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REVISTA
t
DE MADRID.
8B«vm>A ssmm.
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zaniipE m C4iiaaa Asi. m.
1S39.
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Oí' .
7
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BIOGKAIIA COWTSmPOnAXSUL
€m|)fra)ror trr Hn^la.
jnLlcjandro I, pAuuywrraat (ó «m hqo ¿U^ Pablo) efnperador
7 autócrata de todas las Rusias, Gaar de CasiíUt de Asirakhan^
de Polonia (desde el 9 de junio de 181 5)^ de Siberi4, y de U
Cbersonesa Táurica, grtñ duque de Finlandia^ 7 duque de
Holstein-Gottorp, nació el d3 de diciembre de 1777, éflcen«-
dio al trono en a4 de marzo de tSoí , 7 fue coroMdo en j^os^
cou «1 27 de setiembre del mismo aBo. Habíase c^íhAo en 9
de octubre de 1793 cou Elisabet (llamada antes de su casa-»
miento 7 C09 versión á la fe de la iglesia griega , Luiaa-María*
Augusta) hija tercera de Carlos Luis, príncipe bereditarío de
Badén, 7 murió en Taganrok el i.^ de diciembre de iSaSf.
Precedió á su ascenso al trono la espantosa catástrofe de
haberse encontrado á su padre Pablo I estrangulado en su apo-
senta Ninguna averiguación se hizo para descubrir los autori^
de aquel aaeaiuato, antes al contrario los cortesanos ú quienea
designaba la tos pública como partícipes activos de semqante
atentado, fueron colmados de los mas distioguidea favóies
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4 BXTT8TA
por el Huero emperador. Sa crédito fue iomento doninle todo
el reinado de AlqanSro; y aun hace poco, uno de aquelloa
nobles asesiuoft, que según dicen, lleva en la mano derecha
la seBal de una mordedura que le hiio defendiéndose el des-
Teoturado Pablo, representaba ai gabinete ruso en una dé las
negociaciones mas espinosas é importantes de que hacen men-
ción los anales de la 'diplomacia europea. Si tan trágico suceso'
hnSiera acontecido en otra parte que en Rusia , serían estos
otros tantos indicios queautorieaseo para acusar á Alejandro de
haber tenido parte en el asesinato de su .padre; pero es pre-
ciso no perder de vista , que el soberano absoluto de un im-
perio de mayor estension que el res^jo de la Europa debe re*
signarse á ser él mismo esclavo obediente de una aristoqracia
fuerte y poderosa, entre cuyos miembros parece el regicidio
una tradición consagrada. Apresurémonos, pues, á librar á la
memoria de Alejandro de un odioso parricidio, y consider*^
.mos la impunidad que permitió para con los asesinos de su
padre , como una forzosa consecuencia de su posición , como
la ejecución de un tácito compromiso, eíi cuya virtud coosen-'
lian los conjurados en conservar el orden de la sucesión. Asi
también veremos mas adelante espirar á Alejandro fnisteriósa-
•mente en el fondo de la Crimea , en medio de circunstan-*
,eias tales, que parece que sus dias acabaron por el veneno;
y aun entonces tampoco veremos ordenar {H>r su sucesor ia*
vestigacion jurídica alguna para esclarecer aquel terrible dra*
ma : y es que en Rusia , cuando el soberano ha perdido el fa-
vor de la aristocracia, se le ahoga, se le estrangula i enve-
«nena, y todo s^ concluye.
Alejandro recibió una educación mas esmerada que la qtie
generalmente, se da á los príncipes. El. suizo La Harpe, á
<|utea se encargó , le educó en los principios de una época de
luces y de «ivilixacion., y se dedicó á evitar que preocupación
alguna religiosa ó {lolíiica llegase á falsear un entendimiento
que se presentaba recto. Catalina , que formó ella misma el
plan de educación del heredero ie su trono, recomendó al
conde Nicolás Soltik9ff,4iyo. del joven príncipe, que no le eiv-
sená^ran ni la poesía ni la niúsipa , porque aiübas .cosas haciao
perder mucho, tiempo. Ei profesor Krafft dio lecciones si
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W MAMlIk S
frladpt deffsica.esperimental, y Pallas le inkióen «1 cono-
cimieoto de la botánfca. A su advenimiento al trono, dedic¿«>
te Klo|istock su oda á la humanidad , y un poeta inglés le invic-
to, en verbos armoniosos, á colocarse al frente de la nueva
generácioii , vaticinándole una gloria inmortal , si sabia com*
prender sus necesidades y satisfacerlas. Concluia diciéndole
enfáticamente, que escribía aquel pl'onófitico con una pluma
arrancada de las alas del tiempo'* No hay duda en que el lía-
ttcinio del poeta no se ha realizado completamente, pero fue-
ra también injusto el negar que Alejandro sea uno de los prfa*'
cipes modernos á quien colocará bonorificamenle en una ¿m
sus páginak la tmparcial y justa posteridad.
La historia de su reinado puede dividirse en tres periodos.
El primero , ¿po¿a de paz y tranquilidad , se consagró entera-
mente á la ejecución de los gloriosos proyectos de Pedro ^
Grande y de Gitalina II, sobre las mejoras interiores que r^
damaban los verdaderos intereses del pais. El segundo perio*
do, ¿poca de combates y tumulto, desarrolló en las guerras
sostenidas sucesivamente contra la Francia, la Suecia, la Puer-
ta y la Prusia, desde i8o5 á 181 4, las fuerzas del imperio y
los sentimientos nacionales del pueblo. Por último, el tercer
periodo , que fue el de la poliiica, realizó el plan indicado por
Pedro el Grande cien años antes, cuando después de haber
batido y dispersado la flota sueca en las costas de las islas de
Aland , exclamó : ^^¡La naturaleza no ereó mas que una Rusia^
y no deb^ tener rival I ^^ Durante estos tres periodos* bien di-
ferentes de su reinado 9 manifestó Alejandro su moderación,
hunNMiidad y actividad , y supo coociliarse el afecto .de los
pueblos, tanto ppr la noble sencillez de sus modales, cuanto
por ln afabilidad verdaderamente sedudora de su carácter. iSu
actividad adoptaba con calor y energía cuanto hacia relación
•1 bienestar de los pueblos; y asi fue que^el gran pensamien-
to de una alianza enteramente cristiana entre los soberanos,
bahía salido de su alma penetrada de sentimientos religiosos,
y accesible á todas las ideas elevadas.
Vamos á bosquejar rápidamente la historia de un reinado
que seria por si solo digno de atención , aun cuando no oca-*
pase un lugar .tan impórtame en e( reíalo de Ips grandes j
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8 wnnsTA
cesos que han Agitado i la Europa en los primen» a&oo de
eite siglo.
Debemos decir en elogio de Alejandro, qae él foe quien
•1 primero fundó y desarrolló en Kusia el plan de una educa-
ción verdaderamente nacional; quien mejoró considerable-
mente el sistema de administración interior con la nueva or-
ganización dada al senado director en su ukase de i8oa, al
consqp del imperio y al ministerio que se dividió en ocho de-
partamentos, por el ukase de 181a; y finalmente con el esta-
blecimiento de administraciones provinciales en los diversos
gobiernos del im{)erio* Rompió las cadenas de la industria, su-
jeta hasta entonces. á la mas odiosa esclavitud , y abrió al co-
niercio importantes mercados eti todos los puntos del mundo.
Elevó cuanto tiene relación con loseslablecimientos e institu-
ciones militares del pais, á ^una perfección no sospechada si-
quiera hasta entonces, y desarrolló en su pueblo, del modo mas
enérgico, los sentimientos de unión, de valor y de amor á la
Patria* Por do quiera trató á los hombres como á hombres:
y puede asegurarse por último que á él debe la Rusia el ser
en eldia arbitra de los deslinos de la Europa y del Asia. Pue-
de decirse que desde su reinado , nada ha tenido que envidiar
A los países extranjeros en cuanto d civilización y gusto en las
clases superiores, ni en el niimero de hombres instruidos y ^
de distinción en la masa del pueblo. Los hombres que rodea-
ron á Alandro y mayor influencia ejercieron en su espíritu
f ueron , ó ^usos , entre los coales citaremos al general Ter-
moioff, y después AraktscbeieiF y Diebiuch, ó extranjeros^
entre los cuales £guran Capo-d'Istria, Pozzo di Borgo, y
desde 1807 á 1812, el embajador frahcés en San Petersburgo
el conde Caulaincourt. Alejandro en menos de veinte y cua-
tro a2os que duró su reinado', fundó ó reorganizó siete gran-
des univei^idades, las de Dorpat, Casan, Charkow, Moscou,
Wiina, Varsovia,y San Petersburgo; estableció doscientos cua«
tro gimnasios ó seminarios, y creó mas de dos mil escuelas
primarias. G>ntribttyó mas que otro soberano alguno á la pro-
l>agacion de la Biblia , con el ilustrado y generoso apoyo que
prestó 4 las sociedades bíblicas (suprimkiaa en i8a6), y fundó
el liceo de Odessa, que es sin disputa uno de los mas bellos
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. cslablecifíiientos de iostraccioo pública que exiüeii en Euro*
pe. Por uú ukaaé de 1817 aseguró vireniajasá los i^aeiitas
que adoptasen la fe cristiaDa : esta medida de una polhi^ po«
00 ilustrada, le fue dictada por las ideas jreligio^s mal^ diri-
gidas que habia tomado de las conversaciones con algpnps en-
tusiastas, y entre otras de las de la famosa madama Krnde«
ner. Destinó generosamente de su propio peculio süpi^.consi-'
derables á la impresión de grandes f hermosas obras ,^ como
El yiage al rededor dd numdo.^ de Krusenstern; La, Historia
de Rusia ^ de Karamsin, etc. Compró considerables ^CQJ|eocio-
nes de objetos de artes y ciencias , como por ejemplo la colec-
ción de piezas anatómicas de Loder, los tesoros mineralógicoe
de Forster , el gabinete de la princesa Jablonowi^., y.ln bi-
blioteca de Humbold.Ea 1818 llamó á San Peteraburgc^ á doa
orientalistas de París, los señores Demange y Cbarmoj^ para
dar lecciones públicas de las lenguas árabe, armenia ^ turca y
persa. La servidumbre personal se abolió en Esthonia, Livonia
y Curlandia desde 1816, y en lo restante del iinperio fue ob«
jeto de restricciones que deben considerarse pomo un paso muy
adelantado para su completa abolición. ^n..i8i7^,s;apr^mió las
crueles mutilaciones que hasta entonces hablan sido compa«
Seras de la aplicación de' la pena del Riiaot.^0|ssde^ x8oi ba—
JNa abolido el tribunal que enteodia esclpsiyamente en los
.crímenes políticos, y obligaba comuni|ienteá los acusados por
jnedio del hambre y la sed , á confesar los.^ crímenes que* ae
les imputaban. Puso por último prudentes limites á^la autori-
dad de los gobernadores de provincia, y abolió la confiscación.
Pero lo que principalmente hará memorable el reinado de
Alejandro en Rusia, son los grandes, y notables . progresas
que hizo hacer al comercio y ala industpa del.pais, plan-r
loando un sistema de aduanas mejor , mejorando las' rentas
públicas por medio de una bien entendida eoooónija de loa
fondos del estado, creando un fondo de amortización, esta-
bleciendo un banco nacional, construyendo, numerosos cami-
lUM y canales , y con el establecimiento de un puerto franco
•n Odessa etc. Toda la marcha política; seguida en el este-
jrior por el gabinete ruso, los Auknerosos vii^es emprendidos
en rededor del mundo, la enibajjsda enviada á Persia en 1817»
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8 EB?i»rA
j de la cual formaba parte el francés Gardaone, iniciado en
Tos planes de Napoleón sobre la India y la Persia , el enT¡o ^
personas encargadas de negociar el establecimiento de rebcio-»
Qes comerciales y políticas con la Cochinchioa y Khiva,
los tratados de alianza y comercio celebrados con el Brasil^ loa
Estados Unidos y la España, y la Turquía, son otros tantos
hechos que prueban la elevación del pens^mienlo que dirigió
pl gabinete durante el reinado de este principe.
La paz de Tilsitt forma ¿poca en la historia de las insti^
tuciones militares de Rusia durante el imperio de Alejandro.
No soló le abrió el camino para la conquista de la Finlandia
(en 1809) y de las embocaduras del Danubio (en 181 a), sino
que ademas Je dio tiempo para remediar las imperfecciones
del sistema militar hasta entonces seguido. Consiguiólo tan
bien y cofa tal rapidez, que en las campañas desde 181 a á i4t
el equipo , la disciplina y exactitud de las tropas rusas fue-
ron generalmente admiradas de los extranjeros. Atendiendo
de este modo á todos los detalles de la ¿dministracion, adquif-
rió Alejandro la ilimitada confianza de sus subditos; conociólo
en el ínomento del peligro, y probó en aquella época que era
digno de regir los destinos de un grande imperio y de una.
nación grande. Cuando era necesario, sabia desplegar Alejan-
dro una inflexible firmeza ; jamás se rindió á la vana pusilani-/
midad , que 4 nada se atreve, y esto fue lo que dejó burlados
lodos los cálculos de Napoleón en Moscou. Entonces prome-
tió á su pueblo que jamás negociaría con Napoleón, ínterin
oéupase parte alguna de su teriitorio. Un hecho que demuestra,
mejor que cuanto pudiera decirse, la increíble actividad que
supo comunicar á todos los ramos de la administración el
emperador Alejandro, es la creación que como por encanto ;m
>erifico en 181 3, después de la campaña de invierno mas ter-
rible de que conservan memoria los anales de la guerra» de
un ejército cuyo magnífico equipo admiró á la Alemania, aco§*
tumbrada á ver, sin embargo, los [prodigios de este género
que Napoleón hacia. En 181 5, en algunas semanas, puso tam-
bién Alejandro á un tiempo en marcha un ejército de trescien-
tos mil coinbatientes , con dos mil piezas de artillería de tiro*-
£1 carácter apacible y jreligioso de Alejandro es una de
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lat lefiales notables de su política. Una amistad Tiva » j cual
se ye raras reces -entre soberanos» le unió al rey de Prusiá
Federico Guillermo III; principió en iSoa, en una entrevis-
ta que tuvieron en Memel» y la sellaron en i8o5 solemne-
mente sobre la tumba del gran Federico. Alejandro voló á so«
correr i su real amigo, cuando Napoleón, desptfes dó haber
' humillado al Austria, pidió cuenta á la Prusia de sus amena-
zas; pero llegó tarde. Napoleón babiá ganado ya las sangrien-
tas Tietorias de'Jena y Eylau, que pusieron á su discreción la
monarquía prusiana, cuando el ejército ruso, reforzado con
los restos de los cuerpos prusianos, destruidos en las anteriores
batallas, se la presentó en las llanuras de Friedland. Allí ob-
tuvieron un nuevo y glorioso triunfo los ejércitos franceses, y
después de aquella batalla tuvo lugar sobre el Niemen una
entrevista de Napoleón con Alejandro, en la que decidieron
volver la paz á la Europa.
Parece que en aquella época obró sobre Alejandro el don
de fascinación de que Napoleón estaba tan dotado. Está reco-
nocido por lo menos, que desde entonces este príncipe profe-
só públicamente la mas ardorosa amistad hacia el conquista-
dor afortunado. Los dos soberanos habian convenido en aque-
lla entrevista en el reparto del tnundo. Adjudicábase el uno el
Oriente, y conservaba el otro el Occidente. Nuevas borrascas
ae levantaron pronto, sin embargo, quejándose Napoleón
agriamente de algunas modificaciones hechas por el empera-
dor Alejandro al sistema continental. El hecho es que con
respecto á este punto, Alejandro habia contraido compromisos
que no podia cumplir: fuese aumentando la desavenencia,
basta que al fin se declaró de nuevo la guerra en i8ia« Sabi-
das son sus desastrosas consecuencias para la Francia, a&i ca^
. mo, que Alejandro se halló ser en pocos dias de aquella época,
•1 héroe europeo. Su proclama , fechada en Kdlisch el aS de
marzo de i8i3, en la cilal llamando á las armas á los pue-
blos de Alemania , les ofrecía en nombre de sos soberanos,
constituciones que aseguraran su libertad é independencia,
sublevó contra la dominación francesa á una nación sacada
' de su letargo por los acentos de la libertad. G>nocidos son los
nobles sacrificios hechos á la sazop por la Alemania en favor
Segunda /¿riV.— Tomo II. a,
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lO ASVWTA
de su indepeodeocitf. { Por qué razón b»fcUn dé «er tan mat
recompensados mas adelante ! La historia, en su justicia , di»*
rá, por lo menos, que Alejandro fue un vencedor generoso: A
fue quien en 181 4 iusístió en que después de ocupado Parla
tratasen ios monarcas aliados con Napoleón, de soberano á sO'»
berano. En aquella época , fue objeto del mas tívo entusias--
mo de parte de los franceses, y en particular de la de los pa*
risienses , que vieron en él mas bien un béroe pacificador qte
un conquistador extranjero, y que admiraron al conservador
generoso de sus monumentos y ríqoesas naetoóaleSb
En junio del mismo aBo paaó á loglaterra, regresando i
San Petersburgo el 25 de julio, donde rehusó erdic^ado d»
Bendecido^ que le ofreciera ei Senado» La neutralidad de 1»
Suiza respetada , no probó menos que su conducta firme j
enérgica cuando la vuelta de Napoleón á Francia, en maria
de 181 5, la constancia de Alejandro en sos * principios politi'*
COS. Entonces la Inglaterra tuvo el honor de dar el golpe
mortal al coloso del siglp, pues Alejandro llegó demasiado
tarde con sus rusos. París estaba ya en poder de los ejércitos
aliados, cuando entró Alejandro el 11 de juIia Habíanse cam*
biado empero los tiempos: los fraóceiBes de. todas opiniones ha»
fcian conocido que mas bien que las exequias del imperio,
eran los funerales de la patria los que se celebraron en Wa-
terloo. Alejandro fue recibido con una notable frialdad, en
una [K>blacion que se entusiasmaba un ano antes á su vista*
Aflijióle aquel contraste, y clespues de haber revistado sua
tropas, marchó á Bruselas, asistió al casamiento de su herma^
na. con el prkicipe de Orange, y pasó desde allí á Varsovia^
donde concedió á los polacos, vueltos subditos soyos ¡lor una
decisión del Congreso de Viena , una constitución que pudie-
ra haber hecho su felicidad, si hubiese sido observada; pero
espantado Alejandro de los progreso^ que h^cian en Europa
las doctrinas de libertad , teniiió que se contagiaran sas esta-
dos, y quiso en cuanto era posible contenerlo por do quiera
<|iié mas visiblemente se manifestaban. ^Fue el alma de loa
lK>ngresos de Troppau y de Laybach. DÜpues de haber desea*
do la independencia de la Grecia, desaprobó formalmente 1^
insurrección que estalló en aquel país en i8ao, el cual de^
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pues de die» año$ de lucha, ha conseguido asegurarla. De es-
te modo ixmlrarió la opinión nacional de su pueblo, que to-
maba el mas tíyo interés por el triunfo de sus correligiona-
rios oprimidos por los enemigos constantes y naturales de la
Rusia. Dominado Alejandro por la idea de atribuir á una es-
tensa organización reirolucionaria todos los movimientos de
trastorno á que estaba entregada la Europa , desgarrada en-
;ionces en todos sentidos por conmociones interiores» no vi6 en
el generoso alfia miento de los Helenos, mas quq la puntual
.ejecución de una orden emanada de la gran comisión directo-
ra de Faris* .Perjudicó de consiguiente en cuanto pudo a una
causa que era tu causa , y á cuyo triunfo se uoia la realiza-
ción de los planes predilectos de la polffica Catalina , la espul-
sion de los turcos de Europa. Dicese con lodo, que en los úl-
timos tiempos se habian rectificado sus ideas sobre el particu-
lar , y que principiaba i ^conocer que habia sido engaBado
por una vana fantasmagoría. Añádese también , que hasta es-
taba meditando reformas importantes para su imperio, cuan-
do la muerte le^taoó bruscamente en las orillas del Mar Ne-
gro , á quinientas leguas dé su capital , en medio de un viage
que habia emprendido á las provincias meridionales de su im-
peirio, acompasado de la eroperatris,. cnya salud quebrantada
necesitábale un aire mas suave, y de un sol mas frecuente
que el de San Petersburga Este suceso fue acompañado de
resultados tan eitraoos, que dio lugar á las mas negras supo-
siciones. No decidiremos nosotros si fueron ó no fondadas; pre-
ferimos copiar lo que decia un viagero que se encontraba en
T^ganrok en el momento mismo de tan terrible catástrofe, y
que la describe del modo siguiente:
^^El objeto, aparente de este viage, era trasladar la empe-
ratriz Elisabet Alexiewna, gravemente enferma entonces, al
clima mas benigno de Busia.. Su vida se iba acabando , y el
principe por una vuelta de afecto, que no era de esperar, des-
pojes de separado de ella hacia mucho tiempo, acababa de
reunírsele. Esta fue la causa aparente, pero otras razones lle-
varon de repepte á Taganrok al emperador. Eran razones en-
teramente políticas, y aquel viage debia darle ocasión para
recorrer la parte meridional de Rusia , para la cual proyecta-
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í% HETISTA
há ütítes reformas: y aun |M>denios añadir qoe tal vez quertsr
lomar el principe por sí solo algunas grandes determinacio-
nes..... Alejandro se babia apoderado personalmente de los in-
dicios de la agitación que reinaba , no contra su aagnsCa fa*-"
milia, sino contra los privilegios mas insultantes á fa búmana
especie , entre una gran parte de los oficiales mas jióveúes^
mas instruidos y roas enérgicoSé Pero como en las reformas es
preciso proceder legalmente, era imposible qoe no se opusiera
Alejandro á*jsus complots, y que no los castigara» El empera*
dor se alejaba por estar menos acosado» menas al alcance de
la cólera de la antigua nobleza, en el momento' eoí que ae
descubriera el compl9t; afejábase para poder amorligvar -sua
golpes.....' El emperador, con sus "miras reformadoras ^ baciá
mucho tiem|)o que disgustaba á la antigua nobfeza, á la que
rechaza las reformas. Sus proyectos habian sembrado entre &
y su familia el germen de una grave disidencia. La emperatriz
madre, con su voluntad fuerte y con la influencia que pare-»
pia aumentarse con Yos años, se enconttraba á. causa de so4
afecciones y por su |X)sicion, al frente del partido antigua Stt
carácter era imperioso , y ágeno de toda moderación. Era co<-
mo Catalina, con sus costumbres, menos sus luces» y su sed
de tumulto en el Occidente. La anciana María Fedorpwna'no
tenia de la sangre de la famrlia de nuestros escelenteft duques
de Montbelliard, sino las preferencias pueriles que se obser*-
▼an en las familias numerosas. El actual emi)erador Nico^
lis I era el mas querido de sus hijos. Este príncipe está dth>
tadO' de costumbres soaves, de instrucción y conocimientos}
pero no influirán sos luces en los destinos de la Ansia, pues son
demasiado débiles y yagas. Asi es » que la antigua nobleza qué
lo sabe, le ba abierto precipitadamente ]por medio de esclu-
sion 9 y bajo la influencia de su madre f las gradas de e^ tro-
no magnifico, pero tan frecaentemente manchadas con la san*
gre de los Czares.^...
Taganrok fue durante el viage el punto principal éé- re-
sidencia del emperador; allí dejó á su esposa cuidando de 4u
salud, emprendiendo y coocluyendo varios riages, J visitan-
do el pais del Don; permaneció en Tacberlask, capital dé
aquella hermosa provincia. A ponto estaba de realizar el via^e
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Dft MADRIIK l3
á Astracán ^ en las orillas del Mar Caspio, cnando la repenti-
na llegada de un amigo particular, el conde WoronzoiT, ge-
neral j gobernador de OJessa , hizo diferir el viage^ fijándose
despnes'de i;ina conferenciü de algunas horas, en otro, ^ue
Worooxoff había venido a presentar , y que á todos pareció de
urgente ejecución. Tratábase de llevar rápidamente algún con-
suelo á loa pueblos de la Crimea ; el conde gobernador habiá
presentado al emperador el cuadro de los sufrimientos de
aquellos pueblos, asegurándole q lie su sola presencia calma-
ría el grande descontento próximo á estallar. Alejandro |iartió,
pues, inmediatamente^ acompañado de sus amigos, y este
viage debia ser largo, á pesar de que se viaja ripidamente en
Rusia, y que merced á la celeridad [de los caballos rusos,
aquellas soledades sin limite de estepas , desiertos y bosques,
se paaan con la rapidez de un sueno......
El emperador principió á recorrer la costa meridional de
la. Crimea; pero una indisposición ocasionada por up frió
muy agudo, le cansó de repente calentura, y se vio precisa-
do á detenerse en una casa de campo del conde WoconzoSl
Wyllie, el médico particular de Alejandro, le hizo tomar nn
brevage, pero encontrándose el príncipe |)eor, dio orden para
que le llevaran inmediatamente á Taganrok...... Yo le halle
en el camino; iba en coche, y envuelto en una capa gris, pa-
reciéodome abatido y doliente su semblante. Súpose la indis-
posición del emperador con su inesperado regreso ; ocultóse
de pronto su ¿ravedad , pero parece cierto que la hubo desde
el primer momenta Desde entonces dicen que tuvo el em-
perador las mas espantosas sospechas,, y se negó |K>sitivamente
á tomar las mediciiiias qu^ se le ofrecieron. Un dia nos dijeron
que babia echado de su cuarto á Wyllie, y siempre pedia á
sus criados agua helada: ^^Me calma, decia, al paso que sus
brevages me han abrasado.'^ El escocés Wyllie rebosó obstina*-
damente el conferenciar con los médicos ordinarios de la em-
peratriz, y solo Strofreone fue admitido una vez, y después
de mil instancias de la soberana. La enfermedad de Alejandro
duró onos once dias , y espiró el i.^ de diciembre de i8d5.
Vi su cuerpo pocas horas después de anunciada oficialmente
;su muerte; su rostro estaba muy visiblemente alterado, y
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l4 REVISTA
cuando tras dias después hubo que ense&arlo al pueblo para
la ceremonia de besarle la mano, le taparon la cara con un
▼elo/ pues estaba enteramente negra. Al abrir el cadáver, se
babia observado que se habfa verificado en el cerebro un der-
ramamiento de agua , j después de la autopsia ^ que se practi-
co muy inmediatamente, el cuerpo se volvió de un color livi-
dOt circunstancia rara y que no se esplica en una estación y
un pttí^taafrio. Ordenes espedidas por la corte previnieron
al liemp» de salir, que permaneciese- cerrfdo el féretro hasta
San Feíenbmtfpi j aquellas órden^ se cumplieron.^.*...
Wyllie manifestó un gran dolor por la muerte dé Alejan*
dro, y se encerró en so aposento, como- un hombre á quien
la pesadumbre hubiese alterado la razón ; de modo que por
alguii tiempo se le creyó loco. Las gentes de corta penetra-
ción le consideraban perdido en la corte; pero cuando llega-
ron las primeras noticias de San Petersburgo, marchó Wy-
Ilie á ofrecer su homenage al nuevo soberano. Conservó todo
lo que había adquirido en tantos affoo de cálculos y de fortu-
na, y se apoderó de la nueva dignidad ^e primer medico
del emperador Nicolás. Woronzoff fue gobernador de la pro^
Tíncia mas hermosa del medio dia de Rusia. ,
* * *
a&
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VIDA DEL TROVADOR
OTAN EODRIGÜEZ DEL PADRÓN.
£
iimuí los irovaiiores que ilastraron el poético reinado de
n de Castilla, oao de loa mas celebres y populares
€S Ahdas^éí eaamorado; el amor j la poesia le ban becbo
mmortai, y sino bttkiara amado no fuera tan conocido. Todos
Mbeo stt bistoria, la infelieMad desús amores, j su desasirá-*
do fin; 7 apenas bey entre nosotna^ aficionado á la poesía an-*-
iigna qne no eooserre en la memoria aifaella su tierna y me-^
Cativo de mi&a tristura ^ .
ya todos prenden espanto,
i preguntan, qué ventura
fey que m'atormenta tanto, eitc
Sí cremoa á la tradición, y á lo qne ban escrito los inve^
tigadotes de nuestras antigüedades poéticas, tuvo este Madaa
un sa amigo» tan célebre 6 mas que él eomo ttovadOr^ tan
Jesgraoiado oa sos amores, pero mas fcliz en su fin y acaban
miento; e$te foe Juan Rodríguez del Padrón, Todos loa eseri-
torea qne de.'él ban beblado refieven su bistorin *de un ínis-
mst maiiem; y en todos se dqa conocer que algún oculto ipis-»
terió, nacido de sus amores, pesaba sobre sus dias^ y le oblif»
g6 i dqar U oárte y á retirarse á la soledad de un claustro.
Sopenen eitoa eaeritom qne Ibtíz ddPaáron era gcHego
dtfns^rótt, y paisano y amigo intimo del malogrado Maclas;
qiie vivió con él estusado en la eéite de D« Juan n por sos
partea como cabaUeio» por lo abundante de su vena»
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l6, BBVlfTA
y lo tierno y apasionado de sus trovas y canciones; que tUTO
unos.aniores ocultos con ana dama de Palacio, y. que burla-
do en sus esperanzas y tal vez conmovido y aterrado por el
términp infeliz de su amigo Macias, renunció al mundo ^ y ae
fof á encerrar en un monasterio á Jerusalen , despidiéndose
sentidamente de su se&ora en unos famosos .versos que se
menetonarin despees, y que murió santamente, andada la
mitad del siglo XV.
Asi lo escriben iHiántmemente^ aunque copiándose como
es de creer unos á otros, el P. Vitoria, D. Nicolás Antonio, el
P. Sarmiento, D» Luis Velazquez, D. Tomás Sánchez, Boot«p-
vek (i) y otros; y su narración recibe un grande^ apoyo ^ al
parecer, en la siguiente cláusula contenida en el famoso Cíus*
cionera M. S. de^ Baena (a), recogido por un. judio de este
nombre en el reinado de D. Juan 11, y adicionado después, á
lo que es de creer.— -Al fol. iS6 de este cancionero ae baUal>a,
según Castro , lo que sigue :
^^Esta cantiga fi&o Juan Rodrigues del Padrón cuando sie
»ftt¿ meter fraire á Jerusalem en despedimiento de su seBora»?
{JUne tres estrqfasi la primera es :)
Byue leda, sy podr&s
non esperes, atendiendo
« . que segunt. peno partieiido
* ñon entiendo
que jamas,
te veré nin me verás.
(i) TéUrü dé' Í4t» di»$«s , Uk 6.— J9iU. r«fit/., esp. 6 , lib. X.— afémof.
|Nr« Im hki> dé la poesía , pág*. %09,^Poes, eait* émUriores al siglo XT^
t. i., páf. 1S8. «tc—lfúf. de U lUeret, espaücUf prtniera parte*.
(S) Ette ÍBtpr«cUU« dep^to d« eompoticionei poiSticu ¿mi úgto XY, q««
•xiitU en U' biblioteca dbl Escorial, guardado y apreciado cono ««a riqíii-
lima ioya , ha doaparecido en medio de lea traatoimot polítkoi de la nacioa,
j ge aaegvra qae le baila en la actaalídad en la Biblioteca real de Pkríe>
Vttj derdesear aeráa -^e algoao de los espaSola resideatat en aqnelía capitel
lo aTorignaae ,; ja para rectamar la devoHcion del ori|[inal, si hubiese tdr*
minos para ello^ j ja para proporcionar eppias cuetes y conectes. Sátrv
'tente los qne no hemos podido tot aqvel apreciable. eddiee, tenemos qne
jeontenternea con el estenso 7 'detenido extracto qne ha hecho afortnnadamen*
te de 41 P* * Jos^ aodrig^en da Céséro im el primer temo de an £iblwe§em
irijpeftoU. *
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D« MADRID. 17
An, púi^f ha pasado hasta ahora por constante é induda-^
ble, qué Roiz del Padrón, era gallego^ y que de resoltas dp-,
mi ocultos y misteriosos amores se retiró á la soledad de los .
dftustros réligioeoB, donde vitió y mutió entregado ét la d^
▼ooioa y :á la virtud, renunciando al trato del mundo y a^ 1
eooiércio*de las musas, que tanta .celebridad y tanta nombra^;
día le babián basta allí' granjeado.
Pero bace algunos meses ha llegc^:á mis manos una me-
moria antigua y manuscrita de su vida (1), en que conser-*'
Tando los rasgos principal^ de la que comunmeQie' se lo
i^idiaea» aclarando el oculto misterio dé sus amores, y «ntraa-f
4ó en pormenores sumamente rominiicos y novelescos, se pr>^
va á Galkia de la glOiria.de haber sido cuna de nquel enebro
trovador, y se le hace á ¿1 acabad de un modo, á la verdad
mas extraordinario , pero mucho menos ejemplar y edifican-
te que el que hasta ahora sé habia creido.-— Cuando iei por
primera vez esta memoria, y cuando noté la disonancia ea
que estaba en algunos puntos con las nociones comunes acer^-
ca de la vida de Ruiz del Padrón , se me figuró que sería una
novela forjada sobre los conocidos suoesos de aquel célebre
trovador, de quien tanto se^ocuparon los poetas de aquella y
de las sucesivas épocas ; pero notando después el aire de sen-
cillea y de verdad con que está escrita aquella narración,
obiiervando que según se infería de sua primeras cláusulas, la.
tal memoria era solamente ui^ trozo de otra mas dilatada, en
que se hablaba de Garcí Sánchez, de Badajoz ^ y aun tal vez
de otros muchos^ trovadores y poetas antiguos, empecé á for-
mar distinto concepto y. á notar lo bien que se acomodaba
aquella narración con las tradiciones conservadas en los versos
y trovas, taáto :del mismo Ruiz Padrpu como de los demás
léelas sus contemporáneos.
i Pero sienápr^,. quedaban en pie las dos dificultades
arriba apuntadas* < Ruis del Padrón ha' pasado síepipro
por gallego^ y en la memoria manuscrita se le hace
aragonés \ toc^s aseguran qqe se hizo fraile y. acabó su vida *
(1) 8« liáUa «Ms memorU «1 final de un ejemplar de la CrtSníca M. 8. de
Eariqve IT , de ÁloMo de Paleocia ^ de letra eomo del aiglo XYI , *qne ten-*
go «Btre mía libros.
Segunda sérée.^Tovio 11. 3
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en la religión, j la memoria maooscrita sopotie que murió
asesinado en Francia. ¿Cómo componer. estas dificolfades?
En cuanto á la patria no me pareciadifíciL: los qne hacen
galleo á Kniz del Padrón , se fnndan en qoe lo en Atadas^
porque en gallego están escritas sos trovas; razón á la verdad
insuficiente, paes otros muchos escribieh>n en aquel- dialteta
sin ser gallegos, y porque si hemos de creer af célebre tíar^
qués de Santulona en so Carta al condestable de Paria ffal'iohre
la poesía; pOre) tiempo de Macias ó poco antes, ^^cualesquisr
«decidores é trotadores, agora fuesen GistelJanós, Andatoees^
»ó de la Estremadura todas sus obras componían en .lengua
ví&allega ó Portuguesa/^ Pero aun dando por indudable el
que Madas fuese gnllego , todavía es .á mi parecer muy flaca
la razón' con que se pretende probar que Ru¡2 del Padrón fué
su paisano, fúndase esta en la última copla de los Siete góz&i
de amor, impresos en el Cancionero general 'út Sevilla, en
que Ruiz del Padrón, quejándose ccxno buen amador, dice:
Si te place que mis dias
yo fenezca mal'logrado
tan en breve,
plégate qne con Macüu
ser' merezca sepultado,
' T decir debe
do la sepultura sea
una tierra los crió^
una muerte losjievó,
una gloria los posea.
El verso, una tierra los cruS^ es la única prueba del paisa^^
nage de Macias y de Ruiz del Padrón ; pero al qne adviertf
las muchas significaciones, que en boca principalmente de un.
poeta se pueden dar á aquellas palabras, no deberá paredsrle
razón muy satisfactoria para hacerle gallego, aun cuando S0
convenga en que Macias lo fuese. j^
Alguna mayor dificultad ofrece el fin y acabajniento tan
diverso que dan á nuestro trovador las mei¿)r¡^ comunes y
la manuscrita ; pues aunque pudiera decirse que^ al despedirse
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M llADRID>i 19
de 80 damÉ y al desterrarse de España , se esparció la toz y se
creyó coiiiuDmei(ite qoe iba á Jerusalen á hacerse fraile , sien-
do asi que se iba á pasar su enamorada vida á Ja entonces di*
sipada .corte de Francia, de buena fe confieso que esta solu-
ción no me parece del Codo satisfactoria^
He to^os modos yo he creído hacer nn serricio, ¿ los que
se pagan de esta especie de antiguallas literarias, publicando
la Memoria citada, tal cual se halla en el códice que poseo, y
basla coll su misma ortografía. La historieta, aunque no sea
autentica, no deja de ser interesante y de dar una gran idea
de las costumbres de aquella edad singular , en que la socie-
dad española, presentando por todps partes los: mas terribles é
inequívocos síntomas de inmoralidad, de anarquía y de diso-*
loción, se sometió pocos años después al régimen austero, re-
ligioso, y hasta cierto (moto absoluto de los Reyes Católicos
Fernando é l9abel.
La Memoria es literalmente como sigue.
vma nn iuan eodrigosz dkl padrón sit tieiííe»o dkl kbt non
itBNaioua ty.
Por que fue poco antes del tiempo de Garci Sanchet otro
cauallero que ae le puede da^ por ygual , ansi en las gracias ñe
naturaleza como en la calidad de su [persona, podemos pcmer
aqui una parte de su uida (i)-— este fue Juan Sodriguea del
ladrón, el muy afamado de gentilhombre, pues de los de
su tiempo no se saue que alguno le aya ygualado, fué natural
de Aragón y de las mas nobles casas de aquel reino , y era
cauallero rico heredero de un principal mayorazgo; y dende
hedad de ueinte y dos anos se uino a la Corte de Castilla,
donde residió mochos anos como criado de aquelloa reyes» en
este tiempo en las guerras que ubo y en los actos y eiereiekn
(i) fitUí ptUbraf indican bien claramente que esU vidm ¿9 Rodrigves 4el
Padrón fornuüba parle de «na obra mas dilaUda , en que ae hablaba de Ger->
ei SMiches de B,.dajot , qne florv^id en tiempo de Henriq&e I V : Iqi irerioi de
«fie troTador , victima también de 191S amoreí , Be baUan con frecnencia na
uneitrot caaciotterM, j **ttk ettoi, dice Tetatqaex {Otigettes de U poesU úas^
,ifelíeiui / p, 'S4) , ae to bien pintada la terrible pesien que le qpitd §1 jniáo
. i^j «fMMiid ra muerte j babldadoie enamorado de nna prima faja.»
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de caballería se auentajaba atpdos'^ y en la discreción les ex««
cedía : por las quales |^racias fue muy faborecido de macbas •
damas, y uino á ser su extremo en todé taoto , que auieodóle
parecido á la reyna del lo que a otras muchas , determino sitt-
que el lo supiese dar orden como satisfacer su deseo ^i), y
parecióle el mejor medio para esto dalle una cart» (in que ei
supiese quien se la daua ni como le podia uenir: y con este
pensamiento sin descubrillo anadie la escriuio y trajo consigo
para dársela en pudiendo conforme á su- intento : y fue ansí
que como es ooótumbre de los caualleros Cortesanos passear el
terrero aprima noche, la Reyna tubo manera como no estu-
biese dama ninguna en las uentanas que estauan cerca de otra
donde ella estaua; y púsose a la ora que no la pudiesen cono-
cer y pasando Juan Rodridez bien descuidado de aquel fabor,
le dijo una uM nombrándole «toma esse papel y haz lo que en
el ua escrito» , echando!^ la carta; la qual el hizo alzar a nn
criado, y yéndose a su posada sin poder copooer quien estaua
á la uentana , mas de entender seria alguna de las damas de
la reyna, por que alli no podia U^r quien no lo fuere, la
leyó que decia asi
Carta.
Gomo la fortuna tenga* tan pocaqñenta con el merecer^ no
el justo tenga vm. , en poco la afición y noluntad con que es-
ta seos escriue, porque ni vras. muchas gracias ni discreción
ni seruicios que yo aya recluido me hace hacer esto, sino un
deseo y noluntad llena de amor, que me fuerza a esperimen—
tar , si Dios os hizo tan cumplido para sauer callar y tener se-
careto , como estremo entre todos los caualleros de la G>rte:
para lo cual e querido poner y auenturar mi nida y honr« so-
lo por mostrar lo que a vm. quiero, y sauer lo que digo acla-
rándome y rogando os que esta noche en dando las ,dos estéis
á la puerta falsa de la cana , donde dando en ella con los de-
(1) E«U nina, cnya fanu bo fal« muy ilot de cate enentOi era U reina
DoSa Joana , liija del rej de Portogal D. Dnarte : nuestros Ustorinderes ha-
blan todas .de su vida raelU. 7 lÍTÍana , 7 sabido e» ^e sa biji , la SeUraneja,
ftm cealidéinda adalterÍB«| 7 como Ul príTada de la aoooiioo á la porona.
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DB MADHia II
dos tm golpes os la abrirán : la qae no poco deoe tener las
entrañas auiertas para quereros &c*
Qaanda Juan Rpdrigaez del Padrón llegó á st^ posada antes!
de leer esta carta encontró* con an cftuaflero gran amigo suyo^
al qual dijo como de las ueotanas dh palacio le auian arrojado
aquel papel, y que uido una dama que la auia echado, mas
que no la auia podido conocer y que uiesea lo que decia ; y*'
ansi ambos la leyeron, y ley do acordaron que fuesen aquella
j^ocbe pordonde la carta decia muy aperciuidos y Ujsrian el
misterio que tenia este negocio; y ansi se armaron y a la ora
dicha fueron a la puerta falsa donde un poco antes a la som-
bra de un balcón el amigo se quedo, y Juan Rodríguez llego
y dio tres golpes como, le mandanan , y dando el tercero la
puerta' se abrió , y oyó una uoz dentro que muy paso le di¡JQ,
« entrad que aun que el lugar es digno de temer , al presente-
»no ay de que te^nays» ; el reconoció ser abla de muger ^ j
ún mas considerar entro, y luego fue la puerta cerrada , que
era de golpe, y ael le asió una mano blanda y amorosa -de la
suya, y le dijeron que tendiese la capa y se sentase en aquel-
poco espacio que alli dejaua una escalera, y sentados le .dijo
que ella era una muger que en aquella cárcel real se encerra*
ba, y que fuerza de amor causada d^su gentileza y discre-i
cien le hauia forjado á oluidar el riesgo de su persona y onrra
y ponerse en punto que auia uenidb , lo qual no era tampoca
que no se auia de, tener en mucho y que aunque amor le auia
forzado a quello, que le estaña en obligación en auer obede--
cído con tanta noluntad y que la paga desto queria que fuese
la. que quisiera, y anadie diese quenta de aquello ni le pidiese
quien era pues podían, uerse por alli muchas ueces , y del no
queria sino el secreto y y quanla a bella , para creer si era her*
mosa ó fea^ que le aseguraua „ que en la corte a naide auia oy^
do decir que era la mas fea que en aquella cassa se encerrabaí
y que se contentase con esto por que ella que auia sin aquella
señal y tan de ueras la amana seria posible presto sin que el se
lo preguntasse deoille quien era^ o por gusto suyo propio ope-
ra si uiesse que ella lo merecia la tomase por muger; el la es^
cucha teniendo siempre atención si al sonido de las palabras
la podia conocer, y acanada la pratíca, le respondió a^ade«
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cíendole coa muy discretas raines qae el sania decir y dan«»
dolé en las manos machos besos por la meroed que le auia
querido hacer, y en fin tomando la prenda qae deseana, en la
qual conoció no era doncella estuuo en aquel agradable con--
tentamiento asía que el alúa dio lugar, á la qual se sálio A
mas contento hombre de la. tierra pareciendole que ao^ra uez
le dlria quien era y que alguna uerguenza devio estoryarselo,
y quedo concertado que cada tercer noche uiniese a la misma
ora alli y sino le abriesen al tercer golpe se. boluie8é= Salido
Juan Q.odriguez dio quenta a su «migo de lo que pasaua y
' echando ambos sus quentos y dando y tomando en quien wb»
ria la dama oo podian determinadamente imagioar ni ooofor-*
mar por cierta ninguna sospecha y ansi pasaron confiados que
otra uez ó á la tercera ella lo diiia en lo qual su pensamiento
salió nano por que aunque otras muchas por alli se uiessen en
mas tiempo de quatro meses jaipas pudo.acauar con ella le
dijese quien era y ansi uíendo que no era posible sauerse por
ruegos ni en habla ni en el ucto la podia Qonocer concertaron
ei y su amigo que á lóamenos por^l interés uiesse si era de las
ricas y principales 6 de las pobres ó criadas de damas y con
este acuerdo estando una noche con ella le dijo , que se admi-
ratia como en tanto tiempo que lo trataua no le auia pedido
alguna cosa q^e por suya trajese , á lo qual respondió que co-
sa suya publicamente no la traería por que si la trajese el so
la auia de uef y que su propoaitp era que no la conociesse as«
ta qqe lo supiesse de su boca io qual seria uenido el Rey que
estaña en la sazón en cortes y que entonces 6 para que se casa-
sen, 6 para ¿alie contento lo aria mas que no abria aque-
lla oportúnicJrd de la puerta jHfr que las llanes que ella tenia
* entonces poder pai-a.aarullas le faltarían porque la Reina las
tenia en su cact^r^ y estando el Rey en ella no ae atreuería á
entrar á xcxnall^; uisto esto el no la quiso importunar maa
j le pidió pues cossa suya no quería tomar, que le diese de
sus cauelloa nLui pocos lo qual ella otorgó y le dijo que loa
daría otra uez que se uiessen , el la pidió le perdonase si en ca-
so alguna cossa temiesse la satisfacción de su gloria , y qoc si
aé los auia de dar y el creer que eran suyos que aoia de ser
oorundoloi con sus mesmas mátaos, á lo cual ella respondió
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dkÑeDd<r que. fuesse ansí por que por aquella «enal no bastaría
coQocella, y que bfra noche traerla tiseras j ausi lo hizo en la
qual tornados ajíintar se quito ella el tocado y le puso los ca-
uellos encías manos y le dijo que corlase dellos y mirase
.que quién tanto lo quería le quería enlazar ooii ellos y coa
palabras para qoe de tales^ niñerías i naide diesse quenta el
qual diciendo que^uastaua auerselo ya mandado corjto unos
pocos dellos y los llcbo y aun que los tubo en su poder con la
nista dellos tuuieron tan poco conocimiento el y su amigo coc-
ino de antes tenían, y en esto pasaron otros mochos ^Í9A en
Jk>s quales ubo (¡estas y regocijos y en todos ellos salia siempre
Juan Rodriguez con el aderezo y cubiertos de su persona y
cauallo de brocado carmesi ó tela de oro cubierto con un belo
negro qne casi no dejaua ber lo que debajo, iba en la príaiiera<
justa saco por cimera el imbo donde parecian algunos rostros
y manos 'de niños muy naturales con una letra que decia^is
Esperanza es mi tiniebla
de nueba luz con uitoria •
pues del limbo saco gloria,
Peata manera pasaron estos amores otros dos ó tres meses y
en una noche dellos estando juntos le pidió el qoo si tenia comp
le poder, dar algunos dineros |H>r que cqmo no iba tanto tiem*-
po auia á su tierra por anéaselo mandado tenia necesidad, lo*-
do afin de entender la calidad de su p^rsopa; ella dijo que si
daría mas que serian auidos como pudiesse y ansí á otra que
«e u¡ei:on le dio cinqneuta escudos y hasta mil en joyas loa
quales dijo que auia hurtado entre las damas qi|^, las piedras
^uitasse y el oro desecho uendiesse|)or que si )a falta fuese sen- .
tida úo las hallasen en sü poder ó de algún criado suyo } el •
las tomo y salió de alli dio quenta á su amigo doinde solo ay-
maginar no allavan cavida por qt^e discurriendo ppr todas las
que.en la cassa real auia en ninguna dejaua dé auér cossa que
pnreciesse poder ser la que trataua ni que lo dejasse d^ ser y
ansí guaí'do las joyas por que no tenia necessidad y pocos dias
fu» publico en palacio auer faltado cierus joyas auna seivn
de titulo que alli estaVa y a otras damas y con grandissima
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a4 RÍVISTA
diligencia í'aeron e^n la corte buscada&z= Con todas ^stas ceMéf
estauan mas suspensos *Iós amigos y do dejaban de ir ateiMr
noche ó.quarta y Jafin Rodríguez entraua como salia sin sao*^
Un dia mas que otro ni |[)oder acauar con la dama le dijeste
qaien era antes si enello le trataua mostraua grandiasimameo*
te enFadárse y ansi passaton todo el tiempo asta qtie el Rey
uitió en el qual lio pudó áauer mas que asta alli y el Rey iie-
nido iba algunas ueces á la puerta Wlsa y no la balláua abier«
ta ' ni quien á la señal le respondiese y otras algunas si y
úiendo esto le dijo una noche estando en sus faldas acostadoe
admirado me tenéis señora ño de la poca confianza que de mi
tenéis en no añeros querido descubrir ni manifestarme quien
aoís sino del sufrimiento que aueis tenido para no hasello dan-
ddme tamo fabor como me aueis dado por. lo qual de mi mesr
mo estoy corrido y aun dé uos por lo que os quiero ^ por mi
por qne se ue ojaro qué no es amor el que me tenéis pues ma-
nejando las cosas de amor estáis tan libre como ael le pintan
ciego por donde me parésoe aun que me perdpneis que mas es
esta salisfiaccion de irido que fuerza de amor /y por uos que
es lo que mas siento por que no es possible sino que tenéis de
nos mesma alguna falta por donde conociéndoos yo la tenga
con uos cosa de qne deuiades de estar uien segura pues saueia
qué lo que he uisto y me aueis dejado gozar estal que ella y
irro. entendimiento a sido parte para que yo persenere en este
imbo de ^ra. connersacio^ por la muchedumbre de gloria
y siendo como es ansi no tenéis que temer la jermósti—
ira ni linaje , por que quando no sea tal como nos mere-
ceis y.quisieradéa basta que ya es lo menos importante entre
vos y mi pues en vros. amores comencé en lo que otros aca-
nan quando mas merecen ; a estás palabras eslnbo ella mny
atenta y aun espacio de tiempo suspensa y luego dando na
Bospiro le dijo , no quiero Juan Rodríguez dar razón á nin^
gnna de las que aueis dicho ni disculpar mi hecho pues si
fai que diere no es á vro. gusto no a de ser parte para persoa-
dirte lo qne yo quisiera y solo ser n irá de apronecharos lo
qne á vro. oasso hiciere para tener por firnie vra. imagina**
cabn que nien se que los hombres sois de condicieii qué
el no complaceros echáis á falta de amor y entendimiento
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M wmkrm y el agradaros ár Imiandad Dra. ó qaando mas
uteQ' noa hacéis atribjuislo á vro. merécimieiito mas por
que yo, de nada quiero contender y aon que aoentnro mas
qve se puede imaginar estoy resuelta á satisfacer á vra^ uo*
luntad pues os qniero tanto qne me parece ago r^lo á
la mia y ansi os prometo que la priiiiera fiesta que hubiere
que es la de Sau Pedro que ya saueis.se haoe aquella tarde en
el patio desta casa un torneo sacar en la oáueza una cossa ó
joya Tüfestva que uos dierades pues aquel dja salen con la
Reyna todas* las que en est^oassa nos encerramos do^de-uién»
dome oonoosreis que ño soy mas fea de lo que al principio os
dije . ni tengo falta encubierta mas de la que en «1 trato de
mi persona aueis uista el le tomo las manos y se las besó
agradeciéndole ella que asta lo concertado no podía mas ha»
blalle y él le diese la joya y que la noche del dia que la oo-*,
nosciese ló esperaría á la ora que sdia para uer si le auia des*
conteotadpf. tornaron á abrazarse de nnebo, y el no ballán*^
dose con joya ninguna le dio una cinta de las . calsas^ que
aeasso de color encarnado Ueuaua y ella la tomó y le dijo que
mirase los tocados de todas. 'y ueria so* cinta hecha una rosa
en su cauesa y con esto se salió el y ella se fue á su cámara
. algo suspansa aun que ya determinada á declararse por que
estaña confiada que pues qne asta alK á naide auia dicho de
sus amores menos lo diria de alli adelante , el salió también
regoioijadissinio pareeiendole que presto sabria su negocio que
tantos dias auia deseado y ansi de ay á su posada dando quen-
ta a BU amigo fueron tratando del negocio siempre ymaginado
ai era una aefiora de titule «inda y moza por que doncella ya
el sania que no lo era y á lo que Juan Rodríguez dijo en el
tanto y cuerpo ¿inguna lo pacecia queansina lo pudiessO'Smr
y conteste deseo pasaron asta el propio dia de San^Pedro que
aun qíie no tardó más que ocho dias le parecieron aellos lai^
tiempo en el qual siendo ya la ora que el Rey y la Reyna auiaii
de salir Juan Rodríguez y su amigo estañan á la puerta üe un
oorredor parlando y los ojos atentos a las damas y ansi fue
passando el Rey y la Reyna la cual sobre la frente en un to*
cado que de muchas perlas. llenaba iba la cinta encarnada he-
cha una muy prima y hermosa lasada yua ya passando dallos
Segunda serie.^ToHO IL * 4
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a6 ' BBT18TA
por que como el pensámieiito lo teoiaú solo, en las áamm oa
ellas ocnpauan la uista pero el amigo de Joan Rodrigues talüó
loa ojoi y uio la ciala eo la frente de la Reitía y dijo^, Jtt^a
Rodríguez, -la rejoa tan turbada del nueuo y no pensado cas*
ao que ella lo entendió ooraio iba coü (cuidado y aun todos lo
entendieran si tubierao alguna lumbre del casso, ella passo á
so asiento sin mirar á ninguno dcllos y ellds se fueron a ade-^
resar que auian de salir al torneo en el qoal quiso salir Juan
Rodríguez manifestando su contento y ansi salió loa padrinos
y pajes y alambor y aderezos de su' persona de brocado car-*
mesi descubierto y en el torneo puesto que el era siempre de
k» que mejor parecían «n tales exercicios y a quien mas pref-
inios se daaan andubo tal y tan abenVajado de todos aquel dia
que dio contento asta al mismo Rey. acauado el torneo uino
eomo es usso al sarao en el qual la Reyna jamas tubo alegre
«semblante de lo qual fueron el y su amigo tratando yendosae
asn cassa después de acaúado el sarao paredendoles que le de-
ttia de pesar por «uerse descubierto y ansi aderezaron como
aoltao y a las dos el hizo la seña a la puerta la cual como
síeropre fue luego abierta y aun noestaoa bien dentro qnaiH-
, doia ooz que le bablaua y el b'ien conocía is dijo Ja reyna as-
ta aqui Joan Rodríguez, mostrando con el tono no aquella
MaiMluita que solía el sé inco de rodillas y queriendo le pedir
las tnasaos ella le atajo y le dijo , por que ni aun ^de oír mía
palabras sois mevecedor aun que por mi voluntad ayais me^
recido tanto ot mamlo que luego os leuanleis y aalgaia de
aquí y loegv pm* la mañana, os aderecéis y partáis de la G>rte
sin que aella bolvais y como reina 'Os juro qne nor-vra. falsé<»-
dad de aueraie descubietto a esse vra amigólo menos qne
merecéis es la muerte pero quiero os dejar la uida para que
COI» élU sintáis el daño que por no bacer lo que os mande j
como cauallefo erades obligado os a üenido y no bagáis otra
cossa por que la razón de mí iría os castigara notablemente y
querría aates easos oaawUos que míos tenéis y tirad essaipuerüa
atrás ^ y diciendo* esto baio por la escalera sin mas oylle una
palabra, quedo el penado caballero tal como puede imaginar
et que a recibido algún pequeño disfauor queriendo como se
a dft querer p estuvo allí caasí dos oras tan suapenso c^ue no aa*
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D« MAMID. %^
Qia desi que hacer y ál fio uiendo qae la Rrjma ni o|ra per-
sona alguna bolnia y la mañana se acercana salió asa amigo
el cual le estaua esperando con todo el regocijo del mundo
pues por los amores esperaua auer todo lo qu€ deseaua al qual
' llego tan mortal que aun hablar no le podo por que aunque
antes el amor nodeuia ser en estremo la calidad de la cossa
amada le deuio de poner en el j luego el uerse prinado de tal
gloria deuio subir al mayor de los esiremos j assi arrancando
muchos suspiros y dándose assi la culpa \yot no auer dicho
desde la primera ora aso dama. como auia mqsttado la carta
asu amigo. al qual contó lo que auia passado y no osando exi-
ceder el mandato que le auia puesto y su amigo no queriendo
quedar en la G>rte foerou de parecer pasado aquel dia que se
fuesen a Italia o Francia y gastasen alga n tiem|)0 por aUa que
como el cora las cosas y consumé las de mas |)erpetu¡dad gas—
taris la colera de una moger y ansi acordaron tanbien cum-
plir el quemar lo qoe tenia suyo por que su ira mas libre^
mente se, aplacasse con .su obediencia y otra noche siguiente
hizo traer cantidad de leña al. terrero cop no poca admiración
de las damas y galanes que lo mirauan por que sauiendo que
era por orden de Juan Rodrigues imsginauan que era algnn
admirable donaire ó cossa de algún gran fundamento y ansi
le agoard<^ muclia gente asta la ora que uíno con una bigue-
la eé las manos y aaiendo primero mandado encender el fuego
puesto como una pirámide ano alia arrojo dentro las joyas
que le auia dado ecibuelfas en un |)añuelo pero al caer todos
las vieron por que se descojio 'el lienzo y se vido que lo que
iba dentro eran joyas y monedas de oro, luego se inoó de ro-
«díHas y con un semblante iristissimó sin mirar a ninguno de
los que le lúirauan se quitA los botones del jubón y de junto
•1 pecho debojo de la camissa saco un relictfrió que con una
cadena traya pl euetlo y del unos cauellos que eran los que su
dama le aoiá dado- y feniendolos un pico en las manos que
lodos utessen lo que era los echo en el fuego eon los mayores
sollozos y lagrimas que escrinirse puede y con ellos se leuanto
tomando Itf biguela y eon d estremo que el tenia th tañer y
cantar canto esta copla.
Ardan mis tristes membranzas
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it RBTI8TA
como, yo ardo por ellas
pues ^rdi las MperaDzas
piérdase el placer con ellas.
Por que no hayan con qoiea
f parle solo triste y tal
memoria de ningún bien
' * en tiempo de tanto mah
Y acauada de cantar la copla dio con la biguela en A fuego y
dixo en alta voz que todos le oyeron.
riiejor fuera
que el cuerpo así feneciera.
y boluiendo las espaldas se fue a su posada donde ya su amigo
aderezado para la partida lo aguardaua y llegado le dijo , par^
«tamos no llegue la luz al que de ^la no es digno, el amigo
mouido de lastima del como nido le aosi auieodole lastima mas
que de si propio le dijo, pues la pena Señor Juan Rodrigues os
tiene tan afligido que os fuerza a buestro buen entendimiento
para considerar que no puede ser tan dificultoso el bolver á la
gracia de vra. dama como fue el disponerse ella a hacer lo
que hizo y mas en querer se manifestar por lo que a vra ser-
uicio y amistad debo aun que entiendo que és abibar el *dolor
no puedo dejárosle decir mi parecer y es que antes que par*-
tiessemos le escriniesedes una carta que si el amor no se
a buelto enteramente en odio como en ellas es natural bastara
la enmienda de lo que esta noche os uio hacer para ablandar
no solo un pecho de diamante mas prouocar a demencia .una-
figura que fuese toda hecha del y esta noche escriuidla uot
que yo iré en la ma&ana y se la daré como memorial que
uien saueis entenderá cuya es y lo <|ue aqui se ariesga no es
tan de perdida que no sea en comparación innumerable la ga-
nancia pues sera posible que la reciña y os mande uoluer a sa
seruicio y quando tenga la fiereza de tigre solo se auentura mi
nida la qual llenara juntamente el castigo que mi descuido
merece, el le porfió que no se pusiese en aquello por que sa-
nia que la Reyna era tan severa que auia de ser de poco fruto
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M KAMlé. 19
SU idea. nías al fin no podiendo con el acanar otra cosa tomo
tinta y papel y le, escriuio ésta carta cuyo fin es aquella copla
tan celebrada que dice. — -
Desgradecida cruel
•donde ingratitud esta
oye las quejas de aquel ^ .
que nunca mas te uera
ni tu ñeras mas aél
Puesto que determinado
tenia de no hablarte
no sufre mi fee y cuidado
que ño haya de anisarte *
quan mal galardón me has dado.
Hasta en las brauas serpientes ^
ay algún conocimiento
mas enti ninguno siento
pues quieres males presentes
por causarme ami tormenta
Yo bien se que 00 te duele
mi ausencia ni mi .dolor
mas tu pierdes tu balor
• por que aun de los bajos suele
sacar grandezas amor
De nada me leuantaste
y tu ser me engrandeció -
para que me condenaste 9 .
por que si el cuerpo peco
el alma no es justo laste
Y' aun cuerpo glorificado .
como el mio.^*.
caer de tan alto estado *
culpa es de quien lo a causado
. -^s :o culpa da mi fise. '
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^ 3o
Seras óe machos Querida
j de todos deseada I
y aun .que seas obedecida
podras ser mejor seruida
pero no también amada
Uiue leda si podras
* y no penes atendiendo
que según peno pattiendo
ya no esperes que jamas
te uere ni me ueras.
T escrito esto se partio/á esperar a su amigo seis leguas de la
corte el qttal se quedo en la .posada y a la ora que la Reyna
fue a missa entre los que con memoriales la aguardauan coa
la rodilla en el suelo le poso el pa|)el en la mano la qual co-
nociendo al que se lo daua dijo, ya esta esso proueydo, con
uoz alterada y el rostro saftudo con esta respuesta se fue don-
de Juan Rodriguen lo esperaua al qual no se le bizo nuebo
por que no la esperaua m^r y de alli se fueron la buelta de
Francia y Juan Rodríguez tan triste que ninguna cossa era
parte de *uer que su amigo Le decía para que desechasse el pe-^
* Doso pensamiento que le atorméntaua (i) y desta manera fue*
(1) En ctte tiempo, al pirceer , ¿M6 McriUr Rail M Piaron Ui coplac
litrto nngiat«r««, sn q«e m Saga r*bi<MOy j «n qiui como «n •trai machaf ¿m
«os eompMÍcioa«s m deja traslucir la necefidad en qne te Kallaba' de callar.nf
malcfl y de no rerefar la eanaá de ellos. Ettai eop lai le hallan en et can-
cionero de Sevilla : Tdanie algunas de ellai en prueba de le que queda dicho.
Si 70 rabio por amaví
ecto no sabrán de mí ,
que del todo^ enmudecí I
que no sd sino ladraK
Ham ham, huid que table fte.
T conduje
Ito cesando devrabiar
no digo si por amores
ao valen saludadores
ni las hondas.de la oiaf.
Ham ham | huid que raláa
pves ño cumple declarar
la causa de Ul afravio
el «emedia es «1 «tUar.
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3i
ron asta París donde a la sazón estaña la corte con los entre-
tenimientos de la q'ual y la ausencia fne |k>co apoco desechan-
do los pesares j entrando en regocijo con los caualleros cor-
tesanos de los coates era muy amado y de las damas tan fa«-
uorecido que se ibah resfriando con los nuebos los uiejos y
amorosos cuidados princ^Imente qne la reyna que muy mo-
za y hermosa e¥a (i) ooroenao a poder los ojos en el y fauore-*
cello de manera que los amores uinieron a ser entendidos pa-
sando en ellos cosas notables de manera que niño a estar pre-
ñada y sentirse por la ausencia que el Rey tenia de la corte
en las guerras y ael le fue forzoso el salirse della donde antes
de llegar a Cales, yva*la bueha de fngalaterra , fue muerto
por unotf canalleros franceses y por esto dice García Sanchas
sobre la segunda copla de los penados en su infierno donde lé •
da el primer lugar de buen amado^r
amor por que me persigues
no basta ser desterrado .
aun el alcance me sigues ? -^ (a).
P. J. PinÁL.
.jfl) EtU reina éMm ler, i lo que ptrece, Jlf<r/4^ Jnjou^ mujer de Car*
los Tllf el amante de la hermosa j célebre ine» Sorel: aaaqiie'esta reina
rivia en.medlo de «na corte liceiioiota y al lado de nn aurido y que tenia ea
otra parte tiu amores , ta liistpria no la atribaje nada qne parda aatoriaamos
á traer jos reUcionea eon el trovador espaftol, ni qoe la aiemeje á sa infa-
mada antecesora la tea vituperada Isabel de Bebiera.
(S) He aqafel pase^je del infierno dé Jmor de Garci Saacbec da Badaja^
qw il na da el prinaer li^ar de buen amador á Hodrigves dei Padrón , por-
qna cata conrwpondia da jasticia á MmcUu , le da el secado.
Vi tambieS i Juan Rodrigues
det Pddroiráétit penando j
¿amor porqué noe partignoi \\
no basta ser^deaterrado, |
ann al alcance ma aígneat ¡
Eata eaUba na poco atraa ¡
paro no maebo ooná^ i
da M^eUs padeciendo I
sa misma canción diciendo |
tité leda ai podraa
f aa p^na» j|)a«diaad^
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-^ 1
3» ' «STMTA'
^¿oá ^ÓH&f
n.
N.
lo es ciertameoie naettro ánimo en estos apnnles el escribir
una historia detallada,. una crónica minuciosa y completa d^
las Cortes de 1837. Ademas de ser cansado y poco üiil ese
proposito , dilataría considerablemente la publicación de estos
artículos , que , en las circunstancias en que otra vez nos en-
contramos , qui2á no carecen de conveniencia ni de oportuni—
diíd. Porque cuando acaba de haber una segunda disolución,
cuando nuevamente van ¿ convocarse los colegios para pro*
nunciar en el gran pleito que conmueve nuestra España, ciían-
do los representantes de 1837 y los de 1889 van á concurrir en
competencia ante la opinión pública, ofreciéndole sus servi-
' cios, y llamándola bajo sus banderas; Conveniente y oportuno
es que esos servicios sean justamente apreciados, y, que se exa^
mine con detención lo que bajo de esas banderas se encubre^'
lo que real y efectivamente marcha en sn seguimiento*
Tal es la intención que nos anima en este ligero Irabajoi
y que creemos haber desempeñado con imparcialidad en nues-
tro primer artículo. No hemos disfrazado ningunos hechos,
no hemos disimulado nuestras faltas, no.heqios recargjudo , á
nuestro entender, la pintura de ló6 contrarios errores. Tal ves
ningún partido ha quedado satisfecho de nosotros; pero quizá
todos ellos han reconocido en su interior que no los calum-
niamos ; quizá todos ellos rinden un forzado homenage á la
verdad de nuestras esplicgciones*— Por, l6 demás, no es de
ningún modo nuestra idea» y debemos declararlo espresamen-
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DK JUDBWW . 33
to>(i»n|ué álgidos fatn creído divisarla , el rmfgar en eate ea»
critO'ife las doctr¡Da8<}ue basta ahora .habíamos sustentado, ni
el caminar- aisladps y solos , protestando contra todas las creen^
cíaSf'v afeetando una.uentralídad que no leñemos « y qae uo
juisgamoB ni patriótica ni conveniente. En los momentos en que
asi se agitan los negocios públicos; bajo los sistemas en qne
la o|Mn¡on ejerce tan poderosa autoridad; cuando los cindada-
nos todos Se Imllan comprometidos por un santd'deber á prcH
Runciár su- voto, y concurrir con sus esfuerzos para la salva-
ción del Estado; seria ridiculo y vituperable un aislamiento
•soáptíeo, ya que no egoísta » que noa retrajese de unir núes-*
trapalfibra con. otras palabras, con otras volontadea nuestra
vohmtad. Nada puede un hombre solo en medio del vértigo d^.
la poliiica'; y deraqui la precisión de los partidos, legilimo re-
saltado de la. libertad y de las discusiones. F'uerza es» pues , y
necesidad el agruparse en ello8« sacrificando pequeñas disi-^
denctas, acallando pequeñas pretensiones, subordinando mu-
chas va0^ la. propia opinión, que nada podría sola y abando^
nada', á otras opiniones que se le acerquen y le sean semejan-»
tes , y en las que se advierta resistencia para la luclvk y poder
]iam la daminacion.
Mas' esia necesidad que declaramos, no puede llegar hasta'
tal punto qne corra un velo 4elaitte de nuestros ojos , y noa
itnpidb mirar lo que se presenta claro é indudable. Puédese no
desertar de nn partido, y juagar basta severamente sus actose
puédese permanecer en sutf doctrinas, y no apr,olMir en cier--
tasieircunstancias su conrfaetaa He aquí lo que nos ha sucedi-^
do frecuentemeate, lo que hemos practicado ya por ínas de
una vez en nuestras escritos, lo que acabamos de hacer en laa
Mtimas' palabras del capitulo anterior, al referir la formación
dri MffHÍistttrie de diciembre. ¿Es tan difícil^ por ventura , co-*
noeer los yerros de nuestros amigos, y aunque sean los nu0s-
tj*tNÍpropios,q9é no podamos ser razonables a imparciales en
nuestros juicios, porque tengamos doctrinas fij^s, y noaglo—
minos de pertenecer á la conMinion moderada?.
. Entremos 9 pues, nuevamente en la recordacioii, de aqn^
Ib época, y continnemoa sin difióultad la narración de los he*
ches^que. la llenaron. ,
Segunda série.^^Touo II. ^ 5
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34 «BTUTA
Estaba organizado el Gobierno: otaba reaKcada la prime-
ra obra de las Cortes. Las Mayorías del G>iigreso y del Senado^
le aceptaban unifonnedEiente. Quedaba solo por ver el aspeclo
de las Minorías, y su conduela respecto i los gobernantes.
• Cuando un ministerio regularmente estableculo abre en
tiem{)Os comunes las legislaturas de una asamblea política,
tócalo por lo gtencral á él la iniciativa de lascuesiiooes que han
de ventilarse. El es el que presenta los proyectos de ley» que
de atrás liene preparados: él es el que loa anuncia en el dís*
curso de la Corona-, y quien fija así el campo y loa límites del
debate. Aunr cuando la 0|>o^cton quiera desbordar deeaecaifr*
po y de esos límites, aun cuando pugne [lor llevar la pelea á
otix>8 puntóte de la administración , ella al -cabo recaerá, siem**
pre sobre actos que haya ejecutado el Gobierno, y de los cua*-*
les pueda atribuírsele al mismo la culpa ó la responsabilidad:
también esto es una especie de iniciativa.
- Perp en fines ^e 1 887 ni sucedía , ni podia suceder de esd
modo. El ministerio del Sr. Ofalia no tenia irabajol que pre^
sentar á las Cortes , no tenia actos que ofrecer á stt eximen,
IHies que oacia en el momento de aparecer ante ellas. Así, la
iniciativa ministerial era imposible, é ¡base á caer sin rem^*
dio en una situación altamente peligrosa: tal es en nuestro
concepto la de unas Cámartfs desocupadas, y la de una inicia-
tiva de la joposicioti. Aiiádasé que esta oposición no lo era ni
gobernativa, ni administrativa, ni rentística, sino política j
personal , cómo lo son en aus .principios todoa los partidos; y
se concebirá cnanto riesgo se corria de emprender un camino
desagradable y tortndsd para toda la marcha de las Cortes.
X ei0 fue lo que suoisdii. La opeeicioo se laoz¿ oontra el
Ministerio con un encarnizamiento singular: á falta de acloa
sobre que ejercer su critica, calumnió atrozmcnle ana inieo-^
dones: á falla de proyectos que combatir «desenterró para de^
figurarlos, para exagerarlos, para hacerlos objeto de au ira*
los antevientes del Gefe del Ministerio.
No diremos nosotros que la «vida pública de los hombrea-
deba conservarse bajo la mism^ protección que su vida priva-
da: no negaremos en general qíie sea licito el examen de los-
antecedentes, ni pretenderemos que traspasa, on diputado sa
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I» «ADRIB. 35
derécbo euaiido examina los del ministro qne viene á sentarse
en^la asamblea; fero dilremoB, si, que este derecho es suma-"
mente delicado y peligroso; que es heoesario usar de él con
muóha discreción y n^ucha justicia,; y que^el diputado que al'
ejercerlo quebranta los límites que le imponen sus deberes»'
poede caer con mucha facilidad en otra categoría que la qo«
señala su respetable nombre* No todo es derecho, no todo es
facultad de parte de los individoos de una Cámara: también
ellos contribuyen á la gobernación » y se degradan cuando ab»
dican este carácte|^
•Hemos desaprobado en nuestro anterior artículo el nom-
bramiento del Sr. Ginde de Ofalia para la presidencia del Con»
aejo; pero tenemos por mucho mas dignos.de censura los tér«-
mioos'coií que la Oposición Tino á combatirle. No. parecía sina
c^e nos hallábamos al frente de un nuevo Polignac; no pere-
cía sino qué estábamos amenazados de un trastorno contra la
Constitución. Ahora bien: esto era ridiculo en su fondo ^ y cá«*
st tocaba á faccioso en Ta forma que $e le daba« Comparar al
hombre moderado de España , que sacrificaba sa bienestar Í
nna idea errónea pero generosa^ con el hombre de Ia'coníra^>
revoliicipn francesa, con el gefe activo del partido teocrático
y absolutista, que preparó las ordenanaas o decretos de julio;
era ,* repetimos , un al^urdb y una injoslícNi , para ló coáí no
tenia raion ni derecho ninguna opfsicion det mundo. Ni era
menos absurdo comparar las circonstanctas de iSS^ con) las
de td36, la Constitución éspahola con la Carta de Luis XVlII,
la Monarquía de Isabel II con la de Carlos X.' Y esto- no po*
día ocultarse a los qiie hacían' la comparación ; y cuando sus
Úbios [líonunciaban aquellas tronantes espresíones, sii con-
ciencia les debia decir sin duda que' faltaban á la verdad / y
qne faltaban á sus deberes. Porque también, repetimos, hay
deberes para la oposición , y también alcanza i ella la ley
universal de la verdad y de la justicia.
Pues estn ley creemos nosotros que quebrantó la de nues-
tra Cámara , cuando al parecer el Ministerio de diciembí^ le
declaró una guerra tan violenta é implacable. Natural era, le
concederemos, que se hubiese alarmado con los nombrántíen*
tes de «4001106 ministros, si en la verdad dé su interior no hé
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36 HKVMTA
creía á propósito fiera >e\ grave eacfirgo que aceptaban: nata'—
pal era que se hubiese px^eparado á fiscalizar sus acciooes, ya
disoutír sus proyectos, hasta si se quiere con preveobion y
hostilidad; pero, eo este pujQlo concluia su derecho, su acción
lejitima y •provechosa., y de ese {tanto no debió' nunca haber
pasado. Acometer al Ministerio antes de que ot^rase fué ua
desacuerdo si lo hizo de buena íe'y si lo hizo coH dañada i n-^
tención , merecerá segurarnente nombre mas' duro y mas enér*
jicb. El hecho es, de todos modos, que se lanzó al Cpngreso
en la mala via, y que en tez de procurarse el gobierno y lá
felicidad déla Nación, se imposibilitó aquel , y se arrojó úue*
vamente á los vientos itoda esperanza de la segunda.
Pudo a |)reciar<en toncos el pueblo español lo que significa*
ban ciertas palabras, y la iconfiauEa que liierecian algunas
protestas. Al mismo tiempo <|ue se proclamaban acabados loa
antiguas partidos, f>or la ado^icíon de la nueva ley política,
una etpepieoota irrecusable descubría claramente el valor de
taleí espresiones. El alto ejemplo de .intolerancia usado coa el
Ministerio, acreditó que eran mentidas aquellas .promesas, y
que solo se perdonaría á los partidos y á los hombres , cuando
abandonaran los negocios públicos , ó se sometieran en ellos á
la voluntad y á la dirección de determinadas personas. Estaba
visto ya que en otro caso no habria discusión sino gueara; y.
«o ciertamante guerra. por lo que ahora se pensase y se hiele*
9e« la cual podcia ser justa y aun neeesariá, sino guerra por
(od^i lo» hechos pasados,, por todas Jas desavenencias,. por to-
das las dpinv:>iies , por todos los errores ¿ los acierras de toda
ia vtda^ por todas las suposiciones también y las calumnias
que hubiesen producido la ignorancia y la maldad. En un
pais que lleVa1>a treinta anos de revolución , que había /expe-
rimentado en ella lodosios sistenjas posibles de gobierno^ que
habift pasado por las mas numerosas y estraordinacías reaccio-
nes, este propósito de recordarlo todo y de volver á guerrear
sobre todo, pareció justamente á la Oposición feliz, patrióti-
c(^., admirable! Asi , en vez de ocuparnos en los negocios pú-
blícos^ nos octt{)amps en cuestiones personales, en querellas
mezquifias de amor propio, en desacreditarnos y jierdernos re-
cíprocamente* La Nación sufria, y nosotros gozábamos devo-
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ri¡Ddonos....« Pero' sépase queque la Oposición la que nó» lan-
zó en este camino y sépse que mya fué la iniciaiiva, y ya que
ella lo quiso , caiga sobre eHa la responsabilidad.
Tenia la 0|M)s¡c¡on para este propósito nn instrnmento so^
bremanera acomodado ; tal fué el' de las interpelaciones. La
interpelación babia principiado entre nosotros desde i834* E^
Miniftierio det Sr. Martinez de la Hosa la habia completamente
lejitimado en> su mas absolota estension. Cootesitando á cnan*
tas se le hicieron , y en- el instalóte mismo' en qae se le hicie-
ron, habia autorizado lar idea de qae esa discusión fr&nca, va-
ga, caprichos», que se llama conversación en Inglaterra « qtie
como eti Fraiicia hemos llamado nosotros interpelaciones , era
esencial y necesaria de tal modo ál gobierno representativo,
que bastaba eV arbitrio de uno S9I0 que la quisiese, para for-^
^r al Ministerio á venir á ella , y sujetar á la asamblea é oir-.
la , cualquier» que rue3e su ini#rés ó su Voluntad.
No es la obca de estas apuntacipnes el discutir las teorías
de gobierno y de discusión que se deben adoptar en los c^ei*-
pos deliberantes-; ni ¿onviene por lo mismo examinar ahora si
es mas proiik y razonable la doctrina que acabamos de indi-
car, que la que se sigue en Francia , por ejemplo , después ¿e
la revolución de Julio, donde la Cámara tiene el derecho de
'autorizar las interpelaciones, y ningún diputado puede comen-
zarlas como ella, la Cámara, no lo consienta. No pretendere-
mos que se prefiera el sistema francés en este punto, y conce-
deremos también que su práctica ofrece dificultades que po-
drían agravarse en ocasiones, y concluir inutilizando el dere-
cho dt interpelación. Pero diremos asimismo que la práctica
española la» ofrece no menos graves por el lado opuesto , y
que al igvral de todos los derechos sin límite, se presenta* tan
fácil al abuso cual lo vimos en las lejislaturas de 1887 y i838.
Para estos derechos que se creen útiles en toda su latitud,
(|oe la delicadeza y el temor de una opresión injusta vedan li-
mitar, hay sin embargo un línríte en las sociedades tiumanas,
que es>el déla razón y la prudencia. No está escrito ese limite
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38 RKTISTA
eo ningaoa lej , j es'a^iiro qae puede qoebrantafse; pero la
eonclencia pública señala á loa que le bao quebrantado « y lo
qae eslos consiguen con su arrojo es trcochar el ¡nstrumenlo
de que se servían, envilecer el derecho, y arrastrar por el lo-
do la institución.
Hemos dicho que quizá no conviene en nuestras circuns-
tancias el límiie de la práctica francesa al derecho de interpon
lar, y lo dijimos también asi truando éramos individuos de una
fuerte Mayoría* Jamás hubiéramos aconsejado eq iSSy^.que
ae tasasen eltos derechos dé la Oposición, de tal suerte que'
{careciese recibirlos de nuestra condescendencia y beneplácito.
Nó: no era nuestra voluntad la que debia señalarles iin;térm¡«
no ; pero so priidencia y su ramn debieron sin duda se&alá^-*
selo, y no con^ntir el vergonzoso abuso que de una rica pre*
rogativa se estuvo haciendo continuamente. Derecho tenia la
Oposición para interpelar ; pero cuando la inierpelacidn ÍMeae
útil , cuando pudiese estorbar un daño, cuando. pudiese traer
un beneficio. Mas hacerlo sin ninguno de estosj propóaitos, de
estas posibilidades, hacerlo t^os los días, hac^erlo^^n otro
áoimo que el de incomodar á los gobernantes, hácerlf tal vez
para dilatar ¿impedir la discusión de una ley; éstas son gra-
ves faltas, que no deberían esperarse nunca de hombres hon-»
rados, que comprendiesen sus deberes, y acatasen la majqstad
de su misma posición^
No decimos que todas las interpelaciones de i838i tupiesen
por origen el odio f la hostilidad : conocemos que el celo por
los intereses del país, que los compromisos provinciales, que
la minina gravedad de las circunstancias han inspirado ma-
chas; y distinguimos bien lo que es lauda|>le ó escusable si«
quiera, de lo que es abusivo y digno de censura. Mas juzga*
roos siempre que el gran número de esioa combates, la Igcba
que estaba casi de continuo empeñada , y qne partiepdo do
los montes de Toledo ó de los .val|es de Galicia abarcaba luego
la España entera y aun la Europa; este gran número, deci-
mos, estas inierpelaciones sin interrupción , cuando durante
muchos meses coronaba la victoria por todas partes nuestros
esfuerzos, y dábamos votos de gracias cada cuatro dias, no tu«-
YÍeion ni pudieron tener otro origen que el deseo de faostili*
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DBMADBtD. ¿9
'iAty ée tncomodar, de dilatar, que ya h^mós seualado; esa
pesioD polilica que desdf diciembre apareció con taoio encar-
nizamieato , y que^mienlras mas veces rendida en el debate,
mas se levantaba irritada y afanosa por volver á herir al obje-
to de sa aversión. ' ^
Coosegpfanlo sin duda frecaenlemenie , porque de todas
partes se hiere cuando se batalla; pero si los Ministros pade-
oian* el Estado padecía también. Parécenos imposible que la
Oposición n6 lo conociera , y que llegase á tal punto su ce^
guedad que tío advirtiese cómo degradaba al Gobierno « y c¿*-
mo impedia la.jestion de las cosas piíblicas. Si no advirtió ese
mal ¡qae argumento contra so perspicacia I Y silo advirtió
¡que argumento contra su conciencia t
De cualquier modo que. sea , el mal nació, duró , se acre-
centó, llegó al límite de lo {loiible. Los diarios del G>OLgreso
están llenos de estas batallas sin. objeto y sin riesultado, como
no sean los que hemos dicho;. coronadas, para que su término
fuese propio y oportuno, con cl anuncio de la que iba á em-*'
peftar ^1 Sr. López, y en la que se comprendían no aolo los
doe aBos de esta nueva época de gobierno constitucional , sino
los tres del Estatuto, sino el que apellidan del despotismo
ilustrado, siao aun, anbiendo mas allá de i8a3, los de la
Constitución do i8ia. Todo esto se prometió para una inter-
pelación (¡la historia de quince años!) con el consentimiento
j el aplauso de la M¡iH)ría« con el consentimiento y. el aplau-
so de sus periódicos, y de los. hombrea influyentes dCiSu par^
tido..* Oh! Cuandp se llega á este punto,' cuandp son talp^ las
ideas de administración y de gobierno, cuando un ex-minis-
Iro anuncia ese delirio monstruoso, y esto es una consecuen-
cia general del sistema que se ha seguido, y no lan^a el pais
un grito de escándalo, verdaderamente no se sabe qué pensar
¿e sus destinos y de su porvenir. ,
PasaméB asi sobre las interpelaciones, porque seria obra
inacabable el referir minuciosamente su crónica , y porque su
relación nos daría á cada paso idénticas boDsecuencias. Hubo
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4o RBVISrrA '
sin cfhbargo algunas que es iMcesário entrelacar , éow> que
versaron sobre hechos importantes » y que conviene conocer,
bí se ha de formar un juicio exacto de aquellas Cortes. Loi pri<*
mora és la discusión del 27 al 3o de enero, relativa al auxilio
ó' cooperación francesa; discusioa apasionada y solenmet q««
se terminó con un voto á favor del Ministerio, y que le' ligó
estrechamente con el destino de la Cámara.
Háse dicho ya cuáles ideas y cuáles esperanza» presidieron
A las elecciones: háse dicho cuáles ideas se levantaron en la
contestación al discurso de 1^ Corona: háse dioho finales se tu-
vieron presentes para la formación del /Ministerio. La posibtli'»
dad del auxilio francés y su esperanza se habiaci. hecho feíuk
intimamente en todos estos puntos : la nación entera se dirijia
á nosotros, y nos pedia la realización d&ese auxilio.
Grande, pues, fué el disgusto de la Mayoría, cuando la
discusión á la apertura de las Cámaras francesas nos vadvirtió
que generalmente se habia es|ierado^ mas de lo 4}ue se podia
conseguir, y que las intenciones de la Francia en punto ácoo*
{>etacion variaban poco de las que habían sido uo año antes*
No todos seguramente, pero st una buena ;parte de nuestros
hombres públicos, babian creido que era ya época de que
aquella nación cambiase de conducta, y habiañ aguardado
aun del mismo ministerio del conde Mole una notable varía-»
cien respecto á nuestros asuntos. Algunos otros.'se habian he^
cho todavía mas ilusión , esperando el triunfo de las ideas in-
lervenciotiistas y el ministerio de Mr. Thiers, en la k^letura
quaiba á reunirse. Pero todos vieron dolorosamenle que • sus
esperanzas se desvanecían , que Thiers continuaba en su ostra-
cismo , que Mole se mantenía en sus potos , y que era poca la
variación efectiva y real que al menos por el pronto podíamos
prometernos.
Es menester dedr la verdad de las cosas. Por mas que este
resultado estuviese previsto y fuese seguro para algunos indi-
viduos de la Mayoría, por mas que otros quisieran lisonjearse
aun , suponiéndolo poco decisivo y capaz de ser reformado en .
adelante; siempre es un hecho que prodpjo fatal impresión en
nuestras filas, que desanimó á muchos de los que en ellas se
coai£iban, y que principió á desvanecer exajeradas conCantas
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mt MADRID* 4^1
que te liabian fundado en omotros. Ley es en ledas partes del
pahklo moderado el. dejarse sojuzgar fácilmente |X)r las es|)e**
rapzas y por los temores, el ceder i la Hu&ion y al miedo por
débiles motivos; y esta ley, que había sioo cumplida cuando se
aguardó el auxilio cpn menos fundamento del necesario , cum-
plíase también en los^ primeros^dias de i838 , cayendo en mas
postración de la que exigían las circunstancias.
Ignoramos á la verdad el efecto que esa actitud del 60-;
bierno francés hubiera inspirado á la Mayoría, «i se la bubie*
$e d^do ser espontánea en sus resoluciones. Han dioho des*-
pues algunos individuos de ella que desde el momento en que
fué bien conocida ia política de la Francia, no tenia objeto' lá
permanencia del Sr. Conde de Ofalia á la cabeza del Gabinete,
y debió .reemplazársele bajo una idea mas acomodada á |a oca*.
síoo« Este pensamiento , que ya desde entonces bullia; quizá se
hubiera generalizado y habría prevalecido , si la Oposición no
hubiese acudido desde luego á pelear sobre ese punto; pero la
Oposición se lanzó á la lid , y la lid produce empeño en loqne
90 le hay , afirmación -en lo que está vacilante, decisión en lo
que está.dudoso. Sin las interpelaciones de enero, quizá el Mi-
nisterio se hubiera reformado; con ellas se alirmó, se consoli-
dó por muchos meses.
Es este sin duda un efedto ^ qoe no estudian bastante las
oposiciones. Lo mismo entre nosotros qué en los fiaíses ex^
tranjeros nos parece que se olvidan frecuentemente del amoi;
propio y del instinto de defensa que no pueden menos de-te-^
ner sus adversarios. Los atacan muchas veces para coBseguir lo
qtie sin combale tendrían conseguido; y tal vez por ese mismo
ataque es por lo qoe no lo logran. Nosotros , para no hablar
sino de i838, hemos visto cíen veces á la Mayoría vacilante y
dudosa, dividida antes de principiar una cuestión , y unida
después en ella., porque se veía atacada, y necesitaba reunir-
se para defenderse. En la disolución en que estaba el partido
moderado después de terminadas las cuestiones constitucional
les^ y desechada la idea, de la cooperación , era muy fácil, muy
natural, casi necesario, que se hubiese dividido en dos ó tres
durante la legislatura de i838: las interpelaciones de enero,
decimos otra vez^cl instinto de la defensa, la necesidad, le vol-
, Segunda serie.-^Toko II. . ♦ 6
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4'' ACVnTA
.irieroni cotifttttuir en aquellas célebres «esiooes, dándole de
nueva una vida que se extinguía apresuradamente. Los exal*
lados son los que crearon á los moderado^: mientras se agiten
y obren los |M*imero8 será forzoso que baya los segundos.
Por lo demás, aquellas sesiones fueron magnificas. La in-
teligencia y la palabra lucharon con una fuerza y con un brU
lio singular. El 3r. Olósaga^ único verdadero adalid de la
jOposicion , desplegó realmente grandes esfueraos. El Sr. G>n—
de de Toreiio, el Sr. Alcalá Galiano, el Sr. Martioez de la
Rosa se mantuvieron' á la altura de su antigua nombradla.
Los Señores Ministros Castro y Mon sostuvieren poc sü parte
honrosamente la lucba. ' ' .
Pero ¿qué era esta lucba en realidad? ¿Que era lo que ^
pretendía, qaé era lo que se defendiá con tanto empeüo, y
aun pudic^ra decirse con tíinio embono? — El debate habia prin*
cipiado mezquinamente; y no usamos de esta palabra porque
no sean muy atendibles los intereses locales, sino porque al*
fin cuando quería tratarse de toda la politica de la nación,
'roez<]uino era comenzar |H>r los montes de Toledo. Mas si era
-tal la discusión en su primer forma; muy pronto se la v¡¿ea-
grandecerse^-y comprenderlo todo, la guerra y la goberna-*
cion, la politica interna y las cuestiones diplomáticas. La
Oposición echó mano de todpa los estremos , y á todos quiso
responder U Mayoría. En lo cual los directores de la segunda
obraron con jcnas habilidad y mas tino, |K>rque itiejoraron sü
causa , al paso que los gefes de la primera debilitaban la su--
ya , estendiendo sus embates á puntos en que evidentemente
no tenian razón. ,
Si la Minoría hubiese sido menos apasionada y mas cal-
culadora, hubiera debido ceñir sus discursos al punto de la
cooperación francesa, mostrando cómo se habian desvanecido
sus espera qizas , cómo no se concedia tampoco á los moderados.
En este único tema, sin esteoderlé, sin abandonarle, su po-
sición hubiera sido muy ventajosa- Pero quiso hablar Otra vez
de los antecedentes del Sr. Conde de Ofalia con la exagera-
ción qiie cuarenta dias antes , y también i ella le tiraron á la
cara sus antecedentes: quiso hablar de la cuestión de guerra,
' y nuestras armas por entonces triunfaban en todas partes: qui*
#
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MU MADRID. '43
90 hablar del estado de BarceloDa, y se leTanfó un grito ro--
busto, enérgico, irresistible contra sus pretensiones y sus ideas.
La Mayoría, tolyemos á repetir, ó los gefesqi^e llevaban su
fialabra, se aprovecharon, como no podiao menos, de este error;
y la bandera del Ministerio quedó triunfante aquelle vez^ no
solo en la Cámara por el número, sino tamhien^ creemos, an-
te la opihion pública por la razón y por la elocuencia.
La Mayoría juzgó entonces que para vencer del todo á sus
adversarios, para dar una prueba evidente de su importancia
en el orden político, debiaí concluir esta interpelación por
medio de un voto solemne. Mas el- verdadero t^esultadode es^
te voto fue ligarla, como queda dicho, al Ministerio del Se-
flor Conde de Ofalia , J desbaratar enteramente toda idea de
irariacion. Los compromisos del combate se juntaron aq«í con
laa razones que siempre aconsejan cambiar de Gabinete lo
menos posible , como que en ello sufren altamente la goberr
nación y la administración del Estado. Quedaron en amenaza
y DO mas las espretíones del Sr. Conde de Toreno, por las
que habiá dado á entender que tal vez habria cierta variación
en la Presidencia. Fue punto de honor, y Tue también jus-
. ticia , defender á unos hombres , á los cuales se atacaba sin mo-
tivo; y el Ministerio quedó robustecida con un apoyo esplfcito
j cabal , que debia darle vida para largo tiempd»
No hablaremos de las interpelaciones sobre las viudas de
Gomares, porque da vergüenza de tanta miseria y tanta mtstí"
J!cacíon\ pero diremos algunas palabras sobre la cuestión de
los estados de sitio, que fue durante muchos meses uno de
los primeros campos, de batalla de toda la gobernación del
j>ais. Los estados de sitio, y los nombres de los tres Generales
de Cataluña , Granada y Andalucía, Meer, Palarea^ y Cío-*
nard, reasumen en sí el sistema de la política interior, no ¡n^
ventada , pero aceptada y defendida por el Ministerio, sosteni-
da en su primer legislatura por las Cortes de 1837.
Decimos que no inventó el Ministerio de diciembre este
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44 ' REVIRA
shlema g^uberúatívo^ que no fue un efecto de ^U8 medílacio-
neft el adoptarlo «jorque la situación de los estados de sitio
Tenia realisándose desde tiempo atrás , y los tres Generales eo
quienes parece se personificó aquel sistema estaban destinado!
j ejerciéndole cuando el Sr. Conde de Ofalia* ascendió ala Pro»
sidencia del Gon&ejo.
Había nacido verdaderamente ese recurso como nacen de
ordinario casi todos, sin que los preceda una teoría, sin for-
mar i^rte de una concepción general. El instinto había indi*
cado á todos los depositarios del poder que en los moñofentos
de alarma, de peligro, de sublevación y combate, la división
de la autoridad pública produce debilidad, y la exacta apli*
pación de la justicia encuentra dificultades insuperables. El de-
recho de defensa que la Sociedad tteiie como él hombre; les
facultaba para obrar en este caso de una manera roas
pronta y espedita, sometiendo todas las autoridades á la
autoridad militar, y suprimiendo si fuera necesario tales ó
cuales fórmulas prolecioras, de las que la ley concede á
los individuos cuando la sociedad juzga y no esiá obligada á
defenderse. ^
No nos proponemos escribir un artículo histórico sobre
los estados de sitio; p«ro tenemos por exacto é indisputable
ése principio que les asignamos. Las teorías del sistema tndivi^
dual, ó llámese el liberalismo, han traido al mundo como un
recurso, como un arbitrio, aquel otro sistema. Debilitando el
poder social y dando impulso alas fuerzas jpersonales, han
obligado al primero á buscar para ciertos casos una posición
en que guarecerse. Así, por identidad de situación ba sido
adoptado ese medio en todas las naciones donde las circuns*
tfincias lo exigian. Solo hay dos recursos para libertarse deel,
fortificar convenientemente la autoridad pública por los go«
bernantes, y no amenazar jamás sublevaciones por los go-
bernados.
Sin embargo, el sistema de los estados de sitióse habia^
considerado siempre como muy temporal y transitoria Acó-
díase á ¿I para momentos, protongábasele por pocos difc; y
pasado el peligro que le babia hecho nacer, levantábanse sus
efectos , y rolvian subditos y autoridades á la situación na«
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0B MAMim. 4S
toml ée ftus derechos y atribaoiooes. Era no recnno, era un
espediente /era una e»cepc¡oDvy do ^ l^abia pensado conver«
cirle en instrumento de gobierno, permanente, ordinario,
normal. He.aqoí la circunstancia qnc distingue los estados de
sitio de la época- que examinamos : circunstancia importante,
y que merece la atención im|iarcial dq los que se ocupan en
los negocios |Mjblicos.
No fne el Gobierno, voKémos á repetir, quien imaginó é
hizo poner en práctica este sistema. A él se lo dieron formado
y practicado, y no como sistema y teoria , sino como recurso
largo y durable. Los Generales que indicamos arriba , y algu-
no otro también , aunque no haya tenido la suerte, próspera
ó adversa, de ver escrito de ordinario su nombre con el de
Stts oorapañeros ; esos Generales , decimos , unidos en ideas
por identidad de situación « lanzados en una misma vía, por^*
que para ellos y en sus- facultades no encontraban ninguna
otra; esos.fueroii los que dilatando el recurso ó arbitrio tem-
poral, imaginaron valerse de él para el' sostenimiento de la
tranquilidad pública, y comov suplemento á los jnedios ordi«
Barios dé gobierno, que en vano buscaban en nuestraé leyes.
El Ministerio no pudo menos de advertir lo que hacian , y de
penetrar la intención oon que lo hacían : juzgó la medida con**
veniente, y aceptó la responsabilidad de los estados de sitio.
¿Obró con, razón el Gobierno aprobando ese sistema?
¿OInraron bi^n planteándolo, y sosteniéndolo los Capitanes
Generales? .
No somos afectos á los estados de sitio, porque no lo so»
mbs al mando de la autoridad militar* Las eireutistanctaa es-* .
peciales de esta clase la constituyen en un estado, de escep-*
oion, que repugnamos íntima y fuertemente para los negocio»
oiviles. El espíritu militar es, y no puede dejar de ser, el del
mando absoluto, el de la s^ix>rd¡nacion absoluta y sin lími-
tes r para someterse á él en todas partes, para establecerlo
como regla social , mas hubiera valido no salir de la domina-
ción del Consejo de Castilla. Y eo decir esto no agraviamos de
ningún modo á la dase benemérita que derrama su sangre en
defensa del Estado, y.á la que debemos la garantía de nn
porvenir mas apacible; día es loque de))e.ser para su desti-
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Cípogle
46 RBVJ8TA
no, Pero gu destino es la guerra, y no el mando ^ no la'dí^
reccion de la sociedad civíL Así, los estados de sitio, como
medio ordinario de gobierno, para cualquier tiempo, par»
cualquier circunstancia, serían en nuestro concepto el peo^
de todos los recursos. .
Mas DO es ésta la cuestión. La cuestión consiste en esa mi-*
nar la situación del pais en i838, en examinar sus leyes ad-^
ministrativas, en considerar si con ellas era posible orden y go*
Ivierno alguno; y en el coso de no estimarlo tal , discutir sí
babia otro medio provisional de que echar mano^ preferible
al de los estados de sitio. Porque si era éste el único' arbitrio^
que se presentaba é la tazón como capaz de. ifupedir el de^ '
sórden por aquel tiempo, si era, el único que podía garafitir
la obediencia de ciertas, provincias, la .seguridad de ciertos
distritos, mientras que la guerra tronaba en una gran parte
de la nación, poniendo en angustia j en proUédiá la sal^>*
cion del Estado; entonces, no solo era derecho, sino áúteat
xdel Ministerio mantener esa institución profisional por el
tiempo que fuera indispensable, .y gobernar etiérgicament^
con eHa, ya que no podia gobernarse de otro niodoi EÍ inte-
rés y el derecho dé la sociedad son mas atendibles' én .ios mo^
mentos de conflicto que todos los interesen y derecbds índiví*
duales: y si tal y tan defectuosa era nuestra^ le^tislacioii que
ella hacia el cooílieto permanente; jraxonáble ^ nafural y nece^
fljArio 0r«( cootinoar asimismo con los recursos prbvbionáles^
basta qile la legislación estuviese reformada y sirviese' para su»
propósito*. . * -*•' .
He aquí, puea^ ^ verdad de Jos hecbea. Naestro poder ci->
til estaba y y i|i|n está en el día completamente .dekt recado.*.
Goa las leyes de 1 8a3 no es posible el menor acto de goberna<^i
oioo. El poder central, la Monarquía, no tiene ajantes en los
pueblos, y casi nada pueden los que en • las provincias la re***
presentan* Loa ayuntaniientos y* las diputaciones- provinciales^
elegidos aqnellos por* on^método aumamente vicioso , son cner-* '
nos soberanos en sas atribiulioBcSi é invaden sin responsabíli-^
dad las que no les competen* La autoridad real se eocoentra
desarmadei delante de ellcis; y al escándalo de^o poder disoW -
ver ni auQ la mas pequeña corporación , s6 aSade el nneyo
9
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^ DK MADMIO. 47
atcándalo de lascoBtieadaa 7' desavenencias que suscitan. Eles-^
pirita de la Coostilucíoa:^ las cosdicianes de la Monarqtifá, las
necesidades de todo gobierno , están absolutamente olvidados y
desatendidos éo esta esfera. Tenechps nna anarquía organizada
para nuestra gobernación y administración : no hay un ele*
■wnto de poder público, no hay una idea, gerárquica ni de
orden; no bay otra cosa que confusión permanente é irre-
mediable.
He aquí lo^qne se trataba de doniinar con los estados de
sitio.. A eser desorden, á esa imposibilidad de gobierno civil , ó
era i&eóesarío desalojarlos derla sociedad , organizando de algu-
na- manera los poderes púMtcos nal árales , ó era necesario
vencerles y sojetarlds bajo el poder militar que significa aque-
lla palabra. Un momento bnbo en que el primero de estos dos
sistemas fue posible, y^ lino de los mayores cargos que tené-*
mos qoé baoer al Ministerio de diciembre , una de las mayo-»
pas faltas que tenemos qae seftatar á la Mayoría de aquellas
GSrtes, es el.de ito baber aprovechado esa circunstancia, ése
instante, para (iriacipiar la organización de los poderes civi«-
lesi Nuestros lectores verán en el capítulo correspondiente que
}tecrofue, f jcttán digno de censura el haber desperdiciado^
uaaij ocasión tan favorable. Pero pasada y desperdiciada esta,
sumergidos de nuevo en la' triste -situación qoe ligenmente
hansofjttdioado, y sin poder Salir de ella fácil f proátamente
pon aquel medio mas oportuno; fuerza nos era recurrir al
9lxOj que'. estimábamos conie mucho menos conveniente, con '
el qué nimpnlnábamos mocho menos, ó mas bienal qué n^i*^
vábaoMs con ansipatia, pero qUe era el único restante, el úní« .
co qué podía aun presarnos su apoyo en la diiresa y estie*'
ebei de ka circunstancias»
Era fomso escoger etftve dos males ; no tenianiós otra eleo-
cion. O fd amago indssánte de la anarquía con todo su desór-**'
den, oon ttxlá so irregdbridad, con sus momentos de calma
j de desgobierno pasivo, pero con los siguientes de asonada,
delrastorno y de raotin, que llevasen en triunfo la causa car-»
UAá« tomo yailo habian hecho repetidas veces; ó la supre-
maeia milikar , oon sns^ bruscas decisiones , oon su espíritu' do*
minador , con éuk peligros, con sus faltas , cdn todo el sáqui*^
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48 'ketmta
to triste y Beoesario áe tu natnrakia. ¿Qoiéa habU de
dudar si trafir males estos resuUados? ¿Quiéu babia de
sostener que no pudiese traerlos grates el estado de sitio?
¿Quién habla de imaginar que no podrían cometerse algnnas
tro|)eltat . que no podrían sacrificarse algunos derechos , que
algunos eá|ianoles no f^endrian que ^ufiír desgraciadamente
por resultas de ese sistema?
Sabiendo que era un mal le aceptamos» sabiendo, que era
ufl mal le defendimos; feto le aoe|kamos j le defendimos por-
que era un mal menor qge nos garantizaba de mayores ma«
les. Esta,, volvei^os á re()el¡r, era la cuestión del sistema; y la
misma era también la coesiioa de loa hombreáis Cuando aua^
tentábamos al barón de Meer en el mando de Gualuta^, al'
Qeoeral Palarea en el de Granada ^ al Ctoiltfxle Cloaard en eli
de 3evU)a, uo decíamos ni |H>d(amos decir el absurdo «le qué
todos sos actos fuesen ia pura perfección , de qtie jamás obre-^*
nfin equivocados, de que no hubiese nítigua punto que^repre^i
bar en su conducta. No : jamás hemos-.sostenido que d «ialema -
de los estados de sitio fuese un bien en si, ni que ios tres*
ilustres Generales que lo babiañ planteado fuesen impecables'
y perfectos. Respecto al sistema^ creíamos que era el oienoa'
inalo: respecto á los hombres, los sosieoiamos como peraonea.
de honor y de probidad, como gobernantes que iu> oprimí**
riao» que no vejarían voluntariamente, oomo gefesque pi«t^'
tabao ^Icos servicios^ sosteniendo eLórden pnblioo, numlienieiK,
do la tranquilidad, la seguridad , la libertad en eistcnsaq'pni4*.
viocias» en. grandes» imfKurtantes , ricas poblaeimies. Qti^) 6Í>
algunos pad^ian » re|)etimos por últuaa vei» á causa dkneáMi
esladoa die sitio, á causa del error ile los Geott^áles, triste <p
doloroso era indudablemente , y no nos pesaba pbr l4 ibagi^
nación el {moer obstáculos á que se femediira; pero contem«-
piando , como couvenia , loa negodios públicos en su generali-^
dad , á la altura y con la comprensión con que deben miravse
en unas circt^^nstancias cuales las de i83l^, juagábamos^ eu'
nuestra conciencia que rto eran merecidas las acusaciones que
se levantaban diariamente contra el sistema de los 'esiadosde
sitio, contra los Militares que lo aplicaban, contra el Miníste*
fio que lo sostenía , contra el partido que le daba sn apreiía*
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DE MáDRlb» 4p
ciotu Era tiempo de resignarse á algon mal , y estábamos se-
goroa de que otros hubierao sido mucho mayores. '
Por lo demás , si la Mayoría de las Corles y el Ministerio
habían aceptado como una necesidad esa situación ; si defen-»
dian enérgicameote á los tres Generales de las insensatas de--
clamaciones que los comparaban á los mas crudos tiranos de
tMlaslas épocas; si oponian un desden constante á la ojeriza y
animosidad que lanzaban sobre ellos la facción anárquica y
el 'partido progresista; no es menos seguro que también te*
nian. fijo su proposito sobre los verdaderos intereses del pue-
blo y sobre las mejoras que podrian y deberian procui^arse en
el mismo sistema que babian adoptado. La idea de la arbitra-
riedad era tan^ repugnante para ^llos como podia serlo para
cualesquiera otros; y los trabajos qiie se intentaron para regu-
laritar los estados de sitio por medio de una ley, manifiestan
bien que quería ponerse limites á este recurso , y que no nos
entregábamos á él con esa complacencia y ese abandono que
ae nos imputaba. Ignoramos, si semejante regularízacion era
posible; fiero bástanos observar que el Ministerio y las Cortes
k quisieron, la emprendieron, la adelantaron^ para que
sirva de contestación á las calumnias que se han echado
sobre nosotros. No queríamos el despotismo, pero queríamos
que ae gobernase : bu hiérannos dado autoridades civiles, y na-
die habria defendido la supremacía militar^ Cuando no tenia-
nos aquellas , y cuando la necesidad mas urgente era la go-
bernación , habríamos sido insensatos ó traidores en abando-
nar lo que nuestra conciencia nos indicaba como único medio
de gobierno.
£l examen de la segunda legislatura nos hará ^rolver sobre
este punto.
Hemos visto el sistema de las Cortes en la política extran-*
jera , favorables á la idea de la oooperacion , deseosas de con-^
seguirla basta sacrificar á este propósito ventajas y exigencias
muy importantes. Las hemos visto repugnar el desengaño que
nos presentaban las discusiones francesas ^ é jnsistir aun en su
Segunda serie. — Tomo 1L 7
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5o HBTISTA
misma condttcta , persuadidos de que algo adelaoláb^mos ooa i
el sistema de moderacioa y con el gobierno por qoe se pelea->f
ba, y de que cualquier otro camioo dos separaría mas la po-
sibilidad del auxilio extranjero. Eo la [loUtica interior aeaba* r
moa de examinar el sistema de los estados de sitio, que ea el -
puoto oulmiiiaote í que esa política se redujo* Fáltanos conai- ^
derar abora si se intentó algo respecto i los enemigos, á los.
carlistar; si alguna medida de pacificación tuvo. origen ó se vio;
fomentada en aquel tiempo; si ademas de los medios rentisti-»
eos y militares propios para la terminación de la lucha, -sei
pensó en algún otro, se acudió á algún otro, útil y coirve-
niaute para ese objeto de tamaña importancia.- - -
Esta OHisideracíon nos lleva á hablar de la empresa de.
Munagorri*
Habia tenido su principio semejante empresa baJ9 el minia-»:
terio del Sr. Conde de Toreno, eo i835. Convencido nuesiith
Gobierno desde entonces de la dHicultad >que ofrecía el con--»
cluir con .las armas solas la lucha de las provincias , iiabia'
aceptado y protegido la idea de suscitar en el mismo pais una-
diversión poderosa, política y militar á la vez^ que debilitara,
la reunión de los intereses vascos, dividiese el partido (accio^
.so, y proporcionase medios oportunos para la grande obra;
que tan ardua y difícil se nos presentaba. Comenzó, pues,
Munagorri á agitarse en este Mentido; y combináis ya im'por^
tantes operaciones, cuando las revueltas de |835, y la subida*
al miniaterío del Sr. Mendizabal, pusieron por entonces • ni^
término á sus propósitos. Abandonóse la ¡dea de obrar en eqoel
pais, y por aquel páis; y todo quedó en la situación en qú#
lo vimos póc espacio de mas de dos anos. Los que juzgtienque
la empresa de Munagorri hubiera podido tener algún éiiu^
después de los triunfos de Arlaban, de.Luchana, de Hema-
ni, etc., esos tendrán este nuevo motivo de gratitud al pro*
nunciamiento que trastornó primerarpente la Monarquía y el
óvden en nuestra patria.
Organizado el Ministetio dé diciembre, volvió á tratarse
eómo conveaia el antiguo proyecto de pacificación. La ide»
proclamada por el Sr. Conde de Toreno en el Congreso mk^
BM>ft de que estaa grandes luchas no concluyen sino por traa-i
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DK MABtlP. 5f
saeeiotaes, entendida esta palabra como on trniHbne^ilMatrado
j leal pnade proDiiiicíarb , j poede acaascjafla; esta idea, 4^
cimoa, doRiioaba la eooviocieo del Miaiatemov oamo d«mii»a«o
ba la de la Mayoría de lat Córua. E411 ,,{iu/M.,fpofaino ea su
áoimo reootar la empreaa de UuSagorríf áiadolt póf b^m-
el pÍDcipio de CransaeoÍM.qiie.CiMM óportuiM» ai^gfu» 4Í ei|t%*
do del paia iraaof^navarra« aegnn «1 »giro>^tie U^vaien ea éH
lat Beoeftkiadei y les opiéionea púUioat.
Eete espíritu , esie pmeipia áe. la teansaecíoni , eafe euidiQ
de aoonsodamieaío y pas« no podia a¿*.oi«d ifie C|l de l# coo***
fiawaeine de lee-enliguee ^r«fs de aqoéllab, proaineiaik fleí
oreeipoa» Msaelraa , flor mas^^oe. k> defiendan álfunoav. qne el
temer de perder elos fueros bubieae sido en |833 el aiot>f#
de U suMeraoion ^Miaao-HiaiaBra; joagemes. que. huy m esMb
pretensión un ligero anaeronisBio^^ y q/a'wá cttna i*0OMte do^
Qit)eíon de amor propio. Mas puesto i|ne deapnes los Súmfsm
h¿ian sido abdüdoa, poe^o que eas ebolieion Ida h^hiik^ itel^
aadoeoel ánimo de los provinoianoa libandés, y, Íes bobia
afianzado mat el <iarifio de Ioao«rlÍ8iaat evifiente era sin d4i4«it
que á ellos* á los fuegos* bábia qtie acudir para lodo pifP p^
lUíoOi y que en ellos es.tab^ Ipi base del .oonTenip que deb¡a
bacerse, sí loa dos partidos habían de quedar con iMKira» y«^st
la deposición de las armas babia. de ser leal y duradera* La
eosprcse, pues» de Muftagorri no podia ser otra que la de.paa
y fuerosi si babi9 die signifiícar las ideris Uam^Au i la domjr^
noaion del paía^
£1 eonvenio do Vergista, qne ha psitidodel .mismo pria«^
eipio» que ba tenido el mismo fundamento^ iqoé .ba rnaV^nd^
lAs mismas ideas, di»Bostrará.siompre que no eran absurdoa
«apricbosoa lo que se pensó desde i835 , lo que en i838 jíA^
wi6 de nnero á ajimne. Han sido ot^os lea medios de qoe se
ba i^ido el ilustre General que lo ha llevado á cabo: han iír
db los medios propios* de esta ¿poca , qoe ba sabido reunir onn
babitidad y {bttuna ; pero las ideas capitales no ae han difo«>
veocíado de las que anteriormente se calcularan, y qaie se
trataron de realíoar por los medios que oran posibles entóneme
¡Honoe al Duque de la Victoria! ¡Beoonocimiento á.Ieíi qué
le precedieron en el mismo proposito!
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5a minrri *
Realas -dicho ya ifue Miró eo ¿1 deddidameote el Minia-
terfo del Sr. Conde de Ofalia* Munagorri recibid auxiUos opor^
tuteos» y la bandera de pez y fueros ondeó aobre los P¡ri«eos
en i838. Bero qaitk en ia ejeeacioo de esta idea^^qnizá en bi
realisaéion de sih pormenores» en ei tiempo, en las oírcunstanoias,
en los hombros, en el modo de obrar » no se guaitdd toda la prur
deneia, toda la habilidad o^rtnnas. No cualquiera ocasión e^a
propia para arrojar- ese nuevo estandavte ^n el pais enemigo;'
y lanzarlo fuera de tiempo, podia ser, cuando no inútil, á lo
menos poeo fwovecbosa Era menester espiar uno de aquellos •
instanies en que la desgracia de las operactones. Jos reveses -de'
la fortuna ; el trastoniO'de las creencias y Jas esperanias^pve^
diéfUmen á los partidos para vacilar en so te, y Im inspiran
un temor .¿ un disgusto que puede aprovecharse ^en beneficio
de nuevas ideas» Brá necesario escoger el momento en que «o-.
Baladas victorias de nuestras armas bubiaaeu introducido la
confusión' y el desorden moral en el campo cariista» En esmis-^
jante caso, la empresa nos ofrecia toda especia de probabili^
dades:era seguro, cnanio pueden afirmarlos hombres, que
la duración de la guerra civil le disminuiría considerablemen-
te: era seguro el triunfo de Isabel 11, y de la unidad consti^
tustonal de España.
' ' Pero lanzar á Munagorri , como sicQipre se verificó , cuan*
do el carlismo , apoyado en bases sólidas parecía firme y ro^
busto en el pais, cuando nadie le hostilizaba, coando nadie le
amenazaba de cerca , ya que no fuese abiolutamente perder
toda la obra , aeria cuando menos malgastar inútilmente mu-
cha parte de ella , y desperdiciar grandes esfuerzos , para ob-*
tener solo pequeios resultados. No corresponde todavía á lá
ópóca de esta primer legislatura ; pero permítasenos adelantar
un instante los sucesos, y ceOsurar cuanto nos es dado á un
viinisterio posterior, si como á la saaon se afirmaba fue efeOlo
de 'SUS disposiciones el que Munagorri invadiese nuearo terri»
loria Nada podia aguardarse entonces sino el desbaodamientd
de su^ soldados, y la muerte de algunos infelioes, sin bausa y
sin. provecho alguno; y no era para esto ciesiameoic para lo
qne se habían creado compromisos , y sacrifioffe sin duda al>
gunos caudales. ^<
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uciuMiW 53
fVpltamot eoif^ero al Minislerio.del Sr* Ofalia». y áJaJe^
•gislatora de 1837. Aqael ha merecido nutatra sincera aproba*
cion, promoviendo una idea qoe pndo ser muy útil, y que de
hecho alguna utilidad trajo, inoculando y propagando en
aquel paia la» de pas, de fueros y de transacción. En cuanto á
las Cortes, nada pudierou hacer en esta empresa, porque na-
.-da lUgó á preafniar^lc»* nada se acunetió á su deliberaicibo.
Elíaa, 8tn embargo , hubieran tenido qué tomar una paHé
-adura,»! ba-opereciones hubiesen marchado con mas rapideie.
iLaicoéoesieo de loa fueros no podía ser obia del Gobierno ^éo«
•lo, y «eo6aariamente hubiera ienido que someterse i las Gór<*
tes. Auo se. trató de promover en ellaa esteppnto, y de haoer
decidir esa coDcesion ó confirmación, como u«^ medio que pre-
-parase la. posibilidad áfi la paz. Opusiéronse algunos, porque
no estimaban basunte oportana la ocasión; otros, |)Qrqae
juagaban mfis conveniente que llegado el cato ,. verificara loa
,tmtaa y confirmase los fueros el Gobierno , sometiéndolo des^
fioea á' la aprx^cton dé una y oira Cámara.
i- No podeihos Juagar, «hora si se acertó ó se erró en haber
dilatado este psinto: los súcesua posteriores han sido tan com*'
•pfeíos oomo efnn im|)ensados , y dominan la cuestión entera*-
mente. Por lo que á nosotroa toca , opinábamos^ entonces que
convenía hacer /esa declaración; y los diputados de Viacaya la
deseaban ysolieitaban ardientemente. Cedieron ellos, y cedi-r
.moa otros á la. antorídad de personas respetables, que, como
decnmoa poao ha , no calculaban á propósito la ocasicm pare
qme hablase hkdey , f no creían neoesario eala nuevo faech6 de
sáteréa por^ la- terminación de la gnerra«
Que poD la demás, si la cuestión se hubiese presentado an**
4el^S'>Gáitea,.no es ni un momento. dudosa la resolnoíon que
fanbiera recaído. Grande habría aido sin dísputa< la batalla , y
fiíertes y enerjieaa laa declamacionea de la Oposición; y bastii
paqt eoBvenoerse dn ésto cuan flontrarioa.han estado aua gefisa
á la concesión foral aun después del convenio de VergaRa. Bar
m todo etto no< hubiera heebo vaoíkr nn inainnte á lalleyo*
dn, que fuerista ó no fuerista por inclini^cion, eni atltea'qno
todb deseos* de ht piai., y hubiera eatrificado.á' cobiíeg«iifU
onaatttipuedcD aaerífiéar bombtes honi*náop,4ípjutftdoa noblea
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54 MBvarA
j leales. La Providencia oo qaiso que la aktniáiaiei noso-
tros; pero Dosotfos bicinios, y imbiéramos hecho todo lovfiósi^
&Ie con un objeto tan patrióticq j tan digno.
UL
Las Cortes son un oocrpo poliiico j an cuerpo legislativo:
la gobernaeioo, kt l^islacion propíatneoie tal, la administra-^
eion , la hacienda , todas son asaterias que caen luyo sus airi<4-
Imciooes. Hemos visto lo que las de- 18^7 pensaban j ohtaban
en las euesliones polítieae. Ahora bien : ¿qué hicieron ep kjis^
laoion i qué hicieron en hacienda » qué hicieMii res|)eeto i la
administración publica?
El capkulo de la iejislacion es sumamente corto* Debe ser^
io siempre , en cualesquiera ciitunauncias comunes, púés que
estos ouerpos deliberantes todo lo son mas bien que Icjislatsl-
tos; pues que nada hacen tan mal -como las verdaderas 4c)resj .
pues que nada hay qne deba pcArmaneoer tanto , y sufrir tap
|)ocas variaeiobes eomo estas. Mas en las Corteado iSSy debía
sea mas escaso y reducido aun, si se consideran las gravea
«uestiopes políticas, rentísticas y gubernativas qne las abrn-r
maban , y qne no consentían ni tiempo ni atención para ttainr
de la mejora de los derecboswcivim ni de la fermaeían del
cédtgo de procedimientos.
Las obras asaa importantes á que se dedicaron uan y otch
Cémaea , relativm á esta secoien de sus trabajos , fué k de ana
Inflámenlos respeetivca. Tanto el Senado como el ¿iougwssn
debiaa formarlos partioukrmente , según na artioulp de la
Constitución, y ambos cnerpos procedieron a esta obsn dissde
loa primeros dias desús reunioneSi Un espíritu semejanlopto^
sidm á ambos urabaíos, qne no. presentan ningniM d« esas
grandes disooidanoias , abaocdas y escandalosas cuando se imn
en una miama nasitey y en> asambleas que tienen u» ohjjeto
parecido.
Una gran wriacina lt2io el Congreso en la pnietios^qnn
sagnia desde i8«o, acereándoae al sistema de f834, en k to*
eánie á la duración de^n Mssa. La annf u¿ omtnmbm espa««-
flola consistía ta qu» los Presidentes durasen «solo nn mest
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DI MAsnob S5
tSDfttumbre tomada sin duda de las asamU^Ba d« Francia en su
< rerolnciorl , donde duraban qoinee diaa j no mas. Bajo la do»-
' tninackm del Estatuto correspondía á la Corona nombrar el
Presidente, projioniendo. la Cámara cinco candidatos ; y la du^
Tacion de «n encargo se extendía á toda la lejislatura. El eapC*-
-ritu^de la Constitución reciente iodíeaba un medio 'entre am-
^kis ccfrobinaciones) y el Congreso, conoóiéndolo asi, sanciona
y aplicó «flUa idea , coivforme con la práctica de países mas
' adela [ftados. El Pfesidente nombrado por la Cámara toTo el
'carácter de fal en toda la duración de kis sesiones ; y los
grandes motivos de práctica y de teoría que asi lo aconseja^
baa, se vieron justamente satisfechos, sin contradicción ni '
'oposición de ningún partido.
