i53 
167 

7'' 
126 

— 

28 

10 

3 

6 

1 

Modelado         

Química  analítica,  i°  curso. 

»        analítica,  especial 

»         orgánica 

»   J.  (¡atti 

76 

— 

16 

— 

Física  general. 

»    J.  A.  Medina 

»    E.  L.  Holmberg 

»    A.  Gallardo 

»    H.  Damianovich 

»    A.  Gaitero 

»    D.  Selva 

»    L.  Hauman-Merck 

»    C.  M.  Hicken 

x    G.  Niebuhr 

79 
61 

— 

i5 
3g 

i3 

Rotánica. 

69 
88 
27 
n3 
83 

7° 
3 

7 
9 

22 
4 
2 

10 
5 

i4 
1 

1 
10 

25 

Físico-química. 

Construcciones,  2"  curso.  . 

i)               3"  curso 

Microbiología 

Rotánica. 

Proyectos  de  instalaciones   mecánicas. . 

»    J.  T.  Raflo 

84 

— 

9 

— 

264 


REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


Profesor 


Clases  no  (laclas 


Por 

falta 

del  profesor 

,— . ^-^— .. 

Con 

Sin 

aviso 

aviso 

FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS,    FÍSICAS   Y    NATURALES   fConclutiónJ 


Dibujo  de  lavado  de  planos 

Complementos  de  física 

Construcciones  de  máquinas,  práctica . 


Sr.  E.  Volpalti 
»  G.  Niebuhr 
»    E.  Lat/ina 


i48|  — 

4 

56    — 

12 

i5    — 

— 

Físico  matemática 

Salubridad 

Química  legal. .  .  . 
»         analítica 


Cursos   libres 

Ing"  C.  Meyer 
»    A.  Restagnio 
»   .1.  Magnin 
»    A.   Sabatini 


6  a 

— 

18 

io 

— 

6 

1 1 

— 

— 

6 

— 

a 

FACULTAD   DE    FILOSOFÍA   "í    LETRAS 


Psicología,  il'r  curso 

»  Ier  curso 

Latín,  Ier  curso 

Geografía  física 

Biología 

Literatura  castellana 

»         de  europa  meridional 

Lógica. 

Geografía  humana. .  .  .' 


Latín,  2o  curso. 

Griego,  icr  curso 

Griego,  2o  . 

Antropología 

Latín,  3er  curso 

Etica  y  metafísica 

Historia  argentina 

Literatura  latina. 

»  argentina 

Sociología. 

Historia  universal,  Ier  curso. 
»  2o  curso  . 


Dr  Antonio   Vidal 

»  Horacio  G.  Pinero 

»  Ricardo  Cranwell 
Ing0  J.  Lederer 
D1  Ch.  Jakob 

»  C.  Oyuela 

»  C.  Oyuela 

»  .1.  N.  Matienzo 

)>  C.   L.  Fregeiro 
Sr  F.  F.  Outes 

)>  A.  Porchietti 
Dr  F.  Capello 

»  F.  Capello 

»   R.  Lehmann-^itsche 

o  R.  Martini 

»  R.  Ri varóla 

»  C.   Ibarguren 

»  T.  Wechsler 

»   rl.  Rojas 

»  E.  Quesada 

»  A.  Dellepiane 

»  J.  A.  García 


1 1 

4 

6 

39 

3 

— 

6o 

12 

12 

5o 

8 

— 

59 

— 

— 

33 

7 

18 

33 

5 

J7 

46 

12 

— 

2 

8 

5 

37 

5 

— 

88 

i 

i 

77 

io 

4 

73 

— 

— 

54 

3 

i 

75 

5 

6 

5o 

9 

— 

43 

5 

10 

74 

8 

7 

46 

7 

7 

48 

2 

8 

53 

3 

2 

3a 

1 6 

12 

MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD 


265 


Profesor 


Clases  no  dadas 


Por  Jaita 

del  profesor 

2 

0 

^-^— . — < 

tí 

Con 

Sin 

0 

aviso 

aviso 

FACULTAD  DE    FILOSOFÍA   Y  LETRAS  (Conclusión) 


Estética 

Arqueología 

Ciencia  de  la  educación. 
Historia  de  la  filosofía.  . 

Metodología. 

Gramática  histórica.  .  .  . 
Psicología,  a°  curso.  .  .  . 
Lecturas  de  literatura.  . 


C.    Morel 

S.  A.  Laíone  Quevedo 

C.  O.   Bunge 

A.  Korn 

R.  Senet 

AI.  de  Toro  y  Gómez 

C.  Rodríguez  Etchart 

M.  Nirestein 


43 

6 

9 

55 

1 

1 

47 

8 

6 

5i 

3 

5 

5i 

— 

5 

61 

1 

— 

4i 

i4 

4 

55 

18 

5 

FACULTAD    DE    AGRONOMÍA    Y   VETERINARIA 


[gronomia 


Mineralogía  y  geología 

Química  inorgánica. 

»         orgánica  aplicada 

»         orgánica  aplicada 

Botánica 

Matemáticas 

Meteorología. 

Dibujo  

¡Sociones  de  anatomía  y  fisiología. 

Práctica  agrícola 

Práctica  agrícola 

Topografía 

Mecánica  agrícola, 

Hidráulica  agrícola 

Dibujo 

Química  analítica. 

Botánica. 

Patología  vegetal 

Exterior 

Agronomía. 

Agronomía. . 


Sr  E.  Hermite 

5Í) 

1 

-- 

1 

»  E.  Flores 

79 

4 

1 

2 

D'  P.  Arata 

4 

9 

6 

— 

»  F.  A.  Justo 

35 

— 

— 

— 

»   L.   Hauman-Merck 

47 

— 

8 

2 

»  J.  Krause 

54 

2 

1 

2 

»  J.  Wiggins 

43 

10 

3 

1 

»  L.  Toll 

29 

— 

— 

1 

»  G.   Cassai 

54 

— 

3 

— 

»  E.  Jofl'rin 

25 

5 

— 

2 

»  B.  Zingoni 

ii 

— 

— 

— 

»  A.  Bosch 

'•9 

9 

1 

1 

»  J.  Krause 

5i 

3 

1 

1 

»  R.  Silveyra 

5o 

4 

1 

1 

»  L.  Toll 

38 

— 

— 

1 

»  F.  Reichert 

47 

1 

7 

2 

)>  L.  Hauman-Merk 

47 

— 

8 

2 

»  L.  Hauman-Merk 

48 

1 

6 

2 

»  C.  Martinoli 

*9 

— 

— 

2 

))   E.  Jollrin 

5o 

12 

— 

2 

»  M.  Montanari 

20 

— 

— 

— 

a66 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Asignatura 


Agrononti 

Microbiología 1 

Construcciones  rurales 

Construcciones  rurales 

Dibujo 

Química  analítica 

Zootecnia  general. 

Hidráulica. 

Mecánica  agrícola. 

Agricultura 

Horticultura 

Fruti  y  viticultura 

Api  y  sericicultura 

Industrias  agrícolas 

Zoología  agrícola 

Economía  política 

Legislación  rural 

Economía  rural  y  contabilidad  agrícola 

Zootecnia  especial 

Veterinaria  práctica 

Veterinaria  práctica 

Agricultura 

Silvicultura. 

Jardinería 

Química  agrícola 


Vet 


(Continuación) 

L.  Hauman-Merck 

E.  Rulty 
D.  Selva 
L.  Toll 

F.  Reicbert 
C.  Martinoli 
R.  Silveyra 
.1.  Krause 

M.   Monlanari 

M.  Monlanari 

M.  Montanari 

M.   Montanari 

.1.   M.  Huergo  (hijo) 

J.  M.  Huergo  (hijo) 

T.  Arata 

N.  de  Elía 

T.  Amadeo 

C.  Martinoli 

R.  Ridart 

II.  Callen 

M.  Montanari 

M.  Montanari 

M.   Montanari 

F.  Reichert 


Primer  año  : 

Zoología  aplicada 

Química  general  y  biológica. 
Química  general  y  biológica . 

Física  biológica 

Rotánica  aplicada 

Histología. 

Histología. 

Anatomía. 


D-  F 
.»  P 


Labille 

Arata 
F.  A.   Justo 
J.  S.  Sosa 
L.  Hauman-Merck 
C.  Trefogli 
A.  Mosto 
L.  van  de  Pas 


Clases  no  dadas 


Por 

falla 

del  profesor 

S 

= 

- 

Con 

Sin 

- 
- 

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aviso 

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— 

7 

16 

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3 

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52 

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64 

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— 

38 

2 

— 

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6 

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35 

8 

8 

45 

3 

6 

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— 

— 

6 

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— 

35 

4 

5 

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4 

— 

38 

3 

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3o 

2 

— 

57 

3 

— 

57 

i 

5 

3 

3 

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— 

— 

2 

6i 

2 

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2 

47 

3 

4 

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34 

7 

— 

- 

12 

- 

— 

2 

49 

2 

- 

•?. 

MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


267 


Profesor 


Veterinaria  (Conclusión) 


Segundo  año  : 

Fisiología. 

Parasitología. 

Materia  médica  y  terapéutica 

Anatomía. 

C.  exterior 

Propedéutica 

Tercer  año  : 

Anatomía  topográfica. 

»  patológica 

Podología 

Higiene 

Patología  cpuirúrgica 

Zootecnia  general. 

Clínica 

Bacteriología 

Medicina  operatoria 

Cuarto  año  : 

Patología  médica 

Policía  sanitaria.  . 

Zootecnia   especial 

Legislació-n  rural 

Enfermedades  infecciosas  .  . . 

Clínica 

Inspección  de  carnes 

Higiene. 

Obstetricia 

Zootecnia  general. 


1>'  1?.  Iloussay 
»   V.  Rosenbusch 
o   G.  Encina 
»  L.  van  de  Pas 
»   C.  Martinoli 
n    F.  Cinolti 


I )'  L.  van  de  Pas 
»  J.  M.  Quevedo 
»    V .  Cinolti 
i)  I*.  Bergés 

>>    I'.  Cinolti 
»   C.  Martinoli 
o   \  .  Bossi 
»   .1.  Lignieres 
»   \  .  Bossi 


DrF.  Cinolti 
»,  R.  Bidart 
»  C.  Martinoli 
»  N.  de  Elía 
i)   .1 .  Zabala 
n   \ .  Bossi 
»  R.  Bidart 
)>   P.  Bergés 
n    \  .   Bossi 
»   C.  Martinoli 


Clases  no  (laclas 


Por  falta 
del  profesor 


Con 
aviso 


Sin 
aviso 


-  — 

O     a 
2.     o 


79 

5i 

— 

3 

54 

— 

— 

82 

3 

— 

5i 

— 

— 

53 

1 

1 

26 





78 

1 

— 

16 

— 

1 

33 

— 

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68 

— 

— 

5i 

— 

— 

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— 

1 

52 

2 

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34 

— 

— 

75 

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1 

16 

8 

— 

57 

— 

— 

12 

3 

2 

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2 

3 

107 

— 

1 

32 

1 

— 

39 

1 

1 

33 

— 

— 

36 

— 

— 

»G8 


REVISTA   L)K    LA   UNIVERSIDAD 


Profesor 


FACULTAD    DE    CIENCIAS    ECONÓMICAS 


Cursos  superiores 


Estadística 

Matemáticas  financieras,  i*  parte 

Puentes  de  la  riqueza  nacional 

Historia  del  comercio 

Matemáticas  financieras,  a"  parte 

Etica 

Régimen  aduanero  comparado 

Derecho  comercial 

»        civil,  i*  parte 

Organización  bancaria  y  banco  modelo. 
Organización  bancaria  y  banco  modelo. 

Economía  política 

Contabilidad  general  y  administrativa, 

2"  parte 

Derecho  civil,    i"  parte 

Insliluc.  del  derecho  privado  mercantil. 

Instituciones  económicas 

Instituciones  económicas 

Organización  del  comercio 

Organización  del  comercio 

Geografía  económica 

Derecho  internac.  y  legislación  consular 

Derecho  comercial  y  marítimo 

Derecho  comercial  y  marítimo 

Derecho  constitucional  y  administrativo 
Contabilidad  general  y  administrativa, 

i"  parte 

Finanzas 


Si .  II.  Rroggi 
»  O.  Casariego 
»  R.  J.   Davel 
»  L.  R.  Gondra 
»  J.  González  Galé 
»  R.  O.  Leguizamón 
»  V.  F.  López 
»  A.  Maresca 
»  A.  Marcó  del  Pont 
»   A.  Morandi 
»   S.  Pinero 
»   M.  iNirenstein 

))   C.  O'Donnell 

»  E.  Reto 

»  M.  A.  Rivarola 

»  A.  de  la  Rosa  Ponte 

»  E.  O'Dena 

»  R.   Remolar 

»  G.  Rodríguez  González 

»   A.  Seeber 

»   J.  L.  Suárez 

»  W.  I  rdapilleta 

»  D.  González  Govvland 

»  M.  de  Vedia  y  Mitre 

»  T.  Yallini 

»  E.  Weigel  Muñoz 


Clases  no  dadas 


Por  falta 
del  profesor 


Con 
aviso 


Sin 
aviso 


73 

1 

1 

69 

5 

3 

54 

23 

4 

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72 

1 

— 

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9 

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8 

1 

65 

10 

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3 

3 

39 

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3 

65 

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1 

60 

3 

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39 

5 

2 

12 

1 

2 

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66 

3 

4 

\1  KMOK1A   DE  LA   UMVKHSIDAD 


269 


Clases  no  dadas 


Por 

falta 

del  profesor 

^^_-  . 

Con 

Sin 

aviso 

aviso 

Cursos  complementarios  de  los  Superiores,  dictados  por  profesores  suplentes 


Contabilidad  general  y  administrativa, 

3*  parte 

Contabilidad  general  y  administrativa, 

a '  parte 

Jnstitnc.  del  derecho  privado  mercantil. 

Derecho  civil 

Instituciones  económicas 

Instituciones  económicas 

Organización  del  comercio 

Organización  del  comercio 

Estadística : 

Matemáticas  financieras 

Matemáticas  financieras 

Historia  del  comercio 

Historia  del  comercio 

Régimen  aduanero  comparado 

Derecho  comercial 

Economía  política 

Economía  política 

Geografía  económica 

Geografía  económica 

Derecho  inlernac.  y  legislación  consular 
Derecho  inlernac.  y  legislación  consular 
Derecho  constitucional  y  administrativo 
Contabilidad  general  y  administrativa, 

I"  parte 

Contabilidad  general  y  administrativa, 

I"  parte 

Finanzas 


Sr.  J.  Ba vello 

»  S.  Rossi 

»  J.  R.  Calarza 

»  J.  C.   Rebora 

)>  J.  J.  Brilos 

»  E.  L.  O'Dcna 

.»  E.  B.  Prack 

i)  (i.  Rodríguez  González 

\.  Runge 

»  M.   Ordoñez 

»  .1.  Pascal  i  (hijo) 

ti  M.  Garmendia 

»  J.  Cabral 

»  \.  Pesagno 

)>  S.  Alfonso 

»  F.  de  Oliveira  Cézar 

»  E.  Ruíz  Guiñazú 

»  E.  Ferrari 

»»  E.  Pellet  (hijo) 

»  .1.  M.  Padilla 

»  E.  Sarmiento  Laspiur 

»  J.  Rubianes 


A.  C 


assagne  ierres 


R .  .1 .  Lérlora 
A.  Laboudc 


9 

— 

— 

8 

2 

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9 

1 

2 

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12 

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7 

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3 

1 

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1 

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1 

6 

— 

- 

6 

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— 

- 

2TO  HE  VISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 


ESCUELA    SUPERIOR    DE    COMERCIO 


Profesor                       Clases  dadas  Faltas 

Aquino,  Pedro 70  10 

Alien,  Tomás  .1 i5o  16 

Authier,  Juan  B i64  6 

Álvarez,  Juan   A 109  4 

Biú,   Alfredo 436  33 

Blancbard,   Alberto 3 10  44 

Beltrán,  Manuel    S 128  42 

Bruno,  Lorenzo. ic>4  0 

Beckman,  Carlos 160  8 

Bianco,  José io3  9 

Berardi,  Domingo 107  1 

Cabred,  Jacinto. 109  3i 

Cross,  Lorenzo 377  5a 

Cabello,  Edelmiro 333  12 

Costas,  Fenelón i38  3o 

Cassagne  Serres,  A 222  2 

Castro,  Ramón   B 1^7  5 

Corvalán,  Manuel    J i4q  19 

Carranza,  Carlos  A 12(1  iG 

Crespo,  Juan  B n4  — 

Castro  Escalada,  Pedro.  .  .  1 33  a5 

Camoyano,   Francisco.  .  .  .  1G8  8 

Colombo,  Domingo. 1G0.  10 

De  la  Rosa  Ponte,  Arturo  .           G9  i4 

Davel,  Ricardo  J 70  32 

Dimet,   Eduardo 170  21 

Díaz,  Héctor .  if>8  12 

De  la  Fuente,  Vicente  G. .  172  2 

Eguía,  Fermín  . 4a6  6 

Fregeiro,  Clemente  L.  .  .  .           a5  3i 

Evberabide,  A. 46  lfi 

Ferreyra,  .1.  A 97  10 

Filz-Simon,  Juan 53  •  > 

Ford.  Luciano ao4  20 

Giménez,  Joaquín i5~  l5 

Gouchon,  José    F 109  2 

Castaldi,   J.  F 7")  9 

Gardella,  Juan    B 2.V1  21 

González  Calé,  J 85  1 

Gaitero,  Alfredo 1^7  5 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Profesor                          Clases  dadas  b'altas 

Garay,  Juan    G iG4  8 

González  Roura,  Tomás. .          71»  4 

Herrera,  Ricardo io5  11 

Herrero,  Agustín   G 44  i6 

Jordán,  Juan    M 100  10 

Jordán,  Alberto. 11  1 

Jost,  Juan    .1 1 3o  22 

Kohan,  Zoilo i5(i  i4 

Kerteux,   Jorge i()2  9 

Kenny,  Edmundo 92  60 

Larralde,  Gabriel    l[ 22S  2 

Lastra,  Gregorio 127  45 

Lelong,  Alberto. 1 64  6 

Leguizamón,  Honorio.  ..  .  l5"7  i5 

Leguizamón    Pondal,  M. .  1 1 3  i4 

Mari  y,  Juan 335  2 

Marpby,  Tomás. 337  7 

Marcó  del  Pont,  A 03  33 

Muñoz    Eñíguez,  M 439  21 

Martinelli,  José 23.")  19 

Malienzo,  Agustín  N.....  l36  36 

Manzanares,  Enrique  ....  [56  16 

Martini,  Rómulo  E 100  i'i 

Moldes,  Joaquín 10b  8 

Márquez,     Vnlonio.  .  .  .  .  .  .  [13  3 

Morandi,  Antonio i56  12 

Marolta.  Pedro 83  5 

Nava,  Félix  A 76  "> 

Núñez  Rrian,  J i3iS  3a 

Olascoaga,  Laurentino  ...  3l6  20 

Ortelli,  Juan  A 9I  17 

Oliveira  Gézar,  V.  de  ...  .          65  i5 

Parra,  José 19.")  29 

Pascali,  Justo  (hijo) 110,  i3 

Pons,  Alberto    L 29C)  — 

Porcel,  Garlos  A 232  l5 

Reynolds,  Roberto  E .  .  .  .  .  1 1  \  a 

Rodríguez,  Eduardo  M  .  .  .  160  10 

Ríos,  Esteban  J -\\  3 

Remedí,  Félix 3ag  1 1 

Renard,  Víctor   F 219  7 

Rollo,  Ángel  II lo4  16 

Solty,  Enrique. 2ig  7 

Suárez,  José   L 1 1 ."»  3 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Profesor  Clases  dadas  Faltas 

Sesma,    Ángel 373  i3 

Sojo,   Antonio 73  13 

Salaberry,    Félix i58  i4 

Suárez,  Osear 0/1  6 

Schivo,  Santiago    M n4  — 

Schulle,  Roberto 103  47 

Silveyra,  Luis ido  10 

Sisto,  Genaro 84  4 

Strazza,  Luis 64  12 

Sáenz,  Pedro  G .  .  . gS  (i 

Tobal,   Gastón  F tío  4 

Trongé,  Faustino  J 1O3  tí 

Taquini,  Pablo 374  4 

Tiscornia,  Eleuterio 67  i5 

Udaquiola,  Enrique '81  3 

Ugarteche,  Manuel  N.  .  .  .  5-a  4 

Úrien,  Enrique 173  2 

Walter,  Alfredo [65  5 


MEMORIA   DE  Í.K   UNIVERSIDAD 


¡73 


COLEGIO   NACIONAL    DE    RUEÑOS    AIRES 


Asignatura 


Francés  y  latín .  .  . 

Latín 

Latín 

Latín 

Moral  práctica  .  .  . 

Historia  natural.  . 

»  .  . 

Filosofía 

Francés 

Francés. 

Educación  física.  . 

Historia. 

Francés. 

Química. 

Algebra. 

Química. 

Geografía 

Instrucción  cívica. 
» 

Historia 

Historia 

Caligrafía. 

Historia 

Inglés. 

Inglés. 

Dibujo  

Dibujo 

Castellano 

Historia 

Literatura. 

Literatura.  ... 

Latín 

Instrucción  chica 
Historia  natural . 

Literatura 

Física 

Algebra. 


Profesor 

Clases 
dadas 

Faltas 

L.  Abeillc 

I9I 

IO 

L.  Abeillc 

n3 

2 

L.  Abeillc 

"7 

2 

L.  Abeillc 

n4 

4 

0.   Acevedo 

107 

8 

L.   Agote 

16 

4 

J.  Popolizio 

»9 

2 

C.    Alberini 

i3q 

3i 

L.  Ardit 

106 

9 

L.  Ardit 

io4 

8 

A.  Armando 

116 

— 

N.   Avellaneda 

69 

iÜ 

J.  B.  Autbier 

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1 

A.  Barbagelata 

74 

i5 

A.  Barberán 

84 

4 

F.  Barraza 

86 

0 

J.    G.    Beltrán 

96 

1 1 

J.   G.   Beltrán 

77 

11 

J.    G.    Beltrán 

i53 

22 

J.  J.  Biedma 

74 

16 

J.  J.  Biedma 

75 

i5 

A.  Bin 

170 

3o 

R.  Blamey  Lafone 

78 

12 

A.  Blancbard 

75 

i4 

A.  Blancliard 

75 

i4 

J.  Bouchet 

1G6 

1 

J.  Boucbet 

107 

— 

A.   Calandrelli 

9° 

25 

L.  B.   Calderón 

79 

9 

C.  Candía 

116 

22 

C.  Candía 

(¡7 

35 

L.  Pampliega 

1 12 

7 

M.  Caries 

82 

7 

D.    Cavia 

75 

12 

.1.    Cbiola 

80 

1 

G.  Cock 

75 

1 4 

P.  J.  Con  i 

84 

5 

11EVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 


Asignatura 

Profesor 

Clases 
dadas 

Faltas 

Álgebra  v  aritmética 

P.  J.  Coni 

Guillermo  Cullen 

.1 .    Cabral 

E.  del  Valle  Iberlucea 

S.    Donován 

S.    Donován 

L.   Dura  ñoña 

A.  Estrada 
L.   Jaimes 

Ángel   Estrada 

B.  Fontana 
B.   Fontana 

B.  Fontana 
L.  Ford 

F.  Galante 

S.    Gallegos 

P.    (jarcia 

J.   Chiola 

A.   Mohando 

A    Mohando 

E.  García  velloso 

E.  García  Velloso 

E.  García  Velloso 
A.  Gavina 

V.  ( ¡aviña 
A.  Gavina 
J.    Giménez 
J.    Giménez 
A.  (Jiménez  Pastor 
.1.  M.  Giulíra 
C.  («utiérrez 
C.  Gutiérrez 
M.  Gutiérrez 

C.  Hauron 
\.  Iluergo 

\\  .   Paunero 

F.  Sorrondegui 
J.  L.  Jaimes 

M.    Nirenstein 
J.b.   Lacrampe 
J.b.    Lacrampe 

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84 
85 

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IIO 

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10 

9 
10 

8 
i4 
i3 

5 
3 

9 

Historia. 

lli>toria. 

Geografía. 

Geografía. 

Historia  natural 

Historia 

Literatura 

Latín 

Latín   

Latín          

Física 

Dibujo         

Economía  política 

Química. 

Castellano.  .           

Castellano. '..... 

Literatura. 

Castellano. 

Castellano. 

Historia  y  geografía. 

Historia. .... 

Francés. 

Francés.           

Literatura. 

Educación  física    . 

Geografía 

Geografía    

Francés 

Historia  natural 

llisloria. 

Literatura. 

MIÍMOIUA  DE  LA  UNIVERSIDAD 


Asignatura 

Profesor 

Clases 
dadas 

Faltas 

J.b.  Lacra  mpe 

C.   Labillc 

R.    0.  Leguizamón 

A.  Lelong 

\.    Barbera  11 

E.  Limarzi 

V.  M.  López 

E.  Lozano 

E.  Lozano 

.1.  Luque  Roselló 

.1.  Luf|ue  Roselló 

.1.   Magniíi 

T.  Ricaldoni 

.1.  Martínez    \  ázquez 

R.   Marlini 

R.  Marlini 

R.  Manzanares 

R.  Manzanares 

C.  Massini 

E.   Morales 

.1.    A.    Medina 

.1.    A.    Medina 

.1.  .1.  Millán 

J.  J.  Millán 

E.  Milhieux 

E.  Milhieux 

.1.  L.  Suárez 

L.  Mitre 

E.  Hurtado  Arias 

L.  Mitre 

R.  Monner  Sans 

R.  Monner   Sans 

R.  Monner  Sans 

.1.     Moldes 

A.  Moliné 

C.    Monteverde 

C.   M.    Morales 

(i.   M.   Morales 

E.  Morales 

G.    Morel 

M.  L.  Munro 

292 

i36 

88 

134 

07 

1 10 

100 

86 

80 

168 

"9 

79 

78 

1 64 

9° 
9  a 

123 

78 

i  8 

35 

100 

85 

92 
95 

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121 

30 

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77 

77 

1 48 

182 

168 

1 46 

78 

80 

122 

82 

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4 
4 
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7 

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7 
8 
1 
2 

3 
2 

7 
12 

12 
21 

8 
1 

9 
10 

a4 

8 
2 

Castellano. 

Algebra. .  .     . 

Dibujo  . 
( ¡asteliano. 

Filosofía.  . 

Filosofía. 

Dibujo     . 

Dibujo 

Química  .  . 

Física 

Dibujo 

Latín. 

Latín.  .  . 

Aritmética  y  álgebra 

Algebra 

>) 

)> 

Física 

Física  . 

Historia. 

Geografía    . 

Francés    . 

Historia. 

„ 

» 

Castellano. 

Literatura.  . 

Literatura. 

Caligrafía  . 

Latín   . 

\i  ¡tmética 

Algebra  . 

Algebra 

Aritmética 

Francés. 

Inglés . 

KEVISTA  DK   LA   UNIVERSIDAD 


Asignatura 

Profesor 

Clases 
dadas 

Faltas 

Inglés 

M.  L.  Munro 
M.   L.    Munro 

T.  Murphy 
J.  C.    Navarro 

.1.  Nielsen 

J.   ¡Niclsen 

\l.    INirenstein 

M.  Ordoñez 

M.  Ordoñez 

M.  Ordoñez 

S.   Oria 

E.   Olamendi 

E.   Olamendi 

F.    Oules 

F.    Oules 

F.    Oules 

.).  M.  Padilla 

A.   Palacio 

A.   Palacio 

A.   Palacio 

D.   Palacio 

D.   Palacio 

L.  Pampliega 

L.  PeluH'o 

L.  Peí u  lío 

A.  Peralta   Ramos 

José   Popolizio 
Atanasio  Quiroga 

Juan  E.   Rollo 

I.  P.  Ramos  Mejía 

Rafael  Lynch 

.1.  M«  Rey 

.1.  M«  Rey 

Tebaldo  J.    Ricaldoni 

Tebaldo  J.    Ricaldoni 

Porfirio   Rodríguez 

Mario  Sáenz 

Juan  Sarrailh 

Luis  Silveyra 

Ángel  L.  Sojo 

F.  de  Oliveira    Cézar 

87 

8a 

84 

•71 

80 

84 

i37 

8/1 

84 

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1 
5 

M) 

1 2 
1 

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7 
4 

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4 
8 
2 

21 

Inglés       

Geografía 

Historia  natural .             

Alemán    

Algebra.                          

Algebra.    

Algebra. 

Aritmética 

Aritmética 

Francés 

Aritmética 

Aritmética 

Aritmética 

Historia. 

Castellano 

Latín 

Moral  práctica  é  historia 

Historia. 

Historia  natural . 

n 

Química 

Historia 

Al  cebra 

Castellano. 

Castellano   

Física     

Física     

Aritmética 

Latín. 

Geografía            

))                 

»               

MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD 


;/ 


Geografía 

)> 

Francos. 

Francés. 

Dibujo 

Historia. 

Física 

Castellano 

Geografía. 

Aritmética. 

Aritmética 

Economía  política 

Historia. 

Historia. 

Química 

Inglés 

Inglés 

Geografía , 

Historia. .  .    . 


Ángel  L.  Sojo 

F.  de  Oliveira   Cézar 

Enrique   Solty 

Enrique    Solty 

J.  C.    Suárez 

J.  L.    Suárez 

V.  Tedeschi 

P.   Teobaldi 

R.  Criarte  Castro 

Isidoro   Lrrulia 

Isidoro  Urrutia 

.1.  G.  \alenzucla 

Ernesto  "Yergara  Biednia 

C.   M.   Vico 

I'.   T.    \  ignau 

A.    \\  inslou 

A.   W  inslou 

J.  A.  de  Zuasnábar 

J.  A.  de  Zuasnábar 


Clases 
dallas 


Faltas 


85 

23 

i46 

1 

i46 

1 

160 

»9 

8o 

7 

176 

— 

87 

— 

108 

12 

i34 

i4 

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i5 

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— 

6Ü 

i3 

93 

23 

86 

1 

61 

28 

61 

28 

117 

1 

82 

4 

Balance  de  la  tesorería  general  de  la  Universidad  nacional 
de  Buenos  Aires,  correspondiente  al  año  1914 


Saldo  anterior 

ESTRADAS 

Por  derecbos  generales  de  secretaría 

Por  derechos  generales  de  filosofía  y  letras. .  . 

Por  derecbos  generales  de  derecho  y  ciencias 
sociales 

Por  derechos  generales  de  ciencias  médicas.  . 

Por  derechos  generales  de  ingeniería 

Por  derechos  generales  de  agronomía  y  vete- 
rinaria   

ART.      ORIG. 


Posos 


i8.3oo  00 
6.602  00 

177.377  00 
537.480  4o 
3 58. 86 i  00 

10.60/1  00 


Pesos 

734. 833  86 


378  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

Pesos  Pesos 

Por  derechos  generales  de  ciencias  económicas.  3o. 743  00 

l'or  derechos  generales  del  Colegio  nacional..  io3.i3i   00 

Por  derechos  generales  de  la  Escuela  de  co- 
mercio    '1 6 . 8/|  9  00 

Por  subsidio  universitario, 
recibido  de  la  tesorería  ge- 
neral.       2.925.602   25 

Por     subsidio     universitario, 

(diciembre)  á  recibirse...  267.046    19     3  .  192  .  (i'iN    \  \ 

l'or  descuento  por  la  tesorería  general  para  la 

caja  jubilaciones i.l'i .  aü'i    1  í 

Por  recibo  para  construcción  edificio  Facultad 

de  derecho  (an°  L,  inc.  i°,  art.  Io,  part.   i4).  100.000  00 

Por  importe  del  legado  del  señor  González.  .  .  1  .654  00 

Por  donación  viuda  de  Wilde.. 1 .  100  00 

Por  devolución  de  sueldos  de  la  Facultad  de  fi- 
losofía y  letras 6g5   4<> 

Por  devolución  de  sueldos  de  la  Facultad  de  de- 
recho y  ciencias  sociales 6o4   5o 

Por  devolución    de  sueldos  de  la  Facultad  de 

ciencias  médicas 15.91 1    38 

Por  devolución  de  sueldos  de  la  Facultad  del 

Hospital  de  Clínicas 807    i3 

Por  devolución  de  sueldos  de  la  Facultad  de  in- 
geniería    3. 278  OO 

Por  devolución  de  sueldos  de  la    Facultad  de 

agronomía  y  veterinaria 1 .085   7") 

Por  devolución  de  sueldos  de  la  Facultad    de 

ciencias  económicas. 1 . 1  i4  80 

Por  devolución  de  sueldos  del  Colegio  nacio- 
nal    6o4   20 

Por  devolución  de  sueldos  de  la  Escuela    de 

comercio 161   5o 

Por  devolución  de  sueldos  de  diversas  partidas 

de  derecho. ní  5   2 4 

Por  devolución  de  sueldos  de  derechos  de  agro- 
nomía.    i64  00 

l'or    intereses    títulos   crédito   argentino    in- 
terno    (16 .  7(17  44 

Por    intereses  títulos   crédito    hipotecario  ar- 
gentino 6  por  ciento i2.44i   48 

Por  acreditado  á  la  caja  de  subsidios 13.690  20     4.737.609  98 

Sumas  iguales,  S.  E.  ú  O 5.472.493  <x'i 


MEMORIA   DE  LA   UNIVERSIDAD 


279 


TÍTULOS  DEL   CRÉDITO  ARGENTINO   INTERNO 


Pesos 


Saldo  anterior  depositado  en  el  Banco  de  la 
nación  argentina 

SALIDAS 

Por  sueldos  y  gastos  del  Consejo  superior.  .  . 

Por  sueldos  y  gastos  de  la  Facultad  de  filoso- 
fía y  letras 

Por  sueldos  y  gastos  de  la  Facultad  de  dere- 
cho y  ciencias  sociales. 

Por  sueldos  y  gastos  de  la  Facultad  de  cien- 
cias médicas. 

Por  sueldos  y  gastos  del  Hospital  nacional  de 
de  Clínicas 

Por  sueldos  y  gastos  de  la  Facultad  de  inge- 
niería  

Por  sueldos  y  gastos  de  la  Facultad  agrono- 
mía y  veterinaria 

Por  sueldos  y  gastos  de  la  Facultad  de  cien- 
cias económicas 

Por  sueldos  y  gastos  del  Colegio  nacional. .  .  . 

Por  sueldos  y  gastos  del  profesorado  de  his- 
toria sociológica  argentina 

Por  sueldos  y  gastos  de  la  clínica  médica  del 
hospital  Rau son 

Por  pago  á  medicina  para  laboratorio  quími- 
co doctor  Lavalle. 

Por  pago  á  medicina  para  pabellón  clínica  mé- 
dica Ravvson 

Por  pago  á  ingeniería,  para  el  nuevo  edificio. 

Por  pago  á  medicina  para  publicaciones  (Bon- 
pland). 

Por  pago  á  derecho,  para  reparaciones 

Por  pago  al  delegado  á  la  inauguración  Uni- 
versidad de  Tucumán 

Por  pago  á  la  Facultad  de  ciencias  económicas 
dará  instalaciones  gabinetes,  etc.  (R.  G.).. 

Por  pago  á  la  Facultad  de  ciencias  económicas 
con  imputación  á  las  academias 

Por  pago  á  la  Facultad  de  ciencias  económicas 
para  reparaciones  (ínc.  B,  ít.  ií\,  part.  21). 


Pesos 
I .548.700   OO 

70.880   OO 
228.929    18 

276.204  l4 

866.426  87 

44g. 5 1 1  33 

055.829  87 

465.594  32 

449.257  29 
462. i32  70 

7.272  72 

32.680  00 

17.000  00 

5o. 000  00 
80.000  00 

8.670  00 
3.372  69 

5oo  00 

64o  00 

2.  l52  00 


28o 


KEVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 


Por  pago  al  Colegio  nacional,  para  reparacio- 
nes (R.  G.) 

Por  pago  á  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias 
sociales,  para  mesas  examinadoras  de  in- 
greso   

Por  pago  al  doctor  Debenedetti,  delegado  al 
19o  Congreso  americano. 

Por  pago  ingeniero  Silveyra,  honorarios  obras 
ampliación  del  Consejo  superior 

Por  pago  ingeniería,  para  remuneración  pro- 
fesor C.   Mayer 

Por  pago  á  derecho,  para  el  nuevo  edificio. .  . 

Por  pago  á  medicina,  importe  donación  seño- 
ra Wilde 

Por  pago  á  ciencias  económicas,  para  instala- 
ciones de  gabinetes 

Por  pago  á  derecho,  partida  ai,  ítem  8,  inci- 
so A  (prof.  contratados) 

Por  pago  á  filosofía,  para  expediciones  arqueo- 
lógicas   

Por  pago  á  filosofía,  para  ampliaciones  museo 
etnográfico 

Por  pago  á  filosofía,  partida  27,  inciso  B,  ítem 
7  (prof.  contratados). 

Por  pago  á  derecho,  para  fomento  de  la  bi- 
blioteca.   

Por  pago  á  academia  médica,  ítem  i5,  inciso 
9°,  anexo  E  (presup.   gen.  19 13) 

Por  pago  á  Colegio  nacional,  para  visita  pro- 
fesor Jaimes  (R.  G.) 

Por  pago  á  la  academia  de  filosofía. 

Por  pagoá  la  Facultad  de  ciencias  económicas, 
sobrantes  presupuesto. .  . 

Por  pago  á  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias 
sociales,  cursos  profesores  suplentes 

Por  pago  á  la  Facultad  de  agronomía  y  veteri- 
naria, para  obras  del  internado 

Por  pago  con  destino  á  obras  edificio  del 
Consejo  superior 

Por  pago  á  beca  alumna  ciencias  naturales.  .  . 

Por  pago  á  Facultad  de  derecho  y  ciencias  so- 
ciales, derechos  mesas  examinadoras 

Por  pago  á  Facultad  de  derecho  y  ciencias  so- 
ciales, derechos  biblioteca. 


I'CM>-. 

2.2/Í4    20 

3.999    '''! 

3.419  27 
2 . 000  00 

1 5o. 000  00 

1 . 100  00 

25.000  00 

6.000  on 


G.000  00 

10.000  00 

26.018  g3 

2.000  00 
/j.ooo  00 

3.266  37 

4.8oo  00 

i4.375  00 

65.767  21 
48o  00 

18.219  00 

10.760  00 


MEM0K1A  DE  LA  UNIVERSIDAD  2ÓI 

Pesos  Pesos 

Por  pago  á  Facultad  de  ciencias  médicas,  de- 
rechos laboratorios 48 .  23o  oo 

Por  pago  á  Facultad  de  ciencias  médicas,  de- 
rechos mesas  examinadoras 66,. Oía  34 

Por  pago  á  Facultad  de  ciencias  medicas,  de- 
rechos biblioteca 27 . 620  00 

Por  pago  á  Facultad  ingeniería,  derechos  me- 
sas examinadoras. 10.020  00 

Por  pago  á  Facultad  ingeniería,  derechos  bi- 
blioteca    810  00 

Por  pago  á  Facultad  ingeniería,  derechos  la- 
boratorios.    17. 44o  00 

Por  pago  á  Facultad  ciencias  económicas,  de- 
rechos biblioteca 5 .  55o  00 

Por  pago  á  Facultad  ciencias  económicas,  de- 
rechos mesas  examinadoras 3.555  00 

Por  pago  á  Facultad  agronomía  y  veterinaria, 

derechos  laboratorios 5. 208  00 

Por  pago  á  Facultad  agronomía  y  veterinaria, 

derechos  biblioteca 980  00 

Por  pago  á  Escuela  comercio,  derechos  biblio- 
teca    4 .  23o  00 

Por  pago  al  Colegio   nacional  derechos  mesas 

examinadoras. 37 . 1 78  00 

Por  devolución  de  derechos  de  medicina  ....  2.6i3  00 

Por  devolución  de  derechos  de  derecho 2O9  00 

Por  devolución  de  derechos  de  Colegio  nacio- 
nal    45  00 

Por  devolución  de  derechos  de  ingeniería  ...  1 .5oo  00 

Por   pagos   con   imputación  á  eventuales   del 

Consejo  superior 8 .  G95  87 

Por  pagos  con  imputación  á  partida  12.  Re- 
vista de  la  Universidad. 10. 478  80 

Por  pagos  con  imputación  á  rentas  generales.  328  65 

Por  pagos  con  imputación  á  partida  i3,  im- 
presiones, etc. 10.786  20 

Por  pagos  á  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias 

sociales  saldo  partida  academia 3. 206  23 

Saldo  :  en  el  Banco  de  la  Nación  Argentina.  529.931    97 

Saldo  :  en  caja 14.667    18 

Saldo  :  á  cobrar  de  la  tesorería  general  de  la 

Nación 267  o46  19         811. 645  34 

Sumas  iguales,  S.  E.  ú  O. 5.472.493  84 


REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 


T1TLLOS   DEt.  CRÉDITO   ARGENTINO   INTERNO 


Depositado  en  el  Banco  de  la  Nación  Argen- 
tina   

Buenos  Aires,  enero  !\  de  igi5. 


1) 


Peso* 


Pesos 
I  .  548.  7OO    ("' 


I).   Rodríguez, 
Contador-tesorero. 


Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales 

EXÁMENES   DE   INGRESO   RENDIDOS,    DURANTE    EL    ANO  DE    I()l'| 

Historia 

j  Número  de  exámenes 3 1 1 

¡Distinguidos ig 

Suficientes a5o 

Insuficientes. /|  1 

\  Abandonaron 1 

Idiomas 

Número  de  exámenes. 3a3 

1   Distinguidos 46 

Orales  /  Suficientes 202 

I  Insuficientes. 7,") 

'  Abandonaron — 


MEMORIA   D12   LA   UNIVERSIDAD 


283 


EXÁMENES  PARCIALES   RECIBIDOS,    DURARTE    EL  AÑO    I Q I. 4 


Oíales 


[bogada  (regulare») 


Primero  .  .  . 
Segundo.  . . 
Tercero. .  .  . 
Cuarto  .  .  .  . 
Quinto  .  .  .  . 
Sexto. 

Total 

Primero  .  .  . 
Segundo.  . . 
Tercero .... 
Cuarto  .  .  .  . 
Quinto 
Sexto. 

Total 

Primero  .  .  . 
Segundo.  . . 
Tercero.  .  .  . 

Total 

Primero  .  .  . 
Segundo.  . . 
Tercero. .  .  . 

Total 


— 

— 

— 

404 

5  o 

10Ü 

1  lio 

68 

70 

— 

— 

— 

— 

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120 

1 65 

118 

68 

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— 

— 

— 

384 

23 

116 

i5i 

53 

4o 

1 

— 

— 

— 

337 

5 

78 

1 36 

64 

43 

1 

- 

— 

— 

278 

1 4 

»8 

107 

34 

21 

4 

— 

— 

— 

1 48 

11 

42 

7° 

19 

6 

— 

— 

- 

— 

3087 

1 36 

5Üo 

789 

356 

248 

8 

Abogacía    libres) 


275 

a5i 

24 

25l 

18 

36 

89 

GS 

33 

3 

217 

194 

23 

M>'| 

5 

5a 

80 

43 

i4 

— 

196 

1 85 

II 

1 85 

5 

64 

79 

39 

6 

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61 

26 

8 

— 

123 

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10 

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1 

25 

53 

23 

11 

— 

I  52 

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1 5a 

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48 

52 

5 1 

2 

- 

1 1 14 

io4o 

74 

io4o 

35 

268 

4i4 

a4o 

74 

3 

Notariado  (regalares) 


Notariado   (libres) 


— 

- 

— 

77 

4 

23 

35 

7 

8 

— 

— 

— 

— 

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5 

37 

5i 

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5 

36 

21 

10 

3 

- 

- 

- 

- 

280 

i4 

96 

107 

33 

3o 

— 

1 3 

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2 

11 

1 

1 

4 

4 

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1 

18 

i3 

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2 

6 

4 

1 

— 

16 

it) 

— 

16 

1 

5 

6 

3 

1 

— 

47 

4o 

7 

4o 

2 

8 

16 

11 

2 

1 

a84 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Escritos 

Orales 

_ 

_. 

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Diplomacia    (regulares) 


Primero  .  .  . 
Segundo.  . . 

Tolal 

Primero  .  .  . 
Segundo.  . . 

Total 


— 

— 

— 

63 

3 

18 

18 

IO 

i4 

— 

— 

— 

— 

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2 

i(3 

29 

i3 

— 

— 

— 

— 

— 

123 

5 

31 

hl 

23 

ik 

— 

Diplomacia  (libres) 


28 

25 

3 

25 

1 

5 

1 1 

7 

1 

— 

9 

9 

— 

9 

— 

3 

5 

1 

8 

- 

- 

37 

34 

3 

3/1 

1 

8 

16 

1 

— 

Facultad  de  ciencias  médicas 


EXÁMENES  DE  INGRESO   RECIBIDOS,    DURANTE   EL  AÑO  DE    I Q I  4 

Escuela  de  obstetricia 

Sobresalientes. 

1    Distinguidos 

Clasificaciones       1  Buenos. 

que  Regulares 

hubieren  obtenido    I  Desaprobados. 

Número  tolal  de   alumnos  examinados. 


i 

26 
3i 

28 


MEMORIA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


285 


EXVMESES   PARCIALES   RECIBIDOS,    DURANTE    EL    ANO    I  ()  I  '\ 


Primero  .  .  .  . 

Segundo.  . . . 

Tercero 

Cuarto. 

Quinto 

Sexto. 

Séptimo  .... 

Totales 

Primero  .  .  .  . 
Segundo.  .  .  . 

Tercero 

Cuarto. 

Quinto 

Sexto. ...... 

Séptimo  .... 

Totales 

Primero  .... 
Segundo.  .  . . 

Tercero 

Cuarto  ..... 

Totales 

Primero  .... 
Segundo.  .  .  . 

Tercero 

Cuarto 

Totales 


1477 

1027 
1037 

1009 
545 

857 


Medicina   (regulares) 
r. 


0606 


91 

72 
55 

45 

titi 

5o 

i4a 


OOíj 

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22Ü 
a3o 
354 
1 '.i 
35 1 


:<<>'i.> 


Medicina  (libres) 


;ii 


1        — 

1  -i 


Farmacia  (regulares) 


194 

1 5o 

1 1 

89 


444 


II 

1 1 

i5 

37 

32 


Farmacia    (libres) 


396 

262 
3a5 

•91 
333 


249 


1956 


242 

244 

269 

i85 

237 

i94 

173 

75 

174 

82 

108 

46 

io3 

12 

i3o(5 

838 

5 1 

28 

3i 

52 

3 

5 

20 

3o 

n5 


33 
24 


16 


6a 


9 

12 


280 


HEVISTA  Dl¡   LA  UNIVERSIDAD 


_ 

■ 

c     = 

0 

Años 

c    1 

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Se 

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Ja 

0 

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J 

H 

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je    - 

¡a 

Odonlologí< 

Primero 

Si 
5i 

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2 
3 

37 
20 
12 

12 
12 

IO 
12 
I  I 

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24 

i3 

Segundo.  

Tercero.  . 

Totales 

4 1 

2 

6 

8 

23 

56 

■2 

2^8 

20 

(¡5 

49 

58 

Obstetricia 

Primero 

9° 
63 

8 

9 
10 

22 
12 

25 

i5 

17 

•>.  5 

18 
2 

Ex.   generales. 

Totales. 

64 

53 

i3 

22 

217 

27 

53 

64 

20 

Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y  naturales 


Complementos  de  aritmética  y  álgebra 

»              de  geometría  y  trigonometría . 
»              de  tísica  y  manipulaciones 
»  de  química 

Dibujo  lineal  y  á  mano  levantada 

Algebra  superior  y  geometría   analítica. 

Geometría  proyectiva  y  descriptiva 

Cálculo  infinitesimal,  Ier  curso 

Química  analítica  (materiales  de  construcción) 

Construcción  de  casas 

Dibujo  de  lavado  de  planos 

Cálculo  infinitesimal,  a°  curso. 

Estática  gráfica 


60 
65 
53 
46 

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MEMORIA   DE   I.A   UNIVERSIDAD 


28- 


Geometría  descriptiva  aplicada. 

Topografía 

Caminos  ordinarios  y  ensayo  de  materiales. .  .  . 

Mecánica   racional 

Resistencia  de  materiales 

Mineralogía  y  geología 

Arquitectura  (ingenieros  civiles) 

Construcciones  de  manipostería 

Tecnología  del  calor 

Hidráulica. 
Geodesia 

Teoría  de  los  mecanismos. 

i»      de  la  elasticidad. 

Electrotécnica 

Construcción  do  máquinas 

»  de  puentes  \    techos 

Puertos  y  canales 

ferrocarriles 

Hidráulica  agrícola  é  hidrología. 

Reguladores,  turbinas  y  máquinas  agrícolas. 

Tecnología  mecánica  general 

Complementos  de  matemáticas 

Dibujo  de  arquitectura. 

Arquitectura,  1"  curso. 

»  2"  curso. 

»  3er  curso 

»  4"  curso. 

Teoría  de  la  arquitectura 

Historia  de  la  arquitectura,    1"  curso 

Construcciones  de  arquitectura,   1"  curso.. 

»  »  2o  curso 

Geometría  descriptiva 

Perspectiva  y  sombras. 

Cálculo  de  las  construcciones 

Dirección  de  obras  y  legislación. 

Dibujo  de  ornato,  1"  curso 

»       de  figura,    l"  curso , 

Modelado,  Ier  curso 

Química  analítica  y  aplicada,  ior  curso 


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UEVISTA   DE  LA  UNIVERSIDAD 


Asignaturas 

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Química  analítica  y  operaciones,  icr  curso.  .  .  . 

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Física  general,  Ier  curso 

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Zoología,    i"  curso 

Físico-química 

Provectos  de  instalaciones  mecánicas. .  .    . 
Química  analítica  y  operaciones,  2o  curso. .... 
Historia  de  la  arquitectura,   2o  curso. .    .    . 

»       de  figura,  2o  curso.  . 

Modelado,  2o  curso. 

Química  analítica  y  aplicada,  2o  curso  .  . 

»       analítica  y  operaciones,  3er  curso.  .  .  . 

»       orgánica  y  tecnológica,  2o  curso 
Física  general,  2o  curso 

»               3er  curso.    . 

Botánica,  3er  curso 

Zoología,  2o  curso  . 

»        3er  curso  . 

Composición  decorativa 

Práctica  de  laboratorio,  icr  año 

»                       »             2o  año 

»                       »            3er  año    . 

Dibujo  topográfico  .  . 

Materiales  de  construcción 

(íeología  y  paleontología.    . 

Química  inorgánica  \  tecnológica 

»          inorgánica 

»         orgánica. 

»         analítica  .  . 

Dibujo  natural,  Ier  año  . 

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Total .  . 

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Mli.MOKIA   DE   LA  UNIVEKSIDAD 


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Facultad  de  filosofía  y  letras 


EXAMENES    FAUCIALES   RECIBIDOS  DURANTE   EL    ANO    I  ()  I  í\ 


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HEVISTA   DE   LA   UMVEKSIDAD 


Facultad  de  agronomía  y  veterinaria 


EXÁMENES  HENDIDOS  DURANTE  EL  ANO   I  ()  1  I 


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Escuela  de  agronomía 


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Sobresalientes 

Distinguidos 

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Escuela  de  veterinaria 


Número  de  alumnos  examinados. 
Número  de  exámenes  rendidos  .  . 

Sobresalientes 

Distinguidos 

Buenos. 

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MEMORIA    DE    LA    UNIVERSIDAD 


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Facultad  de  ciencias  económicas 


EXÁMENES   PARCIALES    RECIBIDOS    DURANTE     El.    ANO    I  (J I  '\ 


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Doctorado  en  ciencia»  económicas  (regulares) 


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REVISTA  DE  I.A   UMVEUSIDAl) 


ESCUELA   DE   COMERCIO    «CARLOS   PEI.LECRINl  » 
CURSOS  PREPARATORIOS   Y   CURSO   DE   PERITOS  MERCANTILES 


Clasificación  de  los  exámenes  finales,  de  alumnos  regalare»,  durante  el  año  191  k 


Clasificación 


Sobrcsolienlcs  .  .  . 

Distinguidos 

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Regulares. 

Aplazados 

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Planilla  demostrativa  de  los  exámenes  lomados  durante  el  año  191  h 


Corto   diurno 

Curso  nocturno 

Concepto 

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Regulares  (finales) 

Libres  (finales). 

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EXÁMENES  DE   INGRESO    RECIMDOS    DURANTE    EL    A>0    DE    I Q I  /| 

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Escritos    \  Suficientes 78 

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Orales  ]  Suficientes 55 

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Total  de  alumnos  examinados 85 


MEMORIA   DE    LA    UNIVERSIDAD 


293 


COLEGIO  NACIONAL    DE    «  BUENOS   AIRES  )) 

Exámenes  de  ingreso  tomados   durante  el  año  de  19 1U 

Alumnos 
Clasificaciones  obtenidas  .      . 

examinados 

Sobresalientes 6 

Distinguidos 174 

Buenos. 3oi 

Suficientes 44 

Aplazados. 87 

Total 613 


Exámenes   parciales    recibidos 
desde  el  Io  de  enero  liasta  el  31   de  diciembre  Í91U 


Primero 
Segundo. 
Tercero. 
Cuarto. . 
Quinto  . 


Primero  . 
Segundo. 
Tercero . 
Cuarto. . 
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Alumnos  acogidos  á  la  ordenanza  del  Consejo  superior  de  6  de  noviembre  de  1912 

Primero 

Segundo.  

Tercero 

Cuarto 

Quinto 


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ART,     ORIG. 


APÉNDICE 


FACULTAD  DE  DERECHO  Y  CIENCIAS  SOCIALES 


Buenos  Aires,  21  de  julio  de  hji5. 

Señor  rector  de  la  Universidad  doctor  Eufemio  Ubaües. 

En  cumplimiento  de  lo  dispuesto  en  el  artículo  32,  inciso  21o,  de 
los  estatutos,  tengo  el  honor  de  elevar  al  señor  rector  y,  por  su  in- 
termedio, al  honorable  Consejo  superior,  la  memoria  de  esta  facul- 
tad correspondiente  al  año  191/i. 


PLAX   DE  ESTUDIOS 

El  plan  de  estudios  de  la  facultad  ha  experimentado  una  impor- 
tante reforma,  que  si  bien  no  altera  á  aquel  en  sus  lineamientos  ge- 
nerales, lo  modifica  en  su  estructura  de  conjunto,  dividiendo  el 
ciclo  de  estudios  en  dos  :  la  abogacía  y  el  doctorado  en  derecho  y 
ciencias  sociales,  separándose  así  la  enseñanza  profesional  de  la  cien- 
tífica, más  de  acuerdo  con  las  modernas  orientaciones  de  esta  clase 
de  estudios. 

En  aquélla  van  las  asignaturas  del  tecnicismo  profesional  amplián- 
dose  la  enseñanza  del  derecho  comercial  que,  dada  su  creciente  im- 
portancia, por  el  desarrollo  de  las  instituciones  existentes  y  nuevas 
que  se  originan  hace  necesario  mayor  extensión  de  sus  programas, 
por  lo  que  se  ha  resuelto  dictarlo  en  tres  cursos. 

La  economía  política  y  las  finanzas  se  mantienen  en  el  mismo 
plan.  La  primera  por  ser  elemento  básico  en  los  estudios  jurídicos, 
el  fenómeno  económico,  y  la  segunda  dada  la  esfera  de  acción  del 


MEMORIA  DE  LA  UNIVEKSIDAD  200 

abogado  argentino  que  necesita  conocerla  por  las  múltiples  relacio- 
nes que  con  el  estado  ó  municipalidades  mantienen  las  instituciones 
nanearías,  ferroviarias  é  industriales,  etc.,  que  explotan  muchas 
veces  concesiones  del  uno  ó  de  las  otras,  encontrándose  con  frecuen- 
cia en  presencia  de  complicados  problemas,  á  veces  no  previstos  por 
las  leyes  generales. 

Con  el  fin  de  realizar  la  transición  del  antiguo  al  nuevo  plan  se 
lia  puesto  en  vigencia  uno  provisorio. 

En  este  plan  de  transición  se  ha  incorporado,  desde  ahora,  en  el 
6o  año,  la  política  económica,  del  ciclo  del  doctorado,  porque  urge 
emprender  su  estudio. 

La  conflagración  europea  que  repercute  hondamente  en  el  país,  — 
choque  de  imperialismos,  intereses  y  aspiraciones  inconciliables,  — 
torna  agudos  viejos  problemas  y  da  nacimiento  á  otros  nuevos  ;  sien- 
do la  hora  de  detenerse  en  el  examen  de  nuestras  industrias  agrícolas 
y  ganaderas,  de  las  protegidas  del  norte  y  del  oeste,  de  las  manufac- 
tureras de  la  capital  y  de  las  incipientes  que  urge  fomentar  para  pro- 
veer á  nuestras  necesidades  con  recursos  propios  y.  junto  con  ellos, 
las  orientaciones  del  comercio  internacional  después  de  la  guerra. 

No  repetiré  aquí  la  historia  y  propósitos  de  la  reforma  fundamen- 
tal hecha  en  el  nuevo  plan. 

Me  remito  á  este  respecto  á  la  exposición  con  que  inauguré  los 
cursos  de  191 5. 

CONFERENCIAS  Y  ACTOS  PÚBLICOS 

El  23  de  mayo  tuvo  lugar  la  patriótica  fiesta  con  que  el  Centro 
estudiantes  de  derecho  conmemoró  el  io4  aniversario  de  nuestra 
revolución. 

Académicos,  consejeros,  profesores  y  alumnos  componían  el  nu- 
meroso público  que  daba  realce  á  la  ceremonia. 

El  señor  Vicente  Gay,  profesor  de  economía  política  y  de  ha- 
cienda de  la  Universidad  de  Yalladolid  y  consejero  técnico  del  mi- 
nisterio de  Hacienda  de  España,  dio  cuatro  conferencias;  á  pedido 
del  Centro  estudiantes  de  derecho  una,  y  las  restantes  por  encargo 
de  la  facultad.  La  primera  versó  sobre  «  La  Universidad  y  su  mi- 
sión »  y  las  siguientes  sobre  «  Las  manifestaciones  del  imperia- 
lismo europeo,  y  su  acción  en  la  vida  mundial  » ;  conferencias  que 


2g6  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

se  tomaron  taquigráficamente  para  ser  publicadas  en  los  Anales. 

El  suplente  de  la  cátedra  de  Derecho  constitucional,  doctor  Ma- 
riano de  Vedia  y  Mitre,  á  pedido  del  Centro  jurídico  y  de  ciencias 
sociales,  habló  sobre  «  La  acefalía  presidencial  » ;  y  el  doctor  Juan 
José  Britos  (hijo),  presidente  de  la  nombrada  institución  y  profesor 
suplente  déla  Facultad  de  ciencias  económicas,  sobre  «  La  ley  de 
quiebras  á  través  de  un  caso  judicial  ». 

Además  la  facultad  abrió  sus  aulas  al  doctor  Benjamín  Larroque. 
quien  dictó  un  curso  libre  de  «  Medicina  legal  »  de  19  conferencias 
teóricoprácticas  en  el  local  de  esta  casa  y  en  el  hospicio  de  Alienadas. 

MONOGRAFÍAS 

Los  trabajos  presentados  en  el  curso  pasado  alcanzan  á  801.  re- 
partidos en  la  forma  siguiente  : 

Primer  año 

Introducción  al  derecho 180 

Sociología. 69 

Segundo  año 

Romano,  2a  parte i33 

Derecho  internacional  público.  .  77 

Tercer  año 
Finanzas. i3i 

Cuarto  año 

Comercial,  i"  parte. 3q 

Derecho  administrativo. q5 

Sexto  año 

Filosofía  del  derecho,  2"  parte.  .  45 

Derecho  internacional  privado.  .  32 

Los  temas  de  estos  trabajos  constan  en  el  anexo  G,  siendo  los 
cursos  intensivos  dictados  por  los  siguientes  profesores  :  doctor  Car- 
los Octavio  Bunge,  de  introducción  al  derecho ;  doctor  Juan  Agus- 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  2(Jy 

tín  García,  de  sociología  ;  doctor  Isidoro  Ruíz  Moreno,  de  derecho 
internacional  público;  doctor  Carlos  lbarguren,  de  derecho  ro- 
mano, 2a  parte  ;  doctor  Francisco  Oliver,  de  finanzas;  doctor  Adolfo 
F.  Orma,  de  derecho  administrativo;  doctor  Juan  Carlos  Cruz, 
de  derecho  comercial,  i"  parte;  doctor  Estanislao  S.  Zeballos,  de 
derecho  internacional  privado;  doctor  Carlos  F.  Meló,  de  filosofía 
del  derecho,  2*  parte. 

ANALES 

En  el  anexo  D  hallará  el  señor  rector  el  informe  del  señor  direc- 
tor de  los  Anales,  en  que  se  anuncian  los  progresos  realizados  y  se 
hace  notar  que  la  afluencia  de  trabajos  y  el  aporte  llevado  á  la  pu- 
blicación por  la  colaboración  de  algunos  jóvenes  estudiantes  hizo 
necesaria  la  publicación  de  un  volumen  de  i352  páginas. 

OBRAS  PUBLICADAS 

Estudios  :  El  derecho  público  de  las  provincias  argentinas  con  el 
texto  de  las  constituciones  sancionadas  entre  lósanos  1819  y  191 3, 
por  el  doctor  Juan  P.  Ramos.  Continuará  la  publicación. 

La  nationalité  aa  point  de  vue  de  la  législation  com paree  et  da  droit 
privé  humain.  Conférences  faites  a  la  Faculté  de  droit  et  de  sciences 
sociales  de  l'Université  de  Buenos  Aires,  por  el  doctor  Estanislao  S. 
Zeballos.  Continuará  la  publicación. 

Próximamente  llegarán  de  España  los  dos  primeros  tomos  de  la 
obra  de  recopilación  que,  en  los  archivos  de  Indias,  lleva  á  cabo  el 
señor  Roberto  Levillier  sobre  Antecedentes  de  la  política  comercial  en 
el  Rio  de  la  Plata  en  la  época  colonial. 

TESIS  PREMIADAS 

Impuesto  al  mayor  valor  de  la  propiedad,  por  Teodoro  Becú, 
premio  Facultad  y  premio  Centro  jurídico. 

Ensayo  histórico  sobre  legislación  comercial  argentina,  por  Carlos 
Alberto  Acevedo,  premio  Cincuentenario  del  código  de  comercio. 

Historia  de  la  enseñanza  de  las  ciencias  jurídicas  en  la  Universi- 


298  REVISTA   DE  LA   UNIVEHSIDA1> 

dad  de   Buenos  Aires,  por  Agustín   Pestalardo,   premio  Alberto 
Gallo. 

Los  doctores  Acevedo  y  Pestalardo  obtuvieron  también  accésit  en 
el  premio  Facultad. 

PREMIOS  UNIVERSITARIOS 

Carlos  Alberto  Acevedo,  medalla  de  oro. 

Eduardo  Díaz  de  Vivar,  diploma  de  honor. 

José  Francisco  Oderigo,  diploma  de  honor. 

Leónidas  Anastasi,  diploma  de  honor. 

Ricardo  Olivera,  diploma  de  honor. 

Javier  López,  diploma  de  honor. 

Horacio  Heriberto  Dobranich,  diploma  de  honor. 

NOMBRAMIENTO  DE  PROFESORES  SUPLENTES 

El  consejo  directivo  ha  nombrado  profesores  suplentes  á  los  doc- 
tores Juan  A.  González  Calderón  y  Mariano  de  Vedia  y  Mitre  de 
derecho  constitucional;  doctor  Santiago  Morello  de  práctica  no- 
tarial. 

EDIFICIO 

Los  trabajos  realizados  en  el  año  191 4,  consisten  : 

Manipostería.  —  Su  terminación  hasta  el  primer  piso.  Ejecución 
de  la  correspondiente  á  los  tres  muros  de  fachadas  principales  con 
frente  á  las  calles  Las  Heras,  Azcuénaga  y  Cantilo  desde  el  primer 
piso  hasta  el  entrepiso  del  tercero. 

Igualmente  se  terminaron  los  muros  y  tabiques  divisorios  de  los 
locales  interiores  tanto  en  la  planta  baja,  como  entre  los  entrepisos 
del  primero  al  segundo  y  desde  este  último  al  tercer  piso. 

Los  muros  de  fachadas  interiores  con  frente  á  los  patios  y  jardi- 
nes fueron  terminados,  como  así  los  correspondientes  á  las  cajas  de 
escaleras,  hasta  el  entrepiso  del  tanque,  éste  con  la  cota  de  mayor 
altura  alcanzada,  ó  sea  /40  metros  sobre  el  nivel  de  la  vereda  de  la 
calle  Las  Heras. 

Fueron  ejecutados  todos  los  revoques  interiores  lisos,  compren- 


MEMORIA  DE   LA   UNIVERSIDAD  2QQ 

didos  en  los  muros  divisorios  de  la  planta  baja,  primero  y  segundo 
pisos  y  paramentos  interiores  de  los  sótanos,  quedando  solamente 
por  ejecutarse  los  correspondientes  á  los  locales  interiores  sobre  el 
en  trepiso  del  tercer  piso. 

En  los  primeros  meses  del  año,  la  estructura  metálica  quedó 
solamenta  colocada,  como  así  se  procedió  al  ajustaje  general  del  en- 
tronado, restando  colocar  algunas  piezas,  cuyo  trabajo  dependía  de 
la  manipostería  á  mayor  altura  que  la  alcanzada  hasta  esa  fecha. 

Los  entrepisos  de  bovedilla  doble,  cimientos  de  muro  y  platafor- 
mas de  columnas,  á  excepción  hecha  del  pórtico  con  frente  á  la  calle 
Las  Heras,  quedaron  terminados. 

Al  hacer  el  resumen  del  estado  general  de  los  trabajos  ejecutados 
y  por  ejecutarse,  puede  decirse  que,  parala  terminación  de  la  obra, 
en  lo  que  concierne  á  la  parte  contratada,  falta  solamente  realizar 
la  manipostería  del  cuerpo  avanzado  desde  el  segundo  piso  á  su  co- 
ronación ;  los  muros  de  las  tres  fachadas  principales,  hacia  las  calles 
Las  Heras,  Azcuénaga  y  Cantilo  respectivamente,  éstos  desde  el  ter- 
cer piso  á  su  terminación  y  los  muros  divisorios  sobre  el  entrepiso 
del  tercer  piso. 

Doy  estos  detalles  para  que  se  tenga  una  idea  de  los  trabajos  reali- 
zados durante  el  año. 

En  el  corriente  y  dada  la  escasez  de  recursos,  la  facultad  procu- 
rará ejecutar  las  obras  indispensables  para  que,  si  las  circunstancias 
impusieran  la  suspensión  de  los  trabajos,  pueda  conservarse  lo  ya 
ejecutado  en  buenas  condiciones. 

Si  fuere  posible  con  nuevos  recursos  acordados  por  el  congreso, 
ó  por  medio  de  alguna  operación  de  crédito,  se  tratará  de  poner  el 
edificio,  en  el  menor  tiempo  posible,  en  condiciones  de  efectuar  la 
traslación,  cada  día  más  urgentemente  exigida,  de  la  facultad  a  su 
nuevo  local. 

BIBLIOTECA 

Por  el  informe  del  director  de  la  biblioteca,  doctor  A.  F.  Orma, 
podrá  darse  cuenta  el  señor  rector  de  la  importancia  siempre  cre- 
ciente de  aquella. 

El  consejo  directivo  ha  celebrado  il\  sesiones  durante  el  año  pro- 


300  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

ximo  pasado.  Los  asuntos  en  ellas  tratados,  y  de  que  no  me  ocupo 
especialmente  en  esta  memoria,  son  ya  conocidos  del  señor  rector 
por  las  copias  de  las  actas  que  se  han  remitido. 

Durante  el  año  próximo  pasado,  se  recibieron  102  abogados  y  91 
doctores  en  jurisprudencia. 

Los  resultados  de  los  exámenes  de  los  alumnos  regulares  y  libres 
de  diciembre  de  iqi4  y  marzo  del  corriente  año,  constan  en  los 
cuadros  que  envié  al  rectorado  oportunamente. 

Con  este  motivo,  saludo  al  señor  rector  con  mi  consideración  más 
distinguida. 

E.  L.  Bidau. 
Hilarión  Lar  guia. 


FACULTAD  DE  CIENCIAS  MÉDICAS 


Buenos  Aires,  a3  de  junio  de  iQi5. 

Señor  redor  de  la  (  niversidad  nacional  ({odor  I).  Eufemio  l  bailes. 

Al  elevar  á  su  consideración  y  la  del  honorable  Consejo  superior 
universitario,  la  memoria  anual  de  la  Facultad  de  ciencias  médicas 
que  me  honro  en  presidir,  cumpliendo  lo  dispuesto  en  los  estatutos 
universitarios,  séame  permitido  ante  todo  manifestar  el  hondo  sen- 
timiento de  pesar  sufrido  por  esta  institución  con  la  pérdida  de  ca- 
racterizados y  distinguidos  miembros  de  su  cuerpo  docente,  los  doc- 
tores :  .losé  María  Ramos  Mejía,  académico  y  profesor  honorario  ; 
Jacob  de  Tezanos  Pinto,  académico,  y  Martín  Spuch,  académico  ho- 
norario, los  que  aun  cuando  alejados  de  la  enseñanza  después  de 
largos  años  de  valiosos  servicios,  prestaban  aún  en  las  filas  de  los 
dirigentes  el  concurso  de  sus  consejos  y  de  su  ciencia,  por  lo  que 
merecieron  siempre  la  consideración  y  prestigio  que  les  rodearon  en 
vida  y  que  ha  de  perpetuar  su  memoria  de  maestros  después  de  su 
sensible  desaparición. 

La  enseñanza  y  los  cursos  de  esta  Facultad  en  el  año  fenecido 
han  seguido  sólidamente  desarrollándose  dentro  del  marco  ya  esta- 
blecido, con  los  loables  y  benéficos  esfuerzos  de  su  ilustrado  y  com- 
petente personal  docente. 

Las  mismas  razones  que  en  todo  tiempo  han  motivado  una  ges- 
tión sobre  aumento  en  los  fondos,  que  por  lo  repetida  podría  cali- 
ficarse de  molesta  insistencia,  persisten  este  año  y  se  repetirán  en 
años  sucesivos,  mientras,  subsistan  las  mismas  dificultades  que  de- 
rivan del  aumento  creciente  de  alumnos,  de  las  necesidades  que  este 


302  UEVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

hecho  comporta  y  de  la  escasez  de  dinero  disponible  para  satisfacer- 
las, tanto  en  lo  referente  al  aumento  del  personal  como  para  los  gas- 
tos que  demandan  los  laboratorios  y  las  clínicas. 

La  limitación  de  los  recursos  por  causas  conocidas  y  notorias 
no  han  permitido  este  año  satisfacer  en  totalidad  todas  las  exigen- 
cias. 

Los  fondos  relativamente  escasos  destinados  el  año  pasado  á  los 
nuevos  laboratorios  del  tercer  piso  de  la  escuela  práctica,  sólo  han 
alcanzado  para  realizar  las  instalaciones  y  espero  que  el  corriente 
año  con  nuevos  elementos  que  he  podido  obtener  en  el  honorable 
Congreso  de  la  Nación,  prestigiado  en  mis  gestiones  por  el  señor 
rector  y  el  cuerpo  directivo  de  la  universidad  y  el  Poder  ejecutivo 
nacional,  se  ha  de  completar  la  dotación  necesaria  á  fin  de  que  pres- 
ten los  servicios  á  que  están  destinados. 

Gomo  refería  en  mis  memorias  anteriores,  el  hospital  nacional  de 
Clínicas,  único  hospital  que  depende  de  la  Facultad  para  la  ense- 
ñanza clínica,  es  cada  día  menos  apropiado  y  apto,  tanto  por  su  li- 
mitada capacidad  como  por  el  estado  de  deterioro  y  vejez  en  que  se 
encuentra  ;  estas  deficiencias  no  admiten  ni  ampliaciones  ni  modi- 
ficaciones ni  reparos,  para  conseguir,  si  así  fuera  posible,  una  rela- 
tiva adaptación  á  las  elementales  exigencias  á  que  deben  responder 
los  servicios  clínicos,  cuyo  estado  estacionario  resalta  ante  el  pro- 
greso que  ha  alcanzado  los  laboratorios  y  anfiteatros.  La  Facultad 
de  ciencias  médicas  tiene  hoy  para  su  enseñanza,  sobre  todo  de  la 
clínica  médica,  los  mismos  servicios  clínicos  que  disponía  hace  más 
de  veinte  años,  y  si  me  retiero  únicamente  a  éstos  mi  aseveración  no 
implica  que  las  mejoras  realizadas  en  los  servicios  quirúrgicos,  han 
sido  suficientes  para  colocarlos  en  las  condiciones  debidas  y  exigidas 
por  el  progreso  y  el  prestigio  de  nuestra  facultad. 

Este  es  un  problema  que,  á  mi  juicio,  y  hoy  con  mayor  insisten- 
cia lo  reitero,  de  más  api-emiante  y  urgente  resolución,  afirmación 
que  creo  innecesario  fundarla  puesto  que  son  elementales  las  razo- 
nes que  la  fundan  y  que  en  síntesis  derivan  de  la  importancia  y  del 
papel  de  todos  conocidos  que  tiene  la  enseñanza  clínica  y  práctica 
en  el  estudio  de  la  medicina. 

Esta  situación  de  predominio  aparente  entre  el  desarrollo  más  in- 
tenso de  los  laboratorios  y  el  estado  estacionario  de  los  servicios  clí- 
nicos es  un  cargo  que  una  crítica  injusta  ha  hecho  á  nuestra  escuela 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  3o3 

de  medicina  atribuyendo  á  una  errónea  tendencia  ;  si  nuestras  clí- 
nicas no  han  adquirido  al  desenvolvimiento  debido  ha  sido  y  es  por 
la  falta  de  recursos  y  de  medios  adecuados,  la  facultad  ni  ignora  esta 
deficiencia  ni  la  desconoce  y  ha  luchado  y  lucha  por  subsanarla, 
pero  hasta  ahora  sin  mayor  éxito. 

El  policlínico  «  José  de  San  Martín  »,  reconocido  necesario  hace 
ocho  ó  diez  años,  época  en  que  se  inició  su  gestión,  es  hoy  una  nece- 
sidad cada  día  más  premiosa,  un  proyecto  que  hay  que  resolver  sin 
dilación  y  considero  preciso  no  prolongar  un  estado  indeciso,  que 
nada  soluciona. 

La  inscripción  y  concurrencia  de  los  alumnos  á  las  clases  de  las 
distintas  escuelas  ha  sido  menor,  aunque  con  pequeña  diferencia  á 
la  de  los  años  anteriores ;  sin  embargo,  es  de  un  número  muy  cre- 
cido de  estudiantes,  sobre  todo  en  los  primeros  años  de  la  escuela 
de  medicina,  lo  que  dificulta  la  enseñanza  prática  a  pesar  de  existir 
los  locales  y  el  material  que  se  creyeron  suficientes  ha  pocos  años, 
cuando  fueron  construidos  é  instalados. 

Este  excesivo  numero  de  alumnos,  no  tanto  para  la  enseñanza  teó- 
rica, sino  principalmente  para  la  enseñanza  práctica,  exige  no  sólo 
locales  que  habría  que  ampliar,  sino  también  aumento  de  personal 
técnico,  jefes  de  trabajos  prácticos  y  ayudantes,  para  poder  atender 
y  dirigir  debidamente  esa  enseñanza  en  cursos  que  funcionan  con 
cuatrocientos  y  quinientos  alumnos.  Este  criterio  ha  tenido  su  jus- 
tificación con  el  éxito  obtenido  al  realizar,  este  año  pasado  el  desdo- 
blamiento de  las  cátedras  de  anatomía  descriptiva  y  que  posiblemente 
ha  ele  verse  obligado  á  realizar  con  otras  materias  fundamentales  se- 
mejantes, sobre  todo  con  la  histología  normal. 

El  honorable  consejo  directivo  ha  celebrado  16  sesiones  ordina- 
rias y  3  extraordinarias  y  aparte  de  importantes  cuestiones  resueltas 
en  gran  número  de  expedientes  y  solicitudes,  ha  dictado  varias  orde- 
nanzas no  menos  importantes  entre  las  que  sólo  señalo  la  de  inscrip- 
ción, exámenes  libres,  plan  de  estudios  é  ingreso  á  la  escuela  de 
parteras,  etc. 

Aceptáronse  las  ternas  formuladas  y  han  sido  designados  profe- 
sores titulares  los  doctores :  Pedro  Belou,  de  anatomía  descriptiva 
y  Juan  Domínguez  de  farmacognosia. 

El  honorable  consejo  directivo  como  homenaje  á  los  servicios 
prestados  á  la  enseñanza,  designó  profesor  honorario  al  doctor  Juan 


3o4  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

A.  Boeri,  que  se  acogió  á  la  jubilación  después  de  haber  desempe- 
ñado largos  años  la  cátedra  de  farmacognosia. 

Con  arreglo  á  las  ordenanzas  en  vigencia,  el  honorable  Consejo 
directivo,  nombró  profesor  suplentes  á  los  doctores  :  Alejandro  Ca- 
banne,  primer  año  de  odontología  ;  Juan  B.  González  y  Juan  C. 
Risso  Domínguez,  de  clínica  obstétrica  ;  Juan  de  la  Cruz  Correa, 
de  otorinolaringología  ;  Luis  Guglialmclli,  de  química  orgánica  ; 
Fernando  Schweizer,  de  clínica  pediátrica  ;  Eugenio  Galli,  de  anato- 
mía descriptiva  ;  Ricardo  Sarmiento  Laspiur,  deanatomia  topográ- 
fica ;  Pablo  M.  Barlaro,  de  patología  interna  ;  José  Destéfano  y  Juan 
R.  Goyena,  de  clínica  médica  ;  Francisco  I.  Castro,  de  Patología 
externa  ;  Enrique  Finochictto  de  Medicina  operatoria  ;  Javier  Bran- 
dan y  Antonio  Podestá,  de  medicina  legal. 

En  la  escuela  de  medicina  se  han  inscripto  2198  alumnos  y  se 
han  recibido  6666  exámenes  parciales  ;  162  de  tesis  ;  se  han  expe- 
dido 162  títulos  de  médico  y  han  revalidado  sus  títulos  i5  médicos 
extranjeros. 

En  la  escuela  de  farmacia,  se  han  inscripto  2 15  alumnos  ;  se  han 
recibido  [\!\[\  exámenes;  se  han  expedido  02  de  títulos  de  farmacéu- 
tico y  han  revalidado  sus  diplomas  2  farmacéuticos  extranjeros. 

Construido  y  ampliado  el  laboratorio  de  química  analítica,  en  el 
corriente  año,  ha  de  completarse  su  instalación,  en  las  condiciones 
exigidas  por  las  necesidades  de  dar  á  esta  asignatura  la  práctica  per- 
sonal de  los  alumnos.  Lo  mismo  podemos  decir  referente  al  labora- 
torio anexo  á  la  cátedra  de  botánica  farmacéutica.  Las  deficiencias  en 
las  instalaciones  de  técnica  farmacéutica  han  sido  subsanadas  y  en 
breve  contará  con  una  sala  destinada  á  las  preparaciones  esterili- 
zadas. 

El  laboratorio  de  física  farmacéutica,  instalado  en  su  nuevo  lo- 
cal y  aislado  del  laboratorio  de  física  médica,  donde  antes  traba- 
jaban los  alumnos  de  farmacia,  es  deficiente  en  su  dotación  y  él  se 
hace  necesario  ampliarlo  con  la  adquisición  del  instrumental  reque- 
rido. 

En  la  escuela  de  odontología,  se  ha  inscripto  234  alumnos  ;  se 
ha  expedido  3y  diplomas  y  se  ha  revalidado  1  título. 

Los  locales  destinados  á  la  enseñanza  en  esta  escuela,  adecuados 
y  casi  completos  para  la  práctica  de  la  odontología,  son  insuficien- 
tes para  la  enseñanza  de  prótesis  dental  y  de  la  anatomía  é  histolo- 


MEMORIA   Dli   LA  UNIVERSIDAD  3ü5 

gía  ;  á  objeto  de  subsanar  estas  deficiencias,  este  decanato  con  los 
fondos  votados  por  el  honorable  Congreso  nacional,  proyecta  su 
ampliación  y  dotación. 

En  la  escuela  de  Parteras  se  han  inscripto  i^8  alumnas  ;  se  han 
tomado  322  exámenes  ;  se  han  expedido  28  títulos  y  se  han  revali- 
dado 7  diplomas. 

El  plan  de  estudios  de  la  escuela  ha  sido  ampliado,  agregándose 
un  año  más,  lo  que  permitirá  benéficamenle  extender  los  estudios 
agregando  un  curso  de  puericultura  y  ampliando  los  ejercicios  clí- 
nicos y  la  enseñanza  práctica. 

El  examen  de  ingreso  cuya  reglamentación  ha  dado  excelentes 
resultados,  permitiendo  seleccionar  la  preparación  de  las  aspirantas, 
ha  sido  poco  modificado  en  la  misma  ordenanza. 

Este  nuevo  plan  de  estudios  con  la  implatación  de  nuevos  cursos 
exigía  la  creación  de  nuevas  cátedras  y,  á  fin  de  no  entorpecer  desde 
ya  su  funcionamiento  y  considerando  que  las  actuales  circunstan- 
cias no  permiten  por  ahora  efectuar  las  erogaciones,  el  honorable 
consejo  directi  vo  resolvió  que  se  dictaran  por  profesores  ad  honorem . 

En  mi  memoria  del  año  anterior  señalaba  la  necesidad  de  reparar 
y  refaccionar  el  local  de  la  maternidad  «  Pedro  A.  Pardo  »,  donde  se 
dictan  los  cursos  oficiales  de  la  escuela  de  obstetricia.  Este  local  ha 
sido  utilizado  desde  hace  más  de  veinte  años  y  aparte  de  sus  notorias 
deficiencias  de  capacidad  é  higiene  la  construcción  peligra  en  su  es- 
tabilidad amenazando  la  vida  de  las  asiladas  ;  pero  á  pesar  de  mis 
denuncias  anteriores  y  del  pedido  de  fondos  á  la  Universidad  y  de 
mis  infructuosas  gestiones  ante  el  honorable  Congreso  de  la  ¡Nación, 
no  se  ha  podido  obtener  los  medios  de  reparar  este  estado  de  cosas 
que  exige  con  premura,  una  resolución  eficiente  y  sobre  lo  cual  deseo 
dejar  establecida  especial  constancia. 

No  he  de  insistir  señor  Rector,  sobre  el  estado  actual  del  hospital 
nacional  de  Clínicas,  muy  conocido  porque  considero  que  es  del  do- 
minio público  sus  deficientes  condiciones  en  todos  sentidos  y,  tam- 
poco he  de  insistir  sobre  el  problema  que  estas  circunstancias  plantea 
y  que  como  anteriormente  he  expuesto  exige  una  solución  que  creo 
dañosa  prolongar. 

Los  recursos  con  que  este  hospital  cuenta  como  asignación  para 
su  sostenimiento  han  sido  en  el  año  transcurrido  notoriamente  in- 
suficientes debido  entre  otra  causas  fundamentales  á  estas  dos  más 


3oG  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

primordiales  ;  primeramente  la  elevación  de  precio  de  todos  los  artí- 
culos de  consumo  y,  segundo,  al  aumento  de  hospitalidades.  Estas 
circunstancias  y  las  expuestas  en  las  notas  elevadas  al  señor  Rector, 
exigieron  que  se  gestionara  ante  la  Universidad,  una  ayuda  de  ion- 
dos  que  sólo  en  parte  ha  sido  satisfecha,  aumentándose  en  algo  el 
monto  total  de  la  asignación  para  el  corriente  año,  aumento  que 
sólo  en  parte  ha  de  subsanar  el  déficit  que  necesariamente  se  ha  pro- 
ducido por  gastos  de  ejercicios  anteriores  y,  en  oportunidad  he  de 
presentar  al  señor  rector  un  estado  general  de  gastos,  cuyo  saldo 
probablemente  ha  de  necesitar  un  ayuda  para  solventarlos. 

De  otros  pormenores  del  año  escolar,  ilustrarán  al  señor  rector, 
las  notas  y  otros  documentos  que  acompañan  esta  memoria. 

Dejando  así  cumplido  lo  dispuesto  en  el  estatuto  universitario  y 
con  la  aprobación  de  esta  memoria  por  el  honorable  consejo  direc- 
tivo de  la  Facultad,  me  es  grato  reiterar  al  señor  rector  mi  mayor 
consideración. 

L.  Güemes. 
P.  Castro  Escalada. 


FACULTAD  DE  CIENCIAS  EXACTAS,  FÍSICAS 
^  NATURALES 


Buenos  Aires,  julio  i'x  de  ioi5. 

Señor  rector  : 

Cumpliendo  la  disposición  del  inciso  21",  artículo  32  de  los  es- 
tatutos universitarios,  me  es  grato  presentar  al  señor  rector,  á  fin 
de  que  se  sirva  elevarla  al  honorable  Consejo  superior,  la  memo- 
ria de  esta  facultad  correspondientes  al  año  191 4- 

Después  de  los  honores  tributados  el  año  anterior  en  ocasión  del 
sepelio  de  sus  restos,  al  ex  decano,  académico  y  consejero  inge- 
niero Luis  A.  Huergo,  el  consejo  directivo  y  decanato  adoptaron 
otras  disposiciones  destinadas  á  perpetuar  en  esta  casa  la  memoria 
de  ese  esclarecido  ciudadano,  con  quien  tiene  esta  facultad  deudas 
de  gratitud  por  los  señalados  servicios  que  le  prestara  durante  su 
larga  actuación  en  ella  ;  al  efecto,  se  constituyó  una  comisión  es- 
pecial de  consejeros  para  estudiar  y  proyectar  las  disposiciones 
pertinentes,  y  de  acuerdo  con  lo  informado  por  esa  comisión,  el 
consejo  directivo  resolvió  erigir  una  estatua  en  bronce  del  inge- 
niero Luis  A.  Huergo  en  el  gran  patio  de  la  facultad  ;  ese  pro- 
yecto ya  se  encuentra  en  vías  de  ejecución. 

En  el  transcurso  del  año  1914  ocurrieron  varios  cambios  en  el 
personal  directivo  de  la  facultad  :  fué  reelecto  decano  por  un  pe- 
ríodo de  tres  años  á  contar  desde  el  29  de  agosto  de  191  !\  el  inge- 
niero Juan  F.  Sarhy  ;  fué  reelecto  vicedecano  por  otro  período 
de  un  año  el  ingeniero  Agustín  Mercau  ;  para  proveer  la  vacante 
del  ingeniero  Luis  A.  Huergo  se  designó  el  ingeniero  Iberio  San 
Román  en  el  cargo  de  consejero  á  fin  de  completar  el  período  de 


3o8  BEVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

aquél,  esto  es  hasta  el  20  de  septiembre  de  1918  ;  y  correspon- 
diendo al  año  191/1  la  renovación  periódica  del  tercio  de  los 
miembros  del  consejo  directivo,  fueron  designados  consejeros  por 
un  período  de  seis  años  á  contar  desde  el  20  de  septiembre  de  191  \, 
los  señores  doctor  Carlos  M.  Morales  é  ingenieros  Lorenzo  Ames- 
pil,  general  Luis  J.  Dellepiane  y  Eduardo  Latzina. 

Para  la  representación  de  esta  facultad  fueron  designados  :  dele- 
gados titulares  al  Consejo  superior  por  un  período  de  dos  años  los 
consejeros  doctor  Carlos  M.  Morales  é  ingeniero  Lorenzo  Amespil  ; 
delegados  suplentes  al  Consejo  superior,  también  por  un  período 
de  dos  años,  los  consejeros  ingenieros  Julián  Romero  y  Fernando 
Segovia  ;  y  delegados  al  consejo  del  Instituto  libre  de  segunda  en- 
señanza por  un  período  de  un  año  los  consejeros  doctores  Ignacio 
Aztiria  y  Julio  .1.  Gatli. 

El  consejo  directivo  celebró  durante  el  año  191/i  diez  y  seis  se- 
siones ordinarias  y  siete  sesiones  extraordinarias  ;  algunas  de  ellas 
fueron  destinadas  al  despacho  de  los  asuntos  administrativos  de  su 
competencia,  las  demás  tuvieron  principalmente  por  objeto  san- 
cionar diversas  ordenanzas  y  resoluciones  relativas  á  la  enseñanza. 

Entre  las  ordenanzas  y  resoluciones  sancionadas  el  año  191/h  de- 
ben citarse  por  su  especial  importancia  las  siguientes  :  adopción  del 
nuevo  plan  de  estudios  de  arquitectura  ;  establecimiento  de  las 
condiciones  de  promoción  al  segundo  año  de  arquitectura  ;  esta- 
blecimiento de  los  cursos  obligatorios  de  profesores  suplentes  ;  co- 
rrelación de  programas  de  curso  y  uniformación  de  notaciones  ; 
establecimientos  de  condiciones  complementarias  de  ingreso  á  las 
carreras  de  ingeniería  civil  y  mecánica,  agrimensura  y  doctorado 
en  ciencias  físico-matemáticas  ;  las  citadas  ordenanzas  y  resolu- 
ciones acompañan  á  la  presente  memoria. 

Después  de  sancionado  el  nuevo  plan  de  estudios  de  arquitectura 
se  adoptaron  por  el  Consejo  directivo  una  serie  de  resoluciones 
complementarias  para  la  más  provechosa  implantación  del  mismo. 
Entre  esas  resoluciones  merece  especial  mención  la  relativa  á  la 
creación  de  los  nuevos  talleres  para  la  enseñanza  de  la  composi- 
ción arquitectónica,  cada  uno  de  los  cuales  estará  bajo  la  inmediata 
dirección  de  un  solo  profesor,  quién  tendrá  á  su  cargo  la  enseñanza 
de  todos  los  cursos  de  composición  á  los  mismos  alumnos,  dis- 
posición que  permitirá  alcanzar  el  desiderátum  de  dar  á  tan  im- 


MEMORIA   DE  LA  UNIVERSIDAD  3ot) 

portante  enseñanza  la  necesaria  unidad  de  preceptos  y  de  tenden- 
cias, condición  indispensable  para  la  mayor  eficacia  de  la  ense- 
ñanza. 

Me  es  particularmente  satisfactorio  anunciar  al  señor  rector  que 
con  la  implantación  del  nuevo  plan  de, estudios  y  sus  varias  dispo- 
siciones complementarias,  la  enseñanza  en  nuestra  escuela  de  ar- 
quitectura se  colocará  á  la  altura  de  las  más  adelantadas  institucio- 
nes similares  de  Europa,  con  lo  que  habrá  así  adquirido  el  deseado 
perfeccionamiento  una  de  nuestras  escuelas  en  que  era  más  sentida 
esa  necesidad. 

El  Consejo  directivo  adoptó  igualmente  las  disposiciones  com- 
plementarias requeridas  para  la  implantación  del  nuevo  plan  de 
estudio  de  doctorado  en  química  que  ha  entrado  en  vigencia  el 
presente  año  escolar. 

L  na  de  las  sesiones  extraordinarias  celebradas  por  el  consejo 
directivo  tuvo  por  especial  objeto  hacer  la  entrega  del  diploma  de 
doctor  honoris  causa  en  ciencias  naturales  que  le  había  sido  acor- 
dado y  despedir  al  distinguido  y  meritorio  profesor  de  botánica 
doctor  Eduardo  L.  Holmberg,  quién,  para  acogerse  á  los  beneficios 
de  la  jubilación,  se  retiraba  de  la  enseñanza,  á  la  que  se  había  con- 
sagrado con  dedicación  y  competencia  durante  una  larga  serie  de 
años. 

La  enseñanza  en  las  diversas  asignaturas  que  comprenden  Jos 
planes  de  estudios  de  las  varias  escuelas  ó  secciones  de  esta  facul- 
tad, se  ha  dictado  con  satisfactoria  regularidad  durante  el  año  1 9 1  'i . 

El  movimiento  habido  durante  este  año  en  el  personal  docente 
está  acusado  por  la  siguiente  relación  de  renuncias  aceptadas,  li- 
cencias acordadas  y  nombramientos  verificados. 

Con  motivo  de  haberse  acogido  á  la  jubilación  se  retiró  también 
de  la  enseñanza,  además  del  profesor  doctor  Holmberg,  de  quien 
se  ha  hecho  ya  mención,  el  antiguo  y  acreditado  profesor  de  cál- 
culo infinitesimal,  doctor  Ildefonso  P.  Ramos  Mejía  ;  el  consejo 
directivo  resolvió  oportunamente  expresar  á  ambos  su  reconoci- 
miento por  los  servicios  prestados  por  ellos  en  las  cátedras  que 
desempeñaron. 

El  consejo  directivo  aceptó  las  renuncias  de  los  cargos  de  pro- 
fesor titular  de  complementos  de  aritmética  y  álgebra  y  del  pro- 
fesor substituto  de  construcción  de  puentes  y  techos,  presentadas 

un,  oni(¡.  íxxi-3o 


HE  VISTA    DE   LA   UN1VKUSIDAD 


por  los  ingenieros  Juan  de  la  Cruz  Puig  y  Julio  R.  Castiñeiras 
respectivamente. 

El  Consejo  superior  universitario  acordó  por  todo  ó  parte  del 
año  escolar  las  siguientes  licencias  á  .profesores  titulares  :  de  dibujo 
de  arquitectura,  ingeniero  Horacio  Pereyra  ;  de  arquitectura  (in- 
genieros civiles),  arquitecto  Luis  P.  Esleves  ;  de  construcciones, 
2°  curso,  ingeniero  Domingo  Selva  ;  de  tecnología  del  calor,  inge- 
niero Pablo  Nogues  ;  de  tercer  curso  de  arquitectura,  arquitecto 
Eduardo  Le  Monnier  ;  y  de  complementos  de  química,  doctor  En- 
rique .L  Poussart. 

El  consejo  directivo  acordó  licencia  por  un  año  al  profesor  subs- 
tituto de  dibujo  de  lavado  de  planos,  ingeniero  Meólas  Martelli. 

El  consejo  directivo  hizo  los  siguientes  nombramientos  de  pro- 
fesores substitutos  :  de  electrotécnica,  ingeniero  Germán  Niebuhr  ; 
de  tecnología  del  calor,  ingenieros  Belisario  Alvarez  de  Toledo, 
Ricardo  J.  Gutiérrez  y  Jacinto  F.  Carrosino  ;  de  construcciones, 
2o  curso,  ingeniero  Ludovico  Ivanissevich  ;  de  arquitectura,  3"  cur- 
so, arquitectura  Rene  Yilleminot ;  de  teoría  de  la  elasticidad,  in- 
geniero Julio  R.  Castiñeiras  ;  de  construcción  de  puentes  y  techos, 
ingeniero  Antonio  Rebuelto  ;  y  de  geometría  descriptiva  aplicada, 
ingeniero  Justo  Pascali  (hijo). 

En  el  personal  docente  auxiliar  se  han  producido  durante  el  año 
igi/i  los  siguientes  cambios:  El  consejo  directivo  aceptó  la  re- 
nuncia del  jefe  de  trabajos  prácticos  don  Martín  Doello-Jurado  ; 
acordó  licencia  por  todo  el  año  escolar  á  los  directores  de  aula  in- 
geniero Simón  Goldenhorn  y  arquitecto  Feliciano  Durand  ;  y 
nombró  director  de  aula  interino  al  ingeniero  Felipe  Meyer  Arana. 

Mantiénese  siempre  el  firme  propósito  de  dotar  á  esta  facultad 
del  edificio  definitivo  que  habrá  de  permitir  el  funcionamiento  en 
locales  apropiados  de  sus  varias  escuelas  ó  secciones,  pero  per- 
cibido el  consejo  directivo  de  que  la  realización  del  proyectado 
edificio  habrá  de  diferirse  aun  por  varios  años,  resolvió  ejecutar 
nuevas  obras  de  ampliación  en  su  edificio  actual  con  el  fin  de  pro- 
veer los  locales  que  se  necesitaban  para  la  creación  de  los  nuevos 
talleres  de  la  escuela  de  arquitectura,  y  solicitó  y  obtuvo  del  Con- 
sejo superior  los  fondos  necesarios,  disponiéndose  en  consecuencia 
la  inmediata  ejecución  de  esas  obras  durante  las  vacaciones  de  fin 
de  curso. 


MEMORIA  DE  LA   UNIVERSIDAD  3  I  1 

Pláceme  dejar  constancia  de  que  la  realización  de  las  obras  de 
ampliación  á  que  acabo  de  reíirirme,  así  como  las  anteriormente 
realizadas,  estuvieron  bajo  la  superintendencia  del  señor  director 
general  de  arquitectura  de  la  Nación,  ingeniero  Mauricio  Durrieu, 
quien  es  á  la  vez  consejero  y  profesor  de  nuestra  escuela  de  arqui- 
tectura, y  que  mediante  su  competente  dirección  se  ha  conseguido 
apreciables  ventajas  en  la  buena  y  rápida  ejecución  de  esas  obras. 
Los  premios  universitarios  de  la  medalla  de  oro,  destinados  á 
los  diplomados  entre  el  i"  de  octubre  de  1910  y  el  1"  de  octubre 
de  191/1,  fueron  adjudicados  á  los  ex  alumnos:  ingeniero  civil 
Juan  L.  Albertoni  y  doctor  en  química  Alfredo  L.  Chiodín,  á 
quienes  correspondía  un  promedio  de  clasificaciones  de  9,67  y 
9,64  respectivamente. 

Los  premios  universitarios  del  diploma  de  honor,  destinados 
también  a  los  diplomados  entre  el  i°  de  octubre  1913  y  el  i°  de 
octubre  de  r 9 1  ri ,  fueron  adjudicados  a  los  ex  alumnos  :  ingenieros 
civiles  Arturo  Bade  y  Raúl  A.  Dubecq  y  doctor  en  química  Lucia- 
no P.  J.  Palet,  a  quienes  correspondía  un  promedio  de  clasifica- 
ciones de  8,4o,  8,06,  y  8,o4  respectivamente. 

El  premio  Enrique  Ader  correspondiente  á  la  tercera  adjudica- 
ción fué  otorgado  al  ex  alumno  ingeniero  civil  Pedro  Roth. 

Las  becas  de  perfeccionamiento  de  estudios  en  el  extranjero,  co- 
rrespondientes á  la  adjudicación  del  año  191/í,  fueron  concedidas 
á  los  alumnos  :  doctor  en  química  Orsini  F.  F.  ¡Nicola  y  arquitecto 
Raúl  Togneri. 

Durante  el  año  191 4  se  dictaron  tres  series  de  conferencias  li- 
bres :  la  del  profesor  Camilo  Meyer  sobre  física  matemática,  la  del 
profesor  Guillermo  F.  Schaefer  sobre  bioquímica  y  la  del  profe- 
sor doctor  Jorge  Magnin  sobre  química  legal. 

En  la  época  señalada  para  las  mismas  se  realizaron  durante  el 
año  1 914  las  excursiones  reglamentarias  de  profesores  y  alumnos 
del  último  año  de  estudios  de  las  carreras  de  ingeniería  civil  y  me- 
cánica ;  ellas  se  efectuaron  divididas  en  tres  grupos  :  el  primer 
grupo,  bajo  la  dirección  de  los  profesores  ingenieros  Candiani  y 
Foster,  se  dirigió  al  sur  y  visitó  los  puertos,  Militar,  Arroyo  Pa- 
rejas (puerto  comercial),  Guillermo  White,  Galván  y  Mar  del  Pla- 
ta ;  el  segundo  grupo,  bajo  la  dirección  de  los  profesores  ingenie- 
ros Latzina  y  Niebuhr,  se  dirigió  al  oeste  y  visitó  diversas  obras 


Ól'2  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

públicas  en  Córdoba,  San  Juan  y  Mendoza  ;  el  tercer  grupo,  bajo 
la  dirección  del  profesor  ingeniero  Castro,  se  dirigió  al  norte  y  vi- 
sitó importantes  obras  públicas  de  Tucumán  y  Catamarca  y  las  de 
río  Tercero  de  Córdoba. 

A  su  regreso  á  las  aulas  los  alumnos  excursionistas  presentaron 
monografías  acompañadas  de  planos  de  las  obras  públicas  visitadas 
por  ellos,  y  la  utilidad  de  esas  excursiones  de  estudio  para  su  ins- 
trucción práctica  en  los  últimos  tiempos  de  su  preparación  técnica 
lia  quedado  una  vez  más  demostrada  con  los  ventajosos  resultados 
obtenidos. 

La  biblioteca  de  nuestra  facultad  adquiere  cada  año  mayor  im- 
portancia por  el  número  y  valor  de  las  obras  existentes. 

El  número  de  obras  catalogadas  basta  el  oí  de  diciembre  de 
iqi^  llegó  á  56/j3,  acusando  un  aumento  de  trescientos  quince 
con  relación  á  las  registradas  hasta  el  3i  de  diciembre  de  f  qi3 
que  era  de  5328. 

Saludo  atentamente  al  señor  rector. 

Juan  F.  Sarht. 

Pedro  J.  Coni. 


FACULTAD  DE  FILOSOFÍA  Y  LETRAS 


Buenos  Aires,  7  de  agoslo  de  10,10, 

Señor  redor  de  la   i  niversidad  nacional  de  Buenos  Aires  doctor 
don  Eufemio  (bailes. 

Señor  rector  : 

Tengo  el  honor  de  presentar  al  señor  rector  la  Memoria  de  la  Fa- 
cultad de  filosofía  y  letras,  correspondiente  al  año  i  q i  /| . 

I.  CARÁCTER  CIENTÍFICO  DE  LA  FACULTAD 

La  facultad  ha  mantenido  en  191 4  la  orientación  científica,  de 
la  cual  fué  informado  el  señor  rector  en  memorias  anteriores. 

Nació  la  institución  que  tengo  el  honor  de  presidir,  cuando  era 
corriente  hablar  del  divorcio  entre  la  filosofía  y  las  ciencias  y  supo- 
níase inútil,  si  no  perjudicial,  la  cultura  literaria  en  país  llamado  á 
proveer  al  mundo  con  los  productos  de  su  suelo.  Se  explica,  por 
esto,  que  no  fuera  la  doble  designación  de  sus  objetos,  título  que  la 
recomendara  á  la  consideración  general  y,  en  ciertos  momentos,  á 
la  que  podía  esperar  de  los  poderes  públicos.  La  facultad  no  cam- 
bió, por  esto,  su  nombre,  ni  renunció  á  la  misión  que  se  impusiera 
en  sus  primeros  días  ;  se  condujo  como  si  al  formularse  un  progra- 
ma de  su  acción  universitaria  y  social,  hubiera  escrito  así  :  no  hay 
tal  divorcio  entre  las  ciencias  y  la  filosofía  ;  bajo  sus  nuevas  formas 
y  métodos,  todas  ellas  conducen  á  la  filosofía  y  todas  se  auxilian  en 
la  filosofía;  no  hay  sociedad,  cualesquiera  que  sean  sus  caracteres 


3l4  HEVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

ó  sus  ocupaciones  preferentes,  que  no  se  estudie  á  sí  misma  en  su 
actualidad  y  en  su  pasado,  en  los  productos  de  su  espíritu  lo  mismo 
que  en  los  de  su  industria  ;  no  hay  organización  política  o  económica 
que  no  requiera  el  estudio  del  elemento  primero  y  del  último  objeto 
de  sí  misma,  el  hombre.  De  lo  cual  se  sigue  la  positiva  utilidad,  — ■ 
para  quienes  desean  que  todo  se  justifique  por  ella,  —  de  la  filoso- 
fía, la  historia  y  las  letras.  Estudiándose  respectivamente,  en  ellas, 
el  predominio  del  pensamiento,  de  la  acción  y  del  sentimiento,  se 
impuso  por  esta  clasificación  la  ordenación  de  los  estudios  dispuesta 
por  resolución  de  fecha  5  de  noviembre  de  i<)ií?,  en  tres  secciones 
en  las  cuales,  sobre  la  base  de  ciertos  estudios  comunes,  deberían 
seguirse  los  de  una  ú  otra  serie,  conducente  cualquiera  de  ellas,  al 
mismo  título. 


