A => Á ]
¡a Be PLem 5 NY se E a: E qe
——— ns —_ _qQ_7_7E MMM, pa z 0: 5
A
A E
PAR
de 0% PESEN
de AN pl ee
/ T PU Me Ñ e
R Ñ a
a
a
2
4) pe Y “4
*
REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
?
UNIVERSIDAD DE LA HABANA
REVISTA
DE LA
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
VOLUMEN XXIII, 1916.
DIRECTOR:
Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN. LA
REDACTORES JEFES: EN ie
Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO. Br
COMITÉ DE REDACCION: Bar
Dres. GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, SERGIO CUEVAS ZEQUEIRA, CARLOS D£
LA TORRE, CARLOS THEYE, ALFREDO M. AGUAYO, LUIS PADRO,'ALEJANDRO RUIZ
CADALSO, FRANCISCO HENARES Y BUENAVENTURA RUEDA,
————BI8 —————
IMPRENTA” ELSiaLo XX”
DE AURELIO MIRANDA
TENIENTE ReY 27
HABANA
INDISE
DE LAS MATERIAS DEL VIGESIMO TERCER VOLUMEN
NUMERO 1, JULIO
Elogio del Dr. Leopoldo Víctor Berriel.... Dr. José A. del Cueto.... 1
El habla popular de México............... SE AM CONTEO: asia 13
Escuelas menajeras o del hogar (continuará). Dra. Quillermina Portela. 42
La libertad de la prensa y el résimen ad- l
DF. Tulidn Ruiz... <.0oos 73
ministrativo ............ A E , J
Exposición crítica de los métodos actuales
en práctica en la enseñanza de la Geogra- | Dr. Rafael Fernández.... 109
HA (COMLINUACIÓN danos cancer dea
NEcRoLOGÍA. Gastón Maspero.—Dr. Agus-
TG REdabaóon. adas 132
UU RIVCra rs ma rildalda aj dona
la; Vida Social; porel P, Eduardo Vitoria, ¿Ol Dis sais eos 135
BIBLIOGRAFÍA, I. La ciencia de la Química y
' 07
A A A A
II. Fr. Miguel de Guevara y el soneto «No
me mueve mi Dios para quererte». Apun-
c y He . J a MAOO os »
taciones; por Alberto M. Carreño, México, ) e ds La
vI INDICE
Páginas
NUMERO 2, SEPTIEMBRE
aiae) IM Merchant. esos ias ) A Ebo 145
Con motivo de un Manual de Lógica....... Dr. Enrique J. Varona.. 152
Milanés, Luaces y la Avellaneda, como
Dr. Salvador Salazar .... 154
poetas dramáticos (concluye) .......... e
Exposición crítica de los métodos actuales
en práctica en la enseñanza de la Geogra- > Dr. Rafael Fernández.... 171
Ha (CONCIUNO as ae e a DEs
Escuelas menajeras o del hogar (concluye). Dra. Guillermina Portela. 196
El movimiento lingiistico en Cuba. Estu-
Dr. Juan M. Dihigo..... 233
10 Crítico (COMLINNATA) 0.0 ae
Un Meteoro Faro... 2oimte sos nenas e n= .... Sr. José Gregorio Campos. 267
MISCELÁNEA. Conferencias de la Facultad )
NAS EU 272
MA na a O :
NUMERO 3, NOVIEMBRE
Discurso inaugural del curso académico de
Dr. Octavio Averhof..... 273
O e cod a ERE OS
Tribunales de arbitraje y conciliación...... Sr. Agustín Aragón...... 291
El movimiento lingúistico en Cuba. Estu- /
> Dr. Juan M. Dihigo..... 299
nc )
INDICE VII
Páginas
BIBLIOGRAFÍA. I. Modificaciones populares
del idioma castellano en Cuba; por el Dr. + Dr. Juan M. Dihigo..... 353
Arturo Montori, Habana, 1916..........
Il. Second Pan American Scientific Con-
gress. The final act and interpretative
comentary thereon; by James Brown
Scott, Washington, D. C., 1916.—ITI. The
Journal of Animal Behavior; by Robert
Yerkes, Vol. 5, New York, 1915, —IV. Ana-
les del Museo de Historia Natural de Bue-
nos Aires, Vol. XXVII Buenos Aires, 1915.
—V. Memorias de la «Sociedad Poey», Vol.
I. (Núms. 3, 4,5 y 6), Habana, 1915.
VI. Bibliografía de Luz y Caballero; por
) Dr. Aristides Mestre...... 356
Domingo Figarola-Caneda, Habana, 1915.
e
E VoL XIII UNIVERSIDAD DE LA HABANA Núm 1,
REVISTA
: DE LA
[FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
j +22
y DIRECTOR:
¡ ; Dr. EVELIO RODRIGUEZ LENDIAN.
) REDACTORES JEFES:
Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHICGO.
COMITÉ DE REDACCION:
Dres. GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, SERGIO CUEVAS ZEQUEIRA, CARLOS DE
LA TORRE, CARLOS THEYE, ALFREDO M. AGUAYO, LUIS PADRO, ALEJANDRO RUIZ
Ñ CADALSO, FRANCISCO HENARES Y BUENAVENTURA RUEDA.
JULIO DE 1916
SUMARIO:
- —BLOGIO DEL DR. LEOPOLDO VÍCTOR BERRIEL..... .. Dr. José A. del Cueto.
—EL HABLA POPULAR DE MÉJICO .... ooo. roooooooo.s A. M. Carreño.
—HESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR ..... -.... DEPT Guillermina Portela.
—LA LIBERTAD DE LA PRENSA Y EL RÉGIMEN ADMINIS-
RINRO AA UTE e Y NOAA 0 BA o ado Julián Ruiz y Gómez.
—EXPOSICIÓN CRÍTICA DE LOS MÉTODOS ACTUALES EN
PRÁCTICA EN LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA (con-
EA lo E IAS ELLA la LA Dr. Rafael Fernández.
IAS TON MASPERO oia cea els ll aro Ma Il ds O A Redacción.
BETR: AGUSTIN. VERA 36/20 Golidn o on dd . .. Redacción,
—BIBLIOGRAFÍA.—I. La Ciencia Química y la Vida
Social, por el P. Eduardo Vitoria..... INES. EZ
II. Fr. Miguel de Guevara y el soneto (No me mue-
ye mi Dios para quererte», por Alberto M. Carreño. Dr. /. M. Dihigo.
IMPRENTA" ELSiGLO XX>”
DE AURELIO MIRANDA
TENIENTE ReY 27
HABANA
ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS.
Decano: Dr. Evelio Rodríguez Lendián.
Secretario: Dr. Juan Miguel Dihigo.
| ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA.
Dr. Juan EF. de Albear.
Lengua y Literatura latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón.
Lengua y Literatura Griegas (3 Cursos)... .... e
Poe A CUESO is Ue tanos > melee /
EMO CUISO a ole aleatoria y 2
Historia de las literaturas modernas extranjeras
DA e A ES
Elistoma de América (1 curso)... den... <..
Historia moderna del resto del mundo (2 cursos)
PSculpria Uli CUESO) Edo aa
Historia de la Literatura Española (1 curso)... ]
Eñosoñta Maral (di Carso). oo. tndos a ato q
Sostolaeia ¿(Í CUESO). Justa ssp. ee a ae rl
Dr. Juan Miguel Dihigo.
Dr. Guillermo Domínguez
Roldán. a
Dr. Evelio Rodríguez Len-
dián.
Dr. Sergio Cuevas Zequeji-
ra (Aux.)
Los profesores auxiliares de esta Eseuela son: Dr. Sergio Cuevas Zequeira para
el grupo de Historia y Ciencias Filosóficas: Dr. Ezequiel García y Enseñat para el grupo
de Literaturas y Dr. Sixto López Miranda para el grupo de estudios de Lenguas, los:
cuales dan conferencias sobre sus respectivas materias.
la Escuela es el Dr. Salvador Salazar.
El profesor auxiliar interino de
El Laboratorio de Fonética Experimental tiene por Director al Profesos titular de
Linguística.
2, KEESCUELA .DE'” CIENCIAS.
[a] Sección de Ciencias Físico-Matemáticas.
Análisis matemático (Algebra Superior) curso)
Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- Profesor Dr. Pablo Miquel (Aux. >»
A A A A
Geometría superior y analítica (curso)...
Geometría descriptiva (MN NS ] ae
Trigonometría (WECULSO Ni td z
PistcarsSuperior (1er. EUESO)-=. 00.00 Rida e Bose )
EAST SAPerlor (Ze EMrSO) 20,
Química general (CUE loto e es >
caos Mateo). bo ceoooodo sob tbos yde U
Zoología (1 eurso).. A A A Y 2
Dibujo Lineal (1 Emrso). A EA E AA 1
bajo Natuzal (Í. Curso)... doit ro 0 j 32
Cosmolestan curso). !
Mecanica Racional Micro e
ASTON ACUSA )]
(codesian (CUORE E E
Mineralogía y Cristalografía (1 curso). ,
Botanica enerat (ll curso)
,
,»
Dr. Claudio Mimó.
Dr. Plácido Biosca.
Sr. Carlos Theye.
Dr. Carlos de la Torre.
Sr. Pedro Córdova.
Dr. Victorino Trelles.
Dr. Alejandro Ruiz Cadalso.
Dr. Santiago de la Huerta.
Felipe García Cañizares.
[b] Sección de Ciencias Físico-Químicas.
Análisis Matemático (Algebra Superior) .-...... Profesor Dr. Pablo Miquel (Aux.>)
Geometría Superior (sin la Analítica*......... ) De Glaadió Mano
Trigonometría (plana y esférica).............- y ; mo:
Hisica Superior (Let; ÉUrso) o... Bassat 1 De Pedo Pidena
sica Superior Ze CUESON 3 o it alt / zo : e
Química Inorgánica y Analítica (1 eurso)...... h Se Cártos Theye
Química Orgánica (1 Curso) ...o.oooooooooo...> j Pp AS E 25
Dibmo Bue alt lICcurEso DE e ii ida / 2 1
Dibujo Natural (Acusa ' ds Sr. Pedro Córdova.
Mineralogía y Cristalografía (l curso)......... % Dr. Santiago de la Iluerta.
Biología (ICUESO NO a arto O e ; Dr. Cartós de la 1230
ZOO Ola (EUESO e ia o ia da o a dd
Botáftica general (T curso)= miss e ES Felipe García Cañizares.
Coshologia (l,Curso)'. sane
Ue)
Dr. Victorino Trelles.
[c] Sección de Ciencias Naturales.
Anál'sis Matemático! Algehra Superior) 1 curso Profesor Dr. Pablo Miquel (Aux. )
Geometría Superior (sin la Analítica).......-.
y
Trigorometría (plana y esférica).. ....-....-.) ze
Química general TA a ae o A 20
Wibujo Lineal (Lenrso). 0... ae /
Dibujo Natural (CS O) A e) y
Eisicaiceueral (CUE) NS e iia E
Geología (1 curso)... 0. ys moto e + 10
Botánica general (1 curso),...... DS
Fitografía y Herborización (1 curso). A y
Mineralogía y Cristalografía. (1 curso)......... )
|
y »,
Dr. Claudio Mimó.
Sr. Carlos Theye.
Sr. Pedro Córdova.
Dr. Plácido Biosca.
Dr. Santiago de la Huerta.
Felipe García Cañizares.
WITT
Vol. XXII JULIO" DE: 1916 Núm. 1
REVISTA
DE LA
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
—— ro E AAÁAA<A<]Á
ELOGIO DEL DR. LEOPOLDO VICTOR BERRIEL
Y FERNANDEZ )
POR EL DR. JOSÉ A. DEL CUETO,
Profesor Titular de la Facultad de Derecho.
Honorable señor Presidente de la República, Ilustre Claustro, Se-
ñoras y Señores:
Se congrega esta tarde el Claustro General en esta solemnidad
con tan gran aparato, para recordar los merecimientos de un ilustre
abogado cubano, hijo insiene de esta casa, de un esclarecido profe-
sor y Decano que fué de la Facultad de Derecho, Rector de la Uni-
versidad durante largos años, de un vir bonus, que todas estas cosas
fué antes de que pasara, sin mancha, de esta a otra vida mejor
nuestro excelente y admirable amigo, el Dr. Leopoldo Víctor Berriel
y Fernández.
Al juntarnos con tan noble empeño cumplimos un deber cívico
superior, que por tal tengo el de venerar a un conciudadano nuestro
que prestó grandes y valiosos servicios a la causa de la enseñanza
pública, porque no hay deber más excelente para mí, entre todos
los deberes sociales, que el de honrar a quienes fomentan, difunden
y protegen la instrucción pública, ni homenaje más merecido que
el que debemos rendir a quienes la sirven con lealtad, ya sean mo-
destos ciudadanos en las aulas apartadas de un oscuro barrio rural,
(*) Pronunciado ante el Claustro General extraordinario el día 25 de
Mayo de 1916,
2 JOSE A. DEL CUETO
ya grandes ilustraciones de la patria, aquí, en este primer Centro
Docente de la República.
Muchos de nosotros nos encontrábamos lejos de la ciudad en los
últimos días del mes de julio del año próximo pasado cuando el
Maestro murió, cuando el Gobierno de la nación, sus compañeros
del Claustro, sus discípulos y sus amigos acompañaron a sus hijos y
deudos a cumplir la obra de misericordia de enterrar su cuerpo
muerto.
¡Ah, señores!, si fuera cierto que no nos moríamos, si fuera
cierto, como dice Schopenhauer, que la muerte no se siente, si se
hubiera inventado alguna filosofía que nos enseñara a no sentir a
los que se mueren, de lo cual hace ya muchos siglos que se dolía
Plinio el Joven en carta famosa escrita a Tácito para consolarse de
la muerte de Suetonio, su amigo y su consejero! Vana e inútil para-
doja, lo cierto y lo positivo es que nos morimos poco a poco, como
que en los demás nos vamos muriendo, según lo pintó muy a lo vivo,
en versos sentenciosos, uno de los mayores ingenios que ha honrado
en nuestros días el Parnaso francés. Mas para hablar con sinceri-
dad, no del dolor que huye amargado del rumor del mundo, sino
del que causa la muerte de los hombres que merecen recuerdo; pa-
ra hablar de la pena verdadera, de lo que uno siente con la muerte
de una persona querida, es preciso, es indispensable, que cada uno
recuerde los lazos, los víneulos que le unían con el desaparecido; es
preciso, es indispensable avivar los recuerdos de la inteligencia y
algunas veces, muchas veces, remover cenizas del corazón.
No parece que hemos eumplido aún todo el deber que contraji-
mos con Berriel; no hemos pagado todo el tributo que merece una
vida tan útil y tan laboriosa como la suya. Yo vengo a pagarle esta
tarde el que el Claustro General le debe, por especial designación
del Consejo Universitario, y el mío propio, y si no pareciera ufanía
y presunción, el de la sociedad cubana en que él vivió y a la que
él pertenecía; y pido a Dios con verdadero encarecimiento que las
palabras que voy a pronunciar en conmemoración de sus talentos,
que fueron muchos, y de sus virtudes, que fueron mucho más gran-
des que sus talentos, expresen y representen dignamente el senti-
miento de nuestra estimación y la justicia de nuestras alabanzas, y
que la tristeza y la admiración de que nos sentimos poseídos, duren
más, mucho más, que las flores y las coronas con que adornaron y
hermosearon su tumba el respeto, el afecto, la estimación y la pie-
dad cristiana.
ELOGIO DEL DOCTOR BERRIEL 3
No quiero ser el biógrafo del Dr. Berriel, ni tengo tampoco la
pretensión de agotar en los breves momentos que voy a ocupar esta
tribuna todo lo mucho que de Berriel pudiera decirse; traigo esta
tarde a esta solemne conmemoración un propósito más alto, el pro-
pósito de deciros algo que recordar de su corazón, de su carácter,
de su significación en nuestra cultura, el propósito de fijar su ima-
gen y resumir su obra social y académica si el duelo permite lugar
para la voz, si a tanto alcanza mi lengua y mi pensamiento.
Si se me pidiera que anticipase el elogio que en mi sentir, Be-
rriel, justamente merece, diría sin duda, como cifra de las virtudes
de tan probo y eminente conciudadano, que fué un hombre que tra-
bajó mucho durante su vida, aunque el trabajo no suele ser la vir-
tud social más apreciada; que por el trabajo ganó un nombre hon-
rado y estimado en la sociedad cubana, que por el trabajo conservó
su honor profesional, que con el trabajo mantuvo el lustre, esplen-
dor e independencia del cargo oficial que desempeñó en este Insti-
tuto durante lareos diecisiete años.
Bien lo recordaréis, como lo recuerdo yo, ya ocupase la tribuna
del foro, en que tanto brilló y que yo estrené frente de él, ya la cáte-
dra del maestro que nadie ocupó con mejores títulos, ya la curul rec-
toral en que emuló las grandes virtudes del ilustre Padre Marañón,
de Antonio Zambrana, de Nicolás Gutiérrez y de José Valdés Fauly.
No me parece que pueda fijar su imagen con mayor fuerza ni tam-
poco que pueda hacer el resumen de su obra social y académica con
mayor claridad y sencillez.
Sí que lo recordaréis; sereno, tranquilo, apacible, con la mágica
atracción que el mismo Dios puso en el hermoso valle cerca de la
Villa donde nació, de aquel pintoresco valle que animó la prosa opu-
lenta de color, blanda y regalada al oído, de su amigo y compañero
el infortunado Anselmo Suárez y Romero, de aquella prosa que cantó
las desgracias del pobre negro Francisco y las desventuras de la in-
feliz Ursula, y que al decir de nuestro Ramón de Palma, cantó al
sol en el palmar y el murmullo y la música de las palmas. Pues
bien, señores, en esa espléndida naturaleza que encierra todo el arte
de la vida, según el egregio cantor de la Zona Tórrida, aprendió
Leopoldo Berriel a ser maestro. Allí está el venero, el principio, el
manantial de aquella inmensa popularidad que disfrutó dentro y
fuera de esta casa, que si la popularidad suele siempre acompañar
al valor y al esfuerzo en las arduas empresas, también suele ser
compañera inseparable de los grandes del espíritu, de los magná-
4 JOSE A. DEL CUETO
nimos, de los nobles y limpios de corazón, y nadie que yo sepa, hecha
excepción del Sócrates cubano, de Don José de la Luz y Caballero,
nadie ganó a Berriel en liberal y dadivoso, en bueno y dulce, y no-
ble y grande. Como maestro ejerció Berriel una influencia tan ava-
salladora sobre sus discípulos que todavía causa admiración el re-
cordarlo ahora. Buscadlos aquí y en todas partes; entre ellos se re-
elntaron jueces y magistrados, profesores, secretarios del despacho
y altos funcionarios de la administración pública de que depende la
suerte del Estado, el movimiento ordenado de la propiedad y el re-
poso y la tranquilidad de las familias, funcionarios tan esclareci-
dos como Méndez Capote, Freyre, Zayas, Torriente y Juan Fran-
cisco O ”Farrill, como Octavio Giberga, Hevia, Tapia y Betancourt,
como el Dr. Sánchez de Bustamante, Rodríguez Lendián, Dihigo,
Dolz, Lanuza y tantos y tantos otros que vano sería fatigar la me-
moria para recordarlos a todos. Eso sí, que no se diga, que no se re-
pita que a su lado se formaron únicamente abogados, para recordar
aquel célebre reproche que el ilustre Troplonge dirigió a la clase to-
gada de Francia que se complacía en afirmar que no había apren-
dido a leer el Digesto, nó, que a su lado se formaron también ver-
daderos jurisconsultos, capaces de emular, como lo probaron des-
pués, las virtudes cívicas del desgraciado Presidente Bonjean, ase-
sinado contra una tapia por los vándalos de 1870, mientras apreta-
ba entre sus manos el libro famoso “De las acciones””, tan famoso
como el de Keller y el de Bethmann-Hollweg, y no ciertamente por-
que no considerara digna la sociedad francesa, para quien princi-
palmente lo había escrito, de conservarlo entre las reliquias de un
mártir de la justicia, sino por ocultar entre sus hojas la imagen de
otro mártir más grande, más noble, más excelso, que al morir en la
cumbre de monte famoso, fijó el Norte eterno de la vida, y ganó en
la sublime agonía de la cruz la eterna dirección del mundo moral.
Es un error creer que Leopoldo Berriel profesase únicamente el
derecho civil, que fuese lo que en los tiempos actuales con más pro-
piedad que en los antiguos, solía llamarse un civilista. No, Berriel
fué un hombre de vasta cultura general, como lo prueban los varios
y diferentes títulos que lo adornaban en letras y en ciencias, y sl
me lo permitís pudiera agregar que tampoco fué amante desdeñado
de las musas. Eso sí, fué sobre todo jurisconsulto, como lo prueba
su paso por esta casa, fué sobre todo un colaborador celoso de todo
el desenvolvimiento del derecho privado anterior a 1889, que cuajó,
aunque de una manera tan imperfecta e irregular por circunstan-
ELOGIO DEL DOCTOR BERRIEL 5
cias especiales, en el Código Civil, en el cual pudiera yo rastrear
más de algún artículo que se debió a su iniciativa, por la mediación
de un insigne condiscípulo mío. Nadie conoció mejor que él la juris-
prudencia de su tiempo, nadie conoció mejor que él las dificultades
que suscitaba la aplicación de las leyes en la práctica diaria de los
negocios, como lo demostró siempre la novedad y solidez de la erí-
tica y el acierto y seguridad con que intervino durante doce años
consecutivos, desde 1869 a 1881, en aquellas memorables asambleas
de estudiantes, llamadas juevinas, que se celebraron en el aula mag-
na del antiguo Convento de Santo Domingo de Guzmán, en las cua-
les estoy seguro que se plantearon y resolvieron en la forma más
modesta, claro está, los más intrincados problemas del entonces lla-
mado derecho patrio; que Berriel en aquellas memorables Acade-
mias disertó con sin igual superioridad lo mismo sobre las Leyes de
Soria que sobre las Leyes de Toro, sobre el Senadoconsulto Juven-
ciano que sobre la auténtica Sacra Mulier; y no es este punto de
extrañar que si Berriel no gozó de la suerte milagrosa que otros tu-
vieron de recoger de los propios labios del San Juan Crisóstomo de
la antigua legislación española, cómo se salía de aquel intrincado la-
berinto que inmortalizó a Gregorio López y a Alonso Díaz de Mon-
talvo,a Ayora y a Palacios Rubios,su vocación jurídica bien determi-
nada, para emplear palabras de Yhering, lo arrastraba a adivinar
en los libros del gran maestro burgalés todo el pensamiento de los
grandes maestros de la ciencia jurídica española de los siglos XVI,
XVII y XVIIT, mentes legum hispamae.
Cuando en los soliloquios preparatorios de esta oración discu-
rría yo sobre la labor meritísima de Berriel en esta casa, ya expli-
cando Decretales Mayores y Menores, o sea luego la cátedra de Dis-
ciplina General de la Iglesia y particular de la Iglesia española, ya
la antigua cátedra de Novísima, convertida primero en la de Códi-
gos o Estudios Fundamentales del Derecho Civil español y más tar-
de en la de Historia y Elementos del Derecho Civil español común
y foral, vinieron a mi memoria y gravitaron sobre mi pensamiento
con inmensa pesadumbre los nombres de dos grandes celebridades
de la ciencia jurídica mundial: Federico Carlos de Savigny y Zha-
carias von Lingenthal, el uno, como sabéis, maestro maravilloso del
derecho romano y del Sistema de Derecho Romano y de la Historia
del Derecho Romano en la Edad Media, de aquel cuyas obras en el
paroxismo del entusiasmo llegó a comparar Accarias con las más
célebres de la escultura griega; el otro maestro extraordinario del
0 JOSE A. DEL CUETO
derecho bizantino y del derecho feudal, poligloto y polígrafo, el pri-
mer traductor en lengua alemana del Código Napoleón, el primero
que más allá del Rhin interpretó con la más rara habilidad el fa-
moso código civil del año 1804,
¿ Qué tiene de común, diréis, el ilustre fundador del derecho mo-
derno, el organizador de las escuelas de derecho de Marburgo y Hei-
delberg y de Berlín, el sucesor de los hermanos Humboldt en el
rectorado de esta última Universidad y el hijo modestísimo de esta
nuestra Alma Mater? ¡ Ah, señores!, es que como decía Santa Teresa
de Jesús, la santa doctora de Avila, ese Sol de la literatura religiosa
de España, toda manera es de mundo, y ya veréis por qué.
Cuando Zhacarías von Lingenthal quiso descansar de las fati-
gas, del trabajo extraordinario empleado en la redacción de tan va-
rias, complejas y eruditas obras como ocuparon su vida, traduciendo
el Fuero Real de España para cotejarlo con el Saxem Spiegel o el
Espejo de Sajonia, que era precisamente su patria, bien pronto se
convenció, así lo escribió a su amigo y colaborador Mittermaier,
que no era el antiguo derecho español el más a propósito para en-
tretener los ocios de un jurisconsulto, si es que con propiedad, decía
él, se puede hablar de un derecho español siendo como era entonces
un resumen maravilloso del derecho romano, del canónico, del ger-
mánico y de las tradiciones originarias del pueblo más abigarrado
de Europa por su formación social y política y su composición étni-
ea. El derecho español anterior a 1889 no era el derecho particular
de ningún pueblo de Europa ni admitía comparación con el de nin-
eún otro pueblo, aun incluyendo el pueblo suizo, era sí una verda-
dera palingenesia del derecho civil del mundo occidental, y aquí
quería llegar precisamente. Pues bien, esa palingenesia, ese derecho
singularísimo fué el que tuvo encargado Berriel de enseñar en esta
casa desde el año 1871 hasta el año de 1880. Ese derecho fué el que
enseñó durante ese largo número de años, en lo que llamamos el
curso académico, sin que nunca quedara pendiente ni suspensa la
explicación como lo demuestran los programas, índices o mejor,
prontuarios, que se conservan en nuestra biblioteca, mudos testigos
de tan grande y extraordinario trabajo, formados de común acuer-
do con sus tres eminentes discípulos Claudio González de Mendo-
za, Juan Francisco O'Farril y Agustín Valdés de la Torre, que és-
tos sí que no son testigos mudos, sino vivos e ilustres e irrecusables
de cómo podía enseñarse con amor y con celo en pleno siglo XIX el
texto de los códigos y las fuentes del derecho positivo español, que
ELOGIO DEL DOCTOR BERRIEL 7
parecían muertos los unos y secas las otras por su antigiiedad y ve-
tustez. Esta era, señores, la árida materia de aquella literatura que
tanto aborreció Don Nicolás Fernández de Moratín y que sólo ser-
vía con sus cien códigos para demostrar cómo se puede tener razón
sin que se pueda obtener justicia, agudísima sátira que si es discul-
pable en el Príncipe de la Dramática de transición entre el siglo
XVIII y el siglo XIX, no es disculpable por cierto en un graduado,
como él, de las márgenes del Pisuerga.
Cuando se compara el estado actual de la ciencia jurídica en
Italia, que suele ser la que mejor conocemos y las condiciones y los
métodos de enseñanza de derecho privado en los dos primeros ter-
cios del siglo XIX, no sólo en Italia sino en toda Europa con lo que
entonces y después sucedió entre nosotros, vais a ver qué hermoso
sincretismo nos presenta la historia de la enseñanza del derecho y
además cómo no resulta tan desfavorable ni extraño el juicio que
del cotejo naturalmente se desprende. El testigo es Savigny, autor
de aquella pieza documental que vió la luz por vez primera en la fa-
mosa revista histórica que fundó en Berlín. No he leído jamás, no
puede suponerse un juicio más severo en el fondo, no tocado, claro
está, por espíritu de maledicencia, que era de todo en todo incompa-
tible con aquella alma tan grande, que al decir de uno de sus gran-
des discípulos, Jacobo Grimm, el autor de la mejor gramática histó-
rica que se ha eserito de la lengua alemana y fundador, según
Wheeler, de la moderna ciencia del lenguaje, se revelaba al exterior
en la gracia y nobleza de su expresión, en el semblante de dulcísima
matrona, lejos de ello, animado por la más viva simpatía, por la
más generosa confianza en la fuerza y en el porvenir del genio jurí-
dico italiano.
No es posible imaginar una fase de más profunda decadencia
que la que Italia atraviesa en estos momentos, escribía Savigny en
1832. La ciencia, en cuanto es investigación, allí no existe; la ense-
ñanza es mera repetición. Se ha olvidado la inmediata investigación
sobre las fuentes ; todos los maestros se dedican a vulgarizar los tex-
tos. En la ciencia del derecho romano no se lee, ni se repite, ni se co-
menta más que a Heinecio.
Interrumpida la continuidad de la tradición jurídica italiana
por la introducción de los códigos franceses, la elaboración del de-
recho quedó paralizada. La actividad jurídica se agotó con las tra-
ducciones de las obras de los autores franceses, y por último, la falta
de correspondencia entre la dogmática y una exégesis bien entendi-
8 JOSE A. DEL CUETO
da mató la enseñanza: Villani, el orador más grande que en aque-
llos tiempos tenía el foro romano, profesor de texto civil en la Uni-
versidad de Roma, era un mero repetidor. Villani era además audi-
tor del Cardenal Camerlengo Avellino, lo mejor y más noble del
Ateneo napolitano, había olvidado a Celso y a Ulpiano por Safo y
por Corina y estaba entretenido en averiguar cuál era la influencia
de la octava cuerda de la lira. Pisanelli vivía consagrado a la numis-
mática, Pescatori a la política, y la generalidad de los profesores de
derecho eran empleados del Estado o abogados en ejercicio y el pro-
fesorado venía a quedar convertido en una cosa accesoria, o lo que
era peor, en un pasatiempo. Eso mismo sucedió aquí entre nosotros,
sin que pudiera ser de otra manera. ¿Sabéis el sueldo señalado a la
cátedra que Berriel explicó en esta Universidad hasta 1871? Qui-
nientos pesos, esto es, señores, menos que el doble jornal de un bra-
cero en esta ciudad, condición económica suficiente no en verdad
para ingresar en el profesorado público sino para aspirar a una eje-
cutoria de pobreza. Si en la Europa de entonces era lo particular
que los escolares no aprendieran cosa de valor, lo maravilloso entre
nosotros fué que pudiéramos contar con la vocación probada de un
Berriel que guió durante veinte y nueve años a la juventud cubana
que se dedicaba al estudio de las leyes por el vasto campo de diez
siglos que se abren con el Libro de los Godos y se cierra con la No-
vísima Recopilación, y con el no menos ilustre Dr. Hernández Ba-
rreiro que desterró a Heinecio y abrió las puertas del estudio del
derecho romano a la cultura extranjera, principalmente francesa,
con Giraud y Machelard, con Ortolán y Demangeat, Rouben de
Coudert y Accarias.
Vivíamos del todo fuera de las grandes corrientes del pensa-
miento jurídico internacional, por razones y deficiencias económi-
cas que aquí desde esta tribuna denunció en 1888, con inusitada
valentía, mi amigo el Dr. Johnson, y en parte porque el estado de
la legislación española anterior a la promulgación del Código Civil
no consentía aprovechar el riquísimo material científico acumulado
en Europa después del descubrimiento de la Instituta de Gayo. Si
la obra colectiva de la Universidad que consiste en defender o di-
fundir la cultura nacional no es posible allí donde no se proporcio-
nan los medios propios para la investigación, ni se pueden mejorar
los métodos de investigación y de enseñanza, y la iniciativa de esta
reforma será siempre un título de honor que hará imperecedero el
nombre de nuestro sabio compañero el Dr. Varona, loa merece quien
ELOGIO DEL DOCTOR BERRIEL 9
lejos de las bibliotecas y las academias que entre nosotros empeza-
ron siendo la obra de empeños privados, con medios suficientes pro-
cura remediarlos con su amor a la ciencia, con aplicación y celo in-
superables. No hay ejemplo mayor de asiduidad en esta casa que el
de Berriel en los 46 largos años que duraron sus servicios. Bien lo
sabéis sus más antiguos compañeros del Claustro. No hubo profe-
sor a quien ya la Escuela de Derecho, ya el Claustro General hubiere
encargado el desempeño de mayor número de comisiones, y su exae-
titud y puntualidad fué tan singular y extraordinaria que no dis-
frutó un solo día de licencia, qué digo de licencia, cuando consta en
su expediente personal que creyó de su deber justificar su falta de
asistencia durante breves horas para templar el llanto y las quejas
amargas que le afligían con el más grande de todos los dolores que
pueden contristar el corazón humano, la muerte de su madre.
No tuvo la ciencia del derecho servidor más infatigable y apa-
sionado.
Por eso, duéleme mucho decirlo, y si no lo dijera, creería que
injuriaría gravemente su memoria, que fué grave y lamentable equi-
vocación aquella en que incurrió el Gobierno de la Primera Inter-
vención en 1900, al no confirmarlo en su cargo de Catedrático de
Derecho Civil, al no reconocerle las aptitudes y los conocimientos
que lo adornaban para mantenerlo dignamente al frente de esta cá-
tedra. Es cierto que Berriel no ingresó en el profesorado público
por oposición, pero miente quien diga que aquí vino por complacen-
cia del Procónsul. Berriel ingresó en la Universidad en virtud de
un concurso de méritos, y me complazco en recordar que mereció la
preferencia entre varios concurrentes, entre ellos, un abogado es-
pañol de no escaso mérito y de arraigo en el país, el Dr. Gonzalo
Pelligero de Lama, a uno de los más duros y fieros Capitanes Gene-
rales que gobernó la colonia en el perícdo más erítico de la primera
guerra por la independencia, el general Caballero de Rodas. Qué
viceversas tan curiosos los de la historia y cuáles no serían los me-
recimientos de Berriel para obtener la preferencia. El Decreto de
1900, no hay por qué ocultarlo, lastimó el sentimiento público en
nuestra Universidad. Hubiera. podido el Gobierno de la Interven-
ción, en el ejercicio de un derecho legítimo, declarar vacantes todas
las cátedras o declarar vacantes únicamente aquellas que desempe-
ñaran quienes no las hubiesen obtenido por oposición. Si a esto hu-
biera limitado sus funciones nadie hubiera recibido legítimo agra-
vio. La justicia del Decreto que separó a Berriel de su cátedra y
10 JOSE A. DEL CUETO
conservó a Hernández Barreiro en la suya será siempre dudosa, co-
mo no sirva para demostrar, como decía Taine, cuán difícil es ob-
servar y conocer su propio tiempo, y la estrecha vecindad que guart-
dan en este mundo las alegrías y las penas, cómo se mezclan la feli-
cidad y la desventura, cómo se esconde cerca de la rosa que halaga
el dardo que punza y que hiere y que lastima. Qué alegría tan gran-
de, qué satisfacción tan inmensa al ver confirmado en su cátedra al
Dr. Juan Bautista Hernández Barreiro; qué pena tan cruel, cruelí-
sima, al ver despedido a Berriel, el más antiguo, el más modesto, el
más laborioso quizás de los trabajadores de nuestra Universidad al
cabo de treinta años de servicios, sin otro galardón que las amargas
lágrimas que muchos de vosotros vísteis rodar por sus mejillas.
Es opinión común sobre la que no cabe razonar que aquel agra-
vio le valió al Dr. Berriel el Rectorado perpetuo. No hubo, en efee-
to, ningún otro Rector en las elecciones que repetidamente se suce-
dieron desde 1898 a 1915. Es que la Universidad tenía justa estima-
ción de los méritos de Berriel.
El país cubano contribuyó también al desagravio; el país lo con-
sideró con las aptitudes y los conocimientos necesarios para dar a
Cuba una Constitución capaz de asegurar un gobierno estable, or-
denado y libre, y la provincia de la Habana lo eligió uno de sus de-
legados a la Asamblea Constituyente. Político lleno de ciencia llevó
a la Convención Constituyente el sentido conservador claramente
dibujado en el proyecto de Constitución, según lo declaró en uno
de sus discursos, geniales como todos los suyos, recientemente publi-
cado en una revista de esta ciudad, mi querido y llorado amigo, el
eminente abogado y estadista Dr. Eliseo Giberga. Berriel escribió .
el proyecto de bases de 1900 y fué el autor del proyecto definitivo
de 1901, fué uno de los redactores del articulado de 12 de febrero,
y a él, autor del voto particular de la sección tecera, se debe princi-
palmente que la segunda enseñanza y la superior corran a cargo del
Estado, que deberá cubrir los gastos de todo orden que ocasionen.
La labor de Berriel en la Convención Constituyente es muy semejan-
te a la que empleó en la Universidad. No es tampoco de extrañar
que más de una vez en el diario de los constituyentes se le reconocie-
ra y proclamase como honra y gloria de nuestra Universidad y de
la enseñanza pública.
En el foro, a pesar de su modestia, nadie le aventajó en autori-
dad. Repetidas veces fué elegido por sus compañeros Decano de
nuestro Ilustre Colegio y la primera vez, convaleciente de grave en-
ELOGIO DEL DOCTOR BERRIEL 11
fermedad y casi ciego, sólo él hubiera podido vencer a José Manuel
Mestre, otro hijo predilecto de esta casa, que a sus grandes talentos
como jurista unía los prestigios del más puro y acendrado patrio-
tismo.
También fué Berriel un gran patriota; al lado de sus paisanos
estuvo siempre en todas las empresas políticas que coronó la inde-
pendencia.
Es cierto que Berriel publicó pocos de sus escritos. Publicó al-
gún que otro artículo, algún que otro discurso para leerlo en la con-
memoración del Colegio de Abogados, en elogio de algún profesor de
esta Universidad como el Ldo. Domingo León y Mora, llamado por
aleunos el Lista cubano. Berriel fué hombre muy tímido, tanto que
aún se conserva inédito en el archivo de nuestra Secretaría el eru-
dito discurso que escribió par tomar posesión de su cátedra de De-
recho Civil, y no he de dejar pasar esta oportunidad sin que rue-
gue al Comité de redacción de la Revista de la Facultad de Filoso-
fía y Letras que lo inserte en uno de los números de tan importante
publicación. Berriel no fué intolerante ni inclinado a estériles va-
nidades; ajeno a toda ambición de poder, honores y riquezas, amó
la pobreza y la sobriedad. El pudo escalar la Presidencia del Tribu-
nal Supremo en aquella memorable ocasión en que bajaba de ella
lleno de prestigios el ilustre repúblico Don Antonio González de
Mendoza y lo rehusó con la mayor sencillez.
El no podía vivir más que en el ambiente de esta casa; la Uni-
versidad era lo que más se adaptaba a la tranquilidad de su espíri-
tu y a la nobleza de su corazón. De Berriel puede decirse lo que de
otroinsigne español dijo Menéndez y Pelayo,loque ya se había dicho
de Sócrates y de Don José de la Luz Caballero: no hay que buscar
sus obras en ningún archivo, están depositadas en el espíritu de sus
discípulos.
Berriel fué un hombre que para dicha suya y para inolvidable
ejemplo de esa juventud cubana que está llamada a sucederle, no
sólo alimentó su alma con el pan de las verdades eternas, sino que
alcanzó a realizar esa difícil ecuación de la conducta y de la idea,
esa armonía del corazón y de la inteligencia, que es condición esen-
cial para la paz del alma y para la provechosa fecundidad de nues-
tra existencia.
Personificación de una sociedad disuelta por grandes crisis po-
líticas, sociales y económicas, en lo mucho que tenía de bueno, que
ha caído ya en los dominios de la historia, dió testimonio con su
12 JOSE A. DEL CUETO
muerte del carácter y de las finalidades de su existencia consagra-
da al bien, de una existencia tan modesta como laboriosamente di-
fundida por las vastas esferas de la jurisprudencia y de la ense-
ñanza pública.
Qué apostolado tan fructuoso; quien le cumple como Berriel tan
a conciencia, puede esperar el divino juicio sin más valedores que
sus propiasobras y sin más compañía que la de su propia conciencia.
Descansa en paz, querido amigo y compañero nuestro, a la som-
bra benéfica de la eruz que te cobijó desde la cuna. Este tributo de
dolor que te paga hoy la Universidad Nacional en presencia del con-
curso más distinguido de la sociedad cubana que preside el austero
ciudadano que dirige los destinos de nuestra Nación, se convierte
en la demostración más grande, en la demostración más sentida con
que amorosa te despide la Cuba de tus ensueños, la patria agrade-
cida. He dicho.
EL HABLA POPULAR DE MEJICO Y
POR A. M. CARREÑO
Individuo de Número de la Sociedad Mejicana de Georgrafía.
México, agosto 5 de 1915.
Sr. Dr. D. Juan M. Dinico0.
Habana.
Mi distinguido y respetable amigo:
Con un pequeño lote de correspondencia que acabo de recibir
después de cuatro meses, más o menos, que no teníamos noticias del
exterior, llegó a mis manos el interesantísimo estudio de Ud. intitu-
lado ““El habla popular al través de la literatura cubana”” y que
Ud. presentó en 10 de abril de 1912 en la Sección X del Congreso
Internacional de Orientalistas, celebrado en Atenas.
Inmediatamente leí este notable trabajo de Ud., que ha tenido
para mí, además del interés que en sí encierra, el comprobar la se-
mejanza que existe entre el lenguaje popular cubano y el de México.
Nuestro D. Joaquín García Icazbalceta, en una de sus más impor-
tantes obras sobre México, en su “Vocabulario de Mexicanismos””
(México, 1899), hizo constar que muchas voces y frases, que estába-
mos acostumbrados a considerar como provincialismos nuestros,
eran comunes a otras tierras hispano-americanas; cosa fácilmente
explicable, por otra parte, toda vez que muchas de esas voces, como
lo asiente por su lado el inolvidable Cuervo, **“son monumentos y
reliquias de la lengua de los conquistadores””.
No es de extrañar, por lo mismo, que haya encontrado yo todas
Jas semejanzas que han llamado mi atención entre nuestros respec-
tivos lenguajes populares, toda vez que en su Vocabulario, García
Teazbalceta pudo presentar innumerables casos en que unas mismas
voces eran empleadas en diversos países de la América y lo mismo
han hecho otros escritores. Ud. mismo habrá comprobado este hecho
(1) Tenemos mucho gusto en publicar la interesante carta del distin-
guido Profesor y escritor mejicano Sr. Alberto M. Carreño. Las estrechas re-
laciones entre el lenguaje popular de Cuba y el de Méjico quedan en este
trabajo bien demostradas.
14 A. M. CARREÑO
tanto en el libro de García Icazbalceta, como en el “Diccionario de
Mexicanismos”” de D. Félix Ramos y Duarte, conterráneo de Ud.—
este libro, sin embargo, tiene varias observaciones inexactas—como
en una lista publicada por el Sr. D. Manuel G. Revilla y que con-
tiene un pequeño lote de mexicanismos.
Voy sin embargo a tomarme la libertad de expresarle las obser-
vaciones que acerca de la semejanza de nuestros idiomas populares
me han ocurrido, porque el trabajo de Ud. analiza el problema des-
de un punto de vista diverso de aquel en que generalmente se pre-
senta, puesto que, por regla general, lo que se hace es formar índi-
ces de voces a modo de diccionario, exponiendo más bien el signifi-
cado de tales voces, que sus accidentes fonéticos. Le ruego a Ud. que
sea muy benigno al juzgar de esta mi carta, porque la escribo sin
tener ocasión de consultar libros, de comprobar ejemplos o de hacer
algo que puede parecer un verdadero estudio. Es posible, en conse-
cuencia, que muchas de las palabras que consigno hayan dejado de
ser aprovechadas por los literatos que en México han cultivado en
sus libros el leneuaje popular; pero sí puedo asegurar a Ud. que
todas ellas son el producto de mi observación personal, aun cuando
esta razón sea la que más deba obligar a Ud. a ser cauto respecto de
tal obsevación, mientras no la vea confirmada por quien tenga la
autoridad de que yo carezca. Para mayor facilidad, voy a seguir
exactamente el camino trazado por Ud. en su citado estudio.
FONOLOGÍA
Substitución de unas vocales por otras.
A EN E.
La a se trueca en e en especies por especias; y en palabras no
mencionadas por Ud., en frezada por frazada, memeluco por mame-
luco, case por casa. Respecto de esta última voz, debo agregar que
generalmente se emplea en frases como esta: *“voy a case Pedro””,
en lugar de “voy a la casa de Pedro”. También dicen muchos:
““voy encase Pedro””.
A EN O.
No recuerdo haber observado este cambio, ni viene a mi memo-
ria alguna palabra en que se efectúe, salvo en onque por aunque.
A EN Ú.
Es muy usual emplear truje por traje, etc., en todas las perso-
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 15
nas y en los dos números del pretérito del verbo traer, con la pecu-
liaridad de que también se dice: trujió, trujieron, por trajo, traje-
ron, respectivamente.
E EN A.
También emplea nuestro lenguaje popular las palabras aspera
por espera, aspérense o aspérenme por espérense, espérenme, hojal-
dra por hojaldre, aun cuando de preferencia se usa la voz hojaldra-
da. Es frecuente oir langúetada o lengúetada por lenguetada.
E En Ll
Nosotros tenemos ptor por peor, major por mejor, siñor por se-
ñor, sñora por señora, diabetis por diabetes, dispensa por despensa,
ictiricia o solamente tiricia por ictericia, rimprisenta 6 ripresenta
por representa, incarga por encarga, dimoño por demonio, primita
o premita por permita, prímiso o premiso por permiso, dispués o
dimpués por después, mi por me, invidia por envidia, li por le, 1n-
hierro por entierro. Independientemente de estos vocablos entre los
cuales hallará Ud. tiricia, riprisenta, premita y dimpués, que no
aparecen catalogados en su estudio; y de los mencionados por el
ilustre Cejador como corriente entre el pueblo sobre todo de Ara-
gón y de Andalucía, tales como dicir por decir, piscuezo por pes-
cuezo, Grigorio por Gregorio, existen otros entre nuestro pueblo,
de los cuales recuerdo: arriar por arrear, mexicanismo que signifi-
ca llevarse alguna cosa, cránio por cráneo, chiminea por chimenca,
irisipela por erisipela, jiringa por jeringa, petrólio por petróleo,
pipitoria por pepitoria, riuma por reuma, saquiar por saquear, tia-
tro o triatro por teatro.
E En O.
No recuerdo ningún caso en que ocurra el cambio.
E EN U.
Tampoco me ocurre vocablo alguno, y es de notar que tanto en
este caso como en el anterior, casi no se verifica el trueque en el
lenguaje popular de Cuba.
Il En E.
Este cambio sí es frecuente aquí como allá y tenemos como Uds.
rocear por rociar, mesmo por mismo, denguna o nenguna por nin-
guna, y, naturalmente, la misma voz para el género masculino; en-
deviduo por individuo, jerviendo por hirviendo, mesmito por mas-
16 A. M. CARREÑO
mito, aflegido por afligido, apeñuscarse por apiñarse, asestir por
asistir, prencipio por principio, enstinto por instinto, desimular por
disimular, comelón por comilón, cambear por cambrar, recebir por
recibir, deligencia por diligencia, cevilizar, cevilizado, cevilización,
por civilizar, civilizado y civilización, escrebiwr por escribtr, cercun-
loguio por cireunloquio, prencipal por principal. Además, todos los
casos indicados por Cuervo y señalados por Ud. se encuentran entre
nuestro bajo pueblo, que dice medecina por medicina, melitar por
militar. Por supuesto que cuando se modifica la % en e en el infini-
tivo de los verbos, la modificación se observa en sus conjugaciones,
aun cuando no puede decirse de un modo absoluto, que en todos sus
tiempos y modos.
Independientemente de las voces indicadas, nuestro lenguaje po-
pular dice devisar por divisar, y sesear por siseas.
A juzgar por la declaración de Ud. de que ““este cambio de vocal
se ha advertido en Andalucía y Asturias y en América, en Guate-
mala y en la República Argentina””, no se había hecho igual obser-
vación respecto del lenguaje popular de México, y, como Ud. ve, el
cambio se verifica en grande escala.
O EN A.
No viene a mi memoria ninguna variación de estas letras.
O EN E.
Es frecuente el empleo de semos por somos, precurar por procu-
rar, trastes por trastos, escuro por oscuro, conmevido por conmovi-
do. García Icazbalceta menciona esternudar por estornudar.
O En L
En caso de efectuarse este cambio debe ocurrir en muy escasas
voces, porque no encuentro alguna que citar, salvo muima y mumno
por mohína, mohíno.
O EN U.
Nuestro pueblo suele usar, como el cubano, cun por con, cun-
tento por contento, dumingo por domingo, cunocimiento por cono-
cimiento, y quizás algunas otras palabras, como cuete por cohete,
hérue por héroe, que son muy comunes.
EL HABLA POPULAR DE MEJICO ¿e
U EN O.
Aun cuando no tengo noticia de que en México se usen los voca-
blos que Ud. cita, recuerdo, en cambio, pos por pues y coyontura
por coyuntura.
U EN l.
Es México, a n3 dudarlo, uno de los lugares donde Cuervo pudo
encontrar, como Ud. en Cuba, ingiento por ungúento.
CRASIS
La observación hecha por Ud. acerca de la fusión de dos vocales,
que finalizan y dan principio respectivamente a dos palabras puede
hacerse también por lo que respecta a nuestro lenguaje popular,
porque también aquí es no sólo frecuente, sino usual el oir: mentien-
de por me entiende, langosta por la angosta, mestá por me está, la-
precia por la aprecia, bocabajo por boca abajo.
Pero hay otro fenómeno tan curioso como interesante, y estriba
en que cuando el artículo el se antepone a un vocablo que empieza
con a, acentuada o no, se observan al mismo tiempo la pérdida de
la vocal del artículo y la fusión de la consonante l con la siguiente
palabra, así: láguila por el águila, lalto por el alto, lancho por el
ancho, lagujero por el agujero, ete. Aun cuando esta circunstancia
se observe con mayor frecuencia, respecto de palabras que comien-
zan por a, no por esto el fenómeno se verifica únicamente con ellas,
porque se advierte en las que comienzan con ha, como lacha por
el hacha, y también en las que principian por otras vocales, prece-
didas o no por la h. Así tenemos: lébano por el ébano, líndice por
el índice, lojo por el ojo, lungiúento por el ungiúento, loyo por el
hoyo, lule por el hule. Y no es necesario que el acento vaya en la
primera sílaba, porque se pueden hallar palabras como limdicador,
por el indicador, lojero por el ojero, ete.
AFÉRESIS
Esta figura también la aplica con gran frecuencia nuestro pue-
blo, pues dice: ñor por señor, calosfrío por escalofrío, ceguia por
acequia, nimal o limal por animal, naguas o nagua por enaguas.
En cuanto a los vocablos que comienzan por cu también es constan-
te la pérdida de la e, ya se trate de nombres propios o de otro gé-
nero de sustantivos, como Ugenio por Eugenio, Ulogio por Eulogio,
Usebio por Eusebio, Ufemio por Eufemio, Ulalio por Eulalio, Uro-
18 A. M. CARREÑO
pa por Europa, ucaristía por eucaristía. Hay otro caso muy común
entre los que incurren en estas formas, y es el de Pomuceno o Po-
muceno por Nepomuceno.
SÍNCOPA
Nosotros, como Uds., tenemos: anque por aunque, cenciía por
ciencia, mantención por manutención, y, además, zanoria por 2a-
nahoria. Respecto del verbo cloroformizar, es muy frecuente que
sea transformado en cloroformar.
Hay un verbo, que no me explico por qué la Real Academia no
ha aceptado y es el que indica los actos enderezados a obtener im-
dependencia, o este hecho en sí mismo. En México el verbo derivado
de aquel sustantivo se usa de dos modos, independer o independi-
¿ar; y así se dice que un hijo se independe o independiza de su pa-
dre cuando llega a la mayor edad, es decir, que se hace independien-
te o que logra su independencia en aquella época; que las colonias
luchaban por independerse o independizarse de su metrópoli. Las
personas que usan la forma independizar—pues aquí no se trata
de una palabra que solamente usa el pueblo—colocan este verbo
con el verbo cloroformizar; y si esta asociación ha de ser la corree-
ta, se presentaría un nuevo caso de síncopa; en caso contrario, es-
taríamos frente a una epéntesis.
APÓCOPE
Entre nosotros los casos en que se encuentra el apócope son se-
euramente los mismos que Ud. indica respecto del lenguaje popular
de Cuba, pues hemos visto que con gran frecuencia se pierde la últi-
ma vocal de una palabra, cuando la siguiente comienza también
por vocal, como en tien agua por tiene agua, Pedr Ortiz por Pedro
Ortiz, etc.
METÁTESIS
Teualmente hallo en México presonaje por personaje, Trocuato
por Torcuato, premisión por permisión, ciudá por ciudad. Noto que
el Profesor Marden encuentra la forma probe por pobre, que tene-
mos aquí, en Santander, Vizcaya y Aragón, y premiso y Graviel,
que igualmente son nuestras, en Vizcaya, y esta circunstancia pu-
diera indicar que estas formas son todavía herencia directa del len-
guaje de muchos de los primeros pobladores hispanos en esta parte
de América. Es muy cierto que naíde es una de las palabras con
frecuencia empleadas por Santa Teresa; y debo agregar, que mu-
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 19
chos de los vocablos todavía hoy populares en España y en diver-
sos lugares de habla española, son lenguaje corriente de aquella
ilustre escritora.
Hay una observación del Sr. Marden con la cual no estoy de
acuerdo. Asegura, según asienta Ud., “que la forma suidá se usa
por las clases educadas de México y se oye en Chile y Perú””. Es
muy probable que el distinguido profesor norte-americano haya
sido inducido a error, por el hecho de que es común el empleo de
ciudá por ciudad aun entre las clases educadas; pero el término
suidá, generalmente pertenece sólo al lenguaje del pueblo iletrado,
que también dice; transuentes por transeuntes, estuata por estatua,
premiso por permiso, premitir por permitir y los más, si no todos,
los tiempos de este verbo, de igual manera.
ATRACCIÓN DE LA 1
Ha quedado indicado que aquí se efectúa en casos como el de
naide por nadie, que Ud. cita.
PRÓTESIS
Los casos que yo conozco son: alevantar por levantar, afigurar
por figurar, afigurarse por figurarse, abajar por bajar, adormir por
dormir, asujetar por sujetar, arrecoger por recoger, arreparar por
reparar, arrebiatar por rabietar, arrecordar por recordar, aforrar
por forrar, agolpear por golpear, acomedirse por comedirse y sus
respectivas conjugaciones. Se encuentran en igual caso los partici-
pios que nacen de estos verbos, y algunas otras palabras como aluego.
EPÉNTESIS
Los cambios por medio de esta figura de que recuerdo, son: des-
aprevenido por desprevenido, desaprevenir por despreventr, prie-
guntar por preguntar, compriende o compriendes por comprende,
comprendes, trajió por trajo; y además de estos mencionados por
Ud., trujió, trujieron, que antes había yo indicado, y cabeceada por
cabezada, diferiencia por diferencia, estuata por estatua, telefonear
por telefonar.
ANAPTIXIS
Respecto de la aparición de una vocal entre dos consonantes,
particularmente cuando una de éstas es líquida, no recuerdo haber
conocido sino un caso: el de saberá por sabrá.
20 A. M. CARREÑO
PARAGOGE
Tal vez sólo existe valse por vals; yo no recuerdo alguna otra
palabra.
Substitución de unas consonantes por otras.
B
Tampoco entre nosotros se distingue, sino excepcionalmente, la
pronunciación de la b y de la v; y esto, como es natural, suele in-
ducir a error en la escritura a quienes no están muy duchos en re-
glas ortográficas.
Al mismo tiempo se observa, como en Cuba, que las vocales o,
u, suelen trocar en gutural a la labial b, o a la labio-dental, que en-
tre nosotros resulta solamente lavial v. Así tenemos: golver por
volver, gúeno por bueno, gúey por buey, agúelo o agúela por abuelo,
abuela,
Debo agregar que es muy justa la observación de que el cambio
de bo v por g no se efectúa solamente cuando aquellas letras pre-
ceden al diptongo ue, pues como se ha visto, el primer caso que he
citado, golver por volver, carece de tal diptongo y puede observarse
la substitución, al conjugar el verbo no tan sólo en los tiempos en
que se produce la irregularidad de trocar las letras radicales, ad-
mitiendo ue por o, sino en todos los demás tiempos.
Tenemos también menjuí por benjuí.
C
Acontece en México respecto del sonido de la c y de la s lo que
pasa en Cuba y en diversos otros lugares no sólo de América, sino
de España misma: que se confunden completa y absolutamente, co
mo sucede acerca de la 2. En consecuencia, bien pudiéramos decir
que, desde el punto de vista meramente fonético, estas letras tienen
un mismo valor y sólo se diferencian en la escritura en que, como es
natural, tratándose de un país que emplea un idioma heredado de
España, se adoptan la c, la s y la 2 para escribir las voces que 1e-
van estas tres letras, respectivamente.
Como quiera que he indicado a Ud. al principio que al dirigirle
estas líneas no he tenido tiempo para consultar libros escritos en
lenguaje popular, no puedo asegurarle si los autores que entre nos-
otros han cultivado este género de literatura han marcado ortográ-
ficamente el apartamiento de la pronunciación castellana, como lo
hacen los escritores españoles para marcar los vicios de pronuncia-
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 21
ción, y como veo, por los ejemplos que Ud. cita, que hacen también
los cubanos. Claro está que al hacer esta indicación me refiero sólo
al hecho de marcar la igualdad de los sonidos de las tres letras en-
tre nosotros; que respecto de las demás modificaciones de unas le-
tras por otras, ya sean vocales o consonantes, o de la adición y su-
presión de otras letras si aparecen claramente señaladas, toda vez
que de otro modo no se marcaría de un modo expreso el mexicanis-
mo popular.
También nuestras clases populares cambian la doble c por s, o lo
que es lo mismo, suprimen una de éstas, diciendo asión por acción,
y por una ¿ como en faisiones por facciones, faitor por factor. Re-
sulta, por tanto, muy justa la observación que Ud. formula de que
en México, como en Cuba, a veces la c es substituída por una 2, co-
mo en caraiter por carácter.
D
No podría decir de un modo categórico que en México no se efec-
túa el cambio de la consonante d por n o por r; pero tengo entendi-
do que no se verifican los que Ud. señala. Esto por lo que se refiere
al lenguaje popular; que en cuanto al infantil, seguramente es fá-
cil hallar no solamente nalie por nadie, sino benmice o benice por
bendice, etc. Aquí tenemos almitir por admitir, alvertir por adver-
tir, alversidad por adversidad, almirar por admirar, almiración por
admiración, etc.
F
Es común la substitución de f por ¡como en juera por fuera,
juerza por fuerza, jué por fué.
G
El sonido de la y y de la j, en las sílabas ge, g?, es tan igual, que
si yo pudiera realizar, porque en mi mano estuviere, el ensueño que
en más de una ocasión he tenido de hacer rigurosamente fonética
la escritura de la lengua castellana, una de las reformas que reali-
zaría en la ortografía habría de ser el escribir en todo caso las sí-
labas je, ji, con j y no con g. Yo no dudo que los aparatos destina-
dos a medir y especificar las vibraciones y a presentar las diferen-
cias esenciales entre ambas letras acusen rasgos característicos dis-
tintos; pero no alcanzo a comprender cuál sea la necesidad de com-
plicar la escritura con la introducción de dos letras para escribir
un sonido que los oídos no confunden. Claro está que las primeras
22 A. M. CARREÑO
sílabas de gabán y de ¿amón, respectivamente, necesitan de signos
fundamentalmente diversos, porque diversos fundamentalmente son
los sonidos que escuchamos al pronunciar ambas palabras; pero no
dudaremos de lo que es la palabra germen, al oirla, se escriba con y
o ¡al consignarla en el papel, como no dudaríamos tampoco de lo
que significa gitano o jitano.
Cosa igual acontece, por ejemplo, con la c en las sílabas ca, que,
quí, co, cu. Su escritura en esta forma, que es la usual y la acepta-
da, sería indispensable si no hubiera otro signo con el cual se pu-
dieran representar de manera uniforme. Pero no es así el caso: la
Real Academia de la Lengua ha dado carta de naturalización a la
le para sólo emplearla en contadísimas palabras, y bien pudiera
darle un uso más general y más benéfico, utilizándola para repre-
sentar los sonidos de las sílabas ka, ke, ki, ko, ku, pues para esto
tampoco podría oponerse el que desde el punto de vista meramente
físico, existan algunas diferencias fonéticas entre la c y la k.
Es natural que en los primeros tiempos habría de parecernos
raro el hallar escrito kara, keja, kitar, kojo, kuna; pero no hay que
olvidar que en la ortografía castellana se han introducido variacio-
nes fundamentales, y que un escritor de los siglos XVI y XVI!
habría de tener tantas dificultades para leer un libro impreso en el
siglo XX, como un escritor moderno y poco versado en el manejo
de antiguas ediciones para enterarse de éstas.
La u ha sido sustituída por la b; la v por la u; la c por la c y
por la z, la x por la ¿; y todavía en los tiempos recientes se han veri-
ficado nuevos cambios, entre otros el de la yg por j, como en geje,
jefe, Gerónimo, Jerónimo. Bien podría, pues, hacerse el nuevo
cambio.
Me he extendido en estas consideraciones para hacer notar que
con toda probabilidad nuestros escritores de lenguaje popular em-
plean, como los cubanos, la j en lugar de la y, para marcar, respec-
tivamente, el cubanismo o el mexicanismo, aun cuando no haya una
diferencia fundamental en el sonido; y digo que con toda probabi-
lidad lo hacen, porque repito que no he tenido tiempo para hacer
consultas.
Entre nosotros también pudiera decirse que en algunos casos la
gy se trueca en h, como sucede entre Uds., y en palabras como ahuje-
ro por agujero, aunque en seguida veremos que la A no tiene a la
verdad valor fonético.
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 23
H
Creo, como Ud., respecto del idioma hablado en Cuba, que en-
tre nosotros esta letra no tiene valor alguno, y no es otra cosa que
un mero signo ortográfico perfectamente inútil, porque lo mismo da
decir acha que hacha, eno que heno, imno que himno, orno que hor-
no, umo que humo.
Entre nuestras clases populares suele convertírsela en j, no só-
lo antes de las letras a, 0, u, como dice el Profesor Marden, sino an-
tes de las cinco vocales, pues se dice jablar por hablar, jervir por
hervir, jondo por hondo, jumo por humo.
J
No menciona Ud. caso alguno de cambio respecto de esta letra y
entre nosotros hay por lo menos una palabra en que aquel se verifi-
ea constantemente: cosijoso por cojijoso, que nuestro García Icaz-
balceta no vaciló en consignar entre los mexicanismos que contiene
su Vocabulario.
L
Es posible que en algunos casos se verifique en México el cam-
bio de l por 1; pero no me parece que se efectúe en los varios que
Ud. cita, vueivo por vuelvo, aiguno por alguno, ei por el, saiga por
salga, faita por faita.
Tampoco creo que sea común el cambio por la r, como sucede en
Cuba y en diversos lugares de España, pues por lo que respecta a
la capital de la República, por lo menos, sólo en dos ocasiones re-
sulta muy generalizado: en arfil por alfil y en delantar por delantal.
No he vivido lo bastante en nuestras costas para haber observado sl
en lugares como Veracruz, etc., es más frecuente el cambio; pero
me inclino a creer que sí lo sea, porque como indicaré después acer-
ca de la emisión de la s, el fenómeno que no es común en las pobla-
ciones del interior del país, lo es en las costas.
No viene a mi memoria ningún caso de sustitución de l en a,
aunque es posible que también aquí se diga mortaldad por mor-
tandad.
LL
cl
Tiene Ud. completa razón cuando asegura que *“el sonido de ll
en y es propio, en México, tanto de la clase elevada como en la ba-
ja”*, y seguramente esta forma de nuestra manera de hablar es otra
de las herencias directas de la mayor parte de los primeros pobla-
24 A. M. CARREÑO
dores de esta parte del continente americano. En consecuencia, los
ejemplos que Ud. pone acerca de los casos de sustitución de una le-
tra por otra serían aplicables a México, aun cuando, como es natu-
ral, si las clases iletradas incurren en la falta ortográfica, no lo ha-
cen las personas medianamente ilustradas.
En Puebla en algunos otros lugares se da a la 1 un sonido que
se aproxima a sh: posho por pollo, gasho por gallo.
N
El cambio de esta letra en d y en r lo recuerdo sólo en dinguno
o denguno por ninguno, y en bocarada por bacanada. No viene a
1ni memoria ningún cambio de » por l.
R
Es posible que se verifique la mutación de la r en mn o en s, o en
1, como acontece entre Uds.; pero no tengo el recuerdo de haber es-
cuchado caso alguno.
Acerca de la substitución de la r por la l, tan común entre los
niños, suelen hacerla los adultos, cuando éstos pertenecen a las cla-
ses populares, que son niños también por lo que respecta a la falta
del desarrollo del lenguaje debidamente cultivado. Así, pues, aun
cuando no con tanta extensión como en Cuba, no es raro el escuchar
apelcibir por apercibir, tolcer por torcer, etc.; debiendo llamar la
atención hacia la circunstancia de que todos los individuos de nacio-
nalidad china de una manera constante hacen tal substitución al
hablar en castellano.
Independientemente de los verbos cuyos infinitivos he citado de
entre los mismos indicados por Ud., y de otros que todavía se po-
drían agregar, hay que añadir que también se verifica el cambio por
las personas que incurren en tal modismo, en los diversos tiempos
en que se encuentra la r, como en seguilía por seguiría, quelía por
quería.
Además de estos casos, ereo que pueden citarse otros de entre
los que Ud. indica, como helmosa por hermosa, ayel por ayer, pel-
miso por permiso, pelsona por persona y algunos otros que si no son
del todo usuales fuera de los niños y de los chinos, no por esto de-
jan de escucharse de vez en cuando.
Como Ud. ve, en este caso mi opinión resulta en abierta pugna
con la del Profesor Marden, como lo está respecto de la afirmación
que hace de que en México se dice karsetín por calcetín. Si escuchó
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 25
esta pronunciación en la costa, no dudaría yo de que ella fuera de
un mexicano, pues como antes he dicho no he podido hacer nunca
una observación amplia en las costas; pero si la oyó en la capital
de la República o fué de un mexicano costeño o fué de un extranje-
ro, pues jamás ha llegado a mis oídos.
Por supuesto que debo rogar a Ud. que no olvide que al escribir-
le estas líneas me estoy ateniendo a mis personales observaciones y
sería demasiada presunción la mía el creer que seguramente soy yo
quien tiene la razón.
Para concluir la parte relativa a este cambio, debo agregar que
es muy usual el empleo de clema por crema, y que respecto de ella
recuerdo bien que García Icazbalceta la menciona especialmente en
su vocabulario, haciendo ver que quienes la emplean lo hacen ante-
poniéndole el vocablo leche, pues han escrito leche-clema, los varios
autores que cita. Yo he podido escucharla muchas veces unida o no
al vocablo leche.
También la 1 substituye a la r en pelgamino por pergamino, y
en pelegrino, citada esta última con gran propiedad por el señor
Marden.
Finalmente nuestro lenguaje popular trueca la r en s en despos-
tallar, por desportillar, y en los diversos tiempos de este verbo.
S
Nuestro pueblo también cambia la s por mn en dende por desde,
y efectúa además otros cambios que Ud. no cita, pues recuerdo la
substitución por la m en dimpués por después; y si bien no trueca
la s en r en lar por las, si lo hace en murlo por muslo. La trueca
igualmente con frecuencia por x, como en expontáneo por espontá
neo, extricto por estricto, etc.
vi
Dada la circunstancia que ya se ha hecho notar, esto es, que en
México la v y la b tienen comúnmente un sonido del todo semejante,
no será de extrañar que aun en la escritura popular se halien con-
fundidas estas dos letras.
La misma semejanza de estos sonidos explica, a mi entender,
que como acontece con la b, la v se trueque en y, y así tenemos
gúelta por vuelta, golver por volver, etc.
28 A. M. CARREÑO
Y
Ya hemos visto que la confusión entre y y la ll tiene que exis-
tir entre nosotros, toda vez que no hay la diferencia de sonidos en-
tre estas letras que todavía se advierte en algunos lugares de Es-
paña.
Xx
También aquí se substituye la x por s en pretesto por pretexto,
escusar por excusar, ausiliar por auxiliar, esacto, esactitud por exac-
to, exactitud.
Z
La observación del Profesor Marden respecto del sonido de la 2
en México es absolutamente exacta, pues para los sonidos za, ze O
ce, 21 0 st, 20, 2u, no empleamos otro alguno que el de la s. En con-
secuencia, si escribimos zapato, céfiro, cita, zorro, zumba, pronun-
ciamos sapato, séfiro, sita, sorro y sumbo, sin que esto pueda tomar-
se como forma popular, toda vez que se aplica a todas las clases so-
ciales, cualesquiera que sean su cultura y su educación. Más aún,
cuando alguien nacido y educado en México pretende marcar la di-
ferencia de sonidos, adoptando la pronunciación española, se le tie-
ne por un fatuo.
PRÓTESIS
De entre los ejemplos que Ud. presenta, el único que puede ser
aplicable a nosotros resulta despabilando, por espabilando, y, como
es natural, el verbo todo de que procede ese gerundio, así como des-
pabiladeras por espabiladeras, vocablos éstos adoptados por la Real
Academia.
EPÉNTESIS
Los casos de epéntesis respecto de consonantes son probablemen-
te más frecuentes, porque desde luego vienen a mi memoria más
ejemplos que acerea de la prótesis. Desde luego nuestras clases po-
pulares, como las cubanas, dicen creiba por creía y lamber por la-
mer, que resulta ser empleada por los gallegos como una forma re-
gular ““que ha conservado la b original latina”.
No recuerdo si alguna vez he oído decir occéano por oceano, vo-
cablo satirizado tan agudamente por Cuervo; pero en cambio es
muy frecuente el oir aquí áccido por ácido aun a personas no vul-
gares, y, además, entre nuestro pueblo se dice generalmente arción
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 27
-
por acción, cirgúela por ciruela, hiprócrita por hipócrita, muncho
por mucho, plántano por plátano, etc.
PARAGOGE
La paragoje es de uso constante en la segunda persona del sin-
gular del pretérito, y, en consecuencia, no sólo se nos pueden apli-
car los ejemplos que Ud. cita: comprastes por compraste, fuistes
por fuste, tuvistes por tuviste, distes por diste, partistes por par-
tiste, y muchos otros que podrían invocarse; sino que la tendencia
a añadir la s en el final de esa persona verbal es tan preponderan-
te, que se presenta otro nuevo caso: el de una metátesis, por llevar
la s del lugar que ocupa en la terminación verbal al final de la pa-
labra. Los ejemplos mencionados anteriormente, se truecan enton-
ces en comprates, furtes, tuvites, dites, partiítes. Respecto del verbo
venir hay la curiosa cireunstancia de que no solamente no se dice:
viniste, ni vinitis, sino venites, ocasionado esto, con toda probabili-
dad, por el hecho de que generalmente se conserva para el pretéri-
to irregular del verbo venir, la forma regular, salvo en las personas
primera y tercera de singular, y tercera del pural, pues no se nece-
sita acudir a las clases iletradas para escuchar: tú veniste, nosotros
venimos, vosotros venístels.
Todavía podrían encontrarse algunos otros ejemplos de para-
goge, si tuviera tiempo para ello, pues desde luego recuerdo que
se dice cotín por cotí, y entre los habitantes de algunas poblaciones
del interior de la República es muy frecuente, a causa del acento
con que hablan, la adición de una n a palabras que terminan en s
o 2, especialmente, como puesn por pues, seisn por seis, diezn por
diez.
AFÉRESIS
Mucho deploro no conocer los fundamentos que tienen el Pro-
fesor Marden para asentar, según Ud. dice, “que en un buen nú-
mero del pueblo mexicano hay la tendencia a suprimir la d inicial
en sílabas pretónicas y que se nota asimismo en Aragón””, porque
tal vez mirando los ejemplos aducidos por él, vinieran algunos Ca-
sos a mi memoria. Lo único que yo recuerdo es que la d inicial de
una palabra suele perderse, cuando antes de esta palabra se encuen-
tra una vocal ya sea formando parte de un artículo o de un pro-
nombre o haciendo oficio de preposición. No es raro escuchar, por
ejemplo, la ecena vor la decena, la etonación por la detonación; lo
28 A. M. CARREÑO
eclararon por lo declararon, lo errumbaron por lo derrumbaron; a
espojar por a despojar, a esquitar por a desquitar, ete.
A juzgar por lo que Ud. expone, el Profesor Marden, que ob-
servó en Bogotá la forma es que por diz que, no la escuchó en Mé-
xico y cabe decir que está muy generalizada.
Aun cuando ya he manifestado que la h resulta un signo inútil
en el alfabeto porque carece de sonido y lo más que se encuentra es
que el pueblo la sustituye por la y, no está por demás añadir, toda
vez que Ud. analiza el fonetismo del lenguaje popular cubano, ha-
ciendo resaltar sus peculiaridades por la manera en que se le repre-
senta por escrito en los libros que le sirven a Ud. como autorida-
des, que nuestro pueblo suele hacer completa abstracción de la h
cuando escribe vocablos que la llevan en el principio.
SÍNCOPA
A propósito de esta figura, creo que se pueden marcar con bas-
tante precisión las consonantes que la originan y son: b, c, d, 9, h,
m, N, p, S, t, y tal vez hasta pudieran indicarse con exactitud los
casos en los cuales se pierden estas letras. Así por ejemplo, la b
desaparece en las sílabas abs, obs, ubs, en vocablos como abstracto,
en que se dice astracto, astinencia por abstinencia, ostrucción por
obstrucción, suscribir por subscribir.
La c por regla general se elimina antes de otra c y antes de t,
como ación, aciones, por acción, acciones, atitud por actitud, dotri- -
na por doctrina.
La d suele perderse antes de la m como en aministrador por
administrador y en los participios o en los adjetivos terminados en
ado y también en muchos sustantivos y algunos adverbios que lle-
van la misma terminación. Tenemos, por ejemplo, conguistado por
conquistado, despreocupao por despreocupado, lao por lado, dema-
siac por demasiado.
L yg desaparece antes de n como en Inacio por [gnacio, inomimia
por ignominia. De magnesia hacen manesia y manencia.
La h, hemos visto ya que es muda, y que si no se nota cuando se
pierde al hablar, sí suele encontrarse con frecuencia esa pérdida en
los escritos de los pocos versados en achaques ortográficos, como en
aumar por ahumar.
La m suele ser suprimida antes de n como en amnistía por am-
mistía.
La n deja de subsistir antes de otra n y antes de la sílaba ons,
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 29
pues pocos son los que pronuncian debidamente la palabra ¿n-nu-
merable, y antes lo usual es oir ¿¡numerable. Respecto de la sílaba
ons casi en todo caso las clases populares dicen costamcia por cons-
tancia, cospicuo por conspicuo. Estos ejemplos hacen ver, por otra
parte, que la n se pierde en este último caso no precisamente por
estar antes de s, si esta letra forma parte de otra sílaba, sino cuan-
do la n y la s forman parte de una misma. Algunas veces, sin em-
bargo, tengo entendido que la n desaparece aun cuando esté en una
sílaba distinta de la de la s, pues he oído decir co-secuemcia por
consecuencia. |
La p es eliminada en ocasiones antes de la t, como en atitud o
atitú por aptitud.
La s resulta inútil y perdida muchas veces antes de c y en mul-
titud de otros casos, no en la capital de México, sino en las pobla-
ciones de la costa, tales como Veracruz, Campeche, etce., según nota-
remos adelante.
Acerca del primer caso cabe decir lo que acerca de la h; los gra-
máticos que se han ocupado en la cuestión ortográfica y a su cabeza
va la Real Academia de la Lengua, han conservado la sc en las pa-
labras que la tienen originariamente en latín, rescindere, ascende-
re; pero a la verdad no encuentro una razón que justifique el con-
servar la s, pues por resla general los españoles y los que dan a la
c una pronunciación distinta de la s dicen recindir y no rescindir,
acender y no ascender; y en cuanto a los que no hacemos diferencia
entre ambos sonidos producimos uno que puede ser representado
por cualquiera de las dos letras: rescindir y recindir, asender y
acender.
Finalmente la t suele ser suprimida antes de m, como en amós-
fera por atmósfera, .arimética o arismética por aritmética.
Todos estos cambios son fácilmente comprobables y muchos lo
han sido por los mismos ejemplos que Ud. ha eonsienado; pero co-
mo antes he dicho respecto de aleunas de las observaciones de Ud,,
que tal vez se podrían encontrar hechos semejantes en las costas,
donde yo no he podido tener una amplia observación, debo declarar
ahora que la pérdida de la s en virtud de la síncopa es tan notable
en muchas personas costeñas, que no se necesita ni mucho tiempo
ni una larga observación para notarla.
Debo añadir también respecto de la pérdida de mn antes de s,
que las indicaciones hechas acerca de la sílaba ons pueden repetir-
30 A. M. CARREÑO
se de las sílabas ans, ins, toda vez que se dice trasporte por trans-
porte, istructor por instructor, ete.
Es muy interesante lo que Ud. asienta, apoyado en altas auto-
ridades acerca de la síncopa silábica que se observa en varios idio-
mas, y desde luego me ocurren dos casos muy usuales; entre nos-
otros, uno, que corresponde a las clases populares, tovía por toda-
vía; y otro que es muy notable entre los americanos comerciantes O
ferrocarrileros; Frisco por (San) Francisco, que es el nombre con
que oficialmente bautizó una compañía ferrocarrilera al puerto más
importante que los Estados Unidos tienen hoy en el Pacífico.
Y ya que Ud. se refiere a otras lenguas que no son la nuestra so-
lamente, ocúrreme recordar aleunas otras supresiones hechas en los
Estados Unidos, pues debe considerarse que existe supresión silábi-
ca en can*t, por ejemplo, que se pronuncia y se eseribe de este modo
en lugar de cannot; pues aunque de hecho se trata de dos palabras
can y not, por aglutinación en la escritura se ha hecho de ellas una
sola palabra.
Son tan afectos los norte-americanos a las supresiones y a las
contracciones, que en muchos casos sólo emplean una de las partes
que forman un vocablo compuesto, como phone por telephone, taxi
por taxicab, etc.
APÓCOPE
Respecto de esta figura, tengo para mí que se presenta muy ra-
ras veces cuando no se trata de la pérdida de la d que es muy co-
mún y en consecuencias también nosotros tenemos, como Uds., nove-
dá por novedad, debilidá por debilidad, ete.
Independientemente de este caso, hay otro muy frecuente res-
pecto de la palabra enaguas, que nuestro pueblo trueca por enagua,
nagua y naguas.
Debo agregar que en nuestras costas y en lugares que no sean
éstas, pero cuando se trate de personas originarias de dichas costas,
es muy usual la pérdida de la s tanto en los numerales como en las
demás voces que indican pluralidad; y así dicen tre por tres, sei por
seis, lo señore por los señores.
La 2 se pierde también por esas mismas personas, que dicen die
por diez, narí por nariz.
Para pierde con gran frecuencia la última sílaba.
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 31
ELISIÓN
Los casos de elisión estudiados por Hanssen tienen su compro-
bación entre nosotros, pues no solamente al unirse dos palabras que
son emitidas una después de otra y de las cuales la primera termina
en vocal y la siguiente principia por e se pierde esta letra, sino que
se presentan aleunos otros casos fáciles de ser comprobados. Así,
pues, son de aplicación indiscutible para nuestro lenguaje popular
los que Ud. indica tú stabas por tú estabas, aquí stá por aquí está;
pero además hay casos en que la e que se pierde es la de la primera
palabra, si la e inicial de la segunda palabra es tónica, como se ad-
vierte en d'éste por de éste, d*ése por de ese. Pudiera decirse, pues,
que en el mayor número de casos la elisión la produce la vocal tó-
nica inicial o final de las dos palabras que se juntan. Esto podría
observarse todavía en los otros ejemplos que Ud. presenta: un'isla
por una isla, medi'hora por media hora, hasta* otra vez por hasta
otra vez.
METÁTESIS
Aun cuando el Profesor Marden en su estudio The Spanish
Dialect of Mexico afirma “que los casos de metátesis no son tan fre-
cuentes en mexicano como en otros dialectos de España y Améri-
ca?”, debo manifestar que no por esto son raros. Desde luego, nos-
otros tenemos, de los que Ud. cita en el lenguaje popular cubano
probe por pobre, suidá por ciudad en ias condiciones que indiqué
al hablar de la metátesis de las vocales premisión por permisión,
estógamo por estómago, Grabiel por Gabriel, presinando por per-
signando; e independientemente de estos ejemplos que Ud. presen-
ta, desde luego me vienen a la memoria: corbetor por cobertor, cu-
leca por clueca, pader por pared, premiso por permiso, redamar
por derramar, redetir por derretir, ruibarbo por riubarbo y otros
que son tan conocidos como éstos.
ASIMILACIÓN
Los casos de asimilación en que la r del infinitivo de los verbos
desaparece cuando inmediatamente la sigue la 1 de un pronombre
enclítico, son bastante comunes; cogelo por cogerlo, matale por ma-
tarle, amala por amarla, etc.
También nos son aplicables los ejemplos que Ud. trae: dispier-
ta por despierta, Juaquín por Joaquín, dibilidad por debilidad, di-
finitivo por definitivo.
32 A. M. CARREÑO
DISIMILACIÓN
Ieualmente nos son propios los casos de disimilación indicados
por Ud.: piores por peores, rial por real, desimula por disimnula,
prencipio por principio, endeviduo por individuo, asestirla por asis-
tirla, enstinto por instinto, pelegrina por peregrina, denguno por
nenguno, variante de ninguno.
ANALOGÍA
Al referirse a la analogía, manifiesta Ud. que “si el objeto del
lenguaje es la comunicación de ideas es evidente como afirma Ed-
monds, que para realizarla la humanidad habrá de escoger el medio
más fácil. La civilización, continúa diciendo el autor, consiste, so-
bre todo, en la invención y uso de los medios más fáciles para efee-
tuar las cosas. Si el gesto puede comunicar ideas, el lenguaje lo pue-
de hacer mejor, y su objetivo principal no es el comunicar las
ideas, sino el transmitirlas del modo menos laborioso. ””
Pues bien, esto que en términos generales resulta una verdad in-
negable, parece que los que hablamos la lengua hispana que nos le-
garon los conquistadores de una gran parte de la América, nos he-
mos propuesto poner en nuestro idioma el mayor número de trabas
no sólo para conocerlo debidamente y con la mayor perfección po-
sible, sino para servirnos de él.
Ya me he referido antes a la inutilidad de muchas letras que al
tener que emplearlas conforme a determinadas reglas de ortogra-
fía, no hacen sino cooperar a que la escritura sea incorrecta, cuan-
do tenemos la ventaja inmensa de que su ortografía puede ser com-
pletamente ajustada a su fonética; pero hay algo más digno de se-
vera crítica, a mi entender, y es la existencia de numerosos verbos
irregulares, que con un poco de buena voluntad podríamos conver-
tir en perfectamente regulares. A este respecto, parece como que
los niños y las clases populares nos indican el ejemplo que debería-
mos seguir.
No veo con perfecta claridad si es de Ud. o del mismo Edmonds
la observación de que en inglés frecuentemente los niños, por ana-
logía, hacen los pasados de los verbos go y make, goed y marked,
respectivamente (lo cual demuestra que el inglés padece del mismo
defecto, pues no se ve la razón lógica para hacer esos pasados went,
gone, de go y made de make; razón por la cual yo aplaudo el atre-
vido intento de Mr. Roosevelt, cuando aventuró un paso hacia la
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 33
escritura fonética del inglés) ; pero no cabe duda de que es de Ud.
la observación que se refiere a que las clases pcpulares tienen una
tendencia semejante a aquélla, toda vez que nos presenta Ud. como
ejemplos suponido por supuesto, bendició por bendijo.
Ahora bien, cabe asegurar respecto de los niños que hablan cas-
tellano, exactamente lo mismo que de los que hablan inglés. Nues-
tros niños dicen: andé por anduve, traí por traje, morió por murió,
ete., y si independientemente de los niños las clases populares tam-
bién emplean estas formas y aun muchas personas de cultura supe-
rior a las de esas clases hacen lo mismo, diciendo, por ejemplo, an-
daría por anduviera, andase por anduviese, etc., ¿no sería más ló-
gico y más práctico regularizar las irregularidades de ciertos ver-
bos? Creo que no puede dudarse. Es verdad que la modificación se-
ría mucho más difícil de generalizar entre los que ya tenemos la
costumbre de emplear las formas irregulares; pero si la tendencia
de un idioma ha de ser buscar los caminos más fáciles, siempre se-
ría más hacedero lograr que los niños que emplean formas regula-
res para los verbos irregulares siguieran el camino que su lógica in-
fantil les aconseja.
Tal vez parezca demasiado radical esta idea, pero con un poco
de paciencia y de constancia el resultado se alcanzaría más pronto
de lo que puede suponerse.
FORMAS ABREVIADAS
Son varias también, entre nosotros, las voces abreviadas que Ud.
ha notado en el lenguaje popular cubano, y desde luego puedo de-
cirle que es muy usual el mepa por me parece, que resulta muy fre-
cuente en la Habana y en Santiago de Cuba.
Muchas de estas voces aparecen formadas por verdaderas elisio-
nes de un carácter especial, guiubo por qué hubo, patrás por para
atrás, parriba por para arriba, pabajo por para abajo. La forma-
ción de estas cuatro últimas palabras se debe de modo esencial a la
cireunstncia anotada ya al estudiar la apócope de que para pierde
la sílaba final con gran frecuencia, no sólo entre las clases ¡letra-
das, sino entre las clases cultas, que dicen: pa ti por para ti, pa
nosotros por para nosotros, pa México por para México.
34 A. M. CARREÑO
MORFOLOGÍA
Accidentes gramaticales.
Ya hemos visto que entre las personas originarias de las costas,
es cosa corriente el decir lo por los y papele por papeles, ejemplos
que Ud. cita; pero me permito con todo respeto observar que en
estos casos no es que precisamente se emplee el singular por el plu-
ral, sino que por una peculiaridad fonética el individuo está ver-
daderamente incapacitado para hacer constar en todo caso el valor
de la s, pues al menos, por lo que a México se refiere, sucede en oca-
siones que la pérdida de la s no se produce acerca de las dos pala-
bras en plural, que van unidas, y. así se dice: lo tre por los tres, pe-
ro también lo tres, caso en que no se ha perdido la s de la última pa-
labra, como acontece también respecto de la casa son hermosas o la
casas son hermosas por las casas son hermosas, respecto del ejemplo
la casa son hermosas, a primera vista parece que ha habido un error
de construcción, ligando un singular, la casa, con un plural, son
hermosas; y sin embargo, la mente del autor de la frase puede ha-
ber sido construirla debidamente y sólo por una imposibilidad fisi-
ca producto de la costumbre no pudo pronunciar en plural las pa-
labras las y casas.
Como es natural, esta observación mía refiérese solamente al
lenguaje hablado, que si quien hace la modificación al hablar la
realiza también al escribir, claro está que incurre en el error de
emplear un número por otro.
Algo semejante pudiera decirse acerca del caso señalado por
Ud.: los curro por los curros. Si quien habla no siempre está capa-
citado para pronunciar la s de dos palabras que van en plural, esto
no quiere decir que precisamente deje de pronunciar la de la pri-
mera y sólo pronuncie la de la segunda, como en el ejemplo que he
puesto arriba: la casa por las casas; sino que puede ocurrir lo con-
trario, y decir entonces las casa. No por esto comete un error, por-
que ponga el artículo en plural y el sustantivo en singular; sino
que es el hábito de cortar la a final el que lo induce a producir una
pronunciación viciosa.
Para confirmar esta verdad creo que puede invocarse un tercer
caso, empleando el mismo ejemplo señalado antes, toda vez que no
se trata de una hipótesis solamente, sino de hechos reales. Se dice
la casa son hermosas y claro está que la concordancia resulta fatal;
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 35
y sin embargo, el que tal dice refiriéndose a varias casas y, en con-
secuencia, el verbo está perfectamente empleado; sólo el vicio de
pronunciación hace que no se perciban con claridad los plurales de
las palabras que con él forman la oración.
Ahora bien, es natural que si los escritores que se dedican a es-
cribir lenguaje popular han de representar gráficamente el fonetis-
mo de ese lenguaje, necesitan representar estas peculiaridades y ya
escritas indudablemente que existen esas mezclas de números y de
personas, aunque repito, a mi entender y salvo la más autorizada
opinión de Ud. en el caso de lo por los no puede consideraree que el
lo está en singular, salvo que sea pronombre y no artículo.
Respecto del género suele con frecuencia ser modificado no tan-
to con el artículo, cuanto con el adjetivo. Solo recuerdo, como casos
ordinarios la calor por el calor, (que aun cuando aleunos gramáti-
cos siguen considerando como común de dos, puede estimarse que
la práctica lo ha hecho masculino entre la gente culta) el sartén por
la sartén, ete. y en cuanto a los adjetivos es más común, especial-
mente entre nuestros indios, decir: carbón buena por carbón bueno,
verdura barato por verdura barata.
ARTÍCULO
Creo que puede con fundamento decirse de nuestro lenguaje po-
pular lo que Ud. asiente del cubano, esto es, que algunas veces re-
sulta callado en ocasiones en que no debiera estarlo; y la observa-
ción debe hacerse de modo especial, como en el último caso anterior,
respecto de nuestros indígenas que dicen: alza sombrero por alza el
sombrero, etc.
NOMBRE
Soy también de los que siguen la escuela que sostiene que no hay
propiamente declinación del nombre en español, toda vez que éste
permanece invariable y que los casos que en latín se expresan a ma-
ravilla modificando la estructura de las palabras sólo pueden invo-
carse en castellano por el uso de las preposiciones. El que un nombre
aparezca alterado, en consecuencia, nada tiene que ver con la decli-
nación y debe ser reputada esa alteración como un vicio, patentiza-
do en Grabiel por Gabriel, Rafel por Rafael, Alifonso por Ildefon-
so, etc. ;
Estudiadas ya las alteraciones de letras que suelen sufrir los sus-
tantivos, bastará recorrer los ejemplos anteriormente presentados
36 A. M. CARREÑO
para ver cuanta semejanza existe a este respecto entre los cubanis-
mos y los mexicanismos.
Es curioso observar por los ejemplos que su estudio trae —es-
cuelero, escribidor— como es común la tendencia a formar nombres
derivados, siguiendo no precisamente una tendencia culta, por de-
cirlo así, sino otra que aconseja la lógica del lenguaje, que si en-
cuentra del todo correcta la terminación ero en cerrajero, sombrere-
ro, no vacila en aconsejar que esa forma se siga empleando, y de allí
que de escuela salga escuelero. ¿Por qué, además, si de peinar, por
ejemplo, sale peínador, y de cantar, cantador—además de cantor—
no ha de salir también escribidor de escribir?
Tal parece que en todos estos casos, así como en los relativos a
la conjugación de algunos verbos irregulares como hemos visto ya,
son los niños y las clases populares quienes tienen la razón en ha-
blar como hablan, toda vez que se ajustan más que nosotros a esa
lógica del lenguaje. Si peínador y cantador lo hemos derivado del
infinitivo castellano de los verbos peinar y cantar, ¡qué razón hay
para que escritor lo saquemos del supino latino scriptum, cuando
para ello tenemos aun que mutilar la palabra, quitándole la p,
cuando podíamos seguir el mismo camino, sacando, como lo hace el
pueblo, escribidor de escribir?
Sin embargo, como no hay que hacer vtra cosa sino considerar
disparatadas todas esas voces conforme a la costumbre establecida,
no nos queda otro recurso que comprenderlas entre las mal em-
pleadas; y yo agregaré que en México muchas de ellas se emplean
aun por gentes cultas, siempre que se pretende darles cierto caráe-
ter despectivo, o mejor dicho cuando se les usa en son de broma:
““Eres un escribidor malisimo?? proclama un amigo cuando habla
con otro que tiene el hábito o la necesidad de escribir. ““El escuele-
ro encargado de la educación de mis hijos mo es un sabio por crer-
to??, dice un padre que hace mofa de los talentos de un maestro de
escuela.
En México es también cosa corriente el formar palabras com-
puestas como miamo por mi amo, sumercé por su merced, sacafies-
tas, cuentachiles, ete.
Respecto de los aumentativos si bien son muy comunes los ter-
minados en on, como de corral, corralón, más todavía que esta ter-
minación y las aso azo, empleadas en Cuba, nosotros usamos ote y
ototote, haciendo de grande, grandote y grandototote. Y esta últi-
e
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 37
ma forma no sólo se escucha entre las clases populares, sino entre
las personas cultas.
En cuanto a los diminutivos nosotros aprovechamos raramente
la terminación ¿co y en cambio somos por extremo aficionados a la
terminación +¿to, aun duplicándola, como en chiquitito, de chico.
SUPERLATIVO
Es frecuente el empleo de más o muy antepuestos al superlati-
vo formado ya con la terminación ísimo o a los superlativos irregu-
lares; y así se dice: ““más malísimo o muy malísimo, más pésimo o
muy pésimo. La duplicación de la sílaba si observada por Cuervo
tiene también aplicación frecuente en México; muchisiísimo, por
muchisimo, grandisisimo.
Respecto del comparativo, se dice más mejor, más peor, etc.
PRONOMBRE
Probablemente en México no hay más variaciones respecto de los
pronombres que la del uso de mi por me, observada por Ud. en Cu-
ba, porque no vienen otras a mi memoria otras mutaciones, salvo
la pérdida de la s final en nosotro, y li por le.
Entre nuestros indígenas se observa que cambian el Ud. por
tú, dejando el verbo en tercera persona, como en tú resolverá por
Ud. resolverá.
VERBO
Al hablar del verbo hace Ud. notar con razón que se notan en el
habla popular de los distintos países latinos tantos puntos de con-
tacto en las variaciones de los vocablos que ellos demuestran que el
punto de partida de esos vocablos es el mismo, y a la verdad que es
por extremo justificada su opinión.
Por lo que se refiere a las variaciones que experimentan nues-
tros verbos en sus distintas flexiones, en sus diversos tiempos y per-
sonas, en el eurso de esta carta que ha alcanzado ya proporciones
que no esperaba yo, hemos visto cómo se pierde la r del infinitivo
antes de la 1 del pronombre enclítico, amalo por amarlo, decilo por
decirlo, ete.; como se pierde la d en los participios: arrasírao por
arrastrado, encaprichao por encaprichado; como se añade una s al
final de la segunda persona del singular del pretérito, comprastes
por compraste, o como se verifica una metátesis respecto de la mis-
ma letra: comprates por compraste, etc.
38 A. M. CARREÑO
Como en Cuba es muy común emplear el verbo morir sin el pro-
nombre reflejo: muere por se muere.
También aquí tenemos acolchonar por acolchar, apeñuscarse
por apuñarse. En cuanto a chisparse tiene entre nuestro pueblo una
significación distinta de achisparse, y, en consecuencia, aun cuando
sea empleado lo es con distinto propósito. Chisparse, en México,
equivale a escapar, a salirse de entre las manos, y achisparse signt-
fica embriagarse, que es el sentido que le atribuye la misma Real
Academia.
Desarrajar no sólo se toma por descerrajar, sino también por
arrojar alguna cosa contra alguien. Le desarrajó, le deserrajó o le
sorrajó una piedra, dice nuestro pueblo.
Despernancarse por despernarse o esparrancarse es de uso fre-
cuente aun entre personas cultas.
La forma desyerbar, ya sancionada por la Academia, es tam-
bién usual; lo mismo que emprestar, aunque noto que aquí se le
da una significación opuesta que la que tiene en Cuba, pues en tan-
to que allá vale por pedir prestado, aquí vale por dar en préstamo.
Nosotros tenemos no espachurrar por despachurrar, sino apa-
churrar.
Respecto del verbo haber, ereo como Ud. que las formas haiga,
haigan, por haya, hayan, son dignos de ser anotadas aun cuando el
genial Cuervo le parecieron atroces vulgaridades, porque ellas se
encuentran muy extendidas en el idioma popular, y es una prueba
de ello el que se tengan en España y en Cuba y en México y, con
toda probabilidad, en los demás países de habla castellana.
Si Cuervo observó que hay tendencia a la intercalación de una
y en antiguas formas de verbo, como acontece en caer, or, traer, va-
ler, que hacían cayo, oyo, trays, vala; hay que añadir que es muy
posible que esa tendencia haya sido uno de los artificios con que
her10s complicado el lenguaje, como lo hemos visto, porque nada es
más fácil que escuchar a los niños decir cayo por cargo, oyo por
oigo, ete.
En México también tenemos influenciar por influir, lamber por
lamer, y está muy extendido entre las clases populares mercar por
comprar, que Ud. no señala, tal vez porque no sea usual.
De querer tenemos el futuro sincopado quedré, quedrás, etc.
por querré, querrás; y en el modo subjuntivo quedría, quedrías por
querría, querrías.
En cuanto al verbo ser creo que lo único notable que ocurre es
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 39
que en algunas personas se pierde la s final entre los oriundos de las
costas: e por es, somo por somos, etc.
Tenemos también titiritar por tiritar y cacaraquer por cacarcar,
y hemos visto que de traer sale truje, trujera, trujese.
El verbo ver nos da vide por ví, vido por vió. En cambio la for-
ma vidiste por viste notada por Bello no es empleada en México,
sino viles.
ADVERBIOS DE LUGAR
Todas las formas que han dado a Ud. ejemplos los podemos en-
contrar en México, ai por ahí, dispués por después, que, como he
indicado, hace también dispués, endenantes por antes y especial-
mente cuando se trata de indicar que hace poco tiempo que una
cosa ha ocurrido. No sé si el Profesor Marden, que “afirma que
se encuentran casos aislados en las provincias españolas”? de la for-
ma onde por donde, lo encontró en México; pero el hecho es que
ella está muy generalizada.
ADVERBIOS DE TIEMPO
No sólo tenemos, como ya quedó indicado, tovía por todavía y
tal vez en aleunos casos el tuavía anotado por Ud., sino que hay al-
gunos otros en que incurren modificaciones bien notables como en
trempano, trempanito, por temprano, tempranito, etc.
ADVERBIOS DEMOSTRATIVOS
No solamente se pueden oir asina y asín, que se acostumbran en
Cuba; sino, igualmente, ansi y ansina, que también es propio de
Costa Rica y de Colombia.
DIMINUTIVO DE LOS ADVERBIOS
Algunos adverbios admiten aquí la terminación tto, ¿ta, aun du-
plicada como he indicado antes, como en prontito, ahoritibita, y en
algunos casos para acentuar más su significado se les antepone muy,
y así se dice ven muy prontito.
NEGACIÓN
Este es otro caso, a mi ver, en que se nota la comunidad de ori-
gen del lenguaje hablado en nuestros países hispano-americanos,
pues la forma negativa señalada por Ud. ¡qué va! es de uso general.
Imagino que tal vez suceda cosa semejante en Cuba respecto de
40 Á. M. CARREÑO
aleunos modismos que Ud. no señala y que nosotros tenemos, como
¡Si!, que lejos de entrañar en algunos casos una afirmación, expre-
se únicamente una duda: ¡No!, que no es una negación rotunda, sl-
no en multitud de ocasiones una verdadera interrogación, depen-
diendo estos significados de la entonación y aun del gesto con que
tales vocablos son pronunciados.
PREPOSICIONES
En algún lugar anterior me referí a la modificación que entre
nosotros también sufre la preposición para; México debe, pues, ser
agregado a los países en que se pronuncia pa solamente, o sean An-
dalucía, Asturias, Santander y Vizcaya en España; y Buenos Aj-
res, Cuba, Curazao, Bogotá, Costa Rica y Puerto Rico en la Amé-
rica, amén de los demás países de habla española donde con toda
probabilidad se produce el mismo fenómeno, dado el origen común
del lenguaje que en ellos se extendió por la dominación ibérica.
Igualmente tenemos dende por desde, seguramente por igual
motivo.
CONJUNCIÓN
El solo caso que me ocurre señalar es pos por pues.
FONÉTICA SINTÁCTICA
Los ejemplos que Ud. indica en vista de lo asentado por Hanssen
acerca del fenómeno que se observa cuando la consonante de una
palabra se desliga de ésta para unirse al vocablo siguiente, si co-
mienza por vocal, pueden aplicarse a México, donde un observador
curioso puede escuchar do samigos por dos amigos, lo saguacates
por los aguacates, etc.
+
%
Perdone Ud. mi buen amigo, que le haya quitado su tiempo con
esta larga epístola tan desaliñada; pero el convencimiento que ten-
go de que ha de ver con interés los datos que ella contiene, no a cau-
sa de su origen, sino en razón del amor de Ud. para todo cuanto se
relaciona con la filología, y especialmente con la fonética, me indu-
jo a ir escribiendo, sin darme cuenta de que mi carta se salía de los
límites que debió haber tenido.
EL HABLA POPULAR DE MEJICO 41
Sírvase Ud. aceptar mis felicitaciones calurosas por su intere-
santísimo estudio y mis agradecimientos por habérmelo remitido.
Tan pronto como las deseraciadas condiciones por que atravie-
sa mi país me lo permitan, habré de hacer la impresión de algún es-
. tudio que tal vez le interese, no por lo que él sea en sí mismo; sino
porque, como verá Ud. tengo la convicción de haber pnecatido en
México el gueraal del célebre soneto ““no me mueve, mi Dios, para
quererte....”” y con el original también al autor, desconocido du-
rante más de tres siglos.
Sabe Ud. con cuánta estimación soy de Ud. afmo. amigo y $. $.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR
POR LA SRTA. GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
Profesora de la Escuela Normal de Maestras
Al visitar por primera vez el continente europeo, el año de 1913,
tuve noticias de una exposición de arte doméstico que acababa de
celebrarse en Bruselas y en la que habían causado enorme sensación
los alumnos de una escuela volante, que bajo la dirección de sus
maestros, preparaban a la vista del público, con gran habilidad dul-
ces, cremas, quesos, mantequilla, y otros productos de las que pu-
diéramos llamar industrias domésticas.
Se trataba sin duda, de una “Escuela Menayera”” (2) interesan-
te organización que las naciones más adelantadas venían introdu-
ciendo en sus sistemas de enseñanza desde hace tiempo.
Pensé entonces en la utilidad que esa novísima rama de la peda-
gogía podría reportar a Cuba, en cuyas escuelas se desconocen casi
por completo la enseñanza doméstica, y me propuse hacer un dete-
nido estudio del grado a que había llegado en el mundo culto la
““enseñanza menajera?”, con el fin de divulgar oportunamente en-
tre nosotros esos progresos, para que fueran acaptados a nuestro
sistemas escolar en la forma y proporción que creyeran conveniente
los que llevan la alta dirección de la escuela cubana.
Esa oportunidad se me presenta en esta solemne ocasión, en que
sin más títulos que mi laboriosidad y entusiasmo por esta rama de
la ciencia, aspiro al grado de Doctor en Pedagogía. Al ilustre Claus-
tro de esta Escuela someto mi trabajo. No pretendo haber hecho un
estudio profundo de la materia. Mis modestas fuerzas intelectuales
(1) Tesis para el Doctorado en Pedagogía, leída y sostenida en la Uni-
versidad el 29 de Junio de 1915. Se publica por recomendación especial del
Tribunal examinador.
(2) Me he permitido usar la palabra *“*menajera aunque sea un gali-
cismo, porque el uso ya lo ha sancionado.
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 43
no podían abordar otra cosa que un trabajo de mera exposición, cu-
ya aplicación a Cuba dejo, como he dicho, a los ilustres pedagogos
que forman la noble clase de profesores universitarios y de maes-
tros. De todos modos, contribuyo con un grano de arena, muy pe-
queño pero aquilatado en una noble intención, para que en Cuba
erraigue y florezca con lozanía la enseñanza menajera. Si mi voz ca-
rece de autoridad, al menos representa un eco del elemento femeni-
no, que en Cuba ha laborado siempre con fe y con tenacidad por la
dignificación de la escuela, como base del engrandecimiento del ho-
gar, principio de la grandeza de los pueblos.
+
OS
Cuba ha entrado relativamente tarde en el concierto de las na-
ciones libres y cultas y por eso necesita hacer esfuerzos grandes pa-
ra alcanzar a los pueblos que van delante de ella en el camino de la
civilización; y en ninguna rama del saber como en el de la educa-
ción, base de la prosperidad colectiva, deben ser esos acometimien-
tos tan persistentes y formidables.
No basta ser un pueblo inteligente. Hay que cultivar también
las virtudes privadas por medio de la educación, para que el hogar
y la escuela sean igualmente encumbrados.
Si nuestro ideal debe ser el que Cuba alcance la mayor suma de
grandeza nacional, sus hijos han de persuadirse de que cada uno de
ellos, en la mayor o menor escala que su papel le señala en la socie-
dad, tiene deberes estrictos que llenar y obligaciones ineludibles que
cumplir: ejecutándolos sin desmayar es como ensalzarán a su país,
porque el porvenir de la patria depende del aporte de sus hijos pa-
ra la construcción del edificio social.
La acción individual no puede separarse de la colectiva. Cada
cual debe comprender que ataca o salva la nacionalidad con su con-
ducta y que de la suma de esas voluntades surgen las obras grandes
como nació hermosamente la revolución redentora, que nos dió per-
sonalidad.
Auxiliemos, pues, al Estado en esta tarea de educar al pueblo,
ya que a todos nos interesa vivamente el que no quede esa labor in-
completa.
Llevemos al ánimo de cada niño la convicción de que su tarea no
es nula en el conjunto; que de laborar eficazmente no sólo para su
dicha particular, sino para el bien ajeno, para la obra común.
El niño, el ser que empieza, debe darse cuenta desde temprano
44 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
de la responsabilidad que le incumbe para llegar a ser el ciudada-
no modelo.
¿A quién corresponde impulsar obra tan portentosa? En primer
término, a la madre cubana, que impregnada de altas idealidades
formará en el hogar almas bien templadas; y luego, al maestro y
principalmente a la maestra, que sabrá llenar con su inmensa ternu-
ra el corazón y el entendimiento infantil de elevadas ideas de soli-
daridad social.
+
E *
Antiguamente, la educación se reducía exclusivamente al hogar;
era una tarea doméstica. Hoy, la obra de la educación alcanza una
esfera vastísima. La escuela y sus actividades organizadas han des-
viado el ascendiente legítimo del hogar en todos sentidos, ya social,
mental o moral; y la preocupación de la pedagogía es hoy armoni-
zar la escuela con el hogar, y dar a cada uno la fuerza que merece
para completar la ardua labor de la educación.
*
Xx Xx
Hasta hace poco tiempo el problema se reducía sólo al cultivo
de la inteligencia. La instrucción era el principal objetivo. Se llegó
en este camino a olvidar que el niño tenía instintos naturales que
debían también dirigirse hacia una sana moral y de las escuelas no
salían más que eruditos. Educar no era, como quería nuestro don
Pepe, preparar las almas para la lucha por la vida, sino simplemen-
te instruir, enseñar los principios del arte, los axiomas de la ciencia.
Por fortuna, la Pedagogía ha advertido el enorme error en que
estaba y ya desde hace tiempo viene rectificando su antiguo exelu-
sivismo. La escuela se ha espiritualizado. Al antiguo repetidor ha
sucedido el maestro persuasivo. Las ideas, no las letras, flotan en el
aula y la enseñanza con la mayor sutileza cultiva el alma al par
que la inteligencia y prepara al niño para que sepa vivir. A la mu-
jer, particularmente, le abre todos los horizontes del trabajo ma-
nual, de los adecuados oficios domésticos, en las admirables *““Es-
cuelas Menajeras””.
““Menaje”” sienifica administración, repartición, distribución de
las entradas de la casa, para conseguir buenos alimentos y suficien-
te comodidad; y enseñanza menajera, quiere decir aplicar lógica-
mente las conquistas de la ciencia a las necesidades de la vida coti-
diana.
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 45
Para lograr esto no es preciso librar batallas tumultuosas, ni aco-
meter titánicas empresas. Basta tan sólo una voluntad indomable y
un esfuerzo continuado, del que son muy capaces las mujeres.
Hay que proceder dulce, pero sistemáticamente, desvaneciendo
prejuicios y añejas rutinas, laborando intensamente para transfor-
mar las costumbres de las naciones, robustecer la raza y contribuir
al mejoramiento individual. La misión de la menajera es ser útil a
la comunidad : nadie como ella está investida de mayores atribucio-
nes: prolija en lo que atañe a la prosperidad de los suyos, se ocu-
pará igualmente de lo bueno y de lo bello, porque su mansión es una
obra de arte creada y renovada por ella diariamente.
Tiene que reunir por eso mismo las cualidades femeniles, or-
den, fineza, dignidad, vigilancia, laboriosidad y ternura. Su tarea,
cual la de la araña, debe ser incesante, reparando la fortuna des-
truída, convirtiendo la comodidad en riqueza y lo estrictamente ne-
cesario en holgura.
