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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
DE BUENOS AIRES
Imprenta de Coni Hermanos, Perú,
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REVISTA
DE LA
UNIVERSIDAD
DE BUENOS AIRES
PUBLICADA POR ORDEN DEL CONSEJO SUPERIOR DE LA UNIVERSIDAD
SECRETARIO DE LA DIRECCIÓN
D' MARIO A. RI VARÓLA
INTERINO : CORIOLANO ALBERINI
Año XII. Tomo XXXI. — Artículos originales
BUENOS AIRES ^j */ I l1
DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN ' '
43o, VIAMONTE, 43o
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
DE BUENOS AIRES
DON JUAN RUIZ DE ALARCON
EL HOMBRE. EL DRAMATURGO. EL MORALISTA
PRIMERA CONFERENCIA (0
PROEMIO PERTINENTE
«Apuestamente tuuieron por bien los Antiguos... e por ende
ordenaron, que assi como en tiempo de guerra aprendiessen fecho
de armas por vista o por prueua, que otrosí en tiempo de paz la pri-
siessen por oyda, por entendimiento. E por esso acostumbrauan
los Caualleros, quando comían, que les leyessen las Estorias de los
grandes fechos de armas, que los otros fizieran, e los sesos, elos
esfuerces que ouieron, para saberlos, e acabar lo que querían.
E esto era, porque oyéndolas, les crescian las voluntades, e los
corazones, e esforcauanse, faziendo bien, e queriendo llegar a loque
otros fizieran, o pasaran por ellos. » (Ley XX del título XXI de la
Partida segunda del Rey Sabio.)
Y á intento semejante puse la mira al componer este trabajillo :
recoger sana doctrina, aventarla para que al esparcirla penetre en
el alma de todos, y especialmente de la juventud, á fin de que los
sanos consejos en él agrupados arraiguen en su mente ; sean gome-
cillos de su voluntad, y creciendo en su corazón, les esfuercen áha-
(i) Leída el 20 de agosto de hji4 en el Colegio Nacional, por el señor Ricardo Mon-
ner Sans.
G REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
cer bien, no sólo en provecho propio sino de la patria argentina,
que á mayor altura llegará si sus hijos son dechado de prudencia y
de virtud.
Señores :
Temo que siendo raquítica y desmedrada la planta de mi enten-
dimiento, salga el fruto, á pesar de mi empeño en sazonarle, insí-
pido y desabrido, que no basta la buena voluntad para que lo pe-
queño alcance lugar elevado y se encarame á las alturas lo que naco
en la humilde llanura de escondido valle.
Hablar quiero de un dramaturgo, excelso á toda luz, y bien con-
fieso, sin que á ello se me obligue, que si la magnitud del tema lle-
nó el cerebro de perplejidades, vuestra ya demostrada benevolen-
cia, harto puesta de manifiesto el año anterior, dióle alientos á mi
buen deseo. Abroquelándome tras de ella, y sin más preámbulos,
que no aspiro á ser robador de tiempo, entro en materia.
Figura en primera línea, entre los ingenios que mayor brillo
han dado á la escena española, en aquél portentoso siglo áureo y
deslumbrador, don JuanRuízde Alarcón y Mendoza, que á España
fué desde Méjico, su patria, llevando en su cerebro, cual en urna
preciosa, las joyas del clarísimo talento con que más tarde engala-
nar debía sus geniales producciones. Prestóle América la exhube-
rante variedad de sus luces; los contratiempos de su familia, los
propios, y aun los de su protector don Luis de Velasco, la seriedad
necesaria á sus composiciones ; el mar, cruzado en épocas en que el
solo anuncio de su paso infundía pavor en ánimos varoniles, dióle,
sin duda, profundidad á su pensamiento ; y en Sevilla primero y
en Madrid después, terminóse la modelación de su temperamento
artístico; que si la perla del Guadalquivir enriqueció su mente de
afiligranados conceptos, si su amistad en ella con el Manco de Le-
panto le dio la clara noción del arte teatral, la ya histórica capital de
España, refugio y centro de literatos y terreno Parnaso de inspira-
dos poetas, acabó de fijar de modo definitivo la dramática vocación
del insigne mejicano.
El teatro no sólo estaba ya creado cuando Alarcón llegara por
segunda vez á España, sino que gozaba de vida tan robusta, que
aun palpita no sólo en el solariego coliseo, sino que transponiendo
DON JUAN RU1Z DE ALARGON n
fronteras y surcando mares echó profundas raíces en pueblos di-
versos; que no es difícil encontrar ecos de él, no ya en los países
de hablas románicas, sino en la patria de Shakespeare y en la del
inmortal Goethe : no va tan descaminada la sospecha de que el
Korl Mohr de Los bandidos de Schiller, reflejo sea del indomable
Ramírez de El tejedor de Segovia.
El carácter indómito y bravio del protagonista de esta obra pó-
nese de relieve en diversas ocasiones, y al heroísmo llega, recor-
dando á Mucio Scévola, cuando en la escena III del acto III no va-
cila en quemarse las manos para que las llamas que las besan rom-
pan las ligaduras que las aprisionan. Vaya el monólogo como pri-
mer descanso de lo que, á juzgar por el material acumulado, ha de
ser conversación larga y fatigosa:
¡Dadme favor, santos cielos!
que mientras hablan, dispongo
que el fuego de este velón
me dé remedio piadoso,
aunque las manos me abrase ;
que si las desaprisiono,
hechas cenizas los lazos,
han de hacer del fuego propio
en que ellos se abrasen, rayos
con que á mis contrarios todos
fulmine mi ardiente furia.
(Se llega de espaldas á la mesa donde está el
velón.)
Elemento poderoso,
esfuerza la acción voraz
tú, que los húmedos troncos,
los aceros, los diamantes,
sueles convertir en polvo.
¡ Ah ! ¡ Pese á tu actividad!
todo me abraso, y no rompo
los lazos. Fuego enemigo,
¿dan le pasto más sabroso
mis manos que esas estopas
que te suelen ser tan propio
alimento? Ya estoy libre (Se desata)
8 REVISTA DE L\ UNIVERSIDAD
Agora si cuantos monstruos
de Egipto beben las aguas,
pacen de Hircania los sotos
se oponen á mi furor
los liaré pedazos todos.
Grito sublime de coraje que bien recuerda los de Prometeo en la
caucásica roca, ó los de Segismundo que á ser libre,
sobre cimientos de piedra
pusiera montes de jaspe (i).
Tenia, pues, que luchar, el sobresaliente autor mejicano, con
competidores de la alteza de Lope, Tirso, Guillen de Castro, Cas-
tillo Solórzano, Mira de Amescua, y de tantos otros que con sus
caballerescos argumentos atraían á multitudes que llenaban patios
y cazuelas; rivales suyos debían ser los que subyugaban al pueblo
lírico y soñador, si valiente y aventurero, con los cadenciosos ver-
sos de La estrella de Sevilla, de El vergonzoso en palacio, las re-
gocijadas escenas de Don Gil de las calzas verdes, ó las valientes
rimas de Las mocedades del Cid ; tanto y tan encumbrados que has-
ta pudo sospechar, aun antes de dar sus primeras pasos por senda,
si gloriosa bordada de malezas, los sinsabores que sus aciertos po-
dían acarrearle ; que fueron en todo tiempo las humanas pasiones
mar tenebroso en que se ahogan no pocos navegantes.
No entra en mi plan, y menos después de conocida la substan-
ciosa obra del señor Fernández Guerra y Orbe (2), biografiar al sin
par mejicano, afortunado competidor de los más insignes drama-
turgos de su tiempo, para quien sólo tuvieron sus contemporáneos
diatribas é insultos, groseros chascarrillos como el de Juan Fer-
nández, que no me avengo á transcribir para no contribuir á su
popularidad. De prudentes es correr un velo á las pequeneces hu-
manas, no ya á la de tan desgraciado corregidor, sino á las más la-
mentables por caer de mayor altura, de Quevedo, Lope de Vega (3),
(1) La vida es sueño, acto I, escena III.
(2) Don Luis Fernández Guerra y Orre, Don Juan Raíz de Alarcón v Mendoza. Obra
premiada por la Real Academia Española. Madrid, 1871.
(3) En su Laurel de Apolo, 1G28, sin embargo la ensalzó.
DON JUAN HUIZ DE ALARCÓN
Moltaván (i), Suárezde Figueroa, etc., etc. (2). Pasemos por sobre
ello la piadosa esponja del olvido, y dejando á un lado datos y fe-
chas, á traducir voy en real el intento de bosquejar la figura dra-
mática y moral del ilustre autor de La verdad sospechosa.
Alarcón demostró al morir, anticipándose á la sangrienta frase :
«calumnia que algo queda », que las diatribas contra él injusta-
mente lanzadas, habían hallado eco en el seno de aquellas socieda-
des, ya que murió el /i de agosto de 1639 (3), solo, sin familia, sin
que flores cubrieran su ataúd, sin que se tejiera en su honor, según
costumbre, la corona poética que alcanzaban autores de modesta
producción y precario estro.
Trabemos primero conocimiento con el hombre, á fin de poder
juzgar con mayor acierto su labor dramática y moral.
Que fué su genio apacible y su temperamento poco amigo de las
discusiones á que tan aficionados se mostraban sus contemporá-
neos, lo prueba el hecho de que no se aviniese á contestar en el
mismo tono á los ataques que se le dirigían. Cierto que en varias
de sus obras se hallan alusiones más ó menos veladas á los sinsabo-
res que amargaron su vida: mas cierto es también, que estas mis-
mas alusiones no son violentas quejas del alma herida por humanas
injusticias, sino resignados lamentos que del ser más perfecto se
escapan ante los apasionados ataques de la envidia. Ahí están sus
comedias para probar que hay en ellas ahogados gritos de dolor,
no roncos alaridos de coraje. Y aun aseguran más; y es que su in-
menso talento comprendía que ni él fué el primero en padecer los
rigores de la injusticia, ni había de ser el último, por cual razón,
sus sentencias, sus quejas, sus lamentos, más que personales son
humanos.
fi) No obstante escribió en Para todos, bablando délas comedias de Alarcón. ((Las
dispone con tal novedad, ingenio y extrañeza que no hay comedia suya que no tenga
muebo que admirar y nada que reprender: que después de babersc escrito tantas, es
gran muestra de su caudal fértilísimo ».
(2) Entre estos etcéteras podemos poner á Góngora, Antonio de Mendoza, Yélez de
Guevara, Mira de Amescua, Tirso, Salas Barbadillo, Castillo y Solorzáno y Alonso Pé-
rez Marín. No he encontrado noticia de que le satirizara Guillen de Castro.
(3) Don José Pellicer y Tovar, en los Avisos publicados en el Semanario erudito, tomo
XXXI, pág. 57, dice al apuntar los acontecimientos notables del día (j de agosto de
1 6 3 9 : «Murió don Juan Ruíz de Alarcón, poeta famoso, asi por sus comedias, como
por sus corcobas y relator del Consejo de Indias. »
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Tres citas bastarán, pienso, para patentizar la verdad de lo afir-
mado.
En Los pechos privilegiados dice :
Culpa á aquél que de su alma
olvidando los defectos
graceja con apodar
los que otro tiene en el cuerpo.
Y más adelante agrega :
Dios no lo da todo á uno
que piadoso y justiciero
con divina providencia
dispone el repartimiento.
Al que le plugo de dar
mal cuerpo, dio sufrimiento
para llevar cuerdamente
los apodos de los necios (r).
En No hay mal que por bien no venga se queja de que le hurta-
ran comedias (2) y en Las paredes oyen bien puede suponerse que
se retrató cuando dice :
¡ Cómo podrán
dar esperanza al deseo
de un hombre tan pobre y feo
y de mal talle. Beltrán ! (3)
El detenido estudio de la vida y hechos conocidos de este autor,
lian engendrado en mi cerebro la sospecha de que su carácter fué
sufriendo al correr de los años variación profunda.
Viviendo en Sevilla, concurrió á un torneo literario apellidándose
él mismo Don Floripando Tallado, príncipe de Chunga, por decir
sus amigos que siempre estaba de buen humor.
( 1) Acto III, escena 111 .
(2) Acto II, escena VIH.
(3) Acto I, escena I.
DON JUAN RUIZ DE ALARCON í I
Joven, pues por entonces tendría unos 20 años, íntimo amigo
de Cervantes — 1606 al 1608 — repleto su cerebro de ensueños é
ilusiones, y no habiendo aun sufrido los arañazos de la suerte, ló-
gico era que fuese alegre su carácter y amigo de diversiones y de
chunga : pero vuelve á Méjico, pasa allí algunos años, regresa á Es-
paña y va á Madrid, que por su fama le atraía, y comienza entonces
para ella lucha, lucha con los del gremio, lucha con los cómicos,
lucha con los que por su alcurnia debían alentarle y favorecerle :
y templado por el dolor, su carácter sufre profunda transformación ;
no se avinagra, pero se concentra, se aisla, se hace más circuns-
pecto y retraído, en una palabra, más serio y más reflexivo, serie-
dad y reflexión que han de brotar luego de los puntos de la pluma
al dar á la escena sus veintiséis comedias. ¡Cuan cierto que la des-
gracia, y si no se quiere la desgracia, las contrariedades déla vida,
escuelas son donde aprende el hombre sensato la difícil ciencia de
vivir en paz con Dios y con su propia conciencia !
Un grito, uno solo, de dolorido orgullo se escapa de su alma al
dar á luz en 1628 la parte primera de sus comedias. Después de de-
cir en la dedicatoria á don Ramiro Felipe de Guzmán, que necesi-
tan defensa ya que «tal es la envidia que la han menester», se en-
cara con el vulgo, y altivo, con la arrogancia que sólo disculpa el
positivo valer, le dice :
«Contigo hablo, bestia fiera, que con la nobleza no es menester,
que ella se dicta más que yo sabría. Allá van esas comedias: tráta-
las como sueles, no como es justo, sino como es gusto; que ellas te
miran con desprecio y sin temor, como las que pasaron ya el peli-
gro de tus silbos, y ahora sólo pueden pasar el de tus rincones. Si
te desagradaren, me holgaré de saber que son buenas; y si no, me
vengará de saber que no lo son, el dinero que te han de costar. »
Esta es la única vez en que el famoso dramaturgo se hiergue con-
tra la envidia y la calumnia, y como si se anticipara al porvenir,
adivina que sus comedias han de representarse en lo futuro, que
bien vale una profecía la confianza de que ese vulgo ha de gastar
dinero para escuchar sus comedias.
De decir acabo que trató con intimidad al príncipe de nuestros
ingenios, al inmortal autor de Don Quijote, y bien puedo aventu-
rar la idea de que en el capítulo cuarenta y ocho de la primera
parte de la citada novela, halló la confirmación de lo que estudiara
RKVISTA DE LA UNIVERSIDAD
en los comediógrafos griegos y latinos y en especial de Terencio —
á quien cita en Todo es ventura. Dice Cervantes:
«... de haber oído la comedia artificiosa y bien ordenada saldría
el oyente alegre con las burlas, enseñado con las veras, admirado
de los sucesos, discreto con las razones, advertido con los embus-
tes, sagaz con los ejemplos, airado contra el vicio y enamorado de
la virtud: que todos estos afectos ha de despertarla buena comedia
en el ánimo del que la escuchara por rústico y torpe que sea. »
Verdad, ya que gusto de dar á cada cual lo suyo, que Juan de
la Cueva había dicho en la epístola dedicatoria de la Primera parte
<le las comedias y tragedias, que « la comedia es la imitación de la
vida humana, espejo de costumbres, retrato de la verdad, en laque
se nos representan las cosas de las que debemos huir ó las que de-
bemos escoger», pasaje que es lógico creer conocería A larcón cuan-
do se aventuró á penetrar en el templo de Talía.
La musa dramática de nuestro autor, se presenta, como las mu-
sas todas, aprisionada por el ingenio, no pocas veces voluble y mo-
vedizo; tanto que media un abismo entre Las paredes oyen, come-
dia de verdadera tendencia social, y El anticristo, comedia teológi-
ca, abismo que sólo puede salvarse pasando por el puente de dra-
mas heroicos, tales, como Próspera fortuna de don Alvaro de Lana ;
lo que equivale á decir que cultivó todos los géneros dramáticos, y
si bien, repito, su inspiración se paseaba triunfante siempre por los
campos entrevistos por su fantasía, donde más su musa se holgara
y complaciera fué en la comedia de costumbres, siendo por su afi-
ción al análisis psicológico, el verdadero creador de este género
dramático. En él se muestra Alarcón tal cual era, profundo cono-
cedor del corazón humano, poeta siempre feliz, oportuno y correc-
tísimo, y tan preciso que en no pocas situaciones logra, como el
coloso Shakespeare, bosquejar con una sola frase un carácter.
Resplandecían, como he apuntado ya en la española escena cuan-
do á ella se presenta el genial mejicano, astros de potente luz, y la
señoreaban con imperio porque reflejaban muy al vivo el carácter de
los españoles de aquellas edades, creyentes hasta el fanatismo, ca-
ballerescos hasta la exageración, amicísimos de pomposas galas retó-
ricas, y aficionados hasta lo que nos parece hoy demasía, á intrigas
y enredos que llegan con frecuencia á las lindes de lo milagroso, de
lo no soñado, de lo sobrenatural. Las exageraciones del honor
DON JUAN UUÍZ DE ALARCON I 3
que estrema luego hasta lo inverosímil Calderón — de la fe, de la hi-
dalguía y del amor, préstanse á sonoras declamaciones poéticas que
cual cascada de perlas caían sobre el bullicioso patio, sonando al
oído de los concurrentes como acordada música impulsora de nue-
vas hazañas y de proezas nuevas. De la moral, de la salvadora mo-
ral ¡ quién se acuerda !
\o era, pues, el teatro, antes de la aparición en él del inspirado
americano, escuela de costumbres; reflejaba las existentes sin pre-
tender corregirlas: sólo en asuntos de fe se encuentran graves ejem-
plos, no pocos fuera de la realidad de la vida, y aun los dramatur-
gos de más nota, clérigos casi todos, muéstranse en asuntos de
amor en exceso tolerantes cuando no atrevidos y procaces. Ciertos
conceptos de Guillen de Castro, del mismo virtuosísimo Tellez, por
no citar masque dos, recibidos serían hoy con desagrado por el au-
ditorio menos austero ; que en esto siquiera de salvar las aparien-
cias media un abismo entre el siglo xvu y el xx.
Estudiando Alarcón el ambiente, la época y la producción que al
público se ofrecía, comprendió que podía servirse de la escena como
de cátedra para adoctrinar á las muchedumbres, y á tan nobilísi-
mo empeño consagró las luces de su preclaro talento. Quizás advir-
tió que para combatir con sus afortunados rivales era forzoso fre-
cuentar camino por ellos no paseado, y á la comedia de costum-
bres didáctica-moral fué con todas las exquisiteces -de su noble cora-
zón, todos los estímulos de su alma pura, todas las filigranas de
su bien templada lira ; y si bien menos fecundo que el mayor nú-
mero de sus aplaudidos competidores, escribió con fe ansioso de
contribuir al perfeccionamiento ético de aquella sociedad, que al
lado de sobresalientes virtudes mostraba defectos dignos de vitupe-
rio y flajelación. Las frases que de cuando en cuando pone en boca
de personajes de segunda categoría, pregonando van la cabal opi-
nión que tenía de las gentes de su tiempo ; y toda su labor dramá-
tica, el noble empeño de que en sus comedias prevaleciese el ele-
mento ético sobre el dramático y novelesco, por cual motivo dio
tanta importancia á la pintura de caracteres, de tipos humanos que
se sustrajesen á sutilezas metafísicas y á bravezas exageradas. Se
alejó por propio deseo de exageraciones idealistas para rendir culto
á la realidad; quiso que sus personajes fuesen hombres, no soña-
dores.
l4 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Como todos los autores de su época, Alarcón no clasificó sus
obras ya que por aquellos años no se conocía loque dio en llamar-
se hoy teatro de tesis. Sólo se escribían comedias, y éstas se divi-
dían en dos clases : las de capa y espada y las de historia, religiosa ó
profana, y en tan estrecha nomenclatura, y habida cuenta de que
los escritores todos no tenían más miras que cultivar la poesía y
entretener al público, sin aspirar al título de filósofos, cabía todo,
así el drama como la tragedia, ya la comedia fantástica como Quien
mal anda, mal acaba, ya la de carácter tal como La verdad sospe-
chosa; bien la histórica como Los favores del mundo, bien la de
simple enredo como Los empeños de un engaño.
Mas como cada autor, aún pretendiendo ocultarlo, se retrata en
sus obras, y un detenido estudio de su labor logra mostrarle tal
como fué, intelectual y moralmente, analizando la producción dra-
mática de Alarcón se le ve ora político, ora social, ya galante, ya
mordaz, á veces ingenuo, en otros cazurro, pero siempre, y por cima
de todo, eminentemente humano, gran conocedor del corazón y se-
vero moralista, cualidades suficientes para que podamos colocarle
en las más suntuosas cámaras del inmortal templo de la gloria. Y
á tal punto quiso adoctrinar, que Hartzembusch no tiene reparo en
escribir de Alarcón lo que sigue, frases que á mi entender encierran
la alabanza más cabal que he leído de tan predilecto autor.
« En el templo de Talía sólo él descuella como campeón de la
verdad, de la clemencia, del agradecimiento, de la entereza de toda
virtud. »
¿Por qué sus contemporáneos no le aplaudieron como merecía,
y por qué la crítica moderna le ha colocado al lado de los tres gran-
des dramaturgos del siglo de oro?
El teatro de entonces nos muestra que los galanes eran tiernos,
las mujeres dadivosas, los criados retóricos y charlatanes (i); que
el público gustaba mucho de interminables discreteos y era poco
amigo de escuchar consejos; de suerte, que al parangonar el astro
que se levantaba con los que ya brillaban con luz propia en el cielo
del arte dramático, resultaba Alarcón en exceso grave, sus criados
(i) Cervantes se había burlado de que saliera «un viejo valiente, un mozo cobarde,
un lacayo retórico, un paje consejero, un rey ganapán, y una princesa fregona». (Don
Quijote, parte I, capítulo CLVIII).
DON JUAN RUÍZ DE ALARCÓN l5
demasiado comedidos, breves sus diálogos, y si sus galanes eran
menos caballerescos que los de Tirso, sus damas no tenían por lo
general los tiernos arrebatos que con tanta donosura pintaba el in-
comparable Lope. Alarcón quiso ser un reformador, y sabido es
que rara vez alcanzan el aplauso de su generación los que desvián-
dose del camino por todos frecuentado, se lanzan á campo traviesa
por los atajos y vericuetos que su fantasía les señala. \ porque es
sencillo y natural por temperamento, y es su estilo terso y pulido,
y son verdad sus personajes, y brillan en sus obras profundos pen-
samientos y eternas verdades, si muchas de las obras de Lope y de
Tirso, de Moreto y de Calderón, y de cien más, arrumbadas han
quedado porque sólo muestran lo efímero y fugaz de una época, las
más de Alarcón podrían creerse escritas hoy, en que más depurado
el gusto, las multitudes inteligentes buscan en el teatro no sólo di-
versión, sino ideas, enseñanza (i).
Si la crítica vulgar y aún la erudita de su tiempo, no tributaron
á Alarcón el justiciero aplauso á que sus obras le hacían acreedor,
en cambio, dejando á un lado modestos y tímidos elogios anterio-
res, desde el primer tercio del siglo xix son varios ya los que co-
mienzan á apreciar en su justo valor el modesto caudal dramático
del célebre americano; y á estudiarle con amor dedicaron largas
vigilias críticos peninsulares y extranjeros. Ya resquebrajada la mu-
ralla que contra él levantaran la envidia, la pasión y aun prejuicios
de escuela, relumbró clarísimo el ingenio del autor de Los empeños
de un engaño, y desde principios del siglo xix alzánse voces en Es-
paña, en Francia, en Alemania, en Inglaterra, en elogio del olvida-
do maestro, voces tan variadas, potentes y robustas que forman ya
simpático coro, que era de cumplida alabanza al fundador de la ver-
dadera comedia de costumbres, al inmortal don Juan Ruíz de Alar-
cón y Mendoza.
Yaya como simple curioridad la lista de algunos de estos críticos
nacionales y extranjeros.
Entre los primeros puedo citar sin seguir orden cronológico :
Salva, Lampillas, Pellicer, Nicolás Antonio, García Suelto, Morón,
Gil de Zarate, Francisco Lanini, Amador de los Ríos, Lista, Hart-
zenbusch, Martínez de la Rosa, Mesonero Romanos, Ochoa, Núñez
(i) Perdónenme los aficionados al cinematógrafo.
U10V1STA Dli LA UMVI5USIDAD
de Arenas, Tama yo y Baus, Revilla, García Ramón, González Lla-
na, Fernández Guerra y Menéndez y Pelayo; y entre los segundos
á Voltaire, Ferdinand Denis, Fontenelle, Morel-Fatio, Philarete-
Chasles, FabioFranchi, Lemcke, Leopoldo Schmidt, Ticknor, Fitz
Maurice-Kelly, Puibusque, Wolf (i), E. Baret, G. Huszar, Petit
de Julleville y Conde de Schack. Por cierto que respecto á este úl-
timo, sorprende que en su conocidísima obra (2), en que campea
por lo general sana y acertada crítica, se dediquen pocas páginas al
inmortal autor de La verdad sospechosa, y lo que es aun más sor-
prendente que el erudito crítico no parara mientes en la labor íi-
losófica-didascálica de Alarcón. Diríase que su perspicacia crítica,
deslumbrada por las llamaradas de Lope y de Tirso, durmióse mo-
mentáneamente al tropezar con nuestro autor, para cobrar nuevos
alientos con qué bacer detalladamente el recuento de los geniales
aciertos, no exentos de sensibles distracciones, del insigne Calderón
de la Barca.
Con respecto á la lista anterior, creo inútil advertir que reconoz-
co su insuficiencia, ya que han de ser más, muchísimos más los
críticos que en estos últimos tiempos honestaron fecundos ocios es-
tudiando á Alarcón, y dando á la estampa el fruto de sus pacientes
desvelos.
No entra, en las lindes del plan que me trazara, analizar todas las
obras producidas por este autor, ni siquiera detallar los argumen-
tos de aquellas que, por más felices ó perfectas, suben hoy al tabla-
do escénico para delectación y regocijo de públicos de cultura no
estragada. Más reducido el campo de mi crítica, pretendo sacar á luz
cuanta filosofía práctica, cuanta sana moral hay en su labor, y á
mi intento bastará escoger algunas de sus comedias, recogiendo
con parsimonioso deleite la saludable enseñanza en ellas esparcida.
Probable es, más que probable, casi seguro, que se pongan tildes y
reparos á esta paciente labor, como posible es que los eruditos y los
aficionados á bellezas retóricas y á exagerados lirismos, al parango-
nar mis citas con las de Tirso, de Lope, de Calderón ó de Moreto,
echen de menos los hiperbólicos conceptos de que tan rico se mues-
( 1) Este autor le dedica 5o páginas, si bien se advierte <iue en la parte biográfica no
conocía la obra de Fernández Guerra.
( ! ) Historia del arle dramático en España.
DON JUAN ilUIZ DE ALARCON
Ira el teatro clásico español. Pero dejando á un lado que sólo quie-
ro detenerme con complacencia en uno de los aspectos del teatro
alarconiano, fuerza me es repetir que lo que él quiso, al apartarse
de la ruta seguida por sus antecesores y contemporáneos, fué se-
ñalar nuevos derroteros al arte escénico español (i) vislumbrando
en su clarísimo talento, que la ficción dramática debía ponerse al
servicio, no de la poesía meramente idealista, sino de la que tenga
por nobilísima base la educación del pueblo. Con tales propósitos,
es menester convenir en que el castigal r ideado mores fué la divisa
del egregio dramaturgo, al bajar al palenque para quebrar lan-
zas con quienes mostraban las suyas cargadas de coronas y lau-
reles.
Otro mérito tiene el ingenio en quien me ocupo, y es la galanu-
ra de la forma, en la que sobrepuja á todos ; y es ella tan escultural,
tan medida, tan tersa, marca con tan deslumbrante sello el período
más brillante de nuestro idioma, corre tan suelto y fácil el verso,
que al leerle se enseñorea de modo tal de nuestro ánimo que no se
echan de menos ni las ternezas de Lope, ni la simpática malicia de
Tirso, ni la fuerza poética de Calderón, ni las sales cómicas deMo-
reto; el arrobamiento que produce la hermosa defensa de la moral
no deja lugar á comparaciones.
,? Quién sino él podía escribir
Ya los caballos están,
viendo que salir procuras,
probando las herraduras
en las guijas del zaguán (2),
redondilla ésta citada como modelo por varios críticos ?
(i Y quién sino él
(1) Algo lograría cuando Hurtado de Mendoza pone en boca de uno de los perso-
najes de su comedia Más merece quien más ama.
En sus comedias contemplo
que los celebran y admiran
cuantos juntamente miran
al deleite y al ejemplo.
(2) La verdad sospechosa, acto II, escena VIL
ib REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Ya el caballo ha descansado
y precursora la noche,
corona de negras sombras
las cabezas de los montes (i),
versos que en La crueldad por el honor pone en boca de Zaratán ?
¿Querrá decir lo anteriormente expuesto que no hay ternezas, ni
filigranas, ni discreteos, ni graciosidades en la lira dramática de
Alarcón? No por cierto ; lo que se quiso dar á entender con las an-
teriores afirmaciones, es que usó, no abuscTde] lirismo tan en moda
entre los cultivadores del género.
Vayan unos cuantos ejemplos para demostrar lo rotundo de su
versificación, la riqueza de sus poéticas galas y el seductor ropaje
con que solía cubrir los más triviales conceptos,
En La culpa busca la pena, Doña Lucrecia visita, en la primera
escena, á Doña Ana, para advertirla que quien la corteja supo an-
tes adamarla, aviso amistoso que tiende á evitar engaños y á casti-
gar al inconstante. El hermoso romance en que Doña Lucrecia re-
fiere el caso termina con estas valientes palabras :
Más porque haber yo estimado
su pensamiento es probanza
de sus méritos contigo,
el veneno y la triaca
te doy juntos, pues te enseño,
porque pises recatada,
entre las flores el áspid
de su condición ingrata,
Y así por lo que te toca,
te estará mejor, doña Ana,
escarmentar advertida,
que advertir escarmentada.
Por lo que toca á don Juan,
será en tí más digna hazaña
dar castigo á sus engaños
que premio á sus esperanzas :
y por lo que toca á mí,
te mostrarás más humana
(i) Acto I, escena V. »
*9
DON JUAN R€IZ DE ALAHCON
que en hacerle venturoso
en no hacerme desdichada.
Tres años ha que me obliga,
dos meses ha que me agravia ;
dos meses ha que te sirve,
tres años que me difama :
piensa, pues eres discreta,
mira, pues naciste honrada,
de mi opinión el peligro,
de mi razón la ventaja,
el despecho de mi agravio,
el exceso de mis ansias,
la locura de mi amor,
y de mis celos la rabia.
En Los empeños de un engaño, y como Leonor pregunte á Inés,
¿Quién será este forastero,
que tan falso y recatado
hace con tanto cuidado
de nuestra calle terrero ?
contesta la interpelada con estas dos redondillas que bien pueden
darse como modelo de refinada galantería :
Desta casa el primer suelo
es primer cielo, señora,
de la luna de Teodora ;
y el segundo es cuarto cielo
de tu sol, cuyo arrebol
da al alba perlas que llore ;
y no es posible que adore
la luna, si ha visto el sol.
En El dueño de las estrellas, comedia á la que habré luego de
referirme, advierte Alarcón á sus oyentes, que algo y aun mucho
sabe del difícil arte de regir á los pueblos. La escena VIII del
acto III, nos lo presenta consumado político y muy deferente con
la voluntad popular, idea no tan atrevida como creen los pseudo-
historiadores, ya que fué España la cuna de la libertad y el alber-
20 UEVISTA DE LA UN1VEUSIDAD
gue de la bien entendida democracia ; y no sólo auscultar quiere al
pueblo, sino que va señalando seguros derroteros para que navegue
sin escollos la nave del Estado. De tan larga escena, sólo copiaré
algunos fragmentos para evitar fatigas.
Dialogan Licurgo y el rey ; dice el primero :
De las leyes que he pensado
que al buen gobierno convienen
deste reino, algunas vienen,
señor, en este traslado.
REY
¿Queréis luego publicallas?
Consultar las voluntades
del pueblo en las novedades
es el modo de acertallas;
porque el vulgo interesado,
que tiene el caso presente
descubre el inconveniente
que el superior no ha alcanzado ;
y el que emprende novedad
de importancia, antes de hacer
esta experiencia, á perder
se arriesga la autoridad ;
que revocar brevemente
lo que ha mandado, es mostrar
que es liviano en revocar,
ó fué en mandar imprudente.
C A.caso no pueden aplicarse los conceptos encerrados en las an-
teriores redondillas á no pocos gobernantes de los actuales tiem-
pos? ¿No indican las dos primeras el respeto que debe merecer la
opinión pública?
En la misma escena hay otras ideas que no puedo dejar de co-
piar, ya que intentan resolver problema que ha preocupado, y aun
preocupa, al gobierno argentino.
Lee Licurgo lo siguiente que hoy llamaríamos proyecto de ley :
DON JUAN RUIZ DE ALARCON 21
« Que los extranjeros que quisieren avecindarse en este reino, gocen
desde luego de las preeminencias de vecinos y naturales. »
¿Cuál es el fin de esta ley? pregunta el monarca, contestando
Licurgo :
Que vuestras fuerzas aumente :
que la copia de la gente
hace poderoso al rey ;
y como éste le arguye.
De la gente amiga y propia
se entiende: que de la extraña,
antes sospecho que daña
y es peligrosa la copia,
replica el sesudo legislador :
La extraña, señor, se hace
tan propia por la amistad,
el trato y la vecindad
como lo que en Creta nace ;
porque á darle el tiempo viene
hijos y caudal en ella ;
y no hay más patria que aquella
donde tales prendas tiene.
¡ Qué profunda verdad encierran estos últimos versos, y cómo po-
demos dar de ella fe los que nacidos en otros países hemos venido á
colgar nuestros nidos en los, aunque jóvenes, robustos árboles ar-
gentinos !
Quizás porque Alarcón nacido en Méjico se radicó en España,
tenía de la patria un concepto mucho más amplio que los que del
propio terruño nunca se alejaron ; tanto que en La prueba de las
promesas, dice :
... Patria es aquella
donde tiene amor su bien (i).
(i) Acto I, escena II.
2 2 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
En La crueldad por el honor, Zaratán, el gracioso, asolea san-
chesco buen sentido al proponer á Ñuño varios puntos con que
reformar leyes, costumbres ó fueros. Aun cuando todos son in-
tencionados y siempre oportunos, la cortedad del tiempo impone
parquedad de citas, por cual razón copiaré tan sólo el siguiente
punto, omitiendo su glosa.
Primeramente, porque son los pleitos
peste de la quietud y las haciendas,
pague todas las costas el letrado
del que fuere en el pleito condenado :
pues temiendo con éste el propio daño
dará al principio el justo desengaño;
y las partes con ésto, no teniendo
quien en causas injustas las defienda,
menos pleito tendrán y más hacienda (i).
En La amistad castigada escribe contra los desleales. Dionisio
encarga á Dión que se finja descontento, para que aquéllos no hallen
reparo en descubrirse con él. Las largas advertencias, modelo de
cordura y sensatez, terminan con estos versos.
Sólo me resta advertiros,
Dión, que el fin á que mira
este engaño es conocer
la traición, no persuadilla ;
porque si es cautela justa
la que el delito averigua,
no es justa la que ocasiona
á emprendello á la malicia.
Y así habéis de procurar
descubrir la alevosía
con medios tan atentados
y razones tan medidas,
que sin irritar sepáis
quién es el que ya conspira :
mas no quien conspirará
si vuestro favor le anima (a).
{i) Acto III, escena III.
(2) Acto I, escena IV.
DON JUAN RUIZ DE ALAUCON a3
Como uno de tantos ejemplos de discreteo, puede citarse el si-
guiente diálogo entre don Juan y Blanca en La industria y la suerte.
DON JUAN
Aquí os aguarda, señora,
el más leal escudero ;
que pagándole tan mal,
no es poco milagro serlo.
Señor don Juan, siempre vi
que para subir al cielo
del sol, es fuerza encontrar
el de la luna primero.
(ap.) <? Celos ?
BLANCA
Y viendo la noche
correr tanto, dije luego :
á la conjunción del sol
irá á parar como á centro.
DON JUAN
No corriera así la luna,
á no ser forzada á ello ;
que ese cielo, primer móvil
la obligó á cursos violentos.
BLANCA
(? Adonde vais?
DON JUAN
A serviros.
BLANCA
Mirad que sois luna, y temo
que se ha de eclipsar el sol,
don Juan, si delante os llevo
24 HEV1STA DE LA UNIVEHSIDAD
DON JUAN
Quisiera más una blanca
BLANCA
Quedaos aquí.
DON JUAN
Poique pienso
que os canso, y que os serviré
más en quedarme, me quedo
aguardando á que volváis,
si bien que os mudéis no espero (i).
Bella, más que bella magistral, es la descripción que hace de una
corrida de toros, en su comedia Todo es mentira. En la imposibili-
dad de copiar, por lo larga, toda la escena, allá van dos fragmentos
verdaderas pinturas : una del toro, otra del caballo.
Retrata así el último toro :
Sueltan un toro, medio ya postrero
contra la lucha y cólera encendida ;
era barroso y grande, aunque ligero,
corto de cuello y cuernos, escondida
en un cerdoso remolino fiero
la frente, abierta la nariz hendida,
negro de extremos y de hocico romo,
de negra cinta dividido el lomo.
Y pinta así el caballo
Va en un rucio andaluz, pisador bello
de grande cuerpo en proporción formado,
al ancho pecho igual el corto cuello,
de alta, corva cerviz hermoseado,
riza la crin, la cola y el cabello;
el breve rostro alegre y sosegado,
(i) Acto 11, escena V.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON > j
anchas las ancas, de barriga lleno,
presto á la espuela y obediente al freno (i).
¿No recuerda esta octaba La fiesta de toros de Moratín ?
En La industria y la suerte, arremete briosamente contra el gon-
gorismo que iba haciendo presa en todos los cerebros, al exclamar :
¡ Con qué estilo tan discreto,
con qué cifras tan agudas,
con qué equívocos tan nuevos
te ha sabido dar favores
y del Sol pedirte celos !
¡ Con qué términos tan propios,
tan breves y verdaderos
prosiguió la alegoría
de la luna, el sol y el cielo !
No como algún presumido,
en cuyos humildes versos
hay cisma de alegorías
y confusión de concetos,
retruécanos de palabras,
tiqui-miqui y embeleco,
patarata del oído
y engañifa del ingenio (2).
De La prueba de las promesas, es modelo acabado de romanci-
llo el siguiente que pone en boca de Blanca :
Amiga Lucía,
ya triste no puedo
encubrir las llamas
de mi loco incendio.
Mientras no soplaban
contrarios intentos,
oculto en cenizas
reposaba el fuego :
Mas ya la violencia
(1) Acto III, escena XIII.
(2) Acto II, escena VI.
26 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
de enemigos vientos
descubrió la brasa,
encendió el deseo.
Sabes qne mi padre
quiere... — ¡ ob santos cielos!
esta triste vida
me quitad primero —
quiere á don Enrique
darme en casamiento,
contrario á mi sangre,
y á mi gusto opuesto,
siendo (¡ ay desdicbada !)
de mis pensamientos
don Juan de Ribera
el único dueño.
Porque se conformen
los bandos sangrientos
de los dos linajes
Vargas y Toledos,
tan á costa mía
se ha trazado el medio.
que ha de ser mi gusto
víctima del pueblo.
Mira mis desdichas,
siente mis tormentos:
ó afila un cuchillo
ó traza un remedio.
Los criados ó lacayos que pinta Alarcón no suelen ser ni filóso-
fos, ni descomedidos, ni sermoneadores, ni en exceso familiares ;
se limitan, por lo general, al paciente desempeño de su oficio que
alegran con sanas graciosidades, chascarrillos que están bien en los
labios de quienes son por su condición gentes sencillas y de buen
humor. De entre los varios ejemplos que al caso pudieran venir,
entresaco el siguiente :
Señor,
en una casa en que había
conversación, cierto día
salieron al corredor
dos solos, que una cuestión
DON JUAN HUIZ DE ALAKCON 27
tenían que averiguar,
y en ella le vino á dar
uno á otro un bofetón.
Pues el que le recibió,
á grandes voces y apriesa
dijo al otro : tomaos esa.
La gente, que dentro oyó
el golpe, y no vio la mano
atribuyó la victoria,
al que cantaba la gloria
tan orgulloso y ufano :
y así, con esta invención
vino á quedar agraviado
aquel mismo que había dado
al contrario el bofetón.
Vaya otro ejemplo que bien sirve para aclarar la verdad del re-
irán a en la tierra donde fueres, haz lo que vieres ». Cuenta Ochavo
en El examen de maridos, el siguiente caso :
Un aguacero cayó
en un lugar, que pri\ó
á cuantos mojó de seso ;
y un sabio, que por ventura
se escapó del aguacero,
viendo que al lugar entero
era común la locura,
mojóse y enloqueció,
diciendo : en ésto ¿qué pierdo?
Aquí donde nadie es cuerdo
¿para qué he de serlo yo? (i)
Verdad ésta que repite en La culpa busca la pena, cuando dice :
Más que cuerdo desdichado
quiero ser loco dichoso (2).
Isaac Núñez de Arenas, en su Carácter dramático de don Juan
(1) Acto I, escena \1\
(2) Acto 1, escena XII.
KEVISTA DE LA UN1VEUSIDAD
Rui: de Alarcón, que sirve de portada á los tres tomos que con el
título de Comedias escogidas, de dicho autor publicó en 1867 la
Real Academia Española, da la lista de las obras siguiendo en parte
á Hartzenbusch. Y si fuesen ciertas las fechas en que ambos críti-
cos aseguran fueron escritas algunas de estas comedias, teniendo
en cuenta los años en que se iban representando, resultaría una
de dos, ó que el atildado dramaturgo tenía poca confianza en sí
mismo al dar los primeros pasos en el cultivo del género, y que dejó
dormir muchos años algunas de sus comedias con el fin laudable
de pulirlas, ó bien que los cómicos no se daban prisa en abrirle las
puertas de los corrales. Casi me inclino á creer esto último, ya que
en todas las épocas ha sido empresa difícil llevar á la escena la pri-
mera obra teatral, pues si por un lado hay que vencer los naturales
temores del actor en dar á conocer á un autor novel, por otro hay
en los autores, ya consagrados por el público, el recelo de que la tí-
mida estrella que en el primer estreno asoma, pueda convertirse, al
recorrer su órbita, en deslumbrante lucero que haga resaltar no vis-
lumbradas opacidades.
Según Fernández Guerra, autor ya citado, pues es sin disputa
quien con más escrupulosidad ha estudiado la vida y la producción
de nuestro Juan Ruíz de Alarcón, escribió las siguientes comedias
que se dieron al teatro en los años que se indican :
El semejante á si mismo (1), El desdichado en fingir (2) y La cue-
va de Salamanca (3) en i6i3.
Todo es ventara, en 161 4.
La manganilla de Melillla y Quien mal anda, mal acaba (4) en 1 6 1 6 .
La culpa busca la pena (5), Las paredes oyen, La prueba de las
promesas, Mudarse por mejorarse y Ganar amigos, en 161 7.
Los favores del mundo, La amistad castigada, El dueño de las
estrellas y El anticristo, en 1618.
Cautela contra cautela, Próspera fortuna de don Alvaro de Luna,
(1) Montfleury la dio á Ja escena francesa con el titulo de Le semblable á lui-méme.
(2) La arregló su propio autor en 1023 poniéndole por título Quien engaña á quien.
(3) Esta y la anterior fueron escritas, según Núñez de Aressas y Hartzenbusch, en
(!i) También ésta, según dichos críticos, fué escrita en 1602.
(5) Escrita en 1599.
DON JUAN RUIZ DE ALARCON
*9
La crueldad por el honor, La verdad sospechosa, La industria y la
suerte (i) y Los empeños de un engaño, en 1619.
Los pechos privilegiados, en 1620.
El tejedor de Segovia, en 1621.
Algunas hazañas del marqués de Cañete (con otros) (2), en 1622.
Siempre ayuda la verdad, en 1628.
No hay mal que por bien no venga, en 162^.
El examen de maridos, en 1626.
No hay porque malgastar minutos, cuando tantos necesitamos,
detallando los argumentos de estas obras, trabajo que ya se ha ve-
rificado con lucimiento por los críticos nacionales y extranjeros an-
tes apuntados. No holgará, sin embargo, teniendo en cuenta el al-
cance divulgador de estas conversaciones, decir algo referente á La
verdad sospechosa, el brillante de más subidos quilates que ostenta
la corona que por asenso universal ciñe don Juan Ruízde Alarcón.
Sabido es que Le menteur, de Corneille, es casi uri traslado á la
escena francesa de la comedia de nuestro autor. Fontenelle decía de
la imitación francesa : « es una comedia tomada casi literalmente
del español según se acostumbraba en aquellos tiempos ». Moliere
escribía á Boileau » que La verdad sospechosa le había revelado la
verdadera comedia, y que sin ella acaso no hubiera escrito El mi-
sántropo. Voltaire, tan parco en elogios, dice que los franceses son
deudores á España de la primera tragedia apasionada y de la pri-
mera comedia de carácter que han ilustrado la Francia, y agrega,
refiriéndose á La verdad sospechosa, que « es maravilla del arte á
que nada se parece entre antiguos y modernos ». Corneille mismo
no tuvo reparo en consignar en el prólogo de su obra : « Si me
fuera lícito explicar mi sentir sobre una cosa en que tengo tan poca
parte, diría que me encanta de tal modo la invención de esta come-
dia, que no he hallado cosa en este género entre antiguos y moder-
nos, á qué compararla » (3). Asegurando en otra parte que daría
(1 ) Escrita en 1600.
(2) Estos otros fueron Mira de Amescua, el conde del Basto, Guillen de Castro, Bel-
monte, Vélez de Guevara, Ludefia, Herrera y Villegas.
(3; Antes habia dicho : « Quand je me sais résolu de répasser da heroique au nal/, je
n'ai osé descendre de si haat sans m'assurer d'un guide, el je me sais laissé conduire aa fameux
Lope de Vega (sabido es que al principio creyó que éste era el autor de La verdad sospe-
chosa) de peur de m'égarer dans les détours de tant d1 intrigues que fait notre Menteur ».
3o
HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
dos de sus mejores dramas por la gloria de ser inventor de aquella
comedia.
Sorprende que después de tales elogios, y teniendo á mano para
comparar las obras francesas Le Cid y Le menteur y las españolas
Las mocedades del Cid y La verdad sospechosa, diga Morel-Fatio en
susÉtudes sur l'Espagne, que w las imitaciones son más perfectas y
más hermosas que los originales ». En cambio W'olf, que hace un
entusiasta elogio de Alarcón, dice de La verdad sospechosa que es
modelo de Le menteur, de Comedie, y de tantas imitaciones en
alemán y en inglés.
En 1625, esto es, catorce años antes de morir, deja de escribir
Vlarcón para el teatro, pues nombrado en junio de 1626 Relator su-
pernumerario del Consejo de Indias con derecho á la primera va-
cante, se consagra por entero á las pesadas tareas de su cargo; y es
de lamentar que al fin alcanzara nuestro autor empleo tan honroso,
ya que de no tenerlo hubiera seguido frecuentando el trato de la
musa dramática que, agradecida, premió su labor con laureles que
van ganando al correr de los años verdor y lozanía.
Porque temo rebasar los prudentes límites del tiempo, suspendo,
mejor dicho, termino esta primera conversación, dejando para la
siguiente entrar de lleno en el análisis ejemplarizado de la labor
filosófico-didáctica del sin igual mejicano.
Mas teniendo en cuenta el fin á que miran estas conversaciones,
dirigidas especialmente á la juventud, y habida cuenta de que re-
suena mi voz en este templo del saber, histórico atrio del palacio
intelectual argentino, séame permitido terminar la de hoy con las
siguientes palabras que nuestro autor pone en labios de Enrico en
La cueva de Salamanca (acto primero) :
No es el fin, Andrés amigo,
del estudio, enriquecer:
fin del estudio es saber :
si eso alcanzo, lo consigo,
El que riquezas procura,
con la fortuna las ha,
cuyo buen efecto está,
no en saber, sino en ventura.
Rico eminente en saber,
pocas veces lo verás ;
DO^ JUAN RUÍZ DE ALARCÓN 3l
saber pobre quiero más,
que ignorante enriquecer.
Sí, mis jóvenes amigos; apliquémonos al estudio con fe, con
ahinco, con constancia; recordemos, aun sabiendo algo, lo que el
mismo nos dice antes de los versos que acabo de recitar.
Siempre queda que aprender :
no hay hombre del todo sabio.
Y con esta recomendación y esta sentencia, que entrañando se-
vera amonestación á los infatuados, pudiera servir de lema al ma-
yor número de nuestros establecimientos docentes, termino hoy,
no sin agradeceros la benevolencia con que me habéis escuchado.
NOTAS PARA UNA TEORÍA
DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD
$ i. Antecedentes de la teoría de la subconcicncia. — S 2. Noción de la sub-
conciencia-subvoluntad. — S 3. Unidad de la subconciencia-subvoluntad. —
$ k- Los fundamentos de la teoría de la subconciencia-subvoluntad. — S 5.
Bases biológicas. — S 6. Bases fisiológicas. — S 7. Bases psicológicas. — $ 8.
Bases patológicas. — S 9- Bases sociológicas. — S 10. Actividades de la vida
vegetativa. — %n- Emociones subconscientes producidas por sensaciones cons-
cientes. — S 12- Sensaciones subconscientes producidas por percepciones in-
decisas.— $ i3. Sueño y sonambulismo. — ■$ il\. «Insensibilidad» de los
histéricos. — S i5. Herencia psicológica. — $ 16. Sugestión. — S 17- Hipno-
sis.— $ 18. Actos impulsivos. — $ ig. Imágenes subconscientes. — $ 20.
Operaciones mentales subconscientes. — S 21. Transformismo biológico. —
$ 23. Acomodación. — S 23. Síntesis de lo expuesto. — $ 2/i. Distintas for-
mas filosóficas dadas á la noción de la subconciencia-subvoluntad. — S 25.
Gradaciones de la conciencia. — $ 26. Relatividad de la conciencia. — $ 27.
La expresión « estado de conciencia ».
ANTECEDENTES DE LA TEORÍA DE LA SLBCONCIENCIA
Desde el Renacimiento existe, puede decirse, más ó menos vaga,
una « filosofía de la inconciencia » (Philosophie des Unwebusztsein),
que ha contado, singularmente en Alemania, numerosos adeptos
entre los más profundos pensadores. Dos fases ha asumido : la me-
tafísica, que comprende á Descartes, Spinoza, Locke, Leibnitz,
Kant, Hegel, Carus, Wolff, Volket, Maine de Biran y Schopen-
TEORÍA DE LA SUBCOiNCIENCIA-SUBVOLUNTAD 33
liauer, Hartmann, y la psicofisiológica, que se inicia con los mate-
rialistas coetáneos de Berkeley, y abarca luego á Colsenet, Laycok,
Carpenter, Cobbe, Lewes, Thompson, Baldwin, etc. Las caracte-
rísticas de la primera fase son la admisión de las ideas innatas, con-
cebidas por Descartes, y la propensión á construir deductivamente
sistemas universales; las de la segunda, la argumentación inductiva
y cierta tendencia á asimilar las funciones fisiológicas vegetativas
con las psíquicas, algunas de cuyas formas se califican de « actos
de cerebración inconsciente».
§ 2
NOCIÓN DE LO SUBCON'SCIENTE-SUBVOLUNTABIO
Para un observador que no aguce ex profeso su ingenio, el hecho
de la subconciencia-subvoluntad ha de pasar inadvertido, y su ex-
posición debe sorprenderle. La mayor parte de los hombres creen
que tienen conciencia de toda su actividad psíquica ; menosprecian
ó desconocen las operaciones sensitivas é intelectuales que se elabo-
ran silenciosa, y, por decirlo así, subrepticiamente en su psiquis ;
suponen que el « alma » no posee más « facultades » ni determina
más actos que aquellos de que les da testimonio su conciencia ; que
su voluntad improvisa... El orgullo no les deja ver que en su mente
exista una obscura, ancha, activa y poderosa trastienda, donde las
percepciones, sensaciones é imágenes viven en un movimiento con-
tinuo é ignorado, como el trabajo subterráneo de los gnomos de la
leyenda.
Los psicólogos modernos sostienen frecuentemente que « todo
lo que es psicológico es consciente », y que, por tanto, « una psico-
logía de lo inconsciente es un absurdo »... Sin embargo, estos mis-
mos psicólogos estudian « estados de conciencia obscuros », « per-
cepciones obscuras », estados emocionales que existen y no han
transpuesto aun el « umbral de la conciencia », etc. Con frecuencia
llaman « inconsciente » á todo lo que no es consciente. Pues bien,
paréceme indiscutible que hay una serie de fenómenos psíquicos
que no son absolutamente conscientes ; pero, (? son siempre incons-
cientes? Un detenido estudio psicofisiológico demuestra que, en
34 HE VISTA DE LA UN1VEKS1DAD
muchos casos, son relativamente conscientes y relativamente incons-
cientes... Estos son los fenómenos que llamo subconscientes-sub-
voluntarios. Por ejemplo, el paso de la secreción úrica del riñon á
la vejiga es un acto absolutamente inconsciente ; luego, no es psí-
quico (aunque tenga sus atingencias psicológicas). En cambio, la
emoción que produce la contemplación del color rojo en un hom-
bre normal, emoción inadvertida por la conciencia, pero que au-
menta el pulso cerebral, es un acto aparentemente inconsciente, ó
sea subconsciente, y, por tanto, psicológico. Todo lo psicológico de-
be considerarse consciente ó subconsciente. Sólo lo verdadera-
mente inconsciente resulta extraño, al menos en apariencia, ala
observación psicológica.
§3
UNIDAD DE LA SUBCONC1ENCIA-SUBVOLLNTAD
Es teoría hoy corriente considerar á la conciencia como un todo
completo y absoluto, que tiene su principio y su fin en sí mismo,
y que comprende el conjunto del espíritu humano. Sostengo que
la conciencia es un todo graduado, que se extiende en varias zonas,
desde la inconciencia plena hasta la conciencia neta. Las entidades
psíquicas nacen de lo casi inconsciente y se desarrollan hasta la con-
ciencia-voluntad; nada se improvisa, pues, en ésta. La conciencia,
en conjunto, es como un gran plano ligeramente inclinado, cuya par-
te alta representa lo inconsciente-involuntario y cuya parte baja re-
presenta la conciencia-voluntad ; cualquier cosa que caiga sobre la
parte alta tiende á deslizarse, por la inclinación del plano, hacia la
parte baja. El conjunto de la conciencia podría también compararse
con el consultorio médico de un gran especialista. La subconscien-
cia es como la antesala, y las ideas son como los clientes, que allí
se acumulan en la penumbra, pasan sus tarjetas, se sientan, se
arreglan, conversan, deliberan, meditan, esperando que les llegue
su turno para entrar en la audiencia, uno por uno. Todos no pueden
entrar de golpe al gabinete del médico, que es como un « campo de
la atención », porque no caben en él. Muchos no son recibidos, y
quedan aguardando inútilmente, ó se van...
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 35
La amalgama de la subvoluntad con la subconciencia, como si
fueran dos fases de un mismo y único fenómeno, se funda en los ar-
gumentos que he empleado en el estudio anterior para demostrar la
anidad psíquica de la conciencia y voluntad. Los psicólogos antiguos
han separado á estas últimas, por un procedimiento puramente for-
mal y abstracto.
Las expresiones perceptio (una percepción que aun no ha pasado
á la conciencia) y aperceptio (cuando ya ha pasado), de Leibnitz, y
u umbral de la conciencia » (Schwelle des Bewusztseins) y « desfila-
dero de la conciencia » (Eneje des Bewusztseins), de Herbart, repre-
sentan luminosos antecedentes de la escuela intelectualista, para la
doctrina de la subconciencia-subvoluntad. Ya veremos los de la
escuela fisiologista. Podría decirse que la doctrina de la subcon-
ciencia-subvoluntad es una fase de la que he llamado instintis-
ta. Constituye un terreno neutral de maniobras pacíficas, para
intelectualistas y fisiologistas ; posiblemente será allí donde, en la
ciencia del porvenir, se refundan las verdades conquistadas, para
la psicología, por todas las escuelas filosóficas hasta ahora aparen-
temente antagónicas.
LOS FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD
Los elementos de la teoría de la subconciencia-subvoluntad pue-
den clasificarse en las siguientes categorías : i° bases biológicas, ó
sea generales ; 2° fisiológicas ; 3o psicológicas ; 4o patológicas ; 5o
sociológicas.
Después de exponer sintéticamente y por su orden estas bases,
agregaré una serie de observaciones empíricas, que, á mi juicio,
las corroboran.
§5
BASES BIOLÓGICAS
La teoría del transformismo y de la selección de las especies,
tal cual la expuso Darwin, ha dejado algunos claros, que después
36 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD ,
se ha procurado llenar. Llena uno de estos claros la hipótesis,
esbozada por Hering y adoptada por Haeckel, de la « memo-
ria considerada como una función general de la materia organizada » .
Según Hering, « á la memoria debemos casi todo lo que somos y
lo que tenemos ». « Estamos convencidos, agrega Haeckel, deque,
sin la hipótesis de una memoria inconsciente de la materia viva,
las más importantes funciones son en suma inexplicables. La ca-
pacidad de tener ideas y deformar conceptos, el poder del pensa-
miento y de la nutrición y reproducción, descansan sobre la fun-
ción de la memoria inconsciente, cuya actividad tiene un valor infi-
nitamente mayor que el de la memoria consciente »... « No debemos
considerar la memoria como una función general de toda materia
organizada, sino como una función de la materia realmente viva,
del plasón. Todos los productos de éste, todas las partes organiza-
das del organismo, formadas por el protoplasma y por el núcleo,
pero no activas por sí mismas, carecen de memoria, lo mismo que
todas las substancias inorgánicas. En rigor, conforme á nuestra
teoría de los plástidos, sólo el grupo de las substancias plástidas
está dotado de memoria ; únicamente las plastídulas están dotadas
del poder de reproducción, y esta memoria inconsciente de las
plastídulas determina sú movimiento molecular característico (i). »
§6
BASES FISIOLÓGICAS
Cualquier teoría general de la herencia psicofisiológica nos pre-
senta un campo científico para la doctrina déla subconciencia-sub-
voluntad. Aceptado el principio relativo de que « la naturaleza no
da saltos », de él derivan dos axiomas fundamentales : para la evo-
lución filogenética, el de la selección natural ; para la ontogenética,
el de que « la función hace el órgano». Por otra parte, á través de
la escala zoológica, ciertas funciones y órganos, que en su origen
fueron capitales, caen en una condición de atrofia gradual, cuando
su uso deja de ser necesario al organismo.
(i) E. Haeckel, Ensayos de psicología celular, trad. esp., cap. IV.
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 87
No es posible, en la transformación de las especies, la supresión
inmediata de funciones ni de órganos, por no ser ya de utilidad
ó sea por haber sido reemplazados por otras funciones y por
otros órganos más perfectos. Los músculos que hacían mover las
orejas del hombre para oír los ruidos debilitados por la distancia,
no desaparecieron desde el día en que él empezó á emplear á tal
efecto sus manos, llevándoselas á los oídos en forma de caja so-
nora. Todavía subsisten, hasta el punto de que, por atavismo, algu-
nos hombres pueden mover sus orejas, como antropoideos... Otras
veces, desaparecida una función en su antigua forma, el órgano que
queda vacante, por decirlo así, se emplea en nuevas funciones. Es-
ta es la regla más general en la evolución del sistema nervioso.
Opérase algo como una substitución de funciones psicofísicas. Por
ejemplo, el rinencéfalo, que es el órgano cerebral desarrolladísimo
del olfato en los marsupiales (mamíferos inferiores é indefensos,
cuyas principales funciones psíquicas son olfatorias), va transfor-
mándose, conforme se asciende en la escala zoológica. En el hom-
bre, cuyo olfato es débil y muy accesorio para la vida psíquica, este
antiguo rinencéfalo ancestral viene á formar parte del órgano del
lenguaje, como que el leguaje ha llegado á substituir — ¡ y asaz
ventajosamente ! — con el cambio intelectual de ideas, las remo-
tas apreciaciones de origen olfatorio.
Establecida la existencia de zonas, regiones ó gradaciones de la
conciencia, no es aceptable que los fenómenos psíquicos conscien-
tes pasen de súbito, al ser substituidos en la evolución de la espe-
cie, de la conciencia plena a la plena inconciencia. No es científico
suponer que un fenómeno consciente, al relegarse en la selección
A la categoría de epifenómeno, salte sin transición de un extremo
á otro de la psiquis humana, cuando existe una región intermedia-
ria, la de la subconciencia ó subconciencia-subvoluntad. . . Este argu-
mento ha sido ya memorablemente apuntado por Lewes. « Si la
conciencia, tal como se halla constituida actualmente en el hombre,
va acompañada de un sistema nervioso que pasó en la especie á
través de una larga evolución, durante la cual algunos órganos
del sistema nervioso humano, que no tienen ahora actividad cons-
ciente, fueron antes órganos más importantes y asiento de proce-
sos psíquicos, es admisible que la conciencia esté limitada en el
hombre á las partes más complejas del sistema cerebroespinal; pero
38
KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
es más probable que también posean los centros inferiores una con-
ciencia propia, una subconciencia, de la cual no nos damos cuenta.
Sería en tal caso el cerebro el « general en jefe » de toda la jerar-
quía de conciencias, que le están subordinadas (i). »
Pueden hacerse á la teoría de Lewes dos objeciones serias : i" que.
de los testimonios de la fisiología y de la psicología (observación
interna), se infiere que la subconciencia-subvoluntad es cuantitati-
vamente indivisible, aunque presente una gradación paulatina de
menor á mayor intensidad cuantitativa ; 2a que, así como se admite
que las funciones atrofiadas de la conciencia pasan á la subconcien-
cia, podría admitirse que las nuevas funciones psíquicas adquiridas
en virtud de la selección natural se inician en la subconciencia,
para llegar después á la conciencia.
Pienso, pues, que la teoría de la herencia psicológica podría for-
mularse de una manera más amplia... Propondría, al efecto, esta
ley doble y recíproca en la evolución de las especies : Antiguas
funciones psicofísicas, antes conscientes, que se van gradualmente
atrofiando, pasan á la subconciencia, antes de perderse en la in-
conciencia, y, á la inversa, nuevas funciones, que se van paulatina-
mente adquiriendo, inicianse en la subconciencia, antes de ingresar
en la conciencia.
§7
BASES PSICOLÓGICAS
Bases psicológicas de la teoría de la subconciencia-subvoluntad
podrían considerarse : a) lo que llamaré el postulado del nexo psi-
cofisico ; b) los hechos de que informa la llamada « filosofía de la
inconciencia » .
a) Todo induce á creer que en el acto reflejo más simple se pro-
duce un correspondiente movimiento psíquico, consciente ó subcons-
ciente, es decir, que el acto reflejo es sólo mecánico, físico, en
apariencia, y, en realidad, mecánico y psíquico, fisiológico y psi-
cológico, ó sea psicofísico. Si se ha descuidado hasta ahora su nexo
psíquico, es porque el sujeto no tiene una conciencia plena (ein rei-
(i) Véase Li:\vi:s, Problems of Ufe and mind, 3* serie.
TEORÍA DE LA SUBCONCIENC1A-SUBVOLUNTAD
39
nes BewLisztsein) de ese acto, sino una conciencia relativa, ó sub-
conciencia. En efecto, los fisiólogos definen el acto reflejo como un
« automatismo nervioso », ó sea como un movimiento exclusiva-
mente mecánico del sistema nervioso...
Se ha comprobado que d todo acto psíquico corresponde un movi-
miento nervioso. Volviendo la oración por pasiva, ¿ no correspon-
derá un movimiento psíquico d todo acto nervioso ? Admitido el nexo
psicofísico del acto psíquico, ¿ no debería admitirse también en el
del acto nervioso?...
Wundt, al disentir las hipótesis del idealismo y del materialis-
mo, observa, refiriéndose á las plantas, que el hecho de que no se
haya podido descubrir en ellas un psiquismo incipiente no debe in-
ducirnos á negar a priori su posible existencia. Tal observación
puede aplicarse, con más fundamento, á los movimientos reflejos
inferiores del sistema nervioso animal. El hecho deque hasta ahora
no se haya podido descubrir en ellos su nexo psíquico, no debe in-
ducirnos á negarlo. Haeckel ha llegado á afirmar la existencia de
un psiquismo rudimentario en los movimientos reflejos de la ami-
ba, v Fechner, en muchas manifestaciones de la vida vegetal.
El error del vulgo consiste en creer que todo fenómeno psico-
lógico debe ser consciente. A la inversa, paréceme que, de los fe-
nómenos psíquicos, sólo una mínima parte es la perfectamente
consciente...
Si se llegase á demostrar que al acto reflejo más simple corres-
ponde un movimiento psíquico, más ó menos subconsciente, la doc-
trina monista quedaría destruida en su base, y pasaría á la catego-
ría de una mera hipótesis metafísica, desechada en el progreso de
las ciencias. Esto es lo que ocurrirá mañana, probablemente... En
efecto, según dicha doctrina, todo fenómeno psíquico es producido
por una transformación progresiva, que va de lo homogéneo á lo
heterogéneo, de fuerzas mecánicas á movimientos nerviosos. Supó-
nese que el acto reflejo es puramente mecánico, y que constituye el
principio de todo psiquismo ; el fenómeno psíquico representa
siempre una transformación de actos reflejos cada vez más compli-
cados. Por tanto, si el acto reflejo es puramente mecánico, todo fe-
nómeno psíquico resulta sólo una transformación de fuerzas mecá-
nicas...
Pero aquí está lo que debe averiguarse, y que, sin embargo, se
/(O REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
da por averiguado: si en el acto reflejo no interviene también un
elemento psíquico desconocido. Inclinóme á creer que existe : i" por-
que la observación nos induce á admitir la unidad de los fenóme-
nos psicofisicos, y, por consiguiente, si á todo acto psíquico corres-
ponde un movimiento del sistema nervioso, á todo movimiento del
sistema nervioso ha de corresponder un acto psíquico ; a" porque
existe un psiquismo subconsciente, del que suele dar pruebas lumi-
nosas la hiperestesia de los histéricos.
Ciertos movimientos reflejos que son inconscientes en el hombre
normal, se tornan conscientes en algunos histéricos, como el más arri-
ba citado de la sensación interna que produce la vista del color rojo.
Esta, más que inconsciente es subconsciente, pues puede traerse
con relativa facilidad al campo de la conciencia, en cuyo umbral
espera... No es una apercepción, pero sí, aunque « obscura », una
percepción.
Contra este psiquismo incipiente del acto reflejo, puede objetarse
que, si se produce, es un resultado ó consecuencia del acto reflejo
mismo... Tratar esta cuestión sería salir otra vez de los dominios
de la psicofisiología, para entrar en la región de las hipótesis me-
tafísicas. Implicaría discutir el problema de la preeminencia de uno
ó de otro de los dos elementos de nexo psicofísico, lo que es im-
propio del método científico y de la seriedad doctrinal de la psicolo-
gía moderna.
\rgumentos de otro orden podrían hacerse, como sería el que
estriba en la posibilidad de obtener movimientos reflejos en cuerpos
sin vida psíquica, en cadáveres. Estos movimientos se obtienen : ó
artificialmente, como en la experiencia de la rana de Galvani, ha-
ciendo servir sus nervios de conductores eléctricos, en cuyo caso
nada prueban ; ó espontáneamente, como en ciertos movimientos
de mamíferos decapitados, en cuyo caso la objeción es más digna
de refutarse... Hay que considerar, en efecto, que la muerte total
se supone producida, una vez paralizada por completo la circula-
ción, y que esta paralización de los sistemas vascular y muscular
no acarrea una muerte instantánea del sistema nervioso... Por con-
siguiente, mientras un « cadáver » reaccione por un acto reflejo, es
porque posee todavía alguna vida en su sistema nervioso. Esta es la
teoría que me parece más prudente, y que en nada contradice, por
cierto, lo que llamo el « postulado del nexo psicofísico ».
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCÍA-SUBVOLUJNTAD [\ I
b ) La observación interna ha acumulado innumerables hechos
que atestiguan la existencia de operaciones psíquicas de que no po-
seemos una conciencia perfecta (ein reines Beswusztsein). Estos
hechos han originado el cuerpo de doctrina que los psicólogos ale-
manes han llamado « filosofía de la inconciencia ». Los ingleses se
han limitado á llamarlos « actos de cerebración inconsciente », dan-
do preferencia al estudio de todo lo que nos revela el fenómeno
psíquico « inconsciente » de la « asociación de ideas». En rigor, es-
tos hechos y actos, descartando sus más ó menos fantásticas teori-
zaciones, forman también parte de las bases psicológicas, harto co-
nocidas por todo psicólogo moderno, de lo que llamo doctrina de
la su bconciencia-sub voluntad.
§8
BASES PATOLÓGICAS
\unque en la « filosofía de la inconciencia » se hallen ciertos fun-
damentos psicológicos (revelados por la observación interna) de la
doctrina de la subconciencia-subvoluntad, nunca podría identificar-
se a ésta con aquélla, pues « inconciencia » y « subconciencia » cons-
tituyen dos conceptos, no sólo diversos, sino casi opuestos Mayo-
res atingencias con la doctrina que expongo tiene la que hoy enseñan
los neuropatólogos de la Salpétriere, sobre los « actos subconscien-
tes del histerismo ». En efecto, aunque presuma de cierta novedad
en psicología general esta doctrina de la subconciencia-subvolun-
tad, no la tendría igualmente en psicopatología, después de las
interesantes experiencias sobre la « subconciencia » de los histéri-
cos, realizadas por Charcot y sus discípulos, y las consiguientes
teorizaciones (i).
La psicopatología contemporánea ha llegado á descubrir que
no existe una « diferencia esencial » entre los fenómenos psíquicos
(i) Véase Pikube Janet, État mental des hyslériqaes. Ses accidents menlaux, París, igi.'i ;
Les sligmates mentaux, París, 1902. Este autor, doctorado en letras y en medicina, pre-
senta un valioso conjunto doctrinal, porque, como dice su maestro Charcot en un pre-
facio puesto al primero de los dos libros citados, « ha podido unir lo más completamente
posible los estudios médicos con los filosóficos ; era necesario reunir estos dos géneros de
conocimientos para analizar clínicamente el estado mental del enfermo ».
42 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
del histerismo y la psicología de los hombres sanos. Podría for-
mularse este principio en la forma siguiente : Las diferencias entre
los fenómenos nerviosos normales y los histéricos son más cuantita-
tivas que cualitativas. Diríase que la extravagante psicología del
histérico es una caricatura de la del sujeto normal.
Pues bien, la psicopatología ha demostrado hasta el cansándola
existencia de una « subconciencia » en los histéricos. Esta subcon-
ciencia toma la forma de una personalidad doble, triple y hasta
cuádruple, es decir, de una serie de desdoblamientos de la perso-
nalidad, que, en plena conciencia, se ignoran unos á otros. Tal
es el don de los neuróticos que Wundt llama, no sin ironía, hipos-
tasearse (hypostasiren).
La fenomenología psíquica de los hombres normales presenta
tan vaga y nebulosamente el hecho de la subconciencia-subvoluntad,
que algunas de las observaciones que más adelante apuntaré para
comprobarlo podrían parecer imaginarias á lectores llenos de pre-
juicios escolásticos... Pero la fenomenología del histerismo revela
el mismo hecho de manera tan evidente, tan caricaturescamente
evidente, que la doctrina de la subconciencia-subvoluntad resulta
innegable en los histéricos.
Las bases psicopatológicas de la doctrina podrían sintetizarse,
pues, en este silogismo : Toda la fenomenología del histérico es
científicamente aplicable al hombre normal; la subconciencia es un
rasgo capital de la fenomenología del histerismo... Por tanto, el fe-
nómeno de la subconciencia existe también, aunque por modo
diverso, en el hombre normal.
No obstante, conviene advertir que se observan señaladas diver-
gencias entre la teoría de la subconciencia de los histéricos, expues-
ta por Janet, y la de la subconciencia-subvoluntad de los hombres
normales, esbozada en el presente estudio. Para concretar estas
divergencias, deben considerarse los siguientes puntos de vista :
i° Según la teoría de la subconciencia de los histéricos, ésta exis-
te sólo como una manifestación patológica. En cambio, según la
teoría de la subconciencia-subvoluntad, ésta constituye una forma
de la fenomenología psíquica normal.
2o Según la teoría de la subconciencia de los histéricos, cuando
en hombres relativamente sanos se notan indicios de que poseen una
subconciencia, este fenómeno revela una especie de histerismo inci-
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD Zj3
píente, es transitorio y carece de importancia. En cambio, según la
teoría de la subconciencia-subvoluntad, esta forma de la fenomeno-
logía psíquica se nota en todos los hombres sanos y es permanente.
Además, tiene decisiva importancia, hasta el punto deque los actos
conscientes-voluntarios se elaboran o preparan siempre en la sub-
conciencia-subvoluntad.
3o La teoría de la subconciencia de los histéricos se funda en la
observación de ciertos actos realizados en un estado patológico que
podría llamarse de anestesia psíquica. En cambio, la teoría de
la subconciencia-subvoluntad no atribuye trascendencia a dichos
actos, sin duda anormalísimos y provocados artificiosamente. Más
que subconcientes-involuntarios, repútalos inconscientes-involun-
tarios.
k° Según la teoría de la subconciencia de los histéricos, la expli-
cación del fenómeno de la subconciencia ha de hallarse preferente-
mente en la existencia de perturbaciones locales. En cambio, según
la teoría de la subconciencia-subvoluntad, ésta representa una es-
pecie de síntesis psicológica.
§9
BASES SOCIOLÓGICAS
Hasta aquí, las bases científicas esbozadas de la doctrina de
la subconciencia-subvoluntad, salvo acaso las patológicas, son apli-
cables á toda la escala animal, y hasta podrían extenderse hipoté-
ticamente á toda la materia viva. En cambio, las bases sociológi-
cas son exclusivamente relativas al hombre. Pero estas últimas, si
no se refirieran también á principios biológicos generales y á un
conocimiento científico de la psicología y de la historia, podrían
parecer fantásticas, cómodas deformaciones de hechos que el autor
amolda á su doctrina...
En su esencia, la psicología del hombre no es sin duda distinta
de la de los demás animales; sólo parece diferenciarse en intensidad
y capacidad. Diríase que su rasgo más marcado consiste en la ten-
dencia humana á aspirar á un continuo perfeccionamiento. Esto
constituye la llamada ley del progreso. Ahora bien, una de las for-
44 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
mas más características en que se revela el progreso, es la ley de las
reacciones por contraste. En la vida de los individuos, cada edad —
infancia, adolescencia, juventud, madurez y senectud — , tiene su
carácter propio, que contrasta con el de la precedente... En la vida
de los pueblos, á las castas sagradas del brahmanismo sucede el
nirvana del budismo; á la esclavocracia animalista del paganismo,
la igualdad caritativa del cristianismo ; y, como éstos, pondría in-
numerables ejemplos.
Pues bien, estas reacciones por contraste no son transformacio-
nes paulatinas, conocidas, medidas, conscientes ; constituyen impul-
sos violentos, impremeditados, caprichosos, cuya verdadera ten-
dencia lia sido ignorada en sus fautores y casi inconsciente en sus
héroes... En suma, son movimientos de psicología colectiva, que
tienen un origen subconsciente. El Renacimiento, la Reforma ó
la Revolución francesa, por ejemplo, reaccionando respectivamente
contra el artiíicialismo escolástico, el dogmaticismo católico y la
monarquía absoluta, fueron como improvisaciones aparentes en la
conciencia de los pueblos. Como sin advertirlo, los hombres habían
ido acumulando conceptos y pasiones en la subconciencia. En el
instante en que estas acumulaciones seculares alcanzan lo que yo
llamaría el punto de resistencia de la subconciencia-subvoluntad,
en que colman su medida, las ideas subconscientes de las multi-
tudes pujan por pasar el c umbral de la conciencia » ; los innova-
dores hablan, las evocan mágicamente, y ellas empiezan á des-
filar, una por una, en una actividad insólita, por el campo de la
conciencia : el movimiento social estalla, á veces, como un pis-
toletazo...
§ 10
ACTIVIDADES DE LA VIDA VEGETATIVA
De acuerdo con las bases expuestas, paso á formular una serie
de observaciones empíricas, que, á mi juicio, apoyan la teoría de
la subconciencia-subvoluntad. Principiaré por las referentes á las
actividades de la vida vegetativa.
Las actividades de la vida vegetativa (que son inconscientes ó ca-
TEOIUA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD /j")
si inconscientes) producen estados emocionales conscientes, es decir,
capaces de obrar sobre la voluntad.
El vulgo sabe muy bien que una digestión fácil engendra un estado
de bondadosa felicidad, y que el carácter de un dispéptico se agria
con sus malas digestiones. Sin embargo, las digestiones son par-
te de la vida vegetativa inconsciente, y el buen ó mal humor, de la
vida emocional consciente. Esta simple correspondencia comprue-
ba la observación apuntada.
Algunos fisiólogos contemporáneos van mucho más lejos. James y
Lange llegan á sostener que « las emociones no dependen solamente de
las condiciones fisiológicas, sino más perfectamente délas acciones quí-
micas que se efectúan en los tejidos y en los líquidos del organis-
mo». Hay substancias excitantes, afrodisíacas, tónicas, depri-
mentes (alcohol, hachich, opio, morfina, coca, etc.), que influyen
poderosamente sobre el «medio interior», y, por consiguiente,
sobre el carácter, sobre la intensidad y dirección de las pasiones.
Esas substancias son productos artificiales que se ingieren en el
cuerpo ; pero hay otras que el organismo fabrica y modifica por sí
mismo. El cuerpo es también un gran laboratorio de venenos. Los
estados emocionales ejercen influencia sobre la cantidad y cualidad
de la sangre (anemia, aglobina, paludismo). La locución popular
« envenenan la sangre » resulta exacta. La cólera, el miedo, la fati-
ga, modifican su composición, así como la del sudor. Bien demos-
tradas están las relaciones entre ciertas afecciones cardíacas y las
disposiciones afectivas : en los aórticos, se producen anemia, exci-
tación, irritabilidad, y, en los pacientes de insuficiencia mitral, con-
gestión, humor taciturno y melancólico. La secreción úrica da no
escaso contingente de cambios químicos (azoturia, oxoluria, fos-
faturia, etc.), que coinciden con variantes en el orden afectivo, co-
mo la irritabilidad, la aprensión, la melancolía (i). Y, como éstos,
la patología nos suministra muchos otros datos.
La cuestión por dilucidar es la siguiente : Los fenómenos fisioló-
gicos, ¿son causa de los estados emocionales, ó, á la inversa, son
éstos causa de aquéllos?
(i) Véase Tu. Kibot, La psicologie des sentimenls, página 122 ; Bolchard, Lecons sur
les autointoxícations, y Lecons sur les maladies par ralentissements de la nulrition ; Regís,
Traite des maladies mentales, páginas 112, 4i5, ¿23, ele; Feré, Pathologie des émotions,
página 2CÍ1, etc., etc.
/¿6 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Las opiniones se dividen entre la tesis jisiologista y la psicologista,
según que acepten la primera ó la segunda alternativa del dilema.
Ribot, Lange y James están por la primera ; Herbart, por la segun-
da. Inclinóme a pensar que estas tesis no se excluyen. Hay estados
psicológicos producidos por ideas que el bombre toma del exterior,
y hay estados emocionales producidos por acciones químicas del
organismo humano. Ambos hechos están comprobados. Extremar
los argumentos de una y otra tesis implica, á mi juicio, salirse del
campo científico y experimental para entrar en la región de la metá-
lica, investigar las primeras causas de la vida, discutir las hipótesis
del materialismo y del idealismo. Lo único científico, me parece,
será establecer la prioridad ó mayor importancia, para los estados
emocionales, de las intoxicaciones intelectuales (permítaseme la ex-
presión, por lo gráfica), ó bien de las intoxicaciones orgánicas. Lo
cierto es que la ciencia no se halla aún bastante adelantada para
levantar una estadística de las emociones y confrontar sus cau-
sales.
EMOCIONES SUBCONSCIENTES PRODUCIDAS POR EMOCIONES CONSCIENTES
Sensaciones conscientes producen emociones subconscientes.
Recientes investigaciones dinamométricas, especialmente las de
Feré, aplicadas á todas las especies de sensaciones — del olfato, alas
del gusto, de la visión, del tacto y del oído — , han demostrado indu-
dablemente este principio. La visión, modificada por lentes que ten-
gan los principales colores del espectro nos da, entre otros, los si-
guientes resultados : el rojo origina una viva presión dinamométrica,
que desciende progresivamente con el violeta. Sin embargo, en el
campo de las sensaciones conscientes del hombre sano, á diferencia
de ciertos histéricos y de ciertos animales á quienes el rojo encole-
riza, la contemplación de los colores no produce alteración alguna.
Por tanto, las alteraciones que marca el dinamómetro son sensacio-
nes subconscientes. Para las sensaciones auditivas, halla Feré que
el equivalente dinámico está en relación con la amplitud y el nú-
mero de vibraciones. Los movimientos producen resultados seme-
TEORÍA DE LA SUBCONC1ENCIA-SUBVOLUNTAD
A?
jantes. Por ejemplo, el ejercicio de un miembro inferior ó supe-
rior tiene una influencia dinamogénica sobre el número correspon-
diente.
Mosso, que ha podido estudiar directamente la circulación sanguí-
nea del cerebro en tres sujetos cuyos cráneos habían sido abiertos en
diversos accidentes, ha anotado curiosas observaciones. El pulso ce-
rebral de esos sujetos se aceleraba, á causa de circunstancias que nun-
ca producen emociones conscientes. Para que se acelerase, bastaba
que se mirara con atención á uno de los sujetos, ó que entrara un
extraño en el cuarto.
Aquí surge una dificultad : la noción de la sensación subconscien-
te. Para el vulgo, toda sensación es consciente ; si no lo es, deja de
ser sensación. Pero, para el psicoíisiólogo, la existencia de entidades
psíquicas, que no poseen la naturaleza esencial al dominio de la
conciencia-voluntad, es evidente. <? Cómo llamarlas ? Preservacio-
nes sería acaso el verdadero término para designar estas sensaciones
subconscientes, porque son anteriores á las sensaciones conscientes
y tienden á determinarlas ; mas no siempre llegan á esto, como si
no siempre poseyeran suficiente fuerza impulsiva.
§ 12
SENSACIONES SUBCONSCIENTES PRODUCIDAS POR PERCEPCIONES INDECIBLES
Feré ha llegado á establecer, con experimentos delicados y mi-
nuciosos, que una excitación no percibida por la conciencia deter-
mina efectos dinámicos, como una impresión consciente.
En el parágrafo anterior se enuncia una cuestión obscura : la de la
sensación subconsciente ; en el presente, otra más obscura aun : la de
la percepción no percibida por la conciencia. Uno y otro fenómeno,
que se manifiestan harto vagamente en los hombres sanos, son más
evidentes en los histéricos, aunque no puede suponerse, por las ra-
zones apuntadas, que en éstos tengan más importancia que en aqué-
llos. Son fenómenos orgánicos, inseparables de la vida individual y
de la selección de las especies ; pero que, por su naturaleza misma,
pasan casi inadvertidos en los individuos sanos y llegan á revelarse
4$ REVISTA DE I,A UNIVERSIDAD
elocuentemente en ciertos enfermos. Por esto, á los psiquiatras co-
rresponde el honor de haber realizado las más concluientes inves-
tigaciones en el campo de la subconciencia, que hasta ahora ha
sido apenas presentido por psicólogos y fisiólogos. Así, pues, en el
parágrafo siguiente, inspirado por experimentos de la Salpétriére,
trataré de precisar, en lo posible, la doble noción de las sensaciones
subconscientes y de las percepciones no percibidas por la conciencia.
§ i3
SUEXO V SONAMBULISMO
El sueño y el sonambulismo son fenómenos subconscientes y d ve-
ces hasta hiperconscientes.
(icneralmente, el sueño constituye un estado de reposo y sub-
conciencia que no presenta caracteres psicológicos llamativos. Pero,
durante el sueño, suelen traerse al campo de la conciencia sensa-
ciones é ideas subconscientes. No es raro que un hombre de tempe-
ramento nervioso se dé cuenta, soñando, de muchas actividades
subconscientes en la vigilia. Los médicos son alguna vez consultados
sobre enfermedades que se hallan aun latentes, y que el enfermo ha
vislumbrado por sensaciones é ideas percibidas durante el sueño,
singularmente en el instante de semisueño y semivigilia que prece-
de al despertar. Si no verifican un examen muy prolijo, esos facul-
tativos encuentran sano al consultante, en quien sólo más tarde
viene á revelarse la dolencia, cuya preparación subconsciente fué
tan misteriosamente notada... Conozco y me consta el caso de un
sujeto de temperamento nervioso, que, durante el sueño, por sensa-
ciones subconscientes en la vigilia, presintió claramente que en
breve debía sufrir una seria operación quirúrgica. Habiendo llega-
do este presentimiento á ser casi una idea fija, y temiendo tener por
herencia paterna ó materna algún defecto en el corazón que no le
hiciera soportable el cloroformo, fué á consultar á dos ó tres espe-
cialistas, para que le dijeran si su corazón podría resistirlo. Mucho
extrañaron los especialistas la insólita consulta, por cuanto se tra-
taba de un hombre robusto, que no adolecía aparentemente de en-
fermedad alguna, ni sufría en lo más mínimo ; examinado, resultó
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCI A-SUBVOLUNTAD /|()
absolutamente exento de dolencias... Pero, quince días después,
amaneció una mañana con fiebre y dolores violentos, ¡esta vez bien
conscientes ! Formábasele entonces un tumor interno, que se de-
bió operar sin pérdida de tiempo. El sueño había traído antes á la
conciencia del sujeto ciertas vaguísimas molestias relativas á los
preliminares de su enfermedad, molestias á que había sido absolu-
tamente insensible durante la vigilia, y de las cuales había induci-
do, por un acto de « cerebración inconsciente», la posibilidad de
la próxima operación quirúrgica.
El refrán español « consultar con la almohada », puede traducir-
se psicológicamente así : Conviene esperar que durante el sueño se
produzca una serie de operaciones subconscientes relativas á la pre-
ocupación dominante, y que la aclaren, al despertar, con conse-
cuencias conscientes.
Bien conocido es el fenómeno de que ciertos sonámbulos desplie-
gan condiciones, prudencia y conocimientos que no poseen de
igual modo en la vigilia. Esto puede inducir á creer que el sonam-
bulismo es capaz de poner en evidencia una especie de hipe reo ncie li-
ria subconsciente.
Para la explicación de los fenómenos hipnóticos, se atribuye á
Taine, á Pedro Janet y á otros, el haber adoptado el principio de
la «doble conciencia». Según Wuridt, esta doctrina es de pura
cepa mística; la idea de una «conciencia inconsciente implica una
concidentia oppossitorum , de las que son tan gratas al misticismo ;
la teoría de una « doble personalidad » se liga directamente con la
antigua creencia en los demonios que poseían á los histeroepilépti-
cos... La hipnosis tiene una explicación local en el sistema nervio-
so ; no es una agravación de fenómenos normales, sino una modifi-
cación. Debe existir una región central determinada que ejerza las
funciones de un centro de apercepción (Aperceptionscentrum), cuyo
sitio se hallará probablemente en la corteza del lóbulo frontal ; los
fenómenos hipnóticos no serían más que suspensiones funcionales
ile este centro... »
Tan fantástica me parece la doctrina de la « doble persona-
lidad», como incompleta la del «centro de apercepción», para
explicar la vastísima fenomenología de la subconciencia-subvolun-
tad. Si la subconciencia in integrum constituye una entidad gradua-
da, desde la absoluta inconciencia, los fenómenos latentes á que se
ART. UR1G. XXXI-4
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
hace alusión no son propiamente inconscientes, sino también gra-
duados, desde la inconciencia... Además, para Wundt, « la latericia
es en fisiopsicología un fenómeno anormal, provocado en el soi-di-
sant sonambulismo ; representa un detenimiento psíquico contrario
á las leyes psicológicas de acrecentamiento, de evolución y de con-
trastes psíquicos, ó sea de la vigilia ».
Según la doctrina que expongo, la sugestión y el hipnotismo, el
« soi-disant sonambulismo », tampoco significan en si mismos una
fenomenología extraordinaria ; no son sino fenómenos fisiopsíqui-
cos comunes. Pero creo que en este « soi-disant sonambulismo» se
revelan más y mejor que en la vigilia ciertas percepciones y opera-
ciones mentales obscuras. El estrechamiento de la conciencia estu-
diado en la Salpétriére y la concentración de la conciencia sostenida
por Wundt como explicación psicológica de la hipnosis, no vienen
á ser más que situaciones anómalas que descubren regiones de la
subconciencia que en el estado normal no llegan á ponerse en evi-
dencia. Por otra parte, explicarlo todo por el « centro de apercep-
ción » sería incurrir, negando la incognoscibilidad del nexo psico-
físico, en el absurdo de afirmar como verdad demostrada la hipótesis
metafísica del materialismo monista... De todos modos, la teoría
de Wundt sobre la sugestión y el hipnotismo nos suministra una
explicación parcial, pero muy clara, de estos fenómenos, basada,
según parece, en cuatro principios aceptables : el centro de aper-
cepción, la balanza funcional del sistema nervioso, las compensa-
ciones neurodinámicas y vasomotrices, y la asociación de ideas que
se amalgaman, dando cada idea una parte de sí. Esta teoría demues-
tra que la sugestión y el hipnotismo no son más que aplicaciones
de principios fisiopsicológicos conocidos, y que no revelan ningu-
na fenomenología extraordinaria. Efectivamente ; pero el mismo
Wundt los explica con el principio de la balanza funcional, según
el cual ciertas condiciones fisiológicas determinan la latencia psí-
(¡aica (Latenz), estoes, el detenimiento latente y las energías laten-
tes (i). Ahora bien, esta latencia psíquica, este detenimiento laten-
te, estas energías latentes, ¿qué son sino fenómenos subconscien-
tes-subvoluntarios ? Y hallo verdadera superioridad comprensiva en
el término subconciencia-subvolunlad con respecto al de la latencia,
(i) Wuüdt, Hipnotisme el suggeslion, trad. franc, París, i8g3, página 85.
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 5 I
porque latericia no significa una gradación de matices psicofísicos,
que van y vuelven de la conciencia-voluntad hasta lo inconsciente-
involuntario...
§ i4
« INSENSIBILIDAD » DE LOS HISTÉRICOS
La insensibilidad de los histéricos no es inconciencia, sino sub-
conciencia.
V este fenómeno es al que llaman obscuramente muchos psiquia-
tras modernos carácter contradictorio de las anestesias de origen
histérico. La escuela de Charcot presenta á este respecto abundan-
tísimos « casos », y da varias explicaciones aceptables (i).
§ i5
HERENCIA PSICOLÓGICA
La herencia psicológica parece transmitir d veces algo más que
predisposiciones, ó sea ideas innatas más ó menos subconscientes. En
otros términos, la experiencia demuestra la transmisión hereditaria
de predisposiciones psíquicas, que llegan a constituir verdaderos
estados emocionales , y aun ideas virtuales ó latentes.
La diferenciación entre una predisposición psíquica heredada y
un sentimiento ó idea latentes, también productos de la herencia,
es fácil y clara en teoría; pero, en la práctica, uno y otro concepto
llegan á identificarse. Veinte ó más siglos de herencia psicológi-
ca grecolatina y cristiana dan al hombre moderno un sedimento
nato de propensiones morales determinadas, que sólo la degenera-
ción puede anular. De ahí que los degenerados sean con frecuencia
locos morales. El fenómeno de la herencia psíquica constituye, á
mi juicio, lo que Kant llamaba, dándolo como base de la moral,
« imperativo categórico de la razón ». Podría, pues, llamarse á éste,
(i) Véase P. Jajíet, Les stigmales menlaux, páginas 27 y siguientes.
5a
REVISTA DE LA UNIVEKSIUAD
con más propiedad, imperativo categórico de una herencia psíquica
en estado subconsciente.
He podido observar á dos niños idénticamente educados en la
moral cristiana, por una honrada y modesta matrona de mi tierra.
El uno era un indiecito huérfano, tomado de una tribu pampeana,
y el otro, un argentino, huérfano también, de puro origen europeo ;
ambos eran sanos, normales é inteligentes, cada uno con relación
á su raza. Pues bien, á pesar de los esfuerzos de la matrona, sólo
en el niño blanco consiguió despertar los sentimientos de la caridad
cristiana; el indiecito nunca pudo entender el espíritu de su cate-
cismo, y no hubo medio de corregirle su inclinación al hurto y al
pillaje, al disimulo y á la venganza. Suponía afligidísimamenle la
madre adoptiva que éstos eran « malos instintos », incorregibles.
Sin embargo, según el imperativo categórico de su herencia psico-
lógica, aquel indiecito poseía un fondo tan moral como su hermano
adoptivo, el niño blanco. Examinado, en efecto, por varios médi-
cos psiquiatras, éstos manifestaron que no poseía estigmas degene-
rativos. Los buenos tratados de herencia psicológica abundan en
ejemplos semejantes.
§ 16
LA SUGESTIÓN
Las sensaciones é ideas adquiridas y los actos ejecutados por su-
gestión (u normal » ó hipnótica) son más ó menos subconscientes.
¿Qué es la sugestión i* El vulgo llama así al acto de un maestro
que inculca Imperiosamente en sus discípulos sus propias ideas. El
psiquiatra llama así á un fenómeno anormal, por el que se sugieren.
en la mente \ el cuerpo de un histérico, las ideas de un extraño, de
una manera completa, hasta el punto de que el paciente olvida las
sensaciones reales, para sentir solamente las sugeridas, \hora bien,
¿cómo distinguir el fenómeno psicológico normal del patológico ?
Esta pregunta no ha sido hasta ahora satisfactoriamente contestada
por los psiquiatras, para quienes las diferencias entre uno y otro fe-
nómeno son más cuantitativas que cualitativas. Conviene dejar esta
blecido este hecho, porque así el conocimiento de la sugestión hip-
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 53
nótica de los histéricos nos servirá para precisar el de los fenómenos
de la sugestión normal. En la vida práctica se presentan éstos tan
vagamente, que la sugestión parece una suposición aventurada. No
obstante, en derecho penal, en política y en pedagogía, la suges-
tión viene á ser un elemento digno del mayor estudio, por su efica-
cia y frecuencia.
Por mi parte, considero que las sensaciones é ideas adquiridas y
los actos ejecutados por sugestión son más ó menos subconscientes.
En la sugestión normal es este hecho de dificilísima comproba-
ción. ¡ Cuántas veces, los tribunales del crimen tienen la convic-
ción de que el delito ha sido sugerido por un tercero, y que, por
tanto, el reo lo ha ejecutado subconscientemente, casi involun-
tariamente, y no hallan, sin embargo, términos científicos para ex-
presar esta circunstancia atenuante, tan grave en el fondo y tan
vaga en la forma !
En cambio, en la sugestión de los histéricos el fenómeno es pal-
pable. Por esto, según algunos psiquiatras modernos, los actos que
se ejecutan por sugestión hipnótica son « subconscientes ».
§ 17
LA HIPNOSIS
En ciertos sujetos excepcionales, la hipnosis revela la existencia
de una subconciencia más lúcida que la conciencia misma, y que
podría llamarse hiperconciencia. En otros términos, ciertos sujetos
excepcionales, que consiguen exteriorizar subconscientemente sus
percepciones, sensaciones é ideas subconscientes, parece que poseye-
ran una ((doble vistan, más poderosa que sus actividades cons-
cientes.
Entramos aquí en un terreno peligroso : i° porque la imagina-
ción humana ha visto siempre en esos fenómenos demostraciones
de lo sobrenatural ; 2o porque la vanidad de esos sujetos excepcio-
nales ha agregado á los fenómenos verídicos simulaciones incons-
cientes, y 3o porque la charlatanería ha tergiversado tales fenóme-
nos y parodiado tales sujetos. Refiérome, pues, al conjunto obs-
curo de hechos relativos á la revelación divina, á la adivinación
54 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
hipnótica, al ocultismo, al espiritismo, al faquirismo, hechos que
la ciencia no ha podido aún explicar y ni siquiera clasificar. Mu-
chas veces ha sido más cómodo negarlos. Sin embargo, la historia
y la vida actual, lo pasado y lo presente, nos ofrecen con frecuencia
nuevos sucedidos « milagrosos », que no es posible desechar, máxi-
me cuando nos llegan fidedignamente testimoniados. Charcot, Ri-
chet, Wundt, Fechner, Weber, Lombroso y otros han observado
« casos » singularísimos. De los varios hombres de ciencia que han
ido expresamente á la India para estudiar el faquirismo, ninguno ha
afirmado que todo sea impostura, aunque, para quienes no lo hayan
observado de visa, parece absurdo é increíble...
Es admisible que estos fenómenos se producen en lo subconsciente.
Hase querido explicarlos por la sugestión hipnótica y por la autosu-
gestión. Yo opino que la sugestión hipnótica y la autosugestión
representan meramente fo rmas de exteriorizar dichos fenómenos, y
que no dan la clave de su naturaleza. Son lo que la palabra á las
sensaciones íntimas : la palabra entraña una forma de revelarlas á
terceros, mas no constituye estas sensaciones, que existen como
por sí mismas.
No creo oportuno describir aquí tales fenómenos. Pero la pru-
dencia científica, dejando de lado las supersticiones, los fraudes
más ó menos inconscientes y la charlatanería, puede comprobar
que ciertos sujetos excepcionales llegan á exteriorizar una parte
subconsciente de su psiquis. Esta parte suele parecer más poderosa
y hasta más ilustrada que la inteligencia consciente. Aun cabe afir-
mar que esos sujetos poseen una penetración adivinatoria imposible
en la inteligencia consciente, en la conciencia-voluntad. Esta ma-
yor potencia intelectual de la subconciencia, si es que existe, trae
otra vez á la imaginación el mundo subterráneo de los gnomos. Se-
gún la leyenda, eran unos enanitos de luengas barbas blancas,
mucho más hábiles que los hombres en el arte de trabajar la
arcilla y los metales. Cuando algunas de sus obras pasaban de
las cavernas á la luz del día, era para encanto y pasmo de
las gentes. Cuando colaboraban en alguna empresa humana, la
hermoseaban con perfección sobrehumana. Esto se cuenta que
ocurrió con la catedral de Colonia, en cuya ejecución coad-
yuvaron, en primera línea, trabajando de noche subrepticiamen-
te, unos bondadosos gnomos del país, los Heinzelmanchen. Des-
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 55
alentados por la ruda labor del día, los obreros dejaban incon-
clusas, á la hora del crepúsculo, las difíciles esculturas góticas ; al
reanudar el trabajo al día siguiente, hallaban terminados por in-
visibles colaboradores los delicadísimos chapiteles, grifos y rose-
tones.
§ 18
ACTOS IMPULSIVOS
Los actos impulsivos obedecen muchas veces d un estado prepara-
torio subconsciente.
Todos sabemos que, en algunas ocasiones, los hombres realizan
de súbito actos impulsivos, en los cuales se desfoga inteligentemen-
te su naturaleza íntima. El hombre bueno es capaz de actos impul-
sivos generosos; el malo, de actos impulsivos egoístas; el hábil, de
actos impulsivos ingeniosos; el imbécil, de actos impulsivos torpes.
Sin embargo, si estos actos fueran inconscientes-involuntarios, como
parece, ¿ por qué el hombre torpe no tendría impulsos ingeniosos,
como el asno de la fábula que tocó por casualidad la flauta ; el inte-
ligente, torpes; el malo, buenos; el bueno, malos? Es que esos
impulsos no son casuales, sino determinados por fuerzas subcons-
cientes ; no constituyen actos inconscientes-involuntarios, sino sub-
conscientes-subvoluntarios. . .
Lombroso ha comparado los actos impulsivos criminales con ata-
ques histeroepilépticos. En mi sentir, los actos impulsivos morales,
generosos, acertados, por presentar los mismos síntomas psicoíisio-
lógicos, tienen el mismo derecho que aquéllos á ser comparados con
ataques histeroepilépticos, y aun á ser asimilados á éstos. El arrojo
de Nelson en Trafalgar ó de Napoleón en Austerlitz, la pasión in-
vestigadora de Sócrates, de Galileo ó de Newton, constituyen á
veces actos tan « impulsivos » como los crímenes de Jack the Ripper,
el famoso bandido londinense, destripador de mujeres. La diferen-
cia es más cuantitativa que cualitativa...
Los psiquiatras han observado que los ataques de histerismo re-
producen siempre el estado emocional que originó el primer ata-
que. V se ha vuelto histérico por un susto que le ocasionó un
56
REVISTA DE UA UNIVERSIDAD
incendio, y sus ataques se lo representan ; trata de huir y llama á
los bomberos. B, una niña, tuvo su primer ataque después de un
violento altercado con sus padres, y en los sucesivos lo reconstruye
siempre. Casi todos los histéricos llegan á poseer un clisé emocio-
nal, una serie de gestos y de palabras que reproducen el episodio
que ha servido de causa ocasional al primer ataque. Ahora bien,
todo ataque que no se ha provocado exteriormente sino por emo-
ciones interiores, va precedido de una serie de recuerdos que casi
siempre son subconscientes. La impulsión del ataque es, pues, ori-
ginada por fuerzas psíquicas subconscientes (i).
§ 19
REPRESENTACIONES SUBCONSCIENTES
Existen ideas-imágenes, ó representaciones , subconscientes.
La existencia de la representación ó idea-imagen (Vorstellung) sub-
consciente constituye el fenómeno más elevado déla subconciencia.
En los rincones más profundos de ésta pueden fluctuar sensaciones
y aún percepciones; pero una representación, por su naturaleza,
debe hallarse siempre cerca de lo que Herbart llamaba « umbral de
la conciencia » (Schwelle des Bewusztseins). Una representación la-
tente es por fuerza casi consciente. Cualquier circunstancia exte-
rior, como cualquier esfuerzo interior, pueden fácilmente traerla al
campo de la conciencia. La forma más burda de una representación
latente es el recuerdo. La mayor ó menor facilidad para fijar en la
subconciencia ideas latentes y para traerlas luego á la conciencia,
es lo que el vulgo llama memoria. El estado de eretismo psíquico-
nervioso de los grandes pensadores en el momento de la producción,
que se ha llamado de tránsito, revelación ó inspiración, es el momen-
to en que, por influencias externas ó internas, hacen pasar á la con-
ciencia sensaciones ó imágenes que antes fluctuaban en la sub-
conciencia. (Ya se ha visto que en ciertos sujetos excepcionales la
potencia psíquica de la subconciencia es tal, que podría llamarse
(1) Yóase \\. Fkhé, Pathologie des émoíions, París, 189/i, página 111, y P. Janet, Les
accidents menlaux, página i53.
TEORÍA DE LA SLBCONCIE.NCIA-SUBVOLUNTAD 57
hiperconciencia.) Este momento de tránsito resulta tan absorbente,
exige tal abstracción mental, que explica todas las distracciones de
pensamiento en el acto de producir. Como esfuerzo, es comparable
á la sobreexcitación que se produce en el instante déla polución se-
xual. Crear es procrear. La apocalíptica obscuridad de ciertos ins-
pirados proviene de que éstos no han conseguido pasar del todo á
la conciencia, á la dialéctica consciente, sus sensaciones é imágenes
subconscientes. En la época contemporánea, la multiplicidad de las
sensaciones subconscientes es causa del llamado decadentismo del
arte moderno, simbólico y emocional.
Así como en las edades de los pueblos, también en las de algunos
grandes hombres se produce un efecto semejante: cuando llegan á
la madurez, han adquirido tal cúmulo de sensaciones subconscien-
tes, que, al querer exteriorizarlas, se vuelven obscuros, demasiado
complejos para ser comprendidos por la medianía. Tales, por ejem-
plo, Goethe y Wagner. La primera parte del Fausto es un poema
dramático nítido y preciso ; la segunda, escrita mucho después,
resulta de una nebulosidad casi incomprensible. Las últimas obras
de Wagner son infinitamente más complejas que Tannhauser y
Lohengrin. En Beethoven, se notan tres estilos marcadísimos: el de
la claridad antigua de la juventud, el de la apasionada intensidad
de la madurez, y el de la profunda complicación de una vejez pre-
coz. La crítica ha explicado á menudo este fenómeno, singular-
mente en el caso de Goethe, como un efectismo rebuscado por un
hombre que ha adquirido ya fama y puede permitirse el lujo de im-
poner extravagancias, ó bien por sus deseos de alcanzar cada vez
mayor originalidad. Es necesario ignorar la psicología del hombre
de genio para suponer que el prurito de sorprender y de provocar
efectos pueda desvirtuar su temperamento. La sinceridad es la pri-
mera condición de toda grande obra, y una semiinconciencia, la de
toda producción genial. La pose voluntaria y la farsa consciente, si
las hay en estos casos, son factores de tan poca importancia, que
se deben despreciar como cantidades ínfimas. Y tan es así, que las
páginas obscuras de la madurez son algunas veces las más rápidas
é inspiradamente escritas. Wagner se interrumpió de pronto en su
producción de la Tetralogía, en la que trabajaba desde años atrás,
para escribir, letra y música, en seis meses, Tristón é Iseo, que es
una de sus obras más complejas ; este esfuerzo y esta obra consti-
58
HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
tuyen quizá un ejemplo del poder de la abstracción subconsciente.
El psicólogo Villa, contrario á la «filosofía de la inconciencia»,
señala el hecbo de que los literatos filósofos, como Taine, son los
más inclinados á acumular datos sobre dicha « inconciencia ».
Podría suponerse que esto ocurre por capricho ó por afición de ar-
tista á la originalidad, ó por falta de verdadera dedicación profe-
sional á la filosofía. Pero yo creo que el hecho tiene por causa otro
hecho : el de que los temperamentos de artistas son lo que poseen
mayor facilidad pava presentir lo que les anda en la subconsciencia.
La revelación y la inspiración, como he consignado, representan
simples tránsitos de lo subconsciente á lo consciente.
En cambio, hombres de genio de otra índole, es decir, poco in-
clinados al arte y á la ideología, los de « acción », suelen poseer una
conciencia-voluntad admirablemente dotada para abstraerse ad libi-
tum de las sensaciones subconscientes que puedan perturbarlos en
un momento dado. Harto conocida es la frase de Napoleón : «Cuando
quiero librarme de la preocupación de un negocio, cierro su respec-
tivo cajón y abro otro. El uno y el otro no se mezclan nunca y no
me fatigan. Si quiero dormir, cierro todos los cajones. » Podrían,
pues, dividirse los hombres de genio en dos grupos : los de pensa-
miento, que dejan á la subconciencia obrar poderosamente sobre la
conciencia, y los de acción, que dominan la subconciencia con la
conciencia- voluntad. Como se ve, para el estudio de las ideas sub-
conscientes debe considerarse interesantísima la observación del
hombre de genio, así como, para el de las sensaciones subconscientes,
la del histérico. En electo, la idea, esencialmente idéntica á la sen-
sación, es sólo una forma superior de ésta.
Respecto de la existencia de las ideas latentes, que obran en la
subconciencia, también psicólogos intelectualislas se han adelanta-
do á los fisiólogos. Herbart, en un pasaje célebre, compara las ideas
que obran solapadamente con las bolas de billar, que, en ciertas
carambolas, se quedan quietas y ponen otra bola en movimiento.
El psicofisiólogo Herzen declara terminantemente que una idea
que desaparece de la conciencia no cesa por esto de existir ; puede
continuar obrando en estado virtual, y, por decirlo así, bajo el ho-
rizonte de la conciencia... « En este estado subconsciente puede to-
davía producir efectos motores ó influir sobre otras ideas. »
«Una idea que desaparece de la conciencia... » Creo que po-
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD .")()
dría también decirse una idea que nunca ha llegado al campo de la
conciencia; una postsensación subconsciente, transformada en idea
subconsciente, ó preidea... Sería como la génesis de una idea con-
creta, pero inconsciente ; una forma intelectualizada, pero subcons-
ciente, de la sensación. Cabría objetárseme que estas ideas subcons-
cientes no son más que percepciones inconscientes... Tal objeción
sería una cuestión de palabras más bien que de doctrina. El becbo
es que la inspiración en el hombre de genio, el sueño en cualquier
hombre normal, la histeria y otros estados análogos, ponen fre-
cuentemente de relieve, no la existencia de sensaciones vagas sub-
conscientes, sino de sensaciones ya subconscientemente anotadas
en forma de ideas imágenes, de representaciones. Reconocido este
hecho, lo demás es discutir términos ó fórmulas relativos al hecho.
Se podría preguntar : ¿Cuál es el origen de esas ideas incógni-
tas? El origen es evidentemente interno ; se refiere á sensaciones y
percepciones internas, que el medio ambiente debe modificar. De
ahí se llega fácilmente á creer en operaciones mentales subconscien-
tes. En efecto, la existencia de estas operaciones se desprende de
todas las observaciones que vengo acumulando.
En los histéricos, según dije, ideas fijas subconscientes producen
frecuentemente los ataques (i). De esto se ha inferido una defini-
ción nueva de la histeria, considerando que es una enfermedad por
representaciones (durch Vorstellungen), es decir, una enfermedad
mental originada por ideas fijas, ideas-imágenes, ideas representa-
tivas, en tal caso casi siempre subconscientes ó inconscientes. Su
síntoma característico consiste en una diminución del campo de la
conciencia, hasta tal punto, que, cuando el enfermo fija la aten-
ción en cualquier idea, ésta le absorbe por completo; le abstrae,
se intensifica, y acaba él por perder la conciencia de cuanto le circun-
da ; cae en éxtasis sobre su idea... Este éxtasis psicológico dismi-
nuye de tal modo las funciones vitales, que se produce la crisis ó
ataque. Producido el fenómeno psíquico que los místicos llaman
«éxtasis», los neuropatólogos « distracción », y que yo llamaría
abstracción, el organismo se resiente y estalla en una serie varia-
dísima de manifestaciones casi patológicas.
Si se busca en la literatura, por curiosidad, quien ha llegado á
(i) Véase P. Jaxet, Les accidente mentuux, páginas 07 y siguientes.
6o
Kli VISTA DE LA UN'IVEKSIDAD
describrir mejor las sensaciones precursoras del éxtasis, de lo que
Wnndt llama concentración de la conciencia, y Pedro Janet restrin-
( I un lento del campo de la conciencia, hállase á dos mujeres extra-
ordinarias. Acaso nadie ha descripto mejor semejante estado, que
Safo, en poesías amatorias, y Santa Teresa de Jesús, en poesías mís-
ticas. Son arquetípicos los siguientes versos de esta última :
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
§ 30
LAS OPERACIONES MENTALES SUBCONSCIENTES
Con sensaciones é ideas subconscientes se realizan operaciones
mentales también subconscientes.
Todo hombre de estudio que sepa observarse halla múltiples
oportunidades de comprobar este fenómeno. Frecuentísimo es que
una idea cualquiera, tomada del exterior y hondamente sentida, sea
luego olvidada, y que, al cabo de un lapso más ó menos largo de
tiempo, cuando de nuevo la evocamos, aparezca digerida y asimi-
lada en el campo de la conciencia. Pues bien, este largo trabajo de
digestión y asimilación se ha operado subconscientemente.
En el arte, sobre todo en la música, presenta este fenómeno ca-
racteres curiosos. Un músico toma por lo general del medio am-
biente una serie de ideas melódicas y sinfónicas, que subconsciente-
mente funde y refunde en su espíritu. Cuando le llega el momento
de inspiración, escribe su obra original, y, en realidad, ésta no es
más que una amalgama depurada, refinada y elevada, de lo que ha
conocido y asimilado. Unos, como Grieg, aprovechan con preferen-
cia la música popular regional que han oído de niños; otros, la de
la de los maestros anteriores. Wagner estudia fundamentalmente las
formas melódicas de ciertos compositores italianos, sobre todo de Be-
Uini, y las formas sinfónicas de los alemanes. Sólo después de haber
elaborado en la subconciencia, con los elementos simples adqui-
ridos, masas de ideas personales, inventa sus complicadísimos des-
TEORÍA DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD G[
arrollos melódicos y sinfónicos. La mejor prueba de que todo este
trabajo de asimilación se efectúa en las incógnitas regiones de la sub-
conciencia, está en la abstracción completa, en la distracción y estado
de ensimismamiento, propios de la producción musical. De ahí que
la inspiración pueda definirse como el esfuerzo semiconsciente de ha-
cer pasar al campo de la conciencia lo que dormita en el campo de la
subconciencia. Por esto, bien pudo decir un artista que « compren-
der es igualar ». Tal es, para las ciencias y las artes, la más lógica
explicación de lo que se ha llamado la imaginación creadora.
Los delirios de los histéricos obedecen á operaciones mentales
subconscientes provocadas por ideas Jijas generalmente también sub-
conscientes (i).
§ 21
EL TRANSFORMISMO BIOLÓGICO
Es probable que, en la evolución délas especies, funciones psico-
físicas antes conscientes que se van atrofiando pasen d la subconcien-
cia, antes de perderse, y, á la inversa, que nuevas funciones que se
van adquiriendo se inicien en la subconciencia, antes de pasar d la
conciencia.
En la evolución de las especies, funciones y órganos que en su
origen fueron capitales, se relegan á veces, por superfluos, á una
categoría secundaria de semiatrofia. Esta semiatrofia, en funciones
psíquicas conscientes, ¿ no puede formar parte de lo subconsciente ?
Tal argumento ha sido ya formulado en parte, como hemos vis-
to (§ 6), por Lewes.
La fórmula que encabeza este parágrafo es más amplia y categó-
rica que la observación de Lewes : abarca tanto lo que se desperdi-
cia del pasado como lo que se utiliza para el porvenir. Aunque no lo
veo bien demostrado aun, todo puede, ya acabar, ya principiar,
en la subconciencia, por cuanto ésta es una zona intermedia, y la
conciencia completa, una zona extrema. Acabar ó iniciarse en la
zona extrema sería, como lo anoto en otro estudio, un salto de la
(i) P. Janet, op. cit., página 67.
6-2
HKVISTA DE LA UNIVERSIDAD
naturaleza, y la naturaleza no da saltos, al menos en los animales
superiores.
§ 22
LA ACOMODACIÓN
El fenómeno biológico llamado « acomodación » obedece d sensa-
ciones, ideas y razonamientos subconscientes.
La fisiología no ha conseguido aún explicar satisfactoriamente el
fenómeno de la acomodación. Se halla en este dilema : suponerlo
un efecto puramente mecánico de la excitación sohre los nervios
periféricos, un acto puramente reflejo, es sentar una hipótesis
arriesgada, y suponerlo un acto consciente-voluntario implica in-
currir en un absurdo, por cuanto dicho fenómeno precede á la
apercepción.
Hallo la explicación de la acomodación en las percepciones y
reacciones psicofísicas subconscientes-subvoluntarias. En efecto,
desde el momento en que se produce la excitación, hasta el instante
en rjue se percibe conscientemente la sensación, transcurre un lapso
de tiempo. Maskelyne, astrónomo del Observatorio de Greenwich,
comprobó, en 1790, que su ayudante Rinnebrook percibía siempre
el pasaje de dos astros en el meridiano con un retardo de o "5
á o"8. Persuadido deque esto provenía de incorregible negligencia,
le despidió. Más tarde, hacia 1820, comparando Bessel sus obser-
vaciones propias con las de otros astrónomos, especialmente con las
de Struve y de Argelander, notó que siempre se adelantaba á ellos,
y, buscando la causa de tal disparidad, descubrió la «ecuación perso-
nal». Las diferencias de esta ecuación personal suben á veces á más
de un segundo, pero generalmente quedan debajo de o" 3. Dependen
de razas, edades y temperamentos. Circunstancias singulares han
permitido fijar estas diferencias de ecuación personal para las per-
cepciones de la vista. Aunque no se hayan podido obtener tales re-
sultados con experimentos sobre los demás sentidos, es evidente
que todas las percepciones pasan, antes de llegar á la conciencia,
por un breve espacio de tiempo, durante el cual se produce el fenó-
meno de la acomodación.
Si las reacciones reflejas no bastan para explicar este fenómeno,
TEORÍA de LA SüBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD 63
(:no se le hallaría, acaso, una explicación más lógica correlacionán-
dolo con la aun obscura fenomenología de lo subconscienle-subvo-
luntario? La explicación sería ésta : producida una excitación sobre
la periferia, la periferia la transmite desde luego á la subconciencia ;
la excitación engendra una percepción subconsciente -subvolunta-
ria ; por último, esta percepción reacciona produciendo la acornó
dación, en virtud de las leyes psicológicas que he expuesto en otro
estudio. En ningún estado emocional halla acaso una aplicación
más exacta, esta doctrina de la acomodación, que en el miedo.
Como todos sabemos, el miedo constituye una situación nerviosa
compleja, en ocasiones muy dolorosa, cuando es terror; alguna vez
es hasta placentera, cuando proviene de una expectativa agradable.
La escuela íisiologista, que subordina la producción de los estados
emocionales á actividades nerviosas, sostiene que no es el miedo lo
que hace acelerar la respiración y el pulso, « ponerse de punta »
los cabellos, sudar la frente, formarse la chair de poule y sen-
tir escalofríos; que, á la inversa, la aceleración de la respiración
y del pulso, los movimientos del cuero cabelludo, la exudación, la
chair de poule y los escalofríos son los que producen... el miedo.
La sensación psíquica del miedo sería, pues, una resultante de esas
preparaciones físicas. Esta idea curiosa, que choca con nuestra ex-
periencia como un absurdo, se aclara si se supone que existe entre
el instante de la excitación y el de la sensación consciente un período
preparatorio de acomodación subconsciente. Producido el estímulo
externo, sentimos ipso facto la impresión subconsciente del miedo,
y entonces la subconciencia-subvoluntad prepara al organismo para
sentirlo conscientemente. El instinto le da una defensa en todos esos
« síntomas » fisiológicos, para que, en el momento en que pase á la
conciencia, el organismo, de antemano preparado, resista mejor el
choque. Si éste se sintiese de súbito en la conciencia, sería mucho
más violento. En caso de repetirse con frecuencia, quebrantaría el
organismo.
La acomodación es como un recurso del instinto para ir sub-
conscientemente de lo más simple á lo más complejo. Del acto
mecánico y reflejo se pasa al acto subconsciente-subvoluntario (la
acomodación) ; de éste, á la percepción consciente ; de ésta, á la sen-
sación consciente ; después, á la idea consciente ; más tarde, al razo-
namiento subconsciente (asociación de ideas); luego, á la percep-
G'l REVISTA DU I.A UMVKHSIDAD
ción; de allí, al razonamiento consciente (dialéctico); y, por últi-
mo, al acto consciente-volnntario (relativamente libre). La grada-
ción de las operaciones psicofísicas sería, por tanto, la siguiente :
i° percepción subconsciente; 2° acomodación (acto subconsciente-
subvoluntario); 3o asociación de ideas (razonamiento subcons-
ciente); 4o apercepción; 5o razonamiento (consciente, y, por decirlo
así, dialéctico); 6" acto conscienle-voluntario.
Siguiendo un orden rigurosamente inductivo, de los fenómenos
más simples á los más complejos, hubiera correspondido á la « ob-
servación » anotada en el presente parágrafo, un sitio inmediato á la
anotada en el § io, relativa á los actos reflejos, de la cual viene á ser
una especie de corolario. La he colocado al fin por su difícil com-
prensión y su valor demostrativo para cerrar con ella la serie de he-
chos que cimientan la doctrina de la subconciencia-subvoluntad.
Así como la teoría del instinto sintetiza la doctrina de la inteligen-
cia, al menos en mi orden de ideas, la teoría expuesta sobre la aco-
modación condensa, como hemos visto, la doctrina de la subcon-
ciencia.
§ 23
síntesis de lo expuesto
En resumen, innumerables hechos demuestran :
i° Que podemos, y aun normalmente debemos, sentir, percibir y
razonar, sin darnos cuenta de lo que percibimos, sentimos y razo-
namos ;
2o Que sólo tenemos conciencia de una parte, probablemente
mínima, de nuestras actividades psicofísicas;
3U Que todos los fenómenos de nuestra psiquis se inician en una
región á la cual no alcanza nuestra síntesis psicológica, y de la que
esta síntesis no advierte sino las conclusiones ;
4o Que estas conclusiones de la subconciencia-subvoluntad for-
man la síntesis psicológica de la conciencia ;
."»' Que todas las actividades de la mente humana obedecen auna
fuerza x, cuya esencia no es cognoscible, que llamo ley del instinto,
y que podría igualmente llamarse ley de la vida.
TEORÍA DE LA si BCOKCIENCIA-SÜBVOLUNTAD ()5
§ 24
DISTINTAS FORMAS FILOSÓFICAS DADAS Á LA NOCIÓN
DE LA SUBCONCIENCIA-SUBVOLUNTAD
El error capital de las filosofías clásica, escolástica y romántica
consiste, á mi juicio, en haber ignorado la subconciencia. Hasc
supuesto puerilmente que todo lo que el hombre pensaba, decía y
hacía, lo pensaba, decía y hacía tan consciente y voluntariamente
como si él mismo, como si su yo sintético, fuera la causa sai. Pero,
en cambio, el mayor mérito de la metafísica moderna ha sido pre-
sentir— ¡aunque en términos harto nebulosos! — la existencia y
la importancia de la subconciencia.
El esse de los escolásticos, en boca de los metafísicos, equivale á
la subconciencia; el operari, á la conciencia-voluntad. Por consi-
guiente, el postulado operari sequitur esse, tan censurado de quienes
no han podido entenderlo por sus propios prejuicios, resulta de una
realidad fisiológica. Las expresiones vis sui conscia, vis sai potens
niliil volitara nisi proecognitam, implican adelantar la confirmación
del fenómeno que llamo conciencia-voluntad, haciendo una sola
entidad del significado de ambos términos.
En los metafísicos, lo que Kant llama el mando fenomenal equi-
vale á la subconciencia; lo que llama el mundo noumenal, auna
abstracción del campo de la conciencia-voluntad, al que, por vía de
hipótesis, supone independiente de sus antecedentes fenomenales
(antecedentes subconscientes). La profunda distinción que hacen los
metafísicos, especialmente Kant, entre el fenómeno y la cosa en si (el
individuo total es un fenómeno, y la libertad, en abstracto, una
cosa en sí), no significa más que una distinción fundamental entre
lo subconsciente (el fenómeno) y lo consciente (la cosa en sí). El yo
subjetivo de Fichte, que se abstrae del mundo causal , es una « ilusión»
de la conciencia-voluntad. La necesidad comprendida, como defini-
ción de la libertad, dada por Schelling y por Hegel, podría explicarse
del siguiente modo : la necesidad radica obscuramente en los movi-
mientos determinantes de la conducta, y la comprensión, en la con-
ciencia-voluntad, esto es, en la inteligencia consciente y voluntaria,
que traduce, bien ó mal, los móviles que se inician en la subconcien-
ABT. ORIG. XXXI-4
66
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
cia. El fuero interno — deque hablan, apocalípticamente Hegel,
místicamente Jacobi, simbólicamente Maine de Biran, confusamente
Schleiermacher y muy enfáticamente Schopenhauer — , no es más
que la subconciencia. La noción vaga de que la conciencia-voluntad
constituye una representación subjetiva del mundo, engendrada por
una serie de sensaciones subconscientes, es lo que hace de cada sis-
tema mctafísico una larga sucesión de sombras, un sueño de sue-
ños, que recuerda estos versos de Scarron :
FA je vis l'ombre (Van esprit
qui Iracait l'ombre d'un systéme,
avec l'ombre de l'ombre mime.
Pero, desgraciadamente, la psicofisiología contemporánea, por
una prudencia que es casi cobarde, no ha proclamado aun, á pesar
de las elocuentes insinuaciones de la neuropatología, una amplia y
categórica doctrina de la subconciencia, que se contraponga á la
vieja y absurda doctrina de la conciencia total del hombre causa
sui.
$ 20
GRADACIONES DE LA CONCIENCIA
De la simple observación de los hechos, tan imperfectamente
apuntados en el parágrafo precedente, resultan las siguientes con-
secuencias :
Ia Desde la conciencia plena hasta la inconciencia plena (aneste-
sia general) hay una serie de gradaciones. Luego, sería un error
pretender que entre una y otra existe una brusca línea divisoria, en
donde se puede decir : «Aquí acaba la conciencia, aquí principia la
subconciencia. » Lejos de esto, nuestra psiquis resulta un todo de-
licadísimamente graduado, sin transiciones insólitas.
2* Así como á la conciencia plena corresponde la voluntad plena
(aparente ó real), hasta el punto de formar un todo indisoluble que
llamo conciencia-voluntad, conforme disminuye la conciencia, dis-
minuye proporcionalmente la sensación de la voluntad-libertad.
3a Por debajo déla subconciencia-subvoluntad (es decir, de los
TEORÍA DK LA SL'BCOM'.lENdA-SUBVOI.UN'TAD (¡y
actos instintivos) está lo inconsciente-involuntario, que es la vida
vegetativa.
§ 26
RELATIVIDAD DE LA CONCIENCIA
La inconciencia absoluta no existe en estados naturales, pues es un
producto artificioso, un caso de anestesia general. Síntomas más ó
menos vagos de nuestras actividades psíquicas no faltan normal-
mente nunca en el campo de la conciencia. Idénticamente, la con-
ciencia-voluntad absoluta no existe, porque jamás tendremos concien-
cia de lo incognoscible, ni nos podremos desentender de los motivos
de nuestras determinaciones. Pero, así como la medicina puede pro-
ducir en la anestesia general una inconciencia casi absoluta, la
metafísica concibe una conciencia casi absoluta en una región pu-
ramente especulativa. La región noumenal de Kant representa, en
los artificios humanos, el polo opuesto de la anestesia general.
Admitiéndose la teoría que expongo, la antigua división de las
tres facultades del alma (sensibilidad, inteligencia y voluntad) sería
reemplazada por la de las tres regiones del espíritu : conciencia- vo-
luntad, subconciencia-subvoluntad é inconciencia. Pero hay que
reconocer que esta nueva división es también esquemática, porque
estas tres regiones pueden existir sólo como abstracciones, siendo
en la realidad indeslindables.
§27
LA EXPRESIÓN « ESTADO DE CONCIENCIA »
De la teoría expuesta resulta que la expresión estado de concien-
cia, adoptada por los más eminentes psicólogos modernos para sig-
nificar cualquier sensación, percepción ó idea, es vaga é impropia.
Se toma el continente por el contenido. En cambio, yo adoptaría
la expresión entidad psíquica :
i° Porque cualquier percepción, emoción ó idea atraviesan por
varios estados ó campos de la conciencia, y aun pueden establecerse
simultáneamente en todos ó en varios de ellos ;
()8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
2" Porque la verdadera naturaleza de una percepción, una emo-
ción ó una idea, es la de una entidad x, que obra dentro de las va-
rias regiones de nuestra psiquis ;
3o Porque, en el complexus que forma una entidad psíquica, están
más ó menos difusamente involucradas percepciones, emociones
é ideas.
Pero concibo que, tomando lo más llamativo por el todo, pueda
denominarse « idea », como por antonomasia, á una entidad psíquica
cualquiera, compuesta de percepciones, sensaciones é ideas, y de-
nominarse asimismo «conciencia», al conjunto de nuestra psiquis,
con sus varias zonas de conciencia-voluntad, subconciencia-subvo-
I untad é inconciencia, y con sus matices intermedios. Establecido
el hecho, y dada la pobreza de nuestra lengua, esto no daña funda-
mentalmente á la claridad del discurso científico y no nos obliga á
forjar más neologismos.
C, O. BUNGE.
¿1
FLAN DE INVESTIGACIONES V PUBLICACIONES HISTÓRICAS
<•)
Las investigaciones realizadas duranle el año 191 4 y los me-
ses que van corridos de 191 5, nos han ofrecido un copioso
material de documentos, y, como consecuencia, la oportunidad
para referir á los que siguen de cerca esta tarea, la estructura y
extensión que posiblemente tendrá este cuerpo de antecedentes
históricos relativos á la época del virreinato del Río de la Plata.
Publicada la memoria de Lastarria, continuamos estudiando
aquellos lemas que se relacionaban con el comercio exterior, la
real hacienda y la población, habiéndose dado á conocer, como
elementos concurrentes á dicho estudio, algunos antecedentes
fundamentales en los volúmenes aparecidos desde 191 2.
El ejercicio de busca en los distintos repositorios públicos
de esta capital, que conservan papeles del siglo xvín, y que, por
noticias circunstanciadas y las constancias y descripciones de
los catálogos, sabíamos que poseían materiales para esta com-
pilación, demostró, desde los primeros momentos, el predomi-
nio de una prueba abundante que fijaba los caracteres de la or-
ganización económica de las colonias españolas, la secuencia de
hechos nuevos y distintos, y el dinamismo de las prescripciones
que desde los puntos de vista político, jurídico y técnico consti-
tuían la fase legal del factor que se pretendía analizar. Todo ello
ha quedado fundadamente establecido en estos tomos, y llegaremos
á conocer todas sus relaciones y los detalles que tienen importan-
(1) Este plan va inserto como Advertencia en el tomo Y de Documentos para la his-
Joria argentina, de la Facultad de filosofía Y letras.
HE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
cía en los subsiguientes, que próximamente estarán en prensa.
El motivo constante, en la legislación que compilamos, fué
establecer ciertas normas absolutas en lo que se refiere al aspecto
técnico de la organización mercantil de las colonias españolas,
sin olvidar las disposiciones interpretativas de los principios po-
líticos y administrativos ya aludidos y que siempre Fueron aten-
tamente observados. Ahora bien, en lo que las reales provisiones
hacen referencia directa á la economía, hacienda y administra-
ción del virreinato, hemos pensado que las determinaremos con
mayor claridad y exactitud, constituyendo grupos diversos, por
tratarse de la fase del problema que ofrece dificultades para arti-
cular, causal y cronológicamente, á las series parciales, y pre-
sentar, con los documentos sobre el comercio exterior, sólo una
de carácter general.
\o ha eslado, pues, en nuestra mente, establecer valores de
precedencia, de carácter técnico ó histórico; el con junio inte-
gral de documentos sobre el comercio de Indias — que es el
más abundante se clasifica en seis partes, á los electos de
la publicación, denominándose según el espíritu legal que re-
presentan en conjunto, y apreciando, asimismo, el contenido
absoluto, sus fechas y la amplitud de las informaciones.
El material estudiado se reproducirá con toda fidelidad, con-
forme á las copias que poseemos debidamente autenticadas :
la tarea de heurística y complementaria del contexto, en ciertos
casos, nos permite declarar que, ya se trate de originales, co-
pias ó impresos, el conjunto que ofrecemos á los estudiosos es
muy apreciable, no obstante encontrarse entre sus componentes
algunas piezas conocidas, en todo ó en parte, pero de valor in-
cuestionable y de rigurosa inclusión en esta oportunidad.
Demostramos, por la simple enunciación de los títulos, que
primero hemos atendido las cuestiones generales — como las del
factor económico — perfectamente caracterizadas, antes y du-
rante la época del virreinato.
En volúmenes subsiguientes se complementará el caudal de
informaciones sobre los distintos aspectos de aquella historia,
siguiendo, siempre que sea posible, un orden ó sistema, é insis-
tiremos en las notas y comentarios que establezcan la proce-
dencia, clasificación de sus caracteres externos y categorías del
PLAN DE INVESTIGACIONES V 1'üBLICACIONES HISTÓRICAS 7 I
conjunto documental, con las anotaciones bibliográficas y es-
colios dignos del asunto, preparatorias del estudio monográ-
fico á que se suponen destinados los mismos documentos. Y así
continuaremos, con el propósito de ser cada vez más útiles,
precisos é informados, para facilitar — si posible fuera á nues-
tra sola costa — la solución de las numerosas y renovadas exi-
gencias del conocimiento histórico, que son, á la vez, exigencias
de esta tarea editorial.