II.   aplicación  DE  ros  ESTUDIOS  DE  FILOSOFÍA  V  LETRAS 

Se  ha  juzgado  que,  más  que  provecho  ó  beneficio  individual,  los 
estudios  filosóficos,  históricos  ó  literarios  son  de  utilidad  social.  Así 
es  en  efecto  ;  y  este  sería  motivo  para  que  todo  estímulo  viniese  de 
fuera  de  sus  aulas.  Apenas  puede  concebirse  la  pretensión  de  inter- 
venir en  la  dirección  espiritual  ó  económica  de  un  pueblo,  si  no  se 
tiene  algún  comercio  con  las  ideas  generales  que  dominan  en  la  ci- 
vilización de  la  cual  forma  parte,  si  no  se  ha  penetrado  en  la  histo- 
ria del  propio  pueblo  y  si  no  se  tiene  algún  amor  ó  respeto  por  la 
belleza  de  la  exposición,  así  se  trate  de  escritos  de  mero  placer  esté- 
tico, ó  de  la  producción  científica. 

Aparte  de  otras  funciones  que  manifiesta  en  su  acción,  la  Facul- 
tad estima  como  uno  de  los  medios  más  directos  para  difundir  en 
la  cultura  general,  la  base  de  filosofía  y  letras  que  darán  á  la  socie- 
dad mejor  conciencia  de  su  interés  y  de  sus  destinos,  el  de  participar 
en  la  preparación  de  todos  los  profesorados.  \o  se  comprende  un 
educacionista  sin  cultura  filosófica,  histórica  a  literaria.  Por  esto, 
fué  la  Facultad  la  primera  institución  que  creó  un  título  de  profesor, 
y  por  ello,  ha  insistido  é  insiste  todavía  en  que  se  debe,  como  prin- 
cipio, acordar  preferencia  para  los  puestos  educacionales,  á  sus  di- 
plomados. Ha  deplorado  más  de  una  vez,  que  su  pensamiento  fuera 
objeto  de  tan  equivocada  interpretación  como  la  que  lo  limita  al 


MEMORIA   DE   LA    L'N'lVKlíSlDAü  3  I  .") 

deseo  de  tener  ó  aumentar  la  clientela  de  sus  aulas.  Está  convencida 
de  t[ue  semejante  juicio  no  será  emitido  en  un  estado  de  cultura  su  - 
perior  del  que  le  da  asentimiento.  La  facultad  tiene  suficiente  nú- 
mero de  alumnos  y  no  le  sería  difícil  tenerlos  en  abundancia  por 
diversos  procedimientos  que  no  ha  elegido  ni  adopta.  Cree,  sí,  que 
si  la  sola  posesión  de  un  diploma  expedido  por  la  facultad,  —  y 
salvo  dudas  sobre  la  conducta  del  candidato,  —  diere  derecho  á  las 
cátedras  y  puestos  directivos  en  la  enseñanza  media  y  normal  délas 
diversas  dependencias  administrativas,  la  expectativa  de  tal  derecho 
traería  á  sus  aulas  una  concurrencia  que  permitiría  la  selección  para 
designar  á  los  más  capaces,  ó  de  manifiesta  vocación  para  la  docen- 
cia. Mientras  sea  público  y  notorio  que  se  puede  llegar  á  la  cátedra 
ó  á  la  dirección  de  establecimientos  educacionales  por  los  más  diver- 
sos caminos,  el  allanarse  á  la  disciplina  de  los  cursos  y  á  las  pruebas 
del  examen,  resulta,  ó  un  acto  de  abnegación  estéril,  ó  un  someti- 
miento de  quienes  no  se  sienten  amparados  poruña  recomendación 
privada,  ó  —  lo  que  es  un  mérito,  —  un  acto  de  preparación  deli- 
berada y  consciente,  de  quienes  desean  tener,  si  logran  tenerla,  una 
posición  adquirida  por  propio  esfuerzo  y  no  por  ayuda  tutelar. 

Esta  cuestión  del  profesorado  no  interesa  ni  puede  interesar  exclu- 
sivamente a  la  Facultad  de  filosofía  y  letras.  Diríamos  que  tarda  en 
llegar  á  toda  la  universidad  la  convicción  de  que  ésta  tiene  el  dere- 
cho de  influir  en  la  preparación  de  quienes  aspiren  á  sus  carreras 
profesionales,  y  la  consiguiente  responsabilidad  si  no  cumple  la 
función  que  ese  derecho  la  fija.  Es  principio  de  la  ley  de  i885,  que 
á  las  facultades  corresponde  determinar  las  condiciones  de  ingreso 
cu  sus  cursos.  Saben  el  señor  rector  y  el  Consejo  superior,  como 
saben  las  facultades,  que  es  fundamental  que  sea  como  está  dispues- 
to por  la  ley;  pero  saben  también  qué  dificultad  práctica,  sin  solu- 
ción hasta  hoy,  le  presenta  el  hecho  de  hacerse  valer  como  prepa- 
ratoria, la  enseñanza  de  los  colegios  nacionales.  La  sola  circunstancia 
de  que  éstos  hayan  cambiado  tanta  veces  de  plan  y  que  todos  los 
certificados  hayan  valido  en  la  admisión  en  la  universidad,  es  argu- 
mento bastante  claro  para  que  no  se  dude  de  que  las  facultades. 
—  en  particular  de  derecho,  medicina  y  ciencias  exactas,  físicas  y 
naturales,  —  no  pueden  admitir  que  todos  los  planes  y  todos  los 
métodos  de  su  aplicación,  sean  igualmente  buenos  para  prepararles 
alumnos.  Tal  concepto  implicaría  una  renuncia  de  sus  atribuciones, 


3i6 


HE  VISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 


y  dan  testimonio  de  no  haberlas  renunciado,  la  de  derecho,  al  haber 
establecido,  desde  algunos  años,  el  examen  complementario  de  in- 
greso, y  la  de  medicina,  en  la  cual  se  promueve  ahora  la  misma  so- 
lución, como  ocurre  en  la  tercera,  que  ha  establecido  en  la  escuela 
de  arquitectura  procedimientos  de  eliminación. 

Puede  el  remedio  no  hallarse,  tanto  en  la  medida  y  en  la  calidad 
de  un  plan  de  estudios,  como  en  la  preparación  de  un  profesorado. 
Se  trata  de  la  enseñanza  preparatoria  para  la  universitaria ;  es  la  uni- 
versidad misma,  ó  sea  sus  facultades,  la  que  debe  sacar  de  sus  pro- 
pias aulas  al  futuro  personal  docente  que  preparará  sus  futuros  alum- 
nos. El  criterio  con  <¡ae  conviene  enseñar  las  matemáticas,  la  física, 
la  historia  natural,  la  psicología,  la  historia  nacional,  las  literaturas, 
etc.,  de  modo  que  sirvan  para  los  cursos  universitarios  en  las  diver- 
sas facultades,  no  está  dado  con  solo  combinar  un  cuadro  de  ma- 
terias y  un  horario.  En  cada  materia  se  deberá  preferir  un  diplomado 
de  la  facultad  á  la  cual  la  misma  corresponde  en  los  estudios  supe- 
riores. 

¿Qué  agregará  al  ingeniero  ó  al  médico  la  Facultad  de  filosofía 
y  letras?  La  respuesta  se  halla  en  la  distinción  que  la  experiencia  y 
la  ciencia  advierten  entre  estos  dos  enunciados,  saber,  y  saber  ense- 
ñar. La  facultad  no  niega,  por  el  contrario  proclamará  si  fuere 
menester,  la  importancia  de  la  vocación  para  que  el  maestro  tenga 
éxito ;  si  es  manifiesto  que  sin  vocación  no  se  llegará  á  ser  buen  sol- 
dado, buen  sacerdote  ó  buen  médico,  no  podría  decir  que  sin  voca- 
ción se  llegará  á  ser  buen  maestro.  La  facultad  agregará  al  diplo- 
mado ó  alumno  de  cursos  superiores  de  otras  facultades,  alguna 
relación  con  ciertas  ciencias  inmediatamente  afines  con  la  enseñan/a 
y  sus  problemas,  —  psicología,  lógica,  ética,  ciencia  de  la  educa- 
ción y  otras,  —  y  le  pondrá  á  prueba  en  metodología  y  en  práctica 
de  la  enseñanza. 

Tal  es  el  sistema  de  preparación  del  profesorado  que  la  Facultad 
ha  planeado  en  sus  ordenanzas  del  i3  de  diciembre  de  1898,  20  de 
noviembre  de  1907  y  5  de  agosto  de  1910,  aprobadas  por  el  Con- 
sejo superior.  El  Poder  ejecutivo  ha  declarado  suficientes  nuestros 
diplomas  y  certificados,  para  la  obtención  de  cátedras,  por  decretos 
del  17  de  enero  de  1908,  16  de  diciembre  de  190/i,  19  de  abril  de 
1905,  1 5  de  diciembre  de  191 1,  27  de  julio  de  1912  y  28  de  agos- 
to de  1913. 


MEMORIA  DE  LA    UNIVERSIDAD  3  I  *y 

Estos  antecedentes  han  servido  de  estímulo  á  muchas  personas 
para  seguir  los  estudios  del  profesorado,  y  es  satisfactorio  consignar 
un  aumento  gradual  en  el  reducido  número  de  jóvenes  diplomados 
de  otras  facultades,  que  acuden  á  la  de  filosofía  y  letras  en  procura 
de  estudios  complementarios  y  del  diploma  de  profesor.  El  caso  del 
joven  ingeniero  Castro  Zinny,  quien  inmediatamente  de  recibir  su 
diploma  obtuvo  el  nombramiento  de  profesor  de  matemática  en  el 
Colegio  nacional  central,  dependiente  de  la  universidad,  vale  más 
en  la  realización  de  nuestro  propósito  que  la  demostración  desenvuelta 
en  estas  páginas.  Prueba  el  progreso  realizado  desde  que  un  doctor 
en  derecho  y  ciencias  sociales  y  doctor  en  filosofía  y  letras,  hoy 
profesor  suplente  con  varios  cursos  efectivos  en  la  Facultad  de  de- 
recho, no  obtuvo  cátedra  de  colegio  nacional,  que  solicitó,  porque 
el  doctorado  en  filosofía  y  letras  no  se  estimaba  adecuado  en  la  ha- 
bilitación para  la  enseñanza.  Un  hecho  contrario  á  la  finalidad  de- 
clarada de  una  institución  es  siempre  perjudicial  á  la  misma.  Cunde 
el  descreimiento  ante  la  menor  contradicción  con  loque  importa  un 
compromiso.  No  será,  pues,  extraño  que  la  preferencia  acordada  por 
cualquier  motivo,  á  un  aspirante  sin  diploma,  cuando  otros  con  di- 
ploma aspiran  también  á  la  cátedra,  debilite  la  fe  en  la  promesa  im- 
plícita en  la  ordenan/a  ó  decreto  que  dio  valor  al  diploma. 

III.   LA  POSICIÓN  DE  LA  FACULTAD  Y  DEL  INSTITUTO  NACIONAL 
DEL  PROFESORADO,  EN  LA  PREPARACIÓN  DE  PROFESORES 

El  asunto  de  que  trata  el  parágrafo  precedente  se  ha  complicado 
con  la  creación  y  desarrollo  ulterior  de  lo  que  hoy  es  el  Instituto 
nacional  del  profesorado.  No  es  menester  referir  ahora  los  cambios 
que  ha  experimentado  esta  institución,  incorporada  un  tiempo  á  la 
facultad  como  escuela  para  la  práctica  de  la  enseñanza.  Basta  re- 
cordar ahora  en  qué  consiste  la  divergencia  entre  su  criterio  para  la 
preparación  del  profesorado  y  el  de  la  Facultad  de  filosofía  y  letras. 
Un  ejemplo  valdrá  más  para  la  claridad  del  razonamiento  que  una 
explicación  detenida  :  para  expedir  un  diploma  de  profesor  de  física, 
la  facultad  tiene  como  suficiente  el  conocimiento  que  de  esta  mate- 
ria haya  dado  al  aspirante  la  Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas  y 
naturales.  Para  el  mismo  objeto  el  Instituto  nacional  del  profesorado 


.')|S  REVISTA   DE  I.  A    UNIVERSIDAD 

tiene  su  instituto  de  física,  y  hace  cursar  esta  materia  al  aspirante. 
Como  este  ejemplo  se  generaliza  para  los  demás  profesorados,  se 
lian  creado  sucesivamente  tantos  Institutos,  laboratorios  y  gabinetes 
cuantas  sean  las  especialidades  de  los  diplomas.  Por  este  sistema  se 
crearán  tantos  institutos  más  cuantas  especialidades  puedan  justifi- 
car la  creación  de  nuevos  diplomas, 

En  el  año  anterior,  el  decano  que  subscribe  visitó,  en  compañía 
del  señor  consejero  y  académico  doctor  don  Ernesto  Quesada  el  Ins- 
tituto nacional  del  profesorado.  Estimando  en  su  mérito  la  labor 
realizada  por  el  señor  rector  y  profesores  de  aquella  institución,  nos 
creímos,  el  doctor  Quesada  y  el  que  subscribe,  en  el  caso  de  informar 
al  señor  rector  ele  la  universidad  y  á  los  señores  decanos  de  las  otras 
facultades,  del  hecho  de  haberse  creado  ya  una  nueva  universidad 
para  la  enseñanza  de  las  mismas  materias  que  tienen  sus  cátedras, 
laboratorios,  gabinetes  y  museos  en  la  universidad  ;  enseñanza  que, 
por  la  organización  y  planes  de  estudios  del  instituto,  implica  el 
desconocimiento  de  la  aplicación  que  puedan  tener  los  estudios  he- 
chos en  las  facultades,  para  preparar  á  un  profesor.  Dijimos  ante  el 
señor  redor  y  los  señores  decanos,  que  este  asunto  del  profesorado 
no  era  tic  particular  ó  exclusivo  interés  de  la  Facultad  de  filosofía  y 
letras,  sino  de  todas  las  facultades,  de  la  universidad  misma,  en  su 
propio  concepto  de  institución  para  los  estudios  superiores  ;  creímos 
entonces,  que  la  universidad  reivindicaría  para  sí  lo  que  le  corres- 
ponde por  implicancia  de  la  ley  de  su  propia  creación,  en  cuanto  el 
derecho  de  fijar  las  condiciones  de  ingreso  á  los  estudios  superiores 
importa  el  de  no  aceptar  planes  y  métodos  educativos  que  no  le  pa- 
rezcan adecuados,  independientemente  del  acierto  que  tenga  en  su 
resolución.  Toda  autoridad  de  derecho  se  ejerce  bajo  el  propio  cri- 
terio y  la  propia  responsabilidad  del  funcionario  que  la  tiene  á  su 
cargo.  La  exposición  de  estas  informaciones  fué  deferentemente  aten- 
dida por  los  señores  decanos  :  supone  esta  Facultad  que  asunto  de 
tanta  importancia  haya  requerido  meditada  consideración  de  los 
consejos  directivos,  y  que  no  está  lejano  el  día  en  que  sea  conocida 
su  decisión  sobre  este  particular. 

Para  otras  aspiraciones  y  otros  criterios  relativos  á  la  enseñanza, 
el  asunto  puede  carecer  de  importancia  :  mientras  quienes  no  se  han 
somelido  á  la  preparación  y  pruebas  de  aptitud  docente,  puedan  ser 
nombrados  profesores,  la  divergencia  entre  la  facultad  y  el  insti- 


MEMORIA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


tuto  carece  de  importancia  práctica  :  ni  el  instituto  ni  la  facultad 
deberían  ocuparse  del  asunto. 

IV.  SOBRE  LOS  CUUSOS  DE  LA  FACULTAD  EN  I  g  I /| 

La  facultad  desearía  informar  al  señor  rector  y  al  Consejo  supe- 
rior, con  algún  detalle,  sobre  el  empeño  con  que  sus  profesores  han 
atendido  los  cursos  de  su  cargo.  No  consintiéndolo  la  limitación  de 
esta  memoria,  mencionará  únicamente  los  temas  generales  de  cada 
curso  : 

Psicología  ( /"'  curso),  profesor  doctor  Horacio  G.  Piñeiro.  —  El 
sistema  nervioso  y  la  vida  animal;  vida  psíquica  normal;  funciones 
psíquicas  particulares;  vida  social;  caracteres  psicológicos  de  los 
diversos  estados  mentales  en  la  locura;  concepto  jurídico  de  la  de- 
mencia ;  concepto  médico  psicológico  y  psiquiátrico  de  los  estados 
demenciales;  bases  psicológicas  de  la  psicopatología  legal  y  psiquia- 
tría forense. 

Psicología  (2"  curso),  profesor  doctor  Carlos  Rodríguez  Etchart. 
—  Psicología  energética. 

Biología,  profesor  doctor  Cristofredo  Jakob.  —  Morfología  ex- 
perimental; biología  de  los  sistemas  de  asimilación  y  relación. 

Teoría  de  la  descendencia  humana. 

Lógica,  profesor  doctor  José  Nicolás  Matienzo.  —  Teoría  del  co- 
nocimiento. 

Ética  y  metafísica,  profesor  doctor  Rodolfo  Ri  va  rola.  —  Etica 
general  y  metafísica;  ética  de  las  profesiones. 

I  lisiaría  de  la  filosofía,  profesor  doctor  Mejandro  Korn.  —  Filo- 
sofía contemporánea;  antecedentes;  orientaciones  filosóficas  del  si- 
glo xiv ;  el  positivismo  en  la  segunda  mitad  del  siglo;  H.  Spencer, 
W.  Wundt,  F.  Nietzsche,  W.  James,  H.  Beigson ;  las  tendencias 
religiosas  y  el  neotomismo;  monismo  y  doctrinas  energéticas. 

Sociología,  profesor  doctor  Ernesto  Quesada.  —  Los  fenómenos 
sociológicos  norteamericanos. 

Ciencia  de  la  educación,  profesor  doctor  Carlos  Octavio  Bunge. — ■ 
De  la  enseñanza  secundaria. 

Geografía  física,  profesor  señor  Julio  Ledercr.  —  Estado  de  los 
conocimientos  sobre  la  estructura  del  universo;   la  geografía  física, 


020 


KKVISTA    DE    LA   UMVEHSIDAD 


como  capítulo  de  la  astrofísica ;  bosquejo  de  la  geografía  de  la  re- 
pública. 

Geografía  humana,  profesores  doctores  Clemente  L.  Fregeiro  y 
Félix  F.  Oules.  —  Formación  territorial  y  política  de  la  República 
Argentina. 

Antropología,  profesor  doctor  Roberto  Lehmann-Nitsche.  -  -  An- 
tropología en  general;  distribución  de  las  razas  humanas. 

Arqueología  americana,  profesor  doctor  Samuel  Lafone  Queve- 
do.  —  Las  grandes  familias  ó  estirpes  étnicas  que  encontraron  los 
europeos  al  descubrir  y  conquistar  America.  Los  arrinconamientos 
de  tribus  ó  naciones  vencidas  ó  desalojadas  ;  influencia  de  la  gran 
confederación  Chanca. 

Historia  universal  (im  curso),  profesor  doctor  Antonio  Dellepia- 
ne.  — Historiología. 

Historia  universal  (2o  curso),  profesor  doctor  Juan  Agustín  Gar- 
cía. —  Historia  de  la  sociedad  colonial  argentina;  España  bajo 
Carlos  III. 

Historia  argentina,  profesor  doctor  Carlos  Ibarguren.  — Antece- 
dentes y  comienzos  de  la  revolución  ds  mayo. 

Gramática  histórica,  profesor  señor  Miguel  de  Toro  y  Gómez. — 
Lingüística;  evolución  del  lenguaje;  lenguas  romances;  formación 
y  elementos  del  castellano;  fonética;  evolución  del  léxico  y  su  estu- 
dio analógico. 

Literatura  castellana,  profesor  doctor  Calixto  Ovuela.  — La  lite- 
ratura española  en  el  siglo  xix ;  lectura  y  análisis  de  autores. 

Literaturas  de  la  Europa  meridional,  profesor  doctor  Calixto  Oyue- 
la.  —  La  literatura  francesa  en  el  siglo  xviu. 

Literatura  argentina,  profesor  señor  Ricardo  Rojas.  —  Época 
comprendida  desde  la  Argentina  de  Barco  Centenera  hasta  Juan 
Cruz  Várela. 

Literatura  latina,  profesor  doctor  Teófilo  YYechsler.  —  Autores 
de  la  edad  de  oro  y  de  plata. 

Estética  y  literatura  general,  profesor  doctor  Camilo  Morel. — 
lociones  fundamentales  ;  el  congreso  de  estética  y  ciencia  del  arte, 
reunido  en  Berlín,  en  octubre  de  ioi3;  las  manifestaciones  más 
características  del  gusto  y  del  arte  en  la  Suiza  occidental  (francesa) 
durante  el  último  siglo. 

Cursos  de  lenguas  griega  y  latina.  —  Los  cursos  de  lenguas  grie- 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  ,'»:>  I 

ga  y  latina,  comunes  á  las  tres  secciones  de  estudios  de  esta  facul- 
tad, se  dictaron  con  la  normalidad  de  los  años  anteriores. 


\.  SOBRE  LA  ENSEÑANZA  EN  Alfil  ÑAS  CÁTEDRAS 

No  es  propósito  del  Consejo  directivo  ni  objeto  de  esta  Memoria 
puntualizar  en  ella  la  forma  y  métodos  de  cada  enseñanza  ;  ésta  sólo 
puede  ser  estimada,  —  respetándose  la  independensia  del  profesor 
en  su  cátedra,  —  por  la  confianza  que  la  facultad  tiene  en  su  com- 
petencia y  seriedad,  por  su  asiduidad,  por  los  trabajos  de  sus  alum- 
nos y  por  los  exámenes  anuales. 

Este  informe  sería,  pues,  deficiente  para  quien  deseare  conocer  la 
totalidad  de  la  enseñanza  y  todo  lo  concerniente  á  la  misma  en  cada 
una  de  sus  partes. 

Los  cursos  y  laboratorio  de  psicología  han  extendido  como  en 
años  anteriores,  su  servicio  á  la  vez  de  investigación  y  de  difusión 
científica.  Así,  por  una  parte,  los  alumnos  han  hecho  trabajos  de 
experimentación  y  monografías  sobre  los  puntos  investigados.  Por 
otra,  profesores  y  alumnos  de  otros  establecimientos  han  concurrido 
al  laboratorio  para  conocer  sus  instrumentos  y  darse  cuenta  de  su 
utilización.  El  profesor  Morel,  de  la  Escuela  normal  de  lenguas  vi- 
vas, ha  concurrido  con  sus  alumnos,  á  quienes,  en  determinado  nú- 
mero de  lecciones,  se  les  ha  enseñado  el  uso  de  los  instrumentos 
para  el  examen  psicofisiológico  del  niño. 

Por  primera  vez  en  nuestra  enseñanza  superior,  se  ha  dictado  en 
esta  facultad  un  curso  completo  de  biología  regular  del  plan  de  estu- 
dios. Fué  dado  por  el  profesor  titular  doctor  Cristofredo  Jakob.  Cada 
uno  de  los  capítulos  del  programa  fué  tratado  por  el  profesor  en  varias 
clases,  y  puso  especial  empeño  en  ilustrarlos  con  proyecciones  lumi- 
nosas originales  (más  de  /joo  macro  y  microfotografías).  Agregó  á 
esto,  la  experimentación  biológica  directa  sóbrelos  temas  siguientes : 

Microbios  é  infusorios  ;  quimiotaxis  en  algas  ;  procreación  de  pro- 
tistas;  desarrollo  embriológico  de  anfibios,  de  caracoles  y  del  huevo 
de  gallina  en  diversos  períodos  de  incubación  ;  embriología  de  los 
vertebrados;  escisión  de  la  zona  motriz  de  un  perro  ;  patogenia  y  fi- 
logenia del  cerebro  humano.  En  su  informe  final  del  año,  el  profesor 
Jakob  dice  serle  muy  necesaria  la  provisión  de  un  pequeño  labora- 


KK  VISTA   Dlí   LA    L'MVKUSIÜAI) 


torio  biológico  para  el  uso  del  profesor  y  alumnos,  pero,  á  tal  ex- 
tremo es  ya  estrecha  la  casa  de  la  facultad,  que  no  hay  sitio  alguno 
en  que  pueda  hacerse  una  nueva  instalación. 

En  la  enseñanza  de  la  geografía  física,  para  la  cual  tampoco  hay 
sitio  en  que  pueda  instalarse  el  material  de  su  gabinete  (se  encuentra 
en  una  aula  que  sirve  para  diversos  objetos),  se  ha  practicado  en 
cuanto  ha  sido  posible  el  manejo  de  aparatos,  y  el  profesor  ha  dado, 
fuera  de  las  horas  reglamentarias,  21  clases  en  que  los  alumnos  han 
usado  los  aparatos  que  posee  el  gabinete,  y  han  hecho  dibujos,  dia- 
gramas y  gráficos  relacionados  con  la  materia. 

En  el  informe  sobre  su  curso  de  sociología,  el  profesor  Quesada, 
después  de  referirse  á  los  diversos  aspectos  en  que  ha  estudiado  los 
fenómenos  sociológicos  en  Estados  Unidos,  manifiesta  el  empeño 
por  sus  alumnos,  en  el  estudio  intensivo  de  algunos  temas,  y  délos 
trabajos  de  las  señoritas  Peradotto  y  Villegas,  se  expresa  así  :  «los 
he  juzgado  dignos  de  ser  publicados  y  he  obtenido  de  la  Revista  de 
la  Universidad  que  aparezcan  en  el  número  de  diciembre  (de  191 4) 
como  estímulo  y  justa  recompensa  al  esfuerzo  de  dichas  alunmas  ». 
Se  lamenta  el  profesor  de  ser  insuficiente  el  material  de  la  biblioteca 
para  los  estudios  de  su  ramo ;  pero  aun  cuando  podrían  aplicarse 
algunos  recursos  á  la  adquisición  de  libros,  no  habría  sitio  en  donde 
colocarlos. 

La  enseñanza  de  la  historia  universal  reclama  también  imperiosa- 
mente un  local  adecuado,  para  tener  más  á  la  mano  de  profesores  y 
alumnos  los  libros  indispensables  y  el  instrumental  necesario,  como 
ser  colecciones,  numismática,  cuadros  paleográíicos. 

VI.   ESTADÍSTICA  Y  DATOS  DIVERSOS 

El  cuadro  que  sigue  indica  el  número  de  clases  dictadas  porcada 
profesor  y  la  asistencia  de  oyentes  á  cada  una  de  las  materias  que 
constituyen  la  enseñanza  regular  de  la  facultad  : 

Clases  Oyentes 

Biología .">()  3883 

Psicología,  Ier  curso 5o  1756 

Psicología,  2o  curso. 4i  363 

Lógica 46  774 

tilica  y  metafísica 5o  796 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  3s3 

Clases  Oyentes 

Sociología 48  i^5 

Historia  de  la  filosofía. 5l  1°9I 

Ciencia  de  la  educación ri7  1127 

Latín,  1"  curso. fio  1842 

Latín,  2o  curso 88  1202 

Latín,  3er  curso 70  822 

Literatura  latina 74  556 

Griego,  i1'1  curso 77  2280 

Griego,  2°  curso 7O  770 

Literatura  castellana 33  811 

Literaturas  de  la  Europa  meridional.  .  .  .  33  a63 

Literatura  argentina 45  1779 

Gramática  histórica (ii  2i3a 

Estética 43  712 

Geografía  física 5o  078 

Geografía  humana 3i)  233 

Antropología. 54  ><)0 

Historia  universal,   1er  curso. 5i  ioS'i 

Historia  universal,  2°  curso 3o  228 

Historia  argentina '|3  4o(> 

Arqueología. 55  317 

Crítica  y  práctica  pedagógicas 5l  :>  7 T> 

Lecturas  de  literatura  castellana. 54  737 

Hé  aquí,  ahora,  lo  relativo  á  los  cursos  especiales  de  profesores 
suplentes  : 

Clases  Oyentes 

Historia  argentina  (doctor  Vedia  y  Mitre)..  .  .         10  288 

Sociología  . 10  71 

Literatura  latina 1  12 

Latín,  1"  curso. 5  O'i 

Historia  universal  (doctor  del  Valle) (i  1700 

Debo  mencionar  especialmente  que  al  lado  de  la  enseñanza  que  está 
á  cargo  de  profesores  de  la  facultad,  se  desarrolla  y  toma  incremento 
año  tras  año  la  docencia  libre,  autorizada  y  reglamentada  por  nues- 
tras ordenanzas,  desde  la  fundación  de  esta  casa.  Son  muchos  ya  los 
hombres  ilustrados  que,  sin  formar  parte  de  nuestro  cuerpo  de  pro- 
fesores, nos  prestan  en  esa  forma  el  valioso  concurso  de  su  saber. 

Como  anuncié  en  la  Memoria  del  año  anterior,  la  sociedad  cultural 
española  puso  bajo  los  auspicios  de  la  Facultad  de  filosofía  y  letras  la 
enseñanza  del  ilustre  académico  español  don  Ramón  Menéndez  Pidal, 
llamado  especialmente  al  país  y  costeado  por  aquella  corporación. 


,'kv'i  REVISTA  de  la  universidad 

El  señor  Menéndez  Pidal  dictó  dos  cursos,  uno  público  sobre 
Menéndez  y  Peláyo,  y  otro  privado  sobre  Lope  de  Vega.  Tuvo  tam- 
bién la  deferencia  de  dar,  á  pedido  de  la  facultad,  una  clase  sobre 
filología  :  la  facultad  tenía  interés  en  relacionar  las  opiniones  y 
orientaciones  á  este  respecto,  del  ilustre  profesor,  con  el  estudio  que, 
por  ese  mismo  tiempo,  hacía  el  consejo  directivo  de  los  programas 
para  la  enseñanza  de  la  gramática  histórica  que  iba  á  inaugurarse 
por  primera  vez  en  la  casa. 

El  cuadro  que  sigue  muestra  el  movimiento  general  de  las  confe- 
rencias y  cursos  libres  : 

Ramón  Menéndez  Pidal,  sobre  la  personalidad  de  Menéndez  \ 
Pelayo  :  seis  conferencias,  con  690  oyentes. 

Ramón  Menéndez  Pidal,  sobre  Lope  de  Vega  :  cuatro  conferen- 
cias, con  112  oyentes. 

Julio  Navarro  y  Monzó,  sobre  literatura  portuguesa  :  cinco  con- 
ferencias, con  ig5  oyentes. 

ingeniero  Antonio  Restanio,  sobre  higiene  escolar  :  nueve  con- 
ferencias, con  2 16  oyentes. 

Doctor  Cristofredo  Jakob,  sobre  religiones  orientales  :  una  con- 
ferencia, con  i/jo  oyentes. 

Pierre  Denis,  sobre  geografía  :  diez  y  seis  conferencias,  con  91 
oyentes. 

Doctor  Teófilo  Wechsler,  sobre  religiones  orientales  :  dos  confe- 
rencias, con  270  oyentes. 

Hugo  de  Áchával,  sobre  el  platonismo  en  la  vida  y  en  las  poesías 
de  Lorenzo  de  Médicis  :  una  conferencia,  con  160  oyentes. 

Emir  Enin  Vrslan,  sobre  religiones  orientales  :  una  conferencia, 
con  266  oyentes. 

Las  conferencias  que  este  cuadro  menciona,  délos  señores  docto- 
res Cristofredo  Jakob,  Teófilo  Wechsler  y  del  Emir  Enin  Arslan 
sobre  religiones  orientales,  forman  una  serie  ordenada,  que  tuvo  por 
causa  determinante  la  exposición  abierta  al  público  de  la  sección  del 
museo  etnográfico  de  la  facultad,  destinada  á  esa  materia.  Es  inte- 
resante consignar,  también,  que  visitaron  la  exposición  2700  per- 
sonas que  asistieron,  luego,  á  los  citados  cursos  y  pudieron  así,  sis- 
tematizar conocimientos  tan  interesantes  como  pocos  comunes. 

La  inscripción  de  alumnos  se  ha  realizado,  este  año,  con  el  si- 
guiente resultado  : 


MEMOBIA  DE   LA   UNIVEKSIDAD 


3a  5 


Doctorado  en  filosofía  y  letras 

Varones  Mujeres         Total 

Sección  Historia (3  3tí          ig 

Sección  Letras a  'i  38           tía 

Sección  Filosofía. ■->.(')  a3            4q 

Profesorado  en  segunda  enseñan/a  .  .         i5  »            i5 

*  Kenles 1 6  3             19 

Totales 9/4  too          194 

Total  en    191 4 91  71          1O2 

Exámenes  de  ingreso  recibidos  desde  el  1"  de  enero  al  3i  de  di- 
ciembre de  191 ,(\  : 

Total  de  alumnos  examinados  ....  19 

Exámenes  escritos » 

Exámenes  orales 19 

Suficientes i4 

insuficientes. 5 

Exámenes  parciales  recibidos  desde  el  1"  de  enero  al  .'5 1  de  diciem- 
bre de  iqi4  : 


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Primer  año  . 

Segundo  año 
Tercer  año. 
(Cuarto  año. . 

Totales  . 

Primer  año 
Segundo  año 
Tercer  año.  . 
Cuarto  año. . 

Totales  . 


28 


fíec/ulares 

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20 

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.y>A)  REVISTA  DIS  LA   UNIVERSIDAD 

Exámenes  de  tesis  recibidos  desde  el  i"  de  enero  al  oí  de  diciem- 
bre de  j  9 1 4 - 

Celedonia  Fernández  Coria,  El  destierro  de  Ovidio,  i  punios. 

Leopoldo  Castiella,  Horacio  y  Virtjilio,  7  puntos. 

Matilde  Floirolto,  Mariano  .Moreno,  8  puntos. 

Hubo  un  reprobado. 

Modificaciones  ocurridas  desde  el  Io  de  enero  al  01  de  diciembre 
de  191/1,  en  la  composición  del  personal  académico,  directivo  \  do- 
cente. 

Académico  nombrados.  —  Enrique  Peña,  Ángel  de  Estrada  (hijo). 

Profesores  titulares.  —  Ricardo  Rojas,  literatura  argentina,  00 
de  septiembre  de  191 4- 

Consejeros  reelectos  (el  25  de  septiembre  de  1 9 1  /i ) . —  Doctor 
Rafael  Obligado,  doctor  Norberto  Pinero,  doctor  Horacio  C.  Pi- 
nero, doctor  Ricardo  E.  Cranwcll. 

Nombramiento  de  profesores  substitutos  hechos  por  la  facultad 
desde  el  1"  de  enero  al  3i  de  diciembre  de  191  /j. 

Literatura  latina  :  Juan  Chiabra  (20  de  abril  de  191/i). 

Latín  :  señor  Aníbal  Moliné  (20  de  junio  de  191 4)- 

Psicología  :  doctor  Antonio  Vidal  (6  de  julio  de  191/1). 

Literatura  argentina  :  doctor  Arturo  Giménez  Pastor  (6  de  no- 
viembre de  191/1). 

Académicos,  consejeros  y  profesores  fallecidos  desde  el  í'deeix 
ro  al  3 1  de  diciembre  de  191 4- 

Roque  Sáenz  Peña,  académico. 

José  M.  Ramos  Mejía,  académico, 

El  Consejo  directivo  celebró  nueve  sesiones  ordinarias  y  una  ex- 
traordinaria. Entre  las  resoluciones  mencionadas  puede  mencionar- 
se la  nueva  ordenanza  sobre  monografías,  sancionada  en  22  de  sep- 
tiembre de  191  /|,  que  disminuye  el  número  de  trabajos  obligatorios 
de  ese  género,  en  procura  de  mayor  intensidad  y  cuidado,  \  hace 
depender  del  cumplimiento  de  esta  obligación,  por  parte  de  los  alum- 
nos, su  derecho  de  poder  presentarse  á  examen. 

La  biblioteca  ha  continuado  adquiriendo  libros  con  un  criterio  de 
estricta  selección,  tanto  más  necesario  cuanto  que  el  local  de  que 
dispone  está  completamente  lleno  y  apenas  alcanza  a  contener  la  exis- 
tencia actual,  que  llega  á  quince  mil  setecientas  veintitrés  piezas 
(i5.723). 


MKMOB1A   DE   LA    UNIVERSIDAD 


VIL   MUSEO  ETNOGRÁFICO 


o:<7 


Tomo  del  informe  pasado  por  su  director,  el  doctor  Juan  B.  Am- 
brosetti,  los  siguientes  datos  : 

Las  entradas  permitieron  llegar,  en  el  catálogo  general,  al  nú- 
mero 19.540,  es  decir,  se  produjo  un  aumento  de  2833  objetos  de 
antropología,  arqueología  y  etnografía,   en  gran  parte  argentinos. 

Este  conjunto  de  casi  20.000  piezas,  todas  numeradas,  en  su  casi 
totalidad  perfectamente  documentadas,  liacen  ya  de  este  museo  uno 
de  los  más  importantes  de  la  América  del  Sur,  representando  á  su 
vez  un  capital  que,  sin  exageración  alguna,  puede  calcularse  en 
3oo.ooo  pesos  moneda  nacional. 

Pero  aparte  del  número  de  piezas  y  de  su  valor  pecuniario,  la  im- 
portancia de  este  museo  radica  principalmente  en  sus  grandes  series 
argentinas  y  algunas  americanas,  en  el  interés  de  muchas  de  sus  pie- 
zas únicas,  en  el  criterio  científico  con  que  han  sido  recogidas  y  en 
los  servicios  que  pueden  prestar  á  la  investigación  y  á  la  enseñanza. 

Desgraciadamente,  la  falta  de  espacio  y  lo  deficiente  e  inadecuado 
del  local  que  ocupa,  hacen  que  toda  esta  gran  suma  de  esfuerzos  y 
de  material  científico  sea  poco  aprovechado,  y  no  permita  al  Museo 
de  la  Facultad  de  filosofía  y  letras  llenar  su  misión  en  la  medida 
que  podría  hacerlo. 

Sin  embargo,  en  el  año  transcurrido  se  pudo  organizar  una  ex- 
posición de  objetos  relativos  á  las  religiones  orientales  de  que  ya  se 
ha  hecho  mención,  sobre  la  base  de  colecciones  existentes  y  otras 
recogidas  durante  los  viajes  del  doctor  Ambrosetti  por  Europa,  y, 
particularmente,  por  Egipto,  y  que  donó  á  la  facultad  en  el  déci- 
mo aniversario  de  la  fundación  del  museo. 

Mil  personas  han  visitado  durante  el  año  el  museo,  fuera  de  los 
días  destinados  á  la  exposición  :  fueron  principalmente  estudiantes, 
colegios  y  escuelas,  acompañados  por  sus  profesores,  grupos  de 
alumnos,  viajeros  que  se  interesaban  en  estos  estudios,  turistas  nor- 
teamericanos y,  por  fin,  habitantes  de  esta  capital,  curiosos  ó  afi- 
cionados, que  continuamente  pueden  visitar  el  museo,  cuya  existen- 
cia van  conociendo  por  referencias. 

Entre  estos  concurrentes  debo  hacer  especial  mención  de  los  ar- 
tistas argentinos  y  estudiantes  de  la  Academia  nacional  de  Bellas 


3a8  REVISTA  DE  LA  universidad 

artes,  que  no  solo  lian  visitado  el  Museo,  sino  también,  lian  solici- 
tado permiso  para  tomar  dibujos  y  apuntes  de  motivos  de  ornamen- 
tación v  objetos  indígenas,  con  el  fin  de  aprovecharlos,  después,  en 
sus  composiciones:  desde  hace  algún  tiempo,  se  nota  especial  interés, 
en  nuestro  mundo  artístico,  por  todo  lo  que  pueda  tener  un  carácter 
genuinamenle  nacional,  susceptible  de  ser   utilizado  en  sus  obras. 

El  progreso  del  museo  ha  seguido  interesando  á  muchas  perso- 
nas, que  han  efectuado  donaciones  valiosas,  entre  estas,  cito  á  los 
señores  doctor  Ángel  Rollo,  señor  Jorge  González  Larrosa,  profesor 
Félix  F.  Untes,  Carlos  Porter,  Félix  Lima,  Héctor  y  Cora  Ambro- 
setti,  Ricardo  Holmbcrg,  Guido  Buftb,  doctor  \le\is  kouliabko. 
doctor  Nicolás  Roveda,  señor  Clemente  Zamora,  señor  Alberto  Es- 
calada, señor  León  Denis,  herederos  de  la  señora  viuda  de  Olegario 
Andrade,  herederos  del  explorador  don  Ramón  Lista,  señorita  Lanía 
Fidanza,  señor  Julio  Navarro  Monzó,  señorita  Matilde  C.  M.  de 
Burmeister,  señores  José  Matti.  Eugenio  J.  Lerroux,  Aictorianode 
Ortúzar,  Lucas  Ivravielevich,  J.  C.  de  Ortúzar,  doctores  Carlos  Brac-r 
kebush,  Cristóbal  Hicken  y  Antonio  Dellcpiane,  señora  María  Ele- 
na H.  de  Ambrosetti,  señores  Hipólito  Pouysségur  y  José  Nágera. 

La  Academia  de  filosofía  y  letras  ha  cooperado,  también,  al  en- 
riquecimiento del  museo,  adquiriendo  en  Chile  la  muy  interesante 
colección  de  objetos  prehistóricos  de  aquella  república,  que  perte- 
neció al  ex  director  de  la  Riblioteca  nacional,  don  Luis  Montt.  Esta 
colección  está  compuesta  de  372  piezas  y  en  ella  están,  puede  de- 
cirse, representados  todos  los  tipos  arqueológicos  de  la  vecina  repú- 
blica, así  como  sus  principales  yacimientos. 

También  se  ha  aportado  un  buen  material  con  el  resultado  de  las 
diversas  expediciones  y  misiones  especiales  encomendadas  á  diversas 
personas  amigas  del  museo,  entre  las  que  hay  que  citarla  del  señor 
Eduardo  A.  Holemberg  (hijo),  señor  Enrique  Lynch  Arribálzaga, 
señor  Luis  González  Leiva,  señor  Francisco  Cubas  y  señor  Eugenio 
.1.  Leroux,  quienes  han  continuado  sus  envíos  desde  los  territorios 
nacionales  del  Chaco,  Formosa,  Chubut  y  Santa  Cruz,  y  los  seño- 
res Teodoro  Felstrup  y  Manisser  y  Sergio  Geiman  en  el  estado  bra- 
sileño de  Matto  Grosso. 

Las  expediciones  efectuadas  por  el  museo  fueron  dos,  una  al  terri- 
torio del  Río  Negro,  por  el  señor  José  Pozzi,  y  la  más  importante 
á  la  región  oeste  de  la  provincia  de  San  Juan,  por  el  doctor  Salvador 


MEMORIA  DK.  LA  UNIVERSIDAD  3:iQ 

Debenedetti,  quien  regresó  trayendo  un  rico  material  antropológico, 
que  despejará  una  serie  de  problemas  de  etnografía  precolombiana 
del  más  alto  interés. 

Con  motivo  del  viaje  anual  de  la  fragata  Sarmiento,  el  señor  mi- 
nistro de  Marina,  almirante  don  Juan  Pablo  Sáenz  Valiente,  deseando 
cooperar  al  progreso  del  Museo,  ofreció  un  puesto  á  bordo  del  buque 
escuela  para  un  representante  del  museo  etnográfico  que  se  encar- 
gara de  reunir  colecciones.  Hallándose  de  vuelta  el  señor  Felstrup 
de  su  viaje  á  Matto  Grosso  y  reuniendo  las  condiciones  necesarias, 
fué  aceptada  la  invitación,  enviándosele  en  tal  carácter,  con  las  ins- 
trucciones correspondientes. 


VIII.  SECCIÓU   DE  [SVESTIGAGIOTfES  V   l'l  BLIGAGIONES  HISTÓRICAS 

La  tarca  realizada  durante  el  año  191  \  y  primer  trimestre  de  191 5 
es  la  siguiente  : 

\  los  dos  lomos  de  antecedentes  relativos  á  la  organización 
financiera  del  virreinato  (I  y  II  de  la  serie  general),  se  ha  agregado, 
en  el  tomo  III,  la  obra  de  don  Miguel  Lastarria,  que  puede  ser 
considerada  una  de  las  memorias  mejor  documentadas  de  aquella 
época  (i8oo-l8o5)  sobre  la  estructura  política,  administrativa, 
jurisdiccional,  económica  y  social  del  virreinato  del  Río  de  la  Plata. 

Para  metodizar  en  lo  posible  el  estudio  analítico  de  los  factores 
de  nuestra  evolución  histórica,  en  un  orden  de  prelación  general- 
mente admitido  por  los  especialistas,  se  ha  resuelto  intensificar  las 
investigaciones  sobre  el  factor  económico,  en  los  principales  archi- 
vos de  esta  Capital.  El  tema  lo  sugerían,  por  otra  parte,  autores  an- 
tiguos y  modernos,  y  para  facilitar  la  comprobación  de  las  aseve- 
raciones de  los  segundos,  fundados  en  documentos,  era  menester 
asimismo,  ordenar  el  copioso  material  por  categorías  y  cronológi- 
camente, é  incorporar  á  los  manuscritos  los  impresos  que  se  deter- 
minaron como  pertinentes. 

Están  ya  preparados  los  tomos  IV,  V,  VI  y  VII.  El  IV,  que  lleva 
por  título  especial  Abastos  de  la  ciudad  y  campaña  de  Hítenos  Aires, 
ha  sido  entregado  á  la  circulación ;  los  tomos  V  y  VI  sobre  Comer- 
cio de  Indias,  con  los  subtítulos  [ntecedentes  leyales  y  Comercio  li- 
bre, serán  distribuidos  simultáneamente,  y  el  VII  que  trata  del  Co- 


33o  UEVISTA   DE  LA    UNIVERSIDAD 

mercio  de  extranjeros  y  de  negros  verá  la  luz  también  el  corriente  año. 

Antes  de  considerar  las  distintas  y  complicadas  manifestaciones 
del  comercio  de  Indias  en  general,  y  del  comercio  de  España  con  el 
Bío  de  la  Plata  en  particular,  á  fines  del  siglo  xvui,  era  necesario 
conocer  la  vida  de  la  ciudad  y  campaña  de  Buenos  Aires;  las  carac- 
terísticas de  sus  necesidades  materiales,  y  hasta  dónde  fué  accesible 
el  régimen  de  su  economía  que,  como  podrá  verse  en  el  mencionado 
tomo  IV,  tuvo  hábiles  y  concienzudos  comentaristas,  según  reza  en 
numerosas  providencias  administrativas  y  judiciales. 

La  serie  de  documentos  sobre  el  comercio  exterior  del  virreinalo 
está  constituida  en  su  totalidad  por  más  de  quinientas  piezas;  se  en- 
cuentran articuladas  y  relacionadas  estrechamente  en  muchos  casos, 
y  comprenden  desde  los  antecedentes  mediatos  de  mavor  trascen- 
dencia hasta  las  actuaciones  de  nuestros  gremios  á  fines  de   1809. 

El  tomo  \  está  dedicado  á  los  antecedentes  legales  del  comercio  li- 
bre (1718-1778);  en  los  tomos  V  y  VI  se  considera  el  comercio  libre 
en  sus  disposiciones  generales,  y  en  sus  aplicaciones  á  la  jurisdicciém 
del  virreinato,  capacidad  de  las  personas,  materias  del  tráfico,  me- 
dios de  realizarlo  y  excepciones,  que  vienen  á  caracterizar  el  período 
de  dinamismo  de  las  leyes  sobre  el  comercio  y  economía  virreinal. 
Finalmente  el  tomo  VII  trae  los  antecedentes  mediatos  de  la  erección 
del  consulado  de  Buenos  Aires  y  uno  de  los  conjuntos  más  comple- 
tos que  se  conocen  sobre  el  comercio  de  extranjeros  y  de  negros. 

Las  investigaciones  en  nuestros  archivos  han  tenido  el  determi- 
nado propósito  de  estudiar  las  siguientes  cuestiones  : 

Io  El  aspecto  geográfico  y  los  límites  del  virreinato  del  Río  de  la 
Plata  (memoria  de  Lastarria);  20  la  vida  material  y  el  comercio  in- 
terno y  externo  (las  series  en  preparación  ó  ya  publicadas),  y  3o  pa- 
ralelamente al  factor  que  nos  ocupa,  el  de  la  población,  sobre  la  base 
de  los  centros  civiles  y  religiosos.  La  clasificación  de  este  material  se 
encuentra  muy  adelantada  y  se  agregarán  cuadros  estadísticos  y  dia- 
gramas demostrativos  de  algunas  singularidades  propias  del  asunto. 

Se  continúa  investigando  en  los  archivos  de  esta  Capital  y  espe- 
cialmente en  el  de  la  Dirección  de  correos  y  telégrafos,  lo  referente 
á  medios  de  comunicación,  intervirreinales  é  interprovinciales. 

Saludo  al  señor  rector  con  mi  consideración  más  distinguida. 

Rodolfo  Riv aróla. 


FACULTAD  DE  AGROV)MÍ\   Y  VETERINARIA 


Únenos  Aires,  majo   i 'i  de  nji5. 

Señor  rector  de  la  Universidad  de  Buenos  Aires  doctor  don  Eufemio 
L  bailes. 

Ea  virtud  de  lo  dispuesto  por  el  inciso  2°  del  artículo  3a  del  es- 
tatuto universitario,  tengo  el  honor  de  dirigirme  al  señor  rector, 
elevando  adjunta  la  memoria  demostrativa  de  la  labor  realizada  du- 
rante el  año  191  \. 

Saluda  al  señor  rector  con  la  consideración  más  distinguida. 

R.   ScHATZ. 

V.    1.  de  Elia. 


La  muerte  del  ilustre  señor  teniente  general  don  Julio  A.  Roca 
tan  justamente  sentida  en  todo  el  país,  importó  para  esta  facultad 
una  pérdida  lamentable,  pues  desde  su  cargo  de  consejero,  contri- 
buyó al  mejor  desarrollo  de  la  institución  que  presido.  Fué  por  ello, 
que  se  resolvió  tributarle  algún  homenaje  más  á  los  decretados  ofi- 
cialmente por  el  superior  gobierno  de  la  Nación  y  entre  otros  de- 
signando al  pahellón  de  zootecnia  con  su  nombre  y  colocando  su 
retrato  en  esta  casa. 

El  progreso  de  las  enseñanzas  y  trabajos  experimentales  permitió 
á  esta  facultad  presentarse  dignamente  en  las  exposiciones  de  Gante 
(Bélgica)  y  Córdoba  (República  Argentina).  En  la  primera  obtuvo 
como  recompensa  un  diploma  de  honor  con  una  plaqueta  ;  y  en  la 


332  REVISTA   Dli  LA   UNIVERSIDAD 

segunda  un  gran  premio  de  honor  y  un  premio  con  una  medalla  de 
plata. 

Las  obras  materiales  ejecutadas  lian  sido  importantes,  pudiéndose 
citar  entre  otras  las  del  nuevo  pabellón  para  la  clínica  veterinaria, 
en  la  sección  zootecnia,  las  ampliaciones  y  mejorasen  su  subsección 
de  avicultura.  También  se  instaló  un  pequeño  pabellón  para  la  agro- 
nomía lo  que  permitió  dedicar  la  antigua  aula  y  laboratorio  que 
ocupaba  en  el  pabellón  de  química  agrícola.  En  el  pabellón  de  ana- 
tomía se  hicieron  algunas  complicaciones  con  el  fin  de  aumentar  la 
capacidad  para  las  clases  y  trabajos  prácticos  de  la  materia. 

La  partida  de  pesos  26.000  moneda  nacional,  votada  por  la  ley 
general  de  presupuesto  de  la  Nación  del  año  191  \  para  la  instalación 
del  internado  permitió  la  adquisición  del  mobiliario  y  vitiles  necesa- 
rios para  colocarlo  en  condiciones  de  admitir  en  el  año  191")  un 
número  de  becados  como  alumnos  internos  y  disponer  de  un  espa- 
cioso local  para  dar  de  almorzar  á  los  externos. 

Los  campos  de  experimentación  fueron  extendidos  con  nuevos 
cultivos,  pudiéndose  citar  entre  otros  al  viñedo,  que  por  su  tamaño 
y  calidad  es  de  importancia.  Los  jardines  fueron  reformados  en  par- 
te y  se  ejecutaron  otros  nuevos  con  el  personal  normal  de  la  institu- 
ción. La  iluminación  de  éste  ha  sido  también  ampliada,  con  el  fin 
de  poder  tener  una  mejor  vigilancia  durante  la  noche. 

Durante  el  período  de  vacaciones  se  dictaron  una  serie  de  cursos 
populares  por  algunos  de  los  señores  profesores  de  la  facultad.  La 
inscripción  dio  un  excelente  resultado,  anotándose  cincuenta  y  cinco 
personas,  las  cuales  concurrieron  con  toda  asiduidad  á  las  clases  y 
trabajos  experimentales. 

Dado  el  buen  resultado  obtenido  con  estos  cursos  que  contribui- 
rán á  la  difusión  de  útiles  conocimientos,  el  próximo  verano  se  inau- 
gurarán nuevamente,  esperando  la  ayuda  eficaz  y  ponderable  de 
parte  del  personal  docente  de  la  casa. 

Con  el  fin  de  proveer  algunas  de  las  suplencias  de  ciertas  cátedras 
se  llamó  por  los  periódicos  á  concurso  de  acuerdo  con  las  exigencias 
de  la  respectiva  ordenanza.  El  resultado  de  ello  recién  será  aprecia- 
ble  el  año  venidero,  pues  para  esa  época  fenecerá  el  plazo  para  el 
cierre  de  la  inscripción  abierta. 

Antes  de  agregar  algunas  de  las  memorias  presentadas  por  los 
señores  profesores,  y  dependencias  de  la  Facultad,   paso  á  consignar 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  ,'),'),') 

el  número  de  alumnos  inscriptos  y  que  cursaron  sus  estudios,  como 
así  también  los  resultados  de  los  exámenes  parciales  como  así  tam- 
bién los  de  tesis. 

En  agronomía  se  inscribieron  odíenla  y  nueve  alumnos,  de  los 
que  correspondieron,  treinta  y  dos  al  primer  año,  doce  al  segundo, 
siete  al  tercero  y  ocho  al  cuarto.  Los  exámenes  de  tesis  tomados  en 
veterinaria  fueron  diez  y  nueve  y  quince  en  agronomía,  las  cuales 
versaron  sobre  los  temas  que  se  indican  en  el  cuadro  adjunto.  Con 
intervención  de  esa  Universidad,  se  expidieron  trece;  diplomas  de 
ingeniero  agrónomo  y  veintitrés  de  médico  veterinario. 

ELECCIÓN   DE  DECANO 

En  el  transcurso  del  año  se  efectuó,  por  el  consejo  directivo,  la 
elección  de  Decano,  en  reemplazo  del  doctor  Ricardo  Schatz  que 
había  terminado  su  período,  siendo  reelecto  por  unanimidad. 


FACULTAD  DE  CIENCIAS  ECONÓMICAS 


Huenos  Aires,   mayo   a8  de   191 5. 

Señor  rector  de  la    Universidad  nacional  de  Buenos  Aires  doctor 
don  Eufemio  U  bailes. 

De  acuerdo  con  lo  dispuesto  en  el  artículo  32,  inciso  21o  de  los 
estatutos  universitarios,  tengo  el  honor  de  elevar  á  la  consideración 
del  señor  rector  y  por  su  intermedio  al  honorable  Consejo  superior, 
la  memoria  de  la  Facultad  de  ciencias  económicas,  correspondiente 
al  año  19 1/4. 

En  este  primer  año  de  existencia,  el  consejo  directivo  ha  abor- 
dado la  labor  de  organización,  al  punto  de  que  iniciado  el  presente 
curso  universitario  la  facultad  se  encuentra  cumpliendo  sin  tropiezo 
sus  fines,  y  esperando  el  nuevo  presupuesto  para  integrar  el  cuadro 
de  las  asignaturas  del  plan  de  estudios. 

De  conformidad  con  la  ordenanza  del  Consejo  superior  de  que  la 
Facultad  de  ciencias  económicas  se  creaba  sobre  la  base  del  extin- 
guido instituto  superior  de  estudios  comerciales,  fué  necesario  hacer 
la  reorganización  de  la  facultad  naciente,  procurando  resolver  al 
propio  tiempo  numerosas  cuestiones  que  se  presentaron  á  su  solu- 
ción, las  de  orden  científico,  como  el  nuevo  plan  de  estudios  y  la 
orientación  de  la  enseñanza  y  las  de  orden  docente  como  la  confir- 
mación de  los  profesores  y  la  determinación  de  la  equivalencia  de 
las  cátedras  del  antiguo  con  el  nuevo  plan.  Su  obra  se  ha  realizado 
con  éxito,  lo  comprueba  el  hecho  por  demás  elocuente,  de  que  la 
facultad  cuenta  en  el  presente  curso  con  más  de  3oo  alumnos  ha- 
biendo aumentado  el  número  de  alumnos  de  la  escuela  de  comercio 


MEMORIA  DE  LA  UNIVERSIDAD  33") 

anexa.  El  consejo  directivo  profesa  la  convicción  de  que  en  un  por- 
venir cercano  la  Facultad  de  ciencias  económicas  llenará  una  nece- 
sidad sentida  en  el  país  graduando  los  profesionales  en  diversas 
carreras  y  estudiando  científicamente  los  problemas  económicos  na- 
cionales. 

PLAN  DE  ESTUDIOS 

El  Consejo  superior  universitario  sancionó  en  noviembre  28  de 
igi4  el  plan  de  estudios  aprobado  por  el  consejo  directivo  de  esta 
facultad.  Dividido  en  cinco  años,  su  distribución  por  cursos  ha  que- 
dado fijada  en  la  siguiente  forma  : 

Primer  año.  —  Matemática  financiera,  tecnología  industrial  y 
rural,  contabilidad  general,  geografía  económica  nacional,  legis- 
lación civil  y  legislación  comercial. 

Segando  año.  — Matemática  financiera,  contabilidad  administra- 
tiva y  judicial,  fuentes  de  riqueza  nacional,  geografía  económica 
nacional,  economía  política,  legislación  comercial. 

Tercer  año.  —  Estadística,  bancos,  economía  política,  socieda- 
des anónimas  y  seguros,  transportes  y  tarifas,  legislación  indus- 
trial. 

Cuarto  año.  —  Política  comercial  y  régimen  aduanero  compa- 
rado, finanzas,  economía  rural  é  industrial,  historia  del  comercio, 
derecho  internacional  comercial  (privado  v  público),  y  legislación 
consular  y  práctica  notarial. 

(Juinto  año.  —  Política  económica,  régimen  agrario,  régimen 
económico  y  administrativo  de  la  constitución,  y  seminario  econó- 
mico. 

El  nuevo  plan  de  estudios  acentúa  tres  marcadas  tendencias  :  1" 
los  estudios  técnicos,  matemáticos,  comerciales  y  económicos,  ocu- 
pan un  lugar  preferente.  Los  de  orden  jurídico,  en  un  plano  secun- 
dario, limítanse  á  integrar  la  cultura  necesaria  de  los  contadores  y 
doctores  graduados  en  esta  facultad.  Comprende  el  plan,  tres  asig- 
naturas del  ciclo  matemático,  una  del  técnico  industrial,  cuatro  del 
técnico  comercial,  trece  del  económico  y  siete  del  jurídico  ;  2"  los 
estudios  tienen  un  carácter  nacional. 

El  país  se  estudia  constantemente  en  todas  formas  bajo  sus  aspectos 
geográfico,  político,. administrativo,   legal,    técnicocomercial,  eco- 


336  11 1; VISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

nómico,  etc.  No  hay  una  sola  materia  que  no  imponga  al  profesor 
la  obligación  de  pensar  en  él,  aún  las  llamadas  abstractas  por  tra- 
tarse de  disciplinas  que  deben  todas  estudiarse  en  la  aplicación.  El 
conocimiento  de  las  doctrinas  es  sin  duda  necesario,  pero  por  sí  solo 
no  satisface  los  fines  que  se  ha  propuesto  la  facultad  de  dictar  teo- 
rizaciones excesivas  y  de  hacer  conocer  la  potencialidad  y  régimen 
de  la  Nación. 

Esta  orientación  nacional  tiene  por  objeto  formar  el  hombre  de 
estado  que,  según  el  pensamiento  de  Echeverría,  no  debe  estar  á  la 
altura  de  la  civilización  del  mundo,  sino  a  la  altura  délas  necesida- 
des de  su  país. 

.')"  La  Facultad  de  ciencias  económicas  ocupa  un  término  medio 
entre  los  tipos  extremos,  el  profesional  de  Amberes  y  el  anglo-sajón 
representados  por  facultades. 


SEMINARIO 

En  la  sesión  del  a3  de  diciembre,  el  consejo  directivo  aprobó  una 
ordenanza  sobre  seminario  económico  en  la  que  se  establece  por  el 
artículo  primero  que  los  profesores  en  las  asignaturas  incluidas  en  el 
ciclo  económico,  además  de  dictar  sus  clases  de  conformidad  con  el 
horario  y  reglamentación  que  se  establezcan  deberán  hacer  clase  de 
seminario  con  una  sección  de  alumnos  de  quinto  año. 

listas  clases  se  llevarán  á  efecto  por  lo  menos  cada  quince  días, 
sobre  un  tema  fijado  por  el  profesor  y  aceptado  por  el  consejo  di- 
rectivo y  consistirá  en  investigaciones  originales  ó  intensificación  de 
estudios. 

Se  trata,  señor  rector,  de  una  orientación  nueva  en  la  enseñanza 
universitaria.  El  seminario  económico  formará  al  alumno  en  la  in- 
vestigación original,  procurando  por  este  medio  hacer  una  educa- 
ción racional  y  científica. 

En  el  presente  año  se  ha  iniciado  nueve  cursos  de  seminario  eco- 
nómico á  cargo  de  los  siguientes  profesores  :  del  señor  Sergio  M. 
Pinero,  bancos  ;  del  doctor  Mauricio  Nirenstein,  economía  política, 
primer  curso  ;  del  doctor  Ricardo  J.  Davel,  fuentes  de  riqueza  na- 
cional ;  del  doctor  Ernesto  Weigel  Muñoz,  finanzas  ;  del  doctor 
Arturo  Seeber,   geografía  económica  nacional,  primer  curso  ;  del 


MEMORIA  DT.  LA  UNIVERSIDAD  33" 

doctor  Luis  R..  Gondra,  historia  del  comercio  ;  del  doctor  Vicente 
Fidel  López,  política  comercial  y  régimen  aduanero  comparado  : 
y  del  doctor  Mariano  de  Vedia  y  Mitre,  régimen  económico  y  admi- 
nistrativo de  la  constitución. 

Cada  curso  de  seminario  se  divide  entre  los  alumnos,  en  subte- 
mas  de  investigación.  Puede  estimarse  como  se  ha  iniciado  esta  la- 
bor, por  las  planillas  de  los  cursos  de  Seminario,  que  acompaña  á 
esta  memoria,  en  el  anexo  \. 


REGLAMENTO  DE  LA   FACULTAD  DE  CIENCIAS  ECONÓMICAS 

Con  fecha  octubre  10  de  191/í,  fué  sancionado  el  reglamento  de 
la  Facultad  de  ciencias  económicas,  habiéndose  dado  cuenta  al  ho- 
norable Consejo  superior  el  día  3o  de  octubre.  En  noviembre  21  el 
subscripto  aprueba  el  reglamento  interno  de  la  biblioteca  propuesto 
por  el  bibliotecario,  cuya  copia  se  incluye  cu  el  anexo  B. 

ORDENANZAS    APROBADAS 

Durante  el  año  I()l4>  han  sido  aprobadas  por  el  consejo  direc- 
tivo de  esta  facultad,  las  siguientes  ordenanzas  :  sobre  condiciones 
de  ingreso  á  la  facultad  en  fecha  noviembre  28  ;  sobre  calidad  de 
estudiantes  en  fecha  diciembre  23  ;  sobre  reglamentación  del  fun- 
cionamiento de  la  academia  en  fecha  octubre  i\  ;  sobre  exámenes 
generales  en  la  Escuela  superior  del  comercio  «  Carlos  Pellegrini  » 
en  fecha  diciembre  23  ;  sobre  derechos  arancelarios  de  la  Facultad 
de  ciencias  económicas  y  de  la  Escuela  superior  de  comercio  «  Car- 
los Pellegrini  »  anexa,  en  fecha  mayo  11  ;  sobre  transición  de  pla- 
nes de  estudios  en  fecha  diciembre  23,  cuyos  textos  se  incorporan 
en  el  anexo  B. 

Con  motivo  de  la  sanción  de  la  ordenanza  sobre  transición  de 
planes  de  estudios,  el  personal  docente  ha  quedado  constituido  del 
siguiente  modo  : 

Matemática  financiera  (i"  curso).  —  Titular,  ingeniero  Orfilio 
Casariego  ;  suplente,  ingeniero  Manuel  Ordóñez. 

Matemática  financiera  (2°  curso).  —  Titular,  señor  José  González 
(¡alé  ;  suplente,  ingeniero  Justo  Pascali  (hijo). 


338 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


Estadística.  —  Tilular,  doctor  Hugo  Broggi  ;  suplente,  ingeniero 
don  Alejandro  Bunge. 

Contabilidad  general.  —  Titular,  señor  Tranquilino  Vallini  ;  su- 
plentes, señores  Alberto  Cassagne  Serres  y  Rodolfo  J.  Lértora. 

Contabilidad  administrativa  y  judicial. —  Titular,  señor  Carlos 
A.  O'Donnell  ;  suplentes  señores  Juan  Bayetto  y  Santiago  G.  Rossi. 

Bancos.  —  Titular,  don  Sergio  M.  Pinero  ;  suplentes,  doctor 
Gustavo  A.  Frederking  y  señor  Antonio  Morandi. 

Sociedades  anónimas  y  segaros.  —  Titular,  doctor  Mario  A.  Ri- 
varola  ;  suplentes,  doctores  Ricardo  Olivera  y  Juan  Ramón  Galar/a. 

Geografía  económica  nacional  ÍJ"  curso).  —  Titular,  doctor  Ar- 
turo Seeber  ;  suplentes,  doctores  Emilio  Pellet  (hijo)  y  Ernesto  Fe- 
rrari . 

Fuentes  de  riqueza  nacional.  — Titular,  doctor  Ricardo  J.  Davel  ; 
suplente,  doctor  Martiniano  Leguizamón  Pondal. 

Economía  política  (lev  curso).  —  Titular,  doctor  Mauricio  \irens- 
tein  ;  suplentes,  doctores  Enrique  Ruíz  Guiñazú  y  FilibertodeOli- 
viera  Cézar. 

Economía  política  í'2"  curso).  —  Titular,  vacante  ;  suplentes,  doc- 
tores Juan  J.  Britos  (hijo)  y  Ernesto  León  O'Dena. 

Historia  del  comercio.  — Titular,  doctor  Luis  R.  Gondra  ;  su- 
plentes, doctores  Miguel  A.  Garmendia  y  Jorge  Gabral. 

Finanzas.  —  Titular,  doctor  Ernesto  Weigel  Muñoz  ;  suplentes, 
doctores  Salvador  Oria  y  Alfredo  Labougle. 

Política  comercial  y  régimen  aduanero  comparado.  —  Titular, 
doctor  Vicente  Fidel  López  ;  suplentes  licenciado  Martín  Rodríguez 
Etchart  y  doctor  Atilio  Pessagno. 

Régimen  económico  y  administrativo  de  la  constitución.  —  Titu- 
lar, doctor  Mariano  de  Vedia  y  Mitre  ;  suplentes,  doctores  José 
Bianco  y  Joaquín  Rubianes. 

Legislación  civil.  —  Titular,  doctor  Augusto  Marcó  del  Pont ; 
suplente,  doctor  Juan  E.  Sola. 

Legislación  comercial  (1er  curso).  —  Titular,  doctor  Antonio  Ma- 
resca  ;  suplentes,  doctores  Salvador  Alfonso  (hijo)  y  Manuel  F.  Fer- 
nández. 

Legislación  comercial  (2"  curso).  —  Titular,  doctor  Wenceslao 
Lrdapilleta  ;  suplente,  doctor  Dimas  González  Gowland. 

Derecho  internacional  comercial  (Privado  y  Público).  —  Titular, 


MEMORIA   DE   LA   UNIVERSIDAD  33o 

doctor  José  León  Suárez  ;  suplentes,  doctores  Eduardo  Sarmiento 
Laspiur  y  José  Padilla. 


MODIFICACIONES  OCURRIDAS  EN  EL  PERSONAL  ACADÉMICO,   DIRECTIVO 
DOCENTE  Y  ADMINISTRATIVO  DE  LA  FACULTAD 

(Ion  fecha  18  de  marzo  de  191/1  se  constituyó  el  consejo  directivo 
aombrado  en  noviembre  18  de  iqi3  por  el  Consejo  superior  de  la 
universidad,  siendo  sus  miembros  los  doctores  :  José  Bianco,  Hugo 
Broggi,  ingeniero  Orfilio  Casariego,  doctores  Manuel  B.  Gonnet, 
Gustavo  A.  Frederking,  Manuel  M.delriondo,  ingeniero  Domingo 
\oceti,  doctor  Pedro  Olaechea  y  Alcorta,  señor  Sergio  M.  Pinero, 
doctores  Federico  Pinedo,  Carlos  Rodríguez  Etchart,  José  León 
Suárez,  Damián  M.  Torino  y  Ernesto  Weigel  Muñoz. 


COMISIONES  INTERNAS  DE  LA   PACÍ  LTAD 

En  la  misma  lecha,  las  comisiones  internas  de  la  facultad  que- 
daron constituidas  del  siguiente  modo  : 

Enseñanza  y  programas.  —  Doctores  Carlos  Rodríguez  Etchart, 
José  Bianco  y  Hugo  Broggi.  El  i'\  de  octubre  del  mismo  año  el 
doctor  Carlos  Rodríguez  Etchart  renunció  como  miembro  de  esta 
comisión,  nombrándose  en  su  reemplazo  al  doctor  José  León  Suárez. 

Cuentas  y  presupuesto.  —  Ingeniero  Orfilio  Casariego,  doctores 
Gustavo  A.  Frederking,  y  Manuel  M.  de  íriondo. 

Biblioteca  laboratorios  y  gabinetes.  —  Ingeniero  Domingo  No- 
ceti,  doctores  José  León  Suárez  y  Damián  M.  Torino. 

Reglamentación  y  disciplina. — Ingeniero  Orfilio  Casariego,  doc- 
tores Federico  Pinedo  y  José  León  Suárez.  En  4  de  julio  del  mis- 
mo año,  el  doctor  Federico  Pinedo  hizo  renuncia  del  cargo  de  con- 
sejero, nombrándose  en  su  reemplazo  como  miembro  de  esta  co- 
misión al  señor  Sergio  M.  Pinero. 

Peticiónese  interpretación.  —  Doctores  Manuel  B.  Gonnet,  Pedro 
Olaechea  y  Alcorta  y  Ernesto  Weigel  Muñoz. 


O.'jO  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


DELEGADOS  Al.  INSTITUTO  LIBRE  DE  ENSEÑANZA  SEC1  [fDARIA 

Con  lecha  oí  de  octubre  el  consejo  directivo  designa  delegados 
al  Instituto  libre  de  enseñanza  secundaria  á  los  señores  consejeros 
ingeniero  Oríilio  Casariego  y  Domingo  Aoceti. 

Designación  de  decano,  vicedecano,  secretario  y  bibliotecario. — 
En  sesión  de  abril  !\  el  consejo  directivo  eligió  vicedecano  de  la 
facultad  al  subscripto.  Con  fecha  27  de  junio  se  nombró  biblioteca- 
rio de  la  facultad  al  señor  Oríilio  Casariego  (lujo).  El  consejo  di- 
rectivo en  sesión  de  julio  \  eligió  decano  de  la  facultad  al  vice- 
decano en  ejercicio,  y  vice  decano  al  doctor  Manuel  M.  de  Iriondo. 
En  octubre  i4  el  doctor  Ramón  0.  Leguizamón  hizo  renuncia  del 
cargo  de  secretario  de  la  facultad,  nombrándose  en  su  reemplazo, 
con  fecha  3i  del  mismo  mes  v  año  al  doctor  Ricardo  Levene. 

Constitución  de  la  academia  de  la  pací  ltad  de  ciencias  econó- 
micas —  En  cumplimiento  del  artículo  66  de  los  estatutos  universi- 
tarios, con  fecha  noviembre  if\  de  191^»  se  constituyó  la  academia 
sobre  la  base  de  los  miembros  del  primitivo  consejo  nombrado  por  el 
Consejo  superior,  de  conformidad  con  los  precedentes  establecidos 
para  las  facultades  de  agronomía,  filosofía  y  letras,  y  se  eligió  los 
siguientes  académicos  para  integrarse  :  doctores  José  Arce,  Enri- 
que Berduc,  Ricardo  .).  Davel.  Adolfo  E.  Dávila,  Emilio  Frers, 
Eleodoro  Lobos,  Leopoldo  Alelo.  Ricardo  Pillado.  Norberto  Pinero. 
Telémaco  Susini  y  Estanislao  S.  Zeballos. 


PERSONAL  DOCENTE 

En  diciembre  i/J  el  doctor  Arturo  de  la  Rosa  Ponte  hace  renun- 
cia de  la  cátedra  de  instituciones  económicas. 

El  23  del  mismo  mes  el  doctor  Agustín  \.  Matienzo  renuncia  del 
cargo  de  profesor  suplente  de  estadística. 

Con  motivo  de  la  supresión  de  las  asignaturas  ética  y  organiza- 
ción del  comercio  interior  y  exterior  y  un  curso  de  legislación  civil, 
en  el  nuevo  plan  de  estudios,  han  dejado  de  pertenecer  al  cuerpo 
docente  de  la  facultad  los  siguientes  profesores  de  ética,  titular 
doctor  Ramón  O.  Leguizamón,  suplente  doctores   J.  Alfredo   Ve- 


MEMORIA  Dfi  LA  UNIVERSIDAD  3/j  I 

rreyra  y  \1.  Molla  Yillanueva,  de  organización  de  comercio  interior 
y  exterior,  titular  doctor  Ramón  M.  Remolar,  suplentes  doctores 
Enrique  R.  Prack  y  Gustave  Rodrigue/  González  ;  de  legislación 
civil,  titular  doctor  Ernesto  Reto,  suplentes  doctores  Juan  Carlos 
Rébora  y  .losé  A.  Amuchástcgui. 


NOMBRAMIENTOS  \    RENUNCIAS  DE  LOS   C1  USOS    PREPARATORIOS 

En  sesión  de  abril  a5  de  kji'i.  nómbrase  profesor  de  tecnología 
al  doctor  Ricardo  .1.  Davel.  y  en  sesión  de  fecha  2  de  mayo,  de 
tecnología  al  señor  Pedro  K.  Marotta  ;  de  física  al  doctor  Genaro 
Sisto  ;  de  química  al  doctor  Martiniano  Leguizamón  Pondal. 

En  sesión  de  julio  \,  se  nombra  director  de  los  cursos  prepara- 
torios al  señor  Fermín  Eguía,  \  profesores  de  geografía  á  los  doc- 
tores Eiliberto  de  Oliveira  Cézar  y  Gastón  Federico  Tobal. 

En  sesión  de  octubre  3 1  nómbrase  profesor  de  francés  al  señor 
Juan  J.  Jost  y  en  sesión  de  noviembre  7  se  nombra  profesor  de 
inglés  al  señor  Domingo  bolombo. 


Renuncias.  — El  señor  Santiago  II.  Fitz-Simon,  del  cargo  de  di- 
rector y  profesor  de  inglés  ( 2"  cátedra),  sesión  de  marzo  21  de  1 9 1  \ . 

Doctor  Juan  .1.  Galiano,  profesor  de  ciencias  naturales,  dos  cáte- 
dras y  director  del  musco  (sesión  de  abril  18  de  [9]  V),  jubilado. 

Señor  Félix  N.  higueras,  profesor  de  práctica  de  escritorio  (se- 
sión de  marzo  21  de  191  '1),  jubilado. 

Señor  Clemente  L.  Fregeiro,  profesor  de  geografía,  dos  cátedras 
(sesión  de  junio  10  de  \\)i\),  jubilado. 

Señor  Edmundo  Kenny.  profesor  de  inglés  (sesión  de  noviem- 
bre 2  de  1914)1  cesante. 

Señor  Juan  Lacrampe.  profesor  de  francés  (sesión  de  octubre  3i 
de  191  'i). 

Doctor  Gerardo  Meana,  profesor  de  castellano  (cesante  por  su- 
presión de  la  cátedra  en  el  presupuesto  de  1 9 1 4)- 

INSCRIPCIÓN  DE  Al. l  UNOS  DURANTE  EL  AÑO   IOl4 

Cursos  superiores :  1"'  año.  112  alumnos;  2"  año.  So;  .'>"' año, 
07  ;   4o  año,  29.  Total  277  alumnos. 

AHÍ.     OKI,.  XXXl-33 


l\\:>,  REVISTA   W.  LA    I  NIVEHSIDAD 

Cursos  preparatorios :  diurnos,  i*"  año,  23p,  ;  a"  año,  117;  3er 
año,  87  ;  \"  año,  48  ;  5o  año,  07.  Nocturnos  :  1er  año,  \'\-  alum- 
nos ;  2o  año,  100;  3er  año,  68;  \"  año,  \i).  Total  892  alum- 
nos y  35  oyentes. 

Se  deduce  entonces,  que  la  facultad  en  su  primer  año  de  exis- 
tencia ha  contado  con  una  inscripción  de  i2o4  alumnos  entre  am- 
bos cursos. 

En  el  presente  curso  universitario  se  lian  inscripto  en  la  facultad 
.')(>()  alumnos  á  saber  :  1"'  año,  90;  2"  año,  70;  3er  año,  J5  ;  V 
año,  •>.(>:  .")"  año,  78.  Hay  además  17  solicitudes  de  ingreso  que 
esperan  resolución. 

En  los  cursos  preparatorios  el  número  de  inscriptos  alcanza  á 
<)(S4,  distribuidos  en  el  siguiente  modo  :  T'1  año,  aó.")  alumnos  ;  2Q 
año,  i.')(> :  3er  año,  78;  \"  año,  101  ;  5o  año,  26.  Nocturno:  i"1 
año,  19a  ;    2o  año.  87  :   3er  año,  -\  :   .">"  año,  35. 


ESCUELA    DE   COMERCIO    ANEXA.    DOTACIÓN    DE   GABINETES 
->    NUEVO   l'i.\.\  di:  ESTUDIOS 

La  facultad  lia  llevado  á  efecto  con  empeño  la  reforma  de  los 
métodos  de  enseñanza  en  la  escuela  de  comercio  anexa.  Para  rea- 
lizar tan  alto  fin  ha  sido  preciso  dotarla  de  gabinetes  y  laboratorios, 
para  intensificar  los  métodos  de  aplicación  con  el  sistema  experi- 
mental y  práctico  déla  enseñanza. 

La  escuela  ofrece  de  este  modo  todos  los  elementos  necesarios 
para  el  funcionamiento  normal  de  sus  laboratorios,  gabinetes  de 
física,  química,  historia  natural,  higiene  industrial,  museo  de  pro- 
ductos mercantiles  y  biblioteca.  En  definitiva  aspira  constituir  un 
verdadero  instituto  de  experiencias,  ensayos,  análisis  é  investigación 
escolar.  Así  se  han  adquirido  :  útiles  y  drogas  correspondientes  al 
gabinete  de  química,  una  mesa  para  trabajos  prácticos  de  química: 
con  destino  al  gabinete  de  ciencias  naturales  (sección  zoología  y 
botánica) ;  colección  zoológica  (cuadros,  animales  embalsamados); 
colección  botánica  (herbarios  sobre  cartón) ;  con  destino  al  gabi- 
nete de  física  un  tablero  de  experiencias  eléctricas  :  una  mesa  para 
experiencias  de  física.  Para  los  trabajos  de  tecnología  y  ciencias 
naturales,  Jas  visitas  á  las  fábricas,  redacción  de  informes  comer- 


MEMORIA    DE  J.\    UNIVERSIDAD  3/|3 

ciales,  decorado  escolar  y  el  empleo  de  la  fotografía  á  cuyo  efecto 
se  ha  adquirido  una  máquina  fotográfica.  También  se  adquirieron 
para  el  gabinete  de  física,  aparatos  y  elementos  de  enseñanza  ;  y 
para  el  gabinete  de  proyecciones  luminosas,  un  aparato  de  cine- 
matografía y  un  epidiascopio  el  cual  se  encuentra  en  condiciones 
de  poder  usarse  en  los  gabinetes  de  física  y  de  tecnología  y  tam- 
bién en  la  fotografía  microscópica. 

En  sesión  de  fecha  25  de  marzo  del  corriente  año,  el  consejo 
directivo  de  esta  facultad  aprobó  el  nuevo  plan  de  estudios  para  la 
escuela  superior  de  comercio  anexa. 

Comprende  este  nuevo  plan  tres  grandes  secciones  : 

v'  til  bachillerato  de  estudios  comerciales.  —  En  esta  sección  se 
ha  cumplido  la  enseñanza  de  las  ciencias  físico- naturales,  se  ha  da- 
do nueva  orientación  á  la  enseñanza  de  la  historia  y  geografía, 
idioma  nacional,  comercio  y  contabilidad,  y  en  lo  referente  á  la 
enseñanza  de  los  idiomas  extranjeros  se  ha  establecido  la  opción 
obligatoria  enlrc  los  idiomas  francés,  inglés  y  alemán. 

El  curso  de  bachilleres  en  comercio  se  ajusta  en  todas  sus  partes 
á  las  funciones  de  cursos  preparatorios  para  la  Facultad  de  ciencias 
económicas  sin  perjuicio  de  sus  propios  fines  educativos  y  profe- 
sionales. 

•>."  Curso  de  administración  para  las  técnicas  subalternas  del  co- 
mercio. —  En  esta  sección  de  idóneos  en  comercio  y  contabilidad 
tiene  como  principal  objeto  formar  el  personal  por  los  empleos 
subalternos  del  comercio,  así  como  dar  á  sus  empleados  la  oportu- 
nidad de  tener  los  conocimientos  teóricos  indispensables  para  pro- 
gresar en  su  carrera.  Estos  conocimientos  pueden  dividirse  y  or- 
denarse en  tres  cursos,  manteniéndose  así  su  perfecta  equivalencia 
en  los  tres  primeros  del  bachillerato.  Facilítase  de  este  modo  á  los 
estudiantes  completar  los  preparatorios  de  la  facultad. 

.'>"  Cursi)  de  profesiones  medias.  —  La  fundación  de  este  curso 
es  una  imperiosa  exigencia  en  nuestro  ambiente,  hasta  ahora  á 
cualquier  persona  se  admite  á  las  funciones  públicas  y  privadas 
que  dichas  profesiones  afectan  sin  requisito  particular  alguno  de 
idoneidad. 

La  Facultad  de  ciencias  económicas  aborda  la  solución  práctica 
inmediata  de  tal  estado  de  cosas,  formando  las  actitudes  en  que 
han  de  fundarse  los  derechos  de  los  técnicos  que  merezcan  una  le- 


344  UEVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

gislación  y  reglamentación  de  amparo  en  sus  respectivas  profesio- 
nes. Esta  sección  comprende  los  siguientes  cursos  :  a)  traductor 
público  nacional  ;  b)  calígrafo  público  nacional  ;  c)  taquígrafo  pú- 
blico nacional ;  d)  despachantes  de  aduana  ;  e)  balanceador  públi- 
co nacional ;  fj  corredor  de  comercio:  <j)  perito  administrativo 
nacional  ;   h.)  perito  judicial. 


BIBLIOTECA 

El  movimiento  de  libros  y  lectores  habido  durante  el  año  191  \ 
consta  en  las  planillas  correspondientes  al  anexo  C  de  de  esta  me- 
moria. 

Me  complazco  en  acompañar  en  el  anexo  D  las  planillas  de  : 
contadores  públicos  diplomados  en  1 9 1 4  ;  exámenes  rendidos  des- 
de el  i°  de  enero  basta  el  3l  de  diciembre  de  iqi4,  en  las  ca- 
rreras de  contador  público  y  del  doctorado,  peritos  mercantiles 
egresados  en  191 4»  traductores  y  calígrafos  públicos,  certificados 
de  estudios  expedidos  en  191 4.  exámenes  de  ingreso  recibidos  en 
la  escuela  de  comercio  anexa,  desde  el  1"  de  enero  al  01  de  diciem- 
bre de  1914.  clasificación  de  los  exámenes  finales  de  alumnos  re- 
gulares, rendidos  en  la  escuela  de  comercio  anexa,  asistencia  de 
profesores  en  los  cursos  superiores  durante  el  año  i\)\\. 

Saludo  al  señor  rector  con  toda  consideración. 

(i.  Rodríguez  Etchart. 
Ricardo  Levene. 


3<t 


ACADEMIA  DE  DERECHO  Y  CIENCIAS    SOCIALES 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  PEDRO  OLAECHEA  Y  AMORTA 


DISCURSO  DEL  DOCTOR  PEDRO  OLAECHEA  Y  ALCORTA 

Señores  académicos  : 

Debo,  ante  todo,  expresaros  mi  más  íntimo  reconocimiento 
por  el  alto  honor  que  os  habéis  dignado  discernirme,  al  hacerme 
miembro  de  esta  ilustre  corporación.  Van  á  cumplirse  treinta  y 
ocho  años  del  día  en  que  me  recibí  de  abogado  en  las  aulas  de 
la  Facultad  de  derecho  y  ciencias  sociales  de  esta  capital,  y  ahora 
puedo  daros  cuenta  del  fruto  que  he  recogido  de  su  enseñanza, 
y  del  provecho  que  ésta  me  ha  reportado  en  mi  carrera  en  la 
magistratura  y  en  la  política.  Y  si  bien  es  cierto  que  tengo  la 
satisfacción  de  encontrar  á  mis  respetados  maestros,  el  doctor 
Manuel  Obarrio  y  el  doctor  David  de  Tezanos  Pinto,  no  lo  es 
menos  que  veo  con  pena  el  vacío  dejado  por  la  desaparición  de 
otros  eminentes  profesores,  como  los  doctores  José  María  Mo- 
reno, Juan  Manuel  Estrada,  Antonio  Malaver,  Vicente  Fidel  Ló- 
pez, Onésimo  Leguizamón  y  Pedro  Goyena. 

No  os  causará  sorpresa,  señores  académicos,  que  os  venga  á 
hablar  especialmente  de  la  judicatura.  El  tema  es  siempre  inte- 
resante y  digno  de  ocupar  la  atención  de  la  academia,  desde 
que  ésta  ha  de  procurar  el  adelanto  de  la  jurisprudencia  que 
aquélla  establece  en  sus  fallos.  Me  disculparéis,  por  tanto,  que 
al  tratar  este  asunto  haya  de  repetir,  una  vez  más,  verdades 

AKT.     ORIG.  XIXI-33 


346  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

que  es  útil  recordar,  y  que  deben  grabarse  con  caracteres  inde- 
lebles en  el  espíritu  de  todos  los  que  tienen  el  honor  de  ejercer 
la  noble  profesión  de  la  magistratura. 

ningún  pueblo  podrá  conquistar  un  puesto  eminente  en  el 
concierto  de  las  naciones  civilizadas,  sino  instituye  de  manera 
eficiente  su  administración  judicial.  Con  todo  fundamento  con- 
signaron los  autores  de  nuestra  ley  fundamental,  en  el  preám- 
bulo de  la  misma,  como  uno  de  los  fines  primordiales  de  la 
legislación,  la  necesidad  de  «  afianzar  la  justicia  ».  Mientras  este 
propósito  no  se  cumpla,  jamás  ha  de  tenerse  asegurada  la  liber- 
tad, ni  podrán  cumplirse  los  otros  fines  especificados  en  el 
preámbulo  de  nuestra  constitución.  Pues,  bien,  la  justicia  ha 
de  afianzarse  sólo  con  una  regular  y  completa  organización  de 
la  administración  judicial. 

Axiomático  es  que  los  derechos  del  hombre  no  tienen  efecti- 
vidad donde  no  existen  verdaderos  jueces.  Faltos  de  suficientes 
seguridades,  los  ciudadanos  se  hallan  en  tal  caso  coartados  para 
el  amplio  desenvolvimiento  de  sus  iniciativas.  En  suma,  si  que- 
remos radicar  en  nuestro  país  las  conquistas  de  la  civilización, 
necesitamos  asegurar  primeramente  á  todos  sus  habitantes  los 
beneficios  de  la  justicia,  que  se  traducen  en  garantías  para  la 
vida  social,  en  estímulos  para  el  comercio  y  las  industrias,  y  en 
el  apoyo  de  todas  las  fuerzas  morales  y  económicas  que  cons- 
tituyen la  grandeza  de  las  naciones,  cuyo  desarrollo  se  produce 
bajo  la  égida  de  la  paz  que  aquélla  engendra. 

En  la  economía  del  gobierno  libre,  el  funcionamiento  eficaz 
del  poder  ejecutivo  y  del  poder  legislativo  reposan  sobre  la 
acción  del  poder  judicial.  De  ahí  que  éste  sea  acaso  el  más  in- 
dispensable de  los  tres  poderes  públicos.  Puede  ocurrir,  en  un 
determinado  momento  histórico,  que  ni  el  ejecutivo  ni  el  legis- 
lativo sean  intérpretes  completamente  fieles  de  los  intereses  y 
anhelos  del  pueblo,  ó  bien  que  se  sientan  ofuscados  por  las  pa- 
siones políticas  ó  por  otras  causas.  En  estos  casos,  sus  actos  po- 
drían comprometer  la  libertad  y  los  derechos  de  los  ciudadanos, 
sino  interviniese  el  poder  judicial,  cuando  fuera  requerido,  con 
la  debida  ecuanimidad  y  energía.  Así,  en  último  término,  este 
poder  ha  de  constituir  la  más  sólida  salvaguardia  del  derecho 
y  de  la  ley,  siendo,  como  es,  el  intérprete  último  y  genuino  de 


RECEPCIÓN  DELvDOCTOR  OLAECHEA  "S  ALCOHTA  347 

la  constitución.  ¿  De  qué  nos  valdría  el  tener  la  constitución 
más  liberal  y  las  leyes  más  nobles  y  adecuadas,  si  no  dispusié- 
ramos de  los  medios  necesarios  para  hacerlas  respetar  y  cum- 
plir ? 

Sabido  es  —  y  la  observación  más  ligera  lo  demuestra  —  qué 
existe  una  tendencia  constante,  en  todo  poder,  á  ensanchar  la 
esfera  de  su  acción,  en  detrimento  de  los  otros  poderes  del  es- 
tado. Así,  el  Poder  ejecutivo  y  el  legislativo  pueden  extralimi- 
tarse, invadiendo  dominios  que  no  les  pertenecen,  con  grave 
peí- juicio  del  interés  general  y  de  los  intereses  particulares.  La 
acción  del  poder  judicial  debe  entonces  contenerlos,  dentro  de 
su  órbita  respectiva,  lo  cual  demuestra  su  importancia  y  tras- 
cendencia como  poder  regulador.  Siendo  esto  así,  fácilmente  se 
advierte  cuánto  cuidado  deben  poner  los  poderes  ejecutivo  y 
legislativo  en  la  rama  del  Senado  cuando,  en  uso  de  sus  atribu- 
ciones constitucionales,  designen  á  los  individuos  que  han  de 
desempeñar  el  augusto  ministerio  de  la  judicatura. 

Permitidme  que  me  detenga  un  momento  á  estudiar  las  condi- 
ciones que  deben  llenar  los  ciudadanos  llamados  á  desempeñar 
este  ardua  y  hermosa  función.  Desde  luego,  al  par  de  su  pre- 
paración en  la  ciencia  del  derecho,  deben  poseer  muy  singulares 
y  altas  condiciones  morales  é  intelectuales.  Si  así  no  fuera,  no 
podrían  realizar  debidamente  su  obra  social,  satisfaciendo  las 
exigencias  del  bien  público. 

El  talento  más  brillante  y  la  erudición  más  vasta,  no  serían 
suficientes  sino  los  acompañase  la  más  acendrada  probidad.  A 
este  respecto  recordaré,  una  vez  más,  cuan  sabio  y  exacto  es  el 
pensamiento  que  formuló  el  patriarca  de  la  democracia  norte- 
americana, Jorge  Washington,  cuando  dijo  :  «  La  primera  con- 
dición del  hombre  público,  como  del  privado,  es  la  probidad.  » 
Tomando  esta  palabra  en  el  sentido  más  amplio  y  comprensivo, 
ella  significa  rectitud,  moralidad,  honorabilidad,  así  en  lo  moral, 
como  en  lo  material  é  intelectual.  No  basta,  pues,  que  los  ma- 
gistrados sean  de  descollante  inteligencia  y  de  grande  ilustra- 
ción, pues,  ante  todo,  es  necesario  que  sean  probos.  Esta  es,  en 
síntesis,  la  más  indispensable  calidad  para  que  puedan  ejercer, 
entre  sus  conciudadanos,  la  difícil  misión  de  «  dar  á  cada  uno 
lo  suyo  ». 


3^8  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Para  alcanzar  el  ideal  que  debe  perseguirse  en  esta  materia, 
es  preciso  que  los  ciudadanos  que  llevan  sobre  sus  hombros  la 
toga  del  juez,  sean  austeros  en  todos  los  actos  de  su  vida.  Su 
conducta  ha  de  imponerse  como  ejemplo  de  honestidad.  No  han 
de  autorizar  ni  la  más  remota  sospecha  acerca  de  la  imparcia- 
lidad de  su  criterio.  Por  esto,  el  magistrado,  ha  de  mantenerse 
en  una  esfera  superior  á  la  de  los  mezquinos  intereses  perso- 
nales y  á  la  de  las  influencias  políticas. 

El  juez  que  respeta  su  investidura,  debe  imponerse  todos  los 
sacrificios  necesarios  para  ejercer  sus  funciones  en  forma  tal 
que  los  que  sometan  sus  cuestiones  á  su  fallo,  no  puedan  temer, 
en  caso  alguno,  fundado  temor  de  parcialidad  ó  de  apasiona- 
miento. Es  menester  repetir  que  los  magistrados  no  deben  escu- 
char los  latidos  de  su  corazón;  que  este  órgano  no  tiene  perso- 
nería ante  los  jueces,  en  quienes  debe  hablar  solamente  la  ca- 
beza. No  esta  permitido  á  los  jueces  el  obedecer  en  sus  resolu- 
ciones á  afectos  personales  ó  políticos,  porque,  de  hacerlo  así, 
faltarían  al  primordial  de  sus  deberes,  cual  es  el  conservar  en 
todo  instante  su  imparcialidad.  Como  decía  el  sabio  constitucio- 
nalista  José  Manuel  Estrada,  mi  ilustre  maestro,  ellos  «  son  los 
ministros  de  la  paz  social,  á  quienes  no  les  es  lícito  apasionarse 
de  nada,  ni  siquiera  de  la  justicia. 

No  puede  vedarse  á  los  jueces,  sin  duda,  el  trato  con  sus  seme- 
jantes. Pero  conviene  que  éste  sea  parco  y  prudente,  y  espe- 
cialmente ajeno  á  toda  intriga  ó  camarilla.  Hay  que  repetir,  al 
tratarse  de  los  jueces,  que  deben  ser  como  la  mujer  del  César. 
No  basta  que  sean  honestos;  es  preciso  que  no  inspiren  ni  una 
sospecha  en  todos  los  actos  de  su  vida.  Así  la  magistratura  se 
presenta  como  la  carrera  que  obliga  á  mayor  suma  de  austeri- 
dades, para  que  sea  digna  y  respetada  con  fundamento.  Al  se- 
leccionar á  los  hombres  que  deben  componerla,  los  poderes 
públicos,  llamados  á  designar  á  los  jueces,  han  de  proceder  con 
espíritu  levantado,  consultando  únicamente  las  verdaderas  con- 
veniencias de  la  Nación. 

Conviene  que  se  considere  también,  en  los  candidatos  á  la 
judicatura,  su  experiencia  jurídica.  «  La  ciencia  del  derecho, 
sin  la  experiencia  que  se  adquiere  en  los  tribunales  y  en  las 
audiencias,  decía  La  Roche  Falvin,  sería  semejante  á  las  prue- 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECHEA  Y  ALCORTA  349 

bas  de  las  grandes  máquinas  que  se  hacen  con  arreglo  á  modelos 
pequeños,  ó  á  los  que,  sin  haber  visto  al  enemigo,  se  han  ejer- 
citado en  combates  imaginarios.  »  Ya  Aristóteles  quería  que  el 
magistrado  fuera  desde  su  juventud  copartícipe  de  la  justicia, 
y  que  se  dirigiera  por  el  camino  de  ésta,  «  no  sólo  mediante  los 
preceptos  que  se  adquieren  en  las  escuelas,  sino  también  por 
los  ejemplos  adquiridos  en  el  foro  ».  Por  su  parte,  Poincaré,  el 
actual  presidente  de  Francia,  ha  dicho  :  «  Muchos  piensan,  es 
cierto,  que  el  arte  de  juzgar  no  requiere  ninguna  iniciación. 
Algunos  conocimientos  jurídicos,  buen  sentido  y  tacto,  es  bas- 
tante, á  su  juicio,  para  ejercer  convenientemente  el  más  temi- 
ble poder  otorgado  á  los  ciudadanos  en  nombre  de  la  soberanía 
nacional.  Y,  como  nadie  cree  carecer  de  tacto,  como  el  sentido 
común  es,  si  no  la  cualidad  más  extendida,  por  lo  menos  la  que 
todo  el  mundo  se  concede  sin  dificultad  alguna,  como,  en  fin, 
es  raro  que  nos  declaremos  totalmente  ignorante  de  las  leyes, 
siempre  encontramos  en  un  país  hombres  de  buena  voluntad 
que  distraen  sus  ocios  en  juzgar  á  los  jueces  y  á  los  juicios.  » 

Los  grandes  sacrificios  que  exige  la  judicatura  á  quienes  la 
ejercen,  hallan  su  principal  estímulo  y  recompensa,  en  el  pro- 
pio ejercicio  de  las  funciones  judiciales.  No  obstante,  conviene, 
desde  todo  punto  de  vista,  asegurar  la  independencia  econó- 
mica del  juez.  El  Estado  debe  retribuirle  suficientemente,  para 
que  vívíi  de  acuerdo  con  su  rango. 

Puede  citarse  como  un  modelo  la  organización  de  la  justicia 
inglesa.  «  Todo  contribuye  —  dice  un  autor  moderno,  González 
Revilla  —  á  hacer  de  la  magistratura  inglesa  un  cuerpo  único, 
empezando  por  el  método  de  reclutarla.  Los  jueces  son  elegidos 
de  entre  las  eminencias  del  foro,  siendo  necesarios  diez  años  de 
ejercicio  para  entrar  en  la  Corte  suprema  y  siete  años  para 
ser  juez  de  una  corte  de  condado.  Naturalmente,  llevan  á  sus 
funciones  la  ciencia  y  la  experiencia  que  han  adquirido  en  su 
carrera,  como  milicia  sólo  compuesta  de  veteranos  bien  pro- 
bados en  los  combates,  y  ostentan  la  doble  autoridad  del  re- 
nombre y  del  talento.  Su  nombramiento  es  una  especie  de  con- 
sagración; es  confirmativo,  no  declarativo.  En  Inglaterra,  como 
en  los  demás  países,  no  son  extrañas  la  política  y  el  favor  al 
nombramiento  de  los  magistrados;    liberales  y  conservadores, 


35o  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

se  acuerdan  de  sus  amigos  cuando  están  en  el  poder;  pero,  aún 
guiada  la  elección  por  estas  preferencias,  no  puede  salir  de 
ciertos  límites,  y  pocas  veces  designa  á  quien  no  es  digno,  ate- 
nuándose así  las  imperfecciones  de  la  humana  condición.  Aparte 
de  esto,  el  juez  inglés  no  está  deslumhrado  por  la  molesta  pers- 
pectiva del  ascenso;  no  es  que  ocupe  toda  su  vida  el  mismo 
puesto,  pero  al  menos  no  pasa  de  las  jurisdicciones  inferiores 
á  las  superiores;  el  ascenso  no  tiene  lugar  sino  entre  los  jueces 
de  estas  últimas,  y  no  es  más  que  honorífico,  pues  la  remunera- 
ción sigue  siendo  la  misma,  á  excepción  de  raros  puestos  muy 
elevados.  Así  el  juez  está  libre  de  la  fascinación  que  ejerce  la 
capital  sobre  los  tribunales  de  provincia;  ni  tiene  que  levantar 
la  cabeza,  ni  tiene  que  bajarla,  posturas  ambas  igualmente  da- 
ñosas á  la  buena  administración  de  justicia,  digna  y  cómoda 
situación  profesional.  » 

Para  darse  cuenta  cabal  de  la  acción  eficaz  ejercida  por  los 
jueces  en  la  sociedad,  basta  fijar  un  momento  la  atención  en  el 
fenómeno  del  aumento  de  la  población.  Se  ha  dicho  con  verdad 
que  los  países,  como  el  nuestro,  dotados  de  grandes  superficies 
territoriales  aún  desiertas  ó  escasamente  pobladas,  son  «  países 
de  inmigración  ».  Hay,  pues,  que  atraerla,  para  fomentar  la 
grandeza  nacional.  Y  bien,  (j  no  es  acaso  un  aliciente  positivo, 
para  que  vengan  á  cultivar  nuestro  suelo  hombres  útiles,  el 
ofrecerles  las  indispensables  garantías  de  la  acción  benéfica  de 
la  justicia  ?  (;  Podrían,  por  ventura,  acumular  fortuna,  hacerse 
una  posición  y  fundar  una  familia,  si  no  hubieran  jueces  que 
impusieran  el  respeto  á  la  vida,  al  honor  y  á  la  propiedad  de 
todos  los  habitantes  del  país  ?  Mientras  no  se  cumpla,  la  ley  es 
letra  muerta,  y  sólo  ha  de  cumplirse  allí  donde  hay  magistrados 
que  saben  aplicarla  sabia  y  ecuánimemente.  Si  queremos,  pues, 
poblar  nuestras  tierras  desiertas  y  convertirlas  en  emporios  de 
riqueza,  es  necesario  que  tengamos  la  persuación  de  que  el  me- 
jor modo  de  conseguirlo  es  mantener  una  buena  administración 
de  justicia. 

Frecuentemente  se  ha  argumentado  contra  el  ensanche  y  la 
mejor  remuneración  de  la  administración  de  justicia,  diciendo 
que  implica  gravar  excesivamente  los  gastos  del  estado.  Se  ol- 
vida que  este  aumento  de  gastos  ha  de  producir,  por  modo  indi- 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECIIEA  \   ALCORTA 


35  r 


recto,  un  mucho  mayor  aumento  en  la  riqueza.  El  beneficio  que 
reporta,  compensa  ampliamente  las  erogaciones.  El  propio  cri- 
terio fiscal,  sana  y  sensatamente  entendido,  debía  propender  á 
que  no  se  omitiese  sacrificios  para  alcanzar  el  alto  fin  de  mejorar 
la  administración  de  justicia. 

La  acción  de  la  judicatura  es  también  la  más  trascendental 
desde  el  punto  de  vista  propiamente  político.  Á  los  jueces,  en. 
efecto,  incumbe  en  dar  sanción  y  el  hacer  efectivos  todos  los 
derechos  y  garantías  que  las  leyes  reconocen  á  los  ciudadanos. 
Además,  por  la  legislación  electoral  vigente,  los  jueces  tienen 
una  intervención  eficaz  en  el  proceso  electoral,  como  una  garan- 
tía de  imparcialidad.  De  ahí  la  necesidad  de  que  se  mantengan 
completamente  alejados  de  los  partidos  y  luchas  de  la  demo- 
cracia. Aparte  de  las  incompatibilidades  jurídicas,  existen  in- 
compatibilidades morales,  que  deben  respetarse  en  todos  los 
casos.  Nacen  éstas,  más  que  de  la  ley  positiva,  de  la  esencia  mis- 
ma de  las  funciones  judiciales.  En  todo  caso,  están  virtualmente 
contenidas  en  el  levantado  espíritu  de  la  Constitución  nacional, 
que  es  «  la  ley  de  las  leyes  ». 