Perú el cambio mas radical adoptado en esle punto de re-
jg[lamento, lo fué la diviMon de las Cámaras eo seccioties, y
>el nombramiento por estas de 'los individuos que habían de
formar cada comisfon. Ese sklema óé las discostones prelimi-
nares, esa idea de nombrar las' comisiones , no designápdolaa
ci Presideote á ^étt voluntad, como antes se hacia, sino bus-
<eaftfdó en elfas la espresioif de las opiniones del Senado y del
•fiohgr&no; i<vda esa ionovacioi^, todo^ese sistema aceptado de
Daciones que Hevan mas eiperiencia en estos debates que nó-»
%ot/os , todo ello era satisfactorio á^ la ráwoñ , y prometía gran*
ides' veotájaif para la celeridad a la ves y la perfección de los
krabiíjbs ' lejislativos. Asi es que ningoita voz se levantó para
impugnar -ese miítodo, y que todos !• adoptamos con aplauso
hf tonRamstf.- . ' ' ' '
Es necesario sin embargo decir que no se produjo en
équblláis Górtes fi¡ se ha prodnoido en las siguientes, el buen
éfcfcto qfiíe agüíirdábamos de esta ionovacion. Las Comisioilea
hkn tominuBdo JeileHiimeftte m$\ formadas,- las discusiones
tH>ilipÍicadas y émbaratosaá: -En las secciones no se han disciff!l«'
db'Tbs proyéétos; y él* debate jeneral se ha resentido de todae
e^tas futas:
ffoestra censura reeae ahora sobré Mayorías y MinorfM,
porque todas han sido culpebles, porque todas han caido en
el abandono de qué procede ese mal. No parece sino que In
treactM'de las seceionn habia'deser un medio para extmtr-«r
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. 56 , JIfiVKTA '
no6 de trabajo, se^n la condacta qoe hemos obaervádo dm^
pues. Y preciaameote era lo contrario de esta idea:, el trabqo
se facilitaba, si; pero suponíase mas, esperábase mas por'esle
.método. La división .en seoctones no era para libertarse de ¿I,
sino para suavizarle al mismo tiempo que se le aumentaba j
se le hacia mas útil. La división en secciones no tenia por ob- .
jeto una i^eunion apresurada j el nombramiento de uo cval*-
quiera, como individuo pora la comisión : dirijíase i qMe bu<-
buiese en ellas verdaderas discusiones , y á que la eleocioQ de
comisarios recayese en personas altamente capaces en «1 punto
.debatido , y que representaran las ideas y sentimientos de la
Mayoría* Mienlras no se adopte con verdad este sistema, de
Hada servirá aquella división, y menos malo serta anin que
las comisiones las nombrara el Presidente: irian cuando me-
nos en las importantes algunos hombres de primera linea» f
se limitaria.un poco el^ abuso de las enmiendas, que la falta
de disciplina y 4a mala elección de comisarios hace tan. inson»
portable en nuestro Congreso.
Esta mejara, este adelanto hacia la verdad de la teoría ^ la
aguardamos nosotros coa confiansa^ La práciíoa de una y otra
xliputaoion irán enseBaodo á nue«itros representantes: las gran-
des contiendas los ir^ poniendo en su lugar , y formarán ne-
cesariamente ^u*dis^plin^ Las desventajas de la inexperiencia
se disminuirán entonces^; y reducidos también loa uabajoa á b
qcie son en to^os los paises, entraremos en la práctica del
buen sistema , que es sin duda alguna el escrito en el r^b^
mentó , y serán las discusiones mas completas y mas fáciles á
la vez^
Repetimos, por lo deoias, lo que queda indicado aptes;
que estas disposiciones del reglamento ni fneron sostenidas pe^
causas políticas, ni esciuron grave discusión. Vn solp pi^nto
mereció los bouores de fuerte y altado debate t ^1 t^é el de si
habia de adopi%rse para algauM cuestis^ies la Totaciou secreta^
El recelo de la intimidacipu por un lado y el de la oorrqpcion
por otro pugnaron fuorttfmeme e^ esppuota, dividiendo. am-
bos partidos, si bien en desiguales proporciooes. La mayorU
4el partida moderado opsi^ por la vouci^iii publiqi i al pasQ
que la mayoría del exaltado pe^r la contraria ; pare hubo'gran*
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; mi MADKIP. ' Sy
des dmumáom de áqnd , j machas meóos del secado , lie*
-ganéo 4 quedar establecido el voló secreto fiara alguoos.casoi.
.-^icwerdo inútil, por lo meoos' basta ahora ;. pues jamáa se ha
; pedido en dos anos Totacioo alguaa ^e eiú espeeioi ni e^pera^
OMs feria pedir, según la marcba actual de las' ideaa. '
Esto por lo tocante al reglamento. Leyes, verdaderas > dts^
..posicÍQoes importantes del orden civil, ya hemos dicho que se
jij¡taiiODÍ pocas en aquella legislatora*-Nt el Gobierno las presen-
tó, ni los Diputados hicieron uso de su iniciativa para propo-
Olerías. La Haci^ndi^ y la. Administración^ cepetimos , nos ocu-
paron epnstaotemente, interrumpidas tan* solo por las ouestio*^
nes. puramente políticas que la interpelación nos pesenlabaá '
cada inslante»*
Una ley aaloriasndo^al.GieUemiD para lo. que llaman gra«*
.cias al aacar, otra aobre sustituir , ciarlos artículos del regki*r
•meato de jusiicja, la de reciifSQs de noMdad que no. llegó á
coocluirse , y la qiie por líliiaio autoisizó al Ministerio para
iirganizarlos 4 y produjo el 4lecre|o de.4 do noviembre de i838,
fueron Ips asuntos mas itaportanies qtie se veolilaron en esta
«roate^ja. Que<se ventilafoo v decimos; pero se equivocavia quien
creyese ^que el Congroio ni al Sefiad0 aplicaban su atención á
4ates cuestiones^ .ni se oQopabaO'fttabnente en resolverlas. Aii«
1)8 lóa:banoas casi vacfoai^ eet^ prese^foía dé ireíma ó cuarenta
dipjoiados qoo báUaban onttoM^.y no se cuidaban de la dis«>
:c«siou»icualro. 6 cinco abogados á MiaMlros de alguna . Au«*
diencia pronunciabao lctrgDs4^«fses» qxia no eseiiebaba na*
J^siao el individuo de la:coasis¡oo que loa habita ooittes-
lar. DespMes^ cuando la bdivi de-la wiacitín babía:Uegádo, y
sonaba la ealnpana llamandi^ paca «lia;- venia deipnantp un
^efiMoMf! d<s personas» que ^pnooaban eompleíameoia el pfeinto
debalido, y que. lo mejor qi4s sglian^Aaéri y lo qnebaeiais
en ▼erdad.Mi^ inas/freioenoiii» era valar do eonfiania l0t>qne
la cpn^isiou habia propuealOt > afirmad con su sufragio lo que
apMntdd.el debato se sasteiiíia«--*Bfr6r y. «bsouido^véidadenH-
asenta grande , pu0 que inAídlaa Tetes se Iraubifei aseínieé jde
Segunda wrír.— Tono 11. 8 *
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58
eMsideraoioa, y «• ditpulaluí sobre k sneiáe mipriimi d« hm
.hombres; pera errar y descuido á 4|ue no alcanzaba lu idem^
sari amgao remedio , como qoo coosíste en bacer TOtar á fos^
-hombres sobre aquello de qoe ao tienen niognoa idea. Mo ea
este el logar de proponer reformas para d sistema de dtsevcir
y decretar las leyes ; pero no podemos menos de aCnüar que
esa reforma es indispensable, y que se necesita un cambio, ira
trastorno radical en este punto. La idea de haber llamado cuer-
pee iepslati vos á los que solo son Cámaras poKticas ha pro*
viocido grandes inconvenientes; |ior fortuna' se los Ta ya com^-
-eieodo, y natural y necesaria ea que al desengailo siga la re*
-paraebit» -
Mncfao mas esmero que en lodas las leyes indicadas ee pii«-
soeo la que había de decidir la forma de la reeleceioii de loa
üípucados j* senadores , ooo arreglo al articulo «3 de la ley
política. Y sin embargo, para nosotros era esta «tfa 1^ de po-
ea importancia , en eoya deoisioD no ^eiaitfos atgumenios ca-»
piíbles ni para segnir él sistema inglés, que es el de suponer la
renuncia , ni para di francé», qfve es el de someter á la reelec-*
cien. Si había en este punto «na cueMÍCfn A' algunas cuestiones
irasoeiidentes, si el espíritu monárquico y los grandes prtoei^
pios de eonveoieocia soqiál podían rozarse eon la disposición
de lo ley ; todo ello era en verdad «cuestiones pasadas , cuya .
ocaaíon fue al dMoiirae el artfculo constitucional. Cuanto qne^
tlab», establecido este, e^a paea nosotros debátele poca im->
portaneia; y cfue el dipoteiiaó senailor cesasen en el aeto de
obtener on eib|ile0, <í que cesasen ounrMtá días después, lo
tentamos por poco menos qne indiferente, (lor casi pálmente
hiea deeíMer de una. manem qne-de le otra.
Debemos decir que no era esa la opinión eocilun , que pelp*
lonas importantes de «no* y otro ksdo daban interés á la eues^
iidn; qn^iei Siw Caballóra , pof h izquierda , y el Sn Gaiíano,
por U Mayoría-, pronunciaron- «atables discursos en tí debktei
Y' e»esto pudio suoadii uno de lea heefats á qroe nos ^poñe h
ley qnk'd^on misaao «rijen al c Congreso y al Senado, y qoé
dt^pMs eonstftays á eadauno sobetán* rn su ergaoitaeioii: él
Senado adoptó U iba de la reotiaofa ,Hftientras adoptaba la de
MedHmu el. Gonffreso , y loo tbdíf id«oe de dquel dejaran de
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MMAIIIItt. 59
{Mirl0 de la iCámaní desde qab «orabas nú eolpleo,
nieoirae ^ne los individuos de esta cootinoabaB en la suya
•basta el momcioto de la reeleéio^i á ao ser que pasase «m in-
-lervale de eaalv^ diaa-^He aqui el mayor mal que én miet-
1ro concepto podía haber en- U materia: que se sigttsésev
(ÜBtiiltas reglas» qMe hubiese diversas decisiooes , pav$i ua pun-
ib qf^e era igual en ambas Cáoiaras. '
No eoncltttrettios este capítulo de la tejislacioa , sia proeia*-
.fdar de cargó ¿rare que pesa? sobre el Míaisterio de díciem*-
bre, j auu algo tatobíoi sobre las Cortes, por no haber de-
cidido una ^e&ifOD-impot^aotísima ^ que reclamaba todaimee-
<ra liteiM^ioD. Hiiblaimii dé la cuestión de los mayoraagos.
Henfréa tlicho anteriormente que'oo son nuestra^ Cámaraa
aetuales buehos tuer|ios lejislaiivo^ benaosJiohoque otras ateo-
ctüu^ nos apartaban de las materias de ikerecbo: bemus dicho
que ni 000 venia ni era'iioafbbs que nos jocvipásemoa eo<bacer
muctias leyes. Apesar de tddo>esto ^ el punto de lo$ tnayorat-»'
güSiexíJia uoa résohíoion de6mtiva, pronta, eficaz: fué una
responsabilidad grave' para el Gobierno no propofrémqsla rhié
una vergCíenza para unsotroa^ue plisara una lejtilaiara, y no
ie'loniase. ■ - ^
' La ¿uMítjo» de los aaayoraagoa, si bién eminenie im el
Mkn poUtieOy pmdiara oeu todo-ayuaednr un ^Boi y otao^ sd
iecMott por le^ raepeetM é él} peeo en* el jórdeu civil en w^
meMa y apr^tttiadoíB , eu ek orden i|i«il cada moménia que la
d«!ia siat^Nolver ocaaieuaipeijuioias irfefMirablea. Le cueatíoh
de ios nMforazgoe'onciebra eldeicebb de auoasipo en la^ avilad
dé los Menea raíces de Eaparüas tenerla m wapensq'eataoiffigar
á la incertJ4ti«ibr0 udo de his prbMerbe eleasentosdel 'Bstnda
Soa oonoefdaanaMatrae opiniones eviNnt pnriioular, y no
pansaímee abandonarte» faiterki n6 lae ' haya condémdeí la layt
el^éieréto del Sv. LaoUero^aleiipÉiá tK>sdti«.¿€lenMi todas^te
decretos del poder que consolida unari^óhicJon y quo son
TCipaiaidoi i la primfer temioíi de loa : coerpiis. legales» Pero
nddülá e|>infon panietüat ato tiaue ^iuoksipamíMúif^j «a een»»
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6o .MinrttTA
tm de ella; j de lodaí las qiie ooo ella ^colnoiden « ^l^mme
otras de maa autoridad y respeto. Los tíribiinales TacÜao, y el
Tribunal Supremo duda tambiéa 6 se declara per la iMiisena.
¿Caáodo es posible maycor necesidad de.niui' dedanÉcioi^ le^
igislativa? . . . •♦
Existia á la reunión de las Cortes de 3;. un proyeelo. d^
ley acordado por las anteriores y elevado á la «tancion de & IL
Decidua este proyecto la cuesiión que hemos indicado, resol*
via todas las demás que están annnciadaá sobre la materia, in*
cluia una kgfislacioo completa , definitiva de este punto. Si es-^
•la' legislaicion era equivocada ; st babia de prodiicic; maks su
^icaeion, el Ministerio de dVcieA^bré oo debió ^ .es cierto,
aconsejar á & M. que la sancionase; fero debió ; si, inmediat-
tamente, aconsejarle que le negara h sanción , y.debió.asimiir*
mócon la mayor premura jsnstituív. otra pi^o)'ect9 de ley, y
presentatlo á las Cortes en lugiir del descebado» Esle. era un
panto urgente 9 ^«1 momento, que no se podía .dilatar • que no
debía atrasarse por ningún motivo. Lbl materia no era tan di*
fíoiLqne exigiera larga y pesada meditación; y el Sr. Ministro
-de Gmoie y Juéiioía, que ,habia asistido á las Cortes an^rio*
res-, que babia tomado mucha parte eá lai discusión, del pro-
yecto que aprobdraui, debia estar en situación de.oalcular.y
de redactar en un. breve plaso el conveniente.
^No se hizo por desgracia nada de esla Pasáronle nmf» J
teeaes, aki qiie el Mifeiistef^io propuiuese á & ^ quej^en^ára
la sannion pedida; paáóae kirle|;islátMnai sin que. se pveseuláfa •
«tt nueto sistema pera reemplazar al x}iie no, le: eoeptaba. X
s^esdid^ésto, i petoK deque con itetivo de unas peticiones se
dijeron pabbcas gcavosi al Mínisterio^sobce ese punió; .y aa«7
oedió éslo^ A pesar de babferse ioseitado en el Gongrieía mismQ
la dispttt»qtte fuera db él iseafituba, y de haber 'e0mbet¡4p
firferteHienlem ellar los SeMtes Bnvé Murdleí y Otósaga; ^
IÍKidíendd.aqnel«aef«ft«BeeaMM, «na mnlaoaiHaeon un be-
Uo diÉBotin^ y.neudie'Bdo éain pata' contastark á una deoUrr
iDÉQÍdn:pooodignnde m ubam» y <de la raaon que d .4i4^t
tm entender le aiistia.
.lios maleé, p^es» que este desenidp.ba causado * loa que
se.^siAn imágm el die, y kü qM eeüooarin mas jpalpabW
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ra vAORiü. .61
mente cuando se quiera y no se pneda defiatar f tte nado; to-
dos eUos serán una responsabilidad para el Ministerio de di--
c¡eiiibre,.iniyo abandono ha sido «u primera causa. Y las
Cortes también c<anpart1rán esa responsabilidad , j llevarán so^
bte si^lgo de esa pena; porque también ellas descuidaron un
tanto lo que era su obUgacioo; porque fascinadas con un res-
peto justo pero estremado ,., no clamaron fuertemente al oido
del !4inisterio parg que te pusiese término á ese mal; porque
no insistieron una y otra fez en l6 que reclaniaba el inferél
público con TOi y «on demanda urgente, y dieron quizá mas
atención que á ésta á cuestiones menoé ¡m|iOrtantés. He aqu(
■n punto sobre que la OpMicion hubiera podido reclamar'
cao' justicia y con éxito, segura deque 00 era {losible pon-*
testarle!
Por lo que á nosótrba toba , siempre nos quedará un hon-.
do sentimiento de no haber, promovido mas aciiv|imente la
resolución de.estas cuestiones de mayorasgos.
J. F. Pachico.
{ÍM continuación en el próacimp número.)
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6a fliiTiarA •
POSSIA tOWWLAÉL.
DRAMA NOVELESCO.
M«H
Lj« poesía popular nace desde qoe la letigma vulgar em^^icn*
' á adquirir formas propias j, adecuadas á los paebjos que J|e:
bflMaffiy y se dtsiingae siempre, por so originalidad é tAde-
peodeneia de la poeaia académica , qne circunscrita entre nnok
pocos sabios y eruditos apenas se atreve á desTiarse de la imif*
tacion y recuerdos de una civilización, ó ya muerta, óestraSa
á la generalidad de la propia nación. Anticípase aquella & esta,
porque lo necesario precede á lo supérfluo , y lo que está al
alcance de todos á lo que solo comprende un corto número.
El mismo origen tuvo y la misma marcha siguió entre noso-
tros que en todas partes la poesía del pueblo, que desde sus
primeros pasos basta fines del siglo XVI se , conservó bajo la
forma épica y narrativa del Romance octosílabo, y de. ciertas
letras líricas y sencillas que cantaba eL puebla Pero como los
progresos en' la civilización habian cundido y la nación ade*-
lantado en inteligencia' y en un gran número de conoc¡mien-«
t6s, ya en el siglo XVII se refundió la poesía nacional en el
drama novelesco, que adaptándola por base de su creación,
convirtió su esencia narrativa en acción y diálogo, conserván-
dola empero al alcaocedel pueblo, como hija suya y como de*-
pósito de sus nociones históricas , civiles y religiosas^ donde
debia encontrar consignado el tipo original é indeleble de su
carácter, de sus hábitos, de sus costumbres, de su fe, gus-
tos, placeres, sentimientos y progresos.
* Con semejantes elementos nuestro drama formó, y debió
ibrmitr , cuando fue inventado, un sistema de poesía completo
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üBMAmn». 63
y ^tioto dcl.qae tom suor^én en im escudas y aeailMifas;
poH{iié 81 el de estas era esclüsivamenle <Ie los eruditos v el de
aquel fae la éxi^resion de las necesidades del |iucbto castellano,
qiftieii cDfluo.i hijo nacido.de ««s entva&as, aKmettlado con sn
))rO|He attslapeia, y acariciado en »a {iropio seno, le aapó con
¡lasioo é idektría : le amó oomo á sn propia lengua , |iorque
estaba i wá alcance, porqne era la expresión |>rofuiida de sua
ideas y ¡lensaniiefttos , |M>rqae era so retrato vivo y el espqo
donde se veía, grave, noble, cobaUerasoo y ong¡fiali'¿Y,eóaio
aai?,Gonlo qne el .idioina y la poesía vnlgar son el deppsilo.
donde se contiene y elavora la origitialidad de las neetoeeai»
como que el uno y; la oira revisticodi^ las^ideas y la laMlacíoii
general de la naturalesa de lasfermas especiales qóe fismpa-»>
twanoon cada pueblo « laf ponen en armonía con sus sentid
mientoa y ál alcance de s« imeligencta. ¡Ño, de otra 'naneim:
pueden kia ¡Koductos del ingenio editar el ent^iascno entreí
las masas de liombre» unidos con los lasos de upa soeiedad, y
formados con wm educecion común. -
Pmr esfas eansas la poesía |iopular, qqe sigue paso i ¡mm»
la marcha de la civiltaacion'iecal , vive siémpna robusta eoan^
do 1» lie loa eruditos pasa casi oculta y deaoonodda. Por ellae
sus i^aíoBS son eternas , y por ellos en fin no consiente que pros*'
peran las creaciones exóticas, hasta qne ingerítias en su propio^
tronco^ se fecunden y alimenten ccm la sabía de él , y liasta
que se convierten en su profíia sustancia* Enionoes, y cultiva*
das t>^r el puebla, es cuando U civilisacion da fxisos.de gigati-*
lab Asi las instituciones políticas como la poesía , jamiis prodo^
oea nada grande ni elevado, nada subiisienteni úitl, cuando
BO.son el resuludo espontáneo de las ndcionés, ni cnaado se
intenta introducirlas, violentameme, pues en ei»ie caso los pne^
blos pierden, quizá sus antiguas liusiories, sus placeres y su
originalidad, para ser el ludibrio^, ó lo| iniscros saiélttes de
otras nerones que han sabido conservarlas. La naturalesa pro*^
oede en todé lentamente: el que intente precipitar su niarcba
daalraye so espontaneidad , y jolo coge Trutos insípidos. En
todas ocasiones, cuando las reformas y mndanEas se intentáir
cryeCiUar én las naciones antes que ellas las com{irendan y sieil-«
tan como necesidades^ I09 pedantes que las provocan, las dea-^
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«4
tniyeii 6 hm oUigan á rclroceder en k marcha Mneilk y tt^
cü qae t^uia su ínteGgencia.
Eo so |Hinlo de oporfnnidad j madarea se bailaba tiiies*»
tra poesía, caando á priocipids del siglo XVII apareció A *
grande ingeo¡o« qué abarcando^y comprendiendo lais neoesi-*
dades y el espíritu nacional, sin violencta ni esfaeno ingirió
en ella la parte de ciencia académica, que «lando ya al al««
oaooe dé las masas popalares , annque diseminada y sip oon^
cierto, iolo necesitaba loa esfuenos de una inteligencia supe- *
rior., y capas de reuniría en un todo completo y adecuada
Sste genio inmortal fue Lope de Vega » que inspirado por el
soyo propio y el de su pais, inrentó el drama notelesco, el\
que , si existia ya como deseo y necesidad en todo el puebla,
carecia no obstante de las fiomsas con que debia resKsarse y
praciicarse. Apareció, pues, bsjo|8os auspicios comrertida m;
drama toda 1| poesía popular, pero rejuvenecida y ornada de-
les .progresos que babiao becbaen España, la imaginación, el-
cultivo de las ciencias, y el estudio de las bumanidades ya'
mas vulgarizada Engalanada la esencia narrativa de nuestro
antiguo Ronunce, con la sutil metafísica délos trovadores»
con las ricas y hermosas combinaciones mótrícas de Italia, y
con el orientalismo, grave, pero vehemente de los árabes | se
refundió nuestra poesía vulgar para aparecer bajo las formas
del drama novelesco, y constituir en adelante el sistema^ pro^
piamente de tipo español. No solo en esta crisis no tomaron
parte los eruditos del siglo XVI, sino que al contrario, coa»
los clásicos griegos y latinos en la mano, despreciando y des-^
ctmociendo nuestro carácter esencial, se empeñaron en bacei^
nos retroceder. Mas el instinto del pueblo que puede y ▼ale
mas que los filósofos y los doctores, los arrastró en fin como
un torrente, los hizo desertar de su baodíera, y los obligó i
su pesar á trabajy para él , y aun á ser tal cual vez ori-^
ginales. ,
Para el reposo de mi conciencia este punto necesita una
aclaración amistosa: escarmentado de que cuaiido en otra oca-
sión ataqué la intolerancia de los clásicor*y demostré que el
abandono de sus reglas convencionales no impedia producir
obrAs bellas y perfectas, no solo los enemigos de mi sistema
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DSMADftHl. 6S(
tíe tfát^koo ^' iioafq«¡al« literario^ sifto.ipie muchos ;flQa(i¡go|
dk mfSjdodrimtt, j.ieKU^.w. dolió no poto^ la» tr#4Bf«roQ
tmá abávqmicanienie^ ftbovn d^seo pfotesur ,y prpteita coQtff
tédtf'tcadlacoMD tofid reapeeto á las ideiis que; ^^^ppeiK' en eaie
«icrítoiv * . ' •''.•' ^í - ' ' f
Tao UjpmtÉé hillo de coiMieB^t el fsiMdio d^ Joa ctásicosi
qUo^aotds le oW JBdispeiMftbIe para foraifar^ up guatg! fpieQ*
isialmeóte bdlo^ y pcddabir. obfaa> m^^^aras é inuyortalfea. fif^^
0alQÍio;'si cáe.^jo!el imperio d« la buena ^ $lp9Ó£ca critica»
eítfve'pm ^n.^baala- los talento» tnísdiai^os prpda;scaai obrM
irgrkMlaUea4 mat aá de- él áe apc4era y, aprovecáia qp ^f^nd^
ím§aílo\ entonaos al medio rnae. poderosa y efijcas' paira .^*
aalaavley.ennoUacei4e^pi]|e4.:lij<(^ d<Qi. «batir: :f|[ ifo/alo de la
iMafiqacioaijyanif tiéndola/á - Corgias isiiáticfa ^e.qtros p^ñ^^
da(íkótiita*dé loa«Dti||^iiOft clfuúim^ tentefiaá.eiiQpptrfijrrfiaefCif
€Miii]ioa<le ftupiénoíoii, ^sugiere ndevos mf dips 4^ ; im^^^ la
MUíiuftímÁtj^ti^hBfi d íbejqr y mas. Jiguro' remedio iooi|«r)i )f .
<«aolav¡txHÍ»>daÁ io|renia« porque es <anibiei|,4^,.ipejpi: aguijofL
jtímifk lalfielieía'y el toejor frMo y m^^si^^Te^qoi^. j)i^^e con-
tenee at anárquico alrevimieiitg: de ]Los ígnprMtj^ y .a) mei^ti-^
:áo' saber de la pedanieria* ,,. ' j J >•', / r /
Mnebas yeoee^ etnpero , ^i 4 f^^dift ^k-fj iogenio r9f4e^
librarnos delí calino que poodffpe al error ;.díganlor si^o los
disiingiúdaí filólogos 7 pof)s3 q^e ioutiüzaron sus dotes maB
brillattlea por hab<^ embotado ógpaeoQupadOjí^^ natural íns- '
tinto; á fuer de olvidar lo'seoi^illo .y fticilpara bailar todo :i%l
.asdrÍAo de las cosas en vencer .d^icultades,. que el pueblo xii
condcé^nt aprecia. La nat,|irale?a se complace evn fficiljtap l(^
4MiiantialeS del placer, y lo% encopetados sabios se apartan
de, ella pretendiendo bacerlos casi io^ccesibl^ . Po^ huir d^
lat afeiiaionei} y aeotimientos del qiie llamaban vulgo, se
etfipeñaron-.'enjBeguir estrictaineote como pauta j regla upi*-
versal lar forma* « ideas- y pensamientos de los antiguos clá-
(áioosk ¿Y qué bicierqn? Los copiaron, los rq)i(ieron basta la
ísapiodad, los earicaturaron. ¿Y que adelantaron? ¿Ha Ileg^--
do^ por v^ntipjca» á la posteridad' alguna de sus obras? Pues á
.fe que'.gran núitero de ellos.no carecian ni de talentos, i^i
de- imaginación, ni de estudio: peco. todo lo teñian embotado
Segunda /^rie.— Tomo II. g
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€6 MfwrA
ton él trbte «mpeSo de ser Homeroá y VirgiKte, K^Takiido
é|tt'é para 8ier grande» era necesario iiileiitar par ellas propios.
Ethpapádos en formas é ¡deas jra muertas , aaiiiqfieeanbalaa.*
Madás, preiendiáB á iodo trance resocitarlas^ bo eobando do
Ter que el olor de los bálsamos se emplea en los cadáveres, j
no se parece a) de hs floreé , qoe adornan la haronistifa Oena
de YÍda j de tigor. Desconociendo lus necesidades ^ ebinstiiito
de la naloralezá animada que los rodeaba , y qije ferviente 7
^n¿rg«cá para el pueblo pasi^ desconocida por delimte éf loa
éábíús, la abandonaren como cosa de poco valen A segi|¡atan
éí^radfii Viás» i pMlender copiar como únices modela»' bá ío^p^
UM, la» ideas, j hastb la lengua de los antignoá, el Da^ie^
^ Aridáto y Millón^ no sertab'al presente . magníficos iiiooi]t«>
jttelltos de'ñrl^inaKdad. Lo snn; y toserán, porgusémpÉpáai
íÉlosé eh él estudió dé los dásicos, 1^ dé eiicad«ar con dUok
M altiva imaginación, les sirvió pera engrandeoérsela y khnaéy
tiirsela. Después de*haber sentido , mas bien qiie analiaado/laa
fyellesás de Bomérb y dé Virgilio, después de Uabefse eotii«-
^tasteado oon én lectura, se los'vi¿ olvidados dé los libros^
entregarse á la inspiración original revestida con las (broMs y
el tipo directo de la naturaleza viva que loa rodeaba. Las be^
llézaé de los clásicos trantforáyadas por el gMio; no en tipo;
sitió én instrniñefilós de mftpiracion , se hicieron percepitU^
al pueblo , que las adoptó por suyas. El Dente y Ariomo, Ca-^
tnoensy MiltOñ, han lleudo á la posteridad , porque el estu-
dió de los clásicos {irodujo en ellos el entusiasmo y no la no^
'tía pretensión , de disfrazarse en trages griegos ni romano».
'Cádh cual fué él hombre de au siglo, y la expresión del gd^
trio y originalidad de sn patria y de »us contemporáneos; ca^
N^ éixat nos retrató le naiuraleía y el hombre con quien vivía.
Por eso dieron formas adecuadas á la ínteligejacia y al pemaju
miento social que animaba y sen^a de base á' »u tiempo, y
"Ytor eso fueron ii los siglos futuros los intérpretes de su civr-
fizacion. Conooietidó el secreto de los antiguos y arrancando
d suyo á au9 compatriotas, formaron on sistema poético tnn
grande y perfecto como el clásico, y fueron pare sn edad ^ lo
que Homero y Virgilio para los griegosyromaaosude la foyit.
Éste aecreto consistía solo en :tener tma volünüd firme y de**
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M.iMbMm. 6;,
í!^\4^'Í0 9er loA bombras ijkl tigio o^fitÁneo^ de ser popularen»
la ffifroá ^ ]^ siándola tf preseptaron como iiu|dlelo8 de laa ge^
Mcm^umei» ¿Podrá Mpiraiv la critica 4«1 «¡glo XVIII á produ-
cir cüHi sil ims^iiíbo afinUsif 9 bí ai|a compreod«ir siquiera^
laque iiJeii «fmeJiDiBt tioubse»? Pues híea^ lo qué ^ no
pfKÍo entfoder coa tpdo su aperuUi da cteacia, lo seqiia el úlr
liuio boml^ del vulga'^
Ifo e^ aberii o^i prop6sho iadegac, si e) análisis mecámcif
uHfpdupid^ p^el aiglo.xyilly y wpiieedo á las ilustoaes d^
^eMBútt j del s^oiimieoto, ha prodopido mayorm sudes ^ í§
bmuauidad, asi eo moral eomo en. política, %{iie el iauftísi)M}
USM desenfrenado de4Qs siglos medios. La bislorif ba^ jpa<r
tict^delos becbos, guando en respeotÍTa durecfoa compare
|niÍ9 ^uf bandera «e ban consnipadb crimines mas n^i^doat
tajo qué sistufna fe ba oiukiplicado el número de Terdugos;
IWO.ya que sobre esto no se exiiendaii qiis reBexiones , d/^ber^
ni» catante obseryar que abogado el principio dfi fe y df
jsplllsissmo en el cieno.del escepticismo, retroceden á pasoa
4e gigante 1^ artef de imaginación, se .extinguen ks sentir
inienios graod^ J generosoet y que perece ademas n) prinoí«»
fHQ de vida inleleQtuiil i medida que el aleiifno bipdcriu . j
calculador de intereses puramente materíaleí y e) iud¡?idna^
lisAio raspeado deios mod^oos filósofos, seca y agoi« las fiíeiir-
lea del sentimiento iostiutrvo de la vida idfaL ,
Lo que el Dante y Ari^o en Italia y el Gamoens en Por^
JlMgf) lá^tttaron con el ppema dpicot lo misiao realizó en S^
pa^ lespuptp fd dranSa eí gran Lppe de V^a* Bando ?ida y
jBevimieoto por medio de la acción y el diálogo á las seneiUiu
Hert aciones que eran U esencia del imtiguo Romance ppf«ih
lur , enconMS 4 cpn^bo que Xp condiujo á so creucion dnuná-
3tief» Porque esU k exigia y no por oposición i ellas, 6ie por
Jo que se sepird de las reglas cl4ai6aa mismas á qi^e babfti
tributado admiración en las escuelas*
Conoció Lope j^ndnen que las reglas diásicaa relativas áj^
ttfidedes no erau jfsenciales mas que < cierto y deter^iinado
ajutema de jipitucioii , á cierMt 9leif 4«de de tenouinsilitM,
.|iero.que distiendo en la naturalesa oíros medios de imita-
eioii y df vfrqsjnülitud V^^ » Miuellai pio c|d^, mn^fuu
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68 intvMTA*'
inconventeüte resultal>a ié abanáonarlas. Düonas^, ^scelMtM,^
indispensables eran para las lyacidne!^ bijo coya dWlizaeton' sef
crearon y en ctiyas ti'ostambres Jas bíillaroh sus poetas; pero^
eti un pueblo meridional t>or escelen cia, ihistieaníeolv r(eti|;iii^
so, fervieíbté de ioiáginaéion , tfoié buscaba las ilapred^nes'ifii^
tinas de alma mas bien que las de los sentidos , los^eFectos d9
la lucha de las pasiones y no los resukados del Aililliátiib^^etf
ttn pueblo ansioso de asuntos coMplicádos, cürfosd de'exao)!-
narse á sí mismo, árido yHen^ile fe par^ cofh'lbs hecbotima*^
rav{|lo(os y tas enredada^* situaciones ,'¿c¿mo'hisAta|i de há%^
lar á interesarfeias sencillas y bretes combinación^ <|iicf<Ctt^
benen un cuadra clásico? Nuestro genio espMfol .abafrcalNf
úh inmenso espacio poético ; para tenerle suspenso y éntrete^
nraóen él teatro, necesitaba una bislbría entersí ; útt po^txíá
épico complétd. Pdco nos importaba que él ¡loüta oorriésé'de
Oriente á Occidente, que pasase dé áiglos á siglos; pbes.coiii^
'titiebtro drama era' una historia, y eso buscábamos allí, volá-^
bantibs en el teatro cotí el poeta , como seguíatbos en un llbrd
al historiador. La curiiMÍdad que nos cotiducia á h estena / y
xíuestm imaginación, abarcabaii las creaciéiitíi del ingenio , y
ya én el cielo 6 yá en el abismo, estábamos contentos, si co^
Tñú 'en la tierra Telamos al héroe que con hechos maravillosos,
itilrigfis complicadas , combates íntimos de pasiones , ^es-^
tk>nes de punto de honor, galantería , metafísica, acietoáe^ é9i^
iiüllerescas y relt^ósás nos reproducía á. nosotros y á.nu^tros
'ftitimos sentlmÍMitos. 1r -di aun esto bástirba para ootosfréfr rf
df%mti popular. En ello ciértatíiéhte consbtia au é9enci«F;'per(>
para su parte de ornato éxigia nuestro gusto- y fjetidenda na-^
Ardí qué se revistiese de todos los tonos de la pí^fa; AéceSi^
tábamos en fin, que la lificá, la épica, la nai*i*attVa, óstent»^^
aettodoá sus recursos eii el'teiAro, porque aéo^tutfrbtÁloé k
la gila , jriquéfta y abundaueíá de nuestra hei^osa lengua, lot
oidos españoles no nodian fetiunciar,"ni ann énel draola; Ifh
encantos densos variados y- arúioniokbs sbitidos. ^ * *< *
IWeoesidadés'de tal' tamaño y estension no pódian $aiMñ^
cetse eú el estrécho^ófrciflo qué contenía las deioi ptíeMfh avi«-
tigiiós, ni tan eiicontradao y diversos ^etaiento$, amalg)iferMitr«
' se y colocarse convenientemente dentro de ^.'Ya Itfait de h
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Cuew', Vicao» y bs árgensols^s , tebia^ coqc||¡do U precifioo
¿0 exceder 4iA» corlo», .Uai¡te$j peto -como eran eruditos pori«v
JMil0rtiícúe«Oii<^oO la.d^bí^ reftqluoioo,X.acbaodp.s«9 4pctri«r
mi épaAén^fi9í% ctkn ik p^cd^idád, fvdejron lU^ido^i y Dpsd atror
iriemíi d4 Ultoo á seguir, él itist;¡n|o.4el pu^l9.S |K)i? lo cuají .
en vez de inventar un sistema nuevo é independióme del antir
gtío oláflirá y OM fbrina^ ptopias y origidales.» solo produje-
ron moiiAruoso^ drdinas; compuestos M elei»ei||los ipconci-*
* Al ingevio grande» audaü » emineniemente espaSpl de Lope»
estaba reservado comprender é inTeoiar. un «H^ema dmmá-
tioeí» Iqlae- .fuese ( jvei^dadera eipresipn de nuestras neoe&ida-*
des ioteléctiiales y diorales. Por inspiración ó por sentimien-
to Intiimo 4. quizá miisque por estudio»- bailó el drama nové-
leseos qué formado opn la quinta esencia del; carácter índige-^
B#, ileí eproipió edemas cuanto np.era in^mpatiblé cou ella y
Wdiíánfoi» adquirido de los .estrenos. Cultivado el árbol d^
nuestra poesía [>opular creció magnifico y robusto basta Ufei
M^esM-y eñs. vigorosas remas asombraron Ja culta Europa*
Mtdeloifné de ella" casi un siglo entero j y sos mayores inga-
pies se aKnientArQn.de su substancia para producir obr as aoá*
l<^gts^»:90icu|int4lse prestaba á las, respectivas idiosipcrasiaaso*
etelesv.fu^a^iuienes las producían. Riotrou, los dos G)rne¡llea»
tí oMpu^lMtAiere, Leságe y otros grandes talentos son prue-"
k* ifi^nsaUe de esu verdad. ,
o.: y 4ío.Be crea., ya lo bemos dicbo, qiie Lope se apartó vo-
lmiM(rtaq[»#otfi 4f las ^reglas clásicas por solo apartarse de ellas;
)pi)Mi»vMi P^tm crear otro sistema mas instintivo, á la ver-*
^ad«.qp0,va^ad(V No dejó á su pais desierto de poesía nació-
^Ai fPtppfpdiijo monstruos como los que le precedieron. El >
^fítíP^ VQ99^ÍAl y grosero que existia antes qye el suyo, tam^
'jMe||.t<M^ i^n^ parte muy esencial en su nueva creación , por-,
q^pe^n. 0L se hallaba el tipo característico del pueblo. Salió
^p^^ ^ sus manos libre de la ruda y bárbara corteza que
}o cabria, fl^ltó adecuado álos progresos que se habian veriQ.-
eado ^Uil^ cultora spciaL ¡Que diferencia enorme noee i^ot^,
cp>^£^V>4 ^^VP 1a& saI^ groaras y el lenguaje de las ao|iguaj^
£|Wtt.dfí^pc¡iiai ^ue^a y otros» si se comparan con iis gra-
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7^ tirwTA
cias oportQDis y'deeeiltei'cle Lope! ¿T ^vé dlirenioi díe h '
pretion noble y cabaliereflca de los amorfos Inirodtícídos en sm
dramas? Eito es todo ioTeDcion suya ; lío existiaen las faraatt
ii bien Yft se bailaba oonoatarálizadó en las oostnmbref é m*^
frodacido en la sociedáil por la ledara popular de los librea
de caÍMllería.
Las reglas que los orhHyw dedt^jeroii dé hs clariones eláu
sioas y de que se aparió Lope, no afectaban eseneialoiaste las
generales que constituyen la imitación de la bella natnraleía^
pnes sí de estat se oljidára , jamás hubiera oonsegvido répre*
sentar ni satisfacer las necesidades de un pueblo; pues siendo
ellas mismas esencialmente necesarias, son ufna parte dri in»»
tinto con que e| pueblo concibe y aiente la belleaa. ^or ittspl^
raciotí se apartó ¿e aquellas Lopto, ptoriiMpracion conserf^
estas , y por inspiración hicieron otro tanto los ^ddes^ioetas^
que dedicados i producir , jamás se ocuparon en la crbieá f^
losáfica , ni en escribir las reglas que á po$tériori se diMiQJsroá
de sus obras.
Ifo piensen sin embargo nuestros noveles rpmántlcosr, qtia
pudddo ocupar una categoría semejante á la de Uométo^ '$ú^
pbocles, Euri'pides, Virgilio, Dante, Ariosio, Lope de Vega f
otros, oon solo dormirse y abandonar el estudio y el irabajo¿
Todos estos grandes hombres fueron hijos y desCefldiepies do
las ideüt é inspiraciones de los que los pre(>edierónt Pwque ai
fin ¿que otra cosa es el mayor ingenio sin cienéU , que ná
buen estómago sin alimento? ¿Cómo se adquieitn, sin ^tudio
y trabajo, ideas copiosas y abundantes para asimilarlas á la in-
teligencia individual, y reproducirlas como ya cdn vertidas eá
originales? Si el estómago no recibe alimentos, la ^idh deeao
y acaba » porque aquel no tiene flíóbre que trabajar ni que «fesi4
milar ; si los recibe pocos y malos , la -vida es caeómieíA y íhi^
serable« Asi también cuando la inteligencia no recibe ideaá
que trabajar y asimilar muere sin desarrollarse, y si li^ reci'W
be pocas y mala^ , jamas llega á su (ierfecclon. Bn el on'oaslúi
su resultado es la ignorancia ; en Á btro^ et falso asíber y la
pedantería. El estudio es, pues, tan indispeiteble á h vida éA
ingenio y de la intelegencia, como él alimento á *la vid^ HMcfa.
Bl error de que el estudio embota e) talento y la iiDa|fina-»
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7'
t m 4r>|Wii de qi» «iiMff» hri|l>inte jilYenUid , dolada na-^
tnralmeDie de energía imelectual y moral para prodacír , pe^
reee liii^eiBfaárgo de toankiioo y loM^eriá i por eso las alas del
íiijyeBio que piacieroii ixibaslas, no «aíden los espacio^ subliipea
aionde fUKfiman levantarle, y apenas le aypdap á i^^rfatr^rse
por el aáelo. Si leí vda algaoa idea wire ep. eO^ ^^ebrof
firi«iegSa4as,.le leennde y^edialaa; péc^ per na ^Qontj^marMr
el firaflioso'áUmeato,, tica preoto deoae y fe aniquila. E| jóveo
eipeiiBl «qué eoo solo' quesea serlo , piidiera a^epUajarse á las
demes^ aaeíeqes, se ve por su per^aa oUigadó i seguirlas muy
de Iqea ^ cieyeode escpd^erlas en ¡oteligeocia y en sabef , euan-
^iaa faayli ec^iado servilmeiMe ea su# errorsa y ^a las erimef
«as, BO iifíiíado en sus aoieriosy virtudei,. ¿Sí el siglo de
eqnelioaea pasado, por ^né. repr^^duclrk»? ¿Por qoé han de
ear^uestios maestraa eu política loa tigres , y en Uteracura loa
frenécioos^
Las^otoas y pcodncoioiiea de los grandes hoodbres qoe fian
Hégado á:la posteridad ¿prueban acaso que no estudíafon y
lyee^aia. igoaraiites?.r(0|, al contrario , son muestra de au sa«
Wi dea¿.|iiqp»erarauc¡a. eñ el estudio y en el tralngo, dirigido
|Mir el tioou y.ia inspiBacieA, inteligente qoe los animaba 4 soa
el depásito qué eonüene toda la ciencia antigua que asimilada
4 Ja mea nueva, presenlaron á los pueblos de que eran pn^
déaae« T á Ja vendad que tan eternos y. sólidos monj^meote»
1^ foeroa ai leipaptados, ai dirigidos por boinbres ignoraátí^
. Sifkié mas legos, el .solo Teairo de Lope de Vega ea ana,
pmdMjdel Blas esi^soio y. sólido, saber* JUa teologia, la juria«
pradenoiat, la filosoCp, lea liellea artes y. basta las mas meca*-,
aieast^odo.lo abrasa ^n él^ nada le era estrafio^m peregrioó*
AM gata «Jottsignada toda la ciencia de su siglo y de sa oa^.
eion;allí sos usos y costumbrea; allí su fe y creencias reU-
giosaaj; atti sas {mndpíos oioraks y políticos , allí sus oece-
sidadas,< gustos y pUoaies; allí Un que oootenia su origina**^ '
Kdad; y alU, jBsqoí qae en la historia, que raspóla y adii«
la áJes indiñdaos, se pintaban con verdad en aeres ideales
aHibetitaf qae conslitnianieniDe el pueblo la ide* de ló bueno
j4é4o aialo'9 de )o 4*ii y de I^.danoftfx; y haita el extra<*
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7» -tóWíttA
TÍO cfae prodéce «n 1q5 j&ióloé •boñtáno» la cohfttitnekm Mtdkti
J la educación. ; : » ,.
El caos que desembrolló Lope de Vega para fuiidar el %im^
tema dramátíoQ, hasu abofa mas bieo sencido que definida^
fue ioménso: Las sepcUlas églogas de Juan de la* Encipa ,'eái|
las groseras sales íuiródueidas para exohar lá risa .f^ un prmm
Mo inculto', aiinqne representadas y beobas pa¿a.€Í pabdo d^
Ibs reyes y de los pródéres^'del tietnpo; las comedias ya ina*>
cultas é ingeniosas de Torres Nabarro, las Esrsat de Lope de
Rueda, de Bastor, Fernandez, Timoneda 7 otrosí eÍMMtniídaa,
tal vez , con reminiscenci^as de Terencio y Flauta, incroetadai
en cuentos novelescos; I06 dramas informes, hincbadameDt^
épicos y gigantescos de Cáefa , Argeasola y Virues ^ qM oliaia
todavía á la erudición del' mal gu9f<^; el amor bMiano asimf-»
lado al místico y metafUíco; la gala, la riqífeza y la' tendencMi»
melancólica de la poesía árabe , provenzal é italiana ; las ber«^
moéísioia»' y vari«idas combinaciones métricaa de «loé Fetrar-
chistas ln|t>oducidaa entre nosotros por Boscaoy Garcilaao^ In
gracia dénoiltii y tieraa que caracterizaba naestraa caneionea
populáVes, ertonó épico, agrave y solemne con- que en nuefrn
tros itomances heroicos ó de historia se cantaron laa glorias^
los deíastres y la constancia nacional; la gata* y brio deseripil^
▼o de lo» romances moriscos y caballeresoos;. todo ^ lod» euá-n
tia ya, todo era popular en la civilización castellana ¿.príne»^
pios del aiglo XVIL Solo faltaba una inteligencia auperiory
que abarcando con una mirada' sola este pap^ de eleñunton
. diMmtnados, y despojándolos de sos forntaa divergentes, sar
píese ponerlos en armonía, para orear un todo cooveniento,
coya belleza simpatiflas^ con las masas populares á quienes' d»->
bia 6ei;v¡r de instrucción « de moralidad, de placer y de re^
creo, y á quienes en fin ooino en un bspejo se debía roiratatf
para sí propias y piara la posteridad.
Pues bien , el hombre qué- sopo aprosimsr elementoa tam
distantes , y edificar con ellos un monumento real é idealaiaft->
te bello y asmonioso,* fué Lope de V^a. Creó su drama , y.
oreado se lo presentó al pueblo, y le dijo:. he aqnl' tu {poema:'
be aquí la verdadera creación que debea; continuar^ paca ser
sublime, para ser original é independiente^ porque aata obhi.
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■0iM|i^ Mliila dp mi# nilaot«:eft propia tüya^; porqMt «e^ba
(broáado de tu» leyet-^ toa ooélunibrea, tu aaber, toa gostoéi
^•.seniUpieQtQa»(tw.oreéncíaa^ j eo fia ide t|i propia saba^
lanotiu Tú fuUtie e) laáribol <|ii0 coniconaJa. ioiágen dakbei
UtflAyyo^el artifiM cujafiívleUgenctii eóiBfNMmdió donde etla^
ba-oGA^a>, f éuyo^kiQel Ii| dwpoji deíai» ísoHem^i^ fuiateél
diantonié V yo/iel que le labre é hiae potnpeliroiri/ brillo con el
lol» La Nacióp .alóifUa y. etúbélendo aeopti» A praaeote del
graq poelay y etióeos aíeoea coo ¡amairoe^ible oomum de glo-^
tía, de graiitud y ¿eifHSto , • yJa Giiiaa Uevó a^^Doaobíre y
an&efcraa iaiiprlalesá los olroá olitoal» doodoisamrdn/aMM
chos estudiar y aprender con ^nsia la lengua castellana' pava
díifrataridel láieoioé iitokar las cveaekioiis ^el Féaa. español*
• CoAol Tealh> de Ldpe ae extelidió.por ipdaa f^rljM ?la' ga-
lasaeríaf eorsesatiia espanplá; con h botitra. de aiia dr4inM
bailó {aribas de eapresarse oon . fuego, decoro y . d^eiloin el
amor iaisti4oV delípado y "^ebewieoifce de las daflkia^*D^e aa^
looces las eostnmbrestnbblosrseríaa y okbal/eresoan^ propisa
del caréater español^ íu^ron ioñtadai por.loa^atrafíai, ooiit»H
bayeadp kKi pooo i aaódlBcÉp y pviUr»k riulélia qué aqoAryiibtf
auaJaéÍYÍlbsweíab daotnos puebláás. t
-i ' Cuaado el a«Wé do nueftrai glaaias polítieaay ínilitarea e^
taba, ya: cass jaslípaado) pbr «km reveses <de unto asona^quía^abrur^
Riada con su propio peso y ostensión , briUaha afín, con lodo
au ias|[>leafláfr , repras^iiladb .por liopiBí, laeflireUadii oilostra
Iit0ral»Ba- Mi Ma decayó' ibdarfsi oaaodo la.maerto nos arro«
baló al glande horiobre^ {Inés dfe so «¡siama y de é^» eeniaaa
eoino daki dú Fenix« nac¡4 la mas sttblUnd^desua.obras^iia-i
ció Calderón ^ aqoel inoonmensurable gisnioifiua mcpoa feconn
do en produeeioneaqMesu nia^stro , la exp^ó aji£oit4 an piioM
fiítadiikd^oaoficat io grandíosidiidde idea# f en aublimídiMl dé^
inapisaciooas pfóti<)as, Cpmprwdí^do §\ qoo I9 patio máa.vi-n
siblci de-la oftnsiUucion sociíJ^da su país y, lo^iéeoiínmnl^sssnen
]|Os.bdadoadal ecba^w bnmaooi creó el'^diraiafiiioreleso^i Re«^
nkndílíéUtmal ?uelo ^el iogfnio Ica^esfHeszq^^ Ja p^sníf^cioti.
daUal^;:y pctelra^doen )o m^fi $niH9¥> ^e.la ^^ciadad y. en lo
9^^ ^^utíim d^'Cioraaon» U^iVfm^ Mis.,s«Ra9tQi|, yiKiso ea
e^etia IfM combMe^ i^imoade laikP%lífl»^^opB dlibmaLv^i^y
Segunda série.^ToW} IL ' 10 *
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j4 RCnVA
8dft'VÍGl«rMt 9 sos derrota ^ sus iriunfi» y •«• dcsafttra « cr«Éin«
(io coa <»t«6 eimienUM el verdadero drama nknáaticoi Da él y
dettt iavcntor, ti la admtraetoa y «1 respeto me lo permitea»
Itablaré otra ves, na t^irto para ¡ansalsaiie, como para denoe»
Har que los manaolialea de la or^inalidad , hija dd eAttt*
Uaemo, jamás se agotan paira el genio y el leleeto ^ne sa«*
be bnsoarbs donde ettao « y no se empeBa en iiallarlos foere
de^fto isiiía Todo el acórelo consiste en adqnirir por el estudio
y lá obserracion copiosas ideas, qoe asimiladas por la inleli«*
gencía se reprodoscan en el tifio del oaeácter inditidiuil , tal
eeesu lo bán modificado las institucioocs , morales, 'Oirüm y
ieligiosas.
No ba sido mi ánimo en este artfcmlo esoribir k likigra*
fia de Lope , sino mostrar á la juventud capaz de eompsender*
lo el camino por donde los grandes poetas llegan á la inmoi^
Ididadte El estudio no es cierumente el que crea al ingenio}
pero m, si, el alimento que conserva el vigor y le vida , el
estimula de su producción , el cultivo que le' leconda. En
los clásicos aniiguos, en los grandes poetas 4e la edad media
bailó Lope lea belleias natorales qoe lo son en tpdes tiempos
y circunstancias, y en su instinto «1 tino de aoomoderlos á
su uaciooft Ftr eso fué dreador, por eso iíiégé á/oonquistar
la oovona gloriosa destinada á los bombres que repaeseutan las
ida* de los {mebWs.
Marcbita ya la Bor de mi jnftentu4, casi |^rdida Ja sent
que vigorisa la edad madura t no debiera quisa beber escrito
sobre una materia que neoesitli tarilíta loaaióifa de 'imoginaciony
tenia intensidad de sentimiento, y tanta severidad de juicio;
mas etltneiastli y umente d6 k brioéa generaqiea que epareoe
Hena de ingenio, á k cual creo, no ún fruto, haber aconmja*
do, «iamído ooumje me ha pedido, priendo «n esie opúsculo,
no'sólo someter ásu juicio su cotiteiiido , sino también desra^
neoer k 'prsoctopacion que bn cundido entre ella de que>el m^
tudio dé las bueiiM humanidad^ esolariía el' ingenio. Con el-
éli&mfSú de Ldpe y de otros grandm poetw creo biber de-*
ttoitrado todo lo eonlrario; y qué ^ eitudio de lo$ ^láskes^ee
di Jugo dé h iseva y el calor qiié atriman la tntéligeneiii, m
elambiedte puro que ieonsÉ^^lá ^ttmrtal k llama 4írf' telen-'
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tOf md GttIttTO qaef«ounda la orígtoatidaiL QjaU qoe lodos,
6 algODOá de mh jóvenes amigos se peoetrea de estas Terda--
des , j apartándose del falso caniao de los delirantes y freni^
tieoe romiíilicos de «un nadon ireeína ». bnaquen la inspira-»
cien en Virgilio; ení Lope« en Gilderon, en sf propios y en
la natoraleía qoe los rodea« Asi oenparán oq lugar disliogoi-»
do en el templo de la gloria» y merecerán la gratitud de las
generaciones. Al contrario , si se entregan á la inercia, si de^
jirecían lo que no conocen por huir dál trabajo de estudiarlo,
entonce» inútiles y estériles quedarán para siempre las grandes
cualidades qoe pródiga les repartió la providencia , y enton-
ces suya sola será la culpa^ de aparecer ridículos pigmeos,
cuándb nfeciéron pátá ser'gtgameih
Áauttifi Duniíf.
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7* ,7'atfwr*.-
. ?
BiBUOGHAIfl^.
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i.'iijuaÉiéi ' < •* jt '.-tí. • ff
QpILKQGlbN D^ PROYf^CTqft; DICTABfBNES Y LBYES OBGÁNICAS, O B8TIHr
DIOS PBÁeTICOS DB J^QMINISTRACION. /^^IT Z)o/l f*fáhtÍSCq jágUS-*
• • • :,' í ^ ^ . : r ' . -.'i '. -. ,í 5 ■ . 'í V.í. . .
DIARIO DA WLNtQh^ko 0B PB^ fi^PB^ D^,]K>||f^ l'S^^ >§^v f^^
documentos, importaMes en la mayor parte \ copiados de los
autógrafos que existen en Torre do Tomho^y adornado con
aclaraciones y notas , en las . csudes te trata del it^scuBri-^
miento de jBHo^ /f/i^^i fiio de la Plata^ é isla de Fernando
de borona ; se discute la cuestión de Am^rico , Scc , &c.y
precedido $odo de las vidcu de los das hermanos* Publicado
en Lisboa por PRAifciaoo adolpq db tarih^agbiv.
D.
'óft obras importantes en su clase anunciamos . á nuestros
lectores; la una por lo que se ha de hacer en nuestra Éspa*
ña , y la otra por lo que se hizo en el vecino reino de Portu-
gal en t¡em[>os pasados.
La obra que d Sr. Silvela esccibtó, contando con que ve-
ría la luz pública al principiar la legislatura que ha concluí*
do, y cuya publicación se retardó por cincunstancias inde|)en-
dientes de la voluntad del autor, contiene lo principal que se
ha escrito y propuesto para dar á nuestra adminietracion tod^
la unidad y centralización que debe ^ener , para que «eaq pa-
ra los pueblos una verdad las yeutajas eje un gqbierno repre-
sentativo, y para que la sqciediid tlisfru^a 4^ los beoeGcios de
la libertad, imposibles cuando el poder es débil, y cuando la
(1) Un tomo €tt ««arto de fiui« de 4B0 págiau. Se tende ea et d^ptclia
"^de U impreaU aacieaal , á 24 n. en rtoica.
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f7
Bfoiibi'lodhis le^'fudybity Vts«riei qÉb^ía'-haai áé piopafpktoéi;
olí mp^Niielitd^fépivoy Mom|ma^«. - ..m .,»••. : <i.i
1 Liobri Már;'SilipeU'i|edhridecn¿iwl0d
Htt^itMfo^ munMpdL -^ É^aéaoi$hks pr<ma^iidm*-^TrUmmlm
admlñ^tmthj(k4 ^i^^QMmkbs ^ffoíltíeat. Gobiieop «idenás i nai)
imnKttecoio0'y*ili» »pélid9O0>«rifoei8é-t#áU¡del>G!íliMrj^ de Sitp
fia ^U4ef^Aiimadmínt0tkmipa\ per ^den.daliUtrr
tarias, y cronológico; una lista bMiográJica^ y ntLÍmiÍ€e.mmj
circttnsUndado •da materias. La sola enunciacioo^ de los títulos
basu para dar á conocer la importancia de Io& puíntos de que
se trata* Las leyes vigentes ahora sobre ayuntamientos y di-
putaciones provinciales sen un anacronismo y una verdadera
imposibilidad para gobernar; el Gobierno,, sin un Consejo de
Estadio 9 se baila aislado en medio dé los embates que se le di-
rigen 9 y tiene* que pro]K)ner leyes ó resolver asuntos sin él re-
curso de un cuerpo consultivo» que lie auxilie con sus luces,
ó teniendo que a|)elará corporaciones incompetentes. Noso->
tros hemos tratado ya varios de estos particulares en los artí-
culos de la Revista, y aunque tal ve£ no convengamos en to-
^os los' principios del Sr. Silvela, no. podemos dejar de hacer
honor á los que él profesa , que son en lo general los nuestros
en punto á administración, u¡ de recomendar su obra que
consideramos muy ütil , como estudió de las grandes é impor-
tantes cuestiones que abraáta, y que han de dar lugar á los
debates de las Cortes, con la urgencia que el bien del pais
reclama.
El DIARIO DA IIAVBGA9ÁO DB PERO LÓPEZ DR 80UZA eS Un folle-
to de unas i3o páginas, y del tamaño de esta Revista , jierfec-
tameote impreso, y adornado con una hermosa litografía del
retrato de souza. El Sr. Varnhagen ha adquirido con esta
|iublicacion de un relato minucioso y hasta a hora, desconoci-
do, de una expedición hecha en i53o para colonizar el Bra-
sil, un nuevo titulo para el aprecio de los literatos de su país;
7 siendo un joven de aa años, según dice el Diario de Lisboa
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7^
M 3d Jk mwhahn úUimú ^ es Á0 pipetar i|ttii eMnl^ «M ^
Udmfm am U nayor «4«d Iwjra ad^krUo mjMvl cooocif*
mientos, proporcione á •» pM nuevas aMwynaa:Jk iaí aplican
etow j tahmoi GanaidenMqQs el epúiealodel! Sil. y^^fikagm
. mimf inieretanle para la hialoria ||«pgráGiea poriofueaa a^
N partionlar , y para la ganeraK ^ntíeíoi que el oono ttpartg
que noi q«eda en la RavUu fo noa pertaiil» Iradnciii aIgMiea
tMiÉi Í9 él} peré Mmplioioa» aAHóctteda lii elira, cún U.ohlin
gacM <pM nos ^ MipoeMe iaeliier^ tanieiiJ» lalmildalááa
ramtdrtkoala.
• i
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ys>
Irt
-': -M
Guerra tfi*tií¿s3l4i giMrm wú^ á j«9f «r pov ln priasfi^
tf riawcto 4e las coím, coatioM eá «I Hiimo MUMfe.eo q«#
Jft 4i|PaHM en d oic» aiHeriot, mi iiue oitmiMí gNtt $nmm im^
ym remido i altanar al fl«fti4o nwléríal da laa (aeYtas eantaa^
disiitas. El país vaaocMigadp y la.Naiatra' aígMon 4m^o al
fliMtida 4 admirabli^ cjamplo da rcyqtf oonfiados jr .traoqttÍT
k» bió^ia lialola de aa gofeaertto,» á cfuieo baoa poisoí oMi^
haeiao «la fe aaaa terrible j deaadada gaérfa* El Ar^goa m^
gae ágvardandoeofi aegarkíad al^ deieolaee, qoe «e ya allí len^
iaoMata paffiatando, y qne.la grande ii^lomerncioo de faer-r
aaa hace ya iaminéntev y por últimp Catalana ooaiiona entrar-
^ada i lo^ qñIoeios bonroreB y detasirea por ao lada, á loa
knuiBoa y^rroa y al mbmo deacoaokrlo per el otroi — Pmo ai
aienifcnieate olaen^aoios laa cirouaataacíaa 4e la ailoacion , ao
^pakAremea ai#aoa da adrertir , qae la ¡nAportante obra de le pe-
4ifieaeiea paa^fraia y adelanta ejrgraa maaersw La paa ae ka
aÍtiBiadk> i¿lidanienie éa el peía navarro y Taacoogado , y Ja
¡aflaqneia lola de este auccao, él eapeciáottlo cotidiaao de la
aBgnridad , del awego y de.la proteccieaque dkfrulaii loiprí-
BMPoa t|ne bicieroa á au patria el inapreciahle aer?icio de d^-
^penür liia armai á loa piea del trono de lá b^a de aoallroa re*
yea, son bastantes para atraer al aciano eamiao á euaaios le
bailan aan eairaviados de <1 , ¿ pmr falsii^ eapaeaaaaa de an
ttkmfo.qae éada dia deben ver ya mea kapoaiUe» 4 por loa
■y-mé úkomé iafamdadoade verse enrjadlos en erífataalcs
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é inconsideradas reaccionen En Aragón es fama , qae ya se ba
dejado sentir esu inflaencia y la de los principios qne IriuiH-
faron en Vergara , entreoíos que alli sostienen aun con mas te*
son que esperansas la cansa del principe fugitivo; y cuando
esto no bastase i ^ar I^ pa^ á aqdel devastadlo pais, y bobieae
por último que apelar al empleo efectivo de las armas , í^tíX
es conocer que encerrada la rebelión en sua ásperas y estériles «
guaridas ; y estrechada cada ves mas por las áierzas soperio-
res 4||]e la, cercan y rodean; y falta de recursos .jr dcsubsiá^
tencias, ó tendrá que sucumbir, ó que abandonar las inacc^»
sibles posíciooas én que basia- ahoMr ba librado su existencia.
En Cataluña aun hay mas síntomas de transacción y avenéli-
cia; y la deposición y muerte del feroz extranjero que alli ha-*
bia tógfadb esf (Lble<»ér su sanguinario oíaodo, y dtfr á ía re-
belión W cafáaternk faai4niri« y do frevcsf de ^oé ofiraoé f^
cOs ejett^rfcífi la lMs|OTta;'íaaíio á otroa síntoitos ana tiMioi
equívocos é inéiévios-pHíebáii qné ba pímeiradó ya entre lo|
•nblevado^ el atfsiay el deseo de la paa; y aun ae afirma ge<^
nerlílmefite que su'conaeencton estajria mas firáaioia ^ adélam^ .
tadá'; á no áér per el empeio iaconoabible dé- lÉia^NÚiiM: en
aquéllas provincias gefes, que por culprauya ó agena > bnn
-perdido lá oonSanza de todo.' el mund.o; y solí para ttodo ton
obstáculo- insuperable. ««Todo y pue», aannoia qne |Ia gwirrii
toca á su lérmino; y que la insurrección, pivrada del préüi^
gio V-IVier£9 moral, que le da el tener é sn eabeaa nn preéei^
'dído rey; f^rtvada del principio de cohesión ,'.q|iie- prnuabá á
sus (iarciales eí Xevóút dé sangrientas reaecio«ies,-teÉnordisipii^
A^ ya con el fiel cumplimiento de lo qne ae esiifMiIó en Verf-
■^^tñf'y privada en Jn del principal centro de an poder y de
fps. refcursos que le facilitaban gpbiertios enemigos yévtraifaa,
podrá tal vez aun causar males y desastres á asta infeliz naeioii,
pojdréí hacer todavía que se derraiBe mas sangre espahola^ iutb^
titménte ; pero no fH>drá ya presentar jañíAs la- menor t)0Otini-
géncia de tmén éxito, ni dilaiarípar ^n^isetio tiempo «o obstit-
nada y K^iminal resistencia.
1 feslaacansfrs' genérales,; unidas á las tejhimaa-esperabzás
'que debe necesaríaasente in^dir i» leliz estrella* del ilu^ne
guarrero qne parece llamado p<ir la' Providencia ápnsidir k
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N MADftiéu ' 8l '
^n-obra^de la pactReftcioii', dcabfto dé persuadir lá verdad y
k evidencia de nuestra asercíoó. ¡Quiera el cielo qtre los yer--
foíi y- ios furores de ciertos iiombres, funestos siempre i la
paz y al sosiego' interior de la nación, no vengan á mezclar su
maligna tnAuencia entre tantos elementos de grata y fundada
esperanza , ni á turbar esta agradable y ctmsojadora perspec->
tiva! Solamente ellos pueden oponer un obstáculo insupera-
ble, á qujB se afiance la, paz que tanto deéea. y de que tanto
neéeiita esta nación sin ventura: solamehte ellos pueden volver
á sumirla en los horro^^ de que va lenta y trabajosamente
ftfiíliendo.
Pero á pesar de nuestra íatima y profunda oonviccíoii
acerca de k proxin^idad del fin de la contienda ,' no deja de
aer para nosotros ün espectáculo sorprendente á la vez y sig*
nilictrrivo- el que todavía dure viva y tenas la insurrección de
yiragoh ^^nun careciendo de la fuerza y del prestigio que de-
bía darle la imponente insurrección vasco-návarra y la existen*
cia de Don Carlos en medio, de ella, y aun teniendo sobre si
las numerosas fuerzas qne se ban reunido en contra suya* Los
que quieran explicar este suceso por las dotes y cualidades ^
personales de Cethrera^ se equivocan en nuestro concepto: el
miimo fenómeno se está reproduciendo casi en términos igua-
les en Caialúfta, á pesar de que alli la insurrección ha cam-
biado recientemente de caudillos. La causa verdadera de esta
tenacidad consiste en el arraigo que aun tienen entre nosotros
ciertos principios é ideas; en que todavia el antiguo régimen,
los antiguos intereses no se quieren someter á las exigencias
*de la nueva situación. Hecbo, si ¿e quiere, deplorable; pero
cierto y exacto, y al mismo tiempo instraetrvo y luminoso |)a-
ra Ibs que no contentos aun con una moderada reforma, qu¡«
sieran provocar la revolución , y llevarla basta sus últimos
exirettiosy desvarios en una dación que la aborrece y detesta.
Entre tanto el estado material de la guerra , si podemos
eapresarnos dé esto modo , y la posición respectiva de los dos
qdrciiós contendientes continúan con poca alteración como ea
el mpes anterior. A las dificultades, ya grandes de por sí , que
áia invasión del pais sublevado oponen su escabrosidad y as-
pereza» y su cal'encia casi absoluta de víveres y recursos, ^e
Segunda í/ríf.— Tomo IL i i
.Digitized by VjOOQIC
8ft RE^VISTA '
hao allegado Id crudo y riguroso de la efttaeion; y tal Tei- I&
faifa de medios pecuniarios proporcionados al iotenta; faltar
qae hombres impriudenies é inconsiderados habiaa «tratad^ de
aumentar , y aun tal vez han aumentado de hecho , 6poniéa-o,
dosn por un mezquino interés de partido al pago de las pú^
bli(!as ootitribuciones. Pero es de espetar , que á la llegada del
buen tiempo (si antes un mejor acuerdo no hace deponer laa
armas á los sublevados) se allanarán los* obstáculos» y podrán
nuestros saldados llevar la paz h^sta las inaccesibles .asperezas
del Maestrazgo.
En cuanto á Cataluña nos vemos obligados á reproducir lo
que hemos 4icho en las Crónicas anteriores. En aquellas des-*
graciadas provincias , sometidas á un régimen violento y ab-.
surdo , aigne el desconcierto general en todos los ramos de \9^
pública administración, las desventajas en la guerra, la escá^
sez de los fondos y rentas del estado , el abatimiento^ del cré-
dito y las medidas ilegales contra ciudadanos pacíficos y traii-*
quilos. La autoridad militar, cuya influencia predomina aUi^
cerno es casi necesario que suceda por mas que se baya Uaao-*
nado el alzamiento del llamado estado de sitio ^ desoyó al [>rín*
pipío los sanos oonsejos y ías desinteresadas advertencias A^ laf
autoridades y corporaciones populares, que amaestradas por
una larga y costosa experiencia, tenían la profunda conviccioil
de qué en last grandes ciudades de Cataluña no se pueden. aiH
riesgos graves ensayar ciertas ideas, ni armar á la clase obrer
ra y proletaria. Públicas fueron las acerbas coetestacionef qM
con este motivo mediaron entre la Diputación provincial y A
Gefe político de una parte y los generales Seoane y Valdés de
la otra ; público el atropellamiento inaudito del Gefe político^
y público en fin el triunfo de las ideas del Ayuntainiento dn
Barcelona , que elegido etl un momento de reacción ^ y elegido
esclusivamente por un partido exagerado y 'estremo ^ creyó lle^
gada la hora de llevar adelante sus ideas, al ter de su lado á los
dos generales que allí &in O[iosicion dominaban* Piaro estos mís«
mos generales' retrocedieron espantados al descubrir de lleno
las pretensiones del Ayuntamiento « cuyo objeto inmediato era
nada menos que deshacer la actual milicia, y ar»mar fu au lit-
gar á doce mil proletarios y obreros , y 4 otros aun melosa pro-
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N MÁDRUK 83
IióMI^tMfr^aiegtfrard^iSAkfrtit^ » y eotnút'tlfdft lanzados n^
U/tiotÁttimót las fikis ée la iifittéiaiiíaáioinil: El gMcral Seoaiie,
«uyos desacierten y ttolenctas'^béihés nido los primeaos á ét^
plorar;» tMirifl^ tú ésfá octlSion' b'ná 'obsIroácrObi hbdable y
itná iióivrósa inc^osécttéttcia,' y túVo que aponerse taabien «n
kieha abierta con el A'ytmtamiéoto* Entonces*; ii miré sA te-
dador Wy^, debió etiiéolltrkírsé sblóv aidádo, y ün mas apoyo'
qoa el de la fuetei material , y debió' cofiocelr ^e no le era
pasible aegttiit'filaiularid^ eo un país, en qne tuvo que airo-
Yiellar aja autoridad civil , lidiar con las autoridades popula-
rt9 de priapsipios mas ofiuestes, j estrellarse á la vez' con to-
dkoa los partidos. Afbrtunadameme aun sdbsiatian en pie mu—
ehas de las cveaeiones-llel tad brutal como injustamente TÍtu->
parado barón de Meer , y se sostuvo la pdblicá tuaiiquilidad , y
Baveelonaoo ivolvió áver regadas en sangre sus calles^ ni en^
fregados á las llamas sus mas benéficos y útiles aktablecimien<«
loa.'Ptro lá ineertidambrey la vacilación /el desconcierto de^
bié pornnecesidad y i pasos muy ereeidos agrandarse y pro-
'greaai^^y ¡oómnoiiNir á todo su maluco ibflujo. La tranquil!'»
áad purUica 89 halla desde entonces amagada , las atenciones
desooUctrtas.y la disci|)lkia militar (asi á lo menos se asegura)
fcentagiada, el crédito espirante , la seguridad personal boHa-
daiospónemente á todas horas ; y si hei^os de creer 4 noticias
tifüe nonareoen al parecer de' fúndaihentb 4 comprometidos al-
tamente y expuestos intereses todavía mas grandes é impor-
aanteaJ-»T no se ^cresí que al espreiatrnos asi ¿bogamos la call-
ea de ^n partido » no ; los clamores son geberélés ; y basta re-
correv^lasoolttmiiitt de la prensa diaria de todáft las opinionek
sensatas ¡lara conocer lo necesario , lo urgente que debe-ser
^ralajOsta defensá^'y ^«^Ira'éibn de fes derechos bolladiq^
dé I^ sop|i^8¡4. y del tTQfio., paff»*iia( iaaai. pnonta termnMi^kMi
de la.giieitta qne «rdv'álK* eéeamiáidá ; y jfwra voher á' aque^
llás'provtticia^ lá <i¿Qfiaqta y '#1' sosiego de que. hace pqco.gOir
,a||ÍMiPtelqi:wieipQ9JSa(.aaigabierno á gafeside-asasoonoapsoy
ilbclttiía V y- qne le^hb^feii^^fP'^méDéps embarazosa póáidoh q'ue
;toí.óiúaMá. •■^^.••^;■:^•'•'' '.■.'•• ':.'■.'-...
* \, KientJCas ^^Qi avoBiUatfi^rBuestra partc^el camparde la* r¿^
beiion estaba «lpireoeY^'autt''mfts Viva y mas proftlnffcibénte
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(¡GStrucc'^9a el &ro2 conje de ^mS^a» .^q^el m^if^ éSLituñtwú^
(jiiet^ntpjafcwf^ó el jpfcfí^il pUfser 4e ba%at«9.:,^ «tpgiei e*r- ,
pjiñola.ííp to(l^ QíCMK^unioQ y 4>fvrt¡cla, J^^gacoa ;pi9r fia ár borro<*
r¡:wf ^s,us miamos 8<i(:ji(icps ^,jr. 4¡(>ersuadirl^ ^w JbE|#M^tu«aré^
()itp. perenal .y el deJ^,«^u$a4iup.defendÁa9.(l9taba» knereka^
4os en que i^^ se ],eS| .creyese ii|an<XN9(iui%94<^^Q iéqíseilos atro^
CCS becho3 j y jtrataron de libeiiar^^.d^ viQ:g£i(([|i^elo» tA-aaí^
7A^^ jV la. vez y los desbopr^ba. Este proyfe^^Q debía (ii^sentap
ciertamente grapdqs di(lculiadct»,^|)ero lograron 8Íft.tipbaq[o
venceilas y dep<>i)er|d^l. mando á «u odíÁdo'gefe^ Aun adioá
bien /conQC¡.d]9|^los pprqxeqqtrcs de e$te r^íoguUf «é impoinaoift
s^icesq í .pero.pareceqMe .ql^geí^ rebelde fue soi;preodiáo y «t»i
üi^íXf izado (K)r la Junta ¿atalanai y lofigeíe^ niilttAr^aqu» eotta^i
t9» .ea Ja coa^pinacM)^> \.qae se 1q fK»ti(icó anid^poéieioa jr stf
iiesl¡eii;cp á Franci^^y que coa(\ado á. nkia ew^plia*se k eáyVi'mm
iníu^aí^9n}c\ne asa destino. .Todo esip se 9I4m> ide* ao->'ii}<Mla
oJiscul'q ymisteriosM{;y biista se dudó déla cevleaadel becbap*^
|)¿^t^LUe .(iempo , |>ri.i;i9ÍpaliMQole.al ver q^e stf ignoraba di jtth
f/xd^o del gete depine^fo,^ pero to4pa la^ dudas |e disifMoo do
ulK á. poco de uumotl^i,^ }a vq&^straiU'djparío y tenrMot «I
conde de E^i^ña acreció ligado y muerta en las. OffUlfM* del
Segre-,&in qu^ se^epjjj^up^ $;, 4^v« n>j.si^i>>t>oy'deM»t roso fia ^t
obra de los que U suceJiecofi^ii.^eLii^aiido, lttinero«>s..de> ser
algún <iia víctima^ de su .{;esefUÍnfiento y veagaoza « á. ul vts
de alguQ aotJg^o y .oculto odio (i). De to^Jps modos eaf)reciso
e:}tar ciegos para no ver en la a4ueil,e d^ iQ»|o^ bqmbrí^ feit>a y
(1) Poiteriormeaia w lian sabido -aljpnM porpsenoiy^ mter^ d«l ^nyiytraJo
iSn del coiiée de Espafia. Carece qué su mu^rU fn^ a^cordada^ por ú Jants rf-
keM«^^M nánS¿ i nn* dé^Ma íéíIítSAhM con la Mcohá qoe U t:oii^ciá, pita
atefurar ¡mfot ^l GBmplt9Úento.^fiif4i:depeíB. DaMlAtTaisfaU U«v«r«iii Ma
cáaa d« campo cerca deOfgaaa, donde se e«e|nra Je tavieron eoseni^o ▼•^Ma
dSu exigiéndole dextai declaraciones ; al cabo de ellos el de la Jnnla acbmpá-
fiado de aeie laiieaei, partielpe» del secreto,. leUetSMn cóü el majeir iígiló^tf
laa orUlaa del Segre, y habiéndola hecho «lar de plea y «mboI, le »MÍaMi
con nna gran piedra al cuello en lo mas profando del rlo| cteyendo au ocnl-
tar para siempre itt mnerte y paradero 5 pero algonos diaa después apareció
.el «a#4w corea del pvettte Nargd , y «e patentiid al mmdo a^itt t^ibU
secreto para escarmiento de hombrea sapgnioariee y, %ro<et. . . , r !
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DE MibillD. 8S
malvado la inati6ile la Prov¡d$nGrar;'sü dú desastrado y cl qut
}Kx;08 tnes«s há tuvo en Vera el'gctiefal Afoteno son una lec-
ción terrible para W bombiea sanguinarios y^i^les/de ci)ial-
•qaíera opSnion y partido: todas jas 'cati9teisde|itiedéii defender
con templanza y honradez, aín entiesarse á acciones vitupera*^
bles y atMces , y ,s¡n bollar los fueros de la bainanidad ; Ion
mónstroos que se complacen en la destrucción: y en la muerte,
deshonran OMSibien que sirven ¿eualí^uieir. partido; y llegan
el cabo á hetrpriEar hasta á sus iiijsnios eóeftplicésy y tienen por
lo ocMñoa y meriN^én tener un úú tan miserable como Moreno
j España. ¡Oh^ sí estos ejemplos podiél^n siquiera senrtr ^é
heao y de escarmientio álos hombres atroces de todos k»' páf^ '
«¡<)ot y opiniooeil la lecelM 'alftirqBe^<>dtira y terribhs tbdavra
«ria entonces itcil y pivyve^hesa. Deépues de IW muerte del iúon-
do de Espala los soKtéveJdos óMalMtis: hau addptado oHa polfr
tica «tas humana ,;y dieroii'lH]iertad'á tiiéchós' prisiMapos ^or «
•opiniones i á hioicrroé deádpáretíef -el espedáetitode los fua^ibci--
loa>perman^n«é6^ve)^ ^vi® ifiri^o seeéújplacia'y d^i^t^ii aqdél
' bdrb$ro y teten estiíanjef o ; f con estas .demo&t^adSoñéft. ,st no
''han logrado vindíeai^é i lofr ojjoe de b humanidad», Ifan^léjttéa
4 lo menéadel notúbre éspaSol iAJf^ndh»{ti>i«¿ipal de aqueltos
i«ieiltados.:i3Pósteiiatrffi^Yi»e^«e Itti'diMiKyq léé «tfMettfdbs ca-
a^faieea banifestabándesefos deda# \k (ftttoál priAcipadcypW'tn^fo
«dkun aÍprMg4o semejaiítéal de Ver^a^^pero qutf «4 'teilien^
-confianza en los getojérttleá de^la Iteiiia^l/utf m¿fnd«rf^Wi'Catalufttt,
'«« habian dirigido atouat^rip) géMfA del du^ue'de la ¥ietot4a.
^]>eseadid^'€6n^Ia'4|ieyor-4íttiiá qu^ ^e^ tmifirmeif 'es(<ís; rditfore^
PúUtMekUttérior. ^i Al tecmioareal el mes anübi^r' nnéa^^-
CHá'crónica , si^ificamos en breves palabras elesNMto>ilici^teí»,
'vacilantll y precario en que se .hadaban los^ negodios intWiore'é,
de reaültaé d« la Carnosa resolución ^ne en ^us^ posu^trnéi^sto
adoptó él Congreso de 'diputados*) de In^euspenéion-de eüs'^M^-
siofcies; de su violenta einaudkafopoJiciiln'a) áaínisteriov^bajo
:eflya dit^efccion se;bafi,dadotiáqiarilB paz tan-' gtgnoicieo^ páM)
pera adoptaif y f^cldbl^át una «poUtiea'franca'y decidiifi^ y^lla^L
mar en su apoyo é los bo^breirc^poíeéede llevaiift^HW^^
«ente.á cabo. «Al Uvaniai'Qa^iitema [4«dermos enrténe^) ao»
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B6 MBTISTÁ
• DO sabemos cual será el éxito y desenlace defao coilflibto;^ on
• que tal vez se libra el destioo de esta infeliz Da9Íoo v víptiocia
•de iaa^ desacierto,, y.<le taotas y. tan malas pasíoae» comio
•en «lia sejlaiArrollaQ y abrigan. Byimores siniestros ^ man¡o<i-
• bras sobierráaeas vdebilídadea ios^uditas, amagos de aotigi|tts
•revueltas, incertídiimbre y vaciiacioiv ^n todo , este es el as^
»|>^ctO;qoe' ofrece ouestm situación en los 'mom^tos-en que
.•termioamosnu^t|« oróciicá^ | Quiera el cJeloq4iecoiiieooeiDÓ6
» la 4Íguien4e bajo mas Savoüebles auspicios l^^s^ Per 0 aquel es-
tado no podía. ser muy durad^r^: el término de^a suapeosioD
d^l^ sesionas del. Congreso se, aproxima ba:« y era para, todos
Mp^coaa maniBfista y:evidw|;^., que tiotpudiieadool íoioBSteríb
jf el Congreso •ponerse* otra <v^ frente á' fne6le , ni existir {xr
' jKHH?^^ tiempo. japiOis y ó.el uno ^^.el. oteo cendrian por* néce-
.nid^^dque ceiirarae y d4sa{»941lper dí^^la/p0líiica escena. Raiones
ggavi/»|ym,jqije.ya b^mi» rep^idliineate ef^puosto y descaavuol-
l9.aa.ifs^4je'Abora>.pei;suadi^n<nQ sqlo la (^oo.ilenieiicia sino .la
qecesiidlid uA'genie é imperiosa de disolver afi^el furibtmda y
/lin jgmlCqi^reso; poroso veia con úfík^fp pasar dias y'dids
aín que el ministerio se acabase de rrocganizar , y sin <)ue ae
adopta^ aquella tan indiapensable y tan importanle niedtda.
Deploriba^aest» tanto mas, -cuanto que lanzada en la últiaan
.aesiondel Congreao una tea ini^endiarJa sobra lot .iameifaaa
combustibles que fermentan en eata agitada oaci^ , pudieran
quizá ioflMiarae y producir i|p inoendíp q«»e radugese á can^
aaa la sociedad oniera* ti i liampo y leoo mano firme y Tigqroaa
no se. la procuraba apagar y contener. Si aquella trompeu de
aedioioQ y de anarquía hubiera encotitrado eco en los pueblos,
coo)o baeian coa algún fundametHo temer los coligados inte-
reses del oarliamo y de la anarquía; si se hubiera negado oon
generalidad al pago de laa coatribuciones; si.de sus resultas
linbieae quedado sin abrigo y sustento nuestro sufrida ejército
ep las desnudm y estériles moatasas del Maestrazgo y de Ca-
taluña; si de rasuhaa de estas privaciones sobreviniesen , como,
era de temer, lasnnliguaa aedicjieu^ y revueltas militaras y la
indisciplina y la desmoraliaapioe de los tí^rcilias « yel deaorden
y el deaeon^erto en teda^iy.^ entonces como^eo otras épocas
parecidas hnbieae-crepidoy tomado vuehM al carjijsmo, y akn-
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tado'otra vez volviese á esteiid^rs^ por nuestras provincias á
•ioUtUisar los últimos triunfos , y á poner, en problema lo que
eemanas antes estaba decidido é irrevocablemente resuelto , la
historia hubiera sin duda alguna condenado á la general exe*-<
*cractoii á los imprudentes y temerarbs que por miras de man-
^o y ambición habían atr«iido tanto desastre y calamidad so*
bre «u fpatría. ¿Pero hubiera libertado de toda culpa á los que
depositarios de la autoridad del trono ^ dejaban pasar dias y
días sin .organizar un gobierno fuerte, y sin apelar á los me-
dios capaces de hacer frente á locos proyectos y á crimimiles e
inténsalas tentativas.-? Por fortuna para la nación , por fortu-
na para el trono, y por fortuna también para los. insensatos
promovedores y escitadores de taki terribles y criminales con-
ringencias, el pueblo español, mas sensalo y prudente que sus
oficiosos directores , mas previsor que sus hombres de estado,
y UkM píitrióta que los que se arrogan imprudentemente este
ya poco apetecido titulo, oyó con desprecio y con desden las
€seitac¡oiies de los tribunos, y burló á un mismo tiempo las
«speránsas de los carlistas y délos demagogos. Asi hemos salido
vcnturoaamente de xína crisis, en que la insensatez y laimpru*
; dencia de los unos , y la vacilación y timidez de los otros faa-
ciao concebir pocas esperanzas de buen resnltado.=? El minis-
terio entre tanto después de bastantes dias de inacción, mani-
festó querer francamente reorganizarse y llamar «n su^apoyo
y auxilio á los hombres amantes del orden público y dé la li-
- bertad legal ; y se aupo con satisfacción que habian sido invi-
tados con los- ministerios de la GoberiMcioii y Marina los se^
-Sores Huet y Montes de Oca^ conocidos uno y otro [lor sus
compromisos por la causa constitucional^ pero notables tam-
bién como defensores constantes del orden público y d^ las
buenlls doctrinas* Pero luego se susurró qoe el Sr. Hoet, des-
puea de varias conferencias y arreglos, se negfiba á aceptar el
ministerio V disgustó necesariamente esta negativa á los que co-
nociendo áeste respetable magistrado esperaban encontrar en
su carácter firme y decidicb un elemento de gobierno, de or-
den y de tranquilidad, y sus numerosos amigos no pudieron
menos de hacerle sobre sus negativas serias reconvenciones. De-
bemos creer que el Sr. Huet loe satisfizo cumplidamente cw^^"
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88 BBTIBTA
do le Temos conservar ¡otaeu su. amistad , y elegido úliimar
mente por ellos para una comisión de oonfiaDia.;z=Reeiiiplaió
al Sr. Buet el Sr. Calderón CoUantes^ Otro magistrado coaóci-»
do por sus compromisos por la libeitad y- por sos opiíMooei
monárquicas y de orden ; y dando la propiedad del ministerio
de la guerra al general Narvaez, que le desempeñaba en cali**-
dad de interinó, quedó definitivamente organizado el gabinete.
Fácil fué calcular iM>r los conocidos principios de kamieoOtr
bros qne el ministerio se asociaba, la política que se, pro|)onia
seguir, y los bombres con que debia contar para lleverla á
cabo ; y la suerte del Congreso suspendido no pudo ser ya dn*
dosa. Efectivamente uno de los primeros actos del nuevo mir-
^ nisterio fué el real decreto de 18 de noviembre disolviéndolas
Cortes existentes, y convocando otras con arreglo á la ley fun-
damental para el 18 de febrero.
Asi terminó aquel borrascoso Congreso , que habiendo en-*
contrado á su reunioa inundada de júbilo y de goso á la capi-
tal de la monarquía , la dejó y al reino entero ehtregádoa.á.ia
desconfianza y al temor , que lo exagerado de siU principios y
lo violento de sus resoluciones no podían men^.de.índpírar»
Hace, algunos meses no se oian en todas partes maí^ que cánti-
cos y demostraciones de alegría, aclamaciones á la pat y á la
concordia de todos los españoles, en la actualidad han. vuelto
á revivir los antiguos y encarnizados odios, se ba vuelto á
sembrar lafanesia desconfianza entre los partidos, y seiían.vuel-*
to á suscitar las olvidadas injurias y calumnias* ¿Quiéo ba pro-
ducido este funesto cambio? En nuestra ppinion, no tememos
en asegurarlo , la principal causa y móvil de un mal tan gra-
ve ha sido el último Congreso de diputados. Todavía no ba.Uo*
gado quizá el tiempo de juzgarle con entera .imparcialidad;
espresion viva y pronunciada de lo mas violento y esltema^-
do de un partido |>oliiico que vive, se agita y combate ea la
actualidad entre nosotros , todos podemos gravemente equi^
Tocarnos al dar nuestro fallo sobre el disuelto Congreso ; per
qué todos estamos interesadosé interesados aciualmeote en com-
batir ó en apoyar á aquel partido. Pero hay sin embargo cier«-
los beclios ; hay ciertos cargos muy gríives que pesan y pesar-
rán siempre sobre aquel cuerpo de representantes* ?= Es ya un
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ImoIk» fuera <te toda coAtrovenisr y duda, qiie iMÚltimaft e\et^
^eioaes fueran eo casi todas partes el producto áel fraude , de
la violencia j de la ilegalidad : es un hecho igualmente itidur
'^ble,t|neá pesar del empleo «óastánte de aquellos Iréptóba-
4os medioa^ todavia fueron elegidea na» de dneuenta diputa'-
doa de la opinión que se eúoontró e« niinor(a , 7 es áüimismb
óilt>'lKcbo- público i la jmr q«e escandaloso , el modo con qiie
'fueron esclaidos del (ingresólos diputados dé lá opinión mo-
■deeada» reduciéndolos ¿una iiiin«ria..ca8Í ioaperceptible |k)r su
Plumero.' Se anularon sin la menor cansa las elecciones dé los
«nos, se.retrasó e^dar^cdenta de las de otros' todo «1 tíl^mpo qiw
duró el Concreto , y respecta dé alguiíhs promeias se lleVó
basta tal punió la falta de aprensión , que aprqJMiodo los ireies
de algunos, distritos electorales, én <{ne «ns «iqigossbabian ^b-
-teoido'mayorta^, y desaprobando :sia ooosideráoMm todos los
démasy, se proclamaba diputado al que de los colegios eleciOf-
ralés babia salido con una insignificante y peque&a minoría*
Eita conducta» á la Tczabsorda é injusta^ era tanto mas repat^
rabie en aquel Congreso , cnanto que teína en el asegurada
una considerable mayoría; su proceder no,esraba'siqu¡erajq9^
iificado, si justificación pudiera haber en olio , por é) temchr
de perder la inBaencia politice que dan lias mayorías parla.-
. mentarías en los gobietnds re]ireBeÁta«irQs : y la esclusionde
los moderados era uií lujo de ÍDJústieia y dn intfnulúrX^i^tíie
I)ermiie esta palabra ) que indicaba claraasente- hasta ^Onde se.
. iría én los casos eu que k injusticia fuera algo mas necesaria
para el logro de los fines que se proponían, Pei^ aun* hay n^as,
esta esclusion esta falta de todo nspeto y miramientti'á la le-
galidad ademad de ser esencialmente iojusta era en gran ma-
neta absurda. Los cuerpos políticos jamás adquieren la con- '
0ideraoíon necesaria para qué sus decisiones se reciban eii la
sociedad con la aceptacioo que es menester, sino por epnti-
mero y por la importancia délos faombres de valer que en ellos
intervienen , y cuando un cuerpo de esta clase se. mutib á sí
tnismo y se priva de sus miembros mas notablcb, comete un
loco y desat)e^tado suicidio, y se priva á sí propia dn nao de
los inayores elemefcitos de consideración ,. de uno.de los ma*
yores medios de acción y de influencia. Al dirigir la vista so*-
Segunda serie.-^Touo II. 12
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go RrasM
hwe el Congreso disoeho se büscabpo con empeAo y atiiiédad
fBQ sus iesoaños á los hombrea que la pación oonoce» que sóo
ya de «n propiedad, y que aeostuinbran desdé que hay go^
.bíjerno represeniatiVo i figurar y á brillar en nuestras asann^
.bleas legislativas: sus astenlOB se bailaban vacíos y talvesoeo*-
pados por hombres obscuros y vulgares^ pero á la manera de
las estatuas de Bruto y Casio cp los funerales de que habla
.Tácito , brillaban oon mas esplendor estos ilustres escluidos
por la misoia raaon. de no verlos eu sus acostumbrados puesH-
tds». ¿Quién no se dolía á- la vea y se iudigñaba, alverbu¿r*>
üsnos^ deshudos los asíebtoa de Marlioez de la Rosa , -de To->
reno, de' Galianos de Isiiiriz y de tantos otros sin los cuales to-*
da Con¡a[reso aclarecerá siempre manco, y toda represen tacioD
nacional iticompleta? Júiifuense como se quiera las ideas y pria- ^
. c¡()Í9S de esloa hombres, menester será convenir en que son la ex-
pi^esioniQás Jegitjma, razonada y elocuente de un gran partido
.|)olUico, que vaU é influye mucho en U nación ; y el cerrarles la
puerta del Congreso, anulando ó burlando el voto délos elec-
tores, éanlanifeslar que no se quiere, porque se teme, toda
especie de discusión j que se desconoce el gobierno parlameo-
lario, y que lo que se. desea es plantear bajo esite nombre y
pretesto una ci^ga y tiránica dictadura. No es esto decir, que
JTuese tal el pensamiento de todfM los que á su realización coo-
..tribuyefron con sus votos: harto se sabe que la mayor' parte
ignoraban bácia dóade los dirigían su^ capataces, y que ser-
irían dei iostruraentos á desmedidaa y absurdas ambiciones»
Aquella escandalosa esclusion de cincuenta: d inas diputados de
opiniones moderadas y temjiladas hacia imposible, mientras
.subsistiese aquel Congreso, todo gobierno que no estuviese
fundado en ^ partido mas estremado de la mayoría : los dipu-
tados escluidos , en un caso dado, hubieran apoyado contra la
oposición, de la ef trema izquierda de la mayoría á un mini^te*-
rio formado de los miembros mas moderados y prudentes de
ella; y. con este auxilio hubiera quizá podido formarse un ga-
binete aceptables Pero verificada la exclusión , incapacitado él
Congreso de crear en su seno una mayoría templada , no habia
medio, ó era necesario disolver las Cortes, ó entregar el poder
ala fracción mas exagerada y violenta. He aquí lo que no^ie-
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MíMáMllDb 91
. rop f Q Qo qimiefon ver mudbos dipataÜos del últínor €oAg«'e-
so, que baciaD profeáioo de tener opiaiofie& menos exagcndAB
que sus compañeros; he aquí en donde los mas de eHoi túBm*-
festatéo una debilidad ó una iocapacidod^ bastante á deinos*
trat que hombres eseacialmeote de oposicioA jr de' ataque na^
da se pjtiede esperar de eilos coando se trata- de gobernar y dte
resia&ir.- Pero sigatQoa «fH núealro examen.
Después de estas faltas costra la justicia y cont?a lá cofiTe^
niencia pública , fácil 'fué. predédr la conducta >fixtara del Cdi»-
<gresd* No es nuestro áoinio repetir lo que henfos diebo en bm
Gmiicaa ao^eriorés; pero l^asta recordar Icocurridd'ieott nio¿-
^ivo.flek ley de fueros-^ deja contestación aí dlsconso de^lk
Corona .'j( deouo# aai»Éwtos mas ó menos imponaolesi Gada día
d«bft!eliGofigrelaiMBa. nuera prueba de que- ni oomprudia la
aiiiuuDi«m en "que se. bailaba , ni tenia/ÉAfra ning«tta>de políiioa
razonablerni le ocupaba otra idea que l»'de escalar de oual^
quier modo el poder » para los gefes de las diversas fracefones
.ta que se dividía y suiskfividia aquella ignorante y turbulenta
«aayoría > sin perjuiciot de declararse al dia stgnienié en oposí^
cion raerta.y iñolenta otínlra la fracción qoe.lograae entrante
Éáne en el poder» las que . por precisión baUaii de quedar ei<-
dnidas y- fuera de él.^Titl era el a^ieeto tríale y desconsolador
que á los ojos de todd bomlire rasonabU presentaba el disnetfo
Congreso: el alma s< nos partía de dolor cttando asistíamos á
^iquella^ «esionés en que todo era Violencia, ¡larcialidad ; in-
juria; acriminación y. suapieaieia ; en que no sie oia qnieá en iio
•dia entero uft'peneamieikto adecuad^ á^las exigencias de la
nación en aqtiieHos críticos y daciaivos^ momebtias; en que 110
ae descubría mas ¡nfldenda que la de loa mas desaforadoa tri*-
buoos» ni mas aptailso qné para lai doctrinas que suelen ba^
liarle en las reuniones del mas ignorante vulgo* Porque atia^
4}de seria, una injosticia desconocer qoe en aquel' Congreso
•apalvciaii uL vee raloe y dispersos aquí y allf alguaiD que- otro
dipolédo » á qatenes nos» puede >ne¿ar ni- elooueoeia nt saber,
orls tal ei maligno tnflajode las: circunstancias, que basta est^s
hombres públicos qne'se debian^. si mismos y á h situicioo
más respetoA y miramientos -, basta estqs adoptaron el lengva*-
je maa.violelito y tribúaicio , y las opiniones mas exagef^das
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y estrétoaft, SÍDlótíia ttíste del grave mal que nos aqairjaba, y
4e que, solo podo liberurqos el uto acertado j oportuno, 'huo'*
4)ue tal v^ft algo tardío;, de ia prerogativa real. /''
Pero doode se vkS mas de Ueno el espíritu y tendenciad del
XiOngreso dUuelto fué ei^ su úhinu> voto, incitando ú ia resis^
teocia al pago de lai' oontribucioues: Tiéadolo estátiaiiios, y
apenas podíamos creer <(ae la ombiieioa y el espíritu de partid
•do pudiesen. conducir á una reunión numerosa de hombres
.^u<» tUuKieseu eu au cabal juicio á tan temeraria y azarosa re*-
aOlacionc cuanto pudiera' decirse sobre ella •está ya agotado; la
.oacioo «ntfera, á pesar de criminales manejos y escitaciouesi
Jia ifespondido á Ja provocación con dignidad y <;on iiMsúra; y
.aquella medida que pudo producir malea y desestimes sin-coen-
.lk>,.y «umirnoa otra vei en mil horrores, <foedará-en la b¡^o«- .
itvk cofnd no mooumeaiQ' insigne de la ceguedad y el freoéií
-4e>los que la dictaron!, y de la sensatez y de la cordura del
VDULO espaSoü
El Congreso disuelto , ó por bablir con mas propiedad,
los individuos que ibraiaban su mayoría, no hs^n podido n»-
.nos de conocer que pesaban sobre ellos fondadas acusaeiooes;
.y ipera dqsvaoeGerlaa si pudiesen, han dad<l un paso eslfaofdfr-
tnario» y si oo* nos equivocamos , el primero y tínioo ensu^es^
.fMscie entre nceoiros^ bañ publicado un lllanifiest<f rsponieodo
'su conduela , y contraponiéndola á la del gobierno^ hau tralah
do de vindicarse y defenderse dé ios graves cargos que contra
ellos- aparecen. Difícil era la empresa» aun desempeñada por
plumas mas hábiles y espertas que las que- redactaron aquéUu
.ainfidlar maaifeslaeíoo ; porque si por ella huhMsfsmos de jM^
gar de los boUkbres que la- suscriben y del partfdo político que
•iopreaeaton> triste idea á la verdad se deberia fomiar de unos
y oíros* No ¡se puede efectivamente írer cosa mas pobne ni es<-
casa de ratones, ni* map abundante en clausulónos y en palq^
bras violentas y apasionadas ; precisamenie lo 'eohtrario At lo
que debia ser un esoríto firmado por un nún»ero considénable
«de'iiombfes cualquierai-^El manifiesto' por otra parte, sitl do^
•fender ni vindicar á nadie, puede producir cargos gravísimos
ootttra muchos de los que le firman,: y aun contra el partido
eniero á que pertenecen. Hablan |por ejemplo eñdl los firman^
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93
te$ uM c$0mtw>4^árden de.nuúHr^^áiministraeiim eeoné^ *
ntifi^\ y no.h^y oadíe qi»e ignore, que este desérdcii comenzó
en 1 8321 cuando Us prinieras revueltas del partido progresista
y jlas jaulas de aquella ¿poca; que le aumentó en: gran ma^
aera el iginpirt&nio v los crasos erfoi^es del ministerio que t»^
bío entonces al poder., y prendió el Srl Meodizabal , uno de /
W í¡r.maoies; que creció y se desarrolló rápida y desastrosas
urente con. las. escisionlrs, pcoiiuncíamtentos y motines qoo
precedieron á la revolución -de agosto; y finalmeitie que llegó
á un grado mucbo mas éspaniosn'tíuú qne^A actual , en el
Urgp reinado y diaadiira del miorisferio de ^a üranja^y énn
ao^igos «.cuyos óoíxittfes se ven 'Coa admiración figurar arpio
de*UQa censura» qu^,ó nadiealüaosayÁ los comprende áellotf
sol^.y á su par lido.—rHablaiide eos proyectos deeconomfa, y
de revisary rebajar loe pr6supaealx>Sv los mismos que en so larga
dicta^Mra no.exaeMoaaoa «no solo*, ai hicieron una eoia éeo-«-
npmifi;.Uxipugaao: el aneldo. d cesantía que disftutaa-loa ieX'**
xpinistrosf, >y Ja están cobraado aancIvM de ellos d^de lar^peo
auos ac^vdan á eaieodec iquo quiza se disolvió el Conígreso
porqiMBí no se hieieseesta reforma, y olvidan, .que las cortes
* <}Qa6tituyeiit€9 eii*4ue domÁnabaii ellos y sus amigos esekisi-
yamente, es(UYÍfsron reunidas largos oseaca, siniqise peosisea
au d«^retai;la;y tpor. n# cilap mas ejemplos de censuras qucr
cojBi{ireñd0) Áí, lleno á los mismds quedas liaeeii^ tmpiígnaa
XiOf^,$onU:ator onerosos paha e¿e/¿a4Í¿^>los miamos hombre» qué
bicieron Ips, sbsórdos y.monsuao6os<:cobvenios de la legioa
iag)0sa).q.ue. oouijpivron 4os aeticdloB . para su- armaaieoto j
.eqat|^ á los precioa mi» aitoa y eaeaiida lasos üua i» ban visia
auiic^ ; y los q^e por rnadio da o^acionetf aosufdato é ilega-
les, ¡^varon á Ja nación ^ si»vcoaoo¡miento soyo^ con «mas de
.5o<^. aúlloneadit; deuda «por un lado ^ aimismo 'tieiápo qme Ita^
oiau 4H>r el oiro.laimas desasIr^M' luindarrota. ¡Ahí cnámb
.mejpr Jes. fiieiia á eiecloa boimbnaa, qisetciioiM¡aa demasiado coa
Jafriídeocia agena^ no probasr^r algunas cuostíotf es ^ 'y bo
^KHier á losrdéfnaa^en.el caso de {laianticar mtaiarios^ spbre ioa
qu9 si tal vea exige el bieo püblicote|oa'«o cierren Ida ajos
por abora , taqibien: á ellos lea oonvieno ap gryín 'manera 'd
qi;^asi su^edüt. Miseho sentimos salir de n«esfro tona ordinal-
rio , de ^eitopUazay «odoración; perd ctism'do kis hombrea
. qu9 acaban de eonstkuir uno idelea oveepos mas dnvadov^éil
,estmlo, dirigidos por* los áiismos aulpées do los' iMka que ex-
ploramos , hablan de elloa.coa un -tono tan apasionado y vio«*
le^to. y quieren aphaoar. á otvps los desaciertos y las Inultas,
obm escluftiyameota aujtai roadúndo ea ellos gravea^ capitán
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d4
l^actt6aci^aes>,4ifiéil>eft,ál oo imposible, contéáerae ^fttri^'
de los limite» ordinarios de la polémica tranquila' y mej^ürada
que DOS jfie^noft propüesio adopiar , y no tomar algüns^s ^ece^
•L tono ftpaaionódo y vehemente, que la n^aguitud y la ioipor^
laAcia Ue los intereses en discusión a pesar nuestro nos inspiran*
De todos modos al manifiesto de los ex-dipotados, á sus
acusaciones, y principalmente á sus grandes y.|iomposas pip^»
mesas, ae p^edc coniestar con una sola pregunta que reanu*»
me cuanto hemfis dicho..^Y por qué en los eatort*e meses 'de
tuesira omntpoic^te dictádfíira no habéis i«alÍ2ado esas refor-
mas grandiosas y esas gtg»otescas. promesas, qne ahora decis
.qiie 06 ban impedido llevar á cabo la drsoiucion? Entonces no*
teníais Senado ^.ni Estaonenrto de Proceres que estorbase Tues-*
Iros- pnoyectos ; y el poder reaLeslaba en vuestros manos ; vo-
sotros mismos erafs los mioisoros y los di|iutados. ¿Cómo es
que entonces no pensasteb eH'esas mejoras qne^ ábora, tenien-
do tsmlos ohaUiculos oon^que loclmri tan snlNia é i|ies|i^ráda«»
mente os preocuparon jr enardeeieran ? Triste es^* tener que
ilecirlo; pero la caiisa única v verdadera es que enumoes te^
oiais el poder » y. ahora aspirabais á él ; no hay otra causa.
Por la damas las prósíimas elecciones |ian vuelto á ¡lonep
en movimiento á.los antiguos partidos » y cada uno se agká
por dar el triunfo á sus principiot é idieos.- ¥|i le han formado
comisiones centrales de k^ dos grandes rracciones d^ la fsmi^
lia liberal, y <ya han vti^iW á circular sus manifiestos: -tod^
anuncia qne la lucha será empeñada y neftído^ y aunque el
éióto oo seria dw^oso si lodos los electores $e perswadiesen de
la neoesidad da; tomar pavte en noas elecciones de que^tulvet
4lepende la pas^.y lasiseete «^e la .nacioo,. todavía- ejemplos tris^ '
tes y^ffcoientes de un culpable abandono nos ^faacen mirar con
algún recelo el éxito liaai de la oontiqnida«r El bien general de
Ja bacion^el particular del. gobierno represénsalivo^' y tal vec
su entero y cumplido poqventr» .están íniereilaidoB en que lab
«Cortea pró^mas se compongan de personas pi^udentes y aen^
.ai^s« quetoasando en cuenca la im|iortaBota de consolidar la
.nftt interior de U.-neoiauí^v y-^^ av«nentía y •iransacciott entte
JOS MSlereses.qup tanto tiempo la han dívi^üdoyensangrentadcf,
-posponga» i esta idea grande y fecunda ledos \tí% recuerdos y
todos tos résentimientOB de antiguos odios y enemistades , y
tedos loapequenos insereseá de bandería y < de partido. En la si-
lAaeion -aetoal cualqísiera. ¡dea violents , eijagerada y <éstrema
•qne llegase i predominar • en las eleocionei , produciría males
.sini cuento i la nacioniyr al régimen «onsticucional que en ella
^aa.ti«|a de aclÍBiatiur« SolaÉnentaibs bombres y lee doctrinas,
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cafWocB^ amidgamar eite r^imeii coa Iqa imevoa ialémea-yt
prweipMs, fine después dd ooii^bniode Vergara han Tettida
á Bcog^rm bajo el solio de naettra Retaa , y de inspirar á utMS¿ '
j á otros la.Mli'eaar^a confianza ., soa los que pueden dar á astar
desgraciada oaoion la unidad ^ la Tuei^a y el- vigor .dé que ba-
06 iceinla anos que carece « y cuya faha la' ha co|idiioiik> á tan
irisi^ y lamentable estada
PolUbaa exterior. Los aeóiüecÍHiieiilos de las' naciones es-*
traBÁs.9 á 00 ser de aquéllos que por su magnitud é influencia
Dantaa y escitaé-deHMSÍadi^eiBeasBaiiente la atencien , y prepa-
ran grandes resultadas t no pueden eseiiar en nosotros un vivo
interés y curiosi4^9 mieoirssno acebemos de salir del- lamen**'
table é incierlo esiado en que nos hallamos. Demasúdo ocu**
pados de* loa. riesgos y tpastornoade nuestra patria^ y de los
peligros que individualmeale y sb cesar' cOrremoa , no tene«*
mos tienpo «i lugar para dirigir la vista á los pueblos que
neis rodean, ni para divertir hacia otra parte nuestros cuida"^
dos. En la aotualidad sin embargo no debiéramos olvidar tao^
tu la politsea de los pueblos y gabinetes extranjeros : noesta*
porvenir y bienestar, cifrado en |fran parte en la pronta j
completa .pacificación del Rf ¡no , esté con ñrecUeocia , ya mas,
ya menos» dinedameiue eulíauído con la política de las nacío^ .
fies que brmao la coipunidad eiKopoa , y señaladamente con
la de aquellas que nos son IrnaitrotM y confinante^. G>o solo
recordar que el Pretendiente , espuhado de España , se baila
detenido en Bourges en poder de una»acipn est raña, que< con
ponerle en libertad pudiera causarnos serios y temibles ernba»*
razos, se conooerá cuanto hay. de absurdo y de vulgar to las
coDtHitias dedamaciones de los que quisieran ijne* viviéraasos
«A' Europa sih el menor roce ot contacto con les gobiernos
que la dirigen, y de los que tienen ¡lor cosa humillan^ j
oCansiva al honor nacional el tratar de vivir «n buen!» armo«-
nia con naciones que pueden coif facilidad kacsmoa muclm
bien y mucho itaal. -^«Afortunadamente lá Europa, intéreáada
también en nuestro buea trato y oorrespoiidiincfa ^ va yacow-
|ireadíendo nuestra verdadera* situación , y conooiendo: loa
falsos colores con que 1» presentaban á sus ojos los esfueraos
interesados <lel carlismo ^ y loa escesos y tocos extravíos de los
agitadovea y de los demagogos. En efecto pataco ya oosa deter-
minada y cotisentida, quc'uo se darán los pasaportes á Don
Carlos para siiir de Bdurgas, y dirigirse libremeota adonda
.quiera» hasta que sus nardalts eat la JPMiInsula depongan tas
armas, y se halle pacibcado comptetamente el país: por otra
parte la Holanda « que tanto faforació basta ahora á Don Cár-
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96 mÉntTA
l#s^ U btt.vnáho la» espaUat al ver su impot^tiOHi j ii«Maci,
y.rba reconocido el gobierno de Doeatra Betoa: otros.gabioeiet,
basla ahora bostiles ó poco aimigos» nos manifiestan mejores,
disposicitínes « y iralan d'e aesf uir él ejempb de ta Holanda ; y
oo; general ^ obta que loa últimos acdnteciibienios del Norte
ban venido á patentizar á la Europa el verdadero estado de la^
España/y el ningún apoyo ni simpatía ^oe entre las dasés»
ifilluyenics liené íá desacreditada causa.de Don Carlos: ¿qué
resta , pues, para acstbar de reconciliarnos con todos los go«4
biercip^ , y i^ivir en paz y en armonía con todoa los pueblos?
filada mas qise manirestarles con noesir» nioderacion y cordu»
ra que somos una nación desventarada , si, pero digna de ln
libertad cpostMticional qae con tantos y lao grandes sacriíiciee
ba sabidó^oQquistar , y aprendido á seiiararlade la falsa li««
berlad de los .anarquistas y. de los demagogos
Asi , pues , si no queremos vivir aislador y como peoscrip**
tos en medio de las naoioncs civUiaadas de la Eunof», y es-*« *
tnaños á autr adelantamientos yeoltorá ,.si no quenemos resigú.
Bamoaá.baoer siempre en ella el miserable papel qnedefilga^*
nos anos á esta parte estallos haciendo; y si deséanos en fiíi
ooupar en la sociedad europea el puesto que nos correspondo,
y que necesitamos para bacer prevalecer ea lo justo - nnestcos
mas esenoiales intereses • meiiesler es que sepamos establecer
entre nosotros un gobierno fuerte, á la vez y templado, que
ai30Je y protí^ bajo su poderosa tutela todes los intereses sá-
males, y que no permita que dominen por mas tiempo en
miealra 4ssorgaiMzada sociedad los principiaos escliwivos , tnto-*
legantes < y disolventes cuyo alternativo régimen la' han traído
i iiin:grAdo tal de postrac̀M y. miseria. Para esto es menester
quo todos loa bomores honrados ,, persuadidos de que es^ tan
imposible volver áke abusos y absurdos de\ antiguo regimeos
como el qué una nación de doi!e millones de almas se deje
{fobernat duranite mucho tiempo pmr hombres exageradc» y
violentos, adopten de buena fe^ no solo como un bien, sino
eemo una tieoesidad , el régimen constisucional con las ooadi^
ciones que le soi^ propiafS « y coa los deberes que á los que en
él viven impone; que no abandonen i ge^ites de poco valer el
u^o. importante de los derechos políticos , y que reflezionen^
3^e si por su flojedad y descuido recayese el régimen del esta^
o en manos de hombres violentos é insensatos, la mayor cul-
'pa , la mayor responsabilidad de tan desgracifido snceio pesa*^
.rta por oec^idad sobre ellos y sobre su cffinmnslapaCía.
. , . . 3o dte noviembre de 1839^
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WaSWtSTA Dfi MABUH.
BIOGBAFIA OOMTEIIPOAANBA.
■■'••♦" '
HEXTfittHlCH Principe de) [i],.
JUa vida política de los hombres de estado está unida á la
obra que emprendieron. No acostumbro adoptar, alescri|)ir
la histofia » las pequeñas preocupaciones de los partidos, ni
las gastadas declamaciones. Cuando un hombre de estado ha
realizado la grandeza y la fuerza de una monarquía reducida,
por los tratados de Presburgo y de Viena, al estado de vasalla-
je en tiem[x> del emperador Na{)oleon; cuando este hombre de
estado ha recorrido para la historia una dilatada carrera, no
aeré yp el qué por un patriotismo pueril declame contra es-
te hombre elevado y supeiior. En medió de nuestra incesante
(i) Elta articalo ooaipi«ii4« Uotof y Uui fgr^ném tacefoa , que no hemos
' v«cil4do «a Uadncírlo á pumx db ra nacha «zleiuioii , parsaudidos da que al*
gaaoa da ios machot datallas kifttfrtcoa qaa aneiarra no diigíutarin á nnastros
lactorai^ Inátil as dacir qaa no aprobamoa alganoa de toa principios qua tí
mLMÍtúr profana , y aolo aftadiraaoa qaa hamos creído cooTenienta raprimir th
^aaa asprasianas : par lo dan^ U vida j la historia del pi^ocipe de Tájettff"
nich, as claro que no* debía eseribirta mas que un absolutista , j así la ha ^''
cKo el autor da la Historia de la ñeitáuracion , persona por otra parta ">"/
raspetabb. (19. da U K) .
Segunda séríe.^^Touo Ih i3
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y8 REVISTA
movilidad tnioiftterial , me <¡omplace recordar las iisoñomíaa
ministeriales qae con la perpetuidad de sus sistemas, dos
transportan á las grandes épocas de Richelieu y de Mazarín.
Hablaré estensamente del principe de Metlernich, porque ten-
go que rectificar muchas ideas sobre el imperio, la restaura-
ción y ía revolución d^ julio, tres épocas que comprende hi
vida del Ginciller del imperio de Austria.
Clemente Weozeslkus , conde de Metternicb-Winneburg-
Ochsen^bausen , nació en Cobleoza el i5 de mayo de 1778,
de una buena familia alcniana, cuyos antepasados sirvieron
eo los siglos anteriores en' la goerta cotttra' loi otomanos. En-^
cuentro muchos oficiales que llevan el nombre de Metternich
entre los reistres que estaban al servicio de Francia, en los
tiempos de la reforma y de la liga. A la edad de iS anos en^
tro en la universidad de E¡3trasburgo; profesábajue .entonces '
de lleno las ideas, del siglo XVHI^ era el tiempo de la filoso*
fía deVoUaire , de Helvetio » de Rousseau , de aquel vacio sen-
sualismo que arrojaba las cabezas de los jóvenes á ajitaciones
efervescientes; el célebre publicista de Kock dirijia la univer-
-sidad.de Estrasburgo» y por una circunstancia singular, un
joven célebre después estudiaba en el mismo banco que Mr,
de Metternich: era Bepjamii^-Constant, et hombre del taIeot(>^
de las ideas y de la imajinacion. Los dos estudiantes se un¡e*«
ron con bastante amistad , y es curioso seguir la^ carreras dÍ7
ferentes que se abrieron á los dos jóvenes alumnos del ji¡^rp(e-,
sor Kock. Tengo motivos para sabef q^je en ¡ñas dqvuna oca-
sión el conde de Metternich dio muestras d^ uea viva, amis-
tad á Benjamio^Constant , particularmeiite en iSiS", cuando,
el ministro Fouché le habia comprendídfo ei) U lista ^e. los
proscriptos después de los cien dias y no fué condleñadq alj'c^fs*
tierro. El conde de Metternich terminó su curso de filosofía en
el ano de 1790, completó sus. eaiudiosei^^AleDMikia), y á Iqs
araños recorrió la Inglatc^rta- yla Holanda, pasando jwr últí**
mo á habitar y ieoa,, donde se casó con jy^aría-Elébnof;^^^
niu Rietherg. •« , . . ...;..
Mr. de Metternich entró en Ift carfera diplomática eottftí^
secretario, en et, congrjeso. de Ras.tfid(;. después acQÍnji^QQ., at
conde de Stadioii en sus misiones á Prusiavy San^PeterslNifgp}.
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DB liADUfl). 99
y. se hallaba judio alCsár cuando aquella alianza de la Ru:>ia
y el Ansttía cpaside nada sirvió ,á causa de la rapidez del mo-
víirato olíltUip de Kapoleoti. I^ opinión del conde de Metter-^
dícK «ni í¡^-iBff aquella é|Kiea , que pata ^comprimir al empe-
rador ¿e los franceses 9 no era demasiado Id triple alianz<i de
la:Pru8Ía, Ia Rosta y 1» Alemania. No siéiido toas qué plenipo-
teniriiirío^ tuvo parte en todos los tratados de aquella época, y
&BS ideaé' basta entonces parecía que pertenecían á ía escuela
de BIj'StadMn y qno'no tardó en ser llamado á desempeñar el
minÍ9térío/de negtMstos extranjeros. Este inintsYro [tensaba en
Mr.de.Metlernicb para la embajada de Ru<áia;. ptero habiendo
él' tretbdo de Presbürgo modificado (5omplietaiñen%e la situa-
ción del AttiSriaen Europa, Francisco II prefirió mandarlo á
Viris. El embajador llegó el «iS de agosto de j8ó6, y aqufes
donde principió la vida acii'tii del diplomático.
El sistema' politicé que representaba en^ P^arfs el coi^dé úe
Métteróiob étti eompUeado. La casa de Austria bábia esperi**
mentardo' kmiobosiveve^e^ desde la priMéta coáKtñon contra la
Franeia t ikm»parte,'gé(ieral y cónsul', te Nalria áHiifificado por
dos veces el Mrlanesado, y Moreau le habia recha^tt hdcia
elilUiía. Vitftkb'.á' entraran* la lid con sü aliaítitea cK^' la Ru-
/ aiav AusierliS'deatriiyó aiífoelU nueva coalición ,' y' el gabinete
auBli«aeo^ie''4céidióé firmar el tratado de Presburgb, estipu--
laoíod imfioAsla por Iíí' necesidad ,- qué disolvia d antiguo im-
perio'^ Ahmaniav* y (fe cierto mlodadaba fin á la influencia
deiá'Casli de Aulttmi l|r. de Metternich estaba pues encarga-»
de de-dirijir en Parisila politice de esté tratado; Aquella con-
vención' habia trastornado todo el adtiguo sistema alemán,
pa0s eoi primer lugar ti Wurtembergy la Baviera,' dejando
de ler soto^ electorados , se convertían en reinos ; y la Ba viera
t^ibia, á costa del Austria un territorio de más de laoo mis-
iles cuadradas*, una- población de cerca de tres millones de
alnas ^ y rentas «por mas de 17 millones dé florines. Creábase
el reino de Wétfalia con el Hannover , y el engrandecimiento
del Wnrtémbet^, igualmente en perjuicio del Austria aun«-
qae meoos^ considerable sin duda , no deja de ascender á cer-
ca de ciento dneotonta millas cuadradas. El ducado de Badea
Cenia parte en aquellos despojos. El Austria penlia el estado
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(le Venaría, elTr^ol, las-cincDÜciudadeíi del Datíabio, U'DaU
macia veneciamty las embocaduras del Geilaro. El acta de
la Joonfedéracloa dtel Rin rasgó loa úUiínds restos ' deb ▼ieja
mamo imperial ; y Fraociaeo II renunció á a^ioellA ismiffua
. dignidad , que ya oo er^ mas que un titulo vába< El cavác^-
trr de Napoleón era el de invadirlo todo; un trataÜo no era^
(>ara él sino la ^ocasión de arrojarse á nuevas coiHIuistas ; babea-
echado su familia á Alemania, al constituir el.reinodéWeéfalia,
y se unia por medio de enlaces de familia eon el Wutemberg.
Todo se babia estipulado ei\ Presburgo contra el Austria.