Explicados al señor decano de la facultad, doctor Rodolfo
Rivarola, los fundamentos de nuestro plan y la forma en que será
desenvuelto, fueron aprobados, y reflexionando sobre la conve-
niencia de hacerlo conocer, dispuso que se presentara concre-
1 amenté, agregándolo á la presente advertencia.
Por consiguiente, el conjunto de manuscritos ó impresos que
se refieren al comercio de España con sus colonias — así como
los diferentes materiales que fundarán la reconstrucción inte-
gral de aquel pasado — que el señor encargado de las investiga-
ciones históricas, doctor Emilio Ravignani, ha podido determi-
nar, con el objeto exclusivo de responder al propósito ya enun-
ciado, y el infrascripto ha clasificado y dispuesto en el orden
que deben publicarse bajo el título general de Comercio de In-
dias, se subdividirán así :
Tomo V, Antecedentes legales (1713-1778).
Tomo YI, Comercio libre (1778-1791).
Tomo VII, Consulado, comercio de negros y de extranjeros
(1791-1809).
Tomo VIII, Memorias y representaciones comerciales (1771-
1810).
Tomo IX, Administración aduanera (1 778-1810).
Tomo X, Administración del consulado (1 785-1810).
El trabajo de anotación preliminar de cada documento y el
consecutivo de copias (más de 1700 piezas), que por iniciativa
do la facultad se prosigue en este año de 191 5, con mayor acti-
vidad, ha constituido, gracias á felices hallazgos, materia justi-
ficativa de lo que bosquejamos en páginas siguientes, como plan
de publicaciones más amplio y conexo sobre la estructura eco-
nómica, estadística, administrativa, política cultural y religiosa
del virreinato.
IUÍV1STA DE I.A L'MVEHSIÜAU
Nuestro proyecto tiene, pues, base sólida de materiales re-
cientemente reunidos y valorizados, y el señor decano ha ofre-
cido, para que sea una realidad, toda suerte de estímulos, mer-
ced á los cuales se irá extendiendo, en lo posible, el alcance del
conocimiento metódico de las fuentes de nuestra historia, y para
lo cual colaboran á nuestro lado los señores llómulo D. Carbia,
director de la biblioteca de esta casa, y Diego Luis Molinari, ya
conocidos por su dedicación á estos estudios.
Dado que los señores prologuistas — y de los volúmenes V y
VI, el doctor Ricardo Levene — han de hacer mérito del valor
de los conjuntos documentales que hemos reunido, de su clasi-
ficación crítica, y agregarán las referencias bibliográficas que
deban utilizar los futuros investigadores, de acuerdo con la nor-
ma que deseamos observar en las introducciones; sólo nos inte-
resa establecer que, en el plan que se proyecta, no se podrá ob-
servar un orden absoluto en la aparición de los volúmenes,
según los títulos que comprendemos, por cuanto, á pesar de
todas las previsiones, suelen aún encontrarse separados, y apa-
recerán extraviados ó dislocados de los legajos á los cuales per-
tenecen en realidad, muchas piezas y hasta voluminosos expe-
dientes.
Esos impedimentos no podrán obstaculizar nuestra tarea en
lo más mínimo ; en tal caso, demandará de los estudiosos cierta
resignación.
Dicha circunstancia nos hace prever que algunos títulos han
de exigir prolijo estudio y extenso espacio y adiciones biblio-
gráficas muy minuciosas.
Atendiendo, por otra parte, á los epígrafes y su orden, esta-
blecidos en el proyecto, los primeros conjuntos documentales
que deberán tratarse, observando el método que tratamos de
poner en práctica, se relacionan con el conocimiento de la po-
blación, economía y real hacienda, industrias y tecnología, vías
y medios de comunicaciones.
Sin apartarnos de los hechos propiamente históricos, que re-
construímos á la vista de testimonios homogéneos, hemos pen-
sado en la conveniencia de desarrollar varios de los temas,
incluyendo otra categoría de datos, que deben ser estimados por
pertenecer á testigos ocasionales que han trasuntado el aspecto
PLAN DE INVESTIGACIONES Y PUBLICACIONES HISTÓRICAS ~¡ó
más interesante de la realidad : la vida interna de las ciudades
y campañas del virreinato.
Nos referimos á las relaciones de algunos viajeros y cronistas
ingleses del siglo xvm y primeras décadas del xix, que visitaron
ó describieron los países del Río de la Plata, dejándonos libros
curiosos, singularmente demostrativos, que forman parte prin-
cipal de nuestras más importantes bibliotecas americanas.
La dirección del Museo Mitre y el doctor Francisco P. Moreno,
que poseen algunas de esas publicaciones, las han ofrecido á la
facultad, graciosamente, con el propósito de que se divulguen,
y entre las cuales recordaremos á las de Coyer, Davis, Empson,
Froger, Hunter, Helms, Jones, Pullen, Walton y Wilcocke.
Tan ímproba labor debe contar con el apoyo decidido de los
directores y personal técnico de los archivos del país donde se
llevan á cabo las investigaciones; habiéndonos complacido en
recordarlos en nuestros informes al señor decano de la facul-
tad, por las facilidades y las asiduas atenciones que nos dis-
pensan.
El plan á que hacíamos referencia, es el siguiente (i) :
TERRITORIO Y POBLACIÓN
Exploraciones geográficas y cartografía del virreinato.
Extensión y población de la ciudad y campaña de Buenos Ai-
res (i 72 6- 1 809).
Extensión y población de las ciudades, villas, gobiernos mili-
tares y corregimientos (padrones civiles y religiosos).
Población indígena y negra de las ciudades, villas y haciendas
del virreinato, su vida y costumbres.
Líneas de fronteras.
COMERCIO DE INDIAS
Antecedentes legales (1718-1778).
Comercio libre (1778-1791).
(1) En bastardilla se indican los epígrafes de los volúmenes impresos ó que se en-
cuentran en condiciones de ser entregados á las cajas.
"¡!\ KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Consulado, comercio de negros y de extranjeros (i 791-1809).
Memorias y representaciones comerciales (1771-1810).
Administración aduanera (1778-1810).
Administración del consulado (1 785-1810).
economía y real hacienda
Industrias y tecnología (1776-1810).
Explotación minera.
Moneda y crédito.
Gremios.
Propiedad.
Abastos.
Vías y medios de comunicaciones.
política
Exterior
Cuestiones con Portugal.
Cuestiones con Inglaterra
Cuestiones con Francia.
Interior
Sublevación de Tupac-Amaru.
Movimientos subversivos precursores.
Revoluciones de 1809 y 1810.
administración
Virreinato
Antecedentes de su erección (1771-1776).
Fundación (1776- 1778).
Permanencia (1 778-1806).
Audiencia.
Real hacienda.
PLAN DE INVESTIGACIONES Y PUBLICACIONES HISTÓRICAS
Intendencias.
Cabildos.
Administración edilicia.
Organización de las instituciones militares.
Gobierno de los pueblos indígenas.
Consecuencias del extrañamiento de los jesuítas.
CULTURA
Instrucción pública.
Literatura y bibliografía.
Usos y costumbres.
Manifestaciones artísticas.
Folklore.
Iconografía.
Biografías.
75
IGLESIA
Organización diocesana.
Parroqias.
Justicia eclesiástica.
Diezmos.
Luis María Torres,
Director (le investigaciones y publicaciones históricas.
Junio de 1 91 3-
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA (I>
EL CASO DEL DOCTOR AGRELO
Señor presidente,
Señores :
Agradezco profundamente la distinción de que me hacéis ob-
jeto al aceptarme como compañero de tareas. Llegado el último,
mis pretensiones son modestas : anhelo aprender.
Esta noble corporación, en cuyo ambiente flota el alto espí-
ritu del general Mitre, y perduran las enseñanzas de Ameghino,
de Carranza, de Mantilla, de Pillado, de Quesada, de Ramos
Mejía, de Rosa y de Saldías, tiene en el mundo estudioso a que
pertenezco, un vasto prestigio. Vuestra presencia impone; vues-
tros admirables trabajos de reimpresión facsimilar y de divul-
gación de las fuentes históricas; vuestros dictámenes y vuestros
actos, llevan e.1 sello de esa aristocracia del saber, cuya efecti-
vidad constituye el mejor lustre de cultura de una nación civi-
lizada.
La investigación metódica de las cosas antiguas, a que tanta
importancia se atribuye en las viejas sociedades, adquiere en
los países jóvenes, de actualidad cosmopolita como el nuestro,
un valor trascendental. Hay que salvar, sin perder tiempo, el
rico venero de la tradición, antes de que la mezcla indefinida
haga aparecer como exóticas las generaciones que fueron. No
existe una misión más bellamente argentina en estos momentos.
No habrá orientación intelectual más hermosa, con tal de que
(i) Trabajo leído por el autor en el acto de incorporarse á la Junta de Historia
numismática americana, el i5 de agosto de 1910.
LA INICIACIÓN KKVOLUCIONAIUA
/ /
se apliquen los procedimientos de la crítica moderna, y se dis-
tinga entre los abalorios patrióticos, tan crudamente prodigados
en nuestras historias sudamericanas, y lo que positivamente nos
interesa. Por lo mismo, al considerar la responsabilidad que ihe
incumbe, desde el instante en que ocupo un sitio á vuestro lado,
experimento una extraña emoción : la emoción del que duda
de sus fuerzas...
Con todo, acepto virilmente el compromiso. Procuraré hacer-
me digno de vuestra grata hospitalidad.
El único fragmento publicado de la Autobiografía del doctor
don Pedro José de Agrelo, el famoso sucesor de Funes en la
dirección de La Gaceta, el inflexible fiscal de la conjuración de
Alzaga, el descollante miembro de la Asamblea del año trece,
que presenció atónita su ruidoso incidente con Moldes, después
de aprobar su gran proyecto de creación de la moneda argen-
tina, empieza sugiriendo un pequeño misterio, misterio que lla-
maríamos trágico, si no pudiéramos también llamarlo cómico,
según fuera la posición que adoptáramos para estudiar este raro
capítulo de la vida del procer (i).
íi) Según Zihny, Efemeridografla Argiromelropolilana, i8ij(j, página 116, desempeñó
el doctor Agrelo l;i dirección de La Gócela «(desde el 18 de marzo (en realidad 21 de
marzo, n° 4i) de 181 1 basta el 5 de octubre del mismo año >>. Véase también, Pedro
José' Asuelo, Autobiografía (en Musen Historien Nacional, Memorias v Autobiografías, II,
loo) y Adolfo Saldías, La prensa periodística de la revolución. — Sobre el papel del doc-
tor Vgrelo en el proceso de Alzaga. además de su propio relato (Autobiografía, 2o5), es
muy interesante el trabajo del doctor Miguel Navarro Viola, Cansas célebres argentinas.
Proceso de la conspiración de don Martín de Alzaga, publicado en la Revista de Buenos
Aires, l\ , ()()i, y V, ll3, 2-ij y 5 1 1 ; puede también consultarse los tomos IX y X del
inconexo Archivo General de la República Argentina, que dirigió el doctor Adolfo P. Ca-
rranza, y la sugerente página do Mitre, en Belgrano, II, iji, 0,2 ; así como el Rivadavia,
de don Andrés Lamas (edición de La cultura argentina, i a 1 , etc.) y Conspiración de Al-
zaga, por Juab José Biedma (articulo publicado en /.« Nación del 5 de julio de nji.~>.) —
Para apreciar su actuación en la asamblea de 1810 bastaría leer la Autobiografía (desde
'a página 2^8), Lopes, Historia Argentina, l\, .'¡'i.'¡. Asimismo Carlos M. Urien, Sobe-
rana Asamblea, etc. y Gr >i\h> F. Rodríguez, Historia de Altear, I, a(>3 3 siguientes. —
La escena del lamoso incidente en que el coronel Moldes — dice Agrelo (Autobiografía,
207) — « tuvo el arrojo de utropellarme personalmente en la sala misma de la Asamblea,
tomándome por la corbata en acción de darme de puñadas», lia sido pintorescamente
descripta, de un rasgo de pluma, por el doctor López, (La Revolución Argentina, su ori-
gen, sus guerras y desarrollo político hasta 1830, 1, 28Ü). El mismo doctor l-ópez (Histo-
ria Argentina, Y, '.\\'\) da a entender que el beclio tuvo lugar en 181/4. Sin embargo,
debió ocurrir en la sesión del i3 de julio de i8i3, en la cual, según El Redactor de la
-8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Dice el doclor Agrelo que en el Perú, hacia octubre de 1810,
so vio « preso y calumniado por los patriotas en el concepto
de un enemigo », añadiendo que la espantable aventura tuvo
lugar « a consecuencia de los informes del boticario » (1).
¿ Quién era este boticario y en qué consistió el percance ?
Asamblea 1813-1815, página 18 (foliada por error i48)se revocó el préstamo ordenado...
« a algunos individuos (españoles) de los pueblos de Salta y Jujui », los mismos que, á
estar á las afirmaciones de Aérelo, violentamente negadas por Moldes (Autobiografía <¡l.)
que, en suma, originaron el choque. — « habían hecho fuego a nuestro ejército desde las
ventanas de las casas, el día de la acción con el general realista Trístán ». — Sobre el va-
lor de ambos personajes es digno de leerse la notable slluela de Moldes, magistralmcntc
trazada por López en su Revolución Argentina, 1, desde la página a64, y tener en cuenta
el opuesto criterio del doctor Bernardo Frías (Historia del general D. Marlin Güemes y de la
provincia de Salta, I, a5l, 3ao, y III, a 2 ( i , y 63a á 634), fuera de lo que más adelante se
cita. — El (( decreto \ lev sobre la nueva moneda » se sancionó el i3 de abril de i8l3,
« decreto eminentemente soberano que roe cupo la suerte de redactar y firmar », dice Agre-
lo (Aulob., 55a ), refiriéndose á la ley, pues el decreto, como era de práctica, fué obra del Po-
der ejecutivo. El Redactor, « por orden de la Asamblea ... mientras se hacían los primeros
ensayos de la nueva amonedación », publicó la ley, no en el número 7 del sábado 1" de ma-
yo, que era el que hubiera correspondido, sino en el i3, del 3i de julio (véase Redactor,
etc., 5i). El Complemento que acompaña á la notable reimpresión facsimilar dirigida por la
Junta de historia y numismática, trae el « Decreto », fechado el 28 de julio y firmado
por Antonio Alvarez de Jonte, José Julián Pérez, Nicolás Rodríguez Peña y don Manuel
José García, como secretario. 1 Ladislao Frías, Trabajos legislativos de las [> rimeros asam-
bleas argentinas, 1883, no lo incluyó en el Apéndice. — Otros aspectos de la vida del céle-
bre doctor pueden juzgarse en Ziw\, Efemeridografia cit., 34; Martín Aveliko Agrelo,
Rasgos biográficos, etc., Heríala de Buenos Aires, \, 217 ; y Arsei G. Oabbarza Marmol,
La Asamblea de 1813 y el doctor Pedro ,/. Agrelo. Por último, vale la pena de consultar el
curioso documento inédito del Archivo de Indias, en Sevilla .' 1 2 3-2 — 4, copia existente en
la Sección de historia de la Facultad de filosofía y letras) titulado : « Relación circunstan-
ciada <lc personas más ó menos visibles que figuraban \ tenían algunas influencias respecto
al estado revolucionario con tendencia á independizarse, que existían en Buenos Aires »
( ¿ 1817!'). Obra de algún airado peninsular sin mayor importancia, la a Relación » es un
modelo de desahogo anónimo. Para su autor hay dos clases de criollos : los « buenos >■.
que reniegan, según él, de la revolución: y los « malos », ó sea los enemigos de España.
Por un error, fácil de percibir, el coronel Moldes, á causa de los violentos odios que
cultivaba, pero como si no existieran las pruebas de su patriotismo, figuraba entre los
primeros. En cuanto al doctor (¡Agredo)), como él dice, hé aquí su opinión, la misma de
sus más feroces adversarios : « Es hombre muy malo, abogado, intrigante, sanguinario,
enemigo acérrimo de todo europeo a quienes atligió, robó y asesinó. Es detestado en el
[¡ais v se le conoce por Robes pier ; tiene talento regular y moderada instrucción en el
derecho patrio. Aborrece á España morlalmenle porque teme el suplicio ; fué editor del
periódico atroz titulado la Crónica Argentina ». — La verdad es que el doctor Agrelo, —
dato confirmado por su propio hijo, don Martin Avelino, — jamás tuvo suerte. En la
época de la « Relación » hacía apenas siete años, como se verá en el texto, que por los
motivos exactamente contrarios, otro español le había llamado ¡ << titiritero político» I ...
(i) Autobiografía, etc.. 327.
LA INICIACIÓN UKVOI.UCIONAIUA
71)
Ln día de fines del siglo xvm, la encantadora y avispada
villa de Tupiza, compuesta de un templo miserable y cuatro
ranchos, tuvo la sensación de que se le incorporaba un perso-
naje curioso. Producto enciclopédico de aquellas sociedades eco-
nómicas que por entonces generalizó en España el genio de
Campomanes y de Jovellanos, don Gabriel Antonio de Hevia y
Pando, que tal era su nombre, reunía en su original cabeza, los
conocimientos de un semidoctor en ciencias físiconalurales y
de un profeta en materias gubernativas y sociológicas. Era as-
turiano, conocía la química, la botánica, la mineralogía, la ex-
plotación de los metales, y podía disertar con la verba insupe-
rable de un « amigo del país », atiborrado de « Educación
Popular )> y de doctrinas clásicas mezcladas á las ilusiones del
filosofismo, acerca de la riqueza de las naciones y de las trans-
formaciones benéficas que un país lograría experimentar obe-
deciendo los preceptos de la sabiduría (i). Tal hombre, ver-
boso y abundante, no podía menos que ser escritor. Y lo fué,
en efecto. Desde 1802 menudea la serie de sus artículos, que he
tenido la fortuna de descubrir como pertenecientes á él, en el
célebre periódico de don Hipólito Vieytes, El Semanario de Agri-
cultura, Industria y Comercio (2). El Consulado de Buenos Ai-
res, al que dedicó una obra sobre metalurgia, le costeó el viaje
á la capital en 1806, para verle y contemplar cierta colección
mineralógica de que fué portador, sin más resultado práctico, á
juzgar por el riguroso incógnito que hasta hoy rodea á la obra
y á la colección, que el de provocar en los tristes y aburridos
cónsules, una abrumadora unanimidad de bostezos (3). Feliz-
(1) En un próximo trabajo, en el que procurare'' estudiar á fondo este curioso ejemplar
de habitante del virreinato en vísperas de la independencia, indicaré las fuentes de donde
extraigo tales dalos. Por ahora, bastará saber que muchos provienen de las actas del Con-
sulado correspondientes á 180/1 y 180O, que existen inéditas en el Archivo general déla
Nación, cuyas autoridades me permitieron consultarlas con su proverbial amabilidad.
(2) Como que lia habido número del Semanario que casi no contiene otro material que
los artículos de Hevia. Por ejemplo, el 123. Un el trabajo ya anunciado, anotaré la lista
completa.
(3) No obstante lo que dicen las citadas actas del Consulado, es probable que la des-
comunal lectura, gracias á la prudencia de Vieytes y de Belgrano, se atenuara, en parte
al menos, según esta curiosa información de Hevia, en carta al doctor Echevarría, de
septiembre 29 de 1807 : <( Vientes cuando fué secretario ni quiso leer las dos partes de
8o REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
menle, para las víctimas de la temible elocuencia del asturiano,
pasaba esto en vísperas de la invasión inglesa. El fragor de los
combates que se sucedieron, apagó la voz de Hevia, y, brusca-
mente, interrumpió la enfurruñada modorra de « Sus Mercedes ».
Desde mucho antes, casi desde los primeros tiempos de su
instalación en Tupiza, hacia 179,5, había iniciado don Gabriel
Antonio una voluminosa correspondencia con el doctor don Vi-
cente Anastasio de Echevarría, abogado de campanillas, asesor
del virrey Liniers, futuro conjuez de la Audiencia Pretorial,
diplomático en unión con Belgrano en la famosa misión al Pa-
raguay; miembro del Consejo de Estado, durante el Directorio;
y, por último, armador de corsarios y hombre de historia hasta
el advenimiento de Rosas, que acabó con su figuración, no obs-
tante haber sobrevivido á la tiranía, pues murió en i85~. Influ-
yente, ingenioso, travieso, según la fraseología de la época, era
un aliado impagable para el lejano y ambicioso vecino de Tupiza,
quien devorado por la pobreza, roído por los punzantes aguijones
de la necesidad, acorralado por la pequenez y la miseria de la
aldea; mientras por un lado, entre diversos medios de vivir su-
geridos por el hambre, convertíase en lo que desdeñosamente
llamaba Agrelo «un boticario»; por otro, bajo el acicate de
una imaginación nutrida de Virgilio, rellena de Plutarco, e in-
flada de economistas españoles, todo magnificado y burbujeante,
arrebalábanle los ensueños más fantásticos hacia el poder y la
dominación : ya viéndose transformado por arte de la influencia
de su protector ante el virrey, en organizador de las milicias
peruanas; ya contemplándose arbitro de la explotación metalúr-
gica de América; ya sintiéndose consejero infalible de las auto-
ridades coloniales, nunca, á sus "ojos, tan ignorantes de los pro-
blemas de gobierno, como en los duros tiempos de su propio
batallar contra la obscuridad y la insignificancia.
Casi en ninguna de sus cartas — todas inéditas — hasta la ba-
talla de lluaqui, deja de tratar una de estas cuestiones funda-
mentales pro domo sua. Y ya, desde la primera, apunta el deseo
la Memoria Peruana que dirigí a la Junta, ni proporcionar el que vo las leiera, alodo
ponía inconvenientes. Belgrano oio con indiferencia fría mis repelidas instancias
(Papeles inéditos del doctor T Ícenle Anastasio de Echevarría. Archivo de la Academia de
filosofía v letras >
LA INICIACIÓN ".EVOLUCIONARÍA
de iniciarse en la vida pública, desempeñando el puesto de juez
real subdelegado de la provincia de Chichas. Conseguido ese
cargo, el trepar de la montaña hasta las alturas, no ofrecía
obstáculos á su ilusionismo : él veía clara la línea recta del
ascenso; y mientras la crueldad de los largos años sin historia,
los hacía suceder los unos á los otros, cambiándose también los
subdelegados, su ambición, como aguijoneada por el fracaso,
lejos de abatirse, clamaba en el fondo de sus epístolas, infini-
tamente esperanzado por el triunfo. Era, entonces* lo que hoy,
por burla, llamaríamos un « opositor permanente », un enemigo
declarado de la autoridad, enemigo platónico — ya se ve — c
inofensivo á más no poder; pero alerta siempre, y siempre dis-
puesto, dadas sus grandes condiciones de protestador nato, á
figurar en un coro de conspiradores.
El 5 de marzo de 1810 murió en Potosí el juez real subdelega-
do de Tupiza (Chichas), don Benito José ele Goyena. El doctor don
Pedro José de Agrelo, que era su asesor, entró á posesionarse del
cargo « en cumplimiento de superior providencia » del gober-
nador de la provincia, don Francisco de Paula Sanz, mientras
no llegara el subdelegado, con mucha anterioridad nombrado
por el rey, en 9 de noviembre de 1806, don Lorenzo Bazo y
Villanueva (1).
Gobernaba Agrelo, no con gran tranquilidad, debido a una
acalorada disputa que, de entrada, se suscitó entre él y los mi-
nistros de la real Hacienda de Potosí, encabezados por don Lam-
berto de Sierra, á propósito de cierto cobro que don Lamberto
quería deducir de los bienes de Goyena, resistido por Agrelo,
cuando Hevia, siempre á la mira de ocupar el cargo, sostuvo
con el cura de Tupiza, don Manuel de la Torre y Vera, una fa-
mosa conversación, inmediatamente transmitida á Echevarría.
« Por sus méritos y por los progresos de esta minería — le ha-
(1) Así resulta del siguiente documento : « Potosí, marzo 11 de 1810. El Gobernador
Intendente da cuenta del fallecimiento del Juez Heal Subdelegado del Partido de Chi-
chas Dn. Benito Antonio de Goyena el 5 del presente, y de lo que ha providenciado
para el Ínterin que llega el sucesor nombrado por S.M. Dn. Lorenzo Bazo y Villanueva».
(Inédito del Archivo general de la Nación. 1810. Potosí, Doc. núm. 48. Confront. Tri:-
luss, índice del Archivo de gobierno de Buenos Aires correspondiente d 1810, pág. i5/|).
8a KEVISTA DE LA UN1VEHSIUAD
bía dicho el cura, halagado quién sabe por qué vislumbres de
futuros gajes — conviene que le hagan subdelegado. » Y como
para acentuar la sospecha, agregó : « Estoy pronto á dar hasta
3.000 pesos de lianza. Todo está en que su compadre (Echeva-
rría) sepa y quiera manejar la cosa... » (i).
Naturalmente, desde ese instante, Agrelo, detentador de aquel
poder tan ambicionado, si ya no era santo de su devoción, se
convirtió en el peor de los hombres, digno en toda la línea de
apostrofes tan formidables, como el que, con su tinta más es-
pesa, borroneaba al final de la carta á Echevarría, de donde
extraigo estos dalos : « Aseguran aquí — dice la carta — que
Bazo está en camino y que el gran picaro Agrelo le ofrece
[2.000 pesos por la subdelegación (2). »
(1) Los detalles de la feroz embestida de don Lamberto constan en el expediente asi
caratulado : « Santiago de Cotagaita, abril 10 de 1810. El oficial Real Ministro Tesorero
General de Real Hazienda de la Villa de Potosí il). Miguel Lamberto de Siena ) da
cuenta con iO Documentos de la competencia y entorpecimiento que le lia puesto el Sul>~
delegado interinamente nombrado del Partido de Cinchas, I)r. l)n. Pedro José de Agrelo
a la cobranza de la cantidad que al ramo de Tributos quedo deviendo el finado Dn. Be-
nito Antonio Goyena con violación y resistencia de la Real Orden de n de Abril de
1809 y L. L. del Lib. 8. Tit. 3" y en especial la segunda del misino título y libro \ de
los alentados que lia cometido contra la Real Autoridad que representa y las calumnias
contra su Persona y Empleo criminalmente vulneradas y pide las estrechas y severas
ordenes contra dicho Subdelegado en los tres puntos en beneficio de la cobranza del de-
vito fiscal \ desagravio de la Real Autoridad ultrajada y de su persona». íMs. inédito
del Archivo general de la nación, 1810. Potosí, Doc. niiin. y3. Confront. Tbkh.es, ín-
dice cit. , 1 55). — A no mediar la revolución, esta querella habría asumido proporciones
colosales. Todavía en junio brotaban actuaciones j más actuaciones, cuyos solos títulos,
de tan aterradora extensión como el precedente, ponen los pelos de punta. Agradé/cáse-
me, pues, que me limite á indicar los números y lechas de los documentos respectivos,
todos inéditos del Archivo general, liólos aquí : número 83, de abril 10 ; número 107,
de mayo n ; número 110, de mayo 2O ; número 120, de junio 11 ; y número ia5, de
igual fecha. (Conf. Trelles, i5G, 1 67, 1 58). Véase Carla de don Gabriel Antonio de
llevia v Pando al doctor Echevarría, de 3o de mayo de 1810. (Papeles de Echevarría. Ar-
chivo de la Academia de filosofía y letras >.
(2) Baso jamás se puso en camino para Tupi/a, pero según el documento ?\$, citado,
salió de Buenos Aires. De modo que el ofrecimiento de Agrelo podía no ser inverosímil
para Echevarría. Por lo demás, esta carta, la misma de la nota anterior, es una de la&
típicas á que me refiero en el texto. Entre los numerosos expedientes que se le ocurren
al eterno postulante para llegar á la subdelegación, ni siquiera falta el de la inevitable
propina al secretario del virreinato. Agotada la conversación con el cura, agrega Hevia :
« El caballero amigo Uc' ( Uclés) sabe hartas trazas para ésto, y no le hará mal ojo al'
Busto del Rey ». De este don Manuel de Uclés, dijo don Pedro de Angelis en su conoci-
do Discurso preliminar d la descripción de Potosí, por don Juan del Pino Manrique (Co~
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA 83
Contengamos nuestra alarma y examinemos la escena.
Es muy curioso que el gobernador de Potosí, el lamoso e\ su-
perintendente de Buenos Aires, don Francisco de Paula Sanz, tres
días antes de la carta de Hevia á Echevarría, en un oficio reser-
vado al virrey Cisneros, el 27 de mayo, cuando aún en Potosí
nada se sabía de la revolución del 2 5, ponderara la fidelidad de
los habitantes de la imperial villa, y luego agregara :
<( No menos me atrevo a dar a V. E. igual seguridad por lo
que hace á los vastos partidos de esta mi leal provincia, que á
excepción del de Porco, que circunda á esta mi capital, me han
acreditado por el zelo de sus respectivos fieles actuales juezes
subdelegados, la más inalterable unión y conformidad con mis
constantes ideas de su tranquilidad y contrarresto á las sub-
versivas de La Plata... (1). »
Es muy significativo que el único subdelegado que no creía
en el « contrarresto », y á quien, por consiguiente, se conside-
raba infiel — el de Porco — lo fuera « por las sugestiones de su
colindante de Yamparaes », el insigne y heroico don Juan An-
tonio Álvarez de Arenales, el que — dice el oficio — « atraía a
todos los de su partido... con Bandos y aun con cartas suges-
tivas ».
Como se ve, las sugestiones de Arenales, en el concepto de
Sanz, no llegaban hasta Agrelo. Y se comprende. Don Pedro
José estaba casado desde 180/í, con una Calvimonte, doña Isa-
bel, hija de don José, famoso fiscal de la Audiencia de Char-
lecciún, etc., It, pág. iv) : « Es excusado pregonar la honradez y el mérito de este ve-
nerable anciano ». ,: En qué quedamos:'... — Para que se vea corno Hevia removía cielo
y tierra en procura de colmar sus ambiciones, será curioso comprobar que por el mismo
correo con que despachaba la carta, dirigía al virrey Cisneros un pomposo oficio que
empezaba : « Con fecha aG de abril último; se ha dignado V. E. participarme de haber
dispensado su alta protección a mis cortas tareas mineralógicas. Mi gratitud a un honor
y gracia de tanto precio... ». etc. (Tapiza, Doc. núm. i, 1810. Inédito del Archivo
general de la Nación).
(1) Documento interesantísimo, inédito del Archivo general, catalogado bajo el número
lia, Potosí, 1810, en cuya primera foja se lee al margen : « Reservado. El Gobernador
Intendente de Potosí contexta la Superior orden reservada del 27 del ppdo. sobre el cuida-
do \ zelo con que debe conserbar la tranquilidad y subordinación en su Provincia pre-
caviendo toda impresión perjudicial que pudieran causar las melancólicas noticias sobre
el estado de la Metrópoli, que procuran inventar y difundir los pusilánimes y mal inten-
cionados. »
84
Mí VISTA Dlí LA L'MVIÍKSIDAI)
cas (i). Debía, pues, mantener relaciones muy cordiales con el
elemento español. Nada podía hacerle sospechoso de una afi-
nidad, ni siquiera remota, con los que, desde Buenos Aires al
Perú, alimentaban el pensamiento revolucionario (2).
Algo de esto barruntaría la Junta, cuando, al dirigir á Tupiza
los bandos, proclamas y circulares que instruían de la deposi-
ción, de Cisneros y de la elección del primer gobierno de la
patria, no los mandara á Agrelo, como podía esperarse, dada
su cualidad de porteño y su vieja intimidad con Moreno, de
quien fuera condiscípulo en la Universidad de Charcas; sino,
con gran sorpresa del destinatario, á don Gabriel Antonio de
llevia y Pando.
Enorme satisfacción sacudió el ánimo del candidato perpetuo
;il enterarse.
((Con lecha 00 de junio — dijo en respuesta — he recibido
oficio de esa Excma. Junta de las Provincias de Buenos Aires...
é inclusión de 17 impresos, que dan una razón cumplida de los
motivos y absoluta necesidad de su instalación... » Y con una
modestia rara en las consabidas ínfulas de su carácter, si-
guió escribiendo : « Constituido yo en la clase de mero parti-
cular... debí suponer equivocada la dirección del citado oficio...
Esto no obstante — agrega con su énfasis habitual — como fiel
\ leal vasallo... he creído por de mi obligación, ya que no mandar
y velar sobre la conducta de subditos que no tengo ( ! ), ins-
pirar en mis combecinos y Pueblos del partido, la obediencia,
fidelidad y subordinación á esa Excma. Junta, circulando en
unos los Impresos, y conduciéndome á otros con solo ese obje-
to : y me lisongeo de participar á V. E. de no haber salido
desairadas mis instancias, á pesar de la preocupación de que
(1) Véase Coronel Martín Avelino Agrelo, Rasgos biografieos del doctor don Pedro
José de Agrelo, en la Revista de Buenos Aires, V. 331.
(2) A los veinte días de leído este trabajo en la <i Junta de historia y numismática)), leo,
tic puño \ letra del doctor Agrelo, esta frase inédita y verdaderamente notable para mi,
por cuanto comprueba en absoluto mis afirmaciones : (< En este estado de ansiedad dejé yo
.1 Potosí á principios del mes de Junio, que salí de allí para mi subdelegacion de Chichas,
bien impuesto de todo por el mismo intendente (Sanz), como que en la Provincia de mi man-
do debian sentirse los primeros efectos de cualesquiera ocurrencia, y debía ser necesaria mi
cooperación, con que creía poder contar también, sin embargo de mi calidad de Porteño, por la
reserva v ambicia cosDUCTá que desde estonces manifesté sobretodo. ( \ éase el Apéndice.)
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA 85
he hallado prevenidos á unos pocos á favor del error que ha
trasmitido hasta estas partes la seducción y la malicia suber-
siva » (i).
Entre estos « pocos », la inclusión de Agrelo era segura, como
de él hablaba el 3o de julio, al decir á Echevarría : « Está inter-
ceptada loda correspondencia y ni impresos nos dejan... Pero
punto en boca, porque estamos entre unos pillos que juegan a
dos manos, y. alguno de ellos, tengo creído que escribe a la
Junta haciendo un papel, y por acá arriba hace otro. »
¡Mas si se dudara sobre el blanco á que apuntaban estos tiros,
sin dirección aparente, todo lo aclararía el doble y formidable
« impacto » del 8 de agosto :
« Poco se me dá — tronaba — de los insultos, amenazas y odio
que me ha declarado el Político de Potosí (don Francisco de
Paula Sanz), desde que ha sabido por un Picaro clúsmoso, in-
digno de llamarse Porteño, que la Junta me dirigió los im-
presos y oficio... » Yr seguía echando llamas : a Este Agrelito,
titiritero político, que no sé lo que le habrá dicho de mi, tubo
oficio en que le dice : Recoja Vd. inmediatamente del poder de ese
llevia, los impresos y oficio que le mandó la Junta... » (2).
Al último, su ensañamiento debía entristecer al corresponsal,
y como adivinándolo, enfundaba el arcabuz, y parándose á con-
templar sus angustiosas instancias de tantos años, sus solicitu-
des inútiles, sus clamores al virrey, al Consulado, á Vieytes, á
Echevarría, terminaba melancólicamente, y luego, lleno de es-
peranzas : (( Si llevia hubiera sido mirado con otra considera-
ción, no tendría la causa justa una más fuerte barrera que oponer
á las perversas tentativas de los emperadores peruanos... (!).
No obstante, yo haré mi deber en la parte que pueda : vengan
los que V. anuncia (la expedición libertadora) y acaso engro-
saremos su número con 200 hombres que se aquartelan aquí, y
están muí bien instruidos de sus verdaderos intereses. »
(1) \ éaso Archivo general déla Nación : 1S10. Tapiza. Documento número 2, inédito,
en cuya carátula dice : « Tupiza Julio 6/1810. Don Gabriel Antonio de Evia y Pando.
Acusa recibo de impresos que lo remitió la Junta y manifiesta su adhesión al objeto á
que se dirigen, sobre que trabaja incesantemente. Contestado en '1 de Septiembre. »
(2; Papeles inéditos del doctor Echevarría, cit.
ART. OHC. xxxi-6
86
REVISTA DI5 LA UNIVERSIDAD
Lo más notable, á pesar de la sonada fraseología, es que
Hevia no tenía un concepto americano de la revolución. Para
él, como para muchos españoles que con ella simpatizaban, la
revolución apenas consistía en un cambio de autoridades : nada
tan lejos de sus intenciones como la independencia. Atenidos,
por lo demás, a la letra de los documentos de la Junta, que des-
bordaban fidelidad al « amado » Fernando, eran numerosos los
hijos de la madre patria, que aún siendo liberales como Hevia,
carecían de la amplitud de miras y de la elevación de sus com-
patriotas, Larrea, Matheu o Ruíz Huidobro, cuyo humanitarismo
político se alzaba sobre las preocupaciones, y juzgaba sin aca-
loramiento la imprudencia criolla que se burlaba del « chape-
tón » y miraba con odio al « godo ». Así, nuestro hombre, en
la ya citada carta, después de ponderar su adhesión al gobierno
de Buenos Aires, el ardor de su propaganda y los efectos deci-
sivos de su denuncia « de cierta pólvora y plomo que Llevaba
un tal Reyna al ejército de Córdoba », exclamaba : « Todos es-
tos servicios pudieran ser para echarme un cordel al pescuezo,
si, como dicen, el intento de la Junta es acabar con los sarra-
cenos. » Y más adelante, aludiendo á las órdenes de destierro
impartidas en Salta, agregaba : « Sobre las sospechas que abri-
gan estas gentes... de que la Junta aspira al exterminio, o quan-
do menos a la ruyna política de los europeos, es (sic) el haber
conferido el gobierno de Salta al Dr. Chiclana, de que todos
están escandalizados... Está muy válida la especie — seguía —
de que han meditado los Porteños la independencia. En razón
a esto se han visto varios anónimos, que también pudieran ser
partos de algunos enemigos de la Junta, pero quando les
hago esta reflexión me responden : ¿ Y porque no obedece la
Junta al Consejo Regente constándole que está reconocido por
la nación ?... ¿ Qué opondría Vd. compadre, a este cargo y
a otros varios a que mis cortos alcances no pueden res-
ponder ? »
Algo después, como si los « cortos alcances » se ensancharan,
decía intrépidamente : « En fin, compadre, si ya fuese el intento
destronar estos déspotas gobernadores provinciales que igual-
mente oprimen a Europeos y Criollos ; si para siempre se supri-
miesen los gobiernos particulares, es decir, el mando absoluto
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA 87
de un solo hombre en toda una provincia, de que y por la dura-
ción del Mando y tolerancia de los Ministerios se siguen los
niales que experimentamos; si se tratara de dispensar los em-
pleos y honores con igualdad entre ultramarinos y naturales, y
de unos y otros, entre los beneméritos, sobre lo que tanto he
clamado desde que puse los pies en la América; si finalmente
se pensara en dar un nuevo aspecto a la errada política del Ga-
víllete español para con sus Américas, etc., etc., se haría lo
mismo que yo apetezco, sobre lo que escribo y los medios (sic)
de que el comercio libre nos enrriquezca en razón á que posee-
mos otros tantos millones en materias primeras exportables como
la Inglaterra y aun toda la Europa nos pueden importar. » Y
afirmándose en el terreno más cómodo para sus aspavientos lite-
rarios, seguía : « No poco tengo escrito sobre esto con la his-
toria natural de todas las producciones vendibles de la natura-
leza en unos Discursos que se llaman, si la de mi vida triste y
abatida no se acaba antes, Jornadas americanas político-econó-
micas y morales. Las 2á horas peruanas... » (i).
Meses andando (diciembre i5), á los 22 días de la victoria
de Suipacha, volvía á la carga : « ¿ Puede ser patriota aunque
sea americano el hombre de pensamientos baxos ? — preguntaba.
— C El mérito del hombre está en haber nacido aquí o allá ?
¡ Que puerta tan franca abren tales hombres a las sospechas que
los europeos abrigan de que la Junta oculta máximas extermi-
nadoras contra todo español europeo! Yo pienso de otro modo :
estoi en todo principio, y estoi también por observación, en que
son muchos los criollos que inspiran con sus hechos y palabras
odio y desconfianza en los Europeos... » Y personalizándose con
el portador de la bandera ganada en la gloriosa acción, clamaba
irritado : « ¿ Qué diría V. de un don Roque Tollo, á quien con
Balbastro hospedé en mi casa, con el mayor cariño, al ver-
le, como le vi... dar un bofetón en la cara á una estampa
de Fernando 70, y llamarlo picaro, bobo, tirano, y que
por él estaban ellos en mísera suerte ? Otros pisaron la es-
carapela — sigue — con el retrato del Rey, otros cantando,
que muera el Rey Fernando, viva Napoleón, otros diciendo á
(1) Id., id., carta de agosto 3o de 1810.
88
KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
los Indios que ya se llevaron los Demonios a Fernando el bár-
baro », etc., etc. (i).
Pero si grande, como se está viendo, era la amargura que en
su corazón hispano provocaron estas manifestaciones, sin duda
imprudentes, de los jóvenes é impetuosos oficiales porteños, des-
pués de Suipacha, mucho mayor fué antes, en la época que des-
cribimos (agosto), su aversión y su desprecio al «político de
Potosí » (Sanz) ; al « Poncio Pilatos de Chuquisaca », que en-
viaba gente « al mando de un Córdoba marino » ; al « Excmo.
Sordo » (don Indalecio González de Socasa) y sus « indalecia-
nos », <( una manada de carneros — como él decía — que ascien-
de al número de /joo » (2).
Por lo mismo, desde que la Junta le anunció el arribo de las
tropas de Buenos Aires, puso en ellas todas sus esperanzas. « De
los que vienen de esa nada sabemos — escribía el 3o de agosto —
Mi compadre Alberti y yo tenemos determinado salir hasta la
Quiaca a encontrarlos... » (3).
Acercábase, en efecto, precedido por los vítores y aclama-
ciones de los pueblos, el gallardo ejército de Ocampo y de Bal-
caree, en el que cifraba su redención la mitad de América, y,
sobre todo, aquella triste zona del virreinato, tan duramente
oprimida, hasta el heroico sacudimiento de Tupac Amaró, por
la férrea mano del despotismo... Alboreaba Suipacha.
Pero no nos adelantemos.
El 11 de octubre, á las 4 de la tarde, entró en Tupiza la
primera división de la vanguardia. El parte (inédito) del general
Balcarce, fechado el 16, refiere que á la sola noticia de su apro-
ximación, levantó precipitadamente su campamento el capitán
de fragata don José de Córdoba, y se retiró á las alturas de
Santiago de Cotagaila, adonde le hubiera perseguido, si, entre
(1) Batalla de Suipacha. Parle de Castelli : Archivo general de la Nación. Parles ofi-
ciales v documentos relativos d la guerra de la independencia argentina, publicación oficial,
tomo I, 56. — Carta inédita de don Gabriel Antonio de Hevia y Pando al doctor V. A.
de Echevarría. Tupiza, diciembre i5 de r8io.
(2) Id., id., agosto 3o.
(3) Id., id.,
LA INICIACIÓN REVOLUCIONAMA 8f)
oíros inconvenientes, no hubiera tropezado con el grave é insu-
perable de la falta de caballerías (i).
¿ Por qué ? ¿ Qué habían hecho las autoridades patrióticas de
la provincia ? <j Qué había hecho el doctor Agrelo para remediar
esta situación que debía conocer como el que más ?
Es muy sugerente el hecho de que, mientras el oficio del
general Balcarce abunda en conceptos elogiosos para el Cabildo
de Tarija, que envió 600 hombres; y, mientras señala á la con-
sideración de la Junta el ejemplo de don Eustaquio Moldes, á
quien confirió el grado de capitán por « sus pruebas calificadas
de patriotismo, contribuyendo — dice el documento — con quan-
los esfuerzos le han sido posibles á proporcionarme auxilios,
viniéndose incorporado desde aquella ciudad (Salta) á las tropas
de mi cargo con el designio de servir en qualquiera destino que
so le conceptuase útil » ; es muy sugerente, digo, que para nada
mencione al subdelegado de Tupiza, ni la cooperación que lógi-
camente debió prestarle — lo que no ha impedido insinuar lo con-
trario á un historiador argentino, basándose — así se escribe la
historia — en la autoridad del acre y repulsivo Torrente, con-
vertido para el caso, sin haberlo sospechado nunca, en sustenta-
dor de méritos patrióticos (2).
Este significativo silencio de Balcarce nos llevaría como de
la mano á sostener la tesis de Hevia : Agrelo, por aquellos días,
era un enemigo de la causa revolucionaria. Sin embargo, tal
(1) He aquí el titulo de este documento (núni. 7), inédito, del Archivo general de la
Nación : « Tupiza, Octubre 16 de 1810. El Sr. Dn, Antonio Balcarce. Da parte de ha-
berse retirado las tropas de Tupiza, de haberse reunido a las suyas algunas de Tarija con
otras ocurrencias de importancia ». Véase, Carranza, cit., 1, a35.
(2) Bernardo Frías, Historia del general Martin Güemes y de la provincia de Salta de
ISiO d 1832, II, J)5, además de decir que « la opinión (de Chichas) estaba inclinada á
la nueva causa, merced á los trabajos que en tal sentido había hecho el doctor Agrelo»,
llama á éste « alcalde del lugar », citando á Mariano Torrente, Historia de la revolución
hispano-americana, Madrid, 1829, I, 83, quien, sin embargo, con toda propiedad, cali-
tica á Agrelo de « subdelegado interino », si bien, una línea más adelante, obedeciendo
á fatalidades de su temperamento, agrega que don Pedro José ... estaba ¡ «vendido á los
argentinos» ! — De paso, no estará demás decir que el doctor Frías (II, 10/1) discu-
rre excesivamente para demostrar, contra el parecer de algunos historiadores, que los
tarijeños no se incorporaron al ejército la víspera de la acción de Suipacha, sino mucho
antes. Para saber que, en efecto, la incorporación tuvo lugar en octubre, es decir, con .
anterioridad de casi un mes á la famosa batalla, bastaba conocer el documento citado en
la nota anterior, ó el Archivo de Carranza.
90 REVISTA BE LA UNIVERSIDAD
juicio sería precipitado. Existe en el Archivo general de la
Nación un documento — inédito, como la mayoría de los que
he utilizado para redactar este trabajo — que esclarece y, en
cierto modo, reivindica la memoria de tan ilustre figura nacional.
Tal documento es el bando del 16 de octubre, firmado por
Agrelo, el que además de reconocer el legítimo gobierno de la
Junta y de separar la provincia de la jurisdicción de Potosí,
en lo político, y de la de Charcas en lo judicial, « Ínterin nues-
tras armas lleguen a ocupar aquella Villa », transcribe las pena-
lidades dictadas por la misma Junta en julio y agosto, sobre
confiscación de bienes de los que se ausentaran, y arcabucea-
miento, sin forma de proceso, de los sediciosos, todo en el
lenguaje levantado y patriótico que era de esperarse, para ter-
minar (el oficio que lo acompañaba) comunicando la celebración
de una misa solemne por la feliz llegada del ejército; y sus
propios donativos, de 3oo pesos el uno, destinado a los soldados
de la vanguardia, y de 200 el otro, dirigido á la Junta y á « los
objetos más interesantes que ocurran en el superior concepto
de V. E. », según decía (1).
C Quién creería que por toda respuesta á estas manifestacio-
nes de la más cumplida adhesión, el gobierno de la capital ha-
bría de responder el i3 de noviembre con el retumbante decreto
siguiente : « Expídase orden al representante de la Junta y Go-
vernador de Potosí y que en el momento de recivirla pasen de
la subdelegación al Dr. don Pedro José Agrelo intimándole se
(i) Por una coincidencia que conviene señalar, lauto este documento, como el \a citado
de Balcarce, \ el que de éste .se citará más adelante, llevan todos la (echa de i(i de octu-
bre, la que' solo indica la salida del correo, pues de un cotejo minucioso resulta que, en
realidad, fueron escritos entre el 11 y el 16. Los tres son inéditos y se hallan en el Ar-
chivo general de la Nación. Al que nos ocupa ahora (doc núm. 9) y que lleva por título
«Tupiza, Octubre 16 de 1810. Dr. Dn. Pedro José de Vgrelo. Donativo. Avisa de liaver
llegado allí el 11 la 1* División del Égército Auxiliador, las disposiciones que ha tomado
y de los 5oo p*. que ha oblado» — lo acompañan seis escritos, el primero de los cuales es
el Bando referido ; los números 2 y 3, circulares á los alcaldes \ vicarios : el V la or-
den de celebrar una misa solemne impartida al cura interino de Tupiza, don Pedro
Crisólogo \ idaurre ; el 5" la copia de un oficio de explicaciones al general Balcarce, que
termina con la invitación á concurrir con sus oficiales á la misa ; y el 6", copia de otro,
también dirigido al general, poniendo á su disposición los 3oo pesos ofrecidos el 1 1 para
los soldados de la vanguardia, v comunicando (pie acababa de librar á la orden de la
Junta los 200, también anunciados anteriormente.
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA
9'
présenle al Governador de Córdova y coloquen interinamente en
aquel destino a D. Gabriel Hebia y Pando vecino de Tupiza,
sin que se suspenda la execución de esta Providencia por ninguna
causa, motivo o pretexto » ? (i).
d Quién creería que la misma Junta, en igual fecha, respon-
diendo á un oficio del general en jefe, ratificaría su actitud,
calificando de « criminal » la conducta del doctor Agrelo ?
c Qué había sucedido ? ó Qué denuncias había formulado el
g( neral Balcarce P << Cómo puede entenderse que el mismo Mo-
reno, que conoció el decreto y la nota referidos, celebrara des-
pués, <( con gran risa » — al decir de Agrelo en su Autobio-
grafía— el que se le hubiera mirado como enemigo ? (2).
Dejemos por el momento á un lado las acusaciones del jefe
do las tropas. Otro testimonio oficial y varias piezas de la co-
rrespondencia de Hevia y sus afines, quizá nos pongan en el
sendero ele la verdad.
Entre los sorprendentes habitantes de Tupiza, existía, más ó
menos desde la época en que « el boticario » se estableció, un
hermano del vocal de la Junta, don Manuel Alberti. Este Al-
berli, Isidoro por su nombre de pila, « el compadre Alberti »
de don Gabriel Antonio, hasta 1810, llevó una vida obscura en
lo público, y, en lo privado, de escasa comunicación con los
suyos, como lo demostraría, entre otras cosas, el hecho de que
don Manuel no lo tuviera para nada en cuenta al tratarse de re-
mitir á Tupiza los bandos y proclamas del movimiento del 2 5.
Sin embargo, en cuanto se informa de la revolución, no sólo se
plega á ella con entusiasmo, mereciendo amplios elogios de la
Junta, de Castelli, de Balcarce, de Pueyrredón (á quien secundó
más tarde para salvar los tesoros de Potosí), y del mismo Agrelo;
sino que al punto inicia, de consorcio con Hevia, una activa
correspondencia con su hermano, y luego, con el presidente Saa-
vedra en derechura, para instruirles de todos los movimientos
y maniobras del enemigo (3).
(i) Este decreto se halla en la carátula del mismo documento citado en la nota anterior
I >) Op. cí/., 1 27.
(3 1 El documento más notable de esta correspondencia es el caratulado : ¡(Tupiza,
<)'< KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Sabemos ya que, en agosto, anunciaba Hevia su proyecto de
dirigirse á la Quiaca, con « el compadre Alberti », para reci-
bir al general Balcarce. Pero hasta octubre, y en Yavi — según
el oficio de Alberti á la Junta, fechado el iü — no pudieron
reunírsele. Allí comunicó aquél al jefe del ejército noticias muy
importantes sobre las fuerzas de don José de Córdoba, sus ten-
dencias á la deserción, el levantamiento de Cochabamba, los
puntos débiles del adversario, su armamento, número de tro-
pas, etc., agregando en el oficio á Saavedra que algunas dé estas
noticias, « en las riesgosas oportunidades que se habían presen-
tado », fueron participadas « a V. E. y a los Generales... por el
conducto de D. Gabriel de Hevia» (i).
Ni una línea de Agrelo. <j Por qué, si lo consideraba ene-
migo, no lo dice expresamente ? ¿ Por qué, si no lo consideraba
tal, omite su nombre ? Realmente sobran razones para creer
en la sinceridad de las siguientes palabras del propio doctor
Agrelo, en el oficio de los donativos : « Yo espero — exclama —
que V. E. se servirá admitir estas cortísimas demostraciones de
mi patriotismo como un testimonio positivo de que el actual
subdelegado de Chichas, solamente oprimido, y justamente re-
celoso de experimentar sin fruto los atropellamientos con que
Octubre iü/1810. Dn. Isidoro Alberti. Después de las noticias que lia comunicado por
eonducto de BU hermano I)r. Dn. Maximiliano Alberti acerca de las tropas revoluciona-
rias del Peni participa su fuga vergonzosa, las favorables disposiciones de Cocbavanaba,
y que el número de los opositores asciende a mil y cien hombrea >>. A lo que se contestó
el i3 de noviembre : «La Junta lia resuelto se le den a \m las gracias por el noble
patriotismo que lia manifestado, y noticias que comunica en su oticio de íü de Octubre
anterior ». (Inédito del Archivo general de la Nación. Tupiza, 1810. Doc. núm. !\). — En
cuanto á la opinión de Castelli, véase su oticio de 10 de noviembre á la Junta pidiendo
con insistencia el nombramiento de Alberti para subdelegado de Cinti, y la respuesta
favorable de aquella, fechada el 7 del mes siguiente (Adomo P. Cahkanz\. Archivo gene-
ral de la República Argentina, II, 17 y 18). — Pucyrredón dijo de él : «con un fusil en la
mano no ha tenido que envidiar a los bravos » ; y luego : « en la acción de San Juan...
el subdelegado de Cinti, D. Isidoro Alberti, se portó con un encarnisainiento y empeño
envidiables » (« Documentos sobre la retirada del ejército patriota, desde la ciudad de Po-
tosí conduciendo los caudales déla Casa de Moneda, después del desasiré de Huaqui», en
Ilustración histórica argentina, de septiembre i" de 1909, año II, núm. 10, pág. 2.'io y 2/11).
— Finalmente, el doctor Agrelo termina su ya citado oficio de los donativos con estas
palabras : « D. Isidoro Alberti (es) uno de los pocos sujetos de quien podía confiarme
en estos desiertos y ... ha pasado iguales riesgos a los mios por las solas sospechas que
en ello fundaba la relación de hermano del Sr. Dr. Dn. Manuel Alberti. »
(1) Documento inédito número .'1 citado.
.A INICIACIÓN HKVOI.L'CIONAHIA
!)•>
ha estado amagado, era capaz de liaver suspendido declararse
hasta la presente en que constituido en el pleno goce de sus
derechos... está dispuesto a sostener la sagrada causa de
la patria... como lo ha hecho hasta aquí, aunque de un modo
indirecto y oculto en quanto... lo han permitido las apuradas
circunstancias en que se ha visto. » A mayor abundamiento, idén-
ticos informes — según él — transmitió verbalmente al general
Balcarce, por intermedio de Alberli, quien, sin embargo, omite
su mención, como acabamos de ver.
Pero todo esto, que aparece más ó menos claro, en vísperas
de acampar en Tupiza la expedición libertadora, se obscurece
luego de un modo aíligente. El ánimo se confunde; la fe que,
á pesar de todo, lia sostenido al investigador, se debilita en pre-
sencia de tantas demostraciones como acumuló, sino el odio,
la punzante antipatía, al menos, que el nervioso y altivo abo-
gado sintió siempre zumbar en torno de él, aun en los grandes
días de sus mayores triunfos (i).
En primer término, existe el liecbo de su prisión, hecho mis-
terioso, del que no vi durante algún tiempo, más rastros de ori-
gen oficial, que las vagas alusiones del oficio de los donativos.
Después hallé el parte del general Balcarce.
¿ Cómo se produjo la detención de Agrelo ? <j Cuál fué posi-
tivamente su delito, ó qué apariencias antipatrióticas determi-
naron la orden de arresto ?
En mi porfiada rebusca de datos, obtuve dos testimonios par-
ticulares : uno, el de don José María Larramendi, aquel oficial
patriota que, poco después, en unión de don Matías Balbastro,
tanto se distinguió en la batalla de Suipacha, según los términos
de su comunicación á la Junta, publicada en La Gaceta del 28
de noviembre. El otro testimonio procede de Ilevia.
Con una claridad cruel, bajo el seguro de la carta privada,
dice Larramendi á Echevarría el 16 de octubre :
«Nadie está contento con Agrelo. Con nada nos aguardó;
ni con una poca de Leña, plata ni cosa que lo valga, y cuando lo
prendió el comandante de la avanzada estaba con caballo ensi-
(i ) López, Historio argentina, IV, 3/(3. Véase lo que dejo dicho en la ñola primera.
(| I REVISTA 1>IÍ LA UNIVERSIDAD
liado para tomar lutria el norte, con anticipación de que mandó
lodo pa Cotagaita, y solo su, bulto se encontró : todo alega pe li-
la fuerza que le hizieron: pero él, qR es Doctor, bien pudo dis-
poner, ó esconder algo pa nosotros como lo hizo el Marqués
y han hecho Montellano y otros... » (i).
Hevia es todavía más contundente, como cuadraba al despia-
dado rival de la subdelegación : «El bueno de Agrelo — dice
-sólo pensó en huir; se le arrestó, se le puso en libertad, sin
hacerle cargos, y, por último... logró escapar... » (2).
Y llegamos, finalmente, á la aplastadora denuncia del general
Balcarce, á la frase tremenda, en cuya ingenua sintaxis, me pa-
reció que definitivamente se ahogaba el crédito del doctor Agrelo.
(( El subdelegado de este partido — dice — en el tiempo que
lia permanecido en esta Villa el Quartel general enemigo, ha
proporcionado puntualmente a sus Comandantes quanto han
solicitado, castigando á varios vecinos que se escusaban á fran-
quear lo que aquellos exigían; por nuestra parte no se le lía
merecido la menor noticia, y al lebantar los enemigos su Quar-
tel, despachó por la misma dirección que este llebaba su familia
\ equipaje, estando él con la muía aparejada para marcharse
(¡uando entraron mis abalizadas y le sorprendieron » (3).
Á pesar de que esta urgente literatura no permite abrigar la
menor sospecha sobre la honrada convicción del general, mal
haríamos en aceptarla sin análisis. El campamento de la expe-
dición libertadora, por aquellos días, debió ofrecer un espec-
io Pápelos de Echevarría, inéditos, existentes en el archivo del señor Juan Canter,
quien, con una gentileza <|ue obliga profundamente mi gratitud, me los ha facilitado
El ((Marqués» era el marqués de Yavi. Montellano. un vecino antiguo de Tapiza C\ .
I)nn Baltasar de AnmiHu, del autor).
(!2) /</., id., carta de Ilevia. Tupi/a, octubre a8 de 1810.
(3) Va quedó señalada en una nota anterior, la coincidencia de la fecha del 16 de octubre
en todos estos documentos. El paite del general Balcarce á que me refiero ahora, aunque
en el Catalogo de Trelles lleva el número 5, evidentemente ha sido escrito horas después
del señalado hajo el número 7. cuyo titulo se indicó en la nota 17. He aquí la leyenda
de la primera hoja : ((Octubre 1G de 1810. D. Antonio Balcarce manifiesta la convenien-
cia de separar al subdelegado Agrelo por la conducta que observó mientras existían las
tropas enemigas en Tupiza, y avisa va á ordenar el embargo de los bienes dejados por
el cura que huyó con los insurgentes». En su respuesta del l3 de noviembre, la Junta
aprobó la idea de la separación \ dijo que la conducta del subdelegado hahia sido « cri-
minal ». (Archivo general de la Nación. Tupiza, 1810. Inédito;.
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA <).>
lacillo extraordinario : á los cuatro rumbos, en innúmeras ca-
ravanas de muías escuálidas y de ruines caballejos, brotarían
patriotas y no patriotas. Entusiastas y pintorescos, la variedad
do sus trajes, lo extraño de su idioma, lo primitivo de sus ideas
y hasta el color de su piel, asombraría á los porteños, viéndoles
vagar en torno de los centinelas, ó agruparse en el estado mayor,
inquiriendo, atisbando, ofreciendo la vida y también quitán-
dola, á punta de lengua, con la denuncia del enemigo y la de-
lación del prójimo antipático. Fácilmente se percibe, en la carpa
del general, la silueta del radiante «boticario», seguro — ¡al
fin! — de que esta vez no se le escapaba la subdelcgación. A su
lado, Alberti callaría... Toda el hambre atrasada, todos los deli-
rios de su mente famélica, todo el odio en que hervía contra
Agrelo, saldría á borbotones, en vocablos como ascuas, de su
boca amargada; y penetraría el alma sin doblez del general,
arrastrándole a admitir los mayores horrores del mandatario
hipócrita, del porteño traidor, sólo digno de la destitución, del
« arcabuceamienlo », quizá... El tremendo ((boticario» se sal-
dría con la suya. Goya no habría desdeñado la escena. El recipe
valía un « Grotesco »...
Vi caigamos nosotros en la sugestión, y escuchemos al doctor
Agrelo. (í Quién nos impide aceptar como válidas sus explica-
ciones ? <j Por qué no hemos de dar crédito á las palabras de su
oficio de los donativos ? <j Qué cosa más natural que bajo el es-
pionaje de (( los de arriba » — la gente de Córdoba, de Nieto, de
Sanz — careciera el subdelegado de medios para exteriorizar su
amor á la causa patriótica ? Afirma el general Balcarce, alega
Larramendi, y alegó Hevia, por supuesto, que nada previo, que
nada dispuso, ni víveres, ni caballadas, ni auxilios de ninguna
especie para recibir al ejército en el país desolado que atravesaba.
Pero la pasión, sin duda, obscurecía el juicio de los denuncian-
tes. ¿ De dónde iba á extraer los decantados recursos ? Y aún en
el supuesto de que los hubiera habido, c cómo reunidos sin exci-
tar las sospechas de los españoles que lo tenían bajo su garra ?
El cargo le ataba las manos. A no mediar la subdelcgación, á
hallarse libre, como Hevia o como Alberti, su actitud habría sido
otra : el drama no existiría.
Con todo, lo verdaderamente grave de la acusación, es el pro-
<)0 REVISTA DIC LA L NI VIÍKSIDAU
vecto de fuga : aquello de estar pronto, « con la muía apare-
jada », para huir en dirección al norte, es decir, al baluarte
dé los enemigos. Pero aquí también se advierte la sugestión de
las apariencias. El jefe de la avanzada vio la escena; la inter-
pretó á su modo, y, sin pararse en distingos, arrestó al subde-
legado, conduciéndole á presencia del general, quien — dato im-
portante— ordenó su libertad. ¿ Por qué? Porque no halló mé-
rito para su prisión, seguramente, ó, como dice el mismo Bal-
caree en el oficio ya comentado : a En vista de los antecedentes
hubiera... dispuesto su separación y aun procedido contra su
Persona y bienes ; pero he conceptuado... más oportuno... no
hacer la más mínima novedad en el particular y exercitar el
Patriotismo que ahora desplega a favor de nuestra causa, para
los auxilios que me son indispensables en este partido. »
¡No hubo delito, pues! A lo sumo, fugazmente, existió una
presunción.
Se comprende, no obstante, que los oficiales de la vanguardia
persistieran en la acusación. Ellos habían visto. La idea de la
inga quedaría flotando... En los corrillos del campamento, en
torno de los fogones, en que Hevia tendría la palabra, nadie
ocultaría su desprecio hacia quien, en definitiva, más que de la
suerte de los soldados, se preocupó de salvarse á sí mismo. Los
donativos se atribuirían al temor, y los comentarios iracundos
caldearían los ánimos, comparando esa conducta con la de aque-
llos que lodo lo dieron, sin medir el sacrificio, sin esperar re-
compensa, desde el sórdido « real », ahorrado con infinito tra-
bajo, hasta la propia vida, ofrendada con heroica fe á la causa
de la patria...
« Nuestro Hevia — escribe desde Salta al doctor Echevarría
el señor don Manuel de Ogeda — ha dado las mayores pruebas
de patriotismo; pues, con su cuñado escribió a este nuevo go-
bernador (Chiclana) dando razón... de las Tropas que había
en Tupiza, su armamento, equipages y disposiciones... como
que allí se desahogaban, por ser la única casa del pueblo... en
que toda la oficialidad Peruana, por gastar de marcialidad, se
descubría para con las niñas » (i).
(i) Papeles de Echevarría filado.'-. Carta de octubre üi de 1810.
LA INICIACIÓN UKVOIXCIOXAUIA
Esto capítulo de las « niñas » no debió ser despreciable. Por
una sonrisa de « la divina » Aurelia — como después llamaba
Balbastro á la primogénita de don Gabriel — más de un oficia-
lulo patriota se habría hecho matar (i). También los españoles,
á fuer de galantes, y hasta por contrario hartazgo de bellezas
agrestes, se postrarían de hinojos ante « la divina », cayendo
en la locura de deslizar entre las amorosas bravatas, el dalo
comprometedor, escuchado con avidez y transmitido sin dilación
á los libertadores.
Al respecto, el mismo Hevia nos ha dejado preciosas noticias.
Doliéndose, en diciembre, de que la Junta le nombrara, no go-
bernante propietario, como deseaba, sino interino, decía á su
corresponsal :
<( <j Quién inspiró a lodo Chichas amor y obediencia a la Jun-
ta; quién en medio de mil ojos que observaban la cosa más
mínima, tuvo arte para servirse de los misinos oficiales que an-
daban alrededor de Córdoba y del Sordo (González de Socasa),
por cuio medio hasta los pensamientos se les adivinaban? Yo
— exclama orgulloso — yo con la pluma les hice la guerra más
cruda que se puede imaginar : desatinaban sin poder compren-
der cómo se sabía en Salta, y en nuestro exército quanto aquí
hacían, quanto meditaban, todos sus movimientos, etc., etc. Siete
chasques hice a Salta, a Jujuy, a Yavi, y al camino, quando
las avanzadas, las partidas dé guerrilla, las patrullas, quando
parecía imposible que ni un páxaro escaparía volando... » Poco
antes había dicho : « No obstante ciertos acontecimientos que
me hicieron desviar unos dias del trato con el Mayor General,
no por esto cesó mi obsequio y hospitalidad para con un sujeto
tan digno y lo mismo he practicado con toda la oficialidad.
Todo y más merecían unos hombres a quienes naturalmente he
amado siempre y ahora me obligaban más al considerarlos pa-
sando trabajos por tierras desconocidas para darnos la felicidad
y la libertad que años hace nos tiene arrebatada la ambición, la
codicia y el despotismo. » Más tarde exclamaba : « Me hallo
con los mayores trabajos, encargado de todo lo que estaba a
(i) Id., id. P. S. en la carta de Larramendi á Echevarría, citada. (Archivo del Sr.
Juan Canter.)
q8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
costillas de Pueyrredón, recibimiento de Tropas, despachos, bas-
timentos y todos los diablos que se carguen con los Picaros de
arriba que nos pusieron en apuros... » (i).
Tentado me sentía, al leer tales expresiones, de atribuir á
jactancia sus sonados servicios. Después de todo, Hevia se eclip-
sa para siempre en nuestra historia hacia i8i5, y, según lo deja
entrever una carta del comandante Olleros, de esa fecha, su
eclipse no se debió á la muerte, ni á los desengaños que á tantos
abatieron en el duro batallar de los primeros tiempos, sino, sim-
plemente, á la seducción de la causa española y de Pezuela, cuyo
partido acabó por abrazar (2).
Y, sin embargo, toda sospecha de jactancia debe desvanecerse
ante los documentos que existen en el Archivo de la Nación.
La Jimia — en septiembre de 1810 — le da « las devidas gracias
en nombre de la Patria por sus recomendables procedimientos »;
y los vecinos de Tupiza, en junio de 181 1, con ardorosas pala-
bras, piden á la autoridad suprema, que mantenga en la subde-
legación á don Gabriel Antonio de Hevia y Pando, « porque —
dicen — el activo celo y acendrado patriotismo de este Realengo
supera todas las dificultades ». Mayores elogios, todavía, hicie-
ron los eclesiásticos de la provincia, al formular ante el presi-
dente Saavedra, idéntica solicitud (3).
Cualquiera, pues, que posteriormente haya sido la conducta
(1) /(/., id. Cartas inéditas de diciembre i5, octubre 28 y diciembre 3 de 1810 res-
pectivamente.
(2) « Nuestro Dn. Gabriel Hevia — -dice el entonces subteniente 1). Juan José Olleros
al Dr. Echevarría, desde Potosí, el 10 de mayo de 1810 — ha fugado con los enemigos,
según se me notició a la pasada o el dia que existimos en Tupiza, como también se me
aseguró que su familia no había seguido su suerte por falla de cabalgadura. ¡ Pobres
hombres y familia de estos Pueblos, con particularidad el de Salta — termina filosófica-
mente el subteniente — que, dejados seducir de los alucinaniientos de los incautos tira-
nos, siguen con todos sus esfuerzos su deprabado sistema y desordenada derrota I ». (Pa-
peles del Dr. I . A. de Echevarría cit.) V. Torbentk, op. cit., II, i3i.
(3) El oficio de la Junta, de septiembre 'i de t8lo, le fué dirigido en contestación al
documento número 2, citado en la nota 11. — Al cumplirse el primer aniversario del s5
de majo, nuestro asturiano solemnizó el acontecimiento con unas fiestas como jamás se
habían visto en Tupiza, y enderezó á la Junta, el 3o, una « sucinta Historia de la ce-
lebridad » que recuerda las famosas « Breves reseñas » de las proclamaciones de los
reyes en América, enviadas á la metrópoli por los cabildos coloniales. En junio, todavía
duraba la impresión á los tupiceños ; y como por añadidura supieran que el grande
hombre había dedicado « a la Exma. Junta la obra de Mineralogía en dos tomos en 4°
LA IMCIACION REVOLUCIONARIA
!)(J
do Hevia, nadie, sin cometer injusticia, puede negar al entu-
siasta « boticario » de 1810, la efectividad de sus méritos, que
obligaban — como dijo la Junta — el reconocimiento de la
patria.
Aproximábase, entretanto, la acción de Santiago de Cotagaita.
((Los de Santiago — escribía Hevia en vísperas de la batalla
— tienen hoy 1600 hombres de armas y 12 cañones, 10 de a a,
y 2 de a q. Otros aseguran que 4dea4y8dea2. Han afosado
todo el frente del pueblo de cerro a cerro por la parte del rio,
le han llenado de agua, y por la parte de adentro levantaron
una trinchera de tierra y adobe con troneras : han hecho minas
— seguía, y véase en esto cómo la historia se repite — que las
tienen cargadas para volar a los nuestros, supongo que en aque-
llos parajes que conceptúen han de acampar. Ellos se desem-
peñan con el mayor ardor y envían guerrillas por todas par-
tes » ( 1 ) .
Mas á pesar de que conocía en sus detalles el estado y com-
posición de las fuerzas enemigas, lejos de vislumbrar el triunfo,
pronosticaba la derrota : «Repito — agrega en la misma carta
— que Tupiza es leal y obediente. Ahora añado que hay muchos
traydores, pero estos son de capa y pantalón, y en ninguna
manera el Pueblo. El tiempo lo dirá, que los buenos Patriotas
en Tupiza, no llegan á uno y medio, pero todos blasonan de
tales, y el que lo es en realidad calla, porque vé como van las
cosas... No siempre ni precisamente decir Porteño es decir Pa-
triota... »
En tocando á este punto, pierde la cabeza, y, sin sospechar
la contradicción, más y más amargado y enfático, continúa :
con i3 láminas, que dedicó al Consulado en 1806», apresuráronse todos á solicitar á
Castclli v á la Junta « que se les continuase de subdelegado a I). Gabriel Antonio de
llevia ». Ya los eclesiásticos, doctor don Julián de Ureta, don José Manuel Salguero,
don Tomás Montellar, don Manuel Ortiz de Aramayo, don Pedro Crisólogo Vidaurre y
don Miguel Gregorio Velásquez, « consultando el bien público y puntual servicio de la
Patria », habían pedido lo mismo el mes anterior. (Archivo general de la nación. Tupiza.
1810, Documentos inéditos números 2, 10, 11 y i3. Id. 181 1, Id. de mayo 3oyjunio 3o).
(1) Curiosa carta al doctor Echevarría, fechada en «Octubre de 1810 », dividida en
capítulos, y acompañada de una « Glosa de los capítulos de la adjunta », que es sensible
no poder transcribir integramente, por las razones ya expuestas. (Papeles, etc., inéd.. cit. ).
HUVISTA Di: LA UMVliKSlDAl)
<( Se extraña aquí sobremanera el que apenas tengamos una
noticia cierta de los arribeños Indalecianos atrincherados en
Santiago, y mucho más el que aquellos sepan por horas quanto
pasa aquí, en donde permanece aun la vanguardia. A la verdad,
se han cambiado las suertes : antes sabían los nuestros hasta los
pensamientos de los de arriba porque andaba su compadre entre
ellos, y los observaba, y ahora andan entre estos algunos que no
pierden ocasión de comunicar a los de Santiago quanto pasa,
pero estos como ellos dicen son acrisolados patriotas, y en rea-
lidad no se oie otra cosa en sus bocas ni se deja de probar lo
contrario en sus palabras. Callaré los nombres — exclama fi-
nalmente, y la alusión ya para nosotros no tiene duda — callaré
los nombres y aun debieran borrarse del catálogo de los por-
teños... »
Agrelo, el odiado Agrelo, era siempre el blanco de sus denues-
tos. «En orden a los patriotas que nos vendían — vocifera en
párrafo aparte — no dejaré de decir que exceptuando mi com-
padre Alberti, todos los otros nos armaban lazo. »
El 17 de octubre, una partida patriota de 2 5 hombres, al
mando del teniente don Antonio Rodríguez, chocó con otra de
1 5o españoles. Corrió alguna sangre : los patriotas perdieron
un soldado, que fué hecho prisionero, «y los de allá — cuenta
tíevia — tuvieron un muerto y cinco heridos » (1).
El 22, cerciorado el general de que Córdoba, con 5oo hom-
bres, se retiraba á Potosí, ordenó atacar el punto estratégico de
Cazón, ó pasar adelante, si efectivamente se habían replegado
los potosinos. Con su habitual desenfado crítico, el insigne He-
via juzgó así la operación : « Llegó el general Balcarce y rompió
el fuego precipitadamente : no había municiones, pero sí mala
disposición, y de milagro no nos cortaron la retirada. »
Y como enardecido por la frase, que tan vigorosamente ex-
presaba su resentimiento de hombre superior, al que nadie había
pensado en consultar, seguía volcando el odre de su amargura
con cierto aire espantable y misterioso que oprime :
( 1) Id., id. — ^ éase el parle del general Balearce, fechado en Tupiza el 2Í4 de octu-
bre, donde hace subir « a cerca de 200 hombres » los de la partida enemiga, y descen-
der á 11 los de la de Rodríguez, en Archivo general de la República Argentina, citado,
I, 275, y II, 21.
LA INICIACIÓN KKVOLUCIOXA1UA
« Oirá Vd. mucho de esto en esa, pero silencio, y silencio
también en lo de que la noche antes de la salida para Cazón
se le pillaron cartas que a beneficio de una tormenta de agua
v granizo despachaba Agrelo al ejército enemigo : esto se calló
— agrega — y Balcarce me dixo que ésta y otras cosas seme-
jantes de Agrelo, convenía disimularlas por entonces. »
Al llegar á este pasaje, el espíritu del investigador se descon-
cierta. Ya no se trata de omisiones cometidas por el doctor
Agrelo, bajo la presión de la autoridad enemiga. Ya no es cues-
tión de cabalgaduras que no pudo proporcionar, ó de víveres
que faltaban, ó de noticias que calló. Nos encontramos aquí en
presencia de un acto positivo, de un hecho tan abiertamente
hostil á la causa libertadora, que sólo valiéndonos de la repul-
siva palabra traición podríamos expresarlo...
Pero no hagamos juicios prematuros.
Había, por fin, llegado el 27 de octubre, día del descalabro
de Cotagaita. Conocido como es el famoso primer combate y
la retirada del ejército, después de cuatro horas de un tiroteo
tan ruidoso como ineficaz, no me detendré á describirlo. Lo
único que por el momento nos interesa es la posición de nues-
tros dos personajes.
Nadie que conozca el parte del general argentino, ignora que
en medio de la acción, desamparando la pieza que mandaba, un
jefe de artillería, al sentirse tocado por una bala, emprendió
la fuga, (( vociferando por toda la carrera — dice el documento
— que el ejército se había perdido y que el rio de Santiago que-
daba cubierto de nuestros cadáveres» (1).
Pues bien, según Iíevia, no sólo Agrelo, cosa que en el fondo
debía serle grata, sino también Alberti, « el compadre Alberti »,
halló en la voz de aquel jefe un pretexto para huir. « El do-
mingo 28 a las 9 de la mañana — escribe á Echevarría — salie-
ron de aquí Agrelo con su familia, y Alberti... El primero — con-
tinúa — llegó diciendo que habíamos sido derrotados en San-
tiago... El segundo haciendo mal uso de las confianzas que le
hizo y ingrato a mil favores, salió a sorprender al Vocal (Cas-
io \ ¿ase Partes oficiales y documentos relativos d la guerra de la independencia argenti-
na citado. I, 35, 36,
AKT. cwia. XXXI-G*
102 REVISTA UE LA UMVKKSIUAD
telli) y apoiado de las gazmoñerías de Agrelo, consiguió que se
le nombrara de subdelegado interino. Ya yo lo estaba por el
Mayor, y dado a reconocer; gritó el mayor a mi favor. Toda
la oficialidad y el pueblo sano afearon el hecho engañoso; des-
pacharon a Cinti a mi buen compadre y el vocal que conocía
mis méritos me reafirmó en el empleo... » (i).
Sin duda, hasta para el mediocre expositor que tiene el honor
de dirigiros la palabra, no sería empresa del otro mundo, lle-
gados á esta altura de vuestra penosa tarea, arrancaros una son-
risa de alivio, por mal que comentara la pintoresca despreocu-
pación con que el colérico asturiano mezclaba las cosas de la
patria al escandaloso asunto de que le birlaran el empleo...
Pero entiendo que el más elemental buen gusto me veda todo
asomo de nota humorística...
Señores : He traído á vuestra consideración el examen de una
etapa dudosa en la vida de un gran argentino, con ánimo, no
de arrojar sombras sobre una de las más altas luminarias de
nuestro pasado, sino, precisamente, con la idea de impedir toda
futura tentativa de empañarla.
El doctor Agrelo no fué- un mal patriota al comienzo de su
vida pública. Levantemos nuestros corazones... El doctor Agrelo
no sintió jamás, en aquellos días angustiosos y febriles de su
permanencia en Tupiza, la mínima tentación de dar la espalda
á sus camaradas de Buenos Aires y refugiarse cobardemente en
el campo enemigo de la libertad y de la independencia de la
patria.
No nos detengamos á examinar los aparentes delitos de su
falta de cooperación. Bástase él solo para la defensa, con lo
que dejamos probado en el curso de este trabajo. Remontémonos
hasta su arresto por el comandante de la avanzada. <¿ Quién se
atreverá á afirmar que el general Balcarce absolvió á un culpa-
ble ? c Quién — aún dando crédito á las palabras de Hevia —
podrá admitir que su fuga, después de Cotagaita, obedeció á
móviles antipatrióticos ? i Cómo podría creerse que al huir ele-
giría el camino de Buenos Aires, el camino precisamente opues-
(i) Carta citada de octubre 1810.
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA |o3
to al de sus flagrantes conveniencias ? Por último, si las cartas
descubiertas la noche de Cazón existieron en realidad, <j quién
no comprende que debieron ser una estratagema convenida con
el general Balcarcc á favor de las relaciones que el doctor
Agrelo debía tener con la oficialidad del ejército de Córdoba ?
Finalmente, d sería creíble que el general Balcarce, ante la de-
nuncia de traición, dejaría en libertad, más aún, perdonaría la
vida á quien osara levantar resistencias y cometiera actos de
espionaje ?...
Ahí estaba Castelli, por lo demás, el inflexible y formidable
Caslelli, en cuyas manos aún humeaba la sangre de Liniers y
demás víctimas de Cruz Alta; y por ahí, muy cerca, esperaban
su hora, Nieto, Córdoba, Sanz... ¡No! Si Agrelo hubiera sido
culpable, Castelli no le habría perdonado. Su cabeza se habría
¡tizado en una pica para ejemplo de traidores, y nuestra literatura
jurídica y los anales de nuestras grandes asambleas legislativas,
tendrían, para desgracia nuestra, muchas páginas de menos que
consagró aquella inteligencia fulgurante á la más alta gloria y
esplendor de los destinos nacionales...
La agran risa» de Moreno era, pues, justa (i). Imitémosla
con satisfacción de argentinos.
Carlos Correa Luna.
(i) No estará demás recordar que al episodio de la « gran risa », lo precedió este
diálogo ;
— « Vienes — le había dicho Moreno, quien va estaba en vísperas de embarcarse para
Inglaterra — cuando ya no tengo poder : le tenia destinado para gobernador de La Paz.
— « La paz — contestó Agrelo — es lo que vengo buscando, pero no en gobiernos,
sino en mi casa ». {Autobiografía cit. 226).
En realidad, fué el infierno lo que halló. Apenas transcurrirían siete años, cuando el
destierro lo alejaría de Buenos Aires : y su familia, compuesta de su mujer y (( seis
hijos tiernos», quedaría en tal desamparo, que 'doña Isabel Calvimonte, venciendo su
repugnancia, tuvo que recurrir al gobierno en julio de 1817, « no teniendo ya vienes
que vender ni recursos con que contar »>, para que, « por compasión », le pagaran el
medio sueldo de su marido como agente de la Cámara de apelaciones. «No pudiendo
mirar con indiferencia — dijo el admirable director Puevrredón en el decreto del caso —
el desamparo y orfandad en que ha quedado la suplicante ... le concedo la gracia de que
se le socorra por la Tesorería general con treinta pesos mensuales» ... (((Julio i5 de
1N17. Asign'1" 3o pesos mensuales a la Esposa del Dr. D. Pedro Agrelo». Doc. inédito
del Archivo general de la Nación, gentilmente comunicado por mi distinguido amigo D.
Augusto S. Maliié).
I04 HEV1STA DE LA UMVKHSIDAD
APÉNDICE
En septiembre, á las tres semanas de publicado por primera vez
este trabajo, en La Nación del 6 al 20 de agosto, supe, por in-
termedio de mi distinguido colega y amigo, don Gregorio F. Ro-
dríguez, que en el Museo Mitre se conservaban papeles inéditos
del doctor Agrelo, relacionados con la materia que me ocupa.
Examinados los manuscritos, resulta que no se trata de la Auto-
biografía, cuya primera parte se ha perdido definitivamente, ó,
lo que es igual, se mantiene inaccesible á los investigadores;
sino de una obra distinta, de puño y letra del doctor Agrelo,
primitivamente compuesta en tres volúmenes, de los que 110 se
conservan más que dos abultados cuadernos, de 3n y cerca de
/joo páginas, respectivamente.
El primero (mal llamado, de letra distinta á la del texto :
« Tomo i°. Revolución del 2 5 de mayo »), se titula por el autor :
« Quad" 5". Memorias y documentos para la historia de es las
Provincias ». Lo que ante todo se ve en él, al abrirlo, es una inte-
resante carta de remisión de « los tres quadernos principales de
memorias y docs », firmada «. Agrelo », y dirigida al « Sor Dor D.
Hora" Várela ». Contiene (en vez de capítulos) las « Memorias 4a,
5a, 6a, 7a y 8a », correspondientes á los sucesos de 18 10, desde la
revolución de mayo en Buenos Aires, hasta el fusilamiento de Li-
niers y sus compañeros. Además, trae nueve extensas notas.
El segundo (también caratulado de distinta letra : « Tomo •>.".
Revolución de Mayo »), fué titulado por el doctor Agrelo :
« Memorias y documentos para la Hstoria de este Virrey nato ».
Empieza en la « Memoria 9a » con una reseña acerca del « estado
de Buenos Ayres en el curso del año de 1810 », y termina en
la 18a describiendo los « sucesos del Paraguay después de la
retirada del exercito del G,al Belgrano, y el eátado de esta Pro\ '
en el mes de Sepc de 181 1 ».
La « Memoria 7a », que transcribo á continuación por su es-
pecial atingencia con algunos hechos referidos en el texto, ocu-
pa las páginas 198 á 201 del « Quad° 5o ».
I.\ INICIACIÓN RÉVOLUClONAHIA lo.)
« MEMORIA Ia »
« La Noticia de la instalación de la Junta de Buenos Ayres llega
á los Gobiernos interiores del Perú — se separan estos del Vi-
rreynato, y se someten al de Lima — se acepta esta sumisión
— Providencias que se tomaron — El Presidente del Cusco Don
José Manuel Goyeneche marcha sobre la Frontera, y organisa
vn exercito en el Desaguadero — El Presidente de Charcas Don
Vicente Nieto con el Gobernador de Potosi Don Francisco de
Paula Sans organisan otro sobre la Frontera de Jujui — De-
sarma el Presidente de Chuquisaca los Patricios que habían su-
bido con el al Perú el año anterior, y los manda al socaban de
Potosi, licenciando para aquella villa á los oficiales — La van-
guardia de este exercito se acantona en la villa de Tupiza — á
las ordenes del General Don José de Cordova, y Don Indalecio
González de Socasa — El Presidente Nieto en persona viene á
Santiago de Cotagaita, y forma allí el quartel General con la
reserva.
« El Virrey Cisneros desde mediados del mes de Mayo, en que
dio su proclama anunciando que los Franceses habían forzado
sierra Morena, comenzó ya á sentir bajo sus pies el incendio que
le amenazaba, y fue lo primero que hiso avisar de ello á todos
los Gefes del Perú por extraordinarios ocultos, previniéndoles
del Estado amenazador en que quedaba la capital, y que tomasen
lodas las medidas para un caso de rompimiento, que el les avi-
saría oportunamente con toda anticipación posible.
« En este estado de ansiedad dejé yo á Potosí á principios del
mes de Junio, que sali de allí para mi subdelegacion de Chichas,
bien impuesto de todo por el mismo intendente, como que en la
Provincia de mi mando debían sentirse los primeros efectos de
((nales quiera ocurrencia, y debia ser necesaria mi cooperación,
con que creia poder contar también, sin embargo de mi calidad
de Porteño, por la reserva y ambigua conducta que desde enton-
ces manifesté sobre todo.
« No tardaron mucho los avisos anunciados por el Virrey : pues
desde el 7 de Junio hasta el 28. fueron varios los extraordinarios,
ioG
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ya directos del Virrey, ya por conduelo del Gobernador de Cor-
dova, que llevaron á aquellos Gei'es los detalles reservados de
todo lo sucedido. El Publico no supo por estenso cosa alguna
hasta el correo ordinario, que pasó por Tupiza á fines de Junio,
conduciendo y repartiendo correspondencia, é impresos, cuya
circulación y conocimiento no pudo impedirse por lo pronto.
A más de esto los Gefes de Cordova dirigieron también los su-
yos para ponerse de acuerdo en los planes, y medidas, que al
íin no pudieron realizar, como lo veremos adelante.
« Las primeras disposiciones que se tomaron fue ocupar en la
parte que pudieron, todos los papeles en los correos de todas las
Intendencias y Partidos de acuerdo con los Gefes de Potosí,
Charcas y la Paz, y mandar que se entregasen los que hubiesen
recibido ya, ó obtenidos por qualquiera otra via — Se suspendió
toda remisión de caudales — Se publicó por bando la separa-
ción de todas las Provincias del Perú del Virreynato de Buenos
\\rvs, á que pertenecían, y se sujetaron al virreynato de Lima,
á quien vnicamente se mandó reconocer — se suspendieron lodos
los correos, cortándose toda comunicación publica con Buenos-
Ayres — y se principiaron á levantar fuerzas con que resistir la
expedición auxiliadora que subia. De todo era impuesta la Junta
por los partes y relaciones que los Patriotas le remitían, frus-
tando la vigilancia de los despotas : y los publicaba con las
mismas expresiones del entusiasmo publico que manifestaban,
para alentar los ánimos de los partidarios de la Capital, y de
las Provincias que se le habian cometido.
« El virrey de Lima Don José Abascal aceptó la sumisión con
acuerdo de una Junta de corporaciones que reunió en su Pa-
lacio, y lo avisó asi al Presidente de Charcas, y demás Gefes :
y este acuerdo lo tubo la Junta inmediatamente con el bando que
publicó lleno de insultos al nuevo Gobierno y á todos los ame-
ricanos, sobre el que dio también vn manifiesto contra aquel
Virrey.
« En consequencia de estos acuerdos el Presidente del Cusco
Don José Manuel Goyeneche fue encargado de organizar vn
cuerpo de exercito sobre la Frontera del Norte en el desagua-
dero, mientras que el Presidente de Charcas, y el Gobernador
do Potosí disponían otro para que viniese á encontrar y batir
LA INICIACIÓN REVOLUCIONARIA
la expedición auxiliadora sobre la Frontera del Sur : y asi se
preparó todo.
<( Goyeneche pues obraba su encargo en el primer punto : y
los dos Gefes últimos reunieron vna fuerza como de mil y qui-
nientos hombres (la mayor parte reclutas) que situaron en Tu-
piza al mando del General Don José de Cordova, y de Don In-
dalesio González de Socasa.
« Muy en breve levantaron, y situaron otros tanto en Santiago
de Cotagaita, atrincherándose allí con un parapeto que corrie-
ron en la embocadura de dos cerros, en que está fundado aquel
Pueblo, pasando por delante el rio bien espacioso que corta el
camino. Este era el Quartel General, donde estaban los depósitos
y almacenes de pertrechos, y vtiles de guerra para todo el exer-
cito con ocho cañonsitos de montaña.
<( El Presidente Nieto vino en persona con su estado mayor á
situarse en este Quartel General, y mandar en Gefe el exercilo.
Mas antes de su salida de Chuquisaca, y deseoso de afianzar la
lealtad que necesitaba, por los recelos que tenia de los Patricios
de Buenos-Ayres existentes en los cuerpos que habia llevado el
año anterior de esta ciudad, vsó la indecente estratagema de in-
vitarlos á declararse con franqueza si servirian en su caso con-
tra el exercito que subia, asegurándoles que ningún mal les so-
brevendría de no hacerlo, expresando con tiempo, con claridad
y verdad : y habiendo todos ellos declarado que no lo harían,
sin oponerse por esto á las medidas que se tomasen, fueron des-
armados en el acto los soldados, y remitidos marchando á pié al
socabon de Potosí, con esposas y cadenas, y allí estuvieron hasta
la llegada de la expedición, con los oficiales licenciados, que fue-
ron confinados á la misma villa. La Junta dio también sobre esto
vn manifiesto, recorriendo todos los excesos con que se habia
hecho notable aquel mandón desde su arribo con el Virrey Cis-
neros.
« \nt(S de todo, y desde que tuvo la primera noticia del movi-
miento, hizo salir para Lima todos los presos que mantenía de
resultas del anterior, que habia tenido lugar en aquella Giudad
el año de 1809 : entre ellos los oy dores Don José Vázquez Ba-
llesteros, y Don José Agustin Vssoz y Mozi, el Fiscal Don Miguel
López Andreu, el Asesor Don Vicente Rodríguez Romano, el
ioS
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
General Don Juan Antonio Alvarez de Arenales, Don Joaquín
Lemoyne, Don Bernardo Monteagudo y otros, conducidos por
una Fuerte escolta á ser entregados á disposición del Virrey de
Lima : á los quales se reunieron á su Pasada por la Paz Don
José Antonio Medina, clérigo Presbytero, y otros presos que alli
exislian de los Juzgados por Goyeneche.
« Nosotros lo dejaremos por ahora en sus trincheras para vol-
ver á la Marcha, y sucesos de la Expedición de Buenos-Ayres, que
dejamos sobre las Fronteras de Cordova » (i).
C. C. L.
(i) Adémasele los referidos cuadernos, el Museo -Mitre — cuya amable dirección no lia
podido ser inás deferente conmigo — guarda en depósito otro voluminoso manuscristo ti-
tulado Escritos y memorias del doctor don Pedro José Af/relo, cuyo material es el siguiente :
« i° Disertación sobre la elección de obispos. — u" Opiniones sobre el juicio por jura-
dos. — ■ S" Memoria sobre varios provectos de Monarquías en el Ilio de la Plata. —
4° Sobre su deportación á N. América. — 5* El fraile Fr. Francisco Castañeda. — Au-
tógrafos inéditos. »
DON JUAN RU1Z DE ALARCON
EL HOMBRE. EL DRAMATURGO. EL MORALISTA
SEGUNDA CONFERENCIA M
Señores :
Semejante al que llega al pie de copudo manzano, codicioso
de recoger las más doradas pomas de árbol tan bien provisto, y
van los ojos, y en pos de ellos las manos, para alcanzar las en
mayor sazón y más olorosas, surgiendo en no pocas ocasiones
la dificultad de la elección, y cuando se le ocurre mirar la co-
secha, advierte que es pequeño el serón á prevención traído para
llevarse la sabrosa fruta, así yo, señores, después de leídas con
atención las obras del sin rival mejicano, y de apuntadas las
citas á mi intento más oportunas, advierto que no caben todas
en los breves términos de una conversación, viéndome forzado,
muy á mi pesar, á que queden en ésta sin cabida no pocas, cuales
alcances didácticos ó filosóficos me deleitaron.
Releídas con bien encaminado propósito las veintiséis obras
dramáticas de nuestro autor, y antes de sacar de nuevo á luz
frases y sentencias morales del teatro alarconiano, anticiparme
quiero al posible reparo, con sólo advertir que no creo en la
virginidad de las ideas. Las del genial mejicano, ó fueron reco-
gidas en provechosas lecturas, ó flotaban en el ambiente de la
época : utilizó varias escuchadas de labios doctos, muchas de
los del pueblo, siempre despierto y oportuno; mas el mérito
de darles forma poética, para que su brillo atrajese la atención
(i) Véase el número anterior de esta Revista.
ART. ORIG. xxxi-7
I I O KK VISTA DE LA UNIVERSIDAD
de las muchedumbres; el valioso contingente moral y educativo
encerrado en tan corta labor; diré más, el andamiaje de las
ideas, su seductor ropaje, esto es obra exclusiva de Alarcón.
Regatearle por ello coronas de vencedor, equivaldría á negar mé-
rito á varias obras shakesperianas, porque sus argumentos pro-
ceden de italianas fuentes.
Aun debo advertir, para que nadie se llame á engaño, que sólo
desfloraré el tema : lo que va á seguir se limita á demostrar lo
ya dicho, esto es, el perfecto conocimiento que Alarcón tenía
del corazón humano, así en sus nobles arranques y aspiraciones,
como en los vicios que por desgracia lo malean y corrompen.
Siguiendo la costumbre de la época, nuestro autor no hace
aparecer en las tablas á la venerable figura de la madre; y porque
alguien lo intentó, Hurtado de Mendoza se encaró con el atre-
vido en la segunda parte del Entremés de Miser Palomo y Mé-
dico de espíritu, diciéndole :
Si os holgáis de escuchar que no hay doncellas,
y celebráis malicias tan livianas ;
gente del diablo ¿no tenéis hermanas?
Infamar las mujeres y maridos
solemnizáis ahora en los tablados :
gente de Bercebú ¿ no sois casados ?
C Qué diría el aristocrático autor, que Alarcón y que cuantos
respetaban el hogar, ante los atrevidos argumentos de un buen
golpe de dramas modernos ?
Veamos qué concepto tenía Alarcón de la hidalguía y de la
moral.
Como le pidiera el rey á don Rodrigo de Villagómez, en Los
pechos privilegiados (i), que fuese su tercero para obtener los
ilícitos favores de doña Elvira, contesta grave y reposado el
nobilísimo señor :
¿ Y en tan poca estimación
os tengo yo, que debía
presumir que en vos cabía
injusta imaginación?
(i) Acto I, escena III.
DON JUAN IUJIZ DE ALAHCON I I I
¿Y en tan poco rnc estimáis
ó me estimo yo, que crea
que para una cosa fea
valeros de mi queráis ?
Y porque el rey insistiera, en un diálogo vivo y animado como
pocos, y modelo de nobleza para muchos, replica el de Villa-
gómez :
Señor, la misma razón
porque ¡i mí me lo encargáis
hace, si bien lo miráis
la mayor contradicción ;
que si á Elvira puedo hablar,
por ser amigo del Conde,
con eso mismo os responde
mi fe que me he de excusar :
pues ni yo fuera Rodrigo
de Villagómez, ni fuera
digno de que en mi cupiera
el nombre de vuestro amigo,
si solo por daros gusto
en un caso tan mal hecho,
hiciera á un amigo estrecho
un agravio tan injusto (i).
En La prueba de las promesas, repite la misma idea al ase-
gurar :
Que al amigo, pienso yo,
que han de pedirle las cosas
grandes y dificultosas
más las ilícitas, no (2).
Terminante es en Los empeños de un engaño, al asegurar que:
no obliga contra el honor
la ley de amistad más fina (3),
idea que vuelve á repetir en El examen de maridos, haciéndole
decir al conde :
( 1) Acto I, escena 111.
(a) Acto 1.
(3) Acto II, escena IV.
112 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
los cuerdos amigos
tienen razón de ([nejarse
deque la verdad les nieguen,
más no de que se la cal ¡cu
porque no consienten culpas
las honradas amistades (l ).
Conforme se va viendo, por cima de todo está la moral, la
austera moral á que Alarcón pospone todas las mundanas con-
veniencias; y así, en un nobilísimo arranque, puede decir don
Rodrigo, dechado de caballeros, en Los pedios privilegiados :
No hay ofensas,
no hay amistades ni amores
que en locando á la lealtad
no olviden los pechos nobles (a).
Arrastrado por la pasión amorosa, y aún sabiendo que es
amigo del conde, asegura el marqués á su pretendida, en El
examen (Je ni áridos, que :
es Forzoso preferir
á la amistad, la opinión (3),
pero molestado por esta idea, y como si se arrepintiese de bur-
lar, aun en aras de la pública fama, la cariñosa amistad que
sintiera por el conde, á poco, y hablando con él, le dice :
Mas libradme de los daños
que amenazan mi opinión
si desisto «leste intento.
A veréis si mi amistad
tropieza en dificultad
ó reposa en sentimiento (4).
y cuéntese que quien así habla está perdidamente enamorado de
doña Inés.
(i) Aclo I. escena V.
(a) Aclo II. escena W II
(3) Acto II. escena VI í.
( 'i i Acto 11, escena 1 \ .
DON JUAN UUÍZ DE ALARCON I I ,'l
Entusiasta defensor de la amistad sincera, flor cada día menos
lozana en el humano corazón, escribe Ganar amigos, comedia
que es en el fondo laudatorio poema de tan noble sentimiento,
y en El examen de ni áridos, pone en boca del marqués el si-
guiente concepto -
No hay más tesoro en el mundo
que uu amigo verdadero (i).
Idea tan cabal tenía nuestro autor de este afecto, que cuando
el rey en Los pechos privilegiados, y á fin de decidirle á que
secunde sus aviesas intenciones, le pregunta á don Rodrigo si
es su amigo, contesta el hidalgo :
Alfonso, porque lo son
os pongo de la verdad
á los ojos el espejo :
que se ve en el buen consejo
la verdadera amistad (a).
Más rotundo es aun, si cabe, don Juan, al decirle á don Diego
en El semejante á sí mismo :
¿Qué queréis? Verdades digo.
y aquel es mejor amigo
que desengaña mejor (3).
El enamorado marqués en El examen de maridos, le dice al
conde :
Mi amigo sois, y el amigo
es un espejo fiel ( 'i i.
Contra quienes, abusando de la confianza en ellos deposi-
tada, hácense Judas de la amistad, escribe Alareón, y pone las
frases en boca de don García, en Mudarse por mejorarse :
Marqués, las causas ajenas
el que es noble, o no se encarga
(i) Acto III, escena XVI.
; Veto I, escena III.
(3) Acto II. escena XIII.
('O Acto 111. escena XI.
I r f\ IIKV1STA DE LA UNIVEKSIOAD
dolías, ó tiene por propia
su ventura ó su desgracia (i).
En La verdad sospechosa, y al recodarle Isabel á Jacinta que
verá por la calle al hijo de don Beltrán, contesta hermosamente
la segunda de las citadas damas :
veré solo el rostro y talle ;
eJ alma que importa más
quisiera ver con hablalle (2),
concepto no conocido, y si conocido, olvidado por no pocas
doncellas que al ara se acercan, después de haber admirado, no
el alma, el rostro del galán.
A estas mismas doncellas, más atentas á prendas físicas que á
morales, advierte nuestro filósofo y les dice en Las paredes oyen :
« En el hombre no has de ver
la hermosura ó gentileza :
su hermosura es la nobleza,
su gentileza el saber (3).
Y á ellos, á estos jóvenes faltos de seso, que embobados en
físicas perfecciones no aciertan á fijarse en prendas morales,
les dice nuestro autor, sirviéndose de Redondo, en Mudarse por
mejorarse :
¡ Linda cosa !
porque si es boba la hermosa,
es de teñido papel
una bien pintada flor.
que de lejos vista, agrada,
y cerca no vale nada
porque le falta el olor (4).
En la ya citada comedia, La verdad sospechosa, pone en labios
i l) Acto II, escena X.V1.
( 2) Acto I, escena 111.
i ;5 ) Acto II, escena IV.
I 'i ) Acto 1 1, escena I \ .
DON JUAN UU1Z DE ALAUCON 1 1 ,)
de don Beltrán, al reprender á sn hijo, estos versos, suficientes
para pintar el paternal cariño :
¿Que: enemigo te oprimía?
¿Qué puñal te amenazaba?
sino un padre, padre al fin,
que este nombre solo basta
para saber de que modo
le enternecieran tus ansias (i).
En No hay mal que por bien no venga, le hace decir al prín-
cipe esta filosófica verdad :
En abriendo el pecho al \icio
el más pequeño resquicio
da puerta franca al error (:>.').
Guando en Los favores del mundo, derriba don García á clon
Juan, y vencido en el desafío va éste á recibir la postrer estocada
del noble castellano, exclama : « ¡Válgame la Virgen! ». Don
García detiene el brazo, é irguiéndose contesta como cristiano
sincero :
Valga :
que á tan alta intercesora
no puedo ser descortés (3).
En aquella época caballeresca, en que á la dama se rendía
galante homenaje, ¿ cómo no había de vencer á un noble y á
á un cristiano la intercesión de la Célica Señora ? é No encierran
los anteriores versos el fides amor de los castellanos pechos ?
Tan hermoso es el relato que del apuntado sucedido hace
don García, y son tan soberanamente bellas las frases del prín-
cipe, contestando al hidalgo caballero, que aún sabiendo son
conocidas del menos aprovechado estudiante de retórica, no pue-
do resistir á la tentación de copiar algunos, ya que no todos, de
aquellos conceptos; y después de releída la siguiente transcrip-
(i) Acto III, escena IX.
(2) Acto I, escena VII.
(3) Acto I, escena III.
I I (¡ REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ción, dígase si no merece el calificativo de valiosa joya de la
deslumbrante escena castellana.
El largo relato de don García termina así :
y él, viendo que ya en el suelo
ningún remedio le queda,
; Válgame la ^ irgen ! dice :
Valea, digo; v la sentencia
revoco en el misino instante
que al golpe empezado resta.
Este es el caso ; don Juan,
pues lie hablado en su presencia,
me puede enmendar agora
lo que mi memoria verra.
Al asentir don Juan, dice majestáticamente el príncipe, orgu-
lloso de tener vasallo tal :
Garci-Rüiz de Alarcón,
claras vuestras obras son :
desde el oriente al ocaso
da envidia vuestra opinión.
Las más ilustres historias
en vuestras alias Vitorias
el non plus ultra han tenido ;
mas la que hoy ganáis, ha sido
plus ultra de humanas glorias.
Vuestra dicha es tan extraña,
que quisiera ¡Vive Dios!
más haber hecho la hazaña
que hoy, García, hicistes vos,
que ser príncipe de España.
Porque Alejandro decía
(¡ ved cuanto lo encarecía!)
qye más ufano quedaba,
si un rendido perdonaba,
que si un imperio rendía.
Que en los pechos valerosos,
bastantes por sí á emprender
los casos dificultosos,
el alcanzar y vencer
DON JUAN HUIZ DE ALAHCON II7
consiste en ser venturosos :
mas en que un hombre perdone.
viéndose ya vencedor,
á quien le quitó el honor,
nada la fortuna pone :
todo se debe al valor.
Si vos de matar, García,
tanta costumbre tenéis,
matar ¿qué hazaña sería?
vuestra mayor valentía
viene á ser que no matéis
En vencer está la gloria,
no en matar: que es vil acción
seguir la airada pasión,
y deslustra la victoria
la villana ejecución (i)
Quien venció, pudo dar muerte;
pero quien mató, no es cierto
que pudo vencer; que es suerte
que le sucede al más tuerte.
sin ser vencido, ser muerto.
Y así no os puede negar
quien más pretenda morder,
que más honra os vino á dar
el vencer y no matar,
que el matar, v no vencer.
Dar la muerte al enemigo,
de temello es argumento;
despreciallo es más castigo,
pues que vive á ser testigo
contra sí del vencimiento.
La vitoria el matador
abrevia, y el que ha sabido
perdonar, la hace mayor,
(i) Idea esta que glosó nuís tarde Calderón, en La devoción de la Cruz, poniendo en
boca de Curcio los siguientes versos :
El acero de un nol>le, aunque ofendido,
no se mancha en la sangre de un rendido ;
que quita grande parte de la gloria
el que con sangre borra la victoria
(Jorn. III, Esc. IX.)
Il8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
pues mientras vive el vencido,
venciendo está el vencedor (i).
Si el razonamiento del príncipe es modelo de lógica caballe-
resca, las anteriores quintillas, por lo robustas y sonoras, bien
pueden mostrarse como ejemplo de versificación.
Encariñado Alarcón con la idea fundamental que campea en
los anteriores versos, vuelve sobre ella en La industria y la
suerte, cuando dice :
Pues estáis favorecido.
gozad, con verme perdido,
el colmo de este favor:
que la gloria al vencedor
¿quién la da sino el vencido? (a).
En esta misma obra pondera con un solo verso, la virtud de
la paciencia. Se lamenta don García, y es muy humano el la-
mento, diciendo :
Un injusto rigor sufrir no es justo,
á cual honda queja replica la bella Anarda :
\ ser justo ¿qué hicierais en llcvallo? (3),
pregunta que bien vale la declaración de que debe el varón fuerte
hacerse superior á las adversidades de la vida, concepto que con
más claridad repite en La prueba de las promesas, diciendo :
De la fortuna el vigor
prueba el pecho valeroso,
porque en el tiempo dichoso
vive dormido el valor (4).
Contradiciendo lo aseverado por hipócritas y marrulleros, esto
es, que el fin legitima los medios, pone la siguiente redondilla
(i) Acto I, escena ]\.
(2) Acto 1, escena V.
(3) Acto II, escena XV.
(4) Acto I.
DON JUAN UUIZ DE ALAHCON [ IQ
en boca de doña Ana, una de las damas más nobles del teatro
alarconiano :
Por el mal medio, condeno
el buen fin : todo lo igualo
en que verás que lo malo,
aun para buen ün, no es bueno (i),
y en El examen de maridos, asegura que :
del buen principio nace
el buen fin de los intentos (2).
La industria y la suerte, comedia dedicada á proclamar el
triunfo de la segunda sobre la primera, abunda en felices pin-
celadas, tendientes á probar cuánto valen la rectitud del pensa-
miento, y afirma que :
pocas veces alcanzaron
buen fin engañosos medios (3),
y en el acto siguiente advierte á los mal intencionados que :
muchos engaños requiere
la fábrica de un engaño (4).
De la defensa de la verdad hizo el conspicuo mejicano un
culto, pues no sólo dedicó á tan simpática virtud una comedia,
que como ya sabemos, es una de las más hermosas del teatro
universal, sino que de ella habla á cada paso en el mayor número
de sus obras : para Alarcón, la verdad es y ha de ser siempre,
nuestra amiga más fiel, la que acompañarnos debe de la cuna
al sepulcro, y todo debe allanarse á su paso. Recojamos algunas
de las ideas esparcidas en sus obras.
Afeando el vicio de la mentira, le dice don Beltrán á su hijo
en La verdad sospechosa :
(1) Las paredes oyen, acto III, escena XVI.
(2) Acto III, escena X.YI.
(3) Acto II, escena VI.
(4) Acto 111, escena III.
120 KKVISTA DE LA UNIVERSIDAD
¿Posible es que tenga un hombre
tan humildes pensamientos,
que viva sujeto al vicio
más sin gusto y sin provecho?
El deleite natural
tiene á los lascivos presos:
obliga á los codiciosos
el poder que da el dinero ;
el gusto de los manjares
al glotón ; el pasatiempo
y el cebo de la ganancia
á los que cursan el juego ;
su venganza al homicida,
al robador su remedio,
la lama y la presunción
al que es por la espada inquieto :
todos los vicios, al fin,
ó dan gusto ó dan provecho ;
mas de mentir, ¿que se saca
sino infamia y menosprecio? (i).
En la misma obra, y á las pocas escenas, pone en boca de
Tristán esta sentencia :
Quien en las burlas miente
pierde el crédito de veras (2),
afirmando Lucrecia en la misma escena, que :
siempre ha sido
costumbre del mentiroso
de su crédito dudoso
jurar para ser creído (3).
Varón tan enamorado de la verdad, era lógicamente enemigo
de las sombras que pueden empañar su brillo; y así, si Clara en
Mudarse por mejorarse, dice :
(1) Acto 11, escena IX.
(2) Acto II, escena XVI.
(3) Acto II, escena XVI.
DON JUAN HÜIZ DE ALAHCON 12 1
que de testigos no huye
quien justos hechos intenta (i),
más esplícita es Leonor en la misma comedia, afirmando que :
las justas acciones
no huyen la luz del día (2).
Sabiendo cuanto ciega el propio desconocimiento, y comba-
tiendo el popular aforismo que afirma que « quien no se alaba
de ruin se muere », El examen de maridos, hace que el mar-
qués profiera esta sentencia :
Regla es que en la propia boca
la alabanza se envilece (3),
idea ésta expuesta ya por Cervantes en los capítulos XVI de la
primera parte del Quijote, y XVI de la segunda, que Calderón
amplió más tarde diciendo :
La alabanza de tus glorias
para ajenos labios deja,
que más alaban silencios
ajenos, que propias lenguas ;
pero comprendiendo Alarcón que en determinadas ocasiones el
propio elogio puede ser permitido, ya que la ajena envidia quizás
malograre justos deseos, el mismo marqués añade :
Mas aquí excepción padece,
pues á quien se opone toca
sus méritos publicar,
por costumbre permitida ;
que mal, si sois pretendida
de tantos, puedo esperar
(1) Acto II, escena III.
(2) Acto III, escena X.
(3) Acto II, escena VI. Barrionuevo en el Romance de su vida dice ;
Aunque la propia alabanza
desdore á un hombre de bien.
122 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
que los mismos que atrevidos
á vuestra gloria se oponen
mis calidades pregonen
si está en eso ser vencidos.
¡Cuan á fondo conocía el corazón humano y las pasiones
que de continuo lo combaten! ¡Con cuánta verdad asegura en
el citado Examen, que :
El que jugó, jugará :
que la inclinación al juego
se aplaca, mas no se apaga! ( i ),
y porque adivinara que :
de las malas acciones
nace el aborrecimiento (2),
dice el marqués en Ganar amigos :
que menor inconveniente
será morir inocente
que vivir mal opinado (3).
Vivió este preeminente autor en época en que de la majestad
real se tenía un elevadísimo concepto; el respeto, la obediencia
absoluta no representaban en aquellas centurias el servilismo
tan anatematizado por los modernos; la sumisión constituía un
deber que gustosamente se imponían hidalgos y plebeyos, y ante
el César se postraban reverentes quienes asombraban al mundo
con sus hazañas ó derrochaban el valor, cual inagotable caudal,
en intrigas amorosas á la incierta luz de candiles mal prendidos.
De este respeto hay ejemplos á centenares en el teatro ael siglo
(1) Acto II, escena XIV.
(2) Acto III, escena XVI.
(3) Acto III, escena XVIII. Calderón dijo con posteridad en El mayor tnonstruo, los
celos :
Con que viene á importar menos
morir inocente, juzj;o,
que vivir culpada á \isla
de las malicias del vulgo.
DON JUAN RUÍZ DE ALAllCOX 123
de oro, reflejo "fiel de las costumbres de aquellos siglos. Reco-
geré algunas ideas de Alarcón.
En Los pedios privilegiados, dice el conde al rey :
Perdona
Rey, si lu sacra persona
injustamente culpé;
error fué, que no malicia
presumir culpa de un Rey
que es la vida de la ley
y el alma de la justicia (i).
En Los favores del mundo, manifiesta el príncipe :
que es el Rey un tesorero
que tiene en la tierra Dios (2),
y en la misma comedia, concediendo á la majestad real influjo
de difícil comprensión en los tiempos que hemos alcanzado,
afirma por boca de don García :
que son los Reyes planetas,
y las obras del vasallo
se deben á su influencia (3),
Para demostrar el poder de la realeza, en Los pechos privi-
legiados el conde dice :
Huid: que con el Rey no hay más defensa (4),
concepto que en la misma comedia repite. Quejándose Leonor
á don Rodrigo, porque no se muestra más valiente ante las con-
trariedades amorosas, dice :
(1) Acto I, escena \\ .
(2) Acto I, escena l\.
(3) Acto I, escena IX. Antes que Alarcón, habia dicho el doctor Francisco de Villa-
lobos :
«Cosa muy cierta es y muy trillada en el mundo, que quando los reyes florecen en
potencia y en gloriosas hazañas, ellos se llevan todo el precio y el resplandor de la fama,
y los otros grandes se quedan á escuras ». (Problemas.)
Ci) Acto II, escena V.
l24 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Al Rey, no digo, ni fuera acierto -
que os opongáis, ni yo os lo consintiera
Si resistir al Rey fuera injusticia,
huir del Rey no fuera resistencia (i).
Ya tuve oportunidad de poner de relieve este respeto á la
potestad real, en mi ensayo crítico sobre don Guillen de Castro,
quien dijo en La piedad en la justicia :
Que hasta la misma injusticia
alaban, si el Rey la hace.
Lope, anterior como se sabe á Alarcón, escribió en su comedia
El servir con mala estrella :
que son retratos los Reyes
de Dios, y á Dios alabamos,
y en Los Tellos de Metieses :
— ¿¡No es hombre la majestad;1
— Si, pero hombre endiosado;
un Rey es Dios en la tierra.
El mismo Lope, sutilizando la idea, dice en Fuerza lastimosa :
Porque á lo¿ Reyes no es justo,
en las cosas de su gusto
preguntarles la ocasión :
como al ciclo porque llueve
no se puede preguntar.
Calderón, posterior al inspirado mejicano, dice en La estrella
de Sevilla :
que aunque injusto el Rey
es obedecerle lev ;
á él después Dios le castigue,
y en Saber el bien y el mal, dice lo mismo con forma distinta :
(i) Acto II, escena XVII.
DON JUAN RVjíz DE ALARCON 125
Es soberana justicia
el Rey ; y aunque yerre, vos
no lo habéis de remediar ;
porque nadie ha de juzgar
á los Reyes, sino Dios.
Tan hondo había penetrado en el alma hispana este acata-
miento á la majestad real, y era tan mágico su poder, que aún
sospechando impostura, le dice don Sancho al supuesto rey en
La crueldad por el honor :
Guárdele Dios ; que aunque seas
fingido Rey, en efeto
para hablarle con respeto
basta el que el nombre poseas (i).
En cuanto á este respeto al monarca, bueno será recordar á
los que van en pos de manchas que afeen el carácter de los es-
pañoles de aquellas centurias, lo que dice el húngaro Huszar,
cual casi siempre acertado juicio crítico, corre parejas con plau-
sible imparcialidad :
« La concepción española que respetaba en el soberano al re-
presentante de Dios, no era servil; mientras que en el respeto
do los franceses por un Luis XIV, por ejemplo, hay una hu-
mildad que puede degenerar fácilmente. El Rey-Sol, era una
especie de déspota oriental, cual poder más atemorizaba que
invitaba al respeto. ¿ No había dicho el Estado soy yo ? En
España el -Estado era la nación y el rey, y el culto que se tribu-
taba á la persona del monarca, no se dirigía, á la postre, más
que al primer representante de la idea del Estado» (2).
(1) Acto II, escena 1\.
Calderón en El Principe Constante ('acto I, escena VIII'), pone en boca de Don Fernan-
do, dirigiéndose al mahometano rey de Fez
Rey te llamé, y aunque seas
de otra ley, es tan augusta
de los Reyes la deidad,
— tan fuerte y tan absoluta
que engendra ánimo piadoso.
(2) G. Huszar, P. Comedie el le théátre espagnol. Paris, 1892.
« Rey y patria son dos palabras verdaderamente sinónimas para los españoles de aquel
tiempo : dos palabras <pie se anidan en el pecho, como en altar santo, y reciben aquella
Í26 REVISTA DE JLA UNIVERSIDAD
Que en esto anduvo también acertado el erudito crítico, lo
demostrarán algunas citas, tres para no fatigar.
Escribió Lope en La fuente ovejuna :
cuando se alteran
los pueblos agraviados, y resuelven,
nunca sin sangre, ó sin venganza vuelven.
En El dueño de las estrellas, dice Alarcón :
Si eres Rey, guarda justicia,
si eres hombre, no quebrantes
de la razón imperiosa
el poderoso dictamen (i).
En Los pechos privilegiados, al enterarse el conde de que
es el rey quien está en la casa de Melendo con Elvira, si deja caer
la espada, en señal de acatamiento, no lo hace sin exclamar
con entrecortada frase, que bien vale un discurso :
El Rey sois
aunque no lo parecéis (2).
Recuérdese lo escrito referente á este asunto por Guillen de
Castro, en El amor constante :
aunque Rey te hayan llamado
á mi no me lo pareces,
y los viriles cuanto democráticos conceptos de Pedro Crespo, en
el inmortal Alcalde de Zalamea.
adoración que no admite raciocinio ni discute. Cuando el siglo xvn habla del Rey y de
la patria sus palabras son siempre un himno que se eleva al Trono entre nubes de olo-
roso incienso. »
Esto afirmó un crítico español en 1881, don Carlos Soler en su merilisimo trabajo ti-
tulado <( Discurso acerca de las costumbres públicas y privadas de los españoles en el si-
glo xvn fundado en el estudio de las comedias de Calderón.
« Comme comlilion indispensable du Iriomphe, la fidélité (i leurs chefs devinl pour les Es-
pagnols la premiere des verlus : la fidélité, relie </nalité chevaleresque qui est si loin de la ser-
uililé antique, (¡race á la supérioriíé de la morale sur la politique, si dignement établie par
le sacerdoce ealholique. (.1. Lagarhigue, L'Espagne el Calderón de la Barca.)
(1) A cío I, escena XVI.
(2) Acto I, escena X1A .
DON JUAN RÜIZ lili ALARCÓN
Porque Alarcón era ante todo un moralista, hace que en El
desdichado en fingir, el príncipe se dé cuenta de sus censura-
bles acciones, poniendo estas frases en sus labios :
Que yo, que ejemplo he de dar
cometa casos tan feos! (i),
lastimera exclamación ésta que prueba con evidencia que su
nobleza se erguía altanera ante cuanto no se ajustaba á la más
acrisolada honradez.
Era el privado sobre quien recaían las censuras que la volun-
tad real podía merecer, y de estas ideas que estaban en la mente
del pueblo, fácil es encontrar trasuntos en las obras de nuestro
autor.
En Los pechos privilegiados, don Rodrigo afirma que :
del Rey se atribuye
siempre el error al privado (2),
asegurando Fernando en la misma obra que :
la enemistad, la emulación y el miedo
que en sus contrarios la privanza cría (3).
El rey, en Ganar amigos, y al ir á condenar al marqués, dice
entre otras cosas :
Demás desto, le condena
la pública voz y fama,
tirano el vulgo le llama
y á voces pide su pena :
que por más justo que sea
siempre aborrece al privado (4).
De la inestable privanza del valido tenía Alarcón clarísima
idea, así como de las artes que debían ponerse en juego para
(1) Acto III, escena \I.
(2) Acto I, escena III.
(3) Acto III, escena XVIII.
(/i) Acto III, escena XII.
28
HH VISTA 1)U LA UiNI VKItSIDAU
conservar la confianza del monarca. Algunos ejemplos, que bien
merecen el nombre de políticos, atestiguarán el aserto.
El tantas veces citado don Rodrigo, de Los pechos privile-
giados, no sólo no se queja de que perdiera la confianza real
al no querer secundar sus torpes deseos, sino que, dando mues-
tras de su innata hidalguía, al par que de sentido común, razona
de esta suerte :
Pero de Alfonso hasta aquí
ni me agravio, ni me quejo
para que me ausente de él;
que de su privanza es dueño
y la agradezco gozada
y perdida no me ofendo (i).
En boca del conde pone estas frases :
Que es alia razón de Estado,
si bien no conforme á lev,
no sufrir cerca del Rey
competidor el privado (a).
Después de su desgracia, y dando pruebas de cordura, Ro-
drigo declina el honor que el rey le dispensa queriendo verle de
nuevo á su lado, y así le dice :
Vuestra gracia es la ventura
que estimo haber alcanzado
mas volver escarmentado
á la privanza es locura (3).
Advierte en Los favores del mundo, que :
quien sirve ha de ser prudente (4) ;
tal vez porque no olvidó nunca como dramaturgo, esta sentencia,
sus lacayos y ayudas de cámara se diferencian tanto de los de
(i) Acto II, escena X.
(2) Acto I, escena I.
(3) Acto III, escena XII.
(!i) Acto II, escena IX.
DON JUAN UUÍZ DE ALAKCON
129
Lope y Tirso; como también alecciona á los que se inutilizan
sirviendo al rey, diciéndoles :
En quemarla materia más cercana
al fuego imita un príncipe enojado (1),
y á los privados dirige esta saludable advertencia :
nunca bien sirvió
el que con su dueño arguye (2),
pues sabe, y así lo afirma en Los pedios privilegiados, que :
las leyes
en las manos de los revés
que las hacen, son de cera (3).
En Ganar amigos, y dando siempre vueltas á la misma idea,
si bien hace convenir á don Diego en que :
No hay ley
Encinas, que obligue al Rey
porque es autor de las leyes (4),
antes había hecho decir al marqués estas frases, dirigidas al rey,
reveladoras de un cabal concepto del arte de gobernar :
Fuera de que, bien mirado,
alguna vez el rigor
de la justicia, señor,
cede á la razón de Estado (5).
Convencido de lo efímeras que suelen ser las humanas gran-
dezas, y siempre en este mismo orden de ideas, pregunta al
marqués en El tejedor de Segovia :
(1) Acto III, escena III.
(2) Acto III, escena XXIII.
(3) Acto II, escena XII 1.
(/i) Acto III, escena VIH.
(5) Acto III, escena III.
I 3o REVISTA DK LA UMIVEKS1DAD
¿Sabéis acaso que basta
á la privanza un cabello
para tropezar? ¿Sabéis
que en tropezando, es muy cierto
el caer, pues ei privado
es árbol, á quien derecho
las ramas que le rodean
son adornos lisonjeros,
y en comenzando á caer
las mismas que pompas fueron
son todas, peso que ayuda
á derribarlo más presto? (i).
Burlándose graciosamente de la estudiada seriedad de algunos
de los que ejercen cargos públicos, pregunta por boca de Re-
dondo en Mudarse por mejorarse :
a Pues hay parca inexorable
más cruel, más intratable
que un ministro el primer año (2).
En esta misma obra vuelve á referirse á esta afectada grave-
dad, propia de quienes llegan á altos sitiales, sin el equilibrio
mental que ellos demandan, haciéndole decir al gracioso :
Más secreto y recatado
seré, que un recién ministro (3),
_y aquí tienen en esta cita un clásico punto de apoyo los defen-
sores de este recién, tan antipático á los americanos Bello, Isaza,
Arona y demás. Bueno será advertir á los que sin más averi-
guaciones gramaticales, traten de legitimar el dislate, que, á
pesar de la autoridad de Alarcón, el adverbio, así empleado, no
logró incorporarse al lenguaje culto.
Á fuer de imparcial, debo agregar, pues no me gusta, siguien-
(1) Acto I, escena XIV.
(2) Acto II, escena Vil.
(3) Acto II, escena Vil.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON l3l
do el ejemplo de Alarcón, ser encubridor de la verdad, que han
empleado el recién, sin alcanzar para él carta de ciudadanía,
Luis Quiñones, A. Hurlado de Mendoza, Pérez de Montalván y
Liñán. A pesar de tantos aldabonazos, el patrio idioma no le
ha querido abrir la puerta.
Volviendo al tema, diré que de aquella afectada importancia,
encubridora en no pocas ocasiones de insuficiencia, se burla
irónicamente en La prueba de las promesas, poniendo en boca
de Tristán el siguiente sucedido :
De dos frailes cjue habían sido
de firme amistad y fe
raro ejemplo, el uno fué
por Provincial elegido
V verle lle^ó volando
muy alegre el compañero;
mas detúvole el portero,
y le dijo : « Está ajuslando
nuestro padre ciertas cuentas,
Vuesencia vuelva después »
Y él respondió : « Desde que es
patee noster anda en cuentas »
Tú, pues con pecho discreto
conoces el tiempo vario,
di : « Desde que es secretario
habla Tristán en secreto » (i).
Comprendiendo cuanto enorgullece á los pequeños el deseo
de mandar, hace que don Beltrán, en La verdad sospechosa, le
diga al letrado que va á tomar posesión de su empleo :
Ya entiendo: volar quisiera
porque va á mandar. Adiós (2),
Viviendo en aquella Corte que tantos pretendientes albergara,
(1) Acto III.
(2) Acto I, escena II.
I 32 UEVISTA DE LA UN1VEUSIDAD
y conociendo, sin duda, á muchos con quienes tropezaba en
estrados y antesalas, se comprende que el marqués, en Mudarse
por mejorarse, glose conocido refrán diciendo :
... un mendigo de favor
bien puede ser porfiado (i),
y notando que no siempre van las mercedes á quien más méritos
atesora, dice Redondo en la propia comedia :
y así el más cuerdo no trate
por merecer, de alcanzar (2),
lógica consecuencia de lo que nos había expuesto don Rodrigo
en Los pedios privilegiados, ó sea que :
no se merece sirviendo,
agradando se merece (3),
versos que aun hoy, por desgracia, pudieran esculpirse en el
frontispicio de no pocas oficinas públicas, tanto de la vieja Eu-
ropa, como de la virginal América, siendo en vano que el tantas
veces nombrado don Rodrigo, diga que no debe doblegarse
quien
merece con servir
y no con lisonjear (4),
y que asegure Salomón en La Manganilla de Melilla, que :
Los que vivís de embustir
de mí podéis aprender;
primero habéis de saber
lisonjear que pedir (5).
(1) Acto III, escena \.
(2) Acto I, escena II.
(3) Acto I, escena XI.
(ti) Los pechos privilegiados, acto I, escena III.
(5) Acto I.
DON JUAN UUÍZ DE ALARCON 1 33
También Arseno, en El desdichado en fingir, es del mismo
parecer cuando asegura que :
al que más merece, hallo
que lo quebrantan mas bien (i).
En Todo es ventura, repite la misma idea :
¿Qué poderoso señor
para ello os ha de ayudar,
si en Madrid se ha de alcanzar
hasta el servir por favor (3).
En Todo es ventura, remacha el clavo diciendo :
De modo, por esta cuenta
que los premios no se dan
hoy, conforme fuera justo,
al que más y más fiel
ha servido, sino á aquel
que ha servido más al gusto (3).
idea, esta última, que repite en El tejedor de Segovia, cuando
dice :
Los que á su proceso están
atentos, sólo han de ser
lisonjeros del poder;
« Viva quien venza » es refrán (4).
Porque conocía bien la humana hipocresía, cree en Los fa-
vores del mundo que :
En la Corte es menester
con este cuidado andar;
(1) Acto 1, escena I.
{2) Acto I, escena II.
(3) Acto I, escena XV.
<4) Acto I, escena XVI.
ART. OHIG.
I 3/| REVISTA Dli LA UNIVKUSIDAD
que nadie llega á besar
sin intento de morder (i)
Sabiendo cómo explotan los poderosos en provecho propio
las esperanzas de los pretendientes, en Mudarse por mejorarse,
exclama :
son los tan grandes señores!
¡Qué honradores
— Y más cuando han menester (2),
El conde del Examen de maridos, afirma que :
más valdrá quien más engañe (3),
y el paje de Los favores del mundo, convencido de estas ver-
dades, con socarrónico convencimiento, agrega que :
bueno es ser bueno
mas no el honrado, el venturoso alcan/a (4)
No podía, sin embargo, Alarcón, conformarse con la injus-
ticia que entrañan los anteriores conceptos, mas ante la evidencia
de los hechos, pregunta su desalentada nobleza, sirviéndose del
conde en Los pechos privilegiados :
Cielos, ¿por qué se han de dar
honras, á precio de gustos?
¿ Por qué con medios injustos
se alcanza un alto lugar? (5).
¡Cómo retratan estos versos el corazón de nuestro autor y su
clara percepción de las injusticias humanas! Sabía que donde
hay hombres hay engaños y atropellos, mas ¡con qué honda
amargura se queja!
(1) Acto I, escena Vil.
(a) Acto II, escena XIII.
(3) Acto I, escena IV.
(4) Acto III, escena IV .
(5) Acto I, escena III.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON I 35
C Cómo pinta en el siguiente breve diálogo el modo de obte-
ner ciertos cargos y preeminencias ? Razonan don Juan y Celio
en El semejante á sí mismo :
— En Madrid pretende oficios
— <¿ Con dineros ?
— Con servicios
— Dios le dé paciencia
— Amén (i).
Oigámosle ahora razonar discreta y acertadamente sobre las
congojas que aparejadas trae el pretender, y con que lógica amo-
nesta á los que se desviven por alcanzar lo que desean. Dice en
No hay mal que por bien no venga :
Cuando miro un pretendiente
que con mucho afán procura
la comodidad futura
despreciando la presente,
le digo : « Necio ambicioso
contra tus intentos pecas,
pues buscas el bien, y truecas
lo cierto por lo dudoso.
¿ Sabes tú que gozarás
lo porvenir que apercibes?
Acomoda lo que vives
y no lo que vivirás (2)
Como se observará, en estos versos combate la desenfrenada
ambición, carcoma de virtudes y polilla de salud, y ese desme-
dido afán de anticiparse á lo porvenir, que, aún incierto, seduce
y encanta. De seguro que si fuese posible grabarlos más que
en sitios públicos, en el alma de los ciudadanos, disminuirían
notablemente, sobre todo en las ciudades populosas, las enfer-
medades cardíacas; que la zozobra por alcanzar bienes terrenos
acorta no pocas vidas, como abre prematuramente fosas la des-
(1) Acto III, escena I.
(2) Acto II, escena III.
I 36 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
atentada ambición de no pocos mortales. Antes pedíamos el pan
nuestro de cada día; hoy pedimos una tahona para toda la vida.
Al observar la frecuencia con que Alarcón se refiere á los
pretendientes; cómo de continuo los sermonea en sus obras:
cómo en alguna ocasión infunde ánimos á los tímidos, dicién-
doles, por ejemplo, en Mudarse por mejorarse :
que nunca la cobardía
dio abrazos á la ventura (i ),
y como en otras alienta al desesperado, advirtiéndole en La in-
dustria y la suerte, que :
nadie
alcanzó jamás huyendo (i ),
se adivina, como antes dije, que frecuentó antecámaras, paseó
estrados y visitó salones donde se agolpaban los que en procura
iban de un soñado bien. Y porque él mismo pretendiera, hasta
lograr la plaza que con sus atenciones le robó al teatro los
últimos años de su vida, hay la bien cimentada sospecha de
que se retrató en los siguientes versos de La prueba de las pro-
mesas :
— <i Pareceos que vivo yo
ajeno de pretender?