No  es  necesario  que  la  constitución  ni  ley  alguna  estatuya 
que  no  es  lícito  á  los  jueces  el  comerciar,  porque  esto  se  des- 
prende de  la  naturaleza  de  sus  funciones.  Imposible  les  sería 
juzgar  los  litigios  con  imparcialidad  suficiente,  si  estuvieran 
directamente  vinculados  á  intereses  mercantiles.  Además,  ocu- 
paciones de  este  género,  les  quitarían  el  tiempo  indispensable 
para  atender  al  despacho  y  fallar  maduramente  las  causas. 
Puede  decirse  que  el  ejercicio  de  la  magistratura  exige  una  con- 
sagración de  todos  los  momentos. 


Señores  académicos  : 

Llevado  por  mi  temperamento,  por  mis  estudios  y  por  mi 
experiencia,  he  creído  oportuno  tratar  en  esta  ocasión,  de  ma- 
nera sintética,  tema  tan  alto  como  el  de  la  importancia  y  acción 
política  y  social  de  la  judicatura.  He  esbozado  también  mi  con- 
cepto de  la  personalidad  moral  de  los  jueces,  teniendo  en  cuenta 
el  género  de  sus  actividades  y  funciones.  Excusad  que  os  haya 


352  REVISTA  DR  LA  UNIVERSIDAD 

hablado  de  un  asunto  que  todos  conocéis,  pues,  al  pronunciar 
este  discurso,  he  querido  ante  todo  cumplir  con  una  obligación 
reglamentaria,  conciliándola  con  el  interés  permanente  de  la 
materia. 

Aplicando  ahora  las  ideas  generales  expuestas  á  la  organi- 
zación de  nuestra  administración  de  justicia,  veamos  primero 
las  formas  adoptadas  por  la  federal  ó  nacional.  Ella  data  del 
año  de  i863,  en  que  se  dictó  la  ley  número  5o,  llamada  de  Jus- 
ticia federal,  que  estableció  la  Suprema  corte  federal  y  los  juz- 
gados de  sección,  uno  en  cada  provincia. 

Tal  organización  subsistió  hasta  el  año  1902,  en  que  se  crea- 
ron las  cámaras  federales  de  apelación,  como  tribunales  inter- 
medios entre  la  Suprema  corte  y  los  juzgados  federales.  Esta 
descentralización  en  el  orden  federal  se  produjo  con  algún  re- 
tardo. Desde  veinte  años  atrás  se  habían  hecho  gestiones  en  este 
sentido.  El  juez  federal  de  la  provincia  de  Santiago  del  Estero 
había  manifestado  en  repetidas  ocasiones  al  ministerio  de  Jus- 
ticia, como  se  registra  en  las  memorias  de  dicho  ministerio, 
la  conveniencia  de  crear  esos  tribunales  intermedios. 

Desde  que  aumentaba  el  número  de  causas  y  litigios  en  todos 
los  tribunales  federales  de  la  República,  lógicamente  debía  pro- 
ducirse un  aumento  creciente  en  las  apelaciones  y  los  juicios 
que  se  tramitaban  en  los  juzgados  federales.  En  igual  proporción 
venían  á  crecer,  por  consiguiente,  los  asuntos  elevados  en  ape- 
lación á  la  Suprema  corte  nacional,  único  tribunal  de  apelación. 
Forzoso  resultado  de  tal  aumento,  fué  que  se  retardara  el  des- 
pacho de  ese  alto  tribunal;  que,  en  el  mejor  de  los  casos,  des- 
empeñando una  labor  fecunda,  no  podía  disponer  del  tiempo 
suficiente  para  resolver  el  cúmulo  de  asuntos  sometidos  á  su 
fallo,  con  la  celeridad  apetecible.  Consecuencia  necesaria  de  esto 
fué  cierta  inevitable  morosidad  en  la  resolución  definitiva  de  las 
causas.  De  este  modo,  pasados  casi  cuarenta  años  desde  la  crea- 
ción de  la  justicia  federal,  hubo  también  que  ensancharla,  con 
la  creación  de  las  cámaras  federales  de  apelación,  activando  así 
el  despacho  de  los  asuntos  del  fuero  federal. 

En  cuanto  á  la  administración  de  justicia  de  esta  capital, 
puede  considerarse  que  hoy  tiene  una  organización  que  res- 
ponde igualmente  á  las  exigencias  del  buen  servicio  público. 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECHEA  Y  ALCORTA  353 

Con  las  cámaras  y  con  los  numerosos  juzgados  de  primera  ins- 
tancia en  lo  civil,  en  lo  comercial  y  en  lo  criminal  y  correccio- 
nal y  de  instrucción^  procede  afirmar  que  la  justicia  se  expide 
con  relativa  celeridad.  Las  demoras  se  deben  muchas  veces,  más 
que  á  la  falta  de  jueces,  á  ciertos  recursos  usados  por  los  liti- 
gantes de  mala  fe,  y  también  á  ciertas  imperfecciones  de  la 
legislación  procesal.  Así,  pues,  si  no  hemos  llegado  al  ideal  en 
esta  materia  —  «justicia  pronta  y  eficaz»  —  podemos  pensar 
que  nos  aproximamos  al  mismo. 

Sólo  falta  ahora  organizar  la  justicia  de  paz  de  esta  capital 
que,  por  desgracia,  no  ha  alcanzado  la  que  debe  dársele,  si  se 
han  de  llenar  las  legítimas  aspiraciones  de  los  litigantes  de  me- 
nor cuantía.  No  ha  de  olvidarse  que  éstos  son  los  más,  quizá 
también  no  los  menos  necesitados.  Sobre  este  tema,  corresponde 
sostener  la  conveniencia  de  la  justicia  letrada  de  primera  ins- 
tancia y  el  establecimiento  de  las  cámaras  de  apelación  de  paz. 
De  tal  modo,  esta  rama  de  la  administración  de  justicia,  for- 
mará un  organismo  completo.  Los  litigios  que  se  inicien  en  los 
juzgados  de  paz  terminarán  en  las  cámaras  de  paz,  con  la  rapi- 
dez necesaria. 

El  proyecto  que  existe  al  respecto,  ha  sido  atacado  con  el 
argumento  de  la  economía.  Sostengo  que  tal  argumento  es  erró- 
neo. En  efecto,  no  se  requiere  esforzar  al  razonamiento  para 
comprender  que  el  mayor  gasto  que  importaría  la  creación  de 
las  cámaras  de  paz,  sería  ampliamente  compensado  por  el  de 
la  venta  de  papel  sellado.  Este  fenómeno  se  produciría  como 
consecuencia  necesaria  del  mayor  movimiento  en  esta  rama  de 
la  administración  de  justicia,  que  sería  estimulado  por  la  más 
rápida  expedición  de  los  litigios.  Por  otra  parte,  hay  conve- 
niencia general  en  insistir,  siempre  que  la  oportunidad  se  pre- 
sente, en  que  toda  erogación  que  haga  el  Estado  para  mejorar 
la  administración  de  justicia,  será  siempre  la  más  justificada  y 
provechosa. 

Según  he  dicho,  pienso  que  la  judicatura  debe  ser  bien  retri- 
buida, sobre  todo  en  un  país  donde  la  vida  es  cara.  Siguiendo  el 
ejemplo  de  Inglaterra,  ha  de  asegurarse  la  completa  indepen- 
dencia económica  de  los  jueces.  Conviene  que  puedan  vivir  de 
acuerdo  con  su  posición  y  funciones,  y  que  la  necesidad  no  los 


354  REVISTA   DE  I,A   UNIVERSIDAD 

haga  sentir  jamás  la  malsana  tentación  de  arriesgar  su  crédito 
ó  su  capital  en  negocios  y  otras  especulaciones.  Para  esto  ha  de 
establecerse  una  adecuada  escala  de  sueldos,  que,  en  mi  opinión, 
podría  ser  la  siguiente  :  tres  mil  pesos  moneda  nacional  men- 
suales para  los  ministros  de  la  Suprema  corte;  dos  mil  qui- 
nientos para  los  miembros  de  todas  las  cámaras  de  apelaciones; 
igual  sueldo  para  los  jueces  de  primera  instancia;  mil  quinien- 
tos para  los  agentes  fiscales;  igual  sueldo  para  los  defensores 
de  menores;  mil  para  los  defensores  de  ausentes  y  de  pobres, 
é  igual,  sueldo  para  los  secretarios. 

Bien  organizados  los  tribunales  y  elegidos  con  acierto  y  sufi- 
cientemente retribuidos  los  magistrados,  realizaremos  el  ideal 
de  una  administración  judicial  más  ó  menos  perfecta.  Afian- 
zada la  justicia,  se  llenarán  los  demás  fines  consignados  en  el 
preámbulo  de  la  Constitución  :  «  constituir  la  unión  nacional, 
promover  el  bienestar  general  y  asegurar  los  beneficios  de  la 
libertad,  para  nosotros,  nuestra  posteridad  y  todos  los  hombres 
del  mundo  que  quieran  habitar  nuestro  suelo  ».  El  derecho  se 
hará  efectivo  siempre  inequívocamente,  y  la  ley,  bien  interpre- 
tada y  aplicada  de  acuerdo  con  el  bello  lema  de  esta  academia, 
será  la  verdadera  luz  de  la  civilización  argentina.  Lex  sed  lux. 

«  El  poder  judicial  interviene  silenciosamente,  pero  interviene 
día  por  día  en  la  vida  interior  de  los  estados,  no  solamente  re- 
solviendo las  cuestiones  suscitadas  por  el  interés  privado,  sino 
haciendo  efectivos,  con  sus  fallos,  según  la  expresión  de  Kent, 
los  poderes  de  la  nación.  Es,  mediante  esta  intervención  sigi- 
losa, que  tiene  aplicación  práctica  é  impera  en  la  vida  real, 
la  cláusula  que  declara  ser  la  constitución  y  las  leyes  del  Con- 
greso, la  ley  suprema  de  la  Nación ;  de  tal  manera,  que  no 
pueden  ser  violadas  respecto  de  ningún  hombre  en  la  tierra 
argentina,  las  declaraciones,  derechos  y  garantías  que  aquélla 
ha  consignado.  » 

Al  terminar  esta  modesta  exposición,  os  reitero,  señores  acadé- 
micos; la  expresión  de  mi  reconocimiento  por  el  honor  discer- 
nido, así  como  espero  de  vuestra  benevolencia,  sabréis  escusar 
las  deficiencias  de  mi  trabajo. 

He  dicho. 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECUEA  Y  ALCORTA  355 


DISCUHSO  DEL  DOCTOR  ERNESTO  QLESADV 

Señores  : 

Hónrase  hoy  la  Academia  de  derecho  y  ciencias  sociales  reci- 
biendo con  palio  en  su  seno,  como  individuo  de  la  misma,  al 
presidente  de  la  Academia  de  ciencias  económicas.  El  discurso 
que  acaba  de  pronunciar,  en  calidad  de  académico  electo,  le 
pinta  de  cuerpo  entero,  mostrándonos  que  la  fase  que  de  su  vida 
más  le  llena  y  derrama  sobre  toda  grandeza,  es  la  que,  durante 
cerca  de  un  cuarto  de  siglo,  dedicó  al  ejercicio  de  la  magistra- 
tura, y  la  cual  en  blanca  piedra  su  nombre  inscribe;  y  eso  que 
la  política  fué  objeto  de  sus  primeros  amores  y  lo  es  hoy  de 
su  pasión  de  hombre  maduro,  yéndosele  visiblemente  el  alma 
por  ella;  como,  á  su  vez,  á  la  educación  pública  aplicó  en  todo 
tiempo  el  ánimo  con  especial ísima  dedicación,  en  su  doble  cali- 
dad de  profesor  y  de  autoridad  dirigente.  En  plena  juventud 
comenzó  á  desempeñar  las  funciones  de  juez  y  dejólas  cuando, 
al  llegar  al  medio  siglo,  el  participar  en  el  gobierno  de  sus 
conciudadanos  desde  las  bancas  legislativas  le  alborotó  la  sua- 
vidad del  alma  y  sedujo  su  espíritu  reposado,  en  el  cual  cuaja- 
ban y  granaban  las  virtudes  por  la  larga  y  fecunda  experiencia 
de  administrar  justicia  sin  interrupción. 

La  política  le  fué  propicia  desde  sus  primeros  pasos  :  había 
pasado  apenas  de  los  veinte  años  cuando  ya  ocupaba  una  banca 
en  la  legislatura  de  su  provincia  y,  al  poco  andar,  dirigía  su  go- 
bierno como  ministro.  ¿  Por  qué  abandonó  tan  seductor  co- 
mienzo para  ingresar  en  la  magistratura,  iniciándose  nada  menos 
que  como  presidente  del  superior  tribunal  provincial  ?  No  es 
fácil  adivinarlo,  pero  quizá  parecióle  que  instituía  así  con  más 
sosiego  la  vida  y  le  convidó  con  suavidad  de  labios  y  lisonja  esa 
brusca  transición,  casi  sin  haberle  dado  tiempo  para  ejercer  su 
profesión  de  abogado,  pues  al  año  de  doctorarse  ocupó  ya  tan 
encumbrada  posición  judicial  :  sin  duda,  una  decidida  voca- 
ción llevólo  al  sitial  del  magistrado,  con  plena  conciencia  de  la 
majestad  de  sus  funciones  y  del  sacrificio  que  su  ejercicio  im- 


356 


HEVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


plicaba,  pues  negóse  desde  entonces  al  mundo  con  la  renuncia 
á  toda  tentación  política,  dando  momentáneamente  las  espaldas 
á  la  carrera  pública,  que  tan  halagüeñas  perspectivas  le  ofrecía. 
Pasa  en  seguida  á  la  justicia  federal  y  permanece  en  ella  el 
clásico  longum  aevi  spatium,  con  tal  firmeza  de  convicción  y 
vocación  que,  por  tres  veces,  hace  dejación  de  la  candidatura 
que  al  gobierno  de  su  provincia  le  fuera  ofrecida  por  agrupa- 
ciones caracterizadas.  Pero  en  él  iban  como  por  mitad  á  la  parte 
la  judicatura  y  la  docencia,  y  tanto  en  el  Colegio  nacional  de 
Santiago  del  Estero  como  en  el  de  esta  capital,  fué  gran  maestro 
en  cátedras  diversas  :  « los  que  hemos  sido  sus  discípulos  — 
ha  dicho  uno  de  éstos  —  aún  recordamos  sus  lecciones,  llenas 
de  ciencia  y  realzadas  por  la  alta  autoridad  moral  del  profesor, 
nacida  de  su  intachable  vida  pública  y  privada.  »  No  ha  dejado, 
sin  embargo,  publicados  sus  cursos,  poniéndolos  así  en  voz  del 
pueblo,  de  modo  que  quienes  no  le  han  oído  en  el  aula  por 
fuerza  habrán  de  atenerse  al  juicio  de  los  mejores  jueces  en 
esto,  sus  propios  alumnos.  Y  es  ciertamente  sugerente  este  ras- 
go de  indiferencia  por  la  producción  libresca,  que  caracteriza 
al  nuevo  académico  :  parece  como  si  no  hubiera  querido  echar 
fama  de  lo  que  él  había  hecho  y  ha  desdeñado  coleccionar  sus 
sentencias  de  magistrado  y  sus  lecciones  de  profesor;  se  ha 
contentado  bastantísimamente  con  el  austero  cumplimiento  de 
su  deber  y  la  satisfacción  de  su  propia  conciencia.  Y,  sin  em- 
bargo, las  colecciones  de  fallos  registran  no  pocos  de  los  suyos 
y  la  fama  curialesca  los  ha  considerado  siempre  como  piezas 
jurídicas  de  valer  :  «  revelan  —  dice  uno  de  sus  biógrafos  — 
un  espíritu  ejercitado  en  la  investigación  de  la  verdad,  una  gran 
ilustración  jurídica,  dedicación  continua  á  la  ciencia  del  dere- 
cho, vocación  profunda  para  defender  los  derechos  civiles  y 
políticos.  » 

Pero  la  política,  se  nota,  es  la  sirena  seductora  que,  en  el 
fondo  de  su  alma,  ha  abrasado  siempre  su  pecho  con  incendios 
de  amor,  quizá  porque  de  su  íntimo  trato  con  ella  en  sus  pri- 
meros años  posiblemente  le  nació  un  frenesí  grande  que  no  pudo 
jamás  olvidar.  Y  aquélla  esquiva  le  pagó  pródigamente  la  deuda 
de  amor,  pues,  á  raíz  de  su  separación  de  la  carrera  judicial, 
lo  proclama  candidato  á  la  vicepresidencia  de  la  República,  lo 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECHEA  Y  ALCORTA  35" 

lleva  después  al  Congreso  como  diputado  de  su  provincia,  lo 
convierte  más  tarde  en  interventor  nacional  en  otra,  y  le  hace 
ahora  ocupar  un  puesto  en  el  Senado  de  la  nación,  é  De  dónde, 
pues,  había  de  sacar  tiempo  y  musa  para  encuevarse  en  las 
bibliotecas,  y  en  la  soledad  de  este  silencio  y  encierro  escribir 
libros,  de  borde  á  borde  llenos  de  saber  y  erudición  ?  No  se 
puede  servir  á  dos  señores  á  la  vez,  dice  el  proverbio  antiguo,  y 
la  política  es  deidad  imperativa  y  dominante  que  no  gusta  de 
la  menor  infidelidad,  por  pasajera  que  sea  :  ni  el  cultivo  de  las 
bellas  letras  ni  el  de  las  áridas  ciencias  le  son  á  veces  tolera- 
bles, pues  señorea  los  corazones  y  se  adjudica  en  propiedad, 
haciéndolos  suyos  en  todo  y  por  todo,  á  quienes  la  cortejan,  y 
sólo  así,  con  esa  plena  y  absoluta  posesión,  con  pasión  indó- 
mita que  pocas  veces  escucha  ni  obedece,  celosa  de  la  menor 
desatención,  es  que  á  su  vez  se  entrega  por  completo  y  entonces 
paga  con  creces,  dando  más  de  lo  que  debe,  el  sacrificio  que 
exige,  y,  haciendo  maravillosa  transformación,  convierte  á  sus 
adoradores  en  cabezas  de  pueblos  y  dominadores  de  los  hom- 
bres! Por  ahí  va  ahora,  extendiendo  la  vara  hasta  ponerla  de- 
recha, la  carrera  del  académico  que  hoy  recibimos  entre  nos- 
otros, osando  tentarle  quizá  por  este  modo,  no  precisamente 
para  que  sea  infiel  á  la  exigente  política,  sino  para  que  aporte 
á  nuestras  deliberaciones  tranquilas  las  luces  y  experiencias  del 
estadista,  y  disipe  un  tanto  —  sin  hacerla,  sin  embargo,  irse 
toda  en  humo  —  la  atmósfera  impregnada  con  el  polvo  de  los 
libros,  en  la  cual  vivimos  constantemente,  vivificándola  con  el 
soplo  vigoroso  del  viento  que  corre  á  bocanadas  en  las  alturas, 
oxigena  allí  los  pulmones  de  sus  moradores  y  lleva  en  sí  los 
gérmenes  de  la  vida  real,  palpitante,  intensa,  reñida  un  tanto 
con  el  color  pálido  de  los  hombres  que  viven  encorvados  sobre 
sus  libros,  encerrados  en  sus  bibliotecas  y  respirando  sólo  el 
aire  saturado  con  el  acre  perfume  de  sus  lámparas  de  estudio. 
Nuestro  nuevo  compañero  nos  hará,  en  cierto  modo,  confi- 
dentes de  esa  vida  que  muchos  de  nosotros  poco  conocemos  de 
cerca,  abriéndonos  así  los  ojos  para  ver,  ya  que  únicamente  la 
tomamos  en  cuenta  por  las  noticias  escuetas  de  los  diarios.  A  él 
no  se  le  esconde  secreto  alguno  del  arte  de  gobernar  á  los  hom- 
bres :   lleva  de  legislador  casi  tanto  tiempo  como  el  que  antes 


358  REVISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 

dedicara  á  la  magistratura,  y  puede  entonces,  con  una  expe- 
riencia abundante,  cotejar  y  pesar  fielmente  ambas  carreras,  á 
fin  de  descubrirnos  sin  rebozo  las  peculiaridades  de  su  diferente 
orientación.  Espero  que  lo  ha  de  hacer  con  fruto  verdadero 
para  nuestros  trabajos.  Y  es  de  ello  garantía  cabalmente  lo  que 
acaba  de  decirnos  acerca  de  la  importancia  y  acción  política  y 
social  de  la  magistratura,  porque  ha  levantado  el  velo  del  mis- 
terio y  revelado  en  qué  consiste  el  secreto  de  la  carrera  judicial. 
Y  si  bien  tan  flaca  es  nuestra  capacidad  que  tenemos  por  maes- 
tros á  nuestros  errores,  podemos  en  este  caso,  por  la  índole  de 
los  estudios  de  esta  Academia  y  la  composición  de  sus  miembros, 
considerarnos  habilitados  para  apreciar  la  exposición  oída.  Y 
como  la  vemos  hecha  de  mano  maestra,  sin  mayor  esfuerzo  da- 
remos crédito  á  nuestro  nuevo  compañero,  de  que  sus  próximos 
coloquios  de  legislador  y  político,  han  de  ser  tan  fundados  y 
admirables  como  la  pintura  que,  cual  hecha  á  compás  y  cordel, 
ha  trazado  de  la  magistratura. 

«  Fácilmente  se  advierte  —  dice  con  la  autoridad  que  le  da 
su  carácter  de  presidente  de  la  comisión  de  acuerdos  para  de- 
signaciones judiciales,  en  el  Senado  de  la  Nación  —  cuánto  cui- 
dado deben  poner  los  poderes  ejecutivo  y  legislativo  cuando, 
en  uso  de  sus  atribuciones  constitucionales,  designen  á  los  indi- 
viduos que  han  de  desempeñar  el  augusto  ministerio  de  la  judi- 
catura. »  c  Y  cuáles  son  las  condiciones  que  de  ellos  exige  ? 
«  Desde  luego  —  dice  —  al  par  de  su  preparación  en  la  ciencia 
del  derecho,  deben  poseer  hoy  singulares  y  altas  condiciones 
morales  é  intelectuales  :  el  talento  más  brillante  y  la  erudición 
más  vasta  no  serían  suficientes  si  no  los  acompañase  la  más 
acendrada  probidad;  esta  es,  en  síntesis,  la  más  indispensable 
calidad  para  que  puedan  ejercer,  entre  sus  conciudadanos,  la 
difícil  misión  de  dar  á  cada  uno  lo  suyo.  »  Muy  bien  dicho. 
Quizá  —  mirando  como  por  celosías  y  por  resquicios  —  podría 
observarse  que  la  probidad  es  un  deber  de  cada  uno  y  no  una 
calidad,  mientras  que  el  talento  y  la  erudición  no  son,  ni  pueden 
ser,  el  patrimonio  de  todos;  pero,  sin  duda,  las  tres  condiciones 
deben  aunarse  íntimamente  en  este  caso,  y  el  juez  ideal  es  el 
que  pueda  ostentarlas  con  igual  intensidad,  pues  si  unas  son 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECHEA  Y  ALCORTA  35g 

más  acentuadas  que  las  otras,  difícilmente  podrá  levantarse  su 
corazón  en  su  altura  y  como  empinarse  sobre  la  coronilla  de 
las  estrellas,  lo  que  explica  cómo,  en  la  serie  forzosamente  nu- 
merosa de  miembros  del  poder  judicial,  no  todos  brillan  con 
idéntica  luz,  aun  cuando  no  se  les  pueda  imputar  que  carezcan 
de  aquellas  condiciones,  prohijándoles  el  descuido.  Porque  los 
demás  atributos,  que  el  discurso  que  acabamos  de  oir  detalla 
en  seguida,  consecuencia  son  de  dicho  punto  de  partida  :  «  no 
ha  de  autorizar  —  agrega  —  ni  la  más  remota  sospecha  acerca 
de  la  imparcialidad  de  su  criterio  »,  es  decir,  tiene  que  cumplir 
con  su  deber  de  probidad,  siendo  así  que  los  sacrificios  que  ello 
le  cueste  no  constituyen  mérito,  porque  no  lo  hay,  ni  debe  ha- 
berlo, en  ajustarse  al  extremo  de  su  obligación,  respondiendo 
como  debe  á  su  oficio.  Así,  sabido  es  que  en  todo  asunto  que  se 
falla  por  fuerza  hay  dos  partes  que  opinan  de  modo  diametral- 
mente  opuesto  y  la  sentencia,  al  decidir  en  una  ú  otra  forma, 
evidentemente  ha  de  chocar  con  el  sentir  de  quien  crea  lo  con- 
trario :  no  siempre  —  y  esto  parece  desgraciadamente  ser  hu- 
mano, muy  humano  —  la  parte  vencida  se  resigna,  sino  que  pro- 
testa y  prefiere  atribuir  su  denota  á  ignorancia,  por  lo  menos, 
cuando  no  á  supuesta  malevolencia  del  magistrado,  quien  viene 
así  á  recibir  los  desprecios  en  cuenta  de  aplausos.  Y,  entonces, 
cuanto  más  importantes  son  los  intereses  materiales  ó  morales 
comprometidos  en  el  litigio,  mayor  es  la  virulencia  del  ataque 
al  juez,  á  quien  se  embiste  con  saña,  tratando  de  llevarle  la 
cabeza  de  un  cañonazo;  y  como,  una  vez  fallado  en  última  ins- 
tancia un  pleito,  no  cabe  volver  judicialmente  sobre  él,  la  parle 
vencida  se  desquita  en  otro  terreno,  haciéndole  pagar  por  el 
pecado,  y  comienza  el  venticello  clásico  á  soplar  desapercibido 
hasta  que  se  convierte  en  el  formidable  colpo  di  cánnone  del 
inmortal  Barbero  :  aguzan  así  contra  él  sus  lenguas  y  hacen  á 
la  verdad  violencia.  El  juez  no  pocas  veces  bien  ajeno  está  de 
todo,  pues  ignora  en  absoluto  cosa  semejante,  porque  sus  fun- 
ciones lo  absorben  y  no  le  permiten  asistir  con  gran  frecuencia 
á  los  centros  de  reunión,  donde  se  elabora  esa  transformación 
de  la  insinuación  calumniosa.  Nuestro  colega,  sin  embargo,  nos 
dice  :  « los  jueces  deben  ser  como  la  mujer  de  César  :  no  bas- 
ta que  sean  honestos,  es  preciso  que  no  inspiren  ni  una  sospecha 


3Go  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

en  todos  los  actos  de  su  vida.  »  Pero  c  no  están  acaso  llenas  las 
carpetas  de  las  comisiones  del  Congreso  con  acusaciones  capri- 
chosas á  jueces,  provenientes  de  litigantes  enconados  que  no 
vacilan  en  levantar  sospechas  de  cualquier  sombra,  maliciando 
las  acciones  y  designios,  con  el  evidente  propósito  de  mancillar 
la  reputación  de  aquéllos,  no  imputándoles  directamente  acto 
alguno,  sino  dejando  entreverlos,  y,  como  dice  el  novelista  fran- 
cés, jettant  tout  doucement  de  l'huile  sur  le  ¡en  ?  El  nuevo  acadé- 
mico, por  su  experiencia  como  juez  y  como  legislador,  es  en 
esto  todo  ojos  lucidísimos  que  lo  ven  todo,  de  modo  que  sabe 
muy  biei,  cuan  tristemente  exacto  es  ello.  Ciertamente  el  magis- 
trado de  vocación  desdeña  tales  artimañas  y  burla  el  golpe 
mostrando  no  sentirle  :  la  altivez  de  su  carácter  y  la  conciencia 
de  haber  cumplido  con  su  deber  le  bastan  y  sobran  para  pres- 
cindir de  estas  miserias,  que  son  frecuentemente  los  gajes  for- 
zosos del  oficio.  Pero  cuanta  amargura  no  implica  ello  á  las 
veces,  pues  donde  quiera  que  va  halla  estorbos  y  peligros  har- 
tos, sobre  todo  cuando  es  menester  encerrarse  en  el  silencio  y 
el  mutismo,  oponiendo  á  la  calumnia  simplemente,  como  res- 
puesta, la  serenidad  imperturbable  en  la  continuación  del  des- 
empeño de  sus  funciones.  El  corazón  más  templado  se  lacera  y 
la  voluntad  más  enérgica  suele  ílaquear,  pues  córtase  de  esa 
suerte  fácilmente  la  trama  del  vivir  :  los  sufrimientos  morales 
son  tanto  más  considerables  cuanto  que  jamás  deben  dejar  adi- 
vinarse, para  que  nadie  caiga  en  lo  que  puedan  significar,  por 
más  que  ello  represente  consumir  indefectiblemente  la  vitalidad 
misma.  Por  eso  no  debe  abrazar  la  carrera  de  la  magistratura 
sino  quien  tenga  por  ella  decidida  vocación,  pues  es  menester 
sacrificarla  todo  :  familia,  amigos,  afectos,  tranquilidad,  hasta 
la  opinión  de  los  indiferentes...  Tan  es  esto  así,  que  un  eminente 
magistrado  ha  dicho,  en  ocasión  solemne  :  «  los  cargos  judi- 
ciales constituyen  una  especie  de  sacerdocio,  que  requiere  la 
consagración  de  toda  la  vida;  no  bastan  al  magistrado  un  talento 
claro,  el  conocimiento  general  del  derecho  y  el  buen  sentido  : 
para  desempeñar  sus  funciones  necesita  entrar  en  investigacio- 
nes jurídicas,  profundas  y  no  interrumpidas;  ser  de  penetra- 
ción y  de  espíritu  exacto;  adquirir  hábitos  especiales,  entre  ellos 
el  de  examinar  con  paciencia,  durante  horas,  relaciones  de  he- 


RECEPCIÓN   DEL  DOCTOR  OLAECI1EA  Y  ALCORTA  36  I 

chos  complicados,  encontrar  fácilmente  su  enlace  para  combi- 
narlos, distinguir  con  ojo  práctico  lo  que  es  verdad  de  lo  que, 
no  siéndolo,  se  presenta  artificiosamente  con  sus  atavíos ;  no  caer 
en  los  extremos  de  una  confianza  indiscreta  ó  de  una  inmotivada 
desconfianza;  no  dejarse  arrastrar  por  la  elocuencia  de  los  abo- 
gados, distinguiendo  lo  que  hay  de  sólido  en  sus  alegatos  de  lo 
que  tiene  apariencia  de  serlo;  y,  por  último,  sacrificar  sus  opi- 
niones individuales  ante  la  ley,  sobreponiéndose  al  impulso  que 
naturalmente  lleva  al  hombre  á  decidir,  según  su  propio  criterio, 
las  cuestiones  que  es  llamado  á  resolver  :  estas  cualidades,  estos 
hábitos,  se  forman  principalmente  con  la  práctica  de  juzgar.  » 
Sólo  el  transcurso  del  tiempo  es,  pues,  la  piedra  de  toque  de  la 
excelencia  de  un  magistrado  :  porque  nada  resiste  al  cumpli- 
miento constante  del  deber,  ya  que  ello  es  como  acero  y  reba- 
tirá los  golpes.  Los  litigantes  vencidos  y  que,  en  el  primer  im- 
pulso de  su  cólera,  no  titubearon  en  usar  de  toda  clase  de  armas 
contra  el  juez  cuya  sentencia  les  fué  adversa,  no  hacen  mella  en 
el  ánimo  de  los  ecuánimes,  sino  que  dejan  la  impresión  de  que 
su  actitud  no  es  razonable  sino  apasionada;  la  conducta  imper- 
turbable del  magistrado  que  sigue  administrando  justicia  con 
toda  la  sinceridad  de  su  conciencia  y  el  saber  de  su  ciencia, 
lentamente  se  impone  á  los  que  de  cerca  ó  de  lejos  tienen  alguna 
vez  que  ver  con  el  mundo  judicial;  el  transcurso  de  los  años  va 
disipando  esas  nubes  pasajeras  que,  momentáneamente,  tomando 
el  color  de  otra  cosa  asemejaron  ser  temporales  irresistibles;  y 
se  forma  y  plasma  en  el  público,  poco  á  poco,  la  conciencia  de 
que  dicho  magistrado,  si  bien  puede  errar  como  todo  hombre, 
encarna  la  majestad  de  la  justicia  en  lo  relativamente  humano 
del  concepto,  y  su  reputación  domina  entonces  quieta  y  sin  te- 
mor. Pero  sólo  se  llega  á  este  resultado  después  de  una  serie  de 
años,  y  de  haber  agotado  el  caudal  y  consumido  el  tesoro  de  la 
vida  misma,  en  esa  lucha  terrible  y  silenciosa. 

«  Los  grandes  sacrificios  que  exige  la  judicatura  á  quienes  la 
ejercen  —  acábase  de  oir  en  el  discurso  del  nuevo  académico 
—  hallan  su  principal  estímulo  y  recompensa  en  el  propio  ejer- 
cicio de  las  funciones  judiciales.  »  También  muy  cierto.  Pero 
esa  recompensa  —  que  el  magistrado  estima  como  joya  que  le 
costó  su  sangre  —  va  generalmente  comprada  con  malos  ratos, 

ABT.     OB1G.  XXXI-34 


3G2  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

que  un  extraño  á  la  carrera  judicial  no  acierta  á  imaginar  :  cada 
vez  que  el  juez  tiene  que  dictar  un  fallo,  lo  hace  después  de  es- 
tudio detenido  del  expediente,  más  no  siempre  su  convicción  se 
forma  en  el  acto,  pues  frecuentes  son  las  dudas  y  perplejidades 
cuando  el  punto  ofrece  dificultades,  siendo  éstas  á  veces  de  tal 
naturaleza  que,  para  hacer  evidencia  moral  de  la  verdad,  va- 
cila y  debe  meditar  dos  y  más  veces  antes  de  llegar  á  una  con- 
clusión. Ese  estado  de  ánimo  es  una  verdadera  tortura  mental; 
no  se  ve  claro  y  se  desea  acertar,  se  anhela  ver  con  evidencia  la 
razón  :  es  menester  volver  á  leer  el  expediente,  dejarlo  reposar 
un  tiempo  á  menudo  y  meditar  nuevamente  sobre  él,  después; 
feliz  si,  al  final,  su  convicción  resulta  clara  y  sin  asomo  de  duda 
y  se  ve  constreñido  y  convencido  de  la  evidencia.  Es  frecuente, 
en  ciertos  casos  complicados,  tener  que  vivir  vida  mortificada 
bajo  la  punzante  obsesión  de  la  duda,  durante  el  tiempo  nece- 
sario hasta  que  el  convencimiento  se  forma  :  la  conciencia  del 
juez  le  impide  fallar  antes,  y  de  día  y  de  noche  el  cetro  y  la 
corona  tiene  en  él  la  preocupación  del  caso  que  estudia. 

Dice  más  adelante  nuestro  compañero  :  «  no  puede  vedarse 
á  los  jueces,  sin  duda,  el  trato  con  sus  semejantes,  pero  con- 
viene que  éste  sea  parco  y  prudente.  »  Es  éste  el  concepto  his- 
tórico de  la  legislación  colonial  :  la  Novísima  Recopilación  esta- 
blecía que,  para  asegurar  más  y  más  la  imparcialidad  de  los 
jueces,  no  debían  ser  vecinos  ni  naturales  de  la  tierra  en  que 
han  de  administrar  justicia,  mirando  con  mal  ojo  que  en  ella 
se  afincaran  ó  tuvieran  siquiera  trato  con  sus  habitantes.  Pero 
la  calificación  moderna  de  la  justicia  es  quizá  distinta  :  exige 
—  como  si  pidiese  gollerías  —  que  el  juez  participe  de  la  vida 
común  y  esté  en  contacto  con  ella,  que  sea  humano  y  sepa  apre- 
ciar la  orientación  sociológica  del  momento  y  del  lugar,  porque 
las  leyes  no  son  ni  deben  ser  sino  la  cristalización  de  las  cos- 
tumbres y  necesidades  de  un  pueblo,  de  manera  que  su  acertada 
aplicación  forzosamente  ha  de  tener  en  cuenta  tan  importante 
factor.  De  ahí  que,  en  la  época  coetánea,  sea  poderosa  la  opi- 
nión de  que  los  jueces  colaboran  en  la  evolución  de  la  ley, 
adaptándola  al  criterio  que  impone  el  momento  en  que  vive  y 
que  enseña  así  reglas  prudenciales  de  gobierno  superior.  Ca- 
balmente —  estudiando  no  ha  mucho  la  tendencia  actual  de  la 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOK  OLAECHEA  Y  ALCOKTA  363 

ciencia  jurídica  —  tuve  ocasión  de  manifestar  que,  de  acuerdo 
con  ella,  «  no  hay  criterios  jurídicos  absolutos,  inmutables,  pre- 
existentes á  toda  organización  social,  sino  que  son  normas  va- 
riables, precisamente  porque  cristalizan  las  costumbres  de  una 
sociedad  en  un  momento  dado,  y  cuando  esas  costumbres  cam- 
bian con  el  andar  de  los  años  ó  con  la  diversa  ubicación  geográ- 
fica del  grupo  social  respectivo,  aquellas  normas  deben  seguir 
esa  evolución  :  entonces,  si  tales  mutaciones  son  indudables  en 
el  tiempo  y  en  el  espacio,  no  cabe  considerar  á  un  código  como 
inmutable,  afirmar  que  sus  disposiciones  pueden  resistir  á  la 
evolución  de  la  vida;  por  lo  tanto,  la  resolución  judicial  de  cada 
litigio  debe  basarse,  no  exclusivamente  en  deducciones  lógicas 
que  partan  de  la  letra  del  texto  legal,  sino  en  la  compensación 
de  los  intereses,  dirigida  por  la  buena  fe  recíproca,  las  necesi- 
dades de  la  vida  de  relación  y  el  concepto  subjetivo  del  derecho  : 
es  este  el  advenimiento  de  un  derecho  razonable,  comprensible, 
por  medio  de  una  jurisprudencia  inteligente  y  que  dé  á  los  he- 
chos todo  su  valer,  acentuando  fuertemente  la  personalidad  del 
juez,  los  fallos  basados  en  la  realidad  de  las  cosas  más  que  en 
el  verbalismo  del  texto  legal,  y  acordando  así  á  la  jurisprudencia 
un  alcance  creador,  pero  sin  apartarse  del  firme  terreno  de  la 
ley  ».  Si  esto  es  así,  <j  cómo  cabría  mantener  al  juez  aislado  y 
como  secuestrado  en  medio  de  la  sociedad,  negarle  toda  partici- 
pación en  la  vida  de  la  misma  y  hacer  de  él  una  especie  de  órgano 
abstracto  de  una  ley  más  abstracta  aún  ?  No  se  me  oculta  que 
nuestro  nuevo  compañero  parece  haber  practicado  en  su  carrera 
judicial  lo  que  hoy  sostiene  en  su  discurso  :  «  llevó  su  austeri- 
dad —  dice  otro  de  sus  biógrafos  —  hasta  límites  que  muchos 
consideraron  exagerados,  pues  creyó  que  un  juez  debe  eludir  la 
vida  social  activa  y  el  contacto  frecuente  con  los  hombres  polí- 
ticos, y  que  su  misión  le  impone  el  alejamiento  de  reuniones  ó 
de  círculos  que,  por  una  red  de  compromisos  sutiles,  pueden 
perturbar  la  serena  imparcialidad  de  un  magistrado  ».  Este  es, 
sin  duda,  el  concepto  colonial  de  la  justicia,  pero,  al  respetar  tan 
honda  convicción,  séame  permitido  expresar  mis  dudas  acerca 
de  su  eficacia  en  la  época  moderna  y,  para  que  no  quede  nada 
en  lo  oculto  de  mi  pecho,  manifestar  que,  si  no  estoy  en  ello 
equivocado,  el  criterio  contemporáneo  —  por  más  que  se  ponga 


36/f  REVISTA   DE  LA  UNIVERSIDAD 

muy  despacio  á  desatar  los  nudos  —  difiere  en  algo  de  aquel 
parecer  y  se  me  ocurre  que,  en  ello,  es  más  humano  y  más  lógico. 
Pero  estas  ligeras  disidencias  acerca  de  punto  tan  importante 
no  turban  los  consejos  con  la  impaciencia  y,  por  eso,  no  me 
impiden  inclinarme  con  respeto  ante  una  opinión  diferente,  por- 
que la  tolerancia  y  la  ecuanimidad  cabalmente  fruto  son  siempre 
de  una  larga  experiencia  judicial,  ya  que  nadie  puede  preten- 
der ser  poseedor  de  la  verdad  completa,  y  es  humano  el  errar, 
malgrado  el  más  vivo  y  sincero  anhelo  de  acertar. 

El  nuevo  académico  nos  ha  hablado  de  la  alta  consideración 
que  hace  indubitablemente  dignísima  de  crédito  á  la  justicia 
en  Inglaterra  :  es  cierto,  y  he  asistido  siempre  maravillado  á 
las  audiencias  de  sus  tribunales,  inferiores  y  superiores,  asom- 
brado ante  la  rapidez  con  la  cual  aquellos  jueces,  oídas  las  par- 
tes y  tomadas  las  probanzas,  resuelven  en  el  acto,  sin  vuelta  ni 
rodeos,  las  causas,  de  modo  que  se  han  de  creer  á  punto  crudo 
sus  palabras.  Nosotros,  habituados  al  procedimiento  escrito,  no 
acertamos  á  comprender  cómo  se  puede  asumir  la  responsabi- 
lidad de  fallar  sin  meditar  largamente  los  considerandos  de  la 
resolución,  prefiriendo  poner  en  ejecución  la  impresión  del  mo- 
mento. El  procedimiento  hablado  es  más  rápido,  el  escrito  es 
más  moroso.  <j  Cuál  es  el  que  presenta  el  mayor  presente  y  ofre- 
ce más  garantías  de  acierto  ?  No  sé  si  en  pueblos  de  mentalidad 
meridional,  como  el  nuestro,  la  oratoria  no  alcanzaría  lo  que 
pide  y  más,  obteniendo  fallos  que  después,  con  mayor  calma, 
los  jueces  pudieran  lamentar,  mientras  que  el  estudio  reposado 
del  contenido  de  un  expediente  suelta  la  rienda  y  permite  una 
meditación  quizá  más  fría  y  segura,  si  bien  más  lenta.  Cierto  es 
que  la  justicia  pronta  y  barata  es  un  ideal  de  los  pueblos  : 
también  lo  es  que  con  el  procedimiento  verbal  se  corta  de  un 
golpe  la  raíz  de  toda  lentitud  y  chicana;  pero,  en  cuanto  á 
las  condiciones  para  el  mejor  acierto,  es  quizá  muy  de  meditar, 
dando  en  la  consideración  de  ello  una  y  otra  vuelta,  si  aquél  ó 
este  sistema  debe  ser  recomendado  con  preferencia. 

De  todas  maneras,  es  la  elección  de  los  magistrados  —  con 
uno  ú  otro  sistema  —  lo  esencial  y  decisivo.  La  paradoja  de  que 
no  hay  leyes  malas  con  jueces  buenos,  se  acerca  posiblemente 
más  á  lo  vivo  á  la  verdad  que  la  recíproca  de  que  no  hay  jueces 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECHEA  Y  AIXORTA  365 

malos  con  leyes  buenas  :  todo  se  reduce,  haciéndolo  entrar  por 
cuerda  derecha,  á  la  ecuación  personal.  No  hace  mucho  que  un 
elocuentísimo  argentino  exclamaba  :  «  es  ciertamente  un  sacer- 
docio el  del  abogado,  pero,  cuando  el  profesional  es  llamado 
á  los  arduos  desempeños  de  la  justicia  declarativa  y  sube  en  el 
estrado  á  las  alturas  del  tribunal,  el  sacerdocio  eleva  todavía 
más  su  concepto,  porque  exige  una  mayor  suma  de  virtudes  de 
toda  clase,  impone  un  espíritu  más  austero  de  la  abnegación, 
obliga  á  más  penosas  disciplinas  y  quiere  más  difíciles  renun- 
ciamientos... E  son  puestos  por  Dios,  llegaban  hasta  decir  los 
antiguos;  de  ahí  que  los  reyes  debían  cuidar  de  que  los  jueces 
fueran  puros,  puros  hasta  de  linaje,  de  recto  sentido,  de  sano 
entendimiento,  sabedores  de  la  ley,  justos  y  ecuánimes,  sufridos 
y  constantes,  elocuentes  y  discretos,  firmes,  fuertes,  sin  ava- 
ricia, modestos  y  leales.  »  Nada  podría  agregar  á  tan  nobles  pa- 
labras; de  ahí  que  las  funciones  que  desempeña  hoy  el  nuevo 
académico,  como  juez  de  jueces  en  su  calidad  de  senador,  ten- 
gan una  trascendencia  extraordinaria  por  tratarse  de  negocio 
de  tanta  calidad  é  importancia  :  recae  sobre  él  y  sus  colegas 
la  responsabilidad  del  éxito  ó  fracaso  de  la  magistratura. 

«  Puede  afirmarse  —  declara  nuestro  compañero  —  que  la  jus- 
ticia se  expide  con  relativa  celeridad  :  las  demoras  se  deben 
muchas  veces,  más  que  á  la  falta  de  los  jueces,  á  ciertos  recursos 
usados  por  los  litigantes  de  mala  fe  y  también  á  ciertas  imper- 
fecciones de  la  legislación  procesal;  así,  pues,  si  no  hemos  lle- 
gado al  ideal  en  esta  materia  —  justicia  pronta  y  eficaz  —  po- 
demos pensar  que  nos  aproximamos  al  mismo.  »  El  apunta- 
miento nos  basta  y  la  insinuación  retórica  nos  dice  harto  :  to- 
memos, señores,  debida  nota  de  tan  autorizada  declaración,  pues 
emana  de  un  senador  de  la  Nación,  de  un  antiguo  y  conspicuo 
magistrado,  de  un  jurista  probado.  Felicítese  la  Academia  de 
derecho  y  ciencias  sociales  con  la  incorporación  de  miembro  se- 
mejante, que  ofrece  con  tanta  largueza  la  dádiva  de  su  múltiple 
experiencia  y  de  luces  semejantes. 

Traza  el  discurso  oído  —  poniendo  la  regla  sobre  que  estriban 
las  bases  —  un  cuadro  interesante  de  lo  que  es  la  magistratura, 
cuando  tiene  meritamente  granjeada  gran  fama  con  las  consi- 
deraciones sociales  y  económicas  que  se  la  tributan  en  los  países 


3GG  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

viejos.  Acertado  está  en  su  opinión,  y  eso  es  segura  prenda  de 
que,  como  legislador,  ha  de  coadyuvar  con  todas  sus  fuerzas  á  que 
se  realice  tan  bello  ideal,  á  fin  de  poder  escoger  la  flor,  la  nata 
y  bizarría  de  todos,  y  conducir  en  volandillas  los  mejores  á 
ocupar  el  sitial  augusto  de  los  jueces.  Ningún  sacrificio  será 
bastante  para  llevar  la  magistratura  á  la  cumbre  de  la  per- 
fección. No  sólo  quiere  esa  honra  para  sí  ardientemente  todo 
país,  sino  especialmente  aquellos  que,  como  el  nuestro,  son 
de  inmigración,  pues  éstos  se  ven  á  ello  constreñidos  por  la 
necesidad  más  aún,  si  cabe,  que  los  otros  :  porque  nada  desmo- 
raliza más  al  habitante  de  una  nación  que  la  duda  acerca  de  la 
eficiencia  de  sus  tribunales,  ya  que  entonces  pierde  el  respeto 
á  las  leyes,  el  miedo  y  la  vergüenza,  mientras  nada  lleva  más 
en  las  palmas  de  la  mano  la  prosperidad  nacional  que  la  con- 
fianza en  los  jueces.  (¡Cuál  —  por  ejemplo  —  es  la  explicación 
del  sistema  de  las  cartas  de  presentación  ó  recomendación,  con 
que  son  entre  nosotros  asediados  los  jueces  por  los  litigantes  ? 
Simplemente  la  errónea  creencia  en  no  pocos  de  éstos  de  que 
es  indispensable  ser  recomendado  para  obtener  justicia  y  que 
por  tal  medio  quedará  la  sentencia  legalizada  en  su  favor,  sin 
percatarse  de  que  infieren  con  ello  un  hondo  agravio  al  magis- 
trado, pues  de  tal  procedimiento  se  colige  claramente  que  dudan 
de  su  integridad  ó  de  su  ciencia.  En  otros  casos  se  ven  los  jueces, 
apenas  se  encuentra  á  sentencia  un  asunto,  puestos  en  grave 
aprieto  por  litigantes  y  letrados  para  que  el  despacho  sea  inme- 
diato, y  para  ello  se  les  entran  por  las  puertas  á  todas  horas  : 
verdad  es  que  cada  cual  considera  que  su  asunto  es,  ó  debe  ser, 
el  más  importante  de  cuantos  se  substancian  y  que  le  asisten  todas 
las  razones  de  este  mundo  para  que  se  le  dé  el  primer  lugar 
sobre  los  demás,  pero  no  llega  á  conocer  que  es  una  verdadera 
falta  de  respeto  para  la  magistratura  exigir  que  estudie,  medite 
y  resuelva  un  pleito  como  si  se  tratara  de  ir  corriendo  ligero  á 
otra  parte,  como  simple  trámite  de  forma,  sin  reflxionar  que  si 
demora  su  sentencia  es  quizá  porque  el  punto  le  ofrece  dudas, 
vacila,  no  sabe  qué  camino  tomar  y  no  desea  fallar  sino  con 
convicción.  Y  luego,  cuan  frecuente  es  que  letrados  y  litigantes 
crean  ser  hombres  de  juicio  y  experiencia  al  considerarse  obli- 
gados á  venir  á  exponer  verbalmente  ante  el  juez  íntegramente 


RECEPCIÓN  DEL  DOCTOR  OLAECHEA  Y  ALCORTA  367 

todo  el  asunto  —  de  su  punto  de  vista  —  moliéndolo  con  la  repe- 
tición enfadosísima  de  terminillos,  sin  reparar  en  que  éste  debe 
estudiarlo  de  por  sí  y  que  si  lo  que  oye  está  en  el  expediente 
es  inoficiosa  su  repetición,  y  si  no  lo  está  es  innocua,  porque  no 
puede  tomarla  en  cuenta.  Todo  esto  hace  consumir  el  tiempo 
inútilmente  á  los  jueces,  y  el  público  no  sabe  con  certidumbre 
de  qué  manera  sea  la  demora  en  el  despacho  de  los  asuntos. 
En  los  países  viejos,  donde  los  tribunales  tienen  contenta  el 
alma  y  gloriosa  con  el  respeto  de  una  tradición  secular  y  de 
una  composición  inmejorable,  el  público  reconoce  sus  altos  mé- 
ritos y  gracias,  acatando  supersticioso  su  procedimiento  y  reso- 
luciones, pues  la  persona  de  los  magistrados  es,  á  sus  ojos,  tan 
sagrada  como  la  de  sus  sacerdotes,  y  nadie  se  permitiría  moles- 
tarlos, causándoles  hastío,  sea  en  el  sentido  de  urgir  el  despa- 
cho ó  llevarles  recomendaciones,  ni  menos  se  atrevería  á  con- 
denar sin  razón  ni  piedad  sus  resoluciones.  Aun  en  los  casos  en 
que  los  interesados,  desconformes  en  los  juicios,  tiñen  estas  ac- 
ciones del  color  de  sus  afectos,  un  jurista  emite  siempre  su 
crítica  doctrinaria  sin  menoscabar  en  lo  mínimo  al  magistrado; 
y,  cuando  un  asunto  pasa  de  una  instancia  á  otra,  el  letrado  se 
avergüenza  de  mostrar  su  pasión  y  jamás  se  permite  el  argu- 
mentum  ad  hominem  respecto  del  juez  inferior,  creyendo  que 
con  eso  favorece  su  causa  ante  el  tribunal  superior,  con  olvido 
de  que  lo  cortés  no  quita  á  lo  valiente. 

Pero  esa  reverencia  y  respeto  de  la  magistratura,  exteriori- 
zados en  los  países  europeos  hasta  por  la  indumentaria  del  juez 
en  su  tribunal,  es  la  simiente  que  más  provecho  y  fruto  da, 
pero  siempre  es  producto  de  tradición  secular  y  no  es  fácil  ha- 
llarla á  las  manos  en  un  país  nuevo  y  en  plena  formación.  Ha 
de  parecer  entre  nosotros  á  cara  descubierta  delante  de  todo 
el  mundo  algún  día,  cuando  la  traiga  al  debido  efecto  y  punto 
deseado  la  necesaria  evolución  sociológica,  porque  la  natura- 
leza nada  hace  á  saltos  y  no  podemos  en  breve  espacio  traspasar 
largos  espacios,  adelantándonos  al  tiempo.  Es,  pues,  menester 
tener  tranquilidad  y  sufrir  con  paciencia  la  vara  del  rigor,  re- 
signándonos á  los  inconvenientes  relativos  del  presente  momen- 
to de  transición,  pero  poniendo  de  nuestra  parte  cada  cual  em- 
peño á  fin  de  que  llegue  cuanto  antes  el  instante  en  que  el  ver- 


3G8  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

(ladero  orgullo  de  la  Nación  esté  en  su  magistratura  ejemplar  : 
porque  vemos  más  claro  que  el  mediodía  que  el  exponente  más 
grande  de  la  cultura  de  un  pueblo  está  en  la  excelencia  de  sus 
magistrados. 


Señor  académico  electo  : 

Habréis  reconocido  con  toda  seguridad,  por  lo  que  acabo  de 
decir,  con  cuanta  atención  hemos  oído  vuestro  discurso;  cuanto, 
por  mi  parte,  alabo  la  discreción  de  sus  conceptos  y  como  huél- 
gomc  de  daros  el  parabién,  ofreciendo  la  debida  reverencia  al 
compañero  que  siente  tan  alto  y  tan  hondo  piensa. 

Os  doy,  pues,  la  enhorabuena  con  el  sincero  voto  de  mi  alma, 
de  que  habréis  de  ilustrarnos  con  vuestros  conocimientos  y  ayu- 
darnos con  la  vasta  experiencia  de  vuestra  vida  tan  bien  llenada. 
Entráis  á  formar  parle  de  una  corporación  docta,  empeñada 
principalmente  en  la  tarea  de  estudiar  y  discutir,  en  sus  tran- 
quilas sesiones,  las  cuestiones  jurídicas  que  son  materia  de  pro- 
yectos parlamentarios,  á  fin  de  cooperar  así  á  que  las  leyes  sean 
dictadas  con  mayor  acierto,  pues  las  funciones  legislativas  no 
siempre  permiten  ocuparse  de  ellas  en  la  meditación  continua 
con  que  la  ecuanimidad  del  ambiente  académico  digiere  sus  estu- 
dios. Así  es  como  —  repitiendo  vuestras  palabras  finales  —  co- 
bramos ánimo  y  fuerzas  para  convertir  en  verdad  nuestro  lema  : 
Lex  sed  lux. 

He  dicho. 


COLACIÓN   DE   GRADOS 

K\  LA  FACULTAD  DE  DERECHO  Y  CIENCIAS  SOCIALES 


DISCURSO    DEL    DOCTOR    JUAN    CARLOS    CRUZ 

Señor  ministro  de  Instrucción  pública, 
Señor  rector, 
Señor  decano, 
Señoras  y  señores, 
Jóvenes  doctores  : 

En  épocas  pasadas,  la  colación  de  grados  era  una  ceremonia 
solemne,  que  se  desarrollaba  en  largas  horas,  según  un  ritual 
minucioso. 

Córdoba  la  realizaba  en  la  iglesia  de  la  compañía  de  Jesús,  á 
quien  estaba  confiada  la  dirección  de  la  Universidad. 

Lo  entrega  de  los  grados  era  precedida  la  víspera  por  el  paseo 
del  doctorando  en  vistosa  cabalgata.  Á  la  casa  de  éste,  adornada 
para  la  circunstancia  con  doseles,  colgaduras  y  escudos,  iban  á 
buscarle  en  procesión  multicolor  los  que  formaban  el  acompa- 
ñamiento, que  recorría  la  ciudad  bajo  la  sabia  conducción  de 
los  bedeles,  distrayendo  á  los  moradores  de  sus  afanes  cotidia- 
nos. Delante  los  músicos  con  atabales  y  chirrimías,  los  bedeles 
con  sus  mazas  doradas  y  el  estandarte  de  la  Universidad,  lle- 
vando á  un  lado  sus  armas  y  al  otro  las  del  doctorando;  luego 
el  secretario  entre  los  maestros,  después  los  doctores  con  sus 
capirotes  puestos  y  sus  borlas  en  los  bonetes,  el  cabildo  seglar 


OyO  REVISTA    DE   LA  UNIVEBSIDAD 

y  lo.*  principales  caballeros,  y  por  fin,  entre  el  doctor  más  anti- 
guo y  el  padrino,  con  capirote  blanco  y  sin  bonete,  el  doctoran- 
do. Cuando  la  cabalgata  pasaba  frente  á  la  compañía,  salía  la 
comunidad  á  la  puerta  y  repicaban  las  campanas. 

Al  día  siguiente  el  mismo  acompañamiento  traía  al  graduan- 
do al  lugar  de  la  ceremonia,  donde  lucían  las  armas  reales  y  las 
del  obispo,  y  se  veía  la  mesa  conteniendo  en  fuentes  de  plata 
las  insignias  doctorales,  el  libro  de  los  Evangelios  y  las  propi- 
nas, pagadas  por  el  doctorando,  para  indemnizar  la  incomo- 
didad de  los  graduados  en  concurrir  á  la  fiesta;  y  que  consistía 
para  cada  uno  de  estos  en  una  suma  de  dinero  y  un  par  de 
guantes  —  excepto  aquellos  á  quienes  se  les  dobla  la  propina 
sobre  la  ordinaria  de  los  doctores,  á  quienes  también  se  les 
doblan  los  guantes. 

El  padrino  desde  la  cátedra  proponía  la  cuestión  que  debía 
disputar  pro  utraque  parte,  el  doctorando,  hasta  que  el  rector 
le  mandase  callar.  Venía  luego  el  vejamen  ó  reprensión  satírica 
que  duraba  casi  media  hora  y  que  no  debía  haber  ni  decir  cosa 
que  no  convenga.  Después,  el  graduando  solicitaba  el  grado  que 
le  confería  el  graduante,  prestaba  ante  éste  el  juramento,  de  él 
recibía  el  bonete  con  borla,  y  luego  del  padrino  las  demás  in- 
signias doctorales  :  el  ósculo  de  paz  en  el  carrillo  in  signum  et 
amiciliae,  el  áureo  anillo  que  simbolizaba  su  desposorio  con 
la  ciencia,  y  el  libro  de  las  sentencias  de  Pedro  Lombardo  que 
le  falcultaba  para  enseñar  libre  y  públicamente.  Por  fin  las 
congratulaciones  :  todos  por  orden  y  antigüedad  abrazaban  al 
nuevo  doctor  —  que  respiraba  de  tantas  efusiones,  mientras  se 
repartían  las  propinas  y  los  guantes  —  hasta  que  el  acompa- 
ñamiento lo  dejaba  de  nuevo  en  su  casa. 

La  ceremonia  de  hoy  no  interesa  ya  al  público  de  las  calles, 
que  ni  la  advierte  siquiera  en  su  febril  agitación.  Tiene  por 
marco  el  ambiente  más  simpático  y  familiar  que  forman  á  su 
alrededor  tibios  afectos,  los  que  despiertan  la  presencia  de  las 
damas,  entre  músicas  y  flores.  Con  la  madre  ó  la  hermana  que 
adelantaron  al  estudiante  en  su  carrera,  se  halla  tal  vez  la  que 
será  tierna  compañera  del  novel  doctor.  Saludemos  la  presencia 
de  todas  ellas,  como  una  influencia  bienhechora  en  los  destinos 
de  nuestra  sociedad;   con  su  belleza  y  sus  virtudes  forman  la 


COLACIÓN   DE   GRADOS  3  y  l 

trama  íntima  de  nuestra  vida  colectiva,  y  á  través  de  las  gene- 
raciones, depositarias  de  la  antorcha  sagrada,  constituyen  el  vín- 
culo que  mantiene  la  unidad  de  la  raza  y  conserva  la  moral  del 
hogar  y  la  familia! 

Ha  caído  ya  en  desuso  el  vejamen  burlesco  de  otros  tiempos, 
fácil  para  el  maestro  si  sólo  considera  el  contraste  de  vuestra 
ciencia  libresca  con  vuestra  inexperiencia...  En  la  tela  sin  lin 
de  cambiantes  matices,  debéis  aplicar  los  conocimientos  teóri- 
cos que  tienen  hoy  para  vosotros  un  sentido  casi  místico.  No 
importa;  vuestra  misma  ignorancia  de  la  vida,  que  simboliza- 
ban otrora  los  guantes  inmaculados  y  el  capirote  candido,  cons- 
tituyen vuestra  fuerza;  por  ella  sois  propicios  á  todas  las  insig- 
nias y  á  todas  las  candidaturas. 

De  hoy  en  adelante  «  doctores  seréis  llamados  »,  pero  por 
muchos  años  todavía,  seréis  antes  que  nada  juventud,  es  decir, 
la  esperanza,  la  conciencia  nueva,  el  corazón  pujante  y  el  espí- 
ritu ambicioso. 

Encauzad,  jóvenes  amigos,  los  ideales  de  vuestra  tumultuosa 
juventud,  limitad  el  campo  de  vuestra  acción  para  que  sea  fe- 
cunda. El  derecho,  entre  todas  las  ciencias,  es  la  que  desarrolla 
mayores  aptitudes  sociales  :  no  en  vano  vemos  tantos  abogados 
y  doctores  en  la  dirección  y  el  gobierno  de  los  pueblos;  si  el 
hecho  se  repite  con  tanta  frecuencia  debe  obedecer  á  causas 
profundas  y  vivaces. 

Una  comprobación  inmediata  de  lo  que  pueda  realizar  su 
cultivo  acompañado  del  carácter  y  la  inteligencia  la  tenéis  en 
los  muros  de  esta  sala  :  con  las  desigualdades  imprescindibles, 
esos  retratos  os  muestran  á  presidentes,  ministros,  jurisconsul- 
tos, oradores,  maestros,  unificados  por  la  ciencia  en  la  dignidad. 
Come  á  ellos,  la  disciplina  jurídica  profundizada  con  amor,  os 
dará  el  instrumento  soberano  para  discernir  con  claridad  vues- 
tro camino  para  resolver  en  la  dignidad  y  en  el  honor  las  situa- 
ciones al  parecer  más  angustiosas  de  la  vida. 

Para  rendir  vuestro  máximo  de  utilidad  social  debéis,  pues, 
consagrar  vuestro  esfuerzo,  á  estudiar  el  derecho  en  sus  evo- 
luciones de  fundamento  y  aplicación,  sino  de  esencia;  así  se 
ampliarán  los  horizontes  de  vuestro  espíritu  y  podréis  compe- 
netraros de  los  fenómenos  sociales  que  son  función  de  los  fenó- 


3"72  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

menos  jurídicos,  y  que  la  vida  intensa  de  nuestros  días  nos  pre- 
senta como  problemas  de  solución  tan  frecuente  como  inelu- 
dible. 

En  el  orden  político  esas  transformaciones  del  derecho  siste- 
matizadas algunas  de  ellas  en  los  últimos  años,  se  apartan  en 
absoluto  de  la  filosofía  del  siglo  xviii  que  dio  las  bases  del 
derecho  vigente.  Las  modernas  doctrinas  prescinden,  en  efecto, 
del  concepto  metafísico  de  la  soberanía  del  pueblo  para  reem- 
plazarlo por  la  función  social  del  gobernante  y  el  gobernado, 
lo  que  da  otro  carácter  á  la  democracia,  muchas  de  cuyas  insti- 
tuciones, más  recientes,  como  sufragio  universal  obligatorio,  en- 
cuentran en  ellas  completa  justificación,  una  vez  suprimida  la 
noción  de  los  derechos  individuales  absolutos,  para  ser  reem- 
plazada por  el  derecho  colectivo,  como  emanación  de  la  inter- 
dependencia social. 

En  el  orden  privado,  á  las  transformaciones  paralelas  de  fun- 
damento se  siguen  las  nuevas  aplicaciones  exigidas  por  el  des- 
arrollo industrial  ó  los  nuevos  institutos.  No  solamente  el  so- 
cialismo pone  en  cuestión  la  propiedad,  la  herencia  y  la  familia, 
sino  que  la  institución  burguesa  de  la  sociedad  anónima,  al 
movilizar  los  inmuebles,  da  nuevas  formas  á  la  posesión,  como 
la  cooperación  y  la  mutualidad  dan  nuevos  caracteres  á  la  aso- 
ciación, y  la  quiebra  misma  es  estudiada  en  su  liquidación  como 
una  manifestación  de  colectivismo. 

Inútil  me  parece  multiplicar  los  ejemplos  ni  señalar  la  tras- 
cendencia de  las  nuevas  orientaciones;  quiero  sólo  indicar  con 
esos  pocos  jalones  el  campo  en  que  habéis  de  ejercitar  vuestra 
actividad  futura  los  que  viváis  como  quería  Pasteur  «  en  la  paz 
serena  de  los  laboratorios  y  las  bibliotecas  ». 

Todos  encontraréis,  en  cambio,  en  la  política  —  como  rama 
de  aplicación  de  la  ciencia  jurídica  —  fecundo  empleo  para 
vuestros  hábitos  de  trabajo,  al  mismo  tiempo  que  el  cumpli- 
miento de  funciones  indeclinables.  Llevad  á  la  política,  jóvenes 
amigos,  vuestras  energías  y  vuestro  espíritu  nuevo,  libre  de 
prejuicios;  trázaos  de  antemano  el  camino  que  exige  vuestra 
cultura,  llevadle  sobre  todo  vuestra  solidaridad  generosa  que 
debéis  mantener  á  través  de  sus  vicisitudes;  someteos  á  la  dis- 
ciplina de  los  partidos  militantes,  pero  no  perdáis  por  eso  vues- 


COLACIÓN  DE  GRADOS  .')-j3 

tra  individualidad;  sed  hombres  de  acción,  como  lo  requiere  el 
momento  actual,  pero  sin  dejar  de  ser  hombres  de  ley  y  de 
pensamiento. 

Vuestra  misión  social  os  llama  á  formar  en  la  clase  dirigente. 
No  confundáis  la  democracia  con  el  gobierno  exclusivo  de  la 
multitud,  ni  con  el  predominio  de  una  clase  ó  grupo  oligarca 
sin  arraigo  popular.  La  selección  del  grupo  dirigente  por  el 
consentimiento  de  todos  es  la  verdadera  realización  democrá- 
tica ;  lo  que  un  ilustre  pensador  ha  sintetizado  al  decir  «  la  de- 
mocracia es  una  aristocracia  de  selección  ». 

Nuestra  historia  política  nos  ofrece  cada  vez  que  se  ha  obte- 
nido una  conquista  política  ó  institucional  el  cuadro  viviente 
de  esa  domacracia  seleccionada,  con  aspiraciones  patrióticas,  con 
la  visión  luminosa  de  nuestro  destino.  En  1810  y  en  1816  un 
grupo  selecto  de  hombres  valerosos  —  en  que  junto  con  los  jefes 
militares  predominaban  los  doctores  —  marcó  rumbos  á  la  na- 
cionalidad naciente  y  arrastró  al  pueblo  en  su  impunsión  de 
épica  grandeza,  llegando  á  proclamar  la  independencia  en  un 
arranque  de  fe  sublime  en  los  destinos  del  país,  cuando  parecía 
amanezada  de  muerte  la  causa  americana.  Rivadavia,  con  el 
grupo  de  los  hombres  superiores  que  secundaban  su  política, 
vio  fracasar  la  más  noble  y  la  más  grande  tentativa  civilizadora 
que  registra  nuestra  historia,  porque  la  ignorancia  de  los  pue- 
blos sometidos  á  caudillos  semibárbaros  no  quiso  seguir  la  orien- 
tación que  marcaba  su  genio. 

La  organización  nacional  nos  muestra  dos  fuertes  grupos  di- 
rigentes, apoyados  en  el  pueblo  de  los  centros  cultos,  y  ope- 
rando en  su  hora  la  unidad  institucional  del  país.  La  federali- 
zación  de  Buenos  Aires  que  corona  la  obra  de  unificación,  inicia, 
sin  embargo,  la  decadencia  política  :  los  gobernantes  prescinden 
del  concurso  popular  y  los  gobiernos  trocados  en  oligarquías, 
lejos  de  educar  al  pueblo  en  las  prácticas  democráticas  lo  man- 
tienen sistemáticamente  substraído  á  su  ejercicio.  Después  de 
alguna-3  décadas  de  vicisitudes,  la  inspiración  patriótica  de  Sáenz 
Peña  entregó  al  ciudadano  el  libre  desempeño  de  sus  derechos 
políticos.  La  transición  ha  sido  tan  brusca  que  no  ha  podido 
operarse  sin  sobresaltos  —  ya  que  hemos  carecido  de  ese  apren- 
dizaje que  en  las  viejas  naciones  precede  á  las  conquistas  de- 


,'5^4  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

mocráticas. —  ¡La  desorientación  y  hasta  el  desequilibrio  son  pro- 
ducidos, sin  embargo,  por  el  funcionamiento  normal  de  los  pre- 
ceplos  constitucionales! 

Para  que  el  gobierno  de  mañana  sea  la  resultante  que  tene- 
mos derecho  de  esperar,  es  necesario  que  los  partidos  en  lucha 
tengan  como  aspiración  suprema  el  mantenimiento  de  las  con- 
quistas alcanzadas  y  cuiden  de  satisfacer  la  doble  exigencia  de 
la  democracia  que  antes  he  señalado.  Los  que  por  su  tendencias 
ó  por  su  origen  sean  más  genuinamente  populares  deben  ampliar 
y  robustecer  su  clase  dirigente,  convencidos  de  que  si  el  sufragio 
numérico  da  el  gobierno  —  éste  se  ejerce  por  medio  de  un  grupo 
selecto,  idóneo  y  suficientemente  amplio  como  para  que  la  de- 
mocracia no  degenere  por  concentración  excesiva.  Los  que  en 
cambio  tienen  una  clase  dirigente  apta  para  las  funciones  gu- 
bernativas, deben  cuidar  principalmente  el  factor  popular,  inter- 
pretando los  anhelos  de  la  masa,  inconsciente  muchas  veces, 
pero  siempre  bien  inspirada  por  su  instinto  patriótico.  Ha  sido 
en  todas  partes  la  deficiencia  principal  de  los  partidos  de  ten- 
dencia moderada  ú  oportunista  —  el  menosprecio  de  sus  grupos 
directivos  por  el  elector,  empleado  como  elemento  necesario  du- 
rante la  campaña  electoral,  pero  abandonado  á  su  suerte  des- 
pués de  ella.  Esa  ley  de  integración  democrática  —  que  mantiene 
la  armonía  entre  el  grupo  selecto  que  gobierna  y  la  masa  elec- 
toral que  numéricamente  decide  la  elección,  es  la  que  realiza 
en  su  amplitud  la  teórica  belleza  del  sistema. 

La  juventud  que  vosotros  tan  brillantemente  representáis,  que- 
ridos amigos,  debe  asumir  su  puesto  en  la  lucha  penetrada  de 
esos  principios  liberales,  dispuesta  á  hacerlos  predominar  en  la 
futura  contienda.  No  deberá  ser  parte  á  destruir  sus  entusiasmos 
la  contradicción  que  notará  entre  el  estado  real  del  país  en  ma- 
terias de  costumbres  democráticas  y  las  instituciones  escritas 
que  lo  rigen.  Que  no  pretenda  aplicar  la  lógica  política  porque 
entonces  llegaría  á  la  conclusión  de  que  son  malas  nuestras 
leyes  porque  se  han  adelantado  á  nuestro  estado  social.  Que 
luche  venciendo  todos  los  obstáculos  de  medio  y  herencia,  por 
adaptar  el  país  á  las  instituciones  que  le  redactaron  los  consti- 
tuyentes, por  realizar  su  federalismo  nominal  en  la  mayoría 
de  los  estados,  por  resolver  en  la  verdad  y  los  principios  cientí- 


COLACIÓN   DK   (¡HADOS  3y5 

fieos  todos  los  problemas  económicos  y  políticos  que  nos  salen 
al  paso  cada  día. 

Ninguna  misión  más  alta  para  la  juventud  que  la  educación 
de  la  democracia  :  enseñando  á  la  masa  inculta  los  problemas 
del  gobierno,  formando  su  conciencia  política  y  tratando  de 
agruparla  alrededor  de  los  núcleos  dirigentes  para  que  les  preste 
su  apoyo  espontáneo,  se  habrá  realizado  el  ideal  de  nuestros 
constituyentes  :  el  gobierno  de  todos  ejercitado  por  los  mejores. 

Entráis  á  actuar,  jóvenes  doctores,  en  días  de  crisis  universal 
para  el  derecho  y  de  angustia  profunda  para  las  almas.  Cuando 
más  orgullosos  nos  sentíamos  de  nuestro  progreso  jurídico,  ma- 
nifiesto en  la  práctica  de  la  democracia,  en  el  concepto  de  la 
libertad,  en  la  dignificación  de  la  justicia,  en  el  trabajo  y  en 
la  paz,  se  ha  desencadenado  con  la  violencia  ciega  de  un  fenó- 
meno de  la  naturaleza  la  mayor  suma  de  fuerzas  humanas  que 
jamás  los  siglos  vieran  encaminarse  á  ningún  fin.  El  cataclismo 
<¿  seré  una  hecatombe  inútil  provocada  sólo  por  menguados  inte- 
resen ó  una  cruzada  redentora  con  grandes  ideales  ?  Sólo  el 
porvenir  lo  dirá.  Entretanto  recojamos  las  enseñanzas  que  la 
guerra  dicta  á  la  paz;  son  lecciones  de  virtud  antigua,  de  auste- 
ridad, de  perseverancia,  de  valor  consciente,  de  solidaridad  de 
razas,  de  trabajo  constante.  Mientras  esperamos  el  advenimiento 
del  nuevo  derecho  y  de  la  nueva  libertad,  cumplamos  simple- 
mente los  deberes  antiguos  que  la  guerra  nos  predica.  El  espec- 
táculo del  mundo  más  débil  que  nunca,  en  la  angustia  y  el  dolor, 
nos  envuelve  en  una  atmósfera  letal,  en  que  respiramos  el  humo 
de  los  hogares  incendiados,  el  vapor  de  las  lágrimas  que  se 
secan  sin  consuelo,  el  aliento  final  de  los  que  mueren.  ¡Los  que 
todo  lo  dan  con  la  vida  y  todo  lo  pierden  con  la  patria  nos  mues- 
tran la  condición  humana  tan  mísera  y  tan  dura  como  en  las 
épocas  bárbaras!  ¡Al  mismo  tiempo  la  guerra  exige  tan  múl- 
tiples y  sublimes  virtudes  « que  una  sola  de  ellas  en  la  paz 
basta  para  designar  un  hombre  á  nuestro  respecto  » ;  cada  hé- 
roe se  desprende  de  la  vida,  con  la  negligencia  con  que  se  arroja 
una  flor,  ha  dicho  William  James! 

La  construcción  que  se  levante  de  entre  las  ruinas,  tendrá 
por  base  el  espíritu  moderno  y  las  virtudes  antiguas...  Será  la 
nueva  forma  de  la  democracia  en  la  paz  inalterada ;  en  el  mundo 


0~(J  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

solidario  la  vida  será  milicia,  pero  sujeta  á  las  normas  categó- 
ricas de  la  libertad  :  reinará  una  justicia  mayor  que  acaso  no 
nos  toque  contemplar  en  su  esplendor  definitivo,  pero  que  está 
ya  en  camino,  en  vosotros,  la  generación  que  ha  de  consumar  y 
gozar  sus  beneficios  :  ¡  jam  nova  progrenies  coelo  demitlitur  alto  I 


DISCURSO    DEL    DOCTOR    CARLOS    C.     MALAGARRIGA 

Señor  Ministro, 
Señor  Rector, 
Señoras, 
Señores : 

Pedía  Tomas  Carlyle  que  se  erigiesen  altares  al  silencio  y  Mae- 
terlink,  insistiendo  en  la  paradoja,  afirma  que  sólo  hablamos  en  los 
momentos  en  que  no  vivimos  intensamente,  pues  cuando  en  la  reali- 
dad del  todo  penetramos  y  el  sentir  de  las  cosas  es  en  nosotros  más 
hondo,  la  palabra,  una  cifra,  un  cuadro,  una  estatua  no  alcanzan  á 
expresar  cuanto  el  silencio  encierra. 

Para  nosotros,  nuevos  doctores,  es  sin  duda  éste  uno  de  los  mo- 
mentos á  que  alude  el  escritor  belga.  Quiere  sin  embargo  la  tradi- 
ción universitaria  —  y  ésta  es  una  ceremonia  tradicional  —  que  en 
ella  una  tribuna  nos  sea  ofrecida. 

Al  ocuparla,  acuden  en  tropel  los  recuerdos  de  otras  fiestas  igua- 
les en  que  también,  uno  llevando  la. voz  de  todos,  animoso  decía  sus 
esperanzas,  sus  anhelos,  sus  ambiciones,  ó  volvía,  lleno  de  tristezas 
la  vista  al  pasado... 

Desde  luego  apartémonos  de  esta  última  postura  que  fué  enton- 
ces y  seguiría  hoy  siendo  insincera  o  errada. 

Esta  es  en  esencia  y  fundamento,  una  fiesta  de  porvenir  y  cara  á 
éste  y  no  cara  al  .pasado  debemos  en  ella  situarnos  mentalmente. 

De  los  dos  tipos  en  que  Wells  clasifica  á  los  hombres  de  pensa- 
miento, el  de  los  que  tienen  al  porvenir  por  una  especie  de  no  exis- 
tencia tenebrosa  sobre  la  cual  el  presente  en  marcha  teje  la  vida  y 
el  de  los  que  contemplan  el  presente  en  función  de  lo  que  tras  de  él 
ya  está  viniendo,  acojámonos  á  este  último  grupo  que  el  mismo  pu- 
blicista inglés  llama  creador,  organizador  y  soberano. 


COLACIÓN  DE  GKADOS  877 

Y  ello  en  primer  lugar  y  por  encima  de  todo,  por  ley  de  nues- 
tra juventud,  por  la  savia  que  sentimos  inundar  nuestros  espíritus 
al  mismo  compás  fogoso  de  la  sangre  que  golpea  en  nuestras  sienes, 
por  la  plenitud  de  impetuosa  idealidad  que  sólo,  tiempo  adelante, 
puede  hallar  su  cabal  realización,  por  la  serenidad  con  que  se  nos 
aparece  el  mundo  como  una  inmensa  cantera  de  la  cual  parece  que 
no  tenemos  más  que  extraer  ricos  materiales  para  construir  una 
obra  alta  y  definitiva. 

Somos  además  americanos  y  ¿noes  también  á  modo  de  una  ju- 
ventud dentro  del  mundo  todo,  ésta  nuestra  América  ? 

Cabe  disentir  de  los  que  creen  que  algún  día  toda  la  América  for- 
mará un  solo  estado  ó  única  anfictionía  :  puede  discutirse  si  hay 
una  ó  varias  Américas  —  de  lo  espiritual  hablo  —  y  aún  si  dentro 
de  alguna  de  éstas,  hay  tanta  igualdad  de  caracteres  y  tan  parecida 
posibilidad  de  destinos  como  en  apariencia  se  dibujan.  Pero  hay 
que  aceptar  de  un  modo  terminante  y  rotundo,  que  pueblos  como 
este  nuestro,  formados  principalmente  por  elementos  que  vinieron 
y  vienen,  huyendo  —  consciente  ó  inconscientemente  —  del  peso 
muerto  de  la  tradición  que  en  Europa  les  ahogaba,  han  de  sentirse 
empujados,  por  la  fuerza  inicial  de  aquel  primitivo  impulso,  hacia 
lo  porvenir  y  no  adormecidos  en  la  rumia  de  lo  que  ya  pasó.  Por 
esto,  por  ser  y  por  sentirnos  argentinos,  parece  que  fuéramos  y  nos 
"sintiéramos  dos  veces  jóvenes  y  por  ello  doblemente  obligados  á 
mostrarnos  en  este  día  optimistas  y  resueltamente  orientados,  no 
hacia  lo  que  fué,  sino  hacia  lo  que  nos  aguarda. 

Además,  si  nos  halláramos  ahora  aquí  reunidos  tan  solo  profeso- 
res y  colados,  podríamos  quizá  libremente  complacernos  en  recor- 
dar las  horas  que  en  esta  casa  felices  transcurrieron  y  aun  entregar- 
nos á  la  sutil  operación  mental  de  calcular  si  pesa  más  en  nuestro 
ánimo  aquella  añoranza  que  la  victoriosa  satisfacción  de  haber  dado 
cima  á  nuestros  estudios  universitarios. 

Pero  se  ha  querido  que  en  este  día,  rodeen  á  los  nuevos  doctores 
los  que  á  lo  largo  de  su  carrera,  la  siguieron  con  inquietud  crecien- 
te, por  ley  de  la  sangre  ó  por  afinidad  de  la  simpatía  y  del  afecto, 
d  Cómo,  entonces,  no  decir  nuestras  esperanzas  y  creer  de  sobra 
compensada  la  melancolía  de  la  separación  por  el  contento  que  ve- 
mos reflejado  en  los  padres  que  nos  alentaron,  en  los  hermanos  que 
nos  dieron  ánimos,  en  los  amigos  cuya  simpatía  sentíamos  y  quizá 

AHT.    OBIC.  XXII-35 


378  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

por  la  visión  de  un  ideal  soñado  cuya  imagen  fulguraba  á  veces  en- 
tre las  líneas  del  árido  código  ? 

Además  esta  no  puede  ser  ceremonia  de  despedida.  Haber  consi- 
guido  el  título  no  nos  aparta,  no  debe  apartarnos,  no  queremos  que 
nos  aparte,  de  la  Universidad. 

Se  ha  dicho  alguna  vez  que  ésta  por  querer  formar  con  eficacia 
profesionales,  descuidó  su  función  más  alta  de  formar  hombres  de 
ciencia  y  de  dirección  :  téngolo  por  notoria  injusticia,  porque  uni- 
versitarios de  Buenos  Aires  supieron  dar  gloria  á  nuestro  país,  des- 
de los  puestos  directivos  de  más  responsabilidad. 

Pero  es  indudable  que  nuestra  alma  lux  y  dentro  de  ella  nuestra 
Facultad  están  en  mejores  condiciones  que  antes  para  dar  cabal 
cumplimiento  á  la  alta  misión  que  en  nuestro  país  á  la  Universidad 
está  señalada.  Bastará  con  que  me  refiera  al  regular  funcionamien- 
to de  los  cursos  intensivos  y  á  la  implantación  de  los  del  doctorado. 
Con  el  uno  y  con  la  otra,  estamos  muy  lejos  de  la  temida  usina  de 
abogados. 

El  grupo  de  doctores  por  quien  hablo,  ha  podido  darse  de  ello 
perfecta  cuenta,  pues  en  su  gran  mayoría  entró  en  esta  casa  antes 
de  la  implantación  de  la  primera  de  las  reformas  citadas  y  ha  alcan- 
zado á  muchos  de  los  cursos  intensivos  establecidos  :  éstos  y  los  del 
doctorado,  serán  seguramente  un  motivo  de  vinculación  entre  nos- 
otros, ex  alumnos  y  la  Facultad,  como  lo  será  y  lo  es  ya  su  biblio- 
teca que  tanto  nos  ha  ayudado  y  que  hemos  visto  durante  el  curso  de 
nuestros  estudios  como  se  enriquecía  hasta  llegar  á  ser  una  de  las 
primeras,  sino  la  primera,  de  las  de  derecho  en  Hispano  América. 

Contribuye  también  á  que  no  nos  sintamos  hoy  despidiéndonos 
de  la  Universidad,  la  mayor  intimidad  determinada  por  el  hecho  de 
la  agrupación  de  los  estudiantes  en  Centros  y  su  Federación  y  por 
el  reconocimiento  oficial  de  estos  organismos.  De  este  modo  se  ha 
dado  un  gran  paso  en  el  camino  de  la  solidaridad  entre  los  que  en- 
señan y  los  que  aprenden,  que  según  decía  recientemente  el  doctor 
Bidau,  es  la  condición  de  una  mayor  intensidad  y  una  mayor  efica- 
cacia  en  la  labor  universitaria.  De  este  modo  también  se  ha  avan- 
zado en  el  camino  de  otra  solidaridad,  entre  los  que  enseñan  y  los 
que  aprenden  y  los  que  por  haber  aprendido  tienen  á  orgullo,  ya 
que  no  continuar  siendo,  sentirse  siempre  estudiantes,  hijos  de  la 
Universidad. 


COLACIÓN  DE  GRADOS  879 

Quizá  por  ahí  se  irá  á  solidaridades  más  amplias  que  de  los  ele- 
mentos directivos  déla  ¡Nación  parece  que  hay  derecho  á  esperaren 
bien  de  esta  misma  y  de  la  raza. 

Nación  y  raza.  Guando  se  trata  de  pueblos  como  el  británico  ó 
como  el  hispánico  que  rebasando  de  sus  límites  históricos  ó  geo- 
gráficos y  atravesando  los  mares,  han  resurgido,  vivaces  y  potentes 
en  nuevas  naciones  de  nuevos  continentes,  no  cabe  en  cuantos  pue- 
den influir  en  la  dirección  de  éstas,  un  modo  estrecho  de  concebir 
su  vida,  antes  bien  deben  sentir  con  fuerza  la  comunidad  de  origen, 
la  identidad  de  estirpe,  la  intimidad  de  relación  espiritual  que  á 
todas  marca,  aproxima  y  junta  y  no  por  muertas  exigencias  del  pa- 
sado, sino  por  la  fuerza  viva  del  presente,  pleno  de  rico  y  complejo 
porvenir. 

No  pueden  las  universidades  de  Hispano  América,  desconocer  la 
gran  parte  que  les  corresponde  en  esta  necesaria  labor.  Quizá  las 
nuestras  son  las  más  indicadas  para  emprenderla  y  marcar  rum- 
bos. Para  nosotros  sería  la  realización  de  un  ideal  ver  á  la  de  Bue- 
nos Aires  reasumir  la  alta  tarea. 

La  ocasión  es  para  ello  especialmente  propicia. 

La  guerra  que  no  sé  si  deshonra,  pero  sí  que  desangra  á  Europa, 
al  mostrarnos,  patente,  el  error  de  los  que  creían  en  la  posibilidad 
de  un  estado  mundial,  ha  afirmado  la  conveniencia  inmediata  de  la 
aproximación  de  los  pueblos  de  idéntico  origen  y  con  intereses 
comunes  y  ha  determinado  desde  luego  la  alianza  estrecha  de  los 
que  aislados  no  hubieran  podido  resistir  la  acción  de  otros,  á  su 
vez  unidos,  dotados  de  una  gran  fuerza  de  ambición  y  predominio. 

Para  los  pueblos  hispánicos  que  son  los  que  nos  importan,  se  ha 
planteado  con  caracteres  de  urgencia  esa  necesidad  de  mutuo  apoyo 
y  concertada  defensa,  que  quizás  llegue  á  la  íntima  unión  que  por 
cierto,  no  debe  limitarse  á  los  estados  más  fuertes  ó  más  prósperos 
que  sería  fuente  de  recelos,  sino  ser  amplia  y  total. 

(j  Quién  puede  desconocer  la  parte  en  que  esta  empresa  toca  á  la 
acción  de  las  Universidades?  ¿No  partió  de  ellas  el  concepto,  el 
aliento,  el  impulso  que  hace  más  de  un  siglo  movió  á  estos  pueblos 
á  la  independencia  ?  Pues  del  mismo  modo  y  por  idénticas  razones 
de  preparación,  de  idealismo,  de  natural  dirección  de  las  fuerzas 
ciegas,  populares,  incumbe  á  la  Universidad,  iniciar  esta  otra  re- 
volución pacífica,  no  menos  honda  que  la  del  pasado  siglo,  aunque 


38o 


KEVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


por  el  movimiento  natural  de  péndulo,  sea  convergente  y  sintéti- 
ca, tanto  como  aquella  otra,  gloriosísima,  fué  dispersa,  analítica  y 
en  ocasiones  incoherente. 

Prepararemos  esta  nueva  acción  si  dentro  de  nuestras  respectivas 
fronteras,  acometemos  otra  inmediata  en  la  que  á  nosotros,  á  nues- 
tra generación  universitaria,  está  reservada  una  directa  participa- 
ción: la  lucha  por  lo  justo. 

Toda  injusticia  debe  provocar  en  nosotros  antes  que  en  nadie,  la 
indignación  y  la  protesta  que  afirmen  el  deseo  imperioso  de  amino- 
rarla ó  destruirla. 

En  primer  lugar  la  injusticia  social,  el  régimen  que  consiente  la 
explotación  del  obrero,  la  degradación  de  la  mujer,  el  aniquila- 
miento del  niño,  el  desprecio  al  anciano  inservible.  No  podemos, 
como  el  varón  de  la  antigüedad,  considerar  la  iniquidad  civil  exis- 
tente como  un  océano  misterioso  y  sagrado.  La  pobreza,  el  trabajo 
sin  esperanza,  el  hambre  misma,  la  servidumbre  de  los  débiles,  no 
son  el  resultado  irresistible  de  la  fatalidad  de  leyes  supremas  é  irre- 
formables, sino  males  que  la  misma  humanidad  al  marchar  ha  sem- 
brado y  que  puede  desarmar  y  vencer:  no  de  otro  modo  podemos 
contemplar  ciertos  aspectos  del  industrialismo  que  importan  una 
vergonzosa  explotación  del  trabajo  y  un  visible  envilecimiento  de  la 
fuerza  humana  que  emplea.  Nuevos  abogados,  nuestro  doctorado 
en  derecho  nos  obliga  a  considerar  atentamente,  con  calor  de  hu- 
manidad, estos  males  que  nos  rodean  y  á  surcar  decididos,  en  todas 
direcciones,  el  maremagnum  económico  hasta  dar  con  la  nave  en 
el  puerto  de  la  paz  social. 

Y  si  la  injusticia  en  las  relaciones  económicas  debe  sobresaltar- 
nos hasta  la  indignación  y  si  en  contra  de  ella  debemos  propugnar 
por  el  derecho  de  todos  los  seres  humanos  á  una  vida  mejor  que  la 
que  las  actuales  condiciones  sociales  les  concede,  otra  forma  de  la 
injusticia,  la  de  un  Estado  que  abuse  de  su  fuerza  en  sus  relaciones 
con  los  demás,  debe  merecer  nuestra  inmediata  reprobación. 

Este  deber  nos  es  más  fácil  a  nosotros,  nuevos  abogados  argen- 
tinos, por  la  feliz  circunstancia  de  haber  nuestra  república  sostenido 
en  su  vida  internacional,  normas  jurídicas  excepcionalmente  am- 
plias y  generosas. 

Pero  aunque  la  República  Argentina  no  hubiese  sido  en  toda 
ocasión,  como  ha  sido,  respetuosa  de  los  tratados  hasta  someter 


COLACIÓN  DE  GRADOS  38  I 

todas  sus  cuestiones  de  límites  a  fallos  arbitrales  que  cumplidamen- 
te ha  acatado,  aunque  no  se  hubiese  abstenido  de  toda  guerra  de 
predominio  o  de  conquista,  el  desconocimiento  absoluto  de  la  exis- 
tencia de  un  orden  jurídico  internacional  de  que  se  ha  hecho  gala 
en  la  guerra  presente,  debiera  provocar  nuestra  protesta  y  confir- 
marnos en  nuestra  decisión  de  acudir  contra  tales  procederes.  Nues- 
tro protesta  debe  ser  en  primer  lugar  contra  la  afirmación  que  en- 
fáticamente se  hace  de  que  no  existe  un  derecho  de  las  naciones  y 
que  las  relaciones  de  éstas  sólo  se  rigen  por  la  ley  de  la  ciega  necesi- 
dad. Y  luego  contra  la  asimilación,  que  también  se  predica,  del 
derecho  y  la  fuerza.  Y  ahora  y  siempre  contra  la  violación  de  los 
tratados  en  que  los  pueblos  iban  ensayándose  lentamente  en  la  vida 
de  la  comunidad  humana  y  contra  la  transgresión  de  las  reglas  con 
tanto  trabajo  establecidas  para  cuando  llegara  el  caso  extremo  de  la 
guerra  por  mar  ó  por  tierra  v  aun  por  el  aire. 

La  condición  de  país  neutral  que  en  la  presente  contienda  asume 
el  nuestro,  no  es  parte  á  ahogar  en  nosotros,  hombres  de  derecho 
puro,  de  pleno  idealismo,  la  expresión  de  nuestro  sentir  que  no 
puede  tacharse  de  parcial,  aunque  debamos  exteriorizarla,  quizá 
sorprendidos,  contra  quien  no  nos  había  dejado  entrever  en  su 
ciencia  rica  en  frutos  y  en  sus  métodos  severos  de  investigación  y 
análisis,  un  contenido  tan  anormal  que  permitiese  la  invasión  de  te- 
rritorios ajenos  en  mengua  de  neutralidad  expresamente  afianzada  y 
en  ellos  y  en  los  enemigos,  acometer  a  la  población  civil  con  más 
ira  que  á  los  ejércitos  organizados.  Contenido  tan  desprovisto  de 
normas  morales,  revela  un  principio  directivo  —  el  predominio  del 
estado  sobre  el  individuo  —  que  francamente  nos  repugna,  no  sólo 
como  hombres  de  derecho,  sino  como  americanos,  como  hispano- 
americanos y  como  argentinos. 

Si  algo,  en  efecto,  a  pesar  de  la  diversidad  de  razas,  de  lenguas, 
de  religiones,  de  leyes  y  costumbres,  da  a  los  pueblos  americanos 
una  fisonomía  propia,  unidad  de  pensamiento,  es  la  democracia. 
Frente  al  concepto  autocrático  del  estado,  frente  al  cesarismo,  los 
países  americanos,  tanto  el  de  origen  anglosajón  y  habla  inglesa 
como  los  de  origen  ibérico  ó  hispánico,  pueden  mostrarse  como 
pueblos  democráticos  que  sólo  consideran  al  estado  como  un  medio 
de  conservación  y  de  defensa  de  la  libertad  política  y  de  la  libertad 
civil  del  individuo. 


382  UEVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Y  si  algo  caracteriza  a  la  raza  a  que  nosotros,  los  hispano-ame- 
ricanos,  pertenecemos,  es  el  individualismo  encuadrado  dentro  del 
marco  de  una  gran  vida  ciudadana  y  municipal. 

Y  si  algo  singulariza,  entre  los  pueblos  del  continente,  á  la  Re- 
pública Argentina,  es  el  respeto  á  las  naciones  más  débiles  y  la  ab- 
soluta falta  de  ambiciones  de  imperio  o  de  predominio. 

Esta  es  la  substancia  de  nuestra  bistoria,  la  medula  de  nuestra 
vida  social  y  política. 

Y  por  esto  no  podríamos  prescindir,  en  estos  días  de  dudas,  de 
afirmar  nuestra  fe  democrática,  y  confesar  en  voz  alta  nuestra  reli- 
gión jurídica.  Si  á  alguien  toca  proclamar  lo  intangible  del  ideal, 
es  á  nosotros  que  de  la  vida  sabemos  lo  que  de  ella  quintaesencia- 
ron los  grandes  pensadores,  los  propulsores  del  progreso,  los  már- 
tires de  todas  las  causas  justas.  Si  la  Universidad  no  nos  hubiese 
hecho  así,  idealistas  como  somos,  no  hubiera  respondido  á  su  noble 
misión  ;  porque  lo  somos,  tenemos  á  gala  mostrarnos  tales. 

Hay  otra  injusticia  en  cuyo  fondo  hallaríamos  restos  del  mismo 
espíritu  de  predominio  de  que  hacen  gala  los  defensores  de  la  intan- 
gibilidad  del  régimen  industrial  presente  y  los  invasores  del  dere- 
cho de  los  pueblos  débiles.  Es  una  injusticia  que  nos  toca  muy  de 
cerca,  pero  contra  la  que  de  todos  modos,  nuestro  idealismo  pro- 
testaría :  la  protesta  es  más  fácil  y  puede  determinar  corrientes  de 
acción  inmediata  por  el  hecho  de  ser  muy  visible  el  mal  y  ser  ya 
muchos  los  que  consideran  llegado  el  caso  de  ponerle  remedio. 

Esta  tercera  injusticia  de  la  que  debo  hablar,  es  la  que  en  nues- 
tro país  que  es  y  será  mucho  tiempo  de  inmigración,  abando- 
na á  su  propia  suerte  á  millares  y  millares  de  hombres  que  de  él 
forman  parte  innegablemente  y  á  los  cuales  sin  embargo  se  les 
mantiene  alejados  del  aspecto  más  importante  de  su  vida,  el  polí- 
tico. 

Esta  situación  de  los  no  nativos,  ha  sido  contemplada  entre  nos- 
otros en  todos  sus  aspectos.  Alberdi,  Mitre,  Sarmiento  hicieron 
resaltarlas  ventajas  económicas,  sociales  y  políticas  déla  incorpora- 
ción de  esos  habitantes  á  la  vida  ciudadana.  Hoy  hay  quienes  creen 
encontrar  en  esta  incorporación  inconvenientes.  Pero  el  problema 
no  ha  sido  resuelto  y  la  situación  de  los  extranjeros  perdura  en  toda 
su  injusticia.  Pocos  por  lo  demás,  han  considerado  la  cuestión  en 
su  fase  jurídica.  Los  que  así  lo  han  hecho  en  alguna  ocasión,  fué 


COLACIÓN  DE   GRADOS  383 

inspirándose  en  consideraciones  personales,  como  el  caso  de  Sar- 
miento por  su  condición  de  emigrado  en  Chile. 

Y  sin  embargo,  ese  aspecto  del  problema  es  el  que  debió  en  pri- 
mer lugar  considerarse.  Si  así  se  hubiera  hecho  y  si  en  consecuen- 
cia, se  hubiera  reparado  la  injusticia,  las  condiciones  sociales  y 
políticas  de  la  República  serían  actualmente  otras  y  no  por  cierto 
peores  que  las  actuales. 

Que  la  injusticia  existe  es  evidente,  y  también  lo  es  que  ella  no 
es  obra  de  los  hombres  que  constituyeron  el  estado  argentino.  Con 
una  maravillosa  intuición  de  las  verdaderas  conveniencias  del  país, 
ellos  llamaron  á  este  suelo  á  todos  los  hombres  del  mundo  que  qui- 
sieran habitar  en  él  y  reconocieron,  no  ya  los  derechos  civiles  úni- 
camente, sino  también  la  casi  absoluta  totalidad  de  los  derechos 
políticos,  á  todos  los  extranjeros  que  tuvieran  dos  años  de  residen- 
cia en  el  país. 

La  realización  de  la  injusticia  ha  venido  después.  Es  obra  más 
que  de  los  textos  legales,  de  la  interpretación  que  se  les  ha  dado,  y 
también  de  cierto  ambiente  hostil  a  toda  intervención  del  extranje- 
ro en  la  vida  política  del  país. 

El  resultado  inmediato  es  que  con  muy  escasas  excepciones  el  ex- 
tranjero se  ha  abstenido  de  la  vida  cívica  \  así,  con  la  Constitución 
más  igualitaria  y  democrática  del  mundo,  aparecen  en  la  Repúbli- 
ca Argentina  sin  derechos  políticos,  centenares  de  miles  de  habitan- 
tes tan  capacitados  para  ejercerlos  como  aquellos  á  quienes  estos 
derechos  se  reconocen  y  tan  interesados  como  éstos  en  su  prosperi- 
dad, propulsores  eficaces  de  su  desarrollo,  llenos  de  fe  en  su  porvenir. 

Consecuencia  de  esto,  ha  sido  el  retardo,  cuando  no  la  obstaculi- 
zación indefinida,  de  la  asimilación  del  extranjero  y  por  tanto  la 
falta  de  homogeneidad  en  la  población. 

Cuando  se  considera  que  entre  esos  extranjeros  á  quienes  los  de- 
rechos políticos  se  niegan  ó  se  regatean,  se  cuentan  por  millares  los 
padres  de  argentinos  y  que  éstos,  apenas  salidos  de  la  adolescencia, 
se  encuentran  en  el  goce  de  la  calidad  de  ciudadanos,  se  perciben 
otros  resultados  no  menos  funestos  al  país,  que  en  lo  que  se  refiere 
á  la  organización  de  la  familia,  puede  tener  la  situación  que  á  los 
extranjeros  se  ha  creado. 

Rajo  este  aspecto  la  injusticia  adquiere  caracteres  realmente  ex- 
traordinarios. 


384 


REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 


En  otra  ocasión  he  dicho  al  respecto  y  me  complazco  en  repetir- 
lo, que  esta  injusticia  que  con  nuestros  padres  se  comete,  nosotros, 
los  hijos  de  extranjeros,  únicos  ciudadanos  argentinos  en  nuestros 
hogares,  en  nuestra  carne  la  hemos  sentido  y  que  hubiéramos  que- 
rido rechazar  ese  derecho  que  para  escarnio  nuestra,  á  ellos  se  les 
regatea  ó  se  les  niega  y  á  nosotros  se  nos  prodiga.  Dije  también  en 
esa  ocasión  que  ya  que  ese  derecho  se  nos  ha  dado,  hemos  de  em- 
plearlo en  la  destrucción  del  sistema  que  al  privar  al  país  donde  he- 
mos nacido,  de  tantos  útiles  ciudadanos,  ha  retrasado  su  progreso  é 
impedido  la  formación  definitiva  del  pueblo  argentino. 

No  sé  si  ese  estado  de  espíritu  es  el  de  todos  aquellos  que  entre 
mis  compañeros  de  colación  son  hijos  de  extranjeros.  Me  atrevo  á 
creer  que  sí,  pero  de  todos  modos  esa  era  y  es  mi  resuelta  actitud 
espiritual  ante  el  hondo  problema  y  la  actitud  de  todo  argentino 
sinceramente  interesado  en  el  porvenir  de  su  país,  no  puede  ser 
otra,  pues  si  para  nosotros  —  los  hijos  de  extranjeros  —  el  proble- 
ma es  fundamentalmente  un  problema  afectivo,  para  el  resto  de  los 
argentinos  es  un  problema  social  y  político  de  gravedad  y  seriedad 
considerables. 

Acordándole  tal  importancia,  se  le  estudia  desde  hace  años  en 
esta  facultad  relacionándolo  con  el  problema  general  de  la  nacio- 
nalidad y  en  un  proyecto  de  ley  en  que  están  condensadas  sus  ex- 
plicaciones de  cuatro  cursos  intensivos,  un  ilustre  profesor  prepara 
una  solución  justa  á  la  magna  cuestión. 

Con  ello  esta  casa  habrá  aportado  una  de  sus  mayores  contribu- 
ciones al  progreso  del  país. 

A  ese  progreso  antes  que  á  la  consecución  de  nuestros  fines  indi- 
viduales, debemos  y  queremos  consagrar  la  eficacia  del  título  que 
hoy  se  nos  concede  y  con  él  la  de  las  enseñanzas  que  en  esta  casa 
hemos  recibido. 