Su gobierno es de salvamento, y aunque su reinado parezca mi-
núsculo, es más efectivo que el de los grandes monarcas.
Ricas o pobres no ignoran que los pueblos existen, no por ser
numerosos sus habitantes, sino por la cantidad de valores morales e
intelectuales de sus ciudadanos. La más alta finalidad de la mena-
jera debe ser la economía doméstica o sea el arte de dirigir de un
modo regular y uniforme el menaje. Representa la enseñanza con-
veniente para atender a los asuntos caseros sin hacer gastos in-
útiles. Sacar partido provechoso de los recursos de que dispongamos;
y que sus estudios abracen todos los deberes femeniles relacionados
con la familia y el medio ambiente que la rodea. La escuela mena-
jera, en suma, enseña todos los oficios de que es capaz la mujer. A
ser madre, criandera, manejadora, enfermera, cocinera, lavandera,
etc. Feliz la mujer así preparada. Sólo ella desplegará en su inte-
rior la bandera de la fortaleza y podrá entonar sonriente la eterna
melodía del *“Home sweet Home””.
ANTECEDENTES
Parecen nuevas las ““Escuelas Menajeras”” y sin embargo los
principios en que descansan son tan antiguos como el mundo, por-
que desde los tiempos más remotos los hombres supieron sentir y
expresar la poesía doméstica. Modelo de esta índole fué Ruth, que
46 GUILLERMINA PORTELA y DE LASFUENTES
desde el amanecer recogía las espigas abandonadas por los segado-
res, las secaba y molía para con ese trigo preparar el pan con que
sostenía la existencia de su suegra, ya muy anciana. Al mismo tiem-
po su casa resplandecía de orden y limpieza, y por ello mereció
que se le dedicara todo un libro del antiguo Testamento.
Cuenta Fleury que todas las mujeres israelitas fabricaban sus
telas y tejían el lino. No en balde decía Salomón en uno de sus pro-
verbios ““que la mano perezosa empobrece y la diligente enri-
quece?”,
El también nos describe a la mujer fuerte como un prototipo
femenino y dice así:
““Es la columna de la casa que provee a todo, como esos bajeles
que vienen de lejos cargados de riquezas. Presurosa teje el hilo y el
algodón para hacer la ropa y merced a sus viñas atendidas con es-
mero, repleta sus graneros. Su amor no tiene otro intento que ase-
gurar la salud y el porvenir de cada miembro de su familia. Así co-
mo esa mujer que pinta Salomón, quieren las Escuelas Menajeras
que sea la mujer moderna.
Cuán sano romanticismo no despierta en nuestro ánimo aquel
pasaje de la ““Odisea”” en que una princesa... menajera guardaba
la fidelidad conyugal tejiendo la maravillosa tela que ha hecho in-
mortal a Penélope!
Nos refiere Jenofonte que una vez le preguntó Sócrates a su ami-
go Isómaco ““el por qué su casa estaba mejor gobernada que la
de los demás griegos y que si su mujer había recibido alguna ins-
trucción especial para ello.””
Le replicó Isómaco:
““Me casé con una joven de quince años que nada sabía y le di-
je: “Al hombre lo ha dedicado Dios a las faenas de fuera porque
es fuerte y debe ocuparse de labrar la tierra, vigilar a sus segado-
res y recolectar los frutos. Ella, dentro de la casa ha de guardar el
trigo y la lana distribuyendo debidamente las labores entre sus
sirvientes.
“La mujer será como la reina de las abejas que no sale de la col-
mena y jamás permite que las moscas beban su miel. Tiene que ins-
peccionar la fabricación de la cera y cuidará de los pequeños que
nazcan. Por su ocupación dulce y atractiva la llaman *““Reina””, así
será mi mujer en mi hogar””. La llevó a todas las habitaciones, le
enseñó los departamentos de provisiones de verano e invierno, la
sala de baños, los vasos, el trigo, el dinero, etc., y añadió: “Este es
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 47
tu pequeño Estado; gobierna aquí como soberana; cría los niños;
cuida del granero; suaviza la condición de tus esclavas; ten orden
en la casa; administra perfectamente estos bienes, que ellos bastan
para la comodidad de la casa. Este es tu trabajo, como el mío es el
de la calle: sólo en un punto trabajaremos en común en dominar
nuestras pasiones para no encolerizarnos, ni ser caprichosos, ni
egoístas, ni ligeros, ni olvidadizos de nuestros deberes que son sa-
grados. Aquel que se porte mejor será premiado. Tratemos tú y yo
de llenar nuestro deber respectivo, en la seguridad de que mi gran
placer consistiría en que tú me superaras en bondades””.
¡ Admirable código del hogar antiguo! ,
También hicieron consideraciones de esta índole Aristóteles, Va-
rrón y Catón.
Más tarde el Cristianismo elevó la condición social de la mujer
con su admirable doctrina de la igualdad; pero al mismo tiempo le
señaló sus deberes como compañera y las oblivaciones inherentes a
su misión maternal, presta siempre al sacrificio.
¿Qué es la “Parábola de las Vírgenes”? más que una lección de
moral? En ella Jesús dice a las mujeres: no son dienas de contraer
matrimonio, más que aquellas que siempre estén ocupándose de los
intereses de su esposo. Si esa lámpara no arde constantemente, el
hogar se apagará; aprended esa verdad que colmará vuestra sabi-
duría. ¿Qué más?
Goethe inmortalizó a Margarita con la rueca en la mano; y Ma-
dame de Maintenon en admirables páginas sostiene que las jóvenes
deben trabajar y fortificarse para hacerse útiles y saber manejar
su casa. Esa ilustre mujer imprimió al Colegio de Saint Cyr, de
París un gran espíritu práctico, obligando a las alumnas a que cui-
daran de la enfermería y de la ropería y a que secundaran a las
Hermanas de la Caridad en el refectorio barriendo los dormitorios
y sacudiendo los muebles.
Las señoritas de la aristocracia tendían sus camas y, a veces lle-
nar estos servicios era como una recompensa para las que habían
observado buena conducta. No relesaremos al olvido los sabios con-
sejos de Rollin así como las severas recomendaciones de Madame
Campan, sobre los trabajos manuales.
48 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
CONGRESO INTERNACIONAL DE FRIBURGO
Como se ve, el gérmen de lo que luego habían de ser las ““Es-
cuelas Menajeras””, estaba latente en el pensamiento de los sabios
de todos los tiempos, palpitaba en el corazón de cuantas insignes
mujeres habían meditado sobre la educación de su sexo; y sin em-
bargo su trascendental enseñanza no pasaba de ser ameno o eurio-
so pasatiempo con que algunas maestras oficiosas o “iluminadas?”
entretenían sus ocios, hasta que en el año 1900, el ““Congreso Inter-
nacional de Enseñanza Primaria, celebrado en París, declaró a pro-
puesta del insigne educador Mr. Gréard que ““los deberes caseros y
la enseñanza doméstica debían ser obligatorios en todos los grados
de las escuelas primarias. ””
Desde ese momento la enseñanza menajera adquirió carta de na-
turaleza en la ciencia pedagógica. En todo el mundo el movimiento
iniciado por Gréard tuvo favorable resonancia, y cada vez que los
pedagogos se reunían para cambiar sus ideas, el pensamiento de ex-
tender y solidificar “la escuela menajera”? era más persistente. Esos
trabajos culminaron, al cabo, en la celebración del Congreso Inter-
nacional de Friburgo celebrado en el Cantón Suizo de ese nombre
en Septiembre de 1908 con la representación de dieciocho paí-
ses (1) y cuyas conclusiones sienifican el avance más importante
que ha tenido este sistema de enseñanza.
Organizóse ese memorable Congreso a inciativa de una mujer
ilustre, la Sra. Gottrau-Waterville, por la Sociedad de Utilidad Pú-
blica de Mujeres de Suiza, prestándole su concurso eficacísimo el
renombrado educador Juan Brunhes.
Fué presidido por el Presidente del Consejo de Estado Suizo M.
Jorge Python y celebró cinco sesiones. En la primera se trató sola-
mente de la historia de la enseñanza menajera en el mundo.
Los países allí representados, por medio de sus competentes de-
legados, dieron cuenta al Congreso de los sistemas que cada uno
practicaba, de los éxitos que habían obtenido, del tiempo que hacía
que entre ellos funcionaba esa enseñanza y cuantos otros particula-
res creyeron pertinentes. Leyendo esos informes se viene en conocl-
miento de que en Alemania se había establecido la enseñanza me-
(1) Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, Dinamarca, la Gran Bretaña,
Francia, Italia, España, Holanda, Noruega, Suecia, Rumanía, Suiza, Luxem-
burgo, Polonia, Finlandia, el Canadá y los Estados Unidos.
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 49
najera desde 1866; que Francia, Inglaterra y Suiza la conocían des-
de el último tercio del siglo pasado y que hasta el lejano Oriente no
era ajeno a ella desde hace muchos años, habiendo creado el Japón
en el siglo pasado su Universidad para mujeres con clases menaje-
ras obligatorias.
En los Estados Unidos—como no podía menos de suceder, dado
el admirable progreso pedagógico de esa eran nación—la enseñanza
menajera había llegado a ser una verdadera institución, y si no ab-
solutamente obligatoria, la encontramos establecida, muchos años
antes que el Congreso de París la declarara *“útil y necesaria””, en
el famoso Instituto de Pratt en Brooklyn.
Y no digamos de los países del norte de Europa, en que la escue-
la menajera surgió casi espontánea como una cristalización de tra-
dicionales costumbres pedagógicas.
Daremos una idea del estado de la enseñanza menajera en los
momentos de efectuarse el famoso Congreso de Friburgo, y sus pro-
gresos posteriores hasta hoy, así como su introducción, en la ense-
ñanza universitaria.
DESENVOLVIMIENTO HISTÓRICO
ESTADO ACTUAL DE LA ENSEÑANZA MENAJERA EN TODO EL MUNDO
PRUSIA.
La cocina popular de Berlín se abrió en 1866. Cuando la guerra
franco-prusiana, se hicieron cargo estas cocinas de abastecer a las
tropas que pasaban de la estación del Este a la Silesia, ocupándose
de alimentar a 1,250 hombres. Además, atendieron a los heridos pri-
sioneros y enfermos con el dinero que le regalaban para su propio
servicio.
En 1873 se fundó la Asociación menajera berlinesa que se pro-
puso defender los intereses de las mujeres, buscándoles eolocacio-
nes y recomendándolas por su fidelidad y competencia.
En 1881 se estableció un asilo para que las desprovistas de auxi-
lio aprendieran la economía doméstica.
La presidenta la Sra. Siémens a su muerte, para no dejar su obra
incompleta dejó un legado de 50,000 marcos para que pudieran se-
ouir atendiéndola. Con ese dinero se compró un barrio de la capi-
tal (Marienfeld). En esta posesión hay jardines, crías de animales,
caballerizas, etc. De estas escuelas han salido 400 criadas, muchas se
50 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
han casado y otras han tornado al hogar, tras de haberlo abando-
nado.
La Emperatriz Federica fundó la escuela de cocina Pestalozzi-
Froebel-Hans en la que se matricularon con entusiasmo las señoritas
de la aristocracia; la Emperatriz Augusta también le prestó su
apoyo, ocupándose especialmente de las hijas del pueblo.
En 1869 se declaró obligatoria esta enseñanza porque aumentó
sobre manera el número de jóvenes que se dedicaban al comercio y
a la industria y apremiaba prepararlas también en sus futuros de-
beres maternales; éstas si sus ocupaciones no se lo permitían daban
clases vespertinas. En esa fecha hizo su primer ensayo la escuela
primaria de Cassel.
Como la estadística acusaba un 80 por ciento de muchachas que
se casaban sin educación práctica se apresuraron a abrir muchas
escuelas, imprimiéndose una actividad asombrosa en todo el imperio
alemán que hoy está abastecido por todos lados teniendo aleunas
de modelos como la de Franekfort. Y fué esta gestión de tanto éxito,
como que en 543 ciudades se establecieron cursos nocturnos para
las obreras de fábrica, cursos hebdomadarios, aleunos sabatinos al
mediodía, otros volantes que contribuyeron a mejorar la condición
de esos elementos.
Y como la orientación pedagógica es necesaria de ahí el que el
Estado se preocupe mucho de los programas que hayan de seguir
las maestras primarias a quienes da las reglas que estime conve-
niente como igualmente lo hace con las de segunda enseñanza y las
profesionales.
La segunda enseñanza también es obligatoria en once ciudades
como Dresde, Leipzig, Coburgo, Freiberg, Freidland en la Prusia
Oriental y si el Estado las descuida, la iniciativa particular se ocu-
pa de ellas.
La hija del Emperador posee un diploma de maestra cocinera y
la Emperatriz prepara por sí misma el desayuno de su real esposo.
Las primeras Normales fueron las de Berlín y Caseel cuyos cur-
sos duran desde los 5 meses hasta 1 0 2 años.
Los programas anuales en todos los países son muy extensos y
no se podrían vencer si no se hubieran adquirido conocimientos an-
teriores de las diversas ramas.
Es indudable que si el profesor de higiene y medicina práctica
se encuentra con alumnas que jenoran lo que son células y tejidos,
y el funcionamiento del aparato digestivo, no podrá abordar lo más
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 51
interesante, que es la clase práctica e igualmente le resultará con
las demás asignaturas.
GRAN DUCADO DE BADEN
Desde 1888 la asociación de Beneficencia de Carlsruhe inició es-
ta campaña ayudada por los fabricantes.
Este ducado debe a la gran Duquesa Luisa la mayor parte de su
prosperidad.
Instaló una escuela en Schopfheim y un curso de lechería en su
finca en Santa Catalina de Mainan, cerca del lago de Constanza.
Los cursos duran ocho semanas, las comidas que se preparan las
pagan las alumnas, quienes traen los huevos, mantequilla, leche, ete.
En Frauenverein las niñas pobres desde los trece años se prepa-
ran para que al salir del colegio puedan dedicarse a servir.
Cada día aprenden a hacer un plato. En los cursos complemen-
tarios se reunen alumnas de todas las clases sociales siendo la ense-
ñanza obligatoria.
En el campo las clases sólo se dan en invierno, durando las lec-
ciones media hora más que lo ordinario y acudiendo unas 5,000 dis-
- Cípulas.
BAVIERA
En Munich, Augsburgo, Nurembers y Ratisbona el programa
consta de religión, economía doméstica, cocina, obras manuales,
aritmética, dibujo, canto, gimnasia y lenena materna.
En la complementaria se añaden 6 horas por semana con cursos
sobre la familia, la educación física y moral del niño, la medicina
casera y la servidumbre. Además, está el comercial e industrial y
uno de derechos y deberes civiles profesionales.
El 8? curso consta de trabajos industriales como litografía, ta-
picería, cerámica y bordados. Los domingos son las lecciones teó-
ricas.
Hoy existen 40 escuelas. El seminario de la Princesa *““Arnol-
phe”” en Munich, tiene un anexo para la escuela menajera en el que
aprenden en año y medio a cocinar, peinar, zurcir, planchar y a ser
camareras.
Estas jóvenes se perfeccionan en un año o dos, en casas particu-
lares de señoras que se prestan a dirisirles su práctica.
En Baviera han tratado de remediar la emigración de los cam-
pesinos por medio de unas escuelas agrícolas,
52 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
Hace diez años el Municipio de Steirmark abrió en Oberdorf
cursos que duran tres años.
Las lecciones teóricas son las indispensables reducidas al míni-
mum y los trabajos prácticos consisten en la preparación de comida
frugal y barata. Cocido de pan negro semanal, y diario de pan
blanco. Carnicería a domicilio, salazón y asado de la carne. Jardi-
nería. Conservación de legumbres y frutas. Lavado y planchado.
Cría de aves domésticas, de venados, puercos y bestias grandes. El
establo contiene 50 vacas. Hacen mantequilla y queso. No utilizan
otras máquinas que aquellas que pueden comprar los campesinos.
Las obras manuales consisten en hacer ropa blanca, vestidos sen-
cillos y zurcidos.
Práctica y teóricamente se les enseña la importancia del aire,
de la luz y del agua para la salud.
Tomar un poquito de leche es un honor, pues ellas no toman vi-
no ni café, ni te y comen poca carne.
Se da gran importancia a la contabilidad. Para iniciar a las jó-
venes en diversos trabajos tienen que asistir a la escuela uno o dos
años.
Ellos dicen que la prosperidad de la hacienda depende de que
la mujer esté al corriente, no sólo de los trabajos que le pertenecen,
si no que también de los criados y de sus hijos.
La educación que la niña recibe en su casa es insuficiente, así es
que la escuela rural tiene que darles nociones prácticas, razonadas
y metódicas.
En estas instituciones aprenden a amar la existencia campestre
y las ocupaciones rústicas; por eso las maestras tienen que estar
compenetradas con la vida del campo y sus necesidades.
La escuela, por lo tanto, tiene que repartirse como una hacienda
en 4 o 5 grupos, que se ocupan alternativamente de la lechería o el
estado, la cocina, el cuidado de la casa incluído el lavado y plan-
chado, con jardinería en verano y trabajos manuales en invierno.
Ha dado grandes resultados la de ““Geiselgasteig”” cerca de Mu-
nich con cursos de 1 a 2 años según sea la preparación para campe-
sinas o maestras menajeras rurales. Está organizada desde 1913.
Tiene en la actualidad anexos unos cursos volantes con el fin
principal de reformar la alimentación de los habitantes rústicos.
El curso de cocina no es tan sólo la nomenclatura de alimentos,
pues tiene su parte teórica indicando el valor nutritivo de cada co-
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 53
mestible y la proporción que conviene usar según las diversas subs-
tancias que lleve el plato, a fin de que la comida sirva en realidad
para reparar las fuerzas.
Estando bien instruída la discípula se le puede hablar de quími-
ca orgánica y de las materias siguientes:
Carburo, gas del alumbrado, petróleo, acetileno, bencina, nafta-
lina, trementina.
Alcoholes: El ordinario, el vino, la cidra, la cerveza.
Acidos: El acético, el vinagre, el tartárico, el emético.
Desinfectantes: Lysol, ácido fénico, formol, ácido salicílico.
MATERIAS GRASAS
Grasas de animales y vegetales, leche, mantequilla, la margari-
na, jabones y bujías.
Hidro-carburos, azúcar, almidón, celulosa, la miel y el papel.
Albuminoides: Carne, queso, café, cacao, harina, pan y pastas
alimenticias.
Colores orgánicos, juguetes, papeles, pintados, tejido de colo-
res, etc.
AUSTRIA
Como su población es esencialmente agrícola, a este ramo se de-
dican sus escuelas.
El Estado ha dado un programa tipo subvencionado a la Nor-
mal de Viena, fundada desde 1906. La de Brunn también da sus
diplomas desde 1907. En las rurales se enseña lo mismo que en Ba-
viera y funcionan admirablemente.
Cuentan de éstas 17 escuelas y urbanas 44, pero no comienzan
por las clases elementales. En Austria Septentrional la más anti-
gua es la de ““Misteback””, donde estudian además de caligrafía
cáleulo, correspondencia y contabilidad. No admiten más que Ca-
tólicas.
Las damas de la localidad las dirigen con sus consejos y las man-
tienen en sus puestos con sus influencias. En las de continuación y
agrícolas se atiende a la lectura, correspondencia, cuidados de en-
fermos, crías de gallinas, conservación de huevos y de carnes y un
estudio especial sobre los champiñones comestibles.
54 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
HUNGRÍA
No obstante los beneficios de la enseñanza práctica que habría
de preparar a las jóvenes para la vida campesina, no fué tomada
en consideración en este país, hasta el año de 1868. La aplicación
de los conocimientos dió origen a las escuelas agrícolas, y si bien
las primeras aparecieron desenvolviéndose entre las dominicales,
con posterioridad y al efecto de su mejoramiento, fueron ampliadas
por el Gobierno comprendiendo los siguientes estudios :
Avicultura, higiene y cuidados lecheros para los varones y para
las niñas, confección de ropa sencilla y economía doméstica inelu-
yendo las labores de la huerta.
Los húngaros se especializan en la industria del jabón. Las ela-
ses agrícolas se abren en el período de vacaciones.
Las niñas en horas desocupadas hilan, tejen, cosen y escardan la
lana. Las escuelas menajeras están anexas a las primarias.
Las niñas por obligación tienen que preparar sus comidas y las
de las pobres de las clases elementales.
En Budapest las hay excelentes, en una de ellas se dan clases
matinales a las pensionistas y al medio día gratuitas a las criadas.
En ““Kassa”” las establecieron las religiosas ursulinas y admiten
alumnas desde la edad de 15 años.
BOHEMIA Y MORAVIA
La escuela más notable es la de Praga que tiene aulas para la
cocina burguesa y la aristocrática: es un modelo. Aleunas están in-
corporadas a las profesionales: reciben 600 alumnas y de éstas la
tercera parte son gratuitas. Están administradas por el Municipio
que forma así magníficas obreras y menajeras.
Los checos han implantado pocas escuelas por la costumbre la-
mentable de los campesinos de darles instrucción de señoritas a sus
hijas. Sus cursos nocturnos son humanitarios porque enseñan a ha-
cer los vestidos y a componer los sombreros.
Antiguamente estas tareas eran caseras, pero ahora no, porque
como hemos dicho asisten en gran número a las universidades, aun-
que luego estas carreras no les de resultado lucrativo.
Es verdad que la vida espiritual se enriquece con esta cultura.
Pero no debieran los checos despreocuparse de la vida de fami-
lia y habiendo cierta debilidad maternal en este sentido toca a las
escuelas prepararlas haciéndoles comprender el valor de su mi-
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 55
sión menajera, revistiéndosela con el doble carácter de ciencia
y arte.
La escuela de Buweiss es de las que se destaca; a ella asisten
muchachas de la clase media.
DINAMARCA
La iniciativa particular fué quien primero dió el impulso.
La escuela *“Vaeldegaard Kvindeskole”” en ““Gentofte”” comen-
zó en 1900.
Prepara cursos de 9 meses la **Husholdmingsseminariet An-
kerhus?”” tiene 3 hectáreas para cultivos agrícolas.
En 1907 el trabajo cooperativo fué de tal magnitud que el Par-
lamento acordó que el Estado se hiciera cargo de esta enseñanza.
Cuenta con excelentes colecciones y laboratorios y con la emi-
nente Doctora en Ciencias Carolina Steen que es la que da clase de
fisiología.
Estudian en este país 50,000 alumnas, subvencionadas la mayo-
ría por el gobierno, que es quien se encarga de mandar las maestras
ya para el campo ya para Copenhague o el extranjero.
La escuela ““Den Suhrske Husmoderskole”” ha dado ya 2,000
profesoras.
La Reina hace que sus hijas sigan también los cursos domésti-
cos dando ejemplo a toda la nación.
HOLANDA
En 1888 se fomentó la primera escuela de cocina y la menajera
en el 1901. Desde entonces sufragadas por el Municipio han alcan-
zado un éxito asombroso.
La mayoría tiene internado que se dedica exclusivamente a la
cultura doméstica; así se ha podido formar un profesorado ejem-
plar, como un cuerpo de institutrices competentes.
Tienen cursos especiales para las damas que quieran perfeecio-
narse en un solo ramo.
El preparatorio comienza a los 19 años, admitiéndose con pre-
dilección a las alumnas que tengan sus diplomas escolares. Los pro-
fesores tienen que probar haber cursado la 1* y 2* enseñanza. Los
exámenes para el magisterio son ante un tribunal compuesto de
Maestros que pertenezcan a la “Unión de Profesores””.
Holanda tiene 21 escuelas menajeras entre las cuales hay 9 com-
56 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
binadas con las industriales y profesionales que datan de 1906: en-
tre ellas está la de *“Harlem'”” sostenida por el Gobierno.
La de Rotterdam no recibe subvención. La institución de Sordo-
Mudos ofrece enseñanza práctica.
La de Amsterdam tiene 403 alumnos; aquí y en Leyde las res-
pectivas corporaciones municipales, establecen cursos económicos
para las familias de la localidad. El departamento de Guerra y Ma-
rina obliga a los soldados a seguir la práctica culinaria; son unos
70 pertenecientes al ejército territorial.
En Nimega se instruyen a los recluídos del ejército colonial du-
rante 5 meses; los examina una comisión militar y la escuela entre-
ga el certificado de ““cocinero””.
Las asociaciones de enfermeros quieren que las postulantes a
Hermanas de la Caridad se matriculen en dicha asienatura que es
la que provee a todas las mujeres de trabajo inmediato ya como
maestra o como institutrices. Es allí muy estimada esta enseñanza
porque desenvuelve la inteligencia, el sentido práctico, los senti-
mientos del deber. Como la responsabilidad, ella es, en fin, un me-
dio para el desarrollo armónico de la juventud.
Como modelo de programa para obtener el diploma de profeso-
ra menajera daremos a conocer los siguientes que rigen en Holanda.
PROGRAMA
(a) Conocimientos elementales de higiene tocante a la habita-
ción.
Situación de la casa.
Característica de las aguas potables o no.
Medios usados para purificarla.
Evacuación de las inmundicias.
Alumbrado y caloríficos naturales y artificiales.
Composición de la atmósfera.
Causas que corrompen el agua.
Medios sencillos de purificarla.
División e instalación de las casas.
VESTIDOS
Elementos que constituyen los tejidos.
Métodos racionales de vestirse.
(b) Principios de Física.
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 57
Estructura y funcionamiento del cuerpo humano en relación
con la enseñanza menajera.
(e) Cualidades de los muebles, utensilios y diferentes objetos
del menaje. Su precio y mantenimiento.
(d) División del trabajo y establecimiento de depósitos.
(e) Habilidad en diferentes trabajos del menaje en relación con
la enseñanza teórica.
(f) Exigencias que deben responder a la enseñanza lógica del
arte menajero en las diferentes clases de alumnos.
(g) Aptitudes para comunicar los conocimientos.
(h) Instalación de las clases donde se den estas clases mena-
jeras.
PROGRAMA DE ARTE CULINARIO
(a) Preparación de alimentos. Cocina popular de enfermos.
Composición de platos nutritivos. Aprovechamiento y conservación
de otros. Redacción de varios ““menús””. Elección de “menús”? se-
eún las cireunstancias.
(b) Conocimiento y estructura del cuerpo húmano y de sus fun-
ciones en especial la digestión, la circulación y la respiración.
(e) Conocimientos de los utensilios. Su cuidado y su precio.
(e) Habilidad en preparar platos diferentes.
(f) Exigencias de un método lógico de arte menajero y culina-
-rio a los diferentes grupos de alumnos.
(e) Aptitudes para comunicar estos conocimientos.
(h) Instalación de una cocina y las clases de una escuela me-
najera.
PROGRAMA PARA EL LAVADO
1% Aptitudes y habilidad.
(a) Para lavar la ropa de uso corporal y del menaje como cor-
tinas, sedas, encajes y vestidos de niños.
Hacer desaparecer las manchas.
(b) Para hacer lejía. Lo que quiere decir saber apretar el lien-
zo, estirarlo, torcerlo y doblarlo sobre la mesa.
e) Para planchar las piezas simples y las más complicadas. Aquí
se incluye el arte de espesar el almidón, frío o caliente o el uso de
la goma arábiga. Planchar metódicamente y rizar la pieza.
9 Conocimientos de los utensilios indispensables que se usan
58 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
para la lejía. Precio y mantenimiento de los avíos de lavar, inclu-
yéndose la prensa para rizar, el fogón que será de carbón cock an-
tracita, gas o petróleo, las mesas de planchar y las máquinas para
torcer el lienzo, la calandria para prensar y dar lustre al tejido.
3 Conocer las materias que sirven para lavar primero e) cuerpo
y luego la casa. El agua, el jabón, la soda, el bórax, la trementina,
el amoníaco, el almidón, el añil, la bencina, el azufre y la cal. Cua-
lidades de estas materias. De dónde provienen. Indicios de su bue-
na cualidad y precio.
42 Conocimientos de las materias que usamos en el tejido ya sea
de lino, algodón, seda, lana o ramié.
Su origen, fabricación de tejidos, medios de reconocer su cali-
dad y precio.
52 Nociones de Física y Química. Explicación de fenómenos na-
turales que se observan en la lejía. Estructura y funciones del cuer-
po humano. Principios de higiene. Lazo estrecho entre la salud y la
forma y material de la ropa que usamos. Su influencia en el método
eficaz del lavado sobre el hombre y la duración de los tejidos.
62 Conocer diferentes métodos para lavar y blanquear en los la-
vaderos.
72 Conocimientos administrativos indispensables para el lavado.
(a) Inspeccionar y separar la ropa manchada de la limpia.
(b) Inventariar la ropa blanca.
(c) Establecer el presupuesto de gastos de ropa y sus diferentes
precios.
82 Conocimiento de la instalación y sostenimiento de las lence-
rías, lavaderos, salas destinadas a esta enseñanza especial y medios
de aerearlas.
92 Conecimientos de las exigencias de una enseñanza metódica,
según las diferentes discípulas.
10. Aptitud para comunicar los conocimientos adquiridos. .
Los exámenes serán orales y escritos. Las pretendientes darán
prueba de haber sufrido un curso preparatorio. La edad marcada
será los 20 años cumplidos antes del 1? de Septiembre del año en
que se examinarán.
BÉLGICA
Hace 20 años que el Gobierno trata de orientar esta enseñanza,
adaptándola a las necesidades inmediatas de su población. En Ju-
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 59
nio de 1889 se empezaron las escuelas menajeras con dos de estas
clases en Lieja. Con abstracción de los trabajos de aguja en la es-
cuela elemental nada se había hecho más que en el hogar y como
interesaba educar a las obreras, el Estado las estableció funcionan-
do diariamente y algunas 4 días a la semana. Dedicaron 2 sesiones
prácticas durando 2 horas y media, y una hora a las clases teóricas
exigiéndose la edad de 12 a 13 años. Al principio el profesorado se
preparó en los cursos de verano y en el resto del año asistía a las
Normales de Ardenas, Lieja y Mons. El Gobierno paga 2/5 del mon-
tante anual y un 50% de los extraordinarios y además los gastos
de instalación ; el resto lo sufraga el Municipio. Las particulares las
atienden, ya el público o las corporaciones.
Como medio de propaganda se organizan exposiciones a la vista
de personas interesadas en asuntos sociales.
Inglaterra mandaba a esas exposiciones a sus inspectores pedagó-
gicos que visitaban dichas instituciones, tanto urbanas como ru-
rales.
Miss Matthewson que fué una vez la comisionada, hizo sus ob-
servaciones y las publicó. En 1907 se verificó una en Saint-Trond,
instalando una casa obrera con el confort necesario. Tenía jardín y
un mueblaje modesto y muy limpio.
Tan brillantes quedaban estas sesiones que la Reina Isabel visi-
tó el Palacio de Trabajos femeninos en la Exposición Internacional
de Bruselas de 1910 y felicitó a las alumnas por su maravillosa ha-
bilidad.
La práctica asegura que el mejor resultado lo dan las adultas
y por ello las Inspectoras de Amberes ordenaron a las discípulas
que se quedaran practicando 2 años, obligándose en caso de matri-
monio, a estar hasta la víspera de la boda.
Las que se ven privadas de asistir al corte y costura, toman lec-
ciones los demingos de día y los lunes por la noche. El Municipio
ha añadido cursos de pintura sobre porcelana, cristales y sedas.
Las escuelas menajeras profesionales son para aquéllas que al
salir del colegio, van a entrar en los talleres; éstas repasan lo
aprendido y además cocina, fregado, limpieza, costura, etc.
En Gante además aprende higiene y puericultura. En días de-
terminados visitan las créches vecinas, para aprender directamente
los cuidados de la primera infancia.
También las profesionales están admirablemente montadas.
El programa de la economía doméstica comienza desde el 22, 32
60 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
y 4? año escolar, ampliándose estas asignaturas con higiene, ciencias
naturales y horticultura; en fin, una enseñanza conereta con un
fondo muy práctico, a la vez que instructivo.
Usan los grabados para que las discípulas consulten, por ejem-
plo, la relación que existe entre las substancias alimenticias usuales
y los elementos constitutivos del cuerpo humano, como los desper-
dicios ocasionados por las funciones de la vida y el trabajo; así
asisten a una instrucción oral y objetiva.
Eso mismo lo repiten en el comedor, el jardín, el dormitorio,
acompañándose de explicaciones fundamentales.
Las prácticas se hacen en grupos, cuyos cursos constan de 1 ho-
ra al principio y después de hora y media.
Las niñas confeccionan el almuerzo o la merienda por 8 o 10
personas, que sirven ellas mismas. La profesora y la ecónoma se
ponen de acuerdo sobre la hora más oportuna.
En el preparativo culinario prevalece la variedad, y los elemen-
tos confortantes e higiénicos. Los utensilios guardan todos los re-
quisitos debidos.
Las que aprenden a bordar la pasamanería, los encajes, ete.,
toman clases de historia para que sepan componer los dibujos y re-
hacer los cuadros antiguos que decoran, lo mismo que las ornamen-
taciones.
El punto ““duquesa”” se comienza a aprender desde los 12 años,
con el bordado sobre tul ganando un salario proporcional a su tra-
bajo.
Ieualmente pasa con el encaje veneciano y si tienen disposieio-
nes, aprenden el de Irlanda y el Richelieu. En 1910 se fundó un
sindicato de encajeras en ““Turnhout'” para mejorar la condición
obrera tratando de substraer a la juventud de la atmósfera del ta-
ller, desenvolviendo el aprendizaje profesional.
Pos cursos ambulantes son para asuntos puramente campesinos.
Ex las 9 provincias belgas circula uno de ciudad en ciudad con su
material completo: es un género de enseñanza muy popular y que
va inculeando la afición profesional.
Las escuelas agrícolas superiores se ocupan de agronomía, hi-
giene, construcciones rurales, bacteriología, metodología y pedago-
vía, según los derechos de economía social. Para economizar el tiem-
po se les da un resumen por escrito y ellas forman como un Manual.
La mayoría de estas instituciones están a cargo de religiosas, como
las Agustinas, las de San Vicente de Paul, etc.
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 61
Las escuelas lecheras y las menajeras agrícolas se han unido pa-
ra crear un círculo de estudios en el que van combinando lo más
acertado en ambos ramos, organizando secciones de higiene de la
leche y profesionales agrícolas.
En la Exposición de Lieja hicieron demostraciones prácticas de
sms trabajos y con gran éxito, habiendo llamado la atención del
mundo agrícola por la perfección demostrada en las construcciones
rurales, el mueblaje, la comodidad y la ornamentación de esta ha-
cienda que hace la vida rústica muy grata. El Congreso de Fribur-
go la aplaudió, animando a que la imitaran por ser beneficiosa.
Cuenta el país con 20 círculos agrícolas que constan de 2,500
miembros; rinden mucha utilidad y estas asociaciones aumentan
tada día.
En el Luxemburgo belga funcionan admirablemente las escue-
las menajeras agricolas ambulantes; una de ellas fué la que tomó
parte interesante en la Exposición de Bruselas de 1913.
La población rural toma cursos rudimentarios. Si hace falta
uno mercantil se añade un aula, anexa a la escuela menajera.
En la escuela de **Celles les Tournai”” se ha introducido última-
mente un curso de pedagogía familiar a las alumnas pensionistas
que entran desde los 14 hasta los 18 años; las lecciones se dan cada
8 días durante 2 años consecutivos.
El programa está arreglado especialmente para la formación
moral en las alumnas de las escuelas menajeras y agrícolas belgas
y dice así:
1? Nociones generales de educación moral. Estudio del niño, in-
teligencia, voluntad, apetitos sensitivos. Dirigir la voluntad por el
camino de la razón para desviarla de tedos los desarreglos. Conse-
cuencias de la mala educación.
“La conciencia dirigida por. la razón, pesa como una regla de
conducta. Posibilidad de desarrollar la fuerza de voluntad; el ca-
rácter. Desenvolvimiento de los buenos hábitos por actos repetidos.
Obligaciones que incumben a los educadores. Motivos sacados de
los principios de moral, de amor maternal, de alegría personal.
Principales cualidades de los educadores. Amor y sacrificio, dulzu-
ra y paciencia. Buen sentido y vigilancia, firmeza y constancia,
piedad y buena conducta. ¿A qué edad debe comenzar la educación ?
Influencia especial de las primeras impresiones y direcciones.
Examen de los principales defectos del niño. Desobediencia, ca-
62 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
pricho, cólera, celos, duplicidad, dureza, orgullo, vanidad, egoísmo,
sensualidad, gula, pereza.
Circunstancias que influyen en el modo de corregir. Edad, es-
tado de salud, carácter, temperamento, is de la falta, gra-
do de culpabilidad.
Examen crítico de algunos saca de corrección. Pro-
mesas, lisonjas, mentiras, exageraciones, humillaciones, vanas ame-
nazas, durezas, arrebatos y caprichos.
La voluntad, la conforman el amor a los padres, el buen ejem-
plo, la autoridad, temor al castigo, razones, sentimiento de la dig-
nidad personal, sobre todo principios religiosos.
APLICACIÓN DE MÉTODO
Ejemplo: Un niño de 3 años, llora en la mesa por un cuchillo.
¿Qué haremos y por qué? No darle el cuchillo, porque con la hoja
pudiera herirse.
¿Cuál será la resultante si el niño insiste ?
Tratar de desviarlo con otro objeto.
¿Por qué? Porque se trata de un capricho que es preciso conte-
ner lo mismo que sus lágrimas.
¿Se sacará aleún provecho si el niño tuviere más edad y siguie-
ra obstinándose ?
Se procurará llevarlo al arrepentimiento de su falta y si se lo-
grara, sería un gran resultado adquirido.
He aquí tres situaciones diferentes. El niño desea el cuchillo,
insiste y porfía.... Decid lo que haríais en cualquiera de los tres
casos; se discute entre todos, los medios que se proponen.
La profesora pone los 3 puntos sobre la pizarra dejando un
espacio en blanco para poner las resoluciones de cada alumna, se-
gún sus categorías. Si una determina cualquier procedimiento rí-
gido la maestra las hace discutir y juzear si se debe aplicar o no.
MEDIOS
1* alumna.—Con la mirada le hago comprender que lo des-
apruebo severamente. Rehusa categóricamente. El medio es bueno si
el niño es temeroso y está habituado a obedecer; aun así, puede ser
que no quiera acatar la orden.
2? alumna.—Por la mímica le simulo como si realmente le fuera
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 63
a hacer daño con el cuchillo. Rehusa razonadamente. El medio sería
bueno si el niño fuera dócil, en cuyo caso se le hace notar el peligro
que existe en realidad; pero mejor sería un “no”” categórico.
3* alumna.—Le traería otra cosa para distraerlo. Medio, dis-
tracción con otro objeto. Momentáneamente puede aceptarlo y vol-
ver a su idea anterior.
Si se le amenaza cogerá miedo, lo que no es provechoso. Si se le
ofrece un juguete será con la condición de tener la seguridad de
poder cumplirle la oferta. Nunca se le engañará por motivo alguno.
Si desaparece el objeto puede exasperarse, y persiste siempre la
misma idea.
Los cursos normales pueden durar un mes o seis semanas, pero
al aspirar al diploma tienen que haber practicado antes un año co-
mo gerentes de un hotel o como auxiliar de una escuela menajera.
Quiere decir que la formación práctica sucede a la teórica y con-
sultan por escrito durante este período al profesorado de las escue-
las ante cualquier dificultad que se les presente.
SUECIA
En esta nación el adelanto ha sido lento, pero siempre en senti-
do progresivo.
La primera clase se instaló en 1889 en la escuela pública de San
Nicolás en Estocolmo. Hoy cuentan los suecos con 130 escuelas me-
najeras, de las cuales una docena están incorporadas a las escuelas
elementales, 30 a las de segunda enseñanza y las demás son fijas o
volantes.
El Estado subvenciona a toda aquella en cuyo programa consta
la cocina.
La Sociedad “Federico Bremer” ha emprendido la tarea de
preparar maestras menajeras para las haciendas rústicas con in-
ternado.
Tienen que levantarse a las 5 y media de la mañana. Se reparten
las atenciones, de limpieza y cocina y después de almuerzo comienza
el trabajo del establo y hasta el cuidado de las vacas les está enco-
mendado, observando en todo, una gran economía.
Llevan la contabilidad particular de la finca; en un libro apun-
tan las recetas para las reses y los gastos que esto les ocasiona.
Cada una vive en la hacienda 3 o 4 meses.
64 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
El jardín se divide en 5 lotes independientes; en él se cultiva
cuanto se puede necesitar en la finca.
Las jardineras en el invierno hacen trabajos manuales y todo
lo que sea poco complicado. El trabajo más duro lo hace un criado,
pero se trata de que ellas hagan todo lo que esté en la medida de
sus fuerzas, procurando se dediquen a las faenas propias femeniles.
Después de concluído el curso, ellas mismas harán unos cursos
volantes para enseñar lo aprendido a las jóvenes vecinas de aquella
localidad. Lo esencial es combatir el éxodo entre la población rural,
aumentándoles sus comodidades y bienestar.
NORUEGA
En 1865, se fundó la primera escuela práctica en Cristiania por
la Srita. Mina Vetlesen en Abildso, funcionando durante 10 años
admirablemente y tomó más tarde con auxilios que le prodigaron,
un aspecto de escuela maternal.
Hoy cuenta el país con 14, enseñando cada una a 20 alumnas,
particularizando el laboreo de las haciendas. La primera cantina
escolar la estableció la Srita. Helgesen en 1890; donde después de
ganar su diploma en Glasgow obtuvo el permiso de instalarla en
Landeford; de este género cuenta con 18. Cada aula culinaria se
subdivide en varias pequeñas cocinas como simulando las de varias
familias obreras; 14 de éstas son excelentes.
GRAN DUCADO DE LUXEMBURGO
Desde 1891 el Estado y las Hermanas de la Caridad cristiana,
se ocuparon de instalar estas escuelas, una de ellas en Hollerich a
la entrada de la capital.
Tienen la particularidad de ser obligatorias, para conciliar los
intereses de las hijas de los agricultores y de las de los artesanos,
tomando cada una lo que es más apropiado para su sistema de vida
y los conocimientos agrícolas son potestativos.
Teóricamente aprenden lo mismo que en las de los demás países,
ciencias naturales y cuidado de animales de razas diferentes, y
aves de corral.
Tienen unas 15. Si el centro en que están instaladas es agrícola,
se acentúa esta enseñanza y si fabril lo mismo, incluyendo contabi-
lidad, comercio, ciencias naturales aplicadas a la economía domés-
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 65
tica y lenguas extranjeras, según lo requieran las. necesidades
locales.
A muchas se les prepara como cajeras, para que entren en el co-
mercio que es un vasto campo y cuyos sueldos si no son grandes,
les basta más que a los hombres, que tienen mayores necesidades.
Algunas escuelas son internados para influir mejor en la ins-
trucción teórica. Otras aceptan externas y pensionistas que ayudan
a sufragar los gastos y eso da lugar a que puedan admitir más mu-
chachas pobres en las gratuitas.
La de Mondorf no funciona más que en invierno. Las demás
duran un año y las menos completan el bienio.
Son tan provechosas que el número que regresa anualmente a
su hogar bien capacitado alcanza la cifra de 360.
En los pensionados de Santa Sofía y de las hermanas de San
José han incorporado los cursos menajeros facultativos a los cien-
tíficos.
Los industriales favorecen dichas instituciones para las hijas
de sus trabajadores, influyendo para que se preparen en cosas
manuales.
La Gran Duquesa Adelaida las patrocina y procura que cada
día aumente su desenvolvimiento, al extremo de que con su pobla-
ción de 250,000 almas cuenta con 15 escuelas.
Las nocturnas son exclusivamente para las que asisten a las
fábricas.
Las volantes dan la clase culinaria, preparando el plato y expli-
cando la manera de arreglarlo, se vuelven las maestras con las cace-
rolas para que miren bien y se les grabe la clase práctica. La meto-
dización es acertada, porque la profesora se dirige a la inteligencia,
para que reflexionen y aprendan a observar y a organizarse.
El trabajo práctico, que dura 3 horas semanales, completa la la-
bor pedagógica, siguiendo la regla, de lo fácil a lo difícil, divididas
las alumnas en 3 grupos, para facilitar las operaciones.
FINLANDIA
Durante el verano de 1888 en la Sociedad Filandesa de muje-
res se interesaron por esta cuestión menajera, iniciada por la señora
Hierta Retzius de Estocolmo.
Un año más tarde un médico, el Dr. K. Belander, publicó algu-
nos artículos para despertar el interés público y resultó que en se-"
66 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
guida las damas decidieron mandar a Suecia, Inglaterra y Escocia,
comisionadas para estudiar el punto.
La coronela Karamsin, dama muy caritativa, afrontó 3,000 fran-
cos para que hiciera el viaje en 1890 la Srta. Olsoni, quien aprobó
un curso de maestra menajera en Glasgow. f
Pudo entonces abrirse una escuela menajera en Enero de 1891
en Helsingfors con la Srta. Olsoni como Directora; al principio la
sostuvo las subvenciones privadas y luego el Estado le pagaba
anualmente 2,000 francos. En esta misma ciudad se abrió la de
“Artes y Oficios”? para mujeres en 1904.
Esta da clases a las niñas de la escuela primaria y a las hijas
del pueblo, así como cursos especiales a las señoritas de la aristocra-
cia. Más tarde, en 1892, se creó otra en Tammerfors con 3 cursos
prácticos, la cual funciona hace 15 años subvencionada por el Mu-
nicipio, y ahora el Gobierno le ha ofrecido un local.
La enseñanza es teórica y práctica y las clases son alternas.
Al presente las tienen ciudades de menor importancia como Vi-
borg, Vasa, Kristinestad, etc.
Las clases se dan en lengua sueca y finesa que son las que se ha-
blan en esa región ; los estudios comprenden: lengua materna, lite-
ratura, aritmética, contabilidad, historia, dibujo, higiene y las ar-
tes manuales.
La práctica consta de 4 años para coser, tejer, ete.
En provincias cuenta Winlandia con 26 academias populares
mixtas con su sección menajera.
Las hay también privadas. Algunas del campo han añadido la
jardinería como la de Haapavesi, próxima a Uleaborg que la creó
la Sra. Poyhónen y es la primera de esta categoría.
La segunda agrícola que existe hace diez años se llama Sipola y
fué fundada por la coronela Alma Forsten y la de Hoegvalla en
Karrs la estableció la Srta. Fanny Sundstroem en 1907.
“La Sociedad de mujeres finlandesa”? trabaja incesantemente
por mejorar la condición sccial de las de su sexo, sobre todo de las
campesinas y tienen para éstas eursos semestrales en que aprenden
platos sencillos, cuecen el pan, conservan las legumbres, los cham-
piñones, hacen pasteles y cuidan de la casa.
En el año 1907 la Sociedad organizó 3. cursos para mujeres de
15 a 40 años. Cuando el año anterior hubo una Exposición Agraria
en la que tomó parte todo el país, la Sociedad presentó un pabellón
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 67
donde se daban conferencias y se preparaban comidas. La “Unión?”
de mujeres también trabaja en igual sentido y ha establecido escue-
las unida con la Scciedad **Martha”” en Helsingfors. Esta última,
aunque de reciente formación, tiene sucursales en todos lados y pro-
porciona cursos cortos de 6 semanas que son frecuentados por 1,150
alumnas, y que están conectados con los de agricultura.
La Sociedad ““Martha”” publica un periódico llamado La madre
de familia, en sueco y en finés, que se reparte entre las familias po-
bres; hace dos años que el Estado protege esta beneficiosa asocia-
ción y la Dieta le ha acordado una subvención de 2,000 francos.
La Srta. Fanny Sundstroem tiene organizada admirablemente
su escuela menajera agrícola de Karrs.
Atiende a todos los ramos, la apicultura, cría de gallinas, pana-
dería, confituras, ete.
POLONIA
Están fundadas en este país hace 25 años y aún existen algunas
de esas, en la Galitzia, que cuentan 150 alumnas que pertenecen a
todas las clases sociales.
Tienen un gran éxito y los cursos duran 5 años para las obreras
y uno para las de posición acomodada.
RUMANÍA
El Ministerio de Instrucción Pública ha instalado 27 escuelas
menajeras en Bucarest, Slatina, Buzeu, Fecuci, etc. La de Braila la
subvenciona el Municipio.
Una en Craiova la sostiene la filantropía de la Iglesia ““Madona
Dudu””.
Otra en Jassy la paga la Sociedad de mujeres rumanas y ade-
más la auxilia el Estado. Total 30 escuelas profesionales de primer
grado.
De segundo grado, están la de la capital y la de Jassy, y tres
son exclusivamente de menaje con alumnas internas y externas.
Agrícolas y de economía doméstica tiene una en Barcea, otra en
Budisti y la tercera en Bucecéa.
La Soberana conocida en el mundo literario por “Carmen Syl-
va?” se interesó siempre por las obreras y para despertarles el espí-
ritu artístico mandó buscar encajeras célebres a Bélgica e Italia
68 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
para que aprendieran sus compatriotas. La reina Isabel por esos
arranques siempre ha sido adorada por su pueblo.
INGLATERRA
El progreso en la ciencia doméstica es reciente; al principio se
reducía a trabajos caseros. Ahora, como en otros países, se ha ex-
tendido a todas las ocupaciones. El desarrollo presente es enorme.
La Normal de Londres, establecida en “Buckingham Palace
Road”” cuenta entre sus alumnas algunas princesas, nietas de la
reina Victoria, pues esta soberana se ocupaba mucho de la higiene
de su regia mesa. En los cursos elementales no era obligatoria la en-
señanza aunque siempre tenían un grupo de 12 a 24 que tomaban
lecciones combinadas de economía doméstica y poco a poco iban se-
leccionando las niñas de 15 a 16 años, sobre todo para las clases cu-
linarias. Comenzaba el primer curso por la nutrición y luego que
se adelantaban en cocinar, empezaba el lavado; estas prácticas te-
nían lugar en casa de la profesora, pues en estas lecciones la teoría
no puede separarse de la práctica. Las maestras actuales han tenido
que estar ensayando dos años.
En 1875 se inauguraron.
Desde 1900 han aumentado los cursos que son bienales. Hoy las
hay repartidas por el país de Gales y todo el Reino Unido. El Go-
bierno empezó asignando diez centavos por cabeza, pero hoy paga
15 cts., añadiéndole al programa que es igual que el finés, los ejer-
cicios físicos y el canto. En la escuela pública la lectura va unida a
la costura y en.los otros cursos se alternan los trabajos manuales
con la jardinería y después de los 11 años, se les empieza a enseñar
a lavar y cocinar. |
En los asilos de anormales, epilépticos, ciegos y sordo-mudos,
sostenidos por la caridad pública, dan estas clases arregladas a los
conocimientos generales que reciben.
De éstas hay 26 instituciones para niñas de 14 a 16 años, donde
dan 25 horas por semana.
Los cursos de avicultura y horticultura, son trimestrales, desde
los 12 a 17 años. Se cita como un modelo de horticultura la de
Swanley.
Desde los 10 hasta los 20 años las instruyen para enfermeras,
como en corte y costura y toda clase de trabajos manuales y los ca-
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR 69
seros del hogar. Sobre estos cursos versa la enseñanza que sostiene
el Departamento de Educación.
En King's College de la Universidad de Londres los cursos de
economía doméstica son científicos; dan química, ciencias sanita-
rias, higiene, etc., 60 lecturas y 60 horas de práctica se dedican a
biología, física, psicología y ética. El diploma se da después de un
examen y de haber concluído los ejercicios prácticos. En **Sesame
House” dedican las mañanas a la práctica de floricultura y horti-
cultura y el mediodía a temas educativos, canto, geometría, histo-
ria de la pedagogía. La escuela está montada como la de Pestalozzi-
Froebel-Hans de Berlín. La Universidad de Birmingham también
se ocupa del mejoramiento social y con fines filantrópicos se ha
puesto en conexión con las corporaciones municipales para enseñar
lo mismo que en Londres, pero con una clase maternal para adultas.
La de “San Francisco”? o escuela de madres londinenses es tí-
pica, allí van a aprender las madres con los niños al hombro; pre-
paran la comida y pagan una subseripción de un penique a la sema-
na y gozan de grandes privilegios, menos la comida vespertina. En
Inglaterra no se puede obtener el título de profesora sin haber ob-
tenido el diploma de cocina, lavado y trabajos caseros.
Los estudiantes no los obtienen hasta alcanzar 18 años. En to-
das las grandes ciudades tienen estas escuelas y son tan numerosas,
que no se pueden citar. En Irlanda en 1904 murieron tantas perso-
nas de tuberculosis que llegaron en un año a 11,700. Tanto alarma-
ron al Gobierno que éste impresionó al profesorado para que ense-
ñara y adoptara medidas higiénicas.
Los inspectores pedagógicos pusieron la mayor atención y aten-
dieron escrupulosamente a las condiciones higiénicas escolares y
multaron al profesorado que no se cuidaba de ellas.
Con prisa instalaron 45 centros de cultura económica que su-
man hoy 1,325. Los conventos instalaron 168 y al presente están
todas las Instituciones tan bien montadas como las de la Gran Bre-
taña.
El cuidado del alimento es de suma importancia, los irlandeses
casi no comían más que papas, que les daba calor al organismo, pe-
ro no elementos de reparación para el mismo y de aquí tal vez par-
tiera la desnutrición de esos ciudadanos.
FRANCIA
En este país se entiende que las escuelas menajeras obedecen a
las necesidades modernas porque tienden a formar a la mujer para
70 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
la familia y ésta bien establecida, es la que da la norma a la socie-
dad tanto en su base física como en la moral e intelectual.
Los ayuntamientos sostienen los cursos de las escuelas públicas.
Los primeros los estableció Madame Moll Weisse en Burdeos. Es-
ta profesora es de las verdaderas impulsoras del arte menajero y ha
sido la iniciadora del Congreso de Madres de París.
Tuvo mil dificultades para buscar el primer local, hasta que le
cedieron un salón del Ateneo de Burdeos y en ella da sus clases
siendo las de cocina una maravilla.
Ella ha regularizado los cursos de economía doméstica, prepa-
rando las clases con una explicación teórica y práctica, por ejemplo,
una comida sencilla, procurando en un mismo recipiente, preparar
la sopa, la carne y las legumbres, con el intento de economizar tiem-
o combustible. Presenta un '“menú”” poco complicado como el de
sopa de col, potaje y carne de venado.
Este preparado poco más o menos es como para una familia po-
bre de seis personas: divide el costo total entre los miembros de la
familia llegando a tocar a veces a dos o tres centavos por cabeza;
presupuesto admirable de economía casera. Ella tiende a que estén
bien alimentados con el mínimum de consumo.
Otro día toca la clase para enseñar a cuidar a un enfermo. Pre-
para cocimientos, cataplasmas sinapismos, etc., y todos los reme-
dios fáciles y rápidos.
También se ocupa del alimento infantil como cremas, atoles, mi-
gas de pan, sopas de ajo, leche esterilizada, etc.
Siempre la auxilia una de las discípulas más adelantadas, que
sirve de ayudante para que luego repita la lección a la clase que
pertenece. No importa que hagan desaciertos como derramar la sal
y equivocar el azúcar, pues a menudo esas niñas por pobres que
sean, no saben pelar una papa, ni cocer la leche, ni pasar un huevo
por agua.
Las escuelas menajeras urbanas tienen diversos sistemas que las
rurales.
La de la calle de los “Mínimos en París”” es para institutrices y
la paga el Municipio, funciona los jueves. La de la ““Casa Social””
tiene una directora de Friburgo al frente. También las Hermanas
de la Caridad tienen una en la calle de Albany. Algunas siguen el
sistema belga.
La “Unión Familiar”? estableció su escuela con profesoras sui-
zas y belgas. La de ““Madres”” en la calle de Miromésnil tiene un
ESCUELAS MENAJERAS DEL HOGAR vi
programa autónomo. Estas instituciones son el fruto de una larga
elaboración y debieran los métodos asentarse en la experiencia.
Los cursos ambulantes corre por cuenta del Estado.
En el Loira las ha fundado la **Unión de Sindicatos Agrícolas”*.
En Navey las implantó una dama caritativa y en los demás lu-
gares diversas Sociedades de Beneficencia.
Las profesoras de Francia desde 1882 empezaron a dedicar los
jueves para las alumnas de las clases superiores, haciéndolas traba-
jar en el menaje entre ellas mismas.
La que fué más eficaz fué Madame Demailly, directora de la es-
cuela de Lens, mujer muy inteligente a quien la enseñanza menaje-
ra debe muchos impulsos.
Madame Thomas, Directora de la escuela Pablo Bert en Lens
(Paso de Calais), también le ha dedicado preferente atención y es
la autora del libro tan apreciado que lleva por título “Ciencia del
Menaje?”.
No cabe duda que en los países septentrionales florece mejor es-
ta enseñanza. En la escuela de San Hilario en Poitiers hay tres
secciones, la técnica, la práctica y la profesional. Se hacen encajes,
crochet, etc., con retazos improvisan pañuelos de bolsillo, piezas de
franela, tejen medias de lána y de algodón.
Las maestran cortan y entallan, las monitoras preparan los mo]l-
des y en Pascua trabajan todas; unas refrescan las gorras viejas,
otras les varían sus antiguas hórmas, rehacen los cascos, y los cu-
bren con fieltro, etc.
Planchan y tiñen las cintas, aprovechan los recortes de tul y de
otros puntos. Con mil avíos insignificantes preparan el árbol de Na-
vidad y confeccionan objetos variados, como bolsitas, pelotas, por-
ta-agujas y alfileteros. Los dueños de las tiendas regalan las mues-
tras, así como los tapiceros los retazos, que utilizan brillantemente.
La instalación de sus escuelas es más sencilla en los distritos ur-
banos y rurales. ¿Cómo conciliar las exigencias prácticas de la en-
señanza colectiva con las condiciones impuestas por la realidad de
la vida ? Precisa que cada discípula se halle como en su propio me-
naje. La lección culinaria práctica en Francia se denomina ““Canti-
na Escolar”?. En invierno se les prepara comidas calientes como so-
pa, té, legumbres, etc., que los niños aportan de las huertas de sus
casas particulares así como las castañas, mantequilla, fresas, etc.
12 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
El caldo lo preparan la víspera y se concluye la sopa en la clase
matinal, para abreviar el tiempo. Se alternan las niñas de tres en
tres, para hacer el cocido: el alto de las mesas tiene la medida sufi-
ciente para que sentadas, tengan los pies fijos en el suelo.
Mientras unas friegan las demás ponen las mesas, repartiéndose
así el trabajo equitativamente. Es forzoso darle a la gente menuda
idea de lo que vale la ““Utilidad””, aunque sea empresa ardua, por-
que es indudable, que prefieren hacer un bordado, a quitar una
mancha o a coser un traje burdo.
Los internados menajeros tienen que tener un parecido con los
orfelinatos tocante a su preparación para las faenas de madres de
familia.
Así lo han entendido las religiosas de San Vicente de Paúl, que
han puesto en práctica este sistema que da muy buen resultado,
valiendo las jóvenes a la vida real sin dificultades como les pasa a
las del Asilo de Tours.
Las escuelas volantes son recientes; se instalan desde que están
inscriptas 15 muchachas de 15 años: las que han tenido mayor éxito
son las de Euglefontaine y las de Maing.
(Continuará.)
LA LIBERTAD DE LA PRENSA Y EL REGIMEN 0
ADMINISTRATIVO
POR JULIÁN RUIZ Y GÓMEZ
Doctor en Derecho Público.
Con grande razón decía el ilustre poeta alemán Goethe que los
hombres deben de vivir antes de escribir, porque la vida es manan-
tial inagotable del conocimiento y laboratorio inmenso donde pue-
den comprobarse y perfeccionarse las ideas. Si a estas palabras
agrego, aunque un tanto ampliado, lo que según el Dr. Burgess de-
be contener toda obra nueva para justificar su publicación : nuevos
hechos, nuevas deducciones, mejor método, nueva teoría, en una
palabra, aleuna novedad científica, debía suspender la redacción de
estas cuartillas si no fuera porque es preciso llenar la formalidad
de desarrollar una tesis para obtener este doctorado jurídico, y por-
que algo más alto, el cumplimiento de un deber, hace declinar la
voluntad, e intensifica y tortura el esfuerzo para cumplirlo mejor.
El tema que vamos a desarrollar, “La libertad de la prensa y
su régimen administrativo””, consta de dos partes: una, que se refie-
re a la libertad de la prensa; otra, a su régimen administrativo.
En la primera parte estudiaremos las razones para sostener la
libertad de la prensa, su importancia, sus límites y sus delitos.
En la segunda parte estudiaremos los regímenes preventivo y
represivo y la jurisdicción y el procedimiento para conocer de los
delitos cometidos por medio de la prensa.
+
E o *
La facultad de pensar no cae dentro de los moldes del derecho;
el pensamiento es soberano e ilimitado por su naturaleza. Pero na-
(1) Tesis para el Doctorado en Derecho Público, leída y sostenida en la
Universidad el 20 de Diciembre de 1915. Se publica por recomendación espe-
cial del Tribunal examinador.
74 JULIAN RUIZ GOMEZ
da hacemos con reconocer esta verdad si no la sancionamos exterior-
mente, ya que los pensamientos y las opiniones no producen de he-
cho sus maravillosos efectos, sino en tanto que, traspasando el fue-
ro interno del que los elabora, tal como han sido concebidos son
considerados o analizados por nuestros semejantes. Así es que “con
afirmar la libertad de opinión, no se entiende de otra parte afirma-
do solamente el derecho intangible que tiene cada uno de pensar y
de creer interiormente lo que él quiera, sino también el derecho de
expresar exteriormente y públicamente por la palabra y por el es-
cerito lo que él piense o lo que él crea. El legislador no puede esta-
blecer un credo ilaoc, como lo quiso Rousseau, y subordinar la posi-
bilidad de manifestar una opinión a la conformidad de esta opi-
nión a su credo. El pensamiento debe ser independiente de toda re-
ela establecida por el Estado; cada uno puede pensar y creer lo
que quiera; la libertad de ereer debe ser tan completa como la li-
bertad de no creer, y cada uno debe poder expresar libremente, sin
previa autorización, todo lo que él piensa, todo lo que él cree?” (1).
De modo que la prensa, que no es más que el medio más importan-
te y rápido de expresión externa bajo diversas formas de nuestros
pensamientos y opiniones, que no es más que su regia vestidura en
sus aspectos positivo y negativo, podemos decir, de creer o no creer,
debe ser libre si queremos consagrar la libertad de pensamiento,
derecho precioso entre el conjunto de los que integran nuestro pa-
trimonio político.
Negar la libertad de la prensa, que solamente nos pide que las
ideas al entrar en su vida social conserven siempre el sello, la orien-
tación, el sentido que le imprimiera su autor, es negar la libertad
de pensamiento que se impone con la lógica de las propias expe-
riencias. La libertad de la prensa va tan íntimamente ligada a la
libertad de pensamiento que casi podemos decir que es su condición
sine qua non, porque la manifestación de las ideas y opiniones, en
nuestros días, se verifica intensamente por medio de la prensa; la
libertad de la prensa, diremos, es una de las condiciones esenciales
para que en realidad viva la libertad de pensamiento en un país.
Sin ella, en la lucha constante que estableceríamos entre el pensa-
miento y su expresión externa obligaríamos al hombre a no ser
veraz, ya que la veracidad, empleando la frase vulgar, consiste
en decir lo que se piensa, contrariando y forzando de otro modo a
(1) Duguit. *“Traité de Droit Constitutionnel””.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 75
la misma naturaleza humana que constantemente nos inclina a de-
cir la verdad.
En resumen, si se sabe que el pensamiento es libre y se recono-
ce su libertad en las instituciones políticas fundamentales, conse-
cuentemente la prensa también debe ser libre, porque es absurdo
otorgar la libertad de un derecho para negar o restringir su ejer-
cicio.
Debemos abogar por la libertad de la prensa para que pueda
desempeñar cumplidamente el gran papel que le corresponde ae-
tualmente en la vida pública de los pueblos, dada la constitución
política de los misinos.
Hay un principio democrático que nos dice: *“el pueblo gobier-
na por medio de sus representantes””. Pero ¿cómo conocen los go-
bernantes la voluntad de los gobernados para encauzar conforme 2
ella los asuntos públicos y cómo conocen también los ciudadanos si
sus mandatarios o representantes desempeñan su cometido según
la voluntad de la nación? Pues por medio de la prensa en tanto
que forma y pone de manifiesto la opinión pública y lleva a todas
partes lcs actos de los gobernantes.
En las democracias antiguas, como no había este medio, para
manifestar su opinión, dice Esmein (1), el pueblo tenía que con-
eregarse en el Ágora o en el Foro. Hoy por medio de la prensa, ca-
da aldeano, desde el más apartado lugar del campo, está ejercien-
do su acción política. :
La prensa forma la opinión pública facilitando el intercambio
de las ideas. Por eso el eminente sociólvgo norte americano Gid-
dines, nos puede decir que allí donde no hay comunicación intelec-
tual, no puede haber opinión pública, con estas palabras: “La gé-
nesis de la opinión pública depende evidentemente del contacto y
de la comunicación intelectual. Donde las comunicaciones apenas
existen, como ocurre entre los montañeses de Cumberland en Ten-
nesee, no hay opinión pública. Donde son tan perfectas como eran
en la nueva Inglaterra rural hace una generación, la opinión pú-
blica puede llegar a su más alto desenvolvimiento”” (2).
En el párrafo que precede podemos observar que la prensa no
es la génesis, sino el reflejo de la opinión pública de un país, de
esa comunidad de pensamientos y sentimientos de la mayoría de los
(1) Esmein. *“Droit Constitutionnel ?”.
(2) Giddings, *“Principios de Sociología ?”.
76 JULIAN RUIZ GOMEZ
ciudadanos de un pueblo sobre determinado asunto. La génesis de
la opinión pública debe encontrarse siempre en las opiniones indi-
viduales que son las que se ponen en contacto para producir aquella.
Y la razón que nos asiste para defender la libertad de la pren-
sa desde este punto de vista, es la de que, restringida ella, desapa-
recería la verdadera opinión pública, substituyéndola una pseudo-
opinión que trazaría la senda de los gobernantes y la suerte de los
pueblos según la voluntad del censor; todo lo cual traería consigo
un malestar general de la nación que ve tergiversadas sus ideas y
negada la consecusión de sus fines y aspiraciones. Entonces sí, la
prensa sería la génesis de la opinión pública obligada de la colecti-
vidad, y graves son las consecuencias de un estado de cosas que
niega a un pueblo el fundamental principio democrático de su
constitución.
Así es que cuando se lanza una idea a la consideración de los
hombres, debe dejarse ancho campo y amplia libertad a la discusión
por la palabra, por la prensa, etc., para que en este intercambio de
opiniones libres, que más bien parece una confusión y un desorden,
un mar de ideas que se agitan encontradas e irreconciliables, libre-
mente también se vaya destacando la opinión más valiosa entre to-
das las emitidas, o por un proceso de selección se vaya formando
una del conjunto bueno de todas ellas, ya favorable, ya adversa a
la primera idea o proyecto que la motivara, pero defendida por la
mayoría de los ciudadanos. La prensa, recogiendo las ideas, ponien-
do de manifiesto estas transformaciones que va experimentando la
primera, en la lucha de las discusiones por la palabra y el escrito y
llevándola a todas partes, en todas ellas produce la lucha, procu-
rando de esa manera la verdadera mayoría que defienda la opinión
al cristalizar en una dirección.
Veamos el segundo punto: ¿Cómo conocen los ciudadanos la
gestión de los gobernantes? Porque al ciudadano le interesa cono-
cer la marcha de los asuntos públicos para ejercer sobre ellos su fis-
calización constante. Esto se consigue también, como anteriormen-
te hemos demostrado, por medio de la prensa, que es el rápido men-
sajero que lleva a las puertas de cada ciudadano la gestión de su
mandatario. Así conoce si los actos gubernativos son la expresión
de su voluntad; le sirve también para manifestar al funcionario
que está de acuerdo con sus gestiones, o su inconformidad cuando
no cumple fielmente con su deber, y además, para excitar su respon-
sabilidad. Al mismo tiempo procurarán los gobernantes desempeñar
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 77
mejor las funciones que les corresponden. porque saben que los cin-
dadanos se enteran constantemente de sus actos.
En resumen, es necesaria la libertad de la prensa en los actua-
les regímenes democráticos en los que tan grande participación se
da al ciudadano en la dirección política; de lo contrario, reinaría
el misterio en las esferas públicas, debiendo los gobernantes oir la
voz de la prensa que es la voz de las necesidades, intereses y aspira-
ciones nacionales, e inspirar en ella sus decisiones.
Pero la prensa, además de esta hermosa labor en la vida políti-
ca, realiza otra obra admirable, de carácter más general, la cultura,
base de la anterior, pues como hoy el pueblo se gobierna por el pue-
blo, tanto mejor marcharán los asuntos públicos cuanto más cultos
sean los ciudadanos. Uno de los fines del hombre en la vida, es lo-
grar su perfeccionamiento, y un aspecto de esta perfección es el
desarrollo completo de la razón, que puede obtenerse mediante la
cultura.
Y la prensa es una fuente de cultura en los diversos asuntos
que trata, compliendo esta misión, como medio propagador de las
ideas, por su extensión, pues abarca los libros y la prensa periódi-
ca, universalmente empleados; ““en el mundo moderno, los escritos
se dividen en dos grandes categorías: los libros, comprendiendo
bajo su nombre genérico los escritos que se presentan aisladamen-
te, como un acto realizado de una vez y que no se reproducen sino
cuando los éxitos provocan nuevas ediciones y la prensa periódica,
los diarios, comprendiendo bajo ese nombre todas las publicaciones
que se continúan y se siguen con una periodicidad determinada,
uniendo las unas a las otras”” (1).
De una manera brillante expone Mill, cómo contribuye la pren-
sa al esclarecimiento y rectificación de las ideas; pero no vamos a
citar sus mismas palabras, pues nuestra intención es procurar la
brevedad en este trabajo. El nos dice que al encontrarse frente a
frente ideas opuestas nace la discusión, la lucha entre ellas y de
esa lucha nace la luz, de esa discusión nace la rectificación; se re-
chaza la idea falsa y se acepta la verdadera, se confirma más la
idea verdadera al ser contrapuesta con la falsa destruyendo sus
argumentos o se acepta la parte de verdad que cada una contenga
formándose una idea nueva (2).
(1) Esmein, Ob. cit.
(2) Mill. ““La libertad??.
78 JULIAN RUIZ GOMEZ
Desde el descubrimiento de la imprenta, la cultura y la instruc-
ción, que constituían el patrimonio de una clase, por el poder ma-
ravilloso de la imprenta se extiende e invade por todas partes, ““el
pensamiento de un hombre llega a ser el pensamiento del universo
y el de una época el de todos los siglos?” (1), realizándose desde en-
tonces ese rápido progreso que ha alcanzado la humanidad y que
no pudo obtenerse en muchos siglos antes transcurridos.
Ella ha facilitado grandes transformaciones políticas y filosófi-
cas. Si no hubiera sido por la prensa que conservaba y multiplicaba
las ideas de Locke, de Montesquieu, de Rousseau, Adam Smith,
Quesnay, de filósofos y economistas, toda aquella audaz filosofía del
siglo XVIII inspiradora de nuevas ideas y de corrientes de libertad
que transformaban radicalmente las instituciones políticas, el orden
económico y las creencias religiosas, que revolucionaba, en una pa-
labra, el status reinante, se hubiera retardado, llegando de una ma-
nera muy tenue a estas playas americanas, demorándose la confee-
ción del primer Código Político inspirado en las nuevas tendencias
y desvaneciéndose el eco de haber eristalizado en la práctica, sin
volver, en el vaivén de las ideas, vigorizada a Europa, para excitar
y precipitar la revolución de 1789. Por la escritura muy escaso hu-
biera sido el número de los que la conocieran en su lenta propaga-
ción; por la palabra, su voz se hubiera perdido en unos cuantos;
por la prensa se aunaron los pensamientos y rápidamente se pro-
pagaron hasta estallar violentísimos y consagrarla en la revolución
francesa.
Pero nada favorece tanto la propagación de las ideas por medio
de la prensa como un régimen de amplia libertad, pues la vigoriza.
Estados Unidos e Inglaterra nos ofrecen ejemplos admirables del
eran desarrollo que puede alcanzar la prensa bajo el régimen de la
libertad. En 1821 se vendían anualmente en Inglaterra 24 millones
de ejemplares de diarios, en 1827 en los Estados Unidos 27 millones
de ejemplares al año (2). Hace unos pocos días tuve oportunidad
de leer que el Evening Journal, diario que se publica en los Esta-
dos Unidos, con motivo de la electrocución del teniente de policía
Becker, había lanzado en un solo día la monstruosa tirada de
1.146.005 ejemplares. También leí que, podía afirmarse sin incurrir
en error, que Estados Unidos ha producido este año unos ochenta
millones de volúmenes.
(1) Colmeiro. ““Derecho Político??”.
(2) F. Grimke. *“Naturaleza y tendencia de las instituciones libres?”.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 79
La negación de la libertad de la prensa nos llevaría consecuen-
temente a la negación de la instrucción y principalmente de la ins-
trucción popular.
Por otra parte, la prensa libre es una sólida garantía para to-
das las demás libertades. Tan es así, que cuando se quiere restringir
a éstas, se limita a aquélla para hacerla callar, para que no denun-
cie el abuso. Varics ejemplos nos demostrarán lo que afirmamos.
La noche del 13 de febrero de 1820 el Duque de Berry agoniza-
ba a consecuencia de la herida mortal que momentos antes había
recibido al entrar en el teatro de la Opera. El partido liberal cargó
con el peso de esta responsabilidad, recibiendo la contestación al
asesinato de parte del nuevo ministerio que había formado el Du-
que de Richelieu: suspensión de la libertad individual y de la
prensa. ¡Querían poner fin a los crímenes ahogando las libertades!
A pesar de la lucha tenaz mantenida por los diputados liberales
contra la reacción realista, ante medidas tan injustas, no pudieron
evitar que a esta suspensión de la libertad de la prensa sigulera in-
mediatamente la implantación de la ley del **doble voto”” y que la
prensa sufriera un rudo golpe con el impuesto del timbre, con mul-
tas enormes, más graves delitos y una rigurosa censura, al mismo
tiempo que se iban perdiendo las esperanzas de una rectificación
por el partido liberal, pues sus defensores disminuían a cada elec-
ción en las Cámaras.
Algún tiempo después la prensa pudo respirar en su estrecho
círculo contra la labor reaccionaria, cuando el Ministerio Marti-
enac iniciaba una política liberal, acompañando a una más amplia
libertad de la prensa, la separación de la religión de la política y
una expedición por la independencia de Grecia, que reclamaba la
opinión pública.
Pero no es fácil despojarse de la bondad de las prerrogativas y
mucho menos cuando en ellas se ha nacido, así es que Carlos X
bien pronto dejó de sentir en sus oídos el eco de los clamores que
por la libertad de la prensa había pronunciado el pueblo francés
en 1827, y aprovechó la noticia de la toma de Argel para dictar or-
denanzas que en vez de salvar al Estado, como él decía, más lo opri-
mían. Y la primera ordenanza tenía que ser necesariamente contra
la prensa si quería triunfar en las demás; y así fué: se suspendió la
libertad de la prensa, siguiendo inmediatamente la disolución de
las Cámaras y un nuevo sistema electoral muy restringido. El gol-
pe de Estado iba a resultar admirable en medio del más absoluto si-
80 JULIAN RUIZ GOMEZ
lencio de la prensa. Pero ésta, al sentir que la amordazaban, no se
acobardó y como no olvidaba los clamores del pueblo pensó que lo
tenía de su parte y se lanzó a luchar contra el soberano por su li-
bertad. Levantó su protesta, el pueblo se puso de parte de la razón
y vinieron las célebres jornadas de Julio de 1830 más graves cada
aía; continuaron funcionando las prensas del Nacional y se multi-
plicaron las protestas, hubo tiros, después combates y corrió la san-
ere de las víctimas; pero Carlos X huía de Saint Cloud a Rambouil-
let, marchándose con él para siempre el antiguo régimen. La pren-
sa volvió inmediatamente a disfrutar de igual libertad que bajo el
régimen de 1819, que puede considerarse con Esmein como “la me-
jor de las legislaciones sobre la prensa que ha tenido Francia, has-
ta la ley de 29 de julio de 1881”” (1).
Por el decreto de 17 de febrero de 1852, la prensa periódica
quedaba nuevamente bajo la acción del gobierno, se necesitaba la
previa licencia, había la amonestación, la suspensión y hasta la su-
presión por el Jefe del Estado. Es que se preparaba la reacción
Napoleónica, brillando nuevamente el sol de Austerlitz en su ani-
versario, al proclamarse Napoleón III emperador de los franceses.
Y así podemos seguir citando otros casos en los cuales se de-
muestra que la prensa nunca se ha salvado del primer atentado de
toda reacción, como antesala, como salvaguardia, como símbolo de
las demás libertades, siguiendo siempre a su libertad un régimen
mís liberal.
El absolutismo, como hemos visto, cuando intentaba sus reac-
ciones, se mostró siempre muy astuto, al dirigir sus primeros ata-
ques contra la prensa prohibiendo la publicación de los libros, que-
mándolos en la plaza pública, teniendo el escritor que desterrarse
para salvar su vida y sometiendo toda la prensa bajo su dominio.
Sabía que atacaba el mal por su raíz. Pero siempre en estos casos
para bien de la civilización, había países donde se gozaba de liber-
tad y las nuevas ideas eristalizaban propagadas por la prensa.
El testimonio de la Historia, aunque no tuviésemos más ningún
«tro medio, nos sirve para defender y justificar la libertad de la
prensa. ¡Qué de luchas sangrientas y qué de crímenes encontramos
en ella por negar la libre emisión de las opiniones! ¡Cuántas recti-
ficaciones en el transcurso del tiempo! Los que en su época fueron
considerados como blasfemos, como impíos, como inmorales, por-
(1) Esmein. Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 81
que dijeron que la Tierra era redonda, o porque enseñaron que gl-
zoba alrededor del Sol, o porque dijo ““amad a vuestros enemigos”,
son verdaderos por la posteridad que procura conservar su recuer-
do, aunque más inmortales los hacen sus mismos hechos, ya que exis-
te un nuevo mundo que está pensando en todas las manifestaciones
de la vida de los pueblos, y hay una moral, que se llama moral eris-
tiana, que ha resurgido siempre igual, de entre los radicales cambios
impuestos por las más profundas convulsiones sociales y que es la
moral del mundo civilizado.
La prensa ama la libertad y va hacia ella donde quiera que se
encuentre. Cuando “la pena de muerte, de galeras y de la picota,
era, de cuando en cuando aplicada por razón de la impresión o de
la venta de obras prohibidas.... las obras literarias más célebres
de Francia se publicaban en el extranjero. El Espíritu de las Le-
yes de Montesquieu, apareció en Génova; Voltaire hizo imprimir
la “Henriade”” en Inglaterra, y las más notables de sus obras fue-
ron publicadas en Londres, en Génova y en Amsterdan; hay que
decir lo mismo para las obras de Rousseau (1). En 1827 cuando
las rigurosas leyes sobre la prensa en Francia, Casimiro Perrier
pronunciaba con dolor esta verdad: *“Se ha suprimido en Francia
la imprenta y transportado a Bélgica en beneficio del extranjero y
de los países libres”? (2).
La prensa mientras más libre es eomo centro reflejo de luz, que
mientras más potente, más claros y más brillantes y a mayor dis-
“tancia devuelve en irradiaciones multiplicadas los destellos de la
actividad humana.
Sin embargo, aunque tan natural nos parezca hoy la libertad
de la prensa, en otras épocas no solamente se la ha limitado, sino
que se ha querido penetrar en las conciencias, para restringir aún
más esta libertad: “Aunque parezca increíble, el legislador en cier-
tas épocas no ha titubeado en penetrar en el dominio intangible de
la conciencia íntima y ha maltratado no solamente las manifesta-
nes de la opinión, contrarias al orden público, sino también las opi-
niones políticas, filosóficas o religiosas atribuídas por sospecha a tal
o cual persona. Las leyes de los sospechosos del período revolucio-
Algunos han pretendido negar la libertad de la prensa, fun-
nario proceden de esta idea”” (3).
(1) Dicey. ““Instroduetion a 1'étude du Droit Constitutionnel?”.
(2) Dicey. ““Introduction a 1'étude du Droit Constitutionnel?”.
3) Léon Duguit. **“Traité de Droit Constitutionnel?”?.
ES
82 JULIAN RUIZ GOMEZ
dándose en cierto temor. Han dicho que la libertad de la prensa
fácil e irremisiblemente se convierte en el libertinaje, sirviendo de
instrumento descarado de ataques al honor de las personas, a la
moral, a la sociedad y a lo que es más grave aún, que esa prensa
encuentra siempre eco en la sociedad en que vive. No pasa de ser
un temor pusilánime que dificulta todo progreso, convirtiendo la
más bella doctrina en una utopía, ya que es muy fácil decir que el
terreno en que ha de implantarse una institución no se encuentra
preparado para recibirla. Por eso dice muy bien el ilustre trata-
dista Colmeiro: ““No hay ninguna institución humana, por buena
que sea, que no se preste al abuso. Así, pues, la cuestión no se ci-
fra en averiguar si la libertad de imprenta es inofensiva, sino en
comparar la suma del bien y del mal que hace, pesando el pro y el
contra en la balanza de un criterio imparcial”? (1). Ella misma
trata de curar esos males llevando en sus libros el germen del pro-
greso para las gentes doctas y aportando en sus escritos periódicos
y principalmente diarios, con lenguaje sencillo y estilo llano para
ponerse al alcance de todos, la gran parte que le corresponde en la
educación popular, ya que su principal lector es la medianía del
pueblo. Debemos de tener presente que cuando así hablamos, nos re-
ferimos a pueblos sanos, no a pueblos corrompidos y que alcanzan
un nivel muy bajo de educación, pues estos últimos son muy difí-
ciles de salvar, aun por la prensa más culta y bajo cualquier siste-
ma. En los primeros se ha hecho indispensable, constituye una ne-
cesidad social, mientras que en los segundos es una calamidad peli-
grosa, pues cuando no se respeta la moral ni la regla de conducta
normal de los pueblos civilizados, la libertad se transforma enton-
ces en el virus que va consumiendo la sociedad.
Pero estos hechos y este temor, producto de ellos y basado en
una observación raquítica y no en una observación de generalidad
práctica, no nos facultan para negar el sistema. Actualmente, en la
mayoría de los pueblos, en aquellos que han aceptado y que viven
según una norma de conducta casi igual, conservándola en sus re-
laciones, puede mantenerse la libertad de la prensa, que como toda
libertad no es más que un producto de la cultura y de la soberanía
del Estado. Por eso mientras más desarrollo alcanza un pueblo,
más amplia es y menos dificultades ofrece esta esfera de acción in-
dividual.
(1) Colmeiro. Ob. eit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 83
Grande, pues, es la consideración que merece la prensa por su
importancia en los diversos aspectos que la hemos considerado.
Tan grande es su importancia desde el punto de vista de su actua-
ción en la vida pública sobre todo, que ha merecido y ella ostenta
con orgullo el título de Cuarto Poder del Estado.
Y efectivamente, si nos fijamos un poco, viene a ser un cuarto
poder, que comprende los otros tres.
Viene a ser un poder legislativo porque compele e influye sobre-
manera en el legislador para que dicte las leyes, substituyéndolo en
algunos casos. Canning pronunciaba en Liverpool estas notables
palabras: “Nosotros gobernamos con el Parlamento cuando está
presente, pero éste dura seis meses, en los otros seis meses el go-
bierno pasa a la prensa”? (1). “Nosotros hemos visto a M. Sidney
Low—dice Esmein—declarar que, aun para votar las leyes apro-
badas, la prensa en Inglaterra tiene más poder que la Cámara de
los Comunes, y, en las complicaciones diplomáticas, los grandes
diarios de las diversas naciones pretenden frecuentemente dictar
la solución”” (2).
Es también un poder ejecutivo en cuanto pone sus vetos a las
leyes del Congreso y no las deja regir o no las deja aprobar o influ-
ye decisivamente sobre el ejecutivo para que le ponga su veto. Y
como ejemplo pondremos un hecho que nos refiere M. Decussara:
“Resulta que el día 28 de diciembre de 1890 M. Marcel Barthe pre-
sentó al Senado un proyecto de ley tendiente a que la prensa fuera
sometida al derecho común, siendo aceptado el proyecto, en prin-
cipio, por el alto cuerpo. “Pero, nos dice M. Decussara, la noticia de
tal aceptación produjo una tan viva protesta entre los parlamen-
tarios y la mismo prensa que la comisión encargada de estudiar el
proyecto propuesto por Mr. Barthe, después de largas y vivas dis-
cusiones lo rechazó con mayoría de votos en su resolución de 22 de
marzo de 1890 (3). Así pues, por la influencia de la prensa princi-
palmente, un proyecto aprobado en principio, es rechazado después.
También es la prensa un poder judicial. Cuántas veces por
medio de su acción constante ha conducido al ostracismo princi-
palmente a los hombres que luchan en la vida pública. Ejemplos
constantes de esta clase se nos ofrecen cada día y ejemplos también
(1) Quimper. *““Derecho Político General””. Tomo 1.
(2) Esmein Ob. cit.
(3) Decussara. ““Los delitos de la prensa en la legislación de Rumanía”.
84 JULIAN RUIZ GOMEZ
en sentido contrario, cuando dándose cuenta de su error levanta
reivindicando al que ha sido considerado culpable sin razón. Ella
es el poder judicial que dicta la sanción moral que más se acerca a
la sanción penal, debido a que por su característica más importante,
la publicidad, difundiendo por todas partes su fallo, va prácti-
camente logrando la selección y el aislamiento del grupo social de
aquellos a quienes alcanza, cuando es condenatorio, o va revistiendo
de relieve la personalidad de aquel a quien ensalza, en torno del
cual, si no se agrupa, por lo menos gusta convivir la colectividad.
Teniendo en cuenta la gran importancia de la prensa se ha ha-
blado de una carrera especial para el periodista.
Es innegable que la profesión del periodista envuelve una labor
difícil para la cual se necesitan conocimientos generales, rectitud
de carácter y civismo a toda prueba, para, en la brecha del combate,
siempre con el respeto debido, pero con el tesón y con la energía que *
da la profunda convicción de la legitimidad de la causa que defiende,
mantener a todo trance la verdad, la equidad y la justicia, y pro-
curar hacer la luz allí donde el egoísmo y el interés particular tra-
tan de conseguir sus propósitos con grave perjuicio para los inte-
reses de la colectividad. Si se equivoca, se le perdonará porque sólo
defiende los principios de una sólida convicción; si acierta recibirá
las congratulaciones y el respeto de sus contrarios, pues en el in-
menso remolino de las opiniones que lanza diariamente al público,
no por eso la individualidad del periodista desaparece por completo,
porque ““detrás de la cortina, en la redacción del periódico, el hom-
bre de ideas, desconocido para el mundo, es conocido de sus colegas
e imprime su individualidad sobre su pensamiento y su obra (1)
La idea de una profesión especial, o por lo menos de ciertas cua-
lidades para el ejercicio de la carrera de periodista, ya nos la señala
Bluntschli. Esta profesión según él tiene un valor muchas veces
superior a ciertos cargos públicos, por la importancia y la in-
fluencia de este medio en la prosperidad general. '“Se ha hecho ya
la propuesta de que solamente debe concederse a algunos indivi-
duos el hablar públicamente al pueblo como redactores de un perió-
dico, siempre que hayan sufrido un examen de jurisprudencia y
ciencia política, y demostrando su capacidad. Aun cuando fuese po-
sible hacer libre semejante examen mediante las influencias de
simpatía o antipatías del partido dominante en el Estado, sería irre-
(1) Giddings. Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 85
sistible tal institución en las escuelas. Más bien deberían exigirse
a los redactores de los periódicos los mismos requisitos que a los
jurados y diputados”” (1).
Es también esta idea la que apunta Esmein cuando declara que:
*“Es posible que un día la prensa reciba una verdadera organiza-
ción, y en este sentido al menos es que puede existir una formación
profesional de los periodistas y una responsabilidad profesional pe-
sando sobre ellos (2).
Pero una profesión así creada se opone a nuestro modo de ver,
a la libre emisión de las opiniones aunque es bastante amplia, por-
que queda abierta a todos los individuos que estén en las condicio-
nes necesarias para ejercerla. No deja de ser ella una limitación al
principio general que hemos establecido: todo individuo puede ma-
nifestar libremente su opinión por cualquier medio. El que no res-
peta los límites que pueden establecerse justamente a la libertad
de la prensa, que soporte todo el peso de la ley, pues así como somos
partidarios de un amplia libertad, también queremos que las leyes
se apliquen cuando corresponda con toda su fuerza ya que no son
arbitrarias ni superfluas, sino necesarias. Si se trata de una prensa
que no ilustra, a la que no le interesan los asuntos vitales, dejémos-
la, que no tardará en desaparecer, como hemos tenido oportunidad
de ver en nuestro país, o llevará una vida lánguida, contraria al
espíritu de lucro hacia el cual con toda probabilidad ha sido crea-
da, no tardando, al fin, en desaparecer.
Hasta aquí solamente hemos expuesto las razones principales
que nos asisten para mantener el principio de la libertad de la
prensa.
Ahora debemos preguntarnos: ¿esa libertad debe ser absoluta o
debe reconocer algún límite ?
Defensores hay de la libertad absoluta de la prensa, siendo los
más ardientes partidarios de ella M. Emile Faguet y M. Emile Gi-
rardin, citados por M. Descussara (3).
M. Girardin nos dice que a dos regímenes puede someterse la
prensa: al restrictivo o al de impunidad absoluta, pero añade que,
pretender el primero, sabiamente limitado, es una quimera, mien-
(1) Ob. cit.
(2) Ob. cit.
(3) Ob. cit.
86 JULIAN RUIZ GOMEZ
tras que el segundo, concediendo una libertad absoluta es condición
necesaria para el progreso del espíritu humano.
Fundamenta su teoría M. Girardin diciendo que la libertad es
una e indivisible; que si limitamos la libertad de la prensa, su de-
lito no consistirá en haber pensado lo que ha publicado, sino en ha-
ber publicado lo que ha pensado, y que cuando un delito se comete
se debe castigar el hecho en sí mismo, al autor de la infracción se-
gún el derecho común o general, pero nunca la prensa, medio de
publicidad.
M. Faguet llega a la conclusión de que no debe existir ninguna
ley sobre la prensa; que ella debe gozar de una libertad absoluta,
partiendo del principio que dice que no hay delitos de opinión y
que por consecuencia no debe de haber delitos de prensa.
Pero tanto uno como otro publicista, admiten que los abusos co-
metidos, valiéndose de la prensa deben ser castigados como cual-
quiera otro exceso.
M. Decussara, defensor de la libertad limitada de la prensa, nos
dice: “La libertad de la prensa, de otra parte, cualquiera otra li-
bertad, no es sino relativa, teniendo como límite forzado la liber-
tad y el derecho de los otros. Bajo el pretexto de una liber-
tad absoluta—sea ella la de la prensa—es inadmisible que se per-
mita atentar contra el honor o la consideración de una persona,
como a las buenas costumbres, como a las reglas de derecho que una
mayoría ha adoptado como principio de conducta”.
“Por consecuencia nosotros no podemos admitir una libertad
absoluta de la prensa, como no podemos admitir ninguna otra liber-
tad absoluta, porque la noción misma de la libertad, mirada como
una entidad absoluta, tiene algo de vago, de metafísico, que no co-
rresponde a la realidad de los hechos que requiere que: la libertad
de cada uno sea sometida a la libertad de todos y la libertad de to-
dos a la libertad de cada uno””.
“Desde el punto de vista de nuestra conciencia no podemos ad-
mitir una libertad absoluta, no importa en qué dominio de la ma-
nifestación humana, porque nosotros vivimos en sociedad y la li-
bertad de cada uno debe condicionarse y encadenarse a la libertad
de los otros, estableciendo lo que se llama la coexistencia de liber-
tades. Luego esta coexistencia de las libertades nos prueba que la
libertad no puede ser absoluta ””.
Nosotros diremos que la prensa debe gozar de una libertad ab-
soluta como medio de expresión y de una libertad relativa en cuan-
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 87
to a las ideas u opiniones que expone, para castigar los abusos que
por medio de ella puedan cometerse.
Las leyes, decía Montesquieu, expresan relaciones necesarias
que se derivan de la naturaleza de las cosas (1). Buscando esa na-
turaleza en los estudios que hasta ahora hemos hecho, vemos que el
pensamiento por su naturaleza es libre, nadie es capaz de limitarlo;
por tanto, la prensa, por su condición, por ser el vehículo del pen-
samiento, por ser el pensamiento mismo en una de sus formas exter-
nas, también debe ser libre; en consecuencia, las leyes, esas relacio-
nes necesarias de que nos habla Montesquieu, no deben limitar en
absoluto la libertad de la prensa. En una palabra: la prensa como
medio de expresión, debe gozar de libertad absoluta.
Pero al mantener el principio de la libertad absoluta de la pren-
sa, no sostenemos que los delitos que puedan cometerse queden im-
punes. Así como los pensamientos, en cuanto a su contenido, den-
tro del orden moral tienen por límite la conciencia, la virtud, así
también, por su contenido, dentro del orden del derecho, reconocen
límites en interés del Estado, la sociedad, el individuo. Si bien es
verdad que debe existir una esfera de acción para cada individuo
dentro de la cual pueda moverse libremente en la manifestación
de sus actividades e iniciativas, reconocida por el Estado, que no
debe invadir el Gobierno, ni permitir que nadie invada, como dice
Burgess (2) sin embargo, esta esfera de acción, como ella misma in-
dica, no es ilimitada, ya que al disponer cada individuo dentro de
su campo propio y ser respetado dentro de él, tiene que respetar
fuera de él, el campo propio de los demás, las condiciones de vida
social y política. Y este equilibrio perfecto entre las facultades de
cada cual, es necesario para que reine el derecho, para que exista
y se respete la libertad. Ese “equilibrio de libertades, como decía
Thering, es la base del derecho “limitadas y armonizadas””, como
decía Kant, ya que el límite de mi libertad representa la libertad
de los demás; esa organización de la libertad y este límite igual y
armónico representa el reinado del derecho. Desde el momento que
se rompe este equilibrio y hay uno que goza de más libertad que
otro, el primero experimenta una ampliación en su esfera de ac-
ción, al mismo tiempo que la esfera de acción de los demás experi-
menta una depresión. En este estado no puede haber libertad ni
(1) El espíritu de las Leyes??.
(2) Ciencia Política.
88 JULIAN RUIZ GOMEZ
derecho, porque es precisamente su negación ya que uno de sus
principios fundamentales es restablecer la igualdad perdida; el de-
recho va siempre en pos de la igualdad, procurando en todo caso'
mejorar la condición del oprimido. Lograr la armonía de los legí-
timos intereses que garantiza, es la propia esencia del derecho.
Una libertad absoluta de la prensa en este sentido, traería el
reinado de la fuerza, rompiendo el equilibrio y la armonía de las li-
bertades, porque pudiendo cada cual decir impunemente lo que le
place, el más fuerte sería el vencedor.
Aun el más supremo de los derechos del hombre, la vida, que
es la base de todos los demás, encuentra también sus límites en el
tributo de sangre que tiene que rendir cada individuo a su patria,
y del cual hermoso ejemplo por su-extensión, nos están dando las
naciones que hoy luchan en el continente europeo.
Así pues, la prensa en cuanto a las ideas y opiniones que emite
tiene sus límites, en tanto que por ella no puede expresarse cual-
quiera opinión sin incurrir su autor en la pena señalada para tal
infracción.
Resumiendo, la prensa, como medio de expresión, debe gozar de
libertad absoluta; en cuanto a las opiniones que emite, debe gozar
de las mismas prerrogativas que las demás libertades individuales.
El punto capital de nuestra distinción es como sigue: La pren-
sa, como medio de publicación debe gozar de libertad absoluta, en
cuanto que todo hombre debe poder manifestar libremente sus opi-
niones sin ningún previo requisito que pueda afectar su contenido
y su facilidad de expresión; la prensa debe gozar de libertad limi-
tada en cuanto a las opiniones que emite, porque todo hombre al
emitir libremente su opinión, puede violar la ley del Estado, lesio-
nando los intereses públicos o privados al rebasar los límites úni-
ecos que pueden establecerse a la prensa y que pronto pasaremos a
estudiar.
En el primer extremo de nuestra tesis es donde se mantiene la
lucha entre los que sostienen la libertad absoluta de la prensa y los
que sostienen la libertad limitada de la prensa. En el segundo ex-
tremo existe, podemos decir, unánime conformidad fundamental-
mente.
Sosteniendo el primer extremo de nuestra tesis logramos que
las cosas sean lo que son, que la libertad de la prensa sea la verda-
dera libertad, que así como los pensamientos son libres en sus for-
mas, la palabra y el escrito, en cuanto que se permite escribir y
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 89
hablar libremente, tomándose otras medidas que no sean impedir
hablar, impedir escribir, en caso de delito, sean también libres en
otra de sus formas de expresión, la prensa, sin romper por esto el
equilibrio y la armonía de las libertades, que se conservan median-
te el segundo extremo, mediante una libertad limitada para la pren-
sa en cuanto a las opiniones que emite.
Por tanto, no debemos imponer limitaciones a la prensa en nues-
tra intención de mantener las opiniones dentro de los límites del
derecho, porque seríamos injustos y exagerados en nuestra pre-
tensión.
Si yo publico un libro que constituye todo él un libelo contra
una o varias personas determinadas seré responsable del delito que
he cometido, pero para evitar o castigar el delito no se debe limitar
el medio por el cual se ha cometido, sino que se debe dejar libre para
las opiniones que observan los justos límites.
Si decimos que por medio de la prensa no se pueden publicar
opiniones sobre materias políticas, no limitamos el pensamiento en
sí, no limitamos las opiniones en su contenido, pues tienen otros
medios de expresión como la escritura, la palabra, etc., sino que li-
mitamos la prensa como medio de expresión de las ideas, limitamos
el pensamiento en una de sus formas. Una caución excesiva es una
limitación que mata la existencia de la prensa, sin poner fin a los
delitos que pueden cometerse publicando las opiniones. Debemos
ser consecuentes, dando a este medio de manifestación de las opi-
niones lo que en justicia le corresponde para que adquiera toda su
importancia y completo desarrollo. No tengamos tampoco el temor
de que al mantener el principio de la libertad absoluta de la pren-
sa, damos rienda suelta a los crímenes y delitos que por medio de
ella puedan cometerse. Dentro de una libertad absoluta de impren-
ta las ideas y opiniones pueden respetar y mantenerse dentro del
derecho.
Esta distinción a que hemos llegado: libertad absoluta para la
prensa como medio de publicación, en correspondencia a la libertad
intangible e ilimitada del pensamiento por su naturaleza, y una
libertad con sus límites, en el orden social, para la prensa, en cuan-
to a las opiniones que emite, en correspondencia a los límites que
tiene que tener el pensamiento, por su contenido para mantenerse
dentro del orden moral, parece tener solamente cierto valor espe-
culativo, aleo de vago y de metafísico como dice M. Decussara y
y
ninguno práctico. Y sin embargo, es necesaria para colocar a la
90 JULIAN RUIZ GOMEZ
prensa en el mismo plano que los demás medios de expresión y no
en situación inferior. También la consideramos importante y prác-
tica, tanto cuanto que nos sirve de base para determinar el verda-
dero sistema de la libertad de la prensa. Pongamos un ejemplo: la
caución. La caución, que se impuso a la prensa para poner coto a
los delitos de publicidad de opiniones, lejos de conseguir su verda-
dero fin, como tendremos oportunidad de ver cuando tratemos más
tarde de este medio de un sistema preventivo, es inadmisible ade-
más, porque restringe la libertad de la prensa, considerada ésta co-
mo medio de expresión, limitando su número en provecho de una
clase, al imponer, como decía un escritor, el ““silencio a los pobres””.
Conseguirá la restricción de los delitos de publicidad de las opinio-
nes por medio de la prensa en cuanto que la ahoga, pero los mismos
delitos se cometerán por otros medios, por la palabra, por el eseri-
to. La medida para contrarrestar los delitos que puedan cometerse
por medio de la prensa no debe ser la de no permitir expresarse
por ella, como la medida para poner fin a los delitos que puedan
cometerse por medio de la palabra o el escrito, no es la de impedir
hablar, impedir escribir. Por eso es que la caución tiene que des-
aparecer por completo dentro de un verdadero sistema penal para
los delitos que puedan cometerse por medio de la prensa, porque en
realidad viene a obtener la restricción de este medio de expresión
y no la de los delitos que por medio de él puedan cometerse. La
censura es una de las medidas adoptadas para evitar los excesog
que puedan cometerse por medio de la prensa. No cabe dentro de
nuestro sistema porque es una medida que se opone a la libertad
absoluta de la prensa como medio de expresión, en cuanto que con
la censura ya no pueden publicarse libremente las opiniones, pues
tienen que pasar antes de su publicidad por las manos del censor.
Lo mismo podemos decir de otras medidas análogas.
Es importante esta distinción porque nos da dos magníficas con-
secuencias, pues de ella vamos a deducir que no hay delitos espe-
ciales de imprenta, y, mediatamente, en cuanto que no se trata más
que de delitos comunes, que la jurisdicción y el procedimiento con-
tra los delitos cometidos por medio de la prensa deben ser los ordi-
narios.
M. Decussara, partidario de la libertad limitada de la prensa,
como hemos visto anteriormente, no puede dirigirnos la misma ob-
jeción que emplea contra M. Faguet.
M. Faguet admite que “toda reseña dada por un diario en tiem-
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 91
po de guerra es un erimen, porque esa reseña puede ser útil al ene-
migo. Lo mismo en tiempo de paz, toda reseña de orden militar no
debe darse sino con y después de la autorización del gobierno”” (1).
Ciertamente que si es necesaria la previa autorización para pu-
blicar una reseña militar en tiempo de guerra, atacamos la libertad
absoluta de la prensa en cuanto que ya no se pueden exponer libre-
mente las opiniones. Pero la objeción cae si tenemos en cuenta las
circunstancias especiales que concurren. En efecto, se trata de esta-
dos anormales, se trata de momentos graves de perturbación y de
inminente peligro para la nación, por la presencia del enemigo, en
los cuales, como dice Bluntschli, es muy difícil el ejercicio de los
derechos y el respeto de los mismos. En estos instantes anormales
puede permitirse no solamente esta medida, sino que debe existir
en la Constitución del Estado un precepto que la sancione, de la
misma manera que se determina en ella la suspensión de los demás
derechos individuales. Pero solamente en estos últimos extremos,
en que todos los peligros son posibles, es cuando pueden adoptarse
reglas tan rigurosas.
Tales medidas son defendibles desde el punto de vista de la cien-
cia política. “En tiempo de guerra y de peligro público, cuando se
halla amenazada la vida del Estado, el Gobierno debe disponer,
para su defensa de todos los elementos del poder. Así ha ocurrido
siempre (2). Se encuentran establecidas en las Constituciones de
Estados Unidos y Alemania, pero no en las de Francia, Inglaterra
ni tampoco en la Constitución de Cuba.
Esta medida fué tomada en Francia, como consecuencia de una
experiencia dolorosa. “Después de la declaración de guerra de
1870, se ha apercibido que la más indispensable de las prescripcio-
nes hizo falta en la legislación sobre la prensa, proveyéndose a ella
por una ley de 21 de julio de 1870. Esta ley permite prohibir, per
resolución ministerial, dar cuenta de los movimientos de las tropas,
bajo pena de multa y de suspensión de quince días a seis meses.
Esta disposición se reprodujo en el artículo 15 de la ley alemana
del 7 de mayo de 1874. Es de sentirse que nuestra ley de 29 de ju-
lio de 1881, no haya expresamente aprovechado de la experien-
cia?” (3).
(1) Citada por Decussara. Ob. cit.
(2) Burguess. Ob. cit.
(3) Ducroq.
92 JULIAN RUIZ GOMEZ
Sin embargo, según leí el otro día se ha vuelto a establecer una
disposición parecida a la de 1870, por una ley del pasado año, 1914.
Pero en el segundo extremo del ejemplo que he citado, de M.
Faguet, la necesidad de la autorización en tiempos de paz, así como
en los demás ejemplos exagerados que nos cita M. Decussara para
defender su tesis de la libertad limitada de la prensa, la necesidad
de la previa autorización traería los graves males que siempre acom-
pañan a la censura, muchos más graves que sus ventajas.
Obedeciendo a las razones que exponemos se ha ido mucho más
lejos aboliéndose todas aquellas disposiciones tan restrictivas para
la prensa aún en el estado de sitio, no tolerándose hoy más que su
aplicación en el caso de peligro inminente para la nación “*“resul-
tante de una insurrección armada o de una guerra extranjera”? (1)
como se hace actualmente en Francia.
M. Decussara nos cita esos casos impresionado por las malas
consecuencias que trae para su país, Rumanía, la prensa libre, im-
presión que no debe autorizarle para negar en principio la liber-
tad de la prensa, ni para negarla en la práctica. Aunque en la práe-
tica ofrezca algunas dificultades el ejercicio de la libertad, sin em-
bargo, mayores son sus ventajas que las de un régimen restrictivo,
debiendo ser el remedio para semejantes males, no la restricción de
la libertad, que representaría un retroceso, sino procurar por los
medios adecuados una mayor cultura.
Pero antes de pasar al estudio de los dos importantes puntos a
que nos hemos referido en el último párrafo que antecede, siguien-
do un orden lógico vamos a ver cuáles son esos límites que hemos
señalado a la prensa en cuanto a las opiniones que emite.
De todo lo que anteriormente hemos dicho se deduce que todo
hombre puede decir por medio de la prensa todo lo que le place,
pero corriendo siempre el riesgo de una responsabilidad. ¿Cuáles
son esos límites, que rebasados determinan una responsabilidad ?
Ya hemos tenido oportunidad de indicarlos anteriormente.
El Estado, lo mismo que el delegado del Estado, el Gobierno,
son algo estable, algo permanente que hace falta para la dirección
de la sociedad política y para la realización del derecho. Fuera del
Estado el individuo no puede realizar el derecho ni lograr la con-
secución de sus fines. Así es que todo atentado que ofenda a la in-
dependencia o seguridad del Estado, que tienda a revelar a los eju-
(1) Dueroq. Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 93
dadanos contra las instituciones políticas establecidas, debe ser re-
primido.
Lo mismo sucede cuando se trata de cualquiera atentado contra
la sociedad. Desde el Estagirita se sabe que el hombre es un ser na-
turalmente sociable y que fuera de la sociedad es imposible su ver-
dadera subsistencia. Todo ataque dirigido contra la sociedad y las
leyes que la escudan, contra su fundamento moral y su base la fa-
milia debe ser castigado; el fundamento del derecho de castigar es-
tá en la defensa de la sociedad como necesaria al hombre.
Lo mismo pudiera decir cuando se trata de ataques dirigidos
contra los derechos reconocidos a los ciudadanos, como son la inju-
ria, la calumnia, etc.
Bluntschli nos señala de manera admirable los límites justos de
la prensa: “Toda la prensa debe respetar los límites universales
del derecho y la libertad individual, observar la ordenación jurídica
del mundo en que se manifiesta. Por consiguiente, no debe contra-
riar ni en la forma ni en el contenido de su manifestación la esfera
jurídica del Estado y de los individuos”” (1).
Llevando nuestras ideas a su verdadero campo, comprendiendo
los ataques dirigidos contra la sociedad y contra el Estado en un
mismo extremo en cuanto que los ataques dirigidos contra la socie-
dad y contra la moral regulada por el derecho afectan a la existen-
cia substancial del Estado, la prensa debe respetar el orden público
y la libertad individual. |
Debemos consignar aquí, por constituir una consecuencia de la
infracción de los límites que hemos señalado a la prensa y por su
carácter particular, el derecho de respuesta.
Es un justo derecho de reivindicación de los ultrajes, es como el
contrapeso, la fuerza igual y contraria que restablece el equilibrio
llevando a los mismos lugares, a las mismas personas, con las mis-
mas condiciones la legítima defensa del ultrajado, anulando los
graves perjuicios que se derivarían de haberlos divulgado sin recti-
ficarlos, después de declarados injustos, ya por obra de la misma
prensa ya por mandato judicial. Vamos a oir la palabra de Blunts-
chli que expone completo este derecho. ““Un límite práctico bastan:
te importante, bien fundado y muy conforme con la esencia de la
libertad de la prensa, es el reconocimiento del derecho que tiene
toda persona o autoridad ofendida por un periódico para defen-
(1) Ob. eit.
