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Full text of "Revista de la Facultad de Letras y Ciencias"

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REVISTA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS 


UNIVERSIDAD DE LA HABANA 


REVISTA 


DE LA 


FACULTAD DE LETRAS Y LIENCIAS 


VOLUMEN XXXIII, 1923 


DIRECTOR: 


Dr. JUAN M, DIHIGO 


Profesor de Lingiíística y de Filología 
Director del Laboratorio de Fonética Experimental 


REDACTORES JEFES: 


Dr. ARISTIDES MESTRE 


Profesor de Antropología 
Director del Museo Antropológico Montané 


Dr. SALVADOR SALAZAR Dr. LUIS DE SOTO 
Profesor Auxiliar Profesor Auxiliar 
de Ciencias Filosóficas de Lenguas y Literaturas clásicas 


SON COLABORADORES LOS SEÑORES PROFESORES DE LA FACULTAD 


HABANA 


Imprenta ''La Propagandista””, 
Monte 87 y 89, 


1923 


INDICE 
DE LAS MATERIAS DEL TRIGESIMO TERCER VOLUMEN 


1923 


NUMEROS 1-2, ENERO-JUNIO 


Las Siete Partidas (Estudio lingúístico) . 
Crítica del sistema filosófico de Kant . 


El instinto de combate en el niño cubano . 


Apuntes sobre algunos Centros de Instrue- 


ción Superior de América y Europa ... 
Historia de una tragedia (Grecia) ...... 
Orígenes del teatro inglés .............. 


Heli PRamosaD Uat is ado llo ia o bs 


Notas BibllogrRÍCAS o oiocooscccoascrnns 


I. Las cien mejores poesías escogidas por 
D. M. Menéndez y Pelayo. Mérito bien 
dudoso de algunas de ellas, por Delfina 
Huerta, Méjico, 1923.—II. Naturaleza, 
por W. Jaime Molins, Buenos Aires, 
1922,—III,. La Ciudad única, por W. 
Jaime Molins, Buenos Aires, 1922 ..... 


IV. Antropología Jurídica, por el doctor 
Arístides Mestre, Habana, 1921-1923 . 


V. Letras Hispano-americanas, por Aliro 
Carrasco, S. Chile, 1919.—VI. Las nue- 
vas promesas, por Laudacio de la Cruz, 
Mérida, Yucatán, 1922.—VII. Historia 
sintética del arte colonial, por Manuel 
Romero de Terreros, Méjico, 1922.—VIII. 
Mi campaña hispano-americana, por Ma- 
nuel Ugarte, Barcelona, 1922.—IX. Li- 
bro de Apolonio. Grammar. Notes and 
Vocabulary, Part. Il, París, 1922.—X. 
Discursos a la Nación mejicana, por An- 
tonio Caso, Méjico, 1922,—XI. Plácido 
(Poeta cubano), Contribución histórico- 
literaria, por Domingo Figarola-Caneda, 
Habana, 1922.—XIT. Perfiles, (Apuntes 
críticos sobre literatura cubana contem- 
poránea), por Elías José Entralgo, Ha- 
bana, 1923.—XIII. Le Langage. Intro- 
duction linguistique a 1'histoire, par J. 
Vendryes, Baris 102 Loco anat + es 


Dr. Juan M, Dibigo ... 
Srta. Mercedes G. Tudurí 
Dra. Cira Polledo ..... 


Ingo, Sr. Carlos Theye . 
Dr. Salvador Salazar .. 
Dr. J. M. Pérez Cabrera 


DARDO a de 


OCIOSO AO GA OCIO CAC O 


y Dr. A. Boza Masvidal . 


Dr. Pelayo Casanova .. 


DM. DIGO co 


e... .. ...»... o... .....%*.......... 


181 


185 


189 


vi INDICE 


NUMEROS 3-4, JULIO-DICIEMBRE 


Los nuevos horizontes de la Universidad . 
Idealizaciones de la poesía cubana ...... 


El problema de la originalidad de la lite- 
PATUTa ACUDA as ae asia 


La Brujería y la Criminalidad .......... 


La Cerámica como medio de conocer la mi- 
tología, las costumbres y la vida privada 
de la antigua Grecia. (Una lección de 
E A A 


Dr. Plácido Biosca y Viñolas ....... as 


a A AN 


I. Las cien mejores poesías cubanas, por 
José María Chacón y Calvo, Madrid, 
1922.—II. Ensayos de literatura cuba- 
na, por José María Chacón y Calvo, Ma- 
to o E A A O 


HI. Reconstrucción de un crimen e iden- 
tificación de un criminal, por Israel Cas- 
tellanos Habana 12 oie 


Dr. R. Gómez Murillo . 
Srta. Laura Mestre .... 


Dr. A. Boza y Masvidal 


Sra. Sofía Córdova .... 
Dr. Arístides Mestre .. 


Dr. Luis de Soto 


La 


IV. La verdadera poesía castellana, por ' 


Julio Cejador, Madrid, 1923.—V. His- 
toria de la lengua y literatura castella- 
na (1908-1920), por Julio Cejador, Tomo 
XIV, 1922.—VI. Origen and Evolution 
of Religion by E. Washburn Hopkins, 
New Haven, 1923.—VII. Adolfo Casti- 
llo. En la paz y en la guerra, por Gerar- 
do Castellanos G., Habana, 1922.—VIITI. 
Ideario Pedagógico, por Rafael Altami- 
ra, Madrid, 1923.—IX. En la puerta de 
la iglesia, por Miguel L. Amunategui Re- 
yes, Santiago, Rep. de Chile, 1923 ..... 


Miscelánea.—Convocatoria y Reglamento 
para los concursos a premios de la Aca- 
demia de la Historia en los años de 1924 


EN E SAID ea 


Dr. 


Dirección ... 


.oo.oos 


MA MO 


. Salvador Salazar .. 


. Pelayo Casanova .. 


Págs. 


203 
216 


247 
268 
307 


325 
350 
353 


353 


355 


356 


A | | 
Vol. XXXIM UNIVERSIDAD DE LA HABANA Núms. 1 y 2 


—Orígenes del teatro inglés 


REVISTA 


DE LA 


FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS 


DIRECTOR: 


Dr. JUAN M, DIHIGO 


Profesor de Lingiiística y de Filología 
Director del Laboratorio de Fonética Expétrimental 


REDACTORES JEFES: 
Dr. ARISTIDES MESTRE 


Profesor de Antropología 
Director del Museo Antropológico Montané 


Dr. SALVADOR SALAZAR Dr. LUIS DE SOTO 
Profesor Auxiliar Profesor Auxiliar 
de Ciencias Filosóficas de Lenguas y Literaturas clásicas 


SON COLABORADORES LOS SEÑORES PROFESORES DE LA FACULTAD 


ENERO-JUNIO 1923 


SUMARIO: 


—Las Siete Partidas (Estudio lingúístico) ............. Dr. Juan M. Dihigo. 
—Crítica del sistema filosófico de Kant ................ Srta. Mercedes García Tudurí. 
—El instinto de combate en el niño cubano ............ Dra. Cira Polledo y Alemán. 
— Apuntes sobre algunos Centros de Instrucción Superior 
OE RAMRCrEcCa y EnLoDa ote as ia eo diga erRia e Ingo. Sr. Carlos Theye. 

—Historia de una tragedia. (Grecia) — .............. Dr. Salvador Salazar. 
O MS Tens plo ao Dr. José M. Pérez Cabrera. 
BE Amos Duarte. coco cc rr E Y La Dirección. 
—Notas Bibliográficas.—I. Las cien mejores poesías es- 

cogidas por D. M. Menéndez y Pelayo. Mérito bien 

dudoso de algunas de ellas, por Delfina Huerta, Mé- 

jico, 1923.—II. Naturaleza, por W. Jaime Molins, 

Buenos Aires, 1922,—IIT. La Ciudad Unica, por W. 

E A A A UR Dr. Aurelio A. Boza Masvidal. 
IV. Antropología Jurídica, por el Dr. Arístides Mes- 

EA UE A US A A Dr. Pelayo Casanova. 

V. Letras Hispano-americanas, por Aliro Carrasco, 
- $. de Chile, 1919.—VI. Las nuevas promesas, por 

Laudacio de la Cruz, Mérida, Yucatán, 1922.—VIT. 

Historia sintética del arte colonial, por Manuel Ro- 

mero de Terreros, Méjico, 1922,—VIIT. Mi campaña 

hispano-americana, por Manuel Ugarte, Barcelona, 

:1922.—IX. Libro de Apolonio. Grammar, Notes and 

Vocabulary. Part, II. París, 1922.—X. Discursos a la 

Nación mejicana, por Antonio Caso, Méjico, 1922.— 

XI. Plácido (Poeta cubano). Contribución histórico- 

literaria, por Domingo Figarola-Caneda, Habana, 1922, 

—XII. Períiles, (Apuntes críticos sobre literatura cu- 

bana contemporánea), por Elías José Entralgo, Ha- 

bana, 1923.—XIII. Le Langage. Introduction linguis- 

tique a 1”histoire, por J. Vendryes, París, 1921 ..... Dr. J. M. Dihigo. 


: —Canje. 


HABANA 


Imprenta ''La Propagandista””, 
Monte 87 y 89, 


1923 


mn 


eN 
EL IRA 


ENSEÑANZA DE LA FACULTAD DE LETRAS dea CIENCIAS. 


Decano: Dr. Adolfo de Aragón. 
Secretario: Dr. Saivador Salazar. 


1. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA, 


Lengua y Literatura Latinas (3 cursos) ....... Profesor Dr. Adolfo de Aragón. 

Lengua y Literatura Griegas (3 cursos) ...... Ñ ES Dr. Juan Maza y Artola. 

Lingúísti UA) o AS A IR lo | y qe 

Filología “a Elo) > e A EI, ed eo Rin Got e De IA 

Historia de la Literatura Española (1 curso) ... ] 

Historia de las literaturas modernas extranjeras ; 5 Dr. A. Eligio de la Puente. 
O O A OS A e dE 

Historia de América (1 curso) ................ 1 ad E B 

Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) ) sa Dr. Evelio Rodríguez LendiAn 

DAIEOIORLA (LICUESO). toc ica Ai lr Ao sde Ear ) 

ulosoría Moral (EXCUSA  L e oa asadas » 5 Dr. Sergio Cuevas Zequeira. 

Le e AE A A J 


Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Salvador Salazar para el grupo de Historia y 
Ciencias Filosóficas; Dr. Luis de Soto para el grupo de Lenguas clásicas y Dr. Eligio de la Puente 
(aux. int%.) para el grupo de Literaturas; los cuales dan conferencias sobre sus respectivas materias. 

El Laboratorio de Fonética Experimental tiene por Director al Profesor titular de Lingúística. 


2. ESCUELA DE CIENCIAS. 
(a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. 


Análisis matemático (Algebra Superior) (1 curso) ] 
Análisis matemático (Cálculo diferencial e inte- ¿ Profesor Dr. Pablo Miquel. 


PER ELACUIDO) sc ies Re eo e > eee J 
Geometría superior y analítica (1 curso) ....... ? 
Geometría descriptiva (1 curso) .............. ' SS Dr. Claudio Mimó. 
Trigonometría (1 curso) ........ bn NTE ) 
Física Superior (ler. curso) ...... a A ] EALA y 
Física Superior (LECUIAOS) Vte colo ale lola de coda cio J Z e AO O 
Guinea general Cl CUISO): aia ensalada els 5 Sr. Carlos Theye. 
A LO e e e 1] s , 
Zeolopía RAID act e arotaro: ces UN OR Y ] A Dr.: Victor Rodrignoz. 
Brujo DinealslselnnsO) litio os lacada area o ala ea ] A E 
PUEDO Natural (PrECUIB O) at PO A an ed j 4 Dr dona SUE 
A e ds 9 A O RS ] 
Mecánica Racional (1 Curso) ................. b E Dr. Victorino Trelles, 
AO HO MIA (MU CUPSO) un ae nara o Voiole alias j 
e E AS A O A . Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. 
Mineralogía y Cristalografía (1 curso) ........ y Dr. Santiago de la Huerta. 
BOTAánica Paneral” (ESCUEBO) Coros o eat on an cons Al Dr. Felipe García Cañizares. 


(b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. 


Análisis Matemático (Algebra Superior) (1eurso) Profesor Dr. Pablo Miquel. 


Geometría Superior (sin la Analítica) (1 curso) . | Z E 
Trigonometría (plana y esférica) (1 curso) ..... ) E O 

Física Superior (ler. CUTSO) ......... o... .. ] o ro ; 

HStoa- OParior 2 CUrRO) aa e a a J m A ON 
Química Inorgánica y Analítica (1 curso) ..... ] A 

Química Orgánica (1:curso) ............<.... ] “ E opa 

1DAbDuJO; Lineal: (LSCUIEO ata elos e ato : , : 

Dibujo Natural (1 Curso) c00occorocccroroooo J Dr. José Ma. Soler. 
Mineralogía y Cristalografía (1 curso) ........ A Dr. Santiago de la Huerta. 
a A A E A NA 1 4 s 

ADOOS (QUEDO) e detal E aaa SIA ] 54 a hs 
Botánica general (1 curso) ......o..o.o.oooss.: > Dr. Felipe García Cañizares. 
Cosmología (QUISO) ti ca ae iaa pa Dr. Victorino Trelles. 


(c) Sección de Ciencias Naturales. 


Análisis Matemático (Algebra Superior) (1eurso) Profesor Dr. Pablo Miquel. 


Geometría Superior (sin la Analítica) (1 curso) . 1 : : 
Trigonometría (plana y esférica) (1 curso) ..... J » DE 

Quimica peneral(1oCUTSO) ns ee sli alas > Sr. Carlos Theye. 

Dibujo Tineals(L: curo) tono eS (ele ) z 

buje Natural. (1. CUTBO) a ea ee pps ao J jl bno 

O ¡pOnpral: (TI QUÉSO coda edi re atado O e alos ys Dr. Plácido Biosca. 
Mineralogía y Cristalografía (2 cursos) ....... 1 : 

Geología ELTCUIBO is a IN MEE Ue ) £ Dr. Pántiapo de, la (ner 
Botánica general (1 CUBO)... aa cae Dr. Felipe García Cañizares. 


Fitografía y Herborización (1 curso) ......... ) e 


LEA IA 


BUTANICAL 
GARDEN 


Vol. XXXIII ENERO-JUNIO 1923 Núms. 1 y 2 


REVISTA 


DE LA 


FACULTAD DE LETRAS Y LIENCIAS 


LAS SIETE PARTIDAS “” 
Estudio lingúístico 


POR EL DR. JUAN M. DIHIGO 
Profesor de Lingúística y de Filología 


La significación e importancia, que desde un punto de vista ju- 
rídico, han tenido las Partidas, aleanzando merecidos encomios los 
aspectos múltiples en que se ha hecho el estudio de este Código, 
bien en el literario para señalar lo castizo de su dicción a la par 
correcta, elegante y didáctica junto a la sencillez admirable de su 
decir, el rigor con que se emplean las voces y el particular eui- 
dado en el manejo de la sintaxis para impedir interpretaciones 
torcidas, bien en cuanto a su valor desde un punto de vista cien- 
tífico y legislativo, nos ha hecho pensar que un análisis del len- 
suaje que vistiera tan bellos conceptos podría ofrecer al amante 
de estas investigaciones una espléndida coyuntura para apreciar 
lo que este instrumento de la idea hubo de significar en instantes 
en que gemían, en verdadero estado de ignorancia, las naciones 
de Europa. 

Enfrascados en la dura y paciente labor de analizar una por 
una, palabra por palabra, las múltiples leyes que al través de los 
diversos títulos aparecen en las diferentes Partidas, no hemos pen- 
sado que la obra que efectuábamos -sería del todo completa pues si 

(1) La carencia, en las Imprentas, de los signos correspondientes al sistema grá- 


fico para la debida representación fonética ha impedido señalar cual corresponde los 
diversos matices de ciertos sonidos. 


2 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la voluntad sobraba para vencer las debilidades del espíritu falta- 
ban las fuentes de información que permitieran espigar con fruto. 
Este estudio es un simple ensayo para llamar la atención sobre les 
características del romance de las Partidas que al encerrar, como 
hemos dicho, en sus formas, las ideas ¡jurídicas de la época permi- 
te admirar la belleza de la frase, su deliciosa sonoridad. 

Desde que tuvimos ocasión de apreciar la muy útil labor reali- 
zada con singular competencia por Lanchetas al exponer, en su as- 
pecto gramatical, el habla de las obras de Berceo; desde que Me- 
néndez Pidal, al ofrecer en su estudio sobre el Cantar de Mio Cid 
un admirable medio para divulgar las excelencias de la obra, ha eon- 
tribuído a que se pueda juzgar tanto en conjunto como en par- 
te su altísima significación en la epopeya castellana; desde que 
Cejador, como resultado de sus infatigables y valiosas pesquisas 
nos obsequiara con su sapiente estudio sobre el idioma en que ex- 
teriorizara sus famosas ideas el más grande de los escritores es- 
pañoles, Cervantes, permitiendo el ilustre lineiísta, merced a tan 
prolijo eseudriñar, conocer los matices que reflejan la idiosinera- 
cia de la lengua española en su incesante evolución, pensamos, 
siempre en esfera modesta como cuadra a nuestro pobre saber, que 
si el Fuero Juzgo había merecido los honores de ser editado por 
la Real Academia Española, merecía la pena que una obra tan 
excepcional como Las Siete Partidas, exponente de los conceptos 
jurídicos del siglo XIII y exponente a su vez de una especial es- 
tructura de lenguaje que a la majestad de su decir reune lo alti- 
sonante de su expresión, fuera examinada a la luz de los principios 
de la ciencia del lenguaje que habían de señalar con exactitud 
cuanto atañe a la constitución de su fonetismo y a la determina- 
ción de su morfología en la natural evolución que ha experimen- 
tado el latín vulgar hasta la constitución del romance que es el va- 
lioso instrumento de que se han valido los que han redactado Có- 
dieo tan notable. 

Y como a la formación de la fonética del romance ha contribuí- 
do, según ya se ha afirmado, y en tan alto grado el latín vulgar, 
la prisca rusticitas, como se demuestra abriendo las páginas del 
libro de Sehuchardt Der Vokalismus des Vulgárlateins y tantos 
otros; como su morfología ofrece a los que quieran espigar en es- 
te campo elementos bastantes para sorprender las notas salientes 
del romance reflejadas en sus peculiares morfemas y hasta en su sin- 
taxis se encierran hechos que acusan influencia de elemento lingiiís- 


J. M. Dihiso: Las Siete Partidas. 3 


tico pasado y se advierte en el uso de las categorías gramaticales 
determinadas propiedades, el análisis de estas manifestaciones ilu- 
minado por el latín vulgar constituye un medio importante de 
apreciación de señalados matices del lenguaje que permiten exte- 
riorizar el colorido de sus elementos sonoros, la persistencia o va- 
riación de sus signos consonánticos, la especial mudanza de sus 
formas, las aproximaciones o alejamientos que en el romance se 
notan según los textos revelando todo ello la evolución de 
este desprendimiento del latín vulgar merced a causas múltiples, 
todo, sin duda, por el carácter esencialmente social del lenguaje. 
Mientras más se discurre sobre este exponente de una manifesta- 
ción lingiística mejor se aquilata, en esa admirable asociación de 
la forma y de la idea, las excelencias de este instrumento plástico 
para los altos fines a que está destinado. 

Y como el castellano, en lo que no hay duda, procede del latín. 
no de aquel exclusivo de la esfera literaria sino del que en boca 
del pueblo aleanzó marcada robustez; como el latín vulgar en su 
desarrollo es base de los elementos que hoy integran las lenguas 
románicas y maenífico nexo entre el vulear y éstas lo es la forma 
denominada romance que las inseripeiones y otros elementos lite- 
rarios ponen a nuestro alcance para su estudio; como el latín 
vulear brinda, como se advierte en el análisis que del mismo han 
hecho sus famosos investigadores, particularidades en su vocabula- 
rio que señalan diferencias de uso comparado con el que tiene en 
latín clásico, en la derivación se ve la aplicación de los prefijos. el 
eran empleo de los sufijos, cusnto hace referencia a la formación 
de las voces compuestas y el minucioso uso de los términos y de las 
inflexiones siendo su fonética riquísimo arsenal para euriosas e inte- 
resantes especulaciones en el análisis de pasajes famosos dados a eo- 
nocer en cada caso, como la morfología en nombres y adjetivos, en 
pronombres y verbos da a conocer las particularidades de esta habla 
sobre la que tanto y tan bien han eserito los más eminentes romanis- 
tas como lo ha hecho Schuchardt indagando cuanto atañe a los fone- 
mas del latín vulear, Grandeent exponiendo en su Vaulgar Latín lo 
que tiene relación con las partes fundamentales de la eramática en 
este aspecto: Bonnet señalando las especialidades del latín de Grego- 
vio de Tours. Mohl discurriendo sobre la eronolocía del latín vulear., 
Edon acerca de la escritura y pronunciación del latín literario y 
del vulgar y tantos más que han laborado como Goelzer, Hoppe, 
Lebreton, Rernier, Travaclio ete., parece justo, dentro de un erite- 


4 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, 


rio bien orientado, que el estudio de la fonética del romance de las 
Siete Partidas, la explicación de lo particular de su estructura y 
hasta lo que afecta a la esfera de su sintaxis se haga iluminando la 
vía que ha de recorrerse con dos potentes antorchas el sermo vul- 
varis, siempre que sea posible, aprovechando los elementos de esa 
habla que al caer el Imperio siguió, como se ha dicho, su carrera, 
arrollando y venciendo en tanto que desenvolvía sus tendencias 
analíticas, y el sermo urbanus, eruditus, perpolitus a fin de apre- 
ciar mejor la transformación operada merced al carácter orgáni- 
co y evolutivo del lenguaje haciendo surgir la forma en que erista- 
lizara el romance. Por todo esto hemos tenido buen cuidado al in- 
vestigar cada caso el ver lo que estas dos grandes fuerzas dicen tra- 
tando de ilustrar la materia con los principios fundamentales que 
los grandes romanistas han estampado en las eruditas páginas de 
sus Obras, hacer la comparación del punto con los textos expues- 
tos en romance como el Cantar de Mio Cid para indicar las seme- 
janzas y diferencias en los diversos aspectos eramaticales que filó- 
logos de tanta superioridad como Cejador, Menéndez Pidal y Lan- 
chetas han sabido debidamente apreciar y señalar. 

Bien es cierto, como hemos dicho, que la labor no puede resultar 
completa, ni aun aproximada a la efectuada por tan excelsos maes- 
tros, pero hemos tratado en la consciente lectura que de las Parti- 
das hemos hecho de ilustrar cada caso con pasajes de este Código 
y aun en aquellos en que Lanchetas, Menéndez Pidal o cualquier 
Gtro romanista han señalado voces en confirmación de principios 
bien fonéticos, morfológicos o sintácticos, hemos tenido el cuidado 
de ver si las Partidas ofrecían los mismos ejemplos en idénticos ea- 
sos para apuntarlos cuando así ocurriese o señalar la manifiesta 
discrepancia. 

He ahí en síntesis lo que nos hemos propuesto al emprender tan 
minucioso estudio del libro de leyes más acabado y superior a cuan- 
to desde Justiniano hasta la mitad del siglo XII se hizo en las 
otras naciones de Europa, de ese fuero que al decir de Tieknor con- 
tiene “una riqueza, una propiedad y a veces una elegancia en la 
expresión, verdaderamente admirables, testimonio de los grandes 
esfuerzos de sus redactores tendientes a que el castellano fuese la 
lengua real y positiva del país””, maravillosa habla en que la ento- 
nación solemne, como su rasgo característico, se ha reflejado siempre 
en la prosa española. 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 5 
FONÉTICA 
VOCALES TÓNICAS 
A 


La a tónica se ha mantenido al pasar del latín al romance. Con- 
súltense las opiniones de Menéndez Pidal en el Cantar de Mio Cid; 
Diez Gramm. des lang. rom; Zauner Rom. Sprachwiss. Meyer Liibke 
Gramm. des lang. rom. Hanssen Gram. hist. de la leng. cast. entre 
otros; alongado (longare) Ley 12, Tít. 10, Part. 1 (o en tiempo más 
alongado ); descomulgara (exeommunicare) Ley 11, Tít. 5, Part. 1 
(diziendo que el su Arcobispo lo descomulgara) ; afumar (fumare) 
Ley 7, Tít. 9, Part. Y (con intención de afumar o de fazer mal); 
desesperanza (desperare) Ley 43,, Tít. 4, Part. 1 (E por esta deses- 
peranza en que cayan); librada (liberare) Ley 3, Tít. XIT Part. 
4 (Librada, e quita es la mujer); abito (habitus) Ley 39, Tít. 5, 
Part. 1 (fueras ende si cambiassen su abito por miedo); omenage 
(homenatieum) Ley 21, Tít. 11, Part. 3 (e por el omenage que fizo 
de la guardar); fabla (fabula) Tít. 1, Part. 1. (é cuidarian 
algunos que estas de este libro no fablan de otra cosa); amonestar 
(admonestare) Ley 11, Tít. 4, Part. 1 (e deben amonestar a todos 
los que fueren de edad); mostrare (monstrare) Ley 32, Tít. 4, 
Part. 1 (ca debe mostrar alguna razón derecha) ; amos (ambo) Ley 
52, Tít. 4, Part. 1 (e amos los deue y mezclar); punar (puenare) 
Ley 62, Tít. 3 Part. 1 (Punar deuen los Christianos) ; santo (sane- 
tus) Ley 17, Tít. 5, Part. 1 (A la tercera Spiritu Santo) ; mesura- 
do (mensuratus) Ley 36, Tít. 5, Part. 1 (Mesurado deue ser aquel 
que eligieron); fazes (facies) Ley 36, Tít. 5, Part 1 (que lo fagan 
con las fazes bermejas) ; rayx (radix) Ley 58, Tít. 5, Part. 1 (por- 
que la cobdicia es raya de todos los males) ; afrontar (affrontare) 
Ley 57, Tít. 4, Part. 1 (e dene gelo afrontar su Perlado) ; afirman- 
za (affirmare) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (e esta afirmanza se entiende 
señaladamente por le Fe que ouieron); reelar  (regularis), 
Tít. 7 Part. 1 (quales son llamados Religiosos o Reglares) asmar 
(aestimare) Ley 5, Tít. 8, Part. 1 (asmar deue el Perlado quando 
ouiere de mudar); comunal (communalis) Ley 2, Tít. 12, Part. 1 
(que es dos sueldos de la moneda más comunal), véase la adición 
pleonástica al a este adjetivo a que hace referencia Hanssen; jud- 
var (judicare) Ley 8, Tít. 17, Part. 1 (porque los Perlados deuen 


6 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


judgar llanamente, esta forma representa el pase de 4% a dy > 
judgar > juzgar; afogar (effocare) Ley 5, Tít. 7, Part. 2 (que se 
afogarían a so ora); retraer (retrahere); Ley 4, Tít. 13, Part. 2 
(e dezirla con las lenguas e retraerla; grand (grandis) Ley 7, 
Tít. 1, Part. 1 (E hanlo de honrar por la su eran nobleza) ; catar 
(catore) Ley 3, Tít. 1, Part. 1 (cantando los fechos quales son), este 
ejemplo es exponente de la conversión del grupo pt en t: captare > 
catar; escodriñar (serutinari) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (é que las esco- 
driñe, de guisa que las entienda) ; qual (qualis) Ley 71, Tít. 18, Part 
3 (de los quales assi como Personero de aquel cuya era la cosa); 
Perlado (Praelatus) Ley 9, Tít. 4, Part. 1 (6 otro Perlado qual- 
quier); embargo (imparare) Lev 5, Tít. S, Part. 1 (o el embargo 
que ouiesse); loar (laudare) Ley 2, Tít. 1, Part. 1 (e otrosí son 
tenudos los homes de loar a Dios); abonda (abundare) Ley 10, 
Tít. 4, Part. 1 (él eree que es baptizado, aquella creencia que ha 
le abonda) ; escusado (exeusare) Ley 15, Tít. 1, Part. 1 (no pue- 
den ser escusados de estar a mandamiento dellas) ; estraño (extra- 
neus) Ley 63, Tít. 4, Part. 1 (Mas si fuessen estraños); tañer 
(tangere) Ley 16, Tít. 1, Part. 1 (Ca pues que y es lo que tañe a 
loor de Dios), este es un ejemplo de la introducción de la í en 
vez de ny a que hace referencia Menéndez Pidal en su Gram. hist. 
españ.; sobejania (superanus) Ley 18, Tít. 1, Part. 1 (deben to- 
ller la sobejania del mal); esualdad (aequalitas), Ley 8, Tít. 2, 
Part. 2 (zuardando en todas cosas razón e derecho, e egualdad) ; 
eseusación (excusatio) Ley 17, Tít. 7, Part. 1 (e apelando o po- 
niendo aleuna eseusación) ; saluos (salvus) Ley 17, Tít. 4, Part. 1 
(é como deben haber fe para ser saluos por la confesión); agrauar 
(ageravare) Ley 37, Tít. 4, Part. 1 (que agrauan las enfermeda- 
des a los omes mas afincadamente): privadas (privatus) Ley 48, 
Tít. 4, Part. 1 (bien pueden dezir otras Missas privadas); llaue 
(clavis) Ley 60, Tít. 4, Part. 1 (e que fuesse cerrado con llaue) ; 
leuassen (levare) Ley 4, Tít. 25, Part. 2 (bestias e armas que 
leuassen); renouamiento (renovare) Ley 15, Tít. 14, Part. 5 (Re- 
nouamiento es otra manera de quitamiento); gouernar (guberna- 
re) Ley 20, Tít. 7, Part. 1 (e que les ayude a gouernar el Mones- 
terio); prouar (probare) Ley 9, Tít. 9, Part. 1 (que non oulesse 
menester de se prouar); cauallo (caballus) Ley 7, Tít. 2, Part. 5 
(Cauallo o sieruo o otra semejante desta); fazed (facere) Ley 54, 
Tít. 4, Part. 1 (esto fazed en mi remembranea); mandado (man- 
datus) Ley 5, Tít. 5, Part. 1 (non lo puede fazer sin mandado del 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 7 


Apostolico); vedado (vetatus) Ley 63, Tít. 5, Part. 1 (seyendo 
vedados que finquen en sus beneficios); pecado (peeccatus) Ley 33, 
Tít. 5, Part. 1 (Pero si aleuno faze de estos pecados medianos) ; 
condemnada (condemnatus) Ley 5, Tít. 5, Part. 3 (Ca si la otra 
parte fuere condemnada en las costas) ; alear (altar) Ley 5, Tít. 5, 
Part. 1 (e del juyzio que el diere no se puede ninguno alear) ; 
desecharan (dejectare) Ley 40, Tít. 5, Part. 1 (E si alguno dese- 
charan); embiar (inviare) Ley 5, Tít. 8, Part. 1 (que las embie 
con algun Religioso); donazion (dornatio) Ley 68, Tít. 18, Part. 3 
(e la carta de tal donazion deue ser fecha en esta guisa); refer- 
tasse (refutare) Ley 6, Tít. 23, Part. 3 (maguer aquel contra quien 
fué dado el juyzio lo refertasse). 


Como excepciones pueden indicarse el cambio de la a latina tó- 
nica en romance cuando va seguida de un elemento palatal, según 
indica Menéndez Pidal, como en el caso de una 2? inmediata o atral- 
da-ariu y en el de c en grupo latino clásico: ballesteria (balistarius) 
Ley 9, Tít. 18, Part. 2 (é todas las otras que couilenen a balleste- 
ria); malfechor (malefactor) Ley 56, Tít. 5, Part. 1 (porque los 
malfechores no finquen sin escarmiento). 


Tranfórmase la 4 en o por efecto de la atracción de la u de la 
sílaba postónica en los perfectos: ovo (habere) Ley 3 Tít. 1, Part. 
1 (por eso ovo y menester temperamiento) ; sopieren (sapere) Ley 
19. Tít. 1, Part. 1 (que los que ante lo sopieren). 


E 


La e tónica larea o alargada por la caida de una consonante se 
ha conservado sin alteración; a veces se diptonga por causa de 
confusión con la e breve. Consúltense las opiniones de Menén- 
dez Pidal en el Cantar de Mio Cid: Diez en Gramm. des lang. rom; 
Zauner en Rom. Sprachwss; Meyer Liibke en Gramm. des lang. rom. 
blasfemia (blasphemia) Ley 4, Tít. 4, Part. 2 (Blasfemia es un eri- 
men gravíssimo) ; querella (querella) Ley 1, Tít. 8, Part. 6 (e el 
Juez deue oyr su querella); veneno (venenum) Ley 17, Tít. 5, 
Part. 5 (Veneno ni poncoña, ni yervas con que se pudiere matar a 
aleunos) ; cierto (certus) Ley 4, Tít. 4, Part. 1 (así como en logar 
o en persona cierta); emienden (emendare) Ley 18, Tít. 4, Part. 1 
(e castiguen e emienden lo que vieren); enciensan (incensare) Ley 
18, Tít. 10, Part. 1 (ca la enciensan e la ungen con Crisma). 


8 Revista de la Facuitad de Letras y Ciencias. 


La permutación de la e larga en 2 si común en las lenguas romá- 
nicas es rara fuera de la lengua francesa. 

Véase lo dicho por Mugica a este respeeto en su Gram. del cast. 
antiguo. 

Pero es de señalarse casos de e breve latina que al pasar al ro- 
mance se han hecho 2: olio (oleum) Ley 11, Tít. 4, Part. 1 (é la 
crisma hase de facer de olio é de balsamo) ; nin (nec) Ley 21, Tít. 
4, Part. 1 (nin baptizar, nin predicar al Pueblo); premia (preme- 
re) Ley 23, Tít. 4, Part. 1 (é por las premias que ficiera tres ve- 
sadas a los Pueblos de los Judíos); aduzir (adducere) Ley 34, 
Tít. 2, Part. 3 (para aduzirlo en juicio; complere (ecomplir) 
Tít. 14, Part. 1 (que se ha de complir con ellos) ; venino (venenum) 
Ley 17, Tít. 5, Part. 5 (Poneoña o peruas o venino o otra casa mala). 

La e tónica breve ante consonante simple se cambia en el dip- 
tongo 2e. Consúltense los autores citados: miedo (metus) Ley 15, 
Tít. 13, Part. 2 (E como quier que temor e miedo es naturalmente 
como vna cosa). 

Menéndez Pidal consigna que el diptongo aparece en las Glosas 
Silenses, en el Áuto de los Magos y en diplomas anteriores. 

Si es cierto que como inicial se escribe ye es un hecho que en las 
Partidas el nombre latino herba aparece escrito ierba : ierbas (herba) 
Ley 17, Tít. 5, Part. 5 (¡erbas poncoñosas no se pueden vender). 

Zauner en Rom. Sprachwiss. ilustra el caso con diversos ejem- 
plos entre los que está el ya dicho de las Partidas. 

La e en posición si resulta invariable en la casi totalidad de las 
lenguas romanas en romance se diptonga: fiesta (festum) Ley 2, 
Tít. 23, Part. 1 (Guardadas deuen ser todas las fiestas) ; tierra (te- 
rra) Ley 31, Tít. 28, Part. 3 (cuya deue ser la tierra por do yua). 

La e en la antepenúltima sílaba se conserva: bestia (bestia) Ley 
65, Tít. 18, Part. 3 (bestias venden los omes, e la carta de tal ven- 
dida). 

La e se modifica en a: afogarian (effocare) Ley 5, Tít. 7, Part. 
2 (hatan eran daño que se afogarían a so ora). 


La 17 larga tónica se mantiene generalmente invariable. 

Mugica en su Gram. del cast. antiguo ofrece un buen número de 
ejemplos, Zauner aunque sin dar en su Rom. Sprachwiss. muchos 
ejemplos consigna el principio con carácter categórico como tam- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 9 


bién se lee en Meyer Lúbke Gramm. des lang. rom. en la gramática 
de Diez y en el Cantar de Mio Cid de Menéndez Pidal. Las Par- 
tidas confirman este principio: captivo (captivus) Ley 1, Tít. 29, 
Part. 2 (Captiuos e presos como quier que vna cosa sean); amigos 
(amicus) Ley 2, Tít. 27, Part. 4 (no quiere biuir en este mundo 
sin amigos); vino (vinum) Ley 2, Tít. 5, Part. 2 (que dixe al vino 
apoderar de si); viles (vilis) Ley 3, Tít. 14, Part. 4 (ninguna de 
aquellas que son llamadas viles) ; fijos (fiilius) Ley 2, Tít. 23, Part. 
3 (que el fijo que está en poder de su padre). 

La 1 breve ante consonante simple se transforma en e. Véase 
lo manifestado por Diez en su Gramm. des langues rom., por Me- 
néndez Pidal en su Cantar de Mio Cid hacienda referencia a lo 
dicho por Cornu en Romania XITI, a los cambios de esta vocal se- 
ñalados por Meyer Liúbke en su Gramm des langues rom. Mugica 
en su Gram. del cast. antiguo consigna este cambio al referirse a la 
1 postónica en las voces latinas dicit, facit, mettit que son respec- 
tivamente en castellano dice, face, mete: recebir (recipere) Tít. 1, 
Part. 1 (pueden ser execusados de nos recibir la pena); obedes- 
cer (obedire) Ley 2, Tít. 1, Part. 1 (é obedescer a sus padres é 
a sus madres); vevir (vivere) Ley 15, Tít. 1, Part. 1 (al face- 
dor de las leyes en querer vevir segund les leyes); eserebir 
(seribere) Ley 19, Tít. 1, Part. 1 (débelo facer escrebir en su 
libro); redemiste (redime) Ley 52, Tít. 4, Part. 1 (porque re- 
demiste el mundo por el tu Cuerpo); vezino (vicinus) Ley 54, 
Tít. 6, Part. 1 (assi como los otros vezinos legos); melezina 
(medicina) Ley 15, Tít. 7, Part. 1 ( o de tomar alguna melezi- 
na); enemiga (inimicus) Ley 19, Tít. 2, Part. 4 (Enemiga e muy 
grand pecado fazen todos aquellos) ; fe (fides) Ley 31, Tít. 4, Part. 
1 (fe quiere tanto decir come haber home firme creencia de la cosa 
que non siente, nin vee) ; pesees (piscis) Ley 29, Tít. 7, Part. 1 (ca 
assi como los peces non pueden biuir sin agua). 

Menéndez Pidal hace indicaciones sobre la inflexión de e en 2 por 
efecto del hiato, como asimismo se advierte en la transformación 
que da una 2 final y no olvida el cambio originado por analogía 
conmigo, contigo, consigo que en latín vulgar eran micum, ticum 
según dice Sehuchardt en su Vokalismus des Vulgirtaleims, pág. 253. 

En ciertos casos la 1 se diptonga en ¿e pero el romance mantiene 
la 2% frente a la tendencia, a la transformación en casos como los 
siguientes: biuda (vidua) Ley 41, Tit. 18, Part. 3 (ya a ganar 
carta contra los huérfanos e las biudas); familia (familia) Ley 


10 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


6, Tít. 33, Part. 7 (familia se entiende el señor della); justicia 
(justitia) Ley 1, Tít. 1, Part. 3 (Raygada virtud es la Justicia). 

La 1 en posición se estima como 7 breve. Véase lo expresado por 
Zauner, Diez, Meyer Liibke, Mugica, etc.: lengua (lingua) Ley 4, 
Tít. 13, Part. 2 (e señaladamente en la lengua) ; letras (litterae) 
Ley 118, Tít. 18, Part. 3 (que non se semejasse con ella en la letra). 

La 1 persiste ante ll y s de acuerdo con los casos siguientes: 
mill (mille) Ley 2, Tít. 21, Part. 2 (assi entre los centenarios es 
el mayor mill). 

A veces la 1 larga acentuada se cambia en y como lo indica Me- 
néndez Pidal en su Cantar de Mio Cid con el mismo ejemplo que 
ya se ha indicado en este trabajo al referirnos a la Ley 31, Título 
28, Partida 3. 

La 2 cambia en y en el caso siguiente: yr (ire) Lev 5, Tít. 5, 
Part. 1 (o embien a los que fueren conuenibles para yr). 


O 


La o larga se conserva en romance. Consúltense Diez Gramm. 
des lang. rom., Meyer Liibke Gramm. des lang. rom., Zauner Rom. 
Sprachwiss, Menéndez Pidal Cantar de Mio Cid, Mugica Gram. 
del cast. antiguo, Menéndez Pidal Gram. histórica española, Ale- 
many Gram. histórica de la leng. cast. Torres. Gram. hist. de la 
leng. cast.: corte (cohors) Ley 27, Tít. 29, Part. 2 (Corte es lla- 
mado el lugar do es el Rey e sus vasallos); oración (oratio) Ley 
18, Tít. 10, Part. 1 (La mi casa será llamada Casa de oración); 
corona (corona) Ley 5, Tít. 5, Part. 2 (trayessen coronas de oro, 
con piedras muy nobles); honor (honor) Ley 20, Tít. 13, Part. 2 
(e de las tierras a que llaman onores); persona (persóna) Ley 11, 
Tít. 5, Part. 3 (sobre pleyto que tanxesse a su fama o a su perso- 
na); sol (sol) Ley 1, Tít. 1, Part. 3 (la justicia cata siempre do 
nasce el Sol verdadero); boz (vox) Ley 18, Tít. 10, Part. 1 (Que 
assi como el sueno de la boz que non ha entendimiento); 
voto (vótum) Ley 1, Tít. 8, Part. 1 (Voto tanto quiere decir como 
promessa que ome faze a Dios). 

La o larga se cambia en u, prueba de ello son los siguientes 
ejemplos: tovo (tenere) Ley 3, Tít. 4, Part. 1 (tovo por bien San- 
ta Eglesia que lo bapticen); ovo (habere) Ley 3, Tít. 1, Part. 1 
(por eso ovo y menester temperamiento). 

La o breve se diptonga ante consonante simple en ue: bueno (bó- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas, 11 


nus) Ley 2, Tít. 26, Part. 2 (que los buenos perdiessen por los ma- 
los) ; fuego (fócus) Ley 3, Tít. 10, Part. 7 (que de aquellos que vie- 
nen a matar el fuego) ; fuero (fórum) Ley 7, Tít. 2, Part. 1 (ca si 
el fuero es como conviene); juego (jóeus) Ley 57, Tít. 5, Part. 1 
(e porende non deuen yr a ver los juegos); pueblo (pópulus) Ley 
5, Tít. 2, Part. 1 (Pueblo tanto quiere decir como ayuntamiento de 
gentes de todas maneras); escuela (sehóla) Ley 2, Tít. 31, Part. 2 
(en viniendo a las Escuelas e estando en ella) ; suegro (socer( Ley 
12, Tít. 8, Part. 7 (o el suegro o la suegra a su yerno o a su nuera). 

La o antepenúltima generalmente se conserva en romance : católi- 
ca (cathólicus) Ley 15, Tít. 10, Part. 1 (que les viene de la fe cató- 
lica). 

Aunque la vocal o simple permanece intacta en posición, en es- 
pañol se permite la diptongación ; esta se efectúa ante n, r.: fuente 
(fons) Ley 1, Tít. 1, Part. 3 (porende la asemejaron a la fuente 
perenal); cuerpo (corpus) Ley 5, Tít 1, Part. 2 (e por ella biue el 
cuerpo e se mantiene) ; huérfano (orphanus) Ley 12, Tít. 28, Part. 
3 (e en fazer criar los huérfanos). 

Se emplea la u por o en romance: preguntar (percontari) Ley 1, 
Tít. 10, Part. 3 (Ua primeramente le deuen preguntar al deman- 
dado). 

Las Partidas ofrecen casos de cambio de o eu e: fermoso (for- 
mosus) Ley 38, Tít. 5, Part. 1 (fermosas son tus mejillas) ; escu- 
ro (obseurus) Ley 2, Tít. 1, Part. 2 (e otrosi quando fuesse escuro). 


U 


La u larga persiste por lo general y casi sin excepción: muro 
(múrus) Ley 20, Tít. 32, Part. 3 (e los muros de las Villas) ; música 
(música) Ley 37, Tít. 5, Part. 1 (E otrosi en Musica que es saber 
de los sones); uso (úsus) Ley 2, Tít. 2, Part. 1 (Uso es cosa que 
nasce de aquellas cosas que hombre dice o face); natura (natúra) 
Ley 67, Tít. 4, Part. 1 (Natura es fechura, de Dios, e el es el Señor). 

Menéndez Pidal en el Cantar de Mio Cid indica que la u larga 
latina permanece en el ejemplo siguiente que también ofrecen las 
Partidas: mulo (múlus) Ley 65, Tít. 5, Part. 5 (Cauallo o mulo o 
otra bestia vendiendo vn ome). 

Mugica en su Gram. del cast. antig. dice que la u tónica y secun- 
daria persiste, y en pro de esto consigna una serie de ejemplos. 

Diez en su Gram. de lang. rom. expresa que esta regla sufre al- 


12 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


gunas excepciones. La u larga se hace o: poridad (puritas) Ley 
20, Tít. 4, Part. 1 (que se da privadamente en poridad) ; onde (un- 
de) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (Onde conviene, quel que quisier leer las 
leyes deste nuestro libro); abonda (abundare) Ley 10, Tít. 4, Part. 
1, (aquella creencia que ha le abonda para poder recebir Orden) ; 
sofrir (sufferre) Ley 14, Tít. 4, Part. 1 (para sufrir los trabajos 
en el servicio de Dios) ; sospirando (suspiráre) Ley 18, Tít. 4, Part. 
1 (e diciéndoles estas palabras sospirando e llorando); acorrer 
(adcurrere) Ley 10, Tít. 9, Part. 2 (no sobran bien acorrer a los 
erandes peligros). 

Lanchetas hace referencia en su Berceo a que la u tónica latina en 
su paso al castellano unas veces se conserva y otras se transforma 
en su correspondiente media o. 

La u breve ante consonantes simples se hace o. Los casos no son 
numerosos: pozo (puteus) Ley 19, Tít. 32, Part. 3 (Fuente o pozo 
de agua auiendo aleun ome en su casa. 


Menéndez Pidal señala este cambio en su Cantar de Mio Cid y 
añade, en la propia obra, que la u breve en voces cultas queda como 
tal u, cosa también advertida en las Partidas en: cruz (crux) Ley 
17, Tít. 10, Part. 1 (e muestra este poder la señal de la Cruz). 

Mas adelante Menéndez Pidal en el mismo libro indica que las 
lenguas romances suponen un vulear ústium de donde veo en vez 
de ostium y cita lo expresado por Ford, Rom., XXVII, 288; Meyer 
Libke, Zeit, XXV, 355. 

En la antepenúltima sílaba la u aparece con tanta frecuencia eo- 
mo la o. En castellano puede emplearse no sólo en esta sílaba u 
originariamente antepenúltima sino en otros casos. 

En posición siempre es la o la que representa a la u: torre (tu- 
rris) Ley 25, Tít. 32, Part. 3 (Casa o Torre o otro edificio qualquier 
auiendo algun ome en Villa) ; donde (unde) Ley 1, Tít. XIII, Part. 
1 (e donde tomo este nombre). 


La u persiste, como en otras lenguas románicas, en el romance 
cuando está en la antepenúltima sílaba y cuando es penúltima an- 
te las más variadas consonantes: ante ch, ng, ñ: rústica (rustica) 
Ley 3, Tít. 31, Part. 3 (Rústica seruidumbre diximos que era...); 
culpa (culpa) Ley 11, Tít. 33, Part. 7 (E tal culpa como esta es como 
necedad) ; fruto (fructus) Ley 37, Tít. 14, Part. 5 (fuesse de tal na- 
tura que diesse fruto de si); gusto (gustus) Ley 5, Tít. 13, Part. 
2 (le dió sentido en el gusto para departir las cosas) ungir (un- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 3 


gere) Ley 13, Tít. 4, Part. 1 (Ungir solían los Reyes en la vieja 
Ley con olio). 

Zauner en su Rom. Sprachwiss, confirma lo expuesto dado que 
al tratar de la u tónica en posición da u en español como en rumano, 
italiano, español y portugués y ' en francés y provenzal. ilustra el 
caso con el ejemplo gustu, entre otros, que conviene con el empleado 
en las Partidas. 


Es de anotarse la conversión de u en a en despensa del latín dis- 
pensum de la Ley 17, Tít. 7, Part. 1 (e pagar cada uno su parte en 
las despensas). 


DIPTONGOS 
2. UE. 


El diptongo e se representa en romance por le, e y a veces por ¿ 
según Diez en su Gram. des lang. rom. Menéndez Pidal en el Can- 
tar de Mío Cid indica que ee pasa ale y e ae. Lanchetas en 
Berceo se ocupa de los diversos diptongos pero no hace especial 
mención del «e al señalar la forma de constituirse y el origen de los 
diptongos castellanos. 

Ae se cambia en ¿: lision (laesio) Ley 1, Tít. XT, Part. 1 (de jud- 
gar los omes a muerte o a lision). 

También «e se modifica en e: presumpción (presumptio) Ley 8, 
Tít. 14, Part. 3 (otra natura de pouar a que llaman presumpeión). 

Mugica en su Gram. del cast. antig. consiena el diptongo «e sin 
diseurrir sobre su formación tal vez porque como dice Hanssen la 
historia de los diptongeos latinos «e, «e, au es bastante enmarañada a 
causa del hecho de que además de diferencias eronolósicas, existen 
dialécticas, mas adelante indica que hubo tendencia a substituir «e 
por e como afirman Seelmann, Aussprache 166, y Grandgent 88; 
Alemany en su Gram. histórica expone que el diptongo latino «e 
corresponde a la e abierta del latín vulgar. Lo mismo dice Meyer 
Liibke: ciego (csecus) Ley 3, Tít. 6, Part. 3 (otrosí dezimos que el 
que fuese ciego de ambos ojos) ; judío (judx*i) Ley 20, Tít. 11, Part. 
3 (e el Judío que ha de jurar debe poner las manos sobre la tora) ; 

Ei diptongo «e donde no se confundió con «e, se representa por e 
y no por ie. 

Hanssen en su Gram. hist. de la leng. cast. apunta que alrededor 
del primer siglo eristiano la ce se hizo e y Meyer Liibke en su Gram. 


14 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


des lang. rom. manifiesta que la «e del latín se trata como e del la- 
tín vulgar y da como ejemplo los mismos que ofrecen las Partidas. 
Menéndez Pidal en el Mio Cid señala el pase a e: pena (pena) Ley 
9, Tít. 4, Part. 1 (seyendo cierto que era baptizado non debe fincar 
sin pena). Débese consignar que los léxicos si traen el vocablo la- 
tino cielo en la forma coelum estiman fundamental la caelum. 


AU 


Diez al tratar en su Gram. des lang. rom. este diptongo expresa 
que en latín al lado de au se ve o y que Festo estima que en muchas 
palabras la o sólo se empleaba en el campo, que los dos sonidos dip- 
tongo y vocal se han conservado imperando uno en un dominio y 
otro en otro. En romance la o se ha mantenido más. Menéndez 
Pidal en el Cantar de Mio Cid, al tratar de la representación de o ú 
y au, señala que el español llegó a confundir el diptongo au con o. 
Hanssen refiere en su Gram. hist. de la leng. cast. que los umbros 
y volscos trocaban au en 0 y que esta pronunciación se introdujo en 
el latín vulgar mientras que el latín urbano no sólo conservaba au 
sino que hasta lo substituía en lugar de la 6 etimológica (Seelmann 
Die Aussprache des Lateins 162), pero las lenguas románicas supo- 
nen au en la mayoría de los casos pues hay algunos, como dice Tho- 
mas en Rom. XXXIX, 188, como ahogar de affocare y pobre puede 
que derive de poperem según piensa Menéndez Pidal en su Gram. 
hist. españ. El au latino se hizo primero ou, después o. Zauner en 
Rom. Sprachwiss. considera el diptongo «au el más importante que 
pasa a o en español como en italiano y francés. Alemany en su 
Gram. hist. de la leng. cast. consigna que au del latín clásico es o en 
castellano pero pasando por ou como se puede ver en pauco, gallego 
pouco castellano, poco; agrega que al au del romance cuya u procede 
de vocalización de consonante se reduce asimismo a ou, o, en casos 
en que el diptongo es más reciente se conserva. Añade que la o pro- 
cedente de au se diptongó en el cast. ant. Grandgent que señala que 
au pronunciado áu se conservó en latín vulgar en tanto que ex- 
perimentó modificaciones en las hablas románicas lo estudia en su 
aspecto tónico y átono y Lanchetas expresa que de los catorce dip- 
tongos actuales salvo ou todos los demás se encuentran en las obras 
de Berceo: oro (aurum) Ley 5, Tít. 28, Part. 3 (Oro o aljofar e 
piedras preciosas fallan los omes); cosa (causa) Ley 2, Tít. 28, 
Part. 3, (Departimiento ha muy grande entre las cosas deste mun- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 15 


do); coto (b. 1. cotus) Ley 2, Tít. 7, Part. 5 (Cotos e posturas ponen 
los mercaderes entre si); pobre (pauper) Ley 20, Tít. 23, Part. 3 
(Esso mismo dezimos de los otros que son tan pobres); tesoro 
(thesaurus) Ley 45, Tít. 28, Part. 3 (Thesoros fallan los omes a las 
vegadas en sus casas). 


También se ve la consonificación de la u en bo en p: alabarse 
(allaudare) Ley 4, Tít. 4, Part. 2 (La boca de otri te alabe 
e non la tuya); suzio (sancius) Ley 42, T%t. 5. Part. 1 (e ella finea 
suzia en sí). 


VOCALES ÁTONAS 


El gran filólogo Diez estima que para darse uno idea de ellas es 
necesario apreciarlas antes o después de la sílaba tónica. Delante 
de la sílaba tónica la modificación de la átona es múltiple sin depen- 
der a veces de un principio y sin que pese la cantidad: ayuno (je- 
junium) Ley 50, Tít. 4, Part. 1 (Esto es porque non sería ya ayu- 
no); galardon (ant. al. widarlon) Ley 1, Tít. 27, Part. 2 (Galar- 
don es bien fecho que deue ser dado francame:te). 

En el romance se advierte la tendencia al cambio de una e por la 
1 latina átona o hecha átona siempre que la sílaba que siga conten- 
ga una segunda 2 tónica: ceniza (cinis) Ley 15, Tít. 10, Part. 1 
(esparzen por la Eglesia aquella agua bendita que fazen con cenl- 
za); enemigo (inimicus) Ley 1, Tít, 19, Part. 2 (mala voluntad que 
ha ome contra sus enemigos); vezino (vicinus) Ley 15, Tít. 30, 
Part. 3 (e los vezinos temiéndose de recebir daño de aquel lugar). 

Después de la sílaba tónica en los proparoxítonos se advierte la 
caída de la vocal que sigue y que por lo común es ¿o u: obra (opera) 
Ley 1, Tt.5, Part. 2 (obra es cosa que se comienca, e se faze, e se 
acaba por fecho). 

Las vocales átonas finales aun las que lo son por caída de una 
consonante aparecen tratadas en las diversas lenguas de modo di- 
ferente. Las vocales a, e, 1, v persisten por lo general en romance: 
casa (casa) Ley 5, Tít. 31, Part. 2 (que las posadas o las casas en 
que moraren los unos) ; orden (ordo) Ley 10, Tít. 4, Part. 1 (o de 
otra Orden cualquier); bueno (bonus) Ley 3, Tít. 27, Part. 4 (que 
puñe primeramente de conoscerlo, si es bueno). 

Menéndez Pidal en el Cantar de Mio Cid especifica más los casos 
pues afirma con referencia a la a lcs cambios que sufre y aquellos 
en que permanece ilustrando el punto con las opinicaes de Cornu 


16 Revista úe la Facultad de Letras y Ciencias. 


y de Kórbs respecto a ygamos con los que no conviene. Las Parti- 
das nos ofrecen ejemplos varios de la a: amigo (amicus) Ley 2, 
Tít. 27, Part. 4 (tanto han menester mas los amigos) ; amor (amor) 
Ley 1, Tít. 27, Part. 4 (E puede ome auer amor) ; camisa (camisia) 
Ley 39, Tít. 5, Part. 1 (que non andouiessen menos de con camisa 
Romana) : cabeza (caput) Ley 26, Tít. 13, Part. 2 (e por esso es lla- 
mado Cabeca de Pueblo) ; palabra (parabola) Ley 1, Tít. 4, Part. 2 
(palabra es cosa que quando es dicha verdaderamente). 

Señala Menéndez Pidal el cambio de a en e por infiuencia de un 
sonido paladial que vemos en : pechar (pactare) Ley 29, Tít. 5, Part. 
1 (han de pechar mas de lo que deuen) ; echar (jáctare) Ley 10, 
Tít. 25, Part. 4 (E estos atales pueden los Reyes echar de la tierra) ; 
mesnada (mansionata) Ley 7, Tít. 1, Part. 7 (o si fuesse Cauallero 
de la Mesnada del Rey). 

Asimismo expresa que la a seeuida de 1 tiene suerte muy varia 
como se ve en: otero (altoriu). 

Danchetas en su Berceo hace referencia a las vocales átonas re- 
sultando a su juicio más resistentes las que mayor grado de sonori- 
dad contienen y divídelas, para su estudio, en postónicas y pretóni- 
cas. Meyer Liibke en su Gram. des lang. rom. se refiere al desarrollo 
espontáneo de las vocales finales, al condicional, a la influencia y 
suerte de la 2 así como a las postónicas, protónicas e iniciales. Ale- 
many en su Gram. hist. de la leng. cast. distingue los casos de vo- 
cales protónicas de sílaba inicial y protónicas de sílaba interna. 
Respecto de la a indica que persiste cuando es tónica o cambia 
en e o en o. Zauner en su Rom. Sprachwiss. incluye entre las 
átonas las finales y la vocal media de los proparoxítonos. Mugica 
en su Gram. del cast. amtig. expone las vocales pretónicas y dice 
que la a pretónica persist een general y al tratar las postóni- 
cas señala que la a de esta clase, tras la ton. y secund., también 
persiste. 

Menéndez Pidal en el propio Cantar de Mio Cid manifiesta que 
la é e como £, ? se cambian en e: hedad (aetas) Ley 27, Tít. 
6, Part. 1 (e quando fuere de hedad de veinte e seys años) ; pre- 
gon (preconium) Ley 7, Tít. 8, Part. 3 (e en que manera fizo el 
pregon por su mandado); celada (celare) Ley 30, Tít. 23, Part. 2 
(Celada es otra manera de guerra); menor (minor) Ley 31, Tít. 
14, Part. 5 (O si fuesse muger o menor de veinte e cinco años). 

En vez de e se halla 2 por influencia de una paladial a que ya se 
ha hecho referencia. Casos se presentan en que la e está substituída 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 7 


por ¿ por incuencia de una paladia!. Menéndez Pidal, euya erudi- 
ción es grande, revela ésta en los menores detalles acusando lectura 
y seguro criterio al juzgar determinadas opiniones. Agrega 
el caso en que la e se halle en hiato latino por lo que degenera en 1. 

También las Partidas ofrecen ejemplos de o en vez de e en: obis- 
po (episcopus) Ley 45, Tít. 4, Part. 1 (e los perdones que los Obis- 
pos dan). 

Mugica en su Gram. del cast. antiguo sostiene que la e pretónica 
persiste y que postónica (tras la ton. y secund.) persiste también y 
Alemany en su Gram. hist. de la leng. cast. dice que la e abierta y 
cerrada del latín vulgar mantiénense en castellano eon el sonido de 
e cerrada y que ante 2 0 u vocal acentuada se debilita en e, en 2. 


La 1 larga inicial se conserva tanto en voces cultas como popula- 
res según indica Menéndez Pidal en el Cantar de Mio Cid y en las 
Partidas tenemos el ejemplo siguiente: christiano (christianus) 
Ley 15, Tít. 4, Part. 1 (si non aquel que fuere christiano). 


Los casos de disimilación del latín vulgar como vinicus ya han si- 
do indicados y el de asimilación se ve en derecho que da las Partidas 
en la Ley 2, Tít. 1, Part. 1 (Ca segun el movimiento deste derecho 
demuestran las alteraciones de la vocal). 


Alemany en su Gram. hist. de la leng. cast. indica que la 1 del 
latín vulgar, que es la 7 del clásico, persiste en castellano lo mismo 
que cuando es tónica. Meyer Liibke en su Gram. des lang. rom. 
expresa que la : del latín vulear es la vocal más resistente pudiendo 
formularse como regla general que ha permanecido sin cambios en 
romano. En cuanto a las particularidades de los cambios de la + 
latina bien en todo el dominio romano como en un espacio restrin- 
gido aparece e 0 e. 


Los sonidos ú 0 úu se reducen a u como el diptongo au a o según 
anteriormente se ha dicho y como voces extrañas pueden señalarse 
entre otras: nombre (nomen) Ley 2, Tít. 7, Part. 7 (aquel que cam- 
bia maliciosamente el nombre). Alemany en su Gram. hist. de la 
leng cast. dice en relación con la o abierta y o cerrada del latín vul- 
gar (clásico ó, %, 0) que continúan en castellano con el sonido de 
o cerrada como: bondad (bonitas) Ley 6, Tít. 9, Part. 2 (o por li- 
naje o por bondad) ; llorar (plorare) Ley 43, Tít. 4, Part. 1 (dixo 
que no llorassen por el). 

También consigna cómo por influencia del sonido paladial si- 
guiente se debilita la o en u y en la conjugación cuando va segui- 


18 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


da de —10,—ie acentuados. En cuanto a la u del latín vulgar (í 
del clásico) persiste en castellano. 

Es de apuntarse que Mugica en su Gram. del cast. antig. señala 
que la o pretónica persiste como igualmente la postónica: honor 
(honor) Ley 2, Tít. 26, Part. 4 (E honor dizen, aquellos maraue- 
dis que les pone); poder (potere) Ley 14, Tít. 5, Part. 3 (ha el 
Personero tan acabado poder). 

La u postónica cambia en o indica Mugica en la obra citada. 


M. Pidal habla en el Cantar de Mio Cid de la vocal protónica 
interna consignando que se conserva la «a en: ocasion (occasio) 
Regla 21, Tít. 34, Part. 7 (quien da ocasion por dovenga daño a 
otro); que se cambia en e por asimilación como se ha expuesto; 
monesterio (monasterium) Ley 35, Tít. 4, Part. 1 (e encerrado en 
algún Monesterio); como el resto de las vocales desaparece bien 
entre consonantes iguales, entre r y otra consonante, entre toda 
clase de ellas; verguenca (verecundia) Ley 16. Tít. 13, Part. 2 
(e perder verguenca de las cosas, que han de enuergoncar) ; sol- 
dada (soldatam) Ley 9, Tít. 25, Part. 4 (e nol quisiesse dar su 
soldada). 


La obra de M. Pidal es el mejor exponente de sus excelentes cua- 
lidades de investigador por lo que cada tema lo estudia del todo 
y por ello a lo dicho agrega que si hay tres sílabas antes del acen- 
to se pierde la vocal inmediata al acento porque la vocal segunda 
lleva acento secundario: amistad (amicitia) Ley 1, Tít. 27, Part. 
4 (E assi se prueua que non es vna cosa amistad) ; ofrenda Ley 6, 
Tít. 19, Part. 1 (Ofrendas fazen los Christianos a Dios). 


Es de agrevarse que dos vocales en hiato se pierden: eostum- 
bres (conseutudo) Ley 6, Tít. 5, Part. 2 (Costumbres e maneras 
deue aber el Rey muy buenas) y se pierde como dice M. Pidal 
Gespués de atraerse la otra a la sílaba inicial. 


La vocal protónica interna se conserva por semejanza con voces 
de igual tema acentuadas de otro modo: escudero (seutarius) Lev 
13. Tít. 21, Part. 2 (han los Eseuderos a hañar, e lauar su cabeca). 

La protónica interna se mira como inicial cuando va antecedida 
de un prefijo: enemigo (inimicus) Ley 1, Tít. 19, Part. 2 (E son dos 
maneras de enemigos). 

La pérdida de una consonante sonora deja las dos vocales protó- 
nicas en hiato y hace que se conserve la protónica en hiato: traydor 
traditor) Ley 17, Tít. 13, Part. 2 (que non sea por ello iraydor). 


J. M. Dirnigo: Las Siete Partidas. 19 


Dentro de este estudio coloca M. Pidal las voces cultas que le- 
mos en las Partidas: charidad (charitas) Ley 6, Tít. 12, Part. 2 
(Charidad tanto quiere dezir como amor que ha ome a alguna cosa) ; 
voluntad (voluntas) Ley 14, Tít. 6, Part. 1 (Voluntad es cosa que 
mueue a los omes a obrar por sí). 


Trata M. Pidal de la pérdida de la postónica en latín arcaico 
y popular en determinadas cireunstancias como de los casos en 
que se conserva. 


Pero como las vocales también sufren alteraciones cuando son 
finales apunta que la a final permanece en: alma (anima) Ley 5, 
Tít. 1, Part. 2 (Ca assi como yaze el alma en el corazón del ome) ; 
que toda e o 2 latina final es e en romance: sangre (sanguis) Ley 
16, Tít. 28, Part. 3 (bañados de la sangre del hermano del Señor 
della); padre (pater) Ley 5, Tít. 7, Part. 1 (si entrasse en Orden 
sin plazer de su padre) que en vez de la e se halla rara vez otra 
vocal: rey (rex) Ley 7, Tít. 1, Part. 2 (E tiene el Rey lugar de 
Dios), que la o o u latina es o en romance:uso (usus) Ley 1, Tít. 
2, Part. 1 (Uso es cosa que nasce de aquellas cosas que hombre di- 
ce o face). También se ve en la voz: año (annus) Ley 3, Tít. 9, 
Part. 3. 


Al referirse Diez en su Gram. des lang. rom. a las vocales áto- 
nas que forman hiato manifiesta que el principal objetivo es evi- 
tar el encuentro de vocales en dos sílabas distintas de una pala- 
bra lo que se obtiene por la elisión, por atracción de la primera 
vocal, por contracción o por introducción de una consonante. Que 
el hiato originario en las palabras simples destrúyese en roman- 
ce por la intercalación de una y como la pronuncia el romance que 
debió ser una ¡¿: traya (trahere) Ley 7, Tít. 21, Part. 1 (que fur- 
taua de los dineros que traya para despensa). 


Evítase asimismo el hiato por elisión: pared (paries) Ley 12, 
Tít. 32, Part. 3 (Paredes flacas e arboles grandes mal raygados) ; 
Dios (Deus) Ley 1, Tít. 2, Part. 2 (Conoscimiento verdadero de 
Dios es la primera cosa). 


M. Pidal también desenvuelve el asunto de las vocales en hiato 
y señala cómo varias cultas la mantienen: criado (creatus) Ley 
6. Tít. 2, Part. 3 (Seruientes nin creados que ome tenga en su ca- 
sa) ; como muestra las dudas en las terminaciones en ¡on, iano según 
estén más o menos popularizadas; oración (oratio) Ley 18, Tít. 10, 


20 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Part. 1 (Señor Dios, endereca la mi oración que suba ante tí); 
bendición (benedictio) Ley 2, Tít. 12, Part. 4 (Bendiciones puede 
dar el Clérigo en la Eeglesia) ; ocasión (occasio) Regla 21, Tít. 34, 
Part. 7 (quien da ocasión por do venga daño a orto); christiano 
(christianus) Ley 15, Tít. 4, Part. 1 (si non aquel que fuere chris- 
tiano); palanciano Ley 30, Tít. 9, Part. 2 (es llamado Palan- 
ciano porque estas palabras vieron los sabios). 


Indica más adelante cuando se conserva el hiato cómo existe el 
hiato átono y que no hay hiato final según puede advertirse en los 
siguientes ejemplos que tomamos de las Partidas: agua (aqua) Ley 
10, Tít. 8, Part. 2 (e otrosí duen lleuar agua lo que mas pudieren) ; 
bestia (bestia) Ley 4, Tít. 13, Part. 5 (nin otras bestias de aradas). 

Cuando una de las dos vocales procede de una consonante suele 
haber hiato: reyno (regnum) Ley 5, Tít. 15, Part. 2 (los mas hon- 
rrados omes del Reyno). 

Para terminar esta exposición de M. Pidal que como en casos 
anteriores ilustramos con ejemplos de las Partidas a fin de exterio- 
rizar la característica fonética del romance en este histórico Código, 
diremos que el hiato puede disolverse por intervención de la con- 
sonante y o por la epéntesis de v. 

Hanssen en su Gram. hist. de la leng. cast. consigna los casos de 
las vocales latinas en hiato y refiérese a indicaciones de concordancia 
entre las lenguas rumana y francesa advertida por Meyer Liibke, 
E, 129, a la disimilación señalada por Gróber, Arch I, 221 y Hor- 
nin, Z. XXV. 341 así como a las relaciones que en este punto se no- 
ten con las hablas de Aragón y de León. 

Zauner en su Rom. Sprachmiss. hace manifestaciones acerca de 
las vocales en hiato en cuanto a la conformidad del rumano y del 
francés antiguo con el latín siendo en las otras lenguas diferente el 
tratamiento pues la e ante a resulta siempre ¿ como se ve en el es- 
pañol vía como la o ante 4 se hace u en el español sua. 


Líguidas con 1 palatal. Al venir la 2 después de l y nm nos en- 
s ña Diez en la Gram. ya mencionada que estas consonantes se hacen 
ll por la facilidad que tiene la ¿ para combinarse econ esos soni- 
dos formados en el paladar. La forma dominante es la ¿j aspira- 
da: batalla (b. 1. batalia) Ley 27, T. 23, Part. 2 (E Batalla pusieron 
do ay Reyes de amas las partes) ; consejo (consilium) Ley 36, Tít. 
4 Part. 1 (Consejo auiendo a demandar un Clérigo a otro); fijo 
(filius) Ley 9, Tít. 7, Part. 2 (el Rey e la Reina son tenudos de 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 21 


dar Ayos a sus hijos); muger (mulier) Ley 37, Tít. 6, Part. 1 
(es auer grand crianca con las mugeres). 

Hanssen habla del grupo li que si con probabilidad pasó en la- 
tín vulgar a l? en castellano ha dado j y que esporádicamente se 
halla la transformación de li en ll en aleunas formas de origen 
posterior como se ve en humiliare > omillar, * contralio > con- 
trallo. 

M. Pidal en su valiosa Gram. hist. españ. al tratar la resolución 
del grupo ly que se palataliza en ¿ paladial que es la gutural mo- 
derna dice haberse introducido posteriormente en el idioma las 
palabras en que ly se palatalizó en ll: mirabilia en maravilla, ba- 
tíaliam en batalla, ete. 

Lanchetas en su Gram. de Berceo señala que los grupos átonos 
ia, 10, después de la pérdida de la vibrante 1 que les precedía oca- 
sionaron otra especie de fenómenos transformándose la 1 prime- 
ro en consonante =y y después en j viéndose en Berceo el estado 
inmediato a la pérdida de la 1. 

Zauner en Rom. Sprochwiss. refiere y ofrece un cuadro de co- 
rrespondencia en que las consonantes en unión de la ¿ se modifican 
de muy diverso modo; en cuanto al grupo li se advierte los cam- 
bios en las lenguas romanas correspondiendo en español a s, x. 
Mugica en su Gram. del cast. amtig. consigna que la !j latina se 
muda en 1 mojada (1) cuando es interna, eserita ll y luego cam- 
bia en j espirante, aduce Mugica en prueba de ésto los mismos 
ejemplos, entre otros, tomados de las Partidas: consejo, mujer; 
fijo (hijo). 

Grandgent en su Vulgar Latín escribe que ly between vowels 
probably became 1” before the end of the Empire: filius, folva, me- 
lus. 

M. Pidal en el Cantar de Mio Cid refiere que los grupos ly o lly 
producen la fricativa paladial sonora ¿o y en mugier, que es ex- 
traña y de origen culto batalla. 

Después de la n la 1, exactamente como se acaba de exponer, moja 
la consonante como indica Diez, grupo nj latino que es f antes y 
después del tono (antiguamente se escribía nm) como manifiesta 
Mugica. Grandgent señala en su Vulgar Latín que before j the n 
was generally restored by analogy. M. Pidal en el Camtar de 
Mio Cid dice que nj se hace ñ como en otros romances. Lanche- 
tas consigna que es imposible de afirmar si la Ñ tenía el sonido 
apretado que se nota en España o si la ¿ se percibía más que ahora, 


159) 
[19] 


Revista de la Facuitad de Letras y Ciencias. 


que la diferencia entre amo y año debe ser muy poca. Opina fran- 
camente ser demostrable que las dos nn sonaban lo mismo que mn 
aute vocal fuerte, que en Apólonio (véase el libro muy interesante 
del Prof. Marden) y en Sta. María Egipciaca se halla constante- 
mente la ny y que Berceo tiene un pasaje en que riman mn y uno. 
Alemany en su Gram. hist. de la leng. cast. da las nasales combi- 
nadas entre sí por lo que mm originario se asimila en nn que toma 
el sonido de Ñ. Meyer Liibke en su Gram. des lang. rom. expresa 
que la combinación mn experimenta rápidamente una asimilación 
haciéndose nn en rético, italiano, provenzal y en la península ibé- 
rica pero corresponde a min en francés. 

Diez ilustra este caso con los ejemplos baño, caloña al lado de 
calumnia, campaña, cuño, ete. 

M. Pidal al exponer el grupo my refiere que se conserva en la voz 
premia. 

Diez expone que cuando la r precede las átonas lus, la, vum 
surgen los grupos ars, ero, ori, uro, (us) o la 1 es atraída por la tó- 
nica y forma con ella un diptongo o la 2 se consonifica o se elimi- 
na; que el grupo ar: rara vez se ha trasformado en air en español 
sino en er simplificándose el diptongo a: en e. 

Zeauner ea su Rom. Sprachwiss. trata de la evolución del sufijo 
aríu que corresponde al español ero: cavallero (caballarius) Ley 
21, Tít. 14, Part. 5 (Ca los nuestros Caualleros mas se deuen tra- 
bajar en uso de armas); carcelero (carcerarius) Ley 6, Tít. 29, 
Part. 7 (e el carcelero mayor deue cerrar cada noche las cadenas, 
e los cepos). 

El grupo eri tiene la misma forma: madera (materia) Ley 8, 
Tít. 10, Part. 1 (non sea ningún osado de tomar la madera). 

Mugica en su Gram. del cast. antig. al tratar el grupo rj dice 
que intervocal y ante toda vocal la y desaparece, alega en corro- 
boración de lo dicho una serie de ejemplos entre los que se cuentan 
caballero (caballerju) y madera (materja). 

Respecto del grupo de siibantes con ¿ palatal o cae ésta o se ha- 
ce muda conservando la consonante su habitual pronunciación; 
sin embargo lay excepciones a esta regla: beso (basium) Ley 3, 
Tít. 11, Part. 4 (ante que besasse la esposa). 

Mugica en su Gram. del cast. ant1y. dice que la sj muda en ge- 
neral en s y aduce como ejemplos besar (basjare) camisa (ca- 
misja) queso (casju) que trae Diez. Zauner en su libro citado 
expone en una tabla comparativa la representación de los eambios 


J. M, Dihigo: Las Siete Partidas. 23 


de las consonantes en unión con la 1 señalando qua a la sí latina 
corresponde el grupo +s del español. 

La equivalencia de la t seguida de 2 que señala Diez e ilustra con 
múltiples ejemplos al través de las lenguas románicas dice M. Pi- 
dal en su Cantar de Mio Cid que parece se confundió el grupo en 
2 y consigna en prueba de ello entre varias voces razón que se lee 
en las Partidas: razón (ratio) Ley 7, Tít. 7, Part. 2 (e a quien lo 
pueda caloñar en razon); plaza (platea) Ley 7, Tít. 29, Part. 3 
(Plaza nin calle, nin camino, nin defesa). Mugica en su obra ci- 
tada registra el grupo latino tj y dice que cuando es intervocáli- 
co, antes y después del tono da P (z). Tlustra el caso con los 
mismos ejemplos hallados en las Partidas: plaza (platja) razon 
(ratjone) y muchos mas. Hanssen en su Gram. hist. de la leng. 
cas. manifiesta que entre vocales el grupo ti produce 2: rationem 
>razón; agrega que por motivos que no están aclarados hasta la fe- 
cha en forma satisfactoria se presenta en antiguo castellano ex- 
cepcionalmente : por z en plateam > placa, * capitiam o capiciam 
> cabera. Acerca de esto consúltese a Meyer Liibke Gram. 1, 427. 
433; Subak, Zeitschrift fir Rom. Philog. XXX, 161; Mussafia, Ro- 
mania XVIII, 529; Suchier, Grundriss der rom. Phil. 736; Cuervo 
Notas a la Gram. de Bello 18, R. Hispanique II; M. Pidal Gram. 
hist. españ.; Saroithandy Bulletin Hispanique; Ford Sibilants 87, 
Readines XXXVI; €, £,. Alemany al tratar este grupo expresa 
que la f seguida de yot tuvo en latín el sonido de c que continuó 
en castellano representándose con la c; que así quedaron estas y 
otras dicciones en castellano pero otras siguiendo el mismo proce- 
dimiento combinaron los dos sonidos (t convertido en c e 1, tot) 
dando la 2 (c). Entre los ejemplos que apunta se encuentran los 
dos que ofrecen las Partidas antes indicados. 

Grandeent en su Vulgar Latín afirma que ty se desarrolló es- 
porádicamente en la segunda centuria en ts como lo prueban cres- 
centsian (VS) 140 A D, S., 323; marsianesses — Martianenses, 3* 
centuria. Cita la opinión Servio, la de Papirio citado por Casio- 
doro apreciando Pompeyo el caso de igual forma. 

Añade Grandgent que las voces galas tomadas del latín antes 
del siglo YV no muestran la asibilación pero que los nombres en 
tiacum MNevados a la Bretaña en la segunda mitad del siglo V re- 
sultan asibiladas. En un estado intermedio entre ty v ts se dio 
t? s? y, si la 1? era mas bien débil se confundió fácilmente con s:. 
Cita la voz ratio que es la razón de las Partidas. 


24 Revista de la Pacultad de Letras y Ciencias. 


Mugica en su Gram. del cast. antiguo indica que antes y des- 
pués del tono la kj, ku cambian en ts y en el siglo XVI en Bb 
(eser. e, Z). Diez en su Gram. des lang. roman. hace referencia 
a esta representación y ejemplos como brazo de brakju, calzar de 
calejare aparecen en ambos autores. M. Pidal en el Cantar de 
Mio Cid afirma que cy parece haberse confundido en 2, que en 
formas cultas se halla e y en las populares igualmente explicada 
por ccy. Que la consonante sorda ( se produce cuando otra con- 
sonante diversa precede a cy. Señala este filólogo la excepción 
inexplicable que ofrece la 2 en arzon. Grandgent en su Vulgar 
Latín estudia cuanto atañe a este grupo. Hanssen en su Gram. 
hist. de la leng. cast. al referirse al grupo ci manifiesta que al pre- 
ceder una consonante resulta z (ant. e): lanceam > lanza, brac- 
chiwm > brazo, que entre vocales se produce 2 (ant. z), rationem 
> razón. Zauner en su Rom. Sprachw?ss. ofrece las variantes de 
erupo. Véase Alemany en su Gram hist., pág. 45. 

Después de las suaves y de v la ¡ toma la pronunciación roma- 
na que le es propia asimilándose la consonante que precede pero 
el español prefiere pronunciarla como y sincopando la consonante. 
La ¿ palatal después de d da en romance la ¿ en la voz jornada en 
otro caso con y. 

Hanssen en su Gram. consigna que el grupo y?, se convierte en y. 
M. Pidal hace las indicaciones pertinentes y en su Gram. hist. esp. 
al referirse a dy, gy dice que producen y en el latín vulgar y 
Grandgent en su Vulgar Latín consigna que dy y gy al finalizar 
el Imperio se redujeron probablemente a y en el habla vulgar. 
Véase Alemany en su Gram. hist. 

Cuando la u átona tiene la posición ya estudiada (ua, ue, ul, uo, 
ww) sufre la misma suerte que la ¿ aunque los ejemplos son raros. 
Preséntanse casos de transposición o de atracción: biuda (vi- 
dua) Ley 20, Tít. 23, Part. 3 (Biudas o huérfanos si ouieren alea- 
das). 

La elisión en el sentir de Diez se advierte por doquiera: muer- 
to (mortuus) Ley 1, Tít. 11, Part. 1 (ni deuen soterrar los muertos). 

Lanchetas en su Gram. de Berceo al explicar el vocablo viuda 
señala la metátesis, más entiende que el proceso fonético es más 
complicado que el que supone el simple cambio de lugar del sonido 
labial, pues viuda reconoce un estado anterior que es vibda o bibda 
producido por la metátesis de dicha 4 y semivocalización de la 
misma en b. 


J. M. Dihigo: Las Sicte Partidas. 


[9] 
[97 


Las Partidas ofrecen ejemplos de hiato que proviene de la com- 
posición siendo necesario para deshacerlo el empleo de la elisión : 
dende (deinde) Ley 59, Tít. 4, Part. 1 (que vos está aparejado 
dende el comienco del mundo). 

Amplía Diez la materia del hiato señalando que también pue- 
de producirse por caída de la consonante, como la síncopa de cier- 
tas consonantes entre vocales producen casos de hiato que se anu- 
lan bien por contracción o intercalación de consonante. 


M. Pidal en su Cantar de Mio Cid expone detalladamente las 
vocales en hiato revelando por lo que esas páginas dicen una 
gran cultura y un buen juicio en la apreciación de los hechos. 
Grandgent en su Vulgar Latín trata de las vocales en hiato e in- 
dica que la e y la í acentuadas seenidas inmediatamente por la vo- 
cal de la penúltima se hace y recayendo en la vocal que sigue: mu- 
lieris >muljerís. Este cambio parece que es debido a la tendencia a 
remover el acento la más sonora de las dos vocales contíguas, que la 
u acentuada seguida inmediatamente por la vocal de la penúltima 
se hace w cayendo el acento en la sílaba precedente: bat (t)úére 

háttuere > báttere. 

También en el romance de las Partidas se recogen ejemplos de 
hiato conservado en voces cultas y algunos ofrecen vacilación co- 
mo pasa con determinadas finales en ¿om, toso-1ano según resulten 
más o menos popularizados como muy bien apunta M. Pidal: ora- 
ción (oratio) Ley 18, Tít. 10, Part. 1 (La mi casa será llamada 
Casa de oración); bendici-on (benedictio) Ley 2, Tít. 12, Part. 4 
(porque tales bendiciones como estas non son Sacramentos); trav- 
ción (traditio) Ley 8, Tít. 16, Part. 3 (Fueras ende en pleyto de 
trayción) ; 

Otros ejemplos pueden ofrecerse de conservación del hiato en el 
romance: cingua-esma (quincuagesima) Ley 34, Tít. 2, Part. 3 (e 
tres días después de la Cinquaesma); me-ytad (medietas) Ley 
44, Tít. 28, Part. 3 (do fuere la meytad della). 

Cuando la vocal abierta lleva el acento hay vacilación si la vo- 
cal cerrada es final: re-y (rex) Ley 7, Tít. 1, Part. 2 (por que con- 
uino que fuesse Rey). 

El hiato átono también se halla en el romance de las Partidas: 
tray-dor (traditor) Ley 6, Tít. 13, Part. 2 (serían traydores de la 
mayor trayción); como no hay hiato átono final por eso se halla 
diptongo en agua (aqua) Ley 3, Tít. 28, Part. 3 (e las aguas de 


26 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la lluuia, e el mar, e su ribera); bestia (bestia) Ley 4, Tít. 13, 
Part. 5 (nin otras bestias de aradas) ; suzio (saucius) Ley 42, Tít. 
5, Part. 1 (e ella finca suzia en sí). 


CONTRACCIONES 


Las contracciones tienden a la fusión de elementos vocalarios a 
fin de evitar la cacofonía producida por la concurrencia de ellos. 
Es un aspecto del fonetismo que generalmente se nota en los idio- 
mas pero si con características peculiares de acuerdo con la ín- 
dole de ellos presidiendo una misma finalidad. Las Partidas ofre- 
cen un buen número de ejemplos de fusión vocalaria: dellas, Tít. 
1, Part. 1 (E qual debe ser el facedor dellas) ; destas, Ley 1, Tít. 
1, Part. 1 (pusimos en la primera partida de este libro); quel 
Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (quel que quisier leer las leyes deste nues- 
tro libro); entrellas, Ley 19, Tít. 1, Part. 1 (e porende los que fa- 
cen leyes); porquel, Ley 56, Tít. 4, Part. 1 (porquel Clérigo non 
la podría consumir cumplidamente) ; antel, Ley 15, Tít. 7, Part. 1 
(deuelo fazer primeramente traer antel al Refitorio); sobrel, Ley 
5, Tít. 4, Part. 3 (maguer ouiesse poderío sobrel); desso, Ley 27, 
Tít. 5, Part. 3 (E si este defendedor quisiesse demandar después 
desso). 

M. Pidal expone los casos de contracción de vocales debida a 
Per Abbal y señala el caso de ser y de ver como otros casos sueltos 
sin olvidar el relativo a la vocalización de una consonante en que 
no resuita hiato. Las Partidas dan ejemplos de esto último con: 
reyno (reenum) Ley 5, Tít. 15, Part. 2 (los más honrrados omes 
del Reyno). 

Respecto de la consonante y que disuelve el hiato es evidente 
que como indica M. Pidal la iotización de la segunda vocal apare- 
ce en casos diversos. 


CONSONANTES 
LABIAL — SONORA 


La b cuando se halla en posición media aparece por lo común 
substituída por la 4: deuere (debere) Ley 33, Tít. 4, Part. 1 (non 
la deue demandar) ; beuer (bibere) Ley 43, Tít. 4, Part. 1 (que non 
querían comer ni beuer); prouar (probare) Ley 9, Tít. 9, Part. 1 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 


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(que non ouiesse menester de se prouar); lauores (labor) Ley 51, 
'Tít. 6, Part. 1 (non deuen labrar por sí mismos en los labores de 
los Castillos); yuan (ibant) Ley 28, Tít. 7, Part. 1 (los unos que 
yuan a aprender Física); escrebir (seribere) Ley 7, Tít. 8, Part. 
3 (e fazer escreuir antel en el libro de los actos); auer (habere) 
Tít. 10, Part. 5 (ayuntando su auer en vno). 

Pueden presentarse excepciones a lo antes manifestado en: tovo 
(tenere) Ley 3, Tít. 4, Part 1 (tovo por bien Santa Eeglesia); ovo 
(habere) Ley 17, Tít. 4, Part. 1 (Santidad ovo en sí muy grande 
San Juan Baptista); alvedrío( arbitrium) Ley 25, Tít. 4, Part. 1 
(o otra segund su alvedríio). 

Cuando se trata de posición inicial la u y la v se cambian fácil- 
mente como lo expresan las voces: uaron y varón, uencer y vencer, 
uender y vender, uenir y venir. La v como vocal se emplea en po- 
sición inicial en las voces siguientes: vso (usus) Ley 31, Tít. 5, 
Part. 1 (e contra vso de natura); vn (unus) Ley 44, Tít. 4, Part. 
1 (e non le rescebiessen en la Eglesia por vn mes); vna (una) Ley 
45, Tít. 4, Part. 1 (La vna dan los Clérigos en las penitencias); 
también se nota su empleo en: avn Ley 44, Tít. 4, Part. 1 (E avn 
mandaron que si en leuandole a la Eelesia). 

Diez en su Gram. des lang. rom. hace referencia a esta letra co- 
mo inicial afirmando que persiste como se ve en: baxadas (bassio) 
Ley 18, Tít. 4, Part. 1 (baxadas con gran omildad) ; bessase (basio) 
Ley 44, Tít. 4, Part. 1 (que qualquier que bessase al muerto); 
y que en posición media no conserva esta solidez suavizándose en 
v cosa que se ha hecho extensiva a las lenguas de la familia neo- 
latina. Ya hemos visto su representación en el romance. M. Pi- 
dal consigna que la b y la u en la inicial se distinguían en el Can- 
tar de Mio Cid y si las confusiones como indica abundan en este 
poema entiende Cuervo, según maniñesta en la Revue Hispanique 
11, 7 que ello se origina de la diversidad que ocasiona la coloca- 
ción en la frase. Apunta asimismo los casos de disimilación que 
se ven en las Partidas en: boluiendole (volvere) Ley 2, Tít. 16, 
Part. 2 (menospreciándole o boluiendole su Corte); beuir (vivere) 
Ley 19, Tít. 22, Part. 1 (más duen beuir omildosamente). 

Lanchetas en su Gram. de Berceo indica como la b se perdió en- 
tre dos vocales en infinitos casos, que esto explica la caída de la b 
en los pretéritos imperfectos, las síneopas de los perfectos. síneo- 
pas que como bien dice resultan fijos en Berceo. Hanssen en su 
Gram. hist. de la leng. cast. señala como hasta fines del siglo XVI 


28 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


era explosiva y no se confundía con v, como se advertía la dife- 
rencia latina entre b y v iniciales y que la disimilación usada des- 
pués tal vez existía sólo en la ortografía, ya desde el siglo XVI la 
confusión entre ambas existe. Mugica en su Gram. del cast. antig. 
al referirse a las labiales iniciales afirma que la v latina se convir- 
tió en b como piensa el distinguido eseritor Unamuno, siendo am- 
bas letras iguales lo que expresa Cuervo en sus Apuntaciones, y en 
el romance, al decir de aquél, la distinción depende del grado mayor 
o menor de instrucción; que cuando son iniciales, a excepeión de v, 
f y p ante l se mantienen lo mismo ante líquida que ante vocal. De 
los ejemplos dados por Mugica muchos hallamos en las Partidas que 
corroboran lo dicho entre ellos: xezino (vicinus) Ley 54, T. 6, Part. 
1 (assí como los otros vezinos legos) ; vezes (vix) Ley 1, Tít. 1, Part. 
5 (que el ome Justo cae en yerro siete vezes). Zauner en su Rom. 
Sprachwiss. dice que la b y v en el español coinciden con la bilabial 
v, que si la escritura se conforma al latín preséntanse en realidad 
ciertos cambios en aquellas voces de origen no del todo elaro. Ale- 
many al desenvolver este punto ace referencia a que la ley foné- 
tica dominanate es la del menor esfuerzo, es decir la del cambio di- 
námico de una consonante dentro del mismo órgano también se ob- 
serva la relativa al cambio orgánico dentro del mismo erado diná- 
mico que se efectúan en las consonantes. 

Acerca de que la b y la v intervocálica se confunden con la v 
como refiere M. Pidal en el Cantar de Mio Cid ya se han expuesto 
aquellos casos en que así resulta en las Partidas. Todos los autores 
convienen en cue las labiales finales se pierden en romance y el 
eran filólogo Diez con la minuciosidad del caso hace referencia tan- 
to a la conservación de la labial sonora en el provenzal como en el 
francés. Meyer Lúbke en su monumental Gram. des lang. rom. 
1, 361 expone con lujo de detalles cuanto atañe a los dos fonemas b 
y w; como una simple modificación fisiológica determina el remplazo 
de b por w efectuándose este cambio en territorios en que comun- 
mente se mantienen las explosivas, señala que la equivalencia de v y 
b latinas con el valor ambas de w queda asegurada en el español por 
la pronunciación moderna y por el cambio de los dos signos en los 
manuscritos de la Edad Media y si la ortografía de la Academia 
Española ha restituido el sonido etimológico, vése la b en lugar de 
en voces como ya se ha consienado de origen desconocido. 

El grupo bt como pt. Las Partidas ofrecen: soterrado Tít. 
XIII, Part. 1 (yaziendo soterrados por los campos); deuda 


J. M. Dinigo: Las Siete Partidas, 29 


(debitum) Ley 23, Tít. 6, Part. 1 (para le poder demandar su deu- 
da). Hanssen refiere respecto de este último ejemplo que b*t co- 
rresponde a bd en antiguo castellano, de ahí debda pero entiende 
que las formas modernas hanse originado de las antiguas por voca- 
lización de la b lo que da deuda. Mugica en su Gram. ya nombra- 
da expone que el grupo bt después de tónica se muda en bd—d re- 
oistrando entre varios ejemplos el que a continuación indicamos 
que leemos en las Partidas: debda (debitum) Ley 10, Tít. 12, Part. 
5 (deuen pagar todo el debdo). 

M. Pidal en su Gram. hist. españ. trata de grupos formados por 
labial y dental y señala que b't se reduce en español antiguo a 
bd y en moderno a ud o d. 

El grupo bs se asimila y resuelve en us nos dice Diez pero al 
tratar Mugica en su Gram. del cast. antig. de la suerte de la b 
ante la s expresa que la labial desaparece y en Nota 1* agrega que 
la b ante s es la labial que más se conserva pronunciándose en ob- 
servar, abstenerse pero no en oscuro, que la b de obscuro es pura- 
mente etimológica. Veamos lo que dan las Partidas: oseuro (obs- 
curus) Ley 2, Tít. 1, Part. 2 (e otrosí quando fuesse eseuro); as- 
conder (abscondere) Ley 10, Tít. 9, Part. 1 (o si se asconden, o si 
se van de la tierra porque non les fallen); este último ejemplo co- 
mo bien se advierte representa el caso, al decir de Mugica, del cam- 
bio de b ante s en u, lo mismo se explica la evolución de ausencia. 

A tenor de lo dicho por Diez el grupo mb se modifica mediante 
la caída de la segunda consonante y agrega a esto Mugica que la 
desaparición de la labial sonora después de m se realiza en sílaba 
atónica como lo confirman lambere-lamer, plombu-plomo. Lla- 
ma la atención acerca de timbal respecto de atambal y del moder- 
no atabal (árabe). Hanssen al discurrir sobre este grupo declara 
que la simplificación de mb es en m; a los ejemplos aducidos agre- 
ga ambos > amos e ilustra su opinión diciendo que en León se con- 
serva mb en palombar, lamber, que en el dialecto de Berceo tam- 
bién se mantiene en ambos, palombas, mientras en Navarra hay las 
dos representaciones: m y mb: camiar, palomba, ambos. Sigue 
ilustrando el caso al referirse que por influencia de los dialectos que 
retienen mb aparece este grupo aisladamente en la lengua literaria 
y cita a Munthe en Z, XXIII, 322, a Menéndez Pidal en El Dialecto 
Leonés 12, 2 a Slaaff por su estudio sobre dicha forma dialectal y 
a Cuervo en sus Apuntaciones críticas sobre el Lenguaje Bogotano, 
todo en eorroboración de este extremo. Espinosa en la Revue de 


30 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Dialectologie Romane 1, 239 registra el cambio de mb > 5 en el 
castellano vulear. Lanchetas al concretarse al grupo labial latino 
mb señala la atracción recíproca entre estas dos consonantes homo- 
garnicas lo que no obsta, como muy bien manifiesta para que se ad- 
vierta en castellano un grupo de voces en las que ha desaparecido 
la l por la mayor sonoridad de la 71. Cita en corroboración de lo di- 
cho ejemplos antes apuntados sin olvidar amos, amas por ambos, 
ambas y agrega que si bien en Berceo el fenómeno simplemente se 
ha realizado en amos es lo cierto que las más veces se tiene ambos, 
ambas, ete. Véase lo que sobre esto y en abono de lo expuesto di- 
ce Alemany en su Gram hist. de la leng. cast. al tratar las nasales 
ante consonante muda, como resulta la simplificación del grupo a 
m en un caso según que sea labial o de otro órgano. M. Pidal en 
su Gram. hist. españ. ofrece plétora de ejemplos de nasal +/-conso- 
nante. Las Partidas registran voces que confirman la evolución fo- 
nética que se explica y por tanto el criterio de los lingilístas en es- 
te sentido: amo (ambo) Ley 52, Tít. 4, Part. 1 (e amos los deue y 
mezclar). 

M. Pidal al discurrir sobre las consonantes interiores nos habla 
de la confusión de la b v intervocálicas en v y trae en apoyo de su 
eriterio, dentro del romance del Mio Cid, que es el mismo antes ex- 
puesto de diversos filólogos, un buen acopio de ejemplos como es- 
tana, cauvallo, maravilla, prouado, ete. Hace después al grupo 
mb asimilado en Castilla a m mientras en León y Navarra se prefe- 
ría nb. En cuanto al grupo my que ofrece dos resultados y se nota 
la inclinación a duplicar la consonante antes de y ya afirmó Diez 
que con frecuencia se duplicaba la consonante ante ¿ átona seguida 
de una vogal y por ello se da a la 2 el valor de ¡ y resulta de esto 
que la voca! de la sílaba que precede por hallarse en posición toma 
una pronunciación más fuerte. Meyer Liibke en su Gram. des lang. 
rom. Y párrafos 501-510 discurre ámpliamente sobre las combina- 
ciones con u y y. También nos refiere como las explosivas sordas 
seguidas de 7 o 1 se hacen sonoras cambio advertido en las Par- 
tidas: cobrar (coperare) Ley 41, Tít. 28, Part. 2 (deuen cobrar o 
non); abrir (aperire) Ley 3, Tít. 2, Part. 6. (Pero enante quel Juez 
lo mande abrir); pueblo (populus) Ley 5, Tít. 2, Part. 1 (Pue- 
blo tanto quiere decir como ayuntamiento). 

Las sonoras se conservan en el Cantar de Mio Cid y en las Parti- 
das en: fablado (fabulari) Tít. 5, Part. 1 (Fablado houemos en los 
dos títulos ante deste). 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 31 


Tiene cabida dentro de esta clasificación de labial suave la v. 
Entiende Grandgent en su Vulgar Latín que en su origen debió 
pronunciarse w más al perder su elemento velar redújose el sonido 
a una bilabial fricativa B y como las indicaciones sobre su exacta 
pronunciación dejan dudas de ahí la confusión de la b y la » in- 
tervocálica, que se ha podido apreciar en las inscripciones. Des- 
pués sobrevino el pase de la bilabial B a la dentilabial v tras lÍ- 
quidas quedó b y cuando se halla en posición intervocálica w o B 
se inclinaron en el viejo latín, como en umbrio a desaparecer en- 
tre dos vocales iguales. Al tratar Mugica esta consonante mani- 
fiesta que se transformó la v latina en bh en su carácter de inicial, 
razón tiene Unamuno en afirmar que b y v son idénticas hállense 
donde se hallaren, criterio que “efende asimismo Cueryo en sus 
Apuntaciones. Agrega Mugica que entre vocales la v cambia en b 
en el castellano antiguo por lo que de clave, salió llabe, clavu dió 
clabo, novu nuebo, ovu huebo. Merced a la influencia de voces 
germánicas que empiezan por w surgió un sonido parecido al de 
esta consonante cambiando la + de los latinos en yg o gu. Una- 
muno refiere que esto se nota no sólo en el castellano antiguo si- 
10 en el lenguaje. popular. En las Partidas vemos el grupo vj que 
experimenta la misma evolución que el 53 eayendo la labial y persis- 
tiendo como vi en lluvia de pluv1a. M. Pidal manifiesta en el Can- 
tar que la 6 y la v en posición inicial se distinguían en voces que 
traen las Partidas como batalla (batalia) Ley 27, Tít. 23, Part. 2 
(E batalla pusieron do ay Reyes); besar (basio) Ley 5, Tít. 25, 
Part. 4 (Besar deue el vasallo la mano al Señor); bestia (bestia) 
Ley 65, Tít. 18, Part. 3 (Bestias venden los omes); vaca (vacca) 
Ley 25, Tít. 28, Part. 3 (Vacas o ouejas, o yeguas O asnas) ; vasa- 
llaje (vassus) Ley 1, Tít. 25, Part. 4 (Vassallaje es otrosí un grand 
debdo); vedar (vetare) Ley 5, Tít. 3, Part. 6 (vedasse que non 
abriessen alguna parte); en cuanto a las confusiones a que hemos 
hecho referencia es evidente dice M. Pidal que abundan en El Cid, 
cosa que en sentir le Cuervo, como se lee en Revue Hispanique II, 7, 
deriva de la diversidad que ocasiona la colocación de la palabra en 
la frase. Las Partidas contienen ejemplos de esta confusión inicial 
e intervocálica: Cdeuere (debere) Ley 33, Tít. 4, Part. 1 (por nin- 
guna destas razones non la deue demandar); beuer (bibere) Ley 
43, Tít. 4, Part. 1 (non querían comer nin beuer fasta que morían) ; 
lauores (labores) Ley 51, Tít. 6, Part. 1 (en los lauores de los Casti- 
llos); gouernar (gobernare) Ley 20, Tít. 7, Part. 1 (e que les ayude 


32 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


a gouernar; yuan (ibant) Ley 28, Tít. 7, Part. 1 (Los vnos que yuan 
a aprender Física); prouar (probare) Ley 9, Tít. 9, Part. 1 (que 
non aulesse menester de se prouar); escreuir (scribere) Ley 7 
Tít. 8, Part. 3 (e fazer esereuir antel en el libro de los actos) ; 
beuir (vivere) Ley 17, Tít. 16, Part. 1 (de que pueda beuir mesu- 
radamente); bueltas (voluta) Ley 8, Tít. 15, Part. 1 (más de 
bueltas con todas las otras cosas: cauallo (caballus) Ley 7, Tít. 2, 
Part. 5 (Cauallo o sieruo o otra cosa semejante); auer (habere) 
Tít. 10, Part. 5 (ayuntando su auer en vno). 

M. Pidal estudia la conversión de la v final en f. Hanssen al 
discurrir sobre la b y v iniciales trae la cita de Subak en Z XXX, 
156, para señalar sus diferencias en el castellano antiguo y siguien- 
do Hanssen a Meyer Liibke dice que la confusión resulta porque 
la b intervocálica en la proposición se equipara con la hb intervocá- 
lica en la palabra. Sobre la posición media de la v intervocálica 
véase lo dicho por Seelmann en Aussprache 232 y cuanto en rela- 
ción eon esta han eserito Juan Ruiz en Libro de Buen Amor, Eugui 
en Crónica General de España, Cuervo y M. Pidal en Romania. 


LABIAL SORDA 


La p inicial se mantiene generalmente: perrochanos (parochus) 
Ley 17, Tít. 4, Part. 1 (é porque razones los perrochanos) ; paray- 
so (paradisus) Ley 40, Tít. 4, Part. 1 (que aula Parayso para los 
que ficiessen bien); promission (promissio) Ley 5, Tít. 5, Part. 1 
(puede otrosí absoluer las promissiones); pleyto (placitum) Ley 
5, Tít. 5, Part. 1 (non puede ninguno librar los pleytos de las al- 
cadas); punar (puenare) Ley 60, Tít. 5, Part. 1 (e por ende deue 
punar); Preboste (praepositus) Ley 3, Tít. 6, Part. 1 (en que ay 
Prebóstes e Priores). 

Se suaviza en casos raros pero las Partidas no ofrecen ejem- 
plos. 

La p media sólo persiste según Diez en las lenguas del este en 
las otras cambia en b. Las Partidas nos brindan ejemplos de es- 
ta evolución. Véase a M. Pidal en el Cantar de Mio Cid sobre 
(super) Ley 4, Tít. 2, Part. 1 (sobre que lo usaron); sabidores 
(sapere) Ley 18, Tít. 4, Part. 1 (porque los homes fuesen sabido- 
res); recebería (recipere) Ley 33, Tít. 4, Part. 1 (quel Clérigo 
receberia grand pesar); recabdo (recaptatus) Ley 30, Tít. 4, Part. 
1 (que non saben dar recabdo) ; sabor (sapor) Ley 34, Tít. 5, Part. 


J. M. Dihiso: Las Siete Partidas. 33 


1 (por sabor de dormir); recabdar (recaptare) Ley 51, Tít. 6, 
Part. 1 (que han de recabdar sus cosas); eabildo (capitulum) 
Ley 17, Tít. 7, Part. 1 (Cabildo tanto quiere dezir en latín) ; 'so- 
beruios (superbus) Ley 1, Tít. ., Part. 2 (para quebrantar los so- 
beruios). 

La fuerte persiste en voces de origen reciente o tomadas al ita- 
liano: Papa (Papa) Ley 2, Tít. 5, Part. 1 (aquel a quien llaman 
Apostólico o Papa). 

Al analizar las afirmaciones que hace Grandeent en su Vulgar 
Latín encontramos cómo la expresión del romance acusa su subor- 
dinación al latín vulgar puesto que en esta manifestación lingiís- 
tica la p permanece por lo común invariable: pater, Opus, córpus. 
Que la p intervocálica probablemente se hizo b en los siglos 5 y 6 
en España labidem y el grupo pr se hizo br en Abrilis, ete. 

Mugica en su Gram. del cast. antig. registra una serie de ejem- 
plos que corroboran el pase de p a b al hallarse aquella entre vo- 
cales y Lanchetas señala en su Gram. de Berceo la ley que regula 
el pase de las explosivas sordas en esta posición. También Hanssen 
coincide con lo dicho ya que como ley fundamental indica cómo la 
mayoría de las consonantes simples se conservan intactas en posi- 
ción inicial. Alemany en su Gram. histórica de la leng. cast. explica 
las mudas fuertes iniciales como la p que persisten ante vocal y ante 
r, como entre vocales se suavizan. 

La pp del latín se simplifica en el romance por ello en las Par- 
tidas: suplicación (supplicatio) como se simplifican otros elemen- 
tos labiales como: abad (abbas) ; oficio (officium). 

Menéndez Pidal en el Cantar confirma la reducción como Lan- 
chetas en su Gram. de Berceo da la ley por la que la mayoría de 
los grupos de consonantes idénticas se reducen en castellano a una 
sola. Véase a Mugica. 

Respecto al erupo pl dice Diez que la forma normal en español 
para la inicial es ll es decir 1 mojada tras la caída de la muda. 
M. Pidal sostiene que unas veces se mantiene por eultismo y otras 
produce la 11; Lanchetas en Berceo explica la evolución de este 
erupo y Mugica expresa como la p econ la líquida se transforma 
en 11; pero en el siglo XIII se ven plorer y pluia. Veamos lo que 
sobre esto nos dicen las Partidas: llorar (plorare) Lev 43, Tít. 4, 
Part. 1 (que no llorassen por el). 

Si se trata de la forma dominante de este erupo debemos decir 
que es la ¡ casi no tolerada como manifiesta Diez en su Gramm. des 


34 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


lang. rom. Algunas de las voces que experimentan este cambio las 
hallamos al través de las Partidas: abeja (apicula) Ley 22, Tít. 
28, Part 3 (Abejas son como cosas saluajes). 


Zauner en su Rom. Sprachwiss. consigna la varia suerte del 
grupo consonante + 1 y cómo en español equivale en su representa- 
ción a l?. 

Marden en su Libro de Apolonio reune ejemplos que son usos 
esporádicos de la p. Las Partidas nos ofrecen algunos como: es- 
criptas (seriptus) Ley 2, Tít. 1, Part. 1 (según que las fallamos 
eseriptas). 


LA LABIAL ASPIRADA 


Grandgent en su Vulgar Latín consigna el carácter originario 
bilabial de la f y su pase a dentilabial así como la alternación de 
la h y la f aunque para él este fenómeno no tiene relación con el 
cambio de la f en h en español y gascón. Más adelante manifiesta 
la probabilidad que la f intervocálica se hiciese » a fines del perío- 
do del latín vulgar. 

Respecto de la + dice que en el sielo primero se desenvolvió en 
f en algunos lugares; pero Diez en su Gram. des lang. roman. se- 
ñala cómo desapareció la diferencia fonética en latín entre f y 
ph en las lenguas romanas: filosophos (philosophos) Ley 3, Tít. 
17, Part. 6 (que los Filósofos) ; fablado (fabulari) Tít. 5, Part. 1 
(fablado hauemos en los dos títulos). 

El primer ejemplo sirve de ilustración también al uso de la ph 
en medio de palabra. 

La h en substitución de la f era desconocida en el antiguo espa- 
ñol. Véase lo dicho por Mugica, Meyer Liibke y otros. Es de ano- 
tarse el pase de f a b cuando media en orebze (aurifex) Ley 8, 
Tít. 16, Part. 7 (fazen engaño los orebzes lapidarios); y en p en 
¡eual posición en casos diversos en el erupo románico. 

M. Pidal en su Cantar expresa que aparece la f no sólo donde 
hoy se conserva sino en todas las voces que etimolósicamente la 
tienen, que no se substituye la f por h como hacen aleunos doecu- 
mentos del siglo XITI y algunos códices. Indica como la f se 
hace v. Asímismo las Partidas dan ejemplo de pase de v a f en 
femencia (vehementia). 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 


a) 
| 


DENTAL SONORA 


La d inicial permanece invariable así dice Diez y con él Hanssen 
y Meyer Liibke, afirmando que al principio de la palabra las conso- 
nantes tiene su mayor fuerza de resistencia, Alemany hace manifes- 
tación idéntica como M. Pidal en cuanto a la conservación de las 
iniciales simples inalterables hace la misma declaración y Grandgent 
no discrepa al referirse a la d en su Vulgar Latín ni Zauner en su 
Rom. Sprachwiss. Mugica en su Gram. del cast. antiy. señala el he- 
cho en las dentales explosivas. 