Con  esta  afirmación  idealista,  nos  presentamos  hoy  á  la  univer- 
sidad como  en  supremo  y  definitivo  examen  que  fuera  la  revisión 
total  de  los  valores  aquí  adquiridos.  En  esta  casa  entramos  los  de 
nuestro  grupo  en  los  días  rosados  y  tranquilos  que  precedieron  al 
Centenario  de  la  Revolución  de  Mayo  y  que  tan  distantes  parecen 
de  estos  tormentosos  y  sombríos  ;  de  ella  salimos  en  víspera  del 
otro  Centenario,  del  de  la  obra  de  los  esforzados  varones  que  en 
plena  lucha  supieron  recoger  su  espíritu  y  ordenar  la  vida  futura  de 


COLACIÓN  DE  GRADOS  385 

su  pueblo,  alta,  optimista  afirmación  que  es  para  nosotros  ejemplo 
y  guía  y  nos  conforta  en  la  seguridad  de  que  la  dirección  que  en 
esta  universidad  nuestros  espíritus  recibieron,  condice  con  el  pro- 
pio genio  de  nuestro  pueblo,  tal  como  proféticamente  lo  vieran  los 
hombres  que  dieron  en  Buenos  Aires  el  grito  de  libertad  y  los  que 
en  Tucumán  lo  condensaron  en  fórmulas  de  definitiva  independen- 
cia. 

De  ellos  seremos  dignos  si  nos  consagramos  á  la  grandeza  de  la 
¡Nación  que  fundaron  :  una  grandeza,  como  ellos  la  quisieron,  basa- 
da en  la  justicia,  y  como  ellos  la  sirvieron  desde  el  primer  momen- 
to :  con  una  constante,  tenaz  preocupación  del  porvenir  de  los  pue- 
blos hermanos,  los  que  del  mismo  origen  espiritual  é  histórico,  nos 
dan  una  noción  más  inmediata  y  segura  de  aquella  humanidad  in- 
tegral y  mundial,  que  sigue  siendo  el  ensueño  más  lejano  cuando 
más  cerca  creíamos  verlo... 

La  humanidad  está  viviendo  actualmente,  no  un  atardecer  de 
decadencia,  sino  un  sangriento  amanecer  de  alto  progreso.  Debe- 
mos prepararnos  para  ser  dignos  del  nuevo  día  y  para  que  impul- 
sados por  la  profecía  del  poeta,  al  salir  el  sol  «  en  un  triunfo  de 
liras  »,  dos  continentes  «  del  Hércules  antiguo  la  gran  sombra  so- 
berbia evocando  puedan  decir  al  orbe  :  la  alta  virtud  resucita  que  á 
la  hispana  progenie  hizo  dueña  de  siglos  ». 

He  dicho. 


APUNTES 


LA    HISTORIA   DEL   COLEGIO  (I^ 


Señoras, 
Señores  : 

La  apacible  quietud  del  modesto  villorrio  que  era  allá  por  el 
año  de  1767  esta  «  muy  noble  y  muy  leal  »  ciudad  de  la  Santí- 
sima Trinidad  y  Puerto  de  Santa  María  de  Buenos  Aires,  fué 
sobresaltada  en  la  noche  del  2  de  julio  por  un  acontecimiento 
extraordinario,  conturbador  :  el  rey  de  España,  don  Carlos  III, 
había  ordenado  la  expulsión  de  los  jesuítas  de  todos  sus  domi- 
nios, y  esa  noche  cumplíase  en  la  futura  metrópoli  del  virrei- 
nato, el  augusto  decreto  (2). 

Era  su  ejecutor,  como  sabéis,  el  gobernador  don  Francisco 
do  Paula  Bucareli  y  Ursúa... 

Cuando  llegara  al  gobierno  —  no  hacía  un  año  aun  —  en  aquel 
amargo  2  5  de  agosto  de  1766,  los  sagaces  discípulos  de  Loyola 
debieron  presentir  en  Bucareli  la  proximidad  del  enemigo,  aca- 
so más  bien,  la  proximidad  del  brazo  implacable  elegido  para 


(1)  Estos  Apuntes  sobre  la  Historia  de!  Colegio  fueron  escritos  con  ocasión  del  «  Día 
del  Estudiante  »  y  leídos  en  el  Teatro  Odeón  en  la  fiesta  organizada  por  el  Centro  de 
Estudiantes  del  Colegio  nacional  de  Buenos  Aires,  el  2  i  de  septiembre  de  este  año. 

(2)  Pongo,  de  una  ve/,  la  indicación  bibliográfica,  á  fin  de  no  interrumpir  con  notas 
la  lectura  de   estas  páginas,  cuya  fatigosa  aridez    no  he  logrado  evitar  : 


APUNTES  PAKA  LA  HISTORIA  DEL  COLEGIO  38^ 

extirparlos  del  Río  de  la  Plata,  obedeciendo  tenaz  y  sumiso  á 
los  designios  del  monarca  y  de  su  progresista  ministro  el  conde 
de  Aranda. 

Y  bajo  la  inspiración  ó  la  orden  de  la  omnipotente  Compa- 
ñía de  Jesús,  el  Cabildo  preparó  la  recepción  del  nuevo  gober- 
nado]-, con  una  mezquindad  que  contrastaba  con  la  fastuosa 
que  había  organizado  al  anterior,  don  Pedro  de  Ceballos. 

¡Treinta  y  siete  pesos  tres  reales!  tal  fué  la  cuenta  de  gastos 
que  importó  esta  fiesta,  dedicada  por  la  ciudad  á  su  nuevo  go- 
bernador, según  el  regidor  tesorero  del  muy  ilustre  Ayunta- 
miento... 

Quizás  los  padres  nunca  imaginaron  la  tremenda  magnitud  de 
la  misión  confiada  á  Bucareli,  pero  es  seguro  que,  desde  aquel 
día,  debieron  quedar  á  la  expectativa  de  los  inevitables  sucesos... 

Y  cuando  don  Juan  de  Berlanza,  secretario  del  gobernador, 
don  Manuel  Basabilvaso,  don  Juan  de  Arco  y  don  Francisco 
Pérez  de  Saravia,  escoltados  por  una  compañía  de  granaderos, 
hicieron  irrupción  en  la  Iglesia  y  Colegio  grande  de  San  Igna- 
cio, los  padres  jesuítas  acataron  la  orden  sin  resistencia  y  sin 
protesta. 

¡El  decreto  era  injusto,  inclemente,  excesivo!...  Mas,  no  es 
del  caso  disertar  ahora,  sobre  la  ofuscación  que  el  temor  á  la 
poderosa  congregación  produjo  en  las  deliberaciones  del  go- 
bierno... 

Completábase  la  terrible  medida  con  la  confiscación  de  todos 
los  bienes  de  propiedad  de  los  padres  expulsos. 

Pronto  se  echó  de  ver,  en  el  inventario  prolijo  y  en  el  razo- 
nado informe  que  redactara  el  doctor  Manuel  José  de  Labardén, 

Juan  María  Gutiérrez,   Anales  de  la   Universidad,   lomos  I  v  II,  año   1877. 
P.  Groussac,  Anales  de  la  biblioteca,  lomo   l\  . 
Vicente  F.   López,  Historia  de  la  República  Argentina,  tomo  I. 

Documentos  v  planos    relativos  al  periodo  edilicio  colonial    de  la  ciudad  de   Buenos  Aires, 
tomos  I,   II,   III  y   IV. 

La  Revista  de  Buenos  Aires,   18G8  á   1871,  tomo  II. 

José  M.   Estrada,   Obras  completas,  tomo  II 

Manuel  Moreno,  A  rengas  y  escritos  de  don  Mariano  Moreno. 

Bartolomé  Mitre,  Historia  de  Belgrano,  tomo  1. 

Carlos  Correa  Lina,   Don  Baltasar  de  Arandia. 

Concolorcorvo,   Lazarillo  de  ciegos  caminantes . 

Andrés   Lamas,  Rivadavia,  su  obra  nolítica  y  cultural. 


388 


REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 


que  aquellos  bienes  no  alcanzaban  ni  con  mucho,  á  « la  enorme 
fortuno  »  en  que  el  vulgo  apreciaba  « los  fantásticos  tesoros  de 
la  Compañía  ». 

Figuraba  en  ellos,  naturalmente,  la  Iglesia  y  Colegio  grande 
de  San  Ignacio. 

El  misterioso  edificio  hallábase  situado  en  la  manzana  com- 
prendido por  las  calles  hoy  Alsina  y  Bolívar,  Moreno  y  Perú... 

En  aquellos  años,  la  construcción  abarcaba  únicamente  la  igle- 
sia y  el  colegio  anexo,  siendo  oportuno  advertir  "aquí  que  tal  deno- 
minación de  <c  colegio  »,  equivalía,  en  tal  caso,  á  «  convento  », 
y  no  á  casa  de  estudios. 

Según  la  expresión  de  un  cronista  coetáneo,  era  :  «  muy  pro- 
porcionada en  sus  partes;  tiene  tres  naves  sobre  pilares ;  y  sobre 
las  colaterales  hay  tribunas.  Á  la  subida  de  las  gradas  de  la  Ca- 
pilla mayor  y  debajo  del  arco  toral,  está  el  dosel  y  sitial  del 
virrey  al  lado  del  Evangelio.  En  lo  interior  hay  claustro  alto  y 
bajo  y  bastante  despoblado  que  ocupa  cerca  de  la  cuadra...  » 

Tal  era  la  finca  más  importante  de  que  Bucareli  despojó  á  los 
jesuítas... 

No  las  habría  por  cierto  mejores  en  las  contadas  cuadras  que 
formaban  la  ciudad,  la  cuarta  ciudad  de  estas  regiones  coloni- 
zadas por  España,  según  el  decir  del  autor  de  El  lazarillo  de 
ciegos  caminantes,  quien  añade  :  «  hay  pocas  casas  altas,  pero 
unas  y  otras  bastantes  desahogadas,  y  muchas  bien  edificadas,  con 
buenos  muebles  que  hacen  traer  de  la  rica  madera  del  Janeiro...  » 

Más  expresivo  todavía  resulta  el  Diario  de  Aguirre :  «  Todo 
Buenos  Aires  está  edificado  ele  ladrillo,  adobe  y  tierra  pisada.  » 
«  Ningún  edificio  hay  que  merezca  el  nombre  de  magnífico...  » 
«  No  se  ve  lo  magnífico,  pero  tampoco  lo  miserable...  » 

En  esa  parte  de  la  construcción  destinada  á  «  Colegio  »  ó, 
mejor  dicho,  «  Convento  de  los  Jesuítas  »,  fué  donde  se  instaló 
diez  y  seis  años  más  tarde  el  primer  instituto  de  estudios  pú- 
blicos en  Buenos  Aires. 

Era  ésta  una  necesidad  que  los  monarcas  españoles  no  se 
habían  dignado  satisfacer  en  sus  largos  años  de  dominación. 
Acaso  porque  compartían  el  sentir  de  aquel  peregrino   señor  de 


APUNTES  PARA  LA  HISTORIA  DEL  COLEGIO  38y 

Andoanegui,  gobernador  que,  en  1752,  achacaba  el  derrumba- 
miento de  la  catedral  á  «  castigo  del  cielo  por  los  pleitos  que  fo- 
mentaban los  abogados  »;  ó  del  obispo  Latorre,  quien,  en  1769, 
al  saber  que  el  Cabildo  «  solicitaba  universidades  con  jurispru- 
dencia y  otras  ciencias  más  comunes  »,  dirigía  al  rey  un  me- 
morial destinado  á  probar  que  semejante  aspiración  era  «  un 
clásico  disparate,  pues  habiendo  hoy  (enredos)  con  cuatro  abo- 
gados (i  qué  fuera  con  muchos  más  que  se  criarían  faltos  de 
práctica  y  de  aplicación,  que  en  mi  tierra  se  dicen  abogados  de 
á  legua»;  el  hecho  es  que,  como  lo  consigna  el  Lazarillo,  «no 
hay  estudios  públicos,  por  lo  que  algunos  envían  sus  hijos  á 
Córdoba  y  otros  á  Santiago  de  Chile,  no  apeteciendo  las  conve- 
niencias eclesiásticas  de  su  país,  por  ser  de  muy  corta  congrua 
y  sólo  suficientes  para  pasar  una  vida  frugal.  » 

La  ciudad  clamaba  por  un  establecimiento  de  estudios.  Llegóse 
hasta  pensar  en  trasplantar  á  este  puerto  la  universidad  que 
funcionaba  en  Córdoba. 

T;;maña  ocurrencia  indignó,  y  no  sin  fundamento,  á  la 
gente  mediterránea.  El  señor  don  Manuel  Abad  Illana,  obis- 
po de  Córdoba  del  Tucumán,  argumentaba  en  contra  de  tan 
inicuo  proyecto  con  apropiadas  razones  :  «  He  oído,  Señor  — 
decía  al  monarca  —  que  la  ciudad  de  Buenos  /Vires  ha  pe- 
dido á  V.  M.  se  lleve  allá  la  Universidad  de  esta  de  Córdoba. 
Señor,  en  cualquier  pleito  se  ha  de  sentenciar  por  aquella  par- 
te que  está  en  posesión  de  lo  que  se  pleitea.  Córdoba  está  en 
posesión  de  esta  Universidad  y  así  suplico  á  V.  M.  no  la  defraude 
de  esta  regalía.  Buenos  Aires  puede  alegar  la  muchedumbre  de 
sus  vecinos  (esto  ocurría  en  1768,  cuando  Buenos  Aires  apenas 
contaba  20.000  habitantes),  la  magnificencia  de  sus  edificios, 
y,  en  suma,  ser  tal  que  si  estuviera  en  Europa,  podría  repetir 
para  Corte.  Pues  si  es  una  ciudad  de  tanta  ostentación  <;  por  qué 
envidia  á  Córdoba  una  prerrogativa  de  que  la  tienen  en  posesión 
tantos  Pontífices  y  tantos  Reyes  ?...  Buenos  Aires  es  ciudad  opu- 
lenta y  florida.  No  así  Córdoba.  No  dio  Naturaleza  todos  los 
bienes  á  una  nación  :  no  lo  dé  todo  V.  M.  á  Buenos  Aires  y 
dígnese  conservar  á  Córdoba  en  la  posesión  de  una  gracia  que 
necesita  para  ser  algo...  » 


3(JO  REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

En  suma,  así  habían  corrido  muchos  años,  sin  que  tanto  cla- 
mor, tanto  proyecto,  tanto  comentario,  alcanzara  el  fruto  de- 
seado... 

La  confiscación  de  los  bienes  de  los  jesuítas  vino  á  facilitar 
la  solución  económica  del  zarandeado  problema  :  disponíase  aho- 
ra del  local  y  de  la  renta  para  sustentar  la  institución.  Faltaba  el 
hombre  ponderado  y  ecuánime  que  supiera  encaminar  el  asunto, 
y  realizarlo,  después  de  tantas  dificultades  y  reparos. 

Ese  hombre  fué  el  americano  don  Juan  José  de  Vertiz  y  Sal- 
cedo, primer  gobernador  y  luego  virrey,  por  cierto  el  más  emi- 
nente de  los  que  hubo  en  el  Río  de  la  Plata. 

Yertiz,  durante  su  período  de  gobernador,  aprovechó  con  deli- 
cada habilidad  las  circunstancias  favorables  que  presentaba  la 
cuestión. 

Si  la  expulsión  de  los  jesuítas  no  había  de  descender  del  alto 
carácter  político  que  se  le  atribuía,  era  forzoso  renunciar  á  la 
codiciosa  pequenez  de  que  los  bienes  confiscados  fueran  á  en- 
grosar el  patrimonio  de  la  monarquía. 

Debían,  pues,  aplicarse  á  un  objeto  de  beneficio  público. 

ninguno  más  justificado  y  urgente  que  la  instrucción  general. 

Inspirado  en  este  pensamiento,  Vértiz  solicitó  el  dictamen  de 
las  autoridades  capitulares  sobre  los  medios  más  adecuados  para 
((  establecer  escuelas  y  estudios  generales  para  la  enseñanza  y 
educación  de  la  juventud  »,  con  los  bienes  confiscados  á  los 
jesuítas. 

Esto  ocurría  en  1771. 

Las  dilaciones  del  clásico  expedienteo  y  otras  remoras,  igual- 
mente insuperables,  retardaron  la  realización  de  su  plan,  favo- 
recido, como  se  ha  visto,  por  la  opinión  concorde  de  los  cabildos. 

El  monarca  prestó,  finalmente,  su  aprobación. 

«  Todo  este  edificio  —  dice  el  Diario  de  Aguirre,  en  noviem- 
bre de  1783,  refiriéndose  al  antiguo  convento  de  los  frailes  de 
San  Ignacio  en  las  calles  Bolívar  y  Moreno  —  lo  ha  cedido  el 
Rey  para  Universidad,  para  cuyas  rentas  se  están  labrando  casas 
en  su  parte  occidental.  Ahora  acabamos  de  ver  la  apertura  del 
Real  Colegio  con  la  advocación  de  San  Carlos;  el  número  de 
alumnos  de  opa  y  beca  será  de  100...  » 


APUNTES  PARA  LA  HISTORIA  DEL  COLEGIO  3g  I 

«  Cerca  de  ioo  alumnos  »,  pone  también  el  virrey  Vértiz  en 
la  Memoria  de  gobierno  que  dejó  á  su  sucesor  marqués  de  Lo- 
reto.  Sin  embargo,  en  el  libro  de  matrículas  de  1783,  los  alum- 
nos internos  ó  colegiales,  no  alcanzaban  más  que  á  57,  de  los 
cuales  1 3  cursaban  filosofía,  i4  teología  y  3o  gramática... 

Había  cuatro  becas  de  gracia  para  hijos  de  «  pobres  honra- 
dos »  y  dos  para  descendientes  de  militares. 

El  doctor  don  Juan  Baltasar  Maciel,  «  persona  de  notoria  ins- 
trucción, aplicación  y  celo  por  la  buena  literatura  »,  fué  su  pri- 
mer Cancelario  y  Director  de  estudios. 

Así  nació  el  Real  colegio  de  San  Garlos,  cuyas  aulas  fueron 
inauguradas  el  3  de  noviembre  de  1783. 

Entre  estos  desarticulados  pormenores,  apremíame  el  deseo 
de  aclarar  un  punto,  que  á  través  de  tantos  años  cobra  hoy,  de 
nuevo,  singular  actualidad  :  la  Universidad  nacional  de  Buenos 
Aires  tuvo  su  origen  en  el  mismo  colegio  de  San  Carlos,  de  que 
venimos  hablando. 

En  efecto  :  los  cabildos  secular  y  eclesiástico,  requeridos  por 
Vertiz,  manifestaron  en  sus  informes  que  era  urgente  «  fundar 
un  Colegio  para  reclusión  de  la  juventud  estudiosa  y  una  Uni- 
versidad, con  autorización  para  conferir  grados...  » 

El  colegio  fundóse  en  1783,  como  hemos  visto. 

En  cambio,  diversas  circunstancias  impidieron,  en  la  misma 
época,  la  fundación  de  la  universidad,  y  el  colegio  de  San  Carlos, 
andando  el  tiempo,  fué  cuartel  de  soldados  durante  la  revolución 
de  Mayo,  Colegio  de  la  Unión  del  Sud  en  1818  y  Colegio  de 
ciencias  morales  en  1823,  para  refundirse  luego  en  la  Universi- 
dad, creada  el  12  de  agosto  de  182 1  en  el  mismo  local. 

La  Universidad  y  el  Colegio  de  la  calle  Moreno  aparecen  vin- 
culados en  la  historia,  del  mismo  modo  que  en  la  organización 
actual  de  la  enseñanza  superior. 

Las  exigencias  científicas  de  los  cursos  universitarios  han  res- 
tablecido, en  nuestro  tiempo,  la  vida  común  de  ambos  institutos, 
consagrando  así  la  indisolubilidad  de  una  unión  natural,  reve- 
lada por  la  historia  propia. 

Todo  lo  cual  resulta  harto  lógico,  por  otra  parte,  pues  cual- 
quiera que  sea  el  concepto  con  que  el  Estado  encare  el  problema 


3g2  revista  de  da  universidad 

de  la  enseñanza  secundaria,  jamás  podrá  negarse  á  la  univer- 
sidad el  fundamento  con  que  reclama  una  preparación  especial 
previa  al  ingreso  en  sus  aulas. 

Anómalo  y  sin  defensa,  el  procedimiento  contrario  que  priva 
á  la  Universidad  de  un  instituto  precursor,  ha  de  tropezar  siem- 
pre en  uno  ú  otro  escollo  :  ó  la  insuficiencia  del  alumno  que 
llama  á  las  puertas  de  la  enseñanza  superior,  ó  el  programa 
complejo,  con  bagaje,  en  mucha  parte,  forzosamente  inútil  para 
el  estudiante  que  ha  de  cerrar  su  ciclo  en  el  Colegio. 


Señoras, 
Señores  : 

Sin  duda  he  abusado  de  vuestra  benévola  atención  con  este 
seco  relato  de  los  orígenes  del  histórico  Colegio.  La  simpatía  es 
siempre  ingenua  y  egoísta  :  quien  ha  visto  discurrir  tantos  años 
de  su  vida  como  alumno  ó  profesor  bajo  las  bóvedas  de  sus 
claustros  evocadores,  os  ha  confundido  en  su  propia  emoción,  y 
ha  contado  también  con  vuestra  complacencia  para  estas  reme- 
moraciones de  la  casa  centenaria  á  la  que  nos  ligan  hondísimos 
afectos. 

Con  todo,  tengo  la  certeza  de  que  podría  sincerarme  :  pues  no 
sólo  sus  alumnos,  que  tanto  le  deben  de  su  caudal  espiritual, 
sino  la  ciudad  entera,  la  República  viva  é  inmortal,  han  de  com- 
templar  agradecidos  el  glorioso  colegio.  El  fué  cuna  de  la  ins- 
trucción pública  en  Buenos  Aires,  y  yunque  donde  forjaron  sus 
primeras  armas  los  padres  de  la  estirpe  argentina,  los  proceres 
de  la  Nación,  pues  estudiaron  en  sus  aulas  :  Belgrano,  el  creador 
de  la  bandera;  Moreno,  encarnación  altiva  del  verbo  indepen- 
diente; Rivadavia,  el  precursor  de  la  organización  constitucio- 
nal; López,  el  poeta  civil  que  moduló  su  canto  para  eternizar 
sus  triunfos  y  anunciar  su  esperanza... 

Mario  Sáenz. 


EL  HEROÍSMO  EN  LA  CIVILIZACIÓN  <» 


Señor  rector  de  la  Universidad  : 

La  presencia  de  usted  en  esta  aula,  realza  nuestra  palabra  y 
honra  á  todos  los  de  esta  casa,  por  cuyo  motivo,  en  nombre  de 
todos  la  agradezco. 

Señor  director, 
Señoras, 
Señores : 

En  estos  tiempos  de  conmociones  y  tristezas  sociales,  debemos 
señalar  los  acontecimientos  que  presentan  la  vida  bajo  su  fase  más 
bella,  que  eleven  nuestro  espíritu,  para  que  podamos  tener  orgullo 
de  nuestra  época  y  confiar  serenamente  en  un  porvenir  mejor.  Si  á 
los  argentinos,  porque  llegamos  últimos  á  la  historia  humana,  ó 
porque  habitamos  un  punto  del  globo,  donde  el  hombre  es  todavía 
hermano  del  hombre,  nos  es  dado  contemplar  el  trágico  espectáculo 
que  presenta  el  otro  hemisferio,  con  recogimiento  profundo  y  dolor 
sagrado,  sea  también  para  aprovechar  la  lección  solemne  que  el 
inaudito  suceso  debe  proporcionarnos.  Hagamos  que  tanto  esfuerzo 
para  destruirse  mutuamente,  que  la  muerte  triunfante  en  las  mil 
formas  del  valor  militar,  sirva  siquiera  para  hacernos  meditar  los 
problemas  de  la  vida,  para  que  el  alma  del  universo,  suspensa 
ante  el  misterio  del  final  del  drama  contemporáneo,  al  pasar  por 


(i)  Versión  taquigráfica  de  la  conferencia  pronunciada   por    el    doctor  Manuel  Caries 
el  2Q  de  julio  de  1910  en  el  Colegio  nacional  de  Buenos  Aires. 

ART.    ORIG.  XXXI-36 


3()4  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

nuestro  pensamiento,  se  transforme  en  sabiduría,  en  virtud,  en  po- 
der y  belleza. 

En  tres  sesiones  estudiaré  :  El  heroísmo  en  la  civilización,  es 
decir,  cómo  los  hombres  cultos  y  los  pueblos  civilizados  son  más 
heroicos  que  los  hombres  y  los  pueblos  salvajes,  cuya  barbarie  los 
predispone  á  todas  las  infamias  individuales  y  colectivas  que  regis- 
tran los  anales  de  todos  los  tiempos.  Jamás  el  mundo  contempló 
mayor  heroísmo  que  el  de  los  pueblos  que  tan  terriblemente  luchan 
en  el  otro  hemisferio,  porque  jamás  el  mundo  contempló  una  civi- 
lización más  fecunda,  más  brillante.  Los  tiempos  venideros  narra- 
rán estupefactos  las  aventuras  del  genio  aniquilador,  pero  admira- 
rán también  el  magnífico  heroísmo  de  los  pueblos,  donde  la  fiebre 
del  patriotismo  seca  las  lágrimas  de  las  madres,  para  abrir  las  venas 
de  los  valientes,  cuya  sangre,  limpia  de  cobardías,  purificará  la  vic- 
toria y  redimirá  al  mismo  vencido,  noblemente  respetado  por  su 
agotamiento  material  y  por  su  heroísmo  inmaculado. 

Mi  segunda  conferencia  tratará  del  Triunfo  de  los  mejores,  que 
fueron  siempre  los  más  aptos,  aquellos  que  adiestraron  su  espíritu 
con  todas  las  energías  de  la  voluntad,  con  todas  las  verdades  de  la 
mente,  con  todas  las  gracias  del  sentimiento,  en  la  eterna  lucha  de 
la  vida.  Como  consecuencia  de  la  ley  de  adaptabilidad  y  del  progreso 
incesante  de  los  seres,  ¡  ojalá  !  me  sea  dado  restaurar  las  épocas 
triunfales  del  hombre  que  formó,  á  manera  de  paréntesis  en  la 
leyenda  del  «  valle  de  lágrimas  »,  pueblos  civilizados  que  encanta- 
ron la  existencia.  Veréis  al  hombre  miserable  encorvado,  más  por 
la  lasitud  de  su  quebranto,  con  su  frente  humillada  por  su  ignoran- 
cia, dando  el  paso  postrero  de  su  degeneración  física,  presagio  de 
su  desaparición  fatal ;  contrastando  con  el  hombre  argentino,  sano, 
fuerte  y  animoso  por  conquistar  la  vida  en  el  vertiginoso  desenvol- 
vimiento del  progreso  universal. 

Por  último,  la  tercera  conferencia  se  elevará  hasta  El  espirita 
santo  que  animó  al  universo  con  la  divina  armonía  de  sus  leyes  ;  á 
la  tierra  en  su  incesante  evolución  hacia  el  progreso  indefinido, 
desde  la  nebulosa  inicial  al  maravilloso  movimiento  de  la  concien- 
cia contemporánea;  á  la  República  Argentina,  cuyo  «espíritu 
santo  »  la  señaló,  desde  las  primeras  mañanas  coloniales  y  que  la 
acompañó  después,  infundiendo  energías  y  educando  la  raza  de  los 
hombres  que  serán  los  mejor  dotados  en  el  porvenir  de  la  humani- 


EL  HEROÍSMO  EN  LA  CIVILIZACIÓN  3o,5 

dad;  á  la  familia  cuya  tradición  y  pureza,  al  actualizar  perpetua- 
mente á  los  antepasados,  consolida  el  fundamento  de  las  estirpes, 
limpias  de  enfermedades  y  miserias;  hasta  culminar  en  el  «  espíritu 
santo  »  del  hombre  adiestrado  en  la  verdad,  en  la  justicia,  en  el 
honor;  en  la  verdad  que  es  la  vida,  en  la  justicia  que  enaltece  á  la 
conciencia,  en  el  honor  que  respeta  al  hombre  como  hermano  del 
hombre  para  merecer  su  estimación,  á  la  mujer  fuente  de  eterna 
vida  y  á  sí  mismo  como  templo  y  sacerdote  de  su  Dios,  á  cuya 
imagen  y  semejanza  fué  el  hombre  formado  por  la  naturaleza,  cuyo 
misterio  canta  el  espíritu  que  la  anima. 

Hace  cincuenta  años  esta  conferencia  hubiera  tratado  de  «  los 
héroes  y  su  cultura  »,  porque  las  ideas  de  los  precursores  de  los 
métodos  científicos,  Wallace,  Lamark,  Darwin.  Hsckel,  Spencer, 
no  habían  sido  aun  divulgados.  Ellos  demostraron  que  la  historia 
es  la  sucesión  de  luchas  del  grupo  con  el  medio  para  organizar  la 
familia,  radicar  la  tribu,  establecer  la  propiedad,  regir  el  matrimo- 
nio y  organizar  el  gobierno.  Antes  el  heroísmo  de  todos  desaparecía 
en  beneficio  del  monarca,  del  consejero  favorito  ó  del  general  vic- 
torioso; hoy,  para  nosotros,  la  época  del  renacimiento  no  es  sola- 
mente el  triunfo  de  esos  artistas  geniales  que  las  academias  ensal- 
zan, de  los  intrépidos  navegantes  que  señalaron  nuevos  derroteros, 
de  los  políticos  sagaces  ó  de  capitanes  célebres,  es  también  el  espí- 
ritu humano,  obscurecido  durante  el  feudalismo  que  retornó  á  su 
natural  imperio  de  la  luz.  de  la  hidalguía,  de  la  belleza  del  Renaci- 
miento. Los  tiempos  de  la  reforma  para  nosotros,  no  se  refieren 
solamente  á  Lutero,  héroe,  expresan,  además,  la  rebelión  del  alma 
septentrional  reclamando  contra  el  catolicismo  absorbente ;  la  re- 
volución francesa  no  es  exclusivamente  la  gloria  girondina,  jaco- 
bina ó  napoleónica,  es  también  el  triunfo  del  pueblo  europeo  que 
reclamó  y  selló  con  la  muerte  de  un  rey  mártir,  la  igualdad  de 
los  sacrificios,  la  fraternidad  de  los  esfuerzos,  la  libertad  para  ser 
feliz  cada  cual  á  su  modo.  Volviendo  á  nuestra  América,  el  siglo  xvi 
no  es  solamente  Cortés,  Pizarro,  Garay,  Yasco  de  Gama,  es  la  ener- 
gía castellana  desbordando  de  un  continente  á  otro  para  hacer  proe- 
zas de  heroísmo;  nuestro  siglo  xvn  no  es  la  acción  de  los  reyes 
degenerados  de  Hausburgo,  gobernando  medio  mundo,  pero  si  esos 
miles  de  misioneros  que  difunden  el  cristianismo  entre  las  indiadas 
de  América;  el  siglo  xvm  no  significa  las  rapacidades  de  los  crueles 


3f)6  REVISTA   DE    LX   UNIVERSIDAD 

encomenderos,  ni  las  vilezas  de  los  comisarios  reales,  pero  sí,  en 
esta  parte  del  continente,  está  representado  por  esa  estirpe  de  arri- 
beños y  porteños  que,  fortalecidos  en  las  rudas  faenas  pastoriles, 
prepararon  el  gran  movimiento  de  la  emancipación  continental. 

El  siglo  xix  argentino  no  transcurrió  exclusivamente  para  los 
héroes;  fué  también  el  heroísmo  del  pueblo  de  1810  que  se  sintió 
bueno  y  libre,  llamando  á  todos  los  hombres  del  mundo  para  cons- 
tituir, por  la  primera  vez  en  la  historia  universal,  una  nación  de 
hermanos,  que  juntos  emprendieran  la  tarea  civilizadora  de  hacer 
lo  que  se  hizo  hasta  llegar  á  la  cumbre  de  hoy,  iluminada  por  los 
destellos  de  todas  las  manifestaciones  de  la  civilización  humana.  Al 
hacer  la  historia  del  heroísmo  argentino,  no  nos  detengamos  en 
averiguar  las  causas  de  tanta  grandeza,  porque  entonces,  ahora  y 
siempre  será  una  misma  :  la  abnegación,  que  reina  en  todos  los 
tiempos  cuando  los  corazones  se  sobreponen  á  las  miserias  de  la 
vida.  Por  eso  ¡jóvenes  que  me  escucháis  1  cuando  en  las  plazas 
públicas  ó  en  los  cenáculos  de  los  irritados,  oigáis  decir  que  el  mal 
es  eterno  y  el  dolor  es  la  única  ciencia  de  la  vida,  sabed  que  jamás 
el  mal  se  sobrepuso  á  una  conciencia  honesta,  ni  el  dolor  pudo 
contrarrestar  el  cumplimiento  del  deber;  y  para  demostrarlo,  recor- 
dad la  leyenda  de  la  patria,  que  es  la  de  los  caballeros  de  la  liber- 
tad, que  tuvieron  un  lema  :  la  victoria,  un  escudo  :  el  honor,  por 
armas  :  la  voluntad  y  como  ideal :  Ja  gloria. 

Eso  es  el  heroísmo.  Héroe  es  ser  mejor  y  hacer  más  que  los 
demás,  como  decía  un  asambleísta  del  año  i3,  «aspirar  á  oír  su 
nombre  pronunciado  por  los  labios  de  la  gratitud».  El  héroe  cul- 
mina entre  los  hombres  cultos  y  cuando  los  pueblos  se  sienten  civi- 
lizados en  las  épocas  brillantes  del  ingenio,  para  que  los  artistas 
enaltezcan  su  época  con  las  obras  maravillosas  de  la  belleza  reve- 
lada, para  que  los  sabios  consigan  que  la  ciencia  desprenda  uno  á 
uno  los  velos  que  cubren  los  misterios  de  la  naturaleza  en  el  ideal 
eterno  de  intensificar  la  dicha  de  la  vida;  para  que  la  abnegación 
tocando  el  corazón  del  elegido,  le  impulse  á  las  acciones  generosas, 
que  salvan  á  un  pueblo,  redimiéndolo  de  sus  miserias  ó  mitigando 
sus  dolores.  Si  todos  son  buenos  y  hacen  mucho,  el  héroe  será 
siempre  el  mejor,  el  señalado  por  las  virtudes  más  excelsas  del 
carácter,  por  las  ideas  más  luminosas  de  la  mente,  por  las  acciones 
más  ejemplares  de  la  abnegación.  Así  nos  explicaremos  por  qué  no 


EL  HEROÍSMO  EN   LA  CIVILIZACIÓN  3q'J 

se  encuentran  vestigios  de  heroísmo  en  las  edades  primeras  de  la 
humanidad,  cuando  el  hombre  de  las  cavernas  bebía  en  los  arro- 
yos, peleaba  á  los  animales  su  presa  y  perseguido,  en  su  estado  de 
naturaleza,  por  el  miedo  y  el  hambre,  fué  cobarde  por  definición. 
No  pudo  haber  heroísmo  en  aquellos  tiempos  tan  bárbaros  como 
inhumanos,  ni  tampoco  hubo  héroes,  en  el  sentido  real  del  con- 
cepto, en  el  mundo  antiguo,  donde  los  sentimientos  fueron  sofoca- 
dos por  el  instinto,  donde  las  ideas  fueron  ahogadas  en  la  ignoran- 
cia y  la  abnegación  no  pudo  manifestarse.  El  heroísmo  apareció 
recién  en  Grecia  y  Roma,  cuando  el  pueblo  civilizado  coronó  con 
flores  al  poeta,  levantó  estatuas  á  los  filósofos  y  tributó  honores 
triunfales  á  los  salvadores  de  la  patria. 

Las  primeras  civilizaciones  fundáronse  en  la  redención  del  hom- 
bre por  medio  de  la  religión,  la  cual  participó  del  carácter  popular 
del  país,  dando  margen  á  un  heroísmo  nacional  con  caracteres  pro- 
pios. La  «  paciencia  »  del  budismo  creó  el  heroísmo  sintoista  orien- 
tal, la  «justicia»  del  islamismo  destelló  heroísmos  brillantes,  el 
«  deber  »  del  judaismo  iluminó  un  heroísmo  bíblico,  la  «  caridad  » 
del  cristianismo  engendró  el  heroísmo  místico  por  excelencia.  Los 
primeros  héroes  fueron  sagrados,  poderosos  constructores  de  espí- 
ritus, formidables  despertadores  de  almas,  saludables  organizadores 
de  la  sociedad,  en  un  mundo  donde  el  hombre  parecía  nacer  en  el 
riso  de  una  ola  y  transcurrir  su  vida  sin  sospechar  el  vasto  océano 
que  se  extendía  en  su  infinito  alrededor.  Krisma  que  predicó  el 
monoteísmo  y  abolió  los  sacrificios  humanos;  Rama  que  divulgó 
los  sentimientos  moderadores  para  preparar  la  fraternidad  univer- 
sal ;  Hermes  que  practicó  las  ciencias  ocultas  en  la  serenidad  de  los 
santuarios  egipcios,  donde  se  estudió  los  medios  de  penetrar  los 
secretos  de  la  naturaleza  y  de  los  que  saldrían  Moisés  para  el  Sinaí 
y  Orfeo  para  fundar  el  racionalismo  helénico ;  Pitágoras  organiza- 
dor de  la  familia  y  del  estado;  Platón  para  espiritualizar  el  amor  y 
materializar  la  armonía;  y  por  último  Jesús,  el  divino  revelador  de 
la  palabra  inmortal,  ácuyo  conjuro  debían  unirse  todos  los  pueblos 
de  la  tierra.  Pasaron  en  inmensa  comba  los  tiempos  evangélicos  y 
de  organización  de  la  Iglesia,  hasta  llegar  á  la  época  del  renaci- 
miento, cuando  el  espíritu  de  reforma  con  Lutero  y  sus  correligio- 
narios protestantes,  enardeció  la  discusión  de  los  dogmas,  para 
librarla  en  los  campos  de  batalla,  á  la  victoria  ó  derrota  del  ponti- 


3q8  revista  de  la  universidad 

ficado  ó  del  imperio.  Llego  á  los  tiempos  próximos  en  que  aparece 
Voltaire  con  sus  burlas,  esgrimidas  no  tanto  para  combatir,  como 
para  ridiculizar  las  creencias  religiosas,  que  á  pesar  de  todo,  en  su 
mismo  teatro,  en  la  Francia  librepensadora,  continúan  emocio- 
nando los  sentimientos  religiosos  de  las  almas  predispuestas  á  ado- 
rar á  Dios.  Es  en  la  misma  Francia  donde  aparece  el  caballero 
idealista  que  debía  restituir  á  la  religión  el  puesto  que  eternamente 
ocupará  en  el  respeto  humano.  Fué  Chateaubriand  que  en  El  genio 
del  cristianismo  relató  épicamente  la  influencia  de  los  sentimientos 
religiosos  en  la  producción  artística  y  en  el  desarrollo  de  las  virtu- 
des que  regeneraron  la  humanidad  de  sus  vicios,  encaminándola 
hacia  el  destino  magnífico  de  su  naturaleza  espiritual.  De  la  onda 
de  incredulidad  y  ateísmo  que  siguió  al  romanticismo  de  mediados 
del  siglo  xix,  surgió  la  tendencia  á  investigar  científicamente  la 
naturaleza  del  sentimiento  religioso,  para  con  Claudio  Bernard 
poder  decir  :  «  día  vendrá  que  el  fisiólogo,  el  poeta  y  el  filósofo  se 
entenderán,  porque  hablarán  con  las  mismas  palabras  ».  Así  pode- 
mos los  argentinos  definir  á  nuestro  Dios,  «  fuente  de  toda  razón  y 
justicia  »,  como  dice  el  preámbulo  constitucional.  Día  llegará, 
cuando  la  conciencia  de  mi  tierra  tome  rumbos  definitivos,  que  la 
religión  de  nuestro  «  Dios  de  razón  y  justicia  »,  sea  predicada  en 
plazas  y  universidades,  con  más  entusiasmo  y  gloria  que  la  propa- 
ganda de  sus  detractores.  ¡  Quiera  Dios  concederme  vida  y  fuerzas 
bastantes  para  participar  en  la  cruzada  patriótica  de  restituirlo  á  sus 
altares  en  el  sentimiento  hondo  de  las  almas  !  La  razón  del  dogma, 
como  emanación  de  Dios  mismo,  iluminará  la  senda  de  los  elegi- 
dos, que  continuarán  aplicando  los  métodos  científicos  para  inves- 
tigar la  verdad,  que  es  la  suprema  religión  de  la  vida. 

Para  que  la  civilización  engendrara  el  heroísmo  fué  necesario  que 
creara  la  patria  en  sociedad  y  el  patriotismo  en  el  alma  del  ciuda- 
dano. La  patria  que  es  el  resultado  de  la  familia  organizada  en  la 
monogamia,  con  la  tierra  perteneciente  a  su  labrador  y  bajo  el  go- 
bierno que  mantiene  el  orden  social.  Cuenta  Renán  que  á  seis  ó 
siete  mil  años  de  distancia  del  tiempo  presente,  ya  aparecen  tres  ó 
cuatro  civilizaciones,  ó  mejor  dicho,  tres  ó  cuatro  grandes  colme- 
nas humanas.  Aquello  se  asemejaba  mucho  á  la  república  de  las 
abejas.  Los  aluviones  de  los  grandes  ríos  parecen  haber  sido  favo- 
rables á  este  primer  tipo  de  civilización.  El  río  Amarillo  en  el  Ex- 


EL  HEROÍSMO  EN  LA  CIVILIZACIÓN  3o,  9 

tremo  Oriente,  el  Ganges  al  sur  del  Himalaya,  el  Tigris  y  el  Eu- 
frates en  el  Asia  Central  y  el  Nilo  en  África,  vieron  el  desarrollo  de 
sociedades  con  mecanismo  general,  pero  que  carecían  de  libertad. 
Eran  rebaños  humanos  gobernados  por  un  rey  hijo  del  cielo,  en 
donde  se  buscaría  inútilmente  el  principio  que  ha  formado  á  la  ciu- 
dad griega,  a  la  iglesia,  al  feudalismo,  la  monarquía  constitucional 
y  la  república  racionalista.  En  tales  sociedades  guardan  el  orden 
mandarines,  jefes  de  servicio  administrativo  y  una  policía  organiza- 
da. No  hay  un  gran  político,  ni  un  gran  ciudadano.  La  inmensa  des- 
ventura de  los  que  gemían  abajo  estaba  cubierta  por  el  esplendoroso 
manto  de  los  que  tiranizaban  desde  arriba.  El  mundo  griego  enalteció 
el  heroísmo  y  honró  á  los  héroes  porque  cultivó  la  libertad,  los  sen- 
timientos nobles  y  el  espíritu  de  las  cosas.  El  arte  sereno  y  sencillo 
de  Atenas,  ciudad  de  la  belleza  y  de  la  humanidad,  produjo  artistas 
que  custodian  todavía  como  modelos  la  eterna  gracia  y  filósofos  cuyo 
humanismo  preservan  de  error  lamente  moderna;  creó  el  arquetipo 
del  héroe  en  el  esforzado  inmortal  que  salva  á  su  pueblo  de  un  gran 
peligro  ó  lo  sociega  de  un  gran  terror.  La  democracia  moderna  en- 
cuentra sus  fuentes  más  puras  en  el  Agora  griego,  donde  el  pueblo 
ciudadano  acostumbró  á  deliberar  sus  destinos  al  pie  de  la  Acrópo- 
lis, con  la  guarda  de  Palos  Atenea,  junto  al  Pentélico  de  mármol 
purísimo,  en  el  valle  circundado  de  montañas  violetas  y  bajo  el  azul 
luminoso  del  cielo  ático.  El  griego  enseñó  al  romano  y  al  hombre 
del  renacimiento  á  educar  los  sentimientos  en  la  tolerancia  de  los 
demás  credos,  á  rodearse  de  flores  para  encantar  la  vida  y  á  discer- 
nir honores  para  inmortalizar  la  abnegación  de  los  héroes. 

Roma  creó  una  civilización  más  humana,  formó  una  sociedad 
más  pujante,  dotó  al  ciudadano  de  la  fuerza  de  confiar  en  sí,  de  te- 
nerse fe  en  cualquier  parte  de  la  tierra  donde  se  encontrare,  porque 
fomentó  la  energía,  la  perseverancia,  la  moderación  y  el  don  de  sa- 
crificarse por  el  triunfo  del  nombre  romano.  El  patriotismo  como 
estímulo  de  cultura,  de  sentimientos  altruistas,  se  extinguió  con  la 
desaparición  de  la  república  consular,  dando  paso  al  imperio,  que 
lo  fué  de  todos  los  vicios  y  miserias  capaces  de  transformar  la  tradi- 
ción heroica  del  ciudadano,  en  ludibrio  humano  de  bajezas  y  cobar- 
días. Es  necesario  cruzar  el  océano  para  descubrirlo,  después  de 
mil  años,  en  los  desiertos  del  nuevo  mundo,  donde  dos  civilizaciones 
de  origen  distinto  desarrollan  heroísmos  característicos  :  la  civiliza- 


400  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

ción  puritana  de  la  América  del  Norte  y  la  civilización  argentina  de 
la  América  del  Sur.  Aquella  civilización  inspirada  en  los  versículos 
bíblicos,  fué  cimentándose  en  el  respeto  de  los  derechos  civiles,  en 
la  organización  de  la  autoridad  y  en  la  justicia  que  imperó  sobre 
todo.  El  heroísmo  argentino  se  fundó  en  el  trabajo,  en  el  coraje  y 
en  el  honor.  Nuestros  abuelos  no  fueron  ricos,  trabajaron  el  campo 
en  las  rudas  faenas  pastoriles  que  requerían  brazo  fuerte,  ojo  alerta 
y  corazón  intrépido.  No  hubo  más  nobleza  que  la  del  corazón,  ni 
más  títulos  personales  que  los  adquiridos  por  el  propio  valer  entre  el 
vecindario  patriarcal.  La  lucha  contra  la  naturaleza,  contra  el  indio 
indómito,  contra  el  aislamiento  universal  en  que  vivió  la  colonia 
del  Río  de  la  Plata,  formaron  el  culto  del  coraje  y  el  culto  del  tra- 
bajo, los  cuales  habían  de  segmentar  en  el  alma  bravia  del  nativo 
el  engreimiento,  que  es  la  forma  rudimentaria  de  la  dignidad,  en 
su  evolución  hacia  el  honor,  virtud  fundamental  de  nuestro  credo 
republicano.  En  tanto,  nuestros  proceres  enseñaron  el  credo  exclu- 
sivamente argentino,  de  vivir,  dejar  vivir  y  ayudar  á  vivir  á  todos 
los  hombres  buenos  que  quisieran  habitar  el  suelo  bendecido  de  la 
patria.  Por  haberse  cumplido  esa  promesa  solemne,  llegan  cada 
día  de  todos  los  extremos  del  mundo,  millares  de  trabajadores  que 
pueblan  y  difunden  la  civilización  en  la  enormidad  de  las  pampas, 
á  través  de  los  bosques  del  norte,  abriéndose  paso  por  entre  las  bre- 
ñas andinas,  navegando  nuestros  ríos  y  respetando  el  emblema  que 
ampara  tanta  prosperidad  honesta.  Por  eso  es,  que  ciudadanos  de 
todos  los  pueblos,  creyentes  de  todos  los  dogmas,  hijos  de  todas  las 
razas,  os  declaro  hermanos  nuestros,  fieles  á  nuestro  credo,  hijos 
de  mi  patria  y  protegidos  por  el  santuario  de  la  constitución  na- 
cional. Porque  esa  es  nuestra  patria,  fundada  sobre  el  honor  y  la 
verdad,  «  la  razón  y  la  justicia  »  y  para  el  bienestar  de  todos  :  un 
himno  de  ideales  la  canta,  glorias  del  pasado  la  enternece,  un  en- 
sueño de  "inmortalidad  la  vivifica  y  un  coro  de  nacionss  la  con- 
templa. 

Nada  más  interesante  que  la  evolución  del  héroe  en  la  existencia 
humana.  Para  concebir  una  idea  de  las  sociedades  primitivas,  basta 
contemplar  el  estado  gregario  de  los  salvajes  del  África  ó  América 
inexplorada,  en  cuyo  estado,  los  anormales  son  la  regla  y  los  nor- 
males forman  la  excepción,  por  lo  que  puede  afirmarse,  que  en  esa 
multitud  la  humanidad  vive  á  la  manera  de  los  ganados.  No  es  ne- 


EL   HEROÍSMO   EN   LA  CIVILIZACIÓN  l]Ol 

cesario  ir  tan  remoto  ni  tan  lejos  para  comprobar,  que  en  todo  tiem- 
po y  en  todas  partes,  la  multitud  se  opuso  al  hombre  superior  como 
lo  impulsivo  se  opone  á  lo  inteligente.  La  humanidad  salió,  sin  em- 
bargo, de  ese  estado  de  «  impulsividad  »  por  la  acción  de  individuos 
superiores,  que  destacándose  de  la  turba  y  hasta  oponiéndose  á  ella, 
poco  á  poco  prepararon  la  sociedad  del  porvenir,  organizando  la 
civilización.  Aun  hoy,  existen  en  gran  número,  esos  tipos  inferio- 
res que  recuerdan  al  pecuario  primitivo  y  que  provocan  choques 
contra  los  tipos  superiores,  surgiendo  por  este  motivo  los  conflictos 
sociales,  cuya  solución  tanto  preocupa  á  la  sociología  moderna.  Si 
en  el  primitivo  ganado  humano,  la  multitud  de  hombres  vaciados 
en  el  mismo  molde,  siendo  movidos  por  las  mismas  ficciones,  no 
produjeron  disonancias  entre  ellas,  día  llegará  de  igual  manera, 
que  triunfante  la  civilización  en  el  mundo,  por  haber  desaparecido 
el  tipo  inferior,  reinará  la  paz  para  que  la  inmensa  sinfonía  de  todos 
los  hombres  buenos,  entone  el  canto  supremo  de  todas  las  armonías 
sociales.  Nos  encontramos  actualmente  en  la  época  de  las  disonan- 
cias, de  los  conflictos  entre  el  héroe  y  la  multitud,  entre  las  ficcio- 
nes y  las  realidades,  de  las  cuales  parece  triunfar  la  multitud  con 
sus  ficciones  violentas;  pero  tengamos  fe  en  el  progreso,  pues  donde 
la  idea  humanitaria,  iluminado  por  el  hombre  superior,  consigue 
establecerse,  comienzan  allí  los  primeros  ritmos  de  la  civilización. 
Entre  esos  dos  tipos  extremos  de  hombres  superiores  y  de  hombres 
inferiores,  existe  el  tipo  medio,  caracterizado  por  su  pasividad  y  que 
sirven  de  enlace  entre  los  dos  grupos  extremos  para  armonizarlos, 
como  esos  insectos  que  de  flor  en  flor  llevan  el  polen  que  fecundan 
los  estambres. 

El  hombre  superior  se  distingue  de  la  multitud  por  la  independen- 
cia de  sus  ideas  y  acciones,  por  su  egotismo  que  lo  hace  capaz  de 
vivir  y  pensar  según  su  propia  manera  de  ser,  muy  distinto  del 
hombre  inferior,  dominado  por  la  moda,  que  es  la  ley  de  la  multi- 
tud, así  como  la  multitud  está  dominada,  á  su  vez,  por  preocupacio- 
nes y  ficciones  distintas  de  la  verdad  y  de  la  realidad  que  guían  al 
tipo  superior.  Es  necesario  no  confundir  al  héroe  con  el  ideólogo 
social,  que  canta  el  himno  de  la  masa,  que  la  interpreta  y  la  impul- 
sa en  sus  ignorancias  y  violencias.  Tan  sólo  al  héroe  le  es  dado  in- 
terpretar la  naturaleza,  descubrir  la  realidad  y  denunciarla  sin  mi- 
ras personales;   no  es  caudillo  de  la  multitud,  no  sueña  como  el 


402  REVISTA   DE   LA    UNIVEHSIDAD 

ideólogo,  soi  disant  altruista,  en  el  porvenir  de  la  sociedad;  pues 
él  bien  sabe  que  el  misterioso  porvenir  se  elabora  en  las  profundi- 
dades de  la  naturaleza  de  las  cosas  y  se  lo  prepara  estudiando,  re- 
velando sinceramente  la  realidad  de  esa  naturaleza.  Porque  existe 
un  porvenir  ficticio  que  la  multitud  imagina  fabricar  á  base  del 
presente  modificado  á  su  gusto  ;  es  esa  clase  de  falso  porvenir 
que  el  ideólogo  caudillo  presume  también  fabricar.  El  porvenir  real 
es  otro  distinto,  se  hace  sin  nosotros,  es  lo  desconocido,  el  efecto 
de  la  realidad  y  permanece  tan  oculto,  que  la  multitud  le  tiene  el 
mismo  horror  que  la  naturaleza  tiene  al  vacío.  Estudiando  la  vida, 
el  hombre  superior  presume  el  porvenir;  y  revelando  las  verdades 
de  la  realidad,  inconscientemente  lo  prepara,  siendo  así  sin  que- 
rerlo el  caudillo  de  la  multitud,  al  revés  del  ideólogo  social  que 
hace  lo  posible  por  serlo,  halagando  y  mistificando  al  montón  que 
lo  sigue. 

Esa  antipatía  instintiva,  ese  conflicto  permanente  entre  el  héroe 
con  su  sinceridad  y  la  multitud  con  sus  ficciones,  fué  largo  tiempo 
trágico  y  sangriento;  ella  sintió  en  él  al  destructor  de  las  ficciones 
pasadas,  al  creador  sempiterno  de  las  ficciones  futuras;  porque  ya 
sabéis  que  la  verdad  de  hoy,  es  el  error  de  mañana  y  la  verdad  de 
mañana,  es  el  resultado  del  genio  de  los  hombres  superiores.  Can- 
tando ambos,  la  multitud,  el  son  monótono  del  pasado  y  el  héroe, 
el  himno  triunfal  de  la  naturaleza,  no  se  entienden  y  se  huyen, 
guardándose  muy  bien  él  de  confiarle  á  ella  sus  pensamientos,  al 
contrario  del  pedante  ideólogo  que  se  lo  pasa  haciendo  confidencias 
«  á  su  pueblo  amado  ».  El  héroe  necesita,  sin  embargo,  vivir  en 
sociedad  para  defender  el  derecho  de  pensar  libremente  y  de  sepa- 
rarse de  los  caminos  trillados,  por  lo  que  requiere  él  también,  pre- 
sentarse ante  la  multitud  cubierto  de  un  velo  que  ha  tejido  con  mez- 
cla de  ficciones  y  realidades  del  que  él  paulatinamente  se  despoja, 
á  medida  que  se  siente  progresivamente  más  fuerte  y  persuasivo. 

Cada  monumento  erigido  por  la  posteridad  á  la  memoria  de  los 
héroes,  simboliza  la  sublimación  de  las  virtudes  marciales  de  la  in- 
teligencia y  del  carácter,  evidencia  el  poderío  de  la  voluntad  para 
hacer  y  llegar  á  ser  todo  lo  grande  y  noble  de  que  es  capaz  el  hom- 
bre. Recuerdo  haber  oído  decir  que  «  lo  más  grande  en  el  mundo 
es  la  naturaleza,  después  la  madre  y  después  la  hombría  »,  cuyo 
valor  consiste  no  tanto  en  cuadrarse  delante  de  otro  hombre,  como 


EL  HEROÍSMO  E¡V  LA  CIVILIZACIÓN  4o3 

en  dominarse  á  sí  mismo,  comprimir  las  pasiones  y  vencer  sus  vio- 
lencias, en  disponer  á  su  albedrío  de  esa  misma  naturaleza  para  fe- 
licidad de  los  otros  hombres.  El  mayor  heroísmo  de  la  vida  consiste 
en  poseer  esa  virtud  de  la  hombría,  que  se  manifiesta  en  la  forma 
sencilla  de  trabajar  bien  y  mucho,  en  beneficio  propio  y  de  los  de- 
más, en  sentir  bien  y  mucho  por  sí  y  por  los  demás,  ir  en  auxilio 
de  los  demás  sin  que  nos  estiren  la  mano  mendiga  y  sobre  todo,  ha- 
cer siempre  lo  que  el  corazón  nos  dicte,  pero  educando  el  corazón, 
luchar  y  luchar  siempre  por  el  bien  y  la  verdad,  pero  sabiendo  lo 
que  es  malo  y  comprobando  el  error.  En  este  sentido  se  puede,  ha- 
cer escuela  de  heroísmo,  en  todos  los  momentos  de  la  vida,  en  las 
más  altas  jerarquías  sociales  hasta  en  la  más  modesta  situación  de 
familia  ;  en  la  lucha  épica  batiéndose  por  el  triunfo  de  la  justicia, 
en  el  laboratorio,  investigando  la  verdad  de  la  naturaleza,  en  la  vida 
doméstica,  formando  mi  personalidad  ejemplar;  como  padre,  sien- 
do la  providencia  de  la  casa ;  como  madre,  espejo  y  modelo  de  gra- 
cia y  moderación ;  como  hijo,  perseverando  en  la  tradición  de  la 
estirpe;  como  hermano,  en  el  amparo  gentil  de  mis  deudos  ;  como 
amigo,  dechado  de  generosidad  y  de  hidalgía ;  como  argentino, 
siendo  hospitalario  con  el  extranjero  y  altruista  con  todos;  como 
ciudadano,  defensor  celoso  de  la  patria,  de  sus  instituciones  y  de  su 
destino  histórico  ;  como  hombre,  siendo  digno  de  mí  mismo ;  y  si 
sois  mujer,  ejercitando  todos  los  poderes  del  encanto,  fundado  en  la 
bondad,  en  la  belleza,  en  la  gracia,  para  difundir  como  ambiente 
de  primavera,  luz,  perfume  y  amor  en  el  hogar  dulce  y  tranquilo, 
bendiciendo  á  Dios  y  santificando  la  patria. 

El  heroísmo  moderno  evidenciase  más  claramente  en  la  vida  mi- 
litar, en  el  magisterio  y  en  el  mundo  científico,  con  formas  mucho 
más  destellantes  que  en  la  vida  social  ordinaria.  Ya  lo  he  dicho, 
una  de  las  sorpresas  más  consoladoras  de  la  guerra  contemporánea 
es  el  heroísmo  desplegado  por  los  combatientes,  para  demostrar 
que  los  pueblos  civilizados  desarrollan  virtudes  marciales,  en  con- 
cordancia con  su  mayor  cultura  de  sentimientos  y  de  disciplinas 
científicas.  Se  creía  que  el  valor,  la  resistencia  física  y  moral,  la  ab- 
negación, el  olvido  de  sí  mismo,  la  renuncia  á  todo  bienestar,  el 
don  de  sacrificarse  y  de  afrontar  impávido  la  muerte,  sólo  pertene- 
cía á  los  pueblos  primitivos,  los  menos  dichosos  y  más  alejados  de 
las  ideas  materialistas,  imperantes  en  vísperas  de  la  temible  conmo- 


4o4  KEVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

ción.  Se  pensaba  que  las  guerras  se  extinguirían  por  falta  de  hom- 
bres, los  cuales  se  negarían  arriesgar  la  vida,  su  salud,  su  bienes- 
tar, por  cuenta  de  una  idea  sublime,  pero  idea  al  fin,  como  dijeran 
los  antipatriotas,  por  lo  que  no  valía  la  pena  de  sacrificarse,  morir. 
«  Es  que  la  civilización  aun  cuando  parece  corromper,  purifica  la 
inteligencia,  ya  que  la  inteligencia  en  los  días  de  prueba,  es  valor, 
nobleza  y  heroísmo  en  potencia.  Cuanto  más  avanza  el  hombre  en 
la  conquista  de  la  naturaleza,  tanto  más  parece  apegarse  á  los  bie- 
nes materiales  ;  mas,  sin  darse  cuenta,  allá  en  el  fondo,  en  lo  más 
íntimo,  en  lo  mejor  de  sí  mismo,  se  hace  capaz  de  destacarse,  de 
inmolarse  por  la  salvación  de  todos,  porque  comprende  mejor  que 
él  no  es  nada,  si  se  compara  á  la  vida  eterna  de  sus  muertos  y  de 
sus  hijos.  »  Si  es  verdad,  como  creo,  que  la  humanidad  vale  lo  que 
la  suma  de  heroísmo  virtual  que  ella  encierra,  se  puede  afirmar  que 
jamás  fué  más  fuerte,  ni  mejor,  habiendo  llegado  en  este  momento 
á  una  de  sus  alturas  más  culminantes,  desde  la  cual  puede  afron- 
tarlo y  esperarlo  todo. 

Antes,  las  guerras  eran  entre  los  monarcas  que  movilizaban  sus 
ejércitos,  compuestos  de  profesionales,  para  resolver  la  campaña  en 
dos  ó  tres  batallas,  es  decir,  en  dos  ó  tres  momentos  culminantes, 
esfuerzos  inmensos  pero  momentáneos,  donde  se  polarizaba  toda  la 
energía,  todo  el  heroísmo  acumulado  durante  largas  semanas  ó  lar- 
gos meses  de  preparación.  Como  cuenta  un  testigo  presencial  : 
«  Ahora,  todo  ha  cambiado;  y  la  misma  muerte  no  se  parece  á  lo 
que  era  antes.  Hace  poco  se  la  veía  cara  á  cara,  se  sabía  de  dónde 
venía  y  quién  la  enviaba.  Tenía  una  forma  terrible,  pero  humana. 
No  se  ignoraba  sus  costumbres,  sus  largos  sueños,  sus  breves  des- 
pertares, sus  malos  días,  sus  horas  peligrosas.  Ahora,  á  todos  sus 
horrores,  añade  el  pavor  intolerable  del  misterio.  Ya  no  tiene  rostro, 
ya  no  tiene  costumbres,  ya  no  tiene  sueño,  ya  no  tiene  descanso. 
Está  siempre  en  tensión,  siempre  en  acecho,  doquier  presente,  in- 
tangible y  densa,  insinuante  y  floja,  difusa,  obsesionante,  surgiendo 
de  todos  los  puntos  del  horizonte,  emergiendo  de  la  tierra  y  cayendo 
del  cielo,  infatigable,  inevitable,  ocupando  todo  el  espacio,  ocupan- 
do todo  el  tiempo,  durante  días,  semanas,  meses,  sin  un  minuto  de 
interrupción,  sin  un  segundo  de  remisión.  Se  anda,  se  duerme,  se 
vive  en  su  red  fatal...  El  heroísmo  era  una  cumbre  áspera  y  aguda 
que  se  escalaba  un  momento,  pero  que  se  dejaba  en  seguida,  porque 


EL  HEROÍSMO  EN  LA  CIVILIZACIÓN  4o5 

las  cumbres  no  son  habitables.  Hoy  es  una  llanura  sin  límite,  tan 
inhabitable  como  las  cumbres,  pero  de  la  que  no  se  puede  descen- 
der... »  Ese  heroísmo  no  fué  impuesto  por  la  necesidad  de  atacar, 
de  defenderse  ó  morir  estrangulado  como  en  las  guerras  bárbaras  y 
en  las  mismas  homéricas,  en  cuyos  grandes  combates,  ante  todo 
declamatorios  y  decorativos,  se  hace  más  ruido  que  daño  y  se  habla 
mucho  más  de  lo  que  se  pega ;  no,  el  heroísmo  actual  no  es  un  dis- 
fraz de  la  desesperación  del  animal  acosado,  es  el  heroísmo  libre- 
mente asumido,  aclamado,  unánime;  es  el  heroísmo  por  una  idea  y 
por  un  sentimiento,  el  heroísmo  bajo  la  forma  más  pura,  la  más 
clara,  la  más  virgen,  el  sacrificio  sin  mezcla,  á  lo  que  se  considera 
como  el  deber  para  consigo  mismo,  para  con  los  nuestros,  con  la 
humanidad  y  el  porvenir. 

Ese  heroísmo  se  prepara  y  se  ejercita  primeramente  en  el  hogar, 
inculcando  al  niño  el  sentimiento  del  honor  inmaculado  de  la  pa- 
tria, en  la  escuela  después,  enseñando  al  alumno  el  destino  invul- 
nerable de  la  civilización  nacional  y  se  perfecciona  en  el  cuartel  por 
último,  adiestrando  material  y  moralmente  al  conscripto  para  de- 
fender victoriosamente  la  inmortalidad  de  la  Nación.  Nuestro  ejér- 
cito debe  ser  un  laboratorio  de  felices  experimentos  del  carácter 
para  cimentar  las  virtudes  viriles,  para  enderezar  las  índoles  des- 
viadas y  en  todo  momento  para  preservar  á  la  sociedad  del  influjo 
de  los  que  odian  á  la  patria  y  que  dirigen  sus  golpes  contra  la 
juventud,  en  la  edad  de  las  primeras  impresiones,  cuando  se  defi- 
nen las  líneas  futuras  y  permanentes  del  derrotero  de  la  vida.  Sí, 
señores;  porque,  así  como  hay  enfermos  en  los  hospitales  y  locos  en 
los  manicomios  y  criminales  en  las  cárceles  y  viciosos  sueltos,  hay 
también  hombres  frenéticos  que  profesionalmente  odian  la  patria 
y  cubren  su  odio  con  el  disfraz  del  antimilitarismo.  Decidles  que 
mientras  la  humanidad  perdure  siendo  loque  es  actualmente,  mez- 
cla de  instintos  y  de  espíritu,  y  la  guerra  sea  la  manifestación  de 
esos  instintos  contenidos  por  la  amenaza  de  los  ejércitos,  será  nece- 
sario mantener  éstos  para  defender  la  patria  contra  sus  enemigos, 
como  se  emplea  las  cerraduras  contra  las  sorpresas  delincuentes;  y 
dejad  que  os  contesten  la  frase  jacobina  :  «  que  se  salven  las  qui- 
meras aunque  desaparezca  la  patria  ». 

Así  nos  explicamos  la  necesidad  de  dotar  á  nuestro  ejército  de 
oficialidad  digna  de  la  misión  civilizadora  que  la  Nación  debe  con- 


4o6  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

fiarle.  He  podido  comprobar  diariamente  que  el  pueblo  argentino 
tiene  un  ejército  á  la  altura  de  su  civilización  y  el  ejército  un  cuerpo 
de  jefes  y  oficiales  merecedores  de  la  confianza  que  la  patria  les  dis- 
cierne. Los  he  visto  leales,  disciplinados,  instruidos  y  abnegados  ; 
contentos  de  la  vida  romántica  en  el  místico  ideal  que  sobrellevan 
entre  el  bullicio  mercantilista  del  tropel  civil,  precipitado  á  la  con- 
quista del  dinero;  los  he  visto  pacientes,  tranquilos  y  buenos  des- 
animalizando la  muchachada  silvestre  de  la  montaña  salvaje,  del 
bosque  huraño  y  de  la  pampa  todavía  india ;  porque  he  visto  á  éstos 
también  incorporarse  cerril  para  despedirse  del  cuartel  después  de 
la  conscripción,  con  elementos  definidos  sobre  la  higiene,  la  ver- 
güenza y  el  patriotismo.  En  eso  consiste  el  heroísmo  militar  argen- 
tino :  en  completar  la  tarea  del  hogar  que  forma  el  corazón  del 
niño,  la  de  la  escuela  que  despierta  la  inteligencia,  con  el  carácter 
que  el  oficial  del  ejército  modela  al  conscripto  en  el  cuartel. 

El  heroísmo  del  magisterio,  especialmente  en  nuestro  país,  no 
es  menos  fecundo  y  humanitario  que  el  heroísmo  militar.  Si  he 
conseguido  evidenciar  que  el  mayor  heroísmo  depende  de  la  mayor 
civilización  del  pueblo,  en  el  maestro  reside,  en  último  término,  la 
fuerza  poderosa  del  progreso,  de  la  civilización  nacional.  La  Repú- 
blica Argentina,  desde  los  primeros  instantes  de  su  nacionalidad, 
oriéntase  en  el  sentido  de  civilizar  su  pueblo,  difundiendo  escuelas 
y  abatiendo  la  ignorancia,  porque  sus  proceres  comprendieron  que 
el  destino  magnífico  de  la  patria  se  prepararía  por  la  acción  perse- 
verante y  tranquila  del  maestro.  La  perfecta  concordancia  de  con- 
vicciones en  la  necesidad  de  difundir  la  enseñanza,  por  todos  los 
medios  al  alcance  del  estado,  demuestra  que  nuestro  país  será  lo 
que  fueron  en  la  historia  humana  todos  los  pueblos  que  iluminaron 
su  senda  con  los  destellos  de  la  sabiduría,  cuyo  fin  primordial  con- 
siste en  el  imperio  de  la  razón  y  de  la  justicia  en  sociedad.  Al  maes- 
tro corresponde  cumplir  la  tarea  heroicamente,  es  decir,  serlo  de  la 
manera  más  eficaz  y  completa,  para  obtener  el  resultado  máximo  y 
definitivo,  que  aspira  hacer  de  cada  discípulo  un  hombre  de  carác- 
ter, dotado  de  la  hombría  cuya  definición  entusiasmó  tanto  al  audi- 
torio. No  creo  que  sea  mejor  maestro  quien  consiga  acumular  en 
la  mente  juvenil  del  alumno  mayor  cantidad  de  cosas;  creo  más  en 
el  maestro  que  enseñe  los  elementos  esenciales,  la  filosofía  de  las 
cosas,  la  concepción  unitaria  de  la  ciencia,  los  métodos  mejores, 


EL  HEROÍSMO  EN  LA   CIVILIZACIÓN  l\OJ 

los  más  adecuados  para  averiguar  la  verdad  de  las  ideas  y  la  reali- 
dad délos  hechos  que  preocupan  al  que  los  necesita.  Con  la  misma 
facilidad  que  se  adquiere  una  noticia,  ella  se  desvanece  de  la  me- 
moria ;  es  necesario  la  cooperación  de  la  inteligencia  para  que  cada 
cual  sepa  conseguir  por  sí,  sin  el  auxilio  extraño,  lo  que  la  ciencia 
enseña  á  los  que  saben  manejarla,  si  se  posee  los  elementos  funda- 
mentales. Cuando  el  niño  sale  de  la  escuela  con  el  convencimiento 
que  él  puede  por  sí  mismo  averiguar  lo  que  necesite  sin  prejuicios 
ni  vacilaciones,  si  él  tiene  la  fortuna  de  salir  del  colegio  con  la  des- 
treza del  investigador  metódico,  ese  hombre  será  feliz  donde  se 
encuentre,  cualesquiera  que  sea  la  actividad  á  que  se  aplique  y  los 
innumerables  obstáculos  que  lo  circunden.  Saber  hacer,  es  más  que 
recordar ;  el  buen  maestro  enseña  á  hacer,  á  pensar,  puesto  que 
pensar  es  hacer  de  antemano  y  hacer  es  el  pensamiento  en  acción. 
Para  completar  nuestra  tarea  docente,  el  maestro  debe  culminar 
su  heroísmo  consiguiendo  emocionar  al  alumno  en  el  estudio  de  la 
materia  que  aprende.  Cada  ciencia  tiene  alma  propia,  posee  cora- 
zón, comunica  ideas,  sensaciones,  sensibiliza  el  ánimo  del  ventu- 
roso mortal  que  llega  á  los  lindes  del  santuario.  Aun  hoy  rejuve- 
nezco mis  cariños,  recordando  la  emoción  que  trasmitía  á  sus 
alumnos  el  romántico  profesor  Berg,  cuando  nos  explicaba  con 
sonrisa  buena  la  vida  de  las  flores.  La  idea  es  emoción  :  el  maestro 
que  sensibiliza  la  enseñanza  convierte  la  escuela  en  templo  del  culto 
maravilloso  del  saber,  cuyo  fin  último  es  poder  perseverar  en  la 
verdad,  en  la  justicia,  en  el  honor.  ¡  Para  qué  sirve  una  sabiduría 
árida,  fría,  mercenaria,  sin  alma,  sin  entusiasmo,  sin  ideales!  El 
maestro  argentino  cumple  honradamente  su  apostolado  como  lo 
cumplieron  sus  antecesores  en  la  humanitaria  tarea.  Cuando  veáis, 
pues,  á  tal  viejo  catedrático  cruzando  lentamente  los  claustros  del 
colegio,  después  de  clase,  con  el  rostro  melancólico  del  veterano 
cumplidor  de  su  deber,  veneradlo  como  al  mejor  ciudadano  de  la 
patria.  A  ella  le  entregó  las  mejores  energías  de  su  espíritu  y  por  él 
impera  hoy  la  civilización  en  la  extensión  enorme  de  la  república. 
Simpática  personificación  del  magisterio  argentino  es  nuestro  que- 
rido rector  de  la  universidad,  cuya  presencia  ha  estimulado  mi 
palabra  para  la  exactitud  de  las  ideas  expuestas.  Su  tarea  trascen- 
dental, la  misión  que  desempeña,  su  alta  dirección  magistral,  me 
lo  represento  como  la  existencia  de  un  patriarca  en  medio  de  su 


Zjo8  REVISTA   DK   LA   UNIVERSIDAD 

numerosa  familia  selecta,  cumpliendo  una  misión  semidivina.  Así 
como  la  narración  bíblica  refiere  que  en  los  tiempos  antiquísimos 
el  anciano  patriarca  fué  en  su  juventud  pastor,  amó  y  formó  la 
familia  que  aumentó  paulatinamente.  Que  fué  abuelo  y  contempló 
la  multiplicación  de  su  estirpe  con  el  nacimiento  de  los  hijos  de  sus 
hijos ;  que  una  rama  familiar  habitó  el  valle  y  fueron  pastores,  otra 
habitó  el  monte,  dedicándose  á  la  caza,  otra  ocupó  la  montaña  y 
forjaron  los  metales,  que  la  cuarta  rama  conquistó  el  mar,  reco- 
rriendo las  costas  en  intrépidos  bajeles.  Cuenta  que  el  anciano  fué 
en  tanto  agrandando  su  corazón  para  abarcar  tanto  sentimiento  de 
padre,  de  abuelo,  de  patriarca  de  prole  numerosa ;  que  amó  el  valle 
por  los  nietos  de  sus  nietos  que  lo  habitaban;  que  amó  el  monte 
como  albergue  de  los  descendientes  de  sus  hijos  y  amó  á  la  mon- 
taña, y  amó  al  mar  con  el  hondo  sentimiento  del  amor  á  los  de  su 
raza,  para  concluir  adorando  á  Dios,  á  través  de  toda  la  tierra  ocu- 
pada por  el  amor  inmenso  de  su  corazón.  Así  me  lo  represento  á 
nuestro  venerable  rector  :  fué  estudiante,  después  profesor,  decano 
y  rector;  ama  y  dirige  á  la  Facultad  de  derecho,  en  cuyas  aulas  se 
elabora  la  energía  del  pensamiento  orgánico  de  la  Nación  ;  ama  y 
dirige  á  la  Facultad  de  ciencias  económicas,  porque  se  enseña  allí 
el  secreto  del  bienestar  de  la  sociedad;  ama  y  dirige  á  la  Facultad 
de  ingeniería,  donde  se  piensa  en  fórmulas  exactas  la  aplicación  de 
las  fuerzas  materiales-;  ama  y  dirige  á  la  Facultad  de  medicina  ¡  si 
lo  sabrá  él  mejor  que  nadie  !  que  allí  se  educan  los  caballeros  de  a 
piedad  que  curan  los  males  de  la  vida  y  postergan  y  dulcifican  la 
muerte.  Como  patriarca  de  la  civilización  argentina,  ha  aplicado  y 
continuará  aplicando  las  energías  de  su  patriotismo  y  las  virtudes 
de  su  sabiduría,  para  modelar  el  progreso  de  la  Nación  en  la  cien- 
•cia  déla  verdad,  abarcando  con  mirada  profunda  la  obra  destellante 
y  señalando  con  gesto  apasible  los  derroteros  del  porvenir  de  la 
patria  docente. 

El  heroísmo  científico  es  el  más  moderno  de  todos;  se  impuso 
con  las  luces  de  la  razón,  por  la  fuerza  de  la  verdad  y  con  los  bene- 
ficios que  produjo  en  el  mundo.  Sus  héroes  son  hombres  sencillos, 
buenos,  imaginarios  inofensivos,  altruistas  y  nobles.  La  gloria  que 
obtienen  es  á  precio  de  inmensos  sacrificios,  de  privilegios  conce- 
didos por  la  naturaleza  á  los  hombres  mejor  dotados  de  la  tierra,  á 
•os  virtuosos   militantes,    incansables  que  viven   «  entrenándose  », 


EL  HEROÍSMO  EN  LA  CIVILIZACIÓN  ./JOO, 

permítaseme  la  palabra,  para  expresar  el  rigor  sistematizado  á  que 
someten  la  vida  entera.  Es  un  héroe  científico  quien  afirma,  que  en 
el  hombre  de  genio  se  juntan  los  idealismos  de  Don  Quijote  y  el 
buen  sentido  de  Sancho.  Algo  de  esta  feliz  conjunción  de  atributos 
debe  poseer  el  héroe  investigador  :  temperamento  artístico  que  lleve 
á  buscar  y  contemplar  el  número,  la  medida  y  la  armonía  de  las 
cosas  y  un  buen  sentido  crítico  capaz  de  refrenar  los  arranques 
temerarios  de  la  imaginación,  y  de  hacer  que  prevalezcan  en  esa 
lucha  por  la  vida  que  entablan  en  nuestra  mente  las  ideas,  los  pen- 
samientos que  más  fielmente  traducen  la  realidad  objetiva. 

Los  psicólogos  del  heroísmo  científico  que  han  estudiado  las  cua- 
lidades de  orden  moral  que  debe  poseer  el  investigador,  demuestran 
que  esas  cualidades  son  :  la  independencia  intelectual,  la  perseve- 
rancia en  el  trabajo,  el  amor  á  la  verdad,  la  religión  de  la  patria  y 
el  ideal  de  la  gloria.  Rasgo  dominante  en  los  investigadores  emi- 
nentes es  la  altiva  independencia  de  criterio.  Ante  la  obra  de  sus 
predecesores  y  maestros  no  permanecen  asombrados  sino  escudri- 
ñadores. Aquellos  espíritus  como  Mariano  Moreno,  Rivadavia,  Al- 
berdi,  Sarmiento,  Ameghino,  poseyeron  una  individualidad  inte- 
lectual vigorosa  y  una  osadía  crítica  extraordinaria.  El  excesivo 
cariño  á  la  tradición,  el  obstinado  empeño  en  fijar  la  ciencia  en  las 
viejas  fórmulas  del  pasado,  cuando  no  denuncian  una  gran  pereza 
mental,  representan  la  bandera  que  cubre  los  intereses  creados  por 
el  error.  Importa  saber  que  también  en  esta  época  de  libre  examen, 
la  disciplina  de  escuela  reina  en  todas  las  universidades  con  un  des- 
potismo tal  que  sofoca  á  veces  las  mejores  iniciativas  de  los  pensa- 
dores más  originales.  Por  lo  que  hace  á  esas  naturalezas  dóciles  que 
suelen  rodear  á  los  jefes  de  sectas  universitarias,  su  misión  ha  sido 
siempre  halagar  al  genio  y  aplaudir  sus  errores.  Este  es  el  home- 
naje que  la  medianía  rinde  comúnmente  al  talento  superior,  lo  que 
se  comprende  bien  recordando  que  los  cerebros  débiles  entienden 
mejor  el  error,  casi  siempre  sencillo,  que  la  verdad,  á  menudo  tan 
austera  como  difícil. 

Los  maestros  de  filosofía  recomiendan  la  virtud  creadora  de  la 
atención  para  encomiar  su  triunfo,  conseguido  por  la  perseverancia 
en  el  estudio ;  pero  más  eficaz  aún  es  lo  que  los  franceses  designan 
esprit  de  saite,  es  decir,  la  atención  crónica  ó  polarización  cerebral 
que  consiste  en  la  orientación  permanente,  durante  meses  y  aun 

ABT.    ORIG.  XXXI- 37 


4lO  REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

años  de  todas  nuestras  facultades  hacia  un  objeto  de  estudio.  Re- 
cuerdo haber  oído  decir  al  insigne  Ameghino  que  para  llevar  á  feliz 
término  una  indagación  científica,  una  vez  conocidos  los  métodos 
conducentes  al  fin,  debemos  fijar  fuertemente  en  nuestro  espíritu 
los  términos  del  problema,  á  fin  de  provocar  enérgicas  corrientes 
de  pensamiento,  es  decir,  asociaciones  cada  vez  más  complejas  y 
precisas  entre  las  imágenes  recibidas  por  la  observación  y  las  ideas 
que  dormitan  en  nuestro  inconsciente,  ideas  que  sólo  una  concen- 
tración vigorosa  de  nuestras  energías  cerebrales  podrá  llevar  al 
campo  de  la  conciencia.  Importa  aprovechar  para  la  obra  todos  los 
momentos  lúcidos  de  nuestro  cerebro  :  ya  la  meditación  que  sigue 
al  descanso  prolongado,  ya  el  trabajo  mental  supraintensivo  que 
sólo  da  la  célula  nerviosa  caldeada  por  la  congestión,  ya  la  inespe- 
rada intuición  que  brota  á  menudo,  como  chispa  del  eslabón,  del 
choque  de  la  discusión  científica.  Esta  atención  prolongada,  cró- 
nica, orientada  durante  meses  hacia  un  cierto  orden  de  percepcio- 
nes, afina  el  entendimiento  y  condensando  como  en  un  foco,  toda 
la  luz  del  pensamiento  sobre  el  nudo  del  problema,  permite  descu- 
brir en  éste  relaciones  inesperadas.  Enseñan  los  astrónomos  que  á 
fuerza  de  horas,  una  placa  situada  en  el  foco  de  un  anteojo  dirigido 
al  firmamento,  llega  á  revelar  astros  tan  lejanos  que  el  telescopio 
más  potente  es  incapaz  de  mostrarlos ;  así  á  fuerza  de  tiempo  y  de 
atención,  el  cerebro  llega  también  á  percibir  un  rayo  de  luz  en  las 
negruras  del  más  abstruso  problema.  Newton,  pensando  siempre  lo 
mismo,  descubrió  la  maravillosa  ley  de  atracción  universal;  Dar- 
win  concentró  durante  muchos  años  su  espíritu  para  relacionar  los 
hechos  del  gran  principio  de  la  evolución.  ((¿Cómo  habéis  con- 
quistado la  gloria?  »  —  alguien  preguntó  á  Buffon  —  «  pasando 
cuarenta  años  de  mi  vida  inclinado  sobre  mi  escritorio  »,  contestó. 
El  amor  á  la  verdad,  más  que  una  virtud  de  la  ciencia,  es  el  fun- 
damento del  honor  del  hombre  digno.  Si  en  las  relaciones  sociales 
la  veracidad  es  la  expresión  más  acabada  de  la  civilización,  la  men- 
tira es  la  definición  por  excelencia  de  la  barbarie ;  y  nada  más 
incomprensible  que  la  tendencia  manifiesta  últimamente  en  plazas 
y  suburbios  por  ciertos  reformistas  criollos,  que  invocan  la  ciencia, 
es  decir,  la  verdad  en  la  propaganda  de  sus  ensueños  quiméricos, 
incongruentes  con  nuestro  ambiente  social.  ¡  Qué  distinta  lucha  la 
del  sabio  que  investiga  la  verdad  en  beneficio  de  la  humanidad 


EL  HEROÍSMO  EN  LA  CIVILIZACIÓN  [\  I  I 

entera,  para  intensificar  y  dignificar  la  vida,  para  ahorrar  el  esfuerzo 
humano,  para  acallar  el  dolor  !  Apuntad  á  un  fin  elevado  —  dijo  el 
buen  maestro  —  y  llegarán  los  honores  y  riquezas,  sin  que  tenga 
uno  que  tomarse  el  trabajo  de  buscarlas.  Y  la  razón  es  obvia  :  ante 
el  científico  está  el  universo  entero,  apenas  explorado  :  el  cielo  con 
soles  innumerables  que  se  agitan  en  las  tinieblas  de  un  espacio 
infinito ;  el  mar  con  sus  misteriosos  abismos ;  la  tierra  guardando  en 
sus  entrañas  el  pasado  de  la  vida  y  las  páginas  de  la  historia  del  hom- 
bre ;  y  el  organismo  humano,  obra  maestra  de  la  creación,  ofrecién- 
donos en  cada  célula  una  incógnita  y  en  cada  latido  un  tema  de  eterna 
meditación.  El  sabio  Poincaré,  desde  lo  más  íntimo  de  La  science 
et  la  méthode,  exclamó  :  «  la  belleza  intelectual  se  basta  á  sí  misma, 
y  sólo  por  ella,  más  que  por  el  futuro  bien  de  la  humanidad,  es  por 
lo  que  el  sabio  se  condena  á  largos  y  penosos  trabajos  » .  Se  ha 
dicho  que  la  ciencia  no  tiene  patria;  á  lo  que  Pasteur  contestó  : 
«  ¡  los  sabios  sí  que  la  tienen  !  »,  habiendo  los  alemanes  científicos 
expresado  su  patriotismo  en  forma  tan  exagerada,  á  requirimiento 
del  emperador  y  á  principios  de  la  guerra,  que  la  célebre  procla- 
ma de  la  «  cultura  germánica  »,  lejos  de  conmover  al  mundo,  lo 
desengañó  de  las  miras  de  un  cientifismo  tendencioso  y  arrogante. 
El  heroísmo  se  manifiesta  en  todos  los  momentos  de  la  vida  y  en 
todas  las  situaciones  sociales,  porque  si  todos  no  pueden  vivir  en  la 
plaza  pública,  todos  deben  gozar  déla  luz  del  sol.  En  el  interior  del 
hogar,  del  taller,  de  la  oficina,  en  el  rancho  del  puesto,  perdido  en 
las  lejanías  de  la  república,  cuidando  enfermos,  civilizando  indios, 
poblando  el  desierto,  llevando  el  emblema  del  adelanto  patrio  para 
iluminar  la  barbarie,  enseñando  á  trabajar,  á  soportar  las  violencias 
de  los  iracundos  y  las  intemperies  de  la  naturaleza,  manifestaciones 
ambas  délo  inconsciente,  infundiendo  esperanzas,  alegrando  nues- 
tro alrededor,  siendo  buenos  con  los  irascibles  y  mejores  con  los 
soberbios,  generosos  con  los  ávidos,  indulgentes  con  los  necios, 
mirando  siempre  adelante  y  hacia  lo  alto,  invenciblemente  hacia  la 
luz,  venga  de  donde  viniera  y  comprendiendo  el  sentido  profundo 
de  la  vida,  cuyo  fin  misterioso  es  el  concierto  de  todas  las  almas  y 
la  armonía  de  todas  las  fuerzas  ;  eso  es  el  verdadero  heroísmo,  el 
heroísmo  de  las  conciencias  iniciadas  en  el  espíritu  inmortal. 

M.    C ARLES. 


AD  ANTONIUM  PORGHIETTI 


Nunc  exul  possum  mérito  solusque  vocari, 

cum  sim  colloquiis  orbus,  amice,  tuis. 
Cur  mihi  amicorum  misero  fatale  sepulcris 

vitae  squallentes  enumerare  dies  ? 
Primus  Tarnassi  patriae  vix  limine  tacto 

(haec  illi  ad  studia  est  dulcia  facta  quies) 
concidit,  heu!,  aetatis  in  ipso  flore,  daturus 

ingenii  cum  esset  pignora  digna  sui. 
Post  periit  tácito  morbo  cor  Grippa  peresus, 

Grippa  mihi  vita  carior  interiit! 
Et  tamen  hoc  animum  pressum  maerore  levabat, 

quod  mihi  tu  reliquus,  quod,  bone,  sospes  eras. 
Ausculto  dum  te  festiva  et  docta  loquentem, 

oh!  quotiens  abiit  poena  molesta  procul. 
Nil  in  te  prorsus  quod  oleret  triste  magistrum; 

nec  curas  placidum  noverat  os  animi. 
Ómnibus  in  promptu  pariter  quae  cognita  habebas 

(et  licet  abnueres,  cognita  quanta  tibi ! ) ; 
Angustus  paries  loculis  cumulisque  librorum, 

atque  horum  ut  tibi  sic  ómnibus  usus  erat. 
Quo  nunc  me  vertam,  et  quonam  utar  judice,  si  quid 

haud  contemnendum  proferat  ingenium  ? 
Mortuus  es  nobis  linquens  in  pectore  vulnus, 

quod  gravius  mortis  tétrica  forma  facit! 
Nam  dum  te  maneo  respectans  anxius,  ecce 

concurso  trepido    tota  sonare  via. 


AD  ANTONIUM  PORCHIETTI  4l3 

Accedo  et  te,  vae!,  prostratum  sanguinis  ictu 

in  nudo  foede  cerno  jacere  solo! 
Mens  eadem  nobis,  eadem  studia,  et  prope  eodem, 

Antoni,  nostrum  est  natus  uterque  die. 
Quid  ?  patria  ambobus,  Musís  gratissima  tellus, 

sub  Pedemontanis  alpibus  una  fuit. 
Cur  itaque  una  dies  fato  non  abstulit  uno, 

et  non  idem  nunc  condit  utrumque  lapis  ? 

F.  Capello. 


clínica  de  vías  urinarias  de  la  facultad  de  medicina 

PROFESOR  DOCTOR  PEDRO  BEHEDIT 


GRANULOMA    VENÉREO   « 

Por  el  doctor  A.  H.  ROFFO 

Profesor   suplente   de    anatomía   patológica 


La  permanencia  en  el  servicio  de  vías  urinarias  durante  diez  meses 
de  un  enfermo  que  nos  fué  enviado  de  la  provincia  de  Entre  Ríos, 
en  el  mes  de  septiembre  de  io,i3,  nos  ha  permitido  conocer,  no 
solamente  una  afección  exótica,  tenida  hasta  el  presente  como  tro- 
pical y  que  se  ha  desarrollado  en  un  nativo  del  país,  sino  que  tam- 
bién nos  ha  dado  oportunidad  para  estudiar  las  modalidades  del 
proceso,  las  lesiones  histopatológicas  y  el  tratamiento,  que  en  este 
caso  ha  tenido  un  éxito  completo. 

Esta  afección,  descripta  por  primera  vez  en  la  Guayana  inglesa, 
en  el  año  1896,  por  Gonyers  y  Daniels,  fué  observada  más  tarde  en 
las  islas  Fidji,  en  las  Nuevas  Hébridas,  en  las  islas  de  Salomón,  en 
la  Nueva  Guinea,  en  la  India  Inglesa,  en  la  Australia  del  Norte,  en 
el  África  Occidental,  en  el  Brasil,  siendo  denominada  generalmente 


(1)  Hallándose  en  prensa  este  trabajo,  tuvimos  el  agrado  de  recibir  la  visita  del  distin- 
guido colega  brasilero  doctor  Heraclides  C.  de  Souza  Araujo,  del  Instituto  Osvaldo  Cruz, 
quien  ha  estudiado  y  verificado  en  el  Brasil  veinticinco  casos,  continuando  los  interesan- 
tes trabajos  iniciados  por  Aragáo  y  Vianna. 

Cotejados  nuestros  preparados  con  los  del  colega  brasilero,  observamos  con  satisfacción 
que  coincidían  perfectamente,  tanto  en  las  lesiones  anátomopatológicas  como  en  el  germen 
aislado.  Por  lo  cual  el  doctor  Souza  Araujo  ha  dado  á  este  caso  la  prioridad  en  la  Ar- 
gentina, como  caso  observado  y  verificado  bacteriológicamente. 


GRANULOMA  VENÉREO 


4i5 


como  granuloma  venéreo,  pero  con  ligeras  variantes  introducidas 
por  los  autores  que  han  estudiado  los  distintos  casos  (i). 

Historia  clínica.  —  Alejandro  García,  argentino,  de  2/i  años  de 
edad ;  profesión,  mayoral ;  residente  en  Villa  Federal  (prov.  de  En- 
tre Ríos).  Ingresa  al  servicio  el  3  de  septiembre  de  iqi3. 

Antecedentes  hereditarios.  —  Sin  importancia  :  no  hay  tubercu- 
losis, ni  sífilis. 

Antecedentes  personales.  —  Sólo  ha  tenido  varicela  á  los  10  años ; 
no  hay  antecedentes  blenorrágicos. 

Enfermedad  actual.  —  Se  inició  hace  siete  años  con  la  aparición 
de  una  pequeña  ulceración  en  el  glande,  próxima  al  frenillo,  y  cuyas 
primeras  manifestaciones  las  nota  el  enfermo  recién  diez  días  des- 
pués de  haber  tenido  relaciones  sexuales  con  una  mujer,  que  no 
tenía  lesiones  visibles. 

Según  el  enfermo,  las  primeras  lesiones  se  manifestaron  por 
pequeñas  vesículas  en  el  glande,  que  al  romperse  dejaban  salir  un 
líquido  claro,  quedando  entonces  una  superficie  ulcerosa  que  se 
agrandaba  con  la  aparición  y  confluencia  de  otras  nuevas.  De  los 
quince  á  veinte  días  de  la  aparición  de  estas  lesiones  en  el  glande, 
aparece  un  adenitis  inguinal  en  ambos  lados.  Esta  fué  abierta  por 
el  médico  de  campaña  á  los  dos  meses ;  y  según  dice  el  enfermo,  no 
salió  de  la  incisión  pus,  pero  sí  un  poco  de  sangre. 

Desde  este  momento,  se  desarrolla  en  los  bordes  de  las  heridas 
inguinales  lenta  y  progresivamente  el  proceso  que  presenta  en  el 
momento  del  examen.  Este  se  inicia,  como  hemos  dicho  ya,  en  los 
bordes  de  las  heridas  quirúrgicas,  en  una  forma  semejante  á  la 
lesión  del  glande,  pequeñas  vesículas  de  las  cuales  al  romperse  sale 
un  líquido  claro,  y  que  por  confluencia  van  agrandando  la  zona  ul- 


(i)  J.   Mutland,   Chronic  ven.ere.al  sores  o  ulcerating  granuloma.    1899.   (Murray,  1901.; 
K.   S.  Wise,  Granuloma  pudendi.    1906.   (Daniels,    1898.) 
A.  Le   Dajítec,  Granulóme  ulcereux  des  parties  genitales,   igi  1. 
J.   Cl.  Conyers  y  C.  W.  Daniels,   Groin  ulceration.   189C. 
F.   S.  Fowler,  Perforating  granuloma.    1899. 

Ulcerating  granuloma  of  the  pudenda.  J.  Galloway,   1897.   (K.   Mac  Leod,  1899;   Man- 
son,   1898;  Williams,  1898.) 

Sclerotising  granuloma  of  the  pudenda.   Williams,   igo3. 
A.  Pleiin,  Granuloma  venéreo.   190O. 


4l6  HEVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

cerada,  donde  se  desarrolla  más  tarde  el  tejido  granulomatoso.  La 
lesión  llega  á  tener  al  mes,  siguiendo  la  dirección  de  los  pliegues 
inguinales  y  escrotales,  12  centímetros  de  largo  en  su  mayor  diá- 
metro; tamaño  que  conserva  durante  siete  años,  á  pesar  del  trata- 
miento efectuado  en  su  provincia.  El  enfermo  observó  hace  tres 
meses  que  los  extremos  inferiores  déla  lesión  se  agrandaban,  exten- 
diéndose más  rápidamente  que  antes,  hasta  alcanzar  la  región  peri- 
neal  y  el  ano. 

Estado  actual.  —  El  enfermo  camina  con  mucha  dificultad,  está 
delgado,  y  dice  que  ha  disminuido  varios  kilos  de  peso. 

Presenta  dos  grandes  ulceraciones  —  úlcero-vegetantes  —  situa- 
das en  los  pliegues  inguinales  de  ambos  lados,  desde  cerca  de  la 
espina  ilíaca  ántero-superior  hasta  el  pliegue  inguino-escrotal,  abar- 
cando la  piel  del  escroto  en  su  parte  póstero-interna,  la  porción 
opuesta  de  la  piel  del  muslo,  el  periné  y  el  ano  (fig.  2). 

El  aspecto  de  esta  lesión  granulomatosa  es  igual  en  toda  su  exten- 
sión. No  es  pruriginosa,  y  sólo  á  la  presión  es  dolorosa,  sangrando 
con  suma  facilidad.  Los  bordes  no  están  infiltrados,  son  irregulares 
y  rojos. 

Presentan  estas  ulceraciones  un  tejido  vegetante  de  color  rojo 
intenso,  especialmente  en  la  región  del  surco  escrotal,  donde  está 
recubierta  por  un  exudado  purulento,  espeso,  fétido,  que  se  depo- 
sita en  gran  cantidad  en  los  surcos  que  dejan  entre  sí  las  vegetacio- 
nes. Estas  producciones  hipertróficas,  son  muy  pronunciadas  prin- 
cipalmente en  esta  región  donde  llegan  á  tener  hasta  5  milímetros 
de  altura,  las  que  adosándose  las  unas  á  las  otras,  forman  una 
superficie  finamente  granulosa  y  fácilmente  disociable  por  el  ansa 
de  platino  (fig.  3.) 

El  prepucio  está  edematoso,  con  figmosis  muy  pronunciada, 
deja  escurrir  serosidad  muco-purulenta,  mostrando  en  sus  bordes 
algunas  vegetaciones  como  las  descriptas  en  la  ingle.  Más  tarde, 
cuando  se  hizo  el  debridamiento  de  esta  figmosis,  pudo  verse  en  el 
glande  una  ulceración  que  lo  circunda  en  su  casi  totalidad,  mucho 
más  extendida  al  nivel  del  frenillo,  y  con  producciones  vegetantes 
semejantes  á  las  que  se  encuentran  en  la  región  inguino-escrotal. 

Examen  histolóyico.  —  En  el  examen  de  las  preparaciones  hechas 
con  trozos  de  las  partes  vegetantes  ó  de  los  bordes  periféricos  de  la 
ulceración,  se  observa  un  tejido  de  granulación,  en  el  cual  no  se 


GRANULOMA  VENÉREO  4l  7 

advierten  ni  los  elementos,  ni  la  disposición  propia  que  caracterizan 
á  los  granulomas  neoíbrmados  a  consecuencia  de  agentes  específi- 
cos (micosis-sífilis,  tuberculosis,  lepra,  etc.). 

Estudiada  en  detalle  la  parte  vegetante,  se  ve  en  ella  una  evidente 
proliferación  del  tejido  epidérmico,  que  la  recubre  no  solamente  en 
toda  su  extensión,  sino  que  emite  largos  brotes  que  penetran  pro- 
fundamente en  el  tejido  de  granulación.  En  algunas  vegetaciones, 
este  tejido  epidérmico  se  halla  engrosado  por  la  superposición  de 
capas  de  células  epiteliales  pavimentosas  y  queratinizadas ;  en  otras, 
se  le  encuentra  ulcerado  y  con  depósitos  fibrinosos  fuertemente 
infiltrados  de  leucocitos  polinucleares;  infiltración  que  se  insinúa 
entre  el  epitelio  cercano.  Se  observa  además  en  este  tejido,  peque- 
ñas flictenas  formadas  á  expensas  de  las  capas  externas  del  epitelio 
pavimentoso;  unas,  las  más,  llenas  de  serosidad  que  engloba  á 
numerosos  leucocitos;  y  otras,  en  donde  el  epitelio  se  encuentra 
tan  atrofiado  que  se  reduce  á  una  delgada  membrana  de  una  á  dos 
capas  de  células  poco  diferenciadas  y  que  forman  pequeñas  cavida- 
des con  líquido  seroso.  El  tejido  de  granulación  que  se  encuentra 
por  debajo  de  esta  capa,  está  constituido  por  células  del  tipo  de  las 
plasmáticas,  por  células  redondas,  mononucleares  y  plasmazellen. 
Estos  elementos  están  aislados,  ó  forman  pequeños  nodulos  que 
descansan  en  una  delicada  red  de  fibrillas  conjuntivas.  En  este 
tejido  hay  muchos  vasos  sanguíneos,  cuyas  paredes  se  encuentran 
engrosadas  é  infiltradas  por  leucocitos  polinucleares,  principal- 
mente aquellos  próximos  á  la  periferia.  No  se  observa  entre  ellos 
zonas  de  reblandecimiento  ni  hemorrágicas,  á  pesar  de  la  abun- 
dante vascularización. 


Examen  de  orina 

Aspecto turbia 

Consistencia fluida 

Color ámbar 

Sedimento escaso 

Reacción acida 

Densidad  á  i5° 1018 


4l8  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 


Composición  química 

Residuo  fijo 5o.  1 5  °/0o 

Acidez  total  (HCI) i .  10 

Urea 23 .  95 

Cloruros 8 .  5o 

Fosfatos 2  .  00 

Albúmina rastros 

Glucosa no  contiene 

Indican regular  cantidad 

Examen  de  sedimento 

(Escasas  células  epiteliales  pavimentosas;  algunos  leucocitos) 
Urato  de  sodio amorfo 


Examen  de  la  sangre,  numeración  de  glóbulos 

Hematíes 5 .  5oo .  000 

Leucocitos io.5oo 

Hemoglobina 80 .  000 

Valor  globular 1.37 

Relación  globular 1  X  5iq 


Equilibrio  leucocitario 

Polinucleares 76 .  10  °/0 

Linfocitos 25. 1 5 

Mononucleares  grandes 3./¡o 

Formas  de  transición o. 35 

Eosinófilos 1 

Reacción  de  Wassermann positiva 

En  las  preparaciones  efectuadas  con  frotis  del  exudado  del  tejido 
granulomatoso,  vistas  al  ultramicroscopio,  se  observa  gran  cantidad 
de  espiroquetas,  3oá/io  por  campo,  con  movimientos  ondulatorios 
muy  activos,  y  cuyos  caracteres  morfológicos  responden  al  tipo  de 
la  sp.  refringens,  especialmente  cuando  se  la  observaba  teñidas  con 
Giemsa.  Junto  á  estas  espiólas  se  ven  otras  que  por  sus  caracteres, 
sobre  todo  en  lo  que  se  refiere  á  la  morfología  —  ondulaciones  agu- 
das y  juntas  —  se  asemejan  más  al  treponema  pálido. 


GRANULOMA  VENÉREO  4lO, 

En  las  preparaciones  fijadas  se  ven,  entre  las  espiroquetas  dcscrip- 
tas,  numerosos  microorganismos  de  forma  de  pequeños  cocos,  á 
veces  algo  alargados,  de  extremidades  redondeadas  que  alcanzan  á 
un  micrón  de  largo,  ó  también  en  forma  de  diplococos  —  los  más 
numerosos  —  que  no  toman  el  Gram.  Se  tiñen  fuertemente  con  los 
colorantes  de  anilina  comunes;  cuando  se  usan  éstos  ó  el  Giemsa, 
muestran  una  tenue  membrana  ligeramente  coloreada. 

Estos  gérmenes  se  encuentran  libres  ó  incluidos  en  el  protoplas- 
ma  de  las  células  redondas.  Fenómeno  que  hemos  observado,  no 
sólo  en  las  células  de  los  frotes,  sino  también  en  las  tinciones  efec- 
tuadas con  los  cortes. 

Nuestras  tentativas  de  cultivar  y  aislar  las  primeras  han  sido 
infructuosas,  á  pesar  de  haber  obtenido  en  cultivos  de  agar  con 
sangre  del  mismo  enfermo  —  en  dos  pasajes  —  espiroquetas  vivas. 
Más  tarde,  la  pululación  de  otros  gérmenes  han  hecho  imposible  la 
continuación  de  esta  investigación. 

Hemos  conseguido  mejor  resultado  con  el  otro  germen.  Las 
siembras  efectuadas  en  los  medios  comunes  —  de  preferencia  el 
medio  glucosado  de  Sabourau  y  el  agar  ascítico  —  desarrollan  á 
las  24  horas  pequeñas  colonias,  fácilmente  aislables  de  las  demás. 
Estas  colonias  son  redondas,  como  pequeños  discos,  llegando  á  tener 
un  tamaño  de  un  milímetro,  blanco  lechosas,  brillantes,  húmedas, 
viscosas.  En  el  caldo  simple  se  desarrollan  con  enturbiamiento, 
formación  de  una  película,  y  de  depósito  blanco  viscoso  en  el  fondo. 

En  gelatina  se  desarrolla  fácilmente,  y  es  licuada. 

En  leche,  la  coagula  generalmente  después  de  las  i!\  horas.  En 
estos  cultivos  el  microorganismo  aparece  frecuentemente  como  un 
pequeño  bastoncito,  ó  como  un  diplococo;  estos  últimos  se  obser- 
van al  principio  del  desarrollo  de  la  vegetación. 