— Al que honor, y de comer
en su patria el cielo dio
como á vos, nunca pensara,
que, por servir y rogar,
sufrir, temer y esperar,
el quieto gozar trocara.
— Esa don Illán, creed
que era moral elección ;
pero la humana ambición
es una hidrópica sed.
¿Quien ha tenido reposo
en el más feliz estado ;
(i) Acto III, escena II.
(2) Acto I, escena IV.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON • lS1]
y quien fuera desdichado
si se juzgara dichoso? (i).
¡Qué verdades tan profundas encierra esta última redondilla
y cómo comprendía la humana compasión ante el fatigoso an-
helar de un porvenir incierto!
Para alentar a timoratos, para darse tal vez ¿mimos á sí mismo,
el Juan de ¿Yo hay mal que por bien no venga, nos dice que :
siempre ayuda al. osado la fortuna (a),
verdad antiquísima que ratifica don Fernando en El tejedor de
Segovia, cuando dice á sus compañeros de encierro :
Pues, ¡libertad! camaradas
que ayuda á los atrevidos
la fortuna (3),
y Persio, en El desdichado en fingir, cuando exclama :
Galla necio ; que al osado
la fortuna favorece (4).
pero, reaccionando á veces, y como si se revelara contra lo in-
justo, se encarga de avisarnos que la suerte es para quien la
encuentra, mas no para quien la busca. Ricardo, en Mudarse
por mejorarse, dice :
Bien dicen que la ventura
huye de quien la procura,
y busca sin ser buscada (5),
( i) Acto II, escena I.
(a) Acto 111, escena I.
(3) Acto I, escena II.
Ot) Acto I, escena II.
(5) Acto II, escena XIII.
I 38 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
idea que corrobora en El desdichado en fingir, poniendo estos
versos en boca de Arseno :
Bien se echa He ver, fortuna,
cuan ciega tus dones das,
pues al que merece más
te muestras más importuna ( i ).
Temeroso, no obstante, de que el desaliento se apodere de los
inconstantes, y advirtiendo que á veces el no alcanzar depende
de falta de diligencia, á fin de espolear á los perezosos, hace
que Persio diga en la propia comedia, y después de alcanzado
un triunfo que más tarde se malogra :
¿Ves como el haber hallado
ventura, en buscarla está? (a).
Haciendo bueno el popular aforismo que asegura que « no
todos los desgraciados los hace Dios », y que muchos de los
males que en la vida nos atribulan proceden de nosotros mismos,
se sirve de Tristán, en El examen de maridos, para estampar
esta palmaria verdad :
Tiempo, lugar y ventura
muchos hay que la han tenido:
pero pocos han sabido
gozar de la coyuntura (3).
Veamos ahora, con alguna calma, cómo se rebela contra exa-
geraciones de la moda, y cómo en otras ocasiones disculpa, y
(i) Acto II, escena II.
(2) Acto I, escena XII
¿No eres cazador mayor?
Busca, vela, ronda y traza,
que sin trabajos no hay caza
ni sin diligencia, amor.
(Triso, El pretendiente al reté»
(3) Los favores del mundo, acto I, escena XI.
DON JUAN ROÍZ DE ALAROON I 3q
aún defiende, masculinos atavíos. En No hay mal que por bien
no venga, le hace decir al sensato don Domingo :
El vestido ha de servir
de ornato y comodidad
El vestido pienso yo
que ha de imitar nuestra hechura ;
porque, si nos desligara,
es disfraz que ornato no.
Vayan algunas citas graciosas referentes á los tocados de la
época. Se sorprende García, recién llegado á Madrid, de la
hermosura de las cosas, y al decirle el gracioso Hernando :
Aqui las mujeres y ellas
son en eso parecidas
expone aquél su sorpresa de esta manera :
Que edifiquen al revés
mayor novedad me ha hecho ;
que primero hacen el techo
y las paredes después,
á lo que contesta oportunamente Hernando :
Lo misino, señor, verás
en la mujer, que adereza
al vestirse, la cabeza
primero que lo demás (i).
De las golas escaroladas se burla en distintas ocasiones. En
La verdad sospecliosa, dice :
¡Bien hubiere ese inventor
deste holandesco follaje!
(i) Acto I, escena I.
1 1\0 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Con un cuello apanalado
¿Qué fealdad no se enmendó?
Á este aplauso de Tristán, contesta don García :
Por esa y otras razones
me holgara de que saliera
premática que impidiera
esos vanos canjilones.
Que demás desos engaños,
con su holanda el extranjero
saca de España el dinero
para nuestros propios daños.
Una valoncilla angosta
usándose, le estuviera
bien al rostro y se anduviera
más á gusto á menos costa (i).
El gracioso Beltrán refiere en No hay mal que por bien no
venga, lo que, según él, le ocurrió al imaginado Pedro Núñez
de Soria :
Ese pues poco dichoso,
tan pobre en un tiempo fué,
que por alcanzar apenas
para el sustento, jugaba
la mohatra y se adornaba
todo de ropas ajenas.
Riñó su dama con él,
y en un cuello que traía
ajeno, como solía,
hizo un destrozo cruel.
El dueño cuando entendió
a desdicha sucedida,
á la dama cuellicida
fué á buscar, y así la habló :
Una advertencia he de haceros
por si acaso os enojáis
otra vez, y es que riñáis
(i) Acto I, escena III.
DON JUAN KÜÍZ DE ALARCÓN i /j i
con vuestro galán en cueros ;
que cuando la furia os viene,
si vestido le embestís
haced cuenta que reñis
con cuantos amigos tiene (i).
Véase ahora con qué gracia describe la gallarda y caballe-
resca prenda usada por los varones de su tiempo, prenda que,
aún pasados tantos años, cuelga airosa y elegante de los hombros
españoles, y aún de algunas damas, que en su afán de mascu-
linizarse, después de ataviarse con cuellos, corbatas y chalecos
varoniles, penden también de sus hombros la gentil capa ma-
drileña. Dice don Domingo en la comedia que acabo de citar :
La capa que el más curioso
y el más grave ha de traer,
modesto adorno ha de ser,
y no embarazo penoso.
Puesto á caballo, la silla
apenas ha de besar,
al suelo no ha de tocar
si pongo en él la rodilla.
Si la tercio cuando me es
forzoso sacar la espada,
desle lado derribada,
no ha de embarazar los pies;
y si la quiero tomar
por escudo, de una vuelta
que se dé sola, revuelta
en el brazo ha de quedar.
Que si es larga, sobre el daño
que en la dilación ofrece,
mientras la cojo parece
que estoy devanando paño (i).
(i) Acto I. escena I. Quejándose, más que de las modas de su tiempo, del alan, en
no pocos, de aventurarse en el funesto deporte del lujo, escribía el austero Telle/ :
r; Por qué hizo naturaleza
el tabí, la seda, el paño,
la holanda, el cambrav, la estopa,
distinto al tacto y la vista ?
Porque cada cual se vista
según su estado, la ropa.
íl\2 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Porque sé que no tengo derecho á abusar de la ajena pa-
ciencia, y son varios aún los aspectos morales de la lira de
Alarcón que deseo analizar, he de poner ya punto á la conver-
sación de hoy, no sin repetiros lo que de antemano podéis sos-
pechar, esto es, mi profundo agradecimiento por la cariñosa
atención con que escucháis la lectura de este Estudio, que no
aspira á más que á contribuir á la vulgarización del teatro alar-
coniano.
Ricardo Monner Sans.
P0I1 LOS FUEROS DEL HABLA
A PROPÓSITO DE LA ROSERAIE
Nadie habrá podido permanecer indiferente ante la magnifi-
cencia de la Roseraie, y mayor será el atractivo, mayor la admi-
ración que ha de despertar este paraje, cuando los rosales, al
beso tibio de los soles de la primavera, desplieguen todo su
primor.
Entonces no quedará un habitante de Buenos Aires que no vaya
á recrearse ante las esplendideces de la reina de las flores, y
aquel jardín será cita obligada para todos los amantes de lo bello.
Y es lástima que una obra tan hermosa haya nacido con un
nombre tan feo. El hecho de que se tomara de Francia el modelo
de la obra, no obligaba, en manera alguna, á que de allá im-
portáramos también el nombre, nombre innecesario á todas lu-
ces, inadecuado, imposible y hasta deforme é incorrecto.
Esto último lo advierte Littré en su gran diccionario, cuando
afirma rotundamente que roseau no puede dar roseraie, sino
roselaie... Si para los mismos franceses resulta espurio el tér-
mino, mal puede favorecernos su adopción.
Y aunque fuese de irreprochable formación, siempre resul-
taría inadecuado é inútil para nuestro pueblo, que tiene, como
su mejor patrimonio, la más bella, la más galana y la más flexi-
ble de las hablas.
Y digo que es una denominación imposible, porque los que
no saben hablar francés necesitarán una lección especial para
aprender á pronunciar la s, para saber que ai suena é y que la c
i Vi bbvista de la universidad
iinal es muda; y después de tal tarea, bien ó mal pronunciada
la palabreja, siempre ha de chocar en oídos habituados al habla
castellana y poco será si no mueve á risa ó á burlas.
Por algo se anda á tan mal traer con esta voz. Bien sabido se
tiene, en Buenos Aires, que hay por allá, hacia un lado de Pa-
lermo, un jardín de rosas que es todo un primor; mas cuando
se da el caso de nombrarlo, muchos prefieren quedar callados
por no desbarrar, si no hallan prontamente una perífrasis sal-
vadora. No hace mucho tiempo, en las crónicas del crimen del
descuartizado, que traían los diarios y revistas, donde era de
obligación mentar la Roseraie, he tenido ocasión de compro-
bar que está de veras en desgracia esta voz, pocos han sido los
redactores ó noticieros que han acertado con todas las letras
de roseraie ; y lo peor del caso se da cuando hay que pronunciar
la palabra. La causa de tal dificultad está en ese prurito ó manía
que tenemos de importar las expresiones extranjeras, especial-
mente francesas, conjuntamente con las modas, usos ó cosas
que adoptamos ó damos en imitar, prurito ó manía que sólo nos
sirve las más veces para mostrar que no conocemos ni la lengua
extranjera ni la propia. Es tan flexible el castellano, tal su loza-
nía, su facilidad para crecer, que siempre se presta para la for-
mación de una nueva palabra ó acepción ; y si sus propios radi-
cales, afijos é inflexiones no bastasen, dispone, en todo caso, de
inagotables fuentes en sus lenguas progenituras, el latín y el
griego. Sólo por ignorancia, por desconocimiento de las mane-
ras de crecer que tiene el castellano, puede llegarse á decir que
es ésta un habla pobre, escasa en tecnicismos : así realicen nuevas
adquisiciones nuestras artes, industrias y ciencias, y la más fácil
de las tareas será la de formar las voces que han de designarlas ;
sea por derivación, sea por composición, con raíces latinas ó
griegas (y especialmente con estas últimas, cuando se trata de
términos científicos), y con los afijos é inflexiones que ya tene-
mos en uso, obra de un instante es dar vida al nuevo término,
al neologismo que ha de dejar transparentarse claramente la
idea que se quiere expresar. Tal cual vez ha de llegarnos el
nuevo vocablo por onomatopeya, ó por traducción de voces ex-
tranjeras, tanto más fáciles de adaptarse á nuestra índole idio-
mática, cuanto mayores sean las afinidades que existan entre
l'OB LOS FUKROS DEL HABLA [ !\ 5
nuestra habla y la que nos hace el préstamo. El abuso que hay
que condenar, que más conspira contra la pureza de nuestro
decir, está, como bien lo advierte Bréal, de acuerdo con el filó-
logo sueco A. Noreen, en acoger bajo nombres extranjeros lo
que poseemos ya, lo que estamos en condiciones de formar.
(i Habrá faltado acaso una voz castellana que pueda dar acer-
tada designación á la Roseraie?...
Todo lo contrario, sobran vocablos; son tantos los que podrían
adoptarse que toda la dificultad estriba, precisamente, en saber
cuál conviene elegir. Supongo que nadie tendrá la peregrina
idea de creer que lodo el vocabulario castellano está contenido
en el léxico de la Academia; hasta la novísima edición, la que
acaba de aparecer hace apenas unos meses, es incompleta á más
no poder, tan' incompleta que es más lo que calla que lo que
dice.
Hace ya algunos meses publicó La Prensa un interesante estu-
dio que hacía notar la aspereza de esta voz roseraie, y proponía,
en su reemplazo, á rosedal, palabra bien nacida, de muy acer-
tada formación : tómase del latín rosetum, que significa rosal ;
el sufijo latín tum tórnase do ; y de rosedo se forma rosedal,
agregando el sufijo español al. Muy parecido proceso puede ob-
servarse en la formación de robledal, del latín roborétum : ro-
bredo, robledo, robledal.
Y hasta bastaría rosedo para designar un « lugar plantado de
rosas », desde que Virgilio nos presenta también á rosetum con
esta significación. Advierto que al decir rosas por rosales, uso
una sinécdoque que hace rato está autorizada : consta en Cayo
Plinio, en Nebrija, en muchos otros autores antiguos y también
en los modernos.
Y ya tenemos dos retoños de buena cepa : rosedal y rosedo.
El Imparcial, importante diario de Madrid, en sus números
del f\ y 5 de mayo de este año, trae amenísimas disertaciones
sobre cuál ha de ser la voz castellana más apropiada para ex-
presar « plantío de rosales y el conjunto de ellos ». Discurren en
esta competencia nada menos que un miembro de la Real Aca-
demia y el muy erudito filólogo P. Julio Cejador y Frauca. Se
ve desfilar á rosales, rosalera, rosaleda, rosario (traducción cas-
tellana del latín rosarium, que significa « sitio plantado de ro-
r46 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
sales »), rosero, rosera, roseral y alguna otra voz no menos acep-
table.
Concluye Cejador dando preferencia á rosales (que es, preci-
samente, la traducción más literal que pueda darse del francés
roseraie), voz usada en Castilla para indicar el lugar donde los
hay y el conjunto de ellos, y á rosalera, que se emplea en León
y Extremadura con idéntica significación. El académico opta
por roseral, vocablo formado con rosera, planta de rosas, y el
sufijo al.
El insigne periodista español don Mariano de Cavia, puesto
en el deseo de substituir á roseraie con una voz castellana, pro-
puso á rosaleda ; y ha venido á motivar las siguientes palabras
de la eximia escritora doña Emilia Pardo Bazán : « Hace mucho
tiempo que yo tenía una rosaleda ; pero le llamaba rosalera, por
analogía con esparraguera, fresera. No defiendo mi erre, y es-
toy dispuesta á reemplazarla con la d, si ocurre; pero conste
que tengo mi palabreja, y no suena mal. » (Ilustración artística,
do Barcelona, número del 3 de mayo del corriente año.)
Por cierto que con las voces que anotadas quedan hay donde
elegir ; no constarán en el léxico académico, pero esto no impide,
como ya dejo advertido, que sean voces castellanas y bien casti-
zas, tanto más, desde que están abonadas por la autoridad de los
distinguidos hablistas que las proponen.
Como se forma rosales hanse constituido ya trigales, taba-
cales, naranjales, etc. Y si hubieran dado en llamar « Jardín de
rosales » á lo que ha querido denominarse Roseraie, la semán-
tica nos advierte con cuánta facilidad, tal nombre compuesto,
habría quedado reducido á rosales y nada más; así como al
« Jardín Zoológico » lo hemos convertido en el Zoológico, y des-
pués, por apócope, en el Zoo ; á los « tranvías acoplados », en
acoplados ; y al « tranvía subterráneo », en subterráneo, y muy
luego en sub.
Con el mismo sufijo era (de rosalera), que puede connotar
conjunto y á la vez el sitio en que se pone lo expresado por la
raíz, tenemos esparraguera, fresera, guindalera, mimbrera, to-
matera, etc. Y por lo que toca al sufijo que vemos en rosedal y
roseral (al, del latín ale, alis), se pinta solo para esta función
de formar nombres de connotación colectiva ó abundancia! ;
POH LOS FUEKOS DEL HABLA
147
constan, en el léxico académico, cañaveral, encinal, maizal, plata-
nal, retamal, romeral, zarzal, etc. ; y si se quiere mayor prueba
de la¡ facilidad que tenemos para formar voces nuevas con este
sufijo, pásese la vista por las siguientes, que no han necesitado el
consentimiento de los señores académicos para ser moneda co-
rriente : anisal (usado también en Chile, según Echeverría y
Reyes), biznagal, camotal (usado también en el Perú, Palma),
cebadal, cicutal, duraznal, duraznillal (ó duraznillar, que es más
propio), gramillal (ó gramillar), malezal, pajal (síncopa de pa-
jonal, voz derivada de pajón, aumentativo que no usamos los
argentinos), papal (usado también en el Perú, Palma), porotal
(usado también en Chile, Lenz), sandial (la Academia trae san-
diar, y debo advertir que merece preferencia nuestro derivado,
pues ar es variante enfónica de al, que se usa especialmente
cuando existe la letra / en el tema ó radical; por esto decimos
más alfalfar que alfalfal, con riesgo de confundir los oficios
de la primer palabra, que puede ser substantivo ó verbo), toma-
tal, totoral (usado también en Chile, E. y Reyes), violetal, yerbal,
zapallal (según E. y Reyes; entre nosotros es más común, y
resulta más eufónico sin duda alguna, zapallar), etc. ; y vayase
coligiendo si después de tomarnos la libertad de crear tanto neo-
logismo, puede acaso nuestro pueblo, ser incapaz de poner en
la cuenta de estos derivados uno más, rosedal ó roseral.
Entre las denominaciones de la Roseraie que más han venido
repitiendo nuestros diarios está roseríe, vocablo afrancesado, que
surge por su analogía con orangeríe y alguna otra voz francesa,
ó por el parecido ortográfico que tiene con roseraie, y está tam-
bién rosería, traducción popular del popular roseríe.
Esta última voz, rosería, que ha tenido el alto honor de enca-
ramarse, quizá inadvertidamente, hasta en las columnas de La
Nación, es el nombre que más he oído hasta hoy, pese á todos
los más correctos y adecuados vocablos que vienen brindando los
señores filólogos ó hablistas, y pese también al desacertado y
disonante roseraie, que pretendió imponérsenos desde que se pro-
yectó el bellísimo jardín.
Y ¡cuidado! que cuando se trata de dar nombre á las cosas, el
pueblo, el pueblo soberano, manda más que las academias, que
los académicos y que los filólogos y hablistas : vox populi, vox
I 48 HK VISTA DE LA UNIVEBSIDAD
Dei. Por algo lia quedado perdida la exacla y muy correcta tra-
ducción del pelirrojo foot-ball que echó á rodar con tanta gra-
cia y donaire D. M. de Cavia : me refiero á la voz balompié, y
valga este ejemplo ya que para muestra basta un botón.
El sufijo ería (proveniente del vascuence, según algunos; del
céltico para otros), agrega, á las muchas significaciones que
connota, la de « colección ó conjunto », que se aviene perfecta-
mente con lo que queremos denominar. Siguiendo la norma que
nos dan gallinería, gatería, perrería, etc., hemos formado á lo-
bería, para designar el conjunto de lobos, y la voz da nombre
á un floreciente pueblo de la provincia de Buenos Aires. Y si
valen arquería (conjunto de arcos en las construcciones arquitec-
tónicas), cañería, cañonería, crucería, gradería (serie de gradas) ;
si sirvió follajería para dar nombre al follaje que sirve de ador-
no, y sirve pradería para denominar el conjunto de prados, y
vale pedrería para indicar el conjunto de piedras preciosas, ¿ por
qué no ha de triunfar rosería cuando se trata de dar nombre á
esa exposición admirable de las piedras preciosas de Flora, á
ese bellísimo jardín, que es imponderable conjunto ó colección
de rosas ?...
Conste, para terminar, que no me ha movido á escribir estas
líneas la pretensión de imponer la voz que ha de reemplazar á
roseraie ; sólo he querido aclarar la cuestión filológica y dejar
á salvo los fuero del habla : ya resolverá el pueblo soberano.
Juan B. Selva.
i
Dolores. , lio de IQl5.
*'.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
CORRESPONDIENTE Á ioii
MEMORIA DEL RECTORADO
Buenos Aires, junio 12 de 1915.
A S. E. el señor ministro de Instrucción pública, doctor don
Tomás R. C tillen.
Antes de pasará relatarlos pormenores del movimiento
universitario durante el año 1914, séame permitido men-
cionar las pérdidas que ha experimentado la institución
en ese lapso de tiempo por el fallecimiento de varios de
sus miembros. Fueron estos : el doctor Roque Sáenz Pe-
ña, académico de la Facultad de filosofía y letras ; el te-
niente general Julio A. Roca, académico de la Facultad
de agronomía y veterinaria : los doctores Francisco Canale
y Baldomero Llerena, académicos déla Facultad de dere-
cho y ciencias sociales ; los doctores Martín Spuch, Jacob
de Tezanos Pinto y José T. Baca, académicos de la Facul-
art. orh;
5o
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
tad de ciencias médicas ; el doctor José María Ramos Me-
jía, académico de esta última Facultad y además de la de
filosofía y letras; el doctor Nicolás Ruíz Guiñazú, profe-
sor de la Facultad de derecho y ciencias sociales y el doc-
tor Julio L. Jaimes, profesor del Colegio nacional de
Buenos Aires.
La enseñanza se ha desenvuelto normalmente sin nin-
gún género de tropiezos.
La Facultad de ciencias económicas ha reformado el
plan de estudios que regía en el Instituto superior de es-
tudios comerciales, y ha sancionado el que copio a conti-
nuación, cuya aplicación ya ha comenzado en el año que
corre.
Como verá V. E. la innovación más importante consis-
te en el aumento de un año de estudios, reclamado por Ja
intensificación de las enseñanzas que van á darse en la
nueva Facultad y que habilitarán á las personas que las
sigan en su ciclo completo para la obtención del doctora-
do en ciencias económicas.
Hé aquí el plan de estudios :
Doctorado en Ciencias económicas
Primer año: Matemática financiera; Tecnología industrial y
rural: Contabilidad general; Geografía económica nacional ; Le-
gislación civil; Legislación comercial.
Segando año: Matemática financiera; Contabilidad adminis-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD l5l
trativa y judicial; Fuentes de riqueza nacional; Geografía eco-
nómica nacional; Economía política; Legislación comercial.
Tercer año: Estadística; Bancos; Economía política; Socie-
dades anónimas y seguros; Transportes y tarifas; Legislación
industrial.
Cuarto año : Política comercial y Régimen aduanero compa-
rado; Finanzas; Economía rural é industrial; Historia del co-
mercio ; Derecho internacional comercial (privado y público) ;
Legislación consular y Práctica notarial.
Quinto año : Política económica ; Régimen agrario ; Régimen
económico y administrativo de la Constitución argentina; Se-
minario económico.
Contador público
Primer año : Matemática financiera ; Contabilidad general ;
Legislación civil.
Segundo año: Matemática financiera; Contabilidad adminis-
trativa y judicial; Legislación comercial.
Tercer año : Bancos ; Sociedades anónimas y seguros ; Legis-
lación comercial.
La Facultad de derecho y ciencias sociales también ha
modificado su plan de estudios, reduciendo á cinco años
la duración de los cursos de la abogacía y estableciendo
dos años para los abogados que opten al título de doctor
en derecho y ciencias sociales.
Con las modificaciones sancionadas el plan de estudios
de dicha Facultad es el siguiente :
UEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Abogacía
Primer año: Introducción á las ciencias jurídicas y sociales;
Derecho romano (ia parte) ; Derecho internacional público; Eco-
nomía política.
Segando año: Derecho romano (2a parte); Derecho civil (ia
parte); Derecho penal; Finanzas.
Tercer año: Derecho civil (2a parte); Derecho comercial;
Legislación industrial (minas, rural y fabril) ; Derecho consti-
tucional.
Cuarto año : Derecho civil (3a parte) ; Derecho comercial
(efectos de comercio y quiebras); Derecho procesal (organiza-
ción y procedimientos civiles de la justicia nacional).
Quinto año : Derecho civil (4a parte) ; Derecho procesal (orga-
nización y procedimientos de la justicia criminal, incluyendo la
justicia militar); Derecho internacional privado; Filosofía de
las ciencias jurídicas y sociales; Derecho marítimo y legisla-
ción aduanera.
Doctorado
Primer año : Sociología ; Derecho civil (profundizado) ; Po-
lítica económica (Economía comercial, agraria, industrial y mo-
netaria argentina) ; Historia de las instituciones jurídicas (es-
pecialmente argentinas) .
Segundo año : Jurisprudencia constitucional comparada ; De-
recho internacional privado profundizado; Economía y legis-
lación social.
En la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales
han sufrido modificaciones los planes de estudios de la
arquitectura y del doctorado en química.
El desarrollo de la enseñanza de la arquitectura, de
acuerdo con los actuales progresos de ese arte, y las nece-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 53
sidades presentes de nuestro medio han hecho necesario
el perfeccionamiento del plan de estudios que estaba en
vigencia desde igo3.
Los progresos de la química moderna requieren un
progreso paralelo en su enseñanza motivando reformas
en el plan correspondiente. Se ha tratado de conservaren
el nuevo plan un equilibrio justo entre la orientación
cientííica y la práctica, para que los diplomados puedan
dedicarse á investigaciones de carácter puramente cientí-
fico ó á la práctica profesional.
Los planes de estudios á que me he referido quedan en
la forma siguiente :
Arquitectura
Primer año: Complementos de geometría y trigonometría;
Complementos de álgebra y álgebra superior; Geometría des-
criptiva (curso especial); Dibujo de ornato; Modelado (ier cur-
so) ; Dibujo de arquitectura.
Segundo año: Geometría analítica y cálculo infinitesimal;
Perspectiva y sombras; Cálculo de construcciones (estática grá-
fica, principios fundamentales de resistencia de materiales) ; Ar-
quitectura (ier curso); Composición decorativa (icl curso);
Modelado (20 curso).
Tercer año : Construcciones (madera, hierro, mixtas, con cál-
culos de estabilidad, detalles y proyectos) (ier curso); Materia-
les de contrucción; Composición decorativa (20 curso); Arqui-
tectura (20 curso); Dibujo de figura (ier curso).
Cuarto año: Arquitectura (3er curso); Construcciones (20
curso) (albañilería, cemento armado, con cálculos de estabilidad,
detalles y proyectos); Teoría de la arquitectura (iec curso) (co-
nocimientos generales, edificios de habitación); Historia de la
arquitectura (icr curso); Dibujo de figura (20 curso).
1 54 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Quinto año : Arquitectura (4o año) (gran composición) ; Cons-
trucciones (3er curso) (obras complementarias, con cálculos, de-
talles y proyectos) ; Teoría de la arquitectura (20 curso) (edifi-
cios de enseñanza, asistencia, tráfico, etc.); Historia de la
arquitectura (2" curso); Proyectos y dirección de obras. Le-
gislación.
Doctorado en química
Primer año : Complementos de álgebra (un semestre) ; Com-
plementos de geometría y trigonometría (un semestre) ; Química
inorgánica; Dibujo lineal y á mano levantada; Práctica de labo-
ratorio.
Segundo año: Geometría analítica y cálculo infinitesimal;
Química orgánica (ior curso); Mineralogía y geología; Botá-
nica general; Práctica de laboratorio.
Tercer año : Química orgánica (20 curso) ; Química analítica
y operaciones (icr curso); Botánica especial argentina; Física
(mecánica y gravedad) ; Práctica de laboratorio.
Cuarto año : Química analítica y operaciones (2" curso) ; Mi-
crobiología; Zoología general; Física (óptica, acústica y calor);
Química biológica.
Quinto año : Química analítica y operaciones (3ei curso) ; Fi-
sicoquímica; Física (electricidad, magnetismo, meteorología).
En la Facultad de agronomía y veterinaria, se ha ter-
minado el pabellón que ha de servir para el internado.
Gomo ya he tenido ocasión de informar á V. E. antes
de ahora, se han creado para dicha Facultad 3o becas
destinadas á dos estudiantes por cada provincia y por la
ciudad de Buenos Aires. Estas becas han sido puestas á
disposición de los gobiernos de provincia, y la mayor
parte de ellos han presentado á jóvenes que por su con-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 53
tracción en los estudios preparatorios se han hecho dig-
nos de la concesión referida.
Estos jóvenes ya han comenzado á ocupar la nueva
construcción.
Espero que la realización de esta iniciativa habrá de
ser beneficiosa no sólo para el desarrollo de los estudios
agronómicos y de la medicina veterinaria, sino también
para el país entero, pues de este modo se ha facilitado á un
grupo numeroso y distinguido de jóvenes del interior el
acceso á una carrera cuyo ejercicio se vincula especialmen-
te con los intereses económicos más vitales de la Nación.
Digna de señalarse es una iniciativa que ha tomado na-
cimiento en las deliberaciones del Consejo superior.
Se refiere á la conveniencia de ensanchar la esfera de
acción universitaria por la multiplicación de las carreras
liberales que hoy existen en número demasiado reducido
si se tiene en cuenta la complejidad de la vida intelectual
de nuestro tiempo y las exigencias de preparaciones espe-
ciales que ella comporta.
Las enseñanzas que hoy se dan en las seis facultades
abarcan una tan gran parte del saber, que sin necesidad
de crear otros departamentos universitarios es posible
organizar nuevas carreras por la simple agrupación de
determinadas asignaturas dentro de los planes de estudio
que rigen para dos ó más de las facultades existentes.
Me es grato informará V. E. que, consecuente con este
propósito, el Consejo superior ha dictado una ordenanza
I 56 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
por la que se autoriza á las facultades á convenir entre si
tales planes de estudios para someterlos á la aprobación
del Consejo superior.
En el Colegio nacional de Buenos Aires se continúa
implantando el nuevo plan de estudios. Por última vez
funciona en el presente año escolar el quinto curso del
antiguo plan, y en 191 6 se habrá operado la reforma con
poca perturbación de la enseñanza, y entonces será dable
recoger las observaciones que sugiera el funcionamiento
definitivo del plan universitario.
Entretanto me es grato asegurar á V. E. que á pesar de
los medios defectuosos de local y de material escolar de
que se dispone, el instituto sigue una marcha normal
dentro de una perfecta disciplina.
Paso á informar á V. E. del movimiento universitario
habitual durante el año 1 9 1 4 -
PERSONAL ACADÉMICO
En 01 de diciembre de 191 /j, las academias de la uni-
versidad estaban constituidas como sigue :
ACADEMIA DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Académico honorario
Sr Lucio Mendon<?a.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
Académicos de número
Dl Manuel Obarrio.
Dl José Nicolás Malienzo.
D1' Ernesto Quesada.
Dr Emilio Lamarca.
D1' Francisco J. Oliver.
D1' Estanislao S. Zeballos.
.Dr Ángel S. Pizarro.
1)' Ernesto J. Weigel Muñoz.
1)' Juan A. Bibiloni.
D1 Raimundo Wilmart.
D1' Antonio Bermejo.
I)1' David de Tezanos Pinto.
1)' Norberto Pinero.
I> Calixto S. de la Torre.
D1 Luis M. Drago.
D1' Eduardo L. Bidau.
D1' Juan Agustín García.
I)' Adolfo F. Orma.
I)' Antonio Dellepiane.
Dr Carlos Octavio Bunge.
D1' Rodolfo Rivarola.
ACADEMIA DE MEDICINA
Académicos honorarios
D' Telémaco Susini.
Dl Emilio R. Coni.
Dp Olhinto de Magalhaes.
Dr Fernando Widal.
58
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Académicos de número
Dl Eufemio Uballes.
Dl Pedro N. Arata.
Dl Roberto Wernicke.
1> Pedro Lagleyze.
Dl José Penna.
Dl Luis Güemes.
D1' Eli seo Cantón.
Dl Enrique Bazterrica.
Dl Antonio C. Gandolfo.
Dl Daniel J. Cranwell.
Dl Horacio G. Pinero.
Dl Juan A. Boeri.
Dr Ángel Gallardo.
Dl Carlos Malbrán.
Dr ]Marcelino Herrera Vegas.
Dl Ángel M. Centeno.
Dr Diógenes Decoud.
Dr Baldomero Sommer.
D1 Francisco A. Sicardi.
Dl Desiderio F. Davel.
Dl Domingo Cabred.
Dl" Gregorio Aráoz Alfaro.
D1- Abel Ayerza.
Dl Eduardo Obejero.
ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES
Académico honorario
Ing° Guillermo White.
Académicos de número
Ing° Eduardo Aguirre.
MEMORIA DE LA UXIVEHSIDAD I 5f)
Ing° Otto Krausse.
Ing° Juan F. Sarhy.
Ing° Santiago Brian.
Ing° Julián Romero.
Ing° Emilio Palacio.
Dl Juan J. Kyle.
D1 Manuel B. Bahía.
Dl Atanasio Quiroga.
D1' Ildefonso P. Ramos Mejía.
D' Eduardo L. Holmberg.
D1 Ángel Gallardo.
Dr Carlos Ma florales.
ACADEMIA DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Académicos honorarios
Sr Carlos Guido y Spano.
Dr Lorenzo Anadón.
D1 Indalecio Gómez.
Académicos de número
Dl Rafael Obligado.
DL Juan Agustín García.
Dr Joaquín V. González.
D1 Ernesto J. Weigel Muñoz.
Dl Francisco L. García.
Dl Rodolfo Rivarola.
Dl Norberto Pinero.
Dl José Nicolás Matienzo.
Dl Ernesto Quesada.
Dl Samuel A. Lafone Quevedo.
Dl Luis M. Drago.
Dl Ramón J. Cárcano.
Dl ]\Ianuel Augusto Montes de Oca.
I 6o «EVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Dl* Calixto Oyuela.
Dl David Peña.
Dl Enrique Rivarola.
D1 Clemente L. Fregeiro.
D1 Juan B. Ambrosetti.
Dl Ángel Gallardo.
I> Carlos Octavio Bunge.
Dl Antonio Dellepiane.
Dr Ángel Estrada (h.).
S1' Enrique Peña.
ACADEMIA DE AGRONOMÍA Y VETERINARIA
Dl Pedro N. A rata.
D1' Pedro Lagleyze.
Dl Ricardo Schatz.
Dl Francisco P. Lavalle.
D1 Pedro Benedit.
Dl José Ligniéres.
I)1' Joaquín Zabala.
Dl Ramón J. Cercano.
Dp Moldo Montanari.
DL' Cayetano Martinoli.
D1' Virginio Bossi.
Dl Abel Bengolea.
Ing° Alfredo Demarchi.
Dl Emilio Frers. •
Dl Ángel Gallardo.
S1' ]Manuel Güiráldez.
Ing° Agr° Pedro J. Issouribehere.
Dr Leonardo Pereyra Iraola.
Dr Pascual Palma.
Ing° Agr° J. M. Huergo (h.).
Ing° Agr° José M. Agote.
Dl Ramón Bidart.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD l6l
ACADEMIA DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Dl Pedro Olaechea y Alcor ta.
Dl José Arce.
Sl Enrique Berduc.
Dl José Bianco.
Dl Hugo Broggi.
Ing° Orfilio Casariego.
D1 Ricardo J. Davel.
Dl Adolfo F. Dávila.
D1 Emilio Frers.
Dl Manuel B. Gonnet.
D1' Manuel María de Iriondo.
Dl* Eleodoro Lobos.
DL Leopoldo ]Melo.
Ing° Domingo Noce ti.
Sr Ricardo Pillado.
S1' Sergio M. Pinero.
Dl Norberto Pinero.
Dr Carlos Rodríguez Etchart.
Dr José León Suárez.
D1' Telémaco Susini.
Dl David de Tezanos Pinto.
D1' Damián M. Tormo.
D1' Ernesto J. Weigel Muñoz.
D1' Estanislao S. Zeballos.
Dl Gustavo A. Frederking.
PERSONAL DIRECTIVO Y DOCENTE
En el Consejo superior se efectuaron las siguientes mo-
dificaciones :
IÜ2
BEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
El Consejo superior reeligió vicerrector por un año, á contar
del 4 de octubre de 191/i, al doctor Eduardo L. Bidau.
La Facultad de derecho y ciencias sociales reeligió' vicedecano
al doctor Juan Agustín García, por un año, a contar del 17 de
mayo de 191 1\\ eligió por dos años, á contar del 2 5 de septiembre
de 191/1, delegados titulares á los doctores Antonio Bermejo y
Carlos Ibarguren, en reemplazo de los doctores David de Teza-
nos Pinto y Adolfo F. Orma, que terminaron sus mandatos, y que
á su vez son elegidos delegados suplentes en reemplazo de los
doctores Carlos Iharguren y Antonio Dellepiane.
La Facultad de ciencias médicas eligió vicedecano al doctor
Pedro Lacavera, por un año, a contar del 3o de junio de 191/i,
en reemplazo del doctor Eduardo Obejero, que terminó su man-
dato. También eligió, por dos años, á contar del i3 de octubre
de 191/i, delegados titulares á los doctores Enrique Bazterrica
y Ángel M. Centeno, en reemplazo de los doctores Telémaco Su-
sini y José Arce, y delegados suplentes á los doctores Daniel .).
Cranwell y Carlos Malbrán, en reemplazo de los doctores Juan
A. Boeri y Francisco A. Sicardi.
La Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales reeligió
decano al ingeniero Juan F. Sarhy, por tres años, á contar del
29 de agosto de 191/1, y vicedecano al ingeniero Agustín Mercau,
por un año, á contar del 10 de octubre de 191/i. Los delegados,
titular ingeniero Lorenzo Amespil y suplente ingeniero Fernan-
do Segovia, fueron reelectos, respectivamente, por dos años, á
contar del 29 de octubre y del 18 de noviembre de 191/1. En
reemplazo del delegado titular, doctor Ángel Gallardo, que ter-
minó su mandato, fué elegido por un período de dos años el
doctor Carlos Ma Morales, á contar del 10 de agosto de 191/i.
El ingeniero Julián Romero fué electo delegado suplente por
dos años, á contar del 10 de octubre de 191/i, en reemplazo del
ingeniero Eduardo Aguirre.
La Facultad de filosofía y letras reeligió vicedecano, por un
período de un año, al doctor Rafael Obligado, y eligió delegado
titular, por dos años, á contar del 20 de abril de 191/i, al doctor
Calixto Oyuela, en la vacante del doctor Rafael Castillo, y su-
plentes á los doctores Clemente L. Fregeiro y Ricardo E.
Cramvell.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD |63
La Facultad de agronomía y veterinaria reeligió al decano
doctor Ricardo Schatz, por un nuevo período de tres años, á con-
tar del 3 de agosto de 191 4> y al vicedecano doctor Francisco
P. Lavalle, por un año, á contar del 5 de agosto de 191 4-
Los miembros designados por el Consejo superior para cons-
tituir el consejo directivo de la Facultad de ciencias econó-
micas, eligieron vicedecano provisional al doctor Carlos Rodrí-
guez Etchart, en la sesión preparatoria de 3 de mayo de 191 4-
La Facultad de ciencias económicas le eligió vicedecano el
6 de abril y el 4 de julio le designó decano, por tres años, á con-
tar de dicha fecha, y en su reemplazo eligió vicedecano al doctor
Manuel M. de Iriondo, por un año. Á contar del 18 de marzo,
fueron electos por dos años, delegados titulares, los doctores
Damián M. Torino y Manuel B. Gonnet, y suplentes, los doc-
tores José León Suárez y Ernesto J. Weigel Muñoz.
Con estos cambios, el Consejo superior estaba consti-
tuido el 3 1 de diciembre de 191/1 como expreso á conti-
nuación :
Rector : Dl Eufemio Uballes (i° de marzo de 191 4- 191 8).
Vicerrector : Dr Eduardo L. Bidau (4 de octubre de 1914-
i9i5).
Consejeros por la Facultad de derecho y ciencias sociales
Decano : Dl Eduardo L. Bidau (i4 de mayo de 191 3-19 16).
Vicedecano : Dl Juan A. García (17 de mayo de 191 4- 191 5).
Delegado : Dl Carlos Ibarguren (25 de septiembre de 19 1 4-
1916).
Delegado : Dl Antonio Bermejo (25 de septiembre de 191 4-
1916).
Suplente : D1' Adolfo F. Orma (25 de septiembre de 19 1 4-
1916).
Suplente : Dl David de Tezanos Pinto (25 de septiembre de
1914-1916).
f64 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Consejeros por la Facultad de ciencias médicas
Decano : DL' Luis Güemes (16 de agosto de 1912-1915).
Vicedecano : D1' Pedro Lacavera (3o de junio de 1914-191O).
Delegado : Dr Enrique Bazterrica (i3 de octubre de 191 4-
1916).
Delegado : Dl Ángel M. Centeno (i3 de octubre de 191/1-
1916).
Suplente : Dr Daniel J. Cranwell (i3 de octubre de igi/j-
1916).
Suplente : Dr Carlos Malbrán (i3 de octubre de 1914-1916).
Consejeros por la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales
Decano : Ing° Juan F. Sarhy (29 de agosto de 1914-1917).
Vicedecano : Ing° Agustín Mercau (10 de octubre de 191 4-
i9i5).
Delegado : Ing° Lorenzo Amespil (29 de octubre de 191 4-
1916).
Delegado : Dl" Carlos Ma Morales (10 de agosto de 191 4-
1916).
Suplente : Ing° Fernando Segovia (18 de noviembre de 1914-
1916).
Suplente : Ing° Julián Romero (10 de octubre de 1914-1916).
Consejeros por la Facultad de filosofía y letras
Decano : Dr Rodolfo Ri varóla (12 de mayo de 1913-1916).
Vicedecano : Dr Rafael Obligado (5 de noviembre de 191 4-
i9i5).
Delegado : D1' José Nicolás Ma lienzo (12 de mayo de 1910-
i9i5).
Delegado : Dl Calixto Oyuela (20 de abril de 191 4- 1 916).
Suplente : Dr Clemente L. Fregeiro (20 de abril de 19 1 4-
1916).
Suplente : Dr Ricardo E. Cranwell (20 de abril de 191 4-
1916).
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 65
Consejeros por la Facultad de agronomía y veterinaria
Decano : D1' Ricardo Schatz (3 de agosto de 1914-1917).
Vicedecano : Dl" Francisco P. Lavalle (5 de agosto de 191/i-
i9i5).
Delegado : Dl* Pedro Lagleyze (5 de agosto de 1913-1915).
Delegado : D1' Pedro Benedit (5 de agosto de 1913-1915).
Suplente : D1' Francisco P. Lavalle (5 de agosto de 191 3-
i9i5).
Suplente : Dl Joaquín Zabala (5 de agosto de 1913-1915).
Consejeros por la Facultad de ciencias económicas
Decano : D1' Carlos Rodríguez Etchart (4 de julio de 19 1 4-
I9I7)-
Vicedecano : Dl* Manuel M. de Iriondo (4 de julio de 191 4-
19 1 5).
Delegado : D1' Damián M. Torino (18 de marzo de 191 4-
1916).
Delegado : D1' Manuel F. Gonnet (18 de marzo de 191 4-
1916).
Suplente : Dl José León Suárez (18 de marzo de 19 1 4-
1916).
Suplente : Dl Ernesto J. Weigel Muñoz (18 de marzo de
1914-1916).
El personal de los Consejos directivos de las facultades
se ha renovado durante el año, además de las elecciones
de decanos y vicedecanos, ya relatadas, en la siguiente
forma :
En la Facultad de derecho y ciencias sociales se nombraron
consejeros por seis años, á los doctores Adolfo F. Orma, Juan
A. García, Leopoldo Meló (reelectos) y Vicente C. Gallo y Ra-
iGG REVISTA DE LA UNIVEHS1DAÜ
món Méndez, en reemplazo de los doctores Manuel Obarrio y
Antonio Dellepiane, á contar del 5 de septiembre.
Durante el año 191 4, falleció el doctor Francisco Canale, no
habiéndose llenado su vacante.
En la Facultad de ciencias médicas, los doctores Eufemio Uba-
lles, Daniel J. Cranwell, Garlos Malbrán, José F. Molinari y
Miguel Puiggari, fueron electos consejeros por seis años, acontar
desde el 1 3 de octubre, siendo reelecto el doctor Eufemio Uba-
lles, y los restantes en reemplazo de los doctores Nicasio Etche-
pareborda, Francisco A. Sicardi, Telémaco Susini y Eduardo
Obejero.
Por estar el infrascripto desempeñando el rectorado en la
Universidad, fué electo consejero suplente el doctor Antonio C.
Gandolfo, en reemplazo del doctor Boeri, que cesó.
En la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales, el doc-
tor Carlos M. Morales y los ingenieros Lorenzo Amespil, Luis J.
Dellepiane y Eduardo Latzina, fueron elegidos consejeros por
seis años, á contar del 20 de septiembre de 1914» los dos pri-
meros son reelectos y los dos últimos en reemplazo de los inge-
nieros Otto Krause y Julio Labarthe. En reemplazo del ingeniero
Luis A. Huergo, que falleció, fué electo el ingeniero Iberio
San Román.
En la Facultad de filosofía y letras, fueron reelectos los conse-
jeros doctores Rafael Obligado, Ricardo E. Cranwell, Norberto
Pinero y Horacio C. Pinero, por un nuevo período.
En la Facultad de ciencias económicas, renunció el consejero
doctor Federico Pinedo, no habiéndose llenado la vacante.
Con estos cambios, los consejos directivos de la seis
facultades tenían el 3i de diciembre la siguiente consti-
tución :
Facultad de derecho y ciencias sociales
Doctores : Antonio Bermejo, Eduardo L. Bidau, Juan Car-
los Cruz, Juan A. García, Vicente C. Gallo, Carlos Ibarguren,
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 67
Leopoldo Meló, Juan José Díaz Arana, Ramón Méndez, Adolfo
F. Orma, Osvaldo Pinero, Honorio Pueyrredón, Norberto Quir-
no Costa y David de Tezanos Pinto.
Facultad de ciencias médicas
Doctores : José Arce, Abel Ayerza, Enrique Bazterrica, Do-
mingo Cabred, Elíseo Cantón, Ángel M. Centeno, Luis Güemes,
Pedro Lacavera, Marcial V. Quiroga, Eufemio Uballes, Enrique
Zarate, Daniel J. Cranwell, Carlos Malbrán, José F. Molinari,
Miguel Puiggari y Antonio C. Gandolfo (suplente).
Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales
Ingeniero Eduardo Aguirre, ingeniero Lorenzo Amespil, doc-
tor Ignacio Aztiria, ingeniero Mauricio Durrieu, doctor Ángel
Gallardo, doctor Julio J. Gatti, ingeniero Agustín Mercau, doc-
tor Carlos M. Morales, doctor Ildefonso P. Ramos Mejía, inge-
niero Julián Romero, ingeniero Juan F. Sarhy, ingeniero Fer-
nando Segovia, ingeniero Iberio San Román, ingeniero Luis J.
Dellepiane é ingeniero Eduardo Latzina.
Facultad de filosofía y letras
Doctores : Juan B. Ambroselli, Carlos Octavio Bunge, Ra-
fael Castillo, Ricardo E. Cranwell, Clemente L. Fregeiro, In-
dalecio Gómez, Alejandro Korn, Samuel A. Lafone Quevedo,
José Nicolás Matienzo, Rafael Obligado, Calixto Oyuela, Hora-
cio G. Pinero, Norberto Pinero, Ernesto Quesada y Rodolfo
Rivarola.
Facultad de agronomía y veterinaria
Doctor Pedro Benedit, doctor Abel Bengolea, doctor Ramón
Bidart, doctor Aureliano Bosch, doctor Virginio Bossi, doctor
Hugo Cullen, ingeniero Alfredo Demarcbi, ingeniero José Ma
I G8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Huergo (h.), doctor Pedro Lagleyze, doctor Francisco P. La-
valle, doctor Cayetano Martinoli, doctor Ricardo Schatz, doctor
Luis Van de Pas y doctor Joaquín Zabala.
Facultad de ciencias económicas
Doctores : Carlos Rodríguez Etchart, Manuel M. de Iriondo.
José Bianco, Hugo Broggi, Gustavo A. Frederking, Manuel B.
Gonnet, Pedro Olaechea y Alcorta, José León Suárez, Damián
M. Torino, Ernesto J. Weigel Muñoz, ingeniero Oríilio Casa-
riego, ingeniero Domingo Noce ti y señor Sergio M. Pinero.
La dirección inmediata del Colegio nacional de Buenos
Aires, dependiente del Consejo superior, se halla confiada
á la siguiente comisión presidida por el rector de la uni-
versidad :
Consejeros : Doctor Pedro Benedit, ingeniero Juan F. Sarhy
y el director del colegio.
El Poder ejecutivo, previa la tramitación de las ternas
respectivas, efectuó los nombramientos de profesores ti-
tulares que informa la nómina siguiente :
Facultad de derecho y ciencias sociales
Economía política, finanzas y estadística : Dr Enrique Ruíz
Guiñazú (abril 25), en reemplazo del Dr Juan José Díaz Arana,
que cambió de cátedra.
Práctica notarial: Dr Maximiliano Aguilar (mayo i5), en
reemplazo del Dr Nicolás Ruíz Guiñazú, que falleció.
Derecho civil, IV : Dr Eduardo Prayones (septiembre 10), en
reemplazo del Dr Baldomero Llerena, que falleció.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 6g
Facultad de ciencias médicas
Anatomía descriptiva: Dl Pedro Belou (julio 29), cátedra
nueva.
Farmacognosia : Dl Juan A. Domínguez (agosto 19), en lugar
del Dl Juan A. Boeri, que se jubiló.
Facultad de filosofía y letras
Literatura argentina: Dr Ricardo Rojas (septiembre 3o), cá-
tedra nueva.
Los consejos directivos de las facultades, en uso de la
atribución que les confiere el estatuto universitario, nom-
braron los profesores suplentes que se expresan á conti-
nuación :
Facultad de derecho y ciencias sociales
Sociología : Doctores Horacio Rivarola y Juan P. Ramos.
Derecho y práctica notarial : Doctores Miguel L. Jantus y San-
tiago Morello.
Derecho constitucional : Doctores Mariano de Vedia y Mitre
y Juan A. González Calderón.
Facultad de ciencias médicas
Odontología : Dr Alejandro Cabanne.
Clínica obstétrica : Doctores Juan C. Risso Domínguez, Juan
B. González y Juan A. Gabastou.
Olorinolaringología : Dr Juan de la Cruz Correa.
Química orgánica : Dr Luis Guglialmelli.
Clínica pediátrica Dr Fernando Schweizer.
Patología interna : D1' Pablo M. Barlaro.
' 7° HEVISTA DE LA UNIVEUSIDAD
Patología externa: Dr Francisco J. Castro.
Anatomía topográfica : Dl Ricardo Sarmiento Laspiur.
Anatomía descriptiva : Dl Eugenio A. Galli.
Clínica médica : D1 José Destefano, Dr Juan R. Goyena.
Medicina operatoria : Dl Enrique Finochietto.
Medicina legal : Dl Javier Brandam, Dl" Antonio Podestá.
Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales
Construcciones, 1° curso : Ing° Ludovico Ivanisevich.
Construcciones, puentes y techos : Ing° Antonio Rebuelto.
Teoría de la elasticidad : Ing° Julio R. Castiñeiras.
Electrotécnica : Dr Germán Niebuhr.
Tecnología del calor : Ing° Belisario Álvarez de Toledo, Ing°
Ricardo J. Gutiérrez, Ing° Jacinto Carosino.
Arquitectura, 3er curso : Arq° Rene Villeminot.
Geometría descriptiva y aplicada : Ing° Justo Pascali.
Facultad de filosofía y letras
Literatura argentina: Dr Arturo Giménez Pastor.
Latín : Sl Aníbal Moliné.
La Facultad de ciencias médicas concedió cambio de cátedra
á los profesores suplentes : D1' Carlos R. Cirio, de Anatomía to-
pográfica á Clínica ginecológica, y al D1' Pedro Chutro, de Medi-
cina operatoria á Clínica quirúrgica.
Los consejos directivos de las facultades, de acuerdo
con las disposiciones pertinentes de los estatutos, acepta-
ron las siguientes renuncias de profesores :
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Titular de Derecho civil (icr curso) : Dr Ángel D. Rojas.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 7 I
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Titular de Geografía humana : D1 Clemente L. Fregeiro.
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES
Titular de Complementos de aritmética y álgebra : Ing° Juan
de la C. Puig.
Titular de Cálculo infinitesimal (i° y 2o cursos) : D1' Ildefonso
P. Ramos Mejía.
Suplente de Construcciones y techos : Ing° Julio R. Casti-
ñeiras.
Suplente de Perspectiva y sombras : Ing° Antonio Rebuelto.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Tilular de Instituciones económicas : Dr Arturo de la Rosa
Ponte.
Suplente de Estadística : D1 Agustín N. Matienzo.
Declaró cesantes a los profesores titulares de Ética y de Orga-
nización del comercio interior y exterior, doctores Ramón O.
Leguizamón y Ramón M. Remolar, por haberse suprimido dichas
cátedras del nuevo plan de estudios.
Los doctores J. A. Ferreyra y M. Molla Villanueva, profesores
suplentes de Ética, y los doctores E. R. Prack y Gustavo Rodrí-
guez González, profesores suplentes de Organización del comer-
cio interior y exterior, quedaron cesantes también por la misma
causa.
ESCUELA DE COMERCIO CARLOS PELLEGRIM
El consejo directivo de la Facultad de ciencias econó-
micas nombró el siguiente personal directivo y docente
para la Escuela de comercio anexa :
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Director : Sr Fermín Eguía.
Profesores de Castellano : Dl Pedro Aquino, Dr Enrique Uda-
quiola Vidal y Sl Martín Muñoz Iíííguez.
Profesores de Historia : Dl Honorio Leguizamón, Sr Félix
Remedí y D1' Garlos A. Carranza, en vez de Taquigrafía.
Tecnología : Dr Ricardo J. Davel é Ing° Pedro Marotta.
Geografía : Dr Gastón Federico Tobal y Dl Filiberto de Oli-
veira Cézar.
Física : D1' Genaro Sisto y S1 Luciano E. Ford.
Química : Dl Martiniano Leguizamón Pondal.
Inglés : Sr Domingo Colombo.
Francés : Sl Juan J. Jost.
Además aceptó las siguientes renuncias :
Sr Santiago H. Fitz-Simon, del cargo de director de la Es-
cuela preparatoria y de profesor de Inglés, con dos cátedras.
S1' Juan J. Galiano, profesor de Tecnología, con dos cátedras.
D' Clemente L. Fregeiro, profesor de Geografía, con dos
cátedras.
Sl Félix N. Figueras, profesor de Práctica de escritorio.
S' Juan B. Lacrampe, profesor de Francés, con una cátedra.
Quedaron cesantes, el Dr Gerardo Meana, profesor de Caste-
llano, por haber sido suprimida la cátedra, y el S' E. Kenny,
por haberlo dispuesto así el consejo directivo.
COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES
El Consejo superior aprobó los nombramientos si-
guientes, que con carácter interino efectuó la comisión
directiva del Colegio nacional de Buenos Aires :
Física : Ing° José A. Medina, Ing° Virgilio Tedeschi y Sr Lu-
ciano E. Ford, con una cátedra cada uno, de las que quedaron
vacantes por jubilación del doctor Manuel B. Bahía.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I 7,'}
Francés : Sr Félix F. Outes, Dl Camilo Morel y Juan B. La-
crampe, con una cátedra cada uno.
Alemán: Dr Mauricio Nirenstein, con una cátedra.
Lalín : Sr Luis Pampliega y Sr Aníbal Moliné, con una cátedra
cada uno.
Historia : Dl Guillermo Cullen, con una cátedra, en reem-
plazo del Dl F. Klappenbach, que renunció.
Matemáticas : Sl" Rafael Lynch, con una cátedra, en reempla-
zo del D1' Ildefonso P. Ramos Mejía, que renunció.
Inglés : Dl Alberto del Campo Wilson, Dl Antonio Galarce
y S1' W.Wyatt Hayward, con una cátedra cada uno, en reem-
plazo del Sl M. Munro, que renunció.
La comisión directiva del mismo colegio nombró di-
rector interino al doctor José Popolizio en reemplazo del
ingeniero Eduardo Otamendi, que se jubiló.
Además, designó interinamente los siguientes profe-
sores :
De Historia : D1 Wenceslao Paunero, en reemplazo del Dr
Carlos Ibarguren, que renunció. Por renuncia y en substitución
del D' Paunero, fué nombrado el Sr Felipe Sorrondegui.
De Lalín : S1' Luis Pampliega, en reemplazo del D1 Francisco
Capello, que renunció.
De Literatura : Dl Mauricio Xirenstein, en reemplazo del Dr
J. L. Jaimes, que falleció.
Con estos cambios el personal docente de la Universi-
dad era, al 3i de diciembre de 191/1 como sigue :
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Derecho civil :
Titulares, Dl Eduardo Playones, D' Alfredo Colmo, Dr Je-
sús H. Paz.
1^4 REVISTA DK LA UNIVERSIDAD
Suplentes, Dl Roberto Repetto, Dl Arturo Seeber, Dr En-
rique Thedy, Dl Héctor Lafaille, Dl Mario A. Carranza,
Dr Uladislao Padilla.
Derecho comercial :
Titulares, Dl Leopoldo Meló, Dl Juan Carlos Cruz, Dr Fé-
lix Martín y Herrera.
Suplentes, D1 Héctor Juliánez, Dr Ramón S. Castillo, Dr
Lindsay R. S. Holway, D1 Ricardo Seeber, Dr Tristán
Avellaneda.
Derecho romano :
Titulares, Dl Ernesto J. Weigel Muñoz, Dr Carlos Ibar-
guren.
Suplentes, Dr Rafael Herrera Vega, Dr Ricardo E. Cran-
well, Dr Alejandro Lucadamo, Dr Guillermo E. Legui-
zamón, Dl José C. Rizzi.
Filosofía del derecho :
Titulares, Dr Carlos F. Meló, Dr Antonio Dellepiane.
Suplentes, Dr Mario Sáenz, D1' Alfredo L. Palacios, Dr Ra-
món M. Alsina.
Derecho constitucional :
Titular, Dr Tomás R. Cullen.
Suplentes, Dl Rómulo S. Naón, Dr Manuel R. de Ancho-
rena, D1 Mariano de Vedia y Mitre, Dr Juan A. Gon-
zález Calderón.
Derecho penal :
Titular, Dl Osvaldo M. Pinero.
Suplentes, Dr Rodolfo Moreno (h.), D* Enrique B. Prack.
Finanzas :
Titular, Dr Francisco J. Oliver.
MKMOHIA DE LA UNIVERSIDAD I 7.)
Suplentes, Dr Carlos Saavedra Lamas, Dr Manuel M. de
Iriondo.
Economía política :
Titular, Dl Juan José Díaz Arana.
Suplentes, Dr Enrique Ruíz Guiñazú, Dr Horacio Beccar
Várela.
Procedimientos :
Titular, Dr Honorio Pueyrredón.
Suplentes, Dr Máximo Castro, Dl Tomás de Veyga, Dr Jai-
me F. de Nevares, Dr Tomás Jofré.
Derecho administrativo :
Titular, Dl Adolfo F. Orma.
Suplentes, D1 Vicente C. Gallo, D1 Juan Ramón Mantilla.
Derecho internacional privado :
Titular, Dl Estanislao S. Zeballos.
Suplentes, Dl Alcides Calandrelli, Dl Carlos M. Vico.
Derecho internacional público :
Titular, Dl Eduardo L. Bidau.
Suplentes, Dl Carlos Alfredo Becú, Dr José León Suárez,
Dr Isidoro Ruiz Moreno.
Introducción al derecho :
Titular, Dr Carlos Octavio Bunge.
Suplentes, Dr Aurelio S. Acuña, D1 Ricardo Levene.
Legislación de minas y rural :
Titular, Dr Matías G. Sánchez Sorondo.
Suplente, Dr Nicanor A. de Elía.
I76 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Sociología :
Titular, D1 Juan Agustín García.
Suplentes, Dr Leopoldo Maupas, Dl Virgilio Tedín Uriburu,
Dr Horacio Rivarola, Dl Juan P. Ramos.
Derecho y práctica notarial :
Titulares, D1 José Oderigo, D1' Maximiliano Aguilar.
Suplentes, D1' Miguel L. Jantus, Dr Santiago J. Morello.
Economía, finanzas y estadística :
Titular, Dl Enrique Ruíz Guiñazú.
Suplentes, Dl Alejandro Ruzo, Dl Enrique Uriburu.
Derecho civil (curso especial) :
Titulares, D1 Esteban Lamadrid, Dr Jorge de la Torre, Dl
Juan A. Figueroa.
Suplentes, D1 Francisco Tórnese, D1 Herminio J. Quirós,
D' Maximiliano Aguilar, Dl Enrique Jorge, Dr Juan E.
Sola.
Derecho marítimo y legislación aduanera :
Titular, Dl Francisco J. Oribe.
Suplentes, Dl Alilio Pesagno, Dr Tomás Arias.
Derecho diplomático :
Titular, Dr José León Suárez.
Suplente, Dr Daniel Antokoletz.
FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS
Escuela de medicina
Profesólas honorarios :
Dr Roberto Wernicke, Dl Juvencio Z. Arce, Dr Pedro N.
Arata, Dr Francisco de Veyga, Dr Elíseo Cantón.
MEMORIA DE I.A UNIVERSIDAD
r77
Zoología médica :
Titular, Dl Pedro Lacavera.
Extraordinario, Dl Daniel J. Greenway.
Suplente, Dl Guillermo Seeber.
Botánica médica :
Titular, Dr Lucio Durañona.
Suplente, Dl Rodolfo Enríquez.
Anatomía descriptiva :
Titulares, D1 Ricardo S. Gómez, Dr Joaquín López Figue-
roa, Dr Pedro Belou. (Hay una vacante.)
Suplente, Dl Eugenio A. Galli.
Química médica general :
Titular, D1' Atanasio Quiroga.
Histología :
Titular, D1' Rodolfo de Gainza.
Suplente, Dl Julio G. Fernández.
Física médica :
Titular, Dr Alfredo Lanari.
Extraordinario, Dr Juan José Galiano.
Química biológica :
Titular, Dl Pedro J. Pando.
Fisiología : ¡
Titular, Dl Horacio G. Pinero.
Suplente, D1' Frank L. Soler.
Bacteriología :
Titular, Dl Carlos ]\lalbrán.
UEVISTA DE LA UMVEUSIDAD
Extraordinarios, D1 Juan Carlos Delfino, D1' Leopoldo
Uriarte, Dl Alois Bachmann.
Anatomía topográfica :
Titular, Dr Avelino Gutiérrez.
Suplentes, Dr Roberto Solé, D1 Ricardo Sarmiento Laspiur.
Semiología y ejercicios clínicos :
Titulares, Dl Gregorio Aráoz Alfaro, Dr David Speroni.
Suplente, Dr Carlos Bonorino Udaondo.
Anatomía patológica :
Titular, Dr Telémaco Susini.
Extraordinario, Dr José Badía.
Suplente, Dl Joaquín Llambías.
Higiene médica :
Titular, Dr Ricardo Schatz.
Suplentes, Dr Felipe Justo, Dr Manuel V. Carbonell.
Materia médica y terapéutica :
Titular, Dl Justiniano Ledesma.
Suplente, Dr José Moreno.
Patología externa :
Titular, Dr Daniel J. Cranwell.
Suplentes, Dr Carlos Robertson, Dr Francisco J. Castro.
Medicina operatoria :
Titular, Dr Leandro Valle.
Suplente, Dr Enrique Finochietto.
Toxicología :
Titular, Dr Juan B. Señorans.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD I^t)
Clínica dermatosifilográfica :
Titular, Dl Baldomero Sommer.
Extraordinario, D1' Maximiliano Aberastury.
Suplentes, Dl Nicolás V. Greco, Dr Pedro L. Baliña.
Clínica genitourinaria :
Titular, D1 Pedro Benedit.
Suplentes, Dr Bernardino Maraini, Dr Joaquín Nin Po-
sadas.
Clínica otorinolaringológica :
Titular, D1 Eduardo Obejero.
Extraordinario, D1 Eliseo V. Segura.
Suplente, Dr Juan de la C. Correa.
Clínica oftalmológica :
Titular, Dr Pedro Lagleyze.
Suplentes, Dr Enrique B. Demaría, Dr Adolfo Noceti.
Clínica epidemiológica :
Titular, Dl José Penna.
Suplente, Dr Fernando Torres.
Patología interna:
Titular, Dr Marcial V. Quiroga.
Extraordinario, D1 Ricardo Colón.
Suplentes, Dl Pedro Labaqui, Dr Leónidas J. Fació, Dr
Pablo M. Barlaro.
Clínica quirúrgica :
Titulares, Dr Antonio C. Gandolfo, Dr Diógenes Decoud,
Dr Pascual Palma, Dl Marcelo T. Viñas.
Extraordinario, Dl Francisco Llobet.
Suplentes, Dr Marcelino Herrera Vegas, Dr José Arce, Dr
l8o REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Armando R. Marotta, Dl Luis A. Tamini, Dr Miguel
Susini, Dr José M. Jorge (h.), D' Pedro Chutro.
Clínica médica :
Titulares, Dl Luis Güemes, Dr Abel Ayerza, Dr Ignacio
Allende. (Hay una vacante.)
Extraordinario, Dl Patricio Fleming.
Suplentes, Dl Luis Agote, D' Juan José Vitón, Dl Rafael
Bullrich, D1 Pablo Morsaline, Dl Ignacio Imaz, Dr Ma-
riano R. Castex, Dl Pedro J. García, Dr Pedro Escudero,
Dr José Destéfano, Dl Juan R. Goyena.
Clínica pediátrica :
Titular, Dl Ángel M. Centeno.
Extraordinario, D1 Antonio F. Pinero.
Suplentes, Dr Manuel A. Santas, Dr Mamerto Acuña, Dr
Genaro Sisto, Dr Pedro de Elizalde, Dr Fernando
Schweizer.
Clínica obstétrica :
Titulares, Dl Samuel B. Molina, Dl Enrique Zarate.
Suplentes, Dr Arturo Enriquez, Dr A. Peralta Ramos, Dr
Faustino J. Trongé, D1 Juan C. Risso Domínguez, Dr
Juan B. González, Dl Juan A. Gabastou.
Clínica ginecológica :
Titular, Dl Enrique Bazterrica.
Extraordinario, Dr José F. Molinari.
Suplentes, Dr Jaime Salvador, D1' Toribio Piccardo, Dr Os-
valdo L. Bottaro, Dl" Carlos R. Cirio.
Clínica neurológica :
Titular, Dl José A. Esteves.
Extraordinarios, Dl José R. Semprum, Dl Mariano Alu-
rralde.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
Clínica psiquiátrica :
Titular, Dr Domingo Cabred.
Extraordinarios, Dr José T. Borda, Dl Benjamín T. Solari.
Medicina legal :
Titular, Dl Domingo S. Cavia.
Suplentes, Dr Joaquín V. Gnecco, Dr Javier Brandam, D'
Antonio Podestá.
Escuela de farmacia
Zoología general :
Titular, Dr Ángel Gallardo.
Botánica y mineralogía :
Titular, Dr Adolfo Mujica.
Química inorgánica :
Titular, Dr Miguel Puiggari.
Suplente, Dr Ángel Sabatini.
Química orgánica :
Titular, Dr Francisco C. Barraza.
Suplentes, Sr Pedro J. Méssigos, Dr Luis Guglialmelli.
Farmacognosia :
Titular, Sr Juan A. Domínguez.
Suplente, Sr Osear Mialock.
Física farmacéutica :
Titular, Dr Julio J. Gatti.
Suplente, Dr Tomás J. Rumi.
ÁRT. OBIG.
I 02 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Química analítica (i° y 2o cursos) :
Titular, Dr Francisco P. Lavalle.
Suplente, Dl Juan A. Sánchez.
Técnica farmacéutica :
Titular, Dr J. Manuel Irízar.
Suplentes, Sr Pascual Corti, Sr Ricardo Roccatagliata.
Higiene, legislación y ética farmacéutica :
Titular, Dl Ricardo Schatz.
Escuela de parteras
Titulares, Dr Fanor Velarde, Dl Miguel Z. O'Farrell.
Suplentes, Dr Ubaldo Fernández, Dr J. G. Llames Massini.
Escuela de odontología :
Primer año :
Titular, Dr Rodolfo Erausquin.
Segundo año :
Titular, Dl León Pereira.
Tercer año :
Titular Dl Nicasio Etchepareborda.
Prótesis dental :
Titular, Dl Antonio J. Guardo.
Odontología :
Suplente, D1' Alejandro Cabanne.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 1 83
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES
Complementos de aritmética y álgebra :
Titular (vacante).
Suplentes, Dr Ignacio Aztiria, Ing° Ricardo Silveyra, Ing°
Antonio Babuglia.
Álgebra superior y geometría analítica :
Titular, Ing° Carlos D. Duncan.
Suplentes, Dl Ignacio Aztiria, Ing° Emilio Rebuelto, Ing°
Carlos Posadas.
Arquitectura :
Titular, Arq° Luis P. Esteves.
Suplente, Arq° Carlos Carbó.
Arquitectura (ier curso) :
Suplentes, Ing° Pablo Hary, Arq° A. M. Coni Molina,
Arq° A. Gallino Hardoy.
Arquitectura (20 curso) :
Titular, Ing° Pablo Hary.
Suplentes, Ing" Eduardo M. Lanús, Arq° Pablo B. Cham-
bers, Arq° Juan Kronfus.
Teoría de la arquitectura :
Titular, Ing° Pablo Hary.
Suplentes, Arq° Luis P. Esteves, Arq° Andrés Velázquez.
Arquitectura (3er curso) :
Titular, Arq° Eduardo Le Monnier.
Suplente, Arq° Rene Villeminot.
i84
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Arquitectura (4o curso) :
Titular, Arq° Julio Dormal.
Suplentes, Arqü Eduardo Le Monnier, Arq° Juan G. Van
Dorsser Az.
Botánica :
Titular, Dr Eduardo L. Holmberg.
Suplentes, Sr Augusto Scala, Sr L. Hauman-Merck.
Botánica :
Titular, Dr Cristóbal M. Hicken.
Suplentes, Sr Augusto Scala, Sr L. Hauman-Merck.
Mineralogía y geología :
Titular, Dl Cristóbal M. Hicken.
Suplente, Ing° Enrique Hermitte.
Cálculo infinitesimal (i° y 2o cursos) :
Titular (vacante).
Suplentes, Ing° Octavio S. Pico, Ing° José A. Medina, Ing°
Benjamín Sal.
Construcción de edificios :
Titular, Ing° Juan Rospide.
Suplente, Ing° Mauricio Durrieu.
Caminos ordinarios y material de construcción :
Titular, Ing° Eugenio Sarrabayrouse.
Suplentes, Ing° Luis Curutchet, Ing° Carlos Posadas.
Cálculo de las construcciones :
Titular, Ing° Emilio Candiani.
Suplente, Ing° Alfredo J. Orfila.
MEMORIA DE LA UxNIVERSIDAD
Puertos y canales :
Titular, Ing° Emilio Candiani.
Suplentes, Ing° Sebastián Ghigliazza, Ing° Fernando Se-
govia.
Construcciones de manipostería :
Titular, Ing° Vicente Castro.
Suplentes, Ing° Carlos Waulers, Ing° Juan ele la Cruz Puig.
Construcciones de máquinas :
Titular, Ing° Eduardo Latzina.
Suplentes, Ing° Sebastián Ghigliazza, Ing° Evaristo More-
no, Ing° Pedro Torre Bertucci.
Reguladores y turbinas :
Titular, Ing° Eduardo Latzina.
Suplentes, Ing° Alfredo Taiana, Ing° Emilio Mallo!.
Construcciones arquitectónicas (iei curso) :
Titular, Ing° Alfredo Gaitero.
Suplente, Ing° Nicolás Besio Moreno.
Geodesia :
Titular, Ing° Luis J. Dellepiane.
Suplente, Ing° Benno J. Schnack.
Geometría descriptiva (ier curso) :
Titular, Dr Claro C. Dassen.
Suplentes, Arq° Alberto M. Coni Molina, Ing° Justo Pascali.
Hidráulica :
Titular, Ing° Julián Romero.
Suplente, Ing° Tomás González Roura.
1 86 UEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Hidráulica agrícola é hidrología :
Titular, Ing° Agustín Mercau.
Suplentes, Ing° Alejandro Foster, Ing° Humberto Canale.
Historia de la arquitectura :
Titular, Ing° Arturo Prins.
Suplentes, Ing° Jorge W. Dobranich, Arq° Juan C. Van
Dorsser Az.
Complementos de matemáticas :
Titular, Dr Ignacio Aztiria.
Suplente, Ing° Rodolfo Santángelo.
Mecánica racional :
Titular, Dl Carlos María Morales.
Suplente, Ing° Delfín Rabinovich.
Modelado :
Titular, S1' Torcuato Tasso.
Suplente, Sr Lucio Correa Morales.
Microbiología :
Titular, Ing° Luciano Hauman-Merck.
Suplente, Dl Pedro T. Vignau.
Proyectos de dirección de obras y legislación :
Titular, Ing° Mauricio Durrieu.
Suplente, Ing° Icilio Chiocci.
Dibujo lineal y á mano levantada :
Titular, Arq° Ricardo Marti.
Suplente, Ing° Alfredo Oliveri.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 107
Dibujo de lavado de planos :
Titular, Ing° Alfredo J. Orfila.
Suplente, Ing° Nicolás Martelli.
Dibujo de ornato :
Suplente, Sr Cándido Villalobos.
Dibujo de figura :
Titular, Sl Ernesto de la Cárcova.
Suplentes, S* Carlos Ripamonte, S1 Reinaldo Giudice.
Dibujo de arquitectura :
Titular, Ing° Horacio Pereyra.
Suplentes, Arq° Carlos Carbó, Arq° Adolfo Gallino Hardoy.
Estática gráfica :
Titular, Ing° Juan Darquier.
Suplentes, Ing° Carlos Wauters, Ing° Iberio San Román.
Electrotécnica :
Titular (vacante).
Suplentes, Ing° Guillermo E. Cock, Ing° Juan N. Hubert,
Dl Germán Niebuhr.
Complementos de física y manipulaciones :
Titular (vacante).
Suplente, Ing° Juan N. Hubert.
Ferrocarriles :
Titular, Ing° Alberto Schneidevvind.
Suplentes, Ing° Arturo M. Lugones, Ing° Pablo Nogués,
Ing° Bernardo Laurel.
I 88 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Física general :
Titular, Ing José A. Medina.
Suplentes, Ing0 Agustín Delgado, Ing0 Vicente Anón Suárez.
Fisicoquímica :
Titular, Dr Horacio Damianovich.
Suplentes, Dr Federico W. Gándara, Dr Víctor J. Bernaola.
Complementos de geometría y trigonometría :
Titular, Ing° José S. Sarhy.
Suplentes, Dr Ignacio Aztiria, Ing° Juan Passalacqua, Ing°
Emilio Rebuelto.
Proyectos de instalaciones mecánicas :
Titular, Ing° Germán Niebuhr.
Geometría descriptiva aplicada :
Titular, Ing° Lorenzo Amespil.
Suplente, Dr Claro C. Dassen.
Geometría proyectiva y descriptiva :
Titular, Ing° Juan F. Sarhy.
Suplentes, Ing° Juan Rospide, Ing° Antonio Rebuelto, Ing"
Alberto Palacio.
Química orgánica :
Titular, Dr Julio J. Gatti.
Suplentes, Dr Enrique Fynn, Dr Guillermo Schaefer, Dr
Atilio A. Bado.
Resistencia de materiales :
Titular, Ing° Julio Labarthe.
Suplentes, Ing° Atanasio Iturbe, Ing0 Iberio San Román.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD l8()
Topografía
Titular, Ing° Iberio San Román.
Suplente, Ing° Adolfo Pigretti.
Tecnología del calor :
Titular, Ing° Pablo Nogués.
Suplentes, Ing° Belisario Álvarez de Toledo, Ing° Ricardo
J. Gutiérrez, Ing° Jacinto Carosino.
Teoría de los mecanismos :
Titular, Dr Claro C. Dassen.
Suplente, Ing° Juan C. Devoto.
Tecnología mecánica :
Titular, Ing° Eduardo Volpatti.
Suplente, Ing° Pedro Torre Bertucci.
Teoría de la elasticidad :
Titular, Ing° Jorge Duclout.
Suplentes, Ing° Eduardo Latzina, Ing° Julio R. Castiñeiras.
Zoología :
Titular, D1' Ángel Gallardo.
Suplentes, Sr Horacio Arditi, Sr Juan Nielsen.
Perspectiva y sombras :
Titular, Arq° Alberto M. Coni Molina.
Suplente, Dr Claro C. Dassen.
Complementos de química :
Titular, Dr Enrique Poussart.
Suplentes, Dr Francisco P. Lavalle, Dl Marcos Gutiérrez.
i9o
UEVISTA DE LA ÜNIVEHSIDAD
Química analítica aplicada á los materiales de construcción :
Titular, Dr Atanasio Quiroga.
Suplentes, Dr Miguel Puiggari, Dl Julio J. Gatti, Dr En-
rique Fynn, Dl Augusto Rouquette, Sr Emilio M.- Flores.
Química analítica aplicada (20 curso) :
Titular, Dl Atanasio Quiroga.
Suplentes, Dl Julio J. Gatti, S1' Emilio M. Flores, Dl Juan
A. Sánchez, DL Miguel Puiggari.
Química analítica especial (ier curso) :
Titular, Dr Enrique Herrero Ducloux.
Suplentes, D1 Enrique J. Poussart, Dl Ángel Sabatini.
Construcciones de arquitectura (20 curso) :
Titular, Ing° Domingo Selva.
Suplentes, Ing° Alfredo Gaitero, Ing° Ludovico Ivanissevich.
Construcciones de puentes y techos :
Titular, Ing° Fernando Segovia.
Suplentes, Ing° Agustín Mercau, Ing° Antonio Rebuelto.
Dibujo lineal y á mano levantada :
Titular, Ing° Carlos Páquet.
Suplente, Ing° Alfredo Oliveri.
Química analítica y operaciones :
Titular, Dl Jacinto T. Rallo.
Suplente, Dl Jorge Magnin.
Química inorgánica :
Suplente, Dl Martiniano Leguizamón.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Psicología :
Titular, Dl Horacio G. Pinero. (Hay una vacante.)
Suplentes, Dl Francisco de Veyga, Dl Garlos Rodríguez
Etchart.
Lógica :
Titular, Dr José Nicolás Matienzo.
Suplente, Dl Leopoldo Maupas.
Ética y metafísica :
Titular, Dr Rodolfo Rivarola.
Sociología :
Titular, Dl Ernesto Quesada.
Suplente, Dl Ricardo Levene.
Historia de la filosofía :
Titular, Dl Alejandro Korn.
Ciencia de la educación :
Titular, Dr Carlos Octavio Runge.
Geografía :
Titular, Ing° Julio Lederer. (Hay una vacante.)
Historia universal :
Titulares, Dr Antonio Dellepiane, Dr Juan Agustín García.
Suplentes, Dr Enrique del Valle Iberlucea, Dr Matías Sán-
chez Sorondo.
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Antropología :
Titular, Dr Roberto Lehmann-Nitsche.
Suplente, Sr Félix F. Outes.
Arqueología americana :
Titular, Dr Samuel A. Lafone Quevedo.
Suplentes, Dr Juan B. Ambrosetti, Dr Salvador Debenedetti.
Historia argentina :
Titular, Dl Carlos Ibarguren.
Suplentes, Dr David Peña, Dr Mariano de Vedia y Mitre.
Latín :
Titulares, Dr Rómulo E. Martini, Sr Antonio A. Porchietti,
DL Ricardo E. Cranwell.
Suplentes, Dl Juan Chiabra, Sr Aníbal Moliné.
Literatura latina :
Titular (vacante) .
Suplente, Dr Teófilo Wechsler.
Griego :
Titular, D1 Francisco Capello.
Literatura griega :
Titular, Dl Francisco Capello.
Literatura castellana :
Titular, Dl Calixto Oyuela.
Suplente, Dl Mauricio Nirenstein.
Literatura de la Europa meridional :
Titular, Dl Calixto Oyuela.
Suplente, Dl Pablo Cárdenas.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD Jq3
Literatura argentina :
Titular, Sl Ricardo Rojas.
Suplente, Dr Arturo Giménez Pastor.
Estética y literatura general :
Titular, Dr Camilo Morel.
Historia del arte :
Titular, Sl Carlos E. Zuberbühler.
Biología :
Titular, Dl Christofredo Jakob.
Gramática histórica :
Suplente, Sr Miguel Toro y Gómez.
Práctica y crítica pedagógicas :
Interino, Sr Rodolfo Senet.
Filología :
Titular (vacante).
FACULTAD DE AGRONOMÍA Y VETERINARIA
Química orgánica aplicada :
Titular (vacante) .
"Suplente, Dr Pablo N. Arata.
Química inorgánica aplicada :
Titular, D1 Emilio M. Flores.
Suplente, Dr Pedro T. Vignau.
194 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Química analítica y agrícola :
Titular, D1 Federico Reichert.
Medicina operatoria, clínica médica, quirúrgica y obstetricia :
Titular, Dr Virginio Bossi.
Bacteriología :
Titular, Dr José Ligniéres.
Zootecnia y exterior :
Titular, Dr Cayetano Martinoli.
Agricultura y materias conexas :
Titular, Dr Moldo Montanari.
Hidráulica agrícola :
Titular (vacante).
Mecánica agrícola :
Titular (vacante).
Anatomía descriptiva y topográfica :
Titular, Dr Luis Van de Pas.
Parasitología :
Titular (vacante).
Anatomía patológica :
Titular (vacante).
Botánica, patología, fisiología vegetal y microbiología agrícola
Titular, Ing° Agr° Luciano Hauman-Merck.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 10,5
Mineralogía y geología :
Titular, Ing° Enrique Hermitte.
Suplente, Sr Julio Vatin.
Matemáticas :
Titular, Ing° Julio Krause.
Construcciones rurales :
Titular, Ing° Domingo Selva.
ñleleorología y climatología agrícolas :
Titular, Sr Gualterio Davis.
Suplente en ejercicio, Sr Jorge O. Wiggin.
Economía política :
Titular, Dl Tito Arata.
Legislación rural :
Titular, Dl Nicanor A. de Elía.
Suplente, Dl José Munuce.
Policía sanitaria é inspección de productos alimenticios de ori-
gen animal :
Titular, Dl Ramón Bidart.
Terapéutica :
Titular, Dl Carlos Encina.
Matemática y física :
Titular, Tte coronel José Sandalio Sosa.
Economía rural y contabilidad agrícola :
Titular, Ing° Agr° Tomás Amadeo.
rg6 UEVISTA DE i,a universidad
Industrias agrícolas :
Titular, Ing° Agr° José M. Huergo (h.).
Patología general y semiología :
Titular, Dl Pedro Bergés.
Patología médica y quirúrgica, podología y propedéutica
Titular, Dr Félix Cinotti.
Zoología aplicada :
Titular, Dr Fernando Lahille.
Suplentes, Sr José M. de la Rúa, Sr Horacio Arditi.
Práctica veterinaria (agrónomos) :
Titular, DL Hugo Cullen.
Enfermedades infecciosas :
Titular, Dl Joaquín Zabala.
Topografía :
Titular, Ing° Aureliano Bosch.
Agronomía y práctica agrícola :
Titular, Ing° Enrique Yoffrin.
Zoología agrícola :
Titular, Ing° Agr° José M. Huergo (h.).
Nociones de anatomía y fisiología para agrónomos :
Titular, Dr Godofredo Cassai.
Fisiología :
Titular, Dr Bernardo Houssay.
MEMORIA DE Í.A UNIVERSIDAD IQ"
Histología :
Titular (vacante).
Dibujo :
Titular (vacante).
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Matemática financiera (ier curso) :
Titular, Ing° Orfilio Casariego.
Suplente, Ing° Manuel Ordóñez.
ñlatemática financiera (20 curso) :
Titular, Contador José González Galé.
Suplente, Ing° Justo Pascali.
Estadística :
Titular, Dr Hugo Broggi.
Suplente, Ing° Alejandro Bunge.
Contabilidad general :
Titular, Contador Tranquilino Vallini.
Suplentes, Contador Alberto Casagne Serres, Contador Ro-
dolfo J. Lértora.
Contabilidad administrativa y judicial :
Titular, Agrimensor Carlos A. O'Donnell.
Suplentes, Contador Santiago G. Rossi, Contador Juan Ba-
yetto.
Bancos :
Titular, S1' Sergio M. Pinero.
ABT. OBIO. XXX1-I3
I 98 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Suplentes, D1' Gustavo A. Frederking, Contador Antonio
Morandi.
Sociedades anónimas y seguros :
Titular, Dl IMario A. Rivarola.
Suplentes, Dl Ricardo Olivera, Dr Juan R. Galarza.
Geografía económica nacional :
Titular Dr Arturo Seeber.
Suplentes, D1 Emilio Pellet (h.), Dr Ernesto Ferrari.
Fuentes de riqueza nacional :
Titular, Dl Ricardo J. Davel.
Suplente, D1' Martiniano Leguizamón Pondal.
Economía política (ier curso) :
Titular, Dl Mauricio Nirenstein.
Suplentes, Dl Enrique Ruíz Guiñazú, Dr Filiberto de Oli-
veira Cézar.
Economía política (20 curso) :
Titular (vacante).
Suplentes, Dr Juan J. Rritos, Dl Ernesto L. O'Dena.
Historia del comercio :
Titular, Dr Luis R. Gondra.
Suplentes, Dr Miguel A. Garmendia, Dl Jorge Cabral.
Finanzas :
Titular, Dr Ernesto J. Weigel Muñoz.
Suplentes, Dr Salvador Oria, Dr Alfredo Labougle.
Política comercial y régimen aduanero comparado :
Titular, Dr Vicente Fidel López.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD IQÍ)
Suplentes, Ldo Martín Rodríguez Etchart, Dr AtiíioPesagno.
Régimen económico y administrativo de la Constitución :
Titular, Dl Mariano de Vedia y Mitre.
Suplentes, D' José Bianco, D' Joaquín Rubianes.
Legislación civil :
Titulares, Dr Ernesto Reto, D1' Augusto Marcó del Pont.
Suplentes, Dl Juan C. Rébora, Dl José A. Amuchástegui,
D1' Juan E. Sola.
Legislación comercial (ier curso) :
Titular, Dl Antonio J. Maresca.
Suplentes, D1' Salvador Alfonso (h.), Dr Manuel F. Fer-
nández.
Legislación comercial (20 curso) :
Titular, D1' Wenceslao Urdapilleta.
Suplentes, Dr Dimas González Gowland, D1' Federico J.
Vidal.
Derecho internacional comercial (público y privado) :
Titular, Dr José León Suárez.
Suplentes, Dr Eduardo Sarmiento Laspiur, Dr José Miguel
Padilla.
ESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO CARLOS PELLEGRINI
Director, Sr Fermín Eguía.
Vicedirector, Sr Ángel Sesma.
Idioma nacional :
Sr José Parra, Sl Jacinto J. Cabred, Dr Ricardo Herrera,
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Dr J. Alfredo Ferreyra, Dr Rómulo E. Martini, Dr Juan
A. Ortelli, Dr Juan J. Alvarez y Alvarez, Dl Juan M.
Jordán, Sr José F. Gouchón, Sr Manuel Muñoz Iñíguez,
Dl Antonio So jo, S' Esteban Ríos, Sr Eleuterio Tiscornia,
S1' Manuel Ugarteche, S1' Eduardo Dimet, Dr Pedro Aqui-
no, Dr Enrique Udaquiola Vidal.
Historia
D1 José León Suárez, D1 J. Alfredo Ferreyra, Dr Augusto
Marcó del Pont, Dl Juan Carlos Garay, Dr Enrique C.
Urien, Dr Alberto Jordán, Sr Gregorio Lastra, Dr Ho-
norio Leguizamón, Dl Carlos A. Carranza, Sr Fenelón
Costas, Contador Félix Remedí.
Geografía
Dl Filiberto de Oliveira Cézar, D1' Gastón Federico Tobal,
Dl Laurentino Olascoaga, Dl Juan B. Gardella, Dr Ma-
nuel S. Beltrán, D' Manuel J. Corvalán, Dr Luis Silveira,
D' Agustín N. Malienzo, S' Lorenzo Cros, Sl" Vicente C.
de la Fueníe.
Matemáticas :
Sr Fermín Eguía, Sc Lorenzo Cros, Sr Manuel Muñoz Iñí-
guez, Ing° Ramón B. Castro, Ing° Enrique Manzanares,
Ing° Alfredo Gaitero, Contador José González Galé, Ing°
Justo Pascali, Sr Pedro Etchepare, Contador Antonio Mo-
randi, Contador José Martinelli, Ing° Tomás González
Roura, Ing° Eduardo M. Rodríguez, Contador Zoilo
Kohan, Ing° Juan F. Gastaldi, Sr Agustín C. Herrero.
Ing° Joaquín Núñez Brian.
Ciencias naturales :
Dr Pedro Castro Escalada, Dr Ángel Roífo, Dr Roberto J.
Reynolds, Dr Martiniano Leguizamón Pondal, Dr Gena-
ro Sisto, Dr Faustino Trongé, Sr Luciano Ford.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 20 I
Tecnología (productos mercantiles) :
Ing° Pedro F. Marotta, Dl Ricardo J. Davel.
Contabilidad :
Contador Ángel Sesma, Contador Alberto Casagne Serres,
Contador José Martinelli.
Práctica de escritorio :
Contador Antonio Márquez, Contador Santiago M. Schivo,
Contador Pablo M. Taquini, Contador Félix A. Nava,
Contador Carlos A. Porcel, Contador Carlos Beckman,
Contador Félix Remedí.
Estenografía :
Sr Gabriel H. Larralde.
Derecho mercantil :
D1 Arturo de la Rosa Ponte.
Economía política é instrucción cívica :
Dl José Bianco.
Inglés :
Sr L. Alberto Pons, S1' Alberto T. Blanchard, S* Tomás
Murphy, Sr Víctor E. Renard, Dr Diego A. Rutland, Sr
Tomás J. Alien, S1' Francisco Camoyano, S1' Domingo
Colombo.
Francés
Sl Juan Marti, Sl Enrique Solty, Sl Joaquín Giménez, Sr
Félix Sallaberry, Sl Alfredo Lelong, S1' Eduardo Dimet,
S1 Jorge Kerteux, Dl Héctor Díaz, Sr Juan J. Jost, Sr
Juan B. Authier.
202 KEV1STA DE LA, UMVEIISIÜAI)
Alemán :
Sr Alfredo Walter, Sl Roberto Schulte.
Escritura y caligrafía :
S1" Alfredo Biú, Sl* Edelmiro Cabello, S1' Joaquín Moldes.
Sr Domingo Berardi, Sl Juan B. Crespo.
Escritura á máquina :
S1' Osear Suárez, Sr Pedro C. Sáenz.
. Gimnasia :
Sl Luis Strazza.
COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES
Director (vacante).
Vicedirectores, D1 José Popolizio (en ejercicio de la Di-
rección), Sr Juan Nielsen.
Álgebra y aritmética :
Manuel Ordóñez, Alberto Palacio, con tres cátedras cada
uno; Pedro J. Coni, Rafael Manzanares, Carlos JM. Mo-
rales, Isidoro Urrutia, con dos cátedras cada uno; Abe-
lardo Barberán, Pedro D. Lepiney, Carlos Monteverde,
Esteban Morales, Carlos Massini, Porfirio Rodríguez, Ra-
fael Lynch (interino), con una cátedra cada uno.
Castellano :
Héctor García Juanicó, Enrique García Velloso, con tres
cátedras cada uno; Ricardo Monner Sans, José María
Rey, con dos cátedras cada uno; José Chiola, Alcides
Calandrelli, Víctor M. López, Ramón O. Leguizamón,
Salvador Oria, Domingo Palacio, Pedro Teobaldi, con
una cátedra cada uno.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 20.3
Caligrafía :
Alfredo Biú, Jaoquín Moldes, con una cátedra cada uno.
Dibujo :
José Bouchet, Agustín Luque Roselló, con dos cátedras ca-
da uno; Felipe Galante, Eugenio Limarzi, Julio Mar-
tínez Vázquez, José C. Suárez, con una cátedra cada uno.
Ejercicios físicos :
Alfredo Armando, Juan M. Giuffra, con una cátedra cada
uno.
Economía política :
Servando Gallegos, con una cátedra.
Filosofía :
Ernesto Lozano, Luis PelufTo, con dos cátedra cada uno;
Coriolano Alberini, con una cátedra.
Física :
Teobaldo J. Ricaldoni, con dos cátedras; Guillermo Cock,
Benito Mallol, José A. Medina, con una cátedra cada uno;
interinos : José A. Medina, Virgilio Tedeschi, Luciano
E. Ford, con una cátedra cada uno.
Francés
Luciano Abeille, con tres cátedras ; Luis Ardit, Joaquín Gi-
ménez, Juan B. Lacrampe, Eugenio Mithieux, Félix
Outes, Enrique Solty, con dos cátedras cada uno; Juan
B. Authier, Carlos Hauron, Alberto Lelong, Carlos D.
Lahite, con una cátedra cada uno; interinamente : Félix
F. Outes, Carlos Morel, Juan B. Lacrampe, con una cá-
tedra cada uno.
204 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Geografía
Alfredo Gavina, Carlos Gutiérrez, con dos cátedras cada
uno; Juan G. Beltrán, Juan J. Millán, Carlos Navarro,
Luis Silveyra, Roberto Uriarte Castro, José A. de Zuas-
nabar, con una cátedra cada uno.
Historia :
José Juan Biedma, Luis Mitre, con dos cátedras cada uno;
Nicolás Avellaneda, Juan G. Beltrán, Ricardo Blammcy
Lafone, Luis Calderón, Enrique del Valle Iberlucea, Al-
berto Estrada, Bartolomé Fontana, Alfredo Gavina, Juan
José Millán, Domingo Palacio, José Miguel Padilla, J.
Elias Raífo, José León Suárez, Ernesto Vergara Biedma,
Carlos Vico, Juan A. de Zuasnabar, con una cátedra cada
uno; interinos : Felipe Sorrondegui, Guillermo Cullen,
con una cátedra cada uno.
Historia natural :
Juan Nielsen, con dos cátedras; Luis Agote, Domingo S.
Cavia, Luis Durañona, Alfredo Huergo, José Popolizio,
Alberto Peralta Ramos, con una cátedra cada uno.
Instrucción cívica :
Juan G. Beltrán, Tomás R. Cullen, Manuel Caries, con
una cátedra cada uno.
Alemán :
Mauricio Nirenstein (interino), con una cátedra.
Inglés :
Alberto Blanchard, Arturo Winslow, con dos cátedras cada
uno; Tomás Murphy, con una cátedra; interinos : Al-
berto del Campo Wilson, Antonio Galarce, W. Wyatt
Hayward, con una cátedra cada uno.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 2O0
Latín
Bartolomé Fontana, Rómulo Marlini, con dos cátedras cada
uno; Luciano Abeille, Juan Sarrailh, con una cátedra ca-
da uno; interinos, Aníbal Moliné, con una cátedra; Luis
Pampliega, con dos cátedras.
Literatura :
Cornelio Gandia, con dos cátedras; Ángel Estrada, Arturo
Giménez Pastor, Ricardo Monner Sans, Mario Sáenz, con
una cátedra cada uno; interino : Mauricio Nirenstein,
con una cátedra.
Moral práctica :
Octavio Acevedo, Luis Peluffo, Juan G. Valenzuela, con
una cátedra cada uno.
Química :
Francisco Barraza, con dos cátedras; Agustín Barbagelata,
Marcos M. Gutiérrez, Pedro J. García, Jorge Magnin,
Atanasio Quiroga, Pedro N. Vignau, con una cátedra
cada uno.
Resulta de Ja nómina precedente, que el 3 1 de diciem-
bre de 1 91 4 la Universidad tenía 42 2 profesores titulares,
3oq profesores substitutos, 5 profesores honorarios, 17
profesores interinos y 17 profesores extraordinarios, para
el servicio de 536 cátedras, de las cuales 237 correspon-
dían á los cursos superiores y 299 á los cursos prepara-
torios.
La distribución de estos profesores en los departamen-
tos universitarios se expresa en el siguiente cuadro :
•íoC)
KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Facultades c institutos
c i
-— "3
o =
p JS
S ~
£ o
Z 5
'- O
— J
c
o .1
? °
¿ ¿s
ti
¡. o
c a
1 1
■- a
Ch -
O
Derecho y ciencias sociales
Ciencias médicas
Ciencias exactas, físicas y naturales .
Filosofía y letras
29
55
56
29
"9
io5
106
59
72
ll9
18
G
35
»
»
>>
5
»
»
»
»
»
»
»
»
»
»
))
»
»
»
r7
88
*4g
i75
4 1
35
54
ioo
123
Ciencias económicas: cursos prepara-
torios
Colegio nacional de Buenos Aires. . .
Totales
\ ■>. a
3o9
5
r?
ll
770
PUBLICACIONES
Durante el ano 191/1 ha continuado la publicación de
la Revista de la Universidad. Se han formado los tomos
25, 26, 27 y 28. Los tomos 26 y 27 de 56/i páginas el
primero y 544 el segundo, contienen artículos origi-
nales. Los tomos 26 y 28 de 4 29 y A 1 7 páginas res-
pectivamente, contienen la documentación oficial del
Consejo superior y de las facultades y la memoria de la
Universidad.
La Facultad de derecho y ciencias sociales ha publicado
La Nalionalité au point de vue de la législation comparée et du
droit privé humain, del doctor Estanislao S. Zeballos, dos
tomos de 79G y 557 páginas respectivamente, así como
también, la obra del doctor Juan P. Ramos, sobre El De-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
recho público en las provincias argentinas (con el texto de
las constituciones sancionadas entre los anos 1819 y
1 91 3), en un tomo de 344 páginas.
Además ha proseguido la publicación de los Anales de
la Facultad de Derecho y ciencias sociales, con el tomo IV
en un volumen de i35a páginas.
La Facultad de filosofía y letras, por intermedio de sus
secciones de historia y de antropología, ha publicado las
obras siguientes : Documentos relativos á la organización
constitucional de la República Argentina. índice alfabético
de los tres tomos, 44 páginas ; Documentos para la historia
argentina, tomo II, Real hacienda (1774-1780), vm-457
páginas; Documentos para la historia argentina, tomo III,
Miguel Lastarria, Colonias orientales del Rio Paraguay o de
la Plata (i8o5), con una introducción del doctor Enrique
del Valle Iberlucea, xxvi-5o6 páginas y dos mapas: Docu-
mentos para la historia argentina. Abastos de la ciudad y
campaña de Rueños Aires (1773-1809), con introducción
del doctor Juan Agustín García, xv-596 páginas; Los in-
dios del valle de Catamarca. Estudio histórico por P. A.
Larrouy, 58 páginas.
La Academia de filosofía y letras continuó la publica-
ción de sus Anales con los tomos II y III de xiii-344 y
lxv-34o páginas respectivamente.
INSCRIPCIONES DE ALUMNOS
Durante el año 191 4 la inscripción en las diversas fa-
!08
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
cultades y en los institutos anexos se ha efectuado en la
forma que se expresa en seguida :
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Abogacía
Primer año . .
186
235
1 56
i3i
io3
6o
Segundo año.
Tercer año. . .
Cuarto año.
Quinto año . .
Sexto año.
871
Notariado
•
Primer año
49
5o
35
Segundo año.
Tercer año.
1 34
Diplomacia
Primer año . .
38
27
Segundo año
65
Carrera administrativa
Primer año . .
Segundo año
1 .070
u
FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS
Primer año .
Medicina
622
Segundo año. . . .
442
Tercer año
3o2
Cuarto año.
263
Quinto año .
23l
i85
Séptimo año . . . .
1 43
MEMORIA DE I,A UNIVERSIDAD
209
Primer año .
Farmacia
IOI
[>!
33
34
120
67
Jl
81
Segundo año. . .
Tercer año.
Cuarto año. . .
2l5
Primer año . .
Odontología
Segundo año. .
Tercer año.
a34
Primer año. . . .
Obstetricia
Segundo año. . . .
i48
Total..
2 . 795
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES
Ingeniería civil
Primer año
Segundo año
Tercer año.
Cuarto año.
Quinto año
Sexto año.
Arquitectura
Primer año , . . ,
Segundo año
Tercer año.
Cuarto año.
Quinto año ,
Agrimensura
Primer año ,
Segundo año ,
Tercer año.
221
x77
121
87
79
61
7 a
58
43
29
18
7
1 6
740
45
•2 IO
REVISTA DE LA UN1VEUSIDAD
Doctorado en química
Primer año 17
Segundo año i3
Tercer año 4
Cuarto año. 4
Quinto año 5 /|3
Doctorado en ciencias naturales
Primer año 7
Segundo año 2 9
Doctorado en ciencias físicas y naturales
Primer año 1
Segundo año 4 5
Ingeniería mecánica
Primer año 3
Segundo año 8
Tercer año. —
Cuarto año. i4
Quinto año 1 26
Total. 1.095
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Sección de historia 38
Sección de letras 53
Sección de filosofía . . . 29
Profesorados secundarios 11
Condicionales 20
Asignaturas sueltas. 11
Total.
162
162
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
211
FACULTAD DE AGRONOMÍA Y VETERINARIA
Agronomía
Primer año
Segundo año
Tercer año
Cuarto año.
Veterinaria
Primer año
Segundo año
Tercer año
Cuarto año.
Total. . .
54
i4
1 4
7
32
12
7
§9
^9
i48
A estos alumnos hay que agregar 55 personas que se
inscribieron en los cursos populares dictados en el perío-
do de vacaciones.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Doctorado en ciencias económicas y contadores públicos
Primer año ni
Segundo año. 8o
Tercer año 57
Cuarto año. 20
Quinto año. 277 277
ESCUELA DE COMERCIO ANEXA CARLOS PELLEGRINI
Primer año
Cursos
diurnos
y
nocturnos
386
220
i55
94
37
35
Segundo año
Tercer año.
Cuarto año
Quinto año
Oventes
Total.
927
I . 204
HE VISTA DE I. A UMVEHSIDAD
COLEGIO NACIONAL DE BUENOS ATOES
Primer año 3i6
Segundo uño 257
Tercer año. 193
Cuarto año. i35
Quinto año. 1^3 I .073
Colegios acogidos á la ordenanza del Consejo superior
de 6 de noviembre de 1 9 1 2 .
Primer año i3g
Segundo año i3p,
Tercer año 88
Cuarto año 7 4
Quinto año 5a 4o,2
De los cuadros precedentes resulta que la inscripción
de alumnos en las facultades y en los institutos de la Uni-
versidad, llegó á la cifra de 8o3q ; de ella corresponde :
A
A la Facultad de :
Derecho y ciencias sociales. 1 .070
Ciencias médicas 2 . 7g5
Cicncios exactas, físicas y naturales. 1.090
Filosofía y letras 1O2
Agronomía y veterinaria 1^8
Ciencias económicas 277 5.5^7
B
V la Escuela de comercio « Carlos Pe-
Ilegrini » 027
Al Colegio nacional de Buenos Aires. ... . 1.073 2.000
c
A los colegios particulares acogidos á la
MKMOKl V DE l.v l M\ BRSIDAD
•• I ■>
ordenanza de] Consejo superior de ti
de noviembre dé tgia I92 /192
8.039
EXÁMENES
Durante el año 1912, han sido tomados 43. 3o6 exá-
menes :
A
En la Facultad de :
Derecho y ciencias sociales. 5.436
Ciencias médicas 7 . 753
( ¡iencias exactas, tísicas) naturales. 5. a35
Filosofía y letras 3ig
Agronomía y veterinaria 65g
Ciencias económicas 773 ao. 175
B
En la Escuela de comercio « Carlos Pc-
llegrini » 6 . 336
Kn el Colegio nacional de Buenos Ai-
res 12. 797 19 . 1 33
C
En los colegios acogidos á la ordenanza
del Consejo superior de ti de noviem-
bre de 191 2. 3.99S 3 . 998
Los cuadros demostrativos que se agregan á osla Me-
moria informan sobre la naturaleza y clasificación de di-
chos exámenes.
TESIS
Durante el ano 191/1 fueron presentadas en las diversas
facultades las tesis ó proyectos cuya nómina se acompaña
eu los anexos.
Allí, lllllci. XXXl-l 'l
\l 1 1\
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
El cuadro que sigue explica las clasificaciones obteni-
das por los autores de dichas tesis ó proyectos en cada una
de las facultades :
Facultades de
a
"o
«3
0
0
3
"5
0
"0
■—
s
s
0
Derecho y ciencias sociales
7
3o
»9
i5
5o
n3
29
2
18
27
19
18
1
5
12
1
I
93
162
78
k
Ciencias exactas, físicas y naturales. .
Agronomía y veterinaria
71
312
3o5
18
5 11 371
DIPLOMAS EXPEDIDOS
Durante el año 1 9 1 4 el rectorado expedió 488 diplo-
mas. La distribución de los mismos y la nómina de los
diplomados se expresan á continuación :
Diplomas
Doctor en jurisprudencia 23
Doctor en jurisprudencia que habilita para el
ejercicio de la abogacía. O
Abogados 107
Escribanos 17
Doctor en filosofía y letras. 1
Doctor en medicina 160
Farmacéuticos 3i
Ingeniero civil. 35
Ingeniero mecánico 3
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 2|5
Agrimensor 12
Doctor en química n
Doctor en ciencias naturales 2
Arquitectos 10
Doctor en medicina veterinaria 28
Ingeniero agrónomo i5
Contadores. 36
Total /J88
Doctores en jurisprudencia
Alsina, Hugo.
Ávila, Manuel (h.).
Billordo, Arturo.
Cogan, David.
Cermesoni, Fernando.
Domínguez Ortiz, Eduardo.
Davel, Armando Dalmiro.
De Alberti, David.
González Llamazares, Andrés.
Gojeascoechea, Carlos.
Inchauspe, Juan Andrés.
Lezica, Carlos Enrique de.
Molina Carranza, Emilio.
Molina, Julio Ignacio.
Ortiz Grognet, Carlos.
Paulera, Juan José della.
Piccardo, Carlos Blas.
Quenon, Víctor.
Ruiz, Manuel Santiago.
Sánchez, Zacarías (h.).
Spinetto, Amadeo Arturo.
Vera, Severo.
Vivot, Alfredo Narciso.
•ílQ KEV1STA DE LA UNIVEHSIDAD
Doctores en jurisprudencia habilitados para el ejercicio
de la profesión de abogado
Belgrano, Mario, 3o años, Francia.
García, Antonio Miguel, 3i, España.
García, Pedro, 26, Santiago del Estero.
Larco, Leopoldo, 27, Buenos Aires.
Rosas, Edmundo, 4o, Santa Fe.
Sabaria, Víctor Jorge, 2 4, Buenos Aires.
Abogados
Aráoz, Miguel Antonio, 22, Tucumán.
Alsina, Hugo, 22, Corrientes.
Albarracín, Francisco Luis, 33, Buenos Aires.
Andreau, Miguel Saúl, 28, Corrientes.
Acevedo, Martín, 23, Buenos Aires.
Álvarez, Julio, 26, Santa Fe.
Arditi Rocha, Luis Ma, 33, Buenos Aires.
Aguirre Céliz, Héctor, 34, San Luis.
Aparicio Bayo, Néstor L., 21, Buenos Aires.
Barrera Nicholson, Antonio, 29, Buenos Aires.
Blanco, Daniel, 21, Buenos Aires.
Baque, Santiago, 24, Buenos Aires.
Billordo, Arturo, 22, República del Paraguay.
Benavenle, Juan Elias, 26, Buenos Aires.
Basaldúa, Ismael, 34, Buenos Aires.
Bianchi, Luis, 32, Buenos Aires.
Barraco Mármol, Domingo, 2 5, Santa Fe.
Calvete, Ricardo, 22, Buenos Aires.
Cogan, David, 22, Buenos Aires.
Cermesoni, Fernando, 2 5, Buenos Aires.
Córdova Castro, A., 24, Corrientes.
Caraballo, Gustavo A., 28, Entre Ríos.
Claros, Ernesto (h.), 2 5, Jujuy.
De Alberli, David, 2 5, Buenos Aires.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
2I7
Domínguez Ortiz, E., 28, Corrientes.
Davel, Armando Dalmiro, 26, Buenos Aires.
De Cusatis, Conrado A., 22, Buenos Aires.
Dulce, Joel, 25, Catamarca.
Doncel, Salvador, 2 5, San Juan.
Etcheverry, Horacio J., 2 5, Buenos Aires.
Fernández Palma, F., 26, Tucumán.
Fonrouge, Guillermo IV., 19, Capital federal.
Forte, Benedicto A., 23, Buenos Aires.
Faría, Justo P., 37, Tucumán.
Fuente, Enrique de la, ai, Buenos Aires.
Figueroa, Gustavo, 22, Catamarca.
Gómez, Félix María, /j5, Corrientes.
González Iramain, H., 23, La Rioja.
González Arce, Arturo, 22, República Oriental.
Gutiérrez, Víctor R. M., 33, Buenos Aires.
Gavióla, A., it\, Mendoza.
Granel, Teodoro, 3o, Buenos Aires.
García, Nicasio F., 29, Buenos Aires.
Gojeascoechea, Carlos, 28, Santa Fe.
Gaché, Roberto, 23, Buenos Aires.
Herosa, Alejandro, 27, República Oriental.
Hernández, Adolfo, 3o, Entre Ríos.
Hernández, Juan Enrique, ai, República Oriental.
Inchausti, Miguel Ángel, 33, Buenos Aires.
Infante, Daniel A., il\, España.
Inchauspe, Juan Andrés, 23, Buenos Aires.
Irigoyen, Simón de, 29, Santa Fe.
Leiguarda, Alvaro F., 23, Buenos Aires.
Lezica, Carlos E. de, 26, Buenos Aires.
Larregui, Miguel J., 28, Buenos Aires.
Murguiondo, Fermín, 23, Buenos Aires.
Musté, Emilio, 28, Entre Ríos.
Molina, Julio Ignacio, 19, Buenos Aires.
Méndez, Ángel María, 27, Buenos Aires.
Maturana, Custodio, 22, Mendoza.
Martínez, Francisco B., 2 1\, Corrientes.
Mendonca Paz, Rodolfo, 23, Buenos Aires.
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Márquez, Miguel Ángel, 29, Buenos Aires.
Origone, Orestes, 26, San Luis.
Ortiz Grognet, Juan, 25, Santa Fe.
Ortiz Grognet, Carlos, 27, Santa Fe.
Podestá, Juan B., 25, Santa Fe.
Perrando, Horacio Luis, 22, Buenos Aires.
Pignier, Juan, 2 3, Buenos Aires.
Peña, Juan B., 23, Buenos Aires.
Poussa, Roberto José, 22, Tucumán.
Paolera, Juan J. della, 2 í\, Buenos Aires.
Pereira, Diego, 2 ¡\, Tucumán.
Pascual, Manuel Felipe, 37, Buenos Aires.
Pérez del Cerro, Pablo E., 2 5, Buenos Aires.
Piccardo, Carlos Blas, 28, Buenos Aires.
Pinchetti, José, 26, Buenos Aires.
Pugnalin, Albino, 21, Santa Fe.
Queron, Víctor, 27, Buenos Aires.
Rosemberg, Adolfo L., 23, Buenos Aires.
Reynoso, Jacinto, 25, Buenos Aires.
Rodeyro, José León, 2 5, Misiones.
Rodríguez, Guillermo, 29, España.
Rocha, Hermelindo, 32, Corrientes.
Schüler, Kurt, 27, Alemania.
Segovia, Juan W., 2 !\, Corrientes.
San Martín, Bernardo, il\, Buenos Aires.
Sánchez, Zacarías (h.), 26, Corrientes.
Siri, Obdulio Fortunato, 2 5, Buenos Aires.
Soria, Luis Federico, 26, Santiago del Estero.
Soler, Miguel A., 2 5, República del Paraguay.
Solari, Antonio (h.), 29, Buenos Aires.
Saccone, José Santos, 21, Santa Fe.
Severgnini, Alberto P., 21, Santa Fe.
Tomasso, Antonio de, i!\, Buenos Aires.
Tissone, Pablo León, 22, Buenos Aires.
Tiscornia, F. C, 26, Buenos Aires.
Tiscornia, Luis, 2 !\, Buenos Aires.
Taveira, José, 3i, Buenos Aires.
Udabe, Juan José, 22, Buenos Aires.
MKMOUIA DE LA UNIVERSIDAD
21 9
Urtubey, Julio, 27, Santiago del Estero.
Valle, Alfredo E. del, 25, Buenos Aires.
Zavala Moreno, Alberto, i¡\, República Oriental.
Zuloaga, Manuel Antonio, i(\, Mendoza.
Zamora, Carlos Valentín, 22, Entre Ríos.
Zuviría, Francisco H. (h.), i¡\, Santa Fe.
Escribanos
Adano, Máximo Domingo, 23, Buenos Aires.
Baigorri Velar, C. R., 23, Buenos Aires.
Burgos Castelli, Augusto, 29, Buenos Aires.
Cabrera, Moisés, 28, San Luis.
Espeche, Carlos Evaristo, 21, Santiago del Estero.
Fernández Suárez, Ángel V., 28, San Luis.
Firmal Lamas, Luis Jorge, 21, Santa Fe.
Garibaldi, Juan Simón, 23, Entre Ríos.
Hoursouripe, F., 26, Buenos Aires.
Jeanes Piñeiro, Carlos, 22, Buenos Aires.
Noya, Manuel Rómulo, 37, Buenos Aires.
Repetto, Jorge Pedro, 20, Buenos Aires.
Riva, Andrés, 23, Entre Ríos.
Risso, Domingo Francisco, 27, Buenos Aires.
Sosa, Juan, it\, San Luis.
Seurot, Edmundo, 36, Buenos Aires.
Stafforini, Santiago (h.), 26, Buenos Aires.
Vadell, Natalio Abel, 3o, República Oriental.
Doctor en filosofía y letras
Fernández Coria, Celedonia.
Doctores en medicina
Ayzaguer, Julián Lucas, 26, Capital federal.
Alsina, Fidel R., 25, Corrientes.
2 20 HEVIStA DE LA UNIVERSIDAD
Accame, Ernesto, 2 5, Capital federal.
Avellaneda, Francisco, 27, Catamarca.
Astiz, Carlos F., i¡\, Capital federal.
Alderete, Arturo, 28, Salta.
Acuña, Mario, 26, Corrientes.
Armani, Armando, 28, Capital federal.
Arribillaga, Marcelino, 29, República Oriental.
Aldazábal, Máximo, 27, Buenos y\ires.
Bonifacio, Benjamín, 26, Capital federal.
Bagnati, Enrique, 23, Capital federal.
Berterini, José J., 2 (\, Capital federal.
Berisso, Agustín, 2 5, Capital federal.
Borzone, José, 21, Santa Fe.
Barroetaveña, F. F., 28, Entre Ríos.
Borzone, Rodolfo A., il\, Santa Fe.
Busana, Alfredo, 29, Capital federal.
Balascuain, Miguel, 3/j, Tucumán.
Barabino, Amadeo S., 26, Capital federal.
Barbich, Miguel, 27, Buenos Aires.
Beyrne, S. Gregorio, 2 5, Buenos Aires.
Beretervide, A., il\, Capital federal.
Bernasconi, Vicente E., 26, Buenos Aires.
Basavilbaso, Jorge, 2/4, Capital federal.
Berra, Hugo, 26, Capital federal.
Berón, Rosario, 34, Buenos Aires.
Boni Osorio, Miguel, 27, Buenos Aires.
Buzzo, Juan Atilio, 2/j, Capital federal.
Bianchi, Rómulo R., il\, Buenos Aires.
Calderón, Pedro J., 2 5, Buenos Aires.
Chaneton, Natalio J., 29, Buenos Aires.
Celia, Miguel, 25, Italia.
Catalano, Onofre, 29, Italia.
Coda, Miguel C, 2 !\, Capital federal.
Catalán, Emilio, 2 5, Tucumán.
Carulla, Juan E., 25, Entre Ríos.
Castiñeiras, Manuel, 32, Capital federal.
Cereijo, José B., 2 í\, Capital federal.
Cantoni, Federico, 2Í\, San Juan.
MIOMOIUA 1>K LA UN1VKUSIDAD
Crocco, Arturo A., 25, Capital federal.
Casteigts, Máximo, 27, Capital federal.
Carmona Ríos, I., 2 1\, República de Chile.
Casaubón, x\lfredo, 26, Entre Ríos.
Cisneros, Rafael, 2 5, Capital federal.
Carranza, Felipe S., i!\, Capital federal.
Cossio, Manuel, 23, Tucumán.
Crouzeilles, Emilio, 28, Capital federal.
Cuevillas, Arluro, 27, Capital federal.
Cusatis, Héctor de, 2 5, Capital federal.
Caviglia, Arnaldo, 26, Capital federal.
Cúneo, Nicasio L., 26, Rueños Aires.
De Grandi, Raúl, 26, Corrientes.
De Giácomo, Lucía, 2 3, Capital federal.
Dutrey, José R., 2 5, Capital federal.
Dasso, Héctor, 2 5, Capital federal.
Dormal, Roberto J., ií\, República Oriental.
Echeverría, Amer T., 27, Rueños Aires.
Espil, Juan J., 26, Rueños Aires.
Esoin, Sebastián, 3i, Rueños Aires.
Elkin, Victorio M., 27, Rusia.
Foley, Guillermo, 2 5, Capital federal.
Favari, Carlos, 28, Italia.
Fages, Alberto G., 26, Corrientes.
Fació Ludovico, 2 5, Rueños Aires.
Fazio, Francisco A., il\, Capital federal.
Fasulino, Nicolás, 26, Capital federal.
Fiorillo, J. F., 2/i, Santa Fe.
Guardado, José, 23, Capital federal.
Grapiolo, Atilio, 35, Capital federal.
Gorostarzu, Atilio, 35, Capital federal.
Giannattasio, A., 26, Italia.
González, Figueroa F., 3o, República Oriental.
Guaita, Atilio, 25, Capital federal.
Goñi, Miguel A., 27, Entre Ríos.
Gatti, Agustín, 29, Santa Fe.
Gismondi, L. G., 2 5, Capital federal.
Gutiérrez, V., 27, Capital federal.
REVISTA DK LA UMVEUSIDAD
Gasquet, Luis M., 27, Capital federal.
Grimaldi, Amadeo, 26, Buenos Aires.
Goñalons, G. F., 26, Corrientes.
Gómez, Osear, 2 5, Capital federal.
Guatelli, Enrique G., 32, Capital federal.
Hernández, Castro O., 26, Capital federal.
Hansen, Julio, 25, Capital federal.
Igarzábal, E., 27, Corrientes.
Jachesky, Juana, 23, Rusia.
Kemmeler, Héctor de, 2 5, Buenos Aires.
Kaminsky, Esther, 26, Rusia.
López, Aníbal, 29, Entre Ríos.
Loray, G. H., 25, Buenos Aires.
Lanza, Celestino, 26, Capital federal.
López Domínguez, R., 27, Tucumán.
Lecona, Pedro, 28, Capital federal.
Luna, Carlos, 28, La Rioja.
Liceaga, Félix: J., 26, Buenos Aires.
Llano, Ismael, 3o, Corrientes.
Molinari, Vicente, 2 5, Italia.
Maciá, Salvador J., 25, Entre Ríos.
Mazzoco, Humberto, 2 5, Salta.
Magliano, Hernando, 25, República Oriental.
Merello, Mario, 26, Corrientes.
Martínez, Benjamín D., 23, Capital federal.
Malbrán, Ricardo S., if\, Capital federal.
Máspero Castro, Jorge, 2 5, Buenos Aires.
Mallo, Corina, 2/1, Capital federal.
Martínez Leanes, H. R., 26, Corrientes.
Míguez, Víctor, 53, Entre Ríos.
Moreau, Alicia, 27, Inglaterra.
Maldonado Moreno, S. F., 26, Santa Fe.
]Mouchet, Enrique, 27, Capital federal.
Muschietti, Adolfo R., 2/1, Buenos Aires.
Ojeda, Valentín, 27, República del Paraguay.
Ortuño González, J., il\, Corrientes.
Pinero, Pedro A., 26, Buenos Aires.
Paz, Félix, 27, Córdoba.
MEMORIA DE LA UMVEKSIDAD 223
Pozzo, Fernando J., 27, Entre Ríos.
Planes, Emilio, 27, Buenos Aires.
Parma, Erliardo, 28, Entre Ríos.
Patané, Salvador, 24, Italia.
Pinto, Ernesto L., 26, Capital federal.
Pereyra Regó, José de, 3o, Capital federal.
Pasques, Enrique, 2 5, República Oriental.
Pomar, Pablo V., 26, Misiones.
Pérez Balderiote, V., 28, Capital federal.
Parody Múñez, César, 32, Capital federal.
Quirós, Julio P., 3o, Entre Ríos.
Quinteros, Manuel V., 3o, Córdoba.
Rodríguez Villegas, Ricardo, 27, Capital federal.
Rodríguez, Víctor, 27, España.
Ries, Edmundo 13., 23, Italia.
Riva, Juan A., 26, Buenos Aires.
Romano, Nicolás, 2 5, Italia.
Roth, Alberto Federico, 26, Buenos Aires.
Rosignoli, Juan Carlos, 26, Buenos Aires.
Repetto, Raúl Osvaldo, 2 5, Capital federal.
Rodríguez, Carlos S., 32, San Juan.
Rígoli, Antonio, 2 5, Capital federal.
Ríos, José Rómulo, 27, Buenos Aires.
Rodríguez, Luis María, 28, San Juan.
Schneidewind, Arturo M., 2 5, Santiago del Estero.
Soldano, Aristóbulo, 33, Buenos Aires.
Sobral, Alberto, 27, Entre Ríos.
Silva, Ramón Braulio, 28, Buenos Aires.
Solari, Alberto M., 28, Capital federal.
Speroni, Alfredo, 2 5, Corrientes.
Simonetti, Eduardo S. J., 26, Capital federal.
Savino, Juan A., 26, Entre Ríos.
Sañudo, Clemente, 3o, Santa Fe.
Semeria, José, 3i, Córdoba.
Tintori, Juan, 27, Italia.
Vi turro, José, 2 5, Capital federal.
Vega Vallejo, Julio de la, 28, La Rioja.
Viola, Blas Antonio, 25, Entre Ríos.
■),2[\ REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Vázquez, Ernesto P., 27, Capital federal.
Vieyra, Raúl, 2 1\, Capital federal.
Villanueva, Juan M., 26, Entre Ríos.
Vega, Juan Manuel J. de la, 28, Corrientes.
Weiler, Eugenio, 23, Buenos Aires.
Farmacéuticos
Anastasi, Camilo, 19, Buenos Aires.
Anello, Antonio R., 26, Corrientes.
Alcaraz, Ramón A., 26, Santiago del Estero.
Almandoz, Pedro, 21, Entre Ríos.
Bernasconi, Ángela Helvecia, 21, Buenos Aires.
Bóveda, Carlos E., 23, Capital federal.
Borzone, José, 21, Santa Fe.
Cavalli, Primo D. M., 24, Italia.
Cáceres, Manuel, il\, Buenos Aires.
D'Inzeo, Ubaldo A., '¿h, Italia.
Franco, Carlos S., 21, Capital federal.
Gutiérrez, Lucas L., 23, Tucumán.
González Medina, Emelina, 23, Buenos Aires.
Leibovich, Fanny, 20, Capital federal.
Legna, Ibrahin A., 21, Entre Ríos.
Larregle, León, il\, Buenos Aires.
Lascano, Emilio, 28, Catamarca.
Levalle, Juan Antonio, 22, Buenos Aires.
Marugo, Adolfo, 23, Capital federal.
Nicola, ítalo N., 23, Capital federal.
Pastorelli, Adriana, 21, Capital federal.
Repetto, Angélica Z., 21, Buenos Aires.
Repetto, Amanda C, 22, Buenos Aires.
Sevilla, José, 21, Santa Fe.
Sirito, José Luis, 23, Capital federal.
Saborido, Gustavo E., 25, Entre Ríos.
Tegami, Hildebrando, 26, Capital federal.
Tiffembreg, A., 21, Entre Ríos.
Vidal, Celia E., 22, Buenos Aires.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
Vertua, Edgardo, 2/1, Capital federal.
Valentíni, Eugenio L., 23, Buenos Aires.
Ingenieros civiles
Albertoni, Juan Luis, 23, Buenos Aires.
Bade, Arturo, 2/4, Buenos Aires.
Braunslein, León A., 3i, Rumania.
Baldassari, Ernesto, 27, Capital federal.
Brandt, Alfredo, 33, Capital federal.
Cámara, Federico, 34> San Luis.
Castro Madero, Jorge, 23, Capital federal.
Curulchet, Marcial A., 2 5, Capital federal.
Dubecq, Raúl E., 23, Capital federal.
Espina, Enrique, 26 Capital federal.
Fox, José Álcente, if\, Capital federal.
Grillero, M., 29, Italia.
Gualano, Egidio V., 2/4, San Luis.
García, Enrique M., 27, Capital federal.
González, Serafín, 23, Buenos Aires.
Garbarini, Luis, 22, Buenos Aires.
Lapieza Cabral, Ángel, 2 í\, Entre Ríos.
López Gomara, Augusto S., 23, Buenos Aires.
López, Aníbal L., 21, Capital federal.
Maril, José B., 27, Capital federal.
Meaurio, Carlos E., 23, Buenos Aires.
Meoli, Humberto, 22, Capital federal.
O'Connor, Eduardo, 2 5, Capital federal.
Pertile, José L., il\, Capital federal.
Palma, Hugo Luis, i!\, Capital federal.
Rasilla, Pedro C, 27, Capital federal.
R0I.I1, Pedro, 2 5, Capital federal.
Sortini, Raúl A., 2-4, Capital federal.
Sanguinetti, Jerónimo, 29, Entre Ríos.
Spota, Víctor, 26, Buenos Aires.
Sempé, Raúl, i!\, Buenos Aires.
Tello, Esteban, 23, Capital federal.
226 HE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
Urribarri, Recaredo, 28, Capital federal.
Vanetta, Roberto, 22, Capital federal.
Zucal, Manuel, 26, Austria.
Ingenieros mecánicos
Mallol, Jorge, 2 4, Capital federal.
Piccinini, Rodolfo E., 23, Buenos Aires.
Vilaseca, Hortensio, 23, Buenos Aires.
Agrimensores
Berrondo, Dermidio A., 24, Catamarca.
Berlrand, Federico E., 22, Buenos Aires.
Colmegna, Flavio, 22, Capital federal.
Coello, Carlos, 2 5, Capital federal.
Delfino, Alberto B., 24, Buenos Aires.
López, José, 24, Bolivia.
Martini, Enrique, 24, Capital federal.
Méndez Calzada, Carlos, 22, Buenos Aires.
Moret, Adolfo F., 20, Buenos Aires.
Palleja, Héctor Ezequiel, 23, Entre Ríos.
Rosenblum, David, 2 5, Rusia.
Sorrentino Diana, Eduardo, 21, Buenos Aires.
Doctores en química
Bolognini, Héctor, 26, Italia.
Catalano, Miguel H., 2 5, Capital federal.
Chiodin, Alfredo Sixto, 23, Capital federal.
Guglialmelli, Luis, 29, Capital federal.
Lara, Juan B., 20, España.
Meaurio, Víctor L., 2 5, Capital federal.
Zappi, Enrique V., 24, Buenos Aires.
MEMORIA DE I.A LMVEKSIDAD
Doctores en ciencias naturales
Holmberg, Eduardo Ladislao (honoris causa).
Pastore, Franco, 29, San Luis.
Arquitectos
Buslillo, Alejandro, 20, Capital federal.
Burzaco, Ángel 1\., i(\, Gapilal federal.
Bengolea Cárdenas, Héctor N., 23, Buenos Aires.
Do Lucía, Román C, 27, Buenos Aires.
Geneau, Carlos Enrique, 3i, Capital federal.
González, Osear, 27, Capital federal.
Godoy, Salvador A., 26, Buenos Aires.
Bandle, Horacio (h.), 2/j, Capital federal.
Woodgate, Federico C, 2 4, Capital federal.
Vega Olmos, Ángel, 23, Capital federal.
Doctores en medicina veterinaria
Accini, Humberto, 28, Perú.
Beltrán, Enrique L., 26, Buenos Aires.
Badano, Carlos H., 26, Buenos Aires.
Caride, Rodolfo, 23, Capital federal.
Castro Sanz, Carlos E., 27, Entre Ríos.
Costa, Juan Emilio, 27, Capital federal.
Charles, Enrique E., 23, Capital federal.
Darros, Adolfo, 32, Buenos Aires.
Fernández, Julio A., il\, Capital federal.
Gregores, Alejandro E., 22, Capital federal.
Ganduglia, Pedro L., 22, Capital federal.
Laurenz, Javierz, 26, Capital federal.
Luzio, Alfredo, 22, Capital federal.
López Lecube, Alejo P., 22, Capital federal.
Moyano, Osman, ií\, Capital federal.
Machado, Arístides, 2 5, Entre Ríos.
•2"í8 REVISTA DE I. A UNIVERSIDAD
Massa, Valentín Luis, 22, Capital federal.
Pérez Teleri, Rodolfo, 00, Buenos Aires.
Parachini, Juan Francisco, 2/i, Entre Ríos.
Quesada, Jaime, 3o, Capital federal.
Rodríguez Palancas, P., 3i, España.
Stefani, Juan, 28, Italia.
San tan, Manuel, 3i, Capital federal.
Ingenieros agrónomos
Ancizar, Guillermo, 2G, Colombia.
Araujo, José Juan, 2 5, Capital federal.
Argerich, Guillermo, 22, Capital federal.
Carril, Luis M. del, 38, Capital federal.
Castañeda Vega, Rafael, 22, Santiago del Estero.
Del Piano, Osear C, 22, Capital federal.
Frers, Carlos G., 27, Capital federal.
Lizer, Carlos, 27, Capital federal.
Marcó del Pont, Adolfo, 28, Capital federal.
Novillo, Andrés B., 3i, Salta.
Natta Maglione, José V., 29, Buenos Aires.
Oliveira, Arturo A., 28, Perú.
Renacco, Ricardo, 3o, Italia.
Tricco, Pablo, 26, Buenos Aires.
Valentini, Alberto, 2/1, Buenos Aires.
Contadores públicos
Álvarez, Francisco M., il\, Corrientes.
Arró, Modesto, 2/1, Buenos Aires.
Bozzola, Antonio M., 29, Capital federal.
Baglietto, Manuel, 23, Capital federal.
Barrau, José, 26, Capital federal.
Boero, Juan F., 2/i, Buenos Aires.
Bastiani, Julio N., 2 4, Capital federal.
Barón Peña, Víctor, 23, Salta.
MEMORIA DE I.A UNIVERSIDAD
aag
Casacuberta, Antonio, 27, Capital federal.
Cosarinsky, Moisés, 21, Rusia.
Castellano, Carlos, 2 5, Capital federal.
Dahlberg, Julián A., 22, Capital federal.
Fabiano, Onofre, 28, Capital federal.
Giráldez, Manuel J. J., ií\, Capital federal.
González Llanos, Alberto, 23, Buenos Aires.
Giardini, Alejandro E., 2 4, Capital federal.
Guido, Gisberto S., i¡\, Capital federal.
Lértora, Aquiles L., 25, Capital federal.
Legeren, Alberto C, 23, República Oriental.
Lascurain, Antonio, 20, Entre Ríos.
Marín, José M., 25, Entre Ríos.
Mariani, Víctor Alilio, 28, Capital federal.
Morera, Ángel, 24, España.
Mellogno, Celestino, 26, Capital federal.
Neves, Juan C, 23, Capital federal.
Nimo, Alejandro A., 23, Córdoba. .
Odorisio, José A., 2 5, Capital federal.
Oderigo, Nicolás J., !\\, Capital federal.
Palcos, Isaac, 24, Rusia.
Peyrotti, Juan B., 25, Salta.
Peralta, Celedonio J., 26, Buenos Aires.