. ;. .Después de estos grandes reveses de su monarquía, creyó
Mr* de Metternicb que.el mejor medio de volver á adquirir-
ai gana influencia en Earo|)a era conservar la alianza de Hapo^*
leoa; y no podia ambicionar aun el sistema de! neutralidaát
armada , que mas adelante/coni^vtuyó la fuerza y preponderan-
cia del, Austria. La política pues det Mr. de Metlecnícb fi)é des-
de entonces expectante y óf eisÁtñ^n:, sü principal liiision fue
U dentar, bien enterado, y^ seguiré! pensamiento ylosdesig*^
nios del /^j^i^r^or df Ip^ fraoceaesi, (Gitp es, seguir el vuelo!
del águikl ^ . í / , . ^'
Nuev^os trittfi^fps acabahafi de CQfjOfiar los «jéréilio^ delbi*-
poleon; la. Prusia^ después de.baber'desgraciadaméiita. vtfcila**
do, como le sucede siempre^ en 1806 se..babia>eatoeigáfk>iáv
. ojos <;eri:ados á la alianza.de la Husia* >¥c«|cttda en ieoa ,> IfripMÍ
de Tilsitt había establecido las basies de una,iregaa¡teaipor«K|
pues los tratado^ con Napoleón solo. pddiáB tener :esteoarlo4i
ter. Mr. de Metternicb recibió la ói'den'de su.córtede áiraersé.
el favor de Napoleón, ppr ^edio de 'Uua respetuosa defereft*^
cia , y un entusiasmo poco disfrazado por su« gran g\pvm ; ta^
míase entonces en Yiena el efecto casi magnético qne Napo^.
león babia ejercido en Tilsitt sobre Alejamdro ; preparábasfaia
entrevisti^de Erfurth, y cd Austria temia mucho sus cotísecuen.-»;
cias. Mr.^ de Metternicb se presentó tnuy . amenudo en las Tu-^.
lletias. Re{)reseoxando. la casa de Austria, grande todl^via aun^.
que humillada ; siendo, el mismo de deatinguído origen, coit'
I.OS modales de la aristocracia , salió conéxito en su misión,
fieinaba en la corte de las TuUerias una etiqueta, tin tono
soldadesco, y quijotesco á la par^ un formulario de oereiqooías
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. DB AUORJD. 101
pueriUs; } f)^ Ixonibt^e 4^ .iW§tre cuM^^djsf rulaba de una^^Ur;.
perloHdad ¡ocont9sta[b)é^;Ppr;la solí ura flécenle que propor**'
QÍOjDa:JU,educacipn y la^f^clfcipfi 4^^l^ bueq^ sociedad. EslO
esplifa e! favor, de M M.,^;I^arbooDp».de Sógiir, y ea la diplo*
mácia fJQ.^r. de Jfteiie]^ff'fG\l^y^ y del aj^udaote de campa .^ao
Elezuicb^im La SiUf 00a. QP Jigaorab«i eata debilidad; de M»«
El eoibiaj^^or de Auan^^rleoi^jeAtonoea 33 a&ot'; 8Íi{áÍM>-f
lio^iía era noble y di»tiogi|í|^.r'(^ ¡Hreaetiíalla «b'todaai.bs
fiesta9i^e la fsór^e, donde se bapi^ noiar por latolegaociatde^^aiia'
treneg:,j por sus grandes gastoe* lóven» brillante^ deudo de
un>cM^di|piei|(p despti^» de facUidad. ea b tprodoceioii
Jijeravy,gra(cÍ9saineB^le acemuada del^ Aleonan ». era tenido Mn
de Mfftieroicb por bombee de enredes ¡amoroaaa» Entregaba»
á aquella dul^ \>o\\iáik iK)Ht¡ca, que pa^ba por el oorasoa pa-^
ra. llegará los aeoretosi del gabinete. Las aventaras aokorosai
del diplomático aleoaan*eran objeii^ de todas las non versación
oes, Su ei^ductoras formas! bebíanle también atraído: la buewi
voluntad 4e Na(H»Je(#«:que se compUcia en distingairleíciitrf
la? multitud de embajadores; ieaia gusto en hablar con. ¿1«
al itismp ii^m|>o que le aoubaba- de ser demastaJo jÓTeo para
representar i una a^tigiia <;asa de Europa t is Teníais milmis-
ma edad en Ajlarepgo, lecQPtesióun diael embajador/' Jamás
ttaaba el emf^ador , fv^lubras duras con Mr; de Mettcmich,
pi]|€ii le miraba, como; ü expresión del sistema íranoás eu.Am**
Ui0\ ,y mas de um vez;. habían debatido juntos lal cneatioota
de suprem^^ coqtinenlal que oeopabao la (neotede Napo^
león. El sistema.de Mr. de Metternich ewñ iKíeaenlar la aliánxa
dc) la Ff ancia con el Austria como, uría necesidad , yi recor^
dabad tratado de 1756, arreglado bajp la influedciadél ún^'
que d^. Cboiseul, pomo la base déla nueva resistencia derEa-
fopa contra la Rusia, ^ -
£1 temor constante de Metternich era la entrevistado Er-<
furth , y Napoleón acababa de marchar para apersonarse coa
el Czar; Pablan mediado reciprocas promesas entre él y Ale-
jandro, en aquciUos gigantescos planes se sacrificaba al Austriai
y no se ignoraba en Yi^na. Habían, pues , sido inútiles las ten- •
tativas de Mr. de Metternich en París. Acababa de estallar la
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loa RBVJ9BA
. guerra úe España. ¿ No era e»to vih 'nuievó avis6 pata' la ca^ de
Aasttia? Así lo habUtaiánifestado'éka tá'WCóirtes de S: Petera-
burgo y dé Loadles. lAfia^ dé i^iiMbiirgY>; estableciendo por
^ do quiera eo la confedléracioa geruíl^htca los prítidpiós y casi
la ádministracton fraócfésa*, babia «^tkáado un vivo desbonten-
to entre l«i ()dilacJon aleonna: Uis iM>n«i|)eráb}es eMtrtbuoio*
nes de guerra, y los vejámenes sin número que los genérale»
y empleados Cránceaes babiátt adatreado con sos cMqaistas, ha-
bían'excitada el odia de todos. K>r do^ quiera M manifestaba
el< espíritu ianti-4'rance^ , mi entre la nobleza , eomo en las *so^
ciedádes secretas para fai Uben<ad de Alemania, sociedades qué
eran ya fiximidables «11148681: él movtltit^nlo'ltbetialerailí^EU^
ropa contrario á NapcJeon , yaó és utia de las úifimas ^cttüsas
que. contribuyeron á su «^áida. La Inglaterra idehtó 'ia*buefi^
^i^osicioa^del Austria ; y profneúó' ^bkidlos á- uh gabioéfé
lleno de deudas. Mostraba- á lo léjoíi 4l einf^radót* Francisco la
resistencia de !a Península , las dtficiikades que creaW al
poder militar de Napoleón , desdé* la capitutacton' de Baylen
priiktipalaiente, y la buniillacion de lastiof^cascaudiiíaséurri-
da por Dupont. ¿ Poi<qué no ee jtpróveckaron afjfot^lás cireéns^
tanqias para librarse de las condición^ de- la paz dé Presl^ui^
go?La Inglaterra se comprometía á sostener el ejercito tfutiría^
eo'y ai bnia' sus esfiíersos á la ^usa común 9 y si escogia aquel
momeato para declararse contra la-Fi^ncla ; b Gran Bretaña
ofrebia hacer uáa diversión á un mismo' tiempo en Holanda y
eft*Eflpaña. Bsta opitiion no tardvS en jirtevftleetf^ entre b ódMé^
xa alemana « y el conde de Stadión adopta ^titek-art^Ven te el peo->
Sarniento inglés. 'Ffe^f^ráronde inmensas lev$s, y en aquélhi
é|)óca la misioiftdel joven embajador fué de ocultar con pro^
mesas lisongeras ^loa* aprestos miltlares qt»e el Austria faWfa)
sus'hotas«8tabán llenas de protestas de )>az,'y de testimbniúis
de conñanza. ¿Podía hacer otra cesa? ¿no e& la tiiisíon de'iin
dipUSníata el temperar io»'sucésos,' y distraerlos desús |>riffie-
' ros efectos ? El Austria no quería declarar la guerra haista qué
Napoleón estuviese completamente ocupado etl la esfVe^icion de'
. España* Cuando hubieron salido de París Napoleón y ¿u guar-
dia para 'sostener el tvano ¿e José ya reto, 'ya no dísimifió mas
el Austria sus'prépaVativos de guerra y y principió sus'hostiií-
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DB.StADBlD. lo3 .
díMJl^ contra ja> B^yi^vat^ aliada ialínia, de Napoleou. Éá fuerza
d<tptif;que eliluDperodor eslaba airii de la parte allá de los Pi- ,
t\tH!m caaodo a{>areoic| lei maoifiesto d«rt gabinete de Viena*
Napdl«dQ,de mi aalco.llegóiá I^rísy y allí cneoDlró al conde
de Mietcraiob* . ;. • '
Aquí empieza para el cinbnjador una fieaicion delicada. La
guqrradel Au^Uiá liábia sido' una verdadera 80l^pre«a,y Ka-
poleofi cttyiniíliBe-engsSkBdo por Mr. de Mettemidí , mandó al
^ili¡<)^roide«ia policía., Foucbé, que le 8or|>refidÍQBe'y le hiciese
couJuek)«ieibtigadaeA brigada 'hasta la frontera. La órdén era
dura, brutal, contraria á tod^s las consideracioues diplomáti-
cas; ¿pués-qué no ésta encai^gado uti embajador de^ seguir las
instrucciones deiau'jg^bíerno , y de servir sus intereses? ¿No
éebe estudiar , Ver V ocultar los hechos qve puedan penudicar
á su.4iorte?-Foiiché, que se reservaba siempre una transacción .
para lo Teinderb, com|>I¡ó la 6rden del emperador con cortesía;
paiíá^«ta persona á cafsa del embajador; le manifestó el metí-
T«de^su visita, y lé aseguró de sti pesar por ello: Fouché
estaba yá descontento , y era imposible que no viera eltérmi-
iiojde la deplorable ambición de Napoleón. Aquéllos dos hom-
bres (Nrikioos en una mutua confianza manifestáronse su sen-
timiento por lás'd^sgraeias de la gueAi y la triste ambicioU
dri efn|ierador. Solo uti capitán de gendarmes, elegido por el
OMirisoal MoDCéy, acompañó la silla de posta del embajador has-
ta la fínoniera. Mr. de Méiternich sé complace en contar las cui^
riosas circunstancias de aquel viage, que dio lugar á sus reía-
oionet'oon Fouphéy^tte veremos mas adelante en el curso de
esl4| kistoria.
fintopoes estaba el suelo conmovido; d ejército mandado
por el atpckiduqtie Garlos , peleaba con valor en defensa de la
patria, y de su-soberano, y la batalla de Essling amenazó la
íbartona de Napoleón. Sabidos son los desastres de aquel iis,
qué ylfoás fueron bien conocidos en Francia : Prussich Eyiau»
la >cáipitulacion de Baylen, y la batalla de Essling sobre elPa-
mibío, me parecen loa.t^es puntos siniestros que manifesrsron
al mnando no ser-invencibles los ejércitos de Napoleón ; París
esperímentó su fktal impresión , y aquellas batallas tuvieron
una inflaenoiaf moral en los negocios de Europa. Fú¿ precisa
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|04 REVISTAD'
la bi^aila de Wagram para rest^lecer el prestigio ;alKaei}«-f
jmtó ei campb de batalla ,7 jamás bubo ati resultado ntias de-
cisivo: Manifestóse graa. desaliento en el gabinete de Vieera; el
partido de la paz triunfó; la victoria se bafoia pronunciado en-
tonces entre la Francia y el Austria , y era ini{Kiaible resistir á
la fortuna de Napoleón.
« Los dos partidos en que estaba dividida la corte de Viena
se delinearon q»as claramente; la opinión en favor de la paz,,
que representaba el conde de Bdboa, prevaleció en el consUjo
del emperador, y el conde Stadioo , que basta entonces había
dirigido los negocios bajo la ioOuencía del sistema inglés, se
yió forzado á ab9ndonar el gabinete. Quedaba vacante el mi*
ni&terio de negocios extranjeros, y el emperadoc Francisco de^
signó para ocuparlei»al conde de Metternicb, que había demoa*
trado una notable aptitud durante su eml>ajada en París, ilif.
de M^tteriMcfa babia guardado un medio entre la paz y la guer«
ra ; se babia reconciliado con Napoleón , y ademas adoptaba ya
en política la actitud de neutriatlidad armada, que fue deapnes
el símbolo de l$i política auAriaca desde 181 3. Entotioes era* la
época del abatimiento de la corona austriaca;.e/ Monitor yá anun-
ció en í 809 que la casa de Lorena habia cesado de reinar. La
monarquía austriaca es^ba vencida en la lucha; sus ejército»
habían sufrido espantosos reveses; pero quedaban al emperadár
Francisco la decisión de sus. pueblos , y el sentimiento de in*«
dignación que esperiipentaban a| aspecto de la dominación
francesa.
Mr. de Metternich fué enviado como plenipotenciario, en
unión cpn el conde de Bubna, cerca de Napoleón , y pri|icipa«
ron l^s conferencias para tratar de la pai ; la conducta váci«-
lanie del Austria había irritado profundamente al emperador
de los franceses, y jamás hubo conferencias mas vivas y.refii<«*
das. Mr. de Metternich dedicó todos los recursos de su eme»'*-
dimiento á inspirar sentimientos de moderación al vanagUri»-
so é imperativo vencedor. Aquellas conferencias infundiei^oii'eii
Napoleón un grande aprecio de Mr. de Metternich , y creyó
que favoreciendo- su elevación cerca del emperador de Auatria,
daría un apoyo y un representante al sistema francés. Estaa ra-
zonen , unidas á Us misteriosas amenazas de asesinato y de.aíi*»
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»B MAMID. ' tdS
liackn«s populareti, qme ya se agitabab éli' fán»r de. h 'inde^
pendencia ,'apreitiraroti la oonclasion del t^iadó'^Viebii: No
neoaBito recordar aqní, que los franceses usaron impera! ¡iHá«- ,
mente de la'victoria. Mr. de Meltémich i eonsecoencia de aquel
tratf da, tomó el tUolo de candi 1er de estado «v y h dirección de
los negocios extranjeroa. Era «na carga imnensa : los pueblos
cstalMia agolados por erecto déla guerra , oprimidos de contfi^
bocionaa, y el tesoro sin recursos. La monarquía austríaca no
tenia influencia alguna sobre la Alemania ; el tfatádo d^ Yienli
le babia quitado los últimos restos de su poder meridional ; j
como he dicho ya , estaba A su lado la confederación die) Rbln,
esto es , Napoleón : á su frente \ú confederación helti^ica , Na^^
•peleón también: y al medio día el reino de Italia, stempt^
ifapoleon. Ui casa de Austria solo po'dia escoger entre dos pát^^
. tidos,^^ ensayar otra vét la suerte de las armas , ó seguir cié^
gamente la poHticn de la Francia con la más profunda con-^
descendencia á todos sus- deseos. Tal fué el pensamieMo de Mr.
de Hetrencoiií^b cnando se acordó el casainiento de una arébi--
-duquesa con Napoleón. Si el emperador de los franceses esco«*
gia esposa entre las grandes dutpiesas de k famUia Romanof,
llenábase de este modo el pasamiento de Erfurth , la foráaa-
eion de dos grandes imperios, á cuyo' alrededor gíravitarla'n pe^
«[Ueibs. soberanías intermedias; si al ct^ntrario , se preparaba el
casamiento con una archiduquesa , esta antigua casa encontra**
iria en el emperador de loa Franceses un ferdadéro prdtectof^
El deslém*bra miento que espérimetitaria un advenediso -á los
pies de la hqa déloseMfíehidóres, podría tal veit ser fátbrablé
al porrewr defai monarquía austríaca. En politidí es licito
caicsiar el efigdio de las pasiones bnu^nás^'aun de las mas
mccqoioas, sobre e) m)svidiietitó de los líegbdbs. El peñsamien«¿
te del nuevo canciller de estado, al preparar el casamiento de
una archiduquesa cotí Napoleón , ftíé reconquistar por túéSié
de un eahice >de familia, lo que la guerra faabia quíftfdó í la
casa dei^Ausftriá'iel oasámientq do la aréfai^uquesa MáHá Luisa'
fué preparado yilevado á efecto por;^el prlAcipe de Métterniéb.
• • SI oaoOiUer dri imperio seguía atentamente el inéfimiefifttí'
europeo: al principiar el itio iSti , el gabinete déViéná tVItó
indicios ciertos de que iban i estallar desavenencias entre
Segunda fme.«-ToMo II. i4
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I06 ^ . BATISTA
EraocU y RiMÍa; aquella KMpe€baa'ae'iíolvMroh..{«|I¡iladaa, y
et efubajadlMr.d^ .Fraocia «n V¡<)ná -Mn Olio «^' lo confió al
prjqcipe de MeUernichy propotoitsadole «a YirUul «le lo» téniít*
;90a de la alianza uoa espepie de liga ofeosiya y^defemiTav-ett
la expedioioQ qu^ Napoleón se proponía báoer á.f^inia. El
emperador: de los ísapceaes soloi j|)q$i¡$ .uii:cifterpe^>auxHiar dea^
tacado de treinta mil bofobre»;, lbs*ouales debianioperar en^U
e^^tremídMofieotaLid^Ja QalUoiay enijf^i.muoAéstoai <)áe«el
ejéreit^, Craftc^ se dirigiese fA Vítenla* Segud lacorrospoadaQ'i-
cía de Si^rvMaretcjQa el oande de Meuerníeb, la eslipMÍa<iiofc
de un euerpo auxiliar era mas cob e} ol\jeto de atesti^ttar la
eficacia de laaLiaoaa, que paifa secundar eBcazmenie á Napa-
IflOD» En aque) traiado se est^filaba la integridad de laa péae|-
.8Í9iies.auetrQ--f)olaca4f la eveoiualidad de una cesieo der.lii
IIliria«.7 ciertas veptajas (err¡tx)riales ei^ pravecbo del Austria»
ea el caso de triunl^r de. Ja Rusia. Mr.^ de Metiemicb na se
cbm|irojp^ti» demasiado en la guerra ,.^ solo lomaba. «na biie^
na* posición para todos los sucesos que pOdic^ran'oisufTir tük la
alfenturada, expedición del emperador Na|X)Ieon. El cuerpo
auxiliar de treinta miliaustriacps p^só al ejLtremo de laGalli-
cia} y si durante la campaña de «3:19 90 tuvo ocasión de to*^
mar :Mna parte lectiva en.ella ^^conmvo el ejéocjio raao» á'laiesr
palda de Napoleón» Al principiar 1^ desastrosa retirada d*«>lqft
frai^ceses» el cuerpo que-mandaba el princiM.de $cb)vi(iMai<r
berg s^ jcncoatró sit^adci deogiaiiera que podi¿i leerse ebUgad^iti
pelear contra los rusos^ que d^bordaban aobre. la Peldnik » f
esm nueva posición ex^i^ "P Kiuy atenta ex^mtn.de lai obligar
ciónos de la alianza. Si 1^ Prusia y el Auitria bul^ieieb ohaenrado
reUgiosamepte el tratada becbo con Napoleón , dcíbian enáar eo
'líoeaíon;^iatamenie^y oponer sKs.ftieniis lí loa rusoa^perala
l|acipii alfiiaiaDa se d^lara|ia tan unénimemeate oontm loa
(riincesea, que hubjera sida importble á los gobiernos resistir
aqu^l mavimiento de la opinión ; ademas la Aleananiíl, «xtre-^
madamente bumillada por Nfipoleoa» ¿na babia de aspirar á*
U independencia? Los desastres de. Mo^cow i^esonaban ;por 4o
quiera; la Prusia, qi|e era la primera compr^meiídia éú la
linea, no Taciló en bscer deCe(;cíoB3 y se |iasó í^niediaianMO'**.
te á las ban4cras ru^as^ ejeqiplo contagioso ^f^ue-per de proh-
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vm MMúmú. 107
ta oo. iomó el «gabinete dtfJVkka , y solDiie^t>l#¿i6 una tre-
g«a entre los ejércitot t^nses-^ y Mtlriaees. )dr*"de Ifetieroiqh
fué eontUerado éisde tf^uefaloineétcrfier la FTanciar éumb él
medianero pacifico, qoe Hbta de .Tt|iafar>Iá fias iobrr bases
eo af'inooía con el eqiiiKbmo earopeOé El cancHIer de Aeatria
maoirestó clarameote «V|be4a laonaitqlída á la Mal niJicaeni
t^ba, no se aepáraria de foe pt ioeíf ioi de allabaa eon la Fraaeie;
pero habteado eaiaibfadade aapemo la aimaeibii, jrf'udiendo
el territorio attstrfaco'liegar i «er el teatro de Uk fao^ilUladei,
el gabinete de Viena debía tomar 'natóratcnénie utt|i aciimil
mai niaffcada, i fio de teraiinar una coltsioo ^oe-'ja ideaite
eotOpMs ibaá afectarle la|i de «erca.y 'Bn aquella nota 00 te
bablelM de la aikimav sino par« atestiguar la fidelidad con q«fe
el il estría babta sofnrtado sus condiciones duranfe la 'campeo-
na deiBbAia. No se abdicaba el tratadd de rSisi; pero'^ ga^
bineieiauaiRÍaco sod^enta que ya no podiaf. apoyarse en los iim^-
moiselenuáitbsi El imperio estaba próxhBÓ á ser invadido por
los rufli^s', y era necesario adoptar un partido qae no fuese^d
de la.güerra*
. Mfk de Melternicb'cmsayeba enesta noeva negociacioíi mía
paa general ; y á conaecaencía de la dtirersa posif^ion que*iqs
ateoeseababian pre|)oroíonado al AnstriVf <lebia esta eocontirar
moi^jas' territoriales "On* las noevas oirtíttniscri|ieionea' á fptm
podta dar logar una paoifieaeton genérala Mientras discutia in ,
diplon^acia el sentido y la>extensíbo de la alianaa-, el iidpnho
de aesísteneia estaba dado, fil partido ingiés oreoia en 'Vienaj
la noUeía y el pueblo eacabaii eansedoa de la Francia; lord
Walpoloeeababa de llegar cóú proposiciones de sobsidioa; los
poeblos de Alemania se |>ronunoiaban eon animéstdad; y estoá»
estabati' «stetiees mas adelanfados^qué los gobiernos en su
odio yeepognanein* cpntr^ él sist^ma'franc^. Mv.^ de Metter^.
Bíeh ténii acra'aetiiMdfde mediación armada para iaéar tefii»^'
jas de aqoeila fosicicn. ' . . ' i . ^
El ooode Lnis de Nárbodne haMa feempüaaadi» á Mr Oitó,
en la embajada d« Viena;era bombre deeárícier inoy' atento»
de talento-, pero demftñadamenie candido; er^ia dettiasiado en
la (brtom^de Napoleón ^ en acuellas diRcíltes ctrcnM$lan«¡as.4^
Francia enviaba. á'' Vistia pl represéntame del enlace de fami*
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lo8 ( BBVMTA i
lia , y crei* ({ne Ja pnesencia de Mr* de Narboose rccóndariá
^ue una 'arcbidu4}ucsa. reinaba* en «rimperia frflnoéi.^M«rfa
Luiaa babia sido jMonpeida ofieialme&ie como regeoie'dur«n«
te lé anuncia del' emperador./ A^ii^lpoes^, te quería dar^al Aiup-
tria todo género de> saliafiKí^íoiMiB, porc|ueeI emperador Napoa-
4ecH»«ii9ee8Ítflfai eU.'ailiteiicifu Colb^ba á- la bija de í'^rancit^
,GoH al frente del IfOtbieroodíBíFvancia.^ .. > '
' : El;Aqetria hacia armameoip coosiderables ,• qaejiitlifica^
ba Mfé deMeUéroicb con la posición natural en qne-ee batía'*
ba la iAleoiao¡a« Cuando los beligerat^tbé estaUanltancinmedia**
•tos ál territorio de un neutral «era muy sencillo que: tomase
este precauciones para garantir ria iprDpía-monarqoía.'fiiíft^e^
Uria se volvía de este modo potencia preponderante; 'tenia den»
recbo i exigir, como indemnizacío»^ Ventajas positivas; ad***
mirai^le cam'bio de situación,, que' dejábala libertad do una
decisión defiíViiiva* El barón de Wessemberg {lartie secreta'^
mente á Londres , bajo el prelesto oficial dé trabajar para la
pacificación general ; pero con el objeto de sondear al gabíneM-
te inglés acerca de las ventajas que podría proporeta|iar al
lAusiría tanto en subsidioa como en territorio; en él caso de
qde esta se pronunciase formalmenie en favor de la coal^ion,
> y llevase á ella sus considera bles, fuehias-, pues tenia «nfonoes
en pie de guerra '35o iñil bombrea^ Todo eato acontecía en ei
mes de marso de iStS. Guando resdnó el canon de Lotiéb y
de^iBatitsen, se aumentaron los armamentos del Austria ; y de^
tras de las montaniÉ de láBoheúiia se encubrían «ya ceiroa dé
ftoo mil austríacos. EnioHoes.se presen tó Mr. de Metternicb co^
mo mediador armado, preparó el armisticio. de' Plesswiia/ar-^
reglado definitivamente eo MewmarL El jAustria miiniSditalNi
siempre «que abrazando el conflicto armado cuat^roeientas lo«
guasde.sn frontera , era imposible que pei^maneoiese por maa
«tiempo sífe declararse, sin entrar como parte activa .en «el icdm-^
bate , si los beligerantes no se aproximaban unóá á; otros.»
¿Podía esta sitnaclon ser duradera? En la eférvesoenéia en que
se bailaban los^iñrituSí, ¿podía cakiilarse el ponto en donde^
se pararía la mediación .armada? La JRriíaia y la Prussa tenían'
interés en no desagradar á una potenoia qué podia poner en
línea 200 mil bombreside buena» tropas^ y Napoleón despoes
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aquel laK«iediirr¡0ti,iyé8e^ pnea^-^el gran papel. qaeMK da<M«l«^'
ternich. 4iaoía jugat al Aii$tri»;< eo esla p^f^iabicio -^^LgaliM' '
iMle de. Vkrlna se con^'srtia eú «niintiertfifidiaTio indíspeoaaMe* -
¿Ofrecía el Austria su mediación de buena fé, con ttti'siiiciertt
ofafelade paZfíóisolo ooiño un ardid pare pintparár itiejf/r ti
deáarroUo dé sus- fuerzas áitlitares?- Preciso es réeorüar que
después deiás baiaHas.de.Luitén-y de*fiaiitaen, todo eh rede»
d<irde Bfapoieon aspiraba per 4a paz, lo mÍMnoén Francia
que en be ca«npáiuenios ^'Sai* antes como después de las bala^'
Uas; batíanse las tropas, |iero no cotí aquella alegría, coft;
aquel «niusiasoKi^e las victetfias de Austerlizy de Jena. ¡Na-
poleón sufría aquella gran voz de la opinión públieÍGi, y su ca^
rácter dé liierro no podía dobl^arse á las eircunetanetas ! Haa-
^ta entonces babia dicho Napoleón á las potencias rentiftiai:'
« Ealas son- las condicioíDes , aoeptadha;'y si bay alguna m^ra«
k debela á fDÍ> magnan¡9X¡dad¿» En. 18 »3, la situación habift
cambiado; prebentábaoseloagabinetes coh fuerzas tan numerosaa
oomo.las de dPisnciaí y menés deseosos de pa^: babia> ademas >
éttJos.ejérciióaaliados un ardor dcr^batallasjóf en y' podérosla^
uri. deseo de ref^ararlas* pasadas búmillaoioikea, yde^recoa*'
quietar su iodepeodenoia; el odio^esta^ en el corazón da los •
rusos y. de líos alemanes*; habjan firmado el armisticio de Nlev-
mark princi['>akiente para eegnir la» negocincione|i seorétas*
coi^el príncipe real de Suecta, y para decidir -al Austria á en-«.
Irar «n Ja liga.>Oeor ^no los < al iadoi|> deseaban menos la pazv
|)orqué 00 tomaban 'd tiempo titee^rio para (Preparar sua
grandes miedios milhure»; la idea quedes preoeupa][>a era la de*
aeparar al Austria del papel de mediadora, para' arrastrarla á'
que se uniera á ellos eii la guei^a contra- el común' enémigtf.-
Mr. devMetteqnich «ataba inuy inclinado á oambiai' de *papek-
¿ lieaenia el gafaínele*de Viena» dereébo para obtener diploma*
tieamebto áodaattaS'Venáajas'de su posición ?'E4 preícisareooi^-i
davitoda» las pétdidasdeitcrrtiortoque faabia expervMintado iá^'
edsa Jainistria «n lialia , hasta en él Ti)t>l y en lasproviociea^
Mlirie&a: ¿íNo 8»Ue hsbia árvanca^ la corona ia^iéi^iai ? ¿No*
en» natural ^ueaei^fif o«>écbáf 8 4ie au'medinéiob' amada ^ po-»
shnob^cSeLafite eoai^üe^^k bttbifr^oloefldo^Mt'. deMlel4f<iriiich?>
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< tío»
Si la fttZw general le huhieae praporcionada h». veotaf^» qoe
deaóiba'f el Ausiría m 8e hubiera arrojado én Ja coalición con»
* ira eL jjiüpeno fraaeea; o de otra modo,, deber suyo era úratar de
recuperar ' en ^la guérea . Idquo le babia quitado la suerte de
laa balalba. (^
Aquí fué ^Qode principió Mr.^le MeUerbieh la eacnéla ele-
gante y noble de aqoellat nota» diplomáticas , de lascnalea
después lia é¡do,el ói^ano mas distinguido Mn de Geob^^ vese*-
le desenvolver mi» principios Bc^wcaM egmUhrio eupopea^ cu-
ya, teddencia era dUminuir el inmenso poder de Napoíéon, en
pffonecbo. de los estados coaligados*
«.Después de armado el armistktode Nelrnierk'» Bhpdleon
habia llevadei su cuartel general i Dresde* Mr. Maret pedia
sin cesar eu nota» sucesivas al- enáperador Fraocisoo II la fir—
niii.lcté los prélí minares :de un tratado de paz. Mfv de Me^ter-><
i^icb f portador.de una carta an tigra farde an soberáocren cen<^
teslkoíon á las insinuaciones que se le habían hecho ^ p.^ é
Dmade, ocrea de Mapoleen. El encargo de Mr. de Mettemich
em: sondear el enaperador de loa fraivcetes^ acaoca de stia in*
tenoieBíaa définstívá» con rdspecto á la paz. La oonferencta duró
casi medio dia; el empct ador cení an trago militar, se paaeab»
apiésuradUineote^ aoa ojoseauban aniosedoaí eran vivoay aoom*
patedets sua gestos:; tomaba j dejábit an aoósbcero tradición
nal , y^ deafmes se- paraba 6 se tendía cubierto de sndor en un
gran sofá; se.l^dnocía qoe no estaba contento. ^^Metternich, «t-«
clamó ^ivnestlro gabinete quiere aprovecharse' de mi posieiott
embar aaeaa^ Lo que voaolrea iratois^e áaber es, sí pede» ha-
cerme pagar el rescate sb pelear , ó sí tenÜinia quei eeharoa
. <teoididanseo4e entre las filas de mis -enemigos.- Pueá bien I va-
ilieaiávTec; tratem^^s'.^ oonsiemoien ella. ¿Qué quemis?'^ A
uta si^ida taíi bruscn, y á ufna intenpeldcson ilanr pocxi^nkedi<-(
da oodio diplom4iMfi9(*'<^nCenlóse(Mr« de«Metiernich con reíT*-,
pond^:<A^qiie el A^sAria deseaba 'est^bleoer lin ónden de. cor-
seé, <que jpwü mediolde una sábiairepartlciondeiiieriaa, eoleH
oaiiiaf la garaAítía de la pa2 i b^9 la e|[ida: dé inna renlií^ d»
esUdoís iod^yendiantea^ ^ fuera de la pi^nOeráncia esdnsiiM
de ^FrJ»ncia•?i^ola!Íalp,ooafiesa4odel^|^m em
ta destf9i9C|on4e. U'akiva enprcíiMtiadel emperador Napoleón»
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DS- NAMir. fll
. Ik.de M«li0ni^cli>qiiérki Misttt^ii* á aquél podpr inmenso,, úí
ecpiiU6riaqi]eooki6Me aV Austrili , Prusfa' j Radia «n féfacio*
'iMS-cle«ii^aMad c¿« el gabinete it^'FaHs.-Cortio Vesúmen d<
las «mdicibaes , reolai»aba'*Mi\ dél'Meitcrmch la" Illiria-, y tiñ'i
fronlem ibas estensa en ilriíiii El Páj^tfébia reoépefar sus e^
lailos'7 laí Polonia «xperiifiefiteba' una nueta' partición ;' la Es-
pa2a y>1a Holantia dabtanwr e^tfetiadás por el ejéréito frtincéi
Napoleón' debí j^abamlofiar la confederación del Rhio y la mt
' difldcin auiza. Era, paesr, la deMiettfbracton deM obra gigan-
tesca erigida con el sudor y 4ás -ricroríár dériÁiperió, dés^
déiSoS. ¿Gontaréyo oquella'^éM^etia'^él níodo qncla ba :^éfe^
rido na testigo oeulér y el müíaao prtnctpetle Mettemich^ i
medida que el":^leotpeienctari& ^nstí'ifirco de^envolViá ^Io8 peil<
samientos de su 'g^ bínele t el colür pálido ile Napoleón se rtií
' vtft anmratadoi'^fMviternich? ¡queréis im poner nlesemejaíbte
oeodieiones^ sinsacáf laedpadtf! esta prétfeilsbn tne ultraja
¿Y mi Miegapor es el qw édtog« ae'n»«fjánfe peftyécto 7 ¿IBn qu
skoacpon piensa eolooaftisetea bmencia del pueblo frandSs
¡Ahí ¿MettettMb , dUdÉto-es bá ihido hr Inglaterra para qu
hagáis «M^ |ie|MtcoatM mft'^'lfapoleon bacía en eslóalusipi
á la l»egad»áVifeite.detord'Walpble, y <lif salida fiara Lon
dftediS'Mii de Wes|emberg«^Mr» de'Metreftiich iaailá cbntes
lémá^tan^ttttreiMites' t>álabrá9V süiiqne . estaba prófUndadiéht
indfgnador^ y UáMendo *Ifai>oteon cbn lá vivacidad de sus mo
ránitento^ déyeldo' caer tfu iombrero, el tninistro de Atistriá n
se bajó para cog6rl¿; «bií0i<l''p6ríeíiqaetá |lo bubierá Uoóbo e
cualquier' otra ciiY^onáfaDófs; Sigoióse un cuarto de hora d
silencia; déápnes cpntinnó la conversación 'de un niodq'frio'
con mas calma, y al deBpedl^Napol¿t)n á' Mr: dé lUTétrerníicl
dijote ffganríiíndole lá nianóTl^ Sobre todo^ lá ItKria'np eá ú
úitiiM' reMflacion, y podremos estábli^r'tnejoliés'óbndlcWe^.
BiMí diálogo pertérietié ya ál6 niaé elevado dé^lii b'¡áto)r?á. 1
babitud dfet^ mandó de) emperador hacia questís palabras fiíe
ran vivas, brascas^spa intei^pelaciones ; y cuando áe dirigían
un'. (lotnbfe dentia-posícidtt elevada; Hetián su afiholr' j^ropi
Dfcbo «Aadfr qoe esta^iébn versación tuto lá áiayor' influenC
eii toda la negociación ; Mr; de Metiet^ich conservó de el|á i
VIVO reseñtimiehto ; hábia: sido ofendido; y ademas un faíomb
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112 . EKYISTÁ V.
tan diestro pomo el .ministro aMstriaco disbia feaet^ar en. el
peosaimíeatQ ¡nterior 4e Napplpon, y ckioooev tsnan poco se po*>
día experar de un caráctfsr semejante para el resiáble^imieala
del equilibrio earopeo» Consintió « sin embargo, en. las oonfo*
reacias de Pi'Sf a « mieoUras que un nuevo convenio ile «rmis-*.
* tijcio prolopgó la suspeiosion de hostilidades hasta el |0 de
agosto. La presidenjcia del Congreso cor^es{)ond¡a de derecho
á ür. de Meiternich que representaba á )a jiotencia mediado- *
ra, asi, como en los cqngrefosdeNiniega y 4e lliswiol^ había
tocado á los i:epfesentanie8 de la Suecia. Mr. Maret pruictpíó
s^^Mici^ndo una dificMhad^de<etiqueta: MAI. de Humboldi y de^
^usteti;^ reppeaen^Ates de la Pcosia.y la Rlisíaeo el Coogre**.
so,^ eran so|o diplomiiic^sd^ segundo orden , al paso que MM**
deCsuUincoiir^,y Maret oci\paban el primer luga#. Después-
se dj^pi^tQ aq^rca de pequeñas cuestiapes de. pormenor: ^seexa*-
minó si se. trabarla. iMur.jesprito; ó á viva vea;.se.invooaroa'his>
, fórmulas do los congresos. de Nim^ga y de Riswick; eada. una
de las.p^irtes quería ganar tiempo, á fin de volver ádar prí»*
cípio á las fiatallas. Viendo al fin Mr.de Meiternich el g¡tx>;.
indefinido que tomaban los negociosi se ajBOCió al Congreso.
militar de Tracbemberg donde el príncipe real de S«iécáa, .
Beroadpttejí .trasabs^. el vasto p^n de campaSa de loa alíadns»
contra Ns^íoleon ; establecíase el marchar en dfirechora á Pa«»
rísy sin vacilar un momento, excitando , los antiguos desoon-".
tentos contra el imperio. Bernadotte y Pozzo di Batgo deola-
* raron que podia contarse en Francia con el partido patriota»
En Tracbemberg acogieron sin dificultad la^ Rusia y. la Prusia
todas las proposiciones de Mr. de Metterntph i conviniendo en .
que.p^alesquiera que fuesen las pretensiones personales del em-
perador Alejandro^ se daría el mando general de los alia*
dos ai principe de Scbwarstemb^rg; conócesela imporuncia
de conseguir la .cooperación del ^ército austriaco,. y ningnn
sacrificio se omilia. Esto es lo que resulta de las carias dirigi-.
das por el conde de Nesselrode á Mr. de MetternicL . .
Cpn el objeto de evitar la cooperación austríaca , babia
acudido Napoleón directamente á su suegro Francisco II, in-/
mocando los lazos de familia. María Luisa pasó á Maguncia,
llamada por el emperador ^ el cual, aprovechando ano ó dos
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d¡i8 queqtnadaban de armisticio, p^só á aquel puoto para
dar ana últimaa inatrucciones á la bija de loa cesares. G>afir-'
mole todos los poderes como regente. I^ Francia iba á ser go- »
barnada por una archiduquesa. ¿Podia el Austria hacer la
guerra á un pais gobernado por la «hija de su soberano? Hu-
bo enluces alguna intriga para conseguir que se quitase á ^
Mr* de Metteroicb» remplazándole Mr. de Bubna, que era la.
expresión del^ste^ma francés. Bii el congresp de Praga ya no
estaban loa gabinetes en estado de temer á Napoleón , j esto es
lo que no babian conocido los plenipotenciarios fraloceses. Mr*.
Maret priocipalroente, babia descubierto allí aquella reducid«^
capacidad .de oficinaa. j de escritos que no podia elevarse á la
habilidad de loa diplomáticos de. la escuela y elevacipn del
príncipe ¿e Metternicb. Una de las desgracias de Napoleón
ftieron esas gentes de afección hacia él pero sin' alcances, que
estaban en su presenciaren medio. del deslumbramiento de aa ^
gloria » pero eomo dependientes asíduos^y miserables hombres '
detestado. Así era, que las negociaciones que estaban expiran-
do , tomaban el carácter de incertid.umbre y de desagrado que
habia señalado su otígen* Enfadábanse á la menor proposición,
y una insinuación era una ofensa. Mr. de M^ttemich conserf».
yaba aun por forma el título de mediador que le h^bian vecih*
nocido las potencias. Habia desechado toda idea de trastorno
en Fraticia, y cuando el general 'Moreau llegó al continente,,
las primeras palabras que el ministro austríaco dijoá Mr. Ma-»
rett fueron las siguientes: .^^£1 Austria ninguna parte tiene
en esta intriga , y jamás aprobará los manejos del general
llorepu/' Por último, el ultimatuní de los aliados, común i*
oado por Mr* de Metteriiich , establecia : ^^ La disolución del
dacaido de Varsobia que se dividiría entre la Rusia, la Prusia
y el Austria, (dando á Dantzig á la Prusia); el restablecimiento
en su independencia de- las .ciudades de Hamburgo y Lubeck;
le recomposición de la Prusia , oon una frontera en el Elba;
la c^ion hecha al Austria de tollas las provincias illiricas,
comprendiéndose á Trieste; y la garantía recíproca de que el
estado de las potencias grandes y pequeñas, tal. cual se fijase
p6r la paz, no se |)odria cambiar en adelante sino de común
acoerdo.^^ Este ultimátum fue detechado al principio por Na-*
Segunda série.'^ToHO Ih i5
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Il4 HBVISTA
poleon, modificado después « y lard (amen m aceptado, [itm*
entonces el Austria entraba eii cuerpo y alma en la Coalicioii.
He' manifestado en otro lugar la alegría que esta deieriñiíA-'
nación causó en el campo de los aliados. (Historia de, la ref^
taur ación ^ tomo t.^) Una nota del gabinete de Yiena anuii*
ció al conde de Nesselrode y á Mn de Hardembetg, qil#>dés-'
de entonces iba el Austria, á hacer parte de la coalición , po-
niendo en Knea aoo mil hombres, encubiertos detras de lai*
montañas de Bohenúa. La alegría de los' afiados fue «trema-»
da ; es preciso oir contar al conde Pozzo di. Borgo* el efecto
magnifico que produjo la carta del pl*(ncipe de /MMt^ruich;
recibida eti medio de la noche en una granja donde' descatk-*
saban el emperador Alejandro, el rey de Prusia, el conde Ne«
sselrode, et barón de Hardemberg, y los estados mayores^del
ejercito coligado. Dos dias después apareció el manifiesto del
Austria, obra dé JMr. de Metternich, en donde S0 deducen <¡owk
mesura las causas de la gijfrira; el Austria se' separa de ía
Francia , pero Mr. de Giulaincourt permanece junio Ji Mr. de*
Metternich, el cuaT (k)nte8t«: ^^ Estoy pronto» á tfatar, si se*
qdi^e reconocer la independencia de la confederación germáni->
ca y de la Suiza, y voUer á constituir la Pi^ia en una escala'
mayor.'' El emperador resiste todatía; dirígese á Mr. de Bubna,
persuadido de que podría* ejercer una feliz' infloencia sobre el'
gabinete de Viena,'y solo el 'i4 aceptó el ultimátum del con-
de de Metternich ; llevóse su cont^tacion á Praga, pero era*
ya tarde, y el canciller del emperador Francisco declaró que
era imposible desde entonces el tratar separadamente, debien--'
do dar simultáneamente conocimiento á las grandes eórtes»
del todo inseparables en su política* Sin embargo, Napóleoai'
aun no había perdido entonces del todo la esperáuÉa de arras*
trar al Austria en favor de sus intereses; propuso que se ne-«
gociase durante la guerra; tanta era ju necesidad de probar
que deseaba la paz general. Doscientos mil austríacos salían de
la Bohemia , y podian envolver la linea del ejército francék
En el entretanto, estalla' el movimiento de Alemania, la
batalla de Dresde brilla solo pasagerameote^ y Lei[is)g' ve
apagarse el último reflejo de la gloria francesa. A fineédél^iS
m había perdido la linea del Elba , y hasta la del Rhin estaba
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M MADRID* liS
comprometida; toda la Alemania se hallad en [iie, subleva-
da 9 y amenazaba la Europa entera. Apenas se babia unido el
Austria á la coalición , se presentaron algunas dificultades, y'
ya babia celos del título de generalísimo de los ejércitos con- .
ferido al príncipe de Sch\ii^rzemberg , agitándose otras
cuestioíiei entre el cuerpo diplomático sobre el objetó de la'
campaña. Mientras babian ocupado los franceses la Alemania,
la necesidad ürgetite era sacudir aquella pesada dotn ¡nación; '
pero puestos ya sobre el Rhin , no babia confederación nt pe-
ligros inminentes; el pais estaba cubierto de restos del ejérci-
to de Napoleón , y la Germania recuperaba su antigua inde-
pendencia ; los franceses no poseian en ella mas que algunas
fortalezas, que un sitio mas 6 menos prolongado iba á restituir
i su -antiguo soberano. Mr. de Metterni^b no temía ya ala
Francia , pero sf i la Rusia; habíase enseBado á los moscoTl-*
tas el camino del medio dia de Europa*, y no lo oltidarían.
^Pensaba Mr. de Metternich que la Francia con cierta cons-
titución dé fuerzas , y una buena estension de territorio , era
necesaria para el equilibrio europeo, y esto mismo se apresu-
ró á consignar en el ruidoso manifiesto que les aliados pubti-
carM bailándose sobre el Rbin , obra de Mr. de M^tternicb,
aunque Corregida jpbr Mr.,6enu, el escritor diplomático tan
digno de atención. El Austria , libre de peligros en Alemania
é Italia, podiá sin recelo prestar auxilio y soborro al imperio
francés amenatado ; los vínculos de familia con Napoleón no
estaban aun disoeltos ; sabíase que sus fui^rzas morales se ha-
llaban debilitadas, pero quedábale todavía su genio militar, y
podía atreverse á mucha Todos estos pensamientos se ven de-
senvueltos en las conversaciones de Mr. de Metternich y dé
Mr. dé Saint-Aignan ; el Austria se hallaba ya embarazada
con su situación para con lá Frailcia y la Rusia, y quería ter*
minar una guerhi que fié estaba en síis intereses.
Hakase admitido evx aquella época , aun por Mr. de Met-'
tereicb, un.)pr¡tíc?pio fatal para Napoleón; el de que las po^
tencias aliadas no tratárísn aisladamente. Lord Castlereagh al
desembarcar én el continente , cimentó todavía aquella ten-
dencia hacia un objeto común ; el conde Pozzo di Rorgo había
estado encargado de ir á Londres, para traerse al continente
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.Il6 ftBTISTA
al primer ministro inglés , el grande aoior de la coalición.
Queríase que la alianza fuese para siemp^ invariable , y esto
era necesario, pues los primeros triunfos de la parte de. allá
del Rhin bicieron nacer entre los aliados dos especies de cues-
tiones: la cuestión territorial, que estaba unida á la nueva
eifcunscripcion de la Europa : la cuestión moral sobre la fbr->
ma de gobierno que sé debería dar á la Francia , en^ el caso dé .
ocupar París los ejércitos aliados» El Austria y la Inglaterra no
tenian iguales intereses que la Frusta y la Rusia en la solu*
cion de estas cuestiones. En primer lugar,, ¿qué se babia de
hacer de las conquistas materiales? La Rusia chupaba la Polo*
nia ; la Prusia dominaba la Sajonia , y el Austria una gran .
parte de la lulia: ¿iba Alejandro á erigir la Polonia en una
especie de soberanía bajo su protectorado F entonces beria los
intereses austriacos. La Prusia quería redondearse con la Sa-
jonia. Todas estas cuestiones se debatían ya entre el cuerpo di* .
plomático; en el esterior parecian estar muy unidos, se daban
muestras de la mas viva confianza, pero en el fondo ^ cada ■
cual sabia lo que pasaba. Lord Castlereagh desplegó una gran
capacidad diplomática eñ aquella circunstancia para mantener
la coalición , de la cual fue el vínculo común.
0>n respecto al gobierno que se habia de establecer en
Francia , es impo^ble suponer que Mn de Mettemich aderiese
á una propuesta de cambio de dinastia, cuando una archidu*- .
quesa gobernaba como regente. El emperador Alejandro admi* i
lia en Francia todas las formas de gobierno, y en la entrevis-
ta de Abo se habia hablado de todas las eventualidad^, y
basta de un cambio que colocase á fiernadotte al frente del
sistema francés. La Inglaterra^ aunque bien dispuesta en favor
de los Borbooes , no hacia de ello una Cuestión de tal modo in-*
dispénsable que subordinase á esta cuestión moral todo debate
acerca de intereses mas personales ; el mismo lord Qistlereagh
habia hablado de ello á los principes franceses que se hallaban
emigrados, y á quienes no se habia permitido aun que desem- -
barcasen en el continente , pues el conde de Artois no llegó á
Basilea basta el mes de enero de i8i4« >
(La cMclttíioíi. en el nuntfiro siguiente.) .
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DB MiDRIO. IfJ
ADVENIMIENTO
liOS BORBONES AL TROIfO DE ESPAÑA.
:U.
^No dé h)^ aconleciiiiíeafos célebres de Qoestra lüstoria
¡¿jéraa, y el mas fecando qiiizás en resoltados, fué el testi^
meotb de Carlos U\ qtie despojando de la corona de España á
la casa d» Austria , la colocó en las sienes de un Borhon. Para
tsonocer á fondo la influencia que tuvo* este acontecimiento en
Ib politica europea ; y calificar exactamente la ñueira época qna
iiiangnró»' eS' indispensable de todo pimío, dar antes una idea
de las cuestíones que se agitaban en Europa en aqnellos y en
los arnieriores tiempos , y sacar luego las oonseeuencias que á
mieslro pro[i69Íto cpnvengaiK :
* Dos Bi*an> los principios que armados de todas arnus lucba«*
bim en Europa algunos siglos por conquistar el poder: el prin-
cipio monárquico y el principio teocrático. Hildebrando ó ééa
Gregorio VII bsíbia dado á conocer en el siglo XI una doctrina *
fan mra como nuera , que conmoviendo en su época los ésta*»
dos, ptép€ir& una revolución espantosa para el porirenir. Sabido
éa que arrastrado este sacerdote impetuoso del ardienta anbe-
Itde dom¡o»r<qae le devoraba, se declaré como Papa dvieBo
ál)so)ulo dtf'lclB imperios, suponiendo para cobeneitar esta pre-
tensión ^caudalosa bajo todos aspectos, que la dignidad real
inventada por los hombres debía estar Sfjala á k pontifida
^ablecidÍB for Dios para su gloria. «¿Quién ignora, habitt'
dicho esté Pontífice, qne los reyes y los duqaes traen su otí^
gen de los principes idolatras, que ostigados por el diabW
batfasorpado la^potestad-soberana sobre sos' iguales, y valí-*>
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.I|8 KBVI8TA
dose para salir -con bu intento de la perfidia i del robo y del
aseeinaio?» '
Apoyado liildebrando coo esta doctrina , tan parecida i la
que han proclamado en nuestros tiempos los demagogos ^ para
derribar los tronos; depuso á su placer á los emperadores y
reyes que no le rendían completa sumisión, exigió tributos
amenazando con su anatema á la Espa&a y á la Cerdeña , é
hizo besar á los soberanos el polvo de sus plantas.
• AunqviQ esM 4pcmí(ia en^ontfi^ tesistf ncia fíú algttnof pü^
blos , fué adoptada por la mayor parte de los sucesores de
Gregorio VII, contándose isn este n\imero Inocencio III, que hL
zo su tributario á Juan sin tierra ; y Adriano IV que pMendió
agregar á la silla apostólica la Irlanda. Coñ el tiempo, y ha-
biendo sobrevenido la heregia de Loiero y de Calvítíó^ desp^
jando los anCagooislas de la reforma al principio -teocrático del
carácter aristocrático y dictatorial, con i)oe sucesivamente ha«
bía dominado, le «istieron el trage de tribuno, y d^^p^rtando
Im máximas de Hildebrando, proclamaron el regicidio per cau-
sa de religión. Los que hicieron la guerra á las doctrinas de
Videf y demás reforjoiiistas , no titubearon admitir la parte de
sus escrilos que mais les convenia. Viclef habia dicho que un
rey en el aeto de cometer uo delito , dejaba de ser rey y y
que el trono del mundo pertenecía al mas virtuoso : Juan Pe-*
Ut., tedlpgo np reformista , defendía á su vea e&ia málima des*-
tructoca, y santificaba lo^.puüales que el delirio religioso
asestaba á los pediQs.de los m(maroaSé ' ( ^ ^
Inoculadas en el coraron de 4os pueblos iguorantes esleí
doctrinas suJiversivas, eacendieroa en Francia una lu^ha dila-
laita que escaadalizó i la. Europa con sus exoesoa, y amaga
tragarse ks; solios con sus crímenes. ¿Quién no reeofirda ccm
horrar la sangrienta jornada de San Bartelemy , Aos fimeiicei
raptos^de Coeonas* y la espantosa anarquía de aquella ¿pooa?;
Yanaasmtese opusieron los reyes de la nación vecina al oh*
pioso raudal de. si|g|gre que. vertia el fanatismo; vMiaeveateL
quisieron asentar su poderío sobre, el gigante feudal que fia-
-lleetac vino tras este el gigante ^le la democracia religiosa
oori-stts asonadas f sus'demi^ogo&, paseó su haeha exterminar
*doca por. las frentes de ans adversarios, y aspirapldo á la do-
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M JIADKIA. 119
•mifiaoipo abflolula contó entre sus víetiinas á dos testas eoro-
fimdas, y-tntre sus.aliaclos é la ca^ de Austria y á la B^ppa.
Sí 9 la Espam» i^uestra infeliz Espaiki, repésentada por
sus tieyés y p6r sus clérigos , era el atleta mas firme d«l piar
pipía leocFáliooi y el antagonista mas a^^^'rimo de la indepeo-*-
deocia de los tronos* Alistados Felipe Uy sus sucesores en las
sangrientas banderas de la liga, y puestas en la areiía del com-
bate nuestras Religiones regulares, no perdonaban medio al«
iguno que p^Ji^se abatir i su contrario. Ejércitos sin cuento
dQ solikdos españoles derramaron su sangre en contra de ana
xmua que era la de la civilización; innumerables plumas de
españolea fascinados asestaron sus tiros contra el principio mo-
nért[uico^ único que podía saltarnos, haciendo suceder á los
dias de barbarie y de miseria, dias de ilustración y prosperi—
dad. Y ^no se crea que. abogamos nosotros por la reforma;
nuestros reyes*y« nuestros. escritores no hicieron la guerra á
loa luteranos j'i los calvini&taf, la hicieron á los cristianísi-
mos Enrique III y IV que representaban la monarquía contra
la omnipotenicia temporal proclamada por In^ pontifices; la hi-
cieron, á l6s. pueblos que, viendo una tiranía en cada principio
de. lea (|«ie combatían^ as|>¡raban ¿ser regidos por uno solo y
. el mas legiútíiio de ellos.. Afa/iábase la Francia por reprimir el
espíritii( iurbul^ato de sus hijos y e&tableper un gobierno da-»
ranicso^^ y lossioBareas ^panoles atiaban la hoguera devorn^
dora díe \a insiarrébcion:: decian los franceses que ambiciona-
ban, el mande sO calor de catolicismo , que eran sus reyes cal-
Yjniaífeis, y d padre loan Mariana y el padre Marqués aleota^
baa á Us rébeUks, legitimando su' rebelión, jPor qué teméis,
les decia el primero, asesinar á vue^ros soberanos? Al que^
Kberte^ai a^uadoide los déspotas, haud qwwiquamimqUéeum
fm^sé€9Citíimtím..ml^mxken^A% Juliano el apóstata, decia ei
segundé, na .se debe traer en coasecMencia, porqMe la menor,
eslpáen él fué la tiranía» Habia apostatada de la (e, y aunque
le bttbif ra miterte el soldado cristiano fuera digno de k»a;i
-pet^aie ya no ratania la suprema autoridad que húl\m pevdid*
|rtfr la apesliasía; y en ddPensa de la fé é iglesia laniretsal
siempraaeipndieraii lonar ks ariiias«fi En vane á la vista' dé
et^aiadat^aía. relígtola alzaba su yoi patriarcal el venerabfe
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] 20 RBVtSTA •
Palafox ; en Vano pedia un dique á tanto desorden ; j irayan^
do á la memoria de los extraviados miniatros de un Dios db
paí los ejemplos de David y Samuel, exclamaba con estas sen-
tidas frases: «¡Llorar los .reyes y no revolver los reinos I este
sea, sacerdotes,* vuestro oficio.» La fiebre revolucionaria que
había candido entre los clérigos , la terrible organización que
faábian dado á sus órdenes , y la debilidad en que íenian á los
tronos con sus ataques , habian imposibilitado á estos poner
coto á tantos males. Era indis[iensable que acepteciese pera
ello una reacción en las ideas, y asi precisamente aconiecid.
Las guerras civiles de Francia y 1^ matanzas que redpra-*
camente se bacian los hugonotes y los católicos de la liga, dea*
engañaron á la nación que babia tenido la desgracia de pre*
senciarlas; y el mismo pueblo que habla derramado la sangre
de dos de sus reyes , el qué habia adorado como iftiártires á sua
asesinos, propuso.en lá reunión' de los tres esiadoe de lóiS, de
acuerdo con el parlamento, la independencia absoluta del po*
der real.
Aunque esta ley tüé rechazada por la tenaa, resistencia que
le opuso el cardenal Du-^Perron y por la debilidad de la coro*
na, puede afirmarse que desde el instante de su propuesta
perdió el principio teocrático la mitad de su influencia en le
corte de Francia, Posteriormente subió al trono Lciia XIVs
< Los reye¿ no reconocen por superior sino á Dios solo, » dijo
en este tiempo el clero francés; y esta declaración y .la pre*
sentacion del monarca al parlamento con el látigo en la maw
ño, dejaron el campo á la monarquía absoluta , y ella fue la
que asentó su trono sobre los antiguos partidos y las antiguas
potestades. , . ' .
Mientras aoonteoia esto en la vecina Francia, ¿qtié hacia
nuestra España ? B) prineipio teocrático que se habia refugia-»
do en ella ,. y que solo en ella y en la universidad de Lovatna
conservaba su dominación ,>ll6nófie de f^ror al ver triuAfanle
á su adversario , y preparóse para salir á lid y hacer retroce<»
der á la civilización que caminaba á [lasos agigantados, ador-
nada con la púrpura real. Contaba nuestra patria para' aquella
lucha con la superstición de un soberano, que educado en los
claustros ^le la Concepción francisca , en las capillas de la En-
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CB MADnm. I ai
leariiiiiiMí j en las Descalzas , no' letiia otra voluntad que h
'^ la silla apostólica y la de los clérigos que le cercaban. Con-
teba i la yezoon el recuerdo de los auxilios prestados en tiem-
pos anteriores por la casa de A^ustria.á la teocracia , y Con las
-doctrjúas que él áraobispo Rocabérti y el padre Aguirre incul^
caban en sus libros y en la cátedra.^sEra Tdtnás de Rocaberfi
ni h prelado "de Valencia, partidario frenético de la^ onyni[>oten'-
cift |H>ntiBcia ^ que publicó tres tomos en folio ^n 1693 , dirigi-
dos á contrarestar al clero francés á qbien acoaúiba de heregia; y
á calomniar á su monarca á qaieik disparaba los dicterios mas
negros é insultantes. El |«idiSB Agüirre 'era un benedictino
que escribió también en aquella época contra e) derecho á\^ '
Yino de los teyes, y que sopo llegar por este medio á los
(Hiestos mas honrosos y elevados.s=I>espues de tronar estos sa<*
cefdotes con)o nubes furiosas contra la revolución acontecide
en.l« áacion vecina , eoncitaban á la pelea á les ánimos turbo^
lenióé de las órdenes religiosas, y estas se agitaban y revól-^
▼tan. deseando abogar on principio que destruía su podei^
El titimo rey de la casa de Austria luchaba en tanto entre sa
impotencia y su piedad, basta que inspirado al fin por ía Pro» '
videncia dbposo de«tt cetro á favor de los Borbones. Expre-*
sada en este sentido la ultima voluntad de Carlos U , bajó al
séjmlcro.en el año 700, y ocupó el trono de los dos mundos
un Dleto^de Luis XIV , para realizar en nuestra patria el cam-
bio'peliiioo- que la declaración del clero de Francia hábia'
r¿il izado en la patria de Enrique TV: ¡cambio dichoso, que
aunque llevii Jos nombres de desptííismoy tiranía ^ívíé un pa^
so indispensable para b felicidad de las naciones 1 1 !
En él momento en qué tomó las riendas del gobierno Fe«^
lipe V, trocóse enteramente la faz dé nuestra patria. No era
ya ésta aquella nación qiie en el reinado de Felipe 'III no ha«
bta tenido otros oréenlos que los de* la clerecía, ni otros di--
rectores que las comunidades religiosas: no era ya ésta aque-*
lia nación que en tiempo del diiqoe de Olivares le babia re-
husado^ la mano de una infanta al principe de Gales ,• ppr no
desagradar á la corte pontificia ; no era eit fin la áiiama na-
ción que pocos aftos antes babia vistp al frente de suK destinos '
á un : jesuíta extranijero-, qué orgulloso con su poder amena*
Segunda séric^TouQ IL 16
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^saba de muerte á un hija de sus reJreÉ. MorihiMido ,el:|Nrínct-
pÍQ teocratioo iba perdiendo lodo el terreno que babia ganado
eo los. reinados anteriores, y ene terreno que perdía le ooor
>quislaba rápidamente la potesud real. El suqup pontífice no
.t^nia ya la influencia que le había dada en otra época ejéff^
« Í€Íto8 española para su defensa. La terquedad cpa q«e había
negado ciertos derechos al r^al patVo.nato-t acasioa& el destier>*
ro del nuncio y la faojiosa clausura de los noev0 a&oi^ ^ta
medidfiy ésta resistencia de la' monarquía al papismo, que hu-
biera $ído peligrosísima para la corona en otro tiempo, era-
endonces una señal de muerte para eí principio teocráiioei.
Cuando subi¿ al trono Garlos 111 ya 6e hallaba este en su úU '
jtimo atrincberamieoto: las pretensiones de la eorte de Roma
sobre el ducado de Parma fueron la' última muestra deán
poder. Alarmadas las naciones amenazaron al pontííW'coii
medidas gravísimas» si no accedia á sus deseos » y de tal modo
falibia .perdido su prestigio la doctrina que leí daba potestad
temporal al gelb de la iglesia^ qiie habiéndose atrevido á sus^p
tentarla en VálladoUd el -bachiller'. Ocboa/^ sabido que vi6
oeu(>ados sos escritas por disposición cwsuliada con los abo-?
gados de la> corte: los jesuitaa repv^iHa^fctes- de Ja escuela
del regicidio fuetoa expulsados .de todas partes* Pocos afina
antes de este jKKMktecinúento, decia el cardenal Ganganelli:
•Toda la Bnropa truena contra nosotros , y nosotros nada te«»
nemos que oponer á^esu amenasadora tempesti^ Cli(aliado.á
k liara poco despups este religioso fraoctscano, se 'explicaba
de esta manera en una de sus cartas: «St la rcKgion necesita
sacrificios [iafa salvarse, yo los haré.f Su antecetor aun^ escri«*
bia breves al araobispo Rooaberii, y le daba un cápela al pa-
dre AguirrCy porque ambos deteidian sus deteohoa .sobre loa
cetros: ¡QenoMmte X|Y sola aspiraba i conservar soaderecboa
sobre las almas! ¿Quién originé esta revoluoiooí El dero dtf
Fraiicia» ^ Quién la consumó? El iestamento do Carlos II q«m
condujo al alcásar de ^uestros reyes á un hijo déJSf^n Luis.
' <i¡rI|ia.ínlpoenta, ese poderoso agenle de la liberlad* fué
planteada por: uoi tíranol'Así exclama Chateaubriand al hablar
dala: péoleecioh diapentoda á las ikn^reaareaaleroaoaa, es|aU6«.
oidos en Psírís ea tiempo de Lttís Xh ](gtta| «adamamoapodef
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ra ■AMIA. 4a3
m^liiu^44^olrMalooff!(!»nipIar^ i^amealo^^d^ Cirios U.
IL41 ^iiKl^pi94aiicia áfil po^er real f al.uiunfo de la monacquia *
lOD'obra eo oaestra £{¡paft9^4el monarca mas débil j del ex-
j)lav<» mjGia humilde ,df9 )a corte de IU>mci( ,
Para i^nooef á Ibodo lo qi^ haA¡^s^ andado nuesira Ea^
pafta deede FeVpe II i Cárloa III. y el cambio filesifico acon-
tecido d| una á otra época ^ conviene tener en cnenta. los escri-
tos que 'se publicaron en cada una de ^las , y la acojida qup
tupieron 4« la nación. En t j^mpo 4c la qaaii ¿le Austria todas
lag atenf^nes las absorviaron los clérigos y sus fardados: en-
el fde. Felipe V y Carlos m se abatia á estos « y todos los espa-
Aoles de algon valer y saber se ocupaban escribiendo dc^ eco-
nomia y de industria, del modo en fin de enriquecer al pue- .
ido. Testigos de ello s^i^las obras de Mapanazi La Gándara,
Campomanes, Arand^ y . Florida Blanca : jf^iigps los acto»
de los gobiernos de que bebíamos. No se crea por^e^to que en
las épocas antericires g^q ^^labian existido varones sabios que
conociendo el mal no clamaron ^contra el : D. Mateo liiapn j
VieBUia, procurador á cortes por; Granada, baciéndosé iiiperr -
rior á las circunstancias» le fiedta á SL M. Felipe lU que pu-
siera coto á la multitud de. religiones. qw amagaban ponsumir
•Ala nación que entonces dominaban. Fray Dpmipg^ Piroentel,
obispo d^ GSrdoba^y D. Juan Carrillo pedian tambjen la re-
forma dn la clerecía. en. eL m<^morial que dieron, al EpatíGce
por :jna;ndato de Felipe ly.Jgual. petición baci^n directa^ in-
directamente .eu, sus escrÍA9s^ Melchor CastQ9-;€|l capitán So^
luoia y <H^9s;, emperq ^tas.,pr liciones,, ^1^ ei^c^ ))ii;n escucba'- .
das, 4^1. tBOiao;i ni teniaft e^. e« 1^ mi|cbedtfiqab?e.
T^q l^ conitarijO acontecía ec^ Jo^ tiempqi df IP'elip^ V y
Qfíifi^lílxej^ ei^s tiempos tenias s^ o^u es^id^s^nlp co^
fo^a,, Y' s4iaa:d4 PAiUpÍQ acli^n^^da^ poi; lajS prpvifiieia^ Prufha
es d#¿lo lía íosirucciQi^ resecyfida para lajqnia* d^ estad»» cor-
regida, y sancionada, por el último^ de los^ monarcas, pr^itafjos:
con^paréiiii9sla cpn la-que fué prf^^ta4s^ i Felipa (V y desfíi<j^
por Felipe IV , ¿^mé distancia 1^ me4i|r de lai on^ 1 1^ ^j|^
En U, piiv^if .se reeouoqeu Los) dai« que^. pc^í^ml^. Jia.mHl^
tjtadjjíje r<»ligi»iii«» f pwp 9^ baJU% dfi^li^^iiMi ifu^i^» 4» ^m^^
tp suf^otoiii cpujiavpr :' cin la|aflfuiidii.8a mUh ^ la^npimya.
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134 a«T«TA
-materia ooñ riBSpeto; pero coq superioridad y Taleiitfaé En esta
ae habla del pueblo como de un auNistruo á qtiien és' iodi^
penssble apalear. «G>Qyiene, dice el consejero de.Felipe lY, la
vigilancia sobré los pecheros escaraaeniándolos con los easti'^
gos , y atemorizándolos para que no «e escedan.*' Ení aquelU
se habla del pueblo como de una nina de oro, «conTÍene,
'dice Carlos III , protejer la industria y honrar al pueblo qué
compone la clase mas benemérita de la nación.» '
• Sin embargo de la inmensa distancia que se nota entre las
'doctrinas políticas dé las dos ¿pocas que hemos comparado;
sin ^embargó de qoe las del tiempo de la casa de Austria apa-
'recen opresoras y bárbaras , mientras se presentan las de los *
,'Borbones humanas /civilizadoras y libres , no se crea que dn-»
Tante la dominación de estos üitimos tenia la España mas li^
bertad poHtica que anteriormente, nó te creki que el pueblo,
qoe ese pueblo tan halagado entonces , gozaba de alguna in**
fluencia en el gobierno. Las atenciones que se habia atraído es-
ta clase industriosa de la sociedad ^ mas que hijas del cora«oil
4e.los gobernantes, eran en Espefia y habían sido en Fratpcia
disposiciones meditadas por la razón de estado^ As( como en
tiempos remotísimos de nuestra historia se lee que los monrir->
cas hicieron mil concesiooes á las ciudades para soFocap la hi**
fluencia de los proceres ; en los tiempos de qoe hablamos laa
hicieron tainbien para amenguáis el influjo de los' cleros.
El principio teocrático que ha tomado todati his formas JMiV
fa conquistar el poder se hallaba revestido de la demoérática,
cuando ocupabad el trono de España los de Austria. El sin^
número de religiosos que entonces existia, y la influencia qué
egercian en los ánimos^ les habian constituido en una potencia
temidis de los soberanos, y que muchísimas veces lesdictaba
la ley: las comunidades religiosas eran en aquella época unas
Corporaciones políticas que contribuian con los monarca^ ál*
gobierno de la nacbn : los monarcas, ríues, no eran absolutos
][iorque teniao limitadas sus prerogativas por la democracia -de'
los ¿laostrOs. Multitud de egemplos pudiéramos citar de reli-'
giosOs que dieron leyes á los 'tronos ó rehusaron recibir las de
eitos ; mas nos contentaremos con trasladar' aquí uno d^ los./
pirrafes de la iüscraocioa 4irijkla < Felipe IV, d« la que ya.
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hftouM hechp ineBCÍ<kii en e^té escrito: el párrafo cUce.así:.
^*Qm lo que bé aponiado habrá loooocído V« M« lo c|oe con-
ráo^l procurar gobernarse con el brazo eclesiátieo con arti-
ficio... Conviene siempre favorecerlos mucho en lo público y..,^
tenerlos gastosos y afectos para .que no i^istan las negociacio-
nes que se hicieren con los Sumos Pontificas» «i^El trono, pues,
tenia necesidad de halagar 4 los clérigos para no encontrar en
ellos resistencia , y¿ no es este un yerdádero influjo en el go<-
bierno? ¿no es una verdadera limitación de la potestad real?
No acbntecia así seguramente en los tiempos de Felipe Y jr
Carlos III: en esloa tiempos las comunidades re(jgiosas<ya no
tenian la mayor influencia, porque el trono habia pasado i los
pueblos las atenciones que habia dispensado á está qkíse en
€>tros dias; los poeblos no tenian tampoco influencia en el go-
bierno , porque al colmarlos el trono de atenciones no les ba-*
bia cedido un ¿tomo de su poder. La España era en. esta ¿poca
un remedo de la Francia de Luis XIV."->«Ni el Papa ni la mis«^
ma Iglesia, le decía entonces un escritor célebre ¿ nuestro sor
berano , imitando á Bosuet , ni el Papa ni la misma Iglesia
han recibido poder ni autoridad, sino puramente en lo tocan*
tea las cosas espirituales... los reyes, según disposición de Dios,
no están sujetos por cosas temporales, sino dependientes de
Dios solo que los ha establecido ^\ ¿Qué poder tienen los réi«-
nos- cuando hay rey7^dec¡a por otro lado Macanaz, censu-
rando al coasejo ;de Castilla que alegaba como uña ventaja
de su poderío haberle tenido confirmado por las cortes.
El trono, al querer traspasar las riquezas de la clerecía
á los particulares, lo hacia para arrancarles su influencia polí-
tica, constituir absoluto su gobierno, y aumentar en recursos
al erario. ¡Pensamiento egoísta y filosófico á la vez, que el
pneblo recibió con entusiasmo sin cuidarse por entonces de sus
derechos I ]áh ! ignoraban los neyes y los vasallos que detras
de las comunidades religiosas estaban las sociedades • secretas!
¡ignoraban los inonarcas y los subditos que tras la anarquía
teocrática levantaria su frente sanguinosa la anarquía, secular!
¿quién sabe si á la manera que los escesos de la primera atra-
geron el derecho divino de los. tronos, legitimarán los excesos
.de la segunda el imperio de los tiranos? ¿quién sabe si abnr-->
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riáa la sociedad de tanto* dieaórdeQ reebazari on día i los ijue
quieran conmoverla , repitiendo aqtiella terrible aei^nda de
Hobbes, y ift|ue) lúgubre verací dé Sótoclet? lUonar^uia ábso^
bulsima cwUatis est ópíímus omnitun statusi
.Aunque rompa la ley
< Doblegad ta trilla & Toestro rey.^
Paaib Saaatui.
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DE RfAMlD.
1517
HB LA 0N.I6A€IQIN 1)9 GOirfEIBI3lía PARA LOS GASTOS :
BfiL BSTADO; Y Dft LA FACUiíTAÓ DB SUSPElf0BkiLAy'
CONSIDERADA COMO GARANTÍA POLÍTICA O €0JKO
MEDIO. DE G0IIIK&NO.
i GonsUtucbn de la inonarquh éapaftota imppoeal goUeiw
no la obligación de presentar todos los aftos i las Cortes el'
(írosupnesto^ general de los gaslos del Estado, para el afto si-*
gfliente; j no permite cobrar ningnna contribución ni arbi-'
trio que no esté autorizado por la- le j de presuptiefttOB ú otra
especiar. No obstante, ba sucedido y se ba repetido el caso de
suspenderse las* Corles 7 el de disolverse el Congreso de dipü*'
tados sin haber obtenido el gobierno la aotoiÍEacion que la
ley exige. En tal situación ¿tienen derecho los españoles para
resistir el pago de las contribuciones? ¿cuando el derecho
existiese 9 sería conyenientc hacer oso de él? Cuestiones son'
estas djsl mayor interés, cnya résolncion importa mucho, tan-*'
to para el caso présente como para los que puedan ocurrir
en lo sucesivo ; y tengo por desgrac^i, y muy grande, que
baya diversidad de pareceres ^en una materia tan grave*
Si k ley fuese kan clara y terminante que no oifreciese
ninguna duda , preciso seria atenerse i ella, y el asunto que^
daría reducido i una cnestioncde conveniencia publica: pei^
desde qui) m observan opioioneí opuestas que no se stfstentaii
con el texto de. la ley, sino-^pn interpretacioóes y deducoi)^^
nes de artículos diferentes, ya se bace necesario examinaí^^*
tos articules y el espíritu general de. la Conatitucion ; y se ba^:
ce neoesario también apelar á los principids nafmrales de Úé^'
recbo político» en los cuales deben fundarse las leyes positivas.*
Hay algnaet principios naturales de derecho tan eieltos y*
evidentes, que es imposible que el entendimiento deje de ad^
milirios; y de tan general aplicación que convienen á lodos-
loa tiempos; á toáoa los países, á todas las circunstancias , y á'
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todas las formas de gobierno. Uno de estos principios es cier-
tamente la obligación que tienen todos los miembros de una.
sociedad política de contribuir á los gastos comunes. La mas
sencilla inTestigácicn sobre el objeto de la asoeiacion y los
medios de conseguirle me parece suficiente para convencer A
cualquiera.
Antes que leyes escritas existia ya una ley natural que
manda á. los hombres vivir en sociedad sujetos á un régimen
común. Los deberes sociales que constituyen este régimen,
aunque muy limitados en las primeras sociedades, se aumen—
ta« á 'medidsL que á la sombra de una administración protcc-
tOrayOréce la 'población y se apro&ioian y agrupáa las faáii-
lias: con él desarrollo socesivo de la industria se establece una
gran división de trabajos é inlerese»; ie complican las relación
nes sociales ; y se liace cada dia mas «strecba la dependenda:
emre los hombres y entre los pueblos. Fácil. es conocer que.
citando. la sociedad llega á cierto grado de civilización, se n^.
quieren muchas personas escUisivumente encargadas del serví-:
oio público • y un gobierno central para que el. servicio sea!
QQifornUe y para que no se enibaracen okioft á otros los es-:
fuerzos diarios y BÍmult^neos de los funcionarios» ejercidos en>
muchos paragés y aplicados á muy diversos objetos»
Pero los servicios públioos^ son costosos, muy costosos; hay
que pagar muchos sueldos y mantener mucha gente; hay que
construir ¿ comprar y conservar muchas cosas de uso público;,
hay que sostener, una multitud de establecimientos icii^Jes,
militares y religiosos; hay que atender á miles de artículos
que figuran en los presupuestos. ¿Y de dónde han de salir ios
xecursos para tan enormes consumos sino de los miamoa miém-.
hrM'de la sociedad en cuyo beoejkiose hacen?
-•emk>£D principal (no digo el único) de.est^ grande y eom«-
plij^da máquina politice que se llama gobierno y administra-;
don, es sin duda algufia proporcionar seguridad á.las perso-
nas.y propiedades particulares; porque la seguridad indivi-
dual es el primer elemento de la felicidad, sin el cual de na-
da se disfruta, y es al mismo tiempo el primer elemento de
la producción de la. riqueza: y cuidado, que la producción es
la base de la sociedad y de la civilización ; la población au-.
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D« MADRID. 129
menta o disminuye con la riqueza, y donde no hay produc-
ción 00 pueden mantenerse los habiíantes.
Que la seguridad es el principal elemento de la produc*
cion^ es una verdad que sienten y palpan todos los que viven
de su propiedad 6 de su industria en los pueblos amenazados
de invasiones ó desordenes cuando la autoridad no tiene fuer-
za para resistir* ¿Quién no ha visto i la. menor alarma cerrar-
se las, tiendas y los talleres, huir la gente de los mercados,
su8|)e.oder8e toda clase de préstamos y operaciones, y desapare*
cer enteramente^ la confianza? Supongamos que esta penosa
siltiacion se prolonga en un pueblo tan solo por algutaos djas,
y se. tendrá una idea bastante exacta de lo que es la inseguri^
dad , de sus causas y efectos. Las causas no son otras que la
falta de autoridad protectorado su debilidad, ó la falta de me-
dias |iara defender hs persocias y propiedades. Los efectos de
la inseguridad cuando dura algún tiempo, son estos: el que .
paede marcharse con su capdal lo hace , los demás guardan
lo <^e tienen y aun asi lo miran como |)erdido aunque |o
oculten debajo de tierra; nadie piensa en-^bacer valer ^u capí*
tal ó su industria porque no hay ; productos seguros; nada
Due^o se produce; lo qoe hay se consume rápidamente , y por
último queda convertido en miserable desierto un lugar que
estuvo .poblado y rico.
Tal es el cuadro que ofrecerían las naciones mas cultas y
mas ricas de Europa si se suprimiesen los gobiernos, ^ lo
que es lo mismo, si los gobernados se negasen á contribuir,
para loa gastos del Estado; porque sin contribuciones no hay
administración posible, sin administración no hay seguridad,
sin aeguridad no hay industria, sin industria no hay produc-
ción, y sin producción no puede mantenerse la población.
Es, pues, una necesidad absoluta que en las sociedades ci«
▼ilet contribuyan todos en proporción de sus haberes para los
gaMos públicos: en ello, va la existepcia "de la sociedad y do
sus individuos; y siendo una necesidad social, de ella nace in-
mediatamente la obligación de contribuir que todos contraen,
según creo haber demostrado ^n otra parte (1): de ella nace
'(1) DiMrtaeioii aobre el priocipío político 6 coactiTO , imprtsa en la Co-
lia a« Diekmhrt 4e 1S56.
j^^ifn^ ^/rie.^Toifo IL 17 n ]
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1 3o. RBTISTA
un deber social, qne lo es tambieo moral coipo todos lot de-
jberes sociales: pero este lo es tan grande ó mayor que ningiia
uiro , puestp que son tan terribles las consecuencias dé sv
quebrantamiento.
Siendo una obligación tan importante, de cuyo cumplir*
miento se responde á Dios y á los hombres, y tan urgente y
continua que ni un solo dia pueden faltar los recursos públi^
eos sin comprometerse la tranquilidad y, la producción, ¿ba->
brá en el mundo quien tenga facultad para dispensarla? No
lo creo. Los mismos legisladores tienen principios que re8[)e-
tar: su oficio consiste en descubrir y desenvolver las leyes i
turales, respetando siempre los derechos del hombre en
dad. ¿Será -justo permitir que se ataquen impunemente per-
sonas y propiedades, ó dispensar á los padrea de la obligación
de mantener á sus hijos? Ciertamente que uo: pues también
la sociedad y cada una de sus miemliros tiene derecho á qfue
lodos contribuyan con lo que es necesario para existir; es la-
ley de la conservación ; y este derecho no puede desconucerse,
sopeña ¿e que todos los demás sean hollados j despreciados.
Deben pagarse las contribociones al gobierno legalmente
establecido, sin que las faltas xle los encargados de la admi-*
nisiracion puedan dÍ8|iensar el «cumplimiento de esta obliga*-
cion: daré las razones.
En primer lugar: no pudiendb una nación reunirse á lo*
das horas á tratar de los intereses cémunes, necesita una
institución ó forma de gobierno ea virtud de la coal haya
siempre una persona al frente de la administración investida
de todas las facultades y atribuciones que constituyen el poder
ejecutivo, y una de las atribuciones esenciales es la de cobrar
' las contribuciones: dirigir la administración y disponer de loa
medios neceéarios , son atribuciones inseparables. Puede esta
autoridad ser hereditaria ó electiva, ejercida por un hombre
ó por una corporación , tener ó no participación en el poder ^
legislativo, según la fornia de gobierno: mas cualquiera que
esta sea, es absolutamente necesario que no falte nunca una
persona al frente de la administración en representación del
Estado, de modo que pueda considerarse el poder ejecutifo
cooáo un ser moral que no muere nunca mientras tive la so--
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DB MADRID. . ^ t3l
cíedad. El deber de poner este poder en manos de ana pereo-
na, y de neipetarla mientras no sea remplazada^, es una oon*
sebuencia de las necesidades intrínsecas y de la naturaleza de
las sociedades humanas : negar á esta persona los auxilios que
se deben á la sociedad, equivale i negarlos á la sociedad mis-
ma, que DO tieee otro medio* de exigir y aprorechar aque-
llos auxilios, equivale i romper todos los lazos sociales.
En segundo lugar: la sociedad se expondría á ser victima
de los errores y abusos-de la persona encargada de la admi-
nistración, si la autoridad hubiese de ejercerse sin ningu-
na restricción ni res|M>nsabUidad. De aqui la necesidad social
y el consiguiente derecho en toda nación de tener en, el poder
ejecutivo alguna persolia responsat>le y mudable; y para que *
este agente no Talte nunca , ha de ser nombrado y sejmrado
por una autoridad permanente que pueda hacerlo sin^ dilación
en el momento oportuno.
Ahora bi^s sí la nagion tiene por una parle necesidad
absoluta de profiorciooar recursos al gobierno, y por otra
parte tiene interés en que haya garantías contra los abusos
del poder , resalta, que oo son las contribuciones el mal que
se trata de remediar, y que no consiste el remedio en supri--
mirlas por ¡lOco ó por mucho tiempo; al contrario, la falta
de recursos causaría gravísimos dai&os: no está tampoco el mal
en que baya gobernantes á quienes sat dan auxilios , ni se
remedia nada con negarles los auxilios ; todo lo contrario. Los
males que se quieren remediar solo pueden venir de las per-
sonas encargadas de la admiáistracion, ó <1« Ias personas en-
cargadas de impedir los abusos de las primeras; y siendo la
presencia y acción de estas constantemeDte. necesarias 9 el ver-
dadero remedio no puede consistir en quitar los medios de
gobernar alas personas^ sino ed quitar las mismas personas
cuando gobiernan mal, poniendo inmediatamente en su lu»
gar otras que sepan hacerlo mejor; y en esto último consiste
precisamente la. mayor dificultad.
Habiéndome propuesto tratar de la dispensación de con-
tríbuciobes considerada como medio de gobierno, tengo que
demostrar que no sirve para remediar los males públicos,
que no sirve para juagar ó apreciar la conducta del gobierno,
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1 3a • * , RBiriSTA
Y que no sirve ni es necesaria |iara conocer la yoluntad del
pueblo.
No se remedian los males públicos <xm (iT¡?ar al gobierno
de repursos, sino con establecer un sistema mejor, para lo
cual es preciso conocer perfectamente lo que conviene, cono-
cer los hombres capaces de hacer el bien , y poner en manca
de estos la dirección de los negocios : tres cosas que jamas se
conseguirán negando las , contribuciones ¿ dispensando la
obligación.
Tampoco estos medios son á propósito para Juagar la con-*
ducta de un ministerio: esto es, una negativa que le obligne
á retirarle , no será nunca una prueba de qne merece censu-
ra. 1.^ Porque como siempre se paga de mala gana, basta es-*
to para que machos contribuyentes se nieguen , dejándolo en-
teramente á su arbitrio ,' sin mas motivo ni razón política:
a.^ Porque la negativa del menor numero de contribuyentes
es suficiente para producir una mudanza de gobierno, como
luego se dirá: 3.^ Pprque no pueden juntarse todos los con->
tribuyentes á deliberarisobre las infracciones ó errores de los
ministros, ni oir sus descargos: 4*^ Porque cuando un cuer^
po electivo que censura la marcha del gobierno quiere apelar
á la opinión pública, debe dirigirse á los electores. y no á los^
contribuyentes.
Diré ahora por qué razones no es necesaria ni útil dicha
dispensación para conocer la voluntad nacional. El objeto de
esta dispensación no puede ser otro que el poner á los minis-
tros en la precisión de dejar sus puestos; y como esto no serta
en realidad mas que quitar y poner ministros, á gusto de loa
conrtribuyentes ó de quien pueda dispensar los, pagos, encueU'^
tro mucho mas sencillo, mas natural y menos peligroso, et
poner en manos de los contribuyentes ó de un cuerimelegido
por ellos la facultad de nombrar y separar los m¡nistros^ yo no
aprobaría este sistema ; pero malo y malísimo como eSf vale
mas que la negación de recursos; y vale muchísimo mas que
poner en una autoridad la facultad de nombrar y separar los
ministros, y en otra autoridad la facultad de negar absoluta-
mente los recursos: esta forma de gobierno serla la mas mala
i|iie ptidiera imaginarse ; ¡ y sin embargo es , según alg^tiosi
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DB MADRID* I 33
la que teneiiioft.en EBpafta^ y. la que miran como cosa e8<;elen-
te! Si pudte&e suceder que ua gobierno legalmente autorizado
[Mira dirigir el, servicio público dejase de estarlo para hace?
camplír a; todo el mutfdo au tleber, la tranquilidad y la suer-
te de los pueblos dependería demasiado de los ministros y de
los partidoa; el orgullo, «la ignorancia , y tal vez la^ malicia d»
may pocos, causaría con frecuencia males grandes é ín<»
curables.
He dicho que el uso delderecho de negar las contribución .
oea no sirve |iara dar á. conocer la opinión pública ; y es fácil
pri^rlo. E| gobierno» por maa que haga para economizar,
•necesita indispensablemente una cantidad que no- admite re-
ducción para los servicios mas urgenles, de tál modo, qué
una cuarta ó una quinta parte que4e falte basta para com-^
prometer un servicio del que puede depender nada m^nos que
IfL paz ó la guerra, ó la libertad de la naeioo: ¿y qué número
de contribuyentes se necesita para producir aquella falta?
una décima, una vigésima, acaso una centésima parte del nú-
mero total de ellos. He aquí como aun cuando la gran ma-
yoría de contribuyentes manifieste pagando que aproaba la
marcha del gobierno, ó ¿ lo menos quereoonocelaconvenien-^
cía <lle auxiliarle, pueden unos pocos cadlar la retirada del
ministerio, y comprometer la suerte de la |)atria, sin que
■pnedan remediarlo otros hombres ni otro sistema por buenos
que sean , porque el mal estará ya hecho. Mal niedio es este
de conocer la voluntad del pueblo : esta solo se conoce por las
elecciones < en ias que decide siempre la mayoría de los que
toman parte.
Se ha visto que la dispensación de contribuciones no sirve
para mejorar una situación política, ni para juzgarla, ni para
expresar la voluntad nacional ; se ha visto que no es necesaria
como medio dé gobierno; se ha visto que es sumamente per-
jtjldícial; es ademas injusta (lara.con los acreedores del Estado,
é injusta para con la sociedad á quien se deben siempre los au-
xilios necesarios. Por tantas y tan poderosas razones resulta
que las faltas de los gobernantes no destruyen la obligación
de contribuir coatraida con la sociedad. Una nación tiene sin
duda derecho á no sufrir la tiranía , tiene derecho á estable-
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1 34 IIKVI8T4
cer garantías :• pero oeoesita y debe tener siempre un gobier-
no para evitar y reprimir los abasos; debe acomodarse a las
reglas naturales y á la Constitueion del Estado, y debe pres*
tar siempre al gobierno los auxilios necesarios para su *pro-
pía conservación y perfección.
Concibo muy bien el que se pidan derechos políticos, li-
bertades y garantías cuando no se tienen ; concibo que se de^
clame contra los abusos , y qae se propongan medios segu-
ros para evitarlos y castigarlos : mas no puedo entender et ob-r
jeto político de dispensar doegar contribuciones, cuando se
piden para gastos públicos reconocidos y urgentes; ih> me es
dado comprender como un gobierno responsable que existe
legalmente y que no es reemplazado por ningún otro, pueda
encontrar negados los recursos indispensables ()ara el culto,
para la defensa del Estado , para administrar justicia , para
mantener la tranquilidad, y para proporcionar á los contribu*
yentes la seguridad sin la cual no pueden tener ni disfrotar
'cosa alguna.
La obligación de oontrilmir existe independientemente de
* las l^yes humanas, y oo puede jdispensái^se.. Muy imperfecta
sería la ley fundamental de un E«tado que n» ofreciese mas
remedio contra lo^ abusos que el de privar de la fuerza y de
los recursos necesarios al poder ejecii ti vo : una ley semejante
produciría efectos contrarios á sü objeto; Afortunadamente no
está tan atrasada la ciencia de la organización social que no
puedan encontrarse mejores garantías; y mas afortunadamente
todavía los pueblos saben aprovechar las conquistas de la cien*
cia y de la esperiencia , como lo acreditan las escelentes cons*
tituciones monárquicas establecidas en algunas naciones* {Pero
cuantos siglos de ignorancia y tiranía han precedido al siglo
de la ilustración y de la libertad! { Cuántos y cuan ftfnestos
ensayos se han hecho antes de descubrir el orden poKticu que
conviene á los^ hombres libres! Cuánto ha costado establecer
este orden en ks naciones que le poseen, entre las cuales mi-
ro con orgullo á mi patria ! Con orgullo, si , porque loa es-
pañoles han llegado á conocer el precio dé la libertad; y la
han conquistado para sí y acaso para el mundo peleando be-
róicameote contra todas las fuerzas del absolutismo.
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DE MADRID. ' 1 35
El. día dt la pa^ se acerca » v es preciso poner eD práctica
el régimeD coosriíacional que hemos adoptado. Los terribles
niales que afligieron á esta nación hasta aquí tan desgraciada,
apenas lían |ieriníiid.o á los es|)añoles disfrutar ni aun mirar
cim bastante atención el bien conseguido. Se ha ganado un te--
aero ; ahora debemos examinar laa riquezas que contiene, y
esludiar el modo de aprovecharlas. Concluida está la obra que
'Conduce al bien; pero hay que marchar por un camino noeto
fiara nosotros : procuremos ir adelante dejando á un lado las
aendaa que pudieran estrayiamos. La G)pstil(icíon es el tesoro
y el camino que vamos ¿ reconocer: no fuera estraño en-
C9B(trar alguna alhaja cuyo uso no nos sea iiastante conocido,
ó algúna.senda que no deba seguiíae en todas ocasiones , por
4IS0 importa mucho examinarlo toda con sumo cuidado*
Entre las leye^ de nuestro Código v[X)l¡tico no son las me*
DOS importantes aquellas que tratan de contribuciones y de
Cffédíto público, ya se consideren como dirigidas á proporcio-
nar recursos , ya se con#ideren como garantía» sociales ; y el
entenderse dichas leyes de diversos modos puede consistir en
que se miran por una sola cara, y no por las dos como de-
bieraser.
Consta la Constitución de dos partes bien distintas por au
objeto: la primera, reducida al primer titulo, trata de los ea-
pañolea en general como gobernados, de sos^ cualidades, dere-
chos y oUigaciooes hacia el Estado : la segunda trata del go-
bierno y de los gobernantes, de sus Cualidades , derechos y
obligacionesii Ruego á los lectores que .hagan ateneion á esta
división que es de alguna importancia para la cuestión pre-
sente.
Están consignados en la primera parte el derecho de pe-
tición , la libertad de imprenta, la o|icion á los empleos y
• cargos públicos., la igualdad ante lajey, la libertad^ la segu-^
ridad y propifsdad res|>ecto del gobierno , y todos los derechos
comunes á los españoles como miembros de una misma fami-
lia. Estos son los derechos que deben. defender todos los espa-*
fioleS) los que pueden dar lugar á resistencia cuando dejan de
ser respetados.
En d mismo título que asegura loa derechos camnnes , se
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1 36 RRVISTA
establíBcen dos ubligacione^ , la de contribair para ios gastos
públicos, y la de acuciir á la defensa de la patr¡a.=Arlícu'^
lo 6.^ Todo español estd* obligado d defender la pfitjria con
las armas cwmdo sed Uamado por la lejr , jr d coiUrümir en
proporción de sus haberes para los gastos del Estétdo^^^Ar'^
tjottlo' II. La^ nación se obUga d man^snef el cultójr los mi'*
nistros de la religión católica que profesan los españoles^ss
Entre defender la patria coa las armas, y contribuir con los
bienes de fortuna se hace una notable diferencia , fundada en
la naturaleza de las cosas. El servicio' mUitar no exige siempre
el mismo número tle hombres; carecen de a|>i¡ipd los lÜnos,
los viejos é impedidos; la producción , 4a educación y la ad^
ministracion publica necesitan casi tod^ia. gente útil, que^no
debe ser distraída ,de tan importantes^ ocupaciones tiias que en
la parte indispensable: no podía la G>nst4tucion hacer del ser*
vicio militar una obligación general y continua, y por eso de-
ja el arreglo para leyes especiales. Pero no es lo mismo para '
los recursos: todos los españoles deben contribuii;-, .e& una
obligación general contraída con la sociedad , deja que nadie
]mede dispensarse , en ningún tiempo, én ningún caso: Ja ley
es clara y terminante. Nada se ha dicho todavía, y nada se di-
ce en el titulo ppínoera de poder ejecutivo ni dé ministro^
cualquiera que sea la organización del gobierno , la Constitu-
ción quiere que los españoles contribuyan para los gastos det
Estado; porque no es la obligación con tales ó cuales luifris-
tros, es con la sociedad; y dura, mientras haya Estado , míen-
tras haya gobierno: par probar que ha x^esado ó que se ha.
suspendido la obligación constitucional , es preciso probar que
ha cesado, ó que se ha suspendido la Constitución; es preciso
probar que ha cesado ó que se ha suspendido el Estado, que
ha cesado ó que se ha suspendido eUgobierno; porque no hay
ningún otro artículo que modifique 6 sus(»enda por motivo al-
guno la obligación general que aqoi se impone.
Vamos ahora á la segunda parte de la Constitución , que
trata del Gobierno. En ella se habla del rey , del Senado ^ del .
Congreso , de los electores, de los ministros, de los tribuna-
les , de la fuerza armada , de las diputaciones provinciales y
de los ayuntamientos : en ella se arregla la organización, y se
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DE MAMO». 1 3^
^tablecen las «iribuciones; los derecboiydbbbrei dé«6tks io^
tkociones políticas y adnaioistnitiyas 9 "dejaodo lÉuqíiaé cosaíB
para Jejes especíales : pero no se ^abla de loa espacióles en gef-
neral , nt se les conceden derechos poÜtieos únicaoicMo eo^
mo á espaooles. Para evitar los abasos' del poder ejecutivo se
flstablfioe la responsabilidad minislerial|' 7 el flsedio de hacerla
^ccliva, con oirás garantías de qne tratar^ déspuer; y para
eritar, reprimir j castigar toda esffeeié de iakasó delitos, es^
tan repartidos los poderes necesarias entré diversos cuek*pos
7 autoridades públtcaa, 4 Gn.de qué los españoles- eti general
puedan de^ansar én el trabajo de los fiiiicionarios activos , y
en. el celo y patriotismo de 6os representantes, y dd cuerpo
electoraU i quien se consulta cada cierto tiempo, y también
cuando no esffrn en armenia los altos poderes del Estado. ¿ A
que vendria todo esto st los españoles en general , y cada uno
de ellos en particular pudiesen negarse á hacer el único ser-
vicio que en oomon les toca, el de contribuir, por medio del
cual' se libran de todos los demás,, escepto cuando la ley los
llama á ellos expresamente? Si la dispensación de contribu-
ciones tiene por objeto producir un cambio de ministros 6 un
cambio de sistema , y si los contribuyentes se creen facultados
para resistir *el pago de los impuestos cott^o un medio de Go-
bierno ¿para qué es.el rey , para que son las Cortes, para qué
son los electores? La G>astituc¡on dice quien tiene facultades
para nombrar y separar ministros , y quien las tiene para cen-
surarlos , acusarlos y juzgarlos : .pero nunca dice que estén loft
oontribayeniea encargados de lo uno ni de lo otro ; y ya se ha
tísIo que la dispensación de contribuciones no puede servia
como medio de gobierno, porque no estj(n organizados los
contribuyentes para deliberar, porque el oso arbitrario de la
negativa no mantítesta la voluntad general, y porque esta ma-
i^ifestacion corresponde d los electores cuando llega el caso
de consultarla.
Por tanto no debe nunca entenderse que se dá derecho de
resistir á todos los espaBolesen general, cuando los gobernan-^
tes faltan á las formalidades y deberes que entre si tienen los
mismos gobernantes , mientras no llega A caso extremo de
ver suprimidas las garantiás sociales, ó absolutamente imposi-
Segunda serie.— TofAO 1(. • 18
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l38 BBTMTA
bilitado el mo áú tos dcrtcliw politioM ; pues éa tmio que»-
(00 derecfaoi^ae poedjen cgeroer , jrque la G>ostítiieion eslá eo
pié y eo ella se eocootrarán los medios de evitar y repriíair
los alHMjM por qoieo esle expresamente autorizado á eUo , 7 no
por todo el que quiera* .
No equivoquemos las infracciooes de ley con la soprasfen
de los derechos. poHtieos ó de su ejercicio; mictptras esto úl*
timo no sucede 9 aquellas pueden ser denunciadas y castiga^
das á su tiempo. El gobierno hace bajo su responsabilidad lo
que cree mas conveniente 7 oportuna ^ respetando los dere-
chos públicos generales consignados en el título priáiero^ y los
derechos político^ especiales establecidos por los titules si<-'
guientes: de otro modo 00 podría atender á las necesidades pu-
blicas tan complicadas y variadas como son , teniendo conti«>
nuamenteque vencer obstáculos, que decidir y obrar con pre-
mura en mil casos i]ue las leyes no han podido, prever _ni se«-
Balar. Nada bueno puede hacerse sin alguna libertad para
obrar: el gobierno también la necesita, y grande porque pesa
sobre él una ' inmensa responsabilidad. Y es preciso hacerse
cargo de que la representación nticiooal tiene algunas veces
que dispensar á los ministros el uso de ciertas formalidades: lo
que sucede no solo en España , sino en Francia , pa Inglater-
ra, en los Estados Unidos, y se practica en toda especie de go-
biernos, en circunstancias menos difíciles que las nuestras. Por
lo mismo se ven los gobiernos en ocasiones en la precisión de
pasar por encima de algunas formalidades en bene&cio del Es-
tado; y cui^odo llegan í obtener la aprobación ó el perdón de
quien puede concederlo, bay que darlo todo por bueno» j
nuestra Oinstituciou no se opone á ello. P.ues si las Cortes han
de juzgar la conducta de los ministros, de ningún ipodo coovie*
ne queá estos se les [X>ngan obstáculos en el desempeño del ser--
vicio publico, y mucho menos faltando á lo que se debe al
Estado: esto sería usurpar un poder político que no corres*-
|)oiide á todos los españoles , sina i los elejidos expressmente
|iara cada caso, ó á los electores.
Al ver las observaciones que preceden se advertirá que no
he imitado el método de los escritores que sostienen la con-
traria opinión : su método consiste en senidar un articulo , el
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Góogle
DÉ MADRIlk l39
úftico por cierlO' €11 que piensan eocontrar algún appya;- y
en considerarlo «isladamenle sin contar con los otros para
nada , como ai no tUTÍese ninguna relación con ellos , y como
ii toda la Constitución esiuXrieM reconcentrada en el que han
escogido para au propósito que es el 7? « y dice asi : No po^
dtá imponerse ni eoln*arse ninguna contribución ni arbitrio^
fue na esté autorizado por la lejr de presupuestos ú otra espe^
daL^mPtro esíeart{cu|p no habla con los españoles en gene-
ral, no les confiere derechos ni les impone obligaciones ex-
presamente: el titulo de la Constitupion en que está colocado
trata únicamente de las,atribuciones y deberes del poder eje-
cntiiro respecto á contribuciones; y de ninguna manera dispen--
aa á los contribuyentes de la obligación que se impone á todos
los españoles'en el articulo 6.^.Puesqu&, porque un minis-
tro no pida ¿no consiga, autorización , han de cesar todas las
deudas y obligaciones del Estado? Se ha de poner en manos
ée ' una menoría de contribuyentes la resolución de un pro-
blema poUtico, l/i paz ó, la guerra, la conservación 6 la disoltr-
cion de la sociedad?. Se encuentra esto en la ley?
Asi es que , no pudiendo probar nada con el 'texto de, la
ley, se apela á sus oonsecuencias.=:«Sino se pueden imponer
ni eobrtr contribuciones, tampoco hay obligación de [lagar-^
lé8.»=¡EstraBa consecuencia! No , 00 es esa la ley , ella ño
dice asi, la ley no. anula el Estado ni el Gobierno, todo
permanece con los mismos derechos y obligaciones : se impone
* na deber, y el que falta á él se hace responsable ; nada se
habla de pagar; y en verdad que valía bien el trabajo de de-
cirle si tal bnbiese sido la intención del lejislador : la dispen-
sación del pago hubiera formado entonces otra ley tnuy dis-
tinta de la que se cita.
' Del texto de- la ley no ha fxidido sacarse la consecuencia
de que no hay obligación de pagar, sino valiehdose de úná
.proposición mas general : e} discurso humano no sabe proce-' i
der mas que de dos maneras : ó reúne muchas proposiciones
particulares para. formar una compuesta, 6 descompone una
propoiicioQ general, sacando de ella las particulares que com-
prende. Pues bien , para obtener la consecuencia que del testo
de la ley quiere sacarse , ha debido scntarse^la siguiente prb^
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Googk
l4o BSVI8TA
posición geD'eraL=«Todo lo qiie al gobieroa no.se le permite
«exigir sin autorización especial, aunque sea para el cuinli^
• miento de obligaciones hacia el Estado, poeten negarlo y
• resistirlo los gobernados cuando falla. la aulorizaeioQ/'=$i
alguien creyese que no bay necesidad de acudir á una pro|M>-
sicion tan. general , no encontrará otra n^as próxima, que esta*
«•^*L)i ley que niega al Gobierno el |>erroÍ60 de cobrar las
«qontribuciones en algún caso« .dis|)ensa á.los gobernados de
»la obligación de pagarIas.»=Tómesede las dos la que parez-
ca mejor , yo voy, á impugnar una y otra. >
Por mas evidentes que pareauh á algunos estas proposición-
i^es , ninguna de ellas es un axioma ni una ley : ' no siendo
axiomas ni leyes positivas, es preciso demostrar que son cier«**
tas; y como ambas se reducen á conceder ó reconocer dere-
chos correlativos, es preciso demostrar que son justas; es de-
cir, hay que fundarías en principios de derecho natural ó de
derecho público. Ade;mas, si ff^esie posible probar su certeza y
justicia , para deducir el derecho de los espai|oles á negar las
contribuciones, seria preciso probar que esta consecueocia no
se opone al espíritu y objeto general de.laQ>nstitucion espanrw
la, ni al espíritu y objeto particular de ninguno de sus artí-
culos ; pues si hubiese tal oposición , valdría poco una< conse-
cuencia que la ley no expresa. Vamos por partes: demostraré
primero la falsedad de )as proposiciones.
En su lugar he demostrado ya que es contrarío á los bue-
nos principios de derecho politico, el dispensar á lossiíbditoa
la obligación de contribuir con lo necesario para la conser-
vación y seguridad del estado: semejante dispensación, Bobre
DO ser necesaria , se opone á los fines y ¿ loa medios de la so-
ciedad política. De aquí se sigue que, ó las restricciones qu€
suelen ponerse al [xSder ejecutivo no producen derechos cor—
resixindientes en los subditos, ó no deben ponerse tales restric-
ciones : es asi que ciertas restricciones son útiles y convenieti-
tcs, luego el error consiste en suponer que producen siempre
drcebos ó dispensaciones correspondientes en los subditos.
Las proposi^siones q^e estoy impugnando , suponen uña
correlación que no existe siempre entre el poder ej^utivo y
los gobernados. Concedo sin, dificultad que todo deber en una
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DI MAtHtIfK t4l
parte corresponde á no derecho tx>rrclativo eti otra parte; pero
esto no quiere decir que siempre que una persona privada 6
• pública contrae un dcber« ó se sustrae á una formalidad, haya
^ de haber una dispensación ó un derecho correlativo en iodas
las demás personas privadas y públicas. Muy cierto es que
existen algunos derechos de esta ciato. El deber que cada hombre
tiene de respetar la vida, la hacielida y el honor de todos los de-
mas, corresponde al derecho de cada hombre á ser respetado , y
ácada unotofca la. defensa legal y la resistencia mas vigorosa en
caso necesario. Mas fuera de estos y algunos otros casos, la cor-
relación no existe entre toda oíase de i^ersonas indistintamente*
Hay un derecho privado que establece una correlación en-
tre personas determinadas ó entibe {)ersoar8s y cosas; como su- .
cede ent^é un padre y sus hijos, entre un deudor y su aereen
dor, &c«; y esta es la especie"* de correlación que establecen
las*leyes constitnctonales y orgánicas cuando crean diferentes
poderes y- fuDoiones para el servicio público, dando á cada'
institución facultades y atribuciones esi^eciales ; pues para
. mantener á las diferentes autoridades dentro d^ sus esferas -
respectivas- se distribuyen los poderes y los servicios ^ de ma-
nera qoe 'resulten los unos contenidos, fiscalizados y juzgados
por it>s oíros;* de donde naCe una correlación de deberes y
derechos entre los gobernantes, sin que' los gobernados ten-
gan coino tales intervención en nadti de esto , á no ser cuan-
, do son I femados á participar en calidad de electores, jurados,
. municipales ,. ó Como diputados, senadores, ministros, jue^
ees, &c. Existe esta correlación entre el G>ngre^o y el Senado,
entre la corona y ambos cuerpos colegisTadores , entre las tres
instituciones y el ministerio responsable , entre lOs cuerpos
electivos jf los- electores , &c. Por ejemplo: los ministros tie-
nen deberes y restricciones cuyos derechos correlativos están
en el poder que los nombra y destituye, en el poder que los
fiscaliza y acusa, y en él poder que los juzga ; y por lo mis-
mo están tos gobernados privados de estos dereclios , como lo
están de las facultades que tienen respectivamente Tos que son
llamado» á legislar, gobernar, juzgar y administrar: á no ser
asi , toda organización política y administrativa seria coniíple-
tamente inútil '
Digitized-by VjjOOQIC
l4a RBVIITA
Esta es la razón porqjde, cuando el gobierno no se baila
auiorizado para cobrar los impueslos, debo pedir la antoriía-
cion a quien corresponde; y de. no hacerlo, loa mioisiros de*
ben justificar á su tiempo la necesidad ó la conveniencia de su
proceder; y á estos deberes corresponde en nuestra G>nstita-'
qipn el deredio que tiene el Congreso dé conceder ó negar, de
eiaininar las cuentas, y 4® exigir la responsabilidad á los .mi'^
nistros , y el derecho en el Senado de juzgarlos. Los goberna-
dos dejarían de serlo si tuviesen ellos mismos que gobecnar*
¡lara cuidar d^ sus intereses hay poderes y autoridades espe-*
Cíales. . '
La obligación de contribuir está en cada uno de los go-*'
bernadoSy y no puede dispensarse porque- cor i^espoode á un
derecho de la sociedad ó'del Estado ; derecho que nunca oesa^
porque no cesa la necesidad social que es su fundamento. No
obstante no conviene dar á la autoridad encargada de la re-
caudación la facultad de exigir arbitrariamente lo que le aco-
mode; de aqui el deber que se le impone de sujetarse á la
aprobación de otro poder ^ y el derecho correlativo en este líl-
timo, no en los contribuyentes. ¿Mas i quien han de pagar
cuando el poder ejecutivo carece de autorización , no habien-r
do ningún otro poder que tenga el encargo de percibir las
rentas y de hacer los servicios púb^oos? O cesa el derecho del
Estado hacia los contribuyentes , ó ha de habar i quien pa-*
gar: luego mientras no sé disuelve la sociedad, y mientra»
hay un poder ejecutivo legítimo, á este ae debe pagar^
No existe, pues, la correlación que quiere auponerse en
todos los casos entre los gobernantes y los gobernados: se ha
visto que hay deberes y restricciones cuyo derecho correlati-
vo reside en autoridades y -corporaciones especiales; y no^eii
los particulares ni en el común de los gobernados ^ y de esta
clase son los deberes y restricciones que la ley señala al poder
ejecutivo sobre el modo de imponer y recaudar las contribu-
ciones* ^
jkqui viene bien observar que el articulo «;3 ^no impone un
deber absoluto, como cuando se prohibe un acto que es ma-
lo en sí misino: no prohibe cobrar, sino un mpdó de cobrar;
prohibe que se cobre arbitrariamente, sin limites y sin reglas;
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DB lumno. 1 43
en lo que le ye qoe oo se refiere la ley i los coniribnyentefi,
cayo deber recooeee. Le oonceftíon ó la Degaeioa del Googre-
ao no recae tampoco sobre el poder ejecaiivo, cnyo gefe no
tiene res|)on8abilidad , recae^ sobre las personas de los ninis-**
tros, ó sa^istema ; asi es qoe se concede á unos inioistaos lo
miioio qoe acabn de negarse á oirdá; se da un voto de apro-*
badon ó de eensnra ; y coando no ha llegado el caso de ne-«
garse , sino que liay simplemente falla de autorización , pareoe
naioral qoe continúen riguiendo los presu|Hiestos aoterioi^
mente aprobados basta que se aprueben otros nuevos.
El caso de negación de firesu puestos expresa y efectiva por
p«ff|e del Oxigraso es mas delicado: roas tampoco poede con-
ducir á la dispensación del págo^ sino i uo compromiso en el
qne ha de decidir la nación |ior medio de los electores. Q>n
efeeio , para las leyes de hacienda es necesaria la concurrencia
del rey con el Congreso, representantes ambos de la nación:
n0 poede ono solo detestes representantes dar un derecho que
no existia, ni quitar una oMigacion anterior; |>or consiguien-
te, si no está en el |K>der real el aoioriur á los ministros pa<*
ra cobrar por un nuevo ¡vesupuesto ó para hacer ai| empresa
tito, tampoco el Omgreso (mmt.sí solo puede dispensar á loi
contribuyentes de.^na obligación que existe por la misma
Omsijtucion ; en este compromiso no queda otro medio que
nndar el ministerio ó consultar a los electores; y para uno y
otro tiene facultades el |x>der real : prueba de que^ el legisla-
dor ha previsto esté conuicto, y determinó loa medios de diri-
mirlo del modo indicado^
La GonstiruoioA no concede al Congreso de dipntadoa la
iacnltad de dispensar el pago de lar contiibnciones» Por van-
tora ha podidío dar lagar í pensar de otro modo el artículo^
%j , en virtud del cual las leyes sobre contribuciones y crédi-
to público se presentan primevo al Congreso, y si en el Sena-
do sufren alguna alteración que aquel no admite después,
pasa á la sanción real lo que los dipotados aprueban áeGniti-
vameote; pero aquí se ve bien claramente qne d Congreso no
decide por si solo: resuelve sobre lo que propone el Gobierno^
y pasa después el proyecto á la sanción real* To encnentro
qne esta excepción de la regla común observada para las de-
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l44 *" ' BBVIBTA
mas leyeá» no tanté es favorable al Gongrew), como al poder
ejecutivo, el eual obtiene mas fácilmente lo que desea. Cuan-
do^ el CoBgiseso ni^fa ó modiGca, de nada aproyecba á este
euérfki el articulo S^, pues lo mismo saldría negado óniodiG*
cado el [Móyecto si corriese la suerte de las demás leyes ^ para
las que se exige la aprobación de ambos cuerpos colegislado-
resí: mas cuando concede el G>ngreso, j niega el Senado, lo—.
gtñ el Gobierno lo que no lograría de otro modo. En esto se
hace patente el espíritu de la ley , que consiste en disminuir
las dificultades en . punto á recursos , único objeto á que sa
aplica la excepción. ^
He bicho aniesque aun cuando el articulo ^3 ofrecióse
alguna duda, no deberta decidirse una cuestión tan importan^
te, valiéndose de un articulo dudoso y encogido aisladamente*
liio queriendo incurrir en esta falta hice ya algunas observa-
ciones sobre la Constitución en general y sobre varios ártica-'
los relativos á recursos; de cuyas observaciañes , como igual-
mente del texto mismo de las leyes citadas » resulta « que loa
objetos principales de la G>nst¡tucioo son estos: asegurar oona-
tantemente el servicio público y los recursos necesarios ^y evi-*
tár tanto los abusos del poder ejecutivo , comb las resistencias:
y obstáculos que pudieran suspender su acción. Esto se hace
muy evidente en las atribuciones y prerogativas del poder
real , en la institución del Senado; y particularmente en el ar-
ticulo a6) que concede ¿ la corona el derecho de auspendar
las Cortes-, y de disolver él Congreso de diputados.
Ciertamente que estas grandes é importantes facultades, no
se haá concedido sin motivo tan amplia é iliaMtadaaiente.'liOS
autores de la Constitución conacienm que podría convenir la
suspensión y la disolución en algunos casos, y conocieron tannf
bien que era preciso y útif dejar al arbitrio de la corona ei
juzgar de la opqrt unidad ' de usar este derecho. No se hace
ninguna excenaíon : pi^ie^en aer stispandidas las Cortes y dif-
suelto el Congreso aunque no estén votados los presupoestoSi
aunque sean negados por las Cortes; y esto s^estableeió asi no
por el gusto de ponfcader prerogativas-, sino eo favor y pn^
veeho de la sociedad. Pties si en el caso de suspensión 6 diiOr-
lacion sin atar< autorizado el Gobierno para los recursos ha--
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I» MADRID. I4S
biésé dé 'suspenderse la obligación de los contribuyentes , n¿
se lograrían los fines de la Constitución , 7 cesaría toda la ad-
ministración. Y no se diga que es fácil tener recursos nom*
bk*ando otros ministros ^ue obtengan la autorización : enton-
ces faera inútil la facultad de suspender y disoNer , y* valdria '
inas que no existiese) entonces gobernarian y administrarían'
Ibs Cortes, á quienes la ley no dá el poder ejecutivo; eiitonces
seria otra Constitución y otra forma de gobierno. ¿Por ven tu-'
ra dtce^esló la Constitución? En el misrtio artículo dice todo
lo contrario— ¿a 'disolución púédé decretarse con la obliga-^
éion dé com^ócar otras Córtes\ y reunirías dentro de tres m^-
^^j.— Luego aun en el caso de disolver el Coifgreso subsiste el
Estado y et Gobierno, éubsiste la obligación de los contribu- •
yentes , y és preciso que paguen al poder ejecutivo , porque e»
el único que queda al fVente de la nación légalqiente autoriza-
do para gobernar 'y administrar.
'La mala inteligencia que se' da al articulo 7S tiene origen
en una opinión , muy errada á mi entender , sobre el objeto
de las facultades de las Cortes en punto á contribuciones. Se
quiere ver en esta facultad la principal^ y acaso por algunos
la única garantía contra los abusos del poder ejecutivo; y en'
ésta persuasión no es extraño>que se conciban temores cuando
el gobierno puede disponer de recursos que no se le han con-
cedido expresamente. Este modo de yer proviene de que x^o se
atiende bastante á la índole y al mecanismo de nuestra Cous--*
titucion : se supone al poder ejecutivo rodeado de facultade^
temibles que no tiene , y no se piensa en los inconvenientes
que resultarían de dividir este poder en partes independientes.
Coaddo el pOder legislativo y el ejecutivo residen en una mis-
ma persona, sea singular ó colectiva , una excepción en punto
á contribuciones parece una garantía muy importante porque
ef la única. Pero no está en este caso la forma de gobierno
que hoy tenemos en España. El poder ejecntivo no hace leyes^
ni está en su mano destruir los derechos generales de los es^
pafioles, ni las garantías constitucionales; no puede infringir
impunemente las leyes, porque hay un ministerio responsa-^
ble; no le es dado proceder arbitrariamente con Jos ciudada-
liosj porque hay tribunales independientes para administrar' '
Segunda smie.^TíMoll. *9DcjtzedbyV3v^v^.gL^
l46 REVISTA ,
j^ticia 'j las Córiei se reiineu foriOB^ipente lodos los aftos , y
dentro de tres me^ en caso de disolución j aunque no eslea
reunidas la^ Cój^test pueda reunirse el Senado [mra juxgar a
lo^ ipioistcos; en fio, todos los españoles pueden imprimir y
publicar líbrtmiente sus ideas sin previa censura ^ y dirigir pe-
ticiones á Us Cortes y al Rey.
Estas son las verdaderas garaniias constitucionales para
evitar y reprimir toda especie de abusos. Ck>n ellas tienen los
españoles bastantes modos de denunciar li|s arbitrariedades,
de manifestar las necesidades de la Patria, y de ifnpedir que
el poder ejeputivo traspase los límites en que debe conte-
nerspf sin que sea preciso acudir a1 arbitrio de negar Iqs re*
cursos. Si valen algo las reflexiones que quedan l^ecban lábrela
dispensación del pago' de coatribuciones, el uso de este medio
no sirve para dar á conocer la opinipn pública, ni pajra apvp«-
ciar ó mejorar una situación política , ni para juzgar y castigfjr
Ips abusos: es ndemas injusto para con los acreedores de \a na-
ción, puede producir gravísimos males parausando el, servicio
público, y relajando los lazos, sociales; y está en oposición,
ipaaiCesta con. el espíritu general de la Constitución y en par-
ticular con algunos de sus artículos mas in^portantes. Cqnven-
zimonosxle qUe dicha dispensación no es b^ena ní>necesaria
como medio de gobierno, j deque bay otros medios mucho-
mejores y mas eficaces si se quiere hacer uso de.ellos*
Las facultades- de las Cortes en punto á recursos tienen á
mi vista mas de económicas que de políticas; y en .calidad de
facultades económicas son mas bien preventiva^ que represi-r
yas« Se exaoiinan los presupuestos y las cuentas, y con este
motivo se inspeccionan todos los servicios públicos ppra deci*,
dír si son necesarias las cantidades que se piden , y si han sido
bien empleadas las ya invertidas; pero hay otras ocasiones pa-«
ra aprobar ó desaprobar mas directamente la conduela del
Gobierno en su acción sobre las personas y propiedades , j en
todp lo qu^ tiende al orden interior , á la independjei^cia Ra-
cional y á las garantías sociales ; estas ocasiones, se presentan
con la contestación al discurso de Ja corona , con Jos prpyec*
tos de ley , con las peticiones é interpelaciones. ¿ Y'qué va|ldria
qpmq medio de coacción el de quitar absólutamf ntf los recurT.
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sos al Gobieviicf » oo (mdiiendo servir otias que para et cato áe
fallar- la avtoritacien? Si la v^sponsabílídad y lasifoflias garan*'
tías faeMO ioutiles , como alganos piensan , iioá> tetf a«tcírÍ2a<Ío
el- Gobieriio para cobrar , lo* ésMria fainbieo para eometer kn-»
pvBeauíitte toda etpecia 40 ^huso»; siguiétidoae de aquí que la
nacíoo te nreria en ta fritcé ahevoátiva de leoer nn gobieno
¡npoieDtc á igétil por faha de medios , A ihi' |;d4>iei^D0 poAaro^
so y tirémoo al que nada pedria ftegiirieh : esto s)xcederÍBi si •
myieem. raaon kis que ereéñ qae la re^poiísabilidMd tÁíHísferial
y la opinipO' MeioiNil sott eosás ittisoriiss y sin -éféfeio por sf '
rnismai* No son. ilusorias éstM g^irantisrsr ; \^qA de serle , ocilrre
pocaa veces su aplicación, porque los ministros la preven y
procuran evitarla: dfgalo sino la experiencia de todas las na-
ciones regidas por instituciones Hionárquico^constitucionales:
apenas se ven casos de juzgai' á los ministros, ni de negar los
recursos al gobierno , y sin embargo se mudan con frecuencia^
loa ministros, los cuerpos representativos son algunas veces ¿í^
sueltosuy algunas veces también renovados por los electores, los
hombres s^ gastan, las necesidades varian; pero el trono y el
pueblo ^rmaoecen , y la3 naciones prosperan : porque el tro-
no y el pueblo , si alguna vez se equivocan en los medios y en
loS(bombres, mutuamente se advierten* y se consultan, y no
suele pasar mucho tiempo sin que lleguen á entenderse: mas
nunca será un medio de acertar ni de vencer la negativa de
recursos.
Las leyes de hacienda tienen por ol)jjeto principal evitar
que se exija á los contribuyentes mas de lo. preciso para el ser-^
vicio público, y mas de I9 que corresponde á cada uno; y esto
DO se consigue negando; se consigue concediendo lo que es
necesario, denunciando y castigando los abusos.
Me be extendido acaso demasiado sobre una cuestión al.
parecer sencilla , y que lo es efectivamente cuando se mira I^
obligación de contribuir relativamente á la sociedad 0 al Esta-
do en {general; pero que no Ip es tanto cuando se considera la
misma obligación con réUcion al Gobierno. Bajo este aspecto
no btiataba 'probar la necesidad y la conveniencia social: era
indispensable entrar en consideraciones políticas y económicast
y examinar los efectos de la negación de tributos en situación
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148 BSTIflTA
oes partioillares. En todos casoB, y por toda especie de éoasi-
deraciones resulta que la iiegaciou absoluta es siempre perju-
dicial, 7 nuDca necesaria ni útil como medio de gobierno: re-
sulta igualmeiiie que la Constitución política de la monarquía
no dispensa nunca la obligación de pagar. Si á |)esar de las ra-
zobes alegadas hubiese todavía dudas sobre esto« existe una
Terdad que nadie puede dejar de necooocer; y .es» que la ley
positiva no prohibe pagar en tfingun caso; y siendo una obli-
gación soqial y mpral contribuir parajes gastos del Estado,
esta obligación subsiste siempre hacia el legitimo gobierno,
aunque este no tenga una autorización especial para cobrar.
WcNcisLAo Toral*
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PB MJVIIRID^ l4f
TEATROS^
> ■ ' BUIU Ur 'CVAVBO AOHM,
' it ]P*. atitmii0 ^l ^ 3ÍIX0U.
JL^TB drama , ejecutado reGÍentemente en el Liceo de Mst
drid coa notable inteligencia por parte de los actores afi-
ípionados , individuos de la sección de declamación, c|oe «s
una «de las que mas contribuyen al brillo de dicho esta-
blecimiento, y puesto en escena con lujoso aparato , no sin '
gloria del profesor D. Genaro Pérez de Villaamil, que^ ha
pistado al efecto dos bellas decoraciones; este drama que,
con formas casi tan sencillas como las de la tragedia llamada
clásica, encierra tanto movimiento en su acción y tan enérgi-
cas j encontradas pasiones como pueden apetecer los apasio-
nados al genero romántico^ es obra á todas luces digna de la
reputación de su autor. En ella, mas que en otra alguna de
sus producciones dramáticas/ manifiesta el Sr« Gil su conoci-^
mieolo. dei corazón humano, y sobre todo da los medios dá
interesar , de conmover y de 4irrancar aplausos al espectador*
Léase oon. a|encion la Rosmunda^ ouyo argumenta, tomado
de la historia de Inglaterra y tratado con toda la. libertad que
es permitida ¿un poeta, no. me detendré á. esplicar , porque
harto conocido es .ya del público ilustrado; léanse con obser*
nación artística, esos diálogos tan hábilmente combinados, y se
Terá qué oportunidad hay ea las réplicas, qué bien calculadla
gradación en las ideas,' y cómo supo el 'autor colocarlas paráí
que produjesen las mas capitales todo el efecto que se propu-
so* No parece que el drama se ha escrito en la soledad de'ua
gánete, stno entre bastidores , por decirlo asi , y leyenda ea.