Las  inoculaciones  en  el  conejo,  cobayo  y  ratas,  son  poco  patóge- 
nas. Cuando  la  inyección  de  cultura  en  caldo  es  intraperitoneal,  los 
animales  sucumben  :  tres  conejos  inyectados  en  la  vena,  han  muer- 
to con  fenómenos  de  septicemia. 

Tratamiento.  —  Agosto  3o.  Inyección  endovenosa  de  og'3o  de 
neosalvarsán. 

Septiembre  7.   Inyección  endovenosa  de  o8r3o  de  neosalvarsán. 

Septiembre  1 1 .  Las  lesiones  úlcero-granulomatosas  no  se  han 
modificado. 


/j20  REVISTA  DE   LA  UNIVERSIDAD 

Septiembre  i5.  Inyección  de  salvarsán  de  o8''3o. 

Septiembre  18.  Lesiones  en  el  mismo  estado. 

Septiembre  20.  Inyección  de  neosalvarsán  deogr45. 

Septiembre  26.  Lesiones  granulomatosas  en  el  mismo  estado; 
pero  el  estado  general  ha  mejorado  según  el  enfermo  :  ha  aumen- 
tado tres  kilos  de  peso. 

Septiembre  28.  Inyección  de  ogrgo  de  neosalvarsán. 

Octubre  7.  El  estado  general  ha  mejorado  notablemente,  tiene 
dos  kilos  más  de  peso.  Sin  embargo,  como  las  lesiones  visibles  no 
se  modifican,  se  decide  la  intervención  local. 

El  doctor  David  Fernández,  previa  anestesia  clorofórmica,  cure- 
tea  bien  toda  la  superficie  que  se  halla  recubierta  de  brotes  exube- 
rantes, produciendo  esto  una  abundante  hemorragia.  Se  cauteriza 
luego  con  termocauterio. 

Curaciones  diarias  con  formol  hasta  el  10  de  noviembre.  Desde 
esta  fecha  se  le  cura  todos  los  días  con  resorcina  en  colodio  (4o  °/„) 
en  el  lado  izquierdo. 

Diciembre  3.  Se  suspende  la  resorcina,  y  hacen  cauterizaciones 
diarias  con  lápiz  de  nitrato  de  plata. 

Diciembre  i5.  El  enfermo  presenta  la  región  inguninal  cica- 
trizada (fig.  1),  pero  hay  una  abundante  recidiva  en  la  región  es- 
cruta 1. 

Enero  1"  de  191 4-  Nueva  reacción  de  Wassermann  positiva. 

El  proceso  granulomatoso  no  ha  sufrido  modificaciones  aprecia- 
bles.  Se  dan  inyecciones  día  por  medio  de  cianuro  de  mercurio 
(ogroo2)  intramusculares. 

Enero  16.  Después  de  siete  inyecciones,  las  lesiones  siguen  Jo 
mismo. 

Enero  17.  Se  inicia  el  tratamiento  con  tártaro  emético,  aconsejado 
por  Aragao  y  Vianna,  con  el  que  han  obtenido  buenos  resultados 
en  los  casos  de  granulomas  por  ellos  estudiados.  Se  le  da  en  inyec- 
ciones subcutáneas  de  ogro4  de  solución  al  1  por  mil,  día  por 
medio. 

Enero  19.  Se  le  da  una  nueva  dosis  de  o,o4-  En  este  día,  como 
en  el  anterior,  el  paciente  tiene  cansancio  y  deseos  de  dormir. 

No  habiendo  las  inyecciones  subcutáneas  provocado  ningún  cam- 
bio en  las  lesiones,  se  hacen  de  acuerdo  con  técnica  de  los  autores 
mencionados,  las  siguientes  inyecciones  intravenosas. 


GRANULOMA  VENÉREO  421 

Gramos 

Febrero  22 0.025 

—  i!\ o.o5 

—  26 0.08 

—  28 o.  10 

Marzo       2 o. 10 

—  5 o.  10 

—  7 o.  10 

—  9 o.  10 

—  11 o.  10 

—  i3 1 .  10 


Como  ninguno  de  estos  tratamientos  ha  dado  resultado,  se  re- 
curre á  la  electro-coagulación;  aplicándosela  el  distinguido  radió- 
logo doctor  Antonio  de  Nucci,  previa  anestesia  clorofórmica. 

Marzo  17-18.  La  lesión  exuda  una  abundante  serosidad  fétida. 
Se  le  hacen  lavajes  con  permanganato. 

Maya  21.  El  aspecto  de  la  herida  mejora  notablemente,  empe- 
zando la  cicatrización,  si  se  exceptúa  el  pliegue  inguino  crural  del 
lado  izquierdo,  donde  hay  abundantes  brotes. 

Abril  6.  Nueva  aplicación  sobre  los  brotes  restantes.  Curaciones 
con  agua  oxigenada  y  toques  con  azul  de  metileno  hasta  el 

3  de  junio.  Herida  cicatrizada  ;  sólo  quedan  tres  pequeñas  ulce- 
raciones en  el  surco  inguino-crural  izquierdo  y  dos  pequeños  brotes 
que  se  destruyen  con  termo.  Mismo  procedimiento  con  algunas  ve- 
getaciones que  han  quedado  en  el  surco  balano-prepucial. 

Junio  3o.  Cicatrización  completa  y  alta  del  enfermo. 

La  historia  clínica  que  antecede  nos  presenta  a  un  enfermo  en  el 
cual  se  ha  desarrollado  un  proceso  que  tiene  caracteres  patognomó- 
nicos  clínicos,  histológicos  y  terapéuticos,  con  los  cuales  es  posible 
establecer  un  diagnóstico  diferencial  con  las  lesiones  semejantes  co- 
nocidas. 

Entre  los  signos  clínicos,  llaman  la  atención  el  sitio  y  evolución 
del  proceso.  Iniciado  éste,  del  mismo  modo  que  otros  casos  estu- 
diados por  los  autores  mencionados,  en  un  bubón,  y  cuya  apertura 
es  seguida  de  destrucción  progresiva  de  tejidos  vecinos,  da  lugar  á  la 
formación  de  una  vasta  úlcera ;  comienzo  y  evolución  que  se  hallan 
de  acuerdo  con  las  observaciones  de  Maitland,  Daniels  y  Conyers. 


42  2  REVISTA   DE  LA  UNIVERSIDAD 

Desconociendo  la  sintomatología  de  esta  enfermedad  y  teniendo 
presente,  no  sólo  la  naturaleza  de  las  lesiones  inguinales,  sino  tam- 
bién la  del  glande,  creímos  desde  el  primer  momento  estar  en  pre- 
sencia de  una  lesión  sifilítica  ;  tanto  más  cuanto  que  el  granuloma 
se  origina  por  contagio  venéreo. 

Contribuían  á  afianzar  este  modo  de  pensar,  no  sólo  la  reacción 
de  Wassermann  positiva,  sino  también  la  existencia  en  el  exudado 
de  algunos  treponemas  cuyos  caracteres  morfológicos  eran  seme- 
jantes á  la  espiroqueta  pálida. 

El  examen  histológico  y  bacteriológico  de  una  pequeña  vegeta- 
ción excluyó  :  tanto  la  naturaleza  sifilíticade  la  lesión,  como  la  de 
otros  granulomas  específicos  y  aun  la  de  una  ulceración  epitelio- 
matosa. 

Por  otra  parte,  la  sífilis  terciaria  evoluciona  rara  vez  en  la  forma 
vegetante. 

Si  bien  es  cierto  que  el  tratamiento  sifilítico  repetido  —  arseni- 
cal  y  mercurial  —  no  modificó  en  nada  las  lesiones  granulomatosa, 
alejando  aun  más  la  naturaleza  sifilítica  de  éstas,  influyó  notable- 
mente sobre  el  estado  general  del  enfermo,  no  sólo  subjetivamente, 
sino  también  objetivamente.  Este  resultado  nos  hace  pensar  en  la 
coexistencia  de  los  dos  procesos,  como  ya  lo  han  hecho  notar  otros 
autores;  procesos  que,  por  otra  parte,  no  se  relacionan  ni  se  exclu- 
cluyen  entre  sí. 

Además,  no  es  confundible  esta  lesión  con  el  lupus  tuberculoso, 
que  difícilmente  ataca,  como  en  este  caso,  tanto  los  órganos  geni- 
tales, sus  mucosas  y  la  piel  de  la  vecindad,  siguiendo  de  preferen- 
cia en  su  evolución  los  pliegues  inguino-escrotales. 

El  interesante  estudio  de  Aragao  y  Yianna  efectuado  en  siete  en- 
fermos del  Brasil  nos  aclaró  el  diagnóstico  que  las  investigaciones 
ulteriores  confirmaron. 

En  cuanto  á  su  evolución  se  distingue  el  granuloma  por  su  lento 
avance  y  con  una  marcada  tendencia  á  la  cronicidad  —  de  siete 
años  en  nuestro  enfermo;  de  diez  para  Manson  —  sin  modificacio- 
nes apreciables  en  el  estado  general  y  sin  llegar  á  la  caquexia. 

La  extirpación,  ya  quirúrgica,  cuando  el  granuloma  es  poco  es- 
tendido, ó  con  electro-coagulación  cuando  abarca  los  pliegues  in- 
guinales, sitio  donde  se  mantiene  una  superficie  húmeda,  en  la  que 
es  difícil  la  cicatrización,  es  el  único  tratamiento  que  ha  beneficiado 


GRANULOMA  VENÉREO  423 

al  enfermo,  el  cual  se  halla  completamente  sano  desde  su  cicatriza- 
ción. 

Los  caracteres  morfológicos,  tintoreales  y  cultura  del  bacterio 
que  hemos  hallado  en  las  lesiones  concuerdan  exactamente  con  el 
descripto  por  los  autores  brasileños,  como  causante  de  esta  lesión 
(Calymenato  bacterium  granulomatis,  Aragaoy  Vianna,  1912). 

Este  bacterio  señalado  por  primera  vez  por  Dónovan  en  1905, 
fué  confirmado  más  tarde  por  Liebert  1907,  por  Flú  en  191 1,  por 
Ravelo  en  19T2,  por  Martini  en  1913,  aislado  y  estudiado  biológi- 
camente por  A.ragao  y  Yianna  en  191 2,  por  nosotros  en  191 3,  ais- 
lándolo tanto  de  las  lesiones  del  glande  como  de  las  inguinales, 
confirmándose  su  presencia  durante  toda  la  evolución  del  proceso 
y  aun  en  las  recidivas,  en  cuyos  tejidos  se  encontraban  en  estado 
de  pureza. 

Tratándose  de  una  enfermedad  bacteriana  y  perteneciendo  nues- 
tro enfermo  á  la  raza  blanca  y  no  habiendo  salido  de  su  provincia, 
debemos  alejar  la  idea  sostenida  por  los  autores  ingleses  de  que 
se  trata  de  una  enfermedad  de  negros.  En  razón  de  estos  hechos 
tenemos  que  esperar  que  estos  enfermos  han  de  ser  más  numerosos 
y  que  únicamente  un  buen  examen  bacteriológico  puede  aclarar  la 
naturaleza  de  muchas  lesiones  semejantes,  como  ha  sucedido  con  el 
presente  caso  (1). 

Junto  á  este  bacterio  hemos  observado  también  en  las  lesiones 
inguinales  y  en  el  glande,  abundantes  espiroquetas  que  por  sus  ca- 
racteres morfológicos  y  tintoreales  se  refieren  más  bien  á  la  espiro- 
queta refringens  ya  señalada  en  los  granulomas  estudiados  por  Mac 
Lemann  (1906),  y  Weiss  (1906). 

Sin  embargo,  la  presencia  del  treponema  pálida  ha  sido  también 
señalada  en  algunos  casos  por  Maitland  y  Wise;  pero  sobre  su  rol 
patogénico  se  presentan  dudas,  admitiendo  los  autores  un  contagio 


(1)  Después  de  la  comunicación  de  este  caso  hemos  tenido  oportunidad  de  verificar 
algunos  otros  casos  sospechosos.  Uno  de  ellos  muy  interesante  en  un  enfermo  pertene- 
ciente al  servicio  de  doctor  Torres  Zarate,  en  la  Penitenciaria  nacional,  con  una  lesión 
granulomatosa  iniciada  en  el  ano,  por  contagio  venéreo. 

Otro  caso,  de  la  clientela  privada  del  doctor  Ghiso,  con  una  ulceración  granulomato- 
sa perineal ;  tanto  en  este  como  en  el  caso  anterior,  las  lesiones  histológicas  y  el  bacterio 
encontrado  responden  estrictamente  á  las  descripciones  anteriores. 


l\'2l\  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

mixto,  en  el  cual  el  treponema  pálido  no  juega  ningún  rol  en  el 
desarrollo  del  granuloma  y  que  en  nuestro  caso  este  modo  de  pen- 
sar es  tanto  más  evidente  en  presencia  del  fracaso  del  tratamiento 
antisifilítico. 

Por  otra  parte  á  los  casos  de  granulomas,  estudiados  en  la  Gua- 
yana  inglesa  y  en  el  Brasil  le  asignan  los  autores  un  origen  venéreo, 
habiendo  indicado  (Maitland),  la  posibilidad  de  la  inoculación  de 
éste  en  úlceras  venéreas  ya  existentes  y  de  otra  naturaleza,  que  han 
sido  descriptas  como  lesiones  mixtas. 


bibliografía 

A.  M.  Lennan,  Memorándum  on  the  observation  of  spirichaeta  in  yaws  and  granuloma 
pudendi.  Brit.  Med.  Joarn.,  vol,  II,   1906. 

J.  Maitland,  Etiology  of  granuloma  pudendi.  Brit.  Med.  Journ.,   1908. 

E.  Martini,  Reinhullur  des  Erregers  von  granuloma  venereum.  Munch.  Med.  Woch.,  nú- 
mero 1 4.   191 2. 

K.  S.  Wise,  A  note  on  the  etiology  oj granuloma  pudendi.  Brith.  Med.  Journ.,  vol.  I. 
1906. 

H.  Aragáo  e  G.  Vianna,  Pesquisas  sobre  o  granuloma  venéreo.  Memoria  do  Instituto  Os- 
waldo  Cruz.   191 3. 

.1.  Maitland,  On  chronic  venereal  sores    or    ulcerating  granuloma,  tomo    I.    The    Lancel. 

«899- 
P.  Manson,   Maladies  des  pays  chauds.    1908. 
G.  Mense,  Trattato  delle  malalie  dei  paesi  tropicali.   1913. 


Microf.    i    (obj.   Zciss  apocr.,  ití  mina.,  ocul.  prov.  I;  dist.   foc.  o,óo).  —  Porción  periférica  de  una 
vegetación  ;   formación  de  flictenas  y  tuerte  infiltración  leucocitaria  del  epitelio  epidérmico 


Microf.  2  (olij.  7eiss  apocr.,  16  ¡nm.,  dist.  foc.  o,üo  ;  ocul.  prov.  I).  —  Tejido  de  granulación,  por 
debajo  del  epitelio  epidérmico;  visto  á  pequeño  aumento.  —  infiltración  de  cédulas  redondas, 
plasmare! [en  y   numerosos  vasos  sanguíneos. 


I^H 


Microf.  3  (obj.  Zeiss  apocr.,  4  mía.,  dist.  foc.  0,00;  ocul.  projr.  I).  —  Preparado  anterior,  visto  con  ma 
yor  aumento.  Se  ven  entre  las  células  redondas,  células  plasmáticas  con  prolongamientos  protoplásmicos 
que  se  unen  entre  sí. 


Microf.  \  (obj.  Zeiss  apocr.,  k  mm.,  dist.   foc.  o,5o;  ocul.  proy.  1).  —  Granulación  vegetante   con  ulceración 

del  epitelio  epidérmico 


<^>v 


Microf.  5   (obj.   Zeiss  apocr.,   4   mm.,   dist.    foc.   o, 5o;    ocul.  proy.   I).  —  Agrupación  por  debajo    del    epitelio 
en   nodulos,   de   las  células    plasmáticas 


Microf.   6   (obj.  Zeiss  apocr.,   inmersión,   ocul.  proy.    I  ;   dist.  foc.  o, 5o).  —  Numerosos  plasina/.ellcn  con   núcleo 
excéntrico,   alrededor  de  capilares    sanguíneos.   Coloración   :   Unna-Pappenhciin 


HVH; 


Microf.  7  (obj.  Zeiss  apocr.,  4  mn„  dist.  foc.  o,üo  ;  ocul.  proy.  I).  —  Vegetación  neoíormaila  después  de 
practicado  el  primer  curetaje  en  la  región  inguino-escrotal.  Trama  de  células  plasmáticas  con  infiltra- 
ción de  leucocitos  polinucleares  ;  recubierta  por  epitelio  compuesto. 


Microf.  8  (obj.  Zeiss  apocr.,  8  mm.,  dist.  foc.  o, 5o;  ocul.  proy.  I).  —  Tejido  extirpado 
después  de  la  electrocoagulación.  Porción  periférica  (superior)  recubierta  por  una  capa 
de   fibrina  ;  el  dermis  muy   infiltrado  de  leucocitos    polinucleares  y  mononueleares. 


«>t 


Microt.  g  (obj.  Zciss  inmersión  '  |s,OCul.  prov.  II;  dist.  foc.  o,5o).  —  Frotis  del  exudado 
del  granuloma  inguinal.  Se  observan  leucocitos  polinucleares,  numerosas  espiroquetas  ) 
diplococos.  Coloración   Giemsa, 


Microf.   10  (obj.   Zeiss  apocr.,  4  inm.,  dist.  foc.  o, 5o;  ocul.  proy.  II).  —  Frotis  del  exudado 
del  glande.   Coloración  Giemsa.  Numerosas  espiroquetas  y  diplococos 


H^f 


iMicrof.  ii  (obj.  Zeiss  apocr.,  4  mm.,  dist.  foc.  o,5o;  ocul.  proy.  II).  —  Coloración  Giemsa. 
Frotis  del  exudado  inguinal,  después  de  la  electrocoagulación.  Se  observan  sólo  leucoci- 
tos polinucleares  y  diplococos.  Las  espiroquetas  han  desaparecido. 


Microf.   12  (obj.  Zeiss  inmers.   '/»>  ocuI-  Pr°y.  II;  dist.  foc.  o. 5o).  —  Espiroquetas  de  una 
cultura   en  agar  con  sangre  del  enfermo 


<t  V-* 


Microf.   i3  (obj.   Zeiss  apocr.,  inmersión  '/i<>  ocul.  proy.  II;  dist.  foc.  o, 4o).  —  Frolis  del 
exudado  inguinal.   Bacterios  libres  é  intracelulares 


Microf.    i4   (obj.    Zeiss  inmersión    >    ,,,   ocul.    proy.  II;   dist.    foc.   o, 5o).  —  Cultivo  en  agar 
ascítico.  Coloración  Ziclb.    La  cápsula  que   rodea  al  bacterio  aparece  débilmente   teñida 


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.tfeV&Xpfi: 


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Fig.  4— Preparación  de  porción  de   tejido   granulomatoso.  Hipertrofia  de  la  piel,  con  crecimiento  en   profundidad 
entre  el  tejido   de  granulación  con  abundantes  vasos  sanguíneos 


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Fig.  5.  —  Preparación  anterior  observada  con  mayor  aumento.  Se  observan  numerosos  plasmazellen 

y  leucocitos  polinucleares 


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F¡„.  6.  —  Frotis  del  exudado  inguinal.  Coloración  Giemsa.  Se  observan  numerosas  espiroquetas  (sp.   rcfring) 
y  diplococos  encapsulados,  libres  e  intracelulares 


orígenes  del  teatro  español 


No  hay  pueblo  que  presente,  en  su  desarrollo  literario,  fenóme- 
no más  admirable  que  el  que  ofrece  al  crítico  y  al  observador 
nuestro  gran  teatro  clásico.  Nacido,  como  el  teatro  griego,  entre 
rudos  pastores,  no  tardó  en  escalar  las  más  elevadas  cimas,  sir- 
viendo de  dilatadísimo  cauce  al  genio  español.  Verdad  es  que  fue- 
ron sus  mantenedores  genios  como  Lope  de  Vega  y  Calderón,  que 
bien  pueden  hombrearse  con  los  gloriosos  creadores  de  la  escena 
griega.  Nacido,  como  su  hermano  gemelo  el  Romancero,  del  seno 
del  pueblo,  y  nutrido,  como  él,  con  la  savia  popular,  no  tardó 
eii  romper  los  andadores  clásicos  y  en  saltar  las  barreras  arti- 
ficiales, impuestas  por  los  retóricos  en  épocas  de  decadencia  y 
relie  amiento  á  los  teatros  griego  y  latino.  Por  eso  los  precep- 
tistas extranjeros,  al  contemplar  sus  atrevimientos  y  su  bravia 
independencia,  le  tacharon  de  bárbaro,  no  de  otra  suerte  que 
el  señorito  enclenque,  criado  entre  algodones,  tacha  de  bárbaros 
los  desahogos  y  juegos  del  sano  y  robusto  mocetón  criado  al 
aiio  libre.  Y  tanta  fué  la  gritería  y  tales  los  aspavientos  de  los 
críticos,  ya  extranjeros,  ya  nacionales,  que  los  mismos  que  lo 
criaron  á  sus  pechos  y  le  comunicaron  toda  su  gallarda  lozanía, 
llegaron  á  avergonzarse  de  su  obra,  como  de  un  mal  engendrq 
y  hasta  la  repudiaron  sin  decoro. 

Así,  Lope  de  Vega,  el  coloso  del  teatro  hispano,  en  su  Arte 
nuevo  de  hacer  comedias,  lamentable  palinodia,  como  la  llama 
Menéndez  Pelayo,  se  disculpa  de  los  que  él  supone  errores  y 
extravíos,  en  esta  forma  : 

Que  lo  que  á  mí  me  daña  en  esta  parle 
Es  haberlas  escrito  sin  el  arte; 
No  porque  yo  ignorase  los  precetos, 

art.  oai».  \w1-07 


4  2  6  HE  VISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

Gracias  á  Dios,  que  ya  tirón  gramático 
Pasó  los  libros  que  trataban  dcsto... 
Mas  porque  al  fin  bailé  que  las  comedias 
Estaban  en  España  en  aquel  tiempo, 
No  como  sus  primeros  inventores 
Pensaron  que  en  el  mundo  se  escribieran 
Mas  como  las  trataron  muchos  bárbaros 
Que  enseñaron  al  vulgo  sus  rudezas ; 

Y  así  se  introdujeron  de  tal  modo 
Que  quien  con  arte  ahora  las  escribe 
Mucre  sin  faina  y  galardón... 

Verdad  es  que  yo  he  escrito  algunas  veces 
Siguiendo  el  arte  que  conocen  pocos  ; 
Mas  luego  que  salir  por  otra  parte 
Veo  los  monstruos  de  apariencias  llenos, 
Adonde  acude  el  vulgo  y  las  mujeres 
Que  este  triste  ejercicio  preconizan, 
A  aquel  hábito  bárbaro  me  vuelvo, 

Y  cuando  he  de  escribir  una  comedia, 
Saco  á  Terencio  y  Planto  de  mi  estudio 
Para  que  voces  no  me  den.  que  á  veces 
Da  gritos  la  verdad  en  libros  mudos. 

Y  escribo  por  el  arte  que  inventaron 
Los  que  el  vulgar  aplauso  pretendieron 
Porque,  como  las  paga  el  vulgo,  es  justo 
Hablarle  en  necio  para  darle  gusto. 

Y  añade  al  fin,  mostrando  donde  le  duele  la  herida  : 

...  me  dejo 
Llevar  de  la  vulgar  corriente  adonde 
Me  llamen  ignorante  Italia  y  Francia. 

Y,  sin  embargo,  éstas,  sobre  todo  la  segunda,  no  hacían  tan- 
tos ascos  á  los  sabrosos  frutos  del  ingenio  español.  Es  más,  la 
patria  de  Moliere  le  debe  casi  lo  mejor  de  su  teatro  con  El  Cid, 
Le  Menleur,  etc.  Aun  en  nuestros  días,  un  crítico  de  tanta  auto- 
ridad como  Sainte-Beuve,  ha  dicho,  hablando  de  Corneille,  que : 
«  el  día  que  se  estrenó  El  Cid,  nació  el  teatro  francés  ».  Sabido 
es,  por  otra  parte,  que  en  los  buenos  tiempos  de  nuestro  teatro 
había  en  París  oficinas  de  traducción  y,  apenas  se  estrenaba  una 
obra  en  Madrid,  era  traducida  y  arreglada.  No  pocas  comedias 


ORÍGENES  DEL  TEATRO   KSl'VÑOI,  [\2^ 

españolan  fueron  arregladas  á  un  tiempo  por  tres  autores  fran- 
ceses, de  suerte  que,  al  mismo  tiempo  que  nos  criticaban,  nos 
despojaban  á  mansalva,  sin  duda  por  aquello  de  :  el  que  habla 
mal  de  la  pera,  ése  se  la  lleva. 

No  todos  tuvieron  la  debilidad  de  Lope,  pues  Juan  de  la 
Cueva,  uno  de  los  padres  del  nuevo  arte  teatral,  hace  alarde  en 
su  Ejemplar  poético  de  los  cambios  que  introdujo  en  la  escena 
española,  y  justifica  con  muy  prudentes  razones  las  reformas 
de  que  fué  objeto  la  escena  española. 

Hay  que  tener  en  cuenta  que,  además  de  los  extranjeros,  fi- 
guraban entre  los  detractores  del  moderno  teatro  español  los 
más  célebres  ingenios  de  nuestra  patria,  empezando  por  el  gran 
Cervantes  que,  en  un  principio,  como  riguroso  observador  de 
las  reglas  antiguas  y  acaso  movido,  según  Menéndez  y  Pelayo 
y  otros  críticos,  por  secretos  resquemores,  censuró  agriamente 
lo  que  suponía  extravíos  del  arte  teatral  cometidos  por  Lope  y 
sus  secuaces.  Esto  no  impidió  que  al  fin  de  sus  años  se  dejase 
llevar  por  la  corriente  y  justificase  lo  mismo  que  había  censu- 
rado, diciendo  en  la  segunda  jornada  de  El  rufián  dichoso  : 

Los  tiempos  muflan  las  cosas 
)  perfeccionan  las  artes. 

Y  añadir  á  lo  inventado 
No  es  dificultad  notable. 
I3uena  fui  pasados  tiempos, 

Y  en  ésta,  si  lo  mirares. 

No  soy  mala,  aunque  desdigo 
De  aquellos  preceptos  graves 
Que  me  dieron  y  dejaron 
En  sus  obras  admirables 
Séneca,  Tercncio  y  Plauto, 

Y  los  griegos  que  tú  sabes. 
He  dejado  parte  de  ellos 

\  he  también  guardado  parte. 
Porque  lo  quiere  así  el  uso 
Que  no  se  sujeta  al  arle. 
Yo  represento  mil  cosas 
\o  en  relación  como  antes. 
Sino  en  hecho,  y  así  es  fuerza 
Que  haya  de  mudar  lugares. 


/¿28  IIKVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Que  como  acontecen  ellas 
En  muy  diferentes  partes, 
Voime  allí  donde  acontecen, 
Disculpa  del  dispárale. 


Muv  poco  importa  al  oyente 
Que  yo  en  un  punto  me  pase 
Desde  Alemania  á  Guinea 
Sin  del  teatro  mudarme  ; 
El  pensamiento  es  ligero, 
Ilion  pueden  acompañarme. 


Estos  dos  últimos  versos  explican  en  gran  parte  la  libertad 
y  desenfado  que  caracterizan  las  obras  de  nuestro  teatro  clá- 
sico. El  pueblo  español,  dotado  de  gran  imaginación  y  entu- 
siasmo, nunca  fué  tan  positivo  y  apegado  á  la  realidad  como  los 
pueblos  del  norte.  El  mismo  vulgo  tiene  gran  tendencia  al  idea- 
lismo, que  se  muestra  hasta  en  las  cosas  de  la  vida  corriente. 
Mientras  un  francés,  aun  en  cosas  delicadas,  como  los  dulces, 
y  en  las  relaciones  de  cariño  ó  de  familia,  usa  términos  tan 
vulgares  y  chocantes,  como  crotle  de  chocolat,  pél  de  no  ni  te, 
mon  chien,  mon  crapaud,  mon  cliou,  mon  chai,  etc.,  un  hombre 
de  nuestra  estirpe,  aunque  sea  un  campesino,  dice  :  suspiro  de 
monja,  cabellos  de  ángel,  mi  vida,  mi  sol,  mi  cielo,  etc.,  etc., 
pues  sería  fácil  extender  la  nomenclatura. 

Dada  esta  condición,  esta  tendencia  idealista,  que  nos  im- 
pulsa á  volar  por  las  alturas,  se  comprende  fácilmente  la  in- 
mensa boga  que  en  España  tuvieron  los  libros  de  caballería. 
Todos,  nobles  y  plebeyos,  se  encantaban  con  aquellas  aventuras 
fabulosas,  con  aquellos  caballeros  del  ideal  que  acometían,  por 
Dios,  por  la  justicia  y  por  su  dama  las  más  descabelladas  em- 
presas, sin  reparar  en  los  peligros,  y  con  aquel  razonar  tan 
hondo  y  alambicado,  que  de  tal  manera  embelesaba  á  don  Qui- 
jote. La  misma  figura  del  inmortal  caballero  andante,  gloria  de 
Cervantes  y  de  nuestra  raza,  no  fué  posible  sino  en  España. 
Recorramos  todas  las  literaturas  europeas,  fijemos  un  momento 
la  atención  en  las  creaciones  del  genio  que  se  han  incorporado 
de  un  modo  indisoluble  á  nuestra  vida  espiritual,  y  observare- 
mos que  Robinsón,  Gargantúa  y  Gulliver  son  hombres  que  en- 


ORÍGENES  DEL  TEATRO  ESPAÑOL  l\2(j 

carnan  la  preocupación  de  las  cosas  materiales;  el  mismo  héroe 
de  la  leyenda  wagneriana  lucha  por  cosas  de  la  tierra,  mientras 
que  don  Quijote  lucha  únicamente  por  el  amor,  por  la  gloria, 
por  el  ideal.  Tan  lejos  estaban  de  su  alma  caballeresca  las  preo- 
cupaciones de  la  vida  material,  que  al  preguntarle  el  socarrón 
ventero  «  si  traía  dineros  »,  respondió  «  que  no  tenía  blanca, 
porque  él  nunca  había  leído  en  las  historias  de  los  caballeros 
andantes  que  ninguno  los  hubiese  traído  ». 

Dados  estos  antecedentes  y  esta  preparación  espiritual,  ¿  có- 
mo extrañarse  de  que  el  pueblo  todo  acudiese  con  ansia  al 
teatro  para  admirar  á  aquellos  caballeros  y  damas  tan  á  sn 
medida,  aquellas  intrigas  y  enredos  tan  de  su  gusto  ?  Y  <j  cómo 
no  explicarse  el  romanticismo  intenso  de  nuestro  teatro,  que 
tanto  censuraban  franceses  é  italianos  ?  Así,  pues,  para  vivir 
y  desarrollarse,  tuvo  que  romper  todos  los  moldes  clásicos  y 
saltar  todas  las  vallas,  faltando  á  las  unidades  de  lugar  y  licm- 
po  y  á  otros  muchos  preceptos  del  atildado  y  burgués  Horacio. 

Sólo  de  este  modo  y  con  estos  antecedentes  se  explica  sin  tra- 
bajo la  fabulosa  florescencia  de  nuestro  teatro. 

Ya  hemos  dicho  que  no  sólo  Cervantes,  sino  muchos  ingenios 
españoles  de  los  mayores,  hacían  coro  á  los  extranjeros  en  los 
ataques  al  nuevo  teatro  genuinamente  nacional.  Indicaremos  bre- 
vemente los  más  notables  acerca  de  los  cuales  trata  con  su  acos- 
tumbrada profundidad  y  perspicacia  Menéndez  y  Peí  ayo. 

Fué  el  primero,  después  del  autor  del  Quijote,  el  valenciano 
Rey  de  Artieda,  en  sus  Discursos,  epístolas  y  epigramas  (iGo5), 
que  vengó  su  poco  acierto  ó  su  escasa  ventura  en  el  teatro  con 
envenenados  tiros  al  nuevo  arte,  especialmente  en  la  admirable 
Epístola  al  marqués  de  Cuellar  sobre  la  comedia  : 

Como  las  yolas  que  en  verano  llueven 
Con  el  ai-diente  sol  dando  en  el  suelo 
Se  convierten  en  ranas  y  se  mueven, 
Así  al  calor  del  gran  Señor  de  Délo 
Se  levantan  del  polvo  poetillas 
Con  lauta  habilidad  que  es  un  consuelo. 

Y,  después  de  apuntar  algunos  despropósitos  de  los  autores 
de  su  época  y  de  aludir  claramente  á  Lope  en  lo  del  poeta 


43o  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Que  en  seis  horas  compone  una  comedia, 

expone  con  habilidad  la  doctrina  clásica. 

Al  valenciano  Artieda,  siguieron  el  murciano  Cáscales,  hora- 
ciano  empedernido,  y  Leonardo  de  Argensola,  menos  acres  en 
las  censuras;  don  Esteban  Manuel  de  Villegas,  lleno  de  pre- 
sunción y  hiél  en  sus  diatribas;  don  Cristóbal  de  Mesa,  autor 
de  un  descomunal  poema,  ((antiguo  amigo  del  Tasso...  y  poeta 
zai'rense,  muy  correcto  y  muy  arreglado,  pero  seco  como  un 
espárrago  y  duro  como  un  plomo  »  (según  Menéndez  Pelayo), 
y.  sobre  todo,  Cristóbal  Suárez  de  Figueroa,  enemigo  de  todos 
los  poetas  de  su  tiempo,  pues  á  todos  tenía  algo  que  envidiar,  y 
lleno  de  ponzoña  en  sus  solapadas  alusiones,  que  abundan  en  el 
lamoso  libro  El  pasajero.  De  él  dice  Menéndez  Pelayo  :  «  Tal 
hombre  era  una  monstruosidad  moral  de  aquellas  que  ni  el  in- 
genio redime.  Lo  tuvo  y  grande,  juntamente  con  una  ciencia 
profunda  de  nuestra  lengua,  pero  lo  odioso  de  su  condición  ,y 
el  mismo  deseo  de  mostrarse  solapado  y  agudo,  con  mengua  de 
la  claridad  y  el  deleite,  condenaron  sus  escritos  al  olvido,  per- 
diendo en  honra  propia  lo  que  á  tantos  buenos  había  quitado.  » 

Pero  conviene  hacer  una  advertencia  de  gran  alcance.  En  el 
primer  tercio  del  siglo  xvi,  y  aun  en  su  primera  mitad,  el  teatro 
español  aparecía  todavía  en  la  niñez;  viene  á  ser  como  un  re- 
flejo del  antiguo  teatro  clásico;  las  obras  se  llaman  tragedias 
y,  detalle  curioso,  á  pesar  de  que  los  primeros  cultivadores  del 
género  fueron  distinguidos  humanistas,  adoptaron  en  general, 
tanto  para  sus  tragedias  originales  como  para  las  imitadas  ó 
traducidas  del  latín  y  del  griego,  la  prosa,  apartándose  de  la 
tradición  de  los  iniciadores,  que  escribieron  sus  primeras  Farsas 
y  églogas  en  verso.  Verdad  es  que  esta  prosa  se  muestra  ya  ro- 
busta, sabrosa  y  aliñada,  como  puede  verse  por  los  siguientes 
breves  ejemplos  : 

Villalobos,  en  su  traducción  del  Anfitrión,  impresa  en  i5i5, 
pone  estas  palabras  en  boca  de  Alcmena  :  «  Más  pasión  me 
queda  de  la  ida  de  mi  marido  que  placer  me  dio  su  venida; 
mas  esto  me  hace  bienaventurada,  que  á  lo  menos  venció  por 
batalla  á  los  enemigos,  y  al  volver  él  á  su  casa  con  mucha 
honra  me  da  consolación...  porque  la  virtud  es  muy  buen  pre- 
mio de  los  trabajos.    La  virtud  á  todas  las  cosas  precede.    La 


ORÍGSNES  DEL  TKATRO  ESPAÑOL  43l 

libertad,  la  salud,  la  vida,  la  hacienda,  los  padres,  la  patria  y 
los  hijos  con  la  virtud  se  delienden  y  guardan.  La  virtud  con- 
tiene en  sí  todas  las  cosas;  todos  los  bienes  están  en  quien  tiene 
virtud.  )>  Nótese  que  la  palabra  virtud  está  empleada  con  el  sen- 
tido etimológico  de  valor. 

Más  castizo  y  animado  es,  si  cabe,  el  siguiente  pasaje  de  la 
traducción  anónima  del  Milite  glorioso  : 

«  No  estás  bien  en  los  negocios,  porque  en  la  mala  mujer  y 
en  el  enemigo,  todo  cuanto  se  gasta  es  perdido;  pero  con  el 
huésped  y  con  el  amigo,  ganancia  es  lo  que  se  gasta  y  tengo 
por  buena  dicha  topar  con  huéspedes  de  mi  condición  á  quien 
reciba  en  mi  casa;  come  y  huelga  y  bebe  conmigo  y  alégrale  de 
mi  compañía.  » 

El  diálogo  no  se  muestra  menos  desembarazado  y  brillante, 
como  puede  verse  sobre  todo  en  la  umversalmente  encomiada 
Tragedia  de  Calixto  y  Melibea,  ó  sea  en  La  Celestina. 

El  teatro  verdaderamente  data  del  sevillano  Lope  de  Rueda, 
({lie  empezó  á  darse  á  conocer  en  el  año  de  l544>  casi  mediado 
el  siglo  xvi. 

Para  formarse  idea  de  lo  que  era  la  escena  en  su  tiempo, 
oigamos  lo  que  dice  Cervantes,  en  el  prólogo  de  sus  comedias, 
refiriéndose  á  sus  años  juveniles  : 

«  En  tiempo  de  este  célebre  actor  español  (Lope  de  Rueda), 
todos  los  aparatos  de  un  autor  de  comedias  se  encerraban  en  un 
corral  y  se  cifraban  en  cuatro  pellicos  blancos,  guarnecidos  de 
guadamací  dorado,  y  con  cuatro  barbas  y  cabelleras  y  cuatro 
calzados,  poco  más  ó  menos.  Las  comedias  cían  unos  coloquios 
como  églogas,  entre  dos  ó  tres  pastores  y  alguna  pastora.  Ade- 
rezábanlas ó  dilatábanlas  con  dos  ó  tres  entremeses,  ya  de  negro, 
ya  de  rufián,  ya  de  bobo,  ya  de  vizcaíno;  que  lodas  estas  cuatro 
figuras  y  otras  muchas  hacía  el  tal  Lope  con  la  mayor  excelencia 
y  propiedad  que  pudiera  imaginarse.  No  había  en  aquel  tiempo 
tramoyas  ni  desafíos  de  moros  y  cristianos  á  pie  ni  á  caballo. 
No  había  figura  que  saliese  del  centro  de  la  (ierra  por  lo  hueco 
del  teatro,  el  cual  componían  cuatro  bancos  en  cuadro  y  cuatro 
ó  seis  tablas  encima,  con  que  se  levantaba  del  suelo  cuatro  pal- 
mos; ni  menos  bajaban  del  cielo  nubes  con  ángeles  ó  con  almas. 
El  adorno  del  teatro  era  una  manta  vieja  tirada  con  dos  cordeles 


432  REVISTA  DE  LA   ÜMIVER3IDAD 

de  una  parte  á  otra,  que  hacía  lo  que  llaman  vestuario,  detrás 
de  la  cual  estaban  los  músicos,  cantando,  sin  guitarra,  algún  ro- 
mance antiguo.  » 

El  actor  Agustín  de  Rojas,  en  su  Viaje  entretenido,  hace  en 
verso  una  pintura  análoga  á  la  de  Cervantes,  y  añade  : 

...  Lope  de  Rueda 
Gracioso  representante 

^   en  su  tiempo  gran  poeta 
Empezó  á  poner  la  farsa 
En  buen  uso  y  orden  buena. 


Luego  enumera  las  grandes  transformaciones  del  arte  escé- 
nico en  esta  forma  : 

Empiezan  á  introducir 
Amores  en  las  comedias. 
En  las  cuales  ya  babía  dama, 

Y  un  padre  que  aquesta  cela. 
Había  galán  desdeñado 

Y  otro  que  querido  era; 
Un  viejo  que  reprendía, 
Un  bobo  que  los  acecha, 
Un  vecino  que  los  casa, 

Y  otro  que  ordena  las  tiestas. 


Una  de  las  cosas  que  más  contribuyeron  al  florecimiento  tea- 
tral fué  el  establecimiento  de  los  teatros  fijos.  El  primero  se 
sabe  que  existía  en  Valencia  en  i526,  es  decir,  sesenta  años 
antes  que  el  de  Madrid.  Verdad  es  que  á  los  valencianos  corres- 
ponde la  primacía  en  cosas  de  teatro.  También  fueron  famosos 
en  Sevilla  El  jardín  de  doña  Elvira,  El  corral  de  don  Juan  y  Las 
Marazanas. 

Eq  resumen,  no  obstante  la  oposición  de  los  mantenedores 
de  la  tradición  clásica,  el  teatro  genuinamente  español  no  tardó 
en  adquirir  brioso  y  espléndido  desarrollo.  Como  Gulliver,  rom- 
pió con  gran  facilidad  las  ligaduras  con  que  pretendían  apri- 
sionarlo los  liliputienses  del  arte. 

Miguel  de  Toro  y  Gómez. 


DON    JUAN    RUÍZ    DE    ALARCÓN 

EL  HOMBRE.  EL  DRAMATURGO.  EL  MORALISTA 


TERCERA  Y  ÚLTIMA  CONFERENCIA  (0 

Señores  : 

Si  aún  notan  en  este  ambiente,  sobrecargado  de  paciencia, 
algunos  átomos  de  consideración  hacia  la  labor  ajena;  si  aun 
se  conservan  en  los  rincones  del  cerebro  algunos  adarmes  de 
benevolencia,  me  permito  solicitar  la  merced  de  que  se  me  acuer- 
den, por  última  vez,  una  y  otra,  prometiendo  en  pago  de  bondad 
tanta,  realizar  esfuerzos  que  para  mí  han  de  resultar  abruma- 
dores, á  fin  de  que  sea  mi  estilo  lo  menos  desmayado  posible, 
engalanando  con  bien  escogidas  citas,  arideces  retóricas  y  pau- 
perismos de  pensamiento. 

En  esta  última  etapa  del  camino,  que  de  antemano  me  pro- 
puse seguir,  no  sólo  recogeré  sentencias  éticas  del  teatro  alar- 
coniano,  sino  que  haré  alto  en  algunas  coincidencias,  dignas  de 
ser  señaladas  por  la  crítica,  entre  obras  de  nuestro  autor,  y  otras 
de  Guillen  de  Castro  y  de  Calderón  de  la  Barca.  Prestadme,  pues, 
una  vez  más,  vuestra  amistosa  atención. 

El  mayor  número  de  los  que  me  escuchan,  recordará,  sin 
duda,  el  argumento  de  Las  mocedades  del  Cid;  y  no  habrá 
tampoco  olvidado  aquella  patética  escena  en  que  Diego  Láinez, 
después  de  llamar  á  sus  hijos,  para  dar  con  el  vengador  de  sus 
honradas  canas,  se  encara  con  Rodrigo,  cual  fiereza  celebra.  Se 
recordará  también  que  el  Cid  tiene  que  llevar  al  campo  al  conde 
Lozano,  padre  de  Jimena,  que  es  luz  de  sus  ojos  y  alma  de  sus 

(i)  ^  éase  el  número  anterior  de  esta  Revista. 

aht.  orno.  xwi-38 


Í34  REVISTA  DE  I-A   UNIVERSIDAD 

sentidos,  como  no  se  habrán  borrado  de  la  mente  aquellas  so- 
berbias estrofas  en  las  que  el  Campeador  delata  su  dolorosa 
perplejidad. 

Ahora  bien;  léase  la  comedia  de  Alarcón  titulada  La  culpa 
busca  la  pena,  y  en  las  escenas  XVI  y  XVII  del  acto-  II,  se  en- 
contrará análoga  situación  :  don  Fernando  da  un  bofetón  á  don 
Antonio;  cuenta  éste  el  ultraje  á  su  hijo  don  Sebastián,  quien 
está  ciegamente  enamorado  de  doña  Ana,  hermana  del  ofensor. 
No  he  de  malgastar  minutos  siguiendo  paso  á  paso  el  desarrollo 
del  lance,  mas  creo  que  unas  citas  bastarán  para  que  se  aprecie 
la  igualdad  de  pensamiento  en  ambos  autores. 

Cuando  Láinez  llama  al  Cid,  éste  le  contesta  con  el  respe- 
tuoso «  Padre,  Señor  ».  Al  llamamiento  de  don  Antonio,  res- 
ponde don  Sebastián  : 

Padre  y  señor,  esa  mano 
me  dad  á  besar, 

beso  que  el  padre  rechaza,  si  bien  estrechando  á  su  hijo  entre 
sus  brazos,  le  dice  : 

Venios; 

que  si  bien  á  mis  deseos 

los  brazos  resisto  en  vano, 

forzoso  afecto  de  amor, 

pero  ni  habéis  de  besarme 

la  mano,  ni  habéis  de  darme 

nombre  de  padre  y  señor 

antes  que  me  hayáis  oido 

el  fin  con  que  os  he  llamado  : 

porque  en  sabiendo  mi  estado 

no  os  halléis  arrepentido, 

y  después  de  larga  relación,  en  que  refiere  los  pormenores  que 
precedieron  al  ultraje,  añade  : 

En  presencia  de  testigos 
que  á  las  voces  ocurrieron, 
en  la  nieve  de  estas  canas 
imprimió  sus  cinco  dedo»  (i). 

(i)  Acto  II,  escena  \\  I. 


don  JÜAH  RDÍZ  DE  ALARCÓN  ^30 

Y  así  como  Láinez,  al  presentarse  al  rey,  te  dice  : 

^    solo  fue  mano   mía 
Rodrigo. 

Alarcón  pone  en  boca  de  Antonio  estas  palabras  : 

Cuando  el  padre  está  incapaz 
de  vengarse,  es  destc  cuerpo 
el  rostro,  y  el  brazo  el  hijo 

que  puede  satisfacerlo  (  i  ). 

Parecidas  quejas  monologan  el  Cid  y  don  Sebastián,  al  co- 
nocer la  afrenta  que  vengar  deben,  pero  hallo  más  calor,  más 
ímpetu  en  el  soliloquio  de  Rodrigo  que  en  el  del  hijo  de  don 
Antonio.  ¿  Será  que  era  más  trágica  la  vena  dramática  de  Guillen 
de  Castro  que'  la  de  Alarcón  ?  Así  lo  creo. 

Sabido  es  que  por  aquellos  siglos  se  daba,  por  el  vulgo  de 
lodos  los  países,  extremada  importancia  á  los  agüeros,  y  se  creía 
en  el  influjo  de  las  estrellas.  Nuestro  autor,  quiso,  con  una 
redondilla,  dejar  bien  sentada  la  teoría  racional  y  teológica,  re- 
dondilla que  nos  recita  doña  Ana  en  Paredes  oyen: 

Del  cielo  es  la  inclinación  ; 
el  sí  ó  el  no  todo  es  mío ; 
que  (d  hado  en  el  albediío 
no  tiene  jurisdicción  (•>). 

idea  que  contrapone  á  la  que  él  mismo  estampara  en  Quien  mal 
anda,  para  atemperarse  sin  duda  al  común  pensar,  cuando  dice  : 

Míenle  la  opinión  que  pone 
siempre  elección  de  los  aclos 
en  la  voluntad  del  hombre; 
miente;  que  no  hay  albediío; 
lev  es  todo,  todo  es  orden 

(i)  Acto  JJ.  escena  \\  I. 
(2)  Acto  1,  escena  W1II. 


7|3G  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

dispuesto  por  los  influjos 
de  los  celestiales  orbes  ( i  ). 

Sin  embargo,  para  oponerse  á  la  teoría  de  la  irresponsabilidad, 
incomprensible  para  quien  cree  y  defiende  el  libre  albedrío,  sa- 
tisfecho de  la  noble  acción  de  don  García  en  Los  favores  del 
inundo,  y  glosando  la  idea  fundamental  . 

y  si  ya  pude  mataros 

hago  más  en  perdonaros 

pues  también  me  vengo  á  mí  (a), 

dice  el  marqués  en  Ganar  amigos ;  tesis  que  vuelve  á  defender 
en  Los  pechos  privilegiados,  al  declarar  don  Rodrigo  : 

que  es  la  más  alta  victoria 
vencer  la  propia  pasión  (3), 

y  Ramírez,  en  El  tejedor  de  Segovia,  cuando  pronuncia  estas 
frases  : 

Rindiendo  el  cuello 
al  yugo  de  la  razón, 
pues  es  la  hazaña  mayor 
vencerse  á  sí  (4). 

Mas  donde  con  toda  claridad  defiende  que  vir  sapiens  domina- 

(i )  Acto  I,  escena   \  . 
{>)  Acto  I,  escena   \  1 1 
(3)  Acto  I,  escena  III. 

(1)  Acto  I,  escena  Vi.  (¡aspar  Aguiiar,  el  célebre  dramaturgo  de  la  escuela  valencia- 
na, escribió  en  La  ¡jilana  melancólica,  jornada  a* 

Tu  saliste  vencedor 

de  todo   cuanto    emprendiste, 

pues  en   la   guerra  de  amor 
á  tí    misino  te  venciste, 
que  es  la  victoria  mayor, 

Vn tes  que  lodos   ellos  había  dicho  Gómez  -Manrique  : 

■  Que  no  sé  mayor  victoria 
de  todas  (guantas  leí, 


DON  JUAN   RUIZ   DE   AÍ,AHCÚ.\  \'6~ 

bilur  astris  —  lema  de  La  vida  es  sueño  —  es  en  El  dueño  de  las 
estrellas.  Allí  escribe  : 

Y  cuando  vuestras  estrellas 
os  inclinasen  á  e  fetos 
tan  injustos,  vos  sois  sabio; 
y  el  que  lia  merecido  serlo, 
es  dueño  de  las  estrellas  : 
y  así  con  razón  resuelvo 
que  sus  más  fuertes  inllujos 
os  están  á  \os  sujetos  (i). 

Calderón  hace  soñar  á  Segismundo,  Alarcón  á  don  Juan,  y 
ambos  autores  proclaman  que  no  bay  victoria  más  alta  que  el 
propio  vencimiento;  y  si  El  dueño  de  las  estrellas  subió  á  la 
escena  en  1618  y  la  inmortal  obra  de  Calderón  no  .fue  escrita, 
según  parece,  hasta  1G28  ó  i63o,  ¿  no  puede  estimarse  la  pro- 
ducción del  ilustre  mejicano,  como  inspiradora  de  La  vida  es 
sueño  ?  Bien  pudiera  ser,  sin  que  abrigue  el  intento  de  menos- 
cabar, en  lo  más  pequeño,  la  gloria  imperecedera  del  autor  del 
Mágico  prodigioso.  Hoy  como  ayer,  y  aún  mañana  como  hoy, 
seguiré  creyendo  que  La  rida  es  sueño  es  la  joya  del  teatro 
universal;  y  respetando  como  debo,  y  debo  mucho,  el  parecer 
del  maestro  de  los  maestros,  Menéndez  y  Pelayo,  seguiré  opi- 
nando que  está  por  encima  del  Alcalde  de  Zalamea.  Pedro  Cres- 
po es  un  hombre;  Segismundo  es  el  hombre  :  el  primero  cabe 
en  la  escena,  el  público  lo  comprende  y  lo  admira;  el  segundo 
no  cabe  en  el  escenario,  y,  quizás  por  su  simbolismo,  requiere 
un  espectador  especialmente  preparado.  En  el  mundo  sublunar 
hubo,  hay  y  habrá  varios  caracteres  como  Crespo;  en  cambio, 


oin  digna  <!e  mayor  gloría 

para  perpetua  memoria 

(pie    vencer   el   onhíe   a    IJ     i, 

probando  estas  citas  que  la  idea  del  propio   vencimiento,  lanzada  por  moralistas  \  aséelas, 
había  penetrado  hondo  en  el  intelecto  hispano. 

(1;  Aeto  II,  eseena  II. 

Dice  el  erudito  Puyol  y  Alonso,  que  el  apólogo  del  conde  de  Lucanor,  capitulo  L1Y, 

titulado  f)e  la  honra  de  esle    mundo,    tiene    el  mismo   asunto  que    Calderón  siguió  paso  a 
paso  en  La  vida  es  sueño.  (VA  Arcipreste  de  Hila,  pág.   5i.) 


138  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

una  individualidad  con  tan  universales  rasgos,  como  los  que 
muestra  Segismundo,  difícilmente  volverá  á  presentarse  en  el 
teatro. 

Omito  otras  consideraciones  sugeridas  por  el  estudio  de  am- 
bas obras,  porque  sé  que  mi  admirado  amigo  y  célebre  hispanista 
Farinelli,  á  quien  tanto  deben  las  letras  españolas,  está  dando 
los  últimos  toques  á  su  obra  monumental  sobre  La  vida  es  sueño. 
(Alando  los  maestros  van  á  hablar  á  los  que  no  lo  somos,  la  pru- 
dencia nos  aconseja  que  callemos. 

Descartadas  las  dos  coincidencias  á  que  al  principio  me  refi- 
riera, continuaré  espigando  máximas  y  sentencias  morales  en 
el  teatro  de  Alarcón,  verdaderas  flores  que,  después  de  aspirado 
su  delicado  perfume,  ofrezco  al  deleite  y  admiración  de  los 
gustadores  de  la  belleza. 

Cervantes  nos  había  dicho  que  «obediencia  es  cortesía»;  y 
Alarcón,  glosando  la  idea,  escribe  en  el  acto  primero  de  La  prue- 
ba de  las  promesas  : 

Más  virtud  es,  Blanca  hermosa. 
en  este  caso  présenle, 
responder  por  obediente 
que  callar  por  vergonzosa. 

y  más  adelante,  en  el  mismo  acto,  pone  en  labios  de  don  Enri- 
que la  siguiente  frase  : 

Si  esconderme  es  cobardía 
es  fineza  obedecer. 

saludable  consejo  á  los  que,  por  sentar  plaza  de  bien  educados, 
pierden  el  tiempo  en  remilgadas  excusas. 

A  fin  de  que  no  se  engrían  los  que  sin  méritos  logran,  ni  se 
amilanen  ante  las  humanas  injusticias  los  que  debían  ser  mere- 
cedores de  loores  y  premios,  pregona  Alarcón,  en  La  verdad  sos- 
pechosa, una  consoladora  sentencia,  al  decir  que  : 

Una  cosa  es  alcanzar, 

y  otra  cosa  es  merecer  |  i  |, 

(i)  Acto  I,  escena  \  I \  . 


DO\  JUAN    UL'ÍZ   DE   AI.AIWON  f\l')(J 

que  no  suelen  andar,  por  desgracia,  juntos  méritos  y  recom- 
pensas. 

Haciendo  coro  con  los  caballeros  de  la  época,  y  sus  pintores, 
defiende  nuestro  poeta  el  honor  en  varios  lugares,  sobriamente, 
no  con  los  pomposos  lirismos  de  que  tanto  gustaban  los  caste- 
llanos dramaturgos.  Del  femenino  dice  en  El  dueño  de  las  es- 
trellas : 

Á  la  mujer  que  es  honrada 

no  la  tienen  tan  guardada 

inexpugnables  paredes 

como  su  propio  valor. 

Viviendo  tú,  como  debes, 

nunca  de  escrúpulos  leves 

temas  oleosa  en  lu  honor  (  i ). 

En  Ganar  amigos  pone  en  boca  de  doña  Flor  los  siguientes 
versos,  que  bien  recuerdan  otros  muy  conocidos  de  la  décima 
musa : 

es  el  honor  cristal  pino 

que  se  enturbia  del  aliento  ( a  i, 

y  don  Diego,  en  la  misma  comedia,  afirma  con  hermoso  laco- 
nismo : 

que  es  más  pesada  \  más  fuerte 

en  quien  es  noble  la  mueite 

del  honor,  que  de  la  vida  (.i:. 

De  la  plática  del  marqués  con  el  conde,  en  El  tejedor  de  Se- 
govia,  y  en  una  escena  que  trae  á  la  memoria  otra  de  La  verdad 
sospechosa,  que  luego  citaré,  recojo  los  siguientes  versos  : 

- —  A  \  os  saltéis 
que  sois  señor? 

—  Sé  á  lo  menos 
que  vos  lo  sois,  y  que  soy 

(i)  Aclo  I.  escena  XII. 

(2)  Acto  I,  escena  I. 

(3)  Acto  II,  escena  \  . 


VlO  KKVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

vuestro  hijo  y  heredero 

—  Pues  no,  no  está  en  heredarlo 

sino  en  obrar  bien,  el  serlo  (  i  }. 

En  la  comedia  últimamente  citada,  y  en  aquella  inimitable 
escena  en  la  que  don  Beltrán  afea  la  conducta  de  su  hijo,  esce- 
na que  aún  sabiendo  que  se  profana  transcribiendo  sólo  retazos 
de  ella,  no  puedo  copiar  íntegra  por  su  extensión,  se  leen  ver- 
dades tan  calificadas  como  éstas  : 

Sólo  eonsiste  en  obrar 
como  caballero,  el  serlo, 


luego  en  obrar  mal  ó  bien 
está  el  ser  malo  ó  ser  bueno 


Pues  si  honor  puede  ganar 
quien  nació  sin  él  ¿no  es  cierto 
que,  por  el  contrario,  puede 
quien  con  él  nació,  perdello  (2). 


Y  en  Los  empeños  de  un  engaño,  advierte  á  los  que  ostentan 
ilustres  apellidos  : 

que  no  es  bien  que  de  los  hombres 
que  nacieron  principales 
conozcan  los  tribunales 
en  casos  de  honor,  los  nombres  (3), 

advertencia  que  bien  vale  decir  cuanto  debe  cuidar  la  juventud 
de  su  apellido,  huyendo  de  cualquier  acto  que  pueda  enlodarlo. 
Porque  la  palabra  era  sagrada,  y  á  la  fe  del  caballero  se  daba 
tanto  ó  más  valor  que  á  un  contrato  notarial,  puede  decir  el 
marqués  en  Ganar  amigos  : 


(1)  Acto  I,  escena  XIV. 
(■j.)  Acto  II,  escena  1\. 
(3)  Acto  III,  escena   XII,. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  l\l\  1 

Basta  para  que  yo  cumpla 
mi  palabra,  haberla  dado  (i). 

Aquel  cómodo  don  Domingo  de  don  Blas,  que  en  tocando  á 
la  lealtad  y  al  honor,  olvida  su  propio  regalo,  á  la  observación 
que,  en  No  liay  mal  que  por  bien  no  venga,  le  hace  Ñuño  : 

Es  la  cota  muy  pesada, 
no  la  sufrirás,  señor 

contesta  caballerescamente  : 

En  tocando  al  pundonor, 
Ñuño,  no  me  pesa  nada  (2). 

¡Qué  hermosa  contestación!  Y  en  el  acto  siguiente,  como  sor- 
prendido de  que  atesorase  fuerzas  para  substraerse  á  la  buscada 
molicie,  le  dice  á  don  Juan  : 

Nunca,  D.  Juan,  pensara 

que  la  lealtad  dormida 

en  ocios  de  la  vida 

con  tan  ardiente  furia  despertara 

á  una  voz  halagüeña 

que  el  daño  esconde,  cuando  el  premio  enseña  (3). 

¡Cuan  bien  retrata  este  último  verso  el  deseo  de  la  defensa 
del  honor!  Hay  que  convenir  en  que  perfecto  caballero  debió 
ser,  pues,  de  la  abundancia  del  corazón  habla  la  lengua,  quien 
sabe  hacer  razonar  de  tal  suerte  á  sus  personajes. 

Aconseja  prudencia,  cuando  dice  doña  Lucrecia  á  doña  Clara, 
en  Lu  verdad  sospechosa : 

Hasta  aquí  te  lo  he  callado, 
porque  muestra  liviandad 

(1)  Acto  I,  escena  1\. 

(2)  Acto  II,  escena  X. 

(3)  Acto  III,  escena  XII. 

ART.     Ollli:.  XXXI-  3g 


'\'\-í  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

la  que  sin  necesidad 
manifiesta  su  cuidado  (r), 

y  aún  reprende  á  los  caracteres  que,  pecando  ele  ligeros,  pare- 
ciéndose en  esto  á  los  inexpertos  marineros  que  echan  anclas 
en  cualquier  bajío,  confían  sus  cuitas  al  primero  con  quien 
topan,  haciendo  que  el  príncipe  diga  en  Los  favores  del  mundo  : 

No  me  tendrá  por  discreto, 

si  aun  no  empieza  á  ser  mi  amiyo 

cuando  le  fío  un  secreto  (2). 

Burlándose  de  los  que  gustan  levantar  tan  sólo  el  velo  de  un 
asunto,  dando  lugar  á  que  la  sospecha  acrezca  lo  que  se  calla, 
dice  Leonor,  en  Los  pechos  privilegiados  : 

que  el  que  un  secreto  pondera 
y  lo  calla,  hace  mas  daño, 
dando  ocasión  á  un  engaño 
que  declarándolo  hiciera  (3). 

Quien  obra  mal,  lógico  es  que  guarde  enemistad  á  su  víctima, 
pues  está  en  lo  humano  que  mientras  ésta  viva,  recuerde  el  daño 
sufrido,  y  aún,  si  puede,  lo  publique,  pues  á  no  pocos  les  gusta 
parecer  ángeles  siendo  demonios.  Por  esto  afirma  el  conde  en 
Los  pechos  privilegiados  : 

que  aborrece  el  poderoso 
al  que  del  está  ofendido  (4). 

Gran  virtud  es  la  cautela,  y  Alarcón  la  encarece  cuando  pone 
en  boca  de  don  García,  en  Mudarse  por  mejorarse,  esta  salu- 
dable advertencia  : 


(1)  Acto  II,  escena  111. 
(a)  Acto  II,  escena  X. 
(3)  Acto  I  escena  \. 
(/i)  Acto  II,  escena  II. 


DON  JUAiN   RUÍZ  DE  ALARCON  443 

quien  el  daño  no  previene 
acuse  su  confianza  (i). 

Para  ponderar  como  debe  guardarse  la  especie  que  secreta- 
mente se  nos  confíe,  hay  estos  versos  en  Ganar  amigos,  debiendo 
advertir,  para  su  más  clara  comprensión,  que  vienen  á  las  manos 
don  Fernando  y  el  marqués,  y  aunque  ya  en  el  suelo  el  primero, 
dice  : 

Resuelto  á  callar  estoy 

y  como  el  marqués  le  pregunta  : 


¿Que  os  resolvéis  en  efecto 

si 

á  no  decirlo? 


si  con  la  muerte  os  obligo 


contesta  Fernando  caballeresca  y  heroicamente 


'B' 


ha  de  morir  un  secreto  (2). 

Bueno,  y  aún  digno  de  alabanza  es  quien  se  expone  á  peligro 
por  justa  causa,  pero,  y  habla  don  Domingo,  en  No  hay  mal  que 
por  bien  no  venga : 

Quien  la  vida  a  riesgo  pone 
donde  no  le  va  la  vida 
hace  una  gran  necedad  (3), 

como  gran  necedad  es  convertirse  sin  necesidad  en  dómine;  y 
así  dice  en  La  prueba  de  las  promesas : 

Y  jamás  aconsejéis 

á  quien  sabe  más  que  vos, 

(1)  Acto  I,  escena  I. 

(2)  Acto  I,  escena  XII. 

(3)  Acto  II,  escena  IV. 


444  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

y  al  poco  rato  en  la  misma  escena  : 

no  examine  —  que  es  error  — 

ni  el  criado  á  su  señor, 

ni  al  que  sabe  el  ignorante  (i). 

Generalizando  más  el  concepto,  con  el  objeto,  sin  duda,  de 
prevenir  á  bien  intencionados  oficiosos,  afirma  en  Todo  es  ven- 
tura, que  : 

Siempre  ha  sido  el  advertir 
el  santelmo  del  errar  (a)- 

¡  Cuántas  veces  de  los  altercados,  entre  personas  bien  nacidas, 
nacen  sinceras  amistades!  Alarcón  glosa  la  idea,  cuando  le  hace 
decir  al  rey  en  Los  pechos  privilegiados : 

que  de  las  pendencias  suele 
nacer  la  amistad  mayor  (3). 

Después  de  habernos  dicho,  en  El  dueño  de  las  estrellas,  que  : 

de  razón  carece 
quien  á  un  sabio  no  venera  (3), 

en  Todo  es  ventura  nos  cuenta  el  siguiente  chascarrillo,  que 
bien  vale  la  afirmación  vulgar  que  «  el  sabio  no  sirve  para 
nada  »  : 

Un  sabio  á  todos  tenía 

la  condición  tan  opuesta 

que  siempre  entraba  en  la  fiesta 

cuando  la  gente  salía; 

y  el  fin  desto  preguntado 

era  por  dar  á  entender, 

(i)  Acto  II. 

(2)  Acto  I,  escena  IX. 

(3)  Acto  I,  escena  IV. 

(4)  Acto  II,  escena  I. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  44¡> 

que  los  sabios  no  han  de  hacer 

lo  que  el  vulgo,  siempre  errado  (i). 

c  Serán  alusivas  las  anteriores  redondillas  ?  Bien  podría  ser. 
Así  como  el  continuado  lamento  es  fastidioso,  así  Inés  nos 
asegura,  en  El  examen  de  maridos,  que  : 

preciarse  de  dichoso 

nunca  ha  sido  acción  de  cuerdo  (2). 

En  bonancibles  tiempos  suelen  ser  los  mortales  apacibles  y 
discretos,  pero  cuando  soplan  vientos  de  amargura  ¡cuan  pocos 
recuerdan  que  el  dolor  engrandece  y  sublima  las  almas!  No 
podía  dejar  Alarcón  que  esta  profunda  verdad  no  sonara  en  las 
tablas,  y  por  ello  la  pone  en  labios  de  don  Juan  en  Los  favores 
del  mundo  : 

Cualquiera,  señor,  es  sabio 

donde  no  hay  dificultad; 

la  mansedumbre  y  piedad 

se  tocan  en  el  agravio  (3). 

Excelsa  virtud  es  la  paciencia,  y  así,  glosando  doña  Leonor, 
en  Mudarse  por  mejorarse,  el  lema  favorito  de  la  doctora  de 
Ávila,  declara  que  : 

el  que  no  espera  no  alcanza  (4), 

pero  receloso  de  que  las  gentes  de  su  tiempo  no  comprendieran 
el  verdadero  sentido  del  verbo  esperar,  y  se  entregasen  á  una 
pasiva  confianza,  rayana  en  el  fanatismo,  se  sirve  como  de  por- 
tavoz de  don  Beltrán,  en  Paredes  oyen,  para  decir  : 

¿  Tu  piensas  que  el  espéral- 
es alguna  confección 


(  1)  Acto  III,  escena  IX. 
(a)  Acto  II,  escena  XIV. 
(3)  Acto  III,  escena  XVII. 
(!t)  Acto  I,  escena  XIII. 


44<>  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

venida  allá  del  Japón  ? 

El  esperar  es  pensar 

que  puede  al  fin  suceder 

aquello  que  se  desea  : 

y  quien  hace  porque  sea 

bien  piensa  que  puede  ser  (i). 

Encarándose  con  los  que,  por  anticiparse  á  los  acontecimien- 
tos, se  convierten  en  mensajeros  de  desventuras,  les  dice,  valién- 
dose de  don  Ricardo,  en  Mudarse  por  mejorarse : 

El  prudente  prevenido 
espera  el  peor  suceso  ; 
pero,  señor,  no  por  eso 
lo  ha  de  dar  por  sucedido  (2). 

Por  aquellos  tiempos  ya  debían  existir  esos  seres  que,  por 
sentar  plaza  de  consecuentes,  no  quieren  mudar  de  opinión  : 
contra  ellos  cierra  nuestro  autor,  haciendo  que  diga  don  García 
en  la  comedia  que  acabo  de  citar  s 

El  mudar  de  pareceres 
con  causa,  de  sabio  es. 
La  mudanza  es  liviandad 
cuando  sin  nuevo  accidente, 
le  da  causa  solamente 
la  propia  facilidad  (3), 

idea  que  repite  don  García,  en  Los  favores  del  mundo  : 

Al  que  muda  con  causa  de  consejo 
no  puede  darse  nombre  de  liviano  (4), 

Aquel  don  Beltrán,  que  nos  recuerda  El  perfecto  caballero  de 


(1)  Acto  I,  escena  I. 
(a;  Acto  II,  escena  XII. 

(3)  Acto  I,  escena  I. 

(4)  Acto  II,  escena  \\ 


DON   JUAN    Hüíz   DE   ALARCON  4^7 

Guillen  de  Castro,  razona  de  esta  manera  con  su  hijo  en  La 

verdad  sospechosa  : 

No  apruebo  que  os  arrojéis, 
siendo  venido  de  ayer 
á  daros  á  conocer 
á  mil  que  no  conocéis, 
sino  es  que  dos  condiciones 
guardéis  con  mucho  cuidado, 
y  son  :  que  juguéis  contado 
y  habléis  contadas  razones  (i), 

y  aun  más,  recuerda  la  obra  del  turbulento  valenciano,  cuando 
en  Lar,  paredes  oyen,  dice  : 

Lengua  honrosa,  noble  pecho, 
fácil  £?orra,  humano  rostro, 
son  voluntarios  Argeles 
de  la  libertad  de  todos  (a), 

idea  quo  aún  ciñe  más,  y  aún  más  aprieta,  clon  Domingo,  en  No 
hay  mal  que  por  bien  no  venga,  cuando  escribe  : 

Que  si  obligar  voluntades 
la  mayor  riqueza  es, 
riesgos  busca  el  descortés, 
y  el  cortés  seguridades  (3). 

¡  Cuánto  convendría  recordar  estos  consejos,  á  varios  que  ase- 
guran con  desigual  desenfado,  que  se  han  educado  en  tal  ó  cual 
Universidad,  cuando  sus  hechos  y  palabras  demuestran  que  no  se 
educaron  en  ninguna! 

Volviendo  al  tema  fundamental  de  este  estudio,  tras  este  bre- 
ve descanso,  diré  que,  refiriéndose  á  las  morales  miserias  que  nos 
afligen,  el  conde  de  El  tejedor  de  Segovia,  nos  participa  que  : 


(i)  Acto  II,  escena  IV, 
(2)  Acto  I,  escena  XVII. 
(3  1  Acto  I,  escena  XII. 


448  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

mal  reposa  un  agraviado, 
mal  sosiega  un  ofendido  (i), 

por  cual  razón,  la  valerosa  Jimena  de  Los  pechos  privilegiados, 
amonestando  al  que  con  maternal  solicitud  criara,  le  dice  : 

Sandio,  Rodrigo,  seredes 

en  atender  confiado, 

nin  la  fe  de  un  ofendido, 

nin  la  piedad  de  un  contrario  (a), 

concepto  que  ya  no  se  borra  de  la  mente  del  noble,  pues  en  la 
escena  siguiente  lo  repite  en  esta  forma  : 

pero  yo,  considerando 

que  es  necia  la  confianza 

y  que  es  prudente  el  recato  (3). 

<j  Tropezaría  Alarcón  con  algún  falso  amigo  ?  Bien  puede  ser  ; 
que  sobrados  ángeles  malos  caminan  por  estos  mundos,  á  quienes 
puede  decir  Hernando  en  Los  favores  del  mundo  : 

que  nadie  llega  á  besar 
sin  intento  de  morder  (4), 

como  afirmar  puede  Julia,  en  la  misma  comedia,  que  : 

no  hay  enemigo  peor 

que  el  que  trac  rostro  de  amigo  (5), 

Sabiendo  cuántos  males  suele  acarrear  la  credulidad  excesiva, 
dice  Julia  en  Los  favores  del  mundo  : 


(i)  Acto  III,  escena  XIV. 

(2)  Acto  111  escena  1. 

(3)  Acto  III,  escena  II. 
(4J  Acto  I,  escena  Vil. 
(5)  Acto  II,  escena  XIII. 


DON  JUAN  UUÍZ  DE  ALAUCON  4^9 

¡Que  bien  la  supo  engañar  ! 
Quien  camina  descuidado 
es  fácil  de  saltear  (i), 

como  exclama  don  García,  en  La  verdad  sospechosa : 

l  Qué  fácil  de  persuadir 
quien  tiene  amor,  suele  ser! 
¡Y  qué  fácil  en  creer 
el  que  no  sabe  mentir!  (2), 

y  comprendiendo  que  el  malvado  aborrece  á  cuantos  conocen 
sus  fechorías,  proclama  esta  otra  verdad,  sirviéndose  de  la  pre- 
citada Julia  : 

porque  todos  quieren  mal 
á  quien  sus  delitos  sabe  (3), 

como  el  exacto  conocimiento  del  corazón  humano  le  dicta  esta 
otra  sentencia  que  pone  en  los  labios  del  marqués  en  El  examen 
de  maridos;   allí  dice  que  : 

ni  obra  el  bueno  como  malo, 
ni  obra  el  malo  como  bueno  (4). 

Á  los  poco  aprensivos,  á  cuantos  anteponen  á  lo  noble  y  á  lo 
honrado  su  provecho  personal,  les  dice  irónicamente  en  Los 
empeños  de  un  engaño  : 

Que  mientras  los  casos  dan 
remedio  más  importante, 
vivir,  y  trampa  adelante 
es  en  la  Corte  refrán  (5). 

(1)  Acto  III,  escena  XIII. 

(2)  Acto  II,  escena  X. 

(3)  Acto  III,  escena  XV. 

(4)  Acto  III,  escena  X\  I. 

(5)  Acto  I,  escena  VI. 


/j5o  HEVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

Bondadoso  por  temperamento,  y  aún  sabiendo  cuánto  dolo, 
falsedad  y  engaño  hay  en  el  mundo,  dice  en  Los  pechos  privi- 
legiados : 

Los  malos  honran  los  buenos, 

como  honra  la  noche  al  día; 

que  sin  tinieblas,  tendría 

el  mundo  la  luz  en  menos  (i). 

Aun  cuando  no  se  sabe  que  viviera  preso  en  amorosas  redes, 
también  tiene  del  diosecillo  que  trae  revuelto  el  mundo,  cabal 
idea,  que  basta  ser  observador  para  notar  las  desazones  que  en- 
gendra en  el  pecho  de  los  mortales.  Sabía  que  : 

Apaga  el  cierzo  violento 
llama  que  empieza  á  nacer  ; 
mas  en  llegando  a  crecer 
le  aumenta  fuerzas  el  viento  (a). 

Como  advierte  que  el  deseo  de  posesión  acrece  el  valor  de  lo 
pretendido,  afirma  Tristán  en  La  verdad  sospechosa,  que  : 

miraslos  ya  con  antojos 

que  hacen  las  cosas  mayores  (3), 

y  porque  es  innegable  la  tiranía  del  amor,  al  extremo  de  que, 
según  el  conde  en  Ganar  amigos  : 

lo  feo 
amado  parece  hermoso, 
y  es  bastante  parecello  (4), 

conviene,  por  boca  del  mismo  conde,  en  que  : 

quien  ama  á  un  defectuoso 
ama  también  sus  defectos  (5). 

(i)  Acto  I,  escena   111. 

(2)  Acto  I,  escena  \l\. 

(3)  Acto  1,  escena  XIII. 
(li)  Acto  III,   escena  XVI. 
(5)  Acto  III,  escena   X.VI. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALAKCON  /(5l 

El  gracioso  Tristán,  de  La  verdad  sospechosa,  exclama  amar- 
¡  Que  ninguno  se  conozca!  (i), 


gamente 


y  porque  no  nos  conocemos,  estimamos  calumnias  la  manifes- 
tación de  nuestras  debilidades.  Estos  pregoneros  de  ajenas  fal- 
tas, olvidan  que  un  deber  de  caridad  nos  aconseja  perdonar  el 
defecto  del  prójimo,  á  fin  de  que  éste,  á  su  vez,  corra  un  velo 
sobre  nuestras  miserias.  Entendiéndolo  así  Alarcón,  se  sirve  de 
Inés,  en  El  examen  de  maridos,  para  dar  el  saludable  consejo 
que  contienen  los  siguientes  versos  : 

Pues  nadie,  si  es  discreto 
dice  al  otro  su  det'eto  (2), 

Aun  siendo  las  faltas  conocidas,  y  por  aquello  de  que  «  no 
todas  las  verdades  son  para  dichas  »,  deben  callarse  las  ajenas, 
pues,  y  habla  la  citada  Inés  : 

que,  aun  públicos  los  defetos 
hace,  quien  los  dice,  ofensa  (3). 

Al  notar  cómo  en  obras  diversas  arremete  briosamente  contra 
los  maldicientes,  se  advertiría,  si  de  antemano  no  lo  supiéramos, 
que  fué  nuestro  autor  blanco  de  la  calumnia,  y  que  en  sus  versos 
fustigaba  a  quienes  tan  vilmente  le  zaherían.  En  La  prueba  de 
las  promesas,  y  como  don  Juan  dijera  : 

¿Que  hay  quien  quiera 
tal  engaño  persuadir? 

contesta  el  Tristán,  tantas  veces  nombrado  : 

Pues,  señor,  á  no  mentir 
el  maldiciente  ¿lo  fuera? 

(1)  Acto  III,  escena  VIH. 

(2)  Acto  II,  escena   VII. 

(3)  Acto  II,  escena  VIII. 


452  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

Aquel  es  murmurador 
que  divulga  falsedades ; 
que  á  quien  dice  las  verdades 
le  llamo  predicador  (i). 

En  Todo  es  ventura,  Enrique  mató  á  un  hombre  que  no  sabe 
quien  es,  ni  por  quien  lo  malo,  entablándose  entre  él  y  Tristán, 
otro  personaje  de  la  misma  comedia,  el  siguiente  diálogo  : 

—  lo  mismo  que  al  maldiciente 
poeta  te  ha  sucedido  (2) 

—  ¿Di  cómo? 

—  Que  porque  huya 
de  la  sátira  la  pena, 
por  más  que  le  salga  buena 
no  puede  decir  que  es  suya; 
y  después  que  la  memoria 
y  entendimiento  ha  cansado, 
se  queda  con  el  pecado, 
y  no  se  lleva  la  gloria  (3). 

En  Las  paredes  oyen,  amonesta  piadosamente  á  cuantos  ha- 
blan mal  del  prójimo,  y  bien  puede  asegurarse  que  toda  la  co- 
media tiende  á  combatir  tan  feo  vicio  : 

Después  que  uno  ha  dicho  mal 
¿saca  de  hacerlo  algún  bien  ?  (4), 

exclama,   no  sin   antes  haber  advertido  el  peligro  de  tan   fea 
costumbre,  afirmando  don  Juan  como 

cosa  segura 
que  tiene  aquel  que  murmura 
en  su  lengua  su  enemigo  (5). 

(1)  Acto  III. 

(2)  ¿Aludiría  al  Conde  de  Yillamediana ? 

(3)  Acto  1,  escena  IX. 
(A)  Acto  III,  escens  V. 
(5l  Acto  I,  escena  I. 


DON   JUAN   UUÍZ   DE   ALAUCON  4^3 

Aún  va  más  allá,  Alarcón,  en  su  afán  de  doctrinar,  pues  le 
advierte  al  murmurador  que  debe  corregirse,  so  pena  de  que 
se  le  haga  el  vacío  á  su  alrededor,  ya  : 

que  cada  cual  entre  sí 
dice,  ovendo  al  maldiciente  : 
«  Este  cuando  yo  me  ¿túsenle 
lo  mismo  dirá  de  mí  (i). 

Resumiendo  el  pensamiento  fundamental  de  comedia  tan  her- 
mosa, pone  en  boca  de  doña  Ana  unas  cuantas  redondillas,  de 
las  que  copio  la  siguiente  : 

Tu  lengua  te  condenó 
sin  remedio  á  mi  desdén  : 
á  toda  ley,  hablar  bien  : 
que  á  nadie  jamás  dañó  (a  ). 

El  irreflexivo  entusiasmo  suele  acarrear,  pasada  la  momentá- 
nea ofuscación,  no  pocos  sinsabores,  ya  que  la  pasión  se  empe- 
ña en  nublar  nuestra  inteligencia,  por  cual  motivo  dice  Tristán 
á  don  García,  en  La  verdad  sospecJiosa  : 

Disimula,  y  ten  paciencia  ; 
que  el  mostrarse  muy  amante 
antes  daña  que  aprovecha, 
y  siempre  he  visto  que  son 
venturosas  las  tibiezas  (3), 

y  el  mismo  personaje,  reprendiendo  la  facilidad  con  que  don 
García  abre  su  corazón  al  que  llega  á  golpearle,  le  dice  : 

No  te  entregues  tan  de  veras; 
que  suele  dar  quien  se  arroja 
creyendo  las  apariencias 

(i)  Acto  III,  escena  V. 

(2)  Acto  III,  escena  XVI. 

(3)  Acto  I,  escena  VIH. 


454  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

en  un  pantano  cubierto 

de  verde,  engañosa  hierba  (i). 

Notando  cómo  se  desvanecen  las  humanas  grandezas,  y  cómo 
ruedan  de  la  cumbre  al  valle  los  que  más  firmes  parecen  en  sus 
elevados  puestos,  dice  Sancho,  en  El  desdichado  en  fingir  : 

si  empieza  á  caer  un  hombre 
hasta  el  postrer  mal  no  para  (2), 

asegurándonos  Claudio,  en  la  propia  comedia,  que  : 

es  propio  bajar  más  presto 
quien  más  levantado  está  (3). 

Dándose  cuenta  de  que  la  proximidad  de  la  posesión  acre- 
cienta nuestros  deseos,  nos  participa  Persio,  siempre  en  la  mis- 
ma comedia  : 

que  es  tanto  más  el  tormento 
cuanto  el  bien  más  cerca  está  (4). 

También  nos  aconseja  el  genial  dramaturgo  que  seamos  pru- 
dentes, y  recordando,  sin  duda,  aquellos  versos  del  Romance- 
ro, que  : 

A  veces  de  altos  deseos 

nacen  esperanzas  locas 

nos  advierte  que  sólo  debemos  solicitar  aquello  que  en  justicia 
tenemos  derecho  á  obtener.  Véase  de  qué  magistral  manera  des- 
envuelve el  concepto  por  boca  de  don  García,  en  Los  favores 
del  mundo  : 

Porque  quien  llega  á  pedir 

lo  que  no  es  justo  negar, 

(1)  Acto  I,  escena  VIII. 

(2)  Acto  II,  escena  V. 

(3)  Acto  II,  escena  VI. 
(£1)  ActoJ,  escena  VI. 


DON  JUAN  KUÍz  DE  ALAB.CON  /|55 

no  deja  elección  al  dar, 
y  se  obliga  á  conseguir  (r), 

como  la  prudencia  nos  aconseja,  no  pocas  veces,  que  callemos, 
consejo  que  nos  recuerda  don  Juan  en  Paredes  oyen,  cuando 
dice  : 

lo  que  siente  el  pensamiento 

no  siempre  se  hade  explicar  (2). 

Subiendo,  á  fuer  de  honrado  y  leal,  que  de  todos  los  caminos 
para  el  logro  de  un  deseo,  el  más  fácil  es  el  llano,  nos  advierte, 
valiéndose  de  don  Félix,  en  Mudarse  por  mejorarse,  que  : 

en  el  más  pequeño  río 

no  hay  vado  como  la  puente  (3), 

asegurando  Figueroa  en  la  misma  comedia,  y  el  aserto  por  lo 
claro  y  lógico  no  ha  menester  ponderación,  que  : 

el  más  largo  prometer 

no  iguala  al  más  corto  dar  (4), 

como  el  menos  leído  sabe,  con  Ardenia,  de  El  desdichado  en 
fingir,  que  : 

es  muy  larga  la  distancia 

desde  el  decir  al  hacer  (5). 

De  acuerdo  también  con  la  popular  filosofía,  fuerza  será  acep-* 
tar  el  parecer  de  Clara  cuando  afirma  en  la  propia  obra  que  : 


( 1 )  Acto  I,  esceua  V. 

(2)  Acto  1,  escena  I. 

(3)  Acto  III,  escena  I. 

C\)  Acto  II,  escena  XIII.  En  el  Romancero  70  de  Albedamar  se  lee  : 

¡  Del  prometer  al  cumplir 
qué  jornadas    hay   tan    largas  ! 

(5)  Acto  11,  escena  VII. 


456  REVISTA  DE   LA   UNIVEHSID/VD 

nunca  hicieron  daño 
aunque  sobren,  los  consejos  (i). 

Van  las  riquezas  al  que  ya  riquezas  atesora,  como  van  las  aguas 
al  mar;  y  como  ni  entonces  se  viera,  ni  es  fácil  que  se  vea  nunca, 
que  el  poderoso  renuncie  á  cuanto  tienda  á  aumentar  su  caudal, 
el  gracioso  Tristán,  de  El  desdichado  en  fingir,  nos  advierte  que  : 

es  como  pimienta  el  oro 
que  al  que  más  come,  más  pica  (2). 

No  hay  que  devanarse  los  sesos,  ni  permitir  que  la  loca  de  la 
casa  fantasee  más  de  lo  justo,  ante  un  bien  soñado  ó  una  des- 
dicha cierta.  Sancho,  en  la  propia  comedia,  nos  aconseja  salu- 
dablemente, cuando  nos  dice  : 

No  dar  á  la  causa  aumento 
que  crece  de  imaginar  (3). 

debiendo  tener  paciencia,  y  recordar  con  Juan,  de  El  tejedor 
de  Se g ovia  : 

que  al  íin  viviendo 
se  vence  y  se  alcanza  todo  (4). 

<(  Déme  Dios  contienda  con  quien  me  entienda  »,  dice  el  pue- 
blo, y  dice  bien;  el  conde,  en  el  citado  Tejedor,  glosando  aquella 
idea,  nos  asegura  que  : 

con  un  loco  en  vano  son 
amenazas  ni  consejos  (5). 

Porque  no  hay  crimen  que  quede  impune,  y  conviene  insistir, 
con  ansias  moralizadoras,  para  que  la  idea  se  aposente  y  arrai- 

(1)  Acto  III,  escena  III. 

(2)  Acto  I,  escena  II. 

(3)  Acto  II,  escena  II. 

(4)  Acto  I,  escena  VIII. 

(5)  Acto  I,  escena  XIV. 


DOiN   JUAN   HUÍ/   DK    AI.AHUON 


457 


gue  en  el  cerebro  popular,  dice  el  gracioso  Chichón,  en  la  misma 
comedia  : 

Tarde  ó  presto  á  la  traición 
el  castigo  corresponde  (1  ). 

Sólo  legitima  la  traición  una  vez,  y  aun  con  fines  moralizado- 
res,  y  la  disculpa  como  justo  castigo  de  otra  traición  mayor. 
Como  don  Juan,  en  El  semejante  á  sí  mismo,  le  echa  en  cara  á 
don  Sancho  el  que  tomase  los  dineros  á  don  Diego  para  ayu- 
darle, y  luego  rehuya  el  cumplimiento  de  lo  ofrecido,  defiéndese 
el  citado  Sancho  diciendo  : 

Mas  iba  con  intención 

de  tomallos  \  encanalle: 

que  en  traición  es  bien  pagallé 

á  quien  compra  con  traición  (a). 

Antes  dije,  y  demostré,  que  á  Alarcón  algo  se  le  alcanzaba 
del  difícil  arte  de  gobernar  á  los  hombres,  y  ahora  va  una  cita 
para  probar  que  tampoco  era  lego  en  asuntos  militares.  Buena 
prueba  de  ello  la  tenemos  en  la  siguiente  redondilla  que  pone  en 
labios  de  don  Fernando,  el  protagonista  de  la  obra  últimamente 
citada  : 

Pero  amigos,  advertid 
cpie  en  la  guerra  es  vencedor, 
más  el  orden  que  el  valor, 
más  que  la  fuerza,  el  ardid  f.'ii. 

Golpeando  en  el  mismo  yunque,  ó  séase,  no  perdiendo  ocasión 
para  encarecer  prudencia,  aún  en  los  casos  más  dificultosos,  dice 
el  marqués  en  Ganar  amigos  : 


¡Maldiga 
■1  cielo  al  necio  imprudente 


(1)   Acto  III,  escuna   \\  II 
(3)  Acto  II,  escena  VI. 
(3)  Acto  II,  escena  I. 


ART .    on  I(¡ . 


458  REVISTA  Di;  LA   UNIVERSIDAD 

que  con  enojo  presente 
¡i  lo  futuro  se  obliga!  (i), 

y  en  cuanto  á  esto  de  los  enojos,  advierte  que  hay  que  ser  tole- 
rantes con  los  demás  y  dejar  olvidada  la  propia  irascibilidad 
en  el  no  interrumpido  comercio  de  la  vida.  Inés  nos  lo  avisa, 
en  El  examen  de  maridos  : 

que  mal  logrará  deseos 
quien  obliga  con  enojos  (2). 

Quien  queriendo,  ó  sin  querer,  pues  á  veces  no  depende  de 
la  propia  voluntad,  suscita  envidias,  debe  andar  precavido  y  re- 
celoso, pues  la  misma  dama,  modelo  de  discreción,  espolea  nues- 
tra vigilancia    diciendo  : 

...  á  la  envidia  y  al  cuidado, 
marqués,  no  bav  cosa  seríela  (3). 

El  señorío  de  Alarcón,  su  evidente  desvío  por  cuanto  era  bajo, 
torpe  ó  vulgar,  se  adivina  con  sólo  leer  atentamente  sus  obras, 
como  en  ellas  se  nota  el  empeño  de  que  pajes  y  lacayos,  criados 
y  graciosos,  esto  es,  todo  el  escudera  je,  no  se  atreva  á  invadir 
estrados  ni  á  familiarizarse  con  los  nobles.  Y  porque  viera  quizás 
que  los  donceles  eran  en  exceso  confiados,  y  las  damas  en  dema- 
sía imprudentes,  excesos  y  demasías  que  los  dramaturgos  de  la 
época  llevaron  á  las  tablas,  como  grito  de  protesta  pone  estos 
versos  en  boca  de  don  Juan,  en  El  semejante  á  sí  mismo,  una  de 
las  primeras  comedias,  si  no  la  primera,  que  escribiera  Alarcón  : 

Parecido  1  ne  has  lacayo 
de  comedia,  pues  extrañas 
que  yo  no  te  comunique 
los  secretos  de  importancia 

(i)  Aclo  II,  escena  XI. 
(a)  Acto  I,  escena  W  III 
(3j   Acto  11,  escena  \  1. 


DON  JUAN  BÜIZ  UE  ALAKCON  45<) 

al  lacayo  que  más  sabe 

basta  escucharle  las  gracias  (i). 

Y  en  El  tejedor  de  Segovia,  dícele  el  conde  á  su  criado  : 

Eso  Finco  es  servir 

que  un  criado  hade  advertir 

nías  no  ha  de  ser  consejero  (2). 

Si  estas  dos  citas  bastan  para  declarar  el  pensamiento  de  nues- 
tro autor,  respecto  al  papel  que  deben  desempeñar  los  criados, 
los  siguientes  versos  que  pone  en  labios  de  Ochavo,  el  gracioso 
de  El  examen  de  maridos,  entrañan  saludable  advertencia  á  los 
caballeros  : 

Que  cualquiera  que  liare 

de  criados  un  secreto 

vendrá  ¡i  arrepentirse  tarde  (3). 

Porque  el  propio  provecho  no  obtiene  nunca  la  ajena  grati- 
tud, dice  Inés,  en  El  examen  de  maridos  : 

quien  su  negocio  hace 
a  nadie  con  él  obliga  (7j), 

saludable  aviso  á  los  egoístas  de  todos  los  tiempos.  Y  esta  misma 
clama,  dando  no  interrumpidas  muestras  del  más  útil,  aunque  el 
más  escaso  de  todos  los  sentidos,  el  común,  nos  advierte  tam- 
bién que  : 

méritos  no  premiados 

son  litigiosos  derechos  (ó). 

No  siendo  un  misterio,  para  la  misma  juiciosa  doncella,  la 
facilidad  con  que  ciertos  letrados  apadrinan  malas  causas,  al 

(i)  Acto  1,  escena  i. 

(2)  Acto  I,  escena  1. 

(3)  Acto  I,  escena  IV. 

(4)  Acto  I,  escena  XIX. 

(5)  Acto  II,  escena  XIV. 


/l(iü  REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

enterarse  de  que  clon  Guillen  de  Aragón  trae  pleitos,  y  al  escu- 
char de  Beltrán  : 

...  dicen  que  con  derecho; 
que  sus  letrados  lo  afirman 

exclama  sentenciosamente  : 

Kilos  ,•  cuándo  dicen  menos:1  i  i  i. 

Alguaciles  y  corchetes,  y  aún  los  escribanos,  fueron  por  aque- 
llas épocas,  motivo  de  burlas  sangrientas,  y  en  sus  cabezas  se 
acumulaba  todo  el  odio  popular.  ¡  Infelices  representantes  de  la 
justicia  terrena,  apaleados  no  pocas  veces  con  sus  propias  varas! 
Alarcón,  que  se  hiergue  siempre  altivo,  ante  cuanto  se  separa 
de  lo  justo,  toma  á  su  cargo  la  defensa  de  la  aborrecida  clase,  y 
escribe  los  siguientes  versos  en  El  tejedor  de  Segovia,  cual  con- 
cepto moral  y  social,  acrece  porque  los  dice,  (j  quién  ?  don  Fer- 
nando, que  se  ve  perseguido  por  la  justicia  : 

antes  me  fastidian 

los  que.  de  oficio,  aborrecen 

á  los  ministros.  Por  dicha 

,;  no  ha  de  haberlos?  {  No  han  de  serlo 

hombres:1  Acaso  querías 

que  no  haya  algunos  que  prendan 

donde  hay  tantos  que  delincan?  (2). 

Traslado  debiera  darse  de  estas  líneas  á  las  actuales  turbas 
populares,  que  confundiendo,  por  ignorancia,  la  sensibilidad  con 
la  sensiblería,  suelen  ponerse  del  lado  de  los  que  hacen  oficio  de 
vivir  de  espaldas  á  la  ley,  y  burlan  y  zahieren  á  los  represen- 
tantes del  orden  social. 

Jugando  del  vocablo,  el  gracioso  Redondo,  en  Mudarse  por 
mejorarse,  consigna  la  verdad  que  va  á  leerse,  refiriéndose  á  la 
calle  Mayor  de  Madrid  : 

(1)  Acto  II,  escena  \1V. 

(2)  Acto  II,  escena  III. 


DON  JUAN   RUÍZ  DE  AI.ARCON  46  1 

Calle  en  que  es  bien  que  se  calle; 
que  no  medra  quien  no  calla  (i). 

Don  Bcltrán,  en  La  verdad  sospechosa,  y  dándose  cuenta  de 
los  vicios  que  afean  á  los  mortales,  dice  : 

Siempre  vieron  muchos  males 
los  que  mucha  edad  vivieron  (2) 

juiciosa  reflexión,  que  corre  parejas  con  la  siguiente  que  pone 
en  labios  del  marqués  en  Mudarse  por  mejorarse : 

que  la  posesión,  pensad 
(pie  110  es  la  gloría  mayor  (3) 

y  con  el  dicho  de  Octavio,  en  la  propia  comedia  : 

el  (pie  acomete  y  110  vence 
queda  leo  y  desairado  (4). 

La  idea  del  pedir  inspiró  á  nuestro  autor  ingeniosísimos  con- 
ceptos que  se  hallan  desperdigados  en  varias  de  sus  obras.  Re- 
cogeré algunos. 

Hernando,  en  Los  favores  del  mundo,  y  refiriéndose  á  las  mu- 
jeres, dice  : 

Diestras  pudieras  decir 
en  la  herida  del  pedir 
cpie  es  su  primera  intención 
Cífrase,  si  lias  advertido. 
en  la  de  mejor  sujeto, 
toda  la  gala,  en  el  peto, 
toda  la  gracia,  en  el  pido. 
Tanto  la  intención  cruel 
sólo  á  este  fui  enderezan, 

( 1 J  Acto  1.  escasa  X I . 
(a)  Acto  II,  escena   \  I 

(3)  Acto  II,  escena  I. 

(4)  Acto  1,   escena  VIH. 


46S  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

que  si  el  Padre  nuestro  rezan 

es  porque  piden  con  él  (i). 

El  mismo  gracioso,  y  como  Anarda,  que  está  en  escena  con 
Julia,  le  dijera  que  quiere  pedirle,  contesta  : 

Pues  bien  podéis  despedí  ios 

¿Para  pedirme,  decid 

solo  me  llamáis  las  dos? 

Animosas  sois,  por  Dios. 

las  mujeres  de  Madrid. 

Que  pida  la  que  se  ve 

de  mí  rogada  y  querida, 

vaya,  mi  amor  la  convida, 

y  pues  pido,  es  bien  que  dé. 

Que  la  mujer  que  bablo  yo 

en  la  iglesia,  tienda  ó  calle. 

me  pida,  vaya,  el  hablalle 

ya  por  ocasión  tomó. 

Más  ;  llamarme,  hacerme  andar 

y  luego  pedirme!  Es  cosa 

el  dar,  lan  apetitosa. 

que  be  de  andar  yo  para  dar  (2). 

Mas  donde  vuelca  la  gracia  á  cliorros  y  el  ingenio  á  cantarazos, 
corriendo  todo  ello  parejas  con  la  tersura  del  verso  y  la  facili- 
dad de  la  rima,  es  en  Las  paredes  oyen.  Allí  dice  Beltrán  : 

¿Es  (d  azar  encontrar 
una  mujer  pedigüeña]' 
Si  eso  temes,  en  tu  vida 
en  poblado  vivirás, 
porqué  (< donde  encontrarás 
hombre  ó  mujer  que  no  pida? 
Cuando  dar  gritos  oyeres 
diciendo  :  «  Lienzo  »  á  un  lencero 
te  dice  :  «  Dame  dinero 

(1)  Acto  I,  escena  1. 

(2)  Acto  I,  escena  \  II 


DON  JUAN    11UÍZ   !>K    ALAHCON  7|(>0 

si  de  mi  lienzo  quisieres  a 
El  mercader  claramente 
diciendo  está,  sin  hablar  : 
«  Dame  dinero,  y  llevar 
podrás  lo  que  te  contente.» 
Todos,  según  imagino, 
piden  ;  que  para  vivir 
es  fuerza  dar  \  pedir 
cada  uno  por  su  camino  : 
con  la  cruz  el  sacristán, 
con  los  responsos  el  cura, 
el  monstruo  con  su  figura, 
con  su  cuerpo  el  ganapán, 
el  alguacil  con  la  vara, 
con  la  pluma  el  escribano, 
el  olicial  con  la  mano, 
v  la  mujer  con  la  cara,  etc.  (i). 

Clara  idea  tenía  Alarcón  de  los  tropiezos  con  que  la  pobreza 
lucha,  tanto  que  en  La  industria  vence  la  suerte,  ya  asegura  que: 

la  pobreza  es  tan  medrosa, 
que  aun  para  la  cortesía 
falla  el  ánimo  i  •>.  ) 

y  aún  creyendo  que  no  llegó  nunca  la  necesidad  á  mostrarle  su 
desencajado  rostro,  carácter  observador,  adivinaba  en  ajenas  al- 
mas las  torturas  del  no  tener,  adivinanzas  que  fué  consignando 
en  varias  de  sus  obras. 

Dice  Hernando,  en  Los  favores  del  inundo : 

Quien  no  tiene  es  un  demonio, 
\  quien  tiene  un  serafín  (3) 

y  el  gracioso  Encinas,  de  Ganar  amigos,  afirma  que  : 

(i)  Acto  I,  escena  XVI. 

(2)  Acto  I,  escena  I.  ... 

(3)  Acto  II,  escena   IV 


'llt'l  REVISTA   DE  J.A   UNIVERSIDAD 

En  el  pobi'c 
pasa  el  oro  por  alquimia  (i  ). 

Disculpando  posibles  distracciones  en  quien  carece  de  lo  in- 
dispensable, pregunta  Constanza,  en  A'o  liay  mal  que  por  bien 
no  venga : 

¿Qué  delito  oo  se  espera 
de  la  vil  necesidad  ?  en. 

Glosando  aquella  idea,  que  tan  fieramente  araña  los  pechos 
nobles 

(¡  Cuando  bubo  pobreza  sabia 
ni  cuando  abundancia  necia?  (.'!; 

dícelo  el  gracioso  á  don  Juan,  en  Paredes  oyen: 

\o  hay  pobre  con  calidad  : 
si  un  villano  rico  fueres 
á  fe  que  nunca  tuvieras 
en  verla  dificultad  (f\). 

La  desventaja  del  pobre  queda  cruelmente  pintada  en  los  si- 
guientes versos  de  El  desdichado  en  fingir : 

—  Pues  sabes  que  más  ventaja 
no  me  lleva  que  el  dinero 

—  Como  de  ser  á  no  ser 
es  la  ventaja,  y  lo  fundo 

en  que  sólo  tiene  el  mundo 
un  linaje  que  es  tener  (5) 

(i )  Acto  11.  escena  \  11. 

( ■>.  >    \eto  11,  escena  I . 

(3)  Oponiéndose  á  este  pensar,  dice  (".  Suárez  de  Figueroa  en  El  Pasajero  :  «  ¡Ob, 
cuántos  discípulos  de  discreciones  hace  la  calamidad,  v  cuantos  catedráticos  de  necedades 
la  riqueza  !  » 

('i)  Acto  I,  escena  111. 

( ■>)  Acto  I,  escena  II. 


DON    JUAN    RUÍZ    DE    AI.UICON  '((),") 

concepto  éste,  mejor  dicho  verso,  el  último,  que  repite  en  No 
hay  mal  que  por  bien  no  venga.  Dice  Beltrán  : 

Puesto  que  do  tiene  el  mundo 
más  linaje  que  tener  1 1 ). 

En  otra  de  sus  comedias,  y  vaya  la  última  cita  referente  a  la 
falta  de  dinero,  escribe  : 

Te  certifico 
que  en  la  tierra  donde  estás, 
es  el  linaje  del  rico 
el  que  á  todos  deja  atrás 
No  >e  opone  á  la  riqueza, 
si  es  pobre,  aquí  la  nobleza  : 
que  si  he  de  decir  verdad, 
dineros  son  calidad  .. . 
\   la  pobreza  es  vileza  |  ;  ). 

Respecto  á  esta  idea  de  la  pobreza,  deber  de  justicia  es  dejar 
asentado  que  ella  no  es  exclusiva  de  Alarcón;  la  llevó  al  teatro, 
como  las  más  de  las  que  apuntadas  quedan,  para  que  no  deses- 
perasen los  no  favorecidos  por  la  fortuna,  al  notar  que  fueron 
muchos  los  que  en  todas  edades  tuvieron  que  conformarse  con 
las  estrecheces  del  vivir.  En  Calila  e  I)  y  nina,  cita  que  debo  al 
erudito  señor  Puyol  y  Alonso,  y  en  el  capítulo  V,  se  lee  :  «  El 
que  non  ha  haber  non  ha  seso  en  este  siglo  nin  en  el  otro;  ca 
el  home  cuando  le  acaesce  pobredal  ú  mengua,  desechante  sus 
amigos  et  aparlanse  del  sus  parientes  et  sus  querientes  e  desprc- 
cianlo  »,  etc. ;  y  en  el  Libro  del  caballero,  se  dice  :  «  ca  la  bienan- 
danza et  el  poder  el  la  riqueza  face  seer  á  home  más  amado  et 
más  preciado  de  las  gentes  de  cuanto  non  sería  si  tan  bien  an- 
dante non  fuese  »,  etc. 

Como  se  ve,  desde  que  el  mundo  es  mundo  : 

sea  un  orne  nescio,  el,  rudo  labrador 
los  dineros  le  lasen  fidalgoe  sabidor 

(i)   Acto  II,  escena  \  . 
i .  :?)  Acto   I.  escena   \  II. 


466  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

como  dijo  su  homónimo  don  Juan  Ruiz,  archipreste  de  Hita. 