Rebagliati, A. A., 22, Capital federal.
Rossi Cimmino, N., 23, Italia.
Rosso, Andrés José, 36, Capital federal.
Schneider, Hermann, B., 23, Capital federal.
Sieyra, Ernesto, 23, Entre Ríos.
Vallaro, Ángel, 26, Capital federal.
Las facultades de derecho y ciencias sociales, de cien-
cias médicas, de filosofía y letras y de ciencias económi-
cas han expedido los diplomas ó certificados de actitud
que se detallan á continuación :
AKT. OUl'i.
23(3 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Carrera diplomática
Adolfo Calvo, Agustín Eguren, Pablo L. Tissone, Osear Per-
lingieri, Luis Reynal O'Connor, Julio Marc y Rubén Mayer.
Carrera consular
Rodolfo Ramos Oneto y Julio Ruiz Moreno.
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
Dentistas
Juan E. Abella Victorica, Marcelio J. Bernaola, Cecilia Boschi,
Nicolás Bontá, Joaquín Chavarria, Ergasto Chafuen, César Caus-
sat, Alfredo R. Crespo, Rufino Demarco, Francisco D. Enz,
Fermín A. Fregeiro, Armando Fernández, Reinaldo P. Gaggero,
Juan E. Gerike, Augusta Holtz, Gregorio Kaminsky, José V.
Lafarga, Rosa Lorenzo, Roberto G. Luxardo, Carlos A. Lago-
maggiore, M. Julio Machado, Alba Manini, Donato Murino, Ja-
cobo Miller, A. Germán N. Naveira, Fortunato O. Osorio, Manuel
P. Parga, Esteban Paz, Ernesto C. Pérez, Vicente Palermo, Se-
rafín R. Regola, Carmen Rico, Amoldo C. Rebay, Raquel Re-
banaque, Raúl L. Ruiz, Juan D. S. Susini y Emilio C. T. Tufró.
Parteras
Sara de Ahumada, Erminda O. de Arpe, Catalina Acosta,
Sara A. Almirón, Inés L. de Beaux, Berta L. Combes, María I.
K. de Caballero, Rosa D. de Caligiuri, Angela C. Camera, Se-
gunda D. Cópez, María D. Díaz, Emma De Marchi, Misirlin Zoé
Cecilia E. Elio, Dora M. F. Fossati, Susana P. de I. Israel,
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 23 I
llamona M. de M. Midley, María Luisa Másame, Micaela L. de
Maílla, Juana A. C. de P. Pérez, Teófila G. de Q. Quiroga, Elisa
R. Revigna, Raquel R. de Reccia, Rosa A. de Rosseti, Carmen
G. de Rolón, Victoria G. S. Scadagini, María H. Scaffidi y Rosa
Slutzky.
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS .
Profesorado de segunda enseñanza en lengua latina
Egizio Carboni y Pascual Passarella.
Profesorado de segunda enseñanza en higiene y fisiología
Alfredo Piuma Schmidt.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Escuela de comercio anexa
Peritos mercantiles
Ricardo Etcheverry, David Maziotti, Abel S. Páez, Armando
Paolantonio, José Ignacio Azpiazú, Julio N. Bustamante, Al-
berto Biasotti, Héctor Luis Copello, Luciano Garrouché, Pilades
Di Garli, Pedro F. Estrebou, Mariano Gobbi, Carlos Guyot(h.),
Luis Marforio, Publio C. Massini (h.), José Peláez, Manlio Ri-
voira, Guillermo Villaverde (h.), Alfredo V. Zappi, Luis Al-
varez, Juan Annoni, Hércules Bernasconi, Juan Cordón, Enrique
Driussi, Enrique del Campo, Miguel G. Di Ció, Flaudino Evan-
gelista, Antonio R. Fassio, Luis Gerli, Pedro H. González, Luis
Gariboldi, Emilio Giacchino, Juan Máspero, Raúl P. Monte-
verde, Virgilio E. Mancinelli, Ottorino Manzoni, Orestes Nucchi,
Antonino Pino, Juan B. Podestá, Ismael Rodrigo, Alberto Si-
couly, Tito Trebino, Jacobo Waisman, Guillermo Zapatti.
a3a REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Traductores públicos
Humberto Rolleri, Jacinto Z. Caminos, Guillermo De Pablo,
Raúl Barrera, Manlio H. Crisci.
Calígrafo público
Urbana Izurieta Aristegui.
Resumen
Certificados de la carrera diplomática 7
Certificados de la carrera consular. 2
Diplomas de dentista 37
Diplomas de partera 28
Certificados del profesorodo de segunda enseñan-
za en lengua latina y en higiene y fisiología. 3
Diplomas de perito mercantil. 44
Diplomas de traductor público. 5
Diplomas de calígrafo público 1
Total. 127
HABILITACIÓN DE TÍTULOS
Fueron habilitados en virtud de los Tratados interna-
cionales existentes, cinco titulares extranjeros.
La nómina que va en seguida expresa la distribución de
dichos títulos y su origen.
Médicos
Santiago Ortega Pimental, de la Universidad de Lima; Ben-
jamín M. Núñez, de la Universidad de Montevideo.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 233
Farmacéuticos
Luis Vaca Guzmán, de la Universidad de Chuquisaca; Daniel
G. Smith, de la Universidad de Montevideo.
Agrimensor
Marcelo Belmonti Garbi, de la Universidad de Montevideo.
En resumen, han sido habilitados tres títulos prove-
nientes de la República Oriental del Uruguay, uno de
Bolivia y uno del Perú.
REVALIDACIÓN DE TÍTULOS
En las distintas facultades fueron revalidados l[8 títu-
los cuya distribución es como sigue :
Abogado
Ignacio Luis Socias, España.
Médicos
Benjamín Bompland, Francia.
José Guarmeri, Italia.
José Casellas y Sola, España.
Erich Hiller, Alemania.
César Yannuzzi, Italia.
Ernesto Baúl Lehmann, Francia.
Joñas Morris, Inglaterra.
Matilde Julia Krosting Michelovysky, Francia.
234 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Fernando Pérez y Botella, España.
Pompeyo Saibene, Italia.
Sofía Wollman, Rusia.
Cosmo Riccio, Italia.
Humberto Rusca, Italia.
Antonio Villarino Áreas, España.
Farmacéuticos
Tomás Aldaz Bengolea, España.
Francisco Arcuhi, Italia.
Erico Ahrens, Alemania.
Armando Blasi, Italia.
Guisante Borgondo.
Favio Favi.
Vicente Huidobro y Cascajo.
Inocencio Laborda, España.
Francisco Morgan tini, Italia.
Arcadio Mammarella, Italia.
Emilio Negri, Italia.
Ediberto Torezano y Martín, España.
Dentista
Eugenio .1. O'Curry, Estados Unidos de Norte América.
Parteras
Juana Cecchini, Italia.
Eugenio Ferrara, Italia.
Emilia Kate Holford, Inglaterra.
Elisa Brun, Dinamarca.
Filomena T. Gondret, Francia.
Ana Ponti, Italia.
Teresa Perino, Italia.
Asunta Repetto, Italia.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
235
Nela Ribes, Francia.
Rosa Scarzi y de Fontana, Italia.
Pierina Rentirosi, Italia.
Josefina Vassarotto, Italia.
Sara Justa Wits, Rusia.
Ingenieros civiles
Ciro T. Rrady, Estados Unidos de Norte América.
Franck Lavalle Cobo, Italia.
Amoldo JMaione, Italia.
Albino Vollenweider, Suiza.
Ingeniero mecánico
Francisco Prati, Italia.
Arquitectos
Carlos A. Schmitt, Alemania.
Raúl Villalonga, Francia.
Totales
De Italia 23
De España 8
De Francia 6
De Alemania 3
De Estados Unidos de Norte América. .... 2
De Dinamarca. i
De Inglaterra. 2
De Rusia 2
De Suiza i
48
¡36 REVISTA DE I. A UNIVERSIDAD
PREMIOS
En el mismo año se entregó el premio medalla de oro
á los siguientes alumnos :
Doctor en jurisprudencia
Carlos Alberto Acevedo, del curso de 191 3.
Doctor en medicina
Juan C. Ahumada, del curso de 191 3.
Ingeniero civil
Ernesto Schulte, del curso de 1913.
Doctor en química
Orsini F. F. Nicola, del curso de 191 3.
Obtuvieron diploma de honor los siguientes señores :
Doctores en jurisprudencia
Horacio Heriberto Dobranich, del curso de 191 2; Eduardo
Díaz de Vivar, José Francisco Oderigo, Leónidas Anastasi, Ja-
vier López, Agustín Pestalardo y Ricardo Olivera, del curso de
1913.
Doctores en medicina
Adolfo V. Sacco, Guillermo Madero, Juan A. Carrera, Nerio
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 23"J
A. Rojas, Manuel N. Novas, Francisco Belgeri, Amadeo Mendaro,
Federico Chiossone y Clemente J. Benítez, del curso de 19 10.
Ingeniero civiles
Pedro Roth y Carlos M. Palacio, del curso de 1918.
Arquitecto
Raúl Togneri, del curso de 1913.
Además de los anteriormente enumerados, las faculta-
des otorgaron los siguientes premios :
Facultad de derecho y ciencias sociales
Premio « Facultad y Centro jurídico » : á la tesis del doctor
Teodoro Becú: premio «Alberto Gallo»: al doctor Agustín
Pestalardo; premio « Cincuentenario del Código de comercio » :
al trabajo del doctor Carlos Alberto Acevedo.
Facultad de ciencias médicas
Premio « Doctor Eduardo YY ilde » : á la tesis del doctor Ne-
rio A. Rojas.
Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales
Premio « Ader », año 1913 : al ingeniero civil Pedro Roth.
ACTOS PÚBLICOS DE LAS FACULTADES É INSTITUTOS ANEXOS
Además de los cursos regulares de la distintas faculta-
-i 38
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
des é institutos anexos, durante el año de 1 9 1 4 tuvieron
lugar los siguientes actos públicos y conferencias :
En la Facultad de derecho y ciencias sociales :
La inauguración anual de los cursos por el decano.
Una fiesta patriótica organizada por el Centro ele estudiantes
de derecho, para conmemorar el aniversario de la Revolución
de mayo.
Tres conferencias del doctor Vicente Gay sobre « Las mani-
festaciones del imperialismo europeo y su acción en la vida
mundial ».
Diez y nueve conferencias del doctor Benjamín Larroque so-
bre « Medicina legal ».
Una conferencia del doctor Mariano de Vedia y Mitre sobre
« La acefalía presidencial » y otra del doctor Juan José Britos
(h.), sobre « La ley de quiebras á través de un caso judicial »,
ambas patrocinadas por el Centro jurídico y de ciencias socia-
les, y, patrocinada por el Centro de estudiantes de derecho, el
doctor Vicente Gay pronunció una conferencia sobre « La Uni-
versidad y su misión nacional ».
En la Facultad de ciencias exactas físicas y naturales :
El doctor Guillermo Schaefer pronunció conferencias sobre
Bioquímica; el doctor Camilo Meyer, de Física matemática; el
doctor Martiniano M. Leguizamón, de Química tecnológica; el
doctor Carlos A. Sagastume, de Química analítica aplicada á la
Biología, y el ingeniero Antonio Restagno, sobre Salubridad.
El consejo directivo entregó, en sesión extraordinaria y con-
vocado á ese solo efecto, el diploma de Doctor honoris causa en
ciencias naturales, al doctor Eduardo L. Holmberg.
En la Facultad de filosofía y letras :
El señor Julio Navarro Monzo, dio cinco conferencias, con
ig5 oyentes, sobre Literatura portuguesa; el ingeniero Antonio
Restagno, nueve conferencias, con 216 oyentes, sobre Higiene
escolar; el doctor Christofredo Jakob, una conferencia, con i/¡o
oyentes, sobre Religiones orientales; M. Pierre Denis, diez y
seis conferencias, con 91 oyentes, sobre Geografía; el doctor
Teófilo Wechsler, dos conferencias, con 270 oyentes, sobre Reli-
MEMOKIA DE LA UNIVEKSIDAD 23q
giones orientales; el señor Hugo de Achával, una conferencia,
con 1 6o oyentes, sobre El platonismo en la vida y en las poesías
de Lorenzo de Médicis; el señor Ramón Menéndez y Pidal, seis
conferencias sobre la personalidad de Menéndez y Pelayo, con
695 oyentes, una sobre Filología, con i58 oyentes, y cuatro sobre
Lope de Vega, con 112 oyentes; el emir Emin Arslan, una confe-
rencia sobre Religiones orientales, con 365 oyentes.
En el Colegio nacional de Buenos Aires :
El señor Carlos Gutiérrez, disertó sobre « Ameghino » ; el
doctor Manuel Caries, sobre « Las virtudes marciales » y « El
misticismo en la civilización»; el señor Ricardo Monner Sans,
sobro «Juan Ruízde Alarcón, el dramaturgo» y ((Juan Ruíz
de Alarcón, el moralista » ; el señor Aníbal Moliné, sobre « Deli-
cadeza de sentimientos en los poetas latinos » ; el doctor Luciano
Abeille, sobre « Cicerón, orador forense »; el doctor Mario Sáenz,
sobre « La gloria de don Ramiro »; el doctor Juan G. Beltrán,
sobre « Las bases modernas de la geografía » é « Interpretación
nacional de la Constitución argentina » ; el doctor Luis Peludo,
sobre « La asamblea de 181 3 »; el doctor Carlos M. Morales, so-
bre « Una rama de la higiene de Buenos Aires »; el doctor Enri-
que Herrero Ducloux, sobre « El problema del ázoe »; el señor
Carlos Gutiérrez Larreta, sobre « La belleza de los ídolos » ; el
señor Enrique García Velloso, sobre « Los poetas de la tiranía » :
el doctor Camilo Morel, sobre « El paralelismo entre las tenden-
cias estéticas que dominan la literatura y las que aparecen en la
pintura en Francia en el siglo xix » ; el doctor Jorge Magnin, so-
bre (( Los rayos ultravioletas »; el señor Virgilio Tedeschi, sobre
« Nuevas ideas acerca de la estructura de la materia, de la elec-
tricidad y de la energía »; el doctor Arturo Giménez Pastor, so-
bre « Echeverría » ; el ingeniero Tebaldo J. Ricaldoni, sobre «. Al-
ma física », y el doctor Alcides Calandrelli, sobre « La naciona-
lidad ». El ingeniero Rafael Lynch, dio doce clases de ajedrez.
2/(0 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
MOVIMIENTO DE FONDOS
El balance de la tesorería que acompaño pormenoriza
las entradas y las salidas de recursos que ha tenido la uni-
versidad en el año que relato.
Acompañan á esta Memoria, ademas del balance que
acabo de mencionar, los cuadros que expresan el resulta-
do de los exámenes rendidos, la asistencia de los profeso-
res y la nómina de las tesis presentadas á las distintas
Facultades.
Dejo cumplida la disposición del artículo 21, inciso
ih°, de los estatutos, y con este motivo me es grato reite-
rar á vuestra excelencia las seguridades de mi considera-
ción distinguida.
Eufemio Uballes.
R. Colón.
ANEXOS
EXÁMENES DE TESIS RENDIDOS EN LAS SIGUIENTES FACULTADES
Á CONTAR DESDE EL Io DE ENERO AL 3 1 DE DICIEMBRE DE IC)l4
Facultad de derecho y ciencias sociales
Amadeo Spinetto, El procedimiento penal durante la Colo-
nia, t\ punios.
Santiago Baque, Alberdi. Su influencia en la organización
MKMOIUA Di; I, A UNIVERSIDAD 2^1
política en el Estado argentino (recomendada á « Premio Fa-
cultad»), 10 puntos.
Juan B. Peña, Transformaciones de la doctrina de Monroe, 6
puntos.
Luis Tiscornia, Procedimiento penal durante la Colonia, ~
puntos.
Antonio García Maguel, Procedimiento penal durante la Co-
lonia, 4 puntos.
Alberto Zaballa Moreno, Procedimiento penal durante la Co-
lonia, i punto.
Carlos E. Lezica, Procedimiento penal durante la Colonia, 9
puntos.
Pablo Pérez del Cerro, Procedimiento penal durante la Co-
lonia, 6 puntos.
Luis Bianchi, Prueba de presunciones. Jurisprudencia argen-
tina en la materia, 7 puntos.
Jorge Figueroa Alcor ta, Prueba de presunciones. Jurispru-
dencia argentina en la materia, 6 puntos.
Ismael Basaldúa, Prueba de presunciones. Juriprudencia ar-
gentina en la materia, [\ puntos.
Eduardo C. Ríos, Prueba de presunciones. Jurisprudencia ar-
gentina en la materia, 9 puntos.
Enrique A. La Rosa, Influencia civil de la cosa juzgada en lo
criminal, 7 puntos.
Miguel Andreau, Oralidad del juicio, 8 puntos.
Jacinto Reynoso, Oralidad del juicio, 3 puntos.
Pedro I. Salas, Procedimiento criminal. Justicia oral, 7 puntos.
Francisco Albarracín, La justicia militar en la República Ar-
gentina, 8 puntos.
Justo P. Farías, La evolución de la moral en la República
irgentina, insuficiente.
Wenceslao Segovia, Herencia psíquica como antecedente en
el derecho penal, 8 puntos.
Carlos R. Picardo, La delincuencia en la República Argentina,
6 puntos.
Teodoro Granel, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
Carlos. Gogeascoechea, El voto obligatorio y su aplicación, 6
puntos.
:íl\2 revista de la universidad
José R. Meana, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
Juan J. Udabe, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
Arturo Billordo, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
José León Rodeyro, El voto obligatorio y su aplicación;, 9
puntos.
Emilio Molina Carranza, El voto obligatorio y su aplicación,
8 puntos.
Miguel A. Soler, El voto obligatorio y su aplicación, 6 puntos.
José A. Mouchet, La reforma á la Constitución de 1860, 7
puntos.
Francisco Tiscornia, La reforma á la Constitución de 1860,
6 puntos.
Arturo González Arce, La reforma á la Constitución de 1860,
Enrique Udaquiola Vidal, La reforma á la Constitución de
1860, 6 puntos.
Pablo L. Tissone, Las huelgas como causa de fuerza mayor
en el contrato de transporte, 10 puntos.
Kurt Schuler, Las huelgas como causa de fuerza mayor en
el contrato de transporte, 10 puntos.
Andrés González Llamazares, Seguro contra incendio ante la
jurisprudencia argentina, 10 puntos.
David D'Alberti, Las sociedades de hecho en Código de co-
mercio argentino, 1 punto.
Conrado De Cusatis, Nacionalización y asimilación de extran-
jeros, 9 puntos.
Manuel A. Zuloaga, Nacionalización y asimilación de extran-
jeros, 9 puntos.
Carlos Ortiz Grognet, Nacionalización y asimilación de ex-
tranjeros, 7 puntos.
Pedro Veronelli, La naturalización de extranjeros ante nues-
tra Constitución, nuestras leyes y nuestras necesidades, 10 puntos.
Hermelindo Rocha, La naturalización de extranjeros ante nues-
tra Constitución, nuestras leyes y nuestras necesidades, !\ puntos.
Edmundo J. Rosas, Ciudadanía y naturalización, 8 puntos.
Héctor González Iramain, Responsabilidad civil del Estado,
4 puntos.
Juan A. Inchauspe, Responsabilidad civil del Estado, apuntos.
Julio Molina, Responsabilidad civil del Estado, 4 puntos.
MEMORIA D15 LA UNIVERSIDAD 243
F. Benigno Martínez, El Poder Ejecutivo en los estatutos, re-
glamentos y constituciones y las provincias ; su reglamentación
y funcionamiento, t\ puntos.
Aníbal I. Ramos, Medios más eficaces para fomentar la ma-
rina mercante nacional, 6 puntos.
Enrique Lecot, La ley de cabotaje nacional y su influencia en
el comercio nacional. (No se presentó al examen oral.)
Antonio de Tomasso, El impuesto al mayor valor de los bie-
nes inmuebles, 9 puntos.
David Cogan, El impuesto al mayor valor de los bienes in-
muebles, 9 puntos.
Castor A. Córdoba, Contralor constitucional de los gastos
públicos. Su definición; ventajas de la creación de un tribunal
ó corte de cuentas.
Martín J. Arriada, Reformas constitucionales y legales para
la regularización de nuestro sistema de gastos públicos, 7 puntos.
Víctor J. Sabaria, Historia é influencia del papel moneda en
en desenvolvimiento económico argentino, 7 puntos.
Miguel A. Martínez, Los tipos de las sociedades comerciales
incorporadas á nuestro Código, referidas á las exigencias de
nuestro comercio, insuficiente.
Víctor María Jiménez, Los tipos de las sociedades comerciales
incorporadas á nuestro Código, referidas á las exigencias de
nuestro comercio, insuficiente.
P. V. Sánchez Zelada, La sociedad de hecho en nuestro Código
de comercio, 3 puntos.
Julio Méndez, Las reformas á la Constitución de 1860, 10
puntos.
Gustavo A. Caraballo, Las reformas á la Constitución de 1860,
6 puntos.
Martín Acevedo, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
H. J. Etcheverry, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
Ángel M. Méndez, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
José Taveira. El voto obligatorio y su aplicación, 6 puntos.
Fermín Murguiondo, El voto obligatorio y su aplicación, 7
puntos.
Leopoldo Larco, El voto obligatorio y su aplicación, 7 puntos.
Manuel S. Ruíz, El voto obligatorio y su aplicación, 8 puntos.
>.'\\ UK VISTA DE LA CNIVEHSIDAD
Hugo Alsina, El voto obligatorio y su aplicación, 8 puntos.
Joel Dulce, Naturalización de extranjeros. La Constitución
y la reforma de la ley de ciudadanía y naturalización, 9 puntos.
C. Maturana, Reglamentación protectora del trabajo ; garan-
tía contra los riesgos, 8 puntos.
Mario V. Pórtela, El siuealing system, 6 puntos.
Juan 11. Podes tá, Justicia de menor cuantía, 6 puntos.
Guillermo Rodríguez, Justicia de menor cuantía, 6 puntos.
Emilio Musté, Justicia de menor cuantía, 7 puntos.
Guillermo Fonrouge, Justicia de menor cuantía, 7 puntos.
Juan Pignier, Justicia de menor cuantía, 9 puntos.
Orestes Origone, Justicia de menor cuantía, 7 puntos.
Eduardo Domínguez Ortiz, Justicia de menor cuantía, 8
puntos.
Fernando Del Río, Justicia de menor cuantía, 7 puntos.
Alejandro Herosa, Justicia de menor cuantía, 9 puntos.
Víctor Quenón, Justicia de menor cuantía, 9 puntos.
Armando Davel, Justicia de menor cuantía, 9 puntos.
J. .1. della Paolera, Justicia de menor cuantía, 6 puntos.
Zacarías Sánchez, Justicia de menor cuantía, 6 puntos.
R. Díaz Ulloque, Justicia de menor cuantía, 7 puntos.
Diego Pereyra, Justicia de menor cuantía, 6 puntos.
Miguel A. Aráoz, Las presunciones y la jurisprudencia argen-
tina, 7 puntos.
Manuel F. Pascual, Distribución de las tierras de propiedad
privada. Constitución de la pequeña propiedad por expropia-
ción parcial de los latifundios. Estudios de los proyectos pre-
sentados al Congreso nacional, 9 puntos.
Adolfo Rosemberg, Distribución de las tierras de propiedad
privada. Constitución de la pequeña propiedad por expropia-
ción parcial de los latifundios. Estudios de los proyectos pre-
sentados al Congreso nacional, 4 puntos.
B. San Martín, Distribución de las tierras de propiedad
privada. Constitución de la pequeña propiedad por expropia-
ción parcial de los latifundios. Es ludios de los proyectos pre-
sentados al Congreso nacional, 7 puntos.
J. E. Benavente, Leyes de riego (recomendada al premio Fa-
cultad), 10 puntos.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 245
Roberto Ponsa, Leyes de riego, insuficiente.
Leocadio Paz, El petróleo y su legislación, 5 puntos. ■
Manuel Ávila (h.), Las manifestaciones de voluntad y sus
efectos en el Código civil argentino, 3 puntos.
Fernando Cermesoni, Las manifestaciones de voluntad y sus
efectos en el Código civil argentino, 9 puntos.
Mario A. Belgrano, Responsabilidad civil del estado, 8 puntos.
Facultad de ciencias médicas
Guillermo Foley, Hipertrofia del timo, 8 puntos.
Benjamín D. Martínez, La gonococcia, 8 puntos.
Atilio C. Grapiolo, Tratamiento quirúrgico de las peritonitis
aguda, 9 puntos.
Edmundo B. Ríes, Contribución al estudio de la torsión del
pedículo de los quistes del ovario y del par ovario, 7 puntos.
Máximo M. Casteigts, La amino-acidaria como signo de insu-
ficiencia Jiepútica, 10 puntos.
Jorge J. Mottet, Fracturas diafisiarias. Tratamiento, 7 puntos.
Julio de la Vega Valle jo, Contribución al estudio de la derma-
titis polimorfa, pruriginosa, dolorosa del embarazo ó herpes ges-
tatiarus, 9 puntos.
Arturo Schneidewind, Litiasis renal, 9 puntos.
Agustín Berisso, Consideraciones sobre la neurosis traumática,
9 puntos.
Jerónimo H. Loray, Inversión de útero por fibroma, 6 puntos.
José J. Berterini, Epilepsia jacksoniana. Diagnóstico etioló-
gico, 10 puntos.
Onofre Catalano, Pénfigo crónico, 7 puntos.
Ramón B. Silva, Estados melancólicos y conestésicos, 8 puntos.
Enrique P. Bagnati, Contribución al estudio de la raquinovo-
cocainización en cirugía, 8 puntos.
Juan A. Rivas, Exonfalia, 8 puntos.
Salvador J. Maciá, Invaginación intestinal, 9 puntos.
Víctor Rodríguez, Embarazo ectópico, 6 puntos.
x\tilio Gorostarzu, Contribución al estudio de la coqueluche,
10 puntos.
^46 REVISTA DE LA UiNlVEllSlUAD
Juan Garulla, La insuficiencia ovúrica, 7 puntos.
Miguel C. Coda, Las lipomas retro-peritoneadas, 8 puntos.
Juan Correa, Derivación alta temporaria de orina en el trata-
miento de las fístulas perineales, 8 puntos.
Alberto Sobral, Osteomielitis aguda de crecimiento, 7 puntos.
Ernesto T. Frers, Angina herpélica y sus complicaciones, 8
puntos.
Miguel A. Goñi, Tumores del mediastino, 7 puntos.
Miguel Celia Lombardo, Estudio médicosocial de aborto cri-
minal, 7 puntos.
R. González Figueroa, Adenopatiatráqueo-bronquia, 5 puntos.
Alilio Guaita, La fiebre tifoidea, 8 puntos.
Manuel Castiñeiras, El liaba del calabar, estudio toxicólo g ico,
fisiológico y terapéutico de su principal alcaloide : la eserina, 8
puntos.
Ludovico Fació, Contribución al estudio de la disenteria ami-
brana y de su tratamiento por el clorhidrato de emetina, 9 puntos.
Vicente Pérez, Pericolitis membranoso de Jackson y acoda-
dura ileal de Lame, 9 puntos.
Obdulio Hernández, Tratamiento de las afecciones cutáneas
por el radium, 5 puntos.
Fernando Pozzo, Identificación, 8 puntos.
A. Gianattassio, Deontología médica, 7 puntos.
Celestino Lanza, Paralelismo entre las distintas técnicas de
pubiotomía, 9 puntos.
Valentín Ojeda, Tratamiento de la anquilosis del codo, 8
puntos.
Emilio Planes, Embarazos extrauterinos, 8 puntos.
José de Pereira, Cesáreas tardías, 10 puntos.
Julio L. Ayzaguer, El tétano y su tratamiento, 7 puntos.
Emilio Catalán, Las locuras sistemáticas, 10 puntos.
Alberto Solari, Consideraciones sobre la fiebre tifoidea, 9
puntos.
Salvador Patané, Algunas consideraciones sobre tratamiento
quirúrgico de las úlceras del estómago y sus complicaciones, 8
puntos.
Erardo Parma, Seudoartrosis y su tratamiento, 7 puntos.
Rodolfo A. Borzone, N omohemobilinas y la práctica, 9 puntos.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 247
Federico Cantoni, Pubiotomia, 9 puntos.
F. F. Barroetaveña, Tratamiento por la nucleoproteína gono-
cócica, 8 puntos.
José R. Cereijo, El colargol en obstetricia, 8 puntos.
Nicolás Romano, Contribución al estudio de las anginas cere-
brales, 10 puntos.
Julio Hansen, Reumatismo tuberculoso articular, 9 puntos.
Ernesto L. Pinto, Consideraciones de un caso de embarazo
tubario á término, 7 puntos.
Alfredo D. Busana, Las hernias retrovaginales, 9 puntos.
Héctor de Kemmeter, Hernia diafragmática de origen traumá-
tico, 9 puntos. i
Ernesto B. Vázquez, Placenta previa, 6 puntos.
Fidel Alsina, La vía baja en el tratamiento de los fibromas ute-
rinos, 10 puntos.
Raúl De Grandi, Contribución al estudio de la tuberculosis
anexial, 9 puntos.
F. A. Fazio, Diagnóstico raquídeo de la sífilis del sistema ner-
vioso central (reacción de Noguclii), 10 puntos.
Arturo A. Crocco, Reumatismo tuberculoso, 9 puntos.
Mario Merello, Consideraciones diagnósticas y tratamiento de
la litiasis biliar, 10 puntos.
Alberto G. Fages, La seroreacción de Abderhaldeir en el em-
barazo, 9 puntos.
Miguel Barbich, Osleosathirosis idiopática, 8 puntos.
Eugenio S. Weiler, La vacunoterapia gonocóccica en las afec-
ciones ulero-anexiales, 10 puntos.
Hernando Magliano, Consideraciones sobre la lactancia y el
destete, 4 puntos.
Luis G. Gismondi, Ulcera simple del intestino delgado, 9
puntos.
Luis M. Gasquet, Cirrosis cardiotuberculosa, 8 puntos.
R. López Domínguez, Placenta previa, 9 puntos.
Alfredo Casaubón, La diabetes en la infancia, 9 puntos.
Miguel Belascuain, Bronquitis asmáticas, 4 puntos.
J. Agustín Gatti, Estado actual de la terapéutica coloidal, 8
puntos.
Salvador F. Mal donado, Rupturas espontáneas y traumáticas
248 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
de la duramadre craneana en los recién nacidos, 10 puntos.
Marco Acuña, La rinoplastía en las grandes destrucciones na-
sales, 8 puntos.
Enrique Mouchet, Introducción á la fisiología y patología del
espíritu ó sea de la naturaleza del alma, 10 puntos.
Juan M. de la Vega, Hemorragias intestinales en la fiebre ti-
foidea, i o pontos.
María Esther Kamisky, Puericultura, 7 puntos.
Pablo V. Pomar, Tratamiento del tétano, 10 puntos.
Ernesto Accame, La arteriotomia en las embolias de los miem-
bros, 9 puntos.
Ricardo S. Malbrán, La ovariotomía vaginal en quistes de
ovario, 9 puntos.
Jorge Máspero Castro, Tratamiento de la tuberculosis pulmo-
nar por el neumotorax artificial, 9 puntos.
Miguel Boni Osorio, Parálisis general progresiva, 8 puntos.
Julio B. de Quiros, Heredosífilis precoz, 9 puntos.
Vicente Gutiérrez, La pílorogastrectomia ; contribución á su
técnica, 10 puntos.
Enrique A. Beretervide, La hipertrofia del timo, 10 puntos.
Ismael Llano, Consideraciones médicolegales sobre el pronós-
tico en los traumatismos oculares, 7 puntos.
Carlos F. Astiz, Las formas septicémica y granúlica de la in-
fección tuberculosa, 10 puntos.
Francisco Avellaneda, La electrólisis en las estenosis del cue-
llo, 8 puntos.
J. Ortuño González, Diferentes vías de absorción del éter para
anestesia general, 8 puntos.
Pedro Lecona, Muerte realty muerte aparente, 5 puntos.
Blas A. Viola, El radium y la radioterapia de los tumores del
útero, 8 puntos.
Carlos Luna, Tratamiento quirúrgico del bocio exoftálmico,
5 puntos.
Alfredo Speroni, Ortocardioradiografía, 9 puntos.
Rafael Cisneros, La electroignición en la terapéutica del cán-
cer, 10 puntos.
Nicolás Fasulino, Tratamiento de la artritis tuberculosa, 5
puntos.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD ll\§
Vicente Santos Martini, Manifestaciones intestinales en el cán-
cer y úlcera del estómago, 10 puntos.
Manuel Cossio, Enfermedades del concato, 8 puntos.
Juan J. Espil, Estenosis congénitas del cuello de la matriz y
tratamiento quirúrgico, 7 puntos.
Osear Gómez, Desprendimiento prematuro de placenta nor-
malmente insertada, 8 puntos.
E. S. J. Simonelti, El asma, 6 puntos.
Enrique Pasques, Viscocidad sanguínea, 10 puntos.
Pedro E. Wiurnos, Sistema de hospitalización de alienados
en la República Argentina, 5 puntos.
Pedro L. Errecart, Tratamiento quirúrgico de la tuberculosis
laríngea, 8 puntos.
Felipe F. Carranza, Cirugía conservadora del ovario, 6
puntos.
Bernardo Igarzábal, Contribución al estudio del tratamiento
quirúrgico de la tuberculosis renal, 8 puntos.
I. Carmona Ríos, Púrpura infantil; su patogenia, 7 puntos.
Juan M. Blanco, Ránulas, 7 puntos.
Félix J. Liceaga, Surcos y apuntaciones congénitos, 9 puntos.
Rómulo Gil, Alteraciones oculares en los tumores hipofisa-
rios, 10 puntos.
Santiago Barabino, Arritmias, 10 puntos.
Amadeo Grimaldi, Metástasis ováricas de los carcinomas gás-
tricos, 8 puntos.
Clemente J. Sañudo, Distocia por pelvis raquítica, 9 puntos.
Raúl Vieyra, Sintomatología de la parálisis general, 10 puntos.
Alberto Viñas, Neuralgias del trigémino (tratamiento por las
inyecciones de alcoliol), 7 puntos.
Gregorio Beyrne, Quistes hidáticos del mesenterio, 7 puntos.
Guillermo P. Goñalons, Estudio fisiológico, clínico y terapéu-
tico de las funciones del ovario, 10 puntos.
Héctor De Cusatis, Localizaciones y formas múltiples de los
quistes hidáticos, 7 puntos.
Juan A. Savino, La invaginación intestinal y su tratamiento, 7
puntos.
Rosario Berón, Histerectomia en las degeneraciones malignas
del útero ; estudio clínico, 8 puntos.
25o REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Juana Jachesky, Consideraciones sobre la espina bífica, 8
puntos.
Corina Mallo, Subalimentación en la primera infancia, 7
puntos.
Alberto F. Roth, Contribución al estudio de los tirlicolis espe-
cíficos, 9 puntos.
M. V. Quinteros, Dilatación rápida y forzada del cuello uteri-
no. Paralelo entre los diversos métodos, 8 puntos.
J. M. Villanueva, Contribución al estudio de la actinomicosis
en la República Argentina, 7 puntos.
Luisa De Giácomo, Hemisección traumática de la medula con
sindroma Brown-Séquard, 9 puntos.
J. M. Carro Campos, Contribución al estudio de las insercio-
nes viciosas de la placenta, 8 puntos.
Arturo Alderete, Crup, 8 puntos.
Jorge Basavilbaso, Rinoplastía, 8 puntos.
Florencio Arias, Reacción de Maing-Weisg, 7 puntos.
César Parody, Trastornos gastrointestinales de origen psico-
neuro pático, 7 puntos.
Vicente E. Bernasconi, Las poliglobulias, 9 puntos.
H. R. Martínez Leanes, Debilidad renal, 9 puntos.
Juan F. Fiorillo, Hipertrofia de la próstata y su tratamiento,
9 puntos.
Emilio Crouzeilles, Contribución al estudio de las bradicar-
dias, 10 puntos.
Juan A. Buzzo, Miasis ocular, 9 puntos.
Hugo Berro, Hernias estranguladas, 9 puntos.
A. Larguía Dávila, Cardiopatía y embarazo, 9 puntos.
Alicia Moreau, La función endrócrina del ovario, 10 puntos.
Arturo Cuevillas, Pilorectomía, 6 puntos.
Eduardo Teisaire, La insuficiencia renal en los urinarios qui-
rúrgicos, 9 puntos.
Enrique Guatelli, Psoriasis, 6 puntos.
Armando G. Armani, Menopausa precoz, 7 puntos.
Raúl Repetlo, Importancia diagnóstica del signo de Sisto, 8
puntos.
Demetrio Castagnola, Vacuna antitífica, 8 puntos.
José R. Ríos, Tratamiento de la fiebre tifoidea, 8 puntos.
MEMORIA DE LA UNIA'ERSIDAD 25 I
Juan C. Vivaldo, Consideraciones sobre los traumatismos cra-
neanos en la etiología de los tumores cerebrales. Importancia
médicolegal, 8 puntos.
Cornelio Dónovan, Litiasis salivar, 8 puntos.
C. S. Rodríguez, La escarlatina y sus formas clínicas, 9
puntos.
L. M. Rodríguez, El reumatismo articular agudo y el elec-
Irargol, 9 puntos.
Pedro H. Dominici, Psicosis puerperal, 8 puntos.
Sebastián Esoin, Tratamiento de la tuberculosis pulmonar, 10
puntos.
Héctor Dasso, Tratamiento de las gonococcias por el haptinó-
geno-gono, 7 puntos.
Antonio Rígoli, Profdaxis y tratamiento de la infección puer-
peral, 10 puntos.
Carlos Loncan, Tratamiento de los derrames pleurales por
la autiser o terapia, 9 puntos.
Juan Tintori, Contribución al estudio de cáncer primitivo de
la ampolla de Valer, 9 puntos.
J. Ana Lagarde de Otero, Contribución al estudio de la eclamp-
sia, 8 puntos.
Máximo Aldazábal, Contribución al estudio de las congestio-
nes pulmonares, 6 puntos.
Arnoldo Caviglia, Supuraciones pelvianas en la mujer ; tra-
tamiento médicoquirúrgico, 9 puntos.
Rómulo Bianchi, Reacción de Abderhalden en el cáncer, 10
puntos.
Marcelino Arribillaga, Tratamiento quirúrgico de la úlcera
crónica del duodeno, 10 puntos.
Heriberto Frigerio, Epitelioma primitivo del pulmón, 8
puntos.
Roberto J. Dormal, Histeria.
José Dutrey, Vómitos por hipo-alimentación en la infancia,
8 puntos.
Nicasio L. Cúneo, Vén figo en los recién nacidos y en la pri-
mera infancia, 7 puntos.
Adolfo H. Muschietti, La prostitución, 9 puntos.
Sara Baasch, Azoemia, !\ puntos.
'■ÍO'2 revista de la universidad
Victorio Elkin, Colitis muco membranosa ; su patogenia, 8
puntos.
Facultad de filosofía y letras
Celedonia Fernández Coria, El destierro de Ovidio, 2 puntos.
Leopoldo Castiella, Horacio y Virgilio, 7 puntos.
Ma tilde Flairoto, Mariano Moreno, 8 puntos.
Facultad de agronomía y veterinaria
Tesis fie agronomía
Andrés B. Novillo, La vid y la anthracnosis en la provincia de
Salta, 8 puntos.
Osear C. del Piano, Alfalfa. Cultivo y aplicación en la Repú-
blica Argentina, 6 puntos.
Luis M. del Carril, Consumo de leche higiénica, 10 puntos.
Rafael Castañeda Vega, Descripción y apreciaciones prácti-
cas de árboles y maderas industriales y explotación forestal en
Santiago del Estero, 10 puntos.
Carlos G. Frers, Indicaciones teórico prácticas sobre algunos
de los factores que deben intervenir en una explotación agrícola,
9 puntos.
Ricardo Renacco, Estudio químico de la marcha de produc-
ción del ácido nitroso y nítrico en suelos argentinos, 10 puntos.
Pablo Trico, El baño de las ovejas, 10 puntos.
Arturo A. Oliveira, El cultivo del naranjo en el territorio na-
cional de Misiones, 8 puntos.
A. Alberto Valentini, Cultivo del maní, 8 puntos.
Guillermo Argerich, La granja, 10 puntos.
Carlos Lizer, Estudio químico de la mezcla sulfo-cálcica em-
pleada como insecticida-fungicida, 10 puntos.
Augusto M. Silvani Gómez, Factores económicos que influyen
en el desarrollo de la fruticultura en la República Argentina, 10
puntos.
José V. Natta Maglione, Breve reseña sobre el cultivo del al-
godonero en la República Argentina, 10 puntos.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 2 53
José M. Scasso, Proyecto de explotación agropecuaria A base
de riego, 10 puntos.
Martín J. Ledesma, La evolución porcina, 10 puntos.
Tesis de veterinaria
Carlos E. Castro, Diagnóstico experimental del carbunclo bac-
teridiano, 10 puntos.
Jaime Quesada, Contribución al estudio de la profilaxis de
la fiebre a/losa, 9 puntos.
Rodolfo Caride Semprún, Profilasis de la rabia, 9 puntos.
Adolfo Molfino, Contribución al estudio de la profilaxis del
muermo, 9 puntos.
Juan Emilio Costa, La tuberculosis en la inspección de carnes,
8 puntos.
Valentín M. Massa, Cauterización, 8 puntos.
Alfredo Luzio, Sero-diagnóstico de la hidatidosis equinocóc-
cica (procedimiento Imaz Aphatie y Lorentz), 10 puntos.
Primitivo Rodríguez Palancas, Podotroquititis distal crónica,
8 puntos.
Enrique L. Beltrán, El cow-pox en la República Argentina, 10
puntos.
Gaspar Cambiaggio, El matadero moderno, 8 puntos.
Carlos E. Badano, Gastrofilosis de las regiones pilórica y
duodenal (gastrophilus nasalis), 10 puntos.
Alejo E. López Lecube, Producción de « leche contraloreada »
(certified milk), 9 puntos.
Juan F. Parachú, Profilaxis de la piroplasmosis bovina, 7
puntos.
Daniel Mermier, Pasteurellosis aviar, 8 puntos.
Humberto Accini, La explotación del cerdo en el país, 7 puntos.
Julián L. Acosta, El « huecú » ó « hucicú » enfermedad de tipo
nervioso propia de los herbívoros de la Patagonia, 8 puntos.
Enrique E. Charles, Investigación del bacilo de Koch en la
leche de consumo, 9 puntos.
Alfredo E. Ferrario, Contribución al estudio de la llamada
« enfermedad de los cachorros », 10 puntos.
Bernardino Rivera, Intoxicación por las carnes, 7 puntos.
'^54 REVISTA Dli L\ UNIVERSIDAD
Julio A. Fernandez, Producción de carnes, 8 puntos.
En la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales, se pre-
sentaron durante el año de 191 (\, los siguientes proyectos :
Ciro T. Bradi (rivalidante), Estación ferroviario de clasifi-
cación, aprobado.
Horacio Randle (h.), Municipalidad, 4 puntos.
Román C. De Lucía, Hotel para una embajada, 7 puntos.
Esteban Tello, Grada rodante, 4 puntos.
José B. Maril, Acueducto y puente de cemento armado, 5
puntos.
Ángel Lapieza Cabial, Dique de carena, 6 puntos.
Jerónimo Sanguinetti, Pilas metálicas sistema Eiffel v Vieren-
deel, 10 puntos.
Marcos Griffero, Puente de madera, 3 puntos.
Egidio V. Gualano, Puente metálico, 8 puntos.
Alberto Delfino, Mensura en Monte Grande, 2 puntos.
Flavio Colmegna, Mensura en Ramos Mejía, 5 puntos.
Rodolfo E. Piccinini, Taller de reparaciones para ferrocarril,
10 punios.
Carlos A. Schmitt (revalidante), Escuela profesional, apro-
bado.
Carlos A. Geneau, Oficinas del ministerio de Obras públicas,
7 puntos.
Federico Woodgate, Hotel privado, 3 puntos.
Ángel Vega Olmos, Biblioteca, k puntos.
Julio A. Cores, Puente de cemento armado, 10 puntos.
Hugo L. Palma, Puente canal navegable de cemento armado.
3 puntos.
Humberto Meoli, Puente metálico, 10 puntos.
Enrique M. García, Puente de cemento armado, /j puntos.
Eduardo O'Connor, Puente de manipostería, 6 puntos.
José L. Pértile, Estudio comparativo de puentes, 10 puntos.
Raúl E. Dubecq, Techo de la estación Retiro, 10 puntos.
Aníbal L. López, Esclusa, 10 puntos.
Carlos Coello, Mensura en la Capital federal, 7 puntos.
Adolfo T. Moret, Mensura en la Capital federal, 7 puntos.
MEMORIA DE T,A UNIVERSIDAD
Carlos Méndez Calzada, Mensura en la Capital federal, 9
puntos.
Guillermo Atares, Mensura en la Capital federal, 9 puntos.
Guillermo Lawrie, Mensura en Lomas de Zamora, 10 puntos.
Luis J. Demartini, Mensura en Avellaneda, 9 puntos.
Demidio Berrondo, Mensura en la provincia de Catamarón,
9 puntos.
Jorge Castro Madero, Puente de manipostería, G puntos.
Ángel R. Burzaco, Edificio para bancos, 7 puntos.
Salvador A. Godoy, Museo de bellas artes, 1 punto.
Alejandro Bustillo, Museo de bellas artes, 9 puntos.
Roberto Vanetta, Obras de arte en una línea de ferrocarril,
10 puntos.
Hilarión Eslava, Puente de cemento armado, 6 puntos.
Arturo Bade, Alambrecarril, 9 puntos.
Raúl Sempé, Ferrocarril á cremallera, 7 puntos.
Carlos E. Meaurio, Viaducto metálico, 10 puntos.
Augusto L. López Gomara, Funicular, 9 puntos.
Luis Garbarini, Puerto marítimo en Mar del Plata, 9 puntos.
Víctor Spota, Muelle de cemento armado, 3 puntos.
Alfredo Brandt, Muelle de cemento armado, 1 punto.
Juan L. Albertoni, Fábrica de aluminio (felicitado), 10
puntos.
Rómulo Galmarini, Mensura en Garín, G puntos.
Federico Bertrand, Mensura en la Capital federal, 7 puntos.
Arturo Lobo, Mensura en la provincia de Catamarca, 9 puntos.
E. Sorrentino Diana, Mensura en la Capital federal, 10 puntos.
José V. Fox, Provisión de agua en San Fernando, 9 puntos.
Serafín González, Faro de manipostería de granito, 9 puntos.
Manuel Zucal, Riego por elevación mecánica, 10 puntos.
Eduardo Maligne, Esclusa de navegación, 5 puntos.
Alfredo Giandana, Muelle de cemento armado, 7 puntos.
Enrique Espina, Presa y esclusa, 9 puntos.
Alfredo C. Chiodin, Estudio fisicoquímica de la alotropía,
10 puntos.
Enrique V. Zappi, Acción de los metales sobre el cloruro de
carbono, 6 puntos.
Franck Lavalle Cobo (reválida), Puente Schivodler, aprobado.
^56 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Recaredo Urribarri, Dique de carena, 4 puntos.
Marcial Curutchet, Muelle de cemento armado, l\ puntos.
Adolfo Tornquist, Usina hidroeléctrica, 7 puntos.
Ernesto Baldassari, Dique de carena, 9 puntos.
Daniel E. Olmos, Obras de defensa en las márgenes del Ria-
chuelo, 10 puntos.
Federico Cámara, Distribución de agua para la ciudad, 7
puntos.
Amoldo Maione (reválida), Ascensor flotante (con mención),
10 puntos.
A. Wollenweider (reválida), Dique flotante (con mención),
10 puntos.
Jorge Mallol, Usina á gas, 8 puntos.
H. H. Vilaseca, Taller de fundición, 7 puntos.
León A. Braunstein, Camino y puente carreteros, 1 punto.
Modesto Palasciano, Mensura en Quilmes, 6 puntos.
D. Rosenblum, Mensura en la Capital federal, 9 puntos.
R. A. Vaccaro Soto, Mensura en la Capital federal, 6 puntos.
H. Bengolea Cárdenas, Restaurant en una exposición, 6
puntos.
R. Villalonga (revalidante), Hotel para conferencias, 10
puntos.
Franco Pastore, Geología y petrografía de la Sierra del Moro,
(felicitado), 10 puntos.
V. C. Meaurio, Tratamiento del quebracho, 9 puntos.
Luis M. Lejeune, Levaduras de Mendoza, 9 puntos.
Francisco Prati (revalidante), Usina hidroeléctrica, aprobado.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
207
Total de asistencia de profesores, durante el ano de 1914
Asignatura
Profesor
Clases no dadas
Por falla
del profesor
Con
aviso
Sin
aviso
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Sociología
Derecho romano, i" parte. . . .
» comercial, i" parte. .
» comercial, 2" parte. .
» internacional privado
» civil, i" parte
» civil, 2a parte
» civil, 3a parte
» civil, 4a parte
» administrativo
» procesal, Ia parte . . .
» procesal, 2a parte . .
» romano, 2a parte. . . .
» internacional público
» penal
Minas y rural. .
Introducción al derecho
Economía política
Finanzas.
Derecho constitucional
Filosofía del derecho, Ia parte.
Curso integral
Dr H. Rivarola
E. Weigel Muñoz
R. Seeber
L. Meló
C. M. Vico
D. Padilla
J. H. Paz
A. Colmo
E. Prayones
V. G. Gallo
II. Pueyrredón
T. de Veyga
G. E. Leguizamón
E. L. Bidau
E. B. Prack
O. M. Pinero
M. Sánchez Sorondo
R. Levene
J. J. Díaz Arana
C. Saavedra Lamas
M. B. de Anchorena
A. Dellepiane
47
2
6
»7
1
8
44
6
4
48
6
9
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3
12
58
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55
4
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—
—
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—
—
x9
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2
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2
53
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22
52
2
—
66
5
10
39
10
6
54
12
7
62
2
1
2 58
ItEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Asignatura
Profesor
Clases no dadas
Por falta
del profesor
^~*^^-~ -
Con
Sin
aviso
aviso
^ 3
CurSO integral (Conclusión)
Filosofía del derecho, 2a parte
Práctica notarial, Ia parte.
Economía, finanzas y estadística
Derecho civil especial, Ia parte
» » 2a parte
» » 3a parte
Derecho marítimo y legisl. aduanera..
» diplomático
Práctica notarial, 2a parte
Derecho comercial especial
Dr A. Palacios
» M. Aguilar
» E. Ruíz Guiñazú
» J. de la Torre
» .1. A. Figueroa
» E. Lamadrid
» F. J. Orihe
» J. L. Suárez
» J. S. Oderigo
» F. Martín v Herrera
3o
'7
7
45
4
6
6o
1
7
68
12
—
66
5
8
70
7
7
63
9
1
69
4
5
42
4
6
57
6
9
Cursos intensivos
Sociología.
Derecho comercial, Ia parte. . .
» administrativo
» romano, 2a parte . . . .
» internacional púhlico .
» internacional púhlico .
Introducción al derecho
Finanzas
Derecho civil, 4a parte
Filosofía del derecho, Ia parte.
» » 2" parte.
Internacional privado
Dr J. A. García
» J. C. Cruz
» A. F. Orma
i) C. Iharguren
» C. A. Becú
» I. Ruíz Moreno
» C. O. Bunge
» F. J. Oliver
» B. Llerena (1)
» M. Sáenz
» C. F. Mello
» E. S. Zeballos
21
6
j
27
1
3
29
—
—
26
2
1
6
6
9
6
—
—
27
1
-
25
2
1
10
3
2
i5
2
1
23
—
4
i5
10
—
Cursos de profesores suplentes
Derecho comercial, especial
» comercial, 2a parte
» romano, Ia parle
Economía política, finanzas y estadística.
Derecho civil, 2a parte
Dr T. Avellaneda
» R. S. Castillo
» R. E. Cranwell
» A. Ruzo
» M. A. Carranza
i4
—
-
J7
2
1
12
1
2
12
—
1
17
—
3
(1) Fallecido á fines de julio.
MEMOIUA DE LA UNIVERSIDAD
a59
Asignatura
Profesor
Curso de profesores suplentes (Conclusión)
Derecho civil, 3a parte
Procedimientos, Ia parle
» 2a parte
Minas y rural
Marítimo y legislación aduanera
Economía política
Derecho constitucional
» diplomático
D-ll. Lafaille
J. F. de Nevares
T. Joiré
N. A. de Elía
T. Arias
E. I riburu
J. A. Gonzál. Calderón
D. Antokoletz
FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS
Escuela de medicina
Botánica médica.
Anatomía descriptiva, Ia parte.
)) Ia parte.
Zoología médica
Anatomía descriptiva, 2a parte.
)) 2a parte.
Histología
Química médica.
Física médica
Bacteriología..
Química biológica
Fisiología. . .
semiología.
Hjgiene
Anatomía patológica
DrL. Durañona
» H. S. Gómez
» J. Arce
» P. Laca vera
» J. López Figueroa
» P. Belou
u R. de Gainza
» A. Quiroga
» A. Lanari
» C. Malbrán
» P. J. Pando
» F. Soler
». H. G. Pinero (i)
» Bonorino Udaondo
» C. Aráoz Alfaro (2)
» D. Speroni
» R. Schatz
» T. Susini (3)
Clases no liadas
Por falta
del profesor
-
^
Con
Sin
£
—
aviso
aviso
i3
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—
23
—
—
63
—
—
82
—
-
79
—
—
73
7
6
(1) El doctor Rivarola dio 7 de estas clases y el doctor lloussay 8.
(2) El doctor Vitón dio 5 de estas clases.
(3) El doctor Llambías dio 1 de estas clases.
2 6o
HEVISTA DE X.A UNIVERSIDAD
Anatomía topográfica.
Toxicología.
Medicina operatoria
Clínica dermato-sifilográfica . .
» génito-urinaria.
Patología externa.
Materia médica y terapéutica.
Clínica otorinolaringológica . .
» oftalmológica
» epidemiológica
» quirúrgica.
médica
Patología interna ,
Clínica médica. .
psiquiátrica .
quirúrgica. ,
» ginecológica
» neurológíca.
Medicina local
Escuela de medicina (Continuación)
r A. Gutiérrez
C. H. Cirio
.1. B. Señorans
L. Valle
B. Sommcr
P. Benedit
1). Cranwell (i)
J. Ledesma (2)
E. Obejero (3)
P. Lagleyze
J. Penna
.1. .lorge
1). Decoud
M. Susini
P. Palma
I. Allende (k)
\. \vcrza
M. V. Quiroga (5)
L. Agote
B. Sicardi
L. Güemes
J). Cabred
M. Niñas
A. Gandolfo (fi)
E. Bazterrica
J. A. Estoves (7)
D. Cavia
Clases no dadas
Por
alta
del pr
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Con
Sin
aviso
aviso
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5
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4
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70
—
12
70
2
12
{ 1 ) El doctor Lugones, dio 7 de estas clases.
(2) El doctor Castro Escalada, dio 5 de estas clases.
(3) El doctor Castro Escalada, dio 2 de estas clases; el doctor ISasabilvaso, 1 , y el doctor Galiano, 3.
(4) El doctor Spangemberg, «lió 1 de estas clases.
(5) El doctor Marino, dio 1 de eslas clases \ el doctor Barlaro 1.
(6) El doctor Copello, dio y de estas clases y el doctor Landivar, 10.
(7) El doctor Chiappori, dio G de estas clases y el doctor Dimitri, 5.
MEMORIA DE I-A UNIVERSIDAD
26l
Clínica obstétrica .
pediátrica
Zoología general
Botánica y mineralogía
Química inorgánica. . .
» orgánica
Física farmacéutica
Farmacognosia
Química analítica, etc.
Técnica farmacéutica. .
Primer año. .
Segundo año
Tercer año. .
Prótesis dental.
l'arto fisiológico .
» distócico. .
Profesor
Escuela de medicina (Conclusión,)
Ü'E. Zarate (1)
» Enriquez (2)
» S. Molina
» A. Peralta Ramos (3)
» P. Elizalde (4)
» A. Centeno (5)
Excuela de farmacia
DrA. Gallardo
» A. Mujica
» M. Puiggari
» F. Barraza
» J. J. Gatti
» J. A. Boeri
» J. A. Domínguez
)> O. Mialock.
») F. P. Lavalle
)> J. I rizar
Escuela de odontología
l)r B. Erausquin
» L. Pereira (6)
>> A. Cabanne
» N. Etcliepareborda
» A. Guardo
Escuela de parleras
DrM. O'Farrell
» V. Velarde
Clases no dadas
Por
['alta
del profesor
^— ^'-^-^
Con
Sin
aviso
aviso
39
1
5
39
—
—
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7
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2
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5
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—
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—
3
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—
1
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—
3
82
—
/l
(1) El doctor líocro, dio 4 de estas clases.
(2) El doctor Boero, dio 4 de estas clases.
(3) El doctor Aróztegui, dio 3 de estas clases v el doctor Tamborini, a.
(/i) El doctor Navarro, dio 3 de estas clases \ el doctor Schweizer, 2.
(5) El doctor Navarro, dio 4 de estas clases.
((i) El doctor O. Fernández, dio i5 de estas chisos.
AHT. ORIG.
xxxi- 17
(62
KEVISTA DE LA LN1 YEHSIDAD
Asignatura
Profesor
Clases
no dadas
por falta
del profesor
Con
Sin
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES
Complem10" aritmética y álgebra
» trigonometría y geometría
» de física.
n de química
Dibujo lineal y á mano levantada
Dibujo lineal y á mano levantada
Álgebra superior y geometría analítica.
Geometría proyectiva y descriptiva . . .
Cálculo infinitesimal, icl curso.
» icr curso.
Química analítica, Ier curso
Construcción de edificios
Dibujo de lavado de planos.
Cálculo infinitesimal, 2" curso
» 2o curso
Estática gráfica
Geometría descriptiva aplicada
Topografía
Caminos y materiales de construcción .
Mecánica racional.
Resistencia de materiales
Mineralogía y geología
Arquitectura (ingenieros)
Construcciones de manipostería
Tecnología del calor.
Hidráulica
Geodesia
Teoría de los mecanismos
» de la elasticidad
Electrotécnica.
Construcción de máquinas, etc. . .
)> de puentes y tochos
. A. Babuglia
85
—
9
—
J. S. Sarhv
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—
22
-
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—
33
—
E. .1. Poussart
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—
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—
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—
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—
7
—
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—
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—
7
—
.1. F. Sarhv
88
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5
—
1. 1'. Ramos Mcjía
36
—
29
—
O. Pico
26
—
1
—
A. Quiroga
82
—
5
—
.1. Rospide
92
—
—
12
A. Orilla
186
—
—
47
1. Ramos Mejía
4a
—
20
—
.1. A. Medina
3 7
—
2
—
J. Darquicr
83
—
8
2 9
L. Amcspil
89
—
4
-
I. San Román
93
—
—
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C. Sarrahavrousc
79
—
i3
—
C. M. Morales
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—
12
—
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81
—
1 1
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C. M. llicken
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C. van Dorsser Az
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—
1
7
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81
—
1 1
—
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71
—
21
1
J. Romero
88
—
4
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L. Dellepiane
48
—
8
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R. .1. Schnack
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—
3
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—
—
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—
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84
—
8
25
E. Latzina
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—
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76
— J
1 4
33
MKMOlllA DB LA UMVKKSIDAD
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Clases
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no dadas
3
Asignatura
Profesor
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por falta
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Con Sin
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aviso
aviso
^
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES (C
infinaación)
Puertos y canales.
Sr. E. Candiani
» A. Schneidewind
» A. Mercau
86
89
/6
—
5
3
i3
12
l8
8
Ferrocarriles .
Hidráulica agrícola ó hidrología
Reguladores, turbinas, etc
» E. Lalzina
7
—
—
—
Tecnología mecánica general
» E. Volpatti
7
—
—
—
Complementos de matemáticas
» I. Aztiria
118
—
3
—
Dibujo de arquitectura
» C. Carbó
» R. Karman
82
95
--
1 1
2
Arquitectura, Ier curso
» 2o curso
>> lí. Karman
>> J. Kronfuss
95
78
—
1
2
49
)> 3er curso
» 4o curso
» R. Karman
91
—
1
10
Teoría de la arquitectura
» A. Prins
» J. Dormal
68
63
I
i(i
i5
—
Historia de la arquitectura
Construcciones, i" curso
» A. Gaitero
79
—
i3
5
Geometría descriptiva
>• C, Dassen
91
—
—
—
Perspectiva y sombras
» A. Coni Molina
73
3
16
—
Cálculo de las construcciones. .
» E. Candiani
93
—
4
6
Dirección de obras y legislación.
> M. Durrieu
100
—
—
1
Dibujo de ornato
» C. Villalobos
1 1 9
—
12
—
» C. Ripamonte
» T. Tasso
> V. Quiroga
» E. Herrero Ducloux
i53
167
7''
126
—
28
10
3
6
1
Modelado
Química analítica, i° curso.
» analítica, especial
» orgánica
» J. (¡atti
76
—
16
—
Física general.
» J. A. Medina
» E. L. Holmberg
» A. Gallardo
» H. Damianovich
» A. Gaitero
» D. Selva
» L. Hauman-Merck
» C. M. Hicken
x G. Niebuhr
79
61
—
i5
3g
i3
Rotánica.
69
88
27
n3
83
7°
3
7
9
22
4
2
10
5
i4
1
1
10
25
Físico-química.
Construcciones, 2" curso. .
i) 3" curso
Microbiología
Rotánica.
Proyectos de instalaciones mecánicas. .
» J. T. Raflo
84
—
9
—
264
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Profesor
Clases no (laclas
Por
falta
del profesor
,— . ^-^— ..
Con
Sin
aviso
aviso
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES fConclutiónJ
Dibujo de lavado de planos
Complementos de física
Construcciones de máquinas, práctica .
Sr. E. Volpalti
» G. Niebuhr
» E. Lat/ina
i48| —
4
56 —
12
i5 —
—
Físico matemática
Salubridad
Química legal. . . .
» analítica
Cursos libres
Ing" C. Meyer
» A. Restagnio
» .1. Magnin
» A. Sabatini
6 a
—
18
io
—
6
1 1
—
—
6
—
a
FACULTAD DE FILOSOFÍA "í LETRAS
Psicología, il'r curso
» Ier curso
Latín, Ier curso
Geografía física
Biología
Literatura castellana
» de europa meridional
Lógica.
Geografía humana. . . .'
Latín, 2o curso.
Griego, icr curso
Griego, 2o .
Antropología
Latín, 3er curso
Etica y metafísica
Historia argentina
Literatura latina.
» argentina
Sociología.
Historia universal, Ier curso.
» 2o curso .
Dr Antonio Vidal
» Horacio G. Pinero
» Ricardo Cranwell
Ing0 J. Lederer
D1 Ch. Jakob
» C. Oyuela
» C. Oyuela
» .1. N. Matienzo
)> C. L. Fregeiro
Sr F. F. Outes
)> A. Porchietti
Dr F. Capello
» F. Capello
» R. Lehmann-^itsche
o R. Martini
» R. Ri varóla
» C. Ibarguren
» T. Wechsler
» rl. Rojas
» E. Quesada
» A. Dellepiane
» J. A. García
1 1
4
6
39
3
—
6o
12
12
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8
—
59
—
—
33
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12
—
2
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5
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88
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—
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43
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10
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8
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7
7
48
2
8
53
3
2
3a
1 6
12
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
265
Profesor
Clases no dadas
Por Jaita
del profesor
2
0
^-^— . — <
tí
Con
Sin
0
aviso
aviso
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS (Conclusión)
Estética
Arqueología
Ciencia de la educación.
Historia de la filosofía. .
Metodología.
Gramática histórica. . . .
Psicología, a° curso. . . .
Lecturas de literatura. .
C. Morel
S. A. Laíone Quevedo
C. O. Bunge
A. Korn
R. Senet
AI. de Toro y Gómez
C. Rodríguez Etchart
M. Nirestein
43
6
9
55
1
1
47
8
6
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3
5
5i
—
5
61
1
—
4i
i4
4
55
18
5
FACULTAD DE AGRONOMÍA Y VETERINARIA
[gronomia
Mineralogía y geología
Química inorgánica.
» orgánica aplicada
» orgánica aplicada
Botánica
Matemáticas
Meteorología.
Dibujo
¡Sociones de anatomía y fisiología.
Práctica agrícola
Práctica agrícola
Topografía
Mecánica agrícola,
Hidráulica agrícola
Dibujo
Química analítica.
Botánica.
Patología vegetal
Exterior
Agronomía.
Agronomía. .
Sr E. Hermite
5Í)
1
--
1
» E. Flores
79
4
1
2
D' P. Arata
4
9
6
—
» F. A. Justo
35
—
—
—
» L. Hauman-Merck
47
—
8
2
» J. Krause
54
2
1
2
» J. Wiggins
43
10
3
1
» L. Toll
29
—
—
1
» G. Cassai
54
—
3
—
» E. Jofl'rin
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5
—
2
» B. Zingoni
ii
—
—
—
» A. Bosch
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» J. Krause
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» R. Silveyra
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» L. Toll
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1
» F. Reichert
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1
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)> L. Hauman-Merk
47
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» L. Hauman-Merk
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2
» C. Martinoli
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—
2
)) E. Jollrin
5o
12
—
2
» M. Montanari
20
—
—
—
a66
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Asignatura
Agrononti
Microbiología 1
Construcciones rurales
Construcciones rurales
Dibujo
Química analítica
Zootecnia general.
Hidráulica.
Mecánica agrícola.
Agricultura
Horticultura
Fruti y viticultura
Api y sericicultura
Industrias agrícolas
Zoología agrícola
Economía política
Legislación rural
Economía rural y contabilidad agrícola
Zootecnia especial
Veterinaria práctica
Veterinaria práctica
Agricultura
Silvicultura.
Jardinería
Química agrícola
Vet
(Continuación)
L. Hauman-Merck
E. Rulty
D. Selva
L. Toll
F. Reicbert
C. Martinoli
R. Silveyra
.1. Krause
M. Monlanari
M. Monlanari
M. Montanari
M. Montanari
.1. M. Huergo (hijo)
J. M. Huergo (hijo)
T. Arata
N. de Elía
T. Amadeo
C. Martinoli
R. Ridart
II. Callen
M. Montanari
M. Montanari
M. Montanari
F. Reichert
Primer año :
Zoología aplicada
Química general y biológica.
Química general y biológica .
Física biológica
Rotánica aplicada
Histología.
Histología.
Anatomía.
D- F
.» P
Labille
Arata
F. A. Justo
J. S. Sosa
L. Hauman-Merck
C. Trefogli
A. Mosto
L. van de Pas
Clases no dadas
Por
falla
del profesor
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Sin
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12
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•?.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
267
Profesor
Veterinaria (Conclusión)
Segundo año :
Fisiología.
Parasitología.
Materia médica y terapéutica
Anatomía.
C. exterior
Propedéutica
Tercer año :
Anatomía topográfica.
» patológica
Podología
Higiene
Patología cpuirúrgica
Zootecnia general.
Clínica
Bacteriología
Medicina operatoria
Cuarto año :
Patología médica
Policía sanitaria. .
Zootecnia especial
Legislació-n rural
Enfermedades infecciosas . . .
Clínica
Inspección de carnes
Higiene.
Obstetricia
Zootecnia general.
1>' 1?. Iloussay
» V. Rosenbusch
o G. Encina
» L. van de Pas
» C. Martinoli
n F. Cinolti
I )' L. van de Pas
» J. M. Quevedo
» V . Cinolti
i) I*. Bergés
>> I'. Cinolti
» C. Martinoli
o \ . Bossi
» .1. Lignieres
» \ . Bossi
DrF. Cinolti
», R. Bidart
» C. Martinoli
» N. de Elía
i) .1 . Zabala
n \ . Bossi
» R. Bidart
)> P. Bergés
n \ . Bossi
» C. Martinoli
Clases no (laclas
Por falta
del profesor
Con
aviso
Sin
aviso
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—
39
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1
33
—
—
36
—
—
»G8
REVISTA L)K LA UNIVERSIDAD
Profesor
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Cursos superiores
Estadística
Matemáticas financieras, i* parte
Puentes de la riqueza nacional
Historia del comercio
Matemáticas financieras, a" parte
Etica
Régimen aduanero comparado
Derecho comercial
» civil, i* parte
Organización bancaria y banco modelo.
Organización bancaria y banco modelo.
Economía política
Contabilidad general y administrativa,
2" parte
Derecho civil, i" parte
Insliluc. del derecho privado mercantil.
Instituciones económicas
Instituciones económicas
Organización del comercio
Organización del comercio
Geografía económica
Derecho internac. y legislación consular
Derecho comercial y marítimo
Derecho comercial y marítimo
Derecho constitucional y administrativo
Contabilidad general y administrativa,
i" parte
Finanzas
Si . II. Rroggi
» O. Casariego
» R. J. Davel
» L. R. Gondra
» J. González Galé
» R. O. Leguizamón
» V. F. López
» A. Maresca
» A. Marcó del Pont
» A. Morandi
» S. Pinero
» M. iNirenstein
)) C. O'Donnell
» E. Reto
» M. A. Rivarola
» A. de la Rosa Ponte
» E. O'Dena
» R. Remolar
» G. Rodríguez González
» A. Seeber
» J. L. Suárez
» W. I rdapilleta
» D. González Govvland
» M. de Vedia y Mitre
» T. Yallini
» E. Weigel Muñoz
Clases no dadas
Por falta
del profesor
Con
aviso
Sin
aviso
73
1
1
69
5
3
54
23
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2
2
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5
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8
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3
4
\1 KMOK1A DE LA UMVKHSIDAD
269
Clases no dadas
Por
falta
del profesor
^^_- .
Con
Sin
aviso
aviso
Cursos complementarios de los Superiores, dictados por profesores suplentes
Contabilidad general y administrativa,
3* parte
Contabilidad general y administrativa,
a ' parte
Jnstitnc. del derecho privado mercantil.
Derecho civil
Instituciones económicas
Instituciones económicas
Organización del comercio
Organización del comercio
Estadística :
Matemáticas financieras
Matemáticas financieras
Historia del comercio
Historia del comercio
Régimen aduanero comparado
Derecho comercial
Economía política
Economía política
Geografía económica
Geografía económica
Derecho inlernac. y legislación consular
Derecho inlernac. y legislación consular
Derecho constitucional y administrativo
Contabilidad general y administrativa,
I" parte
Contabilidad general y administrativa,
I" parte
Finanzas
Sr. J. Ba vello
» S. Rossi
» J. R. Calarza
» J. C. Rebora
)> J. J. Brilos
» E. L. O'Dcna
.» E. B. Prack
i) (i. Rodríguez González
\. Runge
» M. Ordoñez
» .1. Pascal i (hijo)
ti M. Garmendia
» J. Cabral
» \. Pesagno
)> S. Alfonso
» F. de Oliveira Cézar
» E. Ruíz Guiñazú
» E. Ferrari
»» E. Pellet (hijo)
» .1. M. Padilla
» E. Sarmiento Laspiur
» J. Rubianes
A. C
assagne ierres
R . .1 . Lérlora
A. Laboudc
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—
1
6
—
-
6
(i
—
-
2TO HE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
ESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO
Profesor Clases dadas Faltas
Aquino, Pedro 70 10
Alien, Tomás .1 i5o 16
Authier, Juan B i64 6
Álvarez, Juan A 109 4
Biú, Alfredo 436 33
Blancbard, Alberto 3 10 44
Beltrán, Manuel S 128 42
Bruno, Lorenzo. ic>4 0
Beckman, Carlos 160 8
Bianco, José io3 9
Berardi, Domingo 107 1
Cabred, Jacinto. 109 3i
Cross, Lorenzo 377 5a
Cabello, Edelmiro 333 12
Costas, Fenelón i38 3o
Cassagne Serres, A 222 2
Castro, Ramón B 1^7 5
Corvalán, Manuel J i4q 19
Carranza, Carlos A 12(1 iG
Crespo, Juan B n4 —
Castro Escalada, Pedro. . . 1 33 a5
Camoyano, Francisco. . . . 1G8 8
Colombo, Domingo. 1G0. 10
De la Rosa Ponte, Arturo . G9 i4
Davel, Ricardo J 70 32
Dimet, Eduardo 170 21
Díaz, Héctor . if>8 12
De la Fuente, Vicente G. . 172 2
Eguía, Fermín . 4a6 6
Fregeiro, Clemente L. . . . a5 3i
Evberabide, A. 46 lfi
Ferreyra, .1. A 97 10
Filz-Simon, Juan 53 • >
Ford. Luciano ao4 20
Giménez, Joaquín i5~ l5
Gouchon, José F 109 2
Castaldi, J. F 7") 9
Gardella, Juan B 2.V1 21
González Calé, J 85 1
Gaitero, Alfredo 1^7 5
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
Profesor Clases dadas b'altas
Garay, Juan G iG4 8
González Roura, Tomás. . 71» 4
Herrera, Ricardo io5 11
Herrero, Agustín G 44 i6
Jordán, Juan M 100 10
Jordán, Alberto. 11 1
Jost, Juan .1 1 3o 22
Kohan, Zoilo i5(i i4
Kerteux, Jorge i()2 9
Kenny, Edmundo 92 60
Larralde, Gabriel l[ 22S 2
Lastra, Gregorio 127 45
Lelong, Alberto. 1 64 6
Leguizamón, Honorio. .. . l5"7 i5
Leguizamón Pondal, M. . 1 1 3 i4
Mari y, Juan 335 2
Marpby, Tomás. 337 7
Marcó del Pont, A 03 33
Muñoz Eñíguez, M 439 21
Martinelli, José 23.") 19
Malienzo, Agustín N..... l36 36
Manzanares, Enrique .... [56 16
Martini, Rómulo E 100 i'i
Moldes, Joaquín 10b 8
Márquez, Vnlonio. . . . . . . [13 3
Morandi, Antonio i56 12
Marolta. Pedro 83 5
Nava, Félix A 76 ">
Núñez Rrian, J i3iS 3a
Olascoaga, Laurentino ... 3l6 20
Ortelli, Juan A 9I 17
Oliveira Gézar, V. de ... . 65 i5
Parra, José 19.") 29
Pascali, Justo (hijo) 110, i3
Pons, Alberto L 29C) —
Porcel, Garlos A 232 l5
Reynolds, Roberto E . . . . . 1 1 \ a
Rodríguez, Eduardo M . . . 160 10
Ríos, Esteban J -\\ 3
Remedí, Félix 3ag 1 1
Renard, Víctor F 219 7
Rollo, Ángel II lo4 16
Solty, Enrique. 2ig 7
Suárez, José L 1 1 ."» 3
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Profesor Clases dadas Faltas
Sesma, Ángel 373 i3
Sojo, Antonio 73 13
Salaberry, Félix i58 i4
Suárez, Osear 0/1 6
Schivo, Santiago M n4 —
Schulle, Roberto 103 47
Silveyra, Luis ido 10
Sisto, Genaro 84 4
Strazza, Luis 64 12
Sáenz, Pedro G . . . gS (i
Tobal, Gastón F tío 4
Trongé, Faustino J 1O3 tí
Taquini, Pablo 374 4
Tiscornia, Eleuterio 67 i5
Udaquiola, Enrique '81 3
Ugarteche, Manuel N. . . . 5-a 4
Úrien, Enrique 173 2
Walter, Alfredo [65 5
MEMORIA DE Í.K UNIVERSIDAD
¡73
COLEGIO NACIONAL DE RUEÑOS AIRES
Asignatura
Francés y latín . . .
Latín
Latín
Latín
Moral práctica . . .
Historia natural. .
» . .
Filosofía
Francés
Francés.
Educación física. .
Historia.
Francés.
Química.
Algebra.
Química.
Geografía
Instrucción cívica.
»
Historia
Historia
Caligrafía.
Historia
Inglés.
Inglés.
Dibujo
Dibujo
Castellano
Historia
Literatura.
Literatura. ...
Latín
Instrucción chica
Historia natural .
Literatura
Física
Algebra.
Profesor
Clases
dadas
Faltas
L. Abeillc
I9I
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L. Abeillc
n3
2
L. Abeillc
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L. Abeillc
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L. Agote
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J. Popolizio
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C. Alberini
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L. Ardit
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L. Ardit
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A. Armando
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N. Avellaneda
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A. Barbagelata
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A. Barberán
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J. G. Beltrán
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1 1
J. G. Beltrán
77
11
J. G. Beltrán
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22
J. J. Biedma
74
16
J. J. Biedma
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i5
A. Bin
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3o
R. Blamey Lafone
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A. Blancbard
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A. Blancliard
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J. Bouchet
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J. Boucbet
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L. B. Calderón
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L. Pampliega
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1
G. Cock
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5
11EVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Asignatura
Profesor
Clases
dadas
Faltas
Álgebra v aritmética
P. J. Coni
Guillermo Cullen
.1 . Cabral
E. del Valle Iberlucea
S. Donován
S. Donován
L. Dura ñoña
A. Estrada
L. Jaimes
Ángel Estrada
B. Fontana
B. Fontana
B. Fontana
L. Ford
F. Galante
S. Gallegos
P. (jarcia
J. Chiola
A. Mohando
A Mohando
E. García velloso
E. García Velloso
E. García Velloso
A. Gavina
V. ( ¡aviña
A. Gavina
J. Giménez
J. Giménez
A. (Jiménez Pastor
.1. M. Giulíra
C. («utiérrez
C. Gutiérrez
M. Gutiérrez
C. Hauron
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\\ . Paunero
F. Sorrondegui
J. L. Jaimes
M. Nirenstein
J.b. Lacrampe
J.b. Lacrampe
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Historia.
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Geografía.
Geografía.
Historia natural
Historia
Literatura
Latín
Latín
Latín
Física
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Economía política
Química.
Castellano. .
Castellano. '.....
Literatura.
Castellano.
Castellano.
Historia y geografía.
Historia. ....
Francés.
Francés.
Literatura.
Educación física .
Geografía
Geografía
Francés
Historia natural
llisloria.
Literatura.
MIÍMOIUA DE LA UNIVERSIDAD
Asignatura
Profesor
Clases
dadas
Faltas
J.b. Lacra mpe
C. Labillc
R. 0. Leguizamón
A. Lelong
\. Barbera 11
E. Limarzi
V. M. López
E. Lozano
E. Lozano
.1. Luque Roselló
.1. Luf|ue Roselló
.1. Magniíi
T. Ricaldoni
.1. Martínez \ ázquez
R. Marlini
R. Marlini
R. Manzanares
R. Manzanares
C. Massini
E. Morales
.1. A. Medina
.1. A. Medina
.1. .1. Millán
J. J. Millán
E. Milhieux
E. Milhieux
.1. L. Suárez
L. Mitre
E. Hurtado Arias
L. Mitre
R. Monner Sans
R. Monner Sans
R. Monner Sans
.1. Moldes
A. Moliné
C. Monteverde
C. M. Morales
(i. M. Morales
E. Morales
G. Morel
M. L. Munro
292
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134
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Castellano.
Algebra. . . .
Dibujo .
( ¡asteliano.
Filosofía. .
Filosofía.
Dibujo .
Dibujo
Química . .
Física
Dibujo
Latín.
Latín. . .
Aritmética y álgebra
Algebra
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Física
Física .
Historia.
Geografía .
Francés .
Historia.
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Castellano.
Literatura. .
Literatura.
Caligrafía .
Latín .
\i ¡tmética
Algebra .
Algebra
Aritmética
Francés.
Inglés .
KEVISTA DK LA UNIVERSIDAD
Asignatura
Profesor
Clases
dadas
Faltas
Inglés
M. L. Munro
M. L. Munro
T. Murphy
J. C. Navarro
.1. Nielsen
J. ¡Niclsen
\l. INirenstein
M. Ordoñez
M. Ordoñez
M. Ordoñez
S. Oria
E. Olamendi
E. Olamendi
F. Oules
F. Oules
F. Oules
.). M. Padilla
A. Palacio
A. Palacio
A. Palacio
D. Palacio
D. Palacio
L. Pampliega
L. PeluH'o
L. Peí u lío
A. Peralta Ramos
José Popolizio
Atanasio Quiroga
Juan E. Rollo
I. P. Ramos Mejía
Rafael Lynch
.1. M« Rey
.1. M« Rey
Tebaldo J. Ricaldoni
Tebaldo J. Ricaldoni
Porfirio Rodríguez
Mario Sáenz
Juan Sarrailh
Luis Silveyra
Ángel L. Sojo
F. de Oliveira Cézar
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Inglés
Geografía
Historia natural .
Alemán
Algebra.
Algebra.
Algebra.
Aritmética
Aritmética
Francés
Aritmética
Aritmética
Aritmética
Historia.
Castellano
Latín
Moral práctica é historia
Historia.
Historia natural .
n
Química
Historia
Al cebra
Castellano.
Castellano
Física
Física
Aritmética
Latín.
Geografía
))
»
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
;/
Geografía
)>
Francos.
Francés.
Dibujo
Historia.
Física
Castellano
Geografía.
Aritmética.
Aritmética
Economía política
Historia.
Historia.
Química
Inglés
Inglés
Geografía ,
Historia. . . .
Ángel L. Sojo
F. de Oliveira Cézar
Enrique Solty
Enrique Solty
J. C. Suárez
J. L. Suárez
V. Tedeschi
P. Teobaldi
R. Criarte Castro
Isidoro Lrrulia
Isidoro Urrutia
.1. G. \alenzucla
Ernesto "Yergara Biednia
C. M. Vico
I'. T. \ ignau
A. \\ inslou
A. W inslou
J. A. de Zuasnábar
J. A. de Zuasnábar
Clases
dallas
Faltas
85
23
i46
1
i46
1
160
»9
8o
7
176
—
87
—
108
12
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i5
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—
6Ü
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93
23
86
1
61
28
61
28
117
1
82
4
Balance de la tesorería general de la Universidad nacional
de Buenos Aires, correspondiente al año 1914
Saldo anterior
ESTRADAS
Por derecbos generales de secretaría
Por derechos generales de filosofía y letras. . .
Por derecbos generales de derecho y ciencias
sociales
Por derechos generales de ciencias médicas. .
Por derechos generales de ingeniería
Por derechos generales de agronomía y vete-
rinaria
ART. ORIG.
Posos
i8.3oo 00
6.602 00
177.377 00
537.480 4o
3 58. 86 i 00
10.60/1 00
Pesos
734. 833 86
378 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Pesos Pesos
Por derechos generales de ciencias económicas. 3o. 743 00
l'or derechos generales del Colegio nacional.. io3.i3i 00
Por derechos generales de la Escuela de co-
mercio '1 6 . 8/| 9 00
Por subsidio universitario,
recibido de la tesorería ge-
neral. 2.925.602 25
Por subsidio universitario,
(diciembre) á recibirse... 267.046 19 3 . 192 . (i'iN \ \
l'or descuento por la tesorería general para la
caja jubilaciones i.l'i . aü'i 1 í
Por recibo para construcción edificio Facultad
de derecho (an° L, inc. i°, art. Io, part. i4). 100.000 00
Por importe del legado del señor González. . . 1 .654 00
Por donación viuda de Wilde.. 1 . 100 00
Por devolución de sueldos de la Facultad de fi-
losofía y letras 6g5 4<>
Por devolución de sueldos de la Facultad de de-
recho y ciencias sociales 6o4 5o
Por devolución de sueldos de la Facultad de
ciencias médicas 15.91 1 38
Por devolución de sueldos de la Facultad del
Hospital de Clínicas 807 i3
Por devolución de sueldos de la Facultad de in-
geniería 3. 278 OO
Por devolución de sueldos de la Facultad de
agronomía y veterinaria 1 .085 7")
Por devolución de sueldos de la Facultad de
ciencias económicas. 1 . 1 i4 80
Por devolución de sueldos del Colegio nacio-
nal 6o4 20
Por devolución de sueldos de la Escuela de
comercio 161 5o
Por devolución de sueldos de diversas partidas
de derecho. ní 5 2 4
Por devolución de sueldos de derechos de agro-
nomía. i64 00
l'or intereses títulos crédito argentino in-
terno (16 . 7(17 44
Por intereses títulos crédito hipotecario ar-
gentino 6 por ciento i2.44i 48
Por acreditado á la caja de subsidios 13.690 20 4.737.609 98
Sumas iguales, S. E. ú O 5.472.493 <x'i
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
279
TÍTULOS DEL CRÉDITO ARGENTINO INTERNO
Pesos
Saldo anterior depositado en el Banco de la
nación argentina
SALIDAS
Por sueldos y gastos del Consejo superior. . .
Por sueldos y gastos de la Facultad de filoso-
fía y letras
Por sueldos y gastos de la Facultad de dere-
cho y ciencias sociales.
Por sueldos y gastos de la Facultad de cien-
cias médicas.
Por sueldos y gastos del Hospital nacional de
de Clínicas
Por sueldos y gastos de la Facultad de inge-
niería
Por sueldos y gastos de la Facultad agrono-
mía y veterinaria
Por sueldos y gastos de la Facultad de cien-
cias económicas
Por sueldos y gastos del Colegio nacional. . . .
Por sueldos y gastos del profesorado de his-
toria sociológica argentina
Por sueldos y gastos de la clínica médica del
hospital Rau son
Por pago á medicina para laboratorio quími-
co doctor Lavalle.
Por pago á medicina para pabellón clínica mé-
dica Ravvson
Por pago á ingeniería, para el nuevo edificio.
Por pago á medicina para publicaciones (Bon-
pland).
Por pago á derecho, para reparaciones
Por pago al delegado á la inauguración Uni-
versidad de Tucumán
Por pago á la Facultad de ciencias económicas
dará instalaciones gabinetes, etc. (R. G.)..
Por pago á la Facultad de ciencias económicas
con imputación á las academias
Por pago á la Facultad de ciencias económicas
para reparaciones (ínc. B, ít. ií\, part. 21).
Pesos
I .548.700 OO
70.880 OO
228.929 18
276.204 l4
866.426 87
44g. 5 1 1 33
055.829 87
465.594 32
449.257 29
462. i32 70
7.272 72
32.680 00
17.000 00
5o. 000 00
80.000 00
8.670 00
3.372 69
5oo 00
64o 00
2. l52 00
28o
KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Por pago al Colegio nacional, para reparacio-
nes (R. G.)
Por pago á la Facultad de derecho y ciencias
sociales, para mesas examinadoras de in-
greso
Por pago al doctor Debenedetti, delegado al
19o Congreso americano.
Por pago ingeniero Silveyra, honorarios obras
ampliación del Consejo superior
Por pago ingeniería, para remuneración pro-
fesor C. Mayer
Por pago á derecho, para el nuevo edificio. . .
Por pago á medicina, importe donación seño-
ra Wilde
Por pago á ciencias económicas, para instala-
ciones de gabinetes
Por pago á derecho, partida ai, ítem 8, inci-
so A (prof. contratados)
Por pago á filosofía, para expediciones arqueo-
lógicas
Por pago á filosofía, para ampliaciones museo
etnográfico
Por pago á filosofía, partida 27, inciso B, ítem
7 (prof. contratados).
Por pago á derecho, para fomento de la bi-
blioteca.
Por pago á academia médica, ítem i5, inciso
9°, anexo E (presup. gen. 19 13)
Por pago á Colegio nacional, para visita pro-
fesor Jaimes (R. G.)
Por pago á la academia de filosofía.
Por pagoá la Facultad de ciencias económicas,
sobrantes presupuesto. . .
Por pago á la Facultad de derecho y ciencias
sociales, cursos profesores suplentes
Por pago á la Facultad de agronomía y veteri-
naria, para obras del internado
Por pago con destino á obras edificio del
Consejo superior
Por pago á beca alumna ciencias naturales. . .
Por pago á Facultad de derecho y ciencias so-
ciales, derechos mesas examinadoras
Por pago á Facultad de derecho y ciencias so-
ciales, derechos biblioteca.
I'CM>-.
2.2/Í4 20
3.999 '''!
3.419 27
2 . 000 00
1 5o. 000 00
1 . 100 00
25.000 00
6.000 on
G.000 00
10.000 00
26.018 g3
2.000 00
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3.266 37
4.8oo 00
i4.375 00
65.767 21
48o 00
18.219 00
10.760 00
MEM0K1A DE LA UNIVERSIDAD 2ÓI
Pesos Pesos
Por pago á Facultad de ciencias médicas, de-
rechos laboratorios 48 . 23o oo
Por pago á Facultad de ciencias médicas, de-
rechos mesas examinadoras 66,. Oía 34
Por pago á Facultad de ciencias medicas, de-
rechos biblioteca 27 . 620 00
Por pago á Facultad ingeniería, derechos me-
sas examinadoras. 10.020 00
Por pago á Facultad ingeniería, derechos bi-
blioteca 810 00
Por pago á Facultad ingeniería, derechos la-
boratorios. 17. 44o 00
Por pago á Facultad ciencias económicas, de-
rechos biblioteca 5 . 55o 00
Por pago á Facultad ciencias económicas, de-
rechos mesas examinadoras 3.555 00
Por pago á Facultad agronomía y veterinaria,
derechos laboratorios 5. 208 00
Por pago á Facultad agronomía y veterinaria,
derechos biblioteca 980 00
Por pago á Escuela comercio, derechos biblio-
teca 4 . 23o 00
Por pago al Colegio nacional derechos mesas
examinadoras. 37 . 1 78 00
Por devolución de derechos de medicina .... 2.6i3 00
Por devolución de derechos de derecho 2O9 00
Por devolución de derechos de Colegio nacio-
nal 45 00
Por devolución de derechos de ingeniería ... 1 .5oo 00
Por pagos con imputación á eventuales del
Consejo superior 8 . G95 87
Por pagos con imputación á partida 12. Re-
vista de la Universidad. 10. 478 80
Por pagos con imputación á rentas generales. 328 65
Por pagos con imputación á partida i3, im-
presiones, etc. 10.786 20
Por pagos á la Facultad de derecho y ciencias
sociales saldo partida academia 3. 206 23
Saldo : en el Banco de la Nación Argentina. 529.931 97
Saldo : en caja 14.667 18
Saldo : á cobrar de la tesorería general de la
Nación 267 o46 19 811. 645 34
Sumas iguales, S. E. ú O. 5.472.493 84
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
T1TLLOS DEt. CRÉDITO ARGENTINO INTERNO
Depositado en el Banco de la Nación Argen-
tina
Buenos Aires, enero !\ de igi5.
1)
Peso*
Pesos
I . 548. 7OO ("'
I). Rodríguez,
Contador-tesorero.
Facultad de derecho y ciencias sociales
EXÁMENES DE INGRESO RENDIDOS, DURANTE EL ANO DE I()l'|
Historia
j Número de exámenes 3 1 1
¡Distinguidos ig
Suficientes a5o
Insuficientes. /| 1
\ Abandonaron 1
Idiomas
Número de exámenes. 3a3
1 Distinguidos 46
Orales / Suficientes 202
I Insuficientes. 7,")
' Abandonaron —
MEMORIA D12 LA UNIVERSIDAD
283
EXÁMENES PARCIALES RECIBIDOS, DURARTE EL AÑO I Q I. 4
Oíales
[bogada (regulare»)
Primero . . .
Segundo. . .
Tercero. . . .
Cuarto . . . .
Quinto . . . .
Sexto.
Total
Primero . . .
Segundo. . .
Tercero ....
Cuarto . . . .
Quinto
Sexto.
Total
Primero . . .
Segundo. . .
Tercero. . . .
Total
Primero . . .
Segundo. . .
Tercero. . . .
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789
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Abogacía libres)
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Notariado (regalares)
Notariado (libres)
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Escritos
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Diplomacia (regulares)
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Diplomacia (libres)
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8
-
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37
34
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3/1
1
8
16
1
—
Facultad de ciencias médicas
EXÁMENES DE INGRESO RECIBIDOS, DURANTE EL AÑO DE I Q I 4
Escuela de obstetricia
Sobresalientes.
1 Distinguidos
Clasificaciones 1 Buenos.
que Regulares
hubieren obtenido I Desaprobados.
Número tolal de alumnos examinados.
i
26
3i
28
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
285
EXVMESES PARCIALES RECIBIDOS, DURANTE EL ANO I () I '\
Primero . . . .
Segundo. . . .
Tercero
Cuarto.
Quinto
Sexto.
Séptimo ....
Totales
Primero . . . .
Segundo. . . .
Tercero
Cuarto.
Quinto
Sexto. ......
Séptimo ....
Totales
Primero ....
Segundo. . . .
Tercero
Cuarto .....
Totales
Primero ....
Segundo. . . .
Tercero
Cuarto
Totales
1477
1027
1037
1009
545
857
Medicina (regulares)
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Medicina (libres)
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Farmacia (libres)
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242
244
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Segundo.
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Obstetricia
Primero
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8
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12
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•>. 5
18
2
Ex. generales.
Totales.
64
53
i3
22
217
27
53
64
20
Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales
Complementos de aritmética y álgebra
» de geometría y trigonometría .
» de tísica y manipulaciones
» de química
Dibujo lineal y á mano levantada
Algebra superior y geometría analítica.
Geometría proyectiva y descriptiva
Cálculo infinitesimal, Ier curso
Química analítica (materiales de construcción)
Construcción de casas
Dibujo de lavado de planos
Cálculo infinitesimal, a° curso.
Estática gráfica
60
65
53
46
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28
39
33
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57
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38
58
210
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i56
«47
126
106
123
i4i
1 3o
MEMORIA DE I.A UNIVERSIDAD
28-
Geometría descriptiva aplicada.
Topografía
Caminos ordinarios y ensayo de materiales. . . .
Mecánica racional
Resistencia de materiales
Mineralogía y geología
Arquitectura (ingenieros civiles)
Construcciones de manipostería
Tecnología del calor
Hidráulica.
Geodesia
Teoría de los mecanismos.
i» de la elasticidad.
Electrotécnica
Construcción do máquinas
» de puentes \ techos
Puertos y canales
ferrocarriles
Hidráulica agrícola é hidrología.
Reguladores, turbinas y máquinas agrícolas.
Tecnología mecánica general
Complementos de matemáticas
Dibujo de arquitectura.
Arquitectura, 1" curso.
» 2" curso.
» 3er curso
» 4" curso.
Teoría de la arquitectura
Historia de la arquitectura, 1" curso
Construcciones de arquitectura, 1" curso..
» » 2o curso
Geometría descriptiva
Perspectiva y sombras.
Cálculo de las construcciones
Dirección de obras y legislación.
Dibujo de ornato, 1" curso
» de figura, l" curso ,
Modelado, Ier curso
Química analítica y aplicada, ior curso
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Física general, Ier curso
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Provectos de instalaciones mecánicas. . . .
Química analítica y operaciones, 2o curso. ....
Historia de la arquitectura, 2o curso. . . .
» de figura, 2o curso. .
Modelado, 2o curso.
Química analítica y aplicada, 2o curso . .
» analítica y operaciones, 3er curso. . . .
» orgánica y tecnológica, 2o curso
Física general, 2o curso
» 3er curso. .
Botánica, 3er curso
Zoología, 2o curso .
» 3er curso .
Composición decorativa
Práctica de laboratorio, icr año
» » 2o año
» » 3er año .
Dibujo topográfico . .
Materiales de construcción
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» orgánica.
» analítica . .
Dibujo natural, Ier año .
» 2" año. . .
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Mli.MOKIA DE LA UNIVEKSIDAD
289
Facultad de filosofía y letras
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MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
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Facultad de ciencias económicas
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REVISTA DE I.A UMVEUSIDAl)
ESCUELA DE COMERCIO «CARLOS PEI.LECRINl »
CURSOS PREPARATORIOS Y CURSO DE PERITOS MERCANTILES
Clasificación de los exámenes finales, de alumnos regalare», durante el año 191 k
Clasificación
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EXÁMENES DE INGRESO RECIMDOS DURANTE EL A>0 DE I Q I /|
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Total de alumnos examinados 85
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
293
COLEGIO NACIONAL DE « BUENOS AIRES ))
Exámenes de ingreso tomados durante el año de 19 1U
Alumnos
Clasificaciones obtenidas . .
examinados
Sobresalientes 6
Distinguidos 174
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Suficientes 44
Aplazados. 87
Total 613
Exámenes parciales recibidos
desde el Io de enero liasta el 31 de diciembre Í91U
Primero
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Alumnos acogidos á la ordenanza del Consejo superior de 6 de noviembre de 1912
Primero
Segundo.
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3o
ART, ORIG.
APÉNDICE
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
Buenos Aires, 21 de julio de hji5.
Señor rector de la Universidad doctor Eufemio Ubaües.
En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 32, inciso 21o, de
los estatutos, tengo el honor de elevar al señor rector y, por su in-
termedio, al honorable Consejo superior, la memoria de esta facul-
tad correspondiente al año 191/i.
PLAX DE ESTUDIOS
El plan de estudios de la facultad ha experimentado una impor-
tante reforma, que si bien no altera á aquel en sus lineamientos ge-
nerales, lo modifica en su estructura de conjunto, dividiendo el
ciclo de estudios en dos : la abogacía y el doctorado en derecho y
ciencias sociales, separándose así la enseñanza profesional de la cien-
tífica, más de acuerdo con las modernas orientaciones de esta clase
de estudios.
En aquélla van las asignaturas del tecnicismo profesional amplián-
dose la enseñanza del derecho comercial que, dada su creciente im-
portancia, por el desarrollo de las instituciones existentes y nuevas
que se originan hace necesario mayor extensión de sus programas,
por lo que se ha resuelto dictarlo en tres cursos.
La economía política y las finanzas se mantienen en el mismo
plan. La primera por ser elemento básico en los estudios jurídicos,
el fenómeno económico, y la segunda dada la esfera de acción del
MEMORIA DE LA UNIVEKSIDAD 200
abogado argentino que necesita conocerla por las múltiples relacio-
nes que con el estado ó municipalidades mantienen las instituciones
nanearías, ferroviarias é industriales, etc., que explotan muchas
veces concesiones del uno ó de las otras, encontrándose con frecuen-
cia en presencia de complicados problemas, á veces no previstos por
las leyes generales.
Con el fin de realizar la transición del antiguo al nuevo plan se
lia puesto en vigencia uno provisorio.
En este plan de transición se ha incorporado, desde ahora, en el
6o año, la política económica, del ciclo del doctorado, porque urge
emprender su estudio.
La conflagración europea que repercute hondamente en el país, —
choque de imperialismos, intereses y aspiraciones inconciliables, —
torna agudos viejos problemas y da nacimiento á otros nuevos ; sien-
do la hora de detenerse en el examen de nuestras industrias agrícolas
y ganaderas, de las protegidas del norte y del oeste, de las manufac-
tureras de la capital y de las incipientes que urge fomentar para pro-
veer á nuestras necesidades con recursos propios y. junto con ellos,
las orientaciones del comercio internacional después de la guerra.
No repetiré aquí la historia y propósitos de la reforma fundamen-
tal hecha en el nuevo plan.
Me remito á este respecto á la exposición con que inauguré los
cursos de 191 5.
CONFERENCIAS Y ACTOS PÚBLICOS
El 23 de mayo tuvo lugar la patriótica fiesta con que el Centro
estudiantes de derecho conmemoró el io4 aniversario de nuestra
revolución.
Académicos, consejeros, profesores y alumnos componían el nu-
meroso público que daba realce á la ceremonia.
El señor Vicente Gay, profesor de economía política y de ha-
cienda de la Universidad de Yalladolid y consejero técnico del mi-
nisterio de Hacienda de España, dio cuatro conferencias; á pedido
del Centro estudiantes de derecho una, y las restantes por encargo
de la facultad. La primera versó sobre « La Universidad y su mi-
sión » y las siguientes sobre « Las manifestaciones del imperia-
lismo europeo, y su acción en la vida mundial » ; conferencias que
2g6 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
se tomaron taquigráficamente para ser publicadas en los Anales.
El suplente de la cátedra de Derecho constitucional, doctor Ma-
riano de Vedia y Mitre, á pedido del Centro jurídico y de ciencias
sociales, habló sobre « La acefalía presidencial » ; y el doctor Juan
José Britos (hijo), presidente de la nombrada institución y profesor
suplente déla Facultad de ciencias económicas, sobre « La ley de
quiebras á través de un caso judicial ».
Además la facultad abrió sus aulas al doctor Benjamín Larroque.
quien dictó un curso libre de « Medicina legal » de 19 conferencias
teóricoprácticas en el local de esta casa y en el hospicio de Alienadas.
MONOGRAFÍAS
Los trabajos presentados en el curso pasado alcanzan á 801. re-
partidos en la forma siguiente :
Primer año
Introducción al derecho 180
Sociología. 69
Segundo año
Romano, 2a parte i33
Derecho internacional público. . 77
Tercer año
Finanzas. i3i
Cuarto año
Comercial, i" parte. 3q
Derecho administrativo. q5
Sexto año
Filosofía del derecho, 2" parte. . 45
Derecho internacional privado. . 32
Los temas de estos trabajos constan en el anexo G, siendo los
cursos intensivos dictados por los siguientes profesores : doctor Car-
los Octavio Bunge, de introducción al derecho ; doctor Juan Agus-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 2(Jy
tín García, de sociología ; doctor Isidoro Ruíz Moreno, de derecho
internacional público; doctor Carlos lbarguren, de derecho ro-
mano, 2a parte ; doctor Francisco Oliver, de finanzas; doctor Adolfo
F. Orma, de derecho administrativo; doctor Juan Carlos Cruz,
de derecho comercial, i" parte; doctor Estanislao S. Zeballos, de
derecho internacional privado; doctor Carlos F. Meló, de filosofía
del derecho, 2* parte.
ANALES
En el anexo D hallará el señor rector el informe del señor direc-
tor de los Anales, en que se anuncian los progresos realizados y se
hace notar que la afluencia de trabajos y el aporte llevado á la pu-
blicación por la colaboración de algunos jóvenes estudiantes hizo
necesaria la publicación de un volumen de i352 páginas.
OBRAS PUBLICADAS
Estudios : El derecho público de las provincias argentinas con el
texto de las constituciones sancionadas entre lósanos 1819 y 191 3,
por el doctor Juan P. Ramos. Continuará la publicación.
La nationalité aa point de vue de la législation com paree et da droit
privé humain. Conférences faites a la Faculté de droit et de sciences
sociales de l'Université de Buenos Aires, por el doctor Estanislao S.
Zeballos. Continuará la publicación.
Próximamente llegarán de España los dos primeros tomos de la
obra de recopilación que, en los archivos de Indias, lleva á cabo el
señor Roberto Levillier sobre Antecedentes de la política comercial en
el Rio de la Plata en la época colonial.
TESIS PREMIADAS
Impuesto al mayor valor de la propiedad, por Teodoro Becú,
premio Facultad y premio Centro jurídico.
Ensayo histórico sobre legislación comercial argentina, por Carlos
Alberto Acevedo, premio Cincuentenario del código de comercio.
Historia de la enseñanza de las ciencias jurídicas en la Universi-
298 REVISTA DE LA UNIVEHSIDA1>
dad de Buenos Aires, por Agustín Pestalardo, premio Alberto
Gallo.
Los doctores Acevedo y Pestalardo obtuvieron también accésit en
el premio Facultad.
PREMIOS UNIVERSITARIOS
Carlos Alberto Acevedo, medalla de oro.
Eduardo Díaz de Vivar, diploma de honor.
José Francisco Oderigo, diploma de honor.
Leónidas Anastasi, diploma de honor.
Ricardo Olivera, diploma de honor.
Javier López, diploma de honor.
Horacio Heriberto Dobranich, diploma de honor.
NOMBRAMIENTO DE PROFESORES SUPLENTES
El consejo directivo ha nombrado profesores suplentes á los doc-
tores Juan A. González Calderón y Mariano de Vedia y Mitre de
derecho constitucional; doctor Santiago Morello de práctica no-
tarial.
EDIFICIO
Los trabajos realizados en el año 191 4, consisten :
Manipostería. — Su terminación hasta el primer piso. Ejecución
de la correspondiente á los tres muros de fachadas principales con
frente á las calles Las Heras, Azcuénaga y Cantilo desde el primer
piso hasta el entrepiso del tercero.
Igualmente se terminaron los muros y tabiques divisorios de los
locales interiores tanto en la planta baja, como entre los entrepisos
del primero al segundo y desde este último al tercer piso.
Los muros de fachadas interiores con frente á los patios y jardi-
nes fueron terminados, como así los correspondientes á las cajas de
escaleras, hasta el entrepiso del tanque, éste con la cota de mayor
altura alcanzada, ó sea /40 metros sobre el nivel de la vereda de la
calle Las Heras.
Fueron ejecutados todos los revoques interiores lisos, compren-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 2QQ
didos en los muros divisorios de la planta baja, primero y segundo
pisos y paramentos interiores de los sótanos, quedando solamente
por ejecutarse los correspondientes á los locales interiores sobre el
en trepiso del tercer piso.
En los primeros meses del año, la estructura metálica quedó
solamenta colocada, como así se procedió al ajustaje general del en-
tronado, restando colocar algunas piezas, cuyo trabajo dependía de
la manipostería á mayor altura que la alcanzada hasta esa fecha.
Los entrepisos de bovedilla doble, cimientos de muro y platafor-
mas de columnas, á excepción hecha del pórtico con frente á la calle
Las Heras, quedaron terminados.
Al hacer el resumen del estado general de los trabajos ejecutados
y por ejecutarse, puede decirse que, parala terminación de la obra,
en lo que concierne á la parte contratada, falta solamente realizar
la manipostería del cuerpo avanzado desde el segundo piso á su co-
ronación ; los muros de las tres fachadas principales, hacia las calles
Las Heras, Azcuénaga y Cantilo respectivamente, éstos desde el ter-
cer piso á su terminación y los muros divisorios sobre el entrepiso
del tercer piso.
Doy estos detalles para que se tenga una idea de los trabajos reali-
zados durante el año.
En el corriente y dada la escasez de recursos, la facultad procu-
rará ejecutar las obras indispensables para que, si las circunstancias
impusieran la suspensión de los trabajos, pueda conservarse lo ya
ejecutado en buenas condiciones.
Si fuere posible con nuevos recursos acordados por el congreso,
ó por medio de alguna operación de crédito, se tratará de poner el
edificio, en el menor tiempo posible, en condiciones de efectuar la
traslación, cada día más urgentemente exigida, de la facultad a su
nuevo local.
BIBLIOTECA
Por el informe del director de la biblioteca, doctor A. F. Orma,
podrá darse cuenta el señor rector de la importancia siempre cre-
ciente de aquella.
El consejo directivo ha celebrado il\ sesiones durante el año pro-
300 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ximo pasado. Los asuntos en ellas tratados, y de que no me ocupo
especialmente en esta memoria, son ya conocidos del señor rector
por las copias de las actas que se han remitido.
Durante el año próximo pasado, se recibieron 102 abogados y 91
doctores en jurisprudencia.
Los resultados de los exámenes de los alumnos regulares y libres
de diciembre de iqi4 y marzo del corriente año, constan en los
cuadros que envié al rectorado oportunamente.
Con este motivo, saludo al señor rector con mi consideración más
distinguida.
E. L. Bidau.
Hilarión Lar guia.
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
Buenos Aires, a3 de junio de iQi5.
Señor redor de la ( niversidad nacional ({odor I). Eufemio l bailes.
Al elevar á su consideración y la del honorable Consejo superior
universitario, la memoria anual de la Facultad de ciencias médicas
que me honro en presidir, cumpliendo lo dispuesto en los estatutos
universitarios, séame permitido ante todo manifestar el hondo sen-
timiento de pesar sufrido por esta institución con la pérdida de ca-
racterizados y distinguidos miembros de su cuerpo docente, los doc-
tores : .losé María Ramos Mejía, académico y profesor honorario ;
Jacob de Tezanos Pinto, académico, y Martín Spuch, académico ho-
norario, los que aun cuando alejados de la enseñanza después de
largos años de valiosos servicios, prestaban aún en las filas de los
dirigentes el concurso de sus consejos y de su ciencia, por lo que
merecieron siempre la consideración y prestigio que les rodearon en
vida y que ha de perpetuar su memoria de maestros después de su
sensible desaparición.
La enseñanza y los cursos de esta Facultad en el año fenecido
han seguido sólidamente desarrollándose dentro del marco ya esta-
blecido, con los loables y benéficos esfuerzos de su ilustrado y com-
petente personal docente.
Las mismas razones que en todo tiempo han motivado una ges-
tión sobre aumento en los fondos, que por lo repetida podría cali-
ficarse de molesta insistencia, persisten este año y se repetirán en
años sucesivos, mientras, subsistan las mismas dificultades que de-
rivan del aumento creciente de alumnos, de las necesidades que este
302 UEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
hecho comporta y de la escasez de dinero disponible para satisfacer-
las, tanto en lo referente al aumento del personal como para los gas-
tos que demandan los laboratorios y las clínicas.
La limitación de los recursos por causas conocidas y notorias
no han permitido este año satisfacer en totalidad todas las exigen-
cias.
Los fondos relativamente escasos destinados el año pasado á los
nuevos laboratorios del tercer piso de la escuela práctica, sólo han
alcanzado para realizar las instalaciones y espero que el corriente
año con nuevos elementos que he podido obtener en el honorable
Congreso de la Nación, prestigiado en mis gestiones por el señor
rector y el cuerpo directivo de la universidad y el Poder ejecutivo
nacional, se ha de completar la dotación necesaria á fin de que pres-
ten los servicios á que están destinados.
Gomo refería en mis memorias anteriores, el hospital nacional de
Clínicas, único hospital que depende de la Facultad para la ense-
ñanza clínica, es cada día menos apropiado y apto, tanto por su li-
mitada capacidad como por el estado de deterioro y vejez en que se
encuentra ; estas deficiencias no admiten ni ampliaciones ni modi-
ficaciones ni reparos, para conseguir, si así fuera posible, una rela-
tiva adaptación á las elementales exigencias á que deben responder
los servicios clínicos, cuyo estado estacionario resalta ante el pro-
greso que ha alcanzado los laboratorios y anfiteatros. La Facultad
de ciencias médicas tiene hoy para su enseñanza, sobre todo de la
clínica médica, los mismos servicios clínicos que disponía hace más
de veinte años, y si me retiero únicamente a éstos mi aseveración no
implica que las mejoras realizadas en los servicios quirúrgicos, han
sido suficientes para colocarlos en las condiciones debidas y exigidas
por el progreso y el prestigio de nuestra facultad.
Este es un problema que, á mi juicio, y hoy con mayor insisten-
cia lo reitero, de más api-emiante y urgente resolución, afirmación
que creo innecesario fundarla puesto que son elementales las razo-
nes que la fundan y que en síntesis derivan de la importancia y del
papel de todos conocidos que tiene la enseñanza clínica y práctica
en el estudio de la medicina.
Esta situación de predominio aparente entre el desarrollo más in-
tenso de los laboratorios y el estado estacionario de los servicios clí-
nicos es un cargo que una crítica injusta ha hecho á nuestra escuela
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 3o3
de medicina atribuyendo á una errónea tendencia ; si nuestras clí-
nicas no han adquirido al desenvolvimiento debido ha sido y es por
la falta de recursos y de medios adecuados, la facultad ni ignora esta
deficiencia ni la desconoce y ha luchado y lucha por subsanarla,
pero hasta ahora sin mayor éxito.
El policlínico « José de San Martín », reconocido necesario hace
ocho ó diez años, época en que se inició su gestión, es hoy una nece-
sidad cada día más premiosa, un proyecto que hay que resolver sin
dilación y considero preciso no prolongar un estado indeciso, que
nada soluciona.
La inscripción y concurrencia de los alumnos á las clases de las
distintas escuelas ha sido menor, aunque con pequeña diferencia á
la de los años anteriores ; sin embargo, es de un número muy cre-
cido de estudiantes, sobre todo en los primeros años de la escuela
de medicina, lo que dificulta la enseñanza prática a pesar de existir
los locales y el material que se creyeron suficientes ha pocos años,
cuando fueron construidos é instalados.
Este excesivo numero de alumnos, no tanto para la enseñanza teó-
rica, sino principalmente para la enseñanza práctica, exige no sólo
locales que habría que ampliar, sino también aumento de personal
técnico, jefes de trabajos prácticos y ayudantes, para poder atender
y dirigir debidamente esa enseñanza en cursos que funcionan con
cuatrocientos y quinientos alumnos. Este criterio ha tenido su jus-
tificación con el éxito obtenido al realizar, este año pasado el desdo-
blamiento de las cátedras de anatomía descriptiva y que posiblemente
ha ele verse obligado á realizar con otras materias fundamentales se-
mejantes, sobre todo con la histología normal.
El honorable consejo directivo ha celebrado 16 sesiones ordina-
rias y 3 extraordinarias y aparte de importantes cuestiones resueltas
en gran número de expedientes y solicitudes, ha dictado varias orde-
nanzas no menos importantes entre las que sólo señalo la de inscrip-
ción, exámenes libres, plan de estudios é ingreso á la escuela de
parteras, etc.
Aceptáronse las ternas formuladas y han sido designados profe-
sores titulares los doctores : Pedro Belou, de anatomía descriptiva
y Juan Domínguez de farmacognosia.
El honorable consejo directivo como homenaje á los servicios
prestados á la enseñanza, designó profesor honorario al doctor Juan
3o4 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
A. Boeri, que se acogió á la jubilación después de haber desempe-
ñado largos años la cátedra de farmacognosia.
Con arreglo á las ordenanzas en vigencia, el honorable Consejo
directivo, nombró profesor suplentes á los doctores : Alejandro Ca-
banne, primer año de odontología ; Juan B. González y Juan C.
Risso Domínguez, de clínica obstétrica ; Juan de la Cruz Correa,
de otorinolaringología ; Luis Guglialmclli, de química orgánica ;
Fernando Schweizer, de clínica pediátrica ; Eugenio Galli, de anato-
mía descriptiva ; Ricardo Sarmiento Laspiur, deanatomia topográ-
fica ; Pablo M. Barlaro, de patología interna ; José Destéfano y Juan
R. Goyena, de clínica médica ; Francisco I. Castro, de Patología
externa ; Enrique Finochictto de Medicina operatoria ; Javier Bran-
dan y Antonio Podestá, de medicina legal.
En la escuela de medicina se han inscripto 2198 alumnos y se
han recibido 6666 exámenes parciales ; 162 de tesis ; se han expe-
dido 162 títulos de médico y han revalidado sus títulos i5 médicos
extranjeros.
En la escuela de farmacia, se han inscripto 2 15 alumnos ; se han
recibido [\!\[\ exámenes; se han expedido 02 de títulos de farmacéu-
tico y han revalidado sus diplomas 2 farmacéuticos extranjeros.
Construido y ampliado el laboratorio de química analítica, en el
corriente año, ha de completarse su instalación, en las condiciones
exigidas por las necesidades de dar á esta asignatura la práctica per-
sonal de los alumnos. Lo mismo podemos decir referente al labora-
torio anexo á la cátedra de botánica farmacéutica. Las deficiencias en
las instalaciones de técnica farmacéutica han sido subsanadas y en
breve contará con una sala destinada á las preparaciones esterili-
zadas.
El laboratorio de física farmacéutica, instalado en su nuevo lo-
cal y aislado del laboratorio de física médica, donde antes traba-
jaban los alumnos de farmacia, es deficiente en su dotación y él se
hace necesario ampliarlo con la adquisición del instrumental reque-
rido.
En la escuela de odontología, se ha inscripto 234 alumnos ; se
ha expedido 3y diplomas y se ha revalidado 1 título.
Los locales destinados á la enseñanza en esta escuela, adecuados
y casi completos para la práctica de la odontología, son insuficien-
tes para la enseñanza de prótesis dental y de la anatomía é histolo-
MEMORIA Dli LA UNIVERSIDAD 3ü5
gía ; á objeto de subsanar estas deficiencias, este decanato con los
fondos votados por el honorable Congreso nacional, proyecta su
ampliación y dotación.
En la escuela de Parteras se han inscripto i^8 alumnas ; se han
tomado 322 exámenes ; se han expedido 28 títulos y se han revali-
dado 7 diplomas.
El plan de estudios de la escuela ha sido ampliado, agregándose
un año más, lo que permitirá benéficamenle extender los estudios
agregando un curso de puericultura y ampliando los ejercicios clí-
nicos y la enseñanza práctica.
El examen de ingreso cuya reglamentación ha dado excelentes
resultados, permitiendo seleccionar la preparación de las aspirantas,
ha sido poco modificado en la misma ordenanza.
Este nuevo plan de estudios con la implatación de nuevos cursos
exigía la creación de nuevas cátedras y, á fin de no entorpecer desde
ya su funcionamiento y considerando que las actuales circunstan-
cias no permiten por ahora efectuar las erogaciones, el honorable
consejo directi vo resolvió que se dictaran por profesores ad honorem .
En mi memoria del año anterior señalaba la necesidad de reparar
y refaccionar el local de la maternidad « Pedro A. Pardo », donde se
dictan los cursos oficiales de la escuela de obstetricia. Este local ha
sido utilizado desde hace más de veinte años y aparte de sus notorias
deficiencias de capacidad é higiene la construcción peligra en su es-
tabilidad amenazando la vida de las asiladas ; pero á pesar de mis
denuncias anteriores y del pedido de fondos á la Universidad y de
mis infructuosas gestiones ante el honorable Congreso de la ¡Nación,
no se ha podido obtener los medios de reparar este estado de cosas
que exige con premura, una resolución eficiente y sobre lo cual deseo
dejar establecida especial constancia.
No he de insistir señor Rector, sobre el estado actual del hospital
nacional de Clínicas, muy conocido porque considero que es del do-
minio público sus deficientes condiciones en todos sentidos y, tam-
poco he de insistir sobre el problema que estas circunstancias plantea
y que como anteriormente he expuesto exige una solución que creo
dañosa prolongar.
Los recursos con que este hospital cuenta como asignación para
su sostenimiento han sido en el año transcurrido notoriamente in-
suficientes debido entre otra causas fundamentales á estas dos más
3oG REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
primordiales ; primeramente la elevación de precio de todos los artí-
culos de consumo y, segundo, al aumento de hospitalidades. Estas
circunstancias y las expuestas en las notas elevadas al señor Rector,
exigieron que se gestionara ante la Universidad, una ayuda de ion-
dos que sólo en parte ha sido satisfecha, aumentándose en algo el
monto total de la asignación para el corriente año, aumento que
sólo en parte ha de subsanar el déficit que necesariamente se ha pro-
ducido por gastos de ejercicios anteriores y, en oportunidad he de
presentar al señor rector un estado general de gastos, cuyo saldo
probablemente ha de necesitar un ayuda para solventarlos.
De otros pormenores del año escolar, ilustrarán al señor rector,
las notas y otros documentos que acompañan esta memoria.
Dejando así cumplido lo dispuesto en el estatuto universitario y
con la aprobación de esta memoria por el honorable consejo direc-
tivo de la Facultad, me es grato reiterar al señor rector mi mayor
consideración.
L. Güemes.
P. Castro Escalada.
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS
^ NATURALES
Buenos Aires, julio i'x de ioi5.
Señor rector :
Cumpliendo la disposición del inciso 21", artículo 32 de los es-
tatutos universitarios, me es grato presentar al señor rector, á fin
de que se sirva elevarla al honorable Consejo superior, la memo-
ria de esta facultad correspondientes al año 191 4-
Después de los honores tributados el año anterior en ocasión del
sepelio de sus restos, al ex decano, académico y consejero inge-
niero Luis A. Huergo, el consejo directivo y decanato adoptaron
otras disposiciones destinadas á perpetuar en esta casa la memoria
de ese esclarecido ciudadano, con quien tiene esta facultad deudas
de gratitud por los señalados servicios que le prestara durante su
larga actuación en ella ; al efecto, se constituyó una comisión es-
pecial de consejeros para estudiar y proyectar las disposiciones
pertinentes, y de acuerdo con lo informado por esa comisión, el
consejo directivo resolvió erigir una estatua en bronce del inge-
niero Luis A. Huergo en el gran patio de la facultad ; ese pro-
yecto ya se encuentra en vías de ejecución.
En el transcurso del año 1914 ocurrieron varios cambios en el
personal directivo de la facultad : fué reelecto decano por un pe-
ríodo de tres años á contar desde el 29 de agosto de 191 !\ el inge-
niero Juan F. Sarhy ; fué reelecto vicedecano por otro período
de un año el ingeniero Agustín Mercau ; para proveer la vacante
del ingeniero Luis A. Huergo se designó el ingeniero Iberio San
Román en el cargo de consejero á fin de completar el período de
3o8 BEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
aquél, esto es hasta el 20 de septiembre de 1918 ; y correspon-
diendo al año 191/1 la renovación periódica del tercio de los
miembros del consejo directivo, fueron designados consejeros por
un período de seis años á contar desde el 20 de septiembre de 191 \,
los señores doctor Carlos M. Morales é ingenieros Lorenzo Ames-
pil, general Luis J. Dellepiane y Eduardo Latzina.
Para la representación de esta facultad fueron designados : dele-
gados titulares al Consejo superior por un período de dos años los
consejeros doctor Carlos M. Morales é ingeniero Lorenzo Amespil ;
delegados suplentes al Consejo superior, también por un período
de dos años, los consejeros ingenieros Julián Romero y Fernando
Segovia ; y delegados al consejo del Instituto libre de segunda en-
señanza por un período de un año los consejeros doctores Ignacio
Aztiria y Julio .1. Gatli.
El consejo directivo celebró durante el año 191/i diez y seis se-
siones ordinarias y siete sesiones extraordinarias ; algunas de ellas
fueron destinadas al despacho de los asuntos administrativos de su
competencia, las demás tuvieron principalmente por objeto san-
cionar diversas ordenanzas y resoluciones relativas á la enseñanza.
Entre las ordenanzas y resoluciones sancionadas el año 191/h de-
ben citarse por su especial importancia las siguientes : adopción del
nuevo plan de estudios de arquitectura ; establecimiento de las
condiciones de promoción al segundo año de arquitectura ; esta-
blecimiento de los cursos obligatorios de profesores suplentes ; co-
rrelación de programas de curso y uniformación de notaciones ;
establecimientos de condiciones complementarias de ingreso á las
carreras de ingeniería civil y mecánica, agrimensura y doctorado
en ciencias físico-matemáticas ; las citadas ordenanzas y resolu-
ciones acompañan á la presente memoria.
Después de sancionado el nuevo plan de estudios de arquitectura
se adoptaron por el Consejo directivo una serie de resoluciones
complementarias para la más provechosa implantación del mismo.
Entre esas resoluciones merece especial mención la relativa á la
creación de los nuevos talleres para la enseñanza de la composi-
ción arquitectónica, cada uno de los cuales estará bajo la inmediata
dirección de un solo profesor, quién tendrá á su cargo la enseñanza
de todos los cursos de composición á los mismos alumnos, dis-
posición que permitirá alcanzar el desiderátum de dar á tan im-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 3ot)
portante enseñanza la necesaria unidad de preceptos y de tenden-
cias, condición indispensable para la mayor eficacia de la ense-
ñanza.
Me es particularmente satisfactorio anunciar al señor rector que
con la implantación del nuevo plan de, estudios y sus varias dispo-
siciones complementarias, la enseñanza en nuestra escuela de ar-
quitectura se colocará á la altura de las más adelantadas institucio-
nes similares de Europa, con lo que habrá así adquirido el deseado
perfeccionamiento una de nuestras escuelas en que era más sentida
esa necesidad.
El Consejo directivo adoptó igualmente las disposiciones com-
plementarias requeridas para la implantación del nuevo plan de
estudio de doctorado en química que ha entrado en vigencia el
presente año escolar.
L na de las sesiones extraordinarias celebradas por el consejo
directivo tuvo por especial objeto hacer la entrega del diploma de
doctor honoris causa en ciencias naturales que le había sido acor-
dado y despedir al distinguido y meritorio profesor de botánica
doctor Eduardo L. Holmberg, quién, para acogerse á los beneficios
de la jubilación, se retiraba de la enseñanza, á la que se había con-
sagrado con dedicación y competencia durante una larga serie de
años.
La enseñanza en las diversas asignaturas que comprenden Jos
planes de estudios de las varias escuelas ó secciones de esta facul-
tad, se ha dictado con satisfactoria regularidad durante el año 1 9 1 'i .
El movimiento habido durante este año en el personal docente
está acusado por la siguiente relación de renuncias aceptadas, li-
cencias acordadas y nombramientos verificados.
Con motivo de haberse acogido á la jubilación se retiró también
de la enseñanza, además del profesor doctor Holmberg, de quien
se ha hecho ya mención, el antiguo y acreditado profesor de cál-
culo infinitesimal, doctor Ildefonso P. Ramos Mejía ; el consejo
directivo resolvió oportunamente expresar á ambos su reconoci-
miento por los servicios prestados por ellos en las cátedras que
desempeñaron.
El consejo directivo aceptó las renuncias de los cargos de pro-
fesor titular de complementos de aritmética y álgebra y del pro-
fesor substituto de construcción de puentes y techos, presentadas
un, oni(¡. íxxi-3o
HE VISTA DE LA UN1VKUSIDAD
por los ingenieros Juan de la Cruz Puig y Julio R. Castiñeiras
respectivamente.
El Consejo superior universitario acordó por todo ó parte del
año escolar las siguientes licencias á .profesores titulares : de dibujo
de arquitectura, ingeniero Horacio Pereyra ; de arquitectura (in-
genieros civiles), arquitecto Luis P. Esleves ; de construcciones,
2° curso, ingeniero Domingo Selva ; de tecnología del calor, inge-
niero Pablo Nogues ; de tercer curso de arquitectura, arquitecto
Eduardo Le Monnier ; y de complementos de química, doctor En-
rique .L Poussart.
El consejo directivo acordó licencia por un año al profesor subs-
tituto de dibujo de lavado de planos, ingeniero Meólas Martelli.
El consejo directivo hizo los siguientes nombramientos de pro-
fesores substitutos : de electrotécnica, ingeniero Germán Niebuhr ;
de tecnología del calor, ingenieros Belisario Alvarez de Toledo,
Ricardo J. Gutiérrez y Jacinto F. Carrosino ; de construcciones,
2o curso, ingeniero Ludovico Ivanissevich ; de arquitectura, 3" cur-
so, arquitectura Rene Yilleminot ; de teoría de la elasticidad, in-
geniero Julio R. Castiñeiras ; de construcción de puentes y techos,
ingeniero Antonio Rebuelto ; y de geometría descriptiva aplicada,
ingeniero Justo Pascali (hijo).
En el personal docente auxiliar se han producido durante el año
igi/i los siguientes cambios: El consejo directivo aceptó la re-
nuncia del jefe de trabajos prácticos don Martín Doello-Jurado ;
acordó licencia por todo el año escolar á los directores de aula in-
geniero Simón Goldenhorn y arquitecto Feliciano Durand ; y
nombró director de aula interino al ingeniero Felipe Meyer Arana.
Mantiénese siempre el firme propósito de dotar á esta facultad
del edificio definitivo que habrá de permitir el funcionamiento en
locales apropiados de sus varias escuelas ó secciones, pero per-
cibido el consejo directivo de que la realización del proyectado
edificio habrá de diferirse aun por varios años, resolvió ejecutar
nuevas obras de ampliación en su edificio actual con el fin de pro-
veer los locales que se necesitaban para la creación de los nuevos
talleres de la escuela de arquitectura, y solicitó y obtuvo del Con-
sejo superior los fondos necesarios, disponiéndose en consecuencia
la inmediata ejecución de esas obras durante las vacaciones de fin
de curso.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 3 I 1
Pláceme dejar constancia de que la realización de las obras de
ampliación á que acabo de reíirirme, así como las anteriormente
realizadas, estuvieron bajo la superintendencia del señor director
general de arquitectura de la Nación, ingeniero Mauricio Durrieu,
quien es á la vez consejero y profesor de nuestra escuela de arqui-
tectura, y que mediante su competente dirección se ha conseguido
apreciables ventajas en la buena y rápida ejecución de esas obras.
Los premios universitarios de la medalla de oro, destinados á
los diplomados entre el i" de octubre de 1910 y el 1" de octubre
de 191/1, fueron adjudicados á los ex alumnos: ingeniero civil
Juan L. Albertoni y doctor en química Alfredo L. Chiodín, á
quienes correspondía un promedio de clasificaciones de 9,67 y
9,64 respectivamente.
Los premios universitarios del diploma de honor, destinados
también a los diplomados entre el i° de octubre 1913 y el i° de
octubre de r 9 1 ri , fueron adjudicados a los ex alumnos : ingenieros
civiles Arturo Bade y Raúl A. Dubecq y doctor en química Lucia-
no P. J. Palet, a quienes correspondía un promedio de clasifica-
ciones de 8,4o, 8,06, y 8,o4 respectivamente.
El premio Enrique Ader correspondiente á la tercera adjudica-
ción fué otorgado al ex alumno ingeniero civil Pedro Roth.
Las becas de perfeccionamiento de estudios en el extranjero, co-
rrespondientes á la adjudicación del año 191/í, fueron concedidas
á los alumnos : doctor en química Orsini F. F. ¡Nicola y arquitecto
Raúl Togneri.
Durante el año 191 4 se dictaron tres series de conferencias li-
bres : la del profesor Camilo Meyer sobre física matemática, la del
profesor Guillermo F. Schaefer sobre bioquímica y la del profe-
sor doctor Jorge Magnin sobre química legal.
En la época señalada para las mismas se realizaron durante el
año 1 914 las excursiones reglamentarias de profesores y alumnos
del último año de estudios de las carreras de ingeniería civil y me-
cánica ; ellas se efectuaron divididas en tres grupos : el primer
grupo, bajo la dirección de los profesores ingenieros Candiani y
Foster, se dirigió al sur y visitó los puertos, Militar, Arroyo Pa-
rejas (puerto comercial), Guillermo White, Galván y Mar del Pla-
ta ; el segundo grupo, bajo la dirección de los profesores ingenie-
ros Latzina y Niebuhr, se dirigió al oeste y visitó diversas obras
Ól'2 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
públicas en Córdoba, San Juan y Mendoza ; el tercer grupo, bajo
la dirección del profesor ingeniero Castro, se dirigió al norte y vi-
sitó importantes obras públicas de Tucumán y Catamarca y las de
río Tercero de Córdoba.
A su regreso á las aulas los alumnos excursionistas presentaron
monografías acompañadas de planos de las obras públicas visitadas
por ellos, y la utilidad de esas excursiones de estudio para su ins-
trucción práctica en los últimos tiempos de su preparación técnica
lia quedado una vez más demostrada con los ventajosos resultados
obtenidos.
La biblioteca de nuestra facultad adquiere cada año mayor im-
portancia por el número y valor de las obras existentes.
El número de obras catalogadas basta el oí de diciembre de
iqi^ llegó á 56/j3, acusando un aumento de trescientos quince
con relación á las registradas hasta el 3i de diciembre de f qi3
que era de 5328.
Saludo atentamente al señor rector.
Juan F. Sarht.
Pedro J. Coni.
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Buenos Aires, 7 de agoslo de 10,10,
Señor redor de la i niversidad nacional de Buenos Aires doctor
don Eufemio (bailes.
Señor rector :
Tengo el honor de presentar al señor rector la Memoria de la Fa-
cultad de filosofía y letras, correspondiente al año i q i /| .
I. CARÁCTER CIENTÍFICO DE LA FACULTAD
La facultad ha mantenido en 191 4 la orientación científica, de
la cual fué informado el señor rector en memorias anteriores.