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1 5a BBVIST4
ellos, para aprovechar sus lecciones, la historia de todos Jos
tríuDfos y de todos los desaciertos que impasibles j mudos
hau presenciado. Oltos poet^ad, menos espertos y entendidos que
el Sr. Gil en esta parte, serán capaces de acumulartanta 6 mas
copia de rasgos felices y de recursos teatrales , y por falta de
tacto para prepararlos y distribuirlos malograrán los frutos de
su inspiración. Imaginar una fábula , bmis ó meaos interesante,
mas ó meaos complicada, y conducirla con desembarazo basta
la catástrofe , no e$ el único ni el mas importante secreto del
arte. £1 diálogo es el gran resorte de la maquilla teatral, y si
ílaquea por él, üo son otra cosa tas iituacioties. mas patéticas
que juegoá de maquinaria ó relaciones de gaceta; y, al contra-
rio , dramas de corto mérito en el fondo interesa^) y cautivan
por la maestría con que están düalogádós. Pero sí esta M , en
mi concepto , la prenda mas relevante del draoM citado , no
escasea de otrds dotes recomeodableSt
£1 autor ha manejado con mucho tino y ooo^ loable d»*
ceneia un aauúto lleno de dificultades y escollos} asunto qae
merecería acaso la caliGcaetOn de ¡nmoral si otrd^nera sa
desenlace. Porque, reflexionándolo bien, es demasiado iiiMfs
la Reina y sobradamente pertinaz su marido en ofenderla , pa<«
ra que q,o merezcan disculpa los arrebatos de su pnioa , y si
su vklima , aunque no del todo inocente , se captase menos la
benerolencia del público, de mal ejemplo podría ser b •dio-'
aidad que se hace esclasivamente recaer sobre Ekonmrai cnmtk*
.do hay en la tragedia otro personage mas culpado y por oon^
siguiente mas odiosa* Este personage es el Ray] malo moral--
mente como marido y como amante , como Enríjue- y eoiAo
Alfredo* Pero todo, repito, lo saKa el desenlace, poé» en él
es generosa la que fue cea sobfada fruición cruel y vengativa;
Enripu se muestra resignado y arrepentido } ios fueros MU-*
yugales son acatados sin bab^r llegado á realiiarae el conato
de adulterio, y la virtud de los des jóvenes Rcsmunda y Ar^
turo salé de tantos peligros, no solamente ilesa, sino oiina y
venoedora.
Se dirá que por el momento no c% del todo ventmosa Roe^
munda , pues aunque Arturo se ha hecho tan mereoedot de
su mano , al fin se la da mas agradecida que enamoeado , |
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DS HADRIDU l5l
i)iié solo, del supuesto Alfredo esperaba sa felicidad ; pero jus-
ib es que expié de algún modo Rosmunda , no el error de ba««
ber preferido entre <los amantes al métaos digno de ella , que
tales afectos no reconocen leyes , sino el habe&^quebrantado el
juramento que hizo á Arturo de guardarle fe y no emi)eñarla
en favor de otro hasta pasados dos anos. Por otra parte, las
cualidades de Arturo son harto escelsas'y harto grandes sus
merecimientos para no regocijarse ^1 espectador de que reci-
ban el ansiado galardón , y, según las últimas palabras de la ya
desengañada Rosmunda^ se te que no tardará en amar con
ternura de esposa al que siempre amó con el carlSb de her*
mana, y á qv^íen admira ya y venera como á un ángel tutelar. '
El deseo desdar mas- realce y mayar solemnidad al triunfo
de la virtud y la inocencia sobre la seducción y la irá, hizo
sin duda que el autor goncibíese el acto cuarto , muy bueno
en si, ciertamente, y mejor todavía por el laudable propósito
que lo produjo^ si bien yo creo que el efecto teatral hubiera
sido aun mas completo y mas sorprendente la catástrofe si hu-
biera terminado el drama con rapidez en el acto tercero, con
el de arrojar Rosmunda lejoaade sí la corona que por un ins-*
tante pudo tentar $u ambición, precipitándose luego en los
brazos de Arturo^ y confiando entusiasmada la custodia de sa
honor á quien, olvidando ingratitudes, habia salvado su vida.
Hpeíd esta opihioii mia , qué sóttieto á la dé personal mas inte-
ligentes, ñd obsta para que ei drama, tal como ha visto la
luz pública , sea dno de los mejores del moderno iéáttó éfspa-'
nói. La atqktad que proftto al Sr. Gil no ieti , bón iúáo , the-^
nos sincera porque yo eche de ver en medio de tantas belle-
zas algunos lunares , sin los cuales seria mas perfecta su
obra.
La madre de Rosmunda^ una vez introducida en el díálo^
go i nd én la ¿tedoh , por motivos de decoro , na debía des-
aparecer totalmente después de las primeras escenas , nt ser
tan pasiva en ellas. En el primer coloquio entre Roberto y
Arturo^ emplea esté dlgünás éspreslónes que desdicen de su
carácter y de su situación. La versificación es en general nu-
n^da, facif y iuitíora, pero no siemt)i'e cotvttii^ y tal buai
defecto de elocucíoii ib há é^fiadty también á la diestra plunla
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i5'a REVIST4
del autor. Es algo violenta la trasposición qiui M cqi^eje t^
estos versos : *
mas ^ay! ud objeto miras
digno en mi de compasión.
Mas adelante dice Alfre^ :
Crnel fatalidad. . I •
do quier constante á mí pesar me oprio^e
y es fuerza sucumbir al grave peso.
A mi pesar es ripio y, en buena construcción,. donde se I^e ^/.
debería le^se á su.
¿ Acaso el puei^l9
es este. dond<e su deber le manda
Este ú^ltimo verso es duro.
NQ;/K>r lo mismo y
mas infame será por ser mas alto.
Es lástima que la repetición de la pártfcuU ppr desluzca li|.
esprésion de tan bella idea. Mas abajo se emplea la voz rango^
que no es española , ni de aquellas cuyo uso lejitfma la nece«
sidi^d..EI acto tercero acaba con ests^s palabras de Rpsm^ndfí.^
, ¡Arturo!
¿Que hice? ¡ Oh Dios! ¡Ahí no..... no quiero.
Xa última frase me parece demasiado trivial pam la ocasión
en que se pronuncia.
Todo él lo arrostra despreciando^ riesgos:.
El segundo hemistiquio es redundante , y lejos da añadir fuern
sta al primero » se la quita. Este otro verso:
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DK HADMO. . l53
Por elU Ear¡qu« jíocicüs nudos rompe ,
M desmayado y flojo, y en los que signen:
¡ Luego conoces ya /ox que he debida
por tu amor padecer ^eros tormentosX
9fí comete un galicismo , sobre ser escesi^amente artificiosa la
colocación de los Yocáblos» atendida la situación de los inter-
locutores. , '
Pero ya que no he disimulado esas culpas veniales , escfü-
drinadas acaso con nimia severidad, n^e qomplazco en citar en
tre los muchos trozos de hermosa versificación que resaltan ea
el drama los. siguiente^. Dice ^rtura i Rosmunda en la
gunda escena del acto primero:
'.j'»-
Remotas tierras corri^
surque dilatados mareí; ^
pero nunca á mis pesares
tregua hallé lejos* ^e ti^
Vi de la altiva Bizancio
el imperial resplandor;
causón^e fliu pom|)a horror
. y aus placeres cao^^cio,. ^1^^.,,
Éú vano ostei^t^ ^ mis ojos
^el Asia fértil su gala;
á los perfumea que exhah
prefería estos abrojos;
que dos objetos tpas bel^p^
, su dulce« hechizo les dai\: • '
ptria y amor aquí están,
y yo moria por ellos.
Mil veces la horrible muerta
. en las lidies lúe c^rciiCt,
mas mi y4or la abuje^t^ra
con Inrazo aiUmosiO: y fiaertf ;
Segunda serie^^^ToMo IL ao
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1 94 REVISTA
que 8t bien la apetecí
por infeliz , cbn razón ,
este triste corazbn
por ser tuyo defendí.
Mírame, pues, vencedor; -
mas al. lauro de mis sieries
tú sola derecho tienes,
pues tú me diste valor.
Cual justa deuda, á tus pies
ufano vengfo á rendirlo;
dígnate , ptícs , recibirlo ; ,
que no es mió ; tuyo ei.
Admitióme á sti ^rvicio
en premio, no ha hincho, el rey;
pero á^ quien sigue tü ley
es otra ley un suplicio.
¿Y qué me importan á mí
gloria y favor? Los desprecio.
• Ti^n'solo tmen üh preció^
hacerme digi^o 4<i t(i
¡Qué nobleza de sentimientos! [Qu¿ sotlulrlt y ál mismo tiempo
cuánta poesía en la diccilytfi I
Toda la escena priméi^a del ifctó tegiindo , |)ara la cual se
ha servido el autor del dificil asonante en oa , está dialogada y
versificada con suma- gradra y ndtíable' faeilidád. Hay en ella
una replica oportunísima en boca de Robetto, Dicele Arturo i
¿A qui^ qtfiél*é iñát la reiiíá?
¿Quién la ofcf^idei^ ¿Quiétt la éúéja,
pues así busca Y^aétiOtt
cuando vtírdugol la éo^ran?
y responde Roberto :
Para críméttéÉ 4é éHado
son btféfr éáslljjfd las hótédi;
pero )e»lé^ M ücbnéú dé iínidt.
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' DB MADBlb. • l5S
Modelo son de elocuencia amorosa los versos con ^ue Ros'^
manda se goza en desiiienlir á'su rival oyéndola acusar de pér^
fidia.al fingido Alfredo,
I Ahí que eso no se finge, n6..< Bien puede
el rigocy. el deber^ {lo ignoro! ¿ Acaso
se yo lo que en las córtes^ corrompidas
profscribe la verdad, manda el engiiBo?«.#.
Bien puede^'en sa furor la suene injastA
arrebatarle el bien que anéiaba tanto ,
mandarle huya de mí, que rae abandone,
y aun sujetar su cuello á odiosos lazos;
pero, no lo dudéis ,ao pecho ek mió,
mió , sí, para siempre... En los palacios ,
en el campo^ de boiior, en los torneos , '
donde qaiera que este., ¡de otra en los braxosl
allí me amará -siempre; alK en secreto
maldiciendo el^ rtgfor de advenos hados >
si suspira, si gime, ese suspiro
es mió, y hacia mí vendrá volando.
Y no son inferiores en mérito los qne en un arrebato de pa-*
siop dirige la misma Rosmanda i su seductor, recordando eU
tiempo feliz en que le juzgaba tan fiel y . tan puro como ella
m)sma> •
¿Te hallabas á mi lado? Embebecida
creia ver de mj custodia ^1 ángel.
¿Hablabas? A tu voz me estremecia
Cual si el Supremo Ser bajara á hablarme.
Subyugada por ti; vencida |ay triste!
¿qué me fue dado hacer sino adorarte?
¡Era yo tan feliz!..» No las riquezas
te pedia mi amor, no que me alzases
hasta el regio dosel.... Solo veia
como el supremo bien tu imsiada enlace,
y nada masallá.... Vivir contigo,
y que la tierra entéta me olvidase,
y coiHigo motír , y qtie al Empireo
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I id BBTI8TA
»ue8iras alma^ unidas m elevaseo ,
y en prasencia de Dios, en sii alia gloria,
por una eternidad paííler amarte*
Para'bacar mención de todoa los pensamientos si^blimes 6
altamente filosóficos que. abundan en el drama , seria^ preciso
estendei/ mucbo el presente artículo* Sirvan de muestra los
que siguen. Esclama yírtura despidiéndose de Rosmunda en
el acto primero y y renqocianda de improyisaá proyectos in—
dignos de un alma tan elevada como la suya;
Adios-s* Mi venganza
la dejo, á tu corazón*
¿A quién no admira el breve pero terrible interrogatorio que
sigue ei^t^e Eleofwr^ y Rosmunda , cuando aquella se afana
por arrancar á esta el sépretQ de |qs amores, y la incauta y
candorosa doncella i^o acierta á negar ni á conceder?
Eleonora,
Decid z.jle amáis? •
Rosmundeu
^ .'■ No s£ qué responderos..
. , Eleonora*
Harto decis asi.
ftospifínda.
N09 yo no le amo^
. Eleonora.
jNo?.M. Juradla
Rosmunda.
¿Yó?J.
Eleonora.
SL
Rosmunda.
Joco... ¡No puedo t
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M HAMIíai 167
Ultimameote, Rosmunda^ exasperada |>or la croeldad de
la Reina y y tnas todavía por el bárbaro placer con quería
escarnece, creyéndola muerta , va cediendo poco á poco al
atnactÍTO de la mUma corona que por mofa pusieron en aíi
frente;
( Mira , peryeraa ,
que entre mis manos la tengo,
y tienta mucho el guardarla:
DO ap ures^ mí sufrimento.)
c
Colocando la corona en su cabeza.
(¡Ifo puedo mas!... ¡Tú lo quieres!
Ven , corona ; ya te. acepto;)
/■
hasta que ya en el colmo de la indignación se. aparece á su
enemiga cual fantasma aterradora ; y . saboreando también el
deleita de la Tengañza, prorumpeen estas palabras:
] Mujer orguUosá I al fin
postrada á mis pies te tengo.
En toda esta escena, la niejor del drama, ostenta el señor
Gil un talento de primer orden, y ella sola le valdrifa el
renombre de buen poela, sí ya no le hubiera mas de una
Tea merecido.
Mamvil BaiTO^ di ios ütaaiBoe.
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i58 jiBnsTA
^Za^
^ortetí
• >
IV.
Vjuatro faeron las cueetioties graves de Hacienda , suscitadas
en la legislatura de 1S37 á t83S: cI praeupimtq ordiosrio del
Estado; la contribución eoLlAaordinarta dé gvarrfi ; el emprés-*
tito de los quinientos millones; y por último, la cuestión deci-
niat Pet*9 llamada nalMralmaite la atención: hicia 0I e«ipn»»*«
UlP y d dieamo, que per, si mismos, y por sws inpidanciá»
fiAMPa- de las mas imponanies negocio^ ajitadas en áquidlaa
Cortes, no<( limitaremos^ á presentar sobre el presnpoaatO'y la-
contribución extraordinaria algunas observaciones lijerísimas,
para venir á tratar mas despacio , y con toda la imparcialidad
que ellos reclaman, de esos otros pumos, tan capitales eo
nuestrA liisiaria.
Una doble desaprobación teoemos que expresar , aunque
sea brevemente, .respecto á la cuestión de los presupuestos,
en la Iqislatara á que aludimos: desaprobación al Mini$ter¡o,
por haberlos presentado como los presentó ; desaprobación al
Cúingréso, por el método y marcha ^ue adoptó para discutir.-
los y aprobarlos. w
Ansiosos de que se camine con verdad en el sistema da
nuestra ley política, repugnamos francamente la situación eií
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que 99 hallan nojesira^ cootribuctoi^es desde i836, y llama**
inos con todas veras el instante en que.la buena aplicación d«
los presupuestos cotnieoce á ponec w orden tanto destrato
eí^nónsico* Mas para ello es necesario qu^* esos presopoestoa
se discutan, se aprueben, ae pongan en plautn en sua epoeaff.
oportunas.; y esloes imposible .de toda imposibilidaii , mieii^.
tras po adoptemos todos» Cortes y Ministerios, otro sistema que
el seguido basta aquf.
Ridículo ^era verdaderamente que entrado, ya el aSo de
i838 9 me preseotaaén los proye^loa de presupuestoa para ese
miiBio. ano de > i838. Este es un procedimiento que repugim
i|l sentido obmiio , que no puede bailar rason en donde apo^
yarse. Es un juego » es uoi) irrisión ; 4{ue la conciencia de le«
dos lúB partidos deberia rechaxar. Lo que á fines de iSS;^ ó
en principios de i&38 debió haberse presentado, fué el pref
supuesto de 1839 ) porque éste era el primero que natnrab*
mwHe se'ppdia discutir , c^e racionalaUnle podía decretarse.
^ necesario, y lo repetireoi^os una y otra vegy'entrar ftiem«
prc de Heno en la verdad, en la sinoeridail de las instiüioiones»
¿Queremos el sistema de presupuestos? ¿Jjo ex|je «uealni'.
Constitución? Pues bien : bagamds que loa presupiiestaa sean.
posibles. Preséntense con tiempo , para que se disc.utan con
oportunidad , para que sa decreten en oca^itín conveniente y
h/biKLodema» es jogar al gobierno rcpresaíMaiive. Yenenta
que esos jiiegoa suelen traer tóalos resultados; y duenta que
pnedep causar conflicto de prerogativaa; y-cnemla queat la
prudencia de la Nación i^os ha hecho atratasar falismem* en ,
astea mismos instantes uno de esos pasos. difíciles, no stetvpm.
se podrá fiar en la prudencia como correctivo del deredho, ni
se pices^tarén vías y accidentes aforiunados , por. domdt» aalir
de una situación tan compÜoada y borrascosa»
La condHCta» pues, del Ministerio, presentaÉ^oea Í838 Im<
{iresupuestoa de aquel mismo ano , puod/s bien ser eaóuaada,.
iHrro no. deb0 a(>ifobarse ab^pluiam^p^, ni ser toinadacoaM
mpdelí). Hejfif hubiera obrado sometiendo á las Cortes lea dn
1839, y supliendo con una ley 4e proco^gfaeioi^ ó confiMxadL
afio dq i838, ei^ qpe enir Abamos en aqqd inflante. Así se hu-f«
b¡er^ procedido, coa maa G9rd^rA y pre¥isiqn , poniendo laa
Digitized by VJ\^V_W le
i6o ftsntT'A
primeras bates <fel orden y déla regularidad pm la epbca qtie
se abría delanie de nosotros.
Pero si el Ministerio erró en el panto de la presentación,
lak Cortes, y singularmente el C>tlgreso, erraron en el de W
discusión : y del conjunto de ambos errores resultó al fin que
quedásemos sin presupuestos , 6 que solamente fuesen aproba*-'
dos los menos sujetos' á disputa, los correspondientes á Estado'
y i Gracia y Justicia. Procedió esto , y podrá bien repetirse'
eternametite , de que en su examen solenfiiie y público no solo
se quiso discutir el mismo presupuestó , no solo toda lacón-*
ducta ministerial , sino aun idda la organización adihioisrhiti***
va y económica i judKcial, diplomática, de la Nación. Siguióse
el sistema de i835 ; y una exuberancia de zelo , á nneslro'en»;
tender jp0co ilnstrádQ v tíos knsó-eo el mismo camino t{ue'eii«-
tonofs^ pero exajerando, llevando todavía mas allilas oooie-^
ettenciae.
.'• Nosotros diremos francamente la verdad, sin'guardar teé^
peto i preocupaciones, que, por rúas jénerále» que sean,- de
ninfün tkiodo lo mereced. $i se ba de continuar constantemen-
te en ese sistema , si en cada partida del presupuesto se ha de*
revolver cuanto con ella tiene relación, si sobfe cada cual han
de pronunciarse á lo menos seis discursos, y ocuparse una sesión;
entera t bien fáciles el predecir que jamás tendremos presu*
pueslos. ¿ Queréis tenerlos ? Pues es' necesario limitarnos 4'
discutirlos , ampliamente sí , pero ellos y ntf otra cosa. '
' Mas'el debate de los presupuestos ( se dice ) es una de las'
oeasieoesen que iodo puede traerse á discusión.^ Verdad , sit
se quiere, contestaremos nosotros, sin embargo de que esa má*'
xima lio corresponde á la indohe de nuestra Ginstitucion po-
litica» sin embargo de que jamás hubiera nacido en ella. Esa'
mátima tuvo su ortjen bajo la Carta francesa de 1814 « y es
UM consecuencia de su espíritu y su tenor. Cuatido las Gama-
rAS no tenían iniciativa , cuando todo principio de examen yl
de''debat8^t'rooedía del Trono, entonces era neceterio que al
OMnoaen alguna ocasión pudiesen aquellas tomar oonocimien-^'
to, y discutir de una manera detenida *y profunda Cualquier
punto de la administración del Estado. La discusión del pre-
aopeesto pareció la mas batural para este Gn ; y esa fué la idéá
/Google
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DS «ámua i6r
concebida y esplioada en aquella fórmula. Fórmula útil , facuU
tad jvspetable, derecho ampliamente practicado en Francia
hasta la reTolucíon de i83o* *
^ Mas deapues ile esa revolacipp , al)i , después, entre noso^
tros,, de W O>nstitucion de 1837 , coando las Cámaras gozan
de tan inmensa iniciativa , cuando usan j idiusan de un dci'
reobo tan lato de interpdiwion , parece ya escnsado por lo me-'
nos que la discusión de los presufbestos loriga uncis; limites tan
anchos» Y no d^imoa aun qug en teória' y deredio se la ras*
trinjii y disasinuya ; pero^ diociíDOs , si , que d buen fienlido mo*»-
dere ese derecho , que se discuta el presupuesto y uo la adnri-
mstrácioa^ que se examiqen Terdaderameote loa gastoafdel Es*
tada,. y qha no. se iiaga alarde de inmensos disoonos, ni se
ajite ain cesar' la cuestión política , la cuestionrdo-MinisCerio.
Téngase el derecho eohorabotaa , pero ampleémosle coando
aaa necesario, y no aboseoioí de él^con perjuicio dtf otros de-'*
rechos, con quebrantamiento de grandes deberes. Locura y
faseioaoion es ain duda,' por examinar demasiado el presu-
puesto, y por discutir hondamente sus bases, dejar 9I cabo sin
él á la Nación. »
Sucedió así, es necesario decirlo, en i836, pues de poco
proteoho :pudp ser la ^díéousien sobre loa ministerios^ de Esta<^
do. y de Gracia y Justicia. Los de Hacienda y Guerra qneda-
roft ain examinar; y estos son cabalmente los mas graves, los
mat iovportantes , loa que mas examen, requieren en nuestra
actual situación 4 Estús tfou los que mereceti utf especial estu-
dio« mía discüaion prolija é iluatrada. Al poco lino, i la corta
prodentiiade la QposlNbti debimos el no llegar < ellos. Si 00 se
^«bifse • hablado tapio, si no se hubiese «liscntido tan larga
y i pobremente sobre cada consulado extranjero y cada juzgado .
de primera instancia, algo se pudiera haber hecho , y alguna
reforma haberse intentado sobre somas mucho mas importan-
tes , mucho más gravosas á la Nación. Pero llegamos asf á los
últimos de junio , y eri dificil tener por mas tiempo abiertas
nuestras Cortes.
S$gunda i^^.— Tono 11. ai
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i.6si . .HBviar^!'*
5.I-.. : tj ' ; 'i:--..: ■' . :..jí 1 -l^o: -i , "' J- ; i
♦ • ,. : i <•:, i;o' . '• • • . ..'
, Esiót^Q eaaiUO á la cuestión de li>9 fíreauímedloiai Por< la>
noM ftjtcó oUa de meQoe i»ic)rei i«iliiip»*eii aqafiliaÉ asaÍD**>i
bleas^ Tpdd e^^ «mpeBiQ de* lipd^ Jotj dqiutlidiai «oosistíá en Te**,
bajar ai ktaeja pósibleel eupo espedal diísas' fArovindas^ Pa^^.
ra ¡eatolae ajitabafa , para' esiocUaoQUBii/flfifiloradMiMile; para-
esto salvabasQ aoBvaios, colQo.aflai()rateit€| contra ehaeaerdo»
cooiratio* Mas cdiBoeae iiilerétjVDO;podia' reanirjeiic^ratidea
grupos, SIDO que {M>r eloontrario díy¡4iaiyk>calizal^ / claro
fue desde luego que la obra «de .la conusioa) bibia de ¡nesistir
á lodos Ios-embates parciales y dispersoav) y faabíWde eLew^ie
á. ley coDtMÍ el díelámeB particular, de l¿a mísiiiQs que la da*^'^
ban sii ^i»tes: •*•!)', ^ \' :
. Nada teheíñ^ puea qufl^decirüspbré estevpéptéy.^oomó'vo.'
sea manifestar na^stm opinioo.oitaiisná á: que cuerpos ookno.
las Cortes formeo y decreten semejantes repartimientes.'Car'^'
res{)ÓDdeles á ellaé'siu duda, eu oaao de .ana tai^xóntribucipn,
fijar las bases ó dcbignaif loa daloa aohrf que. aquejas deben'
verificarse; mas esto es lo único propio de la ley^Ho '^ánidó*
que con dignidad pueden discutir laai-ásambleasf^blhioas. La*
ejecución» la práctica, la- aplie^icioade las' bases á cada caib'
especial, corresponde. natnralmeniesal Gobierno, y no pueée
realizarse en Jas Cortes .ni con utilidad qi »casi eo» 'é^rOé'
Nu^tro espiMdciilo de algunos dSás , aMiscütirla'tabltf anéjiai
^ aqiMeUa'ley,.podia ao iser eslrano, p^o ciertaínedte'^ti ei^a
digno. Aun pudieran notarse votoa que hicieran rtfir; ai'q^i-'.
siésemQs detenernos ^en el examen de:€ista. materia;: '. -
■ . ,.' . ^ • ,. . .. -. V...^
. \ .^ ..'-.: .' ♦ • ;•.-'• ••••• ^' .' . • :
■ r . ;♦ .' ' ■ /.-'.»'•*, <• •! '>í) • . .'■ .»
Pero vengamos á la cuesüoa del empréstito.,. ;q.u^ ^.«^r4
con mas formalidad; y que exije mas imi)eriosamente núes-,
tra atención. *
Un empréstito formal f importante, cuantioso , era siii du-'
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da éQ agüellas c¡rcniirtáfa<ljás ; jáifn&no i^íganM'titilBi neoe^^
•Idad; pues que hemos pds^<Ú siii ^', por lo táeMé 4e iM
iki>s alia é indiipétMablé 'ctOiiV^aieUciá , eiioaóiiiieft y poíftica't*
- mente pa>a el Estado. Ijocura *jr át>8ürdo es él ihlajidar t{íÉé
^ lá^ |^6rt*ab puedan jamás sústéSíifr^ con laiitíntásr éointihtft d¿
uoa nación 9 aun en aquellas i|lié^-é9iltfn'dííf'óMitiariertDat'dle«^
nhagiígkBj abütida^e^> El4^iM dt £ba 'éoimiih^if dé los
. - deaeiMfiítii/ la úafieion -del lervicio' tdttitar fKir «Mfdio :d«íi]M
Stt«m />todd Wlpie la icBaJiú^oioii'littliia'^podtdtfiioYcñitáíí pMi
eximirse de tomar'preéUd6/»bdo 4iáb|a(J|4ftid«'fio>»'d«^)m9
alímetitdr pot algunos dtaB,el itiOi^a^o doiMuinW'^e' ípm ¿de--»
▼oraim. Se babia eaJldo jra*; bada oeArt»*dé' jos <afiosv'e» lar
tristísima! pi^e<nsíón'denO'talisfá<$éñr'Sus sii>eldos á>otat^oar«b áé
dases^ sé hMk caiáo^j» en utr4abdr¡otO' dtf- wtMraMy id
. amttcipacio^fiéÉ^ inas éoétosos^ iiias'^ii]0S0s,^ttMiá^nia6rjjl}es<pie
todos' lüs'empréMí tos confesados y •páblí<)oa.'1r^MSÓ^'Ofl|ipriásit«4
tos se hablan querido ; y de elW se'habift ftaijaAo ^Mm- deitniá
fei. Peré lá' itaieguiidád do qM noé^vo Gobierno dabfP hito
ejemplo' á h ISoiropa [ -y ladieéiidisnéta de hoéstros valones^ «efise^
té n^dcesári^ déiaostitisfecet* sus ittteréáéfiy ^win ■suBcietes«faio«»
sas'fi^á que esos d^eseos' quedasen' ab('»'y'Ía<{laelon ootttfimáNi;
' M ün adxtfio" cotí que dai* impiíM á^ llis^apéráeíbaes^ de* b
^erra.'Sold bobiera^ ^i&o posibles poi^*lent0iiées^enooiur«r tk-
^. les rechinos -á ccísffr *dé'aacri&db« iq^-«]gunas provineias del
vettto hubieran eóasiclerado^ destrubttíHftsde anf i»d^ii»Í« tJF *éé
sal perv^ñir-; jr qtie-algU^f)Ofenéiii e^wáújeraiqviaá'ilo Mn^
' biéra <6otiéénttdó impunemaftte. í • ' > < - : : : /.:|.
DMptiés delníinistevio del Sr.oMeódM>abi cuando el s»4
SobSeijfis dieqta^el d^pátiaaietfio ák 'Ila^ienÉda; teneoi^sett^
cáiáidd qtiáf se'bi^'por (tasAsi^iílKaaj^f^» una proposidiody le
MüiV adepCáfda'i' noisbubie^faí f^eilitlRlé algunos oeiiteriaMS^de
tt>Rottés.'CbiMsfc!a'élked ln véota'ai'¿otoiad<»de Íes anwwdel
AlriiÉdén ; ' caleúhitldb so vafer por loa* produétos «clisalea^ ■ ff
aun ofi^iéndo *éi paéto de k-r^ft^tenta pbmn tieaifedétéc-
ftilbado^ á vohltftaít de) Iqne «fuese gobierno de^>BipaAai FbopcN*
sieion, qbé bembi vlito t^^baaer cao l9iKur,4:tiM6iri/ eftieaí*
der, p^MrtfÉé lá^ jdagjg|ttttie^'iiilae< «eatajoiá ¡ipte tofde<cttalqiBÍerm
otro empréstito que en 1 837 ó 1 838 hubiera podido faciltíirsait
•
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i64 ..MTm^
I108.T no tomos aolpsi ni op^ lleva el espirita de partido ^jt^F^-^.
pf asarnos, a»{) la.niUniai4?a beoM'soídoalSrYMeodiza^í;, (fffiffí
seqn^aba s^A^idaineiite dp qiie eq ^a tiempo ^9* se le .bub¡^>ra.
invitado á esa {operación* Perp lesto, ie|i^iimQs, se ¿'^ orificó so-.
lo en el del $r« Seijaa, y noo^ioemos que haya vuelto, á^propfr.
neneá loa Ministros- posteriores. ,
En eoanto al de a.83S^, sus ¡4aa$ en esite pnofo» ^porine**
joi«deeir am -desees, no podf^U «ir diferenies de los. do 1^ úo^
aa%Bl deseaharnneiiipréltiio, y debia desaiM^W «oono úfHca
itedio deidar imfpuleo y vigoré la gueriia<i
' ffioiéroBsele por fin algalias pro^qsicjopes para ello* Na
«na sola sino v^ias casas, vinieron ofrecí^odolefu» aeryicjlps.
La del Man|«és de Im Marismas en particular se le. preiiepta-*
be coau> feancamenie desa06A*de tomar ásu caifgo la opera-n
oion.Bl Ministerio .creyó 'Sio duda seguro el ^ooMUirato, .obr.
tenida qne Cáese la aprobación de las Cóyrtesi: )Ea aa^a espf ri^;^
ka'piisseaió di proyecto de ley* ... <. .i ^ ,
( Indudableoseate bebiera sido mejor no publipa^: n^da,.M
aolíóitar nada, basU (¡ute el contrato del en^préstf q hubiese
estadOfeottGloido* Indudablemente bubiera producido^ roas effo-,
feo, y sobre todo no bubjera ocasionado inconveniente a^uno»
jilod aottdir ¿las- Cortes basta llevar en la roa^no .la . contrata^
y deotr. entonces tan aojo « aprobedla , pues con; esa condicÍ9iA
laliemes faecbo.»< En la situación de nuestro pais , con las di-^
fienltades, qUe rodeaban todos los actos de nuestra Hacieinda,
« solo este canúoo babHa< sido prudant^ , solo é\ bubi^ra pCH
dido evitar los males que se ban seguido de decretar e) em--
prestito en la I^ , y de no. realikarlo» Y tan, aiejrto. e# que
eaaisola idea, la de pedir la aprobación cuando estiivi^sa eon-^
dnyln la contrata , era la natural, que po|r mas qu« el Mi-i
BÍsi90.4le Hacienda protestaba hallarse aun entaraaaente Ijbre
iif'OeaspromÍ8oa,L tía estar ligado de ninguna sner%e. ni -0911
9ing«ba casa y la parauasion del ingreso era la ^.qntipfiría de-
eididámente, ytodos creíamos en nuestro interjpr' que algo
vas de unes meras propuestas bábia de haber con el^ marques
4m las* Marismas, cuando se venia, ya á los Cuerpos politicosit
y t»ando se nos eefiaba su nombre como fuodaín^o de i%
l«»»¡om - ,,,,, .,
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W VADIIII». 1 65
"SábbttixÍB bieíiló qué puede decirse en apoyo del projecfoi
y del sMétñi en qae Táe diríjido; pero nos parece de. poca
Importanciti , y juzgamos que eñ su interior deben conocer loé
Ministros de diciembre que anduvieron desacertados en este
llanto. Boeoo es que las antorizaciones se pidan antes de tratad
en aquellos paises donde puede tratarse siempre que se quier^
donde sé'enéuentran siempre casa^ respetables que se disputen
el acudir al llamamieoto del GobierDO, donde teniendo lár^n»
ta li&btioa un considerable valor, sábese que se consigue todo
tem[Á^ésVito con sola una depreciación lijera del hast* allí cóti-^
zado. Pero nosotros nos bailábamos muy distantes de ésa sr-
tnacion; nuestra renta estaba á lo; nuestras esperanzas hopo-
dian tebet* la menor seguridad. ¿Qué adelantábamos con otor*
*gar la autorización , sí t'espues no se consumaban los tratos,
$¡ él empréstito no se coovenia y realizaba?
¿Queríase tal vez inanifestar á la Europa qtle tenia el Mi-
WstéHo la confianza y el voto de las Cortes? Concebimos bien
y vpróbamós^ájíé^deseo ;' pero nos pittece que para conseguir
sémi^Jáiites vtfros; no era necesario proponer la ntisma cuestión
Vérttnpréstít'ó/y proponerla sobre todo de una manera tád
IbHnal. Lo tniámo ée podia' haber demostrado la estabilidad
del iKinisterio con' cualquiera otra* cuestión ; y se babria exi->
tnfdb'9% Tos 'peligros' especiales que presentaba esta. Porque lo
qúift b6y Ibón&cetnóii todos, lo que confusa é instinta mente sen-
ííamos'ya 'éciiónces, debian' conocerlo y distinguirlo bien los
liociíbres Sé Estado ^que se bailaban al frente de tos negocio*
'pábKcós: él nombre áél Marqués de las Marismas estaba de
'inás'si nó' se verificaba con él el empréstito; y la autorizacioik
lodabábia de ser un descrédito para el Gobierno , un descré*^
Wto ^)ara las CottesV.si aquel no se realizaba con alguien dc'^
'finitivameote./ , P ,
"' Asi lia sucedido^ sin ningún género de duda. Perdiese tin
jñe]^o;^éñ e) qué aventorábamoá mucho, sin exponemos á ga-
naf! én 'nlñgó^ná proporción* Hiciéronse concebir esperanzas»
lt](úé''ál:''cabí) quedaron fallidas: falta , la mayor que puede co-*
metét 'tín Cpbierno',' porqué es la que le priva de la confianza
t^mtrji'; fáha i tanto mayor en nuestro caso , cnanto que mú^^
Ifutiá* iiéiesideíi nos impelía i que nos espusiésemos ¿ella. Sí el
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Gpbi^üPQ Qp. hv)^^|b?t|Iadp..^e.,efiipr^$tí,t9 «p. l^^.^f l^r' oa-^
ii% buJiiérj^ i>o4r4a ei^r^fiar. ,gue a^ ^qitMsmpo^j)(^ ;pe^c.qi>t|ca^a7
seaigono.: ^ si^uacioA^f Í)ueMr.9 créda<¿ no p^rqijti^ l^usio-f
UG^y JDO 43lxa,lMgdr ¿ e3peraQ£f^,a¡(efigeDc¡a9. El {voj^cfp.mr
iu$(^>| fué i^lxiue hi^ co^cehjr)^s^ j^tfda la (u^r9^4e|.4/»i.T
c^i^^^lQ^ dpi .d^igaDO,,.4q jfi .ef8pfirpp?i.a iludida*. y)*lo ej^sc^
Spi.dpradQ.q^uejse'dKavai^efip^, tpdq.f^ayó pecefariám^pte w^
SQiAiitQ.res. , - . •. .. , ..))./•.: ../.;•• . • .,,.
, .. NQ.eft.OM^trpii^mo jpveajjigaf fRi^ .e¡»tp^ ^puotes .porque sf
inal<)gró al. fiq ^.poi^t^au del emprp^ijio , aco^flfda¡)DiyM'por
.unaaipi4dd. eD ].{($, Coretes. .Estáfii^fajlQ nuestrq propósito el
exáoo^^p de loa. acatos dt^l Ministerios ep, c^^.nJto no tJL^neo relé--
$ioo,,cpA,aquej|la8,, Báatanoa obser.wajr, dentro del circulo ,q||jp
npt^l)^mc« ,(r9za4o;9 ^."^^^ dirección que f^ au prÍQc¡pV> tu-,
vo este negocio: bái^Ofis jn^icar que, tal Ye^ ese nombre, dé
Agiic|c|o^^c¡tO)qo^)l]¡vena' i^pt^^i^cipn , jfetjo, iinpriiden^emente»
pudo;contriJbuir4' quA W n^g^ificipnf^ Qsp^ri^enta^fin álgupii
la^^inílpeiicia: bástapos.aoa^ener ppr lUtimot^^e Ipn eaAierzoe
;^e la Oposi,cio/^|.]dir,igJJdos indudablemente contra el Minister
yÚQ, tra^pasarpn el blanco que if proponía, ^ hirieron en t;u^
puQlo.nias aei^jJi)le» ^.a^^^^^^*.?!*^. ^^^^ .4 '^^.JRl^'^^^.^f^^Br
■?^>P^- • •>: ^ - .- •./.•."■! '^r^J.-.^.: ':•.;
I liaOpo^icipu^podja haberse cubierto^ df^glpria^j^iffiii:^^
la úaica d,9 loa tualos. efegot^;^ de.esta inconsidera^^ ley^yf^iáu'-;
dol^.ftin Qf^iiradiccion, tal como el Ministerio U preseo't^ha. Sji
pi^i^ que ej(a inútil » fi fteifi desdejefijonces lo que c^trpá po han
.yjato /.«no despees, elU/pqdia sin ningún ppmpíromi;K> , aifi
fuingnn obstáculo, ao(;eder plenamente á lo que no babia dia
ej^utar^,.Si por el confrarip ^\ empréstito, se.babiá de yerífi^
par 9 podia Terificarse»8Jiquierá>,ella no tenii^ derecho» derech9
jiuto y legitimo, para oponerse i lo que habia ^e,dar considev?
f ajcion al Gpb|ierno> y. babia dcf^lva^ ^ Esft^ado. Bajo cualquier
aupqe^p, pues^^l^.Qposicjon fl¡9 hubiera conducido cpn pre^
TÍsjQpj x^qn grandes^a ,, aprobando plenamente I9 que.noa pref
Hes^tabajsl Mioisteilo: y si este Ío llevab^t adelante, aqu^Uf^
Ib^ubi^rfi apreditado su pftriptismp ; y jii este sucumbía ftn,U
gi)ra , aquella le bubief;a podido confuiHír irrepUeabl^meota^
I ^ : Afaa/paa ppacedimieniOijpseai&tenia'erau impqaible^.á JfV^
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Dt'^lfAAatD. 1.67
tm OpMÍoíoD« Ltt enemistad pereomi, U envidia, la ambición
pequcfia ¿iitípacieiite» mil otras pasíoaes, te btfbian beeha fo-
gar entre Atteslros partidos» y nada podia eximirse de sa íií<f-
ifaijo.- Dejóse á un lido la grandesa que se presentaba y 'ae
ofreeiaieeiBOrntnica, 7 se acudió á misertas y^á meoqtiíndades.
Begat^óae laque era preciso conceder, y se dio con esto el
segi»i«io.{M80 en falso pata la ^rdicion de este negocio.
«Mr 'lo que hace á la Mayoría, ella sostuvo oalorosanfrente
al Ministerio. Convencida de la nc^cesidad del empréstito, do^
múkade por el deseo de la paz^, qne había fijado como la pri*^
^mer cpedieioo de su' programa, no le era posible escatimar ni
en lo'mail'minimo el proyecto de autorílamoa que se le'* había
pimeniado por aqueL' Añádase, como ya hemos, dicho antes;
4)j]e'ntteitra fníiimaiconvicoion/era entonces que ebcontratoes-*
taba ya convenido: añádase qne no teníamos ningún motlVo
de desconfianza contra^ la Ivibilidac} del Ministro de Hacienda,
qMÍ^ contaba por el contrario con nuestras simípatias; y se co-»
nocerá oómo'no podíamos oponer dificultad alguna en un pro-*
yeeto que á- nuestros mismos adversarios pcílitieos hubiéramos
S)tofigado«.
Un* incidencia eourrida' eii esta coestion del empr^iito
merece ocuparnos en partiooiár algunos instantes; pues avD<«*
que no 4lfmó poreotoocas grandemente la atención públioai
aunque no hito hablar ni escribir de si en aquellos*momen-t
tos, está enlajada, iarimamente,- como que es «na misuMiy coa
oíros heebos anteriores y posteriores de gran escándalo', y pe^
sa cdn<iodá< su gravedad sobre una de los hombres m^símpor^
tantes'de>iiiiéstPo ^lariido. Hablamos de la ouestíon de los a20^
gMSy diA eavitralode-lá oasade Aothschild^ bajo el minitterio
dkil Sr-iConde de Toceno. • • , • í- • .1
Seria negocio suilMmenfe largo«'y también ageno: de 'lül
pteseitneaí'inemiorias , yi referir todos los antecedenies'.iNkidA las
fcses'd^elta. cuestión. tilla'Vien^ desde' í 835, en queii«<^ádJo^
dicaftioii' en •Concurrencia ¡de otrarfnucbas casasr4(Iaf dé^RotUs^
bbilAde l^iiris y Lóndiga 4es ^í^sóes^i^u^fHrodDJ^seo íiáinuMl
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¿le
l68 'REVISTA
d^l Almadén,» míediaDfe, el precio áe 54 peioí ^ &: ve«U» di
i]^Í9Ul 9 y por ^ 0B(M€ÍQ de cinco aBot , 'qoepo^na iheducír á
irfls cada uno: de los contratantes. Mas á poeo lienifo de ocor-
|[ada esta contrata < ae biciecnn ásoiiaitud delimiaiiio Rotba*
cfa¡14 al|;ttoat ^lteracione•^eB ella, renuficiaiidoi.aeftaladatDen'^
te §1 Gobieríid la faciUtad reciaoría^ i^^ como acalia de decirie
ae babia reservado, y fijando desde kiego la dttraeioD<¿l coin^
plifta 4o loa cinco 9 mediante una pequeña alza de «preció' qoe
.aeiestípulá» •
. Lai Cortes constituyentes , poco tiempo antes de eonclnír
aus sesiones, Ocuparon algunas coo la discusión de este. punto;
Si loa acto^ de^Sr* Gpaide de Toreno encontraron en ellaaalgboa
defensa brillante, encontraron tambiea violeotas y apasiooadaa
impugnaciones. Por tres ó cuatro días se babia combatido ni
antiguo Ministrojr á lascases de ilothschiki con un calor y ona
animosidad de qne babiá pocos ejemplos; y el Sr. Bardafí >y
el Sr. Seijas no Jiabian encontrado una palabra en obsecpiio
de los actos de su antecesor, que creían sin embargo couTe^*-'
ni^tea y obligatorios. El resultado fué declararlos nulos é
insubsistentes, rescindir el contrato para los tres años, eo|nó ae
indicaba en la facultad primitiva , y declarar que en lo snce*
sivo se administrasen por el Estado los productos de azogue del
Almadén. '
Las casas de Rótbscfaild entre tanto no habían pñstado un
asenso silencioso á estas determinaciones: ellas reclamaban, y
aosleoían lo que juzgaban su derecho, de laimaneraque creiab
posible. El Conde de Toreno por so parte estaba sentado en
eiCpngreso; y debía serle punto de lionra la defensa de unoa
behoa de su administración , tan malamenlie tratados en cu«*
6«ncia suya. Era, pues, de presumir qi^. algún dia hubiera
de examiimrse esta materia eo imporlimte; y acalorada diaco«f
siq9«^ y lodos lo esperábamos sin dndaí quién naas \>r¿xinaa|
quien mas remotamente , cuando el .proyecto del. empréstito
iMbo i presentárnosla en uno de sus artiofilos.
! Propopia este que se decl^rasen como bipoieoa especial
dc¡l convenio futuro loe azogues del Almadén, y. pedia eoft
este motivo que se autorizase al Gobierno para ti^aosigír bui
difimiUades.qw había* producido, o^n 1«< oasaft de Rotbscbild
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DS MAMIO. 1 6^
di d«eMo de k». CÁtim coo^úiújmteB.'^AV eseui^har «eme-^
jiinteajpiicdlo<|>ftl coDsiderar'ciJMdadosaiiienle sos palabras , to-^
dos ereimos Jlegado «i moroeiHodel combate eoire el nuevo
•O^bierno y «1 Conde de Toreno por uo lado ^ j el Sr. 016^
'^^8^ ij l^i demás rcMea de aquelles QAtkek por el otro: to-*.
dpa'cfeinate con plaoer que el Sr. Conde de Toreno trataba de
f^beaer^aa acüaaoioDea que se le habían dirigido sobre >eMe *
jmAto, y que iba i = empañar, una discusión fuerte, seria , t¡^
• gorósa, en la; que hiciese callar las impuiactonea de la igoo^
rancia , hé deiWnioias de la nía la feJ' * ' * "
.M jJEl que.; escribe ahora esta^ lineal^' estaba mas conVencido
<^: nadie de que ese debia ser el lamino necesario de tales
deliJbmraoiohea: aporque habiendo tenida la honra de ser cob^^
, aübado en 1.837 ^^re esia mftieria |ior 1^ casas de RotbsdiilJ^}
conocía á fondo «us antecedentes^ y creía con seguridad qué
Hing-un^icuerpo político , eorao k» eran nuestras Corles, podriad
diidi«s,iina importancia de acusación, ni aun de censura, tato
luego Qpmo los viesen bien expliéadus. La defensa del Coodé
de Toreno era en su opibion tan sencilla y concluyente, que
. aeio se.adaairaha de que enemigos del mismo Conde, enf^ndi^
doa<en estos punios, y acostumbrados ala liicha parlamenta^,
f iay quisieran proporcienarle el triunfo que por necesidad <ba^
¿ia.de obleqer*. ! . . ; • -^ ,
. Principió el debate pot fin en las seociones^y principió ei|
alguna hasta .con itioleneia y encarnizaniíeilto. En ea»o de óreia
^V un presagio de laque seria la discusión soiemW; y de
heohé, eea^natural que lo que en. el aecretb de fiqoelkiá coitffeí^
caba fiiene y a|¡¡tadp>, noi decayera dé estas cualidades atite él
¡lúblieoyen la arana > de ¿loa partidos y' de las^pasioties.tAél^
Miestra admiraoMN^ y nu^atra escrañen fueron grandes^óunn^
dfibvihMMqfle el Sfu Gip^aga proponía sencillaiwevte niM en^
aaiénda lA atftkulo, que el Qobierno }a^C0nsMi.tia,fy que beis
rmlo.«l nonnlbre dp la casal de RothsefaiM, desaparecía emeriM
mente todo motivo¿:(óda (taifocto 'de>debiit¿. (Porque estol (Wtf
1oiC|iie aMadió deisna numera ¡impensada;. esta túi la/resblu-
mufkiá aquella tcirttéiitá,.qiie;se balñalamoiiíoáado^tfa 4ttMu
• Bjasanftájriáaanisaiip :'i.. ^ t /: ^:>-:- >'/.:'íl:
i. jFoó p4MPit»fi|uffa. na híen^ fué por tifemufaíiiftiiiial'^ .
Segunda série^ltmo IL aa
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IJO mvoiTA^
terminaciaii exUrafta , «»ta -oucU; de lasrwrúiák €il el> MHnaslb le
combaür?:-^Lfl Mayoría pudo alegrarse, en ¡aquél' monedto^
porqiie enecoiga de escáadaloa ireia éuíwimirse la #ói(éian de
UQO grande: e| Gobierno pudo 'también ^dompfaoerie/pontaé
cqqseguia ap j^\je|eiaió necesidad de aesteoer vnh pefea.; ^mé
^ilüo y:U'9ii'£i sé debieron doler ^> pacadi} aque)l*-h«ra"de
ilu^igo^.de que el punto grateque eu («iAiestion leleacMrrabá
sa hubiese quedado. decidido; desque el iiipinbrei'ífnporláiitei
cuyo, hon4M: esiabii toAeresado en la>cont¡eiid«^jnoiBiubiese que^-
dado de una vez exento dé los cargos que se le'babíÉu/heoGo^
paro de las impuUciouea'Coá que habia querido tnavcbáiisele.
. : Bueno es poc lo. comu-n eTÍtar los escindaloai^ pero A^ «pt^Or^
bf^reoioa jamás que ..se les evite á toda costa* Los hay tamit**
4<iéi9les, los hay indispensables alguna, vez ; porqiie «a un <er^
iror JQ2gac que ciertas nubes se disi|>an mientras aó roinpe la
toi*9lent2(v -mientras nooretumba el trueno v y no :ae eadiMdéO
faja atmosfera loa rayos. De esta clase 4iabiau^d« «er am^dJüdit
las 'agrupadas coáira eLSñ Conde de'Toreno/ Vale detnafiíadii
estfi seapr^ para que abandonasen de <bi;ena fé sueeaensigos éi
mas* pequpSo oérgo dé que pudieran aporrarse contra^ él^ 0e^
jar qUo» la lucha, ocumílo estaba abioria/é iba á- (eiiér piitMsiÁA
pía 9 nú era «eder, era dilatar* Teiniasiea aqn^l moiOMto» f
aplazaban sus intenciones para otro. ¿Por qué,'pws^ cooi^
placéalos .-ea bus deseos, y. aiixiliárbs en ái¿ plaÁ^? " -
i Ia oQaatooL 'era propicia por todas sos circunstai^ciás', y no
eOmpre»deatf>a verdaderamente como «el Sr* Gonde la^deji ^-<*
CMpar* Lo.oompDeoderíamob', si dúdasenos de lauíconduota;
lltu justificación íuése difioil á nuestros.ojfss.' Poro por Id mSt^
IM qiMiOóoocemos.iel asunto^ por! lo mismo qbe material j
nsofíalipente pre víamos sus reiukadoa, mos parece mas exirate
URf aquiescerá: [que á nadie n^aa qoieí i; el> mi|BiiM| lo eik
p^jtidiclaV, . cuyo; rconsiguieoté necesario , aio difíefl á^-'áf*
c^bm^ haíiÍA<^o áar la acabación lanzada '{kir^eVSn fieoáno
]^{ la aegupda^ilqislaliíra -de >aqaeUas*iGdrtes»- • >«^<
«iiitLatve^-dad e»; que.laun laa persenaa mas • tmideinw uifnea
iMine»ias defalsa f deaásli*oaa iuspirtitiM ^^y q^o^tal Ué<pa-^
ra el Sr* 0>nde de Toreno el de consentir qua^e «doiítáMi^A
4iardtaifla'euiiaada dt| Srv Qlóiá^a; NouippMrevMi oo >aqoel
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PB MADRllK 171
1 . 'íi"»'*! . . ... . '.
instante grande y superior como convenía : rebajo su impbr-»
tancia, sacrificando mas de lo que compele á nn gefe de par*
tido. Los resultados han caido sobre el , y caerán mas larga-*
mente aun ^ porque son largos los que se siguen de^un des-
cuido de esta cUse«^ Y al cabo serll donoso. el escándalo qne
se quiso evitar , y será mayor escándalo todavía ;. porque des-
pués se han aumentado compromisos, porque después se han
formalizado las acusaciones, porque el asunto ha tomado to-
do el vuelo que ttá ¡vMbU , y la Naei^^n y los ptfrAdos tienen
ya derecho dé exigir* que se prdnt|nc¡ela.véfdíadV y te dicte
el fallo de la justicia.
«, . í (
.'!(
h Fi'PAOH«C<W
(lahoniiAMchneH'él próximo ñúmiií^^ '
^. ".1: ■ •" :• , M ' .j. . ■ ', ií^iui¡'>
^ . . - • .«• , '\*>i-,t í • ]1 ;' iini/'-A
: i . si> ^ '.!• •'■!/' -.1 -'• » / •• .• \| 'Ji.*: hIiI f
' I .,»í • , • » I •' ' • , • - t , - j¡i ,5'> f i-^ ,
' i' M ., : ,*■ .i '• i W.^ í>.: : • • , :M . »Tí)l» «v/.tj
» « i( 1 '' p .' • l' '• ' ' "[*•'»«'•.• •, ..( i /''í. J. >
II .• -f. ••. :' í. : t " *> ( íl' .. . ■ , ' I *í í. w. »
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». . r ,. ., • .f.IlD C • : ■ , 1' II* Mj. • ' ' -J 1 » t I i .,.> .O^Ü «fjt/ti« -'f] 9*
' u'i «I '» i - i.'- j ■•' ' •. '»•! '!<» ' ';•"'• .'í ♦ ni» fi •! ..' :'i'¡ tíj;'.-
.-, , I • '. I. ; i.l u. -ji,' ji ».* -li •'• . '«•;''; niwJ ♦)»'# , ..'Mol •■' >
.. !-> ■"• fl «3 1*. # j .»! -í í'.'ni fi : • ;' ^a' fts64| áiih..' n'i t
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17^ «ETIVrA
\
bibliografía.
Estudios w hsrbc^o pshíi^ Lecciones pronunciadas en el Ate^
. iuto de,Afadr¿d*, por Don JoiomN Faamoisco Píchioo (i).
CoD complacencia suma ananciamos los Estudios db
CBO PENAL, qu^ va á publicar noestro amigo j esclarecido
profesor ^1 S^i. Pach^cq, j cuya ¡nlpresíon ba principiado ya.
Nosotros bemos oído pronubciar en el Ateneo algunas de las
lecciones que forman dichos estudios^ y no temenrios aventu-
rar nada enunciando que el público ,- que no ba podido asistir
á aqUeHf cátedra 9 experín»«ntar4 al leerji^jas mismas sensa-
ciones agradables qué nosotros sentimos ai escucharlas. Las
máximas mas sanas de legislación , unidas á l<^ mas rígidos
y liberales principios y á la mas selecta lógica, y pronuncia-
das y escritas por un orador y escritor que reúne las princi-
pales dotes que para ello son necesarias, no pueden dejar de
cautivar la atención del público ilustrado, que mira con apre-
cio los gérmenes de ilustración que se espareen., En este pon-
to séanos permitido decir, que el Ateneo compuesto de las
personas mas distinguidas de Madrid por su saber y su posi-*
cíoo social^ ha sido uno de los establecimientos que mas ba
contribuido y contribuye á la propagación ' de las luces. Alli
en diferentes cátedras , á las que concorre una numerosa ju-
ventud que no puede contener su no reducido, local ^ sa
{%) Eitai l«cclon«g ae etua proanaciaado aetiuiliiMate, y ae daráa par
•Btfcgu y pan qa« pvadan ncíbine ea todaí partat á poco tiampo da kabar-
ia pronnaeiada Cada aatraga cooiprandará trat 6 eoatro laccíooaf : tras «■-
tregaa foraiaráB vntomo aa coarto da voat SOO página*. La chra coaatará da
daa toaioa | da \n19a papet y ataiarada impresión. Et pracio do cada tomo as-
rá aa Madrid para lossascritoras IS rs. | j SS an tas Provincias.
8a snscrilia aa Madrid aa casa do la viada da Pai| caita Ma'joTí y «a laa
ProTiacias aa las adminutracloacs da carrsot| d Itlmiaa daada aa aaBciiba i
la G&OmCA JUIUDICÁ.
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inculcan los mas sólidoé prÍDcipios del derecho político', las
mas luminosas nociones de la hisloria , los conocimientos mas
adelantados de la economía pelitiesa, y los elementos mas filo-
sóficos del derecho penal, asi como también se hace el mas
crítico examen de nuestra literatura , j de otras ciencias cuya
enumeración fuera prolija; pero que boncao á la par al esta-
blecimiento que las proporciona , á los catedráticos que facili-
tan sus conocimientos , y al público que acude presuroso á
aprovecharse de ellos. ¡Dichosa com^saciont entre, tanto. jqi4
como engendra la e|)Oca de agitación en que vivimosf ¡Quién
no siente dilatarse agradablemente su corazón , al ver reunidos
en el Ateneo, con el saber la aplicación, con la libertad la to^
lerancla \
• " De (feseár fuera que algunos de lt)s demás profesblres del
Ateneo, siguiendo el ejemplo áA Sá. PiCHBdo, Sé' d<écidteran i
publicar sus lecciones, fil público gánariá en ello múctíbVy'^é^
p^blicq' no seria ingrato con ellos, porc^iie pocas vece^' lo ^
con fo qiie es verdadérámerité útíL Nosotros fellcitainos ál
Sr..1^achbco poir sü pensatnieritO; y si no habláníoi del maldito
literario de siis lecciones , es porqué siendo c^onocido y apre-
ciado cual se merece, tememos re&ajarle tal vez con los elo-'
l^ios que de* el pudiéramos hacer* ''^'
1 .
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» Guerra <iy¿l;=: Ai fmpf>ei)der,.^.u,^jr8^.fAr®fi info»uaí de, ,e¿-*
|K>Qe^, en .|jéi:niio98 geóeijftl^t^ t^^Udcf áe, h |Cpntieoi)4 ciyjlp
<| pe df|t]|9ff 9. todavía á, nue^txa.palTÍ^% volvemos c^si sin querer '
^ vjiita y dirígii;i|o^ todavía nup^tr^^ miradas hacia lasnroviii- .
«ias di;l |ia¡s yasco-D^^yarifOp C^p^^J..f)e^¡t¡o, principal^ W
ii^^rreccipo, camote, donde )a. guerca era esencial menie pi)pu«<)
lar y e^^^a a{H>y^adat fipP,¡^n fiind^dos^ pn [v^derosos motivo^
y ^recelos I su esj^doüclual ^o pbede\n:\enos <)e escUar v¡va<-*
mente la atención , por mas (]u^ bajan deituestoja ^as arreas
y se hayan entregado confiada y generosamente al gobierno
á quien lan ciuda guerra habían hecho: el aspecto que presen-
tan es consolador y halagüeño para todo buen i^pañol » y sa
ejemplo no será lo que menos influya en la pacificación de laa
provincias en que aun arde la guerra , y en la total fusión de
todos los grandes intereses y principioü, que entre, nosotros
están sangrientamente luchando hace treinta anos. Porque el
es|)ectáculo cotidiano de unos pueblos, basta ahora amagados
siempre de la devastación y el incendio, y de una población
armada constanlemente y en guerra, convertido, como por
una especie de ensalmo , én el de unos pueblos pacíficos j
tranquUoa, y en el de una población entregada con seguridad
á las ocultaciones ordinarias de la vida, es de ])or si mas per-»
suasivo y eficaz que las sujestiones de los agentes de la rebe*
lion y del desorden, y mas provechoso aun que la conseco—
cion de ventajas considerables en la |iarte material de U gcíer*"
ra.—^Los pueblos vliscongados se hallan en la actualidad cele— ^
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tita¿ioii99 yide la antigua ckiwieraciav iWnáce, (ior* decirio á^i^
o$9rea4o de i^couerdos.y de trndtoidneft f)OpaIare8 al lado de láá^ •
iMCtuales inatitucicmes , !pródacio!de la Eloaofia moderna 9 pero
desnodas avu de-la; gieria j dol prestigionqiie dá h imUgü^
djíid y elt-c^no'de. Lm tiempos i loa eitaUecharieatoa de loa'
hombrear LOa debaíaa^ to </ árbol de Cárnica y 7 loade igual*
q«t4iraleza eo laa deniaa provinciaay traosfortan al obsemSor
filpaofo'á otros tiempoa y ediidea; y le facilitan^ «o easfpO|
por decirlo asi , eaperimental , doede estudiar los iaieresaulea
pormettorea de la antigua' civilización y de la ya pasada* soeia-'
bilidadiTsHo es cato decir que el tiempo do baya: hecho mella-
eaiaquellaa iiistit4aoioBea pofVularis, ni que represeoteu hoy;
OOO'eDtera verdad' lo qué erao en. los atgloa páaady^;' el tiem«*
po no paaaeo.valde abbre muguna^iiistítueiOA' tvi estableci-í-^
miento hiMnanb; y serta muy desacertado y expuesto juagar
deilsiimtiguá adciedad y c|elo8 antiguos góbler.nos municipa-i'
l^p6r el aspecto general de essasi venerandas aifttiguália&« Ellas'
aoihap aooaaodado con el trascurso de los aSos á laa^exigencias-
de los tiempoa y de loa íatbreses si«i cesar eh variación y éti'
{progreso; y ellas se acomodarán por fin' y de su pi^opio im«->*
pulso. á laa condiciones.de' la roodéiiía sociedad y de la aó^
tual civílizackin eurofiea. Pero aun en su gradual reforma y
tcaoaforatapion prdKn^angráiuiés rasgos de sus primitivas facM*
ciooes; troaoa insignes de SU' todola y nátermleza primitivas;
y.4 1a. manera de aquellos edificios, y monumebios famd^,'
qi]^ han sabido resistir al euibia(e de los t^empoft y d<^ las re^
voUicionaa, pero en los cuales « . sífa. embargo, dejd cada iiglo-
m^rcadecausello, al querer acomodarlmii las exigenfci.as con«
tampprdoieaSy ofrecieodo eú ati miama aberacien y auciesiva}
reforma «M' historia v^va y! compendiad» del arte, y una
mueslíra de.&a Índole en eadU Ipoca; asillaa imtiiuciones vas^.
eoogadas ^ analisadéií oon inteligencia « presentan preciosos res^
tas de ib eivíliaacioa y jeulturar de las edades pasadas, y abcbo
Oampo á «tiles y profundas iBonsideracie«es.; :i-; oun- 1 "^-^
¿u extsteocia legal por otra parte, eu medio de iiue8iroa¡»¿
lama potiticp,.ea tiba jirhefaa y unejeibplo manKestodequo
ae ba lenuo<iiacb» ya á U idea de deairsuf vioknti|DMitte -toda^
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*7«
bft.jinstilodiooes dnciguBs, y de'qn«.á la 8oÉibrft^4ffl'i|fOtoo éé
I^.fegooda Ifal^] puedeoráunarae y creeer iado»-Ió8 giieiildiés'
•intereses «óblales', ibdos los* géraienes de^ aoctoiny de vtdá qnt'
aaimari y .vivifican/ a la actual sociedad espaSola. Esta ao^ra''
dirección die los áotmo^., este nvevo prtoci(MO deíoleranoia y-
de progresa, «(ftte te desarrolla y naoe eokro los liorrorea y
(JOAvuIíÍPDC^ de lain&as eocarnizada guerra dvtl , hi sido»*Sb^í
IfüIbemenitelproclafl^adaeQ'el famoso eamtemá de Vet-gtí^m;^
oonvenio {Q^ya mas im(iortanté eoosecaeocia tal vea no btf-sidcí^
la teritiaAaeioii ioaaedíata de la cooiienda aas^terial á que- 'puso
cabo, sifl^el babetf ofeado lina aituactoo capaa! dé> anudapr kü]
Í0|erei»es y priocipioa. del aiiiigao réginten con loa itnereséS'if'
principios del r^gioAeq actual \ jr;de amalgéiDai^ y iconciliar Ua*
opuestas, pceCtosiqnes de^^lds.iencoiíado^ páiUdoi, qoo baiM»
attoir^ nos bao dividido yideslroaado.-vwjie aquMa raaoq por-;
que^sste baaoso. convenio esti ya ,00 solo bajd la garantía da-
la fe pública, y bajóla que. puede prestarle la legítima. ia*«/
Í^Q^pi^ d^.iltislire. caudillo, qae tuvo' la gWut d^ presidir -á
t^O yentui?os0 luoeso, aino bajo 'kr < salvaguardia do'Htt ^grao'"-
interés ñacioQal. <Porieslo cúandoi algunos imprudefitesp'é m^>
GOAAÍderados iflipbgaartin diaa. pasados, apelando á paslofiea!
miaerables.y . mezíquiDasf^Jas pretensiones de algmisoa ind¡tt<^'
duoa comprendidos .en aquella solemne' estipoiacieío ; la preiíaá'
diaria lantó un grito de reprobación y de* alarma , qoo secwa^.
dado ppr la opinión pública, eb esto camo en pocas cosas aeor^'
de y universal , obligó á aquellos inconsiderados ¿'dar evpti-^.
cacionesyá retractar su ¡mpugoac¡on.=xContodo' no^podÍH**
mos m>oos de recomendar á los hombres influyant^8.en>tos no-*'
gocios públicos , cualquiera que sea su opímon y sisfama , que
procuren por todoa los medios posvblesy que las eslipalacionea*
de Vetgara tengan en lodq un hidalgo y leal cutisiilimienio;
y 00 solo porque asiJoex^eel bben crédito y bma del go*^*
bierno de nuestra rsina. y. de 1^ ^^pinion- Kberal ; no aolo por
los riesgos y contigeücias que «na conducta ruin y villana en*
este punto pudiera muy fácilmente suscitar, aioo porque asi*
lo exigen iateresés mas grandesiaon ¿ importantes,' considera*
eionea de mas irasoéndeneia y gravedad. El hombre pttbIjoo,el
par4ido>qj«a por Ottalquáera raaoú ó ibteres contribuya 4 neu-»
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DB HADRID. '77
tralizar ¿ impedir las importantes consecuencias de aquel gran
suceso, y i estorbar por semejante medíosla unión j alianza
de los dos partidos contendientes , merecería ser contado entre
los mas funestos enemigos jde su^patria, y en tal concepto será
tenido y reputado por la severa é imparcial posteridad.
Por lo demás, la guerra material pocos progresos ba be-
cbó en el mes transcurrido: y si esceptuamps la toma de los
dos pequeños puntos fortificados de Higueruela y Cbulilla,
apenas ha. habido ningún otro acontecimiento militar que de
contar sea* Nuestro ejército sigue en el Aragón y demás pro-
vüicias del Centro , estableciéndose sólidamente en los puntos
convenientes para etnprendér con vigor, ala llegada del boea
tiempo, la embestida, y para circunvalar á los enemigos en las
asperezas del Maestrazgo. Estas operaciones, aunque silenciosas
y poco brillantes, pneden bien dirigidas producir |;randes re«
aullados: la inacción es la muerte de. las insurrecciones ; y si
por aquellos medios se logra reducir á Cabrera á la imposibi-
lidad dé emprender nada importante, con esto solo y. con in-
terceptarle los recursos^que está acostumbrado á sacar del país
llano, se habrá conseguido darle un golpe mortal. Entre tan-
to se asegura que ba empezado ya la deserciotí en el, campo
enemigo; y que este se halla entregado á la mas profunda di-'
▼ision , que aunque comprimida ahora por la ekiergía y cruel-
dad de Cabrera, estallará al primer revés que experimente, ó
' A la primera ocasión favorable. De todos modos es un(^ cosa
€fue no necesita de grandes esfuerzos de ingenio para ser de-
mostrada , que .en el orden natural de los sucesos la insurrec-
ción del Centro está tocando á su fin y desenlace: que no pue-
den ser ya muy duraderos la aversión y el encon¿^ que la ali-
mentan y dieron vida, habiendo empezado á tratarse y enten-
derse los partidos, y á prestarse confianza y fé en sus estipu-
laciones y convenios. — Verdad es que en algo parece oponer-
se á este vaticinio la (\preza de los bandos del general Espar-
tero,, expeliendo del pais dominado por las ariQ^s.. de 9ujpWi^.
úo á los padres y familias de los sublevados; y las t^^ff^ é
inhumanas represalias dictadas con este motivo i)Or Cabrera
contra los sospechosos de oculta adhesión á la causa de la Rei^
na. Pero estas deplorables medidas , triste é inevitable fruto ám
Segunda j/w.— Tomo IL jiJ ^ ^^ ,• .[^
P . . ^ Digitized by VJVJ'V.^VIV^
178 umvwrk
la guerra impía, «que aniquila 7 deraatii ¿la aaeion^ j
. cuantas á ellas sean análogas y parecidas , quizá na son en et
estado actual deias cosas mas que los últimos efuenoe de los
rencoVes que se extinguen y de los Furores que desfalteceB j
desmayan. Algunas semanas, antes de U avenencia de Verga—
ra , y cuando ya se estaba indudablemente en serios tratos, ae
encrudeció todavía la gnerra civil eó el pais vasco- navarro, y
Vimos ^on dolor incendiar las mieses y los pueblos , como si
epn este último extremo de f^^solacion se quisiese cerrér et
sangriento periodo, que iba á tiiminar de alli a algunos días.
Quiaá en el Centro vA i suceder ft*xira \o mismo: á lo menos
i)o debe hacernos desconfiar el inesirarado encrudecimiento dé
la guerra.
Cataluña entre tanto sigiK^ entregada ¿ su mala muerte'; y
por el pronto se batí disipado al paracer las esperanzas que
la catástrofe del conde d^ España y otros no meóos ineqoi-*
vocos síntomas liabian becbo concebir , de que se terminase -
también allí Id guerra por medio de honrosos tratos. El enemi^
gó; al ver el desconcierto y desarreglo de nuestras cosas en
aquellas provincias, há cobrado nuevos. bríos, y afecta no
querer ya ningún género de transacción, ni avenencia. \m
causas de esta funesta Variación , manifiestas y patentes á todo
el mundo, demuestran la exactitud de nuestros rifesagios j
teáiores\ cuando vimos separar del mando de aquellas provin-
cias al único hombre que había conseguido afirmar en ellas el
orden público^ arreglar la administración, sostener con los
recursos del pais á un ejército disciplinado y valiente, j Con*^
finar á lá parte estéril y montuosa del antiguo Principado i )á
insurreceioii, que ahora se derrama impunemente por lodo él
á pesar del aumento que han tenido alU nuestros soldadof*
Cuando los gobiernos, en medio de crisis y turbulencias como
la actual , encuentran hombres semejantes, y los desechan , jr
los desairan , y se complacen en deshacer sus obras , á pesar
de los clamores de los que conociendo el riesgo levantan ln
vtí^^rá avi^Srló, no solo desaniman á los hombres dd mérito
y^^ér, no solo alientan las malas pasiones y las ambiciones
mezquinas de las nulidades y medianías, y no solo en fin
enervan ellos mismos y destruyen la autoridad que debieran
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DB 9UDIIID. ,^g
euMi6km%niB cMflerw ^ uño que «iteciándoié el tempor*!,
y Mbíendo dé pnilto kt nele» oríginaclos de aquel deMcierto,
titMQ quefanr por le hamillacion de que Jos miamoa qae loa
impdieroQ y fonsaron á- emprender tan fúoesio camioo, les
ceben en cara su eondacta, y les bagaD patente demostración
de ana yerf oa. Asi ha, sucedido precísameDte en el caao actual:
•1 aisteqia éel barón de Mear tan impugnado, tan censurado
tan siti piedad maldecido, ha sido por fio presentado al Go-!
bkrnoeomo el linico en la actualidad posible y conveniente,
y lo ha ado precimmente por sn mayor antagooisu y adver*
Sirio. El genaaal Seoane, que aneoedjó al barón de Meer en
el mando, ba Tiato prddtiosiáielite que no es ló mismo subir á
la tribuna y lanaar acerbas filípicas eóutrA los yerros de los
hombres públicos, qoe oeupar dignamente el puesto de ellos»
y bsleer irente i los obstáculos y contrariedades que rodean en
1« aolualidad i los que maodM;«y él que ofrecía gobernar
pimibdw tArboledUs y agitadla con sóh un alguacil jbá re-
conocido a1 fin,>iiesto á lá prueba , quo no era posible gober-
nar á CaftattiBa, y 9sp§éimlmmt€ d su. capUal, rin la continuar^ .
mm dd iisi^na e^atietídopot el gcüeral^ taran de Meer (i )1
Mo citemos mte hecho con ninguna mira hostil al geoerjil
SeMie, separado ya dd n^audo, y reducido ¿la clase de un
páefieularv sino opmo una prueba insigne de lo que talen y
a^nifioan ciertas opnaiciénes y censuras por mas que las dicte
si se quiere, el buen pelo^ y )as sugiera la buena fe; y para
910 ainaaalradoa eo lan coéiosa esperieocia aprendan loi bom-
biiM públicos, unos ¿ ser mas comedidos y recatados en sos
fmüordi y ecdsÉciooes ; otros á hacer menos caso de las voci-
feracioneay clamares dé los palPt¡do&3;:No ooocluíremos con
Mío este pérrafo sin hacer une adaracion ^n OMestro |>ropio
imeféa y en el de la Tesdad bístóriea, que deseamos consignar
Éíempre eo. nuestra Cránka.
Dures han parecjdR^á algunos los términos cq. que á ?ecea
b#mo3 hablado de las cosas de Cataluña, y exageradas las pin*
turas i|u# de su estado hemos hecho, desde la funesta sepa«
(1) VMSM rsasffsISesaasdsS^ MtnhM, isierisMrfll itfMta sos
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1 9o . . .«BVBTA
vacion'del barón de Meer; i quien gopelimos (|aem ¿0 Vigift
conocemos , ni nos |t^a con él la meitor- especie' de nvieeioa
direcla oi indirecta. De esla especie de acusación^ neo^itan^og
yVjdicareos , y lo haremos con breYedad*=En la Crónica de
junio dijimos. ^^ El general Valdés ba reemplaaado tranquila-
)> mente al barón de Meér, y recibe aqneliaa provineias bien
«ordenadas y administradas , con svsatencionesxubiertas, coa
«la seguridad pública afianzada y ton nn ejercitó disciplinado
>y valiente : esperamos que en sus nianos ninguna de estas xx^
«/sas degenere., antes bien te ^desarrolle con felicidad y prósr
>|)ere.» Nadie entonces podía negar la exactiind y verdad de
aquella descripción del estado de Cataii^ña; veamos aboraecM
mó la pinta el mismo general S¿baoe algunos itieses dies|Hies*
» Me veo en la dolorosa necesidad (decía al gobierno en 4 ^
woctubre) de hacer presente á S. M* la absoluta impostbili^
• dad en qne me hallo de coocinuar ejercjendo pdr mas tiem-
»pe el pargo que se dignó confiarme. Mi salud sis ha qnebran-
»ladoextraord¡nariamente,.no por . el. íáiprobo trabajo qnaoéa^
*sionan los complicados asuntos del pais, sino porque las con-
» trariédades con que he luchado dia y noche para buscar y
• escojttar recursos con. qne mantener el ejército y demás óUi-
«gacíoqes; la lucha continua, con ceirporaGiones apáticas é io*
»dolentes¿ los malea públicos , .egoístas y hasta irres|ietuo-*
Msasá la autoridad que ejerxo; los .clamores continuos dé las
» clases activas y pasivas, y el temor constante de 've^ de*-
«vandarse las tropas por falta de subsistescía, hau agotado mis
• fuerzas.... este país ; especialmente so capital, exíjen h óooii^
«nuacion del sistettia establecido por el general barón de^Mcer^
• para cuya continuación nb soy yo* el hombre á propósito^^
^he sido estremadamente desgraciado en. cuantas gestiones -be
•practicado cfon las dtpuuoioaes provinciales y • otras corpd«
«raciones , para que continúen por los métodos eotablados^á
•ayudará conllevar. las obligaciones /ptl^s desde el momento
•que les faltó el terror, qne les infundían las medidas arbí^
' «trarías del barón de Meer , *se hlin negado y niegan afasolv-
•tamente, no solo ala continuación del pagoda adelantos que
«tse impuaidron voluntariamente en .otra éfiocsa» no. solq á ios
» atrasos qne resultaron al tiempo de negarse , sino también al
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VKIIAMID. iflf
»iAt.lai timiribuciouef decretadas por. las Corles/' Véase abora
ai en medio de h^ Trsses apasionadas de que está llena esta
aingiilar eoatiinieacion ^ nd está claramente descrita en ella
la impotente 'luché de «na autoridad inferior á la situación
jMtt los obstáóuiós inseparables de ella : véase si pnede deeifjM
naasesprScitamenle, que aqueüfei autoridM no supo grangearse
dn cooperación de las demás, antes -bien se las biso adrenas y
.contrarias; TQise sino era cierto, que no se tuvo el tino neoe^-
aario para teguir y 'conservar los mÁodos /entabladas de recau«-
dar y administrar los recorsos oecesariqs, para hacer que se sí*
gaiesen prestando por los hacendados y capitalistas los adelan-*
tos que en otra época se babian voluntariamente impuesto;
Táase si eran ciertos los jnstos clamores de las clases que viven
del Erario , si era un sueSp el descredilo en que babia caido
le autoridad, y sobretodo sincera también una verdad amay«^
ga y dolorosa» q«e babia un temor fuádado y constante de
ver desbandarse las tropcLs , y entregadas aquellas provjocias
i las depredaciones ^ tnoándios del cariisma ¿Y desde cuándo
babian sobrevenido tantas calamidades > y otras que eis aque-
lla comunicación no se mencioiían, sóbrela infeliz y desventu-
rada Grtalu&a? El mismo geoeral Seoane lo declara: desde que
/ekó el terror, ^ae infundían las. medidas arbitrarias del but-
rón de Meeri.tñ decir (dmpejando aquellas fraseología que no
tfoeremos calificar ) desde que falló el tino, la entereza de
aquel militar ilusire y distinguido, y desapareció la ponfianaa
que babia sabido' inspirar á ias clases acomodadas y sen8ataa.=3
Perdónesenoa esta digresión ; pero ella era á la vez- necesaria
para nnestra^iadicAcion y defensa, y- para consignar en nees~
ira Crónica d tesfimonio mas irrecusable de cuanto, hemos
aa^nrado acerca def estado deCaialuia.t=Los generales Valdes
y Seoane que alli mandaban, reconociéndose por fin inferiores
al puesto y á la situación ^qoe ocupaban , han hecho última*
mente nueva renuncia, y han dejado de hecho el mando: que
•1, gpbiemo abra los ojos y medite detenidamente á quien
manda áreemplasarlos; no sea que otro error semejante al pri*
mero acabe de estragar aquellas importantes provincias, y
tetrase indefinidamente so pacificación.
Política interior, sAntes de comenzar á exponer el as|)éc«*
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1 8a IBVMTA
to de los negocios inUriores en el met <|m «cabe de Amüim;
neoesitamoe ««parar una omisioa cometida eo la Cránma ao^
terior. originada de la ÍDdiapeiisable préciiÑtaéioii eoo que eai^
tos artículos se escriben. Al trisar la reaeBa d^t «íllktto Co%^
greso, j al examinar sus actos y conducta » no bemos beebs
nencion especial.de \á reducida Minoría que en aquella asaaa*
blisa representaba á la opinión moderada , y que ee opoab
con mas acierto y tesón , que con buen ¿xtto y forlUMiá Un
desatentadas resoluciones de la Mayoría, No quisiéramos recor^
dar con este motivo los medios que redujeron á aquella frs«^
cion del Estamento popular » que debió constar de cincuenta
á sesenta individuos 4 ocbo ó diei solamente, adiiTitidos como
por gracia y singular concesión. Hechos de esta clase debie*^
tan , si posible fuese, borrarse de la memoria de los hombrrs,
para que en ningún tiempo S9 suscitase el recuerdo de iamei6
escándalo , ni pudiesen, senrir de antecedente y pretifsló á tni*-
cesosde igual aparecida natnralesíu Pero preciso es decir que
aquella Minoría , mutilada y reducida al niinimun posible li-*
dio con ardor, con acierto y con lealad , y sin que la arfe*-
drasen los obstáculos que por lodos les medios se oiionian á lá
manifestación de sos opiniones , y la pdéa tolerancia con que
eran xecibtdos sus discursos* Los StBores Benavides , Egafta,
Arteta , Ayala- y Moría , Cortázar y otros se opusieron á la iés«
clusioQ fulminada contra casi todos loa diputados- de la opl-
nion moderada , patemixaroo su injusticia , reclamaron con
frecuencia la obeervancia del reglamento y la libertad eo bis
discusiones, bicieron frente á poco generosos tiros, dir^dos
contra enemigos á quienes se babia negado la toll*ada en el
palenque, y cuando la Mayoría de aquel Congreso, después
de haber Toudo, en la negativa de las p'üblicas comríbuoio-»
nes, la suversioa del Estado, publicó tm manifiesto vindican-»
do su conducta, ellos siguieron defendiendo les príneipioe
tutelares del orden y de la libertad eo otra Manifostacíon qun.
al efecto puUicaron. Estos esfoérsos, esta conducta no podían
omitiime en la historia del último Congreso, y reparamos {^
lo mismo can gusto hi falta qu^ involuntariamente bemos ecM
metido en la Crónica anterior. Hecha esta advertencia seguid
mos en aueatro propósito, n
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- DB MADRIO. |83
La diéoIuctOD del Último Congreso^ j la coQvocáoion cié
nneva^ Cortes , ba vaelto A suscitar en toda la nación la laclia
electoraK Persuadidos todos los fiartidos de la gran importan*
cia de las próximas elecciones, se agitan y sa afanan por dar
el triunfo á sos hombres y doctrinas» Miogun medio se omi-^
re; alocucionea, manifiestos, juntas de electores, comisiones
directivas, reclamaciones ^ peticiones, y, en una palabra cuanto
puede poner en movimiento y en acción al cuerpo electorált
y hacerle tomar la dirección deseada. Hombres y opiniones
que hasta ahora no se habían nrrézclado sino muy indirecta* '
mente en eótas lides, loman ahora en ellas una parte muy
£rincii>al y activa j y sea por los tristes recuerdos del último
ongreso, y por la inquieti|d y alarma en que dejó á loe pue-
blos, sea porque los grande» progresos y adelantos en la guer"
ra hacen ya mirar como difinitivo el régimen on que vivimos*
A muchos que tal vez hasta ahora lo ponían en duda, sea en
fin por ambas causas reunidas, es á la vez un espectáculo sor-
prendente y consolador ver á los hombres y clases influyen-
tes y de alta posición social , interesarse vivamente ep el éxi^
déla contienda, é intervenir en una cuestión que debieron
haber siempre mirado como importante y vi^l. Por otra parte
las costumbres propias del régimen electoral se van creando y
aclimatando ; se van ideando medios de hacer frente á las in-*
numerables gestiones y amaBos con. que una minoría andas,
infatigable y turbulenta ha ybido en muchas ocasiones so-
breponerse á la voluntad de los colegios electorales , y van
. surgiendo por todas partes hombres resueltos, que no vacilan
en hacer *frepte á las acusaciones « á las calumhias, y hasta á
las violencias de que suelen ser constante objeto los hombre^
de cierta opinión política, cuando se oponen á las ilegalidades
y desmanes de ,sus poco escrupulosos adversarios. No sabe-*
mos cual será el éxito de lá contienda ; pero sea cnjú fuere».
4Htos sintómas son del mejor agüera posible, y si tal vez aho-
ra no se .consiguiese á pesar de ellos el efecto deseado, es in-
,. .dudable ^que ofrecen grandes consuelos y esperanzas para^j^l
> porvenir.:=:El gobierno ba tomado también en las elecciones al-
guna parte, aunque todavía no tanta como era de su deber
lomar; pero siempre es un adelanto y una mejora sobre la/
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1 84 MTliTA
conducta en e8l« particular observada por la mayor parte de
lo» mioisterios , sus antecesores. Como si en la gran contienda
electoral , que no es otra cosa que la lucha de todas las in-
fluencias políticas 7 sociales 9 debiera la grande y provechosa
influencia del Gobierno permanecer inactiva e indiferente á
los embates y embestidas de los partidos anárquicos y disol-
ventes « dejándolos conseguir sobre el orden y el sistema esta^
blecido una fácil y no disputada victoria , y como si aun^prean
cindiendo de esta grave consideración no tuviera el Gobierno
grandes deberes que cumplir, al celar por la ejecución y ob-
servancia de las leyes electorales, y al expedir con ^sre moti<.»
vo las instrucciones y reglamentos o|H)rtunos, algunos gober-
nantes han afectado en medio de la encopada lucha de lo»
partidos una indiferencia estólida y una inexplicable apatía.
Cierto es que la intervención del Gobierno en las eleccio-
nes tiene sus limites y condiciones peculiares; que puede ha*
ber en ella grandes abusos; pero ¿que razón habrá bastante A
]iersuadtr, que el Gobierno debe permitir que sus autoridades
y agentes empleen la influencia que tienen como tales en con-
tra del sistema político por él adoptado, y le hagan la guerra
con sos mismas armas? El Gobierno no debe pedir á ninguno
de sus funcionarios cuenta de su voto personal; |iero no debe
jamás tolerar tampoco que empleen en contra suya la influieu—
ciadeque, como tales, se hallan revestidos. Mfis decimos: el
'funcionario que hace un uso semejante de su ascendiente ¿
influjo, comete un acto de iitmoraüdad política, bastante á
motivar su separación , porque siempre sería u^a mala acción
hacer voluntariamente la guerra al Gobierno mismo á quien
voluntariamente se sirve. La máxima de recibir los favores de
un ministerio, y estar al mismo tiempo favoreciendo á sus ad*
versarios, y negociando con ellos para, en el caso de que triun-
fen, partir con ellos los despojos de la victoria, será muy có^
moda y conveniente para los que la usen y practiquen ; pero
dudamos mucho de que la moral mas laxa no la repruebe y
condene. Bien sabemos que en esto puede haber grandes abu-
sos; bren cabemos que los ha habido, que c^e ha llegíido hasta
el inconcebible extremo de señalar como causa general de Re-
paración, aun en los empleados mas insignificantes de la pú^
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DB MADAln. ,i8iS
blica adcnibistracioQ , el simple afedoaLiuteoia de voo$.fnl^'
nislros que acababan de desaparecer eti medio de «a motio»
después de haber obtenido e) apojro de la .Nación ^en las elec^
clones (i). Pero al condenar los abusos* es .preciso respetai; el
priiHsipio, y no reprobar medios en su esencia justos j legüi-^
mos» porque tal vez se puedan cometer con ellos grandes cx-r
cesos. — Por lo demás, j aun prescindíei^do del influjo, que el
gobierno puede legitimamenie c^íercer, para que no triunfeo
en las elecciones los principios que él, en su' leal etu^nder^
Conciencia, juzga funestos á la Nación. ¿Como se puede pon^r
en duda, que no es ja un derecho, siup un deber, j un de-»
bcr imperioso y sagrado en el Gobierno ^ eji hqcer que las 1e«*
yes electorales se ejecuten con lealtad, cpn ecierio, con uni-
formidad, y que ntf se alteren ni falsiGquén por los esfagnos
de los partidos? ¿Cóipo: q.u^ no tiene facultades para impedir
los amaño^ é ilegal i Jades^ con que los inmediatos ejecutares de
la ley tratan de tercería y acomodarla á sus proyectos é inteo-
t(«? ¿Y cómo en fin , que^no ea de su mas estrecha incumben-
cia hacer qué ei) tgdos los actos electorales haya la entera; y
«implia libertad que la ley reclama y mira como indispi>psable
.para la legitimidad y Talidez de lac elección? El Gobierno ha
comprendido en esta parte su deber» y ha fxpedido á su con*-
secuencia la circular de S del actual., dando ,reglas acertadas
para evitar fraudes é ilegalidades que la experiencia ba acre-
ditado en repetidas ocasiones no ser im^aginarias ni soñadas; y
aunque nosotros estamos muy distantes de aprobar algunas de
las disposiéiones contenidas en dicha cirqular^ todavía creemqs
que el Gobierno ha estado en su derecho al expedirla, y que
en general son acertadas las reglas que contiene.— Sin ém-*
bargo era fácil prever , que aquella resolucipn habia de en-
contrar oposición decidida én el partido político, avezado á
sacar gran fruto de las ilegalidades y fraudes á que ep ella se
bace frente, y sobre todo en las exageradas pretensiones de
algunas corporaciones populares, que se creen, independientes
del gísbierno nacional en el ejercicio de sus funciones, é irres*»
{%), AmIjCS Mciiai a« as d« ■stiemkrt j túm oetabrt ét ISf 6 , idwttai te
U circulaf üe U díreccioife s«AerAl de reatM ds 26 d« octabre del miimo !€••
Segunda serie. ^TomolL a4
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l86 RITIITA
poosaUes por lo mismo j soberanas. Porque «claro está » que
no estando sua actos , según preteodcn . sujetos á la suprema
autoridad del Gobierno, este no puede responder de ellos i
las Cortes; y como estas por la constitución del Estado tam-
poco puedea eligir ia responsabilidad mas que á los ministros
de la corona, yetidris á resultar, que los ayuntamientos y di-
putaciones proWnciátes no respondian á nadie de sus actos;
que eran unas verdaderas soberanías indefiendientes dentro de
la gran sociedad espa&ola. Absurdo que no merece refutarse, y
que sin embargo hemos fisto con asombro sosten¡<lo por hom-
bresy en quienes suponíamos alguna mas inteligencia en ma-
teria de administración y de gobierno.— La oposición prevista
llegó efectttameote de becho, y la resistencia partió, como era
de esperar, del ayuntamiento y diputación provrocial de Ma-
drid ; y 4 la verdad con sobrados motivos.
El cumplimiento de lo mandado por el Gobierno hubie-
tn evitado los abusos á que la diputación provincial se ha, en«-
trégado osadamente en la forhiacion de las listas electorales;
la bubiera obligado á ser menos f^rcial, y hubiera puesto el
resultado de las elecciones de Madrid, no al arbitrio de la di-f
"putacion como se halla en la actualidad , sino en la decisión de
la mayoría de los colegios electorales. ¿Cómo habia de ver con
gusto las medidas tomadas por el Gobierno para que las lis-
tas electorales se formasen de todos los electores y- de solos loa
electores , d partido político que en la capital de la monarquía»
ante lo mas selecto de la sociedad española, y arrostrando la
sigilante censura de lá prensa diaria, no ha ténidlS^ reparo ea
borrar de las listas á la mayor parte de los electores de opinio-
nes moderadas, en incluir por m^io de interpretaciones ab-
sordas á mochos á quien la ley no dá derecho electoral , tal
ves. porque los presume favorables á sus miras, y comete ade-
mas ú atentado de escluir á una clase entera y numerosa de
electores , compuesta de la grandeza y de la oobleaa titulada,
bajo ^ absurdo y bufonesco pretesto de que ignora cual es
el nombre de sus individuos? A^ un partido que así se condoce
y procede, y que ni siquiera se toma el Cl'abajo de salvad, co-
mo se dice vulgarmente , las a{iari«ic¡as , bien le ést< oponer-
se á que se le fiscalicen sus actos, y se le intervengan sus ope-
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M HAOÍMBw 187
tXtiaÉflt^erb bien te |iiaéde)iségiirar'táml>¡«i/que seknejanié
priHidd nó tniede tefiéf ya esperanza» tii^fxirveniír en una na-
tfioir púhdonotói^'y honrada, qué dikimula y perdona toiloa
ick ettratfea» pero que es inexorable con las acc(oi|es bastardas
é impudentes. Sinceros aniigoii del 'gobierno representalivo y
liel régimen eleclorál , eú que estriba , nos llega al alm^ loilo
tíñanlo tiende i falsearle , y á ridicütixarle á los ojos de bis
personaá siiosaias y honradas; ño podemos mirar escándaW se«-
m<!Jan«és con la indiferencia 6 la mota , con que lorque no
tienen fó en Hqnel ttstema Jos conteml>lan, y nuestra expresión.
y cMilo se tillé shi querer en la. amargura de nuestros s^nti*
michiíos. Lidiemos enhorabuena denodadamente por el triun-
fo de fas Opiniones, que en nuestro respectivo entender sean
Illas útiles al bienestar de la nación ; pero lidiemos cob honor
y con nobleza , y sin que el Carácter de hombres públicos 6 de
-]iariído degrade ni envilezca en^nosotrosal hombre particular
y at ciudadano honrado. Dé lo contrario la práctica de los de^
rechos poKticos se convertirá bien pronto en una escuela de
Impudencia y de inmoralidad , que no |x>drá resistir por mu^
dio tiempb al sentimiento ele justicia y de probidad , que resi-^
'^e en todas las sociedades , y perecerá enmedio de las jUstaa
y merecidas maldiciones de los puetío».
' !No tiebemos con todo ocultad, que gran parte del mal que
fli^Yloramos, está en un vicio radical de que adolecéis todas
nuestras leyes electorales. En confiar la policía y práctica de
las elecciones £ cuerpos producto del sistema electoral, y co*
ino ialés representantes obligados del partido político que loa
ba etegtdo. Estas corporaciones asi nombradas no pueden ja-
sas sei' imparciales, ni dejar de favorecer mas ó menos abier-
tememe al partido á que pertenecen : y como por otra parte
00 fieneo que responder á nadie de su conducta , bien se deja
ceMprendef la parcialidad y los abusos qiie de semejante sis-^
tema ae deben necesariamente seguir. Si las lisias electorales
/uesen formadas definitivamente por funcionarios públicos y
tespoasables , aunque con audiencia é intervención de las di«
ptt raciones y corporaciones populares; si fuesen como debieran
ser permanente» y estables , sin perjuicio de las esclusiones e
incltniones, qtfe bajo ciertas garantías se decretasen en la rc-
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l88 . MTUTA
irlston anual « y ai de Ifi daoisioQea que lobra aalaa íi
ó esclasiopes recajeaen bubieae racnrtoi un iribunal de juar
ticia» no 90I0 eTÚarían loa grandes abaaosque-eslaiiipa hiendo
y palpando , sino que se cerraría lá pueru.á la innoralidiid .J'
á los escándalos que deploramos.
^ En medio da esta lucha ^iva y sosteDida entre laa dea
grandes fracciones del aniiguo partido liberal, y en qne la
victoria parecía decididamente inclinarse del lado en qiie do»
minan opiniones mas templadas y análogas á las exigencias de
la situación ^ creada por el grande acontecimiento de Vergara»
un incidente notable ha tenido á distraer la ateticion de loa
combatfentes» y á dar alguna contingencia de victoria al par-
tido que iba en pronunciada derrota» Hablamos del celebfe
artículo comunicado del Sr. Linage, secretario de campafta del
general en gefe de nuestros ejércitos.^— Desde lossucesos de agos*
io del año de 1837, y principalmente desde que el general Es-**
partero en Miranda y en Pamplona restableció enérgica y ri^
gorosamente'la disciplina militar « que los esfuersos combina**
dos del carlismo y de las sociedades secretas Rabian logrado
casi enteramente destruir; los hombres de orden y de gobier^
no, que desean en su patria el sólido aSanzamieoio df^. trono
de la bija de nuestros reyes , |)ero. sobre la base de uaa libertad
política racional y moderada, tan distanle del régimen abso*
luto como de las pretensiones de los demagogos , respiraron 7
cobraron vigor al ver que un gene|:al afortunado y valiente
ae declaraba A campeón de la subordinación militar y de kA
principios tutelares de toda sociedad y gobierno. E|^ general
Espartero y su ejérciio fueron entonces la esperanza f el eon-^
suelo de todos los. buenos patricios , asi como el blanco de laa
iras de todos los hombres turbulentos y agitadores. Su nombre
y su gloria se elevaron á un grado muy alto; y á. su sombra
ae desarrolló aquel gran movimiento nacional queaemanifea-»
tó en las elecciones de 1837, y que saocionó en nías esténse ear
cala los principios que el general babia prpclaipado en su
mando militar. No recordaremos sucesos posteriores, que se
atribuyen á disidencias personales; no deplorar^smos nue.taT
mente los males que dé aquellas disidencilk se han 'seguido:
un hecho grande, un hecho glorioso, y de inmensa traacen-*;
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/ MVAMm. 189
dmcia y porvcttir ^uio á cambiar la ht de la nación , j este .
gran hecho á qoe presidió la foriuoa y el acierto del ráne-
val Espartero toWió i hacerie parecer en mayor altura , 7 i
ponerle naloralmeote al frente de los hombres que arribu bé»
ttof designado. El convenio j el ñhtétéáe Versara eran la rM-
lisacbn de sn mas oonséante deseo /la ejecución mas feliz del
liroyecto qoe lamas diatribas j ealodiniás habiá atraído sobre .
oHoe. Y al abrir el general Espartero aquella nueva senda de
«MMicoráia 7 de fMiz» se ¥i¿ naturalmetite rodeado 7 seguido de
todos los qile habían sospirádo por una avenencia , que afián-
zasef el trono de nuestra reina , 7 atrajese á sn obediencia á los ,
q6e de ella se babian laslimbáamente separado; 7 cuando se
le vio abogar eoo sn legitima itiBuencia por la concesión' mas
amplia de las franquezas provinciales, que babia estipulado
•n Vergava^ 7 pedir una generosa amnistía en favor de loé
■útsmOB eoearigoa conira quien tan denodadamente babia lu«
ehado , loe bombees á'que alúdimbs iicabfirón de mirarle sino
como so gafe 7 natural caudillo, á lo menos coino el mejor
interprete 70Malizador de eos doctrinas "7 principios. T no
porque esperasen , ni «deseasen servme de su influencia parii
míeas personales, ni aun de partido, sino porque eotwntran-
dolé el primeroen la «etida que eHos se habían propuesto se*
gmr , nnian naturalmente sus esfuerzos á los SU7ÓS' en bene«-
fick» de*ia «vosa publiea 7 del afianzaoniéoto de la paz de la
naeiM , 7 trabajaban conffiadoe^n este sentido v abdicando toda
tde» dénmenos elevadle eategoria. La cooVidcioil de eslátinion^
as ser quiere caeual per p efScetíva , no anituiM Sólo á' loV'bom-
bees de que hablamos , «ioa i sus adtersalrios políttebs ,' á * loa
enwiigos de la paoificaeion, del oonv^iny avienentía édPér**'
gara-, de loe fueros allí estipufládos 7 de la ankAiBria pt^fec-^
tada en fiívor de loe 'réndidoí¿ sometidos; 7 Ik deploraban
como un ma^ iitemédiaMé ^ eótnb úú obstáculo insuperable
á sus conocidos proyectos.
Tú -era la sitoaciein ostensible 7 aceptada dé las cosas,
ooandotel eoáiuiiieádo del Sr. Linage vino á poner eti'duda la
sUmlad 7 exaotitiil de; esta situación; Lanzarotí un grito de
alegvia loa hombres de la Granja , pot'que cnjtéc/a colihnbtiir
qué ¿1 gaMral Eipanerb no se preaiaría á' marchar tiotatri'fea
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qti6 ¡QtaiiuieQ ttp motin á «qoel pam^kloV. J <|l^ ipoilriM kyr
mitUr 7 etcameGer nueva á iapnoepieote al lrap#; m ealra*
'mecieroo de placer los hombres vidleotos, que MababaB d«
votar el trastorno del Estado, y la disolucioa dfl ^réitoan la
negativa de las oontribucioDes i cuando. se 6f araron ver eu «A
Comunicado la aprobiio¡o«| de su descabellada eondudav y to?4
dos los hombres acosmmbrados á figqnir ea loa ntoliMa y 09
los asesinalos de beneaiérílaa f olor¡d«d<» y seoerales: deeidUka
y velientes requirterpn sus pi|n#l«s« imagittánddse c|4ie ««!•-»
ba ya de su parte el vengador de loa aseskiaioa de Miráudn y
do Pamplona. Pronto cooocieron» cpn mas refie^^iva' leielwat
que no-ieoian motivo para tauto^^regocuPt p«ra ca^^emfe at'n
embargo sacar ife aemq«ute incídenie u» gran pnrikto paf«
laa próximas elecciones « bieíeron reimpriqílr profflaansenle
^qnel papel « U circularon á loda» partes, y le ^mentaaon de
mil modo# y mañerea. En lat piro«inciaa sigiiier«a ant amígna
el impnlso dado , y apenet bey una sola en qne no n» hajtn
reimpreso y celebrado cpp mas festejos y alegrías qne lea #|ne
ÍMnifesurop^ 4 JU noticia ^ conyeDÍ4i de Vergam. Por d «bnr
tritrib {veriÚíf ^ ^ impaieiidea h¡aioriad<ures 4e lo snecdido lo
referiicnoa t Aonqu# oan. diígoslo) lea hombres á qnienes prinin^
10 bemoa alndida nianUiasinron^ mayor dokr al ver nqodUA
cotnnnioacion.,^ j>revieron todoa lea jsxalfa que de ella pudie-9
inn originarle en fl momenia preciso de lai eteqoioeaKS y ai
bien eonocieion d^8d# biego qne esteba m«y kím dé aiginífinsn
todo lo^ue ae pretendia por los- qne eñ mi firovcobo la bené«
fici^n,, lodavia \m pareció que w nqnolloa momentoa eao»
ii^ia neoeiiemmeiitf may mtl efeoK»» Así parece babor aídé
Ufir^i«A ioTgadía eqonlU epmMiciieiM por «líos* pemonei^H
y ú.premm diaria ba aouoMd<kqM bnUan madindo aahfvea»
Ip aclaraciones tino del lodoseiisfaotoríea^anfioientcs sin em^^
bnrgp á rebajar e».(pen manerm k importaneía ^«m^m afeeiA
dar á aquel incidente^ á desvanecer oríminalee esperanaas^ y á
eonlener y refr^sier loooa pcoyeeios y de»cibelledha.lenletfvas>
^ ncf^rémoil s¡in:emberfo que be cMMdn y está eftmsmto .
tff^eyia aqvells ^mupiqeciM gravea pérjUicioB é la djpininn
mo^^g. ,eff, lu elecpmies de qve le balU «opada en Ub aé«t
UJilM^h I^9Úptu l^ entoridad é RiÜMneia dd yinirii Eám
■ Digitized'by^OOQlC
MfMAniiK ígt
partero , iiunqa« te preaeifidiese devut lítalo» al aprecio y gra-
titud naciooal , aería siempre grande por el mero hecho de
mandar cien mil hombres en estas circunstancias, j á uAo
anuncio de su desvio , cuando se van á hacer las elecciones^
puede ejercer en ellas contra su misma voluntad una funesta
influencia. ^Eslo prescindiendo de otras consideraciones de un
orden mas superior y elevadob
Sin embargo, todo anuncia que^los colegios electorales no
sancionarán la conducta del disnelto G>ngreso , ni darán la ra-
zón á sus corifeos y prohombres, y que asi como los poebloa
han desairado su deicabellada negativa de las contribucionea
públicas, asi negarán también toda fé y crédito á las pomposas
y fidaaes promesas de sus alocuciones y manifiesloa.
3i de diciembre de tSSj)»*
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Digitized by VjjOOQIC
BBVISTA US MAVaXD.
ÍU(k»UllA OÓlltEBIPOBAIIfiA.
SlETTlSEI^IGH (Principe de).
(GMiclilfioft. TétM el número «ntérior.)
B
*ajo éste (itítitó de vista ^s como mere<íe ser principalmen-
te estudiada la historia del Congreso de Cfaatillón. En aquella
retíiiion aan hubo un deseo tnarcádo de parte de Mr. de Me-
tteroich de ajüstar pn tratado sobre bases dé equilibrio euro-
pea El canciller de Aiístria debió conocer , que la' posición de .
su gabinete no era la nlisma ya que al principiar la campaB^;
pues todo el poder moral se había pasado al emperadoi' Alejan-
dro , TUelto el arbitro de los destinos de la coalición. A AfM.
de Metternich j de Hardenberg apenas se les consultaba; el as^
cendieote de la popularidad pertenecía 'enteramente al Ca^r:
no se hablaba mas que de él , y las negociaciones se dirigían
especialmenteá su gabinete. El tratado militar de Chaumont,
que fijó el contingente de tropas para la coalición , fué dictado
por lord Qstleréagh , pues temia que la alianza se disolviera:
declarábase en él, que las' potencias no envainarían la espada
basta después de haber reducido la Francia á sus limites de
179a. Cada gabinete estipulaba cín contingente de i So mil hom-
bres efectivos; 7 la Inglaterra pagaba loe' subsidios.
Segunda xe)*i#.-*ToMo IL a5
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194 REVISTA
Gftda dia era mas delicada la posición de Mr. de Metternicb;
^ medida que ios sucesos militares aproximaban á los aliados á
París, no permitía el bien narecer que el emperador de Austria
asistiera á operaciones militares cuyo objeto era la- toma de la
capiul donde reinaba la archiduquesa. Mr. de MettéTnich se-
guía e«rresponden(^ coii María^ Luisa , jfáito^ no era Tueño
de los acontecimientos ; el emperador Francisco II y su minis-^
tro se detuvieron en Dijon, mientras que la atrevida operación
del grande ejército de Schwarzemberg ponia á París en poder
de los aliados. Con este motivo se ha hecho un gran cargo á
Mr. de Metterni<^h; ¿como ha podido s^acíonsir jun cajpbio que
rompia la corona itnperíal en las sienes de María Luha? Hay
épocas en que las opiniones lo arrastran todo; los espíritus ca-
taban fatigados , se estaba cansado de Napoleón y de su régi-
men militar; U cuerda estaba dqiQa&ia<jl#;^UV^e^, y se rompid.
Es preciso trasladarse i aquellos tiemptM*, para coiti prender la
resolución de los aliados ; y hubiera sido harto difícil , con las
irritaciones qu^ epgeildr» ift g^efiif , !pS;.Sfi9fPi'^°^>s^& <^m-
traídos en Cbaumont , y el tnovímiento de las ideas , el soste*
ner ni la regencia de la archiduquesa. ¿Podíase suponer aoe
Na^oleo.B se hu.bie^a reducido i^ -un pfsq^^no ri^inp cuyo^líipí^
tes eran d^l lad^ if «cá del Rhin? l^i rpj^^ncia fip hay .du()f
que er^ el ariuofo cpmplelo del régimf^n .9u$¿rÍ9P9;,¿[^fp qi^p
hubiera sido Napojeon cqn la regencia.? ¿hubiépas^ resi|;fi^^f
á un^ {K)§¡cibif humillante ?.el dueño del di1,^(iÍ9'p?perip frj^nr
oás« se b,Vi|?|e.f¿?Íio^ad<f en.el f^fípifil^irém^^
Pft^'We,/ '*/'*'. . * ". ','■ ] . 'Vm '
iMf aconteci^jeiitp^ 4c París fufi;p^ ipdfppifdi^ntef .d^ I^
volpnt^d d^ ^r. á^ Melternjjch , pues no CjopQu^ió 4 ^]^!^ (Il^
dictvo'lpdos los secretos de aq,Mel|a8 oonferi^f^cjas en<mj ffiffprla
de ía restauración). El emperador Alejancji^oaclquirió ei^t.9nce^
t^n gran preponderapcia, que ningún gabinete» Qualquiera qup
hubiese sido», hubiera podjdp luchar con el. Mf- de Mjett^^iol^
no apareció en la polít^ 4^ }p9 i];at#dos , hasta .después de Jif
ocupación de I^arís. (ja archidu^jue^ fiabia sido arrebatada á
la frágil re^ficia de Bloís, y llevada junto i su pa^^'c. ^^^^i(
cisco 11. La diplomacia activa se ocupó del gradado dp Pi^^ que
restablecía el órdep f If paz gf^peral, la ri^^f r^cio^f /^|9,los Boi^f
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DE MADRir. ♦ ' J9S
)^XkC^ y U aotigtta demarcación terrlioi ial de la Francia» Er4
^a grande resultada de la campafia , pero no leerá todo ; el
inmenso imperio de ll^applepn estaba becbo trizan ; ¿ cómo se
bebían de repartir |os reatos ? ¿Había Mr. d^ Metternich de
. io4judür aI, emperador FrancisQp 4 vol Verse á ce$ir la antigua
cqroftf, imperial abdicada pqi* el. tricado de Presborgo? Hábia
upa preocopa^ioKi eo favor d^ tod^ Ua cosas antiguas; pero U
iag^9J^i^ ^ Air. de A|et.terniph dte^p^brió ep k corona imper
r^l j germánica ^ acipada hacia ya diez ano$» i)n tlmlo sio
ÍQ^uencia real, que hubiera disgastado á la Prasia, la cual der
l^layerfcicu^pe^oaá fin emperador al lado de 6u reino ^ que iba
4 ppittiNrefider cpsi uqa tercera part^ de la poUaoion iíleiiia9a..!
]^r. 4p ^^Xte¡s^^k COR el iosiinito j política que le caracterizan,
i^opió que reservándose el Austria e^ lo sucesivo uAa elevada
dir^cion calcica en A,lemania*, debia tener tendencia á lleg^f
i sfT avjft soberanía n^idional , cuya cabeza estuviese en 6a<*
Ilicia , S|i extjremq f^ Dfilmacia , abrazando después el reii)p
lombardo-vene^, Ipi corona magnifica de hierro del Milano
lado. Pl canciller d^ francisco II llevó este pensamiento al con^
greao df9 Xje^ia » Qnnpdp se jt^etó de eatablecer sobre bases ge«-
peralea un nu^o reparto de soberanías en Epropa. Este pen«*-
aamiento se yé rep^ducidp cpanti^s veces Mr. de Metternie^
\kfí debido desplegar ap.aistema políticp, y él esplica f\i .asidoü
solicitud ep iayor del reino. JUombardo-v^peto, y esa espíciMí
de invasión b^ía e| Ijioraldel Medit^rán^o.
Mr. de Met^ernjcb ejerció upfi Conocida influencia en ^1
Gopgreso de Vtepa de p8r4< El eipperador Francisco U babia
becbosacrj^ciqs de iapiilia a^bandonando la causa de Marfo
. Luisa 9 y para prestar bpmenage á aquel proceder, la Europa
fijó en Viepa la asamblea de sus reyes; En medip.d^ fiestas, de
ga}as y distracciones, se iba á cop^iruir.de nuevo, la Europa
sobre bases i>pevas^ seml^rábanse 4e placeres y ¿fs Bpres lai
largas co^ferepcias en que se decidia la suerte de las nació-*-
n^ El^príocipe de Mettjsrnich babia llegado á los cuarenta
ef&Qs^ d^ su vjf|a , y veía: realizarse, la obra de siks cuidados y
pepsapiifnitos. Vieoa presentaba el mas magnífico espectipulo*
^all^bapfe allí reunidos los sptm'apos, y cov ellos un sipnú-
|Aero 4^ pvf i^pipe^j S^^. sus famjjiias , j9U corte y su num^psp
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196 REYIQTA '
séquito; las intrigas amorosas rivalizaban con las serías sesiones
del Congreso. Viena faé entontes el llanto Je reunión de cuantos
hombres mas distinguidos babia en Europa ;ef a la reunión
lK>r las noches én el teatro de la Corte , j en aquellas brillan-
tes sociedades donde Blucher completaba jugando su ruina» que
tan bien babia principiado en París. £1 príncipe de Metter-
nich dirigia la diplomacia de la fiesta , al paso que la'empera-
tris, la esposa de Fram^isco II , acogía á los forasteros ilustres
con la dignidad j lá gracia que le eran propias. La brillantes
del Congreso de Yiena ha dejado profundas impresiones en el
ánimo de los diplomáticos , que se unen con los recnerdos
agradables de su juventud. En el dia , cuando íse habhi con
aquellos á quienes la muerte ba respetado, se recuerdan con en-
tusiasmó las caballerescas cabalgatas , los bailes de etiqueta de
la emperatriz, y las galanterías de los soberanos. \Qné socie-
dades las de Lady Casilereagli ! t mujer diplomática tan'ác^
tiva como el gefe del ministerio inglés, en todas las negocia^
cienes qué tenían entonces relación con la stretté del mondo!
Al recorrer las calles de Viena era común encontrar áios ti*es
soberanos de Rusia , Prusia y Abstria dátidoto la tmnb, ma-
' nifestándose la mayor confianza , al paso que en el Congresd
ije levantaban las discordias mas importantes acerca del tras^
torno l^/ritorial de la Europa. La cuádruple alianza , vuiH id
babia estipulado el tratado de Chaumont, no éraotra cosa qne
un tratado militar destinado á derribar el poder de Napoleón^
era mas bien un plan db batalla, y estipulaciones militares,
que un convenio regalar 7 político. Despfiés de la caída de
4ta[K>Ieon las potencias volvieron á tener sus intereses natura-
les , y de consiguiente la Prusia debía adherírsela la Rutia, jf
alejarse del Austria en la cuestión de la supremacía alemana;
la Inglaterra debía oponerse á lá Rusia en lo concerniente á
la soberanía de Polonia , qne el Czar ya se babia apropiado; y
la Francia, aunque tan fuertemente conmovida por una re-
ciente invasión, debía buscar por medio de su unión con el
Austria y la Inglaterra , el recuperar algún crédito en e) con^
tinente. Debo decir, en honor de la rama primogénita de ios
Borbones, que llevaba al mas alto grado la dignidad én sus
, velaciones con el exterior , como pueden probarlo tM arcbtvos
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.4¿
DI HADIIla 197
fd ministerio^ y. lal ve% h^ crisis oa el interior no han teai-
do otra causa que ana fatal reacción de descontentos extranje-
jrosaobrc^ nosotros mismos, j en especial de la Inglaterra. .D^sde
^el principio delCoogreso hubo conCerencias particulares entre
.lord Casilereagíi , Mr. de Metternich y Mr. de Talleyrand , pa*
,ra convenir en las cláusulas^ de un tratado que sirviese como
.de contrapesa al ascendiente inmenso que había tomado la
.Rusia, <fo0 lacamfMiQa de i8ia y los sucesos de i8i4« Aquel
tratado estipulaba» en ciertas eventualidades, un convenio de
subsidios f el alistamiento de un número considerable de hom"*-
bres siempre dispuestos para el caso de guerra, si la Rusia y
la Prusia intentaban romper el equilibro establecido en el id-
/ teres de la Europa. El principe de Metternich fue el principal
.autcír*de este tratado secreto; la posición de \^ Polonia sirvió
de pretexto , y la Francia instaba n^ucbo el restablecimiento
del rey de Sajouia* La Inglaterra había hecho concesiones al
.gabinete de 3erlio, y creia que el constituirla Prusia en pro-
porción d|e terreno muy extenso , era necesario como una bar-
rera opuesta siempre á las invasiones de la Rusia. Mr. de Met-
- ternich debió combatir aquel pensamiento, y lo hizo en una
aerie de notas opuestas á las de MM. de Hardeoberg y de Hum*
boldt*,Con respecto ti la cuestión polaca, Mr. de Metternich
estaba complétamete de acuerdo con la Inglaterra. En el fpn-
do de la benevolencia de. Alejandro hacia los polacos , habia
^na ideare engrandecimiento político. Coiistituyendo un ^ei-
no de Polonia, bien sabia el Czar que & la corta ó á la larga
xeuniria bajo un mismo cetro, vasallo suyo, la parte de Polo-
' nía qué habia tocado á la Prusia y al Austi^ía por el tratado
de reparto.. Esto es lo que obligó á Mr. de Metternich á opo-
' uerse taa vivamente al e&lablecimiento de una Polonia rusa.
La Inglaterra quería, que este iteino fuese fuertemente consti-
li\i^o., de modo. que fuera un obstáculo para sus invasiones.
Alejandro no quería deshacerse de. la Polonia de ningún mo-
do, y las cosas llegaron á tal punto., que Mr. de Metternich
mandó que los ejércitos austríacos permaneciesen en pié de
guerra , al paso cpie la Rusta proseguía sus armamentos , y
hacia un llamamiento á los polacos para defender la patria.
Grandes acontecimiento^ llamaban ya la atención 4o
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198 REVISTA
Mr. de Mettecirich sobre la Italia. Desde príncipioa de i8tS
habíase aprovechado la loglatierrá de algunos diigtastos de
Mnrat, y principalmente dh Carolina, la hermana de Napo-
león. Todas aquellas gente! consideraban sus reinados como
una cdsa formal ; figurábanse ser algo pok* si liiiamos , y que^
darse reyes y reinas sin el emperador , el arCifipe inagníficd
que había dorado todos aquellos mantos de púrpura. La ín*
glaterra recordaba siempre él ejemplo de Bernadólte, y la po-
sibilidad de que Mnrat llegase á ser rey de toda (a Italia, contfk
el principe Eugenio. Cuándo Napoleón insultaba i sn cufiado
en aquellas famosas cartas en que decia : el león no ha muerto^
el gabinete inglés lisongeaba con las más halagüeñas esperaíji-.
zas la imaginación de Murat , cuya cabeza era muy pobre eh
política. Poniase en juego cuanto podia halagar la vanidad AiA
militar mas teatral de la época imperial. A fines de i8i3, Mu-
rat estaba ya en la coalición; ocupó los estados romanos, hár
ciendo un Uamamieíito á los patriotas, pues la coalición en-
tonces marchaba inyocando la libertad de los pueblos. Mr. de
Metternich habia empleado todos los recorsos para separar. á
Murat de Napoleón , y hasta habia usado de una tierna y dulr
ce influencia, un amable recuerdo de su embajada en París. «
El Austria de acuerdo con la Inglaterra garantizó < Murat ai^
reino de Ñapóles , y cuando el restablecimiento de los ^orbo-*
nes en Francia despertó vivas inquietudes, Murat envió ál
Congreso de Viena al duque de Serra Capribla, invocanclo su^
tratados de garantía y de seguridad. El enviado no fué admir
tido, y se entablaba unlnegociaciop para restablecer ta ánti-r
gua dinastía de Sicilia en el trono de Ñapóles. IKrigia esta ne-
gociación el príncipe de Talleyrand, á quien Luis XVII^
habia recomendado especialmente los intereses de su familia
en el Congreso de Viena ; y Mr. de Talleyrand , principé dé
Benavento , debia hallar en la rama na|Sol¡tána de los Borbo*
nes una rica indemnización de su principado que le párecta
hallarse muy comprometido. Mr. de; Metternich defendió sotó
tímidamente sus compromisos con Murat; y lá tendencia al
restablecimiento del antiguo orden dé cosas fué tal , que sé
denunció á Murat al parlamento de Inglaterra , y lord Castte-
reagh comunicó al parlamento una correspóáde'ncta íntima de
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DI MADniD. 199
Murat dort Na'polcon'^ al tiempo mismo en que trataba coa ^
loé atiadosL In){uieto Murat acerca de las resoluciones del Coñ-
gi'eso áe Viena, hacia grandes aprestos militares , y se agital)a
Üe áciier^o 6bti laá sociedades secretas^ los patriotas ¡talia-
Itbs. Mn de AfetCernicb hizo reunir, en masa los ejércitos aus-
lHa6os en el reino Lombardo — véneto , esperando con el ármá
al brazo los Sucesos qué sé preparaban.
Eótoddei desembarcaba Napoleou en el golfo luán j los
'ñegobio¿ estaban complicados, y el emperador habia juzgado
Died lá'sUúacion de las potencias; pero no sabia que el
rompitnSentd áe s*u destierro, su nmrcha atrevida sobre París»
iba á reunir á todos aquellos gabinetes, próximos á dividirse
'por cuntiónos de territorio. Era tal el asombro y espanto que
causaba Napoleón entre las antiguas soberanías eoro|)eas, que
'los plenipotenciarios eñ Viena se reunieron apresuradamente
para adoptar medjdas comunes, A la actividad de Mr. de Ta-
Ileyránd j de] piríocipe de Metternich se debió la declaración
oficial *dei congreso de Viena, por la cual se proclamaba á
^ñaparte el enemigo común, y el perturbador *de la Euro^
pa. Él espíritu religioso del emperador Alejandro se prestaba
á la idea dé aKanza y cruzada europea , y Mr. de Metternich,
'despü¿ del papel que había representado cuando el rompi-
'miento de 181 ^ , no podia separarse de las estipulaciones mi-
%tareá de Oiaumont. Napoleón fué desterrado del itnperio. .
El pretendido acuerdo de Bonaparté con el Austria y ta '
IViglatérra, cuando só desembarco en el golfo Juan , fué una
novela que inventó ji su placer qI* partido, imperialista. Solo
'sabia la situación en que la d4plomác¡a se encontraba , y una
de tfua primeras gestiones fue el procurar ponerse en relacio-
'bes cojí el gabinete de Viena. Aqni volvemos á encontrar á
Foüché en correspondencia con Mr. de Metternich , los cua-
ks no sé hal)íañ perdido de vista desde su conversación en
1809 , cuando se espnlso bajo escolta militar á Mn de Me-
tternich^, otra vez se habian acercado en 181 3, cuando Foú—
Tché fué enviado de gobernador general de la Illiria ; y creo
')x>der decir, que en aquella ¿poca habían hablado ya confi-
dencialmente del destronamiento de a^uel hombre ; (así lla-
'aíábán los descontentos á Napoleón), y de la posibilidad de una
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regencia de Marín Luisa. Fouché había previsto la opioioo de
Mr.d^ Metternicb acerca del resultado de unaabdicadoa 6
destronamiento de Napoleón. Al mismo tieoíipo espai^iérQnif
algunos agentes secretos por las fronteras , con cartas particu*-
lares para María Luisa y la corte de Scboenbrun. Después Ifar
poleoQ comunicó á ilejandro copia del tratado de alianza en-
tre la Francia , la Ii^laterra j el Austria contra la Rusia, de
que he hablado. Los agentes fueron presos en la frontera»
El Austria estaba demasiado adelantada en la ppalic^on ^ j h^s?-
ta sus ejércitos se habían ya puesto en moyirniento por la parle
de Italia contra Murat y los napolitanos ] el general Biancifi
conseguía brillantes ventajas sobre las vacilantes y desbandar
das tropas de Murat. Mr. de Metternicb hizo ocupar por Ic{S
austríacos todas las plazas del reino de Nipples y de 1^ esta^
dos romanos, y decidió de mancomún con el principe deTi(f
Ueirand el restablecimiento de la Casa* de Qorbon en Plápqjl^
Mientras Fouche negociaba con Mr. de Metternicb para
substituir al imperio la regencia dé María Luisa , tal cual wf
babia organizado durante los cien días , agentes franceses inr
tentaban arrebatar al niño que había sido saludado al nacer
con el dictado de rey de Roma. Napoleón en el campo do
Mayo, había ofrecido presentar á su mujer y á 9U hijo; la po;-
licia de Mr« de Metternicb burló los proyectos de los agenta
franceses, y el mismo ministro, con la esquisita delicadeía
que le caracteriza , condujo ^ la hija de su emperador y^il rey
de Roma al palacio de Schoeobruo, bajo una escolta de Ips sei^
yidores mas fieles de la casa de Austria; esta fqó una de lajs
circunstancias mas delicadas de su vida. En aquella época Ma«*
ría Luisa no era fríamente indífereiite para con Napoleón ; ha.*
bíase asociado, á lo menos por medio de los que la rodeaban,
al proyecto de rapto concebido por los agentes franceses.