Al analizar las Partidas en este aspecto hallamos innumerables 
ejemplos que alegar en pro de lo dicho: dubda (dubium) Tít. 1, 
Part. 1 (por sacarlos de esta dubda); desta Ley 17, Tít. 1, Part. 
1 (E quando desta guisa fuere bien acordado); dañamien- 
to (damnare) Ley 5, Tít. 2, Part. 1 (mas dañamiento dellos é de 
toda justicia); deidat (deitas) Ley 2, Tít 3, Part. 1 (segunt la 
Deidat, es Dios en sí mismo) ; dexar (desinere) Ley 3, Tít. 4, Part. 
1 descobriendo (des y cooperire) Ley 35, Tít. 4, Part. 1 (nos dexó 
enxemplo en el su Baptismo); (Descobriendo algún Clérigo pori- 
dad) ; desesperanza (desperare) Ley 43, Tít. 4, Part. 1 (E por esta 
desesperanza en que cayan); diuinal (divinalis) Ley 44, Tít. 4, 
Part. 1 (ninguno non deue estoruar el diuinal Oficio). 

La d media afirma Diez en su Gram. des lang. rom. sólo persis- 
te en las lenguas del este mientras en las del oeste cae con frecuen- 
cia. Véase las Partidas en: estudio (studium) Ley 1, Tít. 31, 
Part. 2 (Estudio es avuntamiento de Maestros); grado (gradus) 
Ley 2, Tít. 6, Part. 4 (e fazen entre sí grados departidas). 

A lo dicho puede añadirse que en posición media se transforma 
la d en 1: melezina (medicina) Ley 15, Tít. 7, Part. 1 (o de tomar 
aleuna melezina). 

La sincopa de la d señalada por los autores aparece en las Par- 
tidas en ejemplos como éstos: fiel (fidelis) Lev 5, Tít. 4, Part. 7 
(los fieles sáquenlos del campo) ; juez (judex) Ley 17, Tít. 6, Part. 
1 (teniendo aleún ome de Juez); rayz (radix) Ley 43, Tít. 28, 
Part. 3 (se estendiessen las rayzes). 

La d final persiste tan sólo en italiano prov. y viejo francés pe- 
ro tras vocales iniciales. El español la admite con menos facili- 
dad pero el código jurídico que analizamos nos ofrece algunos 
ejemplos: segund (secundus) Ley 1, Tít. 1, Part. 1( secund con- 
viene a la buena vida); grand (grandis) Ley 18, Tít. 4. Part. 1 


36 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


(é que han grand voluntad); algeund (aliquis) Ley 62, Tít. 4, Part. 
1 (que fuesse por algund lugar a pie). 

Véase el caso de pasar la d final a $: Segunt (secundus) Ley 2, 
Tít. 3, Part. 1 (que Jesu-Christo, segunt la Deidat) ; assentandose 
(assidens) Ley 4, Tít. 5, Part. 2 (essentándose de vn lugar en otro). 

Nótase el cambio de la d en 2 que apunta Diez y que se advierte en 
las Partidas representadas por la (: verguenca (verecundia) Ley 
38. Tít. 5, Part. 1 (Otrosí, deuen auer verguenca). 

La (7 se transforma en 1, m, y r: melesina (medecina) Ley 15, 
Tít. 7, Part. 1 (o de tomar alguna melezina). 

M. Pidal en el Cantar conviene con lo dicho sobre la conserva- 
ción de las consonantes iniciales simples. En cuanto a la d in- 
tervocálica postónica señala que vacila y que la duplicación de la 
consonante ante y tiene más clara aplicación en el grupo dy que 
se confundía en y desde el latín vulgar. Véase el ejemplo de las 
Partidas: ayuntar (adjungere) Ley 16, Tít. 29, Part. 3 (Como 
puede ome ayuntar el tiempo); ayudando (adjutari) Ley 11, Tít. 
16, Part. 7 (anda angañosamente ayudando). 

El grupc de contínua seguida de una sonora permanece. He 
aquí las Partidas: soldada Ley 9, Títu. 25, Part. 4 (oulesse reci- 
bido soldada del); mesnada (mansionata) Ley 7, Tít. 1, Part. 
7 (o si fuesse Cauallero de la Mesrada del Rey). Mugica en su 
Gram. del cast. antiguo hace prolijo estudio de la dental sonora 
ya inicial, ya interna entre vocales así como los casos en que este 
fonema se pierde o aquellos en que subsiste. Muchas de las ilus- 
traciones presentadas por este autor se encuentran en la obra que 
se analiza como parayso traido a colación en un caso anteriormen- 
te estudiado. Hanssen al exponer la d en posición inicial mantiene 
el mismo criterio, señala su carácter en posición media intervo- 
cálica, utiliza a Berceo para comprobar cuando subsiste cuando se 
pierde así como los efectos de la disimilación y la desaparición to- 
tal cuando llega a ser final. El mismo Berceo da el ejemplo de mer- 
ced >mercé que tanto se oye en el habla popular en Cuba. Lanchetas 
al tratar de las leyes consonarias en su Gram. de Berceo consigna 
que la d se perdió en numerosos casos entre dos vocales. Estos cam- 
bios enumerados nos llevan a señalar en el dialecto montañés la 
caída de la d inicial en onde, espertar, la misma cuando intervocá- 
lica en aentro, aonde, los casos en que la hb substituye a la d, y sus 
cambios en 1 con melesina, en r con seguerilla y en y con megodía. 
El vizcaino tiene formas en que la dl no se pronuncia: aspeado, se 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 37 


trueca en /: longuindo, cae en la terminación ado pero no en ido y 
en dialecto aragonés se usa como inicial d ó 1: levantal o devantal, 
no tiene sonido en escaminado mantiénese en ciertos casos en rela- 
ción latina y desaparece en roelero. 

Los grupos dj y du se modifican al tenor de lo dicho por Diez en 
bj, bv que vemos en las Partidas en el ejemplo ayudando antes ci- 
tado y en avenencia de la Ley 26, Tít. 4, Part. 3. El grupo dc se 
modifica en judicare en juzgar con la y suave que se nota en el es- 
pañol moderno y no en el romance de las Partidas donde la forma 
jugar se emplea diversas veces en la Ley 48, Tít. 6, Part. 1. 


DENTAL SORDA 


Como elemento inicial persiste constantemente: tañer (tangere) 
Ley 16, Tít. 1, Part. 1 (es la que tañe a loor de Dios); ternia 
Ley 2, Tít. 5, Part. 1 (de manera que la bondad de la fe non les 
ternia pro); tenudo (tenere) Ley 65, Tít. 5, Part. 1 (de aquellos 
que son tenudos de dar cuenta); tajasse (talea) Ley 25, Tít. 6, 
Part. 1 (Pero si los tajasse con su mano) ; trayción (traditio) Tít. 
9, Part. 1 (e la trayción que fizieron) ; toller (tollere) Ley 24, Tít. 
9, Part. 1 (Pero si lo tollere sera absuelto) ; tortizeramente Ley 13, 
Tít. 16, Part. 1 (dando contra él sentencia tortizeramente) ; traxere 
(trahere) Ley 2, Tít. 22, Part. 1 (e lo más que traxere) ; tremer 
(tremere) Ley 10, Tít. 5, Part. 2 (faze al ome tremer el cuerpo) ; 
toxadas Ley 1, Tít. 22, Part. 2 (que lleuaban sus viandas toxadas) ; 
trompas (trumpare) Ley 24, Tít. 26, Part. 2 (o de campanas o de 
trompas) ; trezena Ley 32, Tít. 2, Part. 3 (La trezena es sí el de- 
mandado); trujamania Lev 4, Tít. 6, Part. 7 (en trujamania alcao- 
tando). 

Los autores citados en sus obras respectivas hacen referencia a la 
presencia de esta sorda dental en el comienzo de palabra. En posi- 
ción media ha sido tratada de muy diversa manera según las carac- 
terísticas de los idiomas; en español se prefiere la dulce. Véase 
las Partidas: Emperador (Imperator) Proemio Tít. 1, Part. 2 (Em- 
peradores e Reyes son los más nobles omes) ; madre (mater) Ley 5, 
Tít. 7, Part. 1 (puedele sacar su madre); miedo (metus) Ley 15, 
Tít. 13, Part. 2 (E como quier que temor e miedo); mudar (mu- 
tare) Ley 25, Tít. 1, Part. 6 (que lo non pueda después mudar); 
padre (pater) Ley 5; Tít. 7, Part. 1 (sin plazer de su padre); sen- 
tido (sentire) Ley 5. Tít. 1, Part. 2 (como de la cabeca nascen los 


38 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


sentidos); espada (spatha) Ley 4, Tít. 21, Part. 2 (E esta fué la 
espada). 

En aleunas palabras indica Diez, de origen reciente, persiste la f; 
las Partidas registran casos eu que dicha dental se mantiene: voto 
(votus) Ley 32, Tít. 6, Part. 6, y a veces en formas del todo popu- 
lares la fuerte ha triunfado sobre la dulce: metal (metallum) Ley 
34, Tít. 28, Part. 3 (o de otro metal ageno) ; natura (natura) Ley 
67, Tít. 4, Part. 1 (Natura es fechura de Dios) ; nota (nota) Ley 54, 
Tít. 18, Part. 3 (e fazer su señal sobre aquella nota) ; potestad (po- 
testas) Ley 13, Tít. 1, Part. 2 (E Potestades llaman en Italia) ; tu- 
tela (tutela) Ley 1, Tít. 16, Part. 6 (Tutela tanto quiere dezir en 
latín. es 

Regístranse asímismo desde época bien lejana la debilitación de 
laten d. Las Partidas dan una serie de ejemplos en que tal trans- 
formación se advierte: mandado (mandatus) Ley 5, Tít. 5, Part. 
1 (lo puede fazer sin mandado); vedado (vetatus) Ley 63, Tít. 5, 
Part. 1 (seyendo vedado que finquen) ; peecado (peccatus) Ley 33, 
Tít. 5, Part. 1 (E los pecados medianos) ; omildad (humilitas) Ley 
27, Tít. 9, Part. 1 (que pida merced con gran omildad) ; debdo (de- 
bitum) Tít. 15, Part. 2 (más debdo de ayuntamiento) ; condemnada 
(condemnatus) Ley 25, Tít. 5, Part. 3 (Ca si la otra parte fuere 
condemnada); lid (litis) Tít. 4, Part. 7 (Lid. es una manera de 
prueua). 

En cuanto a la dental final el español modifica la fuerte en dul- 
ce: abad (abbas) Ley 16, Tít. 7, Part. 1 (Ca en el logar donde 
ay Abad) ; sed (sitis) Ley 19, Tít. 21, Part. 2 (porque non ouilessen 
hambre ni grand sed). 

Ante 20 e átona seguida en la propia sílaba de otra vocal la 1 se 
hace 2 = ts y toma diversa forma según el carácter de cada una 
de las lenguas. En romance aparece la c, véanse los ejemplos del 
Código jurídico que se analiza: nascencia (nascentia) Ley 1, Tít. 4, 
Part. 1 (La primera es el pecado de la nascencia); justicia (Justi- 
tia) Ley 13, Tít. 4, Part. 1 (para facer justicia e derecho) ; officio 
(offitium) Ley 51, Tít. 4, Part. 1 (o otro día que aya propio Offi- 
cio); escusación (excusatio) Ley 17, Tít. 7, Part. 1 (o apelando o 
poniendo alguna excusación); reuerencia (reverentia) Ley 20, Tít. 
9, Part. 1 (la deuen guardar por reuerencia); presumpeión (prae- 
sumptio) Ley 8, Tít. 14, Part. 3 (a que llaman presumpeión) ; par- 
tición (partitio) Ley 1, Tít. 15, Part. 6 (Partición es departimiento 
que fazen los omes). 


, 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 39 


M. Pidal en el Cantar expone la conversión de t en d y cuando 
se pierde. También Lanchetas en su Gram. de Berceo apunta los 
casos en que la f final latina cae al pasar al castellano, como se 
transformó en d tras cambios intermedios. Hanssen en su Gram. 
hist. de la leng. cast. indica como ley fundamental en relación con 
la $ inicial lo dicho sobre las consonantes simples ya estudiadas y 
señala la caída de esta fuerte en posición final. 

Mugica en su Gram. del cast. antig. estudia sus diversos aspec- 
tos y al tratar de la doble tf latina manifiesta que se escribe tf que- 
dando como ásona explosiva exactamente como Diez consigna que 
este erupo no se debilita en dulce. Isualmente indica que cuando 
a la t precede una vocal la dental se convierte en la sonora d. He 
aquí aleunos de los ejemplos que apuntados por Mugica hallamos 
en las Partidas: conde (comes) Ley 4, Tít. 26, Part. 7 (nin Rey 
nin Duque nin Conde); senda (semita) Ley 3, Tít. 31, Part. 3 
(quando vn ome ha senda o carrera). 

Este autor, en sus estudios sobre el dialecto montañés, da la con- 
versión de t en d en faldriquera, sua mutación en d en alendar y en 
los estudios sobre el dialecto aragonés los casos de su pase a d en 
espedera, su substitución por 2 y su transformación en d en jór- 
diga. Para Grandgent en su Vulgar Latín la t ha permanecido 
por lo general invarieble, que entre la s y la l se ha desarrollado 
una f como se ve en * ¿sla > * istla. Agrega que la t final cayó en 
volsco, amenudo en umbrio y ocasionalmente en falisco; que así- 
mismo desapareció en latín en tal posición desde los primeros tiem- 
pos del Imperio en el mediodía de Italia y durante el Imperio en la 
mayor parte de Italia y Dacia. El grupo nt final tal vez perdió su 
t antes de consonantes lo que pudo haberle resultado al grupo st 
en las mismas circunstancias. Hace referencia a la confusión de 
d y t finales y a que la f intervocálica cambiase en d en España, 
Galia Re y parte septentrional de Italia tal vez en los siglos quin- 
to y sexto. Observaciones análogas a las consignadas por otros 
autores han sido hechas por Zauner en su Rom. Sprachwiss; no de- 
bemos olvidar lo que eruditamente han dicho M. Pidal en su Gram. 
hist. esp. y Alemany en su Gram. hist. de la leng. cast. 

Expuesto por Diez en su Gram. des lang. rom. cuanto atañe a la 
dental sorda como elemento simple, pasa a estudiar los grupos de 
que esta letra forma parte y refiere la importancia del tl como de 
otros constituídos con la líquida / ya que aparece en las voces más 
populares sometido a especial tratamiento que ora modifica en gran 


4(0 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


manera el sonido originario o lo borra del todo. Este grupo tl cuan- 
do se halla en posición medial está representado por la j casi no 
tolerada como signo inicial. Podemos indicar lo que en ceorro- 
boración de ésto nos ofrecen las Partidas: viejo (vetulus) Ley 3, 
Tít. 19, Part. 2 (los viejos que no podían caualgar). 

Aún cuando Diez no hace referencia al romance ni al espa- 
ñol al exponer el grupo, en posición media, tr pues simplemente 
se concreta a indicar la inclinación del italiano a la sonora Mu- 
eica en su Gram. indica este erupo para señalar la persistencia de 
la r tras cualquiera consonante y con ello da a conocer la conver- 
sión de tr en dr entre vocales. Aleunos de sus ejemplos los halla- 
mos dispersados al través de las leyes de Partidas: madre (ma- 
ter) Ley 2, Tít. 17, Part. 4 (que los puede auer en poder la ma- 
dre); nodrecer (nutrire) Ley 3, Tít. 19, Part. 4 (Nodrescer e eriar 
deuen las madres); piedra (petra) Ley 5, Tít. 28, Part. 3 (e pie- 
dras preciosas fallan los omes). 

En relación con este grupo es digno de recogerse cómo en el dia- 
leeto montañés si la t muda en d el grupo dr, debilitación del tr, 
desaparece en pae. 

El grupo tc se modifica en romance en la aspirada g: hereje 
(hereticus) Ley 7, Tít. 2, Part. 4. 

Sobre el erupo mt representado en romance por la nd no hay 
necesidad de repetir los ejemplos ya indicados. Pero el st en me- 
dio de palabra transfórmase en romance y en español en x y 2. 
Las ilustraciones sobre el romance son las siguientes: dexar (de- 
sitare); quexar (questare); rezar (recitare); mozo (mustus). 

No debemos terminar la fonética de la 1 sin consignar que las 
Partidas ofrecen el caso de la conversión de esta dental sonora en 
c: alcar (altar) Ley 5, Tít. 5, Part. 1 (e del juyzio que el diere 
non se puede ninguno alcar; como asímismo el pase de la tha s 
en: arismética (arithmetica) Ley 1, Tít. 1, Part. 1 (e de arismé- 
tica e de Geometría). 


LA ASPIRADA DENTAL 


Pocas son las indicaciones hechas por Diez en su Gram. des lang. 
rom. sobre la 2. Casi nada apuntan la generalidad de los auto- 
res consultados, ni aparece en las Partidas formas peculiares en 
que se aprecie la actuación de este fonema, las modificaciones que 
haya podido experimentar en el campo de la fonética. Grandgent 


J. M. Dihbigo: Las Siete Partidas. 41 


en su Vulgar Latín refiere que la 2 en el viejo latín significaba s 
oO ss pero que eon posterioridad representó la equivalencia latina 
de la £ griega. Este autor da mayor detalle al referirse a su pro- 
nunciación, apunta el criterio tanto de Plauto como de Sila, Quin- 
tiliano, Velius Lóngus, Prisciano y otros. 


Y 


LA GUTURAL SONORA 


De acuerdo con Diez la gutural sonora ha corrido la misma 
suerte que la sorda, a la letra siguiente le toca fijar su valor. 

Delante de las vocales a, o u y ante las consonantes persiste co- 
mo gutural suave o experimenta las modificaciones advertidas en 
las otras sonoras. La g inicial la vemos en las voces del roman- 
ce y las Partidas dan ejemplos de ello: gelas Ley 5, Título 2, Part. 
1 (e na habiendo quien gelas cantralle); Gafos Ley 6, Título 20, 
Part. 1 (Preuillegados son los gafos); gobernamiento (guberna- 
tio) Ley 6, Título 1, Part. 2 (el gobernamiento del Reyno) guar- 
nimiento (guardia) Ley 5, Tít. 5, Part. 2 (todos estos guarnimien- 
tos honrrados) ; graues (gravis) Ley 9, Tít. 14, Part. 1 (que sean 
orandes e graues) ; erand (grandis) Ley 62, Tít. 4, Part. 1 (porque 
merescia erand pena). 

En posición media persiste en romance: castigar (castigare) 
Ley 50, Tít. 5, Part. 1 (puede el Perlado castigar). 

También suelen presentarse algunos casos de síncopa aunque 
los romanistas y principalmente entre ellos Diez, suponen no im- 
pere mucho. He aquí el ejemplo de las Partidas: lidiar (litigare). 

En español la y se despoja de su carácter de gutural suave cuan- 
do se halla ante e, ¿ y se transforma en aspirada. Cuando se en- 
cuentra en fin de palabra al caer las vocales e, 1 la y cae o se re- 
presenta por una 2 ya que ninguna paladial se permite en este lu- 
gar. Veamos las Partidas: rey (rex) Ley 7, Tít. 1, Part. 2 por- 
que conuino que fuesse Rey). 

Diez hace referencia, por virtud de que la ¿ latina ha tomado en 
romance generalmente la pronunciación de la y ante e, 2, a la hi- 
pótesis del cambio de la y en ¿o más bien en dj transformándose 
después en silbante o aspirada como se ve en: jornada (diur- 
num). ; 

Es de anotarse el caso en que la y del latín pasa a y en el roman- 
ce: reyno (regnum) Ley 4, Tít. 4, Part. 1 (non podría entrar en 
el Reyno de los cielos); razón sobrada tiene este lingiiísta para 


42 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


suponer que la ye inicial fácil es que resulte de la diptongación 
de la e desapareciendo la gy o asimilándose ya que el español no to- 
lera la y inicial con ye. 

Múltiples son los ejemplos que pueden aducirse en romance 
acerca de la síncopa de la y ante e, 1: maestro (magister) Ley 10, 
Tít. 16, Part. 1 (onde quando el Maestro) ; reyna (regina) Ley 1, 
Tít. 14, Part. 2 (e a su muger la Reyna) ayuntar (adjungere) 
Ley 53, Tít. 4, Part. 1 (onde ayuntada el agua con el vino); cin- 
quesma (quincuagesima) Ley 34, Tít. 2, Part. 3 (e tres días des- 
pués de la Cinquesma). 

M. Pidal en el Cantar de Mio Cid dice que la y o j ante vocal 
a, e, 1 tónica se conserva con el sonido y en yazen, iazen, laz que se 
lee en las Partidas: yazia (jacere) Ley 43, Tít. 4, Part. 1 (do ya- 
zia muerta); que se pierde la gy o j inicial cuando la a, e, 1 es áto- 
na y que ante las vocales posteriores o, u, sean tónicas o no, la ; 
se conserva con el sonido romance de j y de los ejemplos adueidos 
por M. Pidal aleunos se leen en el Código de Alfonso X el Sabio: 
juego (jocus) Ley 10, Tít. 7, Part. 2 (toda manera de juegos); 
jura (juratio) Ley 8, Tít. 11, Part. 3 (que se libre la contienda, 
que es entrellos, por jura); juyzio (judicum) Ley 34, Tít. 4, Part. 
3 (o el juyzio de los auenidores). 

Respecto del grupo inicial yr mantiene que se conserva y da ceo- 
mo ejemplo entre otros a gramd que aparece en las Partidas: 
grand (grandis) Ley 7, Tít. 1, Part. 1 (E hanlo de honrar por 
la su grand nobleza. 

Señala, este gran filólogo, cómo la gy vacila en ejemplos como 
castigar y lidiar ya tratados como de las Partidas; cómo la gy y la 
j suenan y que desaparece junto a vocales de la serie anterior que 
él indica en su Cantar. 

Lanchetas en su Gram. de Berceo manifiesta que la explosiva 
suave y entre dos vocales se pierde en numerosos casos, hace refe- 
rencia a la agrupación de consonantes como al coneurso de conso- 
nantes diferentes. Meyer Liibke en su Gram. des lang rom. aco- 
pia ejemplos de la ge inicial en latín que es ye en latín vulgar agre- 
eando que transfórmase en español la y en pura aspiración para 
después caer como se ve en hermano, forma empleada en las Parti- 
das: hermano (germanus) Ley 9, Tít. 7, Part. 2 (e a su hermano 
mayor). 

Más adelante se ocupa del tratamiento especial de ja, jo, ju en 
español produciendo formas que están en el Código jurídico: yaga 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 43 


(Jacere) Ley 47, Tít. 5, Part. 1 (si se non quisiere enmendar yaga 
en su maldad). 

Estudia la explosiva gutural sonora intervocálica afirmando 
que no sólo en España sino en otros países mantienen la y inalte- 
rable. Hanssen explica la y inicial seguida de a, o, u y de conso- 
nantes, la conversión de la y seguida de e, 2 en y conservándose 
esta y cuando la vocal que sigue lleva acento, la desaparición de 
la y seguida de vocal inacentuada sin olvidar que en leonés se 
mantiene la consonante en la forma gy en: gielos, giente, gelada, 
es átona en el asturiano moderno en xelu mientras en el arago- 
nés moderno se usa ch; chen (gente) cheso (yeso), chirmán (her- 
mano). 

Refiere la condición de la y intermedia bien seguida de e, 2, los 
casos de conservación y de desaparición así como lo que a este 
respecto dice el leonés occidental, el dialecto de Navarra, el de 
Castilla y cuando se conservó seguida de a, o, u y se perdió en la- 
tín vulgar por lo que la forma ego > * eo > yo. 

Hay ejemplos de síneopa de esta gutural sonora en el castella- 
no vulgar como dice Hanssen que se nota asímismo en el habla 
popular de Cuba. 

Mugica en su Gram. del cast. antiguo expone el caso de esta gu- 
tural en los grupo medio-paladiales, post-paladiales y velares to- 
mando como base el punto de la articulación; y por ello señala 
dentro del primer grupo la gy sonora inicial que pasa a j, a y O 
desaparece representándose ortográficamente por h en los ejemplos 
ya citados; trata después de la y media ante e, ¿ que desaparece 
después de mudar en y, como asímismo se convierte en y en huye, 
leyenda, payés. Dentro del segundo grupo aparece la y ante a, 
au que persiste como inicial como de igual modo cuando está en po- 
sición media intervocálica y en el tercer grupo se mantiene como 
inicial y desaparece antes y después del tono cuando su condi- 
ción es media. Las Partidas dan ejemplos de algunos de estos 
casos. Zauner en su Rom. Sprachwiss. se ocupa de esta sonora 
haciendo las indicaciones pertinentes y Grandgent en su interesan- 
te libro Vulgar Latín detalla los hechos fonéticos respecto de esta 
consonante ante las vocales paladiales y ante las guturales cuando 
en el primer caso se transforma en y como las particularidades de 
la y final y ante consonantes. 

El grupo gu si la u desaparece con frecuencia la y permanece 
gutural. Véase lo que da las Partidas: lengua (lingua) Ley 4, Tít. 


44 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


13, Part. 2 (e señaladamente en la lengua); sangre sanguis) Ley 
16, Tít. 28, Part. 3 (fueron bañados de la sangre del hermano). 

Mugica en su Gram. citada manifiesta que después de consonan- 
te la gutural gu persiste, ilustra esto con el vocablo lengua ya re- 
ferido. 

Ya en latín clásico, dice Hanssen, se empleaba u en la combina- 
ción gu; en castellano esta u ha llegado a ser muda seguida de e, 2 
como puede subsistir ante a en igual, yegua, lengua. Cuando la 
gu procede de una w germánica pierde la u delante de e, ¿ en gui- 
sa, guerra. Meyer Liibke en su Gramática refiere que la historia 
de esta combinación es algún tanto obseura. Véase lo dicho por 
Menéndez Pidal en el Cantar de Mio Cid cuando trata de las con- 
sonantes seguidas de la semivocal u empleando los mismos ejem- 
plos ya dichos: lengua, ete. 

Sobre el grupo gn se dirá que toma formas diversas pues ofrece 
la modificación fonética en Á y como ejemplos de las Partidas te- 
nemos los siguientes: puñar (puenare) Tít. 12, Part. 3 (deue pu- 
ñar primeramente de la traer a acabamiento); tañer (tangere) 
Ley 16, Tít. 1 Part. 1 (Ca pues que y es lo que tañe a loor de Dios) ; 
lueñe (longe) Ley 63, Tít. 4, Part. 1 (si el Rey fuere tan lueñe del 
lugar); constreñir (constringere) Ley 30, Tít. 6, Part. 1 (Cons- 
treñir puede el Obispo, si quisiere, aleunas vegadas a los Cléri- 
gos de su Obispado). 

Modifícase este grupo suavizándose sin metatésis; también te- 
nemos ejemplos en las Partidas que alegar: reyno (regnum) Ley 
2, Tít. 10, Part. 2 (Que estonce es el Reyno bien mantenido). 

La y cae sólo en las sílabas átonas y en la final como se ve en el 
siguiente ejemplo: conoscencia (cognoscere) Ley 49, Tít. 4, Part. 1 
(ca estonce escomienca auer conosceneia); conoscido (cognoseere) 
Ley 51, Tít. 6, Part. 1 (e esto que los oulessen conoseido ellos). 

M. Pidal manifiesta que la gn da A y trae para confirmar a se- 
ñal y peño que registran las Partidas: señal (sienum) Ley 7, Tít. 
5, Part. 5 (Señal dan los omes vnos a otros); peño Ley 17, Tít. 
13, Part. 5 (que gela den por peño); hace referencia al connoscer 
derivado del elásico cognoscere y restaurado, como dice, en Es- 
paña junto al vulgar conoscere; recuerda que las voces cultas 
no suelen tener Á sino n y que a veces se pronunció más culta- 
mente yn y luego yn: regno, reygno, reyno. Mugica en su Gram. 
del cast. antig. consigna que la gn muda en f. Expone cómo 
por influjo de rey la y explosiva cambia en y en reyna y reynar, 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 45 


reyno que hemos leído en las Partidas como el vocablo sangre al 
través de sang (us) ne—sangne para probar que en el grupo ny si- 
guiendo n persiste la y. 

Grandgent en Vulgar latín manifiesta que este grupo ha sido 
tratado de muy diferente manera según las regiones, en unas con- 
servado, asimilado a n o n en otras y hasta sometido a diversos cam- 
bios de acuerdo con lo expresado por Haagen Die Latinitát Frede- 
gears. Que en cognosco la g por lo general desapareció, descompo- 
niéndose la voz en co y nosco como de modo similar se perdió a ve- 
ces la y en cognatus. Véase lo eonsienado por Sehbuechardt en Der 
Vokalismus des Vulgárlateinms 1, 115-116, connato, cunnuscit. Con- 
súltese a Meyer Libke en su Gram. des lang. roman. apropósito 
de este grupo. 

Diez casi no hace indicaciones respecto del grupo gl refiriendo 
su estudio a la exposición de la l pero Menéndez Pidal en su Can- 
tar de Mio Cid afirma que llega a un fonema paladial, tanto este 
erupo como el cl, sonoro y sordo. Aleunos de los ejemplos apun- 
tados aparecen en las Partidas y han sido tomados en consideración. 

Es de seealarse el caso leído en las Partidas de pase de y a c tanto 
más sorprendente cuanto que de acuerdo con el principio que por 
lo general prevalece históricamente es el de un tránsito del so- 
nido más fuerte a otro más débil guardaudo, como dice un nota- 
ble lingiiísta, en esta atenuación, el equilibrio de la palabra, para 
que dos sonidos fuertes no se debiliten simultáneamente, o no se 
debiliten del mismo modo: finecar (fingere) Ley 3, Tít. 5, Part. 1 
(de deuer fijos que finquen en su lugar). 


LA GUTURAL SORDA 


Ante a, o, 4, ante consonante o en posición final se mantiene su 
condición orgánica pero sin la persistencia del grado. Como ini- 
cial por lo común se conserva aunque como indica Diez hay ejem- 
plos de suave. Véase las Partidas sobre este fonema: comunal 
(communalis) Tít. 1, Part. 1 (e a procomunal de las gentes); ca 
(quia) Ley 3, Tít. 1, Part. 1 (ca en estas yace gualardon) ; catar 
(catare) Ley 3, Tít. 1, Part. 1 (catando los fechos quales son); 
cuytados (questus) Ley 39, Tít. 4, Part. 1 (quando son cuytados 
de grandes enfermedades). 

No encontramos ejemplos en este Código que pueda ilustrar el 
pase de c incial a y. 


46 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Respecto de la c en posición media por lo común ha quedado en 
romance substituída por la suave. He aquí lo que leemos en las 
Partidas: amigo (amicus) Ley 2, Tít. 20, Part. 2 (e muestrase por 
amigo); ciego (caecus) Ley 3, Tít. 6, Part. 3 (que el que fuesse 
ciego); fuego (focus) Ley 3, Tít. 16, Part. 2 (bien assí como farian 
al fuego); míraglo (miraculum) Ley 68, Tít. 4, Part. 1 (que el 
miraglo sea contra natura); pagar (pacare) Ley 2, Tít. 15, Part. 
5 (todas las debdas que ha de pagar); sagrada (sacrum) Ley 12, 
Tít. 28, Part. 3 (Toda cosa Sagrada); segund (secundus) Ley 1, 
Tít. 1, Part. 1 (é otrosí segund convienne a la buena vida); lori- 
ya (lorica) Ley 9, Tít. 24, Part. 2 (E por ende ha menester que 
ayan para defenderse, lorigas) ; logar (locus) Ley 14, Tít. 1, Part. 
1 (e por otro que sea en su lugar); Eglesia (ecclesia) Ley 1, Tít. 3, 
Part. 1 (En la Santa Eeglesia Católica ayuntamiento de los San- 
tos); judgar (judicare) Ley 1, Tít. 3, Part. 1 (Verná a judgar 
los vivos y los muertos). 

Algunos pocos nombres populares mantienen la gutural fuerte 
en posición media, así como se conserva en las desinencias 1C0, ica, 
que vemos en el propio libro jurídico: rústica (rústica) Ley 3, Tít. 
31, Part. 3 (Rústica seruidumbre diximos que era); música (mu- 
sica) Ley 37, Tít. 5, Part. 1 (E otrosí en Música). 

Indica Diez cuanto atañe a la c final y consigna que en espa- 
ñol antiguo la e final en las partículas aparecen representada 
por n: nin (nec) Ley 21, Tít. 4, Part. 1 (no pueden dar peniten- 
clas nin baptizar); avn (adhue) Ley 44, Tít. 4, Part. 1 (E avn 
mandaron que si en leuandole a la Eglesia) ; de igual se aprecia la 
substitución por n cuando la gutural sorda está en posición me- 
dia; las Partidas confirman esta mutación con: ansi (aeque sie) 
Ley 3, Tít. 2, Part. 1 (é si non fuese fecho poderlo hían perder). 

Más adelante Diez hace hincapié sobre el grupo originario ca 
(ceca) en el que la c al abandonar su condición de gutural se hace 
silbante bajo la forma de ch: inmediatamente señala Diez las 
particularidades de la c latina ante e, ?, ae oe en no conservar en 
el dominio romano su pronunciación gutural cosa confirmada por 
las Partidas: cierta (certus) Ley 4, Tít. 2, Part. 1 (o en persona 
cierta) ; cellerizo Ley 14, Tít. 7, Part. 1 (o al cellerizo que lo to- 
men si quisieren); cistel (cisterciensis) Ley 27, Tít. 7, Part. 1 
(Cistel es un Monesterio donde lleua nome) ; cielo (caelum) Ley 4, 
Tít. 4, Part. 1 (entrar en el Reyno de los Cielos). 

Debemos agregar la conversión de c en 2 que contienen las Par- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 47 


tidas: plazia (placere) Ley 43, Tít. 4, Part. 1 (que a el non plazia 
de los duelos) ; fazed (facere) Ley 54, Tít. 4, Part. 1 (esto fazed 
en mi remembranca) dezir (dicere) Tít. 5, Part. 1 (más agora que- 
remos dezir); vezino (vicinus) Ley 54, Tít. 6, Part. 1 (assi como 
los otros vezinos legos) lazería (lazería) Ley 9, Tít. 7, Part. 1 
(mayores trabajos e lazerías); aduzir (adducere) Ley 17, Tít. 7, 
Part. 1 (e ninguno non deue aduzir); eruzes (crux) Ley 15, 
Tít. 10, Part. 4 (Cruzes e todas las otras cosas que faze el Obispo). 

En posición final pasa a ser 2 en romance: diez (decem) Proemio 
Tít. 20, Part. 1 (ordeno diez órdenes de Angeles) y aunque la 
gutural originaria se representa por otras sibilantes o paladiales 
rara es la 2 que en aleíún caso se ve en español puesto que con más 
frecuencia se usa la ch. Esta misma letra latina ante vocales 
dulces sólo se la substituye por c en las lenguas romanas cuando 
se trata de voces antiguas. 

Las Partidas señalan el caso de arzobispo en que la ch se re- 
presenta por c(: arcobispo (archiepiscopus) Ley 11, Tít. 5, Part. 
3 (o fijo de Rey o Arcobispo o Obispo). 

La c latina se substituye en romance por la c: lanca (lancere) 
Ley 52, Tít. 4, Part. 1 (quando le dieron con la lanca); fuerca 
(forcia) Ley 47, Tít. 4, Part. 1 (E porque la mayor fuerca es en 
la Consagración). 

M. Pidal refiere la transformación de la c interior en gy en el 
Cantar e ilustra el punto con ejemplos que hallamos también en 
las Partidas como loriga ya citado como maguer (magis y quae- 
rere) Tít. 1, Part. 1 (maguer non las sepan; como el cambio de 
c en la sonora 2: vozes, cozina, dezir, fazer; refiérese a lo dicho por 
Ford en Old Span. Sibil, p. 5 y a la equiparación de la 2e árabe 
a la c. Sobre las consonantes interiores agrupadas precisa que la 
c queda sorda; muehos de los ejemplos son de las Partidas: mer- 
ced (merces) Ley 1, Tít. 24, Part. 3 (Templamiento de la rezie- 
dumbre de la justicia es la merced); entonce (in y tune) Ley 6, 
Tít. 2, Part. 1 (entonce no desataría la ley sino en aquel logar). 

Es de consignarse que si M. Pidal al contraerse a la voz eston- 
ces dice en nota que es una errata de las ediciones, en la de las 
Partidas llamada de Gregorio López el término aparece con la 
forma aquí usada. 

Lanchetas también discurre sobre este fonema si bien no con la 
extensión erudita de M. Pidal pero exponiendo con elaridad el 
caso dentro del lenguaje de Berceo sobre el pase de esta explosiva 


48 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


sorda a la suave correspondiente. Mugica en su Gram. del cast. 
ant. explica como la K” ásona pasa a 2 (eserita c), como en su ea- 
rácter de K” intervocal pretónica ante e o i da 2 (c); como postó- 
mica antee pasaa Bb (2) y por último en esta última circunstan- 
cia y ante ¿+ da b (20 Cc). De jeual modo tras consonante, antes 
y después del tono pasa la k” a p. Con plétora de datos ilus- 
tra cuanto atañe a la c (%') inicial que persiste y los ejem- 
plos vienen a ilustrar el trueque de la k” en g sin olvidar que tras 
consonante antes y después del tono mantiénese la k, simplifícase 
el grupo cc en c. Respecto de las velares observa su condición de 
inicial por lo que persiste su conversión en y cuando en posi- 
ción media está la k antes y después del tono. Después de conso- 
nante e interna mantiénese la k como se reduce el grupo cc a c. Al. 
gunos ejemplos aducidos oportunamente como cárcel, entre otros, 
sirven para señalar que la k seguida de r se transforma en 2 (c). 

Grandgent en su Vulgar Latín nos da una idea de esta gutu- 
ral sorda, de su mutación, de lo que nos dice cenando se halla an- 
te vocales paladiales o euturales con citas de autores que ofrecen 
los medios de profundizar la materia. 

Anotemos otra transformación de la c en q que ha experimen- 
tado el latín en su pase al romance: pesquera (piscarius) Ley 16, 
Tít. 20, Part. 1 (Molinos o pesqueras auiendo algunos); fran- 
quear (franeus) Ley 37, Tít. 13, Part. 5, (franquear non puede 
ningún ome el sieruo). 

£l grupo cc se simplifica en el romance y se ve en el español: 
pecar (peccare) Ley 31, Tít. 5, Part. 1 (de fallar ome que nun- 
ca oulesse pecado). 

Menéndez Pidal lo consigna también en su Cantar cuando tra- 
ta las consonantes interiores dobles y Lanchetas en su Gram. de 
Berceo da la ley por la que los grupos de consonantes idénticas 
se han reducido en castellano a una sola, no sin manifestar que se 
han conservado las dos cc más en tal caso la primera es gutural y 
la segunda dental = ac-tión. Ya Nebrija expuso su eriterio so- 
bre la imposibilidad de que dos letras de una especie puedan jun- 
tas herir la vocal. Lanchetas no obstante lo expuesto consigna 
que ortográficamente Berceo se halla más próximo del latín que del 
castellano de esta época aunque entiende que en tiempo de Ber- 
ceo no se pronunciaban las consonantes dobles aunque se eseribie- 
ran. Mugica en su Gram. del cast. antig. trata el grupo señalan- 
do su simplificación en e (k). Al través de las manifestaciones 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 49 


dialectales en España, dice este autor en su obra Dialectos cast. que 
el grupo cc sufre dos cambios, en el montañés o la primera c se vo- 
caliza: faicioso o se simplifica en c: elición por elección. 

El grupo cl inicial se transforma según manifiesta Diez en su 
Gram. des lang. rom. en ll en la 1 mojada después de la caída de 
la muda y de lo cual nos da ejemplos las Partidas: llamar (ela- 
mare) Ley 1, Tít. 12, Part. 1 (ca los unos son llamados religiosos). 

El dialecto vulgar leonés cambia la cl inicial en ch: chuecla, así lo 
expresa Garrote en su libro El dialecto vulgar leonés y Diez en su 
Gram. citada. Véase para mayor ilustración el interesante estudio 
que acerca de este dialecto ha publicado M. Pidal en Renista de Ar- 
chivos, Bibliotecas y Museos. También la el en esta manifestación 
lingúística puede ser en j. Ya se han citado ejemplos que pueden 
ahora servir para demostrar que la forma media que predomina 
de cl es j: abeja, ete. 

Zauner en su Rom. Sprachwiss. refiere que el desenvolvimiento 
de las consonantes depende fundamentalmente de su posición por 
lo que tienen que ser tratadas de diversa manera según sean ini- 
ciales, internas o finales. Asímismo señala la suerte particular de 
los grupos de consonantes. 

Consignamos la conversión del grupo ct en ch que leemos en 
las Partidas: pechos (pectus) Ley 14, Tít. 4, Part. 1 (primera- 
mente en los pechos después en las espaldas) pechar (pactare) 
Ley 29, Tít. 5, Part. 1 (han de pechar más de lo que deuen). 

La muda fuerte y nos da ejemplos de persistencia en el roman- 
ee con u sonora: quanto (quantus) Ley 3, Tít. 1, Part. 1 (en dos 
maneras se departen quanto en razón); qualquier (qualis+quam) 
Ley 34, Tít. 4, Part. 1 (Onde qualquier que estas cosas non fiziere) ; 
qual (qualis) Ley 71, Tít. 18, Part. 3 (la qual mula fué aprecia- 
da); quatro (quatuor) Prólogo a las Partidas (en quatro mill e 
trezientos); cinquenta (quinquaginta) Próloeo a las Partidas (e 
cinquenta e tres años Romanos) siendo todo lo contrario con u 
muda: quantidad (quantitas); quatoree (quatuordecim). 

Respecto a la consonante sonora evidentemente que al analizar 
el romanee se observa su predominio sobre la sorda: agua (aqua); 
legua (equa). 

Digno de ser recogido es el pase advertido en las Partidas de 
q a y: egualdad (aequalitas) Ley 8, Tít. 2, Part. 1 (guardando en 
todas cosas razón e derecho, e egualdad e justicia). 

Ante e, ¿ y en diversas voces en que la u se enmudece qu tiene 


50 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la pronunciación de la c romana delante de las propias vocales: 
quisier (volere) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (quel que quisier leer las 
leyes deste nuestro libro); querelloso (querelosus) Ley 48, Tít. 5, 
Part. 1 (más ante fincan como querellosos dellos); franquear 
(francus) Ley 48, Tít. 5, Part. 1 (e con todas sus granjas fuesse 
franqueando) ; pesquera (piscarius) Ley 16, Tít. 20, Part. 1 (Mo- 
linoso pesqueras auiendo algunos); quita (quitare) Ley 27, Tít. 
9. Part. 2 (e la Corte finque quita de todo mal); enriquescer 
Ley 6, Tít. 18, Part. 2 (non aya cobdicia de querer enriquescer). 

La u dentro de este grupo se percibe en voces modernas como 
qiiestiám <= useqiiencia más en los otros casos es del todo muda co- 
mo lo afirman los ejemplos antes expuestos. Hay formas eu que 
en su representación se emplea £ 0 2: cinco, cocer, torcer, ete. 

También hemos hallado en nuestro análisis de la estructura de 
las voces de las Partidas la transformación del grupo qu en c: 
coita (questus) (Enfermedad habiendo alguno o otra colita) : pro- 
pineo (propinquus) Ley 4, Tít. 21, Part. 1 (que las heredassen 
sus parientes los más propineos): einquesma (quincuagésima) Ley 
34, Tít. 2, Part. 3 (e tres días después de la Cinquesma). 

M. Pidal en su obra tantas veces citada informa que el grupo 
inicial qu conserva la u sólo ante a acentuada en quando, quadra 
y que puede añadirse el caso de quó en cuemo, pero átono commo 
en los demás casos la u desaparece en la pronunciación. Ve disi- 
milación muy antigua en * cinque, cinco, cinmquaenta, cinqunesma; 
aleunas de estas voces han sido citadas en relación con las Par- 
tidas. Al tratar Mugica las fricativas gw y kw refiere la con- 
servación, en posición inicial, del sonido paladial eserito. en es- 
te caso (qu, cu) ante e, 2, o; que entre vocales la qu pasa a gu, 
después de consonante persiste el grupo yu y asrega en una Nota 
que la k también persiste en nunqua- nunca, squama-escama desapa- 
reciendo la u en quía-ca. Manifiesta asímismo que a la k inicial (e 
o qu) corresponde la ku del latín vulgar (escrita co qu) Grandgent 
en Vulgar Latín señala el sonido de kv como kw y refiere el caso 
a Seelmann en Die Ausprache des Lateim nach physiologisch-histo- 
mechen Grundsáteen que lo estudia ante u, o, ante otras vocales 
haciendo mención de quique cuya primera w se ha perdido por 
disimilación como aparece en España cimove seeún asevera Car- 
noy en su trabajo Le latin d*Espagne d'apres les inscriptions. 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 51 


SEMIVOCALES ASPIRADAS 


Grandgent en su Vulgar Latín al tratar las palatales se refie- 
re a la j latina manifestando que se pronunciaba y siendo idén- 
tica con la consonante que se formó de la e y de la 2; que en vez 
de 1=/ se usó la escritura ú y ame cuando la y seguía a una conso- 
nante, esta era más o menos asimilada, a veces absorbida del todo 
por la y Estos antecedentes servirán para explicar lo que ha pa- 
sado con este fonema no sólo en el romance sino en las lenguas ro- 
mánicas. Meyer Lúbke en su Gram. des lang. roman. discurre so- 
bre este signo y al tratar de su suerte en español confiesa que la y 
se hace una pura aspiración y después cae del todo, pero como la 
espirante prepaladial sonora del latín vulgar se representa por y 
ante e, 1, por y delante de todas las vocales, por el grupo di en diur- 
num, diaria, por la í griega en el vocablo hídrido zelosus, por ello 
ofrece a la consideración del estudioso un cuadro repleto de ejem- 
plos de las formas generu, gnete, genuclu, germanu, genesta, * ¡je- 
nuariúu, así como hace referencia al tratamiento especial de ja, jo, ju 
en español para dar clara idea de su fonética. Y por la impor- 
tancia que tiene el erupo dí antes mencionado es por lo que el 
ilustre romanista Grandeent lo expone con claridad y acopio de 
datos. Diez en su Gram. señala su conversión en y. Véase lo que 
dicen las Partidas: ayudar (adjutari) Ley 4, Tít. 14, Part. 7 (to- 
do ome que le ayudasse a subir); ayunar (jejunare) Ley 6 Tít. 23, 
Part. 1 (e ayunaron con gran tristeza); yacia (jacere) Ley 34, 
Tít. 5, Part. 1 (que mando que echassen de la casa do yazia muerta) 

Trata inmediatamente Diez de la j criginaria que unida a d ha 
formado el grupo dj, pasando a un sonido dulce, paladial o silbante. 

En romance la palatal romana se presenta como aspirada gutu- 
ral en voces que también hallamos en las Partidas: juego (jocus) 
Ley 10, Tít. 7, Part. 2 (e jugar toda manera de juesos); Juez 
judex) Ley 4, Tít. 4, Part. 3 (que el ouiesse fecho como Juez). 

Dada la debilidad del fonema explícase bien su caída así lo ad- 
vertimos en: echar (Jactare o ejectare). 

M. Pidal expone que la ¿ ante a, e, 1 tónica se conserva con el 
sonido de y; que igual valor de y tiene el grupo dy ante vocal en 
la voz yuso y que si la a, e. ¿ es átona se pierde la j inicial; entre 
varios ejemplos da el de hermano (germanus) Ley 16, Tít. 7, 
Dart: 

Más adelante indica como excepción a ¿amas que se pronuncia 


52 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


£ 


con j y a tantar. Cuando la ¡está ante las vocales posteriores o, 
u, sean tónicas o no se mantiene con el sonido romance de j. De 
la posición inicial pasa a la media con el sonido de y que desapa- 
rece junto a determinadas vocales; muchos de los ejemplos pre- 
sentados ya se han tomado en consideración en este trabajo. Lan- 
chetas trata este fonema en su Gram. de Berceo e indica el sonido 
que tuvo en los siglos XVI! y XVII! representado este gutural 
aspirado por 9, j y 2; y aunque nadie podrá negar los adelantos 
de la filología moderna la cuestión sobre el sonido gutural aspi- 
rado en español no aparece aun resuelto por lo que bien dice que 
las afirmaciones de Monlau y de Joret parece que no deben tener 
valor. 

Mugica estudia particularmente la j espirante tanto en su po- 
sición inicial e intervocal, ante el tono y ante toda consonante y 
como resultado su observación representa dos casos; en el primero 
persiste con el sonido de X (eser. j) en voces que hallamos en las 
Partidas: juego, judío; en el segundo cambia en y en voces como 
ayuno, ayuda también estudiadas; más adelante ilustra el caso con 
términos que reune en la Nota que adiciona al trabajo para termi- 
nar sobre la posición de la j intervocálica después del tono que 
es y econ el desarrollo de una 2 epentética en forma, como mayo, 
raya. Este escritor al tratar en su obra Dialectos castellanos la 
¿ espirante señala que en el aragonés en posición inicial toma el so- 
nido gutural en jubo, junta, que se conserva la ¡ latina en juñir, 
que se añade una j en jordiga y que cambia en ch en bolchaca, 
cheto' mientras desaparece en realgar. Garrote en El dialecto 
vulgar leonés dice que la y inicial se ensordece mudándose en y: 
en yera, que los maragatos hacen lo contrario mantienen la ¡ latina 
con pronunciación española. Zauner da lo esencial de esta es- 
pirante en su aspecto comparado dentro de la agrupación ro- 
mánica. 

Hanssen en su Gram. hist. de la leng. cast. da idea de su uso co- 
mo inicial, de su pérdida, del empleo amenudo de ¿j por y; con- 
signa lo que hace referencia a los dialectos antes apuntados por 
lo que cita a Menéndez Pidal a Saroihandy así como a Walde en 
su Et. Wórterbuch, a Gróber Archíw fiir lateimische Lexikographie 
und GErammatik. 

Anotemos que las Partidas presentan ejemplos del pase de la 
ja s: desecharan (dejectare) Ley 40, Tít. 5, Part. 1 (E si estos 
alguno desecharan). 


J. M. Dibigo: Las Siete Partidas. 53 


Ocupa un lugar dentro de la clasificación de las semivocales as- 
piradas la h que tantas vacilaciones ha ofrecido en cuanto a su 
empleo mostrando, como dice Diez, mucha incertidumbre la escri- 
tura lapidaria. La caida de Roma contribuyó a que el signo per- 
diese su valor, que casi se extinguiese, como fundadamente ha expre- 
sado este eminente lingilísta, fundador de la filología romana, que 
tanto ha impulsado Meyer Lúbke. Lo mismo dice M. Pidal en 
su Cantar dado que no se pronunciaba en el latín como lo demuestra 
las inscripciones, no eseribiéndolo el Cid. Trata después de los casos 
en que aparece escrita con f. 

Mugica en su Gram del cast. antig. trata por separado esta se- 
mivocal aspirada y manifiesta que el spíritus lenis de los latinos 
clásicos ha desaparecido, que se ha conservado en la eseritura la A 
latina y la procedente de la antigua f pero desapareció la prime- 
ra en el Poema del Cid (siglo XII), como en Gonzalo de Berceo 
(siglo XITD). Veamos este fonema en las Partidas para seña- 
lar su presencia o desaparición en las voces de que forma parte: 
omes (hom (1) ne) Ley 2, Tít. 26, Part. 4 (a los maravedís que el 
Rey pone a los Ricos omes). 

Con un carácter protético la vemos empleada al principio en 
huérfano (orphanus) y en condición de interna desapareció en el 
latín vulgar. 

Grandgent en su Vulgar Latín manifiesta su incertidumbre y su 
falta de consistencia por lo que vale tanto como simple aliento 
cue se desliza al decir de Seelmann en la obra citada, para alguno 
no es más que marca de aspiración y sin que se precise huella de 
la h latina en las lenguas románicas. Véase lo dicho por el gran 
romanista francés Gastón París sobre esta letra en Romania XI, 
299, donde, como todo lo suyo, expone el caso con el brillo de su 
inteligencia y de su gran saber. Grandgent expone su suerte en 
posición media, su carácter como elemento inicial, su caída en al- 
gunas inseripciones hacia el fin de la República de acuerdo con el 
Corpus Inseriptionum Latinarum, su desaparición en Pompeva 
según los datos recogidos por Seelmann en su Die Ausprache des 
Lateins, no olvidando los ejemplos acopiados por Bechtel en £. Sa!- 
viae Peregrinatio. The Text. and a Study a the Latinity y a Rónsch 
Ftala und Vulgata. 

Para tener idea de los fundamentos de la pronunciación escolar 
de la h medial como k después que dejó de sonar consúltese lo ex- 
puesto no sólo por Bechtel sino por el distinguido profesor E. $. 


54 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Sheldon en Harvard Studies and Notes in Philology and Litera- 
ture 1 (1892), 82-87. 

Es curioso advertir por la ortografía de las Partidas el pase de 
la ha x en el siguiente ejemplo: traxesse (trahere) Ley 12, Tít. 5, 
Part. 1 (e le mandase que traxesse las señales honrradas). 


LAS LIQUIDAS 
L 


En su carácter de inicial consérvase esta consonante en el ro- 
mance y las Partidas ofrecen ejemplos múltiples: logar (locus) Ley 
14, Tít. 1, Part. 1 (o por otro que sea en su logar); letradura 
Ley 5, Tít. 4, Part. 1 (o lego o letrado o sin letradura) leuadu- 
ra (levatura) Ley 52, Tít. 4, Part. 1 (sin leuadura e sin otro mez- 
clamiento); lueñe (longe) Ley 63, Tít. 4, Part. (pero si el Rey 
fuere tan lueñe del lugar) ¡ligardes Ley 1, Tít. 5, Part. 1 (Quanto 
ligardes en le tierra) ; leydeza Ley 25, Tít. 6, Part. 1 (que vienen 
por manera de leydeza) ; lauores (labor) Ley 51, Tít. 6, Part. 1 (en 
las lauores de los Castillos). 

Asímismo persiste en posición media entre vocales en elección 
(electio) Ley 21, Tít. 5, Part. 1 (la tercera manera de elegir es 
llamada elección); falagare Ley 34, Tít. 5, Part. 1 (o si falagare 
o enseñare a aleuno) ; arloteria Ley 40, Tít. 5, Part. 1 (tienen por 
mejor de lo hacer por arloteria) ; erueleza (crudelitas) Ley 40, Tít. 
5, Part. 1 (otrosí sería grand crueleza); muela (mola) Ley 52, Tít. 
5, Part. 1 (que le pusiessen una muela en el pescueco); alanzar 
(lanceare) Ley 57, Tít. 5, Part. 1 (assí como alanzar o bohordar) ; 
tejuelo Ley 57, Tít. 5, Part. 1 (nin Pelota, nin Tejuelo, nin otros 
Juegos). 

Efectúase como dice Diez el cambio de lugar de la l con otra 
consonante: milagro (miraculum) Ley 68, Tít. 4, Part. 1 (Mila- 
ero tanto quiere dezir); palabra (parabola) Ley 1, Tít. 4, Part. 
2 (se deue mucho guardar en su palabra); peligro (periculum) 
Tít. 12, Part. 4, (de desuiar el peligro mayor). 

El mojamiento de la 1 simple tiene carácter general: querella 
(querela) Ley 1, Tít. 8, Part. 6 (este o tal puede fazer tal quere- 
lla). 

Respecto del grupo 1! dice Diez que la geminación está sujeta 
al mojamiento más que el sonido simple. En español el moja- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 


[| 
a 


miento es la regla, la simplificación la excepción. Veamos las ilus- 
traciones del romance: gallina (galina) Ley 24, Tít. 28 Part. 3 
(Gallinas e capones e las ansares) ; vassallo (vassus) Ley 32, Tít. 
9, Part. 1 (que los vasallos que ouiesse) ; villa (villa) Ley 19, Tít. 
23, Part. 2 (do quieren fazer aleuna buena Villa); castillo (cas- 
tellum) Ley 1, Tít. 18, Part. 2 (porque tal podría ser el Castillo). 

Mugica en su Gram. ofrece una serie de ejemplos en que la ll 
persiste unas veces haciendo !j (1 mojada). En otros casos se 
advierte la simplificación como persiste el grupo 11 (labial más l- 
quida) entre vocales. Veamos lo que dice el romance: fabla (fá- 
bula) Tít. 1, Part. 1 (que fabla de las leyes); pueblo (populus) 
Ley 5, Tít. 2, Part. 1 (Pueblo tanto quiere decir). 

Esta consonante puede convertirse en el grupo ld. Las Parti- 
das dan ejemplos: omildad (humilitas) Ley 18, Tít. £, Part. 1 
(las curas a tierra baxadas con grande omildad). 

El grupo dl (dental más líquida) pasa a 1 y luego a ld: cabildo 
(capitulus) Ley 17, Tít. 7, Part. 1 (Cabildo tanto quiere dezir) ; 
soldada Ley 9, Tít. 25, Part. 4 (ouiesse recibido soldada del). 

Persiste la l ante consonante como la 1 con la r son convertibles. 
El dialecto montañés señala la conversión de l muda en n en ma- 
lenconía (melancolía), su desaparición en algunos casos ante con- 
sonante en acanzar (alcanzar), amorzar (almorzar) y conserva- 
ción en otros ante c. En vizcaíno la ] tras ¿+ muda en ll en el len- 
guaje de los aldeanos; tras consonante indica Mugica pasa la tl 
latina a ch se conserva en chiflido, desaparece en aguasil (alguacil) 
y son convertibles la / con la z. 

Por último diremos que en posición intervocálica la 1 se substi- 
tuye por la 1! en acerolla, bellorta y si suena la l como n en 2an- 
cochar es convertible la ! en la r. 

M. Pidal en el Cantar hace referencia a la vocalización de la ! 
en al más cons. sorda; indica que las consonantes seguidas de l se 
tratan como intervocálicas; que las explosivas sordas se hacen so- 
noras. Respecto del grupo ly o lly señala que producen la frica- 
tiva palatal sonora ¿ o g. Sobre los grupos interiores romanees 
cuando está formado de una contínua seguida de explosiva sorda 
se conserva así lo vemos en las Partidas: costumbre (consuetudo) 
Ley 6, Tít. 5, Part. 2 (Costumbres e maneras deue auer el Rey). 

El grupo de contínua seguida de sonora permanece; ya hemos 
citado las voces soldada, mesnada que pueden ilustrar este caso. 

Ya se ha indicado que la consonante seguida de 1 se trata como 


56 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


intervocálica, M. Pidal manifiesta que por ello las explosivas sor- 
das se hacen sonoras: abrir (aperire) Ley 5, Tít. 2 Part. 6 (que 
non abriessen alguna parte). 

Como excepción a este caso diremos que c”l no da gl sino la frica- 
tiva sonora j. Las sonoras se conservan. Ejemplo de esto es fablar 
ya citado y respecto a los grupos cl y gl ya se ha expuesto lo que co- 
rrespondía. Consúltese a Hanssen, Zauner y Grandgent acerca de 
esta letra !l. 

No es de olvidarse la transformación de 1 en j¡ que se lee en las 
Partidas: fijo (filius) y en tajar (talea) Ley 15, Tít. 2, Part. 3 
(que non sean tajados, nin cosidos, deue dezir la color), ni la de l 
en y que también da este Código en: muger (mulier) Ley 5, Tít. 
4, Part. 1 (o muger, o varón, diciendo el que lo baptiza). 

Apuntamos el pase de l a ll priuillejo (privilegium) Ley 2, 
Tit. 7, Part. 3 (Pero cuando fuere antel a mostrare su priuillejo). 

Consignemos en relación con la ll, como dice Diez, que la ge- 
minación depende más del mojamiento que el sonido simple. 

Los ejemplos ya citados cavallo, gallina, villa, castillo ete., ilus- 
tran esta letra, que asímismo representa el grupo fl, pues esa ll es 
la 1 mojada tras la caída de la muda. 


R 


La permutación entre los sonidos linguales líquidos l, mn, r que 
tiene carácter común en las leneuas románicas se advierte tam- 
bién en el dominio indoeuropeo. Bopp en su Gram. comp. Brug- 
mann en la suya y tantos otros que se han preocupado de este 
erupo así lo confirman. Transfórmase la r en l en los casos siguien- 
tes del español que notamos en el romance. Las Partidas nos dan 
alambre (aeramen) Ley 56, Tít. 4, Part. 1 (nin los deuen fazer de 
cobre nin de alambre); pelegrinaje (peregrinusí Ley 22, Tít. 4, 
Part. 1 (o va en pelegrinaje o en mercadería); alvedrío (arbitriu) 
Ley 10, Tít. 27, Part. 2 (Aluedrío quier tanto dezir) ; peligro (pe- 
rieulum) Tít. 12, Part. 4 (de desuiar el peligro maycr). 

En posición final se ve en romance y en español la tendencia 
a usar / por ”: arbol (arbor) Ley 7, Tít. 28, Part. 3 (Todos los 
árboles que están en las riberas). 

Casos hay, por virtud del carácter movible de esta consonante 
en los que se nota la atracción de ella hacia ciertas letras inicia- 
les entre ellas la + y la f como se ve en preguntar (percontari) 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 57 


Cae la r con bastante frecuencia tras una fuerte en romance y 
en general en el grupo románico: quemar (cremare) Ley 6, Tít. 
ab cart: 1) 

El grupo rs sufre a menudo la síneopa de la líquida así se ve 
en: suso (sursum) Tít. 1, Part. 1 (en la manera que diximos de 
suso). 

La r como indica Mugica pasa de sencilla a doble en: citara 
(kitara) Ley 16, Tít. 23, Part. 2 (a que llamauan en España ci- 
taras); la rr latina se mantiene en general y así se lee en romanee 
en: guerra (werra); tierra (terra). 

Persiste la r después de toda consonante; el grupo lr nos da 
abrir (aperire) Ley 5, Tít. 2, Part. 6, el grupo tr que se modifica 
en dr entre vocales en madre (mater); padre (pater): piedra 
(petra). 

También se comprueba la persistencia de la r en: arma (arma) 
Ley 18, Tít. 13, Part. 2 (en sus armas, e su moneda) ; carta (cear- 
ta) Ley 15. Tít. 5, Part. 3 (deuen poner en la carta); cuerpo (cor- 
pus) Ley 5, Tít. 1, Part. 2 (e por ella biue el cuerpo); puerta 
(porta) Ley 15, Tít. 28, Part. 3 (e las puertas de las Cibdades) ; 
virgen (virgo) Ley 10, Tít. 2, Part. 4 (que dixesse que era vir- 
gen). 

En cuanto al erupo rj intervocal y ante toda voca! desaparece 
la y en: cavallero (caballerju) y en dinero (denarius); madera 
(materja) Ley 8, Tít. 10, Part. 1 (non sea ninguno osado de tomar 
la madera) después de consonante la rj persiste como ri lo que sólo 
se halla en algunas voces literarias como expresa Mugica en vi- 
drio. 

Menéndez Pidal al estudiar esta letra en el Cantar hace refe- 
rencia a la conservación de la rr que ya hemos indicado como cosa 
común a los romances pero que a veces Per Abbat la escribe sen- 
cilla. Las Partidas contienen ejemplos de la rr. Añade M. Pi- 
dai que rb tiende a confundirse con rv y que hay casos en que el 
grupo no se conserva por lo que rs se asimila en ss y aunque Ford 
en Old Sp. Sibil explica el caso de muesso frente a almorzado 
por influencia árabe que modificó el prefijo y la silbante es un 
hecho que la explicación, como afirma M. Pidal, ha sido contradi- 
cha por Meyer Liibke en el juicio que publicara del libro de Ford, 
si bien a juicio del filólogo español no resulta explicada la 2 de 
almuerzo. Respecto de las consonantes seguidas de r ilustra su 
tratamiento con ejemplos en que considerada como intervocálica 


58 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


justifican el pase de explosivas sordas o sonoras en padre, piedra, 
ladrón que traen las Partidas y que han sido estudiadas ya. Sue- 
len conservarse las explosivas sonoras en: quadrillero (quaterno- 
rum) Ley 12, Tít. 26, Part. 2 (E otros Oficiales ya que llaman 
Quadrilleros). 

Sobre la disimilación de la r mudando en 1 que trata M. Pidal 
ya se han hecho indicaciones al considerarla en posición final y 
el ejemplo carcel aducido en este caso es el mismo que hemos da- 
do antes. 

Lanchetas en su Gram de Berceo trata del grupo rn en porné 
y hace sobre esta letra observaciones pertinentes. 

Meyer Liibke reune en su Gram. des lang. rom. voces en que la 
r” aparece como inicial llama la atención acerca de que casi siem- 
pre persiste sin que por la eseritura se conozca si es r lingual o 
cutural fuerte o débilmente modificada aunque se inclina a lo prime- 
ro. Al referirse al español como al provenzal y al portugués afirma 
que la r intervocálica en oposición con la r inicial y rr vibra dé- 
bilmente; aporta como ejemplos los siguientes que leemos en las 
Partidas: mar (mare) Ley 3, Tít. 28, Part. 3 (e el mar e su ribe- 
ra); muro (murus) Ley 15, Tít. 28, Part. 3 (Santas cosas son lla- 
mados los Muros). 

Más adelante discurre sobre las combinaciones con r e indica las 
voces en que tal cosa resulta, muchas de las cuales se ven en el 
Código que analizamos como así puede decirse de las estructuras 
en que aparecen consonantes delante de r que forman términos 
que aseveran el fonetismo, siendo muchas de las consignadas por 
Meyer Liibke las mismas de las Partidas; padre, ladrón, piedra, 
ete: 

En cuanto al grupo ry, que es una combinación de lingual con 
palata! ofrece dificultades mayores y casi ninguna lengua, dice 
este gran lingiísta, ofrece la combinación. Las Partidas dan 
ejemplos citados en otra parte de este trabajo. El grupo ri tras 
consonante aunque raro se advierte en italiano y en español. En 
este análisis detenido de la fonética del español trata del funcio- 
namiento de las consonantes dobles que hemos apreciado en el ro- 
mance como discurre sobre las consonantes finales en español para 
indicar la suerte que les cabe. Esta labor meritoria y científica 
quedaría incompleta si Meyer Libke no refiriese cuanto etañe a la 
transposición de la r. Grandgent en su Vulgar Latín trata esta 
leiva manifestando que tanto el latín clásico como el vulgar resistió 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 59 


al cambio; expone cómo en muchas voces la rs es el antecedente 
de la ss si bien el principio fué que la rs original se mantuviera 
mientras que el grupo antiguo rss derivado de rtt quedó desde tem- 
prano reducido a ss. Y mientras consigna que la asimilación no se 
realizó con firmeza por doquier indica que tras las vocales largas 
la ss proviene de s, siendo fuerte la tendencia a disimilar dos 
rs. Con concisión pero claramente hace saber los easos de me- 
tátesis como la caída salvo en monosílabos de la ” final; aunque 
en forma sintética hace referencia al grupo ry que explica Meyer 
Lúbke para decir que se preservó probablemente en el período del 
latín vulgar reducido tal vez a y en partes de Italia. 


NASALES 
M 


La evolución de esta naso-labial al español se advierte en su cam- 
bio en » cuando está en posición inicial como cuando es final en al- 
eunos monosílabos. Las Partidas ofrecen términos que confirman 
lo manifestado: quien (quem). Prólogo de las Partidas (e de quien 
se non pueden por ninguna manera); ta n(tam) Prólogo de las 
Partidas (para cumplir tan grand obra). 

Mugica expresa su persistencia como inicial y señala dicciones 
que contienen las Partidas: mano (maxus) Ley 6, Tít. 28, Part. 7 
(nin sea osado de ferir con mano); memoria (memoria) Ley 11, 
Tít. 13, Part. 2 (deue el Pueblo auer siempre en su memoria). 

De igual modo trata acerca de su conservación en su condición 
de interna intervocálica como se mantiene tras consonante en arma 
(arma) Ley 18, Tít. 13, Part. 2 (e la señal que trae otrosí en sus 
armas) y ante labial excepto b en el ejemplo de las Partidas: em- 
perador (Imperator) Ley 2, Tít. 1, Part. 2 (El poderío que el 
Emperador). 

En múltiples casos se nota la caída de la m ante la b en romañ- 
ce dando buena prueba de ello las Partidas: amos (ambo) Ley 32, 
Tít. 4, Part. 1 (e amos los deue y mezclar). 

El grupo m (1) n entre vocales se mantiene en el antiguo cas- 
tellano pasando en el siglo XV a mbr: nombre (nomen) Ley 2, 
Tít. 7, Part. 7 (aquel que cambia maliciosamente el nombre). 

Este mismo grupo se transforma en nn y después en fi: daño 
(damnum) Ley 12, Tít. 32, Part. 3 (que les faran daño); como 


60 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la nasal doble mm se significa en m en la voz flamma modificada 
en flama y después por conversión del grupo fl en llama. 

En relación con los grupos mt, md que por lo común se expre- 
san por nt, md ya se han hecho indicaciones sobre los términos 
conde y senda que hallamos en las Partidas. 

Menéndez Pidal trata en su estudio sobre el Cantar del grupo 
mb asimilado en Castilla a m; el mn se reduce a nn casos ya es- 
tudiados en tanto que el my se conserva. Dentro del plan segui- 
do en el desarrollo de su interesante estudio nos habla de la inter- 
calación entre nasal y líquida (nm) de una consonante para hacer 
fácil su unión en lumbre, relumbra lo que igualmente pasa en el 
erupo mr en ombro membrado y en ml con temblar. 

Tlustra el punto de la pérdida de las labiales que ya hemos ex- 
puesto en relación con las Partidas con ejemplos que demuestran 
el caso. 

El dialecto montañés solo hace referencia a la conservación de 
la m latina de lampa en alampar, en tanto que en el vizeaino y en 
posición media intervocálica la m se muda en n y del grupo mn 
desaparece la m. El dialecto aragonés ofrece la confusión de la 
m con la b y la simplificación del grupo latino mn en m. En el 
leonés mb se conserva, m'n hace mbr en castellano. Grandgent 
se ocupa del estudio detenido de esta nasal en sus posiciones di- 
versas presentando en cada caso las observaciones pertinentes así 
como el eviterio mantenido ya por Cicerón, Carnoy, Quintiliano 
y por Hammer respecto: de esta consonante tanto un umbrio como 
en faliseo. Véase lo que acerca de esta letra dice Hanssen en su 
Gram. histor. de la leng. castellana. 


N 


La transformación de esta letra en otra líquida se comprueba 
bien en las lenguas románicas. Persiste la n en los casos siguien- 
tes que leemos en las Partidas cuando aparece intermedia: honor 
(honor) Ley 2, Tít. 26, Part. 4 (E honor dizen, aquellos maraue- 
dís); gallina (gallina) Ley 24, Tít. 28, Part. 3 (gallinas e capones 
e las ansares); peregrino (peregrinus) Ley 30, Tít. 1, Part. 6. 

Empléase ante consonantes sobre todo ante s: comencar (cum 
e initiare) Ley 3, Tít. 10, Part. 3 (como se deuen comencar los 
pleytos); asna (asina) Ley 25, Tít. 28, Part. 3 (Vacas o ouejas 0 
veguas o asnas); si se halla ante dental persiste: andar (ambu- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 61 


lare) Ley 3, Tít. 7, Part. 2 (e otrosí que anden apuestamente) ; 
renta Ley 19, Tít. 16, Part. 1 (tomar pueden sus rentas). 

La n final latina dice Diez en su Gram. des lang. rom. que cae 
en las verdaderas lenguas romanas como lo expresan nombre (mo- 
men) Ley 2, Tít. 7, Part. 7, en el caso del monosílabo en la nasal 
permanece: en (in) Tít. 1, Part. 1 (en la manera que deximos). 

Si la n se encuentra ante paladial se mantiene la n: domingo (do- 
minicus) Ley 6, Tít. 23, Part. 1 (e el día del Domingo). 

Refiriéndonos a la nasal doble »m puede, como dice Diez, debi- 
litarse en nj para pasar definitivamente a % en romance y en es- 
pañol en: año (annus) en paño (pannus) y en saña (sanna) Ley 
9, Tít. 5, Part. 2 (Ca saña segund mostro Aristóteles). 

En el grupo nm la » cambia en l o r o desaparece: alma (ani- 
ma) Ley 5, Tít. 1, Part. 2 (e alma del pueblo); y en el ns se efee- 
túa la síncopa de la n; esposo (sponsus) Ley 3, Tít. 11, Part. 4 
(don que da el esposo a la esposa); isla (insula) Ley 27, Tít. 28 
Part. 3 (islas nacen a las vegadas en los ríos); mostrar (monstra- 
re) Ley 16, Tít. 2, Part. 3 (si la cosa que demandasse non fuesse 
mostrada); seso (sensus) Ley 7, Tít. 13, Part. 2 (el primero dizen 
seso comunal). 

Anótese la conversión de n en m: embiar (inviare) Ley 5, 
Tít. 8, Part. 1 (el que las embie eon algún Religioso). 

Menéndez Pidal habla en su Cantar de la palatalización del eru- 
po nn eomprobada en año, paño, peña; discurre asímismo de la 
representación de la ns, en período latino, en s como vemos en las 
Partidas. Trata de la reducción de nf a f en yfancon, yfante, 
del pase de ng a nm, de ny a ñ como en: Señor Ley 3, Tít. 9, 
Part. 1 (si lo prendiere aquel Señor), de la inserción consona- 
ria en 2? y de la conservación de la 1 en los monosílabos a que 
nos hemos referido en en y en non (non) Ley 1, Tít. 4, Part. 1 
(La primera dellas es de non saber); puede usarse también no eo- 
mo vemos en no (non) Prólogo de las Partidas (no ayan la pena 
que merecen); cuando sirve de apoyo a un pronombre enelítico 
apocopado: nol Ley 21, Tít. 1, Part. 1 (que nol den otro embargo). 

Respecto a las consonantes que por accidente son finales en ro- 
manee tenemos el grupo nd que ilustran las Partidas y que como 
dice M. Pidal se confunde con nt o se reduce a m: grand (erandis) 
Ley 7, Tít. 1, Part. 1 (por la su grand nobleza); segund (secun- 
dus) Ley 1, Tít. 1, Part. 1 (e otrosí segund conuiene a la buena 
vida); en (in) Tít. 1, Part 1 (en la manera que diximos de uso). 


62 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


El grupo nt aparece, como manifiesta M. Pidal unas veces apoco- 
pado y otras no en la formación de voces. 

Lanchetas en su Gram. de Berceo indica al tratar el grupo den- 
tal ns sus dos pases al castellano bien conservándose íntegro, bien 
perdiéndose la nasal presentando ejemplos como mostrar, esposo 
que hemos visto en las Partidas. 

Véase a Hanssen Gram. hist. de la leng. cast. como ampliación 
de datos en esta materia. 

En el capítulo de las sonantes trata Meyer Liibke la n intervo- 
cálica haciendo referencia a su conservación, a su caída tras la 
nasalización de la vocal precedente en portugués y en bearnés y 
a la evolución del grupo nct que pasó en latín vulgar a nt. El 
erupo ni latino degenera en n que vemos en el español viña del 
latín vinea. No es de olvidarse cuanto acerca de ésto y en forma 
sintética refiere Zauner en su Rom. Sprachwiss. Y como ampliación 
a lo expuesto bueno es pensar que en las manifestaciones dialec- 
tales como el montañés la m cambia en m en mos = nos y la n 
muda en m en niquitrefe por mequelrefe, como también la substi- 
tuye la d en denguno por ninguno y se transforma en A en ñudo. 
En el dialecto vizcaíno la m cambia en 1 en laranja (naranja), 
desaparece ante v en ¿wierno, como cambia en m ante f. El habla 
de Aragón emplea la d por n en denguno, conserva la n latina en 
nublo, transfórmase en l en remolda, desaparece en redija por ren- 
dija. Garrote en El dialecto vulgar leonés señala la mn por la A 
castellana en anejo, substituyendo a ny ni latinas en escriño, roña, 
conservando el grupo ni predecesor de Ñ% para terminar que nn 
da ñ. Bueno es también consultar a Grandeent Vulgar Latín por 
la precisión de los hechos apuntados y la necesidad del antece- 
dente de esta etapa de la lengua latina para explicarse uno la 
morfología del romance. 


SILBANTE DENTAL 
S A 


Refiere Diez que tuvo en latín pronunciación dura en posición 
inicial y medial y tras las consonantes, en tanto que entre vocales 
era dulce mientras sorda y mate al final especialmente en fa len- 
gua popular. Este matiz es el que poco más o menos se nota en 
las lenguas derivadas romanas. 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 63 


En posición inicial subsiste la silbante ásona como se ve en se- 
guridad (securitas). 

Cuando aparece la s líquida es decir ante consonante, desarro- 
1ó en el latín vulgar una e que ha quedado. Véase lo dieho por 
Grandgent confirmando esta manifestación que fué hasta el siglo 
séptimo casi siempre una % después una e. Tal elemento protéti- 
eo ocurrió antes en las inscripciones griegas. El primer ejemplo 
tal vez de este caso de prótesis en el latín primitivo fué iscolasti- 
cus, muy común en los siglos cuarto y quinto. Sobre esto puede 
consultarse a Dubois: El latín de Ennodius; Bonnet: El latín de 
Gregorio de Tours, Bechtel: S. Silviae Peregrinatio, The Text 
and a Study of the Latinity; Rónsch: Ftala and Vulgata. Sehu- 
chardt: Der Vokalismus des Vulgárlateims. En las Partidas se 
ven casos de prótesis: eserebir (seribere) Ley 19, Tí. 1, Part. 1 
(debelo fazer escrebir en su libro); espiritu (spiritus) Ley 3, Tít. 
4, Part. 1 (en el nome del Padre, é del fijo é del Espiritu Santo) ; 
escodriñar (serudinare) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (e que las escodriñe, 
de guisa que las entienda). 

En posición media se conserva la s intervocal ásona: cosa (cau- 
Ste Dit, 29. Part; 9, 

Se pase a 7 lo advertimos en hereje (haeresis) pero la s ásona 
latina tras consonaute permanece ásona; falsa (falsa) Ley 42, 
Tít. 16, Part. 3 (o dizen falso testimonio), donde en el castellano 
se ve la s simplemente en el romance adviértese la ss intervocal : 
passar (passare) Ley 8, Tít. 7, Part. 1 (e passar a otra más lige- 
ra); passo (passus) Ley 4, Tít. 13, Part. 1 (en como se deuen me- 
dir los passos). 

A estos ejemplos que da Mugica en su Gram. del cast. antig. 
hay que agregar el caso de la s ante consonante que persiste en 
voces halladas en las Partidas: asna (as (i) na) Ley 25, Tít. 28, 
Part. 3 (Vacas o ouejas o yeguas o asnas) ; isla (is (u) la) Ley 27, 
Tít. 28, Part. 3 (islas nacen a las vegadas en los ríos); respon- 
der (respondere) Ley 29, Tít. 2, Part. 3 (e responder sobre ella). 

Jjuando se halle la s ante ec seguida de e es 2 (e). Véase nacer 
(nascere). 

M. Pidal al referirse en su estudio sobre el Cantar de Mio Cid 
señala que la s permanece sorda, escrita rara vez doble y que es ra- 
ro ver en su lugar (. Refiere lo que ha dicho Grandgent en su 
Vulgar Latín que en su condición de líquida se le antepone una 
7 en el latín vulear; corrobora esto con ejemplos como espada que 


64 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


se lee en las Partidas y escudero, entre otros, también empleado 
en dicho Código: escudero (scutarius) Ley 13, Tít. 21, Part. 2 
(que el Escudero que fuesse de noble linaje). 

Cuando trata de las consonantes interiores dobles señala el 
caso de la ss que permanece. Lanchetas en su Gram. de Berceo 
coneretándose a la tendencia del castellano a reducir a una sola 
los grupos de consonantes idénticas, indica cómo Berceo se halla 
en este caso más cerca del latín que el castellano actual si hien no 
siempre es constante. Después de expresar la duplicación al través 
de los grupos orgánicos dice que de las dentales duplica Berceo la s. 
Las Partidas ofrecen numerosos ejemplos de esta estructura : oulesse 
(habere) Ley 33, Tít. 4, Part. 1 (que oulesse confirmación); en- 
fermasse (infirmare Ley 37, Tít. 4, Part. 1 (que quando algún 
Christiano enfermasse) ; bessase (basiare) Ley 44, Tít. 4, Part. 1 
(que qualquier que bessase al muerto); ayunasse (Jejunare) Ley 
44, Tít. 4, Part. 1 (qua ayunasse ocho días a pan e agua); que- 
brantasse (crepans) Ley 56, Tít. 4, Part. 1 (e quebrantasse lige- 
ramente); mostrasse (monstrare) Ley 2, Tít. 5, Part. 1 (e mos- 
trasse la carrera della); guiasse (viare) Ley 2, Tít. 5, Part 1 (si 
non oulesse quien los guiasse); promission (promissio) Ley 5, 
Tít. 5, Part. 1 (e el puede otrosí absoluer las promissiones). 

Anotemos también el cambio advertido en las Partidas en que 
la s aparece representada por y: deuengelo (debere) Ley 12. Tít. 
9, Part. 1 (deuengelo luego dar a al más tardar fasta vn mes); 
dandogelo (dare) Ley 65, Tít. 18, Part. 3 (e entregale del dando- 
celo por la oreja). 

No es de olvidarse el de s en x que vemos en este Código: dexar 
(desinere) Ley 3, Tít. 4, Part. 1 (E ninguna destas palabras non 
debe dexar para ser Baptismo). 

El grupo st como bien dice Diez, por el cual se une la silbante 
con la fuerte al pasar a las lenguas romanas pareció muy duro 
siendo esta la causa de la anteposición a la s de una e que permi- 
tiera pronunciar fácilmente la sílaba de aquí los múltiples ejem- 
plos que ya hemos eitado y que se encuentran en las Partidas cons- 
tantemente. A lo dicho agrega Diez, y convienen en esto los lin- 
eúístas, que la generalidad de las lenguas mantienen su inicial ori- 
einaria siendo sólo el español, cosa que también se ve en el roman- 
ee, el único del erupo románico que introduce la e protética si bien 
en los antiguos monumentos descuidan la prótesis, hecho que se 
eprecia también en voces populares. Estas manifestaciones afee- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 65 


tan no sólo a este grupo sino al se y al sp. Cuando no se trate de 
posición inicial sino de media la necesidad eufónica no existe. En 
cuanto a otros grupos en los que la silbante tiene una parte prin- 
cipal como sc, ans, rs, es, ps, bs como a ellos nos hemos referido en 
este estudio prescindimos de tratarlos nuevamente. Dentro de las 
consonantes palatalizadas está el grupo sj, ssj que cambia como 
bien dice Mugica en B (Z), como ceresju > cerezo, cerevesja > 
cerveza, cenisja > cemiza; transfórmase en s: basjare >> besar, 
camisja > camisa, tesjone > tesón y la ssj latina en y ante la tó- 
nica en bassjare > bajar. Véase a Zauner en Rom. Sprachwiss. 
que junto al cuadro de la evolución de la consonante latina al tra- 
vés del grupo románico ilustra cada caso con el ejemplo apropia- 
do oemo a Grandgent en Vulgar Latin en el capítulo de la silbante. 


FENOMENOS ESPECALIES 
DISIMILACION 


Múltiples son los casos que pueden señalarse de este fenórieno en 
el romance; véanse aleunos hallados en las Partidas como: luga- 
res (locus) y carcel (carecer). 

Menéndez Pidal señala, además de otros, los mismos que apun- 
tamos; para un conocimiento completo de esta transformación con- 
súltes:: el magnífico estudio del Prof. Grammont sobre la Disimal. 
consor. fuente inagotable de casos que confirman las leyes expues- 
tas. Cejador, Mugica y cuantos más han ahondado estos asuntos 
ofrecen elementos para un serio estudio de este fenómeno como 
Cornu, Cuervo, Meyer Libke, Subak, Salvioni, ete. 


METATESIS 


Bien dice Diez que de todas las consonantes las líquidas l y r 
son las que se hallan más sometidas a este cambio por causa de la 
atracción de una muda precedente. El Cantar de Mio Cid ofre- 
ce ejemplos que corroboran la transposición como los tiene asimis- 
mo el dialeeto popular montañés y se ven en Dialectos castellanos 
de Mugica. Las Partidas traen: Perlado (praelatus) Ley 9, Tít. 
4, Part. 1 (Ó otro Perlado qualquiei); biuda (vidua) Ley 25, Tít. 
6, Part. 1 (Más si la cuenta ouiessen a dar a biuda o a huérfanos). 


66 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


PROTESIS 


Los casos leídos en las Partidas son los siguientes: escriptas 
(seriptus) Ley 2, Tít. 1, Part. 1 (según que las fallamos eserip- 
tas); escodriñar (serudinare) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (e que las es- 
codriñe de guisa); atal (talis) Ley 5, Tít. 1, Part. 1 (E otrosí es 
atal, como el que sueña la cosa); escrebir (seribere) Ley 19, Tít. 
1, Part. 1 (debelo facer escrebir en su libro); destorben (extur- 
bare) Ley 19, Tít. 1, Part. 1 (que lo non destorben); alimpio 
(limpidus) Ley 1, Tít. 4, Part. 1 (ca el alimpia e lo tuelle) ; es- 
piritu (spiritus) Ley 3, Tít. 4, Part. 1 (é del Espíritu Santo); 
amuestra (monstrare) Ley 31, Tít. 4, Part. 1 (que amuestra seña- 
les de arrepentimiento). 

Como bien se advierte, y así resulta en el Cantar de Mio Cid, 
este fenómeno realízase tanto en vocales como en consonantes sien- 
do la n, como afirma M. Pidal, la que ofrece más ejemplos. Mug-1 
ca lo estudiz señalando el cambio en el dialecto montañés, consig- 
na ejemplos al ocuparse del dialecto vizcaíno e ilustra, con buen 
número de ellos, su análisis del dialecto arazonés. Estimamos eo- 
mo un mayor conocimiento de esta figura de dieción lo dicho por 
Garrote en El dialecto vulgar leonés hablado en Maragateria y 
Tierra de Astorga. Este fenómeno especial, advertido fácilmen- 
te al través de las lenguas que integran el grupo indoeuropeo, se 
nota en el habla popular de Cuba como se ha demostrado en el 
estudio especial que hemos hecho. 


EPÉNTESIS 


Numerosos son los casos que de esta modificación de estructu- 
ra hallamos en las Partidas: rescibe (recipere) Ley 1, Tít. 4, 
Part. 1 (ca el que lo rescibe como debe); fincar (fivere) Ley 4, 
Tít. 4, Part. 1 (pues non fincó por él); desesperanza (desperare) 
Ley 43, Tít. 4, Part. 1 (e por esta desesperanza en que cayan); 
enxemplo (exemplum) Ley 42, Tít. 5, Part. 1( e otrosí da enxem- 
plo a los que lo oyeren); querelloso (querelosus) Ley 20, Tít. 9, 
Part. 1 (las despensas que fiziesse el querelloso); obedescer (obe- 
dire) Ley 2, Tít. 1, Part. 1 (e obedescer a sus padres e a sus ma- 
dres) ; dubda (dubium) Ley 19, Tít. 10, Part. 1 (o si fuesse Gubda 
que non era consagrado); ballesteria (balestarius) Ley 9, Tít. 18, 
Part. 2 (los otros casos que conuienen a ballesteria). 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 67 


En el Cantar de Mio Cid de M. Pidal no vemos señalado este 
fenómeno en cambio si está en Dialecto castellano de Mugica y en 
el estudio sobre el dialecto leonés de Garrote, como García Lomas 
consigna los casos de esta adición en su Dralecto popular monta- 
nés. No son de olvidarse las manifestaciones de M. Pidal en su 
Gram. hist. españ., lo dicho por Saroihandy en el Annumre de 
Ec. prat. des haut. Etud. y lo expuesto por Vasconcellos acerca 
de ésto. 


PARAGOGE 


Son menos los ejemplos encontrados en las Partidas sobre esta 
figura de dicción ; vee (videre) Ley 31, Tít. 4, Part. 1 (firme creen- 
cia de la cosa que non siente nin vee); nin (nee) Ley 57, Tít. 4, 
Part. 1 (non deuen ser de sirgo, nin de paño); aleund (aliquis) 
Ley 62, Tít. 4, Part. 1 (que fuesse por algeund lugar a pie); pro- 
mision (promissio) Ley 2, Tít. 7, Part. 1, (e a quien deuen fazer 
la promisión). 

En las alteraciones que ha experimentado el castellano al tra- 
vés del territorio español se aprecia el elemento paragógico. Véan- 
se los estudios de Mugica, lo hecho por Garrote, las indicaciones 
de Rodríguez en su análisis del Fuero Juzgo así como los casos 
apuntados por García Lomas en su estudio sobre el dialecto po- 
pular montañés en que el fenómeno afecta también a los nombres 
propios. 

Múltiples son los morfemas en que tal adición se nota en el ha- 
bla popular de Cuba como también se ve en Bogotá con la agrega- 
ción de la s de la segunda persona de singular del perfecto activo, s 
debida a influencia analógica y no son de olvidarse las atinadas 
observaciones hechas por el erúdito Profesor Marden en su obra so- 
bre el dialecto español de la ciudad de Méjico. 


AFÉRESIS 


También el romance de las Partidas contiene formas en que fá- 
cilmente se aprecia el fenómeno gramatical: omildad (humilitas) 
Ley 18, Tít. 4, Part. 1 (e traer las caras a tierra baxadas con 
erande omildad) ; auiendo (habere) Ley 33, Tít. 4, Part. 1 (o auien- 
do verguenza de aquel Clérigo) ; omes (homo) Ley 35, Tít. 4, Part. 
1 (tolliendo a los omes que non siruan a Dios); ayan (habere); 


68 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, 


Ley 37, Tít. 4, Part. 1 (por saber que ayan de sanar los enfermos) ; 
aurian (habere); Ley 40, Tít. 4, Part. 1 (e menguales las penas 
que aurian en este mundo) ; oy (hodie) Ley 49, Tít. 4, Part. 1 (Luz 
resplandecio oy); abito (habitus) Ley 39, Tít. 5, Part. 1 (s: cani- 
biassen su abito por miedo); onores (honor) Ley 20, Tít. 13, Part. 
2 (e de las tierras a que llaman onores). 

Respecto de esta modificación de sonido sólo ofrece ejemplos Mu- 
sica al tratar el dialecto aragonés como Garrote apunta algunos en 
el dialecto vulgar leonés. 

Lanchetas en su Gram. de Berceo señala la gran dificultad y con- 
fusión ortográfica que por falta de fijeza producen las prótesis y 
aféresis, las epéntesis y síncopas, las apócopes y metatesss. 


SINCOPA 


Casi todos los idiomas presentan ejemplos de esta clase, lo mismo 
el griego que el latín, el alemán que el pracrito eomo dice Oertel 
en el capítulo Phonetic Change de su Lectures on the study! of 
language, y así como en el habla popular cubana son numerosos los 
casos lo mismo se notan en algunas manifestaciones dialectales de 
España. Diez en su Gram. des lang. roman. especifica que la síneo- 
pa se restringe generalmente a la suave, Grandgent en su Vulgar 
Latín señala la caída de fonemas en determinadas cireunstancias. 
Los ejemplos de las Partidas son los siguientes: seso (sensus) Ley 
16, Tít. 1, Part. 1 (é semejarse hia por de mal seso); conoscencia 
(cognoscere) Ley 49, Tít. 4, Part. 1 (ca estonce escomeneo auer 
conoscencia); ayuntar (adjungere) Ley 53, Tít. 4, Part. 1, (onde 
ayuntada el agua con el vino); apostura (appositus) Ley 56, Tít. 
4 Part. 1( e por apostura de Santa HEglesia); dende (deinde) 
Ley 59, Tít. 4, Part. 1 (que vos está aparejado dende el comenco) ; 
eleción (electio) Ley 10, Tít. 5, Part. 1 (ha poder de examinar la 
eleción) ; femencia (vehemencia) Ley 17, Tít. 5, Part. 1 (sean 
escogidos con grand femencia); auentura (adventuras) Ley 36, 
Tít. 6, Part. 1 (e si por auentura Clérigo fiziese); postura (posi- 
tura) Ley 17, Tít. 7, Part. 1 (según lo manda la postura) ; toler 
(tollere) Ley 24, Tít. 9, Part. 1 (Toler non deue el Obispo la sen- 
tencia); afirmanza (affirmare) Ley 66, Tít. 4, Part. 1 (e esta 
afirmanza se entiende) ; catiuero (captivare) Ley 1, Tít. 14, Part. 
1 (para quitar sus parrochianos de catiuerio. 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 69 


APÓCOPE 


Varios son los casos de esta figura de dicción que hallamos en 
las Partidas. Cuervo con su gran competencia hace observacio- 
nes de valer como Meyer Liúbke las consigna con referencia a la 
caída de la s final, Bruemann indica en su gran obra los requisi- 
tos para que la caída de la s se efectúe y Hanssen precisa los casos 
de desaparición de 1, d por ser finales. Diez en sus Notas sobre las 
consonantes dice que si la apócope se demuestra fácilmente es un 
hecho que afecta no sólo a consonantes finales aisladas sino a síla- 
bas enteras o a sufijos. Véase a García Lomas en Dialecto popular 
montañés como a Garrote en El dialecto vulgar leonés sobre este 
fenómeno. Los ejemplos de las Partidas son: a (ad) Tít. 1, 
Part. 1 (a servicio de Dios); quiere Tít. 3, Part. 1 (e como quier 
que cada una); nome (nomen) Tít. 4, Part. 1 (ha el nome de 
Christo) ; Sant. (sanctus) Ley 1, Tít. 3, Part. 1( Sant Juan dixo) ; 
mill (mille) Ley 1, Tít. 21, Part. 2 (ca antiguamente de mill omes). 


FONÉTICA SINTÁCTICA 


Razón le sobra a M. Pidal para estimar el Cantar de Mio Cid eo- 
mo de singular mérito en este sentido. 

De acuerdo con este fenómeno siempre que se encuentren dos 
vocales iguales una inicial y otra final se funden en una sola, siendo 
el caso más corriente que apunta en los manuscritos antiguos el de 
ee = €. Las Partidas registran variados ejemplos: dellas (de 
ellas) Tít. 1, Part. 1 (e qual debe ser el facedor dellas) ; deste (de 
este) Ley 1, Tít. 1, Part. 1 (pusimos en la primera partida deste li- 
bro); quel (que el quisier leer las leyes); entrellas (entre ellas) 
Ley 19, Tít. 1, Part. 1 (é aun adelantadas entrellas) ; porquel (por- 
que el) Ley 56, Tít. 4, Part. 1 (porquel Clérigo non la podría con- 
sumir); antel (ante el) Ley 15, Tít. 7, Part. 1 (deuele fazer prime- 
ramente traer antel al); sobrel (sobre el) Ley 5, Tít. 4, Part. 3 
(maguer ouiesse poderío sobrel); desso (de esso) Lev 27, Tít. 5, 
Part. 3 (quisiesse demandar después desso). 

Hanssen en su Gram. hist. de la leng. cast. indica que las conso- 
nantes sufren con frecuencia alteraciones por fonética sintáctica, 
que cuando la próxima palabra principia por vocal la consonante 


se liga a ella. El habla popular de Cuba ofrece casos de este he- 
cho. 


70 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


M. Pidal trata detalladamente del encuentro de vocales desigua- 
les, del encuentro de consonantes iguales y desiguales, del verbo 
enclítico señalando las asimilaciones como la elisión en grupo de 
pronombres; señala los casos de apócope en aleunos adjetivos que 
vemos en las Partidas en: grand (grandis) Ley 18, Tít. 4, Part. 1 
(para cumplir tan grand obra); sant (sanctus) Ley 1, Tít. 3, Part. 
(E. Sant Simon dixo). y 

También como en El Cid ocurre en las Partidas la asimilación de 
s-l1 =l en gelo por * ges-lo que hoy es se lo: fagangelo (facere) Ley 
34, Tít. 4, Part. 1 (fagangelo saber los Clérigos) ; gelas Ley 5, Tít. 
2, Part. 1 (é no habiendo quien gelas contralle). 

Al tratar M. Pidal de la evolución fonética por el encuentro de 
la consonante inicial del pronombre enclítico con la final del verbo 
o de otro pronombre refiere que el infinitivo y el pronombre pueden 
producir dos asimilaciones de r!1 = 11 y de r?s = ll. Acerca de 
la primera discurre con extensión y singular competencia Cuervo 
en Rom. XXIV, 252, que esta asimilación natural en el siglo de oro 
y vulgar actualmente en muchas regiones se escribe por Per Abbat 
a veces con 1 sencilla. Las Partidas ofrecen estructuras en que se 
comprueba la primera de las asimilaciones: fazelles, Ley XI, Tít. 
28, Part. 3 ( o de fazelles otros agrauiamientos); amostralles, Ley 
18, Tít. 21, Part. 2 (e amostralles que sean obedientes) ; acrescen- 
talla, Ley 21, Tít. 21, Part. 2 (más para acrescentalla lo más que 
podieren) ; matalle, Ley 24, Tít. 21, Part. 2 (o matalle de fambre) ; 
buscalle, Ley 1, Tít. 15, Part. 1 (e en buscalle todo el bien que pu- 
diere). 


ALFABETO DE LAS PARTIDAS 


Los fonemas advertidos en este Código son los siguientes : 

Guturales: a, k, ce, q, g, J, ch. 

Dentales 0,00, 00,28, 1) L, 1, PE CD. 

Labiales: p, b, v, m, u. 

Labio dentales: ph, f. 

Paladiales: 1, y. 

Doble: x. 

Mixtas de consonante y vocal: 11, nn = ñ. 

Vocales intermedias: 0,€. 

Esta agrupación de las letras del alfabeto sigue en un todo a 
la hecha por Lanchetas en su Gram. de Berceo y si bien este lin- 


J. M. Dihigo: Las Siete Partidas. 71 


súísta no agrega una palabra a la escueta enumeración en cambio 
M. Pidal expone las vocales con sus ejemplos, trata las semivo- 
cales del alfabeto del Cantar de igual manera y expone después 
las consonantes explosivas dentro de los grupos como las contínuas 
y las líquidas haciendo las observaciones pertinentes sobre las 
vocales, los diptongos, las diferencias entre consonantes dando luz 
a la materia con los antecedentes expuestos e ilustrando con facsí- 
miles que reproduce. ¡Cuánto saber acusan esas páginas admira- 
bles, cuánta perseverante labor para allegar a cada caso la indi- 
cación oportuna! 


CRITICA DEL SISTEMA FILOSOFICO 
DE KANT “? 


POR LA SRITA. MERCEDES M. GARCIA TUDURI 


Alumna de la Escuela de Letras y Filosofía 


Es verdaderamente difícil para cualquiera, y mucha más para 
mí, llevar a felíz término el trabajo de criticar el sistema filosófico 
de Kant, por muy largo que sea el espacio de tiempo que se me 
dé para realizarlo.. 

El más profundo de los filósofos modernos no es ya difícil de 
eritiear, ni aún siquiera de interpretar debidamente. 

1ombres eminentes se han ocupado de estudiar con detenimien- 
to las ideas del filósofo alemán y he observado que entre sus opi- 
niones hay hondas diferencias; mientras unos lo admiran y lo en- 
salzan juzgando verdades sus hipótesis, otros por el contrario lo 
creen un pretensioso que obseurece su lenguaje para que aparez- 
can originales, cosas dichas ya por otros filósofos anteriores. Yo 
he procurado librarme de las influencias que las lecturas de es- 
tas críticas exageradas pudieran ejercer sobre mí, y he formado 
mi opinión todo lo más libremente que me ha sido posible. 

Tres obras tiene el filósofo en las que están expuestas sus doe- 
trinas, tres obras capitales en las que trata de presentar y probar 
su sistema: Crítica de la Razón Pura, Crítica de la Razón Práctica 
y Crítica del Juicio. La primera la eseribió con gran ardor dejándo- 
se llevar por las ideas que bullían en su cerebro, en la segunda, con 
más calma, trata de salvar el hondo abismo a que inopinadamente 
le llevó su primer libro, y la tercera, pudiéramos decir, es un com- 
plemento de las anteriores. 

La época en que vivió Kant influye como es natural sobre él; el 
empirismo predominante del siglo XVITI, lo hace inclinarse a es- 
te lado al principio, pero ante las demostraciones que Hume rea- 


(1) Trabajo que ha sido recomendada su publicación por el Profesor de Historia 
de la Filosofía y que obtuvo el premio en la asignatura. 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 73 


liza y en que se ve el campo del empirismo tan reducido, cambia 
de dirección y trata entonces honradamente de dar a cada una de 
esas fuentes del conocimiento, empirismo e idealismo, su verda- 
dero valor, y uno de los primeros fines que persigue el filósofo, 


es el marcarle límites a ambos. 


Son injustos los que se ensañan contra todas las ideas de Kant 
y todas las encuentran falsas o tomadas de otros. El pensador 
de Koenisberg poseía un alma elevada, noble y honrada y sea o 
no verdad todo lo que él dice, yo lo ereo dicho con sinceridad; él, 
que dedicó su vida entera en busca de la verdad, ¡su vida entera!, 
sin salir jamás del amado pueblo de Koenisberg, hubo de proceder 
siempre con toda la honradez de su inteligencia, de su inteligencia 


privilegiada que tan austeramente supo comprender el deber. 


El sistema filosófico de Kant no es otra cosa que la comunión 
de las doctrinas empíricas de Locke y el idealismo de Descartes. 
La dificultad primera del problema que se planteó el filósofo, es- 
taba en hallar los verdaderos límites de las dos doctrinas, y en 
cuanto a esto podemos decir que la labor de Kant fué un triun- 
fo para él y su terminación un servicio prestado a la ciencia filo- 
sófica. Si, era un gran problema el marcar límites al empirismo 
y al idealismo; por que un paso más o menos que diera podía lle- 
varlo a la exageración de una u otra doctrina y por tanto caería 
en los defectos que precisamente quería corregir en los demás. 

Cuando Kant en su Crítica de la Razón Pura dice que las eo- 
sas que nos rodean son la materia de nuestros conocimientos (em- 
pirismo), pero que la forma en que esa materia recibe para ser 
conocida se la da nuestra misma inteligencial idealismo), realiza 
la unión de las dos doctrinas; y cuando agrega que sin esa mate- 
ria nuestras formas no serán otra cosa que sombras o quimeras, 
y que esa materia sin nuestras formas no es nada para nosotros 
por que no la conocemos, pone límite a ambas doctrinas y pone 
fin también a sus rivalidades. 


Otras de las ventajas de este sistema es que lleva la crítica al 
campo de la filosofía, prestando con esto un gran beneficio al es- 
tudio de esta ciencia. Kant aplica como ningún otro el análisis 
en todo su sistema; quizás esto lo hace en cierto modo obscuro, 
pero a no ser así no hubiera podido separar y examinar una a una 
detenidamente las ruedas del engranaje de nuestra inteligencia. 


En su primera obra Crítica de la Razón Pura, base de todo su 


74 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


sistema, el filósofo empieza considerando el yo subjetivo como pun- 
to de partida. ¿Por qué escogió Kant el yo subjetivo como prin- 
cipio y fundamento de sus estudios y no tomó otro punto cual- 
quiera? Esta es la primera pregunta que se nos ocurre ha- 
cer. Kant no quiso empezar su sistema por el estudio de la expe- 
riencia por el fracaso que ésta recibió en manos de Hume, no qui- 
so tampoco basarse en el estudio del ser en las regiones ontológi- 
cas, por que en este campo se había extraviado todo el que se ha- 
bía atrevido a internarse, por tanto partiendo de la base que él 
creyó más segura: el Yo, desarrolló respecto a este punto todas sus 
ideas. 

Aleunos críticos creen que precisamente el error del sistema 
kantiano parte del momento en que elige el yo como base de su 
sistema. Por que “el suponer o pretender que del yo subjetivo 
surja la verdad, es comenzar por suponer al yo un ser absoluto, 
origen de todas las verdades y razón de todos los seres; lo que 
equivale a comenzar la filosofía divinizando el entendimiento del 
hombre. Y como a esta divinización no tiene más derecho un in- 
dividuo que otro, el admitirlo equivale a admitir el panteismo ra- 
cional, que como veremos en su lugar dista poco o nada del panteis- 
mo absoluto””; así razona Balmes al tratar de probar el primer gran 
error de Kant. Tiene razón, por que indudablemente cuando el 
filósofo alemán dice: “El orden y regularidad de los fenómenos, 
eso que nosotros llamamos naturaleza, es pues nuestra propia 
obra: nosotros no la encontraríamos allí si nosotros no la hubiéra- 
mos puesto por la naturaleza de nuestro espíritu, por que esta 
unidad natural debe ser una unidad necesaria, es decir una cierta 
unidad apriori del enlace de los fenómenos, pero ¿cómo podría- 
mos nosotros producir una unidad sintética apriori, sino hubiera 
en los manantiales primitivos de nuestro espíritu razones subje- 
tivas de semejante unidad apriori, y si estas condiciones subjeti- 
vas no fuesen al mismo tiempo valederas objetivamente, ya que 
ellas son los fundamentos de la posibilidad de conocer en gene- 
ral un objeto en la experiencia””. Cuando Kant habla así, induda- 
blemente deja presumir el panteismo que más tarde Fichte iba a 
desarrollar. Quizás el filósofo se vió arrastrado hasta aquí sin 
darse cuenta, llevado por las lógicas deducciones de sus princi- 
pios equivocados. Pero supiera o no lo que hacía el caso es que 
llegó hasta donde él seguramente no quería llegar, al panteismo; 
y desde luego que todo esto viene de considerar en el principio al 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 75 


yo subjetivo, absoluto, creador de todo lo que le rodea, Dios de 
sí mismo. 

El excepticismo creado por Kant en su Crítica de la Razón Pu- 
ra excepticismo trascendental, como se le ha llamado, es otro gran- 
de inconveniente de su sistema; por que a pesar de su Crítica de 
la Razón Práctica, a pesar de que en esta segunda obra trata de 
salvar el gran abismo a que le llevó la primera, el excepticismo de 
Kant es demasiado patente y demasiado grande para no contagiar 
a todo lo que le rodea: 

““Todas las cosas que nos rodean y que percibimos son aparien- 
cias, la verdadera esencia de las cosas no las conocemos nosotros 
ni las conoceremos jamás, por que para esto tendríamos que estar 
dotados de una organización distinta a la nuestra; ahora bien, es- 
to no quiere decir que todo lo que nos rodea no exista, no. quiere 
decir que de las cosas, nosotros no conocemos más que una parte, 
aquella que somos capaces de conocer, y esta es una apariencia 
por que nosotros mismos la hemos dado forma... ete””. Esto 
último es la tabla a que se abraza Kant para no hundirse comple- 
tamente en el mar del excepticismo, por que el filósofo, es verdad, 
no niega la realidad, sino nada más que una parte de ella, preci- 
samente la que nosotros percibimos. 

Es extraño que Kant, que quería combatir el excepticismo de Hu- 
me, cayera en el mismo defecto de este, pero en sentido opuesto; 
el excepticismo materialista de Hume y el excepticismo idealista o 
trascendental de Kant, parecen hermanos gemelos. Ese idealismo 
es la enfermedad de que adolecen casi todas las soluciones que 
Kant da a los problemas que plantea; es el idealismo iniciado por 
Descartes pero exagerado por Kant. 

Voy a tratar de presentar sintéticamente los principales pun- 
tos de su sistema y eriticarlos como mejor pueda; empezaré por 
la Crítica de la Razón Pura, obra primera entre las tres suyas 
principales, y base fundamental de todo su sistema. 

CRITICA DE LA RAZON PURA.—La facultad del conoci- 
miento es la que empieza Kant analizando en esta obra. 

Tres actos o funciones componen esta facultad : la sensibilidad, 
el entendimiento y la razón.—Las pudiéramos comparar a tres 
círeulos concéntricos; el primero y más grande es la sensibilidad, 
el intermedio el entendimiento y el más pequeño la razón. El 
mundo exterior es percibido por la sensibilidad que es una facul- 
tad pasiva, se limita solo a recibir las impresiones, que toman en 


76 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


ella la forma de percepciones; después esas percepciones pasan al 
entendimiento que es ya una función activa, así como la razón. El 
entendimiento es el encargado de combinar esas precepciones para 
formar los juicios; luego la razón se encarga del raciocinio, es 
decir, de buscar con esos mismos juicios, principios más generales 
aún. 

LA SENSIBILIDAD.—La sensibilidad es la función mediante la 
cual nos impresiona el mundo exterior, se una función pasiva y es la 
encargada de darle forma a la materia de esas impresiones, y solo 
entonces es cuando se forman las percepciones que pasan luego al 
entendimiento. Si nuestra sensibilidad no le diera forma a las 
impresiones, esas no serían conocidas por nosotros, así pues nos- 
otros solo conocemos aquello que nosotros mismos hemos forma- 
do si en los objetos del mundo exterior están impresas nuestras 
formas, en esos mismos objetos podremos encontrar la imagen y 
las leyes que rigen nuestra sensibilidad; ¿pero como nosotros po- 
demos distinguir la materia de esas impresiones de la forma que 
nosotros le hemos dado? Lo único, lo que no cambia de esas per- 
cepeiones será la forma que nosotros le damos, y todo lo demás 
cambiable o variable en ella será la materia. ¿Cuáles son las for- 
mas que acompañan siempre a la percepción y que no cambian ? 
Son dos, el espacio y el tiempo. Todo lo que nosotros percibimos 
tiene que estar en el espacio y todo tiene que ser a través del tiem- 
po. Esto es lo que nunca cambia en las precepciones; y aunque 
tratemos de anonadarlos con la mente anonadaremos igualmente 
a toda la sensibilidad. Ahora bien, el espacio y el tiempo, junto 
con las propiedades inherentes a ellos, no son un producto de nues- 
tra experiencia; estas formas están en nosotros antes que toda 
experiencia, y se hacen visibles solo con motivo de la experiencia, 
pudiéramos decir que duermen dentro de nosotros, hasta que al 
contacto con los objetos, despiertan y se nos hacen visiblees vis- 
tiendo los objetos que nos han impresionado. 