Nació la institución que tengo el honor de presidir, cuando era
corriente hablar del divorcio entre la filosofía y las ciencias y supo-
níase inútil, si no perjudicial, la cultura literaria en país llamado á
proveer al mundo con los productos de su suelo. Se explica, por
esto, que no fuera la doble designación de sus objetos, título que la
recomendara á la consideración general y, en ciertos momentos, á
la que podía esperar de los poderes públicos. La facultad no cam-
bió, por esto, su nombre, ni renunció á la misión que se impusiera
en sus primeros días ; se condujo como si al formularse un progra-
ma de su acción universitaria y social, hubiera escrito así : no hay
tal divorcio entre las ciencias y la filosofía ; bajo sus nuevas formas
y métodos, todas ellas conducen á la filosofía y todas se auxilian en
la filosofía; no hay sociedad, cualesquiera que sean sus caracteres
3l4 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ó sus ocupaciones preferentes, que no se estudie á sí misma en su
actualidad y en su pasado, en los productos de su espíritu lo mismo
que en los de su industria ; no hay organización política o económica
que no requiera el estudio del elemento primero y del último objeto
de sí misma, el hombre. De lo cual se sigue la positiva utilidad, — ■
para quienes desean que todo se justifique por ella, — de la filoso-
fía, la historia y las letras. Estudiándose respectivamente, en ellas,
el predominio del pensamiento, de la acción y del sentimiento, se
impuso por esta clasificación la ordenación de los estudios dispuesta
por resolución de fecha 5 de noviembre de i<)ií?, en tres secciones
en las cuales, sobre la base de ciertos estudios comunes, deberían
seguirse los de una ú otra serie, conducente cualquiera de ellas, al
mismo título.
II. aplicación DE ros ESTUDIOS DE FILOSOFÍA V LETRAS
Se ha juzgado que, más que provecho ó beneficio individual, los
estudios filosóficos, históricos ó literarios son de utilidad social. Así
es en efecto ; y este sería motivo para que todo estímulo viniese de
fuera de sus aulas. Apenas puede concebirse la pretensión de inter-
venir en la dirección espiritual ó económica de un pueblo, si no se
tiene algún comercio con las ideas generales que dominan en la ci-
vilización de la cual forma parte, si no se ha penetrado en la histo-
ria del propio pueblo y si no se tiene algún amor ó respeto por la
belleza de la exposición, así se trate de escritos de mero placer esté-
tico, ó de la producción científica.
Aparte de otras funciones que manifiesta en su acción, la Facul-
tad estima como uno de los medios más directos para difundir en
la cultura general, la base de filosofía y letras que darán á la socie-
dad mejor conciencia de su interés y de sus destinos, el de participar
en la preparación de todos los profesorados. \o se comprende un
educacionista sin cultura filosófica, histórica a literaria. Por esto,
fué la Facultad la primera institución que creó un título de profesor,
y por ello, ha insistido é insiste todavía en que se debe, como prin-
cipio, acordar preferencia para los puestos educacionales, á sus di-
plomados. Ha deplorado más de una vez, que su pensamiento fuera
objeto de tan equivocada interpretación como la que lo limita al
MEMORIA DE LA L'N'lVKlíSlDAü 3 I .")
deseo de tener ó aumentar la clientela de sus aulas. Está convencida
de t[ue semejante juicio no será emitido en un estado de cultura su -
perior del que le da asentimiento. La facultad tiene suficiente nú-
mero de alumnos y no le sería difícil tenerlos en abundancia por
diversos procedimientos que no ha elegido ni adopta. Cree, sí, que
si la sola posesión de un diploma expedido por la facultad, — y
salvo dudas sobre la conducta del candidato, — diere derecho á las
cátedras y puestos directivos en la enseñanza media y normal délas
diversas dependencias administrativas, la expectativa de tal derecho
traería á sus aulas una concurrencia que permitiría la selección para
designar á los más capaces, ó de manifiesta vocación para la docen-
cia. Mientras sea público y notorio que se puede llegar á la cátedra
ó á la dirección de establecimientos educacionales por los más diver-
sos caminos, el allanarse á la disciplina de los cursos y á las pruebas
del examen, resulta, ó un acto de abnegación estéril, ó un someti-
miento de quienes no se sienten amparados poruña recomendación
privada, ó — lo que es un mérito, — un acto de preparación deli-
berada y consciente, de quienes desean tener, si logran tenerla, una
posición adquirida por propio esfuerzo y no por ayuda tutelar.
Esta cuestión del profesorado no interesa ni puede interesar exclu-
sivamente a la Facultad de filosofía y letras. Diríamos que tarda en
llegar á toda la universidad la convicción de que ésta tiene el dere-
cho de influir en la preparación de quienes aspiren á sus carreras
profesionales, y la consiguiente responsabilidad si no cumple la
función que ese derecho la fija. Es principio de la ley de i885, que
á las facultades corresponde determinar las condiciones de ingreso
cu sus cursos. Saben el señor rector y el Consejo superior, como
saben las facultades, que es fundamental que sea como está dispues-
to por la ley; pero saben también qué dificultad práctica, sin solu-
ción hasta hoy, le presenta el hecho de hacerse valer como prepa-
ratoria, la enseñanza de los colegios nacionales. La sola circunstancia
de que éstos hayan cambiado tanta veces de plan y que todos los
certificados hayan valido en la admisión en la universidad, es argu-
mento bastante claro para que no se dude de que las facultades.
— en particular de derecho, medicina y ciencias exactas, físicas y
naturales, — no pueden admitir que todos los planes y todos los
métodos de su aplicación, sean igualmente buenos para prepararles
alumnos. Tal concepto implicaría una renuncia de sus atribuciones,
3i6
HE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
y dan testimonio de no haberlas renunciado, la de derecho, al haber
establecido, desde algunos años, el examen complementario de in-
greso, y la de medicina, en la cual se promueve ahora la misma so-
lución, como ocurre en la tercera, que ha establecido en la escuela
de arquitectura procedimientos de eliminación.
Puede el remedio no hallarse, tanto en la medida y en la calidad
de un plan de estudios, como en la preparación de un profesorado.
Se trata de la enseñanza preparatoria para la universitaria ; es la uni-
versidad misma, ó sea sus facultades, la que debe sacar de sus pro-
pias aulas al futuro personal docente que preparará sus futuros alum-
nos. El criterio con <¡ae conviene enseñar las matemáticas, la física,
la historia natural, la psicología, la historia nacional, las literaturas,
etc., de modo que sirvan para los cursos universitarios en las diver-
sas facultades, no está dado con solo combinar un cuadro de ma-
terias y un horario. En cada materia se deberá preferir un diplomado
de la facultad á la cual la misma corresponde en los estudios supe-
riores.
¿Qué agregará al ingeniero ó al médico la Facultad de filosofía
y letras? La respuesta se halla en la distinción que la experiencia y
la ciencia advierten entre estos dos enunciados, saber, y saber ense-
ñar. La facultad no niega, por el contrario proclamará si fuere
menester, la importancia de la vocación para que el maestro tenga
éxito ; si es manifiesto que sin vocación no se llegará á ser buen sol-
dado, buen sacerdote ó buen médico, no podría decir que sin voca-
ción se llegará á ser buen maestro. La facultad agregará al diplo-
mado ó alumno de cursos superiores de otras facultades, alguna
relación con ciertas ciencias inmediatamente afines con la enseñan/a
y sus problemas, — psicología, lógica, ética, ciencia de la educa-
ción y otras, — y le pondrá á prueba en metodología y en práctica
de la enseñanza.
Tal es el sistema de preparación del profesorado que la Facultad
ha planeado en sus ordenanzas del i3 de diciembre de 1898, 20 de
noviembre de 1907 y 5 de agosto de 1910, aprobadas por el Con-
sejo superior. El Poder ejecutivo ha declarado suficientes nuestros
diplomas y certificados, para la obtención de cátedras, por decretos
del 17 de enero de 1908, 16 de diciembre de 190/i, 19 de abril de
1905, 1 5 de diciembre de 191 1, 27 de julio de 1912 y 28 de agos-
to de 1913.
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 3 I *y
Estos antecedentes han servido de estímulo á muchas personas
para seguir los estudios del profesorado, y es satisfactorio consignar
un aumento gradual en el reducido número de jóvenes diplomados
de otras facultades, que acuden á la de filosofía y letras en procura
de estudios complementarios y del diploma de profesor. El caso del
joven ingeniero Castro Zinny, quien inmediatamente de recibir su
diploma obtuvo el nombramiento de profesor de matemática en el
Colegio nacional central, dependiente de la universidad, vale más
en la realización de nuestro propósito que la demostración desenvuelta
en estas páginas. Prueba el progreso realizado desde que un doctor
en derecho y ciencias sociales y doctor en filosofía y letras, hoy
profesor suplente con varios cursos efectivos en la Facultad de de-
recho, no obtuvo cátedra de colegio nacional, que solicitó, porque
el doctorado en filosofía y letras no se estimaba adecuado en la ha-
bilitación para la enseñanza. Un hecho contrario á la finalidad de-
clarada de una institución es siempre perjudicial á la misma. Cunde
el descreimiento ante la menor contradicción con loque importa un
compromiso. No será, pues, extraño que la preferencia acordada por
cualquier motivo, á un aspirante sin diploma, cuando otros con di-
ploma aspiran también á la cátedra, debilite la fe en la promesa im-
plícita en la ordenan/a ó decreto que dio valor al diploma.
III. LA POSICIÓN DE LA FACULTAD Y DEL INSTITUTO NACIONAL
DEL PROFESORADO, EN LA PREPARACIÓN DE PROFESORES
El asunto de que trata el parágrafo precedente se ha complicado
con la creación y desarrollo ulterior de lo que hoy es el Instituto
nacional del profesorado. No es menester referir ahora los cambios
que ha experimentado esta institución, incorporada un tiempo á la
facultad como escuela para la práctica de la enseñanza. Basta re-
cordar ahora en qué consiste la divergencia entre su criterio para la
preparación del profesorado y el de la Facultad de filosofía y letras.
Un ejemplo valdrá más para la claridad del razonamiento que una
explicación detenida : para expedir un diploma de profesor de física,
la facultad tiene como suficiente el conocimiento que de esta mate-
ria haya dado al aspirante la Facultad de ciencias exactas, físicas y
naturales. Para el mismo objeto el Instituto nacional del profesorado
.')|S REVISTA DE I. A UNIVERSIDAD
tiene su instituto de física, y hace cursar esta materia al aspirante.
Como este ejemplo se generaliza para los demás profesorados, se
lian creado sucesivamente tantos Institutos, laboratorios y gabinetes
cuantas sean las especialidades de los diplomas. Por este sistema se
crearán tantos institutos más cuantas especialidades puedan justifi-
car la creación de nuevos diplomas,
En el año anterior, el decano que subscribe visitó, en compañía
del señor consejero y académico doctor don Ernesto Quesada el Ins-
tituto nacional del profesorado. Estimando en su mérito la labor
realizada por el señor rector y profesores de aquella institución, nos
creímos, el doctor Quesada y el que subscribe, en el caso de informar
al señor rector ele la universidad y á los señores decanos de las otras
facultades, del hecho de haberse creado ya una nueva universidad
para la enseñanza de las mismas materias que tienen sus cátedras,
laboratorios, gabinetes y museos en la universidad ; enseñanza que,
por la organización y planes de estudios del instituto, implica el
desconocimiento de la aplicación que puedan tener los estudios he-
chos en las facultades, para preparar á un profesor. Dijimos ante el
señor redor y los señores decanos, que este asunto del profesorado
no era tic particular ó exclusivo interés de la Facultad de filosofía y
letras, sino de todas las facultades, de la universidad misma, en su
propio concepto de institución para los estudios superiores ; creímos
entonces, que la universidad reivindicaría para sí lo que le corres-
ponde por implicancia de la ley de su propia creación, en cuanto el
derecho de fijar las condiciones de ingreso á los estudios superiores
importa el de no aceptar planes y métodos educativos que no le pa-
rezcan adecuados, independientemente del acierto que tenga en su
resolución. Toda autoridad de derecho se ejerce bajo el propio cri-
terio y la propia responsabilidad del funcionario que la tiene á su
cargo. La exposición de estas informaciones fué deferentemente aten-
dida por los señores decanos : supone esta Facultad que asunto de
tanta importancia haya requerido meditada consideración de los
consejos directivos, y que no está lejano el día en que sea conocida
su decisión sobre este particular.
Para otras aspiraciones y otros criterios relativos á la enseñanza,
el asunto puede carecer de importancia : mientras quienes no se han
somelido á la preparación y pruebas de aptitud docente, puedan ser
nombrados profesores, la divergencia entre la facultad y el insti-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD
tuto carece de importancia práctica : ni el instituto ni la facultad
deberían ocuparse del asunto.
IV. SOBRE LOS CUUSOS DE LA FACULTAD EN I g I /|
La facultad desearía informar al señor rector y al Consejo supe-
rior, con algún detalle, sobre el empeño con que sus profesores han
atendido los cursos de su cargo. No consintiéndolo la limitación de
esta memoria, mencionará únicamente los temas generales de cada
curso :
Psicología ( /"' curso), profesor doctor Horacio G. Piñeiro. — El
sistema nervioso y la vida animal; vida psíquica normal; funciones
psíquicas particulares; vida social; caracteres psicológicos de los
diversos estados mentales en la locura; concepto jurídico de la de-
mencia ; concepto médico psicológico y psiquiátrico de los estados
demenciales; bases psicológicas de la psicopatología legal y psiquia-
tría forense.
Psicología (2" curso), profesor doctor Carlos Rodríguez Etchart.
— Psicología energética.
Biología, profesor doctor Cristofredo Jakob. — Morfología ex-
perimental; biología de los sistemas de asimilación y relación.
Teoría de la descendencia humana.
Lógica, profesor doctor José Nicolás Matienzo. — Teoría del co-
nocimiento.
Ética y metafísica, profesor doctor Rodolfo Ri va rola. — Etica
general y metafísica; ética de las profesiones.
I lisiaría de la filosofía, profesor doctor Mejandro Korn. — Filo-
sofía contemporánea; antecedentes; orientaciones filosóficas del si-
glo xiv ; el positivismo en la segunda mitad del siglo; H. Spencer,
W. Wundt, F. Nietzsche, W. James, H. Beigson ; las tendencias
religiosas y el neotomismo; monismo y doctrinas energéticas.
Sociología, profesor doctor Ernesto Quesada. — Los fenómenos
sociológicos norteamericanos.
Ciencia de la educación, profesor doctor Carlos Octavio Bunge. — ■
De la enseñanza secundaria.
Geografía física, profesor señor Julio Ledercr. — Estado de los
conocimientos sobre la estructura del universo; la geografía física,
020
KKVISTA DE LA UMVEHSIDAD
como capítulo de la astrofísica ; bosquejo de la geografía de la re-
pública.
Geografía humana, profesores doctores Clemente L. Fregeiro y
Félix F. Oules. — Formación territorial y política de la República
Argentina.
Antropología, profesor doctor Roberto Lehmann-Nitsche. - - An-
tropología en general; distribución de las razas humanas.
Arqueología americana, profesor doctor Samuel Lafone Queve-
do. — Las grandes familias ó estirpes étnicas que encontraron los
europeos al descubrir y conquistar America. Los arrinconamientos
de tribus ó naciones vencidas ó desalojadas ; influencia de la gran
confederación Chanca.
Historia universal (im curso), profesor doctor Antonio Dellepia-
ne. — Historiología.
Historia universal (2o curso), profesor doctor Juan Agustín Gar-
cía. — Historia de la sociedad colonial argentina; España bajo
Carlos III.
Historia argentina, profesor doctor Carlos Ibarguren. — Antece-
dentes y comienzos de la revolución ds mayo.
Gramática histórica, profesor señor Miguel de Toro y Gómez. —
Lingüística; evolución del lenguaje; lenguas romances; formación
y elementos del castellano; fonética; evolución del léxico y su estu-
dio analógico.
Literatura castellana, profesor doctor Calixto Ovuela. — La lite-
ratura española en el siglo xix ; lectura y análisis de autores.
Literaturas de la Europa meridional, profesor doctor Calixto Oyue-
la. — La literatura francesa en el siglo xviu.
Literatura argentina, profesor señor Ricardo Rojas. — Época
comprendida desde la Argentina de Barco Centenera hasta Juan
Cruz Várela.
Literatura latina, profesor doctor Teófilo YYechsler. — Autores
de la edad de oro y de plata.
Estética y literatura general, profesor doctor Camilo Morel. —
lociones fundamentales ; el congreso de estética y ciencia del arte,
reunido en Berlín, en octubre de ioi3; las manifestaciones más
características del gusto y del arte en la Suiza occidental (francesa)
durante el último siglo.
Cursos de lenguas griega y latina. — Los cursos de lenguas grie-
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD ,'»:> I
ga y latina, comunes á las tres secciones de estudios de esta facul-
tad, se dictaron con la normalidad de los años anteriores.
\. SOBRE LA ENSEÑANZA EN Alfil ÑAS CÁTEDRAS
No es propósito del Consejo directivo ni objeto de esta Memoria
puntualizar en ella la forma y métodos de cada enseñanza ; ésta sólo
puede ser estimada, — respetándose la independensia del profesor
en su cátedra, — por la confianza que la facultad tiene en su com-
petencia y seriedad, por su asiduidad, por los trabajos de sus alum-
nos y por los exámenes anuales.
Este informe sería, pues, deficiente para quien deseare conocer la
totalidad de la enseñanza y todo lo concerniente á la misma en cada
una de sus partes.
Los cursos y laboratorio de psicología han extendido como en
años anteriores, su servicio á la vez de investigación y de difusión
científica. Así, por una parte, los alumnos han hecho trabajos de
experimentación y monografías sobre los puntos investigados. Por
otra, profesores y alumnos de otros establecimientos han concurrido
al laboratorio para conocer sus instrumentos y darse cuenta de su
utilización. El profesor Morel, de la Escuela normal de lenguas vi-
vas, ha concurrido con sus alumnos, á quienes, en determinado nú-
mero de lecciones, se les ha enseñado el uso de los instrumentos
para el examen psicofisiológico del niño.
Por primera vez en nuestra enseñanza superior, se ha dictado en
esta facultad un curso completo de biología regular del plan de estu-
dios. Fué dado por el profesor titular doctor Cristofredo Jakob. Cada
uno de los capítulos del programa fué tratado por el profesor en varias
clases, y puso especial empeño en ilustrarlos con proyecciones lumi-
nosas originales (más de /joo macro y microfotografías). Agregó á
esto, la experimentación biológica directa sóbrelos temas siguientes :
Microbios é infusorios ; quimiotaxis en algas ; procreación de pro-
tistas; desarrollo embriológico de anfibios, de caracoles y del huevo
de gallina en diversos períodos de incubación ; embriología de los
vertebrados; escisión de la zona motriz de un perro ; patogenia y fi-
logenia del cerebro humano. En su informe final del año, el profesor
Jakob dice serle muy necesaria la provisión de un pequeño labora-
KK VISTA Dlí LA L'MVKUSIÜAI)
torio biológico para el uso del profesor y alumnos, pero, á tal ex-
tremo es ya estrecha la casa de la facultad, que no hay sitio alguno
en que pueda hacerse una nueva instalación.
En la enseñanza de la geografía física, para la cual tampoco hay
sitio en que pueda instalarse el material de su gabinete (se encuentra
en una aula que sirve para diversos objetos), se ha practicado en
cuanto ha sido posible el manejo de aparatos, y el profesor ha dado,
fuera de las horas reglamentarias, 21 clases en que los alumnos han
usado los aparatos que posee el gabinete, y han hecho dibujos, dia-
gramas y gráficos relacionados con la materia.
En el informe sobre su curso de sociología, el profesor Quesada,
después de referirse á los diversos aspectos en que ha estudiado los
fenómenos sociológicos en Estados Unidos, manifiesta el empeño
por sus alumnos, en el estudio intensivo de algunos temas, y délos
trabajos de las señoritas Peradotto y Villegas, se expresa así : «los
he juzgado dignos de ser publicados y he obtenido de la Revista de
la Universidad que aparezcan en el número de diciembre (de 191 4)
como estímulo y justa recompensa al esfuerzo de dichas alunmas ».
Se lamenta el profesor de ser insuficiente el material de la biblioteca
para los estudios de su ramo ; pero aun cuando podrían aplicarse
algunos recursos á la adquisición de libros, no habría sitio en donde
colocarlos.
La enseñanza de la historia universal reclama también imperiosa-
mente un local adecuado, para tener más á la mano de profesores y
alumnos los libros indispensables y el instrumental necesario, como
ser colecciones, numismática, cuadros paleográíicos.
VI. ESTADÍSTICA Y DATOS DIVERSOS
El cuadro que sigue indica el número de clases dictadas porcada
profesor y la asistencia de oyentes á cada una de las materias que
constituyen la enseñanza regular de la facultad :
Clases Oyentes
Biología .">() 3883
Psicología, Ier curso 5o 1756
Psicología, 2o curso. 4i 363
Lógica 46 774
tilica y metafísica 5o 796
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 3s3
Clases Oyentes
Sociología 48 i^5
Historia de la filosofía. 5l 1°9I
Ciencia de la educación ri7 1127
Latín, 1" curso. fio 1842
Latín, 2o curso 88 1202
Latín, 3er curso 70 822
Literatura latina 74 556
Griego, i1'1 curso 77 2280
Griego, 2° curso 7O 770
Literatura castellana 33 811
Literaturas de la Europa meridional. . . . 33 a63
Literatura argentina 45 1779
Gramática histórica (ii 2i3a
Estética 43 712
Geografía física 5o 078
Geografía humana 3i) 233
Antropología. 54 ><)0
Historia universal, 1er curso. 5i ioS'i
Historia universal, 2° curso 3o 228
Historia argentina '|3 4o(>
Arqueología. 55 317
Crítica y práctica pedagógicas 5l :> 7 T>
Lecturas de literatura castellana. 54 737
Hé aquí, ahora, lo relativo á los cursos especiales de profesores
suplentes :
Clases Oyentes
Historia argentina (doctor Vedia y Mitre).. . . 10 288
Sociología . 10 71
Literatura latina 1 12
Latín, 1" curso. 5 O'i
Historia universal (doctor del Valle) (i 1700
Debo mencionar especialmente que al lado de la enseñanza que está
á cargo de profesores de la facultad, se desarrolla y toma incremento
año tras año la docencia libre, autorizada y reglamentada por nues-
tras ordenanzas, desde la fundación de esta casa. Son muchos ya los
hombres ilustrados que, sin formar parte de nuestro cuerpo de pro-
fesores, nos prestan en esa forma el valioso concurso de su saber.
Como anuncié en la Memoria del año anterior, la sociedad cultural
española puso bajo los auspicios de la Facultad de filosofía y letras la
enseñanza del ilustre académico español don Ramón Menéndez Pidal,
llamado especialmente al país y costeado por aquella corporación.
,'kv'i REVISTA de la universidad
El señor Menéndez Pidal dictó dos cursos, uno público sobre
Menéndez y Peláyo, y otro privado sobre Lope de Vega. Tuvo tam-
bién la deferencia de dar, á pedido de la facultad, una clase sobre
filología : la facultad tenía interés en relacionar las opiniones y
orientaciones á este respecto, del ilustre profesor, con el estudio que,
por ese mismo tiempo, hacía el consejo directivo de los programas
para la enseñanza de la gramática histórica que iba á inaugurarse
por primera vez en la casa.
El cuadro que sigue muestra el movimiento general de las confe-
rencias y cursos libres :
Ramón Menéndez Pidal, sobre la personalidad de Menéndez \
Pelayo : seis conferencias, con 690 oyentes.
Ramón Menéndez Pidal, sobre Lope de Vega : cuatro conferen-
cias, con 112 oyentes.
Julio Navarro y Monzó, sobre literatura portuguesa : cinco con-
ferencias, con ig5 oyentes.
ingeniero Antonio Restanio, sobre higiene escolar : nueve con-
ferencias, con 2 16 oyentes.
Doctor Cristofredo Jakob, sobre religiones orientales : una con-
ferencia, con i/jo oyentes.
Pierre Denis, sobre geografía : diez y seis conferencias, con 91
oyentes.
Doctor Teófilo Wechsler, sobre religiones orientales : dos confe-
rencias, con 270 oyentes.
Hugo de Áchával, sobre el platonismo en la vida y en las poesías
de Lorenzo de Médicis : una conferencia, con 160 oyentes.
Emir Enin Vrslan, sobre religiones orientales : una conferencia,
con 266 oyentes.
Las conferencias que este cuadro menciona, délos señores docto-
res Cristofredo Jakob, Teófilo Wechsler y del Emir Enin Arslan
sobre religiones orientales, forman una serie ordenada, que tuvo por
causa determinante la exposición abierta al público de la sección del
museo etnográfico de la facultad, destinada á esa materia. Es inte-
resante consignar, también, que visitaron la exposición 2700 per-
sonas que asistieron, luego, á los citados cursos y pudieron así, sis-
tematizar conocimientos tan interesantes como pocos comunes.
La inscripción de alumnos se ha realizado, este año, con el si-
guiente resultado :
MEMOBIA DE LA UNIVEKSIDAD
3a 5
Doctorado en filosofía y letras
Varones Mujeres Total
Sección Historia (3 3tí ig
Sección Letras a 'i 38 tía
Sección Filosofía. ■->.(') a3 4q
Profesorado en segunda enseñan/a . . i5 » i5
* Kenles 1 6 3 19
Totales 9/4 too 194
Total en 191 4 91 71 1O2
Exámenes de ingreso recibidos desde el 1" de enero al 3i de di-
ciembre de 191 ,(\ :
Total de alumnos examinados .... 19
Exámenes escritos »
Exámenes orales 19
Suficientes i4
insuficientes. 5
Exámenes parciales recibidos desde el 1" de enero al .'5 1 de diciem-
bre de iqi4 :
■
0
a
0
0
i
"3
tt>
e
"0
3
i
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a
n
0
""
Primer año .
Segundo año
Tercer año.
(Cuarto año. .
Totales .
Primer año
Segundo año
Tercer año. .
Cuarto año. .
Totales .
28
fíec/ulares
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tí
2
18
8
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10
4
»
96
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68
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3
1
1
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1
2
»
»
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.y>A) REVISTA DIS LA UNIVERSIDAD
Exámenes de tesis recibidos desde el i" de enero al oí de diciem-
bre de j 9 1 4 -
Celedonia Fernández Coria, El destierro de Ovidio, i punios.
Leopoldo Castiella, Horacio y Virtjilio, 7 puntos.
Matilde Floirolto, Mariano .Moreno, 8 puntos.
Hubo un reprobado.
Modificaciones ocurridas desde el Io de enero al 01 de diciembre
de 191/1, en la composición del personal académico, directivo \ do-
cente.
Académico nombrados. — Enrique Peña, Ángel de Estrada (hijo).
Profesores titulares. — Ricardo Rojas, literatura argentina, 00
de septiembre de 191 4-
Consejeros reelectos (el 25 de septiembre de 1 9 1 /i ) . — Doctor
Rafael Obligado, doctor Norberto Pinero, doctor Horacio C. Pi-
nero, doctor Ricardo E. Cranwcll.
Nombramiento de profesores substitutos hechos por la facultad
desde el 1" de enero al 3i de diciembre de 191 /j.
Literatura latina : Juan Chiabra (20 de abril de 191/i).
Latín : señor Aníbal Moliné (20 de junio de 191 4)-
Psicología : doctor Antonio Vidal (6 de julio de 191/1).
Literatura argentina : doctor Arturo Giménez Pastor (6 de no-
viembre de 191/1).
Académicos, consejeros y profesores fallecidos desde el í'deeix
ro al 3 1 de diciembre de 191 4-
Roque Sáenz Peña, académico.
José M. Ramos Mejía, académico,
El Consejo directivo celebró nueve sesiones ordinarias y una ex-
traordinaria. Entre las resoluciones mencionadas puede mencionar-
se la nueva ordenanza sobre monografías, sancionada en 22 de sep-
tiembre de 191 /|, que disminuye el número de trabajos obligatorios
de ese género, en procura de mayor intensidad y cuidado, \ hace
depender del cumplimiento de esta obligación, por parte de los alum-
nos, su derecho de poder presentarse á examen.
La biblioteca ha continuado adquiriendo libros con un criterio de
estricta selección, tanto más necesario cuanto que el local de que
dispone está completamente lleno y apenas alcanza a contener la exis-
tencia actual, que llega á quince mil setecientas veintitrés piezas
(i5.723).
MKMOB1A DE LA UNIVERSIDAD
VIL MUSEO ETNOGRÁFICO
o:<7
Tomo del informe pasado por su director, el doctor Juan B. Am-
brosetti, los siguientes datos :
Las entradas permitieron llegar, en el catálogo general, al nú-
mero 19.540, es decir, se produjo un aumento de 2833 objetos de
antropología, arqueología y etnografía, en gran parte argentinos.
Este conjunto de casi 20.000 piezas, todas numeradas, en su casi
totalidad perfectamente documentadas, liacen ya de este museo uno
de los más importantes de la América del Sur, representando á su
vez un capital que, sin exageración alguna, puede calcularse en
3oo.ooo pesos moneda nacional.
Pero aparte del número de piezas y de su valor pecuniario, la im-
portancia de este museo radica principalmente en sus grandes series
argentinas y algunas americanas, en el interés de muchas de sus pie-
zas únicas, en el criterio científico con que han sido recogidas y en
los servicios que pueden prestar á la investigación y á la enseñanza.
Desgraciadamente, la falta de espacio y lo deficiente e inadecuado
del local que ocupa, hacen que toda esta gran suma de esfuerzos y
de material científico sea poco aprovechado, y no permita al Museo
de la Facultad de filosofía y letras llenar su misión en la medida
que podría hacerlo.
Sin embargo, en el año transcurrido se pudo organizar una ex-
posición de objetos relativos á las religiones orientales de que ya se
ha hecho mención, sobre la base de colecciones existentes y otras
recogidas durante los viajes del doctor Ambrosetti por Europa, y,
particularmente, por Egipto, y que donó á la facultad en el déci-
mo aniversario de la fundación del museo.
Mil personas han visitado durante el año el museo, fuera de los
días destinados á la exposición : fueron principalmente estudiantes,
colegios y escuelas, acompañados por sus profesores, grupos de
alumnos, viajeros que se interesaban en estos estudios, turistas nor-
teamericanos y, por fin, habitantes de esta capital, curiosos ó afi-
cionados, que continuamente pueden visitar el museo, cuya existen-
cia van conociendo por referencias.
Entre estos concurrentes debo hacer especial mención de los ar-
tistas argentinos y estudiantes de la Academia nacional de Bellas
3a8 REVISTA DE LA universidad
artes, que no solo lian visitado el Museo, sino también, lian solici-
tado permiso para tomar dibujos y apuntes de motivos de ornamen-
tación v objetos indígenas, con el fin de aprovecharlos, después, en
sus composiciones: desde hace algún tiempo, se nota especial interés,
en nuestro mundo artístico, por todo lo que pueda tener un carácter
genuinamenle nacional, susceptible de ser utilizado en sus obras.
El progreso del museo ha seguido interesando á muchas perso-
nas, que han efectuado donaciones valiosas, entre estas, cito á los
señores doctor Ángel Rollo, señor Jorge González Larrosa, profesor
Félix F. Untes, Carlos Porter, Félix Lima, Héctor y Cora Ambro-
setti, Ricardo Holmbcrg, Guido Buftb, doctor \le\is kouliabko.
doctor Nicolás Roveda, señor Clemente Zamora, señor Alberto Es-
calada, señor León Denis, herederos de la señora viuda de Olegario
Andrade, herederos del explorador don Ramón Lista, señorita Lanía
Fidanza, señor Julio Navarro Monzó, señorita Matilde C. M. de
Burmeister, señores José Matti. Eugenio J. Lerroux, Aictorianode
Ortúzar, Lucas Ivravielevich, J. C. de Ortúzar, doctores Carlos Brac-r
kebush, Cristóbal Hicken y Antonio Dellcpiane, señora María Ele-
na H. de Ambrosetti, señores Hipólito Pouysségur y José Nágera.
La Academia de filosofía y letras ha cooperado, también, al en-
riquecimiento del museo, adquiriendo en Chile la muy interesante
colección de objetos prehistóricos de aquella república, que perte-
neció al ex director de la Riblioteca nacional, don Luis Montt. Esta
colección está compuesta de 372 piezas y en ella están, puede de-
cirse, representados todos los tipos arqueológicos de la vecina repú-
blica, así como sus principales yacimientos.
También se ha aportado un buen material con el resultado de las
diversas expediciones y misiones especiales encomendadas á diversas
personas amigas del museo, entre las que hay que citarla del señor
Eduardo A. Holemberg (hijo), señor Enrique Lynch Arribálzaga,
señor Luis González Leiva, señor Francisco Cubas y señor Eugenio
.1. Leroux, quienes han continuado sus envíos desde los territorios
nacionales del Chaco, Formosa, Chubut y Santa Cruz, y los seño-
res Teodoro Felstrup y Manisser y Sergio Geiman en el estado bra-
sileño de Matto Grosso.
Las expediciones efectuadas por el museo fueron dos, una al terri-
torio del Río Negro, por el señor José Pozzi, y la más importante
á la región oeste de la provincia de San Juan, por el doctor Salvador
MEMORIA DK. LA UNIVERSIDAD 3:iQ
Debenedetti, quien regresó trayendo un rico material antropológico,
que despejará una serie de problemas de etnografía precolombiana
del más alto interés.
Con motivo del viaje anual de la fragata Sarmiento, el señor mi-
nistro de Marina, almirante don Juan Pablo Sáenz Valiente, deseando
cooperar al progreso del Museo, ofreció un puesto á bordo del buque
escuela para un representante del museo etnográfico que se encar-
gara de reunir colecciones. Hallándose de vuelta el señor Felstrup
de su viaje á Matto Grosso y reuniendo las condiciones necesarias,
fué aceptada la invitación, enviándosele en tal carácter, con las ins-
trucciones correspondientes.
VIII. SECCIÓU DE [SVESTIGAGIOTfES V l'l BLIGAGIONES HISTÓRICAS
La tarca realizada durante el año 191 \ y primer trimestre de 191 5
es la siguiente :
\ los dos lomos de antecedentes relativos á la organización
financiera del virreinato (I y II de la serie general), se ha agregado,
en el tomo III, la obra de don Miguel Lastarria, que puede ser
considerada una de las memorias mejor documentadas de aquella
época (i8oo-l8o5) sobre la estructura política, administrativa,
jurisdiccional, económica y social del virreinato del Río de la Plata.
Para metodizar en lo posible el estudio analítico de los factores
de nuestra evolución histórica, en un orden de prelación general-
mente admitido por los especialistas, se ha resuelto intensificar las
investigaciones sobre el factor económico, en los principales archi-
vos de esta Capital. El tema lo sugerían, por otra parte, autores an-
tiguos y modernos, y para facilitar la comprobación de las aseve-
raciones de los segundos, fundados en documentos, era menester
asimismo, ordenar el copioso material por categorías y cronológi-
camente, é incorporar á los manuscritos los impresos que se deter-
minaron como pertinentes.
Están ya preparados los tomos IV, V, VI y VII. El IV, que lleva
por título especial Abastos de la ciudad y campaña de Hítenos Aires,
ha sido entregado á la circulación ; los tomos V y VI sobre Comer-
cio de Indias, con los subtítulos [ntecedentes leyales y Comercio li-
bre, serán distribuidos simultáneamente, y el VII que trata del Co-
33o UEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
mercio de extranjeros y de negros verá la luz también el corriente año.
Antes de considerar las distintas y complicadas manifestaciones
del comercio de Indias en general, y del comercio de España con el
Bío de la Plata en particular, á fines del siglo xvui, era necesario
conocer la vida de la ciudad y campaña de Buenos Aires; las carac-
terísticas de sus necesidades materiales, y hasta dónde fué accesible
el régimen de su economía que, como podrá verse en el mencionado
tomo IV, tuvo hábiles y concienzudos comentaristas, según reza en
numerosas providencias administrativas y judiciales.
La serie de documentos sobre el comercio exterior del virreinalo
está constituida en su totalidad por más de quinientas piezas; se en-
cuentran articuladas y relacionadas estrechamente en muchos casos,
y comprenden desde los antecedentes mediatos de mavor trascen-
dencia hasta las actuaciones de nuestros gremios á fines de 1809.
El tomo \ está dedicado á los antecedentes legales del comercio li-
bre (1718-1778); en los tomos V y VI se considera el comercio libre
en sus disposiciones generales, y en sus aplicaciones á la jurisdicciém
del virreinato, capacidad de las personas, materias del tráfico, me-
dios de realizarlo y excepciones, que vienen á caracterizar el período
de dinamismo de las leyes sobre el comercio y economía virreinal.
Finalmente el tomo VII trae los antecedentes mediatos de la erección
del consulado de Buenos Aires y uno de los conjuntos más comple-
tos que se conocen sobre el comercio de extranjeros y de negros.
Las investigaciones en nuestros archivos han tenido el determi-
nado propósito de estudiar las siguientes cuestiones :
Io El aspecto geográfico y los límites del virreinato del Río de la
Plata (memoria de Lastarria); 20 la vida material y el comercio in-
terno y externo (las series en preparación ó ya publicadas), y 3o pa-
ralelamente al factor que nos ocupa, el de la población, sobre la base
de los centros civiles y religiosos. La clasificación de este material se
encuentra muy adelantada y se agregarán cuadros estadísticos y dia-
gramas demostrativos de algunas singularidades propias del asunto.
Se continúa investigando en los archivos de esta Capital y espe-
cialmente en el de la Dirección de correos y telégrafos, lo referente
á medios de comunicación, intervirreinales é interprovinciales.
Saludo al señor rector con mi consideración más distinguida.
Rodolfo Riv aróla.
FACULTAD DE AGROV)MÍ\ Y VETERINARIA
Únenos Aires, majo i 'i de nji5.
Señor rector de la Universidad de Buenos Aires doctor don Eufemio
L bailes.
Ea virtud de lo dispuesto por el inciso 2° del artículo 3a del es-
tatuto universitario, tengo el honor de dirigirme al señor rector,
elevando adjunta la memoria demostrativa de la labor realizada du-
rante el año 191 \.
Saluda al señor rector con la consideración más distinguida.
R. ScHATZ.
V. 1. de Elia.
La muerte del ilustre señor teniente general don Julio A. Roca
tan justamente sentida en todo el país, importó para esta facultad
una pérdida lamentable, pues desde su cargo de consejero, contri-
buyó al mejor desarrollo de la institución que presido. Fué por ello,
que se resolvió tributarle algún homenaje más á los decretados ofi-
cialmente por el superior gobierno de la Nación y entre otros de-
signando al pahellón de zootecnia con su nombre y colocando su
retrato en esta casa.
El progreso de las enseñanzas y trabajos experimentales permitió
á esta facultad presentarse dignamente en las exposiciones de Gante
(Bélgica) y Córdoba (República Argentina). En la primera obtuvo
como recompensa un diploma de honor con una plaqueta ; y en la
332 REVISTA Dli LA UNIVERSIDAD
segunda un gran premio de honor y un premio con una medalla de
plata.
Las obras materiales ejecutadas lian sido importantes, pudiéndose
citar entre otras las del nuevo pabellón para la clínica veterinaria,
en la sección zootecnia, las ampliaciones y mejorasen su subsección
de avicultura. También se instaló un pequeño pabellón para la agro-
nomía lo que permitió dedicar la antigua aula y laboratorio que
ocupaba en el pabellón de química agrícola. En el pabellón de ana-
tomía se hicieron algunas complicaciones con el fin de aumentar la
capacidad para las clases y trabajos prácticos de la materia.
La partida de pesos 26.000 moneda nacional, votada por la ley
general de presupuesto de la Nación del año 191 \ para la instalación
del internado permitió la adquisición del mobiliario y vitiles necesa-
rios para colocarlo en condiciones de admitir en el año 191") un
número de becados como alumnos internos y disponer de un espa-
cioso local para dar de almorzar á los externos.
Los campos de experimentación fueron extendidos con nuevos
cultivos, pudiéndose citar entre otros al viñedo, que por su tamaño
y calidad es de importancia. Los jardines fueron reformados en par-
te y se ejecutaron otros nuevos con el personal normal de la institu-
ción. La iluminación de éste ha sido también ampliada, con el fin
de poder tener una mejor vigilancia durante la noche.
Durante el período de vacaciones se dictaron una serie de cursos
populares por algunos de los señores profesores de la facultad. La
inscripción dio un excelente resultado, anotándose cincuenta y cinco
personas, las cuales concurrieron con toda asiduidad á las clases y
trabajos experimentales.
Dado el buen resultado obtenido con estos cursos que contribui-
rán á la difusión de útiles conocimientos, el próximo verano se inau-
gurarán nuevamente, esperando la ayuda eficaz y ponderable de
parte del personal docente de la casa.
Con el fin de proveer algunas de las suplencias de ciertas cátedras
se llamó por los periódicos á concurso de acuerdo con las exigencias
de la respectiva ordenanza. El resultado de ello recién será aprecia-
ble el año venidero, pues para esa época fenecerá el plazo para el
cierre de la inscripción abierta.
Antes de agregar algunas de las memorias presentadas por los
señores profesores, y dependencias de la Facultad, paso á consignar
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD ,'),'),')
el número de alumnos inscriptos y que cursaron sus estudios, como
así también los resultados de los exámenes parciales como así tam-
bién los de tesis.
En agronomía se inscribieron odíenla y nueve alumnos, de los
que correspondieron, treinta y dos al primer año, doce al segundo,
siete al tercero y ocho al cuarto. Los exámenes de tesis tomados en
veterinaria fueron diez y nueve y quince en agronomía, las cuales
versaron sobre los temas que se indican en el cuadro adjunto. Con
intervención de esa Universidad, se expidieron trece; diplomas de
ingeniero agrónomo y veintitrés de médico veterinario.
ELECCIÓN DE DECANO
En el transcurso del año se efectuó, por el consejo directivo, la
elección de Decano, en reemplazo del doctor Ricardo Schatz que
había terminado su período, siendo reelecto por unanimidad.
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Huenos Aires, mayo a8 de 191 5.
Señor rector de la Universidad nacional de Buenos Aires doctor
don Eufemio U bailes.
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 32, inciso 21o de los
estatutos universitarios, tengo el honor de elevar á la consideración
del señor rector y por su intermedio al honorable Consejo superior,
la memoria de la Facultad de ciencias económicas, correspondiente
al año 19 1/4.
En este primer año de existencia, el consejo directivo ha abor-
dado la labor de organización, al punto de que iniciado el presente
curso universitario la facultad se encuentra cumpliendo sin tropiezo
sus fines, y esperando el nuevo presupuesto para integrar el cuadro
de las asignaturas del plan de estudios.
De conformidad con la ordenanza del Consejo superior de que la
Facultad de ciencias económicas se creaba sobre la base del extin-
guido instituto superior de estudios comerciales, fué necesario hacer
la reorganización de la facultad naciente, procurando resolver al
propio tiempo numerosas cuestiones que se presentaron á su solu-
ción, las de orden científico, como el nuevo plan de estudios y la
orientación de la enseñanza y las de orden docente como la confir-
mación de los profesores y la determinación de la equivalencia de
las cátedras del antiguo con el nuevo plan. Su obra se ha realizado
con éxito, lo comprueba el hecho por demás elocuente, de que la
facultad cuenta en el presente curso con más de 3oo alumnos ha-
biendo aumentado el número de alumnos de la escuela de comercio
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 33")
anexa. El consejo directivo profesa la convicción de que en un por-
venir cercano la Facultad de ciencias económicas llenará una nece-
sidad sentida en el país graduando los profesionales en diversas
carreras y estudiando científicamente los problemas económicos na-
cionales.
PLAN DE ESTUDIOS
El Consejo superior universitario sancionó en noviembre 28 de
igi4 el plan de estudios aprobado por el consejo directivo de esta
facultad. Dividido en cinco años, su distribución por cursos ha que-
dado fijada en la siguiente forma :
Primer año. — Matemática financiera, tecnología industrial y
rural, contabilidad general, geografía económica nacional, legis-
lación civil y legislación comercial.
Segando año. — Matemática financiera, contabilidad administra-
tiva y judicial, fuentes de riqueza nacional, geografía económica
nacional, economía política, legislación comercial.
Tercer año. — Estadística, bancos, economía política, socieda-
des anónimas y seguros, transportes y tarifas, legislación indus-
trial.
Cuarto año. — Política comercial y régimen aduanero compa-
rado, finanzas, economía rural é industrial, historia del comercio,
derecho internacional comercial (privado v público), y legislación
consular y práctica notarial.
(Juinto año. — Política económica, régimen agrario, régimen
económico y administrativo de la constitución, y seminario econó-
mico.
El nuevo plan de estudios acentúa tres marcadas tendencias : 1"
los estudios técnicos, matemáticos, comerciales y económicos, ocu-
pan un lugar preferente. Los de orden jurídico, en un plano secun-
dario, limítanse á integrar la cultura necesaria de los contadores y
doctores graduados en esta facultad. Comprende el plan, tres asig-
naturas del ciclo matemático, una del técnico industrial, cuatro del
técnico comercial, trece del económico y siete del jurídico ; 2" los
estudios tienen un carácter nacional.
El país se estudia constantemente en todas formas bajo sus aspectos
geográfico, político,. administrativo, legal, técnicocomercial, eco-
336 11 1; VISTA DE LA UNIVERSIDAD
nómico, etc. No hay una sola materia que no imponga al profesor
la obligación de pensar en él, aún las llamadas abstractas por tra-
tarse de disciplinas que deben todas estudiarse en la aplicación. El
conocimiento de las doctrinas es sin duda necesario, pero por sí solo
no satisface los fines que se ha propuesto la facultad de dictar teo-
rizaciones excesivas y de hacer conocer la potencialidad y régimen
de la Nación.
Esta orientación nacional tiene por objeto formar el hombre de
estado que, según el pensamiento de Echeverría, no debe estar á la
altura de la civilización del mundo, sino a la altura délas necesida-
des de su país.
.')" La Facultad de ciencias económicas ocupa un término medio
entre los tipos extremos, el profesional de Amberes y el anglo-sajón
representados por facultades.
SEMINARIO
En la sesión del a3 de diciembre, el consejo directivo aprobó una
ordenanza sobre seminario económico en la que se establece por el
artículo primero que los profesores en las asignaturas incluidas en el
ciclo económico, además de dictar sus clases de conformidad con el
horario y reglamentación que se establezcan deberán hacer clase de
seminario con una sección de alumnos de quinto año.
listas clases se llevarán á efecto por lo menos cada quince días,
sobre un tema fijado por el profesor y aceptado por el consejo di-
rectivo y consistirá en investigaciones originales ó intensificación de
estudios.
Se trata, señor rector, de una orientación nueva en la enseñanza
universitaria. El seminario económico formará al alumno en la in-
vestigación original, procurando por este medio hacer una educa-
ción racional y científica.
En el presente año se ha iniciado nueve cursos de seminario eco-
nómico á cargo de los siguientes profesores : del señor Sergio M.
Pinero, bancos ; del doctor Mauricio Nirenstein, economía política,
primer curso ; del doctor Ricardo J. Davel, fuentes de riqueza na-
cional ; del doctor Ernesto Weigel Muñoz, finanzas ; del doctor
Arturo Seeber, geografía económica nacional, primer curso ; del
MEMORIA DT. LA UNIVERSIDAD 33"
doctor Luis R.. Gondra, historia del comercio ; del doctor Vicente
Fidel López, política comercial y régimen aduanero comparado :
y del doctor Mariano de Vedia y Mitre, régimen económico y admi-
nistrativo de la constitución.
Cada curso de seminario se divide entre los alumnos, en subte-
mas de investigación. Puede estimarse como se ha iniciado esta la-
bor, por las planillas de los cursos de Seminario, que acompaña á
esta memoria, en el anexo \.
REGLAMENTO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
Con fecha octubre 10 de 191/í, fué sancionado el reglamento de
la Facultad de ciencias económicas, habiéndose dado cuenta al ho-
norable Consejo superior el día 3o de octubre. En noviembre 21 el
subscripto aprueba el reglamento interno de la biblioteca propuesto
por el bibliotecario, cuya copia se incluye cu el anexo B.
ORDENANZAS APROBADAS
Durante el año I()l4> han sido aprobadas por el consejo direc-
tivo de esta facultad, las siguientes ordenanzas : sobre condiciones
de ingreso á la facultad en fecha noviembre 28 ; sobre calidad de
estudiantes en fecha diciembre 23 ; sobre reglamentación del fun-
cionamiento de la academia en fecha octubre i\ ; sobre exámenes
generales en la Escuela superior del comercio « Carlos Pellegrini »
en fecha diciembre 23 ; sobre derechos arancelarios de la Facultad
de ciencias económicas y de la Escuela superior de comercio « Car-
los Pellegrini » anexa, en fecha mayo 11 ; sobre transición de pla-
nes de estudios en fecha diciembre 23, cuyos textos se incorporan
en el anexo B.
Con motivo de la sanción de la ordenanza sobre transición de
planes de estudios, el personal docente ha quedado constituido del
siguiente modo :
Matemática financiera (i" curso). — Titular, ingeniero Orfilio
Casariego ; suplente, ingeniero Manuel Ordóñez.
Matemática financiera (2° curso). — Titular, señor José González
(¡alé ; suplente, ingeniero Justo Pascali (hijo).
338
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Estadística. — Tilular, doctor Hugo Broggi ; suplente, ingeniero
don Alejandro Bunge.
Contabilidad general. — Titular, señor Tranquilino Vallini ; su-
plentes, señores Alberto Cassagne Serres y Rodolfo J. Lértora.
Contabilidad administrativa y judicial. — Titular, señor Carlos
A. O'Donnell ; suplentes señores Juan Bayetto y Santiago G. Rossi.
Bancos. — Titular, don Sergio M. Pinero ; suplentes, doctor
Gustavo A. Frederking y señor Antonio Morandi.
Sociedades anónimas y segaros. — Titular, doctor Mario A. Ri-
varola ; suplentes, doctores Ricardo Olivera y Juan Ramón Galar/a.
Geografía económica nacional ÍJ" curso). — Titular, doctor Ar-
turo Seeber ; suplentes, doctores Emilio Pellet (hijo) y Ernesto Fe-
rrari .
Fuentes de riqueza nacional. — Titular, doctor Ricardo J. Davel ;
suplente, doctor Martiniano Leguizamón Pondal.
Economía política (lev curso). — Titular, doctor Mauricio \irens-
tein ; suplentes, doctores Enrique Ruíz Guiñazú y FilibertodeOli-
viera Cézar.
Economía política í'2" curso). — Titular, vacante ; suplentes, doc-
tores Juan J. Britos (hijo) y Ernesto León O'Dena.
Historia del comercio. — Titular, doctor Luis R. Gondra ; su-
plentes, doctores Miguel A. Garmendia y Jorge Gabral.
Finanzas. — Titular, doctor Ernesto Weigel Muñoz ; suplentes,
doctores Salvador Oria y Alfredo Labougle.
Política comercial y régimen aduanero comparado. — Titular,
doctor Vicente Fidel López ; suplentes licenciado Martín Rodríguez
Etchart y doctor Atilio Pessagno.
Régimen económico y administrativo de la constitución. — Titu-
lar, doctor Mariano de Vedia y Mitre ; suplentes, doctores José
Bianco y Joaquín Rubianes.
Legislación civil. — Titular, doctor Augusto Marcó del Pont ;
suplente, doctor Juan E. Sola.
Legislación comercial (1er curso). — Titular, doctor Antonio Ma-
resca ; suplentes, doctores Salvador Alfonso (hijo) y Manuel F. Fer-
nández.
Legislación comercial (2" curso). — Titular, doctor Wenceslao
Lrdapilleta ; suplente, doctor Dimas González Gowland.
Derecho internacional comercial (Privado y Público). — Titular,
MEMORIA DE LA UNIVERSIDAD 33o
doctor José León Suárez ; suplentes, doctores Eduardo Sarmiento
Laspiur y José Padilla.
MODIFICACIONES OCURRIDAS EN EL PERSONAL ACADÉMICO, DIRECTIVO
DOCENTE Y ADMINISTRATIVO DE LA FACULTAD
(Ion fecha 18 de marzo de 191/1 se constituyó el consejo directivo
aombrado en noviembre 18 de iqi3 por el Consejo superior de la
universidad, siendo sus miembros los doctores : José Bianco, Hugo
Broggi, ingeniero Orfilio Casariego, doctores Manuel B. Gonnet,
Gustavo A. Frederking, Manuel M.delriondo, ingeniero Domingo
\oceti, doctor Pedro Olaechea y Alcorta, señor Sergio M. Pinero,
doctores Federico Pinedo, Carlos Rodríguez Etchart, José León
Suárez, Damián M. Torino y Ernesto Weigel Muñoz.
COMISIONES INTERNAS DE LA PACÍ LTAD
En la misma lecha, las comisiones internas de la facultad que-
daron constituidas del siguiente modo :
Enseñanza y programas. — Doctores Carlos Rodríguez Etchart,
José Bianco y Hugo Broggi. El i'\ de octubre del mismo año el
doctor Carlos Rodríguez Etchart renunció como miembro de esta
comisión, nombrándose en su reemplazo al doctor José León Suárez.
Cuentas y presupuesto. — Ingeniero Orfilio Casariego, doctores
Gustavo A. Frederking, y Manuel M. de íriondo.
Biblioteca laboratorios y gabinetes. — Ingeniero Domingo No-
ceti, doctores José León Suárez y Damián M. Torino.
Reglamentación y disciplina. — Ingeniero Orfilio Casariego, doc-
tores Federico Pinedo y José León Suárez. En 4 de julio del mis-
mo año, el doctor Federico Pinedo hizo renuncia del cargo de con-
sejero, nombrándose en su reemplazo como miembro de esta co-
misión al señor Sergio M. Pinero.
Peticiónese interpretación. — Doctores Manuel B. Gonnet, Pedro
Olaechea y Alcorta y Ernesto Weigel Muñoz.
O.'jO REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
DELEGADOS Al. INSTITUTO LIBRE DE ENSEÑANZA SEC1 [fDARIA
Con lecha oí de octubre el consejo directivo designa delegados
al Instituto libre de enseñanza secundaria á los señores consejeros
ingeniero Oríilio Casariego y Domingo Aoceti.
Designación de decano, vicedecano, secretario y bibliotecario. —
En sesión de abril !\ el consejo directivo eligió vicedecano de la
facultad al subscripto. Con fecha 27 de junio se nombró biblioteca-
rio de la facultad al señor Oríilio Casariego (lujo). El consejo di-
rectivo en sesión de julio \ eligió decano de la facultad al vice-
decano en ejercicio, y vice decano al doctor Manuel M. de Iriondo.
En octubre i4 el doctor Ramón 0. Leguizamón hizo renuncia del
cargo de secretario de la facultad, nombrándose en su reemplazo,
con fecha 3i del mismo mes v año al doctor Ricardo Levene.
Constitución de la academia de la pací ltad de ciencias econó-
micas — En cumplimiento del artículo 66 de los estatutos universi-
tarios, con fecha noviembre if\ de 191^» se constituyó la academia
sobre la base de los miembros del primitivo consejo nombrado por el
Consejo superior, de conformidad con los precedentes establecidos
para las facultades de agronomía, filosofía y letras, y se eligió los
siguientes académicos para integrarse : doctores José Arce, Enri-
que Berduc, Ricardo .). Davel. Adolfo E. Dávila, Emilio Frers,
Eleodoro Lobos, Leopoldo Alelo. Ricardo Pillado. Norberto Pinero.
Telémaco Susini y Estanislao S. Zeballos.
PERSONAL DOCENTE
En diciembre i/J el doctor Arturo de la Rosa Ponte hace renun-
cia de la cátedra de instituciones económicas.
El 23 del mismo mes el doctor Agustín \. Matienzo renuncia del
cargo de profesor suplente de estadística.
Con motivo de la supresión de las asignaturas ética y organiza-
ción del comercio interior y exterior y un curso de legislación civil,
en el nuevo plan de estudios, han dejado de pertenecer al cuerpo
docente de la facultad los siguientes profesores de ética, titular
doctor Ramón O. Leguizamón, suplente doctores J. Alfredo Ve-
MEMORIA Dfi LA UNIVERSIDAD 3/j I
rreyra y \1. Molla Yillanueva, de organización de comercio interior
y exterior, titular doctor Ramón M. Remolar, suplentes doctores
Enrique R. Prack y Gustave Rodrigue/ González ; de legislación
civil, titular doctor Ernesto Reto, suplentes doctores Juan Carlos
Rébora y .losé A. Amuchástcgui.
NOMBRAMIENTOS \ RENUNCIAS DE LOS C1 USOS PREPARATORIOS
En sesión de abril a5 de kji'i. nómbrase profesor de tecnología
al doctor Ricardo .1. Davel. y en sesión de fecha 2 de mayo, de
tecnología al señor Pedro K. Marotta ; de física al doctor Genaro
Sisto ; de química al doctor Martiniano Leguizamón Pondal.
En sesión de julio \, se nombra director de los cursos prepara-
torios al señor Fermín Eguía, \ profesores de geografía á los doc-
tores Eiliberto de Oliveira Cézar y Gastón Federico Tobal.
En sesión de octubre 3 1 nómbrase profesor de francés al señor
Juan J. Jost y en sesión de noviembre 7 se nombra profesor de
inglés al señor Domingo bolombo.
Renuncias. — El señor Santiago II. Fitz-Simon, del cargo de di-
rector y profesor de inglés ( 2" cátedra), sesión de marzo 21 de 1 9 1 \ .
Doctor Juan .1. Galiano, profesor de ciencias naturales, dos cáte-
dras y director del musco (sesión de abril 18 de [9] V), jubilado.
Señor Félix N. higueras, profesor de práctica de escritorio (se-
sión de marzo 21 de 191 '1), jubilado.
Señor Clemente L. Fregeiro, profesor de geografía, dos cátedras
(sesión de junio 10 de \\)i\), jubilado.
Señor Edmundo Kenny. profesor de inglés (sesión de noviem-
bre 2 de 1914)1 cesante.
Señor Juan Lacrampe. profesor de francés (sesión de octubre 3i
de 191 'i).
Doctor Gerardo Meana, profesor de castellano (cesante por su-
presión de la cátedra en el presupuesto de 1 9 1 4)-
INSCRIPCIÓN DE Al. l UNOS DURANTE EL AÑO IOl4
Cursos superiores : 1"' año. 112 alumnos; 2" año. So; .'>"' año,
07 ; 4o año, 29. Total 277 alumnos.
AHÍ. OKI,. XXXl-33
l\\:>, REVISTA W. LA I NIVEHSIDAD
Cursos preparatorios : diurnos, i*" año, 23p, ; a" año, 117; 3er
año, 87 ; \" año, 48 ; 5o año, 07. Nocturnos : 1er año, \'\- alum-
nos ; 2o año, 100; 3er año, 68; \" año, \i). Total 892 alum-
nos y 35 oyentes.
Se deduce entonces, que la facultad en su primer año de exis-
tencia ha contado con una inscripción de i2o4 alumnos entre am-
bos cursos.
En el presente curso universitario se lian inscripto en la facultad
.')(>() alumnos á saber : 1"' año, 90; 2" año, 70; 3er año, J5 ; V
año, •>.(>: .")" año, 78. Hay además 17 solicitudes de ingreso que
esperan resolución.
En los cursos preparatorios el número de inscriptos alcanza á
<)(S4, distribuidos en el siguiente modo : T'1 año, aó.") alumnos ; 2Q
año, i.')(> : 3er año, 78; \" año, 101 ; 5o año, 26. Nocturno: i"1
año, 19a ; 2o año. 87 : 3er año, -\ : .">" año, 35.
ESCUELA DE COMERCIO ANEXA. DOTACIÓN DE GABINETES
-> NUEVO l'i.\.\ di: ESTUDIOS
La facultad lia llevado á efecto con empeño la reforma de los
métodos de enseñanza en la escuela de comercio anexa. Para rea-
lizar tan alto fin ha sido preciso dotarla de gabinetes y laboratorios,
para intensificar los métodos de aplicación con el sistema experi-
mental y práctico déla enseñanza.
La escuela ofrece de este modo todos los elementos necesarios
para el funcionamiento normal de sus laboratorios, gabinetes de
física, química, historia natural, higiene industrial, museo de pro-
ductos mercantiles y biblioteca. En definitiva aspira constituir un
verdadero instituto de experiencias, ensayos, análisis é investigación
escolar. Así se han adquirido : útiles y drogas correspondientes al
gabinete de química, una mesa para trabajos prácticos de química:
con destino al gabinete de ciencias naturales (sección zoología y
botánica) ; colección zoológica (cuadros, animales embalsamados);
colección botánica (herbarios sobre cartón) ; con destino al gabi-
nete de física un tablero de experiencias eléctricas : una mesa para
experiencias de física. Para los trabajos de tecnología y ciencias
naturales, Jas visitas á las fábricas, redacción de informes comer-
MEMORIA DE J.\ UNIVERSIDAD 3/|3
ciales, decorado escolar y el empleo de la fotografía á cuyo efecto
se ha adquirido una máquina fotográfica. También se adquirieron
para el gabinete de física, aparatos y elementos de enseñanza ; y
para el gabinete de proyecciones luminosas, un aparato de cine-
matografía y un epidiascopio el cual se encuentra en condiciones
de poder usarse en los gabinetes de física y de tecnología y tam-
bién en la fotografía microscópica.
En sesión de fecha 25 de marzo del corriente año, el consejo
directivo de esta facultad aprobó el nuevo plan de estudios para la
escuela superior de comercio anexa.
Comprende este nuevo plan tres grandes secciones :
v' til bachillerato de estudios comerciales. — En esta sección se
ha cumplido la enseñanza de las ciencias físico- naturales, se ha da-
do nueva orientación á la enseñanza de la historia y geografía,
idioma nacional, comercio y contabilidad, y en lo referente á la
enseñanza de los idiomas extranjeros se ha establecido la opción
obligatoria enlrc los idiomas francés, inglés y alemán.
El curso de bachilleres en comercio se ajusta en todas sus partes
á las funciones de cursos preparatorios para la Facultad de ciencias
económicas sin perjuicio de sus propios fines educativos y profe-
sionales.
•>." Curso de administración para las técnicas subalternas del co-
mercio. — En esta sección de idóneos en comercio y contabilidad
tiene como principal objeto formar el personal por los empleos
subalternos del comercio, así como dar á sus empleados la oportu-
nidad de tener los conocimientos teóricos indispensables para pro-
gresar en su carrera. Estos conocimientos pueden dividirse y or-
denarse en tres cursos, manteniéndose así su perfecta equivalencia
en los tres primeros del bachillerato. Facilítase de este modo á los
estudiantes completar los preparatorios de la facultad.
.'>" Cursi) de profesiones medias. — La fundación de este curso
es una imperiosa exigencia en nuestro ambiente, hasta ahora á
cualquier persona se admite á las funciones públicas y privadas
que dichas profesiones afectan sin requisito particular alguno de
idoneidad.
La Facultad de ciencias económicas aborda la solución práctica
inmediata de tal estado de cosas, formando las actitudes en que
han de fundarse los derechos de los técnicos que merezcan una le-
344 UEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
gislación y reglamentación de amparo en sus respectivas profesio-
nes. Esta sección comprende los siguientes cursos : a) traductor
público nacional ; b) calígrafo público nacional ; c) taquígrafo pú-
blico nacional ; d) despachantes de aduana ; e) balanceador públi-
co nacional ; fj corredor de comercio: <j) perito administrativo
nacional ; h.) perito judicial.
BIBLIOTECA
El movimiento de libros y lectores habido durante el año 191 \
consta en las planillas correspondientes al anexo C de de esta me-
moria.
Me complazco en acompañar en el anexo D las planillas de :
contadores públicos diplomados en 1 9 1 4 ; exámenes rendidos des-
de el i° de enero basta el 3l de diciembre de iqi4, en las ca-
rreras de contador público y del doctorado, peritos mercantiles
egresados en 191 4» traductores y calígrafos públicos, certificados
de estudios expedidos en 191 4. exámenes de ingreso recibidos en
la escuela de comercio anexa, desde el 1" de enero al 01 de diciem-
bre de 1914. clasificación de los exámenes finales de alumnos re-
gulares, rendidos en la escuela de comercio anexa, asistencia de
profesores en los cursos superiores durante el año i\)\\.
Saludo al señor rector con toda consideración.
(i. Rodríguez Etchart.
Ricardo Levene.
3<t
ACADEMIA DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
RECEPCIÓN DEL DOCTOR PEDRO OLAECHEA Y AMORTA
DISCURSO DEL DOCTOR PEDRO OLAECHEA Y ALCORTA
Señores académicos :
Debo, ante todo, expresaros mi más íntimo reconocimiento
por el alto honor que os habéis dignado discernirme, al hacerme
miembro de esta ilustre corporación. Van á cumplirse treinta y
ocho años del día en que me recibí de abogado en las aulas de
la Facultad de derecho y ciencias sociales de esta capital, y ahora
puedo daros cuenta del fruto que he recogido de su enseñanza,
y del provecho que ésta me ha reportado en mi carrera en la
magistratura y en la política. Y si bien es cierto que tengo la
satisfacción de encontrar á mis respetados maestros, el doctor
Manuel Obarrio y el doctor David de Tezanos Pinto, no lo es
menos que veo con pena el vacío dejado por la desaparición de
otros eminentes profesores, como los doctores José María Mo-
reno, Juan Manuel Estrada, Antonio Malaver, Vicente Fidel Ló-
pez, Onésimo Leguizamón y Pedro Goyena.
No os causará sorpresa, señores académicos, que os venga á
hablar especialmente de la judicatura. El tema es siempre inte-
resante y digno de ocupar la atención de la academia, desde
que ésta ha de procurar el adelanto de la jurisprudencia que
aquélla establece en sus fallos. Me disculparéis, por tanto, que
al tratar este asunto haya de repetir, una vez más, verdades
AKT. ORIG. XIXI-33
346 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
que es útil recordar, y que deben grabarse con caracteres inde-
lebles en el espíritu de todos los que tienen el honor de ejercer
la noble profesión de la magistratura.
ningún pueblo podrá conquistar un puesto eminente en el
concierto de las naciones civilizadas, sino instituye de manera
eficiente su administración judicial. Con todo fundamento con-
signaron los autores de nuestra ley fundamental, en el preám-
bulo de la misma, como uno de los fines primordiales de la
legislación, la necesidad de « afianzar la justicia ». Mientras este
propósito no se cumpla, jamás ha de tenerse asegurada la liber-
tad, ni podrán cumplirse los otros fines especificados en el
preámbulo de nuestra constitución. Pues, bien, la justicia ha
de afianzarse sólo con una regular y completa organización de
la administración judicial.
Axiomático es que los derechos del hombre no tienen efecti-
vidad donde no existen verdaderos jueces. Faltos de suficientes
seguridades, los ciudadanos se hallan en tal caso coartados para
el amplio desenvolvimiento de sus iniciativas. En suma, si que-
remos radicar en nuestro país las conquistas de la civilización,
necesitamos asegurar primeramente á todos sus habitantes los
beneficios de la justicia, que se traducen en garantías para la
vida social, en estímulos para el comercio y las industrias, y en
el apoyo de todas las fuerzas morales y económicas que cons-
tituyen la grandeza de las naciones, cuyo desarrollo se produce
bajo la égida de la paz que aquélla engendra.
En la economía del gobierno libre, el funcionamiento eficaz
del poder ejecutivo y del poder legislativo reposan sobre la
acción del poder judicial. De ahí que éste sea acaso el más in-
dispensable de los tres poderes públicos. Puede ocurrir, en un
determinado momento histórico, que ni el ejecutivo ni el legis-
lativo sean intérpretes completamente fieles de los intereses y
anhelos del pueblo, ó bien que se sientan ofuscados por las pa-
siones políticas ó por otras causas. En estos casos, sus actos po-
drían comprometer la libertad y los derechos de los ciudadanos,
sino interviniese el poder judicial, cuando fuera requerido, con
la debida ecuanimidad y energía. Así, en último término, este
poder ha de constituir la más sólida salvaguardia del derecho
y de la ley, siendo, como es, el intérprete último y genuino de
RECEPCIÓN DELvDOCTOR OLAECHEA "S ALCOHTA 347
la constitución. ¿ De qué nos valdría el tener la constitución
más liberal y las leyes más nobles y adecuadas, si no dispusié-
ramos de los medios necesarios para hacerlas respetar y cum-
plir ?
Sabido es — y la observación más ligera lo demuestra — qué
existe una tendencia constante, en todo poder, á ensanchar la
esfera de su acción, en detrimento de los otros poderes del es-
tado. Así, el Poder ejecutivo y el legislativo pueden extralimi-
tarse, invadiendo dominios que no les pertenecen, con grave
peí- juicio del interés general y de los intereses particulares. La
acción del poder judicial debe entonces contenerlos, dentro de
su órbita respectiva, lo cual demuestra su importancia y tras-
cendencia como poder regulador. Siendo esto así, fácilmente se
advierte cuánto cuidado deben poner los poderes ejecutivo y
legislativo en la rama del Senado cuando, en uso de sus atribu-
ciones constitucionales, designen á los individuos que han de
desempeñar el augusto ministerio de la judicatura.
Permitidme que me detenga un momento á estudiar las condi-
ciones que deben llenar los ciudadanos llamados á desempeñar
este ardua y hermosa función. Desde luego, al par de su pre-
paración en la ciencia del derecho, deben poseer muy singulares
y altas condiciones morales é intelectuales. Si así no fuera, no
podrían realizar debidamente su obra social, satisfaciendo las
exigencias del bien público.
El talento más brillante y la erudición más vasta, no serían
suficientes sino los acompañase la más acendrada probidad. A
este respecto recordaré, una vez más, cuan sabio y exacto es el
pensamiento que formuló el patriarca de la democracia norte-
americana, Jorge Washington, cuando dijo : « La primera con-
dición del hombre público, como del privado, es la probidad. »
Tomando esta palabra en el sentido más amplio y comprensivo,
ella significa rectitud, moralidad, honorabilidad, así en lo moral,
como en lo material é intelectual. No basta, pues, que los ma-
gistrados sean de descollante inteligencia y de grande ilustra-
ción, pues, ante todo, es necesario que sean probos. Esta es, en
síntesis, la más indispensable calidad para que puedan ejercer,
entre sus conciudadanos, la difícil misión de « dar á cada uno
lo suyo ».
3^8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Para alcanzar el ideal que debe perseguirse en esta materia,
es preciso que los ciudadanos que llevan sobre sus hombros la
toga del juez, sean austeros en todos los actos de su vida. Su
conducta ha de imponerse como ejemplo de honestidad. No han
de autorizar ni la más remota sospecha acerca de la imparcia-
lidad de su criterio. Por esto, el magistrado, ha de mantenerse
en una esfera superior á la de los mezquinos intereses perso-
nales y á la de las influencias políticas.
El juez que respeta su investidura, debe imponerse todos los
sacrificios necesarios para ejercer sus funciones en forma tal
que los que sometan sus cuestiones á su fallo, no puedan temer,
en caso alguno, fundado temor de parcialidad ó de apasiona-
miento. Es menester repetir que los magistrados no deben escu-
char los latidos de su corazón; que este órgano no tiene perso-
nería ante los jueces, en quienes debe hablar solamente la ca-
beza. No esta permitido á los jueces el obedecer en sus resolu-
ciones á afectos personales ó políticos, porque, de hacerlo así,
faltarían al primordial de sus deberes, cual es el conservar en
todo instante su imparcialidad. Como decía el sabio constitucio-
nalista José Manuel Estrada, mi ilustre maestro, ellos « son los
ministros de la paz social, á quienes no les es lícito apasionarse
de nada, ni siquiera de la justicia.
No puede vedarse á los jueces, sin duda, el trato con sus seme-
jantes. Pero conviene que éste sea parco y prudente, y espe-
cialmente ajeno á toda intriga ó camarilla. Hay que repetir, al
tratarse de los jueces, que deben ser como la mujer del César.
No basta que sean honestos; es preciso que no inspiren ni una
sospecha en todos los actos de su vida. Así la magistratura se
presenta como la carrera que obliga á mayor suma de austeri-
dades, para que sea digna y respetada con fundamento. Al se-
leccionar á los hombres que deben componerla, los poderes
públicos, llamados á designar á los jueces, han de proceder con
espíritu levantado, consultando únicamente las verdaderas con-
veniencias de la Nación.
Conviene que se considere también, en los candidatos á la
judicatura, su experiencia jurídica. « La ciencia del derecho,
sin la experiencia que se adquiere en los tribunales y en las
audiencias, decía La Roche Falvin, sería semejante á las prue-
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECHEA Y ALCORTA 349
bas de las grandes máquinas que se hacen con arreglo á modelos
pequeños, ó á los que, sin haber visto al enemigo, se han ejer-
citado en combates imaginarios. » Ya Aristóteles quería que el
magistrado fuera desde su juventud copartícipe de la justicia,
y que se dirigiera por el camino de ésta, « no sólo mediante los
preceptos que se adquieren en las escuelas, sino también por
los ejemplos adquiridos en el foro ». Por su parte, Poincaré, el
actual presidente de Francia, ha dicho : « Muchos piensan, es
cierto, que el arte de juzgar no requiere ninguna iniciación.
Algunos conocimientos jurídicos, buen sentido y tacto, es bas-
tante, á su juicio, para ejercer convenientemente el más temi-
ble poder otorgado á los ciudadanos en nombre de la soberanía
nacional. Y, como nadie cree carecer de tacto, como el sentido
común es, si no la cualidad más extendida, por lo menos la que
todo el mundo se concede sin dificultad alguna, como, en fin,
es raro que nos declaremos totalmente ignorante de las leyes,
siempre encontramos en un país hombres de buena voluntad
que distraen sus ocios en juzgar á los jueces y á los juicios. »
Los grandes sacrificios que exige la judicatura á quienes la
ejercen, hallan su principal estímulo y recompensa, en el pro-
pio ejercicio de las funciones judiciales. No obstante, conviene,
desde todo punto de vista, asegurar la independencia econó-
mica del juez. El Estado debe retribuirle suficientemente, para
que vívíi de acuerdo con su rango.
Puede citarse como un modelo la organización de la justicia
inglesa. « Todo contribuye — dice un autor moderno, González
Revilla — á hacer de la magistratura inglesa un cuerpo único,
empezando por el método de reclutarla. Los jueces son elegidos
de entre las eminencias del foro, siendo necesarios diez años de
ejercicio para entrar en la Corte suprema y siete años para
ser juez de una corte de condado. Naturalmente, llevan á sus
funciones la ciencia y la experiencia que han adquirido en su
carrera, como milicia sólo compuesta de veteranos bien pro-
bados en los combates, y ostentan la doble autoridad del re-
nombre y del talento. Su nombramiento es una especie de con-
sagración; es confirmativo, no declarativo. En Inglaterra, como
en los demás países, no son extrañas la política y el favor al
nombramiento de los magistrados; liberales y conservadores,
35o REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
se acuerdan de sus amigos cuando están en el poder; pero, aún
guiada la elección por estas preferencias, no puede salir de
ciertos límites, y pocas veces designa á quien no es digno, ate-
nuándose así las imperfecciones de la humana condición. Aparte
de esto, el juez inglés no está deslumhrado por la molesta pers-
pectiva del ascenso; no es que ocupe toda su vida el mismo
puesto, pero al menos no pasa de las jurisdicciones inferiores
á las superiores; el ascenso no tiene lugar sino entre los jueces
de estas últimas, y no es más que honorífico, pues la remunera-
ción sigue siendo la misma, á excepción de raros puestos muy
elevados. Así el juez está libre de la fascinación que ejerce la
capital sobre los tribunales de provincia; ni tiene que levantar
la cabeza, ni tiene que bajarla, posturas ambas igualmente da-
ñosas á la buena administración de justicia, digna y cómoda
situación profesional. »
Para darse cuenta cabal de la acción eficaz ejercida por los
jueces en la sociedad, basta fijar un momento la atención en el
fenómeno del aumento de la población. Se ha dicho con verdad
que los países, como el nuestro, dotados de grandes superficies
territoriales aún desiertas ó escasamente pobladas, son « países
de inmigración ». Hay, pues, que atraerla, para fomentar la
grandeza nacional. Y bien, (j no es acaso un aliciente positivo,
para que vengan á cultivar nuestro suelo hombres útiles, el
ofrecerles las indispensables garantías de la acción benéfica de
la justicia ? (; Podrían, por ventura, acumular fortuna, hacerse
una posición y fundar una familia, si no hubieran jueces que
impusieran el respeto á la vida, al honor y á la propiedad de
todos los habitantes del país ? Mientras no se cumpla, la ley es
letra muerta, y sólo ha de cumplirse allí donde hay magistrados
que saben aplicarla sabia y ecuánimemente. Si queremos, pues,
poblar nuestras tierras desiertas y convertirlas en emporios de
riqueza, es necesario que tengamos la persuación de que el me-
jor modo de conseguirlo es mantener una buena administración
de justicia.
Frecuentemente se ha argumentado contra el ensanche y la
mejor remuneración de la administración de justicia, diciendo
que implica gravar excesivamente los gastos del estado. Se ol-
vida que este aumento de gastos ha de producir, por modo indi-
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECIIEA \ ALCORTA
35 r
recto, un mucho mayor aumento en la riqueza. El beneficio que
reporta, compensa ampliamente las erogaciones. El propio cri-
terio fiscal, sana y sensatamente entendido, debía propender á
que no se omitiese sacrificios para alcanzar el alto fin de mejorar
la administración de justicia.
La acción de la judicatura es también la más trascendental
desde el punto de vista propiamente político. Á los jueces, en.
efecto, incumbe en dar sanción y el hacer efectivos todos los
derechos y garantías que las leyes reconocen á los ciudadanos.
Además, por la legislación electoral vigente, los jueces tienen
una intervención eficaz en el proceso electoral, como una garan-
tía de imparcialidad. De ahí la necesidad de que se mantengan
completamente alejados de los partidos y luchas de la demo-
cracia. Aparte de las incompatibilidades jurídicas, existen in-
compatibilidades morales, que deben respetarse en todos los
casos. Nacen éstas, más que de la ley positiva, de la esencia mis-
ma de las funciones judiciales. En todo caso, están virtualmente
contenidas en el levantado espíritu de la Constitución nacional,
que es « la ley de las leyes ».
No es necesario que la constitución ni ley alguna estatuya
que no es lícito á los jueces el comerciar, porque esto se des-
prende de la naturaleza de sus funciones. Imposible les sería
juzgar los litigios con imparcialidad suficiente, si estuvieran
directamente vinculados á intereses mercantiles. Además, ocu-
paciones de este género, les quitarían el tiempo indispensable
para atender al despacho y fallar maduramente las causas.
Puede decirse que el ejercicio de la magistratura exige una con-
sagración de todos los momentos.
Señores académicos :
Llevado por mi temperamento, por mis estudios y por mi
experiencia, he creído oportuno tratar en esta ocasión, de ma-
nera sintética, tema tan alto como el de la importancia y acción
política y social de la judicatura. He esbozado también mi con-
cepto de la personalidad moral de los jueces, teniendo en cuenta
el género de sus actividades y funciones. Excusad que os haya
352 REVISTA DR LA UNIVERSIDAD
hablado de un asunto que todos conocéis, pues, al pronunciar
este discurso, he querido ante todo cumplir con una obligación
reglamentaria, conciliándola con el interés permanente de la
materia.
Aplicando ahora las ideas generales expuestas á la organi-
zación de nuestra administración de justicia, veamos primero
las formas adoptadas por la federal ó nacional. Ella data del
año de i863, en que se dictó la ley número 5o, llamada de Jus-
ticia federal, que estableció la Suprema corte federal y los juz-
gados de sección, uno en cada provincia.
Tal organización subsistió hasta el año 1902, en que se crea-
ron las cámaras federales de apelación, como tribunales inter-
medios entre la Suprema corte y los juzgados federales. Esta
descentralización en el orden federal se produjo con algún re-
tardo. Desde veinte años atrás se habían hecho gestiones en este
sentido. El juez federal de la provincia de Santiago del Estero
había manifestado en repetidas ocasiones al ministerio de Jus-
ticia, como se registra en las memorias de dicho ministerio,
la conveniencia de crear esos tribunales intermedios.
Desde que aumentaba el número de causas y litigios en todos
los tribunales federales de la República, lógicamente debía pro-
ducirse un aumento creciente en las apelaciones y los juicios
que se tramitaban en los juzgados federales. En igual proporción
venían á crecer, por consiguiente, los asuntos elevados en ape-
lación á la Suprema corte nacional, único tribunal de apelación.
Forzoso resultado de tal aumento, fué que se retardara el des-
pacho de ese alto tribunal; que, en el mejor de los casos, des-
empeñando una labor fecunda, no podía disponer del tiempo
suficiente para resolver el cúmulo de asuntos sometidos á su
fallo, con la celeridad apetecible. Consecuencia necesaria de esto
fué cierta inevitable morosidad en la resolución definitiva de las
causas. De este modo, pasados casi cuarenta años desde la crea-
ción de la justicia federal, hubo también que ensancharla, con
la creación de las cámaras federales de apelación, activando así
el despacho de los asuntos del fuero federal.
En cuanto á la administración de justicia de esta capital,
puede considerarse que hoy tiene una organización que res-
ponde igualmente á las exigencias del buen servicio público.
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECHEA Y ALCORTA 353
Con las cámaras y con los numerosos juzgados de primera ins-
tancia en lo civil, en lo comercial y en lo criminal y correccio-
nal y de instrucción^ procede afirmar que la justicia se expide
con relativa celeridad. Las demoras se deben muchas veces, más
que á la falta de jueces, á ciertos recursos usados por los liti-
gantes de mala fe, y también á ciertas imperfecciones de la
legislación procesal. Así, pues, si no hemos llegado al ideal en
esta materia — «justicia pronta y eficaz» — podemos pensar
que nos aproximamos al mismo.
Sólo falta ahora organizar la justicia de paz de esta capital
que, por desgracia, no ha alcanzado la que debe dársele, si se
han de llenar las legítimas aspiraciones de los litigantes de me-
nor cuantía. No ha de olvidarse que éstos son los más, quizá
también no los menos necesitados. Sobre este tema, corresponde
sostener la conveniencia de la justicia letrada de primera ins-
tancia y el establecimiento de las cámaras de apelación de paz.
De tal modo, esta rama de la administración de justicia, for-
mará un organismo completo. Los litigios que se inicien en los
juzgados de paz terminarán en las cámaras de paz, con la rapi-
dez necesaria.
El proyecto que existe al respecto, ha sido atacado con el
argumento de la economía. Sostengo que tal argumento es erró-
neo. En efecto, no se requiere esforzar al razonamiento para
comprender que el mayor gasto que importaría la creación de
las cámaras de paz, sería ampliamente compensado por el de
la venta de papel sellado. Este fenómeno se produciría como
consecuencia necesaria del mayor movimiento en esta rama de
la administración de justicia, que sería estimulado por la más
rápida expedición de los litigios. Por otra parte, hay conve-
niencia general en insistir, siempre que la oportunidad se pre-
sente, en que toda erogación que haga el Estado para mejorar
la administración de justicia, será siempre la más justificada y
provechosa.
Según he dicho, pienso que la judicatura debe ser bien retri-
buida, sobre todo en un país donde la vida es cara. Siguiendo el
ejemplo de Inglaterra, ha de asegurarse la completa indepen-
dencia económica de los jueces. Conviene que puedan vivir de
acuerdo con su posición y funciones, y que la necesidad no los
354 REVISTA DE I,A UNIVERSIDAD
haga sentir jamás la malsana tentación de arriesgar su crédito
ó su capital en negocios y otras especulaciones. Para esto ha de
establecerse una adecuada escala de sueldos, que, en mi opinión,
podría ser la siguiente : tres mil pesos moneda nacional men-
suales para los ministros de la Suprema corte; dos mil qui-
nientos para los miembros de todas las cámaras de apelaciones;
igual sueldo para los jueces de primera instancia; mil quinien-
tos para los agentes fiscales; igual sueldo para los defensores
de menores; mil para los defensores de ausentes y de pobres,
é igual, sueldo para los secretarios.
Bien organizados los tribunales y elegidos con acierto y sufi-
cientemente retribuidos los magistrados, realizaremos el ideal
de una administración judicial más ó menos perfecta. Afian-
zada la justicia, se llenarán los demás fines consignados en el
preámbulo de la Constitución : « constituir la unión nacional,
promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la
libertad, para nosotros, nuestra posteridad y todos los hombres
del mundo que quieran habitar nuestro suelo ». El derecho se
hará efectivo siempre inequívocamente, y la ley, bien interpre-
tada y aplicada de acuerdo con el bello lema de esta academia,
será la verdadera luz de la civilización argentina. Lex sed lux.
« El poder judicial interviene silenciosamente, pero interviene
día por día en la vida interior de los estados, no solamente re-
solviendo las cuestiones suscitadas por el interés privado, sino
haciendo efectivos, con sus fallos, según la expresión de Kent,
los poderes de la nación. Es, mediante esta intervención sigi-
losa, que tiene aplicación práctica é impera en la vida real,
la cláusula que declara ser la constitución y las leyes del Con-
greso, la ley suprema de la Nación ; de tal manera, que no
pueden ser violadas respecto de ningún hombre en la tierra
argentina, las declaraciones, derechos y garantías que aquélla
ha consignado. »
Al terminar esta modesta exposición, os reitero, señores acadé-
micos; la expresión de mi reconocimiento por el honor discer-
nido, así como espero de vuestra benevolencia, sabréis escusar
las deficiencias de mi trabajo.
He dicho.
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECUEA Y ALCORTA 355
DISCUHSO DEL DOCTOR ERNESTO QLESADV
Señores :
Hónrase hoy la Academia de derecho y ciencias sociales reci-
biendo con palio en su seno, como individuo de la misma, al
presidente de la Academia de ciencias económicas. El discurso
que acaba de pronunciar, en calidad de académico electo, le
pinta de cuerpo entero, mostrándonos que la fase que de su vida
más le llena y derrama sobre toda grandeza, es la que, durante
cerca de un cuarto de siglo, dedicó al ejercicio de la magistra-
tura, y la cual en blanca piedra su nombre inscribe; y eso que
la política fué objeto de sus primeros amores y lo es hoy de
su pasión de hombre maduro, yéndosele visiblemente el alma
por ella; como, á su vez, á la educación pública aplicó en todo
tiempo el ánimo con especial ísima dedicación, en su doble cali-
dad de profesor y de autoridad dirigente. En plena juventud
comenzó á desempeñar las funciones de juez y dejólas cuando,
al llegar al medio siglo, el participar en el gobierno de sus
conciudadanos desde las bancas legislativas le alborotó la sua-
vidad del alma y sedujo su espíritu reposado, en el cual cuaja-
ban y granaban las virtudes por la larga y fecunda experiencia
de administrar justicia sin interrupción.
La política le fué propicia desde sus primeros pasos : había
pasado apenas de los veinte años cuando ya ocupaba una banca
en la legislatura de su provincia y, al poco andar, dirigía su go-
bierno como ministro. ¿ Por qué abandonó tan seductor co-
mienzo para ingresar en la magistratura, iniciándose nada menos
que como presidente del superior tribunal provincial ? No es
fácil adivinarlo, pero quizá parecióle que instituía así con más
sosiego la vida y le convidó con suavidad de labios y lisonja esa
brusca transición, casi sin haberle dado tiempo para ejercer su
profesión de abogado, pues al año de doctorarse ocupó ya tan
encumbrada posición judicial : sin duda, una decidida voca-
ción llevólo al sitial del magistrado, con plena conciencia de la
majestad de sus funciones y del sacrificio que su ejercicio im-
356
HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
plicaba, pues negóse desde entonces al mundo con la renuncia
á toda tentación política, dando momentáneamente las espaldas
á la carrera pública, que tan halagüeñas perspectivas le ofrecía.
Pasa en seguida á la justicia federal y permanece en ella el
clásico longum aevi spatium, con tal firmeza de convicción y
vocación que, por tres veces, hace dejación de la candidatura
que al gobierno de su provincia le fuera ofrecida por agrupa-
ciones caracterizadas. Pero en él iban como por mitad á la parte
la judicatura y la docencia, y tanto en el Colegio nacional de
Santiago del Estero como en el de esta capital, fué gran maestro
en cátedras diversas : « los que hemos sido sus discípulos —
ha dicho uno de éstos — aún recordamos sus lecciones, llenas
de ciencia y realzadas por la alta autoridad moral del profesor,
nacida de su intachable vida pública y privada. » No ha dejado,
sin embargo, publicados sus cursos, poniéndolos así en voz del
pueblo, de modo que quienes no le han oído en el aula por
fuerza habrán de atenerse al juicio de los mejores jueces en
esto, sus propios alumnos. Y es ciertamente sugerente este ras-
go de indiferencia por la producción libresca, que caracteriza
al nuevo académico : parece como si no hubiera querido echar
fama de lo que él había hecho y ha desdeñado coleccionar sus
sentencias de magistrado y sus lecciones de profesor; se ha
contentado bastantísimamente con el austero cumplimiento de
su deber y la satisfacción de su propia conciencia. Y, sin em-
bargo, las colecciones de fallos registran no pocos de los suyos
y la fama curialesca los ha considerado siempre como piezas
jurídicas de valer : « revelan — dice uno de sus biógrafos —
un espíritu ejercitado en la investigación de la verdad, una gran
ilustración jurídica, dedicación continua á la ciencia del dere-
cho, vocación profunda para defender los derechos civiles y
políticos. »
Pero la política, se nota, es la sirena seductora que, en el
fondo de su alma, ha abrasado siempre su pecho con incendios
de amor, quizá porque de su íntimo trato con ella en sus pri-
meros años posiblemente le nació un frenesí grande que no pudo
jamás olvidar. Y aquélla esquiva le pagó pródigamente la deuda
de amor, pues, á raíz de su separación de la carrera judicial,
lo proclama candidato á la vicepresidencia de la República, lo
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECHEA Y ALCORTA 35"
lleva después al Congreso como diputado de su provincia, lo
convierte más tarde en interventor nacional en otra, y le hace
ahora ocupar un puesto en el Senado de la nación, é De dónde,
pues, había de sacar tiempo y musa para encuevarse en las
bibliotecas, y en la soledad de este silencio y encierro escribir
libros, de borde á borde llenos de saber y erudición ? No se
puede servir á dos señores á la vez, dice el proverbio antiguo, y
la política es deidad imperativa y dominante que no gusta de
la menor infidelidad, por pasajera que sea : ni el cultivo de las
bellas letras ni el de las áridas ciencias le son á veces tolera-
bles, pues señorea los corazones y se adjudica en propiedad,
haciéndolos suyos en todo y por todo, á quienes la cortejan, y
sólo así, con esa plena y absoluta posesión, con pasión indó-
mita que pocas veces escucha ni obedece, celosa de la menor
desatención, es que á su vez se entrega por completo y entonces
paga con creces, dando más de lo que debe, el sacrificio que
exige, y, haciendo maravillosa transformación, convierte á sus
adoradores en cabezas de pueblos y dominadores de los hom-
bres! Por ahí va ahora, extendiendo la vara hasta ponerla de-
recha, la carrera del académico que hoy recibimos entre nos-
otros, osando tentarle quizá por este modo, no precisamente
para que sea infiel á la exigente política, sino para que aporte
á nuestras deliberaciones tranquilas las luces y experiencias del
estadista, y disipe un tanto — sin hacerla, sin embargo, irse
toda en humo — la atmósfera impregnada con el polvo de los
libros, en la cual vivimos constantemente, vivificándola con el
soplo vigoroso del viento que corre á bocanadas en las alturas,
oxigena allí los pulmones de sus moradores y lleva en sí los
gérmenes de la vida real, palpitante, intensa, reñida un tanto
con el color pálido de los hombres que viven encorvados sobre
sus libros, encerrados en sus bibliotecas y respirando sólo el
aire saturado con el acre perfume de sus lámparas de estudio.
Nuestro nuevo compañero nos hará, en cierto modo, confi-
dentes de esa vida que muchos de nosotros poco conocemos de
cerca, abriéndonos así los ojos para ver, ya que únicamente la
tomamos en cuenta por las noticias escuetas de los diarios. A él
no se le esconde secreto alguno del arte de gobernar á los hom-
bres : lleva de legislador casi tanto tiempo como el que antes
358 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
dedicara á la magistratura, y puede entonces, con una expe-
riencia abundante, cotejar y pesar fielmente ambas carreras, á
fin de descubrirnos sin rebozo las peculiaridades de su diferente
orientación. Espero que lo ha de hacer con fruto verdadero
para nuestros trabajos. Y es de ello garantía cabalmente lo que
acaba de decirnos acerca de la importancia y acción política y
social de la magistratura, porque ha levantado el velo del mis-
terio y revelado en qué consiste el secreto de la carrera judicial.
Y si bien tan flaca es nuestra capacidad que tenemos por maes-
tros á nuestros errores, podemos en este caso, por la índole de
los estudios de esta Academia y la composición de sus miembros,
considerarnos habilitados para apreciar la exposición oída. Y
como la vemos hecha de mano maestra, sin mayor esfuerzo da-
remos crédito á nuestro nuevo compañero, de que sus próximos
coloquios de legislador y político, han de ser tan fundados y
admirables como la pintura que, cual hecha á compás y cordel,
ha trazado de la magistratura.
« Fácilmente se advierte — dice con la autoridad que le da
su carácter de presidente de la comisión de acuerdos para de-
signaciones judiciales, en el Senado de la Nación — cuánto cui-
dado deben poner los poderes ejecutivo y legislativo cuando,
en uso de sus atribuciones constitucionales, designen á los indi-
viduos que han de desempeñar el augusto ministerio de la judi-
catura. » c Y cuáles son las condiciones que de ellos exige ?
« Desde luego — dice — al par de su preparación en la ciencia
del derecho, deben poseer hoy singulares y altas condiciones
morales é intelectuales : el talento más brillante y la erudición
más vasta no serían suficientes si no los acompañase la más
acendrada probidad; esta es, en síntesis, la más indispensable
calidad para que puedan ejercer, entre sus conciudadanos, la
difícil misión de dar á cada uno lo suyo. » Muy bien dicho.
Quizá — mirando como por celosías y por resquicios — podría
observarse que la probidad es un deber de cada uno y no una
calidad, mientras que el talento y la erudición no son, ni pueden
ser, el patrimonio de todos; pero, sin duda, las tres condiciones
deben aunarse íntimamente en este caso, y el juez ideal es el
que pueda ostentarlas con igual intensidad, pues si unas son
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECHEA Y ALCORTA 35g
más acentuadas que las otras, difícilmente podrá levantarse su
corazón en su altura y como empinarse sobre la coronilla de
las estrellas, lo que explica cómo, en la serie forzosamente nu-
merosa de miembros del poder judicial, no todos brillan con
idéntica luz, aun cuando no se les pueda imputar que carezcan
de aquellas condiciones, prohijándoles el descuido. Porque los
demás atributos, que el discurso que acabamos de oir detalla
en seguida, consecuencia son de dicho punto de partida : « no
ha de autorizar — agrega — ni la más remota sospecha acerca
de la imparcialidad de su criterio », es decir, tiene que cumplir
con su deber de probidad, siendo así que los sacrificios que ello
le cueste no constituyen mérito, porque no lo hay, ni debe ha-
berlo, en ajustarse al extremo de su obligación, respondiendo
como debe á su oficio. Así, sabido es que en todo asunto que se
falla por fuerza hay dos partes que opinan de modo diametral-
mente opuesto y la sentencia, al decidir en una ú otra forma,
evidentemente ha de chocar con el sentir de quien crea lo con-
trario : no siempre — y esto parece desgraciadamente ser hu-
mano, muy humano — la parte vencida se resigna, sino que pro-
testa y prefiere atribuir su denota á ignorancia, por lo menos,
cuando no á supuesta malevolencia del magistrado, quien viene
así á recibir los desprecios en cuenta de aplausos. Y, entonces,
cuanto más importantes son los intereses materiales ó morales
comprometidos en el litigio, mayor es la virulencia del ataque
al juez, á quien se embiste con saña, tratando de llevarle la
cabeza de un cañonazo; y como, una vez fallado en última ins-
tancia un pleito, no cabe volver judicialmente sobre él, la parle
vencida se desquita en otro terreno, haciéndole pagar por el
pecado, y comienza el venticello clásico á soplar desapercibido
hasta que se convierte en el formidable colpo di cánnone del
inmortal Barbero : aguzan así contra él sus lenguas y hacen á
la verdad violencia. El juez no pocas veces bien ajeno está de
todo, pues ignora en absoluto cosa semejante, porque sus fun-
ciones lo absorben y no le permiten asistir con gran frecuencia
á los centros de reunión, donde se elabora esa transformación
de la insinuación calumniosa. Nuestro colega, sin embargo, nos
dice : « los jueces deben ser como la mujer de César : no bas-
ta que sean honestos, es preciso que no inspiren ni una sospecha
3Go REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
en todos los actos de su vida. » Pero c no están acaso llenas las
carpetas de las comisiones del Congreso con acusaciones capri-
chosas á jueces, provenientes de litigantes enconados que no
vacilan en levantar sospechas de cualquier sombra, maliciando
las acciones y designios, con el evidente propósito de mancillar
la reputación de aquéllos, no imputándoles directamente acto
alguno, sino dejando entreverlos, y, como dice el novelista fran-
cés, jettant tout doucement de l'huile sur le ¡en ? El nuevo acadé-
mico, por su experiencia como juez y como legislador, es en
esto todo ojos lucidísimos que lo ven todo, de modo que sabe
muy biei, cuan tristemente exacto es ello. Ciertamente el magis-
trado de vocación desdeña tales artimañas y burla el golpe
mostrando no sentirle : la altivez de su carácter y la conciencia
de haber cumplido con su deber le bastan y sobran para pres-
cindir de estas miserias, que son frecuentemente los gajes for-
zosos del oficio. Pero cuanta amargura no implica ello á las
veces, pues donde quiera que va halla estorbos y peligros har-
tos, sobre todo cuando es menester encerrarse en el silencio y
el mutismo, oponiendo á la calumnia simplemente, como res-
puesta, la serenidad imperturbable en la continuación del des-
empeño de sus funciones. El corazón más templado se lacera y
la voluntad más enérgica suele ílaquear, pues córtase de esa
suerte fácilmente la trama del vivir : los sufrimientos morales
son tanto más considerables cuanto que jamás deben dejar adi-
vinarse, para que nadie caiga en lo que puedan significar, por
más que ello represente consumir indefectiblemente la vitalidad
misma. Por eso no debe abrazar la carrera de la magistratura
sino quien tenga por ella decidida vocación, pues es menester
sacrificarla todo : familia, amigos, afectos, tranquilidad, hasta
la opinión de los indiferentes... Tan es esto así, que un eminente
magistrado ha dicho, en ocasión solemne : « los cargos judi-
ciales constituyen una especie de sacerdocio, que requiere la
consagración de toda la vida; no bastan al magistrado un talento
claro, el conocimiento general del derecho y el buen sentido :
para desempeñar sus funciones necesita entrar en investigacio-
nes jurídicas, profundas y no interrumpidas; ser de penetra-
ción y de espíritu exacto; adquirir hábitos especiales, entre ellos
el de examinar con paciencia, durante horas, relaciones de he-
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECI1EA Y ALCORTA 36 I
chos complicados, encontrar fácilmente su enlace para combi-
narlos, distinguir con ojo práctico lo que es verdad de lo que,
no siéndolo, se presenta artificiosamente con sus atavíos ; no caer
en los extremos de una confianza indiscreta ó de una inmotivada
desconfianza; no dejarse arrastrar por la elocuencia de los abo-
gados, distinguiendo lo que hay de sólido en sus alegatos de lo
que tiene apariencia de serlo; y, por último, sacrificar sus opi-
niones individuales ante la ley, sobreponiéndose al impulso que
naturalmente lleva al hombre á decidir, según su propio criterio,
las cuestiones que es llamado á resolver : estas cualidades, estos
hábitos, se forman principalmente con la práctica de juzgar. »
Sólo el transcurso del tiempo es, pues, la piedra de toque de la
excelencia de un magistrado : porque nada resiste al cumpli-
miento constante del deber, ya que ello es como acero y reba-
tirá los golpes. Los litigantes vencidos y que, en el primer im-
pulso de su cólera, no titubearon en usar de toda clase de armas
contra el juez cuya sentencia les fué adversa, no hacen mella en
el ánimo de los ecuánimes, sino que dejan la impresión de que
su actitud no es razonable sino apasionada; la conducta imper-
turbable del magistrado que sigue administrando justicia con
toda la sinceridad de su conciencia y el saber de su ciencia,
lentamente se impone á los que de cerca ó de lejos tienen alguna
vez que ver con el mundo judicial; el transcurso de los años va
disipando esas nubes pasajeras que, momentáneamente, tomando
el color de otra cosa asemejaron ser temporales irresistibles; y
se forma y plasma en el público, poco á poco, la conciencia de
que dicho magistrado, si bien puede errar como todo hombre,
encarna la majestad de la justicia en lo relativamente humano
del concepto, y su reputación domina entonces quieta y sin te-
mor. Pero sólo se llega á este resultado después de una serie de
años, y de haber agotado el caudal y consumido el tesoro de la
vida misma, en esa lucha terrible y silenciosa.
« Los grandes sacrificios que exige la judicatura á quienes la
ejercen — acábase de oir en el discurso del nuevo académico
— hallan su principal estímulo y recompensa en el propio ejer-
cicio de las funciones judiciales. » También muy cierto. Pero
esa recompensa — que el magistrado estima como joya que le
costó su sangre — va generalmente comprada con malos ratos,
ABT. OB1G. XXXI-34
3G2 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
que un extraño á la carrera judicial no acierta á imaginar : cada
vez que el juez tiene que dictar un fallo, lo hace después de es-
tudio detenido del expediente, más no siempre su convicción se
forma en el acto, pues frecuentes son las dudas y perplejidades
cuando el punto ofrece dificultades, siendo éstas á veces de tal
naturaleza que, para hacer evidencia moral de la verdad, va-
cila y debe meditar dos y más veces antes de llegar á una con-
clusión. Ese estado de ánimo es una verdadera tortura mental;
no se ve claro y se desea acertar, se anhela ver con evidencia la
razón : es menester volver á leer el expediente, dejarlo reposar
un tiempo á menudo y meditar nuevamente sobre él, después;
feliz si, al final, su convicción resulta clara y sin asomo de duda
y se ve constreñido y convencido de la evidencia. Es frecuente,
en ciertos casos complicados, tener que vivir vida mortificada
bajo la punzante obsesión de la duda, durante el tiempo nece-
sario hasta que el convencimiento se forma : la conciencia del
juez le impide fallar antes, y de día y de noche el cetro y la
corona tiene en él la preocupación del caso que estudia.
Dice más adelante nuestro compañero : « no puede vedarse
á los jueces, sin duda, el trato con sus semejantes, pero con-
viene que éste sea parco y prudente. » Es éste el concepto his-
tórico de la legislación colonial : la Novísima Recopilación esta-
blecía que, para asegurar más y más la imparcialidad de los
jueces, no debían ser vecinos ni naturales de la tierra en que
han de administrar justicia, mirando con mal ojo que en ella
se afincaran ó tuvieran siquiera trato con sus habitantes. Pero
la calificación moderna de la justicia es quizá distinta : exige
— como si pidiese gollerías — que el juez participe de la vida
común y esté en contacto con ella, que sea humano y sepa apre-
ciar la orientación sociológica del momento y del lugar, porque
las leyes no son ni deben ser sino la cristalización de las cos-
tumbres y necesidades de un pueblo, de manera que su acertada
aplicación forzosamente ha de tener en cuenta tan importante
factor. De ahí que, en la época coetánea, sea poderosa la opi-
nión de que los jueces colaboran en la evolución de la ley,
adaptándola al criterio que impone el momento en que vive y
que enseña así reglas prudenciales de gobierno superior. Ca-
balmente — estudiando no ha mucho la tendencia actual de la
RECEPCIÓN DEL DOCTOK OLAECHEA Y ALCOKTA 363
ciencia jurídica — tuve ocasión de manifestar que, de acuerdo
con ella, « no hay criterios jurídicos absolutos, inmutables, pre-
existentes á toda organización social, sino que son normas va-
riables, precisamente porque cristalizan las costumbres de una
sociedad en un momento dado, y cuando esas costumbres cam-
bian con el andar de los años ó con la diversa ubicación geográ-
fica del grupo social respectivo, aquellas normas deben seguir
esa evolución : entonces, si tales mutaciones son indudables en
el tiempo y en el espacio, no cabe considerar á un código como
inmutable, afirmar que sus disposiciones pueden resistir á la
evolución de la vida; por lo tanto, la resolución judicial de cada
litigio debe basarse, no exclusivamente en deducciones lógicas
que partan de la letra del texto legal, sino en la compensación
de los intereses, dirigida por la buena fe recíproca, las necesi-
dades de la vida de relación y el concepto subjetivo del derecho :
es este el advenimiento de un derecho razonable, comprensible,
por medio de una jurisprudencia inteligente y que dé á los he-
chos todo su valer, acentuando fuertemente la personalidad del
juez, los fallos basados en la realidad de las cosas más que en
el verbalismo del texto legal, y acordando así á la jurisprudencia
un alcance creador, pero sin apartarse del firme terreno de la
ley ». Si esto es así, <j cómo cabría mantener al juez aislado y
como secuestrado en medio de la sociedad, negarle toda partici-
pación en la vida de la misma y hacer de él una especie de órgano
abstracto de una ley más abstracta aún ? No se me oculta que
nuestro nuevo compañero parece haber practicado en su carrera
judicial lo que hoy sostiene en su discurso : « llevó su austeri-
dad — dice otro de sus biógrafos — hasta límites que muchos
consideraron exagerados, pues creyó que un juez debe eludir la
vida social activa y el contacto frecuente con los hombres polí-
ticos, y que su misión le impone el alejamiento de reuniones ó
de círculos que, por una red de compromisos sutiles, pueden
perturbar la serena imparcialidad de un magistrado ». Este es,
sin duda, el concepto colonial de la justicia, pero, al respetar tan
honda convicción, séame permitido expresar mis dudas acerca
de su eficacia en la época moderna y, para que no quede nada
en lo oculto de mi pecho, manifestar que, si no estoy en ello
equivocado, el criterio contemporáneo — por más que se ponga
36/f REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
muy despacio á desatar los nudos — difiere en algo de aquel
parecer y se me ocurre que, en ello, es más humano y más lógico.
Pero estas ligeras disidencias acerca de punto tan importante
no turban los consejos con la impaciencia y, por eso, no me
impiden inclinarme con respeto ante una opinión diferente, por-
que la tolerancia y la ecuanimidad cabalmente fruto son siempre
de una larga experiencia judicial, ya que nadie puede preten-
der ser poseedor de la verdad completa, y es humano el errar,
malgrado el más vivo y sincero anhelo de acertar.
El nuevo académico nos ha hablado de la alta consideración
que hace indubitablemente dignísima de crédito á la justicia
en Inglaterra : es cierto, y he asistido siempre maravillado á
las audiencias de sus tribunales, inferiores y superiores, asom-
brado ante la rapidez con la cual aquellos jueces, oídas las par-
tes y tomadas las probanzas, resuelven en el acto, sin vuelta ni
rodeos, las causas, de modo que se han de creer á punto crudo
sus palabras. Nosotros, habituados al procedimiento escrito, no
acertamos á comprender cómo se puede asumir la responsabi-
lidad de fallar sin meditar largamente los considerandos de la
resolución, prefiriendo poner en ejecución la impresión del mo-
mento. El procedimiento hablado es más rápido, el escrito es
más moroso. <j Cuál es el que presenta el mayor presente y ofre-
ce más garantías de acierto ? No sé si en pueblos de mentalidad
meridional, como el nuestro, la oratoria no alcanzaría lo que
pide y más, obteniendo fallos que después, con mayor calma,
los jueces pudieran lamentar, mientras que el estudio reposado
del contenido de un expediente suelta la rienda y permite una
meditación quizá más fría y segura, si bien más lenta. Cierto es
que la justicia pronta y barata es un ideal de los pueblos :
también lo es que con el procedimiento verbal se corta de un
golpe la raíz de toda lentitud y chicana; pero, en cuanto á
las condiciones para el mejor acierto, es quizá muy de meditar,
dando en la consideración de ello una y otra vuelta, si aquél ó
este sistema debe ser recomendado con preferencia.
De todas maneras, es la elección de los magistrados — con
uno ú otro sistema — lo esencial y decisivo. La paradoja de que
no hay leyes malas con jueces buenos, se acerca posiblemente
más á lo vivo á la verdad que la recíproca de que no hay jueces
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECHEA Y AIXORTA 365
malos con leyes buenas : todo se reduce, haciéndolo entrar por
cuerda derecha, á la ecuación personal. No hace mucho que un
elocuentísimo argentino exclamaba : « es ciertamente un sacer-
docio el del abogado, pero, cuando el profesional es llamado
á los arduos desempeños de la justicia declarativa y sube en el
estrado á las alturas del tribunal, el sacerdocio eleva todavía
más su concepto, porque exige una mayor suma de virtudes de
toda clase, impone un espíritu más austero de la abnegación,
obliga á más penosas disciplinas y quiere más difíciles renun-
ciamientos... E son puestos por Dios, llegaban hasta decir los
antiguos; de ahí que los reyes debían cuidar de que los jueces
fueran puros, puros hasta de linaje, de recto sentido, de sano
entendimiento, sabedores de la ley, justos y ecuánimes, sufridos
y constantes, elocuentes y discretos, firmes, fuertes, sin ava-
ricia, modestos y leales. » Nada podría agregar á tan nobles pa-
labras; de ahí que las funciones que desempeña hoy el nuevo
académico, como juez de jueces en su calidad de senador, ten-
gan una trascendencia extraordinaria por tratarse de negocio
de tanta calidad é importancia : recae sobre él y sus colegas
la responsabilidad del éxito ó fracaso de la magistratura.
« Puede afirmarse — declara nuestro compañero — que la jus-
ticia se expide con relativa celeridad : las demoras se deben
muchas veces, más que á la falta de los jueces, á ciertos recursos
usados por los litigantes de mala fe y también á ciertas imper-
fecciones de la legislación procesal; así, pues, si no hemos lle-
gado al ideal en esta materia — justicia pronta y eficaz — po-
demos pensar que nos aproximamos al mismo. » El apunta-
miento nos basta y la insinuación retórica nos dice harto : to-
memos, señores, debida nota de tan autorizada declaración, pues
emana de un senador de la Nación, de un antiguo y conspicuo
magistrado, de un jurista probado. Felicítese la Academia de
derecho y ciencias sociales con la incorporación de miembro se-
mejante, que ofrece con tanta largueza la dádiva de su múltiple
experiencia y de luces semejantes.
Traza el discurso oído — poniendo la regla sobre que estriban
las bases — un cuadro interesante de lo que es la magistratura,
cuando tiene meritamente granjeada gran fama con las consi-
deraciones sociales y económicas que se la tributan en los países
3GG REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
viejos. Acertado está en su opinión, y eso es segura prenda de
que, como legislador, ha de coadyuvar con todas sus fuerzas á que
se realice tan bello ideal, á fin de poder escoger la flor, la nata
y bizarría de todos, y conducir en volandillas los mejores á
ocupar el sitial augusto de los jueces. Ningún sacrificio será
bastante para llevar la magistratura á la cumbre de la per-
fección. No sólo quiere esa honra para sí ardientemente todo
país, sino especialmente aquellos que, como el nuestro, son
de inmigración, pues éstos se ven á ello constreñidos por la
necesidad más aún, si cabe, que los otros : porque nada desmo-
raliza más al habitante de una nación que la duda acerca de la
eficiencia de sus tribunales, ya que entonces pierde el respeto
á las leyes, el miedo y la vergüenza, mientras nada lleva más
en las palmas de la mano la prosperidad nacional que la con-
fianza en los jueces. (¡Cuál — por ejemplo — es la explicación
del sistema de las cartas de presentación ó recomendación, con
que son entre nosotros asediados los jueces por los litigantes ?
Simplemente la errónea creencia en no pocos de éstos de que
es indispensable ser recomendado para obtener justicia y que
por tal medio quedará la sentencia legalizada en su favor, sin
percatarse de que infieren con ello un hondo agravio al magis-
trado, pues de tal procedimiento se colige claramente que dudan
de su integridad ó de su ciencia. En otros casos se ven los jueces,
apenas se encuentra á sentencia un asunto, puestos en grave
aprieto por litigantes y letrados para que el despacho sea inme-
diato, y para ello se les entran por las puertas á todas horas :
verdad es que cada cual considera que su asunto es, ó debe ser,
el más importante de cuantos se substancian y que le asisten todas
las razones de este mundo para que se le dé el primer lugar
sobre los demás, pero no llega á conocer que es una verdadera
falta de respeto para la magistratura exigir que estudie, medite
y resuelva un pleito como si se tratara de ir corriendo ligero á
otra parte, como simple trámite de forma, sin reflxionar que si
demora su sentencia es quizá porque el punto le ofrece dudas,
vacila, no sabe qué camino tomar y no desea fallar sino con
convicción. Y luego, cuan frecuente es que letrados y litigantes
crean ser hombres de juicio y experiencia al considerarse obli-
gados á venir á exponer verbalmente ante el juez íntegramente
RECEPCIÓN DEL DOCTOR OLAECHEA Y ALCORTA 367
todo el asunto — de su punto de vista — moliéndolo con la repe-
tición enfadosísima de terminillos, sin reparar en que éste debe
estudiarlo de por sí y que si lo que oye está en el expediente
es inoficiosa su repetición, y si no lo está es innocua, porque no
puede tomarla en cuenta. Todo esto hace consumir el tiempo
inútilmente á los jueces, y el público no sabe con certidumbre
de qué manera sea la demora en el despacho de los asuntos.
En los países viejos, donde los tribunales tienen contenta el
alma y gloriosa con el respeto de una tradición secular y de
una composición inmejorable, el público reconoce sus altos mé-
ritos y gracias, acatando supersticioso su procedimiento y reso-
luciones, pues la persona de los magistrados es, á sus ojos, tan
sagrada como la de sus sacerdotes, y nadie se permitiría moles-
tarlos, causándoles hastío, sea en el sentido de urgir el despa-
cho ó llevarles recomendaciones, ni menos se atrevería á con-
denar sin razón ni piedad sus resoluciones. Aun en los casos en
que los interesados, desconformes en los juicios, tiñen estas ac-
ciones del color de sus afectos, un jurista emite siempre su
crítica doctrinaria sin menoscabar en lo mínimo al magistrado;
y, cuando un asunto pasa de una instancia á otra, el letrado se
avergüenza de mostrar su pasión y jamás se permite el argu-
mentum ad hominem respecto del juez inferior, creyendo que
con eso favorece su causa ante el tribunal superior, con olvido
de que lo cortés no quita á lo valiente.
Pero esa reverencia y respeto de la magistratura, exteriori-
zados en los países europeos hasta por la indumentaria del juez
en su tribunal, es la simiente que más provecho y fruto da,
pero siempre es producto de tradición secular y no es fácil ha-
llarla á las manos en un país nuevo y en plena formación. Ha
de parecer entre nosotros á cara descubierta delante de todo
el mundo algún día, cuando la traiga al debido efecto y punto
deseado la necesaria evolución sociológica, porque la natura-
leza nada hace á saltos y no podemos en breve espacio traspasar
largos espacios, adelantándonos al tiempo. Es, pues, menester
tener tranquilidad y sufrir con paciencia la vara del rigor, re-
signándonos á los inconvenientes relativos del presente momen-
to de transición, pero poniendo de nuestra parte cada cual em-
peño á fin de que llegue cuanto antes el instante en que el ver-
3G8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
(ladero orgullo de la Nación esté en su magistratura ejemplar :
porque vemos más claro que el mediodía que el exponente más
grande de la cultura de un pueblo está en la excelencia de sus
magistrados.
Señor académico electo :
Habréis reconocido con toda seguridad, por lo que acabo de
decir, con cuanta atención hemos oído vuestro discurso; cuanto,
por mi parte, alabo la discreción de sus conceptos y como huél-
gomc de daros el parabién, ofreciendo la debida reverencia al
compañero que siente tan alto y tan hondo piensa.
Os doy, pues, la enhorabuena con el sincero voto de mi alma,
de que habréis de ilustrarnos con vuestros conocimientos y ayu-
darnos con la vasta experiencia de vuestra vida tan bien llenada.
Entráis á formar parle de una corporación docta, empeñada
principalmente en la tarea de estudiar y discutir, en sus tran-
quilas sesiones, las cuestiones jurídicas que son materia de pro-
yectos parlamentarios, á fin de cooperar así á que las leyes sean
dictadas con mayor acierto, pues las funciones legislativas no
siempre permiten ocuparse de ellas en la meditación continua
con que la ecuanimidad del ambiente académico digiere sus estu-
dios. Así es como — repitiendo vuestras palabras finales — co-
bramos ánimo y fuerzas para convertir en verdad nuestro lema :
Lex sed lux.
He dicho.
COLACIÓN DE GRADOS
K\ LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
DISCURSO DEL DOCTOR JUAN CARLOS CRUZ
Señor ministro de Instrucción pública,
Señor rector,
Señor decano,
Señoras y señores,
Jóvenes doctores :
En épocas pasadas, la colación de grados era una ceremonia
solemne, que se desarrollaba en largas horas, según un ritual
minucioso.
Córdoba la realizaba en la iglesia de la compañía de Jesús, á
quien estaba confiada la dirección de la Universidad.
Lo entrega de los grados era precedida la víspera por el paseo
del doctorando en vistosa cabalgata. Á la casa de éste, adornada
para la circunstancia con doseles, colgaduras y escudos, iban á
buscarle en procesión multicolor los que formaban el acompa-
ñamiento, que recorría la ciudad bajo la sabia conducción de
los bedeles, distrayendo á los moradores de sus afanes cotidia-
nos. Delante los músicos con atabales y chirrimías, los bedeles
con sus mazas doradas y el estandarte de la Universidad, lle-
vando á un lado sus armas y al otro las del doctorando; luego
el secretario entre los maestros, después los doctores con sus
capirotes puestos y sus borlas en los bonetes, el cabildo seglar
OyO REVISTA DE LA UNIVEBSIDAD
y lo.* principales caballeros, y por fin, entre el doctor más anti-
guo y el padrino, con capirote blanco y sin bonete, el doctoran-
do. Cuando la cabalgata pasaba frente á la compañía, salía la
comunidad á la puerta y repicaban las campanas.
Al día siguiente el mismo acompañamiento traía al graduan-
do al lugar de la ceremonia, donde lucían las armas reales y las
del obispo, y se veía la mesa conteniendo en fuentes de plata
las insignias doctorales, el libro de los Evangelios y las propi-
nas, pagadas por el doctorando, para indemnizar la incomo-
didad de los graduados en concurrir á la fiesta; y que consistía
para cada uno de estos en una suma de dinero y un par de
guantes — excepto aquellos á quienes se les dobla la propina
sobre la ordinaria de los doctores, á quienes también se les
doblan los guantes.
El padrino desde la cátedra proponía la cuestión que debía
disputar pro utraque parte, el doctorando, hasta que el rector
le mandase callar. Venía luego el vejamen ó reprensión satírica
que duraba casi media hora y que no debía haber ni decir cosa
que no convenga. Después, el graduando solicitaba el grado que
le confería el graduante, prestaba ante éste el juramento, de él
recibía el bonete con borla, y luego del padrino las demás in-
signias doctorales : el ósculo de paz en el carrillo in signum et
amiciliae, el áureo anillo que simbolizaba su desposorio con
la ciencia, y el libro de las sentencias de Pedro Lombardo que
le falcultaba para enseñar libre y públicamente. Por fin las
congratulaciones : todos por orden y antigüedad abrazaban al
nuevo doctor — que respiraba de tantas efusiones, mientras se
repartían las propinas y los guantes — hasta que el acompa-
ñamiento lo dejaba de nuevo en su casa.
La ceremonia de hoy no interesa ya al público de las calles,
que ni la advierte siquiera en su febril agitación. Tiene por
marco el ambiente más simpático y familiar que forman á su
alrededor tibios afectos, los que despiertan la presencia de las
damas, entre músicas y flores. Con la madre ó la hermana que
adelantaron al estudiante en su carrera, se halla tal vez la que
será tierna compañera del novel doctor. Saludemos la presencia
de todas ellas, como una influencia bienhechora en los destinos
de nuestra sociedad; con su belleza y sus virtudes forman la
COLACIÓN DE GRADOS 3 y l
trama íntima de nuestra vida colectiva, y á través de las gene-
raciones, depositarias de la antorcha sagrada, constituyen el vín-
culo que mantiene la unidad de la raza y conserva la moral del
hogar y la familia!
Ha caído ya en desuso el vejamen burlesco de otros tiempos,
fácil para el maestro si sólo considera el contraste de vuestra
ciencia libresca con vuestra inexperiencia... En la tela sin lin
de cambiantes matices, debéis aplicar los conocimientos teóri-
cos que tienen hoy para vosotros un sentido casi místico. No
importa; vuestra misma ignorancia de la vida, que simboliza-
ban otrora los guantes inmaculados y el capirote candido, cons-
tituyen vuestra fuerza; por ella sois propicios á todas las insig-
nias y á todas las candidaturas.
De hoy en adelante « doctores seréis llamados », pero por
muchos años todavía, seréis antes que nada juventud, es decir,
la esperanza, la conciencia nueva, el corazón pujante y el espí-
ritu ambicioso.
Encauzad, jóvenes amigos, los ideales de vuestra tumultuosa
juventud, limitad el campo de vuestra acción para que sea fe-
cunda. El derecho, entre todas las ciencias, es la que desarrolla
mayores aptitudes sociales : no en vano vemos tantos abogados
y doctores en la dirección y el gobierno de los pueblos; si el
hecho se repite con tanta frecuencia debe obedecer á causas
profundas y vivaces.
Una comprobación inmediata de lo que pueda realizar su
cultivo acompañado del carácter y la inteligencia la tenéis en
los muros de esta sala : con las desigualdades imprescindibles,
esos retratos os muestran á presidentes, ministros, jurisconsul-
tos, oradores, maestros, unificados por la ciencia en la dignidad.
Come á ellos, la disciplina jurídica profundizada con amor, os
dará el instrumento soberano para discernir con claridad vues-
tro camino para resolver en la dignidad y en el honor las situa-
ciones al parecer más angustiosas de la vida.
Para rendir vuestro máximo de utilidad social debéis, pues,
consagrar vuestro esfuerzo, á estudiar el derecho en sus evo-
luciones de fundamento y aplicación, sino de esencia; así se
ampliarán los horizontes de vuestro espíritu y podréis compe-
netraros de los fenómenos sociales que son función de los fenó-
3"72 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
menos jurídicos, y que la vida intensa de nuestros días nos pre-
senta como problemas de solución tan frecuente como inelu-
dible.
En el orden político esas transformaciones del derecho siste-
matizadas algunas de ellas en los últimos años, se apartan en
absoluto de la filosofía del siglo xviii que dio las bases del
derecho vigente. Las modernas doctrinas prescinden, en efecto,
del concepto metafísico de la soberanía del pueblo para reem-
plazarlo por la función social del gobernante y el gobernado,
lo que da otro carácter á la democracia, muchas de cuyas insti-
tuciones, más recientes, como sufragio universal obligatorio, en-
cuentran en ellas completa justificación, una vez suprimida la
noción de los derechos individuales absolutos, para ser reem-
plazada por el derecho colectivo, como emanación de la inter-
dependencia social.
En el orden privado, á las transformaciones paralelas de fun-
damento se siguen las nuevas aplicaciones exigidas por el des-
arrollo industrial ó los nuevos institutos. No solamente el so-
cialismo pone en cuestión la propiedad, la herencia y la familia,
sino que la institución burguesa de la sociedad anónima, al
movilizar los inmuebles, da nuevas formas á la posesión, como
la cooperación y la mutualidad dan nuevos caracteres á la aso-
ciación, y la quiebra misma es estudiada en su liquidación como
una manifestación de colectivismo.
Inútil me parece multiplicar los ejemplos ni señalar la tras-
cendencia de las nuevas orientaciones; quiero sólo indicar con
esos pocos jalones el campo en que habéis de ejercitar vuestra
actividad futura los que viváis como quería Pasteur « en la paz
serena de los laboratorios y las bibliotecas ».
Todos encontraréis, en cambio, en la política — como rama
de aplicación de la ciencia jurídica — fecundo empleo para
vuestros hábitos de trabajo, al mismo tiempo que el cumpli-
miento de funciones indeclinables. Llevad á la política, jóvenes
amigos, vuestras energías y vuestro espíritu nuevo, libre de
prejuicios; trázaos de antemano el camino que exige vuestra
cultura, llevadle sobre todo vuestra solidaridad generosa que
debéis mantener á través de sus vicisitudes; someteos á la dis-
ciplina de los partidos militantes, pero no perdáis por eso vues-
COLACIÓN DE GRADOS .')-j3
tra individualidad; sed hombres de acción, como lo requiere el
momento actual, pero sin dejar de ser hombres de ley y de
pensamiento.
Vuestra misión social os llama á formar en la clase dirigente.
No confundáis la democracia con el gobierno exclusivo de la
multitud, ni con el predominio de una clase ó grupo oligarca
sin arraigo popular. La selección del grupo dirigente por el
consentimiento de todos es la verdadera realización democrá-
tica ; lo que un ilustre pensador ha sintetizado al decir « la de-
mocracia es una aristocracia de selección ».
Nuestra historia política nos ofrece cada vez que se ha obte-
nido una conquista política ó institucional el cuadro viviente
de esa domacracia seleccionada, con aspiraciones patrióticas, con
la visión luminosa de nuestro destino. En 1810 y en 1816 un
grupo selecto de hombres valerosos — en que junto con los jefes
militares predominaban los doctores — marcó rumbos á la na-
cionalidad naciente y arrastró al pueblo en su impunsión de
épica grandeza, llegando á proclamar la independencia en un
arranque de fe sublime en los destinos del país, cuando parecía
amanezada de muerte la causa americana. Rivadavia, con el
grupo de los hombres superiores que secundaban su política,
vio fracasar la más noble y la más grande tentativa civilizadora
que registra nuestra historia, porque la ignorancia de los pue-
blos sometidos á caudillos semibárbaros no quiso seguir la orien-
tación que marcaba su genio.
La organización nacional nos muestra dos fuertes grupos di-
rigentes, apoyados en el pueblo de los centros cultos, y ope-
rando en su hora la unidad institucional del país. La federali-
zación de Buenos Aires que corona la obra de unificación, inicia,
sin embargo, la decadencia política : los gobernantes prescinden
del concurso popular y los gobiernos trocados en oligarquías,
lejos de educar al pueblo en las prácticas democráticas lo man-
tienen sistemáticamente substraído á su ejercicio. Después de
alguna-3 décadas de vicisitudes, la inspiración patriótica de Sáenz
Peña entregó al ciudadano el libre desempeño de sus derechos
políticos. La transición ha sido tan brusca que no ha podido
operarse sin sobresaltos — ya que hemos carecido de ese apren-
dizaje que en las viejas naciones precede á las conquistas de-
,'5^4 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
mocráticas. — ¡La desorientación y hasta el desequilibrio son pro-
ducidos, sin embargo, por el funcionamiento normal de los pre-
ceplos constitucionales!
Para que el gobierno de mañana sea la resultante que tene-
mos derecho de esperar, es necesario que los partidos en lucha
tengan como aspiración suprema el mantenimiento de las con-
quistas alcanzadas y cuiden de satisfacer la doble exigencia de
la democracia que antes he señalado. Los que por su tendencias
ó por su origen sean más genuinamente populares deben ampliar
y robustecer su clase dirigente, convencidos de que si el sufragio
numérico da el gobierno — éste se ejerce por medio de un grupo
selecto, idóneo y suficientemente amplio como para que la de-
mocracia no degenere por concentración excesiva. Los que en
cambio tienen una clase dirigente apta para las funciones gu-
bernativas, deben cuidar principalmente el factor popular, inter-
pretando los anhelos de la masa, inconsciente muchas veces,
pero siempre bien inspirada por su instinto patriótico. Ha sido
en todas partes la deficiencia principal de los partidos de ten-
dencia moderada ú oportunista — el menosprecio de sus grupos
directivos por el elector, empleado como elemento necesario du-
rante la campaña electoral, pero abandonado á su suerte des-
pués de ella. Esa ley de integración democrática — que mantiene
la armonía entre el grupo selecto que gobierna y la masa elec-
toral que numéricamente decide la elección, es la que realiza
en su amplitud la teórica belleza del sistema.
La juventud que vosotros tan brillantemente representáis, que-
ridos amigos, debe asumir su puesto en la lucha penetrada de
esos principios liberales, dispuesta á hacerlos predominar en la
futura contienda. No deberá ser parte á destruir sus entusiasmos
la contradicción que notará entre el estado real del país en ma-
terias de costumbres democráticas y las instituciones escritas
que lo rigen. Que no pretenda aplicar la lógica política porque
entonces llegaría á la conclusión de que son malas nuestras
leyes porque se han adelantado á nuestro estado social. Que
luche venciendo todos los obstáculos de medio y herencia, por
adaptar el país á las instituciones que le redactaron los consti-
tuyentes, por realizar su federalismo nominal en la mayoría
de los estados, por resolver en la verdad y los principios cientí-
COLACIÓN DK (¡HADOS 3y5
fieos todos los problemas económicos y políticos que nos salen
al paso cada día.
Ninguna misión más alta para la juventud que la educación
de la democracia : enseñando á la masa inculta los problemas
del gobierno, formando su conciencia política y tratando de
agruparla alrededor de los núcleos dirigentes para que les preste
su apoyo espontáneo, se habrá realizado el ideal de nuestros
constituyentes : el gobierno de todos ejercitado por los mejores.
Entráis á actuar, jóvenes doctores, en días de crisis universal
para el derecho y de angustia profunda para las almas. Cuando
más orgullosos nos sentíamos de nuestro progreso jurídico, ma-
nifiesto en la práctica de la democracia, en el concepto de la
libertad, en la dignificación de la justicia, en el trabajo y en
la paz, se ha desencadenado con la violencia ciega de un fenó-
meno de la naturaleza la mayor suma de fuerzas humanas que
jamás los siglos vieran encaminarse á ningún fin. El cataclismo
<¿ seré una hecatombe inútil provocada sólo por menguados inte-
resen ó una cruzada redentora con grandes ideales ? Sólo el
porvenir lo dirá. Entretanto recojamos las enseñanzas que la
guerra dicta á la paz; son lecciones de virtud antigua, de auste-
ridad, de perseverancia, de valor consciente, de solidaridad de
razas, de trabajo constante. Mientras esperamos el advenimiento
del nuevo derecho y de la nueva libertad, cumplamos simple-
mente los deberes antiguos que la guerra nos predica. El espec-
táculo del mundo más débil que nunca, en la angustia y el dolor,
nos envuelve en una atmósfera letal, en que respiramos el humo
de los hogares incendiados, el vapor de las lágrimas que se
secan sin consuelo, el aliento final de los que mueren. ¡Los que
todo lo dan con la vida y todo lo pierden con la patria nos mues-
tran la condición humana tan mísera y tan dura como en las
épocas bárbaras! ¡Al mismo tiempo la guerra exige tan múl-
tiples y sublimes virtudes « que una sola de ellas en la paz
basta para designar un hombre á nuestro respecto » ; cada hé-
roe se desprende de la vida, con la negligencia con que se arroja
una flor, ha dicho William James!
La construcción que se levante de entre las ruinas, tendrá
por base el espíritu moderno y las virtudes antiguas... Será la
nueva forma de la democracia en la paz inalterada ; en el mundo
0~(J REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
solidario la vida será milicia, pero sujeta á las normas categó-
ricas de la libertad : reinará una justicia mayor que acaso no
nos toque contemplar en su esplendor definitivo, pero que está
ya en camino, en vosotros, la generación que ha de consumar y
gozar sus beneficios : ¡ jam nova progrenies coelo demitlitur alto I
DISCURSO DEL DOCTOR CARLOS C. MALAGARRIGA
Señor Ministro,
Señor Rector,
Señoras,
Señores :
Pedía Tomas Carlyle que se erigiesen altares al silencio y Mae-
terlink, insistiendo en la paradoja, afirma que sólo hablamos en los
momentos en que no vivimos intensamente, pues cuando en la reali-
dad del todo penetramos y el sentir de las cosas es en nosotros más
hondo, la palabra, una cifra, un cuadro, una estatua no alcanzan á
expresar cuanto el silencio encierra.
Para nosotros, nuevos doctores, es sin duda éste uno de los mo-
mentos á que alude el escritor belga. Quiere sin embargo la tradi-
ción universitaria — y ésta es una ceremonia tradicional — que en
ella una tribuna nos sea ofrecida.
Al ocuparla, acuden en tropel los recuerdos de otras fiestas igua-
les en que también, uno llevando la. voz de todos, animoso decía sus
esperanzas, sus anhelos, sus ambiciones, ó volvía, lleno de tristezas
la vista al pasado...