Los ejércitos aostríacos pasaron de Italia i los Alpes ,7
por medio de una deplorable invasión se apoderaron del me-
dio día de la Francia; en 181 S ocuparon la Provenza, el Lan«
guedoc hasta la Overnia, y la cabei^de sus columnas esta-^
bañen Lyon y Dijon. Habíase disuelto el congreso de Yíeoa
en 181 5, y después de la segunda caída de Nappileot^, pi|s6
Mr. de Metternicb á parís f)ara CG^ncurrir á las con^rencias
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que ^hían preceder al tipanido^ norienrfit^^ i^i5« 14a Pruf-
. %ia y la Inglaterra habtfi^ sido laa venoedoraa en Waterloo , y
9u influeocia se había acrecido^a proporcioD^ Lps dos gaAiiatr-
tes de Éerlia y de Viena ae unierop. para concentrar en an
persona loa intereses alemanes, que jaiñés se babian mánífea-*
^tado mas hostiles contra la flficifín francesa. Los gigantescos
esfuerzos q^e había becbp la Europa .^ntra Napoleón ,- babian
irritadf) profupdan)ei|te á )qs pueblos germánicos* Los peque-
Sos jfHriopipes dé la confederaciop pedían el,reparto ¿et la J^
sacia;, j de una parle de la Lorena. Era una terrible reaf&-
cioD germánica conira )a Frf^nciat uno de aquellos arrebatos
de los puebloa j ^e qacionalidad , que babian señalado varias,
épocas de ofiestra hbtoria. Mr. de Meiternich habia disuadido
á Francisco IJ de volver áaomar la fintigoa corona de los em-
peradores de Alemania , dignidad sin poder real. Con todo
¿qu<í organ¡2wcioi| interior 7 estpripf? iba á establecerse para
formular uf^a constitución general en la Germania ? El pen-
samiento alemán era entonces ¡ unidad f libertadl La unidadí
era de difípil realización, con soberanías tan diversas, tan va-
riadas en fuerzas y eq hombres , que conservaban todavía el
priocipiq feqdah ¿C^mp podja aplicarse la libertad i tantos
sistemas de gol:|íernos diferentes, á taqlos localidades Un disr
tintas, que necesitaban de diversas administraciones? El sistema
alemán que Napoleón adoptó después del tratado de Presbur*-
go y tenia la tendencia de agrandar todas las pequeñas sobera«- <
nias, para reunirías en una confederación hostil al Austria;
peosainieqtp tan antiguo como Enrique IV y Ii¡chelieu# Por
un cambip de rumbo increíble , el Austria y la Prusia, gran^
des potencias preponderantes, eran las que debían reinar, por
inedip de un protectorado mas 9 npenos directo, sobre el total
de la confederación, la Prusia en el Nor^e, y el. Austria al Me^
dio día. (Cuando la patria aleinana se viese amenazada, era pre«
ciso organizar un sistema d^ resistencia contra la Francia y la
Rusia, y sistenia por el cual todos los pueblos pudieran ser
llamados á las armas. Mr. de Metternicl^ hizo qne se le asc^ur
rase la presidencia d^ la píeta y y por una hábil combinación
de votos, la Prusia y el Austria quedaron dueñas de sus deli-;
béraciones, de la policía de la confederación ^ y de los moví-
Segunda j/w.— Tomo II. ai6
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-laíebliM níilltferajtfri de Mett¿riiicti eóosérvó tatnlnen su pre-
pondéraocía ett la Dieta, y diríjtó háMÍmente ausTleriberacio-
nett. ISfta ^Su^ocia debió, debilharae con el lieoipo. La Prosia
ala ta Sajonia quedó eniouces ealablecida de un modo deriía-
-tiado singular jDara que ao tratase de aglomerarse; ¿ ño debe
ser <éu tMdéueia d etitabkoersecdtnola gi^an fuerík alemana j
protAtante? Esto lo consegoii^á , ó materialmente por la con*
quista, ó moralmente por medio de una acción mayor sobre
los principados alemanes*. La influencia qtke el Austria puede
•p&táer sobre el dentro déla Alemania, la encontrará <x)n ma-»
ybf' fuerza en Italia, que es para ella uno de los destinos de
su poder. El] Austria débia establecer por necesidad en el rei-
no liombardo-veneto una Tigilancia armada , un sistema de
policía capaz de precaver á las proviucias reunidas al impe-
rio austríaco. Elislian allí recuerdos de sociedades secretas qiie
Mcirát babiá sublevado en auxilió dé sus ejércitos. La habili-
dad de Mr. de Métternitb consistió eU suavi¿ir sbccesiva-
menté áqueilk policía, á medida que iba siendo mejor acogido
el vencedor. La conquista debió sostenerse,; cómo la dé los
'franceses, cotí lá ocupación militar y las precauciones que lle-
va eii ^os de sí. Los italianos, pueblo ardiente, hablador , in-
"cliUaUu á ideas de constitución y de libertad sin cotiíprender<«
las , testaba socabado por el espíritu de propagaitdá , cuyo Toco
Invisible citaba en París ; 'el |g[ot>ierno atistriaco debi¿ coa una
> ibltéudd vita, y alarmada vigilar á los italianos.
< LWs sociedades' misteriosas no se hablan disüejto en Ale-
mania. OrganizábatiSe entre los estudiantes en las universida*
tíes ; la influencia de la poesía pensadora y de los escritos po-
líticos dé los profesores , todo era favorable á áq^uella agitación
lén lo^ espíritus que deseaba lá unidad aleiúana, especie de re-
]pública federativa , á que eran llamados también todos los es-
tados libi^es: los ¿obiernos, según el programa délos asocia-
dos^ solo estaban légtümados por la práctica de la virtud, y
9ebian tender á la felicidad de lá especie humana. El asesinato
de Kotzébue descubrid los designios universitarios de la juven-
tud alemana ; un fanatismo sombrío é implacable, cual pue*
den producirlo las ideas políticas, se manifestaba por do quiera
en Alemtmiár. Aqu'etlos jóvenes dé rubia cabellera y de azules y
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dulces OJOS, so&aban siempre ¿n elpoUifl dé Safid(i)» Eni üdIí
guerra declamada y violenta i laü ideüft monárquicas. Ent6tiíM)i
á instancias de Mr. de Metternich « se abrió el xrongreió éb
Garlsbad, doúde se adoptaron medidas necesarias contra la or- -
gsínizacion de las escuelas en Alemania ; Ta represión era indii*
peñsable , si no se queria dejar que la sociedad se undiera eb
el desorden/ El régimen de las un ¡Tersidades , la represión
dé los escritos, la policía política, nadase defícbidó en el c6il«
grfcso de Carlsbad , tan miserablemente aílacá^o por él viéjb
.libel'atttAio , y tos publicistas de la elevación '^ Mr. cíglion.
En él dia que lás ideas de gobierno bad hecho niái serios pruSU
grésos, no se duda de los derechos del poder contiH los moti-
nes mohdes y materiales que agitan j trastornan lak scncfeda^
'des. ¡Recuérdese aquétta époCá de í8aot al medio dia hi in-
lorreccion armada de España, con Jas ideas de ^789, bajo la
iháscara de cortes^ y en Ñapóles proclamada igualmente la
constitiicion por los soldados. Desde Ñapóles resuena en 81
'Piamonte el grito de desorden, y el rey es derribado de su
trono por un movimiento desordenado , como durante el baf» -
imperio^ en París había lediciooes tan. violentas que el gobier-
tip se veia amenazado cada dia de nñ trastorno político , y solo
las buenas medidas dé la autoridad conservaron el orden.
El Austria estaba particularmente inquieta con aquelloa
desórdenes populares , ^ueís Ñapóles y el Piamonte abrazaban
por sn estremidad las posesiones austriacas en Italia. En Tró|[i« *
])au, en Laybach, Mr, de Metternich provocó sin vacilar
medidas represivas contra el espíritu revolucionatio , y tenia
razón , pues en tales épocas de crisis la prontitud y la firmeza
son necesarias. Mr. de Metternich 00 pid¡¿ mas que el apoyi
moral de la Prusia y de la. Rusia, declarando qué tíú ejercitó
austríaco iba á marchar á Italia para ocupar á Ñapóles y el Pia-
monte, sin pararse en la oposición del gabinete í¿gíés. Nopa-
les quedó libré de la insurrección con algunas marchas, y el
Piamonte fue ocupado por él ejéfctto austríaco. Mr. de Met-
ternich quiso hacer v¿r en aquella ocasión, qué e!a piolíltcá
todo consiste en saber hacer lai coftasá tletripo; muchas veces
(i> Asi le lUm^Tit el aacsino ds &«tSebiM (N. de U R).
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cónvieiie obrar pronto á k vista d^ las rerolocioDes , pn^
.coando se las deja agrandar y coosolidarsé » sa taelveo ^eras
e ifivasoraa. -
Dado de este modo al impulso de r^presioa» mapifestó^e
p6r todas partes ud sñteñda comhioado contra el espirita re-
volucionario; declaróse la giierra abiertamente é las coostita«
(CÍoñes,y Mr. de Mettemich asistió al Congreso, de Veroqa.
:La Francia fiie encargada de destruir las Corles españolas^ co-
mo Mr. de Matternicb.habia sido el ejecutor armado de la vo-
luntad de la afianaa centra Ñapóles y el Pianoote^ Todos los
actos eran especialmente obra de Mr« de Metternich. El can-
ciller de Austria posee mucha facilidad de hablar, un gusto
puro, un nxodo noble de decir sus pensamientos, aun en las
notas diplomáticas, en donde el sentido está casi siempre en-
cubierto con frases vagas y osci:(ras. Mn de Mettemich apela
babitualmente á la posteridad, de j^j^s pesionesL y preocupa-
ciones contemporáneas, adorno de estibo elegante, cou el cual
gusta de engalanar los actos mas ibsignificante^ de si^ gabioe-
^té. Los que bao tenido A boBQr de etUar en correspondencia
con ¿1, pu^en Iviber observado su ambiciop enteramente lite-
raria, su .vasta instrucción , que desciende' d^ loa trabajos mas
serios de la historia , hasta ^ las produccippes mas fútiles de
la literatura coAteiiqK>ránea. Mr^ de Mettemich gusta mucho
de la conversación , y de e^ribjr , y lo' hace con una verdade*
. ra superioridad.
Dcs^it^s^^ la guerra de, 1 8^3 en España, se babia afir-
mado el suelq loonárquico ; no era ya temible la revolución;
estaba vencida, y (os gabinetes pudieron desde entonces en-
tregarse á las. combinaciones especiales de.aus intereseí poli**
ticos. Una gran cuestión agitaba al mundo ; la causa de los
griegos había tomado desde j8a4 tin carácter efiropeo; reina-
ba un fanatismo clásico en favor de los griegos.: no. declamo
contra et her^isu^io que sacudía el yugo de loa bárbaros; pero
en el fondo, las notas vivas y apretantes de la ^usia , tan fn^
vprables á los griegos, eran no solo la expresión de una sim-
patía religiosa respetable, sino también la ejecución del plan
que se remontaba á la amDÍoion de Catalina. La insurrección
de la Grecia era un antigtio pensamiento p*uso , y si Alejan-
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DV MADHID. aoS
dro no lo había fisiTorecido en el Congreso de Verona , fue por*
qoe estaba á la sason preoenpado con las agíracioñes del espf*' '
rita revolucionario» Después de la guerra de España « los agen-»
tet del gabinete de &in Petersburgo pidieron que se pusiera
fin á aquella sangrienta carnicería ; la Rusia se dirigió é Car-
los X, y le habló de la crut; hito obrar en Inglaterra al co-
mité griegOy y bajo la influencia de estas preocupaciones filan-
irópicaa» fue cuando el tratado del mes de julio de 1827 en-
tre la Rnsia, la Francia 7 la Inglaterra seguido de la batalla
de Navarino, ocupó ftériamente la atención de Mr. de Afetter-
oich. El combate de Navarino destruia la preponderancia de
la Puerta ; la mataba politicamente en provecho de la "^Rusia*
Lord Wdlington habia comprendido la falta cometida por
MnCanning al firmar el tratado dé 1827, y anunV^idla ba-
fáíla de Navarino como un desastre: politicathente tcfíira ra*** -
ton» Mr^de Metternich se contentó con protestar; manifestó
todas las antipatías dét Austria hacia un tratado tan ventajoso
á los intereses fbsosi La batalla de Navai'iiio (úe el preludio
dé'lacampar&a deiSaSen los Bátkatis, y esto'sucedia en tiem-^
po del ministerio Martignac en Francia. La Rusia habia con-^
seguido'IIevar al frente de los negocios, en Francia, á Mr. dé
la Férrionays, tan marcadamente leal'; pero ruso por afecto y
por costumbre. Mr. de Metternich no pudo'Uevar á la' Fí'án^
cia^á un sistema de confederación y de liga armada contra el
Czar. Fue'tnas feliz en Inglaterra con el duque de Welling*^
loo, que, lo. repito, conociendo la fWlta de Cannlng, llamó al
combate 'die^Nkvarino un suceso desgraciado. Aquí se^desarro-^
lia la alianza (otima del partido tory inglés con Mr. de Met-^
temich: los wihgs han comprometido sietnpre con sus senti-
tnentabilidades liberales los intereses "verdaderos de la Ingla-
terra, y solo los torys habían comprendido cuan fuerte p6-
tSitt^ser la alianza contra las invasiones de la Rusia. Mr. de
Metternich eh aquella época hizo armamentos, pero no lá
guéi^ra; todo lo ha ganado con la paz, y las conquistas del
Austria se deben á ks opiniones pacíficas, á aquella especie de
mediación que llega siempre en la ocasión precisa de obtener
algunas veniaja},'Una guerra hubiera comprometido la situa^^
cioo g^tieral de la Europa. Unido á la Inglaterra , y acordé
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ao6. RBVISTA
QÓD ella, ei gabinete ai^^striaco paró la y,if;)pr)a, y Iqs, ejfírci^
toe msoa tuvieron precfsioo de r^p^tar U iotegrídad del un*,
perfo otomano.
SUi^ abora ac ha c9iiaiderado la .aubj|da al poder 4a
Mr. de I^ljgDác bajo un sentido vulgfir de contrareTolj^eiqPt
Qc^^agr nada de eaoi Mr* de l^diigoap era la expresión del ton
tifmo ijDglé» y de la aliam»^ aoti-rusa , y la (orn^aqíon éfí h^
tai nunisterio fué coi^certa^a P9r el duqjue dj^Ví^Úiugífff^ j¡
los torys. F^^eil es de C€)iQprender que Mr. de ^eUfr;n|pl} ¿^
bio saliidar su adrepimiento con ciertf aat^sfacj^oi^ } pfprp, oof^
todq un entendimienijo de tanta penet^%cion como ^ añyó, í^q
ppdia vfr ÚJH (;uidad9 la lucba que se trababa eiDtjre l<^ pode-^
ees pflitjeos c;^ Frapcja. Mr. de Mett^iiich no está por loa f x-r
p^i^npei^io^ lejías ;Jaixiá^ ^a^^qtradQjen.&u imagjfia^^p ^9;g9)r
p^ de estado, que ^ un pajrtjdp deipasiado marcadp.y ni^i:^^
^o; jamás ataca de frente una situación ^Áficíl, sina que le da
vueltas; y cuando se le ve decidido ep fUfi respliicion fir^ne y
fuerte f es porque Ips epp(ri\us han llegado á su altqra , y quf
yajoaflfk tiene que, tem^r en sn ejepnpion.Mr- de Metternicjb cpr
npcifi á Carlos X y |iMr. de Polignac^ y sabia que no prancat
Qf^ees de llevar, á térü^ioo ta^i |)eligrosa einpri^. El prínpjpe tur
Toocafion df (i,ab)arde.ella con Mr. de Rayxievaly y me acordaré
aii;ii^pre de tif)i^c<)|i\versaci(^n que tuve ea Madrid en i833 coif
|klr. áfi filaynevahaquql bombee bfibii, que entonces estaba coiqq
dest€(ri;ado «en EspaA^ « de{4orando la incapacidad ^iplomáticf
de lQS,miúis^r(]ff de julio,-8Q foqaplaqia en decir lapfieusion quf
babia i^oifestado el pripcip^^e l^et^rnicb á if vista: «de lof
gplpes desesperados que preparaba Mri de Pqlignac. AquéUaf
p^visiones no tardaron) en realii;arse', pues eatalló entonces I9
revolución de julio, r^q^^y qec^idad de que diga , que la Eix-f
ropa k)o se ba encontrado jamás en un peligro igual; ¿qjuf
id^eas bacian irrupciqn ? ¿ No era el espjritp de las sociedaij^
secretas , triunfando con mas energía en esa Frai^cia » que ^^
de c^iarenlá años,b^c¡a despertaba los recelos.de la Europa?
EFgefe de la propaganda era el anciano y testarudo Mr. de
Lafayette ; la bandera triqolor paseada por todas partes po^
dia ser causa de una conflagración general. Una de* las maf
diriosas circunstanc^s^fle aquella revolucipn, y sin dada 49
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DK MAIMUIK a07
las mas felioos para la conserv^cioii d^ la pastg^eral , fué que
las i4eas desordeftadasdeTCivo^acioQ^f si cómalas, ideas im^
peiu,osas de re|>r^^sÍQp., pasa^p^ por -espíritus y Iñrazos cau-.
sados; eran una especie d^ ri^in^DUeaifQUii eo la loabeca de an-«
cíanos : en Prusia había un rey á qvi^ii la edad había- lemplft««
do , j en Austria un ministro <|nf { Jmbiapr^sfJDciadortánMia -
tempestees ^ y se babja ac^modjSHlo i tangos AikeMPa!MEW|iq
Metternicb esperó, p^as, con el ^rm^ «J i>ra^; bl. Austria m^
tuyo pronta, y medídaji. tt^ilitares, lii^id^s Á ll reo^vac^n de
las alianzas políticas ^ prep^ra^on ui^a harrern á todas- las« tcki-?
tativas, 4^^^|)irif ^ reypliicjó^ario. Desd* el juMMnenlDfln.qne
ep ]^i:ancia se esta)>lfc¡ó ^n gohíerPQi r#gvlar, Mr. de Metiese
nich se apfe&ui6i:,T^Qna^v\9.i ^ÍD mAi(ii(estlir afetto ni odiof
7 3q|p i^ la raaoa de qap.iip.g^^hiftroo cegulav es siempre na
|^^()o pfot^tpr del ¿r^e^ y tranquilidad^ pública^ Del misosd
roó.^9 se hf n cpfisiden^o en ]?urop$i todos lo^ bcd^DS cuisn*
jaiafJ9«,desde If reyql^cjijQ d^ julio: se úsA adipMida* poro eift
1fgalizaH[98.. -
^ hp j^^e mfis,pcqpó i I^. de M<|tterpicK ^é la, propaganda;
el estada de la ^l^o^nía era amenazador desde i83o; loa
ag^^f^^s [rAfiGeMs la .^^^ían^^r^nicitídq en tod<^^ sentidos; pena
f€^ eatr^I^ron « los lazo^. ^e la con/e^ep'aciop germénioa; se
¿^<;ypi^foii nij^y^s pr^ejc^uc^q^^ contra los.escrilos y las uni?
v^;:sidades, y. se i;fs|able9Í9 yiol^ls^u^ente el orden. aMeaaaarr
do. fot dp. quiera sf^.^i^ mas ^vera la .admini^raeÍQ|i;.pQffr
que e^t^f;^ oaas atacada. , yá^quill^Jt^pen^ políuca esdejudocA
I^.i^lcpífji^o^fl ^e p\x repo^ y i^nioo. En el 4ia, que. w bay .la»^
la locura fp jf s jdeas > d^bie^ conocerse fácilmente , que si la iit*
be^lad-^f^'^víl fj^ nep^ria jtm^. tg^Q^* h Ulwrtad pólíúca. adío
,^^bueq9 IVI^^. ^gAit^o&sX 4V^ ^^ ^^^ dawr.4 la ^esencia y
|dur^(;^on ófí los goUerops. 1^1. jsjs(^9»a de Wt. de Mi^lVAÍch se
reasnipa^ ^^ este mod^ : 4>rQ^!GGim4 U inteligencia , |)ero á la
inteljg^pcia, verdadera , c^^, no se evapora ^ liólos ; el pniH-
g;i:é^^ s^f .duda, pero ^.prqgr^^&ip turbuleocÍ4s. En todea
losdpmioios auslriacqs bay t^n qi|iy notable movimiento indisá^
trial , la solicítud>4el gobierno s^.e^ijend^^. lodo, la adminifr-
tr^cion tf^n^A^lumi^iad^.de la J^iia ^ protectora*; aO tdlera las
joqpyúi;^c¿Qi^^^, y c^ e^to :U|a,4®. ?p .djw^b^*!
,CÍpogIe
DTgitized by ^
ao8 tEvf^Tá
Mr^ de Bletteriiich Va sido colmado de dignidades y hd-.
Rores por su soberano Francisco IL Afable en su vida priva*^
da, le gusta dipscansar dé las fatigas de' Ihi Tasto ministerio eú
eonversaciones que soA para ¿1 al mismo tiempo un estudio, •
porque* escucha; tiene sed de saberlo, conocerlo y leerlo to-
doii. Chi ministro eñ Austria no es un hombre absorvido por
papelotéa administrativos; nuestra ádtnMistfacion miserable,
que iodo lo'detaUa, en nada se parece al sislenia de Alema-
nia, que' lodo lo deja' á la costumbre* Mr. de'Metternich es
gele* de una gran monarquía, y, cOsa singular, tiene lugar
para iecr todos los periódicos de Europa , ése grande estudio
de loa partidos ; le gusta hablar , contar su vida pública ; es la
debilidad de los hombres que han visto tatito, contad au histo^
fia enjaseonversaciones at lado dé la chimenea , y siis pala*-
bras'SDn recogidas isódiciosamentepor aquéllos que, bondd yo,
saludan todas las fisonomías políticas, cuando han dejado ras-
tro.' Nos hallamos ideados de ruinas de hombres y de cosas;
y cuando desde la cumbre de estas ruinas contemplamos aU
guna de esas graodes figuras en medio de la destrucción de
los tiempos, nos trasladamos á Rrchdiettf y Loutois, á aquéllos
Ministros que tuvieron un sistema, y le> llevarotí á cabo basta
el fin de su drlatáda carrera. El principe d^Metterhicb ha
conservado en todos tiempos las mismas convicciotíe^, Ih mis^
fM fé'Oo sus ideas; y esto dá á sus planes una' pensada supé^
rioridad. Pasa al través de las mas violentas revolutíone$ aiá
admirarse de ellas; ha visto tantos sucesos, ha experimentado
tsnios hombres y Cantos bechos , quesolb procura hacerse due-
-flo 4e ellos por medio de la habilidad ó de la fuérta.'Mr, de
' BÜettemich posee u^ arle particular {)ara dominat' á los que le
escuchan; y los hombres mas predi^pueslps son arrastrados á
su pesar hacia sus ideas políticas. Éuando tiene delante de sí i
un mediano talento , su coervétsajciotí* se cambia en chanzas,
^en quid pro quoa, y en mistificacioéea, sobressliendo priocipal-
doseote en el arte de achacar á otros sus propios proyectos.
Ctnindo al contrario lieoe en frente una capacidad igual á la
suya, está sobre sí, y hace trueque de su superioridad.
< Se ha hablado de la desgracia de- Mr. de Mettéroich cuán-
do la muerte de Francisco U ; pero los que ul «uponen no sa-
%
# . DigitizedbyCiOOglC
vt HAHkiiK 2109
heu ana palabra ele los asuntos del Anstria: ía elevación del
príncipe de Metteroich no depende del capricho de su sobera-
no, sino de la situación de. aquella monarquía , que , por de*
cirio asi , él misaid ba creado, y cuyo grande edificio sbslieñe*
No estamos acostumbrados á vertin especti^ulo semejante en-
tre nosotros ; no comprendemos esa alianza de ün hombre de
estado. con so obra, esa ¡deotificacion de una idea y una vida}
hemos perdido la tradición desde Ricbeliea , Mázarin , Loun
vbis , ^ ia girande organiftacíon M reiñádd de Luís XIY. .
iPBFiémú
& G.
Digitizedby V^POQlC '
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É.
I
RA en puoto media noche ^
reinal^ hondo silencio
e Medellin en la villa
sumergida en dulce sueno.
Desde un trono de celages
nacarados y ligeros
candida apacible luna
brillaba en el firmamento ,
Sobre el pardo caserío
derramando sus reflejos,
como sobre los sepulcros
de un tranquilo cementerio.
Y en una desierta calle
donde sus claros désléllós
una ihitad alumbraban ^
la otra en sombras confundiendo^
Estaba en la parte oscura
receloso y encubierto
un noble joven gallardo
no muy alto, aunque bien hecho.
Ropón y loba vestia
el uno y el otro negros,
trage propio de que usaban
escolares de aquel tiempo.
De su cintura pendia
una espada de Toledo-,
y un laúd con ambas roanos
apretaba contra el pecho.
' Digitized by
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0K ItfAOttlDb ■ftV't
Lo6 Ojos nó separaba
vixw, rascados, de fbegb, "^ /
lumbreras de Un lindo foátto ,
Vivaz, gracioso > moreno >»
De las eercañas paredes
de ttb edificio ñmoTerb,
én CUYOS sillares blancos
daba la Inná de lletto,. ^ .
Descubrienídó tres ftalcones^ '
bon barandales debiei*to;
debajo dos rejas grandes '
no muy lejsiiás del suelo , . J *.
Y cerrada tina ancha puerlá
sobré la qué tiene apsientó * '
un noble escudo de m^rmtrf / |
guarnecido de arábesbós. '*' '^
Ija aDchura de aquella cafle, ■ '}
én realidad cortb trecho-, • ' ' ;
era esjpacioso leatfb^ - ' :
mejor diré, oámpo füníenso * • /
De fantá§lf¿iilí ^énas , ' ' '
de mil estrafidé'sti6es(>s,' '''^. "
indecisos y confuicts ' '' : '''
como 6gor^ dé lin «^ueüo, ' ;^' i
. Que tlávatti^níte ffefa '' • •
la imaginación de fóegp '
y la menté ^nrf ebatada'
de aquel gaHái^b lif^iiñcebo. ' "'
De SafáíftáftcA la* ciencia^, ' ^'
los doctores T \oñérgos * - t: • ^^.^
que átra^ d^ , '♦é ídélátate "
y su pobre ho^*r *á;i^ti*tíéiíipo. "
Y ve léU'tJ^lfftJá dé Italiág
tfunque ilÜtatiJr'eéttfvo^$jBr,i$||B
toas á do qufér¿|H;CÍGÍkbt'sé
de ambic^n^ai^&riá lletfo. ' "
Y^uflfl^juzgá ^otd^db ,
j^T^OK^añ^ eh Ibs éncfüeñttos,'
y mira reyes 'Ciaulivbs,
y ve ejércitos Héshedhto» ,
Y naciones conquistadas , .
y á sus pies tronos y cetros ,
montes de oro y de laureles ,
anchos mares, mundos nuevos. '
i
Digitized by V'OOQ IC
aijl. REVISTA
Y todo lo ve, que lodo ^
. cuaulo^abraza el pensamiento : ^
lo ven y lo veo palpable
las almas de privilegio. ^
Mas de todo cuanto mira. ; ;
como en borrosos bosque]o3,| }.,♦..
como las mudables formas , p,
de nubes que roippe el vieiuo;, . .
Es «1 primer. person^|;e., . . . t
es el mas distinto. objeto, ^
es reina y reguladora
y sol de sus pensamientos» .
La modesta Dona EUira ^ .
de Medellin embeleso , . ., j
á quien guardan las paredes
do los ojos tiene puestos. . . .,,
Para ^Ua suena sus glorias , i
para ella anhela trQfeps, ,
para ella quiere tesoros ^
que está enamorado , ciegp. ...
ir sin los lauros y bienes. . .
que no quiso darle c^ cielo,
. Ao puede con elía unirse,. ^
que es pobre aunque c^alleroi, ,..,-.
También teme á un po^erosp,». f ,
rival ignorante y necio, . ,,].
, pero que ganó en la guerra. ,,
fesoros é ilustres prepiios,, .^
Y que al padre de, tu amada f /, ^
codicioso como viejo, ' . ..;.,[«
con sus rique£a^ jK bonore»;.
tiene cautivado y ciega ,. . ,
Mas en vana el jóvep. ten^e^ \ ,
que de Dofta Elvira es. dueño, ., ^
pues esperándole inquieta
aun está faera , del lecha» .
Y eú cuanto 1^ sena escuche p /
, saldrá, ^u c.^^ cumpliendo, / ^
á ofrecerle ser su esposa, . . ^ , ^, .
y á jurarle amor eterjdií» J
■ . [ . .. .r* . ;
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DK MADRID ai 3
Diz qae en «tfnilfo el gallo canta
desparecen de improviso
los aquelarres de> brujas , '
las fantasmas y vestiglos.
Asi desapareoieroa
las escenas ó delirios
á que la mente del joven
daba vida en aquel sitio*
De un gallo el sonoro canto ^ ^
al momento repetido
por otros que parecían
los ecos de aK^uel recinto,
Al sonador recordará
3ue allí tan solo ha venido
e un adiós tierno de amante
á padecer el martirio,
A exigir una palabra,
y á ofrecer un pla^o Jijo,
que con segora esperáota
le dé aliento en m peligros*
Vuelto en sí pulsa las cuerdas ,
y á sus acentos sentidos
canta una letra amorosa
con tono dulce -y sumiso.-
Al punt^t cual si A acento
que di^ vida y regocijo
á las auras'de la noche
fuera conjuro ó hechizo,
De una t^ja las mcideras
Abrebsé en el edificio
que el mancebo contemplaba, '
y queda un cuadro soitinrío ,
Do aparece un buho blanco,
^uyds contornos divinos
resaltaban en lo oscuro
por la luna esclarecidbs.
El amante la guitarra
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I
suelta, y fuera de sí misniOy
corre á la adorada reja ,
abraza jps hierros fríos,
Y en uua mano de Dieye
qge uno de ellos 0ene asido. ^
estampa lambíos de fuego
por la pasíoQ encendidos,
Balwoi^DÍ^e , lemeroso,
como enamoradc^ fino, .
]ue ser amor elocuente
le ser falso es dUro indicio ^^ •
Iba á pedir que do^ anas .
le conserven fe y carina, . ^
que en ellos ganar espera • -
pingüe^ estado y lumbre d¡^«|^
Cuando (siempre los aoQ|aDle%
nan de tener enemigos*
que en los mejores momeaie^
truequen la dicha en martirW)
Cuando á lo li^os resvieBa
un sospechoso ruido
que á JOS d^a enamorades
sobresalta de improvisa,
— «Retírate, dice el joven ,
quede tu decoi^o^ timpio .
que yo tornaté i. tus plantas .
sin importunos testigos»»
— « Nada' temas , ser^ tuya «» ,
entre sollozos le dijo
su amada, y terró la peja^
dejando abierto ua resqjuiciai
Quiere el mancebo aiejar^t
mas no nuede si^ ser viste»
y no es hombre due la. espalda,
sabe volver al p.^figrow
Tres bultos mira ^n la calle
que á él dirigen su. camino;
á dos quedai;se ve leege
en no muy dictante sitie,
'Y al tercero aproaimacse
á paso largo y aUivo,
resplandeciendo U J^i^
en su pomposQ a.tayíOp .
Al comendador cMoee .
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que volvió de Italia rico^
y que á sü Elvira metende
con imniB»»l»e|iirJwnco.
Mucho celehr* iel emiuentro
y solo le. pesa el sitio;
pero y^ arrestado i todo /
le espera femé y ina^quifc^
El coHMidadoyr le dice :
á éi«^ paads deudo uo g'ito; ;
— «retiraos de aquí, esdudianie,
ó mi esfMriU os hará añicos.»
i» «Otra tenfo yo en la mana
aue á ese insuflo/ de castigo* f
ice el mañqsbo , y se arroja
comoi inf aidf sjpreadido
De las nubes: k>s aceeos. ^
relampaguean > y viva
arde el combate ^ raosuanda
entrambos destrfcui y bríos.;
De un leve rasguik) tiene
el joven su uestro hriride : •
del contrario el peobo rote -
lanza yia 'd0;8ei^g«>e un fío ; .
Y pcrdieiido^va teni^oo! •
vacilante fCiMMido ourBÜbó
dá , y vienen espada 'eii mano
los oíros doeiá.*4u»áwMl90w .
El joven ociawváÜeate.
desprecia á los asesinóte
y dejando ya iw ia kierra
ál Comendador 'teadido'.
Carga á los Jos , y los hiere ,
y los pone en.tef eosflictoi '
que rápidos eomo el viento/ >
buscan «(^ fi^ asólo. ' • •
ojtS
E) vencedor reconoce
de su victoria el peligro,
y á su casa se. retira,
pobre solar aunque. antiguo,
Y que también noble escudo
ostenu en él frontispicio
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de la puerta , de que lleva
la llave falsa consiga
A D. Mariia, su bueo padre,
anciano de hidalgo brio,
* encuentra sobresaltado I •'
receloso y discursivo,
Qué del mancebo en la ipaoo
viendo eliiierro en sangre tiato,
* ¿««Que bas hecho, Hernando?» ledioa;
y contéstale su hijo :
— ^^^Al G>aiendador he muerto,
dando á un insulto castíffo ;
Íue el honor que tu me diistc^
a de estar <^mo el so), limpia»,
-^^*¡ Válgame el cielal prorúmpa^
' el noble anciano. PreCis9t
aunque yo , Hernando , no dudo
que con raaon bas reñido, "
Ei el ponernos en salvo ,
que es inminente el peligra,
siendo poderoso el muerto
y nosotros' desvalidos^»
-r^^Partir^ al momento i úalia
cual estaba decidido ,
dice Hernando, mas elpadre,
prudente responde ;; — «hijo , '
De las glorias de la Italia
ya te has cerrado el caminos
el G>mendador en ella
del rey ha estado al siervicio.
I>el ínclito D. Gonzalo
era^deudo y &vorito,
y allá ha dejado parientes
con honra y con pfaderío««
- «Pues á las lodia^, el j6v«a, .
dice, i marchar me decido»»
f algo extraordinario y grande
}rillá en su rostro al decirlo.
í.
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, DS HAD^U). 117-
.&c embarco.
Ed ia iglesia de S* Pedro»
Vna de las ina» antiguas ' • . \^x
eotre las muchas ipsignes
de la opulenta Sevil^ ^
A las seis de la mauana
se está diciendo una misa - •
porque Dios dé buen viage
á un jóveñ que v4 á las India^
Es el gallardo eslremeao ,
á quien hace auiace dias
que de Medélhn su patria
arrojó su Talentfa ; .
Y que en vxkd^ gripe^ naii^ • ^
debe aquella, tarde misma
despedirse de la Europa
á buscar remotos climas ; . «
Y con D. R|art¡n si^ padire
junto al altar de rodillas
á S. Pedro se encomienda
y al cielo le pide dichfi,
En el trage de soldado '
mostrando tal gallardía ,^ :
que del develo concurso;
tiene la atención cautiv^. '
Terminado el sacrificia
recíbela Eucaristía, . - . ' . .- ,.
resplandeciendo en su rostro. -^ r- • ^
^1 entusiasmo y fé. viva.
Vuelve á la búmilde posada »• .. .
que era en la porcinería, . . i t i
faostalage de un morisco^
estancia pobre y lúe^tqui^an. , .
Y así le dijo au-padr?,
' cuyas áridas megill^s. .. :• ;m
lágrimas de desco^sucilpi ,0' :•: . . .4
quemaban y bumedeciaii. 1 r:.<r \.
— «Hernando, Hernan4<'« hijo mia»
á tierras lejanas vá», -
Segunda sér^.^Touo IL d8
• Digitizedby Google
I|g' BBVlSfA
donde nunca olvidarás
de mi noMé. sangre el 6H(^/
Caal cristiano y caballero
teme á Dios, guarda su ley i
sirve con lealtad al rey ,
sé devoto y sé guerrero.
Nunca cL» á la codicia .
en tu hidalgo pecbo éntradb» '
flaqueza vil que degrada
el cuerpo , y el alma TÍcia.
Sé á tus cabos obedíenle,
afable á tus compañeros ,
y sin bravatas m fieros
en el peligro valiente;
En los trabajos sufrido ,
moderado en la ventura ,
con generosa cordura
no ejites vano ni abatído.
Del malo te apartarás:
únete siempre á tos buenos;
que sino ganas , al menos ^'
con ellos no perderás.
Si llegas á obtener tipiando ,
manda con moderación ,
Eero solo ; y con tesón
azte obedecer , Her nawki ;
Que el que ttiaiída desoortés
ó por agena iofiuencia^
6 no exige la obediencia ,
para el mando kiiitll es.
Tolera disimulado , '
aunque te baga padecer ,
agravio que no ha de* ser
plenamente castigado.
Rjepait^^et^ discrecioii
la recompensa y castigo, • ''
y al derrotado enemigo '
trata con m^^mcion.
Resuelve con maduret ,
mas resuelto, nada srtl^
la ejecución, aventi^
al rayo en la «^pideí. ' '
La^sMlff S¿ q«e profesas
estender y de tu rey
M r
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Itfs dominios, sea la ley^,
Hernaodo^db l«t eMfweBáfli.
Y no tengas. diidb alguna,
de que si lo haoesiast,
sieinpre irán en pos de iL* • ^
la victoria y, la fortttwr.
De tu Dobi^ iüolinacíoD¿ < • .
mucho espei;o», muclpo^fie:!
basta ; abrázame^ hijo mio^
recibe ipí'^endicijMi^*
La escena tiecna .y- sublime »
dolorosa dospedkia ^
que pasó entre el bijo y {ledre,
no esposibledescribirla.
De momentos teo solemnes •
los afectos de familia,
• los jpensamienios'y penas
se sienten , maa no se (»ntan*
Al fin com# breve. au^Q
C& rápido aqadi día.:
tristes y los alc|^ea ^
al mismo paao canúoan. ' ^
El sol eQiw nubes 4e oro,
de un cadáver comitiva,
á la tumba' del oéaso
con magestad deseend&i,
Otando la piesa é» leva
dio el trueno de ln naHiáa,
c^l Guadalquivir soMiiiío ^
retumbando en las ortlias.
Ya del arenal. k:|pttevt«
el padre y el hija ptean ,
y bácia la torj& mt Or»
mudos de dolor eaminaq, .
MagníG^ era* 1a escena ,
soberbia la perspectiva',
espectáculo grandioso
el que deslumhró «uj iiista.
Cubierto eit vbi&^ iiw«s
de mil naciones anngas '
con flámulas » gallivdWes,
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a90 ' mSTisTA
banderolas y n divisas
Donde espléndidos coloras
con el sol poniente brillan ,
donde se, mecen las auras,
donde retozan las brisas.
Arabas márgenes cubiertas
de cuanto la Europa cría ,
de cuanto el arte produce ,
de cuanto ansia la códioial
De arnias , víveres, aprestos,
fardos, cajones y pipas,
de estraordinariras riquezas,
de varias. mercaderías.
Y en las naves y las barcas , .
en los muelles y marismas.
y en arenal , alameda ,-
muro , almacenes y garitas ,
Un enjambre de vi vientes
de todos reinos y climas,
de todos sexos y clases ,
de todas fisonomías.
Del grande español imperio
hombres de todas provbcias ,
y de todas las naciones
que la Europa sabia habitga.
Moros, moriscos y griegos,
y egipcios, israelitas,
negros , blancos , vi^os, tnoioa ,
hablando lenguas ' distintas.
Mercaderes, marÍBeros,
soldados, guardas , espías , «
alguaciles, galeotes,
• canónigos y sopistas,
Caballeros, capitanes, ■ .
frailéis legos y de mÍM , :
charlatanes , valen(o6eB , *
rateros, nAozas, perdidas.
Mendigos , músicos , bravos ,
quincalleros y cambista^ , .
galanes^ ilustres damas^
gitanas , •rufianes:, tias: ..
Todo bullicio 'tan grande^
tan extraña alffaravíd,
tal confusión oe colores;
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BB mabuid. Aai
■» ^
tal movimiento y tal Wda »
OCreciendo bajo ud gí«Io
como el cielo de Sevilla,
qoe era un pasmo de la mente^ .
un cuadro de heohiceria.
I'ras de la torre del Of04
mientras Don Martin activa
el embarco, maldiciendo
gabelas y socalíoasi ..i.
Hernasdo sueña .despierto;:
7 pensando en Dona Ed.vira,
embebido en lo pasado^v
presente y. futuro olvidÍL . ^
Llamó su atención de pronto
una voz ágtia y ronqtiiUa
que le dice:— «Caballero, . r> u
por dios una limosAita,» .
VuélTe en sí sobresaltado,' '•
y delante de sí mira
una miserable vieja
de estrañá fisonomiai <
Un rostro innoble y áúmtíttki
seco, como de oeoizA, r •:
con dos penetrantes ajfot .
de fuego' que muere chispas^ !
D^ubré entre sucias tooaa > ; :
qué rojo manto cobija-
sobre un trage de. anascoba^ ; .i.it
becho á iliMgavrones tiras.» . ''í\\'\m
Y en el tSdo de «qnel enle \ «1'
algo raro se veia , ,ji.
reunión de astucia, ignorancia^ r^.. > >
imbecilidad , malicia. ' •/ 'il.ci.i'
Para darle. algnAsocomi(' >'
en la escarcela regislpa, ' .
y mientras ie da un cornado
dice la bruja ladina.. j .
—«¡Qué lindo y gallardo jdveor!
si se embarca para Indias»/ ..
la buena ventura puedo'..': ' >*
decirle, que sé decirla^»
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Hay en í^ vida niomen^cift ■
que la mitad át la vida
por columbrar lo futott) '•*■ >
«e diera eon alegria»
Y Hernando, aunque cbn deapnecíd^
contempla aquella estantigua , ,
la mano diestra le «frece
pnesta la palma hacia arriba.
La vejezueU la tomai)
tin momeme la exatniMa.^
y ora Is^s cejaf avqu«a , • '■•
ora.amaga una sonrisa;
Y al fin^M estremece, tf^mW^ >
echa fucga por la tista ,
y, — ^^^qüé estoy mirando % -cieloir' ..
cualenergúnMiO'griíav '
Espréisloa .T<»ta y terri|;>le
su muerto sMiblaiHB anima;
crece y y cod^mlsa le crujen
los huesos y las icamiHas.
Y — ^^}afc maiiGebo generoso! . /
esclamó , qué de inauditas t
glorias y hazañas te esperan! ■ r.
que de triunfos e«¡laa IndiasI
TiemM» «1 infterttl^^ ni espada ^
cuántos tributos. kqwtaL..
irá ufano de ^ntmttpfaupte .
el cielo se rqgócija^*..
Empei«dilres j reje»
te doblarán la rudUUa,^
cual prodigíoií^ cmil fKXjíMim^ •
verá el mumio tus -CNmifitlsiyki-
Tu huella íiiiiidir^'naQidntft '
las mas sruerreras y riéaé,- '>' ■ •»' i
como dcl'pascor la fciuetfa^ ^ <•
hunde vivares do htsmiifi^as« ^Ü^
Con mo0t0S'4e ai« f laM^a <
los astros allá «ebrteda»^ . I >
eterno sení ti» «Krtftbre, '^ -
inmortales tus fatigas.
ViMla; )él sel del nmvo m^itido
serás.../^ No'f^iidd Mfr^rh^' » '\ «
el joven tienípo^tMÉa lav^,- •
juzgando la retabüa
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CcMa á todb aventurero
por aquella bruja dieka , ^
para sacar reeo»peiM« '
más abundante y opinuib
' Y la iniecraaipe y le dice ; ' . *
— «solo quiero qne me'dtgas
si seré tan veotuvoso ' i
que regrese á estas^oríllaa^
Quc^ stt^pelida la Vieja »
muda en él los ojos- fija., i . .
pero apagados, su.rOfltr4>
se seca , sq de^amom ^
Y con la«spresion sinjosirá '
de una sardónica risa./ : \/ . . .
— «volverás, sí ^ le responde t; v.. > '
que volver es tu cksdiéka^ r'i .
Volverás.^* sí..*, de seguFO.
El sol se ^a 7 Tuelveu.^ miNi4f»,
Y con una enjuta mano
y un dedo qne parecía .
El de la terrible muerte ^
enerara actitud le indica
á CastilUíá , pbr dórtáe ;*
el Tojó 'sol se ésboiid?a. '
El joven áCasltllfeja ./././•
toma de pronto fa Vista „ ' ' ' ,
como obediehte al mk Adató / '
de la mano lítiperáiiva, ; ' '
Y ve qué úAa f)ardd ñul)e
3oe imitaba M'bóYttnás ' '
e un Vico dbsel , tomaba ,
por el ambiente' Üióvtda, ' '
De un grao f&'éXtb fe tofitia ! '
circundado "dé áltndtiHas ' ' í*^* *
candelas, y éYi <iHV6 áéti'o \
del sol el cad4véir rbíi;
Vago ietíbt 6ifetire ÜfelniátíJó ; ," ' '
los cabellos te fe etSVaÜ , ' ^ * ' f*
poral^üóstttrtia^tjlbs, '
echo mliili)X^1,tí a'áti féát>ii'a. " '■
La mtftfód^tíé^íbtJrtádbfe,/ . ,
sil voz grrta>y'ttrs fclrt^iái'
diciendo :-~ «llegó la hora,
v4i»<»xyU6pa^ifiLJ38ftiHga>.; ..-^.
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i
Sa4 RBTHTA
Le tornan en sí ^anhelólo ' /
á la bruja ó Pitonisa '*'
Busca, mas la basca en Taño;
desaparecido babiai-
Acaso entré aquella^turbai
do era imposible seguirla i
otras limosnas demanda , '
otros casos pronostica»
Se abrazan al plis del méelU
el padre y el hijo; pisa ' ^
este la ligera lancha
que al piíoto huyé^ de la 6riUa. ' •
Llega á i« na^e; la natv > •
' trinquetes y gabias iza , :•
y corta pomposa el rió '
fentre universales viVas. '
Este Hernabdlo. estV mancebo x* ,
éraUeman-Cortes: su noinbré, .
gloria la mayor de EspaSa ,
asombro y pasmo del orbe^ , , .
Lo dice todo. Un imperio \ ■ , ¡ ,
de cien guerí'eras naciones .
descubrió, y rindió su lanza
con seiscientos españoles* , • .
Vuelto á la patria, por premid \f
ingratas persecuciones
8U corazón destrozaron,
rompieron su pec)io noble. , ^
Y aquí en Gistilléja , Ilei^ó
de desengaños atroces ,
rindió' á su Críadpr el alma /
que tan grande concedióle; ''.^.j,
• Sin que delpués haya visto
el absorto mundo un Lpi^lirc. , - '.
. que de Hernán-Cortes al lado'
la historia impárcial coloque; . . ,..
Sevilla i3 de julio de i838.'-^ A. vi S. , Düqok na Ritas.
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M MAM». . OlS
nUBSUFUESTOS T CÜB1ITA8:
E
s aoa desgracia que redunda en.menoscfibQ de los conocí-
mieotos útilcSf que esios se geoeraliceo jrcohrea /autoridad
aot^ de ser comprendidos y epsajados. Cuando esto sucede, se
eooientan de ordinario los hombres coii las idea» ms^ gevieca-
les y seductoras; se creen dispensados de racio^qar sóbrela
principio^ fundamentales en quese apojan; incq^wn sUiqne-*
rerlo en ¿rendes errores y equivocaciones ; y por último ,obe^
decen con cierto fanatismo Ia# inspiraciones. del sentimiei^Py
qiie ocupa completamente el lugar de la razón y del juicio*
Esto es lo que ha sucedido con la materia de los presu-*
puestos y las cuentas. Es tan alta j verdadera la idea que se
tiene de str importancia, y es tan conforme á Iqu nías, s^os
principios de la administración pública la necesidad de su es-:
tablecimiento , que desde cierta ¿poca en que ie empeló i
anunciar y proponer esta reformáis, la maypr pfrie de Joe
hombres públicos se ha creído de buena fe ezenudel deber
de medita^ sobre ella y de estudiar sus diversas ;aplicae^f())hss¡
por madera que se han dado por supuestas verdades, que .tiir»
davia no se conocen , y pmr discutidas y resueltas cuestiones
de grapde interés y de no fiicil inteligencia^ . Eii verdad qpae
otros han seguido diferente camino, entrando en á,. fondo de
es^s cuestiones;, y separándose de las creencias coootin^yt mu-*»
chas ye^eserróneas q equivocadas^ Ifas todavía nos hj^Uamos á
larga distancia de lo que conviene saber en este ponto } aun
no se han esclarecido bastante los conocimientos que deben
formar la canilla manual de los legisladores y funciooarips
públicos; y todavía nO se han propagado como es debido, los
que corres|K>nden á los contribuyentes en ün gobierno cona*
titucional.
Segunda serie. — tono II. a¿
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a 36 áCTISTA
La materia m mas difícil de lo que podrá parecer á prime*
ra vista , y no debe ni puede tratarse someramenle* Las ob*
servaciones que vamos á someter al juicio de nuestros lectores
estarán mtijr lejes de ilustrarla Un completamente como se
necesita ; pero no se logrará poco si se consigue que se con-
vierta hacia este objeto la atención pública , sobrado embebida
quizá en cuestiones personales y de partido.
Lo primero que ocurre al tratar de este asunto , es que la
idea délos presupuestos no ha podido concebirse siquiera siii
.drra'idéa síotcfitti'^f'genet^l; estd e^, sinia Idea de 6rden , ar-
reglo y '^tfdttifá^eíilbs i^sto^ que se pagan de los fondos pii--
bticós. Etí fóé tieriíí(i6s én qnif\i aditiioistracion era más sen-
«11» Jr ufiMBrifi*/y l^l^'actósTé^úíéhtfe' W^ bafkfá ;én aquéllos
er^ói'en qtíé'lós scívítíos pérsotóle^ y reales llevabati envuel-
nPfíiiiAá'cfíeiCt^'pn^ invérstoÁ Inmediata de. ló' que coos-
fifüi&Ü/^ktérU de loi^ifibi^ttí^*^ cilando la moneda entraba
pw'ffadcbo raenod de lo que'WíTéjcfé^ al presente etilos cam-
bidS'y en káipfícactditek^cf Wr^fAtíte» destinados á levantar
las cái*gas diíl Estádcf*, w'Y^oiá oiída de particular que loa
^biérntis ylviesén éotr cíirto ahldittdono res|)ecto al conocí-
iriiéíifo'y te|fülacióti de feuncgíflmW haberes, y á la compara-
ción de estos Coh las ^ecé^id;sídes á'qvíe di^biaú destinarse. Por
ifeta riboii H¿ stdó tan hárátií éirteiacta ta ¡d«a que se ha fbr-
fbkdoMéri^éai^íb i^abnla, émiicylp habfa kido )a dcj caudal
'«^iíi^'le't^itítltbyey'dsWlliiíf qtJe, Íé/ds de, componer un lodo
íSMfcb;í'egtflár^'y cóncéhadoV él^a poif- ¿i contrarió pik>ducto
iMloM'terV^któas VáVió^ ; equií^dcos é inconexos. '
•"* **Í^ró détí¿ que dis'ripi^tólc (íén'et Influjo benéfico de k
UWI^ibti ¿^ehiMiii' t>^éstdci¿neir pévs¿nales , loé Cañonea
fkíthíenticTósV 1^' Cdotfibttciones i^deflnTdas que erah "deter-
nKtibda^ Ünicamébté por los accidentes casuales que las im*
\tMiíiú^y^'eú1^n ; áeéUé que el auibento'de la población , el
tnayóf ilifllijo de !ás tramáaccioi^ comerciales é industríales, y
hii dénóafr 'cautos que contribuyei'dn.ál desenvolTimieríto de lá
tdt'dl^énclá humana, hicieron mas complicada , extensa y varia
H administración pública^ hubo necesidad de dar ilación y co-
lie^éiidsf £ las fiífoóióhes qilie de^mpeñá, á riesgo en casp ccxv»
trario de haber caido en la mayor confusión y abandono: ne-
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' %2y
Mldad que, sieodo h^ del instinto de conflervaeioD que U
paturaleza ha poesio en loa hombres j en los gobiernos , se
hiao sentir por sí Hiisina, y ae fué desarrollando insensible-
mente á b presencia de los obstáoalos j de los objetos que le
habían dado existencia.
Este articalo no ofrece ciertamente el suficiente espacio
para explicar en él la historia de los hechos qne en los pueblos
de Europa dieron luner i estas observaciones, ni tampoco la
de los dUef entes ensayos que se hicieron hasta lograr que'
naciese y se aobtisteciese la idea de ¿rden y regularidad en la
administración de loa fondos públicos: tarea útilísima en ver-
dad , pero agene del pensamiento dominante de este primer
trabajo. Mi|s adebinte eooveodri dedicar i tan importante
objeto algosas leigilias; y ojalá le tomasen 4 su cargo otras
piornas mas ilustradas, fot de pronto nos contentaremos cqq
hacer mención de algunos hechos , cuando condnican al fin
que nos proponemos , dejando para la última parte de este ar^
liéolo explicar el plan de nuestros trabajos sucesivos.
Inglaterra fu¿ la primera , como lo ha sido en otros pun-
tos de sumo interés para la civiliíacion y la humanidad , que
adivinó las ideas de orden y regularidad en la administraGion
de las rentas publica» : eá términos de qtle basta la palabra
bmdget adoptada por esta nación para expresar la relación y^
proporción en que deben estar loé ingresos y los gastos , ha
pasado á ka naciones, del continente, donde se conserva en su
{Nrimltiva signifieacioii : lo qne prueba qne las ideas represen*-
4adas efi ella han tenido el mismo origen , y han ido puogresi**
vamente euodien4o V según que ha sido mas 6 meóos poderosa
Ja influencia de las causas á que deben so creación. En Espa-
fia es donde no ha sido admitida esta pakbra; pero la idea
importante que envuelve forma ya. unn creencia, contra la
cual pugearian en vano los reatos del apostolado administra-
tivo de otros tiempos, las pretensiones de les que ÍMentan con
otros fines subvertir el urden regular á que están sometidos
por la eoostiiucton todos les poderes del Estado; ó en fin , la
manía de otros qoCf creyendo im|iosible lo que sus limitados
celebres no han libado i comprender , dan lodavía valor i la
resistencia de algunas GOr|)praciones y establecimientos anti-
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giioe; resitleacíá apoyada en las pk'áctieat mat absurdas, por
no deeir en las mas críminales dilapidaciones.
Pero sí con el nombre de presupuestos se ha^empesado en
España la reforma de los antiguos sistemas coyos fonda-*
mentos y cayos vicios orgánicos hacían imposible el oo«-
nocimiento, el órdén y la. economía en la adifainistracioQ , no
hay duda que, como be indicado al principio^, nos faltan mu*
chas oosas qoe hacer y otras que destraic , para conseguir las
ventajas y los beneficios positivos que oon ramn se atribuyen
al sistema ^e. presupuestos» Este sistema, cuyas partes príBcipa'*
les no pueden considerarse ni estar sei^aradas sin que de hecho
se destruya el objeto esencial de . so establecimiento , no se ha
trazado todavia entre nosotros, podiendo decirse que la parte
del mismo reconocida , sancionada y sostenida pon laudable
celo por los legisladores y gober mentes, no puede satisfacer
ni. completar las miras ¿ qoe unos y otros se dirigen. Por el
contrario, es innegable que al abrigo del aspecto sedociory
de lá confianza que. ofrece la pública discusión , han de poder
hacerse fraudes y dilapidaciones tanto mas temibles, cnanto
mss escudadas vengan coix la pantalla del nombre sagrado oon
que se defienden. « %
Es verdad que no es este el daño tnas grave qne ocasiona
la confusión de las ideas y el gran vado que sé advierte res**
pecto á las disposiciones que en esta* parte reclama nuestra
administración; porque ai bien las pasiones miserables de los
hombres que prefieren un mezquino interés á la gloria de ha*
cer la felicidad de su patria » pueden sacar partido de la boe*
na fe de los qne pagan y de la inexperiencia de los qoe joz->
'. gan ; es mas generoso y probablemente mas exacto bnsoar el
a>al en su verdadero origen, que son las leyes, instrucciones y
reglamentos , y allí aplicar el remedio con valor y persev^an*
cia.JAayor y de mas trascendencia es el daño que resulta de
aquellas caosas , en cnanto es muy difícil con ellas tener noti-
cias exactas de nuestros verdaderos recursos y necesidades; es
imposible toda reforma , todo principio elemental de progreso,
y cuantas ideas aisladas por felices que sean puedan ocurrir á
los hombres ilustrados, a qoieties no sea indiferente nuestra
supuesta miseria y nuestro descrédito verdadero. Ls nacioo
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española es rica; loé ingreaos de la bacieuda pública san gran-
des; pero esfe ea el día en que no es posible demostrarlo, pre--
•enlaodo el cuadro «verdadero ed que, sin confusión ni equi-
vocaciones , se pudieran ver á un golpe de vista los resultados
innegables de aquella verdad. \
No es menos atendible el ioconvenieote que ofrece esta
confusión y trastorno de ideas y operaciones, en cuanto sir-
ven de obstáculo alas invc$^tigaciooes legitimas sobre el mé-
rito ó demérito de los empleados principales ^de la admr-
n¡str,acioo , y en cuanto no permiten que 8e-[>onga*en claro k
verdadera respoiisabiltdad de los ministros, punto cffrdinal en
todos los gobiernos ilustrados de donde parten las ventajas
atribuidas al sistema de presnpnestos, considerada la respon^
sabilidad mas bien como idea de orden y economfa , que como
motivo de ásperas censuras que son inúiiies cuando las leyes
saben prevenir las dilapidaciones.
Solire estas ideas es fácil calcular cuánto interesa salir al
enctienlro de los desórdenes y abusos « por medio de un |is*-
lema régnlar y ordenado que reduzca las cosas á su verdadé-*
ra signijBcacion , y que establezca sobre bdses inalterables las
reglas de U pública moralidad^ basta conseguir que sea uno
el seniimientOy el espSrítu y la dirección de los legisladores y
gobernaiites , á lo menos en los puntos inas príoci|)ales , en
que no debe darse lugar á dudas y tergiversaciones. Por de
pronto bástenos saber , que según el método actual eii que se
aglomeran y confunden los productos y gastos dé las rentas
públicas correspondientes á varios años, no hay medio de que
se Reculen ni puedan ejecutarse las leyes de presupuestos ; y
adema:* t que destinándose los créditos concedidos al Gobierno
i obligacioiies , que , aunque legítimas, no son las devengadas
CB el tiempo precisóla que los créditos se aplican , puede re-
i«ftltar que ¿n ministro celoso, activo, puntual y ajusudo^
apareica i los ojos del público con diferente carácter; mien-
traa qnJB otro menos escrupuloso ó roas osado podrá fácilmen^
te tacar provecho, en favor de su reputación , de este estado
¿Uieil y embaraioso en que no és posible hacer de las cosas uu
jtticio cabal y concluyente.
Go^vteM advertir que al habla|r dé Jos defectos sustancia^
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a3o «STüVA
les de qoe adolece nuestra admioistraciaB , no ops releriauíi
álos qae , siendo iiiherentes á nuestra sitoacioo actual , poedeñ
considerarse como transiónos/ Hay respecto á ellos ía ventiya de
que son conocidos y universalmente deplorados, asi como son
conocidos y deseados los remedios únicos qoe tienen. Por lo
mismo 1^ inquietud , la sosobra , la urgencia imprevista y los
gastos repentinos que acarrea la guerra civil ^ ban de ^Miusar
precisamente y están causando ^ entre otros malea, el gravis¡«>
mo de que se confundan y subviertan las ope^MnoUes de la
administración , el destino que tienen, los capitales 6 los cré-
ditos concedidos al Gobierno, y la cuenth y razón que ton ^
vigilante 'hSria los cargos á las innumerables dependencias del
tesoro público. Pero la guerra civil se acabará, y en el día en
que esta esperanza se realice, desa|)areoerán por tí mismos los
vicios que ella sola baya engendrada
En el mismo caso con relación á este ponto se baila otro
defecto también sustancial, debido principalmente á la e&plosion
frecuente de las pasiones políticas, %l combate continuo de los
partidos, á las conveniencias ¡larticulares de cada situacion^^
á niiestr^ falta de costumbre en la manera de considerar y re-
solver las cuestiones de presupuestos. Seis aios ban corrido
desde el restablecimiento en España del gobierno representa-
tivo; y en estos seis afios^ á decir verdad , únicamente se lia
discutido y aprobado el presiipuesto de 26 de mayo de
1 835* Porque aunque se aprobó en 27 de julio de s838 otro
presupueato^ que es el que empezó á «cgir en 4.^ de oaubve
del mismo ano, sábese que esta aprobación re9ayó sobné los
dictámenes de las comisiones respectivas, según habían sido
presentados por ellas , salvo la del ministerio de E«iado f de
Gracia y Justicia que se discutieron oon bastante .|>roli(fidad%
Esta indicación basta para que derie luego se advieru la íaka
de plan y la inexactitud con que se ha procedido en la ma«
teria.
En efecto ; ¿ qué fué lo que quiso decirse cuando en a df
octubre de dicho ano i838 se mandó que. los presupnesms 009*
pezascín á regir y obscfrvarse desde i.^ de octubre? ¿Se qMA
dar á entender acaso que el ano de i838 principiaba ^en s.^ de
. octubre 9 y conduia en 3o de setietabre d«l signienle aio? En*
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p8 9/L^PMÚ. ,^3j
loaces debió habers;^ j^OQÍfe^iaflo «si teroHO^ntjHnei^tje» y de^^
bíei;oo haberse dicudp rqg[]av(;^pecíat^^de cdt^abili4ad , tapt^
jMrra lo venidero^ como resp^uto al J9¡cio d^ lo* o joaescs iras-
curridog del ano, cqyos gastos ó s^rvicio^ qu^d^D^'p^sia :a|»li-
cacíoQ á DÍD|;an presupuesta : príoiet iucppv^niepte y primers^
contradicción de la ley » pq^ \éí cual se conccfli^^pf^ .^stos cré-
ditos; créditos que no podian aplicarse siuo Hofk igastos ^sp^
cíales del aoo i838 qq^ e» E^^^aoa, lo misipó,<|iie ei^ jlodas
parles, comieoza en i.° de enero ^ y jCopcI.^if 911 3ÍI "? d»f;
ciembre. Porque ^o ^ asi iflj^ fápi) comoaip $jiipope v^n^r cjff,
esta parte la marcha de ja admío.íi^tr^^ipo^ puesto que para
conseguirlo es i^dispeosabla ^ijar tam]t>icn el n^todp. d<e U
conlabilibad y las reglas á que tod^s las operaciones ord.jna-
rías se ballaa sooietida^ \
¿Se quería acaso si^iGcar que.los tres últiofQs ipe^s dirl
año eran^l único liei^ppt por el qpé los créditos se co.nccdianr
Esto seria un absurdo ippplio ma^orp po.squé pi^ es cjerto^.qup
la suma de millones qup constiipye je] importe de todo el ^w
se concediese al laínisterio con facuh^d de pónsumirjia'en Icm»
tres meses, ni era posible^ 1^ recaudación .de la suena epleta en ,
ese limitado tiem|io. Ad^m^is» si ppi'^^ff esto basóla incotppjren-
sible, se sui^pni^ que las obljganpaes anuales .Í;iabián ^p divi-
dirse y connignarse en la suma i^^tiva Áf^ |>;'r¡odo ^^«a^
topees resultaba el incooveaiente de-^er icpposíble esa división, *
especialmente respecto á tos.ingiedos, y e]>de que la cootabi^
lidad por esquisita que fuese no podría ea nueslro actual es-
tado fijar con exactitud los productos ciertos, y proporciónalos
de uti período oualquiera^ Esto no se consigue basta' después de
aer conocidos los ^resultados io^abs de*la recaudación de un
aBo,ea cuyos meses distiotos^.se verifican varías, ao^ticijiacionep
j. compeasaciones que desp;uies se comparan y equilp)raa. ;.,
Pero eitey otros «nconvciuentesi, hijos <|e la iticertidumbre,
d^ la agi^tdjcion.y ap^iedad que produce la guerra civil ^ y d^
la falta' de una accipn unitorme, dirigida siffppre á un Qn uní:
co y conslapte , puede decirse que aíectap ^ Jks., presupuestos
^o^ideiHal y ^xansitoriamejHe; y no bay duda de que por ^
laísmos se irán corrigiendo, á proporción que las caús^s^indLr
cadas vayan cedieada su lugar á los consejoa pacíficos *ilp la
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21 3 á MtJSTA
razoo ílaiiriidá» y á lá influencia de loi aoontédmtentdft. Por
todas partes se levantará una toz ardiente j enérgica pidiendo
pazy orden y economias; ?oz qué proscribiendo el Taño clamo-
reo de las promesas ficticias , dar^ su sanción .á las %erdade$
mas útiles, consignará la importancia de los presupuestos
anuales, 7 no permitirá que este punto permanezca en la con-*
fusión que al presente»
Sin embargó, para cuando llegue eité .dia y sea uno el
deseo, una la intención y uniformes también los pensaipien-
tos de todos con relación á este punto, es fuerza confesar que
nos encontraremos con un gran vacío de ideas exactas, y con
la necesidad de entrar en las reformas radicales que el sistema
de los presupuestos reclama con urgencia. Aquí es donde con-
viene que vengan á refundirse el talento, el celo y el anhelp
de gloria de los hombres que tienen en sus manos los deslinos
de la patria ; porque aquí es donde está el gran secreto de la
libertad dé los pueblos , de su ventura y de sus esperanzas , y
aquí puede asegurarse que es donde se encuentra compen»
diado el Gobierno con sus inmensos y felices resultados.
La ex^xMícion de los diferentes extremos que debe com-
prender esta reforma basta llegar á su perfeccioo, y ,1a de
los errores sustanciales de que en la actualidad adolece ,- es
obra larga y difícil. Todo de es posible en un dia; pero una
vez conocidas las verdadep, es fácil generalizarlas, y lograr
que sirvan de fundamento á las mejoras que se intenten.
Como afortunadamente .vivimos bajo un régimen consti-
tucional , y el Congreso de diputados en él tiene el particu-
lar encargo de custodiar y aumentar el sagrado depósito dé tá
bacienda pública , es justo y oeoesario que en la materia obre
con aquel espíritu investigador y severo que tanto contribuye
al orden y economía , y asegura la responsabilidad de los fun-
cionarios públicos. Bien sabemos que la discusión de los pre-
supuestos es el campo escogido ordinariamente por la o|)Osi*
. cion ; para desenvolver el sistema político y combatir la mar¿
cha del gabinete. Cuando na sea por este motivo ostensible,
' hay siempre un espíritu laudable d^ economía que da tugar al
exámeá mas escrtipulóso y esquisito sobre cada una de las
ípartidas que aparecen en los diferentes artículos ó<A pre-
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supoéftto. T i¡ bien es incontestable el derecho de los di*
potados para negar ahgabinete sus sufragios, j rcsistit á sos
demandas cuando aquel no merece so conBanta , ó parecen es*
las excesivas; si tampoco puede negárseles el derecho de po*
ner en evidencia la conducta de les ministros y atacarla \iot
los flancos que presente, siendo unas y otras atribuciones pro^
pias de la (ndole del gobierno representativo, también es cier-
to que los medios adoptados hasta el dia tto dan ni pueden dar
los resultados que sé buscan.
, En estas atribuciones suele haber una equivocaoioB de
parte de los que no conocen mny á fondo la materia , que es
hija de la sensación repugnante que ha dejado la historia de
las administraciones jioteriores, y que renueva la memoria de
sus inveterados abusos. Snpónese qtie la ley de presupufestoa
impone á los ministros la obligación de sujetarse extrictamen*
te á todos sus pormenores: y esta idea falsa conduce i otros
errores de graií tamaño, principalmente á un absolutismo de
otra' especie fundado en el principio de atribuir á las Cortes el
, poder de dirigir tos portneoores de la administración interior
del reino. No puede ni debe ser asi. Pero esta' equivocación ^
que es trasdendental á la política y al Gobierno , lo es mas
prlneipslmente al asunto bajo el aspecto qué le vamos consi^
demuda Porque á la verdad suele acontecer que adormecidos
en cierta manera y satisfechos con los triunfos mas ó menos
importantes que proporciona esta contienda, eée en el olvido*
el asunto de la discusión y del combate, y iio se procuré
traer de nuevo á la arena, para ver de sacar las verdaderas
utilidades de laf economías, mediante el juicio severo de los
hechos posteriores á la aprobación del presupuesto, y que de-
ben sertir á la absolución 6 condenación de los ministros»]
Para comprender en tdda su extensión estos resultados
conviene tener también presente, que todavía desconocemos la
práctica saludable de distinguir los presupuestos en provisio-
nales y definitivos ; siendo esie otro de los defectos que ex«
pKcan la imperfección de nuestro actual sistema.
El objeto de los primeros no es otro que el de poner en
evidencia el pormenor 'dé las obligaciones á qixe tiene que
atender el' Gobierno, el grado de iipportaocia que merece ca-
Segunda série.-^Touo II. 3o
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a34 MTMTA
da aoa de ellas, y Íob gattot que te presuponen pom Mtisfacer^
lat; á fin de qne, después de exsfainedss y de forinsda k cuen-
ta de dichos gastos, se conceda á cada- uioiaierio' por medio de
una ley la auiorisacion conveniente para .disponer de la siima
tolal señalada en ella ; ó en otros cérniioos , we fes abra un
crédito reducido á dicha cantidad. EsU ley , segao se ve, en-^
cierra la mira saludable de limitar la soma haéfa que cada
ministro puede estendersé en los g^tos qu^e ordenare; pe*
ro limitación qae no es ni puede ser mas que provisional , Ip
. mismo que el presupuesto , 6 por mejor decir, las previsiones
sobre que se hubiese fondado.
El objeto de los segundos (es el de conseguir por medio de
btra ley, que se fijedefiaitivameute la suma correspondiente á
cada ministerio para.el cumplimiento de sus obligaciones. Esta'
. suma debe determinarse;, en vitta de la coentaexacta del importe
de todas ellas, previa su reoonoctmienlb y liquidación : cuenta
que debe sujetarse i la nomenclatura , coordinación y subdi*
irision de las obligaciones , establecida en los presupuestos pro*
visionales, para conocer los artículos en que se hubiesen hechp
economías, ó en que huyese algún exceso. En cualquiera ip
estos dos extremos se adelanta bastante buscando en ellos la
mayor ó menor exactitud que hubo en las previsiopes que se
hicieron para los gastos d^l servicio, y las causas que ^tubie-
sen motivado las aheraciones ocij^ridas.
Desde luego se concibe la importancia de esta segunda ley
y la inutilidad de la primertí, si á su tiempo no se cubre esCjs
flanco, si po se procura la coincidencia de ambas operaciones,
y si no se pone en ^rcicio la atribución mas útil del Con-
greso, que consiste en fonnar un juicio escrupuloso sóbrelos
hechos relativos á la ejeciicion de la ley primera ó ju-ovisional,
y en la censura consiguiente de la conducta del ministro. res~ .
ponsable*. Adviértese también la ii!iexacritud d^ la| palabra^
presupuesto dejinkwo,^ pero de que he hecho uso por apomo-
darme ai lengaage adoptado entre nosotros ^ ya qiie lio he-
mos admitido la palabra buéget^qne ahnqne inglesa de orí-
gen ha venido i ser europea , y con la cual pueden explicarse
muy bien ambas leyes, la primera con el nombre de budgef
provisionaí^^ y la segunda.con el de budget definitivo^ Pox^e
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smdo el significado de esta vos el de «rregli^ e^alaacioii y ba-
lanoe^ ó ooin{iaracioa de los gastos necesarios con los recursos»
se entiende mpy bien la diferencia que inedia entre el provir
sional que se bace con anticipación, y sobre previsiones mas ^
menos (lindadas, y el definitíyo que resulta del conocimiento
y líqpidadon de los gastos efectivos , y del producto tainbieii
efectivo de las reiUas. Como quiera que sea, se viea^ en conch
cúniento de la necesidad de no fiar á la ventura esta parte
principalísima del sistema de presupuestos ^ sin la cual, como
se ba dicho antes , no se l)abría hecl^ otra cosa qu^ llenar
una formalidad, la menos interesante sin duda, por nvncbp
que quiera encarecerse^
Para realizaflo como conviene, y para conseguir los demaa
efectos atribuidos al sistema de presupuestos, es necesario
adelantar otra idea intimamente enlaaada con las anteriores
kid¡cacipne8,.á saber, qoe debe variarse completamente el- sis-,
tema de contabilidad* Por poco que se discurra, se descubre
efectivamente q^e esta inmensa máquina de la liacienda pur
blica, enH)u6 ^n tantos y tan varios los arbitrios, tantas y
tan diversas las- Rentas , tantos y tan diferentes los método» d^
au recaudación, no puede estar en movimiento continuo y
compasado; sin un poderoso resorte que dirija y regule laf»
operaciones, calculando los resultados efectivos de todas ellaa:
acticulo indispensable si las Cortes han de conocer el estado
de nuestros recursos» la posibilidad de aumentarlos 6 dismi*
nuirlos, el fundamento sobre que pueden concederse los cré«-
ditos, y el rigor con que deben examinarse las cueiitas de sus
productos y de sus aplicaciones. Este gran resorte no es tn
puede ser otro que un buen sistema de coniabtüdad , explica-
do.y desenvuelto en una buena ley dd cuentas de que carecer
mos, fpor medio de la cual se logre que quede consignada la
historia de todas las operaciones subalternas , y asegurada $^
conexión intima con las {ir inci pales que parteo del centro co-
mnn de la administración, ofreciendo por resultado y en una
escala gradual lel «cuadro completo' de tinestros fondos, su mo«-
Timiento diario y pef iódico , y los tiempos ó servicios á qu^
OQrrespomda.
JEn esta malcría hay mucho que decir , y aunque en otr^
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a36 WfisTA
ocftsion nos proponeanis tratar exprofeao de ella» a'q podemos
dispeosarnos de adelantar algunas observaciones,* que ri9cla«-
man con or^ocía la atención' del público, y la meditación de
los hombres ilustrados.
Ante todas eosas, conviene fijar el sentido verdadero .de
una cuestión que tódavia no se ha entendido tan bien como se
necesita; Hablamos de la rendición de cuentas á las Cortes*
Hay quien de buena fe cree á estas horas, que el eximen de
ooentas que corresponde á las miémas , se estiende al cono<^i-
miento minucioso de las formalidades con que se hubieren re-
candado los valores j distribuido todas y cada una de las par-
tidas que son objeto del presupuesto: lo cual es muy inexac-
to. Para conocer mejor la teoría que debe dirigir las disposi«-
ciones que se adopten eñ esta materia , es necesario distinguir
perfectamente las dos diversar operaciones que concurren^ en
este asunto de la rendición de ctientas. El Congreso concede
al Gobierno c¡ert<>s y* determinados créditos consignados sobre
el tesoro general , 6 sobre estos ¿ aquellos arbitrios, ó sobre
ambas cosas á la vez ; y los concede para atender i ciertas y
. determinadas obligaciones, esfieóificadas en el que sé llama
presupuesto de gastos. Pues bien , el Gobierno que debe dar
cuenta á las Cortes de estos erónos , se halla en la obligación
de probar ante las mismas, qiie en efecto las ha Cubierto 'to-
das 6 tal parte de ellas ; y que las rentas , arbitrios ¿ consig-
naciones han dado tal resultado fijo. Esto y no mas^ es lo que
corresponde á las Cortes.
' Pero en las.cuentas hay otra gestión mas delicada y proli-
ja, que es de fiscalización y censura , Qual es la de examinar
minuciosamente si los pagos que se suponen hechos son efec-
tivos, si los documentos de cuenta y razón 'se han llevado co^
mo corresponde , si se han guardado las formalidades prescri-
tas , £cc : co^ que nunca puede ni debe hacer un Congreso , y
que por coñsiguienie se deja á )a inspección de un tribunal
superior, de cuentas , competentemente dotado y organizado,
á fin de que pueda satisfacer á la inmensidad de trabajos que
eiLigen estos deberes.
Esto supuesto , para que se marque con claridad la dife-
rencia de las funciones que corresponden á las G6rtes y al
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tribaoal mayor de cueoias , debemos observar , que ona cuen^
ta aprobada por a€|oella8 , podrá ser reprobada |)or el iri^
biinal mayor, y al contrario , sio que de esto resalíe oolision
ni contradiccioQ alguna. Es la raion; porque"" hs Cortes, al
aprobar la eóenia 9. solo declaran que los pego^ están bechoa
.con arreglo al presopoeslo aprobado 7 dentro del círculo da '
W créditos concedidos ;, al paso que al dar su aprobación el
tribunal de cuentas , declara á mayor aboiidamiento , que
. aquellas están becboa con los requisitos legales, que no se ba
faltado i laé formalidades prescritas ^ que no resultan, seSalea
de fraude .&c. Por manera que un gasto, bien becbo por ser
oonforipe á las concesiones , puede declararse nulo por falta
de fiormalidad en su ejecución ;''y un gasto becbo con los re--
quisitos y circunstancias prevenidas en un buen sistetna de
contabilidad , podrá deolaiarse nulo por el Congreso' á causa
de baberse realizado contra el presupuesto ó fuera de loa tár-
minos en él señalados.
Con todo eso , estas observaciones son mas bien aplicables
á nuestro actual estado en que todavía no se ba descrito y de-
cretado el plan que debe regir en estas grandes ofieracione^
mediante á qu« cuando se^ establezca, deberá ser articulo prin-
cipal del mismo , que el resumen de las cuentas , o mas bien '
la cuenta grnerál de toda la administración y la del tesoro,
pasen al Congreso previa la autofisacioo del tribtinal mayor,
pronunciada sobre todos los datos y antecedentes.
Volviendo ahora á enlazar las ideas, con las indicacionea
becbas mas arriba sobre la reforma Vadiaal del sistema de
cuenta y ráion, decimos; que este es el punto en que nos ba*.
llamos todavía á una gran distancia déla perfecqjon de que es
cafiaz y que debe procurarse á toda cost<u Cosa admirable der-
lamente cuando se considera el gran paso que |»ara servir de
base y de guia á su mejoramiento, se ba dado con la invención
de los presupuestos. Porque deade que se ba descubierto la im*
portancia de ir encerrandp en- los periodoa determinados y sn«
cesivos*de un año común los productos y gastos efectivos y loa
productos y gastos pendientes', pero que corresponden á cada
una de las concesiooea» ¿ á eada uno de los créditos , la con* ^
ubilidad debió apoderarse de eita grande idea para acomodar
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Sl38 KfeVlSTA
á ella todas las'operaciones que son sujas f y para hacer eo
sus diferentes métodos las combinaciones qtoe faesen mas con-
formes á aquel pensamiento primitivo y cardinal.
Esto es lo qtM ha sucedido con mas /& menos perfección^
en los paises en que se conocen á fondo estas verdades y en que
llevan mucho tiempo de ensayos y de egercicios : y esto es lo
que urge sobfe todo entre nosotros, si han de conseguirse los
bienes apetecidos. Emitida la idea princi|)al, ó |>or mejor de«
dr, establecidas las bases que han de servir de fundamento á
la contabilidad , corresponde á esta resolver la cuestión reí»*
tin^ á los métodos mas adecuados pahí que aquel objeto se
tonsiga ; y hé aqui donde caben las mejores teorías sobre la
materia « donde los hombres entendidos pueden disputar la
preferencia de sus respectivas concé|)ciones ; y donde separán-
dose de las rutinas acreditadas por el trascurso áel tiempo,
puedeq elevarse á considerar el asunto como filósofos , teniendo
en cuenta los elementos políticos, administrativos y eooii¿«i^
eos que deben servir á la exactitud y al acierto.
El dia llegará en que estas ideas se hagan familiares, y se .
pongan en contribución todos los talentos y las esperiencias
' mas luminosas. Pero entre taátodebe tener entendido la nación
española , deben saberlo los diputados que no se hayan aper-
dbido de ello , que un crédito que sé concede con las limita-
ciones ordinarias en la ley del presupuesta provisional nada
es, ni nada significa , mientras no pueda apurarse sí la ley ha
tido 6 no egectttada. En efecto , ¿como es posible otra cosa en
una nación en que siguiendo el método. actnitl $ no se rinden
ni pueden rendirse tas cuentas particulares de ciertas depen^
dencias sino después de un largo espacio dt» tiempo? ¿Cómo
es posible ; cuaiÑlD se aabe que una cuenta general es el pro»
dnoto de otras cuentas pareiales que entran en so ooroposiciony
y cuando, para jarnos mas, hay dependeneia en que no^han
|)odido recabarse las cuentas de alguna oficina subalterna,
correspondientes al año da^iSSS? Y si esto ha sucedido respee»
to á la responsabilidad de los empleados ante el tribunal ma-^
yor'¿qtté no so dita en orden é la que se impone por la Gons-
tituciott á los míniatrps , qae deben saber lo q«e se recauda,
ordenar la inversión de los prodnaoa, y tenar constaniemente
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MI MADillll. 939
ala irÍ8faelmoT¡m¡ento*actaat de los feudos» las obligación
oes pendientes atr^isadas , y las obligacbnes' y esperanzas del
porvenir?
De aqnl resulla que mientras el sistema de cuenta y razón
no varié compiefáménie > la administración no podrá caminar
"con aquella veloz pausa y concierto que ofrece las garantías
convenientes á la responsabilidlád de los unos , y á la justicia
de tbdos : de aqut resulta la conveniencia de cortar en un a8o
fijo la cuenta ordinaria « tomandp por base las existencias y los
créditos, y girando siempre sobre datos cdnocidoa en las ope-*
raciones posteriores: de áqoí resulta |)or último que cuanto se
ba hecho en punto á presupuestos ba sido inútil , por no decir
otra cosa , y que ló será miefktras por el resoltado de las mismas
no pueda o^di uno vindicarse de imputaciones muchas veces ki-
justas» ó sufrir las consecuencias de su abandono ó su rapacidad»
Mocho habría que decir respeefjo al nuevo método que so
adoptase: los medios son mochos , y en ellos podrá tener lugar
la eleceion de los mejores; %rá mas aceptable aqnei fo que
có¿ mayor claridad , seguridad y dtstincioo apareaca especifica-»
ño 16 qOe corresponde al servicio de cada ptesupuesta , asi en
la parte de ingresos eotno en la de gastos , y lo ^ua quedo
por i^álStar en unos y otros ; aquel en que se establezcan laa
mejores bases y las realas mas sencillas para llevar con la ae^
jwracfon debid« la coenta de valores y su distribuebn ;, aquel
én que se fije lii época'en que de todaa maneras baya de con-»
tluir la liquidación de los mistaos , á fin de evitar que no ae
ba^ interminable esfe procedin^imio ; y en fin aquel en que
se fijen los demás artktilea y reglas de buena eontabilidad ^tie
conduzcan al fin indicado.
Como es tan vástá la materia de esla úkiasa paHe y oeeaN-
sita para su mayor ilustración que se haga el |i|ireeio debido
de mil observaciones iStítes, y dé líiil datos impoftaniea, coa«-
Viene qoe la tratemos sepáradáMefMte y eotí mayor detenimieota
Tara que quede completamente dilucidada» nos proponemos ir
publicando otros artículos, Usg^n que lo p^reailán nuestras <
paciones, en cuya serie batehí^ una e«posieien y un jai
critico de los sistemas de contabilidad admitidos en Francia é
Inglaterra ; haremos igual examen del 4|iie ba regido y ea^
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%J^ ftftTiSTA
rigieodo entre nosoiroB,^ j después de comparar estos stsle-
más y de {Kine^ de inaaíGesto los puntos en que coinctdeo , y
aquellos en que se difereociaii, propondremos nuestra opinión
relsUvamente al plan que en España |)odrá adoptarse con mas
ventaja. En seguida examinarebios las cuestiones de adminis-
tración que mas conexión tienen con el sisiema de presupucf^
tos, principalmente la importantísima sobre centralización de
fondos, en que se Uablará de los medios de realitarla , sin me«
noscabo del órdeln , de la recaudación y de la anidad ; la no
nieoos' interesante 9 relativa á la actual división de los produc-
tos en totales y líquidos, en que se procurará demostrar los
vicios'de que esta división adolece, tal como se. llalla estable^
cida, y que la hacen incompatible con el mencionado síMe**
ma de |iresupaestoa y £on la teoría de la responsabilidad de
los 4tninistros ; y por últiíno barensos mención de otras tam-
bieo útilísimas para dar por- oompletameate organisado este
ramo de la administracipn interior. . i
Por ahora hasta que queden oo««goadas estas verdades»
t.* La idea de los presupuestos nació de íñ ¡dea de, ¿rden, '
concierto y economía en los fondos pábliMs » y poede constr^
dorarse ootiio un medio s^uro de que la segunda se realioei
a>* En España no se ha trasado todavía el pUn completo y uni-
forme q«e en materia de presupuestos ha de producir las ven-
tajas que con rason se atribuyen á este sistema. 3**. Entreoíos
defectos que no son transitorios sino constantes y continúe^
es muy notable, que no sehaya hecho todavía la división de los
presupuestos en provistonales y definitivos. 4t*La reforma eom*
pleta de este ramo de la administi^acion debe girar sobre uo
buen mtema de cuentas que asegure por medio de operacio-
nes sencillas y metódicast los Nsultados de todo género impu-
tables á cada presupuesto.
En este. primer ensayo hemos procurado emitir las princi-
pales observaeiooes que desde luego se ocurren en. un asunto
un pooo d^tido : no habremos beclio poco si logramos que se
forme idea de la iasportancia de que ae estudie y medite cual
corresponde, y si seoonsigue por último que el orden , la cla-
ridad y la economía reempla^n á la confusión y á los abusos
que al preseoie depilan los verdaderos amantes de la patria.
Mjguil PoCHi.
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dk tottoa M9 t)a%iroiiy dblodía a» tUfievkadv TtiiibMNi y naX
CftUbA'«l.<iOBf|mo an'pNteteia desella, ydnibíara'iwKidBido
«nalqiiierjaatarifiaioifsr etqaÍT^wU. perpAiiaomita ;. peto esté ^
era uo iinposibla eo mi posición , y Be «feia' obUgado á dea»^
dátía<eoiiM». uno da loa puDtoi oapiialei dala iajiatoiun. Esiaba
ficrii^ nfm fbesa al di¿nno el principal «y al ma» oaaafarioidá
naaslffoa aioaUoa:laslaha it rawcjpMewMle pneparado^fo» an
aau ciÉMiíte náttáragata la 'liayo#ia/> .coalqoiara qm pndiaar
•atatt.vdco y aa ratalmion. Baa'sa «lal iootUábla ifua aa Ma
h^bU' l«gadk> nmmmtmnv^^j qpa tMMoios. sobre vmMmu
cabaaaa en al hacbQ.de aaaptar'lb -diputación de 1 838." ^ <
. Mo^ca as*a ocaiiaio' ile diieiiiir ni nMral , oí awtt6inica'i' ni
priílin— Mitf»la amigfiaMjtírMm^el diaamo: aai^ia abra iM
masiado larga, obra maa dificil délo ^neiOvaen<al*boauia da
ipa, dafitnaaraa y da«ansfiflipagMda«ea» obra que noa dial^ae-
aia ^MiplalaasaBte* ét nmaiam piopóskos para lanMnwa aa
loa proUaoiaa maadUfieílaa dala aianoía aae^Li-Ponqne gana^
mlaienia.se ba. Hawadh ál> diaioáo nsa ooatriboaian ,^y sa ia
lia eombaéido^oi aa> la bájiiaiifiaBdo aolo^por «iaiiaaoMteMans;
onandp.isMl nardadf. mwííd¿ »lay inaiitawigoes' nw» pief andaa
Ruaban WH^ ^ anr laajnceriaiwi^a^ka, y mo^^ka a«M
Segunda série^^^Timo VL 3i
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2Í% nvwrir*
tas mftt poderosos c)e una ciirilitacioD que va detapnreciemlo.
Decimos , pues, qoe no es nuestra obre ni nuestro propó^
sito abandonar el carácter de narradores, para discutir la
esencia ni los merilos de la imposicioo d.^ifna); Bástanos ob-
servar sencillamenta tflie la tíindenf mi Be jssta nuera civilita-
€Íon que cunde por Europa ea contraria á su nñantenimiento:
bástanos observar que por razón ó por preocupación el nuevo
espíritu púUic^^ «¿Be^Hlodib quieriaflkÁift; j que se-
mejante á otros magníficos y respetables reatos de los siglos
anteriores, bailase el dieamo destinado á desaparecer de la
nneva sociedad , dejando su plaka á instituciones y á impues-
tos qua á su vez lo sdüíHlíyÉb. '' :
Eáta es por lo inenos nuestra sincera conviceion. Esta es la
consecuencia que deducimos da la observación del liberalismo
europea Creemos firmemente que el diezmo desaparece, como
desaparecen tos mayorazgos: créenlos que es inútil empeñar^
etoiinpedid^^porqM «I tgemittraíf osas /fkodekioaa I|m tedas
las. GnariMs de reaistcHK»a«*-f-^Et «síssb^unotqeb:? ^es^aito on
Qlal? vrive«^<á>r^iiih No iK»«aepoftaiavaríg|mv{é.lSiiea«ii
bien «gocémoste; si es.un mld, restgnéaafnoaii íUEb una ae<'
oeeidad del aigló XÜL *. *
Vésae^ pues» coiiKi nuealrfis.doetniíiaa van aeoedea-^eon- lea
del maa ardiente liberaliimo, en^ottaoie al fin. -y táqMiioila
•itecimltmi. Si él iíbm empeño en qi>e eldieaiootse almla^
WMUqs Je oonocdefiíoi*, j. fe confesamos, qMa«faa *de «Miaieii
SaJb J119 una diferericiat.eaare.él'y <«Moirae:; que ^ék iibciwaliei'
üoiiQfmaídera aL>dieamo coa odio, 7 Maatf«»-le< iafr»Jnas^i(«
pasión alguna; que el Kbaralismo fe ttkne, tátí^ y^se^atús^
la da éu testalufecimfenio , y ajasotros no feamnemos i 'poiique
luAlfiaafasqaiá murió, yi ép»a im pueda jjumivcmi'^Ma'tMMj
aba TÍdardu^p^rvaaii^m aatenigfe.
. . fleUnM querida <s^r (nHidoat}i;ea|dfeilDa'haai»npa*:maii, sA
mnwmar al: ^vitftjrk 4e eaii^ mateem* jkmna iqnéAfo ééáfe
nuet^^a opfei«ln.^.paaa que fe aéomiaaAnn <feadoilnagoi»oas|nd
feclnres.. Banabüa laneanoa dadaÉide ^m né. fanblat(an«as a«t
KM^uaaa^aa m^asiao piMmai(pmbirf,>qini^ ¿srlaaB^
M-y ankámasiitafenbfea sÉrimiiopUH
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' ' 'iNrro'uM eoiui' eé que coDó£c«miM'lá lnliá>8ÍÉl6odaHe<:^tf^
0ik tM ¿iéMiO^,] ftfnt que afrobááeM» ni con ünídsb 1k \ij¡t^-^^
d'|)iMlMi^tf'ra flnWliCfOii V il* 'Hi 'iliáillíta'-^íltljSwHSf 'étFD qcteTut!»
abolido. !Vo: las Cortos constiinyentea no tMtffáa játná^cSéitieá'
ptfni tUHm¡ti»' ^^ÍHlbetyrMjfiíMtb i^^ aqaéll6§ ¿0-*^
mentotf ffra tnoótUrelikMW) jrétt'tNrtMtf^^fMuécil ¿el'tMd cnáik^'
lieoha*\iiMi réVoliioioft iim^éeéairia , éti te^ttel^kBá^tirfb^nia 'sá^
hnlaMt4 La')iMt«ríAflkl Ib gHíbar* 9tíkfm atf f t%n«é Mu BbtiAi
refirob*cioti , f^OMftté {toéietota aíl 'BifHíido 'ril febríe de tertma^
áabie^Miiihede tíO preciptcíb/^' I ^*
. itebiinaV fft «f. MlíEkiiiiibél , MtliMre d» tíátkñék dlf
aqueMa 4fio(a,,<l«jimiícia deeoéfeaak* qué tio |ifo(iase^|^idHft
explícitamente la supresión inmediata del diezmo;- fH^rcf le díe-*
hadidniuéMiá Iií>ohisoté He dedáHir qte M^fOM tulo^ |)ara
inniéisu i <lar»fd«il.réVdhlcioMi4« ^ué eoitdtd W ItM Gof^teéVy
qwsímoiraiiliiad^'áéaWlo, lo Mat'igtibrtflliM,'p(M' kf'itié^
Má le df)¿bo#irer «^7 nt) k^centiUciM^ oi <^omiShtitt'^a ntiíbtfdo/
il'MifiktnJ dOrfltaiíHMdá'Wbabaisift etAbat^ó HatMi'^k éXtfá^
eim.de equeí Gonfrése; ttaéqoe; tto Tóese ttrÉM'^ucftobr^'^l
ahumo *eiaarfmieo qtieee abrtá ba^tiM pié^'eii títfá' ^pbca'^rari
a|wnid^y>lfti»dM[cih perqte sbla«^éMe' (Mlendó iMfel'^rat
ello 9 ^si^ameo«o oseode^ soiieoei^lá vei^AUf en i aWos • jmíñtíi 'éi
q«a»ei «rvor «r Haeiljtm pef^HiiértffttoVM» MnMffeiné^a^
fdrseel ifralo d^'t^iBlM'lle'BsHRle/yeolfseihrirayeiñriWlík^
Mas epiMhb)M<«iri^i Nt' hla %QtoMW^dentta iillda^éü^
brea ItelMiMid jii^« Hai , á tt#«lipf4Mb ^ ff'tma ttiálá>idbH?
Ii«sise4ie4tf4ep«friá.>' •. - * . ,. • .i . M»./tc..n
Na decimos nosotros que las Cortes conslitoy«iih^:1té'ilitt«^
bMawítabMnkto-idel^txlb éti éMe'eraoioilSai pfcr«tfH}flí¿i ea
Mwslfh epfftim qMÍb«tbttMn'^4#M««^^d priilt%^
iei)aHlI,4|i|e liiibkM» fijKéO' utf'fifattt éotcfente: |teirsr'oiaMÍ|plllr^
U,j^ .beUaaM 6Si«M¿c¡do4te ^le dij actos, d^ íMtallittf ^i
eM<s,ae^ei^iiito<its^ybilfctes,yA*dóndd staeissít«mé(ité BMiiitíí
ÉBiMe Ji^üeg^k É^lki: VlieM^^tte'queviMr ésfeflMr W tfáttfbhr
al frente de esa reforma soetel',y g^iriMta ll'lw aflOrfÉ^JIb'tÉM
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^í»^ihi^^^opimi^: r ■': ■• • • . •• -'.Vi flí :.j/ ,...".(.,
<^ft ^ «»»?'♦ cu«i¡opi '«si^tme ya. madaM » ^RaiMJi^fpf na» m
hiUw. |>rii|fi||aiMp Á (W«t4ffi » rj que k 4<^a^HH^b]<» ..fiMeBtw
B^ieodfí y la gueim ci^t t^m^iiq» d«p0l,%ba fi^idebieaeiii terf
ua obfttáqilp ,iwpfral.i>ara t^dii yartacíopí qué M^mae.aafieo^:
ipa r^i^t^ipos^ Si^ip^iaiMfo.» 4«cit|io(s,,#s{alíacUi4iyio.'qfie^fle^
cedemos , todavía es claro que ni la jusiiciar» oi4^ potfltca^M^
llíinSW¿«* exiian aqpf4)a absurda |i|«cífiMaNoiK»,.iMM^ueI
M^einfc^ ej^i:¡aR y d^ próaíca mas ai^rflp, mtá. desea-
bejftadií,^..,. ;^:{. i ? -. ...... ,.... ...i ,j , »r-,n .
« P,.f4 Tn »W Ai lo§ miivoa capit«l6$i#^eA» Mtti Midkt*^'
cioQ^.QTia 4fl W eilusaáde la (^r^i«ur;«.f^<ML qi^tfae^.püe^^pilarM'
en eil^ Ifis Córtes^» se debÍGi ¿. la cm^ien^a 4|!ie^ t«n«aniest«»
m,tS|Qi^ de quenco babjan d< subsistir pqr .qi^fec^ lienípol Ese
te/fOiOiT <4eiMr Teem pinadas., por W9\(^}^&%^ i^íúnxikxkk
^eas^¿. ba agtiíjwead^ sWfPpfi^ 4 iiue^i^ ¡cwifpo$ p^Utksw
IVMfa ^pccsi^ráirse ea; cw^l§¡BL,pT^e<;tos de ref^rW JearrJíah
F^9*fÍ9'W» M iinagiiwiojí, Ioss^^k:^ del p<M-i4»QÍi;' qlaei^
fj^r^r 1^ presvifte, nq .d^jai^dUvÍHid^ para fltfslg«iienfe
an^ Xemieiido a|^mpre.4e^attft.su9eBoreii, .jlli^ ^B«if
^^WrtffUU¿aft> 4ado.^deseo en sM ííp8^«,##a<||ic Aísí*i6a de
«ffcí'iIgn^^Míaii, eljqa^a^^tie podría ¡NbH^^rs^/iiae^.Córtca
cft>^tíi4i|^ealeTOán <p^ iíio¡^s«i.deij^^»^^
ese temor las pctecipitaba , y las hacia ^rmr iVtW^iUa crf
attsí»i;93Éflí|os, ;:v5 , /, > ,m' .-./^bo/ '
.. lfifll^fi^J>f<M>r«H paf^^gif y^ofcftraia^
lÍRbfP».*»W;bws, que affpraj^ maadi9(lai^*piaahraa dr eu
^^f^^SB^^.f^'^f^'^^^ del puebla, p«r«:a8f)g«i>4».ltoi}i|ejleiii»l
feW¡dHWI?S^f ad^í^ttio y «Vr^irtí^^lP*!»»^ hMlb^esl,.if«e.siJ
^t»lR 9hi4^¿^ sM. >Bi4 y*^#99i.4l«»;fipi.aeoaed)ii^ii>f¿^rfNne
*»SPÍWbV>-í'F«'^ Bwííña la^ etp^^^ipapitK^d» -M .QaftétiiM é
• „*¿»Qn¿i Wi*,fifir^alyur ^i|,eaa igmm^m j^ «
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Héj^íSQ táúnlpwa el ffese&fe y ¿ontproibisQif para Ib túiü^
ro?*s-Aventur¿fie ante tódor-fai süerM'cFrf' Estado cúD tina ré«
«rohiMéfr ítoúeeteárM t CÜyóá^ féfego'en'ttna'iúsigne ridiculez,
<éoiéitdoqiie'|ii*érü'¿Br el (Kézmo foB'íhrsittóií que fe haí)¡^h
«Ixilíilb ) fm\ñi\é6e 'fthniL siempre i|ué M hiciera' hi r^Tórma sá^
iV¿ btftftAs hMS^ jptíik se %sn4^UÁAr¿flt locas espefaniasí^jr
ci^tido partidos eb' lo' tfne era untf necesid^Qlde'iluésIt'a épo->
ieti«*sé*K20 fodtf lo Mécisario para que el «iismo dicrmo coou-
Duase,8Í por ventura nó hubiese sido de todo punto lú^ posible
•Jí'MiMhiótfbiod.' lij? arbi lo que hicieron ks Cortes constitu-
y¥k\6% fi&MÉ\ítoMeikAf la causa clierpW>gré&o ; llévar'1» patria 'á
'kl^.)ináé6*:dé' tnl dbülitb ;f kirpedití para siempl'e que 'se Hiciese
bi^ii'heofefft.la réforfM; • , »-
" %J«*ditt'veiidráeD'qtte lo conósea cornpletanieníe Ik nación:
tfo dia*;>éir^^e'seadtiiiré1a posteridad idri eiirafió prestigio
tfM bé éseiifecMbdlgirm^eK la»!^ vehlAdéa.^
.b>r';.-
•'^ fM« ^elt^iiiWr al «(yér|;ir^ di! I«9B ;i(^ el buestró objeto
pr¡Qci|)al. Dij^amos como |)eiisaba 'del dtéiteo , j tecori-átubs
lo q«íi bikdfyinvestlgibtfp %ñ cúlimo ttoá sea posible I6s Woii^
iMifaé'le dtrtgfcli: ^^' •*'"'. * ' • ' ' •
AaM idd^/sefá bueiiO'>eoonocer ítti^ ÍD^¡Í¿
iiton páMiisaM uhá icuestMní dé^ tantaftto kapbrtbivi^iüV y con-
úgfo^ la'vck^dadei^ div(siód.qoe seiuoltfba'féD ella: Porque
fiMt« ' nw%fim Hí^tbr éf ^urar^e» qu^'Y^ fispáRa pensaba
«IM ^n haU[All*élMlb'^^'éslé>^^ opinioúe^a
ii#íi^ÉMrleTir sú^\eiytféncia»*iguiil ^-atnot^ta en su ^ueriiá é ín-¡
phU^ú: '' ' »«:íin.. -\ • i.i • - ■ . " .''
^» -baflr prbVÍricfhs d¿l nórle de hi PtotiWsutt'/^ las éaatró de
Galicia, Aaiuriasi las Vascongadas , Navarra, y las ctíáfro de
ÉUlalufta , ub prtf^Miibaii aVc¥sí)H» aiguiva <k>ntra ét iinpísksto
deeiiiMk Niiig<^0a>citfh€ind«i,'itnpoHffme; l^fle^^iva; íeWáiil
«itai^A^aiUti^éndó la aprissliíraeton ^e esta rerforma. De-^'
bido shimttdá á ta'dtvkidtí de-las labores y al sis«éhta de ji^
CB^ioá'^tVikm&'^^'^tphé [e^ qiié él'ue se^le miraba éoa
gUsId^'c^n eariltoj léitfávs al^'mettos so! pago com¿ una db'
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a^uella^* costunubreft , i^l^ nadie» picfOM m ilopnca^Mr.j conU%
199 cuales n^dÍ0.td de|f^,o^ reclapnr
^. Mjj|8 movimi^niQ t¡o favor 4f ^ abp^icioa i^^nopiuniba j«
(QP las provincias de, Castilla. £a esta » se iba pppuI^ÍModp U
idea de ne satisfacer unü qirga micafU coidq gmvpsa , f fletr
|M>8eida de sus antiguos tíiulos. Pero e»te peoaamieuio no^oGpef
cia tampopo QÍqgiiB peligro en el orden, fólii ico jr. civil, poa-r
que los pueblos de.Qi^tilla obedeoecian ai^a m ii^e^ud W
qoe se dispusiese acerca de este .punto.
l^ verdadem y grande opoMcioa ai dif^iiio <M^ wmi^
mente eposesionadii eu Esiremdiira^en AndalMcíe-» e» Mm^
cía , en Valencia » en Aragón. La grao CfiUura q^, 10 síg«¿
en estas provincias, y la inmensa pariiciyacioii de pfpfsonaa Inr
gaa ea sos frutos, hf^bian creado ;de ai^iigua 0|)i|iÍQlies bien
des€tp]i.ej80tes á las del norte del raip«u El dieamo es» considor^
rado con aversión , oon odÍQ» en algtmas |iar4ea c^ ui|a< vior
lencia fanática. De antiguo venia ya el no satisfacerlo pun*
tualmeote ; y el movimiento revolucionario babia acabado de
bacer imposible su completa cobranza.
Tales eran Jja&opÍDÍQiiet de la Maíwt— TffioiQa At^m 1m
opiniones del Goagfeso^
lyf Miitjvria de este, iPcfiQ^e» su .casjrteulidad de ln» Cartea
anteriores , se hallaba absolutamente resuelta i uopreaqgarel
diezmo nf. por. 1)» sA^dia* Era para.eUfa^i la irea ciMitJan de
amor propio, y fie pplít^ el soifeoer y el .Uefar . i efoeto la
abolipton , y nó par^oia po^íbl^^^® cediesen uq pijinAO de m
empeña Quizá taadbiien.alg^i9os.&e <resi&tiaAf t^ poeiva yfOfi
rpgf , por Iq misiva que babiafi volado lai^treoedenie. % aobaa
toda, guando al Aiinisifaria 1^ proponte coao^un madfe-^fMican
sario para gobernar , ellos , oposición, se Qpreian en el oasif dn
>^gfrlaf«pQi: poi4rari«r 4 auaadiveisiarips y dificultar scia qp#«
racionen, , -
.. Jf^nQ eran ao)o^ la ipij»oífia los únieoa cootrarjos del
di^inp. La tnayoria del Coqgneao eittaba también 4M»djdai part
bre este particular.. Kalna diputados, afectaa i U. ^UJIjirm^
babialga tainbiep» aunque pocos, %fec(oa á que el diezmo aacMr
^n^se/ Y aunteaire lq| iñiamoa que deseaban lii^feimaffinfiwr^
tátuaose algnuoa que queríaii. 4il«Uirl« < tiempos íodefipjjdtos y
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;mikmTm;ifm]tmMÜM taoifaiegí qM deMUiado óm U
fKimfixmíQiiiie tSAj, wéiku^eaoBáoi nnm oeoeftídM él so do#^
mn^dalil rtftliiadÍ0O.cle«9ta<feforaift. .
Tal era y tan oompÜcada la sitoociM d»\ Gongnía» f^r lo
Büpolias «) dtwnoK Teiiáiww ttt» 4aKabella44 Vqi ^ babia.
á»fi'iitd»;b>.rtifaion db «a^itmiaialiMtDdat j itiMl«fitonar¡A
teniaiqui'< wqHyní^Oay nm ¿in cveada,, pa«# ai aniaimrfa. y
a«»giawia Bufcimjta íanyyt&tflbyiA ayiMiwiiepciaada.qitta^lOi db
pittUov^yi ;de «ferMAi de. lie : PV^ * ^^í ^i>^o^ u^>M^ Ofotioío»
ewiai áfieÁraJai de míiasí hédmi{i«re etanámealea eii.el «aniM
ai|»de«caák|iiSee'aHNi*Vtti|iie^ei<|wepeiiaie; y* teniíial poto
oep»tJbtto uó otoe^iWiieiea.g fl|ii«:aieeder , na qérckefifiiWflí»
a6 fM#ala«Mit«r, oo>reiiapui|;a fia dea]>rtcnaUe. ditfpneito A
Immm^ iiibre;Ui-fMaliiai» Ba aesM^anlet' eiaeamtáaoÍM ^ noaoiraa
bttlHéf««i(«*^o0riáo veraW á loa koed)!»: Jk Jtiieba.iií «|«f
e¿a,éeÉi8M»mi s iioiolKM b'ubiéiaaMf qiieaick> ter í le Mino**
fia eo|ivei)Hllii^>eo Majrorte, y paeciaeiia é odópiar medioa gú^
No ea prop6a¡;o niiMte dereoileF b fm: en esa iocaaia
biéwOQ les CónW:*4lábMe'«pie noestee oflinioa no fuá següi-
éa;fyfoia.e| •wtma>éeVfiMiaaocion'C)«e bebiariMe propnealq
Molf{i|fátieiitis|vnií intrigo. y km eimgoracionei^ eomunef.'^
1^ noa piopoof looaes eéiftiom' loa suofaoa, y poner paientea
láe«obfb»Ué'CQda onoila noaion ««ta dará ¿a^oca, b qoe á
cndo.cnsiloÉIft eorráspeiida^ '
' RejieriniMP, p«Ma, !íf«e el Congreso teníblába delante do
eMÉ>-OQéBl]kMi,<]| <)«e agitadd poi» divetioa prtdaa|iaai« íuieiMni
ent^aUílífrii t'esoineiooet^ ai» (yarae baorte y doaididamenn^
on.iliw|>ttfitt¿ Haesa^un-mooMMo bnlH3^>^ que ahioibodoa poe
kK Maií>déft«MipO|í»itu> , ereyeeoni y» gaan pérte de kn dipvtn^
dfli fuo«|i|DdHn pMam sin breootriboeion dacieial por kf rean
jfeeitvé é 48I& Maa^eAa^lisoágera .eapéfODao ae ^ds^^adeeié
preaiaHieMif^'f iaa* hiMa^cieabdel Gobieroo noa bicierott oolie***
cér.quea)b<fndinniioaegn¡v.alimeBtándoooe de Jla^
La Cpmistoo nüaowy. enonrgada de tufermar ábbre ai pw
ylétia detJbjTf le.^io.'por en padte lati.inaegMrá eomo el Cbn->
gfeíob pacBfaii Uoniea ofeeló', qwedoa iodivíd^fa de atta é^ew
bándeeididooofi oonn» de? iqtidi, y mm tras decididos en
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2ÍS ' ftsntfCA
faiTOf / los dos^TiKUm«r<fteTaeik]M0vpo^»:MiriÍMr k 4l9#:
}fberaeioa Iiáoiá euaiqtiier \%áo, >Qwoo cotitrft-do$, é otiaM
contra tves , eran dos mayorias* casi ¡guaUopÁt^^ ffútibUmtm
tina <9ii]eaiioii tav empeffadkk < ' . •/
fin «aedm'<}é.«8ta stutacMii ^ftharaansa ^ un (leMattia^
de tra08aeoíon*TÍno i naetr eo jraoa dtM €c»aaiaÍQimdoa^»Blkqnli
e^W estos «puntos , cpio otpt ' unp^ dosielloa ^ «^ i|M»r0 fMM^'of
«n ^ttlo qae no le oorresfond^ ; y st apeasora á dail^rarn^o
su oempaBoao el Sr. Moraieodola Gortiwi, íhó ^oícps aaatu
rnoite tnvo la suerte de e0Ofa€rarlo.Smeala la ídíbo ddk 111O9
dioj-dioana: idaa , oo la <f«e vnups posotoeafiis oseAito aoMNH
dedo á W drspunsiancaas para, palir 4fMl«DO«Milo do Jo'^ii
dificolta^ del instante; idearen l^ ifoe^vffyauo otWtmvfam
ennsondar ^on algún tanto loa deaaeíectos de 983^ iOft 'fOSiiMO ^
pera que la aboUcioA iio jéabára de Terítitíirse loft^gaa^oéa^
atente al Estado como aquella lejr lo había preiroftído^ ^^ le
idf^ del mediordietmo M insnedieíaoMiilii ado|M4a por el
Sr. Morales» y por el autor de estas Memorias, j peasewtoida
oon calor al minia^rid y i la Hayoaiiu >
- Abrazóla desde loi^^ una fri^eeipo de eslft» f te deddid
por ese pfiFtido qtie queria^YÍtar e^iboft esirepos; pev^ buba
oira parteque Im recbaaó, j aun sostuifiatoo elfi^Ms dipul*«r
doe que jamás yotarkm por esa mitad» sipo por el todode^-
die^o^o 6 por la «^lición aiMolole* «r- Eu cuaolo al Gobierno^
encontramos, si, faror en algún Ministro, pero ^fi^roMihio ^
ineficaa, como.baUa de suceder no eoptíndose osq el Secre-*
larié del Deapaebo de Haciende.: La ct^i^ion prÍMÍpal hMk
fiaraosaménfee^e ser eon este ^povqi^e. este era el eaapomlabbi
las necesidades publicas, porque^ este soJb, era iCQeíipe!|eáie*7r
eebal juea en la nutleria f^o caicffM y ^^ iúAigiumBU^ Gamdm
fuó'¿ paea^ , nuestro conten^ib, Quando le eseucbamoepiar ulaM
molas siguieetes palabras: «Yo rcebasaré la eprniéndadel,
medioHiiezMso, y^ sostendré el dieuno entero., porque lo orsa
necesario ; pero it la Mayoría do meiooncsdiase siiM> la milad,
me .resignare, y trataré de gobernar qoa elle.i» . .. ^ '
•Estas expresioaQS'del Sr. Mon aoabaroo de d^cidínios* El
medio-f^diezmo podo ya ser deCsodido por noaatraa saii dter-
mor^e causar un trastorno ta el Cri4>iBniOt qve m unto^-
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émLtno tettia , á liuaür* entender ^ ve«t0JM*Telát¡iraik «obre kH
•tiqi des ftÍ6teina& Bl medio-dieaitio, pHes ,' fué lo^ae jpropiH
timm tfOMM>rosv«i¡eiitras qda los «eftoree Bmlierrera, Moa-*
levíi^e»7 Lo|)ex (Di Bl») propoftiatt el dietáiei) jr Jee seioret
LsJM j Buelvet laeglibaa* toda- ¡vipósíetoD de eaú Mffonileía.
Tales ruecÓQ loe trM ^fkÁámeiies 'qtw al Cdogresb Bé^i^Mt
He aqnt k> que querían deétr estos tres proye6(oS| déil|ib^.
de toda vaoa frasedejia; tradvicfdos.á É«r mas seoéiNi
«titlad^: '. » ' • ' /* * *■*"■'■ '
' ") El dé loa eeBores Luján'y HtteWes eré un aeto de opédi^
eÍ0» ¡llevado' al extremo^i ént'ka «eguoioh de ' ima períe 'd«d
priMupaeslo pdUied: era má arpelabtoni i lo¿>¡nttreies fM laa
paaionea eobtna el Mbristcrió que]gbbetnaba« Y esto , én iciíaiH
to.né aalieseide la feoria, inU«trésr faese solo apeado por el
iMBor «¿mero. Bael inataDie enqee iKrbieseobtentdo eltiú*
■mrf nkayor, oebveriiase en la caída del Gobfemo, y en el
ábamioMaiíbeeiato del eolio y det^dero' del Espado. El sistem»
i ^queylodimos loe oowdenffba irrevooableÉtttate á moirír. i
i;- No áe d^a'lifoe pedia ioiponertfe ona' oiíevo eootribuctei^
pota aleoderi esi» olijelo^ Semejafite impoesio, oonjo el ifoo
pfl0pa8e^e^Sn Arguelles, er» «obe^aoamente ridiculo» A todat
W<sargae de los aftos anulrtorm habíasv agregado lá de* 4eo
mllkmm por cootríbucioii'^exiraordinlma de goerra. Ptoosar.
dea|nMadcreato':ea otea noeea '^)oolr¡bfioion era* un, absur^
decirlo ér^ burlerse de la oonoic^ncia publica: ofseoerkí al «dctiS
BO ^ f ro ^eeoam^He
Este sistema era el de la revolución; • ' *
/ iBl 4e los seBores Riatabeertra ^ Moiiié»fageo:y : lippcE oón-
Mslifiron aiMorkarial Gobieeao pee« qoepeiréíbiese cíboIo se^*^
teMa-miModes, y loe iavirtieao^ lo qoe Mriem á Ueo. Bl
doro y él eolio {eran poeb mas qoo un pretesiioptfvÉ moiirao^
lo oopliSboeion. I>eM|e quo él Gobierno^ eotmba el prlosoyod'
arriBj^lo y á- peecibíria» en so-mano estaba á^etofso de b
Segunda scric^timolL 3a
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%S0 M¥iBi^:
|Kiri|M k^ff 4é€0»td«i^ woralm cU que «•. difícil, ol pmmi»-
lUr ipfra U gr«|l ln#M^clf Iik ooolrihuotoii babja é9 «Ir fMM
el i^cU^; IfttklMide acii4ir é «ile ara la Yi)»:ilMaMABka'C9
•mí lodÍQftloi difiíMürai y {MrtUhirioa de iCftiel «iiíanis^Sitl^t
dal 4iHat ior liu«c«ibaa el aifm* pop* lac, loada aMiátf fi'ttaai4
f)#bfiiMQli^^4at:Ud tiéoaaidaAtft.dfl ia<g<itrra oiviL •
Este sistema era el de la resistencia en su forinai «SiíM
fondo era el de vivir para el dia , sin cuidarse de lo futuro.
En cuanto al proyecto del medio-clieziuo , su idea era mas
particularmente religiosa, al mismo tiem|x> que reformadora
jr:f|M^rest«a. Separando al XjiólHeriio, de toda inlfernimiiáÉ en
ail «t^afi^a* fotriegiáiidob e^tcluaivaoiettlse ai aloro ^ qoeiifciá
atender sobre lodo á una necesidad que por política y pba )«^
tiM(«ÍMaBgiliamos ipdispeiiaaUfl ' satUfaceir. Nuaalro ohjfsW. era
llftfi f I clero y- el coito fiieaan atondidoa ooo los cieo mllloMaa
f: ^\g^ OMMk i|Mideftia producir el oiedioHdioBaio» Bkwiftro «Ih
jflA ora Ibraf^ á'efeoia ovio poaibb krcfia^ola deeralad»^ ímh
^íeodo dásdo ltte|^ una mIm^ ofeotiva, aprociáUo^ auficiento
pma.oL ffioaot bíí* ; y a^koiarnoa obií elsiao lopio aiw émam
ioi^Mrao ioD^ qw^ bobia sido oaatameole oaldtlada «o aa pittN
graoa^y M aH dpsirrollia^ IVuaitra toeKtncioÉ ^6 pogllDiiaboiJo
del quo iwbla ofi oaiQS apuoieír, tira. iMMcaa oo owdio pov;^
qMé^ so re foMsaao hastaiOÍeMo pisnio el yoaro do Jd/ aboiibioo
ytqiuha dooretada' u» aia aaifs.» ooo poida aMordo émkm ^fí^^
ooitpciiiaii a^lioilaa Cónot. GokMromídoa do qtib el diaMi» db-i
bíotcaiM^kkio., convanoidoa de qwa 1« ley kábia impoeiUUladoi
yo fttO' cami»jewM pmdooliflna y ooo^fonioaietncDi» oo lódé ém
wqporlát poretianoa qaio acfMl oooonrao dooircoiütooaioi jMsé»
CMiaral^bípaM inioolaír oná tranaacoídu^ y que di abaodoiw»
instantáneo de una miud podía servir dorifttváMMaCo pana
exijii^ el rescate do la oML
% hi^ét U ooÉiioaMirfop loHipoMit det niedio<%4iéítiio,
bafAa«l»faro. ol ^Ifoto oatigioao , no oftcei» eo b opinión féf*
bUca kft. iécÍMOToiÑenatf) dol éimm^mftágñé. Um» Íb lao ammt
qMi:Ma doaqoMcpi«al>afii4o9too«a la paioioipodoo '3e<on^'
<Íiailosilagné; ote dí»loo «|Q0 imkbioa lo poMlian, oookl por-n!
os|)obft. p«r oL Vitado db n»^ gcon; paxlo do aM( proda^
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1^0^ pürtcia 11» hmñ' niiy potilin^í á fai far ifoc* mmi fe$«tiickNi
¡fkkki y deUAi^ >Lft «xMiébii: áécUxm de t0dtt*ik|mM)«n€Ía «f»
«n por^ Ii»'r6e||bóli«o á m ác|taéi»a ar» lambiéBfUiMi iéta qué
JM8 bftbift «¡eotfM dpmiiiadd^ y (msI» ^lo» rewiwd»».¿e k «n»
^ipn nEoMBá,^ del itütaia de t^tto^ imitim i ed|«|enMt >e«
un propósito, que cre¡amoe#l tueiiaeeufoeslo á daftoe^ pe^
> ^Buede ser cpM uoe engefteiel ««leb propiq; pefocaie ai»-»
4eoia'iiÍDe'Piiterfe el ^la r^foroia» el M pvogmo,^} q«e
debió adoptar fod» heii|bre i|ue lueiete iaaliiiiee |
gr miras fiará el |)orirenir« '^
E>ehía tawiiiwiar Ixdiieiniup cMüavoie al
«1 idktánieu de lei[ leikoeet Luja» ^r Huehus| y
elcoii»4ou.ou'4lifieiifaiy del &n Kéil^ que fué eteria
«a» uufaUerde eüaa diécaéiooi^ El Sr« Pidul, ouc
eu el Oaiif neauy ie caWr¿ df adu luego á ^mi
W'i y m aereAtó c|esde' tm primera apaiÉÍw
v^'tám fMiéko , leo deciittde<^ omne eue amifoa le pro.^
•ban.