94 JULIAN RUIZ GOMEZ
derse en el mismo y ante el público. El que está al frente de un
periódico público y pide para sí la libertad de la prensa en el sen-
tido más lato, debe también respetar en la misma medida la liber-
tad de los demás para manifestar su opinión; y si ha ofendido o
permitido que ofendan a alguno en su periódico, entonces ha pro-
vocado la defensa pública del mismo y está obligado ante éste y an-
te el público a permitir tal defensa cuando ésta se hace posible y
eficaz en toda regla. La contestación inserta por otros diarios en
muchos casos no basta, porque no se ha hecho ante el mismo público
que conoce la ofensa, y a más de esto muchas veces no es posible,
porque los demás redactores no tienen interés ni ordinariamente
deber de abrir las columnas de sus periódicos a las controversias pri-
vadas”” (1).
Y obsérvese que hablamos de límites y no de limitaciones ya que
hay alguna diferencia entre ambos conceptos. Los límites no niegan
la libertad, antes por el contrario, en la coexistencia social nos dan
la idea de la libertad y son las barreras naturales que salvan su exis-
tencia. La limitación es una restricción de la libertad. La censura
previa, por ejemplo, es una limitación; el respeto a las institucio-
nes políticas es un límite. Estos que venimos señalando a la prensa
no son redes entre las cuales se revuelve encadenada, sino que son
las mayas insensibles que apetece y dentro de las cuales se des-
arrolla apacible la verdadera y buena prensa reconociéndolas como
el guardián de su propia subsistencia y seguridad. La buena pren-
sa, la que respeta la moral, el orden político, ete., pide estos mismos
límites, como un medio de contener la mala prensa que corrompe
la sociedad, que la hace egoísta y que excita sus pasiones, defendien-
do así las libertades públicas y su propia libertad.
Entremos a tratar la importante cuestión de si existen o no de-
litos especiales de la prensa, o de si los delitos cometidos por medio
de la prensa deben ser incriminados de una manera especial.
M. Decussara, consecuente con sus principios, que no admiten
una libertad absoluta para la prensa en el sentido que hemos ind1-
cado, mantiene la existencia de delitos especiales de la prensa. Y
con respecto a los delitos comunes cometidos por medio de la pren-
sa, como la calumnia, la injuria, etc., estima que deben ser incerimi-
nados de una manera especial, dado que el instrumento empleado,
(1) Ob. eit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 95
la prensa, a consecuencia de la publicidad, constituye una circuns-
tancia agravante.
En Inglaterra no existen delitos especiales de la prensa. “Los
escritores están, en suma, sometidos, como cualquiera otra persona,
a la ley del reino y nada más. Ni el gobierno ni los tribunales tienen
en general, más poder de prohibir o de controlar la publicación de
un diario que el de prohibir o revisar la redacción de una carta,
por consecuencia, la forma más simple de caracterizar la posición
de los periodistas, es decir, que ellos están, en substancia, en la mis-
ma situación que los que eseriben las cartas. Un hombre que escribe
una blasfemia sobre una puerta y un hombre que escribe en un dia-
rio o en un libro cometen exactamente el mismo delito y son juzga-
dos en Inglaterra, absolutamente según los mismos principios. De
la misma manera los periodistas no tienen o no tuvieron hasta es-
tos últimos tiempos, ningún privilegio especial que los proteja. Por
consiguiente, en Inglaterra, la característica de la libertad de la
prensa es la sujeción de la prensa y de los escritores que la compo-
nen a la sola ley ordinaria del país?” (1).
En Francia, en 1881, nos dice M. Dueroq, dos sistemas fueron
enérgicamente sostenidos en el seno del parlamento.
“Uno de ellos fundándose sobre la pretendida impotencia de
las disposiciones represivas de la legislación anterior, reclamaba la
supresión de todos los delitos especiales de la prensa y la aplica-
ción pura y simple de lo que sus defensores llamaban el derecho co-
mún. La enmienda formulando ese sistema y que fué presentada a
la Cámara de los Diputados, estaba así concebida: **Reemplazar los
artículos 24 a 29, 37 y 38 por la siguiente disposición: Art. 26. No
hay delitos especiales de la prensa. De cualquiera hecho usado por
la prensa o por cualquiera otro medio de publicación se es respon-
sable según el derecho común””. Esta enmienda fué rechazada por
el ponente en nombre de la Comisión, que le hizo sin embargo, cier-
tas concesiones””.
““El segundo sistema defendido por ella, y consagrado por la
ley de 29 de julio de 1881, fué en efecto de no admitir más delitos
de oposición de doctrina o de tendencia, pero de hacer subsistir en-
tre los crímenes y delitos de la prensa, previstos por las leyes ante-
riores, los que trajesen atentados al interés público o al interés pri-
vado” (2).
(1) Dicey. Ob. cit.
(2) Dueroq. Ob. eit.
96 JULIAN RUIZ GOMEZ
Nosotros diremos que no existen delitos especiales de la prensa.
Hemos admitido que la prensa como medio de publicidad goza de
libertad absoluta, en este sentido por tanto no cabe ninguna clase de
delitos. El delito cometido por medio de la prensa consiste en “la
publicidad”” de aquello prohibido por la ley del Estado, al deter-
minar los límites hasta donde se puede llegar en la manifestación
de las ideas y opiniones y fuera de los cuales se incurre en respon-
sabilidad. Pero la publicidad no es un elemento esencial y básico
para determinar una especie o categoría de delitos. El criterio de-
terminante de la calidad de los delitos está en la importancia del
derecho violado, derecho que permanece el mismo aunque el medio
empleado sea la prensa y no otro medio de publicidad como la pa-
labra, el escrito, ete. Tampoco son suficientes las circunstancias
que puedan concurrir con la prensa, según tendremos oportunidad
de ver, cuando posteriormente estudiemos los diferentes criterios
penales que nos sirven para determinar la gravedad de los delitos.
Si yo emito por medio de la prensa cualquiera idea que consti-
uye delito, debo de ser estigado, como aquel que viola el mismo de-
recho, por la misma clase de delito aunque el medio no sea la pren-
sa, sino otro, porque en la calificación de los delitos sólo influye la
importancia del derecho violado y no el medio empleado para co-
meterlo. Si yo calumnio a una persona por medio de la prensa, de-
bo de ser castigado por haber dado publicidad a lo que la ley me
prohibe, que es precisamente lo que constituye la infracción, pero
¿cómo va a ser posible admitir una clase especial de delitos porque
yo publique la injuria o la calumnia por medio de la prensa y no
cuando la publique por la palabra, el escrito, ete., cuando el dere-
cho violado es el mismo, el derecho a la honra, a la reputación, ha-
biendo variado únicamente el medio de expresión ?
En cuanto a si los delitos cometidos por medio de la prensa
pueden constituir una categoría especial de delitos por su mayor
gravedad teniendo en cuenta la importancia del medio de expre-
sión empleado, no encontramos entre los diferentes criterios pena-
les, tanto objetivo como subjetivo que hoy se siguen para determi-
nar la cantidad, es decir, el grado de gravedad entre las diferentes
especies de delitos, ninguno que nos sirva de criterio determinante.
El único entre ellos que pudiera tomarse en consideración es el de
la ““mayor o menor posibilidad de difusión ””.
En efecto, todos conocemos perfectamente el carácter activísimo
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 97
de la prensa como medio propagador de las ideas en comparación
con los demás medios de expresión de las opiniones.
Pero debemos tener presente que siempre este elemento no eon-
curre sino que puede o no concurrir; no debe, por tanto, tomarse
en cuenta al determinar la cantidad de los delitos, sino solamente
cuando se presente el hecho concreto, el delito cometido, en donde
debe estimarse esta circunstancia de la posibilidad de difusión.
Así, pues, el criterio de la ““difundibilidad”” sólo influye en el
grado del delito, apreciándose en los casos en que concurre como
una circunstancia agravante.
No existen delitos especiales de la prensa; el publicar las opi-
niones por medio de la prensa, nunca puede influir en la calidad,
ni en la cantidad, aunque sí en el grado de los delitos, concurrien-
do, por tanto, la “*difundibilidad*” como una agravante de la pena.
Nunca debemos crear delitos especiales de la prensa en nuestra in-
tención de reprimirlos; si es imposible, por ejemplo, poner coto a
los delitos de calumnia que se cometan por medio de la prensa, tam-
bién se repetirán en el mismo grado por los demás medios de expre-
sión de las opiniones; habrá entonees que poner remedio a la defi-
ciencia de las penas porque no guardan proporción con los delitos,
porque no evitan la posibilidad de repetición, de los mismos, por-
que no restauran el sentimiento de libertad y seguridad en el áni-
mo colectivo, pero nunca debemos considerar a la prensa como una
multiplicadora de injurias y de delitos, por ser precisamente la que
nos señala la eficacia de las penas, por ser tal vez, el guía, la escala
que nos marca los grados de las rectificaciones que deben hacerse
por los caminos indicados por la ciencia penal.
Pero, ¿qué poder debe de estar encargado de castigar las infrae-
ciones cometidas por medio de la prensa? Dos sistemas se han se-
guido: el preventivo y el represivo.
Entre los diversos medios preventivos de que se han valido los
Gobiernos para contener o restringir los excesos cue pudieran co-
meterse por medio de la prensa, se encuentran: la censura, la pre-
via autorización, la amonestación o apercibimiento de suspensión,
la suspensión, la supresión, la caución o depósito y el impuesto.
La censura es la más fuerte negación del principio de la liber-
tad de la prensa; “niega a aquella en su principio, puesto que la
voluntad del censor es como una tutela para los hombres que no
han llegado a la mayor edad, aun cuando su mirada sea más com-
98 JULIAN RUIZ GOMEZ
prensiva y penetrante que la del censor en la vida del hombre y en
el reino de la verdad”? (1).
Solamente debe permitirse la censura en momentos inminentes,
de grave peligro, que ya hemos citado, verdaderamente justificados,
porque con el establecimiento de la misma se puede llegar a gravísi-
mas consecuencias, trayendo males que se tratan de evitar, pues la
prensa cuanto más se la comprime sin razón, más fuerza despliega,
hasta libertarse de los lazos que la encadenan por los medios posi-
bles para alcanzar su derecho, pudiendo aplicarle en estos casos las
mismas frases que empleaba el Gobierno Provisional de España
cuando en cierta ocasión decía: ““Semejante al vapor, la libertad
no ofrece peligros, sino cuando se la comprime, oblizgándola a esta-
llar con destructora violencia”? (2).
Y ya que de la censura tratamos, vamos a indicar cierto caráe-
ter legal que intenta darle Bluntsehli a esta institución. “Ante to-
do, incumbe al Gobierno del Estado observar continuamente con
diligencia y solicitud las diversas direcciones, la actividad y eficacia
de la literatura política en el bien y en el mal, y según las cireuns-
tancias, favorecer a aquélla y obviar ésta. La institución de la cen-
sura en este sentido, sería una inspección y en cierta manera una
dirección de la prensa política que recordará más bien al censor ro-
mano que el censor de libros, ya abolido en los tiempos modernos,
sería una misión digna y útil de los hombres más distinguidos de
las ciencias y de la política el informar continuamente al Gobierno
del Estado acerca de las corrientes de opinión pública y de las múl-
tiples necesidades que se manifiestan en la misma, y preparar por
parte de ellos las necesarias aclaraciones y respuestas de la prensa.
En la actualidad falta mucho para tal institución y las muchas ten-
tativas hechas para establecer un negociado político de la prensa no
han dado buenos resultados, porque ha sido pensado mezquinamen-
te y a la manera de la antigua policía....?” (3).
Noble sería, realmente, la misión de estos censores; democrática
también, porque más cerca estarían los gobervantes del pueblo,
oyendo la opinión pública, que según indicábamos al principio de
este trabajo, es uno de los deberes del gobernante. Pero tiene un
grave inconveniente, aparte del que ya indicaba su mismo autor.
(1) Bluntschli. Ob. cit.
(2) Cit. por Colmeiro. Ob. cit,
(3) Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 99
Los hombres pueden creer de buena fe que esián en posesión de la
verdad, estando realmente en un error, y al rectificar lo que consi-
deran malo, acomodándolo a su verdad, dificultarían la imposición
y la rectificación de las ideas. Al principio de este trabajo hemos
hablado de rectificaciones hechas en el transcurso del tiempo; lo
que en una época fué inmoral, actualmente es lo moral; lo que en
otro tiempo fué un error, es hoy aceptado como verdadero; lo que
fué una utopía, se ve que es la realidad. Con esta institución pon-
dríamos serias dificultades al progreso de las ideas, dentro de las
más sanas intenciones.
La autorización administrativa, el permiso previo es también in-
compatible con la libre manifestación de los pensamientos, toda vez
que así sometemos a la voluntad de la autoridad la posibilidad de
manifestar las opiniones, pudiendo muy bien ““abusar hasta hacer
imposible cualquiera prensa de oposición, y de esta manera impedir
por completo la libertad de la prensa”” (1).
Pero al mismo tiempo que desaparece la autorización previa,
tienen que agotarse todos los derechos que de ella se derivan; de
aquí que al mismo tiempo desaparezcan; el apercibimiento de sus-
pensión o amonestación, a la cual denomina felizmente Colmeiro
““censura retroactiva”?”: es el temor que se le infunde a la prensa
por algo que ha publicado, coartando sus actos posteriores por te-
mor a las consecuencias que puedan derivarse de ellos; la suspen-
sión del periódico por cierto tiempo, y por último, la supresión del
mismo, ya que todos estos medios son “derivados lógicamente de un
derecho absoluto de autorizar?” (2).
Otra manifestación del sistema preventivo es la caución o el de-
pósito de una cierta cantidad en manos de la autoridad, para ha-
cer posible la publicación. Pero esta medida ha resultado siempre
poco eficaz, pues si ella ha tenido por objeto oponer un dique a la
propagación de la prensa, aunque aleunas veces lo habrá consegui-
do, ha fracasado constantemente en su principal misión, que es
contra la prensa política, toda vez que cada partido, con un peque-
ño esfuerzo puede prestarla, y mucho más si se trata de un parti-
do que tenga su fuerza en la opinión, para los cuales una fuerte
prensa siempre está asegurada. Lo mismo podemos decir con res-
pecto a sus resultados cuando ella está establecida como una garan-
(1) Bluntsehli. Ob. cit.
(2) Ducrog. Ob. cit.
100 JULIAN RUIZ GOMEZ
tía contra los delitos que puedan cometerse por medio de la prensa.
Ejemplos varios de esta clase de caución podemos encontrar en las
diversas legislaciones sobre la prensa, variando la cuantía de la mis-
ma no sólo de legislación a legislación, sino también de población a
población, como demostrando poca solidez en su fundamento, hasta
que al fin desapareció por completo.
Vamos a tratar de un impuesto sobre la prensa. El impuesto
del timbre, si cumple su fin, es un impuesto industrial, una medida
fiscal que se establece procurando fondos al Estado para satisfacer
en su parte las necesidades de la sociedad política. Teniendo en es-
tos casos poca ascendencia puede ser fácilmente cubierto por la
prensa, sin afectar en nada su libertad, siendo al mismo tiempo jus-
to, ya que todos deben contribuir al mantenimiento de la sociedad
porque se aprovechan de las ventajas que brinda. Bluntschli se de-
clara contra este impuesto, sosteniendo que desde el punto de vista
de la economía política no puede defenderse, pues hace pagar una
contribución elevada a un oficio, euyo fin no es principalmente eco-
nómico, de espíritu de luero, siendo todo impuesto de esta clase in-
digno de la opinión libre (1).
Si este impuesto, encubriendo un fin político tiene por objeto
entorpecer la libre circulación de la prensa, encareciéndola, gra-
vando las empresas, entonces sí la libertad de la prensa se encontra-
ría verdaderamente restringida; solamente podría vivir la prensa
poderosa, encontrándose grandes dificultades para la constitución
de nuevas empresas, quedando la emisión de las opiniones en manos
de unos cuantos, viniendo a convertirse en un verdadero monopolio.
En este sentido es imposible absolutamente aceptar el timbre. Es
de aplaudirse la decisión de la Asamblea Nacional que, a pesar de
tener que hacer frente a grandes dificultades financieras con moti-
vo de la guerra con Prusia,-se opuso al restablecimiento de este im-
puesto, sobre los diarios que pagasen la tasa del papel, tal vez por
prestarse al abuso. “Vuestra comisión nos propone volver sobre es-
ta medida. El régimen fiscal al cual la prensa puede ser sometida
justamente ha sido examinado con cuidado por las comisiones espe-
ciales de la Asamblea, que han pensado que, a pesar de las dificul-
tades financieras a las cuales debemos hacer frente, no conviene
restablecer el timbre sobre los diarios que fueren alcanzados por la
tasa sobre el papel”” (2).
(1) Ob. cit.
(2) Dueroq. Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 101
Pero todas estas medidas de un régimen puramente administra-
tivo, de carácter preventivo, han desaparecido casi por completo en
su carácter de preventivas, siendo sustituídas por el régimen repre-
sivo, que es un régimen legal.
La intervención de la autoridad judicial en el conocimiento de
los delitos cometidos por medio de la prensa, hoy no se discute,
pues el paso del sistema preventivo al represivo consiste precisamen-
te en la supresión de todas aquellas medidas de carácter adminis-
trativo que entraban en la libertad de la prensa, para entregar a la
autoridad judicial el conocimiento de las infracciones por ella co-
metidas. Los pueblos se van dando cuenta de que el guardián de
los derechos individuales es el Poder Judicial, y por eso a él acu-
den para que vele también por el respeto a la libre emisión de sus
ideas y opiniones. Hacia ese sistema legal marcha toda la legisla-
ción de los países civilizados, aunque en la mayor parte de las legis-
laciones existen disposiciones que atan la prensa a la administra-
ción.
¿Qué jurisdicción debe conocer y qué procedimiento debe se-
guirse en el conocimiento de los delitos cometidos por medio de la
prensa ?
Ducroq hablando de la ley de 29 de julio de 1881, se queja de
que existan tres jurisdicciones represivas: corte de los crímenes,
tribunal correccional de policía y tribunal simple de policía, para
eccnocer de los delitos cometidos por medio de la prensa, y sostiene
que la primera de estas jurisdicciones, instituída para juzgar los
crímenes ha recibido una extensión injustificada, al conocer de los
simples delitos cometidos por medio de la prensa, constituyendo ello
una derogación del derecho común y por consecuencia un privilegio
de jurisdicción, dando intervención al Jurado (1). Este privilegio
de jurisdicción está consagrado por la Constitución Francesa de
1791 y más netamente por el art. 83 de la Constitución de 1848,
que dice así: “El conocimiento de todos los delitos cometidos por
medio de la prensa, corresponde exclusivamente al Jurado, a excep-
ción no obstante de los delitos de injuria y difamación contra los
particulares”” (2).
Este privilegio, nos dice posteriormente Duecroq, ha sido protes-
tado enérgicamente, lográndose que un gran número de artículos
(1) Ob. cit.
(2) Duguit. Ob. cit,
102 JULIAN RUIZ GOMEZ
de esa ley hayan sido modificados por numerosas disposiciones pos-
teriores. En el párrafo 1188 de su obra nos cita estas disposiciones,
notándose en ellas las restricciones de este privilegio y la tendencia
al regreso a la jurisdicción ordinaria para el conocimiento de los
simples delitos cometidos por medio de la prensa. En el párrafo
1190, nos indica las demandas formuladas para la supresión de es-
te privilegio de jurisdicción, contrario al derecho común, cuando
se trata de delitos de ultraje, injurias y difamación contra los fun-
cionarios públicos; pero no progresaron tales demandas porque la
Cámara y el Senado no lograron ponerse de acuerdo. Una de las
proposiciones de ley en este sentido fué la de M. Marcel Barthe de
3 de diciembre de 1889, fundada en razones de interés para el Es-
tado y para los funcionarios. Otras dos proposiciones de ley fue-
ron presentadas por Dalmás, Seigfried y otros basadas en el interés
general y en el de la misma prensa, para conservar su libertad y
poner coto a los excesos que ocasiona el privilegio (1).
Veamos lo que expone Dicey, hablando de la situación actual de
la prensa en Inglaterra: **2% Los delitos de la prensa si se puede
emplear esta expresión en derecho inglés no son juzgados y castiga-
dos, sino por los tribunales ordinarios del país, es decir, por un
Juez y por un Jurado. Desde la Restauración, los delitos: cometidos
por mediode la prensa, o en otros términos, la publicación en los dia-
rios de los libelos difamatorios, sediciosos o blasfematorios, no han
sido jamás juzgados por un tribunal especial. Para los ingleses na-
da parece más natural, y nada ha contribuído más a libertar a la
prensa periódica de todo control. Si para saber si una publicación
es difamatoria, el criterio es la opinión del Jurado y si se puede
publicar todo lo que doce ciudadanos juzguen no ser vituperable, es
imposible a la Corona o al Ministerio, ejercer ningún control seve-
ro sobre los escritos de la prensa....?”” (2).
M. Decussara nos dice: ““La razón del legislador para derogar
el derecho común en lo que concierne a la difamación, a la calumnia
y la injuria (que pueden igualmente ser cometidas por la palabra
y constituir simples injurias) reside en el hecho de la **publici-
dad”? dado que la prensa, que constituye una circunstancia agra-
vante del delito las hace susceptibles de una incriminación espe-
cial”” (3).
(1) Duerog. Ob. cit.
(2) Ob. cit.
(3) Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 103
Después, refiriéndose a las tentativas que han fracasado para
volver al derecho común, cree que bajo el régimen del derecho eo-
mún se crearía a la prensa una situación verdaderamente excep-
cional.
Las razones, dice, que han decidido al legislador a derogar el
derecho común son dos: una histórica y otra práctica. La razón his-
tórica es: “en todo tiempo los delitos de la prensa han sido some-
tidos al Jurado””; la razón práctica es: ““los delitos de la prensa
tocantes lo más frecuentemente a la política, ha parecido al legis-
lador más práctico, a fin de evitar toda sospecha de parcialidad,
entregarlos a la competencia de una jurisdicción excepcional—la
corte de los erímenes—compuesta de ciudadanos libres, fuera de to-
da influencia política y que tienen más amplia libertad para apre-
ciar esta clase de delitos”? (1).
Oigamos al eminente tratadista de Derecho Constitucional Du-
guit, fundamentando la intervención del Jurado: **Ha venido a
ser una especie de axioma que un país no posea la libertad de la
prensa, sino cuando sus leyes dan competencia al Jurado para juz-
ear todos los delitos cometidos por medio de la prensa a excepción
no obstante de los delitos de injuria y difamación contra los parti-
culares?” (2).
Poco después nos da la razón de esta intervención del Jurado,
de este axioma de la libertad en los términos siguientes: “Los deli-
tos de la prensa son los delitos de la opinión en el sentido en que la
prensa, al menos la prensa periódica, constituye el órgano por ex-
celencia de la opinión pública. Desde entonces es que a la opinión
pública misma le fué confiado el cuidado de juzgar si tal publicis-
ta ha ido más allá de sus derechos”” (3).
Dueroq, refutando a los que sostienen los argumentos de, Royer
Collard y de Serres como clamaban por un Jurado compuesto de
los grandes propietarios de tierras, de electores que pagasen 300
francos de contribución directa y de los notables que figurasen en
una lista formada por el Prefecto, dice que los periodistas de fines
del siglo XIX y XX no piden comparecer ante ese Jurado, y que
entonces había razón para pedirlo, para libertar a la prensa del ré-
gimen preventivo y administrativo a que estaba sujeta : el privilegio
(1). Ob. cit.
(2) Ob. cit.
(3) Ob. elb,
104 JULIAN RUIZ GOMEZ
de jurisdicción tuvo entonces su razón de ser. Clama por la refor-
ma, y ya hemos visto como indica él, esa tendencia. Dice además
que el régimen de la prensa no dejó de ser administrativo porque
los periodistas hayan sido juzgados por el Jurado, pues antes de la
ley mencionada había perdido ese carácter, como resulta probado
de su historia (1).
Bluntschli aboga también por el Jurado para plena confianza
de la justicia, aunque parece que no confía mucho en sus ventajas;
dice que hay que tener mucho cuidado de las condiciones de los in-
dividuos que lo forman, reconoce la diferencia de aptitud, porque
un aldeano capaz de emitir juicio sobre un delito de robo, sin em-
bargo juzgaría mal y hasta en sentido contrario un artículo de pe-
riódico o una disertación religiosa (2).
Para Dicey el juicio por Jurados presta grandes garantías a la
libertad de la prensa, pues decidiendo los ciudadanos que compo-
nen el Jurado que tal o cual escrito se puede publicar, la Corona
no puede oponerse a la publicación. no tiene control para ello.
Cuando hay que defender a la libertad de la prensa, es el momento
en que se ataca al Ejecutivo, el cual si tuviera en sus manos la re-
gulación de la libertad de la prensa, indudablemente que se defen-
dería contra ella procurando restringirla. Además, tiene otra gran
ventaja y es que sigue a la opinión pública, a la opinión general (3).
Pero esta intervención del Jurado en el conocimiento de los de-
litos cometidos por medio de la prensa en Inglaterra no constituye
un procedimiento especial, como en Francia y como el que piden
algunos escritores. El Jurado conoce de esos delitos porque conoce
también de los delitos de igual índole cometidos por cualquiera otro
medio.
Razones de orden procesal se han invocado en pro y en contra
del Jurado, pero no las vamos a estudiar para no entrar demasiado
en un asunto que propiamente no nos corresponde. Consignaremos
que grande es la discusión, que muchas son las razones valientemen-
te defendidas, pero que la práctica parece inclinarse por el cami-
no del Jurado.
Nosotros hemos admitido que no existen delitos especiales de la
prensa, y que los delitos cometidos por medio de la prensa son los
mismos que pueden cometerse por cualquiera otro medio de ex-
(1) Ob. cit.
(2) Ob. cit.
(3) Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 105
presión de las opiniones, aunque con una circunstancia agravante,
que puede o no concurrir, cuando son cometidos por medio de la
prensa. Por tanto no podemos admitir la creación de un procedi-
miento especial para los delitos cometidos por medio de la prensa;
la circunstancia agravante de la “publicidad ”” no es suficiente para
la creación de un procedimiento especial, como pretende M. Decus-
sara; sería un privilegio de jurisdicción admitir la intervención del
Jurado para conocer solamente de los delitos cometidos por medio
de la prensa; sería una desconfianza, una sospecha de parcialidad,
arrebatar el conocimiento de los delitos cometidos por medio de la
prensa a la jurisdicción ordinaria, porque ellos se refieren muchas
veces a materias políticas.
Pero sí somos partidarios de la intervención del Jurado por el
procedimnento ordinario, como está contenido en la legislación in-
glesa; por tanto él conocerá también de los delitos cometidos al ma-
nifestar las opiniones por medio de la prensa, como conoce de los
delitos cometidos al manifestar las opiniones por cualquiera otro
medio.
El Jurado, como dice Ferri, aunque no es pártidario de esta
institución, rinde homenaje a la soberanía del pueblo; preserva la
libertad política de los abusos y de los atentados, afirma el senti-
miento de igualdad y dignidad de los ciudadanos, facilita la edu-
cación política.
No lo cree, sin embargo, muy eficaz para proporcionar otras ven-
tajas políticas. “Con referencia a las demás ventajas políticas res-
ta ver si en determinadas condiciones étnicas y sociales el Jurado
puede dañar, más bien que beneficiar a la verdadera libertad. Es
más bien de esperar daño que provecho de los injertos imprevistos
de las instituciones de pueblo a pueblo, porque el legislador por la
manía de la simetría, extiende de una plumada una institución co-
piada por manía de imitación y la extiende a todos los núcleos de
un país, diversos por el clima, por las razas, etc.”” (1). |
Pero el Jurado no es una institución patrimonio de ciertas ra-
zas, de ciertos elementos étnicos y sociales sino que es una gran
conquista de la libertad y una consecuencia de los principios demo-
eráticos.
Somos además defensores del establecimiento del Jurado porque
él es el intermediario entre la rigidez de la pena, el hábito del Ma-
(1) Ferri. Los nuevos horizontes del derecho y del procedimiento penal,
106 JULIAN RUIZ GOMEZ
gisterio y el delito concreto, siguiendo al mismo tiempo el princi-
pio de la apreciación libre de la prueba según los dictados de la
conciencia, pero no del Jurado compuesto por cualquiera individuo,
sacado a la suerte, sino reuniendo ciertas condiciones morales. Es
necesario para el triunfo y el progreso aplicar la ley de selección
que la misma naturaleza nos enseña aplicar constantemente, ya que
en todos los órdenes hay una rama inferior que se arrastra por el
suelo y en cuyas manos son siempre malas las instituciones.
Y esas cualidades morales se necesitan sobremanera en la com-
posición del Jurado. No tiene razón Ferri cuando lo critica porque
no salva la libertad. ““En efecto, dice Ferri, o el Gobierno es tiráni-
co y entonces los Jurados no salvan la libertad, como sucedió en
Inelaterra desde Enrique VIII hasta Jacobo 11, donde ““el Jurado
cuando el poder estaba corrompido y el Juez envilecido o intimi-
dado, no supo ser útil a la defensa de la libertad (Mittermaier, libro
citado)””; o por el contrario es liberal y entonces los magistrados
son independientes, especialmente si tienen la garantía de la ina-
movilidad y de los adelantos de su carrera”? (1). No la salvó, no
porque el Jurado fuese una institución inservible ni porque fuese
inadecuada al pueblo inglés, sino porque como dice el mismo Ferri
por Mittermaier””, “el poder estaba corrompido y el Juez envileci-
do o intimidado””. ¡Cómo iba el Jurado a salvar la libertad si la
moral estaba perdida e imperaba el temor de los monarcas! Las ins-
tituciones salvan cuando tienen sólidamente cimentada su base,
cuando los ciudadanos obran conforme a los dictados de su con-
ciencia y no cuando aceptan humildemente las condiciones de
su amo.
No queda pues desvirtuado el principio a que obedece la insti-
tución del Jurado siguiendo el procedimiento de una selección para
su constitución.
Hay además un nivel moral casi igual en todos los pueblos civi-
lizados, entre aquellos que aceptan de una manera igual los princi-
pios de una misma civilización, nivel moral que es suficiente para la
vida del Jurado. En muchos de ellos se encuentra establecido y a
pesar de algunos fracasos primeros, viven con él felices tendiendo
a arraigarlo más que a eliminarlo.
Así, pues, el Jurado conocerá de los delitos cometidos por me-
dio de la prensa, dentro de la jurisdicción y el procedimiento ordi-
nario.
(1) Ob. cit.
LA LIBERTAD DE LA PRENSA 107
Dentro de este régimen legal acabaremos con la intención his-
tórica de todos los gobiernos, cual es la de restringir una parte de
la prensa. No hay ninguna diferencia de naturaleza entre los libros
y la prensa periódica, los principios de la materia les son igualmen-
te comunes, y sin embargo, para la prensa periódica y principal-
mente para la diaria, es que en casi todos los países ha existido la
tendencia de aplicarle una legislación especial, particular, que obe-
dece solamente a razones políticas, a un interés de parte del poder
siempre ejecutivo de tener siempre bajo su dominio a esta poderosa
palanca de la vida pública.
Dentro del régimen legal queda la prensa resguardada de las
medidas que tratan de dominarla, viviendo al mismo tiempo la vi-
da del derecho.
BIBLIOGRAFÍA
J. J. BLuNTscHLI.—Derecho Público Uniwersal.
Buraess.—Ciencia Política. Versión Española por J. Lázaro Gal-
diano.
CoLMEIRO0+—Derecho Político. 1887.
Ducroq.—Droit Administratif.
A. V. Dicry.—Introduction a l'étude du Droit Constitutionnel.
Edición francesa por Andrés Batut y Gastón Jeze. 1902.
Léon Ducurir.—Traité du Dro Constitutionnel. 1911.
DrcussaRa.—Les delits de presse dans la Legislation Roumamne.
1912:
DucounraY.—Historia Universal Contemporánea. 1910.
A. Esmern.—Eléments de Dro Constitutionnel Francais et Com-
paré.
Enrico Ferr1i—Los Nuevos Horizontes del Derecho y del Procedi-
miento Penal. Versión castellana por Isidro Pérez Oliva. 1887.
Govín y Torres.—Derecho Administrativo. 1910.
Ginpine6s.—Principios de Sociología. Versión castellana por Adolfo
Posada.
108 JULIAN RUIZ GOMEZ
F. GrimkeE.—Naturaleza y tendencia de las Instituciones libres.
MoNtEsquIEv.—El Espíritu de las Leyes. Versión castellana por
Simón G. del Mazo.
J. S. Miu1.—La Libertad. Versión castellana por Lorenzo Benito
de Endara. 1890.
J. M. Quimrer.—Derecho Político General. 1887.
EXPOSICION CRITICA DE LOS METODOS ACTUALES EN
PRACTICA EN LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFIA 0)
POR EL DR. RAFAEL FERNÁNDEZ
Inspector Pedagógico
(Continuación. )
La enseñanza dirigida, encauzada por este método, resulta ani-
mada, interesante y razonadora, pero el método no está exento de
dificultades que requieren, para ser salvadas, habilidad y buen jui-
ejo 23; parte del maestro.
Si el área-tipo constituye una unidad física y por tanto, com-
prensiva de muchos elementos, puede resultar, y esto es lo más pro-
bable, que se le conceda demasiada importancia a detalles y minu-
cias que realmente carezcan de interés. En este caso ocurriría que
lo accesorio y secundario, oscurecería lo saliente y característico.
Si el lugar-tipo estudiado representa intereses humanos allí re-
concentrados pero sin que el lugar tipo forme por sí una unidad
física definida, entonces carecerá de valor geográfico y por tanto,
tendría muy escaso valor como idea-tipo de comparación.
Por otra parte, el método tiene el inconveniente de prescindir
de las divisiones políticas, que sólo estudia incidentalmente, cuando
el conocimiento de esas divisiones es imprescindible en la enseñanza
de la geografía.
El método de los tipos ofrece, sin embargo, ventajas inestima-
bles, mas, para que éstas no sean anuladas, es preciso proceder con
acierto a la elección de los lugares tipo de manera que constituyan
verdaderas unidades geográficas, con caracteres bien definidos y
que sean representativos de clases numerosas y no hechos aislados e
individuales.
Método de los viajes.—Consiste este método en estudiar los paí-
ses que están fuera del campo de la observación directa del niño,
por medio de viajes imaginarios que, de ser verdaderos, se realiza-
(1) Véanse los números 1, 2 y 3 del tomo XXII, 1916.
110 RAFAEL FERNANDEZ
rían por las mismas vías y medios de comunicación realmente exis-
tentes.
Como punto de partida para esos viajes, se emplea el pueblo
donde radica la escuela o bien una ciudad vecina o el puerto más
próximo.
Los viajes imaginados siguen la dirección de las vías de comu-
nicación : los caminos de hierro, las carreteras, las rutas de las líneas
de vapores, el cauce de los ríos y canales navegables, ete.
El estudio de las regiones por las cuales se viaja, se desarrolla
paralelamente con las etapas del itinerario.
Por este método, se adquieren fácilmente las nociones de situa-
ción y de la distancia relativa de los países estudiados, comparadas
con las del país natal.
La geografía enseñada por este método, resulta muy interesan-
te, sobre todo para los niños que tienen una imaginación despierta,
pero no debe emplearse como procedimiento único. El uso del mé-
todo de viajes no presenta la misma ventaja en todos los grados ni
en todos los tópicos.
Es más útil en los grados primeros que en los superiores y tiene
aplicación muy provechosa cuando se introduce el estudio del globo
como un todo y cuando se emprende el estudio de la geografía co-
mercial en los últimos cursos de la escuela primaria.
Este método, que por su índole se presta sobre todo, para la geo-
erafía descriptiva, no es apropósito para el estudio de las relaciones
causales, lo cual constituye un serio inconveniente dentro del con-
cepto moderno de la disciplina.
Tiene también el defecto de concentrar demasiado la materia
de enseñanza, alrededor de las vías de comunicación, en vez de com-
prenderla dentro de las divisiones políticas.
Estas deficiencias del método, no impide que, empleado oportu-
namente por el maestro, teniendo en cuenta la índole del asunto ob-
jeto de estudio, constituya un valioso instrumento para la enseñan-
za de la geografía.
Método de observación.—Este método, como su nombre lo indica,
consiste en enseñar los hechos y fenómenos geográficos en presen-
cia de los mismos, por intuiciones repetidas de tal suerte, que las
nociones así formadas sean claras y completas.
El espíritu de este método debe animar toda la enseñanza de la
geografía, pero, dada la naturaleza de esta disciplina, su aplicación
LOS METODOS EN GEOGRAFIA aut
tiene que ser más continuada en los grados inferiores que en los
avanzados.
En los grados inferiores, el empleo de la observación es indis-
pensable. Entonces es cuando adquiere el máximum de su valor di-
dáctico.
Por medio de la observación, llega el niño a poseer nociones cla-
ras de los elementos geográficos, y estas nociones constituyen el me-
dio único de explicarse, de comprender los elementos de las regiones
apartadas.
El lago, el río y la montaña que no ha podido observar el niño
directamente, serían conceptos incomprensibles para él si no hubie-
ra adquirido antes por intuición, la noción de la laguna, de la coli-
na y del arroyuelo.
Este método, que constituye la conquista más brillante de la es-
cuela de estos tiempos, es conveniente en todas las asignaturas del
curso primario, pero en ninguna resulta más imprescindible su em-
pleo que en la sgeoorafía.
Los valores de las regiones lejanas, adquieren vida y existencia
como realidades en nuestro pensamiento, cuando podemos compa-
rarlos por identidad, semejanza o contraste, con las nociones pre-
viamente formadas por medio de la observación.
Observando el río, estudiando la dirección de su curso, la rapi-
dez o lentitud de su corriente, el caudal de agua que conduce, los
materiales que arrastra, la amplitud o la estrechez de las distintas
secciones de su cauce, el niño descubre y comprende los principios
determinantes de esos fenómenos.
Registrando los hechos observados en los planos que el niño cons-
truya, se adiestra en el manejo e interpretación de los mapas. Es-
tudiando los efectos de la iniciativa y del trabajo del hombre en la
prosperidad y en la vida de su comarca, comprende la significación
y el valor del trabajo humano en otras regiones de la tierra.
De esta manera, observando y experimentando, el niño se pre-
para y capacita para la comprensión de los fenómenos y principios
geográficos más complejos y a expensas de la ejercitación constante
de sus actividades mentales, se acrecienta progresivamente la po-
tencia del intelecto y aumenta su tendencia a la acción, esto es, a
reaccionar prontamente ante los estímulos que le ofrece el mundo
de las cosas.
La enseñanza antigua de la geografía seguía la misma suerte de
las demás disciplinas: marchabz contra las leyes del entendimiento
112 RAFAEL FERNANDEZ
infantil: quería trasmitir al niño los conocimientos, por medio de
definiciones abstractas que venían a convertirse en casos de simple
memorización sin valor intelectual alguno.
El método de observación tuvo la virtualidad de transformar la
enseñanza de la geografía, animándola de nuevo y fecundo espíritu.
De estudio enojoso y árido que era, la transformó en una disciplina
atrayente y rica en valores emotivos.
Este método surgió al aparecer el realismo en la educación. Era
el que Rabelais quería para Pantagruel, era el que Comenio esta-
blecía en su Didáctica Magna para los párvulos de la Escuela Ma-
ternal y para los niños de la vernacular.
Es el método de Francke, de Basedow, Salzmann y Pestalozzi,
los cuales se inspiraban en las ideas del genial autor de Emilio. Es-
te método, como ya dejamos dicho, domina toda la geografía, desde
las prenociones, cuando el estudio de esta marcha, aparece unido
al Estudio de la Naturaleza, hasta los grados superiores.
Tiene aplicación más frecuente hasta terminar la geografía del
distrito, pero esto no quiere decir que se abandone su empleo en los
grados siguientes. Estos presentan también bastantes oportunida-
des para continuar utilizando el valor instructivo y educador de la
observación.
Los cambios de temperatura, los de presión atmosférica, la du-
ración de los días, las variaciones del lugar de salida y puesta del
sol en relación con las estaciones, la lluvia caída según las distintas
épocas del año y los demás fenómenos metereológicos, constituyen
elementos de observación, que, para que tenga toda su eficacia
educadora, ha de hacerse siempre de un modo sistemático, con fines
prácticos definidos y con el propósito científico de obtener genera-
lizaciones que sinteticen el principio o ley que rige dichos fenó-
menos.
LAS EXCURSIONES GEOGRÁFICAS
El procedimiento de la excursión, es imprescindible dentro del
espíritu moderno de la disciplina geográfica.
La enseñanza de la geografía en los primeros grados, la que ha
de servir de base al conocimiento positivo de la asignatura, sería
muy difícil y de resultados muy pobres, si no se utilizase la excur-
sión, como medio único de adquirir por observación directa, la no-
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 113
ción de los elementos geográficos, la de las formas del relieve, las
formas del agua, los aspectos de la vida humana.
La excursión es el procedimiento por excelencia en el estudio de
la geografía de la comarca.
Mc Murry agrupa en siete tópicos los asuntos que debe conocer
el niño por medio de la excursión, que son los siguientes: (1) Pro-
ductos alimenticios y ocupaciones del hombre en relación con éstos.
(2) Materiales de construcción y las industrias que se relacionan
con ellos. (3) Artículos de vestir. (4) Comercio local, ferrocarriles,
puentes y caminos. (5) Geografía física de la localidad. (6) El go-
bierno de la ciudad. (7) Clima y estaciones.
Estos tópicos, comprenden la geografía del distrito conforme al
Method in Geography, pero fácilmente se nota que la serie propues-
ta no responde a las necesidades ni a las condiciones de todas las lo-
calidades.
El segundo y tercer tópicos, no podrían ser estudiados en las es-
cuclas rurales, y el tercero no tiene aplicación tampoco en la gran
mayoría de las poblaciones cubanas por no existir ese aspecto indus-
trial. En cuanto al séptimo, puede estudiarse sin alejarse de la es-
cuela. El análisis que hemos hecho del programa de excursión indi-
cado por Me Murry, demuestra que cada localidad, y en muchos ca-
sos cada escuela, necesita disponer el suyo de manera que sea aco-
modado a las peculiaridades de su geografía.
La excursión geográfica si ha de ser fecunda en buenos resulta-
dos, necesita ser cuidadosamente preparada con anticipación, dis-
poniéndola conforme a un plan metódico que ha de bosquejar el
maestro para que le sirva de guía y evite divagaciones inútiles y el
gasto innecesario de esfuerzos y de tiempo.
El trazado del plan requiere del maestro el estudio previo del
asunto, en presencia del mismo, para poder así determinar con se-
guridad el proceso que ha de seguir la enseñanza.
El número de alumnos que dirija el maestro, ha de ser reducido.
En ningún caso deberán ser más de veinte. Cuando se trate de ex-
cursiones a los establecimientos industriales, será conveniente reba-
jar a diez este número, aunque para ello haya necesidad de agrupar
los niños en secciones para dar a cada una separadamente la misma
clase. Este, resultaría fatigante para el maestro pero no hay otro
medio de realizar con éxito pedagógico la excursión, y sin peligro
de accidentes,
114 RAFAEL FERNANDEZ
Los alumnos irán provistos de evadernos y lápices para tomar
nota de los detalles más salientes e importantes.
El dibujo es un gran auxiliar en estos casos. Los materiales re-
cogidos como resultado de la excursión, las observaciones hechas, los
apuntes y datos, serán objeto de discusión en el aula, en la clase
siguiente.
En esa clase, que será complementaria de la anterior, se ordena-
rán las nociones adquiridas, se rectificarán los datos erróneos y se
eliminarán los detalles que sean importunos, los que no sean con-
gruentes con el propósito de la excursión.
El conjunto didáctico que forma la excursión se dará por termi-
nado cuando después de la serie de clases invertidas, se haya expre-
sado el conocimiento adquirido oralmente, por escrito o por medio
del dibujo o del modelado o bien por dos o más de estos procedi-
mientos combinados.
Aparte del plan que dejamos expresado, el maestro necesita to-
mar algunas precauciones indispensables que aseguren el éxito ge-
neral de la excursión.
Además de obtener el consentimiento de los padres de los alum-
nos para que les permitan tomar parte en la excursión, deberá dis-
poner el transporte de los niños de manera que lleguen sin fatiga
al término del viaje y sin peligro de sufrir percances desagrada-
bles.
En nuestro clima, las excursiones deben efectuarse en las pri-
meras horas escolares de la mañana o en las últimas de la tarde, a
fin de evitar los inconvenientes de los calores intensos.
Cuando la excursión tenga por objeto el conocimiento de un es-
tablecimiento industrial, serán pocas todas las precauciones que se
tomen para prevenir los peligros de un accidente.
Si algún alumno mostrase temor, sería preferible que no pene:
trava por entre las máquinas ni subiera escaleras cuya ascensión
pudiese afectar su sistema nervioso.
El tiempo dedicado a la excursión debe reducirse al mínimum.
La excursión geográfica es de un valor geográfico extraordinario
que nadie discute. Es el medio más seguro, por no decir el único,
de que el niño adquiera nociones claras, bien definidas, de los hechos
geográficos. El río, la colina, el valle, el trabajo de erosión, los ele-
mentos de las formas del relieve, no podrá conocerlas el niño de un
modo cabal, si se le priva de la observación directa.
En los Estados Unidos, a juzgar por lo que dicen del particular
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 115
las obras que tratan de la didáctica de la geografía, los resultados
obtenidos hasta ahora de las excursiones, en general, no son muy sa-
tisfactorios. En cambio en Alemania vienen realizándose con la ma-
yor eficacia y lo mismo en Suiza. En estos países la excursión forma
parte del cursode estudios y el resultado del procedimiento, es extra-
ordinariamenteprovechoso. Los niñospequeños realizan jornadas de
corta extensión. Las que llevan a cabo los mayores, duran a veces
varios días y llegan a recorrer distancias de 300 kilómetros y a tras-
poner la frontera, marchando en grupo, al que denominan ““cara-
vana escolar””, bajo la dirección de sus maestros.
Entre nosotros aún no se ha iniciado la excursión geográfica de
un modo sistemático. Hasta ahora, los ensayos que se han hecho, han
sido generalmente, de resultados pobres, y en su aspecto externo to-
man casi siempre el carácter de un paseo de expansión y diverti-
miento más bien que el de una función pedagógica.
De ahí que la opinión pública sea contraria a las excursiones y
que la organización de las mismas, exija por parte del maestro el
más escrupuloso cuidado a fin de asegurar el orden, la seriedad y la
disciplina, el asenso y la cooperación de los padres de los niños y el
mejor resultado didáctico.
LOS CUESTIONARIOS
Un procedimiento moderno, que es de una gran virtualidad edu-
cadora, que ahorra tiempo, estimula las iniciativas investigadoras
del alumno y hace que el resultado del trabajo sea original, produe-
to de las capacidades del escolar, es el de los cuestionarios.
Consiste en una serie de problemas que se presentan al niño
acerca de un tópico cualquiera, para que los resuelva de modo razo-
nado y metódico. La solución gradual de las cuestiones propuestas,
conducen al alumno a la conquista, por su propio esfuerzo, de una
noción nueva.
En las escuelas norteamericanas, se aplica este procedimiento a
casi todas las asignaturas de la escuela. En geografía, las casas edi-
toras ofrecen una gran variedad de Note-books, en los que cada hoja,
que es separable, contiene la dirección y las instrueciones para rea-
lizar los ejercicios que el alumno ha de practicar.
Los ejercicios de Davis, editados por la Ginn Company y los de
Chamberlain, por la American Book Co. pueden servir de ejemplo.
Forman un manual de unas 180 páginas contentiva cada una de
116 RAFAEL FERNANDEZ
una serie de ejercicios encaminados a un fin didáctico que puede
consistir en la demostración de la presión atmosférica, en la deter-
minación de las áreas ciclónicas, en la localización de las corrientes
oceánicas, en la aplicación de la latitud y de la longitud, ete.
Estos cuestionarios están redactados por especialistas. Su estilo
es un modelo de sencillez, concisión y claridad. Las hojas, son sepa-
rables, como ya se ha dicho y además, presentan dos taladros en el
margen para que se las pueda fijar por medio de cintas, en las car-
petas correspondientes. El alumno escribe las contestaciones debajo
de los ejercicios.
La traducción que sigue, del ejercicio XII del manual Field and
Laboratory Exercises in Physical Geography, por J. F. Chamber-
lain, dará una idea clara del propósito de tales cuestionarios y de
su método.
EJERC. XI. PRESIÓN ATMOSFÉRICA
(a) Material: un vaso y un cartón.
Llene de agua un vaso ordinario. Cúbralo con un pedazo de car-
tón e inviértalo, sosteniendo el cartón con los dedos. Retire poco a
poco los dedos. Observe. Sostenga el vaso en distintas posiciones.
Anote el resultado, dé la explicación del mismo y haga un dibujo
del experimento.
(b) Material: Un vaso cilíndrico y una vasija cualquiera que
tenga poca altura, el fondo plano.
Eche agua en la vasija sin llenarla. Invierta el vaso cilíndrico
sobre la vasija. Encienda un pedazo de papel, y colóquelo dentro
del vaso. Meta el vaso, invertido, en el agua hasta que su borde to-
que el fondo de la vasija. Observe. Haga un dibujo del experimento.
¿Qué es lo que ha causado la subida del agua en el vaso? ¿Cuán-
to ha subido ?
¿Puede explicar la causa ? ¿Qué elemento atmosférico fué consu-
mido por la combustión? ¿Por qué se extinguió la llama? ¿Qué
efecto produce la llama de las lámparas en las habitaciones ?
Nora: Efectúe repetidas veces el experimento. Tenga cuidado
que el papel encendido, sea un pedazo pequeño.
Como se ve claramente, las actividades del alumno se ponen en
acción y como consecuencia de los fenómenos observados, el prinei-
pio de la presión atmosférica, es apercibido. El conocimiento adqui-
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 117
rido, al ser expresado por escrito, alcanza mayor precisión y viveza
y pasa a constituir una adquisición permanente del niño.
El trabajo de los niños, es así metódico y original. Las cuestiones
propuestas están exentas de lo que pudiera ser inútil o secundario.
Mediante el cuestionario, experimenta, observa, infiere y escribe.
El inconveniente que entre nosotros ofrece la aplicación de este
método, es que no estando establecido oficialmente, es poco menos
que imposible su introducción en la escuela pública.
Los cuestionarios deben ser redactados uniformemente para ca-
da tópico de estudio, de manera que no quede expuesta su disposi-
ción al capricho y en no pocos casos, a la inexperiencia del maestro.
Mercante preconiza con entusiasmo el empleo de los cuestiona-
rios a condición de que no se abuse de ellos, como acontece en las
escuelas norteamericanas, en las cuales el cuestionario se circuns-
cribe demasiado a la observación de los fenómenos y descuida el
cultivo de las aptitudes generalizadoras y razonadoras.
En las referidas escuelas, la lección se da por terminada con la
contestación de las preguntas del cuestionario, las cuales son ex-
presadas aisladamente, sin eslabonamiento alguno.
El ilustre pedagogo argentino opina que, el paso último de los
ejercicios guiados por el cuestionario, debería ser la composición es-
crita, enfocando de conjunto, sintéticamente, el tópico estudiado.
Diagramas.—En la mayoría de los casos, no se puede emplear
para las demostraciones, ni la intuición directa ni la experimenta-
ción, ya porque la índole del tópico no permita observarlo en sí mis-
mo o en sus relaciones.
En tales circunstancias, el maestro puede emplear el procedi-
miento diagramático para el que no se requieren aptitudes especia-
les y permite exponer rápidamente, en forma comprensible, rela-
ciones numéricas de estadística, de tiempo y de espacio.
El esquema y el diagrama, materializan el pensamiento por me-
dio de la línea con claridad y precisión no logradas en muchos ca-
sos por la palabra. Ciertas relaciones en las que interviene la canti-
dad, que están fuera del alcance de la comprensión del niño y en no
pocos casos de la del adulto, sólo pueden ser percibidas por este me-
dio de expresión gráfica, en cuya interpretación se adiestra pronto
el escolar.
La relación del área dedicada al cultivo del tabaco comparada
con la de la caña y la de los frutos menores, por ejemplo, nada diría
a la mente del niño si se le presentara expresada en hectáreas; pe-
118 RAFAEL FERNANDEZ
ro la comprendería, sin duda alguna, si se le ofrece representada
por tres líneas o tres cuadrados que guarden entre sí la proporcio-
nalidad requerida.
El aumento de población, el progreso comercial del país, el de
las vías de comunicación y el de otros valores geográficos, compara-
do por épocas, pierde su carácter abstracto e impreciso, al hacerse
sensible por medio de la gráfica.
El uso de este procedimiento no ha de limitarse al maestro. El
niño debe estar acostumbrado a su manejo no sólo porque es un me-
dio útil para ciertos aspectos de la expresión, sino porque permite
al maestro comprobar si los alumnos tienen idea exacta del asunto
estudiado.
Empleo de láminas.—La enseñanza moderna de la geografía en-
cuentra en las láminas un precioso auxiliar, cada vez más perfecto
y generalizado.
La lámina aventaja, cuando se trata de estudiar los valores de
un lugar mediato, las descripciones escritas por muy perfectas que
sean y a veces, según dice el profesor Sutherland, es superior a la
intuición directa, porque se presenta con ella sólo el aspecto que
conviene, eliminando lo que sea secundario o que pueda dificultar
el enfoque de la atención sobre el asunto o sujeto de estudio.
Las aventajan también a la palabra en la rapidez y en la exac-
titud de las apercepciones. Las palabras van formando lentamente
y por un proceso sintético la imagen del lugar o del asunto descrito.
A yeces las palabras no evocan ideas precisas ni tienen para todos
los lectores el mismo grado de significación.
En la observación de la lámina el proceso es inverso; parte de
la observación total de lo representado, para estudiarlo analítica-
mente. Por otra parte, el interés que despierta la lámina, atrae la
atención al niño hacia el estudio.
Pero las ventajas que ofrece la lámina, tienen que ser comple-
mentadas por la acción del maestro para que no queden anuladas.
La lámina no basta por sí sola para que aproveche el niño sus ense-
ñanzas. Es necesario que el maestro dirija la observación de las lá-
minas de manera que el alumno obtenga de ellas toda la informa-
ción posible y para que al mismo tiempo adquiera la aptitud de in-
terpretarlas con acierto.
Por medio de las láminas, el conocimiento de los países remotos
y el de sus valores geográficos, puede convertirse en un estudio ani-
mado, lleno de vida e interés.
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 119
El maestro al emplear este procedimiento, no ha de limitarse al
uso de las láminas del texto de geografía. Las revistas ilustradas,
las publicaciones de los centros oficiales, los folletos anunciadores
de las compañías de vapores y de ferrocarriles que publican hermo-
sas vistas de otros países y del nuestro, y por último, las tarjetas
postales, ofrecen al profesor celoso del cumplimiento de su misión
pedagógica, abundante material gráfico el cual debe ser cuidadosa-
mente ordenado para utilizarlo en el momento oportuno.
El valor de esta recopilación aumenta extraordinariamente cuan-
do las láminas se coleccionan en relación con el programa del grado.
De esta manera, la labor del maestro sería más fácil y su resultado
más provechoso para la instrucción geográfica de sus alumnos.
Por el contrario, las láminas reunidas al azar, sin propósito bien
determinado, sin que el maestro tenga idea definida de su empleo,
serían de muy dudosa utilidad.
Las láminas requieren una condición indispensable: que sean
claras, que los hechos representados, sean característicos. De este
modo se evitará la formación de nociones confusas o erróneas.
W. W. Charters recomienda que cada maestro disponga de un
album de láminas, el scrapbook de las escuelas americanas, en el
cual puedan coleccionarse por continentes, y mejor por tópicos, de-
cimos nosotros.
La recopilación de esas láminas obtenidas de revistas, de fo-
lletos y tarjetas, tan recomendadas en las escuelas norteamerica-
nas, donde se dispone de numerosos textos, en los que se dispone
de gran profusión de grabados, es muy necesario entre nosotros
porque el maestro debe suplir con ella la escasez de textos oficiales,
y las deficiencias de las que siempre han de obedecer en este sentido.
Vistas estereográficas—Esta clase de vistas son de una gran
eficacia para la enseñanza de la geografía, cuando están expresa-
mente destinadas a este objeto.
Entre el material geográfico que preparan algunas casas de los
Estados Unidos y de Europa, figuran en abundancia las colecciones
de estereoscopías dispuestas para ilustrar los hechos geográficos.
Hay casas en los Estados Unidos, como las de Underwood € Un-
derwood de New York y Keystone View Co. de Filadelfia, que dedi-
can expertos a la formación de colecciones de estereoscopías, que
son inmejorables para el estudio de un lugar tipo y para emplear-
las en las lecciones dadas por el método de viajes. Hay colecciones
que van acompañadas de un libro que explica los hechos represen-
120 RAFAEL FERNANDEZ
tados. En otras, las explicaciones están impresas en el dorso de la
tarjeta estereoscópica. ;
El ideal sería, cuando el estereoscopio penetre en nuestra es-
cuela, que cada alumno pudiera disponer de un aparato y de una
colección de cada clase, a fin de que al desarrollar el maestro la lec-
ción explicativa, observaran todos los alumnos la misma estereos-
copía.
Las vistas esteroscópicas tienen también una gran eficacia cuan-
do se trate de escribir monografías o de contestar cuestionarios.
Aparatos de proyección: el Stereopticon.—Superior al estereos-
copio, es el aparato de proyección en uso en algunas escuelas amerl-
canas, llamado stereopticon. Proyecta la fotografía en relieve y da
a los contornos la nitidez y precisión de la realidad.
El precio del stereopticon no es relativamente caro, pero ofrece
el inconveniente de ser costosas las placas de cristal o diapositivos
que necesita emplear. Esta dificultad la aumenta el hecho de ser
muchas las colecciones de diapositivos que se necesitan, una para
cada tópico ilustrado.
Esos aparatos funcionan con luz eléctrica y también con linter-
na de gasolina. Sutherland aconseja, para hacer menos dispendio-
so el gasto ocasionado por los diapositivos, que se alquilen las series
de éstos. En los Estados Unidos de seguro que es practicable la in-
dicación del autor citado; entre nosotros no tiene aplicación posi-
ble, por ahora, al menos en la escuela pública.
El cinematógrafo.—Es sin duda de ningún género, el mejor me-
dio de ilustración geográfica. Su aplicación a la enseñanza pertene-
ee ya al número de las realidades del presente. El cinematógrafo ha
sido ya admitido en la escuela y si su uso es todavía muy limitado,
no es porque haya dudas de su eficacia, sino porque es costoso y
porque su instalación en los edificios escolares ofrece dificultades
insuperables en la casi totalidad de los casos.
La ilustración de la geografía por el cinematógrafo tendría to-
das las ventajas de los otros medios de representación y además
ofrecería sobre todos, las de dar la sensación de la realidad.
En los Estados Unidos, país de las grandes iniciativas y de los
colosales arrestos, ya se ha iniciado su introducción en la escuela
primaria de algunas poblaciones.
En Parsons, Kansas, las escuelas públicas, por un pequeño esti-
pendio, utilizan el cinematógrafo del teatro para dar exhibiciones
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 121
de geografía e historia, que sirven admirablemente para el desarro-
llo de las lecciones.
En las escuelas Emerson, de Gary, Indiana, el ilustre Superin-
tendente William A. Wirt ha preparado cursos completos ilustra-
dos por el film.
En Ontario. Canadá. se enseña la geografía con auxilio del cine-
matósrafo. Ocho escuelas de Brooklyn y New York disponen de sa-
las destinadas a la exhibición cinematográfica.
Se emplean también en las escuelas nocturnas de Detroit. En
todo este movimiento se nota claramente la tendencia hacia la fa-
vorable aceptación del cinematógrafo, el cual, en la didáctica del
porvenir, prestará grandes servicios en la enseñanza de todas las
disciplinas; pero ninguna saldrá más favorecida que la geografía.
En ésta más que en ninguna otra asignatura, por tener que tratar
de hechos remotos, que el alumno no puede conocer directamente,
es donde el cinmematógrafo ha de desenvolver todas sus ventajas,
mostrando ante los escolares, con todo el interés y el encanto del
movimiento y de la vida, el tráfico de un canal navegable, la natu-
raleza desolada del desierto o la agitación de una ciudad populosa.
El libro de texto.—El libro de texto figura entre los medios auxi-
liares más útiles en la enseñanza de la geografía, cuando el maestro
sabe emplearlo hábil y oportunamente.
Cuando el texto está sabiamente dispuesto no se limita a expo-
ner la materia informativa: en tal caso, su función tiene mayor al-
cance: se convierte en una guía metodológica que ofrece en forma
de sumarios, generalizaciones concretas y bien definidas que son
muy provechosas para los alumnos y también para los maestros.
El texto contribuye a dar variedad a la forma de enseñanza y a in-
tensificar por medio de impresiones visuales, las recibidas por la
vía auditiva.
El provecho de una clase oral se completa con el estudio del tex-
to, mediante el cual, la reflexión del alumno, si está bien dirigida,
consigue dar al conocimiento el máximum de su eficiencia.
El texto desarrolla también en el alumno el hábito y el adiestra-
miento del estudio, condición ésta de extraordinario valor educati-
vo, que da relieve a su personalidad, capacitándolo para realizar
por sí mismo el trabajo de sus tareas escolares.
Pero todas esas ventajas serán nulas si se atribuye al texto la
virtualidad de suplantar al maestro, confiándole el desempeño de la
misión que a éste le corresponde.
122 RAFAEL FERNANDEZ
Cuando el maestro se limita a '“marcar”” la lección para que el
niño la aprenda, sin realizar previamente los ejercicios necesarios
que faciliten la comprensión del asunto, privando a éste de toda
vaguedad, entonces el texto pierde su vigor y eficacia y la enseñanza
caerá en la más perniciosa de las rutinas.
Para que los resultados del texto sean fecundos, ha de estimular
el trabajo mental y las iniciativas del alumno, ejercitando al mismo
tiempo su sentido crítico. Esto se logra si al estudiar un tópico, se
destaca con toda precisión el propósito que se persigue, descubrien-
do y agrupando las relaciones de causa y efecto, expresando después,
por escrito o por medio de la gráfica, el conocimiento adquirido.
La marcha de una lección estudiada en el texto, requiere por
parte del maestro plan y dirección, si ha de ser provechosa.
Generalmente, la lección deberá presentarse en forma de proble-
mas que el alumno habrá de resolver, utilizando la información del
texto.
Se trata, por ejemplo, de estudiar este tópico: La producción del
café, que puede ser objeto de una clase oral. El maestro puede or-
denar en otra clase, la redacción de un trabajo acompañado de un
mapa-eroquis y hasta de un diagrama en el que se exprese: (a) las
zonas de cultivo; (b) mercados donde se vende el café producido;
(e) porvenir probable de la industria; (d) ruta que sigue desde el
lugar de su producción a los de consumo; (f) alternativas estadís-
ticas de la producción.
Estos epígrafes, que pudieran, desde luego, reducirse o ampliar-
se, o ser cambiados por otros, constituyen una serie de problemas
cuya solución hallará el alumno con auxilio del texto y a veces, in-
vestigando en otras fuentes de información.
Los cuatro primeros pueden ser objeto, además del trabajo escri-
to, de uno o dos mapas-eroquis. El último, podría expresarse en una
eráfica en la que figuraran períodos de tiempo determinados.
Las lecciones del texto no han de seguir necesariamente la di-
rección que dejamos expresada. Esa dirección la establecerá el fin
que se proponga el maestro. A veces bastará una explicación de las
palabras poco familiares o desconocidas, para continuar por el es-
tudio inmediato del contexto, terminando por la expresión de lo
aprendido, oralmente o por escrito.
Así, procurando que promueva el ejercicio de las aptitudes men-
tales del alumno y estimule la formación de hábitos de trabajo, el
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 123
texto se convierte en valioso auxiliar de la enseñanza de la geo-
grafía.
Los globos.—El globo, para el estudio de ciertos aspectos de la
geografía, representa una gran economía de esfuerzo al maestro y
al alumno. Se asegura con el globo, la comprensión rápida de esos
aspectos, la cual sería difícil de lograr por otros medios.
El uso del globo comienza cuando se estudia la tierra como un
todo y continúa utilizándose después durante los diversos grados,
sobre todo cuando se estudia la georrafía matemática.
El giobo no es tan manuable como los mapas, pero les aventaja
en exactitud y en la clara noción que de él se obtiene respecto a las
proporciones relativas al tamaño de los distintos países de la tierra
y a la distribución de las aguas y los continentes.
La rotación del geoide, la sucesión de los días y las noches, los
paralelos y los meridianos, así como la posición astronómica de la
tierra, resultan problemas de fácil solución cuando se emplea acer-
tadamente el globo.
Cada aula de tercer grado en adelante, debiera disponer de un
globo no mayor de doce pulgadas para que su manejo no sea difícil
y además, uno pecgueño para cada alumno, de suerte que pueda ser
utilizado para el trabajo individual, cuando se trate de contestar
cuestionarios o de redactar monografías.
El globo es científicamente superior al mapa y debiera usarse
con preferencia a éste en los primeros grados de la geografía y co-
mo una introducción a su empleo.
Del estudio razonado del globo, obtendrá el alumno el adiestra-
miento necesario para evitar los errores a que pudiera conducirlo
más tarde, una interpretación deficiente de las proyecciones de
Mercator.
El globo no debe destinarse al estudio de los luzares; esto queda
para ser aprendido por medio de los mapas. Destinado a represen-
tar las grandes formas y fenómenos de la tierra, éstas y no los de-
talles secundarios serán estudiados en él.
El globo-pizarra o mudo, .es también muy útil en los grados su-
periores. Los problemas. que surgen del estudio de las corrientes
oceánicas, de la dirección de los vientos, de las zonas isotérmicas,
ete., son más fácilmente demostrables en el globo mudo.
Los mapas.—Los mapas murales, cuando su construcción res-
ponde a las verdaderas necesidades de la enseñanza, son también
convenientes y necesarios para la enseñanza de la geografía, como
124 RAFAEL FERNANDEZ
base del conocimiento de la forma de los países y de sus límites.
También son útiles para comprobar en el alumno, el grado de sus
conocimientos en la localización de los valores geográficos estu-
diados.
El mapa mural ofrece también la ventaja didáctica de permi-
tir que toda una clase pueda estudiar simultáneamente un aspecto
dado. Pero ésto impone la necesidad de usar mapas adecuados a tal
propósito. Su colorido, los letreros de los accidentes estudiados, de-
ben poderse observar sin dificultad desde los últimos asientos del
aula y sin contravenir los principios de la higiene escolar.
Los detalles que no puedan ser estudiados en estas condiciones,
o no debieran figurar en los mapas, y esto sería lo mejor, o si estu-
vieran representados, se prescindirá de su enseñanza.
La exactitud de la posición de las formas representadas en el
mapa y la de los contornos de los países, es una condición esencial.
Por eso no deben figurar en las proyecciones sino aquellos de-
talles que por su extensión, puedan ser representados conforme a
la escala adoptada.
La curva que representa en el mapa las sinuosidades de una cos-
ta, dice Dodge, debe servir para dar idea de una curva real y no
de un símbolo de la irregularidad de las costas, sin relación con las
formas positivas de las costas representadas.
El Atlas.—La utilidad del mapa mural, es sobre todo para el es-
tudio de los grandes contornos y como medio de examen para com-
probar losconocimientos seográficosque hayan obtenido los alumnos.
Para el estudio de valores por medio del mapa, es más útil el
atlas, en el cual se dispone de varios para estudiar una misma re-
sión, uno para cada uno de los valores cuyo conocimiento se pre-
tende.
Según Mercante, para cada división política, debiera disponerse
en el atlas de un mapa orográfico e hidrográfico, uno de cultivos y
bosques, uno isotérmico, uno de ciudades y comunicaciones.
Además, deben ir estos mapas acompañados de gráficas compa-
radas en las que se exprese la extensión, comercio y producciones,
densidad de población, etc.
Entre nosotros, en este aspecto de la representación gráfica, co-
mo en otros no menos importantes, nada se ha hecho todavía.
El mapa de relieve.—Estos mapas son muy superiores a los
otros, cuando son hechos conforme a principios exactos y responden
a la realidad de la superficie del terreno representado.
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 125
Los mapas de relieve malos, los que no sean de una manufactura
artística y prolija, como los construídos por Mr. Cosmos Mindeleff,
es preferible desterrarlos del aula. Los mapas de estas condiciones,
sería difícil por lo costosos, podrían suplirse por el foto-relieve, que
responde a los mismos principios que el mapa-relieve. Su efecto es-
tereográfico lo hace superior a los mapas comunes, puesto que da
una noción más exacta de las formas del relieve de la región repre-
sentada.
El pizarrón.—El pizarrón es un medio auxiliar extraordinario
por su valor y por la aplicación constante que de él se hace en la en-
señanza de la geografía.
El pizarrón o encerado, materializa el pensamiento, le da forma
sensible convirtiéndolo en un medio de expresión superior en mu-
chos casos al lenguaje.
En la enseñanza de la geografía, el uso del pizarrón para cro-
quis, diagramas, esquemas y dibujos, constituye un recurso inapre-
ciable.
En tales casos, no se limita a servir de medio de enseñanza, sino
alcanza un valor real como elemento educador. La imaginación en
sus diversas formas, incluyendo la esquemática, se desarrolla con
tales ejercicios.
Para explicar el funcionamiento de un canal de exclusas, por
ejemplo, unas cuantas líneas sugieren más rápidamente que una
página de lectura, la imagén correcta del canal.
En casi todos los tópicos de la geografía, es necesario el dibujo
en el pizarrón. Las minas con sus galerías, las explanaciones de los
sistemas de irrigación, la formación de los valles, los contornos de
los países, la configuración de las costas, la localización rápida de
ciertos valores en el mapa-eroquis y en otras mil aplicaciones, el pi-
zarrón es un medio de demostración de una gran eficacia educadora.
El maestro que no posea la habilidad de usar el pizarrón en to-
do momento, sin limitaciones, con fines ilustrativos, está privado de
un instrumento de extraordinaria importancia, que haría su ense-
ñanza más fácil para él y más provechosa para sus alumnos.
El Museo Geográfico.—Toda escuela debiera disponer de un mu-
seo formado por sus maestros, en colaboración con los alumnos.
El museo constaría de los medios auxiliares utilizados en la geo-
grafía y en las otras asienaturas de la escuela y de colecciones de
.
productos, en las cuales el factor extensión y distribución, y el lu-
.
gar de procedencia, así como las causas que motivan su producción
126 RAFAEL FERNANDEZ
y las consecuencias que de ésta se derivan, les darían una marcada
significación geográfica.
En el museo todo habría de estar en orden, dispuesto para su
uso inmediato.
Las colecciones de tarjetas, los mapas, fotografías, álbumes de
fotograbados, los productos naturales e industriales, todo esto, de-
berá estar rotulado, indicando la naturaleza, procedencia y el nom-
bre de la persona que lo haya donado, así como cualquier otro in-
forme de interés.
La utilidad del museo no se limitaría a la del efecto que pudie-
ra producir en el radio de la escuela que lo poseyera; se extendería
por medio del intercambio entre las escuelas de una misma ciudad
aun con las de otras poblaciones.
Entre nosotros, las relaciones de escuela a escuela, que tan fe-
cundas son en los Estados Unidos, relaciones que se mantienen en-
tre los alumnos de distintas escuelas y también entre los maestros,
no se han iniciado todavía, con lo cual se está perdiendo un exce-
lente medio de cooperación escolar que además de las ventajas ins-
tructivas que produce, establece entre los niños una saludable eo-
rriente de solidaridad.
Para la formación de los museos escolares de los que la ense-
ñanza de la geografía había de obtener tantas ventajas, no habría
que recurrir a las casas que los suministran industrialmente. Los
museos deben ser un producto del entusiasmo y del amor a la es-
cuela de maestros y alumnos y de la compenetración que debe exis-
tir entre los profesores, los discípulos y el medio social.
Cuando no le faltan iniciativas al maestro y posee la virtud de
la perseverancia, pronto conquista la voluntad de los demás y el
museo, como cualquiera otra institución escolar, surge sin dificulta-
des por el esfuerzo y el entusiasmo de todos.
FUENTES DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
La geografía es una ciencia que está en constante actividad, en
incesante evolución.
Sus datos se renuevan sin tregua y para conocer y aprovechar
los más exactos y recientes, es preciso recurrir a otras fuentes in-
formativas que suplementen las que ofrece el texto.
Son medios de información gecgráfica, accesible al maestro, las
revistas ilustradas, la prensa diaria, los datos estadísticos publica-
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 127
dos por los centros oficiales, los boletines de la Estación Agronó-
mica, los censos de población, los informes consulares y los de las
cámaras de comercio, etc.
Por esa información, superior a la que consignan los textos, por
ser más reciente, no puede ser improvisada. Requiere la dedicación
paciente del maestro, a la tarea de recopilarla.
El artículo de la revista ilustrada que describe una región con
viveza de colorido, acompañando el relato de fotograbados que le
comunican interés y claridad, la estadística agrícola o comercial
en la que se ofrecen los últimos datos económicos, del propio país o
del extranjero, tienen que ser recogidos por el maestro, quien pro-
cediendo de ese modo, pronto dispondrá de un valioso material geo-
gráfico que podrá aprovechar, unas veces, si dispusiera del tiempo
necesario, como lectura suplementaria y otras como un medio de
rectificar o de ampliar el contenido del texto o bien de suplir sus
omisiones en otros casos.
Entre nosotros, esa información no es en manera alguna desde-
ñable, aunque es muy modesta si se compara con la enorme canti-
dad de publicaciones de todo género y hasta de revistas exclusiva-
mente geográficas que existen en países de vida económica e inte-
lectual más intensa. Los elementos que ofrece pueden dividirse en
dos clases: la de los libros de viajes y artículos literarios de carác-
ter geográfico, que pudieran destinarse a la lectura suplementaria
y la de información de carácter estadístico de los centros oficiales
industriales y de comercio.
A nuestro juicio, esta última clase es la de más práctica y fácil
a] licación entre nosotros.
El empleo de lecturas geográficas suplementarias, no está exen-
to de inconvenientes. Tendría que hacerse a expensas del tiempo de
otras asignaturas, lo cual no es recomendable, porque el destinado
a la geografía es tan restringido que no permite restarle ninguna a
la enseñanza de la disciplina propiamente dicha, o tendrían que
ser llevadas a cabo en el hogar del alumno, perdiendo de este modo,
la mejor parte de su valor pedagógico.
Dodge opina que esa suerte de lecturas pueden ser realizadas
por los alumnos en sus casas, a condición de que el maestro les inte-
rrogue en el aula acerca de lo estudiado y aproveche para las lee-
ciones de clase, los conocimientos que hayan podido obtener del
libro o del artículo. Este autor desaprueba que esa suerte de lectu-
128 RAFAEL FERNANDEZ
ra, se haga en el tiempo que está dedicado a otras ramas en el ho-
rario escolar.
Mercante sólo acepta que se lean en la clase de geografía alguna
vez, excepcionalmente, sin que forme parte obligada del plan que
se siga en el desarrollo del programa.
El profesor W. J. Sutherland, a quien entusiasma el uso de ar-
tículos de magazine como lectura geográfica, parece optar por dar-
los a conocer en el aula.
Esa diversidad de pareceres acerca de este particular concreto,
prueba que ofrece dificultades prácticas cuya solución no ha sido
encontrada todavía.
En cambio el aprovechamiento de los informes de todas clases a
los cuales nos hemos referido, no presenta ningún inconveniente,
al menos, para el maestro entusiasta, para el que tenga una noción
bastante elevada de lo que significa su ministerio.
Trazado de mapas.—No debe pretenderse que el alumno llegue
a dominar la ciencia y el arte de la cartografía porque ese no es
asunto que corresponde a la escuela primaria, pero es conveniente
que adquiera la habilidad necesaria para construir mapas de carác-
ter práctico sin ajustar su factura a un severo rigor científico.
Desde los primeros pasos en el estudio geográfico, se iniciará al
niño el conocimiento de la escala y de la dirección por medio de la
reproducción de los accidentes observados en el estudio de la geo-
errafía del distrito, empleando el modelado y el bosquejo de mapas.
Así irá familiarizándose gradual y progresivamente con el em-
pleo de los símbolos hasta llegar al dominio de la lectura y la inter-
pretación cartográficas.
Más adelante, se podrán exigir mayores empeños pero sin olvi-
dar que el diseño de mapas, no es un fin en sí mismo, sino un me-
dio de adquirir conceptos claros respecto de la posición, forma, ta-
maño, relieve, etc., de las regiones estudiadas y una manera de dar-
les expresión gráfica por procedimientos fáciles sin pretender lle-
gar a la perfección artística.
En la historia de la enseñanza de la geografía hubo una época
aún no remota en que se daba importancia extraordinaria al dibu-
jo y copia de mapas, dibujo que propendía a obtener como resulta-
do, una obra artística acabada, cuya belleza de líneas y de colorido,
absorbía todo el interés, pasando inadvertido el propósito geográfi-
eo. Este falso concepto de la finalidad del trazado de los mapas, está
bastante arraigado todavía en nuestras escuelas.
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 129
Entre las objeciones que se presentan al procedimiento así con-
cebido, tiene gran importancia la que se deriva del tiempo que con-
sume, tiempo precioso en la enseñanza de la geografía y que como
dice Dodge, aplicado a otros aspectos del estudio, daría resultados
mucho más útiles.
““El trazado sólo de las costas de Europa, dice Mercante, y de
las coordenadas geográficas, requiere de un alumno de sexto grado,
ocho horas de trabajo. ¿Con qué objeto si aquellas líneas no expre-
san más que un contorno cuyo valor debe conocerse por el estudio
y no por el dibujo?””
Pero esas críticas se refieren al trazado y a la copia artística de
mapas que invierte “un mundo de tiempo de la manera más in-
útil””. Mas, el bosquejo rápido de mapas-eroquis, para utilizarlo en
el estudio de los valores de una región, que contribuye a fijarles en
la mente de alumno asociados a la representación gráfica del área
estudiada, produce los mejores resultados.
Esos mapas, en cuyo trazado no debe emplearse más de dos o
tres minutos, llegan a obtenerse bastante aproximados a la forma
del contorno y son más útiles para los fines de la enseñanza los ocho
o diez que se dibujan en veinte minutos, como dice Charters, que
uno cuyo dibujo meticuloso, consumiera esa misma cantidad de
tiempo.
En los Estados Unidos y en la Argentina y también en algunas
naciones europeas, las casas editoras facilitan a precios sumamente
bajos croquis litografiados, ya con el contorno sólo, ya dispuesto
con coordenadas.
Cuando no hay esos croquis en el mercado, como sucede entre
nosotros, el maestro puede hacerlos por sí mismo por medio de un
““patrón”” de cartulina cuyo contorno reproduzca con exactitud el
del mapa. Este procedimiento puede abreviarse sacando varias Co-
pias de una vez por medio del papel-carbón o bien empleando la re-
producción mimeográfica.
Esos croquis, al ser llenados por los alumnos, permiten la com-
probación de los conocimientos que tienen de la localización de los
valores y de la importancia y distribución de éstos, contribuyendo
además, a dar precisión y claridad a la noción adquirida, por la ra-
zón contenida en este principio formulado por Mr. A. E. Frye: todo
esfuerzo hecho para expresar una idea, conduce a una observación
más atenta.
La aplicación de los mapas-croquis, es ilimitada y constante en
130 RAFAEL FERNANDEZ
la enseñanza de la geografía. En ellos señala el alumno con lápices
de colores, con prontitud, sin que por ésto abandone y descuide el
buen gusto que debe presidir en toda obra gráfica realizada en la es-
cuela, los lugares donde radican determinados cultivos, las cuentas
mineras, los sistemas fluviales, las líneas de comunicaciones, los sis-
temas orográficos y en fin, todos los valores cuyos datos obtuvieron
de la clase oral o del estudio del texto.
De esta manera, el tiempo se dedica exclusivamente a la adqui-
sición del conocimiento y la enseñanza geográfica se intensifica ex-
traordinariamente.
Mapas-croquis de gran tamaño.—Algunas veces los mapas mu-
rales no satisfacen la necesidad de alguna demostración que desee
hacer el maestro acerca de algún hecho concreto. Necesita entonces
proveerse de mapas croquis de gran tamaño para que puedan ser
vistos desde todos los lugares del aula. Esos croquis, destinados a re-
presentar un solo valor geográfico o un solo sistema de fenómenos o
de hechos, puede construirlo el maestro fácilmente, en cualquier clase
de papel. El llamado manila es el que da mejor resultado. El traza-
do del contorno se hace empleando la siguiente mezcla, indicada por
A. Sluys: disuélvase negro de humo en vinagre o alcohol. Añádase
colá líquida y procédase al trazado de las líneas con un pincel. La
tinta así formada, se seca en seguida y se conserva inalterable. Los
eroquis así obtenidos, pueden pasar a formar parte del material
geográfico permanente de la escuela.
Material para la Geografía matemática.—Una de las dificulta-
des más serias de la geografía matemática consiste en la demostra-
ción de los movimientos de la tierra y sus consecuencias en las va-
riaciones del calor y de la duración de los días en las distintas esta-
ciones.
Para esta enseñanza es necesario disponer de aparatos que la
objetiven. De no ser así, todas las relaciones enumeradas escaparán
a la comprensión del niño.
El aparato más útil para demostrar los movimientos, la posición
y las variaciones que ocurren en el globo, sería uno que representa-
se el sistema planetario, pero como es difícil que disponga de él la
escuela pública, el maestro puede suplir la deficiencia con cierta ha-
bilidad y buen deseo.
El globo común del aula, sostenido en el aire con la inclinación
aproximadamente correcta, haciéndolo girar alrededor de una lám-
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 131
ra, aclara perfectamente la causa de las estaciones y sus consecuen-
cias.
Para demostrar los cambios de iluminación que suceden en el
globo, Dodge propone este procedimiento: construir un casquete de
papel blaneo que se adapte perfectamente al globo, cubriendo un
hemisferio. Haciendo moverse el casquete, que representa la parte
iluminada, hacia el norte y hacia el sur, se demuestra con claridad
la distribución geográfica de la luz así como las variaciones en la
duración de los días, según la posición que corresponda a las zonas
en las diversas épocas del año.
Mapas de relieve: su modelado.—Se ha discutido mucho y aún
se discute acerca de la utilidad y la desventaja que reporta a la en-
señanza de la geografía el trazado de los mapas de relieve.
La tendencia moderna entre los pedagogos se va inclinando a la
limitación de esos medios de expresión geográfica, por dispensiosos
de tiempo y sobre todo, porque exponen al niño con frecuencia a la
adquisición de nociones erróneas que son más perniciosas que la au-
sencia de conocimientos.
Sin embargo, autores de tanta nota como Redway y Frye, abo-
gan por la construcción de mapas de relieve.
Frye en su hermosa obrita Child and Nature, hace una hábil
defensa del modelado geográfico en arena, pero limitándolo a sus
justas proporciones, tomándolo no para aprender en la arena las
formas del relieve sino como un medio de expresión de las nociones
adquiridas por observación directa, en el cual el niño halla facili-
dad y deleite.
Por otra parte, el modelado así comprendido, debe abandonarse,
como los objetos en la aritmética, tan pronto como el niño sea capaz
de elaborar sus construcciones mentales, a expensas de sus repre-
sentaciones.
Si se adopta el empleo del modelado geográfico, al principio no
deberá pretenderse que los niños hagan reproducciones exactas de
unidades regionales dadas ya que ese empeño sería fuente de difi-
eultades insuperables para los niños y aun para los maestros. Se co-
menzará por representar relaciones generales del relieve, tales como
la del declive y la vertiente de las aguas, las de las alturas y los
valles, la dirección de las corrientes de agua, determinada por la
configuración del relieve, etc,
(Continuará.)
GASTON MASPERO
Para la Escuela de Letras y Filosofía de nuestra Facultad no
puede ser indiferente la muerte de Maspero. En aquélla, aunque
modificada la enseñanza de la historia, cultívase ésta con “verdade-
ro interés, y a su competente profesor que gustó tanto de los estu-
dios orientales se ha debido el buen éxito que en esta materia ob-
tuvo cuando con tanto brillo la explicara. ¡Quién no recueda con
placer la bien escrita Historia de los antiguos pueblos de (Oriente
vertida a distintos idiomas! ¡ Y quién, que quisiese conocer mejor
las dinastías egipcias no saludó con fruición esas páginas tan llenas
de ciencia! Los asuntos orientales absorbieron principalmente su
vida de estudio y fué sin duda Maspero el más asiduo y competente
continuador de Champollion y Mariette arrancando a monumentos
y a inscripciones talladas en los mismos la verdad histórica de los
hechos de esa época, despertando las innumerables generaciones
que dormían en la noche de los hipogeos, haciendo hablar a todo un
pueblo que podría estimarse como sepultado perennemente en el si-
lencio y en la sombra. Quien tales cosas hizo ha merecido la gra-
titud, la admiración de la humanidad, porque el beneficio propor-
cionado ha sido de carácter general. Le conocimos en el año de 1912
cuando visitábamos el Museo Boulak, en el Cairo, en compañía del
Profesor Clay, de la Universidad de Yale, y pronto pudimos obser-
var la amplitud de su saber unido a su bien marcada modestia y a
una delicadeza sin límites para con los visitantes. Una por una fué-
nos enseñando las vastas salas de aquel gran edificio en que se cobi-
jan tantos tesoros en el campo de la investigación filológica. La
obra de Maspero supera a la de sus antecesores en su forma metó-
dica, sin que ello aminore en nada el instinto genial de Champo-
llion, la maravillosa adivinación de Mariette. Sobrecogióle la muer-
te como anuncia la prensa francesa, en pleno cumplimiento de sus
deberes, como Secretario de la Academia de Inscripciones, en me-
dio de sus colegas que oían con interés la en extremo atrayente co-
NECROLOGIA 133
municación que les leyera. Cumplió como bueno enalteciendo la
ciencia y dando brillo a su patria. La Redacción de la Revista de la
Facultad de Letras y Ciencias señala con pena la desaparición de
hombre tan superior, y al asociarse al dolor que experimenta su
patria, y con ella todas las naciones por tan triste suceso, rinde pú-
blico homenaje de admiración a su memoria.
DR. AGUSTIN RIVERA
La nación mejicana acaba de perder, en la muy ilustre persona
del Dr. Agustín Rivera, un ciudadano honorable, de sólida y extra-
ordinaria cultura. Su vida dedicada al trabajo ha sido un buen
ejemplo para la juventud y su interés por todo cuanto pudiera re-
ferirse al bien de su patria y al esclarecimiento de la verdad histó-
rica en relación con ella una evidente demostración del acendrado
afecto que por la misma sintiera. Escudriñó con tesón en archivos
y bibliotecas obteniendo datos que aprovechara más tarde en escri-
tos que le conquistaron fama como historiador, poniendo asimismo
de relieve su gran saber en otras ramas de la ciencia. Venerable por
su aspecto y por sus años, fué hombre en extremo modesto; nunca
le halagó el bullicio de la vida social, prefirió la vida tranquila de
los libros ya que ella habría de ofrecerle ocasión no sólo para pro-
fundizar la lengua latina que enseñara desde la cátedra con tanto
amor, como los principios de la lógica y cuanto con respecto a la
enseñanza de la historia estimase conveniente dar a conocer.
El Dr. Rivera fué un verdadero polígrafo: ahí está la lista de
los libros, opúsculos y hojas sueltas para hacer buena esta afirma-
ción. Ella acusa todo lo que supo espigar en muy variados campos
de la ciencia cultivando con deleite los asuntos gramaticales, ex-
teriorizando su criterio y hasta sosteniendo polémicas al dar a co-
nocer la enseñanza de los clásicos paganos a la juventud, como pun-
tualizó sus puntos de vista filosóficos en La Filosofía de la Nueva
España, en Treinta Sofismas y en el Método Escolástico y dió
muestras de condiciones superiores como erítico al estudiar los he-
chos históricos en el Virreimato de la Nueva España, en los Ana-
les Mexicanos. en los Anales de la Reforma y del Segundo Im-
perio y por último de sociólogo y político en otras de sus obras.
También la ciencia filológica en el capítulo de las inscripciones
mereció al Dr. Rivera estudios de no poco mérito: las Inscrip-
ciones en las paredes del Liceo de Lagos de Moreno así lo demues-
134 NECROLOGIA
tran, como el Discurso sobre el teatro y los Pensamientos sobre el
buen gusto literario y artístico son base sólida de sus conocimientos
literarios. No terminaríamos si fuera preciso analizar una a una
sus múltiples obras; ellas revelan el hombre de ciencia infatigable
de quien podría decirse que el perfundere ommia luce fué aspira-
ción de su vida.
Para la República de Méjico el 6 de Julio de este año será un
día más de duelo que habrá de agregarse a aquellos otros en que
insignes hombres que a ella pertenecieron terminaron su labor en
este mundo. La Redacción de la Revista de la Facultad de Letras y
Ciencias, al dar a conocer tan sensible desaparición, lamenta la
muerte de este hombre útil a quien por su palabra y por sus eseri-
tos podría aplicársele aquella frase de Catón el Antiguo: vir bonus,
dicendi peritus.
La REDACCIÓN.
BIBLIOGRAFIA
T. La Ciencia Química y la Vida Social. Conferencias de vulgariza-
ción científica dadas en el paraninfo de la Universidad Litera-
ria y en el Centro escolar y mercantil de Valencia del 23 al 28
de Noviembre de 1915 por el P. EbuarDo VITORIA, $. J., Doc-
tor en Ciencias, Director del Laboratorio químico del Ebro.
El libro, bien editado y con buenas láminas, trae un corto pró-
logo que sintetiza con fidelidad la impresión que deja la lectura de
este interesante libro y es, que el P. Vitoria-ha sabido salvar el es-
collo de los sabios, al imprimir a sus conferencias el verdadero y
dificilísimo carácter de pura y sincera vulgarización de la ciencia,
sin que a veces haya dejado de entrar de lleno en el terreno cientí-
fico, pero con la habilidad necesaria para hacerse comprender del
más modesto oyente.
Seis fueron las conferencias desarrolladas por el P. Vitoria so-
bre las relaciones de la Química con la vida social en la Nación, en
la Región y en la Familia. Queremos dar una ligera idea de la maes-
tría de exposición del ilustre conferenciante y de la importancia de
los temas desarrollados.
CONFERENCIA 1.—Empieza recorriendo el fértil campo de la ri-
queza minera de España en hierro, cobre, plomo argentífero o no,
zinc, etc., tesoros que se exportan para ser transformados en pro-
ductos industriales en Bélgica, Inglaterra, Francia, hablando con
cariño de la primera por haber hecho en la *“llorada”” Universidad
de Lovaina sus estudios doctorales.
Su corazón de patriota lamenta amargamente esa sangría de los
tesoros del subsuelo que priva de trabajo a millares de obreros es-
pañoles. Cuenta, sin embargo, España, con carbón abundante para
los trabajos de siderurgia; y si así no fuera, no hay que perder de
vista que los altos hornos están llamados a sufrir modificaciones
profundas, basadas en la siderurgia eléctrica, que en 1913 contaba
ya con 32,500 caballos de fuerza en Sueeia, Noruega y. California.
El acero eléctrico en Francia alcanzó en 1911 una producción de
13,830 toneladas.
136 BIBLIOGRAFIA
Esto sirve al P. Vitoria de eslabón para desarrollar, con la cla-
ridad y sencillez inseparables de la competencia, los progresos de la
Electroquímica y las posibilidades que ella tiene en España, por
los caudales de fuerza hidráulica utilizables en sus ríos, que suman
unos 5 millones de caballos, equivalentes a un gasto anual de 8 mi-
llones de toneladas de carbón, de cuyo inmenso caudal de fuerza só-
lo se aprovecha una mínima proporción.
Ya en ese terreno de las industrias electroquímicas hace el ilus-
tre conferenciante una clara exposición del aprovechamiento del
nitrógeno atmosférico, ya sea para convertirlo en óxido nítrico por el
procedimiento de los noruegos Birkeland y Eyde o por el de Schón-
herr en Alemania; o para combinarlo con el hidrógeno por el proce-
dimiento Haber convirtiéndolo en amoníaco, el cual puede, después,
por el procedimiento catalítico de Ostwald, transformarse en ácido
nítrico.
““Lo que conviene dejar bien asentado, dice al terminar, es que
*“el subsuelo, el suelo y las venas líquidas que lo surcan son tres ve-
““neros de riqueza nacional que la Ciencia Química puede y desea
““explotar con muchísima mayor amplitud, necesitándose para ello
““el apoyo decidido del Estado, la generosidad y decisión de los ca-
““pitalistas españoles y lo que es más, si cabe, una grande hoguera
““de espíritu patriótico que lance sus centellas al corazón de todos
““*y cada uno de los españoles.”” El ilustre sacerdote ha probado, con
sus empeños científicos y sus constantes afanes, que él posee en su
corazón esas centellas de espíritu patriótico que quisiera ver en to-
dos sus compatriotas.
CONFERENCIA 11.—Ella tuvo por objeto la exposición de la na-
turaleza, fabricación y efectos de los explosivos, de los cuales algu-
nos se obtienen en la fábrica de pólvoras y explosivos de Granada
(El Fargue).
Se extiende largamente en el estudio de la trilita o trinitroto-
lueno, de cuyo explosivo hacen tanto uso los alemanes para sus pu-
nibles hazañas de hundir trasatlánticos y buques pesqueros. El
ilustre químico valenciano ha hecho en su laboratorio del Ebro un
concienzudo estudio de la acción de la luz solar sobre ese compues-
to, llegando a la conclusión que el cuerpo parduzco que así se pro-
duce es menos rico en nitrógeno que la trilita, estando ambos nitró-
genos en relación de 18.51 a 6, y comprobando por un experimento
interesante que dicho efecto es realmente debido a la luz y no al
vw
calor de los rayos solares. Otro detalle curioso observado por el P.
¿3
BIBLIOGRAFIA 137
Vitoria es que las disoluciones de trilita no se comportan del mismo
modo a la luz, cualquiera sea el disolvente; las disoluciones en lí-
quidos no oxigenados como sulfuro de carbono, cloroformo, benci-
na, tolueno, permanecen incoloras, mientras que las disoluciones
acuosas, sobre todo si son básicas, sufren una profunda alteración ;
las ácidas permanecen incoloras.
Esos terribles explosivos que la química prepara, termina el
inspirado conferenciante, son depósitos potentes de energía que el
hombre utiliza en la apertura de los túneles, en la demolición de
las rocas, en el laboreo de las minas; representan una obra benéfica
de la química. Si desgraciadamente la malicia humana cambia tan
justas armas de defensa en instrumentos con que sacia su sed de
venganza, de oro o de ambición, la química no es de ello responsa-
ble, sino la perversidad del hombre.
CONFERENCIA 111.—Ella versa sobre las relaciones de la Cien.
cia química con la terapéutica que se pueden sintetizar en la infi-
nidad de productos aislados e preparados.
Después de una ligera exposición de las investigaciones de
Blake, Bouchardat, Orfila para explicar la acción en el organismo
de las soluciones salinas por los iones o por las valencias, entra en
el vásto campo de la Química del carbono u orgánica; y al hacer
hincapié en la complejidad de la molécula orgánica deleita a sus
oyentes con estos bellos conceptos: **Y como es natural, el ingenio
“*del hombre, bellísima imagen de la sabiduría de Dios, al internar-
“se en las intimidades de la molécula, lo que pretende es coordinar
*“su modo de ser con su modo de obrar: éste nos es conocido por la
“experiencia, aquel es fruto de la inquisición y de la hipótesis. Si
“llega a encontrar alguna correlación entre ambas, por vía de in-
““ducción, se lanzará el químico a predecir lo desconocido: y, al
““prineipio, con temor, y después con más seguridad, llevará a la
““práctica sus pretensiones teóricas para darles nuevas y provecho-
“sas aplicaciones.
“Las fórmulas de constitución son para el químico como el ca-
““famazo donde se labran los más hermosos bordados. Con ellas en
““la mano se llega al conocimiento de las propiedades de esos com-
*“puestos de sus cualidades útiles y nocivas. El químico que llega
“a conocer la coordinación de los átomos en la molécula del cuerpo
““que considera puede decirse que conoce a fondo ese cuerpo.””
Hablando luevo de las influencias marcadas debidas a la pre-
sencia y a la aglomeración de ciertos elementos o radicales hace yer
138 BIBLIOGRAFIA
que.la acumulación de un halógeno en la molécula de un hidrocar-
buro acentúa su carácter narcótico; y con ese motivo reseña ligera-
mente su tesis doctoral en la Universidad de Lovaina sobre el tri-
cloro 1, 1. 1. propanol 2, vulgarmente llamado alcohol isopropílico
triclorado.
El estudio de las relaciones, por atenuación o acentuación de
propiedades, entre los tipos y sus derivados forma un capítulo muy
extenso de esta conferencia, en el cual la constitución de la exalgi-
na en relación con la acetanilida, la del piramidón con la antipiri-
na, la de la saligenina y el ac. salicílico con el alcohol benzílico y el
ac. benzoico están expuestas con toda la claridad posible.
Pasa luego a la aplicación racional de los medicamentos para el
máximum de efecto curativo, entrando para esa explicación en el
terreno de la Físico-química, y basándose en la teoría de Arrhénius
por la que pueden explicarse las acciones fisiológicas opuestas de
gran número de productos terapéuticos, según el disolvente y la
concentración.
Sobre la terapéutica electroiónica que ha sido objeto de los in-
teresantes trabajos de Leduc, cita algunos casos de aplicaciones be-
neficiosas para pasar luego a la exposición de la forma coloidal
asunto de tan especial interés para el terapeuta. Este trascendental
capítulo de la Química moderna se puede ver desarrollado en cua-
tro conferencias que forman la parte sexta del libro del P. Vitoria
“La Catalisis Química”?”. El estado coloidal explica multitud de
reacciones que se realizan en el organismo.
Las síntesis de coloides en las cuales el eminente Profesor de la
Universidad de Berlín, Emilio Fischer ha dado tantos pasos de gi-
gante, reciben especial mención que patentiza la habilidad de expo-
sición del talentoso conferenciante en asunto de suyo tan complejo.
Termina esta interesante conferencia con unos patrióticos la-
mentos, que podemos hacer nuestros, sobre las pésimas circunstan-
cias en que el médico estudia la química en España, y agrega: “El
““médico necesita mucho más caudal de química del que adquiere
““con el actual sistema de enseñanza universitaria. Sin la química,
““y especialmente sin la orgánica y sin el análisis, carecerá de base
“para el estudio provechoso de la histología e histoquimia y para
““el de la fisiología, muchos de cuyos capítulos son complejos pro-
““blemas de carácter químico. ?””
CONFERENCIA IV.—Esta, que versa sobre la ciencia química y
la industria valenciana tiene más el carácter industrial que cien-
BIBLIOGRAFIA 139
tífico. Hace una exposición muy documentada, con láminas muy
detalladas, de las industrias químicas valencianas, como azulejos,
cerámica, tenería, abonos, productos químicos, cemento Portland;
y aunque la industria de la seda no es propiamente química le de-
dica algunas consideraciones.
CONFERENCIA V.—Esta conferencia la dedicó el P. Vitoria a las
relaciones de la química con la agricultura valenciana, de su ““ca-
ra ciencia de las combinaciones en el sostenimiento y los adelantos
de la agricultura”. Es asunto que en el mundo entero despierta
vivo interés, tanto mayor en regiones tan pródigamente dotadas
por la bienhechora Providencia. Y aunque el ilustre conferenciante
alega no poseer la inventiva, ni la brillantez de imágenes que fue-
ran necesarias para interpretar esas páginas de oro de la Naturale-
zaleza que pregonan en cada instante la Sabiduría y Bondad infini-
tas del Ser Supremo, señala con admirable precisión “las necesi-
**dades que crea en la agricultura nuestra vida moderna agitadísi-
ma y vertiginosa, por la que exigimos mucho a todo, al tiempo, al
““dinero, a la salud, siendo la tierra víctima de ese torbellino que
*“lo arrolla todo.*? De ahí la necesidad de las buenas y potentes má-
quinas agrícolas y de los fertilizantes. Este último punto, por ser
químico, se halla tratado con gran amplitud, y al tratar de las sales
potásicas de Stassfurt, de las cuales se encuentran otros yacimien-
tos en Alsacia a los que se calcula un billón y medio de toneladas,
manifiesta la esperanza de que aleún día se halle en España ese ve-
nero de riqueza, por haberse descubierto unos depósitos en Suria,
al Sur de Cardona, provincia de Barcelona, en los que existen ca-
pas de sal, de carnalita y de silvina, con la ventaja, sobre los yaci-
mientos de la Alsacia que se encuentran a profundidades de cerca
de mil metros, de que en Suria los depósitos se han encontrado a
profundidades de 56 a 68 metros. Recientemente parece haberse
descubierto un importante depósito de sales potásicas en el Estado
de Oregon (Estados Unidos). Despierta interés la descripción del
procedimiento para la extracción de la potasa del feldespato, en sus
variedades la ortosa y la lucita, abundantes en los Estados Unidos
de América, donde se hacen esfuerzos por hacer industrial el pro-
cedimiento, a fin de emanciparse de la hegemonía de Alemania en
los abonos potásicos.
El aprovechamiento del nitrógeno atmosférico para la alimen-
tación de las plantas forma en esta conferencia un capítulo del ma-
yor interés, tratado con extensión y competencia; como los abonos
140 BIBLIOGRAFIA
““manganesíferos”” considerados como catalizador acelerante de las
oxidaciones, pero cuyos resultados se hallan aun “sub judice””.
Con algunas consideraciones sobre la patología vegetal y las in-
dustrias agrícolas termina esta interesante conferencia.
CONFERENCIA VI.—Las relaciones de la química con la vida
doméstica son numerosísimas y pueden clasificarse en tres grupos
según que se refieran a *““'necesidades””, a ““comodidades”” y a ““me-
ros regalos de la vida””.
Entre las necesidades de la vida tenemos los utensilios domésti-
cos, los alimentos sólidos o líquidos y el mismo aire. Los primeros
deben estar confeccionados con materiales inofensivos a la salud y
que conserven esa condición a pesar del uso. Dadas las buenas con-
diciones higiénicas del aluminio, este metal ha de ir reemplazando a
los otros en muchos de los instrumentos domésticos, sobre todo te-
niendo en cuenta ia enorme abundancia que de él hay en la corte-
za terrestre, y los nuevos medios con que la industria va contando
para su fabricación, hoy basada principalmente en la electrolisis
de la criolita que al desprender el gas fluor del fluoruro de alumi-
nio, que es uno de los constituyentes de la crivlita, separa el metal
aluminio en estado de fusión que le permite ser extraído del apa-
rato.
La purificación del agua que hemos de beber es desde luego una
de las necesidades apremiantes de la vida, cuyo asunto desarrolla
extensamente el P. Vitoria por los diversos procedimientos mecáni-
cos, químicos y físicos, haciendo especial mención de la acción mi-
erobicida que manifiestan los rayos del ““espectro ultraviolado””.
Como medio casero de esterilización hace la indicación del perman-
ganato potásico que es la sal que procede de la oxidación del man-
ganato potásico, llamado vulgarmente '“camaleón mineral””, por
los diferentes matices que va tomando desde el verde al violado por
la oxidación al aire de su solución acuosa.
Entre objetos de comodidad cita las telas, su blanqueo y tinto-
rería, habiendo manifestado la química orgánica una fecudidad
asombrosa en la preparación de ese número tan considerable de
materias colorantes derivadas del alquitrán.
Y entrando en el campo de la simple recreación, del regalo, del
lujo, encontramos multitud de artefactos químicos, debiendo seña-
larse la atrevida idea de fabricar artificialmente las piedras precio-
sas, como lo realizaron Verneuil y Fremy para el rubí, el zafiro, el
topacio.
BIBLIOGRAFIA 141
En cuanto a las esencias empleadas en las perfumerías, la gran
mayoría son productos de la industria química, así como lo es ese
artefacto tan generalizado en el comercio con el nombre de ““celu-
loide””.
El final de esta conferencia, que cierra todas las de la serie, me-
recería ser citado íntegro por los bellísimos conceptos que lo esmal-
tan y que constituyen un irrevocable testimonio de la nobleza de
sentimientos de tan preclaro sacerdote, al dedicar un tierno recuer-
do a las horas plácidas de su infancia, en las que recibía el cariño
y los consejos de una madre amantísima, y así quiere él reconocer-
lo y agradecerlo, públicamente, bendiciendo con cariño *“ante una
concurrencia tan numerosa y tan distinguida, su nombre y su gra-
tísimo recuerdo””.
dd
II. Fr. Miguel de Guevara y el soneto “No me mueve mi Dios para quererte”.
Apuntaciones por ALBERTO M. CarRrEÑO. Méx. 1915.
El distinguido y erudito escritor mejicano Sr. Alberto M. Ca-
rreño ha publicado un libro en extremo interesante, encaminado a
desvanecer las dudas surgidas respecto de la paternidad de este fa-
moso soneto, casi siempre atribuído a Santa Teresa de Jesús. El
plan de la obra revela la paciente labor realizada, así como la in-
tensa cultura literaria del Sr. Carreño, cosa absolutamente necesa-
ria para poder formular un juicio categórico, como lo hace, sobre el
verdadero autor de dicha composición literaria. Como han sido va-
rias las personas a quienes se ha atribuído dicho soneto, de ahí el
que investizase escrupulosamente cuanto hace relación con San
Francisco Javier, señalando las opiniones de Menéndez y Pelayo y
de Sbarbi, así como la consienada en el estudio que hiciera el muy
ilustre literato Foulché Delbose y lo sustentado por los PP. Carno-
li y Menchaca. Como resultado de todo ello, deduce que no hay in-
dicio de que San Francisco se hubiera consagrado a la poesía; que
las poesías Ut te colam Deus meus y O Deus, Ego amo te no fueron
eseritas por él sino por uno de los P. P. Possino, Hesen o Hescaino
o García. Afirma asimismo el Sr. Carreño que es falso que S. Fran-
cisco, en sus instrucciones al P. Gaspar Barceo, haya recomendado
poesía alguna en castellano, portugués o latín, y mucho menos que
exista fundamento bastante para sostener como justificada la tra-
142 BIBLIOGRAFIA
dición que existía en la India, a mediados del siglo XVIII, según
el decir del P. Filipueci, de que S. Francisco Javier hubiera com-
puesto una cantilena y que ésta hubiera sido una traducción del so-
neto castellano existente en el siglo XVI.
Con respecto a la atribución hecha a Santa Teresa analiza con
cuidado el criterio mantenido por Sbarbi, Gil de Zárate y Latour
a la vez que las opiniones tan autorizadas de Vicente de la Fuente,
Menéndez y Pelayo, Foulehé Delbose, P. Mir y Fitzmaurice-Kelly
para concluir que no debe suponerse como de esta escritora dicha
poesía en atención a las discrepancias que se notan entre las formas
acabadas del soneto y el lenguaje y eseritos de ella, a la carencia de
huella entre los manuscritos de Santa Teresa que permitan la atri-
bución que se ha hecho del soneto y a estar desechada esta tesis por
distinguidos escritores y críticos. Aclarado este punto estudia los
argumentos aducidos por quienes entienden que fué escrito por San
Ignacio de Loyola; pero es lo cierto, que la opinión se muestra en
un todo contraria a pesar del criterio mantenido por el P. Carnoli.
Si los biógrafos jesuítas de los jesuítas santos, como dice el Sr. Ca-
rreño, han de ser los que mayor crédito merecen, de entre tales bió-
grafos, los que deben ser considerados como autoridades, son los
que más cerca vivieron de sus biografiados, como el P. Pedro Rive-
deneyra y el P. Pedro Maffejo. Según ésto fácil es advertir cuán
contrarias son las conclusiones ya que ninguno de los dos indicados
hace mención alguna del soneto castellano, ni el mismo P. Nierem-
berg, que fué el biógrafo por excelencia de los miembros esclareci-
dos de la Compañía de Jesús. Por todo ello afirma el Sr. Carreño
que no hay rastro alguno que permita tener por cierto lo asentado
por el P. Carnoli.