Desde luego apartémonos de esta última postura que fué enton-
ces y seguiría hoy siendo insincera o errada.
Esta es en esencia y fundamento, una fiesta de porvenir y cara á
éste y no cara al .pasado debemos en ella situarnos mentalmente.
De los dos tipos en que Wells clasifica á los hombres de pensa-
miento, el de los que tienen al porvenir por una especie de no exis-
tencia tenebrosa sobre la cual el presente en marcha teje la vida y
el de los que contemplan el presente en función de lo que tras de él
ya está viniendo, acojámonos á este último grupo que el mismo pu-
blicista inglés llama creador, organizador y soberano.
COLACIÓN DE GKADOS 877
Y ello en primer lugar y por encima de todo, por ley de nues-
tra juventud, por la savia que sentimos inundar nuestros espíritus
al mismo compás fogoso de la sangre que golpea en nuestras sienes,
por la plenitud de impetuosa idealidad que sólo, tiempo adelante,
puede hallar su cabal realización, por la serenidad con que se nos
aparece el mundo como una inmensa cantera de la cual parece que
no tenemos más que extraer ricos materiales para construir una
obra alta y definitiva.
Somos además americanos y ¿noes también á modo de una ju-
ventud dentro del mundo todo, ésta nuestra América ?
Cabe disentir de los que creen que algún día toda la América for-
mará un solo estado ó única anfictionía : puede discutirse si hay
una ó varias Américas — de lo espiritual hablo — y aún si dentro
de alguna de éstas, hay tanta igualdad de caracteres y tan parecida
posibilidad de destinos como en apariencia se dibujan. Pero hay
que aceptar de un modo terminante y rotundo, que pueblos como
este nuestro, formados principalmente por elementos que vinieron
y vienen, huyendo — consciente ó inconscientemente — del peso
muerto de la tradición que en Europa les ahogaba, han de sentirse
empujados, por la fuerza inicial de aquel primitivo impulso, hacia
lo porvenir y no adormecidos en la rumia de lo que ya pasó. Por
esto, por ser y por sentirnos argentinos, parece que fuéramos y nos
"sintiéramos dos veces jóvenes y por ello doblemente obligados á
mostrarnos en este día optimistas y resueltamente orientados, no
hacia lo que fué, sino hacia lo que nos aguarda.
Además, si nos halláramos ahora aquí reunidos tan solo profeso-
res y colados, podríamos quizá libremente complacernos en recor-
dar las horas que en esta casa felices transcurrieron y aun entregar-
nos á la sutil operación mental de calcular si pesa más en nuestro
ánimo aquella añoranza que la victoriosa satisfacción de haber dado
cima á nuestros estudios universitarios.
Pero se ha querido que en este día, rodeen á los nuevos doctores
los que á lo largo de su carrera, la siguieron con inquietud crecien-
te, por ley de la sangre ó por afinidad de la simpatía y del afecto,
d Cómo, entonces, no decir nuestras esperanzas y creer de sobra
compensada la melancolía de la separación por el contento que ve-
mos reflejado en los padres que nos alentaron, en los hermanos que
nos dieron ánimos, en los amigos cuya simpatía sentíamos y quizá
AHT. OBIC. XXII-35
378 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
por la visión de un ideal soñado cuya imagen fulguraba á veces en-
tre las líneas del árido código ?
Además esta no puede ser ceremonia de despedida. Haber consi-
guido el título no nos aparta, no debe apartarnos, no queremos que
nos aparte, de la Universidad.
Se ha dicho alguna vez que ésta por querer formar con eficacia
profesionales, descuidó su función más alta de formar hombres de
ciencia y de dirección : téngolo por notoria injusticia, porque uni-
versitarios de Buenos Aires supieron dar gloria á nuestro país, des-
de los puestos directivos de más responsabilidad.
Pero es indudable que nuestra alma lux y dentro de ella nuestra
Facultad están en mejores condiciones que antes para dar cabal
cumplimiento á la alta misión que en nuestro país á la Universidad
está señalada. Bastará con que me refiera al regular funcionamien-
to de los cursos intensivos y á la implantación de los del doctorado.
Con el uno y con la otra, estamos muy lejos de la temida usina de
abogados.
El grupo de doctores por quien hablo, ha podido darse de ello
perfecta cuenta, pues en su gran mayoría entró en esta casa antes
de la implantación de la primera de las reformas citadas y ha alcan-
zado á muchos de los cursos intensivos establecidos : éstos y los del
doctorado, serán seguramente un motivo de vinculación entre nos-
otros, ex alumnos y la Facultad, como lo será y lo es ya su biblio-
teca que tanto nos ha ayudado y que hemos visto durante el curso de
nuestros estudios como se enriquecía hasta llegar á ser una de las
primeras, sino la primera, de las de derecho en Hispano América.
Contribuye también á que no nos sintamos hoy despidiéndonos
de la Universidad, la mayor intimidad determinada por el hecho de
la agrupación de los estudiantes en Centros y su Federación y por
el reconocimiento oficial de estos organismos. De este modo se ha
dado un gran paso en el camino de la solidaridad entre los que en-
señan y los que aprenden, que según decía recientemente el doctor
Bidau, es la condición de una mayor intensidad y una mayor efica-
cacia en la labor universitaria. De este modo también se ha avan-
zado en el camino de otra solidaridad, entre los que enseñan y los
que aprenden y los que por haber aprendido tienen á orgullo, ya
que no continuar siendo, sentirse siempre estudiantes, hijos de la
Universidad.
COLACIÓN DE GRADOS 879
Quizá por ahí se irá á solidaridades más amplias que de los ele-
mentos directivos déla ¡Nación parece que hay derecho á esperaren
bien de esta misma y de la raza.
Nación y raza. Guando se trata de pueblos como el británico ó
como el hispánico que rebasando de sus límites históricos ó geo-
gráficos y atravesando los mares, han resurgido, vivaces y potentes
en nuevas naciones de nuevos continentes, no cabe en cuantos pue-
den influir en la dirección de éstas, un modo estrecho de concebir
su vida, antes bien deben sentir con fuerza la comunidad de origen,
la identidad de estirpe, la intimidad de relación espiritual que á
todas marca, aproxima y junta y no por muertas exigencias del pa-
sado, sino por la fuerza viva del presente, pleno de rico y complejo
porvenir.
No pueden las universidades de Hispano América, desconocer la
gran parte que les corresponde en esta necesaria labor. Quizá las
nuestras son las más indicadas para emprenderla y marcar rum-
bos. Para nosotros sería la realización de un ideal ver á la de Bue-
nos Aires reasumir la alta tarea.
La ocasión es para ello especialmente propicia.
La guerra que no sé si deshonra, pero sí que desangra á Europa,
al mostrarnos, patente, el error de los que creían en la posibilidad
de un estado mundial, ha afirmado la conveniencia inmediata de la
aproximación de los pueblos de idéntico origen y con intereses
comunes y ha determinado desde luego la alianza estrecha de los
que aislados no hubieran podido resistir la acción de otros, á su
vez unidos, dotados de una gran fuerza de ambición y predominio.
Para los pueblos hispánicos que son los que nos importan, se ha
planteado con caracteres de urgencia esa necesidad de mutuo apoyo
y concertada defensa, que quizás llegue á la íntima unión que por
cierto, no debe limitarse á los estados más fuertes ó más prósperos
que sería fuente de recelos, sino ser amplia y total.
(j Quién puede desconocer la parte en que esta empresa toca á la
acción de las Universidades? ¿No partió de ellas el concepto, el
aliento, el impulso que hace más de un siglo movió á estos pueblos
á la independencia ? Pues del mismo modo y por idénticas razones
de preparación, de idealismo, de natural dirección de las fuerzas
ciegas, populares, incumbe á la Universidad, iniciar esta otra re-
volución pacífica, no menos honda que la del pasado siglo, aunque
38o
KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
por el movimiento natural de péndulo, sea convergente y sintéti-
ca, tanto como aquella otra, gloriosísima, fué dispersa, analítica y
en ocasiones incoherente.
Prepararemos esta nueva acción si dentro de nuestras respectivas
fronteras, acometemos otra inmediata en la que á nosotros, á nues-
tra generación universitaria, está reservada una directa participa-
ción: la lucha por lo justo.
Toda injusticia debe provocar en nosotros antes que en nadie, la
indignación y la protesta que afirmen el deseo imperioso de amino-
rarla ó destruirla.
En primer lugar la injusticia social, el régimen que consiente la
explotación del obrero, la degradación de la mujer, el aniquila-
miento del niño, el desprecio al anciano inservible. No podemos,
como el varón de la antigüedad, considerar la iniquidad civil exis-
tente como un océano misterioso y sagrado. La pobreza, el trabajo
sin esperanza, el hambre misma, la servidumbre de los débiles, no
son el resultado irresistible de la fatalidad de leyes supremas é irre-
formables, sino males que la misma humanidad al marchar ha sem-
brado y que puede desarmar y vencer: no de otro modo podemos
contemplar ciertos aspectos del industrialismo que importan una
vergonzosa explotación del trabajo y un visible envilecimiento de la
fuerza humana que emplea. Nuevos abogados, nuestro doctorado
en derecho nos obliga a considerar atentamente, con calor de hu-
manidad, estos males que nos rodean y á surcar decididos, en todas
direcciones, el maremagnum económico hasta dar con la nave en
el puerto de la paz social.
Y si la injusticia en las relaciones económicas debe sobresaltar-
nos hasta la indignación y si en contra de ella debemos propugnar
por el derecho de todos los seres humanos á una vida mejor que la
que las actuales condiciones sociales les concede, otra forma de la
injusticia, la de un Estado que abuse de su fuerza en sus relaciones
con los demás, debe merecer nuestra inmediata reprobación.
Este deber nos es más fácil a nosotros, nuevos abogados argen-
tinos, por la feliz circunstancia de haber nuestra república sostenido
en su vida internacional, normas jurídicas excepcionalmente am-
plias y generosas.
Pero aunque la República Argentina no hubiese sido en toda
ocasión, como ha sido, respetuosa de los tratados hasta someter
COLACIÓN DE GRADOS 38 I
todas sus cuestiones de límites a fallos arbitrales que cumplidamen-
te ha acatado, aunque no se hubiese abstenido de toda guerra de
predominio o de conquista, el desconocimiento absoluto de la exis-
tencia de un orden jurídico internacional de que se ha hecho gala
en la guerra presente, debiera provocar nuestra protesta y confir-
marnos en nuestra decisión de acudir contra tales procederes. Nues-
tro protesta debe ser en primer lugar contra la afirmación que en-
fáticamente se hace de que no existe un derecho de las naciones y
que las relaciones de éstas sólo se rigen por la ley de la ciega necesi-
dad. Y luego contra la asimilación, que también se predica, del
derecho y la fuerza. Y ahora y siempre contra la violación de los
tratados en que los pueblos iban ensayándose lentamente en la vida
de la comunidad humana y contra la transgresión de las reglas con
tanto trabajo establecidas para cuando llegara el caso extremo de la
guerra por mar ó por tierra v aun por el aire.
La condición de país neutral que en la presente contienda asume
el nuestro, no es parte á ahogar en nosotros, hombres de derecho
puro, de pleno idealismo, la expresión de nuestro sentir que no
puede tacharse de parcial, aunque debamos exteriorizarla, quizá
sorprendidos, contra quien no nos había dejado entrever en su
ciencia rica en frutos y en sus métodos severos de investigación y
análisis, un contenido tan anormal que permitiese la invasión de te-
rritorios ajenos en mengua de neutralidad expresamente afianzada y
en ellos y en los enemigos, acometer a la población civil con más
ira que á los ejércitos organizados. Contenido tan desprovisto de
normas morales, revela un principio directivo — el predominio del
estado sobre el individuo — que francamente nos repugna, no sólo
como hombres de derecho, sino como americanos, como hispano-
americanos y como argentinos.
Si algo, en efecto, a pesar de la diversidad de razas, de lenguas,
de religiones, de leyes y costumbres, da a los pueblos americanos
una fisonomía propia, unidad de pensamiento, es la democracia.
Frente al concepto autocrático del estado, frente al cesarismo, los
países americanos, tanto el de origen anglosajón y habla inglesa
como los de origen ibérico ó hispánico, pueden mostrarse como
pueblos democráticos que sólo consideran al estado como un medio
de conservación y de defensa de la libertad política y de la libertad
civil del individuo.
382 UEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Y si algo caracteriza a la raza a que nosotros, los hispano-ame-
ricanos, pertenecemos, es el individualismo encuadrado dentro del
marco de una gran vida ciudadana y municipal.
Y si algo singulariza, entre los pueblos del continente, á la Re-
pública Argentina, es el respeto á las naciones más débiles y la ab-
soluta falta de ambiciones de imperio o de predominio.
Esta es la substancia de nuestra bistoria, la medula de nuestra
vida social y política.
Y por esto no podríamos prescindir, en estos días de dudas, de
afirmar nuestra fe democrática, y confesar en voz alta nuestra reli-
gión jurídica. Si á alguien toca proclamar lo intangible del ideal,
es á nosotros que de la vida sabemos lo que de ella quintaesencia-
ron los grandes pensadores, los propulsores del progreso, los már-
tires de todas las causas justas. Si la Universidad no nos hubiese
hecho así, idealistas como somos, no hubiera respondido á su noble
misión ; porque lo somos, tenemos á gala mostrarnos tales.
Hay otra injusticia en cuyo fondo hallaríamos restos del mismo
espíritu de predominio de que hacen gala los defensores de la intan-
gibilidad del régimen industrial presente y los invasores del dere-
cho de los pueblos débiles. Es una injusticia que nos toca muy de
cerca, pero contra la que de todos modos, nuestro idealismo pro-
testaría : la protesta es más fácil y puede determinar corrientes de
acción inmediata por el hecho de ser muy visible el mal y ser ya
muchos los que consideran llegado el caso de ponerle remedio.
Esta tercera injusticia de la que debo hablar, es la que en nues-
tro país que es y será mucho tiempo de inmigración, abando-
na á su propia suerte á millares y millares de hombres que de él
forman parte innegablemente y á los cuales sin embargo se les
mantiene alejados del aspecto más importante de su vida, el polí-
tico.
Esta situación de los no nativos, ha sido contemplada entre nos-
otros en todos sus aspectos. Alberdi, Mitre, Sarmiento hicieron
resaltarlas ventajas económicas, sociales y políticas déla incorpora-
ción de esos habitantes á la vida ciudadana. Hoy hay quienes creen
encontrar en esta incorporación inconvenientes. Pero el problema
no ha sido resuelto y la situación de los extranjeros perdura en toda
su injusticia. Pocos por lo demás, han considerado la cuestión en
su fase jurídica. Los que así lo han hecho en alguna ocasión, fué
COLACIÓN DE GRADOS 383
inspirándose en consideraciones personales, como el caso de Sar-
miento por su condición de emigrado en Chile.
Y sin embargo, ese aspecto del problema es el que debió en pri-
mer lugar considerarse. Si así se hubiera hecho y si en consecuen-
cia, se hubiera reparado la injusticia, las condiciones sociales y
políticas de la República serían actualmente otras y no por cierto
peores que las actuales.
Que la injusticia existe es evidente, y también lo es que ella no
es obra de los hombres que constituyeron el estado argentino. Con
una maravillosa intuición de las verdaderas conveniencias del país,
ellos llamaron á este suelo á todos los hombres del mundo que qui-
sieran habitar en él y reconocieron, no ya los derechos civiles úni-
camente, sino también la casi absoluta totalidad de los derechos
políticos, á todos los extranjeros que tuvieran dos años de residen-
cia en el país.
La realización de la injusticia ha venido después. Es obra más
que de los textos legales, de la interpretación que se les ha dado, y
también de cierto ambiente hostil a toda intervención del extranje-
ro en la vida política del país.
El resultado inmediato es que con muy escasas excepciones el ex-
tranjero se ha abstenido de la vida cívica \ así, con la Constitución
más igualitaria y democrática del mundo, aparecen en la Repúbli-
ca Argentina sin derechos políticos, centenares de miles de habitan-
tes tan capacitados para ejercerlos como aquellos á quienes estos
derechos se reconocen y tan interesados como éstos en su prosperi-
dad, propulsores eficaces de su desarrollo, llenos de fe en su porvenir.
Consecuencia de esto, ha sido el retardo, cuando no la obstaculi-
zación indefinida, de la asimilación del extranjero y por tanto la
falta de homogeneidad en la población.
Cuando se considera que entre esos extranjeros á quienes los de-
rechos políticos se niegan ó se regatean, se cuentan por millares los
padres de argentinos y que éstos, apenas salidos de la adolescencia,
se encuentran en el goce de la calidad de ciudadanos, se perciben
otros resultados no menos funestos al país, que en lo que se refiere
á la organización de la familia, puede tener la situación que á los
extranjeros se ha creado.
Rajo este aspecto la injusticia adquiere caracteres realmente ex-
traordinarios.
384
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
En otra ocasión he dicho al respecto y me complazco en repetir-
lo, que esta injusticia que con nuestros padres se comete, nosotros,
los hijos de extranjeros, únicos ciudadanos argentinos en nuestros
hogares, en nuestra carne la hemos sentido y que hubiéramos que-
rido rechazar ese derecho que para escarnio nuestra, á ellos se les
regatea ó se les niega y á nosotros se nos prodiga. Dije también en
esa ocasión que ya que ese derecho se nos ha dado, hemos de em-
plearlo en la destrucción del sistema que al privar al país donde he-
mos nacido, de tantos útiles ciudadanos, ha retrasado su progreso é
impedido la formación definitiva del pueblo argentino.
No sé si ese estado de espíritu es el de todos aquellos que entre
mis compañeros de colación son hijos de extranjeros. Me atrevo á
creer que sí, pero de todos modos esa era y es mi resuelta actitud
espiritual ante el hondo problema y la actitud de todo argentino
sinceramente interesado en el porvenir de su país, no puede ser
otra, pues si para nosotros — los hijos de extranjeros — el proble-
ma es fundamentalmente un problema afectivo, para el resto de los
argentinos es un problema social y político de gravedad y seriedad
considerables.
Acordándole tal importancia, se le estudia desde hace años en
esta facultad relacionándolo con el problema general de la nacio-
nalidad y en un proyecto de ley en que están condensadas sus ex-
plicaciones de cuatro cursos intensivos, un ilustre profesor prepara
una solución justa á la magna cuestión.
Con ello esta casa habrá aportado una de sus mayores contribu-
ciones al progreso del país.
A ese progreso antes que á la consecución de nuestros fines indi-
viduales, debemos y queremos consagrar la eficacia del título que
hoy se nos concede y con él la de las enseñanzas que en esta casa
hemos recibido.
Con esta afirmación idealista, nos presentamos hoy á la univer-
sidad como en supremo y definitivo examen que fuera la revisión
total de los valores aquí adquiridos. En esta casa entramos los de
nuestro grupo en los días rosados y tranquilos que precedieron al
Centenario de la Revolución de Mayo y que tan distantes parecen
de estos tormentosos y sombríos ; de ella salimos en víspera del
otro Centenario, del de la obra de los esforzados varones que en
plena lucha supieron recoger su espíritu y ordenar la vida futura de
COLACIÓN DE GRADOS 385
su pueblo, alta, optimista afirmación que es para nosotros ejemplo
y guía y nos conforta en la seguridad de que la dirección que en
esta universidad nuestros espíritus recibieron, condice con el pro-
pio genio de nuestro pueblo, tal como proféticamente lo vieran los
hombres que dieron en Buenos Aires el grito de libertad y los que
en Tucumán lo condensaron en fórmulas de definitiva independen-
cia.
De ellos seremos dignos si nos consagramos á la grandeza de la
¡Nación que fundaron : una grandeza, como ellos la quisieron, basa-
da en la justicia, y como ellos la sirvieron desde el primer momen-
to : con una constante, tenaz preocupación del porvenir de los pue-
blos hermanos, los que del mismo origen espiritual é histórico, nos
dan una noción más inmediata y segura de aquella humanidad in-
tegral y mundial, que sigue siendo el ensueño más lejano cuando
más cerca creíamos verlo...
La humanidad está viviendo actualmente, no un atardecer de
decadencia, sino un sangriento amanecer de alto progreso. Debe-
mos prepararnos para ser dignos del nuevo día y para que impul-
sados por la profecía del poeta, al salir el sol « en un triunfo de
liras », dos continentes « del Hércules antiguo la gran sombra so-
berbia evocando puedan decir al orbe : la alta virtud resucita que á
la hispana progenie hizo dueña de siglos ».
He dicho.
APUNTES
LA HISTORIA DEL COLEGIO (I^
Señoras,
Señores :
La apacible quietud del modesto villorrio que era allá por el
año de 1767 esta « muy noble y muy leal » ciudad de la Santí-
sima Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires, fué
sobresaltada en la noche del 2 de julio por un acontecimiento
extraordinario, conturbador : el rey de España, don Carlos III,
había ordenado la expulsión de los jesuítas de todos sus domi-
nios, y esa noche cumplíase en la futura metrópoli del virrei-
nato, el augusto decreto (2).
Era su ejecutor, como sabéis, el gobernador don Francisco
do Paula Bucareli y Ursúa...
Cuando llegara al gobierno — no hacía un año aun — en aquel
amargo 2 5 de agosto de 1766, los sagaces discípulos de Loyola
debieron presentir en Bucareli la proximidad del enemigo, aca-
so más bien, la proximidad del brazo implacable elegido para
(1) Estos Apuntes sobre la Historia de! Colegio fueron escritos con ocasión del « Día
del Estudiante » y leídos en el Teatro Odeón en la fiesta organizada por el Centro de
Estudiantes del Colegio nacional de Buenos Aires, el 2 i de septiembre de este año.
(2) Pongo, de una ve/, la indicación bibliográfica, á fin de no interrumpir con notas
la lectura de estas páginas, cuya fatigosa aridez no he logrado evitar :
APUNTES PAKA LA HISTORIA DEL COLEGIO 38^
extirparlos del Río de la Plata, obedeciendo tenaz y sumiso á
los designios del monarca y de su progresista ministro el conde
de Aranda.
Y bajo la inspiración ó la orden de la omnipotente Compa-
ñía de Jesús, el Cabildo preparó la recepción del nuevo gober-
nado]-, con una mezquindad que contrastaba con la fastuosa
que había organizado al anterior, don Pedro de Ceballos.
¡Treinta y siete pesos tres reales! tal fué la cuenta de gastos
que importó esta fiesta, dedicada por la ciudad á su nuevo go-
bernador, según el regidor tesorero del muy ilustre Ayunta-
miento...
Quizás los padres nunca imaginaron la tremenda magnitud de
la misión confiada á Bucareli, pero es seguro que, desde aquel
día, debieron quedar á la expectativa de los inevitables sucesos...
Y cuando don Juan de Berlanza, secretario del gobernador,
don Manuel Basabilvaso, don Juan de Arco y don Francisco
Pérez de Saravia, escoltados por una compañía de granaderos,
hicieron irrupción en la Iglesia y Colegio grande de San Igna-
cio, los padres jesuítas acataron la orden sin resistencia y sin
protesta.
¡El decreto era injusto, inclemente, excesivo!... Mas, no es
del caso disertar ahora, sobre la ofuscación que el temor á la
poderosa congregación produjo en las deliberaciones del go-
bierno...
Completábase la terrible medida con la confiscación de todos
los bienes de propiedad de los padres expulsos.
Pronto se echó de ver, en el inventario prolijo y en el razo-
nado informe que redactara el doctor Manuel José de Labardén,
Juan María Gutiérrez, Anales de la Universidad, lomos I v II, año 1877.
P. Groussac, Anales de la biblioteca, lomo l\ .
Vicente F. López, Historia de la República Argentina, tomo I.
Documentos v planos relativos al periodo edilicio colonial de la ciudad de Buenos Aires,
tomos I, II, III y IV.
La Revista de Buenos Aires, 18G8 á 1871, tomo II.
José M. Estrada, Obras completas, tomo II
Manuel Moreno, A rengas y escritos de don Mariano Moreno.
Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano, tomo 1.
Carlos Correa Lina, Don Baltasar de Arandia.
Concolorcorvo, Lazarillo de ciegos caminantes .
Andrés Lamas, Rivadavia, su obra nolítica y cultural.
388
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
que aquellos bienes no alcanzaban ni con mucho, á « la enorme
fortuno » en que el vulgo apreciaba « los fantásticos tesoros de
la Compañía ».
Figuraba en ellos, naturalmente, la Iglesia y Colegio grande
de San Ignacio.
El misterioso edificio hallábase situado en la manzana com-
prendido por las calles hoy Alsina y Bolívar, Moreno y Perú...
En aquellos años, la construcción abarcaba únicamente la igle-
sia y el colegio anexo, siendo oportuno advertir "aquí que tal deno-
minación de <c colegio », equivalía, en tal caso, á « convento »,
y no á casa de estudios.
Según la expresión de un cronista coetáneo, era : « muy pro-
porcionada en sus partes; tiene tres naves sobre pilares ; y sobre
las colaterales hay tribunas. Á la subida de las gradas de la Ca-
pilla mayor y debajo del arco toral, está el dosel y sitial del
virrey al lado del Evangelio. En lo interior hay claustro alto y
bajo y bastante despoblado que ocupa cerca de la cuadra... »
Tal era la finca más importante de que Bucareli despojó á los
jesuítas...
No las habría por cierto mejores en las contadas cuadras que
formaban la ciudad, la cuarta ciudad de estas regiones coloni-
zadas por España, según el decir del autor de El lazarillo de
ciegos caminantes, quien añade : « hay pocas casas altas, pero
unas y otras bastantes desahogadas, y muchas bien edificadas, con
buenos muebles que hacen traer de la rica madera del Janeiro... »
Más expresivo todavía resulta el Diario de Aguirre : « Todo
Buenos Aires está edificado ele ladrillo, adobe y tierra pisada. »
« Ningún edificio hay que merezca el nombre de magnífico... »
« No se ve lo magnífico, pero tampoco lo miserable... »
En esa parte de la construcción destinada á « Colegio » ó,
mejor dicho, « Convento de los Jesuítas », fué donde se instaló
diez y seis años más tarde el primer instituto de estudios pú-
blicos en Buenos Aires.
Era ésta una necesidad que los monarcas españoles no se
habían dignado satisfacer en sus largos años de dominación.
Acaso porque compartían el sentir de aquel peregrino señor de
APUNTES PARA LA HISTORIA DEL COLEGIO 38y
Andoanegui, gobernador que, en 1752, achacaba el derrumba-
miento de la catedral á « castigo del cielo por los pleitos que fo-
mentaban los abogados »; ó del obispo Latorre, quien, en 1769,
al saber que el Cabildo « solicitaba universidades con jurispru-
dencia y otras ciencias más comunes », dirigía al rey un me-
morial destinado á probar que semejante aspiración era « un
clásico disparate, pues habiendo hoy (enredos) con cuatro abo-
gados (i qué fuera con muchos más que se criarían faltos de
práctica y de aplicación, que en mi tierra se dicen abogados de
á legua»; el hecho es que, como lo consigna el Lazarillo, «no
hay estudios públicos, por lo que algunos envían sus hijos á
Córdoba y otros á Santiago de Chile, no apeteciendo las conve-
niencias eclesiásticas de su país, por ser de muy corta congrua
y sólo suficientes para pasar una vida frugal. »
La ciudad clamaba por un establecimiento de estudios. Llegóse
hasta pensar en trasplantar á este puerto la universidad que
funcionaba en Córdoba.
T;;maña ocurrencia indignó, y no sin fundamento, á la
gente mediterránea. El señor don Manuel Abad Illana, obis-
po de Córdoba del Tucumán, argumentaba en contra de tan
inicuo proyecto con apropiadas razones : « He oído, Señor —
decía al monarca — que la ciudad de Buenos /Vires ha pe-
dido á V. M. se lleve allá la Universidad de esta de Córdoba.
Señor, en cualquier pleito se ha de sentenciar por aquella par-
te que está en posesión de lo que se pleitea. Córdoba está en
posesión de esta Universidad y así suplico á V. M. no la defraude
de esta regalía. Buenos Aires puede alegar la muchedumbre de
sus vecinos (esto ocurría en 1768, cuando Buenos Aires apenas
contaba 20.000 habitantes), la magnificencia de sus edificios,
y, en suma, ser tal que si estuviera en Europa, podría repetir
para Corte. Pues si es una ciudad de tanta ostentación <; por qué
envidia á Córdoba una prerrogativa de que la tienen en posesión
tantos Pontífices y tantos Reyes ?... Buenos Aires es ciudad opu-
lenta y florida. No así Córdoba. No dio Naturaleza todos los
bienes á una nación : no lo dé todo V. M. á Buenos Aires y
dígnese conservar á Córdoba en la posesión de una gracia que
necesita para ser algo... »
3(JO REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
En suma, así habían corrido muchos años, sin que tanto cla-
mor, tanto proyecto, tanto comentario, alcanzara el fruto de-
seado...
La confiscación de los bienes de los jesuítas vino á facilitar
la solución económica del zarandeado problema : disponíase aho-
ra del local y de la renta para sustentar la institución. Faltaba el
hombre ponderado y ecuánime que supiera encaminar el asunto,
y realizarlo, después de tantas dificultades y reparos.
Ese hombre fué el americano don Juan José de Vertiz y Sal-
cedo, primer gobernador y luego virrey, por cierto el más emi-
nente de los que hubo en el Río de la Plata.
Yertiz, durante su período de gobernador, aprovechó con deli-
cada habilidad las circunstancias favorables que presentaba la
cuestión.
Si la expulsión de los jesuítas no había de descender del alto
carácter político que se le atribuía, era forzoso renunciar á la
codiciosa pequenez de que los bienes confiscados fueran á en-
grosar el patrimonio de la monarquía.
Debían, pues, aplicarse á un objeto de beneficio público.
ninguno más justificado y urgente que la instrucción general.
Inspirado en este pensamiento, Vértiz solicitó el dictamen de
las autoridades capitulares sobre los medios más adecuados para
(( establecer escuelas y estudios generales para la enseñanza y
educación de la juventud », con los bienes confiscados á los
jesuítas.
Esto ocurría en 1771.
Las dilaciones del clásico expedienteo y otras remoras, igual-
mente insuperables, retardaron la realización de su plan, favo-
recido, como se ha visto, por la opinión concorde de los cabildos.
El monarca prestó, finalmente, su aprobación.
« Todo este edificio — dice el Diario de Aguirre, en noviem-
bre de 1783, refiriéndose al antiguo convento de los frailes de
San Ignacio en las calles Bolívar y Moreno — lo ha cedido el
Rey para Universidad, para cuyas rentas se están labrando casas
en su parte occidental. Ahora acabamos de ver la apertura del
Real Colegio con la advocación de San Carlos; el número de
alumnos de opa y beca será de 100... »
APUNTES PARA LA HISTORIA DEL COLEGIO 3g I
« Cerca de ioo alumnos », pone también el virrey Vértiz en
la Memoria de gobierno que dejó á su sucesor marqués de Lo-
reto. Sin embargo, en el libro de matrículas de 1783, los alum-
nos internos ó colegiales, no alcanzaban más que á 57, de los
cuales 1 3 cursaban filosofía, i4 teología y 3o gramática...
Había cuatro becas de gracia para hijos de « pobres honra-
dos » y dos para descendientes de militares.
El doctor don Juan Baltasar Maciel, « persona de notoria ins-
trucción, aplicación y celo por la buena literatura », fué su pri-
mer Cancelario y Director de estudios.
Así nació el Real colegio de San Garlos, cuyas aulas fueron
inauguradas el 3 de noviembre de 1783.
Entre estos desarticulados pormenores, apremíame el deseo
de aclarar un punto, que á través de tantos años cobra hoy, de
nuevo, singular actualidad : la Universidad nacional de Buenos
Aires tuvo su origen en el mismo colegio de San Carlos, de que
venimos hablando.
En efecto : los cabildos secular y eclesiástico, requeridos por
Vertiz, manifestaron en sus informes que era urgente « fundar
un Colegio para reclusión de la juventud estudiosa y una Uni-
versidad, con autorización para conferir grados... »
El colegio fundóse en 1783, como hemos visto.
En cambio, diversas circunstancias impidieron, en la misma
época, la fundación de la universidad, y el colegio de San Carlos,
andando el tiempo, fué cuartel de soldados durante la revolución
de Mayo, Colegio de la Unión del Sud en 1818 y Colegio de
ciencias morales en 1823, para refundirse luego en la Universi-
dad, creada el 12 de agosto de 182 1 en el mismo local.
La Universidad y el Colegio de la calle Moreno aparecen vin-
culados en la historia, del mismo modo que en la organización
actual de la enseñanza superior.
Las exigencias científicas de los cursos universitarios han res-
tablecido, en nuestro tiempo, la vida común de ambos institutos,
consagrando así la indisolubilidad de una unión natural, reve-
lada por la historia propia.
Todo lo cual resulta harto lógico, por otra parte, pues cual-
quiera que sea el concepto con que el Estado encare el problema
3g2 revista de da universidad
de la enseñanza secundaria, jamás podrá negarse á la univer-
sidad el fundamento con que reclama una preparación especial
previa al ingreso en sus aulas.
Anómalo y sin defensa, el procedimiento contrario que priva
á la Universidad de un instituto precursor, ha de tropezar siem-
pre en uno ú otro escollo : ó la insuficiencia del alumno que
llama á las puertas de la enseñanza superior, ó el programa
complejo, con bagaje, en mucha parte, forzosamente inútil para
el estudiante que ha de cerrar su ciclo en el Colegio.
Señoras,
Señores :
Sin duda he abusado de vuestra benévola atención con este
seco relato de los orígenes del histórico Colegio. La simpatía es
siempre ingenua y egoísta : quien ha visto discurrir tantos años
de su vida como alumno ó profesor bajo las bóvedas de sus
claustros evocadores, os ha confundido en su propia emoción, y
ha contado también con vuestra complacencia para estas reme-
moraciones de la casa centenaria á la que nos ligan hondísimos
afectos.
Con todo, tengo la certeza de que podría sincerarme : pues no
sólo sus alumnos, que tanto le deben de su caudal espiritual,
sino la ciudad entera, la República viva é inmortal, han de com-
templar agradecidos el glorioso colegio. El fué cuna de la ins-
trucción pública en Buenos Aires, y yunque donde forjaron sus
primeras armas los padres de la estirpe argentina, los proceres
de la Nación, pues estudiaron en sus aulas : Belgrano, el creador
de la bandera; Moreno, encarnación altiva del verbo indepen-
diente; Rivadavia, el precursor de la organización constitucio-
nal; López, el poeta civil que moduló su canto para eternizar
sus triunfos y anunciar su esperanza...
Mario Sáenz.
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN <»
Señor rector de la Universidad :
La presencia de usted en esta aula, realza nuestra palabra y
honra á todos los de esta casa, por cuyo motivo, en nombre de
todos la agradezco.
Señor director,
Señoras,
Señores :
En estos tiempos de conmociones y tristezas sociales, debemos
señalar los acontecimientos que presentan la vida bajo su fase más
bella, que eleven nuestro espíritu, para que podamos tener orgullo
de nuestra época y confiar serenamente en un porvenir mejor. Si á
los argentinos, porque llegamos últimos á la historia humana, ó
porque habitamos un punto del globo, donde el hombre es todavía
hermano del hombre, nos es dado contemplar el trágico espectáculo
que presenta el otro hemisferio, con recogimiento profundo y dolor
sagrado, sea también para aprovechar la lección solemne que el
inaudito suceso debe proporcionarnos. Hagamos que tanto esfuerzo
para destruirse mutuamente, que la muerte triunfante en las mil
formas del valor militar, sirva siquiera para hacernos meditar los
problemas de la vida, para que el alma del universo, suspensa
ante el misterio del final del drama contemporáneo, al pasar por
(i) Versión taquigráfica de la conferencia pronunciada por el doctor Manuel Caries
el 2Q de julio de 1910 en el Colegio nacional de Buenos Aires.
ART. ORIG. XXXI-36
3()4 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
nuestro pensamiento, se transforme en sabiduría, en virtud, en po-
der y belleza.
En tres sesiones estudiaré : El heroísmo en la civilización, es
decir, cómo los hombres cultos y los pueblos civilizados son más
heroicos que los hombres y los pueblos salvajes, cuya barbarie los
predispone á todas las infamias individuales y colectivas que regis-
tran los anales de todos los tiempos. Jamás el mundo contempló
mayor heroísmo que el de los pueblos que tan terriblemente luchan
en el otro hemisferio, porque jamás el mundo contempló una civi-
lización más fecunda, más brillante. Los tiempos venideros narra-
rán estupefactos las aventuras del genio aniquilador, pero admira-
rán también el magnífico heroísmo de los pueblos, donde la fiebre
del patriotismo seca las lágrimas de las madres, para abrir las venas
de los valientes, cuya sangre, limpia de cobardías, purificará la vic-
toria y redimirá al mismo vencido, noblemente respetado por su
agotamiento material y por su heroísmo inmaculado.
Mi segunda conferencia tratará del Triunfo de los mejores, que
fueron siempre los más aptos, aquellos que adiestraron su espíritu
con todas las energías de la voluntad, con todas las verdades de la
mente, con todas las gracias del sentimiento, en la eterna lucha de
la vida. Como consecuencia de la ley de adaptabilidad y del progreso
incesante de los seres, ¡ ojalá ! me sea dado restaurar las épocas
triunfales del hombre que formó, á manera de paréntesis en la
leyenda del « valle de lágrimas », pueblos civilizados que encanta-
ron la existencia. Veréis al hombre miserable encorvado, más por
la lasitud de su quebranto, con su frente humillada por su ignoran-
cia, dando el paso postrero de su degeneración física, presagio de
su desaparición fatal ; contrastando con el hombre argentino, sano,
fuerte y animoso por conquistar la vida en el vertiginoso desenvol-
vimiento del progreso universal.
Por último, la tercera conferencia se elevará hasta El espirita
santo que animó al universo con la divina armonía de sus leyes ; á
la tierra en su incesante evolución hacia el progreso indefinido,
desde la nebulosa inicial al maravilloso movimiento de la concien-
cia contemporánea; á la República Argentina, cuyo «espíritu
santo » la señaló, desde las primeras mañanas coloniales y que la
acompañó después, infundiendo energías y educando la raza de los
hombres que serán los mejor dotados en el porvenir de la humani-
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN 3o,5
dad; á la familia cuya tradición y pureza, al actualizar perpetua-
mente á los antepasados, consolida el fundamento de las estirpes,
limpias de enfermedades y miserias; hasta culminar en el « espíritu
santo » del hombre adiestrado en la verdad, en la justicia, en el
honor; en la verdad que es la vida, en la justicia que enaltece á la
conciencia, en el honor que respeta al hombre como hermano del
hombre para merecer su estimación, á la mujer fuente de eterna
vida y á sí mismo como templo y sacerdote de su Dios, á cuya
imagen y semejanza fué el hombre formado por la naturaleza, cuyo
misterio canta el espíritu que la anima.
Hace cincuenta años esta conferencia hubiera tratado de « los
héroes y su cultura », porque las ideas de los precursores de los
métodos científicos, Wallace, Lamark, Darwin. Hsckel, Spencer,
no habían sido aun divulgados. Ellos demostraron que la historia
es la sucesión de luchas del grupo con el medio para organizar la
familia, radicar la tribu, establecer la propiedad, regir el matrimo-
nio y organizar el gobierno. Antes el heroísmo de todos desaparecía
en beneficio del monarca, del consejero favorito ó del general vic-
torioso; hoy, para nosotros, la época del renacimiento no es sola-
mente el triunfo de esos artistas geniales que las academias ensal-
zan, de los intrépidos navegantes que señalaron nuevos derroteros,
de los políticos sagaces ó de capitanes célebres, es también el espí-
ritu humano, obscurecido durante el feudalismo que retornó á su
natural imperio de la luz. de la hidalguía, de la belleza del Renaci-
miento. Los tiempos de la reforma para nosotros, no se refieren
solamente á Lutero, héroe, expresan, además, la rebelión del alma
septentrional reclamando contra el catolicismo absorbente ; la re-
volución francesa no es exclusivamente la gloria girondina, jaco-
bina ó napoleónica, es también el triunfo del pueblo europeo que
reclamó y selló con la muerte de un rey mártir, la igualdad de
los sacrificios, la fraternidad de los esfuerzos, la libertad para ser
feliz cada cual á su modo. Volviendo á nuestra América, el siglo xvi
no es solamente Cortés, Pizarro, Garay, Yasco de Gama, es la ener-
gía castellana desbordando de un continente á otro para hacer proe-
zas de heroísmo; nuestro siglo xvn no es la acción de los reyes
degenerados de Hausburgo, gobernando medio mundo, pero si esos
miles de misioneros que difunden el cristianismo entre las indiadas
de América; el siglo xvm no significa las rapacidades de los crueles
3f)6 REVISTA DE LX UNIVERSIDAD
encomenderos, ni las vilezas de los comisarios reales, pero sí, en
esta parte del continente, está representado por esa estirpe de arri-
beños y porteños que, fortalecidos en las rudas faenas pastoriles,
prepararon el gran movimiento de la emancipación continental.
El siglo xix argentino no transcurrió exclusivamente para los
héroes; fué también el heroísmo del pueblo de 1810 que se sintió
bueno y libre, llamando á todos los hombres del mundo para cons-
tituir, por la primera vez en la historia universal, una nación de
hermanos, que juntos emprendieran la tarea civilizadora de hacer
lo que se hizo hasta llegar á la cumbre de hoy, iluminada por los
destellos de todas las manifestaciones de la civilización humana. Al
hacer la historia del heroísmo argentino, no nos detengamos en
averiguar las causas de tanta grandeza, porque entonces, ahora y
siempre será una misma : la abnegación, que reina en todos los
tiempos cuando los corazones se sobreponen á las miserias de la
vida. Por eso ¡jóvenes que me escucháis 1 cuando en las plazas
públicas ó en los cenáculos de los irritados, oigáis decir que el mal
es eterno y el dolor es la única ciencia de la vida, sabed que jamás
el mal se sobrepuso á una conciencia honesta, ni el dolor pudo
contrarrestar el cumplimiento del deber; y para demostrarlo, recor-
dad la leyenda de la patria, que es la de los caballeros de la liber-
tad, que tuvieron un lema : la victoria, un escudo : el honor, por
armas : la voluntad y como ideal : Ja gloria.
Eso es el heroísmo. Héroe es ser mejor y hacer más que los
demás, como decía un asambleísta del año i3, «aspirar á oír su
nombre pronunciado por los labios de la gratitud». El héroe cul-
mina entre los hombres cultos y cuando los pueblos se sienten civi-
lizados en las épocas brillantes del ingenio, para que los artistas
enaltezcan su época con las obras maravillosas de la belleza reve-
lada, para que los sabios consigan que la ciencia desprenda uno á
uno los velos que cubren los misterios de la naturaleza en el ideal
eterno de intensificar la dicha de la vida; para que la abnegación
tocando el corazón del elegido, le impulse á las acciones generosas,
que salvan á un pueblo, redimiéndolo de sus miserias ó mitigando
sus dolores. Si todos son buenos y hacen mucho, el héroe será
siempre el mejor, el señalado por las virtudes más excelsas del
carácter, por las ideas más luminosas de la mente, por las acciones
más ejemplares de la abnegación. Así nos explicaremos por qué no
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN 3q'J
se encuentran vestigios de heroísmo en las edades primeras de la
humanidad, cuando el hombre de las cavernas bebía en los arro-
yos, peleaba á los animales su presa y perseguido, en su estado de
naturaleza, por el miedo y el hambre, fué cobarde por definición.
No pudo haber heroísmo en aquellos tiempos tan bárbaros como
inhumanos, ni tampoco hubo héroes, en el sentido real del con-
cepto, en el mundo antiguo, donde los sentimientos fueron sofoca-
dos por el instinto, donde las ideas fueron ahogadas en la ignoran-
cia y la abnegación no pudo manifestarse. El heroísmo apareció
recién en Grecia y Roma, cuando el pueblo civilizado coronó con
flores al poeta, levantó estatuas á los filósofos y tributó honores
triunfales á los salvadores de la patria.
Las primeras civilizaciones fundáronse en la redención del hom-
bre por medio de la religión, la cual participó del carácter popular
del país, dando margen á un heroísmo nacional con caracteres pro-
pios. La « paciencia » del budismo creó el heroísmo sintoista orien-
tal, la «justicia» del islamismo destelló heroísmos brillantes, el
« deber » del judaismo iluminó un heroísmo bíblico, la « caridad »
del cristianismo engendró el heroísmo místico por excelencia. Los
primeros héroes fueron sagrados, poderosos constructores de espí-
ritus, formidables despertadores de almas, saludables organizadores
de la sociedad, en un mundo donde el hombre parecía nacer en el
riso de una ola y transcurrir su vida sin sospechar el vasto océano
que se extendía en su infinito alrededor. Krisma que predicó el
monoteísmo y abolió los sacrificios humanos; Rama que divulgó
los sentimientos moderadores para preparar la fraternidad univer-
sal ; Hermes que practicó las ciencias ocultas en la serenidad de los
santuarios egipcios, donde se estudió los medios de penetrar los
secretos de la naturaleza y de los que saldrían Moisés para el Sinaí
y Orfeo para fundar el racionalismo helénico ; Pitágoras organiza-
dor de la familia y del estado; Platón para espiritualizar el amor y
materializar la armonía; y por último Jesús, el divino revelador de
la palabra inmortal, ácuyo conjuro debían unirse todos los pueblos
de la tierra. Pasaron en inmensa comba los tiempos evangélicos y
de organización de la Iglesia, hasta llegar á la época del renaci-
miento, cuando el espíritu de reforma con Lutero y sus correligio-
narios protestantes, enardeció la discusión de los dogmas, para
librarla en los campos de batalla, á la victoria ó derrota del ponti-
3q8 revista de la universidad
ficado ó del imperio. Llego á los tiempos próximos en que aparece
Voltaire con sus burlas, esgrimidas no tanto para combatir, como
para ridiculizar las creencias religiosas, que á pesar de todo, en su
mismo teatro, en la Francia librepensadora, continúan emocio-
nando los sentimientos religiosos de las almas predispuestas á ado-
rar á Dios. Es en la misma Francia donde aparece el caballero
idealista que debía restituir á la religión el puesto que eternamente
ocupará en el respeto humano. Fué Chateaubriand que en El genio
del cristianismo relató épicamente la influencia de los sentimientos
religiosos en la producción artística y en el desarrollo de las virtu-
des que regeneraron la humanidad de sus vicios, encaminándola
hacia el destino magnífico de su naturaleza espiritual. De la onda
de incredulidad y ateísmo que siguió al romanticismo de mediados
del siglo xix, surgió la tendencia á investigar científicamente la
naturaleza del sentimiento religioso, para con Claudio Bernard
poder decir : « día vendrá que el fisiólogo, el poeta y el filósofo se
entenderán, porque hablarán con las mismas palabras ». Así pode-
mos los argentinos definir á nuestro Dios, « fuente de toda razón y
justicia », como dice el preámbulo constitucional. Día llegará,
cuando la conciencia de mi tierra tome rumbos definitivos, que la
religión de nuestro « Dios de razón y justicia », sea predicada en
plazas y universidades, con más entusiasmo y gloria que la propa-
ganda de sus detractores. ¡ Quiera Dios concederme vida y fuerzas
bastantes para participar en la cruzada patriótica de restituirlo á sus
altares en el sentimiento hondo de las almas ! La razón del dogma,
como emanación de Dios mismo, iluminará la senda de los elegi-
dos, que continuarán aplicando los métodos científicos para inves-
tigar la verdad, que es la suprema religión de la vida.
Para que la civilización engendrara el heroísmo fué necesario que
creara la patria en sociedad y el patriotismo en el alma del ciuda-
dano. La patria que es el resultado de la familia organizada en la
monogamia, con la tierra perteneciente a su labrador y bajo el go-
bierno que mantiene el orden social. Cuenta Renán que á seis ó
siete mil años de distancia del tiempo presente, ya aparecen tres ó
cuatro civilizaciones, ó mejor dicho, tres ó cuatro grandes colme-
nas humanas. Aquello se asemejaba mucho á la república de las
abejas. Los aluviones de los grandes ríos parecen haber sido favo-
rables á este primer tipo de civilización. El río Amarillo en el Ex-
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN 3o, 9
tremo Oriente, el Ganges al sur del Himalaya, el Tigris y el Eu-
frates en el Asia Central y el Nilo en África, vieron el desarrollo de
sociedades con mecanismo general, pero que carecían de libertad.
Eran rebaños humanos gobernados por un rey hijo del cielo, en
donde se buscaría inútilmente el principio que ha formado á la ciu-
dad griega, a la iglesia, al feudalismo, la monarquía constitucional
y la república racionalista. En tales sociedades guardan el orden
mandarines, jefes de servicio administrativo y una policía organiza-
da. No hay un gran político, ni un gran ciudadano. La inmensa des-
ventura de los que gemían abajo estaba cubierta por el esplendoroso
manto de los que tiranizaban desde arriba. El mundo griego enalteció
el heroísmo y honró á los héroes porque cultivó la libertad, los sen-
timientos nobles y el espíritu de las cosas. El arte sereno y sencillo
de Atenas, ciudad de la belleza y de la humanidad, produjo artistas
que custodian todavía como modelos la eterna gracia y filósofos cuyo
humanismo preservan de error lamente moderna; creó el arquetipo
del héroe en el esforzado inmortal que salva á su pueblo de un gran
peligro ó lo sociega de un gran terror. La democracia moderna en-
cuentra sus fuentes más puras en el Agora griego, donde el pueblo
ciudadano acostumbró á deliberar sus destinos al pie de la Acrópo-
lis, con la guarda de Palos Atenea, junto al Pentélico de mármol
purísimo, en el valle circundado de montañas violetas y bajo el azul
luminoso del cielo ático. El griego enseñó al romano y al hombre
del renacimiento á educar los sentimientos en la tolerancia de los
demás credos, á rodearse de flores para encantar la vida y á discer-
nir honores para inmortalizar la abnegación de los héroes.
Roma creó una civilización más humana, formó una sociedad
más pujante, dotó al ciudadano de la fuerza de confiar en sí, de te-
nerse fe en cualquier parte de la tierra donde se encontrare, porque
fomentó la energía, la perseverancia, la moderación y el don de sa-
crificarse por el triunfo del nombre romano. El patriotismo como
estímulo de cultura, de sentimientos altruistas, se extinguió con la
desaparición de la república consular, dando paso al imperio, que
lo fué de todos los vicios y miserias capaces de transformar la tradi-
ción heroica del ciudadano, en ludibrio humano de bajezas y cobar-
días. Es necesario cruzar el océano para descubrirlo, después de
mil años, en los desiertos del nuevo mundo, donde dos civilizaciones
de origen distinto desarrollan heroísmos característicos : la civiliza-
400 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ción puritana de la América del Norte y la civilización argentina de
la América del Sur. Aquella civilización inspirada en los versículos
bíblicos, fué cimentándose en el respeto de los derechos civiles, en
la organización de la autoridad y en la justicia que imperó sobre
todo. El heroísmo argentino se fundó en el trabajo, en el coraje y
en el honor. Nuestros abuelos no fueron ricos, trabajaron el campo
en las rudas faenas pastoriles que requerían brazo fuerte, ojo alerta
y corazón intrépido. No hubo más nobleza que la del corazón, ni
más títulos personales que los adquiridos por el propio valer entre el
vecindario patriarcal. La lucha contra la naturaleza, contra el indio
indómito, contra el aislamiento universal en que vivió la colonia
del Río de la Plata, formaron el culto del coraje y el culto del tra-
bajo, los cuales habían de segmentar en el alma bravia del nativo
el engreimiento, que es la forma rudimentaria de la dignidad, en
su evolución hacia el honor, virtud fundamental de nuestro credo
republicano. En tanto, nuestros proceres enseñaron el credo exclu-
sivamente argentino, de vivir, dejar vivir y ayudar á vivir á todos
los hombres buenos que quisieran habitar el suelo bendecido de la
patria. Por haberse cumplido esa promesa solemne, llegan cada
día de todos los extremos del mundo, millares de trabajadores que
pueblan y difunden la civilización en la enormidad de las pampas,
á través de los bosques del norte, abriéndose paso por entre las bre-
ñas andinas, navegando nuestros ríos y respetando el emblema que
ampara tanta prosperidad honesta. Por eso es, que ciudadanos de
todos los pueblos, creyentes de todos los dogmas, hijos de todas las
razas, os declaro hermanos nuestros, fieles á nuestro credo, hijos
de mi patria y protegidos por el santuario de la constitución na-
cional. Porque esa es nuestra patria, fundada sobre el honor y la
verdad, « la razón y la justicia » y para el bienestar de todos : un
himno de ideales la canta, glorias del pasado la enternece, un en-
sueño de "inmortalidad la vivifica y un coro de nacionss la con-
templa.
Nada más interesante que la evolución del héroe en la existencia
humana. Para concebir una idea de las sociedades primitivas, basta
contemplar el estado gregario de los salvajes del África ó América
inexplorada, en cuyo estado, los anormales son la regla y los nor-
males forman la excepción, por lo que puede afirmarse, que en esa
multitud la humanidad vive á la manera de los ganados. No es ne-
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN l]Ol
cesario ir tan remoto ni tan lejos para comprobar, que en todo tiem-
po y en todas partes, la multitud se opuso al hombre superior como
lo impulsivo se opone á lo inteligente. La humanidad salió, sin em-
bargo, de ese estado de « impulsividad » por la acción de individuos
superiores, que destacándose de la turba y hasta oponiéndose á ella,
poco á poco prepararon la sociedad del porvenir, organizando la
civilización. Aun hoy, existen en gran número, esos tipos inferio-
res que recuerdan al pecuario primitivo y que provocan choques
contra los tipos superiores, surgiendo por este motivo los conflictos
sociales, cuya solución tanto preocupa á la sociología moderna. Si
en el primitivo ganado humano, la multitud de hombres vaciados
en el mismo molde, siendo movidos por las mismas ficciones, no
produjeron disonancias entre ellas, día llegará de igual manera,
que triunfante la civilización en el mundo, por haber desaparecido
el tipo inferior, reinará la paz para que la inmensa sinfonía de todos
los hombres buenos, entone el canto supremo de todas las armonías
sociales. Nos encontramos actualmente en la época de las disonan-
cias, de los conflictos entre el héroe y la multitud, entre las ficcio-
nes y las realidades, de las cuales parece triunfar la multitud con
sus ficciones violentas; pero tengamos fe en el progreso, pues donde
la idea humanitaria, iluminado por el hombre superior, consigue
establecerse, comienzan allí los primeros ritmos de la civilización.
Entre esos dos tipos extremos de hombres superiores y de hombres
inferiores, existe el tipo medio, caracterizado por su pasividad y que
sirven de enlace entre los dos grupos extremos para armonizarlos,
como esos insectos que de flor en flor llevan el polen que fecundan
los estambres.
El hombre superior se distingue de la multitud por la independen-
cia de sus ideas y acciones, por su egotismo que lo hace capaz de
vivir y pensar según su propia manera de ser, muy distinto del
hombre inferior, dominado por la moda, que es la ley de la multi-
tud, así como la multitud está dominada, á su vez, por preocupacio-
nes y ficciones distintas de la verdad y de la realidad que guían al
tipo superior. Es necesario no confundir al héroe con el ideólogo
social, que canta el himno de la masa, que la interpreta y la impul-
sa en sus ignorancias y violencias. Tan sólo al héroe le es dado in-
terpretar la naturaleza, descubrir la realidad y denunciarla sin mi-
ras personales; no es caudillo de la multitud, no sueña como el
402 REVISTA DE LA UNIVEHSIDAD
ideólogo, soi disant altruista, en el porvenir de la sociedad; pues
él bien sabe que el misterioso porvenir se elabora en las profundi-
dades de la naturaleza de las cosas y se lo prepara estudiando, re-
velando sinceramente la realidad de esa naturaleza. Porque existe
un porvenir ficticio que la multitud imagina fabricar á base del
presente modificado á su gusto ; es esa clase de falso porvenir
que el ideólogo caudillo presume también fabricar. El porvenir real
es otro distinto, se hace sin nosotros, es lo desconocido, el efecto
de la realidad y permanece tan oculto, que la multitud le tiene el
mismo horror que la naturaleza tiene al vacío. Estudiando la vida,
el hombre superior presume el porvenir; y revelando las verdades
de la realidad, inconscientemente lo prepara, siendo así sin que-
rerlo el caudillo de la multitud, al revés del ideólogo social que
hace lo posible por serlo, halagando y mistificando al montón que
lo sigue.
Esa antipatía instintiva, ese conflicto permanente entre el héroe
con su sinceridad y la multitud con sus ficciones, fué largo tiempo
trágico y sangriento; ella sintió en él al destructor de las ficciones
pasadas, al creador sempiterno de las ficciones futuras; porque ya
sabéis que la verdad de hoy, es el error de mañana y la verdad de
mañana, es el resultado del genio de los hombres superiores. Can-
tando ambos, la multitud, el son monótono del pasado y el héroe,
el himno triunfal de la naturaleza, no se entienden y se huyen,
guardándose muy bien él de confiarle á ella sus pensamientos, al
contrario del pedante ideólogo que se lo pasa haciendo confidencias
« á su pueblo amado ». El héroe necesita, sin embargo, vivir en
sociedad para defender el derecho de pensar libremente y de sepa-
rarse de los caminos trillados, por lo que requiere él también, pre-
sentarse ante la multitud cubierto de un velo que ha tejido con mez-
cla de ficciones y realidades del que él paulatinamente se despoja,
á medida que se siente progresivamente más fuerte y persuasivo.
Cada monumento erigido por la posteridad á la memoria de los
héroes, simboliza la sublimación de las virtudes marciales de la in-
teligencia y del carácter, evidencia el poderío de la voluntad para
hacer y llegar á ser todo lo grande y noble de que es capaz el hom-
bre. Recuerdo haber oído decir que « lo más grande en el mundo
es la naturaleza, después la madre y después la hombría », cuyo
valor consiste no tanto en cuadrarse delante de otro hombre, como
EL HEROÍSMO E¡V LA CIVILIZACIÓN 4o3
en dominarse á sí mismo, comprimir las pasiones y vencer sus vio-
lencias, en disponer á su albedrío de esa misma naturaleza para fe-
licidad de los otros hombres. El mayor heroísmo de la vida consiste
en poseer esa virtud de la hombría, que se manifiesta en la forma
sencilla de trabajar bien y mucho, en beneficio propio y de los de-
más, en sentir bien y mucho por sí y por los demás, ir en auxilio
de los demás sin que nos estiren la mano mendiga y sobre todo, ha-
cer siempre lo que el corazón nos dicte, pero educando el corazón,
luchar y luchar siempre por el bien y la verdad, pero sabiendo lo
que es malo y comprobando el error. En este sentido se puede, ha-
cer escuela de heroísmo, en todos los momentos de la vida, en las
más altas jerarquías sociales hasta en la más modesta situación de
familia ; en la lucha épica batiéndose por el triunfo de la justicia,
en el laboratorio, investigando la verdad de la naturaleza, en la vida
doméstica, formando mi personalidad ejemplar; como padre, sien-
do la providencia de la casa ; como madre, espejo y modelo de gra-
cia y moderación ; como hijo, perseverando en la tradición de la
estirpe; como hermano, en el amparo gentil de mis deudos ; como
amigo, dechado de generosidad y de hidalgía ; como argentino,
siendo hospitalario con el extranjero y altruista con todos; como
ciudadano, defensor celoso de la patria, de sus instituciones y de su
destino histórico ; como hombre, siendo digno de mí mismo ; y si
sois mujer, ejercitando todos los poderes del encanto, fundado en la
bondad, en la belleza, en la gracia, para difundir como ambiente
de primavera, luz, perfume y amor en el hogar dulce y tranquilo,
bendiciendo á Dios y santificando la patria.
El heroísmo moderno evidenciase más claramente en la vida mi-
litar, en el magisterio y en el mundo científico, con formas mucho
más destellantes que en la vida social ordinaria. Ya lo he dicho,
una de las sorpresas más consoladoras de la guerra contemporánea
es el heroísmo desplegado por los combatientes, para demostrar
que los pueblos civilizados desarrollan virtudes marciales, en con-
cordancia con su mayor cultura de sentimientos y de disciplinas
científicas. Se creía que el valor, la resistencia física y moral, la ab-
negación, el olvido de sí mismo, la renuncia á todo bienestar, el
don de sacrificarse y de afrontar impávido la muerte, sólo pertene-
cía á los pueblos primitivos, los menos dichosos y más alejados de
las ideas materialistas, imperantes en vísperas de la temible conmo-
4o4 KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ción. Se pensaba que las guerras se extinguirían por falta de hom-
bres, los cuales se negarían arriesgar la vida, su salud, su bienes-
tar, por cuenta de una idea sublime, pero idea al fin, como dijeran
los antipatriotas, por lo que no valía la pena de sacrificarse, morir.
« Es que la civilización aun cuando parece corromper, purifica la
inteligencia, ya que la inteligencia en los días de prueba, es valor,
nobleza y heroísmo en potencia. Cuanto más avanza el hombre en
la conquista de la naturaleza, tanto más parece apegarse á los bie-
nes materiales ; mas, sin darse cuenta, allá en el fondo, en lo más
íntimo, en lo mejor de sí mismo, se hace capaz de destacarse, de
inmolarse por la salvación de todos, porque comprende mejor que
él no es nada, si se compara á la vida eterna de sus muertos y de
sus hijos. » Si es verdad, como creo, que la humanidad vale lo que
la suma de heroísmo virtual que ella encierra, se puede afirmar que
jamás fué más fuerte, ni mejor, habiendo llegado en este momento
á una de sus alturas más culminantes, desde la cual puede afron-
tarlo y esperarlo todo.
Antes, las guerras eran entre los monarcas que movilizaban sus
ejércitos, compuestos de profesionales, para resolver la campaña en
dos ó tres batallas, es decir, en dos ó tres momentos culminantes,
esfuerzos inmensos pero momentáneos, donde se polarizaba toda la
energía, todo el heroísmo acumulado durante largas semanas ó lar-
gos meses de preparación. Como cuenta un testigo presencial :
« Ahora, todo ha cambiado; y la misma muerte no se parece á lo
que era antes. Hace poco se la veía cara á cara, se sabía de dónde
venía y quién la enviaba. Tenía una forma terrible, pero humana.
No se ignoraba sus costumbres, sus largos sueños, sus breves des-
pertares, sus malos días, sus horas peligrosas. Ahora, á todos sus
horrores, añade el pavor intolerable del misterio. Ya no tiene rostro,
ya no tiene costumbres, ya no tiene sueño, ya no tiene descanso.
Está siempre en tensión, siempre en acecho, doquier presente, in-
tangible y densa, insinuante y floja, difusa, obsesionante, surgiendo
de todos los puntos del horizonte, emergiendo de la tierra y cayendo
del cielo, infatigable, inevitable, ocupando todo el espacio, ocupan-
do todo el tiempo, durante días, semanas, meses, sin un minuto de
interrupción, sin un segundo de remisión. Se anda, se duerme, se
vive en su red fatal... El heroísmo era una cumbre áspera y aguda
que se escalaba un momento, pero que se dejaba en seguida, porque
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN 4o5
las cumbres no son habitables. Hoy es una llanura sin límite, tan
inhabitable como las cumbres, pero de la que no se puede descen-
der... » Ese heroísmo no fué impuesto por la necesidad de atacar,
de defenderse ó morir estrangulado como en las guerras bárbaras y
en las mismas homéricas, en cuyos grandes combates, ante todo
declamatorios y decorativos, se hace más ruido que daño y se habla
mucho más de lo que se pega ; no, el heroísmo actual no es un dis-
fraz de la desesperación del animal acosado, es el heroísmo libre-
mente asumido, aclamado, unánime; es el heroísmo por una idea y
por un sentimiento, el heroísmo bajo la forma más pura, la más
clara, la más virgen, el sacrificio sin mezcla, á lo que se considera
como el deber para consigo mismo, para con los nuestros, con la
humanidad y el porvenir.
Ese heroísmo se prepara y se ejercita primeramente en el hogar,
inculcando al niño el sentimiento del honor inmaculado de la pa-
tria, en la escuela después, enseñando al alumno el destino invul-
nerable de la civilización nacional y se perfecciona en el cuartel por
último, adiestrando material y moralmente al conscripto para de-
fender victoriosamente la inmortalidad de la Nación. Nuestro ejér-
cito debe ser un laboratorio de felices experimentos del carácter
para cimentar las virtudes viriles, para enderezar las índoles des-
viadas y en todo momento para preservar á la sociedad del influjo
de los que odian á la patria y que dirigen sus golpes contra la
juventud, en la edad de las primeras impresiones, cuando se defi-
nen las líneas futuras y permanentes del derrotero de la vida. Sí,
señores; porque, así como hay enfermos en los hospitales y locos en
los manicomios y criminales en las cárceles y viciosos sueltos, hay
también hombres frenéticos que profesionalmente odian la patria
y cubren su odio con el disfraz del antimilitarismo. Decidles que
mientras la humanidad perdure siendo loque es actualmente, mez-
cla de instintos y de espíritu, y la guerra sea la manifestación de
esos instintos contenidos por la amenaza de los ejércitos, será nece-
sario mantener éstos para defender la patria contra sus enemigos,
como se emplea las cerraduras contra las sorpresas delincuentes; y
dejad que os contesten la frase jacobina : « que se salven las qui-
meras aunque desaparezca la patria ».
Así nos explicamos la necesidad de dotar á nuestro ejército de
oficialidad digna de la misión civilizadora que la Nación debe con-
4o6 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
fiarle. He podido comprobar diariamente que el pueblo argentino
tiene un ejército á la altura de su civilización y el ejército un cuerpo
de jefes y oficiales merecedores de la confianza que la patria les dis-
cierne. Los he visto leales, disciplinados, instruidos y abnegados ;
contentos de la vida romántica en el místico ideal que sobrellevan
entre el bullicio mercantilista del tropel civil, precipitado á la con-
quista del dinero; los he visto pacientes, tranquilos y buenos des-
animalizando la muchachada silvestre de la montaña salvaje, del
bosque huraño y de la pampa todavía india ; porque he visto á éstos
también incorporarse cerril para despedirse del cuartel después de
la conscripción, con elementos definidos sobre la higiene, la ver-
güenza y el patriotismo. En eso consiste el heroísmo militar argen-
tino : en completar la tarea del hogar que forma el corazón del
niño, la de la escuela que despierta la inteligencia, con el carácter
que el oficial del ejército modela al conscripto en el cuartel.
El heroísmo del magisterio, especialmente en nuestro país, no
es menos fecundo y humanitario que el heroísmo militar. Si he
conseguido evidenciar que el mayor heroísmo depende de la mayor
civilización del pueblo, en el maestro reside, en último término, la
fuerza poderosa del progreso, de la civilización nacional. La Repú-
blica Argentina, desde los primeros instantes de su nacionalidad,
oriéntase en el sentido de civilizar su pueblo, difundiendo escuelas
y abatiendo la ignorancia, porque sus proceres comprendieron que
el destino magnífico de la patria se prepararía por la acción perse-
verante y tranquila del maestro. La perfecta concordancia de con-
vicciones en la necesidad de difundir la enseñanza, por todos los
medios al alcance del estado, demuestra que nuestro país será lo
que fueron en la historia humana todos los pueblos que iluminaron
su senda con los destellos de la sabiduría, cuyo fin primordial con-
siste en el imperio de la razón y de la justicia en sociedad. Al maes-
tro corresponde cumplir la tarea heroicamente, es decir, serlo de la
manera más eficaz y completa, para obtener el resultado máximo y
definitivo, que aspira hacer de cada discípulo un hombre de carác-
ter, dotado de la hombría cuya definición entusiasmó tanto al audi-
torio. No creo que sea mejor maestro quien consiga acumular en
la mente juvenil del alumno mayor cantidad de cosas; creo más en
el maestro que enseñe los elementos esenciales, la filosofía de las
cosas, la concepción unitaria de la ciencia, los métodos mejores,
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN l\OJ
los más adecuados para averiguar la verdad de las ideas y la reali-
dad délos hechos que preocupan al que los necesita. Con la misma
facilidad que se adquiere una noticia, ella se desvanece de la me-
moria ; es necesario la cooperación de la inteligencia para que cada
cual sepa conseguir por sí, sin el auxilio extraño, lo que la ciencia
enseña á los que saben manejarla, si se posee los elementos funda-
mentales. Cuando el niño sale de la escuela con el convencimiento
que él puede por sí mismo averiguar lo que necesite sin prejuicios
ni vacilaciones, si él tiene la fortuna de salir del colegio con la des-
treza del investigador metódico, ese hombre será feliz donde se
encuentre, cualesquiera que sea la actividad á que se aplique y los
innumerables obstáculos que lo circunden. Saber hacer, es más que
recordar ; el buen maestro enseña á hacer, á pensar, puesto que
pensar es hacer de antemano y hacer es el pensamiento en acción.
Para completar nuestra tarea docente, el maestro debe culminar
su heroísmo consiguiendo emocionar al alumno en el estudio de la
materia que aprende. Cada ciencia tiene alma propia, posee cora-
zón, comunica ideas, sensaciones, sensibiliza el ánimo del ventu-
roso mortal que llega á los lindes del santuario. Aun hoy rejuve-
nezco mis cariños, recordando la emoción que trasmitía á sus
alumnos el romántico profesor Berg, cuando nos explicaba con
sonrisa buena la vida de las flores. La idea es emoción : el maestro
que sensibiliza la enseñanza convierte la escuela en templo del culto
maravilloso del saber, cuyo fin último es poder perseverar en la
verdad, en la justicia, en el honor. ¡ Para qué sirve una sabiduría
árida, fría, mercenaria, sin alma, sin entusiasmo, sin ideales! El
maestro argentino cumple honradamente su apostolado como lo
cumplieron sus antecesores en la humanitaria tarea. Cuando veáis,
pues, á tal viejo catedrático cruzando lentamente los claustros del
colegio, después de clase, con el rostro melancólico del veterano
cumplidor de su deber, veneradlo como al mejor ciudadano de la
patria. A ella le entregó las mejores energías de su espíritu y por él
impera hoy la civilización en la extensión enorme de la república.
Simpática personificación del magisterio argentino es nuestro que-
rido rector de la universidad, cuya presencia ha estimulado mi
palabra para la exactitud de las ideas expuestas. Su tarea trascen-
dental, la misión que desempeña, su alta dirección magistral, me
lo represento como la existencia de un patriarca en medio de su
Zjo8 REVISTA DK LA UNIVERSIDAD
numerosa familia selecta, cumpliendo una misión semidivina. Así
como la narración bíblica refiere que en los tiempos antiquísimos
el anciano patriarca fué en su juventud pastor, amó y formó la
familia que aumentó paulatinamente. Que fué abuelo y contempló
la multiplicación de su estirpe con el nacimiento de los hijos de sus
hijos ; que una rama familiar habitó el valle y fueron pastores, otra
habitó el monte, dedicándose á la caza, otra ocupó la montaña y
forjaron los metales, que la cuarta rama conquistó el mar, reco-
rriendo las costas en intrépidos bajeles. Cuenta que el anciano fué
en tanto agrandando su corazón para abarcar tanto sentimiento de
padre, de abuelo, de patriarca de prole numerosa ; que amó el valle
por los nietos de sus nietos que lo habitaban; que amó el monte
como albergue de los descendientes de sus hijos y amó á la mon-
taña, y amó al mar con el hondo sentimiento del amor á los de su
raza, para concluir adorando á Dios, á través de toda la tierra ocu-
pada por el amor inmenso de su corazón. Así me lo represento á
nuestro venerable rector : fué estudiante, después profesor, decano
y rector; ama y dirige á la Facultad de derecho, en cuyas aulas se
elabora la energía del pensamiento orgánico de la Nación ; ama y
dirige á la Facultad de ciencias económicas, porque se enseña allí
el secreto del bienestar de la sociedad; ama y dirige á la Facultad
de ingeniería, donde se piensa en fórmulas exactas la aplicación de
las fuerzas materiales-; ama y dirige á la Facultad de medicina ¡ si
lo sabrá él mejor que nadie ! que allí se educan los caballeros de a
piedad que curan los males de la vida y postergan y dulcifican la
muerte. Como patriarca de la civilización argentina, ha aplicado y
continuará aplicando las energías de su patriotismo y las virtudes
de su sabiduría, para modelar el progreso de la Nación en la cien-
•cia déla verdad, abarcando con mirada profunda la obra destellante
y señalando con gesto apasible los derroteros del porvenir de la
patria docente.
El heroísmo científico es el más moderno de todos; se impuso
con las luces de la razón, por la fuerza de la verdad y con los bene-
ficios que produjo en el mundo. Sus héroes son hombres sencillos,
buenos, imaginarios inofensivos, altruistas y nobles. La gloria que
obtienen es á precio de inmensos sacrificios, de privilegios conce-
didos por la naturaleza á los hombres mejor dotados de la tierra, á
•os virtuosos militantes, incansables que viven « entrenándose »,
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN ./JOO,
permítaseme la palabra, para expresar el rigor sistematizado á que
someten la vida entera. Es un héroe científico quien afirma, que en
el hombre de genio se juntan los idealismos de Don Quijote y el
buen sentido de Sancho. Algo de esta feliz conjunción de atributos
debe poseer el héroe investigador : temperamento artístico que lleve
á buscar y contemplar el número, la medida y la armonía de las
cosas y un buen sentido crítico capaz de refrenar los arranques
temerarios de la imaginación, y de hacer que prevalezcan en esa
lucha por la vida que entablan en nuestra mente las ideas, los pen-
samientos que más fielmente traducen la realidad objetiva.
Los psicólogos del heroísmo científico que han estudiado las cua-
lidades de orden moral que debe poseer el investigador, demuestran
que esas cualidades son : la independencia intelectual, la perseve-
rancia en el trabajo, el amor á la verdad, la religión de la patria y
el ideal de la gloria. Rasgo dominante en los investigadores emi-
nentes es la altiva independencia de criterio. Ante la obra de sus
predecesores y maestros no permanecen asombrados sino escudri-
ñadores. Aquellos espíritus como Mariano Moreno, Rivadavia, Al-
berdi, Sarmiento, Ameghino, poseyeron una individualidad inte-
lectual vigorosa y una osadía crítica extraordinaria. El excesivo
cariño á la tradición, el obstinado empeño en fijar la ciencia en las
viejas fórmulas del pasado, cuando no denuncian una gran pereza
mental, representan la bandera que cubre los intereses creados por
el error. Importa saber que también en esta época de libre examen,
la disciplina de escuela reina en todas las universidades con un des-
potismo tal que sofoca á veces las mejores iniciativas de los pensa-
dores más originales. Por lo que hace á esas naturalezas dóciles que
suelen rodear á los jefes de sectas universitarias, su misión ha sido
siempre halagar al genio y aplaudir sus errores. Este es el home-
naje que la medianía rinde comúnmente al talento superior, lo que
se comprende bien recordando que los cerebros débiles entienden
mejor el error, casi siempre sencillo, que la verdad, á menudo tan
austera como difícil.
Los maestros de filosofía recomiendan la virtud creadora de la
atención para encomiar su triunfo, conseguido por la perseverancia
en el estudio ; pero más eficaz aún es lo que los franceses designan
esprit de saite, es decir, la atención crónica ó polarización cerebral
que consiste en la orientación permanente, durante meses y aun
ABT. ORIG. XXXI- 37
4lO REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
años de todas nuestras facultades hacia un objeto de estudio. Re-
cuerdo haber oído decir al insigne Ameghino que para llevar á feliz
término una indagación científica, una vez conocidos los métodos
conducentes al fin, debemos fijar fuertemente en nuestro espíritu
los términos del problema, á fin de provocar enérgicas corrientes
de pensamiento, es decir, asociaciones cada vez más complejas y
precisas entre las imágenes recibidas por la observación y las ideas
que dormitan en nuestro inconsciente, ideas que sólo una concen-
tración vigorosa de nuestras energías cerebrales podrá llevar al
campo de la conciencia. Importa aprovechar para la obra todos los
momentos lúcidos de nuestro cerebro : ya la meditación que sigue
al descanso prolongado, ya el trabajo mental supraintensivo que
sólo da la célula nerviosa caldeada por la congestión, ya la inespe-
rada intuición que brota á menudo, como chispa del eslabón, del
choque de la discusión científica. Esta atención prolongada, cró-
nica, orientada durante meses hacia un cierto orden de percepcio-
nes, afina el entendimiento y condensando como en un foco, toda
la luz del pensamiento sobre el nudo del problema, permite descu-
brir en éste relaciones inesperadas. Enseñan los astrónomos que á
fuerza de horas, una placa situada en el foco de un anteojo dirigido
al firmamento, llega á revelar astros tan lejanos que el telescopio
más potente es incapaz de mostrarlos ; así á fuerza de tiempo y de
atención, el cerebro llega también á percibir un rayo de luz en las
negruras del más abstruso problema. Newton, pensando siempre lo
mismo, descubrió la maravillosa ley de atracción universal; Dar-
win concentró durante muchos años su espíritu para relacionar los
hechos del gran principio de la evolución. ((¿Cómo habéis con-
quistado la gloria? » — alguien preguntó á Buffon — « pasando
cuarenta años de mi vida inclinado sobre mi escritorio », contestó.
El amor á la verdad, más que una virtud de la ciencia, es el fun-
damento del honor del hombre digno. Si en las relaciones sociales
la veracidad es la expresión más acabada de la civilización, la men-
tira es la definición por excelencia de la barbarie ; y nada más
incomprensible que la tendencia manifiesta últimamente en plazas
y suburbios por ciertos reformistas criollos, que invocan la ciencia,
es decir, la verdad en la propaganda de sus ensueños quiméricos,
incongruentes con nuestro ambiente social. ¡ Qué distinta lucha la
del sabio que investiga la verdad en beneficio de la humanidad
EL HEROÍSMO EN LA CIVILIZACIÓN [\ I I
entera, para intensificar y dignificar la vida, para ahorrar el esfuerzo
humano, para acallar el dolor ! Apuntad á un fin elevado — dijo el
buen maestro — y llegarán los honores y riquezas, sin que tenga
uno que tomarse el trabajo de buscarlas. Y la razón es obvia : ante
el científico está el universo entero, apenas explorado : el cielo con
soles innumerables que se agitan en las tinieblas de un espacio
infinito ; el mar con sus misteriosos abismos ; la tierra guardando en
sus entrañas el pasado de la vida y las páginas de la historia del hom-
bre ; y el organismo humano, obra maestra de la creación, ofrecién-
donos en cada célula una incógnita y en cada latido un tema de eterna
meditación. El sabio Poincaré, desde lo más íntimo de La science
et la méthode, exclamó : « la belleza intelectual se basta á sí misma,
y sólo por ella, más que por el futuro bien de la humanidad, es por
lo que el sabio se condena á largos y penosos trabajos » . Se ha
dicho que la ciencia no tiene patria; á lo que Pasteur contestó :
« ¡ los sabios sí que la tienen ! », habiendo los alemanes científicos
expresado su patriotismo en forma tan exagerada, á requirimiento
del emperador y á principios de la guerra, que la célebre procla-
ma de la « cultura germánica », lejos de conmover al mundo, lo
desengañó de las miras de un cientifismo tendencioso y arrogante.
El heroísmo se manifiesta en todos los momentos de la vida y en
todas las situaciones sociales, porque si todos no pueden vivir en la
plaza pública, todos deben gozar déla luz del sol. En el interior del
hogar, del taller, de la oficina, en el rancho del puesto, perdido en
las lejanías de la república, cuidando enfermos, civilizando indios,
poblando el desierto, llevando el emblema del adelanto patrio para
iluminar la barbarie, enseñando á trabajar, á soportar las violencias
de los iracundos y las intemperies de la naturaleza, manifestaciones
ambas délo inconsciente, infundiendo esperanzas, alegrando nues-
tro alrededor, siendo buenos con los irascibles y mejores con los
soberbios, generosos con los ávidos, indulgentes con los necios,
mirando siempre adelante y hacia lo alto, invenciblemente hacia la
luz, venga de donde viniera y comprendiendo el sentido profundo
de la vida, cuyo fin misterioso es el concierto de todas las almas y
la armonía de todas las fuerzas ; eso es el verdadero heroísmo, el
heroísmo de las conciencias iniciadas en el espíritu inmortal.
M. C ARLES.
AD ANTONIUM PORGHIETTI
Nunc exul possum mérito solusque vocari,
cum sim colloquiis orbus, amice, tuis.
Cur mihi amicorum misero fatale sepulcris
vitae squallentes enumerare dies ?
Primus Tarnassi patriae vix limine tacto
(haec illi ad studia est dulcia facta quies)
concidit, heu!, aetatis in ipso flore, daturus
ingenii cum esset pignora digna sui.
Post periit tácito morbo cor Grippa peresus,
Grippa mihi vita carior interiit!
Et tamen hoc animum pressum maerore levabat,
quod mihi tu reliquus, quod, bone, sospes eras.
Ausculto dum te festiva et docta loquentem,
oh! quotiens abiit poena molesta procul.
Nil in te prorsus quod oleret triste magistrum;
nec curas placidum noverat os animi.
Ómnibus in promptu pariter quae cognita habebas
(et licet abnueres, cognita quanta tibi ! ) ;
Angustus paries loculis cumulisque librorum,
atque horum ut tibi sic ómnibus usus erat.
Quo nunc me vertam, et quonam utar judice, si quid
haud contemnendum proferat ingenium ?
Mortuus es nobis linquens in pectore vulnus,
quod gravius mortis tétrica forma facit!
Nam dum te maneo respectans anxius, ecce
concurso trepido tota sonare via.
AD ANTONIUM PORCHIETTI 4l3
Accedo et te, vae!, prostratum sanguinis ictu
in nudo foede cerno jacere solo!
Mens eadem nobis, eadem studia, et prope eodem,
Antoni, nostrum est natus uterque die.
Quid ? patria ambobus, Musís gratissima tellus,
sub Pedemontanis alpibus una fuit.
Cur itaque una dies fato non abstulit uno,
et non idem nunc condit utrumque lapis ?
F. Capello.
clínica de vías urinarias de la facultad de medicina
PROFESOR DOCTOR PEDRO BEHEDIT
GRANULOMA VENÉREO «
Por el doctor A. H. ROFFO
Profesor suplente de anatomía patológica
La permanencia en el servicio de vías urinarias durante diez meses
de un enfermo que nos fué enviado de la provincia de Entre Ríos,
en el mes de septiembre de io,i3, nos ha permitido conocer, no
solamente una afección exótica, tenida hasta el presente como tro-
pical y que se ha desarrollado en un nativo del país, sino que tam-
bién nos ha dado oportunidad para estudiar las modalidades del
proceso, las lesiones histopatológicas y el tratamiento, que en este
caso ha tenido un éxito completo.
Esta afección, descripta por primera vez en la Guayana inglesa,
en el año 1896, por Gonyers y Daniels, fué observada más tarde en
las islas Fidji, en las Nuevas Hébridas, en las islas de Salomón, en
la Nueva Guinea, en la India Inglesa, en la Australia del Norte, en
el África Occidental, en el Brasil, siendo denominada generalmente
(1) Hallándose en prensa este trabajo, tuvimos el agrado de recibir la visita del distin-
guido colega brasilero doctor Heraclides C. de Souza Araujo, del Instituto Osvaldo Cruz,
quien ha estudiado y verificado en el Brasil veinticinco casos, continuando los interesan-
tes trabajos iniciados por Aragáo y Vianna.
Cotejados nuestros preparados con los del colega brasilero, observamos con satisfacción
que coincidían perfectamente, tanto en las lesiones anátomopatológicas como en el germen
aislado. Por lo cual el doctor Souza Araujo ha dado á este caso la prioridad en la Ar-
gentina, como caso observado y verificado bacteriológicamente.
GRANULOMA VENÉREO
4i5
como granuloma venéreo, pero con ligeras variantes introducidas
por los autores que han estudiado los distintos casos (i).
Historia clínica. — Alejandro García, argentino, de 2/i años de
edad ; profesión, mayoral ; residente en Villa Federal (prov. de En-
tre Ríos). Ingresa al servicio el 3 de septiembre de iqi3.
Antecedentes hereditarios. — Sin importancia : no hay tubercu-
losis, ni sífilis.
Antecedentes personales. — Sólo ha tenido varicela á los 10 años ;
no hay antecedentes blenorrágicos.
Enfermedad actual. — Se inició hace siete años con la aparición
de una pequeña ulceración en el glande, próxima al frenillo, y cuyas
primeras manifestaciones las nota el enfermo recién diez días des-
pués de haber tenido relaciones sexuales con una mujer, que no
tenía lesiones visibles.
Según el enfermo, las primeras lesiones se manifestaron por
pequeñas vesículas en el glande, que al romperse dejaban salir un
líquido claro, quedando entonces una superficie ulcerosa que se
agrandaba con la aparición y confluencia de otras nuevas. De los
quince á veinte días de la aparición de estas lesiones en el glande,
aparece un adenitis inguinal en ambos lados. Esta fué abierta por
el médico de campaña á los dos meses ; y según dice el enfermo, no
salió de la incisión pus, pero sí un poco de sangre.
Desde este momento, se desarrolla en los bordes de las heridas
inguinales lenta y progresivamente el proceso que presenta en el
momento del examen. Este se inicia, como hemos dicho ya, en los
bordes de las heridas quirúrgicas, en una forma semejante á la
lesión del glande, pequeñas vesículas de las cuales al romperse sale
un líquido claro, y que por confluencia van agrandando la zona ul-
(i) J. Mutland, Chronic ven.ere.al sores o ulcerating granuloma. 1899. (Murray, 1901.;
K. S. Wise, Granuloma pudendi. 1906. (Daniels, 1898.)
A. Le Dajítec, Granulóme ulcereux des parties genitales, igi 1.
J. Cl. Conyers y C. W. Daniels, Groin ulceration. 189C.
F. S. Fowler, Perforating granuloma. 1899.
Ulcerating granuloma of the pudenda. J. Galloway, 1897. (K. Mac Leod, 1899; Man-
son, 1898; Williams, 1898.)
Sclerotising granuloma of the pudenda. Williams, igo3.
A. Pleiin, Granuloma venéreo. 190O.
4l6 HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
cerada, donde se desarrolla más tarde el tejido granulomatoso. La
lesión llega á tener al mes, siguiendo la dirección de los pliegues
inguinales y escrotales, 12 centímetros de largo en su mayor diá-
metro; tamaño que conserva durante siete años, á pesar del trata-
miento efectuado en su provincia. El enfermo observó hace tres
meses que los extremos inferiores déla lesión se agrandaban, exten-
diéndose más rápidamente que antes, hasta alcanzar la región peri-
neal y el ano.
Estado actual. — El enfermo camina con mucha dificultad, está
delgado, y dice que ha disminuido varios kilos de peso.
Presenta dos grandes ulceraciones — úlcero-vegetantes — situa-
das en los pliegues inguinales de ambos lados, desde cerca de la
espina ilíaca ántero-superior hasta el pliegue inguino-escrotal, abar-
cando la piel del escroto en su parte póstero-interna, la porción
opuesta de la piel del muslo, el periné y el ano (fig. 2).
El aspecto de esta lesión granulomatosa es igual en toda su exten-
sión. No es pruriginosa, y sólo á la presión es dolorosa, sangrando
con suma facilidad. Los bordes no están infiltrados, son irregulares
y rojos.
Presentan estas ulceraciones un tejido vegetante de color rojo
intenso, especialmente en la región del surco escrotal, donde está
recubierta por un exudado purulento, espeso, fétido, que se depo-
sita en gran cantidad en los surcos que dejan entre sí las vegetacio-
nes. Estas producciones hipertróficas, son muy pronunciadas prin-
cipalmente en esta región donde llegan á tener hasta 5 milímetros
de altura, las que adosándose las unas á las otras, forman una
superficie finamente granulosa y fácilmente disociable por el ansa
de platino (fig. 3.)
El prepucio está edematoso, con figmosis muy pronunciada,
deja escurrir serosidad muco-purulenta, mostrando en sus bordes
algunas vegetaciones como las descriptas en la ingle. Más tarde,
cuando se hizo el debridamiento de esta figmosis, pudo verse en el
glande una ulceración que lo circunda en su casi totalidad, mucho
más extendida al nivel del frenillo, y con producciones vegetantes
semejantes á las que se encuentran en la región inguino-escrotal.
Examen histolóyico. — En el examen de las preparaciones hechas
con trozos de las partes vegetantes ó de los bordes periféricos de la
ulceración, se observa un tejido de granulación, en el cual no se
GRANULOMA VENÉREO 4l 7
advierten ni los elementos, ni la disposición propia que caracterizan
á los granulomas neoíbrmados a consecuencia de agentes específi-
cos (micosis-sífilis, tuberculosis, lepra, etc.).
Estudiada en detalle la parte vegetante, se ve en ella una evidente
proliferación del tejido epidérmico, que la recubre no solamente en
toda su extensión, sino que emite largos brotes que penetran pro-
fundamente en el tejido de granulación. En algunas vegetaciones,
este tejido epidérmico se halla engrosado por la superposición de
capas de células epiteliales pavimentosas y queratinizadas ; en otras,
se le encuentra ulcerado y con depósitos fibrinosos fuertemente
infiltrados de leucocitos polinucleares; infiltración que se insinúa
entre el epitelio cercano. Se observa además en este tejido, peque-
ñas flictenas formadas á expensas de las capas externas del epitelio
pavimentoso; unas, las más, llenas de serosidad que engloba á
numerosos leucocitos; y otras, en donde el epitelio se encuentra
tan atrofiado que se reduce á una delgada membrana de una á dos
capas de células poco diferenciadas y que forman pequeñas cavida-
des con líquido seroso. El tejido de granulación que se encuentra
por debajo de esta capa, está constituido por células del tipo de las
plasmáticas, por células redondas, mononucleares y plasmazellen.
Estos elementos están aislados, ó forman pequeños nodulos que
descansan en una delicada red de fibrillas conjuntivas. En este
tejido hay muchos vasos sanguíneos, cuyas paredes se encuentran
engrosadas é infiltradas por leucocitos polinucleares, principal-
mente aquellos próximos á la periferia. No se observa entre ellos
zonas de reblandecimiento ni hemorrágicas, á pesar de la abun-
dante vascularización.
Examen de orina
Aspecto turbia
Consistencia fluida
Color ámbar
Sedimento escaso
Reacción acida
Densidad á i5° 1018
4l8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Composición química
Residuo fijo 5o. 1 5 °/0o
Acidez total (HCI) i . 10
Urea 23 . 95
Cloruros 8 . 5o
Fosfatos 2 . 00
Albúmina rastros
Glucosa no contiene
Indican regular cantidad
Examen de sedimento
(Escasas células epiteliales pavimentosas; algunos leucocitos)
Urato de sodio amorfo
Examen de la sangre, numeración de glóbulos
Hematíes 5 . 5oo . 000
Leucocitos io.5oo
Hemoglobina 80 . 000
Valor globular 1.37
Relación globular 1 X 5iq
Equilibrio leucocitario
Polinucleares 76 . 10 °/0
Linfocitos 25. 1 5
Mononucleares grandes 3./¡o
Formas de transición o. 35
Eosinófilos 1
Reacción de Wassermann positiva
En las preparaciones efectuadas con frotis del exudado del tejido
granulomatoso, vistas al ultramicroscopio, se observa gran cantidad
de espiroquetas, 3oá/io por campo, con movimientos ondulatorios
muy activos, y cuyos caracteres morfológicos responden al tipo de
la sp. refringens, especialmente cuando se la observaba teñidas con
Giemsa. Junto á estas espiólas se ven otras que por sus caracteres,
sobre todo en lo que se refiere á la morfología — ondulaciones agu-
das y juntas — se asemejan más al treponema pálido.
GRANULOMA VENÉREO 4lO,
En las preparaciones fijadas se ven, entre las espiroquetas dcscrip-
tas, numerosos microorganismos de forma de pequeños cocos, á
veces algo alargados, de extremidades redondeadas que alcanzan á
un micrón de largo, ó también en forma de diplococos — los más
numerosos — que no toman el Gram. Se tiñen fuertemente con los
colorantes de anilina comunes; cuando se usan éstos ó el Giemsa,
muestran una tenue membrana ligeramente coloreada.
Estos gérmenes se encuentran libres ó incluidos en el protoplas-
ma de las células redondas. Fenómeno que hemos observado, no
sólo en las células de los frotes, sino también en las tinciones efec-
tuadas con los cortes.
Nuestras tentativas de cultivar y aislar las primeras han sido
infructuosas, á pesar de haber obtenido en cultivos de agar con
sangre del mismo enfermo — en dos pasajes — espiroquetas vivas.
Más tarde, la pululación de otros gérmenes han hecho imposible la
continuación de esta investigación.
Hemos conseguido mejor resultado con el otro germen. Las
siembras efectuadas en los medios comunes — de preferencia el
medio glucosado de Sabourau y el agar ascítico — desarrollan á
las 24 horas pequeñas colonias, fácilmente aislables de las demás.
Estas colonias son redondas, como pequeños discos, llegando á tener
un tamaño de un milímetro, blanco lechosas, brillantes, húmedas,
viscosas. En el caldo simple se desarrollan con enturbiamiento,
formación de una película, y de depósito blanco viscoso en el fondo.
En gelatina se desarrolla fácilmente, y es licuada.
En leche, la coagula generalmente después de las i!\ horas. En
estos cultivos el microorganismo aparece frecuentemente como un
pequeño bastoncito, ó como un diplococo; estos últimos se obser-
van al principio del desarrollo de la vegetación.
Las inoculaciones en el conejo, cobayo y ratas, son poco patóge-
nas. Cuando la inyección de cultura en caldo es intraperitoneal, los
animales sucumben : tres conejos inyectados en la vena, han muer-
to con fenómenos de septicemia.
Tratamiento. — Agosto 3o. Inyección endovenosa de og'3o de
neosalvarsán.
Septiembre 7. Inyección endovenosa de o8r3o de neosalvarsán.
Septiembre 1 1 . Las lesiones úlcero-granulomatosas no se han
modificado.
/j20 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Septiembre i5. Inyección de salvarsán de o8''3o.
Septiembre 18. Lesiones en el mismo estado.
Septiembre 20. Inyección de neosalvarsán deogr45.
Septiembre 26. Lesiones granulomatosas en el mismo estado;
pero el estado general ha mejorado según el enfermo : ha aumen-
tado tres kilos de peso.
Septiembre 28. Inyección de ogrgo de neosalvarsán.
Octubre 7. El estado general ha mejorado notablemente, tiene
dos kilos más de peso. Sin embargo, como las lesiones visibles no
se modifican, se decide la intervención local.
El doctor David Fernández, previa anestesia clorofórmica, cure-
tea bien toda la superficie que se halla recubierta de brotes exube-
rantes, produciendo esto una abundante hemorragia. Se cauteriza
luego con termocauterio.
Curaciones diarias con formol hasta el 10 de noviembre. Desde
esta fecha se le cura todos los días con resorcina en colodio (4o °/„)
en el lado izquierdo.
Diciembre 3. Se suspende la resorcina, y hacen cauterizaciones
diarias con lápiz de nitrato de plata.
Diciembre i5. El enfermo presenta la región inguninal cica-
trizada (fig. 1), pero hay una abundante recidiva en la región es-
cruta 1.
Enero 1" de 191 4- Nueva reacción de Wassermann positiva.
El proceso granulomatoso no ha sufrido modificaciones aprecia-
bles. Se dan inyecciones día por medio de cianuro de mercurio
(ogroo2) intramusculares.
Enero 16. Después de siete inyecciones, las lesiones siguen Jo
mismo.
Enero 17. Se inicia el tratamiento con tártaro emético, aconsejado
por Aragao y Vianna, con el que han obtenido buenos resultados
en los casos de granulomas por ellos estudiados. Se le da en inyec-
ciones subcutáneas de ogro4 de solución al 1 por mil, día por
medio.
Enero 19. Se le da una nueva dosis de o,o4- En este día, como
en el anterior, el paciente tiene cansancio y deseos de dormir.
No habiendo las inyecciones subcutáneas provocado ningún cam-
bio en las lesiones, se hacen de acuerdo con técnica de los autores
mencionados, las siguientes inyecciones intravenosas.
GRANULOMA VENÉREO 421
Gramos
Febrero 22 0.025
— i!\ o.o5
— 26 0.08
— 28 o. 10
Marzo 2 o. 10
— 5 o. 10
— 7 o. 10
— 9 o. 10
— 11 o. 10
— i3 1 . 10
Como ninguno de estos tratamientos ha dado resultado, se re-
curre á la electro-coagulación; aplicándosela el distinguido radió-
logo doctor Antonio de Nucci, previa anestesia clorofórmica.
Marzo 17-18. La lesión exuda una abundante serosidad fétida.
Se le hacen lavajes con permanganato.
Maya 21. El aspecto de la herida mejora notablemente, empe-
zando la cicatrización, si se exceptúa el pliegue inguino crural del
lado izquierdo, donde hay abundantes brotes.
Abril 6. Nueva aplicación sobre los brotes restantes. Curaciones
con agua oxigenada y toques con azul de metileno hasta el
3 de junio. Herida cicatrizada ; sólo quedan tres pequeñas ulce-
raciones en el surco inguino-crural izquierdo y dos pequeños brotes
que se destruyen con termo. Mismo procedimiento con algunas ve-
getaciones que han quedado en el surco balano-prepucial.
Junio 3o. Cicatrización completa y alta del enfermo.
La historia clínica que antecede nos presenta a un enfermo en el
cual se ha desarrollado un proceso que tiene caracteres patognomó-
nicos clínicos, histológicos y terapéuticos, con los cuales es posible
establecer un diagnóstico diferencial con las lesiones semejantes co-
nocidas.
Entre los signos clínicos, llaman la atención el sitio y evolución
del proceso. Iniciado éste, del mismo modo que otros casos estu-
diados por los autores mencionados, en un bubón, y cuya apertura
es seguida de destrucción progresiva de tejidos vecinos, da lugar á la
formación de una vasta úlcera ; comienzo y evolución que se hallan
de acuerdo con las observaciones de Maitland, Daniels y Conyers.
42 2 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Desconociendo la sintomatología de esta enfermedad y teniendo
presente, no sólo la naturaleza de las lesiones inguinales, sino tam-
bién la del glande, creímos desde el primer momento estar en pre-
sencia de una lesión sifilítica ; tanto más cuanto que el granuloma
se origina por contagio venéreo.
Contribuían á afianzar este modo de pensar, no sólo la reacción
de Wassermann positiva, sino también la existencia en el exudado
de algunos treponemas cuyos caracteres morfológicos eran seme-
jantes á la espiroqueta pálida.
El examen histológico y bacteriológico de una pequeña vegeta-
ción excluyó : tanto la naturaleza sifilíticade la lesión, como la de
otros granulomas específicos y aun la de una ulceración epitelio-
matosa.
Por otra parte, la sífilis terciaria evoluciona rara vez en la forma
vegetante.
Si bien es cierto que el tratamiento sifilítico repetido — arseni-
cal y mercurial — no modificó en nada las lesiones granulomatosa,
alejando aun más la naturaleza sifilítica de éstas, influyó notable-
mente sobre el estado general del enfermo, no sólo subjetivamente,
sino también objetivamente. Este resultado nos hace pensar en la
coexistencia de los dos procesos, como ya lo han hecho notar otros
autores; procesos que, por otra parte, no se relacionan ni se exclu-
cluyen entre sí.
Además, no es confundible esta lesión con el lupus tuberculoso,
que difícilmente ataca, como en este caso, tanto los órganos geni-
tales, sus mucosas y la piel de la vecindad, siguiendo de preferen-
cia en su evolución los pliegues inguino-escrotales.
El interesante estudio de Aragao y Yianna efectuado en siete en-
fermos del Brasil nos aclaró el diagnóstico que las investigaciones
ulteriores confirmaron.
En cuanto á su evolución se distingue el granuloma por su lento
avance y con una marcada tendencia á la cronicidad — de siete
años en nuestro enfermo; de diez para Manson — sin modificacio-
nes apreciables en el estado general y sin llegar á la caquexia.
La extirpación, ya quirúrgica, cuando el granuloma es poco es-
tendido, ó con electro-coagulación cuando abarca los pliegues in-
guinales, sitio donde se mantiene una superficie húmeda, en la que
es difícil la cicatrización, es el único tratamiento que ha beneficiado
GRANULOMA VENÉREO 423
al enfermo, el cual se halla completamente sano desde su cicatriza-
ción.
Los caracteres morfológicos, tintoreales y cultura del bacterio
que hemos hallado en las lesiones concuerdan exactamente con el
descripto por los autores brasileños, como causante de esta lesión
(Calymenato bacterium granulomatis, Aragaoy Vianna, 1912).
Este bacterio señalado por primera vez por Dónovan en 1905,
fué confirmado más tarde por Liebert 1907, por Flú en 191 1, por
Ravelo en 19T2, por Martini en 1913, aislado y estudiado biológi-
camente por A.ragao y Yianna en 191 2, por nosotros en 191 3, ais-
lándolo tanto de las lesiones del glande como de las inguinales,
confirmándose su presencia durante toda la evolución del proceso
y aun en las recidivas, en cuyos tejidos se encontraban en estado
de pureza.
Tratándose de una enfermedad bacteriana y perteneciendo nues-
tro enfermo á la raza blanca y no habiendo salido de su provincia,
debemos alejar la idea sostenida por los autores ingleses de que
se trata de una enfermedad de negros. En razón de estos hechos
tenemos que esperar que estos enfermos han de ser más numerosos
y que únicamente un buen examen bacteriológico puede aclarar la
naturaleza de muchas lesiones semejantes, como ha sucedido con el
presente caso (1).
Junto á este bacterio hemos observado también en las lesiones
inguinales y en el glande, abundantes espiroquetas que por sus ca-
racteres morfológicos y tintoreales se refieren más bien á la espiro-
queta refringens ya señalada en los granulomas estudiados por Mac
Lemann (1906), y Weiss (1906).
Sin embargo, la presencia del treponema pálida ha sido también
señalada en algunos casos por Maitland y Wise; pero sobre su rol
patogénico se presentan dudas, admitiendo los autores un contagio
(1) Después de la comunicación de este caso hemos tenido oportunidad de verificar
algunos otros casos sospechosos. Uno de ellos muy interesante en un enfermo pertene-
ciente al servicio de doctor Torres Zarate, en la Penitenciaria nacional, con una lesión
granulomatosa iniciada en el ano, por contagio venéreo.
Otro caso, de la clientela privada del doctor Ghiso, con una ulceración granulomato-
sa perineal ; tanto en este como en el caso anterior, las lesiones histológicas y el bacterio
encontrado responden estrictamente á las descripciones anteriores.
l\'2l\ REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
mixto, en el cual el treponema pálido no juega ningún rol en el
desarrollo del granuloma y que en nuestro caso este modo de pen-
sar es tanto más evidente en presencia del fracaso del tratamiento
antisifilítico.
Por otra parte á los casos de granulomas, estudiados en la Gua-
yana inglesa y en el Brasil le asignan los autores un origen venéreo,
habiendo indicado (Maitland), la posibilidad de la inoculación de
éste en úlceras venéreas ya existentes y de otra naturaleza, que han
sido descriptas como lesiones mixtas.
bibliografía
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pudendi. Brit. Med. Joarn., vol, II, 1906.
J. Maitland, Etiology of granuloma pudendi. Brit. Med. Journ., 1908.
E. Martini, Reinhullur des Erregers von granuloma venereum. Munch. Med. Woch., nú-
mero 1 4. 191 2.
K. S. Wise, A note on the etiology oj granuloma pudendi. Brith. Med. Journ., vol. I.
1906.
H. Aragáo e G. Vianna, Pesquisas sobre o granuloma venéreo. Memoria do Instituto Os-
waldo Cruz. 191 3.
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«899-
P. Manson, Maladies des pays chauds. 1908.
G. Mense, Trattato delle malalie dei paesi tropicali. 1913.
Microf. i (obj. Zciss apocr., ití mina., ocul. prov. I; dist. foc. o,óo). — Porción periférica de una
vegetación ; formación de flictenas y tuerte infiltración leucocitaria del epitelio epidérmico
Microf. 2 (olij. 7eiss apocr., 16 ¡nm., dist. foc. o,üo ; ocul. prov. I). — Tejido de granulación, por
debajo del epitelio epidérmico; visto á pequeño aumento. — infiltración de cédulas redondas,
plasmare! [en y numerosos vasos sanguíneos.
I^H
Microf. 3 (obj. Zeiss apocr., 4 mía., dist. foc. 0,00; ocul. projr. I). — Preparado anterior, visto con ma
yor aumento. Se ven entre las células redondas, células plasmáticas con prolongamientos protoplásmicos
que se unen entre sí.
Microf. \ (obj. Zeiss apocr., k mm., dist. foc. o,5o; ocul. proy. 1). — Granulación vegetante con ulceración
del epitelio epidérmico
<^>v
Microf. 5 (obj. Zeiss apocr., 4 mm., dist. foc. o, 5o; ocul. proy. I). — Agrupación por debajo del epitelio
en nodulos, de las células plasmáticas
Microf. 6 (obj. Zeiss apocr., inmersión, ocul. proy. I ; dist. foc. o, 5o). — Numerosos plasina/.ellcn con núcleo
excéntrico, alrededor de capilares sanguíneos. Coloración : Unna-Pappenhciin
HVH;
Microf. 7 (obj. Zeiss apocr., 4 mn„ dist. foc. o,üo ; ocul. proy. I). — Vegetación neoíormaila después de
practicado el primer curetaje en la región inguino-escrotal. Trama de células plasmáticas con infiltra-
ción de leucocitos polinucleares ; recubierta por epitelio compuesto.
Microf. 8 (obj. Zeiss apocr., 8 mm., dist. foc. o, 5o; ocul. proy. I). — Tejido extirpado
después de la electrocoagulación. Porción periférica (superior) recubierta por una capa
de fibrina ; el dermis muy infiltrado de leucocitos polinucleares y mononueleares.
«>t
Microt. g (obj. Zciss inmersión ' |s,OCul. prov. II; dist. foc. o,5o). — Frotis del exudado
del granuloma inguinal. Se observan leucocitos polinucleares, numerosas espiroquetas )
diplococos. Coloración Giemsa,
Microf. 10 (obj. Zeiss apocr., 4 inm., dist. foc. o, 5o; ocul. proy. II). — Frotis del exudado
del glande. Coloración Giemsa. Numerosas espiroquetas y diplococos
H^f
iMicrof. ii (obj. Zeiss apocr., 4 mm., dist. foc. o,5o; ocul. proy. II). — Coloración Giemsa.
Frotis del exudado inguinal, después de la electrocoagulación. Se observan sólo leucoci-
tos polinucleares y diplococos. Las espiroquetas han desaparecido.
Microf. 12 (obj. Zeiss inmers. '/»> ocuI- Pr°y. II; dist. foc. o. 5o). — Espiroquetas de una
cultura en agar con sangre del enfermo
<t V-*
Microf. i3 (obj. Zeiss apocr., inmersión '/i<> ocul. proy. II; dist. foc. o, 4o). — Frolis del
exudado inguinal. Bacterios libres é intracelulares
Microf. i4 (obj. Zeiss inmersión > ,,, ocul. proy. II; dist. foc. o, 5o). — Cultivo en agar
ascítico. Coloración Ziclb. La cápsula que rodea al bacterio aparece débilmente teñida
tfl^t
w
<*T-V
.tfeV&Xpfi:
.
Fig. 4— Preparación de porción de tejido granulomatoso. Hipertrofia de la piel, con crecimiento en profundidad
entre el tejido de granulación con abundantes vasos sanguíneos
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Fig. 5. — Preparación anterior observada con mayor aumento. Se observan numerosos plasmazellen
y leucocitos polinucleares
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F¡„. 6. — Frotis del exudado inguinal. Coloración Giemsa. Se observan numerosas espiroquetas (sp. rcfring)
y diplococos encapsulados, libres e intracelulares
orígenes del teatro español
No hay pueblo que presente, en su desarrollo literario, fenóme-
no más admirable que el que ofrece al crítico y al observador
nuestro gran teatro clásico. Nacido, como el teatro griego, entre
rudos pastores, no tardó en escalar las más elevadas cimas, sir-
viendo de dilatadísimo cauce al genio español. Verdad es que fue-
ron sus mantenedores genios como Lope de Vega y Calderón, que
bien pueden hombrearse con los gloriosos creadores de la escena
griega. Nacido, como su hermano gemelo el Romancero, del seno
del pueblo, y nutrido, como él, con la savia popular, no tardó
eii romper los andadores clásicos y en saltar las barreras arti-
ficiales, impuestas por los retóricos en épocas de decadencia y
relie amiento á los teatros griego y latino. Por eso los precep-
tistas extranjeros, al contemplar sus atrevimientos y su bravia
independencia, le tacharon de bárbaro, no de otra suerte que
el señorito enclenque, criado entre algodones, tacha de bárbaros
los desahogos y juegos del sano y robusto mocetón criado al
aiio libre. Y tanta fué la gritería y tales los aspavientos de los
críticos, ya extranjeros, ya nacionales, que los mismos que lo
criaron á sus pechos y le comunicaron toda su gallarda lozanía,
llegaron á avergonzarse de su obra, como de un mal engendrq
y hasta la repudiaron sin decoro.
Así, Lope de Vega, el coloso del teatro hispano, en su Arte
nuevo de hacer comedias, lamentable palinodia, como la llama
Menéndez Pelayo, se disculpa de los que él supone errores y
extravíos, en esta forma :
Que lo que á mí me daña en esta parle
Es haberlas escrito sin el arte;
No porque yo ignorase los precetos,
art. oai». \w1-07
4 2 6 HE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
Gracias á Dios, que ya tirón gramático
Pasó los libros que trataban dcsto...
Mas porque al fin bailé que las comedias
Estaban en España en aquel tiempo,
No como sus primeros inventores
Pensaron que en el mundo se escribieran
Mas como las trataron muchos bárbaros
Que enseñaron al vulgo sus rudezas ;
Y así se introdujeron de tal modo
Que quien con arte ahora las escribe
Mucre sin faina y galardón...
Verdad es que yo he escrito algunas veces
Siguiendo el arte que conocen pocos ;
Mas luego que salir por otra parte
Veo los monstruos de apariencias llenos,
Adonde acude el vulgo y las mujeres
Que este triste ejercicio preconizan,
A aquel hábito bárbaro me vuelvo,
Y cuando he de escribir una comedia,
Saco á Terencio y Planto de mi estudio
Para que voces no me den. que á veces
Da gritos la verdad en libros mudos.
Y escribo por el arte que inventaron
Los que el vulgar aplauso pretendieron
Porque, como las paga el vulgo, es justo
Hablarle en necio para darle gusto.
Y añade al fin, mostrando donde le duele la herida :
... me dejo
Llevar de la vulgar corriente adonde
Me llamen ignorante Italia y Francia.
Y, sin embargo, éstas, sobre todo la segunda, no hacían tan-
tos ascos á los sabrosos frutos del ingenio español. Es más, la
patria de Moliere le debe casi lo mejor de su teatro con El Cid,
Le Menleur, etc. Aun en nuestros días, un crítico de tanta auto-
ridad como Sainte-Beuve, ha dicho, hablando de Corneille, que :
« el día que se estrenó El Cid, nació el teatro francés ». Sabido
es, por otra parte, que en los buenos tiempos de nuestro teatro
había en París oficinas de traducción y, apenas se estrenaba una
obra en Madrid, era traducida y arreglada. No pocas comedias
ORÍGENES DEL TEATRO KSl'VÑOI, [\2^
españolan fueron arregladas á un tiempo por tres autores fran-
ceses, de suerte que, al mismo tiempo que nos criticaban, nos
despojaban á mansalva, sin duda por aquello de : el que habla
mal de la pera, ése se la lleva.
No todos tuvieron la debilidad de Lope, pues Juan de la
Cueva, uno de los padres del nuevo arte teatral, hace alarde en
su Ejemplar poético de los cambios que introdujo en la escena
española, y justifica con muy prudentes razones las reformas
de que fué objeto la escena española.
Hay que tener en cuenta que, además de los extranjeros, fi-
guraban entre los detractores del moderno teatro español los
más célebres ingenios de nuestra patria, empezando por el gran
Cervantes que, en un principio, como riguroso observador de
las reglas antiguas y acaso movido, según Menéndez y Pelayo
y otros críticos, por secretos resquemores, censuró agriamente
lo que suponía extravíos del arte teatral cometidos por Lope y
sus secuaces. Esto no impidió que al fin de sus años se dejase
llevar por la corriente y justificase lo mismo que había censu-
rado, diciendo en la segunda jornada de El rufián dichoso :
Los tiempos muflan las cosas
) perfeccionan las artes.
Y añadir á lo inventado
No es dificultad notable.
I3uena fui pasados tiempos,
Y en ésta, si lo mirares.
No soy mala, aunque desdigo
De aquellos preceptos graves
Que me dieron y dejaron
En sus obras admirables
Séneca, Tercncio y Plauto,
Y los griegos que tú sabes.
He dejado parte de ellos
\ he también guardado parte.
Porque lo quiere así el uso
Que no se sujeta al arle.
Yo represento mil cosas
\o en relación como antes.
Sino en hecho, y así es fuerza
Que haya de mudar lugares.
/¿28 IIKVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Que como acontecen ellas
En muy diferentes partes,
Voime allí donde acontecen,
Disculpa del dispárale.
Muv poco importa al oyente
Que yo en un punto me pase
Desde Alemania á Guinea
Sin del teatro mudarme ;
El pensamiento es ligero,
Ilion pueden acompañarme.
Estos dos últimos versos explican en gran parte la libertad
y desenfado que caracterizan las obras de nuestro teatro clá-
sico. El pueblo español, dotado de gran imaginación y entu-
siasmo, nunca fué tan positivo y apegado á la realidad como los
pueblos del norte. El mismo vulgo tiene gran tendencia al idea-
lismo, que se muestra hasta en las cosas de la vida corriente.
Mientras un francés, aun en cosas delicadas, como los dulces,
y en las relaciones de cariño ó de familia, usa términos tan
vulgares y chocantes, como crotle de chocolat, pél de no ni te,
mon chien, mon crapaud, mon cliou, mon chai, etc., un hombre
de nuestra estirpe, aunque sea un campesino, dice : suspiro de
monja, cabellos de ángel, mi vida, mi sol, mi cielo, etc., etc.,
pues sería fácil extender la nomenclatura.
Dada esta condición, esta tendencia idealista, que nos im-
pulsa á volar por las alturas, se comprende fácilmente la in-
mensa boga que en España tuvieron los libros de caballería.
Todos, nobles y plebeyos, se encantaban con aquellas aventuras
fabulosas, con aquellos caballeros del ideal que acometían, por
Dios, por la justicia y por su dama las más descabelladas em-
presas, sin reparar en los peligros, y con aquel razonar tan
hondo y alambicado, que de tal manera embelesaba á don Qui-
jote. La misma figura del inmortal caballero andante, gloria de
Cervantes y de nuestra raza, no fué posible sino en España.
Recorramos todas las literaturas europeas, fijemos un momento
la atención en las creaciones del genio que se han incorporado
de un modo indisoluble á nuestra vida espiritual, y observare-
mos que Robinsón, Gargantúa y Gulliver son hombres que en-
ORÍGENES DEL TEATRO ESPAÑOL l\2(j
carnan la preocupación de las cosas materiales; el mismo héroe
de la leyenda wagneriana lucha por cosas de la tierra, mientras
que don Quijote lucha únicamente por el amor, por la gloria,
por el ideal. Tan lejos estaban de su alma caballeresca las preo-
cupaciones de la vida material, que al preguntarle el socarrón
ventero « si traía dineros », respondió « que no tenía blanca,
porque él nunca había leído en las historias de los caballeros
andantes que ninguno los hubiese traído ».
Dados estos antecedentes y esta preparación espiritual, ¿ có-
mo extrañarse de que el pueblo todo acudiese con ansia al
teatro para admirar á aquellos caballeros y damas tan á sn
medida, aquellas intrigas y enredos tan de su gusto ? Y <j cómo
no explicarse el romanticismo intenso de nuestro teatro, que
tanto censuraban franceses é italianos ? Así, pues, para vivir
y desarrollarse, tuvo que romper todos los moldes clásicos y
saltar todas las vallas, faltando á las unidades de lugar y licm-
po y á otros muchos preceptos del atildado y burgués Horacio.
Sólo de este modo y con estos antecedentes se explica sin tra-
bajo la fabulosa florescencia de nuestro teatro.
Ya hemos dicho que no sólo Cervantes, sino muchos ingenios
españoles de los mayores, hacían coro á los extranjeros en los
ataques al nuevo teatro genuinamente nacional. Indicaremos bre-
vemente los más notables acerca de los cuales trata con su acos-
tumbrada profundidad y perspicacia Menéndez y Peí ayo.
Fué el primero, después del autor del Quijote, el valenciano
Rey de Artieda, en sus Discursos, epístolas y epigramas (iGo5),
que vengó su poco acierto ó su escasa ventura en el teatro con
envenenados tiros al nuevo arte, especialmente en la admirable
Epístola al marqués de Cuellar sobre la comedia :
Como las yolas que en verano llueven
Con el ai-diente sol dando en el suelo
Se convierten en ranas y se mueven,
Así al calor del gran Señor de Délo
Se levantan del polvo poetillas
Con lauta habilidad que es un consuelo.
Y, después de apuntar algunos despropósitos de los autores
de su época y de aludir claramente á Lope en lo del poeta
43o REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Que en seis horas compone una comedia,
expone con habilidad la doctrina clásica.
Al valenciano Artieda, siguieron el murciano Cáscales, hora-
ciano empedernido, y Leonardo de Argensola, menos acres en
las censuras; don Esteban Manuel de Villegas, lleno de pre-
sunción y hiél en sus diatribas; don Cristóbal de Mesa, autor
de un descomunal poema, ((antiguo amigo del Tasso... y poeta
zai'rense, muy correcto y muy arreglado, pero seco como un
espárrago y duro como un plomo » (según Menéndez Pelayo),
y. sobre todo, Cristóbal Suárez de Figueroa, enemigo de todos
los poetas de su tiempo, pues á todos tenía algo que envidiar, y
lleno de ponzoña en sus solapadas alusiones, que abundan en el
lamoso libro El pasajero. De él dice Menéndez Pelayo : « Tal
hombre era una monstruosidad moral de aquellas que ni el in-
genio redime. Lo tuvo y grande, juntamente con una ciencia
profunda de nuestra lengua, pero lo odioso de su condición ,y
el mismo deseo de mostrarse solapado y agudo, con mengua de
la claridad y el deleite, condenaron sus escritos al olvido, per-
diendo en honra propia lo que á tantos buenos había quitado. »
Pero conviene hacer una advertencia de gran alcance. En el
primer tercio del siglo xvi, y aun en su primera mitad, el teatro
español aparecía todavía en la niñez; viene á ser como un re-
flejo del antiguo teatro clásico; las obras se llaman tragedias
y, detalle curioso, á pesar de que los primeros cultivadores del
género fueron distinguidos humanistas, adoptaron en general,
tanto para sus tragedias originales como para las imitadas ó
traducidas del latín y del griego, la prosa, apartándose de la
tradición de los iniciadores, que escribieron sus primeras Farsas
y églogas en verso. Verdad es que esta prosa se muestra ya ro-
busta, sabrosa y aliñada, como puede verse por los siguientes
breves ejemplos :
Villalobos, en su traducción del Anfitrión, impresa en i5i5,
pone estas palabras en boca de Alcmena : « Más pasión me
queda de la ida de mi marido que placer me dio su venida;
mas esto me hace bienaventurada, que á lo menos venció por
batalla á los enemigos, y al volver él á su casa con mucha
honra me da consolación... porque la virtud es muy buen pre-
mio de los trabajos. La virtud á todas las cosas precede. La
ORÍGSNES DEL TKATRO ESPAÑOL 43l
libertad, la salud, la vida, la hacienda, los padres, la patria y
los hijos con la virtud se delienden y guardan. La virtud con-
tiene en sí todas las cosas; todos los bienes están en quien tiene
virtud. )> Nótese que la palabra virtud está empleada con el sen-
tido etimológico de valor.
Más castizo y animado es, si cabe, el siguiente pasaje de la
traducción anónima del Milite glorioso :
« No estás bien en los negocios, porque en la mala mujer y
en el enemigo, todo cuanto se gasta es perdido; pero con el
huésped y con el amigo, ganancia es lo que se gasta y tengo
por buena dicha topar con huéspedes de mi condición á quien
reciba en mi casa; come y huelga y bebe conmigo y alégrale de
mi compañía. »
El diálogo no se muestra menos desembarazado y brillante,
como puede verse sobre todo en la umversalmente encomiada
Tragedia de Calixto y Melibea, ó sea en La Celestina.
El teatro verdaderamente data del sevillano Lope de Rueda,
({lie empezó á darse á conocer en el año de l544> casi mediado
el siglo xvi.
Para formarse idea de lo que era la escena en su tiempo,
oigamos lo que dice Cervantes, en el prólogo de sus comedias,
refiriéndose á sus años juveniles :
« En tiempo de este célebre actor español (Lope de Rueda),
todos los aparatos de un autor de comedias se encerraban en un
corral y se cifraban en cuatro pellicos blancos, guarnecidos de
guadamací dorado, y con cuatro barbas y cabelleras y cuatro
calzados, poco más ó menos. Las comedias cían unos coloquios
como églogas, entre dos ó tres pastores y alguna pastora. Ade-
rezábanlas ó dilatábanlas con dos ó tres entremeses, ya de negro,
ya de rufián, ya de bobo, ya de vizcaíno; que lodas estas cuatro
figuras y otras muchas hacía el tal Lope con la mayor excelencia
y propiedad que pudiera imaginarse. No había en aquel tiempo
tramoyas ni desafíos de moros y cristianos á pie ni á caballo.
No había figura que saliese del centro de la (ierra por lo hueco
del teatro, el cual componían cuatro bancos en cuadro y cuatro
ó seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro pal-
mos; ni menos bajaban del cielo nubes con ángeles ó con almas.
El adorno del teatro era una manta vieja tirada con dos cordeles
432 REVISTA DE LA ÜMIVER3IDAD
de una parte á otra, que hacía lo que llaman vestuario, detrás
de la cual estaban los músicos, cantando, sin guitarra, algún ro-
mance antiguo. »
El actor Agustín de Rojas, en su Viaje entretenido, hace en
verso una pintura análoga á la de Cervantes, y añade :
... Lope de Rueda
Gracioso representante
^ en su tiempo gran poeta
Empezó á poner la farsa
En buen uso y orden buena.
Luego enumera las grandes transformaciones del arte escé-
nico en esta forma :
Empiezan á introducir
Amores en las comedias.
En las cuales ya babía dama,
Y un padre que aquesta cela.
Había galán desdeñado
Y otro que querido era;
Un viejo que reprendía,
Un bobo que los acecha,
Un vecino que los casa,
Y otro que ordena las tiestas.
Una de las cosas que más contribuyeron al florecimiento tea-
tral fué el establecimiento de los teatros fijos. El primero se
sabe que existía en Valencia en i526, es decir, sesenta años
antes que el de Madrid. Verdad es que á los valencianos corres-
ponde la primacía en cosas de teatro. También fueron famosos
en Sevilla El jardín de doña Elvira, El corral de don Juan y Las
Marazanas.
Eq resumen, no obstante la oposición de los mantenedores
de la tradición clásica, el teatro genuinamente español no tardó
en adquirir brioso y espléndido desarrollo. Como Gulliver, rom-
pió con gran facilidad las ligaduras con que pretendían apri-
sionarlo los liliputienses del arte.
Miguel de Toro y Gómez.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCÓN
EL HOMBRE. EL DRAMATURGO. EL MORALISTA
TERCERA Y ÚLTIMA CONFERENCIA (0
Señores :
Si aún notan en este ambiente, sobrecargado de paciencia,
algunos átomos de consideración hacia la labor ajena; si aun
se conservan en los rincones del cerebro algunos adarmes de
benevolencia, me permito solicitar la merced de que se me acuer-
den, por última vez, una y otra, prometiendo en pago de bondad
tanta, realizar esfuerzos que para mí han de resultar abruma-
dores, á fin de que sea mi estilo lo menos desmayado posible,
engalanando con bien escogidas citas, arideces retóricas y pau-
perismos de pensamiento.
En esta última etapa del camino, que de antemano me pro-
puse seguir, no sólo recogeré sentencias éticas del teatro alar-
coniano, sino que haré alto en algunas coincidencias, dignas de
ser señaladas por la crítica, entre obras de nuestro autor, y otras
de Guillen de Castro y de Calderón de la Barca. Prestadme, pues,
una vez más, vuestra amistosa atención.
El mayor número de los que me escuchan, recordará, sin
duda, el argumento de Las mocedades del Cid; y no habrá
tampoco olvidado aquella patética escena en que Diego Láinez,
después de llamar á sus hijos, para dar con el vengador de sus
honradas canas, se encara con Rodrigo, cual fiereza celebra. Se
recordará también que el Cid tiene que llevar al campo al conde
Lozano, padre de Jimena, que es luz de sus ojos y alma de sus
(i) ^ éase el número anterior de esta Revista.
aht. orno. xwi-38
Í34 REVISTA DE I-A UNIVERSIDAD
sentidos, como no se habrán borrado de la mente aquellas so-
berbias estrofas en las que el Campeador delata su dolorosa
perplejidad.
Ahora bien; léase la comedia de Alarcón titulada La culpa
busca la pena, y en las escenas XVI y XVII del acto- II, se en-
contrará análoga situación : don Fernando da un bofetón á don
Antonio; cuenta éste el ultraje á su hijo don Sebastián, quien
está ciegamente enamorado de doña Ana, hermana del ofensor.
No he de malgastar minutos siguiendo paso á paso el desarrollo
del lance, mas creo que unas citas bastarán para que se aprecie
la igualdad de pensamiento en ambos autores.
Cuando Láinez llama al Cid, éste le contesta con el respe-
tuoso « Padre, Señor ». Al llamamiento de don Antonio, res-
ponde don Sebastián :
Padre y señor, esa mano
me dad á besar,
beso que el padre rechaza, si bien estrechando á su hijo entre
sus brazos, le dice :
Venios;
que si bien á mis deseos
los brazos resisto en vano,
forzoso afecto de amor,
pero ni habéis de besarme
la mano, ni habéis de darme
nombre de padre y señor
antes que me hayáis oido
el fin con que os he llamado :
porque en sabiendo mi estado
no os halléis arrepentido,
y después de larga relación, en que refiere los pormenores que
precedieron al ultraje, añade :
En presencia de testigos
que á las voces ocurrieron,
en la nieve de estas canas
imprimió sus cinco dedo» (i).
(i) Acto II, escena \\ I.
don JÜAH RDÍZ DE ALARCÓN ^30
Y así como Láinez, al presentarse al rey, te dice :
^ solo fue mano mía
Rodrigo.
Alarcón pone en boca de Antonio estas palabras :
Cuando el padre está incapaz
de vengarse, es destc cuerpo
el rostro, y el brazo el hijo
que puede satisfacerlo ( i ).
Parecidas quejas monologan el Cid y don Sebastián, al co-
nocer la afrenta que vengar deben, pero hallo más calor, más
ímpetu en el soliloquio de Rodrigo que en el del hijo de don
Antonio. ¿ Será que era más trágica la vena dramática de Guillen
de Castro que' la de Alarcón ? Así lo creo.
Sabido es que por aquellos siglos se daba, por el vulgo de
lodos los países, extremada importancia á los agüeros, y se creía
en el influjo de las estrellas. Nuestro autor, quiso, con una
redondilla, dejar bien sentada la teoría racional y teológica, re-
dondilla que nos recita doña Ana en Paredes oyen:
Del cielo es la inclinación ;
el sí ó el no todo es mío ;
que (d hado en el albediío
no tiene jurisdicción (•>).
idea que contrapone á la que él mismo estampara en Quien mal
anda, para atemperarse sin duda al común pensar, cuando dice :
Míenle la opinión que pone
siempre elección de los aclos
en la voluntad del hombre;
miente; que no hay albediío;
lev es todo, todo es orden
(i) Acto JJ. escena \\ I.
(2) Acto 1, escena W1II.
7|3G REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
dispuesto por los influjos
de los celestiales orbes ( i ).
Sin embargo, para oponerse á la teoría de la irresponsabilidad,
incomprensible para quien cree y defiende el libre albedrío, sa-
tisfecho de la noble acción de don García en Los favores del
inundo, y glosando la idea fundamental .
y si ya pude mataros
hago más en perdonaros
pues también me vengo á mí (a),
dice el marqués en Ganar amigos ; tesis que vuelve á defender
en Los pechos privilegiados, al declarar don Rodrigo :
que es la más alta victoria
vencer la propia pasión (3),
y Ramírez, en El tejedor de Segovia, cuando pronuncia estas
frases :
Rindiendo el cuello
al yugo de la razón,
pues es la hazaña mayor
vencerse á sí (4).
Mas donde con toda claridad defiende que vir sapiens domina-
(i ) Acto I, escena \ .
{>) Acto I, escena \ 1 1
(3) Acto I, escena III.
(1) Acto I, escena Vi. (¡aspar Aguiiar, el célebre dramaturgo de la escuela valencia-
na, escribió en La ¡jilana melancólica, jornada a*
Tu saliste vencedor
de todo cuanto emprendiste,
pues en la guerra de amor
á tí misino te venciste,
que es la victoria mayor,
Vn tes que lodos ellos había dicho Gómez -Manrique :
■ Que no sé mayor victoria
de todas (guantas leí,
DON JUAN RUIZ DE AÍ,AHCÚ.\ \'6~
bilur astris — lema de La vida es sueño — es en El dueño de las
estrellas. Allí escribe :
Y cuando vuestras estrellas
os inclinasen á e fetos
tan injustos, vos sois sabio;
y el que lia merecido serlo,
es dueño de las estrellas :
y así con razón resuelvo
que sus más fuertes inllujos
os están á \os sujetos (i).
Calderón hace soñar á Segismundo, Alarcón á don Juan, y
ambos autores proclaman que no bay victoria más alta que el
propio vencimiento; y si El dueño de las estrellas subió á la
escena en 1618 y la inmortal obra de Calderón no .fue escrita,
según parece, hasta 1G28 ó i63o, ¿ no puede estimarse la pro-
ducción del ilustre mejicano, como inspiradora de La vida es
sueño ? Bien pudiera ser, sin que abrigue el intento de menos-
cabar, en lo más pequeño, la gloria imperecedera del autor del
Mágico prodigioso. Hoy como ayer, y aún mañana como hoy,
seguiré creyendo que La rida es sueño es la joya del teatro
universal; y respetando como debo, y debo mucho, el parecer
del maestro de los maestros, Menéndez y Pelayo, seguiré opi-
nando que está por encima del Alcalde de Zalamea. Pedro Cres-
po es un hombre; Segismundo es el hombre : el primero cabe
en la escena, el público lo comprende y lo admira; el segundo
no cabe en el escenario, y, quizás por su simbolismo, requiere
un espectador especialmente preparado. En el mundo sublunar
hubo, hay y habrá varios caracteres como Crespo; en cambio,
oin digna <!e mayor gloría
para perpetua memoria
(pie vencer el onhíe a IJ i,
probando estas citas que la idea del propio vencimiento, lanzada por moralistas \ aséelas,
había penetrado hondo en el intelecto hispano.
(1; Aeto II, eseena II.
Dice el erudito Puyol y Alonso, que el apólogo del conde de Lucanor, capitulo L1Y,
titulado f)e la honra de esle mundo, tiene el mismo asunto que Calderón siguió paso a
paso en La vida es sueño. (VA Arcipreste de Hila, pág. 5i.)
138 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
una individualidad con tan universales rasgos, como los que
muestra Segismundo, difícilmente volverá á presentarse en el
teatro.
Omito otras consideraciones sugeridas por el estudio de am-
bas obras, porque sé que mi admirado amigo y célebre hispanista
Farinelli, á quien tanto deben las letras españolas, está dando
los últimos toques á su obra monumental sobre La vida es sueño.
(Alando los maestros van á hablar á los que no lo somos, la pru-
dencia nos aconseja que callemos.
Descartadas las dos coincidencias á que al principio me refi-
riera, continuaré espigando máximas y sentencias morales en
el teatro de Alarcón, verdaderas flores que, después de aspirado
su delicado perfume, ofrezco al deleite y admiración de los
gustadores de la belleza.