. .. fA aiagularided de esie diaeueio Sed q^i oembalíó; teded
kia djelómeneai» y fue plaméór upa euetftion miew^ la del wm^
lullliyimmaib del diezma fiwte eu^eottá du m babia^lNi4bMÍo
aiMfdq Mf^órog» puf el año de lAMx el Sr. Bidul fniel prl^
mer# f A i«fcu(fue a|x>gó»^ pa» «b mceiélilneieuu Lda mi§m*^
umuiuii du.Mru^ Wedpmai eeialadameme loa» del SeíMuil f
éÁ fir. Poi|zeái, pud«ran teoer eale Muéendid, púdmeo»
eirt3«trure9#% fitebo! etfifiíb.Bidak Aid e| áume f|ue.mwli^íieai
^ ama ^tiúYiéúilapf )¿ dedueiple« .jr piv>eel)imdtu«deenelq¿u«'
dipue declm attiecedfiiéési -..■'' ^ü
Mo cpM el ^ Pidel m ftrémntáye eomo eüeoiuufieiu eu.em^
disputa , y qoisifie anmtableoe» el diipwi pftáa airmarla; pu,;
El:dioe».y debifenud arfarle e«ia»firuaB|MMvqM «o partida-
iib^df quaaa^-ubelaeHkaerga, juae libro de.'emcimpéeMe'* la-
¡impiedad. lemáí^rikL Su» lfaiaí».era: étAuíimniu qsf ^deaej|áuüí'
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toa .itVMTA.. :
¿amU hf éhh «bbliciQíri fr^1roHíéédM» 9I ftfaltgvo .€Mado
Donoil , «e fivdicw ««preod«r < usa : feforma |>«o idUriÍMia, y
que cstn? me riíaita dé la&'giWe9\fiiU«a/eQoletí4a< éa - lA^
La< reforma inglesa es sobre testo fȎoile el ^noMo^dcl StV|K*
dal, y la.qfiíd'iNnaieode qiifS ae imlé^ masara eUoi«sé(<élinoi^
era iiidKspea8able"vél<ver al aéteaioir eataáo» y el jomder «ot^sa
ijktem*' UQ tob íMaqto eo prepoDerloii. 1. •! ;.> /Hi-'r. «. | u^
No es nuestro ánimo discutir ahora esa teoría. Pareeiá||éft
sin etftbargo^jifppósible deaoglnreti jCtrcunataMÍas^^oifav Jas de
ji838v y no oeoeeítaaaos afirqEiiir qise despUes Je«equeÍks >cir^
eoQitaiidás nea psiiaoertaaun mfisnDpeaibleL : y
Mas cualquiera que fuese el objuió del Stv l^al., come
ecoaómicamente defendia el dieznoo de las grayes impulacio-
oes que la opiníou vulgar le dirijía , <?oino pro[K>oia franca-
mente su reinatalacioo , si bien exjilícando el objeto de ella, la
CM^seeateaBÍa fné qtie nuMroSi adversarios se afMbraroh dle su
discuraoipomode iiiia iémi-cottfesioo escapada á «tn hoaibfe
fsoetceatsia, y que oos Jáoaaíoa de nuevoi á loda la Mayoría
. attmtsaiyiia acusación de-enemifosile laa refonnas» dé.qoo que»
tfaiR'oa.BeMrogradar'l Ida pasadoa abasos^ VaMuneiile prélcata^^
baa daapb88*nuestros;oraáoral que de mingan medo quena»
la > reconsiiiudon dsl 4iaamQ ; 'laoatbeoie se ajilaba fi MfoiaM
de Hacienda 9 asegurando qué solo era el objetó,y.««|.^i|ioiiv0
deán ley d aacisfiaeer ufiaavcasídod teíalpóral , que solo |>ro-
ponía el dieuno pormí aBo^ pot la ímpes^iilidaA^abaiplviíJd
p^opóttér oirá «osa» Deciase,- y tal ves .ereiéá al§ii|ioá« qbi
«rafíméniidak.lfetar palabrea:, ^ué;«r4ii bipóeiútaa emNipéoMU
taa tíos diá:uraéa.dé lea pnudmiUi se eatdteahaaTiM el discw««
80 det^meeos'faábíl é. del ims ataevido {'y vel paiMijuileiiio quu
aeae&ilaba,baio4rSodoaaq«ellos vdea eearelde^|mpanié tíúk
leslMraabtt.deios jtf^uéstt>ijdeaiiiMdefc»-MTti^^ ky «i» diida^
qttti fieaa sobre loaf fatúápa^ á. Veoea ebik d^piámiia tnjuaiieiac^
que se ha de juzgar iniencion de todoa le^qbeeaai tadba'reobiH
aata^iODiM jswqise teaga epimesade osiíá¿.5 inípihideqie quie-
xarpor eaaaalsdaíiípropotterla Jr> defettderkil ^ < -^ n / . ^ *;
> . nr aiii embafeigpv Mpaimioa otta vte , nuda bsMa tuca >.dia^
taotojdel^aiiiifrtle lar>lfaf)ret(a que lao smiriedoiotíi' mpóg^adtf
del dseíato ^«soM^^ea le bibit^eoaooiaoiatilb^ Gos toda Verdad
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i»
ÚDogMii^iia^ r4«8ettpé9fídtfrfo$ deii»a TéadcioM ; que iM> hiibir
qit a (íeMlitefi^ni-qitia dola' de Biftteilhñ ú?qékneñ ^baí 6oli^
i¡nr«r eMbo bdíéi eli plirliA» mtfdera^. Habria quMqittolieü
olu^icaan. pviMÍio#tt^ti$rogMle áe|fiM)da y tercera, i^etv ni^n^
tras durara el desorden de la Hacienda , y mientras la gMrr*
Otii »b^rviÍ0te 7 tiitiéto fiéi' f>óéo9 to^ ntMÍtroi r^eiírsos;
pero evfa dísfiosteión , esta Of^iaioti , que no calificamot sinci
exponenieki, en Mda (foede tnereéer Justamente est isédéora de
reaccionaria y diezmisla con que se |a ba querido señalar.
¿No consentimos por la guerra en mil y mil sacrificios, en
mil jr mil desórdenes, que serian borrorotos en el estado pa-
éktóo y Mrhia^l de la fiacio^?'' *' ' • • ' ' •• ^ *
• Perol¥M^*JÉoé á'^la' áério dii )áS'J(>seÉsi«nea^*Pi4MÍpiad!ptir
«Mns; bajo la 'fartiia'y<eif' W 'direeoion' que leasoa isadicadov-y \
•o 'bebiendo cuidado el Ministerio ittsientáneamehtis do téáñ^
eirlas á IdslhKiíies de suproy^to'de ley v «igoierow poi» pMeí«
sifan'vsgaB y eolifipMis, ^Mendidndose é impogp^áiidoae con^NH
cuencia mas de lO'qtte se seUalaba en laeconcki^oiiea^ maa án
Wq¿e'^dnB¡Mto imaba «M'cuestioii* Con esiisifiro^ el
dobale%iibf4ra podMo gaMr en ek^^íoi^'^F 'ati iuiportaDefat
dÉmni?iná; iiero^mo cuestión tojisietiva y g«ibet*nattvo'^pefa
dü d^r^hicbb >ear'sus'prtnei)ia4ésoa»lid«deSf y «ra mea fatal
Mttivpfra «1 partido sobr«ii|ifiefl'biilMa de reei^er an^iinpOfMikN
víAod^^Y jdeeiinM tfie^l^ubíora 'podido- ganar bajo* de oienoe
napecaos;^ yi noque' cíecifMniénie gaiíaae ,' peéqoo JWmío e¿
eoiifefav que coo^idorffda' 4a, eoaslioo del díalMl» «en* 'todo'tti
gBKiulez»,ae: trotó» iijeremén te por lo^^oe leifiodiui dofendar;
bíébifiMi)ieiDenis pepr los'^ue lo ¡•npqgnabaff^^SolaiiMtilov^N^
petimos, fué notable el discurso del Sr^Mdal. GiOaabaí lásf i^
BM 60 arlgunoa ofadonas^d^ la '0|naicjoo ▼eries'eombetlriisolo
teiv-malaanizoDci económicaM^ ettaiidoHpref isaníeiii^ dooeide*»
Milo^oiiio contribución es como al díeiaiiD tiébe ottejor'defefi-^
m^ j oofno ero mas diffoii ioipogpaalo ooar argtifiieól^ iMon-
mistablés. í / i'' i ' ..: , . . ••;■ , «i ^
-t. Vbtóse efi Anr el i«(orme^4e«k)s.dos selores^.de ii<llfnorfe;
y*eosDltó lo qve deide luego se es|ierabá La MiooTío lo. filé
Inblnaa 00 eale debate. La cnesfrioo ae trabó enlonMi entlV
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04 «nwTt-j
W idkia Smm^fmcM i^iUU m^9$do. nimoám émummj
gnw» iPl>too»s taf pata fl e^írdfi»:} |>pi; oitfO di «Imo 7 d:^
|MH«a •l)iQi9ir(íiio «o debía fallar, no podía (aliar acyim Im oA^
lia discusión d«l tolo del infdHHdiea4i^^i«AbÍ«M podjli^
djadat^tufcüic <|m .fcf«tal{>'W»»ii»^ i4^.'f¡%teiiia.«;7 de Mhngma
BMlika iftli dvbáie 4le imim QehUfl^44l* pon' to ifMnivíeiBwil ^«a
leiMM» do cUo iitti ouionÉSt y idi^ws qi^. dayWWnltos» bieti
po^a'itaptmlw qM m ajitam fuefleUNlile^'^^ ae «Íotom oW
fH Man do< W^iiii^eo ludiia «fabada la ofíiorápiu' «
• . No fné ofi fMT dotj(raoí*» La .nMÍonipudo taohalr 4e '«lAiW
ka á los qoe babietdb poo^oeato w p|»¿¡4a,4 oo .U dcf— dlotí
mod^pÁHM^^^ «pérgMatiitoiM eooio les om.ftQsibly. Lo wwiaü
píJ» dÁldar de lo^ ii|oifiv«Mi)de s^ oiMidfictai^cMnAa btfbífodé»
loi. víalo «li'iiieoiir ou4>bi«' 060 4aeiii«ét ^«6 4asplies'if^e:0M.
latraoáieóiaQ cotool iiiÍMáo>ofda oóá ^a Ip hafcAso jpijnoipioiói
Gaa^oohOf, oai^)da^la. IjaaaidoMiwww <«>*"<> «^^^ prqpMwma
lOciMiW'laia: kmémU- púr AocsirO' fánt^mwé UjarísiiBo oifiKoos
pmHti «olBoliAadon0s doipnea á dtiol<|iiiíer Jliloíoique ,ae ítwwm
d^-fiqsoifost SlipMblleoqttiai w^aabe U fHo fm4<ott^i|oaHÉi
iosintiM 00 id Goa^^ao.
fiaisioa iiiaiiíA»ta<W jni^fli^ k ^M^^l^
paka» y «aa lúao fnnpoMr no jtaojroaíiorido Jogr v leDniraviaol
dol;l4ÍJ»^aiáo#.liÉbíftii»4d é« pai^icolac tataÉ|.uiaaofQaao 9 }!»?
aigMíiioo 4o oHa á oMaiNatpisppaiídioiica. iUdíabo 4M aeüoi
Moa , que dejamos cilado roas arriba , oos había troídb áans
ta»roiiarlr4|ioil.7 4oaf^ad4,4bode4ibféM^ |N>diatdilca'
límSí ]la Duosdan del ámmm m sojiobicívo bocbo de osé<i
woupo Ukvm^ ú hobiaoB sido agoaiite y neoooitawaaté
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WII4MIA tííS
lilfcipráiytwde mmm •^«urideractbiwt , dirm mñm¥ÁtmAn>^ .
cíoQ€s, antas á» fimtMMHPr^a^lqoicr |tan«do. HvUriA-anite ^t^V^
enkid^ eitióiioifft ífutf m» 4m|Kiri4lMi «ai, ai «omm^ i MiH^i-
Mcam cMi#«r4^M eaisiia «'ó ile^ar liMante iMMftt»i$>'MéM
i<iirpa M dkjttooy si^^^wfcf^w Ha Mayarla \iMCcftigMíé,!< fM^
fUlia |xir «ia éíiÚeitfMii. No d«ciiiiúa atofi ^ ni quéi^mbs in^
tlnílif^r iimI liarbfji %iim mmiIií «fiílion^f pé^•'«Mlq1lterA
^íaa^Me, la kaibnaiiMt «briaÉ«to<Wn€oM¡i*iiria, y. prepafa^
Ato^paM tbilo 4« qité mi)ei« "Mi poé da al;. In ' btibi^iaroi dt^
fuidMb «oaanari^a. . - ^'. • •: j. . . .
iklas re])eiiino8 que no era «ata lá OUaMioili» rkio qiteiiéfCM
ligfMlMio) MiniMÉrioiá gobitMr >doiiis«to^l MédtoMÜéilmo,
aü él>cM0 4e <tiiajái'GáM«a 06 iéiÍMití^Wñ olft( tñMá. ' ' '
Y ÍMf «tiiiMMMii ooiAlt|4iaAf>ilMMa ^ d6a del diíhaia: Y á»t|
d'SjlW'éiottilié «btlte «fOPoWa' hébuk. \trku¡\pmd& i áéhúder tá
Mlor AÍrgñttie^ Ma« 00 <mM uriamoa moMiailios sti tóMpaBe^
Hi AetoMiféiotí y ée roto ompoBíeiéWéli tNrtol oott la'Mimria^
^fttlP'Oopttdt^Ofl «Mtl06'de;Oéalrrear ilgttíitti CntidMÍcár.''
: ^La M¡ttd#tli iieiMsMía 00 ao p fopMio, d^^hádoK ü Vbtb^ úé
l#i SMÍB.4liie)vaa:yLiiJaflt, y l« etiiftieiWhi M '8r. A^ñlAlM;
▼ino 4 olhteér%i»<iiflóyo al Sl>. Moralaa, fifMMmia tfél iii^id^
áiaeMio^ dM»4^raa ^Of«f d»ddickiii48. ¿Fofé 'fkir iréUtohi solo
«lá^l^iiWeUi i^orqM «1 d4ecm6'eAtero'm^%éd^en*hiié, trid^oi
4óiO ti Hifíofla' á Ib qua da ella tneñ^ se s«p»riiÍMi ; 6 Fod
con aA«irt|teM^e>tbtt«egoÍ!r uno ¿aYrMa'mmhleHa^, ajkYbJabdd,
ai los «éto «p^Mtifev ^ «^ püém» it Oslbmlé? AiüháÉ' jbádáé
fmtém WJpWorto óm dierecAitf, ^ ahí inj^hi'dé 1h Mhioi^bii
qnosiaodo oposición» debió naturalmaata procurar Itf úáidá
Í»toa Éitoitm<is> • •
^ in 4tfM5|toi'éa , qM lá «otidia ite ^atok tMtM \MtilR6 'pm> A
OMigéaao ioA>v y qnoo» iM^wüoiodeade'MlIif^dHa sa'píñ-*
ganfalón ODínia f^iMdafiMdofr^ jrfgotoas'p^rsCMUii; eon id-^^^
•doiilMaMeata tiAailicioii aaMüetíafc fijeiROsé él Siti Moü áíéotí*
fftMri enea idea Voltiddsa de ao a^tl|^ob*dtblio* uo^ focórdd qtlé
giddhhdd aüa #»i»édla éer -wK» MMfáifllitf já^fobachÁi ddiñé^
dio-^dicgmo; y*iyw»,y-tiftaiiuiiia>,Hiitt «MlclMi^i'i{tii»a 'pa^
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3^56 MVWTA.
^'m^,,9é^Ím&AU palabra iiftCModO'fin^itíM dé gabioéUiJd
JMe.iu>,lo ÍHÜ>ia ffido hasta allí, y lrat€ttdo.áipa«aiiitole«éiqíiÍMil
o.fMUgun modo le faabía dadq tnotii^ |Mira allti :.••. <
.,«/L,4L.8Í|^mMJoii. fue eiuottces tmliaima par» ^ que cacrilib-éi^
lM:ne(|glfnM El Mloiaterio ivo y^lia ya, lanío ;veft.aii ofHoiaii
dí9i4i4 fil «Mi de. aoMm^i^c^oló ttabia* v«Udo en am i*iliet}iipD
|)ero.iipaalrab4 ei| am!iM»av¡ccíolie6 4oda.iiia:al bacerU f«^ft)
y ^qpo^i^íoii. MaooaraaO' aunaba el aertir ita . iQittttneeM» .¿>4a
MiaorUf y cofUribiik. al iriuifíade unaa ídeaft CBQ.dialwlea4«
Uai^ujíl^ No^ ^#bfi( pitea paeftarade |Mca aquel «ceftflic«e«jr fio
abia que desear en él. Perdónese á su ínei(ieff«enei|i la fiacila^
CHJpiJ^J*d|iíl%qtteiJU;WJlarw. :-
,,.^.PeÍei|dip,i«pqaQda^faui4|»ci^nNOb |M>«qii^.«io padi^i aatxrtfiegt
an con%í<s9(^;^^()erA..JBi»)Jk^(^dÍ0eo«^^ I^Mrqwejil^ an*
h}i^ qne ^peti^pef eiv Jti »ii mugida 4iaqUe.ae eMiHMacfd^rLff de-
fendió:.cqn raiOQíSaf |)erOi<feíóí.|á«| oMUestar.loda lif iMiFienéap^?
ra, ^pasioinada,!¡i^j|imi«qiifif el Ar*. Moti.Jlfl^bi* lanzado soten
él Y; en eslo andAivp^aQbremánera.geiaarea^^ politcifie lodaa,iai
yenmjaa-eiipifi auyain p^qA^rrm y ileaapasic^ad^ . niMenf ra| 4
Min¡stri)|iabifij>^s|adoy>egOt»teiMa.|)ropfireÍQQ di$ saciarse.:^
bi^bjerf guernlpian^i^useontesiacionea, SVro prefeip.Fsnytfr y
spfjRÍf, i^enyene^m* maa U disputa-, y des^af gó .eipt. ^.jnaiicül
de.lf Cánfira, todas las ¡njnatkiaa qCie aelf^J^abii^ lie^o* '
; .Asi» nq^bfindoi^ado, pero no deCei^ido W^O 9^]fn4ÍP^í
cayó el i^tema del, npb^fd^ordieznio» Mju|bboade loa que.lei^erM
partidario^ YoUron 4>aoira ¿1 , por la q^isfoa i}imin pon^e .le
habíamos sost^ido friameole. ii9s.|rataá ppp un Ja^o.que isa en?
l¡í|ci^rQQ de,<intr^a; la cüesléon ministerial f(rtf9Ji||U aín pre«
pararon por .o|r^, arraairaroni^nacboa á:.TOMic om^mm^
«téseos* ! . »•■ ) fi , .. ^ , . ^ •-. .•i/'»*j)
Perdióse de este modo uno de los momentos iai^oli^Uea [lai%
baber.eneo^pda^^jfn Ip posiMe.^los. yerros de . 1.83)* Pet^ióae
pn^ ,o¿asion oporpina para babar iK)o»epaf^ juipsisienaa^le «»-)
fo^uHis rai^ioii^je^ Perj^óse U cftuaa del ool|# y Aalolerov y en
I(^,cop4fn^ n(9ceiariáiyiflot$ 4..U mi#eaia* Y iodo eát4 aa ilnre^
l^f^iabk yi( ; porque Imtó haber fot,ado el dieamoM- fHU^
p^ra<]0€i|^eapntt seit.qcpasavio abolirie anieisafliieM* de h0«boi
^^4Ía^i^.de»boiío¡oa gritCttitoóimí^^^ ,.: -o /
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X «t oiMttto ttellipoquese le daba el ühlmb golpe con eilta
política equÍTObada , üos bandiamos en la opinión > y nos con-»
denábamos á ilo teir reelegidos en la mitad de las proTincias
del reina
J. F. Pachico.
• ' ' ' , (Sé e4mt¿nüa>a.) * '
I i í >
/ . íí 'M »
\.^.
^Segunda s^rie.^toHO ti.] 3^
/Google
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'á,58' fclYlItA'
VBA'tBOUm
IM)N ALTAEO BE LtÜA.
»AaX A EN CINCO ACTOS»'
por W. ;2lhUintó <ÍdU it 3itaU.
D.
'ipícil tarea es la db dar cuenta al público de una jprodac-
cioo lUeraría, y mas difícil todavía cuando la .eritica que se
lia de ejercer, ó los elogios cjue se han de tributar, recaen so-
bre la obra dé una persona amiga y apreciada, y cuyo méri-
to generalmente reconocido hace mas espinosa la censura, fin
este caso se baila el autor del drama de que vamos á tratar,
ri Sr« Gil de ¿árate ; pero íkOs anima la certeza de que ni
nuestras observaciones le han de disgustar porque serán he«
chas con la tem|>lan2a que la buena ciilica etige, ni se ten-
dirán nuestros elogios sino como ei 'premio debido á la aplica*
cion y al talemo , dotes que tanto adornan a] autor, y que en
nuestra opinión le colocan entre los mejores poetas dramáti-
cos de -nuestra época.*
El Sr. Gil de Zarate parece que en sus composiciones se
complace en vencer diBculiades que $erian insuperablei para
otros , y que él consigne allanar. En Carlos fine le ve preten*
lar en la escena á un rey, confesándose con un religioso, sin
que un acto tan grandioso de nuestra religión aparezca degra-
dado y ridículo: en Don Ah^aro de Luna consigue interesar al
espectador durante los cinco actos del drama , con un asunto ex-
tusivamente político , y sin ninguno de los recursos que pres*
tan al arte las intrigas amorosas y la manifestación de las
grandes pasiones. Asi, pues, los dramas. que llevamos men->
Clonados tienen por eio aolo im gran mérito ^ ademas del qi|^
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k dáii.smottMciceulfBlAiieus, y la boodiid de la niUÚGc^r
cioa y <M leogMft an qae aitan moritos; Pero en. nuMfQ
OMfc^Qt cL £árlM tt «t superior al Doo Alwo de Lwm^
fioiqfd» teiMie más ¿alcriás draiDáii^ aupeetor-i
«eele lar leMÍbiliilad ie loa eapeeiadora, naa dítpiíeatoa
aiemfire á 'laa aamacinne» i|ae (MrodoccD laa «soímmI' apaak)iift**
dat y tiateaatqaeé ka camadaa por la aaabioum y Am po**
Eo el 'tttalmkalo é inUh reiaado de Dq» Joaa el tl,ae
preKiiia'él pemooage eolcml de Dm Akiaao de Luiia, aaaie*^
níafdoila laonanfuia en aifdio de laé aevoeltasj oósspifaeío-»
.iiea«lewMfrandeaa,anbtcioMi y deaaundada^7«icMQbielHlp
juanfrifiMki el éltmo suplieio pordeeio de laa islrigaB^e ^a
•áiíiflioa:gvaaideat que deepojándefe del areeU>4lel uooatca, j
Jiaeíeódo aodar ao cabete sobre «» piaftibido , prepafaroo kia
awa»dafaaaa eseepai da Avila « en d mando. anuiente, eo qme
DonEsrífue íV, M pdblicaibeiiie' y eoa escándalo depuesto
«eBoaliiiia da ao difoidad ieali* Bafea oploso es d 4|iieel seBar
iGilde ¿érateba qoeridaitpráaatt.ur eo ao draoiaf formaodo
•o nilrí||a ao -volkAíaoto coii el vay » y so~deseDlaee el tríala
fin de so exisfeoda; pero si eo los dosühimos actos es Don
Ahfsrro tal eoal nea lo pteaenta- la historHi « no asi en onestro
eeofapto en los tras primerea , en qoe se le ve ecopado de
aniaaraUes intrigaa oortasaoss, sin la elevación que debía dark
ánposicién y Taliniieold Su compHidor y rival Don loan Pa«*
ehoeo t miargodi de Villena, es nn enemigo demasiado trabaja^
éo^j el oaatcaste bnbiera sido mayor y mayor el efecto , ai k
hs^m.'jhobiase trabado entre combatianias mas ¡gualas; y
«nema que el de Villena debia ser boasbre ¿t alguna vaíh,
cuando no solo logró derribar á Don < Alvaro ^ sino quek
oaaaifdaBÓ^ y dmempeté so papel ed el siguiente reinado; pe^-
f«.oon.un in maa dichoso , pues acabada su prttanáa pudo
onaonltartm asib en k norte de Portugal. En noestao aoot-
cepto» foakaaáa el car^icter del marqnésde* Vilkoo ,. engfaií-
deck el autor el de Don Alvaro^ ^si como creemoa también
que Imbíera podida dar mas tnter^ al drama , haciendo jagar
!en k, intriga á la rain* enemiga decbsa^a de Don 'Alvaro v «i
{Mar.de deherk la oarona, j no atribuyendo prfncipalmeine
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tiSo M?I5TA
iu desginacía y la Miuft de sa tnoerte^i lá mverie tnandada-dat
aleontador mayor Aumfo Ps»ez tp Vivmito¿'£l aaiór sa ha
conformado oaii la hisioria, «n «uanta Ib ba'fieitebido e} ¡Jaa
da ao <)ranM ; paro adoptada ya 'cooio oaoia la maoria da. f^i^
mto 1 ^rm pramo. para ccoaervar la Austoa baaer deaipafooar
lar prtiebasqtta Dw Alvaro lepia de la l»aieioii:da:VÍYeaOy ya
conimbiiyeodo i la evasión del aarqatí de >Viil«iia'i«ial ponto
en que se hallaba preso , ya racilitáodole la entrada enattá
de Doít álfároy des^tués de ejeeotado «i:ffap(o..de $a ihíja.
ToBibieikisoipreDdaiia aparición delinajipmde'yileiui an If
óámará del rey ,. Imyeado al coerfw ei^áaimeida Vivero' fsea
fndfr joMicía contra Don AUavo, y sorpoeftde t^danáa- tnaa,
a|éeel «^ le mande prenden ain oírle, y aín aai avésifinaekMi
que labdenniioia becba p4r «ma persona ^ qoexkftía.wrhraotpo.
«hosa , y qaw^sin embargo ni -pregunta siquíara».OQnio;áo haUa
.1BO aqnei BÍtib« Estai aÜaarvacvanes, que^lpodrán-pamoar tal a^a
itiera de lo||ar, las hacemas-aolo para probar <fue^n«iAar^ á
insar doibaber heobo poco uso del énrédntdraniáécOf.ha-aonv»
«fégnido presentar un drama eon -solo ana- figufa .eK léd¿4
«eiadro, pei<o oota^l é iatecasaote, espoeiaiáiéiMaeoaiotbeiDaoi
'dicho en los doa últimos actos* . •*...«.;. •«
Annqoe el anplioío de Don. AUavose verífiuó.eil. VaUadb-
líd ^ y así lo ha puesto en ñola «l:antúr, en el Hnnn igifaian
al-indicar los punios >ett cfue |)asan laa.esceaa8,iaadaihlt dío)io
•ori el drama da la irasiacion'de Don Alvaro de 'Bvqgos.iá Va^
'lládMidt de modo qve muchos espcotadQÉ^es.podiyni cr^cr.ifÉa
¿1 acto quinto pasa en Burgos o¿mo ¡loa ckmaa»^ aq&ilFOQaciafaL
.i>ten fácil do.destruir con ae4o uwn cbaiitaB vaaéds^.y (aokliiiía^
,dei»oa. creer qiie oiéíéíó el aiUpry pDr^coifeidarkrla.pc]SB»>aNi
iieahp sabida de todo& ■ -- ^ ' . . ,^ n.i i.hw <• .
, PiMril nes há parecído^el empana :de| rey. 'en oé.\oifaodar
él. i^erdon i Don Alvaro si no lo pedia; pero adeji^tada^^asla
-idea por el aotor^ ha aabido Uevarlá á cabo con^matsiafaij y
-Ja ha dado ocasión para lucir sn facilidad ni'fcaoer «ntidop y
iMrmosoa versos. . . • '^ - . i
Tal es en resumen el concepto qaobebNp^CardiadoAíl
•draaia que nos dcapa* £1 &. Gil de>Zárale^( dominad pdr el
gigantaioo personage que iba á presoniar eá éseatutv Jm ie^f
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Dft MiADRlO. a6|
«nidaclo los accesorios , no se ha curado de tdar moTimienlo j
T¡da al drama, de crear' oti^ persoaagetqtie contrastando con
el protagonista, le.bicitrati resaltar mas, y dieran mayor inte-
rés á la pieza : no carece 4e el úa embarga, y como hemos di-
cho al principio , ha vencido élavior una grea dificultad, in*
teresahdo sin enredo, sin pasiones «sin amores, y solo con una
acción hietórica y enlerameotei política. El público estamos
seguros que verá siena pre, con guato la.obra del Sr. Gil de Za-
rate, y leerá con plaeerJós beUos versos que contiene. Difícil
nos seria decir cuáles soft mejores, porque difidil es la elección
entre ieUos; pero no queremos dejar de cita^ á nuestros lecto-
res algunos de los herouMOS troaos de este, drama, como
Bduestra de lo que los demás sob.- Algunos criticarán tal ves
que el autor , en especial en el primer neto i baya usado de re-
truécanos ó juegos do. palabras, como cuando, dice Pacheco á
Vivero:
« A la sombra del de Lana
^ Castilla medrar oa vio ;
» mas ÁesA 1imi4' ^ eclipsa., i
» decid ¿qu^iseüáxde >Qe?»
Pero ese lenguage figurádoi ere propio de la. época , y bien
puede disculparse al «Mtor.de hctberle -vmáo alguna vez.
Abundan también en esie drwiA Iss semencias y máximas
filosóficas, y por ello se coip^pee biea á q^e ecpuela pertenece
el Sr. Gil de Zarate, ann CiMn4o i9 oo^pa 4e lo que á ella
no corresponde.
Véase en prueba dé \^ hermosura y Quidea de sus versos
k. descripción siguiente q^e hace Doü-^]^wo de Luna dejos
preparativos del Torneat:'-
Doif Alvaro. ¡Qué es ver en altos lialcones
colgados de rica grana ,
tanta beldad q^ts se^ afana
por robar los coraapnetl i
¡Q«é,e>k ter el grato arrebol .
de sus purpúreos- eolpres » .
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t6a REVISTA
y lus^ojosbrtllaiiores >* ' ^^
que CfDhnpiteii cot|'«l toli
I Y agüellas prenotas galas
- do. seda y oro se ostentam,
cuyos ttiatices a(rentiin
del regio («Ton las ábs!
Y ¡ que es ver tanto gaFaii ,
■ '^ lanío noble justador ,
que por gloria ó por anuir ,
la lucha esperando están !
Cual corriendo la arena
cpn arrogante altiveE ,
quiere vencer la esaoíve^
. de la hermosa por qnten pena ;
cual cantando con primor
trova , qne' inspirado invenía ,
primero lucir intenta .
su ingenio que su valor*
Vnos armados están
de fuerte y brillante amas ,
con su empresa-en el pavé|
y con fierro de Bulan ;
otros de gala vestidos
las 'daoMs quedan sirviendo , '
á Marte fiero esoondieodo
bajo formas de cupidos»
¡Y twto alaaan brioso
de erguido^ enarcado cuello ^
por ardiente , noble j bello i
gloria del Betis undoso ; ^ .
ya luciendo en el paseb .. t;
su paramento esplendente,
ya retozando iiíipacieiile
en bullicioso etcarpeo !
Por Santiago , que al mirat
ese marcial aparato / •
yo también en mi arrebato
las armas be de jugar {
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^rVfí^, ^^49ik 4UiMgfia.pujiiii¡Ba
,vfo..|KÍ«d i nxjf^bnam ved»,
pan imap^ttyif^ iapxa.
, -r»- ... -
Eb b etc^t^ m^ddt .^^Ip Y /ni «I diálpgo f nue ei ^,«jr y Doi\
Alvaro, instándole aqofl i,i)Q6 jfida aa pi^rdoa*
i^ikvAao. S(; sobre mJ^ntff
senliBQCÚi. ique i^iLc^en^ft 19^ WPV^U^
grabada q^i^ri*. . «
I^SY. i Qorrarla paeda
AbvAiko. No d^K4|f)ke |la hoiira fm^O; iiidulla.,
Deqi4: fev^ piBr^m un j)opid<V4do. , )
¿ veiiislo á dar ^^^ Goodjción oingana ?•
BsY. Q«e lo pidaí mi mas...^. ^slq le debo
án^^«lU^4Jg9idad. \
AtvAsa . . Qo^ei^ efi suom
mi hfmíih»Pm»:Si^i^-
Un* ¿Quién bi^pniUaiise
ante su fey.IX Mvarot rebiMa?
AiiVAfta No lo reboso ^Ob Maódi^ que al f^nlo
eoD ese pottOf^tteiMisi^» oonfuudlii
mi fireiit0);^i Vo hMré.M..^Mas no» no pupd%
aoepiarfdft.imídor U bomUejOnlpa^
¿QuereÍ8nie<peedonar»^nAt sop«¡rdop« <
& delinco^la vil que se itpcesxir^ .
á trocar uf^nuBuane que le espuela
por feMÍMbie: qM iffsl^eil no Je larba r
^ No bajr . smW oms bienes qo^ la, vi<U
para hqeibk^ .«vo J0t.^ Mirad U . allm^
do snbiératolgm 4ia^lta gvMdiWt
ese poder xNlyo eapltedlpv ciceiuida
mi pasado eaistir (r hi^nei so» eese . .
á que scjowetfisndetes reonneta.
¿Me loa doTolteceia? No^qne cnal vasoai
de los mijfestlss miseral.heobiiras
. , fmám,f cnnndeisé nnUpen » veMipliiMwse»
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á64 • kfevisTá"*'
pero á su aotíguo ser nb róehneii imwnu
Si no me es dado ser lo qtié atités ftiera ,
^ qué aguardo abora de Ta' suerte aduMa ?
¿ A qu¿ ñriT , á qué? ¿A ser ésoaMio :
do aquellos misólos que en mejor fortuna
' " niirába yo d mis piés^?' ¿ A que esos ncMea •' ^
que logré sujetar á lá cojunda /
de su antigua opresión se renguen fieros ,
mi cuello atando con cadena dura f
No 9 {irAbero morir: qúiett tanto ba sido
no penséis que á ser nada se.redutcfl': '
7 á tal humillación, á tal infamia^ , - ... : i
no encuentro mas refiogto que la ttomiNí. * ^
RiT. Húndele en ella pues; ]r onde oQnti^i
- ingrato , mi poder y mi ? entura.
i Ahí ¿Qué será de mí si me ahandonas^
¿ Do una mano hallaré que me eondMsa
del difícil reinar por Ik ardua senda ,
y el cetro tenga que mi niati^ abrama?
¿Dónde un amigo que en mi triste suerte
▼alor , consuelo y espwañaa infapdni
cuyo pecho mis mal¿ compádieiea, . .
cuyo acento disipe mi amyargara ? ^ * *
Gontiao allá con mi graaidésa á «oha*
é nadie habrá qa« mis tedios intemnüpa^
ni donde viieifa kM dolientes espa, -
quien á secar sus lágrimas aeadn*
Buscaré de mi vida aleompaBero;
al que cual padM me arvulló eai k 'euM } .
á\ que^-domar un potro eo k cantan. ' -*
me enseñé , j á blandir la asta Mbuaifti;
el que mas utáe en Ha sangnentas Kdéa ' ^
á mi trono presté sa fberta ayuda ;
y nb le enoentraré^..*^ Veré tan solo
su ensangrentad* imagen f urtbmHfo,
en torno mío, sin <:esár cagando
que de su muerte bárbara me keaUfu' - '
Estos hermcñm tersos prMban battam«» «tt 'iMMstra opi-^
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Goógle
iriÍNl'rraM fUá diAmáfiodiíiiDii kM «ot¡f<|» qM ^apid^ ir*«|
My^'^MoMrtiiMlTidhi ^ foya «fiérdlMb tan* teiMiUe le^^fy y
%kylpf4ia «untó k ^«(Miittti LafoatáBirofi» piído. «erfíicilna^nift
ttÉW moitvMkr-y éfiíúvjw efodo é iiit«ret , tujttándose el ai»A
torouia ¿I» tWdád faiaóríoa. ! .^
' Dé'fod«|' iMdoii' rtfi^tíiiios , que {elkitWMt: ai/ Sf. GUf db
XálMerpoír- M'^oótufiaftioioé ) que N' uv; adefiu» «ñas i jidetcra
ÜMMtbra dNoÉiáfiqa , j ooyd boM áiilo deba abioiaMa á ^trav,
ya-i|«idMii'bÍ0d»sAl>e escoger m fooearrof aMlW kn asdiitoa
<f loa pMK>aag«s¿ Sensible es« y forsMO decirlo « ^p^ejlm^ém^r
bíbnr«0)lttva coÍMipóBdidtt^ialaMii^
4Mar>'|Mma^Li'dea»a(i|i(«^ yi para dllo b«bia
ademas da sa mérito artístico » la coincideocia parlicolar de sa
apellido jBgwtmmá kdiel personage que representaba. Véa-
se en comprobación, la pintura que de D. Alvaro de Luna sa
baca en su crónica, 7 en la cual entre otras cosas se dice: «"El
Gtierpo peque&o.e muj derecho, é blanco, gracioso de talle
en toda la su edad , é delgado en buena forma , las piernas
bien fechas , las arcaa grandes é altas según la mesura de su
cuerpo, el cuello alto é derecho en buena manera, los ojos alo--
gres é siempre titos, avia el acatamiento reposado, tardaba
los ojos en las cosas que miraba mas que otro home. Traia la ,
cara siempre alegré é alta, avia la boca algún poco grande, la
nariz bien seguida , las Tentaoas garandes , la frente ancha,
fue temprano caho de buena Toluotad 9 Tcia e buscaba cosas,
dttbdaba nn poco en la fabla: era todo títo : siempre estovo
en unas carnes ¿ en un talle; tanto que parecía que todo era
DierTOs é huesos.--. Vistióse siempre bien , é asai le estaba bien
lo que traia , que si se Tcstia de monte,, ó de guerra , ó de ar-
nés , á todo parecía bien/^
El Sr, Luna, repetimos que desempe&ó bien sn parte, y
es sensible que el Sr. liombía en la de marques de Villena no
baja sido tan feliz como otras Teces. Lástima es, que este apre*
ciable actor haya adoptado el modo romántico, actual de re-
ciur loa Tersos, 7 le aconsejariainos á fuer de amigos , qna
abandonase una manera de decir,. que si se puntuase y acen-i
tnase como se pronuncia, baria ininteligible nuestra hermo-
sa hal>la castellana. Lm demaa actores poco pudieron haoart
Segunda 4¿rie.^TouQ II. 34 ,
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fmm pocB parte tÍMrá m ti dmv^ MmIki Mm <
i ||»aator0t. él estada lasiioBoao ao que ee wfimm^ M .tf^ft^
4i>la eapital paré la ejecacion dk atia compoajÍQÍe«iei « y ea 'df
•enti^ 8eg«ranie^iia quA cuandb'lKÍiktt.iiigeQÍea4..y:reMa4e
tiemos llegado á la época de la ÜMlraoioii ae balleil loa4eaifoa
db h oorte ett tan nolablÁ abandono, per oanaai: quilico es de
este Iv^ar emunesaí , paro qoe pudieran y. debiei'aaixfwMfM»
y á la cual pudieae oomribiMK mucho una pnedemii é-ilnsMn^^
4a opr4|ioaJ tanta de. lea actores, como dtl dese<npai<i.'4^ Ja
•pafl^eseéeiea » bien, descuidada por cierto elgunaa veesa, úom
nMog»u 40 laque debieran, aer lee teairoa.de 1« eapíiel* d4
i-í. I"'
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DB 1840.
. Ai^rris clt^iLi^há ftiaudle olnra de la pácüicacíM 4el ^vo
ffgii«€oft poca dUfw^Atía-^eoel'jÉitiiio «ste^ que.ioDNel
aaiarifr* Lat |Mrat¡aoiai'üf«e*lnni depitaato tal arinaa i
caencia del Convenio de'Vevgá^av'Cobtifiiian ed fto adaamUa
apliego y 'léan^Hidad, yJoa prop-eRtade lag«erra arterial,
wibargados jrdetatíidoa por la aipareu» de U eüaabii» •9«er-
dm pata la dáai^roUo la llegada del buen iie«ipo» NoeUre
ej^cHo en ¿ráragoa entretamo sigde eiUbleciéadoaaióUdftr
joésle en Me inaia de operaeioMa , 7 haoieiido lea aaepiea y
|iféve9dioM6ttteec$ariot para la prdsiiMí ismpaaa. BlrGebkt-p
«o, pana dar naas umdad 4 tt dmfecíes de'DüeiUnM fiieraa%
liÉ eeaidte AMmaaieBta^) maMo itipMMe d^lu^dtcOtalu-p
«a«l I^qoe dé lá ¥ieiom;.y bajo m^t éndenei w á. nMNldar
i»faeUai''praviaciaa el: geberal fSait-fca¿en , dec^nÍM \h^BtM
teoiito ^a^oaaéiqa de'liaidar » éMmé9 dirija iiMilafsl tUnéB
mkú Cekimiiíf.fAñüáomtám la emboBiida •deiégMity^eiiii lean
toafaniy.pt^iamhreai eonwnada. üadidaaaort atlaafyraTtaf
Jbajo Biaaide mi''aapeecof j si bíaviMbeaiiós/supoiier.^pie el Gp*
Jáeréo^atadoptaalat:, babrá pedido, oqp aUddiíai (ddoaiava
faioattféaiaütéb y t^aiajaij lodaela noa' pareee qne te bá aoff
iMcaifáfeal itiíaMililiqbe derk Vieioaiaaaqn i|o jtBmdé y
emuinaabaidad -artpeabfee, éa el artadoíaamal da^lwilMairt.d
lea esfinffáoa de iua'aQ)a.lMiÜOTV ^ if^rmLkiiém^dk^kidhf
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'a<J8 mnmrM
reccion del ejercito de Cataluña, se pudiera haber elegido ua
gefe, en quien sucesos muy recientes no impidiesen tener la
debida confianza en su conducta j fortuna. Ojalá nos equiTO-
qnemos; pero en nuestro eoopeplo « en. Im cosas de Cataluña
sé ha marchado y 'marcha , d^BJgvm JiartJHft ^ ^^^ parte, de
error en error, y de desacierto en desacierto: y babiéndoise
Ybto lo mal qué allf probaron gefes militares de ciertos prin--
cipios é ideas, no esperábamos que se insistiese, y con mas
f^hiiiCQ^iuf^r^a el ji^smo. empen^ JU^^<»a<>s.Yend¡ri||.hkn
luego a connrmar ó *á "disipar nuestros reV^los'^y temores;'y én
cualquiera de los dos casos ^ manifestaremos francamente el
resultado. . * « i *:• • .
Pero si la guerra tpalarinl y ostensible no ha hecho gran-
des progresos en los campos donde principalmente y con ma-
yores fuerzas se pelea , la pacificación interior de ciertas pro-
'^VíimBLÍ éowát casi debele el prihcipio:ifo lá .-taútkném ardia,
4Hni(^'«i*«vanor^ masíTéikicIdaiascala, unk gueri» inieaii-
taa y atrocv^s^'^delaNndoi^b gran snaaésa. Hablamos 'fnmár^
r' EI^Atadvl€k;la;gérarfaeB^e9Ut1ilñl|ll>diUrtlQ ha Uanúidt
sitflipreiaíaMaeiah pública j la! del; Gobienid>, i pbsar de h
^pdea'ímpOf;ianda'aMUta^{iIué<coníttnáiente teaiá^ La.eeacaah
éé iá MMéfaa 'á la' capital de la monarquía , jr?ál I hallarse iú^
^apú^BSa m¡ípéfUAj\ no^ama «íoas pEOwiaoiak mendiMalea,
eatflaaV|bk-fieofmteamié^Yp.éaiad9 aos^foaia a»*jrigiiroaa
jtteoas¿lni«irioai» bnbiaMi faasladé ptíH ¿(ae/eLGobUrM.^n. Uh-
^oS'éeáifbssalkiflMe.eMBO^iin objeto! mny pnlevéDta.aApacifri-
«■ciiwi yi>sMegii*^>'a»nfae<üteés qaoaaa n6 Uvktíianín é^tkmí^
wüpdl «Mifo ttfecio. fil caridar da atedáad MMl^düá ; ^m
4m¡» kh fOfiMifio desplegaron 'I09 itártidatfea, ;& imí J>icín laa
faa«dMos.iBWcWgik ). «I efll|M&o; taáaa ^ kaapifasió «iefaspfa
•t «aailiUÉO' de «siaMer j stnraigar ^aenamenla ¡m: gnmk en
tN(«Mlofr ^íAviMp; y las MAanMciooes^ oNitíouaa y' iwiméikk
d^laa^ipoMMiiila afQellá fiarf é, 4«b patftanaoícsidó xmí ibi^
dos áJaaapoafeini'iaqrlaaiestaBla,' caiñlNiriaD.; id ríiaMisnn ii
ttiíinM^«iempofqwmolaÉ*hái».lleaél.attiiim.^ aübio y a^í-
aorrode«d»4aftdfO0r>piÍBaBDS| «fai» oiaaa<]iaoÉia!cÍNiaaav qrn
aÜadldds^ékia'ialav^oaa^^ i^aMá esta js^ttma éna tmmáu eé^
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«n nMiOMliai ¿Mgolahhi ^einjuaMa.; vi<49nl9%^GriiaUi9dpi^ei^
A. «ida MiéT«: luiropi^M tie J%ií/iiii0]^q q^úí^,^ Tf|)6f^ti.^a jof
■if»l€ftd«TW«do^tguJv*¡d«4e:«f|ii^lli^;fkr^ in^ciído^., \vf^
If *iiiiioUdaá coa «1. acii«ifc<ÍM(9aL iqJM^lAf i^^&trci.f.el.í^ífiriMh
l|M:«uifli <|tié m4«0 Áe ioifbBsiiba*^!! |)oaer. vírmip^ ^ ^qoell^
««MU» 4m «rioMMittjr 4rf Wwalo^. I41.S, p^Uefi^^ ibfenm 4f
fsp fll GfrfiieiiMí po^ia dispoMt , aiMi<|Me'Mbr«4ai^ f^H^; h^^fmr
freal* a loa4MiMtfdM , eraa kisiftficfaQles^ piira defeiid#rr al^pi|iv
^ 9«arMerla.'de. lat cmbesiUlaa de a^uel^Mi fi»c¡9«rot^s ^W
4UMBiaahMi:Ma,fMadadry tiit^aingAiDa a^fie^.de fokir^i^iimjp.!^
éuaslóa.-eatMi an.-tat laéi^ y qq les eiiir«gabail"l^;Cf9Q¡da|i
^aamai. que por «u ratéate esiigian ; y fne p^r lo- oaíodq pracitp
isfialalr á jaíedios «ftaa efioacto. El aj^Uo llamado da ^fiaMT^,
ov|^MHaado:f)or el g^aaBal-Narvaaie^ Aadaliickiis i'^clbí^ órr
alett'de oaujparla Maaohtv.y imhi per el«»ia|aH|« da aHjaúva.«er
•wtidad.y' rigor -adoptado ^fao fafe» áaaa. mas iMH, . oooo^
OKá cpmpiaebDiea aa ctfearki, >fíor el »^a»^i2o,da.f|M\ra|8fJfeaa^
•Ideada» éa.a^al pl^lorl^, M^H^a «epileíGfi^i^ ta ^ifW^f 44^
«de prútemiit^'al. mundo eaceoas lesea ndiJaíBAft' dC ^icACp4^:.F
4iarl^ríar A la aalida ttüempestiva de pqttel.ejéfic^q d0 J^.Maiy-
-okftATolyieMO los baadtdoa á Jevaeiar cabera y ¿ DlpfodufiKr
JaJBMiaBié vMrie de crkneBaB .y. de*aai»infi|efti parouaqodíaodp
alKnoiiBvaáfuetEaa y> uaaad» á la *m dfi: rigor y de la .iiujiair
gaofiai 6eJiai)eoiiiqgoido;p^ei(iear!fI pak y redim^ivle al aiMr
dQ*i«gQla#)omqiioaii al;)dia.ap%encüeQira. JMiiclia ba dal>iAo
.canlrihttir i.e8ie>fali2 veiitltadp el.beaéfieo inQujb: da.Jaai.a«r
.oraéa^ks Vefgara,y biCroDaiá y acierto del g^fe^aftilMafr.iftie
;fliApda allí fii|asi«ia fáecaal; per^ QQ«oi(i;Qa «o ppd^nmiOMQ^
.de de|[>lorar.\el eae«o:dé rigair:jq«io»«fe ^^m ei9p|eadaly^r.JM«
yiaitiiM.ioiperíosa.é: ipdeoliiiabla McmMí Ib. bi)jcá 1^. was
reftig¡do« cooiOiel'ni^ío.tti^iéo.de UawArfad^laiMa y 4ai> e«i»*
.hteoef sólidamente la paaificacíoab» Nosoiroa teft^ioiM'paea.oM-
fianái en* estos learibléi medioaf .yiaiuiqiie conviiiiéseiiipa cu
ao eScacia I : sea. debilidad; sea .aira fQsa* todavia.nosi sariaa
,8ieaspre odioaos y repogoaiiles*.; . .1 . ..
i ;
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: ' L» tNieifieidiM áif'GáUéia éa tíUp éf^Uf^ MútitúmimMi
ififts felices de lestos áltimds ttieiM* Eei« ftuvray mhm|(Mi tm
Uñ tdélébfe oi'CfMiéeida, teiiúi:éHi «nibÉrgo, unta '6 m$m.im¿^
|lortaticia que la de k Hundirá; y no <stimam«iile-porqae'a>f»
Ittaraseiité cofíifdérada pudiese fiiBuir Mas en el ikilo gctmtü
de'la'eofttieiida« éinopor la- naMraleta y mayor- eateftkipii>de|
^ii,.*y pollos fém^M» q^'>M algltn ^m^^MiA
ée que lo^rtise dái* la ttiltno J la 4« klt pMmaoiaa
lltfei'iiiiWi^dotiaiido d peia^ imerwüdb; taü i<firapósiioiMr
%tí iON9DtMMdad fMra efta claae de giierras.^l^noiéfo (SoMata f
^éhipmHiSawi^ »in liaoetf fnáríio de otras «etitaéiiras da ^fmmmf
ieiMtta, toviei-crti'pcir prmeipal objen» entaéaespedieianea tm^
^ierit la prdvioeia de AaturiáB; y firtagar la ioavrfeoeíoo de
9ñtdfi y deinfa» cMc^ i^effimiiies<<eofi la de loa iPaUes de
4toillatfder yde ¥vtcaya. €oiisegi>ido>eMk> kubíeraD logrado' ofm
-faeilidrid sü kflieiimde'eo^ter la moaarquia en «m íomntco»
^n oenitotíada, «qoo portteodo jMnr. «a kido Je laa proviociaa
<¥M»ogidaB, ae dílwaae pq» toda ia toi^la del nar Gaotábnoo
1iMU''PiMtQgal y aienfindo á lot'páriidariea ^ D. MigfKl en
«oafe roioD; al «liaAib tiempo que ,' siguíeo^a por ol lado opuéar
Wla falda del Pirineo, se dilataba poi^ las <A>ilas de Catatuta
7 Valeécia , y «magaba las de Andaloda* 'A este intento gran^
¿ioso y (bien cfDooebido oprnieron ona; tenas jresisMnpiá Asl«**
vW», qoe iíMipre fiel , tnoderada y sensata , reeliaió laa tantai
nUáa dat oaiiismo- sin tolerar aa«» ceno* wi. solo hombóa
"rttoado en m fimHr • y Cialuria , qoe* áooqoe no taa soaifada
«*t tranqnila, no|)efni«tió eontodk^-qóe la inapraooaioQíians»*
-aatalli 'grande -incfréonento-y irigor^ssLa Gmcíoo gallega en loa
'4l«toipos tío sn BOiayor fuoria quiaé nunca llegó d 900 bonbres;
^pore^'ow aério de errores y de ^lesaeiertoa, qoe seria in«y
4atfgb>i«qiKóor y.roferir, dieron tanta inflaeneía 4 laa' }»ndaa
^o* qne 'aquella foema -so aobdiiidia, quo bobo tieanfpao*^
^qtaaF deUttiüáfban tnorakoeáto una gmnjwrte Jal pais^ y ,Ofnn
-ma)orobedeeidasqne las «aismas apooorUadca díel Golnem4
'Laa «oartodaa y 'bien omnbíaa^las medidas del general Latrt,
«aniaatifMad y firtneaa, y «obre todo su «aoaaro en bacw que
las tropas guardasen la duas sevem aubordinacioo y diaeípÜna,
y tratasen á la población rural con U posible dulzura » redu-*
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bieráli ^tibgftfláo lié =f dte té murMMfotf , 4 «» iMlMir ;$oM«v#«
iMb lá fairfftiidn i)é'G»«^t;É y !«■ ttaüórMi i%ll« cgngjynfaii.»
^ Mte'MéHíálí muy ^éiiiiM»jiMcíi é-¡iii¿n«c«ÍMNM;di.Mi:|bYdr
tÉrMrfe te eoiHllátíih 'M stfs p<!íútai«iM : Im piftiMark»^ omIuH
^tt D; GArltti \é hálMati 'pr^mtflMlo wáHifeMarM r 'y hacer Inmi
^iNNldé d^nfoMridMi M ili Apoyt»; y ftio «fábayj^, ^iptwiufWf
iIIím^ presentar Hi cáttifUtltf W^guiié6'{ioooi'úettMiares<^d« 'HMk
«VdéiíarVMárioé; pém^i^ IM Y^ Md ctejA 4e Ibteeliltt* lá
-gWertft di^a ^ GéfMiá y bé. reaüiMar ailt awáitigaadée té^
tos;'Proiréy6'á^l<M aüMerádiM de gvfcft tmftttÚoéf dé «élMi y
ite^mtitiieiotaéi^, y Im dé$6 tlMos dé ta|iéiWMai da f»rMiM ir
Mbit'irblilfaK EiHa cMiratíkftlpó, la< ^sétmraüidQí del' mandé ddl
'gMéHil Latra'^ coáaécrntaéladé kr Mffeklokmidé'AgliiH», k»
MteédMai'kftffrttdéiilés da^ lea q^e éntdlMéa urfáúméa Aím^
<to\k1<i6 ttagotrfM |i¿tbl¡(0¿év oaiHtoaléeidM q«f» >Mltbtí^ ^
n¿é» (MiiSeMrdki « dés^^rrallAi^te y cméar, dkróh -miai^ filóle
d lalWftürrecdíeii, y radujéirm á Galieia al ésiaéa nwndam^ragft
'le^áéliiélá báaede loaáifttfílU bMdldMidilI (Mié, aa^^antiaici^
^«liroéíéiy VéMgatirefai Mi^tíniMtA^ |iwdé|gtfMD, «MÍtoj^Waiiia
''aapfintir; «ná'^aia krilaoíM tMttn ^oi yiWtiQM 'l«í;^<flia le
-Mpóobm^ MiirffilklotVB y^atfiMiai^t^UMiéittétM deMi#4ik-lia4iiéii
-«M^dé ]¿«té' tBodb ée 4éé lltí^< eil^i|f6^-HM >é «<üéi|oiC aéM^
*M(nma ,4 mUnmtiAk 6itf'^«AM y "ttíUiilbtda la tofbMad6ÍM«
*4tii dettV(ÉM*ad¡oflM jMtfieáháo al pM>«ée»<|i8<Mt«|rio^«ia^
nSift d¿ r}^; pMdiédAii olraé'iMe^A, 7'«itl» á «üí^^éar'éMi
et brt^ é% ihievoa ddMa*y nuéviiy ráár^crénat. tiata dBH|fléié
'^éú lHtaá6i6n<éftlal»a'7a Édeikas'mtm ^ iifta nitfldtad>«ia
%4eMséa tMiiTáVdoa ,qiii»dá<eft'»ftyoifíré ^tfé' dMarroHán ta^m^-
«Ife da la iiófifdsibii y.dal d^aóMl^, y it«fe'~allf hÉbMii.YiMlifdo
*ñti ateméUtiytan desdiiedidf^y^^ttcr^eii' loa 'ohitMá liiiÉpaa, ab
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07# v.wvjfiAi
a^MlUgQM^ralMrdaj OfK^OTAsi^ |iei:^fa«gTÍeivU Ktüroi.^ jp
«iMkípocM.4ettriiaior»« A»i te iM^ahi cil.fno^tAvlo <mf pr^4BT
ciiMHki iii««|9r6i|i0roi «ttCMis, y U ÍQl^ffA40i4>to w¿9 de qtipr^
•iogMilcrt.clíds ^ vo«í.'fMcioii«. que.rpiiqi* feces] ^^M. d^
^ÍQHHAt«»: boikikmÁiímiidat , exifti^jBimiptiw ea Geljpi» xmhr
|)tdafior.ifo^r^a^ numer^Mia,. doviiÍMbf^ jWfl gren; porte: 4i^
|«M»blePOf|it«i)t )<i$.i^^^ j «P^|VWiM»:09n iíeqfi||ii«Mi
juMitcos, deiM¿?niapntwy ii#i;tU|M fgl^fmii^Mwdp i(a|^rqU]bi)enr
4» ^m/HlMioian, bieii^iroM^ 4ft ffjb#be ide. ver,^ ^P^ifüfim
jC|imme^)ecii4;helwa,paFf( etleJH^gmlaf F^ii^BffiWr im>lf«:COf-
#a% Ubiaa H^ediQ ¿ ui esicéoio^.qaé }o diGctl,.iip;i^,i|ti|ia^
^; la .eauíe i aHpi^^pqpeirte^ ono^ano^iiemedio, QhWfP^glíh-
üü 0miter«iiaGaiDbíer4m, fa eila leotaÜTa ^ unos jpov no iiafen^r
f«»i9pfMidíde( hiím la aínmjpn v que tanto iofem ^íñ.eaidei-
ü^^VtfV: i aMMÚ^a» ouee ppr haber; carecido .al iiMiÍDr iHimgp
^el*iiacMarÍQal^0. Eataba. re^ryado f^l gapijMraí ^anf^iffiífi
célUefaiida aa la a^Aualidad • comprenda Uea m|Mla loUi^r
«riewi^lfiiteea « entrevar loi diircarsoa ioior^fee qo^e ia foiopmar
.baA y.aofilapiaii, y daecubru: eu todo^ loe/hombvei^ ho^yajiy»
(Mla)f|AÍeea» q4e. :btibiera aido. biMtfa e^ioDoesau .opi^ioa^ ^I
Uínoar^iidffeo de :fi¡Hme. yétwmíA oua guerra iWMemlli^
'•y i^>glo^ia« y? eapaai^iitfí i^mWg^tde .«ivvvlar. al pais y dk
.lle§ari^«:«|iCbal¡íN^polaaf^e<^|ej||.de •^. prosperidad y rif
iqiNna^^ general &ma íf|tpírAcoD(iai»?a á.lo$ boi^bc^aeíaf^
jli|^iVifl«(yeoieftt l^.biio y^r práctipammUl wa bi^eiMN^de^'
.aeea» y. pnevaKéadoM de laMaeipa q/^p Jie,9n^iifA9^,nh(^
\imM>^dfi.Vff^90r^^ mtrójeo raeonablfía tmiM»; ^»IK los^aiiblí^
.t»49t-;Í4M( poooa qua eoire f^tot «f^j^iao la guerra, pop: fia \9r
lai^:.polkico^ que,Teiao defiaitÍTatneDji^.^eMparfper, hMíir
-.11^, fia grande diCooltad aooedideAuffa aYene^iicia; peroá k)e
'*«ide lellos, lolo Je» avdmaba el deaeo .de a^u^r robaiivla M
^paisiiy de Ueirar una vida, libre y au4ta. Se n/^aron por \p
i»i¡ta(i9,.deipiie$,de yarips, debates, treguas y coin^pjcacíoqqy,
i 4 spfneMd^ b^ niogum oopyenioi y la guerra yglyió ot^a y^
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^73
á.jQMiieactf* P«ra d g^a^táSanz había adquirido ja granan
veoiajas solara alloa: babia pat«orizado tu obsúoacion y el cri-
minal daB0o.i)aa tos animaba; loe babta presentado al pais co-
mo el úoico óbslaculo i su pacifiéaoion y sosiego; los babia
ssgregsd^i de los i]oe i^i tos hasta entonces por miras poUtieas
los habían faTorecido y aniiliado» y babia ademar introducid
do eotre elj|qr Ja división y la desoonfimaa. En otras manos tal
y»z se hubieran* disipado d cuteriliaado estas Ttftt tajas, [lero el
g/enera) &iiif sacó de ellas el mayor partido; y desplegando
inoifdii^ein¡;n(e una actividad y energia sorprendentes, acosa
~á los soblevedo^eo todas direccioiies> castiga con severidad á
les renitentes^ acogo con indulgencia á los que se someten .
emra en jirajKm particulares con los qué lo piden , é interesan**
do con su probidad y buen . comportamiento á la, gran masa
de Ja población en su sistema , disipa^ basta el último resto de
la. sedición 9 y restituye por fin la paz á Galicia. Suoeso im-
portante y de gmpdas y trascendentales consecneiiciaa,* y no .
manca glorioso que el mas brillante hecho de armas. Por este
camino logró inmori^liaarse Hache ; y su pacificación de la
Vendéé figura. pOA gloria al lado de los triunfos mas célebrea
de los generales sus cfl(ntemporáneos.
\PoUtica interionzsMmkttn la guerra materialse amortigua»
por decirlo asi , y aguarda la llegada de la prólima estación,
la contienda electoral arde, y con una foeria^y vigor inespe-
-rados. Tal vei en esta lucha, que debiera ser pacifica, noble
y mesurada y se han cometido escétoa y desnianes dignos de la.
mas severa represión y castigo: y en Murcia, en Cataluña,
en la Cornil y en otras, partes, se han querido reproducir
anejas tentativas de revelion , y falsear como en 1 836 el resul-
tado de las eleccipnes y el solemne voto de la nacion« Pero el
tiempo de los motines y de W asonadas ha pasado ya ; y á pe-
sar de contrárice anieoedenteai lolo en^ su daño obrarán loa
que intenten renovarle» La nación «tá cansada de disturvios^
y muy deseogaftfda acerca de lo» fines que se propotien k%
que tratan de arrastraija á la anarquía; y á despecho de la
poca fuerza l^gal d^ las autoridades , del desorden y descon««
cierto de la adtpinislracion y de la tendencia anárquica de
muchas de nuestras modernas leyes, prevalece sin embargo
Segunda súíc^Ilquo II. ^ . 3S
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274 inmstjt
el buen sentido de los pueblos , y &f casi por s( tolo ,
tiene en pie está desqoiciaila nacion.'^Este mismo bueo
^ t ido es el que , sí hemos de -CFeer á las noticias 'c}oe d^ todas
partes sé van recibieádo, ha presidido á las últimas eleccio-
nes, y faa dado el triunfo mas completo á la» sanas doctrinas
y á los hombres de opiniones sensafüeiá jT ttmpladaB.'La nación
ha correspondido af Ileraainiento y excitaciones de la* G>roiiir,'
y ha'remiiido á las CÓftes hombres monáxx|nicos, hombres ca*
paces de^|HMier coto á las exageraciones' democráticas, y de
restituir al tiWo de nuestroíi i^yes ía ancha tale de que ne-^
cesita para bien de tos pueblos, y dé que ha sido abúlicamen-
te despojado 9Í restablecer á nombt^ de la misma autoridad
real , leyes derogadas , módstrñolUM , 4 incdkbpátiUEés con toda
especie de'Ardén'y gobternb. No ée dirá ya que la nación es
revolúicitmaria, cuntido cóik .taiUos elementos en contrario ha
hecho safír triunfantes délas urnas electorales los principios
de orden f dé' libertad Iégat.-«'T si', coOiO Un sucedido en
otras ocasiones , ño se sabe sacar ^ conVettiente partido de
unas Cortes monárquicas ; nnó sé 'acKrta á dáfféir ti debfthl di- '
rcccíón, y si poií^ fin se'lte|;a áinotilhar déÉáCordadattedte
un instrumento de estabilidad y dé gidiierOO; la culpa nó se-^
rá de los pueblos, ni de lá gráif inayorfir áadOnd| ^é ha
cumplido ya con su del)er ; sobre httoi dijberi dárgttr la ^ek-
I>on8abH¡dad y lais terriUé^ óonsecnénciay, que ifeberán fllfii^
líhlemeáte seguirse, y cuya gráVé¿Kd tal Tés nd se Conóeéa'
bien-, hasta ^fm sea yatarde para' hacer frente á ht torthtota. —
Véase entretanto^ como lok hechos birtk véafido i juátifléar tiués^;
t>as aserciones respecto dÜl dfftimo! Gohgtesó* No una , éSiio
nnuchas teces afirmamoé y demostramos, que éf^dito aqn^
lías Cortes antes de la sitdácion nueva creada p6r él CoiMáílio
dé Vef^aÉra^ elegidas bajo hr itfflnencia dér priteipfas diftme*
tralmente opatítw á los <qi^' allt tfiunfáítiir, y irepréSétotando
eñ una ¿poca dé opiñióDes inedias ^ lempladias 1o Áaistioleáio
y extremo de uno dii los phftidós'pofítiicos én qñé nók lUAIa-*
mos divididos; no estaban en consonanda ni eon loé thlét-dies
ni con las necesidades del moiñento; eran ún ánacro^iisñld en
nuestra iitúacián política» y hábbn envejecido y caducsidó aü-
fes de nacer. Aunque bastante tarde» ie reConoKi^ fór fin tan
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tiDpQrMiDt^ y IrMQuipdtiiMl yferi^^ jr ¿íaimUp f^fl Congreso, .
ia,N^oi| ba venido nu^vunieiitoácoDérniarlay con la elección
qiie.a<^ba 4^^, hacer de.peraoDaft tuaa en armonía, c^n, la .$i(ua'».
cfENi y 001^ aa9 ínuperioaaa exiganeiaa.
Ppr lo (f^oiás^ traiadU asta yá la: tenda en' que liay que
;cafnÍMjr« y U eoodficia.qM eanecMliria seguir /áinó se. quie^
ren Hkuliliaar.loa nobles esfbeinPi^rde^los. colegios : electorales, ,
y.<k«|har4i<ct9r «na Ofím^t^g íf^í» sari éiScA se . présenle Qiaa
fa wrablp, fiof^ags , |»nscMlreg¥)Si de Ja ctoesiiÁ mini^tf^ial
en ouaoio á ta^tpei^ntai materia 4n por si dtelicad^^ y P^osa»
y.fn.i!fa}i4ftd 40ipaiiP#iÍ9>|H)iMnoia¿H cjíti^^ría que
U M 9k^fim y ptincipieA i|ue dallen prédomins^i; en ^1 gabi-
nete» Pero 4niale«|«ie«ir q«io'ftea|9 Íq$ ministr^que' le i^mpón*
g9!9 9 menesm es que tengan un penafasíento poljlieo en com-
pleta oofiaonanoin onpJn mayoría paríamentaria, y que se kt^'-
l)e»4is|iMSlo|áUerérl§á^cid)0 con dcetsion y con firmeía*
Menepler e% qn^ s^n deTame 4 la altura del pnesto emioea>
te que opQpa^, .y ¡que sepan^liaeon reapetable y respetada la
^aiapfidad retí » de qn^ aon ka. dapoaitarioa: el mayor cai;go^
la mas. terrible r^Hii^MbUidad de nn ministerio es no conser*-
var ilesa aquella amtoridad ^t\ ehalirla ante indebidan.é ¡lega-*
le* vigencias, e} bsiparb apereeeri'ka puebloa c^inQ tnnru-
mentó da miras perapnaka y de intereses privados ; el arras-
trarla por e) fango<» el linñiíllerla ame los mitinea, y asóna-
\ das^y, el conyertirtai eq fi^ en un medjip d.e revolución y de
traatornp* E{i |ps gobijerliós renr^a^nmiroa do hay mas exi-
gencias Ujitima^ que U/a del Pi^rlan^entoí; ceder á ellas, cuan-
do no son evageradaa ni ooiltraria^ al, bien público, ea una
OQ^cesidad de.aMtosfobiernoa» á que bay ppr precisión qué «w
meterse ó. ^jpt^]Bf 4 4^ d^ciaioa de la Nacjion.* reunida en cele-
,gioa electoml^ Toda otra ioflfftsncia directa es ilegal , es mons-
troosat y eü qtqtmVM á es4 wania Irbarted » 4i f^ misma cons^
titpcion qiir,tap.4 lOWOdo^Ki i^voeiu-rComplido este supre-
1^ y principa) dibv 4i inantiP^ iles^ la autoridad real, hay
qne fortificarlü y robmtacarla ^n icqrcia qne popgan las di-
vafiaspafteÉ^4alCiplÑWiKiy 4e la.a<fa^ del Estado
en armonía y consomiíeia poa la Constitución > con el orden
icúblicov y con loa adelantos qne. las ciencias políticas y so-
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cialeé ban hecbo en tá época en qtt« tWittm* & preciao ante
todas cdsas derogar de una Tez las leyes act^alte sdbré Ayün*
tamientoy Dipolacioiies proTinciales, que aun interpretadas
del modo mas favorable, fraccionan la sociedad , desti'uyeh la
unidad nacional , crean en todas paírtes obéticulos al gobierno
sapremp, y hacen retroceder á la monar(}o{a á los tiempos da
la anarquía feudal, en que dominaba el espíritu metquioo dé
localidad , y en quería fuerza soeial se desvirtuaba infelinnen-
te en lucbasCktestinas y sin resultada Con estas leyes ae ha
hecho ineficaz el gran progreso sdcial que nuestra patria
(igualmente que las detnás ñaeiénes'enropeas) hizo eii los si-*'
glos anteriores, creando un poder eenfrel'fuef>te J Wí¿fbÍMo,
y dando unidad á la dirección y al riesa^fóMo de las fuerzas
ITÚblicas: se ha heeho imposible toan ciasen gobierno y dn.
administración regular, y se ha creado la necesidad , qué dAk-^
riamente se reproduce , de apelar á nlédios eseepciélíales y á
los tan impugnados y tan peligrosos estados de, iMb. Si las
Cortes e|i sus primeras sesiones no destruyen 'este albátar de
la anarquía, y no ponen en consonancia Cim la Cdnsiítuéioh
fh:l Estado á las corporaciones populares, habrán defraudado
una de las mas legítitnas'^ fundadas esperanzas, que á Itf bo^
ticia del resultado de las eleceionés se luin unifersalniente con*
cebido.
Dadas estas leyes , no es ineños ilif;énte fijar la suerte y
aiegurar la decorosa subsistencia de una clase tan importante
y tan inBuyente como el ekró* El <:lero es entre nosotros un'
rey destronado, en qiiien las aliñas poco generosas se vengan
de antiguos resentimientos: al gran pódi^ é influencia que
gozó en nuestra patria por muchos siglos, ha sucedido la nri- ^>
seria y abatimiento^ i que le ban reducido en la actualidad sut
pooo^^geberosos adversarios. Ademas de la perseeocton inicuii
y sacrilega suscitada en algunas ciudades contra los hidividuos
del clero regular en los primeros tiempos de nuestras revuel-
tas y discordias; ademas de la supresión áé una mijltitud
de sus establecimfiemos y congi^gaciones , y ademas ,' eii fiá(
de haber sido privados de- loa bienes qué poseían eii'céinn-*
nidad, sujeténdoloB á una "pensión escisa y mal sfftisfecfaa,
se ha privado pl clero secular.de la présÑtciott decímaí, y
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^ J>ft MAMIIO. 377
té hab mMwiaJo ▼•pdeTt en favor del Estado, sm bwn^^y
fincas raices t ¿a qne hasta abora se haya resuelto pi d^-
terininado conque. se deba hacer frente á las sagradas obU-
gaciones qoe aquellos productos cubrian. Una conducta á |a
vez lan Injusta y desacordada seria á la verdad ¡ncoBi|ivensi«
Ue^ si uai^ amargfi esperiencia qo nos hubiera repelídamtnite
. eoaeBado » basta qu/e'puuto se olvidaor en medio, de las-reac;-
.ciooea y. discordias civileí los preceptos de la justicia y de la
.prudencia, Pero, nada puede sorprender yat á los que habien«-
. do nscido jen esta.^ppca desgraciada de calaipidades. y dislur^
bies , befaos consideaado y visto laa reaccionen de los anos 14»
. ao^ a3 y 35 de este sigjb, y los absurdos y las- injusticias que
en eU<^ <c h^n ceiaieti^*^Pero ya es tiempo de abrasar una
oonducta mas .equitativa y prudente: y sin n^ar á las exigen-
xias del espíritu del siglo la mesurada reforma de los antiguos
)iibnsos,deri{nunc¡arde.una vez á injustas y desacordadas pre-
venciones» y ppr justiqia y por .conveniencia pública de fijar de-
fioiiivamente la incierta y fluctuanie suerte del clero espj|ool»
haciéndole ocupar en la sociedad el alto puesto, que necesita»
para llenar debidamente los importantes objetos de su institu*
cion. Para ello debe empeaarse suspendiendo la venta de sus
bienes y la ejecución de una ley , que al mismo tiempo qne
deja en descubierto importantes obligaciones , espone al alio
clero 4 perecer de miseria , y hace cesar el. culto en gran par-
te de nuestros templos ; lanzará en un mercado, , que rebosa
ya en fincas que no ballsn compradores, otra porción io-
me09a de ellas que habrá que vender á vil precio » con grave
detrimento del Estado y de los profiieíanos particulares; y
obligará al mismo tiempo á imponer una contribución , qn^
iguale y aopla á los muchos millones que rentan aquellos bie-
nes. La derivación ¿ suspensión de esta ley no hay un solo ios*
teres que no Ja reclame, si esce|>tuamos el de un centenar de
agiotistas impacientes de devorar aquella riqueza y de alzarse
con ella , al vil y mezquino precio que únicamente podrá ob-
tener en la actualidad.— Sino conviene que el clero tenga gran-
det propiedades , y si el Estado estima provechosa su venta» há-
gase e^ta en buen hora , pero cuando se haya decretado el
modo de llenar el desfalco que resulte ; iuando restablecida
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totatmentéla confianza» y no habitado ¿n wbtfüá «iiMas fincas
Como' en la acfualidád , péedan aqo^lLoé bienM eoagenarto oon
.estilnaciOQ y por el debido j Josto precio. Lo demás tío será
mÉs ^ué injusticia , ttnprerision y despilbrroL. ^ ' .•
' ]ú Cuestión de Majra^azgos tainbien neoUHa aer i^uelta
Con ar^eiicmt nada bay mas de8a8troio;,^iB'iitis Hteo de iü-
contenient^ que el estado dé duda y de inlcertManibre que
reina en iar materia : et estado de las.¥amilias efc 'precarb é in«
cierto; los' derechos de sucesión dispotados é inseguros: la posa-
aíon da la propiedad vacilante, y la discordia y* la eonfoslon ae
ban apodelrado de todos los arreglos familiares y domesticoB.
] Triste jiélio necíesbríd fruto de uha medida precipitada éim*
(itadent^! En nttéifro concepto aquella medida ha sido dicta-
da sin autoridad legitima para darla; es ilegal y nula, y no de* ^
biera haber producido poir lo mismo la menor duda ni iiicer-
lidumbréi pero ¿qué vale nuestra opinión contraria á la Va->
lides de aquella ley, ni que valen- tí itípboo las que'á eHa son
favorables ? Nada. Los letrados dudan,, dudan litó interesados,"^
duda el Gobierno, y se codtradÍ9en los tribunales, dictando
fallos en ambos sentidos. Hay^en esto, ademas de tos males ya
espuestos, escándalos graves que no pueden seguir sin*grandes
inconvenientes y sin que llegue á desaparecer , ¿ á minorarse
al menoi, ePrespeto á la santidad de la cosa juagada: y urge
sobremanera por 16 mismo dictar una resolución , qué fije los
derechói; disipe las dudas y ha^a uniforoao el fallo de loa tri«
bunales. \ '
lÁ resolución de esta cuestión llevará ,'como por la mano^
afijar también el estado y los derechos de nuestra nMéza.
Nadie |)or supuesto trata de restituir á los nobles los antiguos
privilegios, que hace siglos han perdido, ni los derechos ju-
risdiccionales que ejercían sobre muchos pueblos: todo esto
ha desaparecido y ha debido desaparecer con él trascurso de
los siglos, y coa Ids progresos de la civilización y de la socia->
bilidad. Tampoco se trata de establecer en su favor odiosas
prerogati^as y Ventajas; pero lo que si se desea, y se'déséa
con razob y con justicia; es que se les aplique con imparcill
equidad lo que respecta ¡de lo& demás ciudadanos 'dispone la
le^ comuü : que no sean despojados de sus propiedades y de-
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recboft} qiM cuándo se le* detpoje de Mo% » porqoe m se.uFfi^,
opovenir á'^los públiqo» In^r^ees» sea q^a la iodemnisragn,
previa y eqaivalenle. que la l^ygapi^^l ordfaa; j finaloi^Vk^
que eael pago de los p^poeslos y contribu/pipo^ .se haga des-
apiirecer la desigualdad ..onqrosjBi qpe .pesa s<^e ellos ¿ .ya que
.bao desaparecido, lai;obieo )aa dea^u^l^ades «provechosas y pri-
vilegiadas qpe la ^oiivahap, j í)¡erpp prigpa.-*Sl se bando
. coiisei;Yi|r;Camilias bistpríc^.y.iiilfládas ; si^, como en los^tieoi-
pcii.'aclnalea est^pips. vieiiLi}? t se bao de premiar ^onhooores y*
títiilos de cita cUyiéJiqK ^r vicios ,eii^ÍDeote& hechos á la Nación
y at. Trono en la carrera civil y eo los combates^ y si. estos
títulos y, distinciones han de yaler.y unificar algo en la socie-
dad, pnes de lo contrario sen^» ^)»a^rdo y ridiculo.iJ codco-
dorios ; qjienester es cuando fltepos , que ^s poseedpses no sean
de peor condición que el xesto de l^os .cspa&oles; que su, pro*
piedad.sea igualmente r^siieíadav.qjue se Jes.c|dui¡nistve del
mismo modo justip^,; que i^o se les ifnp<;>.i|gan mas cargas tii
obligaciones (á no conceptii^sAn^p^ria alguna por la distin-
ción que de sus títulos reportan) « y. que se les indemnice en (¡n
. de las propiedades y dflrepjbo^ de que por las saformas hechas
basta el dia bao sido opo, mas ó menos injusticia despojados.
Porquo 00 hay cosa ma#* repognanie y absurda 9. que en unos
4iensptis en que taulnse proclama^y vocifera el respeto á la pro*
piedad y á los demás derechos individuales , se autoricen y pro-
longoencbocaotes ii\)usticias y absurdas y violentas espoliacío-
nes.— Y coenta, qoe eneste camino de los despojos 9 si una vae
se Uc^a á entrar, en el , se camioa muy de prisa » y no se para
con facilidad : porque violados lus derechos dé una clase , y lo-
ieradoy consentido el atentado, «¿cómo podréis oponeros á la
violación de loa derechos de las demás? La historia de todos los
tiempos responde f que de eingnn modo; y la de los tiem-
pos modcnios nos ensena, que detras del c&ro van los noUes^
tras de estos los ricos » traa de estos los cabios, y tras de estoe
, el populacho, que se destróxa y destruye entre si mismo, ha%-
. la que nn tribuno se levanta ^bre todos., y establece su re-
celosa y, violenta tiranía.— No diremos nosotros que nuestra
patria está en la actualidad muy expuesta á recorrer este fa«
t«l y desastroso periodo; pero. tampoco aseguraremos que lio
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d8e wnmk
corra de dio ningoa riesgo. Eo todas las nacioiies europeas,
en que Jos adelaiitos sociales 'se han llevado á un grado majr
subido, se desarrolla j fortalece < ojos vistos on praletarümo
audas y ecnpreodedor , que predicando y esparciendo dog*
mas absurdos y peligrosos » ^ i pero halagüeños y agradables
á las turbas, contra la propiedad y sos poseedores, incita des*
earadameate á la violencia y al ^pojo , y provoca ona revo-
lución social mil veces pisor que coantas hasta ahora se han
verificado. Estos esfuerzos y tentativas, que han producido ya
serias agitaciones eo otros pueblos, han hallado también algún
eco entre nuestros demagogos y anarquistas; y el que haya
observado con alguna atención las tendencias de una parte de
la prensa diaria, y seguido el desarrollo de ciertos principios
é ideas, propalados con afán entre las ultimas clases del pue-
blo, conocerá hasta donde se extienden ^ proyectos de esta
especie, y tal vez haflará la explicación de los incendios de las
fábricas y manufacturas, que se han verificado con sorpresa
general entre nosotros. PorqiA efectivamente estas predicacio»
nes y tentativas son todavía hartó preñíaturas en nuestra pa-.
tria, donde aun no está el terreno bastante pi^eparado para
que produzcan fruto: aquí tienen que contar todavía los de-
magogos con el auxilio que les presta la- imprevisión de dela-
tas clases , que rio ven el riesgo propio en el peligro de los
demás; y que no echan de ver, que si en la atrasada España
se clama contra la riqueza de los- nobles y gente acomodada;
en la adelantada Francia se concitan ya los ánimos contra los
. tenderos (epieiers)^ que avisados del riesgo que corren sus
capitales y ahorros, se han armado para defenderlos y com-
ponen la mayor parte de 'la Guardia nacional de París y de
las ciudades mas populosas.*^ {Que esta circunstancia sirva
de aviso y de escarmiento á los que de estas clases se compla-
cen entre nosotros en la opresión y en el despojo de los de-
mas, y quizá la promueven con eficacia y ardor! ¡que vean
eo el peligro ajeno el riesgo propio , y que cuando impunemente
se atropellan Tos derechol^ y las propiedades de una clase , ya
no éstan muy seguros ni afiansados los suyos! Que no se deil^
cuiden, pues, ni dístraiffan; el peligro y el tiempo urgen.
Jam proximus ardet Ucalegon.
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Pero pam llerttr á cabo H» tnejefra» inéica^at j toda» las
deoiaa que' orgeotemente reclama el bienestar dá la Nación,
te necesita ante rodo nn 'gobierno qne tenga firmeea y estabi^
lidad, y la su&nente foerta legal, para hacerse superior á las
volimtadea indíiridoales j 4 las exigencias facciosas j fcíastai^lMi
de loa partidoB. La Constitución actual del Estado pernñle,
bien entendida y desarrollada , el establecimiento dé este go-
bierno fuerte que' redamamos; porque aunque es tal vez de.
las mas populares y defflO(?r^ticas que rigen en eldia á una
gran naden, llevando en esto conocido espeso y ▼eptaja á las
de. Inglaterra y Francia,' todavía se hatt consignado en> eHa
mucbos de los principios de "¿rden y de estabilidad « reéono->
cidos eomo indispensables en esta dase de gobiernos répre-
teutatlyos. Pero debe^siempre , ó ^ lo mepos por oincbo ' tiern*-
^í m^ráraela eomo el majsimuni de liberíad, áe que sin
riesgo puede disfrutar nuestra patria, y como el límite del
demento democrático , qne debe entrar en so sistema polí-
tico. Y s^uramente los tiempos en que esta constitución se ba
sancionado, y los bimibres que en so formación ¡ntertinieron»
' dtemcatniriaii aunque otras pruebas (aliasen, que ni es muy
reducido este linsite, ni muy oofrto el ensanche que permite al
prtfeípio pttpular. Hay, pues , poco riesgo y si mucha cooTé-
alencia , en que les leyes orgánicas de ue código , en que tan-
to domina d elemento democrático, se hagan dentro de cier'
tos limttea,.en sentido monárquico, para que asi se pueda
r eonibtnar mas fácilmente el orden con la libertad, el poder
de la sociedad con elKbre uso de los -derechos ÍDdÍT¡duales.
Desarrollada la Constítiscion en este seftidb, y estableci-
das bajo esta inspiración las leyes qire arreglen', las corporacto-
ttes populares,^ la Milicia nacional, la Mágistralnra,'la adrnV*
•istradon y las leyes deotorales; el trono augíisio de nuestros
reyes, tendría la sofideote soKdez yfirnsesaí para que á au
sombra se organiíase ese poder fuerte que todos deseamos , se
acogiesen todos loa intereses- sociales existentes ¿ y se desev»
volviesen todos los gérmenes de prosperidad y riqueza en que
abunda esta nación virgen aun y por benefidar. Porque al
contrario, si se refuerza aun mas el príndpio democrático y
se débiliu en proporción el saludable poder de la Corona , lá
Segunda /¿'w.— Tomo 11. 36
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%S2 BBfUTA'
. mioft 7 Ui «(perimtia iio$ ensénaii^ que no l»lir¿. ir«iiqiitli-
dadj órdtn.'úi flotíego> y qui9Vdoininaiido la furria y la víq»
.bocia d« las facciones , agpiiiaará entre las oonvulsieaea de. la
anarqofa esia miserable y ttaboyada Nación, basta qu^ eanae*
da y aburrida se ecbe en los bravos del qMe« á enalqiáara
. oosta la cfreAta ttaüjquilidad y ,scis¡eg0é— He aqqí la raaon
porque eve^iiios i|0e l«s próxiasas Corlea. copi|iii0atas al pete-*
ew de bombies matidnffUcas^ ponfiie bajo asm eoaeSa han
.teneido en las eleoeioaes, no llewr¿i sn eneaiyo^ ni aaiisfií-
Hm i fus compfonHsoa con los eolegica eleotisralss» siuoaipe-
. yaik un Gobienio que organice el Estado bajo estas miras y
' beses f sino lienM por objeto principal de sus esfneraoa el es-
tablecimiento inindítM» de las leyes indicadas t y si áésie prt-
• monlial interés no posponen todm las cuestiones. de personas
y de partidos. Tenga la Corona nn «liniaierio que defienda
estes nrineipies y marcbe ppr este camino, y no dudamos qoe
se faetlitarijn todas ^s dificollades , se allanarán todos les
obstáculos, y se llegará de una rea á esfableoer sólidamente
el orden público y la libertad leg^L
fh m esie decir que á eslas miras y^ objeto ne; se opondrá
una tenaa resistencia por el peHido (Kdíiioo, qtae ootisidem es*
la cuestión de un modo diíperso y contrario ^ p6r el partido,
qne no riendo |nas qno los riesgos del élemó de poder, deseo*
Dooe 6 afecta desconocer los del esceso de Ja libertad,^ y qne
criado y educado en un mpiritu de oposición sistemática al
orden ppKtico y social eiListente, no re mas que sus defcdos,
déseoñeoe lo que en ál bay de rentiyoso y de útil, y trata por
todos los medios posibles de dar oon A por el suelo. La Opo-
sición lidiará, en noestro concepto, non ardor y constancia,
paiis inutir»ar los esfueraos de las pró^iipis Curtes, -y apíalaeá
á todos Icit medios imaginables, psra conseguir sn ^tjdo y ák^
latár indefinidamente las diaciisiooes. Esta oonduota, que no
le. acbacamea ifratuicemente, pu6s ya la. ba usado y oon áulo
-eu otras ocasionm,-io«tiliiará.vidudable|neaíté las mejores in«-
tenuiones y los mas noUm mftienos,siiio sesabe«haoerle fren-
te con serenidad y destteca. Las leyes que hemos indioado aun
en extremo urgentes y neoesariw^ias qué eki la actoaVdad ri>
gen j aficnaa se pueden, á lo lueuos en ciertos feuiee, hacer
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Go.ogle
At3
peotté; y en ene^eonflieio lo que hiy qtm kmmi m fmmnkt
lotmoetdt prayébMftf y préyio un deteftiáo «xáoMii tohré'tttt
' ¡luntoa niM cáphales , amorhaff «IGobiercio fára fgübltMrlot
prbrisiottilinettte como leyM» fin pcttjititio* 'do proiceiáor ém*
pues á. stt mmociosa y proloir^dt dwilií<Ni,^Bst# ^orfloilo
«Mfedoyá coa gtoode pro?eclio onie» de «boie, ^vd^m ob Ato*
"n indiépeiisftble adoptarle por la urgeMia yiiieoeiidad da ^#*
rogar laa anárqttieaa leyes ejíisteotes, y de «rgaaiaa» «oopravK
titod una addiiáiátracíon ordéoaiki y en'amioafa 0091 Jé Cona-*
tituciod del Estado; todavía será enuMichoa eatoa el é4Íeoc|ae
' podrá ségvtrie , si alguna vea betnos do teaer cieriaa layas, que
por sil macha estession y por los co»oc¡iirieiMa espethiMsiaiot
qóe wá formación exi|fe , jasnáa podrán dieaaspe par el método
coman y onHnario, ni sojeiarse á ía pwdija, y mioncioia dia*
casion de Ibs cuerpos oolejisladorss. Es ias)^lblo 6 i* lo aior
nos mdy difícil, que las leyes de aranceles y de adoanas y
l6s eódigds tanto el c{vtl y él penal coaso-los de enjoiciamian*
' to y de su&taticiacion , puedan formarse ni discmiiise en 4«e|«
tras asambleas poliiicas, si estás'^no esoogitan algún Hsdloda
¿nevo que allánelas dilk^ttades. Y no- hay medio, 6 <es me*-
nester rennnciar á leyes de tanta importancia y urgencia , ó
es' preciso resignarse á confiar á Otros sü fermaeibn y los de-
bates inhuciosos á que puede dar logar.
* El artiicío de los poderes constilnci0nales y loa embaraaés.
''y trabas que mutuamente se ponen, son mas propios para
eo'nsei*yar nñ buen sistema da legidacion eatableeido ya» que
para formarle de nuero: la derogaeiM de nná ley aMaUeei-
da encuentra necesariamente mil ébstácnlos; yá poco qiM« In
repugnen el Congreso , él Senado ¿ ó la Corona, no podrá te-
ner lugar ; y ya se ooocihe que en tiempos comunes y norma-
les 6 la ley nueva es muy buena , es decir, concHia bien iodoa
los interesa representados por los que en su formación inteiv
vienen , cosa no siempre fiici) ni hacedera ; ó debe sooombpa
necesariamente ante el 'i)etó del mieras á quien peijudique ^
daBé. Si á este inconveniente ya grande de por si para al eíecv
to, sé allega la dificultad 9e que una rennion nomeroáa óoni*
prenda desde luego y de un mismo modo el pensamiento que
debe dominar Cn un siuema de legislación , sepa apreciar las
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9% A MTIfTA
vtm^i ftttbaUernaf y dci iMDOt..ci]ienta«4|iie<«t^ACOiiél en
diionan€Íii f y la (¡áeil ^paa ct, no iubieiida h«oer esle saGrificiov
echar á perder la nejor ley ooq una adicioo óeoqiieoda ino-
ponmia; ao verá otra iérie no pequeña de obaiiciilos y de di-
ííaoliades , cepaoü de iayiedir por nucbo inempo fas mfor-
Mas y iMiioraa que nueaira aaual lejislacion está imperioM-
- mente reclamando*
Etlp preaeindiendo de loa inoonrenientn y compromiios
qne en esia^ materias ^ompÜcadas presenta siempre una dis-
ensión, pública ; porque en ella no se puede menos de estar i
la resoílJKsioo una ves tenada, ni es posible enmendar ó mo-
difiear lo qne qntaá se adoptó al principio, creyéndolo .couto-
niente, aunque se note después, en el curso del debate, que
no lo es tanto, ó qne bay que sacrificar aquella oonTentenda
á oira de oMyor bulto y tamaño. De modo que bien copside-
rado todo « el régimen conslitucíonal es en si mismo mas i
propósito para impedir, qne para bacer; para defender lo
^ eKÍsteote que para destruirlo; y es mas bien , contra lo qne
cooMinmente se cree , un régimen, conservador» que un siste-
ma reformador y de irastoroqs.
Se dirá tal vez, qne esta aserción está dmmentida por la
historia contemporánea , en 4iue las grandes reformas y ^ tras-
lomos ae veo hechas y llevadas á cabo desde la resurrección
del régimen parlamentario; pero á muy poca consideracÍ9n
qne se preste á la historia de los sucesos , se verá que en esto
.hay mas apariencia que verdad* Las grandes reformas de la épo-
fa actual las ha hecho el partido, qpe eii las revoluciones de
lo^ pnebloa hjk quedado doquioanle y vencedor , y ^te psirtido
.eoQ parlameolp ó sin él las'hubiera hecho en tpdo caso de ja
misma manera. Pero es notable, quq aun para hacerlas sieqi-
pre, ¿casi siempre se han infringido las formas constitucionales
por la fuersa ó la violencia ,¿ se ha prescindido ^e ellas. £1
|>artido vencedor, qne ha qneriído hacer. grandes reformas, se
ha coitsiiiuido unas veces en qsiimblea única ^ún traba ni con-
trapeso, y ha apelado en otras á las dictaduras ministeriales.
Mi la Asamblea constituyente » ni la Convención en Francia,
ni las Cortes i>onstituyentes de Cádiz, ni las convocadas des*
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n MAOMk aSS
ptte§ MU «rreglo á k GMilitiiekm d« 8»Mii^iio«»itOB, wm»
thdiaii para clüeélo J^qtm'váuiot ^bláfid», lo qw ée Umia
uD PkrlaiBetini; ni pcmiM iracne eooio 6j¿ipio rafloraas nl
reformas. Uaa asaóiblea 'úiíiea, eoiuo Ito ^ué acaNaaa de oi- .
tar , aooreo 'su eipeeia mi feáet tan éaapdlieo y ahaolnto éo-*
mo el áé eoÉiqtiiera monarea que ee etoeaenlre en . ¡fnal caen;,
y ne'alléra ta netoralk» y. eseMia -de un poder, el qtae ae
ejgt^ pot una peitona i* ó per ¿na eorporMOU*
■''' B»re'cMndo el reinen repréMmatiréeaiá eonüknidocoii
liéodndR;WiMi'q«i^tilNle%« Maelí^^ énlaeMcione» eu«^
rojpéat^y^lwftaillittddébaM «# baDe rapertUrea>
trtt<»»nia^ c6ip<l^feo|B¿^/» ^«áftfyiiegu pudereaV eaioAeéi yá
setodífei ttís4Kfie4lfadea quelietdoa»ináieiKlo, y lereeenoee do.
béeboM oeeMdifddeepélaip á eaediee mm etpedithqa. Ana .
eiftt^ noiMMifW i en te épicñ ae|iiÉl ,«4aa grandeartfonnaa y. l^■.
leyes impoctantes., ó se han hecho pnr-d'nrifli^o Gobierno áa»
contar eon lotf euei^poa colegislailores, 6 han procedido de ao-»
torísaciones mas ó menos especiales, dadas al efecto. La extin-
ción de los regulares, la renta dé sus bienes, la erección y
supresión posterior de los tribútiales y consejos sapremost laa
leyes de ayuntamientos y diputaciones prorinctales, lo mismo
las actuales que las derogadas, las disposiciones relaliras á loa
estados de sitio , loe reglamentos de instrucción pública , el
profisiooal para la admioistracion.de justicia ,*&a &&, todo
se ha hecho , faltando mas ó menos abierta y legalmente á laa
formas constiturionales, y sin sujetarlo á la discusión de loe
cuerpos cole^isladores. Ni a|)robamos ni censuramos en este
momento el modo con que se dictaron aquellas medidas^ y so«.
lo las hemos citado para demostrar quo no se babiaa hecho
conforme al óAen y método coostitucionel , y que los hom-'
hres mas opuestos en principios políticos habíao reconocido
con frecaencia la necesidad de apdar á medios maa extraordi*
narioe y expeditos.
En nuestro conoepto el m<todo que se debería adoptar,
para establecer las leyes mas urgentes y aun los códigos, si
como se dice está ya concluido alguno de ello^, seria sujetar
los respetivos proyectos á la censura y aprobación de personas
doctas y entendidas , imprimirloa^ y circularlos con estas apro*^
/Google
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•86 wxmA :
hagioari, y pMwmulQt ¿eipip^Hi ^ coa Ut. vtti^áwmy^ i
cidas^vlilíiy 0<edMríM4 laf. G&citt , pim i|p# , prario pa
dMemlo exime* •0bi«« le§ beiet ctpiuies, peto eia ilcioeiMler
á-MS foraMttéreft y Ubposicioaei sabeltemai » ae aprotiaeeii ó.
sé djMwhMfti , pUmetoiobie 4cide Inegp coma l^ea en el
prítter cesó^eid .perJMeio de leí refonne^ j enmiepdis 4|1M|
pudieren hapevie en 1q snoeilya 4Íeipnet dp. une iU/t^mn. 9)ifM.'
prplpngeda y deieéiJe^ Büé amSi^ eoneiiiewit 4 ln 7«4 Mw,
les esftieíaoi» no ee lokvtpgmhA Wfii» at^ winiíMeino .0¿lM lit
cm^fimum Tegoe é indefioidoi^» y.qne tel iree Te^ríen 4 i«r
oontsteine el olvMé prepweate» aobcetiqiendil U0{ e^mbie.ni^.
l;.lee Cirie^ n0 epi!okeiíe%unfii«gr de^mecidAj np^é^
per otee pelte.oMTflM^^ menee; iMienaiii le» dito.
cémbiM^y per ¿ItMWi na «e,pecdecie inMi^niMte el líempo^'
dqendeiéinJiecMki entre taptepiesi^ del deiQonpieHO y detár*
denqnnlítfilibieyiilife» i
3i. de enero de i84ow
• 1
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aiSVISTA DE MADAD.
mOGAATIA goutehporaiiea.
GÜIZOT [^''^^^^^ P^(fro Guillermo.]
\$9fpumamnu\ Ia Pro*
▼i^BCM ao lia dccreUdo qa«
•1 Mm péUic» 7 la UbOT-
tad dé loa cindadsnoa íoarsii
iacooipatiMat; ^ !• joato
■o pñlitra MriMiatir eon lo
y i ot M^ro : Bot Iba deíida
trabolMO «««arfo d» dat-
cabrir el aacralo da tan nabla
■uridaia; paro ao rareUado-
lo al aaado datda loo prima-
n» días, ao la lia coadanado
á ígaaraHo para riaamwy y
•arla abaadoaar la obra da
. IKoty al'raanaciar á taa Ma-
ta iava
(Béi\fiMemo Ja la JVaacitf
Jljir 1787 no eran to3a?!a oonsideraílos en Francia los pro-
tettantaa en nada para el Estado ; eMrluidos de todos los actos
civitét » casábanse y morían entre ellos , sin qne los registros
de nacimientos y defnncrones se numchasen con sus nombres
sin que el magistrado diera á su enlace la bendición oficial.
No tenían templo alguno en donde hacer sus plegarias, y eti
campo raso, en el desierto^ como se llamaba /se reunian sus
Segunda ^/m.— Tomo II. 87
Digitized by VjjOOQIC
a88 ' REVISTA
asambleas úsi Mediodía fiara sus solemnidades religiosas. D^jo
el imperio de una legislación semejante, nació en Nímes en 4
de octubre de 1787 Francisco Pedco Guillermo Guizot. Dos
meses después, el edicto de Luis XVI devolvió por fin á los
protestantes su estado civil , y no tardó la revolución de 1*789
en librarlos de toda distitiQieD hnmillante., haciéndoles parti-
cipar del derecbo común : asi fue que el padre de Mr. Gui-
zot, abogado distinguido de' Rimes, y descendiente de una
familia antigua y apreciada entre la clase media protestante
del Medto dia , se distinguió desde el momento por so adesion
al nuevo régimen. Sin embargo, precisados bien pronto loa
mas sinceee^Lpatriotás á desa{>robar los fiirores del gobierno
revolucionario, pagaron eo» su vida -aquella animosa resisten-
cia , y el 8 de abril de 1794 Mr. Guizot Mevó su cabeza al
cadalsQ, ^pora^o pofjaiHfsy toi^ iluajtres. victinias. Una cir-
cunstancia muy conocida en el pais anadió mayor interés á
aquel trájico fin. Precisado á ocuharse para no sucumbir i
las persecuc¡0|T^ diri|[idas Cpptra él^ habia sido descubierto
en su retiro por ii^n geo<)airine>, que ¡lesaroso de haberle halla-
do, le ofreció dcjarjé ^^p^);'., para no hacerse cómplice de
su muerte. Mr: Quizot Cónbclá^'que para salvar su vida , tenia
que comproneler la de ái^uel' desdichado, y no vaciló un ins-
tante en sacriQíc^X' U iw^ f^p^^ánza de salvación que le que-
daba. Mmeu Ouitot qt^edó vj.uda con dos hijos, "de los cuales
entraba entoaoes lel m^wr.aa eí séptimo ano de su edad, y
se mostró HgJS^ fi^^ !¿^po^!.i\}.9 acababa de perder. De allí da«
tó para ella la prácfic» «(latera^de los mas preciosos deberes,
que sus ami^^ le haa nitio Uci^ar tan religiosamente , al tra-
vés de todas Iks pruebas 'á 'que la Providencia ha sujetado su
vida. A pesar del interés público que se manifestaba en su
pueblo en favor suyo y de sus hijos, abandonó enobsequiqde
estos aqM^lIa dulcificación de &u desgracia , los consuelo^ <|e
sus parifntes y amigos, y jpasó ^ busfííir á Ginebra, ¡f^^ ja
educación de sos hijps, ma^ s¡§ten:^a eje í?studÍ9s fuertes, y 9ér¡0^
que 00 le hji^biera sido{X)^ble epcoutrar..^ ningún otro.puntp
de Franci^. j^ÍP*'^^'^ P^"^ \^ .menos , al perder m independen-
cia política t bahía conservado /it^s escuelas, y basta echar una
ojeada sobre la esteo^qn.y variedad délos asontps quc¡enlpn-
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DB.RUDIIin. 289
ees formaban sa entefianza pública, y sobre Li indigencia de
la de Francia, para conocer que la escuela normal de Nimes
ófrccia menos recursos para desarrollar plenamente las na-
cientes facujiades de aquella privilegiada inteligencia. Madama
Guf7.ot n9 lardó en quedar salisfecha del partido que había
adoptado, pqes desde un principio fu hijo Francisco ocnpó un
lugar distinguido en su gimnasio, y pronto coronaron su
aplicación los más brillantes triunfos, siendo, ^e todas las
cualidades que en él se ad^eriian, la fuerza de su atención la
que principalmente maravillaba á sus maestros: ouánjlas veces
sus condiscípulos al verle sumergido en los trabajos de la cla-
se, tenian uhá maligna complacencia en distraerle, tirándole
desús vestidos unas veces, sin que lograsen hacerle volver
la cabeza, y otras, haciéndole sufrir mil pequeíiOj| tormentos
que debían, arrancarle un ay, y hacerle abandonar su pr^a; y
cuandp finalmente, entre el i)ensjim¡eoto que dominaba su
espíritu y et sentimiento confuso del dolor físico, volvia hacia
ellos sus OJOS atónitos, que no tardaban en fijarse de nuevo en
su acostumbrada tarea,, la risa que causaba entonce^ á toda
la clase, apenas le dispertaba de aquel estasis de los sentidos.
Él buen Plutarco está lleno de estos sencillos relatos tomados
de la' infancia de sus héroes; gú^ttale sacar fde ellos después el
vaticinio de su vida futura; y seguramente sin rc^^rrir á la
ciencia de los adivinos, hpbiera podido pronosticar, por la apli-
cación obstinaba de Mr. Guizot, el espíritu eo(iinentei]a.cnte
serio que después le ba distinguido en toda -
Diren^os, para los lectores aficionados á esta clase de cpm«-
paraciones^-otra seRal de su carácter, que no ha desmenlidp
el resto de su vida. No es estranp que los niños encuentr.en en
la indulgencia de sus abuelos una imprudente protección con-
tra la severidad de sus padres: en casa de Mma. Guizot la au-
toridad materna estaba muchas veces amenazada de verse com<*
promel¡4a con la interyencioo del abíjelo ó de la 9|biiela ; pero
el buen juicio del niño, en tales casos, reslablecia en dailq
suyo la gerarquía de lo$ poderes, y se ponía siecppjre de par<*
le de lá autQ.ridzid que peligraba. ¿Gra acaso un presentimien-
to del epníritu de gobierno aplicado por instinto á la edu-.
cacion 7
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ago mvisTA
Mr. Guizot babia principiado sus estudiiM pu 1799* y en
i8o3 dio principio á su curso de fllosoria. Ea el sistema de
instrucción que se seguía en Ginebra , no se limitaban los
alumnos á esplicar un corto número de trozos de autores prl*
vilegiados; sino que por medio de seguidas y vanadas lectu-
ra», se debian iniciar en las diversas edades de las literaturaa
griega y latina : asi era , que Mr. Guizot á las cuatro años ha-
bía leído Thuckiides, Demóstenes y Tácito, por entero. G>ii
respecto á las lenguas modernas , cuyo conocimiento babia
'adquirido, 'las |X)seia bastante' para hablarlas con facilidad, y
casi no se advenia direrencia en, su producción en alemán ó
en su lengua materna. Con lodo, el celo y los adelantos coa
que Mr. Guisot aprovechó los primeros anos de sus estudios,
provenian mas bien de un fondo de docilidad y de amor al
estudio en general , que cfe'\in gUsto vivo por el objeto de stts
'estudios particulares. La literatura griega era para él la que
mas atractivos tenia; y soto al emprender los estadios filosófi-
cos fue cuando pare(!¡ó que un nuevo rnubdct se abria á sa
Inteligencia. Este primer paso del entendimiento, que camina
al fin libre de sus andadores, deja una huella indestructible
en la memoria de. todos los hombres su)')eríores« Desde aquella
época cuenta Mr. Guizot la libertad de su yida; el tiempo de
su juventud apenas le recuerda algunas dudosas memorias'; se
te aparecen algunos resplandores al través de las Buyes d^e sos
primeros estudios; pero d'esüe él d¡a*en que su entendiimíento
no tuvo que aceptar como iey el fiensamiento de su ntaestro,
en que sus opiniones quedaron bajo la responsabilidad de su
Vaadñ propia, en'que pudo marchar en su fuerza y su liber-*
tád , todas las acciones de su vida se oirdena» fácilmenie en su
memoria , y las tiene presentes, como un recuerdo del dia an-
terior. Seria pueril contar en la vida de un hombre como Mr.
Guizot todas las coronas académicas concedidas á sus estudios;
pero no podemos olvidar que ál dejar las clases en i8o5, sus
triunfos en Ginebra füerofi bastán'fe notables, {)ara inspirar
tas mas glandes esperanzas de su porvenir.
Mma. Guizot , después de llenada tan felizmente la obliga-
ción que se habla impuesto, regresó con sus hijos a^Langue*
doc, para cumplir nuevos, deberes con su padre y su madre; pe-
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MMADIIIII» Spi
ro Mr. Giiizot se separó pronto de ella ^ pasandp i París ¿ es^
tadiar el derecho. Esta es para an jóveD la época critica .'de
su vida; Las primeras relaciones que se c^niiraeq al entrar en
1« sociedad, deciden pQr lo coman de la direecioq que ya á
•egutr. Introduciendo la casualidad á Mr« CukoC en la socie-^
dad del Directorio, el ensayo er^ peligroso^ pero la atúrale-.
ca de su carácter le libertó fácilmeiite de, los placeres de un
trato frivolo I y. la licencia en las costumbres que eo $lla reí*.
BatMi no podía dejar de ofender a los principios de uu jóvea
•usterQ y romántico, filósofo y devoto. Así fue que aquella*
¿pooa de independencia, en que tanto sueiía la juventud, no.
fae para Mr. Guizot mas que un profundo fastidio. Ni siquie-
ra teaia el recurso de refugiarse eo el estudio del derecho;
sabido és ló qae entonces era la enseñanza de la legislación en
Paria, y aquel a&o fue para ¿I un tiempo' perdido y sin placer.
Nqevaa relaciones con algunas personas distinguidas, y es-
pecialmente con Mr. Stejpfer, antiguo ministro de Suiza ea
Parta, le pusieron en mejor catbino. La esperieocia Glosófica
de Mr. Stepfer, sus profundos estudios en teología ,. facilita-
ron á Mr. Guizol el poder satisfacerse sobré las cuestiones que
desde mucho tiempo ocupaban su entendimienta Tal vez ne-
cesitaba tatnbien de las luces y a[)oyo de un sabio esnerimeor
tado, para asentar convicciones vacilantes á causa del frivolo
escepticismo de la sociedad. Bajo tos auspicios de su amigo, de
su huésped, pues Mr. Guizot pasó en el campo en casa de
Mr. Stepfer una grande parte de los anos 1807 y 1808, dis-
tribuyó su tiempo entre la literatura alemana y la filosoda de
Kant. Luego ejecutó su resolución de emprender nuevamente
sus estudios clásicos: es un capricho que no suelen tener los
estudiantes qué baii sacudido el yugo; pero no hay duda en
que la perseverancia con que Mr. Guizot insistió en aquel vo-
luntario deber 9 ba contribuido, mas que otra cosa alguna, á
darle el saber sólido y reflexivo que forma la base de su ta-*
lento. Aquella educación de si mismo, confiada á su propia
garantia, al tiempo mismo que anuncia ya un temple de es-
píritu poco cotñun , no puecje menos de dar á los estudios re-r
novados mas fijeza y esteosion. Fiscalizando la primera instruc-
ción dada por el maestro , le sirve de comprobante^ y recoge%
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29^ RBtlSTA
al pasar , (odas las dudat que una enscuanza rá|\¡Ja Iiabia
dejado sil) aclarar, y esparce sobre todas aquellas' oscuridades
del pensamiento la 'luz de un libré y razonado examen.
La amistad de Mr. Stepfer no fue solamente precios^ á Mr.
Guizot por la acción directa que ejerció en sus trabajos bisld*
ricos y fiLosóficos; Mr. Guizot le debió adefinas el conociniUn-
lo de Mr. Süard, y sabido es de lodos por qué suceso él mis-
mo Mr. Súdfrd fue causa de un lazo mas serio. A él Fue á quien
Mr. Guizot oyó hablar muchas veces de la señorita Paulina de
Mculan» Retlactaba ella entonces el Publicista con grande éxi-
to; pero acometida de uña grave enfermedad, temía verse
precisada á ¡hterrüm|>ir sus irabajob, cuándo una n^ano des-
conocida le escribió que se tranquilizase cu cuanto «i lá conti-
nuación de su obra; que si el celo y la asiduidad podiau
reemplazar para con sus lectores el talento que estaban acos-
tumbrados á hallar en el Publicista^ po^ia coiiíár con el cui-
dado y exactitud de su suplente: aceptóse el órrecimii^nto. jt
solo después de una larga convalecencia pudo conocer ía 'seño-
rita dé Meuián el generoso anónimo A í|^uicn debi¿y amiel
servicio. . . • :
Lá vocación literaria de Mr. Gui^cot se aumento con las
frecuentes relaciones, con las gentes de talento que concur-
rían á la sociedad de Mr. Suard. Sus ensayo:^ eu el Puíficista
le ejercita ron para mas importantes composiciones, y no lárdó
en dar á la prensa su primera obra, el Diccionario dé los si^
nónimos (1809.) Este libró, aun cfiando. no tuviera e^ el ui£|
mas vátof , sería siempre un curioso monumcdto, consideráis-*
dolo únicamente como el punto de partida de uhen'TeDdimien-
to eminente. No se espere que juzguemos» en esta reducifia
noticia del mérito literario de las numerosas obras qucr Mr.
Guizoi há publicado; pero las persona^ que ^e complacen en
cstndiaf éh las primicias de los escritores celebres el germen
de su fama, nos perdonaran que insistamos en aquellos prin-
cipios, y leerán con ínteres la Introducción jfií^sójica que
contiene sobre el carácter particular de ta lengua francesas
Allí es donde se revela ya la facultad tan poderosa en ^f d¿
elevarse á la ley de los hechos, y de hacer que tos detalles
$¡empre vayan ¿ parar á principios generales. ^^ En general^
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DI MADRID. 293
dice, se cuida poco en Francia áe dar á los esludios una di-
rcccion filosófica :, las teorías neis son poco familiares. Podria
creerse que la cootencion del espíriiü y «1 exátúen que necesi-
tan nos espantan; sin embargo éUas solas pueden abrazar
grandes tniras y reglas positivas; ellas solas pueden reunir
nuestras ¡deas y nuestras opiniones/'.
La introducción del primer tomo de las fluías de los poc-^
tas franceses y (\\xe se publicó poco después que el Diccionario
He los sinónimos y presenta et mismo carácter. Es fácil ver, que
los estudios históricos y fifósóficos ¿^\ autojr Te ban preparado
ya para tratar asuntos mas grandes; hay superabundancia de
saber: cualquiera cosa sirve de pretesto á la impaciencia del
escritor para hacer esplosion de ideas; y el lujo de abstraccio-
nes que ostenta^ es medido túas bien por la riqueza del cau-
dal de qtie se reconoce dueño, que por la importancia de las
materias que ataca. Aquella falta fie mesura y de distribución
causa alguna sombra á un taténto, cuya lucidez forma en oí
dia uno de sus primeros mérifós; pero ya se desea para el au*
(or una esfera mas dilatada; se presiente, que cuando la cos-
tumbre de componer faa1)rá ejercitado su golpe de ojo, podrá
estenderse con la mayor comodidad á las mas elevadas concep-
ciones; que no le faltarán la ciencia y el talento de escribir.
En efecto, ocupábase Mr. Guizót' de^de entonces de un
g'raíimúmero de otras publicaciones literarias, y la traducción
de Gibbon, enriquecida con importantes notas, es una prue-
l>a de la profundidad^ de sus e&tudios históricos. Publicó ade-i-
mas, en la misma época, una traducción de La España en
1808, de Rehfus. Por último, i% ocupaba de grandes traba-
jbs sobre la historia primitiva del cristianismo; y estos últi-
mos estudios, unidos á los de la filóüdria alemana, fueron los
qiíe diéi^on ensanche y libertad á sus ideas religiosas, sin des-
truir él Ibiidó de eflas.
Sus ocupaciones literarias -ne Ic impedian sin embargo el
trato dfe sus numerosos amigos, principalmente después que
hubo abandonado el vivir en el óáinpo pak^a residir en París.
(181 i)J Vélasele entonces mucho en la sociedad: mezclábase
en las. reuniones en donde ie encontraban la^ mas diversas ce-
lebridades, desde las ruinas de la sociedad filosófica del siglo
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394 RBVISTA
XVIII , basta á los maestros de la nueva escuela : el abale Mo«
rellet j Mr. de Chateaubriand , Mr. de Fontanes y el caballea
ro de BoufTIers, Mma. de Houdetot y Mma. Rémusat. Por úl-
timo, en el invierno de i8ta casóüe Mr. Guizot con la señori-
ta de Meulan. La edad de los dos esposos no era la |nas> pro-
porcionada , pero las costumbres graves de Mr., Guizot podian
hacer ilusión acerca de su juventud , y Mma. QuizQt conservó
basta su muerte una inflnedcia notable sobre su esposo, que
debe principalmente atribuirse á una particular disposición
de su carácter.. No hay duda que una vocación común hacia
las letras, un aprecio profundo y recíproco, relaciones de so*
ciedad hechas mas intimas por servicios miiiuaraente dispensa-
dos, y cuyo primer honor, como hemos visto, i^erteneció a Mr.
Guizot;,' son bastantes á es|)l¡car la inclinación que les atraje»;^
pero habia en el carácter de Mma. Guizot señales menos apa<^
rentes, que tal vez mas que otra cosa algiuna decidieron (a ac-
ción poderosa que ejereió sobre su marido. El efecto ordinario
de nuestras afecciones es disimularnos á nosotros mismos los
defectos de los que son objeto de ellas^ y hacérnoslas olvidar
con una indulgencia que nada nos cuesta. En la eJecucion.de
esta cláusula del tratado, las parles rara vez tienen lugar de
quejarse, cuando ambas se aprovechan de ellas. Mma. Guizot,
al contrario , por un deseo ardiente cíe perfección , tenia siem-
pre fija la vista en los defectos de las personas que aniaL[{i. Su
inflexible entendimiento , lejos de cede^ |fustosa á las c^ndes^
cendencias que se consideran como un deber de la apiiitad^
las rechazaba como una vergonzosa connivencia, reservaba j)a-
ra los indiferentes una indulgencia que nada locosia))a enton-
ces; pero se hubiera considerado como cii.lpable para c^i^
aquellos que apreciaba, si les hubiese iTalaáo con serDejauté
debilidad; sus amigos eran muy acreedores á su severidad; y
ademas tenia ella necesidad de verles -dada dia mas perfectos,
para justificarse á si misma el progreso de su afecto. No todos
los caracteres hubieran sido á propósito para spp^rtar, ni me-
recer por mucho tiempo tan temible refinamiento de ternura;
tal vez en otros la inutilidad de los conse|os hubiera cansado
su constancia; pero el alma de Mr, Guizot era capaz de acep-
tar la necesidad de hacer siempre adelantos, y .sacó de ello
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01. U4V^í!Df. %g%
gran provecho, lios q[ife han «fguido i Mr*. GuUot cu las <U^
Tersas faces de su fiama ^ saben cuan perfectible es su .talento,
y siis más injustos eoeipigos oo . pueden segar su .constapte
|Kiogreso« ^o nos admiraría que lo debiese en parte á'esa conr.
tinaada vigilancia sobre si nismo, cuya costumbre le habían
impuesto I9S saludables existencias de su excelente amiga, por.
la qu|e tuvo los mas tiernos cuidados durante su vida* y en
la asilencia á su 6n. En la memorial religiosa que de ella ha
conservado y hay algo mas que los pesiares de un esposo; tal
vez se une a ellos el agradecimiento por el desarrollo i que
constantemente le había provocado. * ^ .
_ En i8ia fue también cuando Mr. Guizot perteneció -4 la
univejrsidad- Mr. de Fontiines, cuyas cleccione»^» cofno las de
su señor, fueron tan frecuentemente felices, después de ha-*
berle eusayado .por. algún tiempo como substituto de la cate-*
dra de liisioria en la Facultad de las letras, no tardé en ase-
gurar su posioion, dividiefido la cátedra de historia d9
Mr. Lacreielle: dióá Mr. Guizot la enseüansa de la historia
moderna, de la cual está aun en posesión. Allí fué donde
principiaron sus relaciones, con Mr. Royer-G>llard, profesoc'
de historia de la filosofía, y pronto se estableció entre ellos
intrma amistad. Cuéntase que al anunciar á Mr. Guizot aa
nombramieiito de catedrático, le habló Mr. Fónlatrea d^ Ja
importancia que debía dar á bu discurso de apertura; eí «qi^
nerador « le decía , los 1^ todos : asi era que siempre se deja-
ba en ellos un Ipgar jKira elogiarle; era un deber qpe se es-
jperaba llenase complacidamente Mr. Guizot. M. Guizot se ne-
gó á ella No se sabe si el emperador leyó ó no el discurso
inaugural en que por. la ve^ primera no se citaba su oonibreí
pero no dejaba de haber valor en negarle su. parte en' el in-
cienso que todas las notabilidades piíblicas le tributaban. No
que Mr. Guizot estuviese ligado por sus opiniones con uq
partido hdstil a^l gobierno de Napoleón ; su oposición era -ei|*
teramente filosófica. La libertad del pensamiento le preocupa*
ba mas que la necesidad de las inslituciones que se babian de
fundar. Encerrado en un círculo enteramente cieotifioo y. linter
rario; hasta entonces ^abiv sido extraño al movimiento dé la
política. Hubo un momento; sin embargo^ en que estuvo por
Segunda serie.—Touo ti. 38
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2Cf^ nSTISTA
tomar parte en ella; pero habtéadose fnisfrado el projccto de
hacerle entrar en los negocios, no se acordó mas de ello. De
i8ti á i8f3, Mr. Pasquier^y madama dé Remosat le propu-
sieron pai^a una plaza de oidor en el consejo de Estado. El
duque de Basano, para probar al joven candidato, le mandó
escribir una memoria sobre una cuestión importante que á la
^ázon se debatía. Tratábase del cange de los prisioneros fran-*
Ceses detenidos en Inglaterra. Aquel proyecto jamás había
oeupado seriamente al emperador, que no loerectnó, pues
creía que la necesidad de alimentar y guardar tos prisioneros
era un embarazo para la Inglaterra, y en cuanto á el , aun no
le faltaban soldados. La memoria de Mr. Guizot taé escríu
en sentido de la pronta conclusión de un negocio que Napo-
león no tenia prisa en terminar, y el ensayo no fué favorable
al joven político. Volvióse sin |)esar á* sus estudios, y sus
triunfos literarios satibfacieíoif su ambición. Los alumnos de
I& escuela normal recuerdan aun los efectos de su enseñanza
en la Facultad ; desde aquella cpoca, por su influencia y ej^ni-
plo, recobró la historia el lugar que le corresponde, y pene-
traron con ardor tantos distinguidos ialentos en las ytroTundi-
dades de esta cien^cia descuidada por tantp tiempo. Las personas
que creyeron ver desde entonces en la frialdad de Mír. Guizot
en favor del rég^imen imperial, una adhésiorí secreta á la casa
dé Borbon , y el principio del favor de que disfrutó en los
primeros momentos de la restauración, han conocido muy
inal los tiempos y los hechos. Mr. Guifcol , en la sociedad en
que vivia , había contraído algunas relaciones c'on los restos dé
la aristocracia ¡lustrada del siglo XVlII, eón l'ós des|x»jo& de
la sociedad de madama de Tessó y ele la princesa de Henin^
pero puede asegurarse con firmeza que un partido borbónico
era en aquella época en Francia tina quimera'; que si algunas
personas, adictas al antiguo orden de cosas, han alegado co>-
mo mérito, después de la caída del emperador, el misterioso
apego qñe habían guardado en su corazón durante todo el rei-
nado de aquel á los príncipes auseflles, lá Francia entera ha-
bía perdido la memoria de ellos; y auíi recordamos que Ul
Juventud dé nuestras escuelas supo en i8i49Con sorpresa é
incredulidad , que la antigua famifia'de los Borbooes no esta-
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DB MADRW. *J97
htk enteramente extinguida. Asi pues, I^os de pensar en 8a*>
carel menor partido de los sucesos que se preparaban eiítre
Dios j ía Fianna,,pero ciiyó fccrcta nadie poseia , ni podía
gloriarse de ser cómplice en ellos, Mr. Guizoi ui siquiera pasó
en París el tiempo de la última lucha imperial. En^mayo de
i8i4 le cogió la restauración en Nimes, al Is^do de su madre,
á quien babia ido a ver después dé una larga ausencia ; JBtsi es^
que cuando á su regreso i París, Mr. Royer-G)llar le propu-
so al abate de Montesquieu para desempeñar á su lado las
unciones de secretario general del ministerio del interior, no
rúe. como por recom[)ensa. EL gobierno dé Luis XVIII, al
tiempo miimo que |>onia al frente de los negocios un gran se->
ñor, un 'eclesiástico, un realista, queria probar su imparciali-?
dad colocando á su lado á uno de laclase inedia, protestante
y liberal: por estos títulos fué nombrado Mr. Guizot.
Tal íué el verdadero origen polft ico de Mr. Guizot. Era un
repre^ntante de los iritereses.de la Francia modei*na en una
administración , cuyo princi|)al elemento era la Fraiicia' anti-
gua; y eS una posición delicá Ja seguramente la de los bom—
bres que aceptan la misión de defender, en el seno mismo de
la administración , las libertades nacionales contra sus tenden-
cias. Eli papel del patriota que cóopbate tales tendenciiis en
público , en una asamblea popular dpVidé se leen ¿n todos los
semblantes las simpatías, á'lá vista del país, qué aprecia stí
celo, y le aplaude á .cad^ esfuerzo que bace^ soló exije uií
niediano valor; pero en un ti<}mpó en que el gobierno y la.
nación están ^ccucntemeíite discordes, servir por el gobierno,
en el gobierno, y á pesar del misino gobierno, la causa pública ,
amenazada, es seguramente un difícil y meritorio valor: tal
fué el que desplegó Mr. Guizot durante Ja restauración, mien<r
tras creyó deber y ppder subsistir desempeñando sus públi-^
cas funciones. Üesueeí moníento cñ qúe^fué llamado eii idi4>
sé dedico constantemente á- servir en lo interior del gobierno
la causa constitucional contra el regSme% antiguo , el voto na-^
. éionat contra las tendencias de la cqntrá-revólucion; y cuan-
do en iS^io pasó á ser secretario general del niiiiisterio dé la
justícifl, estuvo nias .expuesto todavía á los tiros del partido
iiltra*réaTistá, que se presentaba á cara descubierta; pero no '
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^98 IIBVI8TA
sostuvo con menor perseverancia y' ardimiento los priiitipios j
los actos de la minoría de la cámara de iSrS, que luchaba
contra las reacciones generales y. personales.
Atjni encontramos un hecho que ha explotado la calumnia
por mucho tiempo, j aun procura desenterrar de«vez en
cuando contra Mr« Guizot, ¿ pesar de que el público no se.
cura de ello. Dicen quic emigró a Gante con Luis XVIII , que
redactó el Monitor de Gante* Este último aserto es cuteramen-
te falso, y abunda de inexactitudes el primera Después del 90
de marzo, Mr. Guizot, lejos de seguir i Gante á Luis XVIII^
se quedó en Paris, volvió á einprendoi' sns funciones en la Fa«
cuitad de las letras, y se ocupó tranquilamente en' sus traba-
jos. Solo á fines del mes de mayo , cuando fué evidente que la
Europa no trataría con Napoleón, y muy probable que
Luis XVIII volvería i entrar en Francia , algunos realistas
constitucionales creyeron indispensable que Luis XVIII eátu<»
^iese bien confirmado de la necesidad que tenia de adherirse
con mayor fuerza á la Carta , y de se|>arar Ue su lado i Mr. de
Blacas, considerado como el gefe del partido del antiguo ré-
gimen. Mr. Guizot consinttó-en encargarse de'aquella misión,
enteramente favorable á los principios o intereses constitucio-
nales. Pasó á Gante donde residía Luis XVIII hacia ya mas de
dos meses, y le trasmitió los prudentes consejos que había re-
cibido. Luis XVIII, al volver á Francia un roes después». se-
paró i Mr. de Blacas, y publicó su proclama de Cambrai, en
que reconocía las Tallas de 18149 y a&adiá nuevas garantías i
la Carta. Tales han sido la duración, el objeto y el efecto de
aquel viage de Mr.^Guizoi á Gante, del cual tanto se ha que-
rido abusar.