Luego si nosotros conocemos de los objetos más que aquello a 
que nosotros somos capaces de darle forma, lo verdadero de esos 
objetos no lo conocemos, así pues del mundo que nos rodea no te- 
nemos más que apariencias y fenómenos. 

El espacio y el tiempo son meras fórmulas subjetivas que no 
tienen ningún valor real objetivo. 

ENTENDIMIENTO.—Las precepciones son analizadas, combina- 
das y relacionadas, formando los juicios. Esta labor es realizada por 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. el 


el entendimiento que es una función activa. La labor que reali- 
za el entendimiento es la siguiente: un número de percepciones se 
relacionan y de ellas se forma un juicio. El entendimiento im- 
pone sus formas a las percepciones, como la sensibildiad, y las 
leyes del entendimiento las podemos estudiar en esas percepcio- 
nes. Es necesario en esos actos del entendimiento que se tenga 
conciencia de lo que se hace, que se sepa con precisión aquello que 
hacemos y que nos acordemos de aquello que hemos realizado y 
tengamos fija la imaginación en lo que queremos hacer. Esas tres 
maneras dan origen a tres facultades del entendimiento: la con- 
ciencia, la reminiscencia y la imaginación; pero sea una u otra la 
que realice los actos siempre darán juicios. 

En los juicios podemos considerar las cosas bajo las relaciones 
de cuantidad, cualidad, relatividad y modalidad. Estas son las 
cuatro concepciones fundamentales bajo las cuales tienen que ve- 
nir a ordenarse todas las demás. 

Un objeto que se mira bajo la segunda relación, la de cualidad, 
puede ser juzgado teniendo o no teniendo una cualidad, o bien 
uniendo estas dos maneras, teniéndola en tal o cual grado. 

Un objeto que se considere bajo la tercera relación, relatividad, 
lo podemos juzgar sosteniendo a otro o vice versa, produciéndose 
uno a otro, o bien obrando recíprocamente. 

Un objeto que se considera bajo la cuarta, modalidad, lo juzga- 
mos con un grado más o menos de realidad, y decimos que es posi- 
ble o es real o bien que es necesario. 

Como hemos visto cada una de estas concepciones fundamen- 
tales se subdividen en otras tres; la cuantidad en: unidad, plu- 
ralidad y totalidad; la cualidad en: realidad, negación y limita- 
ción; la relatividad en: sustancia, causalidad y reciprocidad, y la 
modalidad en: posibilidad, existencia y necesidad. Podemos ver 
que la última de estas concepciones secundarias es la síntesis de 
las otras dos. 

Estas cuatro concepciones primitivas son llamadas por Kant 
categorías del entendimiento, y a cada una de ellas corresponde 
una forma de juicio; así a la primera: juicios generales, particu- 
lares y singulares; a la segunda: juicios afirmativos, negativos y li- 
mitativos; a la tercera; juicios categóricos, hipotéticos y disyun- 
tivos y a la cuarta: juicios asertóricos, problemáticos y apodieti- 
eos. La cuantidad y la cualidad son aplicadas a los objetos de la 
intuición y la relatividad y la modalidad a la manera de ser de 


78 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


estos. Estas categorías engendran otras que son los modos de la 
unidad general que nosotros tendemos siempre a constituir. 

Como en la sensibilidad, el espacio y el tiempo no son dados por 
la experiencia, aquí en el entendimiento, las categorías no son da- 
das tampoeo por la experiencia. 

Las categorías como las formas de la sensibilidad, nos dan a co- 
nocer de las cosas solo una parte; de nuestros juicios nunca po- 
dremos sacar lo que son las cosas en sí mismas, aunque si lo que 
son para nosotros; no vamos a repetir que para que nosotros se- 
pamos lo que son las cosas en sí mismas tendríamos que estar do- 
tadas de otra organización; es decir tendríamos que quitarle a los 
objetos las formas dadas por nuestra sensibilidad y por nuestro 
entendimiento; y ¿entónces cómo podríamos conocer las cosas?, 
es una locura, pues, pensar que podemos averiguar algo de las co- 
sas en sí, y el que trate de hacerlo no hará más que extraviarse en 
una región de quimeras, como dice Kant. 

LA RAZON.—La razón es ya la más elevada de las facultades del 
espíritu “es la parte más divina de nuestro ser””, según palabras 
del mismo Kant; y ella tiene por objeto enlazar los juicios y bus- 
car principios cada vez más generales. 

Buscar el principio absoluto de todo es el fin perseguido por la 
razón. Sin esta preciosa facultad nuestras ideas estarían des- 
unidas, flotantes y extraviadas y no podríamos comprender na- 
da.—El trabajo realizado por la razón es el de unificar las con- 
cepeiones y formar principios cada vez más generales, esta labor 
constante de buscar algo más general la ha llevado a formarse 
una idea que lo comprenda todo, que pueda abarcarlo todo, y esta 
es la idea del universo. que es una de las tres grandes ideas que, 
como la sensibilidad y el entendimiento sus formas, tiene la ra- 
zón. Después por este mismo medio se forma la segunda idea, 
la de su mundo interior, la de su yo. Luego en su ansia de sa- 
ber buscar un origen a todo lo que ha comprendido, a ese universo 
y a ese yo, y entonces se forma la idea de Dios, como origen de 
todo lo ereado, y que viene a completar las tres absolutas a que 
ha podido llegar la razón. Esas tres ideas son a la razón lo que 
las formas del espacio y el tiempo son a la sensibilidad y las ca- 
tegorías al entendimiento; todas las demás ideas tienen que amol- 
darse a ellas y a ellas someterse. Y así también como las formas de 
la sensibilidad y las categorías del entendimiento, estas tres ideas de 
la razón, incondicionales y absolutas, no son un producto de la ex- 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 79 


periencia y la Metafísica se encarga de estudiarlas. Hasta aquí es 
hasta donde puede llegar la inteligencia humana. Tratar de bus- 
car más allá de estas tres ideas es perderse irremediablemente en un 
mundo de sombras. 

Todavía nos falta hablar de la fuerza de la expontaneidad del 
yo, que es la que hace pasar las impresiones del mundo exterior, 
a través de esas tres grandes facultades de nuestra inteligencia 
de las que acabamos de hablar y que son la sensibilidad, el enten- 
dimiento y la razón. Su modo de obrar es el juicio. Hay jui- 
cios en todos los actos realizados por nuestra inteligencia en este 
proceso, hay juicios cuando la sensibilidad reviste las percepeio- 
nes con las formas del espacio y del tiempo, cuando el entendi- 
miento las ordena bajo las relaciones de cuantidad, cualidad, 
relatividad y modalidad, y hay una larea serie de juicios cuando 
la razón las reduce a las tres ideas de lo incondicional y absoluto, 
las ideas del universo, del yo y de Dios. Todos estos actos rea- 
lizados son juicios, pero todos no son de la misma clase, pues los 
juicios unos son analíticos y otros sintéticos. Son juicios analí- 
ticos aquellos que no nos dicen nada nuevo del sujeto: el triángulo 
tiene tres ángulos. 

Los sintéticos son aquellos en los que el predicado no está com- 
prendido en la expresión del sujeto, es algo nuevo que se nos di- 
ce: los rayos solares son calientes. Los juicios sintéticos se divi- 
den a su vez, en juicios que son producto de la experiencia y juicios 
que no lo son. Los juicios sintéticos producto de la experiencia son 
aquellos cuyos efectos nosotros mismos hemos experimentado, por 
ejemplo: el fuego quema. Los ¿juicios sintéticos no producidos 
por la experiencia, pero comprobados por ella, son los que sur- 
sen en nosotros mismos y que más tarde la experiencia nos los. 
confirma, por ejemplo: la línea recta es el espacio más corto en- 
tre dos puntos; todos los sucesos tienen una causa, ete. Pero la 
experiencia no me ha podido enseñar que cualquier otro camino 
más corto que la línea recta es necesariamente imposible, ni tam- 
poco que todo suceso no ha tenido necesariamente una causa. El 
sintetismo de estos juicios, el sintetismo con que está dotada la in- 
teligencia del hombre, es su cualidad más preciada, es su inteli- 
gencia. 

Aquí están en muy grandes rasgos expuestos los pensamientos 
de la primera obra de Kant, en donde se ve desarrollado un idea- 
lismo exagerado unido a un ecepticismo más exagerado aún, y un 


80 Revista de la Facultad de Letras y Ciencías, 


principio que va a dar origen al panteismo absoluto de Fichte. 

Ya hemos visto a lo que en esta obra se reduce su sistema: el 
conocimiento está constituído por dos partes: la materia prestada 
por las impresiones y las formas dadas por nuestra inteligencia, 
es decir, una serie de apariencias y fenómenos por una parte y 
una serie de leyes abstractas y subjetivas por otra, El conoci- 
miento del hombre viene a ser, pues, una apariencia; el hombre 
no sabe ni sabrá nunca nada de lo que le rodea. He aquí el más 
exagerado excepticismo que pudiera darse, el excepticismo idealista 
de Kant. El le nieza realidad objetiva a las formas de la inteli- 
gencia, al espacio y el tiempo en la sensibilidad, a las categorías en 
el entendimiento ete., para él no son más que meras fórmulas in- 
ventadas por nosotros, que no tienen en manera aleuna, existen- 
cia real objetiva. 

Examinando la sensibilidad podemos ver nostros que el excep- 
ticismo de Kant llega a nezar aquí, no solamente la realidad del 
objetivo, sino también el objetivo de las formas de la sensibilidad. 
¿Confundió la extensión con el espacio?, ¿confundió la idea del 
espacio con la imagen del espacio? Cuesta trabajo creer que Kant 
confundiera una idea con una imagen. 

Para poder nosotros conocer la extensión de las cosas tenemos 
que formarnos apriori la idea del espacio, que es una idea subje- 
tiva, sin realidad objetiva alguna, que nos sirve para conocer la 
extensión de las cosas, dice Kant. 

Esto está bien en cuanto a que la extensión considerada en nos- 
otros o sea en su intuición, es una condición necesaria de nuestras 
facultades sensitivas, pero no está bien en cuanto a que Kant le 
niega al espacio y al tiempo una realidad objetiva. Los fenóme- 
nos presentándose como extensos, necesitan que el espíritu sea ca- 
páz de percibir la extensión y existe en efecto una facultad ea- 
paz de sentirla. .La idea de la extensión se forma en nosotros 
antes que la de! espacio y esta se deriva de aquella, así como la del 
tiempo se forma al recibir por series varias sensaciones de exten- 
sión. Así pues estas dos formas de la sensibilidad son apriori y 
necesarias para conocer las cosas pero no dejan de tener realidad 
objetiva, de la que Kant se empeña en privarlas dando lugar a un 
excepticismo tan profundo como perjudicial. Antes que las ideas; 
abstractas del espacio y del tiempo, tenemos nosotros la idea con- 
creta de la extensión, después por una serie sucesivas de exten- 
siones y duraciones, nos formamos las ideas del espacio y del tiem- 


KHercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 81 


po; esto se puede ver perfectamente en los niños pequeños, y ob- 
servándolos podemos comprobar lo que acabamos de decir. 

Del mismo defecto que la sensibilidad, adolece el entendimiento. 
Grave error por cierto el de reducir a puras fórmulas de nuestra 
organización intelectual, las nociones fundamentales de nuestro 
espíritu; y vuelve a aparecer el excepticismo de Kant, al deducirse 
de aquí que si fuera otra nuestra organización intelectual, las co- 
sas aparecerían distintas a nuestros ojos, es decir, serían distintas 
para nosotros. ¿Y por qué Kant se empeña en negarle a las ca- 
tegorías del entendmiento valor objetivo ? 

Son concepeiones apriori nos eontesta el filósofo. ¿Y qué tie- 
ne que ver esto?, pueden ser concepciones apriori y ajustarse tam- 
bién a la realidad, negando esto Kant destruye la armonía que de- 
be de existir entre nuestra inteligencia y la naturaleza de las cosas. 

Otro defecto de esta parte de su libro es que hace una serie de 
divisiones de sus juicios que obscurecen por completo su idea, 
haciéndola inteligible para los demás. 

La duda inmensa que llena el sistema de Kant, la duda por todo 
lo que nos rodea, llevaría a la desesperación o a la locura al in- 
cauto que no se diera cuenta de esta horrible enfermedad del alma 
que mina todas las ideas del filósofo. Horrible es en verdad pen- 
sar que todas estas cosas tan nuestras, tan conocidas, tan verda- 
deras, no sean más que una triste apariencia que ocultan, sabe 
Dios que misterio, tras esa máscara que nosotros mismos le pone- 
mos. Tan solo a un cerebro y a una imaginación como la de 
Kant, grandes pero extraviados, podían ocurrírsele tales cosas. 
Y aún suponiendo que aceptáramos sus teorías, aun suponiendo 
que todas las cosas son apariencias, ¿a que fin se ha destinado al 
hombre en la vida?, ¡a jugar, acaso, con las apariencias, como 
una niña con su casa de muñecas?... 

... Y seguimos analizando a la razón y sus tres ideas de lo in- 
condicional y de lo absoluto. Estas tres ideas como las categorías 
y las formas de la sensibilidad, ocultan tras sí el misterio de la 
realidad, y es inútil querer investigar, como hacían los antiguos 
metafísicos tras esos tres grandes incondicionales, por que ese 
es el límite de la inteligencia humana, y buscar más allá es hun- 
dirse en un mundo de quimeras y suposiciones... Y aquí vemos 
a Kant destruir de un solo golpe toda la antigua Metafísica, las 
ciencias de la Cosmología, Psicología y Teología Racional, que 
fueron el encanto de los metafísicos antiguos. 


82 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Es inútil—dice Kant—esta ciencia de la Cosmología Racional, 
desde el momento en que la inteligencia del hombre está limitada 
por esas tres ideas y tratar de buscar más allá es caer en contra- 
dieciones, que él llama antinomias. Antinomia es la contradicción 
netural que resulta. no de un razonamiento vicioso, sino de las le- 
yes mismas de la razón. Kant distingue dos elases de antino- 
mias: las matemáticas y las dinámicas, las matemáticas son las 
que no tienen solución, las dinámicas por el contrario dice el filó- 
sofo que pueden tenerla, ¿por qué hizo Kant esta salvedad? Es 
bien extraño por que con esta excepción arruina las bases de su 
sistema, pero debemos de pensar que el filósofo no quería de nin- 
cuna manera comprometer las grandes cuestiones morales que 
sin esto quedarían reducidas a bien poco, y bien lo vemos cuando 
Kant reconoce, respecto a la moral, los principios de la razón ab- 
solutos, cosa que también parece una contradicción. 

Así es como arruina Kant la Cosmología Racional: si la idea 
del universo, es una idea que nuestra razón ha formado, una idea 
subjetiva, que como las formas y las categorías carece de reali- 
dad objetiva. por tanto si tratamos de buscar más allá de ellas, 
siendo por demás el límite de nuestra inteligencia, no encontrare- 
mos más que un mundo de quimeras, e inútil será una ciencia que 
se ocupe de estudiar tales cosas. 

Y algo parecido hace con la Psicología Racional: la Psicología 
se ocupa del estudio del alma. Pero sin intuición sensible no hay 
conocimiento verdadero. 

Así pues, si es verdad que poseemos las formas del conocimien- 
to del alma. no tendremos nunca la substancia, es verdad que te- 
nemos una categoría de substancia pero ya sabemos que ninguna 
categoría tiene valor objetivo; y por tanto faltando la substancia 
no habrá nunea conocimiento completo, sino solamente una forma 
vacía. así pues la psicología que se ocupa de estudiar el alma, no 
estudia en realidad más que una forma vacía, que no la llevará 
nunca a nada real y verdadero, por tanto es una ciencia inútil 
también. 

Los mismos argumentos emplea con la Teología Racional, y en 
los mismos errores incurre: el conocimiento no es más que la unión 
de las intuiciones sensibles y las formas de nuestra inteligencia. 
Sin intuición las formas no son más que abstracciones sin ningún 
valor objetivo, por tanto tratar de buscar más allá de estas abs- 
tracciones. es, no más. que extraviarnos en un mundo de quime- 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kans. 83 


ras. ¿Y Dios?, ¡Dios!, es un ser ideal, responde, una idea abs- 
tracta que como tal no tiene objetivo, y que inútilmente nos can- 
saremos de buscarle... 

He ahí hasta donde se dejó arrastrar el filósofo, hasta negar la 
existencia real de Dios. Desoyó a la conciencia, que nos hace co- 
nocer, por medio de la intuición en sí misma, nuestra propia rea- 
lidad y la realidad de Dios. Kant se encierra en las formas de la 
inteligencia como en una cárcel, y él mismo se cierra sin motivo 
todas las puertas. 

He pasado muy ligeramente sobre los puntos que he juzgado 
principales de la Crítica de, la Razón Pura. En todos ellos se 
pueden ver fácilmente los defectos capitales del filósofo: el idea- 
lismo trascendental que viene a parar en excepticismo: el más pro- 
fundo de todos los escepticismos, que pudiéramos resumir en es- 
tas palabras: todo lo que el hombre sabe no es más que una apa- 
riencia. Y una tendencia que habrá de venir a parar en el pan- 
teismo que más tarde iba a desarrollar su célebre discípulo. 

Esta obra encierra sin embargo, grandes puntos (luminosos, 
erandes elaridades que iluminaron no pocas obscuridades de la 
Filosofía, y solucionó no pocos e intrincados problemas que hasta 
entonces no habían encontrado solución y que solo un Kant podía 
dársela. Con un espíritu extrañamente conciliador puso fin a las 
inútiles discusiones que por tanto tiempo habian esterilizado el 
campo de la Filosofía. 

Veamos ahora la segunda de sus obras, Crítica de la Razón 
Práctica, de la que dicen muchos de sus críticos, con no pocas ra- 
zones, ser una contradicción de la primera. Afirman que se con- 
tradice el filósofo en su segundo libro por aceptar muchas cosas 
fundamentales que había nezado en el primero. 

La Crítica de la Razón Práctica es la obra en que Kant estudia 
los fenómenos morales. 

El filósofo reconoce dos clases de verdades: la verdad teórica 
o especulativa que la concibe la razón especulativa, y la verdad 
práctica que la concibe la razón práctica. 

En la Crítica de la Razón Práctica hay una parte analítica 
y otra dialéctica. En la primera prepara el filósofo la recons- 
trucción que realiza en la segunda. 

Realizado ya su estudio del conocimiento, en esta obra trata 
Kant de estudiar otras facultades del espíritu, por que el espíri- 
tu solo no conoce sino desea y realiza. 


84 Revista de la Facultad de Iretras y Ciencias. 


Comienza Kant considerando una causa racional y libre sin 
preocuparse de si existe realmente en el mundo una causa racio- 
nal y libre que él pueda considerar. Aquí se muestra el filósofo 
como siempre idealista, y todas las deducciones que va a sacar de 
aquí van a estar basadas en un puro ideal, pues comienza sin com- 
probar de antemano el punto sobre el cual va a apoyarse. 

El fin primero que él persigue es encontrar cuándo las deter- 
minaciones de esa causa racional y libre son legítimas y cuándo 
no lo son. 

Descubre una fórmula que él llama del doble eriterio, y que se 
aplica a cualquiera determinación para conocerse con seguridad 
si es legítima o no. 

Una eausa—dice el filósofo—es toda fuerza que por sí misma 
produce fenómenos. Por tanto toda causa racional tiene que ser 
libre por que de otro modo no sería causa. Hs claro, una causa 
cuyos fenómenos fueran determinados por otra fuerza, ya no sería 
una causa ni racional ni libre, no sería una causa. Para ser causa 
necesita determinarse a sí misma, por su ley propia, una ley que la 
obligue y que nazca de ella misma. 

Vamos a suponer que hay una eausa racional y libre en el mun- 
do ¿cómo podremos distinguir cuándo su determinación es legfti- 
ma y cuándo no?, he ahí el problema cuya solución busca Kant. 
El no puede concederle a esa causa racional y libre la facultad de 
la observación, que lo ayudaría a solucionarlo, por que el mismo 
cairía en contradieción, y no le queda otro remedio que resolverlo 
todo apriori, sacando todas sus deducciones del concepto puro de 
causa. 

Supongamos, pues, una causa racional y libre exenta de toda 
influencia exterior que la hiciera vacilar entre la obediencia a su 
ley y la influencia de esas causas exteriores. Esa causa, decimos, 
acostumbrada por naturaleza a obedecer a su ley que la obliga, no 
conocerá el peso de esa obligación por que no tiene otras influen- 
cias contrarias que se la hagan conocer, ni conocerá tampoco su 
libertad por la misma razón. Las determinaciones de esa causa 
siempre serán legítimas por que obedece invariablemente a su ley 
que la obliga. 

Ahora bien, supongamos otra causa a la que rodean infltuen- 
cias exteriores, que luchan constantemente con la obligación que 
su ley propia le impone, y viene a resultar de esta lucha que la 
causa se reconocerá racional y conocerá su libertad también. ¿Có- 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 85 


mo se determinará entonces la causa?, ¿cómo reconocerá cuando 
su ley la obliga? Para contestar a esta importante cuestión Kant 
ha ideado una máxima infalible: 

““Obra siempre de tal suerte que tu máxima pueda erigirse en 
ley universal ””. 

Es decir para que una determinación sea legítima, es necesario 
que su acción pueda ser universalizada, aplicable a todas las cau- 
sas racionales y libres; por que de no ser así, la determinación se- 
rá ilegítima. 

Así pues para que la determinación de una causa racional y li- 
bre sea legítima, es necesario: 1.—Que tenga una ley que la obli- 
gue, es decir que sea autonómica y no hetereonómica, palabras que 
emplea el mismo filósofo para explicar que una causa autonómica 
es aquella que obedece a su propia ley, y una hetereonómica es la 
que se determina con motivo de causas exteriores. Dice él que la 
autonomía es el principio supremo de la moralidad, y la hetereo- 
monía la fuente de todos los principios falsos de la moralidad. 
nomia la fuente de todos los principios falsos de la moralidad. 

Y 3.—(Que esté colocada en circunstancias en que haya lucha 
entre la obligación de su ley y las influencias exteriores. 

Todas estas cosas las deduce Kant del principio de causa, y aho- 
ra busca en el principio de obligación donde de la lucha entablada 
entre las influencias exteriores y esa obligación a su ley, surge la 
noción del deber. 

Ya tenemos entonces todo el problema resuelto a priori por Kant. 
Dada una causa y su determinación, averiguar si esa determina- 
ción es o no legítima. Será legítima, primero, si se siente obli- 
eada a su ley, y segundo, si se puede elevar la máxima de esta obli- 
gación que la determinó a un artículo de la legislación universal. 

He aquí el doble criterio que en cualquier momento se puede 
aplicar para saber cuando una determinación es legítima. 

Kant ha analizado el concepto de causa y de deber y ha resuel- 
to de este modo el problema apriorl. 

Pero ahora se pregunta si habrá de verdad una causa racional 
y libre y examinándose a sí mismo se encuentran conceptos par- 
ticulares y concretos que él posee; que por el hecho de ser par- 
tieulares y concretos están compuestos de materia y forma, y enton- 
ces Kant realiza el doble trabajo de adoptar las consecuencias que 
ha sacado apriori de estos conceptos particulares y deduce una ley 
práctica. 


86 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Toda persona antes de proceder en cualquier cosa, forma con 
su inteligencia una concepción, pues bien apliquemos a esta con- 
cepción la ley de Kant, su doble criterio y veremos si es legítima 
su determinación. 

El filósofo comienza la adaptación de las consecuencias a sus 
conceptos particulares de sí mismo, y pone una serie de ejemplos: 

A un hombre le dan a guardar una cantidad de dinero, luego 
muere la persona que se le dió; los herederos de ésta no saben 
nada de esa cantidad y son ricos; el hombre es pobre y si se que- 
da con el depósito podrá remediarse de muchas cosas. Ahora 
bien se siente constantemente oblizado a devolver el depósito, y 
siente la obligación de hacerlo. 

Pongamos otro ejemplo, para después resolver los dos: una per- 
sona sabe que realizando ciertos actos podría sentirse más felíz, 
pero sucede que realizándolos perjudicará a otras personas; más 
se cree obligado por su máxima: busea tu placer; y realiza esos 
actos. 4 

Ahora bien, apliquemos el doble ertierio de Kant a estos dos 
ejemplos. 

El primero antes de realizar la acción medita y ve que real- 
mente se siente obligado a devolver el depósito y que si no lo de- 
vuelve será su máxima contraria a un artículo de legislación uni- 
versal que dice: Todo depósito que se ha confiado debe ser de- 
vuelto a su dueño. Así pues, procediendo de esta manera, antes 
de realizar ningún acto, a priori, el hombre se aplica la ley práe- 
tica de Kant. 

Pero en el segundo ejemplo, el hombre después de llevar a efec- 
to su idea, piensa si de verdad se sentía obligado a buscar su pla- 
cer, si esta es una máxima que obliga, y si ha sido legítima su de- 
terminación; y elevando a un artículo de legislación universal sus 
acciones, verá que no pueden ser legítimas por que si todos pro- 
cedieran como él, la humanidad se vería seriamente perjudicada. 

Aquí el sujeto se aplica la ley teórica. Es decir, que la ley 
de Kant es práctica cuando sirve para orientarnos antes de reali- 
zar nuestras acciones, y teórica cuando sirve para juzgar estas ae- 
ciones después de realizadas. 

Así aplica Kant las consecuencias que sacó a priori, a los con- 
ceptos particulares y concretos. 

Ahora veamos la parte dialéctica de esta obra. 

Hasta aquí hemos visto que todo sigue siendo subjetivo y que 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 87 


Kant sigue tan idealista como en la Crítica de la Razón Pura, 
pues todo esto ha sido sentado sobre una base que no ha compro- 
bado, sobre una suposición, sobre un ideal: suponer que hay una 
causa radicional y libre; todo está hecho a priori. Pero ahora el 
filósofo comienza su reconstrucción o lo que muchos han llamado 
su contradicción. 

Descubre Kant que esa causa racional y libre la podemos en- 
contrar en nuestro yo; y fundándose en sus razones, toma esto co- 
mo base para sus nuevas deducciones. 

Nosotros, en nuestra vida, nos sentimos constantemente obliga- 
dos: debo hacer ésto, no debo hacer esto otro, ete. Sin salir de 
nuestra razón, podemos conocer que nos sentimos obligados a nos- 
otros mismos, y como ya hemos sentado antes, que todo lo que se 
sienta obligado a sí mismo es libre, y si es libre y se siente obliga- 
do es una causa, deducimos que nosotros somos una causa racio- 
nal y libre. 

Yo me siento obligado a mi mismo, he ahí lo prineipal, y debo 
obedecer a mi ley aunque no hubiera más causa racional y libre 
que yo, aunque no hubiera Dios, ni nada; por que mi fin debe ser 
cumplir con mi ley que puede ser universalizada sin importarme 
lo demás. 

Aquí sacude Kant su excepticismo, salvando de él a la moral. 
Tiene en esta parte un precepto para el deber, que nos puede dar 
una idea del carácter del filósofo y de su manera de comprender 
el deber: '“para que una acción tenga valor moral, no solo debe 
estar conforme con el deber, si no hecha por el deber y no por in- 
elinación o interés”, “una acción realizada por deber no saca su 
valor moral del fin que debe realizar, sino de la máxima que la 
determina, y por consiguiente no depende éste de la realidad del 
objeto de la acción, sino del principio según el cual se resuelve la 
voluntad a ejecutarla, haciendo abstracciones de todos los obje- 
tos del deseo””. 

A cada paso nos sentimos obligados, a cada paso sentimos lo 
que Kant llama imperativo categórico, lo que nos impele a reali- 
zar una acción. 

Así es que encuentro en mí una causa voluntaria, racional y li- 
bre; estos tres últimos términos son inseparables del de causa por 
que ya sabemos que sin ellos no habrá causa. 

Por esos los conceptos de la moral son absolutos, lo contrario 
de los conceptos de la Razón Pura, que no lo son. Pero es que en 


88 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la Razón Pura no sabrá si encontrará algo real en el universo a 
que aplicar esos conceptos, mientras que aquí encuentra en el yo, 
una causa racional y libre y sus posibilidades se hayan realizadas 
en los casos particulares del yo. 

Hay en nuestra razón un concepto del que hasta ahora no he- 
mos hablado: el concepto del soberano bien, concepto que es sin- 
tético y que encierra dos en sí mismo: el concepto de la virtud 
y el concepto de la felicidad; estrechamente unidos ambos y sien- 
do uno consecuencia del otro. 

Así, pues, si una causa racional y libre existiese y se viera obli- 
cada por su ley y a la vez por causas exteriores, y cumpliera con 
su ley, sería acreedora a la felicidad por ser virtuosa. Pues bien, 
yo soy una causa racional y libre y me hallo en esas condiciones, 
yo cumplo con mi deber y sin embargo no me siento feliz, no soy 
feliz, lo más que siento es un sentimiento mezcla de alegría y de 
dolor, alegría por que he permanecido fiel a mi ley, dolor por que 
he sacrificado mis deseos a ésta, que no es en manera alguna la fe- 
licidad, un sentimiento que Kant llama sublime, y que es el má- 
ximum de felicidad a que un ser virtuoso puede llegar en la vida. 
Por mucho que el hombre haa por ser feliz no podrá serlo aquí. 
Y sin embargo es ley que la virtud ha de ir seguida por la felici- 
dad, luego si en esta vida no encontramos la felicidad, y esta tiene 
necesariamente que llegar, ha de haber otra vida donde deba rea- 
lizarse. Y ahora bien ¿quién es capaz de realizar esa otra vida 
que debe ser?, el mismo que ha realizado ésta y que ha realizado 
todas las cosas, Dios!... 

Y aquí termina Kant su labor; después de haber destruído to- 
do, Dios inclusive, todo lo va reconstruyendo sobre la base de la 
moral, hasta terminar lógicamente con Dios. 

Ahora bien, a mi juicio, la Crítica de la Razón Práctica es una 
obra superior a la Crítica de la Razón Pura, porque en esta ¡el 
filósofo destruye, cosa que resulta siempre más fácil que construir, 
y esto último lo realiza en esta segunda obra suya. Además en la 
Crítica de la Razón Práctica se libra filósofo, y por tanto su obra, 
del excepticismo, su compañero inseparable, y quitado este mal 
puede razonar con más libertad y conciencia y dar a los proble- 
mas que plantea soluciones más lógicas, más adaptables a la rea- 
lidad. La Crítica de la Razón Pura además, es perjudicial a la 
salud moral del que la lee, se siente un malestar tan grande, que 
a pesar de todo lo domina a uno, ante la dura prosa del filósofo! 


Mercedes M. García: Sistema filosóñico de Kani. 89 


Todo lo contrario pasa con la Crítica de la Razón Práctica, es 
una obra altamente moral, que produce alegría y satisfacción 
leerla. 


Para mí el defecto capital de esta obra es que por sí sola cons- 
tituye una contradicción en el sistema del filósofo. ¿Por que Kant 
afirma aquí lo que niega al principio? ¿qué razón le mueve a de- 
cir que los conceptos de la razón pura no son absolutos y sí lo son 
los morales? La razón que él da no es ciertamente satisfacto- 
ria: no son absolutos los conceptos de la razón, dice, por que no 
estamos seguros de la realidad a que corresponden. Bueno, ¿y 
en qué apoya esta duda? Nos contesta con una serie de razona- 
mientos llenos de un excepticismo desesperante. 


Lo cierto es que esta obra constituye una contradicción de la 
primera; y a pesar de todo, su Crítica de la Razón Práctica echa 
abajo todo su idealismo a la par que su excepticismo trascendental. 


Más bien se muestra estóico Kant cuando en esta obra trata del 
deber. Hay una dureza increible en su máxima enando, despo- 
jando a la moral de todo sentimiento, dice que la virtud consiste 
en cumplir con el deber por la obligación que tenemos de eumplir. 
por el deber, pero para nada interviene el sentimiento ni el fin. 
Yo ereo como Aristóteles que son virtuosos los que sienten un pla- 
cer en hacer el bien, es decir, en cumplir con su deber. La vir- 
tud rígida de Kant no es virtud, es una cosa muy obligada, muy 
dura y muy fea; despojada de su mejor ropaje, el sentimiento, la 
virtud del filósofo no es ni la sombra de la verdadeera. No ereo 
yo que sea virtuoso el que lo obligan a serlo, sino el que lo es sin 
necesidad de esto.—El estoicismo de Kant en este punto perjudi- 
ca, a mi juicio, la belleza de su alta moral. 

Y ahora nos resta solo, para terminar nuestro trabajo, señalar 
los puntos principales de su tercera y última obra que aquí exa- 
minaremos: Crítica del Juicio. 


Terminado que hubo Kant sus dos obras anteriores escribió és- 
ta, no como un apéndice a su sistema, sino como un complemento. 
Los juicios estéticos o juicios de lo bello y de lo sublime y los ¿ui- 
cios teleológicos, que él llama, faltaban de tratar, y Kant para 
completar su labor, pues ya había estudiado lo verdadero y lo 
bueno, quiso terminar con lo bello. Esos son los tres puntos que 
componían el sistema ideado por Kant, dos de los cuales ya ha- 
bía tratado en sus primeras obras, Crítica de la Razón Pura y 


90 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Crítica de la Razón Práctica, y faltaba el último cuyo estudio 
realiza en esta, Crítica del Juicio. 

El juicio es el lazo de unión entre la razón teórica y la práctica, 
entre la naturaleza que comprende la una y la libertad que com- 
prende la otra. 

Kant divide esta obra en dos partes, que estudian las distintas 
clases de juicios y que son: Crítica del Juicio estético y Crítica 
del Juicio teleológico. 

La Crítica del Juicio Estético comprende tres partes: una en 
la que estudia los juicios sobre lo bello o sobre el gusto, otra en 
que estudia los juicios sobre lo sublime y otra que pudiéramos 
llamar Tratado sobre las Bellas Artes. 

De los juicios sobre lo bello o sobre el gusto, lo más interesante 
es la definición que sobre esta clase de juicios hace. Está hecha 
sobre cuatro puntos que unidos forman la definición general: 

1*.—Lo bello es el objeto de una satisfacción exenta y libre de 
todo interés. 

22 —Lo bello es lo que agrada universalmente sin concepto. 

3 —La belleza es la forma de la finalidad de un objeto en tan- 
to que es percibida sin representación de fin. 

42 —Lo bello es aquello que se reconoce sin concepto, como el 
objeto de una satisfacción necesaria. 

He ahí la definición completa: lo bello es lo que nos agrada sin 
interés, sin tenerse que fijar en el molde de un concepto anterior- 
mente formado, que no tiene en ralidad un fin, más que como una 
satisfacción necesaria. 

Si lo bello se tiene que fijar a un concepto formado ya sobre el 
particular, constituye entonces la perfección. 

El juicio sobre lo bello surge de un acuerdo entre la imagina- 
ción y el entendimiento, teniendo ambos completa libertad. 

JUICIO DE LO SUBLIME.—Este se parece al anterior en que 
no está sujeto a un concepto, pero se diferencia en que surge de 
distinto modo. 

Ya digimos que el de lo bello surgía de un acuerdo entre la ima- 
vinación y el entendimiento, pues bien, éste por lo contrario sur- 
ve de un desacueerdo entre ambas facultades. 

Hay dos clases de sublimes, dice Kant: el sublime matemático y 
el sublime dinámico. 

El primero lo inspira la grandeza de la naturaleza. El segun- 
do el poder. 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 91 


Ante la maravilla de un cielo estrellado—dice el filósofo—nos 
sentimos empequeñecidos, humillados por la grandeza de la natu- 
raleza, pero este mismo sentimiento de humillación, nacido en 
nosotros por nuestra impotencia de poder abarear todo ese espec- 
táculo en su inmensidad, hace surgir en nuestro interior el sen- 
timiento de una facultad superior a la razón, y entonces decimos 
que el espectáculo es sublime. Pero en realidad lo sublime no es 
el espectáculo sino ese sentiminto que ha brotado en nosotros y 
que por haber reconocido esa grandeza de la naturaleza nos ha 
independizado y nos ha hecho superior a ella, por que hemos sido 
capaces de abarcar todo ese infinito como una unidad. 


Este ese el juicio de lo sublime matemático que surge como ve- 
mos, y al igual que el dinámico, de un desacuerdo entre la imagi- 
nación y la razón. 

El sublime dinámico lo produce el poder, el magestuoso poder 
de una tempestad, por ejemplo, despierta en nosotros una mezela 
de temor y de emoción. 


Por unos cambios como en sublime dinámico, nos sentimos in- 
dependientes de la naturaleza desde el momento que la podemos 
comprender en toda su grandeza y su poder, y nos sentimos su- 
periores a ella. Ahora bien el temor no debe de ser muy grande 
por que entonces cambia la naturaleza del juicio. 


El juicio intelectual, dice Kant, es en el que se une lo lógico a 
lo estético. Tiene de las dos partes. 


Expresado lo que son juicios estéticos y habiendo hablado ya 
de los juicios morales en otra parte, después de haber marcado 
sus grandes diferencias, trata el filósofo de unirlos y buscarle un 
origen común. 


¿Qué cosas tienen de común los juicios estéticos con los morales ? 

Que ambos revelan la conciencia de una facultad común a ellos. 
Esta es la base en que Kant se apoya para enlazar los dos juicios. 
Y realizada esta unión, termina el filósofo considerando la belle- 
za como símbolo de la moralidad. 

Su estudio sobre las Bellas Artes es en extremo interesante. Es 
aleo original donde el filósofo aplica como de costumbre el análi- 
sis. Una teoría en que después de analizar bien las Bellas Artes 
las coordina en relación a un sistema creado por él. 

Esta primera parte de su Crítica del Juicio es una obra curiosa 
y bella que tuvo gran influencia entre los amantes de la belleza. 


92 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, 


JUICIO TELEOLOGICO.—Juicios teleológicos son los que lle- 
van una finalidad en sí. La naturaleza puede tener dos finalidades 
en sus creaciones: una interior y otra relativa. La primera es la que 
lleva la naturaleza en la creación de una cosa como finalidad en sí 
misma, la segunda es la que toma esa creación como un medio pa- 
ra otra que considera como un fin. Ambas están estrechamente 
unidas y casi siempre se produce la una cuando la otra. La obra 
en que procede la naturaleza con una finalidad interior es la erea- 
ción de los seres organizados. Y Kant dice que la naturaleza pro- 
cede en sus finalidades como pueden proceder los seres organiza- 
dos. Y¿ cuál es la característica de estos? Que son causas y fines 
de sí mismos. En ellos está relacionada íntimamente la parte con 
el todo, de modo que todo en ellos ha sido hecho con un fin, nada 
en vano. 


Estos conceptos en que se trata de aclarar el origen de los seres 
organizados, dice Kant, son meramente subjetivos, ya cuando se 
les considera como un fin de la naturaleza o cuando se afirma que 
nada sucede por azar. 


El mecanismo que aquí emplea Kant para averiguar las causas 
y fines de la naturaleza es muy sencillo: aplicar a la naturaleza 
misma el principio de los seres organizados, el principio de cau- 
salidad. 

Este principio de causas finales que aplicado a la naturaleza nos 
permite considerarla como un gran oreanismo o como un sistema 
de fines, es subjetivo dice el filósofo. 


Después de resolver estos asuntos, critica las teorías que sobre 
estos mismos problemas han emitido otros filósofos. La de Epi- 
euro que pretende econ el azar solucionar este problema de las eau- 
sas finales. La de Spinosa que se revela fatalista; la de los estoi- 
cos y deistas, también poco satisfactorias, ete. 

Yl mecanismo y la finalidad de la naturaleza las considera el 
filósofo como lo real y lo posible, el deber y el querer, ete. que vie- 
nen a formar un prineipio único donde se confunden la finalidad 
y el mecanismo, siendo un principio inaccesible. La Filosofía 
de la Identidad de Sehelling tiene, según su mismo autor, su punto 
de partida en este principio de Kant. 

Este es el principio teleológico de este filósofo en que trata de 
hallar el origen de los seres organizados, principio que influyó 
en muchos hombres de ciencia de la época. 


Mercedes M. García: Sistema filosófico de Kant. 93 


A continuación de esto, critica Kant, las teorías de la prefor- 
mación individual y ocasionalismo sobre el origen de los seres or- 
ganizados, y él por su parte se muestra partidario de la prefor- 
mación genérica o epigénesis, que reconoce en los seres cierto poder 
productor haciendo lo demás la naturaleza. Y deja, a la verdad 
mucho que desear. 

Y termina Kant su obra después de haber presentado el princi- 
pio teleológico como un sistema de fines y el mundo como un fin 
último, y acaba haciendo la fundición de lo moral con estos prin- 
cipios considerando como fin el soberano bien, de que ya hemos 
hablado, que ya lleva en sí probada la existencia de Dios, corola- 
rio de todas sus deducciones. 

Y he aquí su obra terminada, su sistema completado, sus ideas 
desarrolladas. Sin embargo su Crítica del Jwicio tiene muchos 
puntos obscuros y adolece de los mismos defectos que sus obras 
anteriores, el subjetivismo de Kant es bien manifiesto aquí euan- 
do afirma que el concepto de los seres organizados como fines de la 
naturaleza, y otros, son puramente subjetivos. Es decir que ¿es- 
te concepto de los fines de la naturaleza, es pura fórmula nuestra, 
sin realidad objetiva, que la causalidad y la finalidad son una 
forma vacía que no tiene objetivo? Bien vemos a Kant seguir en 
su idealismo y en su duda eterna que hecha a perder sus mejores 
ideas, pero él no podía, es verdad, decir otra cosa sin contrade- 
cirse grandemente, después de haber afirmado la subjetividad y 
relatividad de los conceptos de la razón en la Crítica de la Ra- 
26n Pura; no podía el filósofo decir ahora que son absolutos y que 
tienen una realidad objetiva a que corresponden. 

Otros puntos obseuros de esta obra es la epigénesis de la que se 
muestra partidario, esa fuerza productora es algo que no com- 
prendo, a la que no le encuentro que se de una razón satisfacto- 
ria. Y lo mismo pasa con los juicios estéticos, de lo sublime, los 
fija a cierto número y a la vez deja una obseuridad cuando dice 
que quizas pueda haber otras clases de juicios de lo sublime, sin 
explicar por que pueden ser distintos siendo de lo sublime tam- 
bién. 

En resumen, después de haber examinado las tres obras de Kant 
en que se encuentra desarrollado su sistema, y de haber señalado 
lo que a nuestro juicio constituyen sus principales defectos, da- 
mos por terminado este pequeño trabajo en que hemos tratado, 
de dar una pálida idea de lo que es el sistema filosóñeco de Kant, 


94 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


sistema profundamente original, en el que el filósofo soluciona 
no pocos problemas que nadie hasta entonces había sido capaz 
de resolver y en que con su inteligencia privilegiada plantea 
claramente otros problemas que si él no los resolvió al menos 
puso todos los medios que a su alcance estuvieron para ello y 
abrió el camino a otros futuros exploradores de la verdad. El 
idealismo, el excepticismo y el panteismo son sus tres grandes erro- 
res, que ensombrecen, es verdad, toda la grandeza de su obra, pero 
no por eso deja de ser digno de admiración el profundo pensador 
alemán, el más profundo de los filósofos modernos. 


EL INSTINTO DE COMBATE EN EL NIÑO 
CUBANO ” 


POR LA SRITA. CIRA POLLEDO Y ALEMÁN 
e 


Graduada de la Escuela de Pedagogía 


INVESTIGACIONES SOBRE EL INSTINTO DE COMBATE 
EN LOS NIÑOS CUBANOS 


Procedimientos empleados y conclusiones de los trabajos realizados 
en algunas escuelas 


Hemos realizado esta investigación sólo en los niños varones, por 
ser en ellos donde se manifiesta de una manera bien notable el instin- 
to de combate. La niña no riñe con tanta frecuencia como sus 
hermanos, y las veces muy contadas que lo hace, es con motivos 
racionales y de consecuencias importantes, pues el resentimiento 
dura largo tiempo, a veces por toda la vida. 

El método que hemos empleado para realizar la investigación 
es el de información por cuestionario. A pesar de los reparos que 
se le hacen a este método, tales como la de falsear los hechos, la 
de que los niños al escribir tratan de decir lo que el investigador 
desea que digan, y no manifiestan lo que deben y saben, su valor 
es indiscutible, y en ciertos casos es el único que puede utilizarse. 


Con su aplicación hemos obtenido resultados que podemos con- 
siderar, por lo menos, muy interesantes. Nuestro asunto intere- 
saba a los niños, y en sus respuestas se observa que lo han hecho 
con bastante sinceridad. 

Comenzamos la investigación con un cuestionario que contenía 
12 preguntas, a las que, por vía de ensayo, contestaron 25 niños 
de la Escuela Práctica de la Universidad. Las preguntas esta- 
ban formuladas del siguiente modo: 


1”.—¿Has peleado alguna vez? 


(1) Tesis para el grado de Doctor en Pedagogía leída y sostenida el 6 de Junio 
de 1921. Se publica por recomendación especial del Tribunal. 


96 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


2 —¿ Cuál fué el motivo de la pelea ? 

3.—Qué edad tenías entonces ? 

4 .—Antes de la riña, ¿tuviste algún disgusto econ tu contrario? 

5,—¿ Cómo fué el disgusto, si lo hubo? 

6.—¿ Cómo empezó la pelea ? 

7 —Presenciaron la riña otros muchachos; 

8.—¿Qué hicieron los niños durante la pelea; 

92. —¿ Cómo terminó la riña? 

10.—Te reconciliaste después con tu contrario? 

11.—¿Cómo se hizo la reconciliación ? 

12.—¡¿ Has tomado alguna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? Si tomaste parte en ella, cuéntame como ocurrió la 
pelea. 

Este cuestionario no fué el que empleamos en nuestra investi- 
cación; pues al estudiar las respuestas de los 25 niños a quienes 
le fué dirigido, pudimos observar que en él había algunas pregun- 
tas cuyo sentido no era de fácil comprensión para las inteligencias 
infantiles. Por ejemplo, la cuarta y quinta preguntas: Antes de 
la riña, ¿tuviste aleún disgusto con tu contrario? ¿Cómo fué ese 
disgusto, si lo hubo? La mayoría de los niños no las contestaron, 
pues en la segunda pregunta ya exponían si habían tenido algún 
diseusto antes de la riña. En vista de que estas preguntas no 
eran necesarias, sino que, por el contrario, contribuían a hacer 
confuso el cuestionario, las suprimimos. 

La sexta pregunta: ¿Cómo empezó la pelea? fué cambiada por 
esta otra: ¡Cómo fué la pelea? A los niños no les era fácil na- 
rrar cómo había empezado la pelea. 

Las preguntas séptima y octava pasaron con los números quin- 
to y sexto al cuestionario que en definitiva utilizamos. 

La séptima pregunta fué tomada de la novena del anterior cues- 
tionario, variando el término riña por pelea, por formar éste par- 
te del vocabulario infantil. La octava y la novena del nuevo 
cuestionario, conservaron el mismo sentido que tenían en el an- 
terior; pero, en vez de la palabra reconciliación, empleamos la ex- 
presión hacer las paces, por ser más familiar al niño. 

La última pregunta fué subdividida en dos, a las que corres- 
pondieron los números 10 y 11 del nuevo cuestionario. 

El cuestionario que en definitiva utilizamos en la investigación, 
formulado bajo la dirección del Dr. Aguayo, constaba de once 
preguntas. 


Cira Polledo y Alemán: El instinto de combate. 97 


La investigación fué realizada en la ciudad de Matanzas, en 
trece escuelas de varones, diez públicas y tres privadas. El nú- 
mero de niños sometidos a la encuesta pasó de 500, pero sólo fue- 
ron utilizables 493 respuestas. 

La investigación compre::dió seis edades, desde los nueve años 
hasta los catorce inelusive. El número de niños de catorce años 
que pudimos obtener sólo fué de 28. La causa a que atribuímos 
el no hallar mayor número de niños de esta última edad, es que 
los niños de posición acomodada, a los trece años, pasan a cursar 
la segunda enseñanza. Los pobres a esta edad emprenden el 
aprendizaje de un oficio o comienzan a trabajar. 


INTERPRETACION DE LOS RESULTADOS 
¿Han peleado alguna vez? 


De los 493 niños, 452 han peleado y sólo 41 no han reñido. La 
edad en que mayor número ha peleado es la de catorce años; en 
el grupo de 28 niños sólo uno ha dejado de combatir. Después le 
sigue la edad de trece años, en la que, de 75 niños observados, 71 
han reñido. A los doce años tenemos 118 niños, de los cuales 109 
han peleado; de once años el número de niños observados ascien- 
de a 110, habiendo reñido 99 de ellos; a los diez años tenemos 92 
niños, y de ellos han dejado de luchar solamente 8; y de 9 años 
el total de los niños observados es de 70, habiendo peleado 62. 

El tanto por ciento más alto lo alcanza la edad de 14. Des- 
pués le sigue la de trece, y las peleas van disminuyendo hasta lle- 
gar a los nueve años, edad que alcanzan el menor tanto por ciento. 
De aquí podemos deducir que la mayoría de los niños compren- 
didos entre las edades de 9 a 14 años pelean, pues según el cáleu- 
lo a que hemos sometido nuestras investigaciones, el 91 7/10 de 
los niños observados han reñido. 

Hemos visto comprobada la afirmación que sobre este particu- 
lar hace Pierre Bovet, la cual copiamos a continuación : 

“No todos los escolares pelean; los niños mayores en la escuela 
a veces formulan aforismos morales contra las riñas; pero antes 
de los trece o catorce años esto es muy raro. Las razones que ex- 
ponen cuando no pelean, vienen a confirmar nuestra anterior afir- 
mación. Estas razones son ajenas a la lucha en sí misma, y en- 
tre ellas tenemos la prohibición por parte de los padres o el te- 


98 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


mor al castigo que se les impondrá. A veces alegan las conse- 
cuencias fatales que pueden tener ciertas peleas, como la rotura 
de una pierna o un diente y el tener que pagar al adversario el 
médico. Estas consideraciones equivalen casi a confesar que aban- 
donados a sí mismos, ellos también encontrarían placer en el eom- 
bate. 


¿Cuál fué el motivo de la pelea? 


Los diversos motivos por los cuales los niños han peleado en 
nuestra investigación son siete: injurias recibidas; insultos a un 
familiar; la posesión de un objeto; por defender a otro niño; 
solpes recibidos; diferencias surgidas en el juego; el placer de 
pelear. De los 445 niños, el 22 1/5% ha peleado por injurias re- 
cibidas, siendo la edad de 14 años aquella en que mayor número 
ha peleado por este motivo, pues de los 27 que han combatido, 9 
lo han hecho por dicha causa; o sea el 33 1|3%. 

De las otras edades, la de 10 años es la que alcanza mayor cifra, 
pues el 24 3[4% ha peleado por injurias recibidas. 

Los insultos a un familiar arrojan un 8% del total, y encontra- 
mos que a los 11 años es cuando mayor número ha peleado, pues 
tenemos que lo ha realizado el 14 1|5%. A los 13 años, el 12 1/5 
ha emprendido la pelea por este motivo. 

Las riñas por la posesión de un objeto van disminuyendo a me- 
dida que avanza la edad. Tenemos a los 9 años el mayor número, 
que asciende a 31 23%. A los catorce sólo llega a 11 3/10%, El 
tanto por ciento total es de 151%. 

Las luchas emprendidas por defender a otros niños van aumen- 
tando según el sujeto avanza en edad. Alcanzan su máximum a 
los 13, pues a los 14 se observa un pequeño descenso. En las eda- 
des comprendidas entre los 9 y los 13 años, sólo alcanzan un 3%. 
A los 13 años el percentaje se eleva hasta alcanzar un 14 1/[5. Res- 
pecto a las luchas motivadas por golpes recibidos, los niños de 10 
años son los que las emprenden con mayor frecuencia. De 81 ni- 
ños, han peleado por este motivo 24, o sea el 29 35%. En las 
otras edades, el tanto por ciento oscila entre 23 y 17, siendo el ma- 
yor 2515. 

El 7 215% de los niños ha peleado por causa del juego, y esto 
acontece en mayor grado a medida que aumenta la edad del niño. 
A los nueve años sólo ha peleado el 31%; a los 10 el 4%, cifra igual 


Cira Poliedo y Alemán: El instinto de combate. 99 


a la de 11; a los 12 ya sube a un 8 3,10%; a los 13 llega hasta el 
17 1110%, y a los catorce desciende a 14%. 

Todo esto demuestra que el niño, a medida que va creciendo, 
sabe observar las reglas del juego, las cuales considera como es- 
tablecidas socialmente, y parecidas a las que él más tarde encon- 
trará en el curso de su vida. 

También se observan las primeras manifestaciones del espíri- 
tu de independencia anárquica y las cualidades de iniciativa del 
Jefe, así como la sumisión dócil a la autoridad. 

Aquellas riñas que han sido efectuadas por el solo placer de lu- 
char, arrojan un 15% del total. A los 12 años se eleva al máxi- 
mum, que es el 252%; después le sigue la edad de 11 años, en que 
encontramos un 2227; a los 13 años tenemos el 15 7/10%, y a los 
14 sólo han peleado por este motivo el 3 7/10%, 

Estas peleas van desapareciendo econ la edad, debido a que el 
instinto bruto se va modificando a medida que el niño se pone en 
contacto con las reglas sociales y aprecia gradualmente el valor 
de ellas. 

El niño pequeño experimenta un gran placer en lanzar piedras, 
en blandir un palo, en mover sus miembros vigorosamente; por 
esto emprende la lucha que da satisfacción a este deseo. Junta- 
mente con este goce de la acción que corona todo despliegue de 
energías físicas, el niño experimenta otro, de carácter espiritual, 
o sea el de mostrar su fuerza. 

Podemos resumir lo anteriormente expuesto diciendo que el 
mayor número de peleas ha tenido por móvil los golpes recibi- 
dos. Ellas constituyen un 25% del total. El segundo lugar lo 
ocupan las luchas por injurias recibidas, que son un 221%. Las 
peleas por la posesión de un objeto alcanzan un 151%; les siguen 
las riñas que tienen por motivo el placer de pelear. Aquellas que 
han sido motivadas por insultos a un familiar, sólo dan el 8%; por 
el juego tenemos el 72%, y las originadas por un motivo noble y 
eeneroso, cual es la defensa de otro niño, sólo se encuentran en 
los mayores, en quienes ya comienzan a manifestarse los senti- 
mientos nobles y generosos. 


¿Qué edad tenías entonces? 


Los niños comienzan a pelear desde muy temprano; aun no 
han traspasado bien los límites de la primera niñez; cuando ya 


100 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


riñen. En nuestras investigaciones hemos encontrado que a los 
5 años ya han peleado. A los 6 años el 1 1|10% ha combatido; la 
proporeión aumenta con la edad y llega a su máximum a los 10 
años, en que el 271% del total de los niños ha peleado en dicha 
edad. A los nueve años encontramos un 22 7/10%, y a los 11 
años, el 18%, De los 27 niños de 14 años sometidos a la investi- 
gación, sólo 3 relatan peleas ocurridas a esa edad. A los diez 
años es pues, cuando se manifiesta con mayor intensidad el ins- 
tinto de lucha en el niño. 


¿Cómo fué la pelea? 


De todos los medios que el niño utiliza en sus combates, los pu- 
ños son los empleados con mayor frecuencia. De 422 sujetos, 207, 
o sea el 49% se ha servido de los puños en sus riñas. A los 13 
años es cuando el uso de los puños llega al máximum. En este 
particular el cambio que se observa es muy notable, pues a los 
nueve años sólo el 321% lucha utilizando sus armas naturales, y 
a los 13 llegan a la cifra de 611% los que las emplean, habiendo 
un pequeño descenso a los 14, en que el 572% se ha servido de ellas. 

Las peleas en que los contendientes lanzan piedras alcanzan su 
máximum a los nueve años, en que el 371% de los niños ha pelea- 
do de este modo. Según va aumentando la edad, disminuye esta 
clase de riñes, hasta los 14 años en que sólo el 113 utiliza tales 
armas. El tanto por ciento del total de las luchas es de 15 1/10. 
Se explica que los niños de menor edad empleen las piedras como 
armas, porque están constantemente lanzando objetos al suelo, y 
esta habilidad la ponen más tarde al servicio del instinto de com- 
bate. 

Las luchas cuerpo a cuerpo aleanzan su máximum a los once 
años, edad en que el 24 710% de los niños pelea de este modo. A 
los nueve años sólo hay 172%, y a los diez el 13 7|10%. 

Ha reñido de palabras el 92% de los niños observados. A los 
doce años alcanza su máximum esta forma de lucha, pues en 101 
niños hemos encontrado 13 casos. A los nueve años sólo el 5 3/10% 
ha llevado a cabo sus peleas de este modo. 

Las peleas en que las armas son los palos, sogas u otros objetos, 
constituyen un escaso número, el 5 9/10%. De todas las edades, la 
de los 10 años es la que ofrece mayor número de riñas de esta cla- 
se. A los tres años sólo hay un ejemplo de ellas. Un sólo niño de 


Cira Poiledo y Alemán: El instinto de combate. 101 


trece años, entre todos los observados, ha utilizado como arma para 
la pelea las patadas. 

Según hemos podido observar analizando los datos anteriores, las 
peleas más frecuentes son aquellas que se sirvem de los puños, y 
las edades en que predominan las de trece a catorce años. Mientras 
mayor es la edad del niño, más grande es su preferencia por las 
armas de que lo ha dotado la naturaleza, y mayor orgullo siente 
en emplearlas haciendo alarde de valor. 


¿Presenciaron la riña otros muchachos? 


344 niños declaran en sus respuestas que sus riñas tuvieron 
otros niños por testigos; 93 declaran lo contrario. A los nueve 
años el 692% de las riñas fué presenciada por otros niños. A los 
diez, el 68 3|10%; a los 11 años, el 82%. El máximum se alcanza 
a los doce años, en que el 891% de las riñas se efectuaron ante es- 
pectadores infantiles. Como podemos ver, la existencia del espí- 
mtu de espectador se pone aquí de manifiesto. 


¿Qué hicieron esos niños durante la pelea? 


Los niños observan una conducta muy variable en presencia de 
una ña. El 15 1/10% se ha limitado a mirar desarrollarse la lu 
cha; el 32 3% ha gritado y reído; el 6 7110 ha tomado parte en 
la pelea; el 25% ha intervenido en la liza para apartar a los com- 
batientes; el 14% ha animado a los adversarios a que prosiguie- 
ran la lucha; el 5% ha huído. El mayor número de los que han 
presenciado la pelea gritan y ríen porque el niño, no sólo siente 
placer en tomar parte en la lucha, sino también en presenciarla. 


¿Cómo terminó la pelea? 


La riña ha terminado por la intervención de otros niños en el 
19% de los casos; en el 26 9/10% han sido los padres, maestros u 
otras personas mayores las que han intervenido; el 43% ha que- 
dado sin reconciliarse; en el 9£% de los casos uno de los niños ha 
dejado de pelear; en el 17% huyó uno de los combatientes; en el 
7 910% la causa de la terminación fueron los golpes recibidos, y 
últimamente, en el 131% quedaron amigos como antes de la lucha. 

Una de las causas que hacen que una riña se termine es la in- 


102 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tervención de las personas mayores, padres, maestros o agentes 
de la autoridad, quienes persiguen tenazmente las riñas infanti- 
les y buscan todos los medios de impedírselas o de terminarlas. 
Un crecido número de peleas ha terminado también por la inter- 
vención de otros niños. Debemos atribuir esto. que a primera vis- 
ta parece contradecir lo afirmado anteriormente sobre el placer 
que el niño siente al contemplar la lucha de otros, a que sus senti- 
mientos generosos lo hacen intervenir en el momento en que exis- 


te riesgo de peligro para la vida de uno de los adversarios. 


¿Hiciste después las paces con tu contrario? 


El total de los niños que han hecho las paces es 305. No la han 
hecho 141 niños, o sea el 31 7/10%. La edad en que mayor núme- 
ro ha hecho las paces es la de 14 años, donde de los 27 niños ob- 
servados, se han reconciliado 21, o sea el 77 7/9%,. La proporción 
va disminuyendo con la edad, y a los 9 años Jlega al 63 3/10%. Es- 
to prueba que los niños, al emprender la lucha, no abrigan senti- 
mientos hostiles hacia sus contrarios. Estos sentimientos podrán 
ser suscitados por la lucha, pero no son causa inicial de la misma. 


¿Cómo se hicieron las paces? 


El 48 3110% de los niños responde que han hecho las paces ha- 
blándose como antes de pelear. El 20 3110% las ha hecho abrazán- 
dose y dándose las manos. Fl juego también ha servido de medio 
para hacer las paces. habiéndola hecho en él un 16%; pero aquí 
debemos advertir que el número disminuye según va aumentando 
la edad. El máximum se alcanza a los 9 años con el 26 3|10%, y 
a los catorce desciende al 91%. 

En el 5 3110% de los casos ha intervenido alguna persona ma- 
yor para hacer la reconciliación. El mayor número lo encontra- 
mos a los catorce años, donde alcanza el 141%, 

Mediante la intervención de otros niños la ha hecho el 10%, y la 
edad en que es mayor el número de reconciliaciones obtenidas de 
este modo, es a los catorce años. 

Casi la mitad de los que han reñido se habla como antes del com- 
bate: sin contar con que un 20%, al hacer las paces, demuestra 
quererse como antes. Puede afirmarse, por consiguiente, que en 
la mavoría de los casos el niño pelea sin motivo aleuno, sólo por 
el placer que halla en la lucha. 


Cira Polledo y Alemán: El instinto de combate. 103 


¿Has tomado alguna vez parte en una riña entre varios muchachos? 


Nuestra investigación no nos ofrece riñas entre dos grupos or- 
ganizados. En esta ciudad no existen actualmente pandillas de 
muchachos. Hace años existían algunas conocidas con el nombre 
de ““guerrillas'”. La causa de su desaparición la atribuímos en 
parte al cinematógrafo. Las horas en que solían reunirse esas 
guerrillas eran las últimas de la tarde, horas en que comienzan, 
en los cinematógrafos, las tituladas “tandas infantiles”, a las cua- 
les acuden numerosos muchachos. 

De los 462 niños interrogados, sólo 170 han peleado con varios 
muchachos, siendo el grupo pequeño: nunca pasan de 5 ó 6. Es- 
tas peleas en grupos van aumentando con la edad, alcanzando su 
máximum a los 13 años; a los catorce se advierte un descenso, lle- 
gándose a la misma cifra que a los nueve años, el 32%. 


Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, cuenta cómo ocu- 
rrió la pelea. 


Las peleas con piedras constituyen el 162% del total. Los ni- 
ños de 9 años son los que más pelean así, pues de 20 niños que han 
reñido 5 lo han hecho de este modo. 

Existe un 17 7/110% de los niños que explica el motivo por el 
cual emprendieron la lucha. Encontramos en cuatro edades, las de 
los 9, 10, 11 y 12 años, que la riña surgió del juego, no sucediendo 
esto en las otras dos edades restantes. 

Las luchas con motivo de ofensas inferidas por un grupo contra- 
rio son las más numerosas, pues aleanzan un 28£%, También ocu- 
rren muchas riñas que han sido motivadas por el propósito de de- 
fender a un niño maltratado por el grupo. Esta causa es más fre- 
cuente a los catorce años, en que el 442% de las luchas efectuadas 
ha tenido ese origen. 

Estas riñas entre varios nos confirman una vez más en lo que he- 
mos dicho con respecto a los medios empleados en la lucha y los 
motivos que la originan. 

A continuación transeribimos algunos cuestionarios con las res- 
puestas de los niños, a fin de ilustrar nuestro trabajo: 

1.—¡¿ Has peleado aleuna vez? Sí señor... 

22 —(Cuál fué el motivo de la pelea? Me empezaron a poner 
nombretes y yo le puse a él, después... 


104 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


3.—Qué edad tenías entonces? 6 años... 
4% —¿Cómo fué la pelea? A trompadas... 
5 —Presenciaron la riña otros muchachos? Sí, señor... 
6” .—¿Qué hicieron esos niños durante la pelea? Embuyándonos.. 
7% —¡Cómo terminó la pelea? Desapartándonos... 

8”. —Hiciste después las paces con tu contrario? Sí... 

92 —¡ Cómo se hicieron las paces? PDándonos la mano... 

10.—;¿ Has tomado alguna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? Sí.. 

11.—Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, cuenta 
cómo ocurrió la pelea. Empezó por un abuso y yo lo fuí a desa- 
partar y me cayó a mí a trompadas y yo le dí también... 

Inicial del nombre y apellido. V. G y M... 

Edad. 9 años... 


19.—Has peleado alguna vez? Sí, señor... 

22 —¡ Cuál fué el motivo de la pelea? Que el muchacho me di- 
jo palabras sucias... 

32. —¡ Qué edad tenías entónces? Tenía 9 años... 

42 —¡ Cómo fué la pelea? A puñetazos... 

5 —¡Presenciaron la riña otros muchachos? Sí, señor... 

6 —¿Qué hicieron esos niños durante la pelea? Estaban gri- 
tando para entusiasmarnos a nosotros dos... 

7%. —¡ Cómo terminó la pelea? Que el otro muchacho salió llo- 
rando... 

8” .—¡ Hiciste después las paces con tu contrario? No, señor... 

9 —¿Cómo se hicieron las paces?... 

10.—¡ Has tomado alguna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? Sí, señor... 

11.—Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, cuenta 
cómo ocurrió la pelea. Unos muchachos estaban peleando y me 
dieron entonces yo también les dí a ellos... 

Inicial del nombre y apellido. A. G. L.... 

Edad. 10 años... 


1%.—¿ Has peleado alguna vez? Sí, señor... 

92 —¿Cuál fué el motivo de la pelea? El motivo de la pelea 
fué unos motes que me pusieron... 

3. —¿Qué edad tenías entonces? 11 años... 


Cira Polledo y Alemán: El instinto de combate. 105 


40 —¡ Cómo fué la pelea? La pelea fué corta pues cogió mu- 
chos libretazos... 

9 —¡Presenciaron la riña otros muchachos? Sí, señor... 

6.—¿Qué hicieron esos niños durante la pelea? Nos rodearon 
y nos gritaban... 

72. —¡ Cómo terminó la pelea? Con el triunfo mío. 

8.—¡ Hiciste después las paces con tu contrario? Sí, señor... 

9% —¡ Cómo se hicieron las paces? Las paces se hicieron lar- 
vas hasta la fecha... 

10.—; Has tomado alguna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? No, señor... 

11.—$Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, cuenta 
cómo ocurrió la pelea... 


Inicial del nombre y apellido. C. Z. M. 
Edad. 11 años... 


1”.—¡¿ Has peleado alguna vez? Sí, señor... 

2. —¿ Cuál fué el motivo de la pelea? Fl motivo fué porque yo 
estaba jugando a las bolas con mi amigo y vino otro niño y empe- 
zó a coger las bolas... 

3.—¿Qué edad tenías entonces? Nueve años... 

4% —¿ Cómo fué la pelea? Pues la pelea fué de palabra... 

5 —¡¿Presenciaron la riña otros muchachos? Sí, señor... 

6.—¡ Qué hicieron esos niños durante la pelea? Unos se reían 
otros echaban a pelear, pero Bruno y su amiguito nos desaparta- 
O 

7%. — ¿Cómo terminó la pelea? Porque Bruno y su amigo nos 
desapartaron... 

8 —Hiciste después las paces con tu contrario? Sí, señor... 

9 —¡¿Cómo se hicieron las paces? Pues cuando íbamos para 
el teatro nos hicimos nuevamente amigos... 

10.—; Has tomado aleuna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? Sí, señor... 

11.—Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, enenta 
cómo ocurrió la pelea. Tirándonos piedras con flechas, eon ondas, 
pero duró poco rato la riña porque vino un policía y nos desapar- 
tó y otros salieran huyendo... 


Inicial del nombre y apellido. EL. R... 
Edad. 12 años.... 


106 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


17 —¡ Has peleado alguna vez? Sí, señor.. 

29 —¡ Cuál fué el motivo de la pelea? Fué porque le estaban 
dando a mi hermano y yo lo fuí a defender por el cual me dieron 
una pedrada en la cabeza. 

32 —¿Qué edad tenías entónces? Tenía doce años... 

4” —¿ Cómo fué la pelea? Fué cuando yo estaba peleando, otro 
muchacho el cual era de la riña también y me dió una pedrada... 
5 —i¡ Presenciaron la riña otros muchachos? No, señor... 

6.—¡ Qué hicieron esos niños durante la pelea?... 

7 .—¡Cómo terminó la pelea? Que un amigo me desapartó y 
me dijo que no peleara más... 

8. —Hiciste después las paces con tu contrario? Sí, señor... 

9% —¡¿Cómo se hicieron las paces? Dándonos las manos... 

10.—¡ Has tomado alguna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? Sí, señor... 

11.—Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, cuenta 
cómo oeurrió la pelea. La pelea ocurrió que estando peleando 
un amigo mío fuí a defenderlo y me cayeron a golpes el cual a re- 
sulta de los volpes estuve enfermo... 

Inicial del nombre y apellido. J. B.. 

Edad. 13 años... 


19.—¿ Has peleado aleuna vez? Sí, señor... 

22 —j¿ Cuál fué el motivo de la pelea? Estando jugando a la 
pelota vino un condiseípulo y se metió, yo como es natural lo re- 
querí y sin más nada me pegó y yo a él... 

3. — ¡Qué edad tenías entonces? 10 años. 

4 —¡Cómo fué la pelea? Pues nos dimos de bofetadas hasta 
que nos desapartaron... 

5 —¡Presenciaron la riña otros muchachos? Sí, señor... 

6 —¡Qué hicieron esos niños durante la pelea? Pues gritar 
y desapartar a los combatientes... 

7 .—¿Cómo terminó la pelea? Un señor que iba por una ca- 
Mejuela próxima, nos desapartó... 

8. —¡ Hiciste después las paces con tu contrario? Sí... 

9 —¡Cómo se hicieron las paces? Dándonos un apretón de 
manos... 

10.—¡ Mas tomado alguna vez parte en una riña entre varios 
muchachos? Sí... 

11.—Si tomaste parte en una riña con otros muchachos, cuenta 


Cira Poliedo y Alemán: El instinto de combate. 107 


cómo ocurrió la pelea. Yendo yo para el parque ví varios niños 
jugando a la pelota y quise juear pero no me dejaron y me me- 
tí en el grupo y los otros viéndome me emprendieron a pedradas. 
Inicial del nombre y apellido. J. F. B... 
Edad. 14 años... 


PROCEDIMIENTOS QUE DEBEN UTILIZARSE EN LA 
EDUCACION DEL INSTINTO DE COMBATE EN EL NIÑO 


Hemos podido observar por los datos que nos Suministra nuestra 
investigación, que el instinto de combate se manifiesta casi en la 
totalidad de los individuos observados, desde la más tierna edad, 
y que aleanza su mayor desarrollo a los 10 años. En presencia 
de este impulso tan arraigado en la naturaleza humana y que se 
manifiesta de un modo tan vigoroso, ¿cuál ha de ser la función 
de la educación ? 

Cuando se manifiesta en el niño, ¿el educador debe tratarlo cual 
si fuesen restos atávicos de actividades que tuvieron una signifi- 
cación en tiempos ya remotos, pero que en nuestra civilización no 
desempeñan papel alguno, o debe, por el contrario, tratar de en- 
cauzarlo hacia fines nobles y elevados? 

Gran número de educadores y psicólogos ha dedicado mucha 
atención a este instinto, así como a la emoción que lo acompaña. 
Vamos a considerar aleunas de las opiniones más valiosas. 

Stanley Hall, en su libro “The Educational Problems””, se ex- 
presa del siguiente modo: 

““Al estudiar las riñas infantiles he llegado a la conclusión de 
que la interpretación que corrientemente se hace del eristianismo 
está bien lejos de convenir en ciertos puntos con el carácter de la 
época en que vivimos”?. 

““Por eso pienso que al formular los códigos: e ideales por los 
cuales se ha de regir la juventud, al mismo tiempo que reconoz- 
camos la amistad como ideal supremo, no debemos exeluir por 
completo la justa cólera y el espíritu de lucha, sino que. por el 
contrario, debemos cultivarlo en su tiempo oportuno””. 

“El niño que no pueda o no quiera pelear cuando se le presen- 
te la ocasión, es sencillamente un cobarde o un tonto. El mu- 
chacho necesita adquirir alguna experiencia acerca de la lucha pa- 
ra poder madurar y endurecer su contextura moral?””. 

“El que recibe con resignación una bofetada o un insulto in- 


108 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


merecido, da con ello pruebas de que carece de virilidad. ¿Qué 
pensaría de su acompañante una madre o una maestra que cons- 
tantemente trate de destruir el espíritu batallador del niño, si 
éste no pudiera o no quisiera defenderla de un insulto o agresión ? 

““El mundo admira a los grandes luchadores, y los hombres eul- 
tos se agrupan para contemplar encuentros de pugilistas. El es- 
pectáculo de dos niños con los dientes apretados, los puños cerra- 
dos y los ojos centelleantes, dándose golpes uno a otro, no es edi- 
ficante para las damas, pero sí para las multitudes que con el sólo 
propósito de ver cuál es el que vence, muy amenudo desean contem- 
plar la pelea y hasta proporcionar a los niños la ocasión de reñir. 

“En esta lucha sólo intervendrá aleún miembro de una secta 
religiosa o bien aleún amigo del niño más débil que teme por éste. 
Los dos rivales necesitan esta experiencia, para cuando llegue el 
momento en que sean golpeados o tengan que golpear. 

““En mi época, tanto en los internados como en los externados 
de Inglaterra, estas batallas eran muy corrientes, y puedo asegu- 
rar que una de las mejores experieneias morales de mi vida la tu- 
ve un día en que fuí despiadadamente azotado por un niño ejem- 
plar, a causa de una falta que cometí””. 


“Si mientras reñíamos el profesor nos hubiese separado, al eje- 
cutar este acto habría impedido que nosotros experimentásemos 
un placer y nos habría privado de la adquisición de una gran ex- 
periencia””. 

““Por esta razón opino que deben pelear así los niños buenos co- 
mo los camorristas, siempre que obtengan algún provecho moral 


e) 


con sus peleas””. 


De las anteriores líneas inferimos que Stanley Hall considera 
las luchas como uno de los factores necesarios para la educación 
moral, y que por esto las preconiza. 

Bereson escribe: “Ninguna sociedad puede alcanzar la civi- 
lización sino mediante aquellos de sus miembros en quienes exista 
una organización nerviosa capaz de producir el sentimiento de la 
cólera y de hostilidad contra los criminales, y esta organización 
física es el fundamento de lo que podemos llamar el código moral ””. 

Richardson, en su Psicología y Pedagogía de la Cólera, se expre- 
sa del siguiente modo: “Un enfado saludable es a veces excelente, 
y debe conservarse vivo. Cuando realiza su obra la emoción no debe 
extinguirse a costa del esfuerzo real. Dede procurarse siempre que 


Cira Polledo y Alemán: El instinto de combate. 109 


un resíduo de ella permanezca latente en la obscuridad para cuan- 
do sea necesario””. 

“Una pedagogía demasiado suave, que trate de cicatrizar muy 
pronto las injurias inferidas a la propia estimación, tiene sus des- 
ventajas. AÁ veces se suele cortar por medio de estímulos artifi- 
ciales una saludable reacción de enfado, que más tarde puede serle 
necesaria??. 

“Del gran artista Miguel Angel se cuenta que produjo sus más 
geniales obras cuando se hallaba en un estado de gran irritabilidad. 
La masa humana es por naturaleza perezosa y necesita un vigoroso 
resentimiento como estimulante. Si las cireunstancias que rodean 
al hombre son suaves y fáciles, lo mejor que existe en el hombre 
permanecerá dormido; no hay ninguna naturaleza, por fuerte que 
sea, que pueda resistir a un tónico tan vigoroso como la cólera?”. 

““A infinidad de inteligencias bien dispuestas les ha faltado el 
eran poder del enojo necesario para producir su obra. El niño 
que no posea la facultad de encolerizarse, debe enseñársele a ha- 
cerlo por cualquier medio””. 

““La cólera, o más bien, las mejores potencialidades de la cóle- 
ra, tanto en el maestro como en el discípulo, se usan en la ense- 
ñanza eomo medio impulsivo. Una buena parte del oficio del 
maestro está constituída por la destreza en el uso directo de esta 
emoción ””. 

““El estudiante que no se encoleriza cuando se le provoca, no po- 
see el sentimiento de la propia dignidad, ni inelinación a las proe- 
zas, ni verdadero sentido de la equidad””. 

““Cualquier ejercicio que exeite el instinto de lucha, si es eje- 
cutado debidamente, encierra una buena enseñanza para los sen- 
timientos””. 

Pierre Bovet opina que la educación del instinto de combate 
tiene que resolver tres problemas bien definidos. El primero se 
relaciona con la educación moral, y su objeto es averiguar lo si- 
guiente: puesto que el instinto de combate existe en el hombre y 
es susceptible de manifestarse de modos bien diversos, ¿cómo po- 
dremos lograr que se traduzca en actos que, en vez de ser per;ju- 
diciales a otros individuos, por el contrario les sean útiles? Es 
decir, ¿qué hacerse para utilizar el instinto de combate en prove- 
cho de todos? ¿Cómo debemos proceder para que el instinto de 
combate se sublime ? 

El segundo problema que Bovet presenta tiene un carácter es- 


110 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


pecial. Este problema trata de la educación militar. El Es- 
tado aún uo ha sublimado totalmente su instinto de combate. Aun 
lucha a mano armada con sus vecinos. Lil estado tiene interés en 
que sus miembros no platonicen ni desvíen completamente dicho 
instinto, sino que lo canalicen y eduquen en beneficio de la comu- 
nidad. Su preocupación constante es que el individuo utilice su 
instinto de combate para los fines de la combatividad colectiva. 

Kn ciertos pueblos la idea de la combatividad domina de tal 
modo que el problema de la educación cívica se reduce completa- 
mente al de la educación militar. Otras veces, en cambio, la ¡dea 
de la guerra está tan remota, que se confunden la educación y la 
moral. 

El tercer problema se deriva del ideal de formar una Liga de las 
Naciones, en la que el instinto de combate de cada una de las ceo- 
lectividades sea utilizado en procurar el bien a todos. Este pro- 
blema es el de la educación pacífica, y se puede formular de la si- 
guiente manera : ¿Qué debemos hacer para lograr la sublimación eo- 
lectiva? Para cada uno de estos problemas Bovet propone solu- 
ciones, mediante métodos cuidadosamente combinados. Para la 
educación moral nos da las siguientes reglas: 

“El educador tiene a su disposición un medio poderoso para ca- 
nalizar el instinto de combate. Este medio no es otro que los jue- 
sos reglamentados. Existe una gran semejanza entre las consig- 
nas morales y los juegos reglamentados, sobre todo en la manera 
en que el individuo las observa. Hl maestro debe infiltrar al ni- 
ño la máxima de que es siempre vergonzoso pelear con otro niño 
más débil, y esto hará que disminuyan notablemente las ocasiones 
de las riñas. 

El profesor, no sólo debe canalizar el instinto de combate por 
medio de órdenes de carácter restrictivo, sino que debe educar la 
lucha dándole un sentido altruista o ideal. Digámosle al niño: 
Debes pelear, pues es bello el no temerles a los golpes, pero no lu- 
ches jamás sino para defenderle o defender a otro. Esta táctica 
es de un gran efecto moral ””. 

Veamos en qué consiste la semejanza que Bovet encuentra entre 
los juegos reglamentados y las consignas morales. En todo juego 
reglamentado cada uno de los que toman parte en él se somete a 
las consignas precisas, que son órdenes o prohibiciones formuladas 
en imperativos categóricos y universales. Estas consignas, para 
ser aceptadas, suponen que aquel que las ha dado o las transmite 


Cira Polledo y Alemán: El instinto de combate. 111 


tiene a los ojos del que las recibe un prestigio sus generis. Existe 
de uno a otro una relación especial de orden afectivo de las que 
pueden formar parte el temor, la admiración y el afecto. 

Estas consignas, ya sean grandes o pequeñas, dan origen a un 
sentimiento muy importante para el educador. Tal es el senti- 
miento del deber. En aquel que las haya aceptado una sola vez, 
- nacerán sentimientos morales diversos, (escrúpulos, remordimien- 
tos, buen proceder, ete.) los cuales acompañarán los actos que rea- 
lice obedeciendo a la idea de la consigna. 

En virtud del sentimiento que originan los juegos reglamen- 
tados Bovet aconseja al educador su empleo como medio educa- 
tivo. 

Las reglas que Bovet da para el segundo problema son algo 
complicadas, pues aquí se trata de educar al niño para la guerra. 
Aconseja dicho autor que no se agote completamente el instinto 
de combate, sino que sea estimulado, colocándolo bajo la estrecha 
dependencia de la voluntad colectiva. 

El individuo debe hallarse en condiciones de pelear, y debe tam- 
bién poseer el gusto del combate; pero no debe ceder a este gusto 
sino en beneficio de la colectividad y siguiendo la voluntad ex- 
presa de la misma. 

En vista de esto, en todo programa de educación militar, para- 
lelamente a la instrucción propiamente dicha, que varía a través 
de los años, como ha variado la guerra en sí misma, dos tareas son 
esenciales: la de estimular y la de canalizar. 

El comienzo de la educación militar consiste en entrenar más 
o menos sistemáticamente al individuo en aquellos gestos instin- 
tivos que hacen surgir la lucha. Se trata de acrecentar las fuerzas 
del sujeto, es decir, de hacerlo apto para que pueda luchar. 

Al prineipio no se trata sino de un ejercicio de educación fi- 
sica. La educación física, no sólo da la fuerza muscular necesa- 
ria, sino que desarrolla otra fuerza indispensable, la de resisten- 
cia, que en gran parte es fuerza nerviosa, energía voluntaria. 
También ella contribuye a hacer más valeroso al individuo. Pe- 
ro la educación física no es más que una parte de la educación mi- 
litar. No se trata solamente de estimular el instinto de lucha; 
hay aún que hacer más, hay que combinarlo, ligarlo con otras ten- 
dencias que son completamente diferentes, las tendencias socia- 
les. Esta parte de la educación militar que trata de inculcar al 
soldado la obediencia absoluta, para poner sus instintos, sus de- 


Ta Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


seos, su voluntad bajo la dependencia de la colectividad, de la 
cual él ha de ser un instrumento dócil, ha llegado a ser poco a po- 
co más importante. 

El jefe, no sólo dispone de medios exteriores, como prohibicio- 
nes, castigos y recompensas, sino que puede hacer un llamamien- 
to a la reflexión, al razonamiento, haciendo los resultados que se 
obtienen de la perfecta cooperación de todos. 

Al lado de la educación física y del entrenamiento de la obe- 
diencia se encuentra la instrucción técnica. Si por razones polí- 
ticas, hay que dar a la juventud una preparación militar, ésta se 
debe hacer con toda la seriedad que exige una enseñanza propia- 
mente dicha, sin desencadenar instintos atávicos y salvajes, sin 
especular con la falta de madurez de los juicios de la juventud. 

Conviene insistir, por el contrario, sobre la eravedad terrible 
de una decisión confiada a las armas. 

El último problema consiste en hallar el medio de educar al ni- 
ño, no con relación al medio que lo rodea, sino en vista de una so- 
ciedad ideal, futura, cuya realización es de esperarse que la lleven 
a cabo las nuevas generaciones. 

El verdadero método, según Bovet, no puede ser más que un mé- 
todo de derivación. que reconozca, no solamente lo que tiene de 
universal y permanente el instinto de combate en la especie hu- 
mana, sino algo más, lo que tiene de grande, de bello y de fe- 
cundo. 

La educación dominada por el ideal de la paz entre todos los 
Estados, no es otra cosa que la educación moral, cívica y humana 
del individuo completo. No hay necesidad de buscar procedi- 
mientos nuevos para la realización de este ideal: basta seguir con 
más resolución la vía que trazan las grandes leyes del desenvol- 
vimiento espiritual de la humanidad. 

De las reglas que Bovet señala para la realización de los idea- 
les que se desprenden de esas tres educaciones distintas señaladas 
por él, para nosotros, sólo tiene verdadero interés la que formula 
para la educación moral y la educación pacífica. 

Por razones políticas y geográficas, el problema de la educación 
militar de los jóvenes no nos preocupa por ahora. 

Después de tan autorizadas y sabias reglas para la educación 
del instinto objeto de nuestro estudio, nada nos queda que agregar, 
Sólo unas cuantas líneas añadiré a lo anteriormente expuesto. 

El educador, teniendo en cuenta que el instinto de combate, eo- 


Cira Polledo y Alemán: El instinto de combate. 113 


mo todos los otros instintos primitivos, es fuente de energías psí- 
quicas a veces peligrosas, no debe desencadenarlas bajo sus for- 
mas primitivas, sino ennoblecerlas, aumentando sus buenas cua- 
lidades y aprovechando el elemento de vida espiritual que con- 
tienen. 


La inmensa variedad de juegos de competencia y los sports, le 
ofrecen un vasto campo de sublimación y purificación al instinto 
de combate, sin que por eso sea necesario desterrar la lucha en el 
sentido propio del término. 

Siendo la rivalidad a la par que la imitación uno de los princi- 
pales sorteos que hacen avanzar la civilización, así como el espí- 
ritu de oposición unida al instinto de combate; el educador debe 
aprovechar la rivalidad, no con fines disciplinarios, sino con fines 
instructivos y darle oportunidad para que se desarrolle en su más 
amplia y acabada esfera de acción: el deseo de superioridad. Es 
noble y honrada la lucha cuando se hace con fines elevados y por 
causas justas y dignas. Se debe luchar por el ideal de la justicia, 
de la verdad, por la familia, la patria, la humanidad. Hay en to- 
da alma un instinto de grandeza, pero hay también una propen- 
sión íntima a la abdicación y a la inercia. 

El individuo que no luche caerá fatalmente en el segundo de 
estos estados y será una nulidad como hombre. En cambio aque- 
llos que con más vigor y tenacidad combaten por la vida, movi- 
dos por aspiraciones elevadas, al mejorar su eondición personal, 
contribuirán también al mejoramiento de la colectividad. 


BIBLIOGRAFIA 

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wich € York, Baltimore. 


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APUNTES 


SOBRE ALGUNOS CENTROS DE INSTRUCCION SUPERIOR 
DE 
AMERICA Y EUROPA (1) 
POR EL 


Ingo. SR. CARLOS THEYE 


Profesor de Química 


ESTADOS UNIDOS 


JOHNS HOPKINS UNIVERSITY, ESCUELA DE MEDICI 
NA.—Esta Escuela de Medicina, apesar de ser un departamento 
de la Universidad, está situada frente al Johns Hopkins Hospi- 
tal para beneficio de los estudiantes. La Universidad se halla al 
otro extremo de la población; ambos centros de educación y las 
otras Escuelas de Medicina y de instrucción general que posee 
Baltimore justifican la fama de gran centro de educación que se 
le reconoce a la capital de Maryland. 

Haciendo únicamente mención de la Escuela de Medicina del 
Johns Hopkins University, por ser la mayor de la ciudad y qui- 
zás de los Estados Unidos, diré brevemente la forma de enseñan- 
za que allí se sigue, haciendo especial referencia a la de la Quí- 
mica. 

No hay examen de entrada; pero sólo se admiten 75 estudian- 
tes los cuales deben venir de la Universidad con buena califica- 
ción; la fama de esta escuela se demuestra por el hecho de que 
el número de solicitudes para el inereso es generalmente de 200; 
como se ve hay pues una verdadera selección, y esto explica que 
sólo el 10% de esos 75 salen sin el diploma; lo cual es una jJusti- 
ficación del elevado concepto profesional de esos graduados. 


(1) Informe presentado al Sr. Rector de la Universidad en cumplimien- 
to de un precepto de los Estatutos vigentes. 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 121 


Las materias exigidas para el ingreso en la Escuela se estu- 
dian en la Universidad y ellas son: biología, química, física, 
francés y alemán y también algo de latín, repartidas en el mo- 
do siguiente: 

Biología; un año con tres conferencias semanales y 180 horas 
de trabajo de laboratorio, siendo la mitad dedicada a botánica, 
anatomía comparada y embriología o zoología; 

Química; por lo menos 2 años con 90 horas de conferencia y 
150 del laboratorio para la química inorgánica, y 60 horas de 
conferencia y 120 de laboratorio para la química orgánica. Las 
autoridades de la escuela han considerado esta preparación de 
química como insuficiente, por lo que el Profesor de Química de 
la Universidad Mr. Gilpin ha conseguido que para el curso que 
comience en Octubre de 1923 se exijan tres años de preparación 
de química, incluyendo por lo menos 240 horas de explicaciones 
y 500 de laboratorio con aleunas lecciones de físico-química y 
un año de prácticas de análisis cuantitativo; 

Física; se exige 120 horas de clase y 90 de prácticas.—El cos- 
to de matrícula es de 300 pesos al año. 

El laboratorio de química inorgánica, orgánica y analítica 
se halla en la Universidad bajo la dirección del Profesor Gilpin 
que se inspira para la química inorgánica en el libro de Mec. 
Pherson y para la orgánica en el de Chamberlain. 

Los estudiantes pagan $20 al año por el uso de los laboratorios 
de química, aparte de lo que tenean que pagar por lo que rom- 
pan. 

Dentro de la Escuela se da un curso de un año de química 
fisiológica en un laboratorio muy bien montado a cargo del Pro- 
fesor Walter Jones. 

El Johns Hopkins University es una institución particular; 
pero el Estado la subvenciona con $50.000 anuales para que ad- 
mitan un cierto número de alumnos becados (Free Seholarships). 

De esta relación se deduce que los estudiantes que ingresan en 
la Escuela de Medicina del Johns Hopkins University tienen me- 
jor preparación científica que los que hacen sus estudios en la 
Escuela de Medicina de la Universidad de la Habana. 

PHILADELPHIA COLLEGE OF PHARMACY AND SCIEN- 
CE.—Esta Escuela de Farmacia, de eran nombradía en los Es- 
tados Unidos, tiene cerca de cien años de existencia; hace algo 
más de 30 años se ampliaron sus estudios, creándose Cursos espe- 


122 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


ciales de ciencia aplicada en las ramas de química, bacteriolo- 
gía, mieroscopía y fisiología. 

El Colegio se halla actualmente bajo la dirección de su Deca- 
no el Profesor Charles Lawall y de los Profesores Julius Stur- 
mer, Decano de Ciencia y Frank Moerk Director de las enseñan- 
zas de química aplicada. El personal facultativo lo componen 
10 profesores, 14 instructores y 5 encargados de conferencia. 


El Colegio posee 3 grandes aulas en forma de anfiteatro muy 
pendiente, capaces cada uno para más de 300 alumnos, y 5 la- 
boratorios de química, farmacia, botánica y farmacografía, 
bacteriología y ciencias aplicadas; también un buen museo y 
una biblioteca de más de 13,000 volúmenes. 


Condiciones para el ingreso.—Hasta ahora han bastado 3 años 
de estudio en High School; pero desde el curso del año próximo 
1923 se requerirán 4 años; es decir que tienden como en la Es- 
cuela de Medicina de Johns Hopkins a ser más exigentes para el 
ingreso, a fin de hacer más eficientes los estudios dentro de la 
Escuela. A falta del certificado que acredite los estudios heehos 
en buenas High Schools, el aspirante a ingreso deberá ser exami- 
nado por el Bureau de Educación Profesional de todas las ma- 
terias que comprenden la segunda enseñanza. 


Diplomas.—Los diplomas que confiere el Colegio como conse- 
cuencia de los estudios de Farmacia son: Graduado en Farma- 
cla (Ph. G.) para el cual se requieren dos años de estudios; Ba- 
chiller en Ciencia de Farmacia y Química (B. Se.) para euyo 
grado se requieren 4 años; Bachiller en Farmacia (Ph. B.) que 
es una continuación del Ph. G. con otro año de estudios; Quími- 
co farmacéutico (Ph. C.) que es también una continuación del 
Ph. G. con un año más de estudios para los que han completado 
4 años en High School; Doctor en Farmacia (Ph. D.) que re- 
quiere dos años de estudio después de haber obtenido el título 
de B. Se. en Farmacia y Química. 

Para la Ciencia aplicada los diplomas que confieren son: 

1 —Con 3 años de estudios completos de química se obtiene 
el título que corresponde a Perito Químico; 

2—Un curso de 240 horas de bacteriología general y aplica- 
da da derecho al título equivalente a Perito bacteriólogo; 

3 —También se obtienen certificados especiales que acredi- 
tan los estudios hechos en microscopía aplicada, en ensayos fi- 


C, Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 123 


siológicos, en química clínica y en farmacografía superior para 
profesores en esa especialidad y para inspectores de drogas. 
Derechos de matrícula.—Varían según el título a que se as- 
pira entre $170 y $200; pagan además $15 como depósito para 
responder a roturas de aparatos en los laboratorios. 
Plan de estudios: Veamos ahora cuales son los estudios ne- 


cesarios para el título que autoriza el ejercicio de la profesión 
que es Ph. G. 


Primer año. 


1”.—Teoría y práctica de farmacia que comprende: pesas, me- 
didas, densidades, evaporación, etc., y preparaciones farmacéu- 
ticas de substancias inorgánicas.—Dos conferencias y una reci- 
ción por semana. 

2% —Farmacia operatoria con 4 horas semanales. 

3 —Química general con 3 horas por semana. Texto “Sadt- 
ler and Coblentz" Pharmaceutical and medical chemistry?” 
als. 

4% —Química farmacéutica con una conferencia por semana; 
comprende la fabricación industrial de los ácidos, álealis y al- 
gunas sales importantes inorgánicas; determinación de la ri- 
queza y de las impurezas de aleunos productos comerciales y 
su purificación.—Texto: U. S. Pharmacopeia IX y el de Sadtler 
y Coblentz. 

5 —Química analítica con una conferencia y 3 horas de la- 
boratorio por semana.—Texto: Moerk's ““Qualitative Chemical 
Analysis ””. 

6% —Botánica farmacéutica con una conferencia y 4 horas de 
laboratorio por semana.—Texto: Youngeken's Pharmaceutical Bo- 
tany. 

7%—Materia médica con 3 conferencias y una recitación, com- 
prendiendo fisiología e higiene en el primer semestre, siendo el 
texto el de Jone Sand Brunee, 4th. edition; y materia médica en 
el segundo semestre siendo el texto Pharmacology and Thera- 
peuties by Wood. 

8% —Latín farmacéutico con una hora de elase por semana, un 
semestre. 

9”.—Aritmética farmacéutica con una hora de clase por se- 
mana; comprende: sistema métrico, sistemas ingleses de pesas y 


) 


124 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


medidas, etc.—Texto: Sturmer's Pharmaceutical and Chemical 
Arithmetic, 4th. Edition. 


Segundo año. 


1” —Teoría y práctica de farmacia con 2 conferencias y una 
recitación por semana.—Texto: Remigton's Practice of Phar- 
macy, 6th. Edition. La farmacia magistral tiene por texto el 
U. $. Dispensatory. 

2”. —Farmacia operatoria con 4 horas de conferencai y labo- 
ratorio por semana; consiste en trabajos prácticos de esteriliza- 
ción, destilación, preparaciones de alcaloides, elucósidos, anti- 
sépticos, ete.; si se presenta la oportunidad hay visitas de fábri- 
cas y de laboratorios.—Texto: Remington's Practice of Pharma- 
ey; U. S. Pharmacopeia. 

3" —Farmacia comercial con una hora y media de clase se- 
manal; comprende: Correspondencia, Seguros; Documentos le- 
gales; ete. 

4% —(Química general con 2 conferencias y una recitación por 
semana; comprende: metales y sus compuestos de mayor interés 
para la farmacia en la primera parte del año. Durante la se- 
gunda se estudian los compuestos orgánicos, su clasificación, pro- 
piedades y estructura molecular.—Texto: Sadtler and Coblentz's 
Pharmaceutical and Medical Chemistry, Vol. 1. 

5.—Química farmacéutica con una conferencia por semana; 
comprende: Fabricación industrial de los productos químicos in- 
orgánicos y orgánicos los más importantes, con especial referen- 
cla a su grado de pureza y determinación de sus impurezas.— 
Textos: U. S. Pharmacopeia 9th. Sadtler and Cobletnz' Pharma- 
ceutical and Medical Chemistry. Vol. 1. 

6% !I—Análisis cuantitativo y ensayos farmacéuticos con una 
hora de conferencia y 3 de laboratorio por semana. Comprende: 
Análisis gravimétrico para ácidos y bases; análisis volumétrico; 
ensayos de drogas, etc.—Textos: Moerk's Quantitative Analysis 
y U. S. Pharmacopeia. 

7%—Materia Médica con 2 conferencias y una clase por sema- 
na.—Textos: El mismo del primer año y además Brundage's 
Toxicology. 

8 —Farmacografía con 4 horas de laboratorio por semana.— 
Textos: Youngken' Pharmacognosy y U. S. Dispensatory. 

9 —Bacteriología e Higiene con una conferencia semanal en 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 125 


un semestre.—Textos: Roddy's Hygiene, Roddy 's Medical Bac- 
teriology; Hiss and Zinsser's Text Book of Bacteriology. 
10”.—Ensayos fisiológicos con una conferencia semanal du- 


rante un semestre.—Texto: Pittenger's ““Biochemic Drue Assay 
Methods””. 


11 —Latín Farmacéutico con una hora de instrucción sema- 
nal durante el año.—Texto: Sturmer's Farmaceutical Latin. 


COLUMBIA UNIVERSITY —Situada en la ciudad de New 
York la Universidad consta del Columbia College cuyos estudios 
conducen al grado de Bachiller en Artes y son preparatorios pa- 
ra las enseñanzas profesionales de Derecho, Medicina, Farmacia, 
Ingeniero en sus diversas ramas y Arquitectura y también 
erados no profesionales de Ciencia política, Filosofía y Ciencia 
pura. 

Las enseñanzas profesionales forman lo que se llama la Fa- 
cultad de Ciencias aplicada para las carreras de ingeniero el- 
vil, ingeniero de minas, ingeniero químico, ingeniero electri- 
eista, ingeniero mecánico e ingeniero industrial. No existe la 
enseñanza privada. 


Inereso.—Son necesarios por lo menos 3 años de estudios en 
un eolegio de reconocida eficiencia, en el cual se havan aproba- 
do las asignaturas de matemáticas, física general, química gene- 
ral con análisis cualitativo y dibujo. Esta enseñanza debe apro- 
ximarse a la que se da en el curso preparatorio de Columbia Co- 
llege. En el caso de no tener una preparación suficiente puede 
solicitarse el seguir los cursos de verano para completar los eo- 
nocimientos necesarios. 

Matrícula.—Además de los $6 pagados por el examen de in- 
ereso, los gastos para la enseñamza y el material de laboratorio 
aleanzan una cifra que oscila entre $350 y $400 al año. Los es- 
tudiantes pueden traer los aparatos que les hagan falta o pueden 
usar los que les preste la Universidad, pero constituyendo depó- 
sitos que varían entre $10 y $40 según la naturaleza del labora- 
torio en que trabajen; y aún a los que traen sus aparatos se les 
exige un depósito de $5 por el uso de los pomos de reactivos, lla- 
ves, ete. 

No se puede estudiar más de una sola carrera a la vez. Hay 
mucha severidad para las faltas de asistencia, por las cuales 
puede el alumno ser impedido de ser examinado. 


126 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Calificaciones en los exámenes.—Se emplean las letras A, B, 
C, D, F; los que alcanzan las calificaciones A, B, C, (equivalien- 
do C al número 60) están aprobados, y equivalen a nuestras ca- 
- lificaciones de sobresaliente, aprovechado y aprobado. La letra 
D significa deficiente que puede subsanarse por un nuevo exa- 
men en el mes de Septiembre; equivale pues a nuestro suspenso. 
Esa calificación D equivale a 50 en otras Universidades y es lo 
que llaman Condition. La calificación F' equivale a menos de 
50 y es lo que llaman complete failure, ella no permite el nue- 
vo examen de Septiembre a que tienen derecho los que han obte- 
nido D. Esos exámenes de Septiembre devengan un nuevo pa- 
zo de $6 por asignatura. El estudiante que fracasa en el exa- 
men de Septiembre repite la asignatura en el curso siguiente, y 
si por tercera vez es desaprobado en el próximo examen se le 
despide de la Escuela, práctica corriente en las Universidades 
americanas. 

Carreras de Ingeniero.—El programa de estudios del Colum- 
bia College constituye una magnífica preparación para esas ca- 
rreras y está combinado de tal modo que después de los 3 años 
de esa preparación y de un primer año en alguna de las escue- 
las de Ingeniero el alumno tiene derecho al título de Bachiller 
en Artes. 

La química que en Columbia College se enseña para ingreso 
en las Escuelas de Ingeniero comprende metaloides y metales los 
más comunes, así como sus principales compuestos y su obten- 
ción en la industria y en el laboratorio; estudio de los equilibrios 
químicos con el efecto de la concentración y de la temperatura 
para el desplazamiento del equilibrio; también el estudio de las 
reacciones lónicas. Textos para la teoría y para las prácticas: 
““Química inorgánica de Smith”? y Smith and Hale's laboratory 
outline. 

También se exige en esa preparatoria un curso teórico y práe- 
tico de análisis inorgánico cualitativo. Texto: *“Stieglitz”s qua- 
litative analysis ”?. 

Dentro de la Escuela los estudios duran 3 años y en el primero 
existe un curso de química que comprende conferencias y práec- 
ticas de laboratorio, pero no clases con instructores; las prácti- 
cas son dos sesiones de 3 horas cada una por semana. Ese cur- 
so de 6 horas semanales de prácticas de laboratorio tiene por ob- 
jeto enseñar a los ingenieros civiles el modo de reconocer asfal- 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 127 


tos y cementos, aguas para usos industriales y su purificación, 
carbones y su poder calorífico, viscosidad y saponificación de 
aceites lubricantes. 

Esa misma enseñanza química la tienen los ingenieros electri- 
cistas el ler. año y además 3 horas semanales de química indus- 
trial, ¡junto con los ingenieros mecánicos, metalúrgicos y de mi- 
nas; trata de la obtención industrial del azufre, de los ácidos 
pesados, de los nitratos, de los álealis, del gas de alumbrado, del 
cemento, de los productos cerámicos, vidrios, productos refrac- 
tarios y combustibles. 

En resumen los estudios para las diferentes ramas del Inge- 
niero comprenden 6 años de los cuales 3 de preparación en el Co- 
lumbia College. 

La especialidad del Ingeniero industrial es, de creación recien- 
te y tiene por prineipal objeto formar directores de empresas 
industriales, que al mismo tiempo que posean fundamentos del 
Ingeniero tengan sobre todo los de la parte comercial de toda 
empresa, y los de las relaciones del capital con el trabajo. Du- 
rante los dos períodos de vacaciones de verano el estudiante ha 
de tener algún empleo activo en algunas de las fábricas que exis- 
ten alrededor de la ciudad de New York. 

Como en todas las Universidades americanas, en esta existen 
cursos de verano que empiezan después del 4 de Julio y duran 
6 semanas; en el verano actual existen 12,000 alumnos que los si- 
guen. El número de alumnos de esta Universidad durante el 
curso académico de 1920-21 ha sido de 27,000. 

Laboratorios.—Los principales están instalados en Haveme- 
yer Hall, divididos en 5 secciones. Sin entrar en una deserip- 
ción detallada, debe llamarse la atención sobre el hecho de que 
no existen campanas de gases contra las paredes, como es co- 
rriente en muehos laboratorios, haciéndose las aspiraciones de 
gases por medio de aspiradores fijados a las mesas de trabajo, y 
a distancia de un metro uno de otro; el tubo de aspiración es de 
2 y media pulgadas en cuadro dentro y a lo lareo de las mesas, 
hasta «llesembocar a otro tubo cuadrado de 4 pulgadas de lado 
adosado a la pared y que lleva los gases de la aspiración a un tu- 
bo cuadrado colocado en el ángulo del laboratorio econ 12 pulga- 
das de lado y que desemboca en un gran aspirador de abanico, 
puesto en movimiento por un gran dinamo. 

Para cada grupo de 4 mesas existe esa instalación y son 8 las 


128 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


mesas; por consiguiente son dos las instalaciones iguales a la des- 
erita; y cada mesa tiene 4 aspiradores a un metro de distancia 
uno del otro. 

MASSACHUSSETTS INSTITUTE OF TECHNOLOGY. .—Fué 
establecido en 1865 en Boston que se encuentra a 6 horas de 
New York y en 1916 fué trasladado a sus edificios actuales 
en Cambrigde, barrio de Boston, habiéndose invertido más de 
$10.000.000 en la nueva instalación. 

Tiene por objeto formar ingenieros en sus diversas ramas co- 
mo son: civil, sanitario, mecánico, de minas, electricista, quí- 
mico y geológico; así como arquitectos e ingenieros para la 
aviación. Debe citarse como complemento de la magnífica or- 
ganización de este centro de enseñanza los bien montados labo- 
ratorios de investigaciones físico-químicas, de química aplicada, 
de electricidad, de ingeniería sanitaria y de aerodinámica. 

Los títulos que se conceden son en tésis general de Bachiller 
en Ciencia, Master of Science, Doctor en Filosofía y Doctor en 
Ciencia. Pero esos títulos, que son genéricos, abarcan las espe- 
cialidades enumeradas más arriba, y estas especialidades indica- 
das en el diploma son las que le dan su verdadero significado. 

Por medio de sus laboratorios, el Instituto proporciona faci- 
lidades para investigaciones originales; el catedrático que subs- 
cribe tuvo ocasión de ver que un licenciado en Ciencias belga 
realizaba investigaciones sobre la transformación del pineno en 
canfeno por el fenolato de sodio. 

El número de alumnos pasa generalmente de 3,000 de los cua- 
les el 6% próximamente lo constituyen extranjeros. 

El personal facultativo es numeroso. El Departamento de 
química cuenta con 4 profesores, 10 Instructores y 17 Ayudan- 
tes; estos últimos que ganan $600 a $700 al año suelen estar sólo 
un año; los Profesores ganan de $350 a $400 al mes, y los Ins- 
tructores $100. 

Ingreso.—Es por riguroso examen para los que han de seguir 
un curso regular de estudios. Pero existen personas que sólo 
desean asistir a eursos especiales que no forman un conjunto de 
enseñanza; a estas se les admite sin examen. 

La preparación necesaria para el ingreso es la que se obtiene 
en los colegios de 2* enseñanza (High School), y la edad míni- 
ma es de 17 años. Para ese examen de ingreso existe una Jun- 
ta llamada College Entrance Examination Board que se reune 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 129 


en los meses de Junio y Septiembre; en este último especialmen- 
te para los que han hecho exámenes insuficientes en Junio. Se 
paga un derecho de examen de $5 y se requiere un mínimo de 
60 puntos para ser aprobado. Pueden ser dispensados del exa- 
men los que presenten certificados de escuelas reconocidas como 
buenas por las Autoridades del Instituto. 

El haber sido desaprobado en alguna materia de examen en 
Septiembre no priva al aspirante del derecho a matricularse; 
pero debe ser aprobado de esas materias en un nuevo examen 
de imgreso hecho en Junio o Septiembre del año siguiente; de 
lo contrario pierde los estudios hechos durante ese año. 

Son bastante liberales en la apreciación de estudios hechos en 
otras Universidades o Colegios; pues a un alumno cubano se le 
eximió del estudio de la química por haber presentado su nota 
de examen de la Universidad de la Habana; sólo tuvo que cur- 
sar la asienatura dos meses durante los cuales probó que su 
buena calificación obtenida en nuestra Universidad estaba bien 
ganada. 

También ocurre que alumnos de otras Universidades pueden 
ser matriculados en el 2% año de la carrera de Ingeniero, si de- 
muestran suficiente conocimiento de geometría analítica y de 
los elementos del Cálculo, y si tienen además alguna práctica de 
dibujo mecánico y de geometría descriptiva. 

Matrícula.—Los derechos son de $300 al año, más un depósi- 
to por roturas y averías de todas clases en los laboratorios o fue- 
ra de ellos que varía de $20 a $50 según los laboratorios de que 
se va a hacer uso. 

Walker Memorial.—Este es el centro de las actividades socia- 
les del Instituto; costó $500.000 y fué terminado en 1917. Con- 
tiene dormitorios, gimnasio, salas de sport y de lectura, un gran 
comedor donde se sirven las comidas al costo y por fuera terre- 
nos para tennis, base-ball, ete. 

El precio de los cuartos es de $120 a $300 al año, según el ta- 
maño. 

Disciplina. —Para la disciplina y buen orden en los dormito- 
rios existe un Comité formado por autoridades del Instituto; pe- 
ro se prefiere que la disciplina y buen comportamiento estén en- 
comendados a los mismos estudiantes, los cuales, de cada año 
académico, eligen un delegado, y esos 4 así electos nombran un 
quinto que ha de pertenecer al cuarto año de estudios; los 5 cons- 


130 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tituyen un Comité general que elige su Presidente; y este es el. 
organismo encargado de la vigilancia; él forma el reglamento 
que se coloca en cada sala y del cual se da una copia a cada es- 
tudiante. 