Aunque no en tan gran número como en los casos referidos, han
habido escritores que han pensado que el verdadero autor del sone-
to de marras es Fr. Pedro de los Reyes. Para conocer bien este as-
pecto de la cuestión forzoso es tener clara idea de lo que sobre ello
ha dicho el distinguido literato Foulché Delbose. El procedimiento al
que han recurrido los partidarios de Fr. Pedro de los Reyes no con-
duce a certidumbre, alirma Foulché Delbose, pues se concreta a
analizar la estructura del soneto, el corte de las frases, el arreglo y
elección de las palabras y a comparar el conjunto o detalles con las
obras de los poetas de los siglos XVI o XVII. El soneto, agrega, en
cuanto a su estructura, no tiene rasgo característico y desde el pun-
to de vista de la lengua en sí misma, no presenta particularidad que
e dota . CADA A Y e + 2 e L >
y E 3 y
e. :
A
BIBLIOGRAFIA 143
indique una época. Esta atribución a Fr. Pedro de los Reyes sur-
gió poco más o menos, en el año de 1857 y se debe a los Sres. Au-
relio Fernández Guerra y José Fernández Espino. Más adelante,
estudia el Sr. Carreño, la época del soneto, rechaza el valor de la
tradición como impugnación que se le hiciera de haber encontrado el
original en un manuscrito hecho en la primera mitad del siglo XVII
por estimar los contrarios que el soneto era del siglo XVI. Tiene
mucha razón el Sr. Carreño en sostener que *“la tradición merece
fe y crédito cuando ella arranca de los labios de quienes tuvieron
oportunidad para presenciar los hechos transmitidos a la posteri-
dad, cuando perdidos algunos eslabones de la cadena que une al
presente con el pasado, los más antiguos de esos eslabones traen la
huella de haber estado unidos a los primitivos”? pero sin que se to-
men en consideración estas cireunstancias la aceptación de ella es
peligrosa. Para determinar la verdadera época de este soneto pesa
los argumentos alegados por Sbarbi, indica las primeras noticias
de esta composición, la evolución del soneto castellano a fin de pre-
cisar que encaja a maravilla en el siglo XVIL.
La obra, como se ve, tiende toda a demostrar tras el estudio he-
cho por el Sr. Carreño, que el autor de este soneto no es otro que
Fr. Miguel de Guevara, por hallarse en un todo conforme con las
demás poesía que escribió. Mientras posteriores investigaciones no
demuestren de modo indubitable lo contrario se hace preciso tener
a Fr. Miguel de Guevara como autor del famoso soneto. Las razones
que tiene el Sr. Carreño para así creerlo, son las siguientes:
1? Porque el solo códice hasta hoy conocido, es el que posee la So-
ciedad Mejicana de Geografía y Estadística, original de Fr, Miguel
de Guevara, y que lleva la fecha de 1638, antes de la cual no existe
huella ni noticia alguna respecto del soneto.
22 Porque ha quedado demostrado que no fué escrito por ningu-
no de los santos a quienes impropiamente ha sido atribuído, ni hay
fundamento para juzgarlo obra del siglo XVI; y ante todo indica
que debe tenérsele como correspondiente al siglo XVIL.:
32 Porque las composiciones consagradas por Guevara a su Arte
lo acreditan no sólo de hábil versificador, sino de pensador profun-
do y de sentido poeta.
4% Porque independientemente de las composiciones especial-
mente consagradas a su Arte, su libro contiene otras en las cuales
se halla el soneto y que a no dudarlo, son también del propio Gue-
vara.
52 Porque la factura de todas estas composiciones revela que
144 BIBLIOGRAFIA
ellas son producto igual al soneto con el que están en consonancia
por el fondo y por la forma, y no permiten dudar de que son obras
de un solo autor.
6” Porque la cultura general de los hombres de letras en la Nue-
va España y especialmente de los frailes agustinos en la época en
que Guevara escribió su libro, justifica del todo la aptitud del mis-
mo Guevara para componer el soneto.
7? Porque Guevara da el soneto como obra suya, no obstante que
fué demasiado cuidadoso para expresar de modo claro cuáles tra-
bajos de los que comprende su libro no salieron de su pluma.
Este es el resultado obtenido por el escritor mejicano del estu-
dio que sobre la paternidad del soneto ha hecho. Los que hayan leí-
do las obras de la mística doctora habrán podido advertir cómo ha
sido cosa corriente el tenerla como autora del bello soneto A Cristo
crucificado. En las obras de Santa Teresa de Jesús, publicada por
D, Eugenio de Ochoa, aparece la composición como salida de la plu-
ma de la mística doctora; por muchos que hayan sido los esfuerzos
hechos en este sentido justo es confesar que son de peso las razones
aleyadas por nuestro amigo el Sr. Carreño en pro de Fr. Pedro de
Guevara y no a favor de quien supo poner la hermosa lengua ceas-
tellana en su más alto puesto de perfección.
Dr. J. M. Dinmico,
Profesor de Lingúística y de Filología.
PAOLA EA e A AA
ROA IRCULSO E oi ida Es res ida | roteso Dr. Carlos de la Torre.
CA A A E A
Amtropologiavaecneral (1 curso). ie > Dr. Luis Montané.
CONFERENCIAS
Sistema nervioso: morfología y funciones; su
evolución en la serie zoológica y desarrollo + Dr. Arístides Mestre (Aux.)
EMmelLOmbre ik leed ati oe aa PS NE
Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del -
Museo Zoológico y Jefe de los trabajos prácticos del Laboratorio de Biología, ); Dr. Pablo
Miquel (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de
Física), i)r. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Laboratorio de Química); y Dr. Jorge
Hortsmann “Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respecti-
vos ayudantes.—El «Museo Antropológico Montané» y el Laboratorio de Antropología
tienen por Director al Profesor titular de la asignatura. El profesor auxiliar interino
de la Escuela es el Dr. José R. García Font.
3 ESCUELA LE PEDAGOGIA
Psicología Pedagógica (Í Curso)... oo
Historia de la Pedagogía (1 curso)............ Profesor Dr. Alfredo M. Aguayo.
ERSIene escolar (ICUutESO) cd 1 e ode
Metodología Pedagógica (2 cursos)... ......... 5 Dr. Luis Padró.
Mibaloracal (1 CusO y
io tataral (Curso e. uc atera a ch ) e Sr. Pedro Córdova.
El brofesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Luciano R. Martínez.
Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas
que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. El Director del Museo Peda-
gógico es el Profesor titular de Metodología.
4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS
Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico.
(A CUTSOS) «o .oooooo roca Ñ Profesor Sr. Eugenio Rayneri.
Estereotomía (Ll CUESO). 0.0. Os CA
Geodesia y Topografía (1 curso)......... E A .
An MS AA Nin 0% Dr. Alejandro Ruiz Cadalso.
Materiales de Construcción (1 curso) ......... ] :
Resistencia de Materiales. Estática Gráfica l E :
EA A, ATA PA A (5 ARS Sr. Aurelio Sandoval.
Construcciones Civiles v Sanitarias (1 curso).. )
ElLdromecitica MN IACUESO) +. ao o ds ade e -
O E A h 20 Sr. Eduardo Giberga.
Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- /
iocarriles, calles y. carreteras). Joao de a Dr. Luis de Arozarena.
Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) sl Sr. Ovidio Giberga.
Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) )
Historia de la Arquitectura (1 curso).......... t > ;
Contratos, Presupuestos v legislación especial ( ds Dr. Andrés Castellá.
á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso)..... J
Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y
Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Labo-
ratorio y Taller Mecánicos); Sr. Plácido Jordán ( Jefe del Laboratorio y Taller Eléctri-
cos); y Dr. José R. Martínez, con sus correspondientes ayudantes. Endicha Escuela
se estudia la carrera de Maestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á
otras Escuelas.
5. ESCUELA DE INGENIEROS AGRONOMOS Y AZUCAREROS
Física y Química Agricola (1 curso) ...... aia
Fabricación de azúcar e industrias derivadas + Profesor Dr. Francisco Henares.
AS o o ss IA '
ICE TA AGUESO enana da aa ee tot Eos 1
RITO teca MECIESO) 2 o at a ton $ Sr. José Cadenas.
OO TECHO IA CUO iE j
'BEonona Aura MlcurSsO notas ala de )
o a+. Br José Cómallong
EIC a da ai a a e )
raastrias rurales iCcurso e... as tas |
Maquinatia a Bricola LM... catan 0 a a Ea Dr. Buenaventura Rueda.
Construcciones rurales (l curso).............. )
Microbiología agrícola (1 curso) .............. ' vaciate
Entología vegetalfil CUESO) - 2.0 aos elo
El profesor auxiliar delos grupos B, C y D. es el Sr. Heriberto Monteagudo. (Con-
servador de los Museos).
Para los grados de /ngeniero agrónomo y azucarero, de Perito agrónomo y de Pe-
rito químico y azucarero se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas.
En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 á 5
de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes
Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis-
. posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc.
AVISO
LA REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral.
Se solicita de las publicaciones literarias Ó científicas que reciban la REviISsTA, el canje co-
rrespondiente; y de los Centros de instrucción Ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el
envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra
sección bibliográfica. j ?
Para todo lo concerniente á la RBVISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.)
dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re-
pública de Cuba. |
Los autores son los únicos responsables de sus artículos; la REVISTA no se hace solidaria
de las ideas sustentadas en los mismos.
NOT IGé
The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other
month.
We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and
Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalognes, etc., published by them. A
detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section.
Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed
matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, -
República de Cuba.
AVIS
La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tons les deux mois. On
demande 1 échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu
dans notre partie bibliographique.
Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1'administration, échanges, envoi
d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias,
Universidad de la Habana, República de Cuba.
Les auteurs sont seuls responsables de leurs articles, et la REVUE n'est engagée par
Y opinion personelle d'aucun d'eux.
VoL. XXIII UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 2.
REVISTA
DE LA
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
DIRECTOR INTERINO:
Sr. PEDRO CORDOVA Y LEAKE.
REDACTORES JEFES:
Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO.
COMITÉ DE REDACCION:
Dres. GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, SERGIO CUEVAS ZEQUEIRA, CARLOS DE
LA TORRE, CARLOS THEYE, ALFREDO M. AGUAYO, LUIS PADRO, ALEJANDRO RUIZ
CADALSO, FRANCISCO HENARES Y BUENAVENTURA RUEDA,
SEPTIEMBRE DE 1916
SUMARIO:
ENERO. MERCHÁN. ¿dinos idos ad Sr. Antonio Gómez Restrepo.
—CON MOTIVO DE UN MANUAL DE LÓGICA ..... ....... Dr. Enrique J]. Varona.
—MILANÉS, LUACES Y LA AVELLANEDA COMO POETAS
DRAMÁTICOS (Conclusión) o. ccoo Dr. Salvador Salazar.
—EXPOSICIÓN CRÍTICA DE LOS MÉTODOS ACTUALES EN
PRÁCTICA EN LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA
E AE A A AS A AY Dr. Rafael Fernández.
—ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR (Conclusión) .... Srta. Guillermina Portela.
— EL MOVIMIENTO LINGUÍSTICO EN CUBA (Continuará). Dr. Juan M. Dihigo,
A A A AS A Sr. José Gregorio Campos.
—MiscELÁNEA. Conferencias de la Facultad.
IMPRENTA" EL SiaLo XXx>”
DE AURELIO MIRANDA
TENIENTE Rey 27
HABANA
ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS.
Decano interino: Sr. Pedro Córdova.
Secretario interino: Dr. Nicasio Silverio.
16 FESCUEELA ¡DE LETRAS Y FIEOSOELA:
Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón.
Lengua y Literatura Griegas (3 Cursos)... .... 5 Dr. Juan F. de Albear.
ouísti CULO e cie aio ale Sed , E
A E (0 Dr, Juan Miguel Dihigo.
Historia de la Literatura Española (1 curso)... : >
Historia de las literaturas is extranjeras | » E Guillermo Domínguez y
oldán.
MARCUS a ta e
Histoma de América (UUcUrso).. quee loros a% Dr. Evelio Rodríguez Len-
Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) dián.
Psicolo a Cueste eee e o ; E
Filesófía Moral (1 Curso). ......o... ds ! A Dr. Sergio Cuevas -Zequei-
Socio stan(l CHESO).-.- 0.0 aos 22 le lara ra (Aux.)
Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Sergio Cuevas Zequeira para
el grupo de Historia y Ciencias Filosóficas: Dr. Ezequiel García y Enseñat para el grupo
de Literaturas y Dr. Sixto López Miranda para el grupo de estudios de Lenguas, los
cuales dan conferencias sobre suis respectivas materias. El profesor auxiliar interino de
la Escuela es el Dr. Salvador Salazar.
El Laboratorio de Fonética Experimental tiene por Director al Profesor titular de
Linguística. y : ; EE
2. ESCUELA” DE, CIENCIAS.
[a] Sección de Ciencias Físico-Matemáticas.
Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso)
Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- ; Profesor Dr. Pablo Miquel (Aux.)
ACASO Ps a a Re e j E
Geometría superior y analítica (1 curso)....... =>
Geometría descriptiva (1 curso).....o..ooo.oo... > Dr. Claudio Mimó.
Triebmo meta (cs. oa al oie ele es o
Písica! SUperior ((EE> CHESO) . pao e ss os ) De. Plácido Bios
Física SOoperior(2” ¿GUEISO)A. > 0 ase e ale ee j .
Obímica general (1 Curso) aa atea e: ASE Carlos hhueyes
Brolosía: (ML: cLrso Ms sedas y Dr. Carlos dela Toa
Zool dgña (MÚCUESO ) ato ca e da y , :
Diburo Panealo (ECU) Rc a Edd
do Natural (Acusa ) z3 a AS
Cosmoloplas (Curso) e aia olle to
Mecánica Racional (CICurESso) ce alte as ; ! E Dr. Victorino Trelles.
ASTRO Ona (UICHES O) Neo iails
Contesta ic A S Er Dr. Alejandro Ruiz Cadalso.
Mineralogía y Cristalografía (1 curso)............ .)» . Dr. Santiago de la Huerta.
Botánica le enerall (0 CUESO): 0 0 Felipe García Cañizares.
; "[b] Sección de Ciencias Físico-Químicas.
Análisis Matemático (Algebra Superior)....... Profesor Dr. Pablo Miquel (Aux,)'. -
Geometría Superior (sin la Analítica) SA: ) De-Clandio Mia:
Trigonometría (plana y ESTÉ CICAD) a A 4 :
isc iS Up eno er Curso lt la il: ) A
sica SH perio A CUESO aro al És : al
Ouímica Inorgánica y Analítica (1 curso;...... 1 SE Carlos Pheve
Química Orgánica (1 CUrSO) ..ooooccocoromom... J e dl E
Dibujo Lineal (1 CUTSO h.-.0..-..ocooivinrsrsren.s / SF. Pedro Córdova
Dibujo Natural (JACHOLSO). 2 oasis a ) ad OS - Ñ
Mineralogía y Cristalografía (1 carso)......... o Dr. Santiago de la Huerta. -
Biología (LCULSO) .ooccoomtaronernr tenernos ; E Des Carlos deidad
Zoblosía (ICE e
Botánica general (1 curso)..... e E A E Felipe García Cañizares. .
A A as Dr. Victorino Trelles.
[e] Sección de Ciencias Naturales.
Anál sis Matemático” Algebra Superior) 1 curso Profesor Dr. Pablo Miquel (Aux. )
Geometría Superior (sin la Analítica)........ / De. Claudio MeZé
Trigorometría (plana y esférica)... ........... 1 y ] , 3
Química general (1 CursO)...ooomm ..ooo.....» 56 Sr. Carlos Theye.
Dibujo Lineal [1 CUTSO me oneoomoropesesr es / Se Pedro Córdova
Dibujo Natural (1 curso).......... ca date q0y ce ; :
Eisica peneral il Curso). dla fr Dr. Plácido Biosca.
a o (UE CUESO)A ton ) A Dr. Santiago de la Huerta
seología O o O EE O
Botánica general ( 1 curso), A ¡ Felipe García Cañizares.
Fitografía y Herborización (1 curso).........- ) Y
e
Vol. XXIII SEPTIEMBRE DE 1916 Núm. 2
REVISTA
DE EA
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
—— —_zz
RAFAEL M. MERCHAN (1)
POR EL SR. ANTONIO GÓMEZ RESTREPO.
Subsecretario de Relaciones Exteriores de la República de Colombia.
El ilustre cubano Dr. Juan M. Dihigo, filólogo de verdad, edu-
cado en la más severa disciplina científica, es un hombre de cora-
zón, amigo de rendir homenaje a la memoria de los personajes emi-
nentes, a quienes ha tenido ocasión de conocer. Nosotros le debemos
gratitud por un importante estudio sobre D. Rufino José Cuervo,
lleno de fundados elogios a nuestro gran compatriota y escrito con
muestras de afecto y de estimación personal. Tenemos a la vista
una extensa conferencia del Dr. Dihigo, pronunciada en la Habana
el 7 de Marzo de 1915, en honor de un compatriota suyo y a quien
los colombianos también apreciamos como a tal: D. Rafael María
Merchán. Es un erudito trabajo en que se estudia a este eminente
cubano por sus varios aspectos de patriota, de poeta, de crítico y de
lingiiista y se analizan sus principales producciones con eriterio Ca-
riñoso, pero exento de pasión.
Es el Dr. Dihigo un hombre a quien su larga residencia en los
serenos templos de la sabiduría ha dado la templanza y elevación
de pensamiento, que es don envidiable concedido por el cielo a los
que voluntariamente se alejan del tumulto de las luchas y de los
(1) Este trabajo dedicado al Sr. Rafael Rodríguez Altunaga, fué remi-
tido para su publicación en El Fígaro. La sensible desaparición de este an-
tiguo semanario nos permite darlo a conocer en la RrEvisTa, honrando así sus
páginas.
146 ANTONIO GOMEZ RESTREPO
intereses mundanos. Varias de las expresiones de encomio que de-
dica a Merchán podrían aplicársele a él cumplidamente.
El discurso del Dr. Dihigo nos hizo volver a una época ya leja-
na, cuya aroma es grata para nuestro espíritu, porque nos renueva
los años de la adolescencia, llenos de entusiasmo y de ilusiones. Con
el arrojo de la primera edad nos atrevimos a iniciar una polémica
literaria con un justador tan diestro como Merchán, que estaba en-
tonces en la plenitud de sus facultades. El maestro no tomó a mal
nuestro atrevimiento, y se dignó contestar a nuestros artículos con
estudios meditados, dos de los cuales colezcionó después. La publi-
cación de los Estubios críTICOS, la obra capital de Merchán, dió
ocasión a nuestro primer folleto literario, escrito con preparación
deficiente, pero con el respeto debido a la ciencia del grande eseri-
tor. Y desde entonces nos ligó a Merchán la más sincera amistad,
que nos honramos en cultivar hasta el momento en que le dimos el
abrazo de despedida, cuando regresó, lleno de ilusiones, a su patria,
ya constituída como nación libre, para recibir la investidura diplo-
mática que más podía halagar a sus ambiciones. Fué el último adiós,
pues cuando Merchán volvió, años después, a Colombia, no era ya
sino una sombra de lo que había sido; en medio de crueles dolencias
que minaban su organismo, su poderosa inteligencia se había eva-
porado.
Perteneció Merchán al grupo de grandes críticos que son alto
honor de la literatura cubana y pueden contarse entre los más ilus-
tres que ha producido la América española. La Grande Antilla, que
se honra con algunos de los más excelsos poetas de la lengua caste-
llana, no se ha distinguido exclusivamente por las obras de imagi-
nación y sentimiento que han escrito sus hijos, sino que ha brillado
siempre por sus eruditos y sus hombres de ciencia, pacientes y me-
tódicos muchos de ellos, como si no pertenecieran a un país tropical,
apasionado y ardiente, sino a una nación de raza sajona.
Ese grupo de eríticos brilló a un mismo tiempo, aun cuando en-
tre aleunos de los que lo formaron, había diferencias apreciables de
edad. Figuraba en primer término Enrique Piñeyro, tan docto en
letras castellanas como en literaturas extranjeras, escritor elegantí-
simo, orador diserto y elocuente, que hizo activa propaganda en fa-
vor de la independencia de su país y difundió siempre, con espon-
táneo calor, las glorias de la América latina. La suerte le permitió
instalarse en París, donde vivió largos años entregado por entero
a sus investigaciones eruditas y a sus trabajos de crítica literaria,
RAFAEL M. MERCHAN 147
Es de los que con más fortuna han escrito en castellano sobre te-
mas de literatura comparada, tratando, ya de genios soberanos, co-
mo Dante o Shakespeare, ya de los más insignes poetas del siglo
XIX, franceses e italianos, ingleses y alemanes. Ni se desentendió,
aun en la época de agitación ardiente contra España, que precedió
a la independencia, de las letras peninsulares, pues dedicó a Quin-
tana, el poeta de la libertad, un primoroso libro, en que la erudi-
ción y el arte se dan la mano. Historió el romanticismo en España,
en una serie de monografías, escritas con cabal conocimiento del
asunto, con estudio directo de las fuentes originales, y en que pres-
cindiendo tanto de encomios exagerados, mecánicamente repetidos,
como de desdeñosas censuras, se colocó en región serena y habló de
Larra, de Zorrilla, de Espronceda, de Rivas y demás ingenios de
esa época fecunda, como podría hacerlo un gran crítico extranjero,
profundo conocedor de la literatura española; pero ajeno a preo-
cupaciones e influencias que pudieran torcer o viciar su criterio.
A América dedicó páginas inolvidables de sus Estudios y Confe-
rencias, y varios libros de su edad madura, como Hombres y Glo-
rias de América, Biografías americanas, y aquel terrible alegato de
parte ofendida, en que describió el fin de la dominación española
en el Nuevo Continente, con un vigor de narración, con un arte pa-
ra pintar personajes y situaciones y para graduar el interés y la
intensidad trágica del relato, que hace de ese libro, que quiso ser
pura historia, un poema en prosa, objeto de animadversión o de
entusiasmo ardiente, según sea el lector español o americano. No .
fué Piñeyro un modelo de casticismo; pero guardó la corrección
del estilo; y aun cuando su pensamiento era francés, sabía manejar
con desembarazo y gentileza poco comunes, los pliegues de la prosa
castellana.
Manuel Sanguily vive aún para gloria de Cuba. No ha podido
negar a su patria el concurso valiosísimo de su saber y de su expe-
riencia; y es figura expectable de la política cubana. Es escritor in-
signe; pero su temperamento lo lleva a cultivar con predilección la
oratoria; y aun escribiendo de literatura y de crítica, el orador se
descubre en el giro de la frase, en el calor del estilo. Los discursos
de Sanguily, como obra de quien en ningún momento se olvida del
arte, llevan la ventaja a las arengas pronunciadas por oradores que
son exclusivamente políticos, de ostentar. una ejecución literaria
irreprochable y de combinar el elemento estético con el fin práctico
que todo hombre público aspira a alcanzar con su palabra. No se
148 ANTONIO GOMEZ RESTREPO
ha consagrado Sanguily a lentos trabajos de erudición ni a escribir
libros de tan sabia composición como los de Piñeyro; pero de su
elevación intelectual, de su dominio de las más varias materias, de
su rapidez de comprensión y finura de juicio, dan cabal testimonio
los cinco volúmenes que llegaron a formar sus Hojas Literarias,
publicación mensual análoga al Nuevo Teatro Crítico, de la señora
Pardo Bazán; iniciada en 1893 y terminada en 1894. En esa pre-
ciosa colección, que es ya una euriosidad bibliográfica, dejó San-
guily impresa la huella de su mentalidad poderosa; y en estudios
que revelan su extraordinaria facundia, la facilidad de expresarse
en estilo suelto, rápido, propio de quien está habituado a la impro-
visación, demostró la grande importancia que en su vida intelee-
tual tienen las bellas letras, consideradas por él, siguiendo a su pre-
dilecto pensador Guyau, como factor sociológico de primer orden.
Qué interesante y útil obra realizaría el eminente ex-Ministro de Es-
tado de la República de Cuba, si le fuera dado desprenderse de sus
ocupaciones oficiales y dar, sobre temas literarios, una serie de con-
ferencias por el estilo de las de Brunetiére, Lemaitre y Faguet en
Francia! Allí sus facultades oratorias hallarían ancho campo para
desplegarse; y la erudición, avivada por el calor comunicativo de
la frase elocuente, hallaría fácil camino para enriquecer la inteli-
gencia de los oyentes y discípulos.
Puesto preeminente entre los cubanos ilustres ocupa Enrique
J. Varona, actual Vicepresidente de la República. Honra mucho a
Cuba ese interés por colocar en los cargos más altos de la nación a
los hombres que brillan más por su inteligencia y saber. No es Va-
rona político de profesión, pero sirve a su patria con amor y des-
interés. Su cultura literaria y científica es enorme; y le permite
abarcar desde las más curiosas reliquias de la poesía griega hasta
las últimas manifestaciones de las literaturas inglesa y alemana. Su
dedicación preferente a las investigaciones filosóficas, no ha debili-
tado ni oscurecido su vivo sentimiento del arte, ni su noble inspira-
ción poética. Como filósofo es secuaz de Stuart Mill y de Spencer, y
considera que “el cetro de la filosofía se halla depositado en Ingla-
terra.”” Bien se ve esta filiación en sus lecciones de lógica y en las
recientes conferencias de psicología. En sus dos tomos de estudios
y artículos literarios, el pensador aparece por donde quiera, y luce,
de modo especial, en disertaciones estéticas, como las dedicadas a
la Gracia y al Idealismo y Realismo. Su estilo no es oratorio: es el
reposado, transparente y sereno, de quien piensa en el retiro de su
RAFAEL M. MERCHAN 149
gabinete y pesa el alcance de sus palabras, pues sabe que ejerce un
alto magisterio.
Al lado de estos insignes varones, figura dignamente Rafael
María Merchán (1). Tenía la base de una sólida educación, de estu-
dios hechos a conciencia, y los viajes y el trato de los hombres afina-
ron su inteligencia y dieron mayor ensanche a su cultura. Domina-
ba campos muy variados del saber y daba realce a su instrucción
académica con su experiencia de luchador político y de hombre de
mundo. Su lectura era inmensa y había sabido metodizarla y hacer-
la fruetuosa por medio de un sistema de anotaciones y referencias
y por la formación de libros de recortes que constituían un inmenso
arsenal de noticias, siempre a disposición del maestro. Cuando Mer-
chán escribía, le bastaba poner en movimiento y distribuir estraté-
gicamente el nutrido escuadrón de sus notas, para establecer una
formidable defensa de la tesis que sostenía o para combatir de ma-
nera eficaz a su contrario. Escribía el castellano con corrección y
elegancia, y en materia de lenguaje estaba tan lejano de los prosis-
tas anacrónicos, resucitadores de antiguallas, como de los apasiona-
dos cultivadores del galicismo; su escuela era la de Bello y de Cuer-
vo. Amaba la literatura francesa sobre todas las demás, pero no
era extraño a las letras clásicas; y conocía bien a los autores espa-
ñoles. Aun cuando de apariencias frías, ardía en su alma la chispa
poética; y en composiciones como aquella, inolvidable, con que so-
lemnizó sus bodas, se exhibió como poeta del más delicado senti-
miento. Conoció, pues, por experiencia propia, el arte de los versos;
condición indispensable, según Sainte Beuve, para que un crítico,
por sabio que sea, pueda apreciar debidamente las obras poéticas.
Sus Estudios Críticos son como una colmena intelectual, en que
cada celdilla contiene miel de distinto sabor. En esa colección mis-
celánica, el lector pasa de un estudio sobre los líricos griegos a otro
sobre arqueología americana; de un ensayo político a un trabajo de
estadística, de un juicio sobre el heterodoxo Montalvo a otro sobre
el católico Caro. Pero en todo el libro se advierte un alto espíritu
(1) Aun cuando sea en nota, recordaremos los nombres eminentes de R.
Delmonte y José Silverio Jorrín. A época posterior pertenecen José de Armas
y Cárdenas y Emilio Bobadilla. El primero es insigne investigador literario y
figura entre los más preclaros eervantistas. Bobadilla ha preferido la crítica de
actualidad; y es conocido y temido como formidable satírico. Tiene un talento
agudo y penetrante; una sólida instrucción literaria, y mucha lectura científi-
ea; y un excelente gusto, no contaminado con ciertas extravagancias modernas,
150 ANTONIO GOMEZ RESTREPO
de americanismo, que armoniza estudios tan diversos y da unidad a
la obra; y en todas esas páginas lucen la integridad del hombre, la
honradez del literato y la perfecta educación del caballero.
Son los Estudios Críticos una mina, siempre aprovechable, de
datos útiles, de referencias eruditas y de observaciones agudas y
penetrantes. Si por algo peca el libro, es por exceso de documenta-
ción, por haber sacrificado el autor, más de una vez, el efecto estéti-
co, al deseo de ofrecer al público una copiosa información, interca-
lando en el texto de sus estudios, datos que hubieran podido ocupar
sitio más modesto e ir en forma de notas. En esta parte no imitó
Merchán a Piñeyro, a quien siempre acató como maestro, pues éste,
después de apurar sus investigaciones doctas, se complace en ofre-
cer a sus lectores la fior de su peregrina erudición ; al paso que Mer-
chán presenta el ramo cubierto de hojas, algunas de las cuales po-
drían considerarse como inútiles. De aquí que, en ocasiones, en vez
de darnos un juicio sintético, una apreciación de conjunto, prefiera
detenerse en el estudio de los detalles; en la discusión de asuntos se-
cundarios. Basta comparar su extenso trabajo sobre Montalvo con
el más reciente de José Enrique Rodó. Este insigne escritor uru-
guayo, siguiendo el método de Taine, traza el cuadro de la época en
que aparece Montalvo y en el centro coloca la figura del célebre
prosista de los Siete Tratados, cuyo genio caracteriza en frases elo-
cuentes: Merchán traza aleunos rasgos generales, pero luego se en-
tretiene en discutir conceptos paradógicos, expresiones de dudoso
gusto, de los muchos y muchas que esparció en sus obras el genial y
sofístico escritor. Por supuesto que después de leer el elogio entu-
siasta de Rodó, es de gran provecho tomar nota de las objeciones
que con gusto muy puro y eriterio muy frío, formula Merchán: son
dos estudios que, lejos de excluirse, se complementan.
Testimonio de la amplitud y elevación de criterio de Merchán
da su estudio sobre Miguel Antonio Caro, Crítico. Diferían pro-
fundamente estos dos hombres en ideas religiosas y filosóficas. Car
era el adalid más caracterizado de la Iglesia católica en Colom-
bia; Merchán, como los ilustres cubanos a quienes nos hemos refe-
rido anteriormente, había abrazado las teorías de la escuela experi-
mental, entonces en boga, y que no llamaremos moderna, porque
después han venido los Boutroux, los Jammes, los Bergson, que sin
ser ortodoxos, han vuelto a abrir las puertas de la especulación
idealista, cerradas por los Taine, los Huxley, los Bain y los Moles-
chott. Pero Merchán no podía sustraerse a la admiración que le
RAFAEL M. MERCHAN 151
causaban el talento luminoso y la inmensa erudición de Caro; y en :
época de lucha, en que los adversarios de éste le negaban toda cua-
lidad superior, Merchán escribió páginas elocuentes, donde hace
plena justiciá al crítico y al poeta, sin dejar de consignar los pun-
tos en que disentía de sus juicios literarios y de sus opiniones de
escuela. Siempre será un honor para la memoria de Merchán que
algunos de sus párrafos sobre Caro figuren entre los más penetran-
tes y comprensivos de los muchos que se han escrito sobre aquel co-
loso de nuestras letras.
Se alejó Merchán de Colombia en época en que su influencia hu-
biera sido de gran precio para dirigir y encauzar la corriente de
revolución literaria que se manifestó en el país desde comienzos del
siglo. Nadie le disputaba el título de maestro; nadie ponía en duda
su fino gusto artístico; y conocidas como eran sus ideas avanzadas,
nadie lo habría acusado de reaccionario. Merchán, que sabía apre-
ciar lo nuevo, cuando es bueno, no cuando su único título estriba en
ser género flamante, y que estimaba en su justo valor la herencia
de lo pasado, habría sido un crítico benévolo de la escuela moder-
nista, encomiador de las producciones geniales, pero censor de las
extravagancias e incoherencias de los imitadores serviles, y habría
disciplinado a la nueva generación, refrenando ímpetus demasiado
ambiciosos, con la oportuna enseñanza de un poco de historia lite-
raria. Hoy, cuando la época de lucha ha pasado y se goza de am-
biente más sereno, sería muy útil para la juventud la lectura de los
Estudios Críticos, la meditación de ensayos tan sazonados como los
que se titulan Estalagmitas del Lenguaje, Juan Clemente Zenea,
Bécquer y Heine, fuera de los ya citados en este artículo y de otros
que recuerda y enumera el Dr. Dihigo en su magnífica conferencia,
que nos ha servido de ocasión para tributar un recuerdo a la cara
memoria de Rafael María Merchán.
Bogotá, mayo de 1916.
CON MOTIVO DE UN MANUAL DE LOGICA
POR EL DR. ENRIQUE J. VARONA,
Profesor de Psicología, Filosofía Moral y Sociología.
Sr. D. Fernando Patrón Correa.
Muy señor mío:
Su deseo, para mí tan lisonjero, de que escriba algunas líneas
de introducción a su “Manual de Lógica””, me ha hecho recordar
las aprobaciones de que salian precedidas las obras de antaño. Y no
porque los Señores del Consejo o el Señor Vicario me hayan dado
comisión o impuesto mandado, puesto que es usted mismo el que
bondadosamente me lo pide; sino porque me parece tan inútil para
recomendar lo que por sí mismo se recomienda, como lo eran aque-
llos introitos para poner en su punto la limpieza de intención y
doctrina, que el lector luego y por sí mismo había de justipreciar.
A mí me ha parecido, al recorrer su buen trabajo, que usted lle-
na colmadamente el fin que se ha propuesto. Usted estudia la cien-
cia de la prueba, con el propósito de hacerla accesible a los jóvenes
estudiantes y prevenirlos contra causas frecuentes de error. Se co-
loca usted voluntariamente dentro del campo, muy amplio ya des-
pués de Stuart Mill, de la lógica racional.
- Nada hay que decir contra esto, siempre que se tenga en cuenta
que el pensar racionalmente no es sino una de las maneras de pen-
sar, que no siempre pensamos así, y que el mayor número de las per-
sonas pocas veces así piensa. Sí; la lógica es un gran instrumento,
muy bien pulimentado y perfectamente adaptado; sólo que no sir-
ve para todo, y no se usa siempre aún para aquello que sirve.
Los psicólogos, encargados de desmontar toda nuestra máquina
mental, para descubrir en lo posible su manera de ajustar, concer-
tar y funcionar, ha tiempo que han puesto en claro cuanto aquí in-
dico. Uno de los más doctos, entre los coetáneos, ha llegado a escri-
bir una “lógica de los sentimientos.”?” No quisiera que se me atribu-
yese el propósito de sutilizar con las palabras, pero me parece que
su autor, M. Ribot, aunque ha compuesto una obra muy interesan-
CON MOTIVO DE UN MANUAL DE LOGICA 153
te, le ha dado un título que dice mucho más de lo que debiera. Al
menos, a mí me lo dice. Los sentimientos poco se cuidan de la lógsi-
ca, en el sentido en que usted la entiende y en que la entiende la
generalidad de los lógicos.
Pero se demuestra con esos estudios que el complicadísimo ser
pensante y actuante tiene muchos más registros bajo su mano, que
los analizados cuidadosamente por la lógica racional. El hombre
busca la prueba, la necesita; pero llega a ella, o cree llegar, por el
camino recto que usted señala, o por otros caminos más tortuosos,
hasta más peligrosos, pero que sigue con ímpetu, lleno de espe-
ranzas.
Escribo a usted de este modo, para demostrarle que aprecio su
docto esfuerzo, y que me doy cuenta de los límites que se ha traza-
do. Para ello era necesario echar una ojeada a todo lo que queda
fuera del cuadro. Naturalmente, no está usted de ningún modo obli-
gado a publicar mi carta.
Con sentimientos de interés y simpatía, soy su atento s .s.
Vedado, 4 de julio, 1915.
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA, COMO POETAS
DRAMATICOS +
POR EL DR. SALVADOR SALAZAR
Profesor Auxiliar de la Escuela de Letras y Filosofía
(Concluye. )
Pero veamos la leyenda en que se basa la tragedia y el asunto de
ésta misma para cotejarla y ver qué hay de cierto en estas inculpa-
ciones.
La tradición, recogida por Pausanias en su **Deseripción de la
Grecia””, se remonta al tiempo de las guerras entre los dorios y los
mesenios, aquellas en que Esparta pidió un general entendido a los
atenienses y éstos, en son de burla, le enviaron a Tirteo, el poeta
cojo y tuerto, que con sus cantos patrióticos la llevó a la victoria.
Fué en el momento en que Mesenia llegaba al borde de la ruina
cuando consultado el oráculo, éste falló que debía inmolarse una vir-
gen de la sangre real de los apétidas. La suerte señaló a Ifita, hija de
Lysiscos, el que la hizo huir de la ciudad para librarla de la muerte.
Entonces Aristodemo, de la raza también de Epytos, y jefe de los
mesenios, señaló espontáneamente a su hija Aretea para salvar la
patria. Cleonte, joven mesenio prometido de la desdichada niña,
proclama, para salvarla, la piadosa mentira de que ha perdido su
virginidad, con lo cual Aristodemo asesina por sus propias manos
a la infeliz doncella y muestra al pueblo sus entrañas virginales.
Bien se ve que esta leyenda pudo ser el terrífico asunto de una tra-
gedia de Esquilo. El amor a la patria y la obediencia ciega a los
mandatos de la religión eran fuerzas incontrastables para el espí-
ritu de los griegos y explican perfectamente el acto de heroísmo sai-
vaje, del cruel y patriota Aristodemo. Y este heroísmo bárbara-
mente trágico, el dolor supremo del desgraciado amante, la suerte
infeliz de la triste heroína encadenan estos tres únicos personajes
en una red de tragedia llena de horror y de grandeza. Pero quizás
Luaces pensara que para hombres del siglo XIX sería inexplicable
e inverosímil este sacrificio lleno de horrible sencillez. Acaso su rl-
queza de invención le llevara a recargar el cuadro con nuevos in-
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 155
cidentes que hicieran el asunto más interesante y angustioso y die-
ran ocasión a hermosas tiradas líricas. Tal vez sospechara, descon-
fiado e incrédulo, algo de cierto en la afirmación de Cleonte que en
aquel momento supremo de la patria y frente al mandato de los
dioses, osaba publicar la deshonra de Aretea. Sea lo que fuere,
Luaces introduce un nuevo personaje, Theon, anciano ministro de
Júpiter, que habiendo consagrado en secreto la unión de los dos
jóvenes, ha concebido una pasión criminal y repuenante por la
doncella, el mismo amor servil que el Duque de Miranda por Inés
en **El Poeta en la Corte”” de Milanés, y el mismo de tantos melo-
dramas románticos de la época; pero que convierte la mentira de
Cleonte para salvar a su amada, en un hecho cierto que conocen de
antemano, los desposados, ei cruel sacerdote y el espectador. Este
Theon es también el que mueve, en la tragedia de Luaces, la tra-
moya interior para que en Delfos se pronuncie el oráculo ya dicho,
deseoso de vengar el desdén de que ha sido objeto; y es el que trata
de obligar a Melas, sacerdote inferior, a que señale como resultado
del fatal sorteo, no el nombre que realmente salva sino el de Are-
tea; mas Melas, vacilante y temeroso, no osa pronunciar este nom-
bre sino el de Iífita, la designada por la fatalidad y a la que su pa-
dre Lysiscos hace desaparecer; Aristodemo, entonces, al ver que no
aparece Ifita, señala a su propia hija para calmar la furia de los
dioses; Theon exclama regocijado:
¡Al fin se cumple mi feroz anhelo!
y Cleonte descubre el secreto estado de su esposa. Nadie lo cree.
Theon, que pudiera comprobarlo, es el primero, como se com-
prenderá, que lo desmiente y Aretea, que pudiera jurarlo, ha ju-
rado a Theon nada menos que por la Estigia, engañada por éste
aleún tiempo antes, que jamás revelaré, por causa aleuna, su ver-
dadera situación. Aristodemo, a quien de este modo Luaces sal-
va de ser un fanático lleno de crueldad, se lanza no sobre su
hija, sino sobre Cleonte; Aretea se interpone y, por casualidad,
cae muerta; Cleonte mata a Theon y Aristodemo se suicida. Es-
te desenlace, como dice Piñeyro, inunda de sangre la escena; y,
sin embargo, no produce el mismo efecto que la misma leyenda,
infinitamente menos complicada y sangrienta. Aristodemo pier-
de toda su grandeza trágica y Aretea su condición de víctima infe-
liz del fanatismo patriótico, para convertirse ambos en juguetes de
un personaje abominable y asqueante que no tiene la más leve to-
156 SALVADOR SALAZAR
nalidad trágica, indigno de figurar en la escena, de marco grandio-
so y elevado siempre, de:la tragedia antigua.
Por otra parte, digamos, para descargo de Luaces, que hoy mis-
mo sería su obra más aplaudida que si se hubiera conservado dentro
de los límites estrictos de la vieja tragedia; que el exquisito artista
que fué siempre, enamorado del arte helénico, tuvo que transigir
con las exigencias del momento y realizó loable esfuerzo al intentar
introducir en el molde severo de la tragedia griega, los recursos del
drama moderno.
Como para conocer la obra artística no basta estudiar el fondo,
sino que hay que examinar el ropaje con que se viste, presentemos
un ejemplo de la manera del poeta en esta obra excelente; siquiera
por la brevedad del tiempo, sólo elijamos un trozo al azar. Es el la-
mento de Aretea, presa de los remordimientos por sus desposorios se-
cretos; véase cuán infundada es, en ocasiones, la acusación que se
lanza sobre Luaces de falta de elevación lírica y de prosaísmo:
Desde entonces ¡oh, cielos! Desde entonces
Por las furias sin tregua atormentada,
Ni un instante consigue de reposo
La hija eriminal.... Ni mis plegarias,
Ni mis ofrendas, ni mi llanto pueden
Tranquilizar mi espíritu. Asustada
Me encuentro siempre, y al ligero ruido
Que forma en estas bóvedas el aura
Me parece que el rayo del Tonante
Sobre mi frente criminal estalla!
En todas partes la terrible sombra
Contemplo de mi padre; su mirada
Me llena de pavor, y su voz ruda,
Retumbando cual trueno en la montaña,
Me grita sin cesar: “* ¡Maldita seas,
Hija cobarde, corazón de esclava! ”?
La seeunda gran obra de Luaces es ““El Mendigo Rojo”, ante-
rior en algunos años al 'Aristodemo”” y sobre el cual también la erí-
tica ha tenido ocasión de debatir. Fornaris, desde la tribuna del
Ateneo, le acusó en 1865 de falta de unidad. Luaces se defendió
desde el mismo sitio; pero la posteridad, imparcial y justiciera, re-
conoce como cierta la afirmación del primero. En “El Mendigo Ro-
jo”” hay, sin duda alguna, dos asuntos: los esfuerzos del mendigo
para devolver el trono de Escocia a Jacobo V, cosa que se logra en
el cuarto acto, y los amores de su bastardo John con Claris, que
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 157
triunfan de todos los obstáculos en el quinto. Si el asunto principal
es el primero, como quiere el mismo autor, sobra el último acto; sl
lo es el segundo, están demasiado relegados esos amores a un segun-
do plano.
El argumento que afilia plenamente el drama en la escuela de
“¿El Trovador”, de García-Gutiérrez y del ““Traidor, inconfeso
y mártir””, de Zorrilla, se expone bien pronto.
Se basa en la leyenda de que Jacobo 1V no fué muerto, como se
dice, en la batalla de Feldon es el que disfrazado y con el mote de
Mendigo Rojo nos lo pinta Luaces trabajando con todas sus fuer-
zas para derrocar al usurpador Douglass, que prolonga indebida-
mente su Regencia y devolver el trono y la libertad a su hijo Jaco-
bo V, ayudándose de su otro hijo bastardo John, euyos amores con
Claris se ven obstaculizados por la rivalidad del propio Rey, aun-
que todo queda satisfactoriamente resuelto por la intervención del
misterioso mendigo que obliga a su real hijo a respetar el amor del
bastardo.
Cualquiera de los dos asuntos, de sí interesantes, motivos ambos
de escenas animadísimas y llenas de calor, hubiera dado origen a
un drama plausible. Complicados los dos, hay en verdad más tra-
ma y enredo que pintura de caracteres. Es una novela puesta en las
tablas que despierta toda la atención que las viejas romans ingle-
sas, para pasar un dulce rato de amable entretenimiento sin que-
dar sumido en filosóficas cavilaciones.
Por lo que hace al modus operandi, véase cómo muestra estas
estrofas rotundas y soberbias con que John, lleno de amor por Cla-
ris, y de ansia por elevarse a su altura, responde al Mendigo que,
para probar si es digno de la misión que le confía en servicio del
prisionero Rey, le provoca en la apariencia :
JoHN.—Dijísteis que mentí! Sois un anciano,
La edad ya tiene vuestro brazo yerto,
Por eso en calma reposo mi mano;
Y por eso a mis pies no estáis ya muerto!
Y luego:
Quiero en la furia del combate rudo
Que contemple mi célica belleza
Blasones en el campo de mi escudo,
Coronas de laurel en mi cabeza!
158 SALVADOR SALAZAR
Sólo una mención haremos en las demás obras de Luaces. La
tragedia **Arturo de Osberg””, el drama “El Conde y el Capi-
tán”” y las comedias ““El fantasma de Aravaca””, ““La escuela de
los parientes””, ““Dos amigos””, “El Becerro de Oro”” y “A tigre y
zorra, bull-dog””, son obras inéditas que no hemos podido conocer.
Mitjans, de quien tomo la referencia, y que conoció estos origl-
nales gracias a la atención de un decidido amante del arte teatral,
el Sr. Bernardo Costales, no encomia francamente la tragedia; lla-
ma defectuoso y poco interesante al drama y respecto a las comedias
estampa esta sentencia :
“En lo cómico, Luaces se movía con dificultad.””
En verdad había nacido para fustigar los vicios de la sociedad,
para tratar los grandes problemas de la vida, para enaltecer al pa-
triotismo y el trabajo, el amor a la virtud y al bien. Su estro le
inclinaba a cincelar estrofas admirables en que los altos vuelos de
su espíritu iban a alojarse, como en delicada cinceladura de orfe-
bre la piedra preciosa de radiantes destellos. Fué un gran lírico,
si no tan rico en subjetividad como Heredia, de tan altos ideales,
de tan valerosos arrestos como el inmenso cantor del Niágara!
Milanés y Luaces no son, pues, los poetas dramáticos cubanos.
Se ensayaron en el género, pero su lauro es otro.
¡Cuánto cambia la decoración si volvemos los ojos al teatro de
la Avellaneda!
Bien es verdad, que como decía no ha mucho un joven y emi-
nente dramaturgo de nuestra patria y nuestros tiempos, debió Tu-
la el enorme brillo de su obra a vivir en extranjero suelo. ¡Tan
cierto es que, como dolorosamente decía el Sr. Sánchez Galarraga,
había que trocar entonces la patria por la gloria!
Ancho campo brindaban a la gentil camagúeyana los teatros,
los actores y el medio social, sobre todo, de la España de entonces,
para esparcir los vuelos de su genio artístico. Cada triunfo la alen-
tó a nuevas empresas. Produjo en el calor del entusiasmo y de la
eloria, obras frecuentes y llenas de altos méritos; pero, dando de
lado estas causas ocasionales, hay que convenir que es el mejor de
nuestros escritores dramáticos. ¡Qué mucho si fué la más grande
dramaturga de todos los tiempos, la mujer que mejores obras tea-
trales ha escrito en todo el transcurso de la Historia!
La Naturaleza la dotaba singularmente para estos empeños.
Vehemente y apasionada, llevaba en sus entrañas el fuego todo de
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 159
su indómito Camagiiey; y por eso fué una gran escritora porque
fué una eran mujer.
La Avellaneda, tal como yo lo veo, tras el diáfano cristal de su
vida literaria, fué toda amor. Como Teresa de Jesús, llevaba en lo
interior un calor de misticismo que si en la seráfica madre se ex-
pande por el sentido de la devoción religiosa, en ella tiene dos alas:
el amor divino y el amor humano. Luego, la altanera soberbia que
le daban la aureola de sus triunfos inmarcesibles y su propio sen-
tido íntimo. Aquel orgullo indomable que salta tantas veces en sus
composiciones y sobre el cual nos conserva Piñeyro una anécdota
muy significativa. Era el solemne día en que Cuba, por condue-
to de la sociedad habanera, ponía en sus sienes el lauro de la
inmortalidad. Un señor desconocido, sin estar en el programa, se
introdujo en la escena para decir un discurso o pronunciar unos
versos; el público protesta y le rechifla, y mientras ella, pálida de
ira, trémula por el coraje y la soberbia se ceñía, imitando el gesto
supremo de Bonaparte, por su propia mano, la diadema inmortal,
Piñeyro descubre en el pañuelo de fina batista que había llevado
a sus labios, una gota roja que señala la huella del martirio de su
bocas...
No extrañaréis, pues, que en sus obras estén admirablemente
trazadas las grandes mociones espirituales. Especialmente, el amor
invencible, la pasión arrolladora, el grito supremo del corazón que
cuando ruge exaltado salta por encima de todos los convenciona-
lismos.
La influencia romántica se dejó sentir en ella de modo extra-
ordinario. A pesar de su devoción por Quintana y Gallego, todos
sabemos que fué uno de los campeones del victorioso movimiento.
Por eso encontraréis en su obra la tiranía de los fuertes vencida
por la virtud de los humildes, la pasión de grandes príncipes des-
cender hasta señoras de mediana nobleza: el amor en aquel demo-
erático poderío que le dió la revolución romántica.
La más grande de sus obras, la que dióla inmortal renombre y
basta por sí sola para hacerlo inconmensurable, *“Baltasar”” tiene la
suprema majestad que cuadra a su asunto, el interés de un drama
moderno y el estudio de un carácter con tal maestría delineado que
ya lo quisieran para sí muchos dramas de la moderna escuela psi-
cológica.
El último rey de Babilonia aparece tal como nos lo suponemos,
a pesar de haberse apartado tanto la artista de la verdad histó-
160 SALVADOR SALAZAR
rica; el último vástago de una civilización corrompida que se des-
moronaba; el infeliz monarca, desgraciado a fuerza de ser poderoso,
ahito de todas las grandezas, que ansiaba algo, por pequeño que fue-
ra, que, al costarle un esfuerzo, se hiciera digno de él.
¿No hay nada
nuevo en el mundo?
A
—No hay más que viejo esplendor?
¿No hay más que pompa gastada?
Placeres que se acumulan
y ni aun vil antojo encienden
hermosuras que se venden
y cortesanas que adulan ?
—Señor....
—Si quieres vencer
este infecundo fastidio
contra el cual en balde lidio
porque se encarna en mi ser
¡muéstrame un bien soberáno
que el alma deba admirar
y que no pueda aleanzar
con sólo extender la mano!
¡Dame—no importa a qué precio—
alguna grande pasión
que llene un gran corazón
que sólo abriga desprecio!
Enciende en él un deseo
de amor o de odio y venganza;
pero dame una esperanza
de toda mi fuerza empleo!
Dame un poder que rendir,
crímenes que cometer,
venturas que merecer
o tormentos que sufrir!
Dame un placer o un pesar
digno de esta alma infinita
que su ambición no limita
a sólo ver y gozar.
Dame, en fin, eual lo soñó
mi mente, en su afán profundo,
algo.... más grande que el mundo;
algo.... más alto que yo!
El argumento es conocido de todos. Joaquín, el ciego y destro-
nado rey de Judea, gime en las prisiones del rey de Babilonia. El-
da, sobrina del profeta Daniel, y prometida de Rubén, hijo de Joa-
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 161
quín, no se separa de éste y es su consuelo en la prisión. Nitocris, la
reina madre, gobierna en nombre de Baltasar que le abandona las
riendas del Estado, y los cortesanos, a quienes la piedad de ésta pa-
ra los judíos y su virtud desagradan, tratan de reanimar al cansado
soberano para que éste asuma el mando. Buscando aleún reactivo
para aquella conciencia gastada, tratan de que se enamore de Elda,
y, al efecto, moviendo los piadosos sentimientos de Nitocris hacen
que ésta la saque de la celda de Joaquín para llevarla a palacio donde
el rey la vea. Al anciano cautivo le llena de júbilo ésto que concep-
túa el bien y la felicidad de la niña y la seguridad de que ella tra-
bajará por los de su tribu. Elda es conducida a la presencia de Ni-
tocris, después de una escena tiernísima de separación entre ella y
Rubén, mientras llega Daniel a la prisión para impedir que se la
lleven, pues conoce los verdaderos designios de los cortesanos; pero
es ya tarde. |
Rubén corre entonces y temerariamente se interna en los jardi-
nes reales disfrazado de babilonio; cuando ordenan a Elda que can-
te para el rey ella se niega; a Baltasar le interesa la rebeldía de la
esclava y manda a despejar para haczrle el amor; Elda resiste; el
rey, colérico ya, la ase por un brazo, Rubén sale en su defensa y d-
este modo frente
A un cetro del que tiemblan las naciones
se mantienen erguidos, por la fe y el amor, una pobre mujer y un
esclavo, los dos seres—ceomo dice la propia Avellaneda—más débi-
les y abyectos del mundo antiguo.
Este es el momento en que Baltasar siente dentro de sí, una savia
resgeneradora ante una lucha, ante un deseo que se le rehusa. Riñe
con Rubén en combate singular, y por inexplicable fatalidad, le
vence. Creyéndole hermano de Elda, sin sospechar que es su prome-
tido, esclavo ya del amor que la judía le inspira, le perdona. Ciego
reparte entonces su favores entre la erey judía. Hace levantar un
templo al Dios de Israel, colma de honores a Rubén, liberta a Joa-
quín y piensa en hacer de Elda, no su querida, sino su esposa. En-
tonces, en una escena llena de interés, se entera de los desposorios
de la que ama y el esclavo y, loco de furor y de celos, lanza a las
turbas que, aleceionadas por los cortesanos, rugen contra los judíos,
el cuerpo del desgraciado amante, mientras Elda es recluída de nue-
vo en el Harem.
Luego, el último acto, el festín de Baltasar, interrumpido prime-
162 SALVADOR SALAZAR
ro por la escena de la locura de la pobre Elda y luego por el fatídi-
co y providencial anuncio de la caída de Babilonia, las palabras
misteriosas que Daniel descifra; la llegada de los persas invasores y
la derrota y muerte de Baltasar que lanza su último Suspiro reco-
uociendo la existencia de Dios.
La majestad se mantiene siempre en todas las escenas de este
drama monumental en que el verso ostenta una sonoridad erandiosa
y una corrección que toca en lo perfecto. El interés siempre crecien-
te y las ideas elevadas y felices esmaltan la obra con eran frecuen-
cia. Hay escenas de una femenil ternura que produce en el ánimo
una emoción inefable:
No hallas, caro Rubén, recuerdos tiernos
que estimar debe el triste que los deja?
AMí, al primer destello matutino
que traspasaba por la angosta reja,
orábamos los dos al ser divino;
y el pajarillo que acudir solía
a recoger un grano de mi diestra
sus dulces cantos jubiloso unía
al triste son de la plegaria nuestra.
AM tomamos el frugal sustento,
que antes bendijo la paterna mano,
y en ese banco se adurmió el anciano,
dándole arrullo mi amoroso acento....
Otra gran obra de la Avellaneda es ““Munio Alfonso””, argumen-
to en que se encierra el terrible pavor de la tragedia clásica sin que,
a nuestro entender, pueda aceptar el espectador su espantable fata-
lidad desprendida de una escena incomprensible. Mie explicaré. Mu-
nio Alfonso, rico-home de Castilla, a vuelta de sus campañas victo-
riosas contra los sarracenos, agasajado por todos, se encuentra con
que el proyectado enlace de don Sancho, el hijo del rey y de la em-
peratriz doña Berenguela, con Blanca de Navarra, para sellar la paz
de los dos reinos, está a pique de romperse por la voluntad contraria
del propio prometido que nadie acierta a explicar; y que es debida
a que don Sancho ama a Fronilde, la hija de Munio Alfonso, y con
la que pretende casarse, para lo que sólo espera el permiso real. El
hecho trágico estriba en que cbtenida la licencia del rey, Sancho,
loco de contento, en lugar de ir por la puerta a comunicárselo a
Fronilde y al propio padre de la afortunada niña, a Munio Alfon-
so, que hubiera enloquecido también de orgullo y alegría, de saber
tan buenas intenciones, se le ocurre entrar por la ventana y de no-
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 165
che, de tal suerte que Munio piensa, al escuchar su voz en la obseu-
ridad, que hay amores ilícitos entre su hija y el príncipe y descar-
ga su mano vengadora en su infeliz Fronilde.
Ese que es el tremendo ““fatum”” de los trágicos clásicos, esa in-
tervención de los dioses inexplicable y absurda para fulminar un
rayo en la frente abatida de los hombres, ese dolor que hilan las
parcas caprichosamente para destruir una felicidad, tan frecuente
y tan cara a los espíritus griegos de los tiempos de Euripides, es
demasiado fuerte para el lector actual. Parece hasta inverosímil
que un príncipe real que piensa casarse con una dama, noble pero
nunca a la altura del trono, y cuyo anhelo satisfacen sus padres,
hasta su misma ex-prometida que no le ama ni lo amó nunca, se le
ocurra la aventura peligrosa para su vida y su honra y la honra de
su próxima esposa, de un escalamiento. Sin embargo, ello le da oca-
sión a la Avellaneda para una escena movidísima en la cual vere-
mos una muestra de la manera de la insiene artista.
ESCENA V
MunN1o0.—(¡Qué tinieblas, Gran Dios!)
FRONIL.— No es terror vano....
Alguien se acerca, dueño mío.
FRONIL.— El baleón!.... Desciende con cuidado.
Mun1o (sacando la espada y lanzándose dentro.)
¡Ah!
SANCHO (Bajando por el balcón.) Me alejo dichoso, mi Fronilde.
Tranquila queda; ¡Adiós.... Adiós!
Munio (que al oir la voz del príncipe se detiene suspenso.)
¡Don Sancho!.... (Deja caer la espada y queda como anonadado un
instante.)
FroNIL.—Esa voz!.... Socorredme, virgen pura! (Huye y se encierra en su
aposento. Un vivo relámpago ilumina la escena, y Munio que a su luz
ve la espada a su pies la toma desatentado, corre en seguimiento de
su hija y forcejea para abrir la puerta, lanzando la exclamación que
sigue, al terminar la cual cede la puerta y cae el telón en el momento
de precipitarse frenético dentro del aposento. (Todo esto instantánea
casi.)
MunN1o.—¡ Horrible tempestad, desata un rayo!
En verdad, el rayo se desata. Su hija queda muerta. Y cuando
el padre se entera de los honrados propósitos que, aunque no lo pa-
rezca, llevaba el príncipe, se desespera grandemente y decide en
penitencia ir a Jerusalén, expiación que el Concilio de Toledo, pa-
164 - SALVADOR SALAZAR
ra no privar a la patria de sus servicios, conmuta por la pena de
pasar la vida
infatigable
contra el infiel en generosa guerra....
Y cuando Sancho, desesperado, vuelve la espada contra sí, Mu-
nio detiene su brazo y con la mayor cachaza le dirige este discurso
que yo pregunto si, en tal horrorosa situación, a un padre se le
ocurre: |
Don Sancho de Castilla!
No de ese modo a su dolor se entrega
una alma regia, uu corazón ceristiano....
ni así se rinde expiatoria ofrenda.
Si es necesario sangre, que abunáosa
logre lavar un tiempo la imprudencia
de vuestro triste amor y el negro crimen
de que fué, por mi mal, causa funesta,
ved deshonrar la media luna impía
ricas regiones de la noble Iberia!....
De Covadonga repitiendo el grito
y dando al viento la cristiana enseña
marchemos a aplacar los caros manes
con torrentes de sangre sarracena
a cuyo riego—¡el alma me lo anuncia!
de héroes la España cogerá cosecha
que su extensión harán tan dilatada
que nunca el sol en sus dominios muera!
¡Suene, suene el clarín.... ¡La lid terrible
ya tarda a mi anhelar! En paz te queda,
¡Oh, hija del corazón!.... Y cuando alcances
el holocausto que en la tumba esperas,
un hueco en ella me concede pía
para cubrir mi cuerpo y mi bandera!
Por eso disiento del criterio casi unánime de todos los críticos.
““Munio Alfonso”? será todo lo elevada, todo lo trágica que se quie-
ra; pero, por más humana, por más verosímil, y por pintar carar-
teres más reales y vivos, yo prefiero sobre ella a **El Príncipe de
Viana?” que viene inmediatamente en la colección y que estuvo a
pique de ser sacrificado por el autor al realizar la selección para
esta edición completa. Tengo el atrevimiento de compartir aquí la
preferencia que le otorgara aquella exquisita escritora castellana
conocida para el arte, con el seudónimo, que hizo famoso, de Fer-
nán Caballero,
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 165
Gira toda la obra alrededor de los pérfidos y horribles manejos
de la reina doña Juana Enríquez, madrastra de don Carlos, Prín-
cipe de Viana, para que éste sea desposeído por su padre don Juan
II de Aragón, de sus derechos a Aragón y Castilla, en beneficio del
hijo de ella, hermano de medio vínculo del deseraciado Viana. La
intriga se enreda con la circunstancia de enamorarse del Príncipe,
Isabel, favorita de la propia reina e hija del Canciller Peralta, ins-
trumento dócil de doña Juana.
Isabel, en combinación con los señores partidarios de don Car-
los, el Duque de Cardona, el Arzobispo de Tarragona y don Gonza-
lo de Saavedra, jura libertarlo del Castillo de Antoña, donde el rey
lo ha encerrado por los manejos de doña Juana. Acude, pues, al
castillo enmascarada; pero el Canciller la descubre; cree que sus
relaciones con don Carlos sean de otra índole, y jura, a su vez, odio
a muerte al desgraciado príncipe; econ lo que, cuando la reina, des-
esperada de que venza el partido de éste, le insinúa la idea de en-
venenarlo, así lo hace y cuando los señores lo reclaman, y el rey,
Meno de altivez, quiere negarse a entregarlo, la reina puede consu-
mar su última perfidia exhortando a don Juan a que lo entregue,
segura, como está, de que se llevarán un cadáver.
Como véis, todo fatalmente viene encadenado, haciendo expli-
cables todas las situaciones y el desenlace final, manteniendo en
constante espectación al auditorio, sin nada forzado sino todo na-
turalmente producido por la marcha de los acontecimientos. Al-
guien, creo que Mitjans, ha dicho que no deja el Príncipe de Via-
na en el ánimo la impresión de elevada grandeza que Munio Alfon-
so. Será así; pero yo estoy por el precepto horaciano: aborrezco lo
que no me parece verosímil.
““Recaredo”” es una historia entretenida puesta en versos. No
hay tipos, como no sea el del propio protagonista que se hace amar
eracias a su conversión y a su corazón generoso, por su más feroz
enemiga, Bada, con la que al fin se casa. Acaso lo más singular del
drama, cuyo desenlace está ya en el segundo acto, es el final en que
Recaredo, en el calor de su nueva fe, se vuelva hasta profeta:
Y acaso en tiempo distante
—¡ Me lo anuncia el corazón! —
alcances por galardón
clavar esta cruz triunfante (la católica)
en incógnita región. (La América.)
166 SALVADOR SALAZAR
Tan lejos quiso la Avellaneda que viera el rey godo, que tuvo
que usar la fracesita de cliché **¡ Me lo anuncia el corazón !””. Ob-
sérvese en los versos de Munio Alfonso que hemos copiado más
arriba una frase casi igual, “El alma me lo anuncia !””, usada por
Munio para hacer una profecía por el estilo de la de Recaredo; la
de que España, gracias a la cosecha de héroes que le iba a dar el
riego de los torrentes de sangre sarracena, llegara a una extensión
tan dilatada
que nunca el sol en sus dominios muera!
““Saul”” es otra de sus más notables obras. ¡ Con qué admirables
trazos está dibujada la figura de ese soberbio rey de la tribu ele-
gida de Dios! ¡Cómo resalta ese orgullo salvaje que le pierde al fin
para dar paso al trono a David, el prometido de Micol, el dulce
cantor que adormeció los cruentos dolores y remordimientos infi-
nitos del propio Saul con los sones dulcísimos de su arpa divina!
Se respira en toda la obra el ambiente bíblico y los personajes
viven y se mueven como nos lo imaginamos al leer el libro de los
libros.
No tengo tiempo más que para una muestra:
SauL.—' “Cual ese sol se eclipsará tu gloria,
y otro, presente aquí, verás muy presto
que la corona de tu frente arranque;
que te arrebate de la mano el eetro.??
Pero. ¿quién es? ¿quién es? ¿Por qué se oculta
ese dichoso rey, por Dios electo?
¿El que desluzca de mi gloria el brillo
debe venir sumido en el misterio?
¿Será invisible la triunfante mano
que me despoje de mi manto regio?
¿Luchando, cual Jacob, contra una sombra
se ha de agotar mi varonil esfuerzo?
No tan tímido Dios sus obras vele;
muéstrese mi enemigo; yo lo reto.
Venga con rostro despejado al campo
a disputarme valeroso el reino,
y aunque le cubra soberano eseudo
a defenderlo me hallará dispuesto!
““Catilina””, traducción y arreglo del francés, no es, por consi-
guiente, un drama original, ni merece larga atención. El asunto es
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 167
interesantísimo, sin embargo, la versificación sonora y fácil y hay
una visión bastante aproximada de los dos grandes rivales de los
tiempos posteriores a Syla: Cicerón y Lucio Sergio. El carácter de
Fulvia, la vengativa y rencorosa amante del conspirador, a la que
encoleriza la felicidad de aquel con su legítima esposa, Aurelia, es-
tá, bien delineado y sabe ir desde el grito lleno de coraje que le
arranca el odio hasta el arrullo que le pide el amor. Tal la propia
Avellaneda.
““La Hija de las Flores”? es una bien tramada comedia cuya
protagonista Flora, a quien un tozudo labrieso cree hija de las fo-
res porque entre flores la halló recién nacida, es un personaje tan
candorosamente poético como la dulce figura de la “Rima Eter-
na””, la Ensoñadora, que pasa por la escena quinteriana derraman-
do, como perlas que se desgranan, las rimas del divino Becquer.
La hija de las flores, fruto de la inicua acción del Conde en su ju-
ventud, con una doncella, Inés, cuyo nombre no sabe entonces, ha
vivido siempre entre flores, flor se cree y con delicioso candor habla
de sus hermanas, las flores del jardín.... Ved qué tipo, si inverisí-
mil, amable, si hijo de la fantasía, dulce como un madrigal. La Inés,
cuyo secreto ha sido desconocido por todos, es la prometida del so-
brino del Conde, de don Luis, que con él llega a la finca del Barón,
padre de Inés, para realizar el desposorio. En esta finca, una ami-
sa de la nodriza de doña Inés, la labradora Tomasa, de la servi-
dumbre del Barón, ha criado a Flora, sin que su mismo marido se-
pa el origen de la niña, como ya hemos dicho, ni aun ella misma
sepa otra cosa sino que la nodriza se la entregó. La misma Inés ig-
nora que allí esté su hija, que cree muerta, e ignora el Conde que
esta Inés es la de su aventura juvenil. El enredo es, pues, bastante
fuerte para permitir a la autora ponerle a la obra el subtítulo
“Todos están locos””, porque así lo parece de la conducta contra-
dictoria de don Luis y doña Inés, que quieren complacer los deseos
de sus parientes; pero a regañadientes, porque el primero se ha
prendado de la hija de las flores y la segunda guarda dentro del
pecho su horrible secreto. Al fin todo se desenreda y arregla satis-
factoriamente con el doble casamiento que supondréis: don Luis y
Flora; doña Inés y el Conde, que, a la vejez, repara su delito.
Otra imitación es “La Aventurera””, tipo netamente románti-
co de una mujer lanzada por el destino'a la perdición de que en
vano quiere regenerarse. Toda la moraleja está en estos versos fina-
les de Eduardo, el hijo pródigo que después de correr por el mun-
168 SALVADOR SALAZAR
do arriba una vida de disipación viene a poner orden en los asun-
tos de su padre enloquecido por la aventurera :
Si con tan loca indulgencia
de harto tiempo me ha cegado,
hoy su juicio me ha mostrado
el cielo, por mi conciencia.
Que me hace claro entender
que es enorme sinrazón
que la ley de expiación
sólo alcance a la mujer;
y que el hombre, ¡juez severo
de faltas de que es autor,
blasone de seductor
y después de justiciero....
““Oráculos de Talía”” es una de sus comedias mejores, si bien
tiene algunos pequeños lunares e inverosimilitudes. Parece que en
su tiempo la crítica irritó en la autora la soberbia altanería de que
ya nos hemos ocupado, poniendo peros a la comedia: es lo que se
infiere del prólogo que a la misma pone en su edición completa y
que no prueba a la postre, más que ésto: que aun las más altas
cumbres han sentido gravitar en sus laderas el peso de los in-
sectos....
““Oráculos de Talía”” o “Los duendes en palacio””, está llena de
interesantes episodios y de escenas animadísimas, presenta aleunos
tipos admirablemente trazados como el del Marqués de Astorga,
acabada representación del político que nada siempre entre dos
aguas, y en ella se desarrolla un poema encantador que mantiene al
espectador suspenso hasta el fin: el amor de doña Eugenia que ba-
ja sus ojos hasta el mísero poeta a quien el talento y la pasión ele-
van, con el ministerio y la grandeza, a cumbres de las que, como
el mismo dice, es tan fácil rodar....
““La Hija del Rey René”” es otro arreglo del francés en un acto
y en que toda la trama gira alrededor de Yolanda, infeliz princesa
a quien ha negado Dios con la luz de sus ojos, el goce inmenso de
contemplar las maravillas naturales. Un sabio árabe le devuelve la
vista y puede consumar su felicidad al casarse con el Príncipe de
Vaudemont. Sencillo areumento que permite a la Avellaneda pin-
tar, con el fervoroso entusiasmo de su corazón creyente, las glorias
de la Creación.
“El Millonario y la maleta”? es un juguete de risa en que un
MILANES, LUACES Y LA AVELLANEDA 169 '
quid pro quo de los que tanto abusó el sainete de fines del pasado
siglo es el *“deux et machina”” de toda la obra. La maleta de un po-
bre artista, Emilio Coello, en la cual están las iniciales de éste, hace
creer que se trata de don Esteban Cañizares, millonario que se es-
pera en el pueblo. La confusión origina lances bastante divertidos
para un teatrillo de aficionados; pero nada más.
Infinitamente mejores que este pobre juguete cómico son las
dos últimas obras del tomo tercero de esta edición que ella dirigió
y que llama completa: “La verdad vence apariencias”? y “Tres
amores”? y otras dos composiciones, **Egilona”” y “Errores del co-
razón””, condenadas por la autora, al hacer su selección, a la muerte
y el olvido. Mejor derecho tuvieron, sin embargo, de ocupar el lu-
er que usurpa “El millonario y la maleta””.
““La Verdad vence apariencias?” se inspira, según propia confe-
sión de la autora, en el **“Werner”” de Byron. Pero introduce en el
argumento del gran romántico inglés multitud de episodios nuevos
que complican la acción y hacen más interesante y más armónico,
a pesar de hacerlo menos trágico, el desenlace del drama.
““Tres amores””, finalmente, es el romance de todas las doncellas
de imaginación exaltada que quieren trocar el encanto infinito y
las dulces placideces de la vida sencilla por las vanas pompas de la
celebridad y de la gloria. Acaso la tesis fuera la conclusión final de
la propia Avellaneda. Como quiera que sea, es una obra llena de in-
terés en que se pinta la resignación y el valor del amor humilde que
lo sacrifica todo, ineluso a sí mismo, para buscar la dicha del objeto
amado. Amor que vence al fin de todos los obstáculos, acaso con
su poco de inverosimilitud, pero dejando en el ánimo una consola-
dora sensación de fe en el triunfo del bien y la virtud.
Esta es su obra, en suma. Obra monumental, inmarcesible, sufi-
ciente a labrarle la ejecutoria merecida que la posteridad le ratifi-
ca. La obra de la mujer más grande que ha escrito en castellano y
una de las primeras en la historia de la inteligencia humana.....
Defendámosla, para concluir, de un cargo que la hacía Piñeyro,
al señalarle un puesto singular en la historia literaria, como la mu-
jer escritora que, desprovista de femenil sensibilidad, más bien pa-
rece un hombre y hombre de concepciones rotundas y firmes, des-
provistas de los medrosos titubeos de espíritus afeminados.... No;
no estoy de acuerdo con esa afirmación. Si esas dotes que tuvo y re-
conozco, hizo exclamar a Gallego, queriendo hacer un elogio en una
época en que todavía el feminismo no libraba victoriosos combates
170 SALVADOR SALAZAR
““Es mucho hombre esta mujer!””, su apasionada ternura, los gritos
formidables de su corazón herido y los acentos de dulcísimo cariño
que se oyen en sus rimas de amor, me dan derecho, creo yo, para
exclamar, a la vuelta de más de medio siglo y después de examinar
serenamente su eran obra en que puso cerebro y corazón: “¡Mucha
mujer era esta gran mujer!”
He dicho.
EXPOSICION CRITICA DE LOS METODOS ACTUALES EN
PRACTICA EN LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFIA W
POR EL DR. RAFAEL FERNÁNDEZ
Inspector Pedagógico
(Conclusión. )
Más adelante puede intentarse el modelado de áreas determina-
das, tratando sólo de exponer en el mapa, las líneas más generales
del relieve, sin pretender que tal representación resulte una copia
fiel de la realidad, porque esto sería una aspiración irrealizable.
Mantenido dentro de estos límites el modelado geográfico, no
empleándolo nunca en lugar de la observación directa de las cosas,
sino como una representación cuya falta de exactitud debe conocer
el niño, el modelado geográfico puede ofrecer ventajas muy reco-
mendables.
En el modelado “puede emplearse con éxito la arena, que es el
medio más barato y fácil de manejar, la arcilla, la plasticina, el
papier maché, el corcho, sal y harina mezclados, la cera, el yeso, ete.
El modus operandi de estos medios auxiliares, lo describiremos de
una manera sumaria.
El modelado en arena.—El modelado en arena se practica en
una mesa de madera de 4X3 pies sobre un soporte de treinta pul-
gadas de altura, unida a un costado de éste por medio de bisagras.
El lado opuesto debe quedar libre de manera que pueda alzarse a
voluntad para dar a la mesa la inclinación que se desee. La mesa de-
be tener en sus cuatro costados un reborde de dos pulgadas.
La arena puede ser de cualquier clase, con tal que sea fina. Debe
conservarse húmeda constantemente, a fin de tenerla siempre dis-
puesta para usarse. Si la arena estuviera seca, debe ser humedecida
la noche anterior al día en que ha de manejarse, con objeto de que
el agua penetre en la masa por filtración lenta.
La arcilla.—La arcilla necesita ser templada. Para esto se pro-
cede introduciéndola en agua, envuelta en un paño, durante un día.
(1) Véanse los números 1, y 2 y 3 del tomo XXII, 1916,
172 RAFAEL FERNANDEZ
No debe removerse mientras dure esta operación. Después del tiem-
po dicho, se derramará el agua y se dejará que la arcilla se seque
un poco. Después se conservará envuelta en una tela mojada. El
punto de plasticidad de la arcilla, lo indicará la práctica.
Papier maché.—Puede obtenerse la pulpa de las fábricas de pa-
pel, o lo que es más fácil, prepararla con papel de periódicos. El
papel se desmenuza y se tiene metido en agua dos o tres días. Se de-
rrama el líquido innecesario y el papel se machaca y amasa hasta
formar una pulpa compacta. Esta se envuelve en un lienzo y se ex-
prime para secarla.
Una vez así preparado el papier maché, se le agrega blanco de
España y engrudo suficientes hasta que la mezcla alcance el grado
necesario de plasticidad, para ser trabajada.
El engrudo se forma con dextrina y agua. La dextrina la ven-
den, en polvo, en las droguerías. Este producto es almidón trans-
formado por ciertos procedimientos.
En lugar de dextrina puede emplearse el engrudo de almidón
o el de harina de trigo. Para evitar la fermentación del engrudo de
cualquiera de las sustancias mencionadas, se le añadirá una cucha-
radita de alumbre o de sulfato de cobre o bien unas cuantas gotas
de ácido fénico.
Pasta de sal y harina.—Se mezclan en seco dos partes de sal mo-
lida, con una de harina de trigo. Después de bien mezclada, se le
agrega agua poco a poco hasta que la masa adquiera la consistencia
de la arena húmeda. El modelado con esta pasta, es de manipula-
ción fácil y su aspecto resulta agradable. Los ríos y las otras formas
del agua, se señalarán con lápiz de color azul.
Plasticina.—Es un producto industrial de modelado, que puede
obtenerse fácilmente en las casas americanas que se dedican a la
venta de material escolar. La plasticina permite que se la use va-
rias veces. Su manipulación no ofrece dificultades de ninguna clase.
La plasticina puede adquirirse de los colores que prefiera el maestro.
El modelado de los mapas de relieve.—La construcción de mapas
en la mesa de modelado, con arena o arcilla, hechos a la ligera, para
hacer con ellos demostraciones rápidas de las formas del terreno,
es tarea relativamente fácil. )
La construcción de mapas de relieve aceptables, ya que no per-
fectos, constituye una operación que requiere además de un cono-
cimiento exacto de la región que se ha de representar, cierta habili-
dad manual indispensable.
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 173
En realidad, el tiempo que se invierte en esta suerte de modela-
do no es conveniente sustraerlo del que se destina en el horario a la
enseñanza de la geografía y únicamente tomarían parte en él, los
alumnos de los grados superiores. Mercante rechaza de plano la
construcción de tales mapas.
Los mapas de papier maché plasticina, sal y harina. cera, o de
otras materias plásticas similares, pueden construirse de la manera
siguiente:
En una hoja de papel transparente, se traza el contorno de la
superficie que ha de representarse. El contorno se calcará sobre la
tabla o cartón que ha de servir de base al mapa.
La superficie que ha de ocupar el mapa, se cubrirá con una capa
uniforme de pasta.
Con un foto-relieve a la vista, de la región, se irán reproducien-
do los detalles. Los ríos, mares y demás formas del agua podrán in-
dicarse con acuarela azul.
Cualquiera que sea la pasta empleada, una vez terminado el ma-
pa, se le cubrirá de una capa de barniz para preservarlo de la hu-
medad.
Si se quisiera establecer una escala vertical aproximada, puede
seguirse el procedimiento aconsejado por Mr. C. Mindeleff: el de
indicar con alfileres la altura proporcional de las montañas y coli-
nas. La cúspide de éstas estará determinada por la cabeza del alfi-
ler, que quedará cubierta por la pasta.
La exageración de la escala no podrá evitarse por completo. Es-
te es el inconveniente más grande de los mapas de relieve. Pero ese
exceso no deberá pasar de 1 a 10. Esto quiere decir que si la repre-
sentación de una altura debiera hacerse con un milímetro, emplean-
do una escala exacta, se podrá tolerar hasta 10 milímetros de relie-
ve pero no más.
La elección de los métodos.—Por lo mismo que la geografía se
distingue por la variedad inmensa de su contenido, no sería conve-
niente seguir un método exclusivo.
La índole del asunto, las características de cada tópico, la edad
de los alumnos y el dominio que el maestro tenga de los métodos, son
los factores que han de tenerse presentes para elegir el más ven-
tajoso.
Kiehr, citado por Potter, sugirió la regla que debe presidir la
elección del método en geografía: se preferirá el que se adapte me-
jor al desarrollo de las aptitudes del niño,
174 RAFAEL FERNANDEZ
Un método excelente en los primeros grados de la geografía
puede ser cóntraproducente en los grados superiores.
El método de viajes podría ser muy bueno para la enseñanza de
un tópico y resultar dispendioso de tiempo e inadecuado para otro.
Por último, por bueno que sea un método o un procedimiento, si
el maestro no domina su manejo, no debe vacilar en substituirlo por
el mejor conocido que le ofrezca la seguridad de obtener resultados
más positivos.
La virtualidad de los métodos, no es absoluta, y su elección de-
berá hacerse conforme a las consideraciones indicadas y a la previ-
sión lógica de los resultados.
Correlación de estudios. —Cuando la correlación y la concentra-
ción de estudios agitaba la opinión entre los pedagogos alemanes y
americanos, la geografía era considerada como una de las diseipli-
nas más indicadas para servir de núcleo central a esas dos tenden-
cias.
Los intentos de concentración han side abandonados por imprae-
ticables. Los de correlación, no obstante sus ventajas teóricas, en
la práctica encuentran dificultades muy serias.
La marcha paralela de un grupo de asignaturas, cuyos pasos ha-
brían de corresponderse entre sí, ofrecería graves inconvenlen-
tes al redactar el curso de estudios, en el cual no debe sacrificarse
la unidad de una disciplina por seguir el desarrollo de los pasos de
otra.
La marcha de la historia, por ejemplo, no podría ajustarse por
grados al de la geografía. Cuando el método aconseja el estudio de
una región en geografía la historia trata de otra diferente.
Pero si la correlación sistemática presenta obstáculos difíciles
de vencer, es indudable que la ““cooperación”” que pueden prestar-
se entre sí las distintas disciplinas, sin subordinarla a peligrosos
paralelismos, puede ser muy valiosa.
La historia puede encontrar en muchos casos la fácil explicación
de sus hechos, con el auxilio de la geografía. Esta en no pocas oca-
siones hallará en la historia un medio de comprobar de qué modo
las formas del terreno, la barrera que ofrece una cordillera, la fer-
tilidad de una región, o el mar que detiene la marcha de una inva-
sión, han influído en el destino de los pueblos, demostrándose elara-
mente de este modo la influencia que ejercen las condiciones geográ-
ficas en la suerte de las sociedades humanas.
De la misma manera, la geografía puede prestar su concurso y
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 175
también recibirlo de los estudios de la naturaleza, explicando cómo
las cualidades físicas del relieve, determinan la distribución de
plantas y animales.
La geografía se sirve de la aritmética para ilustrar todos los as-
pectos en que interviene la cantidad. En cambio facilita a ésta mul-
titud de problemas de carácter práctico. Lo mismo podría decirse
del dibujo y de otras disciplinas escolares.
Me Murry es resuelto partidario de la correlación de estudios,
pero reconoce la dificultad de trazar un plan aceptable que permita
Mevarla a cabo con éxito.
El curso de geografía que presenta en su obra Special Method
in Geography, está inspirado en parte en las doctrinas de la corre-
lación.
Mercante se pronuncia con entusiasmo por la experiencia de un
plan de correlación que tomara como base la geografía.
Dodge adopta una actitud más prudente: la de una correlación
circunstancial, sin paralelismos obligados, correlación que debe
aprovecharse cuando se presente coyuntura favorable, cuando pue-
da efectuarse sin detrimento de nineuna de las disciplinas eslabona-
das. Esta suerte de correlación, es la que nosotros aceptamos.
Preparación del maestro.—Cuando la enseñanza de la geografía
se limitaba a la repetición servil del texto, cuando la disciplina
carecía de sistematización y de espíritu científico y la función di-
dáctica del maestro estaba reducida a “tomar lecciones””, la prepa-
ración de éste era innecesaria. Le bastaba seemir la rutina invete-
rada en toda su primitiva sencillez.
Con las nuevas orientaciones de la geografía escolar, la misión
docente del maestro es ahora más compleja e importante. Necesita,
además de los conocimientos pedagógicos generales, dominar la ma-
teria, estar en posesión de los principios geográficos y de los recur-
sos de su metodología.
En estos tiempos, el maestro elemental, si quiere desempeñar
honradamente su ministerio, ha de estar al tanto del progreso de la
ciencia, y para esto necesita estudiar con empeño no menor que el
del médico y el abogado que desea sostener con prestigio su erédito
profesional. Debe recoger noticias y datos en revistas y periódicos.
La ciencia evoluciona rápidamente y sus conquistas las da a cono-
cer la prensa ilustrada antes que el libro.
En primer término, el profesor de geografía necesita penetrar-
se del espíritu de la disciplina, no sólo leyendo los mejores tratadis-
176 RAFAEL FERNANDEZ
tas de la materia, sino por medio de la intuición directa, estudian-
do las formas del relieve, sorprendiendo en acción los agentes de
modelado, eslabonando por sus relaciones los fenómenos observa-
dos para elevarse a la investigación del principio general que los
rige.
Para llegar a una sólida comprensión de la ciencia geográfica no
es imprescindible, aunque sí conveniente, que el maestro, espoleado
por el laudable afán de mejorar su preparación, busque la ense-
ñanza especial en experimentos de laboratorio.
Ninguna lección será superior en eficacia, a la que pueda pro-
porcionarse a sí mismo, heurísticamente, aquilatando los valores
de la comarca, conociendo sus accidentes y localizándolos con pre-
cisión. |
Esta suerte de conocimientos nunta podría adquirirlos por me-
dio de la información libresca, ni con el auxilio de la lámina ni de
otras formas de expresión geográfica.
La acción fisiográfica de las fuerzas naturales, la del agua, la
lluvia, la atmósfera, el diastropismo, así como las consecuencias de
todos esos fenómenos se derivan para la vida en su manifestación
más general y para las diversas direcciones de la vida humana, ha
de serle familiar al maestro por medio del estudio directo de los fe-
nómenos, hecho intuitivamente en el campo de la experimentación
que le ofrece el medio geográfico en el cual ha de realizar sus ense-
ñanzas.
No podrá dirigir con provecho los pasos iniciales de la enseñan-
za geográfica, si no conoce de un modo cabal toda la geografía del
distrito en sus varios aspectos, en el físico, económico, fisiográfico
y social. El maestro necesita recorrer en todas direcciones su eo-
marca y también las comarcas vecinas y aun la provincia, cuando
se le presente oportunidad. Nada puede darnos la noción exacta, la
noción real de la configuración del relieve de una región, como la
observación directa.
El maestro también necesita conocer los grandes principios que
constituyen el alma de la geografía.
La extensión, el número de esos principios y la aptitud que po-
sea para incluir en ellos los casos particulares, dará la medida de
las condiciones del maestro para desempeñar su función didáctica.
Según Redway, la preparación del maestro, en cuanto al dominio
de la materia geográfica, debe abarcar estos puntos: rocas y mine-
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 177,
rales, meteorología, geografía descriptiva, geografía histórica y eco-
nómica.
Pero el maestro no puede limitar sus estudios a estos particula-
res. Necesita conocer, siquiera sea en sus principios más generales,
todas las otras ciencias que se relacionan con la geografía, que se-
gún la clasificación de W. J. Sutherland, son las siguientes: geo-
logía, botánica, zoología, agricultura, astronomía, química, metereo-
logía y física.
LA ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA
El estudio de la psicología del niño, en relación con la enseñan-
za de la geografía, ha dividido ésta en varias etapas bien definidas,
no obstante confundirse sus linderos y aun de marchar paralela-
mente a través de la didáctica de la disciplina.
Son cuatro esas etapas, y su orden es el siguiente:
1. Perceptiva y conceptual.
2. Representativa.
3. Descriptiva.
4. Explanatoria o racional.
La primera corresponde al período inicial de la enseñanza geo-
gráfica. En esa fase, antes que a suministrar al niño conocimientos
sistemáticos de la materia, se atiende a enriquecer su mente con no-
ciones adquiridas por intuición, las cuales sirven de base a la for-
mación de conceptos. :
Comprende este proceso el estudio del medio que rodea el niño,
con los accidentes del relieve y las fuerzas que actúan en su fisio-
grafía, los animales, las plantas y la vida humana.
La enseñanza aquí ha de ser concreta: del hecho se pasa a su
denominación. Se trata de enriquecer los contenidos mentales con
ideas-tipo, que han de servir, ampliadas bajo la dirección del maes-
tro, para formar una noción derivada, un concepto más general.
De la noción particular de un arroyo se pasa al concepto del
río, de la charca, del pantano, se pasa a la del lago, de la del mar, a
la del océano.
Si se trata de la fauna, aprovechando la noción obtenida del ga-
to, por observación del perro y del caballo, el niño puede formarse,
con el auxilio de la imaginación, un concepto bastante aproximado
del tigre, del lobo y de la cebra.
Estos ejercicios, además de su valor instructivo, tiene el que re-
presenta el adiestramiento mental del niño, que le da aptitud para
utilizar sus representaciones en las operaciones de su pensamiento.
¿178 RAFAEL FERNANDEZ
Fase representativa.—La fase representativa corresponde, como
lo indica su nombre, a la expresión de las propias ideas geográficas
por medio de signos convencionales. Esos símbolos de representa-
ción, en cuyo manejo necesita el niño ejercitarse, pronto se conver-
tirán en un poderoso medio de adquisición de conocimientos geo-
oráficos.
A este aspecto representativo corresponde la expresión hecha
por el alumno, por medio de mapas y de la mesa de modelado, de
las nociones que tenga, adquirida por la observación directa de los
accidentes estudiados.
Es necesario que el niño haga el plano de la escuela y el del ba-
rrio; que localice en él, conforme a escala y a la orientación, los ac-
cidentes más notables, la casa de correos, la estación del ferroca-
rril, etc. La mesa para el modelado en arena tiene aquí oportuna
aplicación.
Esta fase representativa es trascendental. El esfuerzo realizado
por el niño para dar expresión a sus contenidos mentales, dan a és-
tos precisión más definida e intensa.
Por otra parte, la aptitud para interpretar los símbolos, unido
al hecho de disponer ya de un caudal importante de ideas básicas
obtenidas en la fase conceptual, lo pone ya en condiciones de em-
prender el estudio de la geografía mediata, que sin esas nociones
sería realmente incomprensible.
Estas dos etapas, la perceptiva-conceptual y la representativa
corren paralelas al estudio de la geografía del distrito.
Fase descriptiva.—La fase descriptiva y la explanatoria o ra-
cional corresponde a los grados intermedios y superiores.
La fase geográfica descriptiva se refiere a la geosrafía lejana,
la que el niño necesita estudiar por medios indirectos de represen-
tación, por el texto, el mapa, el fotograbado, el diagrama, la este-
reoscopía o el diapositivo y de cuantos medios de exteriorización
geográfica pueda utilizar la didáctica.
El niño, bajo la direceión del profesor, estudia los valores de las
regiones apartadas y auxiliándose de estos medios y poniendo en
juego la imaginación y el raciocinio, logra conocer la geografía re-
mota, con claridad y precisión.
Base explanatoría o racional.—La fase explanatoria cierra el
ciclo geográfico. Corresponde a la investigación de las relaciones de
causas y consecuencias. Aunque su mayor intensidad se manifiesta
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 179
en los grados superiores, marcha unida a las otras fases a través de
toda la enseñanza de la disciplina.
El valor de este aspecto es inapreciable en la enseñanza, puesto
que este aspecto racional constituye el alma de la geografía nueva.
En la dirección del aspecto explanatorio el maestro tiene que es-
timular el espíritu de investigación del niño, en la pesquisa de las
causas y principios que sea capaz de comprender, hasta que esta
actividad de su intelecto sea habitual.
La Geografía en los grados inferiores.—La geografía del distri-
to, el Home Geography de las escuelas americanas es de origen ale-
mán, donde se conoce con el nombre de Heitmatskunde.
Su necesidad de existir en la organización de la enseñanza de
la geografía ya no se discute: está admitida sin excepción, por to-
dos los educadores, como base psicológica de la didáctica de la dis- .
ciplina.
La geografía del distrito consiste en el estudio de los elementos
más sencillos de la geografía cireunstante, con objeto de proveer la
mente del niño de ideas y conceptos básicos que le permitan prose-
guir después las fases subsiguientes de la asignatura.
Las relaciones investigadas, los hechos estudiados, las definicio-
nes formuladas, han de ser sencillos y elementales.
El carácter de la geografía del distrito es exclusivamente in-
tuitiva y corresponde a la fase perceptivo-conceptual y representa-
tiva de la enseñanza. Su procedimiento propio es la excursión, esto
es, ha de emplearse la observación directa.
“Examinando los objetos con que se halla en contacto, dice
Aguayo, el niño aprende a distinguir las formas comunes de la tie-
rra (montañas, valles, costas, islas, tierras altas y bajas) y. de las
aguas (fuentes, arroyos, ríos, estanques, lagos, mares, etC.), y cuan.
tos fenómenos se relacionen con la vida en dichos lugares: tempe-
ratura, estaciones, humedad, lluvia, nublados, vientos, fauna, flora,
poblaciones, cultivos, ocupaciones, etc. Todos estos fenómenos de-
ben ser estudiados por intuición, de ningún modo sobre láminas o
explicaciones dadas por el maestro. ””
Para mantener firme el espíritu de la geografía del distrito será
preciso mantenerla inflexiblemente dentro de su carácter intuitivo.
El niño no debe pasar a conocer los hechos que estén fuera del cam-
po de su observación, sin que tenga el conocimiento necesario de los
elementos del distrito, para poder comprenderlos. De ningún modo
pasará a estudiar los valles, las montañas, los ríos o los pueblos me-
180 RAFAEL FERNANDEZ
diatos, si no tiene formado concepto de todos estos elementos geo-
gráficos, mediante el estudio de la geografía local.
Los tópicos estudiados no podrán ser los mismos para todas las
localidades: los elementos peculiares de cada una imponen el punto
de partida y la dirección que ha de seguirse en la geografía del dis-
trito.
Como este aspecto de la geografía tiene por objeto la formación
de conceptos primarios que serán utilizados para formar más ade-
lante conceptos derivados, es natural que se procure que tengan la
mayor exactitud posible.
Las definiciones y sumarios que se hagan como resultado de una
generalización de varios hechos observados, no han de estar expues-
tas a que sea probada más tarde su inconsistencia, ni esas generali-
zaciones deberán ineluir datos que estén fuera del alcance de la ob-
servación del alumno.
Si se estudian las corrientes de agua, por ejemplo, podemos lle-
gar a la generalización de que todas las observadas arrastran pro-
ductos del desgaste. Podemos ampliar el concepto en el mismo sen-
tido y llegaremos a la inducción de un principio cierto, que será
confirmado más tarde.
Pero si de las corrientes estudiadas llegamos a esta inferencia:
““los arroyos son corrientes que desaguan en el mar”” habremos lle-
gado a una conclusión que no siempre es exacta. Por otra parte, sl
entre los elementos geográficos del distrito no figura el mar, éste no
debe figurar, no debió figurar en la inducción formulada. Debiera
haberse aplazado su introducción entre los datos de los razonamien-
tos, para cuando se hiciera el estudio del océano.
En la geografía del distrito, en la que debe predominar la sen-
cillez y la claridad, es preciso proceder con cuidado a la selección
de los tópicos.
En primer término es necesario que el maestro tenga un comple-
to dominio del espíritu de la materia para que pueda determinar
con precisión el aspecto geográfico de cada unidad estudiada, a fin
de poder eliminar aquellos detalles que por su índole no estén fran-
camente dentro del campo de la disciplina. :
El profesor Dodge establece dos divisiones en las cuales com-
prende los tópicos que debe estudiar la geografía local: la de las
unidades sociales y la de las unidades físicas.
En la primera división se agrupan las lecciones que traten de
las razones y motivos por los cuales los hombres tienden a constituir
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 181
hogares, aldeas, pueblos, ciudades, provincias y nacionalidades; de
las vías de comunicación, que enlazan los pueblos, de las condicio-
nes industriales y productoras de la localidad y las relaciones que
tienen con éstas la vida de los niños y la de sus familiares. En esta
dirección de los tópicos, las primeras necesidades de la vida, ali-
mentos, vestidos, habitación y combustible, deben ser estudiados
con preferencia.
Los tópicos que propone, correspondientes al primer grupo, son
- éstos: (a) La población no importa cual sea su tamaño.
(b) Necesidad de medios de vida y de comunicaciones.
(c) Grupos industriales.
(d) Comercio.
La segunda clasificación de tópicos abarca estas unidades:
(a) Llanuras, declives, montañas, Inesetas.
(b) Corrientes de agua.
(ec) Atmósfera.
Me Murry comprende la geografía del distrito en siete tópicos,
de los cuales hemos tratado al referirnos a las excursiones geográ-
ficas. En lo esencial, no se diferencian de los propuestos por Dodge:
están inspirados en los mismos principios.
En esta etapa inicial de la geografía sistemática, el maestro no
ha de perder de vista que el estudio de los tópicos no es con objeto
de enseñarlos en sí mismos por lo que representan como eonoci-
mientos localizados en la comarca, sino que se estudian principal-
mente con objeto de formar conceptos primarios de los valores geo-
gráficos que sirvan de fundamento para la comprensión de los va-
lores cuyo conocimiento corresponde a los grados subsiguientes.
La Geografía en los grados intermedios.—La geografía de los
grados primeros, y principalmente la del distrito escolar, completa,
tiene, como ya se ha dicho, por finalidad principal, la formación de
conceptos geográficos y el adiestramiento del niño en el manejo e
interpretación de los símbolos representativos.
En estos grados intermedios, el cuarto y el quinto, predomina
la fase descriptiva. El texto y los demás medios de descripción sir-
ven al alumno para avanzar en el conocimiento de la geografía me-
diata.
Sin abandonar del todo la observación directa, la geografía se
convierte en un estudio de representaciones en que el trabajo prin-
cipal, corresponde a la imaginación.
»
182 > RAFAEL FERNANDEZ
El método general, que hasta ahora fué sintético, se vuelve pre-
dominantemente analítico.
En estos grados, el propósito es dar al niño el conocimiento del
mundo del modo más completo posible y sobre todo, más prove-
-.Choso. La tarea no puede ser completa, dado que la extensión de la
materia es muy grande para desarrollar su enseñanza en tiempo
tan limitado, pero es necesario abarcar todo ese conocimiento, aun
a trueque de suprimir o aplazar para más adelante, algunos tópicos
de importancia, porque el niño, generalmente, abandona la escuela
antes de llegar a los grados superiores y hay que procurar que, al
retirarse del aula, lleve aquellos conocimientos más indispensables
de la geografía universal, adquiridos mediante un sano espíritu pe-
dagógico y una amplia comprensión del propósito razonador y utili-
tario de la disciplina.
La enseñanza sigue el orden que le impone el curso de estudios.
La materia comprende el estudio de los continentes y de los países
que los integran.
En esta fase de la geografía es preciso guardarse contra uno de
los peligros más generalizados que si no se evita conduce sin reme-
dio la enseñanza a una completa esterilidad: este peligro es el de
detenerse en detalles y pormenores de escaso o ningún valor práctico
y a veces, falto de significación geográfica.
El tiempo es precioso en la escuela y sobre todo cuando se trata
de la geografía. Y ese tiempo no puede malgastarse en conocer
la técnica de una industria, en recordar los nombres particulares
de las montañas de una cordillera ni a aprender las rarezas y las
curiosidades de los países estudiados.
En este período de la enseñanza, que como ya se ha dicho, co-
rresponde a la fase descriptiva, es cuando se ponen en acción los
métodos, los procedimientos y los medios auxiliares, colaborando
con la imaginación y el raciocinio, a dar vida, interés y claridad, a
los estudios geográficos.
Los grados superiores.—La geografía de los grados superiores
no es diferente en cuanto al contenido, de la que se enseña en los
intermedios. Se distingue de aquélla, sin embargo, en que aumenta
el número de detalles, repite el estudio de algunos continentes y to-
ma un carácter más científico y sistemático y desarrolla formas de
razonamiento más complejas.
La fase analítica del método continúa y la dirección razonadora
marcha preferentemente de las causas a las consecuencias,
s LOS METODOS EN GEOGRAFIA 183
En el estudio de los continentes, efectuado en los grados ante-
riores, se llegó a formular generalizaciones de principios que ahora,
partiendo de ellas, se aplican a los casos particulares. La investiga-
ción ahora, en posesión de verdades generales, obtenidas en las eta-
pas precedentes, puede ya dirigirse de las causas a los efectos.
La fase de la enseñanza es aquí predominantemente explanato-
ria o razonadora. En cuanto al método, en estos grados, como en los
intermedios, el maestro debe usarlo con libertad, eligiendo el que
aconsejen las circunstancias. En unos casos será el método típico,
en otro, el de viajes, el que convenga.
En estos grados, el alumno ya depende menos directamente del
maestro. Su aptitud debe ponerse en ejercicio frecuentemente para
la resolución de aquellos problemas geográficos en que necesita em-
plear los conocimientos que posea y recurrir a diversas fuentes de
información.
El procedimiento de los cuestionarios tiene aquí oportuna apli-
cación. En esta parte superior de la geografía escolar debe tenderse
no sólo a la ampliación de conocimientos, sino a lo que es todavía
más importante, a dotarlo del poder de usar de ellos de un modo se-
guro, firme y expeditivo.
Es muy recomendable que se ejercite en la interpretación de los
mapas políticos, físicos y de todas clases, de suerte que pueda leer-
los como pudiera hacerlo en una página del texto.
Respecto a la extensión y límites del contenido de la disciplina
en los grados superiores, difieren los tratadistas de la materia, co-
mo a su vez los cuerpos docentes encargados de redactar los cursos
de estudio.
Para Dodge, la geografía en los grados superiores abarca dos
partes que él expone en su excelento texto Advanced Geography. La
primera contiene lo que denomina “*principios geográficos””, cuya
finalidad inmediata es dar relieve a la noción de causalidad. Com-
prende el estudio de la tierra tomándola de conjunto, tratando de
su forma, movimientos, zonas de iluminación, de calor, paralelos y
meridianos, distribución de las tierras y las aguas en su aspecto con-
tinental y oceánico. Pasa después al estudio de la geografía física y
a la acción de los agentes fisiográficos : ríos, lagos, océanos, atmósfe-
ra, sistemas de circulación aérea, la lluvia y la temperatura.
Estos principios concluyen con la geografía botánica y la zooló-
gica para terminar con el estudio de las razas y los cambios produ-
cidos por el hombre en la geografía.
184 RAFAEL FERNANDEZ
En la segunda parte presenta el estudio comparado de los con-
tinentes, comenzando por aquel en que vive el alumno. Lo trata
primero en su totalidad, como unidad sintética, para más tarde exa-
minarlo en sus partes analíticamente, por países.
Acentúa el estudio de las relaciones comerciales e industriales
de los continentes, los caracteres físicos y las relaciones de causali-
dad, procediendo de los principios generales a los efectos.
Ejemplo: Señala en las islas Falkland el hecho de que por la fal-
ta de sol y de calor (causa general contraria a la vegetación) no hay
bosques y hay en cambio lugares productores de musgos (efectos
de la causa general).
Me Murry sigue una pauta parecida a la: del profesor de Co-
lumbia. Este concepto de la geografía superior de la escuela ele-
mental, representa la orientación moderna y en ella se inspiran la
mayoría de los cursos de estudios de las escuelas americanas.
En los últimos tiempos de los grados superiores, según Dodge,
debieran acentuarse con precisión los caracteres distintivos de los
continentes dando relieve al aspecto comercial e industrial de los
mismos, de manera que puedan precisar con seguridad los alum-
nos, la fisonomía productora de cada país y la jerarquía relativa
que ocupa en el concierto económico universal.
Cursos de estudio.—El contenido de la geografía que las otras
ciencias contribuyen a enriquecer, es enorme.
““Todas las ramas del saber humano, dice James Bryce, que nos
hablan algo de la Tierra, tienen con la geografía estrechas relacio-
nes de mutua dependencia. ?”
Pero ese contenido, cuando pasa a formar parte de las materias
ue han de enseñarse en la escuela elemental, tiene que sufrir cler-
tas limitaciones indispensables.
La variedad extraordinaria de la materia geográfica, el cúmulo
abrumador y casi desconcertante de fenómenos que pueblan el cam-
po inmenso de esta ciencia, hacen necesario el empleo de un método
de selección, que armonice la finalidad práctica de la enseñanza con
el tiempo que se le destina en la escuela primaria.
En esa selección, en esa determinación de valores, ha de tenerse
presente, como punto de vista, el principio utilitario en que debe
inspirarse la enseñanza de la geografía.
Esa ponderación de los tópicos de estudio tiene que ser medita-
da con el mayor cuidado, de suerte que en la selección resulten
desechados los secundarios y preferidos por el orden de su im-
A:
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 185
portancia, aquellos cuyo conocimiento haya de ser más provechoso
en la vida adulta del educando.
Pero no es sólo a la selección de materias a lo que hay que aten-
der. Se necesita también ordenarlas conforme al desarrollo mental
del niño: esto es, la presentación de los hechos objeto de estudio ha
de marchar de acuerdo con la aparición sucesiva de sus poderes.
Esto indica con toda claridad que en este aspecto, en el de
la disposición de la materia, han de influir antes las consideraciones
de orden pedagógico, que las indicadas por la lógica. Esta, aconse-
jaría la ordenación de materias atendiendo al eslabonamiento natu-
ral que las une. El método sería entonces, o analítico o sintético. La
pedagogía, por el contrario, en vez de atender al orden lógico de la
materia, tiene en cuenta para formar el curso de estudios, la natu-
raleza del niño y la evolución de sus poderes mentales. El método
resultará en este caso analítico-sintético.
La ordenación de materias y la extensión con que han de ense-
ñarse, se determinarán en el curso de estudios, para cuya redacción
ha de tenerse en cuenta lo siguiente :
1? La extensión que se ha de dar a la disciplina, en relación con
el tiempo disponible en el horario y el número probable de cursos
que pasarán en la escuela la mayoría de los niños.
2? El orden de desarrollo de las actividades del niño y las fases
generales que caracterizan la enseñanza de la geografía.
Si el curso de estudios ha de ser una obra meditada, si ha de
orientar la dirección de los estudios del niño de suerte que se le en-
señe lo esencial y se omita lo innecesario o menos útil, requiere un
estudio cuidadoso de las condiciones del país propio y de las rela-
ciones que éste mantiene con los otros países extranjeros.
El curso de estudios no puede, no debe ser la resultante de una
adaptación de los cursos de otros países. Ha de ser adecuado a la
naturaleza y a las peculiaridades de los valores geográficos de la
región, formando un cuerpo de materia bien eslabonada, compuesta
de los tópicos esenciales y libre de detalles inútiles.
La índole de la enseñanza de la geografía exige que el curso de
estudios tenga carácter empírico. Un curso de estudios basado en la
teoría pura, sin tener en cuenta la experiencia obtenida en la prác-
tica del aula, está expuesto a fracasar.
El curso de estudios tiene que ajustar la extensión de la materia
a la cantidad de tiempo que se le destina en el horario escolar. El
tiempo depende de la importancia que las autoridades escolares con-
186 ' RAFAEL FERNANDEZ
cedan a la disciplina. Por eso se nota una gran diversidad de crite-
rio en cuanto al tiempo de que debe disponer la geografía. El estu-
dio hecho por Gibbs de treinta y dos cursos americanos variaba el
tiempo dedicado a geografía, entre 15 minutos diarios como prome-
dio y sesenta minutos. El promedio de los 32 cursos daba 33 minu-
tos destinados a la asignatura.
En las escuelas adscritas a las normales de la Argentina dispo-
ne la geografía de 90 minutos semanales en tercero y cuarto grados
y 120 en los siguientes.
En nuestro plan actual de escuelas, recientemente puesto en vi-
gor, a la geografía se le dedican 60 minutos semanales en 3%, 7? y
8? grados y 90 minutos en los otros. De esto resulta para la geogra-
fía un 5% del tiempo total del horario.
Si se examina el contenido del actual curso de estudios fácilmen-
te se echará de ver que la gran cantidad de tópicos que recargán to-
dos los grados y la profusión de detalles que en relación con los
mismos se han de enseñar, hacen imposible su desarrollo, en el tiem-
po tan limitado, que se ha destinado a la geografía.
El curso de estudios al adoptar los tópicos deberá atender a los
dos aspectos de la geografía, el de los principios y el de los hechos.
Cuando el niño termine el sexto grado, que coincide en nuestras
escuelas con los trece años de edad, debe estar en posesión de los
principios más importantes de la geografía, de modo que pueda ser-
virse de ellos para explicarse por sí mismo, razonadamente, la ma-
yor parte de los fenómenos geográficos, con criterio libre, sin de-
pender de la opinión ni de la autoridad ajena.
No basta, pues, disponer de memoria de esos conocimientos.
Ante todo, es necesarto que el niño adquiera el poder de usar-
los en sus construcciones mentales, poder de adiestramiento inte-
lectual que se irá desarrollando a medida que la materia del curso
de estudios vaya siendo dominada.
Respecto a la cantidad de hechos destinados a formar parte del
saber permanente de los escolares, la experiencia aconseja el empleo
de una prudente parquedad.
Del fárrago de ríos, vías de comunicación, términos municipales,
nombres de montañas y de poblaciones insignificantes con que se
pretende recargar inconsideradamente la memoria del niño, nada o
muy poco conserva al final de sus estudios elementales. Ante esa
fatigante aglomeración de conocimientos, los reflejos del niño de-
fienden a éste con la desatención y el olvido.
LOS METODOS EN GEOGRAFTA 187
Según el profesor Whitbeck, al terminar un niño sus estudios
escolares, debería estar en condiciones de poder llenar un mapa-
eroquis con el nombre de las provincias de su nación, señalar las
llanuras, los grupos orográficos principales y sus doce ríos más im-
portantes.