La mayoría de la cámara introuvahle triunfaba sin em«-
bargo: un ministro, Mr. de Marbois, le era particularttientcf
aiatip^tico , y fué derribado , retirándose con él Mr. Guizot. Sini-
pie rt\dXov{maitrede requetes) en el consejo de Estado!, profeso
allí los mismos princinios, y sus trabajos en la comisión de 16.
contencioso no fueron inútiles ál sosten de la jurisprudencia
sobre bienes nacionales. Poco tiempo después la administra-
ción, precisada á travar df nuevo la lucha contra él partido
del antiguo régimen, ensayó el apeliir á la opinión )mbl¡ca/y^
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M MADIIf». ^99
hacéne de ella un apoya Mr. Guízot babia eviiado hasta .en-«
. tonces el tratar, fuera de las discusioDes interiores del gobíer--
nOy de la gran cuestión que se agitaba ; pero cuando el partido
cootra-rerolucionario ataco públicamente basta la ésencra de
la constitución, Mr. Guizot le salió al encuentro^ y fué cuan-
do publicó sn primer folleto^olílico Del gobierno represen^
tativo^jr dd estado tactual de la Francia^ que era la refuta-*
cion de otro folleto espiritual é insidioso, publicado por
Mr. de Vitrolles. Casi al mismo tiempo defendió Mr. Guizol
la instrucción [HÍblica contra la invasión de los jesuítas. « Haj
gentes, escribía, que quisieran que la instrucción publica
fuese no religiosa , sino supersticiosa ; no sólida y moral , sino
sujeta á las mas miserables preocu paciones: estos hombres
creen que el saber destruye las costumbres; que las luces
pierden á los estados ; que la razón mata la religión; que
apartándose de la esclavitud , de) entendimiento y de la igno*
rancia, no hay salvación para la moral, ni para el ,altar, ni
para e\ trono; y que para precaver la reproducción (íe.las re«
yolúcione's,' es preciso volver sin modificación alas leyes y
usos de los pasados tiempos, que las causaron sin .embargo»
Para tales hombres, la universidad es en efecto muy culpa-
ble: no ha creido que el objeto de la instrucción publica fue*
se mantener y proteger la ignorancia; que las cátedras de fi«
losoffa y de lógica ^ babian instituido para avasallar el en-
tendimiento; no ha prohibido a Ioa matemáticos ensenar las
matemáticas, á los físicos la física, á los jurisconsultos el de-
recho de gentes, á los médicos la anatoroia \ no ha trabajado
por re&ucitar la superstición y el fanatismo ; ha protegido el
progreso de todas las ciencias y de todas las luces. Si de esto
es de lo que se le acusa , ella misma puede confesar y procla-
mar sus faltas ; no necesita deftmderse.» {De la instrucción púr-
ilica.añú 1816).
A |)esar de los esfuerzos del partido constitucional, la con*
tra-revolucion , fuerte con el punto de apoyo que encontraba
en la cámara de diputados , se consideraba segura de derriba^
el ministerio , cuando vino á quitarle sus esperanzas el decre-
to, de disolución de SL de setiembre de 1816 ; medida' atrevidaj^
á la cual contribuyó Mr. Guizot per medio de traa memoria
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3oO REVISTA > %
¡«olitica , entrcgi^día á tiempo &, l^uif XVIII « y q|^ Mr. Deca-*
zes'bízo prevalecer^ apoyándose eq el cotisejo y la iofluencla
ílp MM, Pasquier, Royer-Collard ^^ Camilo Jordán^, de Serré,
gefes de la minoria de la cámara , y conocido$ ya bojo el
nombre óe doctrinarios. Es^ denominacioo , inventada por
el partido del antiguo régimen , y después esplotada tan á
menudo por todos, es tal vez merecedora de que se explique
su origen.
Los doctrinarios es sabido que eran añte9 deja re^oIjucioD
una sociedad enseñante. Mr. Royer-Colla'rd (labia sido educado
en un colegio de doctrinarios \ su bermano era de los del ora-
torio, y su tio estaba al frente de tina comiinidad de doctri-
narios de Arra«i. Por otra parte, las palabras graves y severas
de Mr. Boyer-Coliard en los debates de la tribuna debian to-
da su autoridad á aquella forma dogmática que entre sus ma-
nos toncaban siempre las discusiones; á aquella discusión lógi*
ca y rigorosa , que anunciaba un cuerpo .de doctrinas arre-
gladas. A esta doble circunstancia hizo un dia alusión ün agu-
do de la piayoria contra-revolucionaria de iSiS^ esclamab--
do: «Ahí tenéis á los doctrinarios] en eso se conoce bien á
los doctrinarios.* Mr. Royer-Collard y sus amigos aceptaron
él cargo , acusando á su vez á sus aoversarios de caminar co-
oío ciegos inspirados por sus pasiones y sus intereses momen-
táneos^ si(i principios, sin doctrinas qué pudieran asegura^
el porvenir del país y la estabilidad del trono.
I^ época en r^ue losdpctrinario^ fueron llamados á prepa-
rar en ^1 consejo de Estado, y á sostener en la cámara, los
proyectos del gobierno, es de toda la restauración, la en que
hicierpn mas progresos las instituciones 'políticas dje Francia.
Ellos elaboraron casi todas las leyes constitucionales de lá
época. Mr. Guizoi, demasiado joven entonces para asociarse
como diputado á los trabajos de sus amigos, no dejó por eso
de tomar, una parte muy activa en aquel grande desarrollo
de las libertades públicas, ^ren .sea solamente comp Wlator
(maitre de requetes)^ ó yfi uias adelante en i8i3 como conse-
jero de Estado, bien por su eficaz concurrencia , 6 por su iní-
fluencia indirecta ^ np dejó de tener participacioo en ningu-
na de las leyes que se dieron entonces á la Francia ; ni en h
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M VAimiBu 3oi
de •IftccioDei^ de S'de febrero de iSi;;^ que puso al lia á la
nacioQ francefta fuera de tutela , establecieudo la elección di--
recta y la igualdad de las capaciclades electorales; ni eu las de
1819 sobre la imprenta , que abolieron la censura >, y estable- ,
cieron el jujcio por jurados en los asuqtos á ella relativos ; ni
en.la ley sobre el reemplazo, que.sosj.avo el principio. ^e h
igualdad, y mató la contra-revoluciqn en el ejército. Aquel
'periodo de nuestra bisloria oonstil^ucional hubiera sido mas
fecundo todovja en felices resultados » si las ioipcudenclaa co^
metidas fufura dp las, cámaras 00 hubj^sen' provocado non
reacción fui^esl^, que al (in biio estallar el asesinato del du-
que de Bérryv Salfido es cuáles lueroix sus primeros efectos: el
partido nacional perdig sus mas lirmea sostenes en el gobier-
iso; MM. Jloyer-Collard , CamUo Jordap^ de Barante,' fueroi^
defrtitui^os de i^us funciones ^n fX p9p^jo d^ estado} Mr» Gui-,
aot biso ref^uncia : ningún comiH^o.n^j^o públicp le hacia so-- .
lidairip ^f]?^ ppifxion que acabAba de sufrir uqa derrota; pi>-*
dia e^tars^ á la cap4 e&peranc^g mejores día; ; pero. por 1^ es-?
t/epij:9^<j^ ijiaoifestapioa de f|as sentimiento^^ m,erec¡ó^ el honor
dq seguí/ 4 8^& 9^P^^ffí^ ?^ sude^racía ; y^ PfVa no coo-
servs^r Iftfo i|)g,ui^ quje sujej^^ia suindepen^^iy^ÍA, despreció
has^ \<^ 9f|;eQÍtqi^Qt¿Si de ufii^ peiifi9g que fe le hipieron.
^f. Q^^^fH b^bja cocido ha^ta eiuqnces que su (leber era ma*
j^ifeftai; a) poder lp# |>t)¡gf^9sde la dirección que iba á aeguir^
y consideró confio ffjua obl^fcion de su nueva situiH^ien^ ilus*
irar al pais acerca de la p9Ulica que habi^ pretaleeidp.en los
concejos del princ¡|)e ; y dp 1 8i2p á f ^2a fue cuandp publicó
una séfie d^ escritos poU^ípos fiel mayor> ipi^rés* ^9 ^ pf ime<-
ro. Del gpbieynQ de Francia desde ta resffluracion (j8ap^
hacia la aj^lpgia^f la ; i;^stei>cia Kjue el gphi^vnfi ba^í^
opue^^ jli^sde 16^4!^ tas pretepaioo^de )|^ cpn^a*revp\u9ion^
y mosteaba que la verda^dera fuérz^np ^xiatia en la vieja aris^
tocracia q^e acababl de íp^adir la^ g;ifadas. del t^ronq^ srnp e^
I09, inteiresea n^^ip^ales de l|i.nuf;va Frfif}f;ia. ^n otro' e8€;rkQ4
De lof.^onsjfiíi^hnesj: 4^ UjHstieia, p/ff^g^ {1.82^ , sm fjií-
put^r ^ po4ef ,^1 d/er^bo ^^^ofqf^gr lf^^fio^9ff'\j^c\sf¡ff^ y Cfus^
_ iigar^»W« ^jrtpr^, d¡s<mtia Ips caR^MV! ^^ «flV^Mw <f9fffvk9i^
clones dianas «demnciai^^is y su^itadas algunas y^ff por Is^
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3oÍ BSvitTA .
policía. Laft faltafi del j^bíetno; 'sus proyectos de. reacción 'bien
COA ocidod y mat eacobiertM/ las ¡osidíosas provocaciobes de
sus agentes/ Te pareéis Q el verdadero principio de aquellos
trastornos qne agitaban al pais y servían de prelesto al miois-
ferio para calumniar unas instituciones que queria destruir.
•Én la obra titulada De los medios de gobierno y de oposición
en el estado actual déla Franci€^ (1811), descubría á la ad-
ministración el secreto de so debilidad, y la invitaba á qué
Irascáseen tina poKtica mas ilustrada una seguridad real para
fa Francia y para ^Ita taiisma. AI propio tiempo ensenaba á la
o|K>sicion el modo dellegar á ser poderosa contra las insensa-
' tas tentativas del gobíe/no , elevándose á la dignidad de un
p«^pel que hasta entonces habia comprendido mal. Por última
en su obra Sobre la pena de muerte en asuntos políticos ( 1 Saa),
dejando Mf. Guizot á un lado iá cuestión filosófica, y parecien*
'do reconocer que la pena de muerte ^ aun en delitos pofíticos^
podia estar inscrita en nuestras leyes , quería por lo nienqa
qtiíé el gobierna conociese bien la naturaleza de ella y süi
efeetos/y que ett el interés dé la humanidad, de la josticia y
del poder» la emplease lo menos posible. Todos estos escritos
tuvieron gran voga, y ejercieron ooa poderosa acción; y i
pesar del mérito literario de' su forma , debieron sobre todo
el lavor con qne fueron acogfidos, al carácter fonda itiental de
la nueva oposición de que acababa de dar él ejemplo Mr. Guí*
sot: nada de sátiras con mala intención, hostiles al principio
mismo'del gobierno, dictadas por un secreto deseo de derri-
barle, y no cinéndose sino con una discreción hipócrita en los
limites de la ley. La ' oposición de Mf . Guizot era ediíoente-
menté constitutiva; constituía su base el es|)fritu de gobierne^
no sé complacía én la descripción del mal para reirse deí em*
barazo socitado al gobierno; y cada vez que descubría la lla-
ga era para enseñar al mismo tiempo el remedio. No' |iodia
achacársele, como á tantos oyros, qiie tisongease Tas pasipnes
del partido revolucionario /pues siempre se separaba con igual
probidad de ía aiiarquta y del despotisma ^No hablo, sin em-
bargo, dice, -dé esos hombres -qne sin conspirar tienen no obs-
tante una entera malevolencik^l poder, ni aun de aqtiellosá
quienes lá costumbre de la o|M¡cion constitucional hace sos*-
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^ D9 M AWn»* 3o3
• ptelMXM ksipéügMM -y las volvoudeft á%\ poder. Dirfjome á
«HB'pvUwo iomeiiso que B04lene oí cofn|iroinÍ8os ni pasiones
politidfts, que desea el orden y la libertad légala porque los
.oeeefita para sus negoeios, para sQs'^irppioa y diarios intere-
áet;'' {De U pena de muerte en. materias políticas.)
Uo bembre tan delicado te la elección de su público, no
debía mostrarse menoa esctopuloso eo la de sus auxiliares;^ asi
es que los eoosejos severos que da á la oposición , en la cual
figurara desde entonces» muestran bajo qué condiciones acep-
ta tu aliansa, y euán pura la desea para que sea poderosa y
-honrada. ^^No i)asta á la oposición recoger bien todos los ele*
mentos de su fuerxa, y no enagenar ninguno. He dicho que
no se era fuerte sin ser libre; y no se es libre si no se tiene
el sentimieuio Jé su propia dignidad» y se baja de su sitúa*
' oion.^. El derecho de la oposición eo las cámaras es el dé di-
rigir» no de seguÍF i su partido fuera de ellas; está á la cabe*
«a y no á la cola. Estos títulos les han valido la elección de
gafes; como á- los mejores» los man capaces y los mas útiles
miembros del partido» han sidi> enviados al difícil y emioen-
4e lugar que ocupan. Este concepto se ha tenido de ellos » tén-
ganlo también ellos.de si mismos. Os llamáis los intérpretes»
los protectores» los elegidos por una grande opinión» por un
poderoso Interés; sed» pues» á vuestros propios ojos» tal^ oua-
: les os presentáis á los de los demaa. Apreciaos en lo que sois»
y volteos bacía vuestros amigos i sin descender del rango en
que queréis y es indispensable que vuestros adversarios os ha-
yan colocado.'^ (¿)e los medios dp gobierno y de oposición en el
^ actual euado de la f>ancia.) Y en otra p^rte. ^^ Fuerza es con-
fesarlo, por triste que parezca esta verdad ; después de los sa*
eudíaüieflltos que han cambiado la faz del urden social » las in-
tenciones sinceras, y buenas» él amor hacia el bien » la ausen-
.cia de toda tiranía, no son bastantes para gobernar á los pue-
hlos. La sociedad trastornada no se deja reconstruir con tanta
•iacilidajd; aépiíia al órd^n» y s^ agitan en su seno los elemen-
.IOS dd desafilen; quiere la libertad» y apenas disfruu de ella
onando se presentan fermentaciones destructoras amenazando
al estado .-que no posee aun el secreto de upia resistencia enér-
gica y regular. La necesidad de la estabilidad » del úrdep le-
Segunda série.'^Touo IL Sg
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3o4 ftt^nsTA' .
gal, está en I¿s eniendimiem06, pevo «Hob' niapm ertátt Ib-
nos de agitación é tiicertiduiiil)re<; Mfoi* de pnooipiot fijos^
nutridos en medio dé un espectáculo de^cámbiot jdedestnio»
cion , todo parar eHbs es origen áe anmodad y. da reoeb ; todo
les parece flotante y mal seguro, porque asi son ellos, y todo
por esta causa misma llega á tferkK^Los Wntrese» ^qué 4odavía
do tía ú tomado su arsi^nto y nivel, lo bvscan péoosameivle
por medio de mil obstáculos y con miltemctret; yeá sus ea-
fuerzos-'liáchi el' estado definitivo' en el qae viviráo'es paz, se
atropellan y chocab, pmlongando de este niodoelvestado pro-
visorio que les atormenta. En fin, lá saciedad presenu-le imd-
gén del Caos tan bien définidopor estas palabras: Cada casa
no esta eñ su lugar ^^ no hay un lugar para cada eosa^-Pém
'tan doloroso mal soló hay dos remedios ^ el geoio en él poder
*ó la acción del tiempo. Si se^emnierttfi un hombre que sepa
conocer en lá sociedad las íuercasquíft tienen Ttda, y deacti-
brtr el porvenir que invocan , que sé entregue á aquellas fuer-
xhs, las una^ á sus verdaderos principios, las asegure en todos
sus intereses , las concentra de este modo en su mano y las
"Heva consigo á do quiera donde se matoiliíMie algun desórdeft,
*ese hombre habrá bien prboio disipado- las Inquietudes y su-
jetado las resistencias; poé& «i .el 'poder nó eomprende^ «sia
obligación ó se muesira iiihabil |>ara desempeñarla , solo el
tiempo y un largo tiempo queda eocairgado de hacerle/^ (Del
gchiefnó de lá Francia desde -la- réMOitmcían^jr del mimeteria
actual-) • :• ,; .
Bastan estas citas' pdrra dar á conocer como comprendía la
oposición Mr. Gurzdt;, y pahe esplicar el grande efeoio que la
que hacia debia producir. Asi fueoue. DÍnigotiigoIpe:mas sen-
sible para los ministros á cjil^ñes atacaba; pero ntf balláadiole
' vulnératele ante lá ley, procuraron debilitar para co». el pu*-
^blioo lá autoridad de sOfi ' palabrafs amtfdaaañdo siu cbndueíA.
Nó era propio, debian, de' un heíabro que habiw desenipena-
do encargos públicos, el actisá^^eb páblíco*á losifaonibres y á
los actos'de q[oe habia'sido testigo. ^^Bsia Mea-, responlia ftr.
óüizot , admirará á todo hombre de buen- sen tido^* Sí mi edad
me perniitiera bbtener el honor de ^rteiie<;erá la •cámara de
dipütáQÓs ; y si<fl voto de mis conciudMios'me hubitse llevaT-
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Di «aurid. 3o5
.49 i dl^^ pp 96 e:fig/ur¡9 mo dud<i|qtie i|l yer.adoptar.up sUcema
.(^e.^(tinJQÍ;^trac¡oo contrario al que i mí pie, .pareciera bueno y
%o/e^i:|l7Íe9e|Mroeura.do)iacer,pri9yalecer, permaneciese en jnac*
üiofí y sU^pcip:¿ded9ode»pue8y puede sacarse una regla dife*
Tenf empava un simple ciudadano? ^ He publicado acaso hechos
clea€onpj(;|doS: y fiados á mi discfeciojB? ¿He sacado de mis
;je€Ui\rdos algo. que escjtase una maligna curiosidad? hubiera
'.|KMlido'I;f)cerlOf pero 00 debía 9 y ^m.eJbe abstenido rigorosa-*
m^te 4e.^o« No be' hablado maa que de hechor públicos,
que. sienfpre^jló bao sido, y siempre bau debido serla—, decir
^nl público ;y a| pod^r lo que se cree ser la verdad , es en xo^
dos tieif^pos. ULO deber del hombre honrado; y abora es ade-
mas Ú9 flereci^ dffl ciudadano. Cuando estaba empleado oam-
jilj 901) d1 4^beft y jiruébalo tal veas lo que n^ sucedió; ahora
. uso 4A cferecbo»^^ {J^refticiq dd Gobierno de la Francia jr su^
Jfleffteffio, d la^ tercera edición, i Sao).
! SIo tenía el gobierno mas que un medio de maltratar á un
booibre á quien no babia becho vacilar su destitución del
consejo, 4e Estado ^ y que babia rechazado como injuriosa la
pensión que Sj? le babia ofrecido para indemnizarle. Era la
.¿poca en qiie Mf., Guisot desarrollaba en su enseilauza la hi&-
.lor^jdd gobierno: representativo en los diversos estados de
Europa ^ desde la caida del mundo romaiu). Pues alli , en.su
11) jiyna cátedra, quiso el gobierno perseguirle. No se-atrevieron
á reprocfaarle^ el haber abusado de aquella tribuna para diri-
gir á lofl^ jóvenes, un lenguage de debilidad y lisonja indignos
de ^su carácter^ (^ro la administración babia advertido que
^pararía,, do quiera, que les encontrase , á cuantos. |io abra-
zfl^n sua miras* Bajo este as[)ecto, Alr« Guizol merecia tam-
Jl^fn jBSU i)esgrac¡a«. £1 poder se glorió de castigar á un tiem-
j)o^. prohibiendo su eurso , al profesor rebelde que ño había
a^gadp cubierta co» el trage universitario, la independencia
d^el.ojiudadaQOí.y al insolente auditorio cuyo» aplausos eran
upa nueva ofepaa añadida k todas las faltas de un escritor se--
dicioso^ }/lx.n Gui^t adoptó desde entonces una nueva regla de
condvfftay tiabia dado al gobierno saludables coosejoa, cuando
lio estaba aun basunte eogoljfado en su caminu para poder se-
parane^ de^él} babia despertado !• atención pública sobre
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3<>6 RBrísTA
lenhexid^s íío confesadas todavía. Pérp en 182$, «1 tniniAerk»
adoptaba vlsíbléinente laS mífas que antes se orenfia que h
atribuyeran ; y la Francia viéiido sus actos, no necesitaba qve
sé escitara su vigilancia contra 'Ids 'ünéiñigos declarados* ISra,
pues, preciso abandonar sñ sistema il'Sii destino j Mr.iGúizot
dejó entonces de escribir sobré Yorf'áísantbs^ ih\ dift'^ no se oteu-
pó mas de política de'ctrcunstanbrá8;'péí'o' la diré6ción'^adü*á
las grandes publicaciones hístoricásí cjüb emprendió debía con-
ducir nuevamente los >ésptfilus á principios poUticós^ cvtya
aplicáéiori era cada dia más 'SecíáiUle'é iné'titatAe. 'asi, puta^
U Colección do memorias rélatwás^ á ía' Historia éU*ta ret^olú^
don de Inglaterra satisfizo Táespéctati va gieri¿i*al Mí '^ue se
bailaba el país de alguh grande saceso ñác¡onaT;^'ése ar-
dor de inquieta cdriosfdad' qíie hos devoraba á todbs^'dafaa
ún nuevo interés a! drama sénciHoy gran^» dlél cual rétiráti-
ba Mr. Guizot todas las'eircunstancias, desde su origen basta
la catástrofe ,con lá sangre'fHa' del historíwfer , la dignidad -
itcl filósofo» y la proféiica mélancoitá dd bombré dé estado
'que lee en lo pasado una página del po¿v«'nir. La revolución
misma' no esperó aF escritor; tos sucesos Tudf^on'fafa^ veloces
que su pluma , y gracias á la rapidez de fds tiempos , su fí»^
toria de lá resolución de Inglaterra^ n^úcida, pará'Üehipre
tal vez , á los dos primeros' tbmos', deja al lector , conmoM9d'toH-
'ilayia de lá suerte de Carlos Estuat^do, el pesar de qub 'fiílte
el liltimo canto á aquella sangrienta epopeya. >; ': •
La Colección de memorias rdativas d la historia antíg9tu
de Francia , y los Ensajros sobre la historia de Francia^ que
'bácia el mismo tiempo ptibticó Mr. Guizot, esparcian una
nueva luz sobre los orígenes dé lá Francia, y hacían a¿cesi^
Ites á todas las clases de la sociedad los misterios de la liisto*-
riá nacional , apenas conocidos de los sabios. Los trabajos plii-
'iramente literkrioa ocupaban igualmente los ocios de Bfi^. 6úí-
zot ; entonces parecieron también con la naditceiún de las
'principales tragedias dé Shakspeare ;los erisaybs históricos so^
bre Shakspearé , sobre Ccdf^ino. Disiniúlesenoé et que pasemos
'tan ligeramente sobre estos Utolos literarios de MrJ Guizot,
pues nos falta el tiempo y la é^íension para apreciarlos cu'aí
es debido. Nó podetbos olvidar con todo ttáa de ^us principa*
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loa .publf^acioues^i Ja fifiiiüíia.J'rancc^(^'Aq{xe\\^Qo]íKCion no ,
efltf4Ni'dcM'mfi4a á MÜsfaper la curiosidad del, cpmfiD.de \op \t^rs.
tone«| y- las. maa e|ev,a4i^$ cu^gt^íoaes de pollüca , de Jegislaciou ^
7 4t moiral, ojuya ia^jMort^n^ia 7 desenfolvtmjeiuo no^ podía.,
traupfi fligl^iunonte en oua parte, debis^n tener un lugar <op^
ellaiXiOa booibres inas eiDinented trabajaban 7 ayudadan ei^
eU|tr|l íllT,Guho\..A<infl\asdfseríkcion^^ que me atreveré á;
lli^martraKf^^9ital^«3^ djicígian, ppcjp ^rta de su üsupio,
•a ^ío 4|pc^pe2o, 7 la autoridad tle 9us decisianes , al pur .
bjjkp 9P?s jlij^f|ado;.oo po^ian espinar. á,un¿| acogida popu-» .
^mP^^ poqi?? en movimientos en lo^ entendimientos de.un .
or^en e)^do^,una inahihíid ^e ideas nuevas 7 profui^da^. I^.o^
tMffgflftfiai de «ft^JAmediaia apnricioq eifectos .4ireGtoa.,7,.vi&|^
Uff*>.{^<^.*^^^^ 4.<^^ in&i^9ft»7 el., porvenir había de
reg^gcar loi^i(rfiips.J^mjera ^ambie^^^ierpen una escala no^as
nsducMa* U/gCA^Osa a^nbicion del Glohos^ 7 bien se repuerdfi^
todaifí^ la feliz bfldencia de aquel peri4<}|([)o sobre la juventud ^
Q0fi|^jNir^i9^.BIr. (iuixol.,toa)p ri^ra yea^.ea él ^'^^ P^5^^.^^*^
n^\ fiierp ^^b^ mancprnunado de ideas, 7 de relaciones flia-.
O^ COXk loe r^f)(;u>res M^ aquella escejiénte publicación ;> 7^
|)pi9di^,coi^fS^r, sip. perder nada del mérito de ^u í>uen éxito»
4|ue. la i^tto^dad d^ Mr.Guizot les inspiró 7 guió muchas vece^^
S^ eirta esfera ^le actividad plisaron para Mr. Guia^t lo»
aj^oade^de i8aa¿ ^^J* Porante aquel tiempo no se miezcló
en ninguna aspeiaciop .política , 7 cuandp entró en 1827 en If^
ao^edad de jíyudate , no tenia esta otro objetó que defender
¡n^bltcf^m^af^, contra los matiejos subterráneps déí pod€;r9 \%
independencia dp las el^epciones. Aquel objeto era legal » cori-
fesadPy públL<^t 7 la publicidad misma de los medios emV
pleád^ por la sociedad » le imponia el deber de contenerle en.
loa Kaiites de la mas estricta íeg^lidadw .
En i8aS presentóse al ministerio de ^r. de Marugnac, bfi-^
y> naaa favorables auspicios. Mr. de VatimesniUduraote su corta,
pff|iaaoe»cia en^ Ja ¡nislcvccion pública, habia intentado f<^ces,
refi^rmaSf 7 entre los actos dignos de elogie), de fu admin,¡stra*«-.
cion^^ef prepiso p^tar la autorizaeim dada á MM. Guizot^yiv^
lU|^n^ 7 Gousin^ de. proseguir en la Sorbopa aqs cursos,
tiempo hapia ÍPterrump¡dos.N9Jlfi^l^a7 en el d¡i( qqp pmeda,
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3o8 HBYISTA
recordar el efecto cansado entonces por el ndotrable concier-
to de este tríumviratOt del cual cada lección ert na libro»
cayo auditorio no estaba solamente enardecido por los aplan-
sbs de la jurentod, sino qae podía contemplar' desde a^oe- '
Ha tribuna modesta lo mas escogido de la sociedad fraWesa/ *
apiñada en los bancos de aquel extenso local. Otros podrán
decir por qué diferentes méritos estos tres principes de lapa-*
labra contribuían al mismo objeto con un éxito igtfát^'ilo nfoi
w atreveremos nosotros á decidir, entre taleñtoé qiié'nos oooi-**
placemos en confundir todavia en nuestra ipemorta/ M tina
admiración coman. Sin embargo, los qoe entonces -t|iie^'
rtan distinguir en los cursos de Mr. Guizot una flst^Aomia '
particular, la eoconirabán reunida en la nat'nrkteúf ítí%mi4e'
•o asunto severo y positivo; en la costumbre dé su 'pensámien-'
fo elevado y profondo ; en el |K>dér de ta palabfa Tletia jr chí*^\
^ ra; en la dignidad de su carácter varonil y i'éséryádo: DueSe-
siempre de sus mas inexperadas emociones, se le reía alterna-
tivamente eiiv^anecido con los aplatases qué se óihüú i tú ¿n-'
seBAnza, conmovido- por las seBates d^ respeto con qtte sé bón-'
raba á su persona; {lero alarmado alguna vez p6r los bAitos*
de mala especie, que le hacían sospechóle» en la Sbrtidha^
circunstancias recientes y los susurros exteriores.' Así 'érr,qtie
lejos de falsear la direccioD de los estudios' bibldriBoiqúé^'pre-
sentaba á la juventud para captarse sus votos, corría rñbcfaas
Teces el riesgo de disgustarle , recbázandb los mas éslrepitdsos
testimonios de una admiración éxtraBa á* sa enseSanza. La
rectitud de su entendimiento no se prestaba á sacar vtfb'tájb do
aquellas ilusiones , y por el contrario le incomodaban como
un desorden que se autorizaba con su nombre fiíera de* tiem-
po. «Señores, decia en i8a8 á sus oyentes, después de faaSéi^^
les dado gracias por la eftisioO de sus aplausos, nace siéré' aSós
solo entrábamos aquf con inquietud ^ preocupados por iin iris-
te sentimiento que nos oprimía; sabíamos que nos rodéalrán
dtScuháícles y peligros; nos sentiaúibs arrastrados bácíá' tin
mal que procucabamos evitar en vano , d fuerza de gravedad^
de trmquOídad y reserva. Hoy tenitnos t6dbs, vosittos id
mismo que yo, oon confianza y esperaoza, con eF corazón
tranquilo y el pensamiento libre; solo teneáios,'seSore8» tm
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DB MADRID. 309
I de ola|iifr$tar djgtiameate nttefi,tfo agradecimiento por
tüa^y es ^átii^rítar en nuestras reuniones ^,^n nuestros estu^
dioéj la níisma calma , ¿gu€d reserva que observábamos cuando'
cad^dia temioinos verfas embarazadas ó suspendidas. Per mi-
tidine que os lo diga : la buc^na fortuna es voluble > delicada y
fffdgil ; U etperai)^ debe cuidarse Jo mismo que el temor; la
CQMdlecencia exige casi iguales .cuidados, la misma prudencia,
que «I a^omeféf Jn ei»fe^.meda4« Vt^sotros los tendréis^ señores^
eUox 4ñ eUo segurp. Esta misma simpatía., esta íntima corres-
poQ^eocia de seotiíAiento^p ¿e ideas^..<|ue nos reunia en los dias
ad^ñoi^y.por lo menos ops ba ^borrado las,. fallas, nos unirá
ig4ialBimU ea los di^ felictesy y nos pondrá en situación de,
recoget; lodo el fr,uio. Cuentq con eUo^ señores ; ^ que lo ha-^
rcif ^.j^.'$ada mas necesito, (i8a8).
. Eata l>rílli|ote eiiseuanza ocupó casi todo el tiempo de
Mr; Gulzefc desde ,i8a8 á x83o. Se entregó á ella entera y leal-,
meqle I SKI .segunda. intención ni astucia politica. Todos con-
sei}«aiB08 ia prueba 4e ello ep nuestras bibliotecas , y aup eu
el.diil podemos recojrjrerla , sin tenernos que avergonzar de
qi|fi:elr profesor baya vertido, ^na sol^ expresión viva ó irri-.
laMén De aquellas iqaprovisactones inlachables no puede decir-
4i^ que M dé al tiempo ,1o que es suyo; el examen mas-severo
ptK-euoaiHri^á'Bias qoe la conciemuda exposición del nuevo
dfdsn sooMl'y ^^^ gobierno constitucional.
-: .A fioea de i8aS habíase unido Mr. Gifuqt en. sef^'undas
Bapftosoou la. señorita .Elisa PUlon , sobrina de madama Meu-
kn , que al morir babia prQi>'isto» .deseado y casi preparado
fmitBí ,stt espeao^aqueH» llueva fortuna. Disfrutaba de ella tran-*
filamente eu medio de sus owcupaciooes, ctiando en enero de
iSSoüné elegido , por primera vez , mietnbro de la cámara de
diputados. Tenia entonces 4^ anos» y no le uoia con el distrito
deliitienx que le* eligió por su representante relación alguna
de int^MSea uí de familia : fué un bomenage hecbo á sus opi^
aioues y taleuto. El mtfmo día , en otro punto de Francia » la
Gasoalidad. diaha -tambieu á la diputación .un rival- elocuente,
uu advécserio pc^tioo t coa el cual debia luchar frecuente-
ueatie Mr. tiuizot (i). Poco tiempo después de su elección^ la
'(i) Oi|nüado IsjptiaufU^ peco ondn iangiis» (N. áéh R.)
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3lO ABTISTA
contestación al discttrso de la corona dio ocatkm á Mr« Giiiaot
para ocupar la tribana^, y combatir abiertamente los prinei*-
píos del ministerio Polignac. Expuso su influencia desastrosa
aobre todas las corporaciones importantes del estado, ^ueso
admiraban ellas mismas de verse arrojadas fuera de Ms iriaa
naturales; el gabinete impotente, enemiga la mayoría de Ja
cámara , los tribunales reprobando con su» fallos los exceMs
del poder , el pueblo amenazador ó deadettesoí En fin , la crl«
ais se aproximaba; no quedaba mas sahacion para el gobieitiio
que trasmitir al rey , |)or et órgano de la cámara- de dipéta*':
do6 , el conocimiento de la verdad entek'a ,* que sus mhristma
detconocian. « La verdad tiene ya bastante que bacer para pe^
netrar basta el gabinete de los reyes; no la enviemos^ débil y
descolorida, no sea ya posible ni desconocétia, ni equivocarse
acerca de la lealtad de nuestros sentimientos.» T votó 'isontra
toda enmienda el proyecto de la comisión. Lá cámaM fttá di-
suelta , y cada uno de los miembros qué la eoniMnian se
apresuró á ir á llenar sus dd^eres como elector ,6 a pMSén-*
tarse á los sufragios de sus comitentes* Mr. Giiícot {ttisóí á Ni-
mes para ejercer allí su derecho electoral, yodurante bú MH
senda fuó reelegido en Lisieux. Habiéndose hecho mas Doea^iJ
saria la resistencia por el cambio de situación , dufsnfe aquel
intervalo, la oposición de Mr. Guizot se hizo mas y ñfas-viiiifev
pero siempre en los límites legales , y no Vaciló eli ^ hacer 'iila^r
cribir de los primeros su nombre en la asociáciorf ptfM Tehu-
sar el pago de los impuestos no votados por las^cámiMs^'^tf^
gó por último á París para saber allí los primeroá ^faetos da
los decretos dé julio. El a6, á las cuatro de ta inaflana^ ilen
gaba de Ntmes, y desde aquel día tomó una parte aetvraiofi
todas las reuniones de diputados basta el 7 de.agoslix «Tfoha
babido reunión de diputados, grande ó pequeBa, tiiiii]/erosa:¿
poco concurrida , á la cual no haya asistido. He tenido di ho^ '
nor de redactar la primera protesta de tos diputados « y la
proclama por la cual la cámara nombraba L^igár 'E^oienta
general del reino al duque de Orleans. La cottiision iinuvíei«^
pal que residía en et ayuntamiento me hixo et honor el '3o de
julio, si mi niemoriá me es fiel , de confiarme el miaiáterto do
instrucción pública bajo el título de comisarid prov^idonal:
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DB MADBIil, ijíf
acepte ( y de consigoieote eetoy tan comprometido como otro '
cualquiera ea )a revoluoioii de julio ; su causa es la mia ; y
nadie , cuando h%blo de ella , nadie tiene derecho para dudar
de mi fid<flidad¿» Sin embargo, para que Mr. Guizot se creyese
obügado'á hablar aai en la jcámajra en el mes de febrero de
i83i , era precito que se hubiera puesto en duda su adhesión
á la revoIucion.de i83o. Y en efecto, no habia tardado en es-
tallar la desunión entre los mismos qu6 la habian consumado,
y que habían- dado rehenes.
{La conclusión en el número siguiente.)
í •'-
*> 1
Segunda s/rie.^1omóíL Jio
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3ia
■BTItTA
. ' • " y ' .
PROPIEDAD HEREDITARIA DE LAS TIERRAS.
.E.
posible (nos parece oír á muchos 'de nuestros lectores)
que en el año 4o del siglo XIX haya necesidad d^ volver á
hablar de una verdad tan antigua y tan sabida , como es la
influencia benéfica de la propiedad territorial en la civilización
y progresos de la especie humana? Qué ¿no está evidente-
mente demostrada en la historia de todos los pueblos P ¿No es
el ¡dolo de los escritores , de los políticos de todas las escue-
las y de los gobiernos ilustrados? ¿No se han sacrificado á
él creencias, tradiciones, prácticas y leyes? ¿Es posible que
después de tanto como se ha destruido y de tanio como se ha
edificado con el poder mágico de esta palabra , hayamos de
confesar que ha sido , ó demasiado eficaz para el mal , ó im-
potente para el bien? Qué, ¿no basta haber quemado, para
ampliar la propiedad de las tierras, los privilegios de las
familias y de las corporaciones civiles y eclesiásticas que las
monopolizaban ? Ni haber introducido en la circulación una
cantidad inmensa de tierras desproporcionada á nuestra pobla-
ción y á nuestros capitales ? Ni haber dado el valor de moneda
á un papel especial para facilitar su trasmisión? ¿Ni haber
afectado el precio de todas las del reino por el súbito y des-
proporcionado aumento de su oferta con relación á los me^
dios de adquirirlas?
Estas declamaciones son justas, y desgraciadumente esld
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aiticüA» no c^ ittbfkirfiino. Y» no to«^r{MM3el h|ira«in que.
ha desl^bidol 6 maltratado al luenoa, tddii.lo ^e'ab halla .ao^.
bre k sopértlcie: Gotijóramos ua Tokm qoa amenata- loa maai
^61*16$ Cnntetttod de la sociedad.
No hay verdad, por sóMá qué MI, y^lio. noreste aójela: ii
W Imfpogtíáciones de hombres i1u$09 v de eapíiritas (rivoloa y i
aidioncel qoe'hallao éü/homütaeioa alif'-dottde se froaietiao
glorMr y 1^ grtftiHid de'ftuk aeiUéj^P^tea. La -verdad , ctrnudo lo*
ca, subsiste; j loé emba^ de está' tdase* solo airvaq pava*
fatí^rla Éiaa luníiiioéii ; asi confirlftaa* la "grAvIli^ioo uáí^
▼¿MMtts que pira khpugnarlá íios ctlao ^uerpoj qoe é^ao^t
parecer éeafejati de lá tierra; ^ la 'éftaeiíllid 4l^ la asivonónifa)
los qué Bwtgiíreiit ^ porqtie bñeen vedo; qoéél mI oorre dia^^o
rHtiiéÁt%^'de on eitretilo al opuesto éé ooesird faottfeome^jfieW^
iBr«$iiM^<«bserVadobM bon ' despreillatlles , j ée h«cliOídeafin»^>
cladto; ^coandd' vieoeO'Uét vfalgó 6'élt personas poco ooiiooid*aJ»
Fetó'si bl qué negase' Ú gravedad :de dtertoii eoerpos fuese ¡i^k
bá^h Thená^, sí el qócf atacieise el sistema de Néwtoa fsáeael
Mr. 'Ara£[¿ ,''^' sil' como *bo podia meóbs dé suerdef^-^tipb -jh
oiiU% Iriciéséh cbb razones' Uh ptaiisibles, coaio 'ostVastb'sa)
iiitfrúcHoii y grandes nis talentéir;* joüto y aun ne¿-eáaríei aear
riá'énfriiir en él etámen dé sus la^rtíóne^ " • ^««f
'En poKttca^^ésth' <5cmductá es Iridispeémb^ porqae>laaK
cñealiooe^ relaftviís al bienestar y^plrogreso de las' sooUtadear
bvÉlánas no 'están Isnjetas^á la déínosiraeiod que ha daieaagrí
i^afteédátMuf; ^reue la) ihásas [iot^Ulái-es, a^fasadaí pornócaí*!'
^i(M , ana étf ^ las nabiofies iriaá'VivIKaadas; no ptteden eoaH*
pl^iiaer'éstaá 1MMt#iai;y por<I^Ué loéí^fideóif bMábrM*qiié e«
todos loa pataés tienen interés en las revuelles'tes hablan afc
corazón qo^ es el entendimiento dé las' tnnbK¿d¿nA»res, vigú^
mas, peiró ál misino tiempo instruMSilt^ '«ódidíádo en toda»/
htá k-evolncbnes , y mas fácil de adquirir 'en^itfs paitos vé*' qué
ftitiftmeniend pueden. «I(¿ner loa' gdbierttoé^i las m'éhBééc^
tfriiWélbtlraíl armas qué ISil dé Hf tBztny • ' ' * ' - ' n-.: >
Foco^Üékhpfe hace qtié bfá éspailol ildstre'y Respetable pw^
|ii antiguo y niin^a descnentido patriotisqiQ^^ IK>r. su grandp
iiiatrj|Di¡Qoy paael loable eniíiarasmo y oanMaiua con. quq
sopo aprovéchala Ids áHésdé ataiáfgiirá á qué fo cómltaoanm fé
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3í4 mwmrA:
iiaQleraMU.y'di foMlUo^^ publica un ppuíif^ri^ fobre ^l orh
gea, Iflitimd. y^Eedo» del derecbo^ de propiedad ^(i)y;>]gyi él sf .
propone demostrar esU .H»iileesa,:profio%ícion tiQiíB M91 híbwib 1
APROPIADO LA TIERRA DBTBRMIRAD08 INDIiriDUeS, Jfl 14^ MAXOR »A|k-.
n DBL OÉNRRO HDMAlfO POROe tRAM^AR , lU RL tM^iUp (¡VQ^IRR
LA RRC0M^4lttA DSBAOA » .VI. LOe IHTERBaRS PB |4)ft ASOCIADOS ^RRTAJl
Rii ARMOffÍA. Para pffpbarla^-dice est^j|MreciaJb|e.eflciritQr,i:q]Be ^
lea ooftTttlaíoiles'.e^eck)^ 4% lienipo.en.tieiiipo e|pÍD%4>'^
restes pueblos de la tbrra prooed^' de U miseria de lee cla«
ses trabaja<lQtaSf naddi^ de l#s prívacio9^..1eg^W.i)ue ell^;
attlren eo el goce del prodniRtq obteoido, y.qoe ,ii^¡eo|r]MLelv
tnabigo no cocisig» nn^ recompessa tan compleM c^m^ W^Mr
oe^ es deeir^ni^tRaa el,frabiúadorTio i^ocedel (rulo ffileip
de.ciia«|jMies» las sopied^/os buna^s exísliráo fiD.i^iij^j^iic||{|^
eterna rqna por haber oUid/vip el pripcipio dej|iie'gl JmbfM'
del booibre.es la base de^a riq«ex4i;'|ii Stnitb;i qv^^lojáp^-
diibrié, ni los ecooojowtás posteriores bea sabido sacar; de; f^.
lea legílimas coosecueocias » óonfoodieiidp no soIqi Warti^i^Jq^i
deriqne^ii^ prodoeto exclusii|o de la iodustria yde) boeib^:
con los bienes naturales» psqdiM?(o indep^díople de,Ía ^tevr^,
'veacioQ del hombre, sino estoadon^ oHiiral^ entre. sljpiífiai,
los mas célebres » dice , clasifican, entre los, af ^if ulps dfí ¡si^pt^
9R los terrenos^ al paso.^cie no icompp:e^d<íq^n.ella oirc|i do-
nes netofales igualmeoto, nfBoesarios paf# ^niijsslví^ exísteoqia
Qpno el aire» el fluido elé^tri^o, la livp^, elj^loc».^: /^O]
les dones de la nainralesa op pueden. ser propic^^ iffidÍT^«u^Í.
deinadiei€|ite U tierra. -f^.i^n don .iiotuiraf » i iv^esarb |PMK:
Buesira existeBcia inafqoe .las. fuentes , mamuji^ h^j^q/^j )w
dia.ffesvy añade r.cf^^^'.^f^ ípl^ra su umrpafiip(i?,^f¿:>J^/uer-y
zm.podm'iMa de la rutina jr de fas jfrepcupacifnes Uiifetffradqs,
jmede esKjUear\un^ ^n^maUa tan siagui^r. Los gue iifp Aprf^e^^
ie^.mi.plan fSiendp.fon^identes^ deben proponer, gt^ ¡as rü¡s{
y io$ m4r^ fe conviertan en prcpied^jffirtüffda^nJ&n resfdar«|
cion la doctrina del Sr..FlGi*oa E^tf^Bifl^: se redpce, á|.f|ne 1»
tierra es un don natural que no be d^^idó sor ^g^piado • J
.{i) La cuestión socUl , origen , Utñudy *efectot del deretío ¿e propiedad
pof Pon Altm-o HorúM'Bétrgds, MédHá IBSÚ. Jn^sni» de 'JM^ Ml¿aélde
Murg^, efdlf, de Ttiede , freiU$ é Stm isidro,, dmde sé hf^Siié.. . .
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M M ABRID. 3tS
4ne áu apropiación és el origen detaiockos maleik Laé como-
cóenciaéqoe ée este príneípto deduce son : i»* ^ne el est€uh
déhe ser d sota propietario deld&minio dirécio de lá ilefra , y
a/ que debe adopeá'iAe od plan silmde uMifructo; q(ie n6 per-
mita á viadié poseer mas 'terreno del qoe una fátnHia cuIfiTe»
'y qoe esté plan es el úniéo 0|)o|ni]tto para dar exislehéla á nb
gobierno^ paternal y fuerte , ¿apaz de hacer desttpareoer la
oicióeiifad, coñipaBerá inseparable de \^ miseria , é incompati-
ble con laé ^Maderas bases sociales ; capaa def resistir los co^
iiatoflf iocftióos de enriquecerse sin trabajaír; capas en fin de
establecer Un síetema fiscal atinada parecido al 'inmoral^ qtio
exikte-hoy én Europa, y qtie amenaaa la seguridad' de' loa
tronos y la tranquilidad de los pueblos.
Tías medidaií prácüeas que átón^ para llegar 4 efecto
' eite pf óyécto sroh f i.^ tmA ' lby por la • qvk se oístítARÉ' wr "¡L
'^TADo ^RJrs Dtí¿cAé Tá rÁinéb ti« ^ii eóiiüRA m ^yWAs Las
TÍBáRAS^I^Díí LOS i»irorikrAiiibs ^uiaiiátt énagi¿«ar; t ^í^'Ila con^
'cilSlOír LRGISLÁltVA VE UNA SU^Á tÉftñUií^kbk , CON EL ORIRtO líR
^^EtL tíoÚEntfO La'RMPUB'AltUAtMBirrS BN CÓUPflTAR BIBrBS llAI^
CÉsVoCK^nBBBai ARÁBNItAr por ITNARtENi^A, MAS BtíM HOOÍBIIADA,
''OüB suBitiA. • ''• :• ^••'* •*•.',• •"'•'•.<':
Pbr consecneiicia débd eirimina^ en 'este'afftíeutotnn .-.
Y.* ' Si Ja circun^ancta de ser la* íiérra ub 'den de- )lr Mh-
iaiAtiá' sé opone á su apropláeioik ','y ú%é hallk eiBie jpoderosío
agente de nuestra riqueza en el casaderos miaren ^ies'rios, r
los otros que. cita el autor déf la memoHl.
2.* ' Si la propiedad territorial hereditaria ba sido Tetftajdéá
ó peijodtciál al fomento de la riipieza- púMícay al bienesrár
de las clases traba jaddraik '
'V Si seria con réntente , dado qué ftiese posible, que él
estado adquiriese todos los biener raices de la nación.
4.« $i por el método de usufructo queiM propone se ob^
tendrían las Tentajas que sé anuncian, y sé eviiarian los maleé
que se lamentan*
5 . • .' : ■ I- .. ' .. . í\\
I. '•'.'•;. .|./|
Ln tierra es en efecto un poderoso frg¿n(e dtt ln taatúi^alett
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-que «1 hotibre nproviecbi^ p«a adqairíi* los ol^tos de qiie,iie«
ewia pera le w^faocio^:de.6os ^^c^dede^ El ^ire, le luz,
/el calor, el agua y otros coetpo^ ÍA^uyeo sohre ella , y pro^
.moQven la. TefetaciQn.de.Us plaotaacon f^^e nos altinentaiiios
y vesiimo^, y c^n qaeae'alimeQla fn.ultUod de anioiales :^^í-
íes. Lue tierra» na« ofreceo ájr,t>oI^^ y. coateriaV P^^A I^^ ediC-
.eios, el^agaa.qae bebemoe, el hierro y los.deijaaá metales tan
provecbotpe jierA Ipt ptogrespe^de la industria ;: sí biea todoa
.^»(os biefiea serian de pocci uiilidadt ai la mano del bombfe
éoM dirigiera eu la prodMccion,.y no l^ubieratriuD^do^á
•OGetaj ;4e constancia y faprijGcioa ^ que apenas se comprendeOt
de Uh ohpi^cokuf qA<e )a<uturalee9> o^isiW opove 4 ]^ pregue-
cion de objetos tan preciosQS| . . * . • v . J • *. r ,•
Pefo l9/epropiac¡90 de l« tíerra^qpe las leyps y la ooftum-
.bre ban cjop^rtido:eQ defe^bo ft| .t94<^«lpft pajs^ .p^yilizad^
.90 prdo^de de que lea iii^d<>o.de.\a ttatp)(ale»it Mi .e^ ^r|o je
opone ]tamp9co.á,l^ apropiíicion. £1. aire atmostérioo indispen-
sable para npeslra exislenci§.; el ^ealpr y la luz del sol» qi^f; pf>
.lo «oA.metipa;^ la electricidad y otros ct^rpos y leye^^del
psuimIo fisic^;» son también, dones de la naturaleza ^ y sii^ ^ip-
bargo no pueden reducirse á propiedad. En qué consiste esto?
£n un^eps^mpy MnpiU^s.y.cuyii ioiportancia es qnuy eztra-
^ ^ bf(y9 oftoitffdo ^ ilosfradp autor de^ esctiio.q^e exapi-
.naip^ EojMPe jHf..4<^4 RH^ f>ír^^ la naturaleza bay. uni^f. ^ue
exista jsfi ps^i^Má^fl ÍHmc^., y ^p^que la tnisma uj^ti^raleza bia
beebo alarde de ona.f>fx^£u^ioq sip. límites^, y bay otra» n^as ó
^menos escasas, y ^i^lrf .ellas ^Igppas.eii^que al.^arefer .s^ ba
.mostrado exfsesiffimentje meTquína* jUpa agenies de; 1^ i^af^rar
leza que existen en inmensa abundai^cif ,po pueden ri^ducirsje
jf^ propiedad , porqDo de becba los jppffífj^, t^dos ,en upa canti-
dad superior 4 si^c;c«^ídad9k.[^p^9 ^I^pmedp tifnqien,fj>up-»
il^nci^^el aire de^a^ necesita, pa^a.^^ respiración ;.oadie pipede
44c.ir, á otro v^.^ ^^^¥^*^t 9^^9. ^.íl^^ff. n^eesj^as €J¡ earr
elusivamente nUa ^jr tú perecerás si jo no te cedo.^f^a ,^rte.
Lo mismo sucede con el caMrico , con el agua en la mayor
parte de los casos. Hay tambifii otras cosas, que aunque no
existen en tan exorbitante abundancia como el aire atmosferi-
VtAjM^fi9^ P»^^ teducirse á propiedad, ó por su grande
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oy.iUPmiB*.. 3i7
€iiftUi4;;ó:(ioi\liMi NMftpeqaUeft^dificiBJiUi^ (fie iqiposibilUaii
jÉ.(MMftíoaiexcliitif« d.e jellas» ^io la cual la propiedad es una
.qéiniéra : ulea ate J09 granden 9H»res j mucboa rioa. Son
*«sloa hÍBDO.comimea que'HiJAwn Uidaa loaqu^ pm^en apro«
mocharse, da. eU#«*
i* 'Weró las' lifirras. no afi. hallan en eat^ caso; existen ^n canti-
dad Umiíada, y Jas tjerras CértiM.mafB, j las tipf;ra8 biei^ sitúa-
d«8| yJaaqQeipiMidnceo fruipá rarpsj esquiskos ro^s todavía. í)e
donde j^nlla-^qtla no lodos porfíen tener üerro^^fi sjA/yolun-
tad 9 ni tan fértiles 7 de la clase que desean , ni ^n J09 puntos
-eh 4iÍMÍ.pifid^ la rbettigoif|ad d^ cUipa«SQr las».af|^c¡p0.ea de fa*
inilia , por ib:f roxioaidad á grandui ^poblapiones, y. por otras
eanaaa Jas afMácaen* Pút eonaacMi^pcia. tales tierras puiedf&q ser
dennos 7 «0 ser de ofrAS, y dfi^d^.este moinj^o la, propif (lád
6»posibki^«i»iqae á«Uo pueda.v^n^rse la consideración de
-^am eakiD don de l^:iíaluraJWaa. .Esta. expresión bien pa^ditada
^'WO'sIgirífioaotracóaai abi» qne,i«l planeta .que bal^ii^aipps es
«bai{)aiite delínHindofíaie^iflfi cuya formación el boinbrfi no
ha tenido |)art«;álgiimf; peiKl no quiere decir ^e.p^odo aÍgi;^no
^qbe b|s pasl^qoe lo cooaiitíUj^qiii^e^t^p^caQ. en'/aifiiC4)ninn
é ipdasikil que Jo babitkn; «u^pd^) ^ \k^ Mdo.la y^liintad d.e
Üsb^MÜidénoia, k ba;htabo. Tpdosrtii^n^n airet ^e sobra^; todos
•.di8fircAa0'aeg1mios^dbferen(ea.pajpe|^ del .calo^ 7 df| la luz del
-a^luNDi ipdop>tienea mÍAMi^ oro 7 de brillantes* Si estás. y
'Oiraá «oiiichastfiaBas pcepioaas eiu^iíeaen ep cantidad Uiniitada,
lalea dopib so valdrían .nadai Na, babrja idea de propiedad, y
Uaiaidadjel hombre. ndraeHaiiftiatimi^.d^.U de laspIfíiiMs de las
. Pdffo diceel Sr. FlonU »EiMad$ : f>si ^e^ jU.. apiuaíi^ad u^a
'i«4aaé d« la laociédad tratara de;a})reipÍ9Lr8e .las. fuentes v los ^^ns
•¡piloa atajea, 7 loa reatantes; ¡ndirídMOs no pudiesen béber^
'-«peMar.ni aq^agar^-ain: pagar nú^ rflnta/d^. esio^.dpDf^ n9tu-
'üMiIea,¿se folarariar una Qsiik-pacieo:tañ escandalosa ?•»«• Loi
««qoe 00 apr«dkn ini'flñ:, aiado ooffiigaienie^ » .dfi^ben pror-
«tffwii^ iqveiotfirioa 7. hia másaa^'ooi^iarlají^ e^:pff)pi^ad
'»pMJc«[lar. ' ..:'••' ii . í • ••,:! • : ,^,:>r , . ,^J
í Btt'pi^imer IngsrpMde cont0stnrse¿¿y «á ows^n^enci^ de
iqlropíatÉe un nombib Ihnliado de iodívidiMia ifo^f -^Ofllf^ , los
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3i8 ftBfim
t\o% j Io6 mares, 'réáirit«86 que H jkiblMfbtt ktmn dt mm
tuviere' agua mejor y nkas ifbandanle » mayor- y ma
peáca, y navegate óon itiát aeguridAd» leüéria aala poblacíoii
'motivo pái'a quejarte? Pues ésta* es- la cttestion. Sí k' lierea
perteneciese á todos, si no se reconociera y seTesptCaní k pao-
píedad hereditaria, ¿producirla la inmensa canlidad de lb*uios
qué produce 'en la actuaKdad? ¿seria Id poMadon mas nume-
rosa? ¿la que hubiese gozaría mas? Estos son los puntos que
deben examinarse. De otro modo es imposible salir de un cír-
culo vicioso.
Adénias los que deflendemos la proinedad berédilaris 4e las
tierras áo somos inconsecuentes, porqfie no : propongamos la
propiedad de los mares y de los rios. No podemof proponer la
jpropiedad de los mares y de los r ios,' porque semejaBlefire-
puesta seria un absurdo; porque los mares y. lea ríos no per*
'mitenMá propiedad , y porque auiíque la permitiesen la secif»-
dad' no encontraria quizas motivos de verdadera utüidkd pata
¿áñciohar este derecho. Lo contrarto^. swcede rea^ieotO'de'ka
tierras ; y por eso lo ha sancionado y paole^idd.
Pero hay mas. No es tan cierto como se supone qne »Ipa
' ápnes de lá naturaleza que se dian» sobos todo las loentasy bs
k^jos, no estén reducidos á propiedad pariiéular^-A éUa debe
'sujetarse todo ctianto sé puede » cuaiido eoaiTÍMewi MÉtohu .
fuentes y manan tialiescoríresponden en toda EtirQ|)á y rm náes
tra faiísma España á lói particulares que lea kan ¿•niiiado, y
sobre esto ea todos los- países agrícolas hay una Vgislacieii
mas ó menos perlkcta, sin éxcliiir<el nuestro^ y la {^piedad
de las aguas iluminadas es una de las medidas mas eficaces/^i^
Tá mejorar la agricultura éh los climas secos y ardienl;es. A
^likrtíc^lares corresponden^ las aguas ifue riegas < les fisraees
campos de Lorta; é pariiculares' corresponden |as úkioMÉiei»-
te sacadas en Yecla y Jumilla; ú porticularea pertcSieeeB las
que «ralban de desciibi'irse en Fortuna; y á parüoulareSnMr*
responden en fin , las ^fae vierten laa feénlea deasiicbos pae^
JbW Muchos de les< que lleganiá ellaa y sacian slu W» y 1^-
nan sos vasijas , se figuran que el agua es gratuita, y qm no
pértiénece ár «íogun pairttcalar. Muchas ;voe¡^aise eifgiffiaii; el
agua qUe beben "útúé su dueño: el vecindario samsnialn^ loa
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foitdtii'cbtir''t}n«8e'0oiní[yrD; y si^^asi no fuere, prob^blememe
Mío^titfbria agtja •en el pueblq. . *:. . ' , ..> . j
•Témpooo es exacto que Ui aguas: de los ríos pa pfcrteoez-
cáñ á pai^ltcúlanae* Los ríos no son mas qae fuentes ó mauan-
' Ikiles «as abundantes , ó el agregado de muchos roananiiales»
Enr los países báfbaros y atrasados es. donde las agaas de los
ríos no .pertenecen á nadie. En ellos- se van^ji^írgeDes al mar, y
solo sirven para devastar el pais en sus avenidas, y llevarse al
Océano las tierras que deberían fertilizar. No sucede asi en
los pueblos éh/ilisados en que se reconoce la imponencia de la
(ifopiedad. Elf ágná se utiliza para los campos:. este derecho sé
(Mfmpi-a-en'mttdiejB casos^ y la legislación lo sostiene ^ de modo
qiíoíen perjuidódel poieedorningün otro puede. aprovecbMfllaf.
ag^btk* Ef inistto derecho se concede á los qtie coostrilyeA iih>^
moé'J mmtUttm. ¡Y e$alá «pie estfi legislacíoé ie regulariz^af
eii tiii^tr'á'^páilal Las ventajas seríaii inmensas. Muestra^ lo?
yes en ésVe ptltttd son incompletas y defectuosas.^ y en mucbot
pueblos nO'hay otras que* la* prácticas tradicionales de, los ára-r
bes. Bn la rieá huerta de Murcia hay tiertaa qne t¡ene6 agua
«in tasa, y i ta •ieímedjacion hay otra^ aL. mismo nivel y de
tan btietia'*ealidad, 'que no tieneo otro riego q«e el del cíela»
"^ 'Ló¿uHk ierfa' pensar en r^ducit : á propiedadr particular Íqs
gi^áñd^ 'mares, cortio el aTl^ntico y el pacifico ; pero en los^laf-
gétftn los nkares de menor cuantía en donde la topografía
del fla'Á ayuda tf -ioíeHos gobiernos , su navegación- no e^c.taii
gtoerál y tíiil-ltbre cojn^ Be supone, lo oual^ es* una nueva
pi^tífsba déiadociriiía que hemos* establecido. Una pofenüStlL
níai^tiffié^ ,' db^tf'de Gibrahar y de la .eoBla ol^uesta , podrjl
tín' grande tiKfitaliad 'ferrar el paso tlel Mediterráojei)^ y laeHy
Ctada al'mtfr negro ba dependido sief^pr¿de la ivólilni^^ del
Stllían; •'• •• í 'y- ' : :• ' íVk
' Me he deténfidoéÉi estas iudidaciones, porque ipo es sob el
ffpredablc'aütor''de la memoria qoe examino el que hk acu-»-
todó dé ínéoniecXiéntía 4* los defensores del dbrecfao de propié^
Sád'de^/ás'iitfrresi Si'otíroft agentes preeiosoe de.lsi Aaturarleaa
fio isé.iiatüyujéfMdtV á el , ha ^^oosistído en que o ate ei tutelada
fabundami'ta'Uo'kl'ba períflUidó, óienqueno^se ha isreido opi^
veniente apropiarlos, y muchas veces en una y otra /eausa tti^r
Segunda serie. — Tomo IL 4i
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Sao nSYMTA
nida»; peto cuando estos agenies exÍMeo-en ct^nlflMMnMf^
da, cuando de reducirlas á propiedad resuU^ •^Me^apti .^iHif
productivos, y porcoDSeoaeiiciac|ueaumeD|an la riqueza pú<-
Mica^ á veces de uq modo prodigioso ,. las lef^.qil^ la esüf*
biecen y que la protejen son justas y digiías. dft¡ldft S^^^^M^
ilustrados. Pues estos cavalmeote son los r/Mult(tdos: dfL(^¥^
cho de propiedad territorial. .%, .» ¡ .• .,
Pero afttes de pasar á probar esta verdadübeiiéfica, .^qhi^
bacer una observación. El derecho de profif^dla^ jArritorJi^L
puede tener, y de hecho tiene en la niay^r p#ÍHf>ff|^lps^{)a4fif^
restricciones. aauy ¡mporuntes. Pjuedeo^poseki*,tÍ0fKifBi^ ^aíÍ<H
ióft'páeblos, las corporaciones, los particulajrfís*. JSaiii qp^dó
fAtítihos que el derecho de propiedad en #lj(7^^YMt ^t^<4^
municipalidades, y en las asociaciones re)i^iqsa#!^TcÍJvJi^,pei;^
judica á la perfección de la «gricuAlura y por,^p^eQM9nG4a.al
progreso «de la riqueza pública. Por. t>(ra{)^tc(, U.cfafHdajd^y .el
desee de conservar el lustre de oiertas faoiMUas; viof^ula^ijo ep^
ellas una gran fortuna y han dado oárgeo .^éls^ legislación soK
bre vinculaciof^s, mayorazgos y Gde^pomÍBQ^, G^m^ifli^raciprT
nes de polít¡ca> que ni tengo necesidad-jdeaprol^Hf ^fi^jfon-
denar en esle momento , han dado.consisieQcia^áve^f^iilif^ijiff
ciones , principalmente en los gobiernos if^onárq^i^cqs ,i.eii qa^ií
se ba creído necesaria una aristocracia. t^^tf^rjial; y, f^^gua
para defender los derechos del trono^.y fambiei^lfsi,d^|..,p^)^
iilo. Nada de esto hace ahora i mi propósito;) ^iN>9P9.'^P11H^rT
éo menos de observar^, que si la excesiva 'ac;m)|i)aciim de,.)^
Tiropiedad territorial tiene en efecto graves i]|hMVj4pii0iltes,cga
especialidad «n pueblos, pobres , y regidos ppr ;i|iaji94,leyes, .ia
división Himitada los tiene también y de mucha cuantí^. Sf^^
cede eu el' primer caso, y esto lo acredita U'^isiofia. de. todos
los países, que no hay brazos pi^ra los ca)mpos»,:y hay , ej^m-r
píos en el segundo, y esto está en la n^t^^^le»l bi|ii^na*, qo§
«90 hay campos para los brazos» Poca pob|acioa y,:fi)4kcjiM^ivo
^cuando la propiedad está muy. acumulada; e^^^iira pq^acipif,
««oqttefM>r lo común aventajado, c«lUvo»:PmiHJÍo,b|,4iyífipii
tlela propiedad no tiene limilcs. .. j. . i,, , ,.,...:.
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0|^1tA»ltt& Sdi
-^ í^ero el Sr. Flém Estrada no se ocufia de estas ettesliooes
láii'CÓiitfbvériidás entre los ecotioaiistas. Se ofiinion es que, no
haya píro|>iétarioS' lerrUoríales , tii. ime sokrVifoe el ÚDÍ«o^,<íelHi
8et*iel Estada,' y qtie los d^hivadores todos, sean. arrendiMíaisHijis
d^ifriisoMí Estado.
:j >|^ot' Wf^eiptteneiaitvoy á examinar el devecbo de prapiedftj
M moéa mas amplio , el mas. popular, el que hf^sta ahora bJBi
stfMdo'tnenos impugnación^ ^ el despojado de tddas W. ¡DS7
fkneisttes góticas , el que se crfiserTa en las repúbUcas mas d«i7
tttohNMeas^Yo supongo que lodas las tierras de ixif pais soii
á^ú'ílmi ebagenacion; que solo pueden ser adq^uiridas por me«-
di^sUícttbs , y que sos poseedores pueden disponer Ubremen-^
te di»' el las para después de su muerte. :
• Bu* ^1' párrafo precedente solo be beeho meiicioa de un(^
eírcmf$tancia,.eD que se diferencia la tierra de otros dmes
naturales. No era necesario mas psra el fin que me proponia*
Be propósito omití otras, porque así lo exigen los límites d#
eate-^^ríto, y porque este es etmoinenio oportuno de bablas
de alguna^ de ellas. El aire, la lus, el cabur y el agua, son
ttb54» dones |>erfeotos; el hombre no ha tenido oecesidáid de
tA^iótsT muchos de ellos, ni propiamente hablando, sabe tam-v
p<k}óf baoeiió. No es poco, que aunque tarde, baya llegado á
eonboei^ que no son elementos, como lo creian- nuestros mayo^
re«> Bl^ire atmosférico es el mismo ahora cfue lo. fue siempre:
el botcibre ^e aprovecha de él para la respiración , sin mas
trabajo que el moviinienio natural de los paknones, y sin nior
g«na preparación previa. Lo mismo sucede con el agua cea
'qti0 sfNiga su sed , con la lus, y cancel cakír»
"^ Pbre la tierra no «es. asi. Se engañaría oracbo el qae>para
ÍDrvtésfiffSr la infloeucia del derecho de propiedad ea 1^ pvo^
fgmjfGü 'dé la cifilieacron y riqueaade las isociedades, creyera
ifieias tierras producen expontáoésmente Iósl olivos de Ant-
-díAiiela y los naranjos y. limones de las hucetas úe Valencia, j
Mln%Sa.'Pata ^nocer' la in&ueneia milagrosa del ..derecho- de
fVKlpíedad», no se hade ir primero á Francia y á Italia; AI^í
-jfW'erftá haeho el lAÜsgro. Se deben visitar antes paises, feraces
-sl^V 7' iH^ti situados', pero vírgenes, que no han conbeido
imrioi^'la mano del homl^re. Tales son muchos tenrenos del
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«ontiáedia de América*, deja oueva B/^wdf^yjf^náeL Nor«
te de Europa^ AUi se verá lo 4}ue es este doa de la naturaleaa
qúeUáttto sé eDoomUu Lia;Tejetacion es grande, y log^fiDa, por««
q«ié ks tierras vírgenes se alimenlap adenas^^/i sus pfopias
producciones; ¿pero qué producen? Bosques íaaie<iSíNi<éil|i|^
éetrablesi' cónraíAOseá para lasiiiestias feroaes, y pkptasiDÚ-
files, coando no« dañinas, qoe^ es* lo ooioiiuaw Las agMs
qne desícienden de los montes, ^eienidas en los ierrenos kCItrrf
dos, forman lagunas 'y pantano^» infestan«k> el airfe e» aii e^ar^
poragcioa pútrida , oscureciendo al mismo tiempo ia eimííafera
con nuves de insectos que amenazan d^ muerte al , iMrtlbre}
los rios y los torrentes sin obedecer eo-^su curso , otras ' lejrcis
que las de la naturaleza, destrojModolo todo y como haeíb«-f
do alarde de sus extragos ; insectos y .serpientes en sos in—
lAediaciones. En las llanuras, -fieras de todas clases ,* yerbas
venenosas, y las pocas útiles. de tan maligiia condicíoaf que
BÍo es el menor de los prodigios del cultivo baberlaá parífiea—
do desa natural malignidad, y baber conseguido aplioarlas al
socorro de las necesidades y á los go<íes del hombre.
El grande esfuerzo de este, el que prueba su destello de la
divinidad, es el haber triunfado de tactos obsiáculos. So mano
poderosa ha abatido los montes bravos que hacíais. iDsopo^*
table el clima por la frialdad y las incesantes lluvias; ha dea^
cuajado los eriales, ha arrancado los grandes. veg^Aaled que
de tiempo inmomprial los cufati*ian , los ba limpiado de yerbas
y animales nocivos, y los. ha entregado á la agricultura; ba
puesto en seco los pamianos y lagunas, y ha cM^iertido. em .
prados y Jardines deliciosoa las tiaras .inundadas antes por
aguas corrompidas; há aplicado al culii^ro laa Udeiias de las
naoutañas, y en sus cumbres, cttbieyrtás afttes de eterna dí»«
ves, se alinsentau ahora numerosos rebaios^ Aun los bosqises
no son ya como antes del dominio exclusivo de las -Seras;. «I
cazador puede penetrar en ellos |)ara.pec6^uirlas y ejilerilii*^
Harías, para cortar la madera de que oeeesita ^ y patli. plantar
y dirigir la vegetación de los árboles q^ae mas le .<H>ityiepeiik
Los rios caudalosos no soo ya torrentOB. ;4«liM^utlores; el bóm^
bre ba corregido su curso, y sus aguas ^e> dirigen ménsaosen*
te al .mar, sin chocar con loa obstéouloa que antes laa. derr»<*
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P^» ^ Jof ^hiy^fii xial^abi tablea. Par# .^yUaif. lo^ ,.?Mra^Qs ,^^^ Jm
fyeoíd^jf^^bi^>co|ij((ruido di^uei^ y male^qn^s. ÍSe le^ ba j^-;
grafljlg^.ea.ioi^pOü^^que.sé ba prfido conv^p^ijitc, y .p^j i^p^
dio, 4^ f;(e<|tt¡a8,j[,3qapa)e8 se ;ba laQ>tiiídoel rie^o de los pam-
Pf^ea^los.dus.^ que el Ut^^rado.^ Q^cesita este .^5i^f%>^«.,a|
n^iaimD liempaqp^eiuijiL servido para ^t tr^sj>orte^ ^^r'^^ PT?^ '
ducfoa, ^cx^nQpibMAdQ.rpmensamente. Ios-gastos., A pesar 4e la
VioleQcia.de las fllglli^.se. ban cgnstr^iido jpu<tnies.^i^a^pj^ficqa
aua «obre los ríos mas caudalo$^os,^e lian edificado |^ufrtQs f^
otra^ Qbra9k4ní)poi:UatV& á .sus orillas. Para la .conduccjo^^d^
los .prod,iPieLÓs agrícola^ por tierra se han construido carretera
que ^ktraviesan el pais4Mi todas direcciones. De ..fste. niodo $^
ba rqnpejortado. el couiefcio, y se ba sacado de la^ (iejrra^.toda^
laa ventajas que su feracidad y ^iluacjion permitían* £I.ri^uL-,
tado natural de.taDtoa esfuertos y ^lejorás en las ticrp^ b«j
aido el esiabbciini^nto de los ciudades > el fomento de lai^ ^r^
tes, el cultiva, (le las ciencias, en una palabra^ ,1¿ civilias^^c^
y la riqueza que tanto nos admira' ^n los lienspps podernos, r
Esia ligerisima reseña ¿asta para coQoqer cuáles ban .sjídii^
los e8fuenm.de la especie humana para'aprovecbar ^ que j^
llama* doq natural de^tierras. Ha sidopr^iso luchar coo.él ^
brato partido , desfri^ir sus malas inclinaciones ^ y dainarJUw
Mmp se piydier.a á un toro bra;vp ó á un caballo o^^ril. . j ^
l^xamineiBQS ahora de quién ha debido '$.er jel premiO};,.cmc|]k
ha sido en lanías maravillas la influenc¡¡a 4<f 1 derjechp de pro«*
piedad territorial. • / t - ' ' " » *
Dicen Jos Qc^npqiistasrty á,mi parecer con ..mucha razón,
queeljntefés dp la' sociedad está. en la* .mayor cantidad, dt^i
producto bruto^.XiO que interesa á la poblacion.de dp p^j^ es
la abundancia: de las cosas Q9n. que &a(ji^fai;e f Mf , n<tc^^fules
naturales y fac^cias; ie iateic^sa que ^ jn^H^tjriil Ifpffi^f^ ;}p^
capitales yilmtierfM pro4u3ícaí|,lA «¡Ujrpr.p^gfid^i^ld^ oljjip^
s^l^jF 7 ^1^^ ^^ tamb^ la vfi^yM; posibl/s lautilldi^id dp mí9
objetos! Eo ua.aiio es^so los posee^c^es de If co^ecjb^ P949f4A
^llfrenjsl alto (>recio de.l9s jtr^los una.con^ié^/^j^ de su
peqoffia cantidad,. y tal v^ una ver4fi4^^;g$qBi|qͫu J^
ino suiede guando q«Ba8«i|a los [tfi^ttctj^.^e Jasi ^f^, y 4^1
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3^4 nls v-fftTji! '
conx^rcíó/Bh'sffaacTan'^láQ dfejíIbraMe^lgonóa «fe etirlqtiec«n,
fíéVd teenriíjuécen á coka'de los'éaódín^bs Bé IÍi^ áemás', y' á
veces ¿ costa de calamiaadcs tirrépái^ébtftV 'Etf '^afciA^
n^va fcofis^blá i^fátu^a j iá ¿l¿(Á;ion ;d¿ pjjfh^'d|#''jo8'%6¿su-
in1dores ; es níay'ói' el' núttiél'o de'iós qtie'j^záD ; nfá^^ir iéi iiii^
tnerd'delo$ gonces, mayoi'-la pomac¡on;''faie]bt'^fa saltid-pñ(í4
blílá/y mas s^gü/óel respeto alas le^cs^y ál'dfdcn'iidblttd/
*' fielativamenie á 'la ' agricultura eribteré^ 'dérnáeMo, y
por conseítiuencia el del'Gobiertio, está eíi iq«ie las tiet*t;ás pfo-
duiícaa la mayor cantidad de frutos ^ y de Taríás ' éí^iedeis^
Cuando el clitna y la naturaleza del terreno lo {>émiitBfi'; y
éiempre los de mejor calidad. Eitá' ititeresado el p^kéMo en qué
Sean muchas Tas tierras cultivables, y pbr consecuencia ' en 1á
desecación de lagunas y pantanosr, en laaboKcion de las le^^
yes que directa 6 indirectamente mantienen los cam|)ós er¡á-i
. les, eii la cotist succión de azequias y canarlés*qüe facflitán ttfrf
fiégcfe' periódicos^ aseguran, ó por" lo meno«' reguTarizaii lá
di^l^ualdad de las cosechas y la variediad de los pi'bddrctos.'M
la abolicioA de los barbechois y por to niisilio en laPáltbrWatfvá
db las cosechas, en la pefreccibii de idsr instrume'ntds^ y krtefac-
' tos agrícolas, en la construcción de diques y niáTebbnes qtie
jVrésérran las tierrai y* lo^ serhbrados de los WHgBsfdfe^fcíi
forVeñlés, en la de azarbes indispensables para purgarlas tlfepl
ras bajas y pantanosas, y en general en todas lars bbiias y étí
ra protección de todos los medios físicos y morale^^ que ''tien-
den á obtener de la tierra el mayor número de cosa^ y de la
mejor calidad posible. ..;:*■ .. ;I-Mtj
•'*' Pero e$''tííenester ño olvidar, que el empresario y él ejecutor
áe tantas y tan cólosíales obras es el'hombré, y q'ü'e lio'ScF-'Ié
pnédléiobf^ák^^á que las haga cuandb no le convienert \ por 1&
peWubd68 tós^triWfcy'tie(febaHc«'pára'd6C¡rf»W »• IfeiT qufe
6tíMA^<Wmpléa'ból^^st«! tifa éHcácés cbttfd «Itei^él^MÍíptfi
aÍ4tí>dfeiWner, el 'Gobierno ^otiute[)re-cóir «ü défc^l .¿ut-ntío
"' Áfbrtirtiadamrenfe este itttcr¿í''nt' puede iséi^ hia^docrí'ta'i
lAM'fihnitÚóJ'Eí él'déteo de gfbzttr y' de- m> fauFrír , r^svtllfeiéé
¿eeesari^tle la admirable sMsiMIidád dA hombre j;^ k iMe
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del rQuioda i^ral-» como, h ^faYÍté^jotn |,o §9 de^ miiiidQ fisi^Q.
]^QfC¡ es ni^nf|9ler (ezcit9¡rlo oon dispemimiepio, porque de jOtr|^
pA(]fio. 10 pífele, conseguirse el fin. lostÍDtivQ, como única iguiá
d^ la fi^i^dacj^ Rumana, e$ infalible en la majror parte dé,1as
of^uor^pQ.^^ ^ . , ^ ^ . _ "^^ . " .'^
^ . jEptpfi sicnples ín^ipacipoes bastan p$ir^ denapstrar, aun cáan-
^,la ^stor^ ao«lf> demostrase de un ,pioao l^n evidente, oue
^f^.pl derecho de propiedad territorial ,^ la ac[ricultüra no bu-
j[)jpra, podido baeer los grej^ides progresos que l^a hecho €^ las
giajcipu^s modernas. Ini^il ^s.e^pe^^í- [{{^e el hombre ha^a^'^ástr
tps,^ameqíKi9y,4^ q^e no se,pifQpííFJe;con6eguír^^^
|ed^i<]pft,á;l£(.producc¡eix!de pbjetp^ cuya utilkfad no huede
distrs^f .e|:^,pl corto, periodo d^j su v^da. Éí.desa^j^e jl'e las la-
gpops^/la, construcción de caiía.l<í>*|Je; riego ,^ y jilra^ muc^^
obras exigen capitales inmensos deiqiie^no puede reintegrarse
*.^9^ ^^ ^ÍS\9^'\!f ¿íanlacion de bosqdc^ ^ de^miwhW^^
ses de arJl)Qj£Klos,^e .^aJlaq en el m¡6mo caso." Acaso los nietos
principian a gpzai; el |rulo de ios ímprobos .y cos^osps sacrifi-r
» posib^eineQte ingratos, se aprov«
.^^lia sido, pues , preciso b^u^car el interés del hombre', nías
j^a fU<^,. cc^p Iof« npmí^res 3e,pieridLen en Ta potrezarSe^W ha
|l^f'n^^j^o^enJí)kOp.b€9,pai9es cond^ á sus nijós para
ilW/ VWI W'fti^?íip\^W.P*}®4»t salisfjicer esta pasión 'variidpsál
j^Píftf^^u, poatjprida^F. y f o. economiza los» sudores, si sabe ^ue
]|f^(^iiyi^ifle apijovecha^ sus mas reinotos nietos. ' ^ '!'
.r , ^j jips. Iegi$ls|dp¡re$ 00 hpbieran| apreciado cpino se meteceii
^stos pj|;ecbsos.re^t^s ^.e][ corazón' humano, solidos lund^^
pij[^i)|ios de J^¡ sociedad, ;9.U^ tierra estaría inculta, y la ínisériá^
j^^ebilida^jlj jj^,jU.bfrWrie,rp|n2^^^^ ahora reinan.la ri-
qffl^ » la, fuejrw y^.la ci^filsjci^.n, , * ' '^\ • '
.1 i : iH"« 6?/")^^^. ^*^^^?f'^'* podm^ escribirse 'sí acudiésemos á' l^i
^^tf>^iafapMgjifaf,y.n>pderoa para confiripaar esta yérdá^! Ixi^
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3a6 AKflSTA
Vüi conciben tam'pbcó ef principio Úe justicia etf ' i^ue* pnelie
fundarse la poseslóii; perpetua en deterniinádas familfas. Ellos
son los que comparan este derecho ¿ la propiedad' de Tos Hos
y' da los mares. Las mejores tierras del mundo están destina-
das ¿ pastos naturales. No hay un gefe entre ellos que no ten-
g'flí un tesoro inútit, ihfnensos ganados y enjambres deescla-
vos! La' propiedad y el cultivo les babriaii hecho atiiablé el piís
en que nacieron , y habi'ian amansado su carácter; pero la ocio-
sidad, propia de todos los' pueblos nómadas, Feroces como' las
fieras' con quienes están én continuo combale, su escesirá
tnaltiplicacion, su afición á las riqueitas, que río quieren crear'
tes, ha arrojado muchas Veces sobre los pueblos ricos y cirili—
zados, que han sido presa , y hati sufrido por mucho tiempo
éTyugo á.é estas líubes dé'hómbreé desalmados; llamados bar*
Barba con mucha propiedad*.
'\ tuanjo la cria de ganados no ha sido la ocupación exclu-
siva de la población , cuando se'hdrí prfncípfado á cultivar los
campos, la falta de prppiedad ha 'sido una de las causas mas
poderosas q\ié han imposibilitado lo^ progresos de la agrícul—
tur^i En esteiprimer periodo las tierras se sortean anualmen-
te, ¿y qué ha resollado ? qué en vez de cuftivarlás las han es-
quilmado, que cada año ba sido preciso sembrar tierral nue-
vas, de'^onde nacieron los barbechos, y'otramúltiiuddeprác^
ticas Viciosas, que tienen oci'ésiis tas méjóVés tierras.^ y coúde'*
nadas mucba^ de ^Ilas'á' una esteriTídPad eterna.
TT sidescéñ'diésepio?' á examinar todos loé niMiósde esplo«>
tacion conocidos , en' cada uno dé ellos' bá7laViáh]6sdettí(istrai>
áa la misma verdad. Ni la benignidad'deF'cIitní,' iH 1^ ma^ ve'ti^
tajosa topogriafia , ni la proxinfkidad á'tos maréá y á los grandes
rios y aun á pueblos industriosos y ricos, ni la' fbrt'níéFád "de
laá tierras, ñi él carácter y luces de los habitantes; etl'una pa-
Fáora. las nías ventajosas cirduñstanciáS f'tbUVs 'los dotie^ de lá
lí'aturalezá son poderosos nai'a crear b' rihtfézk y^lá'civlli'zabibn
en páises, en que no se reconoce' la' propiedad tei'rilórial , y'étt
gjuq no se protege; porque rc^córtóceílá , nó respetarla cónib
páisei' en que
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peta, el derecho de propiedad. ¿Se quiere un ejemplo de esta
▼erdad ? El Asia menor es uno de los países mas fértiles de la
tierra, pero en el Asia menor bay malas leyes» y se respeta po-
co la propiedad; pues el Asia menor es pobre y bárbara. Por
el contrario en Holanda bay buenas leyes y se respeta la pro*
piedad. Eo Holanda bay nracha riqueza y mucba ciirilizacioD.
¿Y qué es la Holanda? Una nación arrancada al mar y á los
lagos. ;
En resolución las tierras mas fértiles abandonadas á sí mis-
mas pródueea pocas cosas útiles. Auxiliadas y -dtrigidais por la
mano poderosa del bombre producen mas de lo que necesitan
los que las cultivan. El interés de la sociedad está en que este
mas sea el mayor posible. Sin él , no habría fiaibricantes, ni co-
merciaatesy ni sabios , ni profesiones liberales , ni en una pa-
labra y verdadera civilización. Para la consecución de tan santo
fin , para vencer los inmensos obstáculos que á el se oponei^
no hay otro arbitrio que identificar la suerte de las tierras con
la suerte de los que las cultivan ; y )a suerte de estos se resien*
te 9 su celo se relaja desde el momento en que una sombra, por
leve que sea, se interpone entre sus sacrificios y sus esperan-
^ zas. Para sí sus sacrificios serian pequeños, y la tierra produci-*
ria poco. Para sus hijos , para sus nietos y para su mas remo-
ta descendencia, trabajan inmensamente, y las tierras producen
Amcho. Quieren apropiarse Ids siglos que no les pertenecen»
quieren que sus nombres vivan siempre ¿Y que im{iorta? Res*
pétese esta ilusión. La Sociedad lo gana.
Veamos ya si la propiedad hereditaria de lás tierras , que
tantos bienes ha producido , ha podido cansar á las masas po»
pulares los mates que se le acumulan , y si eátós se habrían evi-
tado por el sistema propuesto por el respetable autor del escrito
que examino»
José Antonio Ponzoa.
(La conclusión en eí número próximo).
Segunda serie.'^ToHO IL 4^
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3l8 .BKTHTA
'flf4í^S&9IW
9
AL EXGHO. SEÑOR
non TtLMMOSeÓ láíVIBII .e&STAMOS,
. •••. • ^^.■■•
llhu(nf Itr 6attrti. •
ROMANCE !•
JljL la capital risueña
de la andaluza, comarca, .
que Hércules fundó, de Bélia
sobre las fecundas aguas , '
La que cercó Julio César
de muros y torres alias.,
la que ganó San Fernando
con Garci-Perez de Vargas^
A la opulenta Sevilla,
la del encantado alcázar ,
la del mi^nífico templo»
la de la torre gallarda.
Emporio de la riqueza ^
de claros ingenios patria,
y que en los brazos dormía
de la paz y la abundancia ^
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«ilé^fá 'de 4áMí A> f^vo
que los )Offfios>do Camnmia
á la i^iattt bori^ y tffpa ,
Uo anbd&nte'ieorfee^
en una sudosa jaca ,
cuyo hijar-fat espuela Tempe y
j á quien da un látigo alas.
rBl vost ro .oomo 'de «sufre ,
los ojos <iottio de (brasa ,
demuestran ^ae es ibensogeiv
de peligres y desgraiófas.
En coleto «someoio^esperce
nnevas ée <tal imrpertanei» ,
▼érüj^o tan'Fepenttno,
y tah i»égi]eas^l«liras,
Que k oiudadteda «her»,
i|ae la ciiidad toda alarma ^
y la dof asida laguna
en .mar JtKirMiseoso camlm.'
Súbito clamor cooCunde
las.anteS'tf«iiipnlas «uvas, *
y agitado el ;poeUo iiMD«nsi>
hierve en ks calles y pkan.
Pleb^ros^ nobles y gvaüdes ,
4 canónigos*, hombuea de ^htomis y
frailes y doctores, arlulas,
iraficanjtes y gamaebaa ,
£olo usi ctterpo.bumaiiíOifonnan
doude^solo vive un ahaa^
qne únaselo afán .precipita ,
y que un solo grito. lansa.
No bay ya opuesiQS intereses,
no hay «ya clases-encontradas ,
no hay ya didtimos^deseos ,
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3 Jo WWTA
no hay jra 9pipÍQDes.|CODtr|irÍ8»
Ni mas pasipn qnptU irav
ni mas amor qufl la patria,
ni mas anliielio que guerra y
ni mas griio que vunganza^
Palacios « talleres» templos^^»
conventos 4 bulnil(}€^. casas,
academias ^.iribanftles» .
lonjas, oficinas, aulas, ;
Tórnanse en cuartel inmenso
donde solo crujen armas,
solo retumban tambores,
solo se alistan escuadran
Plumas , estevas ; toiriales > •
pesos > báculos y ;yai?aA«' . .
y basta abanicos y agujM . . ;,•
se conviertetí en es^das*.
En guerra jr fTtu^rXeterniiiian
de los templos -las jildgaciaá • :
Terminan en guerra jr murria i
los procesoá y comniUis^' -
En guerra jr 'j7tffait».ooncluy«b
de amor ias dulces phlaBraa,
y desde.al sabio discurso
basia las vulgares charlase
^VamasÁmaibarf ranales! ?•
prorumpe con. fiera audbic^ia
turba de indoantes Jiinosv ' : •
que bace lusilee (ie eaSni' < (■>''
y amos d ' matar /radeesei /
dice el anciano , que airasira
del báculo con la ayuda '> .
de un siglo eütepct l«^ar^.
fiamos d matar franceses t
grita el jdven, que la espalda
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4>E "ttitmift. S3r
del [totro ind'ówicó ofiriaié'*' '
Blandiendo om áütigQftJaaetf.'
De Ja gi'aki '¿iüdad Oal>e£a , '
la gigaoteácá gíraMa-; ''
con lengua dé etéf ií<y bronee 9 '
cuja Tozseitf^lí^oas atida»
Al huratÁto'é^gdnfcce^ ' '.
iobre|^0já'tfias beíhraécaft,
conmueve la bajá, iierfíij
j el fi^tnáméoto traspasa', '
GnerM'^goiíando al mundo ,
á guertta cdilfóca y Hama •
á toda tá Andalucía ,
t lodli la estófasá EspaSa.
Y cltie la et-gtiidafrente'^
al llegar fa nocfee opaca , '
de una corona de üo^erae ,
que Tiento jr Il^Tias rio apagan :
Bandiara det fuego sanio
que te ba encendido á sus plantas ,
Cráter del Tolcan iremendo,
qveenla gran Sevilla estalla^
BOHANCB He
De oro , de bierro, de barro
inmensurable coloso^,
la frente en las altas nubes ,
d pié én lo» d>ismof hondos;
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3ÍU miirifTA
De ioficiAovde cMorj Iker^a». .
un prodigioso compuesto
de ángel , de hombre y. Je demooio.
Alzó de Francia perdida»
con sa.bypazo par|«i|tofbp,
para en él tOa)kM <U9Íei|ip .
el d^ped^zad^ UPpQO^ <
ídolo de doce ^4Íg]p$,p .
y de cien 0[iapAP<>a;ft^a«4H^. > \
que desparecer, ví^i ^ P^XI^Q . !
ferrorizada y- #))^fH>t.. • *:. :
Cuando crímei^qf^ yirtiidAf »i > /
palonea , furiií^ » ^pcw^i^^ , , . .
saber, ignor4p(;¡«Vi)<^lw^fi -
héroes, gigaot^fj^mofisUTi^i^v
De sangre eu ui:v,ai<M^ \Q ühnf 8|ro|i ^
y bajo ufi o^ime Í9 e9qomhP9^'
lo sepulta roq.^, hm94Áef^a. .
con uoitffi^f^ traslo|ri)i|^
Dios le di¿ faerxA) 4 «I «pllü). i
y a-iM JBflif 4 p0it4^ w «v>k(
pedesUilsUo giyinde^pMQk .:
Y desde él tJ^a^qlm eL fiwa^A
• llevando de polo á polo,
de tempeslftdet a»awiJa
la fuerte mano á su antojo^
Con uñ miKoi d^ spldhdba
á quienes él dabar elr soplo
de vida , y' con su gran nombre
un talismai» pré¿Kgioto.
Con un ceño de. su frente,
con un volver de su rostro,
desapaiwcHMi imperiotí
yf se trastornebtfr «1' glob^ •
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Mi «lucillo. 333
Este poiteitfDo \ «M^ ttémen
-de bien,, de lift^U de uoo^yotto,
iorn^ al Uan^díl» Otddeato
los asoladovdi ojos. '
Y fió á la feóuiida Esfeña
la cpfecbeta' dei oro , •
qaemando M'su altar ineienMe, '
por su.gttffia! fasN^ieado rotos t
Eo «ciitindKtaii h^imilde,
de entusiasitfo'eD taíl arrobo , •
qae era pod^fOfta ayuda ,
sin poder ser, nunca estorbo ^ ,
Y de amiga bajo el nombro
tan adoradora tn todo, '
que sangre^, riqnesa , 'UtOM
juzgaba bojocaust» corto.
Mas prevalecíétidó ácaio
en el pecho del^cirfosO
la parte aquella déiufiemo,
j la maMad'de^detlSGfttio/.
Grkó : ^^viTo no quiero amigos »
• porque esolavot quiero 6olb>
» ¿cómo aun está enhiesta España?...
> póngase ante mi - d« Mnojos.
»Bese Olí soberbia planta*,
» hunda la frente éh el polra,
y el palacio de sus reyes '
de escabel sirvan mi trono.'^*
Pijo , y de aranaa j guerreros
por el Pinné fragoso . **
torrente treoieocio bagar
al hispano territorio, j*
Tal ve^ la adeste parle
le dió^ á ODMoer dé pronlo
que iba á despertar leones
con armíjifero alborotoi
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334 WvisTA
Y la otra parte owsquioa
de hombre, tierra , Cingo j loda
le decidió á atar del fraude,
de la perfidia y. del dolo.
Enoiaaearó tas legloiies»
dio mentido aspecto al rostro, .
vistió d<& oliva laa armas,
llamó tieroo^ amor al odio ;
Y cuando en abraco iiri<mo
abogó traidor y alevoso
á los príncipes incaatos;
que eo él j>iiscaron apoyo;
Y del regio Mánzatiarea
en el coronado emporio
en esterminio el bálago,
la oliva tornó en abrojpe;
Hospitalidad , caricias ^
bendiciones y tesoros
pagando con hierro » moerte ^
incendios, estaprq^, robos;
Se derramaron sos huestes
á asegurar el despojo,
á encadenar toda EspaBa,
juzgando vencido todo.
T ya de Sierra-Morena
humillan con fiero goso
.' la alta cerviz, y registcan
con desvanecidos ojos
De Guadalquivir fecundo
los encanudos eontornos,
á que preparan insanos
la esclavitud y el' oprobio*.
Y aparecen á lo lejos
tan aterradoras, oomo^
la encapotada. tormenta,. •
^oe en «las del viento renco-, -
De ardientes rayos prefiada
anuncia coa truenos sordos
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DB MADEtO; 335
que á asolar viene tos campos,
j las riquezas de agosto.
He aquí la angustiosa trueva ,
y el conjuro que de pronto
causó en )a noble Sevilla
tan impensado trastorno. '
ROMANCE III.
€ü ítíloria.
¡ Bailen t... ¡Ob mágico nombre!
¿Qué espaliol al pronunciarlo'
no siente arder en su pecho
el volcan del enturiasmo?
I Bailen !..» la osas pUra gloria
que veja hislor» en 'sus fastos ,
7 el siglo presente admira,
sentó su trono en tos- canupoi;
¡ Bailen !••. en tus olivares,
tranquilos y solitarios,
en tus calladas colinas,
en tu arroyo y en tus prados
Su tribunal inHe^iUe
puso el Dios tres vecJBS'saQto, '
y de independencia eterna
dio á favor do España el fallo.
Incline la tierra
- su .mísera frente
al omnipotente
de Francia Señor.
^ ¡Viva el emperador f
Segunda jeWe— Tomo IL 43
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336 REVISTA
Es Dios de la guerra ,
y de polo A pplp
su Jxrazo'taD solo
será el TQPcedór.
¡Viva el emperador!
Segura teitt^inos
aquí la vicioria ,
sin riesgo , sio gloria ,
pero rica asas.
MarcheiDot^ gocemos
las grandes riquezas,
é insignes bellezas
de Espalía feraz.
¿A Francia gloriosa
quiéa bey qM lo.míHtbe?
tendido esiá el orbe
á au nliQ val^n.
• ¡Vi^a/el emperadora
' Su.l^y padenisa.
. hk España rccilMu: •
Axancemos, vi.<va i
4e. Fff aooia d Señor-! . .
iVÍKa.fa} empecadorl
Asi eir ÍQfi»roldea .yocfeÍB .
los io^neÁ^lM; que koUavon; . '
sembrando» Metminia y m«eilé,
la Ei|rapa,d$)r Píe va al Tagd, o . :
Las sUivieiosas eailadaf v' '
y los fecundoa ootbd^
de Bailen , al sol naciente
con gozo infernal iiubaron «
De clarines j tambores
de armas» canCMie». y lOftrrps,
relinchos y r^p^os gri^oa,
tormenta faorEf^njcU fofwn)|if)o;
Mas sin CiAbf|r,^«é.]pii|i..tiiin)>a
era el espacios^ Q$mpQí
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por donde ^s^ pp^ulUw»
osalm U»d« #1 pa»í
del sur el yi^otp U^ ^^:
rumor de acm»» y de bon^jMW^
y los ecos, de eftteeenia...» |
A^Ta dwpectó d^ «u leter^p .
de las Bl^pedas el U^»
antes morir que wr e%(da^^:
del iafernal NapolcQJi* .'
Viva el rey , viva la patria
y viva la rcligiün/'
Y apareceo los guerreros
del Guedhlqui^r pbeokm*'
^iu pom posos- atftvlosip
siu voladowl pienaaho^
La jusiick dfc m pené •
y la rafam de su..fcMd<>» • '
con Dios en lol cpwiwwl*
y con el U*v«» W la3< niM<»*
Y aoffqoe e* la gwwreí vtpft^,
y aunqwi o^o oide» esoepe^ . :
llevan retoekoíá 4tt freetft «' •;
íil valerosa CASTAfiOa j
Los fiom^Mietedmesi
de la Ewopa asSMsfatoy paam^ ,
los fuertes ^ loa ¡0 vMwibte : J
de mil triunCea coraMsdbs;,
De lítttfM acaro v«siii&»>. :
con onetiiaJ: afórale «
de oro y domibi^ sediemn»^ «
de orgullo béUoo UaofaaAeew
Y teMode 4 ^u cdhe^a
la sien enüda de láuioa
4 Duponk'^ cftttdUkx «sptrio ,
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338 MrkAtÁ ' '
duro azote del gefniálib';
Veo eco déadéti y deisprécfío '
como á inocente rebaño,
que al matadero camina
j piensa, que va á los prados,
Una torba^qb^e ba des üíesés
en el talkif y e^arado^, ■ •" '^
ni cargér tlntf escopeta
era posible á sus 'mraaos.'
Y eñ carcajadas dé infierne
y en burladores sarcasna^is '
prorumpen, y furibundos '
al fácil triunfe'TolarÓD*
r
No tan fticHt: brumadoras
las ondas del Ocfeüno
del buracas empujadas
tienden el iñtpensor' pasó; *. i í
Ya en las arenas'prófuiidás > '
de los abismos, al álro
firmamento-, entumecidas ',
. Tan á encontrar i los asiixis.
Tragan Toraces y rompen i
y aniquilan todo cuánta
pone á su furor estorbo,
pone á su curso embarazo» • '
Y en la humilde y blandb arena ,
ó en el informe peSasco :
donde el dedo eterno
escribe haita aqiú , pedazo^
Se bace su furia espantosa ,
se estrella su orgullo insano, i
y en espvma rota* vuela
su poder y del orbe espanto. '
^^El españcl ardimiento
su fe vitfa , su entusiasma • •
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Sean.ia muerte del eohsa*^ ;
Pronanciáde D¡6$ el labio/
Y lo focyon.*- L09 v^li^QlM.
de Ittcíeate anero airml4M« .
los granaderos invictos ,
los belígeros oaballos-,
Los atronadores bronces
7. los caudillos ibizarros'
que laa elevadas Orestas . .
de Moncey: j Se» Bernardo ! ;
Gnnino fácil bieíeron/.
. ifoe las ondas. bu mi^aioni.:
del Vístula, y del Daotflriii,
áA Mosa , del Ría 7 el Acnov
No pueden la raanaa euestn
trepar, del cblkdo mabso
de Bailea«.«i.al pobre arsoyo
del Nehriidibal liallax vada
Y los que marea de fuagái »>^
intrépidda apagarüo^ .
y muroado bfiyoneial! . ^ .
huDdievod 000 vsa .áoMiga i! .
Del espa&ol patHotisoio '
á los encendidos rayos ,
al hierro denlos Tisoftos,
al tiro de los paisanos
'' ^96 osan resistir , desmayan
y se fatigan en Taño.
. retroceden , se revuelcan
en tierra hombres y caballos»
hitas águilai ahiVáé
humillan el ruelo raudo ' *
ensangrentadas sus plomas ^
basta perderse en el fango.
Y rendidas las legiones,
que al universo humillaron,
encadenadas desfilan ,
vuelta su gloria en escarnio^
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Ante tiirba cftte^tw dos
en el tallar y el-tfirad»
DI CftFgttT uita' escopeui
«r9 posiUe á «tt* >nfatti»v
i Viva Ee|NinAS! ^it6 A mntdúy,
que despertó de ^uo lelávgo^
al grattde ettrusndo arpagóito
en et firauínMnMio. un astro. •
T álititaipoqtie «Ble ka pknta»
del noble. oáadiAoiiispffncí >
Duponi su espadta réadia y ' !
y de «u» miMeiel.lauiK>.t
Desdeasl timio did «teiii»
doe aeoéogelea volaron. .
Uno á dar la nueva ad polo ^ '
su nieTe en f isego toroandd ,
Otro á caboF vn sepulcM
en Santa Helena , peSaioo
que allá «a la (afcaasadat jaoiia
descuella eA^el OcéanOé
js^uu s d« ^pu d« tn».
A. Ifk S^ DuQUK BB ^RlVAS»
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DV IttADRÍBb . 34f
bel
Étido ^íi él 'áífio ante'riot* ^ firesenró el públfbo ¿I monvi-
mmtó érigtcle*en él Prado ^n hóMr ^ las tíct¡más%£t(^¡fica-
-cbfi^ altCen :i8é8, se babló con itucbra VjrHvdaddel m^HtO de
-)d$ itfsériífiieiiinés qüre-s^ letail'eti las dó& lápidas latefáfeíi des-
^íneidaaal é^o. La «ircumtai^tñtt dé 'estar piíiíáé¡k'j'noé&^
ealpidas, daba claramente á entender que se pusieron por rra
de etisayo/y'cOA b 'i&ea^é tdfiveár^e^feVte'delas ttisAsas el
dictamen de los kiteligeDtes.Qtre'*tió debió isátiisfacer al. Exce-
lentísimo Ayuntamiento de esta capital el juicio manifestado,
por el pública, lo pe>rs6firde''él anuncio cón qne 'este ilustre
cuerpo acaba de inwcá^ á Ibs lÍiépalo« españoles' á que com-
]X)ngan las que les dicte su ingenio y patriotismo: determina-
ción laudable, y )a uuiea qfoe puede asegurar el acierto en
una materia mas iofportafile de lo 4Spíé á prhnerá vista pare-
ce, pues tales tosepípcíeties f^f au publieidad y .permanencia
faoarran ó desacredtti^ii perpétuammite ht ilustraéion y el gusto
del siglo en ^que se escriben. iFaha solo que aqufeUa autoridad
se conducoa con igual eordurtí y acierto eu la efeceton de la
persona 6 personas que btin de califiear el mérito de laíft que
se le presenten^ ,
No SOR menester grandes conocrmien»>s pdra cótíVencerse
de que las que boy existen adolecen de un defecto caphal que
laa ceusliluye inadecuadas á su objeta Tal es el de no dar la
.menor razón del süeeso , que por esce^ medio ^ intenb' perpe-
tuar en la memoriti dé las fdturas g^^iieraeiones. Wdel costa-
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34' asvisrá •
do que mira al norte se reduce á dos Tersos de Lope de Veg9
que encierran una ¡dea grandiosa, pero que carece de aplica-
ción individual, conviniendo á las victimas de Majo, ni mas
ni menos que ¿ cnaatos hombres se bao senalaao ó puedeo
señalarse por bechos dignos de idiitacion , asi espi^nolea como
extranjeros. Dicen asi:
A los que mueren dándonos ejemplo
No es sepulcro el sepulcro , sibo templo.
Pensamiento noble, espresion poética y feliz, versos Uenoa
y sonoros, especialmente el segundo, y que anuncian upa
gran verdad (sin verdad no bay belleza). Los varones que por
actos heroicos de virtud cívica ó moral sirven ¿ los deakas> de
modelo y estimulo, soi;i dignes de veneración, y au lutmba
merece en cierto modo el respeto y la reverencia que tríbota»*?
mo6 á loa altares. ¿Pero en esta inscripción se indica ni remo»
lamente el acaecimiento á cuya recuerdo está dedicada aque^
lia mplé?
La iuscripcioa que corresponde á la parte del aur no ea
mas oportuna que so compañera. ,
Jurad sobre esta tumhíL^ Castellanos ,
Antes morir que consenr^'r firaoos.
Prescindiendo del mal sonido , fácil po)r cierto de evitar,
que produce el encuentro de las sílabas ta tum y tü- tir^ se
ve desde luego que el sentimiento espresado en dichos versos
es hijo de época posterior, siu relación alguna con el moau*
mento ni su asunto. Tiranía se Uama el gobierno de una.auti>-
ridad legitima que obra, por mero antojo atropeUando laj'us"
ticía jr las leyes, ¿Tiene esto algo que ver oon la invasión de
un poder extranjero que cou capa de amigo trata de apodar
rarse d^t\ trono, después de arrebatarnos fraudulentamente al
rey, y á los infantes? Viva FernaiidoYII! Muera Napoleón! fue
el grito en qiie prorumpió el pueblo de. Madrid, y que nesonó
ei^ todo. el imperio es[)añal de unp y otro mundo. lias ideas
de libertad política , de la necesidad de limitar la autoridad de
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DB fltAoat». 343
los reyes; laB deconétitudéa 7 {fohieiítió nepetfOlativQ, sotí de
Techa mas rtcienté, y qu«rer aludir i ellas lea. l^síps^ripeint-*
lies del moQutnéDio del Dos de May«, ea cometer utf . verda^
dero anacronismo* Si- i. estas ooosideraaionea se agrega la* qois
ja dejamos apnniáda , de qae oMiguna indtcacioa se baoe dd
gran snceso qne Im de eunroiiar aquella obra , nadie dudará
-de que tdés versos son mas qneiooporHinos. •
Diráse tal rez qae seaseíanle,índioa0Íon es snpérflua, que
•el «suceso-es notorio á tód^ el' muftdo, > que la posleridad no
'noedp ignorarla, y por «Ütioio' que jiasti^n paira su teonerdo
las paihihras Ba^ de Majada i8ofij/q9ie'eD.]ie^ras de oro esi-
fin ¿solil{)idas. en la ^)ase dtel^obelisÓA. EMa observación es
Justísima , y nadf 4ejotf estoy de^eesueeéir en ella, aíladiendo
tfve en mi opinión le, sobra «| aio* Giñ solo dleeir Dos Je
Mcgf^ quedaba perreotamcnsé designaii|o^ objeto^ y etia ina-
-erípeion^era menscedora de los mismos elogios que se^ ban
'dado «iemfre á ios célebres epitafios de VaubaA y: Turena:
AqoeUas tres palabras forman un nombré propio» solemne,
enfiStico^ <|oe ñroaeTu eé la oiemoria, y présenla. 4 la ¿MitQsia
-ei gran acaecimiento con todos ana «niecedentes y 0oiitecuear
'Oias 4 con tódes sus horrores y.actoa^e beroismf. Cd^ el .agre-
^gadó dé r8o8 pierde tan nobles calidades , y qoedaí eop^eirtido
vn una-simple Tecba; es d6eir,.eñ la parte maa.pfoMica día
iuoa carta familiar, y lo' que es mas ridioula aun, en «qa fb«-
-obW niél>«0Ctila, pues jamiis se ha jcatampadoel dia dri.jises
«oesi todas sos Iciras y el afto eá números» Asi fuera id«í-4eseatfr
f^iaé.éllExffimo. Ay«niaiii^nto hiciese desapaceiGer;4)UM^l0 Antes
ian de^raoiada^oRadidMfa*
-' Comoquiera que eea, i paree6.qiio.s«[inteo$SiCW,>QQP arfe*-
^ á la oval se medito y fcrmó d plan de la obra , .^q.M^ ha-
-ye dos ioscrtpeioóes que llenen d viicio de lo» dos espacio^ la-
hiérales :del of^rpo cuadrado. Ssta tíneuülfkpcia iaiip^fMa 1a
ídsficifltoi, |weqiM na debiendo habet, aegan \o Miom^n la .
orqzon y las reglas del bueal gusü», maa qei« «me ipi^ipcipp. eri
ícudqpiar «onumeoeo, noipiáeil isoiiiaarMHr estaMi^idaft» cuaur-
do 4a8 qMrlafams % queacjfuefla Ofmsüfiv bjei) Ae^^i^o v^so jo .^
pi;osaj han de escribirse ei^ dos hogares dist^nlps, y de tal njo-
'€bai.dis(^msiM»4|iie4ea.iii{pp|i^ !¿bsHpa v^zi "^1 .W^"^?
Segunda serie* — Tomo 11.. 44
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344 «BVnTA
mejor de salvar esta dificoltad seria poner la ¡nscripoion ea
'latiii y ea oa^tallano, ocnpando asi Job ^k» espacios desta-
llados al objeto, segon -se practicó en Ja real Adueae» én k
puerta de Toledo y en. la estátoa de CervárUesuPor este medio
ee con^guirk también conciliar las dos.opíaioncp.opiteslab sem-
bré el idiofíia en qne deben escribirse los rólulefk pábliooft, ó,
como ahora se dice, monumentalesf opiniones 4]ue,jius.piM*^¡*-
darios respectivos suelen sostener con lál}>empend,jooSDO éi de
ellas dependiese la salvación del esCado. i¿Dequé parte^esiá 'k
rauMH? No seré yo quiei} se atreva á decidirlo^ tias^ ya qbe aie
ha tocado este punto, expondré breveauenle ¡tí& fundetaienlos
en que apoya-<4u dictamen uno y otPO> padtido , dejaddo la de^
^cisión á cargo de los leotoresvEmpieaant lob ffaroialest^kl latín
por alegar la antigüedad de posesio», .díeiéndo.que .aoaqee
bace no pocos siglos ^que dejó de ser iv^lgar eita lengua en
los paisas meridionales de Europa sujetos áiadomroaeión ro(-
mana, su conesante enlpleo en las ínscriticionei públMas^dciodós
ellos, ¡es una prueba práctica de queéa^el cdnqeptO' geaovaj^te
rec6ncíceh sus ventajas. Y en efeckd kistmasracéffríjpipa'jdie&n**
sores de los idiomas vulgares, lo^quemasieocanaeea su mli^
yor claridad para espreáarse en todee -biaiestíloaidesde. el ^mas
llano 4iasta él mas elevado, desdefel mas -éeívéiK) hSat^.el 'mas
áorídov presentando ejemplos, y «aAreaa^o. escritores :<le. tode«
ellos, convienen en exceptuar el«tiloilapidat-ÍQ<,lea'«l cual
confiesan que ningún idioma moderna poeiifs .acólsMrf la<icailir-
petenck con el latino. El sonido roiiutido y, grfcve qnri k idsui
sus transposioiones, y k «oneision c|nedebe á« sttS/üUktivoa
absolutos y á la carencia de artículos v bou dotei)queipo (lucde
suplir k estructura premiosa y ea^barazadtttde ksr lenguas ac-
-tualeSii Dicen también que k generalidad: de ks ¿[entes, de «l)s«
da pais, ignorantes del idioma del Lacio ^ ó tien«i ooticirf^pmr
■su notoriedad tradicional de los. asuntos sobi]S'4|ue.vbr8afa. tap-
ies inscfipdoties, ó no. bace aho m élka, cohm». 8á4Befie)íMa
Cuantas cosíais estamos acostumbrados ¿i irér déqde «ttiíioa^ que
por extraftaaó magnificas que^acaa y no nosicauaaA tmp^ésion
'ni excitan liuestra curiosidad (i!); Añade» ^eeá ésto sé ha
■ • • • ' ' ■ •• ' ' • f
{!) Ba prneba dñ U e^ctitad d¿ est^ •bterTtcion* padl¿rám<M prfegnn'tii»^
icuSaiof «Da ta lUdtíd lot ^'«diea ^Ué'híyiii^ iiiiS»i^cM'«l«rs y lé^l*
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de tfteader bbn preCerencm á facUitar i loa. exlraojaro!» al co-«
Docioiiema ée li» «osas fumables de la saetoa qae visilao^ á
fio 'ie que des^Hies publiquen. en sos escritos con alguna eikms^.
iUaú los beclMxs^vlas olM*as y los béroes en que fuoida'Sas glo?*'
rias:ld>dsurHderáfl^s'eBibara409o y arduo para ellos, si.se
esiánifaseti en la K^ngua rulgar; \p«es ciiéndonos.á Europa,
qümÁ^úwhAlmá^tfé» sugetos eniirb los iofiailosiqtie por su íosp-
tvacciao'ó'paaatiempo salen .anualmettiefá) reeorrerla , que en-'
Uemlaazipdos kxs (idiomas de-sus diversaa negionés, siendo por^
el^oesrftr^DtfOirárisíniO' el que nd eoítieóda el latino» : ti
• iAlegMrn>ki8 adv^isarioi en favor de su dtctáineii razones ñor
menos ifuerscs y plami bles. Dicen que el ejemplo niianu> de Iosí
rtfóiaDosv'qw^ on éste y en otros puntos se nqs presan tan eo^-
nho úniofKítpiíodelos dignos de imitarse ciegamente, destruye
pos el pie la< opinión dontrarí&« puesto que si escvibian en la-
tin>itocUÍ8 las/ memorias, leyes, dedicatorias Üe edi6cíos, epita-
Gos y demás rétulos públicos, era por ser este el idioma vul-
gar del paiatasfiné. tuvieron jamás la extraña ocurrencia de
esoribiabs en:ie¡ñgoa faldea 6 cartaginesa ; que el presentar al
púbKco itistoípcíodeá con el objeto de perpetoar algún becho
BOu|»IeQ^9D»'9n:fliétícia, imitación 6 escarmiento len idioma^
que el tal'páblico «o entiende, es el colmo de la extravagaur-.
eiau y ec^ £qi que eslo se practique con la mn de que lo pue*.
d« iooospceaderiv algún viajero que tenga el capricbo de.
visear fufuel páh,^ es un absurdo que salta á los ojos. ABadeñ
pcoDceaelusiod.lque por muy difundido que esté el latin, no
esieniebdia/Can general este idioma cerno el trances, cuyo co-
nodímienteíAMrsta para que un curioso se bandee y pueda, ma'*
B^jl^le por lá Europa entera y aun por todo el moudob ¿Y ba-
brá ppr esa quien sostenga que las inscripciones pública» de
Italia Ó4Íe E^fiana deben escribirse en francés? ^ .
^. Después de Togar á los lectores que me disimulen esta di*
gaeaiofi., yinñoKiendo á nuestro asunto , repito que la .inscrip—
cion del monumento del Dos de Mayo, pujesta en castellano y
en laiíni al'^so.que conservase el carácter de unidad que de-
' ' .1')..
ble en la fachada priocl^ det rea^ |^alacio ? Prootoi la deaciibre et ojo inda-
gador ¿9 enát^iér tifgero : por cierto que nada perderíamot iitk tfw ao la
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í^a . RBMBTA
be teiittr/reuhJliá^emUa favor akhbMvOpmloflM. M^ ti ottá
résuehd, coma' áfinnaii álgouM^ kfiie] hayan de «Bcribirteea
casüetlano;, ei indispenaable conciliar ac^el carécler con la dit'
posición de ba * dos lápidas en qub ha da esculpirse» lo cual
obliga i qué eada pMrteforaie por sLaoIa perfecto sentida
Sapoesta la condición kidicadii,. que es peculiar de nAiestro.
caso, no será ooiea^eécordar las calidades que, generalmeále
hablando» ae desean m cales inscripciones, así { en ¿rden ¿ ani
esencia como á sn ieogitaje . j estilo: Respecto de lo primeroy
creo qué debe darse noticia del luctuoso aeaeoimtenib^ deaig«»
nándolo por sus principales cirtnnstaficias , sin deaeender á
]soéménores que son propios de lá historia , y no pueden ber^
manarse con la gravedad y el laconismo del estilo lapidario.
Es preciso ademas no perder dé vista los dos conoeptoa que d
«onumenio veune; á saber, el de padrón de un suceso nació-
nal , jgraode y heroico en su origen , y mas grande y beróico .
en sus consecuencias, y el de sepulcro de los que dieron U
vida por su rey y por su patria «n aquel dia meooorable. iBajo
este segando concepto la inscripción debe partici(Mr del oaráder
de epitafio cristiano, en orden á regar al cielo por. el eterno. re<*
poso de sus almas. No estará demás ésta insinuación, ya por«»
que en las inscripciones interinas no aparece «1 menor .asomo
de tan piadosa costumbre; ya porque en algún ek>g.¡o pronuor.
ciado en el cementerio hemos oído al orad<V* terminar su ora-*
doá fónebre con la fórmula pagana: Séale ia Horra ligera^ j*
principalmente por haberla oido repetir «n elGingreso ;na^
cional. Esta ridicula ainciacion de gentilismo es ianto ,iiias ri«-
sibla,' cuanto ni el que asi se esplica ni los oyeéies pimdcn
ereer^ue la tierra que' cubre í un oadáver haya de serle ligo*
ra ni pesada* ¡Increíble extravagancia la de preferir aquella
expresión vacía de sentido, á la de Descanse en poM^ que saitia«
face á la razón , y dilata el ánimo de cuantos debemes á Dios
el inmenso beneíieio de creer en la vida futura j en lae&Q»»
eia'de los sufragios.
Ottto requisito -que considero indispensable en las inscrip^
ciones del Dos d^ Mayo es la cautela con que deben indicar-
se el suce^ y SUS. principales cireunstanciqs , síp acrimwar a
sus autores, y si es posible sin mencionarlos. Esta re4ieenoia
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tieitf*. La ^liitíaf ^ «i Ptvobfo d% los acif^ buad^uoi .np 4^heo^
retapi MMMbrtf lot ioflivt^isps que ^oa' «jeculan , & mas bien [
sobre la autorí4*4, qae lo^'-^dedat^.y do es coóforq^ é.JU.
equidad ni i h ífriidfeofíU lMlín(iar 1^ pfialoo , i^i e&ciíai» - los
r.e#0iit¡gMM^o>j)# o« g^C0ffP9 6 de.Mi^a nación .miiigii, por hp^ii
cliM4ii4ig«MM., pbnaiie up^^er qu^ ju^ y. de (^rsonaA,.m^.
ya 00 éKÍ«tM* Bor foripM el 'transcurro de i^eio-ia y .do% aao^^,
d:itlGÍíka«do la aitiarguta <i^ 4^ramó en.Ui# p^c^,t^p%ño^^
leéi aqtlel acto de iniqiuidallt fafcidit^tqv^ podg^o^' Uffir #11^
gran esCeí^^ide u«a .genel^osa reH^YA».qMe no dudo H^br^n
ap«(»af y^MMbeer.niiMrQa.Kecinos. . , .,
' la\ Taita de «ií«m( tiÚNi^l'aeioQ * siem^iH) hbnMsa p^ ra ^i qMh.
sobrepooiéiiUoie á sospaiíoiies «abea eoiidearliat merreonei^daij
el mísera UtüeiUdoirjr. mluiUoioAf.sí así jp^iede ]Uaii)aji;se(,d9¡
oiro oíopuiveato nacio^^» ique d#atiímdo/át |>erpfiiluar lar^n^rr^
moría de on irtuofd, sialft perpetua el deía^u^i^do 4el ks .qtt4í
le crrgmeli/Hablo debí pirámide, bario nnraquiAai S]ue se:
levaolé eia loa campos de Almaiisa eo celebridad deja^vi^iarr
rta eonseguida en ellos i firincipios del aiglo pa^adp* Cioa^ruf-i '
yáie en el tamioo real de YaJefiLcia y «GaiaJopi^; y todaa.^^a
cuátro.caraa 7 las de) pedestal se cubriiei^W 4« iiisqripcionea!
en prosa 7 verso, refirieitdo oon I?, ai^ a^cniAJ^ ,piiOlitjidad;yT
según el mal gu6to que entonces reinaba, las ocurcencias de
átjuel pombáte/sin oáihW él fífinv^o áé 'híuefr<yB'y j^rMone-
ros,, pomo pucllej(;a bacer$o en un. piri^-rfi'}\\i^r.^l^ jppov f^^^^
<j¡oe babiéndose ejecutado la obra poco liempo desp|iesidel'«ii«r
ceso; cuaVÍ0t)íTá''cégaed2(d j vMeoi^'de oito ^'dtró'^6ar^o
estaban muy lejos de escuchar. la voz de la razón, y dé con-
ducirse con la templan^ xpi^veoiente.» $e irritaba Úe traidores
sin rebozo a^lguno á I09 habitantes de las .provincias q\jte h^-
bian t^;g^ido la .par,ci^]¡dadi del ^rphKluqa/s,. jQe ¿fHp resi^Ijp Iq
qfie era fonrioto^rmiltase. ind^igiiad^s oeituian i4hmi^t4véik:a¿
Mcaéioo cuáoittt valencifítiós J^cátal^n^s ttattiitábálfi ^ór á^íjí
l^?iim«.toa»apaa i ^u ear^ftac^tUr 4 pebradas </p<^^ j^s .mr
Ipt ifciones *j basifa^^con ia píránMe «ntera ^ cfW0^'>U wrdnd^ e»
tá tan ruinosa y désfigürááa Cómo si tkk ella Vutleseri pasaSó
vemte siglos. Asi estaba ya a pocos anos dé consUuÁcU^ y el
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34fil htVirrá
qué en el did seütáméiigá^ft hi¿ se ^beá lé MÍtiaftdfekl de^
que al n^evo catnino dé Valenda, miHiiclacto abf-tr' {xfr' Gtff*i
lo3 lil, áfe lié dio otra díreicdon, y^ quedó sola en medio de^
aquellos caiñpos tf lAas de'una cnrlla de dbtaivdra^ *'•" ' ' ><'
Pteahdo á' tratar tlél estilo''C]|Q^ cónvieod ála»^¡iMcHpo¡o(^>
Des , pide el báeti gusto qtkebaytf de ser laeóntéo , |frave , me--
sWádOy desnudo de adortios floí4d0s'4 de-osteótacion de agti^
déta, j sobre todo* dé jdctancia. Nb' farlta'n en Madrid algobas
dignas! dé'íMHacío^/eti'espedat crfirre tas^que pertenecen á los
reinados de Ids dos Cárids lli y tV ^ si bien une de ellas da^
sdbraida margen á la eétfMira de ios c^riticos (i)*n Otras bay
que adolecen de los defectos Mui>ciaídos , 7 diebieran f»ioavle
parir que nó. fuéAüén j C0190 hasta aqui^ eKbkmco de lásburlas
de piNipids 'Y extraños con mengua'y Üesprédito de la ¿ortpt iLa
•puerta de Becoletd^^ obra qneor^o'faonrav dkientlo'^fueí por
sn'Hlwéi^ito at*ris|icO; no merece ni eio¿«o ni vituperio ^ («penas-
llamaría' la'attsnetónr'de loa eturiosos, á'no liaber eñella nada
menos que cuatro in9eripctones(2)/esciI¡ra« eú mal latih (3) y'
en ffases lan pomposas que no parece sinoqoe se pesiaron con
e) sólo finderidículiíapltf. Dicen- jvif ^/ petsoqae defiende la
jPoUaeión'^ éi la delicia y^ asombro ie tas gentes. ¿ A -quién na
baráp reir tan desmesurados encoUMos? Y aunque liis mereció*'
r-a aquella. obra , ¿sentarían bien en' boca de sos autores?'