Disposición muy importante que no puede dejarse de señalar 
es la que dispone que en caso de algún deterioro hecho por los 
estudiantes a edificios, muebles o aparatos se cargará su im- 
porte al o a los causantes de ellos; y en caso de ignorarse el au- 
tor se cargará el costo de la reparación a todos los estudiantes. 

Organización de la enseñanza.—A la base de esta organiza- 
ción se encuentra el criterio general existente en todas las Uni- 
versidades americanas de formar pequeñas secciones de estu- 
diantes con sus instructores correspondientes, y a proporcionar- 
les en los laboratorios y en las salas de dibujo un suficiente per- 
sonal que los atienda y dirija. Como el Instituto es técnico y no 
especialmente universitario su sistema de enseñanza tiende a que 
los estudios culturales estén íntimamente ligados econ el trabajo 
profesional. 

Enseñanza de la Química.—Esta tiene en ese Instituto dos 
objetos distintos, uno el de formar solamente químicos y otro el 
que satisface las necesidades del Ingeniero químico, el cual ne- 
cesita conocimientos de ingeniería mecánica que no necesita el 
químico, que ha de dedicarse más especialmente a investigacio- 
nes de laboratorio. Las dos enseñanzas abarcan un período de 
cuatro años. 

Química Inorgánica.—El curso comprende 60 conferencias de 
una hora y 180 horas de trabajos prácticos, dedicados en el pri- 
mer semestre a preparación de metalóides y en el segundo a aná- 
lisis cualitativos. Este eurso es exigido a todos los estudiantes 
del Instituto cualquiera que sea la profesión que elijan. 

Análisis Químico.—A esta asignatura se le concede gran im- 
portancia, pues ella empieza en el segundo semestre del primer 
año y sigue hasta finalizar el tercer año. En ese segundo se- 
mestre del primero se practica la marcha sistemática en solucio- 
nes o substancias de fácil solubilidad. En el primer semestre 
del segundo año se practican análisis cualitativos de aleaciones, 
minerales, rocas y productos industriales, haciéndose uso tam- 
bién del espectroseopio y comprobando algunas reacciones de 
metales raros. 

En el segundo semestre del segundo año empieza el análisis 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 131 


cuantitativo, dedicándose la mitad de dicho semestre a análisis 
volumétricos y la otra mitad a análisis gravimétricos. 

El primer semestre del tercer año está dedicado a análisis 
cuantitativos de silicatos y otros minerales; y en el segundo se- 
mestre se practican análisis de productos industriales y espe- 
cialmente los de hierros y aceros. 

Química orgánica.—Esta enseñanza está dividida en dos cur- 
sos, uno elemental de 15 conferencias en el segundo semestre 
del tercer año y otro más extenso de 90 conferencias en el cuar- 
to año. El primero sirve solamente de preparación para el tra- 
bajo de laboratorio del cuarto año. Este trabajo de laboratorio 
consiste en la preparación de 20 a 30 compuestos que compren- 
den: nitrobencina, anilina, éteres, fenol, materias colorantes y 
muchos otros productos que puedan tener interés comercial. Es- 
tas preparaciones están precedidas de explicaciones dadas en 10 
conferencias, en las cuales se exponen los mejores métodos de 
preparación. 

Química industrial —Esta enseñanza consiste en unas 80 con- 
ferencias durante los dos semestres del tercer año y en execur- 
siones a las fábricas próximas, para lo cual el Instituto tiene 
la suerte de estar situado en uno de los erandes centros manu- 
factureros de los Estados Unidos. En el laboratorio se realizan 
preparaciones de produetos químicos, algunas de ellas por pro- 
cedimiento electroquímico. 

Química teórica.—Durante el segundo semestre del tercer año 
se aplica esta asignatura en 30 conferencias que se continúan 
en el primer semestre del cuarto año en un tercer curso de 30 
conferencias. En conjunto el estudio de las teorías químicas 
comprende 75 conferencias. Los trabajos de laboratorio para 
aplicación de estas conferencias comprenden determinaciones de 
pesos moleculares, densidades de vapor, velocidad de reacciones, 
solubilidad de sales en el agua, coductividad eléctrica de elee- 
trolitos, etc. 

Laboratorios de Química.—Los numerosos laboratorios, pues- 
tos a disposición de los alumnos y a la de los graduados para 
sus trabajos de investigación, proporcionan todas las facilidades 
para la mayor eficiencia. La ventilación de los grandes labora- 
torios de alumnos se obtiene por medio de ventiladores eléctri- 
cos de gran potencia que aspiran fuertemente el aire de las 
campanas de gases. 


1 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Los laboratorios de química inorgánica tienen capacidad pa- 
ra 585 estudiantes; pero están divididos en secciones de 60 es- 
tudiantes teniendo cada uno un espacio de un metro con arma- 
rios para guardar sus aparatos. 


Existen tres laboratorios de análisis químico, uno de ellos con 
90 plazas de estudiantes y con instalación eléctrica para análisis 
electroquímico. 


De los laboratorios de química orgánica el más importante 
tiene capacidad para 36 estudiantes. 


Un laboratorio especial está dedicado a combustiones orgáni- 
cas y otros a análisis de agua, de aire y de alimentos; hay uno 
especial para análisis de azúcares y almidones. 


Los cuartos de balanzas están bien separados de los laborato- 
rio correspondientes; 34 balanzas están dedicadas a los alum- 


nos que en grupos de O se hacen responsables de cada una de 
ellas. 


Enseñanza de la Física y de la Química en las diversas carre- 
ras.—Los estudiantes arquitectos, ingenieros civiles e ingenieros 
mecánicos tienen prácticamente la misma enseñanza en física y 
química aunque más elemental los arquitectos. 


El ingeniero de minas tiene la misma enseñanza en física y 
química que el ingeniero civil y mecánico en el primer año; pero 
en los años sucesivos tiene una enseñanza completa del análisis; 
y en el cuarto año 30 lecciones de termoquímica y equilibrios 
químicos. 


Los estudiantes para ingeniero químico tienen en sus cuatro 
años de estudios una enseñanza completa de la química con nu- 
merosas prácticas en los laboratorios. 


Durante los dos últimos trimestres y una vez por semana se 
les hace una relación de los recientes descubrimientos de la quí- 
mica y sobre ellos hacen los alumnos sus observaciones. 


Problemas de investigaciones físico-químicas ocupan 1660 ho- 
ras de ejercicio en el primer trimestre del último año. 
En los dos últimos trimestres los alumnos hacen diferentes 


tesis sobre trabajos de investigación personal que han llevado 
a cabo bajo la dirección de uno de los Instructores. 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 155 


HOLANDA 


Las Universidades principales son las de Leyde, Utrecht y 
Amsterdam, pues la de Groningen es de menor importancia. 
Las dos primeras pertenecen al Estado; la tercera es municipal : 
aquellas son muy antiguas, pues datan del siglo XVI, la última 
es de reciente creación. Todas están constituídas por edificios 
separados unos de otros, y a veces bastante distantes; poseen las 
Facultades de Derecho, Teología, Literatura, Ciencias y Medi- 
cina. 

En todas ellas se exige para el ingreso haber aprobado en un 
examen final los 6 años de estudios en un Gymnasium o en un 
Hochschule; a falta de esa preparación se sufre un examen de 
admisión. 

LEYDE.—El número de estudiantes es de 1800 y el de pro- 
fesores de 75; el profesor de Química tiene a su cargo general- 
mente 100 estudiantes de medicina, 30 químicos y 20 farmacéu- 
ticos: lo ayudan en su tarea 3 auxiliares. 

Esta es la más importantes de las 3 Universidades del Estado, 
y también la más célebre por los importantes trabajos en ella 
realizados. Pertenece a ella el eminente profesor Lorentz, de 
Física matemática, con quien tuve el gusto de hacer el viaje 
a Europa, a bordo del “New Amsterdam””, y que ha sido agra- 
ciado con el premio Nobel; autor de la célebre síntesis que lleva 
su nombre según la cual no existe la materia, sino electrones po- 
sitivos y nesativos dentro de un éter uniforme: todas las fuer- 
zas serían de origen electro-magnético. No existen pues, según 
el profesor Lorentz, sino el éter de Newton y granos (átomos) 
de electricidad vitrea y resinosa como prineipios constitutivos de 
la materia. El profesor Kamerlineh-Onnes que se encuentra hoy 
al frente de los laboratorios de Física de esta Universidad ha 
recibido en 1913 el premio Nobel por su éxito en la obtención 
de temperaturas próximas al eero absoluto, que le han permiti- 
do licuar el helio. 

Con este motivo debo llamar la atención sobre el hecho por 
demás elocuente de que tam pequeño país como es la Holanda, 
son sólo 6 millones de habitantes, ha obtenido seis veces el codi- 
ciado premio Nobel. 

En ese Physislaboratorium de la Universidad de Leyde me 
recibe el Dr. C. A. Crommelin, Colaborador de Kamerlingh- 


134 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Onnes, el cual estaba determinando las constantes físicas del 
neon líquido: me entrega varios folletos que tratan de sus tra- 
bajos en colaboración con los profesores Mathias y Kamerlingh- 
Onnes. Se ha dado sobre todo eran importancia al estudio del 
paramagnetismo a bajas temperaturas y a la superconductibi- 
lidad eléctrica a temperaturas próximas al cero absoluto. 

El primer estudio, el del paramagnetismo a bajas temperatu- 
ras, próximas a la del hidrógeno líquido tiene por objeto la 
comprobación de la teoría cinética del manetismo del profesor 
de física del colegio de Francia M. Langevin. 

El eminente Director de ese laboratorio de la Universidad de 
Leyde, el Sr. Kamerlineh-Onnes ha encontrado que el sulfato de 
eadolinio es el cuerpo que mejor se presta para esas investigacio- 
nes a temperaturas de 4” absolutos, comprobando perfectamente 
la ley de Curie de que el coeficiente de imantación es inversa- 
mente proporcional a la temperatura absoluta. 

El departamento de química está instalado en otro edificio 
de reciente construcción, y las instalaciones interiores de los 
distintos laboratorios que lo constituyen revelan una completa 
comprensión de las necesidades de esa enseñanza. 

En esta Universidad existe una enseñanza especial de Medi- 
ema tropical. 

UTRECHT.—Situada a 40 minutos de Amsterdam esta ciu- 
dad universitaria es menos importantes que la de Leyde; posee 
también las 5 Facultades. En un edificio de reciente cons- 
trueción se encuentran las de Derecho y Medicina; pero en él 
los estudiantes de medicina no realizan trabajos prácticos; só- 
lo tienen un eurso de química general en conferencias de una 
hora. Al contrario de lo que sucede en los Estados Unidos y 
principalmente en la Escuela de Medicina de Johns Hopkins 
University la enseñanza de la (Química no es considerada en 
Holanda de verdadera importancia para los Médicos. En cam- 
bio se esmeran en formar químicos que sean verdaderos exper- 
tos en su Ciencia. En Utrecht existe con ese objeto un edificio 
llamado “Vant Hof Laboratorium”” situado en un barrio lla- 
mado “Catharijne Singel”” que es el Centro de los Hospitales. 
Ese gran laboratorio tiene por Director de trabajos y de en- 
señanza al profesor Ernst Cohen y por colaborador al profesor 
L. Th. Moesveld que fué mi atento guía en la visita de los bien 
instalados departamentos de este amplísimo laboratorio. Am- 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 135 


bos están realizando investigaciones de gran interés sobre la 
constitución electrónica de los átomos y de las moléculas. El 
prof. Moesveld ha encontrado, empleando a ese efecto los rayos 
Roentgen, que la constitución electrónica del germanio es la 
misma que la del diamante. 

Otro centro interesante en Utrecht es la Escuela de Veterina- 
ria llamada Veeartsenijkundige Hoogeschool. Ví al prof. Sjolle- 
ma en el laboratorio de química orgánica; los alumnos entran 
con la química inorgánica ya aprobada en los gymnasium o en 
escuelas privadas; y dentro de la Escuela hacen en el primer se- 
mestre análisis principalmente volumétricos; al mismo tiempo 
tienen eonferencias de química orgánica por el prof. Sjollema 
y en el segundo semestre prácticas de determinaciones analíti- 
cas de sustancias orgánicas, teniendo por texto R. H. A. Plimmer, 
Practical organic and biochemistry. London. En el tercer año 
de estudios (los cuales son 5) vuelven al laboratorio del mis- 
mo profesor para hacer análisis de orima y de sangre. 

El Rector de esta Universidad Veterinaria es el Dr. J. Wester. 

AMSTERDAM.—Esta es una ciudad muy importante, pues 
que es considerada como la verdadera capital de Holanda; 
siendo la Haya la capital diplomática, el asiento del Gobierno, 
pero no el centro de las actividades comerciales. Su Universi- 
dad es municipal y en ella se han invertido grandes capitales: 
como las de Leyde y Utrecht está constituída por edificios dis- 
tantes, unos de otros y su enseñanza abarca las mismas 5 Fa- 
eultades, dada a más de 1.400 alumnos. El edificio dedicado a 
la anatomía posee un verdadero lujo de material de enseñan- 
za y numerosos museos que el Director, el prof. Bolek, me en- 
seña con la mayor amabilidad dándome una carta de introdue- 
ción para el prof. Saltet del Laboratorio de Higlene. 

La higiene y la bacteriología se enseñan en un edificio am- 
plio con perfectas instalaciones, que tiene por Director al prof. 
Dr. R. H. Saltet. Numerosas estadísticas demográficas coloca- 
das con grandes caracteres sobre las paredes dan una idea del 
estado sanitario no sólo de Amsterdam, sino de Holanda y del 
mundo entero: en ellas se ve que la ciudad de Amsterdam arro- 
ja una mortalidad de 11 por 1000 y una natalidad de 20 por 
1000. En uno de esos cuadros he visto la Habana representa- 
da con una mortalidad de 20 por 1000; el Dr. Jorge Le Roy, 
ilustre secretario de nuestra Academia de Ciencias y compe- 


136 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tente jefe de estadística de la Secretaría de Sanidad a quien 
enseguida escribí sobre ello, ya se ha encargado de rectificar 
ese error proporeionando al prof. Saltet las cifras exactas. 

En esta Universidad de Amsterdam como en las 3 del Estado, 
los estudios de medicina comprenden 7 años; la matrícula es de 
200 florines ($70.00); que se pagan sólo durante 4 años; es decir 
que el máximo que paga un estudiante en cualquiera Universi- 
dad holandesa es 800 florines o sea $280.00; si por la carrera que 
estudia ha de pasar mayor número de años en la Universidad 
no paga nada por esos años que pasan de 4. 

DELFT.—En este pueblo, famoso por sus industrias cerámi- 
cas y situado a corta distancia de la Haya, se encuentra una 
bien organizada Escuela técnica llamada en holandés Technische 
Hoogeschool te Delft. 


Las carreras que en ella se estudian son: ingeniero civil; in- 
geniero mecánico; arquitecto; ingeniero naval; ingeniero elec- 
tricista; ingeniero químico; ingeniero de minas. 

Está dirigida por un Rector con una junta de 5 curadores y 
un Secretario: además de un consejo de perfeccionamiento cons- 
tituído por 6 profesores que asesoran al Rector. 

Cuenta la Escuela con 70 profesores encargados de las ense- 
ñanzas siguientes: 


16 para conocimientos generales. 
9 ,, Caminos e hidráulica. 
MI va rquitecilra: 


15 ,, mecánica y construcciones navales. 
4 .,,  electrotécnica. 

12 ,, tecnología química. 

T ,, explotación de minas. 


Además de estos profesores en activo servicio forman el Se- 
nado de la Escuela 20 exprotfesores. Completan el cuadro fa- 
cultativo 12 profesores adjuntos y 5 privat-docenten para di- 
versas enseñanzas libres; hay que agregar 111 auxiliares; y todo 
ello suma 198 profesores. 

La duración de los estudios es de 5 años para todas las carre- 
ras; estando el material científico distribuído en edificios espe- 
ciales, de los cuales se pueden citar algunos: para geodesia, agri- 
mensura y nivelaciones; para minería; para arte decorativo; 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 137 


para conocimiento y examen de los materiales de construcción ; 
pera maquinarias y construcciones navales. 

Los laboratorios bien instalados son numerosos; para miero- 
biología; para microquímica y metalografía; para mineralogía; 
para geología; para geología histórica y paleontología; para do- 
cimasia y metalurgia; para botánica téenica; para higiene; pa- 
ra mecánica; para física y elecirotécnica; para química. 

Todas las carreras tienen física y química los dos primeros 
años y también hidráulica, pero no estudian análisis químico si- 
no el ingeniero químico y el de minas. Todos tienen cursos de 
economía política durante los 5 años; dan igualmente una gran 
importancia a la mieroquímica. 


ALEMANIA 


Las ciudades visitadas y que ofrecen mayor interés son: Ham- 
burgo, Berlín y Leipzig. 

HAMBURGO.—Por haber venido de Holanda la primera que 
he visitado ha sido esta importantísima ciudad libre, el mejor 
puerto comercial de Alemania. 

De verdadero interés es el Instituto para enfermedades tropi- 
cales (Institut fúr Sehiffs und Tropenkranheiten) en Bern- 
hardstrasse. A la amabilidad de su Director el profesor Nocht 
debo un folleto deseriptivo del Establecimiento y el número 3 de 
la Revista médica de Hamburgo escrita en español. Este Ins- 
tituto, euyos honores me hace el prof. brasilero Dr. D'a Rocha 
Lima que desempeña la cátedra de anatomía patológica desde 
hace más de 12 años, fué creado hace unos 20 años por la ciudad 
de Hamburgo para instrucción de los médicos de las colonias 
alemanas (existentes entonces) y los de la Marina; el Estado 
alemán contribuía a su sostenimiento con una subvención de 
30,000 marcos que hoy por la depreciación de la moneda resul- 
ta ser un insuficiente auxilio. Sin embargo todos sus departa- 
mentos excitan la admiración porque todo allí tiende a facilitar 
al investigador, por medio de una perfecta instalación, los re- 
cursos necesarios para conseguir en el mínimum de tiempo el 
máximum de rendimiento. De todas partes del mundo acuden 
médicos a recibir sus enseñanzas en un eurso de 2 meses de oe- 
tubre a diciembre y en otro igualmente de 2 meses durante la 
primavera. 


138 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


El Instituto está dividido en 3 secciones independientes con un 
jefe cada una; el prof. Giemsa, famoso por el colorante por él 
inventado para la bacteriología es el jefe del Departamento de 
Química. 

Los estudiantes de medicina de la Universidad siguen los cur- 
sos de bacteriología e higiene en este Instituto; naturalmente 
son cursos más elementales que los que se dan a los médicos ya 
graduados. 

Hay un anfiteatro de 250 asientos para las conferencias, con la 
instalación necesaria para proyecciones fijas y cinematográficas; 
las cortinas, como en la Universidad de Amsterdam, se corren 
automáticamente desde la mesa del profesor para hacer oscuri- 
dad en el anfiteatro. Hay también una sala para explicar pre- 
viamente a los alumnos las prácticas que acto seguido han de 
realizar en ese local; también se hacen proyecciones: nada ab- 
solutamente falta para la eficacia de la explicación y del tra- 
bajo práctico; diferentes clases de luz para los trabajos de mi- 
croscopía, vaelo, gas, vapor, cámaras refrigerantes. 

Los profesores permanecen 5 horas en el Instituto siendo las 
conferencias de 9 a 12, a cuya hora toman el lunch en el estable- 
cimiento, reuniéndose después en un salón contiguo al refecto- 
rio; de 2 a 4 atienden a los trabajos prácticos. 

Este Instituto tiene la protección de una Sociedad de Amigos 
que le proporciona los recursos necesarios, además de la sub- 
vención fija de la ciudad de Hamburgo. El servicio sanitario 
del puerto está en íntima relación con el Instituto. 

UNIVERSIDAD. —Fué creada en 1919 con fondos adelanta- 
dos por el comerciante Ed. Siemers; pertenece a la ciudad que 
la subvenciona y la administra. Su Senado se compone del 
Rector, el pro-Rector y 12 profesores entre los cuales se encuen- 
tra el prof. Nocht, Director del Instituto de enfermedades tro- 
picales. Sus Facultades son: 1% Derecho y Ciencia del Esta- 
do; 2% Filosofía; 3% Medicina; 4. Matemáticas y Ciencias 
Naturales dividiéndose la enseñanza en semestres; el de verano 
empieza el 15 de Abril y termina el 15 de Agosto. Profesa la 
historia de las lenguas románicas el Profesor Schádel que habla 
perfectamente el Castellano y es Vicepresidente del ““Ibero-Ame- 
ricanische Institut”? del cual es Presidente el Cónsul General de 
España. 

Muy francamente me manifiesta el profesor Schádel los deseos 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 139 


que tienen los intelectuales Alemanes de atraerse una clientela 
latino-americana para sus Universidades; a cuyo efecto han for- 
mado una Asociación de las Universidades, de la cual es Presi- 
dente el Prof. Schenek, Catedrático de química en la Univer- 
sidad de Mimnster, Westphalia; allí se centralizan todas las infor- 
maciones relativas a los países latino-americanos, como planes 
de estudio y desiderata de los estudiantes extranjeros que quie- 
ran ingresar en Universidades alemanas. Esa Asociación pro- 
porciona a su vez todas las informaciones que sobre la enseñanza 
en las Universidades alemanas se desee, o simplemente datos so- 
bre material científico de enseñanza. 

INSTITUTO DE QUIMICA. .—Sirve únicamente para formar 
químicos; pues los estudiantes de medicina y farmacia tienen su 
enseñanza especial en sus propias Facultades. La magnitud de 
este edificio de 4 pisos con sus numerosos departamentos, y todo 
ello con el exclusivo objeto de formar químicos, prueba de modo 
elocuente la importancia que para los alemanes tiene esa cien- 
cia, y sl agrego que en algunos de esos departamentos se hace es- 
pecial estudio de los gases, se comprenderá cómo tienen su mi- 
rada fija en el porvenir. El Director de este importante Insti- 
tuto es el Prof. Rabe. 

No debo dejar en olvido que en mi visita a la Universidad que 
me fué imposible completar con la del laboratorio de Fonética, 
tuve el gusto de oir de labios del Decano de Filosofía que el la- 
boratorio de Fonética Experimental de nuestra Universidad es 
el único que existe en América. Lo anoto aquí para satisfac- 
ción del entusiasta catedrático de lingúística y de filología, Diree- 
tor del Laboratorio de Fonética Experimental, de nuestra Uni- 
versidad, Dr. Juan Miguel Dihigo: en París el ilustre profesor 
del Colegio de Francia Mons. L*Abbé Rousselot me ha confir- 
mado esa tan halagadora afirmación. 

BERLIN.—En esta capital de la república alemana he vi- 
sitado la Universidad, el Instituto de Química, el Technische 
Hochsehule de Charlottenburge y el interesante Centro de distri- 
bución de leche llamado Meierei C. Bolle, sociedad anónima de 
la mayor importancia. 

UNIVERSIDAD.—Fué establecida en 1909 en el palacio del 
Príncipe Enrique, hermano de Federico el Grande, en el Unter 
den Linden. Forman su enseñanza las cuatro Facultades ya 
mencionadas al describir la Universidad de Hamburgo; pero en 


140 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


el citado edificio no existen laboratorios sino aulas para confe- 
rencias; su aula magna es capaz para 1,200 oyentes. La Uni- 
versidad cuenta con más de 500 profesores para 4400 estudiantes 
en el semestre de invierno y 3.500 en el de verano; se exige para 
el ingreso el Bachillerato clásico que se obtiene en el Gymnasium 
en cuyo plan de estudias entran el latín y el griego. 

El Instituto de Química perteneciente a la Universidad es un 
amplio y bien instalado edificio donde se da la enseñanza de to- 
das las ramas de la Química científica pero sin ninguna aplica- 
ción tecnológica. Era su Director hasta hace dos años el emi- 
nente Químico Dr. Emilio Fischer. 

ESCUELA TECNICA DE CHARLOTTENBURG.—Es una 
construeción monumental que costó 12 millones de marcos oro, 
frecuentada en el curso último por cerca de 4000 estudiantes. 
Las especialidades que se estudian son: arquitecto, ingeniero na- 
val, ingeniero mecánico, ingeniero químico, ingeniero construe- 
tor. Los estudiantes químicos han tenido dos años de química 
en algún geymnasium o en oberrealschule antes de entrar en la 
Escuela y en esta dedican los tres años de estudio a las diversas 
ramas de la tecnología química, con un conocimiento completo 
de la química industrial. Debe llamarse la atención sobre el 
hecho de que esos alumnos, futuros ingenieros químicos, reali- 
zan numerosas investigaciones que los preparan para esa admi- 
rable aplicación de la ciencia a la industria que ha producido la 
supremacía química de Alemania en estos últimos 30 años. 

Lechería de €. Bolle.—Cou su nombre alemán de Meierei es- 
ta Sociedad anónima merece por su importancia ya por su obje- 
to que se le asigne aleún espacio en este informe. 

Tiene la concesión de centralizar el recibo y distribución en la 
ciudad de toda la leche que se consume en Berlín. Es una con- 
cesión controlada por el municipio y con el compromiso de hacer 
el examen químico de la leche, para no expender sino la que 
reuna las condiciones exigidas por el Servicio de Salubridad Pú- 
blica. 

Antes de la guerra se recibía allí más de 5 millones de litros 
de leche por día, y esta cifra da una idea de la importancia de 
este Centro; durante la guerra bajó esta cifra a 120,000 litros; 
hoy 4 años después del armisticio no recibe Berlín más que 
400,000 litros diarios. 

La primera operación que se lleva a cabo es la de determinar, 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 141 


por la fenolftaleina ligeramente coloreada por una pequeñísima 
cantidad de sosa, si la leche está ácida; en caso de estarlo desapa- 
rece la coloración: y en ese caso corrigen esa acidez por medio 
de aleuna cantidad de sosa cáustica, pero rebajándole tan sólo 
un 60% de la acidez que haya revelado: pasteurizan después a 
595 y suben un corto tiempo la temperatura a 75% C; enfrían 
luego en serpentín de cascada y en refrigerador. 

La determinación de la cantidad de grasa se hace por el pro- 
cedimiento de Gerber, es decir empleando alcohol en lugar del 
agua caliente que se emplea en el de Babeock. La riqueza co- 
rriente en grasa, según he visto en el libro del laboratorio, es de 
2.75; y este es el mínimum permitido; raras veces lleza a 3.00%: 
esta más rica se reserva para los hospitales y los niños. Cuan- 
do la riqueza es inferior a 2.75 se le suele agregar aceite de coco 
o de palma. 

LEIPZIG.—Su Universidad, situada entre las calles Univer- 
sitáts, Sehiller y Grinmaische, ocupa una eran superficie en la 
que numerosos Institutos son los centros donde se dan sus nu- 
merosas enseñanzas. 

Constituyen e integran esas enseñanzas las Facultades de Teo- 
logía, Derecho, Medicina y Filosofía, dividad esta última en: 


A —Filosofía y Pedagogía. 

B.—Filología. 

C.—Historia, Geografía y Etnología. 

D.—Bellas Artes. 

E.—Gobierno y Economía Política. 

F. —Agronomía y Veterinaria. 

G.—Matemática y Astronomía. 

H.—Ciencias Naturales. 

I.— Instituto de Europa Meridional y del Islamismo. 


La enseñanza está dividida en semestres de invierno y de ve- 
rano. 

Los Institutos que forman el conjunto universitario son los 
siguientes: 


Instituto para ciencia del seguro. 
4 » legislación del trabajo. 
e » psicología experimental. 
> »  €ducación, enseñanza y conocimiento del niño. 


142 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Instituto semítico. 


E anglo-romano. 

E para lengua rumana. 
he Se IDA ra. 
me histórico. 


para ciencias auxiliares de la Historia. 
Cultura e Historia Universal. 


SS », historia del Arte. 
» », la Música. 

” > periodismo. 

E de Matemática. 

e) ” Física. 

e » Física teórica. 

55 Físico-químico. 


Existen también numerosos seminarios y proseminarios. 


Los estudiantes de Medicina, Farmacia y Cirugía dental tie- 
nen cursos preparatorios de Física y Química que se siguen en 
el Instituto de Física y en el Laboratorio de Química. Los de 
Medicina siguen además un curso elemental de Fiísico-química 
en el Instituto Fisico-químico; y ya comenzados los estudios 
propios de la carrera reciben 3 horas por semana una enseñanza 
de Química fisiológica con sus prácticas, en su instituto especial. 

No siendo posible dar en este Informe una relación detallada 
del plan de estudios de esta Universidad en sus distintas Facul- 
tades y en sus enseñanzas especiales, me limitaré a presentar un 
ligero bosquejo en lo que a la Física y a la Química se refiere y 
en los Institutos correspondientes. 


Instituto de Física 


Física experimental (mecánica, calor y acústica). 

Física superior experimental y matemática. 

Quantum de energía y constitución del átomo. Dr. Marx. 
Introducción a la electrotéenica. Dr. Scholl. 

Métodos de medidas físicas para matemáticos y físicos. 
Introducción a la mecánica téenica. 

Repeticiones de Física para químicos y médicos. 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 143 


Instituto de Física teórica 


Teoría de Maxwell de la Electricidad y del Magnetismo. Doc- 
tor Des Coudres. 


Radioactividad. Dr. Fredenhagen. 
Teoría de la relatividad. Dr. Jaftfé. 


Instituto de Físico-química 


Físico-química (termoquímica y electroquímica) con demos- 
traciones. Dr. Le Blanc. 

Técnica de la Química experimental Dr. Wagner. 

Introducción a la Espectroscopia y a la Optica química. Doe- 
tor Weigert. 

Electroquímica orgánica. Dr. Schall. 

Métodos físico-químicos de análisis. Dr. Bottger. 

Introducción a la Termodinámica. Dr. Drucker. 

Introducción a la Química coloidal. Dr. Ostwald. 


Laboratorio de Química 


Química experimental inoreánica. Dr. Hantzseh. 

Ampliación de Química inorgánica. Dr. Hantzsch. 

Química experimental orgánica. Dr. Paal. 

Química orgánica de los cuerpos aromáticos. Dr. Stobbe. 

Tecnología química; materiales de calor y luz. Dr. Rassow. 

Industria alemana del hierro. Dr. Rassow. 

Fundamentos de la técnica de los colores. Dr. Rassow. 

Química de los colorantes orgánicos. Dr. Haller. 

Química analítica. Dr. Schaefer. 

Síntesis de productos orgánicos naturales y sus succedáneos. 
Dr. Reddelien. 

Análisis de gases. Dr. Hein. 


No todas las materias de enseñanza que figuran en el plan 
de estudios son obligatorias: muchas son facultativas, y respon- 
den al sistema de intensa especialización que es la característica 
de las Universidades alemanas. 


144 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 
FRANCIA 


COLEGIO DE FRANCIA.—Es un centro de muy elevada eul- 
tura científica conocido del mundo entero y cuya verdadera fun- 
ción es la de contribuir al progreso de la ciencia. 

Visité el laboratorio de química mineral del Prof. Matignon, 
discípulo de Berthelot, que tiene en marcha con su colaboradora 
Mlle. Marchal importantes investigaciones de calorimetría y de 
equilibrios químicos. He podido ver también las interesantes 
investigaciones de Monsieur Chaudron sobre la reducción de los 
óxidos metálicos por el óxido de carbono y por el hidrógeno; me 
favorece con un folleto suyo sobre reducción del óxido férrico 
como estudio de reacciones reversibles; actualmente se halla tra- 
bajando sobre el óxido de tungsteno. Los laboratorios de quí- 
mica orgánica bajo la dirección del eminente Prof. Moureu, pre- 
sentan el mayor interés no por sus instalaciones, apesar de que 
el Prof. Moureau ha realizado importantes modificaciones en lo 
que permitía tan vetusto edificio, sino por la actividad científi- 
ca que en ellos se evidencia. Debe hacerse observar que los la- 
boratorios de este Centro, de la ilustración científica de Francia, 
no están destinados a la enseñanza sino a investigaciones, y tie- 
nen entrada en ellos así franceses como extranjeros, con tal de 
que tengan los conocimientos necesarios. 

Mons. Dufraisse, colaborador del Prof. Moureu, me explica 
con abundancia de detalles las experiencias por ellos llevadas a 
cabo en esos momentos, sobre lo que ellos llaman el anti-oxígeno, 
es decir substancia que en cantidad infinitesimal impide la ab- 
sorción de oxígeno por cuerpos que sin su presencia son eminen- 
temente oxidables. Han realizado sus experiencias con la hi- 
droquinona, y el acroleina, y comprobado que agregando a la 
acroleina 37457 de hidroquinona la absorción de oxígeno es 
prácticamente nula en 24 horas; si la proporción de hidroquino- 
na es sólo de 35559 Se Observa una absorción apreciable. Los 
otros polifenoles, pirogalol y pirocatequina no tienen tan mar- 
cado ese poder antioxígeno. 

Termino señalando que el Colegio de Francia no da diplo- 
mas ni certificados de estudios; solamente constancia de que se 
ha trabajado en alguno de sus laboratorios: sus profesores ha- 
cen una o dos confereneias por semana, y algunas veces encar- 
gan a algunos de sus preparadores, que hayan realizado investi- 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 145 


gaciones especiales, el pronunciar conferencias sobre esas mate- 
rias. El aula, en forma de anfiteatro, para esas conferencias de 
química, llama la atención por lo exieuo, pues apenas caben 50 
ó 60 oyentes; y sin embargo en esa exisiledad es donde se han 
hecho oir los grandes maestros de la ciencia química. 

Los eursos son públicos y gratuitos. 

ESCUELA MUNICIPAL DE FISICA Y QUIMICA INDUS- 
TRIALES.—Situada en la rue Vauquelin esta Escuela fué fun- 
dada en 1882 por el Ayuntamiento de París. Los estudios son 
de tres años durante los cuales el número de horas dedicadas a 
trabajos prácticos es próximamente de 3000. La admisión tie- 
ne por base un concurso riguroso, gracias al cual se realiza una 
verdadera selección; se tendrá una idea de ella cuando se sepa 
que de 150 aspirantes que generalmente se presentan todos los 
años, sólo 39 pueden ser admitidos: de ahí resulta que en las 
tres divisiones el uúmero total de alumnos es de 105, los cuales 
eracias a esa severa selección siguen con gran provecho esa en- 
señanza que puede calificarse de superior a la de la licenciatu- 
ra en ciencias. 

Durante los tres primeros semestres los alumnos de la misma 
división siguen los mismos cursos y practican los mismos traba- 
jos prácticos de física, química, mecánica, dibujo, ete. Al ter- 
minar el tercer semestre, los alumnos todos del mismo año si- 
euen asistiendo juntos a las conferencias teóricas de física y 
de química, pero se separan en las prácticas los químicos de los 
físicos; los primeros practican exclusivamente en los laborato- 
rios de química y los segundos en los de física. 

Frecuentes exámenes e interrogaciones obligan al alumno a 
una constante aplicación, y si a ello se agrega que el promedio 
seneral de calificación al terminar el tercer año de estudios ha 
de ser igual o superior a 15 (siendo 20 la calificación máxima) 
para recibir el diploma de ingeniero químico o de ingeniero fí- 
sico, se comprenderá la razón de la alta estimación que en la in- 
dustria tienen los antiguos alumnos de esta Escuela. 

Su Direetor actual M. Haller, miembro del Instituto de Fran- 
cia y profesor en la Faenltad de Ciencias de París, tuvo la aten- 
ción de hacerme él mismo los honores al visitar los distintos edi- 
ficios que integran la Escuela. Para demostrarme la gran obra 
de educación nacional que en ella lleva a cabo la ciudad de París 
me dice que, siendo la enseñanza eratuita y tan esmerados los 


146 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


trabajos prácticos, cada alumno, al recibir, al término de sus es- 
tudios, su diploma, le ha devengado al Ayuntamiento unos 30,000 
francos de gastos. 

Bueno es dar aquí una idea del examen de ingreso; se compone 
de dos partes, eserito y oral. 


Examen escrito: 1”.—Composieión francesa. 
2".—Dos composiciones de matemáticas. 
2” —Examen de física con problemas. 
A » química con problemas. 
5”. —Dibujo geométrico. 


Este examen escrito es eliminatorio. 


Examen oral: — 1%.—Matemáticas y Cosmografía. 
2. —Física. 
3" —Química. 
4% —Idiomas (inglés, ruso, alemán o español). 
5”. —Elementos de contabilidad comercial. 


Las matemáticas abarcan: aritmética, álgebra, trigonometría, 
geometría, geometría analítica de dos y de tres dimensiones, geo- 
metría descriptiva. 

En cuanto a las materias de enseñanza dentro de la Escuela, 
me limitaré, para no hacer demasiado extenso este informe, a 
dar una idea de lo que es la enseñanza de la química, de la cual 
ya traen los alumnos el conocimiento de las leyes más generales 
y de la monografía de los metaloides y de los metales más co- 
munes. 

1” —Química-física, con los capítulos siguientes: principios de 
Carnot, Vant*Hoff y Le Chatelier; regla de fases; propiedades 
de las soluciones; velocidades de las reacciones; disociación elee- 
trolítica; radioactividad. 

2 —Química general con las leyes generales, estudios de los 
metaloides y de los metales. 

3 —Química analítica cualitativa y cuantitativa, con análi- 
sis industriales. 

4% —Química orgánica; generalidades, serie acíclica y serle 
cíclica; análisis. 

5”. —Electroquímica. 

6”.—Química industrial. 

7” —Materias colorantes orgánicas. 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 147 


La enseñanza, como se ve, responde bien a los fines que se 
propuso el Ayuntamiento de París. Además la Escuela ha or- 
ganizado un laboratorio de Química en el que mediante una re- 
tribución mensual de 50 francos pueden los antiguos alumnos 
perfeccionarse en las manipulaciones o realizar investigaciones 
con un objeto científico o industrial. 

UNIVERSIDAD DE PARIS.—La Facultad de Ciencias está 
dividida en: Ciencias matemáticas; Ciencias físicas y Ciencias 
naturales, con 11 profesores para las primeras, 18 para las se- 
gundas y 14 para las terceras, es decir un total de 43 profesores 
titulares; hay además 13 auxiliares llamados Maítres de Confé- 
rences que suelen a veces desempeñar las mismas funciones que 
los profesores, es decir que además de las conferencias suelen 
tener también a su cargo ciertas prácticas. 

El Decano actual de la Facultad de Ciencias es el Dr. Molliard, 
profesor de fisiología vevetal en la sección de Ciencias Natura- 
les; y el Secretario es M. Tombeeck. 

Visito primero los laboratorios de química biológica del pro- 
fesor Gabriel Bertrand situados en el Instituto Pasteur. Esta 
enseñanza es grandemente práctica y su naturaleza se despren- 
de del texto de manipulaciones publicado por dicho eminente 
profesor. Siguen este curso los aspirantes a la licenciatura y 
al doctorado en Ciencias. No es obligatorio para los estudian- 
tes de medicina, pues estos siguen en su Escuela un curso espe- 
clal; sin embargo, todos los años el Profesor Bertrand tiene al- 
gunos estudiantes de medicina que quieren aumentar sus eonoci- 
mientos en química biológica; el doctorado de Estado es el que 
requiere el certificado de química biológica: 15 aspirantes a 
dicho certificado estaban realizando su examen práctico cuando 
visité el laboratorio. Dicho examen comprende determinaciones 
cualitativas y cuantitativas de substancias minerales y orgánicas; 
para cuyo trabajo disponen de 3 horas. 

Este laboratorio forma parte de la sección de química bioló- 
gica que es una de las tres secciones que constituyen el Institu- 
to Pasteur. En esa sección se encuentra también el servicio de 
las fermentaciones destinado a la enseñanza y el laboratorio de 
química agrícola donde se estudian las cuestiones de fisiología 
y patología vegetales. En estos momentos realizaba el profesor 
Bertrand determinaciones de la riqueza en manganeso de los di- 
ferentes órganos (hoja, tallo y raíz) del maíz: igual estudio se 


148 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


está haciendo con relación al zinc, al niquel y al cobalto; tendien- 
te todo ello a dilucidar el problema de los fertilizantes catalí- 
ticos, en cuyo empeño el eminente profesor checoslovaco 3. 
Stoklasa ha contribuido de manera tan poderosa con los ferti- 
lizantes biológicos que permiten el desarrollo de los microbios 
productores de anhídrido carbónico. 


En la amplia biblioteca, que contiene próximamente 10,000 
volúmenes, encuentran los estudiantes todas las publicaciones 
periódicas extranjeras relacionadas con la química biológica; 
se reciben todas las revistas científicas del Japón. 


En la Sorbona he visitado los laboratorios y aulas, acompaña- 
do por el Secretario de la Facultad de Ciencias M. Tombeck, 
del cual recibo algunas aclaraciones sobre la organización de la 
misma. El curso de fisiología profesado por el Decano sirve 
para uno de los cetificados de estudios superiores exigidos para 
el Doctorado de Estado en Ciencias naturales. El Doctorado de 
Universidad no requiere certificado de estudios superiores, basta 
la tesis; ahora bien, esos tres certificados exigidos en el Doetora- 
do de Estado deben ser homogéneos, es decir que para el Doctora- 
do en Ciencias Físicas esos certificados han de ser de química, 
física y química biológica. 

La elección de la tesis es a voluntad del candidato y no tiene 
limitación de tiempo; además de la tesis escrita debe el ecandi- 
dato desarrollar otra oral sobre proposiciones presentadas por la 
Facultad y para cuya preparación puede el candidato disponer 
de todo el tiempo que desee, algunas veces varios meses. En esas 
pruebas de doctorado huelgan ejercicios prácticos, puesto que 
debiendo ser la tesis el desarrollo de un trabajo verdaderamente 
original, en ella va realizada una mayor suma de trabajos prác- 
ticos que los que puedan hacerse en un examen. 


El cargo de Decano es electivo; pero la Facultad ha de pre- 
sentar al Ministro de Instrucción Pública los nombres, de los 
cuales él elige casi siempre para el nombramiento al que va en 
primer lugar, y es por 3 años; es práctica corriente que siga en 
sus funciones después de ese tiempo si así lo desea y sin nueva 
elección. El Secretario es nombrado libremente por el Minis- 
tro, pero ha de ser Doctor de la Facultad aunque no sea profe- 
sor; esto no impide que algunas veces el Dr. Tombeek supla a 
algún profesor en los tribunales de examen. 


C, Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 149 


INSTITUTO NACIONAL AGRONOMICO.—Situado en la rue 
Claude Bernard número 16 fué fundado este Instituto en 1876; 
tiene pues hoy 46 años de existencia; es una Escuela superior 
de agricultura en la cual existe exclusivamente el externado, y 
cuyo ingreso se consigue por riguroso concurso. Ei número de 
aspirantes es generalmente de 250 a 300 y como sólo se pueden 
admitir 100, resulta de ello una selección muy severa como la 
que se lleva a cabo en la Escuela de Física y Química industria- 
les de la Ciudad de París, lo que permite mantener la enseñanza 
a un alto nivel científico. 

En su magnífico edificio de 3 pisos se hallan perfectamente 
instalados sus laboratorios y su biblioteca con más de 30,000 
volúmenes. Las diferentes dependencias se extienden sobre una 
superficie de unos 3,800 metros cuadrados, y las salas de estudio 
son capaces tan sólo para 10 alumnos. 

Es conveniente dar una idea de su enseñanza y de su organi- 
zación. Un claustro de 19 profesores en el encargado de las ma- 
terias siguientes: 

Química agrícola. 

Física y Meteorología. 

Utilización agrícola de las aguas. 

Geología aplicada a la agricultura. 

Economía forestal. 

Cultivos coloniales. 

Legislación rural y Derecho administrativo. 

Análisis químico aplicado a la Agricultura. 

Economía rural. 

Tecnología agrícola. 

Zootecnia. 

Zoología aplicada a la Agricultura. 

Matemática aplicada. 

Anatomía y Fisiología. 

Ingeniería rural. 

Dibujo gráfico. 

Agricultura. 

Biología vegetal. 

Viticultura. 

Quince auxiliares completan esa enseñanza en sus partes prin- 
cipales y además en las materias siguientes: 

Piscicultura. 


150 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Química orgánica aplicada a los productos de la industria 
agrícola. 

Electrotecnia. 

Patología vegetal. 

Microbiología. 

Inglés y alemán. 

Arboricultura y horticultura. 

Existe un Consejo de perfeecionamiento para todas las cues- 
tiones que interesan las modificaciones en el plan de estudios, 
en el número de cátedras, y en los programas de admisión. Ese 
Consejo está constituído: 1%, por 4 miembros natos, de los cuales 
3 pertenecen al Ministerio de Agricultura y el cuarto es el Di- 
rector del Instituto; 2%, por miembros nombrados por el Minis- 
tro y que son personas prominentes en la Agricultura o en la 
Industria; 5% por 5 profesores del Instituto agronómico y que 
son indicados por el Consejo de la Escuela. El número total 
de miembros de ese Consejo de perfeecionamiento es pues de 16. 

Un Consejo llamado de Administración tiene a su cargo la 
gestión de la fortuna particular del Instituto, las aceptaciones 
y empleos de legados, las acciones en justicia, etc., es decir que 
dicho Consejo constituye la personalidad jurídica del Instituto, 
debiendo sus deliberaciones recibir la sanción ministerial. Está 
formado por 11 miembros que pertenecen a diversas Corporacio- 
nes y es su Presidente un miembro del Consejo superior de Agri- 
cultura. 

En fin como organismo de orden interior debe citarse el Con- 
sejo de Profesores, también llamado Consejo de la Escuela, que 
interviene en la aplicación de los programas, en las medidas dis- 
ciplinarias, en el otorgamiento de Diplomas o Certificados de 
estudios. El Instituto goza del privilegio de que uno de sus 
profesores tiene asiento en el Consejo superior de Instrucción 
Pública. 

El objeto del Instituto es formar: 

1% —Agricultores y propietarios que posean los conocimientos 
científicos necesarios para la mejor explotación del suelo; 

2% —Profesores para la enseñanza agrícola en las Escuelas na- 
cionales, en las Escuelas prácticas de agricultura v en las Es- 
cuelas normales: 

3%” — Administradores para los diversos servicios públicos re- 
lacionados con la agricultura; 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 15d 


4% —Ingenieros agrónomos; 

5” —Direetores de Estaciones agronómicas; 

6”.—Químicos para industrias agrícolas. 

La matrícula cuesta 500 franeos más 100 francos en calidad 
de depósito para gastos de exeursiones, pago de objetos destruí- 
dos o deteriorados y para asistencia médica en caso de enfer- 
medad. 

El concurso para el ingreso comprende una prueba escrita y 
otra oral, siendo la primera eliminatoria. Si el candidato posee 
aleún diploma de bachiller o licenciado se le tiene en cuenta en 
el examen oral, es decir si ha sufrido con éxito la prueba escrita; 
algunos aspirantes proceden de Escuelas nacionales de Agricul- 
tura; a estos se les abonan 20 puntos. Las materias de examen 
son: matemáticas (aritmética, álgebra, geometría, mecánica, tri- 
gonometría); composición francesa; ciencias naturales; física y 
química; geometría deseriptiva; eroquis; cada uno de esos exá- 
menes escritos dura tres horas. Los aspirantes extranjeros su- 
fren esas mismas pruebas con excepción de las composición fran- 
cesa y tienen una clasificación de inereso distinta de la de los 
estudiantes franceses. 

Como se vé, los alumnos al ingresar poseen ya los elementos 
de las Ciencias con bastante extensión; el Instituto hace su apli- 
cación a la Agricultura, dividiendo la enseñanza en semestres. 
Sus grandes divisiones son: 1”.—Ciencias fundamentales de la 
Agronomía que a su vez se subdividen en Ciencias naturales, 
Ciencias físicas y químicas, Ciencias matemáticas y Ciencias so- 
ciales; 2% —Estudio de la Agricultura; 3%—Lenguas vivas. 

Granja de estudio; para las prácticas posee el Instituto una 
extensión de 287 hectáreas (unas 21 caballerías) cerca de París 
en la que los alumnos, conducidos por profesores y jefes de tra- 
bajos, asisten a todas las operaciones de cultivo en gran escala. 
Pero la parte capital de la enseñanza práctica reside en los tra- 
bajos que los alumnos realizan durante los dos meses de vaca- 
ciones en alguna eran hacienda, en la que un inspector jefe de 
trabajos suele periódicamente visitar a los alumnos para cercio- 
rarse de los trabajos llevados a cabo. 

La duración de los estudios es de dos años, al cabo de los cua- 
les recibe el alumno su diploma de ingeniero-agrónomo si alcan- 
za a 15 puntos el promedio de todas sus calificaciones. Pero 
puede, si así lo desea, permanecer un tercer año llamado de per- 


152 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


feccionamiento, para el cual se admite el número fijo de 24; y 
de estos reciben 9 una retribución mensual de 100 franeos si han 
trabajado con perfecta asiduidad; ellos sirven además de ayu- 
dantes a sus profesores y pueden asímismo entregarse a traba- 
jos personales de investigación. 

Para dar una idea de la extrema aplicación que se exige de 
los alumnos bastará decir que durante los dos años de estudios 
ellos han recibido 745 lecciones y han pasado 101 exámenes, de 
los cuales 22 son generales de prueba de curso, 44 parciales y 35 
pruebas prácticas. 

LABORATORIO DE HIGIENE DE LA CIUDAD DE PA- 
RIS.—Constituye este Laboratorio uno de los 3 organismos crea- 
dos y subvencionados por el Ayuntamiento de la Capital para 
atender a la salubridad e higiene de la población. Esos tres or- 
ganismos son: 1*.—Servicio meteorológico establecido en el par- 
que de Montsouris; 2”.—Laboratorio de higiene; 3”.—Vigilan- 
cia de las aguas de alimentación. 

El servicio meteorológico ha sido ya objeto de un estudio pu- 
blicado en el Boletín del Observatorio Nacional de Febrero de 
1922: ; 

La visita hecha al Laboratorio de higiene en el mes de Sep- 
tiembre último es objeto de la relación siguiente: sito en la rue 
des Hospitalieres-St. Gervais este Servicio tiene por jefe al Doe- 
tor R. Cambier y por sub-jefe al Ingeniero de Artes y Manufac- 
turas M. F. Marboutin, profesor de salubridad e higiene en la 
Escuela Central; es decir que esa dirección así inteerada en un 
médico y en un ingeniero responde bien al doble objeto de ese 
Centro; completan el personal 21 químicos y bacteriólogos que 
son licenciados o doctores. 

Sus trabajos se publican anualmente con el título “Annales 
des Services techniques d "higiene de la Ville de París””. El ser- 
vieio médico prestado por el Laboratorio es de diagnóstico y 
profilaxia de las enfermedades contagiosas, entendiéndose direc- 
tamente con los médicos de quienes recibe la solicitud de inves- 
tigaciones y a quienes remite los resultados de análisis. Anti- 
guamente esos análisis eran gratuítos; hoy se cobran a razón de 
20, 30 6 50 francos. 

Señalado también que sea en una Escuela aleún caso de dif- 
teria o meningitis-cerebro espinal acude un delegado del labora- 
torio a tomar las medidas necesarias de aislamiento e investiga- 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 153 


ción. El servicio de desinfección no está a cargo de este labora- 
torio, sino de la Prefectura de Policía o de empresas privadas 
que aceptan el pliego de condiciones que les somete la Prefectu- 
ra; pero ya sea el Servicio Municipal o el privado que realice 1. 
desinfección, el laboratorio de higiene fiscaliza la operación por 
medio de la prueba microbiana. 

El laboratorio no se ocupa de las aguas de alimentación; la 
inspección de estas constituye el tercer organismo subvencionado 
por el Ayuntamiento y situado en otro local y con otra diree- 
ción. Pero de lo que sí se ocupa el laboratorio es de las aguas 
usadas, las del río y las de las cloacas. La epuración de estas 
es objeto, desde hace más de un año, de experiencias llevadas a ca- 
bo por el Dr. Cambier y Mr. Bouyssy para aplicar en Francia el 
procedimiento ideado en los Estados Unidos en 1911 por M. M. 
Black y Phelps y que ya es aplicado en el estado de Massachus- 
setts. Antiguamente las llanuras de Gennevilliers y de Ache- 
res cerca de París ofrecían el medio de epuración por lo que se 
llama el épandage, es decir una irrigación en superficie, y dedi- 
cadas entonces esas llanuras al eultivo de frutos menores pro- 
ducen ejemplares dienos de admiración. Pero como la pobla- 
ción de París ha aumentado de modo notable, ese procedimien- 
to resulta insuficiente; de ahí la necesidad de una purificación 
más rápida. El procedimiento de Black y Phelps ideado para 
disminuir la putrescibilidad de las aguas de cloacas vertidas en 
la bahía de New York consisten en la oxidación por el aire for- 
zado en presencia de los depósitos de esas mismas cloacas. El me- 
capismo de esa acción que transforma en ácido nítrico el amonia- 
co.no ha recibido aún una explicación satisfactoria; unos ven en 
ella una acción bacteriológica y de esa interpretación son par- 
tidarios los químicos del laboratorio; otros la consideran como 
acción físico-química de esos faneos activados por el aire que 
actúan como catalisadores, y de esta interpretación, contradie- 
ción curiosa, participan los bacterióloeos de ese Centro. El he- 
cho es que esos fangos necesitan la acción continuada del aire 
renovado durante un mes para hacerse activos; y entonces el 
agua que antes de la operación era turbia y opalescente llega a 
ser enteramente transparente, y todo el amoniaco que preexistía 
queda transformado en ácido nítrico y por tanto en nitratos, 
pues esos fangos de las cloacas son alcalinos. 

En esa operación oxidante parte de esos fangos desaparecen 


154 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


por haberse transformado en productos solubles; pero como las 
aguas objeto de purificación traen gran cantidad de materias 
en suspensión, el volumen total de fangos activos permanece 
casi constante; se ha calculado que produciendo París un millón 
quinientos mil metros cúbicos de aguas de cloacas por día, es- 
tas arrastran esa misma cantidad en kilogramos de materias en 
suspensión. 

Otro estudio importante hecho actualmente por el labora- 
torio de higiene es el de la atmósfera subterránea donde circu- 
lan los trenes llamados metropolitanos. Se ha observado que 
ese aire se halla viciado no sólo por el anhídrido carbónico, si- 
no también por una pequeña proporción de aminas secunda- 
rias que son las que producen el mal olor característico de esa 
red metropolitana. Como la determinación de estas es difícil 
por ser productos de fácil condensación con sólo un pequeño 
descenso de la temperatura, por lo que se depositan en paredes 
y piso del subterráneo, se prefiere determinar sólo la proporción 
del anhídrido carbónico; de este estudio ha resultado la deter- 
minación tomada por el Ayuntamiento de hacer aumentar los 
medios de ventilación. 

En ciertos lugares habitados donde existe hacinamiento, se 
han observado emanaciones de óxido de carbono que el labo- 
ratorio es llamado a revelar y a dosificar; esta dosificación se 
lleva a cabo por un procedimiento ideado por sus químicos, y 
el cual consiste en la reducción del anhídrido iódico por un vo- 
lumen determinado del aire viciado; el iodo así obtenido se di- 
suelve en un volumen determinado de cloroformo y la colora- 
ción de la solución se compara con tipos de riqueza conocida; 
se hace pues la determinación por colorimetría; el procedimien- 
to es muy sensible. 

El laboratorio practica en la actualidad investigaciones para 
conocer la causa de la destrucción que se viene observando de 
los castaños que hermosean las avenidas y bulevares de París. 

Con lo expuesto basta para dar una idea de la variedad e im- 
portancia de los trabajos que lleva a cabo el Labortorio de hi- 
viene de la Ciudad de París. 

ESCUELA DE MEDICINA.—Debe darse una ligera idea de 
la enseñanza en esta Escuela para poder hacer una comparación 
con la de Johns Hopkins en Baltimore. 

Al matricularse el alumno está obligado a presentar el diplo- 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 155 


ma de Bachiller (letras-filosofía) y el Certificado de estudios fí- 
sicos, químicos y naturales que expide la Facultad de Ciencias. 
El estudio de esas materias preparatorias se hace en un año y 
su examen se lleva a cabo en la Universidad en dos sesiones, la 
primera en julio y la segunda a fines de octubre. 

Este examen comprende física, química, zoología y botánica 
con pruebas prácticas de esas mismas materias, estando consti- 
tuído el Tribunal por cuatro profesores de esas mismas asigna- 
turas. Las calificaciones se dan por puntos del modo siguiente: 


las de Física son de O a 30 


OCA E 0 ar al 
rico logiía (20.40.20 
a SO taniea UN ado 


Para ser aprobado y recibir por consiguiente el Certificado 
P. C. N. se necesita que la suma mínima de puntos sea de 55 es 
decir la mitad de los puntos máximos que suman las cuatro asig- 
naturas. 

Como este informe se refiere sólo a la Quinta, me limitaré a 
lo que se exige de esa Ciencia para poder ingresar en la Escuela 
de Medicina. 

Esa enseñanza que, como ya se ha dicho, se lleva a cabo en la 
Facultad de Ciencias comprende tres conferencias semanales de 
una hora y doce horas por semana de práctica de laboratorio, 
siendo el curso académico de 8 meses. 


En la redacción del programa se ha tenido en cuenta que los 
futuros estudiantes de medicina forman la principal clientela 
del P. C. N., por lo que los Profesores de la Facultad de Cien- 
cias insisten de un modo más particular sobre las nociones que 
a aquellos les han de ser más útiles, sin que esto quiera decir 
que deba ser una enseñanza de química médica. 


El Profesor tiene asímismo gram cuidado en la distribución 
de su asignatura, a fin de no darle un desarrollo excesivo a una 
parte de eila con perjuicio de otra que puede ser de gran inte- 
rés para el futuro médico. Ese programa comprende: 1”.—fe- 
neralidades; 2. —Metaloides; 3%.—Metales; 4”.—Química orgá- 
nica; 5% —Análisis químico. 

Las generalidades abarcan sólo las nociones generales de la 
química elemental, tales como las leyes de las combinaciones 


156 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


químicas, la nomenclatura, nociones de valencia, ecuaciones y 
funciones químicas. 

La segunda y la tercera parte de la asignatura comprenden 
el estudio de los metaloides y metales con sus principales com- 
puestos, aquellos que más debe conocer el médico, sin omitir las 
generalidades sobre las sales, las leyes de Berthollet y los prin- 
cipios de termoquímica. 

Se concede un gran desarrollo a la química orgánica en sus 
principales funciones, concediéndole a la extracción y caracteres 
de los alcaloides, así como a las materias protéicas y sus derl- 
vados la importancia que merecen. 

Como es natural en un curso tan extenso, el análisis quími- 
co no puede disponer sino de muy corto espacio de tiempo, y se 
desarrolla principalmente en prácticas que tienen por objeto la 
determinación del metal de una sal disuelta en agua y la de los 
metales en las mismas condiciones; y asímismo la determina- 
ción de los ácidos de esas sales. 

La investigación de las materias insolubles en el agua y la de 
los caracteres analíticos de los principales ácidos orgánicos com- 
pletan esas prácticas de análisis cualitativo. Algunos análisis 
cuantitativos por soluciones valoradas, como alcalimetría y aci- 
dimetría, y algunos ensayos de agua terminan las prácticas de 
análisis. 

Ese programa de química para el Certificado P. C. N. de la 
Facultad de Ciencias de París y que, como ya se ha dicho, es el 
que se requiere para el ingreso en la Escuela de Medicina, es cos 
poca diferencia el que aprueban nuestros estudiantes de mediel- 
na en nuestra Escuela de Ciencias; pero es muy inferior al que 
se exige en el Johns Hopkins Medical Department. 

La desproporción en nuestra Universidad entre el personal 
Facultativo de Química y el número de estudiantes de medicina 
no nos permite dar a las prácticas el desarrollo que tienen en la 
Facultad de Ciencias de París. 

En esa Escuela de Medicina de París la enseñanza está repar- 
tida en 5 años de estudios; en el segundo semestre del segundo 
año existe un curso de química fisiológica de dos conferencias 
por semana con trabajos prácticos y en el primer semestre del 
quinto año uno de química patológica de dos conferencias con 
sus prácticas semanales. Aleunos estudiantes que desean una 
enseñanza más completa se inseriben en el curso de química bio- 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 157 


lógica de la Facultad de Ciencias, que está a cargo del Profesor 
Bertrand en el Instituto Pasteur. 

Para completar esta reseña debo hacer mención de la “Société 
des Amis de 1"Université de París”? que tiene por objeto favore- 
cer el desarrollo de la Universidad por la creación de cátedras, 
cursos y conferencias en las diferentes Facultades y Escuelas, 
con subvenciones a los laboratorios y a las bibliotecas, institu- 
ción de premios, concesión de auxilios a los estudiantes necesi- 
tados y publicación de un boletín que suele insertar trabajos 
científicos de gran importancia. La suscripción anual de éste 
es de 20 francos, reducida a 10 para los estudiantes. 

El costo total de la carrera en los 5 años de estudios es próxi- 
mamente de 600 franeos sin incluir los de la preparación para 
el ingreso. 

Para la enseñanza práctica en los laboratorios se sigue la nor- 
ma de un preparador-ayudante para cada grupo de 16 estudian- 
tes; para el Certificado P. C. N. existen 3 preparadores de con- 
ferencias y 3 mozos de laboratorio uno para cada rama de la 
qiímica (Mineral, orgánica, y analítica). 

ESCUELA CENTRAL DE ARTES Y MANUFACTURAS.— 
Esta renombrada Escuela fundada en 1829 tiene por objeto for- 
mar ingenieros para todas las ramas de la industria y para obras 
dúblicas cuya dirección no pertenezca necesariamente a ingenie- 
ros del Estado. 

Los alumnos, todos externos, ingresan después de un riguroso 
concurso en el que pueden tomar parte los extranjeros en las 
mismas condiciones que los franceses. Esos exámenes de ingre- 
so son eseritos y orales, dándose las calificaciones por puntos de 
0 a 20 y exigiéndose un mínimum de 13 para ser admitido, y 
afectándose las diferentes pruebas de examen de coeficientes re- 
lacionados con la importancia de las materias. 

Las condiciones exigidas para el ingreso han sido objeto últi- 
mamente por parte del Consejo de perfeccionamiento de una 
profunda y beneficiosa modificación. Se exigen dos años de 
preparación; después del primero se sufre una primera prueba 
de matemáticas elementalese, botánica, física y química; los que 
alcanzan la calificación 13, sobre un máximum de 20 como pro- 
medio de todos los exámenes, son declarados admisibles para se- 
guir en el segundo año de preparación. Generalmente de 1,200 
aspirantes que se presentan a esta primera prueba unos 700 la 


158 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


pasan de modo satisfactorio; al año siguiente, estos 700 se some- 
ten a una prueba más difícil en Cálculo, geometría analítica, 
geometría descriptiva, mecánica, composición francesa, física, 
química y dibujo. 

En el segundo curso de 1921 el examen de ingreso se realizó 
del modo siguiente: Exámenes escritos. 

Geometría analítica y mecánica: cuatro problemas, haciéndo- 
se los cáleulos numéricos con la regla de calcular. 

Geometría deseriptiva: un problema sobre intersección de un 
econo de un cilindro. 

Algebra, análisis y trigonometría: un problema de cada uno; 

Física: dos problemas, uno sobre el péndulo y otro sobre ten- 
siones de vapores; 

Química: cinco problemas. 

Dibujo: uno de máquina y otro de ornamento. 

Composición francesa: ¿Qué provecho intelectual y moral pue- 
de un futuro ingeniero encontrar en la lectura de la biografía 
y de los trabajos de los sabios eminentes? 


Exámenes orales: estos se llevaron a cabo por dos tribunales 
constituídos por 5 profesores para las materias siguientes: 


1*—Aritmética, Aleebra y Trigonometría. 
2. —Geometría analítica y Mecánica. 

3 —Geometría y Geometría descriptiva. 
40 —Física. 

5” —Química. 


De los 700 sometidos a la segunda prueba sólo unos 250 alcan- 
zaron el promedio de 13 y esos ingresaron en la Escuela dando 
por resultado una selección muy beneficiosa para la enseñanza y 
para el prestigio profesional de los futuros graduados. 

Las materias de enseñanza dentro de la Escuela son: obras 
públicas; explotación de minas; metalurgia del hierro y del 
acero; construeción de máquinas; mecánica aplicada; análisis 
matemático y geometría descriptiva; física general; química ge- 
neral; química analítica; física industrial; aplicaciones indus- 
triales de la química mineral; aplicaciones industriales de la 
química orgánica; caminos de hierro; electricidad industrial; 
resistencia de materiales; construcciones metálicas; construecio- 
nes civiles; máquinas térmicas; mecánica general; órganos de 
las máquinas; mineralogía y geología; arquitectura; salubridad 


C. Theye: Sobre algunos Centros de Instrucción, etc. 159 


e higiene; legislación industrial; dibujo de arquitectura; dibujo 
de máquinas. 

Además numerosos trabajos prácticos en los laboratorios de 
física, química, electricidad, resistencia de materiales, metalo- 
grafía y trabajos de geodesia. 

La duración de los estudios es de 3 años; y el diploma que se 
concede es el de ingeniero de artes y manufacturas. Es una 
institución del Estado que forma ingenieros constructores, inge- 
nierog mecánicos, ingenieros metalúrgicos e ingenieros químicos. 

SOCIEDAD DE AMIGOS DE LA ESCUELA CENTRAL.— 
Fué ereada hace años para proporcionar a la Escuela un apoyo 
moral y económico por medio de cuotas fijas y liberalidades que 
tienden al mejoramiento de los servicios de la Escuela aseguran- 
do 3u prosperidad y perfeccionando su enseñanza práctica. 

Su Consejo de Administración compuesto de 30 miembros es 
elegido para un período de 5 años por la Asamblea general que 
se reune una vez al año. Ese Consejo de Administración destina 
tolos los años 10.000 francos para material de laboratorios. 

Hoy día integran la Sociedad 101 fundadores, 362 suserip- 
terres y 11 asociados y el activo econ que cuenta es de unos 
115.000 francos. 

Esperemos que en esta nueva etapa de reorganización de nues- 
¿ra Universidad se podrá crear una Sociedad de amigos similar 
a la que existen en Universidades y Escuelas de otros países. 


CONCLUSION 


Sintetizar, en una apreciación general, las reflexiones a que 
puede dar lugar este rápido y largo recorrido por tantos Cen- 
tros superiores de labor científica, sería empeño asáz difícil, y 
que sólo podría intentarse después de un estudio más detenido 
de todas esas organizaciones. 

Es sabido que los laboratorios de las grandes Universidades 
americanas revelan en sus instalaciones un propósito de no esca- 
timar vastos, así como en sus planes de enseñanza se evidencia 
el de responder a todas las necesidades industriales, creando 
las especialidades que ellas requieren. Cornell, Columbia, Massa- 
chussetts Institute of Technology. Johns Hopkins y otros Cen- 
tros superiores de enseñanza honran por su organización y por 
sus laboratorios a esa gran República del Norte. 


160 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


En Holanda puede citarse sólo la Universidad municipal de 
Amsterdam como modelo en su orsanización y en sus instala- 
ciones; pero, si nos atenemos con preferencia al trabajo cientí- 
fico en largos años realizado, hemos de confesar que, en rela- 
ción a su pequeñez, este país de 6 millones escasos de habitantes 
ha contribuido de manera sorprendente al progreso de la Cien- 
cla, puesto que seis veces ha obtenido el codiciado premio Nobel. 

En cuanto a Alemania, sigue siendo un Centro científico de 
primer orden, sobre todo en cuanto a la química y a sus apli- 
caciones se refiere, siendo honra y provecho para sus indus- 
trias su soberbio Instituto de química de la Universidad de 
Berlín, pero debiendo más especialmente citarse como modelo 
de organización y de eficiencia el Instituto de enfermedades tro- 
picales creado y subvencionado por el Senado y Municipio de 
Hamburgo. 

Francia nos revela un decidido empeño en elevar en sus Is- 
cuelas técnicas el nivel de la enseñanza, acrecentando como ceon- 
secuencia la capacidad técnica de sus profesionales. Ningún 
procedimiento puede conducir más directa y seguramente a exe 
fin que el realizado en la Escuela de física y química industri- 
les de la ciudad de París, en el Instituto nacional agronómic 
y en la Escuela Central de artes y manufacturas y el cual con: 
siste en hacer en los exámenes de ingreso una selección severa, 
. que sólo da entrada a los más capacitados; es el mismo procedi- 
miento practicado en el Johns Hopkins medical department de 
Baltimore. 

De imitar nosotros esos procedimientos, cual no sería el mejo- 
ramiento de nuestra enseñanza y el alto concepto científico que 
alcanzarían nuestros eraduados. De todas las reformas posi- 
bles, que pudiéramos intentar en beneficio de nuestra Universi- 
dad y de la República, esa sería la de más inmediatos resultados. 
Disminuyamos el número mejorando la calidad. 


HISTORIA DE UNA TRAGEDIA () 
I: GRECIA 


POR EL DR. SALVADOR SALAZAR 


Profesor de Historia de la Filosofía 


Señor Presidente del Ateneo: 
Señoras y Señores: 


Hace más de un año, al ocupar por última vez esta amada tri- 
buna de la Sección de Ciencias Históricas, en qúe justé mis pri- 
meras armas tribunicias, he sido siempre acompañado por vues- 
tra cordial benevolencia y obtuve los más inmerecidos halagos, 
tomé como tema, para rendir mi contribución a nuestra serie de 
“Estudios históricos”?”, aquel viejo romance castellano de “El 
Conde Alarcos””, a la vez caballereseo v sentimental, que saltó 
del empolvado prestieio del Romancero a la comedia de Lope y 
sus imitadores, y vino a resucitar, en plena era romántica, en el 
drama que hiciera, para satisfacer la cariñosa invitación de Do- 
mingo del Monte, aquel bardo infeliz cuyo cerebro ensombreció 
la niebla de la locura y que sintió en su corazón las más dulces 
ternuras, lloró las penas más profundas con los acentos más gra- 
ves y más tiernos y contempló, de codos en el puente, y escu- 
echando el dulce susurrar, blando y tranquilo, con que vierte en 
el mar sus aguas el yumurino río, las alboradas milagrosas con 
que aparece el más radiante de los soles en el más azul de los 
cielos ! 

En esta ocasión, para reanudar la serie, voy a escoger un asun- 
to, mitad de la leyenda, mitad de la historia, que pudo dar mo- 
tivo, por sus detalles calofriantes, a una tragedia de Esquilo, 
saltó de la Historia Antigua al teatro italiano del Setecento y 


(1) Conferencia pronunciada en el Ateneo de la Habana, el 9 de Mayo 
de 1923. 


162 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


vino a ser motivo para una tragedia helénica de uno de nuestros 
más famosos poetas del siglo XIX, a quien consagra hoy, sin dis- 
cusión, como inspirado poeta, la posteridad admirada y conven- 
cida, y para quien contemporáneos entusiastas quisieron arran- 
car, sin conseguirlo, la áurea corona triunfal que ya definitiva- 
mente brillaba por una eternidad de gloria, en la frente de He- 
redia!... 

Vamos a remontarnos, en el curso de los siglos hacia edades 
pretéritas que cubre ya con su velo densísimo el impalpable pol- 
vo del olvido; y feliz yo si, al condueiros por los barrancos ás- 
peros de la historia y los amenos prados de la fantasía, puedo 
evocar ante vosotros, más por un milagro de vuestra imagina- 
ción reconstructiva que por el poder de mi pobre palabra, ciu- 
dades y costumbres ya muertas, hombres y razas extinguidas; 
pueblos que sacrificaban en el altar de sus convicciones sus teso- 
ros más ricos; ciudadanos ejemplares que ocupaban las altas ei- 
mas de la gobernación política para el bien y la grandeza de su 
patria, a trueque, a veces, de sus más caros afectos, v doncellas 
purísimas a las que bárbaras supersticiones condenaban al mar- 
tirio en el glorioso instante en que la llama de la pasión se des- 
bordaba de lo íntimo del alma y ponía halos de luz en torno de 
sus frentes y claridades deslumbrantes en el fulgor de sus pu- 
pilas... 

De este modo, por el dorado hilo de la belleza, se unirán, al 
través de los siglos, las afortunadas regiones del Mediterráneo 
y del Caribe; y gracias al parenteseo espiritual que crea, en el 
discurrir de las generaciones, la comunión, ante iguales altares, 
en supremos ideales de arte v de belleza, podré demostrar que 
hubo entre nosotros un espíritu helénico; a ver si esa relación 
milagrosa de dos pueblos tan distantes en el espacio y en el tien:- 
po, nos hace entrever, como en augurio de futuras grandezas, la 
suprema posibilidad de que un día, así como Grecia, en el seno 
del mar Jónico fué el punto de convergencia de dos eivilizacio- 
nes, eracias a la labor conquistadora de Alejandro, Cuba, en el 
seno del Golfo, llegue a ser en la historia de la civilización lo 
que es en la geografía: arco-iris triunfal que extendiendo sus 
brazos en un gesto de amor desde la Florida a Yucatán, trata 
de fundir en un solo ideal de progreso y libertad las dos razas 
del Continente americano!... 

Cuentan los viajeros dotados de imaginación —y para vlajar 


$8. Salazar: Historia de una tragedia. 163 


se necesita llevar provisión de ella en las maletas, porque a los 
áridos eruditos que no saben pensar sino rememorar, ni sentir 
sino ver, vada dicen paisajes ni horizontes—que cuando, camino 
de Atenas, penetra el barco en el Golfo de Egina, en un cierto 
sitio de la pequeña rada, antes de que el promontorio cierre la 
línea del horizonte, por un momento no más, como si se tratara 
de una apoteósis teatral, se descubre, sobre las alturas del Aecró- 
polis, las milenarias columnas del Partenón, custodiadas a am- 
bos lados por dos altos e históricos montes: de una parte, el 
Himeto, donde, desde los tiempos de la leyenda, fabrican las abe- 
jas la más dulce miel; y de otra, el Pentélico, donde todavía, 
entre el tono verdinegro de la montaña, relucen las vetas de aquel 
mármol que arrebató a la tierra el genio organizador de Peri- 
ecles y transformó en milagros de piedra el cincel prodigioso de 
Fidias!... 

El bajel de nuestra fantasía atraca al Pireo; y desdeñando el 
ferrocarril que nos recuerda el amargo comentario de Fradique 
Mendes frente a la línea férrea de Jerusalén, andamos por la 
empolvada carretera que conduce a la ciudad, sombreados por los 
álamos y medio asfixiados por el polvo milenario de la historia; 
eorremos, como el hoplita de Maratón, hacia el centro de la elo- 
riosa urbe, en busca de los modernos edificios con que la bárbara 
elvilización ha reemplazado a la poética barbarie; nos detenemos 
ante un viejo palacio, buscando el de Pericles y... ¡oh prodi- 
gio! Por el amplio peristilo ambulan gravemente bellas donce- 
llas núbiles de eútis nacarado y ojos negros intensos, de cabelle- 
ra eraciosamente recogida en bucles sobre la frente y envueltas 
de pies a cabeza por el himation que cae sobre sus cuerpos con 
ligeros pliegues, mientras su pequeña mano izquierda recoge 
suavemente al mismo lado del pecho los bordes de la túnica, 
mostrando el brazo derecho, todo desnudo, su triunfal hermo- 
sura... 

Un paso más... y la amplia sala griega se abre ante nosotros, 
prestigiada por la preseneia de sabios, literatos y artistas... 
ANá lejos, la figura grotesca y la calva cabeza de Sócrates, so- 
bresale entre un grupo de atenienses. El filósofo enreda en las 
mallas de su mayéutica a Protágoras y sus compañeros sofistas, 
aquella extraña raza de filósofos que venía a enseñar a los jó- 
venes de la Decadencia, cómo el arte sutil de la oratoria y la ra- 
ra habilidad de la política, consisten en tornar lo negro blanco 


164 Revista de la Facultad de Lretras y Ciencias. 


y alcanzar de eualquier modo el personal encumbramiento, no 
importa a qué precio, ni aún poniendo en peligro la propia esta- 
bilidad de la patria. 


En otro rincón, una figura alta, serena, tranquila, de bellas 
formas físicas disimuladas bajo los pliegues de la severa túnica, 
con una cabeza un poco desproporcionada, pero bella por la se- 
renidad de las pupilas, la paz de la sonrisa y la majestad de la 
frente pensante, discute sin alterarse, dialoga sin enardecerse, 
razona sin apasionarse, con Sófocles y Eurípides, los grandes 
maestros de la tragedia. Es Pericles, el hijo de Xantipo, el ilus- 
tre discípulo de Zenón el Eleata que inculeó en su espíritu, junto 
con la doctrina metafísica de la unidad universal, el sentimiento 
de armonía que preside toda la vida del gran ateniense; es Pe- 
ricles, que aprendió de Damón la música y de Anáxagoras de 
Clazomenas el eriterio de la inteligencia pensante como alma del 
Universo; es Pericles que ha ofrecido a los atenienses seguir 
transformando la ciudad antigua en una metrópoli de mármol 
a costa de su propio tesoro, si persisten las murmuraciones con- 
tra su administración del tesoro de los aliados; es Pericles, que 
sube raras veces a la tribuna pública '“como la galera salami- 
niana, al decir de Plutareo, en las grandes solemnidades””; pero 
entonces, “como Júpiter, lanza rayos y truenos que trastornan 
toda la Grecia””; es Pericles, a quien su pueblo adora, y por su 
cabal personificación de la grandeza tan cara a aquella raza que 
con tan singular esmero cultivaba la divina flor del aticismo, lo 
saludaba, frenético de entusiasmo, con el sobrenombre de Olím- 
pico. 

Y más allá, magnífica, esbelta y gentil, enamorando a odos 
con sus inefables encantos físicos y sus extraordinarias dotes, 
habla de arte con Fidias la milesia cortesana que se ganó por el 
triple prestigio de su gracia, de su talento y de su hermosura, 
el corazón de los atenienses, y, especialmente, el de Pericles, a 
quien hacía feliz con las caricias de un amor infinito, y grande, 
elorioso y único con el regalo de sus prudentes consejos y la co- 
laboración de su inmensa cultura. 


Habla Pericles con Sófocles y Eurípides de la muerte de Es- 
quilo que acaba de ocurrir en Sicilia. Corre el año 455% ante- 
rior a Cristo; y aunque Sófocles tiene quince años más que Eurí- 
pides, ya las obras extraordinarias de éste le hacían decir al 


S. Salazar: Historia de una tragedia. 165 


otro: “He pintado los hombres como debían ser; Eurípides los 
pinta tales como son””. 

Pericles se entera de que Esquilo ha sido víctima de un acci- 
dente. Un águila que apresó una tortuga, queriendo romper su 
concha, la arrojó contra la reluciente calva del Padre de la Tra- 
gedia que tomó por una roca... Y la noche anterior, en el vasto 
teatro de Dionysos, cinco mil espectadores aplaudían, una vez 
más, el arte incomparable de la ““Orestia””. 


* 


Fué Esquilo, eupátrida, hijo de un sacerdote de Eleusis, su 
ciudad natal. Nació en el año 525 y fué, por tanto, contempo- 
ráneo del prodigio de Tebas, Píndaro, el beocio autor de los epi- 
nieios o cantos triunfales. Según parece, fué iniciado en los 
misterios, y educado en las doctrinas pitagóricas por lo que se 
explica que siempre considerara en su grandeza inefable, las co- 
sas divinas y su culto por los dioses se grabara permanente y 
firme en su producción artística. Los sucesos que le fueron con- 
temporáneos, la gran epopeya del helenismo contra la invasión 
asiática, le obligaron a servir gloriosamente a su patria; y en su 
propio epitafio menos se cuidó de hacer constar su labor poética, 
que de recordar su heroica actuación en la llanura histórica de 
Maratón, en el Artemisio y en la rada de Salamina. 

Así, religión y patria—patria, fides—son las dos alas de su 
espíritu. En toda su labor literaria ha de mantenerse firme el 
culto a los dioses, el respeto piadoso de la Divinidad misteriosa 
y omnipotente que rise los destinos del hombre; y el amor acen- 
drado y profundo a la ciudad. 

De sus 70 tragedias, sólo siete se han salvado para el regalo 
de la posteridad. En ellas, que son todas obras maestras, puede 
verse siempre presentes el hálito supremo de Zeus omnipotente 
y omnividente, y la ardiente devoción por Atenas, en donde ha- 
bía establecido su residencia hasta que, vencido por Sófocles en 
un certamen y acusado de impiedad por supuestas revelaciones 
de los misterios sacerdotales de HEleusis, tomó por voluntario 
retiro a Sicilia, a donde le llamaba el tirano Hierón, que, al de- 
cir de su comensal, el magno cantor de los epinicios, ““empuña- 
ba el cetro de la justicia en la isla de los grandes rebaños””, en 
donde murió 13 años después. 


166 Bevista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


““Restos del festín de Homero””, según su propia frase, el tea- 
tro de Esquilo tiene dos características que le distinguen y que 
son las mismas del padre de la poesía y de toda la civilización 
helénica: la sencillez y la grandiosidad. Todo el arte griego 
está en esas dos palabras. Una sencillez llena de encanto, de 
poesía, de sugerente estética, que se expande por la faz de toda 
la ciudad, que reluce luminosa y serena en el mármol pentélico 
de las columnas partenopeas, en el rostro grave de los dioses fi- 
daicos, tranquilos y majestuosos en las medias tintas de sus 
““cellas””, en el pliegue de la túnicas, en el andar de sus donce- 
llas y de sus efebos, hasta en la maciza trabazón de la mayéutica 
soerática; y una grandiosidad, un sentido de lo supremo que ba- 
ña con su luz prestigiosa las facciones de Pericles el Olímpico 
como ya estaba en Júpiter y en Palas, en el Erecteo y en las 
Propileas, y en todo el arte griego, lleno de majestad y de gran- 
deza. 

En estas dos caracteristicas externas, sencillez y grandiosidad, 
y estos dos principios fundamentales, culto de los dioses y amor 
a la patria, está todo el arte de Esquilo. Cuatro columnas dó- 
ricas, de entásis admirable e inmortales estrías, sobre las que 
descansan los frisos y las metopas de sus grandes palabras 
(sexquipedalia verba, que dijera luego Horacio) “altas como 
montañas y de sus versos, ajustados como la armazón de un na- 
vío””, para repetir la frase de Aristófanes en “Las ranas”?. 

De sus siete tragedias, dos, “Los persas?” y la última de *“La 
Orestia””, “Las Euménides””, son una elorificación del patriotis- 
mo, la primera del patriotismo guerrero por el lamentable desfile 
ante la infeliz Atosa, de su vencido hijo Jerjes, portador, en el 
empeño militar más estentóreo e inútil de la antigitedad, de toda 
la juventud de Susa y Ecbátana a la conquista de Grecia y que 
vuelve, tras el desastre de Salamina, avergonzado y confuso, pre- 
sentando ante los ojos de los griegos, ocho años después de la 
eran victoria de estos, la figura erotesca de aquel sátrapa orien- 
tal envuelto entre los harapos de la derrota; y la segunda del 
patriotismo civil, por la glorificación de las leyes justas de Ate- 
nas, al juzear el crimen de Orestes, perseguido por las Furias, 
por haber dado muerte a su madre y a Egisto, el amante de 
aquella, asesinos ambos de Agamenón, al retorno de la conquis- 
ta troyana. 

En las otras, el ““Prometeo””, los “Siete contra Tebas””, “Las 


S. Salazar: Historia de una tragedia. 167 


> 


Suplicantes””, “Las Coéforas*” y “El Agamenón”” pasa, como un 
hálito fatídico, la cólera divina, el castigo, hasta la tercera ge- 
neración, de los atentados contra el poder de los dioses. ¡Cuán- 
ta grandeza encierra el diálogos entre Hefestos y Cratos, envia- 
dos de Zeus, y Prometeo, encadenado a la roca de su eterna 
tortura, por haber osado robar a los dioses el secreto del fuego 
y entregádoselo a los mortales!... Y ¡qué horror el de la lucha 
fratricida entre Etéocles y Polinice, a las puertas de Tebas, para 
purgar el incesto involuntario de su padre el desventurado Edipo 
que, a su vez, pagaba con su crimen, una antigua culpa de su 
padre Layo. 

Pero la más grande, sin duda, de las obras esquilinas es la 
trilogía la ““Orestia””, compuesta del '“Agamenón””, “Las Coé- 
foras”” y “Las Euménides””. Al través de sus escenas, se desliza 
la desdichada historia de los Atridas, desde el espeluznante cri- 
men de Atreo hasta la absolución por Palas Justiciera de Ores- 
tes, perseguido por las Furias. Es la leyenda homérica vertida 
en escenas de una grandiosidad extraordinaria. Empieza con 
el regreso victorioso de Agamenón en unión de su cautiva la 
sibila Casandra, asesinados ambos por la esposa infiel del héroe, 
Clitemnestra y por su amante Egisto. Entonces exponen estos 
en su descargo, la vieja historia de crímenes de los Atridas; 
desde el feroz Atreo que usurpa su parte de poder a su hermano 
Trestes y lleva su maldad hasta festejarlo cuando regresa supli- 
cante, con un banquete, en que le sirve el cuerpo de sus dos hi- 
jos mayores, Trestes, al saber lo que come, huye horrorizado, 
llevándose a su tercer hijo, el pequeño Egisto, que ha de volver 
luego a vengar a su padre, usurpando el tálamo a su primo Aga- 
menón hijo de Atreo, mientras aquel en camino de Hion, para 
aplacar las furias de la tempestad sacrifica a los dioses a su hija, 
la infeliz Mfigenia, nueva sangre que cae sobre la raza maldita!... 

Así ocupan Egisto y Clitemnestra, por el crimen, el trono de 
los Atridos, hasta que Ulises el vengador, desaparecido -en la 
guerra, reaparece para consumar, alentado por su hermana Elec- 
tra, el consejo de Apolo Délfico que le manifiesta por el oráculo 
que, mediante el disimulo, debe matar a Egisto y a su propia 
madre Clitemnestra; y que perseguido por las Furias de ca- 
bellos como serpientes y de mirar de fuego por toda la faz de la 
tierra, llega a la ciudad de Minerva, donde la Diosa salida de 
la cabeza de Zeus, le da, después de sereno juicio, la absolución 


168 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


de su crimen y contenta a las Euménides tornándolas benévolas 
por la concesión de un templo en la ciudad. 

Uno de los crímenes de esta sangrienta sucesión de hechos fa- 
tales es el sacrificio de Ifigenia que en la obra de Eurípides, *“la 
Ifigenia en Tauride*” se salva por la intervención de Artemis; 
pero que en la tragedia esquilina resulta sacrificada por su pa- 
dre Agamenón, por el consejo del sacerdote Caleas y para salvar 
a la Grecia. 

Un crimen semejante, impuesto por la inflexible voluntad de 
los dioses y por la ambición de un ¡jefe militar es el asunto que 
forma como el eje de mi disertación. Ocurre no ya en los tiem- 
pos homéricos, sino en los heróicos, en la época en que los dorios, 
extendiendo su poder por la Lacedemonia y el Peloponeso, tra- 
tan de arrebatar a los mesenios su rico y fértil país, extendido 
como una tentación para la voracidad de los conquistadores ha- 
bitantes de un país abrupto, al otro lado del Taigeto. 

En estas guerras de Mesenia que fueron dos, y ambas fatales 
para la independencia de ésta, distinguiéronse dos héroes, en la 
primera Aristodemos, en la segunda Aristómenes; y en esta fué 
también en la que habiendo pedido Esparta a los atenienses un 
jefe militar entendido que los dirigiera, Atenas, tal vez por bur- 
la, les envió un poeta cojo y tuerto. Aquel general poeta cojo 
y tuerto fué Tirteo, que encendió con cantos triunfales el alma 
de sus soldados y los condujo a la victoria. 

En la primera guerra, desvastados los mesenios por la necesi- 
dad de mantener costosas guarniciones en las ciudades, asolados 
por la peste, constantemente hostilizados por los griegos que se 
apoderaban de sus sembrados, decidieron refugiarse en la for- 
taleza inexpuenable de Itome; pero para que la fuga fuera pro- 
picia, el oráculo decretó que una virgen de la familia real de los 
Epitidas fuera sacrificada, y la suerte designó a Ifita, hija de Ly- 
sisco. Lysisco huyó de la ciudad con su hijo, y ante la consterna- 
ción de los mesenios, Aristodemos, también de la familia epitida, 
ofreció voluntariamente a su hija para el sacrificio. Cleon, su 
prometido, para salvar a su amada, manifestó ante el pueblo que 
Tfita ya no era virgen y por tanto no podía satisfacer el oráculo. 
Aristodemos, tanto para vengar el ultraje ignorado por él, en 
la virtud de su hija, cuanto para demostrar su falsedad, si no 
era cierto, la atraviesa él mismo con su lanza y muestra al pue- 
blo las entrañas virginales de su hija; y aunque aquel acto era 


S. Salazar: Historia de una tragedia. 169 


más hijo de la cólera y la venganza que del afán de propiciar « 
los dioses, el asesinato se declara bastante para satisfacer el 
oráculo. 

Seis años después, vacante el trono de Mesenia, apesar de que 
los adivinos advirtieron al pueblo que desconfiara del hombre 
que fuera al trono manchado de sangre, Aristodemos fué elegido 
rey. Gobernó más de siete años con gran dulzura y habilidad, 
tratando de obtener por la bondad y la virtud el silencio de los 
remordimientos que, a lo que parece, atenaceaban su conciencia. 

Un día el oráculo délfico dijo por boca de la Pitonisa, que 
Mesenia sería del primero que colocara cien trípodes en torno de 
Júpiter Itomato. Era imposible, a primera vista, que los laee- 
demonios pudieran hacer esa ofrenda al Dios, situado en el mis- 
mo centro de la fortaleza mesenia; pero un espartano, parodian- 
do al famoso caballo de madera, se confundió entre los labra:c 
res y pescadores que entraban en Itome, llevando en un saco cien 
trípodes de barro hechos por él con más o menos habilidad «-- 
tística, y llegada la noche, los colocó en torno de Júpiter. 

Esta inesperada ofrenda alarmó a los mesenios a la mañana si- 
guiente y Aristodemos, la víspera de partir al combate tuvo un 
sueño preñado de terribles augurios. Veíase armado de pies a 
cabeza, frente a la mesa de los sacrificios cuando de pronto se 
presentó a sus ojos su hija vestida de negro y señalando con el 
dedo su pecho sanerando; luezo derribó cuanto había en la me- 
sa, arrancó las armas de manos de su padre y le ofreció en cam- 
bio la larea túnica blanca y la corona de oro econ que los me- 
senios adornan a los muertos ilustres el día de los funerales. 
Para Aristodemos fué tan terrible la influencia de esta pesadilla 
que, a lo que parece, ya no pudo resistir más la voz de los re- 
mordimientos y se sacrificó él mismo en la tumba de su hija. Su 
muerte fué la señal de la ruina para Mesenia. La fortaleza fué 
arrasada y sometidos a esclavitud todos los mesenios, a excep- 
ción de los que fueron a fundar una ciudad que todavía lleva su 
nombre en el estrecho entre Italia y Sicilia. 

Esta es la leyenda, tal como la confirmó Pausanias, que la oyó 
contar centenares de años después de los sucesos. 

““Pudo ser una tragedia de Esquilo en cuyo marco encuadraba 
por la sencillez y la grandeza, a la par, del asunto; ya fuera el 
sacrificio de Arotea por su propio padre, ya los remordimientos 
y el suicidio de Aristodemo. Lo uno se parece a la muerte de 


170 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Ifigenia; lo otro a la persecución por las euménides del infeliz 
Orestes, asesino de su madre Clitemnestra, y aún más terrífico 
que esto, pues al cabo Orestes es absuelto por Palas Atenea, mien- 
tras que Aristodemo no se absuelve a sí mismo. Si queréis, co- 
rramos el telón sobre el escenario helénico. Viene ahora un lar- 
eo intermedio de dos mil años, hasta 1787. Mientras él discurre, 
el águila caudal de la fantasía remonta el vuelo, lánzase por los 
serenos espacios y volando, volando, deja atrás las escarpadas 
tierras de la Laconia, las aguas azules del mar Jóniceo, el sol des- 
lumbrante de las tierras áticas y se cierne, soberana y altísima, 
por las feraces campiñas de la Italia, hasta descender para po- 
sarse en la misma Ciudad Eterna, a los pies de la Vieja Loba 
Latina. Señoras y Señores: ha caído el telón ””. 


LOS ORIGENES DEL TEATRO INGLES () 


POR EL DR. J. M. PEREZ CABRERA 


Graduado de la Universidad 


El teatro inglés tuvo los mismos orígenes humildes que sus 
hermanos, los demás teatros europeos. Nació, como la tragedia 
eriega, de las ceremonias del culto religioso y tuvo, en un prin- 
cipio, por escenario, las naves del templo y por cultivadores, los 
propios padres de la Iglesia, que estimaban el teatro como un 
medio agradable y útil para la edificación e instrucción de los 
fieles. 

Al principio, el texto de estas representaciones, muy breve, y 
eserito en prosa latina, estaba rigurosamente sacado de las Es- 
erituras. Más tarde, la poesía reemplazó a la prosa, la lengua 
vulgar al latín y el drama se alejó, cada vez más, del texto bí- 
blico. Por último, llegó un día en que el misterio, abandonando 
las naves del templo y a los sacerdotes, se representó en el atrio, 
primero, y en la plaza pública, después, como lo prueban ciertas 
indicaciones escénicas de la época. Y, también, en Inglaterra, 
como en el resto de Europa, llezó un momento en que la Iglesia, 
desconociendo su obra, repudió las representaciones dramáticas. 


Poco a poco, la máquina escénica se fué complicando. Se cons- 
truyó una plataforma, sobre la cual mostraban sus habilidades 
los actores. En las villas ricas esta plataforma constaba de tres 
lugares simbólicos. En un plano superior, estaba el cielo, donde 
se encontraba Dios, rodeado de sus ángeles; más abajo, según 
su rango, se hallaban los santos, la iglesia triunfante. En un 
plano inferior, estaba situada la iglesia militante, es decir, los 
hombres. A un lado y al fondo de una abertura que simulaba 


(1) Conferencia pronuneiada en la clase de Literaturas Modernas Ex- 
tranjeras (segundo curso), de la Universidad de la Habana, el sábado dos 
de diciembre de mil novecientos veintidós. 

La Redacción de la Revista se complace en publicar este trabajo expo- 
nente de una labor muy plausible. 


172 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


una caverna, estaba el infierno. Así, mediante este sencillo sim- 
bolismo, se presentaba, ante los ojos asombrados de los especta- 
dores, el mundo tal y como la religión lo cencebía. 

Podemos, esforzando un poco la imaginación, representarnos 
el abigarrado auditorio. Un grupo heterogéneo de individuos 
reunidos en la plaza pública, los más; algunos asomados a las 
ventanas o subidos en los techos de las viviendas o en los árbo- 
les: todos petrificados por la emoción, la curiosidad y el asom- 
bro, en medio de un silencio religioso, interrumpido tan sólo por 
los sollozos y por las risas. 

Los minstrels, situados a los lados de la escena, animan en cier- 
tos momentos la representación con aires musicales, que distraen 
la atención fatigada de los espectadores. 

Sobre este teatro y frente a este auditorio se desarrolla el dra- 
ma religioso de la humanidad, desde la caída de los ángeles y la 
creación del hombre hasta los misterios de la Encarnación y de 
la Redención. 


X * 


El escritor norteamericano William Lone señala tres períodos 
en el desenvolvimiento del drama inglés. El primer período, que 
él califica de religioso, comprende los milagros y misterios; el 
segundo, o período moral, abarca las moralidades y los entre- 
meses; y el tercero, o período artístico, se inicia, en la comedia, 
con la obra de Udall, representada en 1556, y en la tragedia, con 
el ““Gorboduec'”” de Sackville y Norton, puesta en escena seis 
años después. Ahora bien, estas épocas no son históricamente 
exactas, ya que, en pleno período moral, por ejemplo, aun se re- 
presentan milagros; pero indican, a lo menos, con sus nombres, 
el apogeo de un género u otro. Nuestra tarea, pues, se habrá de 
limitar al estudio de los dos primeros períodos y a indicar, tan 
sólo, el nacimiento de la tercera época. 


PERIODO RELIGIOSO 
En Francia se designaban con el nombre de “*milagros””, las 
representaciones escénicas que tenían como asunto la vida de los 
santos, y con el de ““misterios””, las escenas tomadas de la vida 
de Cristo o de pasajes del Viejo Testamento que anunciaban la 


J. M. Pérez Cabrera: Los orígenes del teatro inglés, 173 


venida del Mesías. En Inglaterra esta distinción fué desconoci- 
da. El nombre de '““milagro”” se usó para indicar indistintamen- 
te los milagros propiamente dichos y los misterios, y este último 
nombre sólo fué utilizado por los escritores ingleses mucho tiem- 
po después. 

Está fuera de dudas que los normandos trajeron a Inglaterra 
sus representaciones religiosas y aun se cree que antes de 1066, 
año de la conquista, ya se habían efectuado representaciones de 
este género en la patria de Chaucer. 

El milagro más antiguo que se conoce es el “Ludus de Santa 
Katharina””, que fué representado en Dunstable el año 1110. Se 
ignora el original de esta obra; pero la primera versión inglesa 
que se conoce es debida a Goffrey of St. Albans, un maestro de 
escuela francés de Dunstable. 

En una deseripeión de Londres del año 1180, su autor, Fitz 
Stephen, menciona las representaciones de milagros como cosa 
usual y ordinaria en la populosa villa. 

Las representaciones coincidían con las grandes solemnidades 
religiosas que provocan regocijos o tristezas populares, tales co- 
mo la Navidad, la Pasión, Pentecostés, ete. 

En los comienzos de la centurias décimo-cuarta, en ciertas lo- 
calidades, estos milagros se reunieron en un cielo que comenzaba 
con la creación del mundo y terminaba con el juicio final. Las 
representaciones se efectuaban durante la primavera, comenzan- 
do el día del Corpus Christi. 

Todas las ciudades inelesas importantes poseyeron sus propios 
milagros que hacían representar por su gremio de actores, pero 
la mayor parte de estos cielos se ha perdido. En la actualidad 
tan sólo se conservan cuatro cielos completos y algunos frag- 
mentos de otros. Estos cielos son: las colecciones de Chester y 
de York, llamadas así por las ciudades que las poseyeron; la 
colección Wakefield, conocida, también, con el nombre de Tow- 
neley, a causa de que la familia Towneley fué propietaria, por 
espacio de lareo tiempo, del manuserito original; y, finalmente, 
la colección Coventry. El ciclo Chester consta de veinticinco 
misterios, el Wakefield de treinta, el Coventry de cuarenta y dos 
y el de York de cuarenta y ocho. Es imposible determinar con 
exactitud la fecha en que fueron escritos estos misterios; sólo 
sabemos que gozaron de gran popularidad desde la duodécima 
hasta la décimo-sexta centuria. 


174 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


El ciclo de York es generalmente considerado como el mejor; 
pero algunos misterios del de Wakefield están bien eseritos y 
son más variados. Edmundo Gosse opina que el interés histórico 
y lingúístico de estos misterios (ciclo de York) sobrepuja a su 
valor puramente literario y estima, además, que sería absurdo 
considerarlos como verdaderos poemas dramáticos. 

El elemento cómico ocupa, también, un lugar importante en 
este período. Los graeiosos de oficio son dos: el diablo, the evil 
one, es decir, el malo por antonomasia, que unas veces atemoriza 
y otras hace reir, y el clown, especie de. payaso, mitad malicioso, 
mitad estúpido, que aun subsiste, y que rivaliza en vis cómica 
con el mismo diablo. 

En el misterio de ““La muerte de Abel””, se ve a Caín discu- 
rriendo con su criado que le aconseja huir para evitar la acción 
de la justicia; pero Caín, en lugar de escaparse, dice una paro- 
dia de proclama en nombre del rey, para aprehender al fratici- 
da, y el criado la repite, sazonándola con graciosas confusiones. 

En “El Arca de Noé””, el personaje ridículo de la pieza es la 
mujer del patriarca. Ella prefiere ahogarse que abandonar su 
chismografía y mientras sobreviene el diluvio no cesa de con- 
versar y de beber. Al fin, dos de sus hijos, logran introducirla 
en el Arca, y Noé acude solícito a su lado; pero ella le corres- 
ponde desdeñosamente. 

El misterio de ““Los Pastores”? es sumamente cómico. Una 
cierta Mak se mezcla entre los pastores que van a saludar al niño 
Jesús recién nacido. Se roba un carnero, que introduce en su 
cabaña, cuyo interior está representado en un rincón de la es- 
cena, y lo esconde en una cuna. Los pastores, que sospechaban 
algo, vienen a la cabaña de Mak y le piden con insistencia que 
les enseñe el niño. Claro está que a la postre descubren el robo; 
pero la mujer pretende hacerles ereer que el espírita malo ha 
cambiado la forma del niño. 

Con esas bufonerías, a la vez osadas e ingenuas, los autores de 
misterios mezclaban escenas sacadas de los libros santos. 

Respecto de esta parte cómica, ha escrito Filon, que si se la 
examina con cuidado, se verá, algo más que esas farsas grose- 
ras, se descubrirá, poco a poco, un sentimiento intenso de la 
realidad, que moderniza la leyenda, para darle más vida. Caín 
es un vagabundo desvergonzado; pero valiente. Los pastores, 
no son pastores de égloga; sino gentes pobres, mal vestidas, gro- 


U 


J, M. Pérez Cabrera: Los orígenes del teatro inglés. 17 


seramente alimentadas, que duermen sobre el suelo, atormenta- 
das por el frío y el hambre, más desgraciadas y casi tan simples 
como sus bestias. 

Algunas veces el misterio se transforma en una especie de 
ópera. Uno de los manuseritos de “La muerte de Abel”” indica 
en cuatro ocasiones la intervención de la música. Frecuente- 
mente la pieza se reduce a una pantomima. “El Arca de Noé”” 
fué representada en presencia de Enrique VII, durante su visita 
a Bristol, without speech, es decir, sin palabras. Este fué el 
origen de los dumbshows, especie de cuadros vivos que se per- 
petuaron hasta la época de Shakespeare. 


PERIODO MORAL 


Dos siglos después de la aparición de los milagros nacen las 
moralidades. La moralidad más antigua, “The Play of the 
Lord*'s Prayer””, mencionada por Wyelif, fué representada en la 
segunda mitad del siglo XIV, el año 1375. No implica este mo- 
vimiento la desaparición de los milagros, ya que aleunas de las 
moralidades más conocidas, precedieron aleunos años a los últi- 
mos milagros. 

Estas representaciones inspiradas en el mismo espíritu que 
los misterios alargan el dominio del teatro religioso, cuyo cam- 
po de aceión era tan vasto como la vida humana. 

Lo que distingue a las moralidades es el carácter alegórico de 
los personajes, como tendremos ocasión de ver. 

En España y Portugal, dice William Long, bajo el nombre de 
auto, fueron maravillosamente desenvueltas por el genio de Cal- 
derón y Gil Vicente; pero en Inglaterra la moralidad fué un tris- 
te género de representaciones, como la alegoría poética que le 
había precedido. 

La moralidad más conocida es ““Everyman””, cuyo argumento 
ha sido revivido recientemente en Inglaterra y en Norte-Améri- 
ca. El asunto de la obra es el llamamiento que hace la muerte 
a cada individuo. 

En la moralidad ““Lusty Juventus'? se pinta, con energía y 
verdad, el desarreglo y libertinaje de un hombre joven. 

“La cuna de seguridad”” es una lección dada a la pereza y a 
la sensualidad de los reyes. El protagonista de la obra es un 
soberano que olvida sus obligaciones y se sumerge en los place- 


176 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


res. Se le hace dormir en una cuna, atado por cadenas de oro, 
sostenidas por cuatro lindas jóvenes, que le mecen cantando. De 
improviso, tocan a la puerta. Cortesanas y cortesanos se desva- 
necen. El rey se despierta y se ve en poder de dos figuras seve- 
ras y formidables, que Dios le envía para castigar sus vicios. 

En “Hycke Seorner”” se ve a Independencia e Imaginación, 
dos bribones que recorren el pais poniendo a contribución las 
bolsas ajenas y que se divierten aun bajo los cerrojos de New- 
gate. Al fin, Independencia e Imaginación son convertidos por 
Perseverancia y Contemplación, que las envían al cielo. Inde- 
pendencia conservará su nombre; pero será una santa y virtuosa 
independencia. Imaginación se llamará en lo adelante, *“Me- 
moria del bien””. 

La prolijidad enojosa de las obras y el pedantismo de los auto- 
res, que ponen en sus producciones cuanto saben, son los defectos 
capitales de las moralidades. 

El simbolismo de estas obras es más aparente que real. Inde- 
pendencia, Imaginación, Perseverancia, ete., no son vicios ni vir- 
tudes, sino hombres viciosos o virtuosos. Nada más concreto, 
más vivo, que esas pretendidas abstracciones. Así se acentúa el 
sentimiento realista que señalamos en los misterios y se revela 
una de las vocaciones del espíritu imelés: predicar divirtiendo, 
disfrazar un sermón bajo la forma de un diáloseo o de un recl- 
tado. 

Como sucede con los milagros, amenudo es imposible señalar 
con exactitud la fecha en que fueron escritas las moralidades. 

Los más conocidos autores de este género de obras son dos: 
John Skelton, que escribió ““Magnificencia””? y probablemente, 
también, “El Nigromante””, y Sir David Lindsay, el poeta de la 
reforma escocesa, que introduce un elemento nuevo: la sátira 
política y religiosa. 

Poco a poco, el espíritu laico va ganando terreno y surge un 
sénero nuevo, más frívolo y alegre que las moralidades: el ““in- 
terlude””, es decir, el entremés. El típico entremés, dice Mae- 
kenzie, es una corta farsa o comedia representada por artistas 
de profesión en un banquete, dado por una persona de distin- 
ción. 

El término entremés, escribe Long, fué usado en el siglo ea- 
torce como sinónimo de milagro, y, más tarde, en el siglo dieel- 
séis, como sinónimo de comedia. 


J, M, Pérez Cabrera; Los orígenes del teatro inglés, Ver 


En un principio las moralidades fueron usadas como entre- 
meses, pero esto duró poco. 

En el entremés la sátira es más cruda, la moral es más mun- 
dana. Esto es debido a una corriente de voluptuosidad y de ele- 
gancia, que circula de un extremo a otro de Europa, que procede 
de Italia y penetra aun en estos rudos sajones, al mismo tiempo 
que los agita un aire de independencia que viene de Alemania. 

El entremés vacila entre la leyenda cristiana y la mitología 
pagana, entre los doce grandes dioses y los doce apóstoles, entre 
Venus y María, entre Cristo y Júpiter. Esa vacilación conduce 
a la duda universal o a la duda rabelesiana de Skelton. 


Se puede citar como un ejemplo de entremés, “Las cuatro P””. 
“Las cuatro P”” son: the palmer, el peregrino; the pardoner, el 
vendedor de indulgencias; the apothecary, el boticario; y the 
pedler, el buhonero. Los tres primeros se enfrascan en una jJoco- 
sa disputa sobre cual de sus oficios es el más bello. El buhonero 
interviene, las partes en discordia le toman como juez. El pre- 
mio corresponderá a aquel que diga la mentira más grande. El 
boticario refiere una cura extraordinaria. El vendedor de indul- 
cencias cuenta el rescate de un alma del mismísimo Infierno. El 
peregrino se limita a decir que en sus numerosos viajes no vió 
jamás a una mujer colérica. A él se le adjudica el premio por 
aclamación. 

El más famoso autor de entremeses es Heywood. Católico ar- 
diente, él emplea su talento en defensa de la fe y sobre todo en 
atacar a sus adversarios. En una de sus obras pone en escena 
a Lutero y a Catalina Bora, disfrazada de una manera odiosa y 
grotesca. 

Al lado de Heywood debemos citar al reformista Bale, que me- 
cla en sus obras los antiguos misterios y las moralidades y eserl- 
be un gran número de entremeses. 

Después de Bale sobresale Arthur Golding, que escribió *“Es- 
ther””. 

Á pesar de estas frivolidades y tonterías el drama religioso 
continuó interesando. Dos siglos después, en 1709, se representó 
eu Bath, en presencia de una sociedad elegante, un misterio so- 
bre la creación del mundo. Pero los actores eran títeres. Así 
terminó un género literario cuatro veces secular. 


178 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


PERIODO ARTISTICO 


Fué costumbre en los colegios ingleses, durante el siglo dieci- 
séis, el representar, en determinadas fiestas, una comedia de 
Plauto o de Terencio. Algo semejante sabemos que tuvo lugar 
en Francia, en el colegio de Coqueret, donde, bajo los auspicios 
de Daurat, el erudito maestro, Ronsard y algunos de sus jóvenes 
condiscípulos representaron piezas clásicas. 

Nicolás Udall, rector de Eton y más tarde de Westminster, 
para evitar el carácter licencioso de los autores latinos, compuso 
una obra, “Ralph Royster Doyster””, adaptación del ““Miles Glo- 
riosus*? de Plauto, que es la primera comedia clásica en inglés. 

““La aguja de la abuela Curton””, que aparece catorce años 
después, es más bien una farsa que una comedia, cuyos perso- 
najes pertenecen a la clase más humilde de la sociedad. En opi- 
nión de Víctor Hugo, gozó en Inglaterra de tanta popularidad, 
como la farsa ““Pathelin””, en Francia. 