Asimismo debería conocer los dos sistemas fluviales más notables
de la América del Norte y los tres de la América del Sur. Recorda-
rá cuatro o cinco ríos de Africa, media docena de Asia, dos o tres
de España, de Francia, Alemania, Inglaterra y Rusia, así como el
Po, el Danubio. Estos “brazos del océano”” debe conocerlos como
vías del comercio universal.
Estará también en condiciones de localizar las islas o grupos de
islas que constituyen factores importantes de la actividad mundial
o que tengan significación histórica; determinará la dirección de las
principales montañas: los Apalaches, las Rocallosas, los Andes,
Pirineos, Apeninos, Cáucaso, Ural, Himalaya, Altai y los picos
más altos y célebres como el Everet, Blanco, etc. Podrá indicar tam-
bién algunos cabos como el de Hornos y Buena Esperanza.
Debe conocer también la localización de unas cuantas ciudades
de la nación propia y unas veinticinco o treinta de Europa. En adi-
ción a ésto, deben serle familiares los nombres de unas cincuenta
ciudades más de su nación y del extranjero.
Pero estos conocimientos como son, si se comparan con la profu-
sión de nombres que se intenta enseñar sin fruto ni provecho en
nuestras escuelas, han de ser sólidos, se relacionarán siempre con la
causa visible de origen, de su razón geográfica de existir.
De esta manera se logra que echen honda raigambre en la me-
moria y que alcancen el máximum de su valor intelectual.
El curso de estudios al ordenar las materias subordinará éstas
a las líneas generales que caracterizan la enseñanza de la geografía,
o sean las fases que ya hemos estudiado: la perceptiva, representa-
tiva, descriptiva y racional.
Las dos primeras corresponden a la observación directa de
los hechos y a su representación por el mapa y demás medios de
expresión geográfica: corresponden a los primeros grados. Aquí la
marcha del curso será sintética en la presentación de los tópicos.
Comenzará por el estudio de la localidad donde vive y aun si se
prefiere, a la provincia. En la investigación de los principios se
ascenderá de los efectos a las causas, de acuerdo con el desarrollo
de los poderes mentales del niño.
188 RAFAEL FERNANDEZ
La tercera fase de la enseñanza, o sea la descriptiva, el estudio
de la geografía no depende de sus observaciones sino de las observa-
ciones expresadas por los demás, por medio del mapa, de la lámina
y del texto, etc.
El estudio de la superficie de la tierra ya no puede hacerlo di-
rectamente. La fase perceptiva de la enseñanza le proveyó de las
ideas-tipo necesarias para que la imaginación y el raciocinio le per-
mitan comprender los fenómenos y los hechos distantes. El adies-
tramiento adquirido en la fase representativa para la interpreta-
ción de los símbolos cartográficos, diagramáticos, etc., le facilitan
esa comprensión. Esta fase descriptiva corresponde a los grados in-
termedios y superiores.
Por último, el aspecto racional o explanatorio se refiere a la pes-
quisa de las relaciones de causas y consecuencias. Su mayor inten-
sidad la alcanza en los grados superiores.
A estas fases agrega el profesor Sutherland la social, que trata
de las relaciones existentes entre los hechos geográficos y sus conse!
cuencias sociales, en cuanto a su influencia en las costumbres, en el
género de vida y en el bienestar humano. Esas etapas no constitu-
yen divisiones separadas que no permitan la comunicación entre sí.
Los círculos de sus linderos se cortan y compenetran. Cada una de
ellas, es predominante en la época o paso de la enseñanza que le co-
rresponde, pero no es exclusiva. Todas ellas se auxilian y comple-
mentan a través de las diferentes etapas del curso de estudios.
El examen de los cursos de estudios modernos demuestra que, en
general, se aceptan los principios que dejamos expuestos.
La materia contenida en ellos se dispone con arreglo a un méto-
do fundamentalmente idéntico. Sólo se notan pequeñas diferencias
de detalle que no tienen mayor importancia.
El método es analítico-sintético o ecléctico. La ordenación de
los tópicos sigue esta marcha por grados:
32 Geografía del distrito.
42 Idea del globo como un todo; estudio de algunos tópicos de
la provincia e idea general de los continentes.
52 Estudio del continente y de la propia nación.
62 Estudio de Europa y de los restantes continentes.
72 Repaso general, especialmente de la propia nación.
82 Nuevo estudio de América del Norte y Europa, en detalle,
especialmente en lo que respecta a los factores comerciales y a la
geografía física.
LOS' METODOS EN GEOGRAFIA 189
Como tipos de cursos de estudios dispuestos conforme a las lí-
neas de este plan, pueden citarse los de Filadelfia, Detroit, Cleve-
land, Michigan, Filipinas, Puerto Rico, el de Mr. Frye y el de
Me Murry.
El Curso que propone Mercante estudia la geografía conceptual
hasta el tercer grado, por medio de la del distrito y por los luga-
res-tipo.
El cuarto grado lo dedica a estudiar los grandes valores geo-
gráficos de la nación, considerada de conjunto. En el quinto estu-
dia la nación pero en detalle, por la división política de sus pro-
vincias.
En el sexto grado acumula el resto de la geografía, para cuyo
estudio dedica seis lecciones semanales de cincuenta minutos.
El curso de geografía que está vigente en las escuelas de Cuba
desde hace aleunos meses, sigue una marcha sintética en la disposi-
ción de los tópicos. Comienza por la geografía local para extenderse
gradualmente a la del municipio, a la de la provincia, a la nación,
a los continentes y al globo, para entrar después, nuevamente, a es-
tudiar los continentes y los países en la fase analítica.
La lección.—La lección, dice Mercante, es lo que llama Ziller la
unidad metódica: un conjunto de prácticas hábilmente combinadas
para formar una aptitud, grabar en la mente del alumno una por-
ción del programa y mantener vivos los conocimientos que ya fue-
ron trasmitidos, pero de manera que el esfuerzo no resulte penoso
y el tiempo demasiado largo.
Con arreglo a esta definición, se necesita en primer término que
la unidad metódica se ajuste a las condiciones de las aptitudes del
niño y a su estado de instrucción.
El asunto elegido responderá de un modo preciso a las necesida-
des de la enseñanza en relación con las materias del curso de estu-
dios, para lo cual el objeto de la lección, su finalidad, ha de desta-
carse claramente, sin vaguedades de ninguna especie.
El tópico constituirá un eslabón que una lo enseñado preceden-
temente con aquello que ha de seguir en las lecciones subsiguientes.
Estas condiciones, que son aplicables a todas las asignaturas, en
geografía tienen que cumplirse con especial atención, teniendo en
cuenta la índole de la materia, que más que otra cualquiera se pres-
ta, tratándose de maestros noveles o mal preparados, a que las cla-
ses resulten difusas, de contornos imprecisos, y por tanto carentes
de efectividad en los resultados.
190 RAFAEL FERNANDEZ
El maestro necesita precaverse contra todo peligro de disper-
sión de las ideas. La dirección de la clase ha de concentrarse en un
foco único constituido por el asunto de la lección, al cual se le dará
el mayor relieve posible para que no logren oscurecerlo los elemen-
tos secundarios.
Si lo esencial no se sobrepone a lo menos importante, si no se
conserva la unidad de la lección, esto es, que durante su desarrollo
no se aparte la actividad psíquica de los alumnos de la idea funda-
mental que le sirve de eje, si no se evita que una desviación del vyer-
dadero propósito, motive funestas incursiones por los dominios de
otras asignaturas, la lección degenerará en un ejercicio desmayado,
en el que la confusión y la esterilidad en el resultado serán sus con-
secuencias lógicas. :
La preparación de la lección.—Aparte de la preparación gene-
ral que debe poseer el maestro, la lección de geografía requiere una
preparación especial que asegure la conducción de la clase hacia el
logro de su finalidad.
Sin esa preparación, no deben esperarse resultados satisfacto-
rios. El maestro se expone, con toda probabilidad, a perderse en un
dédalo de motivos secundarios que lo harán alejarse, por líneas di-
vergentes, del asunto principal.
La preparación especial metodiza la marcha de la lección, la li-
mita a su objeto, impide las desviaciones que la harían fracasar,
asegura el interés, encauza la atención y consigue realizar sus pro-
pósitos educadores e instructivos.
Para esto es condición indispensable proceder a la formulación
de un plan que sirva de guía indicadora de la dirección que ha de
seguirse.
El ingeniero y el arquitecto, dice Mercante, confeccionan sus pla-
nos; el autor, antes de escribir, bosqueja sus capítulos; el ebanista
antes de cortar la madera, dibuja el mueble. ¿Por qué, pues, ha de
ser innecesario para el maestro este recurso especial de sus lee-
ciones ?
La marcha de las lecciones.—La marcha de cada lección la de-
terminan el grado de adelanto de los niños, la índole del tópico que
sea objeto de la misma y el método que se elija, pero aparte de estas
condiciones circunstanciales hay ciertos principios fundamentales
aplicables a todas las lecciones, sin que ello afecte al empleo de los
métodos y de los procedimientos que se estimen oportunos.
AJOS
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 191
Dodge aconseja esta marcha general para resolver el problema
geográfico que representa toda lección :
(A) Investigación de los conocimientos del alumno, para saber
si tiene los que necesita para poder asimilar el nuevo conocimiento
y para poder establecer con precisión la línea divisoria entre lo co-
nocido y lo desconocido.
(B) Reunión de los datos necesarios para el esclarecimiento y
solución del problema.
(C) Conclusión o inferencia a la cual inevitablemente conduce
el estudio de los datos o hechos aportados.
(D) Comprobación de la inferencia obtenida.
Como se ve, estos pasos convienen con los formales de la escue-
la herbartiana, con algunas diferencias en la división de las partes
del proceso. La presentación y la comparación las incluye en un
grupo.
En estos pasos, como en los de la escuela herbartiana, ha de te-
nerse presente que en muchos casos y tratándose de geografía con
mayor mot:vo no pueden ser desarrollados en una sola clase. La lee-
ción, encarnada a descubrir un principio general o a aplicarlo,
puede exig'r el empleo de varias clases dadas en una o más semanas.
Si quis: éramos, por ejemplo, enseñar este principio: “en la
prosperidad de los principales puertos de Cuba, influyeron la pro-
ximidad a ¿9s centros de producción y la seguridad que ofrecen a
la navegaci-m””. Para que tengan los alumnos los datos necesarios
que les pernitan descubrir el principio general, habría que estu-
diar las cor liciones de algunos puertos. Este estudio invertiría sin
duda aleun»s clases y otra por lo menos, la aplicación o comproba-
ción del pri1cipio encontrado.
Mercant-» divide la lección en tres partes: principio, medio y fin.
El principi» es un paso de evocación, de recordación de las ideas
que tiene d+1 asunto, para preparar la apercepción del conocimien-
to nuevo. En este paso pueden invertirse hasta 8 minutos. En las
preguntas, “son sus respuestas, no se emplearán más de diez segun-
dos en cada una.
El medi» corresponde a la presentación, la asociación y la ge-
neralización. de los herbartianos. El fin consiste en una recapitula-
ción con el propósito de fijar y aplicar el conocimiento, Es la apli-
cación de lor pasos formales.
El profexor J. W. Sutherland acepta bi esta marcha gene-
ral de las le+ciones.
192 RAFAEL FERNANDEZ
Además tie estas direcciones generales para la lección, es preci-
so que el pro;'esor mantenga en ella el espíritu investigador de cau-
sas y efectos que anima la geografía nueva y la convierte en un
poderoso instrumento educador del raciocinio.
Es necesario que no olvide en ningún instante de la enseñanza
que sus leccior1es deben despertar las energías mentales de sus alum-
nos, para lo cual ninguna otra disciplina de la escuela ofrece mayor
abundancia dí recursos que la geografía cuya naturaleza facilita el
predominio de procedimientos heurísticos.
Y por último: el maestro no ha de olvidar que, dar direcciones,
formar aptitudes, educar, es más importante que instruir. Formar
ideas sintéticas, »renerales, implica el dominio de muchas derivadas
y en cambio, el conocimiento aislado de éstas no implica el de
aquéllas.
Cuando se forman ideas generales, se da la aptitud para dominar
un vasto campo de conocimientos afines: se ha hecho ahora de cla-
sificación y de ordeuación de hechos o fenómenos, se han robusteel-
do los poderes del raciocinio.
El maestro que siga la dirección contraria, esto es, que almace-
na los mismos conocimientos pero sin establecer entre ellos las re-
laciones que los agrupan bajo un principio general, ¿mstruye pero
no educa, dejando abandonada de esta manera la parte más impor-
tante y elevada de la enseñanza.
UTILIDAD DE LA GEOGRAFÍA
Aparte de su mérito como instrumento educador, de cuyo as-
pecto ya se ha tratado en vtra parte de este trabajo, la geografía,
como conocimiento humano, tiene una importancia excepcional.
Fué útil en todos los tiempos, pero en la época actual, época de
intensa vida civilizada, en la que el hombre necesita conocer todos
los valores del geoide para destinarlos al logro del bienestar social,
su conocimiento es imprescindible para todos. De ahí su generaliza-
ción en la escuela primaria, le ahí el cambio del antiguo concepto
memorista, sin trascendencia utilitaria ni educadora, por el moder-
no que considera esta ciencia desde un punto de vista más humano
y le reconoce un horizonte distiplinante de extraordinaria amplitud.
Estrabón reconocía ya el >ralor de la geografía en estos térml-
nos: “Además de su vasta importancia para la vida en sociedad y
para el arte de gobernar, la gergrafía descubre ante nosotros los fe-
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 193
nómenos celestes, nos da a conocer los habitantes de otros pueblos,
los animales de la tierra y del océano y las plantas del reino vege-
tal. Por ella nos son conocidos los productos y peculiaridades de
las diversas partes del mundo. Su estudio da al individuo que lo
cultiva el sello de hombre entusiasta a quien interesan los grandes
problemas de la vida y del bienestar humanos. ””
La geografía presta extraordinario auxilio al estudio de las otras
ciencias; es indispensable en el estudio de la historia, de la que, se-
gún dice un distinguido profesor norteamericano, pretender sepa-
rarla, sería como intentar desunir el agua de la humedad.
Explica asimismo la existencia de no pocas condiciones económi-
cas y sociales de los pueblos y el conocimiento de esas condiciones,
su riqueza, costumbres, gobiernos, productos, clima, topografía, me-
dios de comunicación, ete., es esencial para el comercio.
Por eso tiene tanta importancia la geografía desde el punto de
vista cultural y del que representan las relaciones humanas en to-
dos sus variados aspectos. .
““La solidaridad entre los pueblos es tan estrecha en el día de
hoy, dice el Dr. Aguayo, que la prosperidad o la ruina de una na-
ción, o estado, interesa profundamente a todas las demás. El comer-
cio, la industria, la riqueza entera y hasta la vida misma de cada
pueblo, depende en cierto modo de la acción de otros grupos huma-
nos y esta acción no se explica satisfactoriamente sino por la in-
fluencia de las diversas causas físicas e históricas que obran sobre
las comunidades civiles.
Buena prueba de esta solidaridad es la lectura de un periódico
moderno cuya inteligencia exige aleún conocimiento de la geografía
de todos los países de la Tierra. ””
Por el conocimiento geográfico, el sentimiento de solidaridad se
aumenta e intensifica entre los ciudadanos de una misma nación y
entre los habitantes de las distintas naciones del globo.
La geografía, al hacer posible la comprensión del periódico y
del libro que nos hablan de los problemas nacionales y de los inter-
nacionales, logra que nos interesemos respecto a la humanidad toda,
como si se tratara de miembros de una misma familia, cuyos asun-
tos nos afectan y preocupan.
No importa que en determinados momentos históricos el encuen-
tro de los intereses que representan la existencia nacional de los
pueblos, provoquen cruentas y feroces luchas. En el fondo del tur-
bión desencadenado que tales choques producen, los hombres se sien-
,194 RAFAEL FERNANDEZ
ten ligados por los lazos de confraternidad humana, que contribu-
yen a suavizar en gran parte, los odios y prejuicios que separan
unas naciones de otras.
Esta fase de la geografía tiene una significación elevada y noble
que Herder condensó en estas elocuentes frases: '“La geografía
dignifica el sentimiento de humanidad en todas sus formas. Ella
nos enseña a descubrir y apreciar la superioridad de nuestras ca-
racterísticas nacionales, sin menospreciar las cualidades de ninguno
de los otros pueblos que se extienden sobre la superficie de la
Tierra. ””
BIBLIOGRAFÍA
AcuaYo A. M.—Curso de Pedagogía.
AGuUAYO A. M.—Disciplina Formal.
AGuaAYo A. M.—Desarrollo y educación del poder de observación.
ANDERSEN F.—The Schools of Greece and. Rome.
BarT P.—Pedagogía Especial.
BuissoN.—Nouveau Dictionnaire D'Instruction Primarre.
CmHarTeERS W. W.—Teaching The Common Branches.
CompPAYrÉ G.—Historia de la Pedagogía.
CLAPARÉDE En.—Pedagogie Expérimentale.
CHAMBERLAIN J. F.—Field And Laboratory Exercises of Physical
Geography.
CANTÚ CÉésar.—Historia Universal. +.
Donaz R. E.—The Teaching of Geography in Elementary Schools.
Dobcz R. E.—Advanced Geography.
FrYe A. E.—Child and Nature.
Graves F. P.—A History of Education.
Gibgs Davin.—Pedagogy of Geography.
XeLmE J. S.—The Teaching of Geography in Certain Foremg
Countries.
LAVASSEUR M. E.—La Enseñanza de la Geografía.
Mn Hua R.—Enciclopedia Británica.
Manual o Guía para los Maestros Cubanos.
Mc MurrY Chu. A.—Special Method in Geography.
Mc MurrY Cu. A.—A Teacher?s Manual of Geography.
MONTANER Y SimóN.—Geografía Universal.
Mare BruN.—Geografía Umversal.
LOS METODOS EN GEOGRAFIA 195
MERCANTE VíctoR.—Metodología Especial de la Enseñanza Eso
maria.
Monro0E W. E.—A Cyclopaedia of Education.
MeExs T. V. N.—Ancient History.
MiLLER FRANÉE W.—Manual for The Elementary Schools of Ohio.
Pabró Luis.—Apuntes sobre la enseñanza de la Geografía.
PATRASCOIU J. P.—Curso Completo de Metodología.
PoTTER JEFFrERSON R.—History of Methods of Instruction im Geo-
graphy.
RecLus E.—El Hombre y la Tierra.
Rousseau J. J.—Emilio.
ReDwaY J. W.—New Basis of PANA
ReowaY J. W.—The Reproduction of Geographycal Forms.
Report of Committee of Fifteen.
SHALER N. S.—Story of Our Continent.
SUTHERLAND W. J.—The Teaching of Geography.
WricrkH L. Lurmer.—Moanual of Methods for The District Schools
of Michigan.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR (1)
POR LA SRTA. GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
Profesora de la Escuela Normal de Maestras
(Conclusión. )
Consta de una sola pieza de dos metros de largo por 6 de ancho.
Para entrar en ella se pasa por un patiecito del que está separado
por una puerta de cristales: la sala está provista de dos ventanas
en distintas direcciones para que la luz alumbre bien y haya mejor
ventilación. Las paredes están pintadas de aceite de un color claro.
El fondo que tendrá 5 metros de ancho se dedica a la cocina.
Otro espacio igual se destina a los cursos de costura o de zurcido, y
en ocasiones se ocupa como comedor; depende de las horas. Una
media mampara separa la sala ésta de la siguiente demarcación que
se respeta rigurosamente.
La pieza más costosa es la cocina, que tiene un buen fogón con
sus tablas en las paredes del fondo y de la izquierda. En este mis-
mo ángulo una moldura, en el de la derecha, una piedra con su ver-
tedero y su llave de agua y a un lado el desagie.
La mesa tiene 1.50 centímetros por 80 centímetros. Una silla y
6 banquetas. Un escritorio de 80 centímetros de ancho por 75 etms.
de alto, un armario con frente de cristales en la pared derecha y
marcando el límite de la cocina; tal es el mobiliario.
Los utensilios que son pocos y lisos estarán sobre las tablas y
son: una marmita esmaltada, 6 cacerolas de diferentes tamaños
también de esmalte, una cazuela de estaño, dos de metal fundido
como para hacer la olla, un molino para el café; una cafetera, 3
moldes para pasteles de metal blanco, una tartera, 2 vasijas de me-
tal para hervir el agua, 2 cajas para guardar la harina, el azúcar y
las especies. El sartén para freir, las parrillas y el lebrillo. La va-
jilla se guardará en un cuartico que queda tapado por la moldura,
con sus divisiones interiores; en la del fondo se cuelgan las escobas
y plumeros y se coloca el cajón de la basura.
La vajilla es modesta, toda de porcelana, tazas, platos y vasos.
Los cuchillos y cubiertos en el comedorcito. En el segundo espacio
(1) Véase el número 1 del tomo XXITI, 1916.
¡del
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 197
de la sala dos largas mesas, ajustadas al tamaño de la pieza, cubier-
tas con un hule de cuadros o listas, rojas y blancas; en cada una es-
tá su banco correspondiente para sentarse. En un extremo, una si-
lla y en el otro, una especie de pizarrón negro, sobre un caballete,
limitando el comedor de la cocina.
A la derecha, en frente de las mesas, un mueblecito con ropa
blanca y todos los avíos de las costureras.
El guarda-comidas y el armario de las provisiones en el lugar
también para desahogo, donde se ponen cuando no van a usarse, la
paila para la lejía, las dos cubetas con sus trípodes y los objetos pa-
ra la limpieza.
La escuela funciona diariamente; las de las clases primarias se
alternan y van a ella cada alumna una vez a la semana.
Las mayores y las señoritas de Sociedad también se combinan,
dando ejemplo de actividad y las adelantadas sirven de monitoras; '
trabajan allí con tanta limpieza y propiedad como pudieran hacer-
lo en su caso con la diferencia de que se mueven en un espacio muy
reducido, pero divinamente aprovechado, así orillan mil dificulta-
des, teniendo a cada rato que habilitar la misma pieza para diferen-
te uso, pues allí cosen, lavan y cocinan.
Como modelo rural ya hemos dicho que es la de Pavilly sur Eure
(Sena inferior).
Está situada en un departamento encima de un establecimiento.
Es casa de inquilinato; por eso disponen igualmente de escaso es-
pacio. La escalera que es la misma para toda la casa, es de ladrillo
y madera. Al llegar al primer descanso se toma a la derecha y allí
está la cocinita de forma irregular, provista de dos puertas, la de
la izquierda da a la sala, y la otra al lavadero, que se comunica por
medio de una escalerita con un corredor que sirve para poner el
granero y las tendederas.
Tiene además el piso una habitación para la Directora, con un
recibidor que no pertenece a la escuela, una cueva con el lujo de te-
ner llave de agua en una sala subterránea.
La sala y la cocina están pintadas y tapizadas de nuevo, las
otras conservan sus paredes toscas con sus tablas y su servicio sa-
nitario dentro cubierto por la moldura de la puerta.
La cocina con un fogón de 70 centímetros. La mesa de 80 ctms.
por 50 ctms. y dos o tres banquetas. Un horno de gas que se lo ins-
talaron gratuitamente.
La sala grande y clara: en el medio la mesa rectangular con un
198 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
hule, sillas y banquetas. En los muros, cuadros de enseñanza mena-
jera. En la sala de comer la pizarra negra donde se dan las clases
de costura y zurcido.
El lavadero tiene fijo su fogón, allí está la balanza y la caja pa-
ra el carbón, con su tapa; la cubre una gaveta donde se descascaran
las legumbres. Este detalle prueba la ingeniosidad de esta escuela ;
en ella las niñas aprenden a sacar el partido posible de todo y a or-
ganizar del mejor modo sus gastos. El comedor tiene una falsa coci-
na que oculta tras de su moldura el hueco en que se guarda la vaji-
lla hecho a la perfección.
Las niñas van a la calle a traer el agua de la fuente que está en
la plaza pública, lo que se hace para acostumbrar a las campesinas
de esa localidad a cargar el agua.
Asisten tres grupos. Los jueves van las que pasan de doce años.
Por la mañana acuden las que pagan $1.00 al mes. Al mediodía las
que pagan 2 centavos diarios. Los cursos nocturnos son para las
obreras que dan un resultado asombroso: éstas aprenden a hacer
una canastilla de boda completa, asisten unas 19. La escuela cuenta
con lámparas, filtros y pipas para el vino: es raro hallar otra mejor
adaptada a las necesidades apremiantes de la vida rural. Las escue-
las volantes de lechería han sido tan bien acogidas que esto sugirió
el poner en práctica los “cursos de camino”” sometidos como lo ha-
cen en el Cantón de Friburgo a 20 lecciones.
Han reemplazado los franceses al libro de notas suizo con una
hojita que se reparte después de concluídos los cursos, dando el re-
sumen de las elecciones anteriores; tienen la ventaja de que los pa-
dres por este medio se enteran del adelanto.
Son eminentemente prácticos para que aprendan a hacer bue-
nos condimentos con los elementos que tienen a su alcance y con
ellos preparan caldos y platos de ensaladas con huevos, cosas senci-
llas y bien hechas a la mayor brevedad.
Un eurso rápido naturalmente tiene sus lagunas, porque las ex-
plicaciones quedan incompletas y son mal dirigidas pero a pesar de
todo, en el campo rinden un gran servicio.
Toda mujer de 18 a 20 años tiene que aprender a librar la exis-
tencia y como muchas la sobrellevan miserablemente deben tener
las campesinas más interés y voluntad en capacitarse equilibrando
el buen deseo a su ignorancia.
Ellas retienen las explicaciones, pudiendo la mujer rústica des-
>
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 199
envolverse entre los elementos que la rodean, y secundando los es-
fuerzos paternos o del marido y llenar las aspiraciones del porvenir.
Para preparar platos sencillos se requieren 30 lecciones y des-
pués pueden abordar la cocina burguesa y por último la artística.
Hay cursos inferiores que comprenden 26 lecciones de 4 horas
ezda una, en las que se trata: 1? del fuego y del libro de contabili-
dad ; 2? del agua, de las sopas de agua, de papas, de judías y del to-
cino, todo hervido; 3*, principios de la alimentación ; 4%, de la leche,
arroz con leche, frutos cocidos, alimentación del niño, sémola, ensa-
adas y sopas de lentejas; 5%, el queso, la mantequilla, las grasas,
sopas con espinacas y ensaladas; 6*, de los huevos, las tortillas, so-
pas de legumbres y puré de papas; 7*, de la carne, el caldo, el hue-
vo frito, papas con salsa blanca; 8”, el asado, caldo con huevos, asa-
do de ternera, cebollas y macarrones; 9%, Beefsteaks, salsas rubias;
1€?, vísceras; 11%, pescados; 12?, papas; 13%, legumbres.
Estos '“menús”” se usan también en la suiza alemana y varían
en su composición para que no se aburran.
Actualmente en muchos pensionados franceses tienen una eoci-
na y una huerta para que las niñas desde el principio conozcan lo
que son las provisiones necesarias a una casa y el medio de conser-
varlas en vasijas apropósito. Aprenden a hacer dulees de frutas y
conservas para el invierno. En el jardín cultivan flores para deco-
rar la sala y legumbres para el cocido.
Estas son verdaderas lecciones de cosas, instructivas, interesan-
tes que dan temas para muchas composiciones en las que pueden
demostrar el conocimiento y la práctica.
Algunos creen que esta ciencia se aprende sola y que no precisa
dedicarle tanto tiempo, ya que la escuela tiene que enseñar tópicos
de más interés que el menaje y que éste recarga los asuntos esco-
lares.
Felizmente no prospera esta opinión y entran a ocupar sus pues-
tos otras más favorables en que se reclama la familiarización de la
niña con los deberes indispensables a una casa.
Si se dedicara como libro de lectura alouno de economía do-
méstica no se aumentaría el trabajo y daría buen provecho puesto
que la pedagogía aconseja despertar las energías del educando. Pa-
ra que asimile bien dicho libro tiene que estar acostumbrada la
alumna a leer por medio de una educación metodizada, para no re-
caer en el defecto que señala la Srta. Scudery, cuando dice *“que
no sabe leer aquella que no comprende lo escrito””.
200 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
SUIZA
La propaganda y esfuerzo de la Sociedad femenina y masculi-
na, de Utilidad Pública, y la Asamblea Federal, han dado grandes
resultados.
Estos han creado muchas escuelas, siendo en los cantones alema-
nes la primera la de Madame Wyder, que creó un curso para maes-
tras.
También las hay en Berna, Basilea, ete., en conjunto 16, con in-
ternados, 16 cursos culinarios para externos y 68 con cursos de lee-
ciones hebdomadarias. Están anexas a las escuelas primarias en
muchas ciudades. En Zurich existe un curso de cocina para los ni-
ños anormales.
Los complementarios son para adultos de 16 años y externos.
En los cantones franceses, por ejemplo, eomo en el de Friburgo,
se llevan la palma por lo bien que mantienen sus escuelas haciendo
la enseñanza obligatoria.
Cada local se compone de una cocina, saleta de comer, cueva, la-
vadero, sala de trabajo que sirve para planchar y un jardín alre-
dedor.
Los cursos comienzan a las 8 a. m. para concluir según las esta-
ciones a las 5 o las 6 de la tarde.
Las muchachas pagan un real por su comida y merienda y las
faltas de asistencia se castigan si no tienen un permiso de antema-
no o licencia.
Se lleva un registro de gastos y otro de recetas prácticas. El
examen final es a los dos años.
En 1907 tenían 889 alumnas que ya habían probado su estancia
en la escuela primaria para poder ser admitidas.
Tienen las normales dos vacaciones al año, la de Navidad y la
de Pascua de Pentecostés. Es una institución superior. Sus diplo-
mas honran al cantón de Friburgo, uno de los mejores de Suiza. Co-
mo el cuidado de la infancia y la higiene son estudios preferentes,
cuenta la Normal con una sala para niñas de dos años, como si fue-
ra para muñecas, donde van niñas de dos años durante 8 días, para
que las cuiden y practiquen con ellas bajo la dirección de una maes-
tra experimentada.
La escuela de Ginebra cuenta 257 niñas que siguen un curso
completo primario y superior: el programa está basado en la expe-
riencia de varios años. No basta ser una madre de familia experta,
pas
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 201,
sino que se distinga por la elevación de sentimientos morales con
buen sentido práctico y todas las cualidades intelectuales que se ne-
cesitan para ser una madre de familia modelo. Hay que familiari-
zarlas con su misión, inculcarles desde temprano hábitos de orden,
de economía, de trabajo y de cuanto comprenda el deber doméstico :
ese es el fin a que aspira la de Ginebra, (ideal con el que sueño yo
también para mi tierra).
La de Lausana está bajo una Junta de Patronos, compuesta de
los Directores de las Escuelas y de un Comité de Damas: su ense-
ñanza es gratuita.
A la de Yverdon van por turnos semanalmente a lavar, cocinar,
etc. En el Cantón de Vaud, las Sociedades Industriales en invierno
dan cursos comunes a los que asiste numeroso público, mujeres de
todas clases y edades: es una especie de lección, aplicable a todas
las clases sociales, pues tiene cocina popular burguesa y aristocrá-
tica.
Duran 3 meses con 20 lecciones de 3 a 4 horas. La de Sion en el
Cantón del Valais es la más antigua.
La de Tesino dice así: “Nuestro programa obedece a la necesi-
dad de formar mujeres para la familia, porque está comprobado
que es la ayuda moral, material e intelectual de la sociedad. Nues-
tra aspiración viene a llenar ese vacío.””
Todos los cantones tienen cursos diarios, alternos y obligatorios
en las escuelas primarias.
Las Normales están en Berna y Zurich, sobresalen las de Fri-
burgo, Ginebra y Neuchatel. Les dan mucha importancia porque
el “elemento estudiantil viene bien preparado. Allí reciben revistas
porque del intercambio resulta una fuente de progreso. No se pue-
den aferrar a la rutina, sino aprovecharse de las experiencias
ajenas.
Al visitar las escuelas ve uno prácticamente cuanto relatan las
revistas y como tercer factor están los congresos, en los que se pal-
pan los resultados de cada país, estableciéndose una comunicación
estrecha internacional.
Madame Jeane Brunhes expresa que las escuelas menajeras no
sólo son un nivelador social, sino que deben ser en cierto modo tra-
dicionalistas, para utilizar lo bueno que recibimos de nuestros abue-
los. Apréndese entonces platos regionales que no están incluídos en
los libros de cocina y que son especialidades como el pan normando
y entre nosotros el casabe.
202 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
Los cursos de verano para que sean más eficaces se dan a veces
de repetición y la propaganda se hace por medio de conferencias.
Dice Madame Coradi Stahl: *““La persona que enseña debe po-
seer a fondo la materia que explica, no sólo por haberla estudiado,
sino por haberla aplicado prácticamente: lazo invisible que une la
teoría a la práctica. ”” ;
Los jardines escolares están enclavados en los terrenos munici-
pales; pero ahora se trata de establecer el *“jardín familiar”” en
que cada familia buscará su entretenimiento en atender los fruta-
les y las huertas. Es uno de los ideales de las escuelas menajeras mo-
dernas y para ello trata de influir en las jóvenes para que amen las
plantas, las siembren y las cuiden, en donde quiera que vivan.
I
ITALIA
Puede decirse que la impulsora del menaje en Italia ha sido la
reina Margarita madre del actual soberano; ha mostrado siempre
verdadero interés por el papel que desempeña la mujer en su casa
y en la sociedad.
Este augusto ejemplo ha sido seguido por. la Sra. Adela Levi
Della Vida que puede decirse ha tomado la misión menajera como
un apostolado.
Hace años que estudia con calor estas materias y ahora se dedi-
ca a los métodos, a pesar de su avanzada edad de 80 años: sigue in-
teresadísima la marcha de la escuela que acaba de abrir en Roma
para las muchachas de clase obrera.
Siguiendo su ejemplo se propone abrir otra la Baronesa Alicia
Franchetti en ““Cittá Di Castello””, pero la iniciativa privada se ha
desplegado más en el norte de la península.
La de Bérgamo corre por cuenta de los industriales. Las de
““Mreviso y Udino”” dan grandes resultados, en ella aprenden el
manejo práctico: la primera fué instituída por un legado que dejó
la Sra. ““Codemo””.
En Milán existen cursos prácticos que dirigen la Sociedad Hu-
manitaria y la escuela preparatoria de la Sra. Rebecia Caldemmi.
Un Comité de Damas de Turín cuya Presidenta es la Sra. Ma-
ría Parea Ceriani, ha abierto una casa que aloja 12 jóvenes para
aprender un curso de 6 meses; a veces resulta difícil la tarea, por-
que aunque es gratuita prefieren los obreros mandar sus hijas a la
i
|
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 205
fábrica. Pero esta escuela llamada ““Buona Massaja'” ha desperta-
do simpatías porque enseña las artes manuales,
Hace tres año que existe en Pisa una escuela profesional y de
educación doméstica. En Roma el Comité de Damas ha inaugurado,
una escuela menajera confiada a la Srta. Josefina Scanni; y tam:
bién existe un curso menajero en la ““Obra Pía Reina Margarita”?
que está bajo el patronato de su majestad la Reina Madre; esta es-
cuela se halla situada en el Transtevere y la frecuentan treinta mu-
chachas, a pesar de ser ese uno de los más viejos barrios de la ciudad
eterna.
En la capital se mueve con inteligente actividad la llamada
“Giuseppe Massini””.
Dos escuelas agrícolas son de citarse, la “* Mienarda”” de Milán
y la de la Sra. Carolina Valvassori, Directora de la escuela de Flo-
rencia. El gobierno ha decidido subvencionarlas ya que la iniciativa
privada se agita tan intensamente.
En Noviembre de 1907 se celebró una Exposición de las escuelas
profesionales en el palacio de Bellas Artes y acudieron Comisiones
de las de Bolonia, Venecia, Florencia, Milán y Palermo: presenta-
ron ropa limpia, pastas finas, confituras de frutas, etc.
La enseñanza agrícola sigue el modelo belea y los cursos son
bienales.
En Florencia se ha establecido un instituto de Agricultura y
Economía Doméstica para señoras y señoritas. Tiene colección de
plantas, una vaquería modelo, con cien vacas, un depósito de uten-
silios de agricultura y un laboratorio para secar las legumbres y
preparar las frutas en conserva. El fin es encaminar a las jovenci-
tas por los estudios modernos y prácticos.
ESPAÑA
Aquí se han hecho algunos ensayos en las clases de cocina erea-
da por la Sra. de Lluria en el centro de cultura popular. D. Ama-
lio Jiménez cuando fué Ministro de Instrucción Pública instituyó
las clases de cocina y economía doméstica en las escuelas de Artes
y Oficios.
Hace poco tiempo se propuso instituir las de Menaje el Minis-
tro D. Julio Burell. Doña María Pérez de Mendoza publicó en Va-
lencia una obra sobre menaje titulada “Misión Social de la Mujer””
y se refiere al Congreso de Friburgo.
204 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
A dicho Congreso también acudió la Sra. Carmen de Burgos Se-
guí, profesora de la escuela de Artes Industriales de Madrid, quien
ha escrito la obra titulada ““La Mujer en el Hogar””. En general la
enseñanza menajera está atrasada.
EL CANADÁ
Las principales escuelas son las agrícolas, pero como todas las hi-
jas de los cultivadores no pueden asistir a las escuelas, allí el siste-
ma de conferencias hace un gran papel; para poder tenerlas bien
distribuídas se forman asociaciones. Estas han tenido en dicho país
un éxito incaluculable. En ocho años una sola provincia ha fundado
277 círculos agrícolas, cuyas secciones prosperan admirablemente.
Si Canadá y Bélgica han demostrado palpablemente el beneficio
de estos centros, las demás naciones deben imitarlas de igual modo.
El Canadá cuenta con el magnífico Instituto “Mae Donald”” en
Guelph, Estado de Ontario, que ofrece cinco cursos regulares, dos
de ellos profesionales y tres no.
Los primeros duran dos años y son a propósito para las que es-
tudien para asilos, hospitales, y cuidados de la casa. Una gran par-
te del segundo curso se destina a los trabajos prácticos y se ensayan
haciendo compras y distribuyendo los artículos. Los cursos siguien-
tes pertenecen a la Normal, que prepara el profesorado; aquí ha-
cen una diferenciación, a las que son maestras les basta con un año
de teoría y a las que no les exigen los dos años.
ESTADOS UNIDOS
En esta nación como en todas, la iniciativa privada, ha sido el
brazo poderoso sobre que se ha apoyado el Estado. Le cabe la gloria
al Instituto de Pratts en Brooklyn el haber sido el iniciador de esta
enseñanza ; durante muchos años ha servido de modelo y de envidia
a sus competidoras.
Exige a sus matriculados que alcancen el rango superior en pe-
dagogía y los estudiantes van por etapas hasta cursar un profesora-
do tan científico que pueden llegar a ser maestros o superinten-
dentes.
El curso es de dos años, pero tan fuerte, que ni la tercera parte
ha llegado a aprobarlos; el año complementario suelen algunas con-
tinuarlo.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 205
El Instituto de Pratts no puede tomarse como una escuela, por-
que sus clases son técnicas, todas sus ramas convergen a la eficien-
cia profesional y en este sentido se destaca por su sistema científico.
En la ciencia doméstica se incluyen cursos de química, orgánica
e inorgánica, historia natural, fisiología, bacteriología, teneduría de
libros, construcción, calefacción, sanidad, instrucción doméstica y
dietética; preparación de enfermeras y la cocina para inválidos, la-
vado, dieta para los niños, economía de la casa y costura.
El normal abarca fisiología, historia, ciencia de la educación,
métodos y procedimientos, unido al dibujo, el tejido, el erochet, la
hechura de sombreros y los cuidados de la casa.
Es muy interesante el eurso de un año que toman algunas mu-
jeres para conocimientos generales sopre ciertos oficios, como el de
ama de llaves, directoras de casa de huéspedes, inspectoras de hos-
pitales, de orfelinatos, cocineras, criadas de servicios, ete. Preparan
anualmente 175 muchachas.
El único plantel que tiene separadamente su escuela Económica
es el de Barnard en la ciudad de New York y cuesta sostenerlo
$10,000. La cocina tiene dos departamentos, uno en el piso bajo pa-
ra trabajar y el de la planta alta es para los experimentos.
Un piso entero está destinado a comedor, salas y dormitorios, de
cuyo mueblaje y decorado están hechas cargo las alumnas.
Se estima que el manejo de la casa directamente inculca los
principios generales de esta enseñanza.
La escuela tiene su Banco y a él acuden las muchachas con su
libreta de cheques para hacer sus pagos después de comprar los ar-
tículos que han necesitado y luego los profesores les revisan estas
cuentas.
El Instituto de Dexel en Filadelfia establecido en 1891 tiene un
curso cada bienio parecido a los de Pratts. Mucha importancia se le
concede a la dietética; la práctica culinaria es de las más adelan-
tadas.
Hay un curso breve y especial para aquellas que no tienen expe-
riencia alguna de la casa en ningún sentido.
Semejante es el Instituto Mecánico de Rochester en New York.
“Simmons College”? de Boston en 1899 fué el único que unió la
teoría a la práctica. Sus directores no-escatiman sacrificios para
equipar sus departamentos, pues hay una corriente de emulación
entre su profesorado.
La Asociación de Mujeres Cristianas como otras particulares
206 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
auxilian mucho esta enseñanza; como ejemplo citaremos a la seño-
rita Elena Gould, que sostiene una escuela de caridad con cursos de
verano para los niños de ““Tarry-town”” a los que enseñan los me-
jores maestros profesionales, muy bien pagados por la altruista se-
ñorita.
No hay que ocultar que ella misma aprende a cocinar, coser y
bordar, porque la riqueza no le dispensa a ninguna mujer sus obli-
gaciones caseras.
Otras señoras prominentes toman parte en este movimiento cien-
tífico como Miss Grace Dodge, Mrs. Henry Fairfield Osbonn, una
de sus mejores defensoras y Mrs. Richard Irwin.
EN LAS UNIVERSIDADES
La escuela más prominente de ciencia doméstica de la parte
oriental de la nación americana es la de la Universidad de Colum-
bia en la ciudad de New York.
- Primero se caracterizó como profesional en 1898, conectándose
ccn las demás del país. El curso académico dura dos años alcanzán-
dose el título de bachiller en ciencias de educación.
Entre las diversas ramas tiene la de construcción y decorado la
de las plantas textiles y trajes, con un departamento modelo y ex-
perimental que consta de siete salas.
La nueva escuela de Artes Domésticas (Teacher's College) tie-
ne la ventaja de poseer un hermoso edificio dedicado especialmente
a esta ciencia: el menaje que se inauguró en 1909; es de piedra
y tiene seis pisos. El secreto de esta esplendidez se debe a un regalo
anónimo de $400,000 que por cierto no alcanzó, pues el costo superó
a esta cifra.
Se construyó para 500 muchachas, pero ahora admite el duplo;
las autoridades la prepararon para un grueso contingente, y no se
equivocaron, porque aún no abastece a lo que se necesita y para co-
rroborar este aserto daremos estos datos:
En 1909 la Universidad recibió la petición de 71 maestras para
que enseñaran por todas partes en los Estados Unidos y no pudo
enviar más que 25. Solicitaron de nuevo 121 y no fueron más que
48. Más tarde encarecieron que precisaban enfermeras para los hos-
pitales y mandaron 8.
De modo que desde el punto de vista comercial esta carrera ofre-
ce vasto campo a la mujer para que sienta su espíritu estimulado.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 207
El “Teacher's College”” permite a cada alumna que escoja el ramo
que más le agrade para especializarse.
La tarea femenina es indiscutible, sobre todo para aquella que
crea que la mujer educada es un apoyo para la nación: en ese
caso puede desplegar su inteligencia y patriotismo en las labores
del hogar que solicita diariamente las simpatías y el sentido común
de la mujer.
Los ideales de la escuela directora y la conciencia de las alum-
nas debían contribuir a que se tomara la tarea como vocacional y
no mercantilmente.
Ninguna otra Universidad cuenta con mejor equipo de utensi-
lios, pues tiene hasta un laboratorio de física y química orgánica e
inorgánica, fisiología, etc. En cada departamento de su respectiva
facultad, los productos son perfectamente examinados, para que se
den cuenta de'lo que es la adulteración, que es asunto primordial
para la familia y de interés para el orden público y social. Es una
de las mejores de la Unión porque abarca la economía política, las
artes y la sociología. Lo mismo se analizan los tejidos, para poner de
manifiesto las trampas de los comerciantes, combatiendo valerosa-
mente la ignorancia popular. Ninguna puede pedir su admisión sin
haber estudiado antes dos años en la Normal. El programa se divi-
de en 10 grupos teóricos y prácticos.
El primer año lo ocupan la nutrición ordinaria de viejos y jó-
venes, el problema de las dietas en los asilos y hospitales como todo
lo que se relaciona con la dirección de la cocina y el servicio.
La química trata de las sustancias nocivas y de las más nutriti-
vas. Las plantas textiles y los trabajos de aguja enseñan la regula-
rización de ciertas faenas como bordar, hechura de sombreros, ete.,
todo lo que pueden hacer en la fábrica.
Las artes menajeras se ocupan del presupuesto familiar econ sus
gastos y economías, cuidado de los enfermos y los trabajos de la
ama de llaves, que son : hacer las camas, pulir la plata, lavado, com-
pra y venta en el mercado. :
Otros grupos estudian fisiología e higiene, sanidad y bacteriolo-
gía. La ciencia doméstica está dirigida por la Srita. Elena Kinne,
conocida en toda la nación por su vasta ilustración científica y los
trabajos manuales están a cargo de la Dra. María Woolman. En el
Estado de Illinois está la Universidad de Cornell que da un largo
curso de economía doméstica en 4 años y está conectado con el de-
partamento de agricultura.
208 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
Se estudia en ella ciencia, arte y economía política, con traba- .
jos prácticos en los laboratorios, dándose al mismo tiempo lecturas
domésticas.
En 1908 fué a Cornell una escuela menajera durante el verano
para escuchar a los más prominentes hombres de ciencias contem-
poráneos como el Dr. Mendel de la Universidad de Yale y al Dr.
Zulth de Berlín que dieron lecciones especiales sobre la nutrición
y los asuntos económicos; al mismo tiempo demostraron su alta
cultura los profesores del Colegio de agricultura de Cornell. Esta
Institución tiene una escuela doméstica en ““Urbana”” con extensas
clases que responden a diferentes necesidades y enseña:
12 A aquellos que deseen ser profesores; 2% A los estudiantes
que anhelan especializarse, pero que al mismo tiempo quieren tener
ideas generales de la ciencia del menaje; 3? A las que se dedican a
la economía doméstica.
Alí han resuelto el problema del modo siguiente. El Departa-
mento de ciencia social ha alquilado una gran casa próxima al cam-
po, dividiéndola en iguales habitaciones. En una ala de la casa se
instruyen las alumnas sobre las teorías y prácticas modernas y en
la otra se sigue el procedimiento antiguo de muestras abuelas. En
la primera se cocina y lava con gas y electricidad y sus pisos están
encerados. En la segunda se usa el petróleo, se extrae el agua por
medio de una bomba y los pisos son de pino blanco.
Las discípulas tienen que hacer sus comparaciones sobre la mis-
ma realidad ; en cada departamento están bajo la supervisión de los
profesores. Es la primera vez que un colegio para mujeres tiene
esos dos casos a la vista.
Las damas que están al frente son de cultura superior y utili-
zan los métodos progresistas: una es la Srta. Flora Rose y la otra
la Srta. Martha Van Renssenlaer que da clases de lectura domés-
tica. También han abierto un curso trimestral para las mujeres de
todas las condiciones sin requisito alguno; es una vulgarización
científica eficacísima.
Los agricultores de la vecindad de ““Ithaca””, van a Cornell en
invierno que es la época de la paralización de las haciendas y to-
man cursos de utilidad para la vida rústica, como el teñir las telas,
conocer las plantas medicinales, decorar una casa y atender a su
higiene sanitaria. Ellos vienen acompañados de sus esposas que
aprenden igualmente.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 209
Para los que no pueden ir hasta Ithaca, está preparado una es-
pecie de curso volante por la Srta. Martha Van Rensselaer.
Esta lleva anualmente cinco folletos nutridos con tópicos dife-
rentes, sobre motivos individuales, de clubs domésticos, se discuten
los problemas sugestivos de sanidad, decorado y bacteriología.
El último año se trató de “los alimentos”? y unas 13,500 mujeres
juntas estudiaron los temas en las bibliotecas ambulantes.
CURSOS AGRÍCOLAS
Uno de los más competentes es el de la escuela de agricultura
del Estado de Kansas y no le supera nineuna del Oeste, es un cen-
tro de eficiencia sobre asuntos económicos.
Después de dos cursos se alcanza el grado de bachiller, y los que
no los completan llevan un certificado. El edificio que ocupa costó
$70,000, todo está dedicado a la ciencia y arte doméstico. Otro se-
mejante existe en Fort Collins, Estado de Colorado, con cursos pa-
ra mujeres que también duran 4 años. Se pueden especializar las
alumnas en los diferentes ramos si son discípulas de las Normales
y tienen 21 años. El de la Universidad de Missouri consta de cursos
para tres años. El tópico alimenticio se enseña por métodos inducti-
vos, desarrollando el alumno en composiciones los principios gene-
rales. Se estudian los textiles referentes a los trajes, para saber ves-
tirse, higiénica, confortable, económica y artísticamente.
La Universidad de Chicago tiene de profesora a Alicia Peloubet
Norton, allí se trata escrupulosamente de aunar las teorías y ense-
ñanzas químicas aplicándolas o aunándolas a los trabajos de la vida
diaria.
La Universidad de “Washington”? en el Departamento de Co-
lumbia tiene dos laboratorios para estudiar la nutrición y está bajo
la inspección de la Secretaría de Agricultura.
De esta intrincada máquina del alimento y nutrición se derivan
una serie de experimentos que redundan en beneficio del hogar.
Como una remembranza de los viejos y sencillos tiempos de los
puritanos ha aparecido una escuela agrícola en **Alfredo””, ciudad
del Condado de Alleshany, que se jacta de tener 500 habitantes
La Universidad de ““Alfredo”” la ha instituído una congregación
Baptista que en conexión con el Estado ha abierto la escuela de
agricultura.
Tienen un plan de concentración de estudios domésticos, agrí-
210 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
colas y pedagógicos. Funciona semestralmente en invierno, que es
cuando se imposibilita laborar en las haciendas. Se inauguró el 18
de octubre de 1909.
La Universidad de San Lorenzo en “Cantón””, Estado de New
York, tiene su escuela agrícola con un curso de 2 años, los laborato-
rios están divinamente equipados, a pesar de contar escasamente 40
discípulos. Allí les permiten dedicarse a las ramas que quieran, y
practican con mayor eficacia. Las muchachas se turnan, unas veces
son hosteleras, otras cocineras, lavanderas y así sucesivamente van
pasando por todos los ramos de la enseñanza.
Estas son las Universidades que tienen escuelas de ciencias do-
mésticas de arte mecánico y agrícolas: A
Lincoln en Nebraska, que tiene un departamento especial.
Purdue en Lafayette, Indiana.
San Antonio Park y San Pablo-Storrs-Connecticut.
Dahlonega, Georgia.
Ames, lowa.
Lexington, Kentucky.
Knoxville, Tennesee.
Arte Mecánica, Dakota del Norte.
Corvallis, Oregon.
Brookings, Dakota del Sur.
Logan, Utah.
Pullman, Estado de Washington.
ESCUELAS PÚBLICAS
Se introdujo la enseñanza casera en las de New York hace doce
años, con la costura en los grados superiores, popularizándose más
que la cocina, por requerir utensilios menos complicados.
Surgió entonces un llamamiento para exigir las escuelas voca-
cionales para que se despertaran las aficiones innatas, y también las
profesionales para el desenvolvimiento de estas especialidades.
Cuando comenzó la Directora de cocina Mrs. Mary E. Williams
hace 2 años, sólo había 3 maestras cocineras, y hora se cuentan por
centenares.
En el curso del primer bienio está inclúído la nutrición, el cui-
dado de los niños y la higiene del hogar.
En algunas escuelas hay clases para niñas anormales de comidas
sencillas, todo simplificado en el programa.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 211
La clase de cocina en las Normales ocupa puesto preferente, en-
señándose técnica y prácticamente y las nocturnas son para adultas.
La llamada “Washington Irving”” está divinamente montada y da
excelentes resultados, aprenden en ella 1,600 niñas a cocinar, lavar,
cuidados de la casa a higiene.
En la de “Springfield”? y otras de “Massachusetts?” tienen un
número enorme de adultas en los cursos nocturnos, éstas realizan
un brillante noviciado.
La Asociación Americana de Economía Doméstica inició en “Lake
Placid”” en Adirondacks unas conferencias que ampliaron esta cien-
cia, al extremo que en enero de 1909 en Washington se formularon
planes para la organización definitiva de esta asignatura.
Una de las escuelas profesionales más interesante es la Normal
de “Framingham””. Es gratuita para los residentes y dura 3 años
el aprendizaje exigiéndose trabajos de eran calidad.
El Colegio del Laso Erie en Paineville (Ohio) da clases diarias
que duran 25 minutos, entrega sus diplomas de bachiller y sigue el
ejemplo de las de Illinois y Missouri, tocante a dar conferencias co-
nectadas con el Instituto del **Country Farmers””.
JAPÓN
En el año 1900 creó el Japón su Universidad femenina en Tokío
y ha puesto en sitio preferente y honorífico los conocimientos en
que se revelan las aptitudes especiales de la mujer.
La primera Facultad se llama “Lección de Ciencias Domésti-
cas”? y comprende cursos de moral, psicología, pedagogía, fisiología,
higiene, física, química, historia natural, ciencia de arte doméstico,
economía social, derecho, historia del arte, educación física, lenguas
modernas, metodología, música, dibujo, pintura, ete.
Los cursos duran 3 años, después de los cuales la Universidad
expide el título de doctora en ciencias domésticas.
La enseñanza menajera cuenta con una Normal que no sólo no se
ha dejado aventajar por las de Europa sino que la organización de
sus programas exige aún más, o sea para la admisión de candidatas
los estudios secundarios completos, quiere decir, los mismos que exi-
cen las Universidades. ;
212 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
CONCLUSIONES DEL CONGRESO DE FRIBURGO
Conocida ya la historia de la enseñanza menajera pudieron los
conoresistas de Friburgo, entrar de lleno en las diversas cuestio-
nes de fondo, que afectaban a esa enseñanza.
¿Cuáles deberán ser los requisitos para ser admitida como fu-
tura maestra menajera? Esta fué la primera grave interrogación
que hizo el Congreso a sus ilustres miembros. Las respuestas fueron
numerosas exponiéndose muy variados puntos de vista. Iniciada la
discusión, ésta se elevó a polémica ardorosa. “La maestra menajera
debe estar a la altura de su misión trascendental””—dijo Mlle. Gé-
hin de Bar Le Duc—en tono sentencioso. “No debemos cerrar las
puertas de esta enseñanza a las personas que tengan felices dispo-
siciones pedagógicas”? advirtió el presidente Brunhes, rompiendo
una lanza por la moderna teoría pedagógica que sostiene que lo pri-
mero en la maestra es “saber enseñar””. ““No exageremos, no
eXageremos...... , dijo con voz moderada Madame Moll Weiss,
delegada por Francia. Y ese fué, en definitiva, el criterio de
templanza en que se inspiró el Congreso acordando que la me-
najera había de probar suficiencia pedagógica y preparación pa-
ra el cultivo de las ciencias y de las industrias domésticas, pu-
diendo justificar estas últimas con un diploma de institutriz, gra-
do que no se conoce en Cuba y que está muy generalizado en
Europa y en los Estados Unidos. Esto, en lo que se refiere a las fa-
cultades intelectuales propiamente dichas de la futura menajera.
En cuanto a lo moral, el Congreso no pudo ser más severo; y con
razón a nuestro juicio. La profesión pedagógica, además de noble
misión, es un apostolado. A una maestra que va a iniciar a sus
alumnas en la divina ciencia del hogar, debe exigírsele un sentido
moral más estricto que a cualquiera otra cuyo espíritu no haya de
influir tan directamente en ellas. “La menajera—dijo en sus eon-
elusiones el Congreso de Friburgo—debe ser de elevados sentimien-
tos; tener orden en la dirección; exactitud en el programa cotidia-
no; una severa vigilancia para que nada se le escape; una actividad
prodigiosa sin degenerar en agitación estéril y, por último, pacien-
cia, bondad y sacrificio. ?”
Hasta en lo físico fué también muy exigente el Congreso acor-
dando que no se admitieran en el personal de enseñanza a aquellas
que no reunieran una salud a toda prueba, porque el trabajo se di-
jo, es ““fuerte””. La que dirige un grupo tiene que levantarse la pri-
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 213
mera y acostarse la última. Debe estar preparada para sobrellevar
una suma enorme de fatigas.
Como complemento de las cireunstancias internas de la ense-
ñanza menajera acordó el Congreso de Friburgo que éste tuviera
un año o dos de duración y que fuera colectiva, esencialmente práe-
tica y experimental dándosele un matiz agrícola más o menos pro-
nunciado según las condiciones del lugar en que se estableciera.
Muy especialmente se recomendó que se diera a la escuela un ca-
rácter didáctico muy intenso.
Dando tonos científicos a esa enseñanza, se podrá vencer el des-
dén profundo que de antaño inspira a muchos el menaje conside-
rándosele como poca cosa. Para perfeccionarse la maestra menaje-
ra, se crearán en todos los países círculos o centros de estudios en
que se darán conferencias para el intercambio de pensamientos ; se
ofrecerán lecciones prácticas que sufrirán la crítica de las maestras
que a ellas concurran. A los cursos de repetición acudirán las pro-
fesoras periódicamente y se procurará la fundación de bibliotecas
en las que puedan consultarse las obras de los autores eminentes y
así estar al tanto del movimiento progresivo de todas aquellas ma-
terias que interesan a la menajera. Con el mayor interés se reco-
mendó la lectura de las revistas de ciencias de todos los países. El
periodismo sigue en su marcha una evolución ascendente, incesante
dice una de las conclusiones del Congreso—es el pedazo de verdad
que diariamente pone la sabiduría universal en nuestras manos co-
mo el más exquisito manjar.
La tercera y la cuarta sesión pueden considerarse como una so-
la, pues una fué continuación de la otra, y la quinta se dedicó a for-
malizar las conclusiones del Congreso. En la tercera y cuarta se tra-
tó de fijar, cuáles principios de la ciencia habían de ser objeto de
la enseñanza menajera, a qué clase de conocimientos humanos ha-
bían de alcanzar sus estudios, así como la metodización de su ense-
ñanza y sus programas.
También se discutió mucho y se emitieron opiniones muy varia-
das, llegándose a fijar conclusiones precisas en cuanto a la enseñan-
za menajera propiamente dicha limitándola a la cocina, particular-
mente a la del niño y del enfermo, a familiarizarse con los precios
de los artículos de primera necesidad y modo de conocer sus flue-
tuaciones en el mercado, saber el valor nutritivo de los alimentos,
conocer las artes del hogar, especialmente el corte y la costura y las
industrias domésticas más elementales.
214 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
La menajera debe también poseer conocimientos generales de
las ciencias aplicadas al menaje, e sean la física, la historia natural,
la medicina y la cirugía elemental de urgencia; pero donde dió un
paso de avance extraordinario revelando que se daba ya cuenta de
la trascendental función de la menajera, fué al discutir y acordar
cuanto se relaciona con la extensión y complemento de esa enseñan-
za. Descontando, desde luego, la aceptación del propósito unánime
del Congreso de substituir la antigua rutina por una pedagogía cien-
tífica que adopte el método intuitivo y experimental, se acordó la
creación de **Escuelas Volantes”? menajeras y dependientes de una
central, cuyas inspiraciones debían recibir: estas escuelas funciona-
rán en los locales de las primarias, pero sin interrumpir sus tareas.
Y entrando de lleno en lo que pudiera llamarse el trascendentalis-
mo de esa enseñanza en su alcance social se llegó a la conclusión de
que la misión de la menajera podía y debía ejercer saludable in-
fluencia:
A) A evitar el alcoholismo y la tuberculosis. La menajera tiene
que luchar contra estos males sociales que provocan una gran mor-
talidad infantil y si no logra por completo hacer desaparecer esas
plagas por lo menos podrá atenuarlas, reduciendo así el número de
sus víctimas.
B) Para embellecer y hacer agradable el hogar y retener en él
al marido, desenvolviendo un plan seguro de economía doméstica
haciendo el menor gasto posible para llenar las necesidades del
hogar.
C) Para remediar la emigración de los campos evitando la enor-
me sangría que significa el éxodo de los hombres a otros países. Esto
puede lograrse en las escuelas de matiz agrícola.
Por último, se acordó que las lecciones comenzaran desde la es-
cuela primaria, para que al llegar la mujer a los doce años estuviera
orientada en esta clase de estudios; y no faltó quien pusiera sobre
el tapete el problema de extender a los hombres la enseñanza mena-
jera y aunque se adujeron muy atendibles razones fundadas en el
fallecimiento repentino, grave y larga enfermedad o ausencia pro-
longada de la mujer, cireunstancias que pondrían al marido en una
embarazosa situación si desconociera por completo la ciencia del
menaje, no se llegó a ningún acuerdo definitivo, si bien hicieron
constar que el Congreso no tenía el derecho de multiplicar la res-
ponsabilidad de la mujer, haciéndola absoluta poseedora del arte
del menaje.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 215
Y como resolución final se aceptó la idea de crear cursos de pue-
ricultura, anexos a la enseñanza menajera para la formación de ex-
celentes madres de familias, así como abrir una oficina internacio-
nal, cuyo centro principal se establecería en Suiza, sirviendo de in-
formación y lazo de amistad entre todos los países.
No se separaron los congresistas de Friburgo, como hemos visto
sin acordar que eran complemento indispensable las escuelas de
puericultura, a cuya formación práctica debían consagrarse tam-
bién los devotos de la ciencia menajera para llegar a su perfección.
Las escuelas de puericultura, llamadas también ““Pouponniére””
a la inversa de las eréches y de los asilos, no tienen como fin la hos-
pitalización del niño. Se le recibe como pieza de estudio para expe-
riencias prácticas; y a fin de no hacer obras antisocial o antifami-
liar, no se admiten más que aquellos que estén separados de sus pa-
dres por cualquier motivo.
Los niños deben ser motivo de gran interés y solicitud por parte
del personal de esas instituciones al que se exige una severa respon-
sabilidad por la más pequeña omisión en los cuidados que reclama
esa temprana edad.
La idea de colocar al lado de la escuela menajera otra de pueri-
cultura se funda en una necesidad tan absoluta que no precisa ex-
tendernos mucho para explicarla: preparar a la mujer para el oficio
maternal es tan conveniente como enseñar al hombre a escribir y a
contar. En la misma ciudad de Friburgo se encuentra establecida,
desde el año 1903 una escuela modelo de puericultura. En ella cur-
san las jóvenes sus estudios prácticos y necesitan, por lo menos, 6
meses para alcanzar el diploma de ““niñeras””. Las alumnas deben
llegar a conocer perfectamente todos los cuidados y precauciones
que requiere un recién nacido, así como la medicina práctica de la
infancia, del lavado de sus ropas, el zurcido y remiendo de su ca-
nastilla.
Esta enseñanza de las madres es obra educativa al mismo tiem-
po para la familia y para la mujer: aunque ésta pertenezca a la
modesta clase de la servidumbre, no por eso deja de influir sobre
los niños. Es insensato exigir a las mujeres que conozcan todas las
responsabilidades que contraen al ser madres, ya haya corrido su
juventud entregada a futilezas o ya haya tenido que ganarse tem-
pranamente la vida en profesiones manuales. La ignorancia de la
ciencia maternal es, en ambas, la misma. Fundada en estas razones
incontrovertibles, la escuela de Friburgo obliga a todas las mucha-
216 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
chas que cursan el menaje en la escuela normal, a asistir a un curso
anexo de puericultura. Se les agrupa de dos en dos, durante tres o
cuatro semanas para cuidar y vigilar a los párvulos, prepararles el
alimento, tender sus camas y recorrer y lavar sus ropas.
De este modo si la muchacha es pobre, regresa a su casa con un
conocimiento perfecto del papel maternal, pudiendo aplicar su ex-
periencia personalmente en su propio hogar y aún en los de sus
amistades, y si es rica, podrá apreciar si su hijo es debidamente
atendido por la servidumbre.
Es curioso y admirable el funcionamiento de esta escuela de pue-
ricultura de Friburgo. Las alumnas que tienen más edad que las de
la escuela menajera, pasan en la ““Pouponniére”” dos mañanas se-
manalmente, por espacio de 6 meses, para que puedan instruirse en
todo lo concerniente a la educación física del niño. Para esta clase
de enseñanza se han establecido dos cursos trimestrales que com-
prenden 2 o 3 sesiones matinales por semana para alumnas externas
y a estos cursos pueden también concurrir sin tiempo fijo, las mu-
chachas en vísperas de casarse.
Es absolutamente indispensable que los niños que sirven para
las experiencias prácticas no sean mayores de dos años y han de
emplearse para su nutrición alimentos artificiales. Un médico es el
encargado de dirigir a las alumnas e indicarles las dosis de leche y
de agua con azúcar que deben administrarles; enseñándoles asimis-
mo a esterilizar la leche, desinfectar el biberón, etc.
En los casos en que se presenten síntomas de indigestión, la di-
rectora tratará de inquirir y explicar las causas y los remedios ca-
seros que deben aplicarse al niño; y cuando la indisposición es algo
más seria, la joven alumna se hace cargo personalmente del enfer-
mito, fungiendo como una verdadera *“mamá””, bajo la dirección fa-
cultativa del médico.
El establecimiento de estas instituciones ha contribuído a hacer
desaparecer prejuicios muy generalizados sobre la influencia del
aire y de la luz en la salud del niño.
Por ellas se sabe que las habitaciones sombrías los hacen palide-
cer, que el baño es indispensable tanto en verano como en invierno,
que la cabeza del niño debe permanecer perfectamente limpia para
facilitar el funcionamiento de la piel. Alejando la miseria fisiológi-
ca de la primera edad, evitaremos el fracaso individual, y, por con-
secuencia, el desmoronamiento social,
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 217
En este ensayo de las funciones maternales adquieren las jóve-
nes el hábito del sacrificio y de la abnegación.
Si en el mañana se ven obligadas a utilizar sus experiencias en-
contrarán preparado su espíritu y dispuesta su habilidad manual
para esa alta misión; y si no, bien puede decirse que no han perdi-
do el tiempo, porque de todos modos sus almas tiernas se han im-
pregnado de perfumado aroma sentimental y su corazón e inteli-
gencia se han llenado de ideas sanas de deber y de sacrificio. La ex-
periencia adquirida la pondrán al servicio de la Caridad y los me-
nesterosos contarán con una vida más que prodigue la beneficencia.
CONGRESO DE BRUSELAS
Dejando a un lado esas instituciones, verdaderos templos eleva-
dos al culto de lo que pudiera llamarse la maternología, cuya im-
portancia y trascendencia ha de ser cada día mayor, volvamos al
menaje y sigamos el curso de su creciente progreso en el mundo ei-
vilizado completando así su estudio.
Después del Congreso de Friburgo, los partidarios de las escue-
las menajeras no quedaron inactivos. La Oficina informativa crea-
da a consecuencia de las deliberaciones de aquel Congreso, empezó
a dar sus frutos.
De todas partes se pedían noticias sobre el funcionamiento de
las nuevas escuelas y se enviaban voces de aliento para sus inicia-
dores y sostenedores. La enseñanza doméstica había ya penetrado
en todos los países europeos y en el norte de América. Así fué que
al reunirse el Congreso Familiar en Bruselas, el año 1910 encontra-
mos también con una entusiasta representación, a España, que, co-
mo sabemos, no había tenido ninguna en el Congreso anterior. No
podemos decir lo mismo de los países latino-americanos, por desgra-
cia. Ni Cuba ni ninguna de nuestras naciones hermanas, ha concu-
rrido a estos Congresos, ni sabemos que le hayan prestado hasta
ahora toda la atención que merece. Exceptuando a la República Ar-
gentina que en este mismo verano ha inaugurado la primera en la
capital. .
El Congreso de Bruselas no tuvo la importancia que había teni-
do el de Friburgo, limitándose sus miembros a reafirmar cuanto se
había acordado anteriormente, y aduciendo nuevos argumentos en
favor de las tesis sustentadas. No hubo una neta discordante y más
que cenáculo de nuevas conclusiones parecieron los congresistas
218 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
reunidos para festejar el éxito de sus esfuerzos. La enseñanza fami-
liar había sido recibida muy bien en cada país y su práctica era
un triunfo resonante. El Congreso cerró sus tareas en medio del jú-
bilo de sus miembros y como nota de un sabor democrático muy sig-
nificativo, se hizo constar el deseo general de que la enseñanza do-
méstica se intensificara lo mejor que fuera posible en la clase obrera.
CONGRESO DE GANTE
Apenas transcurridos 3 años, encontramos otra vez deliberando
a los tenaces '“menajeros””, en el Congreso de Gante. La Comisión
Internacional de Enseñanza Familiar y la Internacional de Suiza
había creído conveniente que volvieran a reunirse los representan-
tes de esa Enseñanza para que con saludable tacto de codos (rela-
ción de contactos, diría un sociólogo) se comunicaran sus impresio-
nes, exponiendo los defectos que la práctica les hubiera hecho notar
y manera de remediarlos.
Se celebró efectivamente el 2? Congreso Internacional de Mena-
je en Junio de 1913 en la ciudad de Gante, Bélgica.
Sus conclusiones no han sido publicadas oficialmente en forma
de libro; pero me ha sido dado conocerlas gracias a la amabilidad
de nuestro representante diplomático en Bélgica, Dr. Francisco de
Zayas, quien asistió representando a Cuba y con un interés que
nunca sabremos agradecer bastante, las tomó directamente en las
oficinas del Congreso en Gante.
Más radicales que los de Friburgo, los congresistas de Gante,
sostuvieron que la enseñanza menajera debía ser obligatoria, no ya
sólo en todos los grados de la escuela primaria, sino también en el
Kindergarten, y que al efecto se solicitara el concurso de la fami-
lia para el arraigo y perfeccionamiento de una enseñanza que tan-
to ha de mejorar y ennoblecer las costumbres domésticas.
Y no sólo ésto. Cumpliendo el acuerdo tomado en Bruselas, se
pidió y se resolvió darle una nueva extensión a la enseñanza mena-
jera, creando cursos ““post-escolares””para obreras, en combinación
con los dueños de fábricas para que las hijas del trabajo no ignora-
ran la ciencia doméstica, y para que las adultas que hayan salido
del colegio sin estudiar la ciencia del menaje.
El programa de las asignaturas no dejó de sufrir modificaciones.
Además de las materias fijadas en Friburgo, se acordó que se hi-
ciera más intensa y eficaz la enseñanza en todo lo que se refiere a
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 219
la previsión doméstica, higiene femenina, y sobre todo, en lo que
allí se llamó la pedagogía maternal y la puericultura, aumentándo-
la con lecciones prácticas de visitas a los barrios y casas pobres, a
los enfermos y miserables, a las créches y orfelinatos, a las institu-
ciones de asistencia y beneficencia pública y hospitales, asilos o es-
cuelas especiales para anormales, y sordo-mudos.
El conocimiento personal de las miserias humanas y la manera
de remediarlas, dará a las jóvenes el sentido de la piedad razonada,
de la mutualidad inteligente y fecunda, y la visión sugestiva de los
deberes que imponen la solidaridad humana.
La asamblea demostró la eficacia de los procedimientos ya prac-
ticados para la propaganda y recomendó una campaña incesante de
carácter internacional a favor de la enseñanza menajera; aprobán-
dose, además, el establecimiento de las clases prácticas de hacienda
doméstica, arreglo, decorado y dirección de una casa escogiéndose
el tipo de una casa de la clase media, casa burguesa. Estas casas mo-
delos estarán habitadas por familias de modesta posición que se
presten para la experiencia de los últimos eursos de menaje, y las
alumnas, una de ellas, cada semana estará encargada del manteni-
miento del orden, limpieza y estética del mobiliario, vigilancia de
la cocina, en una palabra, harán la práctica de una ama de casa;
y por último, el Congreso, complacido, se enteró del progreso que
había tenido la enseñanza del menaje en relación con lo que ya se
conocía por las anteriores reunjones de Friburgo y Bruselas.
Efectivamente, la escuela doméstica había avanzado de un mo-
do extraordinario. En Francia, el Estado había hecho inscribir esta
enseñanza en los programas oficiales; numerosas asociaciones de or-
den privado se encargan de difundirlo y las escuelas libres se abren
por donde quiera. En París las escuelas prácticas preparan anual-
mente 500 alumnas, que conocen todos los deberes domésticos como
las nociones de higiene infantil y de maternidad. Se dan cursos y
conferencias de cocina popular y la prensa reparte y publica multi-
tud de recetas culinarias, estimulando el trabajo familiar, todo a
iniciativa del Estado, que paga con prodigalidad esta propaganda.
Portugal cuenta ya con tres escuelas normales de menaje y a su
favor se sostiene una propaganda enorme.
En Inglaterra la Administración Pública ha montado una coci-
na modelo sobre un cargo que es llevado a los principales centros
industriales y dos veces al día se enseña a las alumnas a confeccio-
220 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
nar platos comunes. Aparte de las clases, las profesoras dan conse-
jos prácticos a las amas de casa.
Las resoluciones del Congreso de Gante no pudieron estar más
en armonía con las que se habían tomado en Friburgo. Hubo avan-
ces naturales relacionados con el progreso de los tiempos, con el
éxito obtenido en todo aquello que se inició en forma de tentativa;
pero, en uno y otro Congreso se advirtió ya de un modo terminante,
que el pensamiento universal está ya definitivamente del lado de
los que piensan que la mujer que tiene tan alta misión que cum-
plir, no puede permanecer por más tiempo en la ignorancia de la
ciencia doméstica, de la puericultura y de la maternología, en una
palabra, de lo que ya hoy se entiende por ciencia del menaje en
general,
Los congresistas de Gante se dieron cita en Leipzig (Alemania),
pero la conflagración de Europa les ha impedido continuar su her-
mosa obra.
APLICACIÓN PRÁCTICA DE LA ENSEÑANZA MENAJERA
A LA ISLA DE CUBA
“Es innegable que las verdaderas venas de la riqueza son de púr-
pura y que no están asentadas en la roca sino en la carne; su apo-
geo final o sea el término de su grandeza está en la mayor produc-
ción posible de criaturas de soplo potente, de mirada clara y de co-
razón alegre. Quiere decir, que este manantial abundante proviene
de la vida misma. ”?”
Deseo inspirarme en el pensamiento de Ruskin, para que fruc-
tifique en esta tierra antillana, patria de mis amores y para la cual
anhelo la mayor prosperidad en el orden material, moral e intelec-
tual. La mujer, en la pluralidad de los rasos está comprobado que
es la que mueve el hogar, siendo su verdadera palanca; por ello me
intereso en esta enseñanza, que es la que trata de conformarla y de
inyectar en el hogar vigorosas corrientes de sanidad moral.
Tenemos, pues, las cubanas el estandarte de la educación me-
najera para que el progreso sea un hecho, y lograremos que la ge-
neración que nos suceda venga provista de las energías que da una
buena dirección en el orden social.
Démosle a cada cual el máximum de calorías morales y físicas
para que llegue a obtener en todos los órdenes el mayor grado de
perfeccionamiento.
Particularmente pidamos su concurso a la juventud.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 221
Las personas jóvenes son las llamadas a este aprendizaje, cuan-
do el alma y el cuerpo están llenos de frescura.
Hace algunos años quiso implantar aquí dicha enseñanza la seño-
ra María E. Keil de Greit, Inspectora de Kindergarten y de corte y
costura. Pero sus planes no se llevaron a cabo, pues regresó a Dres-
de, su patria, al cesar en su cargo.
También se ocupó de esta materia el Dr. Manuel Valdés Ro-
dríguez, catedrático de la Universidad Nacional, quien dedicó un
libro a este interesante asunto.
Poco se ha hecho pues a este respecto en Cuba, aunque esté in-
cluída la economía doméstica en el programa escolar y en el plan
de las Escuelas Normales, cuya organización ha sido aprobada por
el Congreso sin que hayan comenzado todavía a funcionar (1).
También ha figurado esta enseñanza en un Proyecto de Escuelas
de Artes y Oficios para mujeres en estudio del Congreso.
Asoma una nueva era y a esa iniciativa ha de corresponder en-
tusiasmada la cooperación particular.
Pueda este grano prosperar, crecer y multiplicarse contribu-
yendo todos al bienestar social de nuestro país.
Implantar en Cuba la enseñanza menajera en toda su extensión
con los enormes gastos que trae el sistema experimental comprende
que significa un serio presupesto que debe estudiarse detenidamen-
te, y no puede, por tanto, improvisarse.
Pero pudiera hermanarse, en cierto modo, esa reforma a las es-
cuelas existentes. Al declararse en la Unión Americana, desde ei
año pasado, obligatoria la enseñanza menajera, se ha utilizado mu-
cho del profesorado de la escuela primaria.
Del mismo modo pudiera hacerse en Cuba y establecer en cada
escuela pública, un aula dedicada a los estudios prácticos más ele-
mentales de la enseñanza menajera y fundando una Escuela Cen-
tral o Normal menajera que sirviera de modelo, en cada capital de
Provincia (2).
Y en el interior del país se establecerían las escuelas ambulantes
con matiz agrícola según el lugar. Esto no significaría un gran cos-
to y sería comó un ensayo, un medio preparatorio hasta que la Se-
(1) Dos meses después de presentada esta tesis el señor Secretario de Ins-
trucción Pública convocó a oposiciones para las cátedras de la Escuela Normal
de maestras, que ha comenzado a funcionar en Enero de 1916.
(2) Esta central será probablemente en el día de mañana, la escuela do-
méstica de nuestra Normal de la Habana.
222 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
cretaría de Instrucción Pública pudiera instalarlas de modo conve-
niente, después de resuelto favorablemente su instalación entre nos-
otros. A ese efecto, debe comenzarse una eficaz propaganda pro-
nunciando conferencias las alumnas de la Escuela de Pedagogía,
dirigida por el competente Cuerpo de profesores de nuestra Uni-
versidad Nacional, si así lo estimaren conveniente.
Estoy dispuesta a prestar mi modesta cooperación al proyecto
en el que creo ser secundada por mis demás compañeras y maestros
que quisieran agregarse a esta hermosa campaña en pro de la difu-
sión de los intereses familiars. Y no se diga que es tarea ardua, pues
de la iniciativa particular han brotado siempre las grandes obras
nacionales. Y gran obra es la enseñanza menajera, como he tratado
de demostrar en este sencillo discurso y como ya está reconocido
por las naciones más cultas del mundo.
En nuestro país fructificará, sin duda, esa propaganda.
Necesitamos no recargar el programa escolar, porque no tene-
mos el arrastre de cultura de las naciones más clvilizadas; así nos
bastará, por ahora, con coneretarnos a las lecciones teóricas indis-
pensables y a algunas clases prácticas según el sistema pedagógico
que marcha de lo fácil a lo difícil y de lo conocido a lo desconocido.
Después de haber reconocido algunos campos europeos que me
parecieron jardines, y de adquirir el convencimiento de que la cien-
cia doméstica es la principal motora de mil bellezas artísticas, mi
alma se volvió, eomo un pájaro sus alas, a la colina científica que se
llama nuestra Universidad Nacional.
Creo que ella como una planta eléctrica de doble potencia es la
que debe suministrar mayores alientos y sabiduría a sus alumnas,
para que bajo su inscripción vayan como heraldos de gloria a pro-
pagar por todo el país la ciencia de la familia, o sea la solidaridad
de la raza y el afianzamiento de la verdadera civilización.
Apprendámosla todas; que la casa cubana no temblará en sus cl-
mientos mientras predomine la idea, como una obsesión de conser-
var la homogeneidad entre los agregados sociales que constituyen
su población. Pero una obra fundamental no podemos encomen-
darla sólo al Estado; porque en ella estamos todos interesados, ya
que se trata del éxito de un programa favorable a la colectividad
social.
Como una sola voz respondemos al mismo tiempo, el profesorado
de la Universidad capitaneando la propaganda, la iniciativa privada,
las instituciones religiosas, el profesorado de Instrucción Pública,
EF
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 223
las escuelas públicas y privadas, para que como espejos reflectores
llevemos a grandes distancias nuestra fe, y una colosal cooperación.
En todas partes hay, por fortuna, elementos que se prestan al bene-
ficio público; en la Isla de Cuba no faltarán nobles damas que pres-
ten su apoyo a las escuelas domésticas.
Si las señoras ricas en el extranjero coadyuvan al menaje, no
hay por qué dudar que nuestras compatriotas de buena posición
“hagan lo mismo.
En Cuba se derrama la caridad porque las almas son generosas
y desprendidas; en esta obra de altruísmo, confío en el corazón de
mis conciudadanas que está siempre presto a contribuir con sus re-
cursos y su esfuerzo personal a todas las grandes obras.
Después de estudiar las distintas artes del menaje doy el si-
guiente programa con aleunos procedimientos que como un ensayo
me parece aceptable a nuestras escuelas.
PROGRAMA DE LAS DIFERENTES ARTES MENAJERAS.
COSTURA
En la escuela primaria puede iniciarse el arte doméstico.
Froebel en el Kindergarten, ha trazado una teoría de líneas
generales sobre mayor plan educativo. Los trabajos manuales son,
pues, la clave sobre que descansa la obra del Kindergarten.
Cortar el papel, pegarlo, coser, manejar la arcilla, todos son jue-
gos que dan oportunidad para pensar y desarrollar la actividad in-
fantil. Allí se enfrenta la niña con un cúmulo de conocimientos que
le servirán para el mundo, pues la obra de la escuela es social, ya
que en ella se va paso a paso por una gama de historias, cuentos,
cantos y ocupaciones propios de la complejidad del Universo.
REMIENDOS
Dice la experiencia que a las niñas no les interesa esta parte de
la costura y que ante ella demuestran su desagrado.
La habilidad de la maestra conseguirá que se inclinen a esta afi-
ción, aprovechando épocas determinadas como la Navidad para
preparar objetos que les son de gran utilidad. Por ejemplo, com-
poner sus vestidos usados, reformar las viejas formas de sombreros,
y darles cierto aspecto de novedad a sus trajes cambiando los puños
y cuellos, substituyendo las cintas si están desgastadas, etc. También
224 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
zurcir al hilo, con colores iguales los codos, si están saltadas las he-
bras. Zurcir las medias, renovar las usadas con nuevas plantillas
y poner remiendos a la ropa rota.
Al arte de componer tenemos que darle mucha preferencia y no
ocasionar gastos a la escuela, porque las niñas pueden llevar de sus
casas el material, como ropa de sus hermanitos para colocar re-
miendos a los pantalones; toallas para marcarlas o hacerles fle-
co; encajes desgarrados para que aprendan a simular el punto des-
truído. Un roto en la servilleta se presta a seguir la línea del te-
jido, colocando el remiendo en cuadritos, imitando la tela adamas-
cada. Incluye limpieza de cintas y galones, etc. En la escuela rural
se enseñará lo que sirve de aplicación directa a la vida, por lo tanto
lo principal será que cosan ropa burda y sencilla y trajes poco com-
plicados..
La que quiera especializarse puede en las escuelas superiores
llegar a ser bordadora, modista, florista y tenedora de libros.
Las de 2? año pueden llevarse la costura para su casa y volver
a traerla para consultar a la profesora. En las telas lisas dibuja-
rán, por ejemplo, un festón o cualquier otra cosa que aporte un
recurso y una verdadera economía a la casa conservando las piezas
de cierto valor.
COCINA
La clase de cocina entiendo que debe darse siguiendo el procedi-
miento de Madame Moll Weiss: las alumnas divididas en grupos
de 4 o 5, harán un presupuesto para preparar la comida como para
una familia que no pase de 6 personas. Primero aprenderán a hacer
platos sencillos, pocos, pero bien condimentados, para que con la
menor cantidad de dinero, puedan nutrirse convenientemente sin
temor a que el organismo no asimile elementos de reparación o de
calor.
Las sopas de leche, tortillas de huevos, purés, etc., alternando
un plato fuerte con otro de menos sustancias albiminoideas. Con un
libro de recetas a mano, se van escogiendo los que se hacen más
aprisa, los que son más digestibles y más nutritivos.
Se dará preferencia a los platos para enfermos, que son los me-
nos complicados: después los que se usan en las casas diariamente
como cocina burguesa y las que progresen extraordinariamente in-
tentarán cocinar y montar platos de la cocina aristocrática.
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 225
La profesora no preparará un discurso científico sino una breve
explicación de lo que está aplicando, para que marchen la teoría y
la práctica inteligentemente aparejadas.
Las discípulas se alternarán, y las que han auxiliado ese día en-
señarán, lo mismo, a otras compañeras sirviendo así las mayores de
monitoras.
Al campo según el estilo inglés se llevarán en un carro los útiles
de cocina y se enseñará lo que sea de mayor utilidad a la localidad,
como sopas de pollo, potajes de fríjoles y ensaladas variadas. Los
productos lecheros sirven mucho para la cocina como los de la huer-
ta, siendo los primeros de alimento completo.
También pudiéramos tener una escuela agrícola dirigida por un
par de esposos inteligentes y de experiencia secundados por una
maestra cocinera y otra de obras manuales, que enseña a lavar, plan-
char; otra para la contabilidad y la correspondencia y otra para
la lechería y animales de corral.
El Director daría clases de agricultura y de cuidado del gana-
do; su esposa enseñaría higiene, jardinería y pedagogía.
Una escuela fundada en esta forma y bajo tal base, dará a la
localidad un gran impulso y un señalado servicio.
Las escuelas volantes realmente que se dedican más que nada a
la cocina y como son de suma eficacia, pudieran los respectivos
ayuntamientos de cada lugar turnando igual que en Suiza y poner
por un mes una contribución a cualquier artículo de consumo, con
ese dinero pagaría el alquiler de un mes del curso volante, el gas-
to de material, de comida y alojamiento de los profesores.
Las clases durarían cuatro semanas y cada localidad tendría
nociones elementales de muchos ramos y aprenderían a confeccionar
comidas las mujeres de todas clases y edades que quisieran acudir.
También pudieran utilizarse las Granjas agrícolas ya estableci-
das instalándose en sus respectivos locales por unas semanas el cur-
so de ““Camino””, ya que ello habría de ser más ventajoso para el
Estado por los pocos gastos que habría de ocasionar.
PUERICULTURA
Estas aulas tan provechosas en Suiza no podemos llevarlas a la
escuela primaria. Solamente en las clases superiores pueden recibir
algunas explicaciones. Cuando se instalen las normales sí sería de
una importancia capital la enseñanza de este ramo,
226 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
CUIDADO DE LOS ENFERMOS
También tiene el inconveniente esta enseñanza que no se presta
sino en los grados más elevados; pero en los libros de lectura, pudie-
ra irse preparando el ánimo de aquellos niños que puedan estudiar
más tarde los asuntos de menaje.
Respecto al dibujo nada indicamos, por estar instalados ya en
las escuelas.
LAVADO
Primero se comprarán las vasijas y el fogón sobre el que ha de
hervir la ropa. Prácticamente se irá enseñando el porqué conviene
usar agua muy clara, en las que se disolverá bien el jabón, y si se
formaran grumos en la superficie, obedecerá a la presencia de subs-
tancias minerales. Remédiese ese mal echándole un poco de potasa.
Mudar a menudo el agua es un requisito para que blanqueen las
piezas, usándose el agua caliente para hacer desaparecer la obseu-
ridad del tejido, agregando cenizas de madera para las manchas de
grasa. Esta ceniza cuando seca tiene que ser inodora y humedecida,
exhalar un olor fuerte para que absorba bien el agua.
Se enseñará de qué está compuesto el jabón que será de seda
o aceite, originándose la primera de yerbas marinas como las algas,
a ésta hay que asociarle algunas grasas, como sebo de buey, o aceite
según la calidad del jabón.
Para la lejía se escogerá un jabón que dé espuma blanca y es-
pesa cortándose en láminas finas para que se disuelva aprisa, pre-
firiéndose para el lavado común, el azulozo, mejor que el blanco. El
de resina es muy activo y conviene a la ropa burda. El del aseo
personal es perfumado, porque tiene aceite fino de plantas aro-
máticas.
Los lavaderos públicos por lo general no tienen lienzos para se-
car y las lavanderas cargan las piezas mojadas para su casa. No
precisa que la ropa fina se ponga en la lejía porque pone amarillento
el algodón; enjabonándolos bien, quedan perfectamente limpios,
los cuellos, delantales, pantalones, etc., sumergiéndolos en agua
caliente antes de plancharse. Para espesar la ropa se almidona con
una especie de fécula que se saca del trigo; si el almidón es de bue-
na calidad, blanquea mucho y forma pirámide.
En Europa comunmente se saca el almidón de las papas y entre
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 227
nosotros de la yuca; después unido al agua caliente toma un espesor
de cola; el cocido es el mejor.
El procedimiento consiste en poner dos o tres cucharadas con
unas gotas de agua, se hace una pasta que se deslíe en un cucharón
de madera. Se le echa agua hervida y a fuego lento se va remo-
viendo siempre; después se cuela con un lienzo y se azulea con añil.
Para que no se espese el tejido, se le echa unas gotas de vinagre.
Se cuidará de la ropa nueva que se impregna más de añil, que la ya
usada ; el agua de lluvia se presta para el añil.
Para el planchado se toma la pieza aún humedecida, se estira so-
tre una mesa y según su tamaño se va desplegando en dos o tres
pliegues que se señalan con la mano, si se trata de manteles, sá-
banas, etc.
La plancha se prueba en un hienzo usado para que el calor no
manche la pieza que toma un color rojizo y es difícil de quitarla.
Si la plancha no corre se frota con cera que se tendrá guardada en
una muñequita.
Las japonesas planchan con las manos, quedando las piezas a la
perfección, puede usarse ese estilo en cosas pequeñas, como los pa-
ñuelos. Se enseñará el modo de planchar cada pieza, por ejemplo,
una camisa de hombre, que se comienza por el fondo, luego el cue-
lo, después las mangas y el delantero y así sucesivamente. La tabla
de planchar estará forrada con una franela.
Después de realizado el trabajo, por orden se van colocando unas
sobre otras correspondiendo cada una a su grupo. El problema del
lavado es de vital interés sobre todo en los países cálidos como el
nuestro en que hay que mudarse a menudo.
Algunos creen que deteriora la ropa y peor es mancharla dema-
siado porque obliga a frotarla más.
Por lo general no debe torcerse sino frotarla con las manos.
Los encajes, bordados, sedas, ete., se planchan al revés con mu-
cha precaución e igualmente los objetos de colores si se lo permite
su forma y con la plancha más fresca, porque el calor daña al tinte.
No hablo de la plancha eléctrica de tanta comodidad porque es ex-
elusivamente de uso de las personas de cierto capital.
Antes de guardar la ropa las alumnas se fijarán en las iniciales
para que queden a la vista y no se confunda una pieza con la otra.
Se perfuma fácilmente con hojas de geranio, de jazmín, de limón,
o polvos de aromas como el sándalo.
La ropa mientras más conservada esté, tiene mayor duración y
223 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
no debiendo usarse demasiada cantidad, porque la moda varía y
muchas piezas se inutilizan.
CUIDADO DE LOS NIÑOS
Este ramo es para preparar las niñeras. Como en edad tempra-
na no pueden hacerse cargo de ciertas observaciones, este estudio se
dejará para las normales, menajeras, que tienen la responsabilidad
de conformar mujeres atentas al cuidado de la infancia, desde todos
los puntos de vista.
Requiere una base casi científica aunque sea a grandes rasgos y
una educación moral, sólida, que garantice sus actos.
En la escuela no podrá más que iniciarse con lecturas y ejem-
plos.
LA LIMPIEZA
La limpieza es una consecuencia del orden: es la virtud de los
ricos y el lujo de los pobres. Cuando es eserupulosa da frescura a la
casa y procura un medio ambiente que recrea al cuerpo fatigado:
hay que enseñar esa higiene porque aleunas creen que con barrer y
sacudir se llena el cometido. Pero antes que nada hay que saberla
hacer, porque ejerce una acción directa sobre nuestro apeito y
además es un indicio de la espiritualidad de la familia cuya virtud
se revela, al dedicar tanto tiempo a las faenas de la vida; esfuerzo
propio de las voluntades superiores. Por eso tenemos que inculcar
desde temprano estos hábitos a las niñas porque la costumbre hace
casi inconsciente una labor tan ingrata al parecer.
Por otra parte, así como los miembros del cuerpo se desvían to-
mando malas posiciones, los descuidos en la higiene corporal y de
la Casa, son pliegues en la educación difíciles de corregir en el ma-
ñana.
Los mayores han de mantenerse, irreprochables, para inspirar
a la gente menuda el horror a las manchas.
Empezaremos el aseo por las habitaciones, atendiendo a tres
cosas: las paredes, el piso y el aire, indispensable a la vida; si el
cuarto no tiene la ventilación suficiente, por abandono de abrir
puertas y ventanas, se viciará el aire ambiente y resultará malsa-
na; esto durante el día, que igual precaución se tendrá por la no-
che, pues una bujía consume tanto oxígeno como una persona; por
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 229
eso se necesita establecer las corrientes en las habitaciones. Nuestra
epidermis se renueva sin cesar, desprendiéndose en forma de esca-
mas y de polvo, que se esparcen por la atmósfera; ésta se contami-
na, pues, por medio de esas exhalaciones producto de la transpi-
ración.
Una limpieza detenida combate las causas que ponen al aire no-
civo, que son las ya indicadas, la respiración, las luces, la piel y la
combustión de la cocina.
En el extranjero se suele usar la parafina para el suelo, pero en
nuestro país bastará con pasarle diariamente un paño húmedo para
quitar el polvo, sin que se esparza por el euarto, como resulta cuan-
do se utiliza la escoba para el barrido.
Para las paredes y muebles se observará igual procedimiento
porque el plumero sólo hace cambiar el polvo del sitio; el lienzo al-
eo humedecido evitará que vuelvan los microbios y que se absorban
por el organismo.
Los tapices son algo inconvenientes, prefiriéndose las lechadas
para mantener higienizadas las paredes, a las que se añadirá la co-
la para que no se pulverice pronto la cal.
También tenemos un auxiliar poderoso de purificación en el sol
cuyos rayos lumínicos destruyen los gérmenes dañinos que oxiden
los elementos de fermentación.
Tenemos que dejar entrar libremente los rayos solares hasta los
más recónditos rincones.
Hay que aprender a reparar las contusiones que recibe el mue-
blaje, así como a borrar las huellas de ciertas substancias como la
grasa y si son encerados, aplicarles siempre la cera en todo lo que
sea apropósito, lo que no debe ignorarse para su completa aplica-
ción en caso de accidente.
Es de imprescindible necesidad conocer el valor que represen-
tan en esos casos la esencia de trementina, el café, el blanco de Es-
paña, la potasa, etc.
La cama como la mesa de comer, requiere un aseo muy estricto,
la mantelería como la ropa de cama, exige cuidados particulares
diarios porque el sudor como los desperdicios de la comida produ-
ce miasmas que pueden perturbar la salud.
El lecho de plumas tiene el inconveniente de que se calienta mu-
cho, debilita y aficiona a la molicie.
Los utensilios culinarios se fregarán todos los días con agua, ja-
bón y cepillo duro para que todos los recipientes y vasijas puedan
230 GUILLERMINA PORTELA Y DE LÁSFUENTES
colgarse muy relucientes en los entrepaños, adornando la cocina.
Las precauciones mayores serán pocas para que no haya emana-
ciones nauseabundas que provocan enfermedades epidérmicas.
Las alumnas menajeras con la práctica incesante aprenderán
mil maneras para tener bien preparados los fogones, usando para
los de acero, el aceite, el petróleo o el papel de esmeril, y para las
cacerolas de zine el jabón mineral, etc.
Opino que no le falta poesía a una joven fresca, sonriente con
su blanco delantal para precaver su traje, manejando su batería de
cocina y disponiendo su trabajo ordenado, para que le resulte una
economía de tiempo y desinfectando cuanto tiene a su alcance, acon-
sejada por la ciencia.
Es toda una brigada de salvamento representada por la unidad
individual en contra de esos enemisos irreconciliables e invisibles
que son los microbios.
ADMINISTRACIÓN DE LA CASA
Como ya hemos declarado la clase de aritmética se presta en la
escuela pública a ir preparando el manejo administrativo del ho-
gar. Los problemas desde los más rudimentarios deben referirse a
los gastos caseros y el valor de los artículos de primera necesidad
a las de segundo grado.
Una vez a la semana, a éstas últimas pudiérasele concretar esta
enseñanza al presupuesto de una casa. Someramente pueden llevar
su lista de gastos mensuales y menudencias diarias. Revisará la pro-
fesora cada libreta que tendrá su lista de consumos y hasta se po-
drá simular un banco que recibe sus cheques, cual hace la escuela
de Barnard.
Una semana podrían dedicarla a la compra imaginaria de un
equipo de invierno, la siguiente sería de artículos de verano. En
otras ocasiones a un ajuar de bodas, como a la habilitación de un
recién nacido en los extras que ocasiona en una casa la enfermedad
de alguno de la familia. De este modo no sólo aprenderían la serie
de piezas necesarias en cada caso, sino su valor y su costo.
INFLUENCIA SOCIAL
El alcance social es evidente, mas no puede implantarse en los
cursos primarios, pero ya en marcha la ciencia doméstica una es-
cuela superior merece que tenga aulas para saber portarse en so-
ciedad. El decorado de la casa entra en este ramo, para que se
ALS
ESCUELAS MENAJERAS O DEL HOGAR 231
acostumbren a adornar las habitaciones escogiendo los colores de
las paredes y techos, armonizando las flores y el mueblaje con el ta-
maño de cada sala.
Graduarán la luz y el aire según convenga a la salud. La mesa
tendrá un servicio que pudiera ser modesto, pero que debe ser bo-
nito, ceñido a lo necesario y con aseo escrupuloso para que brillen
los cristales y los espejos lc mismo que la vajilla.
Habrá visitas para que aprendan a recibir, a saludar y a con-
testar ciertas banalidades sociales y a sostener cualquiera discu-
sión como a calmar prudentemente ciertos ánimos inquietos, que
alteran a menudo la tranquilidad de una conversación. Las mismas
niñas cuidarán de la estética del aula, la hermosearán con graba-
dos interesantes y pueden un día improvisar una merienda, y otras
una velada, para que se acostumbren a recibir y a hablar en públi-
co. Se sabe que el trato suaviza las maneras y sirve de lazo de unión
entre todos los semejantes.
Dediquemos todo nuestro esfuerzo a dienificar la escuela cubana
tratando de imprimir en un alma virgen el amor por la naturale-
za; y así, en aquella se sabrá respetar sus admirables dones. A la
mano inexperta, inquieta e ienorante, siempre dispuesta a destruir-
lo todo, hay que duleificarla para que diestra, observe y cuide sin
hacer daño, los delicados pétalos de las rosas.
Al espíritu nuevo tenemos que inclinarlo hacia el arte como la
suprema aspiración de los gustos refinados. De ese modo lograremos
fomentar corazones sensibles, pero bien templados y sanos, como
verdaderos componentes de una equilibrada comunidad social.
Así como nuestra tierra es fecunda en su floración, pueda serlo
igualmente la enseñanza del hogar cubano siguiendo una evolución
segura y sólida que sirva como básico sostén a nuestras libertades.
BIBLIOGRAFÍA
La Couture en classe et dans-la famille, par Mlle. Mary Koenig. .,
Le Travail a 1"École primaire, par Jully et Rocheron.
Traité de la coupe et de l'assemblage, par. Madame A. Giroux.
Library of Home Economics. Domestic Art in Woman*s Education,
by Anna M. Cooley.
El Arte de las Labores, por Melchora Herrera y Ayora.
232 GUILLERMINA PORTELA Y DE LASFUENTES
Le Foyer Domestique, par Mme. Augusta Moll Weis.
The modern Household, by Marion V. Sofonisa Preston.
Household Management, by Bertha M. Terrill.
Household Administration, by Alice Ravenhill.
La future Ménagere, par Ernestine Wirth.
Education Familiale, parte de la *““Bibliothéque des Congres Inter-
nationaux.?”
Handbook of Domestic Science and. Household Arts, by Mr. Hellen
H. Richards and Lucy Wilson.
Rapports du Congres d'Enseignement ménager de Fribourg.
La Mujer en el Hogar, por Carmen de Burgos Seguí.
Écoles Ménageres, Office du Ministere de l'Industrie et du Travanl
de Belgique.
Rapport sur l'Enseignement technique en Belgique. Ministere de
l'Industrie et du Traval.
Equipment for teaching of domestic Science, by Helen Kiinne.
Domestic Science or household economics, by Frank Tracy Carlton.
Informe Oficial sobre ei Congreso de Gante (Bélgica), redactado
por el Dr. Francisco Zayas y Alfonso, Ministro de Cuba en Bru-
selas.
EL MOVIMIENTO LINGUÍSTICO EN CUBA
ESTUDIO CRITICO
POR EL DR. JUAN M. DIHIGO
Profesor de Lingúística y de Filología
Hace cuatro años y con motivo de habérsenos designado por el
Gobierno para llevar su representación ante el Congreso Interna-
cional de Orientalistas celebrado en Atenas, hubimos de recopilar
datos acerca del desenvoivimiento del griego en nuestra patria.
Esa recopilación permitiónos dar a conocer ante la Universidad Na-
cional de Grecia los esfuerzos realizados por nuestros compatriotas
cultivando y estimando el gran valer de ese idioma en que derra-
maron con tanto brillo los filósofos sus doctrinas, fuera exponente
de una oratoria que rayara a envidiable altura en labios de Demós-
tenes y de Esquines e instrumento en que se exteriorizasen, para
asombro del mundo culto, las soberbias producciones de sus más ins-
pirados poetas. Pues bien, llevando a cabo nuestra modesta labor
pensábamos que aleo que hiciera conocer este movimiento en un
sentido general, apreciando serenamente cuanto en el campo del
lenguaje se hubiera dicho, habría de ofrecer interés para los que
tanto estiman el brillo mental de su patria, y podría ser asimismo
un medio de poner bien de relieve los esfuerzos efectuados en mo-
mentos difíciles para los cubanos, sin elementos para desenvolver
sus actividades, y demostración franca a la vez de una señalada
inclinación por el cultivo de una rama del saber, que desenvuelta
de modo maravilloso en las grandes naciones, ha permitido la con-
quista de la verdad en múltiples campos de la ciencia. Sabemos
bien que la obra presenta grandes escollos, que no todos los que sa-
ben y han recopilado antecedentes, sienten la generosidad que
siempre palpita en el pecho de nuestro querido amigo el Sr. Figa-
rola-Caneda, Director de la Biblioteca Nacional, a quien mejor
que a ningún otro pudiera aplicársele la frase del ex-libris del
Dr. Vidal Morales, Mih1 el amicis, pues escoge para sí y para sus
amigos. Pero así y todo, emprendemos la obra con sus lagunas,
porque nada se haría que fuese completo en el campo de la ciencia
234 JUAN M. DIHIGO
sin esos tanteos indispensables en los comienzos, seguros de que los
esfuerzos posteriores habrán de salvar tanto los errores como las
omisiones, dando a la estampa la obra perfectamente ultimada.
Y si la esfera literaria ha dado matiz especial a nuestras pro-
dueciones revelando la mentalidad de sus autores, si el campo de
la filosofía mantúvose firme y con su característica en boca de
nuestros más conspicuos filósofos, Varela, Luz y Caballero, Gon-
zález del Valle, Mestre y Varona; si la historia ha alcanzado no
poco esplendor por el elevado juicio de los que profesaron esta
ciencia, como Bachiller, Piñeyro, Guiteras, Fernández de Castro,
Noda y de los que la profesan, como Sanguily y Rodríguez Len-
dián, entre otros, también hemos hallado en la paciente investiga-
ción hecha, hombres de gran saber que han dedicado su atención
de modo preferente a las cuestiones lingijísticas, produciendo mu-
cho y bueno, que ha permitido que Cuba—casi como si dijéramos
aislada por su situación geográfica de todo contacto con pueblo
adelantado que hubiera podido favorecerla—haya podido llamar
la atención también en este orden de cosas, superando a lo hecho
por otras naciones de la América Latina que libres de extraño yu-
go han podido desenvolverse mejor. Temerosos de fatigar con la
relación escueta de nombres e indicación de obras, hemos resuelto
observar el movimiento en las distintas lenguas cultivadas y ex-
_poner nuestro criterio honrado sobre la labor efectuada cuando
ella ha podido estar a nuestro alcance o conformarnos con la indi-
cación del nombre de aquel de quien, por no haberse recogido lo
eserito, sólo se tiene la seguridad de su gestión. Y como la lengua
griega, aparte la castellana, ha sido una de las que más advertimos
estudiadas en nuestra patria, a ella consasraremos atención prefe-
rente, salpicando aquí y allá, en medio de la histórica exposición,
los nombres excelsos de aquellos cubanos que no sólo han sabido ex-
poner sus opiniones dentro de la rama a que nos contraemos,
sino que con sus esfuerzos han permitido que se pueda apre-
ciar la superioridad de sus mentes, ocupándonos también de los
otros idiomas cultivados dentro de la clasificación lingúística más
aceptada en igual forma que lo hacemos con la lengua de Home-
ro. Rogamos a nuestros benévolos lectores nos otorguen su indul-
gencia, porque no siempre un buen propósito culmina en un éxi-
to positivo. Tratamos de coadyuvar con los valiosos elementos a
nuestro alcance a la mejor exposición del desarrollo de la cultura
patria: si el propósito de esta labor no se lleza a obtener, realícenla
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 235
los que se sientan mejor preparados, moviéndose a impulso de aque-
lla frase de Gathe, mehr licht; ya que derramar más luz en algo
que pueda favorecer a la patria es deber de todos.
1.
LENGUAS MONOSILÁBICAS
Cluno.
Las aficiones advertidas en Estanislao Julien, las de Edkins, las
de Abel Remusat, las de Scholl, von der Gabelents, Chavannes y
Enclicher han repercutido en otros países que también han sentido
interés por estos estudios. También aquí tenemos quien con una
perseverancia a toda prueba y una voluntad firme ha logrado
hacer estudios muy especiales sobre este idioma escribiendo una
Gramática china que es una metódica exposición progresiva de di-
cha lengua en sus tres dialectos principales. Me refiero al Sr. En-
rique A. Lecerff. En ese libro se discurre sobre los sonidos, los to-
nos, formación de palabras compuestas, pronunciaciones japonesa,
coreana, etc., tratando después de la escritura, radicales gráficos,
escrituras antiguas y manuscritos abreviados. Expuesta la sin-
taxis desenvuelve el Sr. Lecerff la historia de la literatura, consig-
na reseñas históricas, de ceremonias, títulos, ete. Comprende la
obra textos y "traducciones de los primeros libros de lectura y de
otros. Los que hayan tenido la curiosidad de observar la caracte-
rística de esta lengua en la que no hay diferencia entre la raíz y
la palabra, en zue cada palabra es una raíz cuya significación
siempre está presente en el espíritu del que habla, en la que la
corrupción fonética, como dice Pezzi, no consume el cuerpo de la
raíz, sino que la transforma; idioma en el que no hay distinción
formal entre el substantivo, el adjetivo, el verbo, el adverbio, la
preposición, en el que faltan los casos, ete., comprenderán bien la
ruda tarea que significa dedicarse a su conocimiento por lo que el
esfuerzo del Sr. Lecerff digno es del mayor encomio. Incluyamos
entre sus trabajos de esta índole la Guía de la conversación en el
dialecto de Cantón. Para obviar las dificultades que pudiera pre-
sentar el aprendizaje de la lengua castellana a los chinos, el Sr. Le-
cerff ha escrito una Gramática castellana para uso de los chinos, en
caracteres chinos.
236 JUAN M. DIHIGO
II
LENGUAS AGLUTINANTES
Japonés—Turco—Finés—V ascuence—Malayo—Tagalo.
Tan reducido es el número de los que se han dedicado a esta
segunda etapa del desenvolvimiento del lensuaje, que no siendo
el mismo Sr. Lecerff no creo que se halle aquí alguna otra persona
que conozca estas lenguas al extremo de haber escrito sobre ellas,
como él nos informa haberlo hecho con una Gramática japonesa
en que expone las diferentes escrituras y pronunciaciones; los di-
versos modos de expresarse, las formas corteses y las familiares, la
ortografía de la Roma-Ji-Kwai o sea el japonés con letras roma-
nas, enriqueciendo su obra con textos y traducciones de mérito.