Grave  cargo  se  le  ha  dirigido  á  Alarcón  por  no  haber  pintado, 
ó  no  haber  querido  pintar,  mujeres  de  acabada  moral,  perfecta, 
pues  las  más  salen  de  su  lira  grave  y  austera,  movedizas  y  volubles, 
siendo  en  su  conjunto  inferiores  á  los  galanes.  Respetando  aje- 
nos pareceres,  debo  declarar  que  me  parece  exagerado  el  cargo. 
Cierto  que  no  llega  á  las  idealidades  de  Lope,  pero  tampoco  se 
acerca  á  los  ataques  ó  atrevimientos  de  Tirso.  No  sé  si  el  retrai- 
I raimiento  en  que  debió  vivir  nuestro  autor  por  sus  defectos 
físicos,  puede  ser  causa  del  supuesto  desconocimiento  de  la  mu- 
jer: pero  lo  que  si  creo  es  que  la  de  Alarcón,  se  acerca  más  al 
tipo  real,  al  tipo  humano.  Son  tres  mujeres  harto  diferentes 
las  dibujadas  por  estos  tres  dramaturgos  :  el  uno,  Lope,  la 
muestra  idealizada,  la  coloca  en  el  cielo;  el  otro,  Tirso,  la  pinta 
atrevida,  fácil,  la  sitúa  en  el  purgatorio;  Alarcón  la  retrata  tal 
cual  es,  á  veces  soñadora,  ideal,  á  veces  irreflexiva,  la  pone  en 
la  tierra. 

Sería  un  estudio  en  verdad  tentador  el  de  estas  tres  mujeres, 
y  aún  por  la  importancia  y  el  talento  de  su  autor,  se  podría 
agregai'  la  de  Calderón.  Confiemos  en  que  la  crítica  psicológica 
acometerá  un  día  estudio  que  forzosamente  resultaría  interesanle. 

A  pesar  de  lo  apuntado,  no  faltan  en  las  obras  de  nuestro  au- 
tor, ni  ternezas,  ni  laudatorios  conceptos  á  la  mujer.  Recogeré 
algunas  de  estas  filigranas,  de  estas  delicadezas  á  que  no  llegan 
ciertamente  los  galanes  de  hoy. 

Diosa  llama  á  Leonor  el  marqués,  en  Mudarse  por  mejorarse. 
cuando  le  dice  : 

que  no  ignoran  las  deidades 
los  humanos  pensamientos  (  i ). 

El  bravo  Tejedor  de  Segovia,  hablando  enternecido  con  su  ama- 
da, tiene  para  ella  frases  tan  hermosas  como  las  siguientes  : 

Tú,  Teodora, 
¿hallaste  bien  salteadora? 
Pero  acostumbrada  eslás 

(i)  Acto  II,  escena  II. 


DON   JUAN    RUÍZ   DE    W.AIU.OX  '|f>7 

á  robos  de  mas  valor; 
pregúntaselo  á  tus  ojos 
á  quien  rinde  por  despojos 
almas  v  \  idas,  amor  (i  ). 

En  Paredes  oyen,  y  va  el  requiebro  de  mujer  ú  mujer,  dícele 
Ana  á  Lucrecia  : 

Ni  yo,  Lucrecia  querida, 

me  partiera  sin  pasar 

por  tu  casa,  porque  el  ver 

al  pasar  tu  rostro  hermoso, 

fuese  presagio  dichoso 

del  viaje  que  he  de  hacer  (a). 

En  la  misma  comedia  se  puede  saborear  la  fina  galantería 
que  se  notará  en  la  observación  del  duque.  Dice  Ana  : 

\  medianoche  esté  el  coche 
prevenido  á  la  carrera 

replicando  el  noble  : 

N  será  la  vez  primera 

que  el  sol  sale  á  medianoche  (3). 

Dice  don  Sancho,  á   l'uer  de  galán,  en  Los  empeños  de  un 
engaño  : 

Teodora,  adiós;  \  más  perlas 
no  vertáis,  que  ofenderéis 
á  mi  amor,  si  las  vertéis 
mientras  no  puedo  cogerlas  i  \  >. 

Rebosando  ternura  y  desbordando  poético  rendimiento,  dice 

(i)  A  do  II,  escena  II. 
(:>)  Acto  I,  escena   XII. 
i  .'i )   Velo  II.  escena  \  . 
( 'i)  Acto  I,  escena  \ . 


468  REVISTA   DE   LA  UNIVERSIDAD 

don  Juan  á  doña  Ana,  que  descubre  su  amor,  prorrumpiendo 
en  llanto,  cuando  sabe  que  parte  su  galán  : 

( ¡onfieso 
que  no  esperé  tal  exceso 
de  tu  corazón  esquivo, 
No  llores,  si  no  procura 
tu  llanto,  señora,  así 
que  alegre  parta  de  tí, 
pues  pruebo  así  mi  ventura. 
Cesen  de  llover  las  perlas 
en  ese  campo  de  rosa; 
advierte  <pie,  de  envidiosa 
la  aurora  para  cogerlas, 
más  presto  amanecer;!, 
\  dará  priesa  á  los  días 
con  que  de  mis  alegrías 
el  l'm  se  anticipará  i  i ). 

Sólo  es  de  lamentar  que  vulgar  vocablo  impuesto  por  la  tirá- 
nica rima,  afee  la  última  redondilla,  que  no  copio,  del  afortu- 
nado caballero. 

En  Lu  culpa  busca  la  pena,  tropiezo  con  el  siguiente  delicado 
pensamiento.  Dice  doña  Ana,  á  Inés  y  á  Lucrecia  : 

Dices  bien  :  Tapaos  las  dos : 
(pie  yo  liaré  como  te  vavas 
sin  conocerte,  si  acaso 
la  nube  del  manto  basta 
á  eclipsar  el  resplandor 
de  los  rayos  de  lu  cara  ( ■>.  I, 

Vaya  la  última  piedra  preciosa  con  que  engalana  su  corona 
poética,  el  siempre  discreto  y  oportuno  don  Juan  Ruiz  de 
Alarcón. 

Como  Leonor  notara  la  turbación  del  gracioso  Campana,  éste 
contesta  con  refinada  cortesía  : 

( i)  El  semejante  á  si  mismo,  acto  I.  escena  \  . 
(a)  Acto  I,  escena  II. 


DON    JUAN    RUÍZ   DE    \I.\IU:Ó\  f¡f)() 

a  No  queréis  que  me  turbara 
luego  que  á  veros  llegué, 
puesto  que  me  deslumbre 

de  ver  el  sol  eara  á  cara?  (i). 

Las  anteriores  citas  son  bastantes,  entiendo,  para  probar  que, 
de  proponérselo  Alarcón,  también  en  este  extremo  hubiera  po- 
dido competir  con  sus  antecesores  más  galanes  y  corteses. 

Averigüemos  ahora  qué  opinaba  el  dramaturgo  filósofo  del 
amor,  recogiendo  á  la  par  los  consejos  que  da  á  las  damas. 

Aun  cuando  Beltrán  asegura,  en  El  examen  de  maridos  que  : 

Toda  u lújel- 
es á  engañar  inclinada  (a) 

con  lo  cual  parece  que  el  autor  esté  predispuesto  en  contra  de  las 
mujeres,  sin  embargo,  se  rinde  á  la  humana  evidencia  cuando 
dice  por  boca  de  Camacho,  en  El  tejedor  de  Segovia : 

Donde  fallan  Jas  mujeres 
¿qué  regalo  puede  haber?  (3) 

pregunta  que  bien  vale  la  más  cumplida  defensa  del  bello  sexo. 

Mira,  cu  comenzando  á  amar 
á  estimar  también  se  empieza  (.\) 

dice  el  conde  en  la  propia  comedia,  estableciendo,  aunque  lacó- 
nicamente, la  diferencia  entre  ambos  efectos,  base  el  primero  y 
firme  sostén  el  segundo  del  matrimonio. 

Legitimando  prudentes  celos,  dice  el  mismo  personaje  : 


(i)  Los  empeños  de  un  engaño,  acto  I,  escena  II. 

(2)  Acto  II,  escena  VIH. 

(3)  Acto  II,  escena   I\  . 
('1)  Acto  I,  escena  I. 


/fJO  REVISTA   DE  I.A    UNIVERSIDAD 

De  amól- 
es incentivo  el  temor; 
la  seguridad  lo  enfría  (i). 

Para  ponderar  los  rendimientos  amorosos  de  un  galán,  dice  en 
Los  empeños  de  un  engaño,  y  encierra  la  redondilla  encantadora 
imagen  : 

Excusado  es  avisalle 
de  lo  que  su  amor  le  avisa  : 
que  de  la  aurora  la  risa 
llorando  le  halló  en  la  calle 

Sabiendo  cuanto  ciega  el  amor,  pregunta  Lucrecia  á  Mendo, 
en  Las  paredes  oyen  : 

¿Es  hazaña  de  valor 
engañar  á  una  mujer!'  (3) 

y  dando  por  supuesto  que  la  pasión  amorosa  la  rindiera,  afea  en 
los  siguientes  versos  de  El  examen  de  maridos,  la  conducta  del 
galán  : 

Corta  hazaña  es  por  amor 
conquistar  una  mujer  (!\). 

Vayan  dos  décimas  que  por  lo  robustas  y  sonoras  acreditan 
una  vez  más  á  Alarcón  de  excelso  poeta  : 

Petronila,  más  hermosa 

que  el  alba  entre  nieve  y  grana  ; 

cuando  siembra  la  mañana 

de  clavel,  jazmin  y  rosa, 

no  condenéis  rigurosa 

á  quien  vive  de  amor  preso. 

Mi  disculpa  está  en  mi  exceso, 

(i)  Acto  I,  escena  XIII. 

(2)  Acto  I,  escena  XI. 

(3)  Acto  II,  escena  XIII. 
(/i)  Acto  I,  escena  XIX. 


DOH  JUAN  KUiZ  DE  ALARGON  /cyi 

y  mi  mérito  en  mi  error, 
que  no  es  verdadero  amor 
el  que  no  priva  de  seso. 
Si  por  Jas  partes  hermosas 
que  en  vos  mi  pecho  venera, 
animoso  no  emprendiera 
hazañas  dificultosas, 
¿qué  obligaciones  forzosas, 
qué  méritos  alegara!1 
si  en  lo  que  dirán  repara 
vuestro  rigor,  no  mi  amor, 
que  prenda  de  tal  valor 
nunca  pierde,  costar  cara  (i). 

Como  en  todas  las  épocas  hubo  donceles  asaz  atrevidos,  Leo- 
nor, en  Mudarse  por  mejorarse,  advierte  á  las  damas  que  : 

La  que  su  favor  no  niega 
al  primer  atrevimiento) 
muestra  su  liviano  intento 
tan  bien  como  la  que  ruega  (2). 

Pero  <j  con  qué  armas,  si  es  de  suyo  tan  débil,  podrá  defen- 
derse la  mujer  ?  El  conde  nos  lo  dice  en  El  examen  de  maridos  : 

pero  la  honrada  doncella 

I  ¡ene  la  fuerza  en  la  vista  (,'íi. 

Amonestando  á  las  que  dan  muestras  de  valor  impropio  de  su 
sexo,  pregunta  don  Diego  á  Anarda  en  Los  favores  del  mundo : 

¿Piensas  que  es  valor  tener 
esc  brío  descompuesto:1 
Sólo  el  proceder  honesto 
es  valor  en  la  mujer  (4) 

(1)  La  crueldad  por  el  honor,  aclo  I,  escena  VII. 

(2)  Acto  I,   escena  IV 

(3)  Acto  II,  escena  XI. 

(4)  Acto  II,  escena  XI. 


REVISTA    Ui:   J,A    CMM'.llSIDAl) 


acre  censura  contra  las  que,  faltas  de  la  suavidad  y  dulzura  que 
debe  caracterizarlas,  pretenden  imponerse  con  varoniles  des- 
plantes. 

Rebélanse  varias  de  las  damas  de  Alarcón  contra  ilícitos  amo- 
res. Elvira,  en  Paredes  oyen,  al  comprender  que  el  monarca 
quiere  convertirla  en  su  amiga,  exclama  con  altiva  dignidad  : 

que  si  con  tal  sangre  y  lama 
para  esposa  me  juzgó 
pequeña,  me  tengo  vo 
por  grande  para  su  dama  (  i  i. 

Doña  Ana,  en  Paredes  oyen,  rindiendo  culto  á  la  heredada 
honradez,  y  á  la  moral  cristiana,  repite  el  concepto  en  esta 
iorma  : 

honra  más  (pie  un  rey  galán 

un  marido  labrador. 

^  aunque  en  el  Duque  es  forzosa 

la  ventaja  que  le  doy, 

grande  para  dama  s<>\ 

si  pequeña  para  esposa  (a). 

Tan  encariñado  está  Alarcón  con  esta  idea,  que  aún  la  repite 
en  La  prueba  de  las  promesas.  Doña  Blanca  le  dice  á  don  Juan, 
privado  del  rey  : 

Si  os  da  desvanecimiento 
el  veros  del  Rey  privado, 
advertid  que  sois,  don  Juan 
si  es  que  os  habéis  parecido, 
grande  para  mi  marido 
chico  para  mi  galán  (3) 

Leonor  nos  asegura  en  Los  pechos  privilegiados  que  : 

nunca  un  mal  amante  es  buen   marido  (  \  ) 

(i)  Acto  I,   escena  Vil. 

(■i)  Acto   III.  escena   II. 

(3)  Acto  II. 

('i)  Acto  II,  escena   XVII. 


DON  JUAN  Uüíz  DE  ALARCON  ^S 

advertencia  que  debieran  tener  muy  presente  las  mujeres  casa- 
deras, así  como  la  siguiente  que  pone  en  boca  de  Leonor,  en 

No  hay  mal  que  por  bien  no  venga  : 

No  soy  tan  necia 
que  quiera  darme  á  entender 
que  estimará  á  su  mujer 
quien  su  mismo  honor  desprecia  (i) 

dama  que  debía  saber  lo  que  el  marqués  asegura  en  El  examen 
de  maridos,  ó  sea  que  : 

las  mujeres  se  estiman 
según  sus  maridos  (2). 

Una  palmaria  verdad  nos  dice  Julia,  en  Los  favores  del  mun- 
do, cuando  afirma  : 

que  da  el  amor  del  marido 
á  la  mujer  fortaleza  (,'!). 

Sobre  la  firmeza  del  querer,  tiene  Alarcón,  en  Mudarse  por 
mejorarse,  un  ingenioso  discreteo,  quizás,  en  su  género,  de  lo 
mejor  de  nuestro  teatro,  recogido  y  comentado  por  nuestros  crí- 
ticos, dividido  en  dos  partes;  la  primera  en  el  primer  acto  y  la 
segundií  en  el  tercero. 

Leonor  dice  al  galán  en  el  primer  acto  : 

Que  ser  firme,  no  es  querer 
firme  el  más  hermoso  amor ; 
cjue  para  amar  lo  mejor, 
¿  qué  firmeza  es  menester  ? 
Firme  es  quien  hace  desprecio 
de  otra  ocasión  más  dichosa 


(1)  Acto  II.  escena  \  II. 

(2)  Acto  III,  escena  XVI. 

(3)  Acto  III,  escena  I. 

ART.    OBIG.  XXXt-4l 


474  REVISTA  DE  LA   ÜMVEUSIDAD 

á  lo  que  contesta  el  galán  : 

Confieso,  Leonor,  hermosa, 

que  ese  es  firme,  pero  es  necio  (i). 

Y  en  el  tercer  acto,  al  decirle  el  galán  á  la  dama  : 

Firme  es  sola  quien  desprecia 
la  ocasión  de  mejoría 

contesta  ella,  hiriéndole  con  la  misma  daga  : 

Yo  os  confieso,  don  García, 

que  esa  es  firme,  pero  es  necia  (2). 

(¡  Qué  concepto  tenía  del  lazo  conyugal  quien  nunca  matrimo- 
nió ?  Veámoslo. 

Ante  todo  advierte  á  ellas  la  prudencia  con  qué  deben  proce- 
der antes  de  decidirse  por  acto  tan  trascendental,  pues  : 

el  breve  determinarse 
en  cosas  de  tanto  peso, 
ó  es  tener  muy  poco  seso 
ó  gran  gana  de  casarse  (3). 

En  cuanto  al  matrimonio,  y  condenando  de  un  modo  claro 
los  que  sólo  tienen  por  base  el  interés,  dice  Leonor,  en  No  hay 
mal  que  por  bien  no  venga  : 

Si  falta  el  amor 
sobra  todo  lo  demás  (4). 

Elogia  de  delicado  modo  la  igualdad  de  condición  de  los  es- 

(1)  Acto  J,  escena  .VIV. 

(2)  Acto  III,  escena  XII. 

(3)  La  verdad  sospechosa,  acto  I,  escena  IX. 

(4)  Acto  1,  escena  VI. 


DON  JUAN   RUÍZ  DE  ALARCON  [\^b 

posos,  poniendo  en  labios  del  conde,  en  El  examen  de  maridos, 
estos  versos  : 

Pero  cuando  son  en  todo 
iguales  los  dos  sujetos, 
no  hay,  si  el  amor  los  conforma, 
más  paraíso  en  el  suelo  (i). 

Como  se  habrá  observado,  anduve  á  la  búsqueda  de  sentencias 
y  morales  consejos,  á  semejanza  del  que  herboriza,  encaminando 
mis  pasos  hacia  las  campiñas  que  más  exhuberantes  se  me  mos- 
traron en  diversidad  de  vegetales,  que  no  quise  detallar  cuanto 
en  las  alarconianas  selvas  dramáticas  se  encierra,  sino  detenerme 
á  recoger  las  saludables  hierbecillas  que  mis  codiciosos  ojos  des- 
cubrían. No  entré  en  el  análisis  de  planes,  argumentos  ni  carac- 
teres, porque  en  tal  tarea  emplearon  su  pluma  doctos  varones,  y 
glosar  lo  ya  dicho  reportarme  debía  poca  satisfacción,  y  á  vos- 
otros escasísimo  provecho;  de  ahí  que  el  fondo  de  estas  conver- 
saciones haya  sido  más  ético  que  crítico,  más  moral  que  estético. 

Como  el  herborista  de  mi  símil,  llego  con  el  cansancio  natural 
al  fin  de  la  jornada,  más  mohíno  que  satisfecho ;  mohíno  sí,  pues 
temo  que  la  elección  de  las  hierbecillas  que  he  ofrecido  al  pú- 
blico deleite  no  corra  parejas  con  el  mimoso  cuidado  con  que 
fueron  recogidas. 

Sirva  esta  noble  confesión  de  disculpa,  si  aún,  como  antes 
dije,  quedan  en  vuestros  cerebros  algunos  adarmes  de  benevo- 
lencia. 

Hora  es  de  resumir  lo  mucho  hablado,  referente  á  tan  culmi- 
nante autor;  mas  para  juzgar  con  acierto  de  su  labor,  conviene 
recordar  que  en  aquel  esplendoroso  siglo,  cuando  Alarcón  se 
encaramó  á  los  hispanos  escenarios,  el  pueblo  sólo  tenía  dos 
fuentes  de  ilustración  :  el  templo  con  sus  sermones;  el  teatro 
con  sus  comedias.  El  sin  rival  mejicano  advirtió  que  debía  ilus- 
trar á  aquellas  generaciones,  y  moral  á  fuer  de  religioso,  y  mís- 
tico á  fuer  de  moral,  fué  dando  al  teatro  obras  y  obras,  en  las 
que  hay  religión  sin  gazmoñería  y  moral  sin  ñoñeces.  Cada 
comedia  suya  entraña  una  lección ;  en  todas  hay  reflejo  de  sEfhas 

(i)  Acto  III,  escena  XVI. 


476  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

costumbres,  pintura  de  nobles  caracteres.  En  cuanto  á  la  forma, 
I  oda  hiperbólica  alabanza  sería  un  verdadero  insulto  á  la  vene- 
randa memoria  del  ilustre  corcobado.  Con  decir  que  sobrepasó  á 
todos,  desde  Lope  á  Calderón,  y  que  es  su  estilo  límpido  y  claro, 
y  que,  según  las  situaciones,  se  muestra  ora  viril,  ora  encanta- 
dor, ya  discreto,  ya  original,  pero  siempre  con  no  igualada  fuer- 
za poética,  queda  declarado  que  tiene  sobrados  derechos  para 
figurar  como  astro  de  primera  magnitud  en  el  luminoso  cielo 
del  teatro  clásico. 

rj  Importará  ello  asegurar  que  no  hay  sombras  en  el  teatro 
alarconiano  ?  No,  por  cierto,  que  no  hay  obra  humana  perfecta; 
mas  son  tantas  las  bellezas,  y  tan  contados  los  deslices,  que  éstos 
más  sirven  para  acrecentar  aquéllas  que  para  regatearle  aplau- 
sos. Sólo  por  casualidad  se  tropieza  en  sus  obras  con  alguna 
tilde.  ¡Si  fué  de  los  pocos  que  se  encastilló  en  las  almenas  del 
bien  decir,  sin  querer  cruzar  el  puente  que  podía  llevarlo  al 
gongorismo  y  al  mal  gusto! 

De  decir  acabo  que  era  moral  á  fuer  de  religioso  y  místico  á 
fuer  de  moral,  y  para  dejar  en  su  justo  punto  la  moralidad  y  la 
religiosidad  de  nuestro  autor,  agregar  debo,  tal  es  el  efecto  que 
en  mi  espíritu  ha  producido  la  lectura  de  sus  obras,  que  Alar- 
cón  con  su  sana  prédica,  sin  extremos  místicos  que  mal  hubieran 
sonado  desde  los  movedizos  tablados,  sin  sacar  á  relucir  penas 
y  castigos  de  ultratumba,  hizo  tanto  bien  á  aquellas  muchedum- 
bres, creyentes  si  bullangueras,  altivas  y  orgullosas,  si  temerosas 
de  Dios,  como  podían  hacerlo  bien  hilvanados  sermones  ó  sen- 
cillos fervorines;  que  á  veces  arraigan  más  en  las  almas  prove- 
chosas sentencias  dichas  con  gracejo  y  como  al  azar,  que  pro- 
fundos conceptos  vertidos  en  tono  austero  y  doctrinario  (1). 

Si  fué  censor  de  las  costumbres  de  su  siglo  en  las  tablas,  hay 
que  convenir  en  que  realizó  su  empeño  con  mesura  y  templan- 
za; y  si  nacionales  y  extranjeros,  una  vez  asoleadas  sus  produc- 
ciones, lo  diputan  como  el  verdadero  creador  de  la  comedia  de 

(1)  Dice  el  pontilice  máximo  de  la  crítica  moderna,  don  M.  Meneado/  y  Pelayo,  Iia- 
blancft  de  la  genial  labor  dramática  de  Lope  : 

«...  solo  Tirso  llegó  á  superarle  en  setudio  de  caracteres  y  profunda  ironía,  Alarcón 
en  fundir  la  intención  ética  con  la  estética,  de  suerte  que  pareciesen  una  misma.  » 

Historia  de  las  Ideas  estéticas,  tomo  II,  volumen  II. 


DON  JUAN  RUÍZ  DE  ALARCON  h'j'] 

costumbres;  si  como  poeta  dramático  no  reconoce  rival,  y  si, 
y  esto  era  lo  más  importante  para  mí,  las  enseñanzas  recogidas, 
aún  siendo  pocas,  forman  un  verdadero  código  de  moral  edu- 
cativa, dígaseme  ¡por  Dios!  si  no  era  empresa,  aunque  atrevida, 
tentadora,  recoger  tanto  concepto  didáctico,  para  que  repercu- 
tiera en  este  recinto,  templo  instructivo  y  educativo  á  la  par. 


Señores  : 

Así  como  la  novela  naturalista  nació  en  España,  antes  de  que 
rusos  y  franceses  pensaran  en  naturalismos;  y  en  España  nació 
el  teatro  de  tesis,  antes  de  que  de  él  nos  hablaran  los  pueblos  del 
norte  de  Europa,  así  también  en  la  península  hispana  nació  la 
comedia  de  costumbres,  garrida  moza  que  fué  después  paseando 
sus  donaires  por  los  teatros  extranjeros. 

No  soy  ciertamente  yo  quien  ha  de  otorgar  coronas  de  realeza 
á  quienes  ya  las  ciñen  por  derecho  propio;  mas  sépase  que  daré 
por  bien  empleadas  mis  vigilias,  si  popularizando  el  empeño 
doctrinal  del  sin  par  dramaturgo  americano,  logro  que  las  en- 
señanzas recogidas,  que  bien  estimo  complemento  del  refranero 
popular,  sirvan  de  norte  y  guía  á  las  generaciones  que  nos  su- 
ceden, esas  generaciones  que  llevan  en  su  entraña  amor  á  la 
ciencia  y  en  su  cerebro  ansias  de  saber. 

Aún  cuando  advierto  vuestra  fatiga,  no  quiero  terminar  estas 
conversaciones  sin  llamar  la  atención  sobre  la  evidencia  de  un 
hecho  que  á  todos  por  igual  nos  enaltece.  Mientras  allá,  en  la 
vieja  Europa,  el  chocar  de  las  armas,  el  estruendo  de  los  caño- 
nes, el  relincho  de  los  corceles,  el  quejido  de  los  heridos  y  el 
llanto  de  los  hogares  enlutados,  forman  lúgubre  barahunda  que 
amenaza  derrumbar  viejas  nacionalidades;  mientras  aquí  la  zo- 
zobra se  pinta  en  no  pocos  semblantes,  y  las  congojas  oprimen 
los  pechos,  y  las  nebulosidades  del  porvenir  enturbian  no  pocas 
mentes,  no  sólo  la  vida  universitaria  y  estudiantil  sigue  tran- 
quila su  serena  marcha,  como  queriendo  olvidar  la  ceguera  de 
los  hombres  y  el  crimen  de  lesa  humanidad  llamado  guerra,  sino 
que  este  centro  docente,  atento  sólo  á  las  pacíficas  luchas  del 
pensamiento,  ha  organizado  estas  públicas  conferencias,  revé- 


ll^S  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

ladoras  de  una  sabia  tendencia,  digna  ciertamente  de  aplauso. 

Vosotros,  jóvenes,  al  regresar  á  vuestros  hogares,  después  de 
escuchada  la  elocuente  voz  de  mis  ilustrados  compañeros,  po- 
dréis decir  á  vuestros  deudos  :  si  antaño  nuestras  nacionalida- 
des, aun  vacilantes,  chocaban  entre  sí  ó  internamente  guerrea- 
ban, y  al  saberlo,  las  gentes  sensatas  de  allende  los  mares,  ge 
encogían  de  hombros  exclamando  :  ¡  Cosas  de  Sud  América ! , 
nosotros,  al  contemplar  hoy  cómo  bambolean  nacionalidades  ve- 
tustas, y  se  despedazan  los  hombres,  podemos  exclamar  con  ma- 
yor razón  :  ¡Cosas  de  la  vieja  Europa!,  tan  vieja  que  en  sus 
chocheces  no  advierte  que  sólo  la  paz,  la  tranquilidad,  el  estudio 
y  el  trabajo,  engrandecen  á  los  individuos  y  á  los  pueblos. 

Juntando  la  idea  fundamental  de  este  trabajillo  mío,  con  la 
incidental  que  acabo  de  exponer,  terminaré  elevando  preces  al 
Altísimo  para  que  cesen  pronto  los  horrores  de  la  guerra,  y  res- 
tablecida la  calma  en  los  espíritus,  podamos  todos  los  nacidos, 
cada  uno  en  nuestra  esfera,  laborar  en  bien  de  nuestras  respec- 
tivas patrias.  Á  vosotros  y  á  nosotros,  nos  toca  estudiar;  á  vos- 
otros para  aprender,  y  a  nosotros  para  poderos  suministrar  ma- 
yor número  de  conocimientos. 

He  terminado. 

Septiembre  de  19 14- 


INFORME 

DEL 

DELEGADO  AL  7°  CONGRESO  PANAMERICANO  DE  MEDICINA 

CELEBRADO1  EN  SAN   FRANCISCO 

PRESENTADO  AL  DECANO   DE    LA   FACULTAD   DE   CIENCIAS  MEDICAS 


Buenos  Aires,  octubre  10  de  iyi5. 

Señor  decano  de  la  Facultad  de  ciencias  médicas,  doctor  Enrique 
Bazterrica. 

Designado  por  usted  y  las  autoridades  universitarias  para  re- 
presentar á  la  Facultad  de  medicina  en  el  70  Congreso  paname- 
ricano de  medicina,  he  podido  cumplir  felizmente  mi  misión. 

Llegado  á  San  Francisco  de  California,  donde  tuvo  lugar  la 
reunión  del  congreso,  del  17  al  21  de  junio  próximo  pasado, 
encontré  que  todas  las  circunstancias  me  eran  enteramente  fa- 
vorables. Por  un  lado  había  el  interés  francamente  manifiesto 
de  agasajar  al  representante  de  la  República  Argentina  y  por 
otra  era  portador  de  una  serie  de  comunicaciones  médicas,  nume- 
rosa y  muy  importante,  lo  que  contribuyó  á  dejar  bien  sentada 
nuestra  ya  justa  fama,  lo  que  facilitó  grandemente  mi  tarea. 

Por  ambas  causas  puede  el  país  sentirse  justamente  orgulloso. 
Por  interés  político  y  exacto  conocimiento  de  nuestras  institu- 
ciones médicas,  así  como  también  de  los  demás  países  hispano- 
americanos, el  gobierno  norteamericano,  las  autoridades  médicas 


/|8o  RKVISTA  Dlí   LA   ÜMVEUSIDAD 

americanas  y  la  comisión  directiva  del  congreso  hicieron  todo 
lo  posible  para  recibir  y  agasajar  de  la  mejor  manera  á  los  dele- 
gados oficiales  y  demás  miembros  del  congreso,  cuya  realización 
fué  todo  un  éxito. 

Fué  claro  y  manifiesto  el  interés  creciente  que  hay  actual- 
mente en  Norte  América  por  todo  lo  referente  á  la  América 
latina  y  muy  especialmente  de  nuestro  país.  Dentro  del  marco 
médico  no  cabían  dos  opiniones  sobre  la  necesidad  de  inter- 
cambiar y  estrechar  mutuas  relaciones,  y  de  conocerse  mutua- 
mente en  todo  cuanto  atañe  á  organización  universitaria,  estu- 
dios médicos,  hospitales,  institutos,  laboratorios  y  bibliotecas. 
Nada  es  más  significativo  al  respecto  que  el  discurso  pronunciado 
por  el  presidente  del  congreso,  el  ilustre  cirujano  y  profesor 
de  ginecología  en  Cincinati,  doctor  Chas  A.  L.  Reed,  y  las  parti- 
culares atenciones  con  que  siempre  me  distinguió,  como  igual- 
mente el  hecho  de  que  el  congreso  aceptara  por  unanimidad  una 
proposición  mía,  referente  á  la  conveniencia  de  publicar  un 
libro  que  contenga  todos  los  datos  referentes  al  estado  actual 
de  los  estudios  médicos  en  los  distintos  países  de  América,  siste- 
mas hospitalarios,  institutos,  etc.,  y  que  aparecerá  en  inglés, 
español  y  portugués.  Esta  publicación  ha  de  permitirnos  una 
mejor  mutua  apreciación,  ha  de  ser  útil  para  los  que  viajen  con 
intención  de  perfeccionar  sus  estudios,  y  con  referencia  á  los 
Estados  Unidos  ha  de  permitir  una  exacta  comprensión  del  sis- 
tema de  enseñanza  y  régimen  médico,  en  que  reina  una  apa- 
rente anarquía,  debido  á  ser  aquéllas,  regidas  por  instituciones 
privadas,  particulares,  ó  por  los  diferentes  estados  con  dispo- 
siciones no  siempre  concordantes. 

Debo  gustoso  declarar  que  los  médicos  americanos  reciben  á 
los  colegas  extrangeros  con  suma  liberalidad  y  que  á  su  vez 
se  interesan  por  ser  conocidos  fuera  de  su  país.  En  este  sentido, 
conceptúo  una  visita  á  Norte  America  del  mayor  interés,  pues  la 
medicina  se  encuentra  en  un  floreciente  estado  de  adelanto  y 
por  lo  que  respecta  á  cirugía  disponen  de  grandes  recursos, 
tienen  instrumentos  prácticos  y  sencillos  y  gran  habilidad  ma- 
nual, por  lo  cual  son  difícilmente  superados.  Los  institutos,  úni- 
camente dedicados  á  los  altos  estudios  y  á  resolver  los  grandes 
problemas  de  la  biología  y  de  la  patología,  son  numerosos  y 


7°  CONGRESO  PANAMERICANO   DE  MEDICINA  ^8l 

muy  ricos,  por  tanto,  admirablemente  dotados  y  en  plena  acti- 
vidad productiva. 

En  el  interés  de  mostrar  tanto  elemento  digno  de  verse,  los 
delegados  oficiales,  acompañados  del  secretario  general  del  con- 
greso, doctor  Guiteras,  visitaron,  en  viaje  á  San  Francisco,  las 
principales  ciudades  de  la  unión  :  Baltimore,  Filadelfia,  Wash- 
ington, Nueva  York,  Boston,  Chicago,  San  Luis,  Rochester,  etc., 
donde  pudieron  admirar  los  más  grandiosos  y  modernos  hospi- 
tales de  la  época  actual  y  ponerse  en  contacto  con  los  más  la- 
mosos médicos  y  cirujanos  que  rivalizaban  por  hacernos  cono- 
cer las  distintas  clínicas  y  el  gran  perfeccionamiento  que  han 
alcanzado,  ejecutando  las  más  difíciles  y  arriesgadas  opera- 
ciones. 

En  San  Francisco  las  atenciones  no  se  limitaron  á  hacernos 
conocer  universidades,  hospitales  é  institutos.  Un  comité  de  mé- 
dicos, presidido  por  el  distinguido  cirujano  doctor  Shermann 
y  actuando  de  secretario  el  doctor  F.  Orella,  hizo  lodo  lo  posible 
para  que  nuestra  estadía  fuera  en  extremo  agradable  y  el  mejor 
elogio  sería  decir  que  ningún  detalle  fué  descuidado,  resultando 
nuestra  estadía  felicísima  y  la  hospitalidad  magnífica,  cu  todas 
las  reuniones  que  organizaron. 

El  gobierno  norteamericano  obsequió  también  dignamente  á 
los  delegados  oficiales. 

Acompañados  del  delegado  oficial  del  gobierno,  doctor  John- 
son, hicimos  dos  excursiones;  una  de  un  día  á  través  de  la 
espléndida  bahía  de  San  Francisco  y  otra  de  diez  días  en  ferro- 
carril, con  el  mayor  confort  y  comodidades,  á  través  de  la  insu- 
perable California,  el  país  de  la  perpetua  primavera,  lo  que  nos 
permitió  apreciar  la  riqueza  de  su  suelo  y  la  magnificencia  del 
país  y  visitar  ciudades  de  importancia,  como  los  Angeles  y  San 
Diego,  donde  se  celebraba  la  exposición  local  del  estado  de 
California;  el  término  de  la  excursión  fueron  el  gran  Cannyon 
del  Colorado,  en  el  estado  de  Arizona,  una  maravilla  de  la  natu- 
raleza y  el  Josemite  Valley  grandioso  parque  nacional  america- 
no, donde  se  encuentran  los  más  grandioso  ejemplares  de  la 
flora  mundial. 

Otra  circunstancia  favorable  para  el  desempeño  de  mi  misión 
fué  encontrar  en  San  Francisco  una  corriente  de  ideas  y  opinión 


i8a 


REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 


muy  favorable  para  nuestro  país,  debido  al  éxito  del  pabellón 
argentino. 

Pero  en  un  país  tan  práctico  y  de  tan  buen  sentido  como  pl 
norteamericano,  no  bastan  en  un  congreso  médico  las  creden- 
ciales políticas  ó  sociales.  Felizmente  era  portador  de  aproxi- 
madamente cien  trabajos  médicos,  notables  en  su  mayoría,  todos 
originales  y  que  cimentaron  el  concepto  favorable  con  que  nos 
distinguen.  Este  es  el  mejor  elogio  que  puede  hacerse  del  co- 
mité argentino  que  presidió  el  doctor  Marcelino  Herrera  Vegas, 
quien  supo  buscar  y  elegir  las  mejores  comunicaciones,  de  ver- 
dadero interés  científico,  como  pueden  ya  felizmente  realizarse 
entre  nosotros. 

Otro  detalle  nos  permitió  también  apreciar  el  interés  que  nos 
dispensaban  los  colegas  norteamericanos.  Fuimos  en  efecto  in- 
vitados como  huéspedes  de  honor,  á  las  sesiones,  reuniones  y 
excursiones,  que  tuvieron  lugar  en  San  Francisco,  con  motivo 
de  la  reunión  del  Congreso  plenario  de  la  Asociación  médica 
americana,  la  más  poderosa  asociación  médica  actual, 

Debo  también  informar  que  la  Sociedad  americana  de  ciru- 
gía, muy  importante,  ha  resuelto  establecer  relaciones  con  sus 
similares  en  los  demás  países  americanos,  y  con  este  motivo  y 
también  para  nombrar  en  cada  país  delegados  que  la  repre- 
senten y  darse  cuenta  cabal  y  exacta  del  estado  de  la  cirugía  en 
los  países  americanos,  ha  organizado  una  delegación  que  debe 
visitarlos  y  que  será  presidida  por  el  cirujano  y  profesor  de 
Chicago,  doctor  Franklin  Martin,  que  se  detendrá  naturalmente 
cierto  tiempo  en  esta  capital,  á  la  que  llegará  en  los  primeros 
meses  del  año  próximo.  Es  una  nueva  prueba  de  la  importancia 
con  que  empezamos  á  ser  considerados  fuera  del  país.  Espero 
que  haremos  á  esta  comisión  una  gentil  acogida;  siendo  el  doc- 
tor Martin  fundador  y  director  de  la  revista  médica  más  impor- 
tante de  América,  y  titulada  Cirugía,  ginecología  y  obstetricia. 

Considero  de  mi  deber  referir,  aunque  sea  somera  y  breve- 
mente, el  tema  y  concepto  de  las  comunicaciones  presentadas 
por  los  médicos  argentinos  á  la  alta  asamblea. 

En  la  sección  de  anatomía  y  fisiología  no  fueron  naturalmente 
muchos  los  trabajos  presentados,  pero  sí  de  importancia. 

El  profesor  doctor  E.  A.  Galli  disertó  sobre  «  Mecánica  in- 


7°  CONGRESO  PANAMERICANO  DE  MEDICINA  /|83 

trínseca  de  la  pelvis  »,  interesante  trabajo  anatómico,  y  el  doc- 
tor M.  Castro  Escalada  sobre  «  El  desarrollo  del  aparato  auditivo 
de  los  mamíferos  »,  trabajo  de  laboratorio  y  de  investigación 
científica,  muy  bien  presentado. 

En  fisiología  sobresalieron  los  magníficos  trabajos  del  labo- 
ratorio de  la  Facultad  de  medicina,  á  cargo  del  profesor  H.  Pi- 
nero, y  que  comprenden  tres  grandes  tomos,  cuya  crítica  es 
naturalmente  imposible  hacer  en  corto  espacio.  Básteme  recor- 
dar que  el  primer  tomo,  más  que  un  sumario  como  modestamen- 
te fué  titulado,  es  un  texto  completo  de  fisiología  moderna,  como 
la  dicta  con  alta  autoridad  y  competencia  el  profesor;  el  se- 
gundo tomo  comprendía  catorce  comunicaciones  y  trabajos  ex- 
perimentales y  el  tercero  veintinueve  comunicaciones  análogas, 
no  menos  importantes  cualquiera  de  ellas,  sobre  temas  origi- 
nales del  mayor  interés,  desarrollado  con  gran  competencia  y 
completo  dominio  de  la  materia,  abundante  experimentación  y 
obra  del  profesor,  de  los  jefes  de  trabajos  y  de  sus  discípulos. 
Por  separado,  en  esta  misma  sección  y  procedentes  del  mismo 
laboratorio,  presentan  diversos  trabajos  los  doctores  F.  L.  Soler 
y  D.  R.  Campbell.  B.  D.  Martínez  (hijo),  se  ocupó  clínica  y  cx- 
perimentalmente  del  papel  hemopoiético  de  los  elementos  san- 
guíneos. Del  laboratorio  de  fisiología  de  Córdoba,  su  director, 
el  doctor  V.  Duceschi,  envió  un  importante  estudio  que  versa 
sobre  la  Patogénesis  de  la  intoxicación  alcohólica  crónica. 

Las  comunicaciones  más  numerosas  fueron,  naturalmente,  so- 
bre temas  médicos  ó  quirúrgicos  y  especialidades  anexas. 

En  la  sección  medicina  sobresalieron  los  tres  trabajos  del 
profesor  doctor  Mariano  R.  Castex,  en  colaboración  con  los 
doctores  Rosso,  Vivaldo  y  Bolo;  los  tres  verdaderos  modelos  de 
observaciones  clínicas,  perfectamente  documentadas,  con  pre- 
ciosas microfotografías  y  valiosas  deducciones  clínicas.  El  doc- 
tor Patino  Mayer  se  ocupó  del  tratamiento  del  paludismo  por  el 
Salvarsán,  método  nuevo  con  el  que  ha  obtenido  resultados  ver- 
daderamente halagadores.  El  profesor  C.  Bonorino  Udaondo, 
por  sí  solo  y  en  colaboración  con  los  doctores  Casteigts  y  B.  D. 
Martines  (hijo),  envió  tres  monografías  clínicas,  excelentes  por 
su  documentación  y  las  sólidas  investigaciones  de  laboratorio 
que  las  han  inspirado.  El  doctor  G.  A.  Bosco  se  ocupó  del  Diacj- 


Í84  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

nóstico  precoz  de  la  tuberculosis  pulmonar,  en  que  pone  al  día 
esta  interesante  cuestión  y  también  sobre  Clorosis.  E.  A.  Galli 
disertó  sobre  Pectoriloquia  áfona,  en  un  estudio  semiológico 
muy  bien  presentado. 

En  medicina  infantil  se  comprobó  la  sólida  competencia  de 
nuestros  pediatras.  El  profesor  doctor  M.  Acuña  estudia  muy 
bien  la  Anemia  perniciosa  de  lipo  aplástico,  y  en  colaboración  con 
el  doctor  Belloc,  envió  una  monografía,  que  bien  puede  titularse 
modelo,  sobre  el  importante  asunto  de  la  bacterioterapia  antití- 
fica en  el  niño,  basada  en  cuarenta  y  cinco  observaciones  clíni- 
cas admirablemente  seguidas  y  llegando  á  conclusiones  neta- 
mente favorables.  El  profesor  F.  Schweizer  sobre  Miotonia  con- 
ejénita,  desarrolla  el  difícil  tema  con  un  verdadero  lujo  de  com- 
petencia y  de  detalles,  describiendo  las  alteraciones  originales 
que  ha  encontrado  en  tan  rara  afección.  El  profesor  P.  Elizalde, 
describe  con  alto  criterio  clínico,  una  curiosa  afección  del  apa- 
rato glandular  del  niño,  aun  no  conocida  y  que  el  autor  trata 
de  clasificar.  El  doctor  J.  C.  Navarro  se  ocupó  de  la  curación 
espontánea  de  los  quistes  liidáticos  pulmonares,  presentando  la 
cuestión  admirablemente  y  con  muy  atinadas  y  valiosas  consi- 
deraciones. Estas  tres  comunicaciones  hacen  honor  á  la  clínica 
pediátrica  de  la  Facultad  á  cargo  del  profesor  A.  U.  Centeno, 
de  la  cual  proceden. 

En  lo  referente  á  afecciones  nerviosas  y  mentales  debo  en 
primera  línea  mencionar  la  comunicación  del  profesor  doctor 
D.  Cabred  y  A.  H.  RofFo  sobre  la  presencia  de  la  espiroqueta 
pálida  en  la  corteza  cerebral  de  los  paralíticos  generales,  asunto 
de  palpitante  actualidad  y  en  que  los  autores  comprueban  las 
aserciones  de  Noguchi,  que  habían  sido  puestas  en  duda  por 
algunos  otros;  los  interesantes  resultados  son  debidos  á  una 
técnica  distinta  y  original.  Una  de  las  cuestiones  que  más  inte- 
resó la  atención  del  congreso  fué  la  proyección  de  la  cinta 
cinematográfica  que  representa  la  Colonia  nacional  de  aliena- 
dos (Open  door),  obra  del  profesor  Cabred  y  la  memoria  des- 
criptiva que  presenta  con  ese  motivo,  historiando  los  espléndidos 
resultados  obtenidos  con  el  sistema  de  puertas  abiertas  del  punto 
de  vista  de  su  construcción  que  resulta  espléndida  y  económica, 
del  costo  de  sostenimiento  que  es  reducido  á  pesar  del  gran  nú- 


7°  CONGRESO  PANAMERICANO  DE   MEDICINA  /|85 

mero  de  asilados  y  del  buen  tratamiento  y  finalmente  refiriendo 
los  resultados  curativos  muy  superiores  á  los  obtenidos  en  loca- 
les cerrados  y  sin  contar  naturalmente  lo  humanitario  del  sis- 
tema, lo  que  por  sí  solo  merecería  su  adopción.  La  proyección 
de  esta  cinta  fué  repetida  ante  el  numeroso  congreso  anual  de 
médicos  americanos,  á  pedido  del  presidente  del  congreso,  no 
teniendo  sino  elogios  y  considerando  todos  la  institución  como 
un  verdadero  modelo.  También  en  esta  sección  merecieron  es- 
pecia! mención,  una  monografía  del  doctor  A.  E.  Rossi  sobre 
Impulsiones  en  un  degenerado  mental  Jiereditario,  y  otra  del 
doctor  ,T.  J.  Mon  sobre  el  Tratamiento  de  la  enfermedad  de 
Raynaud,  que  el  autor  trata  favorablemente  con  el  neosalvarsán. 

En  medicina  general  el  doctor  A.  H.  Roffo  presentó  su  cono- 
cida obra  sobre  el  Cáncer  experimental,  y  en  colaboración  con 
el  doctor  A.  Gallo,  envió  una  importante  nota  previa  sobre  el 
quimismo  de  los  tumores,  que  les  ocupa  actualmente  y  sobre 
lo  cual  hay  mucho  que  esperar  dadas  su  relación  con  la  inmu- 
nización y  quimioterapia  de  los  tumores. 

En  el  terreno  de  la  cirugía  no  menos  numerosos  é  importantes 
fueron  los  trabajos  enviados,  lo  que  demuestra  su  alto  grado  de 
perfeccionamiento  entre  nosotros. 

En  cirugía  general,  sobresalió  el  largo  y  documentado  trabajo 
del  profesor  doctor  Marcelino  Herrera  Vegas  sobre  Las  perfo- 
raciones intestinales  en  la  fiebre  tifoidea,  y  que  ya  ha  conocido 
Buenos  Aires  por  haberlo  relatado  en  nuestra  sociedad  de  ciru- 
gía; la  difícil  cuestión  está  puesta  al  día  y  servirá  de  guía  al 
cirujano  en  cada  caso;  el  mismo  autor,  con  el  profesor  doctor 
J.  M.  Jorge,  enviaron  otra  importante  monografía  sobre  Sinos- 
tosis  congénita  radio  cubital,  en  que  hacen  una  detallada  obser- 
vación de  esta  rara  dolencia  y  la  acompañan  de  radiografías, 
bibliografía,  etc.  El  doctor  Tomás  B.  Kenny  presentó  una  Con- 
tribución al  diagnóstico  radiológico  de  las  lesiones  quirúrgicas 
del  duodeno ;  estudiando  completa  y  acabadamente  este  punto 
capital  de  la  cirugía  moderna  y  completándola  con  magníficas 
radiografías.  El  doctor  D.  Prando,  en  Fístulas  consecutivas 
á  quistes  hidáticos  del  pulmón,  describe  con  maestría  su  trata- 
miento quirúrgico.  Otro  cirujano  del  hospital  Rawson,  el  pro- 
fesor doctor  E.  Finochietto,  relató  sobre  Tracción  supra  calca- 


486 


KEVISTA    DE   LA    UNIVERSIDAD 


neana  por  medio  de  cintas,  capítulo  importante  en  el  trata- 
miento operatorio  de  las  fracturas  del  miembro  inferior  y  en 
que  el  autor  refiere  un  método  propio,  práctico  y  sencillo.  Los 
doctores  C.  A.  Castaño  y  D.  Iraeta  presentaron  un  caso  de  En- 
fermedad de  Banti  en  el  tercer  período,  bien  observado  y  que 
curó  por  la  esplenectomia. 

En  cirugía  infantil  y  ortopedia,  citaré  á  los  doctores  M.  Castro 
y  G.  Zorraquín,  quienes  disertaron  sobre  Escoliosis  embriogé- 
nica,  apoyándose  en  la  observación  de  diversos  pacientes  y  ha- 
ciendo luego  una  síntesis  y  deducciendo  su  modo  de  produc- 
ción. El  doctor  L.  Tamini  presentó  una  monografía  sobre  Trata- 
miento de  la  tuberculosis  ósea  y  articular,  declarándose  un  par- 
tidario convencido  del  método  conservador  con  el  que  se  han 
obtenido  tan  bellos  resultados;  el  doctor  C.  Lugones,  en  su 
Contribución  al  estudio  de  los  tumores  renales  en  el  niño,  pe- 
ñere once  de  dichos  casos  y  hace  una  síntesis  del  importante 
tema,  después  de  estudiar  acabadamente  cada  caso  particular. 

En  el  terreno  de  las  especialidades  quirúrgicas  ocupó  un  lu- 
gar especial  la  oftalmología,  con  diversos  trabajos  provenientes 
de  la  clínica  de  la  Facultad  á  cargo  del  profesor  P.  Lagleyze. 
Presenté  yo,  en  colaboración  con  el  doctor  Lionel  Dodds,  una 
larga  memoria  sobre  Avariosis  ocular,  estudiando  la  cuestión 
en  sus  múltiples  y  variadas  fases,  y  en  colaboración  con  el  doc- 
tor R.  Argañaraz  una  otra  memoria  sobre  Cáncer  metastásico 
de  la  coroides.  Este  último  presentó  otros  dos  interesantes  tra- 
bajos sobre  Pronóstico  en  los  sarcomas  de  la  coroides  y  sobre 
Contraindicaciones  del  Salvarsán,  siendo  ambos  puntos  tratados 
con  excelente  criterio  y  abundante  información. 

En  esta  sección  presenté  una  otra  proposición,  referente  á  la 
conveniencia  de  no  permitir  la  entrada  á  los  países  americanos 
á  los  inmigrantes  afectados  de  conjuntivitis  granulosa,  por  re- 
sultar éstos  una  carga  para  los  países  respectivos,  donde  difun- 
den la  grave  y  sucia  enfermedad,  sin  reportarles  ningún  bene- 
ficio; en  Norte  América  son  al  respecto  especialmente  exigentes 
y  las  medidas  que  toman  han  dado  ya  excelentes  resultados, 
como  ha  de  suceder  entre  nosotros  si  las  medidas  adoptadas  son 
sostenidas,  como  es  lógico  esperar.  La  idea  fué  aceptada,  tanto 
más  cuanto  en  la  mayoría  de  los  países  americanos  existen  ya 


-j"  CONGRESO  PANAMERICANO  J>K  MEDICINA  '[87 

felizmente  disposiciones  análogas,  que  son  igualmente  estric- 
tamente aplicadas,  y  que  han  dado  en  la  práctica  los  mejores 
resultados;   mi  proposición  fué  unánimemente  aceptada. 

En  otología,  el  profesor  E.  V.  Segura  y  el  doctor  E.  Marenco, 
enviaron  un  detallado  estudio  sobre  Clasificación  y  considera- 
ciones sobre  distintas  formas  de  sordera,  en  que  revistan  detenida- 
mente, especialmente  en  sus  modernos  tratamientos,  con  los  cua- 
les han  obtenido  halagadores  resultados.  El  doctor  A.  E.  Zam- 
brini  refirió  sobre  los  fenómenos  auriculares  producidos  por  el 
salvarsán  y  neosalvarsán,  concordando,  después  de  un  dete- 
nido análisis,  con  las  ideas  modernas  que  la  consideran  produ- 
cida por  la  propia  enfermedad  ó  bien  por  ser  la  medicación 
mal  dirigida  ó  con  dosis  insuficientes. 

En  laringología  sobresalió  el  doctor  1).  Urquiza  presentando 
los  brillantes  resultados  por  él  obtenidos  en  casos  de  esteno- 
sis crónicas  laríngeas  con  la  laringotraqueotomía,  es  esta  ope- 
ración el  máximum  é  ideal  de  lo  que  es  dado  esperar  en  estos 
casos,  quedando  los  enfermos  muy  bien;  no  menos  importantes 
son  los  éxitos  análogos  obtenidos  y  referidos  por  el  doctor  E. 
Galeano  en  enfermos  de  la  clínica  de  la  Facultad  á  cargo  del 
profesor  E.  Obejero.  Dante  Vagni  relató  sobre  Galvano  cauteri- 
zación en  la  tuberculosis  laríngea,  con  la  que  obtiene  los  mejores 
resultados,  y  el  doctor  J.  R.  Relian  se  ocupó  del  método  de 
observación  directa  de  la  laringe,  tan  útil  en  la  práctica  y  que 
se  debe  á  Killian,  de  Rerlín. 

En  rinología  presentó  nuestro  joven  pero  ya  bien  reputado 
bateriólogo  doctor  Salvador  Mazza,  una  memoria  sobre  Etiolo- 
gía y  bacterioterapia  específica  del  ozena,  que  merece,  dada  su 
importancia  y  originalidad,  una  mención  especial,  habiendo  con- 
seguido preparar  una  vacuna  específica  que  constituye  un  ver- 
dadero progreso,  dado  los  halagadores  resultados  obtenidos; 
conviene  también  observar  que  la  obtención  de  la  vacuna  la 
hace  el  autor  por  un  método  propio,  todo  lo  cual  llamó  justa- 
mente la  atención. 

En  urología  contribuyó  el  doctor  A.  F.  Ortiz  con  cuatro  di- 
versas publicaciones,  todas  bien  desarrolladas. 

En  ginecología,  la  representación  fué  amplia.  El  profesor  T. 
Piccardo  presentó  cinco  memorias  originales   de  alto  interés, 


188 


REVISTA    DE    f. A    l".M VKUSIDAD 


una  sobre  malformaciones,  otra  sobre  inversión  uterina,  otra 
sobre  embarazos  ectópicos;  en  las  tres  se  llega  á  conclusiones 
originales  y  se  aconsejan  oportunos  métodos  quirúrgicos;  los 
otros  dos  trabajos  se  refieren,  uno  al  Cáncer  uterino  y  el  otro 
á  la  Secreción  interna  del  ovario,  tema  capital  que  sólo  puede 
abordarse  con  grandes  conocimientos.  El  profesor  0.  L.  Bot- 
taro  envió  dos  comunicaciones  valiosas,  una  previa  sobre  Liga- 
mentopexia  uterina  por  vía  vaginal,  método  operatorio  original, 
y  otra  sobre  Modificaciones  histológicas  de  la  mucosa  uterina, 
no  menos  instructiva  é  ilustrada  con  magníficas  láminas.  El 
doctor  C.  A.  Castaño  presentó  los  anales  del  servicio  ginecoló- 
gico de  la  Facultad  á  cargo  del  profesor  E.  Baz  térrica  y  que 
dan  una  idea  exacta  del  movimiento  é  importancia  científica  de 
esa  clínica,  de  la  cual  procedía  la  mayoría  de  los  trabajos  pre- 
sentados en  esta  subsección.  El  doctor  E.  Nicholson  describe  la 
Neoinserción  de  los  ligamentos  redondos,  también  llamada  ope- 
ración de  Caballero,  original  y  bien  concebida  y  que  convenía 
divulgar  fuera  del  país.  El  doctor  C.  A.  Castaño  refiere  los 
buenos  resultados  por  él  obtenidos  con  la  vacuna  gonocócica 
que  sabe  aplicar  bien.  El  doctor  J.  B.  Avalos,  del  Rosario,  se- 
ñala un  sistema  original  de  anestesia  general  en  las  operaciones 
ginecológicas  y  refiere  también  un  método  original  de  vaginoplastía, 
utilizando  la  S  iliaca,  demostrando  una  gran  maestría  operatoria. 

La  obstetricia  fué  también  muy  concurrida  y  la  mayoría  de 
las  comunicaciones  proceden  de  la  clínica  de  la  Facultad,  en  el 
hospital  San  Roque  ó  de  la  Maternidad. 

El  profesor  E.  Cantón  presentó  su  original  monografía  sobre 
el  sistema  de  anestesia  en  las  parturientas,  utilizando  la  parto- 
analgia  por  él  preconizada,  asunto  que  despertó  gran  interés; 
el  medicamento  se  ensaya  actualmente  en  las  dos  maternidades 
más  importantes  de  Nueva  York  y  los  resultados  han  de  ser 
conocidos.  Sobre  el  mismo  tema  fué  también  muy  interesante 
y  oportuna  la  comunicación  del  doctor  J.  A.  Berutti,  quien  ob- 
tiene una  acción  análoga  con  el  pantopón,  habiendo  presentado 
muy  buenas  observaciones  clínicas.  El  doctor  E.  A.  Boero,  so- 
bre Fisometra  ovillar  disertó  acabadamente;  el  doctor  V.  Mon- 
teverde  se  ocupó  de  La  colesterinemia  en  sus  relaciones  con  la 
puerperalidad,  importante  trabajo  basado  en  una  larga  serie  de 


~"  CONGRESO  PANAMERICANO   DE  MEDICINA  /j8() 

análisis;  el  doctor  N.  Palacios  Costa  refiere  los  buenos  resultados 
por  él  obtenidos  en  el  tratamiento  de  la  eclampsia  por  el  mé- 
todo de  Stroganolf,  por  lo  cual  deduce  que  debe  ser  preferido.  El 
doctor  E.  Mazzini  analiza  las  ventajas  de  tratar  el  cordón  umbi- 
lical con  inyecciones  de  alcohol,  proceder  original,  práctico  y 
sencillo;  el  doctor  F.  Maldonado  Moreno  relata  las  Rupturas 
espontáneas  y  traumáticas  de  la  dura  madre  en  los  recién  na- 
cidos, aportando  un  valioso  contingente  de  observaciones,  ex- 
perimentación propia  é  ilustrativas  láminas.  El  profesor  A.  Pe- 
ralta Ramos  trató  magistralmenle  la  importante  cuestión  del 
porvenir  obstétrico  de  las  operadas  de  cesárea  vaginal,  con  gran 
acopio  de  datos,  y  el  profesor  J.  A.  Gabastou,  en  su  monografía 
sobre  Las  glándulas  suprarenales  en  el  embarazo  normal  y  pa- 
tológico, analiza  concienzudamente  el  tema,  llegando  á  conclu- 
siones del  mayor  interés  científico  y  práctico. 

Nuestra  sanidad  militar  correspondió  también  al  llamado  y 
ha  demostrado  que  se  encuentra  definitivamente  bien  organizada 
y  con  una  base  realmente  científica,  debiéndose  no  poco  de  di- 
chos resultados  á  la  actividad  de  su  actual  inspector  general, 
cirujano  Nicomedes  Antelo;  contribuyó  con  diversos  trabajos 
importantes  en  las  subsecciones  de  cirugía  militar  é  higiene  y 
cirugía  militar. 

En  la  primera,  el  inspector  general  doctor  Antelo,  trazó  de 
mano  maestra  las  Instrucciones  reglamentarias  en  cirugía  de 
guerra,  asunto  de  trascendencia;  estudia  así  la  cirugía  puesta 
al  servicio  de  ciertas  colectividades,  como  sucede  en  el  ejército, 
lo  que  le  imprime  una  modalidad  propia  y  reglas  de  conducta 
especiales,  que  el  autor  ha  descrito  perfectamente,  deducién- 
dose la  conducta  por  seguir  con  los  heridos  en  la  guerra  é  indi- 
cando el  sistema  moderno  de  curarlos  y  atenderlos  en  los  cam- 
pos de  batalla,  todos  ellos  presentados  con  sólidos  conocimien- 
tos; considera  finalmente  el  autor  la  conveniencia  de  iniciar  á 
los  estudiantes  de  medicina  y  médicos  en  los  principios  de  la 
cirugía  de  guerra,  idea  oportuna  y  fundamental  que  conven- 
dría llevar  á  la  práctica.  El  capitán  de  sanidad,  doctor  A.  Schnai- 
bel,  hace  atinadas  consideraciones  sobre  el  paquete  de  curación 
individual,  comparando  nuestro  sistema  y  el  paquete  ideado  por 
el  doctor  Antelo,  con  el  usado  en  otros  ejércitos  y  haciendo  re- 


ART.     OBlí; 


^(JO  REVISTA  DE  LA    UNIVERSIDAD 

saltar  las  ventajas  del  nuestro.  El  cirujano  de  cuerpo  doctor  E. 
A.  Pagniez,  presentó  interesantes  consideraciones  sobre  la  Anes- 
tesia en  la  cirugía  de  guerra,  con  pleno  dominio  del  tema,  anali- 
zando los  principales  métodos  y  aconsejando  según  los  casos, 
naturaleza  y  sitio  de  las  heridas,  uno  ú  otro  sistema  de  anestesia. 

En  higiene  y  medicina  militar,  el  cirujano  militar  J.  A.  Ló- 
pez, presentó  tres  memorias,  la  primera  sobre  algunos  accidentes 
de  la  vida  militar,  en  que  describe  algunas  curiosas  alecciones 
propias  de  los  soldados  de  nuestro  país  é  indicando  su  profilaxia ; 
la  segunda  sobre  la  necesidad  de  implantar  la  ficha  individua] 
de  salud  en  los  ejércitos  de  América,  al  análogo  de  lo  que  existe 
en  Europa  y  que  sería  benéfica  para  la  salud  é  higiene  de  los 
soldados;  en  la  tercera  describe  el  efecto  de  una  marcha  en  la 
montaña  por  los  soldados  de  caballería,  lo  que  demuestra  el 
interés  con  que  son  estudiados  estos  importantes  asuntos.  El 
capitán  de  sanidad,  doctor  R.  D'Ovidio,  se  ocupó  de  la  ictericia 
catarral  epidémica,  frecuente  entre  los  soldados  y  que  el  autor 
considera  infecciosa  y  en  ocasiones  epidémica,  por  lo  cual  hay 
que  preocuparse  en  los  cuarteles;  finalmente  los  cirujanos,  doc- 
tores A.  J.  Luna  y  Rivero,  hacen  consideraciones  sobre  su  ex- 
periencia con  las  cocinas  rodantes  en  el  ejército  argentino,  asunto 
capital  en  la  vida  del  soldado. 

En  la  sección  terapéutica,  el  doctor  C.  Heuser,  se  ocupó  prefe- 
rentemente de  los  rayos  X  y  sus  aplicaciones,  en  una  memoria 
estudia  prácticamente  la  manera  de  evitar  sus  accidentes;  como 
complemento  presentó  los  modelos  y  dibujos  referentes  á  un 
radiofotolocalizador,  á  una  careta  protectora  de  la  cara,  á  un 
soporte  para  aplicaciones  eléctricas  en  los  músculos  oculares  y 
otro  para  aplicaciones  de  diatermia  y  eléctricas  en  el  oído,  todo 
lo  cual  será  de  utilidad  en  la  práctica. 

En  la  sección  de  higiene  y  demografía,  el  doctor  A.  Barbieri, 
director  en  el  Departamento  nacional  de  higiene  de  la  campaña 
antipalúdica,  demostró  con  notables  notas  la  morbilidad  palú- 
dica en  nuestro  país;  recorriendo  los  datos  apuntados  se  puede 
constatar  lo  benéfico  é  importante  de  la  obra  en  que  está  empe- 
ñado, haciendo  la  necesaria  profilaxia  y  al  análogo  de  lo  que 
sucede  en  otros  países.  El  doctor  A.  Raimondi,  médico  director 
del  hospital  Tornú,  envió  un  interesante  volumen  de  fotografías 


7°  CONGHESO  PANAMERICANO   DE   MEDICINA  ^((l 

y  memoria  explicativa  del  sanatorio  para  tuberculosos  que  di- 
rige, lo  que  da  una  acabada  idea  de  la  importancia  del  estable- 
cimiento y  de  la  manera  cómo  son  atendidos  dichos  pacientes. 
El  doctor  G.  Sorranquin  es  el  autor  de  una. ficha  personal  de 
autoeducación,  dedicada  á  los  niños  y  cuya  adopción  sería  segu  ■ 
ramente  útil,  como  lo  sería  también  el  proyecto  de  ordenanza 
para  la  adopción  de  una  cartilla  destinada  á  las  madres  y  emba- 
razadas, ideada  por  el  profesor  O.  Bottaro  y  que  sería  una  ex- 
celente obra  de  preservación  social.  El  Departamento  nacional 
de  higiene  presentó  también  el  anuario  demográfico  de  la  Re- 
pública, correspondiente  á  los  años  191 1  y  1912,  dejando  cons- 
tancia del  interés  con  que  son  recogidos  y  coleccionados  estos 
datos. 

En  la  sección  farmacología,  el  doctor"  J.  C.  Yattuonc,  expuso 
una  Contribución  al  estudio  de  la  anatomía  comparada  de  las 
anacardiáceas  argentinas,  excelente  estudio  botánico,  con  labo- 
riosa y  metódica  investigación  histológica,  é  ilustración  abun- 
dante, trabajo  del  instituto  de  farmacología,  á  cargo  del  pro- 
fesor Juan  A.  Domínguez.  Del  mismo  instituto  procede  otra 
interesante  comunicación  del  doctor  A.  Bianchi  Lischetti  sobre 
el  Castóreo  del  yacaré,  el  que  es  estudiado  química  é  histológi- 
camente, con  amplios  detalles.  En  esta  sección  se  resolvió  tam- 
bién unánimemente,  por  proposición  del  presidente  del  con- 
greso, la  conveniencia  de  estudiar  en  cada  país  la  flora  respec- 
tiva y  muy  especialmente  en  cuanto  pueda  tener  relación  con 
la  farmacología  y  terapéutica.  Mucho  hay  hecho  ya  en  nuestro 
país  en  este  sentido  y  es  grande  el  archivo  botánico,  siendo  de 
esperar  que  se  complete  este  estudio,  lo  que  sería  de  utilidad 
para  alivio  de  la  humanidad  y  también  para  el  desarrollo  de  la 
riqueza  de  los  países  americanos. 

El  doctor  L.  Inurrigarro  presentó  en  la  sección  de  higiene 
un  folleto  de  vulgarización  social  sobre  El  alcoholismo  y  sus 
consecuencias.  A  mi  vez,  presenté  una  proposición,  que  fué  acep- 
tada unánimemente,  sobre  la  necesidad  de  combatir,  por  todos 
los  medios,  el  alcoholismo,  plaga  social  sobre  cuyos  perniciosos 
efectos  no  pueden  haber  dos  opiniones  contrarias. 

Esta  larga  aunque  somera  enumeración  de  la  participación 
argentina  en  el  séptimo  Congreso  panamericano  de  medicina, 


'\{)->.  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

me  ha  parecido  ser  su  mejor  y  más  merecido  elogio,  y  no  pare- 
cerá ahora  extraño  lo  que  afirmé  al  principio,  cuando  decía  que 
fué  especialmente  por  este  motivo  que  la  recepción  que  se  me 
hiciera  fuera  especialmente  amable. 

Como  vemos,  la  mayoría  de  las  comunicaciones  enviadas  pro- 
ceden de  las  clínicas  é  institutos  de  nuestra  Facultad  de  medicina, 
admirablemente  preparada  al  efecto  y  donde  reina  la  firme  creen- 
cia de  que  á  semejanza  de  las  universidades  europeas,  su  papel  no 
consiste  solamente  en  preparar  al  estudiante  para  hacer  de  él 
un  médico  práctico,  sino  también  y  muy  especialmente  investi- 
gar, experimentar  y  resolver  los  grandes  problemas  de  la  pato- 
logía y  de  la  biología.  Creo  que  bien  merece  nuestra  Facultad 
un  aplauso  por  esta  participación  y  en  especial  su  distinguido 
ex  decano,  el  doctor  Luis  Güemes,  quien  tanto  se  interesó  por- 
que ello  se  realizara. 

Creo  conveniente  hacer  notar  una  circunstancia.  Con  fre- 
cuencie  en  los  institutos,  hospitales  y  bibliotecas  de  Norte  Amé- 
rica, se  han  interesado  por  nuestros  semanarios  médicos  que 
sólo  por  excepción  figuran  en  las  colecciones,  creo  que  sería 
conveniente  canjearlos,  con  mutuo  provecho,  y  en  no  poco  se 
contribuiría  á  hacer  conocer  nuestro  adelanto  médico  en  el  país. 
Especialmente  nuestra  ya  grandiosa  y  bien  nutrida  biblioteca 
de  la  Facultad  de  medicina  debe  completar  y  ampliar  sus  colec- 
ciones, con  los  periódicos  médicos  americanos  y  muy  especial- 
mente con  las  memorias  científicas  de  los  institutos  médicos, 
realmente  valiosas  y  con  lo  que  se  conseguirá  acumular  un  ma- 
terial de  estudio  de  primer  orden. 

Llegada  la  sesión  final  del  congreso,  no  hubieron,  respecto 
al  sitio  donde  deberá  reunirse  el  próximo  octavo  Congreso  pan- 
americano de  medicina,  diversas  opiniones.  El  presidente,  las 
distintas  autoridades  y  los  delegados  oficiales  de  las  repúblicas 
americanas,  que  siempre  me  dieron  muestras  de  verdadera  esti- 
mación, pidieron  que  se  designara  á  Buenos  Aires,  fijándose 
como  fecha  el  año  191 8,  pues  es  costumbre  que  se  reúna  cada 
tres  años.  Tan  espontáneo  y  honroso  deseo  colmaba  mis  aspira- 
ciones y  acepté  complacido  la  designación  que  espero  ha  de 
ser  ratificada. 

Me  consta  que  en  esta  ocasión  será  grande  el  número  de  mé- 


n"  CONGRESO   PANAMERICANO   DE   MEDICINA  4<j3 

(lieos  americanos  y  en  especial  de  los  Estados  Unidos  que  nos 
visitarán,  como  también  sé  que  se  preparan  á  adherirse  las  di- 
versas facultades  de  medicina  é  institutos. 

Considero,  señor  decano,  que  son  graneles  los  elementos  cien- 
tíficos de  que  disponemos  en  el  país,  que  tenemos  magníficos 
hospitales  y  bien  montados  institutos  que  conviene  dar  á  cono- 
cer, y  en  este  sentido  tengo  la  seguridad  de  pensar  que  su  opi- 
nión, en  el  momento  oportuno,  ha  de  ser  también  favorable. 

Saludo  al  señor  decano  con  mi  consideración  más  distinguida. 


Enrique  B.  Demaría. 


HISTORIA  DE  LA  (¡HOdRAEl  \    VRGENT1NA 


Es  este  un  tema  difícil  y  complicado  que  nadie  ha  desbrozado 
aun  y  que  he  aceptado  tratar,  por  hacer  honor  á  la  intención  origi- 
naria del  vicedirector  señor  Nielsen  que  me  lo  impuso  para  desarro- 
llarlo y  cuyo  propósito  y  alcance  debe  apreciarse  como  un  anhelo 
de  ciencia  y  de  patriotismo,  al  estimular  el  estudio  dentro  de  esta 
casa,  de  tópicos  como  éste,  tan  íntimamente  vinculados  á  la  inves- 
tigación científica,  á  la  coordinación  de  antecedentes  y  al  profundo 
conocimiento  de  nuestra  geografía,  es  decir,  de  nuestra  vida  na- 
cional. 

En  mi  disertación  del  año  pasado,  quedó  demostrado  este  princi- 
pio :  las  bases  modernas  de  la  geografía  reposan  en  el  reparto  de  Ja 
vida  en  las  diversas  comarcas  del  globo  y  en  el  equilibrio  de  sus 
formas  de  manifestación,  por  obra  de  la  naturaleza  misma  y  por 
obra  de  las  migraciones  automáticas  ó  voluntarias  de  las  cosas  y  de 
los  seres. 

En  el  tema  que  se  me  ha  fijado  para  la  presente  conferencia,  con- 
cibo la  historia  de  la  geografía  argentina,  como  el  relato  y  examen 
del  desarrollo  geográfico  de  nuestra  nación,  bajo  el  concepto  mo- 
derno que  acabo  de  reiterar  y  de  aquí  resulta  la  importancia,  el  in- 
terés y  la  complejidad  del  punto,  desde  que  habrá  de  abarcase  las 
formas  de  vida  de  nuestro  suelo  nacional  en  su  triple  aspecto  :  físi- 
co, económico  y  político,  con  la  relación  de  los  estudios  científicos, 
descubrimientos  y  la  obra  de  la  política  y  de  la  diplomacia,  todo  lo 
cual  ha  tomado  su  expresión  viva,  en  lo  que  somos  en  el  momento 
actual. 


HISTORIA  DE   LA  SEOGRAFÍA  ARGENTINA  ^(jf) 

Como  se  ve,  el  tema  no  puede  ser  abarcado  en  su  detalle  en  una 
simple  conferencia,  sino  que  daría  tema  para  una  obra  considera- 
ble y  por  lo  tanto  be  de  circunscribirme  á  la  parte  consubstancial  ó 
programática  de  la  materia,  formulando  sí,  de  paso  y  como  un  añ- 
ílelo de  educador,  el  voto  de  ver  incoporarse  un  curso  permanente 
de  semejante  estudio,  al  cuadro  de  las  disciplinas  útiles  de  nuestra 
enseñanza  pública. 

Siete  deben  ser  Jos  puntos  de  partida  para  estudiar  la  bistoria  de 
la  geografía  argentina  : 

a)  Sincronismo  argentino  en  el  descubrimiento  y  conquista  del 
Nuevo  mundo  ; 

l>)  Exploraciones,  conocimiento  y  estudio  del  suelo  argentino ; 

c)  Evolución  del  perímetro  territorial  ; 

d)  Transmigraciones  pobladoras  ; 

e)  Producción  y  circulación  de  la  riqueza  argentina  ; 

f)  Relación  geográfico-civil ; 

;/)  Expansión  de  la  influencia  argentina,  ó  sea  valor  exponente 
argentino. 

a)  El  conocimiento  geográfico  de  nuestro  país  en  su  aspecto  des- 
criptivo y  político  es  inseparable  del  conjunto  que  forma  la  obra  de 
los  exploradores  y  conquistadores  del  Río  de  la  Plata,  así  como  tam- 
bién los  historiadores,  relatores  ó  rapsodistas  de  la  época.  Ellos  re- 
velaron al  mundo  civilizado  la  naturaleza  de  nuestro  suelo,  las  ra- 
zas y  usos  aborígenes  y  echaron  las  bases  de  la  historia  de  nuestra 
geografía. 

Apenas  descubierta  la  América  por  españoles  y  portugueses,  el 
derecho  divino  que  presidía  las  relaciones  internacionales  del  mun- 
do cristiano  fijó,  por  el  órgano  del  papa  Alejandro  VI,  la  línea  de 
separación  entre  las  posesiones  de  ambos  reyes,  pero  que  tragándo- 
sela el  mar,  fué  modificada  por  el  conocido  tratado  de  Torresillas 
de  5  de  septiembre  de  i/i()/|.  Este  tratado  planteó  la  secular  cues- 
tión de  límites  entro  España  y  Portugal,  que  luego  heredaron  los 
países  ya  emancipados  que  se  habían  formado  en  el  dominio  colo- 
nial de  aquellas  y  cuyo  desarrollo  es  también  parte  integrante  de 
nuestra  geografía. 

Con  la  entrada  de  Juan  Díaz  de  Solis  en  el  Río  déla  Plata,  la  de 
Magallanes  en  el  estrecho  y  las  exploraciones  de  Caboto  en  los  ríos 


/jqG  revista  DE  LA  universidad 

Paraná  y  Paraguay,  se  inicia  la  corriente  colonizadora  del  este,  cu- 
yos representantes  más  caracterizados  fueron  como  se  sabe,  Mendo- 
za, A yolas,  Irala,  Alvar  Núñez  Cabeza  de  Vaca,  Melgarejo,  Caray, 
Torres  de  Vera  y  Aragón,  quienes  exploraron  toda  la  zona  interflu- 
vial de  la  gran  cuenca  platense. 

Mientras  tanto,  la  corriente  colonizadora  de  la  madre  patria,  que 
entró  por  el  norte,  cuyos  representantes  más  caracterizados  fueron 
Ñuflo  de  Chaves,  Andrés  Manso,  Ortiz  de  Yergara,  Ortizde  Zarate, 
Lerma,  Cabrera,  Diego  de  Rojas,  Francisco  Mendoza,  Ilercdia, 
Núñez  del  Prado  Aguirre,  exploró  y  colonizóla  región  norte  y  cen- 
tral de  nuestra  república,  mientras  la  corriente  del  oeste,  partiendo 
de  Chile,  exploraba  y  colonizaba  las  provincias  andinas. 

Estudiar  en  detalle  la  acción  de  estas  tres  corrientes  exploradoras 
y  colonizadoras,  con  sus  conjunciones  ó  choques,  la  orografía  del 
suelo,  los  diversos  pueblos  aborígenes  que  hallaron  en  su  camino, 
con  su  civilización  particular,  la  asimilación  recíproca  de  los  con- 
quistadores y  los  conquistados;  analizar  la  indefinida  jurisdicción 
territorial  del  adelantazgo  primero  y  la  gobernación  después,  del  Río 
de  la  Plata,  para  llegar  á  la  unidad  geográfica  y  política  del  virrey- 
nato  de  i  y  -  G ,  es  indispensable  para  explicar  la  evolución  y  aún  la 
subsistencia  de  ciertos  fenómenos  geográficos  de  nuestra  actualidad. 

b)  Habría  que  referirse  entonces  á  los  estudios  realmente  admi- 
rables de  la  época,  como  son  los  de  Ruy  Díaz  de  Guzmán,  Ulde- 
rico  Schmidel,  primer  historiador  del  Río  de  la  Plata,  los  Comen- 
tarios de  Alvar  Núñez  Cabeza  de  Yaca,  las  descripciones  del  padre 
Lozano,  del  padre  Guevara,  de  Jorge  Juan  y  Antonio  Ulloa.  de 
Felipe  de  Azara,  la  descripción  de  177^  hecha  por  Gregorio  Mato- 
rras  sobre  los  países  del  Gran  Chaco,  y  la  de  Cornejo  de  1790  so- 
bre el  mismo  ;  los  de  Charlevoix  (1779),  y  de  Du  Gratli  y  de  De- 
mersay  ;  la  obra  de  Antonio  \lontalvo  titulada  El  sal  de  Suevo 
mundo  y  publicada  en  Roma  en  i683  ;  las  obras  de  Ibañez  de  Echa- 
varri,  la  del  padre  Martín  Dobiizholíer,  tan  interesante  sobre  la  etno- 
grafía de  los  Abipones,  la  llora  y  la  fauna  y  que  ya  insinuaba  las 
culturas  del  arroz,  algodón  y  tabaco  en  el  Chaco  ;  las  del  padre  Mu- 
riel  ;  la  compilación  de  Grynaeus,  primera  sobre  viajes  á  América, 
publicada  en  Basilea  en  i532  ;  la  de  Angelis  ;  los  tres  tomos  de  la 
biblioteca  publicados  por  Florencio  Várela  ;  los  estudios  deTrelles, 


HISTORIA  DE  LA  GEOGRAFÍA  ARGENTINA  407 

de  Lamas  y  de  Somcllera  ;  y  en  concreto  habríamos  de  referirnos  á 
los  hechos  siguientes  : 

i.Vio.  Pedro  de  Valdivia  atraviesa  la  cordillera  y  se  establece  en 
Chile. 

i5/|2.  Diego  de  Rojas  descubre  el  Tucumán,  atraviesa  las  Pam- 
pas y  llega  al  río  Paraná. 

[556.  Andrés  Manso  descubre  Mojos  y  Chiquitos. 

i55q.  Melgarejo  descubre  y  organiza  La  Guayra,  arriba  de  la 
gran  catarata  del  Iguazú. 

i55o,.  Diego  Hurtado  de  Mendoza  pasa  por  Chile  y  coloniza  a 
Cuyo. 

1 58o.  Los  misioneros  jesuítas  dan  las  primeras  ideas  científicas 
sobre  el  país. 

1599.  El  holandés  Scbald  descubre  las  islas  Malvinas,  que  antes 
habían  sido  vistas  ya  por  Magallanes. 

Después  de  la  expedición  de  Drakc  en  1 5 7 (j  sobre  la  Patagonia, 
desde  1089  á  1600,  diversas  expediciones  de  marinos  europeos  se 
operan  sobre  ese  mismo  territorio,  entre  otros  :  John  Chidley  y 
Vndrew  Mérick;  Candish,  que  en  su  segundo  viaje  de  l5o,2  se  acer- 
ca á  las  Malvinas,  Tlarvkins,  Olivier  \  an-\oort,  Sebal  de  \\  art. 

En  161Ü  los  marinos  holandeses  .lacques  Lamaire  \  Jerónimo 
Cornelius  Schoulen  descubren  la  isla  de  los  Estados  y  el  estrecho 
que  lleva  el  nombre  de  Lemaire. 

En  161 7  se  divide  en  dos  la  provincia  del  Río  de  la  Plata. 

En  1O70  Ángel  de  Peredo  realiza  una  serie  de  expediciones  en  el 
Chaco  cercano  á  Salta  y  Tucumán,  el  mismo  que  al  ano  siguiente, 
el  3i  de  enero,  mandó  construir  el  murallón  de  la  ciudad  de  Cór- 
doba que  aún  existe,  para  proteger  á  la  ciudad  de  la  amenaza  de 
una  segunda  inundación  del  río  Primero. 

En  1707  Esteban  de  Urizar,  gobernador  de  Tucumán,  realiza 
una  gran  expedición  en  el  Chaco,  mientras  en  1721  el  padre  Pati- 
no efectúa  un  viaje  sobre  el  Pilcomayo  para  reconocer  si  era  nave- 
gable, mientras  en  1700  reitera  otra  expedición  al  Chaco,  el  gober- 
nador Aracache  y  en  17^1  la  realiza  Manlizo  y  en  1 7 'i 5  Félix  \rias 
ataca  á  los  Mataguayos  del  río  Bermejo. 

En  1669  la  grande  expediciém  de  Espinosa  en  el  Chaco  descubre 
la  Senda  Macomita,  sendero  á  través  de  los  bosques  por  el  cual  los 
indios  del   Bermejo  hacían  sus  invasiones  sobre  Tucumán.    \  esta 


'|()S  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

siguió  la  expedición  que  el  gobernador  Campero  encomendó  á  Erres- 
cada  al  través  del  Chaco  en  176/1  y  la  que  en  17O9  el  gobernador 
Ma torras,  partiendo  de  Salta,  efectuó  á  lo  largo  de  la  corriente  orien- 
tal de  la  sierra  del  Alumbre  y  llegó  hasta  5o  leguas  de  Corrientes, 
donde  había  existido  la  ciudad  de  Concepción  del  Bermejo,  funda- 
da en  i585  y  destruida  en  1600. 

En  i~\(\  España  ordenó  un  reconocimiento  délas  costas  de  la 
Patagonia  hasta  el  estrecho  de  Magallanes  por  el  padre  Quiroga, 
jesuíta  célebre  por  sus  conocimientos  en  hidrografía  y  que  ya  había 
efectuado  el  del  río  Paraguay.  Se  le  asocian  los  pilotos  Várela  y 
Ramírez.  La  expedición  se  efectúa  desde  la  desembocadura  del  Pia- 
la, sin  encontrar  ningún  paraje  propio  para  una  colonia  marítima. 

En  17/17  l°s  padres  jesuítas  Cardiel  y  Falkner  efectúan  fundacio- 
nes sobre  el  río  Colorado. 

En  i-^:í  los  primeros  trabajos  de  demarcación  de  límites  entre 
las  posesiones  españolas  y  portuguesas,  dejan  adquirir  conocimien- 
tos preciosos  para  la  geografía. 

ly-'i.  Publicación  del  jesuíta  Palkner  sobre  la  Patagonia,  río 
Negro  y  rio  Colorado. 

En  1771),  Juan  de  la  Piedra,  mandado  por  Vertiz,  transporta  á 
Puerto  Deseado  la  colonia  San  José,  formada  antes  en  la  península 
de  mi  nombre. 

En  1  7S0  Antonio  "\  iedma  funda  á  Carmen  de  Patagones  y  en  1782, 
el  pilólo  \  ¡Marino  explora  el  río  Negro  hasta  el  pie  de  los  Andes. 

1789-96.  Explotaciones  y  estudios  de  Felipe  de  Azara,  miembro 
de  la  comisión  de  límites  entre  las  posesiones  españolas  y  portu- 
guesas, en  la  provincia  de  Buenos  Aires,  Entre  Ríos,  Misiones,  Cha- 
co y  Paraguay.  Alvcar,  Gabrer,  Sonillac,  Espinosa  fijan  un  gran 
número  de  posiciones  geográficas. 

En  1  781)  se  realiza  la  expedición  científica  de  Malapisna  sóbrelas 
costas  de  la  Patagonia,  estrecho  de  Magallanes  y  las  costas  del  Pa- 
cífico. 

1 8  1 0.  Expedición  en  el  sur  de  Buenos  Aires  por  el  coronel  Andrés 
García  para  restaurar  la  frontera  india  y  reconocerlos  desiertos 
del  sur. 

1820.  Se  establece  Amadeo  Bonpland  en  las  Misiones  y  realiza 
sus  estudios  botánicos  en  Corrientes,  Misiones  v  Paraguay,  donde 
fué  tomado  prisionero. 


HISTORIA   Di:   LA  GEOGRAFÍA    ARGENTINA  Vj'l 

1882.  El  coronel  Rodríguez  expediciona  el  sur  de  la  provincia  de 
Buenos  Aires  ya  las  salinas  y  fija  varias  posiciones  geográficas. 

l826-34.  Exploraciones  del  naturalista  francés  Alcide  D'Orbigny 
á  Montevideo,  Buenos  Aires,  provincia  de  Corrientes,  Patagonia, 
Bolivia  y  Perú. 

i83i-33.  Viaje  de  los  capitanes  ingleses  Fitz-Roy  y  l\in  sobre 
las  costas  de  la  Patagonia.  estrecho  de  Magallanes  y  Chile,  en  el 
navio  Beagle.  El  naturalista  de  la  expedición  Carlos  Darwin  visita 
la  Cordillera  del  Portillo. 

iS.'),').  Gran  expedición  argentina  de  Rosas  hasta  el  río  Negro  de 
Patagonia  y  viaje  del  piloto  Descalzis  por  dicho  río,  hasta  la  isla  de 
Choelechoel.  Reconocimiento  del  Alto  Colorado  y  del  lago  Curra- 
la  uquen. 

i826-3i.  Francisco  Soria  baja  por  el  río  Bermejo  y  es  apresa- 
do por  el  dictador  Francia  del  Paraguay.  Su  relato  se  publicó  en 
i83i. 

i835.  El  almirante  francés  Roussin  hace  la  hidrografía  de  la 
desembocadura  del  Plata,  así  como  ya  antes  había  efectuado  la  del 
Amazonas  y  de  las  costas  del  Brasil. 

[835 -3y.  Se  publica  la  colección  documentaría  del  Piala,  por 
don  Pedro  de  Angelis. 

l843-47<  Viaje  de  la  comisión  científica  francesa  dirigida  por 
Caslelnau  en  las  nacientes  de  los  ríos  Paraná  y   Paraguay. 

[845-46.  El  capitán  inglés  Sullivan  del  brik  Philomele  hace  el 
estudio  hidrográfico  délos  ríos  Paraná  y  Uruguay,  mientras  el 
vapor  francés  Fallón  remonta  el  río  Paraguay  hasta  Lambaré,  sien- 
do el  primer  vapor  que  navega  las  aguas  de  aquel  río. 
[845-47-  Viaje  de  estudio  del  doctor  Alfredo  Dcmersay. 
[846.  Viiije  del  doctor  Wedel  de  la  comisión  Castelnau,  en  el 
sur  de  Bolivia  y  Chaco. 

[853-56.  \  iiije  ele  la  comisión  científica  del  vapor  americano 
Water-wich  en  el  río  Paraguay,  río  Salado,  Delta  del  Paraná  y 
provincias  del  norte  de  la  República  Argentina. 

[854-  ^ "iaje  del  ingeniero  Alian  Cambell  en  el  valle  del  río  Men- 
doza y  esludios  del  ferrocarril  de  Rosario  á  Córdoba,  ordenado  esto 
último  por  el  presidente  l  rquiza. 

En  ese  mismo  aúo,  el  ingeniero  chileno  Naranjo  estudia  la  Cor- 
dillera de  San  Francisco  y   la  posibilidad  de  hacer  pasar  allí  una 


i)0O  REVISTA   DE   LA    UNIVEUSIDAD 

línea  férrea.  Al  mismo  tiempo,  el  capitán  Lavarello  reconoce  el  río 
San  Francisco  ó  sea  el  río  Grande  de  Jujuy. 

i854-63.  Viajes  de  estudios  del  doctor  Martín  de  Moussy,  que 
abarcó  todas  las  provincias  argentinas  y  parte  de  Chile,  Uruguay  \ 
Paraguay. 

i 854-64-  Organización  de  mensajerías  en  todo  el  territorio  argen- 
tino, subvencionadas  las  principales  por  el  gobierno. 

i856.  En  este  año  el  vapor  Malaca  baja  por  el  río  Bermejo  basta 
Corrientes.    El  ingeniero  Laberge  rectifica  la   rula  de  Rosario  a 
Mendoza  y  fija  las  posiciones  astronómicas  de  ios  principales  pun 
tos,  y  el  capitán  Bonetti  explora  todo  el  río  Salado. 

i(S57-5().  El  naturalista  alemán  Burmeister  reconoce  y  estudia 
las  provincias  de  Cuyo.  Mientras  el  paleontologista  Bravard  efectúa 
un  reconocimiento  geológico  de  Babia  Blanca  y  Entre  Rios  y  una 
comisión  científica  costeada,  por  el  gobierno  de  la  provincia  de 
Buenos  Aires  bace  también  un  estudio  de  Babia  Blanca. 

[85q.  Por  primera  vez  un  vapor  sube  las  aguas  del  río  Bermejo. 

[857-60.  Los  naturalistas  alemanes  Franck  y  Herz  exploran 
Llanquihué  en  Chile,  para  hallar  un  paso  por  los  Andes,  próximo 
al  lago  Nahuel  Huapí. 

18G0.  Comienzo  de  pozos  artesianos  en  la  Argentina.  Se  rectifica 
el  camino  de  Santa  Fe  á  Córdoba  y  se  realizan  trabajos  geográficos 
en  el  macizo  central  andino  por  el  ingeniero  Laberge. 

[855-64.  Se  vulgariza  la  navegación  á  vapor  en  los  ríos  argenti- 
nos y  se  establecen  las  primeras  líneas  trasatlánticas  inglesas  (íSTty) 
y  francesas  (i8(5o). 

iNS'-O^.  Primeros  ferrocarriles:  Oeste  (1807),  Sur  (1861), 
Rosario  á  Córdoba  (i863).  Estudio  del  ferrocarril  de  Concordia  á 
Paso  de  los  Libres,  para  evitar  las  caídas  y  rápidos  del  río  l  ru- 
guay  (1 864). 

1862.  \iajedel  chileno  doctor  Guillermo  Coxal  lago  Nahuel 
Huapí ;  descubre  las  nacientes  del  río  Negro,  estudia  diversos  pasa- 
jes de  la  Cordillera. 

[863.  Estudios  de  los  pasajes  de  la  Cordillera  de  los  Andes  al 
sur  del  Colorado  de  Villa  Rica  por  ingenieros  franceses,   alemanes, 
y  chilenos. 

i864.  Grandes  trabajos  de  vialidad  en  una  multitud  de  parajes 
argentinos,  patrocinados  y  á  veces  subvencionados  por  el  gobierno 


HISTORIA  DE   LA  GEOGRAFÍA    ARGENTINA 


nacional  ;  puentes,  caminos,  ferrocarriles,  vapores,  diligencias, 
perforaciones  artesianas,  etc. 

\  partir  de  esta  época  y  en  adelante,  sería  necesario  reseñar  cada 
año  para  mencionar  los  avances  del  conocimiento  de  nuestra  geo- 
grafía y  de  los  progresos  que  ella  implica,  comprometidos  en  los 
adelantos  que  nos  trajeron  todas  las  presidencias  constitucionales. 
Será  del  caso  entonces,  estudiar  las  expediciones  y  conquistas  á  los 
desiertos  del  norte  y  del  sur  de  la  república,  para  hacer  entrar  en 
la  vida  de  la  civilización  á  las  razas  indígenas  que  los  poblaban  ; 
las  expediciones  científicas  para  el  estudio  geológico  c  hidrológico 
de  nuestro  suelo  en  lo  cual,  la  bibliografía  es  abundante  y  descue- 
llan los  trabajos  de  Ameghino  y  en  general  los  del  Museo  Nacional, 
los  del  Museo  de  La  Plata,  los  de  los  sabios  profesores  Bruch  3 
Kunl,  ya  sea  en  las  regiones  patagónicas  ó  calchaquíes  ;  los  hallaz- 
gos de  fósiles  en  Corrientes  por  los  profesores  Podestá  primero,  de 
su  [megkinoteriam  y  Gez  últimamente,  del  Masiodon  platensis ; 
los  estudios  del  doctor  Bodcnbendcr,  Bunueister,  Holmberg,  Fran- 
cisco P.  Moreno,  Outes,  y  en  fin,  la  larga  serie  de  estudiosos  é 
investigadores,  hasta  el  momento  actual  en  que  dos  trabajos  funda- 
mentales vienen  á  darnos  la  última  palabra  en  el  estudio  del  suelo  y 
de  nuestros  productos  geológicos :  me  refiero  á  La  geología  y  mine- 
ría argentina,  por  el  ingeniero  Ucrmitle,  director  de  Minas  y  (¡eo- 
logía  y  El  norte  de  la  Patagonia  por  la  comisión  de  estudios  hidro- 
lógicos del  ministerio  de  Obras  públicas,  presidida  por  el 
norteamericano  Bailey  \\  i  lis,  que  si  bien  costó  una  exorbitancia 
al  erario  nacional,  resultó  un  estudio  aprovechable. 

Es  interesante  conocer  el  siguiente  resumen  que  sobre  la  geolo- 
gía y  minería  argentina  hace  el  ingeniero  Ilermitte,  en  los  siguien- 
tes términos  : 

Primer  período.  —  Felizmente  la  geología  argentina  ha  tomado 
un  desarrollo  preciso  desde  su  principio,  debido  á  la  intervención 
de  dos  observadores  de  primer  orden  :  Darvvin  y  D'Orbigny. 

Muchas  de  sus  ideas,  publicadas  hace  70  y  80  años,  se  han  ade- 
lantado ala  época  desús  exploraciones  y  algunas  han  obtenido  hoy 
día  un  valor  especial  en  el  conjunto  de  los  hechos,  mucho  mejor 
conocidos  ahora.  Sus  investigaciones  han  contribuido  enalto  grado 
al  conocimiento  de  los  depósitos  pampeanos  en  las  provincias  del 
litoral  y  de  las  formaciones  marinas,  tanto  en  el  estuario  del  río  de 


REVISTA   DE  h.\   ÜMVKHS1DAD 


la  Plata  como  en  grandes  zonas  de  la  Patagonia  :  y  sus  observacio- 
nes importantes  en  las  regiones  montañosas  del  país,  se  refieren 
tanto  á  la  estructura  de  los  Andes  como  á  la  distribución  de  las  dis- 
tintas estructuras  antiguasen  el  subsuelo  argentino. 

Las  exploraciones  posteriores  basta  el  año  1870,  más  ó  menos, 
no  alcanzan  en  importancia  á  las  de  Darwin  y  D'Orbigny.  Se  des- 
tacan, sin  embargo,  dos  observadores :  Bravard  y  Burmeister, 
ampliando  el  primero,  sobre  todo,  nuestros  conocimientos  del 
terreno  pampeano  y  del  terciario  marino  del  río  Paraná  y  contri- 
buyendo el  otro  al  conocimiento  de  la  geología  andina  por  datos  es- 
parcidos en  las  descripciones  desús  viajes  y  en  la  Descripción  física 
de  la  República   [rgentina. 

Segando  periodo.  —  Ln  empuje  nuevo  y  notable  se  nota  en  el 
desarrollo  de  la  geología  argentina  como  consecuencia  de  la  funda- 
ción de  la  Academia  nacional  de  ciencias  en  Córdoba.  La  serie  de 
investigaciones  de  esa  época  empieza  con  los  viajes  de  Stelzner, 
efectuados  en  los  años  1871,  72  y  70  y  se  prolonga  casi  durante 
dos  decenios  con  loque  bace  Brackebusch  en  sus  largas  exploracio- 
nes. La  obra  fundamental  de  Stelzner  :  Beitrüüe  zar  Geologie  an 
Paláentologie  der  Ar<jentinischen  Republik,  es  el  primer  ensayo  que 
recopila  y  resume,  en  forma  muy  prolija,  todos  los  conocimientos 
acumulados  basta  el  año  1880,  fecba  en  que  fué  publicada  esta 
obra  :  pero,  sus  observaciones  son  también  de  importancia  general. 
Se  refieren  especialmente  á  la  geología  de  las  sierras  centrales  del 
país  llamadas  por  él  Sierras  pampeanas  y  á  la  estratigrafía  de  los 
depósitos  mesozoicos  en  la  parte  media  de  los  Andes. 

Fué  Stelzner  quien  descubrió  la  formación  silúrica  y  la  forma- 
maciónrética  carbonífera  en  varios  sitios  y  quien,  con  la  colabora- 
ción de  Gotascbe,  ba  señalado  la  analogía  qne  existe  entre  los 
depósitos  jurásicos  marinos  de  los  Andes  y  los  correspondientes  de 
grandes  partes  de  Europa. 

El  resultado  más  sobresaliente,  obtenido  por  Brackebuscb  en  sus 
numerosos  viajes,  es  el  mapa  geológico  del  interior  de  la  República 
Argentina,  publicado  en  el  año  1891.  Este  mapa,  que  representa 
topográfica  y  geológicamente,  en  la  escala  de  1:1.000.000,  el 
noroeste  del  país,  desde  el  límite  boliviano  hasta  las  sierras  de  la 
provincia  de  San  Luis,  ha  sido  hasta  ahora  la  base  de  todas  las 
exploraciones  posteriores.   La  descripción  de  las  colecciones  de  es- 


J11STOHIA  DE   LA  GEOGBAFÍA    ARGENTINA  5o3 

quisitos  cristalinos,  rocas  graníticas,  pcgmatitas  y  rocas  efusivas 
del  terciario,  por  colaboradores  extranjeros,  son  las  primeras  con- 
tribuciones notables  á  la  petrografía  argentina. 

\1  lado  de  Stelzner  y  Brackebusch  se  distinguen  entre  otros 
investigadores,  Aguirre,  por  sus  primeros  trabajos  sobre  las  Sierras 
de  la  provincia  de  Buenos  Aires  ;  Doering,  por  sus  investigaciones 
durante  la  expedición  al  río  Negro  (1879),  y  Ave  Lallemant,  por 
numerosas  contribuciones  al  conocimiento  de  la  minería  del  "país. 
Con  estos  trabajos,  especialmente  con  la  obra  de  Stelzner  y  el  mapa 
lirackebusch,  con  las  descripciones  de  orden  paleontológico-cstra- 
tigráfico,  originados  por  ellos,  termina  el  primer  capítulo  de  la 
exploración  geológica  de  la  república.  Es  un  período  en  que  se  han 
hecho  descubrimientos  fundamentales  y  se  han  trazado  algunas  de 
las  líneas  directivas  de  las  investigaciones  posteriores. 

Consideraré,  ahora,  brevemente  lo  que  se  ha  conseguido. 

Darwin  y  D'Orbigny  lian  coordenado  sus  observaciones  en  el 
terreno  argentino  con  los  resultados  de  sus  investigaciones  en  otras 
vastas  regiones  de  Sud  América.  Sus  deducciones  ya  indican  que  el 
suelo  argentino  forma  parte  de  un  conjunto  mayor,  y  ya  en  esta 
época  se  distingue  bien  alguno  de  sus  más  importantes  componen- 
tes. En  el  poniente  se  levanta  el  largo  y  ancho  cordón  de  los  Andes, 
en  el  que  llaman  la  atención  la  gran  masa  y  la  enorme  extensión  de 
las  rocas  eruptivas,  consideradas,  en  general,  como  pórfidos  de  la 
era  mesozoica  hasta  la  terciaria.  Mas  al  naciente  se  conocen  desde 
las  cordilleras  orientales  de  Bolivia  hasta  cerca  del  límite  argentino, 
depósitos  antiguos  clasificados  como  siluarios  y  carboníferos.  En 
las  provincias  centrales  afloran  rocas  todavía  más  antiguas,  consi- 
deradas como  arcaicas,  y  tanto  en  estas  provincias  como  más  al 
norte,  en  Bolivia,  D'Orbigny  hace  constar  la  existencia,  de  estruc- 
turas más  viejas  que  la  de  los  Andes  y  bien  distintas  de  ellas,  á 
partir  de  las  cuales  se  extienden  hacia  el  Atlántico,  tanto  en  el  lito- 
ral como  en  la  Patagonia,  depósitos  del  terciario  recubiertos  por  la 
formación  pampeana  que  contiene  los  restos  de  grandes  vertebrados. 

Además,  D'Orbismv  llamó  la  atención  sobre  la  gran  uniformidad 
y  extensión  de  las  formaciones  que  componen  el  continente  sud- 
americano, haciéndola  resaltar  en  los  siguientes  términos:  par  ¡'ex- 
treme simplieité  de  sa  composition,  par  les  lar  (jes  proporlions  decha- 
ciine  de  ses  époqaes  ¡je'olotjiques,  VAmériipie  méridinnale  est,  peut- 


,)o'l  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

étre,  de  tóales  les  parties  da  globe,  la  plus  facile  a  comprendre. 

En  efecto,  la  gran  extensión  de  las  distintas  formaciones  y  es- 
tructuras se  lia  verificado  por  todas  las  investigaciones  hasta  el  fin 
de  ose  periodo.  La  formación  de  los  pórfidos  de  Darwin  en  los  An- 
des, encontrada  por  Stelzner  en  varios  cortes  geológicos  más  al 
norte,  es  uno  de  los  ejemplos  más  sobresalientes.  Los  depósitos  si- 
lurianos dcBolivia  fueron  señalados  por  Brackebusch  en  las  provin- 
cias andinas  del  norte  y  por  Stelzner  en  el  borde  de  los  Andes  cen- 
trales casi  hasta  la  latitud  del  Aconcagua.  La  composición  y  la  es- 
tructura de  las  altas  sierras  al  naciente  de  la  altiplanicie  boliviana 
se  repiten,  según  el  mapa  de  Brackebusch,  en  los  cordones  orienta- 
les de  los  Andes  argentinos,  hasta  más  acá  deTucumán.  \demás, 
era  conocida  la  gran  distribución  de  areniscas  continentales  del  me- 
sozoico, de  las  cuales  forman  parte  el  rético  carbonífero  en  las  pro- 
vincias centrales  y  la  «formación  petrolífera  »  del  norte. 

Se  conocen  y  distinguen  claramente,  hasta  entonces,  cinco  gran- 
des unidades,  á  saber:  la  cordillera  principal  y  su  prolongación 
austral;  la  cordillera  patagónica,  compuesta  en  gran  parte  de  rocas 
mesozoicas;  el  ejemplo  de  los  altos  cordones  del  borde  occidental 
del  gran  Chaco,  compuesto  de  depósitos  paleozoicos,  que  se  repiten 
más  al  sur  en  la  precordillera  de  San  Juan  y  Mendoza;  las  sierras 
pampeanas  del  centro  y  del  litoral  de  Buenos  Aires,  constituidas  en 
gran  parlo  por  rocas  cristalinas,  consideradas  como  arcaicas,  y,  en 
fin,  la  gran  llanura  de  la  Pampa  que  se  continúa  hasta  el  sur,  con 
la  región  de  las  mesetas  patagónicas. 