En esta época, la tragedia hace pomposamente su aparición en 
manos de los jóvenes estudiantes de la corte que representaron, 
para la reina, el *“Gorboduec”” de Saekville y Norton. El plan 
de esta obra es una de las cosas más grotescas que se pueden en- 
contrar en la historia literaria. No obstante esto, fué acogida 
con entusiasmo y Sidney dijo de ella que estaba “a la altura del 
estilo de Séneca”? y predicaba, “como Séneca, la más alta mo- 
ral””. A esta obra, sigue una serie numerosa de imitaciones lati- 
nas, cuya tradición se continúa oscuramente hasta Ben Johnson. 

Pronto, empero, nace el drama nacional, yeseritores como Peele, 
Lodge, Lyly, Marlowe, etc., jóvenes todos, aleunos prematura- 
mente desaparecidos víctima de sus vieios, encauzan el género 
dramático por la senda en que luego se cubriera de gloria, la 
cumbre más alta del teatro moderno, William Shakespeare. 


D. FELIX RAMOS DUARTE 


Consagremos unas líneas al venerable anciano que tras cons- 
tante laborar en la enseñanza y en el mejoramiento de la cultu- 
ra de su patria ha caído para confundirse con el polvo de la 
madre tierra, abrumado por el peso de los años, abatida su na- 
turaleza por el sufrir. Le conocimos en 1899 a raíz de fundarse 
la Junta de Educación de la Habana, y desde entonces bien en 
el desempeño del cargo de Inspector de la misma, bien al frente 
primero del aula y después de la dirección de la Escuela, fué 
invariablemente un hombre de virtud y de conciencia consagra- 
do a formar el alma dei niño cubano, preparándolo para cumplir 
las funciones ciudadanas del porvenir. Devoto de los estudios 
sobre el lenguaje dedicóle sus especiales energías, y a esos es- 
fuerzos se debió más tarde su Tratado sobre el lenguaje caste- 
Mano, hermosa fuente, a la que deben acudir los maestros para 
su orientación en la enseñanza de nuestro idioma en la ortolexia, 
ortografía, lexigrafía, lexicografía y lexipeya, siendo, a no du- 
darlo, uno de los mejores libros referente a la estructura de nues- 
tro idioma, como su Diccionario de mejicanismos nos ofrece las 
características del español a través de los diversos Estados de la 
República mejicana, su Crítica del Lenguaje pone de manifiesto 
los errores en que han incurrido los principales literatos de la 
República azteca contra la propiedad y la pureza de dicción, su 
Tratado de Onomatología consigna cuanto atañe al concepto de 
las palabras con ejercicios sobre el sentido recto y figurado de 
las voces y en el Diccionario de observaciones críticas sobre el 
lenguaje de escritores cubanos corrige los vicios que contra las 
leyes sintácticas pululan en el habla de personas cultas, contri- 
buyendo de este modo a expurgar el lenguaje cubano que es en 
determinada esfera un castellano bien alterado constituido por 
la mezcla de elementos del idioma español, de los dialectos ibé- 
ricos, lenguas antillanas, galicismos y anglicismos naturalizados 
en el habla popular y hasta en la culta. Pero también Ramos 
Duarte emprendió la ruda tarea, después de paciente labor de 
pesquisa en las fuentes oportunas, de escribir un Diccionario 
Yucayo, ilustrado con dibujos hechos por él, libro que hemos 


180 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


visto muy a la ligera pero del cual ha dicho el muy ilustre Doc- 
tor José A. Rodríguez García que “entra en el escasísimo nú- 
mero de los trabajos de verdadero empeño, realizados por nues- 
tros compatriotas y que es, agregamos, testimonio inequívoco, 
a simple vista, de devoción intensa por el cultivo de esta disci- 
plina y de su amor por resolver el problema aun insoluble de 
nuestro idioma primitivo ya que ni Armas, ni Fort y Roldán, 
ni Bachiller ni Zayas han logrado, como le cupiera en suerte al 
eran Bréal, en relación con la sistematización eramatical del 
umbrio, codificar los principios en el campo de la gramática del 
leneuaje de los siboneyes. Tal fué la obra del excelente cubano 
que, desde aquella sombría y triste tarde del 28 de Marzo próxi- 
mo pasado, descansa tranquilo en el seno de la tierra que se 
abriera para darle generoso albergue, al suave arrullo de los 
pinos, ofreciéndole la paz eterna que compensa el rudo bregar 
y las amarguras infinitas de la vida. 


La Dirección. 


NOTAS BIBLIOGRAFICAS 


I. Las cien mejores poesías escogidas por D. M. Menéndez y Pe- 
layo. Mérito bien dudoso de algunas de ellas, por Delfina 
Huerta, Méjico, 1923. 


A la amabilidad del Dr. Dihigo debemos el haber leído este 
folleto de la Srta. Huerta, el cual le fué enviado por su profesor 
el Sr. Revilla. Revélase en él un espíritu independiente e in- 
quisitivo, digno de encomio, que gusta de buscar el porqué de 
esos juicios que a fuerza de repetirse logran una sanción casi 
unánime. 

Después de breves observaciones al soneto '““La avaricia?” de 
Argeúiijo, y a aquel de Lope de Vega que comienza : “¿Qué tengo 
yo que mi amistad procuras?””, dice la Srta. Huerta: (pág. 11) 
““Por no fatigar prescindo de hacer examen alguno de las poe- 
sías anteriores al siglo XIX, que acaso no satisfacen lo bastante 
para figurar entre las cien mejores, y me detendré tan solo en 
tres poetas del siglo pasado, en cuyas composiciones no he po- 
dido descubrir ese mérito positivo. ¡Son estas la Oda Sáfica, de 
D. Esteban Manuel de Villegas, etc.**; esto nos ha sorprendido; la 
Srta. Huerta no está en lo cierto al considerar a Villegas un poeta 
del siglo pasado. Se creía que había nacido en Nájera en 1595, así 
lo consignan las obras de Alcántara García, G. de los Ríos, Salcedo 
y otras, pero un trabajo titulado “Noticias y documentos inéditos 
acerca del proceso inquisitorial formado a D. Esteban M. de Vi- 
llegas”? de Cánovas del Castillo, (que copia Menéndez y Pelayo en 
““Los Heterodoxos”” (1) y que cita Bonilla en una nota de su tra- 
ducción de la obra de Fitzmaurice-Kelly) enmendó tal criterio to- 
da vez que copia la partida de bautismo que existe en el archivo 
parroquial de S. Román de Matute, demostrando que nació en esta 
villa próxima a Nájera y nó en el año 1595, como se había venido 
diciendo, sino en 1589, y obras de literatura española más re- 


(1) Edición de Madrid. 1881, T. III. Apéndice, págs. 859-875. 


182 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


cientes que las citadas, como la de Cejador, la de Kelly y la de 
Mérimée, basadas en esta prueba documental mencionan esta 
última fecha; por tanto, Villegas fué un poeta que nació en los 
últimos años del siglo XVI y floreció en el XVII, al que perte- 
necen las fechas de sus matrículas, las ediciones de sus obras, 
de su partida de matrimonio, de sus viajes, del proceso contra él 
incoado por la Inquisición y de su muerte acaecida en 1669. Re- 
cuerde la Srta. Huerta que Villegas, estudiante de leyes en la 
Universidad de Salamanca y de humanidades en las bibliotecas 
de Madrid, conformó su gusto poético a la manera clásica y que 
su fama descansa precisamente en sus notables imitaciones al 
viejo Anacreonte y al delicado Catulo cuya influencia es palpa- 
ble en la cantinela del pajarillo, por todo lo cual se le considera 
representante de la escuela clásica en su rama aragonesa que 
floreció en la centuria décimo-séptima, comandada por los Ar- 
eensola de quienes fué Villegas verdadero discípulo. 5 

Estudia la comentarista la Oda al Céfiro del vate de Matute, 
haciendo notar la confusión e incoherencia de los últimos versos, 
lamentando no hubiera preferido D. Marcelino incluir en su lu- 
gar la cantinela del pajarillo a que antes nos referíamos. Analiza 
también el canto A la Luna de Pastor Díaz, señalando la obseu- 
ridad de concepto de muchos de sus versos. Pero la parte más 
sólida y valiente del folleto la constituye el estudio del Canto a 
Teresa; hace la autora atinadas observaciones respecto de la 
profusión de asonantes, del uso inmoderado del pretérito imper- 
fecto de indicativo, especialmente los de la primera conjuga- 
ción que eran los predilectos de Espronceda; del abuso de otros 
tiempos de verbo en el final de los versos para conseguir fácil- 
mente la rima; de la repetición de voces, con preferencia de las 
interjeceiones, que son a veces verdaderos ripios para completar 
el verso, de la falta de lógica, de las contradicciones y pensa- 
mientos enigemáticos que tanto desmerecen la decantada compo- 
sición; y todo esto está justificado por citas cuidadosamente to- 
madas del Canto. Coineidimos con la estudiosa joven en que 
más méritos tienen para figurar entre “las cien mejores caste- 
llanas?” otras composiciones del romántico poeta, como las que 
ella apunta o la canción del mendigo, tan bella en su fondo como 
en su forma o las delicadas octavas de El Pescador. 

Duélese la autora al final de su estudio de que tan solo tres 
poetas de América hayan merecido figurar en la colección, por 


Notas bibliográficas. 183 


cierto dos de ellos cubanos para satisfacción nuestra. Tiene ra- 
zón en sus consideraciones acerca de su inspiradísima compa- 
triota Sor Juana Inés de la Cruz; ella, con otros poetas america- 
nos como Olmedo, Andrade, Darío, Nervo y Acuña, de cuya com- 
posición “Ante un cadáver”? dice el propio Menéndez y Pelayo 
(La Poesía Hispano-Americana, T. 1, pág. 161) que “es una de 
las más vigorosas inspiraciones con que puede honrarse la poesía 
castellana de nuestros tiempos””, produjeron obras que son per- 
durable testimonio del genio poético hispano-americano y ex- 
ponente de la perfección a que ha llegado el idioma de Castilla 
en América. 


IL. Naturaleza, por W. Jaime Molins. Buenos Aires, 1922. 


Forman esta obra varios cuentos y relatos que dan una agra- 
dable impresión de la vida y la naturaleza exuberante y virgen 
de la América del Sur. 


Pinta el Sr. Molins con tal viveza y sentido estético los asun- 
tos que desarrolla, que puede decirse que sus cuentos son ver- 
daderos cuadritos, firmes de dibujo y brillantes de color, en los 
que se percibe el ambiente de la vida rural americana con todos 
los rigores de la sequía, de los vientos, de las heladas, de la to- 
pografía y del sol. A estos méritos de paisajista literario une 
este autor, el de ser un psicólogo, que observa minuciosamente 
los tipos que le ofrece la realidad, se da cuenta de los más sutiles 
recodos de los sentimientos humanos y erea con esos elementos 
personajes originales y a la vez vivientes; tales son: el holandés 
Kuenen de la patriarcal Epe-ecó del relato primero, el taimado 
turco Nassiff, la Nicéfora Briceño que todo lo sacrificaría por 
mantener inmaculado su abolengo, y sobre todos, aquel D. Eudo- 
cio García inventor de ciertos polvos para combatir las heladas, 
fidelísima pintura de ese tipo de hombre que da a lo que dice el 
tono de una sentencia, que solo habla de sus asuntos, de la pru- 
dencia de sus actos, de lo razonable de sus juicios, de lo selecto 
de sus lecturas, de sus proyectos y de los méritos de sus traba- 
jos, sin dejar que los que le escuchan pronuncien palabra y con- 
testándose casi siempre a sí mismo sus preguntas. 


Notable es el ““Idilio salvaje”, que contiene una interesante 
conversación entre la dama y el poeta acerca de la poesía que 


184 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


se inspira en el multiforme libro de la Naturaleza y la que emer- 
ge de la frivolidad de los salones y de los modelos de gabinete. 


Bellísimas las razones del mozo Ledesma defendiendo el encanto 
de la pesca y el alma de los árboles. 


Tienen algunos cuentos de Naturaleza otro mérito: su valor 
filosófico; no porque haya en ellos la exposición y el desarrollo 
sistemático de una tesis moral que se defienda, sino que como 
sucede en aleunos cuentos y pastorelas de la notabilísima escri- 
tora española Doña Concha Espina, presentan una serie de he- 
chos, de contrastes y rasgos psicológicos, que provocan al lector 
a internar su pensamiento por el amplio y variado campo de la 
filosofía, donde él mismo elaborará la conclusión filosófica a que 
debe llegarse; así sucede al terminar la lectura de “La Madre””, 
y enseguida que se conoce el voto del defensor, en contra de su 
defendido, en el juicio de ingeniero Lemoine, que hace pensar en 
lo inerustado que tiene el hombre el imperativo ético de que nos 
habla Kant. 

Aumenta el sabor típico, inconfundible, de estos cuentos y re- 
latos, la prosa en que están escritos, que si bien adolece a veces 
de una rara construcción gramatical, es expresiva y está salpi- 
cada de locuciones peculiares de la región que describe, de voces 
castellanas que han sufrido allí curiosas deformaciones mortfoló- 
gicas y semánticas y de múltiples vocablos del todo locales, co- 
mo: pehuenche, saguaipe, poncho, yvaguarete, breque, chacra, pa- 
cholí, isoca, macanudamente, piraña, enancar, guaraní, achira, 
y muchas más. 

Naturaleza es un nuevo éxito de Molins en la novela corta. 


HI. La Ciudad Unica, por W. Jaime Molins. Buenos Aires, 1922. 


Este libro del notable publicista argentino Jaime Molins, 
exornado por una artística portada del dibujante Valdivia que 
parece un símbolo de la belleza vieorosa y fuerte que sus pági- 
nas contienen, es un verdadero canto a la ciudad de Potosí, ““la 
ciudad única””, fiel conservadora de su espíritu hispano, enamo- 
rada de su historia y justamente oreullosa de su rancia prosapia. 

El lirismo de Molins, “su verdadero temperamento literario 
que sabe devolver la visión de las cosas””, como dijo Fray Can- 
dil al referirse a sus cuentos de Selva y Montaña se desborda y 


Notas bibliográficas. 185 


corre impetuoso en esta obra tan noblemente inspirada en el 
amor a las cosas antiguas y al mantenimiento del sello peculiar 
de las ciudades, que solo le es dable sentir a espíritus verdade- 
ramente selectos como el suyo. 

Muy bellas son las páginas que evocan aquella España mag- 
nífica triunfante en Pavía y Lepanto, llena de primogénitos va- 
lientes y segundones aventureros, de artistas, de santos, de gue- 
rreros y poetas; disertísimas sus razones acerca del encanto del 
pasado colonial de Bolivia con su arquitectura propia, econ sus 
callejuelas y encrucijadas, con sus pulperias, con sus escudos 
blasonados de altivas leyendas y con su gran Casa de la Mone- 
da llena de remembranzas. 

Interesantísimo es el capítulo de la ascensión a la cumbre gl- 
csantesca del Potosí en cuya argentina base se recuesta la vieja 
ciudad. Visiones soberbias las del autor desde aquellos altos pi- 
cos que eruzaron triunfantes los ejércitos del Norte y donde re- 
sonó la voz de Bolívar profetizando la libertad de América. 

No menos atractivos presentan las páginas relativas a su vil- 
sita al viejo convento de $. Francisco y al templo de S. Lorenzo, 
relicarios de arte religioso cuyas piedras ennoblecidas por la 
pátina del tiempo y cuyos lienzos descoloridos tan emotivos son 
en el ánimo del visitante. Y así todo lo siguiente hasta las úl- 
timas páginas en que se ofrecen curlosas noticias de la literatura 
quechúa y su gran representante el poeta Huallparrimachi. 

Reciba el Sr. Molins nuestra sincera felicitación por sus dos 
obras y cumplidas gracias por su envío. 


Dr. Aurelio A. Boza Masvidal, 


Ayudante del Laboratorio de Fonética Experimental. 


IV. ANTROPOLOGIA JURIDICA, (Resumen de las explica- 
ciones del curso, con apéndices), por el Dr. Arístides Mes- 
tre. Imprenta “La Propaeandista*?; Habana, 1921-1923. 


Un hermoso volumen de más de cuatrocientas páginas atesti- 
eua, una vez más, la fecunda actividad de su autor que ya en 
las diversas revistas científicas, en estas mismas páginas, en las 
Memorias de la Sociedad Poey o en folletos y publicaciones se 
nos ha mostrado dieno heredero de las preciadas dotes de cul- 


186 Bevista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tura y constancia para el trabajo que adornaran a sus antece- 
sores ilustres, que han llenado, con sus prestigios científicos y 
literarios, el historial muchas veces glorioso de nuestra querida 
Universidad. 

Bajo el aspecto de “extractos de las explicaciones del curso?” 
desarrolla el Dr. Mestre un programa completo de Antropología 
Jurídica, ciencia que por sus múltiples aplicaciones y su cons- 
titución heterogenea, constituye el escollo más saliente con que 
todos los autores, sin excepción, han tropezado hasta el presente. 
No debemos olvidar el carácter de esta enseñanza, que no es 
otro que el de dar una suficiente preparación científica al futuro 
jurisconsulto para que en sus informes, en la magistratura o en 
la dirección de las investigaciones judiciales, pueda marchar con 
éxito por la escabrosa senda que la práctica de su profesión le 
exige. 

Dedica el Dr. Mestre su libro a la memoria de su padre, que 
por sus virtudes y por sus merecimientos científicos ocupó un 
lugar prominente en la plévade de hombres intelectuales que 
florecieran y brillaran con luz propia en las postrimerías del pa- 
sado siglo. En cinco partes considera dividido, su autor, el cur- 
so, la primera bajo el título de “Preliminares?” encierra datos 
interesantísimos acerca de la historia de esta ciencia y el aspecto 
evolutivo que en su origen tuvo, considerando primero su carác- 
ter de ciencia pura y el lugar que en la clasificación de los cono- 
cimientos humanos le corresponde, ocupándose después de sus 
relaciones con el Derecho Penal y con el Derecho Civil, dando 
origen a la creación del término Antropología Jurídica. No se 
ha olvidado en esta parte del libro la historia de su enseñanza 
en nuestra Universidad. 

La seeunda parte de la obra está dedicada a “Nociones de An- 
tropología General”? y encierra los elementos indispensables pa- 
ra el conocimiento de la especie humana en sus múltiples aspee- 
tos, nociones muchas de ellas que adquieren a su paso por la 
segunda enseñanza los alumnos, por lo que se exponen de un 
modo elemental y solo para completar este conocimiento previo. 
En la tercera parte, al considerar la “Antropología de los Cri- 
minales'” se entra de lleno en tan interesante rama de la Antro- 
pología. Trata en primer término la parte histórica de este es- 
tudio, dividiéndolo en tres períodos, el primero encierra todos 
los conocimientos que se tenían de los criminales hasta la apari- 


£ 


Notas bibliográficas. 187 


ción del libro de Lombroso sobre **El Hombre Delincuente”? don- 
de expone sus famosas doctrinas; el segundo abarca la época 
correspondiente a la publicación de esta obra y el tercero con- 
sidera las ideas posteriores a Lombroso, haciendo un estudio de 
las doctrinas actuales. A continuación se explican en dicha 
parte de la obra, el aspecto anatómico que presentan los crimi- 
nales, su fisiología y su psiquismo, haciendo referencia a los fac- 
tores influyentes de la criminalidad, tales como el medio exte- 
rior, las profesiones y razas, la herencia, el alcoholismo, la edu- 
cación e instrucción y el medio social donde el eriminal se ha 
desenvuelto. También se consideran en este capítulo las formas 
de la criminalidad de las que la vagancia, las manifestaciones de 
la sexualidad, el suieidio, el duelo, los criminales políticos y la 
prostitución constituyen interesantísimas lecciones; siguen a es- 
tas, el estudio de la delincuencia juvenil y de las clases pobres, 
terminando con una exposición sobre las degeneraciones anató- 
micas, fisiológicas o psíquicas en relación con la criminalidad. 

La cuarta parte ha sido dedicada a la *““Profilaxia y Represión 
de la Criminalidad y a la Policía Judicial Científica*?, exponien- 
do en su desarrollo los medios aconsejables para la reforma y 
reeducación de los criminales, no solo cuando son secuestrados 
de la sociedad en que conviven sino a la protección conveniente 
que deben recibir una vez excarcelados. La policía judicial 
científica constituve desde luego el medio más moderno y po- 
deroso de defensa social y no podía pasar inadvertido a quien 
como el Dr. Mestre desea hacer una obra de verdadera utilidad 
y en armonía con los adelantos científicos actuales, por eso, des- 
pués de considerar los aspectos distintos que deben encausar a 
la investigación, se ocupa de la identificación del delincuente 
reseñando el sistema antropométrico de Bertillon a fin de que 
los alumnos no desconozean su fundamento y aplicación a pesar 
de su inferioridad en relación con la dactilosecopía, de la que ha- 
ce un análisis más completo, exponiendo los caracteres partieu- 
lares de los sistemas dactiloscópicos de Henry, Pottecher y Vu- 
cetich, relatando por último el dactilo-fotográfico del cubano 
Steegers. 

La quinta y última parte, que se titula “Medicina Legal y Psi- 
quiatría forense”?, completa la instrucción científica que debe 
recibir todo abogado; se desarrollan allí las más modernas doe- 
trinas en relación con la medicina legal del nacimiento, el ma- 


188 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


trimonio, la muerte, las heridas, asfixias e intoxicaciones. Bajo 
el aspecto de Psiquiatría forense se presentan problemas de me- 
dicina mental tan variados como interesantes, referentes al exa- 
men médico legal de los enajenados, su responsabilidad crimi- 
nal, la simulación y disimulación de los estados mentales, la 
enajenación mental en los asuntos civiles y finaliza con el estu- 
dio de las medidas aplicables a los enajenados. 

Sirven de complemento al libro numerosos apéndices que am- 
plían en cierto modo algunas de las lecciones más importantes 
del curso, tratando el primero de la Psicopatología, Herencia y 
Eugénica en los eriminales, siguiéndole una serie numerosa y 
bien documentada de informes médico*legales, la mayor parte 
de ellos producto de la experiencia personal del Dr. Mestre en 
el ejercicio de su profesión de Médico Alienista, cuya utilidad 
han de apreciar no solo los aspirantes al Doctorado en Derecho 
sino los actuales graduados. Otro de los apéndices está dedi- 
cado a datos histórico-biográficos de los Profesores Broca, Lom- 
broso y Lacassagne y en el que se refiere a Cuba se ocupa de 
D. Felipe Poey, el gran naturalista cubano; del Dr. Luis Mon- 
tané, primer profesor de esta enseñanza en nuestra Universidad 
y de las distintas publicaciones científicas que con la Antropolo- 
gía tienen relación. Termina el autor del libro con un trabajo 
inédito sobre “Brujería y Criminalidad”, que escribió para pre- 
sentarlo en el VI Congreso Médico Latino-Americano reciente- 
mente celebrado en esta Capital; sigue a este un “Glosario”? de 
términos usados en Antropología y muy especialmente de los 
que aparecen en la obra y por último hallamos una “Bibliogra- 
fía”? de las diversas obras consultadas en orden alfabético y di- 
vidida en secciones correspondientes a las diversas partes del 
libro. 

La explicación de las materias que dejamos reseñadas hacían 
al Dr. Mestre recurrir a gran número de obras y publicaciones 
que por desgracia no estaban al alcance de sus alumnos, lo que 
constituía, sin duda, un serio obstáculo para la buena marcha 
de su enseñanza; por esto dice en su prólogo: '“Al comenzar el 
curso no estaba en nuestro pensamiento el publicar este libro de 
““Antropología Jurídica??”, cuyos capítulos contienen los extrac- 
tos de las explicaciones; pero, al hacerlo, correspondemos a los 
deseos de los alumnos matriculados oficialmente, quienes carecen 
de un texto para el estudio de la mencionada asignatura. Apar- 


Notas bibliográficas. 189 


te de los resúmenes de los asuntos que hayan sido objeto de las 
lecciones, publicaremos un “Glosario”? y una “Bibliografía”” y 
también otros datos relativos a informaciones médico-legales, 
ete., productos algunos de ellos de nuestra experiencia personal. 
Hacemos constar que aparece la obra sin pretensiones de ningu- 
na clase, porque solo representa la recopilación de todo aquello 
que nos ha servido para las explicaciones, de las notas tomadas 
de los autores consultados””. 

Solo nos resta felicitar al Dr. Mestre por haber vencido con 
éxito las dificultades técnicas que la naturaleza de la obra encie- 
rra, prometiendo, para otra oportunidad, hacer sobre ella un 
juicio erítico que omitimos por hoy a causa de la considerable 
extensión de las presentes notas. 


Dr. P. Casanova, 
Profesor Auxiliar de Antropología. 


V. Letras Hispano-americanas, por Aliro Carrasco. Santiago 
de Chile, 1919. 


Sea bienvenido este interesante libro, que en forma sintética, 
pero clara, pone al alcance de los estudiosos medios para poder 
apreciar las hermosas páginas de la literatura latino-americana 
rindiendo merecido tributo de admiración a los que han sabido 
brillar con luz propia en la cultura de sus respectivos países. 
Y es de apreciar cual corresponde esfuerzo de tal índole ya que 
para lograr el fin propuesto tuvo el autor que proveerse de las 
principales obras de esta literatura, a fin de aquilatar las carac- 
terísticas de las mismas que responden en determinados momen- 
tos a matices psicológicos que han hecho vibrar las cuerdas de 
la lira en inspiraciones admirables, como exponer en tersa y ele- 
gante prosa elevadas ideas. El Sr. Carrasco merece la gratitud 
de todos los latino-amerieanos porque dado el concepto que por 
lo general se advierte al apreciar la literatura de los países her- 
manos, ha sabido, destacando los encantos de sus obras, señalar 
la positiva existencia de una literatura con especiales matices 
de un estado psíquico que ha consagrado su personalidad y den- 
tro de ella una corriente literaria peculiar inconfundible con la 
psicología advertida en las grandes cobras que integran la mag- 
na y brillante literatura española. Pero el Sr. Carrasco, por 


190 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


causas fáciles de comprender, ha dado mayor amplitud al estu- 
dio del movimiento de cultura de su patria, haciéndonos, por 
ello, conocerla mejor, moviéndose en base del todo sólida, lo que 
no siempre ha resultado al exponer la manifestación literaria 
de otras repúblicas hermanas incurriendo, a veces, como pasa 
con Cuba, en el olvido de determinadas personalidades, en la 
inseguridad en los nombres de algunos escritores y en la super- 
ficial descripción, de la obra por ellos realizada. Estas obser- 
vaciones en modo aleuno aminoran los méritos de este libro, ya 
que es imposible hacer más; Menéndez y Pelayo tampoco logró 
una completa y exacta exposición de obras en la Historia de la 
poesía hispano-americana, ni un juicio sereno las más de las ve- 
ces. Pensemos en la noble idea que presidiera la confección de 
este libro y en el magno esfuerzo para realizarla como funda- 
mento de nuestro sincero y espontáneo aplauso. 


VI. Las nuevas promesas, por Laudacio de la Cruz. Mérida, 
Yucatán, 1922. 


El autor de este volumen que ha obtenido encomios dentro y 
fuera de Cuba por la labor literaria que ha realizado, nos obse- 
quia con un ejemplar en que pueden apreciarse los aspectos li- 
terarios de sus escritos, las ideas que en esas páginas defiende 
ya al discurrir sobre el poeta inglés Wilde impugenando los con- 
ceptos por él defendidos en el campo de la erítica y señalando 
las condiciones que deben coneurrir en el que a ella se dedique, 
ya al indicar las excelencias del sistema racionalista que defen- 
diera en el campo de la pedagogía el maestro Ferrer Guardia, 
ora al precisar los matices psicológicos del infortunado poeta 
Plácido a veces rebozantes de tristeza a veces pletóricos de pla- 
cer como reflejan sus composiciones. Háblanos en esas páginas 
de Valle Inclán, con especialidad de su Lámpara maravillosa en 
que advierte una inspiración oriental y hace hincapié en las con- 
diciones particulares que debe reunir todo maestro. No siempre 
se nota en estos trabajos una labor profunda, pues si acusa co- 
nocimiento, revela horas de estudio, también se observa al dis- 
currir sobre puntos de literatura clásica sólo esbozada la mate- 
ria, sin ahondarla como hubiera debido ya que en- problema 
como el relativo a la existencia de Homero, no vacila en darla 


Notas bibliográficas. 191 


por real cuando tantas fueron las dudas que tuvieron filólogos 
tan eminentes como Wolf y Lachmann y tantos otros que como 
Croiset, sin abrazar las ideas de los primeros, no se han inclina- 
do a las mantenidas por los que persisten en hacer posible la exis- 
tencia del ciego de Quio. 


VII. Eistoria sintética del arte colonial, por Manuel Romero de 
Terreros. Méjico, 1922. 


La Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional 
de Méjico tomó el buen acuerdo de comisionar al autor de esta 
pequeña obra para que utilizando los grabados que tanto ilus- 
tran y benefician el mejor conocimiento de los exponentes del 
arte colonial escribiera, con la competencia en él reconocida, 
una historia sintética de este arte discurriendo sobre la arqul- 
tectura en la esfera de la ornamentación, diera su ¿juicio en la 
escultura sobre las imágenes destinadas al culto y a la estatua- 
ria propiamente dicha sin olvidar la pintura en los diversos 
matices de su evolución en Méjico ni las artes industriales que 
tantos elementos ofrecen para un estudio interesante. Es un 
libro pequeño por el tamaño pero magno por su contenido que 
no siempre la forma grande resulta la mejor, si recordamos la 
célebre frase de Calímaco péya Bifklov péya koxóv 


VIT. Mi campaña hispano-americana, por Manuel Ugarte. Bar- 
celona, 1922. 


Constituyen las páginas de esta obra una recopilación, con la 
eleganeia de su decir, el elevado pensamiento que en todo mo- 
mento preside, de las interesantes conferencias que al través de 
los países hispano-americanos pronunciara el muy ilustre y ta- 
lentoso escritor argentino Sr. Manuel Ugarte y en las que con 
serenidad de juicio analiza la situación política de las pequeñas 
nacionalidades de América frente al desbordante imperialismo 
de que viene dando muestras en su actuación, y que bien esta- 
mos palpando los cubanos, los Estados Unidos de Norte América. 
Las cuestiones en esas páginas tratadas son de palpitante actua- 
lidad y si el muy entendido eseritor y político al referirse a tan 
eran Nación tiene para ella toda la admiración que sus hombres 


192 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


y sus instituciones le despiertan ha querido, ante su extraordi- 
nario empuje, ante el eran peligro que ofrecen nuestros males 
psíquicos, dar la voz de alarma para que unidos los pueblos 
hispano-americanos en elevado y vigoroso pensamiento, forta- 
lezcan sus condiciones políticas, salven las nacionalidades cons- 
tituídas. La Universidad de la Habana tuvo la buena suerte de 
escuchar y aplaudir la patriótica, inspirada y correcta palabra 
de tan notable literato. 


IX. Libro de Apolonio. Grammar, Notes and Vocabulary. Part 
1H. Paris, 1922: 


El muy erudito filólogo C. Carroll Marden, Profesor de len- 
euas románicas en la ilustre Universidad de Princeton acaba de 
publicar la segunda parte del estudio que ha hecho sobre el Li- 
bro de Apolonio inspirado en una novela eriega y cuvas cuarte- 
tas monórrimas como dice Fitzmaurice-Kelly. llevan en sí los 
indicios de origen francés y provenzal. No vamos a discurrir 
acerca del aspecto literario del poema sólo sí indicaremos que 
la exposición gramatical de su lenguaje, las características de 
sus fonemas en la expresión fonética, la peculiaridad de su mor- 
fología, el valor de los comentarios y notas en la obra estampa- 
dos y cuanto atañe al vocabulario que como asunto final ofrece 
tan distinguido profesor revelan dominio de la materia y apti- 
tudes excepcionales para una obra de tal índole. Su lectura 
despertaba, a cada instante, en nosotros, las excelentes impre- 
siones recogidas al apreciar la obra maravillosa que saliera de 
la erudita pluma de Menéndez Pidal, el Cantar de Mio Cid, y no 
pasaron inadvertidos otros esfuerzos llevados a cabo en Espa- 
ña, ni los idénticos trabajos que la fecunda y culta pluma de 
Cejador nos ha ofrecido. Este es un libro serio de estudio re- 
flexivo, exponente de cultura bien cimentada y de excelente 
orientación en la materia que comprende, permite juzgar los 
asuntos del lenguaje de la época, la expresión de su morfología, 
los efectos semánticos en la determinación del concepto de sus 
voces. Reciba el Prof. Marden nuestro sincero aplauso a la vez 
que nuestro reconocimiento por la bondad que ha tenido al ob- 
sequiarnos con un ejemplar. 


Notas bibliográficas. 193 


X. Discursos a la Nación mejicana, por Antonio Caso. Méji- 
co, 1922. 


Conocimos al autor en 1910 con motivo de las lucidas fiestas 
que en honor del primer centenario de su independencia celebró 
la nación mejicana con inusitado brillo no obstante la atmós- 
fera caldeada en que se vivía y el firme propósito de sus hijos 
de dar paso franco y seguro a la verdadera democracia. Tuvi- 
mos en aquel entonces ocasión de apreciar sus excelsas cualida- 
des, su sólida cultura, su palabra elocuente, el merecido y ele- 
vado concepto que había logrado alcanzar y cúponos la suerte 
de sentarnos frente a él en agradable almuerzo que con motivo 
de la inauguración de la Universidad Nacional tuviera efecto en 
San Angel Inn y en honor de los Delegados que asistíamos a las 
fiestas. Desde entonees por admiración y por simpatía quedó 
grabado en nuestra mente y en nuestro corazón el nombre del 
joven ilustre que más tarde habría de ocupar, honrándolo, el 
sitial del Rectorado de la Universidad de la república hermana. 
El es el autor de este libro, autor asimismo de otros asuntos de 
filosofía, materia de su especial predilección y sobre la cual dis- 
curre con la autoridad y seguridad del maestro. En este libro 
que analizamos y que comprende junto a bien eseritos discursos 
de ideas elevadas, imágenes brillantes y decir elocuente, estudios 
en que expone temas de notorio interés hácenos ver cómo no 
obstante las vicisitudes de los pueblos latinos ha podido mante- 
nerse su cultura, es cada vez más firme la creencia en el destino 
de aquéllos, arraigase más la obra colectiva de las naciones his- 
pano-americanas que derramará a raudales innúmeros beneficios 
ya que el paniberismo americano es aleo como aspiración racial 
con los matices peculiares de cada nación, como sentimiento ge- 
neral que predomina en los pueblos de habla española en Amé- 
rica. Más adelante trata del genio español a propósito de Vi- 
llaespesa para señalar las grandezas de España en las letras co- 
mo en las artes, tan extraordinaria en el Greco y Ribera como en 
Tirso y Calderón; como trata de la significación del deseubri- 
miento de América, del destino de los pueblos de este mundo, de 
cómo la civilización claudicante en el Viejo Mundo hallaría en 
éste su refugio para discurrir después sobre el mérito de la oda 
A la Música de Fray Luis de León, de ese lírico por excelencia 
que refleja en sus obras la sencillez y la elevación y en cuyas 


194 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


composiciones, al decir del Sr. Caso, supo trasmitir *“el secreto 
de la íntegra belleza que Apolo derramó a raudales sobre el 
suelo del Atieca, propicio al ideal”? En otro estudio nos deseri- 
be al inolvidable Justo Sierra amante como Platón, escéptico e 
historiador, hijo de su época “no secuaz de un dogma sino 
alumno de su propia dialéctica desinteresada, y en esto fué pla- 
tónico”? como por último nos habla de la filosofía moral de Hos- 
tos de aquel insiene educador y moralista que ha labrado con 
su fecunda labor justificado renombre. Tales son unas cuan- 
tas ideas de los trabajos que forman este interesante libro donde 
tanto se aprende y por ello tanto se tiene que agradecer. 


XI! Plácido. (Poeta Cubano). Contribución histórico-literaria, 
por Domingo Figarola-Caneda. Habana, 1922. 


La historia literaria de Cuba tiene que estarle agradecida al 
Sr. Figarola-Caneda por la obra seria y reflexiva que ha dado a 
la estampa bajo el título de Plácido. Contribución histórico- 
literaria. No estamos acostumbrados, menester es decirlo, a la- 
bor de esta especie pues en este vértigo en que vivimos de ab- 
soluta ligereza siguen las manifestaciones de la vida literaria 
igual impulso que a diario recibe la vida humana y cuando en 
medio de este torbellino surge una lucubración de esta índole, 
cáusanos intensa extrañeza y despierta en nuestro espíritu vivo 
recuerdo de aquel brillante pasado en que los erandes cultiva- 
dores de las diversas disciplinas de la vida helénica, exponentes 
de extensa y bien arraigada cultura, discurrían sobre los vates 
de la antigiedad con encanto y con minuciosidad, acreciendo 
el caudal del conocimiento con cuantos datos pudieran eooperar 
a dar una idea lo más completa posible del autor y de sus obras. 
Avezados a estudios de esta índole, familiarizados por especial 
devoción con las labores de aquellos hombres que, bajo la deno- 
minación de filólogos, supieron indagar con tanta pericia en los 
variados aspectos de su ciencia histórica, al reflexionar sobre lo 
que se dice en muchas de las páginas eruditas, minuciosas, de 
carácter crítico del libro del distineuido escritor Sr. Figarola- 
Caneda siéntese uno del todo complacido. Trátase de una obra 
de escudriñamiento, bien en lo que dice, en su aspiración por la 
verdad, en la controversia relativa al retrato verdadero de Plá- 


Notas bibliográficas. 195 


cido en cuanto atañe al aspecto iconográfico, como al estimar la 
obra poética del vate desventurado y en lo que parécenos adver- 
tir al juzear aquélla como el fundamental punto de partida de 
sus pesquisas, la importancia que da a la crítica del texto como 
centro de todo estudio filolósgico que lo lleva por necesidad de 
antecedentes a referir aspectos de la vida del vate, el medio en 
que hubo de desenvolverse, los accidentes de su vida infeliz para 
censurar con razón el equivocado concepto que de un prólogo 
biográfico tuviera el Dr. Sebastián A. de Morales, de tanta tras- 
cendencia para la mejor apreciación de la obra literaria y que 
en forma tan deficiente ofrece al ecoleecionador. Las pequeñas 
ediciones del Virgilio de Benoist, entre otras que pudieran ei- 
tarse, ofrecen medios de conocer su valor y el papel que repre- 
senta, pues si los datos sobre el autor, los matices de su lengua, 
su métrica, la psiquis de los personajes, los antecedentes de lu- 
gares, cooperan a señalar mejor y con más absoluta seeuridad 
las características de esa obra, cuando se analiza, con igual orien- 
tación, a Plácido, se hacen observaciones también sobre su len- 
eua, forma de composición y estilo también se pueden obtener 
enseñanzas que fijarán las notas salientes sobre su versifica- 
ción, a que en no pocos casos refiérese el Sr. Fiearola para 
censurar lo que sea debido y rendir aplauso a lo meritorio. Por 
ello y porque no otro debió ser el método que correspondiere a 
estos estudios que lo mismo son literarios, que son históricos, geo- 
eráficos o filosóficos, es que le vemos atacar el detalle, juzgar el 
conjunto, exteriorizar los puntos que contribuyan no a que la 
obra literaria de Plácido aparezca tal como la ha concebido el 
Dr. Morales sino como la realidad de los hechos la pregonan, 
como nuestros erandes maestros en el campo literario nos la ha- 
cen conocer, que es como asimismo la estima el Sr. Figarola. 
Cuando se piensa en un Hermann, en un Lachmann, en un Wolf 
y un Boeekh, cuando Bentley asombró al mundo por su espíritu 
de crítico erudito, Porson llamó la atención por los prodigios de 
su eultura que exteriorizaba su felícisima memoria y a ellos en 
el campo de la erítica de los textos tanto les debe la investiga- 
ción siempre encaminada a la verdad, también merece el Sr. Fi- 
earola eratitud de sus coneiudadanos por la meritoria labor fi- 
lológica que ha efectuado. Y en esas páginas que acusan saber 
y reflexión, en que ahoga el autor sus sentimientos frente a la 
intemperancia de carácter del coleccionador, en gracia de la rea- 


196 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


lidad histórica nos hace ver cómo se requieren antecedentes de 
cultura que no tuviera éste para enmendar la obra literaria ya 
que fácilmente podríase despojarla del sello especialísimo que le 
imprimiese el vate, por lo cual rechaza en boca del poeta expre- 
siones y giros que en nada pueden justificarse, como en los ro- 
maneces precisa las alteraciones y prosaismos para afirmar des- 
pués en forma categórica respecto de la Plegaria a Dios que nin- 
euna edición contiene la octava real que aparece en la hecha 
por el Dr. Morales, y esto que refleja en la crítica del texto una 
intercalación como muchas de aquellas advertidas en la Iliada, 
en la Epístola a los Corintios, en Esquilo, ete., demuestra la 
pecesidad de que exista un aparato crítico de Plácido para evi- 
tar indicaciones extrañadas que surgen por la falta de un texto 
fijo. Divulguemos en todo lo posible los principios que señalan 
dentro de la erítica del texto cómo se prepara una edición para 
que esta resulte del todo corecta, mientras tanto agradezcamos 
bien al Sr. Figarola el plausible esfuerzo que ha realizado por 
reivindicar la verdad en la obra literaria del poeta infeliz. 


XII. Perfiles. (Apuntes críticos sobre literatura cubana con- 
temporánea), por Elías José Entralgo. Habana, 1923. 


Nuestro amigo muy distinguido el joven y culto escritor se- 
ñor Elías J. Entraleo ha tenido la bondad de ofrecernos, con 
amable dedicatoria, un ejemplar de su reciente libro titulado 
Perfiles, colección de artículos que revelan sus excelentes condi- 
ciones literarias, las peculiaridades de su estilo agradable siem- 
pre, refinado y plástico para la expresión del concepto, y en el 
que las bien dispuestas eradaciones responden a las exigencias 
de los matices de su pensamiento. En esas páginas de hondo 
sentir cubano, de exposición de criterio personal señala derrote- 
ro a la crítica para que ofrezca excelentes frutos, y en conso- 
nancia con los debidos prineipios formula opinión sobre las obras 
que analiza. Cierto es que no siempre nuestro punto de vista 
coincide con el suyo, mas ello en nada empece la bondad de la 
obra por él escrita, ni la diserepancia en el juicio amengua el 
valor de la juzgada, que es preferible el choque de las ideas 
opuestas en la apreciación literaria porque revela la excelsitud 
de lo que se analiza. Por esa franca y puede que ruda expresión 


Notas bibliográficas. 197 


de su sentir le vemos censurar, al aquilatar las cualidades del 
distinguido vate Sr. Sánchez y Galarraga, su condición de autor 
dramático mientras ensalza al poeta lírico con efusión y si 
bien el juicio pudiera ser aleún tanto apasionado nadie vacilará 
en afirmar cuan cerca se hallan de la verdad sus impresiones. 
Y mientras en sentido de respetuosa admiración nos habla del 
inolvidable y pulero escritor Sr. Ricardo del Monte que supo 
estereotipar sus ideas en prosa y en verso en forma admirable, 
al ocuparse del libro del culto escritor Sr. Miguel A. Carbonell, 
Evocando al Maestro, nos revela sus excelentes aptitudes como 
descriptor, al discurrir sobre el Sr. José M*. Chacón da señales 
de criterio propio cuando refuta el equivocado concepto de que 
la crítica desde la Revista Bimestre Cubana fuese en un caso 
apasionada en el juzear y en otro implacable al condenar ya que 
las pruebas que el Sr. Entralgo aduce demuestran lo contrario. 
No nos han parecido muy ciertas sus ideas sobre La sensibilidad 
en la poesía castellana de nuestro amigo inolvidable Sr. Nicolás 
Heredia, pues como ha dicho nuestro ilustre Dr. E. J. Varona 
““los caracteres emotivos y pasionales del pueblo español están 
perfectamente dilucidados en esas páginas repletas de hechos 
y de ideas y sirven para explicar los rasgos esenciales de su poe- 
sía, es decir, de una de sus grandes manifestaciones artísticas. 
A su vez, el estudio de esas obras poéticas viene a confirmar la 
exactitud con que se han señalado las cualidades características 
del alma española”? A mayor abundamiento y en corroboración 
de las ideas que mantenemos podríamos traer a colación cuan- 
to se consigna por Buckle en su Historia de la civilización de 
Inglaterra sobre ésto para concluir que la poesía, pura emana- 
ción del sentimiento, se reflejó con exactitud en las obras lite- 
rarias españolas. Más adelante ocúpase nuestro eulto amigo, 
y al referirse al Sr. Chacón, de la obra de Aurelio Mitjans 
Estudio sobre el movimiento científico y literario de Cuba 
sin aludir al famoso trabajo que bajo el título La obra pós- 
tuma de Á. Miijans escribiera en la Revista Cubana el ejemplar 
amigo y compañero Dr. Ramón Meza exponiendo sus aprecia- 
ciones sobre aquélla, señalando la falta de consulta de otros tra- 
bajos que hubieran contribuído a hacer más acabado el estudio 
del Sr. Mitjans. Y si bien es cierto que para muchos las impre- 
siones consignadas por el Sr. Entralgo sobre la personalidad ?- 
teraria del Sr. Chacón, no coinciden, en aleunos casos, con el 


198 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


concepto general que de él se ha formado dentro y fuera de Cu- 
ba, en nada se menoscaba el mérito de su obra literaria que el 
mismo autor de Perfiles reconoce casi siempre al través de las 
páginas que le dedica. Y para qué decir más, lo expuesto basta 
para comprender que nos hallamos frente a un esfuerzo acreedor 
a todo sincero aplauso, esperanza de otros que habrán de enalte- 
cer más las cualidades literarias de este joven escritor, que es 


promesa ya de días de gloria para la patria y para la literatura. 


XII Le Langage. Introduction linguistique á 1'histoire, por 
J. Vendryes. París, 1921. 


El muy ilustre helenista M. Henri Lebégue, a propósito de 
nuestro último trabajo Dos grandes lingilistas, y con referencia 
al sabio Prof. Á. Meillet, nos dice, en carta en que juzea nuestro 
artículo, lo siguiente: du reste l1'enseignement d'un maítre se 
manifeste par la qua lité de ses disciples. Le plus emineni d'en- 
tre eux est M. Vendryes qui a publié un livre des plus remar- 
quables sur 1'origine du langage. Y en efecto así es y de este 
modo tan brillante sabe honrar al maestro M. Vendryes, ofre- 
ciéndonos a la vez una obra de altísima significación lingúística 
en que al tratar los sonidos discurre sobre el material sonoro, el 
sistema fonético y sus transformaciones, la voz fonética y la 
imagen verbal; al referirse a la gramática analiza voces y mor- 
femas, categorías gramaticales, diversas especies de palabras, el 
lenguaje afectivo, las transformaciones morfológicas, expone el 
vocabulario tratando la naturaleza y extensión del mismo, el 
cambio de sentido en las voces y el del nombre en las nociones; 
en la constitución de las lenguas hácenos conocer cuanto tiene 
referencia con el lenguaje y las lenguas, dialectos y lenguas es- 
peciales, leneuas comunes, contacto y mezcla de lenguas sin ol- 
vidar el parentesco lingúístico y el método comparado a fin de 
desenvolver como materia final de su interesante obra las per- 
tinentes nociones sobre la escritura, su origen y desarrollo, la 
característica de la lengua escrita, la ortografía y el progreso 
del lenguaje. En esas páginas admirables repletas de sanas 
ideas, de excelente orientación en este dominio nótase la segn- 
ridad de la afirmación como que siempre se atiene a los hechos 
en tanto que desconfía de las teorías, no justificadas las más de 


Notas bibliográficas. 199 


las veces, siendo expresión de particular ¡¿uicio. Y como el len- 
guaje hállase tan íntimamente ligado a la vida del individuo co- 
mo que él es su todo, lo ve surgiendo de ella por el imperio de 
la necesidad, de las exigencias de la intereomunicación de los 
seres, al crearlo, como dice Vendryes, lo alimenta para que llene 
su función, pues su existencia no puede concebirse fuera de los 
que piensan y hablan. Prescinde, y así categóricamente lo dice, 
de toda discusión relativa al origen del lenguaje por entender 
que es punto ajeno al lingilista, criterio que viene manteniendo 
la Sociedad Lingitística de París evitando molestas discusiones 
y permitiendo ceñir sus pesquisas al lenguaje del todo constituí- 
do. En esas páginas se expone eon maestría de juicio y dominio 
de expresión el aspecto fundamentalmente sociológico del lengua- 
je, punto de vista que con tanto interés viene proclamando el 
eran Meillet y que podría ser motivo explicable de los cambios 
que en él se notaran si no fuera por la tendencia poderosa a la 
unificación que restablece el equilibrio y evita se interrumpa la 
fácil y exacta comunicación individual. El carácter subjetivo 
del lenguaje explica la causa de las variaciones semánticas que 
tan admirablemenete ha expuesto Bréal, advertidas en la repar- 
tición de los sujetos que hablan en diversos erupos sociales co- 
mo en el pase de un vocablo de un grupo a otro permitiendo, 
como dice Darmesteter en su Vie des mots, apreciar de este mo- 
do la polisemia, precisar, como manifiesta Vendryes, las muta- 
ciones bien por especialización y por generalización, opinar so- 
bre las atinadas indicaciones que hace acerca del desgaste foné- 
tico y el desgaste semántico y que en forma tan completa con- 
siena en el capítulo correspondiente de su estudio sobre el 
Vocabulario. En otras de esas páginas ricas en ideas, nos habla 
de las pruebas infinitas que pueden presentarse contra la acen- 
tuada tendencia a llevar las lenguas a la unidad, contra el deseo 
de señalar el elemento generador de las que son los idiomas 
meros desdoblamientos, unidad que Vendryes estima imposible, 
tendencia que ha marcado honda línea de separación en las ideas 
mantenidas en esta esfera puede que por extravío provocado 
por determinados principios tal vez de orden religioso. Recor- 
demos cuanto nos dice respecto del método comparado cuyos 
éxitos, si no los niega, lo obligan a discreta reserva pero sin 
dejar de reconocer que los lingúiistas han logrado magnífico 
triunfo en la formación de grandes familias de lenguas, los avan- 


200 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


ces de la filología comparada llegarán a aumentar el número de 
estas familias de lenguas bien constituídas. Y de este modo 
en forma de exposición agradable va desarrollando Vendryes 
sus ideas en el análisis del lenguaje, señala, el lógico encadena- 
miento que advierte en su evolución, lo aprovechable de los 
tanteos pasados en las conquistas del presente, la marcha de lo 
concreto a lo abstracto, de lo místico a lo racional en las carae- 
terísticas de los idiomas según las etapas de civilización, recha- 
zando en buen hora el erróneo criterio de que nuestra lengua 
racional y abstracta sea superior a otra concreta y mística ya 
que se trata de dos mentalidades diferentes que pueden tener 
cada una sus méritos. 


Dr. J. M. Dihigo, 


Profesor de Lingúística y de Filología. 


CANJE 


Nosotros, Buenos Aires.—Nefelibal, por E. Martinez Estrada; MCMXXAII, 
Buenos Aires.—Repertorio Americano, San José de Costa Rica.—La FPuen- 
te Sonora, por Ciana Valdéz Roig; San José de Costa Rica, 1922,—Boletín 
de la Unión Pan Americana, Washington.—Ethnos, Méjico,—Letras Gúii- 
neras, Guúines.—The Theosophical Path, California.—Boletin del Ejército, 
Habana.—Sui risultati sperimentali relativi all'impiezo del vapore ad al 
te temperature e sulle loro conseguenze, Ing. Prof. Gaetano Ivaldi, Milano. 
—Nueva Revista, Buenos Aires.—Revista de Matemáticas y Físicas Hle- 
mentales, Buenos Aires.—Anales de la Sociedad Científica Argentina, Bue- 
nos Aires.—Bulletin of the New York Public Library.—El Guatemalteco, 
Guatemala.—Boletín Oficial de la Secretaría de Estado, Habana.—XEstu- 
dios de Derecho, Medellin.—Boletíin del Archivo Nacional, Habana.—kEstu- 
dios Franciscanos, Barcelona.—El Universitario, Buenos Aires.—Informe 
que el Ministro de Instrucción Pública, Justicia, Beneficencia, etc., pre- 
senta a la nación, en 1922, Quito.—Boletín Municipal, Méjico.—Journal of 
Entomology and Zoology, Claremont.—Cuba Intelectual, Habana.—Bulletin 
du Museum National d*Histoire Naíurelle, París.—Revista de la Facultad 
de Ciencias Jurídicas y Sociales, Buenos Aires.—Ateneo de El Salvador, 
El Salvador.—Les Nouvelles Littéraires, París. —Bibliotecas Escolares Po- 
pulares, Montevideo.—Algunos Libros que pueden servir para establecer 
una Biblioteca Infantil, por Antero Urioste.—Revista del Jardin Zoológico 
de Buenos Aires.—The Johns Hopkins University Circular, Baltimore.— 
Boletín del Centro de Estudios Americanistas de Sevilla.—Boletín de la 
Provincia Eclesiástica de la República de Cuba, Habana.—Repertorio Ame- 
ricano, San José de Costa Rica.—Sanidad y Beneficencia, Boletín Oficial, 
Habana.—The Problem of Proof, by Albert S. Osborn; New York.—Razón 
y Fé, Madrid.—Filosofía Médica, por Leante.—University of California 
Ohronicle.—Revista de la Asociación Politécnica del Uruguay, Montevideo. 
—El Apóstol, Pinar del Río.—Proteo, La Plata.—Revista Calasancia, Ma- 
drid.—Conferencia Internacional del Trabajo, Ginebra.—Boletín Histórico 
de Puerto Rico, San Juan.—Arquitectura, Montevideo.—Materiales de 
Construcción, por Aurelio Sandoval, Profesor de la Universidad; Habana. 
—Anales del Instituto de Ingenieros de Chile, Santiago.—Mémoires pré- 
sentés a la Société Archéologique d'Alexandrie, Le Caire.—Revista Sud- 
Americana, Buenos Aires.—El Maestro, Méjico.—Boletín Municipal, Mé- 
jico.—Educación, Méjico.—Acción Cooperatista, Méjico.—Les Nouvelles 
Littéraires, París. —Tenga fe en los tribunales, Bmé. Aulet; Habana.— 
De La Salle, Habana.—El Primer Congreso Nacional de Cámaras de Co- 
mercio y otras Corporaciones, Habana.—Studium, Guatemala.—Memorias 


202 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


y Revista de la Sociedad Científica *“Antonio Alzate*”, Méjico.—El Ju- 
rásico de la Provincia de Tarragona, por J. R. Bataller; Madrid.—Ateneo 
de Honduras, Tegucigalpa.—Sulla erroneitá del principio delle quantitá di 
moto uci rapporti delle pressioni dinamiche o d” urto, Ing. Prof. Gaetano 
Ivaldi; Sampierdarena, 1923.—Boletim do Instituto de Educacao Civica, 
Lisboa.—The Ohio Journal of Science, Ohio.—Revista de Medicina y Ciru- 
gía de la Habana, Habana.—El Método Sperimentale Secondo Leonardo 
da Vinci e sua applicazione alla teoria cinetica dei gas, Ing. Gaetano Ival- 
diz Roma. —Programme des cours de vacances 1923, de la Association Allian- 
ce Francaise, París.—Do bem e do belo on do sentido espiritual da vida 
humana, Henrique de Vilhena; Lisboa, 1922. —Revista Agrícola, Bogotá. 
—La Ciudad Unica, por W. Jaime Molins; Buenos Aires, 1922.—Natura- 
leza, por W. Jaime Molins; Buenos Aires, 1922.—Las cien mejores peosías 
escogidas por M. Menéndez y Pelayo. Mérito bien dudoso de algunas de 
ellas, por Delfina Huerta; Méjico, 1923.—La Energía Eléctrica, Madrid.— 
Acción Cooperatista, Méjico.—Metapsichica Moderna, William Mackenzie; 
Roma, 1923.—Rodó, Santiago de Chile.—L”Igiene Moderna, Roma .—Revis- 
ta Parlamentaria de Cuba, Habana, 


A 
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Ál 


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pen, 57 Ss 


IR Tatiacc Lauro) cda os Saca ' a DO O Enea 


MOmio Lo DT UIOUTSO) a at rd Usado a J 


Antropología general (1 CUTSO) .........o.ooooomo 
[Antropología Jurídica (1 curso, para los alumnos | $ Dr, Arístides Mestre. 
mide: Derecho) ........ ARI EA O 


Conferencias. 


atomía comparada ..0.donosoncora rca docs 


pr o v ad 
Paleontología animal .... 00000000. IA o 


ER 
20% - Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Ricardo de la Torre (Auxiliar interino) de Biolo- 
gía, etc. y Conservador del Museo Antropológico y de Zoología; Dr. Juan M, Lagomasino (Jefe del Ga- 
 binete de Astronomía); Dr. Nicasio Silverio (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu 
2 (Jete del Laboratorio de Química); Dr. Francisco Muñoz (auxiliar interino para Química) y Dr. Manuel 
Mencía (Director del Jardín Botánico); Dr, Pelayo Casanova (auxiliar interino). Estos diversos servi- 
cios tienen sus respectivos ayudantes. El '“Museo Antropológico Montané”? y el Laboratorio de Antro- 
-pología tienen por Director al Profesor titular de la asignatura; lo mismo que los museos y Laborato- 
rios de Mineralogía y Geología. 


0 3. ESCUELA DE PEDAGOGIA. 


Psicología Pedagógica (1 curso) ............ A] 
E Historia de la Pedagogía (1 curso) ............ + Profesor Dr. Alfredo M. Aguayo. 
—Pligiene Escolar (1 curso) ........... AS J 
A _Metodología Pedagógica (2 cursos) > Dr. Luciano R. Martínez. 


TN RR | ; 6 7 > 
Miibijornautral (L eurso) 0... A E e) e ae O 


| - Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en 
q otras Escuelas de la misma Facultad. El Director del Museo Pedagógico es el Profesor titular de Me- 
=todología. El Profesor Auxiliar es el Dr. Rafael Fernández. 


4, ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. 


E 


Ñ Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico ] 


A MAC E ERAS FP Profesor Sr. Félix Martín. 
SOLO Ta (li CUT aaa RO 


Ge EN Pa ANBUBSO) e ea ISA NS : É 

AR so A] Profesor Dr. Alejandro Ruiz Cadalso, 
Prmensura (Li CUISO) iaa RS ESE c 

Materiales de Construcción (1 curso) .......... ] 

- Resistencia de Materiales. Estática Gráfica ' 

IE CUISO) ata a A CORRA | » 


S 
de 
55 


Sr. Aurelio Sandoval. 


- Hidromecánica (1 curso) ........... o AOS a : 
A inaria (L:CUESO) o acces. ) » Sr. Eduardo Giberga. 
Ingeniería de caminos (3 cursos: puentes, ferro- ) 


carriles, calles y carreteras) ........oooooo.. j » Sr. A. Fernández de Castro. 


Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) 5 Sr. Ovidio Giberga. 
Arquitectura e Higiene de los Edificios (1 curso) ) : 
Historia de la Arquitectura (1 curso) ..... Ad A _ 
Contratos, Presupuestos y Legislación especial a [ » Dr. José E. García Font. 
la Ingeniería y Arquitectura (1 curso) ...... ] 


Esta Escuele comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto y son sus 
profesores Auxiliares: Sr. Luis Falcón (Jefe del Lahoratorio y Taller Mecánicos); Sr. Plácido Jordán 
(Jefe del Laboratorio y Taller Eléctricos); Dr. José R, Martínez, Sr. José A, Cosculluela, Sr. Miguel 
Eo A. Hernández Roger y Sr. Manuel F. Grant (interinos) con sus correspondientes ayudantes. En 
0 pe es se estudia la carrera de Maestro de Obras exigiéndose asignaturas que corresponden a 
otras Escuelas. 


5. ESCUELA DE INGENIEROS AGRONOMOS Y AZUCAREROS. 


Física y Química Agrícola (1 curso) ........... ) 


Fabricación de azúcar e industrias derivadas | Profesor Dr. Francisco Henares. 
NURSE ro aa TR eS E ASEO A da J 
piAcrolopÍa (1 QUISO) ocioso co... e 7 


Fitoteenia (1 curso) ........ RS AR AARÓN b a Sr. José Cadenas. 


MoUrecnla (Ll. CUTSO) c.nosoroosino. e 


Economía Rural (1 curso) ..... A IE ] 
mini s E 
O a 
Legislación rural (1 curso) ..... OS as 
¡Industrias rurales (1 Curso) ¿................. ) 


¡Maquinaria agrícola (1 Curso) ................ p dy Dr. Buenaventura Rueda. 


NE Construcciones rurales (1 eurso) .............. j 
Microbiología agrícola (1 curso) .............. ] De N 
a, Patología MOXeLal (CIQUESO) +. av bates apio da ci j de de 


Son profesores auxiliares los Sres. Heriberto Monteagudo (Conservador de los Museos). 
Para los grados de Ingeniero agrónomo y azucarero, de Perito agrónomo y de Perito químico y azu- 
carero se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. 


Ñ 


En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 a 3 de la tarde, se dan 
[Informes respecto a los detalles de la organizaczión de sus diferentes Escuelas, distribución de los cur- 


BOS en las carreras que se estudian, títulos, grados, disposiciones reglamentarias, incorporación de títu- 


Jeros, etc, 


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AVISO 


La Revista de la Facultad de Letras y Ciencias es trimestral. 

Se solicita de las publicaciones literarias o científicas que reciban la Revista, el canje co- 
rrespondiente; y de los Centros de instrucción o Corporaciones a quienes se la remitamos, 
el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de cues daremos cuenta en nues- : 
tra sección bibliográfica. 

Para todo lo concerniente a la Revista (administración, canje, remisión de obras, ete.) E 
dirigirse al Director de la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la 
Habana, República de Cuba. 

Los autores son los únicos responsables de sus artículos; la Revista no se hace solidaria 
de las ideas sustentadas en los mismos. 


NOTICE 


The Revista -de la Facultad de Letras y Ciencias, will be issued quarterly. ; 

We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction 
ana Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, ete., published by them. ; 
A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. 

Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed 
matter, ete., to the Director de la Revista de la Facultad .de Letras y Ciencias, Universidad - 
de la Habana, República de Cuba. : 


AVIS 


La Revista de la Facultad de Letras y Ciencias parait tous les trois mois. On demande 
l'Echange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans 
notre partie bibliographique. y 

Pour tous ce qui concerne la Revue au point de vue de 1”administration, échanges, envoi- 
d'ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Director de la Revista de la Facultad de Le- 
tras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. q 

Les auteurs sont seul responsables de leurs articles, et la Revue n'est engagée par 1*opi- 3 
nion personnelle d*aucun d'eux. : 


xr UNIVERSIDAD h DE LA HABANA  Núms. 3 y 4 


REVISTA 


. DE LA 


DIRECTOR: 


Dr. JUAN M. DIHIGO 


Profesor de Lingiiística y de Filología 
Director del Laboratorio de Fonética Experimental 


REDACTORES JEFES: 


Dr. ARISTIDES MESTRE 


Profesor de Antropología 
Directa del Museo Antropológico Montané 


Dr. SALVADOR SALAZAR Dr. LUIS DE SOTO 


Profesor Auxiliar Profesor Auxiliar 
de Ciencias Filosóficas de Lenguas y Literaturas clásicas 


SON COLABORADORES LOS SEÑORES PROFESORES DE LA FACULTAD 


JULIO-DICIEMBRE 1923 


SUMARIO: 


_nuevos horizontes de la Universidad ............ Dr. Ricardo Gómez Murillo. 
ealizaciones de la poesía CUbama ........oo....o.ooo. Srta. Laura Mestre. 


ol-lore del miño CUDADO ........co.oomojorcsco.s Sra. Sofía Córdova de Fdez. 
“Brujería y la Criminalidad ...................... Dr. Arístides Mestre. 
, Cerámica como medio de conocer la mitología, las 


na lección de Filología Clásica) ............... +. Dr. Luis de Soto. 
Macido Blosca: y ¡VIDOÍAS. ...ocuvini cinco do o eo La Dirección. 
Bibliográficas.—I. Las cien mejores poesías cu- 
las, por José María Chacón y Calvo, Madrid, 1922. 
E. Ensayos de literatura cubana, por José María 
Ay Calvo: Madrid, 1022 ocre Dr. Salvador Salazar. 
TIT. Reconstrucción de un crimen e identificación 
un criminal, por Israel Castellanos, Habana, 1923 . Dr. Pelayo Casanova. 
1 La verdadera poesía castellana, por Julio Ce- 
_jador, Tomo IV, Madrid, 1923.—V. Historia de la 
gua y literatura castellana (1908-1920), por Julio 
jador, Tomo XIV, Madrid, 1922.—VI. Origin and 
ution of Religion, by E, Washburn Hopkins, New 
ven, 1923.—VII. Adolfo Castillo. En la paz y en 
guerra, por Gerardo Castellanos G., Habara, 1922. 
VIII. Ideario Pedagógico, por Rafael Altamira, 
rid, 1923.—IX. En la puerta de la iglesia, por 
el E. Amunategui Reyes, Santiago, Rep. de Chi- 
SAR A A AN O ADA . Dr. J. M. Dibigo. 
elánea.—Convocatoria y Reglamento para los con- 
508 a premios de la Academia de la Historia en 


HABANA 


MISA" Imprenta *'La Propagandista””, 
y Monte 87 y 89, 


1923 


problema de la originalidad de la literatura cubana . Dr. Aurelio Boza y Masvidal 


 ENSESANZA 1 DE LA FACULTAD DE : LETRAS Y cial AS EU. 
se Decano: Dr. Adolfo de Aragón. EOERUSAIE 
Secretario: Dr. Salvador Salazar. 


1. ESCUELA DE LETRAS Y FILOSOFIA. 


Lengua y Literatura Latinas (3 cursos) ....... Profesor Dr. Adolfo de ArapóÑ: 
Lengua y Literatura Griegas (3 cursos) ....... : y Dr. Juan Maza y Artola. 
MARIS vICA (1 CUESO) +. ¿2 oto ea paa ele je o oo 4 o . ade 
a Ear URI O A e ) e o 
Historia de la Literatura Española (1 curso) ... ] 

Historia de las literaturas modernas extranjeras P 5 Dr. Salvador Salazar. 

(2 aa HE A e ; ee Aa Sia : ¡ 
Historia de CAC O ate ota le - , cebo) CON 
Historia moderna del resto del mundo (2 cursos) ] » Dr. Evelio Rodríguez Lendióna 
O O O Y A E ] AD 
Milosptia' Moral (TUCUISO) o. he. 00000 seaielo las P Li Dr. Sergio Cuevas Zequeira. 
UI RA j 8 


Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Vacante para el grupo de Historia y Ciencias Filosó-. 
ficas; Dr. Luis de Soto para el grupo de Lenguas clásicas y Vacante para el grupo de Literaturas; 108 
cuales dan conferencias sobre sus respectivas materias. Ñ 

El Laboratorio de Fonética Experimental tiene por Director al Profesor titular de Lingúística. 


-. 2, ESCUELA DE CIENCIAS. 
h (a) Sección de Ciencias Físico-Matemáticas. 


Análisis matemático (Algebra Superior) (1 curso) ? 
Análisis matemático (Cálculo diferencial e inte- + Profesor Dr. Pablo Miquel, 


gral) (1 CUTSO) ..ooooocccoroccnanornrnan rs J 
Geometría superior y analítica (1 curso) ....... 1 
Geometría descriptiva (1 curso) .............. P pS Dr. Claudio Mimó. 
Trigonometría (1 CUTSO) ..oooomommmmmommomo.- ) 
Melisa Superior (ler. ¡CUTBO) -..o.pmoserr io...» 1 AE A $ 
Física Buperior CAMCUEBDA): ria veta oe IDO ee pod: oleada J vd Dr. Nicasio Auveaa 
Química general (1 Curso) ........... e... >> Sr. Carlos Theye. 
IIA (A COLSO) (decaer eo ade aos ] A ; 
polos E AM AN Da ala bejata » Dr, Victor Bola 
AN AA TAN A 
Dibujo Naleral (LMCULED) ise es NAS A ] 4 Dr. Jos6"M. Rolex 
OoEmoloSia' (LQUIBO) ¡o nancocan neonato o roo 1 0 
Mecánica Racional (1 curso) ................. ¿ ee Dr. Victorino Trelles. E 
IO A A ) ; Dal 
OO (TU ICUTEO aros eones ee : 5 Dr. Alejandro Ruiz Cadalso. 
Mineralogía y Cristalografía a CULO) sd ¡ie E Dr. Santiago de la Huerta. 
Botánica general (1 curso) ...........o........ e Dr. Felipe García Cañizares, 


(b) Sección de Ciencias Físico-Químicas. 
Análisis Matemático (Algebra Superior) (1curso) Profesor Dr. Pablo Miquel. 


Geometría Superior (sin la Analítica) (1 curso) . | ; AE 
Trigonometría (plana y esférica) (1 curso) ..... ) if Do 

Física Superior (ler. curs0) ........ooooooom... ] A ; 

Física Superior 2 CUTSO) ...ooooocosrooom. oo... J 4 DE. ¡Niqasio 
Química Inorgánica y Analítica (1 curso) ..... 

Química Orgánica (1 Curso) .................. ] » Br. Carlos ¡Theye, 

Mbujo Eaneal: CL COSO) dam rejos emo coje os aa o e pl 

Dibujo ¡Natural  (Í UCUrSO): oscar ccieracon os... a Dr. José Ma, Soler, ñ 
Mineralogía y Cristalografía (1 curso) ........ pa Dr. Santiago de la Huerta. 
Biología (1 curso) ..... dali SA ed a A ; 
Zoología (1 CUTSO) .....ooooooomoommProor.m..o.”.. ] Ed Dr. Viétor Rodas 
Botánica general (1 curso) . o lo e Po Dr. Felipe García Caniias ' 
Cosmología (1 curso) .....o.oooooooroooosoooo. iS Dr. Victorino Trelles. 


(c) Sección de Ciencias Naturales. 
Análisis Matemático (Algebra Superior) (1eurso) Profesor Dr. Pablo Miquel. 


Geometría Superior (sin la Analítica) (1 curso) . : : 
Trigonometría (plana y esférica) (1 curso) ..... ] 44 De, Ola odo A 

Química general (1 curso) ........... SO dle eN 5 Sr. Carlos Theye. 

Dibujo Lineal (1 curso) ....... AS GR Es 

Dibujo Natural (LD CGUrBO) nacos baaa a prejele o ] vi ar no Hi SN 

NisiCA, poneral (1 CUTSO) ¿eno co amaron oc Al pe Dr. Nicasio Silverio. ¡0 
Mineralogía y Cristalografía (2 cursos). ado : Eso 
Geología (1 curso) ..... A A ] a” Dr. Santiago de la Huert 


Botánica general (1 curso) .....o.....oo.oo..». : e añ 
Fitografía y Herborización (1 curso) ......... ] a Dr. Felipe García Q E O 


APR 1 192 


Vol. XXXIII JULIO-DICIEMBRE Núms. 3 y 4 
LEENAR Y 
NENV YOR 
BUTANICA LL 
dAMDEN 


REVISTA 


DE LA 


FACULTAD DE LETRAS Y LIENCIAS 


LOS NUEVOS HORIZONTES DE LA 
UNIVERSIDAD “” 


POR EL DR. RICARDO GOMEZ MURILLO 


Profesor de la Escuela de Medicina Veterinaria 


Cuando fuí designado por el Sr. Rector, en aquellos días en que 
el porvenir universitario era una interrogación sombría, para la 
redacción de este discurso inaugural, acepté, porque era un honor 
conferido a la Escuela de Medicina Veterinaria, y porque veía, a 
través de las brumas que borraban los vetustos muros de esta glo- 
riosa Universidad, dibujarse, con líneas cada vez más vigorosas, 
la mole soberbia y maciza de la Universidad nueva. 

Y ahora, en este momento solemne en que voy a cumplir el man- 
dato rectoral, y antes de tratar de la vida intensa que surge en la 
nueva Universidad, permitidme, siguiendo la ley biológica que en- 
trelaza las ardientes manifestaciones vitales con las frías decisio- 
nes de la muerte, colocar la siempreviva del recuerdo, sobre la tum- 
ba de los queridísimos, excelentes Profesores, que han rendido el fa- 
tal tributo a la tierra, durante el pasado curso académico. 

El Dr. Eugenio Rayneri y Sorrentino, Catedrático de Dibujo To- 
pográfico de la Escuela de Ingenieros, modelo de caballerosidad. 

El Dr. Guillermo Domínguez Roldán, Catedrático de Literatura 
Española de la Escuela de Letras y Filosofía, trabajador infati- 
gable. 


(1) Leído en la Universidad en la apertura del curso académico de 1923 a 1924. . 


204 Revista de la Facultaa de Letras y Ciencias. 


El Dr. Manuel Johnson y Larralde, Catedrático de la Escuela 
de Farmacia; joven pobre, muy pobre, cuando empezó sus estudios 
en la Universidad de la Habana, y que llegó a ser rico, muy rico, 
por el esfuerzo tenaz de su trabajo,y un químico tan notable, que 
mereció del sabio Carracido la frase muy conocida: ““Qué lástima 
que Johnson sea rico, porque así priva al mundo de uno de los me- 
jores libros de Química””. 

El Dr. Rafael Pérez Vento, Profesor de Fisiología, que dedicó 
a su Cátedra los últimos penosos años de su vida, casi imposibili- 
tado por su enfermedad. 

El Dr. José A. Valdés Anciano, que pasó modestamente, sin rui- 
do, sin ostentación, con su útil, enorme carga de conocimientos mé- 
dicos por esta sociedad, que lo premió con la Cátedra de Afeccio- 
nes Nerviosas y Mentales, que, sin desdoro, pudiera haber desempe- 
ñado en cualquier parte del mundo. 

El Dr. Leonel Plasencia y Montes, Catedrático de Química Clí- 
nica, Decano electo de nuestra Facultad, biólogo notable que por 
sus investigaciones cada vez más interesantes hacía conocer el nom- 
bre de Cuba en el extranjero, y que murió, la víspera del día en 
que iba a realizar el más querido de sus sueños: ser Decano de la 
Facultad de Medicina. 

Y, ya retirado de las tareas universitarias, doblegado por la en- 
fermedad y por los años su cuerpo vigoroso, pero sintiendo en las 
fibras de su corazón todo el fuego de su amor por la Universidad, 
rindió su jornada en este mundo el Dr. Gabriel Casuso y Roque, 
Rector de la Universidad desde 1915 a 1921. 

Cuando transcurra aleún tiempo más, y las maceraciones de la 
Historia, como las de la tumba, dejen serenar el espíritu de Casuso, 
alguien habrá de levantar la voz, con dignidad y talento, para 
apreciar con justicia sus valores. Dirá como saltó del pupitre del 
Colegio al potro de la guerra, dejando la hoja del libro doblada en 
el momento de la partida; referirá cómo fué héroe desde el primer 
combate, en que el Bayardo cubano lo obliga a separarse de la pe- 
lea, montándolo a la erupa; pintará al mosquetero de Sancti-Spí- 
ritus, con sus compañeros Espinosa y Lombard; grabará los inci- 
dentes de aquél estupendo combate de los soldados de Payán des- 
nudos, bañándose y bañando los caballos, de repente sorprendidos 
por fuerza superior de guerrilleros veteranos y prácticos, y que 
así montan en pelo y con solo el ramal y el machete van a la carga 
en que sucumbe gran número de los contrarios, dirá como tal vez 


57] 


R. G. Murillo: Los nuevos horizontes. 20! 


fué el último blanco insurrecto del campo de las Villas, hecho pri- 
sionero cuando ya estaba solo, sin ropa, cubierto de úlceras, con el 
rifle sin parque; anotará que al envainar el machete reabrió el libro 
en Europa, en España primero y luego en Francia, para hacer am- 
bos doctorados y traerlos a Cuba con sus laureles y sus libros, y 
entra en la práctica y luego es profesor, y vuelve a España para 
hacer en Madrid oposiciones a una Cátedra quirúrgica, y llega a 
eminente cirujano que opera, estudia, discute, siempre nuevo y 
nunca envejecido, crea, reglamenta y levanta la bandera de la asep- 
sia después de la más hermosa confesión que de sus propios erro- 
res ha podido hacer un hombre, y de la más valiente y varonil de 
las amenazas que, como desconocido terremoto, conmovió el viejo y 
tranquilo cimiento de la Academia de Ciencias; y no olvidará su 
primera actuación como Profesor, político después, Decano en se- 
guida, más tarde Rector; y le hará justicia como Maestro de Ener- 
gía, cuya Cátedra, tan necesaria como el eráneo para el encéfalo, 
inició en el campo de Sport, terreno para vosotros conquistado, 
porque él sabía, por la observación en los demás y por la suya pro- 
pia, que los fuertes son buenos; dirá como fué siempre y donde 
quiera que estuvo, por la exaltación de la recia sangre de Castilla 
caudillo indiscutible, que por haber nacido a destiempo no fué 
Jefe de un Tercio de Flandes o Capitán de Cortés o de Pizarro; 
hablará del amigo servidor de sus amigos y adversario caballeroso 
pero implacable de sus enemigos; y después de todo esto, esa vOz 
hablará al oído de Cuba, de la hermosa Cuba, para pedirle, como 
yo lo hago ahora, porque ya debiéramos estar levantándolo con 
nuestras propias manos, el bronce que lo inmortalice y que sirva 
de ejemplo y de estímulo para que no tarde mucho tiempo en sur- 
gir el hombre que pueda substituir a este hombre. 


I 
““Los nuevos horizontes de la Universidad?” 


Hace algo más de un año, la inmensa mayoría del Claustro Uni- 
versitario, elegía Rector de nuestra casa a una de las cumbres de la 
Ciencia Americana e, indiscutiblemente, al cubano de más renombre 
universal. Me refiero a Don Carlos de la Torre, a “Don Carlos””, 
como se le llama en la intimidad por sus amigos que lo respetan, 
por sus compañeros que lo admiran y por sus discípulos que lo ido- 


206 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


latran; con la misma familiaridad y el mismo respetuoso cariño 
que se llamaba “Don Pepe” al incomparable educador Luz Ca- 
ballero, “Don Felipe”” al sabio maestro Poey, y “Don Tomás”” al 
honrado patriota Estrada Palma. Tal parece, que hay en esto, 
una sanción tácita para señalar el talento, el mérito y la honradez; 
como si por un fenómeno de atavismo resurgieran ahora en este 
hombre las hermosas cualidades, que no creo se haya extinguido en 
las presentes generaciones, pero sí que en el mundo actual parece 
que duermen. 

Espíritu moderno, conocedor como pocos de la estructura de las 
grandes Universidades Americanas, y empapado, por su larga y 
constante dedicación a la enseñanza y a la investigación, de las ne- 
cesidades de Cuba en materia de educación profesional, nos trazó 
un programa lleno de promesas, en aquella ocasión memorable en 
que el Aula Magna vistió sus mejores galas para las solemnes ce- 
remonias en que le hizo entrega del Rectorado, otro cubano merití- 
simo a quién mis labios no pueden nombrar sin sentir mi corazón 
embargado de gratitud y veneración, el ilustre Dr. Gabriel Casu- 
so, que con tanto entusiasmo y tanta fé amó a esta casa y tan altos 
servicios hubo de prestarle. 

Por primera y única vez, quizá, un Reetor se preocupaba de tra- 
zar un programa de acción y él mismo se imponía un plazo peren- 
torio para cumplirlo. No fué, para él, la conquista de ese alto si- 
tial a que solo debe llevarse por la excelsitud de los méritos cientí- 
ficos, por el amor a la causa de la enseñanza, y por la fé en el fu- 
turo, la vana satisfacción del amor propio, el éxito de un ególatra 
deseo, con la única finalidad de adquirir el cargo y dejar, después, 
que la Universidad siguiera el camino de inercia que llevan por 
desgracia, en Cuba, casi todas las instituciones científicas. No. 
Bien nos dijo que si renunciaba a la paz de su vida privada y a la 
tranquilidad del noble sacerdocio de la ciencia a que venía consa- 
grado durante toda su vida, era con la férvida esperanza de cum- 
plir aquel programa de gloria, síntesis de una alta política de in- 
tensificación nacionalista y de rectificación académica ; porque si los 
tropiezos, los obstáculos creados en la sombra, las dudas, los rece- 
los, todo lo que dificulta, entorpece y, a lo mejor, malogra, las gran- 
des iniciativas, surgían a cada paso que tratara de dar en bene- 
ficio a la gran idea, resignaría el mando en cualquier otro que tal 
vez no se preocupase en dar a la Universidad la dirección que él 
proyectaba. 


R, €. Murillo: Los nuevos horizontes. 207 


Y presentó su programa en aquel bello discurso que ha sido pu- 
blicado en la memoria anual y cuyos puntos principales, pueden 
sintetizarse así: 


I. Autonomía Universitaria. 

Il. Desarrollo de los Sports. 
ITI. Acción social de la Universidad. 
ÍV. Ciudad Universitaria. 


Ingratos, sobre toda exageración, seríamos, señores profesores y 
alumnos, si olvidáramos todo cuanto fué realizado por el Dr. Car- 
los de la Torre en la consecución de ese primer punto de su pro- 
grama. Las diarias sesiones con la Comisión mixta de profesores 
y alumnos, creada por su iniciativa; el trabajo directo con los le- 
o isladores en sus diarias visitas a la Cámara, que culminó en el mag- 
nífico proyecto de ley de los Dres. Ortiz y Casuso; la gran manifes- 
tación a Palacio para solicitar la tan ansiada autonomía, parte de 
la cual manifestación fueron los discursos tan llenos de esperan- 
zas del Honorable Señor Presidente de la República, del enton- 
ces Presidente de la Cámara Dr. Santiago Verdeja y del Hono- 
rable Señor Vice-Presidente de la República que lo es ex-Oficio 
del Senado. En la memoria de todos está ese noble esfuerzo va- 
lientemente sostenido, en un trabajo tan superior a sus años, que 
su salud, a poco, quedó extraordinariamente resentida. 

Examinemos someramente, lo que había de ser la Autonomía, 
tal como, siguiendo las ideas del Dr. la Torre, la organizó el doe- 
tor Fernando Ortiz y lo que es hoy, conforme al Decreto del Ho- 
norable Señor Presidente de la República, para ver si está todo 
hecho, y por el contrario, está todo sin hacer. 

El origen legal. Una ley del Congreso, orgánica de la Univer- 
sidad, respondería a los principios del Decreto Constitucional, 
desarrollando en su articulado el precepto de la Carta Funda- 
mental en que se reserva el Estado el monopolio en la emisión de 
títulos profesionales. Antes del Decreto, el cuerpo legal estaba 
constituído por la Orden Militar Americana número 266 de 1900, 
y la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo que da al Claustro la su- 
prema facultad de acordar él mismo sus Estatutos. 

Para mí, desde la promulgación de esta última Ley, la autono- 
mía universitaria estaba casi consagrada. Faltaba solo, para ha- 
cerla completa, 1. que ella tuviera el manejo de sus fondos, que 
se le concedieran facultades de arbitrar recursos a fin de formar 


208 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


el capital universitario y que el Estado no tuviera en este asunto 
otra participación que la que corresponde al Sr. Secretario de 
Instrucción Pública, por la alta inspección que la Ley le reserva, 
y la que tiene la Intervención General del Estado sobre todos los 
gastos nacionales; 2%. que ella, más consciente que nadie de sus 
necesidades y las de la cultura pública, tuviera el derecho de mo- 
dificar sus planes de enseñanza, aumentar el profesorado, crear 
carreras nuevas, ampliar sus procedimientos de investigación, en- 
riqguecer sus museos, laboratorios, bibliotecas, ete. 

El Decreto Presidencial de 16 de Agosto del año actual, dicta- 
do por el Señor Presidente en virtud de la potestad reglamenta- 
ria llamada propia, tiene que cireunseribirse a los límites que el 
Derecho Administrativo asigna a dicha potestad y que están ne- 
cesariamente determinados por la Constitución y las leyes. De 
lo dicho resulta que, no obstante el notable progreso que signi- 
fica la creación de la Asamblea Universitaria, la situación, poco 
más o menos, viene a ser la misma que antes de dicho Decreto. La 
Universidad sigue dependiendo económicamente del Poder Le- 
gislativo; no puede variar el precio de las matrículas, ni crear 
impuestos especiales, ni manejar libremente sus fondos, ni siquie- 
ra disponer de ese capital propio que produjo la venta del anti- 
guo Convento de Santo Domingo y que en vano quizo extraer del 
Tesoro para guardarlo en nuestras cajas el previsor Dr. Gabriel 
Casuso, en la víspera de la bancarrota nacional, y que todavía no 
podemos recuperar, teniendo necesidad para que nos lo dén, que 
el Congreso determine en que lo vamos a emplear, o cree lo que 
aún no se ha logrado; la personalidad jurídica de la Universidad. 

Con ello, también serían posibles las donaciones y fundacio- 
nes a favor del “Alma Mater””; los graduados se tomarían el al- 
to interés que Cuba requiere, ofrendando a lo que viene a ser co- 
mo nuestra cuna espiritual un poco de lo que luego, el ejercicio 
profesional les proporciona; y de ese modo, la entidad ““gradua- 
dos”? puesta como una cuña entre profesores y alumnos, en la 
constitución de la Asamblea, no sería lo que parece ser algo así 
como remedio de un entuerto probable, sino lo que debe ser: una 
entidad que tendría el derecho, por su conexión con esta casa, 
creada por el vínculo de la protección, de intervenir en sus des- 
tinos. 

Y en cuanto a su ordenamiento académico y científico seguimos 
dependiendo de Poderes Públicos muy respetables, pero desco- 


R. G. Murillo: Los nuevos horizontes. 209 


nocedores de las verdaderas necesidades universitarias. Un solo 
dato, que quiero presentar a vuestra consideración, para que se 
vea la desidia con que se han tratado los problemas universitarios 
por los altos poderes nacionales, muestra todo cuanto hay que ha- 
cer todavía para que la Universidad se incorpore a la marcha ge- 
neral de los progresos humanos. 

En la Escuela de Medicina se matricularon, en 1903, 200 alum- 
nos; en 1922 esa cifra insignificante se había elevado hasta 1980 
alumnos. Para la enseñanza de los 200 alumnos de 1903 había 
34 profesores entre titulares, auxiliares e interinos; para diez ve- 
ces más alumnos sólo hay hoy 9 profesores más, 6 de los cuales 
son interinos; y lo que realmente es un dato aterrador que mues- 
tra más que ningún otro el olvido por el Congreso de lo que sig- 
nifica una Universidad moderna, es que la consignación para el 
material científico era en 1903 para los 200 alumnos $13,000.00 
y ahora para cerca de 2,000 no ha subido sino bajado a una cifra 
que la pluma casi se resiste e consignar: a $7,000.00. 

Con este presupuesto para material, es imposible que los pro- 
fesores de la Escuela de Medicina puedan realizar la enseñanza 
tal y como debe realizarse, con arreglo a los conocimientos moder- 
nos. La adquisición de aleunos pocos aparatos de diagnóstico y 
de tratamiento, imprescindibles en la hora actual y sin los cuales 
la preparación de nuestros futuros médicos resulta deficientísima, 
a pesar de los esfuerzos y de los sacrificios personales de los profe- 
sores, costaría más de los $7.000.00 consignados para todas las 
Cátedras. 

A salvar esta situación, penosa para el profesorado, en quien 
recae hoy la responsabilidad de una enseñanza que no puede dar 
porque carece de los medios necesarios, y penosa también para los 
alumnos que exigen la preparación a que tienen legítimo dere- 
cho para poder cumplir dignamente en el mañana el honroso sa- 
cerdocio de la medicina, viene la Ley probada ya, por el Senado, 
reorganizando la Escuela de Medicina y ordenando su traslado al 
Hospital **Calixto García”. 

Confiemos en que esta Ley, reclamada urgentemente por la 
Escuela de Medicina, será el primer paso dado en firme para la 
reorganización general de la Universidad, que llegará a ser com- 
pleta cuando se haya obtenido la personalidad jurídica y la Au- 
tonomía, y tengamos autoridad suficiente para regular nuestras 
enseñanzas. 


210 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Mal o bien, los únicos que pueden decir todo lo que en investi- 
gación científica y en progreso profesional necesitamos, somos 
nosotros mismos; no sólo por la índole de nuestras habituales ta- 
reas, sino porque necesariamente estamos un poco más al corrien- 
te de lo que ocurre en el extranjero. 

Creo yo, y perdónese al último profesor universitario la insi- 
nuación y el consejo, ereo yo, que a resolver ese doble problema 
debe dedicar sus energías ese conglomerado tan lleno de promesas 
que se llama la Asamblea: porque no es el problema primordial, 
no puede serlo en un consejo de profesores y alumnos, elegir de- 
terminado Rector o Presidente: mucho más importante es que 
la Asamblea, que vé entreabrirse los horizontes universitarios, pa- 
ra dar paso a la luz de un sol nuevo, el de la Universidad nueva, 
trabaje con ahinco y sin descanso, con el entusiamo, los bríos y el 
vigor de esta fuerte, noble y generosa juventud estudiantil y con 
el grave y sereno discernimiento de los maestros, en la conquista 
efectiva, real y verdadera de la Autonomía proyectada por el 
Dr. Ortiz, soñada por el venerable la Torre, detenida en el Con- 
greso por mil varios motivos que todos conocemos y anhelada por 
todos los que amamos este recinto. 


TI 


Mucho ha progresado entre nosotros el ideal deportivo, segun- 
do de los puntos del programa a realizar por la nueva Universi- 
dad. Es menester que aquí, rindiendo un nuevo tributo a la jus- 
ticia, señale lo que, en ese sentido, significa en nuestra historia 
el Dr. Gabriel Casuso. 

“Fué, desde su discurso inaugura] de 1909,—dice el Dr. la To- 
rre—su punto de mira desenvolver entre los jóvenes universita- 
rios el principio de Juvenal ““Mens sana in corpore sano”; y a 
ese objeto dedicó sus energías, desde que entró en posesión del 
rectorado, haciendo adquirir por el estado el terreno fronterizo 
a la Universidad, mandando trazar a los profesores de la Escuela 
de Ingenieros un plano de construcciones deportivas, favoreciendo 
la creación de clubs universitarios, importando un experto ex- 
tranjero en materia de sports, y creando un comité de profesores 
al frente de los cuales figuró mi querido compañero y amigo el 
Dr. Adolfo de Aragón”. 


R. G. Murillo: Los nuevos horizontes. 21181 


Nineún programa mejor, a este efecto, que desarrollar todo lo 
que pensó hacer el Dr. la Torre. El primer paso está dado. 

Decía el Dr. la Torre: **Aspiro a que puedan muy pronto nues- 
tros jóvenes atletas competir con los de otras Universidades ame- 
ricanas y que para la realización de sus ideales, adquisición de 
equipos, traslados, prácticas, ete., no hayan de acudir como ahora 
a cuestaciones públicas, sino que tengan sus fondos al efecto””. 

La ley presentada en la Cámara por el distinguido profesor 
agregado de la Facultad de Derecho Dr. Ramón Zaydín, crea la 
matrícula deportiva; la tenacidad, el valer y celo de los profeso- 
res Inclán y Masvidal levantarán, al fin, el Stadium universitario; 
y el entusiasmo y la devoción hacia la Universidad de autoridades 
y personas tan caracterizadas como los Sres. Barreras, López del 
Valle, Aurelio Alvarez, Carlos Manuel de la Cruz y otros, hacen 
esperar que siga adelante este progreso deportivo, que tiene un 
símbolo en el avance triunfal de estos atletas que, vencedores en 
la competencia nacional de remos. en el campeonato de amateurs 
de base ball y en el de basket, demuestran que no se cireunseriben 
a Capablanca en el Ajedrez y a Ramón Font en la espada, las le- 
oítimas esperanzas de Cuba en la gloria deportiva de sus hijos. 

¡Ojalá que así, tan despejado y sereno fuera el cielo científico 
de nuestra casa! Hay que conceder extraordinaraia importancia 
a este problema. En el presente. no es pesimismo ver en torno, 
al lado de la ruina material de nuestros llamados edificios por una 
especie de sarcasmo contra la Arquitectura, la ruina moral que 
implica el descenso cultural de la Nación; la extraordinaria abun- 
dancia de ciertos títulos profesionales. innecesarios, por el exce- 
so, en nuestro país, de índole tan especial; el olvido de carreras im- 
prescindibles; la insuficiencia y mezquindad de ciertas enseñan- 
zas y la ausencia total de toda investigación. 

Que la cultura ha descendido, lo pueden probar las estadísticas 
en donde aparecen de un modo aterrador, millares de analfabetos. 
La Universidad tiene la obligación de intervenir en la vida in- 
teleetual de la Nación y luchar, ya por medio de la extensión uni- 
versitaria, ya por cualquiera otra forma de acción social, para que 
Cuba dé el rendimiento de capacidad cultural, que puede dar, 
por la fecunda inteligencia de sus hijos. 

Debe, además, encaminar las actividades juveniles por nuevos 
derroteros, apartados un poco de los tan trillados caminos de la 
Medicina y el Derecho. Desde este mismo sitio el profesor Taft, 


212 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


hoy Presidente de la Corte Suprema de Justicia en Norte Amé- 
rica, llamada la atención de los cubanos hacia las nobles y útilí- 
simas tareas de la Industria, el Comercio y la Agricultura; y en 
verdad, un pueblo cuyo suelo, de prodigiosa fertilidad, guarda 
almacenadas enormes cantidades de energía potencial y que de- 
dica casi todas sus actividades a producir azúcar y tabaco, expo- 
niéndose la ruina, como ya estuvo, en cualquier momento de eri- 
sis de esos productos, quedando al azar las otras explotaciones 
agrícolas y ganaderas; que deja depender a Cuba del extranjero 
y deriva un río de oro hacia el exterior para comprar alimentos 
que podríamos ventajosa y económicamente producir; que tiene 
materias primas tan ricas para fomentar industrias nacionales 
florecientes, que hoy no se desarrollan, por falta de preparación 
y protección; que abandona el comercio y la banca en manos ex- 
trañas, cuando a sus hijos les sobra talento, actividad y aptitudes, 
es un pueblo que necesita que sus gobernantes dicten leyes que 
protejan a los que producen, porque *““el Estado que mejor pro- 
teje a sus elementos productores es el más rico, el más rico es el 
más fuerte y el más fuerte es el más poderoso””, y que la Univer- 
sidad, como templo de la cultura nacional, ejerza su acción direc- 
triz tendiente a vigorizar con sus enseñanzas la Agricultura, la 
Industria y el Comercio para obtener nuevas y copiosas fuentes 
de riqueza, y abrir a la juventud nuevos caminos que la lleven a 
colaborar más plenamente en la obra de la consolidación nacional. 

He aquí una serie de carreras para contrapesar a la abogacía 
y a la ciencia de curar: demos toda la fuerza y la importancia 
que requieren, en un país como el nuestro, a las Escuelas de In- 
genieros, de Agronomía y de Veterinaria y creemos en la Univer- 
sidad, debidamente organizada y con fines prácticos, una Escue- 
la de profesores comerciales, 

Esto sería un tributo a las necesidades prácticas y a las impo- 
siciones de la realidad. Pero hay también otros puntos que con- 
siderar y que podría estimarse el reverso de lo que acabamos de 
decir. Hay que crear,—erear, si, es la palabra—hay que crear 
la investigación científica en nuestra casa para que Cuba concu- 
rra al progreso científico universal.— Cuánto secreto hay en nues- 
tra tierra, en nuestro cielo, en nuestro mar, que arrancar al mis- 
terio para revelarlo al conocimiento humano! Trabajos geológicos 
y oOoceanográficos; investigaciones y experimentos en el amplio 
espacio de la Física, de la Química y de la Biología; nuevos apor- 


. 


R. G. Murillo: Los nuevos horizontes. 213 


tes a la fauna, a la flora y a la Patología tropicales... ¡Cuánta 
labor a realizar! 

Y es imposible hablar de estas cosas, sin volver a recordar al 
sabio, orgullo de la Universidad y de Cuba, que en su sintético 
pero maravilloso programa, tocó todos los puntos de la acción fu- 
tura de la Universidad. Muchas veces nos ha hablado de crear 
en enuestras costas un Museo oceanográfico a estilo y semejanza 
del que, para eterno prestigio de la ciencia, fundó en aguas me- 
diterráneas el Príncipe de Mónaco. Y quizás ahora mismo, en 
este instante que mis pobres palabras evocan su recuerdo, tan ca- 
ro a todos nosotros, el ilustre Rector de la Universidad, realiza 
las necesarias gestiones para asociar a su obra el nombre de aquel 
sabio norteamericano que se llamó Henderson, que fué su colabo- 
rador en muchas excursiones de investigación, cuando estaba en 
el mundo de los vivos, y que puede darle su nombre a ese Museo, 
por la generosa dádiva de su viuda, ahora que ya partió para su 
viaje de exploración a lo desconocido! 


TITI 


Otra gran tarea a realizar, y la última a que en esta breve sín- 
tesis me voy a referir, es la vigorización, por la Universidad, del 
sentimiento nacionalista, que en esta misma hora en que escribo, 
parece encerrar profundas y terribles interrogaciones para nues- 
tros futuros destinos. Para ello había contado la Torre con el 
Claustro extraordinario y con la Ciudad universitaria. 

De un modo precipitado, tal vez solo con propósitos electora- 
les se ha dado intervención oficial en los asuntos universitarios a 
los graduados en ella. Bien está que por el ansia de ver conver- 
tida en realidad tangible la anhelada Asamblea, estudiantes y 
profesores hayan aceptado esa forma transitoria de convocación 
de los graduados, hecha precipitadamente, a plazos fijos, y sin 
otra finalidad, tal vez, que la elección rectoral. Pero hay que 
aprovechar esa fuerza efectiva de un modo más útil. Reducir su 
intervención a lo que parece desprenderse del Decreto Presiden- 
cial, sería como utilizar en un molino de trigo las Cataratas del 
Niágara. Hay que crearlos como cuerpo, unirlos en el encade- 
namiento de las generaciones profesionales con un vínculo más 
sólido, reglamentar su participación en los destinos universita- 


214 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


rios y emular su protección para que den a la casa solariega de 
donde salieron un poco de lo que le deben. Esa solidaridad uni- 
versitaria, que une, en ideales de ciencia y amor a Cuba, los hom- 
bres del pasado y los hombres del porvenir, es el mejor modo de 
vigorizar el sentimiento de amor a la patria. Dirigir los nobles 
afectos que se crean en las aulas, y la camaradería que surge en 
fiestas como esta de justo premio al mérito y de exaltación a la 
eultura, en el sentido de amor a la patria, es tarea sana y previ- 
sora; y ello puede lograrse, de modo bien efectivo con una orga- 
nización serena, meditada, discreta y lógica de los graduados, que 
les haga saber que su concurso se necesita y se desea, no sólo pa- 
ra delegar treinta representantes a la Asamblea, sino para que 
ayuden, honren y protejan a la Universidad que les capacitó pa- 
ra la lucha de la vida. 

Otra gran escuela de virtudes cívicas iba a ser, sin duda, la 
Ciudad universitaria, la gran creación, el sueño que acariciaba 
con fruición nuestro ilustre Rector. Era, para el estudiante de 
provincias el albergue cómodo y barato, a la vez útil y amable, 
en donde todo lo encontraba, sometido a disciplinas que impedían 
la vida libre a que muchos se entregan y que luego los arrastra 
en la vorágine de la vida capitalina. Pero, era, además, el víncu- 
lo, por la existencia cotidiana, de hombres del mañana venidos de 
todos los ámbitos de la República, que así aprendían a conocerse, 
a respetarse y amarse. La Universidad, puesta de pie oyó entre 
aplausos delirantes la palabra inspirada del noble mentor evocan- 
do los blancos muros de la futura Ciudad; y más tarde el mundo 
entero, por el prodigio de la radiofonía volvía a escuchar su pa- 
labra profética, augurando la maravillosa creación. 

Desgraciadamente, a lo que parece. la bella y patriótica Ciu- 
dad vió derrumbarse sus muros sin haberse siquiera construido. 
No es posible para mí, que esa creación tan bella, tan grande, tan 
necesaria para suprimir un poco el regionalismo disgregador y au- 
mentar los vínculos nacionalistas, solo puede llevarla a cabo el 
cerebro que fué capaz de concebirla. 

¡Generosa juventud cubana que tienes hoy en tus manos, jun- 
to con la alta investidura de legislador universitario, la enorme 
responsabilidad de sus destinos, no olvides que en los amplios y 
luminosos horizontes nuevos que ahora se te abren, brilla radian- 
te y magnífico,, por el explendor supremo de su ciencia, y por el 
amor paternal, infinito con que os estrecha entre sus brazos, nues- 


R. G. Murillo: Los nuevos horizontes. 215 


tro ilustre Ractor Dr. Carlos de la Torre, que solo quiso alcanzar 
como premio a una larga, fecunda y magnífica vida consagrada 
a la Ciencia, a la Universidad y a Cuba, ““Contemplar regocija- 
do vuestra obra y dormir blandamente, en el seno del ALMA 
MATER”. 


IDEALIZACIONES DE LA POESIA CUBANA 


POR LA SRTA. LAURA MESTRE 


El arte es la primera y más elevada expresión del genio de un 
pueblo, la muestra más valiosa de individualidad y de cultura. 
Desde temprano, Cuba dió pruebas de amor a la poesía y a la li- 
bertad, de nobles y levantadas aspiraciones, de ardorosos senti- 
mientos que la llevaron a conquistar en lo político la independen- 
cia que ya había ganado en las letras. 

Y no se crea que siendo nosotros los herederos, por la sangre y el 
idioma, de esa ardiente y batalladora raza española que nutrió con 
hechos heróicos su brillante literatura, nos corresponde el honor de 
continuarla. Nacidos en tierra de América, amamos la libertad 
con pasión perenne: favorecida nuestra patria por un sol esplen- 
doroso y un clima suave, mostrando doquiera horizontes claros y ri- 
sueños y una atmósfera transparente, ha sugerido casi siempre a 
nuestros poetas dulces y delicadas composiciones que en labios ma- 
ternales arrullaron los sueños de nuestra infancia. 

El amor a la libertad y a la patria y el amor a la naturaleza fue- 
ron las cuerdas más sonoras de la lira de José María Heredia, (*) 
nuestro gran poeta nacional, que al igual de Píndaro, caldeó su 
frente con el fuego de la más alta inspiración, cantando las glorias 
de la naturaleza americana. En su oda al Niágara, arrebatado por 
el estro poético, se contempla a sí mismo “volar feliz donde el Se- 
ñor lo llama y alzar en las nubes la radiosa frente””, alcanzando la 
inmortalidad. Y no le ha faltado: su clarín de guerra, vibrando al 
través de los tiempos, siempre sonoro y profético, llevó a los eu- 
banos por el camino del honor y de la gloria : 


““Al brillar mi razón su amor primero 
Fué la sublime dienidad del hombre, 
Y al murmurar de patria el dulce nombre 
Me llenaba de horror el extranjero”... 


dice en su epístola a Emilia. El entusiasmo por la libertad y el 


(*) 1803-1839. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 217 


rencor a los tiranos culminaron en sus valientes e inspiradas poe- 
sías “A la muerte de Riego””, ““Desengaños””, al “Genio de la li- 
bertad””, “Vuelta al Sur”” y el célebre “Himno del desterrado””. 
Heredia no fué el cantor romántico de estos ideales; fué un poeta 
militante, y en su corazón de soldado de la libertad latieron con 
igual fuerza el amor y el odio: a todos los pueblos esclavizados por 
la tiranía dedicó sus gritos de combate. Rival de Quintana, no por 
la castiza perfección del lenguaje, sino por la viril energía de su en- 
tonación guerrera, produjo en este género muchos versos memora- 
bles : 


¡ Lira fiel, compañera querida 

En sublime delicia y dolores! 

De ciprés y de lánguidas flores 

Ya te debes por siempre ceñir. 
¡Siempre!... No, que en la lid generosa 

Tronarás con acento sublime, 

Cuando Cuba sus hijos reanime, 

Y su estrella miremos brillar. 
“Libertad ””, clamarán ““en su pecho 

Inflamó de su aliento la llama”?! 

Y si caigo, mi espléndida fama 

A los siglos futuros irá. (*) 


¿A la sangre temeis?... En las lides 
Vale más derramarla a raudales, 
Que arrastrarla en sus torpes canales 
Entre vicios, angustias y horror. 

¿Qué tenéis? Ni un sepulero seguro 
En el suelo infelice cubano. 
¿Nuestra sangre no sirve al tirano 
Para abono del suelo español ? 

Si es verdad que los pueblos no pueden 
Existir sino en dura cadena, 
Y que el cielo feroz los condena 
A ignominia y eterna opresión; 

De verdad tan funesta mi pecho 
El horror melancólico abjura, 


(*) '*Vuelta al Sur”?. 


218 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Por seguir la sublime locura 
De Washington, Bruto y Catón. 
¡Cuba! al fin te verás libre y pura 
Como el aire de luz que respiras, 
Cual las ondas hirvientes que miras 
De tus playas la arena besar. 
Aunque viles traidores le sirvan 
Del tirano es inútil la saña, 
Que no en vano entre Cuba y España 
Tiende inmenso sus olas el mar. (*) 


La impresión más profunda que los distintos aspectos de la na- 
turaleza produjeron en el alma de Heredia fué la que expresó 
magníficamente en su oda al Niágara. La inspiración sacude co- 
mo un soplo divino su alma vibrante de admiración y de entusias- 
mo: el artista recobra el don glorioso, pide la lira, y en su vigoroso 
canto llega a las cimas del genio poético. Rara vez el arte litera- 
rio de América reveló acentos más inspirados y sublimes, sin que la 
fantasía oscureciese a la razón que brilla en todas las partes de la 
oda. La descripción de la ingente catarata es digna del pincel de 
un maestro, y tan espléndida como la misma naturaleza, como el 
salto rugiente de las olas despeñadas en el abismo, y los montes de 
espuma que hierven y se coronan de vapores luminosos: 


¡ Ved ! ¡ llegan, saltan ! El abismo horrendo 
Devora los torrentes despeñados : 
Crúzanse en él mil iris, y asordados 
Vuelven los bosques el fragor tremendo. 

En las rígidas peñas 
Rómpese el agua: vaporosa nube 
Con elástica fuerza 
Llena el abismo en torbellino, sube, 
Gira en torno, y al éter 
Luminosa pirámide levanta, 

Y por sobre los montes que le cerean 
Al solitario cazador espanta. 


Poeta ardoroso y espontáneo reconoce en la magnificencia de la 
naturaleza de su patria la fuente más copiosa de inspiración; 


(*) ¡“Himno del desterrado””. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 219 


alaba y bendice al sol como '““padre de luz y de vida, cuyos rayos 
despiertan su númen””, con tanto entusiasmo como el inca o el 
persa que le erigieron altares; pero el sentimiento religioso de 
Heredia se confirma en todas sus composiciones, adorando al 
supremo autor de los cielos ante euya grandeza se humilla, y cu- 
yo aliento divino le inflama en amor de la verdad y de la justicia. 

La vista del océano le sugiere también un hermoso canto: en 
su oda a la tempestad la invoca y celebra su aparición : 


Llega ya... ¿No le veis? ¡Cuál desenvuelve 
Su manto aterrador y majestuoso.... 
¡ Gigante de los aires, te saludo. ..! 
En fiera confusión el viento agita 
Las orlas de su parda vestidura... 
¡Ved...! en el horizonte 
Los brazos rapidísimos enarea 
Y con ellos abarca 
Cuanto alcanzo a mirar de monte a monte! 


Hace una deseripción admirable de la oscuridad del paisaje, del 
horror de la naturaleza, el estampido del trueno, la lívida luz del 
rayo y la lluvia desatada a torrentes; y exclama al final : 


¡Sublime tempestad ! Cómo en tu seno, 
De tu solemne inspiración henchido, 
Al mundo vil y miserable olvido 
Y alzo la frente de delicia lleno! 

¿Do está el alma cobarde 
Que teme tu rugir...? Yo en tí me elevo 
Al trono del Señor: oigo en las nubes 
El eco de su voz; siento a la tierra 
Escucharle y temblar. Ferviente lloro 
Desciende por mis pálidas mejillas 
Y su alta majestad trémulo adoro. 


El alma excelsa de Heredia se complacía en los grandes aspec- 
tos de la naturaleza; también celebra las vastas creaciones del arte, 
como la gran pirámide: 


220 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


¡ Escollo vencedor del tiempo cano, 
Isla en el mar oscuro del olvido, 
Misterio entre misterios escondido, 

De un inmenso arenal profundo arcano! 

Montaña artificial, resto tremendo, 
Estructura sublime y ponderosa, 

Del desierto atalaya misteriosa, 
De la desolación trono estupendo! 

En tu cumbre inmortal se dan la mano 
La eternidad que fué con la futura: 
La voz de lo pasado en tí murmura.... 


Los amores de Heredia fueron los de un corazón tierno, ardien- 
te y generoso. Llora el desvío de la mujer amada, fácilmente per- 
dona a la hermosa infiel, y renuncia el sentimiento a que no puede 
corresponder dignamente; y después de este período agitado de la 
edad juvenil, cuelga la lira dedicando sus apasionados acentos a 
la noble esposa que le brinda paz y ventura. Su ingenua admira- 
ción por la belleza femenina le inspiró el hermoso canto que em- 
pieza: 


Dulce hermosura, de los cielos hija, 
Don que los dioses a la tierra hicieron, 
Oye benigna de mi tierno labio 

Cántico puro. 