Cervantes nos había dicho que «obediencia es cortesía»; y
Alarcón, glosando la idea, escribe en el acto primero de La prue-
ba de las promesas :
Más virtud es, Blanca hermosa.
en este caso présenle,
responder por obediente
que callar por vergonzosa.
y más adelante, en el mismo acto, pone en labios de don Enri-
que la siguiente frase :
Si esconderme es cobardía
es fineza obedecer.
saludable consejo á los que, por sentar plaza de bien educados,
pierden el tiempo en remilgadas excusas.
A fin de que no se engrían los que sin méritos logran, ni se
amilanen ante las humanas injusticias los que debían ser mere-
cedores de loores y premios, pregona Alarcón, en La verdad sos-
pechosa, una consoladora sentencia, al decir que :
Una cosa es alcanzar,
y otra cosa es merecer | i |,
(i) Acto I, escena \ I \ .
DO\ JUAN UL'ÍZ DE AI.AIWON f\l')(J
que no suelen andar, por desgracia, juntos méritos y recom-
pensas.
Haciendo coro con los caballeros de la época, y sus pintores,
defiende nuestro poeta el honor en varios lugares, sobriamente,
no con los pomposos lirismos de que tanto gustaban los caste-
llanos dramaturgos. Del femenino dice en El dueño de las es-
trellas :
Á la mujer que es honrada
no la tienen tan guardada
inexpugnables paredes
como su propio valor.
Viviendo tú, como debes,
nunca de escrúpulos leves
temas oleosa en lu honor ( i ).
En Ganar amigos pone en boca de doña Flor los siguientes
versos, que bien recuerdan otros muy conocidos de la décima
musa :
es el honor cristal pino
que se enturbia del aliento ( a i,
y don Diego, en la misma comedia, afirma con hermoso laco-
nismo :
que es más pesada \ más fuerte
en quien es noble la mueite
del honor, que de la vida (.i:.
De la plática del marqués con el conde, en El tejedor de Se-
govia, y en una escena que trae á la memoria otra de La verdad
sospechosa, que luego citaré, recojo los siguientes versos :
- — A \ os saltéis
que sois señor?
— Sé á lo menos
que vos lo sois, y que soy
(i) Aclo I. escena XII.
(2) Acto I, escena I.
(3) Acto II, escena \ .
VlO KKVISTA DE LA UNIVERSIDAD
vuestro hijo y heredero
— Pues no, no está en heredarlo
sino en obrar bien, el serlo ( i }.
En la comedia últimamente citada, y en aquella inimitable
escena en la que don Beltrán afea la conducta de su hijo, esce-
na que aún sabiendo que se profana transcribiendo sólo retazos
de ella, no puedo copiar íntegra por su extensión, se leen ver-
dades tan calificadas como éstas :
Sólo eonsiste en obrar
como caballero, el serlo,
luego en obrar mal ó bien
está el ser malo ó ser bueno
Pues si honor puede ganar
quien nació sin él ¿no es cierto
que, por el contrario, puede
quien con él nació, perdello (2).
Y en Los empeños de un engaño, advierte á los que ostentan
ilustres apellidos :
que no es bien que de los hombres
que nacieron principales
conozcan los tribunales
en casos de honor, los nombres (3),
advertencia que bien vale decir cuanto debe cuidar la juventud
de su apellido, huyendo de cualquier acto que pueda enlodarlo.
Porque la palabra era sagrada, y á la fe del caballero se daba
tanto ó más valor que á un contrato notarial, puede decir el
marqués en Ganar amigos :
(1) Acto I, escena XIV.
(■j.) Acto II, escena 1\.
(3) Acto III, escena XII,.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON l\l\ 1
Basta para que yo cumpla
mi palabra, haberla dado (i).
Aquel cómodo don Domingo de don Blas, que en tocando á
la lealtad y al honor, olvida su propio regalo, á la observación
que, en No liay mal que por bien no venga, le hace Ñuño :
Es la cota muy pesada,
no la sufrirás, señor
contesta caballerescamente :
En tocando al pundonor,
Ñuño, no me pesa nada (2).
¡Qué hermosa contestación! Y en el acto siguiente, como sor-
prendido de que atesorase fuerzas para substraerse á la buscada
molicie, le dice á don Juan :
Nunca, D. Juan, pensara
que la lealtad dormida
en ocios de la vida
con tan ardiente furia despertara
á una voz halagüeña
que el daño esconde, cuando el premio enseña (3).
¡Cuan bien retrata este último verso el deseo de la defensa
del honor! Hay que convenir en que perfecto caballero debió
ser, pues, de la abundancia del corazón habla la lengua, quien
sabe hacer razonar de tal suerte á sus personajes.
Aconseja prudencia, cuando dice doña Lucrecia á doña Clara,
en Lu verdad sospechosa :
Hasta aquí te lo he callado,
porque muestra liviandad
(1) Acto I, escena 1\.
(2) Acto II, escena X.
(3) Acto III, escena XII.
ART. Ollli:. XXXI- 3g
'\'\-í REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
la que sin necesidad
manifiesta su cuidado (r),
y aún reprende á los caracteres que, pecando ele ligeros, pare-
ciéndose en esto á los inexpertos marineros que echan anclas
en cualquier bajío, confían sus cuitas al primero con quien
topan, haciendo que el príncipe diga en Los favores del mundo :
No me tendrá por discreto,
si aun no empieza á ser mi amiyo
cuando le fío un secreto (2).
Burlándose de los que gustan levantar tan sólo el velo de un
asunto, dando lugar á que la sospecha acrezca lo que se calla,
dice Leonor, en Los pechos privilegiados :
que el que un secreto pondera
y lo calla, hace mas daño,
dando ocasión á un engaño
que declarándolo hiciera (3).
Quien obra mal, lógico es que guarde enemistad á su víctima,
pues está en lo humano que mientras ésta viva, recuerde el daño
sufrido, y aún, si puede, lo publique, pues á no pocos les gusta
parecer ángeles siendo demonios. Por esto afirma el conde en
Los pechos privilegiados :
que aborrece el poderoso
al que del está ofendido (4).
Gran virtud es la cautela, y Alarcón la encarece cuando pone
en boca de don García, en Mudarse por mejorarse, esta salu-
dable advertencia :
(1) Acto II, escena 111.
(a) Acto II, escena X.
(3) Acto I escena \.
(/i) Acto II, escena II.
DON JUAiN RUÍZ DE ALARCON 443
quien el daño no previene
acuse su confianza (i).
Para ponderar como debe guardarse la especie que secreta-
mente se nos confíe, hay estos versos en Ganar amigos, debiendo
advertir, para su más clara comprensión, que vienen á las manos
don Fernando y el marqués, y aunque ya en el suelo el primero,
dice :
Resuelto á callar estoy
y como el marqués le pregunta :
¿Que os resolvéis en efecto
si
á no decirlo?
si con la muerte os obligo
contesta Fernando caballeresca y heroicamente
'B'
ha de morir un secreto (2).
Bueno, y aún digno de alabanza es quien se expone á peligro
por justa causa, pero, y habla don Domingo, en No hay mal que
por bien no venga :
Quien la vida a riesgo pone
donde no le va la vida
hace una gran necedad (3),
como gran necedad es convertirse sin necesidad en dómine; y
así dice en La prueba de las promesas :
Y jamás aconsejéis
á quien sabe más que vos,
(1) Acto I, escena I.
(2) Acto I, escena XII.
(3) Acto II, escena IV.
444 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
y al poco rato en la misma escena :
no examine — que es error —
ni el criado á su señor,
ni al que sabe el ignorante (i).
Generalizando más el concepto, con el objeto, sin duda, de
prevenir á bien intencionados oficiosos, afirma en Todo es ven-
tura, que :
Siempre ha sido el advertir
el santelmo del errar (a)-
¡ Cuántas veces de los altercados, entre personas bien nacidas,
nacen sinceras amistades! Alarcón glosa la idea, cuando le hace
decir al rey en Los pechos privilegiados :
que de las pendencias suele
nacer la amistad mayor (3).
Después de habernos dicho, en El dueño de las estrellas, que :
de razón carece
quien á un sabio no venera (3),
en Todo es ventura nos cuenta el siguiente chascarrillo, que
bien vale la afirmación vulgar que « el sabio no sirve para
nada » :
Un sabio á todos tenía
la condición tan opuesta
que siempre entraba en la fiesta
cuando la gente salía;
y el fin desto preguntado
era por dar á entender,
(i) Acto II.
(2) Acto I, escena IX.
(3) Acto I, escena IV.
(4) Acto II, escena I.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON 44¡>
que los sabios no han de hacer
lo que el vulgo, siempre errado (i).
c Serán alusivas las anteriores redondillas ? Bien podría ser.
Así como el continuado lamento es fastidioso, así Inés nos
asegura, en El examen de maridos, que :
preciarse de dichoso
nunca ha sido acción de cuerdo (2).
En bonancibles tiempos suelen ser los mortales apacibles y
discretos, pero cuando soplan vientos de amargura ¡cuan pocos
recuerdan que el dolor engrandece y sublima las almas! No
podía dejar Alarcón que esta profunda verdad no sonara en las
tablas, y por ello la pone en labios de don Juan en Los favores
del mundo :
Cualquiera, señor, es sabio
donde no hay dificultad;
la mansedumbre y piedad
se tocan en el agravio (3).
Excelsa virtud es la paciencia, y así, glosando doña Leonor,
en Mudarse por mejorarse, el lema favorito de la doctora de
Ávila, declara que :
el que no espera no alcanza (4),
pero receloso de que las gentes de su tiempo no comprendieran
el verdadero sentido del verbo esperar, y se entregasen á una
pasiva confianza, rayana en el fanatismo, se sirve como de por-
tavoz de don Beltrán, en Paredes oyen, para decir :
¿ Tu piensas que el espéral-
es alguna confección
( 1) Acto III, escena IX.
(a) Acto II, escena XIV.
(3) Acto III, escena XVII.
(!t) Acto I, escena XIII.
44<> REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
venida allá del Japón ?
El esperar es pensar
que puede al fin suceder
aquello que se desea :
y quien hace porque sea
bien piensa que puede ser (i).
Encarándose con los que, por anticiparse á los acontecimien-
tos, se convierten en mensajeros de desventuras, les dice, valién-
dose de don Ricardo, en Mudarse por mejorarse :
El prudente prevenido
espera el peor suceso ;
pero, señor, no por eso
lo ha de dar por sucedido (2).
Por aquellos tiempos ya debían existir esos seres que, por
sentar plaza de consecuentes, no quieren mudar de opinión :
contra ellos cierra nuestro autor, haciendo que diga don García
en la comedia que acabo de citar s
El mudar de pareceres
con causa, de sabio es.
La mudanza es liviandad
cuando sin nuevo accidente,
le da causa solamente
la propia facilidad (3),
idea que repite don García, en Los favores del mundo :
Al que muda con causa de consejo
no puede darse nombre de liviano (4),
Aquel don Beltrán, que nos recuerda El perfecto caballero de
(1) Acto I, escena I.
(a; Acto II, escena XII.
(3) Acto I, escena I.
(4) Acto II, escena \\
DON JUAN Hüíz DE ALARCON 4^7
Guillen de Castro, razona de esta manera con su hijo en La
verdad sospechosa :
No apruebo que os arrojéis,
siendo venido de ayer
á daros á conocer
á mil que no conocéis,
sino es que dos condiciones
guardéis con mucho cuidado,
y son : que juguéis contado
y habléis contadas razones (i),
y aun más, recuerda la obra del turbulento valenciano, cuando
en Lar, paredes oyen, dice :
Lengua honrosa, noble pecho,
fácil £?orra, humano rostro,
son voluntarios Argeles
de la libertad de todos (a),
idea quo aún ciñe más, y aún más aprieta, clon Domingo, en No
hay mal que por bien no venga, cuando escribe :
Que si obligar voluntades
la mayor riqueza es,
riesgos busca el descortés,
y el cortés seguridades (3).
¡ Cuánto convendría recordar estos consejos, á varios que ase-
guran con desigual desenfado, que se han educado en tal ó cual
Universidad, cuando sus hechos y palabras demuestran que no se
educaron en ninguna!
Volviendo al tema fundamental de este estudio, tras este bre-
ve descanso, diré que, refiriéndose á las morales miserias que nos
afligen, el conde de El tejedor de Segovia, nos participa que :
(i) Acto II, escena IV,
(2) Acto I, escena XVII.
(3 1 Acto I, escena XII.
448 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
mal reposa un agraviado,
mal sosiega un ofendido (i),
por cual razón, la valerosa Jimena de Los pechos privilegiados,
amonestando al que con maternal solicitud criara, le dice :
Sandio, Rodrigo, seredes
en atender confiado,
nin la fe de un ofendido,
nin la piedad de un contrario (a),
concepto que ya no se borra de la mente del noble, pues en la
escena siguiente lo repite en esta forma :
pero yo, considerando
que es necia la confianza
y que es prudente el recato (3).
<j Tropezaría Alarcón con algún falso amigo ? Bien puede ser ;
que sobrados ángeles malos caminan por estos mundos, á quienes
puede decir Hernando en Los favores del mundo :
que nadie llega á besar
sin intento de morder (4),
como afirmar puede Julia, en la misma comedia, que :
no hay enemigo peor
que el que trac rostro de amigo (5),
Sabiendo cuántos males suele acarrear la credulidad excesiva,
dice Julia en Los favores del mundo :
(i) Acto III, escena XIV.
(2) Acto 111 escena 1.
(3) Acto III, escena II.
(4J Acto I, escena Vil.
(5) Acto II, escena XIII.
DON JUAN UUÍZ DE ALAUCON 4^9
¡Que bien la supo engañar !
Quien camina descuidado
es fácil de saltear (i),
como exclama don García, en La verdad sospechosa :
l Qué fácil de persuadir
quien tiene amor, suele ser!
¡Y qué fácil en creer
el que no sabe mentir! (2),
y comprendiendo que el malvado aborrece á cuantos conocen
sus fechorías, proclama esta otra verdad, sirviéndose de la pre-
citada Julia :
porque todos quieren mal
á quien sus delitos sabe (3),
como el exacto conocimiento del corazón humano le dicta esta
otra sentencia que pone en los labios del marqués en El examen
de maridos; allí dice que :
ni obra el bueno como malo,
ni obra el malo como bueno (4).
Á los poco aprensivos, á cuantos anteponen á lo noble y á lo
honrado su provecho personal, les dice irónicamente en Los
empeños de un engaño :
Que mientras los casos dan
remedio más importante,
vivir, y trampa adelante
es en la Corte refrán (5).
(1) Acto III, escena XIII.
(2) Acto II, escena X.
(3) Acto III, escena XV.
(4) Acto III, escena X\ I.
(5) Acto I, escena VI.
/j5o HEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Bondadoso por temperamento, y aún sabiendo cuánto dolo,
falsedad y engaño hay en el mundo, dice en Los pechos privi-
legiados :
Los malos honran los buenos,
como honra la noche al día;
que sin tinieblas, tendría
el mundo la luz en menos (i).
Aun cuando no se sabe que viviera preso en amorosas redes,
también tiene del diosecillo que trae revuelto el mundo, cabal
idea, que basta ser observador para notar las desazones que en-
gendra en el pecho de los mortales. Sabía que :
Apaga el cierzo violento
llama que empieza á nacer ;
mas en llegando a crecer
le aumenta fuerzas el viento (a).
Como advierte que el deseo de posesión acrece el valor de lo
pretendido, afirma Tristán en La verdad sospechosa, que :
miraslos ya con antojos
que hacen las cosas mayores (3),
y porque es innegable la tiranía del amor, al extremo de que,
según el conde en Ganar amigos :
lo feo
amado parece hermoso,
y es bastante parecello (4),
conviene, por boca del mismo conde, en que :
quien ama á un defectuoso
ama también sus defectos (5).
(i) Acto I, escena 111.
(2) Acto I, escena \l\.
(3) Acto 1, escena XIII.
(li) Acto III, escena XVI.
(5) Acto III, escena X.VI.
DON JUAN RUÍZ DE ALAKCON /(5l
El gracioso Tristán, de La verdad sospechosa, exclama amar-
¡ Que ninguno se conozca! (i),
gamente
y porque no nos conocemos, estimamos calumnias la manifes-
tación de nuestras debilidades. Estos pregoneros de ajenas fal-
tas, olvidan que un deber de caridad nos aconseja perdonar el
defecto del prójimo, á fin de que éste, á su vez, corra un velo
sobre nuestras miserias. Entendiéndolo así Alarcón, se sirve de
Inés, en El examen de maridos, para dar el saludable consejo
que contienen los siguientes versos :
Pues nadie, si es discreto
dice al otro su det'eto (2),
Aun siendo las faltas conocidas, y por aquello de que « no
todas las verdades son para dichas », deben callarse las ajenas,
pues, y habla la citada Inés :
que, aun públicos los defetos
hace, quien los dice, ofensa (3).
Al notar cómo en obras diversas arremete briosamente contra
los maldicientes, se advertiría, si de antemano no lo supiéramos,
que fué nuestro autor blanco de la calumnia, y que en sus versos
fustigaba a quienes tan vilmente le zaherían. En La prueba de
las promesas, y como don Juan dijera :
¿Que hay quien quiera
tal engaño persuadir?
contesta el Tristán, tantas veces nombrado :
Pues, señor, á no mentir
el maldiciente ¿lo fuera?
(1) Acto III, escena VIH.
(2) Acto II, escena VII.
(3) Acto II, escena VIII.
452 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Aquel es murmurador
que divulga falsedades ;
que á quien dice las verdades
le llamo predicador (i).
En Todo es ventura, Enrique mató á un hombre que no sabe
quien es, ni por quien lo malo, entablándose entre él y Tristán,
otro personaje de la misma comedia, el siguiente diálogo :
— lo mismo que al maldiciente
poeta te ha sucedido (2)
— ¿Di cómo?
— Que porque huya
de la sátira la pena,
por más que le salga buena
no puede decir que es suya;
y después que la memoria
y entendimiento ha cansado,
se queda con el pecado,
y no se lleva la gloria (3).
En Las paredes oyen, amonesta piadosamente á cuantos ha-
blan mal del prójimo, y bien puede asegurarse que toda la co-
media tiende á combatir tan feo vicio :
Después que uno ha dicho mal
¿saca de hacerlo algún bien ? (4),
exclama, no sin antes haber advertido el peligro de tan fea
costumbre, afirmando don Juan como
cosa segura
que tiene aquel que murmura
en su lengua su enemigo (5).
(1) Acto III.
(2) ¿Aludiría al Conde de Yillamediana ?
(3) Acto 1, escena IX.
(A) Acto III, escens V.
(5l Acto I, escena I.
DON JUAN UUÍZ DE ALAUCON 4^3
Aún va más allá, Alarcón, en su afán de doctrinar, pues le
advierte al murmurador que debe corregirse, so pena de que
se le haga el vacío á su alrededor, ya :
que cada cual entre sí
dice, ovendo al maldiciente :
« Este cuando yo me ¿túsenle
lo mismo dirá de mí (i).
Resumiendo el pensamiento fundamental de comedia tan her-
mosa, pone en boca de doña Ana unas cuantas redondillas, de
las que copio la siguiente :
Tu lengua te condenó
sin remedio á mi desdén :
á toda ley, hablar bien :
que á nadie jamás dañó (a ).
El irreflexivo entusiasmo suele acarrear, pasada la momentá-
nea ofuscación, no pocos sinsabores, ya que la pasión se empe-
ña en nublar nuestra inteligencia, por cual motivo dice Tristán
á don García, en La verdad sospecJiosa :
Disimula, y ten paciencia ;
que el mostrarse muy amante
antes daña que aprovecha,
y siempre he visto que son
venturosas las tibiezas (3),
y el mismo personaje, reprendiendo la facilidad con que don
García abre su corazón al que llega á golpearle, le dice :
No te entregues tan de veras;
que suele dar quien se arroja
creyendo las apariencias
(i) Acto III, escena V.
(2) Acto III, escena XVI.
(3) Acto I, escena VIH.
454 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
en un pantano cubierto
de verde, engañosa hierba (i).
Notando cómo se desvanecen las humanas grandezas, y cómo
ruedan de la cumbre al valle los que más firmes parecen en sus
elevados puestos, dice Sancho, en El desdichado en fingir :
si empieza á caer un hombre
hasta el postrer mal no para (2),
asegurándonos Claudio, en la propia comedia, que :
es propio bajar más presto
quien más levantado está (3).
Dándose cuenta de que la proximidad de la posesión acre-
cienta nuestros deseos, nos participa Persio, siempre en la mis-
ma comedia :
que es tanto más el tormento
cuanto el bien más cerca está (4).
También nos aconseja el genial dramaturgo que seamos pru-
dentes, y recordando, sin duda, aquellos versos del Romance-
ro, que :
A veces de altos deseos
nacen esperanzas locas
nos advierte que sólo debemos solicitar aquello que en justicia
tenemos derecho á obtener. Véase de qué magistral manera des-
envuelve el concepto por boca de don García, en Los favores
del mundo :
Porque quien llega á pedir
lo que no es justo negar,
(1) Acto I, escena VIII.
(2) Acto II, escena V.
(3) Acto II, escena VI.
(£1) ActoJ, escena VI.
DON JUAN KUÍz DE ALAB.CON /|55
no deja elección al dar,
y se obliga á conseguir (r),
como la prudencia nos aconseja, no pocas veces, que callemos,
consejo que nos recuerda don Juan en Paredes oyen, cuando
dice :
lo que siente el pensamiento
no siempre se hade explicar (2).
Subiendo, á fuer de honrado y leal, que de todos los caminos
para el logro de un deseo, el más fácil es el llano, nos advierte,
valiéndose de don Félix, en Mudarse por mejorarse, que :
en el más pequeño río
no hay vado como la puente (3),
asegurando Figueroa en la misma comedia, y el aserto por lo
claro y lógico no ha menester ponderación, que :
el más largo prometer
no iguala al más corto dar (4),
como el menos leído sabe, con Ardenia, de El desdichado en
fingir, que :
es muy larga la distancia
desde el decir al hacer (5).
De acuerdo también con la popular filosofía, fuerza será acep-*
tar el parecer de Clara cuando afirma en la propia obra que :
( 1 ) Acto I, esceua V.
(2) Acto 1, escena I.
(3) Acto III, escena I.
C\) Acto II, escena XIII. En el Romancero 70 de Albedamar se lee :
¡ Del prometer al cumplir
qué jornadas hay tan largas !
(5) Acto 11, escena VII.
456 REVISTA DE LA UNIVEHSID/VD
nunca hicieron daño
aunque sobren, los consejos (i).
Van las riquezas al que ya riquezas atesora, como van las aguas
al mar; y como ni entonces se viera, ni es fácil que se vea nunca,
que el poderoso renuncie á cuanto tienda á aumentar su caudal,
el gracioso Tristán, de El desdichado en fingir, nos advierte que :
es como pimienta el oro
que al que más come, más pica (2).
No hay que devanarse los sesos, ni permitir que la loca de la
casa fantasee más de lo justo, ante un bien soñado ó una des-
dicha cierta. Sancho, en la propia comedia, nos aconseja salu-
dablemente, cuando nos dice :
No dar á la causa aumento
que crece de imaginar (3).
debiendo tener paciencia, y recordar con Juan, de El tejedor
de Se g ovia :
que al íin viviendo
se vence y se alcanza todo (4).
<( Déme Dios contienda con quien me entienda », dice el pue-
blo, y dice bien; el conde, en el citado Tejedor, glosando aquella
idea, nos asegura que :
con un loco en vano son
amenazas ni consejos (5).
Porque no hay crimen que quede impune, y conviene insistir,
con ansias moralizadoras, para que la idea se aposente y arrai-
(1) Acto III, escena III.
(2) Acto I, escena II.
(3) Acto II, escena II.
(4) Acto I, escena VIII.
(5) Acto I, escena XIV.
DOiN JUAN HUÍ/ DK AI.AHUON
457
gue en el cerebro popular, dice el gracioso Chichón, en la misma
comedia :
Tarde ó presto á la traición
el castigo corresponde (1 ).
Sólo legitima la traición una vez, y aun con fines moralizado-
res, y la disculpa como justo castigo de otra traición mayor.
Como don Juan, en El semejante á sí mismo, le echa en cara á
don Sancho el que tomase los dineros á don Diego para ayu-
darle, y luego rehuya el cumplimiento de lo ofrecido, defiéndese
el citado Sancho diciendo :
Mas iba con intención
de tomallos \ encanalle:
que en traición es bien pagallé
á quien compra con traición (a).
Antes dije, y demostré, que á Alarcón algo se le alcanzaba
del difícil arte de gobernar á los hombres, y ahora va una cita
para probar que tampoco era lego en asuntos militares. Buena
prueba de ello la tenemos en la siguiente redondilla que pone en
labios de don Fernando, el protagonista de la obra últimamente
citada :
Pero amigos, advertid
cpie en la guerra es vencedor,
más el orden que el valor,
más que la fuerza, el ardid f.'ii.
Golpeando en el mismo yunque, ó séase, no perdiendo ocasión
para encarecer prudencia, aún en los casos más dificultosos, dice
el marqués en Ganar amigos :
¡Maldiga
■1 cielo al necio imprudente
(1) Acto III, escuna \\ II
(3) Acto II, escena VI.
(3) Acto II, escena I.
ART . on I(¡ .
458 REVISTA Di; LA UNIVERSIDAD
que con enojo presente
¡i lo futuro se obliga! (i),
y en cuanto á esto de los enojos, advierte que hay que ser tole-
rantes con los demás y dejar olvidada la propia irascibilidad
en el no interrumpido comercio de la vida. Inés nos lo avisa,
en El examen de maridos :
que mal logrará deseos
quien obliga con enojos (2).
Quien queriendo, ó sin querer, pues á veces no depende de
la propia voluntad, suscita envidias, debe andar precavido y re-
celoso, pues la misma dama, modelo de discreción, espolea nues-
tra vigilancia diciendo :
... á la envidia y al cuidado,
marqués, no bav cosa seríela (3).
El señorío de Alarcón, su evidente desvío por cuanto era bajo,
torpe ó vulgar, se adivina con sólo leer atentamente sus obras,
como en ellas se nota el empeño de que pajes y lacayos, criados
y graciosos, esto es, todo el escudera je, no se atreva á invadir
estrados ni á familiarizarse con los nobles. Y porque viera quizás
que los donceles eran en exceso confiados, y las damas en dema-
sía imprudentes, excesos y demasías que los dramaturgos de la
época llevaron á las tablas, como grito de protesta pone estos
versos en boca de don Juan, en El semejante á sí mismo, una de
las primeras comedias, si no la primera, que escribiera Alarcón :
Parecido 1 ne has lacayo
de comedia, pues extrañas
que yo no te comunique
los secretos de importancia
(i) Aclo II, escena XI.
(a) Acto I, escena W III
(3j Acto 11, escena \ 1.
DON JUAN BÜIZ UE ALAKCON 45<)
al lacayo que más sabe
basta escucharle las gracias (i).
Y en El tejedor de Segovia, dícele el conde á su criado :
Eso Finco es servir
que un criado hade advertir
nías no ha de ser consejero (2).
Si estas dos citas bastan para declarar el pensamiento de nues-
tro autor, respecto al papel que deben desempeñar los criados,
los siguientes versos que pone en labios de Ochavo, el gracioso
de El examen de maridos, entrañan saludable advertencia á los
caballeros :
Que cualquiera que liare
de criados un secreto
vendrá ¡i arrepentirse tarde (3).
Porque el propio provecho no obtiene nunca la ajena grati-
tud, dice Inés, en El examen de maridos :
quien su negocio hace
a nadie con él obliga (7j),
saludable aviso á los egoístas de todos los tiempos. Y esta misma
clama, dando no interrumpidas muestras del más útil, aunque el
más escaso de todos los sentidos, el común, nos advierte tam-
bién que :
méritos no premiados
son litigiosos derechos (ó).
No siendo un misterio, para la misma juiciosa doncella, la
facilidad con que ciertos letrados apadrinan malas causas, al
(i) Acto 1, escena i.
(2) Acto I, escena 1.
(3) Acto I, escena IV.
(4) Acto I, escena XIX.
(5) Acto II, escena XIV.
/l(iü REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
enterarse de que clon Guillen de Aragón trae pleitos, y al escu-
char de Beltrán :
... dicen que con derecho;
que sus letrados lo afirman
exclama sentenciosamente :
Kilos ,• cuándo dicen menos:1 i i i.
Alguaciles y corchetes, y aún los escribanos, fueron por aque-
llas épocas, motivo de burlas sangrientas, y en sus cabezas se
acumulaba todo el odio popular. ¡ Infelices representantes de la
justicia terrena, apaleados no pocas veces con sus propias varas!
Alarcón, que se hiergue siempre altivo, ante cuanto se separa
de lo justo, toma á su cargo la defensa de la aborrecida clase, y
escribe los siguientes versos en El tejedor de Segovia, cual con-
cepto moral y social, acrece porque los dice, (j quién ? don Fer-
nando, que se ve perseguido por la justicia :
antes me fastidian
los que. de oficio, aborrecen
á los ministros. Por dicha
,; no ha de haberlos? { No han de serlo
hombres:1 Acaso querías
que no haya algunos que prendan
donde hay tantos que delincan? (2).
Traslado debiera darse de estas líneas á las actuales turbas
populares, que confundiendo, por ignorancia, la sensibilidad con
la sensiblería, suelen ponerse del lado de los que hacen oficio de
vivir de espaldas á la ley, y burlan y zahieren á los represen-
tantes del orden social.
Jugando del vocablo, el gracioso Redondo, en Mudarse por
mejorarse, consigna la verdad que va á leerse, refiriéndose á la
calle Mayor de Madrid :
(1) Acto II, escena \1V.
(2) Acto II, escena III.
DON JUAN RUÍZ DE AI.ARCON 46 1
Calle en que es bien que se calle;
que no medra quien no calla (i).
Don Bcltrán, en La verdad sospechosa, y dándose cuenta de
los vicios que afean á los mortales, dice :
Siempre vieron muchos males
los que mucha edad vivieron (2)
juiciosa reflexión, que corre parejas con la siguiente que pone
en labios del marqués en Mudarse por mejorarse :
que la posesión, pensad
(pie 110 es la gloría mayor (3)
y con el dicho de Octavio, en la propia comedia :
el (pie acomete y 110 vence
queda leo y desairado (4).
La idea del pedir inspiró á nuestro autor ingeniosísimos con-
ceptos que se hallan desperdigados en varias de sus obras. Re-
cogeré algunos.
Hernando, en Los favores del mundo, y refiriéndose á las mu-
jeres, dice :
Diestras pudieras decir
en la herida del pedir
cpie es su primera intención
Cífrase, si lias advertido.
en la de mejor sujeto,
toda la gala, en el peto,
toda la gracia, en el pido.
Tanto la intención cruel
sólo á este fui enderezan,
( 1 J Acto 1. escasa X I .
(a) Acto II, escena \ I
(3) Acto II, escena I.
(4) Acto 1, escena VIH.
46S REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
que si el Padre nuestro rezan
es porque piden con él (i).
El mismo gracioso, y como Anarda, que está en escena con
Julia, le dijera que quiere pedirle, contesta :
Pues bien podéis despedí ios
¿Para pedirme, decid
solo me llamáis las dos?
Animosas sois, por Dios.
las mujeres de Madrid.
Que pida la que se ve
de mí rogada y querida,
vaya, mi amor la convida,
y pues pido, es bien que dé.
Que la mujer que bablo yo
en la iglesia, tienda ó calle.
me pida, vaya, el hablalle
ya por ocasión tomó.
Más ; llamarme, hacerme andar
y luego pedirme! Es cosa
el dar, lan apetitosa.
que be de andar yo para dar (2).
Mas donde vuelca la gracia á cliorros y el ingenio á cantarazos,
corriendo todo ello parejas con la tersura del verso y la facili-
dad de la rima, es en Las paredes oyen. Allí dice Beltrán :
¿Es (d azar encontrar
una mujer pedigüeña]'
Si eso temes, en tu vida
en poblado vivirás,
porqué (< donde encontrarás
hombre ó mujer que no pida?
Cuando dar gritos oyeres
diciendo : « Lienzo » á un lencero
te dice : « Dame dinero
(1) Acto I, escena 1.
(2) Acto I, escena \ II
DON JUAN 11UÍZ !>K ALAHCON 7|(>0
si de mi lienzo quisieres a
El mercader claramente
diciendo está, sin hablar :
« Dame dinero, y llevar
podrás lo que te contente.»
Todos, según imagino,
piden ; que para vivir
es fuerza dar \ pedir
cada uno por su camino :
con la cruz el sacristán,
con los responsos el cura,
el monstruo con su figura,
con su cuerpo el ganapán,
el alguacil con la vara,
con la pluma el escribano,
el olicial con la mano,
v la mujer con la cara, etc. (i).
Clara idea tenía Alarcón de los tropiezos con que la pobreza
lucha, tanto que en La industria vence la suerte, ya asegura que:
la pobreza es tan medrosa,
que aun para la cortesía
falla el ánimo i •>. )
y aún creyendo que no llegó nunca la necesidad á mostrarle su
desencajado rostro, carácter observador, adivinaba en ajenas al-
mas las torturas del no tener, adivinanzas que fué consignando
en varias de sus obras.
Dice Hernando, en Los favores del inundo :
Quien no tiene es un demonio,
\ quien tiene un serafín (3)
y el gracioso Encinas, de Ganar amigos, afirma que :
(i) Acto I, escena XVI.
(2) Acto I, escena I. ...
(3) Acto II, escena IV
'llt'l REVISTA DE J.A UNIVERSIDAD
En el pobi'c
pasa el oro por alquimia (i ).
Disculpando posibles distracciones en quien carece de lo in-
dispensable, pregunta Constanza, en A'o liay mal que por bien
no venga :
¿Qué delito oo se espera
de la vil necesidad ? en.
Glosando aquella idea, que tan fieramente araña los pechos
nobles
(¡ Cuando bubo pobreza sabia
ni cuando abundancia necia? (.'!;
dícelo el gracioso á don Juan, en Paredes oyen:
\o hay pobre con calidad :
si un villano rico fueres
á fe que nunca tuvieras
en verla dificultad (f\).
La desventaja del pobre queda cruelmente pintada en los si-
guientes versos de El desdichado en fingir :
— Pues sabes que más ventaja
no me lleva que el dinero
— Como de ser á no ser
es la ventaja, y lo fundo
en que sólo tiene el mundo
un linaje que es tener (5)
(i ) Acto 11. escena \ 11.
( ■>. > \eto 11, escena I .
(3) Oponiéndose á este pensar, dice (". Suárez de Figueroa en El Pasajero : « ¡Ob,
cuántos discípulos de discreciones hace la calamidad, v cuantos catedráticos de necedades
la riqueza ! »
('i) Acto I, escena 111.
( ■>) Acto I, escena II.
DON JUAN RUÍZ DE AI.UICON '((),")
concepto éste, mejor dicho verso, el último, que repite en No
hay mal que por bien no venga. Dice Beltrán :
Puesto que do tiene el mundo
más linaje que tener 1 1 ).
En otra de sus comedias, y vaya la última cita referente a la
falta de dinero, escribe :
Te certifico
que en la tierra donde estás,
es el linaje del rico
el que á todos deja atrás
No >e opone á la riqueza,
si es pobre, aquí la nobleza :
que si he de decir verdad,
dineros son calidad .. .
\ la pobreza es vileza | ; ).
Respecto á esta idea de la pobreza, deber de justicia es dejar
asentado que ella no es exclusiva de Alarcón; la llevó al teatro,
como las más de las que apuntadas quedan, para que no deses-
perasen los no favorecidos por la fortuna, al notar que fueron
muchos los que en todas edades tuvieron que conformarse con
las estrecheces del vivir. En Calila e I) y nina, cita que debo al
erudito señor Puyol y Alonso, y en el capítulo V, se lee : « El
que non ha haber non ha seso en este siglo nin en el otro; ca
el home cuando le acaesce pobredal ú mengua, desechante sus
amigos et aparlanse del sus parientes et sus querientes e desprc-
cianlo », etc. ; y en el Libro del caballero, se dice : « ca la bienan-
danza et el poder el la riqueza face seer á home más amado et
más preciado de las gentes de cuanto non sería si tan bien an-
dante non fuese », etc.
Como se ve, desde que el mundo es mundo :
sea un orne nescio, el, rudo labrador
los dineros le lasen fidalgoe sabidor
(i) Acto II, escena \ .
i . :?) Acto I. escena \ II.
466 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
como dijo su homónimo don Juan Ruiz, archipreste de Hita.
Grave cargo se le ha dirigido á Alarcón por no haber pintado,
ó no haber querido pintar, mujeres de acabada moral, perfecta,
pues las más salen de su lira grave y austera, movedizas y volubles,
siendo en su conjunto inferiores á los galanes. Respetando aje-
nos pareceres, debo declarar que me parece exagerado el cargo.
Cierto que no llega á las idealidades de Lope, pero tampoco se
acerca á los ataques ó atrevimientos de Tirso. No sé si el retrai-
I raimiento en que debió vivir nuestro autor por sus defectos
físicos, puede ser causa del supuesto desconocimiento de la mu-
jer: pero lo que si creo es que la de Alarcón, se acerca más al
tipo real, al tipo humano. Son tres mujeres harto diferentes
las dibujadas por estos tres dramaturgos : el uno, Lope, la
muestra idealizada, la coloca en el cielo; el otro, Tirso, la pinta
atrevida, fácil, la sitúa en el purgatorio; Alarcón la retrata tal
cual es, á veces soñadora, ideal, á veces irreflexiva, la pone en
la tierra.
Sería un estudio en verdad tentador el de estas tres mujeres,
y aún por la importancia y el talento de su autor, se podría
agregai' la de Calderón. Confiemos en que la crítica psicológica
acometerá un día estudio que forzosamente resultaría interesanle.
A pesar de lo apuntado, no faltan en las obras de nuestro au-
tor, ni ternezas, ni laudatorios conceptos á la mujer. Recogeré
algunas de estas filigranas, de estas delicadezas á que no llegan
ciertamente los galanes de hoy.
Diosa llama á Leonor el marqués, en Mudarse por mejorarse.
cuando le dice :
que no ignoran las deidades
los humanos pensamientos ( i ).
El bravo Tejedor de Segovia, hablando enternecido con su ama-
da, tiene para ella frases tan hermosas como las siguientes :
Tú, Teodora,
¿hallaste bien salteadora?
Pero acostumbrada eslás
(i) Acto II, escena II.
DON JUAN RUÍZ DE W.AIU.OX '|f>7
á robos de mas valor;
pregúntaselo á tus ojos
á quien rinde por despojos
almas v \ idas, amor (i ).
En Paredes oyen, y va el requiebro de mujer ú mujer, dícele
Ana á Lucrecia :
Ni yo, Lucrecia querida,
me partiera sin pasar
por tu casa, porque el ver
al pasar tu rostro hermoso,
fuese presagio dichoso
del viaje que he de hacer (a).
En la misma comedia se puede saborear la fina galantería
que se notará en la observación del duque. Dice Ana :
\ medianoche esté el coche
prevenido á la carrera
replicando el noble :
N será la vez primera
que el sol sale á medianoche (3).
Dice don Sancho, á l'uer de galán, en Los empeños de un
engaño :
Teodora, adiós; \ más perlas
no vertáis, que ofenderéis
á mi amor, si las vertéis
mientras no puedo cogerlas i \ >.
Rebosando ternura y desbordando poético rendimiento, dice
(i) A do II, escena II.
(:>) Acto I, escena XII.
i .'i ) Velo II. escena \ .
( 'i) Acto I, escena \ .
468 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
don Juan á doña Ana, que descubre su amor, prorrumpiendo
en llanto, cuando sabe que parte su galán :
( ¡onfieso
que no esperé tal exceso
de tu corazón esquivo,
No llores, si no procura
tu llanto, señora, así
que alegre parta de tí,
pues pruebo así mi ventura.
Cesen de llover las perlas
en ese campo de rosa;
advierte <pie, de envidiosa
la aurora para cogerlas,
más presto amanecer;!,
\ dará priesa á los días
con que de mis alegrías
el l'm se anticipará i i ).
Sólo es de lamentar que vulgar vocablo impuesto por la tirá-
nica rima, afee la última redondilla, que no copio, del afortu-
nado caballero.
En Lu culpa busca la pena, tropiezo con el siguiente delicado
pensamiento. Dice doña Ana, á Inés y á Lucrecia :
Dices bien : Tapaos las dos :
(pie yo liaré como te vavas
sin conocerte, si acaso
la nube del manto basta
á eclipsar el resplandor
de los rayos de lu cara ( ■>. I,
Vaya la última piedra preciosa con que engalana su corona
poética, el siempre discreto y oportuno don Juan Ruiz de
Alarcón.
Como Leonor notara la turbación del gracioso Campana, éste
contesta con refinada cortesía :
( i) El semejante á si mismo, acto I. escena \ .
(a) Acto I, escena II.
DON JUAN RUÍZ DE \I.\IU:Ó\ f¡f)()
a No queréis que me turbara
luego que á veros llegué,
puesto que me deslumbre
de ver el sol eara á cara? (i).
Las anteriores citas son bastantes, entiendo, para probar que,
de proponérselo Alarcón, también en este extremo hubiera po-
dido competir con sus antecesores más galanes y corteses.
Averigüemos ahora qué opinaba el dramaturgo filósofo del
amor, recogiendo á la par los consejos que da á las damas.
Aun cuando Beltrán asegura, en El examen de maridos que :
Toda u lújel-
es á engañar inclinada (a)
con lo cual parece que el autor esté predispuesto en contra de las
mujeres, sin embargo, se rinde á la humana evidencia cuando
dice por boca de Camacho, en El tejedor de Segovia :
Donde fallan Jas mujeres
¿qué regalo puede haber? (3)
pregunta que bien vale la más cumplida defensa del bello sexo.
Mira, cu comenzando á amar
á estimar también se empieza (.\)
dice el conde en la propia comedia, estableciendo, aunque lacó-
nicamente, la diferencia entre ambos efectos, base el primero y
firme sostén el segundo del matrimonio.
Legitimando prudentes celos, dice el mismo personaje :
(i) Los empeños de un engaño, acto I, escena II.
(2) Acto II, escena VIH.
(3) Acto II, escena I\ .
('1) Acto I, escena I.
/fJO REVISTA DE I.A UNIVERSIDAD
De amól-
es incentivo el temor;
la seguridad lo enfría (i).
Para ponderar los rendimientos amorosos de un galán, dice en
Los empeños de un engaño, y encierra la redondilla encantadora
imagen :
Excusado es avisalle
de lo que su amor le avisa :
que de la aurora la risa
llorando le halló en la calle
Sabiendo cuanto ciega el amor, pregunta Lucrecia á Mendo,
en Las paredes oyen :
¿Es hazaña de valor
engañar á una mujer!' (3)
y dando por supuesto que la pasión amorosa la rindiera, afea en
los siguientes versos de El examen de maridos, la conducta del
galán :
Corta hazaña es por amor
conquistar una mujer (!\).
Vayan dos décimas que por lo robustas y sonoras acreditan
una vez más á Alarcón de excelso poeta :
Petronila, más hermosa
que el alba entre nieve y grana ;
cuando siembra la mañana
de clavel, jazmin y rosa,
no condenéis rigurosa
á quien vive de amor preso.
Mi disculpa está en mi exceso,
(i) Acto I, escena XIII.
(2) Acto I, escena XI.
(3) Acto II, escena XIII.
(/i) Acto I, escena XIX.
DOH JUAN KUiZ DE ALARGON /cyi
y mi mérito en mi error,
que no es verdadero amor
el que no priva de seso.
Si por Jas partes hermosas
que en vos mi pecho venera,
animoso no emprendiera
hazañas dificultosas,
¿qué obligaciones forzosas,
qué méritos alegara!1
si en lo que dirán repara
vuestro rigor, no mi amor,
que prenda de tal valor
nunca pierde, costar cara (i).
Como en todas las épocas hubo donceles asaz atrevidos, Leo-
nor, en Mudarse por mejorarse, advierte á las damas que :
La que su favor no niega
al primer atrevimiento)
muestra su liviano intento
tan bien como la que ruega (2).
Pero <j con qué armas, si es de suyo tan débil, podrá defen-
derse la mujer ? El conde nos lo dice en El examen de maridos :
pero la honrada doncella
I ¡ene la fuerza en la vista (,'íi.
Amonestando á las que dan muestras de valor impropio de su
sexo, pregunta don Diego á Anarda en Los favores del mundo :
¿Piensas que es valor tener
esc brío descompuesto:1
Sólo el proceder honesto
es valor en la mujer (4)
(1) La crueldad por el honor, aclo I, escena VII.
(2) Acto I, escena IV
(3) Acto II, escena XI.
(4) Acto II, escena XI.
REVISTA Ui: J,A CMM'.llSIDAl)
acre censura contra las que, faltas de la suavidad y dulzura que
debe caracterizarlas, pretenden imponerse con varoniles des-
plantes.
Rebélanse varias de las damas de Alarcón contra ilícitos amo-
res. Elvira, en Paredes oyen, al comprender que el monarca
quiere convertirla en su amiga, exclama con altiva dignidad :
que si con tal sangre y lama
para esposa me juzgó
pequeña, me tengo vo
por grande para su dama ( i i.
Doña Ana, en Paredes oyen, rindiendo culto á la heredada
honradez, y á la moral cristiana, repite el concepto en esta
iorma :
honra más (pie un rey galán
un marido labrador.
^ aunque en el Duque es forzosa
la ventaja que le doy,
grande para dama s<>\
si pequeña para esposa (a).
Tan encariñado está Alarcón con esta idea, que aún la repite
en La prueba de las promesas. Doña Blanca le dice á don Juan,
privado del rey :
Si os da desvanecimiento
el veros del Rey privado,
advertid que sois, don Juan
si es que os habéis parecido,
grande para mi marido
chico para mi galán (3)
Leonor nos asegura en Los pechos privilegiados que :
nunca un mal amante es buen marido ( \ )
(i) Acto I, escena Vil.
(■i) Acto III. escena II.
(3) Acto II.
('i) Acto II, escena XVII.
DON JUAN Uüíz DE ALARCON ^S
advertencia que debieran tener muy presente las mujeres casa-
deras, así como la siguiente que pone en boca de Leonor, en
No hay mal que por bien no venga :
No soy tan necia
que quiera darme á entender
que estimará á su mujer
quien su mismo honor desprecia (i)
dama que debía saber lo que el marqués asegura en El examen
de maridos, ó sea que :
las mujeres se estiman
según sus maridos (2).
Una palmaria verdad nos dice Julia, en Los favores del mun-
do, cuando afirma :
que da el amor del marido
á la mujer fortaleza (,'!).
Sobre la firmeza del querer, tiene Alarcón, en Mudarse por
mejorarse, un ingenioso discreteo, quizás, en su género, de lo
mejor de nuestro teatro, recogido y comentado por nuestros crí-
ticos, dividido en dos partes; la primera en el primer acto y la
segundií en el tercero.
Leonor dice al galán en el primer acto :
Que ser firme, no es querer
firme el más hermoso amor ;
cjue para amar lo mejor,
¿ qué firmeza es menester ?
Firme es quien hace desprecio
de otra ocasión más dichosa
(1) Acto II. escena \ II.
(2) Acto III, escena XVI.
(3) Acto III, escena I.
ART. OBIG. XXXt-4l
474 REVISTA DE LA ÜMVEUSIDAD
á lo que contesta el galán :
Confieso, Leonor, hermosa,
que ese es firme, pero es necio (i).
Y en el tercer acto, al decirle el galán á la dama :
Firme es sola quien desprecia
la ocasión de mejoría
contesta ella, hiriéndole con la misma daga :
Yo os confieso, don García,
que esa es firme, pero es necia (2).
(¡ Qué concepto tenía del lazo conyugal quien nunca matrimo-
nió ? Veámoslo.
Ante todo advierte á ellas la prudencia con qué deben proce-
der antes de decidirse por acto tan trascendental, pues :
el breve determinarse
en cosas de tanto peso,
ó es tener muy poco seso
ó gran gana de casarse (3).
En cuanto al matrimonio, y condenando de un modo claro
los que sólo tienen por base el interés, dice Leonor, en No hay
mal que por bien no venga :
Si falta el amor
sobra todo lo demás (4).
Elogia de delicado modo la igualdad de condición de los es-
(1) Acto J, escena .VIV.
(2) Acto III, escena XII.
(3) La verdad sospechosa, acto I, escena IX.
(4) Acto 1, escena VI.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON [\^b
posos, poniendo en labios del conde, en El examen de maridos,
estos versos :
Pero cuando son en todo
iguales los dos sujetos,
no hay, si el amor los conforma,
más paraíso en el suelo (i).
Como se habrá observado, anduve á la búsqueda de sentencias
y morales consejos, á semejanza del que herboriza, encaminando
mis pasos hacia las campiñas que más exhuberantes se me mos-
traron en diversidad de vegetales, que no quise detallar cuanto
en las alarconianas selvas dramáticas se encierra, sino detenerme
á recoger las saludables hierbecillas que mis codiciosos ojos des-
cubrían. No entré en el análisis de planes, argumentos ni carac-
teres, porque en tal tarea emplearon su pluma doctos varones, y
glosar lo ya dicho reportarme debía poca satisfacción, y á vos-
otros escasísimo provecho; de ahí que el fondo de estas conver-
saciones haya sido más ético que crítico, más moral que estético.
Como el herborista de mi símil, llego con el cansancio natural
al fin de la jornada, más mohíno que satisfecho ; mohíno sí, pues
temo que la elección de las hierbecillas que he ofrecido al pú-
blico deleite no corra parejas con el mimoso cuidado con que
fueron recogidas.
Sirva esta noble confesión de disculpa, si aún, como antes
dije, quedan en vuestros cerebros algunos adarmes de benevo-
lencia.
Hora es de resumir lo mucho hablado, referente á tan culmi-
nante autor; mas para juzgar con acierto de su labor, conviene
recordar que en aquel esplendoroso siglo, cuando Alarcón se
encaramó á los hispanos escenarios, el pueblo sólo tenía dos
fuentes de ilustración : el templo con sus sermones; el teatro
con sus comedias. El sin rival mejicano advirtió que debía ilus-
trar á aquellas generaciones, y moral á fuer de religioso, y mís-
tico á fuer de moral, fué dando al teatro obras y obras, en las
que hay religión sin gazmoñería y moral sin ñoñeces. Cada
comedia suya entraña una lección ; en todas hay reflejo de sEfhas
(i) Acto III, escena XVI.
476 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
costumbres, pintura de nobles caracteres. En cuanto á la forma,
I oda hiperbólica alabanza sería un verdadero insulto á la vene-
randa memoria del ilustre corcobado. Con decir que sobrepasó á
todos, desde Lope á Calderón, y que es su estilo límpido y claro,
y que, según las situaciones, se muestra ora viril, ora encanta-
dor, ya discreto, ya original, pero siempre con no igualada fuer-
za poética, queda declarado que tiene sobrados derechos para
figurar como astro de primera magnitud en el luminoso cielo
del teatro clásico.
rj Importará ello asegurar que no hay sombras en el teatro
alarconiano ? No, por cierto, que no hay obra humana perfecta;
mas son tantas las bellezas, y tan contados los deslices, que éstos
más sirven para acrecentar aquéllas que para regatearle aplau-
sos. Sólo por casualidad se tropieza en sus obras con alguna
tilde. ¡Si fué de los pocos que se encastilló en las almenas del
bien decir, sin querer cruzar el puente que podía llevarlo al
gongorismo y al mal gusto!
De decir acabo que era moral á fuer de religioso y místico á
fuer de moral, y para dejar en su justo punto la moralidad y la
religiosidad de nuestro autor, agregar debo, tal es el efecto que
en mi espíritu ha producido la lectura de sus obras, que Alar-
cón con su sana prédica, sin extremos místicos que mal hubieran
sonado desde los movedizos tablados, sin sacar á relucir penas
y castigos de ultratumba, hizo tanto bien á aquellas muchedum-
bres, creyentes si bullangueras, altivas y orgullosas, si temerosas
de Dios, como podían hacerlo bien hilvanados sermones ó sen-
cillos fervorines; que á veces arraigan más en las almas prove-
chosas sentencias dichas con gracejo y como al azar, que pro-
fundos conceptos vertidos en tono austero y doctrinario (1).
Si fué censor de las costumbres de su siglo en las tablas, hay
que convenir en que realizó su empeño con mesura y templan-
za; y si nacionales y extranjeros, una vez asoleadas sus produc-
ciones, lo diputan como el verdadero creador de la comedia de
(1) Dice el pontilice máximo de la crítica moderna, don M. Meneado/ y Pelayo, Iia-
blancft de la genial labor dramática de Lope :
«... solo Tirso llegó á superarle en setudio de caracteres y profunda ironía, Alarcón
en fundir la intención ética con la estética, de suerte que pareciesen una misma. »
Historia de las Ideas estéticas, tomo II, volumen II.
DON JUAN RUÍZ DE ALARCON h'j']
costumbres; si como poeta dramático no reconoce rival, y si,
y esto era lo más importante para mí, las enseñanzas recogidas,
aún siendo pocas, forman un verdadero código de moral edu-
cativa, dígaseme ¡por Dios! si no era empresa, aunque atrevida,
tentadora, recoger tanto concepto didáctico, para que repercu-
tiera en este recinto, templo instructivo y educativo á la par.
Señores :
Así como la novela naturalista nació en España, antes de que
rusos y franceses pensaran en naturalismos; y en España nació
el teatro de tesis, antes de que de él nos hablaran los pueblos del
norte de Europa, así también en la península hispana nació la
comedia de costumbres, garrida moza que fué después paseando
sus donaires por los teatros extranjeros.
No soy ciertamente yo quien ha de otorgar coronas de realeza
á quienes ya las ciñen por derecho propio; mas sépase que daré
por bien empleadas mis vigilias, si popularizando el empeño
doctrinal del sin par dramaturgo americano, logro que las en-
señanzas recogidas, que bien estimo complemento del refranero
popular, sirvan de norte y guía á las generaciones que nos su-
ceden, esas generaciones que llevan en su entraña amor á la
ciencia y en su cerebro ansias de saber.
Aún cuando advierto vuestra fatiga, no quiero terminar estas
conversaciones sin llamar la atención sobre la evidencia de un
hecho que á todos por igual nos enaltece. Mientras allá, en la
vieja Europa, el chocar de las armas, el estruendo de los caño-
nes, el relincho de los corceles, el quejido de los heridos y el
llanto de los hogares enlutados, forman lúgubre barahunda que
amenaza derrumbar viejas nacionalidades; mientras aquí la zo-
zobra se pinta en no pocos semblantes, y las congojas oprimen
los pechos, y las nebulosidades del porvenir enturbian no pocas
mentes, no sólo la vida universitaria y estudiantil sigue tran-
quila su serena marcha, como queriendo olvidar la ceguera de
los hombres y el crimen de lesa humanidad llamado guerra, sino
que este centro docente, atento sólo á las pacíficas luchas del
pensamiento, ha organizado estas públicas conferencias, revé-
ll^S REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
ladoras de una sabia tendencia, digna ciertamente de aplauso.
Vosotros, jóvenes, al regresar á vuestros hogares, después de
escuchada la elocuente voz de mis ilustrados compañeros, po-
dréis decir á vuestros deudos : si antaño nuestras nacionalida-
des, aun vacilantes, chocaban entre sí ó internamente guerrea-
ban, y al saberlo, las gentes sensatas de allende los mares, ge
encogían de hombros exclamando : ¡ Cosas de Sud América ! ,
nosotros, al contemplar hoy cómo bambolean nacionalidades ve-
tustas, y se despedazan los hombres, podemos exclamar con ma-
yor razón : ¡Cosas de la vieja Europa!, tan vieja que en sus
chocheces no advierte que sólo la paz, la tranquilidad, el estudio
y el trabajo, engrandecen á los individuos y á los pueblos.
Juntando la idea fundamental de este trabajillo mío, con la
incidental que acabo de exponer, terminaré elevando preces al
Altísimo para que cesen pronto los horrores de la guerra, y res-
tablecida la calma en los espíritus, podamos todos los nacidos,
cada uno en nuestra esfera, laborar en bien de nuestras respec-
tivas patrias. Á vosotros y á nosotros, nos toca estudiar; á vos-
otros para aprender, y a nosotros para poderos suministrar ma-
yor número de conocimientos.
He terminado.
Septiembre de 19 14-
INFORME
DEL
DELEGADO AL 7° CONGRESO PANAMERICANO DE MEDICINA
CELEBRADO1 EN SAN FRANCISCO
PRESENTADO AL DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS
Buenos Aires, octubre 10 de iyi5.
Señor decano de la Facultad de ciencias médicas, doctor Enrique
Bazterrica.
Designado por usted y las autoridades universitarias para re-
presentar á la Facultad de medicina en el 70 Congreso paname-
ricano de medicina, he podido cumplir felizmente mi misión.
Llegado á San Francisco de California, donde tuvo lugar la
reunión del congreso, del 17 al 21 de junio próximo pasado,
encontré que todas las circunstancias me eran enteramente fa-
vorables. Por un lado había el interés francamente manifiesto
de agasajar al representante de la República Argentina y por
otra era portador de una serie de comunicaciones médicas, nume-
rosa y muy importante, lo que contribuyó á dejar bien sentada
nuestra ya justa fama, lo que facilitó grandemente mi tarea.
Por ambas causas puede el país sentirse justamente orgulloso.
Por interés político y exacto conocimiento de nuestras institu-
ciones médicas, así como también de los demás países hispano-
americanos, el gobierno norteamericano, las autoridades médicas
/|8o RKVISTA Dlí LA ÜMVEUSIDAD
americanas y la comisión directiva del congreso hicieron todo
lo posible para recibir y agasajar de la mejor manera á los dele-
gados oficiales y demás miembros del congreso, cuya realización
fué todo un éxito.
Fué claro y manifiesto el interés creciente que hay actual-
mente en Norte América por todo lo referente á la América
latina y muy especialmente de nuestro país. Dentro del marco
médico no cabían dos opiniones sobre la necesidad de inter-
cambiar y estrechar mutuas relaciones, y de conocerse mutua-
mente en todo cuanto atañe á organización universitaria, estu-
dios médicos, hospitales, institutos, laboratorios y bibliotecas.
Nada es más significativo al respecto que el discurso pronunciado
por el presidente del congreso, el ilustre cirujano y profesor
de ginecología en Cincinati, doctor Chas A. L. Reed, y las parti-
culares atenciones con que siempre me distinguió, como igual-
mente el hecho de que el congreso aceptara por unanimidad una
proposición mía, referente á la conveniencia de publicar un
libro que contenga todos los datos referentes al estado actual
de los estudios médicos en los distintos países de América, siste-
mas hospitalarios, institutos, etc., y que aparecerá en inglés,
español y portugués. Esta publicación ha de permitirnos una
mejor mutua apreciación, ha de ser útil para los que viajen con
intención de perfeccionar sus estudios, y con referencia á los
Estados Unidos ha de permitir una exacta comprensión del sis-
tema de enseñanza y régimen médico, en que reina una apa-
rente anarquía, debido á ser aquéllas, regidas por instituciones
privadas, particulares, ó por los diferentes estados con dispo-
siciones no siempre concordantes.
Debo gustoso declarar que los médicos americanos reciben á
los colegas extrangeros con suma liberalidad y que á su vez
se interesan por ser conocidos fuera de su país. En este sentido,
conceptúo una visita á Norte America del mayor interés, pues la
medicina se encuentra en un floreciente estado de adelanto y
por lo que respecta á cirugía disponen de grandes recursos,
tienen instrumentos prácticos y sencillos y gran habilidad ma-
nual, por lo cual son difícilmente superados. Los institutos, úni-
camente dedicados á los altos estudios y á resolver los grandes
problemas de la biología y de la patología, son numerosos y
7° CONGRESO PANAMERICANO DE MEDICINA ^8l
muy ricos, por tanto, admirablemente dotados y en plena acti-
vidad productiva.
En el interés de mostrar tanto elemento digno de verse, los
delegados oficiales, acompañados del secretario general del con-
greso, doctor Guiteras, visitaron, en viaje á San Francisco, las
principales ciudades de la unión : Baltimore, Filadelfia, Wash-
ington, Nueva York, Boston, Chicago, San Luis, Rochester, etc.,
donde pudieron admirar los más grandiosos y modernos hospi-
tales de la época actual y ponerse en contacto con los más la-
mosos médicos y cirujanos que rivalizaban por hacernos cono-
cer las distintas clínicas y el gran perfeccionamiento que han
alcanzado, ejecutando las más difíciles y arriesgadas opera-
ciones.
En San Francisco las atenciones no se limitaron á hacernos
conocer universidades, hospitales é institutos. Un comité de mé-
dicos, presidido por el distinguido cirujano doctor Shermann
y actuando de secretario el doctor F. Orella, hizo lodo lo posible
para que nuestra estadía fuera en extremo agradable y el mejor
elogio sería decir que ningún detalle fué descuidado, resultando
nuestra estadía felicísima y la hospitalidad magnífica, cu todas
las reuniones que organizaron.
El gobierno norteamericano obsequió también dignamente á
los delegados oficiales.
Acompañados del delegado oficial del gobierno, doctor John-
son, hicimos dos excursiones; una de un día á través de la
espléndida bahía de San Francisco y otra de diez días en ferro-
carril, con el mayor confort y comodidades, á través de la insu-
perable California, el país de la perpetua primavera, lo que nos
permitió apreciar la riqueza de su suelo y la magnificencia del
país y visitar ciudades de importancia, como los Angeles y San
Diego, donde se celebraba la exposición local del estado de
California; el término de la excursión fueron el gran Cannyon
del Colorado, en el estado de Arizona, una maravilla de la natu-
raleza y el Josemite Valley grandioso parque nacional america-
no, donde se encuentran los más grandioso ejemplares de la
flora mundial.
Otra circunstancia favorable para el desempeño de mi misión
fué encontrar en San Francisco una corriente de ideas y opinión
i8a
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
muy favorable para nuestro país, debido al éxito del pabellón
argentino.
Pero en un país tan práctico y de tan buen sentido como pl
norteamericano, no bastan en un congreso médico las creden-
ciales políticas ó sociales. Felizmente era portador de aproxi-
madamente cien trabajos médicos, notables en su mayoría, todos
originales y que cimentaron el concepto favorable con que nos
distinguen. Este es el mejor elogio que puede hacerse del co-
mité argentino que presidió el doctor Marcelino Herrera Vegas,
quien supo buscar y elegir las mejores comunicaciones, de ver-
dadero interés científico, como pueden ya felizmente realizarse
entre nosotros.
Otro detalle nos permitió también apreciar el interés que nos
dispensaban los colegas norteamericanos. Fuimos en efecto in-
vitados como huéspedes de honor, á las sesiones, reuniones y
excursiones, que tuvieron lugar en San Francisco, con motivo
de la reunión del Congreso plenario de la Asociación médica
americana, la más poderosa asociación médica actual,
Debo también informar que la Sociedad americana de ciru-
gía, muy importante, ha resuelto establecer relaciones con sus
similares en los demás países americanos, y con este motivo y
también para nombrar en cada país delegados que la repre-
senten y darse cuenta cabal y exacta del estado de la cirugía en
los países americanos, ha organizado una delegación que debe
visitarlos y que será presidida por el cirujano y profesor de
Chicago, doctor Franklin Martin, que se detendrá naturalmente
cierto tiempo en esta capital, á la que llegará en los primeros
meses del año próximo. Es una nueva prueba de la importancia
con que empezamos á ser considerados fuera del país. Espero
que haremos á esta comisión una gentil acogida; siendo el doc-
tor Martin fundador y director de la revista médica más impor-
tante de América, y titulada Cirugía, ginecología y obstetricia.
Considero de mi deber referir, aunque sea somera y breve-
mente, el tema y concepto de las comunicaciones presentadas
por los médicos argentinos á la alta asamblea.
En la sección de anatomía y fisiología no fueron naturalmente
muchos los trabajos presentados, pero sí de importancia.
El profesor doctor E. A. Galli disertó sobre « Mecánica in-
7° CONGRESO PANAMERICANO DE MEDICINA /|83
trínseca de la pelvis », interesante trabajo anatómico, y el doc-
tor M. Castro Escalada sobre « El desarrollo del aparato auditivo
de los mamíferos », trabajo de laboratorio y de investigación
científica, muy bien presentado.
En fisiología sobresalieron los magníficos trabajos del labo-
ratorio de la Facultad de medicina, á cargo del profesor H. Pi-
nero, y que comprenden tres grandes tomos, cuya crítica es
naturalmente imposible hacer en corto espacio. Básteme recor-
dar que el primer tomo, más que un sumario como modestamen-
te fué titulado, es un texto completo de fisiología moderna, como
la dicta con alta autoridad y competencia el profesor; el se-
gundo tomo comprendía catorce comunicaciones y trabajos ex-
perimentales y el tercero veintinueve comunicaciones análogas,
no menos importantes cualquiera de ellas, sobre temas origi-
nales del mayor interés, desarrollado con gran competencia y
completo dominio de la materia, abundante experimentación y
obra del profesor, de los jefes de trabajos y de sus discípulos.
Por separado, en esta misma sección y procedentes del mismo
laboratorio, presentan diversos trabajos los doctores F. L. Soler
y D. R. Campbell. B. D. Martínez (hijo), se ocupó clínica y cx-
perimentalmente del papel hemopoiético de los elementos san-
guíneos. Del laboratorio de fisiología de Córdoba, su director,
el doctor V. Duceschi, envió un importante estudio que versa
sobre la Patogénesis de la intoxicación alcohólica crónica.
Las comunicaciones más numerosas fueron, naturalmente, so-
bre temas médicos ó quirúrgicos y especialidades anexas.
En la sección medicina sobresalieron los tres trabajos del
profesor doctor Mariano R. Castex, en colaboración con los
doctores Rosso, Vivaldo y Bolo; los tres verdaderos modelos de
observaciones clínicas, perfectamente documentadas, con pre-
ciosas microfotografías y valiosas deducciones clínicas. El doc-
tor Patino Mayer se ocupó del tratamiento del paludismo por el
Salvarsán, método nuevo con el que ha obtenido resultados ver-
daderamente halagadores. El profesor C. Bonorino Udaondo,
por sí solo y en colaboración con los doctores Casteigts y B. D.
Martines (hijo), envió tres monografías clínicas, excelentes por
su documentación y las sólidas investigaciones de laboratorio
que las han inspirado. El doctor G. A. Bosco se ocupó del Diacj-
Í84 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
nóstico precoz de la tuberculosis pulmonar, en que pone al día
esta interesante cuestión y también sobre Clorosis. E. A. Galli
disertó sobre Pectoriloquia áfona, en un estudio semiológico
muy bien presentado.
En medicina infantil se comprobó la sólida competencia de
nuestros pediatras. El profesor doctor M. Acuña estudia muy
bien la Anemia perniciosa de lipo aplástico, y en colaboración con
el doctor Belloc, envió una monografía, que bien puede titularse
modelo, sobre el importante asunto de la bacterioterapia antití-
fica en el niño, basada en cuarenta y cinco observaciones clíni-
cas admirablemente seguidas y llegando á conclusiones neta-
mente favorables. El profesor F. Schweizer sobre Miotonia con-
ejénita, desarrolla el difícil tema con un verdadero lujo de com-
petencia y de detalles, describiendo las alteraciones originales
que ha encontrado en tan rara afección. El profesor P. Elizalde,
describe con alto criterio clínico, una curiosa afección del apa-
rato glandular del niño, aun no conocida y que el autor trata
de clasificar. El doctor J. C. Navarro se ocupó de la curación
espontánea de los quistes liidáticos pulmonares, presentando la
cuestión admirablemente y con muy atinadas y valiosas consi-
deraciones. Estas tres comunicaciones hacen honor á la clínica
pediátrica de la Facultad á cargo del profesor A. U. Centeno,
de la cual proceden.
En lo referente á afecciones nerviosas y mentales debo en
primera línea mencionar la comunicación del profesor doctor
D. Cabred y A. H. RofFo sobre la presencia de la espiroqueta
pálida en la corteza cerebral de los paralíticos generales, asunto
de palpitante actualidad y en que los autores comprueban las
aserciones de Noguchi, que habían sido puestas en duda por
algunos otros; los interesantes resultados son debidos á una
técnica distinta y original. Una de las cuestiones que más inte-
resó la atención del congreso fué la proyección de la cinta
cinematográfica que representa la Colonia nacional de aliena-
dos (Open door), obra del profesor Cabred y la memoria des-
criptiva que presenta con ese motivo, historiando los espléndidos
resultados obtenidos con el sistema de puertas abiertas del punto
de vista de su construcción que resulta espléndida y económica,
del costo de sostenimiento que es reducido á pesar del gran nú-
7° CONGRESO PANAMERICANO DE MEDICINA /|85
mero de asilados y del buen tratamiento y finalmente refiriendo
los resultados curativos muy superiores á los obtenidos en loca-
les cerrados y sin contar naturalmente lo humanitario del sis-
tema, lo que por sí solo merecería su adopción. La proyección
de esta cinta fué repetida ante el numeroso congreso anual de
médicos americanos, á pedido del presidente del congreso, no
teniendo sino elogios y considerando todos la institución como
un verdadero modelo. También en esta sección merecieron es-
pecia! mención, una monografía del doctor A. E. Rossi sobre
Impulsiones en un degenerado mental Jiereditario, y otra del
doctor ,T. J. Mon sobre el Tratamiento de la enfermedad de
Raynaud, que el autor trata favorablemente con el neosalvarsán.
En medicina general el doctor A. H. Roffo presentó su cono-
cida obra sobre el Cáncer experimental, y en colaboración con
el doctor A. Gallo, envió una importante nota previa sobre el
quimismo de los tumores, que les ocupa actualmente y sobre
lo cual hay mucho que esperar dadas su relación con la inmu-
nización y quimioterapia de los tumores.
En el terreno de la cirugía no menos numerosos é importantes
fueron los trabajos enviados, lo que demuestra su alto grado de
perfeccionamiento entre nosotros.
En cirugía general, sobresalió el largo y documentado trabajo
del profesor doctor Marcelino Herrera Vegas sobre Las perfo-
raciones intestinales en la fiebre tifoidea, y que ya ha conocido
Buenos Aires por haberlo relatado en nuestra sociedad de ciru-
gía; la difícil cuestión está puesta al día y servirá de guía al
cirujano en cada caso; el mismo autor, con el profesor doctor
J. M. Jorge, enviaron otra importante monografía sobre Sinos-
tosis congénita radio cubital, en que hacen una detallada obser-
vación de esta rara dolencia y la acompañan de radiografías,
bibliografía, etc. El doctor Tomás B. Kenny presentó una Con-
tribución al diagnóstico radiológico de las lesiones quirúrgicas
del duodeno ; estudiando completa y acabadamente este punto
capital de la cirugía moderna y completándola con magníficas
radiografías. El doctor D. Prando, en Fístulas consecutivas
á quistes hidáticos del pulmón, describe con maestría su trata-
miento quirúrgico. Otro cirujano del hospital Rawson, el pro-
fesor doctor E. Finochietto, relató sobre Tracción supra calca-
486
KEVISTA DE LA UNIVERSIDAD
neana por medio de cintas, capítulo importante en el trata-
miento operatorio de las fracturas del miembro inferior y en
que el autor refiere un método propio, práctico y sencillo. Los
doctores C. A. Castaño y D. Iraeta presentaron un caso de En-
fermedad de Banti en el tercer período, bien observado y que
curó por la esplenectomia.
En cirugía infantil y ortopedia, citaré á los doctores M. Castro
y G. Zorraquín, quienes disertaron sobre Escoliosis embriogé-
nica, apoyándose en la observación de diversos pacientes y ha-
ciendo luego una síntesis y deducciendo su modo de produc-
ción. El doctor L. Tamini presentó una monografía sobre Trata-
miento de la tuberculosis ósea y articular, declarándose un par-
tidario convencido del método conservador con el que se han
obtenido tan bellos resultados; el doctor C. Lugones, en su
Contribución al estudio de los tumores renales en el niño, pe-
ñere once de dichos casos y hace una síntesis del importante
tema, después de estudiar acabadamente cada caso particular.
En el terreno de las especialidades quirúrgicas ocupó un lu-
gar especial la oftalmología, con diversos trabajos provenientes
de la clínica de la Facultad á cargo del profesor P. Lagleyze.
Presenté yo, en colaboración con el doctor Lionel Dodds, una
larga memoria sobre Avariosis ocular, estudiando la cuestión
en sus múltiples y variadas fases, y en colaboración con el doc-
tor R. Argañaraz una otra memoria sobre Cáncer metastásico
de la coroides. Este último presentó otros dos interesantes tra-
bajos sobre Pronóstico en los sarcomas de la coroides y sobre
Contraindicaciones del Salvarsán, siendo ambos puntos tratados
con excelente criterio y abundante información.
En esta sección presenté una otra proposición, referente á la
conveniencia de no permitir la entrada á los países americanos
á los inmigrantes afectados de conjuntivitis granulosa, por re-
sultar éstos una carga para los países respectivos, donde difun-
den la grave y sucia enfermedad, sin reportarles ningún bene-
ficio; en Norte América son al respecto especialmente exigentes
y las medidas que toman han dado ya excelentes resultados,
como ha de suceder entre nosotros si las medidas adoptadas son
sostenidas, como es lógico esperar. La idea fué aceptada, tanto
más cuanto en la mayoría de los países americanos existen ya
-j" CONGRESO PANAMERICANO J>K MEDICINA '[87
felizmente disposiciones análogas, que son igualmente estric-
tamente aplicadas, y que han dado en la práctica los mejores
resultados; mi proposición fué unánimemente aceptada.
En otología, el profesor E. V. Segura y el doctor E. Marenco,
enviaron un detallado estudio sobre Clasificación y considera-
ciones sobre distintas formas de sordera, en que revistan detenida-
mente, especialmente en sus modernos tratamientos, con los cua-
les han obtenido halagadores resultados. El doctor A. E. Zam-
brini refirió sobre los fenómenos auriculares producidos por el
salvarsán y neosalvarsán, concordando, después de un dete-
nido análisis, con las ideas modernas que la consideran produ-
cida por la propia enfermedad ó bien por ser la medicación
mal dirigida ó con dosis insuficientes.
En laringología sobresalió el doctor 1). Urquiza presentando
los brillantes resultados por él obtenidos en casos de esteno-
sis crónicas laríngeas con la laringotraqueotomía, es esta ope-
ración el máximum é ideal de lo que es dado esperar en estos
casos, quedando los enfermos muy bien; no menos importantes
son los éxitos análogos obtenidos y referidos por el doctor E.
Galeano en enfermos de la clínica de la Facultad á cargo del
profesor E. Obejero. Dante Vagni relató sobre Galvano cauteri-
zación en la tuberculosis laríngea, con la que obtiene los mejores
resultados, y el doctor J. R. Relian se ocupó del método de
observación directa de la laringe, tan útil en la práctica y que
se debe á Killian, de Rerlín.
En rinología presentó nuestro joven pero ya bien reputado
bateriólogo doctor Salvador Mazza, una memoria sobre Etiolo-
gía y bacterioterapia específica del ozena, que merece, dada su
importancia y originalidad, una mención especial, habiendo con-
seguido preparar una vacuna específica que constituye un ver-
dadero progreso, dado los halagadores resultados obtenidos;
conviene también observar que la obtención de la vacuna la
hace el autor por un método propio, todo lo cual llamó justa-
mente la atención.
En urología contribuyó el doctor A. F. Ortiz con cuatro di-
versas publicaciones, todas bien desarrolladas.
En ginecología, la representación fué amplia. El profesor T.
Piccardo presentó cinco memorias originales de alto interés,
188
REVISTA DE f. A l".M VKUSIDAD
una sobre malformaciones, otra sobre inversión uterina, otra
sobre embarazos ectópicos; en las tres se llega á conclusiones
originales y se aconsejan oportunos métodos quirúrgicos; los
otros dos trabajos se refieren, uno al Cáncer uterino y el otro
á la Secreción interna del ovario, tema capital que sólo puede
abordarse con grandes conocimientos. El profesor 0. L. Bot-
taro envió dos comunicaciones valiosas, una previa sobre Liga-
mentopexia uterina por vía vaginal, método operatorio original,
y otra sobre Modificaciones histológicas de la mucosa uterina,
no menos instructiva é ilustrada con magníficas láminas. El
doctor C. A. Castaño presentó los anales del servicio ginecoló-
gico de la Facultad á cargo del profesor E. Baz térrica y que
dan una idea exacta del movimiento é importancia científica de
esa clínica, de la cual procedía la mayoría de los trabajos pre-
sentados en esta subsección. El doctor E. Nicholson describe la
Neoinserción de los ligamentos redondos, también llamada ope-
ración de Caballero, original y bien concebida y que convenía
divulgar fuera del país. El doctor C. A. Castaño refiere los
buenos resultados por él obtenidos con la vacuna gonocócica
que sabe aplicar bien. El doctor J. B. Avalos, del Rosario, se-
ñala un sistema original de anestesia general en las operaciones
ginecológicas y refiere también un método original de vaginoplastía,
utilizando la S iliaca, demostrando una gran maestría operatoria.
La obstetricia fué también muy concurrida y la mayoría de
las comunicaciones proceden de la clínica de la Facultad, en el
hospital San Roque ó de la Maternidad.
El profesor E. Cantón presentó su original monografía sobre
el sistema de anestesia en las parturientas, utilizando la parto-
analgia por él preconizada, asunto que despertó gran interés;
el medicamento se ensaya actualmente en las dos maternidades
más importantes de Nueva York y los resultados han de ser
conocidos. Sobre el mismo tema fué también muy interesante
y oportuna la comunicación del doctor J. A. Berutti, quien ob-
tiene una acción análoga con el pantopón, habiendo presentado
muy buenas observaciones clínicas. El doctor E. A. Boero, so-
bre Fisometra ovillar disertó acabadamente; el doctor V. Mon-
teverde se ocupó de La colesterinemia en sus relaciones con la
puerperalidad, importante trabajo basado en una larga serie de
~" CONGRESO PANAMERICANO DE MEDICINA /j8()
análisis; el doctor N. Palacios Costa refiere los buenos resultados
por él obtenidos en el tratamiento de la eclampsia por el mé-
todo de Stroganolf, por lo cual deduce que debe ser preferido. El
doctor E. Mazzini analiza las ventajas de tratar el cordón umbi-
lical con inyecciones de alcohol, proceder original, práctico y
sencillo; el doctor F. Maldonado Moreno relata las Rupturas
espontáneas y traumáticas de la dura madre en los recién na-
cidos, aportando un valioso contingente de observaciones, ex-
perimentación propia é ilustrativas láminas. El profesor A. Pe-
ralta Ramos trató magistralmenle la importante cuestión del
porvenir obstétrico de las operadas de cesárea vaginal, con gran
acopio de datos, y el profesor J. A. Gabastou, en su monografía
sobre Las glándulas suprarenales en el embarazo normal y pa-
tológico, analiza concienzudamente el tema, llegando á conclu-
siones del mayor interés científico y práctico.
Nuestra sanidad militar correspondió también al llamado y
ha demostrado que se encuentra definitivamente bien organizada
y con una base realmente científica, debiéndose no poco de di-
chos resultados á la actividad de su actual inspector general,
cirujano Nicomedes Antelo; contribuyó con diversos trabajos
importantes en las subsecciones de cirugía militar é higiene y
cirugía militar.
En la primera, el inspector general doctor Antelo, trazó de
mano maestra las Instrucciones reglamentarias en cirugía de
guerra, asunto de trascendencia; estudia así la cirugía puesta
al servicio de ciertas colectividades, como sucede en el ejército,
lo que le imprime una modalidad propia y reglas de conducta
especiales, que el autor ha descrito perfectamente, deducién-
dose la conducta por seguir con los heridos en la guerra é indi-
cando el sistema moderno de curarlos y atenderlos en los cam-
pos de batalla, todos ellos presentados con sólidos conocimien-
tos; considera finalmente el autor la conveniencia de iniciar á
los estudiantes de medicina y médicos en los principios de la
cirugía de guerra, idea oportuna y fundamental que conven-
dría llevar á la práctica. El capitán de sanidad, doctor A. Schnai-
bel, hace atinadas consideraciones sobre el paquete de curación
individual, comparando nuestro sistema y el paquete ideado por
el doctor Antelo, con el usado en otros ejércitos y haciendo re-
ART. OBlí;
^(JO REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
saltar las ventajas del nuestro. El cirujano de cuerpo doctor E.
A. Pagniez, presentó interesantes consideraciones sobre la Anes-
tesia en la cirugía de guerra, con pleno dominio del tema, anali-
zando los principales métodos y aconsejando según los casos,
naturaleza y sitio de las heridas, uno ú otro sistema de anestesia.
En higiene y medicina militar, el cirujano militar J. A. Ló-
pez, presentó tres memorias, la primera sobre algunos accidentes
de la vida militar, en que describe algunas curiosas alecciones
propias de los soldados de nuestro país é indicando su profilaxia ;
la segunda sobre la necesidad de implantar la ficha individua]
de salud en los ejércitos de América, al análogo de lo que existe
en Europa y que sería benéfica para la salud é higiene de los
soldados; en la tercera describe el efecto de una marcha en la
montaña por los soldados de caballería, lo que demuestra el
interés con que son estudiados estos importantes asuntos. El
capitán de sanidad, doctor R. D'Ovidio, se ocupó de la ictericia
catarral epidémica, frecuente entre los soldados y que el autor
considera infecciosa y en ocasiones epidémica, por lo cual hay
que preocuparse en los cuarteles; finalmente los cirujanos, doc-
tores A. J. Luna y Rivero, hacen consideraciones sobre su ex-
periencia con las cocinas rodantes en el ejército argentino, asunto
capital en la vida del soldado.
En la sección terapéutica, el doctor C. Heuser, se ocupó prefe-
rentemente de los rayos X y sus aplicaciones, en una memoria
estudia prácticamente la manera de evitar sus accidentes; como
complemento presentó los modelos y dibujos referentes á un
radiofotolocalizador, á una careta protectora de la cara, á un
soporte para aplicaciones eléctricas en los músculos oculares y
otro para aplicaciones de diatermia y eléctricas en el oído, todo
lo cual será de utilidad en la práctica.
En la sección de higiene y demografía, el doctor A. Barbieri,
director en el Departamento nacional de higiene de la campaña
antipalúdica, demostró con notables notas la morbilidad palú-
dica en nuestro país; recorriendo los datos apuntados se puede
constatar lo benéfico é importante de la obra en que está empe-
ñado, haciendo la necesaria profilaxia y al análogo de lo que
sucede en otros países. El doctor A. Raimondi, médico director
del hospital Tornú, envió un interesante volumen de fotografías
7° CONGHESO PANAMERICANO DE MEDICINA ^((l
y memoria explicativa del sanatorio para tuberculosos que di-
rige, lo que da una acabada idea de la importancia del estable-
cimiento y de la manera cómo son atendidos dichos pacientes.
El doctor G. Sorranquin es el autor de una. ficha personal de
autoeducación, dedicada á los niños y cuya adopción sería segu ■
ramente útil, como lo sería también el proyecto de ordenanza
para la adopción de una cartilla destinada á las madres y emba-
razadas, ideada por el profesor O. Bottaro y que sería una ex-
celente obra de preservación social. El Departamento nacional
de higiene presentó también el anuario demográfico de la Re-
pública, correspondiente á los años 191 1 y 1912, dejando cons-
tancia del interés con que son recogidos y coleccionados estos
datos.
En la sección farmacología, el doctor" J. C. Yattuonc, expuso
una Contribución al estudio de la anatomía comparada de las
anacardiáceas argentinas, excelente estudio botánico, con labo-
riosa y metódica investigación histológica, é ilustración abun-
dante, trabajo del instituto de farmacología, á cargo del pro-
fesor Juan A. Domínguez. Del mismo instituto procede otra
interesante comunicación del doctor A. Bianchi Lischetti sobre
el Castóreo del yacaré, el que es estudiado química é histológi-
camente, con amplios detalles. En esta sección se resolvió tam-
bién unánimemente, por proposición del presidente del con-
greso, la conveniencia de estudiar en cada país la flora respec-
tiva y muy especialmente en cuanto pueda tener relación con
la farmacología y terapéutica. Mucho hay hecho ya en nuestro
país en este sentido y es grande el archivo botánico, siendo de
esperar que se complete este estudio, lo que sería de utilidad
para alivio de la humanidad y también para el desarrollo de la
riqueza de los países americanos.
El doctor L. Inurrigarro presentó en la sección de higiene
un folleto de vulgarización social sobre El alcoholismo y sus
consecuencias. A mi vez, presenté una proposición, que fué acep-
tada unánimemente, sobre la necesidad de combatir, por todos
los medios, el alcoholismo, plaga social sobre cuyos perniciosos
efectos no pueden haber dos opiniones contrarias.
Esta larga aunque somera enumeración de la participación
argentina en el séptimo Congreso panamericano de medicina,
'\{)->. REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
me ha parecido ser su mejor y más merecido elogio, y no pare-
cerá ahora extraño lo que afirmé al principio, cuando decía que
fué especialmente por este motivo que la recepción que se me
hiciera fuera especialmente amable.
Como vemos, la mayoría de las comunicaciones enviadas pro-
ceden de las clínicas é institutos de nuestra Facultad de medicina,
admirablemente preparada al efecto y donde reina la firme creen-
cia de que á semejanza de las universidades europeas, su papel no
consiste solamente en preparar al estudiante para hacer de él
un médico práctico, sino también y muy especialmente investi-
gar, experimentar y resolver los grandes problemas de la pato-
logía y de la biología. Creo que bien merece nuestra Facultad
un aplauso por esta participación y en especial su distinguido
ex decano, el doctor Luis Güemes, quien tanto se interesó por-
que ello se realizara.
Creo conveniente hacer notar una circunstancia. Con fre-
cuencie en los institutos, hospitales y bibliotecas de Norte Amé-
rica, se han interesado por nuestros semanarios médicos que
sólo por excepción figuran en las colecciones, creo que sería
conveniente canjearlos, con mutuo provecho, y en no poco se
contribuiría á hacer conocer nuestro adelanto médico en el país.
Especialmente nuestra ya grandiosa y bien nutrida biblioteca
de la Facultad de medicina debe completar y ampliar sus colec-
ciones, con los periódicos médicos americanos y muy especial-
mente con las memorias científicas de los institutos médicos,
realmente valiosas y con lo que se conseguirá acumular un ma-
terial de estudio de primer orden.
Llegada la sesión final del congreso, no hubieron, respecto
al sitio donde deberá reunirse el próximo octavo Congreso pan-
americano de medicina, diversas opiniones. El presidente, las
distintas autoridades y los delegados oficiales de las repúblicas
americanas, que siempre me dieron muestras de verdadera esti-
mación, pidieron que se designara á Buenos Aires, fijándose
como fecha el año 191 8, pues es costumbre que se reúna cada
tres años. Tan espontáneo y honroso deseo colmaba mis aspira-
ciones y acepté complacido la designación que espero ha de
ser ratificada.
Me consta que en esta ocasión será grande el número de mé-
n" CONGRESO PANAMERICANO DE MEDICINA 4<j3
(lieos americanos y en especial de los Estados Unidos que nos
visitarán, como también sé que se preparan á adherirse las di-
versas facultades de medicina é institutos.
Considero, señor decano, que son graneles los elementos cien-
tíficos de que disponemos en el país, que tenemos magníficos
hospitales y bien montados institutos que conviene dar á cono-
cer, y en este sentido tengo la seguridad de pensar que su opi-
nión, en el momento oportuno, ha de ser también favorable.
Saludo al señor decano con mi consideración más distinguida.
Enrique B. Demaría.
HISTORIA DE LA (¡HOdRAEl \ VRGENT1NA
Es este un tema difícil y complicado que nadie ha desbrozado
aun y que he aceptado tratar, por hacer honor á la intención origi-
naria del vicedirector señor Nielsen que me lo impuso para desarro-
llarlo y cuyo propósito y alcance debe apreciarse como un anhelo
de ciencia y de patriotismo, al estimular el estudio dentro de esta
casa, de tópicos como éste, tan íntimamente vinculados á la inves-
tigación científica, á la coordinación de antecedentes y al profundo
conocimiento de nuestra geografía, es decir, de nuestra vida na-
cional.
En mi disertación del año pasado, quedó demostrado este princi-
pio : las bases modernas de la geografía reposan en el reparto de Ja
vida en las diversas comarcas del globo y en el equilibrio de sus
formas de manifestación, por obra de la naturaleza misma y por
obra de las migraciones automáticas ó voluntarias de las cosas y de
los seres.
En el tema que se me ha fijado para la presente conferencia, con-
cibo la historia de la geografía argentina, como el relato y examen
del desarrollo geográfico de nuestra nación, bajo el concepto mo-
derno que acabo de reiterar y de aquí resulta la importancia, el in-
terés y la complejidad del punto, desde que habrá de abarcase las
formas de vida de nuestro suelo nacional en su triple aspecto : físi-
co, económico y político, con la relación de los estudios científicos,
descubrimientos y la obra de la política y de la diplomacia, todo lo
cual ha tomado su expresión viva, en lo que somos en el momento
actual.
HISTORIA DE LA SEOGRAFÍA ARGENTINA ^(jf)
Como se ve, el tema no puede ser abarcado en su detalle en una
simple conferencia, sino que daría tema para una obra considera-
ble y por lo tanto be de circunscribirme á la parte consubstancial ó
programática de la materia, formulando sí, de paso y como un añ-
ílelo de educador, el voto de ver incoporarse un curso permanente
de semejante estudio, al cuadro de las disciplinas útiles de nuestra
enseñanza pública.
Siete deben ser Jos puntos de partida para estudiar la bistoria de
la geografía argentina :
a) Sincronismo argentino en el descubrimiento y conquista del
Nuevo mundo ;
l>) Exploraciones, conocimiento y estudio del suelo argentino ;
c) Evolución del perímetro territorial ;
d) Transmigraciones pobladoras ;
e) Producción y circulación de la riqueza argentina ;
f) Relación geográfico-civil ;
;/) Expansión de la influencia argentina, ó sea valor exponente
argentino.
a) El conocimiento geográfico de nuestro país en su aspecto des-
criptivo y político es inseparable del conjunto que forma la obra de
los exploradores y conquistadores del Río de la Plata, así como tam-
bién los historiadores, relatores ó rapsodistas de la época. Ellos re-
velaron al mundo civilizado la naturaleza de nuestro suelo, las ra-
zas y usos aborígenes y echaron las bases de la historia de nuestra
geografía.
Apenas descubierta la América por españoles y portugueses, el
derecho divino que presidía las relaciones internacionales del mun-
do cristiano fijó, por el órgano del papa Alejandro VI, la línea de
separación entre las posesiones de ambos reyes, pero que tragándo-
sela el mar, fué modificada por el conocido tratado de Torresillas
de 5 de septiembre de i/i()/|. Este tratado planteó la secular cues-
tión de límites entro España y Portugal, que luego heredaron los
países ya emancipados que se habían formado en el dominio colo-
nial de aquellas y cuyo desarrollo es también parte integrante de
nuestra geografía.
Con la entrada de Juan Díaz de Solis en el Río déla Plata, la de
Magallanes en el estrecho y las exploraciones de Caboto en los ríos
/jqG revista DE LA universidad
Paraná y Paraguay, se inicia la corriente colonizadora del este, cu-
yos representantes más caracterizados fueron como se sabe, Mendo-
za, A yolas, Irala, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Melgarejo, Caray,
Torres de Vera y Aragón, quienes exploraron toda la zona interflu-
vial de la gran cuenca platense.
Mientras tanto, la corriente colonizadora de la madre patria, que
entró por el norte, cuyos representantes más caracterizados fueron
Ñuflo de Chaves, Andrés Manso, Ortiz de Yergara, Ortizde Zarate,
Lerma, Cabrera, Diego de Rojas, Francisco Mendoza, Ilercdia,
Núñez del Prado Aguirre, exploró y colonizóla región norte y cen-
tral de nuestra república, mientras la corriente del oeste, partiendo
de Chile, exploraba y colonizaba las provincias andinas.
Estudiar en detalle la acción de estas tres corrientes exploradoras
y colonizadoras, con sus conjunciones ó choques, la orografía del
suelo, los diversos pueblos aborígenes que hallaron en su camino,
con su civilización particular, la asimilación recíproca de los con-
quistadores y los conquistados; analizar la indefinida jurisdicción
territorial del adelantazgo primero y la gobernación después, del Río
de la Plata, para llegar á la unidad geográfica y política del virrey-
nato de i y - G , es indispensable para explicar la evolución y aún la
subsistencia de ciertos fenómenos geográficos de nuestra actualidad.
b) Habría que referirse entonces á los estudios realmente admi-
rables de la época, como son los de Ruy Díaz de Guzmán, Ulde-
rico Schmidel, primer historiador del Río de la Plata, los Comen-
tarios de Alvar Núñez Cabeza de Yaca, las descripciones del padre
Lozano, del padre Guevara, de Jorge Juan y Antonio Ulloa. de
Felipe de Azara, la descripción de 177^ hecha por Gregorio Mato-
rras sobre los países del Gran Chaco, y la de Cornejo de 1790 so-
bre el mismo ; los de Charlevoix (1779), y de Du Gratli y de De-
mersay ; la obra de Antonio \lontalvo titulada El sal de Suevo
mundo y publicada en Roma en i683 ; las obras de Ibañez de Echa-
varri, la del padre Martín Dobiizholíer, tan interesante sobre la etno-
grafía de los Abipones, la llora y la fauna y que ya insinuaba las
culturas del arroz, algodón y tabaco en el Chaco ; las del padre Mu-
riel ; la compilación de Grynaeus, primera sobre viajes á América,
publicada en Basilea en i532 ; la de Angelis ; los tres tomos de la
biblioteca publicados por Florencio Várela ; los estudios deTrelles,
HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA ARGENTINA 407
de Lamas y de Somcllera ; y en concreto habríamos de referirnos á
los hechos siguientes :
i.Vio. Pedro de Valdivia atraviesa la cordillera y se establece en
Chile.
i5/|2. Diego de Rojas descubre el Tucumán, atraviesa las Pam-
pas y llega al río Paraná.
[556. Andrés Manso descubre Mojos y Chiquitos.
i55q. Melgarejo descubre y organiza La Guayra, arriba de la
gran catarata del Iguazú.
i55o,. Diego Hurtado de Mendoza pasa por Chile y coloniza a
Cuyo.
1 58o. Los misioneros jesuítas dan las primeras ideas científicas
sobre el país.
1599. El holandés Scbald descubre las islas Malvinas, que antes
habían sido vistas ya por Magallanes.
Después de la expedición de Drakc en 1 5 7 (j sobre la Patagonia,
desde 1089 á 1600, diversas expediciones de marinos europeos se
operan sobre ese mismo territorio, entre otros : John Chidley y
Vndrew Mérick; Candish, que en su segundo viaje de l5o,2 se acer-
ca á las Malvinas, Tlarvkins, Olivier \ an-\oort, Sebal de \\ art.
En 161Ü los marinos holandeses .lacques Lamaire \ Jerónimo
Cornelius Schoulen descubren la isla de los Estados y el estrecho
que lleva el nombre de Lemaire.
En 161 7 se divide en dos la provincia del Río de la Plata.
En 1O70 Ángel de Peredo realiza una serie de expediciones en el
Chaco cercano á Salta y Tucumán, el mismo que al ano siguiente,
el 3i de enero, mandó construir el murallón de la ciudad de Cór-
doba que aún existe, para proteger á la ciudad de la amenaza de
una segunda inundación del río Primero.
En 1707 Esteban de Urizar, gobernador de Tucumán, realiza
una gran expedición en el Chaco, mientras en 1721 el padre Pati-
no efectúa un viaje sobre el Pilcomayo para reconocer si era nave-
gable, mientras en 1700 reitera otra expedición al Chaco, el gober-
nador Aracache y en 17^1 la realiza Manlizo y en 1 7 'i 5 Félix \rias
ataca á los Mataguayos del río Bermejo.
En 1669 la grande expediciém de Espinosa en el Chaco descubre
la Senda Macomita, sendero á través de los bosques por el cual los
indios del Bermejo hacían sus invasiones sobre Tucumán. \ esta
'|()S REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
siguió la expedición que el gobernador Campero encomendó á Erres-
cada al través del Chaco en 176/1 y la que en 17O9 el gobernador
Ma torras, partiendo de Salta, efectuó á lo largo de la corriente orien-
tal de la sierra del Alumbre y llegó hasta 5o leguas de Corrientes,
donde había existido la ciudad de Concepción del Bermejo, funda-
da en i585 y destruida en 1600.
En i~\(\ España ordenó un reconocimiento délas costas de la
Patagonia hasta el estrecho de Magallanes por el padre Quiroga,
jesuíta célebre por sus conocimientos en hidrografía y que ya había
efectuado el del río Paraguay. Se le asocian los pilotos Várela y
Ramírez. La expedición se efectúa desde la desembocadura del Pia-
la, sin encontrar ningún paraje propio para una colonia marítima.
En 17/17 l°s padres jesuítas Cardiel y Falkner efectúan fundacio-
nes sobre el río Colorado.
En i-^:í los primeros trabajos de demarcación de límites entre
las posesiones españolas y portuguesas, dejan adquirir conocimien-
tos preciosos para la geografía.
ly-'i. Publicación del jesuíta Palkner sobre la Patagonia, río
Negro y rio Colorado.
En 1771), Juan de la Piedra, mandado por Vertiz, transporta á
Puerto Deseado la colonia San José, formada antes en la península
de mi nombre.
En 1 7S0 Antonio "\ iedma funda á Carmen de Patagones y en 1782,
el pilólo \ ¡Marino explora el río Negro hasta el pie de los Andes.
1789-96. Explotaciones y estudios de Felipe de Azara, miembro
de la comisión de límites entre las posesiones españolas y portu-
guesas, en la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Cha-
co y Paraguay. Alvcar, Gabrer, Sonillac, Espinosa fijan un gran
número de posiciones geográficas.
En 1 781) se realiza la expedición científica de Malapisna sóbrelas
costas de la Patagonia, estrecho de Magallanes y las costas del Pa-
cífico.
1 8 1 0. Expedición en el sur de Buenos Aires por el coronel Andrés
García para restaurar la frontera india y reconocerlos desiertos
del sur.
1820. Se establece Amadeo Bonpland en las Misiones y realiza
sus estudios botánicos en Corrientes, Misiones v Paraguay, donde
fué tomado prisionero.
HISTORIA Di: LA GEOGRAFÍA ARGENTINA Vj'l
1882. El coronel Rodríguez expediciona el sur de la provincia de
Buenos Aires ya las salinas y fija varias posiciones geográficas.
l826-34. Exploraciones del naturalista francés Alcide D'Orbigny
á Montevideo, Buenos Aires, provincia de Corrientes, Patagonia,
Bolivia y Perú.
i83i-33. Viaje de los capitanes ingleses Fitz-Roy y l\in sobre
las costas de la Patagonia. estrecho de Magallanes y Chile, en el
navio Beagle. El naturalista de la expedición Carlos Darwin visita
la Cordillera del Portillo.
iS.'),'). Gran expedición argentina de Rosas hasta el río Negro de
Patagonia y viaje del piloto Descalzis por dicho río, hasta la isla de
Choelechoel. Reconocimiento del Alto Colorado y del lago Curra-
la uquen.
i826-3i. Francisco Soria baja por el río Bermejo y es apresa-
do por el dictador Francia del Paraguay. Su relato se publicó en
i83i.
i835. El almirante francés Roussin hace la hidrografía de la
desembocadura del Plata, así como ya antes había efectuado la del
Amazonas y de las costas del Brasil.
[835 -3y. Se publica la colección documentaría del Piala, por
don Pedro de Angelis.
l843-47< Viaje de la comisión científica francesa dirigida por
Caslelnau en las nacientes de los ríos Paraná y Paraguay.
[845-46. El capitán inglés Sullivan del brik Philomele hace el
estudio hidrográfico délos ríos Paraná y Uruguay, mientras el
vapor francés Fallón remonta el río Paraguay hasta Lambaré, sien-
do el primer vapor que navega las aguas de aquel río.
[845-47- Viaje de estudio del doctor Alfredo Dcmersay.
[846. Viiije del doctor Wedel de la comisión Castelnau, en el
sur de Bolivia y Chaco.
[853-56. \ iiije ele la comisión científica del vapor americano
Water-wich en el río Paraguay, río Salado, Delta del Paraná y
provincias del norte de la República Argentina.
[854- ^ "iaje del ingeniero Alian Cambell en el valle del río Men-
doza y esludios del ferrocarril de Rosario á Córdoba, ordenado esto
último por el presidente l rquiza.
En ese mismo aúo, el ingeniero chileno Naranjo estudia la Cor-
dillera de San Francisco y la posibilidad de hacer pasar allí una
i)0O REVISTA DE LA UNIVEUSIDAD
línea férrea. Al mismo tiempo, el capitán Lavarello reconoce el río
San Francisco ó sea el río Grande de Jujuy.
i854-63. Viajes de estudios del doctor Martín de Moussy, que
abarcó todas las provincias argentinas y parte de Chile, Uruguay \
Paraguay.
i 854-64- Organización de mensajerías en todo el territorio argen-
tino, subvencionadas las principales por el gobierno.
i856. En este año el vapor Malaca baja por el río Bermejo basta
Corrientes. El ingeniero Laberge rectifica la rula de Rosario a
Mendoza y fija las posiciones astronómicas de ios principales pun
tos, y el capitán Bonetti explora todo el río Salado.
i(S57-5(). El naturalista alemán Burmeister reconoce y estudia
las provincias de Cuyo. Mientras el paleontologista Bravard efectúa
un reconocimiento geológico de Babia Blanca y Entre Rios y una
comisión científica costeada, por el gobierno de la provincia de
Buenos Aires bace también un estudio de Babia Blanca.
[85q. Por primera vez un vapor sube las aguas del río Bermejo.
[857-60. Los naturalistas alemanes Franck y Herz exploran
Llanquihué en Chile, para hallar un paso por los Andes, próximo
al lago Nahuel Huapí.
18G0. Comienzo de pozos artesianos en la Argentina. Se rectifica
el camino de Santa Fe á Córdoba y se realizan trabajos geográficos
en el macizo central andino por el ingeniero Laberge.
[855-64. Se vulgariza la navegación á vapor en los ríos argenti-
nos y se establecen las primeras líneas trasatlánticas inglesas (íSTty)
y francesas (i8(5o).
iNS'-O^. Primeros ferrocarriles: Oeste (1807), Sur (1861),
Rosario á Córdoba (i863). Estudio del ferrocarril de Concordia á
Paso de los Libres, para evitar las caídas y rápidos del río l ru-
guay (1 864).
1862. \iajedel chileno doctor Guillermo Coxal lago Nahuel
Huapí ; descubre las nacientes del río Negro, estudia diversos pasa-
jes de la Cordillera.
[863. Estudios de los pasajes de la Cordillera de los Andes al
sur del Colorado de Villa Rica por ingenieros franceses, alemanes,
y chilenos.
i864. Grandes trabajos de vialidad en una multitud de parajes
argentinos, patrocinados y á veces subvencionados por el gobierno
HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA ARGENTINA
nacional ; puentes, caminos, ferrocarriles, vapores, diligencias,
perforaciones artesianas, etc.
\ partir de esta época y en adelante, sería necesario reseñar cada
año para mencionar los avances del conocimiento de nuestra geo-
grafía y de los progresos que ella implica, comprometidos en los
adelantos que nos trajeron todas las presidencias constitucionales.
Será del caso entonces, estudiar las expediciones y conquistas á los
desiertos del norte y del sur de la república, para hacer entrar en
la vida de la civilización á las razas indígenas que los poblaban ;
las expediciones científicas para el estudio geológico c hidrológico
de nuestro suelo en lo cual, la bibliografía es abundante y descue-
llan los trabajos de Ameghino y en general los del Museo Nacional,
los del Museo de La Plata, los de los sabios profesores Bruch 3
Kunl, ya sea en las regiones patagónicas ó calchaquíes ; los hallaz-
gos de fósiles en Corrientes por los profesores Podestá primero, de
su [megkinoteriam y Gez últimamente, del Masiodon platensis ;
los estudios del doctor Bodcnbendcr, Bunueister, Holmberg, Fran-
cisco P. Moreno, Outes, y en fin, la larga serie de estudiosos é
investigadores, hasta el momento actual en que dos trabajos funda-
mentales vienen á darnos la última palabra en el estudio del suelo y
de nuestros productos geológicos : me refiero á La geología y mine-
ría argentina, por el ingeniero Ucrmitle, director de Minas y (¡eo-
logía y El norte de la Patagonia por la comisión de estudios hidro-
lógicos del ministerio de Obras públicas, presidida por el
norteamericano Bailey \\ i lis, que si bien costó una exorbitancia
al erario nacional, resultó un estudio aprovechable.
Es interesante conocer el siguiente resumen que sobre la geolo-
gía y minería argentina hace el ingeniero Ilermitte, en los siguien-
tes términos :
Primer período. — Felizmente la geología argentina ha tomado
un desarrollo preciso desde su principio, debido á la intervención
de dos observadores de primer orden : Darvvin y D'Orbigny.
Muchas de sus ideas, publicadas hace 70 y 80 años, se han ade-
lantado ala época desús exploraciones y algunas han obtenido hoy
día un valor especial en el conjunto de los hechos, mucho mejor
conocidos ahora. Sus investigaciones han contribuido enalto grado
al conocimiento de los depósitos pampeanos en las provincias del
litoral y de las formaciones marinas, tanto en el estuario del río de
REVISTA DE h.\ ÜMVKHS1DAD
la Plata como en grandes zonas de la Patagonia : y sus observacio-
nes importantes en las regiones montañosas del país, se refieren
tanto á la estructura de los Andes como á la distribución de las dis-
tintas estructuras antiguasen el subsuelo argentino.
Las exploraciones posteriores basta el año 1870, más ó menos,
no alcanzan en importancia á las de Darwin y D'Orbigny. Se des-
tacan, sin embargo, dos observadores : Bravard y Burmeister,
ampliando el primero, sobre todo, nuestros conocimientos del
terreno pampeano y del terciario marino del río Paraná y contri-
buyendo el otro al conocimiento de la geología andina por datos es-
parcidos en las descripciones desús viajes y en la Descripción física
de la República [rgentina.
Segando periodo. — Ln empuje nuevo y notable se nota en el
desarrollo de la geología argentina como consecuencia de la funda-
ción de la Academia nacional de ciencias en Córdoba. La serie de
investigaciones de esa época empieza con los viajes de Stelzner,
efectuados en los años 1871, 72 y 70 y se prolonga casi durante
dos decenios con loque bace Brackebusch en sus largas exploracio-
nes. La obra fundamental de Stelzner : Beitrüüe zar Geologie an
Paláentologie der Ar<jentinischen Republik, es el primer ensayo que
recopila y resume, en forma muy prolija, todos los conocimientos
acumulados basta el año 1880, fecba en que fué publicada esta
obra : pero, sus observaciones son también de importancia general.
Se refieren especialmente á la geología de las sierras centrales del
país llamadas por él Sierras pampeanas y á la estratigrafía de los
depósitos mesozoicos en la parte media de los Andes.
Fué Stelzner quien descubrió la formación silúrica y la forma-
maciónrética carbonífera en varios sitios y quien, con la colabora-
ción de Gotascbe, ba señalado la analogía qne existe entre los
depósitos jurásicos marinos de los Andes y los correspondientes de
grandes partes de Europa.
El resultado más sobresaliente, obtenido por Brackebuscb en sus
numerosos viajes, es el mapa geológico del interior de la República
Argentina, publicado en el año 1891. Este mapa, que representa
topográfica y geológicamente, en la escala de 1:1.000.000, el
noroeste del país, desde el límite boliviano hasta las sierras de la
provincia de San Luis, ha sido hasta ahora la base de todas las
exploraciones posteriores. La descripción de las colecciones de es-
J11STOHIA DE LA GEOGBAFÍA ARGENTINA 5o3
quisitos cristalinos, rocas graníticas, pcgmatitas y rocas efusivas
del terciario, por colaboradores extranjeros, son las primeras con-
tribuciones notables á la petrografía argentina.
\1 lado de Stelzner y Brackebusch se distinguen entre otros
investigadores, Aguirre, por sus primeros trabajos sobre las Sierras
de la provincia de Buenos Aires ; Doering, por sus investigaciones
durante la expedición al río Negro (1879), y Ave Lallemant, por
numerosas contribuciones al conocimiento de la minería del "país.
Con estos trabajos, especialmente con la obra de Stelzner y el mapa
lirackebusch, con las descripciones de orden paleontológico-cstra-
tigráfico, originados por ellos, termina el primer capítulo de la
exploración geológica de la república. Es un período en que se han
hecho descubrimientos fundamentales y se han trazado algunas de
las líneas directivas de las investigaciones posteriores.
Consideraré, ahora, brevemente lo que se ha conseguido.
Darwin y D'Orbigny lian coordenado sus observaciones en el
terreno argentino con los resultados de sus investigaciones en otras
vastas regiones de Sud América. Sus deducciones ya indican que el
suelo argentino forma parte de un conjunto mayor, y ya en esta
época se distingue bien alguno de sus más importantes componen-
tes. En el poniente se levanta el largo y ancho cordón de los Andes,
en el que llaman la atención la gran masa y la enorme extensión de
las rocas eruptivas, consideradas, en general, como pórfidos de la
era mesozoica hasta la terciaria. Mas al naciente se conocen desde
las cordilleras orientales de Bolivia hasta cerca del límite argentino,
depósitos antiguos clasificados como siluarios y carboníferos. En
las provincias centrales afloran rocas todavía más antiguas, consi-
deradas como arcaicas, y tanto en estas provincias como más al
norte, en Bolivia, D'Orbigny hace constar la existencia, de estruc-
turas más viejas que la de los Andes y bien distintas de ellas, á
partir de las cuales se extienden hacia el Atlántico, tanto en el lito-
ral como en la Patagonia, depósitos del terciario recubiertos por la
formación pampeana que contiene los restos de grandes vertebrados.
Además, D'Orbismv llamó la atención sobre la gran uniformidad
y extensión de las formaciones que componen el continente sud-
americano, haciéndola resaltar en los siguientes términos: par ¡'ex-
treme simplieité de sa composition, par les lar (jes proporlions decha-
ciine de ses époqaes ¡je'olotjiques, VAmériipie méridinnale est, peut-
,)o'l REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
étre, de tóales les parties da globe, la plus facile a comprendre.
En efecto, la gran extensión de las distintas formaciones y es-
tructuras se lia verificado por todas las investigaciones hasta el fin
de ose periodo. La formación de los pórfidos de Darwin en los An-
des, encontrada por Stelzner en varios cortes geológicos más al
norte, es uno de los ejemplos más sobresalientes. Los depósitos si-
lurianos dcBolivia fueron señalados por Brackebusch en las provin-
cias andinas del norte y por Stelzner en el borde de los Andes cen-
trales casi hasta la latitud del Aconcagua. La composición y la es-
tructura de las altas sierras al naciente de la altiplanicie boliviana
se repiten, según el mapa de Brackebusch, en los cordones orienta-
les de los Andes argentinos, hasta más acá deTucumán. \demás,
era conocida la gran distribución de areniscas continentales del me-
sozoico, de las cuales forman parte el rético carbonífero en las pro-
vincias centrales y la «formación petrolífera » del norte.
Se conocen y distinguen claramente, hasta entonces, cinco gran-
des unidades, á saber: la cordillera principal y su prolongación
austral; la cordillera patagónica, compuesta en gran parte de rocas
mesozoicas; el ejemplo de los altos cordones del borde occidental
del gran Chaco, compuesto de depósitos paleozoicos, que se repiten
más al sur en la precordillera de San Juan y Mendoza; las sierras
pampeanas del centro y del litoral de Buenos Aires, constituidas en
gran parlo por rocas cristalinas, consideradas como arcaicas, y, en
fin, la gran llanura de la Pampa que se continúa hasta el sur, con
la región de las mesetas patagónicas.
Tercer periodo. — Las investigaciones posteriores, hasta llegar el
momento en que se inician los trabajos de la sección geología, es-
tán caracterizadas más por la ampliación de nuestros conocimien-
tos paleontológicos-estratigráíicos, que por resultados sintéticos.
Pero, también en ese período se han hecho varios descubrimientos
de la mayor importancia.
La investigación de los terrenos terciarios del río Paraná, del río
\egro y de la Patagonia, se ha desarrollado rápidamente por los
trabajos de Uoering, de Thcring y, especialmente, de Ameghino,
que hizo conocer la riqueza sorprendente de los estrados cretáceos y
terciarios en vertebrados continentales, distinguiéndose por la fer-
tilidad de su producción literaria. Es en esta época que empieza á
conocerse la geología patagónica, también por la intervención de la
HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA ARGENTINA 5o.">
comisión de límites y de grandes expediciones extranjeras, como la
de la ci Princeton University» y la « Svenska Exp. till Magesllans-
landernas», bajo la dirección de O. Nordensojld.
La geología de la pampa del litoral encuentra un intérprete hábil
en S. Rolli, cuyos trabajos con los de Ameghino, plantean los pro-
blemas complejos que presenta la formación del terreno pampeano,
interesante, sobre todo, por su conexión con la historia del hombre.
Los levantamientos y estudios de la comisión de límite y del Mu-
seo de La Plata, nos hacen conocer mejor la estratigrafía del jurá-
sico y del cretáceo andino en la provincia de Mendoza y en el Terri-
torio del Ncuquén, iniciada con mucho éxito por Bodenbender y
sus colaboradores extranjeros, que han descripto las faunas recogi-
das por él. Los resultados más importantes se deben á Burchardt,
quien echó las bases de la estratigrafía jurásica hasta en sus deta-
lles. Debido á estos trabajos se destacan bien los rasgos generales
del mesozoico andino en la cordilJera principal ; la continuación del
cretáceo hacia la Patagonia; la alternancia frecuente de condiciones
marinas y terrestres en esa región; el carácter tan distinto de la
cordillera patagónica, compuesta esencialmente de depósitos bien
metamorfoseados del mesozoico superior ; y las transgresiones atlán-
ticas del terciario hasta el borde exterior del geosinclinal andino del
Neuquén y de Mendoza.
Al mismo tiempo, la exploración en las provincias centrales ade-
lanta rápidamente.
Bodenbender descubre, por primera vez en la Argentina, el de-
voniano en la extremidad septentrional de la precordillera de San
Juan y la descripción de los fósiles hecha por Kayser revela la ex-
tensión de una gran transgresión del devoniano inferior y mediano,
indicada por las formas muy semejantes de Bolivia, del noroeste,
centro y sur del Brasil ; de las islas Malvinas y del sur de África,
hasta el poniente de la República Argentina.
Por otra parte, desde años atrás se conocía una pequeña flora del
carbonífero inferior al poniente de Retamito, en la provincia de San
Juan y, por otra parte, el descubrimiento anterior del carbón, efec-
tuado en los depósitos réticos y el hallazgo de rastros de combusti-
ble, cerca de Retamito, en estratos carboníferos verdaderos, dieron,
junto con la creciente necesidad del país de proveerse con carbón,
un gran empuje á la investigación geológica de las formaciones car-
art. onic:,
5o6 REVISTA DE LA UNIVEHSIDAD
boníferas en las provincias centrales y del oeste. Lo que sabemos
ahora al respecto, se lo debemos, en su mayor parte, á las investi-
gaciones de Bodenbender que fué apoyado en sus estudios eficaz-
mente por Kurtz. El resultado principal fué el descubrimiento de
las lloras que caracterizan los depósitos inferiores del Gondwana en
la India Oriental y los estratos del Ivarrus en Sud África, y que
ya eran conocidos en el sur del Brasil desde algún tiempo.
Mencionando, finalmente, los numerosos trabajos publicados ha-
cia el fin de ese período, en los que se trata más de esludios teóri-
cos que de investigaciones nuevas sobre la estratigrafía y paleonto-
logía de la formación pampeana, tendremos una idea de los traba-
jos principales que en él fueron ejecutados.
Cuarto periodo. — Sobre la base de todos estos conocimientos se
inician los estudios oficiales de la Dirección general de minas, geo-
logía é hidrología.
Para darse cuenta de las tareas que se presentaron á la sección
geología, desde el principio, es bueno tomar en consideración, no
solamente lo conseguido anteriormente, sino también loque eviden-
temente se ha dejado de lado y los trabajos de índole práctica, li-
gados con un servicio público.
La composición compleja del subsuelo argentino resalta clara-
mente y puede concretarse en pocas líneas: existencia de una anti-
gua masa en el centro y norte del país, rodeada hacia el poniente
en los Andes, por una faja de rocas mesozoicas y de estructura com-
plicada y desapareciendo hacia el sur debajo de una serie de estra-
tos terrestres y marinos del cretáceo y terciario.
Las diferentes transgresiones desde el paleozoico inferior hasta el
terciario superior, se conocen en sus rasgos principales. La suce-
sión de los estratos marinos y continentales, representantes del pa-
leozoico, es la misma como en grandes partes del Brasil y en los
otros trozos del antiguo continente del Gondwana. Los descubri-
mientos del carbón han adelantado algo la investigación metódica
de este combustible. El descubrimiento de \\ olframita y otros yaci-
mientos del grupo del estaño y la investigación de yacimientos de
oro, de plata y de cobre, esparcidos sobre largos trechos en el
oeste y noroeste han aumentado nuestros conocimientos también de
este sentido.
Finalmente, el subperíodo actual se inicia en 1910, en que se
HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA ARGfcHTINA 0O~
estudian la Puma de Atacama con su estructura de la edad algon-
kiana; las sierras pampeanas en la caledoniana ó herciniana ; la
pérmica en la precordillera de San Juan y Mendoza ; las de La Rio-
ja, Tucumán y Catamarca, San Luis, Córdoba, Xeuquen, Misio-
nes, Corrientes y Entre Ríos.
Pueden verse en las proyecciones luminosas de veinte diapositi-
vos originales que he preparado como complemento de este estu-
dio, el caudal desconocido para la generalidad de las personas, que
yace en los archivos, y otros tantos elementos gráficos adelantados,
que no obstante ser estudios oficiales muy autorizados, carecen déla
necesaria divulgación á los fines de su útil aprovechamiento en la
enseñanza de nuestra geografía.
Podrá juzgarse de paso, el progreso de los conocimientos de nues-
tra geografía en los últimos tiempos. Helos aquí:
i° Dos mapas de la Patagonia elaborados por el usurpador y far-
sante Orelie, que como se sabe, pretendía erigirse en rey de la Pa-
tagonia y de la Araucania ;
2" Mapa de las islas Malvinas, publicado en i84i ;
3" Croquis del itinerario seguido por el mayor Mariano Rejara-
no, hacia las tribus indias en el país denominado «Las Manzanas»
en 1872 ;
\° Plano acompañado al proyecto de puerto de Rueños. Aires,
por el doctor Rigoni (1872) ;
.")" Carta de las pampas del sur, por el coronel Alvaro Barros
(1872);
6" Mapa de la región de Villa Occidental, que sirvió al doctor
Tejedor en la plenipotencia al Brasil;
7" Límites del Paraguay con el Rrasil, con la región Villa Occi-
dental, por el consejero Duarle da Ponte Ribciro (1872);
8 " Mapa del Chaco en las fronteras con Rolivia, del archivo di-
plomático del doctor Tejedor ;
o" Puerto de la Ensenada y sus alrededores. Plano aproximativo
por el ingeniero Luis A. iluergo (1873).
Y formando contraste con este material primitivo pero que fué
muy útil en su época, y á sus fines, presento los siguientes gráficos,
los más modernos y completos que existen, publicados como anexos
de las últimas exploraciones y estudios verificados por los geólogos
y paleontólogos oficiales, desde 19 10 hasta la fecha.
5o8 BE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
i o" Mapa geológico de la República, con determinación de los
pliegues andinos y el geosinclinal.
iiu Cortes demostrativos de las sierras del sudoeste de La Hioja y
sus prolongaciones hacia Gatamarca y San Juan.
12" Esquema tectónico de la región petrolífera subandina de
Salta y Jujuy.
1 3" Vestigios animales de la formación deAoniana en San Juan
y Catamarca.
1 4" Desarrollo geológico del Pie de Palo.
1 5° Ejemplares fósiles estudiados por Ameghino.
i6° Carta hidrológica déla república.
i -° Carta del padrón minero argentino.
1 8° Los fósiles de Corrientes.
19" Diagrama del intercambio comercial argentino.
20o Trazado general de la red ferroviaria del país.
En todo este cuadro de profundos estudios, sobresalen induda-
blemente, como luz prístina, los trabajos geniales de Ameghino,
que como todas las grandes realidades, parecerían impregnados de
ilusión y de poesía.
La concurrencia argentina en las exploraciones y conquistas del
Polo sur es también parte integrante de la historia de nuestra
geografía, como lo es igualmente el patriótico, abundante y silen-
cioso trabajo de las observaciones astronómicas de Córdoba y de La
Plata, el de las oficinas meteorológicas, el del observatorio Polar de
Año Nuevo ; lo es también el relevamiento hidrológico de nuestros
rios y costas, tan incompleto aun y sobre cuyo perfecto estudio
habrá de desarrollarse el plan futuro, ya retardado, del aprovecha-
miento de todas las aguas argentinas a los fines de nuestro creci-
miento: el último incendio de la Intendencia de marina produjo á
este respecto un perjuicio incalculable, pues fueron destruidas por
el fuego las observaciones y trabajos pacientes de más de 25 años
de nuestros marinos, sobre as costas argentinas.
Habrá de compulsarse al mismo tiempo los trabajos, conferencias
y estudios del Instituto geográfico argentino, del Instituto militar
y naval, diversificación que está mostrando con evidencia la necesi-
dad de concentrarlos en una sola y grande institución geográfica á
la manera de las similares de Estados Unidos, Inglaterra, Francia
y Alemania. Tal vez fuera el medio más propio de celebrar en 1916
HISTORIA ])K I.A GEOGRAFÍA ARGENTINA
oorj
el Centenario del 9 de Julio, creando ese instituto, con un gran
museo anexo, con sus enormes secciones de geología, hidrología,
etnología, cartografía, etc., para la cual bastaría con aportar á la
fundación, los productos que quedarían así disculpados, de un mes
de carreras y dos de la lotería nacional.
La Universidad de La Plata ha resuelto contribuir á la celebra-
ción del centenario próximo midiendo un arco meridiano, según el
original y muy meritorio proyecto de nuestro hombre de ciencia y
de letras Leopoldo Lugones.
Por mi parte anuncio á mis futuros alumnos de 5o año en el cur-
so próximo de 191 6, que siguiendo el provechoso método mono-
gráfico y de seminario que he realizado durante el presente año de
1916, que en mi modesta y silenciosa obra de profesor de esta casa,
han de prepararse para encarar estos dos temas de investigación que
dejo planteados y que estudiaremos en clase : a) historia de la car-
tografía argentina, con reproducciones gráficas ; b) bibliografía
comentada de la geografía argentina sistemada, con crítica breve.
El fenómeno del transporte debe entrar también en el cuadro de
la geografía y por lo tanto, corresponde al hacer la historia de ella,
reseñar la evolución prodigiosa que se ha operado, desde sus formas
indígenas, hasta los caminos cómodos, los rios dragados, los ferro-
carriles profusamente diseminados, que hoy caracterizan la vialidad
argentina y han contribuido al afianzamiento y al desarrollo econó-
mico de la nación.
Finalmente, habrá de repasarse las conclusiones de los diversos
censos generales y parciales de la nación, provincias y villas.
c) En la sección relativa á la evolución del perímetro territorial,
habrá de estudiarse la obra de la historia y de la diplomacia, que
de 6.000.000 de kilómetros cuadrados del antiguo virreinato del
Río de la Plata, solo nos ha legado cerca de 0.000.000 de kilóme-
tros cuadrados que actualmente poseemos. V este respecto, fuente
indispensable y abundante se halla en los archivos del ministerio de
Relaciones exteriores, en los 10 gruesos volumenos conteniendo los
tratados internacionales de nuestro país con las naciones extranje-
ras y en los cuales se incluyen los límites con Brasil, Chile, Para-
guay, Bolivia y República Oriental del Uruguay. Sabido es que
esta última operó la primera retracción territorial argentina, con la
5lO BEVISTA DE LA UMVEKSIDAD
segregación de Artigas. Bolivia fué el resultado de la segregación al
amparo de Bolívar, en 1826 ; Paraguay, en el hecho, quedó eman-
cipado del territorio nacional, desde 18 10.
Nuestra tradición histórica excluye la conquista territorial y aún
la reconquista, como se comprobó después de las guerras con el
Brasil en 1826 y con el Paraguay en i865. Cabrá en la compulsa
de la documentación auténtica, rectificar la verdad sobre la conduc-
ta argentina. Vsí, de paso, tomo de documentos originales que
poseo en mi poder relativos á la cuestión de límites del Paraguay,
los siguientes párratos de una carta en que Sarmiento daba al
doctor Tejedor sus vistas sobre el punto.
« El pensamiento dominante era no cobrar indemnizaciones de
acuerdo con el Brasil, sino en las cantidades más soportables, te-
niendo en vista la pobreza y despoblación del país.
u \o pudo obtenerse empero, la aquiescencia del gobierno impe-
rial de aquella política de indulgencia y él negoció por separado
tratados de paz con el Paraguay, en los que se hizo reconocer como
deuda los costos de la guerra avaluados en cientos de millones de
pesos )) .
Y le daba su opinión sobre la conducta por seguir en las siguien-
tes cláusulas, entre otras :
« 1" Cerrar el camino de negociaciones diplomáticas del Brasil,
sobre cuestiones relativas al Paraguay, por falta de personería ;
« 4° Estipular que en ningún caso como prenda pretoria, o como
pago, se habrán de tomar terrenos del Paraguay ;
« 5" Que en caso de guerra de esta potencia con el Paraguay, no
será conquistado, poseído, ni adquirido territorio alguno de los que
este estado posea o hubiere de poseer de este lado del río Paraguay ;
« 7" Pedir causa justificada de la prolongada ocupación del Para-
guay, y en caso de darla en términos que no importen una amenaza
de prolongación indefinida, pedir que se reduzca mientras se opera
la evacuación total á un número de tropas, consistente con este in-
tento, y aun si el caso fuese presentado, igual á la guarnición que
nosotros tenemos en Villa Occidental, sin perder de vista, que para
el resguardo de los intereses brasileños en sus propias posesiones,
arriba del río, tienen suficientes fuerzas y superiores á las nuestras.
« Pedir explicaciones sobre la estación de cinco acorazados, no
teniendo marina el Paraguay, y siendo un hecho nuevo y no moti-
HISTORIA DE )>V GEOGRAFÍA ARGENTINA 5ll
vado la aglomeración de fuerzas navales en aquellas aguas adonde
nuestra marina no llega. »
Y en las bases oficiales entregadas por el gobierno argentino al
doctor Tejedor para la misión de éste en el Brasil se lee :
« La alianza en todos sus actos anteriores y posteriores á la guerra,
declaró que ella no se había formado contra la nación paraguaya,
cuya independencia é integridad territorial garantía, sino contra su
gobierno. »
El archivo de Mitre y algunos particulares no del todo compul-
sados aún, como los de Elizalde, Tejedor, el Archivo oficial de
Corrientes, etc., serían necesarios á un conocimiento exacto de la
historia de nuestro perímetro territorial, como también los gruesos
volúmenes que resumen nuestras cuestiones de límites con Chile,
Brasil y Bolivia. Los trabajos del doctor Francisco P. Moreno en
cuanto á Chile, tiene un triple valor científico, político é históri-
co. Sobre los límites con Chile, los libros publicados por el doctor
Estanislao S. Zeballos y las conferencias y artículos producidos
en diversas circunstancias, son acopios luminosos en esta mate-
ria y tienen á la vez un valor descriptivo superior, de carácter ge-
neral.
Un capítulo interesante de la historia de nuestra geografía sería
el relativo á la usurpación ejercida por el imperio británico en nues-
tras islas Malvinas.
Tengo aquí tres publicaciones hechas en i832 y i833 que resu-
men por completo el desarrollo de esa usurpación.
El primero se titula : Colección de documentos oficiales con que
el gobierno instruye al cuerpo legislativo de la provincia del origen y
estado de las cuestiones pendientes con la república de los Estados
Unidos de Norte América, sobre las islas Malvinas.
El segundo se titula : Protestation du </ouvernemenl des provin-
ces unies du Rio de la Plata, par son ministre ple'nipotentiaireá Lon-
dres, sar Varrogation de souverainelé dans les lies Malvines ou Falh-
land, par la (¡ramle Bretagna, el Véjection de Vétabtissement de
Hílenos Ayres á Porl Loáis.
El tercero: Observations en theForcible oceupationof the Malvi-
nas, or Falkland islanes, by the British government, in 1833.
I n cuarto opúsculo publicado en i84i contiene: Reclamación
del gobierno de las provincias unidas del Pió de la Plata, contra el de
O 1 12 UE VISTA DE LA UNIVEHS1DAD
sü majestad británica, sobre la soberanía y posesión de las islas Mal-
vinas (Falkland).
d) En cuanto á las transmigraciones pobladoras, constituiría una
sección importante de la obra la relación de las razas aborígenes y
su transfusión, así como también el desarrollo de la inmigración
extranjera, que desde 1807 hasta igi^nos ha permitido incorporar
al país 4.978.000 que han influenciado poderosamente nuestra fi-
sonomía colectiva, así como nuestro ambiente ha hecho otro tanto
sobre esa importante masa humana y se ha prolongado en forma
bienhechora a través del Atlántico, sobre millares de hogares extran-
jeros. Veríamos entonces cómo de 5.022.000 habitantes que habían
en 1902, han aumento en trece años ó sea en igiS, á 9.800.000 ó
sea en un 90 por ciento.
e) Al referirnos á la producción y circulación de la riqueza argenti-
na, habríamos de estudiar el desarrollo y sus causas, formas y resul-
tados, de la explotación de nuestras riquezas yacentes y productivas.
La circulación por ríos, canales, ferrocarriles, etc., el comercio,
la industria, para llegar al estado actual, cuyo resumen interesa
conocer, es como sigue :
Cultivos
Hectáreas
Superficie cultivada de cereales. i3. 810.000
— — de alfalfa. 7.200.000
— de cultivos industriales como viñas,
caña de azúcar, ele 0.000.000
Inmigración
Inmigrantes entrados desde 1857 á io,i4-. . . /j. 978. 000
Ganadería
Existencia en 191 ó
Lanares 8i.485.i4g
Vacunos. 00.796.447
Yeguarizos 9.400.000
Cabríos 4. 563. 808
Porcinos 3. 197.337
Valor del ganado existente : 4- 000. 000. 000 de francos.
UIST01UA DE LA GEOGRAFÍA AUGIvYI'INA
5i3
Agricultura
Hectáreas sembradas
1910
Trigo. G.4oo.ooo
I-^ino. 1.750.000
Avena 1.200.000
Maíz 4-522. 000
Alfalfa 7.200.200
Otros cultivos 4-5oo.ooo
Producción general
Francos
Valor de la explotación de las industrias rurales
(tierra, ganado, instalaciones, etc.), según
censo de 1908 19. 338. 548. 440
Valor actual calculado 23. 800. 000. 000
Valor de la producción y capital de las industrias
fabriles y manufactureras 9.500.000.000
Industrias varias
Kilogramos
Producción argentina de azúcar en ig 10. 336. 000. 000
— — de vino (la argentina ocu-
pa el quinto lugar en la producción mundial; . . 5. i44-a62
Comercio exterior
Valor anual del comercio exterior argentino.
Capitación del comercio
Francos
por habitante
4-5oo.ooo.ooo
5 00
El comercio exterior argentino (que en los últimos cincuenta años
arroja un valor conjunto de denlo cuarenta mil millones de francos
y que aumentó en un i5o por ciento en la última década, respecto
de la anterior), ocupa el octavo lugar por su importancia, entre los
países del mundo entero, actualmente.
Exportación
Valor anual de nuestra exportación.
Francos
5í4 REVISTA DE L\ UNIVERSIDAD
Importación
Valor anual de las importaciones a. 106.760.710
Puertos
Tonelaje del movimiento anual de la navegación
en los puertos argentinos 60.000.000
Aumento en los últimos diez años, 100 por ciento.