También queremos consignar que ha escrito gramáticas para el es-
tudio eradual de los idiomas turco, finés y vascuence, redactando
para esta última un Nuevo método con la conjugación del verbo
reducida a sencillas reglas; y no es poco haber podido lograr re-
solver las múltiples dificultades de este idioma que tanto estudia-
ran Riveira y Larramendi, Esealigero, Michelet, Depping, Fau-
riel, Humboldt y del que dijo Chaho que hallaba, comparándolo
con el sánscrito, analogías de vocalización y sobre el que también
se ha afirmado que tiene relaciones generales con los idiomas abo-
rígenes de América. La personalidad saliente de Julien Vinson en
Francia, de Hugo Scehuchardt en Austria y de Julio Cejador en
España nos hace no olvidarlos al tratar este punto aunque no sea
más que como débil testimonio de admiración por sus notorias in-
vestigaciones. El Sr. Lecerff ha escrito un diccionario vascuence-
castellano aún inédito como las obras anteriormente indicadas.
El Sr. J. F. L. una Colección alfabética de apellidos vascongados
con su significación castellana. Conviene asimismo consignar, que
aunque cortas, el Sr. Lecerff ha escrito gramáticas de las lenguas
malaya y tagala.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 237
TI
LENGUAS AFRICANAS
Congo—Carabali—Mandinga.
Es curioso advertir cómo también en Cuba se ha cultivado,
como lo hicieron Torrend y Bleek el estudio de las lenguas afri-
canas, si bien no sería posible señalar los nombres de muchas per-
sonas; pero basta con haber tenido uno para que se vea la afición
que por esas investigaciones se ha tenido. El Sr. D. Tranquilino
Sandalio de Noda ha sido el que estudió y profundizó de las len-
suas africanas el congo, carabalí y mandinga. Ese congo hablado
en diversos dialectos dulces aunque poco sonoros y del cual se ha
dicho que ofrecen en sus gramáticas la singular analogía común a
muchas lenguas de América de tener declinaciones difíciles e im-
perfectas pero poseyendo grandes recursos para variar los tiem-
pos de los verbos y para modificar de muchos modos la significación
por medio de prefijos en vez de terminaciones. Muy grande es el
Interés que se siente ahora por el conocimiento de estas lenguas;
Italia realiza trabajos notables, Giacomo de Gregorio y Trombetti
lo vienen demostrando y aun cuando para nosotros siempre hubo
de ocupar este grupo un orden secundario, no debemos callar
que Noda escribió un Diccionario congo, carabalí y mandinga, que
ha quedado inédito.
IV
LENGUAS DE FLEXIÓN
Lenguas indias y eránicas, Sánscrito, Persa, Indostánico.
Dentro de este grupo no se han efectuado trabajos como en
otros idiomas pero sí podemos afirmar que se ha laborado algo.
La existencia del sánscrito como estudio obligatorio en el Doctora-
do de Filosofía y Letras obligó a algunos Catedráticos como al
Dr. Valeriano Fernández Ferraz a hacer. estudios gramaticales so-
bre el mismo, no sin luchar con los grandes inconvenientes de un
aprendizaje en extremo escabrosc. Los que fuimos alumnos en
aquella época no llegamos más que a conocer los rudimentos de
e
238 JUAN M. DIHIGO
un idioma realmente admirable, que puesto al nivel de los otros
que integran los grupos constituyentes de la gran familia indo-
europea, ilumina la senda del investigador de ella y resuelve gran-
des conflictos en la fonética y morfología de sus lenguas. Pero tuvo
la Universidad alumnos aprovechados en materia tan difícil y
justo es que citemos entre ellos al Dr. Juan J. de la Maza y Artola,
que ha sido el único que ha obtenido el premio ordinario de la asig-
natura. Nosotros que siempre hemos tenido vocación por conoci-
mientos como éstos, pudimos sacar el mayor fruto posible de esas li-
gerísimas nociones cuando más tarde profundizamos la gramática del
sánserito como elemento de aplicación en nuestras pesquisas. Cam-
biaron los planes de estudio y cayó el sánserito como otras asignatu-
ras. No fué durante el período en que estuvo en vigor su enseñanza
cuando vemos cultivado este idioma con el mayor interés; Cuba,
aunque pequeña, ha producido hombres que han sabido descollar
en distintas ramas de la ciencia y por eso es que Cuba ha tenido
un Lecerff que se preocupara de redactar una sencilla y corta
gramática sánscrita, como lo hiciera del persa, del gitano que ana-
lizara el gran Micklosich, determinando los elementos persas y ar-
menios que en él se ven, cómo existe en su vocabulario voces tema-
das al griego por haberse encontrado este pueblo en una región en
que dominaba la lengua griega. Asimismo ha escrito el Sr. Lecerff
una gramática indostánica, también breve.
Nosotros igualmente hemos discurrido sobre estas materias,
y de modo muy principal acerca del sánscrito, haciendo una tra-
ducción directa de los sutras de Panini, por estimar esta obra
de excepcional importancia en el desenvolvimiento gramatical indo-
europeo. Mas no concluiremos este punto sin señalar, como algo
verdaderamente extraordinario, la labor de D. Francisco Mateo de
Acosta y Zenea traduciendo del sánscrito el poema descriptivo
del célebre poeta Kalidasa, titulado Megha Duta o la Nube Men-
sajera; obra manuscrita y dedicada a la Biblioteca Pública de Ma-
drid y que consta de la traducción castellana, el texto, la trans-
eripción correspondiente y un vocabulario sánscrito-español. El
Diario de la Marina de marzo de 1879 da cuenta de ella. Igual-
mente tradujo al castellano, en 1870, por vez primera, unos Frag-
mentos del Bhagavad-Gíita, transcrito y aumentado con el texto
y un índice acerca de los nombres propios. El libro, que resultó
manuscrito, fué mejorado al hacer el autor en 1881 una nueva tra-
ducción. Nuestro excelente amigo el muy distinguido lingñista y
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 239
profesor de la Universidad Central, Dr. José Alemany, ha hecho
también una traducción al castellano de este poema. El Diario de
la Marina de 17 de julio de 1883 da cuenta de una obra verdade-
ramente notable debida al mismo Sr. Mateo de Acosta; refiére-
se al manuscrito de un nuevo trabajo de literatura oriental, es de-
cir, a la traducción que del sánscrito hizo al latín de la Antología
Sánscrita, o sea, colección de sus mejores episodios. Comprende
dicho libro todo lo más selecto de la literatura sánscrita, la pro-
ducción más sencilla y la más difícil; aparece enriquecida con ano-
taciones críticas hechas por el célebre orientalista Lassen. Esa obra
y la Gramática sánscrita que traducía nuestro lingúista, hubieran
sido magnífica base para el estudio de esta lengua estimada como
de singular importancia en el campo lingiiístico según opinión
de doctos orientalistas. El manuscrito contiene la traducción lati-
na, el texto sánserito, su transcripción y un extenso vocabulario
sánserito-español. También se conoce de este autor una versión de
Fragmentos del Ramayana, el poema épico que más popularidad
ha alcanzado en Oriente. Parte del Ramayana ha sido publicado
con una traducción por Carey y Marshman hace muchos años y
más tarde vertido al latín, su primer libro, por el profesor Schle-
gel y todo al italiano por Gorrecio.El manuserito contiene la tra-
ducción literal latina de dos de sus mejores episodios pertenecien-
tes al cuarto libro, el texto sánscrito, su traducción correspondien-
te y un vocabulario sánserito español. La obra ha sido dedicada a
la Biblioteca Pública de Santiago de Cuba. Tradujo también unos
Cuentos y apólogos indios así como los Fragmentos del Vetalapan-
chavinsati, que es una colección de veinticinco cuentos sobre los
genios malignos. Aunque el Dr. Valeriano Fernández Ferraz es-
tuvo encargado de la enseñanza del sánscrito en la Universidad,
sólo se sabe que eseribió el programa de la asignatura.
y
FAMILIA GERMÁNICA O TEUTÓNICA
Alemán—Inglés.
No sabemos de ninguna obra de Oraiéción alemana publicada
en este país; sin embargo muchas personas han conocido profunda-
mente este idioma, entre ellas José de la Luz y Caballero quien lo
240 JUAN M. DIHIGO
tuvo en gran estima como igualmente el Sr. José Silverio Jorrín
que publicó un artículo Utilidad de la lengua alemana en la Re-
vista de la Habana. Para llegar a profundizar ciertas materias es
necesario conocer el alemán; quien quiera orientarse en pedago-
gía, en historia, en literatura, filosofía, filología y ciencia del len-
guaje tiene que acudir frecuentemente al alemán, el mejor instru-
mento para abrir la mejor de las bibliotecas. Recordemos a Fran-
cisco y Antonio Sellén, leamos sus poesías y veremos que o son
inspiraciones a veces de poesías alemanas o traducciones de ellas.
Goethe, Uhland, Heine, Miller fueron vertidos por ellos revelan-
do el dominio que del idioma tuvieron: el drama El 24 de Febrero
de Werner y el Intermezz2o de Heine son buena prueba de ello; los
Ecos del Rin conservan, como dijo nuestro malogrado amigo Dr.
Nicolás Heredia, la originalidad de la idea, las reminiscencias del
estilo y la fisonomía propia del original; en esa colección se advier-
te la pureza del lenguaje, la dicción castiza y la soltura en verter
los giros más difíciles como agrega el escritor mencionado. Tam-
bién Néstor Ponce de León tradujo del alemán el [ntermezzo; 12-
noramos si la traducción hecha por Piñeyro, que a juicio de Mer-
chán es la que tiene más verdad y energía, es directamente de
ese idioma. La enseñanza del alemán figuró entre las asignaturas
del bachillerato como respetuosa consideración a la esposa del mo-
narca español Alfonso XII que es de origen austriaco; los resulta-
dos obtenidos por los alumnos fueron bien pobres, y hasta el
presente no se conoce trabajo alguno que demuestre éxito en
su aprendizaje; el Sr. Nicolás Amat, profesor que fué de
este idioma en el Instituto de la Habana, sólo escribió un Progra-
ma de primer curso, en 1890, que no revela la orientación pedagó-
gica del autor ya que sigue al pie de la letra la que aceptara Leh-
man en su Gramática alemana. Fué obligatoria esta enseñanza pa-
ra los alumnos de Medicina: el resultado también fué negativo: 19-
noramos si se ha debido a las condiciones del profesor o si ha depen-
dido de no haberse dado cuenta los alumnos de esa carrera de las
ventajas que dicho conocimiento había de proporcionar en el mejor
estudio de la medicina.
Respecto del inglés diremos que si mucho se ha trabajado, que
si son varios los métodos editados en este país, no todos acusan en
sus autores la preparación necesaria para alcanzar un excelente
resultado. Supónese equivocadamente y con frecuencia que el sa-
Y
ber hablar un idioma capacita para poder enseñarlo; los medios
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 241
que deben emplearse han de ser muy varios según quienes sean
los que lo aprendan; no se enseña a un niño de igual manera que a
quien su estudio mental le permita fácilmente asimilar las materias;
de ahí las deficiencias advertidas, la ausencia notada del dominio de
la psicología y de la psicología pedagógica para que el éxito corone el
esfuerzo realizado. En 1847 publicó el Sr. Carlos D. Waterland
El arte de hablar inglés, presentando un tratado completo de orto-
erafía con abundantes y variados ejemplos del lenguaje acompaña-
dos de las observaciones necesarias y de un cuadro sencillo de su
eramática. Indica el autor que para vencer la dificultad de las
voces excéntricas no hay otro medio eficaz que el variar la orto-
grafía en armonía con las reglas fundamentales y que el método
que debe emplearse es el interrogativo. El Sr. Ambrosio Aparicio
en 1848, escribió un Curso de inglés. Aparece la obra dividida en
dos partes; en la primera trata de la teoría y reglas con ejerci-
cios y en la segunda la aplicación de ellas en numerosos y variados
ejemplos. Aconseja que se coordinen las materias que no presenten
confusión, empezándose por la parte más sencilla, desenvolviendo
ideológicamente los prineipios del idioma; y como de todas las ca-
tegorías gramaticales el verbo, en sus diversas acepciones, es la ca-
tegoría que presenta reunidas estas ventajas, dale especial pre-
ferencia sin dejar de tomar en cuenta a la vez los pronombres
personales por la íntima relación que existe entre ambos términos.
Los tratados de Quintana Warnes El maestro de sí mismo; de J.
Forns Conjugación de verbos ingleses, dejan bastante que desear
en cuanto al criterio sustentado por sus autores si se ha de tener
siempre en cuenta el estado actual de esa enseñanza y las venta-
jas obtenidas. Hay quien conoció el idioma, lo enseñó y no ha
dejado, que sepamos, más que el programa del primer año de len-
sua inglesa, como el Sr. Bernardo Bordenave.
El Sr. Ramón D'Meza, profesor de este idioma por muchos
años en el Instituto de la Habana, publicó una Gramática inglesa.
Comisionados por el Gobierno para formular juicio acerca de
ella la analizamos con el mayor esmero y en aquel informe con-
signamos que toda ella era una simple recopilación de reglas, sin
carácter didáctico, sin clara explicación de la doctrina, escogiendo
a su voluntad aquellos pasajes que más le convenían y no los
adecuados al caso, con lenguaje desprovisto de exactitud y pureza
y con deficiente método advertido desde la primera página. Si
hubiese alguno, añadimos entonces, no era por cierto el del autor,
y
249 JUAN M. DIHIGO
sino el de Robertson, obra que copió constantemente como así lo
demostramos en los números de marzo y abril de 1890 de la
Revista de Instrucción Pública. Del Sr. Alfredo Carricaburu, co-
nocemos varios libros: su Gramática inglesa compacta ordenada y
clasificada en agrupaciones. Ha sido su sistema, en este libro,
el colocar las diferentes partes de la oración formando cuadros
separados que subdivide en otros tantos necesarios. En cada sub-
división de cuadro presenta todas aquellas reglas que tienen re-
lación entre sí, así como largas listas de palabras, principalmente
de verbos irregulares cuyas irregularidades no se hallan en todas
las gramáticas. Su Tratado. de la pronunciación del idioma inglés
tiende a obviar las dificultades que esta materia ofrece por lo que
esfuérzase grandemente en presentar todas las reglas para pronun-
ciar los diferentes sonidos de cada letra proporcionando, dice el
autor, al estudiante las siguientes ventajas: el aprender la pro-
nunciación de cada palabra hasta en el caso más especial, el apren-
der la ortografía de un modo positivo, el no tener que acudir a la
pronunciación simulada que falsifica la ortografía y engaña al es-
tudiante, por lo que encabeza su obra con reglas de acentuación,
división de sílabas, ortografía, ete. Con motivo del movimiento ha-
bido en los Estados Unidos e iniciado por Roosevelt para simplifi-
car la ortografía inglesa dimos una conferencia * en la Universidad
analizando cada caso y determinando el origen de ciertas formas
advertidas en la dicción inglesa y allí se pudo apreciar bien cuán
caprichosa es la pronunciación de este idioma y lo difícil de redu-
cir a reglas precisas la pronunciación de sus letras si éstas habían .
de descansar en principios de verdadera fonética. Del Sr. Carrica-
buru conocemos además su Cartilla hispano-inglesa y su The Spa-
nish-Spelling Book. Añadamos a lo dicho el Método económico, prác-
tico y familiar para estudiar y aprender el imglés, de Juan Bar-
ba y Fuente; el de José A. Toscano El inglés fácil y la Gramáti-
ca infantil en inglés y castellano de Victorio Ventura, los Apuntes
para aprender el idioma inglés, de Bernardo Verdugo, que no con-
tienen novedad alguna en la presentación de las reglas gramatica-
les dentro de los nuevos métodos existentes.
El Dr. Luis A. Baralt, competente y culto profesor de inglés
en el Institúto de Segunda Enseñanza de la Habana ha publicado
1 Roosevelt y la ortografía inglesa, conferencia pronunciada en la Uni-
versidad y publicada en la REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS,
Vol. IX, pág. 73, 1909,
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 243
una obra que titula Método harmónico para aprender y enseñar el
inglés. En este libro expone el Dr. Baralt todo lo relativo a los
principios y reglas de pronunciación haciendo tan práctica como
sea posible la enseñanza a fin de obtener paulatina e insensible-
mente el conocimiento de los puntos fundamentales de la gramá-
tica. El Dr. Baralt es un experto en estas clases de estudios y a
su larga práctica y experiencia en el profesorado se debe el aban-
dono de los métodos de Ollendorf, Ahn, Prendergast, Gouin, tan
eriticados y con razón, por el eminente lingiista Sweet, para
adoptar el que él denomina harmónico y por el cual, como dice,
““Se aplica el método natural a la enseñanza de la gramática, per-
mitiendo pueda ser explicada desde las primeras lecciones en el
idioma en que se estudia, sin necesidad de recurrir al del alumno,
logrando así que la lengua extranjera éntre en su mente por los
cuatro conductos naturales, a saber: por el oído, por la lengua,
por la vista y por la mano.”” Indica, además, el Dr. Baralt que
de este modo se estudia la gramática a la moderna, empleando
preferentemente el procedimiento inductivo, pasando de lo abs-
tracto a lo concreto y de éste a aquél a fin de establecer las asocia-
ciones necesarias. Para evitar confusiones señala el autor las di-
ferencias que se notan entre el adoptado por él y los mejores que
le han precedido. Sin dejar de estimar las ventajas que el método
armónico pueda proporcionar, no ereemos conveniente, por esti-
marlo como un grave error, el atestar la mente de los niños con
un fárrago de reglas que contribuyen a que el entusiasmo decaiga
y las dificultades parezcan mayores. No somos partidarios de tantos
ejercicios fonéticos: preferimos que ellos sean explicados lentamen-
te mientras se enriquece la mente del niño o del que aprende con
un buen arsenal de voces que le permitirán pensar en un idio-
ma extranjero y así obtener algo seguro y práctico. Las reglas gra-
maticales, aunque importantes en sí mismas no enseñan más que
la teoría o ciencia del lenguaje en vez de darnos el lenguaje en
sí. Nuestra experiencia en el profesorado universitario nos viene
demostrando que los alumnos, por lo general, llegan a las aulas
“sin la suficiente preparación para interpretar los textos jurídi-
cos, de medicina, filosofía, ete., expuestos en inglés o francés, y
es preciso, si algo práctico desea obtenerse, que no se concrete la
enseñanza de los idiomas vivos a dos cursos sino a los cuatro de
los estudios de segunda enseñanza y a tres más que deben estable-
cerse en la Escuela de Letras y Filosofía. Los profesores de los
244 JUAN M. DIHIGO
Institutos deberán concretar su enseñanza a lo necesario, a dar
las bases que habrán de servir después para la ampliación de es-
tos estudios. Mientras el niño se desenvuelva en el Instituto de-
be aprender, al estudiar un idioma vivo, el lenguaje de la vida
diaria; la fonética del idioma con las transformaciones morfoló-
gicas y sintácticas corresponderán a la enseñanza superior de los
mismos. Antes que entrar dentro del lenguaje en el estudio de la
literatura clásica, debe adquirirse un conocimiento práctico; la
enseñanza gradual produce efectos maravillosos, asegura lo obte-
nido contituyéndolo base firme de nuevas adquisiciones.
El Sr. Leonardo Sorzano Jorrín, profesor también en el Ins-
tituto de esta capital, ha escrito y publicado varios libros y entre
ellos el Libro primero de inglés para alumnos de habla española.
Indica el autor que su libro sirve únicamente para que el alumno
practique la lectura acostumbrándose a ver escritas las palabras
que ya sabe de oídas; para que se perfeccione en el uso de ellas
mediante una revisión sistemática; para que el maestro tenga un
plan general de su trabajo y pueda recordar más fácilmente lo que
la clase sabe. Entiende, con muy bien juicio, el Sr. Sorzano Jo-
rrín, que la enseñanza deberá ser directa, es decir, no empleándo-
se el español en el aula más que cuando sea del todo necesario,
Señala asimismo las diversas maneras de enseñar las palabras sin
la mediación del español: ya asociando la palabra inglesa directa-
mente con el objeto, ya asociando la palabra a la acción, asociando
la palabra con otras ya conocidas, aprovechando la ocasión psi-
cológica, utilizando las palabras inglesas muy parecidas a las espa-
ñolas y explicando primero con palabras conocidas lo que va u ha-
cerse. Juega papel importante el empleo de láminas que permiten
desenvolver el procedimiento adoptado. Respecto de la enseñanza
de los sonidos, en atención a las dificultades de la fonética, no he-
mos de decir más de lo indicado al analizar la obra del Dr. Baralt.
No está suficientemente desenvuelta la mente del niño para que
pueda apreciar con precisión la fisiología del lenguaje, por lo
que la clasificación de las consonantes y de las vocales y los grados
advertidos en aquéllas y determinados con precisión con los apa-
ratos correspondientes ha de ser en los primeros choques de esta
enseñanza de no insignificantes escollos. Conocemos, además, de es-
te libro Las cuatro estaciones o sean doce lecciones sobre los eua-
dros murales para la enseñanza objetiva con ejercicios orales, vo-
cabulario de nombres, interrogatorio sobre la lámina y diálogos; el
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 245
Libro segundo de inglés y el cuadro mural La familia Blake. El
Sr. Sorzano Jorrín es un excelente profesor y su pronunciación es
correctísima.
Lessons in English se titula un pequeño texto adaptable según
se indica en él para todos los grados y escrito por el Sr. Gustavo
Chartrand. Es un esfuerzo que siempre merece encomio pero des-
provisto de aquellas bases necesarias para una excelente orienta-
ción. The Cuban-American es un tratado analítico y clave de voca-
lización y pronunciación del idioma inglés eserito por el Sr. Loren-
zo A. Ruiz, profesor de este idioma en el Instituto de Segunda
Enseñanza de Matanzas. Este libro más que una obra consagrada a
la enseñanza del inglés en sus diversos aspectos gramaticales, con-
crétase principalmente a la pronunciación, y si bien en ella el Sr.
Ruiz hace derroche de conocimiento no se advierte el carácter me-
ramente pedagógico del libro, toda vez que con mera pronuncia-
ción no habrá de desenvolverse quien quiera hablar la lengua in-
olesa, pues las relaciones de unas voces con otras, las trabazones
de las mismas que forman parte de la sintaxis no se explican en
esta obra. Creemos que si la enseñanza del inglés se ciñe en el au-
la a lo expuesto, el resultado no podrá ser satisfactorio por la ex-
tensión de esta materia en relación con otras de tanta importan-
cia o más que ella y aparecen en orden secundario que habrán
de permitir, al ser conocidas por el alumno, un desenvolvimiento
más rápido en el estudio de esta leneua. De seguro que el Sr. Ruiz,
que ha demostrado su competencia en las varias oposiciones que
ha hecho, seguirá en la clase otro rumbo más práctico. El Sr.
Ruiz ha publicado asimismo El ¿idioma inglés en Cuba y un Estudio
característico sobre el alcance y peculiaridades de los verbos irre-
eulares del idioma inglés. El objeto de este estudio es presentar
al alumno una forma amplia y eficaz para aprender los verbos irre-
gulares ingleses exponiendo el autor aquellas peculiaridades que le
ha sugerido la observación de los verbos sajones.
De Greco conocemos El Instructor inglés en que trata de diver-
sos puntos gramaticales como la pronunciación, el acento, las ca-
tegorías, ete.; su sistema es teórico y práctico a la vez ya que al
explicar los puntos gramaticales hace uso de la conversación para
familiarizar al alumno con el idioma. En su English Conversation
manifiesta que sin ser una eramática, ni libro de lectura, es ambas
cosas a la vez. Este libro puede servir tanto para principiantes como
para alumnos adelantados, pero más que un verdadero texto pe-
246 JUAN M. DIHIGO
dagógico es un manual de conversación con mezcla de gramática.
La Sra. Alister Dieny de Gambray, ha eserito una gramática in-
elesa. en 39 páginas. Risum teneatis! Es un mero folleto; empie-
za por el verbo regular que conjuga, trata después del irregular,
de los auxiliares, de la forma continuativa,, voz pasiva, tiempos
compuestos pasados para indicar más tarde, el artículo, el subs-
tantivo, adjetivo, ete. Como fácilmente se advierte no hay orden
en la exposición de las materias y sí deficiencias manifiestas al
explicarlas. Justo es que indiquemos que Vingut escribió una Gra-
mática inglesa y El maestro de inglés y Mantilla su Reciprocal me-
thod for learning publicados en Nueva York y Mountifield sus
Lecciones de traducción de la lengua inglesa, en la Habana. Para ter-
minar cuanto concierne a este idioma diremos que Miss Abbie Frye
Phillips, Supervisora que fué de inglés en la Provincia de la Haba-
na, eseribió y publicó un texto English for latin-americans que vi-
no a llenar una necesidad bien sentida. Nadie mejor para orientar
la enseñanza del inglés en las escuelas de Cuba, nadie con más com-
petencia para subsanar el mal advertido; su pronunciación co-
rrecta y agradable, sus conocimientos en la enseñanza de una len-'
eua extranjera, su concepto de la psicología pedagógica para que
el aprendizaje fuese con éxito, su experiencia de los métodos sur-
gidos para dar la mejor dirección y su clara inteligencia para la
explicación del método más adecuado, la han acreditado como no-
table maestra, ya que en el desenvolvimiento de su plan sabe esco-
ger los elementos buenos que pueden ofrecerle los varios méto-
dos para aplicar los que sean mejores. Siguiendo la natural orien-
tación en estos estudios suprime por completo el español en la cla-
se; que sólo se oiga inglés, es lo que desea, para que el niño se acos-
tumbre a la sucesión de sonidos de dicho idioma, para que en
su mente se graben las nuevas formas de construcción que son ve-
hícuios de las ideas: asocia las palabras a las acciones y a los
objetos despertando siempre en el niño interés por los asuntos
presentados. Preocúpase mucho Miss Phillips de la pronuncia-
ción que deberá ser enseñada de modo especial: por medio de
la imitación, educando el oído y si por la combinación de signos
que forman las voces surgen sonidos especiales, difíciles, aconse-
ja, dado el carácter fisiológico del lenguaje, el correspondiente
ejercicio de dicho sonido. Hace especial hincapié sobre el verbo
que constituye la vida del método por ella empleado, por lo que de-
be familiarizarse el alumno con aquellos verbos activos de uso más
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 247
frecuente para que conocidos éstos puedan formarse frases lo-
erando que el ejercicio continuado dé habilidad al niño en la ex-
presión y en la pronunciación. Los ejercicios fónicos se efectúan
dentro del primer año con el carácter elemental que les correspon-
de para ser expuestos más tarde en forma de sistema fonético
que desenvuelve en sentido progresivo hasta presentar las formas
más difíciles. El sistema de frases empleado por Miss Phillips,
bien sencillas como se notan en los primeros ejercicios o más com-
plicadas como se advierte en las lecciones más adelantadas, es el
único medio de aprender los idiomas, pues nunca las voces aisla-
das pueden constituir lenguaje. No es de olvidarse tratándose del
idioma inglés, el Diccionario tecnológico inglés-español del Sr.
Néstor Ponce de León y cuya utilidad no es necesario indicar,
pues rápidamente se nota cómo tampoco la competencia y buena
orientación del autor ya que de todos es bien conocido el do-
minio que de este idioma tuviera este culto cubano que residiendo
en tierra extranjera por muchos años supo siempre dar brillo a
Cuba con sus producciones muy valiosas. El English-Spanish and
Spanish-English Vocabulary de A. Martin es un simple libro co-
mo otros de igual índole; sin que se advierta tampoco mérito espe-
cial en el Primer Libro de lectura y traducción inglesa de Santia-
so Martínez y Martín. El Profesor William A. Seymour ha publi-
cado un libro Practical Lessons in English, especie de guía en la la-
bor de la clase; su método es objetivo, vela por la pronunciación
correcta, así como por la asociación del sonido de la voz al objeto;
su orientación no es nueva, se aproxima al sistema de Berlitz y al
de los buenos maestros de este idioma.
YE
FAMILIA LETO-ESLAVA
El Sr. Enrique A. Lecerff ha hecho un estudio comparativo
de las lenguas de la familia eslava, de esa rama en cue aparecen el
letón, lituano, ruso, búlgaro, servio-ecroacio, polaco, bohemio, lu-
sateiano y ruteno, y en que se ve la versión de la Biblia en antieno
búlgaro, el Salterio de Margarita. Lenguas que profundizara el
eran Sehleicher cuya competencia fué reconocida como excepcional,
y de las que hiciese después estudio muy especial Miklosich, como
Diez lo hizo de las lenguas romanas y Bopp y Bruemann de las
248 JUAN M. DIHIGO
indo-europeas. Aunque no ereemos que haya habido otra persona
fuera de Lecerff, que hubiese investigado esta rama de la ciencia
del lenguaje, justo es consignar que el Dr. José María Céspedes
la estudió con interés.
vII
FAMILIA HELÉNICA
Lengua Griega.
No será preciso gran esfuerzo para comprender bien cuánto se
ha laborado en Cuba en el conocimiento de la lengua griega. Re-
volver de nuevo libros para obtener datos, sería labor inútil des-
pués de la que hubimos de realizar con motivo de la invitación
que se nos hiciera como Delegado por la Universidad de la Haba-
na al Jubileo de la Universidad Nacional de Grecia, efectuado el
7 de abril de 1912. Deseosos, entonces, de corresponder a tan se-
ñalada distinción, resolvimos dar a conocer allí cómo se había
apreciado y se apreciaba en nuestra patria la bellísima lengua de
Demóstenes, Platón, Esquilo, Herodoto y Aristófanes, y esas in-
vestigaciones realizadas las trasladamos en parte a este lugar, ya
que toda otra cosa habría de ser mera repetición de lo dicho.
Desde el comienzo del último siglo y especialmente desde el
año de 1831, los estudios de lengua griega efectuáronse en Cuba
con sobresalientes resultados. Es en los colegios privados donde
deben observarse las primeras tentativas de aprendizaje de la li-
teratura helénica. En el que existió en Buena Vista, dirigido por
Cubí y Soler, enseñábase la lengua y literatura helénicas, haciéndo-
se traducciones de Homero y de otros autores clásicos como del
dialecto moderno. El Dr. Albear, Catedrático de lengua y litera-
tura griegas de la Universidad, posee una traducción española y
en verso, del canto nacional de Riga, hecha por un alumno de
dicho colegio. En el colegio El Salvador, bajo la dirección del gran'
filósofo cubano Señor Luz y Caballero, enseñóse asimismo, en ter-
cer año, esta bella lengua, y en un informe, con motivo de exá-
menes del colegio San Fernando, se lee que estos estudios iban ade-
lantando gracias al buen método empleado.
Por el Plan de Estudios de 1863, fundóse en la enseñanza se-
eundaria la cátedra de lengua griega con ejercicios de traducción.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO. EN CUBA 249
Muy pobre fué su comienzo, teniendo en cuenta lo que se hacía en
los colegios privados, eon instructores que conocían bien el idioma,
pues lo hacían aprender con provecho, dada la utilidad que siem-
pre podría derivarse del conocimiento de las raíces para obtener el
origen de las palabras castellanas. El 28 de septiembre del mismo
año, el Catedrático Dr. Antonio María Tagle, que era entonces su-
pernumerario de filosofía, comenzó a enseñar este idioma, eligiendo
la gramática griega del Sr. Alonso Ortega, por la que hacía apren-
der a los estudiantes. Por fortuna, con posterioridad se ha visto
que el desarrollo de los estudios lingiiísticos se encargó de demos-
trar lo atrasado del método de Ortega, ya que la exposición de las
materias no estaba de acuerdo con los buenos procedimientos cien-
tíficos.
Todo ello debióse a la influencia del Ratio Studiorum, pues en
vez de hacer pensar al alumno frente a un problema de gramática
griega, obligábasele a conservar en la memoria las reglas sin per-
mitírsele, a veces, comprobar la teoría con el ejemplo. De este
modo y fuera de todo método científico, se fué haciendo la ense-
ñanza de la más hermosa lengua que se haya oído. De memoria la
declinación y la conjugación, de memoria también la sintaxis sin
más ejercicios de traducción que las fábulas de Esopo o los que
hacían los alumnos de los jesuítas de la Selecta ex optimis graecis
auctoribus, gracias a la cual pudo tenerse una idea de las cartas
de diversos autores, de las oraciones de Isócrates, de la prosa de
Herodoto, Jenofonte, Demóstenes y San Juan Crisóstomo y de
los idilios de Teócrito, de Bión, con las composiciones de Safo, de
Píndaro y de Homero.
Preciso es ver cada una de las partes de esta gramática, para
comprender bien la pobre idea de lo que es un texto como el que
se analiza, cuando se recuerdan libros como los redactados por
maestros como Maunoury, Motte, Curtius, Inama, Brugmann y
muchos otros. La fonética aparece expuesta en la eramática de Or-
tega en una docena de páginas, sin el debido orden de exposición
y sin el interés que ofrece actualmente aquella parte de la gra-
mática en que pueden aprenderse las reglas por las cuales se cam-
bian los elementos que componen una palabra. El método histórico-
comparado que ha transformado la eramática en una verdadera
ciencia, donde todo se encadena, donde todo se explica, donde un
hecho da cuenta de otro, una regla de otra regla en opinión de
Motte, no existía entonces, hermoso método mediante cuya luz ha
250 JUAN M. DIHIGO
sido posible ver claro donde antes no había más que obscuridad y
confusión. Así se estuvo enseñando la lengua griega desde 1863
hasta 1880, época en que fué suprimido este estudio de la segunda
enseñanza.
Los alumnos de los jesuítas, al terminar sus dos años de griego
sabían más que los alumnos de los Institutos, aun cuando la ense-
ñanza se realizase por un procedimiento opuesto. Todo dependió
del medio utilizado, pues si era cierto que se obligaba a los niños
a trabajar mucho de memoria, cierto era asimismo que dieron gran
importancia a los ejercicios de traducción que estaban graduados
para la mejor manera de llegarlos a saber, por lo que fueron fáciles
en el primer año y más difíciles en el segundo. Era un estudio he-
cho de acuerdo con el criterio de una Comunidad que debía obede-
cer a señalados principios, a veces contrarios a los pedagógicos, pe-
ro que coadyuvaban a hacer amar la literatura de un pueblo que
tuvo a gran honor contar con un siglo como el de Pericles y cuya
única finalidad fué la supremacía universal de Atenas, haciendo
sentir su influencia tanto sobre la potencia material como sobre la
superioridad de la inteligencia, llegando a ser centro de obras
maestras tanto de la poesía como del arte.
El debatido asunto de la verdadera pronunciación griega ha
sido cuestión no poco enojosa, pues la opiniones eran diferentes,
por lo que la desorientación entre los alumnos resultó un hecho.
El Dr. Antonio María Tagle amaba la pronunciación de Reuchlin;
pensaba y pensó siempre que era la única, mas sus sucesores en
dicha cátedra, conociendo algunos bien poco el griego, adoptaron
la de Erasmo, no porque creyesen que era la verdadera, sino por-
que era la más fácil, con perdón de mi querido amigo el Dr. E. J.
Varona, quien en su artículo sobre el fotismo en la pronunciación
del griego clásico la considera caprichosa y ficticia. Al lado de
esas opiniones está la mantenida por los jesuítas en sus colegios
y con acentuación propia. Todo ello significa que no se había estu-
ado la cuestión como correspondía, y que si el sistema de Eras-
mo fué adoptado en muchos países, no debió haberse olvidado lo
que sobre este asunto dijeron Dionisio de Tracia, Aristófanes,
Dionisio Halicarnaso, Arístides Quintiliano, Apolonio, Eutasto y
tantos más, ya que preciso se hace conocer todas las opiniones pa-
ra formar la propia. También en la Universidad, como más ade-
lante se verá, se mantuvieron desde que se estableció la enseñanza
del griego, diversas opiniones, pues unos profesores han enseñado
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 251
.”
a pronunciar las palabras según el sistema de Reuchlin, constitu-
yendo una minoría, mientras otros, como pasa hoy, no aceptan
otro que el de Erasmo. El problema a pesar de los estudios hechos
hasta ahora, está sin solución, aun después de los artículos de
Burnouf, de Psichari y del trabajo del profesor Blass. Bueno es
no olvidar con motivo de esto lo que ha escrito sobre la pronuncia-
ción nacional del griego el señor Gustavo d'Eichtal: ““bien se
acepte el sistema de Erasmo o el de Reuchlin, mejor es adoptar la
pronunciación del último, puesto que con el procedimiento de
Erasmo cada pueblo pronuncia el griego a su modo””. Si se me
obligase a: dar mi opinión, no vacilaría en declarar que adoptaría
la de Egger, pues para escapar de una controversia sin fin prefe-
rible es aceptar la pronunciación de los griegos modernos, que es
la tradición de todo un pueblo y que nos pone en fácil comunica-
ción con los helenos regenerados.
Es por el Plan de Estudios de 1842 que se estableció por vez
primera en esta Universidad la cátedra de lengua griega, y es el
profesor D. Antonio Franchi Alfaro el primero que enseñó esta
lengua tan admirable. Bueno es consignar que el período de ma-
yor esplendor de la enseñanza del griego pertenece a aquél en que
fué titular de dicha cátedra el señor Franchi Alfaro, porque sus
alumnos, sobre tedo los de la Facultad de Medicina, que por el
Plan de Estudios de 1842 y a iniciativas del Dr. Angel J. Cowley,
estaban obligados a estudiar dos cursos de lengua griega, son los
que han demostrado más tarde tener la mayor competencia en
ésto, gracias a lo cual pudo el Dr. Antonio Mestre ayudar al gran
naturalista D. Felipe Poey en la formación de voces técnicas. En
la Sorbona, el Dr. Mestre, joven aún, asistía al curso de griego para
tener idea del método seguido. El auditorio era numeroso, pues
los concurrentes pretendían tan sólo profundizar sus conocimien-
tos; casi todos los alumnos eran extranjeros de cierta edad. Pre-
ocupado el profesor con la presencia del joven, quiso apreciar su
cultura dándole a leer una de. las odas de Safo, sorprendiéndose
desde el primer momento el viejo maestro al ver lo que sabía y
sin dejarle concluir la lectura preguntóle de dónde venía, quién
había sido su maestro y a qué Universidad pertenecía. Felicitólo
cordialmente el profesor de la Sorbona como también a su cate-
drático el Sr. Franchi Alfaro, que enseñaba la verdadera pronun-
ciación griega.
El método de Franchi Alfaro era un método en que se amal-
252 - JUAN M. DIHIGO
gamaba la teoría con la práctica. En una obra que publicó en 1845
para su primer curso, daba a los alumnos temas graduados, comen-
zando por frases fáciles hasta llegar a trozos del discurso Pro Co-
rona, que debían ser traducidos al griego. En el segundo curso la
versión era del griego al español, y puede juzgarse su sistema de
enseñanza leyendo la colección manuscrita hecha por su alumno el
Dr. Mestre, la que empezando por las fábulas de Esopo termina
por la versión de anécdotas de los filósofos, fragmentos de la Ci-
ropedia hasta los discursos de Demóstenes. Ignórase si el Sr.
Franchi Alfaro llegó a publicar un léxico español-griego y griego-
español. Desde 1842 hasta el año de 1863, la enseñanza del griego
se hizo de modo uniforme y con gran éxito. Examinando el Plan
de Estudios de 1863 y hasta 1871, se nota la supresión de la cáte-
dra de lengua griega en esta Universidad; es de 1871 a 1880 que
se hicieron estudios de literatura clásica y estudios críticos sobre
los prosistas griegos. El Dr. Antonio María Tagle, encargado de
enseñarlos, conocía muy bien el griego, leíalo de acuerdo con Reu-
ehlin y publicó en 1854 una serie de temas griegos según los
métodos de Robertson, de Ollendorf, así como cuadros sinópticos
para hacer más sencillo el estudio de este idioma y el Análisis y
Traducción de las Fábulas de Esopo con versión, análisis y clasi-
ficación de las oraciones.
El sucesor de D. Antonio Franchi Alfaro lo fué el Dr. Tagle,
y el de Tagle el Dr. Bonifacio Ávila, quien enseñó esta leneua en el
Instituto de Segunda Enseñanza de la capital y en la Universi-
dad; y después de su partida para España comenzó el Dr. Juan
F .Albear sus clases de griego, hasta el Plan Lanuza de 1899,
siendo confirmado en el cargo por el Plan Varona de 1900. Cam-
bió inmediatamente la orientación en la enseñanza del griego, y la
gramática de Ortega, elegida como texto durante algún tiem-
po, fué felizmente reemplazada por la de Curtius, muy superior.
Desde este momento comienza el aspecto científico del desenvol-
vimiento del griego; es ahora, tras el brillante período del Sr.
Franchi Alfaro, que empezaron a familiarizarse los estudiantes
con los trozos selectos del libro Lectiones Graecae del Dr. Bardón,
de la Universidad de Madrid. Al mismo tiempo que el Dr. Albear,
estuvimos encargados de uno de los cursos de lengua griega y
al corriente del mejor método, realizamos nuestras lecciones se-
gún el método histórico-comparado, utilizando la Petite Antho-
logie de Maunoury, tratando de que los alumnos supiesen bien lo
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 253
que leían, haciendo que entendiesen todas las raíces griegas,
ya que las raíces y derivados constituyen todo el diccionario. Con
este plan se lograba que desapareciesen las dificultades para los
alumnos, porque conociendo bien las raíces y las reglas de deriva-
ción, resultaba posible tomar un autor griego para traducirlo sin
diccionario, con el sólo auxilio de la Antología, ya que, según
Maunoury, jamás volará bien el pájaro, si no llega a fiar en sus
alas. Con este método el progreso fué evidente.
El señor Claudio J. Vermay, profesor del colegio El Salvador,
era un notable lingiiista que había aprendido bien la lengua grie-
ga, insistiendo sobre los beneficios que se derivan de poseer las eti-
mologías para comprender el tecnicismo científico. Ahí están en la
Revista de la Habana sus traducciones de Sato y de Anacreonte,
que permiten juzgar bien su competencia.
Muchas otras personas, sin ser del profesorado, estudiaron con
singular interés la hermosa lengua de Tucídides, publicando obras
de no escasa importancia. En 1839 el Sr. Miguel Silva dió a luz
un libro con el título Nuevo sistema para estudiar la lengua griega,
dividido en cuatro partes: la primera, que comprende una gramá-
tica muy elemental; la segunda, una traducción analítica de las
Fábulas de Esopo, y las dos últimas, un vocabulario griego-espa-
ñol y español-griego. Nosotros también hemos publicado algunos tra-
bajos, entre ellos: Sobre la enseñanza del griego, Traducción lite-
ral de frases griegas que contienen todas las palabras primitivas de
la lengua griega, Estudio de lexicología, Reparos etimológicos al
Diccionario de la Academia Española, Raíces griegas, Etimolo-
gías, y Sinopsis de Gramática Griega *. El doctor Albear ha pu-
blicado en la REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS un
artículo muy interesante, juzgando la traducción que ha hecho,
de la lliada de Homero, el Catedrático de la Universidad de Bar-
celona señor Segalá. El Dr. E. J. Varona escribió en 1868 ana-
creónticas, siguiendo el modelo griego; el poeta Luáces hizo versos
que tituló Anacreónticas cubanas imitando los giros helénicos;
el doctor Urra escribió una oda en griego; el doctor Mestre, tra-
ducciones de Safo, y el Dr. A. Bosque un estudio sobre el tecni-
cismo botánico. También debemos citar a los jesuítas Luis Vinue-
sa y Manuel Asenjo, esclarecidos poetas que hicieron en versos Cas-
1 El Sr. José Miguel Macías escribió un tratado sobre Raíces griegas:
nociones de etimología, prefijos griegos, adjetivos numerales y desinencias to-
madas al griego.
254 JUAN M. DIHIGO
tellanos inmejorables traducciones griegas, muy principalmente de
Anacreonte. Y ya que tratamos de exponer esta forma del movi-
miento de la cultura en nuestro país, diremos asimismo que alcan-
zaron notoria reputación como helenistas, Imperial Inquino, Po-
licarpo Sanamé y Nodal.
Vive entre nosotros ocupando en la Secretaría de Estado ele-
vado puesto por sus conocimientos lingiísticos, el Sr. Enrique A.
Lecerff 1, que ha llegado a alcanzar extensa cultura en la ciencia
del lenguaje no sólo porque guíta cavat lapidem... sino porque a su
perseverancia se une una inteligencia muy superior. También él co-
mo los expuestos ha profundizado el organismo de la lengua griega,
y como fruto natural de sus lucubraciones ha escrito un nuevo mé-
todo para aprender a hablar, escribir y leer el idioma griego antiguo
y moderno, con ejercicios y exposición gradual de las formas. Por in-
formes recibidos del autor de este libro, sabemos que después de en-
señar a dominar perfectamente la lengua general o helénica, se estu-
dian los dialectos eólico, dórico, jónico y ático, acompañado de trozos
escogidos dé los autores que usaron esas antiguas formas dialecta-
les, con su equivalencia en la lengua helénica. Sigue inmediata-
mente la exposición del lenguaje poético con lista de los vocablos
que se emplean exclusivamente en las composiciones poéticas, 1lus-
trándose la materia con trozos de la lliada, la Odisea y de las
obras de Anacreonte, Hesiodo, etc. Insértanse como apéndices tro-
zos de literatura griega de los siglos X al XVIII, con sus tra-
ducciones, para poner de manifiesto el sucesivo desarrollo del idio-
ma, sus alteraciones y la gradual formación del actual neo-helé-
nico. Comprende también este tratado ejemplos del habla popular
y copias de cartas de soldados en la reciente guerra balkánica.
Para terminar, diremos que la Srita. Laura Mestre ha escrito y
se ha publicado en la REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS
Y CIENCIAS, unas Lecciones de lengua griega sobre el texto de Ho-
mero, en las que expone la traducción del trozo de la lliada, hace
un estudio lexicológico muy interesante para el que estudie esta
1 En el periódico El Triunfo se publicó una carta subserita por Otro ma-
tancero a consecuencia de haber afirmado el gacetillero que no había en la Ha-
bana quién supiese una palabra de griego. En ella se afirma que hablaba el grie-
go D. Claudio Vermay y que un modestísimo joven mataneero, que sólo aprendió
lo que en el colegio ““La Empresa”? enseñaba de griego el Sr. Guiteras, sin
título académico, que no había salido de su país, sabía de tal modo el griego
antiguo y el moderno, al grado de traducir a libro abierto el autor que le pre-
sentasen y haber obtenido el título de socio correspondiente de una Academia
literaria de Atenas. Ese ¡joven era Enrique A. Lecerff,
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 255
lengua, y termina con ejercicios de composición, en los que 'utili-
za las voces del trozo de Homero dándonos la traducción de las ora-
ciones que ha compuesto. A título de información agregaremos que
D. Tranquilino Sandalio de Noda eseribió una Gramática Griega
que envió inédita al Sr. Anselmo Suárez y Romero, sobre la que
no nos es posible emitir juicio por no haber podido obtenerla,
no obstante los esfuerzos que hemos hecho.
VII
FAMILIA LATINA
Lengua Latina.
Igualmente encontramos en nuestro país esfuerzos grandes que
indican el interés especial que tuviera, por la propagación de los
estudios latinos, a juzgar por la buena acogida que, según los his-
toriadores, alcanzara el establecimiento en la isla de la enseñan-
za de este idioma, tan íntimamente relacionado con el nuestro,
y cuyo conocimiento habría de ofrecer no pocos beneficios. De ahí
que, como afirma el Sr. Bachiller, el Ayuntamiento, aun constituí-
do en casas de paja, celebrase acuerdos con el fin de fundar cáte-
dra de latinidad, y que D. Francisco de Paradas estableciese, en
tiempos muy remotos, clases de latín en Bayamo. Y no podía ser
de otro modo, si había de conocerse correctamente y en forma cien-
tífica nuestro idioma, pues es de recordarse que en el informe que
diera a la Sociedad Económica, en 1801, el Rdo.P. Fray Manuel
Quesada, proponía que los maestros fuesen examinados de gramá-
tica castellana, proporcionándoles mucho bien el auxilio de la
latina, haciéndose la enseñanza de nuestra lengua con carácter
práctico, tratando de dominar bien cuanto atañe al régimen en
las oraciones, y hasta llegando a hacer que los niños entrasen en
consideraciones filosóficas, no tan lejos de su alcance como parecía
a primera vista, según nos dice el Sr. Bachiller, y en lo cual nos
permitimos discrepar, toda vez que los principios filosóficos, los
conceptos de la lógica no es posible que puedan entenderse como
corresponde, si no hay en el alumno el desarrollo mental que se
requiere para ese género de investigaciones. Y por el beneficie in-
menso que del latín se derivaba, y puede que por el concepto
que debiera tener la enseñanza, fué que todo mancebo armado con
256 JUAN M. DIHIGO
su licencia para abrir un establecimiento de educación, contaba
siempre con el auxilio de un profesor de latinidad, que sirviera
para completar la educación de los alumnos.
En la primera Memoria oficial en que consta el cuidado que
tomó la Administración en el ramo de Instrucción Secundaria,
se ve igualmente el acuerdo de 19 de septiembre de 1603, dei Ca-
bildo de la Habana, en el cual se trató y conferenció sobre la ne-
cesidad de tener un preceptor de gramática que enseñara latín.
Las órdenes religiosas, continúa Bachiller, suplieron esta falta, y
en 25 de noviembre de 1613 se lee en otra acta de la propia Cor-
poración, que un religioso de San Agustín, por orden de su Con-
vento, había más de dos años que enseñaba, sin premio ni retribu-
ción, gramática a los vecinos. En el resto de la isla se encuentra
la solicitud benéfica de la iglesia y del capitán Sr. Francisco de
Paradas, creando la primera Scholatria entre las dignidades de
la Catedral de Cuba, para la enseñanza del latín. (Bula de Adria-
no VI de 28 de Abril de 1522, y Pastoral del Obispo White de
1525). Paradas mandó en cláusula de su testamento, otorgado en
Cuba en 15 de mayo del1571, la fundación de una obra pía, en la
villa de Bayamo, a fin de que se enseñara moral y latín a los natu-
rales.
El Ayuntamiento de Bayamo acordó pedir a la autoridad com-
petente, que se estableciera en dicha ciudad, un colegio de edu-
cación primaria y secundaria, con los fondos de la obra pía, pues
según informe que diera en 1842, el Síndico José Ramón Estra-
da, no quedaron más que dos establecimientos de educación, uno
de primeras letras y otro de latinidad, ya que era indispensable,
decía, el idioma latino para dar entrada en los claustros de la
Universidad, pues se leía en esta lengua en las aulas filosóficas, por
lo que pudo decirse que se enseñaba en latín, ramo secundario que
fué decayendo, excepto en aleunos colegios, luego que se enseñó
la filosofía en castellano en el Seminario. La Revista Bimestre Cu-
bana consiena en un artículo el gozo que le produce ver revivida
entre nosotros la no ya muerta sino sepultada lengua del Lacio,
pues si no faltaban personas capaces de saborear las dulzuras del
habla divina de los Tulios y de los Mantuanos, forzoso era confesar
que su número se iba reduciendo, presentándose como obstáculo
muy principal el detestable método seguido en su enseñanza, en
lo que se ha mejorado, por lo que no es raro, gracias a un sistema
sencillo y natural como el adoptado en las lenguas vivas, ver a ni-
f
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 257
hos que en pocos meses, no sólo resultaban capaces de traducir
las fábulas de Fedro y la Vida de Cornelio Nepote, sino hacer el
régimen gramatical del modo más satisfactorio. De las clases su-
periores de latinidad han salido alumnos tan aprovechados, que
harían honor al primer establecimiento del mundo en este género,
llegando a quedarse los examinadores atónitos y complacidos al
observar la facilidad y maestría con que fueron interpretados por
nuestros jóvenes los pasajes difíciles de Virgilio, sobre todo aque-
llos en que hubieron de descifrar los comentadores, como son mu-
chos del canto sexto de la Eneida.
En 1689 se fundó el Instituto de San Ambrosio, para pre-
parar a la juventud para la carrera eclesiástica, enseñándose gra-
mática y canto llano, siendo sinónimo, en aquellos tiempos, de gra-
mática el latín. Refiriéndonos al Colegio San Basilio Magno en
Santiago de Cuba, en 1772, diremos que en su fundación esta-
blecióse cátedra de latín de mayores y mínimas. Y tanto afán hubo
por el debido auge de esta enseñanza, que en los últimos años de
las innovaciones introducidas por el lltmo. señor Claret, si se en-
señaba a la perfección la gramática castellana, también se hacía
lo mismo con la latina, la que hubo de arraigarse, toda vez que di-
cho Sr. Arzobispo de Santiago de Cuba, cuando publicó en Bar-
celona, en 1854, un cuaderno titulado: Modificaciones de los Esta-
tutos del Seminario Tridentino de Cuba, en su capítulo 3.”, al ex-
presar las ciencias que en el mismo se cultivaban, incluye el estu-
dio de la gramática latina en tres años. No siempre pudo man-
tenerse floreciente el latín, mas si aleún decaimiento llegó a ad-
vertirse, no se prolongó por mucho tiempo, pues prodújose una
reacción en 1831, estableciéndose su uso en las clases, y de modo
muy principal en el Colegio Seminario. Bachiller, al referirse a
esta reacción, la explica diciéndonos que era porque hasta enton-
ces fué nulo el examen del latín para entrar en la Universidad,
pues presentando el alumno una certificación de latinidad. de cual-
quier lector de gramática aprobado, podía matricularse en filo-
sofía. Y como ésta se enseñaba en castellano, allí iban los alumnos
a esta clase, porque les resultaba más fácil para el estudio. Fué
el Dr. Ramón Francisco Valdés, Catedrático de la Universidad,
quien promovió expediente sobre los abusos y perjuicios que se
ocasionarían, si no se enseñaba en el Seminario, en latín, el De-
recho Real.
Y así, analizando los planes de estudio que ha habido en este
258 JUAN M. DIHIGO
país, adviértense las fluctuaciones en este orden de la enseñanza,
manteniéndose el estudio del latín hasta que perdida la soberanía
española, cayó, no sabemos si para siempre, del cuadro de asigna-
turas que integran la enseñanza secundaria, para ocupar un pues-
to entre los que corresponden a Facultad mayor. Ya varias ve-
ces hemos hablado acerca de nuestro diferente criterio en esta cues-
tión; veces infinitas hemos señalado los beneficios grandes que pa-
ra su dominio completo habría de proporcionar el que estuviera
en los Institutos y en la Universidad. Así el desenvolvimiento de
la materia se haría paulatina y métódicamente, y sobre bases cier-
tas habría de alcanzar grandes vuelos su estudio en nuestro pri-
mer centro docente. Mucho se hace en él, grande es la labor que se
realiza, sea dicho bien en alta voz en honor de su profesor digní-
simo, el Dr. Adolfo Aragón, cuya cultura está fuera de toda duda y
cuya excelente dote de maestro se ve anualmente confirmada en las
brillantes pruebas que rinden sus alumnos.
Mucho se ha trabajado en Cuba en la esfera del latín, muchas
son las obras publicadas, ya exponiendo la ciencia en este idioma,
ya eseribiéndose textos de gramática, presentándose las materias
que ella abarca según el punto de vista en que se coloca el autor;
y fué tal el dominio que se tuviera de este idioma, que el Dr. An-
gel J. Cowley, que cursó en el Real Colegio de San Carlos con bri-
llante éxito el estudio de las letras latinas, habituóse de tal modo
al decir de Cicerón, de Virgilio y del severo Tácito, que se
expresaba con tanta facilidad en la lengua del Lacio como en
la suya propia, habiendo merecido que el ilustre Padre 'Cer-
nadas, tan competente en la materia, repitiese lleno de pesar al
saber su fallecimiento, que había muerto el único que podía hablar
latín en la isla de Cuba. También se ha consignado que D. Tran-
quilino S. de Noda hablaba con propiedad este idioma, como el
Sr. Gaspar Mateo de Acosta poseyó con tanta perfección la lengua
latina, al extremo de haber hecho varias traducciones que se repu-
tan como notables. ¿ Y qué diremos de las que hiciera de Cicerón el
Pbro. Juan Bautista Barea, del profundo saber del Pbro. José
Agustín Caballero, quien traducía, escribía y hablaba el latín con
la pureza y facilidad que el castellano, y de quien dijo Pomaroli,
que él y Luz eran los únicos a quienes temía en Cuba, por sus
conocimientos de aquel idioma? Si bien no todos los que estudia-
ron esta lengua llegaron a utilizarla como la propia, no por eso
debemos callar que demostraron su competencia en otro orden. Así
a
1
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 259
aparece el Ldo. José Antonio Cintra como excelente latino; Fran-
cisco Javier Conde y Oquendo como traductor del latín, en unión
de Rafael del Castillo y Sucre, de la Memoria histórica de la vida
y estudios de Fray Damiel Cancino; Buenaventura Pascual Fe-
rrer exponiendo su saber latino en traducciones de no escasa im-
portancia; Manuel González del Valle, redactando en latín la ora-
ción inaugural que leyera en el correspondiente curso académico,
haciéndola la lengua oficial de su cátedra en elencos, discursos,
dialécticas y polémicas, juevinas y sabatinas de la Universidad;
José Zacarías González del Valle, revelándose en diversas oOcasio-
nes un latinista; Antonio Guiteras, dando a la publicidad su tra-
ducción de la Eneida de Virgilio; Prudencio Hechavarría gozan-
do del mejor concepto, como dominador del idioma de Horacio,
y Tomás Romay en su Memoria de la clase de ciencias y artes
para mejorar la enseñanza de la gramática latina, exponiendo que
el método que se exigía en nuestros estudios, requería por fuerza
el del idioma latino, consignando, allá por el año de 1794, que para
que la juventud se perfeccionase en el idioma latino, y pudiese
conseguir en las Facultades mayores todas las ventajas que le fa-
cilitara su ingenio, sería necesario que la Sociedad Económica
suplicase a los Prelados proveyesen esas cátedras por oposición,
para elegir al más idóneo.
No es para que olvidemos la alta significación que tuvo Luz y
Caballero como latino, quien en sentir de su biógrafo el Dr. Ro-
dríguez, hablaba el latín con la misma facilidad y afluencia que el
castellano, y tanto, que uno de los empleados del Colegio del Sal-
vador, que más tarde dirigió, hablando de este idioma decía sen-
cillamente: La lengua de Don Pepe; ni el concepto que de ella tu-
viera el P. Varela, ya que su obra /nstitutiones philosophnae eclec-
ticae ad. usum studiosae juventutis, pone bien de relieve su saber
profundo en la lengua que tanto amara el Dr. José Manuel Mestre,
y que tan bien poseyera, al extremo de hacer decir al que fuera
su ilustre biógrafo, que aun cuando no tenía más que trece años
de edad, excitó la admiración de todos y se le tributaron honores
inusitados. Por ello no es de extrañar que nosotros, que tanto le co-
nocimos, le hubiéramos oído con frecuencia pregonar las exce-
lencias de este conocimiento como lo demostrara en el año de 1852
y en el Diario de la Habana, al publicar el artículo Algo sobre el
latín, en que se doliera de los tropiezos advertidos en su aprendi-
zaje, debidos al equivocado método que se empleara. No sería jus-
260 JUAN M. DIHIGO
-
to callar en esta reseña, la significación que tuvo el Dr. José Igna-
cio Rodríguez en la esfera del latín, ofreciéndonos una breve ex-
posición de la Eneida, que publicara en la Revista de Cuba, en
1877; ni mucho menos al correcto escritor Dr. José Silverio Jo-
rrín, que diera a su patria una traducción de Tácito, según con-
signa el señor Calcagno en su Diccionario Biográfico Cubano;
ni a Fornaris, difundiendo su enseñanza, al través de los colegios
de esta ciudad; ni al inolvidable Mendive, inspirando su musa en
las grandes concepciones que legara a la juventud el genio poé-
tico del Lacio, como lo hizo Luáces en sus composiciones de ver-
dadero sabor clásico, y con él, Milanés y tantos cubanos más.
Pero esas aficiones a la lengua- latina no se reducían única-
mente al mero dominio de ella, ya que es fácil advertirlo a poco
que se profundice la materia, sino a la exteriorización del saber y
de la experiencia, consignados en obras didácticas que han que-
dado en las bibliotecas, y en las que bien puede juzgarse la orien-
tación pedagógica seguida. Merced a ello es que tenemos una
Gramática Latina, por D. José María Valdés, con el fin de ins-
truir al alumno en los rudimentos de esta enseñanza; * Una lec-
ción de latín ? o modo de conocer las oraciones de esta lengua, con
observaciones sobre los verbos que rigen a otros; El Traductor
Latino, método breve y facilísimo para traducir esta lengua, por
el Licenciado Eusebio L. Pérez, y en cuya obra, a fin de resolver
todo género de dificultades, separa la composición de la tradue-
ción, ideando un método que consiste en una serie de ejercicios
prácticos que habrán de hacerse por escrito, según los modelos
de cada una de las cuatro partes en que que se halla dividida la
obra. El autor sólo quiere enseñar a traducir. Junto a estos trata-
dos, merecen citarse los Ejercicios para alumnos de 1." y 2.” año de
latín. por el P. G. Nonell, Escolapio, que tienden a evitar dificul-
1 El Sr. José María Valdés escribió además un Método fácil y útil para
aprender a traducir del idioma latino al castellano, 1821; el autor quiere dar
una guía al que aprende sobre los elementos que integran la oración, así como
del lugar que debe ocupar cada categoría, señalando cuando haya muchos subs-
tantivos cuál sea el primero por que deba comenzarse, como cuando existan
dos verbos bien sea finito o infinito, personal o impersonal, etc. Consideramos
útil este libro y de beneficio grande, pues es excelente orientación para el que
empieza a estudiar latín. Ni los textos anticuados, mi los modernos presentan
tan bien tratada esta parte.
2 Es un capítulo de gramática latina, un breve tratado de sintaxis expli-
cándose cuanto corresponde al verbo esse, a verbos en activa, al régimen en
general, estudiándose aparte el gerundio y el infinitivo. Tiene al fin notas acla-
ratorias.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 261
tades y tropiezos que ofrece a los principiantes el estudio del latín,
para lo cual marea con acento ortográfico las palabras cuya canti-
dad pudiera inducir a equivocación, con el fin único de acostumbrar-
los a la verdadera pronunciación, evitando toda clase de defectos. Es
un temario sobre la concordancia, diversas clases de oraciones ex-
puestas a veces en latín y a veces en castellano, y contiene el li-
bro extractos de la Historia Sagrada, de las fábulas de Fedro,
cartas de Cicerón, Historia de Milciades por Cornelio Nepote, con
notas que dan la correcta traducción, así como lecciones toma-
das de los escritos de Cicerón, epigramas de Catulo, elegía de Ovi-
dio, égloga de Virgilio y la cda a Augusto César de Horacio tam-
bién con notas que indican los versos sáficos de ella y los pies de
que se compone. Este libro nos ha causado excelente impresión, y
podría muy bien ser utilizado en la clase de latín de nuestra Uni-
versidad. Al lado de esta obra citaremos las Lecciones de latín
y Compendio del 2. curso de latín por el Dr. Manuel Maza y
Ruiz; la Gramática Latina (ler. curso), por José María Morales
Minero; y la del P. Antonio Sumalla, textos brevísimos en que se
expone por el método antiguo, la materia de la Analogía y de la
Sintaxis ,y en los que hay una presentación rutinaria de la mate-
ria, sin algo que revele determinado sistema como hijo de larga ex-
periencia en el profesorado. En un acta existente en la Sociedad
Económica, de 31 de marzo de 1832, se da cuenta del informe pre-
sentado a la misma por la Comisión designada, sobre el Tratado
de prosodia latina, traducido por el Sr. Francisco de Borja Mon-
toto, estimándose muy útil su publicación con las advertencias y
modificaciones expresadas por los que examinaron dicho libro.
Todos los que hemos estudiado la Segunda Enseñanza por pla-
nes anteriores al de 1900, recibimos las primeras nociones de len-
gua latina de la Gramática que publicara el distinguido educador
D. Rafael Sixto Casado. Las declinaciones allí consignadas, como
sus pretéritos y supinos, y su Traducción Latina conteniendo las
fábulas de Fedro, cartas de Cicerón, Arte Poética de Horacio y
la Catilinaria, entre otros trozos selectos de la literatura latina,
pasaron por nuestra vista repitiéndose las flexiones en forma ruti-
naria, aguzando la memoria a expensa de la inteligencia, al grado
de hacernos aprender en esta forma escritos tan valiosos. No debe-
mos perder de vista la época si hemos de formular un juicio im-
parcial, mas sea dicho bien alto, lo distante que se hallaban del
verdadero método científico, tanto los maestros que así exponían
262 h JUAN M. DIHIGO
la materia gramatical, como los autores, porque no supieron acu-
dir a mejor fuente de inspiración. Y con la Gramática Latina de
Casado, como siguiendo sus propias aguas, debemos indicar la que
diera a luz el Dr. Luis Febles y Miranda, antiguo Catedrático que
fué del Instituto de la Habana, en unión del señor Navarro, de la
que más adelante trataremos, y la impresa por nuestro amigo el
Dr. Eduardo Pulearón Lecciones de latín (Primer Curso), ajus-
tadas al desenvolvimiento del Programa del Instituto de Segunda
Enseñanza de la Habana, por lo que no le fué posible encauzar sus
conocimientos en otro sentido, como sin duda lo hubiera hecho, ya
que no le falta inteligencia para ello y mucho menos experiencia
de profesor. Y luego clámese, como-más de una vez se ha clamado,
por el restablecimiento del Programa, como mejor medio de desen-
volver una materia, es decir, el mejor freno que pudiera ponerse a
la iniciativa del profesor, y a darle mayor extensión a su enseñanza.
Cuando se comparan los métodos y se observa el seguido por Obra-
dors, el adoptado por Alvarez Pérez, el que eligiera Lindsay en su
maenífico tratado de lengua latina, se comprende bien lo rutinario
del pasado y su manifiesta discrepancia con los principios de la
ciencia del lenguaje.
¿Y cómo olvidar al sabio Felipe Poey, profundo conocedor de
la lengua latina, que dominara como pocos, exponiendo a veces
con tan hermoso ropaje sus lucubraciones científicas, como se ad-
vierte examinando las páginas de sus Memorias sobre la Historia
Natural, las de su Enumeratio Piscium Cubensium, y cómo tam-
poco olvidar su traducción de la primera ésloga de Virgilio? Po-
deroso auxiliar para sus clasificaciones, plástico molde a que fácil-
mente acomodara señalada voz necesaria para la exposición de una
determinada idea. Ocupa también lugar distinguido en esta reseña
que hacemos, los por muchos títulos cubanos eminentes, José An-
tonio Saco, traduciendo los Elementos de Derecho Romano de
Heinecio; Anselmo Suárez y Romero, Pbro. Rafael Toymil, Cris-
tóbal Mendoza con su traducción de versos latinos de Séneca; An-
tonio Viera vertiendo al latín el compendio de Fisiología de Du-
mas; Manuel de Zequeira y Arango, imitando a Virgilio en la
epopeya, a: Horacio en las odas y epístolas, a Juvenal en la sátira
y en los epigramas a Marcial; Policarpo Sanamé, que traducía to-
dos los clásicos y hablaba tan fácilmente el idioma, al extremo de
causar admiración al Obispo Hechavarría al oirle argumentar en
buen latín, en una conferencia del clero; Imperial Inquino, que
O
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 263
sobresalió como excelente latinista, así como el inolvidable y talen-
toso Padre Ruiz.
La importancia que aleanzó este estudio en la Universidad en
una época de su historia, es realmente extraordinaria; para ello
no hay más que ojear su Constitución en 1833, y veremos la serie
de ceremonias que se efectuaban, en las que tuvo parte muy prin-
cipal la lengua latina, mantenida en las investiduras de los grados
de Doctor, hasta que por los nuevos planes se suprimieron esos ac-
tos de tanta trascendencia en la vida del escolar. Y a título de
meros expositores, diremos que al autor de estas líneas se le con-
sultó por el Municipio de la Habana, hace algunos años, para que
redactara en latín varias inseripciones, para unas medallas que
trató dicha Corporación de adjudicar, como para que estudiara y
eorrigiera la inscripción latina del Templete, con motivo de la
primera misa y de la primera sesión celebrada por el Ayuntamien-
to de esta ciudad; encargos que cumplió oportunamente, siendo
substituída la lápida del Templete merced a las gestiones del in-
olvidable Dr. Ramón Meza y Suárez Inclán, levantándose la co-
rrespondiente acta. También Macías (José Miguel), escribió y pu-
blicó un libro Elementos latimos del español, sinopsis de las leec-
ciones que diera en la Clase de raíces del Colegio Preparatorio de
Veracruz, en el cual, después de estudiar los elementos del español
y de clasificar las palabras va señalando los prefijos latinos, las
preposiciones españolas, para indicar la influencia de los latinos
en los castellanos, y terminar con los accidentes gramaticales, ha-
ciendo un extenso y concienzudo estudio de las desinencias en sus
múltiples aspectos. D. Francisco M. Navarro hizo una Gramática
Latina para servir de texto en la segunda enseñanza. Tiene Ana-
logía, Sintaxis, Prosodia y Ortografía incluyendo en esta parte
unas nociones de métrica; es obra compendiosa sin que presente
nada de particular, y no podía ser de otro modo, pues el señor Na-
varro como el señor Febles, a quien se uniera para redactar este
texto, carecían de la preparación científica necesaria para escribir
un libro de tal índole. El Dr. Mateo Fiol también tuvo sus entu-
siasmos por la leneua latina, publicando una Gramática latina
conforme al método de Burnouf. Sólo se imprimió la primera par-
te que comprende la morfología, pues la segunda, según nos in-
forman, no se dió a la imprenta. Los que conocen a Burnouf ve-
rán que es una condensación de su método, y así como en otras
obras se nota una desorientación pedagógica, en ésta se advierte
264 JUAN M. DIHIGO
que el autor ha querido tener una guía, que si no es aceptable ac-
tualmente, no puede afirmarse que careciera de mérito en su época.
Los que quieran convencerse de cómo se utilizó la lengua latina en
una época del desenvolvimiento de la enseñanza en Cuba, no tienen
más que consultar las obras siguientes: Juan Arechaga Commentaria
juris civilis; Tomás Recino: A quibus adquiri et constitur possunt
servuitudes; Manuel de San Juan Bautista: Cursus Complutensis
Carmelitanus in cloriorem methodura pro commodiori magistrorum
ac discipulorum usu redactus; Ambrosio Medrano: Consultiones
im febris; Antonio Pimentel y Sotomayor: Commentaria in selecta
Petri Lombardi Distinctiones; José Julián Parreño: 1 Eloquentiae
praecepta. 2 De scribendi Cacohete. 3 Expositio Librorum Mel-
chioris Cani de Locis Theologicis. 4 Historia Concili Chalcedo-
nensis. 5 De vita Julian Parenmi Havanensis; Francisco X. Conde
y Oquendo: Oratio in funere Caroli 111; Tomás Pasqual: Paranta-
lis oratio in funebre quod grata et pia memoria Beneficentissime
D. D. Mariae T. Chacon Torres et Castellon: Juan B. O'Gavan:
T'pso astante Macenate; José A. Sarmiento: Ipso Maecenate ads-
tante religioso; Antonio Jugla: Jus Cívile Abbreviatum; Varela:
Propositiones variae ad Tyronum exercitationum; Examen Philo-
sophicum y Proelectio de Philosophiae impedimentis; Agustín En-
cimoso de Abreu: Medices cognitionibus necri etiam bonarum ar-
tium; Bonifacio Carbonell: Medicine Phisiologiae Theses; Fede-
rico Pérez y Calzadilla: 4d Ingeni Vires in juris civilis scien-'
tia...; Francisco Giralt: Pro scientiae de moribus; Manuel Gon-
zález Solar: Publicum Jurisprudentiae Specimen; Julián Córdo-
ba: Rei Medicae Theses quas ad. periculum; Manuel Monge y Juan
F. Viñoly: Materierum Programma quas de jure criminali, patrio,
romano et publico; José Borrero: Medices Theses; Juan F. Viño-
ly y Joaquín Oliva: Propositiones Pro Ethicae Studio; Antonio
M. Gil y Boisan: De Doctrina et Santitate. Citemos también la
Dissertatio super sequentem thesim Deductam ex Lib. IX Magis-
tri Sententiarum distinchione XX XT tria sunt conjuga bona, na-
mirum fides, proles et sacramentum ab Emmanuele Espinosa et
Ines—Habana, 1878.
El Sr. Rafael S. Casado, a quien nos hemos referido, con mo-
tivo de su Gramática Latina, ha escrito sobre Verbos latinos, em-
pleando un método breve y fácil para el estudio de las conjugacio-
nes de dicha lengua; el Sr. José Miguel Macías ha impreso unas
Raíces latinas; Bachiller ha traducido los Rudimentos de lengua
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 265
latina por T. Ruddiman; Antonio Franchi Alfaro publicó un Mé-
todo teórico-práctico para aprender la lengua latina; Blas M. de
San Millán una Sintaxis latina arreglada según la de Lhomond y
Rafael Pisano un Curso de latinidad. Añadiremos a las obras enu-
meradas el Análisis Gramatical de las Fábulas que pide el Progra-
ma de Gramática Latina del Instituto de Segunda Enseñanza de
la Isla de Cuba. En un Elenco del año de 1868 del Colegio Nacio-
nal y Extranjero de San Francisco de Asís, fundado y dirigido por
el Sr. José Alonso y Delgado, aparece la enseñanza del latín en-
cargada al Ldo. Manuel Párriga que lo estaba de la del griego, sien-
do asimismo profesor de aquella lengua en sus dos secciones el Br. D.
Francisco Calcagno. Estudiábase en la Primera Sección las decli-
naciones regulares e irregulares, conjugaciones, análisis de las
diez primeras fábulas con las concordancias y el régimen; y en
la Segunda Sección, las declinaciones y conjugaciones y el análi-
sis de las cinco primeras fábulas de Fedro ?!.
(Continuará.)
1 El Dr. Alejandro M.a López escribió un Sumario gramatical de latín y
castellano, 1880, y Forns sus Lecciones de Gramática latina, 1868.
UN METEORO RARO
POR EL SR. JOSÉ GREGORIO CAMPOS
Profesor de Enseñanza Secundaria
Un fenómeno atmosférico de singular brillantez y exquisita be-
lleza no mencionado en los textos de Física y manuales de Meteo-
rología que han llegado a mis manos, y que un espectador (nada
indiferente) de las maravillas de la Naturaleza sólo una vez ha
podido observar en una vida de más de 60 años, ni jamás supo
que alguien lo haya visto, bien merece que se le llame raro. Por
creer que lo era el que intento deseribir, no bien hubo coneluído,
fijé en el papel sus caracteres más notables y todas las cireunstan-
cias concurrentes que pudieran servir para dar una idea cabal de
sus curiosas apariencias, y facilitar así la comprensión de su na-
turaleza y la explicación de sus causas. Durante 13 años he guar-
dado mis apuntes con el vago propósito de darles publicidad si se
presentaba ocasión propicia. Al salir de Cuba, tal vez para siem-
pre, esa Ocasión se me ofrece, gracias a la amistad que me dispensa
el Dr. Dihigo y al inteligente celo y generoso espíritu con que aco-
ge en la REvIsTa universitaria de que es factor principalísimo, los
trabajos encaminados a fines culturales.
Al poner en limpio mis notas advierto, como desde luego echa-
rá de ver cualquiera, que faltan en ellas la sobriedad de estilo y
la lisura de lenguaje recomendadas en la exposición de asuntos de
índole científica o didáctica, sobrando en cambio la fronda inútil
de adjetivos y la no escasa copia de imágenes y comparaciones po-
co felices quizás. A pesar de reconocer estos defectos me he abs-
tenido de hacer correcciones, tanto por ser tarea ineratísima pa-
ra quien no ejercita el arte literario rehacer en frío y tras largo
trascurso de años lo que escribió al calor de una emoción intensa,
cuanto por el temor, del todo justificado, de que con el cambio de
estilo y lenguaje perdiese mi deseripción lo que más importaba que
conservara: la verdad del colorido y el vigor de expresión que
trasmiten a esas formas del pensamiento la proximidad en el tiem-
po y la intensidad de la impresión que las dicta.
UN METEORO RARO 26
=]
He aquí ahora lo que escribí :
CURIOSAS MANIFESTACIONES DE LA ELECTRICIDAD DE LAS NUBES
En la tarde del 28 de Agosto de 1903 presentaba el tiempo en la
localidad de la Habana los caracteres de un anticiclón: cielo des-
pejado, aire trasparente, temperatura suave y barómetro alto. Era
uno de esos días que los marinos ingleses llaman **haleyon days””,
en los cuales todo lo que alienta experimenta el íntimo e inefable
estremecimiento que constituye el goce de vivir; en que hasta la
pobre célula enferma se dilata en palpitaciones renovadas para
llenar las misteriosas funciones de que depende el vasto mundo or-
gánico. Cediendo a la muda invitación del tiempo y a una costum-
bre cotidiana me senté en la azotea contigua a mi habitación. A
pesar de la viva claridad de una tarde excepcionalmente lumino-
sa de un estío tropical (era entre 6 y 7), se reflejaba de cuando en
cuando en el papel del periódico que leía la luz fugaz de ur re-
lámpago distante. A medida que avanzaba el erepúsculo hacían-
se más vivos los reflejos y me impulsaban a levantar la vista a los
cuadrantes del Norte que me quedaban enfrente y continuaban
siendo de una limpidez y diafanidad raras, aun en el elima de
Cuba. Cuando todavía la luz erepuscular era bastante para que
una vista cansada pudiera distinguir las letras, cayó sobre el pa-
pel en que leía una llamarada tan percuciente, por decirlo así,
que con sorpresa volví la cara a la región del Sur, de donde pro-
cedía la fortísima descarga. El cuadro que se ofreció a mi vista
era de tal novedad y magnificencia que dejando la lectura me dis-
puse a no perder detalle de la espléndida función de pirotecnia ce-
leste que el azar me deparaba. Y no es que fuera para mí cosa nue-
va, ni siquiera rara, la contemplación de dos nubes cercanas en-
tre sí disparándose rayos a modo de fortalezas enemigas; sino que
el aspecto de aquella porción del cielo era de una grandiosidad
tan imponente y desacostumbrada, que sobrecogía el ánimo y pre-
sagiaba algo de sorprendente y extraordinario. Aislado en el cam-
po del cielo, a pocos grados al Este de la línea Norte-Sur y apo-
yándose en el horizonte, se alzaba un obscuro nubarrón de forma ca-
si prismática, a modo de alto farallón de flancos acantilados. Su
cima, cortada netamente en plano horizontal, llegaba al tercio de
un cuadrante del meridiano; parecía la plataforma de gigantesco
torreón medioeval cuyas almenas derruídas interrumpían con in-
268 JOSE GREGORIO CAMPOS
sensibles desigualdades la silueta de su arista superior. Tres veces,
por lo menos, en cada minuto, un vivo relámpago ya extendido en
forma de sábana, ya serpeando como cinta de fuego, iluminaba el
seno de aquella masa sombría, o abrillantaba sus contornos con
una orla reluciente. A la luz de las rápidas y frecuentes fulgura-
ciones, se discernía fácilmente la estructura compleja de la nube,
al parecer una y en realidad formada de tres masas, separadas
por intervalos visibles al estallar las descargas. Cuando una de
éstas estallaba entre el cuerpo delantero y del centro los bordes si-
nuosos del primero se destacaban en negro sobre el frente ilu-
minado del segundo, cuya cresta era más alta; casi inmediatamen-
te seguía otra descarga entre la masa central y el cuerpo poste-
rior, y entonces los contornos de aquélla aparecían dibujados co-
mo duros perfiles de granito en la superficie resplandeciente del
último, que a su vez dominaba en altura a los demás. Por espacio
de más de media hora sucediéronse los desprendimientos eléctri-
cos entre aquellas tres moles nimbosas, en el orden indicado y con
intensidad variable, pues unas veces reducíase su efecto a ilumi-
nar con claridad uniforme y trémula el interior de uno de los
cuerpos, otras, la descarga afectaba la forma de chispa y culebrea-
ba por el ámbito de uno de ellos, principalmente el del centro;
o ya la reverberación invadía todo el cielo.
Al cabo de una hora la figura de farallón de la nube se trans-
formó en la de una barquilla, o más bien, en la de la corola ancha
y deprimida de una flor tal como la rosa de Borbón o la dalilia.
Sus tonos sombríos se disolvieron en un gris más claro y unifor-
me y el contorno casi recto de su cima se arqueó en comba ligera
como la de una concha de almeja. Del ápice de la comba surgió una
lengiieta de fuego de un centímetro de ancho y unos 20 de altu-
ra, de brillo tan vivo y bordes tan limpiamente cortados que seme-
jaba una lámina de acero calentada al rojo blanco. El extremo de
la lengúeta se aguzaba como la punta de un sable, encorvándose
al Este, y antes de extinguirse lanzó desde el punto de arranque
de la curvatura dos destellos más finos, a modo de ramitos diver-
gentes. Diez o quince minutos después de apagarse la primera,
apareció en el mismo punto una nueva cinta luminosa terminada
en punta como la anterior, pero de luz menos viva y de tinte azu-
lado. La acompañaban dos ramas simétricamente colocadas a am-
bos lados, con la misma graciosa curvatura que las precedentes y
surgiendo del pie mismo de la cinta central, o que en perspectiva
UN METEORO RARO 269
parecía serlo. Al llegar a la altura aparente de unos 20 centíme-
tros se inclinaban en sentido opuesto imitando la forma de cam-
pana invertida de los pétalos y estambres de ciertas flores. Después
de otro intervalo de 10 o 15 minutos aparecieron en la misma
disposición de ramas divergentes hasta 3 dardos luminosos, el del
centro más ancho y brillante y los otros dos dispuestos dos a dos
a cada lado, a modo de cordoncillos encorvados.
Las dos siguientes y últimas manifestaciones de esta mágica
pirotecnia se sucedieron con igual separación de tiempo y siempre
en el mismo sitio, pero con mayor número de ramas. No pude con-
tarlas, tanto a causa de la brevedad de su aparición y lo crecido
de su número, cuanto por el embargo que en los sentidos produ-
ce siempre una tensión fuerte y prolongada de la mente; pero pue-
de suponerse que fueran 7 en la penúltima y 9 en la última, en
correlación con la serie impar 1, 3 y 5 seguida en las anteriores
fases. La simetría y elegancia desplegada por estas radiaciones
luminosas sólo pueden compararse a las que ostentan los estam-
bres y pétalos en algunas flores y muestran también las garzotas
que adornan las cabezas de ciertas aves y se insertan o imitan en
los turbantes de los potentados orientales y en algunos tocados mu-
jeriles.
Apagados los últimos destellos siguió decreciendo lentamente
el tamaño de la nube y atenuándose el tono sombrío de su co-
lor hasta diluirse por completo en la obscuridad de la noche.
Aquí terminan mis apuntes; pero recuerdo que pensé agregar
aleunas consideraciones sobre la naturaleza y origen del eurioso
fenómeno. Lo que entonces omití lo hago ahora, más que con otro
objeto con el de provocar de parte de persona competente una ex-
plicación autorizada y más completa que la trunca y provisional
que para mi uso he imaginado.
El meteoro descrito, ¿era eléctrico o era magnético? La distinción
mantenida en los textos entre fenómenos eléctricos y magnéticos
parece que va perdiendo su importancia a medida que se extien-
den y afirman las nuevas teorías fundadas en generalizaciones ca-
da vez más vastas y más unitarias, tales, por ejemplo, la del movi-
miento vibratorio del éter, considerado como único y universal dina-
mideo (así llamado por aleunos físicos en la época un tanto remota
en que manejábamos el Ganot), y del cual no serían más que simples
modalidades los conocidos por agentes físicos o flúidos impondera-
270 JOSE GREGORIO CAMPOS
bles; y la más moderna, profunda y revolucionaria de la energía
imtra-atómica, de la cual energía, la materia, substratum de los
mundos y de los seres que los pueblan, es la forma estable; y el
calor, la luz, la electricidad, ete., son las formas instables. + Pero
cualquiera que sea el alcance de estas teorías, y sean cuales fueren
los cambios que produzcan en los principios y clasificaciones de
la ciencia actual, siempre ofrecerá ventajas esa distinción, siquie-
ra como procedimiento didáctico para facilitar el estudio de esta
parte de la Física. Esto sentado, y prescindiendo de los relámpa-
sos precursores, puras manifestaciones electro-estáticas, el meteo-
ro a que nos referimos y hemos calificado de raro debe clasificarse
entre los de origen magnético por estas razones: la situación de la
nube en la línea del meridiano magnético, que tan marcada in-
fluencia ejerce en la producción de esta clase de fenómenos, ya
aparezcan en la atmósfera, ya en la corteza terrestre; el movi-
miento relativamente lento y el ritmo con que aparecían y se des-
arrollaban los destellos, además del predominio de las curvas sua-
ves y simétricas, que desde luego recordaban las de las líneas de
fuerza del vulgar experimento de magnetismo conocido por espec-
tro de Faraday; en marcada contraposición estos caracteres a la
brusca instantaneidad, a la marcha irregular y a la asimetría de
formas que se advierten en la mayor parte de los efectos luminosos
de la electricidad.
Los expertos en operaciones geodésicas que lean estas líneas
tal vez sonrían compasivamente al ver que un profano pretenda,
así como así, fijar a ojo de buen cubero, la posición del meridiano
magnético. Sabemos que la operación ofrece dificultades aun pa-
ra profesionales habituados al uso de instrumentos de precisión;
pero también creemos saber que cuando se dispone de una aguja
imanada (que empleamos en esta ocasión), y son conocidos el valor
de la declinación local (3%—5” Este, según cálculo del P. Gangoi-
ti para el año de 1902) y la posición del meridiano geográfico, y
se ha tenido, además, por muchos años el hábito de explorar el
cielo y medir a la vista en unidades angulares, las distancias as-
trales por los medios sencillos que indican los tratados elementales
de Astronomía, se puede determinar grosso modo, sin incurrir en
ridícula presunción, la mencionada línea con el grado de aproxi-
mación que basta para casos como éste.
1 Gustavo Le Bon. La Evolución de la Materia.
UN METEORO RARO 271
Además del deseo, natural en todos los hombres, de comunicar
aquello que juzgamos bueno, útil o bello, nos ha movido a publi-
car estos renglones la esperanza de que algún complaciente lector
de esta REvIsTa pueda, por medio de ella, decirnos si han llegado
a su conocimiento meteoros de la naturaleza y caracteres del que
hemos descrito.
Habana, Julio de 1916.
MISCELANEA
Conferencias de la Durante el presente curso de 1915 a 1916, la Facultad
Facultad de Letras y Ciencias celebró la 12a serie de sus confe-
rencias, cuya relación es la siguiente:
la El método funcional: un nuevo método de educación; por el Dr. Alfredo
M. Aguayo.
2a La Revolución del 68. Ensayo de Sociología Cubana; por el Dr. Sergio
Cuevas Zequeira.
3a La planta de la mosca (con presentación de ejemplares); por el Dr.
Carlos de la Torre.
4a La Avellaneda, Milanés y Luaces, poetas dramáticos; por el Dr. Salva-
dor Salazar.
5a Excursión a las sierras de Cubitas y Najaza (con proyecciones); por el
Dr. Carlos de la Torre.
6a Mercedes y Centros de las Haciendas circulares cubanas (con presentación
del monumento de piedra que marcó el Centro del Corral de S. Juan de Ji-
quiabo y el facsímile de una Merced de tierras); por los Dres, Alejandro Ruiz
Cadalso y Andrés Segura Cabrera.
7a La guerra europea y la literatura; por el Dr. Guillermo Domínguez
Roldán.
Sa El hombre prehistórico cubano, de Sancti Spíritus (con proyecciones);
por el Dr. Luis Montané.
9a Necesidades legislativas de la instrucción primaria; por el Dr. Luciano
R. Martínez.
También llevó a cabo el Dr. Arístides Mestre sus conferencias sobre el sis-
tema nervioso, comprendidas en nuestra enseñanza delas ciencias zoológicas.
Fueron estas tres, acompañadas de proyecciones y con presentación de mo-
delos anatómicos, etc.: la Morfológia general, externa e interna, del sistema
nervioso del hombre (abril 29); 2a Estructura microscópica del mismo. Funciones
(mayo 5); y 32 Evolución del sistema nervioso en la serie z00lógica; su desarrollo
en el hombre (mayo 6). A ellas asistieron esta vez los alumnos de Biología,
Zoología, Zoografía (Anatomía Comparada), Psicología, Psicología Pedagó-
gica y Antropología general, Dado el interés y extensión del asunto, el Dr.
Mestre se propone aumentar, en el próximo curso, a seis el número de las con
ferencias.
DIOR CAESO a is NA
A e A Profesor Dr. Carlos de la Torre.
OO SAA (NENCUESO raras 3 e a A
Aetropologtr senñeral (1 EMrso).... 20. das
CONFERENCIAS
Sistema nervioso: morfología y funciones; su
evolución en la serie zoológica y desarrollo + Dr. Arístides Mestre (Aux.)
CANCINO noma sala llo RS O
Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre ( Conservador del
Museo Zoológico y Jefe de los trabajos prácticos del Laboratorio de Biología, ); Dr. Pablo
Miquel (Jefe. del Gabinete de Astronomía ); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de
Física), Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jete del Laboratorio de Química ; y Dr. Jorge
Hortsmann “Director del Jardín Botánico). Estos diversos servicios tienen sus respecti-
vos ay udantes.—El « Museo Antropológico Montané» y el Laboratorio de Antropología
tienen por Director al Profesor titular de la asignatura. El profesor auxiliar interino
de la Escuela es el Dr. José R. García Font.
3 ESCUELA -DE- PEDAGOGIA
E Dr. Luis Montané.
Psicología Pedagógica (1 curso)............... SES
Historia de la Pedagogía (1 curso)...... ..... Profesor Dr. Alfredo M. Aguayo.
Higiene Escolar (1 curso)........ EA ATA NE ]
Metodología Pedagógica (2 cursos).. ..... ENS A Dr. Luis Padró.
A O e 0 AA A ,
Dibujo natural (1 curso)........... ARA ) 22 Sr. Pedro Córdova.
El profesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Luciano R. Martínez.
Agrupada lá carrera de Pelagogía en tres cursos, comprende también asignaturas
que se estudian en otras Escuelas de la_ misma Facnitad. El Director del Museo Peda-
gógico es el Profesor titular de Metodología.
: 4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS
Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico. )
(2 CHESOS) coco oo tn A e ... ¿ Profesor Sr. Eugenio Rayneri.
Estereotomía (1 curso)................ PASS y p
Geodesia y Topografía (| curso)......... AA : :
mensa (Y caro), 7. E 1 Se Dr. Alejandro Ruiz Cadalso.
Materiales de Construcción (1 curso) . RS io ]
j ía de” Material Estáti ' :
Resistencia de ertales, stática Gráfica Sr. Aurelio Sandoval.
INCAS ON ed dra Ma E A
Construcciones Civiles y Sanitarias (1 curso)..)
ENrontecanica (IESO Ne : ¿
Manara CERES) A j E SÍ. Eduardo fierga.
Ingeniería de Caminos (3' cursos: puentes, fe- /
“rrocarriles, calles y carreteras)..........z. $ p
Enseñanza especial de la Electricidad (3 a Ey Sr. Ovidio Giberga.
Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) ]
Dr. Luis de Arozarena:
Historia de la Arquitectura dd os 39 PE a e t Dr. Andrés Cástefia
Contratos, Presupuestos y Legislación especial [ __”” O al
á la Ingeniería y Arquitectura Mecrnrso)...:.:.
Esta Escuela comprende las carreras de A Civil, Ingeniero Hiada y
Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Labo-
ratorio y Taller Mecánicos); Sr. Plácido Jordán (Jefe del Laboratorio y Taller Eléctri-
cos); y Dr. José R. Martínez. con sus correspondientes ayudantes. Endicha Escuela
se estudia la-currera de Maestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á
otras Escuelas. -
5. ESCUELA DE INGENIEROS AGRONOMOS Y AZUCAREROS
Física y Química Agricola (1 curso) ...... ;
Fabricación de azúcar e industrias derivadas ) Profesor Dr. Francisco Henares.
UNS A O a ale ie
e e A A
A A o OS
ADOLECIAA MIECHESO sd
BeonontaRaral UN CASO) a ras
“yy. Sr. José Cadenas.
: . ; |
Administración rural y formación de proyectos :
I
)
'
/
a r. José ga.
ARA A AA E sE Sr. José Comallonga
Hesislación cur al (AACULSO o oo ee
Tadustriasirurales (Il CHrSo bacon da
Maquinaria agrícola (1 curso)..........o.o..o...
Construcciones rurales (1 curso) A
Microbiología agrícola (l curso) ..............
Patología vegetal (ECHES rr E
El profesor auxiliar de los grupos B, C y D. es el Sr. Heriberto Monteagudo (Con-
servador de los Museos).
Para los grados de Ingeniero agrónomo y azucarero, de Perito agrónomo y de Pe-
rito químico y azucarero se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas.
53 Dr. Buenaventura Rueda.
¿ Vacante.
En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 á 5
de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes
Escuelas, distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis-
posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc.
AWISO
—
La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral.
Se solicita de las publicaciones literarias Ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co-
rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Ccrporaciones á quienes se la remitamos, el
envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra
sección bibliográfica.
Para todo lo concerniente á la REVvISTA (administración, canje, remisión de obras, etc.)
dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re-
pública de Cuba.
Los autores son los únicos responsables de sus artículos; la REVISTA no se hace solidaria
de las ideas sustentadas en los mismos.
NOTICE
The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other
month.
We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and
Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A
detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section.
Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed
matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana,
República de Cuba.
AVIS
La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On
demande 1'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu
dans notre partie bibliographique.
Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1?administration, échanges, envoi
d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias,
Universidad de la Habana, República de Cuba.
Les auteurs sont seuls responsables de leurs articles, et la REVUE n'est engagée par
P'opinion personelle d'aucun d'eux.
VoL. XXIII UNIVERSIDAD DE LA HABANA. Núm. 3,
REVISTA
DE LA
RAGCULTAD DE EEFPRAS Y CIENCIAS
DIRECTOR INTERINO:
Sr. PEDRO CORDOVA Y LEAKE.
REDACTORES JEFES:
Dr. ARISTIDES MESTRE. Dr. JUAN MIGUEL DIHIGO.
COMITÉ DE REDACCION:
Dres. GUILLERMO DOMINGUEZ ROLDAN, SERGIO CUEVAS ZEQUEIRA, CARLOS DE
LA TORRE, CARLOS THEYE, ALFREDO M. AGUAYO, LUIS PADRO, ALEJANDRO RUIZ
CADALSO, FRANCISCO HENARES Y BUENAYENTURA RUEDA.
NOVIEMBRE DE 1916
SUMARIO:
—.DISCURSO INAUGURAL DEL CURSO ACADÉMICO DE
A A RA A OA A Dr. Octavio Averhof?.
— TRIBUNALES DE ARBITRAJE Y CONCILIACIÓN ........ Sr. Agustín Aragón.
—HEr MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CuBa. Estudio
REL OGOBCIASIOM)A e ne ao e aaa a ak Dr. Juan M. Dihigo.
—BIBLIOGRAFÍA.—I. Modificaciones populares del idio-
ma castellano en Cuba; por. el Dr. A. Montori,
A A PA SE Dr. Juan MM. Dihigo.
—II. Second Pan American Scientific Congress, de —
J. B. Scott, Washigton, D. C., 1916;—III. The
Journal of Animal Behavior—Robert Yerkes, New
York, 1915;—IV. Anales del Museo de Historia Na-
tural de Buenos Aires; tomo XXVII, Buenos Aires,
1915;—V. Memorias de la Sociedad Poey, Habana,
1915; Bibliografía de Luz y Caballero.— Domingo
pez cota-Caneda ERADana., 1916 Ti an do a Dr. Avistides Mestre.
IMPRENTA" ELSIGLO XX>”
DE AURELIO MIRANDA
TENIENTE RewY 27
ú HABANA
ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS.
Decano interino: Sr. Pedro Córdova.
Secretario interino: Dr. Nicasio Silverio.
Il ESCUELA DE LETRAS. Y *PILOSOFHA:
Lengua y Literatura Latinas (3 cursos)........ Profesor Dr. Adolfo Aragón.
Lengua y Literatura Griegas (3 cursos)....... se Dr. Juan F. de Albear.
ouís A AA IE - PA
ea, a $» Dr, Juan Miguel Dihigo,
Historia de la Literatura Española (1 curso)... ; >
Historia de las literaturas lena extranjeras | dy qa Guillermo Domínguez y
oldán.
(MANEL Ls AOS OO DIO De
Historia de América (Curso). tna ei 1 a Dr. Evelio Rodríguez Len-
Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) / dián.
Parcolocga NA SGHESO) -.. 002202 00 oo aia e see sra
Elosoñar Moral IÍCUESO) ee | e Dr. Sergio Cuevas Zequeira.
IA IA O O
Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Sergio Cuevas Zequeira para
el grupo de Historia y Ciencias Filosóficas: Dr. Ezequiel García y Enseñat para el grupo
de Literaturas y Dr. Sixto López Miranda para el grupo de estudios de Lenguas, los
cuales dan conferencias sobre sus respectivas materias. El profesor auxiliar interino de
la Escuela es el Dr. Salvador Salazar.
El Laboratorio de Fonética Experimental tiene por Director al Profesor titular de
Linoñística.
2. ESCUELA DE - CIENCIAS.
[a] Sección de Ciencias Físico-Matemáticas.
Análisis matemático (Algebra Superior) 1 curso)
Análisis matemático (Cálculo diferencial é inte- ¿ Profesor Dr. Pablo Miquel.
A OO Oda OSA
Geometría superior y analítica (1 curso).......
(Ceometría descuiptiva (CcuESO) a Dr. Claudio Mimó.
Dnsonometia MI CUESO o etica
SICA SU perno er Cu ha :
Ea na Qe ) ES: Dr. Plácido Biosca.
El Sp enorn ll. CUE )
Química general (1 curso)..........oooo......- sh Sr. Carlos Theye.
Broto ia COS) ads ada at Lo creeo sae Sa Dr. Carlos de la Torre.
POLOS A AICA Oo at siii ee E Dr. Arístides Mestre.
Mio cima (OO) sacos oer y ao aos ] - 7%
Dibujo La )) CAE Sr. Pedro Córdova.
Dbauo Nara ico ls J
Cosmolo sia ICH il p
Mecánica Racional (1 curso)......... ere se Dr. Victorino Trelles.
Astronomía (1 curso)...... MR ARE NS
CeEodesian Carso). leia ele eo a ÍS Se Dr. Alejandro Ruiz Cadalso.
Mineralogía y Cristalografía (1 curso)..... . so Dr. Santiago de la Huerta.
Botanica peneral(iCcurso) id es E Dr. Felipe García Cañizares.
[b] Sección de Ciencias Físico-Químicas.
Análisis Matemático (Algebra Superior)....... Profesor Dr. Pablo Miquel.
5 ría Superior (sin la Analítica... .... , 7
Som: Sup É E E 1 e Dr. Claudio Mimó.
Trigonometría (plana y esférica).......oo.o.... j
SICA SUpenior er iCuEso). e e -
AP 20 ¡ da Dr. Plácido Biosca.
Física Superior UZCUrSO) 2. )
ímic: )areánica y Analítica (1 curso)...... : z a
Quínrica Inorgá - E S E gb: Sr. Carlos Theye.
Química Orgánica (1 CUrsOo) .......ooooooo.... ) 2
dibuj MELENA aa mao a poleas / Z Se
Dibujo Lineal a IA Sr. Pedro Córdova.
Dibujo Natural (MACS ia a iaa y
Mineralogía y Cristalografía (1 curso)......... se Dr. Santiago de la Huerta.
Brolosia Mco lts Sn Dr. Carlos de la Torre.
ROA ACUSE eii: 5 Dr. Arístides Mestre.
Botánica general (1 curso).....o.ooooo.. ..... E Dr. Felipe García Cañizares.
Cosmo loa CO Td ee Dr. Victorino Trelles.
[ce] Sección de Ciencias Naturales.
Análisis Matemático! Algebra Superior) l curso Profesor Dr. Pablo Miquel.
Geometría Superior (sin la Analítica)........ / S : A
a 2 ca > A M e
Trigorometría (plana y ESTERICA is y de Dr. Claudio Mimó
Ouímica general (1 Cúrso)...:..2.. PE 3 Sr. Carlos Theye.
Dibijo cal Alco) A a e / a
Ar Ñ > Sh Ped a.
Dibujo Nataral (1 curso)....... A AE A 3 r. Pedro Córdova
Brsica general curso ies: ES Dr. Plácido Biosca.
¡ alogía y Cristalografía (1 curso)......... h :
a e E ) ) $ Dr. Santiago de la Huerta.
y O A A RICE
Botánica eneralo (curso tota l ea OS
Fitografía y Herborización (1 curso).........- ) 2 Dr. Felipe García Cañizares:
Vol. XXIII NOVIEMBRE DE 1916 Núm. 3
REVISTA
DE EA
FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS
RA ——_——
DISCURSO INAUGURAL DEL CURSO ACADEMICO
DE 1916 A 1917 (1)
POR DR. OCTAVIO AVERHOFF Y PLÁ,
Catedrático Titular de la Facultad de Derecho.
Señores:
Perdonadme si en este lugar consagrado a las fiestas apacibles
de la inteligencia, mi palabra hace resonar los ecos del tremendo
conflicto que en estos momentos conturba y espanta a los humanos.
Bien quisiera haber escogido para objeto de mi discurso alguna de
esas cuestiones generales del derecho no resueltas aún por la doc-
trina de manera definitiva, en cuya exposición me hubiera sido da-
ble prescindir de los temores y de las dudas, que sobre el porvenir
del orden jurídico y social existente, levanta la nunca vista trage-
dia en los ánimos más firmes y serenos. Pero ereí que no cumpliría
debidamente la misión que se me había encomendado, sl desde esta
elevada tribuna, que permite extender la mirada a los más aparta-
dos horizontes, no hubiese visto que una inmensa obra había. co-
menzado a realizarse y que se iniciaba una gran transformación so-
cial, cuya naturaleza y trascendencia acaso no podamos ni sospe-
char siquiera. Parecióme poco sincero, por tal motivo, discurrir
ahora sobre una institución jurídica determinada cuando la legis-
(1) Leído en la apertura del curso académico en la Universidad el día
lo de Octubre de 1916.
274 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
lación entera estaba amenazada en sus propios cimientos; y enten-
dí que debía más bien hablaros, en los límites en que la índole de
este acto lo consiente, de un problema fundamental que a todos por
lgual nos interesa y debe preocuparnos a todos, del problema, de la
permanencia del derecho privado en las nuevas condiciones sociales
que probablemente traerá consigo el inmediato futuro. Porque se-
ría ceguedad imperdonable suponer que estamos en presencia tan
sólo de una guerra gigantesca que producirá como último resultado
una nueva modificación del variable mapa europeo: en realidad
asistimos a la crisis más profunda que haya sufrido la humanidad
en su historia y ante cuyas consecuencias parecerán insienificantes
los efectos de la misma Revolución francesa. En la horrible contien-
da no juegan únicamente las fuerzas materiales de los pueblos en
lucha: también sus fuerzas morales se han movilizado y sus virtu-
des y su carácter se han puesto a extrema prueba. En un verdade-
ro paroxismo de energía y de rabia, las naciones contendientes han
hecho vibrar sus más ocultas fibras para extraer de las propias raí-
ces de la vida los elementos necesarios para el triunfo. Todo en ellas
se ha conmovido. Las prácticas, las ideas, los hábitos producidos
durante largos años de relativa quietud, toda esa armazón que cons-
tituye lo que se llama la civilización contemporánea, se ha visto por
vez primera en frente de las fuerzas ocultas y terribles que se des-
piertan en los instantes supremos de la lucha por la existencia. Lo
que ha comenzado por ser un confiicto armado se ha convertido en
algo más hondo y más extenso. Ni siquiera puede decirse que se
trata de la lucha entre dos civilizaciones distintas o entre dos opues- :
tos ideales políticos o que se combate para conquistar el predominio
en el comercio mundial. Estos son meros accidentes o pretextos de
la gran contienda. En puridad la guerra actual no es más que la
precisa consecuencia de los elementos heterogéneos que intervinie-
ron en la formación de la Europa de ia pasada centuria. Siglo de
preparación y ensayos, el siglo XIX presenció la aparición de fac-
tores hasta entonces desconocidos o insignificantes y con ella el
planteamiento de gravísimos y vitales problemas, que ni se han re-
suelto todavía ni parece posible resolver dentro de la realidad exis-
tente. El sufragio universal y el parlamentarismo, que transforma-
ron el aspecto y el ejercicio de la vida pública; la gran industria y
los trusts y sindicatos, que monopolizaron la producción e impusie-
ron su ley al consumo; la clase obrera, consecuencia natural del
industrialismo; el acaparamiento de la riqueza y de los recursos
DISCURSO 275
naturales de los pueblos; el servicio militar obligatorio y los gran-
des armamentos; el aumento progresivo de las deudas nacionales,
para responder a los gastos siempre crecientes de un Estado que
interviene en todo y vive econ el temor de los otros estados, crearon
una situación insostenible, euyo profundo malestar no han podido
sufrir por más tiempo las naciones europeas. Las diversas y opues-
tas energías nacidas de esos elementos a veces antagónicos, han bus-
cado, al fin, una salida. Nada podrá detener su impulso, hasta que
establecido un nuevo equilibrio entre ellas, se funda el molde que
deberá contenerlas. Los mismos que han desencadenado la tormen-
ta no podrán ya dominarla. Pobres instrumentos de las fuerzas que
han provocado, obedecen los designios misteriosos de la especie en
busca del ideal definitivo, a través de luchas y dolores. Ellos y nos-
otros, los que sufren y mueren en los campos de batalla y los que
parecemos espectadores de la cruenta escena, todos trabajamos en
la nueva obra que nos es desconocida. Ahora, como siempre, los
hombres ignoramos el sentido y las consecuencias de los grandes su-
cesos de la historia de que somos los autores inconscientes. Nues-
tros ojos escudriñan en vano el porvenir que está ya con nosotros,
que nos rodea y que, sin embargo, no acertamos a descubrir.
Podemos, empero, desde ahora afirmar, que por variadas y pro-
fundas que sean las transformaciones que la humanidad sufra ceo-
mo consecuencia de esta crisis, todas ellas, excepto las puramente
espirituales, eristalizarán en el derecho y tendrán su consagración
en la obra legislativa. El derecho ha nacido con el hombre y morirá
con él: es una vestidura que podrá modificar a su antojo, pero de
la cual no le es posible despojarse. Por brusco, por radical que sea
el cambio que sufra la sociedad contemporánea, precediéndolo o
justificándolo, convirtiéndolo de hecho en regla, el derecho cumpli-
rá una vez más su misión pacificadora organizando el nuevo orden
de cosas, aunque nazca de la violencia y sea preciso para estable-
cerlo destruir el régimen lesal existente. Si por una gran conmo-
ción social este régimen desapareciera por completo, en el mismo
instante nacería el nuevo régimen que habría de sustituirlo. El de-
recho no puede morir sino a manos de un nuevo derecho. La idea
de una sociedad desprovista de toda regla jurídica, es un sueño que
jamás ha tenido ni tendrá realización. Por turbulenta, por brutal
que sea una revolución lleva en sí todo un sistema ¿jurídico que
tiende rápidamente a organizarse y constituirse. Amoldándose ins-
tantáneamente a las nuevas condiciones de vida, el derecho será, al
276 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
mismo tiempo, el reflejo y el instrumento de toda transformación
social.
Mas si todo nos induce a afirmar la inmortalidad del derecho
como norma imprescindible de la sociedad, nada nos permite supo-
ner que la actual legislación sobreviva a la erisis que se avecina.
Debe, no obstante, observarse, que principalmente en el orden pri-
vado, las más hondas transformaciones sociales no han traído hasta
ahora aparejadas reformas radicales en el derecho. Varios son los
motivos que explican ese fenómeno. En primer lugar, el derecho es
una forma dentro de la cual ha de desenvolverse forzosamente la
sociedad humana: obligado a encerrarla dentro de sus preceptos,
cede con mayor o menor resistencia a todas las fuerzas sociales y se
aviene a las modificaciones que le imponen en su perpetua lucha los
intereses de clases. De esta suerte el derecho defiende su existencia,
adaptándose a las nuevas condiciones de vida. Pero el derecho es
al mismo tiempo un elemento que tiende siempre a reaccionar hacia
su posición anterior. Destruíde por una fuerza nueva u obligado a
cambiar, vuelve fatalmente, como un muelle distendido, hacia su
punto de apoyo, que es el pasado. De esa manera el derecho ante-
rior sobrevive a los más profundos cambios. Su acción, lenta y cons-
tante, restablece, con las variantes y alteraciones necesarias, los re-
címenes que parecen más opuestos a las nuevas situaciones creadas.