La grata risa de tu linda boca 
Es muy más dulce que la miel hiblea; 
Tu rostro tiñe de clavel y rosa 
Cándido lirio. 


Los sentimientos religiosos de Heredia parecen muy sinceros; y 
a pesar de la agitación de su breve vida y el dolor profundo econ 
que sintió la esclavitud de su patria, expresó una filosofía sana, 
elevada y consoladora. Heredia fué modelo insigne de ciudada- 
nos y de patriotas y altísimo genio poético de la patria cubana. 


$» 


La ilustre poetisa y escritora Gertrudis Gómez de Avellane- 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 221 


da, (*) gloria de dos países y ejemplo valioso de alta mentalidad 
femenina, rivaliza con Heredia en imaginación y energía, si bien 
le aventaja por lo castizo del lenguaje y su mayor dedicación a las 
letras. 

En sus versos y la elección de sus temas hay reminiscencias del 
cantor del Niágara. Como ejemplo de noble inspiración, citare- 
mos sus espléndidas estrofas a la Poesía : 


Oh tú del alto cielo 
Precioso don al hombre concedido! 
¡ Tú, de mis penas divinal consuelo, 
De mis placeres manantial querido! 
¡ Alma del orbe, ardiente Poesía, 
Dicta el acento de la lira mía! 
Díctalo, sí, que enciende 
Tu amor mi seno, y anhelante ansío 
La poderosa voz que espacios hiende, 
Para aclamar tu excelso poderío, 
Y en la naturaleza inmensa y bella 
Buscar, seguir y señalar tu huella. 


La ““Noche de insomnio y el alba”” es una bellísima fantasía, 
muy notable por su variedad de metros. 

Son también admirables la oda ““A una Acacia”? y las octavas 
reales a “El Genio””, dedicadas a D. Juan Nicasio Gallego: 


Todo sucumbe a la eternal mudanza, 
Por ley universal todo perece: 

El genio solo a eternizarse alcanza, 
Y, como el sol, eterno resplandece. 

Al porvenir su pensamiento lanza, 
Que con el polvo de los siglos crece, 
Y en las alas del tiempo suspendido 
Vuela sobre la sima del olvido. 

La gloria de Marón el orbe llena, 
Aun suspiramos con Petrarca amante; 
Aun vive Milton y su voz resuena 
En su querube armado de diamante, 


(*) 1814-1878. 


222 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Rasgando nubes de los tiempos truena 
El rudo verso del terrible Dante, 

Y desde el Ponto hasta el confin ibero 
El son retumba de clarín de Homero. 


Sin compartir las ideas políticas de Heredia, amó la patria con 
fervor y entusiasmo, y así lo expresa en sus composiciones poéticas 
““A un jilguero”, “La pesca en el mar”” y “Al partir””, soneto 
que brilla entre los mejores en lengua castellana : 


¡ Perla del mar! ¡ Estrella de Occidente! 
¡ Hermosa Cuba! Tu brillante cielo 
La noche cubre con su opaco velo 
Como cubre el dolor mi triste frente. 

¡ Voy a partir!.... La chusma diligente 
Por arrancarme del nativo suelo 
Las velas iza, y pronta a su desvelo 
La brisa acude de tu zona ardiente. 

¡ Adios, patria feliz, Edén querido! 
Doquier el hado en su furor me impela 
Tu dulce nombre halagará mi oído! 

¡Adiós!... Ya cruje la turgente vela, 
El ancla se alza, el buque estremecido 
Las olas corta y silencioso vuela! 


La Avellaneda se ausentó muy joven de Cuba, y en España de- 
senvolvió su genio poético: si hubiera permanecido en la patria, 
acaso su alma ardiente y generosa hubiese combatido por la liber- 
tad y la justicia—tendencia que se advierte en “Sab””, su primer 
novela, en el soneto a Washington y en la oda a Polonia,—si bien 
sus escritos carecerían de aquella regia vestidura que debió a sus 
modelos literarios; y ciertamente sólo en Calderón o Herrera, 
Quintana o Gallego se le encuentra paralelo en genial entusiasmo 
y magnificencia de estilo. 

El alma de esta poetisa fué como el arpa eolia que vibra armo- 
niosamente al soplo de brisas suaves o de ráfagas ardientes. El 
amor agitó sus cuerdas con tremendo impulso y produjo también 
los más vigorosos acordes. Una pasión venció su orgullo femenil 
inspirándole magníficos versos: 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 223 


Un tiempo hollaba por alfombra rosas, 
Y falsos vates de mentidas diosas 
Prodigábanme nombres; 


Mas yo altanera, con orgullo vano, 
Cual águila real al vil gusano 
Contemplaba a los hombres. 
Mi pensamiento en temerario vuelo 
Ardiente osaba demandar al cielo, 
Objeto a sus amores, 
Y sia la tierra con desdén volvía 
Triste mirada, mi soberbia impía 
Marchitaba sus flores. 


Hoy despeñada de la excelsa cumbre 
Do osé mirar del sol la ardiente lumbre 
Que fascinó mis ojos, 
Cual hoja seca al raudo torbellino 
Cedo al poder del áspero destino... 


¡Me entrego a sus antojos! 


Esta pasión mal correspondida le hace arrojar lamentos de do- 
lor y desesperación. Su pecho anhela venganza, e invoca la fuer- 
za destructora de la tempestad en el siguiente soneto: 


Del huracán espíritu potente, 
Rudo como la pena que me agita, 
Ven, con el tuyo mi furor excita! 
Ven con tu aliento a enardecer mi mente! 


Que zumbe el rayo y con fragor reviente; 
Mientras cual hoja seca o flor marchita, 
Tu fuerte soplo al roble precipita 
Roto y deshecho al bramador torrente! 


Del alma que te invoca y acompaña, 
Envidiando tu fuerza destructora, 
Lanza a la par la confusión extraña. 

¡Ven! y al dolor que insano la devora 
Haz suceder tu poderosa saña, 

Y el llanto seca que cobarde llora! 


224 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Llama también en extraño y doloroso delirio a los espíritus de 
la noche, ejecutores de crimen y la venganza: 


¡Callados hijos de la noche lóbrega, 
¡ Espíritus amantes del pavor, 
Que la venganza alimentais recóndita, 
Y esfuerzo dáis al criminal amor! 
Los que en las selvas solitarias, lúgubres, 
Dáis al bandido el rápido puñal, 
Y los gemidos sofocáis inútiles 
Del que a su golpe sucumbió mortal ! 
¡Ministros del error! ¡del crimen súbditos! 
¡ Atended ! ¡atended ! ¡volad! ¡volad! 
Que ya la hora sonó de ansiado júbilo 
Y sus puertas abrió la eternidad ! 


La rica imaginación de la Avellaneda le inspira otras veces 
versos delicados y sentidos como los de la ““Plegaria a la Virgen”, 
cuando en horas de abatimiento y melancolía se duele de su sole- 
dad y desamparo: 

Vos entre mil escogida, 
De luceros coronada, 
Vos de escollos preservada 
En los mares de la vida: 
Vos radiante de hermosura 
¡ Virgen pura! 
De toda virtud modelo: 
Flor trasplantada del suelo 
Para brillar en la altura. 
Vos en la noche sombría 
Pura luz, celeste faro, 
De los débiles amparo, 
De los tristes alegría : 
Ved mi vida abandonada 
¡Madre amada! 
Mi juventud sin amores, 
Débil planta a los rigores 
De ardiente sol marchitada. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 225 


¡En torno miro!... no existe 
Ni patria, ni hogar querido... 
¡Soy el pájaro sin nido! 

¡Soy sin olmo yedra triste! 
Cada sostén de mi vida 
Desvalida, 

Fué por el rayo tronchado 
Y débil caña he quedado 
De aquilones combatida. 


De estas íntimas penas, de esta falta de afectos en un corazón 
ardiente, de este desencanto por lo fugaz de los goces humanos, na- 
ce su profundo hastío, tan sincero como el de Leopardi: 


Yo como vos para admirar nacida; 
Yo como vos para el amor creada, 
Por admirar y amar diera la vida; 
Para admirar y amar no encuentro nada! 


declara en contestación a unos versos que le fueron dedicados; y 
en la preciosa composición a la muerte de Heredia, modelo de do- 
loroso sentimiento y de elevada y triste filosofía, se pregunta: 


¿ Y qué al dejar la vida deja el hombre ? 
El amor inconstante, la esperanza, 
Engañosa visión que le extravía : 

Tal vez los vanos ecos de un renombre 
Que con desvelos y dolor alcanza : 
El mentido poder, la amistad fría, 

Y el venidero día, 

Cual el que expira breve y pasajero 

Al abismo corriendo del olvido: 

El placer cual relámpago ligero 

De tempestades y pavor seguido: 
Y mil proyectos que medita a solas 
Fundados ¡ay! sobre agitadas olas! 


Esta egregia poetisa vivió casi siempre en España, compensan- 
do con creces la noble acogida que había recibido: fué la musa del 


226 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


alma ibérica, expresando la grandeza de aquella segunda Roma, y 
el ardiente misticismo de una región excelsa y triunfante. 

No existe poesía en lengua castellana que supere en belleza a 
su soberbio canto a “La Cruz”. 


¡Canto la Cruz! ¡que se despierte el mundo! 
¡Pueblos y reyes eseuchadme atentos! 
Que calle el universo a mis acentos 
Con silencio profundo! 
Y tú, sublime autor de la armonía, 
Que das sonido al mar, al viento, al ave 
Presta viril vigor a la voz mía, 
Y en torrentes de austera poesía 
El poder de tu Cruz deja que alabe! 


¡ Alzad, alzad vuestro pendón de gloria, 
Oh de la fe sublimes campeones! 
¡ Alzadlo y a su sombra las naciones 
Cantarán su victoria! 
Alzadlo, que el clamor no le amedrenta 
Que exhalen de impiedad negros vestiglos!.... 
¡Sangre de un Dios por púrpura presenta, 
Y por sagrado pedestal se asienta 
En la cerviz de diez y nueve siglos! 
Alzad, alzad vuestro estandarte regio 
A cuyo aspecto hudiéronse al abismo 
Los dioses del antiguo paganismo, 
Desde su Olimpo egregio! 
Adzadlo cual lo alzó resplandeciente 
Como emblema de triunfo Constantino 
Sobre el cesáreo lauro de su frente, 
Las águilas de Roma armipotente 
Parias rindiendo al lábaro divino! 


Las odas a la reina Isabel 11 y el Escorial y los cuartetos al Al- 
cázar de Sevilla son modelos en su género. 

La Avellaneda nutrió su mente con las enseñanzas de la filosofía y 
de la historia, elevando su arte a la altura de su genio; fué por el 
conjunto de sus poesías líricas y de sus obras dramáticas la más ex-. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 227 


celsa poetisa de todos los tiempos, sin exceptuar a Safo ni a Victo- 
ria Colonna; y a la par de Heredia, brilló como uno de los más al- 
tos luminares de la poesía cubana. 


E * >» 


La personalidad del gran poeta Plácido (Gabriel de la Concep- 
ción Valdés) (*) estuvo sujeta a contrastadas influencias que de- 
terminaron las opuestas direcciones de su talento. La oscuridad y 
bajeza de sus principios le sugirió a veces torpes acentos en que se 
descubría la musa popular; la pobreza de sus recursos le obligó a 
vivir de las producciones de su estro, dedicando cantos lisonjeros 
a los magnates que le socorrían, a imitación de Horario y de Vir- 
gilio; y a pesar de sus íntimos deseos de independencia y libertad, 
prodigó adulaciones a la realeza. No obstante, su genio se desen- 
volvió con esplendor maravilloso para asombro de extraños y eter- 
na gloria de su patria. 

¿Qué poeta, por encumbrado que se le suponga, no prohijaría el 
precioso romance ““Jicotencal””? Por la grandeza de espíritu que re- 
vela y su castiza expresión es digno de Quintana o de Zorrilla : 


Dispersas van por los campos 
Las tropas de Moctezuma, 
De sus dioses lamentando 
El poco favor y ayuda. 


Mientras ceñida la frente 
De azules y blancas plumas, 
Sobre un palanquín de oro 
Que finas perlas dibujan, 
Tan brillantes que la vista 
Heridas del sol deslumbran, 
Entra glorioso en Tlascala 
El joven que de ellas triunfa; 
Himnos le dan de victoria, 
Y de aromas le perfuman 
Guerreros que le rodean, 

Y el pueblo que le cireunda, 
A que contestan alegres 


(*) 1809-1844. 


228 Revista de la Fecultad de Letras y Ciencias. 


Trescientas vírgenes puras: 
““Baldón y afrenta al vencido, 
Loor y gloria al que triunfa””. 


a 2 aa a os a LAO O A O A A A 


En la “Partida del Pirata”? desenvuelve este tema romántico ca- 
si con tanta felicidad como Espronceda: 


¡A la mar! ¡a la mar, compañeros! 
Que la tierra nos quiere tragar; 
No hay cuartel, preparad los aceros, 
Hierro y fuego: ¡A la mar! ¡a la mar! 
No más danzas, sangrientos horrores 
Do quier lleve el fulmíneo cañón; 
Tiemblen esos del mundo señores 
Sólo al ver mi fatal pabellón ; 
De perfidias e injustos horrores 
Nuestra nave nos puede librar 
¡A la mar! 
Nuestra nave sus velas extienda 
Aunque ruja el sonante aquilón, 
De las nubes el rayo descienda, 
Suba el Ponto a la etérea región, 
Y nos lance con furia tremenda 
Al averno: ¡Las anclas levar! 
¡A la mar! 


A RA RN E SOS TE SO O TOO O 


El estilo de Plácido no muestra la sostenida y robusta entona- 
ción de los versos de Heredia, ni la solemne majetad que realza las 
poesías de la Avellaneda; es más variado y espontáneo, abundando 
en giros ingénuos y felices: fué la lira de Plácido 


“La que brindó con gracia peregrina 
La siempre-viva al cisne de Granada”... 


como declara el mismo poeta: 


Antes que torne en rojo el horizonte 
La clara luz del sol resplandeciente, 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 


Y con variados trinos el sinsonte 
Baje a imitar la murmurante fuente; 
En la alta cumbre del vecino monte 
Do el céfiro susurra blandamente, 
Al son sublime de las cuerdas de oro 
La rama ceñiré del pierio coro. 
Cual de bélico ardor arrebatado 
El desnudo mancebo se presenta, 
Sólo de noble atrevimiento armado 
En el estruendo de la lid sangrienta; 
Así yo vuelo impávido, animado 
De gloria al soplo que mi pecho alienta, 
Y pulso entre los vates la áurea lira, 
Aunque ni el arte ni el saber me inspira. 
Llénase el alma de cabal contento 
Al ver fugar de la nación hispana, 
Los secuaces del déspota violento 
Traidor contra su sangre soberana; 
Y exterminado el tribunal sangriento 
De hircanos tigres con figura humana, 


Monstruos que alteran, infundiendo espanto 


La dulce paz del Evangelio santo. 


229 


A juicio del inspirado vate, adulador de los poderosos, Cristina 
e Isabel representan el triunfo de la libertad contra el despotismo, 


y les ofrenda hermosos cantos : 


Más ¿qué excelsa beldad la sien ceñida 
De albo jazmín, en ademán bizarro, 
Por las sagradas artes conducida 
Baja a la tierra en diamantino carro 
Rodeada de blandos cefirillos, 

Que el amoroso aliento 

Hurtan del campo a las fragantes flores, 
Y alada banda de amorcillos bellos, 
Cuyas manos graciosas 

De balsámicas rosas 

Decoran sus auríferos cabellos 

De frescos lirios con sencillo adorno 
Gratos revuelan de su frente en torno? 


230 


Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Salud ¡oh libertad ! salud mil veces, 
Pues derramas propicia 
Do quier que vas, con plácida influencia 
El benéfico germen de la ciencia, 
La abundancia, la paz y la justicia. 


Las octavas reales que dedica a los ojos de su amada tienen la de- 
licadeza de los cantares de Cetina: 


Como la aurora de frescor vestida, 
Perlas regando en el pensil de Flora, 
Con alba frente de jazmín ceñida 
Los verdes campos apacibles dora, 

Y las aves con música lucida 
Saludan a su cándida señora; 

Así mi voz saluda entusiasmada 

Los negros ojos de mi prenda amada. 

Ellos son mi placer, ellos mi gloria, 
Mi único bien, mi Dios, mi luz, mi guía; 
Si risueños me miran ¡qué victoria! 

Si me ven con desdén ¡desgracia impía! 
Ellos solos ocupan mi memoria; 

Pues lucen para germen de alesría 
Como azabache en concha nacarada 
Los negros ojos de mi prenda amada. 


Plácido compuso una serie de sonetos que contienen casi todas 
las idealizaciones de su poesía: “La Muerte de Gessler”” y “La 
Sombra de Mina”? expresan sus ansias de libertad; “A mi amado 
en su día””, la ternura de sus sentimientos: el soneto “A una in- 
grata”? es el más bello de la colección, aunque en él parece hervir 
la ardiente sensualidad del mestizo: 


Basta de amor: si un tiempo te quería 
Ya se acabó mi juvenil locura, 
Porque es, Celia, tu cándida hermosura 
Como la nieve deslumbrante y fría. 

No encuentro en tí la extrema simpatía 
Que ansiosa mi alma contemplar procura, 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubazga. 231 


Ni en el silencio de la noche oscura 
Ni a la espléndida faz del claro día. 
Amor no quiero como tú me amas, 
Sorda a mis ayes, insensible al ruego; 
Quiero de mirtos adornar con ramas 
Un corazón qeu me idolatre ciego 
Quiero abrazar una mujer de llamas, 
Quiero besar una mujer de fuego. 


La religiosidad de Plácido se revela en sus cuadros poéticos a 
la muerte de Jesús; y su gracia y ligereza en letrillas que se hi- 
cieron muy populares. 

Cuba escuchaba con admiración los cantos deliciosos del *“Cis- 
ne del Yumurí””; pero en breve llegaron los tristes días de su pri- 
sión y desde su trágica muerte: el dulce y apasionado poeta, víctima 
del más inícuo régimen social, había de ceñir la doble corona de la 
gloria y del martirio. Entonces produjo sus cantos más sublimes 
e imperecederos: en una última mirada a su corta y angustiada 
existencia, acusa a la Fatalidad: 


Negra deidad que sin clemencia alguna 
De espinas al nacer me circuiste, 
Cual fuente clara cuya margen viste 
Maguey silvestre y punzadora tuna; 
Entre el materno tálamo y la cuna 
El férreo muro del honor pusiste.... 


En otro soneto se despide de la autora de sus días: 


Si la suerte fatal que me ha cabido, 
Y el triste fin de mi sangrienta historia, 
Al salir de esta vida transitoria, 

Deja tu corazón de muerte herido. 
Baste de llanto: el ánimo afligido 
Recobre su quietud, moro en la gloria, 

Y mi plácida lira a tu memoria 
Lanza en la tumba su postrer sonido. 
Sonido dulce, melodioso y santo 

Glorioso, espiritual, puro y divino, 
Inocente, espontáneo como el llanto 


232 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Que vertiera al nacer: ya el cuello inclino, 
Ya de la religión me cubre el mando!... 
¡ Adiós, mi madre! adiós... “El peregrino”. 


El malogrado poeta da el último adiós a su lira, y muere recitan- 
do su famosa plegaria: 


Ser de inmensa bondad, Dios poderoso, 
A vos acudo en mi dolor vehemente, 
Extended vuestro brazo omnipotente, 
Rasgad de la calumnia el velo odioso 
Y arrancad este sello ignominioso 
Con que el mundo manchar quiere mi frente. 


Yo no os puedo engañar, Dios de clemencia, 
Y pues vuestra eternal sabiduría 
Ve al través de mi cuerpo el alma mía 
Cual del aire a la clara transparencia, 
Estorbad que humillada la inocencia 
Bata sus palmas la calumnia impía. 


Más si cuadra a tu suma omnipotencia 
Que yo perezeca cual malvado impío, 
Y que los hombres mi cadáver frío 
Ultrajen con maligna complacencia, 
Suene tu voz, y acabe mi existencia... 
Cúmplase en mí tu voluntad, Dios mío, 


Juan Clemente Zenea, (*) el dulce cantor de ““Fidelia””, el poe- 
ta de las tristezas infinitas, de los amores malogrados, de la ausen- 
cia y del destierro, revela en sus obras un presentimiento del desti- 
no final de su vida. 

Alma delicada y sensible, amante de la libertad, hubo de sentir- 
se profundamente herida por la realidad hostil. Amó con la ter- 
nura y el fuego de los corazones nobles y poéticos, y su adorada 
murió muy joven como la Beatriz del poeta florentino. Entonces 


(*) 1832-1871. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubaza. 233 


su lira vibró econ acentos dolorosos en el bellísimo romance *““Fide- 
lia?”, que empieza: 


¡ Bien me acuerdo! Hace diez años! 
Y era una tarde serena! 
Yo era joven y entusiasta 
Pura, hermosa y virgen ella! 


Estábamos en el bosque 
Sentados sobre una piedra, 
Mirando a orillas de un río 
Como temblaban las yerbas. 


Yo no soy el que era entonces, 
Corazón en primavera, 
Llama que sube a los cielos, 
Alma sin culpa ni penas! 


Tú tampoco eres la misma, 

No eres ya lo que tú eras, 

Los destinos han cambiado: 

Yo estoy triste y tú estás muerta! 
Le hablé al oído en secreto 

Y ella inclinó la cabeza, 

Rompió a llorar como un niño 

Y yo amé por vez primera. 


Nos juramos fe constante, 
Dulce gozo y paz eterna, 
Y llevar al otro mundo 
Un amor y una creencia. 
Tomamos ¡ay! por testizos 
De esta entrevista suprema, 
Unas aguas que se agotan, 
Y unas plantas que se secan!.... 
Nubes que pasan fugaces, 
Auras que rápidas vuelan, 
La música de las hojas 
Y el perfume de las selvas! 


“Duerme en paz”” y “El retrato'” son composiciones sobre el 
mismo asunto. En el romance “Tristeza” expresa la impresión 
desolada del paisaje que contempla en su destierro: 


234 


Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


De las ramas se desprenden, 
¡Cuando en mis campos natales 
Todas las plantas florecen ! 

Con velo oscuro de niebla 
Aquí el aire se ennegrece, 

¡ Y en tanto un cielo sin nubes 
Sobre mi Cuba se extiende! 

Bajo esta atmósfera helada 
Fuego y vida el alma pierde 
Y a influjo de los recuerdos 
El semblante palidece. 

Sacude el ave de paso 
El blanco copo de nieve 
Que cayó sobre sus alas 
Y manchó sus plumas leves; 

Y mientras allá en mi patria 
De un prado en el fresco césped, 
Persiguiendo mariposas, 
Corren los niños alegres! 


Zenea tiene un puesto único entre los poetas cubanos por su es- 
piritualidad y delicadeza: las poesías ““Recuerdo””, “Nocturno?” 
y ““Adios”” son tesoros de inspiración y de sentimiento: 


9 


Cuando emigran las aves en bandadas 
Suelen algunas al llegar la noche, 
Detenerse en las costas ienoradas 
Y agruparse de paso a descansar. 

Entonces dan los ánades un grito 
Que repiten los ecos y parece 
Que hay un Dios que responde en lo infinito 
Llamando al hijo errante de la mar. 

Tal en un alma enferma y afligida 
Cuando vienen las penas y recogen 
Los últimos esfuerzos de la vida, 

Las últimas memorias del amor; 

Y en medio de sus rudos desengaños 
Se sienta el hombre a reposar a solas, 
Le da un adios a los primeros años 
Y cuenta a los que pasan su dolor. (*) 


Recuerdo. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 235 


Murió la luna; el ángel de las nieblas 
Su cadáver recoge en blanca gasa, 
Y en un manto de rayos y tinieblas 
El Dios del huracán envuelto pasa. 

Llueve y torna a llover, el hondo seno 
Rasga la nube en conmoción violenta, 
Y en las sendas incógnitas del trueno 
Combate la legión de la tormenta. 

¡Qué obseuridad ! ¡qué negros horizontes! 
Hora fatal de angustias y pesares! 
¡ Ay de aquellos que viajan por los montes! 
¡Ay de aquellos que van sobre los mares! 

¡ Cuántos niños habrá sin pan ni techo 
Que se lamenten de dolor profundo! 
¡ Cuánto enfermo infeliz sin luz ni lecho! 
¡Cuánta pobre mujer sola en el mundo! (*) 


¿Qué te puedo ofrecer? De un alma inquieta 
Un suspiro de amor desesperado, 
Mis pálidos laureles de poeta 
Y mis sueños de mártir emigrado. 
Vengo a brindarte una esperanza tierna 
Para pagarle a mi pasión tributo, 
Y a pronunciar mi despedida eterna 
Vistiendo el arpa con erespón de luto. 
Amargo adios entre mis labios vaga 
Como rueda en el aire el eco incierto 
Del gemido de un hombre que naufraga 
Cuando corta el bajel ondas del puerto. (**) 


El “Diario del mártir”? muestra como se cumplieron los tris- 
tes presagios del poeta. Para su desgracia, se encargó de una mi- 
sión política que lo puso a merced de sus enemigos: preso, arroja- 
do en una prisión sólo comparable a las ergástulas medioevales, 
padeció incontables tormentos morales y físicos, y fué fusilado, re- 
gando con su sangre el arbol de la libertad cubana. Sus últimas 
y preciosas poesías fueron dedicadas a su esposa y a su hija Pie- 


(*) ''Nocturno—Noche tempestuosa”?. 
(MJ Adios”. 


236 Revista de la Facultad úe Letras y Ciencias. 


dad. No existe corazón tan despiadado que no se conturbe al leer 
estos versos: 


Si después que yo muera 
Al hogar de un amigo 
Mi huérfana infeliz y pordiosera 
Llega implorando protección y abrigo; 


Y albergue hospitalario 
Encuentra en sus desgracias, 
Yo saldré del sepulero solitario 
Y al buen amigo le daré las gracias. 


o las quintillas “A una golondrina”: 


Mensajera peregrina, 
Que al pie de mi bartolina 
Revolando alegre estás, 
¿De dó vienes, golondrina? 
Golondrina ¿a dónde vas? 


...b.o.......0010%.000.00000.000:.000. 


Si el dulce bien que perdí 
Contigo manda un mensaje, 
Cuando tornes por aquí, 
Golondrina, sigue el viaje 
Y no te acuerdes de mí! 


.......... . ..—.%*. .«.—-. 0.0.0.0... . 


No busque volando inquieta 
Mi tumba oscura y secreta, 
Golondrina ¿no lo ves? 

En la tumba del poeta 
No hay un sauce ni un ciprés? 


El desventurado poeta recuerda en su prisión las ternuras del 
hogar perdido: 


Con su voz infantil, voz deliciosa 
Que vibra en mis oídos todavía, 
Al caer de la nieve silenciosa 
Libros de cuentos mi Piedad leía. 


to 
(30) 
= 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 


Al pie de la caliente chimenea 

Yo venturoso con mirarla estaba, 

Y mi santa mujer ¡bendita sea! 

Allí a mi lado en su labor gozaba. 
Ayer así nos contemplaba el cielo, 

Y hoy en mi hogar las desventuras moran, 

Ellas suspiran en extraño suelo 

Y mi destino y mi tormento ignoran. 
Y yo al recuerdo de mis horas bellas 

No sé si viven mientras yo no muero, 

Y aquí pensando sin cesar en ellas, 

El fin del drama en la prisión espero. 


Todos los tormentos de sus postreros días y sus esperanzas en la 
eternidad se encierran en estos versos desgarradores: 


Prisión, enfermedad, negras pasiones 
Contra mí desatadas, 
Y tantas, tan acerbas aflicciones 
En un pecho mortal acumuladas! 
Por la esposa infelice suspirando 
Y de mi niña ausente, 
Y el soplo de la suerte marchitando 
Los pálidos laureles en mi frente. 
¡Oh Dios, que así mi corazón heriste! 
Recibe un alma tierna, 
Cierra las puertas de este mundo triste, 
Abre las puertas de la patria eterna! 


E * 


Joaquín Lorenzo Luaces, (*) poeta más erudito y menos espontá- 
neo que los anteriores, aparece influído por la ciencia aun en aque- 
llas magníficas producciones que revelan su gran talento poético. 
La naturaleza le inspira también hermosos versos, aunque parece 
admirarla con los ojos penetrantes del naturalista: 


Todo es en tí belleza 
Y fecundo poder, Naturaleza. 


(*) 1826-1867. 


238 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Rompiendo la unidad de las llanuras 

En caprichosa variedad activa 

Amontonas las moles descarnadas 

Formando monte de escarpada cumbre. 

Los verdes llanos a sus pies extiendes, 

Y arrojando simiente productiva 

La agreste playa y el erial transformas 

En bosque espeso de maleza inculta. 
Del tórrido Sahara dilatado 

Bajo un cielo de nubes despojado 

Y un suelo estéril, calceinado, muerto, 

Verdes islas esparces, donde ufanas 

Reposan las infieles caravanas 

Que atraviesan el líbico desierto. 


Admira a su patria y celebra los dones que ha recibido del cielo 
y si recuerda la belleza y los tesoros de arte de otros países, su 
ferviente amor a Cuba se sobrepone y le inspira sublimes acentos 
de verdadera poesía : 


¡Oh Cuba, nombre dulce, indefinible, 
A cuyo acento por mis anchas venas 
La sangre al corazón se precipita! 
Relucientes arenas 
Del florido Almendares que apacible, 
En dulce movimiento 
Blandamente recorre las amenas 
Cubanas huertas al rumor del viento, 
Palmas altivas, seibas sonorosas, 
Apgrestes sierras, playas espumosas 
Que ataca el mar con ímpetu violento; 
Tierra de promisión de que es escudo 
El bramador océano, 

Dulce Edén del amor... ¡Yo te saludo! (*) 


El mismo poeta nos da la clave de estas contrarias impresiones 
en su oda a “La Inspiración””: 


Yo quiero ver en majestad violenta, 
Al bóreas desplegar sus potestades; 
Y cuando el débil hombre se amedrenta, 


(*) '*“Ultimo amor””. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa, 239 


Mugir sobre mi frente la tormenta 

Bramar bajo mi pie las tempestades. 
La reflexión no venga a encadenarme 

Cuando el delirio celestial me inflama, 

No pretenda a la calma avasallarme, 

Y del hirviente pecho arrebatarme 

Del sacro Apolo la fecunda llama. 


La concentrada energía de sus aspiraciones a la libertad se ex- 
presan elocuentemente en su soberbio canto a la caida de Misolonhi : 


¡ Venganza griegos! Misolonghi en ruinas 
Bajo el alfanje de Ibrahim cayó! 

¡ Halle siempre el muslim cual en sus muros 
Al griego muerto, pero esclavo no! 

Cayó el baluarte de la antigua Etolia 
Del fiero Islam en las sangrientas garras, 
Que ayudó a las infames cimitarras 
Aun más que el hambre criminal traición. 
Vendidos nuestros míseros hermanos 
Reposan en sangrienta sepultura. 

¡Siempre acompañe en su mansión oscura 
Al nuevo Epialtes nacional baldón! 

¡Al arma todos! Al combate luego, 

Y que sepa Mohamed nuestro verdugo, 
Que el griego sable, quebrantado el yugo 
El yatagán del bárbaro melló. 

¡Al arma, al arma, desnudad el hierro! 
Quebrantad las cabezas agarenas! 
Rompedles en las frentes las cadenas 

Y que expiren de rabia y de baldón! 


También es notabilísimo su canto de guerra de Kaled : 


Formad vuestros robustos batallones, 

Y escuche Heraclio de Medina el grito! 

¡No hay sino un Dios, Mahoma es su profeta, 

El orbe del creyente! ¡ Así está escrito! 
¡Dios lo quiere! Cumpliendo su mandato 

Nuestra fe llevaremos por el mundo 


240 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Del Volga rapidísimo y profundo 
Al risueño y feliz Guadalaviar. 
Y del duro y nevado Pirineo 
Hasta el áspero Cáucaso riscoso, 
Iremos cual centípedo coloso 

Que arrebata sañudo vendaval. 


La afición de Luaces a los estudios clásicos se advierte en sus nu- 
merosas y bellas anacreónticas, y su traducción del himno en honor 
de Harmodio y Aristogitón, que, a pesar de no ser directa, poco ha 
perdido del original : 


"Ey púprov khadií ro Eidos bopioow 
“Qsrep “Apuódios, k *"Aprorroyeirov, 
“Oré TóV TÚpavvov kTavérnv, 
"Ioovópovs T "Abívas éromyoárny. 


SírhaO” 'Apuódi, od ri trov rédvnias 
Nácoss ” év paxópov cé dad elvar, 
“Iva rep roSóxns *Ayiheús, 

Tuseiónv Té dar Aloyñdea. 


De hojas de mirto cubriré mi espada 
Cual Harmodio valiente y cual su amigo, 
Cuando al déspota muerto derrocaron 
Y a Atenas dieron libertad altivos. 


¡No has muerto Harmodio! ¡El libre no perece! 
Alegre moras en el grato Elíseo, 
Donde está Aquiles, el de pies ligeros, 
Junto al robusto Diómedes invieto. 


Este ilustrado poeta más bien se inspira en los libros que en la 
naturaleza, como se nota en sus composiciones “Los Mártires”” y 
““El último día de Babilonia””, que es un cuadro histórico de vi- 
goroso colorido. La tendencia docente le sugiere hermosos versos 
moralizadores; y en sus poesías amatorias se muestra ardiente y 
exaltado : 


Libre y altivo como el raudo viento 
Pisé la yerba de tus patrios lares.... 
Te ví... quise luchar... y en un momento 
Rindióse el corazón. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa. 241 


Como a la orilla de insondable abismo 
Se adormece arrullado el caminante, 
En torrentes bebí de magnetismo 
Veneno matador; 


Y conocí al instante que la muerte 
Se apoderaba de mis fibras todas... 
Y era, no obstante, mi delicia verte... 

¡Tal era mi pasión! 


¡Un minuto no más y fué bastante 
Para rendirme así? Mas ¡ay! el rayo 
Para incendiar el bosque, un solo instante 

Le basta de furor. (*) 


A diferencia de tantos otros poetas, Luaces se cuenta entre los 
más afortunados amantes; aunque la nota de la elegía no falta en 
Sus Versos amorosos: 


Me adoran a la par Carmela y Clara, 
Y no sé, vive Amor, a cual quedarme: 
Una ha dado en el tema de celarme, 

Otra en quererme con la fe más rara. (**) 


Oh sombra venerada 
De la mujer purísima que un día 
Contemplé enamorada 
De amores abrasada; 
Y que la pena mía 
Calmó halagiieña con ternura pía. 
Perdona, si mi canto 
Lloroso vuela a tu mansión de gloria; 
Si en fúnebre quebranto 
Derramo acerbo llanto, 


(*) '“Declaración””. 
(**)  ''Cuestión””. 


242 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Al recordar la historia 
Que es tormento y placer de la memoria. (*) 


XX E * 


Luisa Pérez de Zambrana, (**) dotada de viva imaginación y de 
exquisito sentimiento, vivió desde su infancia en el campo, en ínti- 
ma comunión con la naturaleza; y los bellos paisajes de la región 
oriental infundieron en su espíritu el amor y el entusiasmo que de- 
terminan las manifestaciones artísticas. A esta impresión de los 
montes, los valles, las aves y las flores de su tierra natal debió la 
insigne poetisa los más dulces y sentidos acordes de su lira. El en- 
canto profundo de estas purísimas armonías rebosa en las composi- 
ciones de su juventud, como el ““Adios a Cuba””, donde expresa en 
estilo sencillo y elocuente las emociones de su alma candorosa y su 
intenso patriotismo :' 


Cuando sobre el espacio eristalino 
Desplegó como un pájaro marino 
Sus alas mi bajel : 
Cuando vi en lontananza ya perdidas 
Las montañas, las cumbres tan queridas 
Que me vieron nacer. 
Cuando abatida vi del mar salobre 
Las sierras melancólicas del Cobre 
Sus frentes ocultar, 
Con aflicción profunda y penetrante 
Me cubrí con las manos el semblante 
Y prorrumpí a llorar. 
¡ Ay! porque ¿cómo olvidará mi anhelo 
Que fueron esa tierra y ese cielo 
Los que primero ví? 
¿Cómo olvidar que en sus colinas suaves 
Fué la triste cadencia de sus aves 
Lo que primero oí? 


¡Oh Cuba! si en mi pecho se apagara 
Tan sagrada ternura y olvidara 
Esta historia de amor, 


0 DOE NA TOTOBa" 
**) 1837-1922. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa, 243 


Hasta el don de sentir me negaría, 
Pues quien no ama la patria ¡oh Cuba mía! 
No tiene corazón. 


““La estrella de la tarde”? y “Mi casita blanea””, son ingenuas y 
deliciosas composiciones llenas de ternura y de sentida poesía. 

La lira de Luisa Pérez de Zambrana no carece de acentos graves 
y solemnes, como se expresan en “El sabio en su patria, amarga 
queja de la indiferencia del vulgo por el valor moral de los hom- 
bres buenos y sabios; ““Dios y la mujer culpable”” que es una in- 
vocación a la justicia. ¡Sus sinceros sentimientos religiosos se re- 
velan en la poesía ““A la Virgen de la Caridad ””. Un tono de sua- 
ve tristeza se advierte ya en sus primeras composiciones: 


Contemplo, allá distante, enternecida 
Los árboles que amo, 
Y me enjugo sensible y conmovida 
El llanto que derramo. 
Porque no puedo recordar sin una 
Dulce y vaga tristeza, 
Cuando al destello inmóvil de la luna 
En la oscura maleza, 
Debajo de una encina me sentaba, 
Y embelesada oía 
El agua tersa que a mis pies lloraba 
Dulcísima alegría. 


Esta marcada tendencia de su espíritu acaso provino de la in- 
tensa contemplación de determinados aspectos de la naturaleza. 
Pues ¿qué alma sensible no se encuentra impresionada en el cam- 
po, a la hora del crepúsculo vespertino, tan triste como la agonía 
de los seres amados, cuando el sol va ocultando su roja llama en el 
horizonte y lentamente van cayendo las sombras sobre la tierra? 
Y al surgir la noche con su negro manto adornado de estrellas, no 
tiene algo de fúnebre y sepuleral en su solemne belleza? El alma 
de Luisa recogió estas tristezas ambientes que le vaticinaban que 
sería su musa la estatua de las estelas funerarias, la diosa de los 
sepulcros. 

Los lamentos de este corazón atribulado, a cada rudo golpe que 
el destino le depara son los más sinceros y desgarradores que exis- 


244 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


ten: entonces aparece el realismo al través de la música excelsa 
de su poesía: 


¡Oh sombra de mi padre! ¡sombra amada! 
¡Oh tumba melancólica y querida! 
Aquí estoy a tu lápida abrazada; 
¡ Escucha, escucha, oh padre de mi vida, 
El sollozo infinito 
Con que te llama mi supremo grito! 


Ya no os veré jamás ¡flores de mi alma! 
Rosas aquí en mi corazón nacidas! 

Ya no os veré jamás! ¡cómo me anego 
En torrentes de lágrimas de acíbar! 

Como sollozo con la frente mustia 
En el fúnebre césped sumergida! 

¡ Esculturas de nácar adoradas, 
Bajo negro dosel, albas y frías! 

¡Qué silencio en los ojos! ¡qué tristeza 
En las mudas facciones peregrinas! 
¡Qué lágrimas heladas en sus rostros! 
¡Qué intensa palidez en sus mejillas ! 

Imágenes en lo íntimo de mi alma 
Con cinceles eternos esculpidas ! 

¡ Yo Os amo, yo os venero, yo os adoro 
Con los brazos en eruz y de rodillas! (*) 


Otra elegía a la muerte de su hijo Jesús es también conmovedora: 


¡ Como te miro, al rayo de la luna, 
Pálido, melancólico, marchito, 
Sentado bajo el sauce que sombrea 
Tu sepulero tristísimo! 
¡Qué sombra llevas en tus sienes de ámbar! 
¡Qué luto en tu mirar entristecido! 
¡Con qué dolor, de lejos me contemplas 
Resignado y sumiso! 


(*) ““Dolor supremo'*”.—Después de la muerte de mis tres hijas. 


Laura Mestre: Idealizaciones de la poesía cubasa, 245 


Al fin desesperada, casi perturbada su razón por el dolor del 
suplicio interminable, se pregunta al morir su último hijo: 


Amanece? ¡tengo alma? ¿el sol alumbra 
Este mar de tinieblas? 
Las altas palmas del suplicio antiguo 

Son las cruces inmensas ? 

¿El lucero del alba todavía 
Trémula centellea ? 

¿Son losas de sepuleros en el cielo 
Las pálidas estrellas ? 


¡ Hijo de mis entrañas! ¿en qué idioma 
Te diré mi tristeza ? 

Mira el cáliz de ácibar, y la sangre 
Que mi frente gotea. 


La *“Mater dolorosa”? de la poesía cubana canta su dolor incom- 
parable con los gritos y sollozos de los corazones destrozados por 
las más crueles heridas; y en sus versos se manifiesta el horror de 
los cuadros de tormentos y erucifixiones. 

En las poesías patrióticas, Luisa Pérez de Zambrana es enérgica 
y entusiasta, mostrándose llena de admiración por los héroes de 
la independencia. En las demás composiciones de sus últimos años 
se advierte siempre el influjo de la naturaleza, si bien el estilo 
pierde su primitiva sencillez, adornándose de luciente pedrería: 


¡Errante trovador! el infortunio 
Como tu misma sombra te seguía, 

Y velando el delirio de tu sueño 
El ángel de la muerte parecía. 

Sin ver que sobre el odio y la injusticia 
Que con estro de fuego lamentaste, 
Cubierto el rostro con el arpa de oro 
Como el arcángel del perdón pasaste. 

Y sin ver que en tu mente rutilaban 
Como en el cielo qua alumbró tu cuna, 
Ramilletes de fúlgidas estrellas 
Claridades de sol, brillos de luna. 


246 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Y que en tu alma temblaban océanos 
Con olas rugidoras y espumantes, 
Y montes de cristal que se rompían 
En líquidas guirnaldas de diamantes. (*) 


Hemos estudiado brevemente el arte de un grupo de poetas lí- 
ricos cubanos que pertenecen al período anterior a la guerra de la 
independencia. Sus idealizaciones principales son el patriotismo, 
el amor y la tristeza motivada por los infortunios de la patria o 
por desgracias personales. Debemos desear que el sol de la poesía 
y de la gloria inspire a generaciones más felices, ya que siempre 
resplandece en los pueblos que aman la independencia y la civi- 
lización. 


(*) ““Tu destierro y tu muerte”?. 


EL PROBLEMA DE LA ORIGINALIDAD 
DE LA LITERATURA CUBANA CC? 


POR EL 


DR. AURELIO A. BOZA MASVIDAL 


Profesor Auxiliar de la Escuela de Letras y Filosofía 


I 


Sr. Presidente del Ateneo de la Habana, 
Señoras y señores: 


Invitado amablemente primero, y requerido después, por el Pre- 
sidente de la Sección de Ciencias Históricas, a leer un trabajo una 
de esas mañanas en que nos reunimos en el Ateneo los que sentimos 
amor y entusiasmo por estas cosas del espíritu, no he podido desai- 
rar tal invitación ni desatender tal requerimiento, y tomo la pluma 
para eseribir un trabajo acerca del problema de la existencia de la 
Literatura Cubana, no sin cierto temor, por que comprendo, que 
tema de tan grande interés, merece más detenido estudio y un co- 
mentarista más diserto, más documentado, más maduro, más dig- 
no del selecto auditorio que siempre se reune en las sesiones del 
Ateneo de la Habana, y mi temor alcanza las proporciones del 
miedo, cuando pienso, que dado lo engorroso, lo abstracto y difícil 
del asunto, debiera ser tratado desde tan renombrado paraninfo, por 
la palabra vibrante y sabia de nuestro D. Manuel Sanguily o por 
mi querido maestro y amigo el Dr. Salvador Salazar, gran cono- 
cedor de la evolución literaria de Cuba, o por mi estimado amigo 
Chacón y Calvo, investigador incansable y erudito de positivo va- 
lor, pero nunca por disertante tan pobre de luces ni tan corto de 
razones. 

Cuando hace dos años salía yo por el patio de los laureles de la 
casa solariega de la cultura cubana con mi título en las manos, en 
día memorable para mí—como lo es para todo hombre aquel en que 
logra un ideal amorosamente acariciado—cierta desazón sentí -en 


(1) Conferencia leída el 22 de Julio de 1923 en el Ateneo de la Habana. 


248 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


mi espíritu, porque consideré que la posesión de aquel pergamino 
rompía el vínculo que me ataba a la vieja universidad en cuyas au- 
las vislumbré, al escuchar a maestros verdaderamente doctos y 
sinceros, todo el poder de la Filosofía y toda la grandeza y el en- 
canto de las Letras; y meditando la inmensidad de estos estu- 
dios de Humanidades, vine a parar en un sereno análisis de las 
disciplinas cursadas, en un sincero exámen de conciencia, en una 
severísima ponderación de mis conocimientos, que puso en mi 
ánimo un grande escepticismo y un amargo desabrimiento—ese 
escepticismo y ese desabrimiento que siempre encuentro en el 
fondo de mis cosas—a ello llegué por muy variadas razones que a 
ustedes no interesará conocer y que por tanto no comento, pero una 
de ellas fué: que aquel diploma procedía de una Universidad cu- 
bana, de la única Universidad de la nación; lo otorgaba la Uni- 
versidad de la Habana, señores, a quien no había estudiado oficial- 
mente en ella nuestra historia civil; a quien no había estudiado 
tampoco oficial y ampliamente ese monumento vivo y eterno que 
constituye la Historia de la Literatura Cubana. (1) 

Este areumento es de tal fuerza que él solo podría justificar 
mi pesadumbre de aquel día. 

Varias semanas después, con el Dr. Salazar, en clases que nada 
tenían de fría disertación académica y sí de llana conversación, 
pues gustaba de provocar mis preguntas y objeciones para escla- 
recerlas al punto, como podía hacerlo maestro de tan amplias 
lecturas, comenzaba a hurgar el pasado literario cubano; pero 
como paso previo, tuvimos que discurrir acerca del concepto y la 
pesonalidad de aquella materia. Cada asunto tratado en clase 
fué después para mí objeto de un estudio más lento y reflexivo a 
la luz de obras consultadas en el blando silencio de la Biblioteca 
de la Sociedad Eeonómica, para escribir por fin una monografía, 
que sometía a la consideración del maestro. Del primero de los 
cuadernos en que guardo aquella labor, voy a transcribir las pá- 
ginas relativas al tema de este trabajo. 

No pretendo que este sea un estudio completo del asunto—eso se- 
ría vana y descomedida pretensión—simplemente voy, como modes- 
ta contribución al análisis del mencionado problema, a discurrira 
acerca del concepto y los elementos que la caracterizan, para ver si 
tal concepto y tales elementos se encuentran en la producción lite- 
1 En la Universidad no existe la cátedra de Historia de Cuba ni la de Historia 


de la Literatura Cubana. Jin planes de enseñanza que desde hace tiempo se estudian, 
Be crean tales cátedras. 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 249 


raria cubana; voy a hablar de aquellos factores que dotan a una 
literatura de fisonomía propia; que la aderezan de una compostura 
tan sui generis que la hacen distinguirse de todas las demás, es de- 
cir, de si existe propiamente la Literatura Cubana. 


El problema es tan natural y tan hondo que siempre se ha plan- 
teado ante los que de una manera más o menos extensa han estu- 
diado nuestra literatura. Las opiniones han sido muy diversas, 
porque el resultado de él es aleo que se desprende del concepto 
personal que se tenga del arte en general y de la literatura; y tal 
concepto es tan sutil, tan discutible, tan complejo que lo trans- 
forma en un verdadero problema filosófico, de alta filosofía, pues 
su base ha de ser la Psicología, la ciencia de la vida mental y la 
Estética, es decir, una de las disciplinas más altas que ha conce- 
bido la inteligencia humana porque su teoría se dedica a engarzar 
en la consecución de aquello que más acerca el nombre a Dios, co- 
mo es el Arte, los dos elementos latentes y primordiales de la vida: 
la materia y el pensamiento. 


De un modo completo el problema no ha sido estudiado por los 
autores cubanos; los que tratan unos aspectos olvidan otros, pero, 
no obstante, han opinado respecto de él personas de indiscutible 
significación intelectual y por eso citaremos aleunas de esas oOpi- 
niones porque siempre será interesante conocerlas. 


Un articulista de El Eco de Villaclara, que ocultaba su nombre 
bajo el seudónimo de Floriano, en Diciembre de 1841 pu- 
blicó varios artículos inquiriendo si “La Poesía de Cuba no ten- 
drá nunca un carácter excepcional y nuevo””, inclinándose a 
pensar que sí lo alcanzaría. Por el contrario D. Isidro Araujo 
de Lira, en dos artículos publicados en el Noticioso y Lucero de la 
Habana, (2) publicación que puede considerarse el ascendiente 
directo del Diario de la. Marina, le decía, que “no hay literatura 
especial en un pueblo que no tensa lenguaje especial también”; 
lo que movió a terciar en la cuestión al Sr. Rafael Matamoros, 
quien afirmó desde el Faro Industrial de la Habana, (3) que ““la 
poesía cubana pertenecerá siempre al repertorio español; pero la 
poesía propiamente cubana tendrá siempre una fisonomía distin- 
ta de la peninsular, exclusivamente suya: y en ese sentido se ha 
dicho con mucho tino y eriterio que su carácter es excepcional”. 

D. Antonio lópez Prieto, “no acierta a comprender—dice en 


(2) Números del 14 y 15 del mes de Diciembre de 1841. 
(3) Número del 24 de Diciembre de 1841. 


250 


Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la Introducción de su Parnaso Cubano (4)—en que puede fun- 
darse en Cuba una literatura que no sea la general, la común a 
la nación, puesto que uno es el idioma. Y ni siquiera las dife- 
rencias de escuela se ven acentuadas en Cuba, pues algunos en- 
sayos hechos hace años, como por ejemplo, los selectos romances 
de D. Domingo Del Monte; la Cantata los baños de Marianao, del 
Ldo. Ignacio Valdés Machuca; la interesante novela en verso El- 
vira de Oquendo o los amores de una guajira, no pudieron pre- 
sentar diferencias que merecieran clasificación excepcional””. Lo 
que no impide que añada (5) “Entendemos de buena fé, que po- 
drá algún día variar la forma de la poesía en Cuba, ataviarse de 
galas nuevas tal vez, pero el instrumento será siempre el mismo””. 

Para Enrique Piñeyro, que casi hace residir la personalidad 
de una literatura en el factor lingiístico, cosa que nos sorpren- 
de en ingenio tan delicado y erítico de tantos estudios, “la len- 
gua es el claro e infalible refiejo del carácter de un pueblo, la 
expresión fija de su personalidad, y por eso he considerado siem- 
pre como un axioma—afirma—(6' el decir que los pueblos que 
han tomado prestado su lenguaje y no han creado el suyo propio, 
nunca pueden tener una literatura original”. 


Igual criterio al del autor de las Biografías Americanas, sus- 


tenta D. Rafael Montoro, cuando de modo rotundo, en el prólogo 
de la última edición de la obra de Aurelio Mitjans, escribe que 


aquel meritísimo trabajo, '“no es una historia de la literatura cu- 
bana, ni podía serlo; porque no tenemos ni es posible que tenga- 
mos literatura propia y determinada, cuando no la tiene ningún 
otro pueblo de América sin exceptuar propiamente hablando a 
los Estados Unidos””. (7) 


El Dr. Salazar, en las primeras páginas de su conferencia sobre 


El C:asicismo en Cuba, (8) defiende la peculiaridad de las letras 


cubanas. 

También Chacón y Calvo tocó el asunto en su investigación 
acerca de Los orígenes de la poesía en Cuba, llegando a la conelu- 
sión que se condensa en aquel párrafo que dice: “De un modo ab- 
soluto nunca puede afirmarse su existencia, dado que nos falta 
un elemento esencial en la misma a saber: la lengua propia, la 


(4) 
(5) 
(6) 
( 
( 


7) 
8) 


Pág. LXXIT. 
Pág. LXXVI. 


Revista Habanera. T. 5III. 1862. 


sía en Cuba. Pág. 159. 
Historia de la Literatura Cubana. 
8-12. 


Fragmentos de un ensayo sobre la Poe- 


Págs. 26-27. 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 251 


lengua nacional; pero no cabe negar que las influencias del me- 
dio, no las de otras razas o civilizaciones, la han dado ciertos ca- 
racteres peculiares que la distinguen de un modo débil, es cierto, 
pero la distinguen al cabo, de la literatura española”” (9). 

Como todas las naciones de América, por arcanos del destino, 
se formaron y vinieron al concierto de los pueblos civilizados 
traidas de la mano por las viejas naciones europeas, fuertes ata- 
duras las enlazaron con ellas por la fuerza de la sangre y del idio- 
ma; se establecieron esos vínculos, en los que podemos decir se 
concentra una parte de la personalidad y que por eso encadenan 
para siempre. Pero, como todo se transforma, como todo evolu- 
ciona, como esta sangre para realizar su función vital ha de cireu- 
lar, ha de palpitar, ha de oxigenarse del ambiente y alentar al eo- 
razón, que los poetas se empeñan en considerar la celda donde 
nace el sentimiento, y como la lengua es algo que vive la vida del 
ser que la habla, y con él llora su pena y canta su alegría y se 


. y 


levanta y cae y se deforma y lucha a impulso del pensamiento, 
de ese dón precioso en el que brilla el soplo divino que hace al 
hombre el rey del mundo, esas ataduras no han permanecido in- 
tactas, tienen las huellas que el ambiente, la historia y la vida han 
ido dejando en ellas. 

Toda la América ha sentido, por esa circunstancia, esta duda 
lacerante y terrible respecto de su personalidad en general, y co- 
mo pocas fuerzas, señores, digámoslo bien alto, pocas fuerzas, son 
tan poderosas para asegurar el espíritu de una nación como su 
literatura, el problema de la personalidad literaria ha preocupa- 
do a distineuidos escritores de América, y han hecho consideracio- 
nes acerca de este asunto: así lo hace José Veríssimo en sus Estu- 
dios de Literatura Brasileira; Isaac Goldberg en su libro La La- 
teratura Hispano-americana; García Godoy en el Pórtico de Ame- 
ricanismo Literario; y otros muchos como el inspiradísimo poeta 
Urbina, quien, en un libro que titula La vida literaria de México, 
en el que recoge las conferencias que diera en la Universidad de 
Buenos Aires, defiende, con muy discretas razones, la originalidad 
de la literatura mejicana, y vuelca en sus páginas su glorioso pa- 
sado literario, que iniciado con Sor Juana Inés de la Cruz y el 
clásico Alarcón, llega a él con los cantos de la musa angustiada 
y loca de Gutiérrez Nájera y con la alta y filosófica poesía de Ama- 
do Nervo. 


(9) Ensayos de Literatura Cubana. Pág 20, 


252 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


1 


Hemos visto que unos autores niegan, que otros afirman, que 
otros dudan, que otros consideran que hay ciertos caracteres dé- 
biles, borrosos, pero que a la postre dan cierto carácter propio a 
la producción literaria de América. Pero ¿Qué es la Literatura? 
Una de las bellas artes; ¿y el Arte? ¿Cuando y porqué afirmamos 
que un templo, que una estatua, que una sonata, que un libro, es 
una obra de arte? ¿Qué cosa es el arte? He aquí una cuestión in- 
quirida con grande empeño por los pensadores griegos y ro- 
manos, ya idealistas, racionalistas o hedonistas; por los místicos 
neo-platónicos de Alejandría, estudiada con ahinco por algunos 
hombres del medio-evo y por los sabios del Renacimiento y acucio- 
samente considerada por los filósofos modernos, y sin embargo, 
muy difusa hasta el segundo tercio del siglo XVIII, y aun a la 
hora presente. Fué en esa centuria en la que Juan Bautista Vico, 
concibió en su Scienza Nuova, la necesidad de ordenar y desenvolver 
las ciencias de la filosofía de la belleza, que años después, Alejandro 
Baiimgartem, bautizó con el nombre de “Estética?” (en cierto sen- 
tido impropio) y entonces se independizó de la Filosofía y de la 
Psicología y adquirió un lugar en la clasificación general de los co- 
nocimientos humanos. 

El concepto del Arte consta de dos términos correlativos, el uno 
subjetivo, el otro objetivo: de una parte, la actividad, la fuerza, la 
habilidad consciente y serena guiada por la idea, por la inspira- 
ción; y de otra, el medio por el cual se exterioriza esa idea y por el 
cual se hace tangible esa concepción. 

Cuando esos dos elementos, el uno que crea y hace y el otro que 
es hecho, se compenetran y se funden en un mismo crisol; cuando 
la actividad que hace está animada por la llama de la inspiración, 
por un pensamiento que tiene, ese quid divinum de que hablaba 
Horacio, y posee tal habilidad, que deja en el medio y utiliza 
para hacerse sensible el calor de esa llama y el clarísimo desteilo 
de su lumbre, ese sello de aristocracia del pensamiento y de la for- 
ma, entonces es cuando existe y se siente el Arte. 

Arte hay en aquello que es para el hombre tan sugestivo que le 
subynuga, que le mueve a noble entusiasmo y a desinteresada admi- 
ración; que le hace sentir en el ánimo una placidez que la misma 
Estética no ha podido precisar cabalmente. 

No sé si me habré expresado con claridad, el concepto es tan sutil 


cn 
pe) 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 2 


que se escapa de entre las manos; lo aclararé diciendo, que es 
el Arte lo que nos hace sentir esa emoción, que por ser de tan no- 
ble prosapia y de un carácter tan particular, se ha denominado es- 
tética; que produce tal regalo a los sentidos y al espíritu que el 
hombre inconscientemente tiende a prolongarla. De mí se decir— 
y perdóneseme que ponga un ejemplo tan personal en obsequio a 
que hablo de un fenómeno sensitivo—que nunca que he oído la 
Sonata N*. 2 de Bethowen, he dejado de sentir aleo extraño en 
mí, aleo así como si desde los primeros compases del ““adagio”” 
flotase en el recinto el espíritu taciturno y atormentado de aquel 
altísimo poeta de la Música; siempre me ha producido un no se qué 
inefable de placidez indescriptible y me ha hecho pensar que el es- 
píritu de un verdadero artísta no desaparece con la muerte. 

La emoción estética, por tanto, es el fenómeno psicológico que se 
experimenta ante aquello que encierra una grande concepción ar- 
tística fidelísimamente exteriorizada; así es que en ella hay que con- 
siderar el que hace y concibe y lo hecho, es decir: el artista y la 
obra. 

A la concepción artística superior hecha sensible con grande ha- 
bilidad, ornato y señorío, es a lo que llamamos belleza; su concep- 
to constituye uno de los más discutidos y discutibles problemas de 
la Estética. 

De muy diversos medios se vale el artista para hacer sensible su 
inspiración y para demostrar su destreza y perfección en exterio- 
rizarla y así realizar el ayuntamiento feliz de su pensamiento con 
el medio que utiliza, de modo impecable. 

En el medio empleado se ha basado una de las clasificaciones del 
Arte más aceptadas, según ellos sean materiales o abstractos y así 
se ha dicho que hay artes plásticas o materiales y artes inmateria- 
les o abstractas. A este último grupo pertenece la Literatura, 
por que ella se vale, para realizar la belleza, de ese dón precioso 
que movió a Quintiliano a decir que si en aleo había distinguido 
Dios al hombre de los animales había sido en concederle la palabra. 

La denominación de Literatura se ha usado con diversas acep- 
ciones en distintas épocas y el concepto de esta disciplina también 
ha sido muy vario. El verdadero concepto de la Literatura supo- 
ne a nuestro entender, como arte que es, la concomitancia de lo sub- 
jetivo y lo objetivo que hemos considerado al referirnos al Arte en 
general, la justa apreciación de los valores y circunstancias del 
medio que se emplea, de cómo se emplea y del autor de tal proce- 


254 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


so: de la entidad viviente que lo crea. Esto es la literatura en ge- 
neral. 

Este concepto os dará una cumplida idea de lo vasto de esta dis- 
ciplina, de cuántos factores hay que justipreciar para conocer a 
fondo una Literatura. Ese concepto que hemos apuntado nos pa- 
rece el verdadero. La Literatura no es una crestomatía de autores 
y de obras, no una serie de biografías, ni de argumentos; considera- 
mos la Literatura, como supremo arte que emerge del pensamiento 
y de la palabra, como un monumento de la potencia de la inteligen- 
cia humana, como pintura fidelísima del pueblo que la crea, como 
latidos de su corazón, como destello de la esquisitez de su espíritu, 
como reflejo de su vida toda entera. 

De aquí hay que tomar en consideración al tratar de fijar la per- 
sonalidad de una literatura muy disímiles elementos, como son: 
el factor etnográfico, el sociológico, el lingiístico, el psicológico y 
el moral. 


TI 


Cada agrupación de hombres del mismo origen, que se ha desen- 
vuelto en comunidad de vida, que ha habitado en la misma o pa- 
recida situación geográfica, en las mismas latitudes, que ha lucha- 
do por los mismos ideales, tiene sus características propias, tanto 
en el orden físico como en el moral, y constituye un grupo especial 
que la Etnografía denomina, raza. 

La situación geográfica, el paisaje, el clima, aportan cierta igual- 
dad física y espiritual que evidentemente los distingue. 

El pueblo de Cuba no tiene, rigurosamente hablando, personali- 
dad étnica. 

Los pobladores siboneyes que encontró Colón a su llegada a esta 
isla, eran pocos en relación con la extensión superficial del terri- 
torio descubierto; su factor de vitalidad muy bajo y las visicitudes 
de la colonización concluyeron por extinguirlos. En cambio los 
inmigrantes españoles fueron numerosos: espíritus rebeldes que 
venían por evadirse del absolutismo político y religioso; segundo- 
nes aventureros que venían a probar fortuna a las Indias; merca- 
deres que entreveían más amplio campo para sus negocios en estas 
tierras de América; nobles de segundo orden favorecidos con las 
encomiendas y repartimentos; personajes de aleún ascendiente en 
la corte que lograban nombramientos de gobernador civil, inten- 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 255 


dente, oidor o cualquier prebenda; no pocos ilusos aguijoneados 
por el oro de las Indias de Occidente que creían encontrar con faci- 
lidad y euyos yacimientos, con tanto afincamiento buscaba el Al- 
mirante desde sus primeras exploraciones, según se ve en sus Re- 
laciones de viaje y cartas, y los menos, como los frailes de la Orden 
de Predicadores, los de San Francisco de Asís, y el mismo Colón, 
con la noble idea de difundir la cultura, convertir los pueblos in- 
fieles a la verdadera fé predicando el Evangelio y rescatar “los 
santos lugares”?. Vinieran por una causa o por otra, lo cierto es, 
que extinguidos los aborígenes en los comienzos de la colonización 
—y añn que no hubiesen desaparecido del todo—los caracteres ét- 
nicos que se desenvolvieron, con las variantes impuestas por el eli- 
ma, la situación geográfica y las cireunstancias históricas, fueron 
los propios de la raza hispana, que dió a la isla, el tipo de eiviliza- 
ción que tenía, su religión católica, similares rasgos psicológicos y 
la armoniosa y riquísima lengua castellana. 

Los emigrantes de España, especialmente los del Sur y los de 
las islas Canarias poblaron a Cuba; una pesquisa en nuestros ár- 
boles genealógicos pronto nos hace llegar a ellos, así que singula- 
ridad étnica capaz de informar el espíritu de una literatura es algo 
de lo cual no puede discutirse carecemos en Cuba. 

Para que estas consideraciones étnicas queden completas, con- 
viene hacer mención de que la esclavitud importó del Africa la ra- 
za negra, la cual se multiplicó en el país y se cruzó con la blanca 
produciendo el tipo mulato, como se cruzaron también la india y la 
blanca originando el tipo mestizo, ambos tipos dieron algunos hom- 
bres notables a la causa libertadora, y a la Literatura algunos poe- 
tas acerca de los cuales escribió D. Francisco Calcagno un estudio 
titulado Poetas de Color. 


IV 


Como era natural que sucediese, la organización social de la Isla 
fué completamente a la española, porque españoles fueron los que 
fundaron las viejas ciudades y dejaron en ellas su descendencia. 
Todo el caudal de las relaciones sociales, la organización municipal, 
los usos y costumbres, fué español. España mantuvo desde anti- 
suo, el criterio de que sus dominios de América, debían conside- 
rarse, mejor dicho los consideraba, provincias de ella, extensión de 


256 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


su propia tierra, de ahí que la organización social y política de sus 
colonias fuese copia de la que ella tenía. 

Además, España en los primeros tiempos de su dominio en Cuba 
no le concedía a esta Isla gran importancia, todo el interés del 
Consejo de Indias sabemos que se concentraba en Nueva España y 
en la América del Sur, y con menos intensidad en Tierra Firme. 
Cuba, aislada en el eran golfo mejicano parecía destinada a llevar 
una vida intelectual precaria, y la llevó en el primer período de su 
historia; casi sin relaciones con el Viejo Mundo, pues ellas se re- 
ducían en la primera época al galeón que iba y venía de la Metró- 
poli de tiempo en tiempo y traía mercancías, “papeles”? y corres- 
pondencia, pues es sabido que los grandes progresos de la navega- 
ción son relativamente recientes. Una fuerza social tan poderosa 
cual es la inmigración fué aleo que vino a sentirse del gobierno de 
Las Casas en adelante. Su vida comercial casi puede decirse que 
alcanzó verdadero desarrollo cuando se declaró el comercio libre. 

Familias españolas que, como era natural, se enlazaban, que con- 
servaban sus costumbres con gran apego, que profesaban su reli- 
gión con fervor muy español, dieron origen a ciudades de espíritu 
español. Fué preciso que la muerte, el correr de los años, la difu- 
sión de las nuevas ideas, los viajes, los libros, la educación, reali- 
zaran su obra para que la mayoría de las familias se sintieran eu- 
banas; eso fué, cuando ya no eran los padres ni los abuelos espa- 
ñoles sino nacidos en esta tierra, cuando esos libros habían sem- 
brado en los hombres ideales que ya se lograban en el continente 
americano, cuando la cultura se divuleaba en los Seminarios y en 
La Universidad, cuando hubo comunidad de ideas, cuando el con- 
tacto social hacía su labor constructora, cuando todo un larguísi- 
mo proceso de asociación les iba dando cabal conocimiento de su 
poder, cuando las necesidades sentidas tuvieron cierta unidad, 
cuando la propia estimación del pueblo cubano llesó a sentirse he- 
rida por gobernantes que lo trataban de una manera depresiva; 
fué preciso también el dolor y el sufrimiento, para hacer surgir la 
rebeldía en la defensa del espíritu nacional que inconcientemente 
se había engendrado. 

Una de las fuerzas sociológicas que casi nos falta, son las tradi- 
ciones, elemento indispensable de las literaturas propias, y ello es 
explicable; los pueblos llegan a tener tradiciones nacionales des- 
pués que han vivido mucho y nuestra nación es joven todavía. El 
pueblo aborígen tenía sus tradiciones, Bachiller y Morales las es- 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 257 


tudia en Cuba Primitiva, pero como la población siboney se extin- 
guió, aunque fueron frecuentes los matrimonios de españoles con 
indias, no podemos decir que esas tradiciones fueran sentidas ni re- 
cordadas por esos descendientes con la ternura y el calor con que 
los pueblos sienten y evocan sus tradiciones propias. Es probable 
que al principio se mantuvieran; hasta es posible que fuera para 
ellos gran esparcimiento rememorarlas por lo que tienen de raras 
y pintorescas, pero precisamente por eso—a nuestro entender—por- 
que ellos las hallaban raras, algo que no era suyo, que no les llegaba 
al alma, fueron debilitándose y perdiéndose; hoy se buscan y se 
estudian simplemente como un curioso problema de arqueología. 

La organización social y el proceso de formación de un espíritu 
propio, fenómenos que indiscutiblemente informan a las literatu- 
ras, presentan en Cuba dos etapas: en la primera, nuestro pue- 
blo vive y se desarrolla a la española, y en la segunda, que se ini- 
cia de una manera lenta e inconsciente, la sociedad cubana se va 
individualizando. En ella deja de altivez española y vive con una 
franqueza y un compadrazgo muy cubano; modifica sus costumbres, 
sus muebles y construcciones, los adapta a las necesidades que impo- 
nen el clima, la situación del país y los medios de vida. 


y 


Siendo la palabra el medio de que se vale el eseritor para reali- 
zar su obra, es el factor lingiístico uno de los que más elementos 
aporta a la personalidad literaria de un pueblo. 

Los pobladores siboneyes que encontró en Cuba el descubridor 
poseían una lengua propia, de carácter rudimentario y que desa- 
pareció con ellos. Sin embargo, juicioso es consignar que algunos 
términos del habla indígena son parte integrante del léxico cubano, 
especialmente nombres geográficos, denominaciones de ejemplares 
típicos de la fauna y de la flora cubanas y algunos nombres de sus 
eonstrueciones, objetos o algún plato alimenticio; pero ni el núme- 
ro ni la importancia de esto que pudiéramos llamar, préstamos del 
vocabulario indígena al habla de los colonizadores de Cuba y sus 
descendientes. podría sostenerse en una discusión científica de este 
problema lingiiístico, como capaz de caracterizar y distinguir nues- 
tro idioma; no son mas que denominaciones y por tanto no en- 
cierran rasgos semánticos especiales, como pudiera decirse si fuesen 


258 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


calificativos o como sucedería si fueran verbos, pues como es sabi- 
do el verbo encierra una idea y por eso es el alma de la frase. 

Es cierto que se tienen noticias de las manifestaciones poéticas de 
los indios, de los cantos denominados ““areitos””; composición lírica 
que cantaba un solo cantante (el tequina) que improvisaba una es- 
pecie de himno y que un coro hacía resaltar, contestando con un 
són monótono y salvaje, o con lo mismo cantado por el solista en 
un tono más alto y reforzado por el golpear de los atabales y el re- 
sonar de las “maracas”? en tanto que realizaba las revoluciones de 
una danza; pero estas noticias brevísimas, deshilvanadas, de com- 
posiciones pobres, no son una literatura autóctona ni mucho menos. 

El pueblo de Cuba carece de personalidad lingúística; aquel 
abigarrado conjunto de segundones aventureros, de conquistadores 
ambiciosos, de mercaderes y traficantes probadores de fortuna, de 
frailes predicadores y de nobles venidos a menos, le trajeron y de- 
jaron para siempre el lewado precioso de la lengua en que San 
Juan la Cruz iba a hablar con el mismo Dios. 

El legado es riquísimo y debe enorgullecernos, pues como escribe 
el exquisito y eximio novelista D. Ricardo León, (10) “dicen que es 
lengua de bronce, claro que lo es: bronce viejo de cañones, de cam- 
panas y clarines en los rebatos de la guerra, en los arranques de la 
pasión y de la gloria, en los trances erudos de embriaguez heroica y 
de terror; pero de plata derretida en el blando desfallecer de los 
deleites, un panal sabrosísimo de miel para decir halagos y finu- 
ras; un rumor de besos y batir de alas, un deshacerse el cielo en ra- 
yos de oro cuando pasa el Amor...?”” 

Pero como el lenguaje es un fenómeno, que como decíamos antes, 
vive la vida del pueblo que lo habla, no ha dejado de sufrir la len- 
cua de Castilla alteraciones, ni de vestirse nuevos atavíos, al eru- 
zar el Atlántico para servir de medio de expresión a un pueblo de 
raza hispana, pero que vive al otro lado del océano, en medio de 
una naturaleza exuberante y siempre verde, en donde se levantan 
con majestuosa y señorial compostura los penachos de nuestras pal- 
mas, que como un símbolo de las aspiraciones de la América hispa- 
na, parece que quieren traspasar las nubes en una sed insaciable de 
infinito. 

En los tres aspectos principales del lenguaje: el fisiológico, el 
físico y el semántico, ha sufrido modificaciones la lengua castella- 


y 


na al ser trasplantada a Cuba. 


(10) Los Caballeros de la Cruz. Pág. 191. 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 259 


Siendo el lenguaje un fenómeno propio del hombre producido 
por él para expresar sus ideas y emociones, descansa, en parte, en la 
conformación de los elementos con los cuales emite los sonidos; y 
del mismo modo que el tipo de la raza hispana ha variado en su as- 
pecto exterior al poblar la América y los habitantes de Cuba no tie- 
nen la corpulencia de los españoles, son más endebles, tienen los 
ojos grandes y de mirada profunda, el rostro enjuto, la tez tostada 
y sin buen color, también ha experimentado alguna variación la 
conformación anatómica y el funcionamiento fisiológico de sus 
órganos vocales y por tanto el aspecto físico de su lenguaje, toda 
vez que el funcionamiento de esos órganos es el que produce los 
sonidos y les dá matiz y propiedad. 

No podemos entrar en un estudio completo de este asunto por 
que nos llevaría muy lejos de nuestro tema, pero para que se note 
la verdad de esta afirmación añadiremos que el valor, la intensidad 
y el tono, de nuestras letras no son exactamente iguales a las que 
oimos de boca de un español. . Nuestras explosivas son más débiles, 
la explosión de la p y de la b cubanas no tiene la fuerza de las es- 
pañoles; nuestra silbante es menos agresiva, nuestra v dental es 
obscura; nuestra 2 y nuestra c suave, no son tan blandas ni zalame- 
ras como las españolas; nuestras líquidas no son tan rotundas; 
nuestra l/ no es mojada o semi-líquida; nuestra j no es ciertamente 
la española. 

Los fenómenos de crásis, aféresis, síneopa y prótesis vocalaria 
se multiplican en el lenguaje de los cubanos, como ha demostrado, 
con ejemplos tomados de la Literatura Cubana, el Dr. Juan M. Di- 
higo, en el trabajo que leyó en el Congreso de Orientalistas acerca 
de El Habla Popular al través de la Literatura Cubana. 

El tono de nuestro castellano tiene cierta sencillez y blandura, 
una sabrosa franqueza que no es en verdad el grave, acompasado y 
armonioso del habla de los españoles. Nuestra construcción sin- 
táctica en el lenenaje popular es desarreglada, muchas veces in- 
correcta, voluntariosa, el pueblo cubano no amengua la libertad en 
obsequio a la corrección y compostura gramatical. 

Y en el orden semántico ¡cuántas curiosas transformaciones, qué 
raudal de espíritu propio, qué desbordamiento de intención y do- 
nosura, cuántas sutilezas; qué vuelcos tan completos el de algu- 
nos vocablos al salir de España para gastarse y cireular en Cuba! 
¡Cómo el vocabulario del tumulto y la algarabía de la plaza públi- 
ca, y de los mentideros, y de los campesinos, y aún de los redaeto- 


260 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


res de ““papeles”” y de informes oficiales, fué vistiéndose nuevas for- 
mas! Y lo curioso es que en muchos casos la palabra morfológica- 
mente ha permanecido intacta y su significación ha llegado a ser 
totalmente distinta. 

Conocemos easos, en que la palabra castellana se ha tornado de 
tal modo, que expresa todo lo contrario de la acepción que le fija la 
Real Academia Española. 

Todas estas consideraciones nos demuestran que no es exacta- 
mente igual el español de España al español de Cuba; no solamen- 
te en esos aspectos existen distinciones sino que las hay, aunque 
en menor escala, en el morfológico. 

Hay formas muy poeo usadas, por ejemplo: la forma propia y 
clásica del pronombre personal de segunda persona en el número 
plural, el vosotros, como también las formas verbales terminadas 
en ase y ese que son poco simpáticas al pueblo de Cuba. 

De una parte, las transformaciones sufridas por el castellano en 
Cuba y de otra, las débiles huellas que nos restan del habla indí- 
gena y las palabras surgidas por distintas influencias o por espon- 
tánea invención del pueblo en los vaivenes de la vida, han hecho 
nacer lo que llamaremos, el vocabulario criollo, al que los lexicó- 
grafos cubanos le han dedicado su atención y lo han recogido. Así 
lo hizo Pichardo en su Diccionario Provincial casi razonado de vo- 
ces y fraces cubanas; Macías en su Diccionario Cubano Etimológi- 
co, Crítico y Razonado; el Dr .Zayas en la Lexicografía Antillana; 
Suárez en su Diccionario de Voces Cubanas; Fernando Ortiz en 
Un Catawro de Cubamismo; (11) y así lo hace en la actualidad mi 
querido y erudito maestro el Dr. Dihigo, con paciencia a la que 
viene bien y sin hipérbole, la comparación con aquellos monjes de 
la Abadía de Montecassino, pues consulta la voz recogida con los 
léxicos españoles y con todos los hispano-americanos para estudiar- 
la de una manera completa. Este vocabulario es tan extenso, 
que el Dr. Dihigo ha publicado ya en los Anales de la Academia de 
la Historia 700 palabras que tienen por inicial la letra A, y aún 
no ha terminado dicha letra que la constituyen más de mil voces. 

Los términos de ese vocabulario viven principalmente en el ha- 
bla popular, sin que eso quiera decir, que algunos de sus términos 
no sean usados por la clase alta; muchos de ellos han sido utiliza- 
dos por escritores que se han aplicado a pintar escenas típicas del 
país; pero en conjunto dista de ser el lenguaje que hallamos en los 


(11) Publicado en la Revista Bimestre Cubana. 


Aurelio A. Boza Masvidai: La literatura cubana. 261 


erandes escritores que nos presenta la Historia de la Literatura 
Cubana, y tan es así que en algunos casos podríamos citar compo- 
siciones literarias en que aparecen, palabras y expresiones propias 
del habla popular pero no siempre sería posible tal justificación. 
Muchas de esas voces y frases surgen, se usan y después pasan ; mu- 
chas por su significación y por su procedencia son usadas por la 
elase popular solamente y no llegan a lograr el empleo literario. 


Las variaciones sufridas por la lengua castellana en Cuba, en el 
orden físico y fisiológico, todos esos cambios semánticos, todas esas 
voces nuevas elaboradas en la agitación de la vida diaria, contie- 
nen destellos del carácter cubano, pero eso no es una lengua pro- 
pia, la Literatura Cubana está escrita en castellano, escribimos y 
hablamos en español; y ““hablar en castellano es, en cierto modo— 
como ha dicho el poeta Urbina—pensar y sentir a la española. Un 
misterio psíquico compenetra y cristaliza, en unidad indivisible la 
forma y la esencia, la voz y la idea, la materia y la energía””. (12) 


vI 


El proceso psicológico y moral del hombre tiene su punto de par- 
tida en lo exterior a él; por axioma psicológico se tiene a la hora 
presente que todo fenómeno mental tiene su concomitante orgáni- 
eo, de aquí que la mera evolución étnica ya vaya definiendo y ca- 
racterizando la psicología y la moral de un pueblo. A ello se une 
la infuencia del medio en que se desarrolla: estos campos siem- 
pre verde y florecidos, esta atmósfera transparente, este cielo tan 
azul esta claridad que embriaga de sol, este paisaje de colorido tan 
brillante, eravita sobre el espíritu de nuestro pueblo, lo ha infor- 
mado y lo ha modelado. 


Añádase a esto, que la conciencia colectiva fué robusteciéndose 
y haciéndose dueña de si misma y llegó a alentar el ideal de una 
patria, y luchó por él con un brío y un heroismo que entusiasma. 

Día llegará en que, engrandecida esa lucha por el tiempo y vista 
a distancia, parezca aun más hermosa y temple la lira de un poeta 
épico que nos falta. 

Nuestra historia es una fuente donde mana a borbotones la per- 
sonalidad del pueblo cubano, ella nos consolida y justifica cumpli- 
damente nuestro derecho a la libertad. 


(12) La Vida Literaria de Méjico. Pág. 16. 


262 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Esa historia nos dá la visión precisa y minuciosa de la lucha li- 
brada por el engrandecimiento moral y material de nuestra patria, 
y eso es algo que no se pierde, señores, algo que sacude y enardece 
en todo momento nuestra alma. 

Y cuando un pueblo tiene historia, una historia dolorosa y he- 
roica que tiene el sello de subidísimo precio de la sangre, ese pueblo 
tiene idiosincrasia peculiar. 

Hallamos en esa idiosinerasia rasgos de muy distinto precio, unos 
que mucho la avaloran, otros que la desmerecen. Nótase en el 
pueblo de Cuba: la melancolía y la indisciplina aunque ello parez- 
ca paradógico; la rebeldía; grande generosidad y despreocupación ; 
una indolencia que le ocasiona serios disgustos; infatigable cuando 
se aplica con ahinco a aleo, pero no es raro verle abandonar tal 
energía con la misma decisión con que comenzó a desarrollarla, es 
sensualista en alto grado; es curioso y burlón; tiene inteligencia 
viva, más dada al análisis que a la síntesis; es patriota hasta el sa- 
erificio. Los desengaños que ha sufrido en la evolución política 
de la república, han sembrado en su alma cierto escepticismo muy 
peligroso para el exacto cumplimiento de los deberes ciudadanos. 


vII 


Considerados de una manera sintética todos los factores del pro- 
blema que estudiamos, parece lógico preguntar: ¿Esta falta de per- 
sonalidad étnica y lingiiística trae aparejada la carencia de singu- 
lares rasgos subjetivos en la producción literaria cubana? ¿Puede 
reconocerse su personalidad? ¿Hay en ella espíritu propio? ¿Se 
adivina, señores, en las obras de los escritores que nos presentan los 
anales literarios cubanos,—que pertenecen a la raza hispana aun- 
que hayan nacido en Cuba,—y que están escritas en la lengua de 
Castilla. el alma cubana ? Nosotros, fundándonos en el concepto que 
hemos expuesto del Arte y de la Literatura, creemos que sí. Le falta- 
rán a la Literatura Cubana los elementos que antes apuntamos, 
pero a pesar de ello, se vislumbra en su caudal literario el reflejo 
de un alma propia que ha sido ensendrada por el medio ambien- 
te de su nación por su historia y por la psicología especial de sus 
moradores, hay en ella ciertos caracteres que permiten diferen- 
ciarla no de una manera rotunda y muy característica, —por eso 
hemos dicho se vistumbra,—pero que la distinguen. 

La literatura es el reflejo del pueblo a que pertenece, en ella se 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 263 


estereotipan los ideales que le animan, los defectos que le afean, 
los errores que le inclinan por senderos equivocados, su criterio 
filosófico, su manera de sentir y su concepto estético; todo un 
mundo espiritual tan capaz de distinguirle y de caracterizarle co- 
mo el factor étnico y el Inigiístico. Se puede reconstruir el pa- 
sado de un pueblo, quizá con tanta seguridad como puede ha- 
cerse recurriendo a las fuentes históricas, con sólo estudiar su 
literatura por que ella es en verdad, una fuente histórica por la 
cual puede conocerse, muy eumplidamente no solo su vida, sino 
sus ideas. 

Entendemos que el pueblo es el que modela su literatura y no 
la literatura la que da carácter al pueblo. Sostener que no exis- 
te la literatura cubana porque no ha habido una fecunda produe- 
ción literaria que haya ejercido influencia en el pueblo cubano, 
aparte de que esto es discutible, nos parece un yerro incalificable: 
es la sociedad la que informa la Literatura, por eso ha podido de- 
cir con gran propiedad Baldensperger, que “le jugement sur la 
littérature est 1” expressión de la societé”” (13) 

El espíritu medioeval, el pensamiento religioso, científico, filo- 
sófico y artístico que late en la epopeya italiana del Dante, no es 
más que el reflejo fiel del criterio religioso, científico, filosófico y 
artístico de la Italia fragmentada del siglo XIV y nó a la inver- 
sa. El conceptuoso Calderón de la Barca eseribió sus Autos Sa- 
eramentales cuando el pueblo español había llegado al máximo 
desarrollo de su fé católica, cuando su espíritu exaltado de mis- 
ticismo necesitaba rendir en la plaza pública homenaje unánime 
al misterio del amor divino; entonces Calderón, como otros escri- 
tores de su tiempo, escribió las producciones que habían de ren- 
dir tan señalado homenaje, que no solo son producto de sus ex- 
cepcionales cualidades lírico- dramáticas sino del espíritu religio- 
so de la sociedad en que vivía, y ne surgió ese fervor religioso ni 
esa fé incontrastable en el corazón del pueblo hispano porque se 
representase El Divino Orfeo o A Dios por Razón de Estado. 

Y conste, que esto no quiere decir que la producción literaria 
no influya en los pueblos, ella puede realizar una obra moraliza- 
dora y presta importantes servicios a la realización de las aspira- 
ciones humanas. El aporte de las obras filosóficas de Locke, de 
Montesquieu, de Voltaire y de Rousseau a la causa de la Revolu- 
ción Francesa es indiscutible; “los poetas y los filósofos alemanes 


(13) La Littérature, Création, Succés, Durée. Livre III. Pág. 194. 


264 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


—eseribe D. Juan Valera—desde Lessing hasta Hegel, se diría 
que destilaron de sus pensamientos la esencia y el espíritu que 
animó a los Príncipes de Prusia, a Bismarck y a Moltke””. (14) 

En cuanto a los elementos externos, es claro, que es bien cea- 
racterística la producción literaria cubana como lo prueban los 
Romances de D. Domingo Del Monte, la Silva Cubana de Rubal- 
cava, la Pelea de Gallos de Velez Herrera y otras obras. El mis- 
mo Menéndez y Pelayo, que llama a la poesía de América””, poe- 
sía castellana del otro lado de los mares””, dice: *'“muchas de ellas 
—de las poesías—son ya realmente famosas y de mérito por nadie 
contravertido, y las que no llegan a tanto o se recomiendan por 
bellezas particulares, o presentan aleún aspecto de originalidad 
americana”” (15). Y agrega: “la originalidad ha de buscarse en 
la contemplación de las maravillas de un mundo nuevo, en los 
elementos del paisaje, en la modificación de la raza por el medio am- 
biente, y en la enérgica vida que ensendraron, primero el esfuer- 
zo de la colonización y de la conquista, luego la guerra de separa- 
ción, y finalmente las disecordias civiles. Por eso lo más original 
de la poesía americana es, en primer lugar, la poesía descriptiva, 
y en segundo lugar la poesía política””. (16) 

Pero es que los vestigios propios de la Literatura Cubana no 
sólo están en el paisaje y en las costumbres, sino también en algo 
que por ser más oculto, más inconsciente, menos material, le ca- 
racteriza tanto —a mi modesto entender—eomo aquellos elemen- 
tos objetivos. No sólo el elemento externo, arqueológico, es el 
que da propiedad. La poesía Cubana tiene rasgos originales, que 
se revelan sin recurrir al guajiro vistiendo guayabera, llevando 
machete al cinto y cantando una décima, sin el recurso del paisa- 
je de las palmas reales, de las jutías y los curujeyes, sin el aporte 
de los sombreros de guano, de la hamaca, del casabe, ni del taba- 
eo, sino considerando solamente los rasgos psicológicos y morales 
a que nos referimos. 

Las características que hemos apuntado como propias de la idio- 
sincrasia cubana, hállanse especialmente en la novela y en la ora- 
toria, que son los dos géneros más personales de la Literatura 
Cubana. 

En nuestro gran poeta, en Heredia, encontramos la nota melancó- 


(14) Homenaje a Menéndez y Pelayo. Prólogo. Pág. XXXIII. 
(15) Historia de la Poesía Hispano-americana. T. I. Pág. 13. 
(16) Historia de la Poesía Hispano-americana. T. I. Pág. 16. 


Aurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana 255 


lica y patriótica; él lleva en su corazón, como en un relicario que a 
nadie muestra y que todos sus lectores adivinan, la rebeldía, la 
preocupación de la patria que es colonia. 

La nota melancólica la hallamos en muchísimos poetas. Conservo 
un album de una de mis abuelas, en cuyas páginas lucen sus habi- 
lidades la aristocracia de la sangre y de la inteligencia del Cama- 
gúey sencillo y encantador de 1866 que tanto me placía oirle des- 
cribir; aparecen allí composiciones de Manuel de Monteverde, el 
corresponsal de aquella deseraciada Academia de Literatura que 
ocasionó el destierro de Saco; de D. José Antonio Pichardo, el ve- 
nerable viejecito Presidente del Tribunal Supremo hasta hace al- 
gunos años; de Esteban Borrero, el padre de la distinguida 
poetisa señora Borrero de Luján; de Enrique José Varona—el filó- 
sofo en aquella época no era aún tan seco ni frío; aun no se había 
vuelto tan inglés; usa el de en su firma y su composición es melan - 
cólica y sentimental) —de Salustio Román, de Enrique Horstman 
y de muchos más. Hay: finas galanterías, admiración por el brillo 
de sus ojos, por su cultura, por su trato, por la bondad de su alma; 
pero entrelazado con todo eso hay reflexiones sobre lo fugaz de la 
vida, sobre lo incierto del porvenir, sobre lo efímero de la belleza, 
y hasta hay quien piensa en la curiosidad con que miraran ese ál- 
bum amarillento y viejo cuando ya mo quede ninguno de los que 
allí han dejado sus letras, en fin, composiciones, algunas, verdade- 
ramente impropias para album de una joven. Y esa melancolía 
se halla en las composiciones de aquel tiempo y de ahora. Tengo 
noticia de poeta muy notable, joven y feliz, que se presentó a un 
concurso y fué premiado y el jurado quedó estupefacto al saber 
que aquellos versos de tan honda amargura los hubiera rimado un 
adolescente que era del todo feliz. 

La nota sensualista, encuéntrase abrasadora en algunas poesías 
de Heredia y de Plácido. 

La indolencia cubana tiene una fidelísima pintura “En la Ha- 
maca”” de Diego Vicente Tejera. 

Las escuelas o tendencias literarias de la Literatura Española 
refléjanse notablemente, aunque con cierto retraso, en la de Cuba. 
Cada escuela de ella tiene su correspondiente en la Literatura Cu- 
bana; por eso el método que necesariamente ha de seguirse para 
su estudio, es el histórico-comparativo. Atendiendo a esas influen- 
cias vemos que ella presenta, después del período primero, que 
pudiera llamarse de antecedentes, en que figuran Zequeira y Ru- 


206 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


balcava, que viven la cultura del siglo XVIII español, una etapa 
en que aparece Heredia que es un clásico retrasado y un precur- 
sor de los románticos; la siguiente, corresponde al romanticismo 
español y en ella figuran la Avellaneda, Fornaris, Nápoles, Fajar- 
do y otros; iníciase luego la época que bien pudiera llamarse, 
de reacción del buen gusto, con Rafael María Mendive y se con- 
tinúa con Luaces y Betancourt, y por fin aparece el modernis- 
mo, que no responde a ninguna tendencia de España, sino que 
parte de América con los singulares versos del gran Rubén Darío; 
ya entonces quedan independizadas las letras americanas de Es- 
paña y se sienten otras influencias, especialmente la francesa, co- 
mo muy bien estudia Manuel Ugarte en el Prefacio de su antología 
La Joven Literatura Hispano-americana. 

El medio que utiliza el artista en su obra es verdad que constitu- 
ye un elemento principal de caracterización pero no es el único, 
y tan no lo és, que hay artes que en todos los pueblos se desarro- 
llan con los mismos elementos y a pesar de eso se distinguen en ca- 
da uno. Los mismos colores que hallamos en las obras de los Van- 
Eyck y de Franz Hals los encontramos en los lienzos de los gran- 
des pintores de la Florencia de los Medicis y sin embargo, nadie 
confunde la pintura flamenca con la escuela clásica italiana. En 
la música de Chopin y de Rubinstein, hallamos las mismas notas y 
cuán distintas son las brillantes ““polonesas?” y los valentísimos 
““improntus””. De los sonidos, de esas mismas notas, se han vali- 
do nuestros músicos para componer el danzón, la habanera, y nues- 
tras quejumbrosas canciones y ellos tienen raseos propios, como con 
gran acopio de razones lo demuestra el maestro Sánchez de Fuen- 
tes en su libro El Polk-lor en la Música Cubana. El hecho de que 
“la producción literaria cubana esté escrita en español no invalida 
su personalidad tal como pasa en la música, en que no son las no- 
tas del pentagrama las que le dan originalidad, sino sus combina- 
ciones, sus efectos armónicos, sus compases, su cadencia, su espíritu. 
Tan cubanos son los versos del Cucalambé y la prosa de José Ramón 
Betancourt como las Habaneras de Sánchez Fuentes y las Danzas 
de Marín Varona porque ellos están animados por el ritmo de la 
idea, de la idea cubana. 

Además la vida moderna por sus fáciles comunicaciones, por sus 
tendencias internacionalistas, por la difusión de las ideas, va dán- 
dole a la Literatura en general, un cierto cosmopolitismo, que le- 
jos de disminuir parece acentuarse en la época presente. 


Lurelio A. Boza Masvidal: La literatura cubana. 267 


Apesar de ello como la literatura propia es un elemento de se- 
guridad nacional, —digámoslo con las palabras de Chacón y Cal- 
vo—““la formación de una Literatura nacional ha sido uno de los 
ideales constantes de los pueblos que empiezan a vivir vida pro- 
pia y de la libertad política. Ven en ello una garantía inaprecia- 
ble de su independencia, ya que es el exponente más alto de su in- 
dividualidad””. (17) 

Cuanto más pequeña sea una nación cuanto más débil, cuantos 
más peligros la rodean, más necesita de consolidar ese baluarte es- 
piritual de su nacionalidad. 

Divulguemos estas ideas para que se arraiguen en cada cubano, 
estudiemos nuestra Literatura, combatamos el incalificable crite- 
rio de estimar, de una manera desmedida lo extraño y menos- 
preciar lo nuestro. Honda pena produce que una obra literaria 
por el mero hecho de ser oriunda de esta tierra no despierte interés 
y sea objeto de censuras que se habrían tornado elogios si fuera 
extranjera. ¡Ay del pueblo que no sabe sentir regalo y contento 
al reclinarse en el blando regazo de su literatura para percibir las 
palpitaciones de su alma nacional! 

Abogo con tanto calor por esto, porque os aseguro, que la sobe- 
ranía, la independencia y la grandeza de los pueblos no solamente 
se afirma en las entrañas de la tierra sino que se fundamenta y dig- 
nifica en las alturas del espíritu y en lo profundo del corazón. 


(17) Ensayos de Literatura Cubana. Los Orígenes de la Poesía en Cuba. Pág. 19. 


EL FOLK-LORE DEL NIÑO CUBANO “” 


POR LA 
SRA. SOFIA CORDOVA DE FERNANDEZ 


Graduada de la Escuela de Padagogía 


INTRODUCCION 


El gran amor a los niños, el interés que siento por todo lo infan- 
til, el deseo de conocer más y mejor su naturaleza psíquica, me han 
llevado a buscar en sus juegos, cantos y decires, en sus adivinanzas 
y en sus cuentos, las emociones de sus almas y el encanto de sus es- 
píritus virginales, ante un episodio maravilloso de Blanca Nieve, el 
triste fin de Delgadina, o la hilaridad franca por las travesuras de 
Pulsarcito. 

Mi labor, en ese campo de lo maravilloso popular, ha recogido de 
bocas infantiles, cuanto, en general, constituye el almacén folk-lórico 
de nuestros niños, tan imaginativos y vivaces, y con ellos de la ma- 
no, vengo a exponer en estas páginas, todo su saber, toda su alma, 
todo el caudal psico-popular de esa parte de la humanidad, cuya be- 
lleza mayor es su ignorancia y cuya felicidad es la inocencia que 
cubre con un velo de rosa las realidades que le rodean. 

Si alguna luz arroja este trabajo a la Psicología Infantil, a la 
Ciencia Folk-Lórica Cubana del futuro, y algún interés despierta 
por estos estudios, en los que me lean y juzguen, sentiré la satis- 
facción íntima de haber puesto mi erano de arena, en la inmensidad 
del Folk-Lore Universal. 

A los niños lo debo todo, y a ellos dedico el caudal de juegos, adi- 
vinanzas, romances y cuentos, con que contribuyo a los estudios folk- 


(1) Tesis para el grado de doctor en Pedagogía leída y sostenida el 14 de Marzo 
de 1923. Se publica por recomendación del Tribunal. 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 269 


I 
EL FOLK-LORE 


SU ORIGEN, SU DESARROLLO, SUS TENDENCIAS 


El estudio de la literatura popular es 
camino de regeneración. 
MACHADO ALVAREZ. 


Las ciencias viven del pasado, se ha dicho muchas veces, pero en 
ningún caso como en éste, es más oportuna la frase, ni más apropia- 
da, porque en el estudio que me ocupa, nada es nuevo, ni nada, en lo 
que se refiere a su fondo, al cuerpo de materias que lo forma, es- 
tá por hacer tampoco. 

Si la historia toma del ayer sus datos para constituir con ellos 
el archivo, el óreano mnemotéenico de la humanidad; si la geo- 
grafía en todos sus aspectos: física, cosmogónica, astronómica, 
política, étnica, no es más que un conjunto de experiencias e hi- 
pótesis, hijas de la abservación más o menos comprobada de ayer 
y hoy; si la geología es la historia de la Tierra y la antropolo- 
gía, etnología y prehistoria, lo son del hombre, hurgando allá, 
en la aurora de la vida animal, el surgimiento humano; si la his- 
toria literaria, la filosofía, psicología y lingúística, guardan en 
sus páginas la actividad intelectual de los pueblos, la labor de los 
elegidos, como diría Ingesnieros; la nueva ciencia que hoy trata- 
mos vive, no digamos ya del pasado, sino en el pasado y por la 
perpetuación de lo pasado en su aspecto psico-popular. 

En efecto, el Folk-Lore tiene por objeto, el estudio social del 
erupo étnico, en lo que al saber popular se refiere, o en otros tér- 
minos, el conocimiento de los pueblos, por los pueblos mismos, el 
estudio del hombre de ayer, por lo que del hombre actual se co- 
noce, o de acuerdo econ un folk-lorista inglés, es ““el estudio, antes 
de la historia, de lo que en el hombre es sensación, pensamiento 
y voluntad””. 

En este concepto, la ciencia folk-lórica es una especie de psi- 
cología-prehistórica, así, al menos, se estudia desde el punto de 
vista anelo-sajón y analizada vemos la propiedad del concepto, 
cuando lo que estudia es el alma popular, sin límites históricos y 
cuando abarca en su órbita investigativa a la humanidad toda y 


270 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


la considera y la estudia y la aprecia, desde la cuna hasta la tum- 
ba, como al gran autor anónimo de todos los tiempos. 

En general, el Folk-Lore no es la psicología de un pueblo deter- 
minado, ni es la historia lírico-popular de una raza,—aunque cada 
nación, cada provincia, cada pequeño grupo humano, tenga sus 
características, —es, en una palabra, la investigación paciente, ra- 
zonada, de comparación e histórica, de cuanto el hombre ha dicho 
y hecho en el terreno psico-filosófico-popular, como expresión de su 
sentir, de sus conocimientos más o menos rudimentarios, obedien- 
tes siempre a las leyes de evolución de la raza y del individuo, y 
como testimonio de la educación, del clima y de las características 
del grupo. 

Y de aquí que la palabra Folk-Lore, (tradiciones, creencias y 
costumbres del vulgo) formada por los términos Folk (nación, ra- 
za, género humano, gentes) y Lore (saber, enseñanza, ciencia) ha 
sido aceptada, en general, por muchos países, por compendiar, se- 
gún Demófilo: '“una serie de conocimientos que no pueden expre- 
sarse por las palabras saber popular y comprender no sólo la de- 
mopsicología, o psicología de las clases populares, sino todo lo que 
se refiere a la vida y costumbres del pueblo; los usos, ceremonias y 
juegos en que se conservan los vestisios de civilizaciones anterio- 
res, a los que los prehistóricos conceden tan considerable impor- 
tancia?””. 

Existe, pues, un Folk-Lore universal, disciplina original del si- 
glo XIX, como la llamó Van Gennep, y que es para algunos “el 
despertar de la conciencia nacional, por los nobles y legítimos mo- 
tivos que encierra: el de archivar las tradiciones que se van, con 
la generalización de la cultura”” y el de reconstruir la historia de 
los pueblos, con elementos eminentemente populares, como factor 
esencial que los pueblos son en la sucesión ceivilizadora de los 
tiempos. 


En el estudio de la evolución literaria universal, encontramos 
un factor importantísimo que amplía y modifica sus horizontes 
hasta entonces limitados. Su influencia se acentúa más, mien- 
tras más nos acercamos al siglo XIX, y aunque sus causas no es- 
tán bien determinadas todavía, su gran importancia la ciencia 
folk-lórica se encargará de mostrar, por las consecuencias que 
avalora; especie de evolución que surgió con el desenvolvimiento 
político y social de los pueblos y con la ampliación de los estu- 


Sofía Córdova: El Folk-L.ore del niño cubano. 271 


dios psicológicos: es ello el amor a lo popular, el apego a la tra- 
dición, el sano egoismo por todo lo que representara a la Nación 
y fuera un girón de su espíritu y un detalle de su carácter. 

Nació a la luz del sentimiento y de la sana razón, y desde aquel 
momento, la idiosincrasia del grupo puso de manifiesto una ver- 
dad hasta entonces nublada por el egoismo y por la fuerza de le- 
yes arbitrarias: los pueblos no se limitan sólo por fronteras, el 
grupo se caracteriza por la fraternidad y la armonía en el carác- 
ter, en la lengua, en la historia, en la compenetración espiritual 
de su yo colectivo, para quien es uno Dios, costumbre, lengua y 
tradición, y entonces surgió una psicología especial: la psicolo- 
gía del pueblo y a continuación, como resultado de la considera- 
ción del grupo étnico, lo que los italianos denominan demopsico- 
logía, es decir, el estudio de lo que el pueblo sabe, de lo que el 
pueblo crea y en lo que el pueblo cree, con la fé infantil de los 
primeros años. 

¿Cuándo nació, quién señaló sus términos, sus leyes, su obje- 
tivo? 

En ésto estamos tan ciegos, como en todos los estudios evolu- 
tivos, y en lo que a la historia literaria del pueblo se refiere, só- 
lo podemos decir lo que todos sabemos, es decir, que la literatura 
de alta escuela era patrimonio exclusivo de las aristocracias de 
toga y blasones y que en esta literatura de gabinete, que tenía por 
objeto la imitación de los antiguos, el pueblo y las cosas del pue- 
blo, eran tan indiferentes y hasta despreciables, que ni aquellos 
apreciaban a éste, ni éste supo nunca de tales poetas, ni tales 
poesías. 

¿Es qué faltaba poesía en el pueblo? 

Nó; es que, como nos dice Gil de Zárate: ““el pueblo, en gene- 
ral, se cuida poco de la belleza de las formas y de la elegancia del 
leneuaje. Aunque estas dotes las siente, y se complace con ellas, 
cuando se le presentan, es preciso que esto se haga en obras que 
están a su alcance, que digan algo a su entendimiento, que toquen 
su corazón, y que reproduzcan las ideas, los sentimientos, los usos, 
los sucesos a que se halla acostumbrado y están solos en posesión 
de moverle y agradarle. ¿Qué le importaban al pueblo los com- 
bates pastoriles y aquellas costumbres ideales que pintaba la poe- 
sía bucólica? ¿Podrá interesarse por una tórtola o por una cier- 
va herida? ¿Hallaba algún solaz en una epístola moral, o en una 
elegía lastimosa sobre amores tal vez supuestos? Excepto en al- 


272 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


guna que otra composición, todos los poetas tuvieron el poco acier- 
to Qe no ocuparse sinn en asuntos de esta especie, desdeñando los 
que debían tener eco en la generalidad de la Nación, únicos que 
podían hacer sus cantos populares?””. 

El pueblo es un gran poeta, el más sencillo y el más soñador 
de los poetas: narra en versos los sentimientos que conmueven 
su alma con una nota de alegría o de dolor y con la simpleza de 
un niño que ríe o llora, porque siente la necesidad de hacerlo. 

Celebra sus fiestas en versos, sus héroes, sus hechos históricos o 
políticos, en versos los canta también; la fertilidad de su suelo, 
las bellezas del cielo y la campiña; la exuberancia de sus bosques, 
la queja del agua que cae, del río que fertiliza sus campos; de la 
luna que alumbra en la noche sus paisajes; de la amada que lo 
espera; del hijo ingrato y el amigo pérfido, toda su alma, en fin, 
la vierte el pueblo, en notas alegres, tristes o jocosas, como si la 
noche, el viento y la enramada, tuvieran oidos y corazón para 
consolarle o aplaudirle. 

““No hay estado de la Sociedad, por atrasada que esté, no existe 
idioma por rústico y grosero que aparezca, en que la poesía deje 
de ser un hecho, y en que este hecho no produzca sus frutos más o 
menos sazonados, más o menos gratos. Aún se puede decir que 
esos tiempos de infaneia de las sociedades y del lensuaje son los 
más poéticos, porque entonces las pasiones del pueblo son más vi- 
vas, su imaginación más lozana, está más desarrollada la fanta- 
sía que el entendimiento, se vive más en el campo o en la guerra 
que en el gabinete y los talleres, y finalmente, se necesita un me- 
dio de conservar en la memoria, sin el auxilio de la escritura, los 
acontecimientos notables, los preceptos de la moral y de la polí- 
tica, y este medio no es otro que la poesía””. (1). 

Antonio de Trueba, el exquisito autor del Libro de los Canta- 
res, vé en las coplas populares, aleo más que coplas: “veo amo- 
res desdeñados, dice, y amores correspondidos, traiciones y fideli- 
dades, placeres y dolores, alegrías y tristezas””. 

“Cada copla popular es para mí, un capítulo de la historia de un 
corazón ”?. 

La copla, genuina expresión del pueblo español y en la cual Joa- 
quín Costa vé un desdoblamiento del refrán, es al pueblo hispa- 
no, lo que la espínola a nuestros campesinos, y en ellas, más que 
una reflexión, base del refrán, lo que domina siempre es un sen- 


(1) Gil de Zárate, Hist. de la Lit. Española. 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 273 


timiento: “los símiles que emplea, las metáforas de que se vale, 
los pensamientos que integra en sus produccionues, forman, por 
decirlo así, el tuétano, la médula de su propia vida”. (2). 


En el cantar propio, ya sea la copla sentenciosa, la décima lle- 
na de melancolía, el villancico religioso o la canción amorosa; en 
el refrán breve, en la adivinanza reflexiva, en la superstición an- 
cestral, que nace con el primer pensamiento del hombre, en el 
cuento local, maravilloso y lleno del encanto de cosas pasadas, en 
la tradición y la leyenda, que encierra un girón de historia la 
primera y un mucho de fantasía la segunda; en el mito, herencia 
de los primeros hombres, en el modismo, tan especial del lugar co- 
mo el hielo de los montes y el pájaro del bosque, deja el pueblo to- 
do su corazón, todo su sentir, todas las actividades de su inteli- 
gencia y su voluntad; sentimiento, pensamiento y volición, que 
dejan tras sí la huella, la historia primitiva de la humanidad, co- 
mo dice Olavarría y Huerta, y que estudiadas desde el punto de 
vista de la historia y filosofía comparadas, nos muestran al hombre 
viviendo en las edades prehistóricas y dejando en sus terrores de 
de niño, en la fórmula incompleta y falta de sentido, en el retazo de 
cuento maravilloso, en el juego infantil incomprensible, en la su- 
perstición muchas veces absurda, las huellas de su paso por el 
mundo. 


Este caudal poético-sentimental, que llena toda el alma del hom- 
bre del pueblo, era completamente desconocido; nadie bajó nunca 
a las capas mediocres, para saber lo que esas capas guardaban. El 
espíritu popular era desconocido completamente; no fué objeto 
nunca, para las sociedades antiguas, no digamos ya de estudio, ni 
siquiera de consideración social. 


Al contacto más íntimo, súbito, con Oriente y sus literaturas, nos 
dice Van Gennep, correspondió una reacción sobre sí, hacia la vida 
literaria nacional, escrita u oral. 


El entusiasmo literario fué entonces por todo lo antiguo popu- 
lar y poco a poco, formáronse colecciones de poemas, cuentos, tra- 
diciones, leyendas, costumbres, en fin, del pueblo, que vino a cons- 
tituir, andando ya el siglo XTX, esa ciencia niña, como la llama 
Machado Alvarez, esa nueva fuente de estudios: el Folk-Lore. 


““En materia literaria, recoge y estudia la producción colectiva 
y anónima, no interesándose la historia literaria, (en el sentido eo- 


(2) Machado Alvarez. 


274 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


rriente de la palabra) más que por las obras firmadas o individua- 
lizadas””. (3) 

Pero, ¿dónde comienza lo verdadero popular? ¿Dónde está el lí- 
mite, la barrera que señala las materias o asuntos individuales de 
los populares ? 

Para el ilustre autor de la “Formación de las Leyendas””, esa di- 
visión de los temas literarios es inexacta y propia sólo de teorías 
y manuales. 

Cuando se analicen mejor las dos literaturas, nos dice, se llegará 
a la conclusión que ni el folk-lore puede prescindir de la historia 
literaria, ni ésta, aunque se haya dicho así, del folk-lore. 