Tercer  periodo.  —  Las  investigaciones  posteriores,  hasta  llegar  el 
momento  en  que  se  inician  los  trabajos  de  la  sección  geología,  es- 
tán caracterizadas  más  por  la  ampliación  de  nuestros  conocimien- 
tos paleontológicos-estratigráíicos,  que  por  resultados  sintéticos. 
Pero,  también  en  ese  período  se  han  hecho  varios  descubrimientos 
de  la  mayor  importancia. 

La  investigación  de  los  terrenos  terciarios  del  río  Paraná,  del  río 
\egro  y  de  la  Patagonia,  se  ha  desarrollado  rápidamente  por  los 
trabajos  de  Uoering,  de  Thcring  y,  especialmente,  de  Ameghino, 
que  hizo  conocer  la  riqueza  sorprendente  de  los  estrados  cretáceos  y 
terciarios  en  vertebrados  continentales,  distinguiéndose  por  la  fer- 
tilidad de  su  producción  literaria.  Es  en  esta  época  que  empieza  á 
conocerse  la  geología  patagónica,  también  por  la  intervención  de  la 


HISTORIA   DE  LA  GEOGRAFÍA  ARGENTINA  5o."> 

comisión  de  límites  y  de  grandes  expediciones  extranjeras,  como  la 
de  la  ci  Princeton  University»  y  la  «  Svenska  Exp.  till  Magesllans- 
landernas»,  bajo  la  dirección  de  O.  Nordensojld. 

La  geología  de  la  pampa  del  litoral  encuentra  un  intérprete  hábil 
en  S.  Rolli,  cuyos  trabajos  con  los  de  Ameghino,  plantean  los  pro- 
blemas complejos  que  presenta  la  formación  del  terreno  pampeano, 
interesante,  sobre  todo,  por  su  conexión  con  la  historia  del  hombre. 

Los  levantamientos  y  estudios  de  la  comisión  de  límite  y  del  Mu- 
seo de  La  Plata,  nos  hacen  conocer  mejor  la  estratigrafía  del  jurá- 
sico y  del  cretáceo  andino  en  la  provincia  de  Mendoza  y  en  el  Terri- 
torio del  Ncuquén,  iniciada  con  mucho  éxito  por  Bodenbender  y 
sus  colaboradores  extranjeros,  que  han  descripto  las  faunas  recogi- 
das por  él.  Los  resultados  más  importantes  se  deben  á  Burchardt, 
quien  echó  las  bases  de  la  estratigrafía  jurásica  hasta  en  sus  deta- 
lles. Debido  á  estos  trabajos  se  destacan  bien  los  rasgos  generales 
del  mesozoico  andino  en  la  cordilJera  principal ;  la  continuación  del 
cretáceo  hacia  la  Patagonia;  la  alternancia  frecuente  de  condiciones 
marinas  y  terrestres  en  esa  región;  el  carácter  tan  distinto  de  la 
cordillera  patagónica,  compuesta  esencialmente  de  depósitos  bien 
metamorfoseados  del  mesozoico  superior  ;  y  las  transgresiones  atlán- 
ticas del  terciario  hasta  el  borde  exterior  del  geosinclinal  andino  del 
Neuquén  y  de  Mendoza. 

Al  mismo  tiempo,  la  exploración  en  las  provincias  centrales  ade- 
lanta rápidamente. 

Bodenbender  descubre,  por  primera  vez  en  la  Argentina,  el  de- 
voniano en  la  extremidad  septentrional  de  la  precordillera  de  San 
Juan  y  la  descripción  de  los  fósiles  hecha  por  Kayser  revela  la  ex- 
tensión de  una  gran  transgresión  del  devoniano  inferior  y  mediano, 
indicada  por  las  formas  muy  semejantes  de  Bolivia,  del  noroeste, 
centro  y  sur  del  Brasil ;  de  las  islas  Malvinas  y  del  sur  de  África, 
hasta  el  poniente  de  la  República  Argentina. 

Por  otra  parte,  desde  años  atrás  se  conocía  una  pequeña  flora  del 
carbonífero  inferior  al  poniente  de  Retamito,  en  la  provincia  de  San 
Juan  y,  por  otra  parte,  el  descubrimiento  anterior  del  carbón,  efec- 
tuado en  los  depósitos  réticos  y  el  hallazgo  de  rastros  de  combusti- 
ble, cerca  de  Retamito,  en  estratos  carboníferos  verdaderos,  dieron, 
junto  con  la  creciente  necesidad  del  país  de  proveerse  con  carbón, 
un  gran  empuje  á  la  investigación  geológica  de  las  formaciones  car- 


art.  onic:, 


5o6  REVISTA   DE   LA   UNIVEHSIDAD 

boníferas  en  las  provincias  centrales  y  del  oeste.  Lo  que  sabemos 
ahora  al  respecto,  se  lo  debemos,  en  su  mayor  parte,  á  las  investi- 
gaciones de  Bodenbender  que  fué  apoyado  en  sus  estudios  eficaz- 
mente por  Kurtz.  El  resultado  principal  fué  el  descubrimiento  de 
las  lloras  que  caracterizan  los  depósitos  inferiores  del  Gondwana  en 
la  India  Oriental  y  los  estratos  del  Ivarrus  en  Sud  África,  y  que 
ya  eran  conocidos  en  el  sur  del  Brasil  desde  algún  tiempo. 

Mencionando,  finalmente,  los  numerosos  trabajos  publicados  ha- 
cia el  fin  de  ese  período,  en  los  que  se  trata  más  de  esludios  teóri- 
cos que  de  investigaciones  nuevas  sobre  la  estratigrafía  y  paleonto- 
logía de  la  formación  pampeana,  tendremos  una  idea  de  los  traba- 
jos principales  que  en  él  fueron  ejecutados. 

Cuarto  periodo.  —  Sobre  la  base  de  todos  estos  conocimientos  se 
inician  los  estudios  oficiales  de  la  Dirección  general  de  minas,  geo- 
logía é  hidrología. 

Para  darse  cuenta  de  las  tareas  que  se  presentaron  á  la  sección 
geología,  desde  el  principio,  es  bueno  tomar  en  consideración,  no 
solamente  lo  conseguido  anteriormente,  sino  también  loque  eviden- 
temente se  ha  dejado  de  lado  y  los  trabajos  de  índole  práctica,  li- 
gados con  un  servicio  público. 

La  composición  compleja  del  subsuelo  argentino  resalta  clara- 
mente y  puede  concretarse  en  pocas  líneas:  existencia  de  una  anti- 
gua masa  en  el  centro  y  norte  del  país,  rodeada  hacia  el  poniente 
en  los  Andes,  por  una  faja  de  rocas  mesozoicas  y  de  estructura  com- 
plicada y  desapareciendo  hacia  el  sur  debajo  de  una  serie  de  estra- 
tos terrestres  y  marinos  del  cretáceo  y  terciario. 

Las  diferentes  transgresiones  desde  el  paleozoico  inferior  hasta  el 
terciario  superior,  se  conocen  en  sus  rasgos  principales.  La  suce- 
sión de  los  estratos  marinos  y  continentales,  representantes  del  pa- 
leozoico, es  la  misma  como  en  grandes  partes  del  Brasil  y  en  los 
otros  trozos  del  antiguo  continente  del  Gondwana.  Los  descubri- 
mientos del  carbón  han  adelantado  algo  la  investigación  metódica 
de  este  combustible.  El  descubrimiento  de  \\  olframita  y  otros  yaci- 
mientos del  grupo  del  estaño  y  la  investigación  de  yacimientos  de 
oro,  de  plata  y  de  cobre,  esparcidos  sobre  largos  trechos  en  el 
oeste  y  noroeste  han  aumentado  nuestros  conocimientos  también  de 
este  sentido. 

Finalmente,  el   subperíodo  actual  se  inicia  en  1910,  en  que  se 


HISTORIA   DE   LA   GEOGRAFÍA   ARGfcHTINA  0O~ 

estudian  la  Puma  de  Atacama  con  su  estructura  de  la  edad  algon- 
kiana;  las  sierras  pampeanas  en  la  caledoniana  ó  herciniana  ;  la 
pérmica  en  la  precordillera  de  San  Juan  y  Mendoza  ;  las  de  La  Rio- 
ja,  Tucumán  y  Catamarca,  San  Luis,  Córdoba,  Xeuquen,  Misio- 
nes, Corrientes  y  Entre  Ríos. 

Pueden  verse  en  las  proyecciones  luminosas  de  veinte  diapositi- 
vos  originales  que  he  preparado  como  complemento  de  este  estu- 
dio, el  caudal  desconocido  para  la  generalidad  de  las  personas,  que 
yace  en  los  archivos,  y  otros  tantos  elementos  gráficos  adelantados, 
que  no  obstante  ser  estudios  oficiales  muy  autorizados,  carecen  déla 
necesaria  divulgación  á  los  fines  de  su  útil  aprovechamiento  en  la 
enseñanza  de  nuestra  geografía. 

Podrá  juzgarse  de  paso,  el  progreso  de  los  conocimientos  de  nues- 
tra geografía  en  los  últimos  tiempos.  Helos  aquí: 

i°  Dos  mapas  de  la  Patagonia  elaborados  por  el  usurpador  y  far- 
sante Orelie,  que  como  se  sabe,  pretendía  erigirse  en  rey  de  la  Pa- 
tagonia y  de  la  Araucania  ; 

2"  Mapa  de  las  islas  Malvinas,  publicado  en  i84i  ; 

3"  Croquis  del  itinerario  seguido  por  el  mayor  Mariano  Rejara- 
no, hacia  las  tribus  indias  en  el  país  denominado  «Las  Manzanas» 
en  1872 ; 

\°  Plano  acompañado  al  proyecto  de  puerto  de  Rueños. Aires, 
por  el  doctor  Rigoni  (1872) ; 

.")"  Carta  de  las  pampas  del  sur,  por  el  coronel  Alvaro  Barros 
(1872); 

6"  Mapa  de  la  región  de  Villa  Occidental,  que  sirvió  al  doctor 
Tejedor  en  la  plenipotencia  al  Brasil; 

7"  Límites  del  Paraguay  con  el  Rrasil,  con  la  región  Villa  Occi- 
dental, por  el  consejero  Duarle  da  Ponte  Ribciro  (1872); 

8 "  Mapa  del  Chaco  en  las  fronteras  con  Rolivia,  del  archivo  di- 
plomático del  doctor  Tejedor ; 

o"  Puerto  de  la  Ensenada  y  sus  alrededores.  Plano  aproximativo 
por  el  ingeniero  Luis  A.  iluergo  (1873). 

Y  formando  contraste  con  este  material  primitivo  pero  que  fué 
muy  útil  en  su  época,  y  á  sus  fines,  presento  los  siguientes  gráficos, 
los  más  modernos  y  completos  que  existen,  publicados  como  anexos 
de  las  últimas  exploraciones  y  estudios  verificados  por  los  geólogos 
y  paleontólogos  oficiales,  desde  19 10  hasta  la  fecha. 


5o8  BE  VISTA  DE  LA    UNIVERSIDAD 

i  o"  Mapa  geológico  de  la  República,  con  determinación  de  los 
pliegues  andinos  y  el  geosinclinal. 

iiu  Cortes  demostrativos  de  las  sierras  del  sudoeste  de  La  Hioja  y 
sus  prolongaciones  hacia  Gatamarca  y  San  Juan. 

12"  Esquema  tectónico  de  la  región  petrolífera  subandina  de 
Salta  y  Jujuy. 

1 3"  Vestigios  animales  de  la  formación  deAoniana  en  San  Juan 
y  Catamarca. 

1 4"  Desarrollo  geológico  del  Pie  de  Palo. 

1 5°  Ejemplares  fósiles  estudiados  por  Ameghino. 

i6°  Carta  hidrológica  déla  república. 

i -°  Carta  del  padrón  minero  argentino. 

1 8°  Los  fósiles  de  Corrientes. 

19"  Diagrama  del  intercambio  comercial  argentino. 

20o  Trazado  general  de  la  red  ferroviaria  del  país. 

En  todo  este  cuadro  de  profundos  estudios,  sobresalen  induda- 
blemente, como  luz  prístina,  los  trabajos  geniales  de  Ameghino, 
que  como  todas  las  grandes  realidades,  parecerían  impregnados  de 
ilusión  y  de  poesía. 

La  concurrencia  argentina  en  las  exploraciones  y  conquistas  del 
Polo  sur  es  también  parte  integrante  de  la  historia  de  nuestra 
geografía,  como  lo  es  igualmente  el  patriótico,  abundante  y  silen- 
cioso trabajo  de  las  observaciones  astronómicas  de  Córdoba  y  de  La 
Plata,  el  de  las  oficinas  meteorológicas,  el  del  observatorio  Polar  de 
Año  Nuevo  ;  lo  es  también  el  relevamiento  hidrológico  de  nuestros 
rios  y  costas,  tan  incompleto  aun  y  sobre  cuyo  perfecto  estudio 
habrá  de  desarrollarse  el  plan  futuro,  ya  retardado,  del  aprovecha- 
miento de  todas  las  aguas  argentinas  a  los  fines  de  nuestro  creci- 
miento: el  último  incendio  de  la  Intendencia  de  marina  produjo  á 
este  respecto  un  perjuicio  incalculable,  pues  fueron  destruidas  por 
el  fuego  las  observaciones  y  trabajos  pacientes  de  más  de  25  años 
de  nuestros  marinos,  sobre  as  costas  argentinas. 

Habrá  de  compulsarse  al  mismo  tiempo  los  trabajos,  conferencias 
y  estudios  del  Instituto  geográfico  argentino,  del  Instituto  militar 
y  naval,  diversificación  que  está  mostrando  con  evidencia  la  necesi- 
dad de  concentrarlos  en  una  sola  y  grande  institución  geográfica  á 
la  manera  de  las  similares  de  Estados  Unidos,  Inglaterra,  Francia 
y  Alemania.  Tal  vez  fuera  el  medio  más  propio  de  celebrar  en  1916 


HISTORIA  ])K   I.A  GEOGRAFÍA  ARGENTINA 


oorj 


el  Centenario  del  9  de  Julio,  creando  ese  instituto,  con  un  gran 
museo  anexo,  con  sus  enormes  secciones  de  geología,  hidrología, 
etnología,  cartografía,  etc.,  para  la  cual  bastaría  con  aportar  á  la 
fundación,  los  productos  que  quedarían  así  disculpados,  de  un  mes 
de  carreras  y  dos  de  la  lotería  nacional. 

La  Universidad  de  La  Plata  ha  resuelto  contribuir  á  la  celebra- 
ción del  centenario  próximo  midiendo  un  arco  meridiano,  según  el 
original  y  muy  meritorio  proyecto  de  nuestro  hombre  de  ciencia  y 
de  letras  Leopoldo  Lugones. 

Por  mi  parte  anuncio  á  mis  futuros  alumnos  de  5o  año  en  el  cur- 
so próximo  de  191 6,  que  siguiendo  el  provechoso  método  mono- 
gráfico y  de  seminario  que  he  realizado  durante  el  presente  año  de 
1916,  que  en  mi  modesta  y  silenciosa  obra  de  profesor  de  esta  casa, 
han  de  prepararse  para  encarar  estos  dos  temas  de  investigación  que 
dejo  planteados  y  que  estudiaremos  en  clase  :  a)  historia  de  la  car- 
tografía argentina,  con  reproducciones  gráficas ;  b)  bibliografía 
comentada  de  la  geografía  argentina  sistemada,  con  crítica   breve. 

El  fenómeno  del  transporte  debe  entrar  también  en  el  cuadro  de 
la  geografía  y  por  lo  tanto,  corresponde  al  hacer  la  historia  de  ella, 
reseñar  la  evolución  prodigiosa  que  se  ha  operado,  desde  sus  formas 
indígenas,  hasta  los  caminos  cómodos,  los  rios  dragados,  los  ferro- 
carriles profusamente  diseminados,  que  hoy  caracterizan  la  vialidad 
argentina  y  han  contribuido  al  afianzamiento  y  al  desarrollo  econó- 
mico de  la  nación. 

Finalmente,  habrá  de  repasarse  las  conclusiones  de  los  diversos 
censos  generales  y  parciales  de  la  nación,  provincias  y  villas. 

c)  En  la  sección  relativa  á  la  evolución  del  perímetro  territorial, 
habrá  de  estudiarse  la  obra  de  la  historia  y  de  la  diplomacia,  que 
de  6.000.000  de  kilómetros  cuadrados  del  antiguo  virreinato  del 
Río  de  la  Plata,  solo  nos  ha  legado  cerca  de  0.000.000  de  kilóme- 
tros cuadrados  que  actualmente  poseemos.  V  este  respecto,  fuente 
indispensable  y  abundante  se  halla  en  los  archivos  del  ministerio  de 
Relaciones  exteriores,  en  los  10  gruesos  volumenos  conteniendo  los 
tratados  internacionales  de  nuestro  país  con  las  naciones  extranje- 
ras y  en  los  cuales  se  incluyen  los  límites  con  Brasil,  Chile,  Para- 
guay, Bolivia  y  República  Oriental  del  Uruguay.  Sabido  es  que 
esta  última  operó  la  primera  retracción  territorial  argentina,  con  la 


5lO  BEVISTA   DE   LA    UMVEKSIDAD 

segregación  de  Artigas.  Bolivia  fué  el  resultado  de  la  segregación  al 
amparo  de  Bolívar,  en  1826  ;  Paraguay,  en  el  hecho,  quedó  eman- 
cipado del  territorio  nacional,  desde  18 10. 

Nuestra  tradición  histórica  excluye  la  conquista  territorial  y  aún 
la  reconquista,  como  se  comprobó  después  de  las  guerras  con  el 
Brasil  en  1826  y  con  el  Paraguay  en  i865.  Cabrá  en  la  compulsa 
de  la  documentación  auténtica,  rectificar  la  verdad  sobre  la  conduc- 
ta argentina.  Vsí,  de  paso,  tomo  de  documentos  originales  que 
poseo  en  mi  poder  relativos  á  la  cuestión  de  límites  del  Paraguay, 
los  siguientes  párratos  de  una  carta  en  que  Sarmiento  daba  al 
doctor  Tejedor  sus  vistas  sobre  el  punto. 

«  El  pensamiento  dominante  era  no  cobrar  indemnizaciones  de 
acuerdo  con  el  Brasil,  sino  en  las  cantidades  más  soportables,  te- 
niendo en  vista  la  pobreza  y  despoblación  del  país. 

u  \o  pudo  obtenerse  empero,  la  aquiescencia  del  gobierno  impe- 
rial de  aquella  política  de  indulgencia  y  él  negoció  por  separado 
tratados  de  paz  con  el  Paraguay,  en  los  que  se  hizo  reconocer  como 
deuda  los  costos  de  la  guerra  avaluados  en  cientos  de  millones  de 
pesos  )) . 

Y  le  daba  su  opinión  sobre  la  conducta  por  seguir  en  las  siguien- 
tes cláusulas,  entre  otras  : 

«  1"  Cerrar  el  camino  de  negociaciones  diplomáticas  del  Brasil, 
sobre  cuestiones  relativas  al  Paraguay,  por  falta  de  personería  ; 

«  4°  Estipular  que  en  ningún  caso  como  prenda  pretoria,  o  como 
pago,  se  habrán  de  tomar  terrenos  del  Paraguay  ; 

«  5"  Que  en  caso  de  guerra  de  esta  potencia  con  el  Paraguay,  no 
será  conquistado,  poseído,  ni  adquirido  territorio  alguno  de  los  que 
este  estado  posea  o  hubiere  de  poseer  de  este  lado  del  río  Paraguay  ; 

«  7"  Pedir  causa  justificada  de  la  prolongada  ocupación  del  Para- 
guay, y  en  caso  de  darla  en  términos  que  no  importen  una  amenaza 
de  prolongación  indefinida,  pedir  que  se  reduzca  mientras  se  opera 
la  evacuación  total  á  un  número  de  tropas,  consistente  con  este  in- 
tento, y  aun  si  el  caso  fuese  presentado,  igual  á  la  guarnición  que 
nosotros  tenemos  en  Villa  Occidental,  sin  perder  de  vista,  que  para 
el  resguardo  de  los  intereses  brasileños  en  sus  propias  posesiones, 
arriba  del  río,  tienen  suficientes  fuerzas  y  superiores  á  las  nuestras. 

«  Pedir  explicaciones  sobre  la  estación  de  cinco  acorazados,  no 
teniendo  marina  el  Paraguay,  y  siendo  un  hecho  nuevo  y  no  moti- 


HISTORIA  DE  )>V  GEOGRAFÍA   ARGENTINA  5ll 

vado  la  aglomeración  de  fuerzas  navales  en  aquellas  aguas  adonde 
nuestra  marina  no  llega.  » 

Y  en  las  bases  oficiales  entregadas  por  el  gobierno  argentino  al 
doctor  Tejedor  para  la  misión  de  éste  en  el  Brasil  se  lee  : 

«  La  alianza  en  todos  sus  actos  anteriores  y  posteriores  á  la  guerra, 
declaró  que  ella  no  se  había  formado  contra  la  nación  paraguaya, 
cuya  independencia  é  integridad  territorial  garantía,  sino  contra  su 
gobierno.  » 

El  archivo  de  Mitre  y  algunos  particulares  no  del  todo  compul- 
sados aún,  como  los  de  Elizalde,  Tejedor,  el  Archivo  oficial  de 
Corrientes,  etc.,  serían  necesarios  á  un  conocimiento  exacto  de  la 
historia  de  nuestro  perímetro  territorial,  como  también  los  gruesos 
volúmenes  que  resumen  nuestras  cuestiones  de  límites  con  Chile, 
Brasil  y  Bolivia.  Los  trabajos  del  doctor  Francisco  P.  Moreno  en 
cuanto  á  Chile,  tiene  un  triple  valor  científico,  político  é  históri- 
co. Sobre  los  límites  con  Chile,  los  libros  publicados  por  el  doctor 
Estanislao  S.  Zeballos  y  las  conferencias  y  artículos  producidos 
en  diversas  circunstancias,  son  acopios  luminosos  en  esta  mate- 
ria y  tienen  á  la  vez  un  valor  descriptivo  superior,  de  carácter  ge- 
neral. 

Un  capítulo  interesante  de  la  historia  de  nuestra  geografía  sería 
el  relativo  á  la  usurpación  ejercida  por  el  imperio  británico  en  nues- 
tras islas  Malvinas. 

Tengo  aquí  tres  publicaciones  hechas  en  i832  y  i833  que  resu- 
men por  completo  el  desarrollo  de  esa  usurpación. 

El  primero  se  titula  :  Colección  de  documentos  oficiales  con  que 
el  gobierno  instruye  al  cuerpo  legislativo  de  la  provincia  del  origen  y 
estado  de  las  cuestiones  pendientes  con  la  república  de  los  Estados 
Unidos  de  Norte  América,  sobre  las  islas  Malvinas. 

El  segundo  se  titula  :  Protestation  du  </ouvernemenl  des  provin- 
ces  unies  du  Rio  de  la  Plata,  par  son  ministre  ple'nipotentiaireá  Lon- 
dres, sar  Varrogation  de souverainelé  dans  les  lies  Malvines  ou  Falh- 
land,  par  la  (¡ramle  Bretagna,  el  Véjection  de  Vétabtissement  de 
Hílenos  Ayres  á  Porl  Loáis. 

El  tercero:  Observations  en  theForcible  oceupationof  the  Malvi- 
nas, or  Falkland  islanes,  by  the  British  government,  in  1833. 

I  n  cuarto  opúsculo  publicado  en  i84i  contiene:  Reclamación 
del  gobierno  de  las  provincias  unidas  del  Pió  de  la  Plata,  contra  el  de 


O  1 12  UE  VISTA   DE   LA   UNIVEHS1DAD 


sü  majestad  británica,  sobre  la  soberanía  y  posesión  de  las  islas  Mal- 
vinas (Falkland). 

d)  En  cuanto  á  las  transmigraciones  pobladoras,  constituiría  una 
sección  importante  de  la  obra  la  relación  de  las  razas  aborígenes  y 
su  transfusión,  así  como  también  el  desarrollo  de  la  inmigración 
extranjera,  que  desde  1807  hasta  igi^nos  ha  permitido  incorporar 
al  país  4.978.000  que  han  influenciado  poderosamente  nuestra  fi- 
sonomía colectiva,  así  como  nuestro  ambiente  ha  hecho  otro  tanto 
sobre  esa  importante  masa  humana  y  se  ha  prolongado  en  forma 
bienhechora  a  través  del  Atlántico,  sobre  millares  de  hogares  extran- 
jeros. Veríamos  entonces  cómo  de  5.022.000  habitantes  que  habían 
en  1902,  han  aumento  en  trece  años  ó  sea  en  igiS,  á  9.800.000  ó 
sea  en  un  90  por  ciento. 

e)  Al  referirnos  á  la  producción  y  circulación  de  la  riqueza  argenti- 
na, habríamos  de  estudiar  el  desarrollo  y  sus  causas,  formas  y  resul- 
tados, de  la  explotación  de  nuestras  riquezas  yacentes  y  productivas. 

La  circulación  por  ríos,  canales,  ferrocarriles,  etc.,  el  comercio, 
la  industria,  para  llegar  al  estado  actual,  cuyo  resumen  interesa 
conocer,  es  como  sigue  : 

Cultivos 

Hectáreas 

Superficie  cultivada  de  cereales. i3. 810.000 

—  —      de  alfalfa. 7.200.000 

—  de  cultivos  industriales  como  viñas, 

caña  de  azúcar,    ele 0.000.000 

Inmigración 
Inmigrantes  entrados  desde  1857  á  io,i4-.  .  .  /j. 978. 000 

Ganadería 

Existencia  en   191  ó 

Lanares 8i.485.i4g 

Vacunos. 00.796.447 

Yeguarizos 9.400.000 

Cabríos 4. 563. 808 

Porcinos 3. 197.337 

Valor  del  ganado  existente  :  4- 000. 000. 000  de  francos. 


UIST01UA    DE   LA   GEOGRAFÍA  AUGIvYI'INA 


5i3 


Agricultura 

Hectáreas  sembradas 
1910 

Trigo. G.4oo.ooo 

I-^ino. 1.750.000 

Avena 1.200.000 

Maíz 4-522. 000 

Alfalfa 7.200.200 

Otros  cultivos 4-5oo.ooo 


Producción  general 

Francos 

Valor  de  la  explotación  de  las  industrias   rurales 

(tierra,    ganado,    instalaciones,    etc.),    según 

censo  de  1908 19. 338. 548. 440 

Valor  actual  calculado 23. 800. 000. 000 

Valor  de  la  producción  y  capital  de  las  industrias 

fabriles  y  manufactureras 9.500.000.000 

Industrias  varias 

Kilogramos 

Producción  argentina  de  azúcar  en  ig  10. 336. 000. 000 

—  —         de  vino  (la  argentina  ocu- 

pa el  quinto  lugar  en  la  producción  mundial; .  .  5.  i44-a62 


Comercio  exterior 


Valor  anual  del  comercio  exterior  argentino. 
Capitación  del  comercio 


Francos 
por  habitante 

4-5oo.ooo.ooo 

5  00 


El  comercio  exterior  argentino  (que  en  los  últimos  cincuenta  años 
arroja  un  valor  conjunto  de  denlo  cuarenta  mil  millones  de  francos 
y  que  aumentó  en  un  i5o  por  ciento  en  la  última  década,  respecto 
de  la  anterior),  ocupa  el  octavo  lugar  por  su  importancia,  entre  los 
países  del  mundo  entero,  actualmente. 


Exportación 
Valor  anual  de  nuestra  exportación. 


Francos 


5í4  REVISTA  DE   L\    UNIVERSIDAD 

Importación 
Valor  anual  de  las  importaciones a.  106.760.710 

Puertos 

Tonelaje  del  movimiento  anual  de  la  navegación 

en    los  puertos  argentinos 60.000.000 

Aumento  en  los  últimos  diez  años,  100  por  ciento. 

(El  puerto  de  Buenos  Aires  ocupa  el  séptimo  lugar  entre  los  más 
importantes  del  mundo,  en  cuanto  al  movimiento  comercial). 

Ferrocarriles 

Extensión  total  de  las  líneas  férreas  del  país    en 

kilómetros,  191 5 36-735 

Capital  de  las  empresas  ferroviarias  en  francos.  .  7.000.000.000 

(Por  la  extensión  de  sus  líneas  férreas  la  Argentina  ocupa  el  no- 
veno lugar  en  el  mundo). 

Telégrafos 

Extensión  de  las  líneas  en  explotación  en    kiló- 
metros   81.778 

El  comercio  exterior  argentino  que,  incluido  metálico  pero  ex- 
cluido todo  valor  proveniente  de  acarreo,  guinche,  etc.,  etc.,  para 
la  exportación  (que  otros  países  incluyen  y  que  si  nosotros  inclu- 
yéramos aumentaría  la  cifra  de  nuestro  comercio  en  más  de 
200.000.000  de  pesos),  ascendió  en  igi3  á  996.000.000  pesos 
oro  y  pasará  en  191.)  de  1. 000. 000. 000  de  pesos  oro,  aún  exclu- 
yendo el  metálico.  Es  superior  al  comercio  en  conjunto  del  Brasil, 
Uruguay,  Perú,  Vene7.uela,  Ecuador  y  Paraguay,  á  pesar  de  que 
la  población  en  conjunto  de  estos  países  es  cerca  de  cuatro  veces  la 
nuestra.  Bien  es  cierto  que  la  Argentina  tiene  un  comercio  que  co- 
rresponde á  la  proporción  de  i3o  pesos  oro  por  habitante,  contra 


ÍIISTOIUA  ÜK  Í,A  GEOGRAFÍA    \UCK\TI.\  \ 


40  pesos  el  Brasil,  18  Venezuela,  16  el  Perú  ;  en  fin,  que  la  pro- 
porción en  ese  sentido  coloca  á  la  Argentina  á  la  cabeza  de  América 
y  en  el  séptimo  lugar  en  el  mundo. 

Nuestro  comercio  es  superior  al  del  Brasil  en  un  Go  por  ciento, 
superior  al  de  Chile  eu  un  f\o  por  ciento,  al  del  Uruguay  en  un  900 
por  ciento. 

Los  diez  y  nueve  países  de  la  América  latina  :  Bolivia,  Brasil, 
Chile,  Colombia,  Ecuador,  Paraguay,  Perú,  Uruguay,  Venezuela, 
Haití,  Méjico,  El  Salvador,  Guatemala,  Santo  Domingo,  Honduras, 
Nicaragua,  Panamá,  Costa  Rica  \  Cuba,  tienen  reunidos  un  co- 
mercio total  de  1.900.000.000  pesos  oro.  De  manera  que  esos  diez 
y  nueve  países  en  conjunto  apenas  alcanzan  á  duplicar  el  comercio 
argentino,  debiendo  hacer  notar,  que  los  diez  últimos  de  los  cita- 
dos, ó  sean  todos  los  países  latinos  de  \orte  Vmérica,  tienen  un  co- 
mercio en  conjunto  menor  al  nuestro  en  un  3o  por  ciento,  á  pesar 
de  que  entre  ellos,  solamente  Méjico  y  Cuba,  tienen  un  comercio 
de  58o. 000. 000  de  pesos  oro,  es  decir,  sólo  inferior  al  del  Brasil 
en  un  20  por  ciento. 

El  comercio  argentino  frente  al  de  toda  la  América  latina,  estu- 
diado en  sus  dos  partes,  exportación  é  importación,  da  resultados 
sugerentes. 

Nuestra  exportación  excluido  metálico  y  valores  devengados  has- 
ta el  embarque,  es  de  /18o. 000. 000  de  pesos  oro.  La  de  todos  los 
demás  países  de  Sud  América  es  sólo  de  600.000.000  de  pesos  oro, 
pero  los  hechos  afirman  la  creencia  de  que  en  un  poco  más  de  dos 
años  sobrepasaremos  ese  valor  de  la  exportación  total  del  resto  de 
Sud  América.  Mayor  proporción  tendrá  nuestro  aumento  del  ano  en 
curso  sobre  el  anterior. 

La  prevaleucia  del  comercio  argentino  surjebajo  cualquier  faz  en 
que  se  le  estudie.  Así,  por  ejemplo,  el  aumento  de  nuestro  comer- 
cio es  de  triple  proporción  al  del  Brasil,  Uruguay,  etc.,  lo  que  no 
debe  extrañar  cuando  con  9.000.000  de  habitantes  y  60  años  de 
vida  normal,  estamos  acercándonos  al  rango  de  Italia,  con 
4o. 000. 000  de  habitantes,  de  Rusia,  con  100.000. 000  y  de  Austria, 
con  5o. 000. 000,  en  el  comercio  exterior  y  ya  hace  tiempo  sobre- 
pasamos á  España,  Japón.  Portugal,  Australia,  y  como  dejamos 
dicho,  á  los  19  países  latinos  de  Norte  y  Sud  América. 

El  reputado  economista  señor  Ricardo  Pillado  acaba  de  publicar 


5í6  REVISTA  DE  LA   UNIVERSIDAD 

un  libro  indispensable  para  completar  el  estudio  geográfico  de  nues- 
tro comercio,  sobre  Los  tratados  de  comercio  argentinos,  que  anali- 
za con  todo  acierto  la  materia. 

f)  En  la  relación  geográfico-civil  veríamos  el  desarrollo  político 
de  nuestra  organización,  la  influencia  del  determinismo  geográfico 
en  su  modelación  y  el  cambio  consubstancial  de  usos,  costumbres, 
cultura  general,  en  una  palabra,  en  la  que  la  obra  educadora  ha 
sido  la  mayor  y  más  fecunda  colaboradora  ; 

g)  En  el  capítulo  sobre  valor  exponencial  argentino,  habría  de 
estudiarse  lo  que  ha  significado  y  significa  nuestro  país  en  la  vida  del 
globo,  las  formas,  modos  y  resultados  de  gravitación,  especialmen- 
te en  los  últimos  tiempos.  Veríamos  así  cómo  ha  servido  nuestro 
suelo  para  derivar  problemas  económicos  y  políticos  de  otros  países 
de  escaso  rendimiento  productivo  ó  de  libertades  políticas  limitadas 
y  cómo  hemos  contribuido  á  levantar  el  ideal  y  el  horizonte  moral 
de  millares  de  seres,  cuyo  ascenso  ha  repercutido  como  un  bien  en 
sus  patrias  originarias. 

Veríamos  que  nuestra  tradición  histórica  es  amparar  pueblos  y 
defender  su  libertad,  desde  los  tiempos  épicos  en  que  nuestro  Gran 
Héroe  rechazaba  poderes  y  protectorados,  pues  según  él,  nada  cabía 
en  el  espíritu  de  la  expansión  argentina  que  no  fuera  la  total  inde- 
pendencia americana,  y  agregando  que  nada  hay  más  peligroso 
para  las  democracias  que  los  prestigios  de  un  general  vencedor  ; 
esa  tradición  se  ratifica  cuando,  vencedores  en  la  guerra  contra  el 
Brasil,  contribuímos  á  formar  de  nuestras  propias  entrañas,  la  her- 
mosa y  querida  República  Oriental  del  Uruguay,  que  es  hoy  un 
orgullo  de  la  cultura  y  civilización  americana  ;  se  afianza  con  la 
campaña  contra  el  tirano  del  Paraguay  cuando  nuestros  hombres 
de  estado  proclaman  que  la  victoria  no  da  derechos  y  nuestra  Na- 
ción entrega  al  arbitraje  la  cuestión  de  límites  con  aquel  heroico 
país  ;  persiste  en  los  múltiples  casos  en  que  hemos  sostenido  el  ar- 
bitraje como  único  medio  de  resolver  las  contiendas  internacionales  : 
sostiene  Pellegrini  en  los  memorables  debates  parlamentarios  sobre 
las  cuestiones  con  Chile,  que  no  valían  algunas  leguas  de  territorio 
deshabitado,  en  caso  de  un  fallo  arbitral  adverso,  lo  que  los  horro- 
res de  una  guerra  sudamericana  ;  proclama  Sáenz  Peña  su  genial 


HISTORIA   DE   LA  GEOGRAFÍA  ARGENTINA  i)  I  ", 

fórmula  de  «  América  para  la  humanidad  »  y  finalmente  participa 
nuestra  república  en  los  momentos  actuales,  en  la  fraternal  fórmula 
del  V,  B,  C,  para  afianzar  la  concordia  y  el  derecho,  que  en  esen- 
cia constituye  su  objetivo. 

(:  Ha  sido  esta  tradición  perjudicial  para  nosotros?  Contesto  ne- 
gativamente y  afirmo  que  nuestras  conveniencias  más  fundamenta- 
les consisten  en  seguirla. 

En  presencia  del  desinterés  histórico  con  que  hemos  servido  la 
causa  de  la  libertad  y  del  derecho  ajenos,  se  nos  ha  motejado  de 
romántitos.  Soy  de  los  que  piensan  que  los  románticos  son  los  más 
cercanos  á  la  verdad  ;  aquellos  que  penetran  con  los  ojos  sutiles  del 
alma  al  través  de  la  opacidad  de  los  seres  y  de  las  cosas,  entrando 
á  la  realidad  presentida  por  el  ideal. 

No  importa  que  ciertas  cavilosidades  de  minorías  sin  eco  en  los 
países  que  nos  forman  cintura  simulen  cierto  dejo  de  antipatía  á  la 
Argentina.  Allí  está  en  contraposición  á  eso,  la  transfusión  del  pen- 
samiento y  de  los  ideales  argentinos,  infiltrándose  en  los  espíritus  en 
la  forma  del  intercambio  moral  y  material  ;  nuestros  diarios,  revis- 
tas y  libros  circulan  con  profusión  en  las  capitales  sudamericanas  : 
esa  es  nuestra  conquista,  que  vale  más  que  todo :  ese  es  el  signo  ex- 
políenle, do  nuestro  valimiento. 

La  República  Oriental  es  una  hermana  que  con  nosotros  com- 
plementa la  peculiaridad  déla  cultura  rioplatense,  la  más  avanzada 
de  Sud  América.  El  Paraguay  es  por  su  geografía  un  permanente 
cliente  material  y  moral  que  debemos  cultivar  con  el  cariño  y  la 
vehemencia  que  inspiran  el  heroísmo  y  el  dolor  ;  contra  el  tirano  de 
esa  nación  hubimos  de  luchar  para  defender  nuestra  soberanía  ;  los 
trofeos  de  esa  guerra  deben  volver  á  su  patria,  pues  fueron  enarbo- 
lados  por  un  usurpador  :  trofeos  más  gallardos  y  firmes  obran  en 
nuestras  manos,  aparte  de  que  los  hechos  de  la  Historia  no  se  bo- 
rran ;  la  deuda  de  guerra  debe  condonarse,  pues  su  mantenimiento 
es  una  ilusión  que  no  está  en  nuestra  mente  ver  convertirse  en  efec- 
tiva ;  vidas  y  fortunas  de  varias  generaciones  nos  costó  la  guerra  ; 
no  importa,  pues  con  ello  salvamos  nuestra  soberanía  y  la  libertad 
paraguaya.  Bolivia  deberá  salir  del  Atlántico,  si  es  que  nosotros  no 
debemos  buscar  hacia  el  Pacífico  nuestra  ruta  por  el  canal  de  Pa- 
namá y  este  argumento  incontestable  afirma  nuestro  acercamiento 
con  la  encantadora  patria  de  la  cual  decía  el  sabio  explorador  Alci- 


5  I  8  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

des  D'Orbigny  que  si  de  la  memoria  humana  pudiera  perderse  el 
recuerdo  del  lugar  donde  estaba  el  paraíso  perdido,  habría  que  ir  á 
buscar  éste  en  ese  rincón  de  pueblo  que  vive  á  /jooo  metros  de  al- 
tura. Chile  y  el  Brasil,  finalmente,  se  complementan  con  nosotros, 
sin  estorbarse  en  nada. 

Después  de  esto  ¿  que  valdrá  nuestra  patria  ?  Valdrá  la  fortuna  de 
la  solidaridad  sudamericana,  buscando  su  derrotero  hacia  el  bien 
humano,  como  un  resultado  de  nuestro  determinismo  geográfico. 


Jcan  G.  Beltrán 


INFLUENCIA  DEL  ESPÍRITU  CALVINISTA 

EN   LA  CONSTITUCIÓN   DE  LA   SOCIEDAD    DE   ESTADOS  UN1NOS  (i) 


(«eneralidades.  —  Calvino,  calvinismo,  su  espíritu,  su  posición  en  el  desarrollo 
del  pensamiento  humano.  —  Los  disidentes  ingleses;  a)  Kxodo  de  los  Pilgrim 
Falhers,  Plymouth,  su  desarrollo,  carácter  é  importancia  en  el  desenvolvimien- 
to norteamericano  ;  b)  Kxodo  de  los  puritanos,  su  idiosincrasia,  desarrollo  é 
inlluencia  en  Norte  América.  —  Rasgos  calvinistas  en  la  sociedad  norteameri- 
cana en  su  estado  actual. 

Al  estudiar  la  influencia  del  espíritu  calvinista  en  la  sociabi- 
lidad norteamericana,  es  de  primordial  importancia  tener  pre- 
sente algo,  no  muy  bien  definido  en  los  textos  que  tratan  el 
fenómeno  sociológico  en  los  Estados  Unidos,  circunstancia  que 
se  tuvo  el  mayor  cuidado  de  establecer  durante  el  curso. 

Me  refiero  á  la  diferencia  entre  los  dos  núcleos  puritanos  que 
se  establecieron  en  Norte  América.  El  primero  constituido  por 
los  que  aparecen  en  la  historia  bajo  el  nombre  de  «  Pilgrim 
Fathers  » ;  el  segundo,  por  verdaderos  puritanos,  que  tuvieron 
una  acción  decisiva  en  la  sociedad  norteamericana. 

Eran  los  primeros  hombres  de  ideas  y  los  segundos  hombres 
de  acción. 

Los  primeros,  imbuidos  en  sus  ideas  lírico-idealistas,  no  tenían 
otro  fin  que  el  de  ubicarse  donde  .se  les  permitiera  desenvolver 

(i)  De  la  serie  do  monografías  presentada  en  el  curso  de  sociología  del  año  pasado,  y 
que  versaba  sobre  8  los  fenómenos  sociales  en  los  Estados  Unidos  »,  el  profesor,  doctor 
(v)uesada,  ha  resuelto  recomendar  la  publicación  del  presente  estudio,  como  estímulo  a  la 
investigación  y  criterio  del  autor.  (]V.  de  la  D.) 


020  11EVISTA    DE   LA    UNIVEIISIDAD 

pacíficamente;   no  había  en  ellos  el  deseo  de  hacer  prosélitos, 
ni  el  afán  de  conquista  ó  expansión. 

No  había  dinamismo  en  su  ideal;  así  como  habían  ido  á  Ho- 
landa, al  país  del  libre  pensamiento,  de  la  tolerancia  y  libertad, 
así  como  habían  quedado  varios  años  sin  aumentar  su  grey  con 
nuevos  creyentes,  se  dirigían  á  Norte  América  para  tener  allí 
paz  y  tranquilidad. 

Pero  quedaba  de  ellos  una  parte  á  elaborar  en  la  madre  pa- 
tria nuevas  aptitudes  y  adquirir  fuerzas  para  la  lucha  que  se 
hacía  inminente.  Creían  los  puritanos  ingleses,  después  de  la 
persecución  de  María  la  Sanguinaria,  obtener  una  época  de  paz, 
protección  y  florecimiento  en  el  reinado  de  Isabel. 

La  desilusión  no  podía  ser  mayor. 

Isabel  dio  muy  pronto  muestra  de  no  tener  otro  ideal  que  el 
del  predominio  más  absoluto,  lo  que  hizo  evidente  con  el  act  of 
uniformily  y  el  act  of  supremacy,  con  que  aseguraba,  respecti- 
vamente, la  uniformidad  religiosa  y  el  absolutismo  indiscutido 
é  indiscutible  de  los  derechos  de  la  «  Reina  virgen  »,  so  pena  de 
los  más  terribles  castigos. 

Los  puritanos  llegaron  á  formar  la  mayoría  en  el  parlamento 
inglés,  pero  á  medida  que  su  número  aumentaba,  más  fuertes  se 
hacían  sus  convicciones,  mayor  su  adhesión  á  los  principios  de 
igualdad  derivados  del  espíritu  calvinista,  mayor  y  más  inmi- 
nente se  hacía  el  peligro  contra  el  cual  iban  los  principios  her- 
méticos, dogmáticos  y  conservadores  de  la  sociedad  británica. 

No  quedaba  para  los  puritanos  otra  salida  más  que  la  emi- 
gración. 

Ya  no  podía  ésta  realizarse  á  Holanda;  necesitaban  ellos  una 
región  donde  la  libertad  y  la  independencia  pudiese  tener  una 
realización  segura,  un  campo  libre  para  la  acción  decidida  de 
que  se  sentían  capaces  esos  hombres,  no  ya  guiados  por  el  lirismo 
de  los  pilgrims,  pero  ávidos  de  trabajo,  de  prosélitos  y  de  luchas. 

Venían  imbuidos  en  la  idea  de  igualdad,  pero  era  la  igualdad 
que  ellos  soñaban  y  predicaban,  la  que  mana  del  espíritu  calvi- 
nista, « a  narrow  minded  equality »,  unilateral,  exclusivista, 
igualdad  entendida  sólo  para  el  de  su  credo,  igualdad  que  des- 
aparecía al  llegar  á  las  barreras  que  el  exclusivismo  inglés  y 
calvinista  levantaban  entre  los  suyos  y  los  demás. 


I  MU   ENCÍA    l)i:i.   KSP1UITL"    CVI.VIMSIA 


Cabe  notar,  sin  embargo,  que  esta  forma  de  ver  no  era  tam- 
poco una  novedad  en  la  historia  del  género  humano;  traía  sus 
raíces  desde  muy  lejos,  desde  la  civilización  helénica  y  romana. 

Quien  ha  podido  apreciar  todo  el  valor  encerrado  en  estas 
frases  :  «  there  is  but  a  town  :  hondón...  títere  is  but  a  river : 
the  Thames  »,  sabe  que  no  sólo  evidencian  patriotismo,  sino 
cierto  espíritu,  muy  ajeno  al  latino,  fruto  de  un  sentimiento  pe- 
culiar en  el  hijo  de  la  «  rubia  Albión  »,  que  divide  á  la  huma- 
nidad entre  English  y  Natives  ( !  ! ) . 

Es  éste  un  eco  directo  de  la  división  entre  «  ciudadanos  y  bár- 
baros »,  con  que  los  griegos,  y  más  tarde  los  romanos,  solían 
designar  á  ellos  y  á  los  demás  del  mundo. 

Ese  espíritu  de  igualdad  sui  generis,  que  cifraba  todo  en  la  ho- 
mogeneidad política,  social,  religiosa,  comercial,  etc.,  es  el  que 
se  implanta  con  los  ingleses  que,  á  principios  del  siglo  xvn, 
abandonan  su  lióme  para  buscar  otro  nuevo  en  regiones  más 
propicias. 

Antes  de  proseguir  creo  conveniente  esbozar  en  síntesis  la 
esencia  del  calvinismo,  á  cuyas  fuentes  había  bebido  ese  núcleo 
destinado  á  ser  el  elemento  básico  de  una  gran  nación. 

Entre  la  legión  de  reformadores  que  imprimieron  nuevos  rum- 
bos al  pensamiento  humano,  se  destaca  la  figura  de  Galvino. 

i¿  Cuál  fué  la  misión  de  Galvino  en  el  campo  de  la  Reforma  ? 

Calvino  no  inventó  nada  —  en  esencia  su  reforma  se  reduce  á 
tres  dogmas,  que  no  le  pertenecen  —  toda  su  originalidad  está 
en  la  coordinación  lógica  y  la  sistematización  rigurosa  de  los 
principios  emitidos  por  sus  precursores;  en  efecto,  toma  de 
Lulero  la  teoría  de  la  justificación  cristiana,  de  Zwingle  la  de  la 
presencia  espiritual,  \  de  los  anabaptistas  la  de  la  inadmisibilidad 
del  Espíritu  Santo  ó  de  la  gracia,  si  se  la  ha  recibido  una  vez. 

De  estos  tres  dogmas,  algo  modificados  y  hábilmente  refundi- 
dos, compone  un  sistema  que  recibe  su  nombre. 

Calvino  completa  el  sistema  de  Lutero,  de  la  fe  justificante,  é 
introduce  aun  más  rigor  y  exageración.  Lutero  había  pretendido 
que  el  cristiano  se  salva  por  la  fe  y  por  ella  asegura  su  justi- 
ficación, agregando  que  no  sólo  podía  adquirir  la  salud,  sino 
también  perderla,  y  que  aún  siendo  seguro  de  su  justificación 
momentánea,  no  podía  serlo  de  su  justificación  irrevocable.  Ad- 


BEVISTA   DE   LA   UMVEKSIDAD 


mite  la  penitencia,  pues,  que  reconoce  la  posibilidad  de  la  caída. 

Calvino  lo  sobrepasa  con  una  lógica  extremadamente  atrevida, 
diciendo  que  el  hombre  una  vez  asegurado  de  su  justificación 
por  la  fe,  lo  es  así  de  su  santificación,  pues  que  Dios  no  puede 
darle  y  retirarle  la  gracia,  haciéndolo  alternativamente  el  objeto 
de  su  elección  y  de  su  reprobación. 

La  moral  de  Calvino  fué  muy  rígida,  ©1  hombre  penetrado 
por  la  gracia  de  Dios,  debía  mostrarse  digno  de  ella  por  la 
pureza  de  sus  costumbres  y  la  virtud  de  su  vida,  «  elegido  por 
Dios  debe  seguir  su  ejemplo  ». 

Llevando  hasta  el  extremo  los  principios  de  Lutero,  hizo  Cal- 
vino  una  doctrina  de  lógicos  (de  la  cual  tendremos  prueba  en 
el  espíritu  de  discusión  constante  de  los  puritanos),  un  culto  y 
moral  de  puritanos,  un  gobierno  de  demócratas. 

Calvino,  en  su  sistema,  subordina  el  Estado  á  la  Iglesia,  la 
sociedad  civil  á  la  religiosa. 

Su  concepción  teocrática  de  las  relaciones  de  la  sociedad  civil 
y  religiosa,  es  uno  de  los  rasgos  más  salientes  del  calvinismo. 

Quiso  Calvino  que  la  iglesia  fuera  un  organismo  no  un  órgano, 
comprendió  que  por  esto  era  preciso  colocar  en  ella  la  fuente 
del  poder  religioso,  de  la  autoridad  enseñante  y  dirigente  y  que 
la  fuente  de  este  poder,  siendo  excluido  el  papado,  no  podía 
sino  radicar  en  la  comunidad  de  los  fieles. 

Era  éste,  á  mi  parecer,  el  verdadero  principio  de  la  soberanía 
popular  introducido  en  la  constitución  eclesiástica. 

La  Biblia,  la  palabra  escrita,  debía  ser  considerada  como  la 
regla  única,  absoluta  del  dogma  y  del  culto. 

La  democracia  religiosa  instituida  por  Calvino,  debía  á  la 
fuerza  llegar  á  la  política,  como  lo  hizo  en  efecto. 

Otra  característica  notable  del  calvinismo  es  la  intolerancia, 
de  la  que  tan  abundantes  ejemplos  tuvimos  en  New  England. 

Democracia  y  libertad,  según  sabemos,  no  son  compañeros 
inseparables;  la  autoridad  democrática  puede  ser  muy  despó- 
tica; la  autoridad  colectiva  impugnada  suele  ser  mucho  más 
terrible  que  la  de  un  solo  hombre.  «  La  tyrannie  d'un  corps, 
dit  Voltaire,  est  toujours  plus  impitoyable  que  celle  d'un  roi.  » 

En  resumen,  el  calvinismo  se  distingue  de  las  demás  sectas, 
por  el  carácter  sistemático  que  dio  á  su  intolerancia  y  se  carac- 


INFLUENCIA   DEL   ESPÍRITU   CALVINISTA  ,)•>,> 

teriza  á  la  vez  que  por  su  exclusivismo,  por  su  sed  de  homoge- 
neidad, tanto  en  lo  religioso,  como  en  lo  político  y  civil. 

Veamos  ahora  el  aspecto  que  estos  rasgos  ofrecen  en  este  nue- 
vo pueblo  que  nos  preocupa. 

Los  puritanos,  ó  mejor  dicho  disidentes,  que  se  habían  reti- 
rado en  Holanda  para  huir  del  despotismo  religioso,  al  cual 
no  podían  someterse,  estableciéronse  en  Leyden,  bajo  las  órde- 
nes del  reverendo  John  Robinson. 

En  Holanda  no  habían  hecho  prosélitos;  el  país  era  dema- 
siado flemático  para  dejarse  influir  por  su  espíritu  ardiente 
é  innovador...  Miraron  entonces  hacia  el  nuevo  mundo,  como 
lugar  más  seguro  para  el  desarrollo  de  sus  principios. 

Dirigidos  á  la  compañía  colonizadora  de  Virginia  para  obtener 
tierras,  las  obtuvieron;  el  rey  Jacobo  I,  sin  disuadirlos  de  la 
empresa,  nada  hizo  para  garantizar  el  éxito,  ni  los  puso  al  abri- 
go de  la  creciente  persecución.  Los  pilgrims,  después  de  penosas 
luchas,  alistaron  el  viaje. 

En  ruta  hacia  las  riberas  del  Iludson,  fueron  en  vez  llevados 
al  norte  del  cabo  Cod,  más  allá  de  los  límites  de  la  compañía. 

El  viaje  transcurrió  lento  y  lleno  de  peripecias;  alcanzadas 
las  costas  del  continente  americano,  luego  de  tres  expediciones 
desde  la  Mayflower  hacia  tierra  firme,  el  17  de  diciembre  de 
1620  se  establecieron  en  una  bahía  que  llamaron  Plymouth,  re- 
cordando la  última  ciudad  europea  que  los  había  hospedado. 

Un  acto  de  independencia  y  á  la  vez  de  amor  patrio  marcaba 
el  primer  paso  de  aquel  grupo  de  atrevidos  emigrantes  en  el 
nuevo  continente. 

Aquel  núcleo  de  creyentes,  que  llegaba  enfermo  y  debilitado 
por  las  peripecias  del  incierto  viaje,  animado  de  la  fe  y  fuerza 
que  nunca  abandona  al  creyente,  á  la  vez  que  levantaba  una  vi- 
vienda para  sus  enfermos,  daba  la  primera  muestra  de  su  apti- 
tud organizadora  al  lanzar  la  proclama  que,  para  mí,  es  el  pre- 
ludio del  espíritu  democrático  y  de  la  fe  ardiente  que  llegó  á 
su  apogeo  entre  los  puritanos. 

El  primer  invierno  fué  dolorosísimo,  pero  al  llegar  la  prima- 
vera la  situación  fué  mejorándose,  dando  lugar  á  nuevas  espe- 
ranzas. 

El  afán  de  conocer  los  vecinos,  cuya  presencia  les  constaba 


5.'í  '\  REVISTA  DE   LA    UNIVERSIDAD 

por  varios  hechos,  hizo  sentir  la  necesidad  de  un  cuerpo  militar 
encargado  de  la  defensa  colectiva.  Miles  Standish  (el  héroe  de 
uno  de  los  más  bellos  poemas  de  Longfellow),  fué  elegido  jefe 
de  la  pequeña  compañía,  y  los  cinco  cañones  traídos  de  la 
Mayílower,  colocados  «  on  the  Fort  Hill  platform  »,  ofrecie- 
ron defensa  segura  contra  las  hostilidades  de  los  vecinos.  Pero 
los  temores  eran  infundados;  muy  pronto  se  le  acercaron  los 
indios  en  forma  amistosa,  causando  en  ellos  el  mayor  asombro 
cuando  los  oyeron  saludar  en  inglés. 

Al  encuentro  con  Samoset,  siguió  una  serie  de  interviews  amis- 
tosas con  los  indígenas,  que  tuvieron  por  éxito  calmar  los  temo- 
res de  los  pilgrims,  aumentar  su  esperanza  y  su  fe,  de  allí  que 
al  llegar  el  Sabbath  cantaran  «  The  Lord  hath  done  great  things 
for  us  wereof  we  are  glad  ». 

Aprendieron  los  pilgrims  de  sus  nuevos  amigos  nociones  de 
gran  valor  en  el  orden  económico;  Tisquantum,  entre  ellos,  en- 
trególes con  desinterés  los  beneficios  de  su  larga  experiencia, 
enseñándoles,  entre  otras  cosas,  que  «  el  trigo  de  los  indios,  que 
era  su  mayor  riqueza,  debía  ser  cosechado  cuando  las  hojitas 
nuevas  del  roble  fueran  del  tamaño  de  las  orejas  de  un  ratón  ». 
Los  guió  á  la  vez  en  el  secreto  de  la  agricultura  local,  así  como 
en  las  pequeñas  industrias  que  cultivaban. 

Observa  John  Brown  en  su  obra  The  Pilgrim  Fathers,  página 
2 1  o,  que  habiendo  muerto  John  Carven,  gobernador  en  aquel 
entonces,  fué  nombrado  á  substituirle  W.  Bradford  por  el  su- 
fragio de  sus  compañeros,  y  hace  notar,  el  citado  autor,  la  im- 
portancia de  esta  elección,  como  la  del  primer  ciudadano  ame- 
ricano de  raza  inglesa  que  gobernó  por  el  libre  sufragio  de  sus 
hermanos,  sin  tener  práctica  de  la  vida  política,  careciendo  de  las 
dotes  que  el  viejo  mundo  considera  indispensables  en  sus  gober- 
nadores, poseyendo  solamente  «  an  inhorn  strenght  of  mind  and 
lofty  public  spirit  »,  que  los  gobernadores  del  West  siempre  han 
demostrado,  haciéndose  dignos  del  alto  cargo  que  se  les  con- 
fiara. 

Reflexionando  sobre  esta  observación  no  puedo  menos  de 
pensar  que  :  no  todos  los  gobernantes  de  Estados  Unidos  han 
sido  Washingtons,  que,  á  no  dudar,  el  mando  supremo  ha  sido 
allí  campo  de  especulación  como  en  cualquier  otro  país,  y  que, 


INFLUENCIA    DEL  ESP1RIT1     CALVINISTA 


en  fin,  si  el  «  inborn  strenght  of  mind...  »,  etc.,  ha  sido  sufi- 
ciente para  regir  un  día  los  destinos  de  la  América  Puritana, 
sería  hoy  día  insuficiente,  sino  fuera  acompañado  por  una  lenta, 
larga  y  consciente  preparación. 

Lentamente  fueron  los  pilgrims  extendiendo  su  radio  de  re- 
lación con  los  indios,  sin  perder  de  vista  un  momento  solo  lo 
religioso,  que  constituía  para  ellos  la  cuestión  capital. 

Al  terminar  el  primer  año  de  colonización  celebrando  «  the 
feast  of  Tabernacles  »  y  otras  del  culto,  como  reconocieran  que 
Dios  había  estado  con  ellos  en  todas  sus  empresas,  no  se  can- 
saban de  exclamar  :  «  Let  this  holy  ñame  liave  ihe  praise  for 
ever  to  all  posterity.  » 

Su  fe  y  espíritu  religioso  fué  tal  que  al  recordar  la  mor- 
tandad del  primer  invierno,  de  la  cual  sólo  escaparon  veinte  ó 
treinta  hombres,  llegó  á  decir  :  «  Plugo  á  Dios  visitarnos  dia- 
riamente con  la  muerte...  »  (de  una  carta  de  Bradford  á  la 
compañía  de  Plymouth,  defendiendo  á  Carver  contra  los  repro- 
ches que  ésta  le  hacía  por  haber  vuelto  la  Mayflbwer  sin  las 
riquezas  que  se  esperaban). 

En  otra  carta  de  uno  de  los  pilgrims.  se  lee  :  <c  Nuestra  com- 
pañía es  muy  religiosa  y  honesta;  la  palabra  de  Dios  se  nos 
enseña  con  sinceridad  cada  sabbath,  de  tal  suerte  que  no  sé  lo 
que  más  se  pueda  desear.  »  (De  una  carta  publicada  por  primera 
vez,  en  16G2,  en  Smiih's  New  England's  Triáis.) 

El  año  162.'?  fué  un  año  terrible  para  los  pilgrims;  escaseaban 
los  medios  para  hacer  frente  al  invierno  que  se  aproximaba...  en 
la  triste  perspectiva  de  robar  a  ciertos  indios  provisiones,  que  se 
habían  negado  venderles,  el  asunto  fué  tratado  en  un  meetinq. 
donde  se  votó  por  la  negativa,  considerando  el  hecho  como  «  con- 
trario á  las  leyes  de  Dios  y  de  la  naturaleza  »  (Brovvn,  obra  ci- 
tada, pág.  222). 

El  espíritu  religioso  informaba  todas  las  resoluciones,  aún  las 
de  orden  económico  y  vital.  Á  pesar  de  lo  apremiante  de  la  si- 
tuación, resolvióse  entonces,  como  en  muchos  otros  casos  aná- 
logos, hacer  frente  á  las  circunstancias  «  con  la  conciencia  tran- 
quila, esperando  la  bendición  de  Dios  ». 

Mientras  tanto  se  desarrollaban  hechos  de  armas,  que  tenían 
por  objeto  la  defensa  contra  tribus  indígenas,  dándose  luego 


."> -í G  REVISTA  Di:   LA  UNIVEltSIDAD 

término  al  fuerte  que  se  hizo  centro  de  la  vida  religiosa,  civil, 
política  y  militar. 

Hasta  1620  la  colonia  se  había  regido  por  el  sistema  comu- 
nista; una  obligación  común  los  unía  :  la  deuda  contraída  al 
expatriar;  pero  no  tardaron  en  hacerse  sentir  los  inconvenien- 
tes del  comunismo. 

Á  pesar  de  estar  constituida  esta  comunidad  por  hombres  so- 
brios, industriosos  y  buenos,  sin  embargo,  no  tuvo  éxito.  Pe- 
saba á  cada  uno  trabajar  por  la  esposa  é  hijos  de  otros,  chocaba 
al  anciano  ser  puesto  á  la  par  del  joven,  y  repugnaba  á  los  esposos 
la  idea  que  sus  mujeres  trabajaran  para  otros  hombres,  el  comu- 
nismo fué  sentido  como  un  peso,  como  una  esclavitud,  y  no 
lardó  en  suprimirse. 

La  idea  de  la  igualdad,  asequible  mediante  el  esfuerzo  indi- 
vidual, fué  poco  á  la  vez  tomando  fuerza  para  llegar  á  ser  un 
tactor  vital  orgánico  entre  los  puritanos,  que  en  este  orden  de 
ideas  no  fueron  sino  la  continuación  de  los  pilgrims. 

Se  resolvió  dividir  la  tierra  en  lotes  y  repartirlos  entre  las 
familias.  El  nuevo  sistema  infundió  nuevo  vigor  en  la  comuni- 
dad. <(  All  now  went  lo  work  witli  a  ivill  and  plantea  jar  more 
corn  than  under  the  oíd  system  »  (Brown,  obra  citada). 

Al  poco  tiempo  nuevos  buques  llegados  de  Inglaterra  trajeron 
nuevos  colonizadores;  los  supérstites  de  la  Mayílower,  con  los 
recién  llegados,  sumaban  2 33,  constituyendo  el  núcleo  recono- 
cido en  América  como  los  Pilgrims,  First-Comers  ó  Fore  fathers. 

Los  componentes  de  la  pequeña  colonia  reproducían  en  sus 
town  meetings  los  folk-moots  de  la  vieja  Britania;  allí  se  dis- 
cutían todas  las  cuestiones  de  orden  social,  político,  adminis- 
trativo, económico,  religioso,  etc. ;  allí  se  dictaban  nuevas  leyes 
á  medida  gue  las  circunstancias  lo  exigían ;  la  facilidad  de  dar 
la  ley,  de  la  cual  mana  la  facilidad  para  derogarla,  sigue  siendo 
característica  de  la  sociedad  norteamericana,  verdadero  labora- 
torio sociológico  en  este  orden  de  ideas. 

Paréceme  encontrar,  aún  entre  estos  pacíficos  peregrinos,  em- 
papados en  el  espíritu  religioso,  el  germen  de  la  disidencia  pro- 
pia del  espíritu  intolerante  calvinista. 

Si  bien  no  toma  entre  ellos  la  importancia  trascendental  que 
tomará  más  tarde  entre  los  puritanos,  se  anuncia,  sin  embargo, 


INFLUENCIA  DEL  ESPÍRITU  CALVINISTA  O27 

desde  ya  en  los  particular s  que  se  separan,  sua  sponte,  del  nú- 
cleo de  los  pilgrims. 

Mientras  la  nueva  colonia  de  Plymouth  evolucionaba  lenta- 
mente, la  posición  de  los  sectarios  en  Inglaterra  se  hacía  siempre 
más  difícil,  de  tal  suerte,  que  en  1627  se  produjo  el  segundo 
éxodo,  el  de  los  puritanos  propiamente  dichos,  que  se  estable- 
cieron en  Massachusset,  dando  lugar  á  un  foco  de  verdadera  in- 
fluencia en  la  sociabilidad  norteamericana. 

Los  pilgrims  fueron  grandes  por  su  heroísmo  y  encanto  poé- 
tico, fueron  los  pioners,  en  cierto  orden  de  ideas,  pero  más  á  lo 
que  sugirieron  que  á  lo  que  hicieron  se  debe  su  importancia  en 
la  sociabilidad  norteamericana. 

Si  aquel  primer  éxodo  no  hubiera  sido  seguido  por  el  segun- 
do, mal  hubiera  podido  el  elemento  inglés  triunfar  sobre  los 
demás  existentes  contemporáneamente. 

La  historia  colonial  inglesa  considera  la  actitud  de  los  puri- 
tanos como  uno  de  sus  mejores  esfuerzos,  los  hombres  que  com- 
ponían este  núcleo  no  eran  comerciantes  ávidos  de  riquezas, 
perc  un  grupo  de  honrados  ciudadanos,  deseosos  de  reproducir 
en  el  nuevo  mundo  lo  que  consideraban  lo  mejor  existente  en 
el  viejo. 

Venían  con  el  deseo  de  establecerse  y  de  formar  su  hogar; 
no  carecían  de  cultura  y  preparación ;  nótese  de  paso  que  entre 
ellos,  nueve  eran  hombres  universitarios,  de  los  cuales  tres  pro- 
cedían de  Cambridge. 

La  mayoría  de  los  emigrantes  venían  del  este  de  Inglaterra, 
de  allí  que  no  debemos  extrañarnos  que  los  nombres  de  Boston, 
Lincolnshire,  Norfolk,  Suffolk  y  Essex,  aparecieron  muy  pronto 
en  New  England. 

Este  segundo  éxodo  se  extiende  desde  1628,  el  año  de  la 
Petition  of  Rights  hasta  16/ío,  año  en  que  el  « largo  parla- 
mento »  cae. 

Los  puritanos  no  eran  separatistas  por  convicción  como  los 
pilgrims,  pues  aún  siendo  puritanos  en  su  doctrina,  eran  leales 
en  sus  relaciones  con  la  iglesia  inglesa. 

Ellos  mismos,  por  otra  parte,  deseaban  demostrar  su  confor- 
formidad  á  tal  iglesia;  recuerdan  al  efecto  los  sociólogos  que 
historian  estos  hechos,  que  alejándose  un  grupo  de  puritanos  de 


f)28  REVISTA  DE  LA  UNIVERSIDAD 

Inglaterra,  uno  de  ellos,  Francis  Higgons,  exclamaba,  sinteti- 
zando el  sentir  de  todos  :  «  No  diremos  como  los  separatistas 
«  farewell  Babylon,  farewell  Rome  »,  pero  «  farewell  dear  En- 
(jland,  farewell  the  church  of  God  in  England  and  all  the  Chris- 
tian  friends  there  »,  no  vamos  á  América  como  separatistas,  aun- 
que no  podemos  á  menos  de  apartarnos  de  la  corrupción  de  la 
iglesia  inglesa,  pero  vamos  á  practicar  la  parte  positiva  de  la 
reforma  y  á  propagar  el  Evangelio  en  América.  »  (Había  en  esla 
despedida  de  los  puritanos  el  gran  lema  de  su  empresa  :  la 
acción.) 

Los  puritanos  pusieron  en  seguida  mano  á  la  obra,  mejor 
dicho,  la  llevaban  puesta  desde  1623,  manteniéndose  en  relación 
con  hombres  que  participaban  de  su  credo,  tanto  en  Inglaterra 
como  en  América. 

Conociendo  el  fracaso  de  una  pequeña  estación  de  pesca,  con 
la  cual  había  tenido  relaciones,  John  White,  rector  puritano  de 
aquel  mismo  vecindario  de  Dorchester,  tuvo  por  vez  primera 
la  idea  de  establecer  «  the  commonwealth  of  Massachusset ». 

Discutido  largamente  el  asunto,  se  convino  comprar  la  parte 
de  New  England  comprendida  entre  el  río  Merrimac  y  el  río 
Charles,  sobre  la  bahía  de  Massachusset. 

Creo  oportuno  recordar  el  nombre  de  algunos  de  esos  emigra- 
dos, para  hacer  notar  qué  elemento  constituía  la  nueva  colonia. 

Había  entre  ellos  los  cuñados  del  conde  de  Lincoln,  Mathew 
Cradock,  riquísimo  comerciante  londinés  que  llegó  á  ser  uno 
de  los  miembros  del  «largo  parlamento»,  sir  Saltonstall,  nieto 
del  que  había  sido  lord  mayor  de  Londres  en  1897,  y  varios 
otros  de  igual  importancia  social. 

Su  primer  acto,  al  llegar  á  Massachusset,  fué  comprar  los 
derechos  de  los  que  ya  se  hallaban,  para  ser  dueños  exclusivos 
del  territorio ;  no  era  su  deseo  fundar  una  colonia  agrícola,  sino 
un  centro  de  importancia  social  y  política.  Despojados  de  aquel 
idealismo,  que  fué  propio  de  los  pilgrims,  al  querer  conquistar 
todo  por  su  esfuerzo,  los  puritanos  quisieron  asegurar  previa- 
mente sus  mismos  esfuerzos  mediante  la  patente  real  que  reco- 
nociera sus  derechos  en  el  nuevo  continente.  Es  este,  á  mi  en- 
tender, una  de  las  pruebas  de  su  cultura,  espíritu  práctico  y 
especial  idiosincrasia. 


INFLUENCIA   DEL  ESPÍRITU  CALVINISTA 


No  tardaron  en  ver  cumplidos  sus  deseos;  el  día  4  de  marzo 
do  1629  la  compañía  fué  reconocida  por  carta  real  como  corpo- 
ración legal,  bajo  el  título  de  Governor  and  Company  of  the 
Massachusset  bay  in  New  England. 

Boston  fué  la  capital  de  la  nueva  colonia  y  surgió  á  raíz  de 
una  usurpación  hecha  por  emigrantes  de  ideas  religiosas  exal- 
tadas, que  escapaban  de  la  violencia  y  persecución  ejercida  con- 
tra ellos  en  su  misma  patria.  «  Singular  pretensión  del  hombre, 
observa  Poussin,  que  legitima  á  sus  ojos  los  actos  que  reprocha 
en  otros,  como  si,  á  pesar  de  su  fin,  la  iniquidad  de  la  acción 
no  fuera  la  misma.  » 

El  carácter  de  los  puritanos  y  su  espíritu  dominador,  se  ma- 
nifestó en  toda  su  plenitud  desde  el  mismo  día  en  que  pusieron 
pie  á  tierra,  evidenciándolo,  entre  otras  cosas,  en  la  emisión  de 
reglamentos,  dos  de  ellos  notables  :  uno  fijaba  el  precio  del 
trigo  y  el  otro  indicaba  que  los  indígenas  debían  ser  despojados 
de  toda  la  tierra  que  no  cultivaban,  y  (agrega  asimismo  el  ci- 
tado autor)  prohibían  la  venta  de  pertrechos  de  guerra  y  li- 
cores á  los  indios,  circunstancia  esta  última  desmentida  por 
muchos  autores,  según  los  cuales  los  puritanos  habrían  en  vez 
facilitado  la  venta  de  bebidas  alcohólicas  á  los  indios,  como 
medio  de  vencerlos  y  exterminarlos. 

Cabe  preguntar  ahora  cuál  fuera  la  organización  política  de 
la  nueva  colonia. 

El  gobierno,  establecido  con  un  criterio  teocrático,  se  com- 
puso de  un  gobernador,  que  tenía  la  obligación  de  vivir  en  la 
colonia,  y  doce  consejeros,  tres  de  los  cuales  debían  elegirse 
entre  los  colonos  existentes  en  la  región  antes  de  su  llegada.  (I ir- 
aquí uno  de  los  rasgos  de  la  táctica  usada  por  los  puritanos  para 
asimilar  lentamente  ese  elemento  y  contar  con  él  en  la  acción, 
sin  quitarlo,  empero,  del  carácter  de  minoría.)  Se  convino  que 
la  autoridad  así  constituida  afianzaría  el  poder  con  el  apoyo  de 
la  corona  y  dictaría  leyes  «  no  contrarias  »  á  las  inglesas,  de  las 
que  mandaría  copia  de  tanto  en  tanto  á  la  madre  patria  (creo 
notar  en  este  rasgo  conservador  una  fase  del  espíritu  británico, 
á  la  vez  que  una  habilidad  de  la  política  puritana  en  sus 
relaciones  con  la  metrópoli).  Se  dividió  acto  seguido  la  tie- 
rra, de  acuerdo  con  el  número  de  miembros  de  cada  familia 


53o 


KEVISTA   DE   LA   UMVEKStDAD 


\  el  número  de  siervos  importados,  guardándose,  sin  embargo, 
el  gobierno,  el  derecho  de  variar  la  cantidad  de  la  tierra,  de 
acuerdo  con  la  capacidad  de  los  emigrantes  (la  elasticidad  del 
concepto  de  igualdad,  tendría  en  esto  un  admirable  campo  de 
aplicación). 

Los  puritanos,  sin  descuidar,  pues,  los  asuntos  politicoeconó- 
micos, dedicaban  su  preferente  atención  al  problema  religioso, 
cuya  discusión  y  solución  tenía  para  ellos  primordial  impor- 
tancia ;  con  respecto  á  esto,  Hildreth  dice  :  «  Tratóse  en  realidad 
de  convertir  la  colonia  en  un  convento  de  puritanos,  que  habían 
de  sujetarse  (exceptuando  el  matrimonio  y  el  tráfico  para  ganar 
dinero,  única  cosa  que  se  le  permitía),  á  todas  las  reglas  de  las 
más  rígidas  órdenes  monásticas.  »  En  una  carta  de  uno  de  los 
puritanos  á  sus  amigos  en  Inglaterra,  se  lee  :  «  Siendo  la  pro- 
pagación del  Evangelio  uno  ele  los  motivos  principales  que  nos 
indujo  á  establecer  esta  colonia,  dedicamos  especial  atención  en 
la  elección  de  óptimos  ministros,  de  cuya  prédica,  conversación 
y  vida  ejemplar  confiamos  ser  educados,  no  sólo  nosotros,  sino 
también  los  pobres  indígenas...  »  Su  amor  hacia  los  indios  (amor 
que  según  algunos  autores  existía  sólo  teóricamente),  era  tal 
que  prohibía  la  menor  injusticia  á  su  respecto,  mandando  se  le 
reconociera  todo  derecho  de  propiedad  y  herencia. 

La  actitud  del  gobierno  en  asuntos  religiosos  fué  repetidas 
veces  considerada  impropia  por  parte  de  hombres  que  habían 
abandonado  el  propio  país  por  la  intolerancia  religiosa;  sin  em- 
bargo, Gardiner  en  su  obra  History  of  England,  página  276, 
justifica  la  conducta  de  los  puritanos,  diciendo  que  «  mal  hu- 
bieran podido  asegurar  su  libertad  religiosa  permitiendo  la  exis- 
tencia de  un  elemento  pronto  á  prestar  mano  á  toda  tentativa 
adoptada  por  el  gobierno  de  la  metrópoli  en  contra  de  la  colo- 
nia. La  intolerancia  de  New  England,  no  fué  sólo  el  resultado 
de  una  especulación  intelectual,  el  problema  se  presentaba  bajo 
este  aspecto  negativo  :  no  se  trataba  de  tolerar  á  otros,  pero  sí 
impedir  la  intolerancia  ajena...  » 

Parecería  contradictoria  esta  actitud,  comparada  con  la  de 
los  mismos  puritanos  al  abandonar  Inglaterra;  por  otra  parte, 
la  influencia  de  los  separatistas  de  Plymouth  no  podría  conside- 
rarse como  razón  suficiente  para  explicar  el  fenómeno.  ¿  Cómo 


INFLUENCIA   l>i:i,   ESPÍRITU  CALVINISTA  53 1 

explicarlo,  pues  ?  Hay  que  buscar  las  razones  en  algo  más  pro- 
fundo, investigándolas,  á  mi  entender,  en  ese  espíritu  calvinista 
que  informaba  la  idiosincrasia  del  nuevo  núcleo. 

Ellos  mismos  habían  manifestado  que  al  expatriar  no  habían 
entendido  separarse  de  la  iglesia,  pero  «  estudiando  y  buscando 
de  interpretar  siempre  mejor  «el  libro»  (la  Biblia),  habían 
notado  que  ciertas  cosas  que  se  habían  considerado  como  de  poca 
importancia  en  un  principio,  revestían  proporciones  mucho  ma- 
yores ».  (Hay  aquí  la  confesión  explícita  de  lo  que  pudiera  el 
calvinismo  en  su  incesante  afán  de  leer  y  discutir  el  texto  sa- 
grado.) 

Por  otra  parte,  el  espíritu  eminentemente  democrático  del  cal- 
vinismo, mal  podía  tolerar  el  gobierno  episcopal,  de  allí  que  esle 
punto  con  la  cuestión  del  Prayer  Book  y  varias  otras  análogas, 
fueran  nuevos  motivos  de  discusión  para  los  puritanos,  y  nuevas 
fuentes  de  discordancia  entre  la  iglesia  de  Salem  y  la  inglesa. 

Manteniendo  las  cuestiones  religiosas  en  un  estado  de  discu- 
sión y  modificación  constante,  sostenían  ser  los  más  fieles  re- 
presentantes de  la  Reforma.  Los  puritanos  adoptaron  dos  prin- 
cipios fundamentales,  en  este  orden  de  ideas,  tendiente  á  acer- 
carlos al  movimiento  separatista,  más  de  lo  que  ellos  mismos 
creyeran.  Sostenían  primero  que  el  carácter  cristiano  (es  decir, 
cierta  moralidad  probada),  debía  ser  condición  sine  qua  non  de 
la  vida  religiosa.  Cati  light  and  darkness,  Christ  and  Belial  agree 
together?  preguntábanse  en  su  afán  de  purificar  y  discutir... 

El  segundo  principio  que  invocaban  era  el  siguiente  :  «  dar 
disciplinas  y  ordenanzas  á  las  iglesias  particulares,  á  título  de 
guía  y  consejo  de  la  hermandad,  sin  someterlas,  en  rigor,  a  otro 
gobierno  que  no  fuera  el  de  ellos  mismos. 

Llegaban  á  este  segundo  principio  aplicando  vuna  dialéctica 
digna  de  verdaderos  calvinistas,  en  efecto,  se  decían  :  «  Si  la 
iglesia  es  pura  y  sus  miembros  son  como  los  requeridos  por  el 
Nuevo  Testamento,  no  hay  temor  posible  de  malograr  el  éxito 
de  las  iglesias  particulares,  confiándolas  á  la  conciencia  de  se- 
mejantes ministros.  » 

De  tal  suerte,  mientras  protestaban  de  no  ser  separatistas, 
pero  «  the  heart  and  the  soul »  de  la  iglesia  inglesa,  adoptaban 
los  principios  que  caracterizan  el  verdadero  movimiento  separa- 


53a  HK  VISTA   DE   l.\   UNIVERSIDAD 

tista,  esto  es,  que  para  ser  miembro  de  la  iglesia  cristiana  debe  el 
ministro  ser  verdadero  cristiano  y  que  si  es  verdadero  cristiano 
es  iluminado  por  el  espíritu  de  Dios  y,  por  lo  tanto,  capaz  de 
self-government. 

El  sentimiento  y  el  problema  religioso  estaba  tan  profunda- 
mento arraigado  en  la  conciencia  del  puritano,  que  ninguna  de 
sus  manifestaciones  individuales  ó  colectivas  pudo  librarse  de 
la  influencia  de  aquél.  En  el  orden  político,  para  asegurar  la 
buena  marcha  de  la  función  administrativa  ó  legislativa,  se  con- 
vino elegir  los  miembros  entre  los  hombres  de  probado  valer 
religioso,  unidos  entre  ellos  por  hermandad  eclesiástica. 

La  condición  de  «  miembro  de  la  iglesia  »  fué  considerada 
como  necesaria  para  ser  ciudadano,  «  con  el  fin  de  que  este 
cuerpo  comunal,  se  dijo,  pueda  componerse  de  hombres  probos 
y  honestos,  hemos  decretado  y  convenido  que  en  adelante  nin- 
guno pueda  ser  admitido  á  disfrutar  de  las  franquicias  é  inmu- 
nidades del  cuerpo  político,  sino  los  que  sean  miembros  de  al- 
guna iglesia  establecida  en  los  límites  de  su  circunscripción.  » 

Quedaba  con  esto  imprimido  el  sello  teocrático  al  organismo 
político  y  era  una  tentativa  de  establecer  un  «  reino  de  santos 
en  la  tierra  »,  según  la  frase  de  Spencer. 

Lo  religioso,  político  y  cívico  se  desarrollaban  armónicamente 
en  estado  de  mutua  dependencia,  libres  del  encono  que  existe  en 
las  sociedades  actuales  entre  tales  entidades. 

A  la  expedición  de  1629  sigue  otra  más  importante,  y  aquí 
nuevas  cuestiones  aparecen,  evidenciando  nuevas  aptitudes  de 
los  puritanos. 

Habían  manifestado  varias  veces  que  no  querían  que  la  Mas- 
sachusset  Bay  Company  tuviera  carácter  de  sociedad  comercial, 
con  casa  matriz  en  la  metrópoli,  sujeta  á  posibles  ataques  por 
parte  de  la  corona.  El  ideal  de  un  estado  libre  en  la  nueva  patria, 
revestido  de  las  prerrogativas  de  un  gobierno  propio,  apareció 
á  su  mente  como  plan  realizable,  y  á  su  efectuación  dedicaron 
sus  esfuerzos  y  habilidad.  La  nueva  actitud  de  los  puritanos,  no 
tardó  en  despertar  serios  temores  en  Land.  La  táctica  desplegada 
por  los  puritanos  en  esta  circunstancia,  fué  la  de  atraer  á  la 
colonia  personas  de  alta  representación  social,  para  que  hicieran 
pesar  moral  é  intelectualmente  la  cuestión  á  su  favor,  nom- 


LM'I.I  ENCÍA  DEL   ESPÍRITU  CALVINISTA  .").').'! 

brando  como  gobernador  á  Winthrop,  una  de  las  más  eminen- 
tes figuras  de  la  historia  de  Norte  América,  digna  de  aparecer 
al  lado  de  la  de  Washington. 

Obtenido  el  transporte  del  gobierno  central  desde  la  madre 
patria  á  la  colonia,  se  pensó  sobre  la  nueva  forma  de  gobierno. 

Hubo  en  un  principio  movimientos  á  favor  de  un  gobierno 
oligárquico.  En  i63o  los  derechos  legislativos  fueron  transfe- 
ridos de  la  corte  de  los  freemen  al  gobernador  y  assistants,  y  al 
mismo  tiempo  la  elección  del  gobernador  pasó  de  los  freemen 
á  los  assistants. 

Estü  tendencia  á  la  centralización  fué  impedida;  mal  podía 
soportarla,  en  efecto,  el  espíritu  calvinista  amante  de  la  igual- 
dad. El  cuerpo  de  los  freemen  se  impuso,  declarándose  con  dere- 
cho de  votar  sus  leyes  é  impuestos;  el  espíritu  de  independencia, 
igualdad  y  libertad  que  tenía  sus  raíces  hondas  en  el  calvinismo, 
destinado  á  alcanzar  su  apogeo  un  siglo  más  tarde,  se  imponía 
con  toda  su  fuerza  á  toda  tentativa  que  tuviera  por  objeto  la 
formación  de  castas,  asegurando  el  predominio  de  una  clase 
sobre  otra. 

Para  el  año  siguiente  se  decretaba  que  el  gobernador  y  assis- 
tants serían  elegidos  por  el  cuerpo  de  freemen,  á  la  vez  que  el 
self-government  (que  igualmente  tenía  sus  bases  en  el  calvi- 
nismo), se  extendía  del  campo  religioso  al  político,  permitiendo 
que  cada  ciudad  enviara  dos  representantes  para  discutir  con  el 
gobernador  y  assistants  toda  cuestión  sobre  leyes  é  impuestos. 

En  las  elecciones  que  tuvieron  lugar  durante  i633,  la  acción 
de  los  representantes  fué  tan  decisiva,  y  el  espíritu  de  igualdad 
se  impuso  con  tal  fuerza,  que  antes  de  terminar  la  última  se- 
sión el  cuerpo  de  los  freemen  había  obtenido  todos  los  poderes 
de  elección  y  legislación. 

El  espíritu  democrático  iba  ganando  terreno  en  este  sentido, 
mientras  el  espíritu  de  intolerancia,  igualmente  producto  del 
calvinismo,  se  imponía  en  otro  orden  de  ideas.  Me  refiero  á  la 
disposición,  de  la  que  ya  hablé,  en  virtud  de  la  cual  se  obligaba 
á  los  ciudadanos  ser  miembros  de  una  iglesia  para  poder  dis- 
frutar de  los  beneficios  inherentes  á  la  entidad  política.  Bajo 
este  sistema  arbitrario  no  sólo  se  vio  despojado  de  derechos 
políticos  la  mayor  parte  del  pueblo,  sino  que  la  legislación  de 


T)3/j  REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 

un  cuerpo  constituido  por  su  propia  autoridad,  estaba  marcada 
con  el  sello  de  un  espíritu  de  excesiva  severidad  para  consigo 
mismo  y  de  un  exclusivismo  demasiado  áspero  y  rígido  para 
con  los  demás,  lo  que  no  tardó  en  producir  acerbas  persecu- 
ciones, que  excedieron  quizás  á  las  que  los  intolerantes  puritanos 
habían  padecido  en  Inglaterra. 

El  problema  del  estado  y  la  iglesia  se  presentaba  en  su  forma 
más  aguda,  debido,  á  mi  entender,  al  mismo  espíritu  calvinista 
que  lo  informaba. 

Con  respecto  á  la  intransigencia,  Brown  (historiador  á  tal 
punto  benévolo  que,  cuando  habla  de  Boston,  por  ejemplo, 
se  limita  á  decir  :  Boston  which  in  a  kind  of  informal  way  be- 
came  from  that  time  the  capital...  Obra  citada,  289),  dice  : 
«  ...Fates  as  well  as  men  have  to  learn  by  their  mistakes  and  in 
spite  of  mistaks  the  Massachusset  Bay  Company  steadby  pros- 
pe  red.  » 

En  efecto,  con  el  engrandecimiento  económico  nació,  ó  mejor 
dicho,  aumentó  el  deseo  de  expansión,  que  se  realizó,  no  ya  in- 
dividualmente, sino  por  iglesias  (sigue  lo  eclesiástico  obrando 
como  organismo  y  no  como  órgano,  según  el  criterio  funda- 
mental del  calvinismo,  y  sigue  á  la  vez  el  criterio  religioso  mar- 
cando el  norte  en  la  evolución  social). 

El  núcleo  social  ubicado  en  Massachusset  fué  irradiando  su 
acción  por  el  valle  del  Connecticut...  Muy  pronto  surgieron  nue- 
vas ciudades,  cuya  independencia  municipal  fué  reconocida. 
Cada  una  nombró  sus  representantes  y  se  estableció  sobre  una 
legislación  análoga  en  su  fundamento  á  la  del  tronco  primi- 
tivo, pero  anunciando  desde  ya  la  marcha  hacia  una  mayor  li- 
bertad de  espíritu  en  la  forma  de  encarar  los  problemas  sociales. 

Era  el  espíritu  del  primer  rebelde,  Roger  Williams,  el  após- 
tol de  la  libertad  de  la  conciencia,  que  tomaba  forma  en  aquella 
sociedad  nacida  para  ser  libre,  porque  había  nacido  con  el  ins- 
tinto de  la  democracia. 

No  creo  osado  decir  que  ese  espíritu  de  liberalidad,  hoy  ca- 
racterística del  pueblo  yanqui,  tuvo  su  semilla  en  el  espíritu  de 
igualdad  calvinista,  su  fuerza  contraria  en  la  intolerancia,  su 
factor  fecundizante  en  la  necesidad  y  su  norte  en  el  espíritu 
práctico  de  esa  colectividad. 


INFLUENCIA- DEL  ESPÍRITU  CALVINISTA  535 

Un  ejemplo  de  creciente  liberalidad  al  encarar  los  problemas 
sociales  lo  tenemos  en  la  ley  de  la  constitución  de  Connecticut, 
que  reglamenta  las  condiciones  del  freeman.  La  condición  de 
miembro  de  iglesia,  desaparece  allí  para  no  ser  necesaria,  sino 
en  el  caso  del  gobernador. 

Creo  oportuno  recordar  también  como  argumento  á  favor  de 
ese  adelanto  al  cual  me  refiero,  y  cuyas  raíces  están  tal  vez  en 
el  espíritu  sistemático  y  lógico  del  calvinismo,  que  el  estado  de 
Connecticut  fué  el  primero  en  darse  una  constitución  escrita 
para  crear  un  gobierno,  echando  así  las  bases  de  la  democracia 
americana,  de  la  cual  Hooker  fué,  á  no  dudarlo,  el  primer  após- 
tol eficaz. 

ce  El  gobierno  actual  de  Estados  Unidos  puede  considerarse 
descendiente  directo  del  de  Connecticut,  más  que  del  de  cualquier 
otro  de  los  que  constituyen  la  nación  »,  dice  Fisk  en  su  obra 
The  beginnings  of  New  England,  página  127. 

Con  la  caída  del  parlamento  en  16 4o  y  la  consecuente  caída 
de  Land,  arzobispo  de  Londres,  enemigo  acérrimo  de  los  puri- 
tanos, cesó  la  causa  del  éxodo  de  éstos  desde  la  madre  patria 
á  la  colonia. 

Bueno  será  recordar  que  desde  la  llegada  de  los  pilgrims  hasta 
16/10,  New  England  había  recibido  en  su  seno  más  de  26.000 
ingleses,  destinados  á  constituir  el  elemento  básico  sobre  el  cual 
debía  moldearse  la  sociedad  norteamericana. 

Este  elemento  tomado  en  su  conjunto,  era  un  elemento  esco- 
gido, activo,  emprendedor  y,  sobre  todo,  creyente,  creyente  hasta 
el  fanatismo,  y  es  de  este  sentimiento  y  especialmente  de  su 
forma  aguda  de  la  que  sacó  la  energía  para  la  lucha,  energía 
que  le  aseguró  el  triunfo  y  el  predominio  sobre  los  demás  fac- 
tores que  le  salieron  al  encuentro. 

Desde  su  llegada  á  New  England  los  puritanos  habían  man- 
tenido buenas  relaciones  con  los  pilgrims,  pero  llegó  un  mo- 
mento en  que  todas  las  colonias  de  New  England  sintieron  la 
urgente  necesidad  de  unirse,  fundiéndose  en  una  jurisdic- 
ción común,  con  el  objeto  de  defenderse  de  los  indios,  y  una 
confederación  surgió  entre  los  gobiernos  de  Massachusset,  New 
Plymouth,  Connecticut  y  New  Haven.  Un  lazo  común  los  unía 
desde  su  venida,  pues,  según  lo  declaraba  el  preámbulo  de  la 


536  REVISTA  DE   LA   UNIVERSIDAD 

constitución,  los  cuatro  núcleos  habían  venido  «  with  the  same 
end  and  aim,  that  is  to  advance  the  kingdom  of  our  Lord  J.  C. 
and  to  enjoy  the  liberties  of  the  gospel  in  purity  vñth  peace. 

En  rigor,  la  confederación  era  más  bien  una  liga  que  una 
nación  federal,  sin  embargo,  tiene  el  gran  mérito  de  haber  sido 
el  primer  experimento  americano  á  favor  de  un  gobierno  fe- 
deral. 

Con  esto  dejo  someramente  descriptos  los  núcleos  sociales 
que  trajeron  consigo  el  espíritu  calvinista  de  tan  gran  influen- 
cia en  el  fenómeno  social  norteamericano.  Me  propongo  ahora 
hacer,  á  título  de  conclusión,  las  observaciones  del  caso. 

El  núcleo  puritano,  florecido  en  la  atmósfera  del  siglo  xvn, 
participó  de  su  intolerancia,  pero  inspirado  por  fuerzas  pro- 
fundamente religiosas,  desarrolló  á  la  vez  cualidades  de  inte- 
gridad, industria,  empresa  y  self  control  que  labraron  en  Esta- 
dos Unidos  el  desarrollo  de  fuerzas  individuales  y  el  crecimiento 
nacional. 

El  puritanismo  había  adquirido,  con  las  virtudes  y  vicios 
calvinistas,  las  condiciones  y  rasgos  que  delinearían  su  entidad 
como  organismo  social  y  le  darían  la  fuerza  para  luchar  y  ven- 
cer  en  el  medio  que  tuvieran  como  campo  para  su  desenvolvi- 
miento. 

A  mi  entender,  las  cualidades  y  defectos  del  calvinismo,  po- 
drían sintetizarse  bajo  dos  símbolos  ó  términos  :  homogeneidad 
(igualdad  aplicada  á  todas  las  manifestaciones  individuales  ó 
colectivas)  é  intolerancia ;  ahora  bien,  creo  que,  dadas  las  con- 
diciones subjetivas  y  objetivas  que  se  encontraron  en  lucha,  am- 
bos factores  fueron  de  igual  provecho  al  desarrollo  de  esa  colec- 
tividad, creo  que  las  dos  fuerzas,  á  pesar  de  su  aparente  anta- 
gonismo, se  completaron,  que  si  uno  aseguró  la  fuerza,  confirmó 
el  otro  la  unidad,  y  que,  en  fin,  si  uno  orientó  la  disposición 
social,  el  otro  obró  como  fermento  productor  de  energía  en  la 
lucha  que  era  indispensable.  Por  otra  parte,  aunque  aborrezca 
lo  que  es  contrario  á  la  liberalidad,  teniendo  presente  las  cir- 
cunstancias que  rodearon  el  desarrollo  del  puritanismo,  consi- 
dero inevitable  la  intolerancia,  y  no  sólo  la  justifico,  sino  casi 
la  apruebo,  como  derivado  lógico  del  espíritu  religioso  de  sus 
miembros. 


IM'I.I  encía  del  espíritu  calvinista  Ó07 

El  creyente,  y  más  aún  el  creyente  militante,  debe  ser  dogmá- 
tico; el  mismo  hecho  de  que  su  credo  parte  de  algo  metafísico 
(la  revelación),  credo  que  admite  por  intuición,  y  que  la  ex- 
plicación que  se  da  no  es  sino  una  deducción  a  posteriori,  su 
criterio  lleva  el  sello  del  dogmatismo,  rasgo  que  es  reprochable 
desde  el  punto  de  vista  intelectual,  pero  no  es  tal  desde  el  punto 
de  vista  de  la  acción. 

El  calvinismo,  con  su  amor  á  la  igualdad,  su  exclusivismo, 
fanatismo,  dogmatismo,  intolerancia,  sed  de  acción,  de  prosé- 
litos, de  discusión  y  reforma,  era  tal  vez  el  espíritu  más  apto 
que  pudiera  informar  el  desarrollo  de  un  pueblo,  heredero  de 
una  antigua  sociedad  bien  definida  en  sus  vicios  y  virtudes,  en 
un  medio  nuevo  y  al  contacto  de  nuevos  factores. 

Es  á  este  espíritu  que  se  le  debe  :  el  no  haberse  implantado 
el  derecho  de  primogenitura  en  Estados  Tnidos;  la  prohibición 
de  dominar  y  expanderse  mana  militare ;  la  división  de  la  tierra 
en  partes  iguales,  evitando  la  formación  de  los  latifundios  im- 
plantados en  Virginia,  como  resabio  de  la  organización  romana 
ó  de  la  más  reciente  administración  feudal;  á  él  se  debe  el 
desarrollo  armónico  de  varias  industrias,  en  lugar  de  centrali- 
zar en  una  ó  pocas  los  capitales  y  las  energías  de  la  colectividad, 
como  pasó  en  los  «  estados  sudistas  »,  y  en  fin,  á  él  especial- 
mente, al  calvinismo,  se  le  debe  la  independencia  y  libertad  ad- 
quirida por  cada  familia,  por  cada  individuo,  podría  decirse, 
como  deducción  lógica  de  la  conciencia  que  cada  uno  tenía  de 
bastarse,  es  decir,  de  ser  una  entidad  suficiente. 

Poussin,  en  sus  estudios  sobre  la  religión  y  la  democracia, 
llega  á  considerar  aquélla  como  condición  sine  qua  non  de  ésta. 
Dice  :  «  Una  religión  ó  profundo  sentimiento  religioso  es  nece- 
sario para  la  existencia  de  una  democracia,  sin  fe  no  hay  religión, 
sin  religión  no  hay  sociedad  democrática...  para  los  primeros 
habitantes,  una  sociedad  democrática  sin  fe  era  como  un  buque 
sin  piloto.  »  Y  añade  luego  :  «  El  instinto  democrático  de  los 
americanos  toma  raíz  en  su  religión;  el  concepto  de  igualdad, 
respete  á  la  autoridad  constituida,  obediencia  á  las  leyes,  etc., 
era  una  emanación  del  concepto  religioso.  » 

Nunca  la  duda  de  sí  mismos  entró  en  su  corazón,  por  eso  su 
religión  fué  tan  fuerte,  por  eso  se  acostumbraron  á  sentir,  querer 


aht,    oim;. 


538  KEV1STA   DE   LA   UNIVERSIDAD 

y  defender  á  todo  trance  sus  ideas  religiosas,  aplicando  luego 
igual  criterio  en  sus  creencias  de  índole  político. 

«  El  pueblo  americano,  dice  el  mismo  autor  en  otra  parte, 
es  religioso  por  origen,  por  creencias  y  por  sus  principios  de- 
mocráticos... »  Yo  me  permitiría  modificar  en  parte  esta  obser- 
servación,  diciendo  que  fué  demócrata  por  su  igualdad  en  el 
sentimiento  religioso. 

Leyendo  las  observaciones  de  Poussin,  llegará  uno  á  pensar 
que  el  pasaje  de  la  intolerancia  más  rígida  á  la  liberalidad  más 
completa  no  fué  resultado  de  la  necesidad,  de  la  experiencia, 
del  espíritu  práctico,  como  firmemente  creo,  sino  más  bien  de 
la  verdadera  fe  cristiana  que  informa  el  sentimiento  religioso  del 
pueblo  yanqui,  que,  según  el  citado  autor,  no  le  habría  impe- 
dido revestir  distintas  formas,  dando  lugar  á  varias  sectas  igual- 
mente respetadas. 

Poussin  considera  esto  como  una  gran  ventaja  desde  el  punto 
de  vista  de  la  moral  pública,  destinada  á  «  dar  estabilidad  á  las 
sabias  instituciones  que  rigen  el  país.  » 

En  su  elaboración  lenta  ese  estado  de  cosas  habría  producido 
una  «  sanción  difusa  »  (valiéndome  de  la  expresión  de  Durkejm), 
que  se  impone  en  todo  orden  de  idea,  en  el  mismo  catolicismo, 
distinto  del  europeo  y  tendiente,  en  Estados  Unidos,  á  su  carácter 
primitivo  democrático  é  independiente.  Pero,  según  el  mismo 
autor,  siempre  quedaría  de  pie  un  rasgo  de  aquella  homogenei- 
dad calvinista,  á  la  que  ya  me  referí,  evidenciándose  en  todas  las 
manifestaciones,  aún  las  de  carácter  religioso,  en  efecto,  dice 
Poussin  :  «  En  lo  político  como  en  lo  religioso,  en  Estados  Uni- 
dos la  mayoría  hace  la  ley.  » 

Sobre  esto  mismo,  y  siempre  alrededor  de  una  manifesta- 
ción que  trae  sus  orígenes  del  criterio  calvinista,  Tocqueville, 
en  su  obra  sobre  Democracia  de  América,  dice  que  en  ningu- 
na parte  el  pueblo  ejerció  más  inmediatamente  su  potestad  que 
en  Norte  América. 

El  pueblo,  agrega,  en  América  es  un  dueño  que  ha  sido  nece- 
sario complacer  hasta  más  no  poder. 

a  Los  cargos  públicos,  dice,  son  numerosos  y  á  cargo  de  los 
selectmen...  »  «  El  principio  de  la  soberanía  del  pueblo  descue- 
lla en  todo  el  sistema  político  de  los  angloamericanos...  »  «El 


INFLUENCIA  DEL  i:si'ílUTU  CALVINISTA  53() 

dogma  de  la  soberanía  del  pueblo  se  impone  allí  en  toda  su 
plenitud...  » 

Á  mi  manera  de  ver,  y  como  por  otra  parte  ya  dije  en  otras 
páginas,  el  criterio  que  admitió,  predicó  y  apoyó  la  soberanía 
popular  traía  su  origen  de  otro  sentimiento  aún  más  profundo; 
el  triunfo  de  ese  criterio  en  el  campo  político  no  era  sino  una 
de  las  manifestaciones  del  espíritu  de  igualdad  que  yacía  en  las 
bases  del  calvinismo. 

Ese  mismo  sentimiento  combinado  con  otro,  el  de  considerar 
la  iglesia  ya  no  como  órgano,  sino  como  organismo,  fuente  de  la 
autoridad  enseñante  y  dirigente,  es  el  que  guía  á  los  puritanos 
á  tratar,  por  primera  vez  en  el  continente  americano,  el  pro- 
blema de  la  educación  primaria.  Gomo  es  lógico  suponer,  ese 
problema,  encarado  por  calvinistas,  no  podía  tener  otra  solu- 
ción que  la  de  una  enseñanza  homogénea,  ajena  á  toda  distinción 
de  clases  ó  castas  y  á  toda  especialización. 

El  calvinismo  debía  imperar  en  la  esencia  como  en  la  forma  de 
la  solución  del  problema  propuesto. 

«  Se  enseñaría  á  lodos  de  la  misma  forma  y  con  la  única  fina- 
lidad de  habilitar  los  niños  en  la  lectura  de  la  Biblia.  » 

Respondía  á  esta  finalidad,  según  nos  hace  observar  Boutnn 
en  su  obra  Psicología  política  del  pueblo  americano,  el  «  New 
England  Primer  book  »  que  contenía  el  Credo,  plegarias  y  can- 
ciones religiosas,  exhortaciones  morales  y  un  diálogo,  á  título 
de  conclusión,  entre  Cristo,  la  juventud  y  el  diablo. 

Ha  sido  mi  intención  obtener  un  ejemplar  de  esta  obra  y  ana- 
lizarla como  medio  de  observar  la  influencia  del  calvinismo  en 
la  constitución  de  la  sociedad  norteamericana,  á  pesar  de  mis 
muchas  investigaciones  en  librerías  y  bibliotecas,  no  pude  dar 
con  él,  y  el  único  dato  positivo  que  tengo  á  su  respecto,  son 
unos  versículos  obtenidos  del  doctor  Me.  Laughlin,  de  cuyo  aná- 
lisis deduzco  que  la  intención  de  los  autores  era  la  de  presentar 
á  la  mentalidad  infantil  en  forma  fácil  para  ser  estereotipada 
en  sus  cerebros  las  máximas  bíblicas  encarnadas  en  aquella  so- 
ciedad. 