No se olvide, además, que en realidad las luchas de clases no son
impulsadas por el vago deseo de reformar o hacer más justa la le-
gislación existente: esa idea estará en la mente de algunos y apa-
recerá como el ideal perseguido; pero las masas, que no se mueven
sino por cosas visibles, aspiran a sustituir en sus puestos a los de-
tentadores del poder y de la riqueza o, al menos a compartir con
ellos su posición privilegiada. El derecho que ampara esos intere-
ses, dejará de serles hostil cuando ellas los posean en todo o en
parte. Más aún: el derecho establecido les servirá de defensa para
mantenerse en las posiciones conquistadas contra las nuevas clases
que a su vez lucharán por lanzarlas de ellas. Difícilmente se encon-
trará en la historia un sentimiento de la propiedad más profundo
que el de los adquirentes de los bienes confiscados a la nobleza y al
clero durante la revolución francesa: pocos ignoran hasta qué pun-
to contribuyeron los compradores de los bienes nacionales a la esta-
bilidad de todos los gobiernos revolucionarios, desde la Asamblea
hasta el Imperio, temerosos de que la restauración borbónica pu-
diera desconocer sus títulos de dominio. Sin embargo, no se llegó
DISCURSO 277
entonces al despojo de una clase en beneficio de otra, lo cual habría
intensificado grandemente el sentimiento del dominio en los deten-
tadores de los bienes expropiados.
Por otro lado, el derecho es el producto de siglos de estudio: du-
rante ellos las más sutiles inteligencias que la humanidad ha poseí-
do, han ido levantando esa maravillosa construcción en donde los
principios se desenvuelven con una exactitud casi matemática. To-
das las reglas de nuestro pensar, todos los procedimientos de nues-
tra lógica han sido aplicados libremente en esta portentosa crea-
ción nuestra: en ella se refleja toda nuestra mentalidad, hasta el
extremo de que el estudio de la obra jurídica nos descubre clara-
mente las leyes del pensamiento humano. Al mismo tiempo, recuér-
dese que en lo fundamental los preceptos jurídicos responden a
nuestra naturaleza y que el derecho defiende lo que sería útil para
cada hombre si todos pudiéramos aprovecharnos de sus preceptos.
Este doble carácter lógico y utilitario del derecho, es acaso la razón
más poderosa que explica su supervivencia a través de todas las re-
voluciones.
Por último, el derecho vigente representa la enorme fuerza de
lo que es. Lo que existe tiene a nuestros ojos un poder casi incontras-
table. Ninguna razón, ningún principio posee para la inteligencia
humana el valor de la realidad. Las ideas se discuten y se admiten
o se rechazan: aun las más lógicas, las más naturales, han tenido
que luchar durante siglos para abrirse paso en el espíritu humano.
El hecho, por el contrario, se impone instantáneamente al hombre,
como si tuviera en sí mismo su justificación. Tan sólo las inteligen-
cias más elevadas son capaces de discutir lo que existe: para la ma-
yoría lo que es es lo que debe ser. Y si se trata de aleo como el de-
recho positivo, cuyos preceptos han organizado a la humanidad por
miles de años y a cuyo amparo se han consolidado situaciones e
intereses que parecen esenciales a la vida misma y se ha asentado
la sólida estructura que sostiene el mecanismo social, entonces esa
tendencia nuestra de considerar racional lo que existe, nos induce
con mayor motivo a estimar como un absurdo todo intento de modi-
ficar la legislación en lo substancial y nos inclina a mantenerla en
todo caso como aleo superior e independiente de nosotros.
Todo ello explica por qué en las anteriores crisis de la humani-
dad, a pesar de que el derecho constituído sufriera choques más
o menos violentos, a la postre, con mayores y menores modificacio-
nes, el sistema jurídico permaneciera en pie. El gigantesco edificio
278 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
ha ido ampliando sus alas para admitir nuevos ocupantes, mas no
ha alterado en lo fundamental su estructura. Pero el derecho esta-
blecido jamás se ha encontrado en presencia de una situación tan
erave como la que atravesamos en estos momentos. El conflicto ha
tomado proporciones pavorosas y se ha extendido a todas las regio-
nes del planeta, uniendo por vez primera en la historia las razas
más disímiles y las tierras más apartadas. Los magnos acontecimien-
tos que se acercan parecen necesitar para su actuación, no un pue-
blo ni una estirpe, sino el entero género humano llevado al extremo
de sus energías por la guerra sin precedente que lo conmueve. S2
ha dicho qu el Imperio de Roma fué el escenario creado para la
aparición del eristianismo, que ha sido hasta ahora el mayor acon-
tecimiento de la historia. Augusto y sus antecesores construyeron el
inmenso cuerpo que había de servir dealbergue al nuevo espíritu. La
dificultad de las comunicaciones y el aislamiento de los pueblos de-
moraron, empero, la propagación de la nueva doctrina, que tuvo
que efectuarse paso a paso y trabajosamente. Si a pesar de ello con-
quistó al mundo romano, hecho fué milagroso o acaso prueba de la
fuerza imperecedera de la idea. El mundo actual está mejor pre-
parado para una profunda transformación. En nuestra edad el
hombre está unido a los demás hombres. Centenares de medios e
instrumentos nos ponen en comunicación recíproca y casi instan-
tánea. La idea lanzada en un confín de la tierra vibra a las pocas
horas en el cerebro de todos los hombres y, vencedora al fin del es
pacio y del tiempo, erea, con la reunión de todos los pensamientos
individuales, el pensamiento y el espíritu de la especie. La civiliza-
ción, además, ha establecido condiciones análogas entre todos los
pueblos. Por encima de las diferencias de raza o de nacionalidad,
que han sido el obstáculo mayor que se ha opuesto hasta ahora al
triunfo de todo nuevo principio, los hombres se reconocen unos a
otros como miembros de las mismas clases sociales y afirman la so-
lidaridad de sus intereses y aspiraciones. Por todos esos motivos, la
lucha de clases, que es el medio por el cual vive y se transforma el
organismo secial, adquirirá a la terminación de la actual contienda
una amplitud y una intensidad desconocidas; y saltando por encima
de los límites de las naciones, afectará al mismo tiempo a toda la
sociedad contemporánea y aleanzará por el rápido cambio de ideas
y de sugestiones una potencia inconcebible. La forma actual de la
sociedad no podrá contener sin romperse la salida de las energías
por tanto tiempo contenidas. El derecho privado, que organiza to-
A di
da
DISCURSO 279
do el régimen vigente, será entonces llamado a juicio, al juicio más
completo y severo que en ocasión alguna se haya contra él iniciado.
Veamos, en ese supuesto, si el derecho actual puede defender su de-
recho a la vida.
La idea de la solidez y estabilidad de la obra jurídica está de
tal modo arraigada en nuestra mente que miramos como extraño el
pensamiento de que pueda ser destruída. La inteligencia humana se
inclina fácilmente a considerar indestructible las cosas que per-
isten durante un largo tiempo. Además el derecho a través de los
siglos ha organizado toda la vida social y ha ido construyendo una
inmensa armazón de intereses, tan ligados los unos a los otros, que
el cambio de la forma jurídica parece llevar consigo el derrumbe
de la sociedad entera. Si se dijera, por ejemplo, que las institucio-
nes que defienden la propiedad privada y la herencia desaparece-
rían, la mayoría de las personas no podría sustraerse a la idea de
que la comunidad civil, falta de sus más sólidos apoyos, desaparece-
ría igualmente en una rápida regresión a la barbarie. Por un fenó-
meno de perspectiva parece que el derecho es el fundamento de la
vida social, cuando, en realidad, es la sociedad o, mejor dicho, una
parte de ella, la que crea y defiende e! derecho como un medio para
defenderse a sí misma. Concebido de esta suerte, no hay razón al-
guna que justifique la intangibilidad del derecho, ni aun siquiera
en aquellos de sus preceptos que nos parecen más fundamentales.
Hasta ahora la humanidad ha respetado las formas creadas por la
antigúedad. Los nuevos intereses, las nuevas fuerzas que han ido
apareciendo, han tenido que someterse, faltos del poder suficiente
para cambiarlo, al aspecto tradicional en que la vida ha venido des-
envolviéndose. Por eso el derecho no ha experimentado alteraciones
esenciales. Pero si fuera posible que la humanidad concibiera ma-
ñana la existencia de una manera diametralmente opuesta al modo
como hasta ahora ha vivido, el derecho vigente desaparecería ins-
tantáneamente, un derecho nuevo ocuparía su lugar y la especie
humana, tomando un nuevo camino, seguiría adelante en su eterna
marcha
Aun sin llegar a ese supuesto extraordinario, es evidente que la
estabilidad de la legislación positiva no parece tan firme, cuando se
considera que el derecho actual no responde por completo a las ne-
cesidades ni a los ideales de la sociedad moderna y que, a conse-
cuercia de ese divorcio entre el uno y la otra, el derecho tendrá que
modificarse para que sus preceptos se amolden a la vida. Esta dis-
280 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
paridad entre el derecho y lo que debiera ser su objeto, tiene su
completa explicación en un hecho notorio, del cual, sin embargo, no
se deducen las debidas consecuencias. Todos reconocemos, en efec-
to, que la legislación vigente en sus dos aspectos fundamentales de
derecho privado y derecho constitucional, es, con variantes y aco-
modamientos más aparentes que reales, la aplicación de los mismos
principios que practicaron griegos y romanos. En el derecho pri-
vado la observación resulta más visible. El derecho civil de la ma-
yoría de los pueblos modernos es una edición del derecho romano
con ligeras alteraciones. Los códigos no son otra cosa que un extrac-
to de las Pandectas y del Codex. Aun las naciones que se glorian
de tener un derecho propio, libre de todo antecedente extraño, han
concluído, bajo la presión constante de la ciencia jurídica, por asi-
milarse en lo esencial la doctrina de la jurisprudencia romana. Sin
embargo, las condiciones sociales de Roma, así en la República co-
mo en el Imperio, son muy diversas a las actuales. No es necesaria
una eran cultura clásica para comprobar que los romanos concibie-
ron la vida de un modo distinto a nosotros. Orgullosos y duros, aje-
nos a toda filosofía, que entre ellos nunca fué más que un entrete-
nimiento de los doctos, amigos de la fuerza y del orden, levantaron
sobre la base para ellos indestructible del interés material el severo
edificio de su legislación civil, más sólido que sus construceiones de
piedra. Partiendo de la propiedad de la tierra, fundamento de todo
status en aquel pueblo agrícola y conquistador, desdeñoso de la in-
dustria y del comercio, organizaron el inmenso sistema que siem-
pre conservó la característica de su origen. La esclavitud, la unidad
de la familia, después modificada por los peculios y los matrimonios
libres, el dominio, las servidumbres de todas clases, la posesión, la
herencia, los contratos, con exclusión acaso de los llamados consen-
suales, todo tuvo por principal objetivo la defensa y la explotación
del suelo: fundus et caetera res, se dijo en el Código Decenviral. A
los inmuebles radicados en la ciudad así como a los muebles que no
eran cosas mancipi, es decir, dedicadas al cultivo, se les concedió es-
casa importancia. La doctrina de estos últimos aparece en época
muy avanzada y siempre de un modo fragmentario, a través de ins-
tituciones diversas. Los contratos que como la compra-venta tuvie-
ron por objeto originario la trasmisión de los bienes muebles, son
los últimos que se reconocen. Inútil es decir que la propiedad in-
material es desconocida: el esfuerzo humano, fuera de los casos de
especificación y pintura, no tiene lugar en el cuadro de aquella le-
DISCURSO ; 281
gislación. De esta suerte el derecho romano se hizo lento y materia-
lista y siguió siéndolo en todo su ulterior desarrollo, a pesar de la
influencia del jus gentium y de la equidad. El espíritu de la épo-
ca tampoco consentía otra cosa; y es, en realidad, el mérito mayor
de aquel derecho admirable haber refiejado exactamente el carácter
del mundo romano que debía organizar con sus preceptos. Pero
nuestros ideales son distintos de los de aquella gente y la vida tiene
para nosotros un nuevo significado. Nuestra civilización es eminen-
temente industrial y mercantil. Nuestra riqueza principal es la mo-
biliaria. El trabajo en todas sus manifestaciones, desde el esfuerzo
del jornalero hasta las creaciones del genio, es el nervio y el orgullo
de la sociedad de nuestros días. Más humanos y piadosos que Gayo
o que Ulpiano, tenemos sobre muchas cosas dudas y recelos que a
ellos jamás asaltaron. La corrección exterior no nos entusiasma y
más bien buscamos la utilidad que la belleza. Vivimos, además, de
prisa y queremos que las cosas que nos rodean marchen con tanta
rapidez como nosotros. Sin embargo, el mismo marco que encuadra-
ba la grave y pausada vida romana es el que encierra el vivir
vertiginoso de la humanidad contemporánea.
Algo he dicho anteriormente sobre las causas que explican este
fenómeno; pero lo importante en él no son sus motivos, sino sus
consecuencias. Porque esa disparidad entre la vida y el derecho,
que hace tiempo viene infiltrando en los espiritus cultos la idea de
la conveniencia de una reforma radical de la legislación, produce
en las masas sociales algo aun más peligroso para la estabilidad del
derecho: el sentimiento de su injusticia. Aunque ese sentimiento
fuera inmotivado, habría que reconocerlo como un factor importan-
tísimo, contrario a la permanencia del derecho vigente. Pero la sin-
ceridad debe obligarnos a confesar que al dirigir una mirada a nues-
tra organización social y al modo como el derecho la reglamenta, no
es posible sustraerse a la sensación de que el derecho actual no ase-
gura la justicia entre los hombres, aquella justicia, al menos, de la
cual acaso no tengamos un exacto concepto, pero que, ajena a las
fórmulas de los jurisconsultos, habla a nuestro espíritu de algo pro-
fundamente humano, a cuyo imperio las pasiones se dulcifican y los
intereses de cada uno se amoldan sin esfuerzo a la conveniencia de
los demás, para conseguir el bienestar de todos sin el dolor de na-
die. Olvidamos que el derecho tal vez no pueda garantizar jamás la
utilidad de todos y que sus errores y sus injusticias pueden ser el
mal necesario para obtener bienes mayores. Acaso le pedimos al de-
282 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
recho lo que él nunca nos ha ofrecido ni puede ofrecernos. Pero
víctimas una vez más del destino que nos permite concebir lo que
no podemos realizar, soñamos con una edad de oro en la cual el de-
recho defienda por igual el verdadero interés colectivo; y al com-
parar ese ideal con el derecho que vivimos, no podemos librarnos
del pensamiento de que no responde a nuestros anhelos de justicia.
Véase, pues, como las consecuencias de lo que podríamos llamar el
examen exterior del derecho, más bien parecen oponerse a su con-
tinuidad que defender su permanencia.
Conviene, sin embargo, profundizar un poco más la, cuestión.
Sea cualquiera la impresión que en nosotros cause el actual orden
jurídico, no puede, en efecto, concedérsele un valor decisivo en el
problema. No debe olvidarse que el derecho vigente no ha sido
creado por nosotros y que sus orígenes nos han precedido en miles
de años. ¿No es lógico pensar que su razón de ser escapa a nuestro
juicio y está por encima de nuestro concepto transitorio de la con-
veniencia y de la justicia? Acaso el derecho actual tiene tan hondas
raíces en la sociedad y de tal manera responde a su naturaleza, que
sean cualesquiera los cambios que ésta sufra perdurará en sus as-
pectos esenciales, consintiendo tan sólo aquellas reformas que las
nuevas necesidades exijan. Quizás el derecho positivo tenga su orl-
gen en una fuente tan alta o su existencia sea de tal manera nece-
saria para la obtención de un bien tan general, que todos los inte-
reses particulares o de clases y aun todas las conmociones sociales
sean ineficaces para destruirlo. La regla jurídica, en tal caso, supe-
rior a la voluntad y a los intereses de los hombres, forma indeclina-
ble de todos los actos humanos, se mantendrá inalterable en sus
fundamentos, que no pueden alcanzar las revoluciones más v10-
lentas.
Preciso es convenir en que este concepto del derecho, que me
atrevería a llamar “la superstición jurídica?” y que resolvería. de
plano toda discusión sobre el porvenir de la legislación actual, tiene
hondas raíces en la opinión general y aun en la doctrina de filósofos
y jurisconsultos. Para el vulgo, en efecto, el derecho es algo miste-
rioso e intangible, superior al hombre, a quien domina y dirige:
hermético y preciso, tiene a sus ojos la majestad de las fuerzas na-
turales, cuyos efectos podemos combatir, pero cuya realidad está
por encima de nosotros y muy lejos de todos nuestros esfuerzos. Lo
que estima sus injusticias y sus errores, le induce a pensar en lo
conveniente de su reforma; pero no le es dable concebir cómo pue-
DISCURSO 283
de modificarse o destruirse el inmenso mecanismo cuyo poder y re-
gularidad le dominan y asombran. Aunque parezca extraño, la doe-
trina piensa en el fondo de manera análoga. Ya se considere al
derecho como una emanación de la potestad que viene de Dios, ya
como un poder fuerte para establecer la paz entre los hombres, bien
como una consecuencia de un pacto social, bien como una fórmula
general de libertad dentro de la cual vivan las libertades individua-
les, ora como una manifestación del espíritu divino en la sociedad,
ora como una harmonía de intereses, ya como un medio de obtener
la utilidad social, bien como un producto orgánico de la sociedad,
el derecho se concibe como algo distinto del hombre, organizado pa-
ra un interés supremo, que puede resultar ajeno y a veces hostil al
individuo o a una parte de la colectividad. Producto de fuerzas que
el hombre desconoce o de motivos vitales para el desenvolvimiento
de la humanidad, el derecho positivo para esas teorías con su mis-
mo origen justifica su legitimidad y defiende su permanencia, en
contra de los ataques de los que no habiéndolo ereado no pueden
tampoco destruirlo.
Los estudios modernos, sin embargo, dan al derecho orígenes
más humildes y motivos menos elevados. Aunque el fenómeno ju-
rídico es inherente a la sociedad humana y tan antiguo como ella,
conviene observar que el derecho primitivo está limitado a una se-
rie de prácticas generales, muy distintas al sentido y alcance de lo
que después constituyó la norma jurídica. En el régimen inicial de
la vida colectiva el derecho funciona de una manera parecida a las
reglas que fijan la conducta de los animales eregarios, sin otro ob-
jetivo que la organización del esfuerzo de los individuos para el
sostenimiento y la defensa de la horda. No puedo explicar mi pen-
samiento sino diciendo que se trata de un derecho instintivo, que
llamamos derecho por su semejanza con lo que después constituyó
el contenido de éste, pero que, en realidad, es cosa muy diversa de
él. Es cuando unos grupos se ponen en contacto con otros y nacen
relaciones de dependencia entre ellos, que el derecho comienza a or-
ganizarse en la forma en que existe en nuestros días. Los primeros
preceptos jurídicos han tenido por objeto asegurar el dominio de
los hombres de un grupo sobre los de otro grupo como consecuencia
de la guerra y excluir a estos últimos de lás cosas pertenecientes al
erupo vencedor y de toda intervención en sus asuntos. El derecho
defiende esa situación considerando esclavo al vencido y declarán-
dolo ajeno al derecho, es decir, privándolo de toda participación en
281 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
la vida del grupo que lo ha conquistado. Cuando se establecen rela-
ciones de amistad con otros grupos afines, el derecho cuida atenta-
mente de que los individuos de los grupos amigos no puedan tener
parte aleuna en los bienes del grupo en que se les recibe ni interve-
nir en sus actuaciones. El primitivo derecho, así público como pri-
vado, se funda únicamente en este propósito de exclusión.
Si uno de los grupos se desarrolla y aumentando el número de
sus componentes funda una ciudad, se constituye en clase cerrada
para todo el que no pertenezca a él. Entonces el derecho no tiene
otra misión que excluir a todo el mundo de los bienes y posiciones
conquistadas por los mismos que dictan la regla jurídica. Lejos de
aspirar al bien de la sociedad o de-ser un producto del organismo
social, el derecho se limita en sus orígenes a defender los intereses
de un número de individuos en contra de los intereses de los otros
hombres que conviven con ellos en el mismo recinto. Nada más arbi-
trario, en efecto, nada más contrario a toda idea de justicia o de
bien general o de interés colectivo que el derecho antiguo. El estu-
dio de la legislación romana ha comprobado esta afirmación, colo-
cándola fuera de toda duda. El derecho público y privado ha sido
en las primeras épocas de Roma el patrimonio de una clase. Nadie
ienora que esto es un hecho innegable respecto al derecho público,
porque la comunidad patricio-plebeya de que hablan algunos eseri-
tores no puso prácticamente en manos de la plebe poder alguno. Lo
que muchos desconocen es que el primitivo derecho privado roma-
no se limitó a defender para su detentadores el suelo y los medios
dedicados a su cultivo y la potestad sobre los hijos y la mujer, ad-
quirida por fórmulas solemnes y complicadas. No hay entonces nin-
eún sistema general de propiedad, de familia o de herencia, sólo
existen unas cuantas reglas mediante las cuales el pater familias
defiende las tierras que le tocaron en la distribución del país con-
quistado, los esclavos y animales dedicados a su explotación, la mu-
jer y los hijos. Los que no tienen tierras porque no han sido los ven-
cedores, carecen de todo poder político y de todo derecho privado
exigible ante los tribunales. Una agitada historia de siglos trans-
formará todo esto; y cuando Caracalla haga ciudadanos a todos los
súbditos del imperio y desaparezca la distinción entre el suelo 1tá-
lico y el provincial y las cosas mancipi y nec mancipi lleguen a ser
una clasificación histórica, podrá creerse que el derecho romano ha
dejado de ser una legislación de clases para convertirse en una re-
ela universal de justicia. La creencia, sin embargo, sería errónea. Lo
DISCURSO 285
que sucede es que los intereses de clases se han hecho más extensos
y al defenderlos parece que el derecho ha perdido el carácter ex-
clusivista de su origen. Pero, en el fondo, aunque aplicable a un
número mucho mayor de personas, el derecho de la época imperial
como el del período monárquico sigue siendo el instrumento para
defender los intereses de una clase, que si no es cerrada como en
los tiempos primitivos, continúa en el disfrute absoluto del poder y
de la riqueza. El examen de las legislaciones que han sucedido a la
romana nos llevaría a idénticos resultados, en la medida en que lo
permite su falta de originalidad y de vida propia.
El derecho, en definitiva, no es más que la consagración del he-
cho y éste a su vez, en los comienzos de la vida social, el resultado
de la fuerza. A medida que la humanidad ha ido avanzando y ha-
ciéndose más compleja, esa relación precisa entre la fuerza, el he-
cho, que es su efecto, y el derecho, que es su justificación, ha perdi-
do mucho de su regularidad casi matemática. Nuevos elementos,
diversos intereses, fuerzas contrapuestas, la descomposición de las
clases y de los grupos primitivos, todo lo que contribuye, en suma,
a formar la complicada fisonomía de una sociedad civilizada, han
hecho que con el transcurso de los tiempos no resulte tan visible pa-
ra todos la relación entre el interés de clase y el derecho creado pa-
ra ampararlo. Este interés, por otra parte, se ha ido haciendo cada
vez más general. Entre el dominio de los primeros tiempos de Ro-
ma, por ejemplo, ejercido tan sólo por un escaso número de pater
familias y únicamente sobre ciertas cosas, y la propiedad organiza-
da en nuestros Códigos, que pueden ejercer todas las personas y re-
ferirse a cuanto nos rodea, hay una inmensa distancia: todos pode-
mos ser propietarios. Pero esa posibilidad, que es acaso el más fir-
me sostén del derecho, ha costado siglos de lucha contra el propio
derecho de propiedad para obligarle a abrir sus puertas a los que
estaban privados de su disfrute.
El hecho positivo, por consiguiente, no tiene detrás de sí ningu-
na fuerza superior que lo coloque por encima de los nuevos intere-
ses que aparecerán como consecuencia de la actual conflagración,
tan legítimos como los mismos que ahora defiende y organiza: obra
imperfecta de los hombres, es una ilusión suponer que ha sido ins-
tituído por la voluntad de todos los asociados o que ha nacido como
un producto del organismo social para procurar la utilidad de to-
dos. El derecho ha aparecido con el único objeto de defender en be-
neficio de unos pocos un conjunto de intereses necesarios a todos los
286 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
hombres. A través de sucesivas modificaciones, ha llegado a consti-
tuir un régimen de perfecta apariencia en donde los poseedores de
todos los intereses viven tranquilos al lado de los que casi no po-
seen ninguno, aunque tienen también el derecho de poseerlos todos.
De esta manera a las clases de jure han sustituído las clases de
facto. Pero la propia naturaleza del derecho, que le impide mirar a
los casos particulares, lo ha ido apartando poco a poco de la reali-
dad hasta convertirlo en una regla general y abstracta. Creado por
el hombre, el derecho ha terminado por prescindir del mismo que
lo hizo: establecido para defender el interés del individuo, ha
acabado por colocar el interés por encima del propio individuo.
Los mismos que disfrutan del derecho son los primeros en sen-
tir la dureza de sus preceptos. En el derecho de propiedad, por
ejemplo, la propiedad lo es todo y el propietario es nada. Todas las
instituciones de la propiedad tienen por objeto la defensa y con-
servación de ésta : el hombre no es más que el instrumento mediante
el cnal esas instituciones se mueven: la propiedad lo conquista, lo
domina, lo absorbe, convéngale o no: si desesperado quisiera aban-
donarla, el derecho no se lo permitiría y volvería a atraerlo, como
un esclavo, al servicio de la institución hasta que otro hombre ocu-
para su lugar. Fría y hostil, por otra parte, para los que están fue-
ra de ella, la propiedad no permite que ningún interés humano al-
tere en lo más mínimo sus reglas precisas que sólo ceden en el con-
flieto con otras propiedades. En vano se buscaría en todo nuestro
Código un solo precepto que modere ese carácter absoluto de la pro-
piedad. Más aún, en el régimen vigente sería imposible que ese pre-
cepto existiera, porque si la propiedad consintiese que en aleún
caso el interés de alguien predominara sobre ella, ella misma habría
decretado la muerte de su organización actual. Lo propio sucede
en todas las instituciones. El elemento personal ha desaparecido
por completo del derecho, atento tan sólo al cambio y disfrute de
los valores. Sin embargo, la principal misión del derecho, acaso la
única, debiera ser garantizar a cada uno un mínimum de bienestar,
sin el cual la vida humana pierde su dignidad y el hombre descien-
de al nivel de los brutos.
De esta suerte, el derecho ha venido a ser una forma demasiado
estrecha y en muchos puntos vacía. Puesto frente a frente de la
realidad, nadie osará afirmar que es un producto de ella, sino más
bien la regla severa que aspira a amoldarla en sus preceptos. Pero
la realidad es el presente, más aún, es el porvenir, y el derecho es
DISCURSO 287
el pasado. Si una conmoción social lo destruyera, no podrá decirse
que la sociedad se destruía a sí misma o que derribaba su propia
obra, sino que en el eterno juego de las fuerzas la resultante había
tomado una dirección nueva, haciendo que unas clases abatieran
las posiciones ocupadas por las otras. Nuevos intereses nacerían en
el mismo instante en que la revolución se consumase y nuevos con-
flictos obligarán al hombre a avanzar por otros caminos, hasta el
día inmensamente lejano en que el interés de todos sea también el
interés de cada uno, si es que la aurora de ese día esclarece aleuna
vez a los humanos.
Es posible, no obstante, que el orden social no sufra cambio fun-
damental alguno como consecuencia de esta inmensa guerra. Acaso
después de tantos dolores, de tantas existencias destruídas, de tan-
tas promesas y energías de la juventud aniquiladas, la humanidad
vuelva a tomar los mismos senderos que la condujeron a este san-
griento choque y que la llevarían rápidamente a otros conflictos
aún más pavorosos: en el movimiento incesante del progreso huma-
no nadie puede predecir los futuros derroteros. En ese caso el de-
recho vigente se mantendría por largo tiempo, porque la solidez de
su estructura y la entidad e importancia de los intereses que defien-
de, no podrían ser afectados sino por una crisis tan honda como la
actual. Señales evidentes, empero, parecen indicar que vamos acer-
cándonos a reformas trascendentales en la organización de la so-
ciedad. La propiedad individual, base de todo nuestro sistema de
civilización, ha sido repetidas veces desconocida por las naciones
beligerantes, no con respecto a los enemigos o a los extranjeros, sino
a sus propios súbditos. La libertad del trabajo, la libertad del co-
mercio, la libertad de la producción y del consumo, han sido igual-
mente y en la misma forma negadas. La propia Inglaterra, el país
de los trades union y del individualismo, ha confiscado el trabajo
de sus obreros y ha amenazado con aplicar idéntico tratamiento al
capital de sus nacionales, después de haberlo gravado con impuestos
que en algunos casos resultan verdaderas confiscaciones. No se tra-
ta ya simplemente de medidas aisladas de guerra, exigidas por la
situación excepcional que trae siempre consigo una contienda ar-
mada, sino de todo un sistema mediante el cual, prescindiendo de
los obstáculos jurídicos, se busca la completa utilización de todas
las fuerzas sociales. Jamás la humanidad ha presenciado tal espee-
táculo, si se exceptúa el período de la Revolución francesa. Fran-
cia, sin embargo, estaba rodeada de pueblos hostiles, que no enten-
288 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
dían su conducta: ella misma se encontraba dividida en facciones
que impedían un movimiento general de opinión. A pesar de ello la
intensidad de su acción fué tan grande, que aun ejercida por un
pequeño número de exaltados, se comunicó a los mismos que fueron
sus vencedores, transformó la vida pública de casi toda la Europa
y por encima de sus errores, de sus crímenes, del vaho de sangre
que la envuelve y oscurece, fué el más alto y noble esfuerzo que
hayan los hombres realizado en busca de un ideal de justicia.
Cabe imaginar cuáles serán los efectos de esos prozedimientos,
revolucionarios empleados al mismo tiempo por los gobiernos de las
naciones beligerantes. No es ya un pueblo agitado, son todas las
grandes potencias de Europa, las directoras del pensamiento y de
la cultura universales, las que en la intensidad de esta enconada lu-
cha por la vida, no han titubeado en saltar por encima de aquellas
instituciones consideradas como conquistas impreseriptibies de la
civilización y como base y esencia de la sociedad moderna. Todos
han visto que se ha puesto la mano sobre esas cosas hasta ahora
inviolables y que, sin embargo, la sociedad no se ha conmovido. Es
más, todos han visto que en los momentos difíciles, en los instantes
de peligro, cuando es preciso que la nación emplee los resortes más
eficaces para obtener el mayor rendimiento de sus fuerzas, se ha
prescindido prácticamente de los factores que venían considerándo-
se como fundamentales en la marcha feliz y ordenada de los pue-
blos y como la mejor garantía para el completo desenvolvimiento
de nuestras actividades y la plena expansión de nuestra vida. Al
menos es lícito dudar que el derecho que ahora con tanta facilidad
se desdeña, vuelva a conquistar sus tradicionales prerrogativas en
contra de los mismos que han contemplado su remoción como nece-
saria y conveniente.
Pero todo parece indicar que la sociedad sufrirá cambios más
profundos que los que pueda significar una reforma parcial en la
legislación. La crisis que a todos nos conmueve, poniendo a, diario
contraste el valor de las instituciones y de las fuerzas sociales y su
eficacia en la defensa nacional, demuestra con los propios hechos
cuáles son los factores esenciales en la vida de los pueblos y cuáles
aquellos otros perjudiciales, inútiles o menos necesarios. Cada ele-
mento social viene llamado por los mismos acontecimientos a probar
su eficiencia y está será exclusivamente medida por la cantidad de
poder o de energías, espirituales o físicas, que aporte al esfuerzo
colectivo. Nunca habrá tenido el hombre una visión más exacta de
DISCURSO 289
la vida y de los verdaderos intereses que constituyen su fundamen-
to y explican su razón de ser: nunca habrá contemplado más elara-
mente su propia naturaleza ni conocido mejor el alcance maravillo-
so de su poderío. Y esto sucede precisamente cuando habíamos lle-
gado a instantes dificilísimos, en los que ya parecía imposible opo-
nerse a las fuerzas que por largos años venían laborando por un
cambio en el ordenamiento social. El reposo de la humanidad que
acaso se debiera a un milagro de inercia, mantenía una especie de
equilibrio inestable que ha roto el actual conflicto. Factores hasta
ahora ignorados o reprimidos han saltado hacia afuera y ocupado
un lugar prominente. Absorbidos por el momento en la guerra, ma-
ñana se lanzarán con ímpetus mayores hacia sus primitivas direccio-
nes. Los problemas económicos que la paz traerá consigo, el estupor
e incertidumbre que la prolongada contienda dejará en los espíri-
tus y el renacimiento de los ideales religiosos y de piedad y amor
que vendrá como una reacción contra el actual estado de crueldad
y fiereza, serán elementos nuevos, pero no menos importantes, que
aumentarán la intensidad de aquellas fuerzas. La sociedad actual,
quebrantada por motivos diversos, no podrá resistir el movimiento
que se producirá en su seno y tendrá que ceder, ya. violentamente,
ya paso a paso y a través de sucesivas reformas. Acaso entonces todo
cuanto defiende la permanencia del derecho vigente logre actuar
sobre la nueva sociedad del próximo mañana. De todas maneras, en
frente de ésta, el derecho no podrá alegar para su subsistencia títu-
lo aleuno que lo considere por encima de la sociedad misma o de
las clases que resulten vencedoras. Es innegable que mientras han
regido sus preceptos la familia se ha afianzado, la propiedad se ha
organizado y distribuído, el trabajo ha producido sus frutos, la ri-
queza ha circulado, los vínculos y relaciones que forman la sociedad
se han robustecido y el hombre, dueño al fin de su libertad y de su
vida, ha desenvuelto sus actividades y creado esta maravillosa civi-
lización que es nuestro legítimo orgullo. Pero sería erróneo atribuir
estos resultados a la influencia del derecho. En realidad el desarro-
llo de la humanidad y su cohesión y estabilidad actuales se habrían
realizado con cualquier régimen jurídico, porque el progreso es una
ley de nuestra propia naturaleza y no un producto de las legisla-
ciones positivas. El derecho puede ayudarlo o cohibirlo; pero ni lo
crea ni lo impide. Nadie, además, podría afirmar que la sociedad no
hubiera adelantado más rápida y profundamente con una legisla-
ción distinta de la que nos rige. Sobre todo, el espíritu moderno,
290 OCTAVIO AVERHOFF Y PLA
acostumbrado a los adelantos portentosos de la ciencia que alteran
a diario las teorías y los procedimientos considerados hasta hoy
como definitivos, se sentirá cada vez menos dispuesto a inclinarse
ante el prestigio de lo que fué y más propenso que nunca a exigir-
le a todas las cosas las pruebas de su eficacia, desdeñando la ejecu-
toria de sus pasados merecimientos. La legislación actual vendrá
así obligada a justificar su utilidad y conveniencia para defender
su vida, y no es fácil que salea airosa en el empeño.
A la postre, la humanidad se encuentra en los comienzos de su
existencia y sería absurdo imaginar que las formas jurídicas actua-
les puedan ser definitivas. Millares de siglos aguardan a nuestros
descendientes y durante ellos el derecho cambiará repetidas veces
su estructura, hasta que llegue tal vez el momento en que el equili-
brio de todas las fuerzas, produciendo la, paz y el bienestar entre
los hombres, inaugure el reinado definitivo de la verdadera justicia.
Voy a concluir, temeroso de que al fin me retiréis vuestra bene-
volencia. Ahora, como al comenzar a escribir este discurso, me asal-
ta la duda de si he debido hablar del carácter transitorio de la
obra jurídica y de su posible e inmediata reforma, a un auditorio
formado en gran parte por alumnos que hoy inician o prosiguen
sus estudios de jurisprudencia. Pero pudo más en mi ánimo la con-
vicción de que debemos a nuestros discípulos la verdad entera y
que no es falseando la realidad o deseonociéndola como podremos
levantar en sus inteligencias el noble afán de los estudios y en sus
espíritus la serenidad y la firmeza. El espectáculo de las luchas de
la vida, si llena de angustias y flaquezas los ánimos menguados,
debe en cambio fortalecer y exaltar las energías de esta juventud
vigorosa, que sabedora de los arduos problemas que en el porvenir
le aguardan, redoblará sus esfuerzos para poder en su día afron-
tarlos con calma y resolverlos con acierto.
He dicho.
TRIBUNALES DE ARBITRAJE Y CONCILIACION (1)
POR EL SR. AGUSTÍN ARAGÓN.
Director de la Revista Positiva de México.
En las pasadas edades la función de administrar justicia era
inherente al desempeño del sacerdocio y la posterior separación del
juez del sacerdote fué una consecuencia del progreso, que en todas
las manifestaciones de la vida se caracteriza por una diferenciación
en las funciones. Todos los grandes filósofos convienen en que una
civilización cualquiera es tanto más adelantada cuanto mayor en
ella es la separación de lo espiritual de lo temporal. En la Edad
Media, edad en que hubo en Europa verdadero poder espiritual,
esto es, una autoridad moral indiscutible cuyos fallos por todos se
acataban, el Papado, que constituía ese gran poder, era la suprema
autoridad a la que sometíanse de grado las naciones. La decadencia
del Catolicismo trajo aunado el descaecer del poder espiritual de
los papas y la progresiva desaparición de una autoridad moral por
todos respetada. La constitución de las nacionalidades y la consi-
guiente organización de los servicios públicos, no para el mayor
bien de la cerona, sino para la mayor ventaja de la comunidad, pro-
dujo la creación de un poder judicial como parte integrante del Es-
tado. La difusión en todos los pueblos de las luminosas ideas de que
está henchido el Esprit des Lois de Montesquieu, fué la causa inme-
diata de la aceptación por todos de su división fundamental del
Gobierno en tres poderes y del afianzamiento del poder judicial co-
mo elemento sin el cual no puede ahora ni aun concebirse la exis-
tencia de la sociedad. En el curso del siglo XIX, hasta aquellos pro-
fundos pensadores que, como Herbert Spencer, redujeron al mán:-
mum en sus lucubraciones la esfera y los poderes del Estado, asen-
taron con copia de buenas razones, que administrar justicia y eul-
(1) La Redacción de la Revista al publicar este trabajo corresponde al
deseo de su autor, agradeciéndole la deferencia.
292 AGUSTIN ARAGON
dar del orden interior y externo son funciones primordiales del Es-
tado. Siendo el atributo característico del Gobierno propiamente
dicho la fuerza y contando en todo caso con esta como sanción últi-
ma de sus mandamientos no respetados, nace de aquí la necesidad
imperiosa de que la Justicia esté en manos del Gobierno, porque
sólo él tiene la fuerza indispensable para obligar a aceptar los fallos
a quienes no estén conformes con ellos. Mas cuando las partes liti-
cantes de antemano manifiesten su espontánea conformidad con la
decisión que sobre su litigio recaiga, la fuerza material a veces sale
sobrando para la ejecución de las sentencias. Si la justicia es rama
de la Moral y todo lo moral queda fuera de la competencia legítima
del Estado, sólo por la necesidad de la fuerza material para hacerse
obedecer se justifica el que función tan importante como adminis-
trar Justicia corresponda al Estado. Con todo, desde los tiempos bí-
blicos hasta nuestros días se manifiesta una tendencia, cada vez más
acentuada, a buscar fuera de los tribunales oficiales la solución de
las cuestiones pendientes entre los partienlares sobre asuntos de
dinero.
Las cuestiones sociales sólo se pueden estudiar con fruto dándo-
se cuenta el investigador de las condiciones en medio de las cuales
se verifican los hechos por examinar, pues entre cada agrupación
de individuos y su atmósfera social hay acciones y reacciones como
entre el pez y el agua. No sólo en el mundo en general sino en Mé-
xico en particular, vivimos ahora en una época de profundas e im-
portantísimas transformaciones que indican el tránsito del viejo
orden de cosas a una nueva organización. La manera de administrar
Justicia es una de las manifestaciones de un estado social, como
también lo es el estado de la industria, el carácter del Gobierno,
ete., como igualmente lo son todas las manifestaciones intelectuales,
morales o políticas. Una nueva idea política o una nueva y elevada
aspiración moral modifica todos los actos, todos los deseos del hom-
bre. El industrial que se ha empeñado en que los proletarios reali-
cen su completa independencia política, trabaja, en verdad, contra
sus propios intereses, porque mañana los mismos proletarios aplica-
rán a la industria las ideas que su jefe Jes enseñó a aplicar al Go-
bierno democrático. Por esta acción y reacción cayó el feudalismo y
por la acción y la reacción democrática caerá indefectiblemente la
organización contemporánea de la vida industrial. La agitación en-
tre nosotros para lograr una reforma política acabará por producir
una reforma industrial y otra intelectual y moral. Somos sinceros
TRIBUNALES DE ARBITRAJE Y, CONCILIACION 293
convencidos de que se prepara una reorganización muy honda de
la sociedad mexicana, y a tal punto lo estamos, que deseamos coope-
rar a ese adelantamiento y, si nos es dable, facilitarlo. Expondre-
mos con generalidad y concisión cómo podríamos ser factores de tan
trascendental progreso.
En distintas épocas y en diferentes países se han establecido le-
galmente el arbitraje y la conciliación dando una sanción judicial
a las decisiones o sentencias de los árbitros, pero no sabemos que
hasta hoy se haya intentado el crear Tribunales permanentes de Ar-
bitraje y Conciliación sobre la base de la libertad en las conven-
ciones. En lo último hacemos consistir nosotros el progreso que re-
clama la época nueva. La ley es un carril que conduce rectamente
a determinado fin, pero no da al arbitraje voluntario, con exelu-
sión de las formas legales, toda la amplitud que demandan las ne-
cesidades de estos tiempos. En éste, como en otros muchos casos, y
en ésta como en otras muchas fases de la vida social, encontramos
ineficaz y anticuado el sistema que se apoya exclusivamente en la
ley. Las sentencias del Presidente Magnaud lo comprueban elocuen-
temente, este célebre juez seguía la ley, pero al aplicarla lo hacía
con tan buen sentido que reformó la ley con ventaja para todos y
admiración de propios y extraños, de interesados en los asuntos ju-
diciales y de ajenos a ellos. Cierto es que hízolo en el derecho eri-
minal y que allí la latitud de los jueces es mucho mayor que en los
negocios civiles y mercantiles; pero cierto es asimismo que en In-
glaterra, donde el juicio por jurados se aplica también a juicios
civiles y comerciales, la latitud de que disponen los jurados para
fallar no ha sido nunca una piedra de escándalo. Nuestras leyes ci-
viles y comerciales son tan anticuadas que los remedios que pro-
porcionan pertenecen a lo pasado. Nadie podrá negar con funda-
mento que la ley y los juristas han sido parte no despreciable en
los progresos de la Humanidad, pero si ella y ellos han de desempe-
ñar todavía sus nobles y grandes funciones, preciso es que estén a
la altura de la época. Los legistas exageran naturalmente su come-
tido y los jueces tratan de arrogarse una autoridad moral de que
carecen, porque la autoridad moral no nace de investidura alguna,
es hija de una vida dignamente empleada.
Se dice por ciertas personas que los Tribunales Privados de Ar-
bitraje no tendrán que hacer por la repuenancia que inspira a los
amantes de las triquiñuelas el limpio proceder, y que la gran ma-
yoría de los litigantes son individuos de mala fe. Sobre ser dema-
294 AGUSTIN ARAGON
siado absoluta la afirmación, no arguye contra la necesidad de esos
Tribunales, porque sólo se refiere la, observación a un hecho proba-
ble que siempre se presenta contra toda nueva institución. Paréce-
nos a nosotros que, ya se trate de interpretar los términos de un
contrato existente, ya de aplicarlos a un nuevo estado de cosas o de
extenderlo a condiciones por venir, ora se busque la manera de eli-
minar las causas de discordia antes de que se envenenen las almas
de que esas causas degeneren en querellas, siempre el árbitro y el
conciliador podrá dar fin a un disentimiento, bien por una transae-
ción, ahora por una decisión categórica. Los actos de los aludidos
Tribunales crearán hábitos benéficos y favorecerán el desarrollo de
ciertas costumbres útiles que poco a poco irán suprimiendo otras
peligrosas.
Natura non facit saltum reza el conceptuoso aforismo del sagaz
observador Lineo, y parodiándolo podemos asentar que en la socie-
dad no debe procederse por saltos. Entre el sistema actual de ad-
ministrar la justicia y el de los siglos futuros en que no intervenga
el Estado, cabe un término medio en el que el Estado no abdica da
sus funciones y solamente las ejerce por intermedio de personas no
pagadas por él, pero por él autorizadas y cuando voluntariamente
quieran las partes acudir a ellas. El modus operanda, o cómo dentra
de nuestra legislación puede efectuarse tan saludable reforma, va-
mos a indicarlo breve y claramente en las líneas subsecuentes.
Es una verdad admitida ya por todos, aquella que expresa las
inmensas ventajas que en el orden biológico, en el social y en el
moral tienen los medios preventivos sobre los curativos como facto-
res de adelanto o de positivo progreso. Los Tribunales de Arbitraje
y Conciliación pueden desempeñar la función de prevenir o evitar
los litigios, si su acción se extiende como lo vamos a proponer, y
también la de dirimir los conflictos.
En la obra preventiva de dichos Tribunales no sólo debe com-
prenderse la de preparación de los contratos que conciernan a la
organización pacífica o de buena fe de los negocios mercantiles, mi-
neros, industriales, agrícolas, de erédito, ete., sino asimismo la de
ejecución de algunos contratos. En la obra judicial de los propios
Tribunales, o aquella destinada a arreglar pacíficamente los con-
flictos entre los particulares, la función de los árbitros ha de am-
pliarse con el desempeño de una labor previa de encuesta que en
muchos casos es la base firme de una, completa conciliación de inte-
reses encontrados.
TRIBUNALES DE ARBITRAJE Y CONCILIACION 295
La legislación española instituyó el fideicomiso o disposición
testamentaria por la cual el testador deja su hacienda o parte de
ella encomendada a la fe de uno para que ejecute su voluntad. Los
escoceses y los ingleses instituyeron el trustee, que es el fideicomi-
sario español, pero no cireunserito a ejecutar voluntades de finados
únicamente, sino también de vivos. La confianza otorgada a una
persona designándola como nominal poseedora de una propiedad de
la que va a usar o disponer en beneficio de otro, es la base de la
existencia de un trustee, ya que a éste se le confían fondos o propie-
dades sobre el fundamento y en la creencia de que los conservará
y aplicará para beneficio de aquellos a quienes se le designa, al de-
positar en él la confianza, de expreso modo, ya por un solo indivi-
duo, ora por dos o más partes interesadas, bien por un convenio,
testamento, arreglo, etc., etc. Al referirse Lecky al clero católico en
su conocida obra European Morals, dice: '“La gisantesca riqueza
suya debióse en gran parte a los legados de aquellos que le veían
como el trustee de los pobres.*”? Es de universal aceptación la si-
guiente sentencia: entre bribones sin fe ni ley la confianza mutua
es imposible; y de aceptación universal es también esta otra: la
confianza entre los hombres honrados es ilimitada. Cuando la des-
moralización o la inmoralidad se manifiestan en toda su amplitud,
la fe en la honradez se pierde casi completamente y la desconfianza
crece hasta lo inverosímil. Muchos contratos celebrados de buena
fe no se ejecutan debidamente por la mutua desconfianza de las
partes contratantes y, en casos así, un Tribunal de Arbitraje ya
establecido puede desempeñar la función de ejecutor de contratos
depositando en él los contratantes la confianza que entre sí no quie-
ren otorgarse. La introducción entre nosotros del trustee señalará
un verdadero progreso social y cuando se haya generalizado y sea
una costumbre, pasará fácilmente a formar parte del derecho es-
crito.
La obra judicial de los Tribunales de Arbitraje y Conciliación
se referirá a la interpretación de los contratos y a la aplicación de
las cláusulas de éstos. Puede realizarse, como lo mandan nuestras
leyes, o mediante convenios entre las partes, en que se estipulan:
la renuncia de apelar a la segunda instancia y las penas que tendrá
el que recurra a la casación y pida amparo; puede efectuarse, rin-
diéndose la prueba ante los jueces comunes y fallando únicamente
los árbitros, o ejecutando éstos toda la labor. Casos hay, en que los
contratantes no han pactado sobre el particular que los divide, cual
296 AGUSTIN ARAGON
acontece en cuanto concierne a nuevos descubrimientos, a adelantos
industriales y a los cambios mercantiles que determinan los frau-
des; y ocurren casos también en que la divergencia de pareceres de
los interesados compromete sus intereses vitales sin que haya o sin
que ellos reconozcan base jurídica común para terminar el litigio.
Para esta categoría de cuestiones no puede exigirse arreglo inme-
diato judicial, mas sí puede pedirse que ellas se sometan a una en-
cuesta o indagación imparcial con la mira de llegar a una concilia-
ción de intereses o a una comprobación de hechos por lo menos; tal
encuesta y sus resultados, únicamente pueden alcanzarse por un
Tribunal de Arbitraje y Conciliación establecido y al que por es-
pontánea voluntad acudan las partes. Este procedimiento pacífico
.puede no ser final o último, pero si después de él los disidentes
quieren apelar a los jueces, será cuando hayan agotado todos los
medios de avenimiento y tras madura reflexión. Naturalmente que
fijaráse un plazo para presentar la encuesta y para oir proposicio-
nes de conciliación de cualquiera de las partes o de todas ellas, pues
pasados los momentos de la exaltación los hombres propenden a la
calma; acaso en el curso de la encuesta los encargados de ella en-
cuentren base jurídica común para recurrir a la instancia judicial,
en cuyo caso la señalarán, y los interesados con esa sola indicación
tendrán ya ganado mucho. Será de una ventaja incalculable el
que los hombres de negocios tengan a su disposición un Tribunal de
Encuestas y Conciliación organizado ya o presto para trabajar en
el momento que se le necesite. Litigios jurídicos y conflictos de in-
tereses siempre los habrá; las cuestiones especiales aumentarán
con el progreso, porque el adelanto humano imposibilita el prever
todos los casos; el arbitraje ha llegado a ser'el procedimiento con-
sagrado para el arreglo de los litigios internacionales, sus servicios
en lo porvenir serán inmensurables a las naciones y a los partieu-
lares, pues por su carácter especial se presta a resolver las cuestio-
nes mixtas o aquellas en que hay elementos jurídicos y asuntos pu-
ramente de interés, y también las cuestiones especiales o las de ca-
rácter tal que la encuesta decide primero a qué categoría perte-
necen.
Resta el considerar las innegables ventajas que tendría el Es-
tado con el funcionamiento de Tribunales privados de Arbitraje y
Conciliación tal cual han sido deseritos en las páginas antecedentes.
Desde luego los Tribunales comunes se descargarían de los negocios
de cuantía y de los más embrollados y su acción sería muy más efi-
TRIBUNALES DE ARBITRAJE Y CONCILIACION 297
caz con los que le quedasen; en seguida, los estudios que se sacasen
a luz por los Tribunales de Arbitraje y Conciliación, como pagados
por las partes y hechos sobre la base de la moralidad más pura, ser-
virían de seguro punto de partida para mejorar nuestra Jurispru-
dencia y nuestra legislación; y por último, si el Estado otorga a los
Tribunales de Arbitraje y Conciliación la facultad de intervenir en
los asuntos en que el fisco es parte, como en los juicios de sucesión,
con audiencia, por de contado, de su representante, entonces, más
aún se descargarán de su abrumadora labor los Tribunales comu-
nes y en corto plazo percibirá el fisco aquellas cantidades a que las
leyes le dan derecho. Respecto del segundo punto aquí considerado,
recordaremos, por ereerlo oportuno, que las Responsa Prudentum
y los tratados de los escritores sobre las instituciones romanas, die-
ron origen a todo el cuerpo de leyes que forma las conocidas Pan-
dectas.
A pesar de todo lo que pueda decirse más o menos fundadamen-
te en contra de nuestros Tribunales comunes, considerando que en
todo tribunal hay dos elementos: la legislación vigente y el perso-
nal que la aplica, no hay duda que desde un punto de vista social
ha predominado la influencia benéfica de ellos; basta para conven-
cerse de este aserto con pensar en la ayuda poderosa que a ellos se
debe en la magna obra de desembarazar a los mexicanos de la su-
persticiosa reverencia que antaño tenían a las casuísticas institu-
ciones canónicas y a la antigua y laberíntica legislación española.
Ellos, en efecto, nos han acostumbrado a someter casos particulares
a la prueba de principios generales definidos, dándonos un tipo de
juicio en el que la sencillez y la simetría deben ser constantes carac-
teres. Por otra parte, gracias a ellos no existen ya entre nosotros y
ante los jueces diferencias de hombre a hombre, lo mismo es el ciu-
dadano que el extranjero, el noble que el burgués, el burgués que
el proletario, el blanco que el negro, el criollo que el indígena y el
mestizo que el cambujo. Cuando ya no hay fueros militares ni ecle-
siásticos y la opresión no existe en la ley, no es la institución la
mala sino su aplicación y ésta puede mejorarse grandemente por
medio de los Tribunales de Arbitraje y Conciliación. Nuestros
tribunales comunes con todo y sus grandes defectos son en conjun-
to un progreso respecto del testado de cosas que había en México
antes de la codificación. Se ha exagerado el fracaso de los Códigos
en todos los países, esto es, lo que Brunetiére llamaría “la banca-
rrota de los Códigos””, pero no por eso deja de ser cierto que los
298 AGUSTIN ARAGON
resultados de ellos han sido inferiores a los que se esperaron. Lo
contrario sería lo de scrprender, pues que nunca nuestros legisla-
dores se ocuparon en suprimir obvios defectos que son el escollo
para tener de nuestros códigos copia de frutos buenos. En verdad,
la mayoría de nuestros códigos no lo son realmente, porque no co-
difican de veras; el Civil, verbigracia, calcado sobre el de la Con-
vención, que se desiena con impropiedad con el nombre de Código
Napoleón, no tiene una sola definición adecuada cuando define, pues
definir como contrato el vínculo que da hijos a la sociedad y que
constituye la base de ésta, es el colmo! Una definición sólo es com-
pleta cuando da cuenta de todos los caracteres del nombre. ¿Qué
ha sucedido con bases así? Que el sentido de todos los términos le-
gales se ha fijado por las sentencias o se ha establecido volviendo a
la antigua legislación que se tenía ya por invalidada. Esta es la
prueba más concluyente de la ventaja de un buen sistema, de codifi-
cación, por una parte, y por la otra, de la necesidad de renovar
nuestros códigos hasta que sean de todo en todo satisfactorios. El
gran jurisconsulto inglés Austin, dice en sus Notes on Codification:
“Un código debe ser la obra de muchas mentes. El proyecto debe
ser la obra de un sola, y ha de revisarlo una comisión. El bosquejo
general, o la obra de uno, será acabado por varios.?? Concretándonos
a nuestro Código Civil ahora vigente, lo consideraremos como un
bosquejo general y como la obra de un solo entendimiento; los es-
tudios de los Tribunales de Arbitraje y Conciliación completarán
el bosquejo y tendremos en lo porvenir un código que en verdad
lo sea.
Las razones hasta aquí expuestas parécennos decisivas en favor
de la institución que deseamos surja en nuestra patria, porque la
tenemos por un indicio cierto de verdadero progreso social y moral.
Confiamos en que será bien acogida así por la sociedad como por el
Poder Público, no sólo porque no es lesiva de intereses de especie
aleuna, sino porque estamos convencidos de que la sobredicha ins-
titución: es un sistema justo en sus principios, es la reforma más
práctica o hacedera de nuestra administración de Justicia y es la
más eficaz salvaguardia de. los intereses de los hombres trabajado-
res, honrados y de buena fe.
México, a 8 de febrero de 1916,
EL MOVIMIENTO LINGUÍSTICO EN CUBA !
ESTUDIO CRITICO
POR EL DR. JUAN M. DIHIGO
Profesor de Lingiíistica y de Filología
(Concluye.)
IX
LENGUAS NEO-LATINAS
La lengua castellana.
Es este el aspecto del lenguaje más estudiado en nuestro país,
como que es su idioma. No faltan trabajos interesantes en este sen-
tido, esparcidos al través de las Revistas que se han publicado en
Cuba y esas obras, frutos de una verdadera meditación, siempre
prestarán valiosísimo auxilio. La Revista Bimestre dió a luz un
trabajo de D. José Olivella sobre la Ortografía de la Real Acade-
mia; el Pbro. Francisco Ruiz también escribió un artículo atina-
do sobre los sinónimos, y el P. Varela un juicio sobre la Gramá-
tica de la Lengua Castellana, que escribiera Salvá, y en el que,
como todo eserito de privilegiada inteligencia, se hacen observa-
ciones acertadas. La Gramática de la Academia es la que ha impe-
rado entre nosotros, no sólo porque nos hubiéramos hallado bajo
la dominación española, sino porque la nueva dirección de los
estudios gramaticales no se iniciaron en España hasta época
reciente, en que vemos aparecer textos admirables como la Mor-
fología del verbo castellano, del insigne lingiista Sr. Rufino Lan-
chetas; gramáticas histórico-comparadas como las excelentes de
los Sres. Alemany y Ménendez Pidal y la nunca bien ponderada
que ha escrito el genial lingilista D. Julio Cejador, y que titulara
Gramática de la lengua castellana en el ingenioso hidalgo D. Qui-
jote de la Mancha. Un pozo de ciencia es este libro y como produe-
1 Véase el número 2 del tomo XXIITI, 1916,
300 JUAN M. DIHIGO
to de quien maneja de modo tan brillante la lengua castellana, el
estudio de cada una de sus partes brinda no pocos atractivos sin-
gularmente su sintaxis. Por esto es que no se verá en Cuba más
que. una sola pauta, pues si Bello ha sido interpretado debidamente
por algunos, y si no pocos han podido aquilatar bien la impor-
tancia de las Notas de Cuervo a la gramática de éste, lo frecuente
es advertir una orientación, que desde el más raquítico epítome has-
ta el libro más voluminoso, refieja bien lo que aquella docta Corpora-
ción pensara, pues ni la Arquitectura de las lenguas, de Benot, ni su
obra póstuma que tanto nos decepcionara, han pedido remover
el molde en que se inspirasen los gramáticos, los maestros y los es-
tudiantes. |
Entre las obras publicadas sobre el castellano, tenemos los
Elementos de la lengua castellana, por Manuel Vázquez de la Ca-
dena; la Gramática y Ortografía de la lengua castellana, por An-
tonio Vidal; los Elementos de prosodia castellana, por Ramón
González Portilla; los Principios analíticos de la gramática gene-
ral, por Juan Justo Reyes; y la Ortografía de la lengua castella-
na, por Juan Fernández Luis, que publicadas en época bien atra-
sada, han reflejado en sus páginas el criterio entonces preponde-
rante. Y así como al tratar del movimiento en el estudio del latín
en Cuba, señalamos la importancia que entre sus cultivadores tu-
vo nuestro eminente D. Felipe Poey, también hay que citarlo
ahora porque ocupa puesto muy especial en la hermosa falange
de cubanos que profundizaron nuestro idioma, revelándose propio
y puro en sus escritos. 1 Por esas sus aficiones es que Poey
escribió un artículo sobre el carácter eufónico de la lengua
española, afirmando que es más eufónica que lógica en su expre-
sión, mientras la francesa es eminentemente lógica, bastando el
comparar una con otra para advertir la diferencia, y al apuntar
las observaciones por él hechas, indicamos que hasta el carácter
lógico de la francesa y antilógico de la española, se advierte tam-
bién en la puntuación, ya que los franceses puntúan analizando
y los españoles conforme a dos reglas, atendiendo al sentido, o
séase al análisis lógico, y atendiendo a la necesidad de la respi-
ración; mientras los franceses ponen entrecomadas todas las ora-
ciones incidentales, los españoles ponen las dos comas cuando la
1 Véase nuestro trabajo Poey en su aspecto literario y lingúístico, leído
en la sesión solemne de la Sociedad Cubana de Historia Natural ** Felipe Poey?”
el 26 de Mayo de 1915,
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 301
incidental es larga, o la suprimen si es corta. Estas manifestacio-
nes de Poey descansan en la práctica de los autores clásicos. Muy
importante es asimismo el artículo titulado Prosodia en el que con-
siena la arbitrariedad y diferencia de opiniones en la pronuncia-
ción, y por lo tanto en la ortografía de los nombres propios corres-
pondientes a la historia antigua. Como no advierte regla sobre
esto, indica la conveniencia de salir de la anarquía aconsejando
que los casos dudosos se resuelvan por la prosodia griega y lati-
na. Al ocuparse de los Acentos, en otro escrito, censura a la Aca-
demia por no señalar en su eramática (1854), las reglas ortográ-
ficas, oblizando a buscarlas en el tratado de Ortografía de la mis-
ma Corporación, publicado en el mismo año, el cual no contiene to-
das las reglas sobre la acentuación de las palabras, siendo cono-
cidas a veces por la práctica del diccionario. Y si parece natural
que exista relación entre la gramática y el diccionario de la Aca-
demia, examinando cuidadosamente aquélla se nota cuánto deja
que desear en su redacción, pues hay reglas sobrantes, las hay re-
petidas con varias formas, y las hay demasiado materiales o mecá-
nicas, afirmando Poey que las reglas no deben darse a la memoria,
que la sobrecargan y que se olvidan, sino al entendimiento que no
las puede olvidar; termina su trabajo haciendo una síntesis de
las reglas de acentuación. Más adelante y en otro eserito consigna
nuestro inolvidable maestro, aleunas Observaciones gramaticales
muy atinadas, sobre el régimen directo que no debiera en ningún
caso llevar preposición, para no confundirlo econ el dativo o ré-
gimen indirecto y trae a colación cómo los franceses siempre ló-
gicos en sus construeciones gramaticales, no la usan en acusati-
vo de persona ni de cosa, conociéndose en cuanto a las personas que
la regla o más bien la excepción ha sido introducida para dar ma-
yor majestad o eufonía a la expresión, y entiende Poey que debe
inclinarse uno a infringirla cada vez que la presencia de la pre-
posición no cumple con uno de estos dos fines. Que es punto arduo,
añade, la regla de la Academia sobre el uso del pronombre le para
el masculino, la para el femenino y lo para el neutro, pues hay
ejemplos en contra de los autores clásicos del siglo de oro de la li-
teratura española, así como de excelentes escritores modernos. En
otro artículo La hija y la madre, Relaciones filológicas, manifiesta
Poey los estrechos vínculos que existen entre el latín y la lengua
castellana; que la antigua Universidad Pontificia de la Habana tu-
vo un tiempo de brillante latinidad ; los estudios se hacían en tex-
302 JUAN M. DIHIGO
tos latinos y las oposiciones en latín, recordando cómo argumenta-
ban en la lengua de Cicerón, Prudencio Hechavarría y Francisco
Encinoso de Abreu. Al esforzarse por determinar la convenien-
cia de su conocimiento, dada las semejanzas de nuestro idioma
con aquél, afirma que es indispensable para el jurisconsulto para
el estudio del Derecho Romano, para el médico como hombre cien-
tífico y para el literato, debiendo aprenderlo los que se dedican
a la poesía en Cuba, pues es innegable que si leyeran a Virgilio
y a Horacio harían mejores versos, sin que esto quiera decir, aña-
de, que los hagan malos, pues no quiere se interprete mal su cri-
terio llevándole a malquistarse con los poetas, “clases de hombres
a quienes admira por lo que tienen de misioneros, y a quienes res-
peta porque pertenecen a una familia caracterizada con la nota
de ¿rascibile genus”?, y al exponer las razones que le asisten para
aconsejar estudien el latín los que deseen conocer nuestro idioma,
presenta curiosos ejemplos que corroboran su opinión. *
Nuestro eminente Dr. Enrique J. Varona ha publicado un tra-
bajo, Etimologías históricas, en el que estudia una serie de voces
como entremés, pantalón, bolonio, etc., y sobre las que hace intere-
santes observaciones. ¿Y cómo no citar también Algo de lexicolo-
gía del propio autor, demostrando de qué suerte toda una familia
de verbos regulares ha venido a ser irregular, que mereciera los
honores de una polémica entre los señores Juan Ignacio de Armas
y José María Zayas, con el Dr. Varona? Tleualmente citamos aquí
el artículo de Jorrín Cuestión gramatical, y otro Sobre uso eufó-
mico de las vocales del mismo, expresando en el primero su criterio
frente al mantenido por D. Anselmo Suárez y Romero, no consi-
derando como castizo el uso del artículo el delante de la conjun-
ción que, aduciendo ejemplos de Lope de Vega, Calderón, Cana-
1 Tenemos a la vista, copiada en un cuaderno, la Gramática general, fun-
dada en principios filosóficos escrita por Poey. En dicho libro afirma que los
textos de gramática empleados en las escuelas siguen una rutina poco con-
forme con la filosofía o relación exacta de las ideas con las cosas. Estas lec-
ciones si bien basadas en la costumbre de sus predecesores, van acompaña-
das de doctrinas filosóficas. En ella se ve una orientación que revela el hom-
bre pensador; se cambian denominaciones como Analogía por Ideología, se
divide el substantivo en real y abstracto, se explica la existencia de los casos
en la dirección del pensamiento como complementos directos, indirectos, cir-
cunstanciales del análisis lógico y que acompañados de la preposición y del
artículo son a lo menos expresiones causales; se da otro orden al presentar los
casos, se denomina a los pronombres personales substantivos relativos deno-
minación que también aplica a otras clases. En el estudio del adjetivo así como
del verbo introduce ideas dignas de ser tomadas en consideración. Es una
exposición gramatical despojada de toda rutina.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 303
lejas, Valera y Cánovas, que le hacen estimar como castizo el em-
pleo del artículo determinado al frente de las oraciones que co-
mienzan con la conjunción que, aunque cree de buen gusto el no
prodigar este giro; y en el segundo que las vocales forman desde la
a a la u una escala musical descendente, las que al par de los eo-
lores pueden provocar con sus combinados y múltiples matices,
todas las impresiones gratas o ingratas del oído y de la vista y que
con la diversidad de su timbre, despiertan en el ánimo, por no sé
qué asociación misteriosa, añade, emociones variadísimas. Tiene
razón el Sr. Jorrín, parece que ha leído los tratados de fonética en
que se consigna la ley de la atenuación de las vocales apreciada
desde la forma del ario reconstruido al través del grupo indoeu-
ropeo, hasta la familia de las lenguas romanas. Aunque no siem-
pre puede uno descansar en la opinión mantenida por el Sr. Juan
Tenacio de Armas en sus escritos, toda vez que su espíritu, como
ha dicho la Revista Cubana, al registrar su fallecimiento, se de-
jaba llevar fácilmente a la paradoja y a la contradicción, hacién-
dole sustentar ideas singulares que encontraron doctos y tenaces
refutadores, no queremos dejar de incluir en la relación que hace-
mos su Diálogo de las letras, escrito en réplica a las censuras y
burlas que han hecho de la ortoerafía de Bello personas que se han
distinguido tanto en el campo de la etimología, como en el me-
jor saber de todo cuanto atañe a la ortografía y a la prosodia. D.
Joaquín Andrés de Dueñas, es autor de un Tratado de gramáti-
ca castellana, en que se revela innovador inteligente y progresista,
poniéndose frente a la Academia de la Lengua, enseñando las re-
formas ortoeráficas que él juzeaba necesario implantar, para subs-
tituir la rutina observada por todos los autores y escritores de
cuyo número debemos exceptuar a Salvá, Bello y otros. No es
de olvidarse la síntesis que en memorable noche hizo nuestro que-
rido amigo el Sr. Domingo Frades, al presentar ante el Consejo
Escolar de la Habana la personalidad de Dueñas, haciendo hinca-
pié sobre su obra gramatical; y por haberla analizado bien, es que
afirmaba que muchas modificaciones que hoy todavía causan sor-
presa a nuestros estudiantes, como llamar adjetivo al artículo,
pretérito coexistente al pretérito imperfecto, definido a la forma
simple del perfecto, indefinido y anterior próximo, respectivamen-
te, a las dos formas compuestas del mismo pretérito perfecto, an-
terior remoto al pluscuamperfecto, futuro absoluto y relativo a los
llamados imperfecto y perfecto, ya se hallaban establecidas en la
304 JUAN M. DIHIGO
eramática de Dueñas, etc., ete. Pero no fueron estos cambios los
únicos por él indicados: grandes resultaron sus esfuerzos por im-
plantar una ortografía que, fundada en la razón, modificara la es-
tructura de las voces; por lo que dijo *“que debiendo ser la eseri-
tura una fiel representación de los sonidos articulados, pide la
lógica que en la formación y oficio de los signos que la componen,
se parta de los tres principios siguientes: 1.” cada articulación
debe estar representada por un solo signo; 2.”, cada signo debe
representar una sola articulación; 3.”, no debe haber signo sin
articulación, ni articulación sin signo que la represente””. Y como
la ignorancia amén de atrevida es por lo común suspicaz, de ahí
que, como advierte el Sr. Frades, los españoles intransigentes mi-
raran con recelo al Sr. Dueñas. Con todo el respeto que nos me-
rece la memoria del Sr. Dueñas, no estamos conformes con el eri-
terio sustentado por él en su gramática, de que cada articulación
debe hallarse representada por un solo signo por lo que pudiera
padecer la etimología, desfigurando el origen de las voces; y como
la ortografía hállase fundada en reglas bastante fijas, parece que
no debe cambiarse aquélla. El grupo euturopaladial que compren-
de la c, q, k, 9, 5, ete., de nuestro idioma, representa las mismas le-
tras de las voces latinas, y teniendo un solo signo, como deseaba
Dueñas, difícil se haría señalar con seguridad el que correspondie-
se al nuestro. Con las reglas presentes se ve que si carbunclo tiene
ces porque la hay en la latina carbunculus, si q en inquirir por
advertirse en ¿nqurrere, si k en kalendas porque la hay en la die-
ción latina kalendae.
El inolvidable José María de la Torre contribuyó también al
desenvolvimiento de estos estudios en Cuba, escribiendo unos Nue-
vos elementos de gramática de la lengua castellana, aceptando co-
mo un precepto las decisiones de la Academia de la Lengua, aña-
diendo aleunas nociones complementarias que no se oponen a lo
sustentado por ésta, y consignando en notas aquellos principios
en que más difieren los autores respecto de los mantenidos por la
vetusta Institución. Es un libro para niños, así se comprende viendo
la forma de exposición. También Juan Olivella y Sala ha hecho un
texto sobre Gramática castellana, como Eusebio Pérez otro sobre
el mismo tema y sin novedad alguna que merezca señalarse, pues
siguen al pie de la letra las doctrinas de los mayores. Nuestro ami-
go el Dr. José A. Rodríguez García, ha publicado obras re-
lativas a nuestro idioma que, como todas las suyas, por su
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 305
- pericia y buen juicio, dignas son del mayor encomio. Tenemos
a la vista sus Principios de gramática castellana, enseñanza que
desenvuelve gradualmente y con cuya obra se revela un excelente
maestro. La prensa local y la extranjera consignó en sus columnas
la impresión que tal libro le produjera, llamando de modo muy
particular la atención el desenvolvimiento metódico de la mate-
ria, así como su lenguaje diáfano, que hace fácil al niño el estudio
de los principios consignados en el libro. Junto a esta obra debe-
mos colócar un Ensayo de un programa para la enseñanza gradual
de la gramática castellana, en que expone el autor cuanto a su jui-
cio debe corresponder a principios, nociones y elementos con una
parte llamada ampliación, para aquellos que deseen profundizar
la asignatura. El Dr. Rodríguez García, ferviente admirador de la
Academia de la Lengua, es entusiasta mantenedor de sus doctri-
nas, Criterio siempre digno del mayor respeto, aun cuando segu-
ros estamos que él, que sabe tanto de ésto, vería con más agrado
que la exposición gramatical del castellano se hiciera como la han
efectuado Alemany y Menéndez Pidal en España, o como la ha
hecho el gran romanista Meyer Liibke en su obra monumental.
Tenemos igualmente interés muy especial, porque nos agrada se
conozca lo bueno de nuestros compatriotas, en citar aquí su muy
interesante tesis para el Doctorado en la Facultad de Filosofía
y Letras, acerca del laismo, leismo y loismo, en la cual con ri-
queza de datos va analizando punto tan discutido, exponiendo pri-
mero el origen del artículo el y del pronombre de él, la base de la
contienda, la doctrina mantenida por la Academia, el criterio de
los gramáticos y las autoridades que defienden el laismo, dedu-
ciendo “que si los leistas vencen a los loistas, por ser el le forma
preferida al lo por los más de los escritores notables del uno y
del otro mundo, en el acusativo de singular masculino, es, a su
vez, derrotado el lessmo al luchar contra los laistas, pues que
entre éstos figuran los más de los académicos que disfrutan de
nombradía; y la y no le, se dice, no sólo en Madrid, como dan a
entender Martínez López y otros López, sino en ambas Castillas,
Aragón y en otras regiones de España, precisamente en las que se
habla con mayor corrección y pureza el castellano; y, como si es-
to no bastara, laistas son, no únicamente los escritores madrile-
ños, sino casi todos los de valía que nacieron en otras provincias
españolas, y gran número de los que han descollado cultivando
las letras en los países hispano-americanos. Si la Real Academia
306 JUAN M. DIHIGO
le hizo ya al loismo concesión de reconocerle como lícito, y dice en
la declinación masculina del pronombre de tercera, Acus. A él, le, lo,
¿por qué no ha de hacer lo propio con el laísmo, y decir, de acuer-
do con Bello y otros gramáticos, y con innumerables escritores de
más nota, decir, en las sucesivas ediciones de la Gramática, cuan-
do trate de la declinación del pronombre femenino de tercera, en
el singular y plural, respectivamente, Dat. A, o para ella, le o la
—A, o para ellos, les o los??? Debemos recordar que también el
eminente Cuervo dió a conocer su criterio sobre este punto, no-
tando que el loismo culmina en los siglos XVI y XVII en eserito-
res de Madrid y de provincias cireunvecinas, y que es difícil sea
exclusivamente loista la persona que tenga aleunos conocimientos
literarios y esté algo versado en la lectura de los clásicos, como
no deben olvidar los leistas el lo exigido frecuentemente por la
rima y la claridad. Termina Cuervo su notable artículo determi-
nando las causas de la confusión advertida en el uso del aludido
pronombre.
Curso elemental de gramática castellana se denomina el libro
que ha escrito nuestro amigo el Dr. Miguel Garmendia, in-
teligente profesor de esta materia en el Instituto de 2.” Ense-
ñanza de Matanzas. Sigue el autor, como Rodríguez García, la mis-
ma dirección que la Academia de la Lengua, y a veces parece ins-
pirarse en Bello. La claridad en la exposición hace recomendable
la obra, confirmada aquélla por el tino, con que ha sabido elegir
el Dr. Garmendia sus ejemplos, entre los que aparecen algunos de
nuestros más conspicuos escritores. El Dr. Garmendia que cono-
ce a conciencia tanto la gramática como la literatura española,
aprovecha la coyuntura que se le presenta para realzar la perso-
nalidad literaria de Cuba, en la persona de sus hijos más esclare-
cidos. En la primera parte precede a la Analogía una lección sobre
el lenguaje, en la que expone aunque brevemente una idea de lo
que es un idioma, los dialectos, la palabra, la oración, el dicciona-
rio, las voces sinónimas, homónimas, parónimas y homófonas. En
la lección segunda da nociones prosódicas y ortográficas: el alfa-
beto, las sílabas y la acentuación, pero con un carácter tanto prác-
tico como empírico. Hay un propósito firme que es el de dar re-
olas sencillas, bien ejemplificadas. La clasificación de las partes
de la oración es, como hemos dicho, la de la Academia, por más que
a veces parece como que se inspira en Bello, más sin que pueda de-
cirse que se adhiere según el caso a una u otra autoridad, pues
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 307
hay cierto eclecticismo conciliador muy explicable para quien co-
nozca las condiciones psíquicas del Dr. Garmendia. Hubiéramos
querido que callase aquí ciertas nociones de sintaxis que tienen
su propio lugar. En la segunda parte se ocupa de la Sintaxis;
no hay cambio en cuanto al método, lo que bien se comprende, pe-
ro teniendo en cuenta las múltiples dificultades en la enseñanza
de este aspecto del lenguaje, hay exposición simplificada que per-
mite asimilar mejor la materia, ilustrada con buen número de ejer-
cicios. El Dr. Garmendia ha escrito también un Manual práctico
de ortografía castellana expuesta en tres partes. La primera com-
prende nociones preliminares sobre el abecedario, diptongos, di-
visión en sílabas, acentuación, signos de interrogación y admira-
ción y letras mayúsculas. La segunda, algunas reglas y ejercicios
sobre las letras de pronunciación parecida, como m en sílaba in-
versa, r y rr, 9, 3, C. k. En la tercera estudia las letras de dudosa
ortografía, exponiendo los preceptos y a continuación los ejerci-
cios correspondientes a cada uno de ellos; se intercalan ejercicios
sobre palabras homófonas, y, al final, los de las voces no compren-
didas en las reglas. La obra termina con indicaciones sobre los sig-
nos de puntuación, una lista de abreviaturas y otra de algunas vo-
ces, que suelen pronunciarse incorrectamente por el vulgo. Ape-
nas si se hacen referencias sobre la derivación y la composición.
Y así como ha podido observarse, como pasa siempre en el es-
tudio de la ciencia, que unos descuellan más que otros en el cul-
tivo de determinada materia, justo es mencionar aquí al Sr. José
María Zayas con sus Nociones elementales de gramática castellana,
ya que él en diversas ocasiones ha sabido exteriorizar sus buenos
conocimientos sobre estos asuntos. En cambio, han aparecido en
nuestro país libros como el del Dr. Manuel Pruna Santa Cruz, Es-
tudios de gramática castellana, en extremo elemental, sin más eri-
terio que el de la Academia y con insignificantes notas que am-
plían o ilustran el texto; Riva de la Torre con su Gramática y len-
guaje para clases elementales, que no es más que un mero extrac-
to sujeto a la antedicha Corporación; Arturo R. Díaz, que sobre-
sale sobre los anteriores, demostrando más experiencia y más con-
diciones pedagógicas, pues estudia cada materia con los correspon-
dientes ejercicios sobre invención, aplicación, observación y razo-
namiento; Rodolfo Poey con su Gramática moderna de la lengua
castellana, antimetódica y confundiendo en su última parte lo que
es un radical con la raíz, equivocación inconcebible en quien se
308 JUAN M. DIHIGO
consideraba maestro de nuestra lengua y nunca pudo serlo, pues
no hay quien piense dentro de la Metodología de la gramática,
que pueden estudiarse conjuntamente la Analogía con la Sinta-
xis, cuando bien se sabe que ésta es la aplicación de aquélla, y no
debe comenzarse su estudio hasta tanto que las categorías grama-
ticales no se conozcan completamente; y corre igual suerte que
algunos de los anteriores las Lecciones teóricas de ortografía, de
D. Bruno Valdés Miranda, que es un resumen de acuerdo con lo
defendido por la Academia Española, y por último, la Gramática
castellana del Sr. Alfredo Carricaburu, en la que al tratar de la
Analogía clasifica las palabras según el puesto que tienen en la
oración, manifestando que todo libro de enseñanza debe tener cla-
ridad, sencillez y orden.
Los presbíteros Joaquín Palma y Félix Varela, presentaron a
la Sociedad Económica un informe sobre la Gramática castella-
na, escrita por el P. Gabriel Laguardia de las Escuelas Pías, y en
él se afirma que son inexactas las definiciones de nombre, verbo
y tiempos, que hay redundancia en las dos respecto de los adver-
bios, resultando inútiles toda vez que recarean la mente de los
niños. En cuanto al método, opinan que la enseñanza por pre-
guntas y respuestas no es conveniente, porque se acostumbran
los niños a relatar de memoria sin entender lo que dicen; que se
emplean voces cuyo significado no se ha expuesto; que se dividen
las oraciones en perfectas e imperfectas sin indicarse en qué con-
siste la naturaleza y origen de la denominación de unas y otras, con-
sienando por último que en cuanto a la doctrina se confunde la can-
tidad con el tono. A pesar de lo manifestado, entienden los que in-
forman que esta obra debe tenerse por una de las mejores de su
clase; y exclamamos nosotros: ¡cómo serían las otras que en esa
época se publicaron! El P. Fray Pedro Espínola presentó tam-
bién ante dicha Sociedad, un estudio Sobre los defectos de la pro-
nunciación y escritura de nuestro idioma y medios de corregirlos,
cumpliendo así el encargo que se le hubiera hecho, inspirado en la
idea elevada que tuviera aquélla, para que los jóvenes que se des-
tinan a la carrera literaria, aprendan bien el castellano y se expli-
quen correctamente de palabra y por escrito. Critica el P. Espí-
nola el método observado en las primeras clases, reducido a la in-
teligencia del latín, al conocimiento de aleunas fábulas u otras
obras de la antigúedad latina, a composiciones de esta lengua
muerta enseñándose de ella lo que a muchos es inútil, y que si es
DA
'
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA . 309
cierto que el latín es de mucha utilidad no lo es menos que por
gran número se duda de la ventaja de sus reglas y artes, para
aprender la lengua natural, por estimar ellos bastante el uso pa-
ra poseerla con pleno dominio, ya que es necesario conocer la pro-
piedad y armonía de un idioma para hablar con corrección. Para
obtener tal cosa, aconseja que los alumnos estudien el estilo en la
elección de las obras de los mejores clásicos españoles, como son
Mariana, Granada, León, Palafox, Feijoo, Solís, etc. En este in
forme se expresa la conveniencia de ir enseñando metódicamente
cada parte de la gramática.
El Sr. Carlos Vasseur y Agiiero publicó en 1908 un Compen-
dio gramatical, en el que consigna ligeras nociones prosódicas y
ortográficas, para tratar después la Analogía sin exponer la Sin-
taxis. Este libro, como mero formulario, concrétase de modo muy
especial a las definiciones y clasificaciones, sin preocuparse mucho
del lado práctico de la enseñanza. Estudiado en conjunto y en de-
talle la obra, dada su finalidad, es defectuosa, y su método no es ni
siquiera reflejo del que aconseja el estado de adelanto de esta
ciencia. D. Gregorio Ortega y Navarro, también publicó un Trata-
do teórico-práctico de gramática razonada del lenguaje castellano,
en el cual si bien parece, a juzgar por el título, que ha preoeu-
pado al autor la parte práctica, abunda mucho la teoría, poco la
práctica y nada el razonamiento; ya que no se tiene en cuenta el
desarrollo histórico de las formas gramaticales. El Sr. Juan Bau-
tista Sagarra publicó una Gramática castellana, y como apéndice
una colección de voces poco usadas; y el Dr. E. J. Varona, observa-
ciones sobre la gramática y la historia de la lengua castellana. El
Sr. José Olivella, en la Revista Bimestre Cubana, expone su opi-
nión sobre la Ortografía de la lengua castellana de la Real Aca-
demia Española, haciendo consideraciones atinadas. El famoso Pa-
dre Francisco Ruiz estudia en las páginas de esta célebre revista,
el libro de José López de la Huerta titulado Examen de la lengua
castellana, afirmando que esta obra dehe considerarse como un
corto ensayo, y consigna las reflexiones que le sugieren varias de
las ideas contenidas tanto en su prólogo e introducción, como su
plan o arreglo. Tras este juicio nos da a conocer el formado del
análisis del Tratado de sinónimos, de Pablo Jonama, diciendo' que
se manifiesta demasiado independiente y poco seguro en su juicio
cuando aprecia la autoridad de los escritores del siglo XVI, que es
admirable la sagacidad filosófica y sana erítica con que analiza
O
310 JUAN M. DIHIGO
varias voces de nuestra lengua, haciéndonos patente con la mayor
percepción sus más delicadas y metafísicas relaciones y que Jo-
nama, aunque discípulo de Huerta, no siempre opinó como él.
En la Revista de la Habana publicó el Sr. J. de J. Quintilia-
no García, un juicio acerca de las Nociones elementales de gra-
mática castellana, que ha escrito el Sr. José María Zayas. Propú-
sose el autor que su libro sirviera para que trabajasen tanto el
niño como el maestro, impidiendo así el abandono del preceptor y
el desarrollo de la memoria del discípulo en perjuicio de la re-
flexión. Opina el Sr. Quintiliano que desde su primer párrafo
hasta el último, en cualquiera de ellos, el texto no hace más que
dar al niño una noción, y de tal modo concebida, que exige si-
multáneamente una explicación por parte del profesor, que le hace
más comprensible el conocimiento y que con arreglo a este plan,
no conoce ninguna otra gramática castellana; que los detalles de la
obra merecen elogios, aunque estima innecesarias algunas nocio-
nes, hallándolas a veces defectuosas; indica los puntos susceptibles
de crítica; que hay deficiencia en la explicación de la naturaleza
del verbo; que ha padecido olvido el Sr. Zayas, al no indicar el
principal oficio de las conjunciones; que podrían hacerse obser-
vaciones sobre los modos y tiempos de los verbos, y termina con-
sienando que la juventud de las escuelas debe un parabién al au-
tor, que inicia, con sus Nociones, una época de adelanto en la edu-
cación. También debe citarse el esfuerzo realizado por el Dr. José
A. Rodríguez García, con la publicación de su obra Biblio-
grafía de la gramática y lexicografía castellanas y sus afi-
nes. Ella toda revela una paciencia de benedictino, un con-
cepto justo de lo que es la materia que analiza, una am-
plia cultura que le permite, por la solidez de sus conocimientos,
formular juicios exactos, al examinar las obras; por lo que ne só-
lo es acreedor al más entusiasta de los aplausos, sino a que se
llegue a pensar que el Laboro sine spe de su ex-libris, por fortuna
no se ha de poder aplicar en el presente caso, pues muchos son aquí
los que ya han aquilatado el mérito de su paciente labor, y no será
menor el número de los que en el extranjero habrán sabido apre-
ciar el grande esfuerzo de nuestro compatriota.
En la Biblioteca del Instituto de 2.” Enseñanza de Santa Clara,
sólo existen los libros siguientes: Rudimentos de gramática espa-
ñola (Analogía), por Mariano Prado, y unos Vuevos elementos de
sintaxis española, por el mismo autor, obras que se inspiran
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 311
completamente en la Academia de la Lengua. El Sr. Aurelio Riva
de la Torre también ha publicado unas Lecciones de gramática,
(Analogía y Sintaxis), en la que casi siempre sigue a la Academia
en su Gramática, presentando unos ejercicios de Metodología. El
Sr. Bernardo Machín Arduengo una Gramática castellana, (Gra-
do Elemental. Analogía); se aparta algo de la de la Academia e
introduce unos ejercicios prácticos y objetivos de lenguaje; y Jo-
sé María del Pino un libro con el título El castellano. —(Gramática
pedagógica, 1.* parte), comprendiendo lecciones de cosas, de moral
e instrucción cívica, de fisiología e higiene aplicadas a la asigna-
tura de lenguaje. El texto es corto y se aparta de la Gramática de
la Academia como su mismo título indica. Hay un Prontuario de
gramática castellana, por Federico Pérez, y una Gramática ele-
mental por Manuel Odio, que siguen según me afirman el método
didáctico y guardan semejanza con la de la Academia. El libro
titulado Opúsculos de analogía y prosodia, por D. Santiago So-
modevilla, adopta el método inductivo en la exposición de la ma-
teria. El Sr. Antonio García Domínguez también ha contribuido
al desenvolvimiento de los estudios del castellano, con su EFramá-
tica de la lengua española; el Sr. Juan Justo Reyes, con su Ma-
nual de prosodia y ortografía y Principios analíticos de la Gra-
mática general; el Sr. Máximo Domínguez de Gironella con su
Gramática castellana, Juan Fernández Luis con la Ortografía de
la lengua, compuesta por la Real Academia y que ha compendiado;
Esteban Nayea y Juan Claudio Díaz con sus Elementos de gra-
mática castellana, extracto de la Academia concretando el estudio
especialmente a la sintaxis y la ortografía; Diego Narciso Herranz
y Quirós con los Elementos de la gramática y ortografía castella-
na; José Imbernó y Navarro con Nueva Cartilla o Abecedario cas-
tellano, las Lecciones prácticas de composición castellana y Gramá-
tica práctica de la lengua castellana; Salvador Condaminas £Ele-
mentos de gramática castellana, extractados de los mejores auto-
res; Ramón González de la Portilla unos Elementos de prosodia
de la lengua castellana, que es un compendio de la del Sr. Sici-
lia; Laura Gallardo Solano un Compendio de gramática castella-
na para uso de los niños; Robustiano García de Santa María unas
Lecciones de gramática castellana; Ildefonso Paredes ha escrito
un Tratado de ortografía * como Braulio Sáenz y Sáenz una Gra-
1 El Sr. Paredes ha escrito también una Lexigrafía española, que com-
prende la Ortografía, Ortología y Prosodia; el Sr. A. J. Valdés unos Prin-
cipios de la lengua castellana; L. Y. Mantilla una Gramática infantil; Pichar-
do unos Elementos de ortografía.
312 JUAN M. DIHIGO
mática de la lengua castellana y un Apéndice a la gramática de la
lengua castellana. El mismo Sr. Sáenz en unión del Sr. José Boba-
dilla, publicó unos Elementos de gramática castellana, y el mismo
Sr. Bobadilla un Tratado elemental de prosodia y ortografía.
No fueron solamente novelas de costumbres cubanas las que
salieron de la pluma del distinguido escritor Sr. Cirilo Villaverde;
también escribió unos Rudimentos de analogía, como José Ramón
Montalvo un Curso de ortografía castellana y Gonzalo Peoli una
Gramática castellana adaptada a la capacidad de los niños que es-
tudiaban esta lengua, en las escuelas primarias de Veracruz. El Sr.
Antonio Piña ha escrito unos Elementos de gramática castellana,
en forma sintética y arreglados para niños que reciben la educa-
ción primaria; el Sr. Antonio Casas y Remón una Gramática cas-
tellana razonada, y el inolvidable José Miguel Macías un Catecis-
mo de gramática española y una Sinopsis gramatical. Refirámo-
nos asimismo a la Gramática castellana, adaptada a la capacidad
de los niños, que escribiera D. Antonio Guiteras, en que se expo-
nen las diez clases de palabras que se llaman partes de la oración,
sin que haya la esclavitud al definirlas, pues el Sr. Guiteras da
el concepto de cada una de estas categorías tal como las concibe;
a la Nueva gramática castellana y a los Rudimentos de ella del
mismo autor, obra que hubo de emprender convencido que las gra-
máticas que se usan en las casas de educación, como dice en el
prólogo, no son por cierto las que enseñan a hablar y escribir co-
rrectamente la lengua castellana; a la Gramática concisa, por un
método sintético, para aprender el castellano el pueblo de Cuba,
por el Sr. R. Martínez, libro que no es para niños de escuela, ni
para maestro ni catedrático, como dice el autor, por lo que en-
tiende huelgan las definiciones y reglas, sino que va dedicado a
hombres que no sean doctos pero que sepan leer. Animado el Sr.
Martínez del deseo de cooperar, como se advierte, al mejoramien-
to de la cultura de nuestro pueblo, sus propósitos son dignos del
mayor encomio. Expone en su libro el abecedario, diptongo, trip-
tongo, sílabas, ete., y después de darlos a conocer, acompaña a
la teoría la práctica, lo que efectúa por medio de ejemplos que
hace leer o copiar para que queden bien grabados en la mente, y
hasta inserta trozos literarios para que puedan dictarse. Como fá-
cilmente se puede notar, en esta Gramática se trata de hacer apren-
der lo más esencial, lo que realmente necesita el pueblo que no pue-
de profundizar en otras cosas. Al final del libro se pone una lis-
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 313
ta de palabras homólogas y homógrafas. Ocupa asimismo lugar
merecido en este análisis del movimiento lingiiístico, en cuanto
al castellano, el muy interesante Tratado de lenguaje castellano,
escrito por el Sr. Félix Ramos y Duarte, que fué recomendado
a los maestros por la Junta de Superintendentes de la Habana.
Este libro que conocimos por nuestro inolvidable amigo el Dr. Ni-
colás Heredia, es una obra buena, producto de saber y de expe-
riencia didáctica; es hermosa fuente a la que deben acudir los
maestros para su orientación en la enseñanza de nuestro idioma,
magnífico elemento para enriquecer nuestra cultura en este senti-
do, pues cuanto es necesario conocer dentro del lenguaje aparece
en el libro, expuesto con lujo de detalles. Ábrase la Ortolexia, exa-
mínese la Ortografía, estúdiese la Lexigrafía, imvestíguese lo que
dice sobre la Lexicografía y Lexipeya y júzguese cuanto a las ora-
ciones atañe, y se verá que no pecamos de exagerados al afirmar
que es uno de los mejores libros que hemos leído referente a la
estructura del lenguaje castellano. *
Merecen también ser citados, al menos como.una prueba de
meritorio esfuerzo, Ramón Otero, con su Compendio de gramáti-
ca castellana según las decisiones de la Academia Española, ini-
ciando la exposición de las materias con una síntesis histórica de
la lengua y de sus orígenes; Desiderio Herrera, con su Gramática;
Santiago Valdés, con sus Oraciones gramaticales; Antonio Fran-
chi Alfaro, con su Gramática de la lengua castellana, compuesta
por la Real Academia Española, y que es una reimpresión escru-
pulosamente arreglada con numerosas notas tomadas de Salvá y
otros, presentando como novedad un tratado de Ortografía foné-
tica, que hemos visto después ampliamente expuesto en el intere-
sante libro del distinguido profesor Sr. Fernando Araujo, Foné-
tika kastellana; Joaquín P. Posada con su Tratado completo de or-
tografía castellana, según el método mallorquín; Fernando Gó-
mez de Salazar con su Gramática oficial vista por dentro; ponien-
1 Indicamos asimismo los siguientes tratados sobre nuestro idioma: To-
más F. López Elementos de Gramática castellana; Miguel de la Guardia Gra-
mática popular castellana; L. Martín Navarro Análisis gramatical de las ora-
ciones castellanas más usuales; D. Fernández de Castro Prosodia; G. Mancebo
Opúsculo de ortografía castellana; Antonio L. Moreno Rudimentos de analo-
gía castellana y Nociones de ortografía castellana; E. Ayala Analogía y Sin-
taxis castellanas; G. Sorondo Notas ortográficas; F. P. Palomino Estudio de
las oraciones y análisis del lenguaje; Juan G. Amábile Compendio de la Gra-
mática de la Real Academia Española; J. García Verdugo Compendio de orto-
grafía castellana; F. Colominas Estudio de las oraciones y análisis del len-
guaje.
314 JUAN M. DIHIGO
do de relieve sus contradicciones en sintaxis, y su deficiencia al
no explicar su régimen ni la ortografía; con su Diccionario de la
lengua castellana demostrando con su estudio que dicha obra no
llena su objeto, siendo necesario otro que haga desaparecer los
inmensos vacíos del actual. Ieualmente afirma que para titularse un
libro diccionario de un idioma, es necesario que contenga todas las
voces de éste, pues muchos son los términos que faltan y que Gómez
Salazar indica sin salirse del lenguaje común; que en dicho libro se .
nota la ausencia de la mayor parte de los participios activos y pa-
sivos, la mayor parte de los verbales en or, la mayor parte de los
diminutivos, aumentativos y superlativos, la mayor parte de las
calificaciones terminadas en able, ible, ento; que hay voces que ocu-
pan un lugar indebido que debieran tener otras; que se señalan
como anticuadas palabras de muy bueno y corriente uso y que
hay términos a los que no pone la Academia todas las acepciones.
Llama la atención asimismo acerca del modo de definir ciertas die-
ciones, sobre su lenguaje incorrecto; sobre las equivocaciones en la
designación del género de algunos nombres como esfinge, usado por
escritores de nota como femenino * y al que da género masculino,
y que incluye como del idioma el lenguaje inventado y usado sólo
por rufianes y ladrones, dándole a veces preferencia en su defi-
nición. Y añadimos nosotros que si bien este libro se ha modificado,
mejorándosele desde que en 1878 y en El Palenque Literario nos
dió su opinión el Sr. Gómez Salazar, es lo cierto que la obra aún
resulta deficiente en su exposición y en su contenido, con carencia
de vocablos, con etimologías equivocadas y deficientes como he-
mos tenido oportunidad de demostrarlo, y sobre cuyo mejoramien-
to no abrizamos esperanza alguna, no obstante las distinguidas
personalidades que integran la Corporación entre las que se cuen-
ta mi-amigo el Dr. José Alemany, porque aquélla ha formado un
modelo y a éste quiere acomodar siempre sus creaciones. Digamos
por último que Esteban Navea escribió un tratado sobre Construc-
ción de oraciones castellanas, en cuyo libro reúne los giros ora-
cionales de nuestro idioma, para que el niño aprenda y comprenda
fácilmente, trabajo de mérito relativo si se toma en consideración
la época en que se hizo; que Felipe Poey publicó unas Observacio-
nes filológicas de gran interés, como todos sus eseritos; y que Blas
1 El semanario £l Fígaro publicó una erudita carta del Dr. E. J. Varona
acerca de esto, con motivo del suelto 4 Valdivia, también publicado en dicho
periódico y referente al género en que debe usarse la palabra Esfinge.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 315
López Pérez imprimió por entregas un Diccionario ortográfico No
debemos olvidar tampoco a Rafael Rossi, que escribió un Cuadro
sinóptico gramatical, arreglado al texto de la Real Academia; a
Antonio Mesa y Barsoy, una Analogía y sintaxis; a Narciso More-
jón un Tratado de ortografía de la lengua castellana; a Félix Ma-
rrón unos Principios de análisis lógico y gramatical, para el uso
de las clases más adelantadas; a Leopoldo Levy, unos Primeros
ejercicios de composición castellana, acopiando un buen material
y distribuyéndolo mejor; a Guillermo Sehweyer, un Tratado de
gramática castellana, inédito; y a Luis F. Simpson, un Análisis
de la gramática castellana, también inédito. *
X
LENGUA FRANCESA
Hay tantos motivos para comprender el natural deseo dei cu-
bano por el cultivo de este idioma encantador que huelgan los
argumentos; pero esa afición hacia el francés no se ha coneretado
a poderlo hablar y escribir sino a señalar el mejor modo de
llegarlo a saber y de ahí la razón de los esfuerzos de Vingut idean-
do su Método de Ollendorf que si pudo haber prestado utilidad,
hoy no conserva su importancia pues nuevos métodos han permi-
tido apreciar sus ventajas sobre aquél. El Sr. Carricaburu, que
hemos citado en el desenvolvimiento del inglés en nuestro país,
también ha escrito un tratado sobre Los verbos franceses con el
fin de resolver las múltiples dificultades de la construcción y em-
pleo de ellos en este idioma para lo cual esfuérzase por presentar
la materia en forma clara, metódica y ordenada a fin de que bien
entendidas sus reglas desaparezcan los escollos. El Sr. Luis Fe-
lipe Mantilla ha publicado un libro sobre Nociones de lengua fran-
cesa editado en Nueva York, dividido en seis partes; en la prime-
ra expone la pronunciación, en la segunda y tercera los ejercicios
de construcción gramatical principiando con frases cortas; en la
quinta colección de historietas y en la sexta diálogos fáciles con
un vocabulario al final del libro. Como las cosas hay que ¡juz-
garlas de acuerdo con el momento a que pertenecen y no se puede
1 José Miguel Macias comenzó a publicar, en 1833, en la Revista Veracru-
¿ana, un diccionario de los nombres de las personas y el Sr. Antonio Martínez
del Romero publicó en El Palenque Literario una crítica aguda al Diccionario
de la Academia.
916 JUAN M. DIHIGO
ser en la vida absoluto, a veces lo que para uno no sirve suele dar
excelentes resultados a otros; de ahí el aforismo de Luz y Caba-
llero: todos los sistemas y ningún sistema, he ahú el sistema. El
Sr. Mello, que fué catedrático de este idioma en nuestro Institu-
to, imprimió un libro titulado Mis lecciones, gramática, grados de
significación en los adjetivos, el participio, partículas, sintaxis del
adjetivo y Verbos franceses tanto regulares como vrregulares, don-
de no se nota orientación amén del aspecto rutinario de la expo-
sición. También escribió sobre la pronunciación del alfabeto y
Apuntes para aprender el francés. Nuestro discípulo el muy en-
tendido profesor Ldo. Bernardo Bordenave redactó un Primer
Curso de Gramática Francesa, desenvolviendo la materia en vein-
tiocho capítulos. Los dos primeros tratan de la prosodia, los si-
guientes, hasta el décimo cuarto, del artículo, nombre, adjetivo y
pronombre; los capítulos restantes se dedican al verbo. Por regla
general preceden algunas nociones de Gramática castellana a la
exposición de la francesa en los puntos principales referentes al
nombre, adjetivo, etc., la composición no tiene más finalidad que
preparar al alumno para la traducción. Aunque no hay tratado
especial de sintaxis, se explican las construcciones más usuales y
usos de ciertas voces junto con la morfología. Los ejemplos son
numerosos. No hay ejercicios para el alumno. Por lo demás, la
obra, tanto en lo que toca al concepto gramatical como en las clasi-
ficaciones y detalles, es empírica, tradicionalista. Aspira a ser emi-
nente práctica, sin llegar a serlo por completo. El P. Joaquín Pi,
Escolapio, eseribió y publicó un Compendio de la GEramática fran-
cesa conforme al Programa oficial del Instituto de la Habana y
siendo aquél redactado por el catedrático que desempeñaba la asig-
natura, el desenvolvimiento de este libro se hace de acuerdo con
las ideas de dicho profesor. En la biblioteca de la Sociedad Econó-
mica hay unos Elementos de Gramática Francesa sin nombre de
autor; es un libro muy simple, desenvuelta la materia valiéndose
de preguntas y respuestas e ilustrando la obra con unos cuadros
al final. El Sr. Mauricio Fouque publicó un Modelo de las conju-
gaciones francesas desarrollando todo lo relativo al verbo, sujeto,
régimen o complemento, personas, números, tiempos, modos, cla-
ses de verbos, finalizando con unos paradigmas. La impresión que
nos produjo fué pobre. También F. Vingut escribió un libro El
maestro de francés
El Sr. Gustavo Héquet ha publicado en dos volúmenes una
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 317
Gramática de la lengua francesa algo ajustada al Programa del
Instituto de Segunda Enseñanza. En cada lección se ve una parte
teórica y otra práctica. El Sr. Hequet llama a la segunda parte
Práctica y en ella presenta las materias de la primera desarrollán-
dolas prácticamente en una serie de frases por lo general en forma
de diálogos por medio de los cuales trata de dar a conocer las pa-
labras, giros y modismos e intercala las reglas para que el estu-
diante construya por sí solo. Cada lección termina con un ejer-
cicio de lectura. El Sr. Van Caneghen también ha publicado una
Gramática francesa con una especie de introducción sobre foné-
tica, morfología, sintaxis y clasificación de las lenguas, cosa que
nos ha causado extrañeza al ver que en la segunda parte trata de
las partes de la oración y en la tercera de los verbos; pues dentro
del desenvolvimiento científico gramatical debió haber estudiado
primero la fonética francesa, después la morfología y por último,
la sintaxis; y el Sr. Eusebio Guiteras, un Método práctico elemen-
tal para aprender la lengua francesa. Por haber sido escrito en
francés Le Maítre d'espagnol del Sr. Francisco Vingut nos referi-
mos a él en esta parte; como no queremos dejar de incluir en esta
enumeración de obras el Método de aprender el idioma francés de
Pedro Mignotte; el Manual y modelo de las conjugaciones fran-
cesas de Mauricio Fouque sin ninguna novedad y el Nuevo método
del francés para uso de españoles y americanos por C. P. de Bre-
card. El Sr. A. Boissié, antiguo profesor de idiomas, ha escrito unas
Locuciones vulgares y modismos franceses y Primer curso de fran-
cés y, el Sr. Manuel Carballeda Lecciones de gramática francesa,
Comparadas las obras de ambos autores se ve al maestro en las dos
primeras y al mero conocedor del idioma en la última. Antonio
Sellén en los Ecos del Sena ha coleecionado las poesías que ha tra-
ducido del francés. No debemos olvidar el Compendio de la Gra-
mática francesa por J. P. E. sin novedad alguna en la exposición.
XI
LENGUA ITALIANA
Aunque son muchas las personas que conocen este idioma en
Cuba, la literatura gramatical es bien pobre toda vez que se con-
ereta a unos Elementos del idioma italiano por Rafael Pisano. En-
sebio Guiteras hizo una traducción de Manzoni; N. G. Reyes de
318 JUAN M. DIHIGO
la ópera en dos actos Clara de Rosemberg de Luis Reeci, así como
el drama lírico en dos actos Zadig y Astartea, y Jefté oratorio sa-
ero en dos actos. Gavino Tejada vertió al castellano el interesante
libro 7 Promesst Spossi de Manzonl.
El Dr. José A. González Lanuza, muy distinguido profesor de
Derecho Penal en nuestra Facultad de Derecho, ha contribuido a
despertar gran interés entre sus alumnos por el estudio del italia-
no; buena prueba de ello es la traducción de la obra Dei Reati e
delle Pene en General del profesor E. Florian que vienen reali-
zando los jóvenes estudiantes Sres. Félix Martínez y Giralt y Er-
nesto Dihigo y López Trigo.
XII
LENGUA RUMANA
El Sr. E. Lecerff ha eserito un compendio de Gramática ru-
mana, lengua derivada del latín que introdujeron en Dacia los
soldados de Trajano.
TT
LAS LENGUAS SEMÍTICAS
La fase glotológico-semítica ha tenido en Cuba sus cultivadores
aunque no en tan gran escala como la indoeuropea. No ha sido una
sola la lengua estudiada, porque por el plan de 1880 obligóse a
los jóvenes que cursaran la carrera de Filosofía y Letras a la apro-
bación bien del hebreo o del árabe; recorriendo las aficiones
lingilísticas en la historia de nuestro país se observa que unos
han preferido el grupo arameo-asirio, otros el cananeo y otros el
árabe. Que tiene interés esta materia no sería necesario gran es-
fuerzo para demostrarlo con sólo recordar lo que significaron la
escuela de Bassora y la de Kufa, la influencia del período científico
arábigo en Europa, las inscripciones de los Aqueménidas, las cues-
tiones de la lengua sumeriana, los táreumes, las versiones de los
Setenta y las traducciones coptas, siriacas, persas, arábigas, etiópi-
cas y armenias; con pensar en las pacientes investigaciones de Gro-
tefend, Rask, Burnouf, Lassen, Beer, Rawlinson, Oppert, Spiegel,
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 319
Lenormant, Sayce, ete., etc.; así como en el brillo que han dado
a los estudios hebraicos Gesenius, Ewald y Olshausen.
De Noda se afirma que conocía el hebreo como lo conocían el
Dr. Valeriano Fernández y Ferraz y el Dr. Carlos Hergueta, que
obtuvo por oposición esta cátedra en nuestra Universidad. Aun
cuando del Dr. Ferraz no existe, que conozcamos, trabajo alguno,
no resulta así del segundo, quien leyó en el acto de su recepción como
catedrático, y ante el Claustro de la Universidad, un discurso titula-
do Disertación crítico-filológica sobre la naturaleza y pronuncia-
ción de los signos vocales en las lenguas semíticas y en cuyo traba-
jo mantiene que siendo los órganos vocales los mismos en todos los
hombres, existe una leneua común a la humanidad, unos mismos
sonidos y un solo alfabeto; * que las vocales las constituyen sonidos
simples y las consonantes articulaciones de la voz; que éstas re-
presentan el elemento permanente, las ideas fundamentales, mien-
tras aquéllas, sobre todo en las semíticas, no expresan sino el
elemento variable o séanse las ideas accesorias y no principales;
que las vocales en sus cambios recorren la gradación que señala
la gama fónica y su transformación obedece a otras reglas que las
que siguen las consonantes. Opina el Dr. Hergueta con Witner que
las consonantes forman en la palabra la parte sólida, permanen-
te, fija, como el esqueleto en los vertebrados y las nervuras en las ho-
jas de los vegetales; que las vocales representan la parte blan-
da en las primeras y el parénquima en las segundas por lo que
fácilmente se explica que en las lenguas semíticas sea reducido el
número de las vocales y que en las leneuas modernas el número de
signos sea menor que el de los sonidos vocalarios, al ex-
tremo de pensar que las consonantes son el elemento radical y
consistente de la palabra permutando sólo las homogéneas y análo-
gas, mientras las vocales, que son elemento secundario y acciden-
tal permutan entre sí indistintamente de una lengua a otra y aun
en los dialectos de una misma llegando a omitirse en la escritura
como lo evidencia la lengua hebrea y todas las semíticas.