““En todos los pueblos, obedeciendo a la ley general del desarro- 
llo de las civilizaciones, y en grados variables, según las épocas, 
hay incesantes corrientes de lo popular a lo individual y de lo in- 
dividual a lo popular, y más adelante, después de examinar las 
fuentes orientales de los poemas románticos, pregunta: ¿y Esopo? 
¿y los cuentistas latinos y griegos? Obtienen su gloria por preten- 
didas creaciones, que no son sino arreglos, y con mayor frecuencia, 
sencillos robos, hechos con toda inocencia, al fondo popular am- 
biente. 


No se sabe de donde ha sacado Perrault su Cenicienta, pero sí que 
existen más de cuatrocientas variantes de este cuento, de todos tiem- 
pos y países. Ignoramos de qué marinero y en qué localidad toma 
Homero el cuento Polifemo, pero nó que se vuelve a encontrar este 
mismo tema del monstruo antropófazo en toda la Europa moder- 
na y en el Cáucaso. La Cenicienta y Polifemo son con exactitud, 
casos típicos de una doble corriente. (4) 


Menéndez y Pelayo, en su “Historia de la Poesía Castellana en la 
Edad Media””, refiriéndose a la propagación en Europa del cuento, 
el apólogo y la narración novelesca breve, “cuya remotísima cuna 
y sucesivas trasmigraciones, nos dice, podemos seguir hoy desde 
el Indostán al Irán y desde el Trán a Siria””, estudia, sin quererlo, 
quizás, esa doble corriente literaria que es para Van Gennep, una 
sola y única fuente de temas y creencias, más o menos modificadas 
por el tiempo y la tradición. 

““Por los árabes se hicieron familiares a los pueblos occidentales, 
innumerables relatos que procedían más o menos lejanamente del 
Pantcha-Tantra, del Sendebar y del Hitopadesa y estos mismos 


(3) Van Gennep. Obra citada. 
(4) Van Gennep. Obra citada. 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 275 


cuentos y otros de procedencia asiática, penetraron en los Pabliauz 
franceses, acrecentaron las distintas versiones del Libro de los siete 
sabios, del Dolopathos, y tantos otros que abundan en la literatura 
de la Edad Media, y acabaron de regar los amenos huertos del 
Decamerón y los que con harta profusión cultivaron los italianos 
del primero y segundo Renacimiento””. 

““No hay cuentista moderno en prosa o en verso, desde Bandello 
y Straparola, hasta Juan de Timoneda, Lafontaine y Perrault, que 
no sea deudor al remoto Oriente, de alguna de sus ficciones”?. 

Después de oir opiniones tan autorizadas como las del ilustre au- 
tor de los “Romances Tradicionales””, tenemos que llegar a la con- 
eclusión de que no hay un sólo tema popular, cuya cuna no tenga 
que reconocerse en la India, como fuente generatriz de todas las 
Cenicientas y Sherazadas que vagan por el mundo; pero las in- 
vestigaciones de los egiptólogos, han demostrado que los cuentos 
populares del antiguo Egipto, “son anteriores, por lo menos un mi- 
llar de años, a los documentos literarios más antiguos de la India””, 
lo que ha destruido completamente no sólo la teoría del origen indo 
de cuentos y leyendas, sino que el origen único de estos temas, es 
en general una utopía, que se complica más, cuanto más investi- 
gaciones y versiones se realizan y recogen. 

No hay más que un pueblo, una psicología, una creencia, una 
fuente sugestiva de creaciones, narraciones, supersticiones y mitos, 
y este creador del saber popular palpita en todos los pueblos y en 
todas las razas, en todas las familias y en todas las criaturas, desde 
los tiempos ante-históricos de la humanidad. 

¿Qué más? Si elevándonos un poco penetramos en el estudio his- 
tórico-filosófico de las religiones, que Max-Muller considera como 
la verdadera historia del hombre, nos encontramos que, tanto en 
los Sastras, (libros sagrados de los indios) como en las escrituras 
eristianas; en los pueblos occidentales como en los orientales, y en 
las diversas razas, aún en las más atrasadas tribus indias de nues- 
tra gran América, (con pequeñas diferencias de concepto y ex- 
presión, según su grado de cultura) es uno mismo el mito de la 
creación, el principio de la Trinidad, la leyenda del diluvio y del 
paraíso, el pecado de la primera pareja, la existencia de ángeles y 
demonios, etc. 

La encarnación divina de Krishna, que nace de la virgen De- 
vanaguy, (5000 años a. J.) para adoración de pastores y perse- 
cución del tirano Kansa, es la misma concepción de Buddha, “que 


276 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


desciende al seno de una virgen como un rayo de cinco colores””, 
y es, en nuestra religión, el mismo concepto sobre el divino naci- 
miento del hijo de Dios: Jesucristo. 

Más o menos mitológica, la historia se repite, o mejor dicho, es 
espontánea, casi intuitiva en todos los pueblos, ya superiores o in- 
feriores. 

Sobre todo en el primero y último Mesías, la identidad histórica 
es tan semejante, que ha hecho decir a Gustavo Le Bon, que: “la le- 
yenda de Krishna niño es cara a todas las madres indas, como la 
imagen del niño Jesús lo es a las madres cristianas”? y para Burnouf 
a Jesús se le aplicaron la teoría y la leyenda, tales como ellas exis- 
tían en los Vedas. 

Y nosotros preguntamos: ¿por quién? ¡persiguiendo qué ideal ? 
¿con qué objeto? ¿de qué épocas, en qué remotísimos tiempos sur- 
sió esa historia legendaria ? ¿cuál fué el primer profeta ? 

De los mismos tiempos y épocas en que nació el mito y la supers- 
tición; en que surgió un refrán y en que brillaron de emoción los 
bellos ojos de Cenicienta, a la vista del Príncipe que le calzaba sus 
zapaticos de cristal.... 


Ahora bien, estudiada a la luz de las materias literarias y de las 
influencias mútuas que sufren ambas literaturas, no podemos ne- 
gar las opiniones autorizadas de Menéndez y Pelayo y Van Gennep; 
pero si la analizamos bajo el punto de vista de la demopsicología, 
es decir, considerando la materia folk-lórica como producto del es- 
píritu popular, del saber del pueblo, el estudio de las fuentes ge- 
nerales de la producción colectiva y su psicología, tiene que alejar- 
se un poco de las consideraciones de una literatura comparada. 


El gran folk-lorista español Antonio Machado, considera que la 
producción popular es una integración de elementos anteriores y 
coetáneos y que por lo tanto, la poesía del pueblo es con razón anó- 
mMMma. 

““Substrayendo de ella, nos dice, las notas comunes, por ser una 
adición de elementos diferenciales tan leves, que la vista más pers- 
picaz no alcanza a distinguirlos, la obra del individuo es casi nula??. 

En general, no hay tema popular, que pueda llamarse típico, des- 
de la superstición sagrada al juego infantil, y que pueda localizar- 
se en tiempo, lugar y como producto de una raza o pueblo deter- 
minado. Todos son, si se nos permite la frase, retazos de otros te- 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 277 


mas, girones de creencias, mitos y cuentos de otras edades, perpe- 
tuadas y modificadas por la tradición oral de grupo a grupo. 

No están todos los autores conformes con este principio de la 
umversalidad temática; y así encontramos opiniones como las de 
Van Gennep, por ejemplo, que después de reconocer ese principio 
que él explica como una necesidad del espíritu, de permanecer en 
todas partes, ¿idéntico a si mismo, por lo que trabaja en direccio- 
nes paralelas, trazadas sobre los datos proporcionados por la expe- 
riencia, llega a la conclusión que, sobre todo en cuentos y leyendas, 
existen lo que él llama regiones o aires temáticos, es decir, que “si 
algunos temas se extienden de un extremo a otro del mundo, otros 
hay, en cambio, cuya difusión se limita a espacio relativamente no 
muy extenso y aún los hay estrictamente locales””. 

De aquí, que los trabajos hasta ahora realizados por los mitógra- 
fos de las diversas escuelas: evemeristas, simbolistas, naturistas, 
ete., no hayan dado el fruto apetecido, aparte del valor del estudio 
en sí, y que abandonando el terreno del origen e interpretación de 
los personajes y asuntos populares: mitos, leyendas, cuentos, fábu- 
las, apólogos, ete., los folk-loristas actuales se concretan a la reco- 
pilación y estudio histórico-comparativo, de la ciencia popular, co- 
mo uno de los medios más eficaces en la determinación del grupo. 

Aún así vemos, que la palabra Folk-Lore, a pesar de su general 
acepción y la ampliación de su concepto, no es una voz aceptada 
completamente por todos los países (en términos generales) y que 
cada nación le dá el valor y tendencias que cree propios. 

Mientras para los ingleses el Folk-Lore es casi una paleontolo- 
oía literaria, para los italianos es una verdadera demopsicología ; 
y mientras algunos folk-loristas ingleses, alemanes y franceses, 
concretan sus estudios al cuento o la leyenda, como la parte más 
importante de esta ciencia, otros creen ver en la poesía, en las su- 
persticiones y en las costumbres del pueblo, la base de su carácter, 
los elementos de su unidad, y al estudio de estos elementos, dirigen 
sus actividades folk-lóricas. 

Aún dentro de una misma materia, existen diversos sentidos y 
tendencias, interpretando cada uno el valor de la producción popu- 
lar que estudia, ya desde el punto de vista del coleccionista sola- 
mente, o del historiador, del mitógrafo, del prehistórico, del etnó- 
erafo, etc. 

Más, como dice Machado y Alvarez: “el Folk-Lore es como un 
punto de cita en que pueden reunirse y abrazarse los que profesen 


278 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


verdadero amor a las tradiciones, inexplicables sin el progreso y 
al progreso inexplicables sin aquellas, y bajo este amplio sentido, 
continúa, creo firmemente no sólo que al Folk-Lore deben dedicar- 
se los representantes de todas las escuelas filosóficas, sino que es 
de absoluta necesidad que en esta obra tomen parte tanto los lite- 
ratos y artistas, como los dedicados a ciencias naturales y socio- 
lógicas””. 


La palabra Folk-Lore, fué usada, o mejor dicho, lanzada al cam- 
po de la investigación y de la crítica, por Mr. Williams J. Thoms, 
el año de 1846, en el Atheneum de Londres, fecha que asienta el 
valor de estos estudios y a cuyo iniciador se debe la fundación de 
la más grande sociedad folk-lórica, la de Londres, constituída en 
el año de 1878, sociedad que creó una ciencia y marcó una orien- 
tación : la ciencia del pueblo y la orientación del sentir popular ha- 
cia el ideal de la unidad social y nacional. 

A partir de esa época, el Folk-Lore, tal como lo entendemos hoy, 
fué ganando en extensión y en materia: a los pocos años, no ha- 
bía un país culto y con vida nacional propia, que no contara con 
una sociedad folk-lórica: España en 1882, Italia, Alemania, Fran- 
cia, Bélgica, la América toda, despertaron, y hoy cuenta la ciencia 
folk-lórica, con Sociedades, Bibliotecas y numerosas Revistas, por 
medio de las cuales los trabajos de Rolland, Sébillot, Cosquín, Gas- 
tón París, el Conde de Puymaigre y René Basset, entre otros, en 
Francia; Ancona, Pitré, Comparetti, Gubernatis, Prato, Angelo 
Dalmético, en Italia; Kóhler, Liebrecht, J. Bolte, O. Dahnhart en 
Alemania; Sechuchardt en Austria; Coelho, Brasa, Consiglieri Pe- 
droso y Vasconcellos en Portugal; la pléyade de folk-loristas in- 
gleses, a quienes tanto les debe la historia literaria popular y eru- 
dita de su patria y las colonias; Milá y Fontanals, Maspons y 
Labros, Fernán Caballero, Lafuente y Alcántara, Joaquín Costa, 
Menéndez y Pelayo, Machado y Alvarez, Rodríguez Marín, Menén- 
dez Pidal, (el romancista de la América Latina), Sergio Hernán- 
dez de Soto, Olavarría y Huarte y muchos más, en España; Ra- 
món A. Laval en Chile y Enrique Planchardt en Venezuela, como 
exponentes de la cultura folk-lórica en la América del Sur, y en 
el Norte, un número considerable de folk-loristas, han lanzado al 
mundo entero la colección vulgar, o ciencia popular de su pueblo, 
para que, empapándose en su estudio los hombres de ciencia y los 
hombres de arte, conozcan aquellos los elementos de la vida social 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 279 


íntima de su pueblo, en todos sus aspectos, y sepan éstos, que en 
la fuente inagotable de la producción popular, hay una noble y 
dulce poesía: la poesía del hombre, que no sabrá escribir, como no 
lo supieron los primeros pueblos, pero que sabe sentir y cantar 
las bellezas y dolores de su Patria, como siente y canta el ave, a la 
enramada, al sol, al grano bienheehor y a la compañera que com- 
parte su nido..... 


TI 


CAUSAS DEL DESARROLLO DEL FOLK-LORE 
IMPORTANCIA DE SU ESTUDIO, Y SU INFLUENCIA 
EN LAS ARTES Y EN LAS CIENCIAS 


Hemos dejado asentado que el Folk-Lore, como ciencia de in- 
vestigación, recoge todo el material que constituya el saber del 
hombre del pueblo, para estudiar y determinar con él, la unidad 
y la característica social de cada pueblo. 

Pero debemos aclarar este concepto: ¿cuáles son las leyes o cau- 
sas del desarrollo de esta ciencia, nacida casi ayer tarde y que 
tan grande importancia ha sumado ? 

En primer término, el error manifiesto sobre que se asentaba 
entonces la literatura y las artes todas, es decir, la copia e imi- 
tación de seres, escenas y euadros que jamás habían existido en 
el ambiente popular. 

En segundo lugar, *'“un fenómeno a la vez político y sentimen- 
tal, ha contribuído poderosamente al tan rápido desarrollo del 
Folk-Lore en el siglo XIX: el principio de las nacionalidades, 
aque debe fundarse, de modo imprescindible, en el conocimiento 
exacto de lo verdaderamente nacional?””. (5) 

La tercera y última causa la encontramos, en fin, en el des- 
arrollo de los medios de comunicación y en la constitución de los 
imperios coloniales. (5) 

Estudiaremos estas bases de acuerdo siempre con el concepto 
general de esta ciencia. 

A más de la curiosidad científica que llevó al hombre de estu- 
dio, del terreno del coleccionista al del investigador paciente, la 
necesidad también de nacionalizar las literaturas y asentar en 


(5) Van Gennep. Obra citada. 


280 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


el terreno artístico e histórico el concepto de la Patria, bajo estos 
aspectos tan amplios, hizo que se dedicara más atención al saber 
popular y que en el concepto artístico-literario, tomara carácter 
predominante el conocimiento del medio. 

Se sintió la necesidad de localizar personajes y escenas y sur- 
gió entonces el deseo de tener algo propio, que alimentado por el 
aura popular, llevara al espíritu de burgueses y artistas, el alma 
de la Patria hecha poesía y cincelada en piedra propia. 

Tras esta reacción por la literatura nacional, continuó la reco- 
lección de temas populares, en todos sus aspectos, y desde la tra- 
dición más remota, a la superstición y dicho más insignificante, 
todo lo que constituya una nota típica o local del lugar, es reco- 
gida, anotada y comparada en sus infinitas versiones. 

Además, como dice Van Gennep, al asentar el principio de las 
nacionalidades, en la actualidad, las poblaciones combaten con ar- 
gumento históricos, etnológicos, etnográficos, lingiúísticos y folk- 
lóricos, como por las armas o la lucha económica. 

Ejemplo claro de ello lo tenemos en los Balkanes, en Irlanda, 
en Polonia y en todo país o raza sojuzgado a otro pueblo o raza 
distintos. 

“En los países unificados, o en los lugares en que el regionalis- 
mo perdura, como Provenza y Bretaña, o en los que están unidos 
a un país más vasto, como Finlandia y Saboya, es donde el Folk- 
Lore encuentra sus más fervientes adeptos””. 

Aún en la misma España ¿por qué ha aceptado y engrandecido 
tanto este estudio? Porque su regionalismo intenso ha encontrado 
en él cauce para desbordarse, y si nó, ahí está el antiguo Conda- . 
do de Cataluña, que asienta todo su ideal nacional, en un localis- 
mo, tan exagerado, que no quiere ni aceptar la lengua de Castilla, 
y ahí está también su Biblioteca Folk-Lórica, la más rica acaso 
de las conocidas hasta ahora en habla española. 

El desarrollo de los medios de comunicación, llevó a los hom- 
bres de estudio, del terreno nacional, al histórico-comparativo, y 
a medida que fueron surgiendo colecciones de cuentos y leyendas 
de otros países, se fué ensanchando el campo de las investigacio- 
nes y surgió entonces la cuestión del lugar de origen (que supo- 
nía único) de los temas populares, sobre todo en lo que a los 
cuentos y las leyendas se refería. 

Los hallazgos fueron curiosísimos, pero no han aclarado toda- 
vía el problema, y así como no ha podido determinarse claramente 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 281 


dónde acaba lo popular y comienza lo erudito o individual, tam- 
poco se ha llegado a la fuente común de los temas populares, aun- 
que predominando siempre el criterio de los orientalistas; pero, 
como dijimos en el capítulo anterior, el descubrimiento de los 
cuentos populares del antiguo Egipto, vino a debilitar la teoría 
del origen indo de estos temas. 

Sin embargo, la labor realizada por las distintas escuelas, ha 
producido una serie de trabajos exquisitos y no poca materia al 
estudio de las literaturas comparadas. 

La influencia árabe, por ejemplo, tan bien estudiada por Sil- 
vestre de Sacy, ha producido una de las obras más hermosas en 
la historia de la literatura; Gubernatis y Prato, han estudiado 
los cuentos populares como descendientes degenerados de los mi- 
tos, ya helénicos, arios o egipcios y los estudios y análisis sobre 
las fábulas de Esopo, (para no citar más) restablecieron, según el 
ilustre Teófilo Braga, ““la continuidad de las tradiciones greco- 
romanas, que Robert acentuó y caleó sobre los cantos de los tro- 
vadores franceses, y por la investigación de las fuentes del De- 
camerón de Boccacio, se fijó ese fondo de persistencia literaria 
de las tradiciones novelísticas que se encuentra en los Ejemplos 
Morales de los relatores de la Edad Media””. 

La importancia de este estudio está, pues, en las leyes de su 
desarrollo, y en el campo extensísimo que sus diversas ramas com- 
prenden, porque más que una nueva fuente de saber, es el Folk- 
Lore, una necesidad nacional, tan grande, como lo es el estudio 
de la Cívica y la Historia: “que el pueblo que desconoce su lite- 
ratura, que es en su contenido lo más íntimo de su naturaleza y 
el testimonio más genuino de su historia interna, el pueblo que no 
tiene conciencia de sí e ignora su pasado, renuncia verdadera- 
mente a su autonomía literaria, como lo comprueba no sólo los 
hurtos cotidianos que hacen-a otros países nuestros poetas de sa- 
lón, sino que, faltos de ideal, copiamos servilmente un mundo de 
vida que nos es completamente extraño””. (6) 


La importancia de este estudio es tan amplia, que encierra en 
sí elementos inherentes a otros estudios, y aunque para algunos 
folk-loristas, como el Sr. Machado, las ramas principales de esta 
ciencia son la literatura popular, la mitología y la prehistoría, 
para otros, más regionalistas o más idealistas, quizás, el Folk-Lore 


(6) Machado Alvarez. Lit. Pop. 


282 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


es fuente de numerosos estudios, especie de zurrón encantado, 
que para todos tiene una respuesta que satisfaga su saber. 


El Sr. Teófilo Braga, estudiando la influencia que las pro- 
ducciones populares pueden tener en la reconstitución de la his- 
toria, dice en sus ““Contos tradicionaes do povo portuguez””: ““así 
por los usos populares, por las costumbres locales, por locuciones 
repetidas automáticamente, por los modismos, cuentos infantiles 
y hábitos domésticos, pudo Jacobo Grimm, con la intuición del 
genio creador, reconstruir el sistema religioso de la antigua raza 
germánica, disgregado bajo la cultura romana y por la asimila- 
ción católica””. 

La publicación de su *“*Kinder-und Hans Márchen”” (1812) 
llenó de entusiasmo a los pueblos europeos de unas y otras razas: 
Escandinavia, Rusia, Inglaterra, Italia, Francia, España, Portu- 
e en una palabra, de todos los pueblos, ya eslavos, mongo- 
les, latinos, germanos, y hasta de las sociedades salvajes de Afri- 
ca, surgieron colecciones y estudios de sus cuentos, sus mitos y 
leyendas, como demostración fehaciente de que la historia eseri- 
ta solamente, no es capaz de reflejar la psicología de los pueblos, 
ni aún su carácter étnico, y aunque dice Baissac, que la materia 
de los cuentos populares, de un extremo a otro del mundo, es un 
patrimonio común a toda la humanidad y que para los cantos 
populares y para los proverbios, para los cuentos y para las su- 
persticiones, según Angelo Dalmédico, no hay fronteras, que una 
misma especie y una misma variedad folk-lórica viven y perdu- 
ran simultáneamente en los países más apartados entre sí, es ne- 
cesario reconocer que en ellos, cada pueblo, cada individuo, deja 


un latido de su cerebro y una chispa de su imaginación. 


En cada tema del pueblo, encuentra el investigador una fuente 
de conocimientos tan vastos e interesantes, como son al arqueólogo 
o al historiador, el hallazeo de fósiles o documentos antiguos: el 
estudio serio y comparativo de los cuentos y las leyendas, ha 
quitado a éstos el aspecto de simple entretenimiento, para pasar, 
en el concepto de sus investigadores, como testimonios o documen- 
tos, que la tradición ha conservado, de civilizaciones pasadas, y 
los folk-loristas de la escuela evolucionista indagan hoy en ellos, 
el origen y desenvolvimiento de nuestras supersticiones y creen- 
cias y “los gérmenes de esos conceptos primitivos que, evolucio- 
nándose a medida que los hombres se perfeccionaban, han llegado 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 283 


a constituir esos complicados sistemas filosóficos de que hoy nos 
enorgullecemos””. (7) 

La superstición, sobre todo, es acaso, el material más importan- 
te del Folk-Lore, el que le dá a estos estudios ese aspecto prehistó- 
rico que los ingleses le reconocen. 

¿Qué es una superstición ? 

Una superstición es una creencia, o mejor dicho, girones de creen- 
cias primitivas. 

El hombre salvaje prehistórico, que tembló ante el mamut y el 
oso de las cavernas, que temió a la tormenta y a la chispa eléctrica 
de los cielos; que lo aterrorizó el helado pedruzco que caía sobre su 
cuerpo desnudo, el ventisquero que rugía formidable, arrollando y 
cubriendo sus grutas; el trueno que mugía entre los montes, dán- 
dole, acaso, la sensación de quejidos monstruosos; que tuvo, en fin, 
que luchar en todo momento contra una Naturaleza salvaje que 
era su amenaza y su terror, y que ya en el llano, como en la sierra, 
en la gruta montuna, como en el árbol gigantesco, en el bosque co- 
mo en el desierto y en el trópico, como en los polos, fué su preo- 
eupación constante el temor a ese desconocido que lo rodea y que 
no le ofrecía otro panorama que el exterminio constante, por el 
aplanamiento de tanta fuerza bruta, inexplicables e insubordina- 
bles para él, tuvo necesidad, cuando su cerebro fué capaz de con- 
cebir un pensamiento y de comprender la realidad inmensa que lo 
rodeaba, de darle a esas fuerzas, a esos elementos que lo atormen- 
taban y exterminaban muchas veces, la personalidad de cosas o se- 
res, que no tenían para ellos más objeto que castigar.... castigar 
la existencia que no habían pedido y castigar sus actos, sus pensa- 
mientos, sus pasiones más o menos aceptables. 

De aquí, en la necesidad, decimos, de divinizar todo lo que le 
hacía temblar, nació el mito. Su religión fué un himno constante 
de miedo a lo desconocido; un temblor de terror a la enemistad de 
las fuerzas naturales. 

Más tarde, con el desenvolvimiento de sus cerebros rudimenta- 
rios, surgió la leyenda, por degeneración de los hechos, relatados 
de padres a hijos, bajo el dominio del terror humano. 

La creencia, en tal forma concebida, fué modificada con el trans- 
curso de las edades y el desenvolvimiento lento de la raza, y poco 
a poco ¿qué quedó de ellas? girones, chispas insignificantes de la 
idea que las formó, *““rumores de aquellos himnos, ecos de aque- 


(7) Machado Alvarez. “'Estudios sobre Lit. Popular'”. 


284 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


llos cultos, que se amparaban del hogar, se acurrucaban en el cere- 
bro de los ancianos, vivían en el corazón de las mujeres, y así han 
llegado hasta nosotros, cambiando de forma, siguiendo el curso de 
los tiempos, sufriendo la influencia de otras ideas y otros sentimien- 
tos; diluyéndose en leyendas, en cantos, en tradiciones, en prover- 
bios, muchos de los cuales nos parecen inexplicables y absur- 
dos””. (8) 

Y he aquí, el origen, la base, de la superstición, que es hoy, en es- 
tos tiempos tan lejanos y avanzados intelectual y moralmente de 
aquellos, como un arcaismo, como un pequeño retazo de la gran ig- 
norancia de los primeros hombres. 


La superstición es, pues, una nota persistente, de mitos, creencias 
y cultos antiguos; ecos del sentimiento religioso de las primeras so- 
ciedades humanas; gestos de esperanzas o temores, tan grandes, como 
grandes debieron ser los cataclismos que deformaban o nivelaban 
la corteza terrestre, y si para Taylor, la adivinanza es el reflejo de 
un determinado período evolutivo de las sociedades salvajes, y el 
refrán es el grado más adelantado de esa evolución, que cae ya en 
en los límites de lo civilizado, para el folk-lorista, una simple su- 
perstición es la clave que lo descifra el estado social de otros hom- 
bres en otras épocas..... 


Y de aquí, la importancia del estudio del Folk-Lore como cien- 
cia y de aquí también, como sostiene Machado y Alvarez, que *“las 
coplas, adivinanzas, tradiciones, leyendas, trovas, adagios, refranes, 
proverbios, diálogos, juegos cómicos, cuentos, locuciones peculia- 
res, frases hechas, giros, etc. deban estudiarse como materia cien- 
tífica””. 

En cuanto a la importancia e influencia de la ciencia folk-lórica 
en otras ramas del saber, después de lo que hemos dejado asenta- 
do en páginas anteriores, sobre su finalidad y sus valores cientí- 
ficos, no escapa a la vista de folk-loristas e investigadores, como la 
comprenden también los que, por simple curiosidad penetran en el 
dédalo intrincado de esas calles llenas del encanto de lo pasado y 
que dan al estudio del Folk-Lore, el misterio atrayente de una ciu- 
dad muerta. 


¿ Queréis conocer la historia de un pueblo? ¿queréis saber su pa- 
sado, sus héroes, sus conquistas, sus hechos históricos o políticos ? 


¡Queréis conocer las leyes evolutivas de su psicología y su sa- 


(8) Machado Alvarez. Obra citada. 


a 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 28: 


ber? ¿Queréis daros cuenta del grado de civilización que ha goza- 
do en sus diversas épocas ? 


Pues tanto o más que a sus archivos históricos, acudid a las 
fuentes folk-lóricas, a las bibliotecas del saber popular, a esos mo- 
numentos del pasado, que guardan de ese pueblo, todo lo que cons- 
tituye su psicología, su carácter moral, su idiosinerasia social, úni- 
ea entre los demás pueblos del mundo. 


Para el sociólogo, como para el historiador, para el antropólogo 
como para el humanista, para el filósofo, como para el literato, pa- 
ra el filólogo como para el lesislador, para el paisajista de costum- 
bres, como para el novelista, el poeta y el pedagogo, el Folk-Lore 
será siempre fuente de conocimientos infinitos, archivo pródigo, 
donde no le faltará nunca un documento digno de estudio y curio- 
sidad. 


Es muy grande la utilidad que habrá de reportar a las ciencias 
y a las artes, la salvación de esas preciosas reliquias del pasado, nos 
dice la Sociedad Folk-Lórica de Inglaterra. (9) La literatura am- 
pliará su campo popular y ensanchará sus horizontes con nuevas y 
variadas formas, ofreciendo a sus cultivadores abundantes modelos 
de originalidad, de gracia y espontaneidad; las ciencias naturales 
tendrán ocasión de aumentar sus catálogos con los nombres de 
animales, plantas y piedras hoy desconocidos por los cultos, y de 
estudiar sus propiedades, fantásticas unas veces, pero reales y po- 
sitivas otras; la filología podrá avalorar notablemente la suma de 
sus averiguaciones, con las que la dicción popular ha de proporeio- 
narle; las ciencias psicológicas y morales considerarán las ereacio- 
nes del pueblo, como obras de una franqueza superior a toda pon- 
deración, en que retratan su alma, sus costumbres, sus aptitudes y 
sus tendencias, y ensancharán así los límites de sus disquisiciones; 
la legislación se aprovechará de tales conocimientos para regir los 
pueblos con acertada prudencia; a] arte musical, al pictórico y al 
coreográfico, el estudio del saber artístico popular reportará gran- 
des ventajas y grandes motivos; la historia, esa gran maestra de la 
humanidad, enmendará y completará sus páginas, al simple hallaz- 
go; a veces, de un refrán, de un cuento, de una copla, de un ro- 
mance; la geografía, la filosofía, las matemáticas, todas absoluta- 
mente todas las ramas del saber, deberán al Folk-Lore muchas doc- 
trinas y muchas conclusiones. 


(9) Rodríguez Marín. “''Cantos Populares''. 


286 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Del estudio sobre las leyes de evolución, dispersión, desaparición 
y modificación de los temas populares y sus formas, una de las par- 
tes más importantes de esta ciencia, tenemos que decir lo que Van 
Gennep en su introducción al estudio de las leyendas: que es cien- 
cia demasiado joven aún para señalar leyes, aunque en nuestros 
días cada tema popular lleva más notas por sus variantes y refe- 
rencias geográficas, históricas o bibliográficas, que un texto de psi- 
cología o moral social. 

Todos sabemos lo que es un mito, un cuento, una leyenda, una 
fábula, un apólogo y bajo sus conceptos, pudieran agruparse los 
diversos temas populares, pero como estos temas han sufrido y su- 
fren constantes modificaciones de origen diverso, sucede que no 
todas las leyendas, por ejemplo, son consideradas como tal en todos 
los países y que los mitos y los cuentos y las fábulas sufren idén- 
ticas corrientes de uno a otro extremo, según la naturaleza ideo- 
lógica que la formó, el carácter utilitario o moral que tuvo y las 
transformaciones que sufrió por los cuentistas, de tribu a tribu y 
de pueblo a pueblo. 

Lo que en una tribu constituye el elemento narrativo de una 
creencia o una fórmula de ceremonias más o menos divinas y útiles 
al grupo, ya para obtener resultados satisfactorios en las empre- 
sas O bienes en la otra vida, en otro grupo social es un simple cuen- 
to o entretenimiento de niños y mujeres. Entonces la narración 
pierde todo su valor utilitario o moral, y de fórmula ritual religio- 
sa o de elemento de enseñanza, se convierte en un simple entrete- 
nimiento recreativo. 

¿Cómo considerarla entonces? ¿Cómo cuento, cómo fórmula re- 
ligiosa, cómo leyenda ? 

““Es lo cierto, dice Van Gennep, que en los semicivilizados se en- 
cuentra un fondo de temas que son ya mitos, ya leyendas o cuentos, 
según los momentos, las circunstancias exteriores y las modifica- 
ciones sociales. 

El siguiente tema servirá de ejemplo: un animal ha prestado un 
servicio a un hombre, quien en consecuencia, no quiere ya hacer 
mal ni a este animal ni a ninguno de su especie. Es tema frecuen- 
te en los cuentos populares europeos y asiáticos y lo refieren hom- 
bres, mujeres, niños, a todos indistintamente. Es también frecuen- 
te en las poblaciones totemistas, y entonces es una leyenda expli- 
cativa del origen del clan totémico, euyos miembros solo la cono- 
cen, a diferencia de los miembros de distintos clanes que tienen le- 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 287 


yendas del mismo tipo, pero con diferentes personajes. Por fin, 
este mismo tema, con personajes precisados, sólo puede ser conta- 
do a los novicios en el momento de su iniciación en la sociedad má- 
gico-religiosa: se trata entonces de un mito, como elemento ritual 
de un cuerpo sistematizado de creencias, necesarias a la conserva- 
ción del grupo””. 

No es necesario indicar aquí la influencia de los valores útiles y 
explicativos de cada tribu, y la influencia que ejercen las poblacio- 
nes mayores o más civilizadas sobre las pequeñas agrupaciones hu- 
manas, en las que dominan estos principios. 

Van Gennep cita un caso curiosísimo, en el cual una fábula fran- 
cesa, ha pasado a tener carácter de leyenda explicativa y utilita- 
ria, entre una tribu india. 

En un cuento de los Shuswap, de América Noroestal, un hom- 
bre-cigarra rehusa ayudar a su tribu a hacer provisión de salmón 
para el invierno: le gusta más bailar y comer yerba. Llegado el 
invierno, cuando la tierra se cubre de nieve, en vano pide de co- 
mer por todas partes; le contestan que juegue sobre la yerba. Me- 
dio muerto de hambre, se transforma en cigarra y en lo sucesivo, 
le dijeron, como has sido perezoso, no vivirás de otra cosa que de 
yerba y pasarás tu vida saltando de un lado a otro, haciendo rui- 
aa > (LO) 

Estas modificaciones, en cuanto a los pueblos semi-bárbaros, que 
entre los civilizados, las clasificaciones son más difíciles y sujetas 
a errores; con el transeurso del tiempo las narraciones se modifi- 
can, al extremo de alejarse a veces tanto del original, que parecen 
tener origen distinto; otras veces el tiempo ha respetado la narra- 
ción, pero nó las distancias y encontramos, como sucede con los ro- 
mances viejos y aleunos cuentos antiguos, que se recogen temas, 
idénticos en todos sus detalles, en lugares muy alejados entre sí, 
seográficamente, y en cambio, en otros pueblos más cercanos, ver- 
siones de un solo tema están bastante modificados. 

Nosotros, por ejemplo, no conservamos romances de la época de 
la conquista, precisamente la más romancesca y la más propicia a 
su desarrollo, y sin embargo, tenemos antiguos romances, conserva- 
dos fielmente en la mente de nuestros niños y que la tradición con- 
serva y lanza a las nuevas generaciones infantiles, como una eterna 
serpentina. 

Conservamos algunas leyendas indígenas del período pre-colo- 


(10) Van Gennep. Obra citada. 


288 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, 


nial, como la bellísima de Hayaboque; muy pocas del período indí- 
gena colonial y ninguna casi de los años de la conquista. Para la 
época, no deja de extrañar la escasez de este elemento psico-popu- 
lar, tanto más, cuanto que él nace con las primeras manifestaciones 
de los pueblos, y el pueblo que conquistaba era, por demás, dado a 
lo maravilloso y romancesco.... 

Sucede también en este estudio de las clasificaciones y modifi- 
caciones de los temas del pueblo, que no todos los folk-loristas es- 
tán de acuerdo con el origen natural y sucesivo de ellos y mientras 
para unos, el cuento es anterior a la leyenda, para otros, ambos son 
una degeneración del mito y para unos pocos, como Van Gennep, 
el cuento puede colocarse en el ciclo estético de la poesía, muy 
posterior a la leyenda y al mito oral, que él comprende en el ciclo 
utilitario, valores utilitario y estético muy aceptados desde el pun- 
to de vista de las necesidades e intereses colectivos de la tribu, y el 
desenvolvimiento del grupo étnico. 

De aquí, las numerosas escuelas y tendencias de etnógrafos y 
folk-loristas, la etnografía es hermana gemela del Folk-Lore, para 
el esclarecimiento del origen único o sucesivo de los temas. 

Los teorizantes han lanzado orientaciones diversas: y ya los eve- 
meristas, con su teoría de las deformaciones históricas; Herbert 
Spencer, con su orientación evemero-fisiológica sobre el culto de los 
antepasados; la doctrina alegórica sobre los mitos y leyendas he- 
lénicos; la escuela simbolista con Bryant, Tylor, Creuzer y Guig- 
niaut, la teoría filológica; la naturista con Max Muller; la eseue- 
la astral alemana; la psicolóvica; la evolucionista, la teoría de las 
relaciones genéticas; de los cielos y secuencias temáticas de Van 
Gennep, etc., han llegado a limitadas o nulas conclusiones. Sin 
embargo, no han faltado quienes más sagaces o más futuristas, ha- 
yan lanzado algunos principios o leyes sobre el origen y modifica- 
ción de los temas populares. 

Frazer, por ejemplo, ha precisado leyes sobre las ceremonias 
agrarias; Van Gennep, ha trazado esquemas sobre los ritos y el sa- 
bio folk-lorista francés Raul Rosieres, asentó, en el Congreso de 
las Tradiciones Populares de París, (1900) las leyes de los oríge- 
mes, transposiciones y adaptaciones de las leyendas. El mismo au- 
tor de la formación de las leyendas, esboza en su estudio, los prin- 
cipios o leyes de localización y deslocalización, individualización y 
desindividualización, temporización y destemporización, convergen- 
cia y disociación de temas, los cuales explica sucinta y lógicamente, 


Sofía Córdova: Ei Folk-Lore del niño cubano. 289 


y llega, con los folk-loristas de las diversas escuelas, a las siguien- 
tes conclusiones: 

1*.—“*que la llamada producción literaria popular es una acti- 
vidad util, necesaria a la conservación y al funcionamiento de la 
organización social, como consecuencia de su enlace con otras ac- 
tividades materiales, elemento orgánico en sus comienzos y nó una 
actividad estética, supérflua, como se creía, y 

22 —que la producción popular, en general, no depende de la 
lengua, ni de la raza, ni de la civilización de los pueblos?”. 


En resumen, el estudio histórico-etnográfico de la producción 
popular es tan extensa e interesante, que se necesitarían textos 
para explicarlo. Mi labor, ajustada a los límites de un estudio re- 
sumen del Folk-Lore, no puede abarcarlo, ni quizás comprenderlo; 
pero en mis entusiasmos y en mis inclinaciones literarias y folk- 
lóricas, he querido presentar a la consideración de mis maestros 
y de los que me lean: 

Primero, que el estudio del Folk-Lore Cubano, es de una im- 
portancia ilimitada, cuanto que él es parte de nuestro ser nacio- 
nal, y segundo, que el Folk-Lore infantil ofrece, en este campo de 
investivaciones curiosas, una riqueza pedagógica y psíquica ex- 
traordinarias, tanto más importante a estas ramas del saber, cuan- 
to que ellas muestran el alma y el saber de nuestros niños, en la 
fase riente de su vida: el juego. 


TIT 
EL FOLK-LORE EN CUBA, 
SU ESTADO ACTUAL; SU FUTURO. 


Estudiada ya la naturaleza, objetivo, finalidad e importancia de 
la ciencia folk-lórica y las causas que presidieron e impulsaron su 
formación y desarrollo, cabe preguntar: ¡tiene Cuba caudal po- 
pular suficiente para constituir un Folk-Lore o demopsicología 
genuínamente cubanos? ¡Merece el saber popular de nuestro pue- 
blo la formación de una Sociedad, de un Archivo, de una Bibliote- 
ca, de una Revista folk-lórica ? 

El aspecto psico-popular de nuestro país, ha sido objeto de la 
menor atención posible, por parte de nuestros intelectuales, mucho 


990 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


menos, (consecuencia lógica) del poco aprecio y estimación en que 
se ha tenido siempre nuestra literatura. 

Y sin embargo, donde quiera que exista un grupo social, carac- 
terizado por ideales y espíritu nacional determinado; donde quie- 
ra que ese grupo deje un rastro de su existencia, como sucede con 
las antiguas nacionalidades indígenas de nuestra América; donde 
quiera que lata o haya latido un destello de localismo o individua- 
lidad étnica, allí existe, indudablemente, un Folk-Lore. 

Cuba es un país cuya idiosincracia social y moral está determi- 
nada, como determinado está su territorio; con un ideal nacional, 
de que son pruebas eficientes su historia y su civismo; con un pue- 
blo que ha sabido sentir sus dolores y sus triunfos y los ha sabido 
expresar, y cuyas manifestaciones, típicas en todos sus aspectos, 
ha señalado, con el barniz de un criollismo muy suyo, las expresio- 
nes todas de su sentir: modismos, refranes, cancionero, costumbres 
y regocijos, propios de su natural modo de ser y de su carácter, 
apasionado y vehemente en la espinela amorosa o patriótica, donde 
una melancolía exagerada es la nota predominante en estos canto- 
res del tópico; con un poder descriptivo de la naturaleza, un oido 
musical y una imaginación poderosa, el campesino cubano, como 
todo el criollo de estos paises de sol y vegetación eterna, ha sabido 
sentir y expresar las emociones que su espíritu rudimentario ha 
sufrido, ante la serenidad o tempestades de su cielo y de su vida... 

““La décima es el metro popular de Cuba, nos dice el erudito 
Bachiller y Morales, en décimas canta el hombre del pueblo; déei- 
mas se improvisan en las mesas de sus modestos festines y en déci- 
mas se conserva la memoria de los acontecimientos notables, en es- 
ta tierra de eterna primavera””. 

En la frase sentenciosa o burlesca, en el refrán mesurado y en la 
adivinanza chispeante de ingenio, nuestro pueblo ha dejado siem- 
pre una nota indígena o eriolla, o una comparación atinada, en la 
cual sus elementos componentes son los seres irracionales que le 
acompañan, los objetos que le ayudan a ganar el alimento de su 
prole y los mismos productos del suelo que ama y que le devuelve 
con ereces, el sudor con que lo rieza. 

En la superstición campesina, en la leyenda y en la tradición, 
que encierran, por lo general, la infantil idea de lo maravilloso y 
único; en el hecho histórico, con visos legendarios y novelescos; en 
sus costumbres, severas e inflexibles, con cánones que tocan a veces 
en lo ridículo; en el cuento infantil, lleno de un sabroso localismo, 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 291 


y en su música y en sus juegos y en su vida nacional toda, el cu- 
bano es un ser determinado por la idiosincrasia y las costumbres 
del grupo o familia humana que habita este país y que constituye 
una nación: Cuba. 

Bajo este aspecto analizada, si nuestra Patria posee un idioma, 
una literatura y unas costumbres especiales, que significan su ca- 
rácter y determinan su yo colectivo; con una historia propia, con 
un diccionario de modismos, un refranero y un cancionero; con 
supersticiones, bailes, música y hasta teatro popular propios, pre- 
guntamos de nuevo: ¿tiene Cuba un Folk-Lore genuinamente cu- 
bano? 

El Folk-Lore de un pueblo, sigue en marcados zig-zags, la histo- 
ria de ese pueblo: si es un pueblo autóctono (en lo que cabe la pa- 
labra) su Folk-Lore tendrá antiguas y arraigadas raíces, cuyos 
orígenes se pierden en la noche de los tiempos; si es un pueblo jo- 
ven, pedazo de una antigua nacionalidad desmembrada, y si este 
pueblo lleva en sus entrañas recuerdos imborrables de otros seres y 
otras épocas, entonces su Folk-Lore se matiza al influjo de esas 
épocas, hasta hacerse cada parte, miembro o elemento de su Folk- 
Lore general. 

Esto pasa con nuestro país en el cua] encontramos: 

1.—Un período indígena, anterior al descubrimiento; 

2 .—Un período colonial; (indígeno-colonial y colonial-africano). 

3.—Un período nacional; influído a su vez, por las corrien- 
tes sociales modernas y por un pueblo mayor y muy cercano: Nor- 
te América. 


Cuba indígena, sin poseer una literatura ni una historia escrita 
y con una tradición oral escasa, pues que apenas vivieron lo sufi- 
ciente los cándidos siboneyes para fijarla en el alma española, tiene, 
apesar del rápido exterminio de su raza, una huella profunda de 
su lenguaje, que encontramos en los nombres de las comarcas, en 
los productos de su suelo y hasta en los dichos propios del pueblo. 

Conócese por esa lengua, las costumbres, el carácter, la organi- 
zación social y política, la religión, en fin, del pueblo indígena cu- 
bano. 

Y sin embargo..... lo más preciado, la manifestación más in- 
tensa de ese pueblo, la que refleja su historia, sus orígenes, sus 
sentimientos, la expresión literaria, nos es completamente desco- 
nocida. 


292 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


¿Poseían los indios de Cuba una literatura oral ? 

Más o menos rudimentaria, todos los pueblos, ya salvajes o bár- 
baros, manifiéstanse por la tradición oral, la cual es un medio de 
que perdure entre ellos, pasando de generación en generación, to- 
da su historia, desde el mito sagrado hasta los más insignificantes 
hábitos de vida. 

El cuento y la leyenda son entre ellos, narraciones, no de carácter 
recreativo, sino fórmulas de sus ritos y por medio de ellas, expli- 
can sus ceremonias y la historia de su religión y de sus dioses. 

Sus supersticiones van acompañadas de estas especies de fábu- 
las que, en su fondo, tienen un valor utilitario para la tribu, pues 
que tienden a evitar con su conocimiento, (a falta de leyes) la re- 
petición de los actos desagradables a los dioses, y que, en su sentir, 
causarían daño a la colectividad. 

Su poesía, que a juicio de Tylor, (11) es el modo de expresión 
natural de toda emoción fuerte y el medio de trasmitir alguna tra- 
dición de los antepasados, o un discurso solemne, y sus cantos, pa- 
ra los que tienen formas establecidas que muestran que ejercen so- 
bre su ánimo un efecto distinto que la conversación común, son 
la expresión de sus ideas y de sus costumbres, puesto que no po- 
demos creer que sean obras de sensibilidad y de gusto. 

Así, por ejemplo, los australianos, antes de comenzar el combate 
con las tribus enemigas, cantan a coro: 


¡lancea su frente! 
¡lancea su pecho! 
¡hiere su hígado! 
¡hiere su corazón! ete. (12) 


Y esto lo hacen con un fervor de creyente, que si no cumple es- 
te ritual será derrotado por el enemigo. 

De este modo, en sus bodas y funerales y en sus peregrinaciones 
y en sus cacerías, y en todos sus actos, el salvaje y el bárbaro y 
aún el semi-civilizado, poseen una literatura, cuya fuente es la tra- 
dición oral; y ya sea el mito con todas sus fórmulas y secuencias 
narrativas, ya sea la leyenda, de la que dice Van Gennep que ha- 
ce el oficio de manual eronológico para las poblaciones despro- 
vistas de documentos propiamente históricos; ya sea el cuento, 


cuya finalidad es siempre una enseñanza útil a la tribu, ya sean 


(11) Tylor: Estudios antropológicos. 
(12) Tylor: Estudios antropológicos. 


Sofía Córdova: Bl Folk-Lore del niño cubano. 293 


sus poesías y sus cantos, lo que se considere, ellas constituyen la 
primera literatura del hombre bárbaro, que, como estudia Tylor en 
su capítulo sobre la evolución de las artes recreativas, para tras- 
mitir su pensamiento, se valía de metáforas tomadas de la natu- 
raleza, ni más ni menos que, con expresiones más sutiles, hacen nues- 
tros literatos y poetas modernos. 

Nuestros indios, como todos los de la gran familia antillana, 
poseían también una manifestación literaria oral, ingénua y senci- 
lla como ellos y como su cultura: bellas leyendas sobre el origen de 
la Tierra;—enviada por el Buen Genio que habita más allá de 
las nubes, —sobre la vida en las cuevas, de los primeros hombres; 
sobre el diluvio que sufrió la Tierra, para castigar su orgullo. 

Narraciones de carácter explicativo para dar a conocer el origen 
de los seres y fenómenos naturales: cómo ascendieron desde Joba- 
ba a la gran esfera, el Sol y la Luna; (leyenda taina) como ésta, 
hija mayor de la primera pareja de lacayos, se avergonzó del gran 
orgullo de su brillo, cuando nació Hiiin, (el Sol) no volviendo a 
salir sino de noche, cuando Hiiin está ausente; como el padre de 
los hombres, Vangoniona, especie de Adán indígena, nacido de los 
amores del Sol con las olas, guardaba las almas en una cueva muy 
obscura; como algunos espíritus cansados de esperar en esa cueva, 
salieron un día sin permiso de Vangoniona, y fueron convertidos 
en grandes árboles; (mirabolanos) ete. (13) 

Poseían también los indios antillanos, fórmulas rituales religio- 
sas para invocar sus dioses y comprenderlos y tradiciones origina- 
lísimas sobre su origen y gerarquía, “tradiciones y creencias en al- 
gunos conocimientos de las ciencias que, aunque imperfectos a 
nuestros ojos, dice Del Monte en su Historia de Santo Domingo, 
presentan una prueba de la existencia de una literatura indígena””. 

Cuentos ingénuos y morales econ los que, especies de fábulas, ex- 
plicaban a las mujeres y niños, por qué, sus perros eran mudos; 
cómo y por qué Lucuo enseñó a los hombres a sembrar y cultivar 
la yuca; por qué Vangoniona convirtió a su amigo Huacani en rui- 
señor, por curioso, ete. Cantos con los cuales acompañaban ellos 
todos sus actos de religión o regocijo, “canciones o romances que 
llamaban areytos, y en los que se distinguió Anacaona””, belleza 
india que gozó entre sus hermanos lucayos la reputación de poetisa, 
y sobre la cual tejió Gúell y Renté, una de sus más bellas leyen- 
das; pero como dice el erudito ingeniero Cosculluela, en sus inte- 


(13) Véase ''As old as the moon” por Florence J Stordad. 


294 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


resantes memorias sobre la Ciénaga de Zapata : “no existen en nues- 
tro país sino contadas fuentes de estudio; no hay Archivos ni Mu- 
seos, donde puedan estudiarse las diversas etapas de la civiliza- 
ción, proporcionando una clara idea comparativa del vivir cultu- 
ral de pasados pueblos; no existen mapas exactos, todos los que 
tenemos son erróneos; no se conocen los estudios fisiográficos del te- 
rritorio, y los estudios comparativos y de análisis del dialecto si- 
boney son limitados en la literatura del país, y para colmo de de- 
sidia litero-patriótica, hasta las leyendas y tradiciones de los in- 
dios cubanos, hay que buscarlas en obras extranjeras””. (14). 

Y si ese caudal (indicado apenas), pregunta Del Monte, no eons- 
tituye una literatura, ¿cuál sería la que pudiere demostrar pue- 
blo, cuyos orígenes aún nos están todavía velados entre sombras 
tenebrosas ? 

La poesía indígena “llena de imágenes y rica de conceptos, por- 
que así lo son todas las poesías de los pueblos originarios, no tenía 
otro medio de expresarse que la palabra y la acción; pero ¿podrá 
ponerse en duda que la acompañaría más vehemencia que a la poe- 
sía escrita ? 

Además aquel mecanismo y construcción curiosa del idioma, in- 
dica muy a las claras la generación, variedad y riqueza de las fuen- 
tes. Aunque se diga que era algo sistemático o pintoresco, por lo 
mismo era más admirable en su locuzión, pues huía tanto de la du- 
reza de los acentos consonantes, como de la inútil repetición de las 
imágenes””. (15) 

Y sin embargo, repetimos, nada sabemos, ni nada tenemos de 
esos cantos, cuyo interés para la ciencia, la historia y las artes pri- 
mitivas de Cuba, sería inmenso, como inmenso fué el daño que el 
extermino de las razas indígenas proporcionó a estas tierras de sol 
y poesía. 

Perdida, pues, esa parte importante de la manifestación litera- 
rio-cultural de nuestra patria, veamos su expresión en el período 
colonial, no sin dejar asentado, como ya Chacón y Calvo reconoce, 
en sus eruditos y apreciados trabajos de literatura cubana, que de- 
bido, quizás, a la destrucción de la raza indígena, que tanta influen- 
cia pudo ejercer en la formación de nuestra literatura y nuestra 
historia, de subsistir y eruzarse con la raza conquistadora, nuestras 
primeras manifestaciones literarias no son populares sino eruditas. 


(14) “'Cuatro años en la Ciénaga de Zapata””, por J. A. Cosculluela. 
(15) A. del Monte: Historia de Santo Domingo. 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 29! 


7] 


“Nuestra literatura, dice Chacón y Calvo, no ha pasado por las 
distintas épocas porque atraviesan las literaturas genuinamente 
nacionales; es desde sus comienzos literatura culta, aunque con 
cultura artificial y postiza. (16) 

Su primera manifestación, el poema de Don Silvestre Balboa 
Troya y Quesada, “Espejo de Paciencia””, narra, en lenguaje am- 
puloso y lleno a veces de escenas mitológicas, el secuestro del Obis- 
po Don Fray Juan de las Cabezas Altamirano por el pirata fran- 
cés Gilberto Girón y su rescate por los habitantes de la villa de Ba- 
yamo. 

El poema, de autor español, es un reflejo del espíritu y gusto de 
la época y de la cultura literaria española, cuya influencia se ha- 
cía sentir en sus posesiones de allende el mar; sin una nota típica 
del ambiente cubano, excepto el nombre indígena de aleunos de sus 
productos. 

Después de esta primera manifestación escrita, la poesía cuba- 
na, y con ella toda la producción literario-popular, duerme un 
largo lapso de tiempo, para despertar en los brazos de un pseudo- 
clasicista, el poeta villaclareño, Don José Surí y Aguila, (1696 a 
1762) y continuar en el siglo XVIII, bajo un prosaismo insoporta- 
ble, hasta los albores del XIX en que encontramos, en el épico can- 
tor de ““Daoiz y Velarde””, un poeta deseriptivo de la flora cuba- 
na, en su canto “A la Piña””. 

Don Manuel de Zequeira y Arango y Don Manuel Justo Rubal- 
cava, son sin disputa, los iniciadores de la poesía cubana, y aunque 
el primero, más que deseriptivo es heróico y el segundo, aunque 
canta y describe a la Naturaleza cubana en algunas de sus com- 
posiciones, es un poeta lírico-bucólico en general, sin el lirismo, ni 
el bucolismo que debiera inspirarle la floresta cubana, hay que re- 
conocer que los dos primeros representantes de la poesía en Cuba, 
señalan ya el verdadero camino de la literatura cubana, por donde 
han de desfilar la pléyade de poetas, más o menos inspirados en el 
aura popular, y que con sus obras dejaron afirmada la existencia 
de una literatura cubana, que tan escasos cultivadores (¡influencia 
de la época!) tiene en el presente. 


Con la rapidez de un vuelo, hemos anotado las características de 
nuestra literatura: culta y ampulosa en sus orígenes, llena del ela- 
sicismo de la época en lo que pudiéramos llamar su segunda mani- 


(16) Chacón y Calvo: *““Orígenes de la Poesía en Cuba””. 


296 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


festación; prosáica e insulsa, durante el siglo XVIII y de nuevo 
culta y erudita en el XIX, pero con manifestaciones descriptivas, 
que se acentúan más cada día, hasta los poetas de la Gran Guerra. 

““Y ésto, que se afirma de la generalidad de los poetas artísticos, 
pregunta el erudito Chacón y Calvo, ¿puede decirse de la poesía 
popular cubana ? 

Es más, tiene Cuba una poesía genuinamente popular ?”” 

Para poder determinar esta parte de nuestra literatura, es nece- 
sario investigar nuestro Folk-Lore, porque sin conocerlo, sin ha- 
ber estudiado sus fuentes, no podemos decir que nuestra Patria po- 
sea una literatura popular propia, que determine, en sus manifes- 
taciones el alma de este pueblo, y sin saber lo que tenemos, acentúa 
Chacón, ¿cómo vamos a determinar sus caracteres, ni a fijar su 
cronología ? 

Desaparecida la raza indígena, que tanta influencia pudo ejercer 
en nuestro Folk-Lore; los primeros conquistadores, obsesionados por 
el afán de la tierra y del oro, no tuvieron tiempo de crear ideales 
en la incipiente población que se fomentaba. 

Ejemplo claro de ello, es la carencia absoluta, en el saber de 
nuestro pueblo, de romances populares, lo que sorprende si se tie- 
ne en cuenta, como señala la Srita. Poncet, en su magistral estu- 
dio sobre '“El Romance en Cuba””, “no sólo que la mayoría de los 
invasores llegaban de regiones fertilísimas en romances, sino tam- 
bién que el nuevo país parecía ser propicio al género, ya que el pue- 
blo sojuzeado tenía cantos nacionales (areytos) algo que, según 
autorizadas opiniones de contemporáneos, guardaba cierta analo- 
oía y semejanza. con el romance español””. 

La época era de lo más propicia para el desarrollo del romance 
épico-caballeresco: descubrimientos y conquistas imaginables, em- 
presas heróicas dienas del genio homérico, y que por lo regular te- 
nían un fin trágico ya para conquistados o conquistadores; haza- 
ñas novelescas y aventuras arriesgadas; lances de honor; valentías 
dienas de aquella raza de bronce, que levantó el pabellón de la con- 
quista, con un filón de oro entre sus barras, filón cuyo brillo obs- 
cureció todo sentimiento y acalló toda ternura en sus corazones. 

Más tarde, la constitución de las colonias, el fomento de la so- 
ciedad cubana, con todos sus dramas y leyendas; la defensa de 
las pequeñas villas, de los ataques de piratas y filibusteros las 
guerras con las potencias europeas, entre las cuales la toma de la 
Habana por los ingleses, fué un suceso que conmovió hondamente 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 297 


a la sociedad colonial la influencia de los hechos heroicos, guerre- 
ros o sociales de la Metrópoli; las guerras de independencia de las 
colonias continentales, ete., fueron hechos que pudieron dar origen 
nó a un cielo, sino a varias épocas romancescas y sin embargo, es 
preciso llegar al año 1608, para encontrar, no un romance ni si- 
quiera unas décimas vulgares, ¡sino un poema pseudoclásico! sobre 
el Obispo Altamirano. 

Que el cubano no cultivara el romance, no es extraño, puesto que 
por su naturaleza literaria, no es el metro poético que más podía 
satisfacer a este pueblo, apegado a la música de la espinela; pero 
no fueron cubanos sino españoles, los que primero habitaron este 
país. y aunque para la Srita. Poncet, debió existir sin duda ““un 
pequeño ciclo romancesco, olvidado inmediatamente en las mismas 
agrestes selvas en que naciera””, cielo que no ha dejado el más pe- 
queño rastro de su existencia, es curiosa la supervivencia de viejos 
romances españoles, mientras que ni un fragmento de los primiti- 
vos cantares de nuestro pueblo, se ha salvado en el naufragio his- 
tórico. 

En cambio, la espinela, cuyas primeras manifestaciones vulgo- 
populares, nacen en nuestras campiñas, es la forma poética predi- 
lecta de nuestros poetas populares y constituye ella sola, un pe- 
queño cielo entre los cantores de la ocupación inglesa de 1762, que 
continuó fomentándose hasta la época de Fornaris y el Cucalambé, 
en que alcanzó su mayor auge, con sus cantos indígenas, amorosos 
o patrióticos. 

Los elementos indígenas de este primer período de nuestro Folk- 
Lore, está representado, como hemos dicho en páginas anteriores, 
por las leyendas, tradiciones, supersticiones, costumbres y ritos re- 
ligiosos de las familias indígenas que habitaron este país; elemen- 
tos que se conservan aislados y como olvidados de estudio. Fuera 
de algunas ligeras nociones históricas, la parte psico-popular de 
esta raza, ya por desconocimiento o por apatía nuestra, duerme ol- 
vidada en papeles de Archivo o en erónicas de la época. 

Sin embargo, folk-loristas extranjeros, como Miss Florence J. 
Stoddard, han recogido, en curiosas colecciones, numerosas leyen- 
das, mitos, tradiciones y costumbres de los indios antillanos y aún 
más, otros, como Mr. L. Roy Terwilliger y Mr. S. Kinner, han he- 
cho por su parte un estudio y recolección de los mitos y leyendas 
indígenas y africanos, que serán de apreciable valor en un estudio 


298 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


folk-lórico comparativo, sobre las influencias de ambos elementos, 
en el desenvolvimiento de la vida nacional cubana. 

Esto, en cuanto al período indígena o indígeno-colonial, que en 
la época colonial de la trata de negros, con todas las secuencias de 
una esclavitud de cerca de tres siglos, llena de miserias y dolores 
inmensos, tan propicios a la leyenda y al relato versificado, y que 
tan grande influencia ha ejercido en la psicología de este pueblo, 
tampoco ha tenido muchos relatores y escasos sociólogos se han ocu- 
pado de este matiz social de nuestra nación, ni antes ni después de 
la colonia, si exceptuamos las obras del Dr. Fernando Ortiz, sobre 
los negros esclavos y la brujería en Cuba. 

Y sin embargo, en toda la Ciénaga de Zapata, como donde quiera 
quiera que existió una colonia o dotación negrera, restos de inge- 
nios, campamentos que recibían la inmigración clandestina, ete., 
no existe un rincón “donde no se cuente alguna leyenda que con 
esta época de la esclavitud se relacione””; donde el drama no haya 
tejido una tradición, con los dolores de aquella raza vendida; don- 
de la invocación y maldiciones de los sufridos, no haya creado una 
superstición y donde su influencia psico-religiosa, aún en nuestros 
días, no se haya dejado sentir con más o menos intensidad. 

Terwilliger estudia, en su Tropical Poems, las supersticiones y 
ritos mágico-religiosos de los negros cubanos, y reconoce que, “en 
ninguna parte se encontraría tal masa de supersticiosas costum- 
bres como en Cuba, especialmente entre los negros y mestizos y 
aún entre los blancos educados, que si no admiten sus creencias en 
brujería, tienen un completo temor al brujo o curandero””. 

En resumen, analizados los elementos psico-populares de nues- 
tro país, podemos concluir diciendo, que Cuba tiene caudal popu- 
lar suficiente para constituir un Folk-Lore o ciencia del saber de su 
pueblo: leyendas, tradiciones, cuadros de costumbres, cancionero 
refranero popular, en lo que al Folk-Lore general se refiere y en 
cuanto al Folk-Lore infantil, la colección de cuentos, cantos, jue- 
gos y adivinanzas es tan extenso, que no podía compilarse toda ella 
en estas páginas. 

¿Qué muchos de sus temas se encuentran en el Folk-Lore espa- 
ñol ? 

Es natural: la Cenicienta y Pulgarcito y Blanca Nieve y Cape- 
rucita Roja, son temas universales, sin fronteras, como son tam- 
bién universalmente conocidos, en los países de habla castellana, la 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 299 


mayor parte de los romances, adivinanzas, sentencias y refranes del 
pueblo español, padre material y moral de estos pueblos. 

Pero cada pueblo, a pesar de ese caudal común, posee una fuente 
de cantares, refranes, adivinanzas y modismos, muy suyos, y Cuba, 
al igual que sus hermanas los países hispano americanos, posee su 
material propio. 

Y si nó consúltese un diccionario de voces cubanas, investíguese 
el refranero de este pueblo, hágase un estudio de sus supersticio- 
nes y creencias, analícense sus modismos, sus giros y frases hechas, 
léanse los textos costumbristas u obsérvese éstas y se verá que la 
psicología de nuestro pueblo tiene elementos de estudio suficientes 
y elementos localizados, suyos, que no se encontrarán en otro país, 
aunque sean de la misma raza y de la misma lengua. 

La etnología y la etnografía, nos muestran a cada paso, este ca- 
s0, y así vemos que no ya en un país sino entre los mismos grupos 
sociales, hay grandes diferencias de costumbres, de creencias y de 
expresión, como sucedía en la familia indígena cubana, cuyo trípli- 
ce aspecto era una consecuencia de las diversas influencias, ya ara- 
waca, ya caribe que sufrió. 

““A pesar de la unidad étnica de la raza taina, dice Cosculluela, 
que ocupaba ciertas partes de Cuba, Jamaica, Haití y Puerto Rico, 
algunas y determinadas costumbres establecían diferencias muy 
marcadas en sus ritos y creencias, y hasta las fundamentales de ra- 
za resultaron en cada una de ellas notablemente alteradas””. 

Es este tema tan interesante de por sí, y hay tanta materia pa- 
ra constituir un Folk-Lore genuínamente cubano, que tenemos que 
abandonarlo para poder cerrar este capítulo demasiado extenso. 

No es de extrañar que se niegue a Cuba, la propiedad de un Folk- 
Lore, cuando se le ha negado que posea una literatura, y todos pue- 
den leer aún, en el ““Parnaso Cubano”” de Don Antonio López Prie- 
to, las pruebas que aduce para negar a Cuba una literatura propia. 

Esto es injusto, y si el Sr. Prieto, sostuvo que para tener una li- 
teratura propia es necesario poseer un idioma propio, los sostenedo- 
res actuales de esa doctrina, caen en la ridícula manía de negar por 
negar, sin darse cuenta de los elementos etnológicos, etnográficos 
y folk-lóricos de cada país, sobre todo en lo que al saber del pue- 
blo se refiere. 

La demopsicología en general, es una, y sin embargo, estudia- 
da desde el punto de vista de una nación o pueblo determinado, 
es ya una demopsicología aplicada únicamente a ese pueblo o 


300 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


nación, porque aunque sea uno el idioma y la raza, no es uno el 
clima, ni la situación geográfica, y por consecuencia, las costum- 
bres, el género de vida, la imaginación del nativo y su interpre- 
tación de las cosas, las influencias étnicas y sociales de los pue- 
blos conquistadores o cercanos, las emigraciones y mezclas de ra- 
zas, como en Cuba la negra, etc., modifican la idiosincrasia de los 
pueblos, modifican su lengua, modifican sus costumbres y modi- 
fican, en fin, el alma de este pueblo. 

Y Cuba, por todos esos elementos a estudiar, es un país único 
a pesar de hablar la lengua de Castilla, de sufrir la influencia de 
pueblos extranjeros, de convivir en ella dos razas distintas y del 
cosmopolitismo de las emigraciones que recibe. 

Su idiosinerasia criolla ha surgido precisamente de esa mezela 
y de esos elementos no afines, pero asimilados al medio y asimila- 
bles por el medio también, que es una ley biológica y un factor 
importantísimo en la vida orgánica en general. 


IV 
PLAN PARA EL ESTUDIO DEL FOLK-LORE 


En todos los países en donde el Folk-Lore se estudia como 
ciencia y como necesidad nacional, desde el punto de vista de su 
historia y su tradición, existe el mismo plan para la recolección, 
estudio e investigaciones que esta ciencia comprende. 

Es ese plan, el trabajo colectivo y de colaboración, es decir, 
la labor individual de los colaboradores, sumada como elemento, 
a la labor social. 

En un principio se ha constituído una sociedad u organismo 
central, a la que corresponden, y de cuya gerarquía dependen, 
sociedades colaboradas en las demás provincias y ciudades del 
país, cada una de las cuales, bajo la dirección o presidencia de in- 
dividuos capacitados por su cultura y dedicación, reciben y diri- 
gen los trabajos de recolección y estudio,, en las pequeñas eiu- 
dades y pueblos del interior. 

De este modo, cada colaborador. conocedor del lugar, empapa- 
do de su historia, sus tradiciones, y sus costumbres, con un pe- 
queño auxiliar y un elemento de información en cada individuo 
o vecino del pueblo o ciudad en que vive, puede, sin grandes es- 
fuerzos, y sin el peligro de recibir respuestas falsas y burlonas, 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 301 


o llenas del desdén de los que juzgan estas cosas pueriles y sin 
importancia alguna, o bien de recibir por toda contestación el 
más frío silencio, (como me ha sucedido muchas veces en el cur- 
so de mis investigaciones) puede, repito, recoger y allegar los da- 
tos de sus trabajos con más facilidad, que el investigador a dis- 
tancia, que se vale de cartas o impresos que casi nunca son con- 
testados. 

El trabajo del colaborador local, es enviado a la sociedad Folk- 
Lórica correspondiente, quien a su vez, lo estudia y publica en su 
Revista de información nacional, y trasmite al organismo cen- 
tral, para sus Archivos y Bibliotecas. 

La labor resulta más hermosa y completa, y más eficiente, pues- 
to que carece de errores informativos o falsos, y de darse éstos, 
siempre, con la publicación y estudio del trabajo de los folk-loris- 
tas, hay oportunidad de aclarar o rectificar los conceptos. 

Así, ha logrado el notable folk-lorista español, Antonio Macha- 
do y Alvarez, alma de estos estudios en su patria, reunir en la 
““Biblioteca de las Tradiciones populares Españolas?””, que dirige, 
cuanto en España existe de tradicional y costumbrista y cuanto 
refleja el sentir de ese pueblo. 

Plumas como las de Machado (Demófilo), Olavarría y Huarte, 
Pardo Bazán, Hernández de Soto, Rodríguez Marín, Fernán Ca- 
ballero, Guichot y Sierra, Montoto, ete., ete., han completado has- 
ta la fecha, el décimo segundo tomo de su Biblioteca Folk-Lórica 
y así también, por esta labor paciente de recolección y publica- 
ción, existen bibliotecas tan notables como la de las tradiciones po- 
pulares sicilianas del insigne Pitré, en Italia; las bibliotecas de 
Coelho, Consiglieri—Pedroso y Leite de Vasconcellos, en Portu- 
gal; ““Las literaturas populares de todas las naciones”? en Fran- 
cia; las publicaciones de la Folk-Lore Society en Londres; la Bi- 
blioteca Folk-Lórica Alemana, y la no menos rica biblioteca Nor- 
te Americana. 

No faltan en Cuba, trabajos muy hermosos que puedan figurar 
dignamente en nuestra “Biblioteca del Folk-Lore Cubano?” aun- 
que, quizás, ellos han sido producidos, más que persiguiendo un 
ideal folk-lórico, para satisfacer gustos históricos o literarios. 

Cubanos eminentes como el Sr. Emilio Bacardí, han estudiado 
y publicado interesantes trabajos de nuestro período indígena co- 
lonial; el Sr. Pérez Beato, colecciona datos y objetos de la an- 
tigúedad cubana; el Sr. Pedro M. Hernández, ha publicado en 


302 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


colaboración con el Sr. Adrián del Valle, un volumen de ““Le- 
yendas y Tradiciones de Cienfuegos””; de nuestro bondadoso Al- 
varo de la Iglesia, bien conocidas son sus “Tradiciones Cubanas” 
y sus “Cosas de Antaño””; S. Masip ha hecho una colección de 
las adivinanzas corrientes en Cuba; (1913) J. A. Cosculluela, 
inserta en su obra “Cuatro años en la Ciénaga de Zapata””, su- 
persticiones, costumbres y leyendas de los indios y habitantes 
cienegueros, (1918) y no ha mucho, dos jóvenes y notables lite- 
ratos, la Srita. Carolina Poncet y el Sr. José María Chacón, han 
publicado dos hermosos trabajos sobre “El Romance en Cuba””, 
la primera, y “Romances Tradicionales en Cuba””, el segundo, 
dignos del aplauso de los entendidos y dignos de la laboriosidad 
y cultura de sus autores. 

Antes que ellos, hombres como José María de la Torre, Guite- 
ras, Bachiller y Morales, Francisco de Paula Gelabert, Estéban 
Pichardo, Giiell y Renté, Anselmo Suárez y Romero, Cirilo Villa- 
verde, y otros pocos, estudiaron, bajo diversos aspectos, las ma- 
nifestaciones del alma popular. 

Sus obras deben figurar en la Biblioteca de nuestro Folk-Lore, 
como joyas de inapreciable valor, por su erudición, por su caudal 
histórico y por el encanto de cosas pasadas que despiden. 

Las revistas folk-lóricas tienen por objeto, dar publicidad a to- 
dos los trabajos de esta índole y a los estudios de las diversas es- 
cuelas histórico-literarias, y no existe una sociedad folk-lórica, 
que no posea su órgano oficial de publicidad, como el *“*Folk-Lore 
Journal”” y el “Folk-Lore Magazine” de Londres; el ““Giambalista 
Basile”” de Italia, y las numerosas revistas folk-lóricas españolas, 
como *“Folk-Lore Betico-Extremeño”” y el ““Folk-Lore Andaluz”, 
para no citar más. 

La labor que estas Sociedades y Revistas han rendido, es digna de 
encomio, salvando del olvido y hasta de una pérdida completa, gi- 
rones de la historia de su patria, y si la consideramos desde el pun- 
to de vista de la literatura general, su labor es notable; numerosos 
temas folk-lóricos, como los mitos, las leyendas, los cuentos y los 
romances, han sido objeto de un exámen histórico, geográfico, ero- 
nológico o etnográfico interesantísimo, y ya considerados como ele- 
mentos de civilización o como temas recreativos; como fórmulas re- 
ligiosas o como manuales de tradición, el folk-lorista encuentra en 
ellos, temas abundantes de erudición, de cultura y de recreo infi- 
nitos. 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 303 


En su estudio sobre los “Romances Tradicionales en Cuba”, ya 
el Sr. José María Chacón, lanza la idea de crear una sociedad folk- 
lórica cubana, para el estudio del romance en América, depen- 
diente de una Institución continental y central que dirigiera estos 
estudios en los países hispano-americanos, y en una revista de esta 
ciudad, propuso también, ““la creación de un organismo central en 
la Habana y la de sociedades correspondientes en los pueblos del 
interior””, pero tal necesidad, que no ha pasado de los buenos de- 
seos del ilustrado romancista, se deja sentir cuando queremos, co- 
mo en este caso, estudiar el saber popular de nuestro pueblo. 

¿A dónde acudir? ¿qué fuentes existen, qué testimonios hay 
sobre materias tan importantes? 

Ninguna : algunos trabajos particulares como los mencionados en 
páginas anteriores, pueden ayudar a darnos alguna pequeña idea 
del estado de la rama folk-lórica que investigamos. 

¿Por qué no ha de estudiarse nuestro Folk-Lore, cuando no es 
posible determinar la psicología de nuestro pueblo, sin conocer lo 
que él sabe y lo que él cree y lo que él produce ? 

¡Por qué no hemos de tener una sociedad folk-lórica en la capi- 
tal, con delegaciones en provincias y en las ciudades importantes 
de Cuba? 

¿Por qué hemos de dejar que la civilización, en el correr de los 
tiempos, se lleve lo poco o mucho que tenemos, de nosotros, de nues- 
tra médula, producto de nuestro espíritu o de las generaciones que 
nos precedieron ? 

““La locomotora, que lleva la civilización a los más escondidos 
lugares, dice Olavarría y Huarte, es enemiga de preocupaciones; 
persigue a los duendes y fantasmas, disipa las sombras de la igno- 
rancia y hace pasar a través de la niebla su penacho de nubes y su 
cabellera de serpientes de fuego. 

Los recuerdos de ayer se borran, los prejuicios se desvanecen, la 
masa común va siendo menos ignorante. Es preciso darse prisa, 
si se quiere llegar a tiempo de salvar del olvido muchas cosas””. (17) 

¿A quién interesa esta labor? ¿Quiénes deben iniciarla y secun- 
darla ? 

Creo que estos estudios, como hemos dicho al tratar de su impor- 
tancia, interesan a todos los hombres de ciencia y de letras: al his- 
toriador, al novelista, al poeta, al costumbrista, al psicólogo, al so- 
ciólogo y al etnógrafo, porque el Folk-Lore encierra, en su órbita 


(17) Olavarría y Huarte. Tomo II de la Bibl. Folk-Lórica Esp. 


304 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


de investigación, elementos de estudio propios de sus gustos y ne- 
cesarios a la completa comprensión de la materia que les ocupa; y 
creo también que podrían iniciar estos estudios y fomentar la idea 
de constituir una '“Sociedad Folk-Lórica Cubana””, nuestras Aca- 
demias de Historia o de Letras, nuestra Secretaría de Instrucción 
Pública y nuestra Escuela de Letras, en una labor de expansión uni- 
versitaria, al mismo tiempo que la Institución Pedagógica Univer- 
sitaria, de acuerdo con la Asociación de Maestros, podría fomentar 
el estudio del Folk-Lore infantil, cuya HupoNanoa histórica y psi- 
co-pedagógica es inestimable. 

Nuestras sociedades para el estudio del Folk-Lore Cubano, po- 
drían iniciar y estimular sus trabajos, desde el punto de vista amplí- 
simo que, en un principio, ha sustentado la Sociedad del Folk-Lore 
Español, en su base primera, que a la letra dice: 

““Esta Sociedad (folk-lórica) tiene por objeto, recoger, acopiar 
y publicar todos los conocimientos de nuestro pueblo en los diver- 
sos ramos de la ciencia; (medicina, higiene, botánica, política, mo- 
ral, agricultura, etc.) los proverbios, cantares, adivinanzas, cuentos, 
leyendas, fábulas, tradiciones y demás formas poéticas y literarias; 
los usos, costumbres, ceremonias, espectáculos y fiestas familiares 
y nacionales; los ritos, ereencias, supersticiones, mitos y juegos in- 
fantiles en que se conservan más principalmente, los vestigios de 
las civilizaciones pasadas; las locuciones, giros, trabalenguas, fra- 
ses hechas, motes y apodos; modismos, provincialismos y voces in- 
fantiles; los nombres de sitios, pueblos y lugares; de piedras, ani- 
males y plantas, y en suma, todos los elementos constitutivos del 
genio, del saber y del idioma patrios, contenidos en la tradición 
oral y en los monumentos escritos, como materiales indispensables 
para el conocimiento y reconstrucción científica, de la historia y de 
la cultura patrias?” 

No nos faltan personas entusiastas y entendidas, para llevar a 
cabo esta obra, ni quienes, en particular, hayan hecho algo, pero 
cuya labor y estudios guardan avaros como reliquias inestimables, 
cuando aún éstas, reciben a veces el elogio y la admiración del pú- 
blico, en exposiciones nacionales. 

Cuando algo se haya hecho, cuando las primeras investigaciones 
muestren los resultados, nó por negados menos apetecidos, entonces 
nos convenceremos de la importancia e interés de este estudio, y 
nuevos miembros y nuevas sociedades surgirán espontáneamente, 
localizando las investigaciones y generalizando, al mismo tiempo, el 


Sofía Córdova: El Folk-Lore del niño cubano. 305 


saber popular nuestro, que únicamente por ser nuestro, debiera ser 
más apreciado y más digno de estudio. 

La ciencia popular es inagotable y su estudio comprende varias 
ramas, según hemos podido apreciar en la base primera del Folk- 
Lore Español, ramas que están de acuerdo con las diversas mani- 
festaciones del alma de los pueblos; pero creo que nuestros estu- 
dios folk-lóricos, podrían dividirse er generales y especialess aqué- 
llos, de un carácter ámplio e ilimitado, comprenderían : 

A.—Cantos y juegos de cuna; 

B.—Rimas y juegos infantiles; 

C.—Adivinanzas; 

D.—Cuentos populares; 

E.—Cuadros de costumbres; 

F.—Cancionero y romancero popular; 

G.—Modismos y frases del pueblo; 

H.—Refranero; 

I.—Mitos, leyendas, tradiciones y fábulas; 

J.—Supersticiones y creencias; 

K.—Música y bailes populares; 

L.—Teatro y fiestas tradicionales del pueblo. 

Los estudios especiales comprenderían aquellos trabajos de ca- 
rácter histórico, cronológico, comparativo o etnográfico, rama es- 
pecial que completa las colecciones e investigaciones de los temas 
populares, y que amplía cada vez más, los horizontes de la filosofía 
sociológica. 


Mi trabajo comprende un pequeño estudio del Folk-Lore de nues- 
tros niños, en las ramas siguientes » 

19.—Cantos y juegos de cuna; 

2.—Rimas y juegos infantiles; 

3.—Adivinanzas, y 

4 —Cuentos populares infantiles. 

El material recogido y que inserto en el capítulo que titulo con- 
tribuciones folk-lóricas, me ha probado dos cosas, importantísi- 
mas al folk-lorista y al pedagogo: 

1*.—La labor individual, a más de ser penosísima por su com- 
plejidad y extensión, (en un trabajo de esta índole) tiene que lu- 
char con tantos escollos, a veces inabordables, como es la apatía 
nuestra, tan cruel para con los iniciadores o entusiastas, que sus 
resultados, por lo regular, son bastante pobres. 


306 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Unicamente el trabajo colectivo dará el apetecido fruto, en estos 
estudios, y 

22.—Nuestros niños poseen un caudal inagotable de cantos, jue- 
gos, adivinanzas y cuentos, tanto más interesantes a sus ojos, cuan- 
to más sentimentales y morales son los últimos y cuanto más dra- 
matizados sean los primeros. 

Su imaginación se desborda en la narración, es parca en la adi- 
vinanza, fugaz y apasionada en el juego, y en el vértigo del encanto 
que en su fantasía produce el exceso lúdico, piensa con sus muñe- 
cos, ríe con los personajes que representa, se altera ante un solda- 
dillo rebelde, o llora abrazada a su bebé de trapo, los fingidos dolo- 
res de sus muñecas, o las tristes historias de Delgadina o Blanca 


(Continuará). 


BRUJERIA Y CRIMINALIDAD EN CUBA 


POR EL DR. ARISTIDES MESTRE 
Profesor titular de Antropología. 
Director del Museo Antropológico Montané, 


.... “Aunque los salvajes nos ofrez- 
can el triste espectáculo de groseras su- 
persticiones feroces de culto, el espíritu 
religioso no puede menos de sentir una 
satisfacción íntima al seguir el desarro- 
llo gradual de ideas más perfectas y de 
creencias más nobles””., 


Sir John Lubbock, 


SUMARIO 


Medicina social preventiva.—Caractereg del brujo delincuente y génesis de los bru- 
jos afro-cubanos.—Religiones primitivas: evolución.—Religión africana dominante 
en Cuba: los fetiches.—El culto de la brujería.—Observaciones etnológicas; persis- 
tencia del fetichismo.—Civilizaciones inferiores.—Dos clases de brujos: la defensa 
social.—Nuestra deficiente situación legislativa; consideraciones sobre los diversos 
casos.—El mejoramiento de nuestras clases inferiores.—Proposición de una Ley. 


Cuando resolvimos tratar en el VI Congreso Médico-Latino- 
Americano (2) la tesis de la Brujería y Criminalidad en Cuba nos 
pareció a primera vista fuera de oportunidad ; pero el horripilante 
suceso ocurrido en la colonia ““Yamaqueyes”” del Central Fran- 
cisco, término municipal de Santa Cruz del Sur en Camagiiey, en 
que una niña de cuatro años es sacrificada a los fines de las prác- 
ticas criminales de los llamados ““brujos””, por un lado; y el he- 
cho de sorprender la policía, en estos días (Noviembre de 1922) 
en la ciudad de Santiago de Cuba, a un grupo compuesto de hom- 


(1) Antropología Jurídica (Resumen de las explicaciones del curso y Apéndices); 
por el Dr. Arístides Mestre, 1921-1923. 

(2) Decidiéndonos por este tema mucho más concreto sobre Brujería y Crimina- 
lidad en Cuba, respondimos a la solicitud con que nos honrara la Comisión organiza- 
dora del Sexto Congreso Médico Latino-Americano, que nos proponía tratáramos en 
una de las sesiones generales de dicho Congreso del problema de la locura, brujería 
y espiritismo en esta República, conjuntamente considerado. Al desarrollar la tesis 
escogida, tomamos como base principalísima de nuestro estudio sintético—que a ello 
obligan necesariamente el corto tiempo y el espacio de que podíamos disponer—el no- 
table libro Los negros brujos escrito por el muy estimado amigo el erudito etnólogo 
Dr. Fernando Ortiz; libro que contiene una laudatoria '“Carta-Prólogo'' del ilustre 
sabio César Lombroso (Turín 1905). Consignamos con satisfacción que nos emos 
inspirado en esa obra y en sus juiciosas orientaciones, con las que nos sentimos bien 
identificados, contribuyendo de este modo a difundirlas. (Noviembre de 1922). 


308 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


bres y mujeres celebrando los ritos y ceremonias propias de aque- 
llos, por otro, —dan indiscutible interés y de actualidad palpitante 
a un problema, cuyo estudio entra de lleno en el dominio de la 
Antropología Jurídica—es problema de Etnología y de Criminolo- 
gía—disciplina científica, cuya enseñanza está a nuestro cargo en 
la Universidad de la Habana. 


A la medicina preventiva, que es, sin duda, medicina social, no 
le atañe solamente combatir las epidemias reinantes y evitar el 
desarrollo de las enfermedades infecciosas: su misión es más alta 
y no está completa sino cuando realiza la gran obra de impedir 
todo aquello que tienda a aminorar la mentalidad de una pobla- 
ción humana, que produzca la persistencia de ideas primitivas que 
desvíen el desarrollo moral, contribuyendo, consciente o incons- 
cientemente ese psiquismo atávico o perturbado, a un hondo tras- 
torno del organismo social desde el momento que a esa situación 
va ligada—con indiscutible intimidad—la producción de actos de- 
lietuosos que se contagian, se repiten y se intensifican, adquiriendo, 
a virtud de las condiciones de un medio inferior favorable, alar- 
mantes proporciones. ¿Cuál de estas dos cosas será más perju- 
dicial para la existencia nacional, la propagación de esas afeccio- 
nes infecciosas contra las que se lucha con tanto éxito, o el man- 
tenimiento de la endemicidad con brotes epidémicos de bárbaras 
supersticiones que hacen descender el nivel de nuestra cultura, 
que originan crímenes horrendos y que también provocan manifes- 
taciones histéricas y muchas ideas delirantes, en grado extremo 
perniciosas por lo brutal y violento de sus reacciones? 

Esos hechos a que aludimos y otros más que se conocen y que 
han aparecido en los periódicos diarios no son todos los que en 
realidad existen puesto que hay muchos ignorados, como son los 
de la desaparición de niños en los campos y de los cuales no se 
dá cuenta probablemente a las autoridades por temor a las repre- 
salias donde hay negros cuya vida es genuinamente africana, 
manteniendo el fetichismo su salvajez primitiva. Todos ellos, unos 
y otros, muestran diversidad de crímenes y de delitos desde los 
más graves a los de menor importancia. Se ha podido ver, en 
efecto, el influjo del fanatismo brujo en el homicidio, producto a 
veces de un estado psicopático de evidente persecución; la viola- 
ción de las sepulturas ha sido resultado de las supersticiones y 
prácticas de brujería y también el robo de animales para las ofren- 


A. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 309 


das rituales “Casi siempre es el delincuente brujo, —escribe a este 
propósito el Dr. Fernando Ortiz—estafador continuo, ladrón a me- 
nudo, violador y asesino en algunos casos, profanador de sepulcros 
cuando puede””, aparte de otras características de la personal psico- 
logía del brujo, en la que el mismo autor hace constar ser también 
“Iujurioso hasta la más salvaje corrupción sexual, concubinario 
y polígamo, lascivo en las prácticas del culto y fuera de ellas, y 
fomentador de la prostitución ajena; verdadero parásito social 
por la general explotación de las inteligencias incultas y por la 
particular de sus varias concubinas””. Ahora bien, y este es un 
punto que importa conocer por lo que significa muchos de sus 
hechos relacionados con sus ideas y creencias: la buena fe respecto 
de sus ídolos y supercherías, la tiene para muchos actos que ros- 
otros consideramos inmorales o delictuosos; *“porque el brujo cree 
que el corazón de una niña es remedio contra un daño, ordena el 
asesinato para obtener aquel; porque cree en el poder de un fe- 
tiche formado con restos humanos, profana las tumbas; porque 
cree en la eficacia de una limpieza, de un embó y de un oráculo, 
y se considera como sacerdote, hechicero y agorero, estafa a sus 
víctimas cobrando el oyá. Y al fanatismo del brujo se une la 
amoralidad de sus supersticiones, para permitir ciertos actos que 
el tiene por indiferentes: no son delictuosos ni morales para él la 
aplicación de hechizos dañinos, ni la desnudez en sus ritos, ni los 
pornográficos consejos, etc.”? A sus acciones ciertamente las ins- 
pira, muchas veces, fines verdaderamente altruistas. 

Pero ¿qué es, para nosotros, etnológicamente considerado, el 
brujo? y ¿cuál la génesis que nos explica esos hechos que son de 
los que corresponden a la delincuencia y que para sus autores están 
justificados? En Cuba, al fetichero se le llama brujo; y desde el 
punto de vista de las ideas religosas, los negros africanos de Cu- 
ba son feihistas con manifestaciones anmimistas que lo hacen 
avanzar hasta el politeismo (F. Ortiz). Del Africa occidental, el 
fetichismo fué importado a Cuba, donde cada pueblo africano tra- 
jo su panteón y sus ritos, dificultándose el íntimo eonocimiento 
de la religión de los negros en Cuba, estando hoy alteradas y con- 
fundidas las prácticas de las primitivas religiones africanas a 
causa de sus semejanzas. 

Y hemos hecho estas indicaciones, porque de las tres razas que 
han contribuído a formar el psiquismo colectivo de nuestras clases 
sociales inferiores, corresponde a la negra el papel más importante 


310 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


como factor que ha influído infiltrándole, a aquella mentalidad 
baja, sus creencias, su lenguaje y sus costumbres, siendo manifes- 
tación de dicho elemento negro la brujería y el Rañiguismo. El 
desarrollo de la vida económica del país determinó la traída de 
gente africana, aumentando de tal modo su cantidad que en la 
mitad del siglo pasado había en esta isla más negros que blancos; 
y si estos según su región originaria aportaron su condición psí- 
quica, igual resultó con los etiópicos recogidos en lugares dife- 
rentes del Africa. Después de los negros fueron introducidos los 
chinos en gran cantidad, para dedicarlos también a los trabajos 
agrícolas preferentemente. La raza negra y los mestizos, los des- 
cendientes de aquellos africanos han ido desarrollando sus apti- 
tudes diversas, logrando, por otra parte, elevarse intelectualmente 
por sus propios esfuerzos tan dignos de aplausos, diferencián- 
dose progresivamente del tipo inculto y contribuyendo al mejora- 
miento a que aspiramos los que aman a su patria. 


El examen de la evolución de las religiones demuestra que el 
fetichismo está en lo más bajo de las creencias. veámoslo breve- 
mente. Ningún capítulo tiene más importancia en Etnología 
(evolución de cultura; psicología y sociología comparadas) como 
aquel que se ocupa, dentro del dominio de lo que comprende la vi- 
da psíquica, del desenvolvimiento de las ideas religiosas y espe- 
cialmente en sus formas más primitivas. Desde la creencia en 
seres imaginarios hasta la organización complicada de las grandes 
religiones internacionales o universales, hay una serie que repre- 
senta un proceso que va elevándose gradualmente. El temor ante 
todo advenimiento insólito, más o menos extraordinario, y en es- 
pecial el miedo a las enfermedades y a la muerte, son el principal 
origen de aquella creencia. La religión rudimentaria de los pue- 
blos incultos y su más simple aspecto constituye el animismo, eu- 
yas formas primeras maniesta la creencia de que el cuerpo del 
hombre contiene otro ser más sutil capaz de separarse temporal- 
mente de su envoltura; y que todo lo que existe, animales, plantas, 
piedras, aún los objetos fabricados, tienen también ese ser sutil 
dotado de semejantes cualidades. Los sueños y los ensueños, en 
los cuales parece que se vive otra vida, consolidan dicha creencia; 
y esos pueblos incultos entienden que la muerte no es más que un 
sueño prolongado, imaginándose que el alma trata de entrar de 
nuevo en el cuerpo. **El espíritu de un salvaje no considera la 


A. Mestre: Brujería y criminalidad eu Cuba. 311 


muerte como un fenómeno natural sino como una separación vio- 
lenta, muy prolongada, del hombre y de su alma””. La creencia 
en los “espíritus””, en los “seres imaginarios”? que toman las 
formas más variadas, viene a ser el segundo elemento del animismo 
al querer buscarse la causa de aquella separación del hombre y 
de su alma. El inculto se pasa la existencia acomodándose o en 
luchas perpétuas con los espíritus, considerando que al lado de los 
espíritus perversos existen otros verdaderamente protectores que 
defienden a los humanos de sus contratiempos, y que amenudo son 
las mismas almas de los antepasados; a ellos se les recuerda pi- 
diéndoles consejos en los días de desgracia: de esta concepción se 
deriva el culto de los antepasados. 

Como se fabrican los objetos, se crean sus espíritus y también 
se comunican a aquellos la energía anímica; cireunstancia que ló- 
gicamente hace surgir el fetichismo, una de las formas más rudi- 
mentarias del animismo; y por los pueblos fetichistas se conside- 
ran a ciertos objetos, llamados fetiches, “como a seres dotados de 
una voluntad y de una potencia intrínseca”: una uña, una pie- 
dra, un mechón de cabellos pueden volverse los más grandes fe- 
tiches; y al fetiche se le estima ““como un ser animado, como la 
envoltura material de un espíritu, como un instrumento por el 
cual se manifiesta la existencia del espíritu””: formas de conexión 
del espíritu con el objeto material que se confunden frecuente- 
mente, ya ofreciéndoseles sacrificios como a un ser vivo, o llegar a 
hacer un simple amuleto que a su poseedor preserve de toda des- 
gracia. En el proceso hacia la idolatría, el fetichismo es el primer 
paso; de ella se distingue porque los ídolos no son más que ““imá.- 
genes”? o “representaciones”? de seres sobrenaturales. En resu- 
men, ““el animismo con sus variantes más o menos desenvueltas, es 
la religión propia de los pueblos incultos””; y cuando en estos ha 
habido aceptación de las religiones internacionales, la observa- 
ción demuestra que la idea animista se mantiene tenazmente. 

Con el desarrollo social la noción del alma y de los espíritus se 
transporta de los objetos más inmediatos que rodean al hombre 
a los objetos más alejados y a los fenómenos de la naturaleza, que 
son considerados como espíritus más poderosos, tornándose en di- 
vinidades superiores a las cuales se les rinde culto. el culto del 
agua, de los ríos, de los árboles, de los meteoros, la adoración del 
fuego y del sol. Por la diferencia entre los grandes espíritus de 
los fenómenos de la naturaleza y los pequeños, ocupándose de in- 


312 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


significantes hechos de la vida cotidiana del hombre, se llega al 
establecimiento de una jerarquía en el mundo de los genios de igual 
modo que en las sociedades humanas; y así se va evolucionando, 
como pudiéramos demostrarlo con múltiples citas, hacia un politers- 
mo que conduce al panteismo o al monoteismo en las religiones su- 
periores, en que la moral se les asocia. ; 

El carácter de las relaciones entre el hombre y los espíritus en 
las religiones primitivas es diverso: en ocasiones los busca para 
combatirlos, cosa rara; prefiere actuar de otra manera, por medio 
de la astucia, uso de símbolos, oraciones, ofrendas y sacrificios, 
desarrollándose así el culto exterior: la “casa del fetiche?” se 
transforma en templo y el lugar del sacrificio en altar. En la fre- 
cuente ineficacia de sus ruegos e impotencia para combatir los 
maleficios de los duendes, entre los grados más primitivos de la 
religión, el hombre recurre a los intermediarios y prescinde de 
ponerse en comunicación directa con los espíritus; y aquellos in- 
dividuos más aptos al comercio de los espíritus, son los designados 
para interceder cerca de los genios en favor de los simples mor- 
tales, indicándoseles para proceder en las ceremonias propiciato- 
rias, en las ofrendas y en las oraciones: así nace el sacerdocio bajo 
forma de feticheros ( o chamanes) necesarios en las diversas ma- 
nifestaciones de la vida familiar o social; y que en el progreso de 
las religiones alcanza a constituir una verdadera casta sacerdotal. 
Este esbozo, bien sintético, de la gradual evolución religiosa sin 
referir sus fases elevadas nos prepara para comprender la condición 
psíquica que en ese sentido ostentan los que desgraciadamente prae- 
tican la brujería entre nosotros. 


El fetichero afro-cubano en su medio social ha intervenido co- 
mo sacerdote, como hechicero y como agorero, estando su carácter 
religioso lizado estrechamente a sus funciones curativas y adivi- 
natorias, en las que invoca a sus divinidades múltiples. 

Entre las diversas religiones africanas importadas en Cuba, ha 
triunfado y contra grandes dificultades—según el Dr. Ortiz—la de 
los nesros de Yoruba o Nagos, los cuales eran los lucumáís. Para 
estos el ““señor del cielo”? es Oloruñ, conocido por otros nombres 
y no estar representado por ídolo aleuno; se comunican con él 
los fieles por conducto de divinidades secundarias, las orishas. 
Dice el Dr. Ortiz que de Oloruñ no le ha dado razón ningún brujo, 
creyendo que esto se debe a la ausencia de un signo material de 


A. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 313 


adoración. Las divinidades secundarias son divididas en tres ran- 
gos: en el primero están Obatalá, Shangó e Ifá; constituyendo el 
segundo rango innumerables dioses de poder menor, muchos de los 
que (fuera del fetiche donde se fijan) no alcanzan reconocimiento 
antropomórfico alguno; y el tercero comprende los otros fetiches, 
amuletos, por lo general sin nombre. Obatalá, el primero y más 
erande de los seres creados, es andrógino y significa, dado su ca- 
rácter bisexual, las energías productivas de la naturaleza y se 
distingue de Oloruñ, potencia creadora que da vida a los hombres, 
así como Obatalá forma los cuerpos. Estos nombres y las repre- 
sentaciones han sufrido cambios por parte de los negros afro- 
cubanos; no obstante, hay brujos que conservan aún el ídolo que 
representa a Obatalá, '“toseo muñeco de madera, vestido al pare- 
cer femeninamente y con la cara tatuada a usanza de los negros 
conocidos en Cuba por carabalís”?. A Obatalá se le consagra el 
viernes, invocándosele de manera especial para saber el curso fu- 
turo de una enfermedad. Shangó (el dios del trueno) que lanza 
del cielo piedras meteóricas sobre la tierra, conservadas por los 
negros por considerarlas de gran virtud sobrenatural. En Cuba 
(como en el Brasil) Shangó equivale a Santa Bárbara, puesto que 
los negros han asimilado sus orishas a los santos católicos; y esto 
ha sucedido también con los negros del Brasil. El tercer gran 
orisha, es decir Ifá “'es el revelador de lo oculto y el patrono de 
las relaciones sexuales y del parto”. Estos orishas tienen sus 
ascendentes, hermanos, mujeres, compañeros, esclavos y mensaje- 
ros. Los orishas inferiores son numerosos, siendo interesante el 
estudio de sus adaptaciones católicas. Esos fetichistas creen que 
las enfermedades son ocasionadas por espíritus perversos. ““Los 
brujos actuales, influenciados por las creencias católicas, admiten 
en sus altares a las imágenes más en boga hasta sin asimilarlas a 
orisho alguno; por ejemplo, el brujo Bocú tenía en su altar, ade- 
más de una estampa de Santa Bárbara (Shangó) ; y otra del Anima 
Sola (Elegbará), las de San José, de la Dolorosa, del Niño de Ato- 
cha, ete.”?. (F. Ortiz). 

Mas o menos absorbidos por los secuaces de la religión predomi- 
nante de Yoruba, otras análogas se han practicado en Cuba, en 
cuyos campos se encuentran sus huellas; y se conocen los cultos 
(llamados reglas vulgarmente) de Ochá (divinidad africana), de 
Mayumbe, de gangás, de congos, y otros. El Vodú (Vaudou) o 
culto de la culebra, muy difundido en Haití y otros lugares, en 


314 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


en Cuba también él penetró. Es común a todos esos cultos la creen- 
cia en los fetiches y amuletos. Los dioses yorubas conceden su 
potencia extraordinaria a determinados fetiches; siendo imposible 
dar cuenta de los fetiches innumerables que usan los brujos afro- 
cubanos, por lo mismo que cualquier objeto puede por el brujo 
convertirse en prodigioso fetiche. Se emplean para su confección 
restos de animales, raíces y semillas de plantas, caracoles, mone- 
das, granos de maíz, tierra de sepultura, cabellos y huesos huma- 
nos, ete. El uso de cuernos como fetiches parece que fueron intro- 
ducidos por los negros del Congo. También usan las pieles de cier- 
tos animales. En 1904 (?) en la Habana, la policía **se apoderó en 
un templo brujo de una especie de armario, dentro del cual y a 
través de un cristal podía observarse una piel de gato montés ex- 
tendida y adornada con caracoles””. Se encuentran entre los bru- 
fos afro-cubanos amuletos de origen europeo y adoptan oraciones 
castellanas: de la ““piedra imán””; de **Lázaro, sal del sepulero?”?”; 
y la ““oración del Justo Juez”?, como talismán peculiar de los de- 
lincuentes. El salvajismo de las creencias y supersticiones de los 
brujos se revela particularmente en las violaciones de sepulturas 
y utilización de restos humanos en sus hechicerías y ritos, hechos 
que quizás estén en relación con el culto de los antepasados o 
bien con otras ideas primitivas (el valer del difunto, ete.). “Los 
fetos putrefactos entran también en el número de las asquerosas 
materias a las que los brujos dotan de extraordinarias virtudes”. 
Para curar la esterilidad de una negra se buscó el corazón de una 
niña en el pueblo del Gabriel. 


El culto de la brujería ofrece al etnólogo aspectos muy intere- 
santes que estudia el Dr. F. Ortíz, pero que nosotros únicamente 
pode::os mencionar: el arreglo de la habitación, los lugares donde 
se han celebrado las ceremonias fetichistas, las que hasta se efee- 
tuaron una vez a la sombra de una ceiba en un central de azúcar 
y donde los brujos dejaron numerosas marcas. En la habitación 
que sirve de templo, el trabajo profano no puede tener lugar. El 
altar, adornado según las circunstancias, tiene depositado sobre la 
mesa muchas ofrendas; llamando la atención los ídolos jimaguas. 
Las cofradías fetichistas todavía existen en Cuba, observándose 
también el ritualismo de los colores, pues los brujos se visten en 
el interior de los templos tan estrambóticamente como en Africa, 
usando gorros y otros adornos de naturaleza variada. No ofrecen 


A. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 315 


a los dioses sino las comidas del pobre arte culinario africano. El 
gallo, además de ser utilizado para algunos hechizos, lo ofrecen en 
sacrificio a los orishas y lo matan con un utensilio de madera de 
forma primitiva. Los alimentos se colocan sobre el altar, ante el 
ídolo y en la chumba que les dedicaron. ““El espíritu de los ali- 
mentos o ofrendas llega hasta los dioses; lo restante es aprove- 
echado por los brujos, y en las solemnes comilonas, por los más 
distinguidos hijos del santo”?”. Se utilizan en el culto varios ins- 
trumentos, como el tambor, la marímbula y las marugas, entre 
otros. Las marugas han sido sustituídas por el gúiro indígena. 
El baile religioso de los brujos, acompañado por tres clases de tam- 
bores solamente, se considera como el más importante atractivo 
de sus fiestas; en él se llega a un verdadero aceeso nervioso que 
ataca a algún concurrente y que recibe el nombre de dar el santo 
o subir el santo a la cabeza (ataques de gram histeria). Otras dan- 
zas tienen carácter guerrero, y en ellas blanden ante el altar sables 
de madera. 

El brujo afro-cubano manifiesta en formas diversas su carácter 
de hechicero, componiendo hechizos benéficos y maléficos, es decir, 
quitando o produciendo la salación en una persona; el hechicero 
concentra el poder del hechizo en algo material. Desde donde el 
hechizo irradia su influencia se llama por los brujos cubanos embó 
(brujería es sa nombre vulgar) el que, al desarrollarse en persona 
o cosa, se nombra bilongo. Los brujos creen que las enfermedades 
son producidas por espíritus o genios malévolos; y esos afro-cu- 
bonas tienen distintas maneras de diagnosticar la enfermedad y 
de tratarla, haciendo la limpieza, que es generalmente una ofren- 
da al santo del brujo, y actúan como curanderos con cierto barniz 
religioso. Asimismo tienen la creencia de que la enfermedad es 
determinada por la posesión demoniaca del paciente; para des- 
truir los daños del bilongo emplean los brujos procedimientos afri- 
canos. 

Las funciones del brujo afro-cubano como sacerdote no ha estado 
exento de sus dificultades, pero realizó sus prácticas de agorero 
prediciendo el porvenir, con amplia explicación de los cambios. 
Ya sabemos que Ifá es el orisha de las cosas ocultas, a quien arran- 
ca sus revelaciones el sacerdote agorero. La más extendida de las 
formas de pronosticación es la que efectúa por medio de los ca- 
racoles, que así se llaman en Cuba a los cauris de Africa, donde 
sirven de monedas. Los brujos tienen medios peculiares para la 


316 Revista de la Facultad de Leiras y Ciencias. 


adivinación de casos concretos; y el acto de ““echar los caracoles”” 
suele estar precedido de formalidades religiosas. 


El estudio etnológico de los brujos afro-cubanos nos dá otras 
observaciones: por ejemplo, el hecho de que el número de hombres 
es mayor que el de las mujeres dedicadas a la brujería; la obser- 
vación respecto de la llamada pareja bruja, en euyo caso el marido 
y la mujer se completan psicológicamente y se dividen el trabajo 
profesional; la persistencia de la poligamia, que es otra caracte- 
rística de ese grupo social; las condiciones de edad y los nombres 
que reciben los brujos viejos (Babalá, mayombero); el respeto 
que merecen los brujos a los de su raza; la relación entre la fe 
del brujo y la fe de sus adeptos; el convencimiento que en al- 
gunos casos los brujos tienen de la propia indemnidad que le otor- 
ga la condición de su categoría, etc. 

Esa condición de la buena fe y de la astucia de los brujos, se 
manifestó bien a las claras en el caso de la niña Zoila, en que era 
necesario el corazón de una niña blanca para curar cierta dolencia 
y la niña se buscó y se asesinó. El brujo afirmó, ““conveneido, el 
poder curativo del corazón de una niña blanca y lo arriesgó todo 
para obtenerlo””: el fin era altruista en cierto modo; pero después, 
al evadir la acción de la justicia, entra entonces la mala fe y con 
ella todas sus consecuencias. 

La jerga de los brujos de Cuba—otro punto de su psicología— 
““es muy varia por su distinta procedencia, por el apartamiento 
y hasta oposición que existe entre ellos”?”, empleándose frases y 
voces africanas ne la ceremonia. Viven en las ciudades sin sumi- 
sión a determinadas autoridades jerárquicas en sus prácticas y 
creencias; existiendo organizaciones brujas en las poblaciones ru- 
rales sobre todo, y como restos de los cabildos antiguos y cofra- 
días. El brujo afro-cubano, además de sacerdote es hechicero, con 
cuyo carácter puede causar bastante mal. 

Hay sin duda una serie de circunstancias que han mantenido 
las prácticas de la brujería en Cuba favoreciendo su desenvolvi- 
miento, apesar de ciertos obstáculos como lo eran sin duda las dis- 
posiciones dictaminadas con el propósito de efectuar la catolización 
de los negros. Los brujos siguieron realizando sus cultos aunque 
el medio no les fuera favorable, según lo prueban los hallazgos 
de ídolos de madera, cazuelas, peonías, etc., objetos que eran fe- 
tiches. Las supervivencias fetichistas se han descubierto repetidas 


A. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 317 


ocasiones y de un modo bastante extenso; y, por otra parte, con- 
siderando ciertos antecedentes, “no es de extrañar que los negros 
pudieran conservar sus ritos, no encontrando en los blancos una 
verdadera y constante intransigencia en favor de los suyos. Y no 
sólo consiguió el fetichismo su permanencia entre los africanos, 
sino también su difusión entre los criollos, bien fuesen de color o 
blanco, y asimismo entre los españoles. Las supersticiones feti- 
chistas de los negros criollos se explican por herencia; las de los 
blancos, en parte, por el contacto en que desde niños vivían, espe- 
cialmente los cubanos, con los negros esclavos, con sus padres o 
compañeros de solar, de juego o de escuela, y sobre todo por de- 
ficiente estratificación intelectual””. (F. Ortiz).—En su carácter de 
curandero y preparador de hechizo, el brujo ha gozado del mayor 
crédito, existiendo numerosas causas que hicieron eficaz su acción 
en dichos sentidos: la creencia en la posesión demoniaca del en- 
fermo es cosa todavía bien generalizada y muchas supersticiones 
de esa clase se ven hoy día en países civilizados. De origen 
europeo hay en Cuba múltiples formas de hechicerías, conjuros, 
ete., empleándose diferentes oraciones con fines distintos. Se cree 
en la virtud de los brujos como simples curanderos, disminuyén- 
dose el carácter religioso; y el ignorante que va en pos de la 
hechicería curativa confía en que no puede el brujo equivocarse 
por disfrutar de inspiración divina relacionada con su condición 
sacerdotal. Buena parte de nuestro pueblo sigue teniendo fe en 
los brujos de los cuales algunos se han convertido paulatinamente 
en euranderos, mientras otros todavía creen en las salvajes supers- 
ticiones africanas. En materia de adivinación de las cosas ocul- 
tas o predieción de los acontecimientos futuros, mayor es el triun- 
fo del brujo. ““El atraso intelectual que hizo descender a muchos 
blancos hasta la fe en los embós y que le hace mantener en su 
culto supervivencias marcadamente fetichistas, los arrastró tam- 
bién hasta las cábalas adivinatorias de los magos de Africa””. (F. 
Ortiz). El brujo negro ““echaba los caracoles”? a la persona su- 
persticiosa que viniera a solicitar una predicción. La fuerza del 
feticismo africano es tal que muchos de entre nosotros, apesar de 
su relativo adelanto intelectual, caen en las supersticiones desde lo 
alto de su aparente civilización. 