(El puerto de Buenos Aires ocupa el séptimo lugar entre los más
importantes del mundo, en cuanto al movimiento comercial).
Ferrocarriles
Extensión total de las líneas férreas del país en
kilómetros, 191 5 36-735
Capital de las empresas ferroviarias en francos. . 7.000.000.000
(Por la extensión de sus líneas férreas la Argentina ocupa el no-
veno lugar en el mundo).
Telégrafos
Extensión de las líneas en explotación en kiló-
metros 81.778
El comercio exterior argentino que, incluido metálico pero ex-
cluido todo valor proveniente de acarreo, guinche, etc., etc., para
la exportación (que otros países incluyen y que si nosotros inclu-
yéramos aumentaría la cifra de nuestro comercio en más de
200.000.000 de pesos), ascendió en igi3 á 996.000.000 pesos
oro y pasará en 191.) de 1. 000. 000. 000 de pesos oro, aún exclu-
yendo el metálico. Es superior al comercio en conjunto del Brasil,
Uruguay, Perú, Vene7.uela, Ecuador y Paraguay, á pesar de que
la población en conjunto de estos países es cerca de cuatro veces la
nuestra. Bien es cierto que la Argentina tiene un comercio que co-
rresponde á la proporción de i3o pesos oro por habitante, contra
ÍIISTOIUA ÜK Í,A GEOGRAFÍA \UCK\TI.\ \
40 pesos el Brasil, 18 Venezuela, 16 el Perú ; en fin, que la pro-
porción en ese sentido coloca á la Argentina á la cabeza de América
y en el séptimo lugar en el mundo.
Nuestro comercio es superior al del Brasil en un Go por ciento,
superior al de Chile eu un f\o por ciento, al del Uruguay en un 900
por ciento.
Los diez y nueve países de la América latina : Bolivia, Brasil,
Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela,
Haití, Méjico, El Salvador, Guatemala, Santo Domingo, Honduras,
Nicaragua, Panamá, Costa Rica \ Cuba, tienen reunidos un co-
mercio total de 1.900.000.000 pesos oro. De manera que esos diez
y nueve países en conjunto apenas alcanzan á duplicar el comercio
argentino, debiendo hacer notar, que los diez últimos de los cita-
dos, ó sean todos los países latinos de \orte Vmérica, tienen un co-
mercio en conjunto menor al nuestro en un 3o por ciento, á pesar
de que entre ellos, solamente Méjico y Cuba, tienen un comercio
de 58o. 000. 000 de pesos oro, es decir, sólo inferior al del Brasil
en un 20 por ciento.
El comercio argentino frente al de toda la América latina, estu-
diado en sus dos partes, exportación é importación, da resultados
sugerentes.
Nuestra exportación excluido metálico y valores devengados has-
ta el embarque, es de /18o. 000. 000 de pesos oro. La de todos los
demás países de Sud América es sólo de 600.000.000 de pesos oro,
pero los hechos afirman la creencia de que en un poco más de dos
años sobrepasaremos ese valor de la exportación total del resto de
Sud América. Mayor proporción tendrá nuestro aumento del ano en
curso sobre el anterior.
La prevaleucia del comercio argentino surjebajo cualquier faz en
que se le estudie. Así, por ejemplo, el aumento de nuestro comer-
cio es de triple proporción al del Brasil, Uruguay, etc., lo que no
debe extrañar cuando con 9.000.000 de habitantes y 60 años de
vida normal, estamos acercándonos al rango de Italia, con
4o. 000. 000 de habitantes, de Rusia, con 100.000. 000 y de Austria,
con 5o. 000. 000, en el comercio exterior y ya hace tiempo sobre-
pasamos á España, Japón. Portugal, Australia, y como dejamos
dicho, á los 19 países latinos de Norte y Sud América.
El reputado economista señor Ricardo Pillado acaba de publicar
5í6 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
un libro indispensable para completar el estudio geográfico de nues-
tro comercio, sobre Los tratados de comercio argentinos, que anali-
za con todo acierto la materia.
f) En la relación geográfico-civil veríamos el desarrollo político
de nuestra organización, la influencia del determinismo geográfico
en su modelación y el cambio consubstancial de usos, costumbres,
cultura general, en una palabra, en la que la obra educadora ha
sido la mayor y más fecunda colaboradora ;
g) En el capítulo sobre valor exponencial argentino, habría de
estudiarse lo que ha significado y significa nuestro país en la vida del
globo, las formas, modos y resultados de gravitación, especialmen-
te en los últimos tiempos. Veríamos así cómo ha servido nuestro
suelo para derivar problemas económicos y políticos de otros países
de escaso rendimiento productivo ó de libertades políticas limitadas
y cómo hemos contribuido á levantar el ideal y el horizonte moral
de millares de seres, cuyo ascenso ha repercutido como un bien en
sus patrias originarias.
Veríamos que nuestra tradición histórica es amparar pueblos y
defender su libertad, desde los tiempos épicos en que nuestro Gran
Héroe rechazaba poderes y protectorados, pues según él, nada cabía
en el espíritu de la expansión argentina que no fuera la total inde-
pendencia americana, y agregando que nada hay más peligroso
para las democracias que los prestigios de un general vencedor ;
esa tradición se ratifica cuando, vencedores en la guerra contra el
Brasil, contribuímos á formar de nuestras propias entrañas, la her-
mosa y querida República Oriental del Uruguay, que es hoy un
orgullo de la cultura y civilización americana ; se afianza con la
campaña contra el tirano del Paraguay cuando nuestros hombres
de estado proclaman que la victoria no da derechos y nuestra Na-
ción entrega al arbitraje la cuestión de límites con aquel heroico
país ; persiste en los múltiples casos en que hemos sostenido el ar-
bitraje como único medio de resolver las contiendas internacionales :
sostiene Pellegrini en los memorables debates parlamentarios sobre
las cuestiones con Chile, que no valían algunas leguas de territorio
deshabitado, en caso de un fallo arbitral adverso, lo que los horro-
res de una guerra sudamericana ; proclama Sáenz Peña su genial
HISTORIA DE LA GEOGRAFÍA ARGENTINA i) I ",
fórmula de « América para la humanidad » y finalmente participa
nuestra república en los momentos actuales, en la fraternal fórmula
del V, B, C, para afianzar la concordia y el derecho, que en esen-
cia constituye su objetivo.
(: Ha sido esta tradición perjudicial para nosotros? Contesto ne-
gativamente y afirmo que nuestras conveniencias más fundamenta-
les consisten en seguirla.
En presencia del desinterés histórico con que hemos servido la
causa de la libertad y del derecho ajenos, se nos ha motejado de
romántitos. Soy de los que piensan que los románticos son los más
cercanos á la verdad ; aquellos que penetran con los ojos sutiles del
alma al través de la opacidad de los seres y de las cosas, entrando
á la realidad presentida por el ideal.
No importa que ciertas cavilosidades de minorías sin eco en los
países que nos forman cintura simulen cierto dejo de antipatía á la
Argentina. Allí está en contraposición á eso, la transfusión del pen-
samiento y de los ideales argentinos, infiltrándose en los espíritus en
la forma del intercambio moral y material ; nuestros diarios, revis-
tas y libros circulan con profusión en las capitales sudamericanas :
esa es nuestra conquista, que vale más que todo : ese es el signo ex-
políenle, do nuestro valimiento.
La República Oriental es una hermana que con nosotros com-
plementa la peculiaridad déla cultura rioplatense, la más avanzada
de Sud América. El Paraguay es por su geografía un permanente
cliente material y moral que debemos cultivar con el cariño y la
vehemencia que inspiran el heroísmo y el dolor ; contra el tirano de
esa nación hubimos de luchar para defender nuestra soberanía ; los
trofeos de esa guerra deben volver á su patria, pues fueron enarbo-
lados por un usurpador : trofeos más gallardos y firmes obran en
nuestras manos, aparte de que los hechos de la Historia no se bo-
rran ; la deuda de guerra debe condonarse, pues su mantenimiento
es una ilusión que no está en nuestra mente ver convertirse en efec-
tiva ; vidas y fortunas de varias generaciones nos costó la guerra ;
no importa, pues con ello salvamos nuestra soberanía y la libertad
paraguaya. Bolivia deberá salir del Atlántico, si es que nosotros no
debemos buscar hacia el Pacífico nuestra ruta por el canal de Pa-
namá y este argumento incontestable afirma nuestro acercamiento
con la encantadora patria de la cual decía el sabio explorador Alci-
5 I 8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
des D'Orbigny que si de la memoria humana pudiera perderse el
recuerdo del lugar donde estaba el paraíso perdido, habría que ir á
buscar éste en ese rincón de pueblo que vive á /jooo metros de al-
tura. Chile y el Brasil, finalmente, se complementan con nosotros,
sin estorbarse en nada.
Después de esto ¿ que valdrá nuestra patria ? Valdrá la fortuna de
la solidaridad sudamericana, buscando su derrotero hacia el bien
humano, como un resultado de nuestro determinismo geográfico.
Jcan G. Beltrán
INFLUENCIA DEL ESPÍRITU CALVINISTA
EN LA CONSTITUCIÓN DE LA SOCIEDAD DE ESTADOS UN1NOS (i)
(«eneralidades. — Calvino, calvinismo, su espíritu, su posición en el desarrollo
del pensamiento humano. — Los disidentes ingleses; a) Kxodo de los Pilgrim
Falhers, Plymouth, su desarrollo, carácter é importancia en el desenvolvimien-
to norteamericano ; b) Kxodo de los puritanos, su idiosincrasia, desarrollo é
inlluencia en Norte América. — Rasgos calvinistas en la sociedad norteameri-
cana en su estado actual.
Al estudiar la influencia del espíritu calvinista en la sociabi-
lidad norteamericana, es de primordial importancia tener pre-
sente algo, no muy bien definido en los textos que tratan el
fenómeno sociológico en los Estados Unidos, circunstancia que
se tuvo el mayor cuidado de establecer durante el curso.
Me refiero á la diferencia entre los dos núcleos puritanos que
se establecieron en Norte América. El primero constituido por
los que aparecen en la historia bajo el nombre de « Pilgrim
Fathers » ; el segundo, por verdaderos puritanos, que tuvieron
una acción decisiva en la sociedad norteamericana.
Eran los primeros hombres de ideas y los segundos hombres
de acción.
Los primeros, imbuidos en sus ideas lírico-idealistas, no tenían
otro fin que el de ubicarse donde .se les permitiera desenvolver
(i) De la serie do monografías presentada en el curso de sociología del año pasado, y
que versaba sobre 8 los fenómenos sociales en los Estados Unidos », el profesor, doctor
(v)uesada, ha resuelto recomendar la publicación del presente estudio, como estímulo a la
investigación y criterio del autor. (]V. de la D.)
020 11EVISTA DE LA UNIVEIISIDAD
pacíficamente; no había en ellos el deseo de hacer prosélitos,
ni el afán de conquista ó expansión.
No había dinamismo en su ideal; así como habían ido á Ho-
landa, al país del libre pensamiento, de la tolerancia y libertad,
así como habían quedado varios años sin aumentar su grey con
nuevos creyentes, se dirigían á Norte América para tener allí
paz y tranquilidad.
Pero quedaba de ellos una parte á elaborar en la madre pa-
tria nuevas aptitudes y adquirir fuerzas para la lucha que se
hacía inminente. Creían los puritanos ingleses, después de la
persecución de María la Sanguinaria, obtener una época de paz,
protección y florecimiento en el reinado de Isabel.
La desilusión no podía ser mayor.
Isabel dio muy pronto muestra de no tener otro ideal que el
del predominio más absoluto, lo que hizo evidente con el act of
uniformily y el act of supremacy, con que aseguraba, respecti-
vamente, la uniformidad religiosa y el absolutismo indiscutido
é indiscutible de los derechos de la « Reina virgen », so pena de
los más terribles castigos.
Los puritanos llegaron á formar la mayoría en el parlamento
inglés, pero á medida que su número aumentaba, más fuertes se
hacían sus convicciones, mayor su adhesión á los principios de
igualdad derivados del espíritu calvinista, mayor y más inmi-
nente se hacía el peligro contra el cual iban los principios her-
méticos, dogmáticos y conservadores de la sociedad británica.
No quedaba para los puritanos otra salida más que la emi-
gración.
Ya no podía ésta realizarse á Holanda; necesitaban ellos una
región donde la libertad y la independencia pudiese tener una
realización segura, un campo libre para la acción decidida de
que se sentían capaces esos hombres, no ya guiados por el lirismo
de los pilgrims, pero ávidos de trabajo, de prosélitos y de luchas.
Venían imbuidos en la idea de igualdad, pero era la igualdad
que ellos soñaban y predicaban, la que mana del espíritu calvi-
nista, « a narrow minded equality », unilateral, exclusivista,
igualdad entendida sólo para el de su credo, igualdad que des-
aparecía al llegar á las barreras que el exclusivismo inglés y
calvinista levantaban entre los suyos y los demás.
I MU ENCÍA l)i:i. KSP1UITL" CVI.VIMSIA
Cabe notar, sin embargo, que esta forma de ver no era tam-
poco una novedad en la historia del género humano; traía sus
raíces desde muy lejos, desde la civilización helénica y romana.
Quien ha podido apreciar todo el valor encerrado en estas
frases : « there is but a town : hondón... títere is but a river :
the Thames », sabe que no sólo evidencian patriotismo, sino
cierto espíritu, muy ajeno al latino, fruto de un sentimiento pe-
culiar en el hijo de la « rubia Albión », que divide á la huma-
nidad entre English y Natives ( ! ! ) .
Es éste un eco directo de la división entre « ciudadanos y bár-
baros », con que los griegos, y más tarde los romanos, solían
designar á ellos y á los demás del mundo.
Ese espíritu de igualdad sui generis, que cifraba todo en la ho-
mogeneidad política, social, religiosa, comercial, etc., es el que
se implanta con los ingleses que, á principios del siglo xvn,
abandonan su lióme para buscar otro nuevo en regiones más
propicias.
Antes de proseguir creo conveniente esbozar en síntesis la
esencia del calvinismo, á cuyas fuentes había bebido ese núcleo
destinado á ser el elemento básico de una gran nación.
Entre la legión de reformadores que imprimieron nuevos rum-
bos al pensamiento humano, se destaca la figura de Galvino.
i¿ Cuál fué la misión de Galvino en el campo de la Reforma ?
Calvino no inventó nada — en esencia su reforma se reduce á
tres dogmas, que no le pertenecen — toda su originalidad está
en la coordinación lógica y la sistematización rigurosa de los
principios emitidos por sus precursores; en efecto, toma de
Lulero la teoría de la justificación cristiana, de Zwingle la de la
presencia espiritual, \ de los anabaptistas la de la inadmisibilidad
del Espíritu Santo ó de la gracia, si se la ha recibido una vez.
De estos tres dogmas, algo modificados y hábilmente refundi-
dos, compone un sistema que recibe su nombre.
Calvino completa el sistema de Lutero, de la fe justificante, é
introduce aun más rigor y exageración. Lutero había pretendido
que el cristiano se salva por la fe y por ella asegura su justi-
ficación, agregando que no sólo podía adquirir la salud, sino
también perderla, y que aún siendo seguro de su justificación
momentánea, no podía serlo de su justificación irrevocable. Ad-
BEVISTA DE LA UMVEKSIDAD
mite la penitencia, pues, que reconoce la posibilidad de la caída.
Calvino lo sobrepasa con una lógica extremadamente atrevida,
diciendo que el hombre una vez asegurado de su justificación
por la fe, lo es así de su santificación, pues que Dios no puede
darle y retirarle la gracia, haciéndolo alternativamente el objeto
de su elección y de su reprobación.
La moral de Calvino fué muy rígida, ©1 hombre penetrado
por la gracia de Dios, debía mostrarse digno de ella por la
pureza de sus costumbres y la virtud de su vida, « elegido por
Dios debe seguir su ejemplo ».
Llevando hasta el extremo los principios de Lutero, hizo Cal-
vino una doctrina de lógicos (de la cual tendremos prueba en
el espíritu de discusión constante de los puritanos), un culto y
moral de puritanos, un gobierno de demócratas.
Calvino, en su sistema, subordina el Estado á la Iglesia, la
sociedad civil á la religiosa.
Su concepción teocrática de las relaciones de la sociedad civil
y religiosa, es uno de los rasgos más salientes del calvinismo.
Quiso Calvino que la iglesia fuera un organismo no un órgano,
comprendió que por esto era preciso colocar en ella la fuente
del poder religioso, de la autoridad enseñante y dirigente y que
la fuente de este poder, siendo excluido el papado, no podía
sino radicar en la comunidad de los fieles.
Era éste, á mi parecer, el verdadero principio de la soberanía
popular introducido en la constitución eclesiástica.
La Biblia, la palabra escrita, debía ser considerada como la
regla única, absoluta del dogma y del culto.
La democracia religiosa instituida por Calvino, debía á la
fuerza llegar á la política, como lo hizo en efecto.
Otra característica notable del calvinismo es la intolerancia,
de la que tan abundantes ejemplos tuvimos en New England.
Democracia y libertad, según sabemos, no son compañeros
inseparables; la autoridad democrática puede ser muy despó-
tica; la autoridad colectiva impugnada suele ser mucho más
terrible que la de un solo hombre. « La tyrannie d'un corps,
dit Voltaire, est toujours plus impitoyable que celle d'un roi. »
En resumen, el calvinismo se distingue de las demás sectas,
por el carácter sistemático que dio á su intolerancia y se carac-
INFLUENCIA DEL ESPÍRITU CALVINISTA ,)•>,>
teriza á la vez que por su exclusivismo, por su sed de homoge-
neidad, tanto en lo religioso, como en lo político y civil.
Veamos ahora el aspecto que estos rasgos ofrecen en este nue-
vo pueblo que nos preocupa.
Los puritanos, ó mejor dicho disidentes, que se habían reti-
rado en Holanda para huir del despotismo religioso, al cual
no podían someterse, estableciéronse en Leyden, bajo las órde-
nes del reverendo John Robinson.
En Holanda no habían hecho prosélitos; el país era dema-
siado flemático para dejarse influir por su espíritu ardiente
é innovador... Miraron entonces hacia el nuevo mundo, como
lugar más seguro para el desarrollo de sus principios.
Dirigidos á la compañía colonizadora de Virginia para obtener
tierras, las obtuvieron; el rey Jacobo I, sin disuadirlos de la
empresa, nada hizo para garantizar el éxito, ni los puso al abri-
go de la creciente persecución. Los pilgrims, después de penosas
luchas, alistaron el viaje.
En ruta hacia las riberas del Iludson, fueron en vez llevados
al norte del cabo Cod, más allá de los límites de la compañía.
El viaje transcurrió lento y lleno de peripecias; alcanzadas
las costas del continente americano, luego de tres expediciones
desde la Mayflower hacia tierra firme, el 17 de diciembre de
1620 se establecieron en una bahía que llamaron Plymouth, re-
cordando la última ciudad europea que los había hospedado.
Un acto de independencia y á la vez de amor patrio marcaba
el primer paso de aquel grupo de atrevidos emigrantes en el
nuevo continente.
Aquel núcleo de creyentes, que llegaba enfermo y debilitado
por las peripecias del incierto viaje, animado de la fe y fuerza
que nunca abandona al creyente, á la vez que levantaba una vi-
vienda para sus enfermos, daba la primera muestra de su apti-
tud organizadora al lanzar la proclama que, para mí, es el pre-
ludio del espíritu democrático y de la fe ardiente que llegó á
su apogeo entre los puritanos.
El primer invierno fué dolorosísimo, pero al llegar la prima-
vera la situación fué mejorándose, dando lugar á nuevas espe-
ranzas.
El afán de conocer los vecinos, cuya presencia les constaba
5.'í '\ REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
por varios hechos, hizo sentir la necesidad de un cuerpo militar
encargado de la defensa colectiva. Miles Standish (el héroe de
uno de los más bellos poemas de Longfellow), fué elegido jefe
de la pequeña compañía, y los cinco cañones traídos de la
Mayílower, colocados « on the Fort Hill platform », ofrecie-
ron defensa segura contra las hostilidades de los vecinos. Pero
los temores eran infundados; muy pronto se le acercaron los
indios en forma amistosa, causando en ellos el mayor asombro
cuando los oyeron saludar en inglés.
Al encuentro con Samoset, siguió una serie de interviews amis-
tosas con los indígenas, que tuvieron por éxito calmar los temo-
res de los pilgrims, aumentar su esperanza y su fe, de allí que
al llegar el Sabbath cantaran « The Lord hath done great things
for us wereof we are glad ».
Aprendieron los pilgrims de sus nuevos amigos nociones de
gran valor en el orden económico; Tisquantum, entre ellos, en-
trególes con desinterés los beneficios de su larga experiencia,
enseñándoles, entre otras cosas, que « el trigo de los indios, que
era su mayor riqueza, debía ser cosechado cuando las hojitas
nuevas del roble fueran del tamaño de las orejas de un ratón ».
Los guió á la vez en el secreto de la agricultura local, así como
en las pequeñas industrias que cultivaban.
Observa John Brown en su obra The Pilgrim Fathers, página
2 1 o, que habiendo muerto John Carven, gobernador en aquel
entonces, fué nombrado á substituirle W. Bradford por el su-
fragio de sus compañeros, y hace notar, el citado autor, la im-
portancia de esta elección, como la del primer ciudadano ame-
ricano de raza inglesa que gobernó por el libre sufragio de sus
hermanos, sin tener práctica de la vida política, careciendo de las
dotes que el viejo mundo considera indispensables en sus gober-
nadores, poseyendo solamente « an inhorn strenght of mind and
lofty public spirit », que los gobernadores del West siempre han
demostrado, haciéndose dignos del alto cargo que se les con-
fiara.
Reflexionando sobre esta observación no puedo menos de
pensar que : no todos los gobernantes de Estados Unidos han
sido Washingtons, que, á no dudar, el mando supremo ha sido
allí campo de especulación como en cualquier otro país, y que,
INFLUENCIA DEL ESP1RIT1 CALVINISTA
en fin, si el « inborn strenght of mind... », etc., ha sido sufi-
ciente para regir un día los destinos de la América Puritana,
sería hoy día insuficiente, sino fuera acompañado por una lenta,
larga y consciente preparación.
Lentamente fueron los pilgrims extendiendo su radio de re-
lación con los indios, sin perder de vista un momento solo lo
religioso, que constituía para ellos la cuestión capital.
Al terminar el primer año de colonización celebrando « the
feast of Tabernacles » y otras del culto, como reconocieran que
Dios había estado con ellos en todas sus empresas, no se can-
saban de exclamar : « Let this holy ñame liave ihe praise for
ever to all posterity. »
Su fe y espíritu religioso fué tal que al recordar la mor-
tandad del primer invierno, de la cual sólo escaparon veinte ó
treinta hombres, llegó á decir : « Plugo á Dios visitarnos dia-
riamente con la muerte... » (de una carta de Bradford á la
compañía de Plymouth, defendiendo á Carver contra los repro-
ches que ésta le hacía por haber vuelto la Mayflbwer sin las
riquezas que se esperaban).
En otra carta de uno de los pilgrims. se lee : <c Nuestra com-
pañía es muy religiosa y honesta; la palabra de Dios se nos
enseña con sinceridad cada sabbath, de tal suerte que no sé lo
que más se pueda desear. » (De una carta publicada por primera
vez, en 16G2, en Smiih's New England's Triáis.)
El año 162.'? fué un año terrible para los pilgrims; escaseaban
los medios para hacer frente al invierno que se aproximaba... en
la triste perspectiva de robar a ciertos indios provisiones, que se
habían negado venderles, el asunto fué tratado en un meetinq.
donde se votó por la negativa, considerando el hecho como « con-
trario á las leyes de Dios y de la naturaleza » (Brovvn, obra ci-
tada, pág. 222).
El espíritu religioso informaba todas las resoluciones, aún las
de orden económico y vital. Á pesar de lo apremiante de la si-
tuación, resolvióse entonces, como en muchos otros casos aná-
logos, hacer frente á las circunstancias « con la conciencia tran-
quila, esperando la bendición de Dios ».
Mientras tanto se desarrollaban hechos de armas, que tenían
por objeto la defensa contra tribus indígenas, dándose luego
."> -í G REVISTA Di: LA UNIVEltSIDAD
término al fuerte que se hizo centro de la vida religiosa, civil,
política y militar.
Hasta 1620 la colonia se había regido por el sistema comu-
nista; una obligación común los unía : la deuda contraída al
expatriar; pero no tardaron en hacerse sentir los inconvenien-
tes del comunismo.
Á pesar de estar constituida esta comunidad por hombres so-
brios, industriosos y buenos, sin embargo, no tuvo éxito. Pe-
saba á cada uno trabajar por la esposa é hijos de otros, chocaba
al anciano ser puesto á la par del joven, y repugnaba á los esposos
la idea que sus mujeres trabajaran para otros hombres, el comu-
nismo fué sentido como un peso, como una esclavitud, y no
lardó en suprimirse.
La idea de la igualdad, asequible mediante el esfuerzo indi-
vidual, fué poco á la vez tomando fuerza para llegar á ser un
tactor vital orgánico entre los puritanos, que en este orden de
ideas no fueron sino la continuación de los pilgrims.
Se resolvió dividir la tierra en lotes y repartirlos entre las
familias. El nuevo sistema infundió nuevo vigor en la comuni-
dad. <( All now went lo work witli a ivill and plantea jar more
corn than under the oíd system » (Brown, obra citada).
Al poco tiempo nuevos buques llegados de Inglaterra trajeron
nuevos colonizadores; los supérstites de la Mayílower, con los
recién llegados, sumaban 2 33, constituyendo el núcleo recono-
cido en América como los Pilgrims, First-Comers ó Fore fathers.
Los componentes de la pequeña colonia reproducían en sus
town meetings los folk-moots de la vieja Britania; allí se dis-
cutían todas las cuestiones de orden social, político, adminis-
trativo, económico, religioso, etc. ; allí se dictaban nuevas leyes
á medida gue las circunstancias lo exigían ; la facilidad de dar
la ley, de la cual mana la facilidad para derogarla, sigue siendo
característica de la sociedad norteamericana, verdadero labora-
torio sociológico en este orden de ideas.
Paréceme encontrar, aún entre estos pacíficos peregrinos, em-
papados en el espíritu religioso, el germen de la disidencia pro-
pia del espíritu intolerante calvinista.
Si bien no toma entre ellos la importancia trascendental que
tomará más tarde entre los puritanos, se anuncia, sin embargo,
INFLUENCIA DEL ESPÍRITU CALVINISTA O27
desde ya en los particular s que se separan, sua sponte, del nú-
cleo de los pilgrims.
Mientras la nueva colonia de Plymouth evolucionaba lenta-
mente, la posición de los sectarios en Inglaterra se hacía siempre
más difícil, de tal suerte, que en 1627 se produjo el segundo
éxodo, el de los puritanos propiamente dichos, que se estable-
cieron en Massachusset, dando lugar á un foco de verdadera in-
fluencia en la sociabilidad norteamericana.
Los pilgrims fueron grandes por su heroísmo y encanto poé-
tico, fueron los pioners, en cierto orden de ideas, pero más á lo
que sugirieron que á lo que hicieron se debe su importancia en
la sociabilidad norteamericana.
Si aquel primer éxodo no hubiera sido seguido por el segun-
do, mal hubiera podido el elemento inglés triunfar sobre los
demás existentes contemporáneamente.
La historia colonial inglesa considera la actitud de los puri-
tanos como uno de sus mejores esfuerzos, los hombres que com-
ponían este núcleo no eran comerciantes ávidos de riquezas,
perc un grupo de honrados ciudadanos, deseosos de reproducir
en el nuevo mundo lo que consideraban lo mejor existente en
el viejo.
Venían con el deseo de establecerse y de formar su hogar;
no carecían de cultura y preparación ; nótese de paso que entre
ellos, nueve eran hombres universitarios, de los cuales tres pro-
cedían de Cambridge.
La mayoría de los emigrantes venían del este de Inglaterra,
de allí que no debemos extrañarnos que los nombres de Boston,
Lincolnshire, Norfolk, Suffolk y Essex, aparecieron muy pronto
en New England.
Este segundo éxodo se extiende desde 1628, el año de la
Petition of Rights hasta 16/ío, año en que el « largo parla-
mento » cae.
Los puritanos no eran separatistas por convicción como los
pilgrims, pues aún siendo puritanos en su doctrina, eran leales
en sus relaciones con la iglesia inglesa.
Ellos mismos, por otra parte, deseaban demostrar su confor-
formidad á tal iglesia; recuerdan al efecto los sociólogos que
historian estos hechos, que alejándose un grupo de puritanos de
f)28 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
Inglaterra, uno de ellos, Francis Higgons, exclamaba, sinteti-
zando el sentir de todos : « No diremos como los separatistas
« farewell Babylon, farewell Rome », pero « farewell dear En-
(jland, farewell the church of God in England and all the Chris-
tian friends there », no vamos á América como separatistas, aun-
que no podemos á menos de apartarnos de la corrupción de la
iglesia inglesa, pero vamos á practicar la parte positiva de la
reforma y á propagar el Evangelio en América. » (Había en esla
despedida de los puritanos el gran lema de su empresa : la
acción.)
Los puritanos pusieron en seguida mano á la obra, mejor
dicho, la llevaban puesta desde 1623, manteniéndose en relación
con hombres que participaban de su credo, tanto en Inglaterra
como en América.
Conociendo el fracaso de una pequeña estación de pesca, con
la cual había tenido relaciones, John White, rector puritano de
aquel mismo vecindario de Dorchester, tuvo por vez primera
la idea de establecer « the commonwealth of Massachusset ».
Discutido largamente el asunto, se convino comprar la parte
de New England comprendida entre el río Merrimac y el río
Charles, sobre la bahía de Massachusset.
Creo oportuno recordar el nombre de algunos de esos emigra-
dos, para hacer notar qué elemento constituía la nueva colonia.
Había entre ellos los cuñados del conde de Lincoln, Mathew
Cradock, riquísimo comerciante londinés que llegó á ser uno
de los miembros del «largo parlamento», sir Saltonstall, nieto
del que había sido lord mayor de Londres en 1897, y varios
otros de igual importancia social.
Su primer acto, al llegar á Massachusset, fué comprar los
derechos de los que ya se hallaban, para ser dueños exclusivos
del territorio ; no era su deseo fundar una colonia agrícola, sino
un centro de importancia social y política. Despojados de aquel
idealismo, que fué propio de los pilgrims, al querer conquistar
todo por su esfuerzo, los puritanos quisieron asegurar previa-
mente sus mismos esfuerzos mediante la patente real que reco-
nociera sus derechos en el nuevo continente. Es este, á mi en-
tender, una de las pruebas de su cultura, espíritu práctico y
especial idiosincrasia.
INFLUENCIA DEL ESPÍRITU CALVINISTA
No tardaron en ver cumplidos sus deseos; el día 4 de marzo
do 1629 la compañía fué reconocida por carta real como corpo-
ración legal, bajo el título de Governor and Company of the
Massachusset bay in New England.
Boston fué la capital de la nueva colonia y surgió á raíz de
una usurpación hecha por emigrantes de ideas religiosas exal-
tadas, que escapaban de la violencia y persecución ejercida con-
tra ellos en su misma patria. « Singular pretensión del hombre,
observa Poussin, que legitima á sus ojos los actos que reprocha
en otros, como si, á pesar de su fin, la iniquidad de la acción
no fuera la misma. »
El carácter de los puritanos y su espíritu dominador, se ma-
nifestó en toda su plenitud desde el mismo día en que pusieron
pie á tierra, evidenciándolo, entre otras cosas, en la emisión de
reglamentos, dos de ellos notables : uno fijaba el precio del
trigo y el otro indicaba que los indígenas debían ser despojados
de toda la tierra que no cultivaban, y (agrega asimismo el ci-
tado autor) prohibían la venta de pertrechos de guerra y li-
cores á los indios, circunstancia esta última desmentida por
muchos autores, según los cuales los puritanos habrían en vez
facilitado la venta de bebidas alcohólicas á los indios, como
medio de vencerlos y exterminarlos.
Cabe preguntar ahora cuál fuera la organización política de
la nueva colonia.
El gobierno, establecido con un criterio teocrático, se com-
puso de un gobernador, que tenía la obligación de vivir en la
colonia, y doce consejeros, tres de los cuales debían elegirse
entre los colonos existentes en la región antes de su llegada. (I ir-
aquí uno de los rasgos de la táctica usada por los puritanos para
asimilar lentamente ese elemento y contar con él en la acción,
sin quitarlo, empero, del carácter de minoría.) Se convino que
la autoridad así constituida afianzaría el poder con el apoyo de
la corona y dictaría leyes « no contrarias » á las inglesas, de las
que mandaría copia de tanto en tanto á la madre patria (creo
notar en este rasgo conservador una fase del espíritu británico,
á la vez que una habilidad de la política puritana en sus
relaciones con la metrópoli). Se dividió acto seguido la tie-
rra, de acuerdo con el número de miembros de cada familia
53o
KEVISTA DE LA UMVEKStDAD
\ el número de siervos importados, guardándose, sin embargo,
el gobierno, el derecho de variar la cantidad de la tierra, de
acuerdo con la capacidad de los emigrantes (la elasticidad del
concepto de igualdad, tendría en esto un admirable campo de
aplicación).
Los puritanos, sin descuidar, pues, los asuntos politicoeconó-
micos, dedicaban su preferente atención al problema religioso,
cuya discusión y solución tenía para ellos primordial impor-
tancia ; con respecto á esto, Hildreth dice : « Tratóse en realidad
de convertir la colonia en un convento de puritanos, que habían
de sujetarse (exceptuando el matrimonio y el tráfico para ganar
dinero, única cosa que se le permitía), á todas las reglas de las
más rígidas órdenes monásticas. » En una carta de uno de los
puritanos á sus amigos en Inglaterra, se lee : « Siendo la pro-
pagación del Evangelio uno ele los motivos principales que nos
indujo á establecer esta colonia, dedicamos especial atención en
la elección de óptimos ministros, de cuya prédica, conversación
y vida ejemplar confiamos ser educados, no sólo nosotros, sino
también los pobres indígenas... » Su amor hacia los indios (amor
que según algunos autores existía sólo teóricamente), era tal
que prohibía la menor injusticia á su respecto, mandando se le
reconociera todo derecho de propiedad y herencia.
La actitud del gobierno en asuntos religiosos fué repetidas
veces considerada impropia por parte de hombres que habían
abandonado el propio país por la intolerancia religiosa; sin em-
bargo, Gardiner en su obra History of England, página 276,
justifica la conducta de los puritanos, diciendo que « mal hu-
bieran podido asegurar su libertad religiosa permitiendo la exis-
tencia de un elemento pronto á prestar mano á toda tentativa
adoptada por el gobierno de la metrópoli en contra de la colo-
nia. La intolerancia de New England, no fué sólo el resultado
de una especulación intelectual, el problema se presentaba bajo
este aspecto negativo : no se trataba de tolerar á otros, pero sí
impedir la intolerancia ajena... »
Parecería contradictoria esta actitud, comparada con la de
los mismos puritanos al abandonar Inglaterra; por otra parte,
la influencia de los separatistas de Plymouth no podría conside-
rarse como razón suficiente para explicar el fenómeno. ¿ Cómo
INFLUENCIA l>i:i, ESPÍRITU CALVINISTA 53 1
explicarlo, pues ? Hay que buscar las razones en algo más pro-
fundo, investigándolas, á mi entender, en ese espíritu calvinista
que informaba la idiosincrasia del nuevo núcleo.
Ellos mismos habían manifestado que al expatriar no habían
entendido separarse de la iglesia, pero « estudiando y buscando
de interpretar siempre mejor «el libro» (la Biblia), habían
notado que ciertas cosas que se habían considerado como de poca
importancia en un principio, revestían proporciones mucho ma-
yores ». (Hay aquí la confesión explícita de lo que pudiera el
calvinismo en su incesante afán de leer y discutir el texto sa-
grado.)
Por otra parte, el espíritu eminentemente democrático del cal-
vinismo, mal podía tolerar el gobierno episcopal, de allí que esle
punto con la cuestión del Prayer Book y varias otras análogas,
fueran nuevos motivos de discusión para los puritanos, y nuevas
fuentes de discordancia entre la iglesia de Salem y la inglesa.
Manteniendo las cuestiones religiosas en un estado de discu-
sión y modificación constante, sostenían ser los más fieles re-
presentantes de la Reforma. Los puritanos adoptaron dos prin-
cipios fundamentales, en este orden de ideas, tendiente á acer-
carlos al movimiento separatista, más de lo que ellos mismos
creyeran. Sostenían primero que el carácter cristiano (es decir,
cierta moralidad probada), debía ser condición sine qua non de
la vida religiosa. Cati light and darkness, Christ and Belial agree
together? preguntábanse en su afán de purificar y discutir...
El segundo principio que invocaban era el siguiente : « dar
disciplinas y ordenanzas á las iglesias particulares, á título de
guía y consejo de la hermandad, sin someterlas, en rigor, a otro
gobierno que no fuera el de ellos mismos.
Llegaban á este segundo principio aplicando vuna dialéctica
digna de verdaderos calvinistas, en efecto, se decían : « Si la
iglesia es pura y sus miembros son como los requeridos por el
Nuevo Testamento, no hay temor posible de malograr el éxito
de las iglesias particulares, confiándolas á la conciencia de se-
mejantes ministros. »
De tal suerte, mientras protestaban de no ser separatistas,
pero « the heart and the soul » de la iglesia inglesa, adoptaban
los principios que caracterizan el verdadero movimiento separa-
53a HK VISTA DE l.\ UNIVERSIDAD
tista, esto es, que para ser miembro de la iglesia cristiana debe el
ministro ser verdadero cristiano y que si es verdadero cristiano
es iluminado por el espíritu de Dios y, por lo tanto, capaz de
self-government.
El sentimiento y el problema religioso estaba tan profunda-
mento arraigado en la conciencia del puritano, que ninguna de
sus manifestaciones individuales ó colectivas pudo librarse de
la influencia de aquél. En el orden político, para asegurar la
buena marcha de la función administrativa ó legislativa, se con-
vino elegir los miembros entre los hombres de probado valer
religioso, unidos entre ellos por hermandad eclesiástica.
La condición de « miembro de la iglesia » fué considerada
como necesaria para ser ciudadano, « con el fin de que este
cuerpo comunal, se dijo, pueda componerse de hombres probos
y honestos, hemos decretado y convenido que en adelante nin-
guno pueda ser admitido á disfrutar de las franquicias é inmu-
nidades del cuerpo político, sino los que sean miembros de al-
guna iglesia establecida en los límites de su circunscripción. »
Quedaba con esto imprimido el sello teocrático al organismo
político y era una tentativa de establecer un « reino de santos
en la tierra », según la frase de Spencer.
Lo religioso, político y cívico se desarrollaban armónicamente
en estado de mutua dependencia, libres del encono que existe en
las sociedades actuales entre tales entidades.
A la expedición de 1629 sigue otra más importante, y aquí
nuevas cuestiones aparecen, evidenciando nuevas aptitudes de
los puritanos.
Habían manifestado varias veces que no querían que la Mas-
sachusset Bay Company tuviera carácter de sociedad comercial,
con casa matriz en la metrópoli, sujeta á posibles ataques por
parte de la corona. El ideal de un estado libre en la nueva patria,
revestido de las prerrogativas de un gobierno propio, apareció
á su mente como plan realizable, y á su efectuación dedicaron
sus esfuerzos y habilidad. La nueva actitud de los puritanos, no
tardó en despertar serios temores en Land. La táctica desplegada
por los puritanos en esta circunstancia, fué la de atraer á la
colonia personas de alta representación social, para que hicieran
pesar moral é intelectualmente la cuestión á su favor, nom-
LM'I.I ENCÍA DEL ESPÍRITU CALVINISTA .").').'!
brando como gobernador á Winthrop, una de las más eminen-
tes figuras de la historia de Norte América, digna de aparecer
al lado de la de Washington.
Obtenido el transporte del gobierno central desde la madre
patria á la colonia, se pensó sobre la nueva forma de gobierno.
Hubo en un principio movimientos á favor de un gobierno
oligárquico. En i63o los derechos legislativos fueron transfe-
ridos de la corte de los freemen al gobernador y assistants, y al
mismo tiempo la elección del gobernador pasó de los freemen
á los assistants.
Estü tendencia á la centralización fué impedida; mal podía
soportarla, en efecto, el espíritu calvinista amante de la igual-
dad. El cuerpo de los freemen se impuso, declarándose con dere-
cho de votar sus leyes é impuestos; el espíritu de independencia,
igualdad y libertad que tenía sus raíces hondas en el calvinismo,
destinado á alcanzar su apogeo un siglo más tarde, se imponía
con toda su fuerza á toda tentativa que tuviera por objeto la
formación de castas, asegurando el predominio de una clase
sobre otra.
Para el año siguiente se decretaba que el gobernador y assis-
tants serían elegidos por el cuerpo de freemen, á la vez que el
self-government (que igualmente tenía sus bases en el calvi-
nismo), se extendía del campo religioso al político, permitiendo
que cada ciudad enviara dos representantes para discutir con el
gobernador y assistants toda cuestión sobre leyes é impuestos.
En las elecciones que tuvieron lugar durante i633, la acción
de los representantes fué tan decisiva, y el espíritu de igualdad
se impuso con tal fuerza, que antes de terminar la última se-
sión el cuerpo de los freemen había obtenido todos los poderes
de elección y legislación.
El espíritu democrático iba ganando terreno en este sentido,
mientras el espíritu de intolerancia, igualmente producto del
calvinismo, se imponía en otro orden de ideas. Me refiero á la
disposición, de la que ya hablé, en virtud de la cual se obligaba
á los ciudadanos ser miembros de una iglesia para poder dis-
frutar de los beneficios inherentes á la entidad política. Bajo
este sistema arbitrario no sólo se vio despojado de derechos
políticos la mayor parte del pueblo, sino que la legislación de
T)3/j REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
un cuerpo constituido por su propia autoridad, estaba marcada
con el sello de un espíritu de excesiva severidad para consigo
mismo y de un exclusivismo demasiado áspero y rígido para
con los demás, lo que no tardó en producir acerbas persecu-
ciones, que excedieron quizás á las que los intolerantes puritanos
habían padecido en Inglaterra.
El problema del estado y la iglesia se presentaba en su forma
más aguda, debido, á mi entender, al mismo espíritu calvinista
que lo informaba.
Con respecto á la intransigencia, Brown (historiador á tal
punto benévolo que, cuando habla de Boston, por ejemplo,
se limita á decir : Boston which in a kind of informal way be-
came from that time the capital... Obra citada, 289), dice :
« ...Fates as well as men have to learn by their mistakes and in
spite of mistaks the Massachusset Bay Company steadby pros-
pe red. »
En efecto, con el engrandecimiento económico nació, ó mejor
dicho, aumentó el deseo de expansión, que se realizó, no ya in-
dividualmente, sino por iglesias (sigue lo eclesiástico obrando
como organismo y no como órgano, según el criterio funda-
mental del calvinismo, y sigue á la vez el criterio religioso mar-
cando el norte en la evolución social).
El núcleo social ubicado en Massachusset fué irradiando su
acción por el valle del Connecticut... Muy pronto surgieron nue-
vas ciudades, cuya independencia municipal fué reconocida.
Cada una nombró sus representantes y se estableció sobre una
legislación análoga en su fundamento á la del tronco primi-
tivo, pero anunciando desde ya la marcha hacia una mayor li-
bertad de espíritu en la forma de encarar los problemas sociales.
Era el espíritu del primer rebelde, Roger Williams, el após-
tol de la libertad de la conciencia, que tomaba forma en aquella
sociedad nacida para ser libre, porque había nacido con el ins-
tinto de la democracia.
No creo osado decir que ese espíritu de liberalidad, hoy ca-
racterística del pueblo yanqui, tuvo su semilla en el espíritu de
igualdad calvinista, su fuerza contraria en la intolerancia, su
factor fecundizante en la necesidad y su norte en el espíritu
práctico de esa colectividad.
INFLUENCIA- DEL ESPÍRITU CALVINISTA 535
Un ejemplo de creciente liberalidad al encarar los problemas
sociales lo tenemos en la ley de la constitución de Connecticut,
que reglamenta las condiciones del freeman. La condición de
miembro de iglesia, desaparece allí para no ser necesaria, sino
en el caso del gobernador.
Creo oportuno recordar también como argumento á favor de
ese adelanto al cual me refiero, y cuyas raíces están tal vez en
el espíritu sistemático y lógico del calvinismo, que el estado de
Connecticut fué el primero en darse una constitución escrita
para crear un gobierno, echando así las bases de la democracia
americana, de la cual Hooker fué, á no dudarlo, el primer após-
tol eficaz.
ce El gobierno actual de Estados Unidos puede considerarse
descendiente directo del de Connecticut, más que del de cualquier
otro de los que constituyen la nación », dice Fisk en su obra
The beginnings of New England, página 127.
Con la caída del parlamento en 16 4o y la consecuente caída
de Land, arzobispo de Londres, enemigo acérrimo de los puri-
tanos, cesó la causa del éxodo de éstos desde la madre patria
á la colonia.
Bueno será recordar que desde la llegada de los pilgrims hasta
16/10, New England había recibido en su seno más de 26.000
ingleses, destinados á constituir el elemento básico sobre el cual
debía moldearse la sociedad norteamericana.
Este elemento tomado en su conjunto, era un elemento esco-
gido, activo, emprendedor y, sobre todo, creyente, creyente hasta
el fanatismo, y es de este sentimiento y especialmente de su
forma aguda de la que sacó la energía para la lucha, energía
que le aseguró el triunfo y el predominio sobre los demás fac-
tores que le salieron al encuentro.
Desde su llegada á New England los puritanos habían man-
tenido buenas relaciones con los pilgrims, pero llegó un mo-
mento en que todas las colonias de New England sintieron la
urgente necesidad de unirse, fundiéndose en una jurisdic-
ción común, con el objeto de defenderse de los indios, y una
confederación surgió entre los gobiernos de Massachusset, New
Plymouth, Connecticut y New Haven. Un lazo común los unía
desde su venida, pues, según lo declaraba el preámbulo de la
536 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
constitución, los cuatro núcleos habían venido « with the same
end and aim, that is to advance the kingdom of our Lord J. C.
and to enjoy the liberties of the gospel in purity vñth peace.
En rigor, la confederación era más bien una liga que una
nación federal, sin embargo, tiene el gran mérito de haber sido
el primer experimento americano á favor de un gobierno fe-
deral.
Con esto dejo someramente descriptos los núcleos sociales
que trajeron consigo el espíritu calvinista de tan gran influen-
cia en el fenómeno social norteamericano. Me propongo ahora
hacer, á título de conclusión, las observaciones del caso.
El núcleo puritano, florecido en la atmósfera del siglo xvn,
participó de su intolerancia, pero inspirado por fuerzas pro-
fundamente religiosas, desarrolló á la vez cualidades de inte-
gridad, industria, empresa y self control que labraron en Esta-
dos Unidos el desarrollo de fuerzas individuales y el crecimiento
nacional.
El puritanismo había adquirido, con las virtudes y vicios
calvinistas, las condiciones y rasgos que delinearían su entidad
como organismo social y le darían la fuerza para luchar y ven-
cer en el medio que tuvieran como campo para su desenvolvi-
miento.
A mi entender, las cualidades y defectos del calvinismo, po-
drían sintetizarse bajo dos símbolos ó términos : homogeneidad
(igualdad aplicada á todas las manifestaciones individuales ó
colectivas) é intolerancia ; ahora bien, creo que, dadas las con-
diciones subjetivas y objetivas que se encontraron en lucha, am-
bos factores fueron de igual provecho al desarrollo de esa colec-
tividad, creo que las dos fuerzas, á pesar de su aparente anta-
gonismo, se completaron, que si uno aseguró la fuerza, confirmó
el otro la unidad, y que, en fin, si uno orientó la disposición
social, el otro obró como fermento productor de energía en la
lucha que era indispensable. Por otra parte, aunque aborrezca
lo que es contrario á la liberalidad, teniendo presente las cir-
cunstancias que rodearon el desarrollo del puritanismo, consi-
dero inevitable la intolerancia, y no sólo la justifico, sino casi
la apruebo, como derivado lógico del espíritu religioso de sus
miembros.
IM'I.I encía del espíritu calvinista Ó07
El creyente, y más aún el creyente militante, debe ser dogmá-
tico; el mismo hecho de que su credo parte de algo metafísico
(la revelación), credo que admite por intuición, y que la ex-
plicación que se da no es sino una deducción a posteriori, su
criterio lleva el sello del dogmatismo, rasgo que es reprochable
desde el punto de vista intelectual, pero no es tal desde el punto
de vista de la acción.
El calvinismo, con su amor á la igualdad, su exclusivismo,
fanatismo, dogmatismo, intolerancia, sed de acción, de prosé-
litos, de discusión y reforma, era tal vez el espíritu más apto
que pudiera informar el desarrollo de un pueblo, heredero de
una antigua sociedad bien definida en sus vicios y virtudes, en
un medio nuevo y al contacto de nuevos factores.
Es á este espíritu que se le debe : el no haberse implantado
el derecho de primogenitura en Estados Tnidos; la prohibición
de dominar y expanderse mana militare ; la división de la tierra
en partes iguales, evitando la formación de los latifundios im-
plantados en Virginia, como resabio de la organización romana
ó de la más reciente administración feudal; á él se debe el
desarrollo armónico de varias industrias, en lugar de centrali-
zar en una ó pocas los capitales y las energías de la colectividad,
como pasó en los « estados sudistas », y en fin, á él especial-
mente, al calvinismo, se le debe la independencia y libertad ad-
quirida por cada familia, por cada individuo, podría decirse,
como deducción lógica de la conciencia que cada uno tenía de
bastarse, es decir, de ser una entidad suficiente.
Poussin, en sus estudios sobre la religión y la democracia,
llega á considerar aquélla como condición sine qua non de ésta.
Dice : « Una religión ó profundo sentimiento religioso es nece-
sario para la existencia de una democracia, sin fe no hay religión,
sin religión no hay sociedad democrática... para los primeros
habitantes, una sociedad democrática sin fe era como un buque
sin piloto. » Y añade luego : « El instinto democrático de los
americanos toma raíz en su religión; el concepto de igualdad,
respete á la autoridad constituida, obediencia á las leyes, etc.,
era una emanación del concepto religioso. »
Nunca la duda de sí mismos entró en su corazón, por eso su
religión fué tan fuerte, por eso se acostumbraron á sentir, querer
aht, oim;.
538 KEV1STA DE LA UNIVERSIDAD
y defender á todo trance sus ideas religiosas, aplicando luego
igual criterio en sus creencias de índole político.
« El pueblo americano, dice el mismo autor en otra parte,
es religioso por origen, por creencias y por sus principios de-
mocráticos... » Yo me permitiría modificar en parte esta obser-
servación, diciendo que fué demócrata por su igualdad en el
sentimiento religioso.
Leyendo las observaciones de Poussin, llegará uno á pensar
que el pasaje de la intolerancia más rígida á la liberalidad más
completa no fué resultado de la necesidad, de la experiencia,
del espíritu práctico, como firmemente creo, sino más bien de
la verdadera fe cristiana que informa el sentimiento religioso del
pueblo yanqui, que, según el citado autor, no le habría impe-
dido revestir distintas formas, dando lugar á varias sectas igual-
mente respetadas.
Poussin considera esto como una gran ventaja desde el punto
de vista de la moral pública, destinada á « dar estabilidad á las
sabias instituciones que rigen el país. »
En su elaboración lenta ese estado de cosas habría producido
una « sanción difusa » (valiéndome de la expresión de Durkejm),
que se impone en todo orden de idea, en el mismo catolicismo,
distinto del europeo y tendiente, en Estados Unidos, á su carácter
primitivo democrático é independiente. Pero, según el mismo
autor, siempre quedaría de pie un rasgo de aquella homogenei-
dad calvinista, á la que ya me referí, evidenciándose en todas las
manifestaciones, aún las de carácter religioso, en efecto, dice
Poussin : « En lo político como en lo religioso, en Estados Uni-
dos la mayoría hace la ley. »
Sobre esto mismo, y siempre alrededor de una manifesta-
ción que trae sus orígenes del criterio calvinista, Tocqueville,
en su obra sobre Democracia de América, dice que en ningu-
na parte el pueblo ejerció más inmediatamente su potestad que
en Norte América.
El pueblo, agrega, en América es un dueño que ha sido nece-
sario complacer hasta más no poder.
a Los cargos públicos, dice, son numerosos y á cargo de los
selectmen... » « El principio de la soberanía del pueblo descue-
lla en todo el sistema político de los angloamericanos... » «El
INFLUENCIA DEL i:si'ílUTU CALVINISTA 53()
dogma de la soberanía del pueblo se impone allí en toda su
plenitud... »
Á mi manera de ver, y como por otra parte ya dije en otras
páginas, el criterio que admitió, predicó y apoyó la soberanía
popular traía su origen de otro sentimiento aún más profundo;
el triunfo de ese criterio en el campo político no era sino una
de las manifestaciones del espíritu de igualdad que yacía en las
bases del calvinismo.
Ese mismo sentimiento combinado con otro, el de considerar
la iglesia ya no como órgano, sino como organismo, fuente de la
autoridad enseñante y dirigente, es el que guía á los puritanos
á tratar, por primera vez en el continente americano, el pro-
blema de la educación primaria. Gomo es lógico suponer, ese
problema, encarado por calvinistas, no podía tener otra solu-
ción que la de una enseñanza homogénea, ajena á toda distinción
de clases ó castas y á toda especialización.
El calvinismo debía imperar en la esencia como en la forma de
la solución del problema propuesto.
« Se enseñaría á lodos de la misma forma y con la única fina-
lidad de habilitar los niños en la lectura de la Biblia. »
Respondía á esta finalidad, según nos hace observar Boutnn
en su obra Psicología política del pueblo americano, el « New
England Primer book » que contenía el Credo, plegarias y can-
ciones religiosas, exhortaciones morales y un diálogo, á título
de conclusión, entre Cristo, la juventud y el diablo.
Ha sido mi intención obtener un ejemplar de esta obra y ana-
lizarla como medio de observar la influencia del calvinismo en
la constitución de la sociedad norteamericana, á pesar de mis
muchas investigaciones en librerías y bibliotecas, no pude dar
con él, y el único dato positivo que tengo á su respecto, son
unos versículos obtenidos del doctor Me. Laughlin, de cuyo aná-
lisis deduzco que la intención de los autores era la de presentar
á la mentalidad infantil en forma fácil para ser estereotipada
en sus cerebros las máximas bíblicas encarnadas en aquella so-
ciedad.
Ahora bien, ese espíritu profundamente igualitario que late
en la evolución del pueblo norteamericano, manifestándose tanto
en su democracia como en su intolerancia, es el que acrisolado
.)'|() BEVISTA DE I.A UNIVERSIDAD
por la necesidad, por la experiencia y el espíritu práctico, triun-
fa hoy en la liberalidad del pueblo yanqui, « son ellos (dice Sar-
miento, con un carácter y entusiasmo altamente latino), son
ellos, esos sabios, pensadores, fanáticos, entusiastas políticos,
emigrados y probados por todas las calamidades que pueden caer
sobre los hombres, son ellos los que después de dar gracias al
Dios de Israel por su feliz arribo, discutieron las leyes que se
darían para gloria de Israel y su libertad personal, los que han
impreso á la fisonomía del yanqui aquella plácida bondad que
se nota en la clase elevada... la energía férrea para luchar con
las dificultades y vencerlas, y la aptitud moral é intelectual que
lo pone al nivel, sino en la línea superior, á lo mejor de la especie
humana... »(! !), «de tal suerte la barbarie producida por el
aislamiento de los bosques y la relajación de las prácticas repu-
blicanas introducidas por los emigrantes, encuentran en los des-
cendientes de los pilgrims y puritanos un dique y un astrin-
gente ».
El juicio de Sarmiento á este respecto es demasiado latino ;
yo desearía más sobriedad y menos entusiasmo para ver en
sus relatos, no ya una apoteosis, sino una descripción serena y
despojada de apasionamiento. Dice Sarmiento, hablándonos de
la tolerancia, que según él se presenta en Estados Unidos en su
forma absoluta : « Mientras la barbarie mormónica hace sus
progresos, la filosofía religiosa de los descendientes de los puri-
tanos va obrando como elemento de cohesión, acercando dis-
tancias, borrando disidencias, en marcha hacia el unitarismo,
secta nueva panteísta en cuanto admite todas las disidencias y
respeta todos los bautismos. Esta filosofía religiosa se extiende
con rapidez en los seis estados de New England, tiene su centro
en Boston, la Atenas de Norte América, y por propagadores á
los hombres más sabios de los Estados. »
Hallo muy justa su observación con respecto á la personalidad
de Williams y el movimiento tolerante y militante y al quererme
explicar el por qué de la existencia de la Sociedad Bíblica Ame-
ricana, encargada de la expansión y propagación de la Biblia,
así como de la Sociedad americana de templanza, que realiza el
bien sin predicarlo, instituciones que Sarmiento recuerda en su
obra, lo encuentro precisamente, ó creo encontrarlo, en ese es-
INFLUENCIA DEL ESPÍRITU CALVINISTA 5/|I
plritu militante, que fué una de las características del espíritu
calvinista, cuya influencia en la sociedad norteamericana me he
propuesto determinar.
Por otra parte, el gran estadista argentino reconoce con Bryce,
Poussin, Boutmy, Spencer, Brown y varios otros, lo que es, pue-
de decirse, una verdad indiscutible, esto es, « la igualdad ante
la ley, que es su dogma fundamental, ha producido el mismo
efecto que la igualdad del hombre ante su Creador, proclamada
por el Evangelio ».
En la obra citada, resalta el criterio del educacionista cuando
refiriéndose al invento de Franklin (tomo XXII, pág. 161), dice:
« este procedimiento lo sugiere el cjros bon sens, cuando no ha
sido viciado por la educación de las aulas que tantas inteligen-
cias han inutilizado. El buen sentido ha sido elevado con Fran-
klin á institución y título de nobleza en los Estados Unidos,
donde impera el self made man, en lugar del patentado estu-
diante... »
Gourd, escritor de una psicología muy distinta á la de Sar-
miento, en su obra sobre Conslitations des Eiats Unís de l'Amé-
vique du Nord, trata en elocuentes párrafos los rasgos que me he
preocupado señalar con la intención implícita de evidenciar en
ellos las características del calvinismo, que describí someramente
en la primera parte de este trabajo. Recuerda el citado autor
una ley que dice : « El congreso no dará ley que toque el esta-
blecimiento ó prohiba el libre ejercicio de una religión ó ataque
á la libertad de palabra ó imprenta, ó al derecho que el pueblo
tiene de reunirse pacíficamente y peticionar al gobierno. » Hay
en esto, nos dice Gourd, la síntesis de la suma de libertad, « li-
bertad de conciencia, de imprenta, de palabra, derecho de unirse
y de peticionar ».
La libertad de conciencia, como nos hace notar, no es tan sólo
el derecho de profesar en el secreto de la conciencia una doctrina
religiosa, sino la de cumplir los preceptos comunes á toda re>-
ligión del culto exterior público; es esta libertad total que el
texto garantiza para el ejercicio de todos; se entiende que en
esta libertad, como también lo observa Sarmiento, comprende
todo lo realizable dentro de una sociedad racional, razón por
la cual, á pesar de ella, prohibe todo sacrificio humano y mal
■ )f\>. KEV1STA DE LA UNlVEHSiDAD
soporta la pluralité des femmes, de la que los mormones hacen
un culto.
La tolerancia del gobierno se halla facilitada por la de los
miembros de las distintas comuniones. Los reviváis, rasgo tan
notable en la vida del pueblo norteamericano, que recuerda el
puritanismo, es su forma más definida, son una prueba evidente
de la libertad que allí se goza. Luego de describir la sangrienta
intolerancia, el ardor y adhesión de los puritanos al credo de su
doctrina, Gourd quiere explicarse el por qué de la transición de
la intolerancia a la liberalidad y se lo explica en la forma que
ya enuncié, es decir, atribuyéndolo « á la necesidad y á ciertas
corrientes traídas por distintos puritanos al seno de la colec-
lividad ».
Por cierto que en esta forma, se explica la intolerancia de un
modo muy distinto al propuesto por Gardnier; según él los pu-
ritanos habían sido intolerantes, porque « tolerar el error le
parecía subordinar el cristianismo á simples intereses tempo-
rales ».
Para él los puritanos traían con ellos, como los pilgrims,
las firmes creencias y las severas costumbres que son « las con-
diciones esenciales de la libertad y de la democracia », las con-
diciones sin las cuales el gobierno popular desnaturalizado por
las pasiones malas, se abisma en la anarquía, según la expre-
sión de Laboulaye (t. I, 1/Í2).
Las constituciones y legislaciones de i635, 16/40, 16/48 y
1668, con cuyas citas el autor ilustra su obra, y el testigo de
otros sociólogos, á quienes recuerda á menudo, no tienen sino
un objeto : evidenciar siempre más el grado de desarrollo al-
canzado por el espíritu de libertad, igualdad é independencia
(mi todas las manifestaciones del pueblo norteamericano en su
formación, ya sea en el campo religioso, como en el político,
civil ó económico.
En fin, el testimonio de los autores que he citado en
este trabajo, con las relativas observaciones, no han teni-
do otro objeto que documentar la verdad, que encierro en
lo siguiente.
El espíritu calvinista, con sus virtudes y defectos, es el que
informa la sociedad norteamericana en su evolución religiosa.
INFLUENCIA DEL ESPÍRITU CALVINISTA 5Z|3
económica, política y civil, y en él es donde debemos buscar las
razones ó antecedentes de los rasgos que caracterizan al pueblo
yanqui.
Lidia Peradotto.
OBRAS CONSULTADAS
Poussih, La potencia americana, lomo 11.
Bbtcb, La república americana
Boctmt, Psicología. Política del pueblo norteamericano.
\\ uic;in. Evolución industrial de Norte América.
Si'kncer, Historia de los Estados I 'nidos.
(¡01 no, (lonstitulion des Etats I nis de l'Amérique du ¡\ord.
SARMIENTO, Obras literarias.
.1 . Bkown, The Pilgrim Fatliers nf ¡Xew England.
Tocoi k\ ii.i.k, Democracia en América.
Gbcbh, History of England.
Macauley, History of England.
h'iMiin, The Beginning* of New Englad.
DeXtib, The England and lloland of the Pilgrims.
WiMintop, Life and Letters.
(¡ARDiNEK, History of England.
Hiwni'ORii. History of Plymouth plantalion.
Á PROPÓSITO DEL «REDENTOR» DE ZONZA HRIANO
Podrá parecer grande mi osadía al abordar un tema de esta na-
turaleza, dada mi escasa preparación en estas cosas.
Un artista tan complejo, tan profundo, tan artista como es Zonza
Briano, merecería un comentador que estuviese á la altura de su
cometido. Yo, a fuer de sincera, me reconozco muy lejos de ello y
por eso creo que debo justificar mi conducta haciendo una confe-
sión previa.
No es mi intención plantear, ni resolver grandes problemas esté-
ticos, ni comentar las fuentes en donde abrevara el artista, ni mu-
cho menos penetrar en el campo de las discusiones técnicas, porque
un trabajo de esta índole incumbe a personas de cierta autoridad y
de mayor preparación que yo.
No vengo con acopio de datos sino con mi modesto sentir ante la
obra del artista, sin pretender para él otro valor que el de la since-
ridad que lleva en sí.
Confieso que para decir las cosas quizás ingenuas que habré de
decir, no he leído muchos libros. Me he esforzado, sí. en leer en el
alma profunda y misteriosa de los seres de Zonza Briano, donde
hay una psicología más honda y una vida más intensa que aquella
que prodigan los libros.
No sé si lo que diré estará bien o mal. No pretendo haber pene-
trado en la intención del artista, pero así como admitírnosla belleza
subjetiva, debemos también admitir la crítica subjetiva.
Sintamos la obra con nuestros sentimientos. No ahoguemos nues-
tra emoción persiguiendo un vano prurito de erudición. Pongámo-
Á PROPÓSITO DKL «REDENTOR» DK ZONZA BRIANO 545
nos frente á la obra para « pensar sintiendo », no para « sentir pen-
sando». Dejemos que despierte libremente lo que dormita en el
fondo mismo de nuestro espíritu, porque tal debiera ser el fin pri-
mordial del arte: revelarnos la realidad más íntima de nuestra pro-
pia vida.
Zonza B ría no es demasiado conocido para que sea menester
entrar en menudencias biográficas. 'Podo el mundo sabe (fue ganó
aquí en Buenos Aires el Gran premio Europa, lo que le habilitó
para continuar su labor en el viejo continente.
No tardó en imponerse como artista de verdadero mérito y los
grandes en Europa fueron los primeros en llamarle á él « hermano
de los grandes maestros ».
Expuso en Bruselas, Venecia. Boma, París y Londres, desper-
tando en todas partes la misma inquietante sorpresa. Sus obras
dieron lugar á más de una polémica acalorada y es ésta quizás la
mayor alabanza que puede hacérseles.
Es de todos conocido el suceso del « Creced y multiplicaos »
que le valió una completa popularidad en París y la designación de
miembro de la Société nationale de beaux-ans.
Esta misma obra fué expuesta aquí en Buenos Aares el anteaño
pasado y no dejó de despertar los mismos recelos que despertara al
jefe de policía de París. Pero la moralidad de la obra ha tenido va-
liosos defensores. Muchos fueron los que protestaron ante los es-
crúpulos oficiales. Víaurice de Waleffe lo dijo: « Sculpture chaste
(¡ae le [)lus candide des sergents de ville regardera sans émoi. Elle
11 exprime que la Ja tal i té triste el mistérieuse de Vamoar humain ».
La obra, en verdad, sintetiza toda la tragedia de esclavitud al ins-
tinto. Es inútil que el hombre anhele su total purificación, es vano
que luche por su liberación y quiera volverse contra su destino,
cuando pesa sobre él el mandato fatal é inexorable de un Ser Supre-
mo que le ordena: « Creced y multiplicaos. »
Pero la obra es sana ; está muy lejos de la atmósfera del vicio \
recuerdo haberle oído una vez al autor mismo defender su castidad,
diciendo que al modelar la mujer del grupo, él se sentía la más pura
de las mujeres.
La cuestión de la moralidad en el arle no es para la mayoría del
público un punto claro de la estética. Basta contemplar los visitan-
tes á una exposición para darse cuenta de ello. Hay gentes que pa-
")46 KKVISTA DE LA UNÍ VKKS1DAD
san fugitivas ante obras de extraordinaria pureza, como es, por
ejemplo, la Andrómeda expuesta actualmente en la Galería de Lon-
dres. Parece que temiesen que la contemplación de la obra amen-
guase en algo su decoro. Se presentan ante el arte munidos de
escrúpulos que ojalá tuviesen siempre en su vida diaria. Pero de-
bemos reconocer para justicia de la humanidad, que la incompren-
sión de la moralidad de una obra no es siempre el resultado de ba-
jeza de espíritu, sino más bien de una falta absoluta de educación
artística.
No podemos imponerle al arte la misma moral humana. Sus se-
res están más allá de nuestras pasiones, más allá de nuestra vida y
si hay depravados incapaces de elevarse a una región de pureza
para contemplar la belleza artística, éstos no pueden jamás ser re-
mora para un artista.
¿Quiere decir esto que el arte ha de tolerar lo obceno á fuer de
artístico ? De ninguna manera. Verdades que dándosele al artista
la más absoluta libertad para elegir tema, parece difícil poder esta-
blecer un límite entre lo lícito y lo ilícito. Sin embargo, este límite
puede colocarse muy bien en la intención del artista. Un artista
podrá presentar al público un mal de la sociedad, por ejemplo,
mal que el espectador contemplará intelectualmente y que le dará
la medida de la penetración psicológica del autor, pero si el artista
especula sobre las bajas pasiones de la humanidad para atraerse
adeptos, entonces merecerá ser desterrado de la República de las
Artes. , -Cómo saber esto? La expresión de su pensamiento ha de
ser suficientemente clara para evitar toda ambigüedad.
Se podrá no simpatizar con este arte que cae en el realismo, pero
esta cuestión de gusto personal no puede esgrimirse en contra de
la moralidad de la obra.
Si debo hacer mi profesión de fe, confieso que por temperamen-
to, me inclino hacia el arte que eleva á los seres por sobre las
miserias humanas descubriéndoles una región de belleza ideal, por-
que, á mi ver, el arte debiera ser idealista y debiera significar, den-
tro de la vida humana, una tregua mediante la cual el hombre
pueda olvidar siquiera un instante que es hombre para sentirse más
cerca de Dios ; pero me cuidaría muy bien de llevar este criterio
hasta la intolerancia.
Pero volvamos á Zonza Briano. Después del suceso parisién re-
V PROPOSITO DEL ((REDENTOR)) DE ZONZA BRÍANO 5 \ ~
gresó aquí á su patria Ira vendónos el resultado de su labor profi-
cua. Hace tres años que está entre nosotros, de suerte que hemos
podido apreciar más de cerca su obra intensa. Por cierto, no se
durmió sobre los laureles recogidos en Europa, pues sólo un traba-
jador infatigable hubiera podido darnos anualmente exposiciones
como las suyas.
Trataré ahora de dar una idea somera de la estética de Zonza
Briano, porque creo que es conveniente ubicar toda obra dentro de
la concepción artística de su autor.
Muchos han querido hallar en él una semejanza con Rodin y con
Medardo Kosso. Si, en verdad, sus concepciones estéticas coinci-
den en muchos puntos, creo que esto responde, más que á una imi-
tación, al hecho de que son todas el producto de una misma época.
Hoy en día. el arle se halla orientado hacia el espíritu más que
hacia la pura forma ; la belleza interna ha venido á ocupar el lugar
de la belleza externa y se opone á la perfección fría y reglamentada
de los antiguos con sus tipos consagrados, sus formas convencio-
nales y sus proporciones fijas todo el mundo interior con sus ale-
grías, dolores, emociones, sentimientos y pasiones.
Natural es que esto haya sucedido en el arte, puesto que ha su-
cedido en la vida misma.
La importancia que se ha dado á los estudios psicológicos, las
preocupaciones científicas actuales, han sido causa de que el hom-
bre descuidara su belleza corporal para ir en persecución de una
mayor perfección intelectual y el arte que, ante todo, debe ser la
manifestación objetiva del espíritu de cada época, si quiere huir
del artificio, no ha podido permanecer ajena á este cambio. Vsí
como cada época tiene su ciencia y su filosofía, cada época debe
tener también su estética.
Coinciden estos artistas en que tratan de apresar el elemento pa-
sional de los seres, la fuerza interior que los hace obrar, pensar y
sentir; coinciden en la importancia que le dan al problema de luz y
sombra que es en escultura lo que los valores en pintura ; coinciden
en su desprecio por todo lo superfluo, por todo lo que podría dis-
traer al espectador de la visión del conjunto, pero hay entre ellos
diferencias tan netas que bastan para que cada uno de ellos conser-
ve una completa individualidad. «
En mi sentir, Rodin es más métier. Le preocupa más la forma.
5^8 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
En presencia de su obra hay momentos en que uno llega a sentir
el oficio, los medios por los cuales él quiere llevarnos á su idea, es
decir, momentos en que uno siente la materia como intermediaria
entre su emoción y el pensamiento del artista. En Zonza Briano la
comunicación es más directa. La materia parece esfumarse para
permitir que surja radiante el alma que en ella se esconde. No sé si
esto se deberá al ambiente especial en que suele mostrarnos sus
obras, aunque no lo creo así. Recuerdo que fué ésta la impresión
que me hicieron ciertas obras suyas como Alma íntima, Ternura,
Sonrisa y Sensación de perfume, expuestas en la plena luz del salón
Philipon y esta misma impresión me hicieron otras obras que he
visto hace unos días en su propio estudio.
Además, Zonza Briano no nos da la impresión de que ha llegado
á apresar una emoción en un momento fugaz para estereotiparlo en
yeso, sino que dentro de la forma hay un alma en movimiento, un
alma que vive constantemente su poema. Esta rara virtud podrá
apreciarse sobre todo en una exposición que prepara el artista para
fin de este mes y que titulará Las manifestaciones del alma. En ella
se encontrarán obras que hablan mucho al sentimiento, obras que
trascienden en su expresión un alma viviente que ilumina y da vida
al rostro.
Yo encuentro en Zonza Briano una mayor fuerza expresiva, una
mayor sutileza, una mayor felicidad para darnos plásticamente lo
que hay de invisible, de impalpable, de irrepresentablc en los se-
res humanos.
Tiene además un inmenso poder sugerente. Nos hace adivinar
mucho más de lo que nos dice. I no puede reconstruir todo el pa-
sado íntimo de sus seres, porque no los sorprende en un momento
de vida superficial, aparente, de aquella que gastamos a diario en
nuestras relaciones circunstanciales y mediante la cual somos con-
fundibles unos con otros, sino en el momento de realidad más
honda en que parecen contener todo lo que es más genuinamentc
suyo.
Es por esto que el artista llega á asir lo que parece haber de esen-
cia en ciertos estados del alma, de tal suerte, que logra dar casi la
abstracción de un sentimiento. Mal podría decirse que nos presenta
una mujer pudorosa ó una niña candorosa, sino que es la Pudorosa,
la Candorosa.
Á PROPÓSITO DEL ((REDENTOR» DE ZONZA BRUNO ,Vm
Acarnos aliora algunos de los conceptos estéticos undamentales
de Zonza Briano.
Escuchemos al maestro que es quien mejor puede guiarnos en
este breve estudio.
Dice él (i): «Si nos detenemos á observar un rostro, lo que á
nosotros nos impresiona es la expresión y no los detalles y al que-
rerlo copiar detalladamente, la expresión huye.
«En un rostro, revelación íntima, espejo fatal de los secretos del
alma, la forma es fugaz como el pensamiento.
«Los músculos manifiestan todos los estados del espíritu, por lo
tanto no quedan quietos y el más grande error es copiarlos deteni-
damente » .
En estas reflexiones el concepto aparece claro. \ medida que sen-
timos y pensamos cosas distintas, nuestra expresión va cambiando.
Por lo mismo, nada más artificioso que colocarse ante un modelo
inmóvil y copiar detenidamente cada uno de sus rasgos, siguiendo
los cánones anatómicos. Podrá obtenerse en esta forma un rostro
bien modelado, pero completamente inerte y que nada nos dirá de
sí mismo. Lo esencial, pues, está en fijar la expresión que es la
manifestación externa de lo que se siente interiormente.
(; Quiere esto decir que el artista es una masa de substancia infor-
me con dos ó tres hoyos y otras tantas protuberancias — como se
ha dicho — quiere darnos una sonrisa o un gesto de dolor i} En
manera alguna, y él mismo nos dice: « La producción debe ser mo-
mentánea, fugaz, dentro del ambiente, pero castigada después con
el estudio técnico que á ella le corresponde para llegar a la unidad
de conjunto. »
Para llegar a esta unidad de conjunto no es necesario caer en lo
meticuloso. Para ello tiene el resorte magistral de la luz y sombra,
del color en el arte que es lo que matiza el rostro y le da una deter-
minada expresión. Por eso él nos dice : « Resolver problemas infini-
tesimales, en cuestión de arte, es entregar nuestras almas á una per-
petua obscuridad. »
¿ Es esto. proclamar la inutilidad de la técnica i* Muy por lo con-
trario. Únicamente una técnica admirable puede lograr expresiones
(i) Heflexiones sobre mi arte, aparecidas en La Nación el 6 de junio de igi.'i.
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
muy justas y adecuadas, pero el arte del artista consiste especial-
mente en hacernos olvidar su técnica en presencia de su obra.
Escuchémoslo ahora sobre el problema de la luz.
« El arte plástico no debe desconocer el gran problema de luz \
sombra si quiere ir a la conquista de las medias tintas para resol-
ver una determinada forma que viva dentro del ambiente.
« La forma no existe en la definición de la línea ; no debe estar
aislada, inmóvil, sino fundida dentro del ambiente que le corres-
ponde. »
Y más adelante nos dice : « La luz resuelve los efectos de la ex-
presión. »
En el manejo del color Zonza Briano se muestra eximio maestro
y es esla cualidad lo que inmaterializa tanto su arte. Recordemos
en cualquiera de sus ceras esos ojos que no existen y que, sin em-
bargo, dicen tantas cosas, esos labios apenas dibujados que sonríen
tan dulcemente.
Si Baudelaire viviese hoy, tendría que rehacer las páginas que
escribió sobre el arte escultórico. El lo consideró como un arte infe-
rior « porque materializaba en el espacio á un ser, cuando todo forma
parte de un todo y este todo es dominado por una tonalidad que se
extiende al infinito como la luz». El lo colocó en el rango de arte
complementario por su incapacidad de dar el ambiente atmosférico,
la luz que rodea a ias cosas y el movimiento que les da vida.
Dadas estas ideas fundamentales pasemos a la obra que debe ocu-
par especialmente mi atención : El Redentor.
Ha sido una obra asaz discutida. En su oportunidad la crítica se
ocupó de ella y se ocupó hasta con pasión. No se habrá olvidado
aun el caso insólito de La Nación que erigiéndose a sí misma en
guardiana del gusto nacional, se negó a aceptar juicios de hombres
de la talla de Ricardo Rojas y Manuel Gálvez, porque disentían con
el aparecido en sus columnas.
Fuerza es, sin embargo, reconocer que la crítica adversa ha esta-
do en mayoría y no es raro que así haya sido. Siempre que un
artista rompe con la tradición e invade con osadía un campo nuevo,
desorienta al público que se acerca a la obra de arte cargado de pre-
juicios, de gustos tradicionales y despierta hondos recelosa los crí-
ticos que juegan en su palabra de favor o disfavor no poco parte de
su reputación.
A PBOPOSITO DEL «REDENTOR» DE ZONZA BRIANO .).) I
Hay que reconocer que en cuestiones de arte el público es siem-
pre misoneísta. La historia está plagada de casos de grandes inno-
vadores negados, motejados, apedreados casi por sus coetáneos. Las
evoluciones artísticas suelen producir verdaderas revoluciones en el
público, revoluciones que muy a menudo están cerca del jacobinis-
mo. Más de un artista ha sido objeto de violencias en su persona,
cuando no ha peligrado la seguridad de su obra.
Recordemos, entre nosotros, el caso del Sarmiento de Rodin, que
fué necesario vigilar durante días para salvar al monumento del
furor simplista de algún patriotero. Zonza Rriano fue víctima en
París de un puñado de pimienta en los ojos al salir de una exposición,
quizás por algún enfurecido adversario que creería hacer con ello
una caridad al arte. Hace más o menos cincuenta años, Manct, el
jefe militante de los impresionistas, sufrió persecuciones semejantes
y el que haya seguido un poco de cerca el movimiento artístico
anterior a la guerra, sabe las bataholas que seguían a las reuniones
futuristas cuando algún apóstol de la nueva creencia pretendía hacer
en público su profesión de fe.
Verdad es que la historia está también plagada de casos de dege-
neraciones del gusto y de casos de gente que ansiosa de inmortali-
dad y sin talento para imponerse se escudan en lo novedoso, en lo
excéntrico, como un modo de llegar. Pero estos suelen llevar en sí
el germen de su propia muerte y apagado el brillo fugaz que pudo
seducir a los incautos van a perderse entre el rumor de las cosas
que pasan. ,; Será este c! caso del futurismo ? No soy yo quien para
decirlo. Quizás el futurismo encierra un fondo de verdad que apro-
vecharán las generaciones venideras desbrozándolo de lo que tiene
para nosotros de elemento de locura, quizás otras generaciones con
otra sensibilidad encuentren belleza donde nosotros sólo hallamos
extravagancia.
(¡Cual es el argumento más contundente que tienen los descon-
tentos contra El Redentor de Zonza Briano ? Que no es Cristo. Que
puede ser un apóstol, un profeta, un filósofo, hasta un pedagogo,
pero nunca Cristo.
Para paz de mi conciencia, debo confesar que, al principio, yo
también quedé perpleja ante la obra. Sentía en ella una grandeza y
una elocuencia que me seducían, pero que al mismo tiempo me
desorientaban. No podía convencerme que Cristo, el doliente Cristo
11EVISTA UE LA UNIVERSIDAD
ultrajado por los hombres y crucificado a los 33 años, el Cristo
toda caridad, todo amor, que había aprendido a adoraren mi infan-
cia, pudiese ser el anciano sereno, casi impasible que nos presen-
taba el i-tista. '^ es (pie yo también iba en busca del Cristo de la
tradición hierática.
Aun lo recuerdo bien. Penetré en una sala obscura y silenciosa,
cargada de perfume de llores y de olor á incienso quemado. Entrar
y sentirme acometida por un misterioso recogimiento fué todo uno.
Es que había allí dentro una soledad y un silencio que decían mu-
chas cosas.
En el fondo de la sala se levantaba una iigura larga y blanca. Era
El Redentor. Un hombre viejo de una vejez apostólica — quizás de
80 años, quizás de mucho más. Un hombre de vida larga, larga en
años y larguísima en experiencia, que a fuerza de vivir se habría
inmaterializado, que quizás por mucho sufrir, habría dejado tras sí
el dolor, la desesperación, todo lo que es esencialmente humano,
para arribar á una placidez y serenidad puramente espirituales, un
hombre que á fuerza de ver, habría adquirido una visión serena de
la vida, un hombre, en íin, que á fuerza de saber, lo perdonaba todo
porque lo comprendía todo. Tal fué mi primera impresión ante la
obra de Zonza Briano, pero debo confesar que no me dio la sensa-
ción de Cristo. Es que yo buscaba en él, quizás involuntariamente,
al Cristo del culto y he ahí mi enorme error.
La obra me preocupó durante tiempo y llegué a convencerme
que mi incomprensión de ella residiría en mi incomprensión de la
divina figura del Redentor. Yo tenía de Cristo la noción corriente
que hasta tienen los chicos de escuela: de un ser todo bondad, mal-
tratado por los hombres y muerto en la Cruz para redención del
mundo. Llevaba cristalizada la visión del Cristo adoptado por la
iglesia y popularizado en las estampas religiosas. No es raro, pues,
que frente a la obra de Zonza Briano haya llegado a la perple-
jidad.
La iconografía de Cristo no es, en manera alguna, uniforme. La
ausencia de una imagen auténtica del Redentor ha dado á los artis-
tas una completa libertad para interpretarlo y por eso, á medida que
las creencias han evolucionado, el arte, que no es sino la objetiva-
ción de las creencias, también ha variado.
Por eso tenemos los Cristos adolescentes, imberbes, llenos de can-
Á PROPÓSITO DKL «REDENTOR» DK ZONZA BRUNO OJO
dor juvenil délos primeros períodos del cristianismo, los Cristos
barbados, severos y sombríos de la Edad Media, los Cristos tristes,
dulces, melancólicos y nobles de la Edad Moderna.
Didrónhacc notar en su Iconorjrafía cristiana, que al aproximar-
se el milenario, la creencia en el fin del mundo influyó notable-
mente en la representación de Dios. Se reemplazó al Dios todo dul-
zura por el Dios severo, inexorable que atemoriza á los pecadores.
El Cristo ¡oven y sonriente de las catacumbas se había endurecido
para convertirse en el Rex tremendae magestatis del Dies trae que
maldice á los caídos. Por eso, la representación más común de aque-
lla época es la del juicio final. Esta tendencia se mantuvo hasta el
siglo xiv y xv en que se evoluciona hacia los cristos lánguidos, sen-
timentales, dulces, nobles y dolorosos del Renacimiento. Abundan
entonces los crucificados, los cree- homo, los descensos de la Cruz,
las últimas cenas, pero donde siempre encontramos en Jesús un do-
lor, una bondad, una dulzura demasiado humanos. El Cristo total-
mente espiritualizado, el de una serenidad y bondad sobrehuma-
nos, no nos lo había dado aún el arte y este es el Cristo de Zonza
Briano.
El nos ha dado una nueva interpretación de Cristo y para ello no
se encerró en los límites estrechos de la figura harto vulgarizada ya
de la tradición. Su Redentor pertenece aun misticismo que no pue-
de encerrarse en ningún dogma.
El hecho de haber evadido estos límites podría dar lugar á un
problema interesante y que ya se planteó á raíz de otras figuras del
culto cuyo tipo tradicional no respetó algún artista.
c; Hasta dónde puede crear un artista, tratándose de una figura
religiosa? Dentro del culto, los tipos son convencionales porque
están destinados á despertar ciertos sentimientos. La tradición reli-
giosa los convierte en símbolos de ciertas ideas n apartarse de estos
símbolos, es hablar á los fieles en un lenguaje incomprensible.
Pero, en este caso, la finalidad de la figura no es artística, sino
religiosa y la contemplación no tiene un fin en sí misma, sino en el
sentimiento religioso que provoca. La prueba de ello la tenemos en
la cantidad de figuras horrendas que adornan ciertas iglesias y que,
sin embargo, no restan un ápice de fervora los fieles que les rinden
culto.
Es natural que, dentro del culto, las figuras religiosas sean con-
abi. oais. wx-46
554 REVISTA DU LA UNIVERSIDAD
vcncionales, pero este no es motivo para quitarle á un artista la li-
bertad de crear los santos que él siente y no los santos que la reli-
gión le impone.
Debemos reconocer que la educación religiosa que recibimos
cuando pequeños es la que pervierte nuestra visión subjetiva, uni-
formándonos todos en un mismo sentir. Al pensar en Cristo, por
ejemplo, lo vemos tal como se nos enseñó á verlo y no como podría-
mos verlo á través de nuestro temperamento, si con el espíritu in-
genuo, libre de prejuicios, nos instruyésemos directamente en su
obra. Tenemos la representación de Cristo, tal como aparece en las
estampas religiosas, demasiado cristalizada en nuestra imaginación
para poder reaccionar contra ella fácilmente.
Zonza Briano lia sabido librarse de estos prejuicios. El nos da
una visión del Redentor, tal como la forjó su alma de artista, tal
como la sintió su alma de místico libre de todas las tiranías de una
fe impuesta.
X no es que ha creado una figura arbitraria porque ha bebido
muy hondo en la fuente bíblica, pero ha sabido desligarse del Cris-
to más ó menos inmóvil de la tradición religiosa para darnos un
símbolo que sintetizara el espíritu de Jesús, espíritu de renuncia-
miento, de perdón, de suprema bondad.
La cara magra, los pómulos salientes, los temporales hendidos,
los bigotes caídos que se pierden en la barba, la barba descuidada
que se confunde con el cabello, el cabello desgreñado que se amon-
tona sobre la espalda, la túnica caída sobre el hombro izquierdo, he
aquí sintetizado el olvido completo de las cosas terrenas, la comple-
ta absorción en una vida espiritual, ajena á toda preocupación hu-
mana.
Quizás que, en realidad, Jesús no haya llegado á este grado de
abandono ; es de desearlo por lo menos, pero, aun cuando no haya
sido así, esto, á mi ver, nada diría en contra de la representación
que nos da el artista. El quiere hacernos llegar, por medios plásti-
cos, á lo que hay de invisible en el ser : al espíritu, y para ello ha
acentuado los rasgos externos que pudiesen llevarnos á su idea.
Esta misma tendencia es laque se sigue actualmente en la repre-
sentación de los grandes personajes.
Un verdadero artista no nos da de un personaje un simple retra-
to, una simple copia de rasgos, sino que trata de descubrir lo que
Á PROPÓSITO DEL «REDENTOR» DE ZONZA 15IUANO 555
hay en él de característico, de genuinamente suyo, trata de crear
una especie de símbolo de su personalidad y para ello, se ve á veces
en la necesidad de violentar un poco los rasgos fisonómicos. Recor-
demos algunos de los personajes modelados por Rodin, sin ir más
lejos, nuestro Sarmiento. Recordemos algunos de los bustos expues-
tos por Zonza Briano el año pasado en el Salón nacional. Tal vez no
los reconocería el sastre que los encontró ocasionalmente cuando
al hacerles un traje. Es que la visión del sastre no habría pasado, se-
guramente, de la epidermis. Verdad es que aun cuando el artista no
nos dé una identidad, debe darnos por lo menos un parecido con Ja
persona representada, para que sea reconocible, para que sea ella y
no cualquiera, pero ni siquiera este obstáculo ha ofrecido Jesús,
puesto que no se le conoce ninguna imagen auténtica. Ha tenido,
pues, completa libertad para forjarlo así como lo sintió : grande y
sereno, por encima de todas las pequeneces humanas, lejos de todo
cuidado terrenal.
Acaso no fué él el que dijo : « Si alguno quiere venir en pos de
mi, niegúese á sí mismo, tome su cruz y sígame. » No fué él el que
predicó á sus discípulos : « No toméis nada para el camino, ni bor-
dones, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos vestidos. Y ana-
die saludéis por el camino. »
Así, negándose á sí mismo, en un completo olvido de las cosas
terrenas, debe haber ido Jesús por las tierras de Israel llevando de
pueblo en pueblo la palabra del Señor, sanando á los enfermos, ali-
viando á los dolientes, redimiendo á los cautivos y sembrando por
doquier la paz en el corazón de los hombres, con una bondad sobre-
humana, con una bondad impasible, lejos de todo anhelo de grati-
tud, porque sabía que debía cumplirse la palabra de Dios.
« He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad sino la vo-
luntad de Aquél que me envió. »
« {; La copa que mi Padre me ha dado no la tengo que beber » ?
El ya lo sabía que vendría á los suyos y que los suyos no le reci-
birían, pero El estaba por encima del rencor y el artista ha sabido
poner en sus ojos todo un mundo de perdón — de suprema indul-
gencia.
Así debe haber mirado á la multitud que le escarnecía y le mote-
jaba, cuando desde la Cruz dijo : « Padre, perdónalos, porque no
saben loque hacen. »
556 REVISTA DÉ LA UNIVERSIDAD
Otros no sólo niegan la obra como representación de Cristo, sino
también como ejecución y llegan á decir que su autor, en su afán
de « producir sin trabajar », nos ha presentado u un bosquejo in-
concluso, un bloque de yeso apenas trabajado que no revela técnica
ni inspiración ».
Críticas de esta especie nos bacen recordar toda la campaña que
originó el Balzac de Rodin. La Sociedad de gens de lettres, por
encargo de la cual Rodin lo había ejecutado, se negó á aceptarlo,
una vez terminado, porque chocaba á su gusto la rudeza de la obra,
la masa casi informe de yeso que remataba en una cabeza sin preo-
cupación de detalles, donde dos ó tres rasgos encerraban toda la pu-
janza, toda la « indomable fuerza » de Balzac.
Y no puede usarse contra Rodin el argumento pueril de que no
lo supo hacer mejor, porque su fama como impecable modelador
está demasiado consolidada y vaya como un ejemplo al aserto el
caso de la «Edad de bronce », que adversarios sin escrúpulos de-
cían modelado sobre el natural.
Rodin quiso así a su obra, como si el yeso mismo hubiese irrum-
pido por sí solo en un genio. Por eso nos dice: « Si yo acabase me-
jor á mi Balzac, valdría menos. En cuanto á pulirle los dedos del
pie ó los burles del cabello, no tendria ningún interés para mí, por-
que comprometería la idea central, la gran línea, el alma del per-
sonaje ».
Algo semejante podría decirse del Redentor de Zonza Briano.
El autor ha querido darnos una visión de Cristo, tal como la
tendrían quizás los pobladores de Galilea cuando lo verían aparecer
a lo lejos, seguido de la multitud, abismado en su prédica de amor
y de humildad ó aliviando los pesares de los que le saldrían al paso.
Ha querido darnos una aparición de Cristo. De ahí su aspecto fan-
tasmal, su absoluta inmobilidad, la ausencia casi de la tercera di-
mensión, pues que la espalda está casi pegada al pecho, la conti-
nuidad que parece haber entre el ropaje y las manos.
No ha perseguido, pues, una belleza de forma que habría llegado
á comprometer su idea, sino que ha sintetizado su idea en los ras-
gos capaces de encerrar su pensamiento. Pero el público busca
siempre la belleza externa en el arte. Prefiere los rostros impeca-
bles, las manos muy cuidadas, á una bella idea. Son como los que
no admiten en música más que las melodías agradables al oído, sin
Á PROPOSITO DEL (( Hi;iji:muk i) DE ZONZA BRIANO 557
querer reconocer que hay combinaciones violentas que traducen
estados violentos de espíritu.
Si Zonza Briano hubiese plegado cuidadosamente la túnica del
Redentor, si le hubiese peinado pacientemente la barba y los cabe-
llos, habría tenido seguramente muchos admiradores. Pero él no lo
quiso así. Bien lo dijo Rojas á propósito de esta obra que hay una
sencillez difícil. Esta es la sencillez del Redentor. La frente sola
bastaría para divinizarlo, porque se siente que es la frente que no
ensombreció ningún anhelo insomne de saber, sino la frente am-
plia y serena del que, por don divino, poseyó la verdad de la
vida.
\o creo que la incomprensión de esta obra no reside, como se
ha dicho, en la insuficiencia de la expresión, sino en la profundi-
dad del pensamiento. Unamos á esto la relativa novedad de la eje-
cución y el prejuicio creado por el Cristo más ó menos uniforme
del culto, y tendremos explicados algunos de los motivos por qué
esta obra ha gozado de tan poco favor.
El Redentor en su actual ubicación en la Recoleta, desprovisto
de la máquina del salón, ha perdido la majestad y la unción que en-
tonces le rodeara. En el salón, el ambiente de misterio y la blancu-
ra de la figura que emergía en la sombra, daban al espectador una
sensación de inmaterialidad que no logra dar el cementerio. Aquí
la obra no llega á darnos suficientemente la sensación del mis-
terio de su presencia. Es que la plena luz del lugar y el bullicio de
los que pasan le son muy poco propicios y basta, para convencerse
de ello, comprobar la diferente impresión que produce este Reden-
tor con el Redentor en yeso que el autor donó al Museo de La
Plata.
VI lí lo han colocado provisoriamente entre el producto ingenuo
del arte precolombiano y aun cuando no sea éste el lugar más ade-
cuado, resulta, sin embargo, majestuosa la figura silenciosa que se
levanta como un espíritu en medio del silencio de aquellas cosas
primitivas que traducen el esfuerzo inconsciente, quizás, de un pue-
blo naciente para inmortalizarse.
Es que al Redentor hay que verlo lejos de todo bullicio, así
como seguramente lo viera el artista en el silencio de su espí-
ritu.
Le pregunté un día al autor si él se sentía conforme con la ubi-
558
KKVISTA DE LA UNIVERSIDAD
cación de su obra y me respondió que la vanidad de tanto monu-
mento no era el marco más adecuado para su Redentor y que ha-
bría deseado para él un lugar de sencillez que armonizase mejor con
su espíritu.
Verdad, pensé entre mí, que El que fué amanso y humilde de
corazón », El que vivió predicando la sencillez y la humildad no
puede sentirse bien en medio del oropel de tanta presunción hu-
mana.
Además del inconveniente de la ubicación, otro grave error del
Cristo de la Recoleta está en el color. En mi sentir, ese Cristo de-
biera ser blanco como uno lo siente en su inmaculada pureza. Esto
fué lo que más vivamente me chocó cuando lo vi por vez primera
en el cementerio y esta esotra diferencia que el contemplador más
ineducado no puede dejar de establecer entre el Redentor de la Re-
coleta y el de La Plata.
El Cristo blanco del museo resulta más misterioso, más espiri-
tual, más sereno. Hasta parece que hubiera más dulzura y más per-
dón en sus ojos y más luz en su frente.
Antes de concluir, quiero decir dos palabras sobre la mise en
¿ceneque Zonza Briano preparó para su obra. Merecería todo un
capítulo aparte, pero no es ni oportuno, ni prudente, perderme
ahora en tal asunto.
Solo quiero protestar ante la crítica injusta que se le hizo. Llegó
á decirse que toda la máquina del salón implicaba una tácita con-
fesión de la incapacidad de la obra para imponerse por sí sola.
En realidad, no comprendo cómo haya podido esgrimirse seme-
jante argumento. Yo creo que hay obras que no deben verse, si es
que quieren sentirse de veras, sino en cierto estado de espíritu y
bajo ciertas condiciones de ambiente. No es una novedad para na-
die que un mismo trozo de música suele impresionarnos muy dis-
tintamente según el momento y lugar en que le oímos. Aun más,
solemos exigir para un mayor goce estético, el ambiente adecuado
y así como queremos luz y alegría para la música retozona y alegre,
exigimos silencio y penumbra para una Muerte de Isolda, ó un En-
cantamiento de viernes santo.
(;Por qué negarle á la escultura lo que se le concede á otras
artes ?
Si Zonza Briano preparó ese ambiente de silencio y recogimien-
A l'UOl'OSITO DEL « HEDENTOU )) DE ZONZA BRUNO
509
to para su Redentor, fué, sin eluda, para darle al espectador una
sensación más completa.
Se objetará que esto no se ha hecho en el pasado, pero ¿acaso el
pasado es norma del porvenir:'
Dejemos al artista completa libertad. Exijámosle lo que le debe-
mos exigir: una emoción de belleza y si logra dárnosla, no logra
poca cosa .
Luí Kelly.
yi/
ÍNDICE del tomo xwi
Beltrán, Juan Gh, Historia ele la geografía argentina 4q4
Bunge, C. O., jNotas para una teoría de la snbconcicncia-suhvolunlac!. 3a
Capello, F., Ad Antonium Porchietti 4ia
Caries, Manuel, El heroísmo en la civilización 3g3
Correa Luna, Carlos, La iniciación revolucionaria. El caso del doc-
tor Agrelo -(i
Cruz, Juan Carlos, Discurso en la colación de grados de la Facultad
de derecho y ciencias sociales. 369
Demaría, Enrique B., informe del delegado al 70 Congreso pan-
americano de medicina celebrado en San Francisco \~i)
Kelly, L., A propósito del Redentor de Zonza Briano 544
Malagarrig'a. Carlos, Discurso en la colación de grados de la Facul-
tad de derecho y ciencias sociales 07O
Memoria de la Universidad correspondiente al año 191 \ 1/49
Monner Sans, Ricardo, Don Juan Ruíz de Alarcón 5, 109, 433
Olaechea y Alcorta, Pedro, Discurso en la recepción académica. . . 345
Peradotto, L , Influencia del espíritu calvinista en la constitución de
la sociedad de Estados Unidos. 519
Quesada, Ernesto, Discurso en la recepción académica del doctor Pe-
dro Olachea y Alcorta. 355
Roffo, A. H., Granuloma venéreo. 4'4
Sáenz, Mario, Apuntes para la historia del Colegio nacional 386
Selva, JuanB., Por los fueros del habla. A propósito de La Roseraic. i43
Toro y Gómez, Miguel de, Orígenes del teatro español. 4^5
Torres, Luis María, Plan de investigaciones y publicaciones histó-
ricas C9
y 63
ÍNDICE ALFABÉTICO DEL ANO 1915
(tomos XXIX, XXX, XXXI)
Academia. Academia de derecho y cien-
cias sociales; XXXI, i56. Academia
de medicina ; XXXI, 157. Acade-
mia de ciencias exactas, físicas y na-
turales ; XXXI, i58. Academia de
filosofía y letras ; XXXI, 1Ó9. Aca-
demia de agronomía y veterinaria ;
XXXI, 1G0. Academia de ciencias
económicas; XXXI, 1O1.
Académicos honorarios ; XXXI, i5b\
107, 1 58, 159. Académicos de nú-
mero, XXXI, de i5ü á 161.
Actos públicos de las facultades é ins-
titutos anexos ; XXXI, 287.
Agote, Luis. Profesor del clínica mé-
dica ; XXX, 200.
Agrelo. El caso del doctor Agrelo.
La iniciación revolucionaria, Carlos
Correa Luna ; XXXI, 76.
Agrimensura. Ordenanza sobre modi-
ficaciones en el plan de estudios de
agrimensura ; XXX, 4o3.
Alarcón, Juan Ruíz de. El hombre,
el dramaturgo, el novelista. Ricar-
do Monner Satis; XXX, f) ; XXXI,
109, 433.
Alvarez de Toledo, Belisario. Profe-
sor de tecnología del calor; XXX.
78.
Amadeo. Tomás. -Miembro del Consejo
directivo de la Facultad de agrono-
mía y veterinaria ; XXX, 277.
Amespil, Lorenzo. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias exactas físicas y
naturales ; XXX, 80.
Axai.es de la Facultad de derecho y
ciencias sociales; XXXI, 297.
Anchorena, Joaquín S. de. Miembro
del Consejo directivo de la Facultad
de agronomía y veterinaria ; XXX,
277. Delegado al Consejo superior ;
XXX, '»9/í-
Anexos. XXXI, 24o.
Arancel. Proyecto de ordenanza de
arancel para la Facultad de ciencias
económicas ; XXX, 68.
Arte de herrar (Elementos del). \ .
Bossi ; XXIX, 49, io5, 2o4, 338,
4 1'.-
Asistencia de profesores. XXXI, 257.
Avellaneda, Tristán M. Profesor su-
plente de finanzas ; XXX, 497-
Aztiria, Ignacio. Delegado de la Fa-
cultad de ciencias exactas, físicas y
naturales al consejo del Instituto li-
bre de enseñanza secundaria; XXX.
180.
Balance de la tesorería general de
564
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
LA I NI TERSIDAD NACIONAL DE BüENOS
Aires. XXXI. 277.
B.ari.aro, Pablo AI. Profesor suplente
de patología interna, en la Facultad
de ciencias médicas ; XXX, (¡7.
Bazterrica, Enrique. Delegado uni-
versitario déla Facultad de ciencias
médicas; XXX, 10C. Decano de la
Facultad de ciencias médicas ; XXX,
Beltrán, Juan C. Bases modernas de
la geografía ; XXIX, 3i3. Historia
de la geografía argentina ; XXXI,
Belleza de los ídolos (La). Carlos
Gutiérrez Larreta ; XXIX, 3 (i < ) .
Benayídez, Manuel. Profesor suplente
de anatomía descriptiva, XXX, ^97.
Benedit, Pedro. Consejero de la Fa-
cultad de agronomía y veterinaria
(reelecto) ; 277.
Bianco, José. Proyecto sobre « Aca-
demia » ; XXX, 1 Ija.
Bibliografía jurídica argentina. XXX,
32a.
Biblioteca de la Facultad de derecho
y ciencias sociales. XXXI. 209.
Bidaü, Eduardo L. Vicerrector de la
Universidad ; XXX, 3o8.
Bossi, Virginio. Elementos del arte de
herrar; XXIX, ¿ío, 100, 204, 338,
Bhandam, Javier. Profesor suplente de
medicina legal, XXX, 335.
Broggi, Loo. Sobre el problema de las
tarifas ; XXIX, 3a8.
Bunge, C. O. Notas para una teoría
de la subconciencia-subvoluritad ;
XXX, 3a.
Butty, Enrique. Profesor de construc-
ciones rurales ; XXX. /iq5.
Calvinista. ' nlluencia del espíritu cal-
vinista en la constitución de la so-
ciedad de Estados Unidos. L. Pera-
dotto, XXXI, ."ni).
Candiotti. Marcial B. Académico de
la Facultad de ciencias exactas, físi-
cas y naturales ; XXX, 007.
Carlés, Manuel. Las virtudes marcia-
les ; XXIX, 289. El heroísmo en
la civilización ; XXXI, 3i)3.
Capello, F. Ad. Autonium Porchictti ;
XXXI, ',12.
CastiSeiras, Julio B. Profesor do teo-
ría de la elasticidad : XXX, 78.
Cátedras. Creación de dos cátedras de
latín v una de química para el Co-
legio nacional; XXX, i<)'\.
Cátedras vacantes. Ordenanza sobre
cátedras vacantes ó por crearse en la
Facultad de ciencias económicas ;
XXX, 16.
Certificados. Ordenanza sobre obliga-
ción de presentar al rectorado los
certificados finales de exámenes para
expedir ios respectivos diplomas ;
XXX, 8.
Colegio nacional. Apuntes para su his-
toria, Mario Sácnz ; XXXI, 38ü.
Colegio nacional di; Buenos Aires.
Nombramiento de director y vice-
director ; XXX, i£8. Creación de
dos cátedras de latín y una de quí-
mica ; XXX, it)'(. Nombramientos
aprobados por el consejo superior ;
XXXI, 172.
Conferencias t actos públicos. (Fa-
cultad de derecho y ciencias socia-
les) ; XXXI, 295.
Congreso médico panamericano. Bcso-
lución acordando dos mil pesos al
delegado al 70 Congreso médico pan-
americano, doctor Enrique Domaría;
XXX, i¡)5.
Consejeros de la Facultad de ciencias
médicas ; XXX, l55. Consejeros de
la Facultad de derecho y ciencias
sociales; XXX, 72. Consejeros de la
Facultad de ciencias exactas, físicas
y naturales ; XXX, 80. Consejeros
ÍNDICE alfabético DEL ano
<>
565
de la Facultad de filosofía Jf letras ;
xxx, 134.
Correa Luna, Carlos. La iniciación
revolucionaria. El caso del doctor
Agrelo ; XXXI, 76.
Cranwell, Daniel .1. Consejero de la
Facultad de ciencias médicas ; XXX ,
1 .">."). Delegado suplente universita-
rio déla Facultad de ciencias médi-
cas ; XXX, i56. Delegado titular al
consejo superior ; XXX, 5oo.
Cranwell. Ricardo E. Miembro del
consejo directivo de la Facultad de
filosofía y letras; XXX, 12.4. Ree-
lecto en el cargo de delegado al Ins-
tituto libre de enseñanza secundaria;
XXX, 326.
Casariego, Oriilio. Delegado al con-
sejo del Instituto libre de enseñanza ;
XXX. 190.
Cruz, Juan Carlos, Discurso en la co-
lación de grados de la Facultad de
derecho y ciencias sociales ; XXXI,
3(i.).
DelLEPiahe, Amonio. Consejero de la
Facultad de ciencias económicas ;
XXX, 280.
Dellepiane. Li is.I. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias exactas, físicas y
naturales; XXX, 86. Académico de
la Facultad de ciencias exactas físi-
cas y naturales ; XXX. oo~ .
Derechos arancelarios. Decreto sobre
aprobación de las ordenanzas sobre
derechos arancelarios para la Facul-
tad de ciencias económicas y escue-
la de comercio, anexa ; XXX, 3.
Destéfano, Josa. Profesor suplente de
clínica médica ; XXX, 67.
Diplomas expedidos durante el año
19 1 4 ; XXXI, 2 1 4.
Demari'a, Enrique. Informe del dele-
gado al 70 congreso panamericano
de medicina celebrado en San Fran-
cisco ; XXXI, 479.
Dunuan Carlos. Académico de la Fa-
cultad de ciencias exactas, físicas y
naturales ; XXX, 007.
Edificio para la Facultad de dere-
cho Y CIENCIAS SOCIALES ¡ XXXI, 298.
Eouía, Fermín. Director de los cursos
preparatorios de la Facultad de cien-
cias económicas ; XXX, 27.
Enseñanza secundaria. El profesorado
profesional en la, Wallhcr Sork.au ;
XXIX, 255.
Escribanos. Ordenanza sobre aplica-
ción del artículo 74 de la ordenanza
general universitaria de i5 de No-
viembre de 1893 á los escribanos
egresados de la Facultad de derecho
y ciencias sociales ; XXX, 242.
Escuela de parteras. Aprobación del
plan do estudios; XXX, iq4- Con-
diciones de admisibilidad; XXX.
3a6.
Escuela superior de comercio « Carlos
Pelleoiuni j>. Plan de estudios; XXX,
:>. \ 1 , 46o. Personal directivo y do-
cente ; XXXI, 171.
Esteves, Josa A. Académico de laFa-'
cuitad de ciencias médicas; XXX,
5o2.
Exámenes tomados dorante rl ano
1912 ; XXXI, 2i3. Exámenes;
XXXI, 282. Exámenes de tesis,
XXXI, 24o.
Facultad de derecho y CIENCIAS so-
ciales. Plan de estudios ; XXX,
117. Temas de tesis para 191 5 ;
XXX, 1 5o. Homenaje á la me-
moria del doctor José Evaristo
Uriburu ; XXX, i54- Elección de
vicedecano ; XXX, 196. Comi-
siones examinadoras ; XXX, ao5.
Aplicación del artículo 74 de la or-
denanza general universitaria de l5
de noviembre de 1893 á los escriba-
nos egresados de la facultad; XXX.
242. Profesor interino de política
566
REVISTA DE I,A UNIVERSIDAD
económica ; XXX, 392. Comisiones
para 1910; XXX, 397. Bibliografía
jurídica argentina ; XXX, 322.
Facultad de ciencias médicas. Prue-
bas de examen ; XXX, 36. Nombra-
miento de profesores suplentes ;
XXX, 67, 335. Consejeros ; XXX,
i55. Delegados universitarios; XXX,
i5G. Delegados ante el Instituto li-
bre de enseñanza secundaria; XXX,
107. Mesas examinadoras; XXX,
i5(). Provecto de presupuesto para
1 9 1. "i ; XXX, iGG, 353. Profesor
de clínica médica ; XXX, 200. Vice-
decano ; XXX. 277. Ordenanza so-
bre el premio i< Doctor lid nardo
Wilde » ; XXX, 379.
Facultad de ciencias exactas, físicas
t satúrales. Profesores substitutos ;
XXX, 78, 80. Nombramiento de
consejeros ; XXX, 86. Doctor liono-
ris causa en ciencias naturales,
Eduardo L. Holmberg ; XXX, 179.
Delegado al consejo del Instituto
libre de enseñanza secundaria ; XXX,
180. Mesas examinadoras para el
período del i° de diciembre de igi4
al i° de diciembre de nji5 ; XXX,
181. Profesor de química biológica ;
XXX, 300. Ordenanza complemen-
taria sobre adjudicación del premio
universitario de la medalla de oro ;
XXX, 3i5. Proyecto de presupues-
to para el año 19 15 ; XXX, 407.
Facultad de filosofía y letras. Me-
moria correspondiente al año aca-
démico de 19 1 3 '. XXX, /(O. Profe-
sor suplente de latín ; XXX, 5o.
Ordenanza sobre monografías ; XXX,
90, 126. Terna para profesor titular
de literatura argentina; XXX, g4-
Homenaje á la memoria del doctor
Vicente Fidel López; XXX, 116,
228. Consejeros ; XXX, m\. De-
legado al consejo superior, XXX,
196. Reelección del vicedecano v de
los delegados al Instituto libre de
enseñanza secundaria ; XXX, 225.
Presupuesto para igi5; XXX, a3o.
Ordenanza prohibiendo retirar libros
del salón de la biblioteca ; XXX,
439-
Facultad de agronomía y veterinaria.
Nombramiento de consejeros por pe-
ríodo completo ; XXX, 277. Profe-
sores suplentes; XXX, 272, 280.
Reelección del vicedecano ; XXX,
448.
Facultad de ciencias económicas. Nom-
bramiento de profesores ; XXX, 16,
aoo. Reglamento ; XXX, 18, 60,
101. Proyecto de ordenanza de aran-
cel ; XXX, 20. Nombramiento de
decano, vicedecano y director de los
cursos preparatorios ; XXX, 26.
Proyecto sobre « Academia », José
Bianco ; XXX, 1^2. Nombramiento
de secretario ; XXX, 190. Delega-
gados al consejo del Instituto libre
de enseñanza secundaria ; XXX, 190.
Ordenanza correspondiente al plan
de estudios; XXX, 191. Nuevos
consejeros ; XXX, 280. Ordenanza
sobre seminario económico y transi-
ción de planes de estudio ; XXX,
456. Plan de estudios de la Escuela
superior de comercio « Carlos Pelle-
grini » ; XXX, 46o.
Fernández, Héctor. Profesor suplente
de enfermedades infecciosas ; XXX,
507.
Fernández, I baldo. Profesor de pue-
ricultura ; XXX, 5o2.
Gabastou, Juan N. Profesor suplente
de clínica obstétrica ; XXX, 67.
Galli, Eugenio A.. Profesor suplente
de anatomía descriptiva ; XXX, 67.
García, Juan A. El doctor Norberlo
Quirno Costa (necrología); XXIX,
44-
ÍNDICE ALFABÉTICO DEL AÑO 1 Q I 5
50 7
(ivrn, Julio J. Delegado de la Facul-
tad de ciencias exactas, físicas y na-
turales al consejo del Instituto libre
de enseñanza secundaria ; XXX,
iSo.
Geografía. Bases modernas de la geo-
grafía, Juan C. Beltrán ; XXIX,
3i3. Historia déla geografía argen-
tina; xxxi, 494.
Giménez Pastor, Arturo. Profesor su-
plente de literatura; XXX, 228.
Giróla, Carlos A. Profesor suplente
de agricultura, primera parte; XXX,
277.
Giüpfra, Juan M. Vicedirector del
Colegio nacional de Buenos Aires;
XXX, i48.
Giusti, Leopoldo. Profesor suplente
de fisiología en la Facultad de agro-
nomía y veterinaria; 280.
Goyena, Juan B. Profesor suplente de
clínica médica; XXX, G7.
Granuloma venéreo. Ángel II. Boffo;
xxxi, 4i4.
Gutiérrez Larreta, Carlos. La belle-
za de los ídolos ; XXIX, 3Go.
Ci rnitiiEZ, Bicardo J. Profesor de tec-
nología del calor; XXX, 78.
Habilitación de títulos. XXXI, 23a.
Heroísmo en la civilización, Manuel
Caries ; XXXI, 3q3.
Herrar. Elementos del arte de herrar,
M. Bossi; XXIX, '49, io5, ao4,
338, 4i4-
Herrera Vegas, Rafael. Miembro del
Consejo directivo de la Facultad
de agronomía y veterinaria; XXX.
277. Delegado suplente al Consejo
superior; XXX, ^4-
Historia de la geografía argentina.
Juan J. Beltrán ; XXXI, !^)\.
Holmberg, Eduardo L., doctor honoris
causa en ciencias naturales ; XXX.
Ibarguren, Carlos. Académico de la
Facultad de filosofía y letras; XXX.
5oo.
Idioma (El). Clemente Bicci ; XXIX,
i5i.
Influencia del espíritu calvinista en
la constitución de la sociedad de
Estados l nidos. L. Pcradotlo ;
XXXI, 5 19.
Influencia de la temperatura y de la
humedad sobre el maíz. Francisco P.
Lavallc ; XXIX, 4o8.
Información. La información histórica
y los sofismas de generalización, E.
Ravignani ; XXIX, 177.
Inciiausti, Daniel. Profesor suplente
de zootecnia; XXX, 5oo.
Ingegnieros, José. Profesor substituto
de historia de la filosofía ; XXX,
1 45.
Ingreso. Ordenanza creando un dere-
cho de veinte pesos para examen de
ingreso en las facultades que lo ten-
gan establecido ; XXX, 9.
Iniciación REVOLUCIONARIA (La). El ca-
so del doctor Agrelo, Carlos Correa
Luna ; XXXI, 70.
Inscripciones DE alumnos di iíante el
año 191 \ ; XXXI, 207.
Institución CULTURAL española. Reso-
lución autorizando á la « Institución
cultural española » para designar
profesores, etc., que lian de dictar
cursos en la Universidad ; XXX,
3 '\ I .
Investigaciones. Plan de investigacio-
nesy publicaciones históricas; XXXI,
69.
Iriondo, Manuel M. de. Yiccdccano de
la Facultad de ciencias económicas ;
XXX, 26.
Jantes, Miguel L. Profesor suplente
de procedimientos ; XXX, 4q7-
Kelly. L. \ popósito del Redentor
de Zonza Briano ; XXXI, 544 •
Korn, Alejandro. Académico de la Fa-
5G8
HE VISTA DE LA UNIVERSIDAD
cullad de filosofía y letras ; XXX,
5oo.
Lafaille, Héctor, profesor de derecho
civil ; XXX, n4, 3oa!
Latzina, Kduardo. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias exactas, físicas y
naturales ; XXX, 86.
L avalle, Francisco P. Vicedecano de
la Facultad de agronomía y veteri-
naria ; XXX, 448. Influencia fie la
temperatura y de la humedad sobre
el maíz ; XXIX, 4 08.
Leguizamón Pondal, Martimano. Pro-
fesor de química en la Facultad de
ciencias económicas ; XXX, i(i.
Lehmann-Nitsche, R. Proveció de una
escuela preparatoria de medicina de
la Universidad nacional de La Piala ;
XXIX, 197.
Lerena, Carlos. Profesor suplente de
patología médica ; XXX. 4o5.
Le vene, Ricakdo. Secretario de la Fa-
cultad deciencias económicas; XXX.
190.
Libertad. Los problemas de la liber-
tad (continuación), Carlos Yaz Fe-
rreira : XXIX, 201.
Llames Massini, Juan C. Profesor de
anatomía y fisiología ; XXX, 002.
Lobos, Ei.eodoko. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias económicas; XXX,
280.
López, Vicente Fidel. Homenaje á su
memoria ; XXX, 11G.
Maíz. Influencia de la temperatura y
de la humedad sobre el maíz, Fran-
cisco P. Lavalle ; XXIX, 4o8.
Malagarriga, Carlos. Discurso en la
colación de grados de la Facultad de
derecho y ciencias sociales ; XXXI,
376.
Malbrán, Carlos. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias módicas ; XXX,
i55. Vicedecano ; XXX, 277.
Marotta, Pedro F. Profesor su-
plente de agronomía ; XXX, 277.
Matjenzo, José Nicolás. Delegado al
Consejo superior ; XXX, iqG.
Medalla de oro. ( ordenanza acordando
una medalla de oro á los estudian
tes ganadores del campeonato anual
de foot-ball ; XXX, 8.
Medicina. Proyecto de una escuela pre-
paratoria de medicina déla Univer-
sidad nacional de La Plata ; XX IX.
M)7-
Memoria de la universidad nacional de
Buenos Aires, correspondiente á
iqi4 ; xxxi, i'|().
Memoria, de la Facultad de derecho y,
ciencias sociales; XXXI, 294. Me-
moria de la Facultad de ciencias
exactas, físicas v naturales ; XXXI.
007. Memoria de la Facultad de filo-
sofía y letras ; XXXI, 3 1 3. Memo-
ria de la Facultad de ciencias eco-
nómicas; XXXI. 334- Memoria de
la Facultad de agronomía y veteri-
naria : XXXI. 33 1 . Memoria de la
Facultad de ciencias médicas ; XXXI,
3o 1.
Mbsas examinadoras. Facultad de cien-
cias médicas ; XXX, l55. Facultad
de ciencias exactas, físicas y natura-
les ; XXX, 181. Facultad de dere-
cho y ciencias sociales ; XXX. ao5.
Molixari, .losé: F. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias médicas; XXX.
i55.
Moliné. Aníbal. Delicadeza de senti-
mientos en los poetas latinos; XXIX.
879. Profesor suplente de latín en
la Facultad de filosofía y letras
XXX, 5o.
Monner Sans, Ricardo. D. Juan Ruíz
de Alarcón : el hombre, el dramatur-
go, el novelista ; XXX, 5 ; XXXI,
109, 433.
Monografías. Ordenanza de la Facul-
tad de filosofía y letras ; XXX, 90.
índice alfabético del ano ioio
9]
5G(,
126. Facultad de derecho y ciencias
sociales ; XXXI, 296.
Morales, Carlos M. Consejero de la
Facultad de ciencias exactas, físicas
y naturales ; XXX, 86.
Movimiento de fondos ; XXXI, 24o.
Müller, Lauro S. Doctor lionoris cau-
sa en ciencias físico- matemáticas ;
XXX. ig4.
Museo etnográfico ; XXXI, '¿:¡-.
Niebuiir, Germán. Profesor de electro-
técnica ; XXX, 78.
Noceti, Domingo. Delegado al consejo
del Instituto libre de enseñanza ;
XXX, 190.
Nombramiento de profesores suplen-
tes ; XXXI, 998.
Notas para una teoría de la subcon-
ciencia-subvoluntad, C. O. Bunge;
XXX, 32.
Obligado, Rafael. Miembro del conse-
jo directivo de la Facultad de filoso-
fía y letras ; XXX, 124. Reelecto en
el cargo de vicedecano; XXX, 22o.
Obras publicadas ; XXXI, 297.
Olaechea y Alcorta, Pedro. Profesor
de economía política, segunda parte,
en la Facultad de ciencias económi-
cas ; XXX, 200. Discurso en la re-
cepción académica ; XXXI, 345.
Orma, Adolfo F. Vicedecano de la Fa-
cultad de derecho y ciencias socia-
les ; XXX, 196.
Outes, Félix. Profesor de geografía
humana en la Facultad de filosofía
y letras; XXX, n4-
Orígenes del teatro español. Miguel
de Toro y Gómez; XXXI, 425.
Oyuela, Calixto. Reelecto delegado al
Instituto libre de enseñanza secun-
daria ; XXX, 22(3.
Peradotto, L. Influencia del espíritu
calvinista en la constitución de la
sociedad de los Estados Unidos ;
XXXI, 5ig.
Pascali, Justo. Profesor de geometría
descriptiva ; XXX, 80.
Personal académico. Academia de de-
recho y ciencias sociales ; XXXI,
i56. Academia de medicina ; XXXI,
157. Academia de ciencias exactas,
físicas y naturales ; XXXI, i58.
Academia de filosofía y letras; XXXI,
1 59. Academia do agronomía y ve-
terinaria; XXXI, 160. Academia
de ciencias económicas; XXXI, 161.
Personal directivo y docente ; XXXI,
1G1.
Pinero, Horacio G. Miembro del con-
sejo directivo déla Facultad de filo-
sofía y letras ; XXX, 124- Progra-
ma analítico y breve sumario del
curso de psicología normal y pato-
lógica ; XXIX, 5.
Pinero, Norberto. Miembro del con-
sejo directivo de la Facultad de filo-
sofía y letras; XXX, 124-
Plan de estudios. Ordenanza aproban-
do modificaciones en el plan de es-
tudios de la Facultad de filosofía y
letras ; XXX, 489. Ordenanza apro-
bando modificaciones en el plan de
estudios de la carrera diplomática y
consular ; XXX, 4go. Ordenanza
habilitando á las facultades para
acordar entre ellas planes de estudio ;
XXX, 5. Ordenanza aprobando con
algunas modificaciones el plan de
estudios de la Facultad de ciencias
económicas : XXX, 5. Ordenanza
aprobando el plan de esludios para
las carreras de abogacía y del docto-
rado en jurisprudencia ; XXX, 0.
Ordenanza aprobando el plan de es-
tudios para doctorado en química y
parala carrera de arquitecto; XXX,
7. Ordenanza sobre aprobación del
plan de estudios para la escuela su-
perior de comercio « Carlos Pelle-
grini » ; XXX, 24 I- Plan de estu-
ART. OR1G.
xxs.- 47
570
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
dios de la Facultad de filosofía y
letras ; XXX, 489. Plan de estudios
de la Facultad de derecho y ciencias
sociales; XXX, 117. Plan de estu-
dios de la Facultad de derecho y
ciencias sociales; XXXI, 2g4- Plan
de estudios de la Facultad de cien-
cias económicas ; XXXI, 335.
Podestá, Antonio. Profesor suplente
de medicina legal; XXX, 335.
Poetas latinos. Delicadeza de senti-
mientos en los poetas latinos, Aní-
bal Molino; XXX, 379.
Popolizio, José. Director del Colegio
nacional de Buenos Aires ; XXX,
i48.
Porchietti, Ad Antonium, F. Capello ;
XXXI, 4 1 2.
Premios; XXXI, 236. Ordenanza so-
bre premio « Doctor Eduardo Wil-
de » ; XXX, 379. Premios univer-
sitarios ; XXXI, 298.
Presupuesto universitario para iqi5 ;
XXX, i46. Resolución adoptando
para 1916 el presupuesto de 1914;
XXX, 193. Ordenanza sobre presu-
puesto universitario para el año
1915 ; XXX, 243. Ordenanza de-
clarando en vigencia hasta el 3o de
abril de 1915 el presupuesto de
1914; XXX, 9. Ordenanza sobre
modificaciones en el presupuesto vi-
gente de la Facultad de ciencias mé-
dicas ; XXX, 493.
Problemas. Los problemas de la liber-
tad (continuación), Carlos Vaz Fe-
rreira ; XXIX, 201.
Profesorado. El profesorado profesio-
nal en la enseñanza secundaria, Wal-
ther Sorkau ; XXIX, 255.
Proyectos de ordenanza. Ordenanza
prescribiendo á los dos años todo
proyecto de ordenanza, moción ó
pedido que no hubiese sido tratado
en ese plazo; XXX, 242.
Psicología. Programa analítico y bre-
bre sumario del curso de psicología
normal y patológica, Horacio G.
Pinero; XXIX, 5.
Publicaciones; XXXI, 206. Publica-
ciones históricas XXXI, 329, Pu-
blicaciones históricas (plan de in-
vestigaciones)), Luis María Torres;
XXX, 69.
Puiggaiu, Miguel. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias médicas; XXX,
i55.
Quesada, Ernesto. Discurso en la re-
cepción académica del doctor Pedro
Olaechea y Alcorta; XXXI, 355.
Quevedo, José María. Profesor suplen-
te de anatomía patológica ; XXX,
^97-
Quiroga, Marcial V. Delegado de la
Facultad de ciencias médicas ante el
Instituto libre de enseñanza secun-
daria ; XXX, 157. Delegado suplen-
te al Consejo superior ; XXX, 5oo.
Quirno Costa, el doctor Norberto.
(Necrología), Juan A. García; XXXI
44-
Ramos, Juan P. Profesor suplente de
derecho penal; XXX, 497-
Ravignani, Emilio. La información his-
tórica y los sofismas de generaliza-
ción ; XXIX, 177.
Redentor. A propósito del Redentor de
Zonza Briano; XXXI, 544-
Reglamento de la Facultad de cien-
cias económicas; XXX, 18, 60, 101 ;
xxxi, 337.
Rendición de cuentas. Ordenanza so-
bre rendición anual de cuentas de
las diversas facultades ; XXX, ligi.
Resoluciones. Resolución en que se au-
toriza al rectorado á gastar io.65i.5o
pesos moneda nacional de curso legal
para ampliación del local del Con-
sejo superior ; XXX, 489. Resolu-
ción autorizando á la Facultad de
índice alfabético del año 191 o
071
ciencias económicas á remunerar un
empleado extraordinario de secreta-
ría; XXX, 491- Resolución autori-
zando á la Facultad de filosofía y le-
tras á remunerar un director de
seminario de filosofía ; XXX, ^91-
Resolución autorizando al Colegio
nacional para efectuar la construc-
ción de obras sanitarias ; XXX, ¿Í92.
Resolución autorizando al rectorado
para acordar una copa al tiro fede-
ral argentino como premio de la
Universidad de Rueños Aires; XXX,
492.
Revalidación de títulos; XXXI, 233.
Ricci, Clemente. El idioma ; XXIX,
i5i.
Rivarola, Horacio. Profesor suplente
de sociología; XXX, 497-
Rivarola, Rodolfo. El profesor Anto-
nio A. Porchietti (necrología) ;
xxix, 47.
Rodríguez Etchart, Carlos. Decano
de la Facultad de ciencias económi-
cas; XXX, 26.
Roffo, A. H. Granuloma venéreo ;
XXXI, 4 1 4-
Rosembuch, Francisco. Profesor su-
plente de bacteriología en la Facul-
tad de agronomía y veterinaria ;
XXX, 277.
Roseraie, La. Por los fueros del ha-
bla, Juan R. Selva ; XXX, i43.
Ruzo, Alejandro. Profesor suplente de
finanzas ; XXX, 497-
Saavedra Lamas, Carlos. Profesor su-
plente de finanzas, designado inte-
rino de política económica ; XXX,
292.
Sáenz, Mario. Apuntes para la historia
del Colegio nacional ; XXXI, 386.
Sánchez Sorondo, Matías G. Conseje-
ro de la Facultad de derecho y
ciencias sociales ; XXX, 72.
Sarmiento Laspiur, Ricardo. Profesor
suplente de anatomía topográfica ;
XXX, 67. Profesor de anatomía
descriptiva ; XXX, i45.
Schaefer, Guillermo F. Profesor de
química biológica (Facultad de cien-
cias exactas) ; XXX, 200.
Schweizer, Fernando. Profesor su-
plente de clínica pediátrica ; XXX,
67.
Selva, Domingo. Consejero de la Fa-
cultad de agronomía y veterinaria ;
XXX, 277.
Selva, Juan B. Por los fueros del ha-
bla. A propósito de La Roseraie;
XXXI, i43.
Seminario económico; XXXI, 336.
Sola, Juan E. Profesor suplente de
derecho civil ; XXX, A97.
Sordelli, Alfredo. Profesor suplente
de química orgánica y biológica en
la Facultad de agronomía y veteri-
naria ; XXX, 277.
Sork.au, Walther. El profesorado pro-
fesional en la enseñanza secundaria ;
XXIX, 255.
Subconciencia-subvoluntad, Notas para
una teoría de la, C. O. Bunge ;
XXX, 32.
Tarifas. Sobre el problema de las ta-
rifas, Ugo Broggi ; XXIX, 328.
Teatro español, orígenes del, Miguel
Toro y Gómez; XXXI, 425.
Temas de tesis para i 91 5. Facultad
de derecho y ciencias sociales; XXX,
i5o.
Ternas. Terna de latín, literatura la-
tina, griego ; XXX, 5oo. Ternas de
anatomía y fisiología, puericultura ;
XXX, 4g6. Para la cátedra de de-
recho civil; XXX, 12, i53. Cátedra
de procedimientos; XXX, 12, i53.
Profesor titular de literatura argen-
tina ; XXX, 94. Cátedra, de cons-
trucciones de arquitectura ; XXX,
1 16. Cátedra de anatomía descripti-
532
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD
va (Vle nueva creación) ; XXX, 117.
Cátedra de economía política en la
Facultad de ciencias económicas (20
curso); XXX, i46. Cátedra de quí-
mica biológica en la facultad de cien-
cias exactas, físicas y naturales ;
XXX. 198. Cátedra de clínica mé-
dica ; XXX, 198. Cátedra de quí-
ca industrial y minera ; XXX, 277.
De profesor titular de anatomía des-
criptiva ; XXX, 334- De profesor
titular de clínica médica ; XXX,
365. Cátedra de anatomía y fisiolo-
gía del aparato genital de la mujer ;
XXX, 382. Cátedra de puericultu-
ra ; XXX, 382. Cátedra de cons-
trucciones (de nueva creación) ;
XXX, 3o,6. Cátedra de química
biológica, de nueva creación ; XXX,
4o4- Cátedra de química industrial
y minera ; XXX, 4a4-
Tesis presentadas durante elaño IQl4j
XXXI, 2i3. Temas de tesis; XXXI,
24- Tesis premiadas; XXXI, 297.
Tesorería general de la Universidad
nacional de Buenos Aires. Balance ;
XXXI, 277.
Títulos. Habilitación ; XXXI, 23a.
Revalidación; XXXI, 233.
Toro y Gómez, Miguel. Orígenes
del teatro español ; XXXI, 425.
Torres, Luis María. Plan de investi-
gaciones y publicaciones históricas ;
XXXI, 69.
Uballes, Eufemio. Consejero de la Fa-
cultad de ciencias médicas ; XXX.
i55.
Uriburu, Enrique. Profesor suplente
de economía política; XXX, 4 97-
Uriburu, José Evaristo. Homenaje á
su memoria; XXX, i54-
Vaz Ferreira, Carlos. Los problemas
de la libertad (continuación); XXXI,
201.
Veiga, Tomás de. Profesor de procedi-
mientos en la Facultad de derecho;
XXX, n4» 3oa.
Vidal, Antonio. Profesor suplente de
psicología, en la Facultad de filoso-
fía y letras ; XXX, 93.
Virtudes. Las virtudes marciales, Ma-
nuel Caries; XXIX, 289.
Wernicke, Raúl. Profesor suplente de
física biológica ; XXX, ^ 9 7 .
Wilde, Eduardo. Ordenanza sobre
premio « Eduardo Wilde » ; XXX,
379'
Zonza Briano. A propósito del Re-
dentor de Zonza Briano, L. Kelly;
XXXI, 54 í.
AS Buenos Aires. Universidad
78 Nacional
B812 Revista
t.31
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