Más adelante afirma que los alfabetos semíticos no se compo-
nen sólo de consonantes porque las leyes de analogía, relaciones
de origen, filiación y testimonios de la antigiiedad prueban que
constaban de los mismos elementos que los indoeuropeos, es decir,
de consonantes y vocales y como consecuencia asienta que la his-
1 Parece inspirarse en el versículo de la Biblia que dice wayehi kol-haháres
safa hejat, udebarim hajadim.
320 JUAN M. DIHIGO
toria y el análisis de las lenguas semíticas, del egipcio y del copto
le llevan a concluir que el elemento vocal variable de sí, carece de
fijeza y consistencia en las semíticas en mayor o menor grado que
en las indoeuropeas; que la práctica antigua concuerda con la opi-
nión de S. Jerónimo de que los hebreos concedían poca importan-
cia a la notación de la vocal que se encontraba en el cuerpo o me-
dio de las palabras y que procede analizar previamente lo más
esencial del sistema masorético comparado con el árabe y siriaco
para que se vea el sistema esencial de vocalización propio y ge-
nuino del hebreo y por ende de las lenguas semíticas, por lo que
trata en primer término de los signos alfabéticos, de los que ex-
presan vocales, de los acentos tónicos, prosódicos y de puntuación
y últimamente de los signos de transcripción y de lectura termi-
nando que tal es el sistema de los masoretas en cuyo con-
junto encuentra detalles tan ingeniosos, distinciones tan ló-
gicas y un espíritu de análisis tan racional que cabe dudar pue-
da imaginarse nada más perfecto. Trata asimismo el Dr. Hergueta
de la historia del sistema gráfico y en esta parte refuta todas las
escuelas que niegan o pueden negar la existencia y antigúedad
de los puntos vocales hebraicos antes del cautiverio de los judíos
o de los tiempos de Esdras para lo cual combate la escuela fran-
cesa llamada Capeliana que cree innecesario esos puntos vocales
para la lectura e inteligencia de los libros sagrados; escuela que
desestima todas las razones de las llamadas rabínica, cristiana, de
los gramáticos y de cuantos colocan las mociones en la época de
Moisés. Examina en seguida la doctrina del judío converso Elías
Levita expuesta en su obra Masoret Hammasoret que atribu-
ye la invención de dichas mociones hebraicas a los masore-
tas tibergienses y después de explicar por qué a las biblias
puntwadas se las llama profanas y a las no puntuadas sagra-
das, nos indica, con ejemplos de palabras hebreas sin puntuación,
lo vago y vario que sería el sentido de los textos sagrados aun
cuando se admitiese que las letras denominadas matres lectionis su-
pliesen la omisión de dichos puntos, y cómo semejante novación
era contraria al genio e índole del pueblo judío adorador fanático
de su Ley. Al refutar a los que sostienen que las letras samaritanas
son genuinamente hebreas expone los dialectos samaritano, gali-
leo, mendaita, púnico y talmúdico; algo igual hace al hablar de las
letras de las monedas Sicli Nummi probando que no son samari-
tanas sino hebreas taquieráficas de la escritura profana. Estima
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 321
infundadas las opiniones no sólo del rabino Moche-ben-Nachman,
de Eusebio y de S. Jerónimo, sino la basada en el libro de Daniel,
para juzgar que las letras caldeas son las genuinamente hebreas
y por último estudia las mociones árabes y siriacas a fin de refutar
la opinión de los enciclopedistas que creen que de las mociones
árabes, como más sencillas, se han originado las hebreas.
Acerca Del verbo hebreo y su conjugación eseribió una tesis pa-
ra Optar al grado de Dr. en Filosofía y Letras el Ledo. D. José A.
Ortega y Barroso, estableciendo tres puntos esenciales en la in-
vestigación que se propusiera; en el primero hace un estudio del
verbo o determinación analógica del mismo entre las demás partes
de la oración hebrea; en el segundo trata de la naturaleza del
verbo hebreo analizándola a través del prisma teórico-filosófico
y en el tercero presenta su sistema de conjugación, aspecto prác-
tico o de ejecución de la flexibilidad hebraica. Descubre el Dr.
Ortega en el verbo un organismo singular, perfecto, armónico en
su esencia y en su forma; perfección nacida del verdadero con-
cepto metafísico del verbo, pero perfección insostenible en los idio-
mas posteriores. En cuanto a la lengua árabe sólo sabemos que se
haya eserito una tesis, la que presentara a la Facultad de Filo-
sofía y Letras para optar a su Doctorado D. Víctor Fernández
Ferraz, Catedrático entonces de latín y castellano del Instituto
de Pinar del Río. Este trabaje versa acerca Del verbo árabe: su
definición y división; conjugación y sus formas; sentido de cada
una de éstas. Está bien hecho el estudio; en su primera parte dis-
curre el autor sobre el verbo, sobre las teorías, las contrapuestas
opiniones de preceptistas antiguos y modernos, señalando tanto
cuanto atañe a la teoría unitaria como lo que se refiere a la plu-
ralidad de verbos; en fin, atinadas observaciones sobre su natura-
leza y caracteres del mismo en general, para señalar en su segun-
da parte sus caracteres distintivos en aquellas lenguas cuyo repre-
sentante vivo, como dice el Dr. Fernández Ferraz y heredero uni-
versal es el árabe. La primera cuestión que entiende debe tratarse
es la relativa a los elementos radicales haciendo indicaciones sobre
las raíces bilíteras y monogramáticas que First, Delitzsch y otros
sabios modernos cotejan con las sánseritas, punto que ha provo-
cado interesantes disquisiciones como el referente al nexo ario-
semítico, con fuertes adversarios por ambos lados, es decir entre los
que sostienen la irreductibilidad del triliterismo del radical semí-
tico para que confundido con el monosilabismo indoeuropeo pue-
322 JUAN M. DIHIGO
da llegarse a pensar en tal identificación de los idiomas que permita
suponer la derivación directa de un tipo fundamental primitivo.
Porque no se ha podido aún resolver este punto tan combatido por
Schleicher, Renan, Hovelacque, Chavée, ete., no obstante lo alegado
por Ascoli, Delitzsch, Raumer, Gesenius, Lassen y tantos más es que
el Dr. Ferraz afirma que en el estado actual de las semíticas, y en
su vida histórica, el trigramatismo verbal es un hecho indudable.
Y aun cuando algunos ven la posibilidad de la reducción pen-
sando en que las raíces cóncavas y geminadas por el cumplimien-
to de leyes eufónicas quedan bilíteras, que en otras clases de ver-
bos imperfectos queda quiescente, se convierte en vocal y aun se
pierde alguna o algunas radicales, todo ello no es más que por
obediencia a la gramática. Así va desenvolviendo cuanto se refiere
a la estructura material de las personas, viendo cómo conviene el
arabe en aformativas y preformativas con el hebreo y arameo, cuan-
to atañe al accidente de tiempo, a los modos del verbo, para tratar
en la tercera parte de la división del verbo árabe y en la cuarta
las formas del mismo, esas variantes que experimenta el radical y
que permiten expresar de modo admirable los múltiples matices de
la acción. El desarrollo de esta tesis conviene poco más o menos con
lo que sobre el verbo hemos estudiado en textos como el de More-
no Nieto, Codera, Gaspari y Glaire, sobre todo este último en el
que de modo metódico y agradable se da a conocer la materia.
Recordamos perfectamente cuando el Dr. Víctor F. Ferraz eseri-
biera su tesis y recordamos también el poderoso auxilio que reci-
biera de su hermano D. Valeriano, quien conocedor profundo del
árabe y en posesión de rica y excelente biblioteca de esta lengua
hubo de permitirle redactar esas Notas y Ampliaciones que tienen
a nuestro juicio tanto o más mérito que el trabajo porque acusa
una erudición profunda.
Y aun cuando el Dr. Valeriano Fernández Ferraz en el tiem-
po que fué catedrático de lengua árabe en nuestra Universidad,
no eseribió trabajo aleuno en que consignara sus puntos de vista,
pues no consta que hubiera presentado su discurso de recepción,
como titular de dicha cátedra ante el Claustro de la Universidad,
su significación como lineiiista y conocedor de esta materia no per-
mite callar su nombre, lo que nunca hiciéramos ya que tuvimos la
suerte de habernos contado entre sus discípulos predilectos y. ha-
ber recibido del maestro sana doctrina y excelente orientación pe-
dasvógica. Los que quieran saber el concepto que le mereciera la
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 323
cátedra de lengua árabe no tienen más que leer el Extracto de la
introducción al programa presentado en Madrid (20 de Agosto de
1882) para optar a la misma donde manifiesta que el plan de su en-
señanza debía reducirse a estudiar, primero, analíticamente, los
elementos del lenguaje con sus distintas formas, accidentes gra-
maticales y variaciones fonéticas prosódicas y ortográficas, como
propiedades de la lengua arábiga; comparar luego de por sí cada
cosa- cada uno de los elementos verbales o léxicos y procederes
eramaticales del árabe, con sus análogos en las demás lenguas se-
míticas y especialmente en la hebrea como el tipo clásico de la fa-
milia; después considerar de nuevo en su integridad y su lugar
propio cada órgano, para conocer su acción expresiva y sus recí-
procos efectos en el ejercicio y vida del idioma, así como antes
se le había dislocado, desencajado y comparado, para conocer su
forma interna, su íntima naturaleza, y explicar su mecanismo y,
finalmente, practicando la integración del todo aplicar el conoci-
miento adquirido, bien sea a la lectura y análisis etimológico y
sintáctico, bien sea a la versión literal y traducción de un texto
árabe. El método para realizar ese plan de estudio real-objetivo,
con aplicación a esta leneua ha de ser necesariamente un procedi-
miento compuesto, una continuación sistemática y constante al-
ternativa de análisis y síntesis, que es por cierto, el único razonar
efectivo para adquirir conocimiento de las cosas, de sus relaciones
y de sus leyes como afirma el Dr. Valeriano Fernández Ferraz.
También nosotros, modestos aficionados a estas ramas del saber,
hemos como quien dice echado nuestro cuarto a espadas ya con
nuestra tesis de Doctor titulada La lengua árabe y la Historia de
España. Necesidad del estudio de la lengua árabe para el conoct-
miento positivo de la Historia de España, demostrando con lujo
de datos cómo las fábulas desaparecen y cómo la verdad surge ra-
diante cuando se estudia el hecho histórico a la luz de la ciencia
del lenguaje; pues nadie jenora que el auxiliar más valioso en
el campo de la Filología es la lengua como que es el principal ele-
mento de que se vale para llegar al conocimiento de las cosas. Y
por ello mismo quisimos estudiar, en una conferencia que pronun-
ciáramos en la Universidad, el muy sugestivo tema La Biblia desde
el punto de vista lingiístico partiendo del texto hebraico y una vez
que se indicara su sienificado ver cómo se interpretaba en la tra-
ducción llamada de los Setenta, en la Vulgata, en la Sixtina,
en la de Scio, Lutero y Glaire, las voces bereshit, bara, hashsha-
324 JUAN M. DIHIGO
máyin, hahares tóhu, bóhu, merajefet, hammayim, ki-tob, bén ha
hon, ubén, wayiqra helohim, yom, hereb y varias más. La Revista
Cubana publicó nuestro trabajo sobre Paradigmas de verbos ára-
bes. Método fácil para su estudio, en el cual estudiando pausa-
damente esta materia, se ha tratado de exponerla con el mayor or-
den, destacando las aformativas y preformativas y haciendo resal-
tar lo mejor posible las transformaciones operadas en los verbos
irregulares por el cumplimiento de las leyes eufónicas. Y si Sanamé
supo profundizar la lengua hebrea, también el Dr. Guillermo Do-
mínguez, actual catedrático de Historia de la literatura española
de nuestra Universidad dedicóle atención tan preferente que le per-
mitió presentarse como opositor a la cátedra de lengua hebrea en las
oposiciones celebradas en la Universidad Central de Madrid en las
que dió pruebas de sus sólidos conocimientos asignándosele el se-
gundo lugar entre los opositores que eran notables hebraizantes
y ocupando más tarde, y por reforma en la enseñanza, cuando el
Plan Lanuza, la cátedra de Hebreo y Árabe de la extinguida Fa-
cultad de Filosofía y Letras. ?
Pero no hemos de terminar el desenvolvimiento de estos estu-
dios en Cuba sin señalar con admiración el muy interesante artí-
culo que escribiera el Sr. Antonio Martínez del Romero con moti-
vo del que publicara La Idea (25 de Junio de 1866) con el título
de El nombre de María y con la firma de Gertrudis Gómez de Ave-
llaneda. Trata el autor de demostrar cuánto se equivoca al afir-
mar la famosa poetisa que el nombre de María significa, rigurosa-
mente estrella, como incurre también en error evidente al asegu-
rar que puede traducirse por princesa. La voz María procede de la
hebrea miryam que es el nombre que llevaba la profetisa hermana
de Aarón y Moisés, como se ve en el texto hebreo del Éxodo, en los
Números y en Midreas. A ese nombre corresponde la voz siriaca
maryam y la árabe maryam equivalente ambos a María. Como no
es caprichosa la formación de los nombres propios en hebreo y se
fundan en una raíz, para buscar la significación de miryam hoy
convertida en María, hay que acudir a una raíz de donde aquélla
procede que es mer: sienificando rebelión o sublevación para añadir-
le el afijo am y obtener la voz miryam que quiere decir rebelión
de ellos. Así lo afirman Winer y Gesenius. La Biblioteca Nacional
posee un bellísimo ejemplar, todo él manuserito, de un Diccionario
1 El Dr. Domínguez ha traducido al castellano la obra Origen de la es-
critura de Van Drival.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 325
de la lengua siriaca que tradujera el afamado lingúista D. Fran-
cisco Mateo de Acosta y Zenea. Este libro fué regalado a la Bi-
blioteca Nacional por el Sr. Carlos M. Trelles; tiene al principio
un breve examen histórico acerca de la lengua y literatura siriacas
en el que se enumeran los gramáticos que principalmente la cultiva-
ron y se determina el momento en que pasó a Europa el estudio de
la lengua siriaca. Empieza este libro con el alfabeto siriaco, eserito
por el traductor con una limpieza que permite apreciar la elegante
forma de sus letras, lo que revela una paciencia extraordinaria, pues
era absolutamente necesaria para obtener un resultado como el
que su autor se propuso. Inmediatamente aparece el Diccionario ex-
puesto en dos columnas colocándose al lado de la voz siriaca las
acepciones de la misma. Nada más cabe decir de esta obra que tu-
vo su mérito intrínseco cuando apareció, substituida actualmente
por otros léxicos como el Al-Lobab de Cardahí o el Dict. Syriaco-
latinum de Brun.
Y en este grupo que investigaran con tanto amor Sacy, Wright,
Nóldeke y Haupt también aparece el Sr. Lecerff con su Guía para
el estudio del árabe como se habla en Oriente y en el África Sep-
tentrional y en cuyo libro no se usan las letras arábigas sino una
transeripción metódica que permite escribir sin titubear las pa-
labras que se enseñan en letras romanas con las correspondientes
letras del alfabeto nativo. Aparece en la Guía expuesta eradual-
mente la gramática con ejercicios y se atiende a los progresos que
el telégrafo y la prensa han llevado a las naciones musulmanas.
Entre la producción del Sr. Lecerff está su gramática del lenguaje
berberisco, que es el nombre general del libio moderno caracteriza-
da por su rudeza e irregularidad, alterada por el semitismo, ya
que el árabe después del fenicio y después del griego y del latín,
ha venido a dominar en todas las riberas en que la lengua libia se
hablara, pero manteniéndose siempre africana por el uso de los pre-
fijos y por el polisintetismo de sus verbos. En el periódico El Triun-
fo que se publicaba en la Habana hace muchos años, escribimos un
juicio erítico de la Gramática Árabe de Ayuso, señalando el método
adoptado así como las deficiencias advertidas; allí se hicieron cuan-
tas observaciones estimamos pertienentes acerca del abuged, tesch-
did eufónico, y sukun, señalando la confusión que se advierte en la
forma de exponer los pronombres personales y demostrativos y las
deficiencias notadas en el verbo, formas derivadas y preposiciones.
326 JUAN M. DIHIGO
XIV
ETIMOLOGÍAS
La erítica etimológica también se ha cultivado en nuestro país.
En otro lugar de este trabajo hemos dado una idea de los dos que
eseribiéramos, uno sobre los elementos que la lengua griega ha
prestado a la castellana para la formación de muchos de sus vo-
cablos y otro de especial estudio de las etimologías griegas en el
Diccionario de la Lengua. El Sr. Armas (Juan Ienacio) publicó
un trabajo extenso sobre las etimologías de la Academia, que
revela una observación personal con afirmaciones peligrosas; como
esta Corporación invita a los filólogos españoles o extranjeros a
que hagan útiles reparos, no vaciló nuestro compatriota en formu-
larlos sobre muchas de las etimologías consignadas, ilustrando su
trabajo con datos de la propia literatura española. La prensa de
esta capital ha publicado las múltiples consultas que nos fueron he-
chas acerca del origen de determinadas voces al tratar de estu-
diar cuidadosamente cada caso, hemos señalado las etimologías de
aterrar, Eva, estesiología, asplenum, calyx, emetropia, tiriasis, mió-
sico o miótico, midriásico o midriático, hygieya o higia, sintá-
xico o sintáctico, atlas, ensaimada, arrieré, jicotea, misoneista, desa-
hucio, panegírico, cryoscopie, hueso, muengo, apolites, cycad,
Guanabacoa, Guanajay, Guanábana, Camagiey, Aguayo, irmu-
midad, ligero, tilocida, sísmico, sismógrafo, sismología, sismo-
lógico, sismómetro, metamorfosis, Dihigo y varias más, como he-
mos evacuado consultas asimismo acerca de la composición de algu-
nas voces. Debemos consignar igualmente que el Dr. Enrique J.
Varona tiene inédito un Vocabulario etimológico y del cual sólo ha
publicado su prefacio ““discurriendo sobre los Nombres propios
personales”?, que es un estudio tan concienzuado como todos los
suyos; que el Sr. José María Zayas escribió un artículo titulado
Etimologías que son observaciones dirigidas al opúseulo del Sr.
Juan Y. de Armas, señalando aquellos términos en que a su juicio
ha incurrido en grave error dándoles un origen que no es el verda-
dero. Señalemos en el estudio de las etimologías en nuestro país,
el trabajo que hiciera el Sr. J. J. Márquez Etimología de la voz
gramática y la obra seria realizada por el Sr. José Miguel Macías
Etymologycarum Novum Organum en la que expone ““ideas
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 327
completamente originales puesto que son apreciaciones nue-
vas”? y que contrapone, como dice el autor, a lo que equi-
vocadamente se ha venido repitiendo desde hace cuatro siglos.
Nombres patronímicos, origen de señaladas desinencias, explica-
ción de la génesis de vocablos como cubano y Cuba, California,
Guabiniquimar, procedencia del término América, etc., etc., son
unos cuantos de los muchos artículos con que enriquece su libro. Si
no siempre puede descansar uno en la explicación dada, no es obs-
táculo para que se admire la paciente labor.
El Sr. F. T. Acosta ha publicado en el periódico La Diadema,
Habana, 1861-1862, unas cartas dirigidas al Sr. Antonio Acosta en
las que trata de etimologías, muy particularmente de las desinen-
cias, seudo-desinencias y prefijos griegos que entran en com-
posición en el castellano, ofreciendo mayor extensión al ocu-
parse de los sinónimos. Estas cartas que exponen con claridad
los elementos griegos que forman parte de las voces de nuestro
idioma contienen a su vez equivocaciones muy lamentables, pues
se afirma que polis, numeroso, abundante, viene del griego plus en
vez de polus derivado de la raíz pla que expresa idea de abundan-
cia, de plenitud; que metro deriva de la voz griega metron, medi-
da y también de meter y metere, madre, lo que no es cierto por que
el méter griego procede de la raíz ma en su primera acepción ex-
presando idea de nutrir, mientras que metron se ha formado de
la raíz me, en su segunda acepción, que significa medida; que orto
vale por rato bueno, bien dirigido, cuando el adjetivo griego orzos
lleva en sí la idea de derecho, vertical, alto, escarpado, directo,
justo, verdadero, razonable, procediendo de la raíz or, en su pri-
mera acepción, que denota elevar; que Aqueronte se ha formado del
griego Aqueo, dolor, siendo así que deriva de Ajéron, Achéron de
la raíz AJ indicando idea de estrangular, oprimir, expresando el
verbo ajeo, estar afligido, estar triste, y no dolor; que cefalalgia
se ha formado del griego acéfalo cuando lo ha sido de Kefalé, ca-
beza, y algos, dolor; que cena de Kornos, común, voz que no regis-
tra el Diccionario de Chassang porque el término que debió seña-
larse es Koiós, común, y que cielo deriva de Keilon que tampoco
existe, pues el vocablo es Koilos, hueco, cóneavo, de la raíz KU, en
su primera acepción, que lleva la idea de hinchar. Como fácilmen-
te habrá advertido el lector las nociones consignadas no pueden ser
más elementales ni más equivocadas por lo que lejos de ilustrar
se hace incurrir en equivocación, acusando el autor un deseono-
328 JUAN M. DIHIGO
cimiento de la materia que se corrobora más tarde cuando afirma
que fago, comer, es comedor.
La Lexiología del Dr. Antonio Mestre, que son consideracio-
nes acerca de algunos términos técnicos, es uno de los trabajos más
notables que se ha publicado en nuestro país, revelando el domi-
nio absoluto que tuviera en esta clase de estudios tan necesarios
para exponer con toda claridad una cuestión en la que la irregu-
laridad en la formación de las voces ya por no tenerse un cabal
conocimiento de su significado ni de los objetos a que se aplican,
como por ignorarse las lenguas que les han dado origen, han provo-
cado una serie de incorrecciones, una manifiesta incertidumbre y
deplorable discordancia en las formas empleadas. En atención a
lo dicho analiza concienzudamente el Dr. Mestre las dicciones y
sus cambios haciendo atinadas observaciones sobre cada caso. Los
cambios fónicos y gráficos en voces de la ciencia química, las do-
bles formas en términos médicos, las palabras surgidas para una
especial denominación, las razones del cambio de la histerotomía
en histerectomía, las separaciones ortográfica y prosódicamente de
éxtasis y estásis, los múltiples criterios sustentados acerca del nom-
bre que debe llevar el edificio exclusivamente dedicado a exponer
los cadáveres recogidos en la vía pública, a fin de que puedan ser
identificados, así como otras muchas cuestiones lexiológicas están
explicadas con singular competencia y admirable claridad. El Dr.
Antonio Mestre fué sin duda uno de los discípulos más esclareci-
dos de aquel gran maestro Sr. Antonio Franchi Alfaro a quien ya
nos hemos referido en este trabajo; todos cuantos trataron al Dr.
Mestre supieron aquilatar su vasto saber y su inteligencia extra-
ordinaria.
XV
EL IDIOMA PRIMITIVO Y LOS PROVINCIALISMOS
La Sociedad Económica en su sesión ordinaria de 29 de Octu-
bre de 1795 escuchó de labios de Fray José María Peñalver la lee-
tura de la Memoria que escribiera sobre la edición de un Diccio-
nario provincial de la Isla de Cuba. En ese trabajo que tiene como
mérito principal el momento en que apareciera, se aconseja para
promover la agricultura, el comercio, la instrucción de los jóve-
nes, la conveniencia de que se definan los términos rurales. Ese
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 329
Diccionario deberá tener por objeto las voces eriollas que se re-
fieran a las diversas manifestaciones de la vida de Cuba, como
anteriormente hemos indicado, así como los términos sobre indus-
tria, artes, descubrimientos, virtudes, máquinas, siembras, erian-
zas, frutos, oficios, desentrañando el caos de las voces en su ver-
dadera definición; y así determinando el concepto de cada pa-
labra, lo que permitirá hasta resolver cuestiones de orden judicial,
contribuirá al mayor beneficio del país, dando al mundo idea del
suelo, de lo político, legislativo, civil y hasta de las propias cos-
tumbres. En ese trabajo propónese el plan por materias para lo
cual se nombraron comisiones encargándose cada una de diversas
cuestiones, adoptándose el sistema ortográfico de la Academia y
definidas que sean las voces se las coloque en el orden alfabético
que tiene el Diccionario de la lengua castellana. Dice Fray Pe-
Malver que deben distinguirse las voces puramente criollas que
no se derivan del castellano, de las que siendo castellanas en su
origen se pronuncian en esta Isla con alguna alteración. Entran
en este plan los términos burlesecos y jocosos y los que usa la ne-
erería. Después de estas manifestaciones señala Fray Peñalver
el orden de las materias: Geografía de la I. de Cuba; Obispos,
Gobernadores, Curatos y rentas eclesiásticas; Rentas reales; Estu-
dios y Escuela; Arte Militar y Milicias; Fortificación; Gobierno
Político; Gobierno Municipal, Urbano y Rural; Comercio; Arqui-
tectura Civil; Navegación de mar y ríos; Escultura; Agricultura
de ingenio; Cultivo de la caña; Aguardiente y destilaciones; Ha-
ciendas y sus productos; Sementeros; Arboles; Frutas; Crianza
de ganado vacuno, mular, caballar y lanar; Crianza de cerdos;
Crianza de gallinas; Maderas; Aves; Peces; Insectos: sus diversos
colores y feracidad; Minerales y piedras; Flores naturales; Taba-
co; Cueros y curtiderías; Crianza de abejas y cerería; Montería y
caza; Botámica; Castas y razas de color; Materias primeras del
país; Ríos y virtudes de sus aguas; Fuentes y baños; Meteoros y
temporales; Enfermedades indigenas y modo de precaverlas; Ar-
tes mecánicas; Café y Texráres; Carpintería de Ribera; Trages;
Costumbres y usos; Danzas y bayles criollos; Matrimonios; Costu-
ras y bordados de mugeres; Arte de hacer flores; Casas de campo
de texa y guano; Comidas y quesos; Bebidas; Muebles; Sombrere-
ría de paja; Juegos; Bestias de montura y sus aderezos; Voces fes-
tivas; Frases; Refranes; Voces republicanas, domésticas y rurales.
Posteriormente en el año de 1836 publicó D. Esteban Pichar
330 JUAN M. DIHIGO
do la primera edición de su Diccionario Provincial de Vozes Cuba-
nas, que ha tenido varias ediciones y cuyo libro ha sido considerado
y es tenido aún como de mérito extraordinario por más que otra de-
bió ser la forma en que la materia ha sido expuesta. Y buena prueba
de que supo bien aquilatarse el valor de su obra que tanto de la
Isla como de fuera de ella recibió Pichardo entusiásticas felici-
taciones de notabilidades literarias, campesinos, oficinistas, lexicó-
grafos y hasta de la misma Real Academia Española, siempre rea-
cia a acoger cualquiera indicación que no se ajuste al criterio uni-
forme que por lo común mantiene. Aunque otros libros análogos
se han publicado, ninguno ha podido alcanzar la fama del de Pi-
chardo y de ahí el que, aun en estos días, los grandes lingiistas
europeos acudan a resolver sus dudas cuando se trate de un tér-
mino del país. El distinguido literato Sr. José María de Cárdenas,
tan conocido en las letras por Jeremías de Docaranza, ha eserito
unos Reparos al Diccionario de Pichardo criticando la explicación
de algunas voces. * También nuestro inolvidable amigo el Sr. José
Miguel Macias ha escrito y publicado un Diccionario Cubano en
el cual recopila las voces estudiadas en el de Pichardo, así como
cuanto acerca de las mismas han asignado Bachiller y Morales en
su Cuba Primitiva, Juan lenacio de Armas en sus Orígenes del
Lenguaje Criollo, y Nicolás Fort y Roldán en su Cuba Indigena.
Más extenso que el anterior y aunque en él se advierta otra expo-
sición de la materia, más minuciosa frecuentemente, acusando ma-
yor cultura, justo es confesar que no siempre son fundadas las ex-
plicaciones y mucho menos las derivaciones, por lo que sin dejar
de reconocer el mérito de la labor, debe uno recibir a beneficio de
inventario muchos de los estudios de los términos que ha hecho el
Sr. Macias. La prensa no ha dejado de aplaudir el esfuerzo, tam-
bién nosotros lo hacemos pero mucho han avanzado las investiga-
ciones lingúísticas para que pueda uno aceptar de plano cuanto se
1 Refiriéndose el Dr. E. J. Vafona a la segunda edición de este libro
dice: *““En ésta, como en la primera, su autor dió a la estampa una obra utilí-
sima para conocer, más que de nombre, los términos que señalan animales,
plantas, producciones e industrias de Cuba; donde prodiga con la gracia pe-
culiar de su estilo originalísimo sabrosas descripciones de nuestros usos y
costumbres, y trata de corregir algunos de nuestros solecismos y dicciones vi-
ciosas; pero bajo el aspecto lexicográfico es todavía un nuevo agregado de
vocablos. Estas y otras lagunas no quitan su grande importancia, ni despo-
jan de su utilidad al libro de Pichardo. Siempre será una obra consultada con
fruto por cuantos deseen tener noticias de las cosas de Cuba y sólo he queri-
do al censurarla, dolerme de que no sea, como pudiera, de igual provecho
para el estudio lexicográfico de nuestros provincialismos.??
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 331
ofrezca en el campo de las etimologías. En ese Diccionario Cuba-
no se propuso Macias hacer ostensible que la influencia de la colo-
nización española en América está latente desde las glaciales aguas
del mar Polar hasta las hirvientes entrañas de la Tierra del Fue-
g0; y que algunos, mejor dicho, muchos de los que indebidamente
se condecoran con la pomposa denominación de idiomas america-
nos, no son otra cosa que dialectos del español; que la lengua cas-
tellana desempeñó en América el mismo papel que el latín en Eu-
ropa y de aquí que muchos idiomas que “se concteptúan indígenas
no sean más que romances corrompidos.
El Sr. Alfredo Zayas ha publicado una obra que titula Lexi-
cografía Antillana o sea un diccionario de voces usadas por los
aborígenes de las Antillas Mayores y de algunas de las Menores y
consideraciones acerca de su significado y de su formación. En ella
se hacen afirmaciones que resultan algo peregrinas como la de ser
posible llegar a escribir una gramática y formar un diccionario sibo-
neyes, cosa que dentro del verdadero concepto de lo que ambos tér-
minos significan nos parece no poco difícil. Critícase en la Introduc-
ción a Pichardo y a Bachiller en cuanto a sus labores; afírmase
que la ortografía que emplea él de voces antillanas, es generalmen-
te aquélla que con frecuencia observa en las mismas sin que ex-
prese el fundamento de ello, por lo que nos ha parecido algo aven-
turado el criterio dado que el sucesivo empleo de una determinada
estructura nunca es bastante para aceptarse como cierta si no hay
una explicación morfológica. Hemos advertido también que pa-
ra el autor la lengua árabe es progenitora de la castellana y si
progenitor es el ascendiente de quien se deriva uno podrá
aceptarse que tal papel lo desempeñen los detritus de la: len-
gua vulgar hablada por los conquistadores romanos de España,
pues que el hecho de que en la nuestra existan términos arábigos,
griegos, ete., no significa más que la forma que tienen los idiomas
de enriquecerse a virtud de préstamos cuando no poseen signos pa-
ra la expresión de ciertas ideas. Más adelante refiérese el Sr. Za-
yas a la comunidad de lenguaje de los indios pobladores de las
cuatro Antillas mayores y de las menores, de aleunas diferencias
que no parecen esenciales en el habla de esas islas, así como de la
desemejanza con la muchedumbre de lenguas habladas por los res-
tantes pueblos de la América precolombina. Al referirse al vocabu-
lario manifiesta que la lengua se compuso de palabras sencillas y
de fácil emisión, sobranceras de vocales (no entendemos el empleo
332 JUAN M. DIHIGO
de este adjetivo dada su acepción), en las que el tono, el acento y
la pronunciación hacían variar el significado. La observación acer-
ca del tono es de poco peso, porque si macána era instrumento para
dar muerte y macaná el acto de matar, también ello se nota en
castellano entre amo y amó. En el caso de manáca y macána no se
nota el fundamento de la metátesis que es el principio del menor
esfuerzo ya que unas sílabas pueden persistir más que otras y tie-
nen las condiciones para soportar el acento. No creemos que
este principio sea aquí la causa de la trasposición que vemos
en general en los elementos líquidos a causa de su fluidez
como muy acertadamente nos dice Cejador. Refiérese después
a las casos de metátesis, al origen de las voces por unión de voca-
blos señalando los principales asuntos que en orden a la fonética
ha podido estudiar. No entendemos lo que quiere expresar el au-
tor cuando dice que una buena parte de los vocablos que integran
la lengua de nuestros primitivos habitantes son compuestos elíp-
ticos formados por dos o más elementos léxicos no simplemente
yuxtapuestos y conservando cada cual su valor ideológico, sino
que suponen una relación entre sí, porque los compuestos que adver-
timos a través del grupo indoeuropeo, sánserito, griego, alemán y
euskaro y que vemos en castellano son copulativos en alti-hajo,
adverbiales en ant-año, adjetivos en barbi-lucío, posesivos en vara-
palo, en besa-manos y en ningún caso se nota el carácter de elíp-
ticos pues presentes están los elementos que integran el compuesto
y de ser como se afirma alguna omisión habría bien de una o más
palabras necesarias para la recta construcción gramatical, pero no
para que resulte claro el sentido. Tampoco estamos de acuerdo
con el eriterio que sustenta en sus Apuntes históricos de que la idea
abstracta del substantivo está representada por el radical; la idea
abstracta no puede estarlo más que por la raíz que es la última
expresión a que queda reducida la voz cuando se la despoja de
los elementos de relación. Hay otro punto sobre el que deseamos
llamar la atención: referímonos a lo afirmado por el Sr. Zayas en
relación con la —producto de los cambios en fin de dicción por eom-
binarse la y con la s que es el signo del caso nominativo—de cambiar-
se en y: de lex, ley. Tal criterio es absolutamente equivocado por-
que la x es un nexo y representa fundamentalmente la yg y la s, como
nexos parecidos se ven en griego y múltiples en sánscrito. La con-
sonante esencial es la y y no la x que necesita de la s para poderse
formar; lo que varía fonéticamente es la g; otros hay que en
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 339
contra de la tesis por él defendida explican este fenómeno que él
ve de zx en y por la supresión de la e final del ablativo, es decir ley
derivada de lege. El gran Federico Diez, fundador de la filología
romana, dice respecto de la consonante latina yg que “al fin de una
palabra, cuando ha hecho caer delante de sí las vocales decisivas
e o 1, cae la y o se hace representar por una 2, pues generalmente
nineuna palatal es tolerada en este lugar: el italiano re (reg-em),
españo! ley (leg-em), rey, que en prov. es lei, rei y en francés roz,
loi.?? Así se expresa también Meyer Liibke, hoy el más famoso con-
tinuador de la obra de Diez. Hanssen al referirse en su Gramática
histórica de la lengua castellana a la e final, manifiesta que se pier-
de cuando precede l, n, r, s, 2, y, d en sol, fin, mar, mes, paz, rey,
ciudad. No es preciso añadir más. Visto el léxico en conjunto si re-
sulta rico en términos, aparece deficiente en la determinación de la
procedencia de las voces, pues la etimología no se señala en cada
caso para ver si del análisis de los signos que integran el término se
puede advertir correspondencia con el sentido del mismo. Discrepa-
mos asimismo del Sr. Zayas en la equivalencia que para él tienen
formas del idioma antillano con las arábigas: la voz ari no pue-
de ser equivalente al guadal árabe, sí lo es al guad que indica el
río, pues al es la forma del artículo arábigo que es el el de nues-
tro idioma. ¿Habrá conseguido el Sr. Zayas lo que se ha propues-
to? No lo creemos, pues si su labor es de esfuerzo meritorio, para
que la obra apareciese amparada por los principios lingúísticos
sería necesario que pusiese bien en elaro la formación y deriva-
ción de los términos, y nos llevase a su origen clasificando las vo-
ces, aclarando bien cuanto concierne a su formación y deri-
vación, rastreando siempre su origen a la luz de las doctrinas cien-
tíficas del leneuaje. Cuando tal cosa se realice su obra prestará un
eran servicio.
Nosotros hemos emprendido desde hace tiempo la ruda labor de
hacer un Diccionario sobre voces de Cubá con plan propio y tra-
tando de ilustrar cada voz de la mejor manera posible. Hay que
confesar que es obra de romanos, pero nada nos asusta, pues
contrarios al modo de pensar y sentir de nuestro pueblo, eree-
mos que las cosas para realizarse bien deben comenzarse sin que
deban concluirse con rapidez, sino cuando cada asunto quede ul-
timado del todo. El Sr. Ramos y Duarte tiene inédito un Diccio-
nario Yucayo formado tras grandes dificultades y suponemos que
con el cuidado con que siempre sabe efectuar sus producciones li-
3304 JUAN M. DIHIGO
terarias. Como no conocemos el libro nos limitamos a transcribir
algunos párrafos de lo que acerca de él ha dicho el ilustre profe-
sor de lengua castellana de nuestro Instituto Dr. José A, Rodrí-
guez García: “Creo que la obra de V. entra en el escasísimo nú-
mero de los trabajos de verdadero empeño realizados por nuestros
compatriotas. Somos fáciles en concebir, pero tardos en ejecutar
nuestras concepciones; amamos la gloria, pero, desmayada la vo-
lantad, cedemos ante los obstáculos que hallamos en el camino. Y
como no hay compensación aleuna para las penalidades que pasa
el cubano que en su país, mirando a lo futuro, emprende labor
amplia y seria, los más buscando la fácil nombradía que sus
congéneres les dan por trabajillos efímeros, y se satisfacen ce-
gados por la vanidad y la soberbia, con creerse capaces de hacer lo
que no hacen, y con pensar de sí lo que la opinión pública verdade-
ra nunca discernirá a esos señores. No de otra suerte se crea el
niño con sus pompas de jabón, que estima consistentes, y disipa
el aire presto, o intenta fabricar, utilizando naipes, pretenso cas-
tillo, no acabado de construir, en el suelo ya, delante del airado y
pesaroso chico. V. ha seguido otra senda. Noto recorriendo el ma-
nuserito de su léxico que las dificultades vencidas por V. han sido
enormes. Advierto que no afirma o niega nada, sin aducir la prue-
ba correspondiente; que los datos son de primera mano en mayor
parte, para hacer lo cual ha tenido V. que familiarizarse con cen-
tenares de volúmenes, y que todo esto, y aun mucho más, lo ha he-
cho V. solo, sin recursos, teniendo que librar lucha diaria por la
subsistencia. Veo en nuevo recorrido del original que ha tenido V.
presente cuanto hicieron sus predecesores. Hombre de conciencia
no se apropia V. lo ajeno, y con criterio propio, no acepta nunca
a ojos cerrados lo que otro dijo. A decir verdad, le quisiera más
suave en ciertos juicios (bien ve que no le alabo en todo) ; mas es-
to quizás sea mera cuestión de temperamento. Lo que importa es
el proceder honrado y honrado es V. a carta cabal: no desfigura
V. el pensamiento ajeno, no atribuye a nadie lo que no dijera.
En los eseritos de erudición miro dos cosas distintas que conside-
ro capitales, a saber: si hay estudio directo, en cuanto cabe, de las
fuentes, o simple copia o remedo de lo que otro hizo; y los juicios
del escritor, expuestos sobre aquellas materias que ofrezcan espa-
cio al disentimiento. Como sea lo primero, habrá justa causa para
el encomio y donde no bien estará el libro para los eruditos a la
violeta, o engaño de los que pretendan juzgar su fundamento pa-
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 330
ra formular exacto juicio. Y a este mío no me atengo al querer
justipreciar los esfuerzos de V. en. su Diccionario Yucayo. V. no
ha hecho, a juzgar por las muestras, labor sólo de lexicografía :
también de historiador geógrafo y cuanto decía relación, en el
concepto más amplio, con su asunto. Y esto acrecienta por modo
extraordinario el mérito de su obra, y con el de ella, el de su
autor.?”? También ha escrito el Sr. Ramos Duarte un Diccionario de
mejicanismos.
Don Tranquiliño Sandalio de Noda publicó en los Anales y
Memorias de la Real Junta de Fomento, año de 1858, un artícu-
lo Los guajiros de la Vuelta Abajo, en el cual trata del nombre
guajiro y presenta un cuadro con voces de la lengua india, cas-
tellana y latina, consignando que según Las Casas, Oviedo y la
explicación directa de Pedro Martir el lenguaje era aspirado co-
mo el hebreo y el árabe; aspiración que se marca en los autores con
la h como en diahaca (hoy biajaca, un pez); hutía (hoy jutía, un
cuadrúpedo); demahagua, hoy demajagua o majagua; higuera,
hamaca, buhio y hobo, hoy jigúera, jamaca, bujío y jobo. La as-
piración fuerte se marcaba con z como Guacanar, Cuyaguatez,
Guaxiro, Xagua, Xibara, Caxio, Xaguey. Igualmente se publicó
en las Memorias de la Sociedad Económica un artículo Conside-
raciones acerca del idioma primitivo de Cuba por D. A. D., discu-
rriendo el autor sobre si el idioma primitivo de los cubanos era
especial de Cuba y Santo Domingo o se extendía a otras islas,
aparte del continente. Afirma que el idioma de los habitantes de
Cuba era un dialecto del que se hablaba desde Cautio (la Flori-
da) hasta el Yuyápapari (el Orinoco), que en Georgia, como en
Cuba, se llaman sabanas, los prados naturales y los terrenos cul-
tivados a diferencia de sus bosques; que en la Guinguadacoa (Vir-
ginia) se llamaba Upaguaco o Upabaco la planta que en Cuba se
llamó tabaco por el nombre del instrumento econ que se usaba y
no por la isla de Tabago que entonces no estaba descubierta; que
en las islas Vucayas (Lucayas) se hablaba el idioma de Cuba, sien-
do yucayos los primeros intérpretes de Colón. Dice, más adelante,
que el mismo idioma se hablaba en Haití, aunque áspero y bronco
entre los bárbaros ciguayos y dulce y suave en el dialecto de ma-
guá. AMí los vegetales, agrega, se llamaban como en Cuba ácana,
cahobana (cahoba, caobana), macorij (macurije), demajagua (ma-
jagua), merer (marañón), ñiame (ñame), maíz, yuca; los mine-
rales guanán, ciba, cuyuji; los animales hutía, catei (periquitos),
996 JUAN M. DIHIGO
bambiayas (flamencos), guacáica (arriero), manatí, guaican (pe-
ga, rémora). Es este mismo idioma según este escritor el que se
hablaba en Jamaica, aunque quedan pocos monumentos de sus
principios. En el resto de las Antillas los caribes habían conquis-
tado las más orientales y destruido en ella los varones reser-
vando las mujeres, las cuales conservaban su idioma ya que los
conquistadores reservaban el de ellos para sí solos. Pregúntase
el autor si esta lengua primitiva sería igual a la ciboney o haitia-
na pensando que debe presumirse más si la familia araucana, co-
mo se pretende era la habitante de todas estas islas, la misma que
vive mansa y pacífica en la Guayana con multitud de voces igua-
les a las nuestras. Refiriéndose a los intérpretes cubanos de Her-
nán Cortés dice que hallaron diferente idioma desde que llega-
ron a Acuzamamil (Cozumil según Solis). La lengua maya era la
que se hablaba en la península de Onohualco que se ha llamado
Yucatán. Siguiendo al poniente prevalece la lengua nahuatl sobre
las otras y ninguna, sea otomita, tarasca, se parece a la ciboner o
hartiana, aunque en alguna palabra nos parezcan semejantes. Con-
tinuando al sur, agrega, hasta Veragua, no se halló vestigio de len-
gua alguna semejante a la de Cuba; desde Orinoco hasta Darien
había multitud de idiomas; en el istmo solo había variedad con-
siderable de ellos. Piensa el autor que desde la Florida hasta el
Orinoco fué conocido el idioma de Cuba en el siglo XV y poste-
riormente los castellanos han llevado algunas de sus voces y las
han aclimatado como jamaica, guayacán, guayaba, canoa, Ñame,
piragua. Refiriéndose a la sílaba gua de guajiro manifiesta que
algunos suponen que esta palabra tiene parentesco con la lengua
caribe, mas tal cosa, añade, no es posible porque la península gua-
jira no ha sido nunca caribe; de este modo sigue el autor ex-
presándose sobre otras cuestiones relacionadas con la presente.
Noda en un artículo inserto en las Memorias de la Sociedad
Económica y titulado Apuntes sobre Yucatán hablando sobre el
maya indica la necesidad de conocer sus acentos para no incurrir
en barbarismos; trata de sus letras y de su pronunciación; de los
acentos peculiares, representados unos con letras latinas y otros
con caracteres exclusivos de su alfabeto. Se sabe también que Noda
escribió en 1849 un Diccionario siboney. Zayas (Alfredo) ha pu-
blicado en la Revista Cubana un artículo con el nombre Una ter-
minal de ciertos nombres indígenas cubanos y en cuyo trabajo di-
siente de Armas (Juan lenacio) que no cree exista la más leve
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 337
huella de la lengua hablada por los indígenas, lo mismo que Ma-
cias, que afirma que en Cuba no ha quedado ni para remedio una
sola palabra de origen indio. El Sr. Zayas consigna que ha ob-
servado la estructura de las voces que pueden tenerse por indias
descubriendo en muchos casos de estos vocablos una raíz formada
por un substantivo o nombre propio de una planta y una desinen-
cia terminal que afecta a la idea abstracta expresada por aquél;
indica cincuenta voces que finalizan en abo y como los descubrido-
res no tenían en su idioma propio una terminal común a todas
dichas palabras, cree que se encuentra en presencia de una re-
gla fija del leneuaje de los indios cubanos. Esa terminación abo
indicaba al unirse a un substantivo común, dice el Sr. Zayas, la
pluralidad de individuos de la misma especie a la abundancia
de lo designado por dicho nombre substantivo. D. Félix Ramos y
Duarte a quien citamos en este trabajo tantas veces y tan mereci-
damente, ha hecho investigaciones sobre el lenguaje de nuestro
país y en un artículo Orígenes del lenguaje cubano indica algunas
etimologías de palabras americanas que los escritores han deriva-
do de los idiomas del Viejo Mundo; critica a Armas (Juan 1.)
en sus etimologías del lenguaje criollo por estimar que fueron vo-
ces importadas; las estima erróneas, equivocándose en las deriva-
ciones y en las voces originarias del Antiguo Continente; para
señalar la falta indica una palabra impuenando lo que de ella di-
ce Armas. También señala las faltas de Macias (José Miguel* en
su Diccionario Cubano, rechaza la idea de los filólogos mejicanos
afirmando que la leneua india de Cuba viene del maya, lo que
también eriticó Noda, porque no hay relación entre ésta y la tama;
que no procede del maya ni de las variedades caribes del Conti-
nente como supone Bachiller; que nuestro lenguaje es en su mayor
parte caribe ilustrando su opinión con citas de palabras y con-
cluye que el leneuaje criollo se ha formado de varias leneuas, pe-
ro que en su mayor parte es caribe; Fort y Roldán (Nicolás)
publicó en Madrid, en 1881, un libro Cuba Indígena que inclui-
mos aquí porque se trata de aleo que nos atañe en gran manera
y por la importancia que tiene su asunto, dado lo que sobre nues-
tro lenguaje primitivo se ha escrito. Después de discurrir el autor
sobre la filología indígena, es decir, sobre el alfabeto y todo lo
referente a la fonética, sobre las terminaciones y radicales, va ex-
poniendo su criterio sobre la morfología del idioma primitivo pa-
ra tratar después de aquellas voces que se refieren a la geografía
JUAN M. DIHIGO
[do]
39]
(4)
física e historia natural, a la etnología y geografía política, al as-
pecto social y a las tribus indígenas terminando con un Vo-
cabulario etimológico de los indígenas cubanos. A pesar del es-
fuerzo de Fort su libro no ha venido a resolver el tan debatido
punto del idioma primitivo, es una contribución más, pero defi-
ciente; la obra es en extremo ardua porque perdida la fuente de
información su reconstrucción completa será el resultado de una
investigación afortunada, pues ocúrresenos pensar que en esto de ,
la lengua siboney puede pasar algo de lo acontecido en la recons-
trucción del ario, que no obstante los valiosos esfuerzos de Sehlei-
cher, de Fick y de otros, no se ha alcanzado la aspiración suprema
y como ha dicho el gran Bréal bastante se ha obtenido, ya que las
formas reconstruidas llenan un gran cometido, como que sirven
para aclarar puntos dudosos en la morfología de las voces.
Y pasamos en seguida a registrar en este análisis que vamos
efectuando los Orígenes del Lenguaje Criollo que escribiera Juan
Ignacio de Armas y en cuyo libro habla del supuesto idioma Lu-
cayo, de la primera fuente del lenguaje criollo, de los nombres
de animales y vegetales; de las voces marítimas vizcaínas, mejica-
nas, quichuas; de las criollas derivadas del árabe y de las toma-
das del latín y del griego, como asimismo de voces formadas por
conquistadores y criollos y de las castellanas olvidadas en Espa-
ña. Los que conocieron al Sr. Armas y supieron reconocer en él do-
tes intelectuales superiores no habrán olvidado la facilidad con
que daba vuelos a la imaginación; de ahí el que la obra no resul-
tase definitiva en sus conclusiones, de ahí la razón de los orígenes
señalados a veces para sorpresa de los que han hecho estudios espe-
ciales. El Sr. Armas categóricamente afirma que ya es tiempo de
que desaparezca la infundada creencia respecto a la conserva-
ción de millares de palabras del supuesto idioma lucayo, porque
ninguna de las que se citan constan que lo sea, pues por el con-
trario en muchas de ellas se observa una raíz o una terminación
castellana; que la ciencia filológica moderna está ya en situación
de desvanecer errores y de presentar las que se creían restos fósi-
les de un organismo muerto, como elementos vivos de un lenguaje
en presente actividad. Y decimos nosotros: después de pensarse
así nada de extraño es que se señalen derivaciones arábigas, lati-
nas, griegas, estableciéndose por ello relaciones entre elementos
morfológicos distintos del que tuviera el lenguaje primitivo. El tra-
bajo valiosísimo de D. Antonio Bachiller y Morales Cuba Prima-
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 339
tiva cuyo objeto es no sólo conservar todos los recuerdos y anti-
giiedades de los indios tainos que poblaron la grande Antilla, si-
no también sus voces, es una labor paciente de mérito extraordi-
nario para la época en que apareció y para quien la escribiera
que si animado del mejor deseo carecía de aquel bagaje lingúístico
para presentar la materia encajada dentro del molde que se tra-
zara la ciencia y con el método que le fuera propio. En esta obra
al estudiar el origen de los indios estudia el de su lengua, comba-
tiendo la creencia, mantenida por algunos de que era maya la
de Cuba. Enriquece la obra con una lista enciclopédico-alfabética
de los nombres históricos, las tradiciones y el idioma de los indios
tainos o pacíficos; con la de las palabras usuales en Cuba de origen
indio, sus diversas acepciones en los departamentos; vegetales, ríos,
animales, pueblos y lugares; con la de las voces indígenas de Cu-
ba, las Lucayas, de Jamaica recogidas por Rafinesque, de cronistas
y viajeros, rectificándose los errores; señala algunas ligeras analo-
oías de la lengua tupí del Brasil, con las Antillas Mayores y por
último consiena las etimologías de varias palabras que no son de
origen español, traídas de regiones americanas y de las Canarias.
Para pormenores de esta obra léase el bien escrito artículo Cuba
Primitiva del Sr. Domingo Figarola-Caneda publicado en El Triun-
fo y reproducido en la Revista de Cuba, como deben tomarse en
consideración para obtener un juicio exacto de la obra, no sólo el
escrito lleno de elogios del inolvidable Ricardo del Monte, la crítica
apacible de Montoro afirmando que compiló Bachiller más que
con el deseo de plantear problemas, de marcar derroteros y de sis-
tematizar antecedentes que con el de descifrar el enigma acaso
impenetrable, que llevó a su triste sepulero a una raza tímida e
infortunada, sino el concepto que de ella hubo de formarse el Dr.
E. J. Varona estimando el libro como la perfecta imagen del caos,
la poderosa erudición del autor que abruma al lector bajo una ava-
lancha de datos, noticias, disquisiciones y conjeturas mezcladas y
revueltas. Del Sr. Francisco Argilagos se conoce un Diccionario
políglota de la lengua guajira (1879) al que se refiere Merchán y
una Sinopsis gramatical. Lengua Arauca (1880); y del propio Sr.
Bachiller un corto artículo titulado Provincialismos que publica-
ra en el tomo tercero de El Palenque LExterario.
340 JUAN M. DIHIGO
XVI
LINGUÍSTICA EN GENERAL
No habiendo habido hasta tiempos recientes más que ideas gene-
rales de lo que es la ciencia del lenguaje y de su esfera de acción, no
han podido advertirse investigaciones en este orden de cosas; por eso
y porque la materia presenta grandes dificultades que para resol-
verlas ha de tenerse determinada preparación, es que, a no ser al-
guno que otro aficionado o aleún alumno que haya pasado por
las aulas universitarias, pocos son los trabajos que podrán indicar-
se. Recordemos en primer término al Sr. Julián Gassie, de quien
se dice que aleanzó conocimientos verdaderamente especiales en
el campo de la lingúística con motivo del estudio La Lingúística
Moderna que publicara la Revista de Cuba y que es en el sentir del
Dr. Varona uno de los más completos en la materia que se han es-
erito en castellano. Es nuestro deber consignar la buena impresión
que nos causara la lectura de este trabajo que se adjudica al
Sr. Gassie; como somos amicus Plato sed. magis amica veritas, de-
bemos expresar que lo que hizo el Sr. Gassie fué traducir al es-
pañol la obra escrita por Domenico Pezzi que vertiera al fran-
cés el Sr. Nourrison y cuyo título es Introduction a l'étude sur la
science du langage. Hizo muy bien en verterla al castellano, tal
esfuerzo es en extremo meritorio, pues allá por el año de 1874,
cuando apareció el libro, las doctrinas consignadas eran las que en-
tonces andaban en boga, mas ya ha dejado su puesto a otros es-
tudios superiores que dan idea de la gran evolución de la cien-
cia del lenguaje en sus variados departamentos. Indiquemos tras
Gassie al que fué cubano muy erudito y profesor muy distinguido
de la Facultad de Derecho Dr. José María Céspedes y con su
nombre, su trabajo titulado La ciencia del lenguaje y que le sir-
vió para optar al grado de doctor en Filosofía y Letras. Si bien
no podemos afirmar que este trabajo tenga originalidad, sí tiene el
mérito de su clara exposición y de los puntos científicos en él ex-
puestos aprovechados después por el autor en el ejercicio oral que
hiciera cuando se opuso a la cátedra de Lingúística y Filología
de nuestra Universidad.
Señalemos asimismo la Oración inaugural que redactara nues-
tro querido compañero el Dr. J. F. de Albear acerca de la Gran
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 341
importancia que hoy tiene el conocimiento de las lenguas sabias
por sí y por sus útiles aplicaciones a otros ramos del saber y en
cuyo trabajo demuestra su autor su buena cultura lingiística. Pero
es justo que digamos que el pase de la Srta. Isolina de Velasco por
la cátedra de Lingúística ha sido motivo de honda satisfacción pa-
ra nosotros, pues su especial predilección por estos estudios la
llevó a alcanzar no sólo el triunfo del premio ordinario de la asig-
natura, sino a optar al grado de Doctor en Filosofía y Letras,
sustentando una tesis sobre los Cambios en el lenguaje en que die-
ra muestras inequívocas de sus buenos conocimientos en esta cien-
cia.
Dedicados nosotros por vocación y por deber a estas especula-
ciones, hemos tratado en cuantas ocasiones se han presentado, de
vulgarizar estas materias en nuestra patria, ya desde la cátedra
a diario, ya desde la tribuna de la Sala de Conferencias, cuando
como soldados de fila hemos ido a cumplir con ese otro deber sagrado.
De ahí los trabajos y artículos que en Revistas y periódicos publi-
cáramos sobre La Semántica y las leyes intelectuales del lenguaje,
dando a conocer la maravillosa obra del afamado lingiiista Bréal;
Cejador y su Gramática Griega, exponiendo los derroteros por él
adoptados en la exposición de las doctrinas de su libro; el es-
tudio referente a un libro sobre el lenguaje, del propio autor; la
Acentuación en algunos nombres propios con motivo de la opinión
sustentada por el inolvidable Rufino J. Cuervo; la Nueva Gramá-
tica de la Academia, señalando lo que pudiera hacerse para aban-
donar los moldes actuales; la Influencia de la Analogía en el len-
guaje, explicando su significación como gran factor determinante
de los cambios en el mismo; y los estudios críticos sobre la obra lin-
giística de Ascoli, Cuervo, Reenaud y Bréal. Y así como Macias ha
estudiado los elementos latinos en el castellano, así nosotros he-
mos expuesto los elementos que la lengua griega ha prestado a la
castellana para la formación de muchos de sus vocablos. La erí-
tica etimológica tendiente a conocer el verdadero origen de las
voces de nuestro idioma nos llevó a hacer un análisis minucioso
de las etimologías griegas en el Diccionario de la Academia Espa-
ñola y en esa labor paciente, frente a noventa diccionarios y re-
quiriendo seis años de estudio consecutivo logramos analizar los
términos y señalar sine ira las deficiencias advertidas.
Los estudios de fonética experimental tan brillantemente efee-
tuados por el sabio Rousselot, lleváronnos al Laboratorio del Cole-
342 JUAN M. DIHIGO
gio de Francia y allí con un amor grande por saber, realizamos
tantas experiencias como fueron necesarias, siendo producto de
esa elaboración mental el informe que oportunamente presenta-
mos a nuestro Gobierno. Y como las pesquisas se realizaban con
no poco interés en los Estados Unidos sobre la conveniente refor-
ma de la ortografía inglesa, modificación a la que diera calor el ex-
Presidente Roosevelt, pareciónos oportuno disertar en la Univer-
sidad sobre tema tan atractivo recogiendo más tarde el material
reunido y las experiencias apuntadas en un artículo que titula-
mos Roosevelt y la Ortografía inglesa. Mucho se ha discutido acer-
ca de la lengua escrita neo-eriega, mientras unos han combatido
con saña esta cuestión, otros, como Hatzidakis, Profesor de la Uni-
versidad de Grecia, ha levantado su voz en defensa de la lengua
nacional que estima, como así lo sustentara en el último Congreso
de Orientalistas, como una perfecta evolución de la antigua; nues-
tro artículo sobre ésto fué acogido con entusiasmo, traducido al grie-
go y publicado en el periódico AGHNALI. El castellano en América ha
sido el tema de una serie de conferencias dadas a los obreros en las
escuelas nocturnas de la Habana; en ellas consignamos nuestra
opinión sobre punto tan trascendental haciendo saber lo que con
relación al caso han manifestado en escritos Cejador, Cuervo,
Batres Jáuregui, Suárez y otros. Enriquecido nuestro Laboratorio
de Fonética estimamos oportuno que el público conociera lo que se
había adquirido y por esto la conferencia que con el título La fonéti-
ca experimental en la Ciencia del Lenguaje pronunciamos en la
Universidad presentando, mediante proyecciones, los instrumentos
y dando a conocer las curvas que merced a la acentuación han sido
recogidas en el registrador y que demuestran la mayor o menor
elevación de éstas según la mayor o menor agudeza del sonido. Pa-
ra terminar cuanto a nosotros se refiere de investigación de caráe-
ter general, añadiremos a lo dicho que La Discusión en épocas dis-
tintas ha publicado nuestros estudios sobre Moviniiento lingúístico
en el cual unas veces hemos discurrido respecto de la gramática filo-
sófica de la lengua castellana de Eduardo Benot; otras sobre las len-
guas latinas en cuanto a pesquisas efectuadas por los grandes lin-
cúistas y otras sobre las lenguas romanas, exposición de trabajos
realizados con síntesis de los puntos de vista mantenido por sus
autores.
También debe consignarse en esta parte de nuestro estudio las
conferencias que sobre gramática castellana hubimos de dar en una
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 343
de las Escuelas Normales de Verano, donde pudo apreciarse el méri-
to del método histórico-comparado y los inconvenientes de la Escue-
la empírica; el valor de la Fonología acústica y fisiológica, la pri-
mera en cuanto a la intensidad, duración entonación y timbre en
las lenguas, señalando las cualidades del sonido en nuestro idio-
ma y la segunda analizando el vocalismo y consonantismo en cas-
tellano para discurrir después sobre la morfología tanto del nom-
bre, adjetivo, pronombre y verbo. Casi al igual que las anteriores
conferencias dimos una serie en el Instituto Pedagógico titulada
Disquisiciones lingiiísticas y en las que previo un plan meditado
sometimos a la consideración de los maestros que asistían puntos
de vista dentro de la gramática de nuestra lengua. Nuestro emi-
nente literato D. Rafael María Merchán escribió un artículo titu-
lado El desmoronamiento del castellano dando la voz de alerta a
nuestro pueblo con motivo de advertir que nuestro idioma empe-
zaba a corromperse con los anglicismos que hormigueaban no sólo
en el trato particular sino en las pésimas traducciones de los do-
cumentos oficiales, causándole sorpresa que teniendo por Secre-
tarios el Gobernador General Wood hombres muy ilustrados, en-
tre ellos eseritores de cuenta, no se hubiesen constituido todos en de-
fensores celosos de nuestra lengua, como a juicio de Merchán te-
nían el deber patriótico de hacerlo. Después de señalar voces y
frases cuyo uso debió evitarse, consigna la conveniencia del escrú-
pulo en estas cuestiones, pues así; modificando tranquilamente el
habla o insertando formas inglesas cuando hay bastante elementos
en castellano para expresar los conceptos, se va debilitando la base
de sustentación del más firme baluarte de una nacionalidad, y
pudiera correrse el riesgo de que debilitado el idioma y medio ab-
sorbido por la innovación de nuevas formas, llegara sin gran es-
fuerzo a desaparecer y con él el país entero. He aquí por qué te-
nía razón sobrada el Dr. Ezequiel García cuando criticaba en un
artículo que publicara en Patria hace más de tres lustros, la bien
manifiesta tendencia a salpicar nuestro rico y sonoro idioma de
voces de especial estructura y por lo general bien poco eufónicas.
Los que hayan estudiado las Tablas Eugubinas saben bien cuán-
tos han sido los esfuerzos que han realizado los lingiiistas más emi-
nentes por descifrar con toda exactitud el contenido de las mismas,
sin que durante muchos siglos se hubiese aleanzado fruto alguno
que satisfaciera. Los nombres de Lassen, Lepsius, Aufrecht, Kireh-
koff y Huschke, tienen que surgir cuando se hable de estas inscrip-
344 JUAN M. DIHIGO
ciones, pero la obra más notable, llevada a cabo en el último cuar-
to del siglo XIX, de interpretación del dialecto, pertenece tanto
a Bréal como a Biicheler, exponiendo el primero cuanto atañe al as-
pecto gramatical advertido en el análisis minucioso de dichas ins-
eripciones. Para el mundo culto no pudo pasar inadvertido
este magno esfuerzo de aquel simpático anciano que al dar tanto
brillo a su patria tanto la ha honrado. El Sr. José María Zayas hace
un estudio de la traducción de Bréal consignando que no es sólo
una obra de interpretación sino de reconstrueción del idioma, fi-
jando su posición entre los de la familia aria. La Gramática Grie-
ga de Curtius, sobre la que hiciera un muy notable estudio el
distinguido lingúista Fumi, ha merecido también los honores de
otro, que con motivo de optar al grado de Doctor en Filosofía y
Letras, hiciera D. Juan J. de la Maza y Artola y en cuya obra
estudia cada una de las partes de la Gramática, reproduce en cua-
dro sintético los rasgos más prominentes de dicho libro, pone de
manifiesto las múltiples perfecciones que estima ligeramente obs-
curecidas por alguno que otro defecto que apunta en el cuerpo de
la disertación. El Sr. Pedro Roig al aspirar al mismo grado de
Doctor que el Sr. Maza y Artola presentó y sostuvo una tesis re-
lativa a la Explicación de las irregularidades de la conjugación
latina conforme a las leyes fonéticas del idioma, haciendo conside-
raciones sobre la importancia de la lengua latina y la utilidad
que ha prestado; analiza el verbo en su origen, estructura, forma,
atendiendo al número de sus flexiones; hace observaciones sobre
los modos, distingue los afijos personales, las características espe-
ciales, la característica verbal o letra temática y el tema o radical.
Al exponer los afijos personales señala la presencia de ciertas le-
tras que el estudio comparado de las lenguas ha permitido indicar
lo que son. Su método es el mismo de Obradors, la mejor orienta-
ción que pudo tener no hallándose a su alcance tal vez las obras de
Lindsay o de Stolz. El Dr. Walterio Oñate en su tesis de Doctor hace
un Estudio comparativo de la lengua y de los escritores de nota
del siglo de Augusto y del período de los Antoninos, indicando
el carácter viril de la lengua en este siglo, dándonos una idea de
los autores de la época así como de los rasgos distintivos de su
lenguaje. Refiriéndose a la lengua en la época de los Antoninos
exterioriza la obscuridad de los escritores africanos, los arcaís-
mos, los neologismos, la lucha entre el sermo rusticus y el urbanus,
la mezcla de voces extranjeras así como el enjambre de palabras
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 345
bárbaras, como dice el Dr. Oñate, que tanto ha cooperado a que des-
aparezca aquella lengua viril del siglo de Augusto.
El Dr. Angel Aguiar presentó para obtener el grado de Doctor
en Filosofía y Letras un Estudio morfológico del verbo en la len-
gua castellana. En ese trabajo manifiesta las ventajas del método
histórico-comparado en el aprendizaje de la lengua castellana. Di-
vide su tesis en dos partes fundamentales; en la primera analiza
la Ortología, la Ortografía y la Fonética de nuestro idioma y en la
segunda cíñese al análisis del verbo siguiendo en su desarrollo,
salvo alguna que otra consideración, hija de observación propia,
la obra de Lanchetas, que es lo mejor que se ha escrito. El Sr.
Emilio Suárez Ruiz ha publicado en el periódico Aurora un inte-
resante artículo sobre D. Rufino J. Cuervo, el más grande lingilis-
ta de la América Latina, estudiándolo con todo el cuidado de quien
conoce la materia que juzga y toda la serenidad en el juicio que
posee quien sabe no dejarse arrastrar por nada que no sea la
verdad. “Leyendo, dice, los trabajos de D. Rufino J. Cuervo, ante
el mar sin orillas de sus profundos conocimientos, no sabe uno
qué apreciar en primer término, dejando aparte otro orden de co-
sas, si la paciencia invertida en lograrlos a despecho, si puede de-
cirse, de ocupaciones más lucrativas, o si la inmensa voluntad des-
tinada a sostenerla sin vacilaciones años tras años. Cualquiera que
ojee el Diccionario de Cuervo, sus exquisitas Apuntaciones, sus
notas al monumento literario que conocemos por Gramática Cas-
tellana de Andrés Bello, no puede menos de interrogarse. ¿Pero
esto lo ha escrito un solo hombre?, ¿qué tiempo vivió este escritor
para leer tanto como debe haber leído según las cosas que sabe? Y
queda con el íntimo convencimiento de que Cuervo es un sabio,
de que a Cuervo corresponde puesto distinguidísimo en la histo-
ria de la civilización universal.?”” Nosotros al igual que el Sr. Suárez
Ruiz, hemos estudiado detenidamente las obras del gran maestro
en un trabajo titulado Rufino J. Cuervo, permitiéndonos así, co-
mo testimonio de profunda gratitud por el beneficio derivado de
sus obras, unir nuestra humilde voz a la de aquellos que han en-
tonado un himno de alabanza a su saber. En nuestro análisis de la
personalidad lingiiística de Ascoli, Regnaud y Bréal, citados an-
teriormente, no sólo hemos escudriñado sus doctrinas, dado a co-
nocer sus libros magistrales, sino que hemos tratado de formar
una bibliografía tan completa como nos ha sido posible para que
Cuba pudiera saber la importancia de esos maestros. Ocupa lugar
346 JUAN M. DIHIGO
preferente entre los que se han distinguido cultivando el lenguaje,
el Sr. Félix Ramos y Duarte quien desde 1875 se dedicó a
escribir obras didácticas y a publicar artículos sobre ense-
ñanza, crítica y controversia. Aunque ha sido nuestro propósito
no señalar en este artículo más que aquellas obras que se hubiesen
publicado en Cuba, no sería posible callar a este erudito escritor,
pues sus méritos adquiridos a fuerza de una labor ejemplar, jus-
tifican el que nos ocupemos de sus libros. En su Crítica del Lengua-
je se propone poner de manifiesto los errores en que han incurrido
los principales literatos de la República Mejicana contra la pro-
piedad y la pureza de la dicción, a fin de que advertida bien la
falta puedan evitarla los escritores. Con el siempre firme propó-
sito de contribuir al mejoramiento del lenguaje nuestro amigo el
Sr. Ramos y Duarte escribió y publicó un Tratado de Onomatolo-
gía para uso de las escuelas primarias y secundarias, libro muy
útil que fué recomendado a los maestros por la Junta de Superin-
tendentes y con sobrada razón, pues es precioso auxiliar al alcance
de los preceptores en la enseñanza del lenguaje porque no sólo
brinda en sus lecciones cuanto atañe al sentido de las palabras, si-
no que ilustra la exposición con ejercicios sobre el sentido recto y
figurado de las voces. Los que quieran hallar riquezas en homofo-
mía, homografía, homonimia, seudo-homonimia, antonimia, ¡paro-
nimia, isonimia, barbarismos populares y fonéticos, acudan al li-
bro del Sr. Ramos y Duarte que permitirá realizar una buena lee-
ción del lenguaje con lujo de detalles.
Así como el Sr. José María Zayas publicó un juicio crítico de la
obra de Taylor sobre Los orígenes de la lengua y civilización etrus-
cas dando una minuciosa y clara idea de este libro notable, así
Bachiller escribió un informe leído ante la Sociedad Antropoló-
gica sobre la Desfiguración a que está expuesto el ¿dioma castella-
no al contacto y mezcla de las razas, con motivo de consulta que le
hiciera el ilustre lingilista de la Universidad de Graz, Austria, Sr.
Hugo Sehuchardt. Y en ese artículo sostiene que las modificaciones
de la lengua no fueron las mismas para el bozal o africano que pa-
ra sus descendientes; que suplían las vocales econ la o y la u y para
llamar bien la atención sobre esto copia un diálogo en lenguaje
eriollo y en lenguaje africano y hace indicaciones sobre el dialecto
llamado papiamento de Curazao en el cual se han publicado perió-
dicos. En El Almendares de 17 de Octubre de 1871 publicó asimis-
mo Bachiller otro artículo: ¿Cómo los proverbios y cantares de los
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 347
pueblos expresan su antiguo modo de ser?, manifestando que hay
en las Indias Occidentales un pueblo llamado Haití con un patois
francés; que un escritor americano ha dedicado un trabajo al in-
genio y saber de los haitianos; que los filólogos americanos han es-
tudiado las formas del lenguaje, corrompido por los negros en las
colonias, hallándose en las formas y en la esencia de los términos
recogidos y comentados una terminación de una variedad en que
habla un elemento oprimido por lo que fácil habría de ser tener un
concepto exacto de la psicología de este pueblo exteriorizada por
este gran elemento llamado lenguaje. Termina Bachiller dicién-
donos que gracias a los escritores de costumbres, sobre todo en las
colonias, se ha podido conservar, en una época en que nuestra
lengua sufrió la tortura africana, frases y locuciones bozales y no
han faltado escritores que han escrito obras en que se pretende
ilustrar con las luces de la filología, las formas permanentes de las
variaciones gramaticales o eriollismos de las castas en las Indias,
sin referirse a los americanismos aceptables por concretarse a co-
sas y objetos nuevos. El Sr. Ramos y Duarte ha publicado en Mé-
jico un libro Diccionario de observaciones críticas sobre el len-
guaje de escritores cubanos, advirtiendo que cree hacer un servi-
cio al lenguaje patrio corrigiendo los vicios que, contra las leyes
del bien decir, pululan en el habla de personas cultas, contribu-
yendo de este modo a la limpieza del lenguaje cubano, que es
un castellano sumamente alterado, por haberse constituido por la
mezcla de elementos del idioma español, de los dialectos ibéricos
europeos y de las lenguas antillanas, de la multitud de galicismos
y anglicismos naturalizados en el habla popular y culta. Reciente-
mente y en la Universidad pronunciamos una conferencia sobre El
habla popular al través de la literatura cubana en la cual expusi-
mos, como resultado de una detenida lectura de nuestros eserito-
res, las transformaciones operadas en nuestra lengua en boca de
personajes diversos, haciéndose una colección de hechos glóticos
para ser estudiados a la luz de los principios de la lingúística con
el fin de ver si resultaba posible explicarse en múltiples casos esas
modificaciones; para ello analizamos el vocalismo, señalamos las
atenuaciones advertidas, indicamos los puntos de contacto con los
cambios indoeuropeos para examinar después comparativamente la
prótesis, epéntesis y paragoge vocálicos, la aféresis, sincopa y
apócope vocálicos con la metátesis y la permutación de las conso-
nantes; las mismas figuras de dicción en el consonantismo dedu-
948 JUAN M. DIHIGO
ciendo las naturales consecuencias a medida que se iban presentan-
do. * Fué también trabajo muy pensado la lección que diéramos so-
bre el Sistema fonético indo-europeo cuando hicimos oposición a
la cátedra de Lingúística y Filología; como resulta en extremo in-
teresante el que con el título de En mi biblioteca escribiera el inte-
ligente cubano Sr. Néstor Ponce de León y en el cual se señala
el principal factor de nuestro defectuoso modo de hablar y se ilus-
tran con ejemplos los casos que se van analizando. El Sr. Fernan-
do Valdés en un artículo sobre el Origen de las letras estudia euan-
to a ellas atañe e indica al final aquellas que corresponden a los
alfabetos hebreo, griego, fenicio, sirio, caldeo, árabe, persa y tur-
eo, egipcio, etiope, sarraceno, abisinio e indio, armenio, eslavo y
moscovita y el Sr. Pelayo González, hace un análisis minucioso del
Arte de leer el castellano y el latín, del Cardenal Romo.
El Sr. Bachiller en un estudio sobre La lengua castellana y sus
cultivadores y preceptistas especialmente los americanos, pone de
relieve las personalidades que han sobresalido no sólo por la forma
como han utilizado nuestro idioma sino dándonos reglas de gran
importancia en este asunto. Y como la necesidad de expresar de-
terminadas ideas hubo de exigir el empleo de voces de que carecía
nuestro idioma, de ahí el empleo de las usadas por los tainos de
las islas y los aztecas del continente, por lo que el quichua es al pe-
ruano actual lo que el árabe al español. El castellano tuvo que
adoptar todo lo que no tenía para indicar objetos desconocidos o
poco usados, pues el mismo derecho de adopción debe haber res-
pecto de las voces americanas en nuestro idioma que el que tuvie-
ron las otras que han contribuido a la riqueza del castellano. En
este estudio trata Bachiller de aquellos que quisieron reducir a
arte el uso de la lengua común, señala la colección titulada Las
Leys Damors en cuya tercera parte se halla la historia del caso o
declinación en las palabras neolatinas y cita a Juan de Mi-
randa con motivo de su obra Observationi della Lingua Castiglia-
na abarcando todo lo que era dable exigir a una gramática ele-
mental en su época. Hay en esta obra reflexiones atinadas que no
1 En los momentos de entrar en prensa este trabajo recibimos el libro
titulado Modificaciones populares del idioma castellano en Cuba por el Dr.
Arturo Montori; en la imposibilidad de consignar en este lugar la impresión
que nos causara la aplazamos para darla en nota bibliográfica. A primera vista
aparece la obra con manifiestos errores que revelan la falta de buena base en la
esfera de los estudios lingitísticos y en contradicción mucho de los puntos con
el título del libro.
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 349
supieron aprovechar los sucesores, pues en vez de adelantar retro-
cedieron, como le pasó a la Academia de la Lengua. Afirma Bachi-
ller que esta obra es modelo para las de su especie en método,
claridad y arreglo; enumera las partes de la oración dividiéndolas
en nueve, manifestando que se declinan cinco. El autor fija la doc-
trina de que no hay declinación por variedad de terminación en
los nombres y que el artículo y la preposición son los mejores me-
dios de fijar la relación de los nombres. Ya Nicolini indica que
el carácter más determinado en las lenguas romanas consiste en
suplir la declinación por los artículos y las preposiciones, conside-
rando las partículas, como la preposición, como fragmentos de
adjetivos de períodos más antiguos. * No estamos de acuerdo con
el criterio sustentado sobre el concepto de la declinación; el estu-
dio detenido de la morfología del grupo indo-europeo bastaría pa-
ra convencerse de lo contrario; por ese cambio en la estructura de
una voz, en el radical o en la raíz se precisa la diferencia que
en el campo del lenguaje se mantiene entre las lenguas sintéticas
y las analíticas. Más adelante refiérese Bachiller a Bernardo Alde-
rete quien en su Origen y Principios de la Lengua Castellana sos-
tiene aquella doctrina como Ambrosio Salazar en su Espejo (Ge-
neral de la Gramática.
En cuanto a América señala nuestro ilustre cubano a Mateo
Alemán autor del Guzmán de Alfarache quien publicó en Méjico
su tratado sobre ortografía, estudio importante para fijar el len-
guaje por medio de caracteres en las nuevas lenguas. Bachiller
enumera los trabajos hechos en esta parte del mundo indicando có-
mo los escritores americanos han dado preferencia a la pronuncia-
ción siendo, a su juicio, J. González Valdés, quien en su Ortogra-
fía Universal, el que con Terreros ha dado mayor consistencia y
erédito a la doctrina que indicaron Nebrija y sus sucesores.
Asimismo consigna Bachiller que tuvo Cuba sus reformado-
res tanto en el orden práctico como en el teórico; entre los pri-
meros está Joaquín A. Dueñas cuya Gramática está escrita con
una ortosrafía que riñe con la Academia y se conforma con la
americana, pero que el cubano que ha propuesto una reforma más
radical fué el profesor Antonio Franchi Alfaro, publicando en
Nueva York (1853) una ortografía con el título Ortografía Kas-
] Madvig defiende las modernas lenguas analíticas; indica que son tan
buenas como las sintéticas, pues las ideas pueden expresarse en ambas con
igual claridad. Jespersen,Progress in Language, pág. 14.
390 JUAN M. DIHIGO
tellana-Fonética o Konforme a la pronunciación. Respecto de los
reformistas entiende que han tenido en cuenta los servicios pres-
tados por los trabajos de la Academia la que no prescindió de la
eramática de Nebrija, de Ximenez Palon y de Correas, predo-
minando en todas las formas clásicas; en cuanto a Josse dice
que en su Grammaire Espagnole Raisonnée manifiesta que no hay
casos en la lengua española pues los nombres no cambian de rela-
ción como en griego y latín y que ese cambio es lo que constituye
el caso, pero acepta con la Academia que hay seis casos. Mayor
contradicción no puede existir, pues o no hay casos para Josse o
los hay; si no los hay, dado que la trasformación morfológica no
existe, mal puede haciendo la primera afirmación efectuar la se-
eunda. Y después de referirse Bachiller al juicio de Varela sobre
la Gramática de Salvá de la que ya nos hemos ocupado, como de
Pedro Martínez López que censura a éste y a Noboa, Bello, Agus-
tín J. Morales, etec., trata de la aparición de léxicos y con ellos los
nombres de Baralt y R. Miguel, expresando que el movimiento ad-
vertido en la América latina demuestra los progresos hechos fue-
ra de España en cuanto al cultivo de la lengua, por sus descen-
dientes.
El Sr. José Miguel Macias ha tratado sobre los Orígenes del
Español, de esa lengua que en los reinados de Carlos V y Feli-
pe IT llegó a ser la lengua universal en todo el mundo civilizado,
dejando sentir su influencia en casi todas las leneuas del sur y cen-
tro de Europa; también ha expuesto una Teoría de las desinencias;
el Sr. Ildefonso Paredes ha dejado una Lexicografía española a la
cual nos hemos referido anteriormente. Recordemos asimismo que el
Dr. Guillermo Domínguez pronunció en la Universidad una intere-
sante conferencia sobre El origen de la escritura, auxiliándose de
oportunas proyecciones luminosas durante la exposición de su traba-
jo. Refirióse en él en primer término a los grandes problemas del
lenguaje, la importancia fundamental del mismo y las ciencias que
por él resultan auxiliadas. Trató después de la evolución del len-
guaje como organismo, refiriéndose al hablado, a las localizaciones
cerebrales, a las afasias y a los grupos de lenguas. Concentrando
más adelante su atención en el lenguaje escrito, hizo notar la di-
ferenciación que existe entre el hombre educado y el salvaje; los
estados patológicos que perturhan el ejercicio de la escritura y los
diferentes aspectos que ésta ha presentado en los diferentes pue-
blos y en las diferentes épocas de la historia: entre los griegos y
W
EL MOVIMIENTO LINGUISTICO EN CUBA 301
los latinos, en los pueblos de la moderna Europa. Remontóse des-
pués a los orígenes de la escritura fenicia para ofrecernos el de-
talle de su introducción en Grecia, econ pruebas gráficas abundantes
sobre el asunto haciendo a la vez eruditas consideraciones sobre la
escritura hebrea, siriaca y árabe. Ocupóse por último de la escri-
tura egipcia cerrando la serie de sus conclusiones con la presenta-
ción y comentarios inspirados sobre la escritura cuneiforme, In-
dia de Asia y de América. Y aun cuando ha sido nuestro pensa-
miento tratar sólo del movimiento lingúístico en Cuba no debemos
dejar de registrar, por la íntima relación que tiene con nuestra
idea capital, el Bosquejo histórico acerca de los Puranas y de las
obras dramáticas de los Indos del Sr. Francisco Mateo de Acosta
y Zenea. La Revista Habanera inserta en sus páginas un artículo
del Sr. Bachiller sobre El castellano en Indias, que es un juicio
sobre la Gramática práctica del Sr. Emiliano Icaza basada en las
obras de Cuervo, Bello, Caro y varias más; entiende el Sr. Bachi-
ller que, como libro elemental de la lengua, es el mejor de los tex-
tos eseritos en castellano. El Dr. José Rosado eligió como tema pa-
ra su doctorado en Filosofía y Letras el Estudio sobre el origen de
la palabra y del lenguaje, como el Sr. Jesús Saiz de la Mora ha
hecho observaciones muy atinadas acerca de las múltiples venta-
jas del método histórico-comparado en la exposición gramatical
de un idioma y Argilagos oportunas consideraciones en sus ¿e-
paros al diccionario de la Academia. Incluimos en esta parte la
Gramática políglota de las lenguas castellana, italiana, francesa,
inglesa y alemana, escrita por el Sr. José Imbernó y que no llegó
a publicar según se nos ha informado. En los esfuerzos hechos por
los cubanos dentro del cultivo de la ciencia del lenguaje no sa-
bemos de ninguna otra obra como ésta en que se analicen compa-
rativamente dos o más grupos, el de las lenguas románicas y teu-
tónicas como lo ha hecho el Sr. Imbernó. *
Estos son los datos que hemos recogido acerca del movimiento
lingúístico en nuestra patria; estas son las consideraciones que se
nos han ocurrido en el análisis minucioso de las obras que han es-
erito los cubanos acerca de los idiomas que integran los diversos
grupos de lenguas. Sirva ese esfuerzo de estímulo para los que
1 Al objeto de que esta exposición histórico-crítica resultase todo lo
completa posible es que se han incluido, en muchos casos, obras lingúísticas
de nuestros compatriotas aunque no hubiesen sido publicadas en Cuba; es un
esfuerzo que hemos querido anotar en este trabajo.
352 JUAN M. DIHIGO
sientan inclinación por este género de investigaciones: el campo
es amplio y en extremo interesante, tanto en su aspecto morfoló-
gico como en el psicológico. A medida que se vayan profundizando
estas materias habrán de advertirse los múltiples atractivos que
han de ofrecer a sus pacientes eseudriñadores, surgirán motivos
de admiración hacia lo que el lenguaje en sí representa.
BIBLIOGRAFÍA
I. Modificaciones populares del idioma castellano en Cuba; por el Dr. Ar-
TURO MoNTORI. Habana, 1916.
El distinguido profesor de la Escuela Normal para Maestros
de esta ciudad, Dr. Arturo Montori, ha tenido la bondad de ob-
sequiarnos con un ejemplar del libro que acaba de escribir scbre
tema en extremo interesante. Conocíamos de él algunos capítulos
publicados en Cuba Pedagógica y en Cuba Contemporánea y es-
perábamos con interés la obra para juzgarla en conjunto y po-
derla apreciar en sus detalles. Compónese ésta de dos partes: ex-
pone en la primera el origen y evolución primitiva del idioma y
trata en la segunda de la evolución del castellano en Cuba. No
hemos sacado de su lectura una impresión del todo favorable pues a
juzgar por el título que diera a su estudio era de esperarse un análi-
sis más profundo que el que en 1915, y con título similar, hiciéramos
sobre la misma materia. Debió dicho profesor explicar las transfor-
.maciones del habla popular de nuestro país de acuerdo con los
principios de la ciencia del lenguaje, enriqueciendo a la vez su tra-
bajo con todo aquello que sobre modificación del mismo hubiésemos
callado. El libro en su mayor parte expone el origen y evolución
primitiva del castellano y las jergas del hampa cubana y aunque
estos asuntos son de sumo interés, en nada afectan a los cambios
populares del habla de nuestro país. La tesis ha sufrido mucho
a expensas del mayor desenvolvimiento de las otras cuestiones.
A ser posible nos habría agradado otra labor, más propia en la co-
lección de los hechos glóticos, en la comparación y clasificación de
los mismos, en la aplicación de las leyes que habrían de derivarse
como en las causas de los supremos principios del lenguaje; algo
original que revelara el espíritu de observación señalando en ca-
da caso la fuente que hubo de ofrecerle la forma particular del
vocablo.
Como este esfuerzo siempre es muy meritorio, podrá ser mejo-
rado en ediciones sucesivas y al objeto de contribuir a ello, con to-
354 BIBLIOGRAFIA
da la consideración y respeto que el autor nos merece, nos permi-
timos hacerle las observaciones siguientes: 1.2: la afirmación he-
cha de que el sermo rusticus no dejó apenas huellas escritas, nos
parece muy absoluta teniendo en cuenta los datos de los escritores
latinos y los trabajos especiales que se han realizado en Alemania,
Francia e Italia ; 2.2: lo mismo pensamos respecto de que las ex-
presiones que en latín clásico se formulaban por una síntesis gra-
matical se han transformado en perifrasis en los labios populares;
el estudio detenido de la morfología del sermo rusticus demuestra
lo contrario y en corroboración de ello pueden alegarse las prue-
bas presentadas por los lingilistas alemanes y franceses acerca del
carácter sintético de dicha habla al través de sus categorías grama-
ticales; 3.2: creemos que no ha debido traerse a este estudio, como
ejemplos, las modificaciones del lenguaje castellano en el habla de
Berceo y en el Cantar del Mio Cid: tal cosa demuestra una defec-
tuosa orientación en el desarrollo del tema que debe contraerse
a las alteraciones de nuestro lenguaje popular especialmente; 4.?:
no estamos conformes con estimar que el gallego pueda ser consi-
derado como lengua, sólo admitiríamos el hecho en cuanto a ser
un conjunto de voces usadas en determinada provincia: en otro
sentido nunca ha sido más que un dialecto; véase lo sustentado
por Gróber y Suchier, This, Ascoli, Leite de Vasconcellos y el eri-
terio del gran romanista Meyer Liibke; 5.?: estimamos incompleta
la indicación que hace de los elementos que constituyen la palabra,
diciendo que “es un conjunto de sonidos articulados en cuya es-
tructura intervienen la laringe y los órganos articuladores de la
garganta y de la boca”; otros factores también actúan y otras
también son las causas que pudieran advertirse como modificadoras
del sonido. Los erandes lingiiistas así lo expresan en sus tratados;
6.2: ha debido decirse que la ley del énfasis no se conereta única-
mente, ““al refuerzo de ciertos sonidos de algunas palabras en las
que se eree vincular más especialmente la fuerza de su significa-
ción””; actúa asimismo, como la analogía, aunque por diverso
procedimiento de diferenciación, en la construcción de nuevas for-
mas gramaticales; 7.2: no abundamos en la opinión de que la in-
fluencia de la ley del énfasis sea la que explique la e prostética
de espíritu, estrella y espuma, sino que es otro el principio que inter-
viene; 8.2: no creemos como el autor que la conversión de taurus la-
tino en toro castellano se deba a la asimilación de las vocales: el
cambio obedece al efecto de la contracción como lo demuestra la
BIBLIOGRAFIA 355
ley de la transformación de los sonidos al través de los diversos
erupos de lenguas y así lo afirman entre otros Festus y Servius, pre-
sentando los casos de modificación de estos elementos gráficos en la
historia de la lengua latina y con ellos Lindsay, Cejador, etc., ete.
La asimilación se debe a otra causa; 9.*? pensamos que en un tratado
de cambios fonéticos al estudiar los experimentados por las voces la-
tinas al castellanizarse, se ha debido explicar el motivo de la mutación
en cada caso y no limitarse a la simple exposición hecha en su gra-
mática por el Sr. Salvador Padilla, libro en extremo deficiente;
tampoco debe aceptarse en un todo muchas de las manifestaciones
hechas por Dauzat en sus libros *; 10.2: que si es cierto que en pá-
rrafo separado no nos hemos referido a los cambios en el lengua-
je de origen prosódico, los hemos señalado con los mismos ejem-
plos que el Dr. Montori y que pueden verse en nuestro trabajo en
su página 39; 11.2: que no consideramos elemento propio del ha-
bla popular las jergas del hampa cubana: nada hemos visto que
lo acredite en el análisis minucioso que hicimos de la literatura
cubana; no se han advertido esas formas como propias del pueblo
y además, la fuente de información a que ha acudido el Dr. Mon-
tori es defectuosa a juicio del Dr. Ortiz; y 12.2: que para la bue-
na orientación y comodidad de los investigadores, ha debido indi-
car el autor, la obra y la página de los ejemplos de habla popular
que consigna en su estudio facilitando así toda pesquisa posterior
que pudiera hacerse. Este criterio, con el que estamos en un todo
de acuerdo, es el sustentado por los lingiiistas.
Estas son las consideraciones que nos sugiere el libro del Dr.
Montori. Aprovechamos esta coyuntura no obstante para aplaudir
el esfuerzo realizado.
Dr. J. M. Drinuico0,
Profesor de Lingúistica y de Filología
1 Véase el juicio del Sr. Vendriyes sobre La Philosophie du Langage de
A. Dauzat en el Bulletin de la Société de Linguistique de Paris, 1912.
358 BIBLIOGRAFIA
Il. Second Pan American Scientific Congress. The final act and interpre-
tative commentary thereon; prepared by James Brown Scorr, Wash-
ington, D. C., 1916.
TIT. The Journal of Animal Behavior; Rober Yerkes (Harvard Univer-
sity). Volume 5, New York, 1915.
IV. Anales del Museo de Historia Natural de Buenos 4ires; tomo XXVII,
Buenos Aires, 1915.
V. Memorias de la Sociedad Cubana de Historia Natural “Felipe Poey”;
Vol. [, números 3, 4, 5 y 6, Habana, 1915.
Debo a la amabilidad de mi distinguido amigo el Sr. Robert
S. Woodward, Presidente de la Carnegie Institution of Wash-
ington, la remisión de un ejemplar del volumen recientemente
publicado en aquella capital sobre el Final act of Second Pan
American Scientific Congress; por lo cual le doy las más expresi-
vas gracias. De todo el variado contenido del libro (de más de
500 páginas) sólo vamos a dejar anotado algo de lo referente al
““Programa”” de la Sección de Antropología (Sección 1), de la cual
fué Presidente W. H. Holmes; Alex Hrdlicka, Secretario; y An-
gel C. Rivas, Secretario de Correspondencia. La Sección mencio-
nada comprendía tres subsecciones: 1.* de Etnología; 2." de Ar-
queología; y 3.2 de Antropología física.
Por la relación de los trabajos presentados en las sesiones ce-
lebradas por dicha Sección, vemos que el Dr. Luis Montané, Pro-
fesor de Antropología de nuestra Universidad, figuró en tres de
aquéllas, con estos estudios: uno sobre Los indios precolombinos
en la extremidad oriental de Cuba, otro titulado El descubrimiento
de las primeras sepulturas indias de Cuba, y el tercero El hombre fó-
sil de Cuba. Citemos también los de los señores J. A. Caparó, refe-
rente al Origen de los indios de la América Central y del Sur; El do-
minio de los aztecas, por A. M, Fozzer; Los Incas y su cultura,
por Hiram Bingham; La génesis del indio americano, por Alex
Hrdlicka; ete., etc. En la Sección de Antropología fueron unos cien-
to sesenta los trabajos. Esperamos su publicación para formarnos
juicio de su respectivo valor científico.
Anteriormente hemos escrito notas bibliográficas (Revista DE
LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, Vol. XVIII, 1914, y Vol. XX,
1915), relativas a los cuatro primeros volúmenes de The Jowrnal
BIBLIOGRAFIA 397
of Animal Behavior. El quinto de esta importante revista bimes-
tral contiene una serie de estudios experimentales, consecuentes
con las nuevas tendencias de la psicología animal; entre esos:
Observations on the behavior of butterflies—Ch. W. Hargitt; The
auditory sensitivity of the white rat—W. $S. Hunter; Some ob-
servations on the intelligence of the chimpazee—W. F. Shepherd;
etc., etc. En el número 6. (Noviembre y Diciembre de 1915), in-
sertan S. J. Holmes, C. H. Turner y Stella B. Vincent sus artícu-
los sobre lo publicado en 1914 respecto del behavior de los inver-
tebrados más inferiores, de los arácnidos e insectos y de los verte-
brados.
El volumen XXVII de los Anales del Museo de Historia Natu-
ral de Buenos Atres encierra variados trabajos referentes a Et-
nología, Erpetología, Embriología, Geología, Paleontología, Etno-
erafía, € y también a las Ciencias Naturales aplicadas (Entomolo-
gía agrícola). El primero que contiene el libro es el del Dr. Angel
Gallardo, ilustre Director del Museo: Observaciones sobre algunas
hormigas de la República Argentina, acompañado de seis figuras
ilustrativas y con las claves de algunas subfamilias y géneros. El
Sr. P. Serié publica un Suplemento a la fauna erpetológica argen-
tina, ampliando lo hecho, entre otros, por Berg y Koslowsky; ade-
más, citaremos ahora estos: Nuevas investigaciones sobre los delfines
longirrostros del mioceno del Paraná, por C. Rovereto; El Río de la
Plata desde su génesis hasta la conquista, por A. Cardoso; Nota so-
bre el HYDROMYSTRIA STOLONÍFERA Mey., por L. Hauman; Organiza-
ción política de los diaguitas, por A. Gancedo (hijo); Algunas no-
vedades de Lepidopterología Argentina, por E. Giacomelli; La
gruta sepulcral del Cerrito de las Calaveras (con un examen ana-
tomo-patológico, €), por F. F. Outes; ete.
En ese trabajo el Sr. Outes ocúpase de uno de los hallaz-
gos antropológicos efectuados por el Profesor M. Doello-Ju-
rado en sus excursiones zoológicas del litoral marítimo pró-
ximo a Puerto Madryn y como naturalista viajero del Museo
bonarense; llegando a formular, como resultado de la inves-
tigación realizada, las siguientes conclusiones generales: 1.2 Los
Patagones durante los siglos XVI y XVII usaron únicamente el
arco y la flecha como arma ofensiva arrojadiza; 2.? En el primer
tercio del siglo XVIII los Patagones comenzaron a usar el caba-
llo, importado, sin duda, de las regiones septentrionales, y obteni-
Y
do, quizás, de los Puelches y Araucanos, quienes domesticaron di-
BIBLIOGRAFIA
Y
St
4]
cho equino una vez que se hubo multiplicado en los llanos centra-
les argentinos; 3." Consecutivamente a la introducción del caba-
llo, los Patagones abandonaron el uso del arco y la flecha, y co-
menzaron a emplear gradualmente la “bola perdida””, y los di-
versos tipos de boleadora, armas de más fácil manejo para el ginete:
4.2 Los Patagones septentrionales usaron el arco y la flecha por
razones especiales hasta fines del siglo XV11I y comienzos del XIX,
conjuntamente con la “bola perdida””, las boleadoras y otras
armas ofensivas arrojadizas que no les eran propias; y 5.* Puede
fijarse el año de 1840 como término extremo para el uso en Patago-
nia, aun en forma esporádica, del arco, la flecha, y la jabalina;
siendo, por tanto, la sepultura del Cerrito de las Calaveras anterior
a dicha época.
Después de resumir el Sr. Outes algunos de los caracteres mor-
fológicos más salientes de los restos óseos reunidos en el Cerri-
to de las Calaveras (índices cefálico y facial, diferentes normas),
expresa que corresponden a un individuo ““de osatura poderosí-
sima y fuertes impresiones musculares. El mismo sujeto a que
aludo—escribe el mencionado autor—debió alcanzar un desarro-
llo gigantesco y, en cierto modo excepcional. Un simple dato nu-
mérico demostrará que no exajero al afirmarlo: el ancho bicondi-
leo de la mandíbula traída por Martin Doello-Jurado alcanza a
143 milímetros, y el bigoniaco a 119 milímetros!”” Y lo considera
como *“un representante de las agrupaciones netamente patagó-
nicas, que vivieron en los territorios situados al sur del río Ne-
gro””. A este trabajo acompañan seis hermosas láminas litosráfi-
cas, además de otros dibujos.
En el artículo relativo al río de la Plata el Sr. A. Cardoso
trata: 1.2 Síntesis geológica; 2. El período cuaternario y la for-
mación del río de la Plata; 3.” Fauna y flora; 4.” Los aborígenes;
5.” El descubrimiento; 6. Los exploradores; 7.” La conquista: 8.”
El río de la Plata en el siglo XVI; 9. La costa occidental. En
cuanto a los aborígenes, deseríbense los querandíes, guaraníes y
charrúas, los tres grupos principales de indios existentes en la
época del descubrimiento del famoso río. Apreciando la pobla-
ción indígena que entonces rodeaba al estuario—los charrúas al
este, los guaraníes al norte y los querandíes al oeste, en la cos-
ta argentina—toma el autor como base las cifras del historiador
Schmidel y considera un total aproximado de 70,000 almas, alcan-
zando solamente los guaraníes 30,000. No son para Cardoso exajera-
BIBLIOGRAFIA : 359
das esas cifras “si se tiene en cuenta la enorme distancia que abar-
ea su perímetro””, pues dichas tribus habitaban las orillas e islas
limítrofes con el Plata; y en numerosísimos grupos los encontra-
ban los conquistadores por doquiera que hicieran el desembarco.
Los querandíes y charrúas, cada uno de ellos, no llegaban en po-
blación a la mitad de los guaraníes; más, eran razas ágiles, altas
y fuertes. Silenciosos, resueltos y valientes, los charrúas fueron de
los que más retardaron la conquista: ellos—ha escrito Azara—han
dado más trabajo a los españoles y hecho derramar más sangre que
los ejércitos de Moctezuma y de los Incas.
En el pasado año (Vol. XX, n.” 3, 1915) consignamos la apa-
rición de las Memorias de la Sociedad Cubana de Historia Natural
“Felipe Poey'”—euya Sociedad considérase “hija de esta Uni-
versidad, algo así como una extensión de ella, y lleva por emblema
el nombre glorioso del Maestro””—y anotamos entonces el sumario
de los números uno y dos del primer volumen. Posteriormente, se
publicaron los que completan dicho tomo: 3, 4, 5 y 6. El 3 (Mayo
y Junio de 1915) contiene lo concerniente a la sesión solemne del
26 de Mayo del mismo año. Aparte de las “Sesiones de la Socie-
dad””, “Revista bibliográfica”? y “Variedades”? he aquí los tra-
bajos: Recientes adquisiciones biológicas. Carrel y el Instituto
Rockefeller—Dr. Mario G. Lebredo; Elementos para el estudio de
la Flora Cubana—Dres. M. Gómez de la Maza y J. T. Roig; Una
nueva hormiga de Cuba—Dr. J. H. Pazos; La destrucción del
Anobio—Dr. J. R. Almeyda; La infancia de la humamdad (con-
cluye)—Dr. L. Montané; Nuevas orientaciones sobre el transfor-
mismo (conclusión) —Dr. J. N. Ferrer; A propósito de los manan-
tiales de Vento—A. Pastor Giraud; Sobre un chimpancé nacido en
Cuba—Dr. L. Montané; Los trips de los laureles—P. G. Cardín;
Jean Henri Fabre—C. de la Torre. Actualmente se imprimen los
números del Volumen II (1916): de ellos nos ocuparemos en otra
oportunidad. |
VI. Bibliografía de Luz y Caballero; por DominGo FIGAROLA-CANEDA.
Habana. 1916.
El infatigable y competentísimo Director de la Biblioteca Na-
cional merece indiscuble aplauso por la publicación de este libro,
del que acaba de obsequiarnos con un ejemplar. “Las cinco pri-
meras partes de esta obra se dieron a la estampa, dice su autor—
360 BIBLIOGRAFIA
y nosotros nos sentimos muy satisfechos de ello por múltiples ra-
zones—en la REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS de
nuestra Universidad (1914-1915). Ahora se reproducen corregidas,
aumentadas, completas con las abreviaturas y una tabla metódica,
constituyendo, además, una segunda edición de trescientos ejem-
plares numerados. ””
Consígnase en esta edición un hecho histórico interesante: el de
la moción presentada en la Academia de Ciencias de la Habana
en la sesión del 26 de Octubre de 1879, por el entonces Secretario
general Dr. Antonio Mestre, y para que dicha Academia publi-
cara las obras del que fué su “socio de mérito”? Sr. José de la
Luz y Caballero. El Sr. Figarola-Caneda saca del polvo del olvido
la documentación original al hacerla aparecer en las páginas de
la Bibliografía, que es feliz producto de constante e incomparable la-
boriosidad. El Dr. Mestre al fundar en aquella época su moción,
consideró al por tantos títulos ilustre cubano Luz y Caballero bajo
el triple aspecto de la educación, de la filosofía y de las ciencias:
puntos de vista en que destacóse brillantemente, con la hermosa so-
beranía de su inteligencia privilegiada y de sus puros y nobles sen-
timientos.
Dr. A. MESTRE,
Profesor Auxiliar de Biología, Zoología y Antropología,
Conservador del Museo Poey.
Brolegia Cl CAI op TA A
ZOOL Ta UNICA) caro de e O cn
Zoología ar E A E E o as Dr. Arístides Mestre.
Antropología general (1 curso).............. E > Dr. Luis Montané.
CONFERENCIAS
Sistema nervioso: morfología y funciones; su
evolución en la serie zoológica y desarrollo + I)r. Arístides Mestre.
EUNeIMOMINDES tte il A
Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Arístides Mestre (Conservador del
Museo «Poey»); Dr. Pablo Miquel (Jefe del Gabinete de Astronomía); Dr. Nicasio
Silverio (Jefedel Gabinete de Física), Dr. Gerardo Fernández Abreu (Jefe del Labora-
torio de Química ; y Dr. Jorge Hortsmann “Director del Jardín Botánico). Estos di-
versos servicios tienen sus respectivos ayudantes. —El «Museo Antropológico Montané»
y el Laboratorio de Antropología tienen por Director al Profesor titular de la asignatura.
El profesor auxiliar interino de la Escuela es el Dr. José R. García Font.
3 ESCUELA DE PEDAGOGIA
h Profesor Dr. Carlos de la Torre.
Psicología Pedagógica (1 curso)............... 1
Historia de la Pedagogía (1-curso)............ Profesor Dr. Alfredo M. Auvuavo.
Piaiene Escolar dÍncurso).. ta J E
Metodología Pedagógica (2 cursos)... ........ ye Dr. Luis Padró.
Dibiro:lincal MICUESO a a ai 1 E A
Dibajo; paturalULCHESOo) a SENOS A
El profesor auxiliar de esta Escuela es el Dr. Luciano R. Martínez
Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas
que se estudian en otras Escuelas de la misma Facultad. El Director del Museo Peda-
gógico es el Profesor titular de Metodología.
4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS
Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico.
RANA PES A IS O TIA +» Profesor Sr. Eugenio Ravneri.
¡BStEreO fami (Curso Tn ra izada )
Geodesia y Topografía (l curso)......... | , A
Agrimensura (Í CUESO).-. 000.02. o... NA Dr. Alejandro Ruiz Cadalso.
Materiales de Construcción (1 curso) ......... l
Resistencia de Materiales. Estática Gráfica | A E
ete) 7 e ate E AS dr 0 Sr. Aurelio Sandoval.
Construcciones iv les y Sanitarias (1 curso).. )
Entiromecánica (E cuESO loa ena das se aa 1 A y
Maquinaria (! curso)... . G »» Sr. Eduardo Giberga.
Ingeniería de Caminos (3 cursos: puentes, fe- / Aa da:
rrocarriles, calles y carreteras)............ y A
Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) ES Sr. Ovidio Giberga.
Arquitectura é Higiene de los Edificios (1 curso) |
Historia de la Arquitectura (1 curso).......... ( dz E
E iz : ; ir. Andres: Cas
Contratos, Presupuestos y Legislación especial | bs Dr. Andrés Castellá.
á la Ingeniería y Arquitectura (1 curso)..... )
Esta Escuela comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y
Arquitecto; y son sus profesores Auxiliares: Sr. A. Fernández de Castro (Jefe del Labo-
ratorio y Taller Mecánicos); Sr. Plácido Jordán (Jefe del Laboratorio y Taller Eléctri-
cos); y Dr. José R. Martínez. con sus correspondientes avudantes. En dicha Escuela
se estudia la carrera de J/aestro de Obras; exigiéndose asignaturas que corresponden á
otras Escuelas. :
5. ESCUELA DE INGENIEROS AGRONOMOS Y AZUCAREROS
Física y Química Agricola (1 curso) ....-.. pe
Fabricación de azúcar e industrias derivadas + Profesor Dr. Francisco Henares.
MENCUESO SNE Sao Aaa Or an és ope ROO e 7
Agrología (1 curso) ...... AO ap 1
Eikotecnta( CuÉsol. ik aci eat e Ses A Sr. José Cadenas.
A E E O
Eeonomial R ura lM(MCurso oa aso ts !
An rural y formación de proyectos e Sr. José Comallonsa.
E A A ¡
Lenislación rural, (1 CUESO): 2...“ E )
Iudustrias rurales (1 curso) ..........- IO: TE /
Maquinaria agrícola (1 curso)......... A ? de Dr. Buenaventura Rueda.
Construcciones rurales (l curso).............. y
Microbiología agrícola (l curso) .............. l pi
Patología vegetal (E :GHESO): 0 0h noni
El profesor auxiliar de los grupos B, C y D. es el Sr. Heriberto Monteagudo (Con-
servador de los Museos).
Para los grados de /ngeniero agrónomo y azucarero, de Perito agrónomo y de Pe-
rito químico y azucarero se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas.
En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 45
de la tarde, se dan informes respecto á los detalles de la organización de sus diferentes
Escuelas. distribución de los cursos en las carreras que se estudian, títulos, grados, dis-
posiciones reglamentarias, incorporación de títulos extranjeros, etc.
AVISO
La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS es bimestral.
Se solicita de las publicaciones literarias ó científicas que reciban la REVISTA, el canje co-
rrespondiente; y de los Centros de instrucción ó Corporaciones á quienes se la remitamos, el
envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nuestra
sección bibliográfica.
Para todo lo concerniente á la ReEvISTa (administración, canje, remisión de obras, etc.)
dirigirse al Sr. Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana, Re-
pública de Cuba.
Los autores son los únicos responsables de sus artículos; la REVISTA no se hace solidaria
de las ideas sustentadas en los mismos.
NOT SE
The REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS, will be issued every other
month.
We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction and
Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. A
detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section.
Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed
matter, etc., to the Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la Habana,
República de Cuba.
AVIS
La REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS parait tous les deux mois. On
demande 1'échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu
dans notre partie bibliographique.
Pour tout ce qui concerne la Revue au point de vue de 1'administration, échanges, envoi
d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Secretario de la Facultad de Letras y Ciencias,
Universidad de la Habana, República de Cuba.
Les auteurs sont seuls responsables de leurs articles, et la REVUE n'est engagée par
l' opinion personelle d'aucun d'eux.
a Al
PE
a
AMA
¿e Ll
Mé 1 Y, €: : A E Y y
y a AE
«e ,
» e
»
Fs
de 3