Ahora  bien,  ese  espíritu  profundamente  igualitario  que  late 
en  la  evolución  del  pueblo  norteamericano,  manifestándose  tanto 
en  su  democracia  como  en  su  intolerancia,  es  el  que  acrisolado 


.)'|()  BEVISTA   DE   I.A   UNIVERSIDAD 

por  la  necesidad,  por  la  experiencia  y  el  espíritu  práctico,  triun- 
fa hoy  en  la  liberalidad  del  pueblo  yanqui,  «  son  ellos  (dice  Sar- 
miento, con  un  carácter  y  entusiasmo  altamente  latino),  son 
ellos,  esos  sabios,  pensadores,  fanáticos,  entusiastas  políticos, 
emigrados  y  probados  por  todas  las  calamidades  que  pueden  caer 
sobre  los  hombres,  son  ellos  los  que  después  de  dar  gracias  al 
Dios  de  Israel  por  su  feliz  arribo,  discutieron  las  leyes  que  se 
darían  para  gloria  de  Israel  y  su  libertad  personal,  los  que  han 
impreso  á  la  fisonomía  del  yanqui  aquella  plácida  bondad  que 
se  nota  en  la  clase  elevada...  la  energía  férrea  para  luchar  con 
las  dificultades  y  vencerlas,  y  la  aptitud  moral  é  intelectual  que 
lo  pone  al  nivel,  sino  en  la  línea  superior,  á  lo  mejor  de  la  especie 
humana...  »(!  !),  «de  tal  suerte  la  barbarie  producida  por  el 
aislamiento  de  los  bosques  y  la  relajación  de  las  prácticas  repu- 
blicanas introducidas  por  los  emigrantes,  encuentran  en  los  des- 
cendientes de  los  pilgrims  y  puritanos  un  dique  y  un  astrin- 
gente ». 

El  juicio  de  Sarmiento  á  este  respecto  es  demasiado  latino ; 
yo  desearía  más  sobriedad  y  menos  entusiasmo  para  ver  en 
sus  relatos,  no  ya  una  apoteosis,  sino  una  descripción  serena  y 
despojada  de  apasionamiento.  Dice  Sarmiento,  hablándonos  de 
la  tolerancia,  que  según  él  se  presenta  en  Estados  Unidos  en  su 
forma  absoluta  :  «  Mientras  la  barbarie  mormónica  hace  sus 
progresos,  la  filosofía  religiosa  de  los  descendientes  de  los  puri- 
tanos va  obrando  como  elemento  de  cohesión,  acercando  dis- 
tancias, borrando  disidencias,  en  marcha  hacia  el  unitarismo, 
secta  nueva  panteísta  en  cuanto  admite  todas  las  disidencias  y 
respeta  todos  los  bautismos.  Esta  filosofía  religiosa  se  extiende 
con  rapidez  en  los  seis  estados  de  New  England,  tiene  su  centro 
en  Boston,  la  Atenas  de  Norte  América,  y  por  propagadores  á 
los  hombres  más  sabios  de  los  Estados.  » 

Hallo  muy  justa  su  observación  con  respecto  á  la  personalidad 
de  Williams  y  el  movimiento  tolerante  y  militante  y  al  quererme 
explicar  el  por  qué  de  la  existencia  de  la  Sociedad  Bíblica  Ame- 
ricana, encargada  de  la  expansión  y  propagación  de  la  Biblia, 
así  como  de  la  Sociedad  americana  de  templanza,  que  realiza  el 
bien  sin  predicarlo,  instituciones  que  Sarmiento  recuerda  en  su 
obra,  lo  encuentro  precisamente,  ó  creo  encontrarlo,  en  ese  es- 


INFLUENCIA  DEL  ESPÍRITU  CALVINISTA  5/|I 

plritu  militante,  que  fué  una  de  las  características  del  espíritu 
calvinista,  cuya  influencia  en  la  sociedad  norteamericana  me  he 
propuesto  determinar. 

Por  otra  parte,  el  gran  estadista  argentino  reconoce  con  Bryce, 
Poussin,  Boutmy,  Spencer,  Brown  y  varios  otros,  lo  que  es,  pue- 
de decirse,  una  verdad  indiscutible,  esto  es,  « la  igualdad  ante 
la  ley,  que  es  su  dogma  fundamental,  ha  producido  el  mismo 
efecto  que  la  igualdad  del  hombre  ante  su  Creador,  proclamada 
por  el  Evangelio  ». 

En  la  obra  citada,  resalta  el  criterio  del  educacionista  cuando 
refiriéndose  al  invento  de  Franklin  (tomo  XXII,  pág.  161),  dice: 
«  este  procedimiento  lo  sugiere  el  cjros  bon  sens,  cuando  no  ha 
sido  viciado  por  la  educación  de  las  aulas  que  tantas  inteligen- 
cias han  inutilizado.  El  buen  sentido  ha  sido  elevado  con  Fran- 
klin á  institución  y  título  de  nobleza  en  los  Estados  Unidos, 
donde  impera  el  self  made  man,  en  lugar  del  patentado  estu- 
diante... » 

Gourd,  escritor  de  una  psicología  muy  distinta  á  la  de  Sar- 
miento, en  su  obra  sobre  Conslitations  des  Eiats  Unís  de  l'Amé- 
vique  du  Nord,  trata  en  elocuentes  párrafos  los  rasgos  que  me  he 
preocupado  señalar  con  la  intención  implícita  de  evidenciar  en 
ellos  las  características  del  calvinismo,  que  describí  someramente 
en  la  primera  parte  de  este  trabajo.  Recuerda  el  citado  autor 
una  ley  que  dice  :  «  El  congreso  no  dará  ley  que  toque  el  esta- 
blecimiento ó  prohiba  el  libre  ejercicio  de  una  religión  ó  ataque 
á  la  libertad  de  palabra  ó  imprenta,  ó  al  derecho  que  el  pueblo 
tiene  de  reunirse  pacíficamente  y  peticionar  al  gobierno.  »  Hay 
en  esto,  nos  dice  Gourd,  la  síntesis  de  la  suma  de  libertad,  « li- 
bertad de  conciencia,  de  imprenta,  de  palabra,  derecho  de  unirse 
y  de  peticionar  ». 

La  libertad  de  conciencia,  como  nos  hace  notar,  no  es  tan  sólo 
el  derecho  de  profesar  en  el  secreto  de  la  conciencia  una  doctrina 
religiosa,  sino  la  de  cumplir  los  preceptos  comunes  á  toda  re>- 
ligión  del  culto  exterior  público;  es  esta  libertad  total  que  el 
texto  garantiza  para  el  ejercicio  de  todos;  se  entiende  que  en 
esta  libertad,  como  también  lo  observa  Sarmiento,  comprende 
todo  lo  realizable  dentro  de  una  sociedad  racional,  razón  por 
la  cual,  á  pesar  de  ella,  prohibe  todo  sacrificio  humano  y  mal 


■  )f\>.  KEV1STA    DE   LA    UNlVEHSiDAD 

soporta  la  pluralité  des  femmes,  de  la  que  los  mormones  hacen 
un  culto. 

La  tolerancia  del  gobierno  se  halla  facilitada  por  la  de  los 
miembros  de  las  distintas  comuniones.  Los  reviváis,  rasgo  tan 
notable  en  la  vida  del  pueblo  norteamericano,  que  recuerda  el 
puritanismo,  es  su  forma  más  definida,  son  una  prueba  evidente 
de  la  libertad  que  allí  se  goza.  Luego  de  describir  la  sangrienta 
intolerancia,  el  ardor  y  adhesión  de  los  puritanos  al  credo  de  su 
doctrina,  Gourd  quiere  explicarse  el  por  qué  de  la  transición  de 
la  intolerancia  a  la  liberalidad  y  se  lo  explica  en  la  forma  que 
ya  enuncié,  es  decir,  atribuyéndolo  «  á  la  necesidad  y  á  ciertas 
corrientes  traídas  por  distintos  puritanos  al  seno  de  la  colec- 
lividad  ». 

Por  cierto  que  en  esta  forma,  se  explica  la  intolerancia  de  un 
modo  muy  distinto  al  propuesto  por  Gardnier;  según  él  los  pu- 
ritanos habían  sido  intolerantes,  porque  «  tolerar  el  error  le 
parecía  subordinar  el  cristianismo  á  simples  intereses  tempo- 
rales ». 

Para  él  los  puritanos  traían  con  ellos,  como  los  pilgrims, 
las  firmes  creencias  y  las  severas  costumbres  que  son  « las  con- 
diciones esenciales  de  la  libertad  y  de  la  democracia  »,  las  con- 
diciones sin  las  cuales  el  gobierno  popular  desnaturalizado  por 
las  pasiones  malas,  se  abisma  en  la  anarquía,  según  la  expre- 
sión de  Laboulaye  (t.  I,  1/Í2). 

Las  constituciones  y  legislaciones  de  i635,  16/40,  16/48  y 
1668,  con  cuyas  citas  el  autor  ilustra  su  obra,  y  el  testigo  de 
otros  sociólogos,  á  quienes  recuerda  á  menudo,  no  tienen  sino 
un  objeto  :  evidenciar  siempre  más  el  grado  de  desarrollo  al- 
canzado por  el  espíritu  de  libertad,  igualdad  é  independencia 
(mi  todas  las  manifestaciones  del  pueblo  norteamericano  en  su 
formación,  ya  sea  en  el  campo  religioso,  como  en  el  político, 
civil  ó  económico. 

En  fin,  el  testimonio  de  los  autores  que  he  citado  en 
este  trabajo,  con  las  relativas  observaciones,  no  han  teni- 
do otro  objeto  que  documentar  la  verdad,  que  encierro  en 
lo  siguiente. 

El  espíritu  calvinista,  con  sus  virtudes  y  defectos,  es  el  que 
informa  la  sociedad  norteamericana  en  su  evolución  religiosa. 


INFLUENCIA  DEL  ESPÍRITU  CALVINISTA  5Z|3 

económica,  política  y  civil,  y  en  él  es  donde  debemos  buscar  las 
razones  ó  antecedentes  de  los  rasgos  que  caracterizan  al  pueblo 
yanqui. 

Lidia  Peradotto. 


OBRAS  CONSULTADAS 


Poussih,  La  potencia  americana,  lomo  11. 

Bbtcb,    La   república  americana 

Boctmt,  Psicología.   Política  del  pueblo  norteamericano. 

\\  uic;in.   Evolución  industrial  de  Norte  América. 

Si'kncer,  Historia  de  los   Estados   I 'nidos. 

(¡01  no,  (lonstitulion  des  Etats  I  nis  de  l'Amérique  du  ¡\ord. 

SARMIENTO,   Obras  literarias. 

.1 .   Bkown,   The  Pilgrim  Fatliers  nf  ¡Xew  England. 

Tocoi  k\  ii.i.k,   Democracia  en  América. 

Gbcbh,  History  of  England. 

Macauley,  History  of  England. 

h'iMiin,  The  Beginning*  of  New  Englad. 

DeXtib,    The  England  and  lloland  of  the  Pilgrims. 

WiMintop,  Life  and  Letters. 

(¡ARDiNEK,  History  of  England. 

Hiwni'ORii.    History  of  Plymouth  plantalion. 


Á  PROPÓSITO  DEL  «REDENTOR»  DE  ZONZA  HRIANO 


Podrá  parecer  grande  mi  osadía  al  abordar  un  tema  de  esta  na- 
turaleza, dada  mi  escasa  preparación  en  estas  cosas. 

Un  artista  tan  complejo,  tan  profundo,  tan  artista  como  es  Zonza 
Briano,  merecería  un  comentador  que  estuviese  á  la  altura  de  su 
cometido.  Yo,  a  fuer  de  sincera,  me  reconozco  muy  lejos  de  ello  y 
por  eso  creo  que  debo  justificar  mi  conducta  haciendo  una  confe- 
sión previa. 

No  es  mi  intención  plantear,  ni  resolver  grandes  problemas  esté- 
ticos, ni  comentar  las  fuentes  en  donde  abrevara  el  artista,  ni  mu- 
cho menos  penetrar  en  el  campo  de  las  discusiones  técnicas,  porque 
un  trabajo  de  esta  índole  incumbe  a  personas  de  cierta  autoridad  y 
de  mayor  preparación  que  yo. 

No  vengo  con  acopio  de  datos  sino  con  mi  modesto  sentir  ante  la 
obra  del  artista,  sin  pretender  para  él  otro  valor  que  el  de  la  since- 
ridad que  lleva  en  sí. 

Confieso  que  para  decir  las  cosas  quizás  ingenuas  que  habré  de 
decir,  no  he  leído  muchos  libros.  Me  he  esforzado,  sí.  en  leer  en  el 
alma  profunda  y  misteriosa  de  los  seres  de  Zonza  Briano,  donde 
hay  una  psicología  más  honda  y  una  vida  más  intensa  que  aquella 
que  prodigan  los  libros. 

No  sé  si  lo  que  diré  estará  bien  o  mal.  No  pretendo  haber  pene- 
trado en  la  intención  del  artista,  pero  así  como  admitírnosla  belleza 
subjetiva,  debemos  también  admitir  la  crítica  subjetiva. 

Sintamos  la  obra  con  nuestros  sentimientos.  No  ahoguemos  nues- 
tra emoción  persiguiendo  un  vano  prurito  de  erudición.   Pongámo- 


Á  PROPÓSITO  DKL   «REDENTOR»   DK  ZONZA  BRIANO  545 

nos  frente  á  la  obra  para  «  pensar  sintiendo  »,  no  para  «  sentir  pen- 
sando». Dejemos  que  despierte  libremente  lo  que  dormita  en  el 
fondo  mismo  de  nuestro  espíritu,  porque  tal  debiera  ser  el  fin  pri- 
mordial del  arte:  revelarnos  la  realidad  más  íntima  de  nuestra  pro- 
pia vida. 

Zonza  B  ría  no  es  demasiado  conocido  para  que  sea  menester 
entrar  en  menudencias  biográficas.  'Podo  el  mundo  sabe  (fue  ganó 
aquí  en  Buenos  Aires  el  Gran  premio  Europa,  lo  que  le  habilitó 
para  continuar  su  labor  en  el  viejo  continente. 

No  tardó  en  imponerse  como  artista  de  verdadero  mérito  y  los 
grandes  en  Europa  fueron  los  primeros  en  llamarle  á  él  «  hermano 
de  los  grandes  maestros  ». 

Expuso  en  Bruselas,  Venecia.  Boma,  París  y  Londres,  desper- 
tando en  todas  partes  la  misma  inquietante  sorpresa.  Sus  obras 
dieron  lugar  á  más  de  una  polémica  acalorada  y  es  ésta  quizás  la 
mayor  alabanza  que  puede  hacérseles. 

Es  de  todos  conocido  el  suceso  del  «  Creced  y  multiplicaos  » 
que  le  valió  una  completa  popularidad  en  París  y  la  designación  de 
miembro  de  la  Société  nationale  de  beaux-ans. 

Esta  misma  obra  fué  expuesta  aquí  en  Buenos  Aares  el  anteaño 
pasado  y  no  dejó  de  despertar  los  mismos  recelos  que  despertara  al 
jefe  de  policía  de  París.  Pero  la  moralidad  de  la  obra  ha  tenido  va- 
liosos defensores.  Muchos  fueron  los  que  protestaron  ante  los  es- 
crúpulos oficiales.  Víaurice  de  Waleffe  lo  dijo:  « Sculpture  chaste 
(¡ae  le  [)lus  candide  des  sergents  de  ville  regardera  sans  émoi.  Elle 
11  exprime  que  la  Ja  tal  i  té  triste  el  mistérieuse  de  Vamoar  humain  ». 

La  obra,  en  verdad,  sintetiza  toda  la  tragedia  de  esclavitud  al  ins- 
tinto. Es  inútil  que  el  hombre  anhele  su  total  purificación,  es  vano 
que  luche  por  su  liberación  y  quiera  volverse  contra  su  destino, 
cuando  pesa  sobre  él  el  mandato  fatal  é  inexorable  de  un  Ser  Supre- 
mo que  le  ordena:  «  Creced  y  multiplicaos.  » 

Pero  la  obra  es  sana  ;  está  muy  lejos  de  la  atmósfera  del  vicio  \ 
recuerdo  haberle  oído  una  vez  al  autor  mismo  defender  su  castidad, 
diciendo  que  al  modelar  la  mujer  del  grupo,  él  se  sentía  la  más  pura 
de  las  mujeres. 

La  cuestión  de  la  moralidad  en  el  arle  no  es  para  la  mayoría  del 
público  un  punto  claro  de  la  estética.  Basta  contemplar  los  visitan- 
tes á  una  exposición  para  darse  cuenta  de  ello.  Hay  gentes  que  pa- 


")46  KKVISTA    DE   LA    UNÍ VKKS1DAD 

san  fugitivas  ante  obras  de  extraordinaria  pureza,  como  es,  por 
ejemplo,  la  Andrómeda  expuesta  actualmente  en  la  Galería  de  Lon- 
dres. Parece  que  temiesen  que  la  contemplación  de  la  obra  amen- 
guase en  algo  su  decoro.  Se  presentan  ante  el  arte  munidos  de 
escrúpulos  que  ojalá  tuviesen  siempre  en  su  vida  diaria.  Pero  de- 
bemos reconocer  para  justicia  de  la  humanidad,  que  la  incompren- 
sión de  la  moralidad  de  una  obra  no  es  siempre  el  resultado  de  ba- 
jeza de  espíritu,  sino  más  bien  de  una  falta  absoluta  de  educación 
artística. 

No  podemos  imponerle  al  arte  la  misma  moral  humana.  Sus  se- 
res están  más  allá  de  nuestras  pasiones,  más  allá  de  nuestra  vida  y 
si  hay  depravados  incapaces  de  elevarse  a  una  región  de  pureza 
para  contemplar  la  belleza  artística,  éstos  no  pueden  jamás  ser  re- 
mora para  un  artista. 

¿Quiere  decir  esto  que  el  arte  ha  de  tolerar  lo  obceno  á  fuer  de 
artístico  ?  De  ninguna  manera.  Verdades  que  dándosele  al  artista 
la  más  absoluta  libertad  para  elegir  tema,  parece  difícil  poder  esta- 
blecer un  límite  entre  lo  lícito  y  lo  ilícito.  Sin  embargo,  este  límite 
puede  colocarse  muy  bien  en  la  intención  del  artista.  Un  artista 
podrá  presentar  al  público  un  mal  de  la  sociedad,  por  ejemplo, 
mal  que  el  espectador  contemplará  intelectualmente  y  que  le  dará 
la  medida  de  la  penetración  psicológica  del  autor,  pero  si  el  artista 
especula  sobre  las  bajas  pasiones  de  la  humanidad  para  atraerse 
adeptos,  entonces  merecerá  ser  desterrado  de  la  República  de  las 
Artes.  , -Cómo  saber  esto?  La  expresión  de  su  pensamiento  ha  de 
ser  suficientemente  clara  para  evitar  toda  ambigüedad. 

Se  podrá  no  simpatizar  con  este  arte  que  cae  en  el  realismo,  pero 
esta  cuestión  de  gusto  personal  no  puede  esgrimirse  en  contra  de 
la  moralidad  de  la  obra. 

Si  debo  hacer  mi  profesión  de  fe,  confieso  que  por  temperamen- 
to, me  inclino  hacia  el  arte  que  eleva  á  los  seres  por  sobre  las 
miserias  humanas  descubriéndoles  una  región  de  belleza  ideal,  por- 
que, á  mi  ver,  el  arte  debiera  ser  idealista  y  debiera  significar,  den- 
tro de  la  vida  humana,  una  tregua  mediante  la  cual  el  hombre 
pueda  olvidar  siquiera  un  instante  que  es  hombre  para  sentirse  más 
cerca  de  Dios ;  pero  me  cuidaría  muy  bien  de  llevar  este  criterio 
hasta  la  intolerancia. 

Pero  volvamos  á  Zonza   Briano.  Después  del  suceso  parisién  re- 


V  PROPOSITO  DEL  ((REDENTOR))  DE  ZONZA  BRÍANO  5  \  ~ 

gresó  aquí  á  su  patria  Ira  vendónos  el  resultado  de  su  labor  profi- 
cua. Hace  tres  años  que  está  entre  nosotros,  de  suerte  que  hemos 
podido  apreciar  más  de  cerca  su  obra  intensa.  Por  cierto,  no  se 
durmió  sobre  los  laureles  recogidos  en  Europa,  pues  sólo  un  traba- 
jador infatigable  hubiera  podido  darnos  anualmente  exposiciones 
como  las  suyas. 

Trataré  ahora  de  dar  una  idea  somera  de  la  estética  de  Zonza 
Briano,  porque  creo  que  es  conveniente  ubicar  toda  obra  dentro  de 
la  concepción  artística  de  su  autor. 

Muchos  han  querido  hallar  en  él  una  semejanza  con  Rodin  y  con 
Medardo  Kosso.  Si,  en  verdad,  sus  concepciones  estéticas  coinci- 
den en  muchos  puntos,  creo  que  esto  responde,  más  que  á  una  imi- 
tación, al  hecho  de  que  son  todas  el  producto  de  una  misma  época. 

Hoy  en  día.  el  arle  se  halla  orientado  hacia  el  espíritu  más  que 
hacia  la  pura  forma  ;  la  belleza  interna  ha  venido  á  ocupar  el  lugar 
de  la  belleza  externa  y  se  opone  á  la  perfección  fría  y  reglamentada 
de  los  antiguos  con  sus  tipos  consagrados,  sus  formas  convencio- 
nales y  sus  proporciones  fijas  todo  el  mundo  interior  con  sus  ale- 
grías, dolores,  emociones,  sentimientos  y  pasiones. 

Natural  es  que  esto  haya  sucedido  en  el  arte,  puesto  que  ha  su- 
cedido en  la  vida  misma. 

La  importancia  que  se  ha  dado  á  los  estudios  psicológicos,  las 
preocupaciones  científicas  actuales,  han  sido  causa  de  que  el  hom- 
bre descuidara  su  belleza  corporal  para  ir  en  persecución  de  una 
mayor  perfección  intelectual  y  el  arte  que,  ante  todo,  debe  ser  la 
manifestación  objetiva  del  espíritu  de  cada  época,  si  quiere  huir 
del  artificio,  no  ha  podido  permanecer  ajena  á  este  cambio.  Vsí 
como  cada  época  tiene  su  ciencia  y  su  filosofía,  cada  época  debe 
tener  también  su  estética. 

Coinciden  estos  artistas  en  que  tratan  de  apresar  el  elemento  pa- 
sional de  los  seres,  la  fuerza  interior  que  los  hace  obrar,  pensar  y 
sentir;  coinciden  en  la  importancia  que  le  dan  al  problema  de  luz  y 
sombra  que  es  en  escultura  lo  que  los  valores  en  pintura  ;  coinciden 
en  su  desprecio  por  todo  lo  superfluo,  por  todo  lo  que  podría  dis- 
traer al  espectador  de  la  visión  del  conjunto,  pero  hay  entre  ellos 
diferencias  tan  netas  que  bastan  para  que  cada  uno  de  ellos  conser- 
ve una  completa  individualidad.  « 

En  mi  sentir,  Rodin  es  más  métier.  Le  preocupa  más  la  forma. 


5^8  REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 

En  presencia  de  su  obra  hay  momentos  en  que  uno  llega  a  sentir 
el  oficio,  los  medios  por  los  cuales  él  quiere  llevarnos  á  su  idea,  es 
decir,  momentos  en  que  uno  siente  la  materia  como  intermediaria 
entre  su  emoción  y  el  pensamiento  del  artista.  En  Zonza  Briano  la 
comunicación  es  más  directa.  La  materia  parece  esfumarse  para 
permitir  que  surja  radiante  el  alma  que  en  ella  se  esconde.  No  sé  si 
esto  se  deberá  al  ambiente  especial  en  que  suele  mostrarnos  sus 
obras,  aunque  no  lo  creo  así.  Recuerdo  que  fué  ésta  la  impresión 
que  me  hicieron  ciertas  obras  suyas  como  Alma  íntima,  Ternura, 
Sonrisa  y  Sensación  de  perfume,  expuestas  en  la  plena  luz  del  salón 
Philipon  y  esta  misma  impresión  me  hicieron  otras  obras  que  he 
visto  hace  unos  días  en  su  propio  estudio. 

Además,  Zonza  Briano  no  nos  da  la  impresión  de  que  ha  llegado 
á  apresar  una  emoción  en  un  momento  fugaz  para  estereotiparlo  en 
yeso,  sino  que  dentro  de  la  forma  hay  un  alma  en  movimiento,  un 
alma  que  vive  constantemente  su  poema.  Esta  rara  virtud  podrá 
apreciarse  sobre  todo  en  una  exposición  que  prepara  el  artista  para 
fin  de  este  mes  y  que  titulará  Las  manifestaciones  del  alma.  En  ella 
se  encontrarán  obras  que  hablan  mucho  al  sentimiento,  obras  que 
trascienden  en  su  expresión  un  alma  viviente  que  ilumina  y  da  vida 
al  rostro. 

Yo  encuentro  en  Zonza  Briano  una  mayor  fuerza  expresiva,  una 
mayor  sutileza,  una  mayor  felicidad  para  darnos  plásticamente  lo 
que  hay  de  invisible,  de  impalpable,  de  irrepresentablc  en  los  se- 
res humanos. 

Tiene  además  un  inmenso  poder  sugerente.  Nos  hace  adivinar 
mucho  más  de  lo  que  nos  dice.  I  no  puede  reconstruir  todo  el  pa- 
sado íntimo  de  sus  seres,  porque  no  los  sorprende  en  un  momento 
de  vida  superficial,  aparente,  de  aquella  que  gastamos  a  diario  en 
nuestras  relaciones  circunstanciales  y  mediante  la  cual  somos  con- 
fundibles unos  con  otros,  sino  en  el  momento  de  realidad  más 
honda  en  que  parecen  contener  todo  lo  que  es  más  genuinamentc 
suyo. 

Es  por  esto  que  el  artista  llega  á  asir  lo  que  parece  haber  de  esen- 
cia en  ciertos  estados  del  alma,  de  tal  suerte,  que  logra  dar  casi  la 
abstracción  de  un  sentimiento.  Mal  podría  decirse  que  nos  presenta 
una  mujer  pudorosa  ó  una  niña  candorosa,  sino  que  es  la  Pudorosa, 
la  Candorosa. 


Á  PROPÓSITO  DEL   ((REDENTOR»   DE  ZONZA   BRUNO  ,Vm 

Acarnos  aliora  algunos  de  los  conceptos  estéticos  undamentales 
de  Zonza  Briano. 

Escuchemos  al  maestro  que  es  quien  mejor  puede  guiarnos  en 
este  breve  estudio. 

Dice  él  (i):  «Si  nos  detenemos  á  observar  un  rostro,  lo  que  á 
nosotros  nos  impresiona  es  la  expresión  y  no  los  detalles  y  al  que- 
rerlo copiar  detalladamente,  la  expresión  huye. 

«En  un  rostro,  revelación  íntima,  espejo  fatal  de  los  secretos  del 
alma,  la  forma  es  fugaz  como  el  pensamiento. 

«Los  músculos  manifiestan  todos  los  estados  del  espíritu,  por  lo 
tanto  no  quedan  quietos  y  el  más  grande  error  es  copiarlos  deteni- 
damente » . 

En  estas  reflexiones  el  concepto  aparece  claro.  \  medida  que  sen- 
timos y  pensamos  cosas  distintas,  nuestra  expresión  va  cambiando. 
Por  lo  mismo,  nada  más  artificioso  que  colocarse  ante  un  modelo 
inmóvil  y  copiar  detenidamente  cada  uno  de  sus  rasgos,  siguiendo 
los  cánones  anatómicos.  Podrá  obtenerse  en  esta  forma  un  rostro 
bien  modelado,  pero  completamente  inerte  y  que  nada  nos  dirá  de 
sí  mismo.  Lo  esencial,  pues,  está  en  fijar  la  expresión  que  es  la 
manifestación  externa  de  lo  que  se  siente  interiormente. 

(;  Quiere  esto  decir  que  el  artista  es  una  masa  de  substancia  infor- 
me con  dos  ó  tres  hoyos  y  otras  tantas  protuberancias  —  como  se 
ha  dicho  —  quiere  darnos  una  sonrisa  o  un  gesto  de  dolor  i}  En 
manera  alguna,  y  él  mismo  nos  dice:  «  La  producción  debe  ser  mo- 
mentánea, fugaz,  dentro  del  ambiente,  pero  castigada  después  con 
el  estudio  técnico  que  á  ella  le  corresponde  para  llegar  a  la  unidad 
de  conjunto.  » 

Para  llegar  a  esta  unidad  de  conjunto  no  es  necesario  caer  en  lo 
meticuloso.  Para  ello  tiene  el  resorte  magistral  de  la  luz  y  sombra, 
del  color  en  el  arte  que  es  lo  que  matiza  el  rostro  y  le  da  una  deter- 
minada expresión.  Por  eso  él  nos  dice  :  «  Resolver  problemas  infini- 
tesimales, en  cuestión  de  arte,  es  entregar  nuestras  almas  á  una  per- 
petua obscuridad.  » 

¿  Es  esto. proclamar  la  inutilidad  de  la  técnica  i*  Muy  por  lo  con- 
trario. Únicamente  una  técnica  admirable  puede  lograr  expresiones 


(i)  Heflexiones  sobre  mi  arte,  aparecidas  en  La  Nación  el  6  de  junio  de  igi.'i. 


REVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 


muy  justas  y  adecuadas,  pero  el  arte  del  artista  consiste  especial- 
mente en  hacernos  olvidar  su  técnica  en  presencia  de  su  obra. 

Escuchémoslo  ahora  sobre  el  problema  de  la  luz. 

«  El  arte  plástico  no  debe  desconocer  el  gran  problema  de  luz  \ 
sombra  si  quiere  ir  a  la  conquista  de  las  medias  tintas  para  resol- 
ver una  determinada  forma  que  viva  dentro  del  ambiente. 

«  La  forma  no  existe  en  la  definición  de  la  línea  ;  no  debe  estar 
aislada,  inmóvil,  sino  fundida  dentro  del  ambiente  que  le  corres- 
ponde. » 

Y  más  adelante  nos  dice  :  «  La  luz  resuelve  los  efectos  de  la  ex- 
presión. » 

En  el  manejo  del  color  Zonza  Briano  se  muestra  eximio  maestro 
y  es  esla  cualidad  lo  que  inmaterializa  tanto  su  arte.  Recordemos 
en  cualquiera  de  sus  ceras  esos  ojos  que  no  existen  y  que,  sin  em- 
bargo, dicen  tantas  cosas,  esos  labios  apenas  dibujados  que  sonríen 
tan  dulcemente. 

Si  Baudelaire  viviese  hoy,  tendría  que  rehacer  las  páginas  que 
escribió  sobre  el  arte  escultórico.  El  lo  consideró  como  un  arte  infe- 
rior «  porque  materializaba  en  el  espacio  á  un  ser,  cuando  todo  forma 
parte  de  un  todo  y  este  todo  es  dominado  por  una  tonalidad  que  se 
extiende  al  infinito  como  la  luz».  El  lo  colocó  en  el  rango  de  arte 
complementario  por  su  incapacidad  de  dar  el  ambiente  atmosférico, 
la  luz  que  rodea  a  ias  cosas  y  el  movimiento  que  les  da  vida. 

Dadas  estas  ideas  fundamentales  pasemos  a  la  obra  que  debe  ocu- 
par especialmente  mi  atención  :  El  Redentor. 

Ha  sido  una  obra  asaz  discutida.  En  su  oportunidad  la  crítica  se 
ocupó  de  ella  y  se  ocupó  hasta  con  pasión.  No  se  habrá  olvidado 
aun  el  caso  insólito  de  La  Nación  que  erigiéndose  a  sí  misma  en 
guardiana  del  gusto  nacional,  se  negó  a  aceptar  juicios  de  hombres 
de  la  talla  de  Ricardo  Rojas  y  Manuel  Gálvez,  porque  disentían  con 
el  aparecido  en  sus  columnas. 

Fuerza  es,  sin  embargo,  reconocer  que  la  crítica  adversa  ha  esta- 
do en  mayoría  y  no  es  raro  que  así  haya  sido.  Siempre  que  un 
artista  rompe  con  la  tradición  e  invade  con  osadía  un  campo  nuevo, 
desorienta  al  público  que  se  acerca  a  la  obra  de  arte  cargado  de  pre- 
juicios, de  gustos  tradicionales  y  despierta  hondos  recelosa  los  crí- 
ticos que  juegan  en  su  palabra  de  favor  o  disfavor  no  poco  parte  de 
su  reputación. 


A  PBOPOSITO  DEL   «REDENTOR»    DE  ZONZA    BRIANO  .).)  I 

Hay  que  reconocer  que  en  cuestiones  de  arte  el  público  es  siem- 
pre misoneísta.  La  historia  está  plagada  de  casos  de  grandes  inno- 
vadores negados,  motejados,  apedreados  casi  por  sus  coetáneos.  Las 
evoluciones  artísticas  suelen  producir  verdaderas  revoluciones  en  el 
público,  revoluciones  que  muy  a  menudo  están  cerca  del  jacobinis- 
mo. Más  de  un  artista  ha  sido  objeto  de  violencias  en  su  persona, 
cuando  no  ha  peligrado  la  seguridad  de  su  obra. 

Recordemos,  entre  nosotros,  el  caso  del  Sarmiento  de  Rodin,  que 
fué  necesario  vigilar  durante  días  para  salvar  al  monumento  del 
furor  simplista  de  algún  patriotero.  Zonza  Rriano  fue  víctima  en 
París  de  un  puñado  de  pimienta  en  los  ojos  al  salir  de  una  exposición, 
quizás  por  algún  enfurecido  adversario  que  creería  hacer  con  ello 
una  caridad  al  arte.  Hace  más  o  menos  cincuenta  años,  Manct,  el 
jefe  militante  de  los  impresionistas,  sufrió  persecuciones  semejantes 
y  el  que  haya  seguido  un  poco  de  cerca  el  movimiento  artístico 
anterior  a  la  guerra,  sabe  las  bataholas  que  seguían  a  las  reuniones 
futuristas  cuando  algún  apóstol  de  la  nueva  creencia  pretendía  hacer 
en  público  su  profesión  de  fe. 

Verdad  es  que  la  historia  está  también  plagada  de  casos  de  dege- 
neraciones del  gusto  y  de  casos  de  gente  que  ansiosa  de  inmortali- 
dad y  sin  talento  para  imponerse  se  escudan  en  lo  novedoso,  en  lo 
excéntrico,  como  un  modo  de  llegar.  Pero  estos  suelen  llevar  en  sí 
el  germen  de  su  propia  muerte  y  apagado  el  brillo  fugaz  que  pudo 
seducir  a  los  incautos  van  a  perderse  entre  el  rumor  de  las  cosas 
que  pasan.  ,;  Será  este  c!  caso  del  futurismo  ?  No  soy  yo  quien  para 
decirlo.  Quizás  el  futurismo  encierra  un  fondo  de  verdad  que  apro- 
vecharán las  generaciones  venideras  desbrozándolo  de  lo  que  tiene 
para  nosotros  de  elemento  de  locura,  quizás  otras  generaciones  con 
otra  sensibilidad  encuentren  belleza  donde  nosotros  sólo  hallamos 
extravagancia. 

(¡Cual  es  el  argumento  más  contundente  que  tienen  los  descon- 
tentos contra  El  Redentor  de  Zonza  Briano  ?  Que  no  es  Cristo.  Que 
puede  ser  un  apóstol,  un  profeta,  un  filósofo,  hasta  un  pedagogo, 
pero  nunca  Cristo. 

Para  paz  de  mi  conciencia,  debo  confesar  que,  al  principio,  yo 
también  quedé  perpleja  ante  la  obra.  Sentía  en  ella  una  grandeza  y 
una  elocuencia  que  me  seducían,  pero  que  al  mismo  tiempo  me 
desorientaban.  No  podía  convencerme  que  Cristo,  el  doliente  Cristo 


11EVISTA    UE   LA    UNIVERSIDAD 


ultrajado  por  los  hombres  y  crucificado  a  los  33  años,  el  Cristo 
toda  caridad,  todo  amor,  que  había  aprendido  a  adoraren  mi  infan- 
cia, pudiese  ser  el  anciano  sereno,  casi  impasible  que  nos  presen- 
taba el  i-tista.  '^  es  (pie  yo  también  iba  en  busca  del  Cristo  de  la 
tradición  hierática. 

Aun  lo  recuerdo  bien.  Penetré  en  una  sala  obscura  y  silenciosa, 
cargada  de  perfume  de  llores  y  de  olor  á  incienso  quemado.  Entrar 
y  sentirme  acometida  por  un  misterioso  recogimiento  fué  todo  uno. 
Es  que  había  allí  dentro  una  soledad  y  un  silencio  que  decían  mu- 
chas cosas. 

En  el  fondo  de  la  sala  se  levantaba  una  iigura  larga  y  blanca.  Era 
El  Redentor.  Un  hombre  viejo  de  una  vejez  apostólica  —  quizás  de 
80  años,  quizás  de  mucho  más.  Un  hombre  de  vida  larga,  larga  en 
años  y  larguísima  en  experiencia,  que  a  fuerza  de  vivir  se  habría 
inmaterializado,  que  quizás  por  mucho  sufrir,  habría  dejado  tras  sí 
el  dolor,  la  desesperación,  todo  lo  que  es  esencialmente  humano, 
para  arribar  á  una  placidez  y  serenidad  puramente  espirituales,  un 
hombre  que  á  fuerza  de  ver,  habría  adquirido  una  visión  serena  de 
la  vida,  un  hombre,  en  íin,  que  á  fuerza  de  saber,  lo  perdonaba  todo 
porque  lo  comprendía  todo.  Tal  fué  mi  primera  impresión  ante  la 
obra  de  Zonza  Briano,  pero  debo  confesar  que  no  me  dio  la  sensa- 
ción de  Cristo.  Es  que  yo  buscaba  en  él,  quizás  involuntariamente, 
al  Cristo  del  culto  y  he  ahí  mi  enorme  error. 

La  obra  me  preocupó  durante  tiempo  y  llegué  a  convencerme 
que  mi  incomprensión  de  ella  residiría  en  mi  incomprensión  de  la 
divina  figura  del  Redentor.  Yo  tenía  de  Cristo  la  noción  corriente 
que  hasta  tienen  los  chicos  de  escuela:  de  un  ser  todo  bondad,  mal- 
tratado por  los  hombres  y  muerto  en  la  Cruz  para  redención  del 
mundo.  Llevaba  cristalizada  la  visión  del  Cristo  adoptado  por  la 
iglesia  y  popularizado  en  las  estampas  religiosas.  No  es  raro,  pues, 
que  frente  a  la  obra  de  Zonza  Briano  haya  llegado  a  la  perple- 
jidad. 

La  iconografía  de  Cristo  no  es,  en  manera  alguna,  uniforme.  La 
ausencia  de  una  imagen  auténtica  del  Redentor  ha  dado  á  los  artis- 
tas una  completa  libertad  para  interpretarlo  y  por  eso,  á  medida  que 
las  creencias  han  evolucionado,  el  arte,  que  no  es  sino  la  objetiva- 
ción de  las  creencias,  también  ha  variado. 

Por  eso  tenemos  los  Cristos  adolescentes,  imberbes,  llenos  de  can- 


Á  PROPÓSITO   DKL   «REDENTOR»   DK  ZONZA  BRUNO  OJO 

dor  juvenil  délos  primeros  períodos  del  cristianismo,  los  Cristos 
barbados,  severos  y  sombríos  de  la  Edad  Media,  los  Cristos  tristes, 
dulces,  melancólicos  y  nobles  de  la  Edad  Moderna. 

Didrónhacc  notar  en  su  Iconorjrafía  cristiana,  que  al  aproximar- 
se el  milenario,  la  creencia  en  el  fin  del  mundo  influyó  notable- 
mente en  la  representación  de  Dios.  Se  reemplazó  al  Dios  todo  dul- 
zura por  el  Dios  severo,  inexorable  que  atemoriza  á  los  pecadores. 
El  Cristo  ¡oven  y  sonriente  de  las  catacumbas  se  había  endurecido 
para  convertirse  en  el  Rex  tremendae  magestatis  del  Dies  trae  que 
maldice  á  los  caídos.  Por  eso,  la  representación  más  común  de  aque- 
lla época  es  la  del  juicio  final.  Esta  tendencia  se  mantuvo  hasta  el 
siglo  xiv  y  xv  en  que  se  evoluciona  hacia  los  cristos  lánguidos,  sen- 
timentales, dulces,  nobles  y  dolorosos  del  Renacimiento.  Abundan 
entonces  los  crucificados,  los  cree- homo,  los  descensos  de  la  Cruz, 
las  últimas  cenas,  pero  donde  siempre  encontramos  en  Jesús  un  do- 
lor, una  bondad,  una  dulzura  demasiado  humanos.  El  Cristo  total- 
mente espiritualizado,  el  de  una  serenidad  y  bondad  sobrehuma- 
nos, no  nos  lo  había  dado  aún  el  arte  y  este  es  el  Cristo  de  Zonza 
Briano. 

El  nos  ha  dado  una  nueva  interpretación  de  Cristo  y  para  ello  no 
se  encerró  en  los  límites  estrechos  de  la  figura  harto  vulgarizada  ya 
de  la  tradición.  Su  Redentor  pertenece  aun  misticismo  que  no  pue- 
de encerrarse  en  ningún  dogma. 

El  hecho  de  haber  evadido  estos  límites  podría  dar  lugar  á  un 
problema  interesante  y  que  ya  se  planteó  á  raíz  de  otras  figuras  del 
culto  cuyo  tipo  tradicional  no  respetó  algún  artista. 

c;  Hasta  dónde  puede  crear  un  artista,  tratándose  de  una  figura 
religiosa?  Dentro  del  culto,  los  tipos  son  convencionales  porque 
están  destinados  á  despertar  ciertos  sentimientos.  La  tradición  reli- 
giosa los  convierte  en  símbolos  de  ciertas  ideas  n  apartarse  de  estos 
símbolos,  es  hablar  á  los  fieles  en  un  lenguaje  incomprensible. 

Pero,  en  este  caso,  la  finalidad  de  la  figura  no  es  artística,  sino 
religiosa  y  la  contemplación  no  tiene  un  fin  en  sí  misma,  sino  en  el 
sentimiento  religioso  que  provoca.  La  prueba  de  ello  la  tenemos  en 
la  cantidad  de  figuras  horrendas  que  adornan  ciertas  iglesias  y  que, 
sin  embargo,  no  restan  un  ápice  de  fervora  los  fieles  que  les  rinden 
culto. 

Es  natural  que,  dentro  del  culto,  las  figuras  religiosas  sean  con- 

abi.  oais.  wx-46 


554  REVISTA  DU  LA  UNIVERSIDAD 

vcncionales,  pero  este  no  es  motivo  para  quitarle  á  un  artista  la  li- 
bertad de  crear  los  santos  que  él  siente  y  no  los  santos  que  la  reli- 
gión le  impone. 

Debemos  reconocer  que  la  educación  religiosa  que  recibimos 
cuando  pequeños  es  la  que  pervierte  nuestra  visión  subjetiva,  uni- 
formándonos todos  en  un  mismo  sentir.  Al  pensar  en  Cristo,  por 
ejemplo,  lo  vemos  tal  como  se  nos  enseñó  á  verlo  y  no  como  podría- 
mos verlo  á  través  de  nuestro  temperamento,  si  con  el  espíritu  in- 
genuo, libre  de  prejuicios,  nos  instruyésemos  directamente  en  su 
obra.  Tenemos  la  representación  de  Cristo,  tal  como  aparece  en  las 
estampas  religiosas,  demasiado  cristalizada  en  nuestra  imaginación 
para  poder  reaccionar  contra  ella  fácilmente. 

Zonza  Briano  lia  sabido  librarse  de  estos  prejuicios.  El  nos  da 
una  visión  del  Redentor,  tal  como  la  forjó  su  alma  de  artista,  tal 
como  la  sintió  su  alma  de  místico  libre  de  todas  las  tiranías  de  una 
fe  impuesta. 

X  no  es  que  ha  creado  una  figura  arbitraria  porque  ha  bebido 
muy  hondo  en  la  fuente  bíblica,  pero  ha  sabido  desligarse  del  Cris- 
to más  ó  menos  inmóvil  de  la  tradición  religiosa  para  darnos  un 
símbolo  que  sintetizara  el  espíritu  de  Jesús,  espíritu  de  renuncia- 
miento, de  perdón,  de  suprema  bondad. 

La  cara  magra,  los  pómulos  salientes,  los  temporales  hendidos, 
los  bigotes  caídos  que  se  pierden  en  la  barba,  la  barba  descuidada 
que  se  confunde  con  el  cabello,  el  cabello  desgreñado  que  se  amon- 
tona sobre  la  espalda,  la  túnica  caída  sobre  el  hombro  izquierdo,  he 
aquí  sintetizado  el  olvido  completo  de  las  cosas  terrenas,  la  comple- 
ta absorción  en  una  vida  espiritual,  ajena  á  toda  preocupación  hu- 
mana. 

Quizás  que,  en  realidad,  Jesús  no  haya  llegado  á  este  grado  de 
abandono  ;  es  de  desearlo  por  lo  menos,  pero,  aun  cuando  no  haya 
sido  así,  esto,  á  mi  ver,  nada  diría  en  contra  de  la  representación 
que  nos  da  el  artista.  El  quiere  hacernos  llegar,  por  medios  plásti- 
cos, á  lo  que  hay  de  invisible  en  el  ser  :  al  espíritu,  y  para  ello  ha 
acentuado  los  rasgos  externos  que  pudiesen  llevarnos  á  su  idea. 

Esta  misma  tendencia  es  laque  se  sigue  actualmente  en  la  repre- 
sentación de  los  grandes  personajes. 

Un  verdadero  artista  no  nos  da  de  un  personaje  un  simple  retra- 
to, una  simple  copia  de  rasgos,  sino  que  trata  de  descubrir  lo  que 


Á   PROPÓSITO  DEL   «REDENTOR»  DE  ZONZA  15IUANO  555 

hay  en  él  de  característico,  de  genuinamente  suyo,  trata  de  crear 
una  especie  de  símbolo  de  su  personalidad  y  para  ello,  se  ve  á  veces 
en  la  necesidad  de  violentar  un  poco  los  rasgos  fisonómicos.  Recor- 
demos algunos  de  los  personajes  modelados  por  Rodin,  sin  ir  más 
lejos,  nuestro  Sarmiento.  Recordemos  algunos  de  los  bustos  expues- 
tos por  Zonza  Briano  el  año  pasado  en  el  Salón  nacional.  Tal  vez  no 
los  reconocería  el  sastre  que  los  encontró  ocasionalmente  cuando 
al  hacerles  un  traje.  Es  que  la  visión  del  sastre  no  habría  pasado,  se- 
guramente, de  la  epidermis.  Verdad  es  que  aun  cuando  el  artista  no 
nos  dé  una  identidad,  debe  darnos  por  lo  menos  un  parecido  con  Ja 
persona  representada,  para  que  sea  reconocible,  para  que  sea  ella  y 
no  cualquiera,  pero  ni  siquiera  este  obstáculo  ha  ofrecido  Jesús, 
puesto  que  no  se  le  conoce  ninguna  imagen  auténtica.  Ha  tenido, 
pues,  completa  libertad  para  forjarlo  así  como  lo  sintió  :  grande  y 
sereno,  por  encima  de  todas  las  pequeneces  humanas,  lejos  de  todo 
cuidado  terrenal. 

Acaso  no  fué  él  el  que  dijo  :  «  Si  alguno  quiere  venir  en  pos  de 
mi,  niegúese  á  sí  mismo,  tome  su  cruz  y  sígame.  »  No  fué  él  el  que 
predicó  á  sus  discípulos  :  «  No  toméis  nada  para  el  camino,  ni  bor- 
dones, ni  alforja,  ni  pan,  ni  dinero,  ni  tengáis  dos  vestidos.  Y  ana- 
die saludéis  por  el  camino.  » 

Así,  negándose  á  sí  mismo,  en  un  completo  olvido  de  las  cosas 
terrenas,  debe  haber  ido  Jesús  por  las  tierras  de  Israel  llevando  de 
pueblo  en  pueblo  la  palabra  del  Señor,  sanando  á  los  enfermos,  ali- 
viando á  los  dolientes,  redimiendo  á  los  cautivos  y  sembrando  por 
doquier  la  paz  en  el  corazón  de  los  hombres,  con  una  bondad  sobre- 
humana, con  una  bondad  impasible,  lejos  de  todo  anhelo  de  grati- 
tud, porque  sabía  que  debía  cumplirse  la  palabra  de  Dios. 

«  He  descendido  del  cielo,  no  para  hacer  mi  voluntad  sino  la  vo- 
luntad de  Aquél  que  me  envió.  » 

«  {;  La  copa  que  mi  Padre  me  ha  dado  no  la  tengo  que  beber  »  ? 

El  ya  lo  sabía  que  vendría  á  los  suyos  y  que  los  suyos  no  le  reci- 
birían, pero  El  estaba  por  encima  del  rencor  y  el  artista  ha  sabido 
poner  en  sus  ojos  todo  un  mundo  de  perdón  —  de  suprema  indul- 
gencia. 

Así  debe  haber  mirado  á  la  multitud  que  le  escarnecía  y  le  mote- 
jaba, cuando  desde  la  Cruz  dijo  :  «  Padre,  perdónalos,  porque  no 
saben  loque  hacen.  » 


556  REVISTA   DÉ  LA   UNIVERSIDAD 

Otros  no  sólo  niegan  la  obra  como  representación  de  Cristo,  sino 
también  como  ejecución  y  llegan  á  decir  que  su  autor,  en  su  afán 
de  «  producir  sin  trabajar  »,  nos  ha  presentado  u  un  bosquejo  in- 
concluso, un  bloque  de  yeso  apenas  trabajado  que  no  revela  técnica 
ni  inspiración  ». 

Críticas  de  esta  especie  nos  bacen  recordar  toda  la  campaña  que 
originó  el  Balzac  de  Rodin.  La  Sociedad  de  gens  de  lettres,  por 
encargo  de  la  cual  Rodin  lo  había  ejecutado,  se  negó  á  aceptarlo, 
una  vez  terminado,  porque  chocaba  á  su  gusto  la  rudeza  de  la  obra, 
la  masa  casi  informe  de  yeso  que  remataba  en  una  cabeza  sin  preo- 
cupación de  detalles,  donde  dos  ó  tres  rasgos  encerraban  toda  la  pu- 
janza, toda  la  «  indomable  fuerza  »   de  Balzac. 

Y  no  puede  usarse  contra  Rodin  el  argumento  pueril  de  que  no 
lo  supo  hacer  mejor,  porque  su  fama  como  impecable  modelador 
está  demasiado  consolidada  y  vaya  como  un  ejemplo  al  aserto  el 
caso  de  la  «Edad  de  bronce  »,  que  adversarios  sin  escrúpulos  de- 
cían modelado  sobre  el  natural. 

Rodin  quiso  así  a  su  obra,  como  si  el  yeso  mismo  hubiese  irrum- 
pido por  sí  solo  en  un  genio.  Por  eso  nos  dice:  «  Si  yo  acabase  me- 
jor á  mi  Balzac,  valdría  menos.  En  cuanto  á  pulirle  los  dedos  del 
pie  ó  los  burles  del  cabello,  no  tendria  ningún  interés  para  mí,  por- 
que comprometería  la  idea  central,  la  gran  línea,  el  alma  del  per- 
sonaje ». 

Algo  semejante  podría  decirse  del  Redentor  de  Zonza  Briano. 

El  autor  ha  querido  darnos  una  visión  de  Cristo,  tal  como  la 
tendrían  quizás  los  pobladores  de  Galilea  cuando  lo  verían  aparecer 
a  lo  lejos,  seguido  de  la  multitud,  abismado  en  su  prédica  de  amor 
y  de  humildad  ó  aliviando  los  pesares  de  los  que  le  saldrían  al  paso. 
Ha  querido  darnos  una  aparición  de  Cristo.  De  ahí  su  aspecto  fan- 
tasmal, su  absoluta  inmobilidad,  la  ausencia  casi  de  la  tercera  di- 
mensión, pues  que  la  espalda  está  casi  pegada  al  pecho,  la  conti- 
nuidad que  parece  haber  entre  el  ropaje  y  las  manos. 

No  ha  perseguido,  pues,  una  belleza  de  forma  que  habría  llegado 
á  comprometer  su  idea,  sino  que  ha  sintetizado  su  idea  en  los  ras- 
gos capaces  de  encerrar  su  pensamiento.  Pero  el  público  busca 
siempre  la  belleza  externa  en  el  arte.  Prefiere  los  rostros  impeca- 
bles, las  manos  muy  cuidadas,  á  una  bella  idea.  Son  como  los  que 
no  admiten  en  música  más  que  las  melodías  agradables  al  oído,  sin 


Á  PROPOSITO  DEL   ((  Hi;iji:muk  i)   DE  ZONZA  BRIANO  557 

querer  reconocer  que  hay  combinaciones  violentas  que  traducen 
estados  violentos  de  espíritu. 

Si  Zonza  Briano  hubiese  plegado  cuidadosamente  la  túnica  del 
Redentor,  si  le  hubiese  peinado  pacientemente  la  barba  y  los  cabe- 
llos, habría  tenido  seguramente  muchos  admiradores.  Pero  él  no  lo 
quiso  así.  Bien  lo  dijo  Rojas  á  propósito  de  esta  obra  que  hay  una 
sencillez  difícil.  Esta  es  la  sencillez  del  Redentor.  La  frente  sola 
bastaría  para  divinizarlo,  porque  se  siente  que  es  la  frente  que  no 
ensombreció  ningún  anhelo  insomne  de  saber,  sino  la  frente  am- 
plia y  serena  del  que,  por  don  divino,  poseyó  la  verdad  de  la 
vida. 

\o  creo  que  la  incomprensión  de  esta  obra  no  reside,  como  se 
ha  dicho,  en  la  insuficiencia  de  la  expresión,  sino  en  la  profundi- 
dad del  pensamiento.  Unamos  á  esto  la  relativa  novedad  de  la  eje- 
cución y  el  prejuicio  creado  por  el  Cristo  más  ó  menos  uniforme 
del  culto,  y  tendremos  explicados  algunos  de  los  motivos  por  qué 
esta  obra  ha  gozado  de  tan  poco  favor. 

El  Redentor  en  su  actual  ubicación  en  la  Recoleta,  desprovisto 
de  la  máquina  del  salón,  ha  perdido  la  majestad  y  la  unción  que  en- 
tonces le  rodeara.  En  el  salón,  el  ambiente  de  misterio  y  la  blancu- 
ra de  la  figura  que  emergía  en  la  sombra,  daban  al  espectador  una 
sensación  de  inmaterialidad  que  no  logra  dar  el  cementerio.  Aquí 
la  obra  no  llega  á  darnos  suficientemente  la  sensación  del  mis- 
terio de  su  presencia.  Es  que  la  plena  luz  del  lugar  y  el  bullicio  de 
los  que  pasan  le  son  muy  poco  propicios  y  basta,  para  convencerse 
de  ello,  comprobar  la  diferente  impresión  que  produce  este  Reden- 
tor con  el  Redentor  en  yeso  que  el  autor  donó  al  Museo  de  La 
Plata. 

VI lí  lo  han  colocado  provisoriamente  entre  el  producto  ingenuo 
del  arte  precolombiano  y  aun  cuando  no  sea  éste  el  lugar  más  ade- 
cuado, resulta,  sin  embargo,  majestuosa  la  figura  silenciosa  que  se 
levanta  como  un  espíritu  en  medio  del  silencio  de  aquellas  cosas 
primitivas  que  traducen  el  esfuerzo  inconsciente,  quizás,  de  un  pue- 
blo naciente  para  inmortalizarse. 

Es  que  al  Redentor  hay  que  verlo  lejos  de  todo  bullicio,  así 
como  seguramente  lo  viera  el  artista  en  el  silencio  de  su  espí- 
ritu. 

Le  pregunté  un  día  al  autor  si  él  se  sentía  conforme  con  la  ubi- 


558 


KKVISTA   DE  LA   UNIVERSIDAD 


cación  de  su  obra  y  me  respondió  que  la  vanidad  de  tanto  monu- 
mento no  era  el  marco  más  adecuado  para  su  Redentor  y  que  ha- 
bría deseado  para  él  un  lugar  de  sencillez  que  armonizase  mejor  con 
su  espíritu. 

Verdad,  pensé  entre  mí,  que  El  que  fué  amanso  y  humilde  de 
corazón  »,  El  que  vivió  predicando  la  sencillez  y  la  humildad  no 
puede  sentirse  bien  en  medio  del  oropel  de  tanta  presunción  hu- 
mana. 

Además  del  inconveniente  de  la  ubicación,  otro  grave  error  del 
Cristo  de  la  Recoleta  está  en  el  color.  En  mi  sentir,  ese  Cristo  de- 
biera ser  blanco  como  uno  lo  siente  en  su  inmaculada  pureza.  Esto 
fué  lo  que  más  vivamente  me  chocó  cuando  lo  vi  por  vez  primera 
en  el  cementerio  y  esta  esotra  diferencia  que  el  contemplador  más 
ineducado  no  puede  dejar  de  establecer  entre  el  Redentor  de  la  Re- 
coleta y  el  de  La  Plata. 

El  Cristo  blanco  del  museo  resulta  más  misterioso,  más  espiri- 
tual, más  sereno.  Hasta  parece  que  hubiera  más  dulzura  y  más  per- 
dón en  sus  ojos  y  más  luz  en  su  frente. 

Antes  de  concluir,  quiero  decir  dos  palabras  sobre  la  mise  en 
¿ceneque  Zonza  Briano  preparó  para  su  obra.  Merecería  todo  un 
capítulo  aparte,  pero  no  es  ni  oportuno,  ni  prudente,  perderme 
ahora  en  tal  asunto. 

Solo  quiero  protestar  ante  la  crítica  injusta  que  se  le  hizo.  Llegó 
á  decirse  que  toda  la  máquina  del  salón  implicaba  una  tácita  con- 
fesión de  la  incapacidad  de  la  obra  para  imponerse  por  sí  sola. 

En  realidad,  no  comprendo  cómo  haya  podido  esgrimirse  seme- 
jante argumento.  Yo  creo  que  hay  obras  que  no  deben  verse,  si  es 
que  quieren  sentirse  de  veras,  sino  en  cierto  estado  de  espíritu  y 
bajo  ciertas  condiciones  de  ambiente.  No  es  una  novedad  para  na- 
die que  un  mismo  trozo  de  música  suele  impresionarnos  muy  dis- 
tintamente según  el  momento  y  lugar  en  que  le  oímos.  Aun  más, 
solemos  exigir  para  un  mayor  goce  estético,  el  ambiente  adecuado 
y  así  como  queremos  luz  y  alegría  para  la  música  retozona  y  alegre, 
exigimos  silencio  y  penumbra  para  una  Muerte  de  Isolda,  ó  un  En- 
cantamiento de  viernes  santo. 

(;Por  qué  negarle  á  la  escultura  lo  que  se  le  concede  á  otras 
artes  ? 

Si  Zonza  Briano  preparó  ese  ambiente  de  silencio  y  recogimien- 


A  l'UOl'OSITO  DEL   «  HEDENTOU  ))   DE  ZONZA  BRUNO 


509 


to  para  su  Redentor,  fué,  sin  eluda,  para  darle  al  espectador  una 
sensación  más  completa. 

Se  objetará  que  esto  no  se  ha  hecho  en  el  pasado,  pero  ¿acaso  el 
pasado  es  norma  del  porvenir:' 

Dejemos  al  artista  completa  libertad.  Exijámosle  lo  que  le  debe- 
mos exigir:  una  emoción  de  belleza  y  si  logra  dárnosla,  no  logra 
poca  cosa . 

Luí  Kelly. 


yi/ 


ÍNDICE  del  tomo  xwi 


Beltrán,  Juan  Gh,  Historia  ele  la  geografía  argentina 4q4 

Bunge,  C.  O.,   jNotas  para  una  teoría  de  la  snbconcicncia-suhvolunlac!.  3a 

Capello,  F.,  Ad  Antonium  Porchietti 4ia 

Caries,  Manuel,  El  heroísmo  en  la  civilización 3g3 

Correa  Luna,   Carlos,  La  iniciación  revolucionaria.  El  caso  del  doc- 
tor Agrelo -(i 

Cruz,  Juan  Carlos,  Discurso  en  la  colación  de  grados  de  la  Facultad 

de  derecho  y  ciencias  sociales. 369 

Demaría,  Enrique    B.,    informe   del    delegado  al  70  Congreso  pan- 
americano de  medicina  celebrado  en  San  Francisco \~i) 

Kelly,  L.,  A  propósito  del  Redentor  de  Zonza  Briano 544 

Malagarrig'a.  Carlos,  Discurso  en  la  colación  de  grados  de  la  Facul- 
tad de  derecho  y  ciencias  sociales 07O 

Memoria  de  la  Universidad  correspondiente  al  año  191  \ 1/49 

Monner  Sans,  Ricardo,    Don  Juan  Ruíz  de  Alarcón 5,    109,  433 

Olaechea  y  Alcorta,  Pedro,  Discurso  en  la  recepción  académica.  .  .  345 
Peradotto,  L  ,  Influencia  del  espíritu  calvinista  en   la   constitución  de 

la  sociedad  de  Estados   Unidos. 519 

Quesada,  Ernesto,  Discurso  en  la  recepción  académica  del  doctor  Pe- 
dro Olachea  y  Alcorta. 355 

Roffo,  A.  H.,   Granuloma  venéreo. 4'4 

Sáenz,  Mario,  Apuntes  para  la  historia  del  Colegio  nacional 386 

Selva,  JuanB.,  Por  los  fueros  del  habla.  A  propósito  de  La  Roseraic.  i43 

Toro  y  Gómez,  Miguel  de,  Orígenes  del  teatro  español. 4^5 

Torres,    Luis   María,  Plan  de  investigaciones  y  publicaciones    histó- 
ricas    C9 


y  63 


ÍNDICE    ALFABÉTICO   DEL  ANO   1915 

(tomos    XXIX,    XXX,    XXXI) 


Academia.  Academia  de  derecho  y  cien- 
cias sociales;  XXXI,  i56.  Academia 
de  medicina  ;  XXXI,  157.  Acade- 
mia de  ciencias  exactas,  físicas  y  na- 
turales ;  XXXI,  i58.  Academia  de 
filosofía  y  letras  ;  XXXI,  1Ó9.  Aca- 
demia de  agronomía  y  veterinaria  ; 
XXXI,  1G0.  Academia  de  ciencias 
económicas;  XXXI,  1O1. 

Académicos  honorarios  ;  XXXI,  i5b\ 
107,  1 58,  159.  Académicos  de  nú- 
mero, XXXI,  de  i5ü  á  161. 

Actos  públicos  de  las  facultades  é  ins- 
titutos anexos  ;  XXXI,  287. 

Agote,  Luis.  Profesor  del  clínica  mé- 
dica ;   XXX,  200. 

Agrelo.  El  caso  del  doctor  Agrelo. 
La  iniciación  revolucionaria,  Carlos 
Correa  Luna  ;  XXXI,  76. 

Agrimensura.  Ordenanza  sobre  modi- 
ficaciones en  el  plan  de  estudios  de 
agrimensura  ;  XXX,  4o3. 

Alarcón,  Juan  Ruíz  de.  El  hombre, 
el  dramaturgo,  el  novelista.  Ricar- 
do Monner  Satis;  XXX,  f)  ;  XXXI, 
109,  433. 

Alvarez  de  Toledo,  Belisario.  Profe- 
sor de  tecnología  del  calor;  XXX. 
78. 


Amadeo.  Tomás.  -Miembro  del  Consejo 
directivo  de  la  Facultad  de  agrono- 
mía y  veterinaria  ;  XXX,  277. 

Amespil,  Lorenzo.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  exactas  físicas  y 
naturales  ;  XXX,  80. 

Axai.es  de  la  Facultad  de  derecho  y 
ciencias  sociales;  XXXI,  297. 

Anchorena,  Joaquín  S.  de.  Miembro 
del  Consejo  directivo  de  la  Facultad 
de  agronomía  y  veterinaria  ;  XXX, 
277.  Delegado  al  Consejo  superior  ; 
XXX,   '»9/í- 

Anexos.    XXXI,  24o. 

Arancel.  Proyecto  de  ordenanza  de 
arancel  para  la  Facultad  de  ciencias 
económicas  ;  XXX,  68. 

Arte  de  herrar  (Elementos  del).  \  . 
Bossi  ;  XXIX,  49,  io5,  2o4,  338, 
4 1'.- 

Asistencia  de  profesores.  XXXI,  257. 

Avellaneda,  Tristán  M.  Profesor  su- 
plente de  finanzas  ;   XXX,   497- 

Aztiria,  Ignacio.  Delegado  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  exactas,  físicas  y 
naturales  al  consejo  del  Instituto  li- 
bre de  enseñanza  secundaria;  XXX. 
180. 

Balance   de  la  tesorería  general    de 


564 


REVISTA   DE   LA    UNIVERSIDAD 


LA    I    NI  TERSIDAD   NACIONAL   DE    BüENOS 

Aires.  XXXI.  277. 

B.ari.aro,  Pablo  AI.  Profesor  suplente 
de  patología  interna,  en  la  Facultad 
de  ciencias  médicas  ;   XXX,  (¡7. 

Bazterrica,  Enrique.  Delegado  uni- 
versitario déla  Facultad  de  ciencias 
médicas;  XXX,  10C.  Decano  de  la 
Facultad  de  ciencias  médicas  ;  XXX, 

Beltrán,  Juan  C.  Bases  modernas  de 
la  geografía  ;  XXIX,  3i3.  Historia 
de  la    geografía  argentina  ;    XXXI, 

Belleza  de  los  ídolos  (La).  Carlos 
Gutiérrez  Larreta  ;  XXIX,  3 (i < ) . 

Benayídez,  Manuel.  Profesor  suplente 
de  anatomía  descriptiva,  XXX,  ^97. 

Benedit,  Pedro.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  agronomía  y  veterinaria 
(reelecto)  ;  277. 

Bianco,  José.  Proyecto  sobre  «  Aca- 
demia »  ;  XXX,   1  Ija. 

Bibliografía  jurídica  argentina.  XXX, 
32a. 

Biblioteca  de  la  Facultad  de  derecho 
y  ciencias  sociales.  XXXI.  209. 

Bidaü,  Eduardo  L.  Vicerrector  de  la 
Universidad  ;  XXX,  3o8. 

Bossi,  Virginio.  Elementos  del  arte  de 
herrar;  XXIX,  ¿ío,  100,  204,  338, 

Bhandam,  Javier.  Profesor  suplente  de 
medicina  legal,  XXX,  335. 

Broggi,  Loo.  Sobre  el  problema  de  las 
tarifas  ;   XXIX,  3a8. 

Bunge,  C.  O.  Notas  para  una  teoría 
de  la  subconciencia-subvoluritad  ; 
XXX,  3a. 

Butty,  Enrique.  Profesor  de  construc- 
ciones rurales  ;    XXX.  /iq5. 

Calvinista.  ' nlluencia  del  espíritu  cal- 
vinista en  la  constitución  de  la  so- 
ciedad de  Estados  Unidos.  L.  Pera- 
dotto,  XXXI,  ."ni). 


Candiotti.  Marcial  B.  Académico  de 
la  Facultad  de  ciencias  exactas,  físi- 
cas y  naturales  ;  XXX,  007. 

Carlés,  Manuel.  Las  virtudes  marcia- 
les ;  XXIX,  289.  El  heroísmo  en 
la  civilización  ;   XXXI,    3i)3. 

Capello,  F.  Ad.  Autonium  Porchictti ; 
XXXI,   ',12. 

CastiSeiras,  Julio  B.  Profesor  do  teo- 
ría de  la  elasticidad  :  XXX,   78. 

Cátedras.  Creación  de  dos  cátedras  de 
latín  v  una  de  química  para  el  Co- 
legio nacional;  XXX,   i<)'\. 

Cátedras  vacantes.  Ordenanza  sobre 
cátedras  vacantes  ó  por  crearse  en  la 
Facultad  de  ciencias  económicas  ; 
XXX,    16. 

Certificados.  Ordenanza  sobre  obliga- 
ción de  presentar  al  rectorado  los 
certificados  finales  de  exámenes  para 
expedir    ios    respectivos    diplomas  ; 

XXX,  8. 

Colegio  nacional.  Apuntes  para  su  his- 
toria, Mario  Sácnz  ;  XXXI,  38ü. 

Colegio  nacional  di;  Buenos  Aires. 
Nombramiento  de  director  y  vice- 
director  ;  XXX,  i£8.  Creación  de 
dos  cátedras  de  latín  y  una  de  quí- 
mica ;  XXX,  it)'(.  Nombramientos 
aprobados  por  el    consejo   superior  ; 

XXXI,  172. 

Conferencias  t  actos  públicos.  (Fa- 
cultad de  derecho  y  ciencias  socia- 
les) ;  XXXI,  295. 

Congreso  médico  panamericano.  Bcso- 
lución  acordando  dos  mil  pesos  al 
delegado  al  70  Congreso  médico  pan- 
americano, doctor  Enrique  Domaría; 
XXX,    i¡)5. 

Consejeros  de  la  Facultad  de  ciencias 
médicas  ;  XXX,  l55.  Consejeros  de 
la  Facultad  de  derecho  y  ciencias 
sociales;  XXX,  72.  Consejeros  de  la 
Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas 
y  naturales  ;   XXX,  80.  Consejeros 


ÍNDICE  alfabético  DEL  ano 


<> 


565 


de  la  Facultad  de  filosofía  Jf  letras  ; 

xxx,  134. 

Correa  Luna,  Carlos.  La  iniciación 
revolucionaria.  El  caso  del  doctor 
Agrelo  ;  XXXI,  76. 

Cranwell,  Daniel  .1.  Consejero  de  la 
Facultad  de  ciencias  médicas  ;  XXX , 
1  .">.").  Delegado  suplente  universita- 
rio déla  Facultad  de  ciencias  médi- 
cas ;  XXX,  i56.  Delegado  titular  al 
consejo  superior  ;  XXX,  5oo. 

Cranwell.  Ricardo  E.  Miembro  del 
consejo  directivo  de  la  Facultad  de 
filosofía  y  letras;  XXX,  12.4.  Ree- 
lecto en  el  cargo  de  delegado  al  Ins- 
tituto libre  de  enseñanza  secundaria; 
XXX,    326. 

Casariego,  Oriilio.  Delegado  al  con- 
sejo del  Instituto  libre  de  enseñanza  ; 
XXX.   190. 

Cruz,  Juan  Carlos,  Discurso  en  la  co- 
lación de  grados  de  la  Facultad  de 
derecho  y  ciencias  sociales  ;  XXXI, 
3(i.). 

DelLEPiahe,  Amonio.  Consejero  de  la 
Facultad  de  ciencias  económicas  ; 
XXX,    280. 

Dellepiane.  Li  is.I.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  exactas,  físicas  y 
naturales;  XXX,  86.  Académico  de 
la  Facultad  de  ciencias  exactas  físi- 
cas y  naturales  ;  XXX.  oo~ . 

Derechos  arancelarios.  Decreto  sobre 
aprobación  de  las  ordenanzas  sobre 
derechos  arancelarios  para  la  Facul- 
tad de  ciencias  económicas  y  escue- 
la de  comercio,   anexa  ;  XXX,  3. 

Destéfano,  Josa.  Profesor  suplente  de 
clínica  médica  ;   XXX,   67. 

Diplomas  expedidos  durante  el  año 
19 1 4  ;   XXXI,  2  1 4. 

Demari'a,  Enrique.  Informe  del  dele- 
gado al  70  congreso  panamericano 
de  medicina  celebrado  en  San  Fran- 
cisco ;  XXXI,  479. 


Dunuan  Carlos.  Académico  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  exactas,  físicas  y 
naturales  ;  XXX,  007. 

Edificio  para  la  Facultad  de  dere- 
cho Y  CIENCIAS  SOCIALES  ¡  XXXI,  298. 

Eouía,  Fermín.  Director  de  los  cursos 
preparatorios  de  la  Facultad  de  cien- 
cias económicas  ;   XXX,  27. 

Enseñanza  secundaria.  El  profesorado 
profesional  en  la,  Wallhcr  Sork.au  ; 

XXIX,  255. 

Escribanos.  Ordenanza  sobre  aplica- 
ción del  artículo  74  de  la  ordenanza 
general  universitaria  de  i5  de  No- 
viembre de  1893  á  los  escribanos 
egresados  de  la  Facultad  de  derecho 
y  ciencias  sociales  ;  XXX,  242. 

Escuela  de  parteras.  Aprobación  del 
plan  do  estudios;  XXX,  iq4-  Con- 
diciones de  admisibilidad;  XXX. 
3a6. 

Escuela  superior  de  comercio  «  Carlos 
Pelleoiuni  j>.  Plan  de  estudios;  XXX, 
:>.  \  1 ,  46o.  Personal  directivo  y  do- 
cente ;    XXXI,    171. 

Esteves,  Josa  A.  Académico  de  laFa-' 
cuitad    de   ciencias   médicas;  XXX, 
5o2. 

Exámenes  tomados  dorante  rl  ano 
1912  ;  XXXI,  2i3.  Exámenes; 
XXXI,  282.  Exámenes  de  tesis, 
XXXI,  24o. 

Facultad  de  derecho  y  CIENCIAS  so- 
ciales. Plan  de  estudios  ;  XXX, 
117.    Temas   de    tesis   para    191 5  ; 

XXX,  1 5o.  Homenaje  á  la  me- 
moria del  doctor  José  Evaristo 
Uriburu  ;  XXX,  i54-  Elección  de 
vicedecano  ;  XXX,  196.  Comi- 
siones examinadoras  ;  XXX,  ao5. 
Aplicación  del  artículo  74  de  la  or- 
denanza general  universitaria  de  l5 
de  noviembre  de  1893  á  los  escriba- 
nos egresados  de  la  facultad;  XXX. 
242.    Profesor    interino  de    política 


566 


REVISTA    DE  I,A    UNIVERSIDAD 


económica  ;  XXX,  392.  Comisiones 
para  1910;  XXX,  397.  Bibliografía 
jurídica  argentina ;   XXX,   322. 

Facultad  de  ciencias  médicas.  Prue- 
bas de  examen  ;  XXX,  36.  Nombra- 
miento de  profesores  suplentes  ; 
XXX,  67,  335.  Consejeros  ;  XXX, 
i55.  Delegados  universitarios;  XXX, 
i5G.  Delegados  ante  el  Instituto  li- 
bre de  enseñanza  secundaria;  XXX, 
107.  Mesas  examinadoras;  XXX, 
i5().  Provecto  de  presupuesto  para 
1 9 1. "i  ;  XXX,  iGG,  353.  Profesor 
de  clínica  médica  ;  XXX,  200.  Vice- 
decano  ;  XXX.  277.  Ordenanza  so- 
bre el  premio  i<  Doctor  lid  nardo 
Wilde  »  ;  XXX,  379. 

Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas 
t  satúrales.  Profesores  substitutos ; 
XXX,  78,  80.  Nombramiento  de 
consejeros  ;  XXX,  86.  Doctor  liono- 
ris  causa  en  ciencias  naturales, 
Eduardo  L.  Holmberg  ;  XXX,  179. 
Delegado  al  consejo  del  Instituto 
libre  de  enseñanza  secundaria  ;  XXX, 

180.  Mesas  examinadoras  para  el 
período  del  i°  de  diciembre  de  igi4 
al  i°  de  diciembre  de  nji5  ;  XXX, 

181.  Profesor  de  química  biológica  ; 
XXX,  300.  Ordenanza  complemen- 
taria sobre  adjudicación  del  premio 
universitario  de  la  medalla  de  oro  ; 
XXX,  3i5.  Proyecto  de  presupues- 
to para  el  año  19 15  ;  XXX,  407. 

Facultad  de  filosofía  y  letras.  Me- 
moria correspondiente  al  año  aca- 
démico de  19 1 3  '.  XXX,  /(O.  Profe- 
sor suplente  de  latín  ;  XXX,  5o. 
Ordenanza  sobre  monografías ;  XXX, 
90,  126.  Terna  para  profesor  titular 
de  literatura  argentina;  XXX,  g4- 
Homenaje  á  la  memoria  del  doctor 
Vicente  Fidel  López;  XXX,  116, 
228.  Consejeros  ;  XXX,  m\.  De- 
legado al  consejo   superior,    XXX, 


196.  Reelección  del  vicedecano  v  de 
los  delegados  al  Instituto  libre  de 
enseñanza  secundaria  ;  XXX,  225. 
Presupuesto  para  igi5;  XXX,  a3o. 
Ordenanza  prohibiendo  retirar  libros 
del  salón    de    la    biblioteca  ;    XXX, 

439- 
Facultad  de  agronomía  y  veterinaria. 
Nombramiento  de  consejeros  por  pe- 
ríodo completo  ;  XXX,  277.  Profe- 
sores suplentes;  XXX,  272,  280. 
Reelección    del  vicedecano  ;    XXX, 

448. 

Facultad  de  ciencias  económicas.  Nom- 
bramiento de  profesores  ;  XXX,  16, 
aoo.  Reglamento  ;  XXX,  18,  60, 
101.  Proyecto  de  ordenanza  de  aran- 
cel ;  XXX,  20.  Nombramiento  de 
decano,  vicedecano  y  director  de  los 
cursos  preparatorios  ;  XXX,  26. 
Proyecto  sobre  «  Academia  »,  José 
Bianco  ;  XXX,  1^2.  Nombramiento 
de  secretario  ;  XXX,  190.  Delega- 
gados  al  consejo  del  Instituto  libre 
de  enseñanza  secundaria ;  XXX,  190. 
Ordenanza  correspondiente  al  plan 
de  estudios;  XXX,  191.  Nuevos 
consejeros  ;  XXX,  280.  Ordenanza 
sobre  seminario  económico  y  transi- 
ción de  planes  de  estudio  ;  XXX, 
456.  Plan  de  estudios  de  la  Escuela 
superior  de  comercio  «  Carlos  Pelle- 
grini  »  ;  XXX,  46o. 

Fernández,  Héctor.  Profesor  suplente 
de  enfermedades  infecciosas  ;  XXX, 
507. 

Fernández,  I  baldo.  Profesor  de  pue- 
ricultura ;  XXX,  5o2. 

Gabastou,  Juan  N.  Profesor  suplente 
de  clínica  obstétrica  ;  XXX,  67. 

Galli,  Eugenio  A..  Profesor  suplente 
de  anatomía  descriptiva  ;  XXX,  67. 

García,  Juan  A.  El  doctor  Norberlo 
Quirno  Costa  (necrología);  XXIX, 
44- 


ÍNDICE  ALFABÉTICO  DEL  AÑO    1  Q  I  5 


50  7 


(ivrn,  Julio  J.  Delegado  de  la  Facul- 
tad de  ciencias  exactas,  físicas  y  na- 
turales al  consejo  del  Instituto  libre 
de  enseñanza  secundaria  ;  XXX, 
iSo. 

Geografía.  Bases  modernas  de  la  geo- 
grafía, Juan  C.  Beltrán  ;  XXIX, 
3i3.  Historia  déla  geografía  argen- 
tina; xxxi,  494. 

Giménez  Pastor,  Arturo.  Profesor  su- 
plente de  literatura;  XXX,  228. 

Giróla,  Carlos  A.  Profesor  suplente 
de  agricultura,  primera  parte;  XXX, 
277. 

Giüpfra,  Juan  M.  Vicedirector  del 
Colegio  nacional  de  Buenos  Aires; 
XXX,   i48. 

Giusti,  Leopoldo.  Profesor  suplente 
de  fisiología  en  la  Facultad  de  agro- 
nomía y  veterinaria;  280. 

Goyena,  Juan  B.  Profesor  suplente  de 
clínica  médica;  XXX,  G7. 

Granuloma  venéreo.  Ángel  II.  Boffo; 

xxxi,  4i4. 

Gutiérrez  Larreta,  Carlos.  La  belle- 
za de  los  ídolos  ;  XXIX,  3Go. 

Ci  rnitiiEZ,  Bicardo  J.  Profesor  de  tec- 
nología del  calor;  XXX,   78. 

Habilitación  de  títulos.    XXXI,  23a. 

Heroísmo  en  la  civilización,  Manuel 
Caries ;  XXXI,  3q3. 

Herrar.  Elementos  del  arte  de  herrar, 
M.  Bossi;  XXIX,  '49,  io5,  ao4, 
338,  4i4- 

Herrera  Vegas,  Rafael.  Miembro  del 
Consejo  directivo  de  la  Facultad 
de  agronomía  y  veterinaria;  XXX. 
277.  Delegado  suplente  al  Consejo 
superior;  XXX,  ^4- 

Historia  de  la  geografía  argentina. 
Juan  J.  Beltrán  ;   XXXI,  !^)\. 

Holmberg,  Eduardo  L.,  doctor  honoris 
causa   en  ciencias  naturales  ;   XXX. 

Ibarguren,   Carlos.    Académico  de  la 


Facultad  de  filosofía  y  letras;  XXX. 

5oo. 
Idioma  (El).  Clemente  Bicci  ;   XXIX, 

i5i. 
Influencia  del  espíritu  calvinista  en 

la    constitución    de  la    sociedad  de 

Estados     l  nidos.      L.      Pcradotlo  ; 

XXXI,  5 19. 
Influencia  de  la  temperatura  y  de  la 

humedad  sobre  el  maíz.  Francisco  P. 

Lavallc  ;   XXIX,  4o8. 
Información.  La  información  histórica 

y  los  sofismas  de  generalización,  E. 

Ravignani  ;  XXIX,  177. 
Inciiausti,    Daniel.    Profesor   suplente 

de  zootecnia;  XXX,  5oo. 
Ingegnieros,  José.    Profesor  substituto 

de    historia    de  la    filosofía  ;    XXX, 

1 45. 

Ingreso.  Ordenanza  creando  un  dere- 
cho de  veinte  pesos  para  examen  de 
ingreso  en  las  facultades  que  lo  ten- 
gan establecido  ;  XXX,  9. 

Iniciación  REVOLUCIONARIA  (La).  El  ca- 
so del  doctor  Agrelo,  Carlos  Correa 
Luna ;  XXXI,  70. 

Inscripciones  DE  alumnos  di  iíante  el 
año   191  \  ;  XXXI,  207. 

Institución  CULTURAL  española.  Reso- 
lución autorizando  á  la  «  Institución 
cultural  española  »  para  designar 
profesores,  etc.,  que  lian  de  dictar 
cursos  en  la  Universidad  ;  XXX, 
3  '\  I . 

Investigaciones.  Plan  de  investigacio- 
nesy  publicaciones  históricas;  XXXI, 
69. 

Iriondo,  Manuel  M.  de.  Yiccdccano  de 
la  Facultad  de  ciencias  económicas  ; 
XXX,   26. 

Jantes,  Miguel  L.  Profesor  suplente 
de  procedimientos  ;  XXX,  4q7- 

Kelly.  L.  \  popósito  del  Redentor 
de  Zonza  Briano  ;  XXXI,  544  • 

Korn,  Alejandro.  Académico  de  la  Fa- 


5G8 


HE  VISTA    DE   LA    UNIVERSIDAD 


cullad  de   filosofía  y   letras  ;   XXX, 
5oo. 
Lafaille,  Héctor,  profesor  de  derecho 
civil ;  XXX,  n4,  3oa! 

Latzina,  Kduardo.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  exactas,  físicas  y 
naturales ;  XXX,  86. 

L avalle,  Francisco  P.  Vicedecano  de 
la  Facultad  de  agronomía  y  veteri- 
naria ;  XXX,  448.  Influencia  fie  la 
temperatura  y  de  la  humedad  sobre 
el  maíz  ;   XXIX,   4 08. 

Leguizamón  Pondal,  Martimano.  Pro- 
fesor de  química  en  la  Facultad  de 
ciencias  económicas  ;   XXX,   i(i. 

Lehmann-Nitsche,  R.  Proveció  de  una 
escuela  preparatoria  de  medicina  de 
la  Universidad  nacional  de  La  Piala  ; 
XXIX,   197. 

Lerena,  Carlos.  Profesor  suplente  de 
patología   médica  ;    XXX.  4o5. 

Le  vene,  Ricakdo.  Secretario  de  la  Fa- 
cultad deciencias  económicas;  XXX. 
190. 

Libertad.  Los  problemas  de  la  liber- 
tad (continuación),  Carlos  Yaz  Fe- 
rreira  :  XXIX,  201. 

Llames  Massini,  Juan  C.  Profesor  de 
anatomía  y    fisiología  ;    XXX,   002. 

Lobos,  Ei.eodoko.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  económicas;  XXX, 
280. 

López,  Vicente  Fidel.  Homenaje  á  su 
memoria  ;  XXX,   11G. 

Maíz.  Influencia  de  la  temperatura  y 
de  la  humedad  sobre  el  maíz,  Fran- 
cisco P.  Lavalle  ;  XXIX,  4o8. 

Malagarriga,  Carlos.  Discurso  en  la 
colación  de  grados  de  la  Facultad  de 
derecho  y  ciencias  sociales  ;  XXXI, 
376. 

Malbrán,  Carlos.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  módicas  ;  XXX, 
i55.  Vicedecano  ;  XXX,  277. 

Marotta,     Pedro     F.     Profesor     su- 


plente   de  agronomía  ;    XXX,    277. 

Matjenzo,  José  Nicolás.  Delegado  al 
Consejo  superior  ;  XXX,   iqG. 

Medalla  de  oro.  ( ordenanza  acordando 
una  medalla    de  oro  á  los  estudian 
tes  ganadores  del  campeonato  anual 
de  foot-ball  ;  XXX,  8. 

Medicina.  Proyecto  de  una  escuela  pre- 
paratoria de  medicina  déla  Univer- 
sidad nacional  de  La  Plata  ;  XX IX. 

M)7- 
Memoria  de  la  universidad  nacional  de 
Buenos     Aires,     correspondiente    á 

iqi4  ;  xxxi,  i'|(). 

Memoria,  de  la  Facultad  de  derecho  y, 
ciencias  sociales;  XXXI,  294.  Me- 
moria de  la  Facultad  de  ciencias 
exactas,  físicas  v  naturales  ;  XXXI. 
007.  Memoria  de  la  Facultad  de  filo- 
sofía y  letras  ;  XXXI,  3 1 3.  Memo- 
ria de  la  Facultad  de  ciencias  eco- 
nómicas; XXXI.  334-  Memoria  de 
la  Facultad  de  agronomía  y  veteri- 
naria :  XXXI.  33 1 .  Memoria  de  la 
Facultad  de  ciencias  médicas ;  XXXI, 
3o  1. 

Mbsas  examinadoras.  Facultad  de  cien- 
cias médicas  ;  XXX,  l55.  Facultad 
de  ciencias  exactas,  físicas  y  natura- 
les ;  XXX,  181.  Facultad  de  dere- 
cho y  ciencias   sociales  ;    XXX.  ao5. 

Molixari,  .losé:  F.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  médicas;  XXX. 
i55. 

Moliné.  Aníbal.    Delicadeza  de  senti- 
mientos en  los  poetas  latinos;  XXIX. 
879.    Profesor  suplente   de  latín   en 
la    Facultad    de    filosofía    y    letras 
XXX,   5o. 

Monner  Sans,  Ricardo.  D.  Juan  Ruíz 
de  Alarcón  :  el  hombre,  el  dramatur- 
go, el  novelista  ;  XXX,  5  ;  XXXI, 
109,  433. 

Monografías.  Ordenanza  de  la  Facul- 
tad de  filosofía  y  letras  ;   XXX,  90. 


índice  alfabético  del  ano  ioio 


9] 


5G(, 


126.  Facultad  de  derecho  y  ciencias 
sociales  ;  XXXI,  296. 

Morales,  Carlos  M.  Consejero  de  la 
Facultad  de  ciencias  exactas,  físicas 
y  naturales  ;   XXX,  86. 

Movimiento   de   fondos  ;   XXXI,  24o. 

Müller,  Lauro  S.  Doctor  lionoris  cau- 
sa en  ciencias  físico- matemáticas  ; 
XXX.  ig4. 

Museo  etnográfico  ;  XXXI,  '¿:¡-. 

Niebuiir,  Germán.  Profesor  de  electro- 
técnica ;  XXX,  78. 

Noceti,  Domingo.  Delegado  al  consejo 
del  Instituto  libre  de  enseñanza  ; 
XXX,  190. 

Nombramiento  de  profesores  suplen- 
tes ;  XXXI,  998. 

Notas  para  una  teoría  de  la  subcon- 
ciencia-subvoluntad,  C.  O.  Bunge; 

XXX,  32. 

Obligado,  Rafael.  Miembro  del  conse- 
jo directivo  de  la  Facultad  de  filoso- 
fía y  letras  ;  XXX,  124.  Reelecto  en 
el  cargo  de  vicedecano;  XXX,  22o. 

Obras  publicadas  ;  XXXI,  297. 

Olaechea  y  Alcorta,  Pedro.  Profesor 
de  economía  política,  segunda  parte, 
en  la  Facultad  de  ciencias  económi- 
cas ;  XXX,  200.  Discurso  en  la  re- 
cepción  académica  ;  XXXI,  345. 

Orma,  Adolfo  F.  Vicedecano  de  la  Fa- 
cultad de  derecho  y  ciencias  socia- 
les ;  XXX,  196. 

Outes,  Félix.  Profesor  de  geografía 
humana  en  la  Facultad  de  filosofía 
y  letras;   XXX,  n4- 

Orígenes  del  teatro  español.  Miguel 
de  Toro  y  Gómez;  XXXI,  425. 

Oyuela,  Calixto.  Reelecto  delegado  al 
Instituto  libre  de  enseñanza  secun- 
daria ;  XXX,  22(3. 

Peradotto,  L.  Influencia  del  espíritu 
calvinista  en  la  constitución  de  la 
sociedad    de    los    Estados    Unidos ; 

XXXI,  5ig. 


Pascali,  Justo.  Profesor  de  geometría 
descriptiva  ;  XXX,  80. 

Personal  académico.  Academia  de  de- 
recho y  ciencias  sociales ;  XXXI, 
i56.  Academia  de  medicina  ;  XXXI, 
157.  Academia  de  ciencias  exactas, 
físicas  y  naturales  ;  XXXI,  i58. 
Academia  de  filosofía  y  letras;  XXXI, 
1 59.  Academia  do  agronomía  y  ve- 
terinaria; XXXI,  160.  Academia 
de  ciencias  económicas;  XXXI,  161. 

Personal  directivo  y  docente  ;  XXXI, 
1G1. 

Pinero,  Horacio  G.  Miembro  del  con- 
sejo directivo  déla  Facultad  de  filo- 
sofía y  letras  ;  XXX,  124-  Progra- 
ma analítico  y  breve  sumario  del 
curso  de  psicología  normal  y  pato- 
lógica ;  XXIX,   5. 

Pinero,  Norberto.  Miembro  del  con- 
sejo directivo  de  la  Facultad  de  filo- 
sofía y  letras;  XXX,  124- 

Plan  de  estudios.  Ordenanza  aproban- 
do modificaciones  en  el  plan  de  es- 
tudios de  la  Facultad  de  filosofía  y 
letras  ;  XXX,  489.  Ordenanza  apro- 
bando modificaciones  en  el  plan  de 
estudios  de  la  carrera  diplomática  y 
consular  ;  XXX,  4go.  Ordenanza 
habilitando  á  las  facultades  para 
acordar  entre  ellas  planes  de  estudio ; 
XXX,  5.  Ordenanza  aprobando  con 
algunas  modificaciones  el  plan  de 
estudios  de  la  Facultad  de  ciencias 
económicas  :  XXX,  5.  Ordenanza 
aprobando  el  plan  de  esludios  para 
las  carreras  de  abogacía  y  del  docto- 
rado en  jurisprudencia  ;  XXX,  0. 
Ordenanza  aprobando  el  plan  de  es- 
tudios para  doctorado  en  química  y 
parala  carrera  de  arquitecto;  XXX, 
7.  Ordenanza  sobre  aprobación  del 
plan  de  estudios  para  la  escuela  su- 
perior de  comercio  «  Carlos  Pelle- 
grini  »  ;  XXX,  24 I-    Plan  de  estu- 


ART.    OR1G. 


xxs.- 47 


570 


REVISTA   DE   LA  UNIVERSIDAD 


dios  de  la  Facultad  de  filosofía  y 
letras  ;  XXX,  489.  Plan  de  estudios 
de  la  Facultad  de  derecho  y  ciencias 
sociales;  XXX,  117.  Plan  de  estu- 
dios de  la  Facultad  de  derecho  y 
ciencias  sociales;  XXXI,  2g4-  Plan 
de  estudios  de  la  Facultad  de  cien- 
cias económicas  ;   XXXI,  335. 

Podestá,  Antonio.  Profesor  suplente 
de  medicina  legal;  XXX,  335. 

Poetas  latinos.  Delicadeza  de  senti- 
mientos en  los  poetas  latinos,  Aní- 
bal Molino;  XXX,  379. 

Popolizio,  José.  Director  del  Colegio 
nacional  de  Buenos  Aires  ;  XXX, 
i48. 

Porchietti,  Ad  Antonium,  F.  Capello  ; 
XXXI,  4 1 2. 

Premios;  XXXI,  236.  Ordenanza  so- 
bre premio  «  Doctor  Eduardo  Wil- 
de  » ;  XXX,  379.  Premios  univer- 
sitarios ;  XXXI,   298. 

Presupuesto  universitario  para  iqi5  ; 
XXX,  i46.  Resolución  adoptando 
para  1916  el  presupuesto  de  1914; 
XXX,  193.  Ordenanza  sobre  presu- 
puesto universitario  para  el  año 
1915  ;  XXX,  243.  Ordenanza  de- 
clarando en  vigencia  hasta  el  3o  de 
abril  de  1915  el  presupuesto  de 
1914;  XXX,  9.  Ordenanza  sobre 
modificaciones  en  el  presupuesto  vi- 
gente de  la  Facultad  de  ciencias  mé- 
dicas ;  XXX,   493. 

Problemas.  Los  problemas  de  la  liber- 
tad (continuación),  Carlos  Vaz  Fe- 
rreira  ;  XXIX,   201. 

Profesorado.  El  profesorado  profesio- 
nal en  la  enseñanza  secundaria,  Wal- 
ther  Sorkau  ;  XXIX,  255. 

Proyectos  de  ordenanza.  Ordenanza 
prescribiendo  á  los  dos  años  todo 
proyecto  de  ordenanza,  moción  ó 
pedido  que  no  hubiese  sido  tratado 
en  ese  plazo;  XXX,  242. 


Psicología.  Programa  analítico  y  bre- 
bre  sumario  del  curso  de  psicología 
normal  y  patológica,  Horacio  G. 
Pinero;  XXIX,  5. 

Publicaciones;  XXXI,  206.  Publica- 
ciones históricas  XXXI,  329,  Pu- 
blicaciones históricas  (plan  de  in- 
vestigaciones)), Luis  María  Torres; 
XXX,  69. 

Puiggaiu,  Miguel.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  médicas;  XXX, 
i55. 

Quesada,  Ernesto.  Discurso  en  la  re- 
cepción académica  del  doctor  Pedro 
Olaechea  y  Alcorta;  XXXI,  355. 

Quevedo,  José  María.  Profesor  suplen- 
te de   anatomía   patológica  ;    XXX, 

^97- 

Quiroga,  Marcial  V.  Delegado  de  la 
Facultad  de  ciencias  médicas  ante  el 
Instituto  libre  de  enseñanza  secun- 
daria ;  XXX,  157.  Delegado  suplen- 
te al  Consejo  superior  ;  XXX,  5oo. 

Quirno  Costa,  el  doctor  Norberto. 
(Necrología),  Juan  A.  García;  XXXI 
44- 

Ramos,  Juan  P.  Profesor  suplente  de 
derecho  penal;  XXX,  497- 

Ravignani,  Emilio.  La  información  his- 
tórica y  los  sofismas  de  generaliza- 
ción ;  XXIX,  177. 

Redentor.  A  propósito  del  Redentor  de 
Zonza  Briano;  XXXI,  544- 

Reglamento  de  la  Facultad  de  cien- 
cias económicas;  XXX,  18,  60,  101 ; 

xxxi,  337. 

Rendición  de  cuentas.  Ordenanza  so- 
bre rendición  anual  de  cuentas  de 
las  diversas  facultades  ;  XXX,  ligi. 

Resoluciones.  Resolución  en  que  se  au- 
toriza al  rectorado  á gastar  io.65i.5o 
pesos  moneda  nacional  de  curso  legal 
para  ampliación  del  local  del  Con- 
sejo superior  ;  XXX,  489.  Resolu- 
ción autorizando    á  la    Facultad  de 


índice  alfabético  del  año  191  o 


071 


ciencias  económicas  á  remunerar  un 
empleado  extraordinario  de  secreta- 
ría; XXX,  491-  Resolución  autori- 
zando á  la  Facultad  de  filosofía  y  le- 
tras á  remunerar  un  director  de 
seminario  de  filosofía  ;  XXX,  ^91- 
Resolución  autorizando  al  Colegio 
nacional  para  efectuar  la  construc- 
ción de  obras  sanitarias  ;  XXX,  ¿Í92. 
Resolución  autorizando  al  rectorado 
para  acordar  una  copa  al  tiro  fede- 
ral argentino  como  premio  de  la 
Universidad  de  Rueños  Aires;  XXX, 
492. 

Revalidación  de  títulos;  XXXI,  233. 

Ricci,  Clemente.  El  idioma  ;  XXIX, 
i5i. 

Rivarola,  Horacio.  Profesor  suplente 
de  sociología;  XXX,  497- 

Rivarola,  Rodolfo.  El  profesor  Anto- 
nio    A.     Porchietti      (necrología)  ; 

xxix,  47. 

Rodríguez  Etchart,  Carlos.  Decano 
de  la  Facultad  de  ciencias  económi- 
cas; XXX,  26. 

Roffo,  A.  H.  Granuloma  venéreo  ; 
XXXI,  4 1 4- 

Rosembuch,  Francisco.  Profesor  su- 
plente de  bacteriología  en  la  Facul- 
tad de  agronomía  y  veterinaria  ; 
XXX,   277. 

Roseraie,  La.  Por  los  fueros  del  ha- 
bla, Juan  R.  Selva  ;  XXX,  i43. 

Ruzo,  Alejandro.  Profesor  suplente  de 
finanzas  ;  XXX,  497- 

Saavedra  Lamas,  Carlos.  Profesor  su- 
plente de  finanzas,  designado  inte- 
rino de  política  económica  ;  XXX, 
292. 

Sáenz,  Mario.  Apuntes  para  la  historia 
del  Colegio  nacional  ;    XXXI,  386. 

Sánchez  Sorondo,  Matías  G.  Conseje- 
ro de  la  Facultad  de  derecho  y 
ciencias  sociales  ;  XXX,  72. 

Sarmiento  Laspiur,  Ricardo.  Profesor 


suplente  de  anatomía  topográfica  ; 
XXX,  67.  Profesor  de  anatomía 
descriptiva  ;  XXX,  i45. 

Schaefer,  Guillermo  F.  Profesor  de 
química  biológica  (Facultad  de  cien- 
cias exactas)  ;  XXX,   200. 

Schweizer,  Fernando.  Profesor  su- 
plente de  clínica  pediátrica  ;  XXX, 
67. 

Selva,  Domingo.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  agronomía  y  veterinaria  ; 

XXX,  277. 

Selva,  Juan  B.  Por  los  fueros  del  ha- 
bla.   A    propósito  de    La   Roseraie; 

XXXI,  i43. 

Seminario  económico;  XXXI,  336. 

Sola,  Juan  E.  Profesor  suplente  de 
derecho  civil  ;  XXX,  A97. 

Sordelli,  Alfredo.  Profesor  suplente 
de  química  orgánica  y  biológica  en 
la  Facultad  de  agronomía  y  veteri- 
naria ;  XXX,  277. 

Sork.au,  Walther.  El  profesorado  pro- 
fesional en  la  enseñanza  secundaria  ; 

XXIX,  255. 
Subconciencia-subvoluntad,  Notas  para 

una   teoría   de  la,    C.    O.    Bunge  ; 

XXX,  32. 

Tarifas.  Sobre  el  problema  de  las  ta- 
rifas, Ugo  Broggi ;  XXIX,  328. 

Teatro  español,  orígenes  del,  Miguel 
Toro  y  Gómez;  XXXI,  425. 

Temas  de  tesis  para  i 91 5.  Facultad 
de  derecho  y  ciencias  sociales;  XXX, 
i5o. 

Ternas.  Terna  de  latín,  literatura  la- 
tina, griego  ;  XXX,  5oo.  Ternas  de 
anatomía  y  fisiología,  puericultura  ; 
XXX,  4g6.  Para  la  cátedra  de  de- 
recho civil;  XXX,  12,  i53.  Cátedra 
de  procedimientos;  XXX,  12,  i53. 
Profesor  titular  de  literatura  argen- 
tina ;  XXX,  94.  Cátedra,  de  cons- 
trucciones de  arquitectura  ;  XXX, 
1 16.  Cátedra  de  anatomía  descripti- 


532 


REVISTA   DE   LA   UNIVERSIDAD 


va  (Vle  nueva  creación)  ;  XXX,  117. 
Cátedra  de  economía  política  en  la 
Facultad  de  ciencias  económicas  (20 
curso);  XXX,  i46.  Cátedra  de  quí- 
mica biológica  en  la  facultad  de  cien- 
cias exactas,  físicas  y  naturales  ; 
XXX.  198.  Cátedra  de  clínica  mé- 
dica ;  XXX,  198.  Cátedra  de  quí- 
ca  industrial  y  minera  ;  XXX,  277. 
De  profesor  titular  de  anatomía  des- 
criptiva ;  XXX,  334-  De  profesor 
titular  de  clínica  médica  ;  XXX, 
365.  Cátedra  de  anatomía  y  fisiolo- 
gía del  aparato  genital  de  la  mujer ; 
XXX,  382.  Cátedra  de  puericultu- 
ra ;  XXX,  382.  Cátedra  de  cons- 
trucciones    (de     nueva     creación)  ; 

XXX,  3o,6.  Cátedra  de  química 
biológica,  de  nueva  creación  ;  XXX, 
4o4-  Cátedra  de  química  industrial 
y  minera  ;  XXX,  4a4- 

Tesis  presentadas  durante  elaño  IQl4j 

XXXI,  2i3.  Temas  de  tesis;  XXXI, 
24-    Tesis  premiadas;   XXXI,   297. 

Tesorería  general  de  la  Universidad 
nacional  de  Buenos  Aires.  Balance  ; 
XXXI,  277. 

Títulos.  Habilitación  ;  XXXI,  23a. 
Revalidación;  XXXI,  233. 

Toro    y    Gómez,     Miguel.     Orígenes 


del    teatro    español  ;    XXXI,    425. 

Torres,  Luis  María.  Plan  de  investi- 
gaciones y  publicaciones  históricas  ; 
XXXI,  69. 

Uballes,  Eufemio.  Consejero  de  la  Fa- 
cultad de  ciencias  médicas  ;  XXX. 
i55. 

Uriburu,  Enrique.  Profesor  suplente 
de  economía  política;  XXX,  4 97- 

Uriburu,  José  Evaristo.  Homenaje  á 
su  memoria;  XXX,  i54- 

Vaz  Ferreira,  Carlos.  Los  problemas 
de  la  libertad  (continuación);  XXXI, 
201. 

Veiga,  Tomás  de.  Profesor  de  procedi- 
mientos en  la  Facultad  de  derecho; 

XXX,  n4»  3oa. 

Vidal,  Antonio.  Profesor  suplente  de 
psicología,  en  la  Facultad  de  filoso- 
fía y  letras  ;  XXX,  93. 

Virtudes.  Las  virtudes  marciales,  Ma- 
nuel Caries;  XXIX,  289. 

Wernicke,  Raúl.  Profesor  suplente  de 
física  biológica  ;  XXX,  ^ 9 7 . 

Wilde,  Eduardo.  Ordenanza  sobre 
premio  «  Eduardo  Wilde  »  ;   XXX, 

379' 

Zonza  Briano.  A  propósito  del  Re- 
dentor de  Zonza   Briano,  L.  Kelly; 

XXXI,  54  í. 


AS  Buenos  Aires.  Universidad 

78  Nacional 
B812        Revista 

t.31 


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