Las anteriores anotaciones etnolósicas respecto de los brujos, 
hacen ver los puntos de contacto que ellos tienen en cierto modo 


318 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


con las características psicológicas y sociológicas señaladas por 
el Profesor Niceforo respecto de las bajas clases sociales, en las 
que varias causas determinan su inferioridad. ““En estas clases, 
dice Niceforo, la civilización recuerda la de tiempos pasados, a 
veces la de los tiempos primitivos; que el animismo, la zoolatría, 
el sabeismo, el totemismo, el politeismo, la idolatría, la adivina- 
ción, el uso de los brebajes, sortilegios, amuletos y fetiches, lejos 
de ser peculiares de las sociedades salvajes están todavía vivas 
en el bajo pueblo de hoy; y finalmente, que las manifestaciones 
artísticas de esta clase tales como las tradiciones, leyendas, cuen- 
tos, proverbios, rapsodias, espectáculos, bailes, música, ornamen- 
tos, dibujos, ete., recuerdan las análogas de los salvajes””: las 
bajas clases sociales en una palabra, son una suerte de sociedad 
detenida en el seno de una sociedad civilizada y moderna, su 
Etnología es una supervivencia de la Etnología de los bárbaros 
y de los salvajes. Y esto tiene indiscutible aplicación al caso de 
las primitivas manifestaciones de los brujos que difunden sus 
prácticas en ese medio social inferior. 

Las supersticiones son un elemento negativo en el progreso so- 
cial y en los brujos su fe religiosa primitiva regula sus acciones 
en aquella vida y en la familia. Al reflexionar en el porvenir de 
la brujería, es favorable a su atenuación el que ya nuevas emi- 
graciones de negros africanos no se realicen. La brujería en sus 
aspectos religioso, hechicero y agorero se irá desafricanizando. 
“Pasará mucho tiempo antes de que el miedo, consciente o incons- 
ciente a lo sobrenatural, así en la sociedad cubana como en las 
extranjeras, así en una raza como en otra, quede ahogado por su- 
periores estratos de civilización y deje de ser una determinante 
de importancia en la vida y un freno a los avances del progresivo 
mejoramiento humano””. 


Lo expuesto sobre el brujo afro-cubano, a quien con razón se ha 
considerado como a una de los tipos más repugnantes y dañinos 
de los malvivientes de la sociedad cubana, nos ilustra el problema 
criminológico que sus supersticiones origina. “Junto al brujo 
verdaderamente afro-cubano, al brujo que puede criminológica- 
mente llamarse nato—escribe el Dr.F. Ortiz—vegeta otro brujo, 
eriollo generalmente, siguiendo o imitando las prácticas fetichistas 
de aquél, corrompidas por la acción del ambiente y de su propia 
psiquis algo progresados: es un brujo criminológicamente habitual, 


£. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 319 


que explota esta forma de cómodo parasitismo por la determi- 
nación de factores sociales que lo arrastraron a ella, como lo hu- 
bieran conducido a otra análoga. Así como en el primero puede 
descubrirse un máximum de buena fe, ésta en el segundo no es 
sino un mínimum””. ¿Qué medidas tomar contra uno y otro? 
¿Qué importa llevar a cabo para ahogar en nuestras clases infe- 
riores esa forma de la delincuencia, combatiendo las ideas y prác- 
ticas fetichistas que les sirven de base? 

El ilustre Profesor argentino Dr. Ingenieros, en obra reciente, 
traza el programa de la Criminología, cuyo campo comprende la 
Etiología, es decir, examen de los factores determinantes de los 
delitos; la Clínica criminológica, que estudia la forma de los de- 
litos y los caracteres de los delincuentes, determinando su grado 
de inadaptabilidad social o de temibilidad individual; y la Te- 
repéutica del delito que se ocupa de dictar las medidas preventivas 
y de la organización de las instituciones necesarias para la defensa 
social contra los delincuentes: programa que se desarrolla y funda 
en las nuevas orientaciones dadas por el conocimiento antropológico 
de los criminales y su saludable influjo sobre el Derecho penal y 
la Ciencia penitenciaria. Y ese programa lo lleva a establecer otro 
concreto de defensa frente al crimen, comprendiendo su previ- 
sión y profilaxia, la reforma y secuestración de los delincuentes en 
diversos establecimientos, y la readaptación social de los que cum- 
plieron la condena. 

Por lo que abarca su totalidad, y por lo que significa, complejo 
tiene que ser el plan de profilaxia y tratamiento de la eriminali- 
dad—porque a los delincuentes hay que considerarlos como a los 
enfermos, estudiándolos ““clínicamente””; y al erimen como a la 
enfermedad, que tiene su etiología, su diagnóstico, su terapéutica 
y su pronóstico, —vasta organización de vital importancia para 
el porvenir de las naciones civilizadas, creada y desenvuelta en 
lo teórico, de modo doctrinal, y también prácticamente a impul- 
sos de los adelantos de la Antropología Jurídica, aceptada, desde 
luego, en su amplio sentido, en el más general, que comprende 
no solo la Psicología y la Sociología, sino también la Psiquiatría 
y la Medicina Legal —fundamentos positivos y sólidos de la Cien- 
cia Penal de nuestra época, si ha de colocarse dentro de la reali- 
dad, si ha de abandonar las viejas rutinas y los rancios prejuicios 
de otros tiempos, en que las leyes eran dogmas inaccesibles a la 
rectificación o a la sana crítica que impone el progreso humano. 


320 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Cuando pensamos en el estado de nuestras leyes en ese orden 
de cosas y en la manera como se encuentran y funcionan nuestros 
establecimientos destinados a reprimir la delincuencia en sus va- 
riados aspectos—y los comparamos con lo que en ese terreno de 
defensa social frente al crimen ya han hecho otros países del an- 
tiguo y nuevo mundo—nos sentimos abatidos apreciando la dis- 
tancia a que estamos de aquellos y el largo camino que nos queda 
por recorrer hasta lograr alcanzarlos o siquiera aproximarnos en 
lo posible. 

Desposeídos de leyes y de instituciones, empresa enorme, casi 
ilusoria, es luchar contra la brujería en Cuba, hacer que desapa- 
rezcan las terribles supersticiones y evitar los actos delictuosos 
que ellas, por lógico psiquismo—que es lógico, aunque sea primi- 
tivo—directo o indirectamente originan, manteniendo en alarma 
constante a las poblaciones rurales. 

El Dr. Ortiz—en cuya obra sobre Los negros brujos, con tanto 
tino y buena documentación ha estudiado estos problemas, de- 
mostrando sus conocimientos etnológicos—hace oportunas conside- 
raciones a ese respecto, y que encierran más valor por ser él un 
distinguido y progresista jurisconsulto. “En la legislación vi- 
gente en Cuba, dice, la brujería no ha sido atacada de frente y 
casi ni de flanco, y únicamente en aquellos casos en que notoria- 
mente extiende su acción fuera de los borrosos límites marcados 
por la Ley Penal””. Se castigó en el caso de la niña Zoila del Ga- 
briel el delito de asesinato, como si se hubiera sentenciado si el 
crimen tuviese otros móviles. '““La brujería—agrega—no ha ca- 
racterizado el delito ante los tribunales; y lo mismo sucede con 
los demás motivos legales de represión de la brujería. Son con- 
denados los brujos en sus respectivos casos por los delitos de robo 
y hurto, por el de violación de sepulturas, por el de amenazas, por 
el de aborto, por el de estafa, y principalmente por comisión de 
faltas, tales como celebrar reuniones no autorizadas y tumultuosas, 
alteración del sosiego público, asociaciones ilícitas, ejercicio de 
la profesión médica, profanación de cadáveres y cementerios, arro- 
jar animales muertos a la calle, ete.””. La brujería en Cuba es 
tácitamente lícita, como no incurra en tal o cual falta o delito. Es 
absurdo ir contra la brujería sin estudiar al brujo y atender solo 
al demolido sistema de los delitos y penas, prescindiendo del ver- 
dadero conocimiento del criminal, que es precisamente lo funda- 
mental. La diferencia que hay entre el brujo y otra clase de de- 


A. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 321 


lincuente ¿no debe apreciarse por la naturaleza del delito, los ac- 
tos antisociales y temibilidad de aquel, estrechamente ligados a su 
psiquismo y creencias supersticiosas? ¿Es lo mismo el asesinato 
de una niña para encubrir un estupro, que el realizado para obte- 
ner sus vísceras en la confección de un embó? 

“Todo brujo afro-cubano—expresa el Dr. Ortiz—aun sin incu- 
rrir en determinado delito (lo cual es poco menos que imposible) 
es un factor antisocial que debe ser eliminado, para el bien de 
nuestra sociedad, de la misma manera que en las sociedades cultas 
se combate la mendicidad, la vagancia y la embriaguez, aun cuan- 
do no sean formas de delictuosidad””. 'Se impone—y en esto tam- 
bién opinamos con el Dr. Ortiz—que ““el simple ejercicio habitual 
de la brujería pase al catálogo legal de los actos delietuosos”?; 
y €l tratamiento ha de responder a las cireunstancias que concu- 
rren en el brujo, ya se trate de un fanático de su superschería o 
de un parásito que utiliza el sistema por simple explotación. En 
uno y otro caso se impone la represión, y contra ellos hay que ha- 
cer obra de verdadera defensa social, siempre dentro de un eriterio 
racional y científico, tal como se piensa hoy en esas materias. 

En la lucha contra las prácticas a que nos referimos es nece- 
sario terminar con el brujo, aislándolo de sus prosélitos para im- 
pedir que se propague y contagie el fetichismo y sus funestas con- 
secuencias: no hay que olvidar que la brujería es bien contagiosa 
para los cerebros inferiores, —y me atrevo a decir que hasta para 
los superiores. ¡Con cuánta facilidad se retrocede a las formas 
primitivas del animismo! La represión y la readaptación de los 
brujos al medio de su vida social exige detenido estudio para lle- 
gar a un satisfactorio resultado, y eso aparte del establecimiento 
adecuado a la condición del caso, pues las soluciones envuelven 
sus dificultades dado nuestro atraso en materia de sistema peni- 
tenciario. Las dos categorías de brujos ya mencionadas, los de 
buena fe—brujos para el Dr. Ortiz eriminológicamente natos—y 
los de por hábito, que son equiparados a los demás delincuentes 
habituales, posibles de ser corregidos,—no están perfectamente 
deliminadas, lo que se comprende bien. Al brujo de buena fe que 
haya cometido un asesinato ¿debe aplicársele la pena de muerte? 
Hasta ahora, no creo que ese procedimiento radical de elimina- 
ción social haya dado sus apetecidos efectos: la brujería sigue 
en pie en nuestra República, latente o palpitando en todo su 
ámbito. No digo que no los ejecuten, pero no creemos en su influjo 


322 Revista de la Facultad de Letras y Ciencizs 


favorable a la desaparición de la brujería. Y si se resuelve por la 
administración de Justicia no darles garrote, ¿qué hacer con ellos 
para aislarlos debidamente, es decir, de modo que responda al 
progreso penitenciario actual y no a fórmulas arcáicas y con- 
traproducentes? ¿Cómo efectuar la secuestración respecto de otros 
brujos, también de los de buena fe, cuyos delitos no revistan la 
eravedad del asesinato? ¿Se les aplicaría, en la justificada solu- 
ción de aislarlos, el sistema celular riguroso? ¿Se les colocaría 
en una colonia penitenciaria? No podemos emplear este último 
procedimiento por carecer de esa y de otras instituciones adecua- 
das a la clase de criminales que estudiamos. Además, para com- 
batir y reprimir las prácticas de brujería, hay que actuar también 
contra los curanderos y los adivinadores, cualesquiera que sean 
su condición y su sexo, porque ellos son, como con razón se ha 
dicho, brujos que han evolucionado especializándose a base de 
conservar un fondo de mentalidad inferior donde bullen las ideas 
fetichistas. 


Pero no basta únicamente reprimir las manifestaciones actuales; 
no es suficiente castigar con mano de hierro el crimen dependiente 
de la brujería y con afectación a sus adeptos, obstruecionando la 
realización de actos más o menos inocentes o perniciosos, aplicán- 
doles penas de diversas índole: hay que hacer aleo más, meditan- 
do no sobre el presente sólo, sino también y principalmente res- 
pecto del porvenir de nuestras clases bajas de la sociedad cubana, 
de los malvivientes en que con gran facilidad se arraigan y di- 
funden las más absurdas y salvajes supersticiones: es indispensable 
efectuar obra de profilaxia y de previsión. Para esto hay que 
llevar a cabo una propaganda de positiva instrucción, difundién- 
dola intensamente entre todas las clases sociales del país y espe- 
cialmente en las inferiores, dice el Dr. Ortiz; la fuerza instructiva 
no será únicamente producto de las escuelas públicas y otros centros 
de enseñanza. Se debe además organizar múltiples conferencias 
populares en que se ilustre a la población urbana y particular- 
mente a la rural, de todo lo que ignoran sobre los hechos naturales, 
sobre los fenómenos de la vida, sobre aquello que tienda a formar 
una sana conciencia moral; sobre lo que borre de la intelectuali- 
dad de nuestro pueblo esas ideas animistas y supersticiosas, cuyas 
prácticas conducen al crimen. De esta manera el fetichista afro- 
eubano llegará a desaparecer, por más que esa realidad que tanto 


A. Mestre: Brujería y criminalidad en Cuba. 323 


nosotros anhelamos no ha de verse enseguida: contentémonos con 
que, para bien de Cuba, resulte al cabo de pocas generaciones. Di- 
chosos los que viviendo en un porvenir no muy lejano se les logre 
contemplar el hermoso espectáculo de la superioridad espiritual de 
la patria en sus aspectos más diversos! 

Y para que tenga un fin práctico este trabajo, sometemos a la 
consideración del VI Congreso Médico-Latino-Americano, la si- 
guiente proposición a base de lo anteriormente expuesto ; 

““Que se solicite de los Poderes Legislativos y Ejecutivo de la 
República de Cuba la promulgación de una Ley (1) que contenga lo 
que importe dictaminar a los efectos de reprimir las prácticas de 
brujería y todas aquellas manifestaciones relacionadas con ellas; 
y que a la vez encierre las medidas de profilaxia y previsión más 
recomendables al objeto de llegar a extinguirlas completamente en 
“el porvenir, elevándose así la cultura de las clases inferiores de 
nuestra sociedad, tan necesitada de un eficaz mejoramiento inte- 
lectual y moral””. 


BIBLIOGRAFIA 


—ZLos negros; por Antonio Bachiller y Morales. Barcelona, 1881. 
—Las Razas humanas (La Religión. Los pueblos del Africa, 
etc.) ; por Federico Ratzel. Barcelona, 1888, 


—The Yoruba speaking peoples of the slave coast of west Afri- 
ca; by A. B. Ellis. London, 1894. 


—Les races et les peunles de la terre (Vie psychique. Religion) ; 
par J. Deniker. París, 1900. 


—L'amimisme fetichiste des Negres de Bahía; por Nina Rodrí- 
gues. Bahia, 1900. 


—ZLos negros brujos (Apuntes para un estudio de Etnología eri- 
minal); por Fernando Ortiz, Madrid, 1906. 


—Ia Policía y sus misterios en Cuba (La Brujería. El crimen 
de la niña Zoila) ; por Rafael Roche. Habana, 1908. 


—Antropología. Introducción al estudio del hombre y de la cx- 
vilización (El mundo espiritual) ; por Edward B. Tylor. Madrid, 
1912. 


(1) El Dr. F. Ortiz redactó hace algún tiempo un importante proyecto de Ley para 
combatir la brujería; pero nada sobre el particular se ha promulgado, al menos que 
sepamos. Por eso hemos aprovechado esta oportunidad que nos ofrecía el Congreso 
científico citado para insistir nuevamente en ese asunto. 


324 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


—ZLos orígenes de la civilización y la condición primitiva del hom- 
bre (Estado intelectual y social de los salvajes); por Sir John 
Lubbock, Madrid, 1912, 

—La fisonomía del brujo; por Israel Castellanos. “Vida Nue- 
va?”, Habana, 1914. 

—Brujería, locura y necrolatría; por Israel Castellanos. ““Gace- 
ta Médica””, Granada, 1914. 

—El tipo brujo; por Israel Castellanos. Habana, 1914. 

—Los negros esclavos. (Estudio Sociológico y de Derecho públi- 
co); por Fernando Ortiz. Habana, 1916. 


LA CERÁMICA COMO MEDIO PARA CONOCER 
LA MITOLOGIA, LAS COSTUMBRES Y VIDA 
PRIVADA DE LA ANTIGUA GRECIA 


UNA LECCION DE FILOLOGIA CLÁSICA 


POR EL 
DR. LUIS DE SOTO SAGARRA 


Profesor Auxiliar de la Escuela de Letras y Filosofía 


Estudiaremos en la presente lección la Cerámica como medio de 
conocer en sus diversas manifestaciones la antigiúedad. 

Inútil es que expliquemos el concepto de la cerámica en un curso 
avanzado como el presente. 

Todos vosotros sabéis a qué investigaciones se dedica esta rama 
del arte, y más o menos precisas tenéis algunas ideas de los objetos 
que estudia. Desde las primitivas y rudas vasijas de arcilla hasta 
esos jarrones magníficos que adornan los salones suntuosos, los pla- 
tos de todas clases, las placas trabajadas en barro cocido, los hermo- 
sos intaglios y vistosos trabajos de faience, todas las manifestacio- 
nes en una palabra de lo que comunmente se llama alfarería, desde 
sus más toseos y pobres ejemplares hasta las verdaderas obras de la 
industria suntuaria, caen dentro de la esfera de la Cerámica. Va- 
mos, pues, a tratar de algo ya conocido, pero bajo un aspecto nuevo. 
Estudiaremos la Cerámica en general, explicando su importancia 
como auxiliar de la Historia, cual monumento que nos ayude a co- 
nocer la antigitedad por ella retratada, como hemos de ver en breve. 

““Escribir el proceso de la Cerámica—ha dicho García Llansó— 
equivale a narrar la historia de la humanidad. Sus productos per- 
miten seguir a través de las edades los progresos realizados por to- 
dos los pueblos, siendo fehacientes testimonios de la industria e in- 


326 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


teligencia del hombre para satisfacer sus primeras necesidades y 
medio en su inconsciente afán de perfeccionar sus obras, para dar 
forma y plástica representación a sus creencias y aspiraciones. Su 
origen se confunde con el de las primeras edades, teniendo como 
punto probable de partida, conforme supone Jacquemart, el mo- 
mento en que el hombre primitivo vió impresa su huella en la húme- 
da arcilla y pudo darse cuenta de la acción que en ella ejercía el 
fuego, tornándola rojiza, sonora e indisoluble. Su desarrollo artís- 
tico e industrial responde a la situación geológica de cada pueblo, 
atestiguando sus manifestaciones los grados de su cultura y civili- 
zación. En sus deleznables productos hállanse impresos todos los 
elementos de que ha dispuesto el hombre y todos los conceptos que 
han informado sus creaciones. No existe arte alguno que como 
la cerámica pueda exponer al estudio el resultado de todas sus fases 
y evoluciones, pues a pesar de la fragilidad de la materia utilizada, 
es tan considerable el número de piezas que han llegado hasta no- 
sotros que su existencia permite trazar con exactitud su proceso 
histórico??. 

Pero antes de pasar adelante circunscribamos el campo en que 
vamos a actuar. 

Cuando decimos antiguedad nos referimos sólo a la greco-romana 
y en especial a la griega. 

La Cerámica caldea, centro o núcleo de la oriental, la asiria, la 
egipcia, la hebrea reproducción de ésta, la fenicia y la chipriota 
(que fueron antecedentes de la griega), no entran en nuestro es- 
tudio. Tampoco daremos en él cabida a la Cerámica italo-eriega, 
que inicia la decadencia de este arte, y con asuntos griegos intro- 
duce variantes en la coloración y forma de los vasos, ni a la etrusca, 
de orígenes griegos, que a su vez ejerce influencia sobre la ro- 
mana. Esta última representada principalmente por los vasos de 
Arezzo recibe dos influencias, la helena y la toscana o etrusca, pe- 
ro es muy inferior en importancia a aquélla, siendo su manifesta- 
ción más notable los ejemplares aplicados a la Arquitectura. Si 
tratásemos de exponer todos estos aspectos de la Cerámica no nos 
bastaría una sola lección, sería necesario todo un curso. Sin em- 
bargo, estudiando la griega conoceremos la Cerámica en su más 
bella y completa manifestación, estudio que cada cual, si sus afi- 
ciones o intereses le mueven, puede completar con el conocimiento 
de las otras que hemos mencionado. Para ello recomendaría en 
general el trabajo ya citado de García Llansó: “Historia General 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 327 


del Arte”, editada por M. y Simón que en su Tomo VIII dedica 
un interesante capítulo a esas materias. Para el estudio especial 
de la Cerámica etrusca y romana, ereo una buena guía el “Manuel 
d'Archéologie etrusque et romane”” de Jules Martha. 

Entremos ya a tratar directamente de la Cerámica griega y como 
un estímulo, si es que estímulo fuera necesario para cautivar nues- 
tra atención sobre materias de suyo tan interesantes, veamos que 
importancia nos reporta ese conocimiento de los vasos pintados, 
principal manifestación de la Cerámica helénica. Nos interesa ex- 
traordinariamente conocer esos vasos: 1% Porque son monumentos 
auténticos, no copias: son los propios ejemplares salidos de las 
manos de los alfareros griegos y que, no obstante su fragilidad, 
por el hecho de ser destinados en su mayoría a ornar las tumbas, 
allí se han conservado inmunes a los ataques del tiempo. 2%. A 
más de ser originales son numerosos. A muchos millares ascienden 
los vasos griegos distribuidos en Museos y Colecciones Privadas. 
Por eso puede hacerse un estudio completo de los mismos y cono- 
cer todo su desenvolvimiento y progreso desde sus pobres inicios 
hasta su esplendor máximo. 3%. No son anónimos como otras 
muchas obras de arte que han llegado a nosotros. Gran parte de 
ellos ostenta la firma del pintor que decoró su superficie, y más aún 
hasta del alfarero que trabajó el vaso. 4. Son una de las esca- 
sas fuentes que tenemos para conocer la pintura de los griegos, 
que alcanzó un grado de perfeccionamiento análogo al de la escul- 
tura, pero que sólo fragementariamente podemos conocer, más bien 
conjeturar. Las breves deseripciones de escritores antiguos, co- 
mo Pausanias, Plinio y Luciano, los restos de frescos pompeyanos, 
algunas placas funerarias pintadas, como las halladas en Fayum, y 
los Vasos que estamos estudiando, he ahí todo lo que nos queda pa- 
ra apreciar lo que fué la pintura de Grecia. Los eseritos no siem- 
pre son exactos, los frescos no son más que imitaciones del arte grie- 
go, lo mismo podemos decir de las pinturas de Fayum. Por tanto 
son los Vasos, pequeños, toseos a veces, monocromos con frecuencia, 
el elemento más auténtico, original y completo de esa rama del ar- 
te de los griegos. 5%. Son en su mayoría salidos de talleres de 
Atenas, y así, aunque no tengan la grandiosidad y brillantez de 
las pinturas murales, nos muestran el carácter de agrupación y 
dibujo que tenían los griegos, y en ellos pueden apreciarse esas 
cualidades que Gardner señala a los trabajos áticos : “simplicidad, 
gracia y la maravillosa apreciación de la belleza de la forma hu- 


328 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


mana”. Si nos faltan las obras de Polignoto y Zeuxis tratemos 
de suplirlas con las más modestas, de Douris y Hieron. 6”. Los 
asuntos múltiples elegidos por los pintores ceramistas de Grecia 
para adornar sus vasos: las escenas ya míticas y legendarias, ya 
de la vida real: ceremonias nupciales, festines, ritual funerario, 
cuadros de costumbres, aspectos de la vida íntima, del hogar, 
desenvueltos en torno de esos Vasos, son, como bien ha dicho, 
Maxime Colliznon un comentario ilustrado de toda la antigie- 
dad griega que hace revivir ante nosotros en su vida religiosa y fa- 
miliar. Y bajo este último aspecto es que ofrece mayor interés 
para nosotros. La Mitología, las costumbres y la vida privada de 
los griegos van a sernos familiares mercad a esos vasos pintados. 


II 
BIBLIOGRAFIA 


Antes de seguir adelante en nuestro estudio debemos detenernos 
para señalar las obras cuya consulta creemos más útil o necesaria 
en estas pesquisas. (Queremos conocer a los guías antes de recorrer 
el camino. 

Casi todas las obras de Arte o Arqueología en general dedican 
un capítulo o sección a la Cerámica. Entre otras podemos recor- 
dar las siguientes: 

Tomo VIII de la Historia del Arte, editada por la casa Monta- 
ner y Simón, de Barcelona. Vol. 1 de la “Historia del Arte”” de 
J. Pijoan. $S. Reinach: ““Manuel de Philologie Classique,—Fran- 
cisco de P. Valladar “Historia del Arte””. Perrot et Chipiez : ““His- 
toire de 1*Art dans 1'Antiquité””. Natali ed Vitelli: ““Storia dell 
Arte*?”. Leonard Whibley: ““A Companion to Greek Studies””. Co- 
llignon: '“Manuel d'Archéologie Grecque””. 

Acerca de la vida de los griegos, aparte los tratados de Historia 
de todos conocidos, recomendamos “The Manual of Greek Anti- 
quities”? de Percy Gardner y Byron Jevons. 

Para un estudio más detenido y concienzudo de la Cerámica 
Griega: “La Peinture, des origines au XVI siécle””, por Louis 
Hourticq, que dedica un interesante estudio a este aspecto de la 
pintura griega. Paul Gerard, “La Peinture Antique”. M. Co- 
llignon, *“Histoire de la Céramique Grecque””. Percy Gardner 
“Principles of Greek Art. '““A Handbook of Greek Archeology”” 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 329 


por Harold North Fowler y James Rignal Wheeler, este último inol- 
vidable profesor nuestro en la Universidad de Columbia de New 
York. ““Douris and the painters of Greek Vases'” que ha sido 
traducida al inglés por Bettina Kahnweiler del original francés 
de Edmond Pottier. 

Del mismo autor recomendamos su *“Étude sur les lecythes blanes 
attiques”” y por último dos obras de Walters: “Catalogue of Vases 
in British Museum” y “History of Ancient Pottery””. 

En relación con la Mitología griega representada en los vasos 
son notables entre otras: 

““Mythologie de la Gréce antique”” de M. P. Decharme. 

““Mythologie figurée de la Gréce”” por Collignon. 

““T'antiquité expliquée et representée en figures”? de Montfau- 
con, y 

““Greek Gods and Heroes”? por Arthur Fairbanks; así como 

“Myths of Greece and Rome”” por H. A. Guerber. 

Para un estudio de la influencia de la Cerámica Griega en este 
arte en Etruria e Italia, indicamos la consulta de dos obras: 

J. de Witte, ““Deseription d'une collection de Vases peints et 
bronces antiques provenant des fouilles de 1"Étrurie”” y la obra de 
Alvarez Osorio “Vasos griegos, etruscos e italo-griegos que se con- 
servan en el Museo Arqueológico Nacional ””. 

Es también útil el catálogo recientemente publicado en N. York 
sobre los objetos coleccionados en las Nuevas Salas de Arte Clásico 
del Metropolitan Museum. 

Entre las Revistas de esta índole “The American Journal of Phi- 
lology*”, ““The Journal of Hellenic Studies”? y la “Revue des 
Deux Monds”” contienen frecuentemente artículos interesantes so- 
bre estas materias. En la última de las Revistas citadas, aparece 
en el número correspondiente al 1% de Marzo de 1873 un intere- 
sante artículo de Fróhner titulado '*Céramique, anthropologie de 
Vases Grecs””. 

En cuanto a ilustraciones, tan necesarias en esta clase de estu- 
dios y que desempeñan tan importante papel en el proceso de la 
intuición, punto capital que no debe perder de vista el profesor, 
son recomendables : 

Ross: “Uber das alter der Vasenmalerei””. 

Furwánegler: ““Griechische Vasenmalerei””. 

George Nicole: ““Catalogue des Vases peints du Musée Natio- 
nal d'Athénes””. 


330 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Al par de todas estas obras citadas y por cima de ellas está la 
observación propia de los vasos que se conservan en Museos o Co- 
lecciones de particulares. 

Pero a falta de ellos, con las obras mencionadas y alguna repro- 
ducción más o menos exacta se puede suplir en algo la falta de ma- 
terial original. 


TIT 


LA CERÁMICA, MEDIO DE CONOCER LA MITOLOGIA 


Sabida es la importancia que en todas las manifestaciones de la 
vida y la civilización griegas tuvo la Mitologa. Aquel paganismo 
antropomórfico llena su Literatura e inspira su arte. Los mitos, 
expuestos por los grandes poetas de la épica, reciben en esos gran- 
des poemas su consagración definitiva. De allí los toman los trá- 
gicos buscando en los versos de la lliada, la Odisea y las obras de 
Hesiodo los personajes, nudo de su obra. Aquellos dioses tan re- 
lacionados con los humanos y mezclados en todos sus asuntos ha- 
bían de ser necesariamente objeto propicio para servir de motivo a 
sus obras artísticas y literarias. Casi todo el Olimpo tuvo en ma- 
yor o menor escala su representación en una pintura, vaso o esta- 
tua, sobre todo algunas deidades como Atena, Hermes, Herakles, 
Zeus, ete. 


No es este el lugar propio de exponer esa complicada y pinto- 
resca genealogía olímpica; estudiar los mitos, sus orígenes, signi- 
ficado, sería árdua tarea, que dejamos a los mitólogos, a nosotros 
toca sólo examinar la representación de esa Mitología en los vasos 
pintados merced a los cuales objetivamos las deidades de que los 
poemas nos hablan. 


Zeus el padre de los dioses y rey del Olimpo que dió asunto a 
grandiosas esculturas y artísticas monedas tuvo escasa representa- 
ción en los vasos. 


No así Athena, la hija del dios, protectora de Atenas, diosa de 
la sabiduría, patrona de la ciudad, de cuyo nacimiento nos hablan 
Homero y el Partenón, en uno de sus frontones; la elegida del cin- 
cel maestro del gran Fidias y que en vasos como en monedas fué 
asunto preferido. 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 331 


El vaso que aparece en la fig. 1 representa la leyenda de Atenas 
y Marsias, asunto que Mirón escogió también para tema de una de 
sus mejores obras. En este vaso de figuras rojas sobre fondo ne- 
gro, uno de los estilos más usados y que representó un adelanto 
con relación a la técnica en la decoración de vasos, aparece la dio- 
sa tocando la flauta de dos cañas, mientras Marsias presenta un es- 
pejo para hacer ver a Minerva la expresión grotesca que su rostro 
adquiere, mientras otros sátiros completan el grupo presenciando 
la escena. Ellos vienen a llenar, con disposición admirable el es- 


Fig. 1 


pacio que ofrece la superficie del vaso, obedeciendo al principio de 
simetría que en la decoración seguían siempre los ceramistas griegos, 
punto que trata Gardner muy acertadamente en su obra que hemos 
recomendado. 

La fig. II representa el mito de Danae, hija de Acrisios. Escon- 
dida por su padre bajo tierra para evitar sus relaciones con Zeus, 
todo fué en vano. El padre de los dioses pudo llegar hasta su 
oculta amante y de aquellos amores nació un niño. El oráculo ha- 
bía prevenido a Acrisios de que su muerte ocurriría cuando Danae 
fuese madre, siendo el asesino su nieto. Acrisios para evitar el 
cumplimiento del funesto presagio, encerrando a su hija con el niño 


332 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


en un arca, les lanzó al mar creyendo darles muerte segura. El 
vaso que examinamos representa la escena preliminar al Sacrifi- 
cio. Un carpintero que termina la caja y ante él se vé a Danae 
llevando en sus brazos al infante temido y entre ambos una mujer, 


Fig. II 


tal vez, como indica Fairbanks, la madre de Danae, eleva los bra- 
zos en señal de protesta por el cruel proceder del viejo Aecrisios que 
en actitud erguida detrás del operario dá las últimas órdenes re- 
ferentes al fúnebre trabajo. 


Mas el hado fatal, la Ananké había de cumplirse y no obstante 
las precauciones de Acrisios, nos cuenta la leyenda que Perseo, 
salvado por Polydectes fué por éste adoptado. Recibe luego el 
encargo de decapitar a Medusa blandiendo en contra de Acrisios 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 333 


como arma original la cabeza cortada, ante cuya visión horrenda 
el padre de Danae quedó petrificado. 

La escena en que Perseo cumple el encargo de su salvador apa- 
rece esculpida y pintada en muchos ejemplares del arte grie- 


Fig. II 


go aún en sus comienzos, como podemos ver en las Metopas del 
Templo de Selinonte en la escultura arcaica. También los deco- 
radores ceramistas recogieron el tema. En muchos vasos aparece 
Perseo asistido por Palas degollando a Medusa. La fig. III tra- 
ta el asunto, pero la escena es posterior al acto de la muerte. Me- 
dusa decapitada aparece en el centro cayendo y a su lado dos Gor- 
gonas huyen aterrorizadas. Este curioso ““Skyfos”” tiene además 
del interés del asunto, significación especial en el orden de! eolori- 
do, pues las figuras no aparecen en negro o rojo, como se presen- 
taban de ordinario, sino en un tono amarillento en que parece 
quererse copiar el tono natural de la epidermis humana. 

La leyenda de Herakles es otro tema familiar de los vasos. Los 
famosos trabajos del hijo de Zeus, impuestos por Euristeo, el rey 
cruel bajo cuya custodia le pusieron los celos de Hera, han sido 
asunto de numerosas obras de arte y en especial tratados por los 
pintores de vasos. 

Héreules, estraneulando al león de Nemea, está representado en 
un vaso de la hermosa colección del Museo Británico, a sus lados 


334 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


vése a Palas, que le asistía, dice la leyenda, en todas estas fabulo- 
sas empresas, y Hereo espectador de la descomunal lucha entre el 
héroe y la fiera. Una hermosa ánfora perteneciente al tipo de fi- 
guras nesras sobre fondo rojo reproduce con ligeras variantes el 
mismo tema. 

En el estilo de figuras rojas hay un plato que puede verse en la 
figura 5? de la citada obra de Fairbanks en que aparece Herakles 
arrestando a Cerbero asistido por Hermes. 

Herakles y el Tritón es el asunto de otro Vaso de la Colección 


Fig. IV 


del Museo Británico. Las figuras en negro sobre fondo rojo de es- 
ta “hidria”” están con tal acierto colocadas que a primera vista 
parecen una sola, algo así eomo un monstruo de dos cabezas por la 
forma en que están enlazados los cuerpos. A la misma colección 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 335 


pertenece otro Vaso sobre el tema de Herakles y la fiera de Ery- 
manthos. Esta representado el héroe en el momento de suspender 
al jabalí sobre la cabeza de Euristeo que aterrorizado se oculta en 
un tonel. 

Y por último dejando otros muchos vasos de análogo tema que 
no podemos explicar completamente por falta de ilustraciones, fi- 
jémonos en el ánfora que representan las figs. IV y V. El tema es 
el combate de Herakles con la hidra de Lerna, cuya sangre pon- 
zoñosa había de ser más tarde causa de la muerte del mismo He- 
rakles según la interesante leyenda de Deyanira que uno de los 
grandes trágicos llevó a la escena. La fig. IV presenta el ánfora 
en conjunto. En el cuello vése representado un carro de guerra 
próximo a partir. En el centro Herakles asistido por lolaos ma- 
tando a la hidra. Debajo una zona de animales. La base, decora- 
da también con motivos de esa fauna especial tan corriente en los 
Vasos. 

La fig. V representa el grupo principal con mayor relieve. Jun- 


Fig. V 


to a las tres figuras capitales que ocupan el centro: Herakles, lolaos 
y la Hidra aparecen Atenas y Hermes a un lado y otras tres figu- 
ras espectadoras del extraordinaraio suceso. 


La guerra de Troya es también un tema favorito. El rapto de 
Helena, los combates de Menelao y Pris, Ayax y Héctor. La to- 
ma de Troya, la muerte de Memnon, Tetis y Efaistos preparando 
las armas de Aquiles y tantos otros pasajes de la inmortal con- 


336 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tienda pueden conocerse a través de los Vasos. Si pudieran reu- 
nirse todos los referentes a este asunto, pudiérase formar una 
Tliada plástica pues casi no hay pasaje del poema homérico que no 
haya sido representado en un Vaso. La fig. VI representa el rap- 
to de Tetis que había de ser madre del gran Aquiles. Las Nereidas 
huyen para dar cuenta a Nereo y Doris del suceso. En un vaso de 
Douris del Museo del Louvre está la escena de las Nereidas ante los 


Fig. VI 


padres de Tetis, que es, pudiéramos decir, continuación del pasaje 
representado en la fig. VI. 

La fig. VII es el reverso del mismo vaso. Allí la sencilla técni- 
ea del pintor no halló mejor manera de expresar las transformacio- 
nes de Tetis en león y serpiente que colocar a un lado un león que 
ataca al raptor y una serpiente en manos de la raptada. 

Es Dioniso o Baco otro de los temas predilectos de los decora- 
dores de vasos. 

Entre otras muchas representaciones del dios de las Vendimias, 
está la que aparece en la fig. VII. En ella vése a Dioniso recos- 
tado y rodeado del cortejo báquico. Del mismo estilo es la erá- 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 337 


338 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tera representada en la sfigs. IX y X. De un lado Dioniso y 
Ariadna del otro Poseidon y Anfitrite, símbolos báquicos en torno. 
Por último veamos la fig. XI que representa el rapto de Europa, 


Es una exposición del mito cretense según el cual Europa descen- 
diente de lo fué raptada por Zeus que en forma de toro la sedujo 
y consiguió que cabalgase en él emprendiendo en seguida la fuga 
hacia Creta. 


Todas estas láminas y otras muchas análogas son más elocuentes 
que cuanto pudiéramos decir. Hemos visto como a través de los 
vasos se desenvuelven los ciclos míticos, siendo en ese sentido valiosos 
documentos brindados al mitólogo que quiera conocer lo que fueron 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 339 


340 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


esas creencias de los griegos. Los vasos son obras del pueblo, ellas 
nos hablan de cuales fueron las creencias, las ideas de esos hombres 
acerca de su Olimpo, de sus epopeyas y sus leyendas. Los poemas 


Fig. XI 


épicos y los vasos, he ahí las dos fuentes más seguras para el cono- 
cimiento cabal de la Mitología griega. 


IV 


LA CERÁMICA COMO MEDIO DE CONOCER 
LAS COSTUMBRES 


Los decoradores de vasos no se ciñeron a tomar como temas 
los asuntos religiosos o míticos. La vida real, en todas sus mani- 
festaciones, las costumbres y hábitos de la época están retratados 
en esos trazos negros o rojos que decoran los objetos cerámicos. 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 341 


El examen de la decoración de algunos vasos que pudieran multi- 
plicarse, nos lo probará. 

La Copa del Museo de Berlín perteneciente a la primer mitad 
del siglo V, representada en la fig. XII nos muestra el interior de 
una escuela ateniense de la época. Es una de las obras maestras 
de Duris. En un lado del vaso, que es el reproducido en el graba- 
do, vemos al profesor de lira dando una lección al alumno que 
aparece sentado frente a él. Al otro lado, el maestro de literatu- 
ra sostiene en sus manos el rollo conteniendo sin duda un poema 
que el alumno de pie ante él va a recitar. Junto a éste espera el 
eriado o acompañante que llevaba siempre a la escuela al niño ate- 


Fig. XII 


niense. En el anverso del vaso figura el maestro que está eseri- 
biendo una lección y el discípulo disponiéndose a copiarla. Com- 
pleta el decorado la parte interior en que un joven ata su sandalia 
en la actitud del escolar que terminadas sus tareas del día se re- 
tira de la escuela. Este vaso es de una importancia capital para 
el que estudie lo que significaba la educación entre los atenienses. 
Esta se compendiaba en el término música, pero entendido en su 
sentido amplio, comprensivo de los estudios literarios y musicales 
propiamente dichos, abareando los aspectos, instrumental y vocal, 
pues sabemos la íntima relación en que estaba en esa época la mú- 
sica con la literatura y la cultura física. 

Completaba la educación del niño la parte física, los ejercicios 
del Gimnasio y la palestra. 


342 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


La fig. XIII nos presenta cuatro jóvenes desnudos en la palestra. 
Copia de un vaso de Duris existente en el Museo del Louvre. 

A la izquierda el maestro, vara en mano, pronto a castigar las 
faltas o laxitud en el ejercicio. Junto a él un discóbolo. Com- 


Fig. XIII 


pletando el grupo los otros dos jóvenes dispuestos a entrar en ejer- 
cicio. 

Las figuras XIV y XV tienen también una gran significación. 
Preséntase en ellas un Discóbolo entre un atleta y un flautista. 
Ello nos indica el papel que en esa educación física desempeñaba 
la música. Los ejercicios debían de ser rítmicos acomodándose al 
compás de la música. Esa harmonía daba gracia y soltura de mo- 
vimientos y contribuía a un desarrollo igual de todos los miem- 
bros. Al par mantenía siempre vivo en el joven el sentimiento 
estético, aún en aquellos ejercicios físicos en que parece sólo había 
de encontrarse la parte brutal del hombre. 


Otro aspecto importante ofrece la fig. XVI, que representa un 
grupo de soldados armándose. Es la reproducción de una Copa 
del Museo de Viena. 


Son muy frecuentes en la cerámica griega las escenas guerreras. 
Algo indicamos al hablar de las representaciones relacionadas con 
la guerra de Troya y los combates de los héroes épicos. Pero el 
ejemplar citado tiene interés especial, pues nos presenta un rin- 
cón de campamento donde un grupo de hombres, no dioses ni héroes, 
se arma, mostrándonos las diversas piezas de que se componía el 
uniforme o arreo militar de los hoplitas. Fijémonos en las figu- 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 343 


ras que son interesantes en grado sumo. La primera de la izquier- 
da a la cual le falta la cabeza representa un soldado que prueba 
su espada, sacándola parcialmente de la vaina; a su lado otro ho- 
plita, ya armado, parece estar en espera de sus compañeros; un 


tercero cubre una de sus piernas con la pieza de armadura que ya 
tiene ajustada en la otra; el cuarto se ciñe el corselete; el que le 
sigue está pasando sobre su hombro la correa de la espada mientras 
se vuelve para ver a un compañero que sonriente le muestra un cas- 
co al que falta la cimera, como burlándose de su olvido; el de la ex- 
trema derecha está atando sobre la nuca su larga cabellera antes 
de colocarse el casco. Los escudos aparecen distribuidos llenando 
los huecos que dejan las figuras. Una fotografía, si en esa época 


344 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


hubiesen existido, no reproduciría más natural y fielmente el asun- 
to copiado. 
Las figuras XVII y XVIII presentan el interior de un taller de 


Fig. XVI 


Cerámica. Observando sus detalles veremos todo el proceso se- 
guido en la confección de los Vasos. 

La primera (XVII) reproduce un vaso de la colección Ruvo, 
representando el estudio de un pintor ceramista. Vénse en él 


Fig. XVII 


cuatro artistas. A la derecha una pintora decora el asa de una 
crátera. Otros dos pintores, se ocupan en el mismo trabajo, mien- 
tras el tercero decora la base de un cántaro. Este es mayor y su 
colocación en el centro, en lugar preferente parece indicar que es 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 345 


el maestro o principal artista del taller. A su lado Atena trae 
una corona, simbolizando el premio de la diosa protectora a sus 
artistas áticos. Completan el erupo dos victorias que colocan 
guirnaldas sobre las sienes de los otros dos pintores. Vasos en el 
- suelo, y otros en la pared terminan la decoración. 


Fig. XVIII 


En la fig. XVIII vemos el taller de alfarería pintado sobre una 
hidra del Museo de Munich. A la izquierda destácanse los alfa- 
reros dando forma, puliendo y terminando los vasos. Una colum- 
na al centro indica la separación de dos habitaciones. A la dere- 
cha está el horno. Los obreros acaban los vasos para ser coci- 
dos, otro prepara el fuego, y en el centro un hombre con largo bas- 


Fig. XIX 


340 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tón y túnica parece dirigir los trabajos, es el amo o encargado del 
taller. 

Después de examinadas esas reproducciones poco pudiera leerse 
que nos ilustrase mejor sobre esta materia. 

Un importante aspecto de la vida de los griegos es el referente 
a los sacrificios y libaciones que constituían el culto de sus dioses. 
Un ““oinochoe”” se conserva que, aunque rudo y tosco, presenta ela- 
ramente este aspecto: Apolo y Artemis ante el altar. Apolo apa- 
rece de un lado con la lira, del otro lado Artemis derrama el licor 
de la libación sobre el altar que los separa. 

La fig. XIX es otro ejemplar digno de estudio a este respecto. 
Es un “peliké”” representando a Hieródulo conduciendo un toro al 
sacrificio. 

Por último, examinemos a traves de los Vasos el ritual funera- 
rio. 

Todas las escenas de la muerte han sido tomadas como asunto 
decorativo. El cadáver tendido, coronado de flores y adornado 
de coronas y cintas, con los familiares en torno y volando sobre 
el sarcófago una figurita alada símbolo del alma o yvx% del difunto 
al escapar del cuerpo por la muerte. 

La ofrenda junto a la tumba o estela del difunto es también 
tema frecuente. Colliznon en su Manuel de Archéologie ofrece 
un buen ejemplo en la fig. 118. La misma muerte es representada 
poéticamente en la forma de una mujer que recibe las ofrendas de 
las vidas mortales. 

Las figs. XX y XXI representan el entierro de una joven que es 
conducida por dos hombres. Otros vasos de este tipo nos muestran 
a Caronte transportando sobre la Estigia las almas a la región de 
Hades. Los lecitos blancos son la forma de vasos escogida para 
desenvolver estos temas, y se conserva eran número de ellos, por- 
que enterrados en las tumbas han llegado a nosotros. Para un 
estudio más completo de estas materias recomendamos la obra 
de Colliznon ya citada y la de Pottier sobre los lecitos blancos 
áticos. En este rápido bosquejo hemos podido apreciar los más 
salientes rasgos de las costumbres griegas estudiadas en la pintu- 
ra cerámica. Un estudio más profundo nos mostraría muchas 
otras frases importantes sobre el mismo asunto, pero en una lec- 
ción de carácter general como ésta, no es posible entrar en más 
detalles. 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 347 


Fig. XXI 


LA CERÁMICA COMO MEDIO DE CONOCER LA VIDA 
PRIVADA DE LOS GRIEGOS 


Nos vemos precisados a tratar este último punto muy somera- 
mente. La falta de material con que ilustrar nuestra explicación, 
nos obligaría a dogmatizar lo que es contrario a nuestro concepto 
de la enseñanza de estas materias. 

Las escenas del hogar, de la vida social y de familia también se 
han representado por los ceramistas aunque no en tan grande pro- 
porción como los otros aspectos que hemos considerado. 

La vida del Gineceo pocas veces fué trasladada al decorado de 


348 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


Vasos. Sin embargo, no faltan escenas que presentan mujeres en 
el baño, o en el tocador, como la hermosa ánfora reproducida en 
la fig. XXII que muestra dos mujeres y Eros entre ambas junto al 
tocador. Los niños al principio tampoco se tomaron como asunto 


Fig. XXIT 


para la pintura de vasos, pero más tarde se presentaron ya solos, 
ya en grupos familiares, ya con animales domésticos. 

Un punto que se puede apreciar perfectamente a través de los 
Vasos es el referente a la indumentaria y mobiliario atenienses, 
correspondientes a los diversos rangos sociales y tipos represen- 
tados. 

Por último, es frecuente encontrar escenas de fiestas como bodas 
y banquetes. Uno de estos aparece en una copa pintada por Epie- 


teto que se conserva en el Museo Británico. 


Luis de Soto Sagarra: Lección de Filología Clásica. 349 


Terminaremos este punto, refiriéndonos para una información 
más completa e ilustrada con grabados a las obras que citamos al 
comenzar la lección. 


Al 
RECAPITULACION 


Antes de terminar esta lección resumamos los puntos capitales 
en ella desenvueltos y que os han de servir de guía u orientación 
es la pesquisa personal necesaria para completar el conocimiento 
de estas materias. 

Conocemos el campo de acción que abarca esta disciplina. 

Señalamos la importancia que tienen los vasos como monumen- 
tos auxiliares para el conocimiento de la antigiedad clásica. 

Hemos visto sus caracteres de autenticidad, número considera- 
ble de autor conocido, su valor como fuente para estudiar la pin- 
tura entre los griesos, su procedencia ática, por lo que en ellos se 
aprecian las cualidades artísticas de Atenas, la variedad de asun- 
to con que están decorados, todo lo eual los hace material de im- 
prescindible necesidad en todo Laboratorio o Museo Arqueológico. 

Hemos comprobado a través de ejemplares diversos, eomo puede 
apreciarse por ellos la Mitología, la leyenda y en relación con éste 
auxiliar el conocimiento de la Literatura griega. 

Otra serie de vasos nos ha mostrado la vida griega del niño en 
la escuela, el joven en los ejercicios atléticos, el hombre en la gue- 
rra, el obrero en su taller. Las escenas relativas al culto de los 
dioses y los muertos, característica tan esencial del pueblo griego 
nos han sido reveladas también merced a los vasos. 

Y la vida privada, las escenas domésticas, los grupos familiares, 
las fiestas, los adornos y trajes, los muebles y armas, todas las ma- 
nifestaciones en suma de la vida religiosa, social y familiar de los 
eriegos, se nos ofrece a través de esos Vasos con una elocuencia in- 
superable. 

Ya estáis, pues, en condiciones de completar, ayudados con la se- 
lección bibliográfica que os he ofrecido, vuestros conocimientos de 
esta rama del arte de los griegos, que aunque parezca la más mo- 
desta, y ser sólo un arte industrial, tiene tanta importancia como 
la Arquitectura o la Escultura, la Numismática o la Pintura, para 
el cabal conocimiento de la antigiiedad clásica. 


IA 
DR. PLÁCIDO BIOSCA Y VIÑOLAS 


Cayó al peso de implacable enfermedad que minara su natura- 
leza y en medio de agudos dolores que hicieran terrible el final de 
su vida. Fué un hombre modesto y bueno, un devoto de la causa 
universitaria a la que sirviera como un ejemplo, admirado de todos 
por su gran saber en las ciencias que cultivara con tanto éxito co- 
mo tuvo respetos de compañeros, amigos y discípulos por su ex- 
quisita corrección. La Universidad se ha conmovido con esta gran 
pena que entraña la pérdida de un excepcional servidor que en lides 
de la inteligencia, bien como estudiante o como maestro, revelara 
su mentalidad superior. Consagró su vida al trabajo que dignifi- 
ca y en medio de laboratorios, de instrumentos y de libros que 
coadyuvaron a la finalidad científica a que aspiraba dió solaz a su 
espíritu en un ambiente de paz. Le tratamos mucho y por ello le 
conocimos bien, fué un verdadero selfmademan, todo lo debió a su 
personal esfuerzo y si logró posición holgada debióla también a una 
perseverante labor y a una ordenada aplicación de los beneficios que 
obtuviera. Su cátedra de Química General que ganara en brillan- 
tísimas oposiciones efectuadas en Madrid, en 1892, y después la de 
Física General y Física Superior que le diera la Orden número 266, 
de 30 de Junio de 1900 constituyó para el Dr. Biosca en mucha 
parte de su vida una verdadera religión consagrándose a investiga- 
ciones que revelaban conocer los adelantos de su ciencia, a aumen- 
tar su bagaje intelectual para iluminar la mente de sus alumnos. 
¡Qué singular interés demostró en sus funciones universitarias! 
¡Con cuánto afán le vimos, a raiz de aquel tremendo ciclón de 1905, 
que derribara edificios de nuestra Universidad y enterrase bajo los 
escombros no pocos aparatos del Gabinete de Física, trabajar con 
celo ejemplar por salvar los más, por restaurar después, a veces 
con su propio peculio, los que dañados en algún modo podían ser 
útiles aún. 

La vida universitaria del Dr. Biosca, desde que ingresara como 


La Dirección: Plácido Biosca y Viñolas. 351 


estudiante hasta que obtuviera los doctorados en las distintas ca- 
rreras de Ciencias, Farmacia y Medicina que cursa se fué una vj- 
da de extraordinario brillo mental aleanzando en todas las asigna- 
turas la nota de Sobresaliente así como los premios ordinarios de 
ellas sin contar el extraordinario del grado de licenciado en Far- 
macia y el de doctor de la misma carrera, el extraordinario del gra- 
do de licenciado en Ciencias, Sección de las Físico-químicas, y el del 
doctorado de estos estudios. Ya en el Instituto de Segunda Ense- 
ñanza de la Habana había obtenido mediante oposición el cargo 
de Ayudante Preparador de sus Gabinetes como igualmente alcan- 
zÓ el premio ordinario del Grado de Perito químico, el del Grado 
de Perito mecánico en el año de 1887. En el grado de licenciado 
en Farmacia, hecho en 21 de Septiembre de 1888, desarrolló, en el 
ejercicio oral, el tema siguiente: Juicio crítico de los procedimien- 
tos de preparación de los polvos de la píldora”? y en el escrito Apli- 
caciones de la luz en las imvestigaciones químico legales, tratando 
sobre la Constitución de la bencina en opción al título de doctor 
en Farmacia. En el ejercicio para la licenciatura en Ciencias 
físico-químicas desarrolló el tema Obtención de 200 gramos de tin- 
tura de plata utilizando el cobre e investigando el oro posible y en 
el del doctorado en esta carrera sostuvo la tesis sobre Constitución 
de la matería en el año de 1886, come en el grado de licenciado en 
Medicina trató, en el ejercicio oral, de la Cirrosis hepática y psoriá- 
sis el 23 de Octubre de 1882 y en el del doctorado en ella en 29 
de Octubre de 1883, el siguiente tema: ¿Merece el caldo los hono- 
res que se le tributan como poderoso recurso de alimentación ? 
Esta es la exposición sintética de una carrera de labor univer- 
sitaria hecha en medio de triunfos sucesivos. Las sociedades cien- 
tíficas tanto de Cuba como del extranjero, entre ellas la Société de 
chimique de París le contó entre sus miembros y el Gobierno de 
España en esta Isla utilizó sus valiosos servicios como representan- 
te de la Facultad de Ciencias en el año 1883 en la Exposición de 
Chicago. Tras su primer nombramiento, en 25 de Agosto de 1886, 
a propuesta del Rectorado, para el cargo de Auxiliar interino en la 
Facultad de Ciencias, sobrevinieron los otros ya como profesor por 
oposición de Química General por R. O. de 24 de Marzo de 1892, 
tomando posesión en 20 de Abril del presente año, ya como profe- 
sor de Física ler. curso del Período Preparatorio, de Física 1? y 22 
cursos y de Micrografía y Fotografía de la licenciatura en Cien- 
cias por la Orden número 250 de 28 de Diciembre de 1889, como 


352 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


de Física General y Física Superior de la Escuela de Ciencias de 
la Facultad de Letras y Ciencias por la Orden número 266 de 30 
de Junio de 1900. 

Conservemos siempre fresco en la mente el recuerdo de un hom- 
bre de bien que tanto contribuyó con su esfuerzo al mayor lustre 
de nuestra Alma parems y sean sus virtudes el mejor ejemplo en 
que debamos inspirarnos para cumplir como buenos en la elevada 
misión universitaria que se nos ha confiado ya que de él, como ha 
dicho Lucano en la Farsalia, sólo nos queda Magni nominis umbra. 


LA DIRECCION. 


NOTAS BIBLIOGRAFICAS 


I. Las cien mejores poesías cubanas, por José María Chacón y 
Calvo, Madrid.—1922. 


Contribución inestimable a la Historia de la Literatura Cubana, 
esta pequeña antología de nuestro querido amigo y compañero el 
Dr. Chacón, Secretario de la Legación Cubana en Madrid, es guía 
utilísima para todo futuro intento de mayor empeño en ese sen- 
tido, y llena, en la actualidad, una necesidad grandemente sentida 
en las clases de Literatura Histórica de nuestras Escuelas Norma- 
les, únicas instituciones de enseñanza en las que la Historia de las 
patrias letras ha obtenido la consagración oficial. 

Es una recopilación hecha con el tino y depurado sentido esté- 
tico que caracterizan a su autor, al que una vastísima lectura de 
los clásicos castellanos y una gran cultura literaria en general fa- 
cultan para ese y más árduos empeños. 

Es verdad que en la selección impera, más que nada, la afieción 
del autor y sus propios motivos sentimentales; y que en aleún ca- 
so, hubiéramos preferido menos cantidad de poesías del mismo au- 
tor para poder comprender, dentro del número cien elegido, por 
imitación tal vez de Menéndez y Pelayo en su colección de las líri- 
cas castellanas, otros autores, en nuestra opinión injusta y sensi- 
blemente omitidos, como son, verbigracia, Luis Victoriano Betan- 
court cuya ““Limosna Espiritual”? es una de las composiciones 
más populares de Cuba, *““El hijo del Damují”” y Bonifacio Byrne, 
cuyos versos patrióticos inflamaron tanto el ardor de los que lu- 
echaron por hacernos libres; es verdad también que, quizás por error 
de redacción se deslizan algunas equivocaciones en la obra, como, 
por ejemplo, atribuirle “Los dormidos”? a José Jacinto Milanés, 
cuando se trata de una vibrante composición de Rafael María de 
Mendive, cuya exacta y correcta versión, disimulada entre nosotros 
por el temor a la censura en tiempos de la guerra, publiqué ha- 
ce aleún tiempo en mi conferencia sobre el poeta, lo que me valió 
felicitaciones efusivas del propio Chacón; e insistir también en el 


354 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


error de afirmar que Zequeira nació en 1760, cuando es lo cierto 
que fué en 1764, como lo prueba fehacientemente la copia de su 
partida de bautismo, publicada en facsímil, junto con otros inte- 
resantes documentos inéditos por m1 querido amigo y compañero 
el ilustre Dr. Sergio Cuevas Zequeira, en la edición de mi revista 
““La Novela Cubana””, que dediqué a Zequeira y Arango. Pero 
tan pequeños lunares no pueden ensombrecer el esplendor de una 
obra magnífica, por la cual nos complacemos en felicitar a su autor. 


EX % 


Ensayos de Literatura Cubana, por José María Chacón y Calvo.— 
Madrid. 


Contiene este volumen cuatro hermosos ensayos críticos del doe- 
tor Chacón: ““Los orígenes de la poesía en Cuba””, conferencia leí- 
da en la serie organizada en 1913 por la “Sociedad Filomática Cu- 
bana””, de la cual formamos parte y pronunciamos la segunda de 
dicha serie *“El Clasicismo en Cuba””, a la cual hubo de referirse 
con singular benevolencia Justo de Lara y de la cual hace mención 
que mucho nos honra, el autor del libro, Dr. Chacón; “Romances 
tradicionales””, magnífica contribución al estudio de nuestro folk- 
lore, para intensificar el cual fundó nuestro querido amigo y com- 
pañero la Sociedad Folk-lórica Cubana”? que preside, con legíti- 
mos prestigios, el Dr. Fernando Ortíz, y dos excelentes trabajos 
de erudición y crítica dedicados a José María de Heredia y Gertru- 
dis Gómez de Avellaneda, nuestros máximos poetas del siglo pasado. 

Discípulo Chacón de la escuela de crítica literaria fundada real- 
mente por Marcelino Menéndez y Pelayo y en que militan hoy, con 
tantos honores Bonilla San Martín, Menéndez Pidal, Julio Ceja- 
dor y Rodríguez Marín, entre otros más jóvenes, sus apreciaciones 
están investidas de esa severa erudición y de ese exacto sentido 
ponderativo que la caracterizan; por lo que, en sus trabajos, no se 
hallara nunca la erítica impresionista, llena de lugares comunes, 
que fué patrimonio de los escritores que usurpaban, antaño, el tí- 
tulo de eruditos; sino notables y sabias apreciaciones, hechas con 
gran justeza y acopio de datos. Es, por tanto, una obra digna de 
figurar en la biblioteca de todo el que aspire a conocer el desenvol- 
vimiento de nuestras letras. 


Salvador Salazar, 
Profesor de Historia de la Literatura Española y modernas 
Extranjeras. 


Notas bibliográficas. 355 


TI. Reconstrucción de un crimen e identificación de um criminal, 
por Israel Castellanos.—Habana, 1923. 


Nuestro estimado amigo, el laborioso Director del Gabinete Na- 
cional de Identificación, ha tenido la fina atención, que mucho 
agradecemos, de obsequiarnos con tan interesante folleto que nos 
viene a estimular en nuestra labor de propaganda, emprendida en 
la cátedra, demostrativa de la necesidad y utilidad de los conoci- 
mientos antropológicos. Por suerte todo evoluciona y la justicia, 
teniendo en cuenta los progresos científicos alcanzados, no vacila 
en llamar para que lo auxilien a individuos que, por su especial 
dedicación, puedan encauzar los recursos de la ciencia por la sen- 
da apropiada. 


El papel del jurisperito en la investigación judicial es tan im- 
portante que, gracias a él, muchos hechos delictuosos que aparecen, 
a simple vista, sumidos en el más profundo misterio, se han podido 
esclarecer bajo bases exactas e indiscutibles; así sucede en el caso 
que tan hábilmente nos relata el Dr. Castellanos en su trabajo. 
Entre las diversas investigaciones, de esta índole, que ha realiza- 
do, podemos sin vacilación calificar a la que nos ocupa, como de las 
más precisas; comienza por dar los detalles que rodearon el crimen, 
hace a continuación una serie de interrogaciones, las que analiza y 
contesta de un modo categórico, presentándonos una colección de 
fotografías que reconstruyen la escena que tuvo lugar al cometer- 
se el delito y termina identificando, con rigurosidad absoluta, al 
autor del hecho, haciendo, para ello, la comparación de una huella 
palmar encontrada en el lugar de la acción y una impresión to- 
mada directamente del presunto autor poniendo de manifiesto, aun 
a los ojos del menos conocedor de estos asuntos, la identidad com- 
pleta de ambas. 


Enviamos nuestra entusiasta felicitación al autor del útil y her- 
moso trabajo que brevemente hemos descrito y la hacemos extensl- 
va al Dr. Antonio Coya, culto Juez de Instrucción de San Cristó- 
bal, que dándose cuenta del valor extraordinario de la investigación 
científica en hechos cuyo esclarecimiento resulta a veces imposible 
por los medios corrientes, nos ha dado la oportunidad de comprobar, 
entre nosotros, la necesidad de preparar debidamente a los jóve- 
nes que ingresan en las aulas universitarias para cursar la carre- 


356 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


ra de Derecho a fin de saber utilizar, de modo apropiado, los va- 
liosos informes que puede suministrar el perito científico. 


Dr. P. Casanova, 


Profesor Auxiliar de Antropología. 


ML. La Verdadera Poesía Castellana, por Julio Cejador, Tomo 
IV., Madrid, 1923. 


La literatura española enriquécese de nuevo con el cuarto volu- 
men que de la Floresta de la antigua lírica española, acaba de pu- 
blicar el muy ilustre escritor y amigo nuestro muy estimado señor 
Julio Cejador y Frauca. De aplaudirse es la labor por él ejecu- 
tada porque pone al alcance del aficionado a estos estudios un ma- 
terial interesante que le permitirá apreciar este matiz de la poesía 
sentimental. Y así como en los volumenes anteriores ha discurri- 
do sobre el villancico simple, sobre las coplas, romances, villancico 
con coplas, seleceionando las mejores producciones e ilustrando de- 
terminados pasajes econ notas aclaratorias para ocuparse después 
del villaneico complejo, ciñese en este cuarto volumen a la exposi- 
ción del villancico con coplas y estribillo como perfecta evolución 
del villancico complejo, antiquísima producción literaria en Casti- 
lla según pueden aseverarlo tanto Hurtado de Mendoza como Ber- 
ceo y cuyo contenido parece señalar íntima conexión, con la obra 
poética del gran Teocrito en los cuadros admirables que de la vida 
campestre ofrece al lector. Esa esquisita floresta permite apreciar 
el hermoso ropaje de las ideas, el sello peculiar de un habla 
que responde a la manifestación del lenguaje de la época con sus 
síncopas, metátesis y apócopes, con su transformación de los ele- 
mentos sonoros, con el cambio de dental en líquida en el análisis 
de su estruetura como refleja, en el orden psicológico, el alma espa- 
ñola en sus versos suaves y bellos donde frecuentemente priva la 
elegancia, exterioriza las manifestaciones múltiples del senti- 
miento, los contrastes del mismo, es exponente a veces de delicadas 
descripciones, reveladoras de desengaños, fuente de inspiración de 
concepciones poéticas como así resulta del examen y comparación 
del famoso madrigal de Gutiérre de Cetina. 

Regocijémonos de la aparición de este cuarto volumen que tan- 


Notas bibliográficas. 357 


tos buenos elementos ofrece para juzgar la característica de la ver- 
dadera poesía castallana. 


E X % 


IV. Historia de la lengua y literatura castellana, 1908-1920), por 
Julio Cejador y Frauca, Tomo XIV.—Madrid.—1922. 


Con la publicación del décimo-cuarto volumen de esta obra da 
por terminado el autor la exposición de la historia de la lengua y 
literatura castellana desde sus orígenes hasta el año de 1920. Los 
que hayan examinado con toda minuciosidad los volúmenes publi- 
cados y hayan apreciado el contenido de ellos, cualquiera que sea el 
juicio formado, la censura que de ellos se ha hecho, tendrán que 
confesar como están llamados a prestar muy grandes beneficios no 
sólo desde el punto de vista bibliográfico sino en infinitos casos para 
orientar en las apreciaciones que deban hacerse en determinado mo- 
mento, para aquilatar el mérito de la producción, bien científica o 
bien literaria, como para obtener la mejor fuente de información. 
respecto de señalado autor; y así como las personalidades salientes 
en esta esfera, las excelencias de sus obras han merecido los hono 
res del juicio sereno y erudito del autor en los volúmenes dados 
a la prensa, y junto con lo relativo a España lo correspondiente a 
las naciones latino-americanas, así en éste discurre tanto en forma 
amplia como sintética, según el escritor, señalando los méritos lite. 
rarios de los que dentro de la época que comprende este volumen 
se han distinguido en la Península, han brillado en Costa Rica y 
han sobresalido de modo extraordinario en Uruguay. Pero este 
último libro tiene además de útiles apéndices magníficos diálogos en 
que discurre el autor sobre la excelencia tanto del éuscaro como 
del castellano, sobre la condición genética del primero en el grupo 
indoeuropeo merced al carácter de los sufijos de derivación, a la 
prioridad que asigna al éuscaro sobre todas las lenguas no sólo 
arias sino de Africa, Asia y América por virtud de la significación 
de determinados elementos. Para los que desde hace años venimos 
analizando la producción lingiúística de este hombre superior y he- 
mos podido observar las ideas consienadas en 1901 en el Tomo I 
de El Lenguaje, cuanto nos dice sobre el origen del mismo, lo 
dicho sobre el valor excepcional del éuscaro al exponer en la 
Embriogema del Lenguaje el valor de los demostrativos como las 


358 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


formas más antiguas y sencillas; las primeras formas del habla co- 
mo ha dicho Regnaud, comprenderán bien la razón de este estudio 
dialogado acerca del éuscaro, en que el autor con su clara men- 
talidad al exponer su doctrina ofrece en síntesis cuanto acerca de 
esto se ha dicho, consignando en forma clara y contundente la gran 
influencia del vascuence en la fonética peculiar del castellano y su- 
fijos y derivaciones que no se advierten en el latín y en otras len- 
guas neolatinas y que ofrecen estrecho contacto con el genio de la 
fonética, fraseología y derivación en vascuence. 


Felicitemos al autor por haber dado cima a una labor tan exten- 
sa merced a la perseverancia de su carácter y a su gran cultura 
que le permite discurrir con tanta competencia. 


ETE 


V. Origin and Evolution of Religion, by E. Washburn Hopkins, 
New Haven, 1923. 


En hermoso y bien impreso volumen trata el autor, que es muy 
notable profesor de Sánserito y Folología comparada de la Univer- 
sidad de Yale y entusiasta aficionado de los estudios de religión, el 
problema relativo a la génesis de ella así como a las transforma- 
ciones que en la misma pueden advertirse y por ello desenvuelve al 
través de sus diversos capítulos las teorías expuestas y defendidas 
sobre los orívenes religiosos, la adoración de piedras, montes, ár- 
boles y plantas, la consagrada a los animales, a los elementos y fe- 
nómenos celestes, al sol, al hombre y a los antepasados; al través 
de esas pásinas de vivo interés aparece cuanto atañe a los estímu- 
los religiosos, al alma, al sacrificio, al ritual como al sacerdote y a 
la ielesia y como las relaciones de la religión son múltiples de ahí 
las que mantenga con la mitología, con la ética y con la filosofía. 
La trinidad inda representada por Brahma, Vishnu y Shiva, la 
budística y la cristiana aparecen expuestas con lujo de detalles ex- 
ponentes de muy superior cultura. Sintetiza su criterio nuestro 
erudito colega afirmando que “cada religión es el producto de la 
evolución humana condicionada por un medio ambiente social. Y 
como el hombre ha evolucionado desde un estado inferior al del 
salvaje habiendo sido en determinado momento un mero animal, 
lógico es no atribuirle en tal estado otro sentido religioso que el 
poseido por un animal. Por ello el historiador debe inquirir sólo 


Notas bibliográficas. 359 


econ los factores, los medios por los que la humanidad se ha ence- 
rrado en esta concha de religión que por dondequiera ha surgido 
como elemento protector en el cuerpo social?””. 

Agradecemos al Prof. Washbum Hopkins el ejemplar con que 
nos obsequia. 


VI. Adolfo del Castillo.—En la paz y en la guerra, por Gerardo 
Castellanos G.—Habana.—1922. 


Los que sepan apreciar lo que ha sido el heroismo cubano al tra- 
vés de la gigantesca lucha que culminó con la independencia 
patria, los que se den cuenta de los sinsabores experimentados en 
los campos de Cuba, la abnegación, el sufrimiento y los grandes pe- 
lieros que corrieron los soldados de nuestra extraordinaria epopeya 
podrán pensar con exactitud sobre la significación de este libro, de 
los hechos vibrantes referidos al través de sus páginas, de lo que fué 
la excelsa figura de aquel valiente cubano que en la manigua de 
nuestros campos regados con sangre de tantos libertadores anóni- 
mos supo como un león desafiar las iras de los representantes de la 
nación española, nublando en más de un combate las heroicidades 
que su historia refiere, avigantando en cada portentoso empuje la 
personalidad del inolvidable Adolfo del Castillo. El señor Caste- 
llanos de prosapia revolucionaria ha querido en páginas de verda- 
dero amor grabar para siempre, contribuyendo así a la redacción 
de nuestra historia patria, las grandes acciones de tan insigne cu- 
bano, y merced a ello y en lenguaje seneillo y correcto que hace 
agradable la lectura nos relata con detalle minucioso cuanto hace 
referencia a la actuación mambisa de la ciudad de Sancti-Spíritus 
donde naciera nuestro gran soldado que si en la paz tuvo una vida 
modesta fué intrépido guerrero cuyas excelentes disposiciones lo as- 
cienden rápidamente de grado en grado y quien en los ataques vie- 
toriosos a Madruga, San Antonio de las Vegas, Jaruco, Loma de 
Carrasco, Giiines ete., fué ejemplo de singular valentía que reco- 
nocieran y admiraran sus huestes que tanto le quisieran y no pu- 
diera negar el enemigo contra el cual combatió en pro de la liber- 
tad de la patria con tesonería singular en correspondencia al bau- 
tismo de sangre que recibiese con el bayonetazo que en un muslo 
le diera un soldado español. 


360 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


La obra del señor Castellanos merece ser agradecida por cuan- 
tos se interesan por el conocimiento de los hechos que ilustren la 


historia de Cuba. 


Y X 2 


VII. Ideario Pedagógico, por Rafael Altamira, Madrid.—1923. 


El muy apreciado y distinguido profesor de la Universidad 
Central de Madrid, Dr. Rafael Altamira, ha recogido en bien im- 
preso libro los artículos que escribiera sobre interesentes problemas 
pedagógico, y en los que, como siempre, demuestra, a la vez que 
su especial devoción por estos estudios, sa moderna orientación. 

En esas páginas, llenas de vivo interés nos habla del patriotis- 
mo en la Universidad, la significación de la autonomía en dicho 
Centro revelando en su juicio una justa apreciación de tal siste- 
ma, los beneficios que ésta pueda ofrecer, los males que puede aca- 
rrear. La primera parte del libro está ceñida a cuestiones genera- 
les y por eso en La enseñanza y el momento presente trata de como 
la preocupación educativa ha alcanzado extraordinario relieve mer- 
ced a la gran guerra pasada y en los planes, ensayos, mociones se 
advierte una finalidad pacifista ya que la experiencia parece ha- 
ber demostrado que la raiz de ideas y sentimientos que mantienen 
la guerra descansa de modo muy principal en la educación bien 
por insuficiencia o equivocada dirección de ésta. Tal estado alar- 
mante de cosas explica las solicitudes en el Congreso de la Socie- 
dad de las Naciones respecto al mínimo de instrucción y educación 
que se deba a todo ser humano para cumplir con eficacia la fun- 
ción de ciudadano en una democracia, la necesaria prolongación 
de la vida escolar hasta los catorce años para que la acción moral 
tenga efecto, la protesta contra toda inclinación a inculcar a los 
alumnos de las escuelas públicas un espíritu belicoso como justifica 
bien cuanto ha dicho el sindicato de maestros oficiales del Depar- 
tamento del Sena sobre lo detestable y peligroso del chauvinismo 
en la enseñanza, lo expuesto por el Congreso de Milán de que en 
la enseñanza de la historia se debe prescindir de toda sugestión en- 
caminada a mantener odios entre naciones, las ideas del vizconde 
de Erliegh al considerar preferentemente la enseñanza histórica 
como uno de los medios educativos más poderosos y los de la seño- 
ra Rotten que coincide con los anteriores. Nos habla Altamira de 


Notas bibliográficas. 361 


la necesidad de preocuparse de la cultura popular, la conveniencia 
de defender la educación primaria, el desarrollo de los estudios 
técnicos elementales olvidándose toda propaganda de patriotería, 
de odio o desprecio a extraños tanto en las escuelas como en las 
Universidades que es a lo que responde la Universidad Internacio- 
nal de Bruselas. En el capítulo Historiografía patriotera cita el 
decreto del Ministerio prusiano de Ciencias, Artes e Instrucción 
Pública previniendo a los directores de centros docentes el abuso de 
la historia para fines políticos, que la enseñanza debe ser impar- 
cial, que no estén en las bibliotecas escolares los libros que glo- 
rifiquen la guerra en sí; decreto en gran modo encomiado por Al- 
tamira en razón de lo que esa enseñanza ha sienificado. 

Ocúpase después de Rousseau, de cómo sus opiniones han vuelto 
a ser una actualidad, cómo sus ideas siempre produjeron una preo- 
ecupación demostrado con su creciente literatura y si para algunos 
se estima de influencia lejana, una figura del todo histórica, hoy 
ha llegado a alcanzar gran predicamento entre los intelectuales 
germanos, se entona un himno al Contrato Social, los Anales de la 
Sociedad Juan Jacobo Rousseau, de Ginebra da a conocer cosas 
completamente inéditas, el Ayuntamiento de Montmorencey le erige 
una estátua para glorificar su nombre. En otro artículo, a conti- 
nuación de éste, nos habla de la personalidad de Giner de los Ríos, 
de aquel gran maestro de elevadas ideas y sanos principios que su- 
po arraigar afecto hondo en el corazón de sus discípulos y desper- 
tar la admiración de los que han apreciado su meritoria obra peda- 
gógica. En esas páginas lamenta el autor su muerte ya que con 
ella se apagó el consejero de almas de muchos hombres que han figu- 
rado en la política, enseñanza, periodismo, ciencia, etc. Alcanzó 
Giner sólido prestigio fundado en su saber enciclopédico y exten- 
so, en su condición moral intachable, en su desinterés como reflejo 
de sus prédicas, en su tolerancia que significó siempre respeto por 
lo que justo es que varón tan insigne obtuviera la consideración que 
se otorga a quien posea las excelsas cualidades que deben ornar a 
todo educador. Señala Altamira el mérito de la Institución lbre de 
enseñanza y de modo especial los tres puntos fundamentales de la 
doctrina pedagógica de Giner de los Ríos que son: educación físi- 
ea, artística y moral desenvueltas dentro de la mejor dirección, 
prescindiendo de manuales para aprender mediante la visión direc- 
ta de las obras a fin de formar el gusto y desarrollar el juicio. Tra- 
ta en El problema de nuestra cultura cuanto concierne a cada uno 


362 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


de los grados de la enseñanza, a su mejor desenvolvimiento siendo 
preciso la mayor protección por parte del Estado y de particulares 
para que respondan a lo que deben ser. Y como en la esfera pai- 
dológica alcanzó una significación importante, como también la tu- 
vo en el campo del lenguaje el Abate Hervás y Panduro, de ahí 
el interés de Altamira por exteriorizar sus méritos en este aspecto 
de la ciencia con la nota que presentara en el primer Congreso in- 
ternacional de Paidología, celebrado en Bruselas, en Agosto de 
1911, considerando a este grande hombre como un verdadero pre- 
cursor de la Paidología en el sentido de haber estudiado en su 
Historia de la vida del hombre el desarrollo físico e intelectual del 
ser humano desde su nacimiento hasta su muerte, añadiendo en 
cada período de la vida la doctrina referente a la educación que 
a su juicio convenía de modo especial. 

Pero de todas las cuestiones que trata Altamira en su /dearto 
Pedagógico ninguna de tanto interés para nosotros como la refe- 
rente a la autonomía universitaria, ya que ésta es una aspiración de 
nuestro Cláustro, porque en ese estudio se da exacta idea de su sig- 
nificación del cambio que por ella se realiza, de los beneficios y 
males que pudieran sobrevenir si no preside un sentido elevado en 
la concesión que se otorgue, ya que es del todo explicable la aspi- 
ración natural de todo hombre, de todo organismo a gobernarse a 
sí propio como una reacción que responde a la gran intervención 
de los Poderes públicos cuando ésta no se traduce en medio favora- 
ble para el engrandecimiento de un determinado Centro; y aunque 
entiende que tal forma de desenvolvimiento lo justifica la tenden- 
cia a un debido mejoramiento, a una libertad de acción del profe- 
sorado, al progreso en el sistema de enseñanza, declara que si la 
Universidad española es una de las más libres científicamente no 
podía sentirse satisfecha ya que no se le concedían los fondos que 
las necesidades de la enseñanza requerían, era excesiva la interven- 
ción del Estado en sus asuntos internos y los cuadros de enseñan- 
zas aparecían del todo inflexibles. Refiriéndose a ésto Altamira 
manifiesta que adolece lo dicho de alguna exageración ya que hubo 
libertad para crear enseñanzas como también la hubo en materias 
de examen, reválidas, ejercicios para el doctorado, que las quejas 
tenían fundamento por ser preciso que la autonomía de hecho se 
consolidara por una declaración oficial, y si al principio el decreto 
de autonomía pareció un acierto no lo fué ya que no se consultó a 
las Universidades sino a posteriori, dejándose desatendida lo que 


Notas bibliográficas. 363 


habría de contribuir a hacer posible la autonomía que es la base 
económica. Para que la acción privada surtiera efecto sería pre- 
ciso educar previamente los espíritus, de ahí como dice Altamira 
la candidez del decreto y con ello estamos en un todo conforme por- 
que estimamos lo dicho muy aplicable a nuestro medio social don- 
de si las riquezas, de corto tiempo a esta parte, caracteriza la con- 
dición económica de muchas familias, no saben sentir, como pasa en 
los Estados Unidos, y ningún beneficio reciben las Instituciones de 
los favorecidos de la fortuna. Para acertar en el bien de la ense- 
ñanza débese en primer lusar triplicar los créditos para que 
se llenen las atenciones económicas, cosa que habría de hacerse en 
primer término en nuestra Universidad, para conceder después la 
autonomía pedagógica y administrativa. Y es tanto más necesa- 
rio este para evitar estímulos en Centros privados, para que no se 
pongan frente a frente la Universidad oficial y la católica ya que 
el engrandecimiento de ésta sería, sin duda, a expensa de aquélla. 
Es un error asimismo suponer, como se advierte en general, y a 
ello se refiere Altamira, que la esfera autonómica no tiene limita- 
ciones, dado que toda nación, todo individuo por libre que sea den- 
tro de una vida social ordenada y justa tiene sus límites por eso al 
defender la Universidad su autonomía ha de reconocer el límite de 
ésta en los intereses generales que representa el Estado. Lo di- 
cho en nada es una crítica del sistema y del beneficio que pueda 
proporcionar pues que para indicar la organización de los estudios 
universitarios nadie mejor que los elementos de su profesorado, 
se asecuraría la permanencia de los planes. La Universidad debe 
ser autónoma en el manejo y aplicación de los recursos económi- 
cos, el Estado debe proveer la cantidad alzada que crea conveniente 
en relación con las necesidades para que la Universidad la distri- 
buya lo que hace pensar en el evidente error de una autonomía a 
base de los créditos actuales pues equivaldría a condenar a muchas 
facultades de enseñanzas básicas. Si la Universidad se valiera de 
por sí la libertad sería un hecho mientras su vida económica depen- 
da del Estado será semilibre. 

En esta bien meditada exposición de lo que es la autonomía uni- 
versitaria y del concepto que ella le merece nos informa como ésta 
no es la vez primera que las Universidades españolas hayan tenido 
autonomía ya que autónomos lo fueron hasta mediados del siglo 
XIX, con rentas propias si bien anduvieron comunmente en estado 
de decadencia por lo que el primer marqués de Pidal pensó que las 


364 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


mejoraba incorporándolas al Estado, cosa que en cierto modo se 
obtuviera ya que hubo desciplina y regularización de los medios 
económicos. Pero ya por experiencia se sabe lo que acontece con 
la intromisión inmediata del Estado por más que los males en cierto 
aspecto se conjuren, de ahí el que se sintiesen los efectos de la bu- 
rocracia, reflejados también en Cuba y el que no quisiese formarse 
el Estado un concepto propio de lo que debe ser para él esta ense- 
ñanza, no como fuente de ingreso sino como remuneración en 
cultura, a ello se debió que se escatimasen los recursos, el que 
estos Centros estuviesen cada vez más indotados, la irritación 
del profesorado al advertir cómo la consideraba el Estado, las 
justificadas censuras que se le dirigiesen por deficiencias en la 
enseñanza que señalamos, como bien puede colegirse el fra- 
caso de las Universidades oficiales y el fundamento del decre- 
to de autonomía del Ministro Silio que si no ofrecía un des- 
prendimiento completo por lo menos lo iba preparando en el 
orden económico. Para el nuevo estado pidió el Ministro a las Uni- 
versidades un dictamen del mínimo de asignaturas que han de for- 
mar el grupo de las exigibles, un proyecto de Estatuto externo so- 
bre el regimen de estudios, administración de bienes que se les en- 
tregan y los que puedan adquirir, organización de su personal. Y 
si aparece a primera vista lo que pudiera encantar de este nue- 
vo aspecto de la Universidad, discurre Altamira con toda serenidad 
sobre la vida económica, sobre las dificultades para desenvolver es- 
tos Centros, la facilidad de determinado partido político en las Cor- 
tes de suprimir toda consienación, señalando cómo la autonomía exi- 
girá que los profesores den más tiempo y trabajo a la Universidad, 
cómo para el prestigio de ellas se requiere gasto de energía espiri- 
tuales para concluir manifestando que para que la Universidad au- 
tónoma haga obra seria tiene que combatir la enseñanza libre y aca- 
bar con ella, cosa difícil porque enacvenaría la simpatía de gran 
parte de la sociedad y estas instituciones necesitan de ella para vi- 
vir, siendo asimismo la falta de varantía para que en los presu- 
puestos se conserve la misma consignación, factor que coopera a 
que corra los vaivenes de la política. 

Ahora que por nuestro Cláustro universitario se ha pedido la au- 
tonomía al Gobierno y hasta se redactó un Proyecto de Ley con ese 
fin, no debemos echar en saco roto las atinadas observaciones que 
se han expuesto como tampoco en relación con la enseñanza libre, 
criterio que hemos mantenido en nuestro libro La Uniwersidad 


Notas bibliográficas. 365 


de la Habana al exponer esta concesión por Real Decreto de 5 de 
Julio de 1887. En él decimos “Esta concesión que tuvo que ser 
recibida con aplausos porque ella tendía a facilitar el medio de 
obtener una carrera a los que por circunstancias de la vida tuvie- 
ran que hacerla con prontitud, no ha sido bien interpretada por 
aquellos que se han aprovechado de el. Más que para los jóve- 
nes estudiantes a quienes un estudio metódicamente hecho confor- 
me a sabias agrupaciones habría de proporcionar beneficios sin 
cuentos, debía ser utilizado por los de capacidad superior y no por 
las medianías, como a veces ha acontecido, aunque advirtiéndose 
siempre honrosas excepciones. Esta concesión es, por desgracia, 
una llaca que lentamente corroe la enseñanza oficial, causándole 
inmenso daño, pues la experiencia hace pensar en una puerta que 
se proporciona al alumno para escapar del estudio metódico de una 
carrera, cuando firme la dirección téenica no permite que se ins- 
eriban dentro de un curso académico más que las materias que co- 
rrespondan. Hay un vértigo en nuestra vida por hacer todo a es- 
cape, de resultado funesto, lo aprendido sin base se esfuma con faci- 
lidad. El espectáculo que viene dando la Universidad en estos 
últimos años y principalmente en el actual curso académico de 
1914 a 1915 es altamente doloroso. La avalancha de alumnos pri- 
vados es sorprendente””. Asreguemos que este mal sigue in ere- 
cendo. 


IX. En la puerta de la ¿glesia, por Miguel L. Amunategui Reyes, 
Santiago de Chile, 1923. 


Nuestro amigo estimado, el muy ilustre autor de este interesante 
estudio, discurre al través de sus páginas acerca de la ortografía de 
aleunas voces que resulta para muchos dudosa en atención a que 
autoridades de relieve las emplean de un modo en tanto que otros 
lo hacen de diversa manera. La obra acusa una excelente cultu- 
ra, indispensable para discurrir sobre los casos que Amunátegui 
señala, una serenidad de juicio para consignar el error y un equi- 
librio al apreciar los hechos que se presentan dudosos a fin de ineli- 
narse del lado que a su entender es el mejor. En este estudio que re- 
vela una labor en extremo paciente trátase de los cambios en los 
elementos sonoros, explícase el sentido de frases señalando los 
errores, se consignan las omisiones en que ha incurrido la Acade- 


366 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


mia, las diversas formas que toma una voz originando un doble em- 
pleo, la variedad del término merced al acento produciendo usos di- 
versos, cuanto afecta al género del sustantivo variando la signifi- 
cación, el empleo de una forma con un sentido que se da a otra, la 
causa genética de un término y de su acepción, las dicciones que 
aparecen acentuadas y no acentuadas así como el uso de vocablos 
que siendo adjetivos pasan a la condición de sustantivos con indica- 
ción de sus matices semánticos. Refiérese al traves de sus disquisi- 
ciones sobre la tendencia de la Academia a no dar entrada a cier- 
ta forma verbal en una expresión semántica por otra que trata de 
justificar con el corriente empleo hecho por los escritores, como 
no olvida aquellos casos en que se nota la falta de una pauta para 
la formación del plural de nombres y frases trasladadas del latín 
al castellano sin variación alguna, y aun cuando a primera vista 
la observación del ilustre escritor acomódase a lo que es propio 
conspira sin duda esa forma contra la eufonía del idioma. Y 
así de un caso en otro, siempre interesantes todos, va exponiendo sus 
ideas en este libro utilísimo, de frecuente consulta, por lo que debe 
estar al alcance de todo escritor y del valor de cuyo contenido nos 
hemos podido dar cuenta al leerlo parcialmente en el Boletín de la 
Real Academia Española. 
Dr. J. M. Dihago, 


Profesor de Lingiística y de Filología. 


MISCELÁNEA 


La Academia de la Historia nos remite para su reproducción la si- 
guiente Convocatoria y Reglamento para los Concursos a premios 
correspondientes a los años de 1924 y 1925. La Convocatoria para 
el de 1924 dice así : 

En cumplimiento de lo que dispone el inciso sexto del artículo se- 
gundo de nuestro Reglamento, esta Academia abre un concurso li- 
terario bajo las siguientes condiciones: 

1*, El tema de este certamen es: Historia documentada de la 
villa de San Cristóbal de la Habana durante el siglo XVII. 

2%. Las obras se presentarán escritas a máquina, deberán estar 
redactadas en castellano, y serán originales e inéditas. No se fija 
extensión determinada, sino que se deja ésta a juicio de los concur- 
santes. 

32. Cada autor marcará su obra con un lema y la acompañará 
de un sobre cerrado y lacrado, que contendrá su nombre y dirección, 
y que tendrá escrito por fuera el lema y primer renglón de la obra. 

4%. Las obras serán entregadas, o enviadas por correo, en paque- 
te certificado, al Secretario de la Academia, quien en cada caso 
otorgará recibo, haciendo constar en el mismo el sobre-eserito del 
sobre cerrado y lacrado. 

52, El plazo para la presentación de obras vencerá a las 12 m. 
del día primero de agosto de 1924, 

6%. No se admitirá obra alguna a la cual se acompañe oficio, 
carta o papel de cualquier clase por el que pudiera averiguarse 
el nombre del autor. 

7%. No se devolverá ninguna de las obras que se presenten: to- 
das ellas se conservarán en el archivo de la Academia. 

8*. Las personas que concurran a este certamen se conducirán 
con la discresión necesaria para que no se sepa, ante de conocerse 
el laudo de la Academia, cuáles son las obras presentadas por ellas. 
Si por indiscreción de un autor se supiera su nombre, quedará 
fuera del concurso. 

92. Se discernirán un premio y un accésit. El premio eonsis- 


368 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


tirá en un diploma, trescientos pesos en moneda oficial y cien ejem- 
plares de la edición que la Academia haga de la obra premiada; y 
el accésit consistirá en un diploma y en cien ejemplares de la edi- 
ción que la Academia imprima de la obra que merezca esta recom- 
pensa. 

10. El mérito de las obras que se presenten no les dará derecho 
al premio ni al accésit; para alcanzarlos han de tener, por su fon- 
do y por su forma, valor que de semejantes recompensas las haga 
dignas en concepto de la Academia. 

11:. Las obras que resulten premiadas se publicarán por la 
Academia, a sus expensas, en ediciones de seiscientos ejemplares 
cada una, y estas ediciones serán propiedad de la Academia. La 
propiedad de estas obras pasará a sus autores a los seis meses de 
haber sido publicadas por la Academia, no pudiendo mientras tan- 
to imprimirlas ellos. 

12. Sia juicio de la Academia hubiese, además de las obras pre- 
miadas, otra u otras que merecieran los honores de la publicación, 
se insertarán en los Anales por el orden que se acuerde. 

132. En los nueve primeros días de octubre de 1924 la Acade- 
mia en pleno acordará la adjudicación del premio y del accésit, y 
en la sesión solemne y pública que se efectuará el día diez, se abri- 
rán los sobres correspondientes a las obras agraciadas, se darán a 
conocer los nombres de los autores respectivos y se entregarán a 
éstos las recompensas. 

14*, Después de entregadas las recompensas, los autores de 
las obras no premiadas adquirirán la propiedad de las mismas. 

15%. A este certamen podrán concurrir cuantas personas lo de- 
seen ya sean ciudadanos eubanos o ya extranjeros, residan o no en 
el territorio de la República, con la única excepción de los indi- 
viduos de número de esta Academia, a quienes nuestro Reglamento 
prohibe tomar parte, como aspirantes a premios, en los concursos 
que la misma celebre. 

La Habana, septiembre 15 de 1923.—Evelio Rodríguez Lendián, 
Presidente.—F. de P. Coronado, Secretario. 


La Convocatoria de 1925 dice lo siguiente: 
En cumplimiento de lo que dispone el inciso sexto del artículo 


segundo de nuestro Reglamento, esta Academia abre un concurso 
literario bajo las siguientes condiciones: 


Miscelánea. 369 


1.. El tema de este certamen es: Compendio de historia de Cu- 
ba. Este compendio abarcará desde la época precolombina, inclu- 
sive, hasta la constitución de la República el 20 de mayo de 1902. 

22. Las obras se presentarán escritas a máquina, deberán estar 
redactadas en castellano, y serán originales e inéditas. No se fija 
extensión determinada, sino que se deja ésta a juicio de los con- 
cursantes. 

32. Cada autor marcará su obra con un lema y la acompañará 
de un sobre cerrado y lacrado, que contendrá su nombre y diree- 
ción, y que tendrá escrito por fuera el lema y primer renglón de 
la obra. 

4%. Las obras serán entregadas, o enviadas por correo, en pa- 
quete certificado, al Secretario de la Academia, quien en cada ca- 
so otorgará recibo, haciendo constar en el mismo el sobre-eserito 
del sobre cerrado y lacrado. 

5%, El plazo para la presentación de obras vencerá a las 12 m. 
del día primero de agosto de 1925, 

6*. No se admitirá obra aleuna a la cual se acompañe oficio, 
carta o papel de cualquier clase por el que pudiera averiguarse el 
nombre del autor. 

7%. No se devolverá ninguna de las obras que se presenten : to- 
das ellas se conservarán en el archivo de la Academia. 

8*. Las personas que concurran a este certamen se conducirán 
con la discreción necesaria para que no se sepa, antes de conocerse 
el laudo de la Academia, cuáles son las obras presentadas por ellas. 
Si por indiscreción de un autor se supiera su nombre, quedará 
fuera del concurso. 

92, Se dicernirán un premio y un accésit. El premio consis- 
tirá en un diploma, trescientos pesos en moneda oficial y cien 
ejemplares de la edición que la Academia haga de la obra premia- 
da; y el accésit consistirá en un diploma y en cien ejemplares de 
la edición que la Academia imprima de la obra que merezca esta 
recompensa. 

10*, El mérito relativo de las obras que se presenten no les da- 
rá derecho al premio ni al accésit; para alcanzarlos han de tener, 
por su fondo y por su forma, valor que de semejantes recompensas 
las haga dignas en concepto de la Academia. 

112. Las obras que resulten premiadas se publicarán por la 
Academia, a sus expensas, en ediciones de seiscientos ejemplares 
cada una, y estas ediciones serán propiedad de la Academia. La 


370 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


propiedad de estas obras pasará a sus autores a los seis meses de 
haber sido publicadas por la Academia, no pudiendo mientras tan- 
to imprimirlas ellos. 

12. Si a juicio de la Academia hubiese, además de las obras 
premiadas, otra u otras que merecieran los honores de la publica- 
ción, se insertarán en los Anales por el orden que se acuerde. 

132. En los nueve primeros días de octubre de 1925 la Acade- 
mia en pleno acordará la adjudicación del premio y del accésit, 
y en la sesión solemne que se efectuará el día diez, se abrirán los 
sobres correspondientes a las obras agraciadas, se darán a cono- 
cer los nombres de los autores respectivos y se entregarán a éstos 
las recompensas. 

142. Después de entregadas las recompensas, los autores de las 
obras no premiadas adquirirán la propiedad de las mismas. 

15%. A este certamen podrán concurrir cuantas personas lo de- 
seen ya sean ciudadanos cubanos o ya extranjeros, residan o no 
en el territorio de la República, con la única excepción de los indi- 
viduos de número de esta Academia, a quienes nuestro Reglamen- 
to prohibe tomar parte, como aspirantes a premios, en los concur- 
sos que la misma celebre. 


La Habana, septiembre 15 de 1923. 


Evelio Rodríguez Lendían, 
Presidente. 


F. de P. Coronado, 
Secretario. 


Disposiciones reglamentarias que se citan: 

ArricuLo 2.—Para cumplir sus fines la Academia se ocupará: 

SexTo: En estimular el estudio de la historia patria por me- 
dio de concursos a premios que otorgará conforme al reglamento 
que redacte y previamente publique. 

ArricuLo 102%.—Los Académicos de número no podrán tomar 
parte, como aspirantes a premio, en los concursos que la Academia 
celebre. 


CANJE 


Informe Anual de la Estación Experimental Insular de Puerto Rico.—-Cu- 
carachas, por Francisco Sein; San Juan.—Tétanos, por Jaime Bagué; San 
Juan.—The Avocado in Porto Rico, by J. P. Griffith; San Juan.—The Jour- 
nal of the Department of Agriculture and L.abor of Porto Rico.—Orto; Mé- 
jico.—La Ciencia Tomista; Madrid.—Nosotros; Buenos Aires.—El Maestro; 
Méjico.—Bulletin of New York Public Library; New York.—Revista de 
Medicina y Cirugía de la Habana; Habana.—Revista de Matemáticas y Fí- 
sicas Elementales; Perú.—Boletín de la Escuela Normal de Varones; Te- 
gucigalpa.—Ilustración del Clero; Madrid.—Boletín de la Cámara de Co- 
mercio de Honduras; Tegucigalpa.—University of California Record; Cali- 
fornia.—Estudios de Derecho; Medellin.—Boletín Histórico de Puerto Ri- 
co; San Juan.—El Guatemalteco; Guatemala.—Boletín de la Academia de 
Derecho; Habana.—El Apóstol; Pinar del Río.—Revista de la Facultad de 
Ciencias Químicas; La Plata.—Boletín Municipal; Méjico.—Educación; Mé- 
jico.—Revista de la Universidad; Tegucigalpa.—Boletín de la Unión Pan- 
americana; Washington.—Acción Cooperatista; Méjico.—Stium; Guatema- 
la.—The Theosophical Path; California.—Secretaría de Sanidad y Benefi- 
cencia, Boletín Oficial; Habana.—Cámara de Representantes, Décimo pe- 
ríodo congresional; Habana.—Sul Metodo Sperimentale secondo Galileo Fe- 
rraris e su quaichema applicazione, Prof. G. Ivaldi; Roma.—Alliance Fran- 
caise, Association Nationale; París.—Les Nouvelles Littéraires; París.— 
Revista Agrícola; Bogotá.—Estudis Franciscans; Barcelona.—Revista del 
Ateneo de El Salvador; El Salvador.—El Libro El Paeblo; Méjico.— 
Revista Parlamentaria de Cuba; Habana.—Razón y Fé; Madrid.—Re- 
vista Calasancia; Madrid.—Energía Eléctrica; Madrid.—Boletín del Ejér- 
cito; Habana.—Boletín del Ministerio de Relaciones Exteriores; San Sal- 
vador.—Boletín de la Secretaría de Educación Pública; Méjico.—Sub- 
junctive conditions in Tacitus, by Herbert C. Nutting; California.— 
Humanidades; La Plata.—Discursos leídos en la recepción pública del se- 
ñor René Lufríu y Alonso. Contestación del Dr. Tomás de Jústiz del Va- 
lle; Habana.—Anuario de la Academia de Ciencias, exactas, físicas y na- 
turales; Madrid.—Revista de Medicina y Cirugía; Junio.—Primer congre- 
so feminista de la liga Pan-americana de las mujeres; México.—Fundació 
Bernat Metge; Barcelona.—Boletín de la Provincia Eclesiástica de la Re- 
pública de Cuba; Habana.—El Apóstol; Pinar del Río.—La fauna de los 
citratos de *“*Pggope Asparia”” Menegh. del liásico medio del rincón de 
Egea en el N. W. de la provincia de Murgia, por Daniel Jiménez de Cis- 
neros; Madrid.—Revista de la Real Academia y Naturales de Madrid; Ma- 
drid.—La Energía Eléctrica; Madrid.—Cortes; San Pedro Sula.—Revista 
Bimestre Cubana; Habana.—Claridad; Tegucisgalpa.—Sul principio delle 


372 Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. 


energie de moto como principio foudamentale della mecanica, Gretano Ival- 
di; Milano.—Boletín de la Real Academia Española; Madrid.—Sul princi- 
pio delle energie di moto e sulle me conseguenge; Milano.—Bibliographic 
Lorraine; Nancy.—L*Ecole Centrale de la Meurthe a Nancy, Nancy.—Uni- 
versity of Colorado bulletin; 1923.—Revista de la Asociación Politécnica 
del Uruguay; Montevideo.—Revista de Archivos, Bibliotecas y Ciencias; 
Madrid.—Catálogo alfabético de nombres vulgares y científicos de plantas 
que existen en Méjico, No. 1; Méjico.—Educación; México.—El Libro y El 
Pueblo; Méjico.—The Influence of Contemporary Science on Locke's Me- 
thod and Results, by Fulton H. Anderson; Toronto.—Frisos y Columnas, 
por Francisco Villalobos.—Anales del Instituto General y Técnico de Va- 
lencia; Valencia.—Observatorio Meteorológico, Magnético y Seísmico del 
Colegio de Belén; Habana.—L'Ospedale Maggiore; Milano.—Situación eco- 
nómica, hacienda pública, comercio y finanzas, National City Bank; New 
York.—Biblioteca '““Las Antillas”, VII.—Gaceta de Bellas Artes; Habana, 
—Atti e Memorie; Mantova.—Cooperación; Méjico.—El libro del pueblo; 
Méjico.—Discurso leído en la apertura del curso académico de 1923-24, en 
la Universidad de Oviedo, por el Dr. Gabriel Galán; Oviedo.—Inicial; Bue- 
nos Aires.—Diario de Sesiones del Senado de la República de Cuba; Haba- 
na.—Biblioteca de las Antillas. Vol. VINL.—Gaceta Escolar; Habana.—Re- 
vista Histórica, Montevideo.—Guía Geológica de los alrededores de Toledo, 
por Joaquín Gómez de Llarena; Madrid, 1923.—Cooperación; Méjico.—Nota 
sobre los supuestos descubrimientos del Dr. J. G. Woff, en Patagonia, por 
J. Imbelloni; Buenos Aires.—Extracto Taquigráfico de la V reunión de la 
Sociedad de las Naciones; Ginebra.—Actividades de la Liga de las Nacio- 
nes, por Cosme de la Torriente; Habana.—Biblioteca **“Las Antillas””, Vo- 
lumen 1X; Habana.—Memoria anual del curso 1922 a 1923 y discurso inau- 
gural del curso 1923 a 1924 del Instituto de Santiago de Cuba; Santiago de 
Cuba.—Sociedad española de antropología, etnografía y prehistoria; Ma- 
drid, 1921, 1922,—Boletín Mensual de la Sociedad de las Naciones.—La 
Revista de la Universidad; Guatemala.—The National City Bank of New 
York.—Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana; Washington.—Car- 
melo Viñas Mey. Legislación social en la Recopilación de Indias; Madrid, 
1921.—Carmelo Viñas Mey. Una página para la historia del helenismo en 
España; Madrid, 1922. 


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Antropología Jurídica (1 curso, para los alumnos S Dr. Arístides Mestre. 
de DeTecho) un ara aaa je lav ola la loa 


Conferencias. 
Anatomía comparada .......... O ANN] 4 
Paleontología animal .............. AN A CUB J Profesor Dr. 'Vietor J. Hodrigueas: 


Los profesores auxiliares de esta Escuela son: Dr. Ricardo de la Torre (Auxiliar interino) de Biolo- 
gía, etc. y Conservador del Museo Antropológico y de Zoología; Dr. Juan M, Lagomasino (Jefe del Ga- 
binete de Astronomía); Dr. Manuel Gran (Jefe del Gabinete de Física); Dr. Gerardo Fernández Abreu 
(Jefe del Laboratorio de Química); Dr. Francisco Muñoz (auxiliar interino para Química) y Dr. Manuel 
Mencía (Director del Jardín Botánico); Dr, Pelayo Casanova (auxiliar interino). Estos diversos servi- 
cios tienen sus respectivos ayudantes. El “Museo Antropológico Montané'” y el Laboratorio de Antro- 
pología tienen por Director al Profesor titular de la asignatura; lo mismo que los museos y Laborato- 
rios de Mineralogía y Geología. 


3. ESCUELA DE PEDAGOGIA. 


Psicología Pedagógica (1 Curso) ............... ) 
Historia de la Pedagogía (1 curso) ..... Elie ; Profesor Dr. Alfredo M. Aguayo. 


Metodología Pedagógica (2 cursos) ............ po Dr. Luciano R. Martínez. 


NO A e 1 % 
iban nmabtral (1 Curso) sale ie lora allcls riales ole J de Dr. José M. Soler, 


Agrupada la carrera de Pedagogía en tres cursos, comprende también asignaturas que se estudian en 
otras Escuelas de la misma Facultad. El Director del Museo Pedagógico es el Profesor titular de Me- 
todología. El Profesor Auxiliar es el Dr. Rafael Fernández. 


4. ESCUELA DE INGENIEROS, ELECTRICISTAS Y ARQUITECTOS. 


Dibujo Topográfico estructural y arquitectónico ] 
O o A A A * Profesor Sr. Félix Martín. 
EA > OPINA ) 
cra aso) Cao DDDi ) Profesor Dr. Alejandro Ruiz Cadalso, 
Materiales de Construcción (1 curso) .......... 
Resistencia de Materiales. Estática Gráfica 
E YAA PR IS SA 
Construcciones Civiles y Sanitarias (1 curso) .. 
Hidromecánica. (1: CUBO) ln oovsro aca o 
Maquinaria, (1 :CUTSO) pios econ e sj. LV » 
Ingeniería de caminos (3 cursos: puentes, ferro- 
carriles, calles y carreteras) ............o... »” Sr. A, Fernández de Castro, 
Enseñanza especial de la Electricidad (3 cursos) pe Sr. Ovidio Giberga. 
Arquitectura e Higiene de los Edificios (1 curso) > 
Historia de la Arquitectura (1 curso) ......... | 


ge Sr. Aurelio Sandoval. 


Sr. Eduardo Giberga. 


Contratos, Presupuestos y Legislación especial a » Dr. José R. García Font, 


la Ingeniería y Arquitectura (1 curso) ...... 


Esta Escuele comprende las carreras de Ingeniero Civil, Ingeniero Electricista y Arquitecto y son sus 
profesores Auxiliares: Sr. Luis Falcón (Jefe del Laboratorio y Taller Mecánicos); Sr. Plácido Jordán 
(Jefe del Laboratorio y Taller Eléctricos); Dr. José R, Martínez, Sr. José A, Cosculluela, Sr. Miguel 
A. Hernández Roger con sus correspondientes ayudantes. En dicha Escuela se estudia la carrera de 
Maestro de Obras exigiéndose asignaturas que corresponden a otras Escuelas. 


5. ESCUELA DE INGENIEROS AGRONOMOS Y AZUCAREROS. 


Física y Química Agrícola (1 curso) ........ Ela 

a eo) de azúcar e industrias derivadas | Profesor Dr. Francisco Henares. 
A AO AO 

Agrología (1 curso) ........ O AA 

Fitotecnia (1 curso) ..... o aa ala ato Sida MS Sr. José Cadenas. 

Zootecnia (1 curso) ........ A A 

aonomnita Bural (1, QUESO laos ale a sio a di ao 

Administración rural y formación de proyectos 

E ARA AN AU » Sr. José Comallonga, 

Mevislación rural (ViLULBO) Ms adelcta aaa lol ele 

Industrias rurales (1 Curso) ................. a 

Maquinaria agrícola (1 curso) .........oo.o.o.... | PA Dr. Buenaventura Rueda. 

Construcciones rurales (1 curso) ........ aa 

Microbiología agrícola (1 curso) ........... E 

Patología vegetal (1 curso) ............. ed ] a) Dr. JOrko, Mayas 


Son profesores auxiliares los Sres. Heriberto Monteagudo (Conservador de los Museos). 
Para los grados de Ingeniero agrónomo y azucarero, de Perito agrónomo y de Perito químico y azu- 
carero se exigen estudios que se cursan en otras Escuelas. 


En la Secretaría de la Facultad, abierta al público todos los días hábiles de 1 a 3 de la tarde, se dan 
informes respecto a los detalles de la organizaczión de sus diferentes Escuelas, distribución de los cur- 
sos en las carreras que se estudian, títulos, grados, disposiciones reglamentarias, incorporación de títu- 
los extranjeros, etc. 


AVISO 


La Revista de la Facultad de Letras y Ciencias es trimestral. 

Se solicita de las publicaciones literarias o científicas que reciban la Revista, el canje co- 
* rrespondiente; y de los Centros de instrucción o Corporaciones a quienes se la remitamos, 
el envío de los periódicos, catálogos, etc., que publiquen: de ellos daremos cuenta en nues- 
tra sección bibliográfica. 

Para todo lo concerniente a la Revista (administración, canje, remisión de obras, ete.) 
dirigirse al Director de la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad de la 
Habana, República de Cuba. 

Los autores son los únicos responsables de sus artículos; la Revista no se hace solidaria 
de las ideas sustentadas en los mismos. 


NOTICE 


The Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, will be issued quarterly. 

We respectfully solicit the corresponding exchange, and ask the Centres of Instruction 
and Corporations receiving it, to kindly send periodicals, catalogues, etc., published by them. 
A detailed account of work thus received will be published in our bibliographical section. 

Address all communications whether on business or otherwise, as also periodicals, printed 
matter, etc., to the Director de la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, Universidad 
de la Habana, República de Cuba. 


AVIS 


La Revista de la Facultad de Letras y Ciencias parait tous les trois mois. On demande 
1"échange des publications littéraires et scientifiques: il en sera fait un compte rendu dans 
notre partie bibliographique. 

Pour tous ce qui concerne la Revue au point de vue de 1*administration,: échanges, envoi 
d”ouvrages, etc., on est prié de s'adresser au Director de la Revista de la Facultad de Le- 
tras y Ciencias, Universidad de la Habana, República de Cuba. 

Les auteurs sont seul responsables de leurs articles, et la Revue n'est engagée par 1*opi- 
nion personnelle d*aucun d'eux, 


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