. (I)., La latida ^^ U A^naita ^ qii« iJMe' liafteiM .consumido aquel «dificí^.
€xv€t:tandis meí'cibus , debiendo decir imporiandis ^ p^ es mú bien eaU detti*
ifavé' al depdsito j recenocinaieate Ae loa g^nerof qne eiitraft en la capital,'^
qiia r«l! dé loa qniB talen ^ ella. \;í ■ ■ *
, (1) , I CvMro ii^ripcionta p^, «na puerta, oundo iiaa,/i»U[de aeis pfJa-.
kraa ae íIito por basiaote para el magolfico temple del Eico^ial í
,, DIVO XA.ÜIVRNT10, INVICTO MARTIRI,
' PHILÍPPÜS vitíroR: / ' .'
(5) N^ es ficil cempíenderlo qne significa 11 1a« Tocet 1 Ad umírm^' Suí^*
HatMé molU, Una pdA'U'Wificadá á ík sonthñ», de un eanpúnio é9 con jorigtúáV
$k díÍN'a; 4uk umikid /idénetaria. ^e ef^Jia proiljtgnda por aqnel.edt^eio-) tmm^
^ñ^mjf<K9 M eoifcibet como pvcda oi^ conyeato proteger, la puerta -de np^
villa. Llí^már al camino i calzada qpe ee conctruyd Stratuni erectum tiene no-
yiééáá* Ptebcfndiettdo de qae StretúM y'- téS^aatÍTe , no srgBÍfica caakibo ^ 'el
lpfftlfJi^.|Mtt^o /fV3Mi«m «i desatUadfry p(Mrq«e el^^ei^ifri^ere, eoqfMÍfel
castellano erigir ^ ceaiieae en si mismo, la idea de alsar», IcTantari Asi ae di-
ce: erigir na templo | aaa titátiUi «n teatro; per« erigir un camino » no ta
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. v/Fák«Mi9iUy;a».olwpun»ft:ique no d^ de ofrecer^ „^,uda^
f¿ I^$.,uiacrip(iflyaes púUitM deben componerse en p^^ip^, 4 ^^
n^4p?.SL;parii reeolvterfeyt» caeation h^mos de guiarnos {^
i0l ejfmpl6 4e ios kt¡AQS, prei^so ^s confesar que.i9da8 , o ca-.
8Í todas, se escribían del primer modo. Para hallar con flgu^
;n^.rreeuencía dedicalorias'de. Uinplos'^y epitafios en /yerso,
'JiaJ^ que descend^^ 1^ siglos oiedios,. durante los cuales ^-
. lían eofplear^o al (^fig^to los ^í^ji^o^^ leoninos « CPUiQ ^ Qbfi^ry^,
ipor lo relpMT<P^4:^9p|ina;.<cA to^a la épopa de puestfos rejes
'4\» Ut^irp^ gpdi^,Pvi4ijl^(lA reslau^acion de las. letras, ef decir,
.d^Mci'cl 6Íg)o( I^iV. h^Sl^ nuestros ^ias. se. encuentran ejenppips
d^ üoo yoira.; per^ lie echa.dp ver, que.á medida q^f^^^
filial g$<>eiralizando en Eur/()pa los bujpnois esCudioSp s^eii|e§(^b)e--
.aia,.^l/antígtto estilo laoi^arjo oQn tan escrupulosa observancia
de sus giros y formas que llegó á rayar en pueril servilismo.
, DesífioMl'ptí^^l actual siglo, mas quizá de.lo conve^ien-
Ae.^lée \0é gfillua de )a ¡mijt^íoa, ll^ma^a clásica, dc^bci^n i|f¡
diot^nolejil resoLveresucontrovqrsis^ppftj las- reglas iaYariabl^
.4ei la.raoon, las : cb^lesin^ pueden ser o^ras (¿ueilas que ;n^s
.dttee^^tnei^ie «condu^cap al objeto- propuesto.. É^Ce, objeto oo es
tuno niiscna en lod^^^los casos,, como es fácil conocer cons^d^^
xaAdo la. naturaleza» notoriedad é.jiqap^rtancip de .los acto^,
cuyo conocimiento se intenta difundir por medio de las ins^
4$ripcion«s jfuiblioaa^ Las noticias l>icigri6pasi4e!lQa boml>ff)de
cierta celebrid^td, ^iié suelen esdulpir9^«iii sé tepukr6,>l«nde
puentes, bospitaleay iaeiu»d«otoa y otras :fund#ciones debidas á
la caridad, y geiterosd patriotismo* de algmios particulares, y
las de otros sucéspi^ de. ígoal'cu^ntíá/és indispensable que se
e4qr¡ban,en prosa, porque no entrando tales asuntos por su
pequenez e^.'f;l i^uÁdfb, ^.^,\ t^istoriá nacibhát ,\ ¿tíTó' Wodr^n
contribuir á ilustrarla én loa siglos venideros con lá relación
circunstanciada de los hecbós. a que^ aludan , y con la exac-
títtid de las fechas eo..q«M:acae<^eriOin« Muchos sucesos históri-
cos falsos ó dudosos biM';l^ct4fil*ddó las-inscripciones lapidarias
por medio de sus notáf^^^proníol^glcás ,^ y de otros nos han tras*
mitido la noticia, qudiá so ser>-.pÓ£ •ollas quedara para síem^
pre sepuhada en elólyírfot Ctfaífq'ütefB que haya hojeado el
viaje de Ponz, ó el divicipna'rípji^ej^an^ habrá echado de ver
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.dSú RKTMTA \
énáAtos^tarones bén^fiéóé, cu<iítbs 'píftnh^i «feífelMm f ar-
qüiteéít^ éstitoábles , de .cayos ttoittbr^ft' Ad lifiri^iHiféevVftba él
menor recoerdo, han debido i loBrótulóé hlffidárips la -mere^
cída estimación y el digno lugar que oeu|Hin en la *hi$torta de
las artes.
¿Y estas inscripciones , se dirá » no podrán componerse en
Verso ?= En verso sí, pero en buenos Yersos nó: por tamo debe
preferirse el lenguagb llano^V senctllo , éOmo que so fin no es
otro qué dejar á la ríósterídad aquellas noticias -^in prestaneion
de niáguna especie. Versos destinados i cb¿p#e8ai$ menodéiicias
triviales son peores que prosa, y las fechas que suelen ser ca*-
bflniénte la parte de mayor utilidad en semejantes memorias,
ponen al versificador en tales apuros, que tiene que recorrtr^
una álgaravta de sunias, sustracciones y cómputos extrava-
gantes (i)J i
Algunos ejétnplos pudieran presentarte en apoyo ^' lo que
'dfejo dicho; pero me contentaré con la cita de uno solo. El cé-
lebre epitafio de D. Pedro Ansúrez, corito en dos tablas so-
T>re su sepulcro en la catedral de. ¥áHadolíd , que se supone
'pertenecer i \o4 prinBpíos del siglo XV , al paso qne , atendi-
da la'escdsa cultura de aqn<!;) ttem|N>, ofi^e utia mnesttá -4el
*lpno poético que conviene á una tnsccip^'ion de esta ^táse,
' '(f> ' k^etde et lettor l«'oél«iri ^«« dfjé «Mulpícb Dos Abv» ém Brcítb
¡' ' Con i«log «lies fafiéi tétm^ññitwm
>.. ; JU •<• d« «isoacnia j «cho «iitrado . .
Sobra mit j <|o¡ii¡ent#« pov'k«krcrO|
A las ¿M ae la Urde el' patlrer din. '' (
Ef 'MUp^^a ó npala prosa? ¿T ^né i\rtfBo»,it las qvintillaá de Joan del Ba-
ctaai éa qué nos da caeota dé la muerte dét mtr^ééi ée Staütnia*^!? '
n ... ! . . ' • . ' i I ■ .,••.'•'
Y no con estos contenti . ,
esta maldita de Dios I
'^ ''-' -fino ^«'gtna asIiMticnl^
i -f'/ ■'•• mi,el a«4.^tíno^«^,
y mas cuatro teces dos |
j sab^ |Mff nüeUro ¿líl
- "• '- '4ieie«Uv«ir4j*l*li«tMnat-
1} '' .! f|M«reol# por U aiaSai^
I al maiifnés de Santillana , ' ^
j gran coAdbdti lUáL ' • ' ^ '
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praebA también que la narración de loa {)orii>enorea ea neoe«-
aariamenle vulgar y prosaica ^ ptea^á-jtal pupfo debilita en la
iiaagioacion del lector el efeMo de las coplaa primeraa, que le
parecen obra de otra mano. Dice ^si; '
Aquí yace sepultado
un conde de grande fama ^
un ▼arojo may ^(^^aUdo,
leal, valiente, esforzado;
Don Piedfo AniMrea «e Hama:
El cual ftaco dé Tdedb
de poder del rey tirano .
al rey qae con gran denuedo
tuvo sienif^re. ^iJbtra^O: qiá^f^ i
al horadarle lavOaa|iQ.(i>.:
La fama de loa pasado»;, >
reprebf od^ ,iá 1^ [>rese«te8:
ya tales wxvxk Mmad^a,!...
que eljlkifíU^fitrlo$ ^tí^^tHdfis
es ultrsy^^.loA v¡(iri«fite8.. >!
P<*q¥^;la f^Wl^^díil bueiiQ
fatiga, poc^oiide Ivui^la
al honrado. CQU la :espueli;^.,
al perverso con el freno.
• « . •.
, Por.^su causA tv^jlf^efidp^ ..., _ „;
... •/..-..' 1 • • ■:•'•' ' . * - ' •• ' '■ •-• -^
(i) Onenun niie^rM historias , q^t siendo Don A.I01110 TI ¿t I^a bM;
^•4 del r^ moró de Tole4P| i cu jo amparo se acogiii íiojendo de su her-
VMBo Bott Se««liú'IÍ^ CmstÜla» ty6 e& nn'jcrdio del paUcto cieru ton-
veraecio^y 4iie sobve asvntoinpy roeerado jLnvo el aeiiaecfe moro coa na
valido snjOiiT conociendo oae^digrabaísi^vi^e ai Uegalwn 4 descubrirle, se
lifso él dohíaido. Tidronle* en efecto, y para cerciorarse de qne' nada bebía '
oido por ser Tordadero el sve2o , fingieron qne le iban á tala'8rar nna Aiatao
ce|i na pna^l^ Conodidf la inlevcíon^ por Ile^ Alonan , tnvo ^nieta la mano,
de lo cnal infirieron qno esuba dormido realmente. Desde entonces fné cor
BOti^'po^ el nombre de Don Alonso e/ de la mano horadada, Hncrto el rty
Don Sancho en 2Umora , tnto grandes dificnludes para salir de sa bospedaje,
qne mas bien podia 41aqmea .e||A<^fRÍ«; <P«»o logré aretteAtlas co» m ingenio
7 falor al cabaJLlerq D09 ;Pedro Ararat. .^,.. , ^sl t. ' ' > .. .
Segunda j/rie.*— Tono 11. 4^
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'' que pfegone eáta esérittira • '' - •' MJ-ín-
> • ^ ' ^ tóque n*8'ett*'e9Cbndido, '. ^*^:V^»- :>»!»» t.r ^
• ' -^ ^' yá casi paesto'éir ólriao .-*! ' í. no-. . ...u
dentro ¿e cata sépoltura r '* '' '*' " * '""' •
Porqae en este claro espejo
veamos cuanta maTibilta'- '•''•^'
agora tietié CasflHá '» ' • «^ ""
según lo del tietfpiO ^jé (i)l ''
! • • /í . .'?•/ "' '.
G)mpárense estas coplii oon>ia»{sIg(itínAs (ii^erpoladas en el
lugar señalado con las KoéaViU pontcís, y se echará de ver la
diferencia. '! '-'
^ E^e gifáil co^i)^ e^fidélente '
fizo la igtlMia máyóf , ';
é dotóla fargatneiíteV '
el anilla» é h'gtéín ptiéátri/^r "
que sour obl««s di^ va)¿rt <^ • ^ ' '
SaW Ní(M«á8 f ¿rtttb^ i*fcs'> •»"r
que son obras Üitñ'^fííatí»;'^!»' «J-
segutt que ácí^Ifts se^ptüéba^
dejó el lio«pital die Esg^áié^a '''^'
con otro^dos bdspitaleá;-
Tal retahila nada tiene de poética r es una* especie dé inventa-
rio ó catálogo de las fundaciones de este caballero , las cuales
acreditan ciertamettte sn Caridad y'jfcítríótica munificencia, y
con él hubiera sido mas oportuno llenar en prosa llana una
de las dos tdblás del sépulero, óóupanío íá^'t^fra^íóís" 'bersos,
que porJa,8eAcíUez.4ft:la..4lcq40|l,pftr.H S^^tm^^^-Wi^fiArr
Mi^f y p^r la' áspela <«iier|tfoeoti qve'^eacé ev[W«8fl<h)'el pen^
fcami^ntó, feióguWmrtitíí érf lá quWlin& tercera; idfcfín .en^el
ánioiO U0iBL%.pi^6Í0l^ J^¥)a1^Í^ • ,tn..' I ó ./ 1^. toq c.= .
Peiro bay sucesos dé lol importao^ia y delebrMsíd^^e bas^
ta üoiíibrárlói pata recordar ^asta'^lásJpersonaf de^ipa,s'jj[p¡^
MÍ ta «1 originaL To lu «tcribo acga* sé^^ctalittAitf 'A tttf'íueíd^á.^ ' ' '
-.'\» » / ♦.
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4éila tDstitecteip^ dív/oboIo oaljlieafaiéviiinfí. tns .ci;«i|nfitiBibcía8
fiiHikol|>alesjínM>^haldjdrftaMne.eii'(tp¿Iviil^
&éc6dMenralugai''j^;^tgDidiid^ M^n^polir loquo ¿4«4f» «tinot
pó^tatrtoakkieb^inat^iá Kl |¡íiuAí Ids te^fHínieolo&iooii qoé
se trasmiten á la pflktÍH'iddrfi se dírigé^OMiu» éLaaneerraá su
memoria f dificil de perderse, que á solemnizarlos de un mo-
do digno^ ya como galardón de los que en ellos tuvieron paf
te, ya como estimulo para los venideros, ya como título de
gloria para)'la 'aacioo ea^^iie* jasaron. Asi el objoto de las ins-
cripciones que hayan de grabarse en tales obras, no es referir
menudencias , sino dar sumaria razón del becbo en* breves y
solemnes palabras , como queda dicho, sin afectación de inge-
nio, sin frases pomposas, sin declamaciones ni encomios des-
medidos. ¿T qué razón habrá para que en ellas no se emplecD
con preferencia los versos á la prosa ? Confieso que no me ocur-
rt» Ti^^gfüWflP,St^eflf tve ^ontsfAflro <t«Fel qbe «titi^e^tos tomano^^ise
tuviese por cosa de mal gusto el uso de las'fofrnas poéticas en
las ínscripcio^ív IJpMwías: ¥ sí es eia-tij^ífiíe VfrgiHo dejó es-
crito el dístico (i) ¿jiie hoy ^ lee en Su sepulcro ^^'esie hecho
fifuéblí qne ho íera^tnri gtmeral equeilk épitiioo 'c6ma sóp«)ffen
p.u^ narti()sir¡os/AI¿}%^? y» 'no Jcblles razones ppílieran alégar-
ae eo £a>«orvdiD,J«'m ja 4 perofna li añilaré á indiaai' upa |líai«
que es te'facilidad cofi qtie le graba» ?os tersos en- la memoria
de ios le(U0ff^^,i^pjp pof. j^j^rflipniar nfclricji, cuanto por i^l
halago de la ripna. Por mí ptiedo decir que apenas sabré re-
petir tre^ inscripciones éi^^^jpff ^ (j¡^ J^s^ j'p^nitas que he leido,
cuando tengo presentes -mueliasí^iiy^jalgttiíaa de ellas muy ma-
las, por sola aquella eárfídd^ ;'C^tnoMe^'^épulcrales de Pedro
Miago, del referido Di Pedlro Ansurez, del Tostado, de Eras-
mo, de Juan de Mena, de Rafael de Urbino; las del retrato
• de Franklin , del cuartel de los inválidos de París , del teatro
de Aranjuez y otras varias (2).
(1) Mantas me genait, Calabri rapuereí tenet nune
Parthenope : GecÍDi paacna , rara ^ dacea.
(S) Rntre «tas permilaseme citar la de la casa mvniclpal de Delft en la
Bélgica ea coafinmcioa de la libertad de tráatornar el drdea de las palabras.
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954 isntfr:i
Tiempo es jíl de dar fin á-eéte arricia qnéra» >há eiú^
maltiáoé escribir , ufo le presuodoa de daor tleooténes'á Ioe.}»ifc
teratoB qae «e ocupen en trazar 'kb rétalos del monamenlo del
Dos de Mayo, sino el deseo de que 'los elegidoá no desdigu
del mérito-artistico -de k obra » de la grandeza Idelroiíjetai, ni
de la decantada ilustración día nuestro siglo. >: ;i .
JvÁN NicAaio GAixito.
^ropk d« U laoeiui Utiiia ^ !• cilU no coadeata b lioiidá ia|ecioa de U «ia«
Uxú DMderna. Dice «si:
Ave doáms odit^ amat , fmnit , eonseivmi , hbnorai-». . < - - i
Ne^uitiam , pacem , crimin» , jura , probos.
Ten artificióte di«loceciea de 1^ TCrl.os respecto de 0a régimen no es conocide
en loa idiomas Tnlgares , de qae tengo alguna noticia. Así , para traducir estos
dos jrersos en castellano , es forzoso decir. Ésta casa aborrece la maldad , aniA
4a incordia , castiga los delitos , gtuirda las leyó» , homa á los ■ kuenos* Sia
cmlMirgo nuestre lengne 1 mas libre en sus transposiciones y nua ilBsiinhsnui
da qne otras en su sintaxis ^ pnedis sin gran tiotencia imitar hasta cierto ^ui*
to la indicada comtrüccion , jbomo ie te en el iigniente epigrama.
H07 me cenridd á' almoraír /
en la Yonda de Falcd
el marqnds del Rebollar e
fino I comid| semarcbd^ •
Urde I mncboi lin pagtn
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BEHAimill»
-ij.l -r.-"'
' 1
í ')f, /
3S5
HOVlBItBirrO mrSLEGTDAIi BV ES»AHA.
'■• ■ ) li iiiim>|yii I
E.
iir medio :d€ la asoladora y fratricida guerra que agovia «[1,
[19Í8 duranle aeia aaos consecutivos, entre el impetuosa, cho-
giiC; de las paaionea que luchan , y de los intereses opuestos'"
que se combaten , lisongeró y consolador es el ver el movi'*
mienlo intelectual que se va des^rj^cllando , y asombroso e\
V^ llegue al panto en que se baila, entregado á sus propiaa
C^^r^ttt sia protección ni estímulo de ninguna clase, antes
bieiv abandonado por quienes de mil maneras pudieran^ y de-^
J^an fomentarlo. Compárense las otras dos épocas en que h&
qqefl$^ lib^c el {pensamiento, y libre la facultad de publi*?^.
osar tus frutos, y se verá la notable 4if«rcncia y el adelantq
sorprendente que se ha hecho. No hablaremos de la prensa,
peciddj^a, aumentada y difutidida de un modo estraordina*^
fpp; y aunque por desgracia y para su propio desdoro, entre<^
g^4^ muchas veces á los escesos y abusos á que arrastran el
üjlfi^poo 49 Jas pasiones y el ciego espíritu de partido, escrita
(((^fijpaa^ maestría y saber. Curioso trabajo seria el presentar
jo^í^, Cftiilogo de todos los periódicos qne bajo diversos nombres,
y, siustenlaqdo,. principios diversos., han visto la/luz pública
dfs^ que (ue libre la facultad de escribir con el estableci-
miento, del gobierno representativo en esta ^pocí^; y si recor-
riendo sus págipas se encontraban, reproduoidos los artículos
sediciosos é inmundos, que haa degradado á la imprenta en
otrps paisi^s 9u momedtos da convulsión , encontraríanse tam-
bifq ;p^iódico8 eaorito^ con toda la cordura y el saber que á
algu«(Os de lo| mas ayevit^^ados en el extranjero distinguen.^
Yierase allí, y verse puedp cada dia, el progreso que. en este^
raipo 4cl ^1?^ P^ ba hecbq^ asi eu lo bueqo.9Pn(io en .l,o,^-
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356 RmriflTA
lo y pues por uoa fatalidad que parece propia de las coias hu-
manas, siempre el bien ba de ir acompañado del mal que lo
acibara.
Hemos llamado ramo del saber al periodismo, y entende-
mos ^k>felto-^al -saber jiolkico, piMt^i-JvU^^^'^^^ 1^ fo*
lletines en lo general pueue merecer este nombré , hí Iq« pe->
riódicos devorados con avidespop^-püblico, y ocupados de
la política, han podido escribir de art«s y ciencias artículos
que no hubieran encontrado lectores. La prensa periódica en
EspaBa puede asegurarse que ha llenado su misión en me^ib
áe la etórVescencia de Ids pááonts, y la hubiese 41enad^ me-
joír,'sriál9 'leyes habiera'n' sido mas eficát;«9 para reprimir áui
escesosi El) la lucha ídé los pártidé» el y^nddo lík em;ótiti^arib
Siempre defehsbres animosos que le sustehterf-y t^anímen; A
ha habido qaieii - baya ' escitadd á Ids^crftlte^eii'y kl desohleoj
há habldb fambien qureñ atretidamente baya defétididüéi '¿r«-
denf, y pedido el castigo dé íos/te rita i nuiles; ¡bjalá' todt>s Ids
dgéfites' qtié deben contribair al añbnlzamienio del g^ób'iernó
representativo hubiesen llenado tan bien su mísióti I Tal veB
úveo seria el estado actual de táá cosas, ttaenos hondones tal
i^t^ empañarían el lustre efe uña -facultad, que -bien usadrf;
es la mas fuerte defensora de' las íibert^eá ^ptiblí<3aá. El pe*
riódismo en E$|i^ñb tiene ya 'fijada eo fuerte ; cudtído retne la
paz^ cuando se sosieguen lafs'pásifonefií y se ealmenlds odios qué
actualmente nos diVideii , de^apareciíráte* eoitió desaífiaretoíetim
en otras partes, las publicaciones I) ne lad^g^ad^n, p2¿rh soqué^
dar mas que las quela háüeil hbnbr; síihsi^tii^áh toé^ fiaftidtfÉ;
porque su muélate serta la muerte diel sistema 're|ffeS^efi^ativé;
I^ero subsistirán los partidos' legttit¿0Sj-S)ibéiáC|rá 'la «^Mitíoi!,
pero U oposfcibnde discusidh [ nt> \k ^oft^sMÚá MÁvM'fida en-
Bechós f etk provocaciones étimihales.' Et'|SétibdlMdN¿ti Eápb-*
ña, Volvemos á decirlo, {x)dra pioi^se 'é^i parangón por- stí
brtUb con él dé Ibs demás pueblos civilizados cuando désapa**
rezcan Ibis lutiares que le empaña y las caúscrs'que los produ*'
dücfeo; y mientras siga la e^rveséetíctá en los'ánittíoa «f Jair*
rltáclon en l^lS' pasiones. 'deber es de las -leyes y del'gobterni^
el niihdrárr í(u3 malos íetectds, el óástigar sus estravios.' "
'lái pasamos de' la pVensaf (^í¿di<te 'á' laaf ^MicacibWeS éb**-
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Afifí^fkfb&>ibyJ^Í¡i^Sis^ .vaiiejiMK^jEftoikpeiite i^jiW^ aren-
4^11^1^ iJi{^ad^<)««0Qme9traa »iijMi;ilore0o'a«pqiie .no tai^f
<ft9f*:fM K^^aijl, o^mo d^i^rw, para ^ue.o^i^»iM m^mr xs^ste
.649^0:ill#^gpk^§4í'aliffaíli^^ y;p«idÍ0ir^af«|¥iedar 9^r/r4«fibuir
;^ 1^ Hli^blM qiAeí9e;biqÍQS«tf|«« Hemos diqbo al|>fÍA^if4ar. 49r
4f^^D(í^M)«i9 ^a«^ fj moviíaieataint^eeidaLclQf Gspaü^ ;fiQ'4i(9|-
.fírmelo y,fjí Jinsiiml^eifA^iones de algha^ m«W^Q ^.aí la» «braa i^títo
^t^hf^.á. iMj» p^bJicatoi el oimero y tíEilidad^de Ais saiKvUor
•fi4s i>iS4^aK:ytffias .[HHlria^ preaeixtar cdmior tale» á muchas derl«s
.pQC3Mas<qWf.poi*.8u aituatíioa paf Ut^ular .en U sciciedadt'ósU
^i(2ÍQ^<lejeaipleadoflt tienten una jtioic^ oMigaiaidii:>de coap
jtribuiít'^.JU^difuaioii de las luees y i la pr^sgacíon dedos .ca-
0Qi)(4a^i/eHtos lUileS» No se .v^ryi .figurar ^oUlBieLlos al mioisArp
¿deJ^iGgtb9ir«if|ciop. por uoiofe ^m^plari^s d^ÍDüdos 4 I^^s^)]^
l>)iqMsottSf;](-estaU€K'inai^iU^. públicos 9 como sucede e^oM'ps
4>ws^;tQo figiHraqan tampocx> OMlí&hosrgjsfi^spQlitiQe^encssrga-
igjKtlaildcJ foÉient^ de tddos loa >ai|»os en las pro>vÍQicUs cuyo
.^ntÁeriu} Us está confiado: en «inel. palabrf no ae Verian >los
a)toMl>eaaide4uiichaS|ipeiis(\naa q«ie\por el estado de su íbricuia
vy aMd|p<)SÍ<;ÍMfeét» la sociedad fdd>e» contribuir con su.apogíoal
.4UVf>gveso. iaiekcltial 4ue ae Yer^fi0¿iy' aumenta» á > pesar :de car»
ut^Oán dfe «rntáantea esíimulé0« .. ' ^ * , '.ij
^oiiiaUU?ifiileimotit'\DO podeanosi meaos ^ eiiar ooniel9¿io<fl
4iualrarfo pelo de k-seoiedad .ecouiuHoa de-Valeocia^ <|iie.pn^
;.Uioa^mepáualmcate un >A»feaM» *£i»»r&i^i/Rr9 de sus tral^tt-
]Msi(j:),<y cuyos dea nuoseros publicados. hasta ajkocá'qile (e-
'jbeasos ;á)]a vista , correspooden perfedainénie )al':ei]gerl0ít4|hé se
-lllk;prapiiesto. ¡ Ojala estej^eiaplo sea imitaidri'piQrr otras corpo-
raciones de igual dase, á pesar de que no desconocemos la
¡«^oasest de recursos con ^que mochas cuentan ^'fiene ^u^e no
-^ede fcacerse cuando Jiey celoy .buena voluuiadi j ;r;
*' (l)"8e suictíIm en Yalencit en ta hnpreii*t M Diario Mere^ñtíl^ i^ iH H,
-Mr MDMttve y SO |K>r va aSo/ y «a A«f ¡nroviactt» á Si mfc p#r i|i| fSfi^a
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•358 ÜÉVISTA
Mttohas de W oétts^s <íue llevamos iaáiqadbff (MílriboyAi
üo pOoo ¿qae no sean tan frecuentes, <x>tfio de desear seria,
las pablidacíOnes 0 ¡mpresiooeft de obras de mas importancia;
lo9^9piriCus de los esorUoresr no están trancpiilos para enttet-
garse ai ^«flexivó'y constante trabajo que exigen, y sí alguna)
io Veriftda,' lio encuentra 'después la reeompensa que merecielrá,
-ni I» iodémnirácfon de suá gastos. Pero á pesar de carecer de
prótedbron y de^'beneficios^ vemos reimprimirse y eoleccionap-
«a en Bapcéfóna (as obra^j de nn^tro célebre J0vstiLANos en una
'iNl^ña' impresión ) j^éro cuya forma pudiera ser' mejor: en la
misaia ciudad se publica una edición Hustrada del QutKrní,
^que si continua cotnc^ ba empezado podrá competir con las
•heobas en -el extranjero. Vemos publicarse en Madrid ttna im*-
preiiori d^l G|t4 Blas, también ¡lastrada-, y otras 'muchas obras»
-que al paáo qv^ son un testimonio de que vamos adelantan«-
'do, admiran* por la situación en que este adelanto se verifica,
Itfcbando don todos los obstáculos posibles, y llevándolo sola
ák^bO'la asiduidad , la perseverancia , y la té en el porvenir.
Si asi tío fuese , si el trabajo hallase mejor remuneración y
mas apoyo el buen deseo, cóaió se habiá de haber publicado
en Leipsrk una hermosa edición ea isuatro tomos de las com#*
diaStde nuestro inmortal cai^bbron, sin \x|ue se hubiese becbo
otro tanto en España, junto brin sus demás obvas , <}ue si sie
. encuentran, están diseminadas y contenida^ en numerosos vor-
l^menes? ¿Cómo, sin que sucediera lo mismo, se había de
publicar en Paris la golbocionvb' los mejores autores wmüo-»
LBs« de nuestros histor-iádores-antighosy modernos, de nue^
tros mejores poetas? Fuerza es esperar que algún dia cesen loa
obstáfculos que á ello se opooeq aboca ; conauólanos la idea del
adelanto intelectual que en nosotros se desarrollará pesar de
taptas contrariedadee, y el ver la estudiosa juventud c|e nues-
tros dias,
¿A quián, en efecto^ no sorprende el ver el ardor y el
aprovechamiento de nuestra juventud, que será la gloria al--
gun dia de nuestra patria , y el sosten mas firme de nuestras
.in8AitUj9ÍÍ9Aes? Alyreo^e laiíi.í|átjedras del atbneq,, y^eja ve,acu-
' dir presurosa á ^las', y deJM muchas veces el fusil que la pa-
tria le confia , para asistir á las lecciones ; y allí se lá vé dls-*
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éiH¡rV7^1ceri y eWtiiTiSt, y coritracr éW'éspíMblSeMHcitfbili--
liad, ^é^qfáe tanto ttécéñrábamos, y t{oe tatitd <x)ii)írif>uy6'á'IÓ8
ídacerésldli la vidé y al progresd de la ie)Vi|}¿»^nf. Celebra él
niiékó^ sui^rééittnéd', y bormigueán los ^poetas , jf' birénás ¿ túé^
• iáti^J'idAdB leéo ^uá coiñposicioiies; ^ lospibitírés ^iütáti ;;;j^ 1(^
¿dafroióliié'^ cantáú ¿r tok^n , y tddbs los arti&taá W^ olvidan de
'lyiáft éáy 'gimrá ciril ,'étt{ut *üge iaH ve%;el fü1[>fitl en lÚ ea*^
^Hlb', pirAi^etítreganié^'á' loa aiirebtrtos de'^á'hnagiaadoii; patb
r^ocuarse eo )á'C($mt)i>8lciob''.de'8uá'oms, eA la xoóperacfóh
«de süft afnHgós , y aun en k i61*{ttca laT vez da áús óompa&eroa.
'lib Bíiisnib iHitede en el iWS'rtTiltó y énila ÁbábÉMU i^íLklíiitóúiCA\
^fó miéaéé creemos que sttéedérá éfi íds'eskábleéinHéfiios die
igóal'c?asé que exi'aften' en 4a8 provinciais: ¿qniéá; al praWn*
^'ááño^t ao Mente rébbfor en an wrasool' la atégria? qtiiéli; ho
'se é^edte cóninovido a) pensarla que somos, y lo qu^ podetnoa
'llegar á ser? quien no riecono<:e en é&é prog'reáo un sigiló fhté'
ieuner del progresa qué iÉe ba de veríSear', cuando cesen Ua
'triusaé que impidétf ahora su completo desarrollo? El corazóh
ae dÜata 'bI ¿ontemplar tan lisongero espectáculo, y encuentra
en él i\h kuave 'consuelo á la tristeza éon que nuestras actuales
desgracias le oprimett; Y no solo en estableciinléhtoa de lujd,
si es [lermitldá la expresión , esdonde se percibe esa animación "
'y progreso intelectual j nosotros bemos visitado la3 escuelas áe
^pá^irulóá establecidas en esta xapitar a * impulsos y á costa %
uña ásociacion'ílustrada y generosa , y nuestro dorazoft se ha
•édütnoirido sensible y agradablemente al contempla/ iiquél
'té^jíecfilculo , ' a( rét én 'sinriúmeh> de ¡nooehtéi' criaturas,
'WMndMadaa antes al ocio y á tos malos eiem[ilos, entreteiíf-
dtiáétr^uálafaiitftlésfufegos. mézdádos con la ed^ñtaka 8 la
^docilidad y á la obeiliénbia , principtfléa impresioaés qtfe« ¡f^e*
'den grabiírseeh^enténdiikiientoé tan tiernos, ¡iero-lftíéaon'iél
'ínas seguro y firme'itíiten de su deisarrolt^^de su in^troctión,
'de su méhiliáirá fotuta* ¡Honor á Jos dij^nds i^dlVtdnbaí que
''¿¿npf^endierori'^jri llevaron á cabo tan santa é ilusttada obra!
' Sirva su ejemplo Át estimulo á' otras personas y cormHratiiofietf,
'páVá-qtie ioihándolo isontribnyiiEn al afianzamietílo'delá'iibtfr^
f tad , contribuyendo á'la educación del pttéblo, su pi^lfttdipal'y
-^ttA'firme soateni-" ^ '/ •- ' ^¿'^ ,/• «, i- -■ ' ' i -r- i.,.
Segunda s&ie.^ToMQjL 46
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s^ ^vw<^i?if h^ Í)ií)jiotep*s públícási^ y ea X^íhI^^ ifi^^.^e^fr
^aa^ ú peda^.^ejfüftzpfosa.y, desdichada ép^pa fi^!qi}p¿vivifpps«
^^y^rlp^f^oiji x^^i^aijpy, jiQ cierto cansancio , de laB ¿^es^üoi}^
pplftícas',,!}^^ (^Sfli^a ^ñal induda^l^^^ que..f)oi^^fKt<l9 yfii^
.espífifus cgn|9.adgijjridp., y^Wíetíd9lp apegAi^^^ffe;,^!)^^
,<^tra partc,,§l Cftírt^P^^J el.WW» íWCjfolq puedf^ ,^¿«oiUjj|r
^eo,dfi^Hiqíde.>s.l)j^ll^*J«ijrRsj.4fi^^^^ j •>r.T^\ojj 1
^ .^If i^L d^^e^fo pi)s<^^q^ á rcgif>fie^ ^9S elevada*., ^ji;.yplv^ino8
4aj vista á.fluqsU93fiuerpo^ lejUlfUiyos, ¿q.ué plac^j^p a4vjei^
.j^reqoQ&alY^gfcubrir.el ad^Iaotp hacho, &9bre las de^i^ffpo^s
jen^que ha rf^ido el-gobierpo r^pr^entatiyo? A|U encopf{^a^€(-
^Wjoj^jjj^f^ IWP">^. ^® jóveo^,cjúy,as.lpces y;opap9Íii|^ieftlps<,|sjiya
^f|^9ilídjd.en,el^dpc¡r , y fij^¡ta y;lucL[|cz en.sus;pi;jnc¡pÍQs^,;|ioa-
jTfM ^Lcuerpa á que.^erl^npcen y y.^l.pais que ios digip^ .ri^
^yfil^an^Q.cpa.l^s qptabilidades.iije.i^ij^q^, M«q^po.&.0¡ que sjgi\^9-
j(^dp,cü^)qd[e)aptp geners^lde la sopiedad,,!^ i^{qu^fjáfi4V^<P^^-
c¡pp^PÍo% , .hap progres#4p a la par:qqe..dla. )L^s;^e^^Oj^ de
Jos cu^r|K>s iegisLatiyos espaupta^ en es(a ép9Pa<9P:}^^íPP^sti^
qo^epto, M.p .testimopio íri;^C5isable del a^|[n})i^oso adelantp
,in;t^lectual. d^ la s9CÍe(]ad es{)gpqlar Tal vez^ea'^^f^Vino de, los
.querpps d^Ub(efan^s 4e Ettfppa,ft9»eacufpt,i[axi{.ftO,,taajp. púpa^-
,j|p ^qrj^doí'ef tgq./elopu^nips.y .e9lc94j4<í^.; dirásiQ ^cgéf.qve^
jjeflp cpplribqygJa*fl«¡d^z y riqu^^a ^de'ppe^rpjidioipa^^V.ÍAr
ft^f)íP y; precocidad !Bati|>al á Ips.pí^wfis niejri{i|jwaUsrvW?fft.8^
mjsp^.^í^^, ^1. mistpp pais .hemos tepidp y hfij(Hta4o..cyi
jjfpfis épocas,, y sin su agraYjo PP9de()4«c¡«ci quf jftftJt^líJBp'
^oomparapiop con la presentierxLa. causa ea p^i^^jr^ opipiop^foq-
aisf^ ,^P.que Ja Esp^ina dntp vez, y fiíin dpr«iííe;l<>8 ;d¡BR,wqs
!delogol]|í|fPP absolulpí,: b^ {panícipacjp j^^,gf^p,|pP?to¡*¡ento
inteJfKMu^Jíque se ba verifi^do cp Europa ,t J) tpinaf;P?T'UB f^
41 , y.bJtota(Q9P ip^^ el g^rpien de prpspefri^sid.' q.ii(B ti^pe f^
jSU 8^ap,.y qpp ^olp peces¡tp4e.tranquil¡d<|d (^rf^.sm^omp^o
^de|aprA>U<^iB^f<3P^^^°S(^ con arenclop, y me^ljít^pse cpa.4^(qai-
jfiieptp;, los.ppp^tos.qu^.solo beocips bosqueja^P ^p jes^e;^r^a-
^^^juJ^Qf.fW® mas nooxjs;pierpiue suJlifiensipn,jyi:^^¡cíviOBgfá
sin gran trabajo el progreso inmenso iütelecJimi|;.que^.49;|iA Nf-
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DB MADRID. 36 1
rificado en España : recuérdese y bagase un parangón de la
E3paña actual con la España de 90 años airas» y entonces sn
advertirá la diferencia, y se verá <^uáa distantes nos hallamoSi^
en bien, del punto de partida.
Expresamente nos hemos abstenido en este artículo de ci-
tar nonibre algi^no propio, porque conocemos cuan odiosos
son siempre I06 elogios ó 'las ci ¡ticas cuando son personales.
' Pero examínese con imparcialidad la composición de nuestras
Corles actuales; recórrase el catálogo de nuestras piezas de
tesHro; penétrese en los talleres de nuestros artistas; obsérvese
la concurrencia á los establecimientos piiblioos y particulares;
cotéjense las producciones literarias de una y otra época ; me—
ditese sobre la actual aGcion al estudio y la marcada tenden-
cia de nuestra juventud al orden, y hu general adhesión á los
principios de gobierno, reconocidos romo los mejores, y se
verá que si hemos sido cortos en los elogios que hemos tribu-
tado al desarrollo intelectual de nuestra época, no por eso es
menos sebsible su magnitud, ni ofrece menos motivos de una
lisongera esjieranza, á 'saber; de que llegue el día en que po-
' damos decir á los e)rtranjeros nuestros detractares: «Llegamos
después que vosotros; pero |)ara eso en el camino que hemos
seguido, hemos separado los escolios en que vosotros caísteis,.
los errores que sustentareis, y los crimines que cometisteis.
Unidos ya á la gran familia intelectual, contribuyamos todos
al bien de la especie humana , á su común felicidad, al triun-
fo de la ilustración.»
GbrVASIO GinONBLbl.
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■ . . ' : . ' :;•>• . . .'. • V. M,v r
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ruKRft^ áriL.¿=t'ÉÍ irigor dé lá estación -iü^titiinpídietodío'Iós'
kJtelitDM óiieááibléft^en'iá gireVfd'; confinada ya i'lo masá^-
J>én> y estéril de Aragón ,'TaIencia'y' Ca'l'alnBÜi ;' pefti los-gran-'
des prepacaüfos para \i pr6xima caxnpaflá/et ardok' 'denties-
¥r68' sóld«idos^ y el prestigio y. ftíéi^za moráí'^él caudillo qYré
lod conduce y dirige , nos persnaden que lá~ pi-iiñavera empé^
zairá enin nuevos pasos- dados hacia la deseada, pactficacioá
general. Todo indu<5e ¿ creer ique se d&rá- principio á la cam-^
pañapor la embestida del fuerte dé Segura por su importan-
cia y posición , y porque asi ademas lo reclama el honor de
nuestras armas. Graves deben ser los temores , recelos j des-
coéfianzas que a^f Ifin el c/impo de la rebelión , cuando en este
puesto avanzado en que han debido colocar á los mas pertt-»'
naces en tegnirtmaguerra, sin porvenir ya y sin objeto, haií
estallado disensiones y revueltas tales, que -la guarnición se
fcá sublevado contra el gobernador del fuerte y otros gefes sur
perior^, y ' los htt fusilado, suponiendo que estaban de inteli^.
"gencia coti' htuestros generales pai^ entregarles la ' plaza : y
'-b(e^ se l^há de ver que este 'stíceso grave y atendible como
Síntoma del dltíecfr ibtérior que coriroe las entrañas de la re-^
'^bielion, facilitará en gfan ihdiíera la toma de aquella fertálé-^
'za, y proportíóüará taP vet so 'poaeifion síá gran derratnsímieti^
to dé sangre española ^c^e' nunca mas qu^ ahora es precisó
-economizar. ,Agu«rdatnós ,/|^ués^ con la iba^yor aftisia lá fyr¿xi«-
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?W4 jiim»^
ma estación , y ojalá que con ella se consiga que los estraTÍa-
dos reconozcan al (¡n su yerro, y sin reproducir antiguos hor-
rores, se acojan con 6 adámente á la sombra del augusto tro-
no de Isabel. Un desenlace de esta clase seria por muchas ra-
zones, que hemos ejipYaéa^o ya en las' ^róniea^ anteriores, pre-
ferible á un venciihíento coitiplero ,'y á él principalmente cree-
mos que se aspira por el gobierno y |ior los generales, de
la reina.
JtBaMBgRBÍ^'Mntiipanseg y^n-eparii^iér ac— cfaSig
que se van á desarrollar bien pronto en el Centro ^ en las pro-
vincias vascongadas ^e-1faíOénc*h)^'tifffyores esfuerzos para en^.
cender alli de nuevo la llama de la sedición , y envolver otra
vez aquellas provincias en la guerra infeliz de que acaban de
salir como por un milagro. Una partida de sediciosos al m^n^
ció prpclgpVndo á.^stp ««.«Uenoríqrfgjy^sjcayi^jjyqjí/fcffiiíB^í}
afrafitrj^fl W W prifflíual i^^t^ojlo á aqiíjq)i((?s hab^f^t^^ 9i^f?A
y§no.lr^fai>,de qtvinjipver y agitar 4 j^ipa \\^^]^U^ q^e ^^p
id^^ d/^jf II xolujatíir|>4^ept^ la5.ar«)fl»,,Cuando f e 4it4J)ajbj^n ,^
siiú^oo .ma§ y«[^!p}049, que ^hfira pfira l^yra^.^<i^l^^^e j
^stcner las pir^ein&ípneB dpi prtucip^ r^b^lJe., y que^i^i^* olro
lado, tan cpntjB^lo^ y salisfeci^p^ s^ b^Ijia^if^HfiSU ^ipdft |)ací«-
fico y tranquilo. La sediciofi fjue rf c[bay.ada jep' ipdRl la& poe<r
bllo^ con. horror ) y perpegujd^ lo& suM^y^d^se^ todaa djrec^
cioQ,e%t;a vieron muy li^^gp qu^ disply^ri^, €gyen4o,lp0^^a^4p
^][los.^.jfnaaos de nues^rq^ sciUIí^^xmií ^a .lootativ^ iuf^HPfx^^^^
ba v.'^pido á coi^iiri^^r dp^ .be)cJH>f i^pp|'4a^i^!; lajÍ9iiUer^blp
fideliiííd .de aqu^lji^ fiyp^yií^cias, y ^1 gran m}pf^^m^fi^\^^^r'
Sj^r se epfij^fea jppra lanzarlas de a^Qvo ei^l.^./^ooii^iJli > A^qiifi
^^ fin eI:mem9raLfl^,cppveniq.fle'Vei|gajrf^, g^ (gqi^fiQ d^
hff n^fdiCjaf.^r emente, la .ii>)por(tanciii y tr^spfiivMnQia.d^ pi^ps
^os,;líecbo?, p^^ no d^r l^ig^r P9f^^ J^K^í^^^vm ^í(Cf^:4^
^opaceaquel^ 6deIid,ad„y.qíie..fQm^ffjtá'r«9 Qtfr^fl l^ai^era J^s
p}«q^.4^ nuestros fit{ef^\gq^^ .prpcui;4o4p ^^^AlHnaf ó díUtv
jel:ctu^)limieqtp. 4e lo e^tji^ul^dp .^o (Y.^rg^na;* Su deber es fij^r
Jíí y|i/»^f^ípft ,4 Jtó^n públiqo. ep^a (i^^idsid. q^íe e$ta4e^c«^
^jad^a. Ji|tcÍ9.ip^ \i^n^ ¡^ aosiegp y de. pa^ ^ ¡y desoyendo las decía-
JVmm^nt vi^8i,4|i i^4id^^.j:.Y*ibiipQii, sobreponerse á Jm
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jlüfeblok, y la fcordorá j icm|íañ7á (fc Iká aurorídWes. i ''^"'•"
^tié'tká dé'^áRr e! espíritu 'qtic , á Vio mediar ádonteciWféfítoi
^yerf,*há'dí\Wfe^dtfpaf álgftA'ttempo áF 'góbíei^nó^'^Jr^jsfttk
á'átiíbti VlisisqAiciada , y et VémeJio 'á^ tatitos males cD^mb Yá iíaí
bajan y ojprimen. MoltiVo dé'gíándíes csperanists para tinos y*d¿
glf^átMeft íertibfc5''|>ara-'{ñi^;^|étTÍue'#rf-Cohgrf^ casi
cSeliírtíi^hiertte* htéVi'íSdfJ jítfblíca ,'y:sc sigWi'^íon' áfari eiñi
f^Mltts rráb-áJbiY UJjbnes^jV^ paVa iftbágár pbr
^á¿^e!'y¿píri!u^*tíé 1¿ atíSmáV /IW^^ 'd¿'sii s^berY'ftfbiézi
píieáí fepéVár Frf'nacroh^'Hé agW-íá'-rázort' pfinc¡í^arpbf ¿fiíB
¿oíítttTOk'd^í'embs tátiíbiién en hiítérfá 'rfóní5a*algutiá*(»stensió4
fhás tfelb ^'ue hemos 'fefóoslumbrado , á la parte en cft/éí hable-
ttíoú'dk bs sesiones dfe éste fenérpo colegisíadíor;* • • ''" ' ' "^
^'' El'i8 se VéríGcjS h sesión regia con elaparatójr' magnifi-
cencia pfTopias'dfeYan angústk instalación, y/Fue yá'iín espefc-.
feculo consolador "tcr 'oti Húihero tan cbnsiderable de senado-^
fes y diputados /qtíe cotíVen¿id6s déla Importancia 'de iii éni
<;argd, 'ha'bídn' corrido *á oca par sus puestos, á pesar del poco
tiempo' qiie babia meBÜdo desde sú elección. SS. MÉ. la Rei-
na Isabel y la reina Gobernadora se presentaVoYi'^h él éklór] .'^
fderotí recibidas' con aclamaciones vivísimas, cuáles n'dhfia he-
ínbrf visto'ni óido en séméjanies'ocasionest'parécjá qiíisíse ha-
tii» ^({ü^ridlo con'á'queltaí 'knuéstra de adhesión i fán ¿ügustás
pifi^onas ofrecerles''ütí' desagravio dé ánietld^ys' désd2aloá, V
íMfánVestatiésiós'kénlltniéÁlifs de qu^é se hallátíim pp^eidqs.íos
fele^idós dé- lá 'haííioYi. VA áUclirso de la Cói'olíá proAuncia'dp
Vi6ÍfS..M. l^ Reina' Gbber^adbr'a Vino á compfeÍal'4a' [iiífctíca
tótüFaiétíion i y á' pi^s'cntar lá perspectiva de un 'hbWeníiy^ii^
H^TÍcfsó. Después de iñanifestai' S. M/'iresl¿á¿ ^^^¿uéiía Wr-
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36» ..BKmrA.
iffSfonde^áiBL «^ que %| )iaUat>fi ,^iv lo^ jfl^IflIM «MTMBMldf^,
que- han reconocido .lq%;A^r^hiH;de .f^p^iigius^.jby^ lo)r
progresos de la (>a;i.ijUerIor^ debidos., á Ja in^iKfacia. beoéBca
del convenio de Vergara, al valor y dij»qiplipaf de ffp^Urp ?jé^,
C^io y á ladepisiof^ de su caudillo^ y á los esf uer;ff¡s de li^ b^^'
i)|^éritá ; Milicia napional; ponclujó S. Bl. seBfUnxl^ ^n .i^rr-,
minos precisos la poUtsc^^qae. p^ra el jrégkneu ¡nt/?rioir,r^ft
I^a^o^^jvoppnia.&fi gqbierno aáopUfv ,. , , . \.,..n
^1 ^^HilUándGKse taq adelaatada(dijo) kohradeia,,pacificaq^oi|,
es in4^S|pensable bi^cer sentir á. los pueblos las ve^jujas del,i)¿;7,
gimen. qoostitucioDal por medio d^ }fj^ que, jfsütudo fu J4>
deb.ida, consonancia con la Co^^Uucion.del Estado ^ 4^ jfqec^
y, vigor al Gobierno, prendas y seguridades á Ia-j9aa9(^yacioi|¡
d<;l orden y de la pública tranjguilida^>y m v : f' '?
:.,... «Giu tan inij^ortantepjropósito o^ secan pnq^Atadoa >ariaa
proyectos de ley^ cuya gfaveflad y ftf:ge,acia .i)ecQnocea;^)ifi|<^
Tales fon las que debeq pótt|si:.de acuerdo las dipotacbn/i^i m«i^
yincÍ9lfBS..y los ayui|laxa¡(;i^(os^ con el tenor, y. esp^if u^c^ If^
.Constitución vigente: la qjc^^corrija lo^ def'^os.qué la $|^ppi^
riéncia hd becho reconocer en la ley i^lfBctpriil : la qu^dcji^idG)
cpmpletacnenle á salvo la libertad de imprenta > ponga. cota á
sus demasías : la que atienda de una vez á^la seguridad y; d¡g'«^
njdad del culto, y ala suerte del clero ^ sin olvjdar la triste
situación de las religiosas y esiclaustradas^.la que ha de arga-^
nizar el Consejo de Estado para .qne sjrva de luz y ^giiiá á li|
Corona ; y, ademas las medidas legi&lativas. que reclaman li|
, administración de justicia, la Marina nacional» tan digXMI
siempre de la mas solícita atención , y otros objetos de no joat^*
.por importancia.»
«Sres. Senadores y Diputados: la paz^ la unión y 1«( ^econ-^
ciliacipn ()e .los españoles son y han sido siempre los votos^^djf
mi corazpn* ^providencia ha bendecido ipi>se^aerzos,,ai(egf^
ratido el triunfq de nue^t^as armas: á v(^lp:os con api Qq^úf;|'^
tiQ toca lo demás. Cuento con vuestro apoyo y«lealudy y que
unidos todos en derredor del trono de mi excielsa Qija bajo la
báijD|dera ^tí la Constiiucipu ,que hemos jurada^ basiarem^^á
superar cuantos obstáculos se opongan á la consolidación ^
¿rden y ^ de la y^rí^j^dera libertad. Estos son mis deseos ^ ^f-
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Gaogle
Dt iaMi0. i&j
Vgúánfá de ioiotrosHA^Mtíeil j j ftin HM>Me espanta «era
ctónplida." : < / ' ' '? : .
I 'E^fd' discurso Pue i^écHiiéo cott gnbdti «€Í|nnM«iies^ 7
SS. MM. Sáliérbh del Cún^ttso ietftfe' los vrtos 7 IrpUnsot de
fdtfte id» cotictírrettt'esl i /•»' «.I''. ./
'*' -'Desde ésta se^iotí se (Mledé decir ya qací qve^ó mrcada la
fiáíHidmla'^Kti^ del ntieYO-ctogreser^ 4 !• aseaos i loa ojea
de los observadores aténtbs : so- adlierioii al [dan i4e .gobiéMio
interior |- adoptado por tát!<Ék>od;'¿é'|vod¡¡ft ser ya dudoasr; 7
éd'áqdel'plan esfan cobs^íiÉdbb to^iMnoeépálea 4Meea^d»}lo^
hótñbres; que de bueni^^Té' qettereii abére. nóseirea ansalgaf*'
fúáír ef órdfen con la libertad /(las pratogatitoa-dé la me^
ti^Vi]ü(a con lo^ 'fueros de la Naéie». ^ . >
'* ' Pero estaé mísiMs cft^t|siantíff8,<tari halagifetae para anos/
Hénaron á Otros de iirá' 7 dé despechó; y se e9ip6feárett;á dea-^
arrollar grandes tenfatftaa de op<isieiottfiiBasi,kgUftiiaa en ú
ctii^é de ^dbieroo á quc^-ét ntiestfo pánümcey aaraacUeyadei,
facciosas, yen sunoro' grafdb aietitHt^lrias 7 tfríiiiMMlea/Mi^iuiestrá
pókicioD ííi Auési^rd caricternos Heva»á lodagar d eiíjabe-ieere^
rd'q'tm' piidrerá'td irez há^r entreesias.doaiopoaicbaes v edemca
dcP'sIj&Ashffe V'hianiriestó: pero si direaaoávqoe si vtspeitefide
Sfgütick adiclriíírtob'détla mayoría 'del acrnaL Gangírcao' ndanoi
IH^sTerfotno8 á lAánifiestaruos aws .défeMÓres ^táegáMÍplcs] t^oéá
jAhitifialciún 'éi/lo^eiMmoa y atentadei dé^laacáilesi/^espeGlo df
A^ros , y iíd^(i(értametíle'de ida menea b<KKiles:.d>i«i)Jartaiitaaj
cfre^mtMi shH:éra\íbtfi!Ae,qneda|Wsi;aaoen'itoda'aádjÉJv^^ aten-*
fátfói Í|oe valiiiíób'^l^eranietfte á 'esfimier', y que; á.dloáy 4.ka
prJlÍc]|i¡ós que j^i¿téhtad'(itth debido eau•a^e^ diiU> priáelpalj
Pérb' de tócfeB 'thk>d^ ^ 4iAdj»d«ibla-i^o:si k op^aioieii légalij^
fe^tímá ño^^ iffjoyó en la crituitfal ^aadíblosaq.'bsta^se apoyó
en ác(uena'/(Coiiü>'c¥á narnrar, fMÍ4>odot» étf/uN' jfrtfiidíe^^
pi^íímtso' y en una grao nebééidad de '^ntlloaeion«y d^i^si^r '
^'^'Sstoes lo' que en nliestro coiíoepto»'tior.bn< 'comf^éAdidó
bfin "fa' Óposictdtf legitima de qile #amps>bet|laAado'?'buJ'Cé»ir^
dúbtavál Keás^ y déép^. dé kr aedieidif , ba'bidó dIeSacéitAw
da é tm(iradenté¿ Bii easosaettejantés' el adido totídio ^ffie 4aB
d]Scei6}¿ni6s'iiéttto de'¿lé|ár4e sí (od«& las se«paclifciaideíeom--i
plfeidád en'loade*dHÍlenet, es cóndettarlos oMa^ alta isen y p4*
Segunda série.^l^ouo IL 4?
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gestión que pueda dar prelesto á ellos, y prolcaTar' que dl^-
tán¿'á»yi»impím<áítí^.htí\ii qu^eriea apojfr la
aihltcki^J'd ipoiial/61alaiE)|iy^iV.iU¡jae p|[ios¡ek>a do
i8ai , cuando impugnando las leyes pre^ofadas por el aiiais-;
tarib^ £ueMQ.^segu(d«iar«Iyi^ofl dj|Mitadp9i^u^ jiaj( apstepiaa
per unk lurbu'jdA a4e|Í9«i»^ qiiii^^M'i^a'^oo i^Oüqtfa ^u exÁ^(en-7
otatfii*'OpoflÍQÍ«¿i; to^M09«!i(rof)^jU.. 1^1711^14 90p.Ua aqvifllos
•r^MolM.j»cfl>noQÍ¿ dbftorpiJUe GQi|i|ur/])iDiK¡fo,eci:f}.iji.e se la,,iionia,
y ^tealó que ü . pft 1 iorpa itesrpAdltftJ^ 1^^ .pfíi^sonas j o|pimoi^js
drjJaaadswiaiMS, ^mo* 4^,ín^>i)gpar;Ias le^^ pref^^^t
¿9^4 y laiveB.relri»eiarip;l;^do9)§|j^ djsGi|r^Pf,4 úo^9if9$,^os
satisfizo entonces esta cotuliiiMaii.y ci:eeacipSjf|U(^ 1)^ sidc^ ^o^
acertada^ mis. prudeDlft jr^^i(4» cap^^ 1^ ;i|ly^r,/oda spapecba,
qu«'la>.qiie:hft,4ag'fiido/li( ^)|K>síciftn ^cf^al ea^los ú|fini08 acpuf»
iécimieatoti^aBll. yieoep-mañ grav^t. y, f^p-^ci^i^afiles quip . a/^tueMo^
q«6 aoabaiaae de «Moetonar^-r^Cofio. ^dver^jrios poIítÍ9qs dq
la actual OposidoOt .pero tmao ad^ef^facios nobles y^honjrfidoai
faeoiQs det)loEMlo estaeoondacui tdAQ^^ á U y^ i si^s legíti^
nuMixÍDler6Ma»i la pac y aI>«oií«gO/pil^)ico, y al afiana^ipiea;^
A^d0 las instílu0i^ei «aoslit^cioMlesíle baoeqnos uiUL'^dTfr*
leocia maa J!)¡ea eu su misíua; inioi:^ ^ k:^^ j^n el pf Qp¡9 nuea-
Iiift4f poique si' la. aacioB. llega. aiquifra á.spsp^bar que. lija
f^incipioa^ miüniaá dé> k aoii^L OposlcÁon, (aypf ecea ó alien*?
lan los deaérdeaes públicos, da iCMülq^fera, ai^^efá. que -eaui
suceda , la» 0||k>aieioo «eddksmoo^filuará 4,M¿ffÍR% de) i^iúiéy.
. aeran miradas todas «usg<es|íones 009 ,d(e^M:oafi^U9^.y cof) rec^;
I0» Tai v^ ella misma no conoce todo ^1 m<|l que le ban be-
•^0 cieplas.aliaozaís» y cumplo gjsnaria en ri^mper piíblica^
iCnjQiirla 'Goa.^las* Algunas .owcHifksiauqas debiera^ cop, ipdo
abrirle j«» 4>iJioa, y. baoeiík (tm^f^t.wégnyfiaje^í^xQS. La 0|k>-.
«icio/ü se queja, diacia y. üHiMrgfiliiept^ (je que iodp^ ^ bot^^r
l)|r4$ kabandonauíf jda í^^^apoaatat^^^ jx>r )i^i; del iériifiuo
apasionado oom quaie^f ce«a m dei^e^o, de fu^ baader^p \.4fi
q«e casi todos Joa.que kl»«cw hpyc k^ww.ep priniernUr
pea r wlitaban ames ^0 s^sfilaii} {>ei^ d^^o c^ao 4^ qnia es|^^
aea ún eíert0>CQMo ius árganos i^^te^jd^ii;, ji}ii¿:|8yini&;)aria>
esla deser«ÍQft'? Qnto U.^pMiiÜl Pp«¡cio». lkT^.f|^J«|i ^119 g(^f
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- w.mMWB. 36g
déct» «^ÍMiidPirfU á.8u«.mM MtligMi* a4*lM<i, y i!qi»«;4«n<^
tm d¿i pooQ lÍMBp«( w <k. <4lH»dlar redacid^.á dd» d9qei^.j4ft
aS^ ]t,gMMidM.iW*f«M*4«^#. 4 qaieiHiS lo» coinprom¡«09 y,
«Lid^p«ob«« WM(t«eioU».o«M, Wfán pernuaecer^ele» i iinf
oerlo hoDrad»«M*l«. Oti.lo4«.l« j<i,«eet«d.4M4 d«l. I«cl9 «fn-,
tmñ» » J« Oimiioioo; y ««««doi 1« jo^Wtad. áti«ndoii||.4Bo«
<Ékm |(Ai!««gi»raB«nleeMi fa«M.Mtáy«Íi«ri4«.4«.0»«)«ri«t
y |)«rdid«..<^P0ro vengaHio» é k mmcM^n de.lqi 8iice«0(^« y,
en eUm mrtnMM damottiml* «n gran bmumw I« verdad dj».
o«aB.ioacaban««.d«idecir» ' i |.
■ En' Uísfsitío del tQ «b debía pn>o«dffr, tmutmtgíp (4 ?«n>.
glamcoiQ^ «l.itovitbNfíiietMiQ :d6 l«««oaiwQnn 4e,nimfiP^ <iit,
aknsy opeMdoQ mecAnieavy di| mero» cwnlMdiQK iMnnM^^^
ÍBOffMm» de •frecer el . nMiMi)>)ca«qpj0 á d^te #i. ¿ueutUfn, .
Bin» ¡«ifMMiMinie 7*'la.0frt*Í!Qi*» <Ui ntaitotit* tmm94wpm
y:4efeo*Dckr incidel>fflSid«saef«4a^«f^..|<MP«»1i6<!epJp imWr
del Ceuglreto «Hm fffeixtfbicioe , para:«i|M,-w4e|.dff f*qo0d«r,^V
nombramiento de la» oo«bího9W 4|«e|ir|i«eni« el r«gj^m«pt9<(
•e-.|M!egnetea# %l<aob¥iKiiíiK« •• b»W«H «fispíUdid^ U» ^l^o^,
ne» fin algwvi» pr«v'((icia» de U moiwir«)tt{«t,ie||:^pi«. i)o,^ttbipri
»e guerra civil. El Presidente, de edad * /ttod^p eiit.a^rtícolof,
{»|>i!eso» d«l t^gliiqMAtP. » Mgó i i»r l«c^ow 4 «na,prflpo-
aÍÉÍetl qua ó n»^c(|lid«ci« 4 i|ada».^><««f i>W objftp neuriiar
«1 B«fi^aMMBio de bM e«in<ÍMMke» da ac^as» y romper ante»
de »Q examen .bu b«sülidade%«wa!fl Qo^rfl<i,laM»l¡óel señar
Olózaga, uno de lo» autore» áe la proposición, y alri.tHjhe-
ráodoae d Preeidente en lo prescrito en el reglamento, insistió
fambien en ** negativa. Entonce» la Opo»ic¡on, pw órgatto del
mismo señor bl(te>¿a, declaro que íto tomaría parle en el
¿6mbrat¿lénlo délas comisioprt.y tó salió; precipitadamente
Y en masa del Congreso. Este incidente grave á los ojos de
mucbM, (^9.e ^^coij^»>deraban en^^^^^
49 ijysmrr^ .«^tfj^ 9er¿ano»!,:f»«" m¡ríwío jpor ojrps oomo ridí-
««lé.é i<nfW|W.díl W><i»^«».l»^»'í*»'^*<^*^ *"»"* 1*^
•iaioB} p*i»:áe;Mé«a«fod<» ina;w6i»laba,y», qne la Minoria
artabft nandú á>*i«f>Mr «m^m* db oposioipn iniuitado^ y e»^
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3^0 • ^ittrtM'^i'?
tráños/yqne M iielMcéri(!ria MciiMfeftte ddlin«e'<4e'lWicmw*^
ciléiíé¡llK:Se ¿iviAgo tanttbíeti «Mitofitét^^cfué iti ráMiolá y'r«^<
fiipBd»'en'definitiva';<j que no Vc4l^riaé presentarse fnái em*
el Cc^bgreso, 'protestando de íesiá W4»ér« ebiitfá süé^ ^^uerd^s*
^'deliberaciones; pero^ ka 0(fbstoidii Jifi^tavo «Mftoir'eift^ ^pn>->
pósfrto, ó si le túvd alguna 've^^^ler'ábaHdiMIó i>itfA'^HtHifo» ftm
en^0est<m ininedfflkir-itúitvió áfo(E^|lairiHÍ8aM^ :•> i »ii'/^i
•'^Efiípezó la-eitdjéift «ateiiideNittfinefi.dé'áotas^'j^ bien pvon^
to^ sé observAÍ¿0"fi«»'. dit^puiis«aiicitfs ^n^MaUea ^y «sf^Sát é «fa'
Verdad en -estas tlridaa •discuaft^nes; Prtqiera t Ja? OpgifaUm s»
]^roponia , ne plréeiBattieaíte «JeiUbsttiiP Iraireada^ama ipavaicalar»
qne las elecciones de aquella provinoni eifanpHIeg«M^ úam^dmii
mkt írtij^éheMl^cOiUta^b %altdad de (|#dotJ etta»v deelarÜn-
déla^^^lás, a«ir iit]iés<déexainlliarilAsyd« Mr^ía^erasdoc^i y.
ftpféiftiifi^lM d^ti^MMbs tftiiei ()i«8«n«aíeA sub tlcifemores. S^.
gÜrt^áe^pie^fe galÍ9l^ fiiUÓilteftotcmitfba^tib interás ttia^w^oe
éé coarotdbiM^ «il^'ias 'dí0cnmoiMe«\i¿{)a|f«rrüiiBpiélMÉiibiBná: adMu
3f%ffljílés dé f4|prbbM¡»ll|!á^')tf4Hayor(á; Qsftf üftfdo á 1ps<<rA:W^
IMy tum<n<es 'qtié> ^yil HeVM»^ üMtteMMMtfd', eiíiiMó id^adii.utii
4jA|ác1er de «fétcNlád |^dé<*4f^éi á^M«tt«ÍMéJfqit«^«tt,««4e«^<
fáf tfiíiiCiií le hfati^ienitfé; y *'alKlrt¿af y*é 'eit%spt*itt ÍW«áni-«
flttbs eon'-d^éiicótiftáii^k y ^ospeébaa.' ^ ^^ «'i iJ .ir.. . ..ti t..
' B!'fe3 i9é eiápeiairfcrí Ji 4¡sctírtr las'a-elM<db;OSiid¿ba , y pn»
él Üebaté ahimadk>'ft tjtfe^dtkron' Ib^a»^' s«Í¥W ytt^'desaf^foUffrse
el phtt dé «atar la>;^^raM*iáfi«de M «Wcdímeff. ift^aailor-
Peña ^¿^^r^^bteé*V«^' tís'giíáTesr^^oÁskJc^ dé'M9 céai^
dttclá. ■• •/■"*■■• /'«■! í»l '"> •'^. • ■•• Í-: • .. -..-j ,-.,^
^' • • í '^- • V .■ ■•::.. I ,', .•/ .. •..,/! i, 'v \. .
^ijibia^e Alguna ^ cqlam^ií^^ ;.gerp Í.Í nie, admvra esa fi^Jf Jf^r^í . «Sf
. B^P, ^:»»«?t- l?«*wite «t«?«^/« no» •^c^.»"" cesar ™ estas .OJr les
^ 9on nulas , jr nuloí todos los acuerdo s^e de ellas. emanen. ^'' *'
* Son majr trisceodeia tales las consecueacías dé este acto', que ¿ue-
de mirarse eorao iíl mas í^lcnVaíórío qWsc'pueáe 'y» ¿óúíté! híef
fandamcnlal dél'Éstado/r'ií'íio dÜ^isaV'yqrté'sfeA'aé bW^lW- si M
IiúWelíe CiJrites? ¿Y m aajiHa' de''hA»ÍM< iJ ri^fétm^^t éí
^fUdo' Yeniidó' ien k1iMáieKlétf6i<él ,^fcfrl^rtíá^Ve^a»%nlte«ii-<
tv-viaissij diáiaiiáo' qf^^:n\áh,tn¿imíh'ití fUBKUn^^imirfadMÜMu
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Clones ; parque se hay» sepuraclo á unos Cuanto» funcionario^ (>lílHi-
•os de poco 'ii mucho" infl lijó, 'fo sttkú i(embien cóií biís'vé^Mh ^qóe-
Ifis áV« Í>^^^^ ^^^ áesiiiuidótr en nia^V V^n'«S á (iaé^)»r%e€á¡^
lilrprésUiifc6!foMs#dé'2O0í:ilrillMMs', dl%«»l i^ÜHfttllaaiettU Vi|Mtf¿
Hdo, pei^ que rievmxMninsiiiiia «JftMÍ^sfwMtílai k*:n|»ibmlM(
•pan' «lijar, safe ▼alM'd»bafinit»«lMlioMÍ«r?:> .> I -i - ; lii'f/jn'!
.Jm e» qfl»e en las Cortes cops|jÍMfjr futes lao M19 ¥^ ^.>Bdjfi9f)j^
•46 MeM{r4»^^.^píiit(ii|es. ¡Qoé consecoepcias fao la^^^e^biea.se d^K^
«ceu d^:este hechy» »•- adop lando e^a ^o^^tripf^ ''^ffiffpj'^f'^^* .^^ l*SjnQÍ|7
dadea;' docUine pnraneota absolutista , y á U Que se atemperó el
despotismo en 1814 y en 18¿3, prímeiu^ en el famó'&Q decreto ^é 4
de mayo, en Valencia , j después e^ el 'de í¡* dé óctáBre "det Paér¿6
de llanta ufaría r AUf es Ábndé se én'cuenti'áA esas atiataciltaes de \h
pasiído Vnás (¡oe en nhigninr otra parle. '&*'<ifocMário,' selhnreá; -cnéü^
Üétnbs átra Vetado ¡licntpos tan diMiles -, ecbar' «W detoso vela ét lo p«^
Sftde : t» ntuMpiFil» respetad W heebM eonaainados d« una re?4ltteitft
^triftttfiínW; etf neeesarío 'bo «olfe» lii .?isCa atráv 5i bay beoKaspór
Ibsieúaltf Aba anuhrsf algaaa eleccicA^ radteift «p^ b«jé* W^i-pf ro
>»mMar«cf bable dé elfais en masa., j. sobfe M<^de.|i«4M*d«s sbsaliUff.
j«. SM^ñopr Arguelles contestó al señor Pena^^guiíyQ.enjVn
C|9^eD;sp.d^cyI^o.^ ei^ qne^^giLard^odo ^n^m'íf , 1^ tern^inpft cojr
añedida j GorL«;^«ft^; de qu»;i^p aco^umbr^.separatse.el <)raflor«
Áe pi70£MÍo maa .bien Unpugfmr jas; elecciones ftn\y^, tpti^lidjHl,
i|i|9 i|i^fpÍAar, 1^ 4^ ,C4^<)ot^A^ fll ^njor VgucV«s veía,,^i|: t^f-
.djis 9 U inayor part^. df, U» elfopqjjiones y^<^os 7 Du)id«|daa.|[ftt
Tier^^ que. ba^iap prqduqído laipiultitud inmensa de re^as-
mai;ÍQne»ipr^atadas¡ al Copgre^: p^ra S. ,&.^^:prí¿í^rttf
•mRiiW;.f«m^99 onevo , inn^i^dq, jafpi^ viítQ,, *J Sn Aii^
» de 37 (decía el orador) ¿no ba sido elegida tina mayoría ifi^ual
^i^Xti actual? ¿pues cómo tfb'i^imóá'iiitóhce», cMno yemórabo*
^ ra , agobiada esa mesa ^on recia lif aciones ¿lé 1o3as partes, ^
> tocias especies Contra la eleccipif geherat áe ^ueÍ[la,epoGa...l?
»^te^yerdfd feo»ltMJHflP?} Httf,la,v^l^ _
.a.ii^iílo a^uí c|ooiajrfda^^aj,,%fijaia7^^
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3;^ «vm^A'^
. V» qtrütera dó tetter que'Y><»iH!rhi^tfl(cha ; péM» ^ pidte* bffyft^ée»
» 101*611' dréer qtoie á'pestfr délo iicbo ¡iof titi ítnli^iio.de li
? óoyiáion , qaeá pesar 'd^ los argumentos Jel *senor''Pcila
> Ajg^uayo, qiieda resuelta U gran duJa'que '8¡eni|)re asaltara
»a todo hombre justo e impa^cial, de que se na interpuesto
f ttoa influeocia.ex^rafia ^ diferei^te de aquella qué debe pre-
•.sidiren las elfo^onc^s generales? ^'«-r El.. iníoí^o déla Go*-
berpacbo y el seBor* Arai«ndar» lomaipo Upaiabra para xt^
liatir algunas ideaa ;del orador ; pera.fuenNk iaierruAipidos coa
frecueocia por las demostractonet turbale»taa de la Ihiboaii
tiúblieayOn la que se veia.uiva coocurrencÑi mars: aumérosa
qué la ordinaria, 7 un conocido proposito 'dé^4eulbai*áufr' la
discusión é ¡Dfubdir temor á los nuetos diputados'; pero al
rechazar el señor Ármendariz una ¡dea dersehor'ArgüieileSy j
al decir al diputado ppr Navarra que no cónopia mas carlis-^
Xfí% que Jlos que .estabap con .los armas en la. mano; el dejpr- «
déoslas yocesy las im^grecacion^ de los concurrentes ¿ la
tribuna fueron tales y tan e^pi^i\dalosas<r q^e el Pi'esidente
ttandó « iconronne al reglaQM»nto:d«) Gongr/Qso\ qM los cela»-
dores hiciesen despejar la tribuoa. fiesistierooee abierlatntaáe á
o|>edecer muobasde los concurrentes, é insistiendo el Presi^
-dente , prorumpieron en lOs días sbéces insultos y 'denuestos
contra los diputados, entre los que reinaba entre tanto el ma«
yor ¿rden y compostura , i pesar de la profunda indignación,
^^tíe sé Teia retratada éii todos'Ios semblantes. La milibii m^
ciotíal arrO)¿ por tihimo de la'tHbuna á los perturbadores,- y
obteniendo el' señor J!feit*la palabra sobre aqoel desággradbble
iBoitfente , dedamo «on fnerzsf y energía contra los perl\irbi^
lloares, hizo vet los funesto^ efectos dé que quedasen tinpnnes
setíiéjaBtes atentado^*; describió ^ ráráctér*de lo» perdidos que
•Hf 'Ventan á turbar el ¿Men ¿ á itmilfer á los dijftltados de la
%ari6n , y coilchijrd pídieodó-él castigo éé stfttoéJMté^aMiíMta .
, To pido » ^^ y^ csta,]^eclia :es9|4idalo«o qae acsba de.psssr , y
.qae llenará 4e pmárgara 4 ^^ la nación, no qoede impane. l^ada
4eiBO , ni We 1»V^ P®' ™^ > V^^^ ^V^ mismo 1m oido á síganos de
üaestroé'd^os;eomp&2erqs írc«¡Btar por sn 'seguridad, y decir: "¿es
p«i%'ss'Co pari lo qoé liéií/¿s ábandÍ>Éaao ^^¿íltros bo¿ares?£s, poes,
li^oMfierqife quedé ^figáÜÁ^é^ma iet esé'eii/esd; y at p^ eo-
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Oryíérmiiiótf 8«MiJtftei ÍMAifas^T T:i&; Stw »t«sklenu.¿ ¿pp,
4ÍM aioMidaé.fM» fMtigpMT 4 l«a criniaak^? Sí, loe baj, j tojos loaj
c«iriBC«o« Stamojí tf« nqa .f«fj francos, j jgón^o^e los medios para ha-
c0rB«s «Mi^t^r^ i^gfM un.fj^i^Oiplar con; los autores de ese atentado,'
y ofréscasf no escarnAÍanto á ja ^cion con sa castigo. Asi habrá se-^
gnrí^fd p^ra dtf Us lejts s de otra mapera i señores » seredios el ja-
mete de cttátro, malvados. ' ' !
^'\- \ ' • • - ■ • ' *■'■ 'j - . :
-^ El n^iDÍstro <Ke la Golieraaci^a. tomó ¡ppiqncjp^ Ia.pal^Cf,
¿•bizo'ooa 6sl» iBolíiro rcbaboioneB ieaport^oie^ .
f -'i ' • • • ' • * :
¿a tranquilidad ^- di jb , con qae mé lié ¿onsenrádo en esie pétesto
ée nña pm^ba pira tos sellores dipatkd^ dé ^cr «I Gobierno ^rnaai
inótIvUs para Uhét que sé preparaba noá escena tánde^gradablecáf*
■icrli que aéabá de ocvi^rir. Bstatl jlómadas todas iaa dispesióoneB pe^
íHi'dtfsc^rgar golpee de iiMMrtn «o^ira le f epreseotaeíon naeioüei.. ( Fa^
V ;.fieiorca» h% Hi^^fado ti »oii^6#l«h>,ai qp^ el'Gobierpq diga la yer^
Í$á4Mo H ppiié l»«Mpi^ SRleoHftt,^ jr qu^ el Gobieniq aproyecha
CiV^'mmínü^uf^^jftfUfifff:, PV*9. •*, 1« prueba - mejor de su Vigílaocia
,pop:;.fl 4f4YP P^^P^ Ji'f^'^f^ I** leyes sea^' respetadas. Sn Madrid
emsie um^ eonspiraciún permamenU para alUrar el orden púbUóo.iAá
taa a^aba de ocurrir es la jasiificacion major dé la conducta délGb-
^kcrad. ¿Se isecesiia nna prueba mas? Pu^á hemo» sabida que esta
conspiraéfdn'e^'petf-malie^te, que se tonsplra é* UdaS büirs», 411a; Cil
yez'etf est6s tníomeatos es mes yhra qeie «anÍMi^f iliK^mber^a^al
'GoUerei^ eon le lef en la^ naané «ká siMa. beaW jfaa sai te «ítiNrilJa
«CfewlquttUM péblí¿. MamoS'aoQserTado e& ^Atm%'y.:W lM«saft<^eci|-
-db yiolav.lÉa bijM^ «i Ja 4aaram0s » f aip^aaafaii na .tesar, quf 9a<^<^
.Jk á 01^ imadWí miMl foeraet. SI, tado^es, lo esperamos. .
^ Pomplas bfr.;SaQora9.dipiitedoe con )aa abUgaciones que han to«
,madA sobre sí, qoa comp^onMios , disgustos , sinsabores les ocasiona-
rán sin duda \ pero los compromisos se arrostran ciando Se sabe que
hay apa. Nación granjee que Tecampansa con su gratitud , *j utt Trotto
que premia aaticipadíamente & los que se Sacrifican por él.
•'• ;>^^- • ' •• ' • . ■ >
*>> .BeapMt da yarío^jfiQidaotfss'y'a^pliqaaiapes eotire el SeB^fr
•Ai|[aaltai.yoél 8r..]á9D<^ sa iba caln^nda la ff itácioa ca^do
ícL Sr« 0M|ia^4 tüoa^ Uipalptbr^. ^OfjpeaS S. & lanieDlaD/lo.
' iiM hmliicke>(ÍiIiAd<^ 4I ^C0tlgratO;A9i§l]i|kf€f4fú,.4qMella temr
ylaaa9»c|*e nunca i!ifj*;#e debe vím%V^9m ^'^ ocaiÁ999^
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difíciiea, y «e%ac£ la falta de aquélla catma.. apetecida: pqr.
S. S«, á i9LíMdL poquedad de ántmó oónd habÚHt 'manifeblÉd^i
los diputados»... ^tas palabras tao diit*ai en si^yiisaiaa j* taé
ínipropias y estraBas de la ocasión / ii*titáí*di} íi ios dfpaiados,*
cansados yá de oír ¡nsúlios, y produjeron- iiTÍa'''%^oaSoii de
-foces y reclamaciones, llamando unos al orden -iX orador y
pidiendo otros que se escribiesen sus pata,bras, jiara tomar las
medidas que el reglamento previene.... nestablecida algún
tanto la calma , el ofador subió á la'tpib«íia'y «lió eaplicacio*
nes que satisficieron á los dipotadós^y^ leitüiiió-la sctb» con
la a|)rebac¡on de las eliecoiones de Górd^oba.— A la salid^a^del
Congreso v^rioa diputados de la Mayar(a jTueron.inMilfadosjpor
algunos grupos de alborotadores 9,á,quieq.jCpfU]iY0. ld.pr<?senr^
eia de las autoridades para no propasársete mayores esceso^,,,
" Estos aoontecimtentoa prodajeron ^eailos Quevos..dipii¡||^9f
de la Mayaría una sensación profumld;: laa vevdacúanes AA
Gobierno de que exi&tia en Madrid ona' conspihieibn eateatsa y
permanente para trastornar éV óHieA''públ<'cd''^yi¿l ]^obJélab
establecido , daba a los sii(ie¿ps'óif 'bdrá<^teí*^folyeit''dcf^¥e^
dad, y los elegidos' áe la nac1oh'*%eyei4[>ii' db *)iu ^iM^r cdtfi
oertarse y provocar las 'medidas conducentes a su seguridad %
.á la de la Gon«titu(;ion.,del ^t^do» Aquella finísmá noche "t!^
.diputados de la Mayoría celebra^rop i^na., je^^xiion in^y áume-
VQSf y diputaron ri.iwi«a,d« sus.m¡embri9s á pr^gun.t^r ajos
ttrinslros^las m^idaa adoptadas: «el fir^d^te 4a1> Cpngr^
se concertó tanubksB , cómo era justoy tscifi .alifl«|)¡iMM}, paiyi
vetar por la segurfdad^de los díp«mi<|ot', 'j e«rre airaa niedk*
das qye sé acordafpn ,* fue p'óner á%s inmediaeto»et<dél Coii^
greso alguna Tuerza delej^rcltb á disposMotir'd^I' fii^« Pre-
sidente. Bajo estos auspicios se'abrió'ál^di'af sT^füieVitVlá éédüii^
memorable del 24; '['^'^^'^ 'J ^^^'^' ' '''^'^^^ ^'' "I
Empezó la sesión preguntando el Sr. É^aña al !Gbl5¡erno
si se habian tomado las medidas oportuna^alito para castigar
losescesos y escihdaloá dérdia anterior^' o^mo'paM^'^itJir so
repetición eti lo sticesivo, y 'habiendo- cohtevlatio/aíttrauicfva-
' mente el ministro de GVatiá^y J^usliéa sc^i'pasó ,« la ^iscüsídn
de los asuntos se{íahi4é^.B)te'tifttj^d« 'elk>t^lldtclánuai:de;la
4:omhiM sobre iH'elkétítén^sÚe Oü^kiry i pMir^^m^-
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esU provincia, qué constantemente na "elegido casT .u'rias mis-
ivas personas , y siempre ha da^o su anoyo a unos mismoj
pifmcinjó^! políríco^^^ !í Opositíoti lis tiúogió f^ffra cAm-
Slde oa^allf , p por^jue le íuése. urgente, [)lre^én1ariá\ ó* jibi*
Itfi cic^X'^ y ^^ ^M^'^f^r F^V,^^?^ ^p estas elecciones los clo3
gfiw)d<» ittMH^otf 4« decUnu«iap,í J^. (iaTcialidacl 4e [ las ; auto-^
tidmiem^úm-jásidñ d^qua^loseieclo» representasen. %}ci(iéi|[^,líí
ofíéioa ' iipUlie» qoe eo : a^ujelk •¿I pairad A^próvj qóíi^ (PredpjiMpf .
bé«'ifl(siilM-Yiivrtídatíosr deiÍK OpóéfoioiilMibián beohcí jua^ioia
ffTtf ftenaTTiííflrfdd dé* Ite^fitffotídadei po)Í«ica y mílftari la pri^
rSéiri, ffá'bífii' s1<tó;e1(i^ádá'¿ó)nf 'éste'^mhro^r 4by <WgaiÍ08 mat
flotemos '^e |a opinión-' vencida ;'1a'>egünáa'habia t^^^ee¡dó á
esta misma opinión la distinción y deféreiicia de^'bofltt(ftrIe el
f*iméra en^sti caDdidatura/'ParaiBeiírlahiai*^ .'piH^i owMbi la,
«N»pttekta^«o«i^k>n «-im mmeater efofirdnder edom>i^u^tgcipa
-Pmiiitltíirl ,'<M( déeiíf , fon^mia aatondbd eseaQ«Ü4n^i»«eopppii^
4al*' y fPífév/eio de lai misma» éleoom que loa dtfwtiadotv.y C1911
'«tía et^porAetófitiideMas dompoetta^de laé peroonasiniia Ttosp^r
ta^é» ; lim»daláüatf. e influyente» de laprdvtncia. PeroresueW
«a'hrÓffbswiDn á combatir'', 'no Tepari en el' campo en que.ip
4Ní^i*'y''M^ia#nú!J(i'<A0it6dadá« á la Icboltendac-iAbció el, S^..iSdM
Miguel íA delwiie; im|iugnáinlo el idietálnea de.lafioniiai^jat
'|>Éra>M 6¿lirs9 notabianicDie dedaa eleccicin^a daHOY¡ec|q;,J¿
^dorwtá ciroutiscribModcee i Ib mismo el Sr« Co^a.jd^J^.TiWr
-ty«'y la'díictisión se^uija-tángwída y áesmayada./€oaio átgiMla
*lbé*ií'aqufila» en q^»a pe tWam^ hauntos -taii «ridoü y de poqp
interés iMmo liM^ pormenofisa^de onatel^dioa. Creiampa^tji^^il^
4a Opoefeckfft'birfbta TatiuMíado á U arma usada en las ünMai^h
res sesjoae^;«y' que ^raeOsade evitar, toda !acü«ap¡MI d^jictiie
daba lugaf eotis^íft.vagai declamacioiiesooalra la Ugaliáíki,
dfel' CoDgreai, i iba eécesoa y^daoiaaias cometidas eoutra él* He
'limk'aria al éxáméoiadividiMil dé;€ada acia; piro poco duró
r esta creeocia* El Sr. QibaUero auunció desde lufg0 que^ 00
.]r^ía eaUs^el^ociotiea, de Oviedo grandes, .defectos^ j qufi por.
lio miamci ¿I |lfjan4p'4: un laio pequeneces ^ ¡ba á,hácéf cargqs
■A^ gtmndéCy. por yií(¥fW. 5igg¡^ojo,^le .,prop/5^U.p^ ppi^uifesló
-y.sa«8ferzó.en' probar que. una guau p#rt^ 4e^.)a^. ^ecc;¡onf8
'de las'pro^titJtas 00 eran la espnesion .verdAdefa«d«i>Ukf^ÍPbioA
-haeíon'al, sino efeet6 de las medidas de 09aceioa<qdepor m^
''ífró d^^áus ágféAtes babia e^ei^cido el Gobierno ; que el' no bah^r
[renovarlas diputacipdes'prbVitciáles tra un'viéib qut -áta^
/fq^€^^'d^/nulídad icfdas^^^^^ e! gdbieriitf i^jj^é-
jc^^lHMxqefri^^pQlp iníer^i^ieiida el' GoDÍ$íhtí . come lo. fiabta
SegmdaiérÍ0.^Touo\\í ' ' ifi^ ' . ->. -
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376, , '^hivisrif"
hecho entafulúúÚLseíe^^ f' biútínfó m dUít^fii Mr
^tos tqríninosr '^ ' . !'" , . ' ' 'í -' 'i-'"'
,Pf]9, a1 principio; j; pepito ah/M-a^ ^«e á mi roe |;<iiUii cargos ^e
C$U cispocie, 7 Qoj^eqoeñeces relttivf s i ocón^DCUs pa^tícuUreá ¿9
ésta ó al'otro disinto. To creo cpie 4as elaócicMáas da' Oviedo , como \¿
mayor parte de las. otras províncl»^» están , heridas de oferte per l«
íqlerTcacioq Violenta j la' maf 'atroz que se bá becho némtíá d» yartii
del 6bl^¿i^¿;'jr digo qae si e»<sa eleteloms > pwa' d» ^g4a . i— iPa|
si dé esta' miaBaf a cóHHntimé* qoeiel podar.se eaironetaíy.siidoMifrv
ponga 4 I* V^lántarf d« lospoéUeá, ]f^ll«« ▼citfati á sentacsii tu eaio|
hn^ok lo* qne'.el Gobierne deM« • ei^ionces' ^dos llninreasos lijf ^^b^^
atcncnc^Mi de, eat^ mal , y «^ G«hícr^ rareamUtÍT# lerá «^ me»?.
lira; «orno h%,d(efao el Sr. Sai^ Mi^tiel. Yo prefiero , señores, .el des*
pptismo.4f i»no;so)o a| despotismo de ese mc^ ejercido, ' '
' 'El miuÍÉm» do la Gobernaci^a ae levantó empQCfa 4 df^
feud^lios aleada del Gobierno 7 anfoofidueifi eo l«t deecioiffa(
sddfutofolé^lidad dé las oirooltres.jstpediidaí por bl; gffbiefS-
«10, demosti^álfidb An oonforoaidad ooo lá lev .y 00a úa. predi'»-
t^ dife otros minísi^ioi añteríoiiea i de quommalMi puriO', tino
, tMHiatrtma e) lodo, la actual 0|MMCión; leyó y<otakMlo;ol(^ia«
«as de eaeas circulares, y refíitó I03 jargUiiMiloa^ioé af(ho^«tt
ií las «lecciones en genereíh Bl Sr*. PUál tedió enioi|oes la p»f
labra, comodipotado eleclo poc Orádo^ y. antes lle\entMr
'^n-el examen de las actas de au provincia, creyó de aH- debcf
xonteatar á las generalidades alegadas «ooira las eltfccioneastOr
4m. Coitto íA diseiirao de este señor diputado faoi aegiiA alj^n*-
'hOñ, diarios de la ÓfMlsieion, el 4|w»dió peeibasiA áil^<aoonltcti»
«iléiHOs grateé que desjloea fttgiiiefon , pnra bater y^ ^ io'-
-ft^tfálBído de eüa acusación pk-eseálaAeoios isua :tff0ws M$»^ BOr
^Hbleéi' BíDfipesó ti Sr. Pidál proteseaaidí» f. f|u«^ hgbia pensado
dhü'itaM al exinuBo délas ackas dei.su 'prí9vincia^f]ieto qoe
^ahtend^sido atacadas en .general todas.- líia. ^«^eion^^ti no
'cretMfrt ctimplir con sudeber^lbaentendíéodoae^lel ealado-4Q-
'tnal de la coestton» \v\ . ) .. , 1 .^.r .1 , . . >.
* Üe óido decir a\ otro diá (contiott^) a! Sr'. Qabtb'l ¡qW jk se lá-
''bla cómo se habian hecho las eUccioikeá ; ' be *Vb(o des^ék *«l se Air
' Arg(téll\;i w^ét espiantar y apofir esu «niaüiía idea, y hay m\ seier
"-Cabálleft»' hM Ltaeado y<a en masa todas las eieeciDncs ,f dieÍB«de» qoe
<eraaíÍhiSilde4aeoaeeionT.do la violencia» Bsio., aaíWriaa« es,e* 16*
fisa unisofi^may en polHiaa iite escándalo. .EU ui^ ^oQsma en lA^Cf,
•pdrqne.el verdadero modo dé probar qoe las el^piopes son ife^Ves
. Htifi ei^aniíiiar individualmente cada una de ellss. jnostaar Jos vicios
..qifa Ui riese, y dtfkf m^ ^Ph^é *V válicíez la jiact^' sKasis la cqnse-
. ycnenciaj porque i^npca ferápára mílegmcaaMa .qatf'sadbe V eápi«
riui de partido fú despecho dé UÍ'Mt % qUiHa8ii'ieMiiléft;i^
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E§ mm •ibtndab m pdMlhi ,» yy^y» ii ék <hte jatdé^ •>. — <ph»»a á
tttMs^ Im '■•bomMt M ftefral, y áijpr«iasliir OMCr«i;l«'Í<plUdl
^ Km Ctímvm UmO^ém^é^ i^ ««rá k:OMitiiMÍMi?. Vf^aáaf H#
lldo Éé 0f€9 MilorfaM«'para «licar la legiUdad ¿e tftoi Gi|MpiMi «1
«MM, M hqr Catrpot c^ghlaánáes, f o Itaf GoMÜfliiMmií» m< JMJr
¿T «éoM» M JiiMliV MSoml id^iia hgafidad i ilt«»K<U!dÉ las
it^ectaüa»? ¿L»s «aoaret ^[Im aii'lM étaeaa Inv axa«iÍaadU por mt»*
<fÉrt% Ma j^aPiniá' «tas actaf , y hin pataió las monas ^aa'^j aa
tHTO jali e^joU^daoHaii? No pfvr «arto. ¿P«as aaloBcas atfaio las
^gao ya?... Agoaréemas á «nmioap las aJceaÍMas, aoa par ána^ f
'Sraan^ó'lo liaykiBOS 1mcIio'« adaodo la* baya dsíiaUdo a» pao y as
toáVtk «Q TtMaitf d snMad^^.y enaado aqaí se ^ otg^ las raaaaas da
lÁs ^a lai dafiatidaaí, atOBcas sa podaá foigar ja ean- datas, aa
* PMno sadíea: haf aii laaotoididad «a ^adaiaao aatraardlaaife; at
vaa cOiiiÉaállada, aaaatf vista^ psa adaiaio da raprasantacloacs y pro-
laslas eoü^oa gima aKmmadá la masbdaiOdagvaso^ anaoa sa lía pro*
tostado 'tatt gaaaraliiisata aaalra las «Weitoaas. ¿Ea qod tierra asta^»
sonoros? ¿Gdmo aos ahridaiao» taa proato do los saeasoi? ¿Na
I» Ibbido reala macioaas y protasias coatralas aleceioaos aatarioras?
¡qué prooto sa ha borrado Ó0 auastva «aieaMiria lo ipia *ba pasadal
Varo yo lo racoroarOi
Cá 1836 ba babidl^ aaa aláodloa yaaial'rfwiplia^, salaaao 4 y par
~ ~ la ala»
al'iaétodo aias popolar^kasU aajsaass oaáoaidia «a Esptf5a. Sala a
afea dié aa rtsaliada^ may saaMr{*ata« sí ao idéalieo, á la aatoal. ¿Y
tío sap^otastd itm^&tít€§ coaira élf Si, §€ prolealds y ¿ciioia?. Eé
Máiafi Mí prot«sii^ asasbaado á las dos aalondadas priaeipalasc éa
•tras partas roaipiaado las ornas alacloralasy y por último, laaoras»
aa tai Graaja se plroteiit'4 boHaakUi el Troao de aaestros' Rayas ^ al
Troao'gbriosodol i^aablo «apaial; Asi 'sa> protesté aatoaaes; pero
coiao pasd ya al liempo da los Mtlaaa y asastestos , ji ao-sdi pMa
protestar de asta aiaaars , se protesta con cargas de papales.
' ' 6a diae tamllian^|a«ao-ba btbldo'Iibcirlisdy'qiÉa hé baUdo eoae«
'Moa; TMottda aii t4Íd»i!4ia prpriaaias.'€aoado llegoo al oeso «la aaap
naiaar fbs'iletas dé lÉ'«i)iié m^ ba baabofiar tareera tas la bonra da
*^alagiraia Mi DI|iatíído , aatraré<ea' asía osas daleaidaaieaAe , y bard
Tor qaeob ila sboio sMeíaataeOMo^*^ Í»*ra desde laiga dird^ 4|aa
*aoatra todas asas eoáceCoBeO'^f^at sapénea y alogaialiay^aii badbo,
-aa argaoialitooqaa'ÉiáKMi sófisaia paeda^dastrair, y ésrsKar|^Bttealo
- éotfsiste «a iMi ttdiM#«s» c6Jaa'iaie«¡bba.'aiiferos,-c|ab.eat*aspMH
baado qaa }a«dlr batí ■■ irfsédb - 4¿ su d^aobo iaatos < eléalpaes '
•oboraJ^Tttfié'se'diaa eoaira aai6Mlada,'«séiqres.,'.aada9 ip
'MÍatra 'N>a ad¿laraavÍoa"ia<aaiblis»^.iiÉssaratr^ .aiagu»' ar||aa
aiagaa sofisaM añada pravilecer. .rduii)»' «-..:/
-u*t#éh> 2f ddada'bi'l^tflblo.esr'^oaaáot?. ¥1^ aapiafta «ap lio la
bé i^km ; í&^ sir boil^a ba 6id4 ¿daiAiiiiiU loapdid ^odanaaíado
'^•'ciaátlÉi^MlaicaMirliadss^ paob aaiit^tisl iaia»¿ diría lio-
lOogle
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&78 ^ .niM^üTA .
mIi ^mkmímé á^r^hnm psrUgéiim* de «|lkp%^«Ml>«l wé iM|(tt p#<l«li4i^il
4v.4mÍBo f M lá" 4i&e ayer la4ft> elrihUk el-* fir^ Qléuif^^fmM, <4fl#
nrfft.^.vep¡tOy tcrdaAehuntme.'poqwiM rfW fáaiflMl ^ .{^«^ «arí^ bair
d(BrfuDflpett|^o.ilbftgtiiarlo»:y f qr ibác d^ jü reiii|BCiÉJr 4 ;*m^ d« >\m
mas apreciables derechos. .- ' n
- ! SMt9^ tbdo/ba ceéaré dle vipAírJei Ida-nüay^ffifs»! kfíinflpiibles
néanerosv prueban quedad wi'iaiifisiBfa CMiaoto aei/difa «Diest|%.^fMrUcfhr
kr , y' UB' puro desahogo dal efpirttto de.parlida««nrY.4qH<^'yW'MrtaM%
ft.^ma bavé eargo de uaa reflaadkm i mpprian te lilife¿9 iaj&tr fWir.iB) $epf>r
i^eáanAgiMDjrar peiifae ésta.biodó ¿/«ammig^ la kgalkUd i^ W
•fceceíonef Un geberU)yHVa^aiiicntei tbii9a4.djfto»uiMÍP^4 »«<;Wbar.4
aéspé*o>^oe sé deba 4 los iGaer^ eolaguMikWl ;.c||ic.|Kfti| «on if . Cor
rao^ la GoDStUucioa yhrf del Eptado , pflni|»e.W> fd^«1»M, m EMP de
ser no libro muerto. ¿ Y es este el modo de respetar esa Coosli^i^f
^eibmto a*<voeííeni' querer é^ÜmñJé»'t\\ hhu rftfiores V^fx^^^^^^cie^
ga al.TeaaDtbme»lo;y ek.despMba #^H»aifrittm%| .taajujjliniai dinr
aaeuentiasde^laa fuDeataXiadlniía.: ¿ d*iaaU'flia4ieca «^«¡0¿if»r« P«fr
•nacHr la ilegalidad de laa éliaaetoiies ^^ J 9^ oons^OieDCÍa li^ de Cttaar
4é las.Gdrtea hagan , dífo rnufi^ btea- el Sr» Peda Aguayo^, cfida par(if-
ffc» isácará':la eoaseciieBcí» de qve. ban sido ilegíiimaa las GdrU;; %p\^
K6r^s ^D i^üe haquedad* jrantido» f Tendremos á pairar en. x^ue to-
do cuanto han hecbo es nulo ; en que lo es la minaa CoQsUiuipiQq;
"an.qne eatambs sumidos en inn«aoa4e U«galídadtt» ¿ Será jegüiivf esta
«oiiseelMncáa?* Seguo lab'prMi6Ípiaai4«tSS. S9-i«ls según )o|i.|i»ioa.niB.
Y Perqnc Valga lávei'dad: si jaraftáMn laa prtee^A^s eJfc^ínqe^ p«r
iíd ta de líberlad , *¿ qué no» podríamos 4Íeeir- da las. <W ^^ 35, en ^^ip
(Ttno nb> fblo' Dipolado detnaest«a'apinionJ!^GiMi aif|ffHr?ras|9R q|;ie.ab#-
jra podría habérae dicho anioncaa,' qae habían '4Ídoiaq^ell#4ielecc^>fHIS
prodaeloMe la coaccidn y de'k .ridlaneia/ Pprque • ¿UQ «pojí^ V#f)re-
«sentaba en Eapaoa el .parlado* 4AoQirqiMea-c0f|siÍMif3ooal qm/f.» babnqr-
ubftxhfibido áivpHa 'líkíaelad/sola liid>iei'a dsdprpQn pf9dtt^'p«,inír
pu(a«lo? rn «.V .« -• ». ■! , f'^'n\\u^ t,)fy'^^ • t . .|
-T^t^ Vniiei^oé Wá Odrtcfl diBA<dflor.58!; |a,iMÍ0n.ac#h«ka 4«^«ianifcaUV
«aaolhiaiad ^r qn métoda él.aJMi^vapiii^af^qiMi^bfbM b|d>MP.ÍfnA^^
•España ;{yukqiiella RepreaaataalonJ tH qne dapivialn ..larApJ9Ío».ifMr
jdarada ^ Um-rvmik'Y deaecba.por no» irliY^fia¥>q.' ¿K^fB^sgf edid:.dair
qsocs? Se aljgiéroé olraa G^ri«si;i¿fF,YÍ*o alg^ia QijpAtad^ 4^1 parfí4a
.nbnálrqtácoHcbniscilaciooal? Casi «jnfyoa* '4X ^«#ría, «ata. i^pr ei^c%o
'de ltbar«ad«?»Jk ia eéncie«isia:>p4&blka«f1i«ipa^(M»ride>o ía, con^alii-
•cio|i^jia>al:^go e8p<«ttad«f'pariída«i|¿iKa(a«a4^y<%'paf «sp ..ú; ifíalí-
rdes'de«qtnllaS'aleccionib.»»d#aq«eUas.lS4v.|eS|y^,de«Jfs» acias an qtM
«intarviqiatae?...* \ Ab » plisáis i .«i «a n»a jcagrfu ;*#1 i4##pkbQ ^ .lua
.oanMeoeaciaa »oa r^lmañate ^^ datf >al||M*ioa pas0# „4j| JéOgindoTi y^*
Us doctrinas. -^ •.'./?•. j •'.•.j-am.- í:- ^ «,
. » pqr ntri parte'.; ¿qnS m deftia^ qué ;iibpiHít«»4«b W^^ %ile«-
tfr«a»dboa blaqnei générntas A i» yalidea d#rli#iíe|eocj«#icaií ¿Se CY#a
•4á8a>iiibbiina Ü^ybiia d»iCsta.C«||f«»iuS|ktfafi|Áf#.tA ai .i|4íiimi
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■M5*sl itílC^f trtriíWll^ |M» pfcWOífW»^ «tío» la €«!•««•«.; yvl|»«!>n*r
do, porque no es. na tumi qiie,«ai).(aeDdo lo ccej^Arao )o dijeran* Es**
U|M )|^ yiirdsct P?***' i^^^ ^ dÓDjJe se ▼« entonces con esas decla-
maciones? ¿$aé se quiere ?'^áe quifire que se nos eche acaso de aquí
for la 'fuerza brutal, y que sobré' esto Venga el despotismo, como
^'vellido én otras naciones cuandb se ha perdido el respeto tf la'Re-
presetttaéion nacibnáJ?.... "Pues wí'éé olrMe qne á lo que se tiende'
ctíú esto^M^é d^ér^ditav él<alstettw tiNislitncieiMl , é smprfaielpal
iwtiinckp; 'fnv «ala 1m< Garlee ',:jf! Ira* pkámcfédito viene la moertei.
cMno4iioa Bogteíapráatiindt á mk duslrwM^ ho/ 'se les víninlu , om*
&^Se.ks«W^.«: . ••;.)! .)Oí:.- ....':
. . ElHnQTtPidal pa«ó:^u aagiiidai defeoder las ^coi^mm
4a Oxiedo; ()effl|Cfitf;^Q. á U uúi4ÚA^A^ disfíuraa se eqif^^^MKaa
y«4.a¡i: grUot j..iiQoifovafávp«* á 1m yiwV^ de) Coograsg^: l$í
dÍ»ciuÍMI«igiúá 8Hi;ev»lMtf8f^fb««taiue ^pf^gada y aao los o^n^
GO#raíii|(».á \0( itibMiiap^iéíau.pero, 9¡í^ iomarj^. p^l^b^a el
af5attiE^«« y;4^l oic lBaai.#i$ primec^^ j ^caiar^das pai^fajrasv
UtUíbiiMfta fiMiblÍM iy>ii9pij6ej^gr^pd^clf^fU)f(t^aQÍop^8 de ^plau-^
i|O0^.y anwiói l«b grujía yi,U cptkrMq^m,ep. ]a> ^azuel^; 4?ii
Cfl»gr^«»* BL P¡fffl(i4^o|a i^t^rum^ie .^otoocf». al,^BQr hq^z^,
y l^YanAa 14^^09 : iIm 4i<^^iadoa dejan s^s a^ofim éi^ Jiifidiai
<}# U tMy9B»4igM0fÍ4M:íP^M^Al^ y desda
%iM Vm^iaUtl» ty^fliJlAí9igr>^^« .muera^;y. am^azw ^^.i^ua^son.
olñ^: )kNki«IM.;j4w9M:jr ardientes pa rfg^uelveo^ i j^lir .y, ¿
pMaeoilMr^^^ U^ ttgUmhf^ry lo. im^ide^ ló^ n^as, prji4^i4^'
ap9d0ráii4o«o49<la« puertas» yil^i'a ^^oa^uií^amB^igciurir
aÍ0ftl0n^ 4/ IoÍ'a: ^^^i<«/ ef-mearp puesto t^{lp,,deBfifno^,p^Cfi^
qfmy d lofit , 0sem94 o$an . atf^vnas^ ^ (^ 4^PH^^94) 99»|*»íb
il^d>giiaoÍQii<;|^r ^te||la4p^|{pe «f le^Af f^|<?9m^liejiclif;,.:^i^
LLqÍ4(i<«|Hé;illagaW p^ ,^<Mnf9ftt9a Aft^pe precU»' f4,MBWÍPfcffl
erjiH air'«|^lJiaAiis JiaaiamQfid^des , 1^ vacif^facioqos .y,^w^ari
SMf ¡^q^ftioeiviqcUvklia^ .^n M^vedas.. del p(íim9. Q«HígWPi».r h:
M9Wi»,yi^ OHÍW jBftH «na loa .d**WÍfMiee/DBj(li)í9ttB,,jf ,|iat-,
b)ab«it>,!foiqMilHtP »p ,ci%%ííP^¡%le^ J|^ yíír4a4:.,P^<nc|^»iner^,
dio deJk,<saiiLMf4^lHt.iM j^94«9. U^Pi /í?jig?4v^qd.,j d^f
graiMieaalal 4HiQí!p$ii^e ^ipu^d^. díiJjtlSíífiWP'^P^Rqla^iffWr,
qMÍlf>s;ea|so%tt¡Mlfi»t y e^PP^Wo ljí3(d¡f#q«fiÍ^fc4^h»iPH^
Vtrkladea.en0argAd9nde.^Mi¡mtKf kAÍbffU4 W W^j delilíe-
yat9ÍMes. 3ijil)iJ»|i|,pi^moqcbd^4ÍMW*«Isj^
ai ^.ba /cluWtMÍQ.IpM liM4ií^ad§ f flfi^^ioní^e^ftWAf / apA
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' 38o MVST4
▼MeUmi; Mo tnismtf prMlM ^bt'oi yKi# oii>flD|a»«nmúefi«o«<¡il^
x6 áiósMiputádót'dii hi nadóti el süfidetiir '«m)$o''tteril kiieer
frente á taír tráidoiá cómo escán()$losa Bgtéliófiír:
Mieniras ^to pasaba dentro def Congreso ^' lo^ átoñiéü^'
mientos se ibao agrabando en/la parte eslerior. El tnotíip lia-
bja, comeozado, t^oaao todp^» con gritos y vocifc/racíoo^ : de
ellas ^e pasó á. los insultos y vias de hecho ^ y habieodo Iqia aU
i>orotadores AcQitetido á «n pariioular^ei gefe>fK>Ütí)^,eorrí¿.
á auxiliarle; pero ««'«filoridail fue jdeacone^ÜAi yt;f4ref>élted%'
j penseguidb por los iedieioaoé s¿ acogió , pwrsi salvarse <le »qs
manos, al recinto mismo del Congreso. Este becbo'^ consígha-
do en uno de los discursos pronunciados en aquellos críticos
ñyomentoé por los miniitrossla aproxiniaet^il de la noche y el
^^ndttlb de ver dtimoié tatitas horas á iús 'dipuiádoa éw^ la
Hacíon asediados enf '«I Gongi^sd f>6t< tirtos euán4os- o^iüenarear
de malvadoi, persuadieron |H>r ^úMM^ álM imiarfdiatieri de
que era menester apelar al empleo^ etedíto rfe la fiíe^za páb\i^'
ea. El Capitán general declaró á Maérid én estada de ¿tto, y
, püestd á la cábe:¿a de las tropas , inrimó'tá' los sedieijosoe , eoh^
Itindídos yaicdn la'mnltUnd de euñosos que eií talea oeébloner
acudían, y que con' s^ prestancia aá'ménian tftvíiTiMleiltem^AW
Iti importancia del motin* que se retir asen y disolviesen f Hi^
ciéronlo.así (os menos pertinaces; perO >ftié préeko* eiüple*^ ln
füenSÉ pa)^á disolver á los densas. Y b«bMaido$# dado por ks
griXpos sediciosos pfinóipio á la resifttenbfaKv di^ÉtatA>>al|gfii^»
BOS' líí^&>, y lanzando |)royectÍles cbttftki ta t^opa ;^lé «Mu.
una ckrga que basi)ó á disq^kr^la sedición ; ealiSiíntii^l* mii^-;-
te de una persona que desgraciadamente alli se (Mitlaiía, y que
después bá «ido pr^esenUda tior los partidos coibo tena víotiiftft>
kioceñte; Esta défobslfráétdá ' fué fcurjficieote paVa festaM^i6«¥ el¿
«kieiego y la tranquilidad eil (a^pítal^ perJo 4a« á^tacióli de
loa áninads , producida pdr^tama&lM'diesíÓrdeiiin y >a(a^ grande, y-
lóa^ iVesidén té^ de loa cuerpos colegistadores^ ^éHjmoü «pon u-*
no ¡f eoni^eniente suspender por al£un6s d«ai san sesknies. Eq-»
tre tailto birculaban rumores vagbs' y stnlestroa : deoiaee que^
el Ayilntéiiiientb dé' Madrid se negaba á reooiiecer la avtorM
dad del Capitán general'; que* agentes soipedbosoe fentab^D la
fidelidad de la MiltciJai nacioikil ; que biábia fy^eparádo uá giisn
pronancíamiento i^ara el diá sietíieotei y fílela Bte^olMioe se
iba á presentar con todo stí podei^ en laa^ cafllétt. Pero la firme<>
2a'conocidét 9k ifjntlevas atiioridadés, 'ft>áibradas el a4: la-
venida nreeipiíada de la dívt^toh del^gMeruI Balboa , y «obre
todo el iNil^e'desengáfiíidÉÍ'tiA-sedíciOtfWvd^^ím la» lejos de
poder contar ooft el ituii^ jr Moperaetob de la Miticia nacío^
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M MADIID. 38 1
nal, luillariaii en ella tino de sus mayore» adversarios, hicie-
ron abortar los planes de los conspiradores : y se conservó in-
alterable el orden público.— El ag se abrieroo oira vez las se-
siones de las Corles; y aunque en el G>ngreso se pronunciaron
aquel mismo día los díseiitsos nsap fJ^roMintes é imprudentes,
quejamos se oyeron en el, no brcieron otro efecto que exci-
tar una desdeñosa compasión hada sus autores, y comprome-
ter mas y mas á la 0|)Osicion« «- Pero los sucesos de estos últi-
mos di|» auQ AO ^eálAH d^l todo puestas en claro : pronto lo
estarán; y si algo sustancial nos ha quedado por decir, volve-
remos á ocurramos de ellos.
"^ ^fi'otitíca extierior,=J)G^ acontecimientos graíve* tísíi éóur-
tüá éú'jkúé"f6titééÁ láit. naciones vecinas; 'La disbhieioii éeAká
06riés< éé t^hugal , y 4* djjmiskNi 4el«(ii«íaieai6 fraoeés.' que.
pre^¡a>4liil(anMr<«Soii/^r^ del prin^i: aoontecimien*
tOy'tA que veoKMiiO^ra vez com|vobada lí\ ol>'$erv^c¡on de que
efietiaa hay sueefQ de alguna gravedad en España^ a qué 'no
responda con otro igual el remo vecino ;'diretños solatneñte^
Kr ahora , que anfierta' medida parécef hatxír'Sidó tomáfdfa'cfii*
neficiode Wlniimas ¡deas que 't^iüH Airón '^etftv^ nosotro»ea.
las úlrimas eieceiMés; y ^^u^ ^ipél^hüásipi^r lo mismo foe es-
ta* nueva fiolliicav adopiMb.por ^ ^oUeíAo de. Portugal, cpfi^
iribnyf á dar JoMes y firiaezi^ ^1 lrqil9oiy fs^bilidad a¡ jr^i-j
«Mp 9«ilMi|nojoM)i qi9e;jafn4f. eftá ipa;^ comproa^etido y ex-*
|»)f)e8f a qoe, c^a94,9^ Hí le, hace instrumento de .planes absurdos
y de' violentas innovaciones, Pero sobre este siicesb y süs coii'-^'
secuencias nos ocuparemos con 'mas detención eñ las Cróntcáls'
sucesivas. Lo mísMo haremos respecto de la éaidaí del mibisaé^x
il¡& francés, que no habiendo sido- derrotado ehíuna cuesliou^
esencialmente polUica^, pues oo< puede eonsid#Mrsf ti^l Udpt^-
do» del duque de Neoiauírs, noJta.pqfljdo ii\^Á9^rpos clára-
mele, en su derrota el partido político Uamaclo a s^cedef'te. Se
4;r^e,§in -embargo eqp. bastantes i^undamentos, qújé'Mr. TA'iers
presidirá el nuevo gabinete: y si asi .sucediere-, nos Felicitiáre^'
inos de ver otra vez en el poder al gían amigo dé lá ^ilsti^
¿Onslitiicional de EspaBa.
.' > ' 3i die Abrero de 1^940.
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• * ' &REÍB. EblToilES DE U ReVISTÁ 'ÍA MáOrM; '^ *^ * '
' ♦ * • . '' ' ' ■ <- i ». .^ í. .* : /
-irUoj^tS^eSr míos: Eo var¡o$ núin$;r,os de su periódico se'pa*
Ulcah trozoft'db uo urticulo, qu^ileva p^r ^P^8fl'^^^y^tW'^^^
M'\íS^*^\- eá 4ot V]iw ser miD^e alguü^ /ia^xaoMUf^ ^b^hWj
dé lós mmistros j/de su^ actos'«n aquella^ «ípoeai No' b&.Ufi§a**
do para mi ibdüvia.la de ContedlaKá l^Bdif6Hnifl¥lí^cul(iBmBei
q,ue .ae.'bab lecho á aquélla ádminisiracion'; tffide decir la Vet-^
4f5lj^a epleffif y g\»ard(j,por Unto'cl inás^lólTun^ silencio;
masooino el '(ieri¿c|Í69ifltte XV vJW Wa?3"..P^^^^^
sti-graifidad y haslaipfRkfpFiiiA'xl^,^ ^d¡pi^^fgij|«lemej|tp Oes«
tinados pni'a servir ée wétíc'ik. áenietáarbí 4;^.qtie pMeffH^iH
m^'té escriben *la hiátoyia óe las naciones^ íes (prtritafiiedyo.
coutradiga la '.aserción del troto ' del 't-efertdi^'ilftliMiir{ «ipM
tL^f^, ¿I h'i^i^9 niímero de su periódico, cclaAdó'>tt'áñii16/'^ÍM
W ^.bqci(,^ftj^a^ palabras: ^^Yp rechazaré Vá eúmVéiiSjíi'Ael me^
»éMfdiaiiM# y Ad^K^p^r^ eldiezoip epiero, ii)<}^^^f 5 ló preo pejcf-'
»'sarío'} per« si ik Mayoría :n«i ttiOjfQv:M^¡fsf;cfii^p.|a i9ÍM4k W»
«Tesignái^é; yítát^vé de góberpaa eoa,elW^. . »r<! .. ''..«..•>
~" Jarnos protitincié ten 'él'(lobgresó^4as;|41abra8|Ptb¿idas^'y'
sí en jas direrenleé yióisUvde^yéíIter^eiiMí^ <^^ •
S^flP)i P^^ .4 i^spácM) de tres méáésí c(Ue^|9Vdd Id' coriJiJi])n''éü' '
4m#¥ 4>c*fn»^f,ít»**l^ ^í^l^ns!, én que conri(íeqc¡alnriéníe''my
expliqué de esté modo , como efectUamente lo .la¡¡9Ci/<ti,g^U ¿f^^
plicacion causó estado, ni pudo servir para que persona algu-
na arreglase á ella su conducta ; pues conferencias y esoenaa
posteriores fijaifon mi fMiflidbn' irrevocable.
Soy de VV. , señores editores , con toda consideración su
afectísimo Q. B. S. M. = A. Mon.
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r^s^
HSVISTA ÜS mADwtm,
BlOGRAriA CONTEMPORÁNEA.
OUIZOT [Francisco Padro Guillernut.]
^C<iaeUtiion.r-Vé(MV el númerp tmttrimrj
E.
íl úlrimo liro disparado en defensa de Carlos X puso fin,
para aa graa número de hombi'es que se gloriaron dé ello, á la
ccqiedia de^tS años qne babinn representado. Ellos hada mu-
cho tienipo que con sus votos apresuraban , con sus, ocultos
esfuerzos, la caída del edificio; viéronIa*con enagenamieqto , y
en la ceguedad de su triunfo bailaban alegres sobre las ruinas,
pero no pensaban en volver á reedifícar. Todo lo habían arra-
sado para crear á la ventura una Francia del todo nueva , cu-
yo plan no habían arreglado sin embargo. Sin duda, y por
fortuna, no eran los mas numerosos; y si el país entero no hu-
biese asegurado la victoria común , uniéndose á ellos j pero con
diferentes sentimientos, abandonado aquel partido á sus pro-
pias fuerzas, no hubiera hecho mas qne renovar una de sus
desgraciadas tentativas; y Ja revolución de i83o, habiendo
abonado, solo hubiera llevado el nombre de una insurrección*
Sio embargo, aquella revolución realizada acababa de acre-
ceoiar considerablemente la fuerza de los enemigos oatds do
toda la mpnarqaía constituida; eran gentes de acción y ener-
gfa; tenían aun las armas en la mano, las armas que acababan
de destruir la restauración, y que por si mismas se levantaban
al nombrar al rey , cual si resucitara el enemigo de entre los
Segunda ii/ri>.— Towo II. 49
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384 ' ««VISTA
Éku«rtos. Tenían en torno á sí á todos los particlartos que el
triunfo de la fuerza agrupa en rededor de los vencedores. Los
hombres sensatos, reflexivos, los políticos de buena fé, la
Francia entera, que acababa de sostenerlos, bien sea por ac-
tos, ó bien con la autoridad, moral del asentimiento unánime
dadoá su levantamiento, no se atrevían aun á condenarlos
mas extravagantes proyectos*. ¡Había necesidad di^ pelear con-
tra sus amigos el día siguieate de la grao batalla! La popula-
ridad y ademas, habia llegado á ser durante la restauración un
hábito tan dulce para la oposición , que muchas gentes vacila*
ban en sacrificarla para abogar por la causa de una modera-,
cion que haría aparecer sospechosa la exaltación general. jEn-
loncos era, ó uunca , ouando debía sin embargo adoptarse un
partido. Allí estaba el porvenir de la Francia. Encontráronse
hombres que tuvieroft et wulot de parar la revolución á tiem-
po^ y de persuadir á la fuerza que se crease limites á sí mis-
ma. Non ibis ultra. Desde los primeros días fue Mr. Guizot uno
de los que prináero se declararon por la resistenciii ; y aquella
resistenda, que triunfó, dio á la Francia el rey que. la go«
bierna , la paa en el exteiior, y en el gobierno el sisleoia qu«
•desde entonces solo por cortos intervalos ha dejado de seguir
su regular desenvolvimiento. Burlados en sus esperanzas ^ los
que habian softado otro desenlace á la comedia, fueron á su vez
%ivenc¡dos, y uo es maravilla que desde entonces hayan dirigido
todos los esfuerzos de su odio contra el hombre que miraban
^omo á su mas temible enemigo. De ahi provinieron las acu-
saciones hechas entonces cootra la fidelidad de la revpluoion
«de íS'iOi y la encarnizada guerra que por mucho tiempo haa
hecho tanto á su persona como á su sistema , asi por medk>
•de calumnias como por sublevaciones , valiéndose de libelos^
y alborotando en la plaza pública.
Poeos dias después de su nombramiento provisional p4fa
el inínisterio de instrucción pública, el Iqgar teniente g^nval
del reino encargó á Mr. Guizot-, como comisario al prif^úpio
y despees como ministro , los negocios del interior^ £ra sii|
contradicción el ramo cuyas urgentes y multiplicadas necesi-
dades exigían mayor actividad; era preciso recomppner casi á
un tiempo todo el personal de la administración, pre|)ai'ar U»
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Ofi MADRID. 385
nuevas ¡tiftlituciones prometidas por la carta c|e 1 83o, sigilar
sobre la paz ínleríor, para asesorarla en el estcrior y consoli-
dar el estado que las co^as tenían. En pocos dias (el a^ de
dgosto) se habían canibiado ó remplazado 76 prefectos, i6k
Ynii«-préfeci08 y 38 secretarios generales. St aqsdla pronta
reorganitaéicHi 00 hubiese sido una necesidad del mofnénto, nb
hay duda que él ministro hubiera podido ser mas rígido en '
las elecciones de sus empleados , y ni el miitiib pfttetidiii hes-
ponder de todas ellas» ^^Me apresuro á decir qnees imposible
que eu cin trabajo de Mata esteosion, no se hayan cometido er-
rores cuya causa es U precipitación misma ; lo conoto, y aña-
do que estos erreres, luego que ei tiempo nos los descubra,
4^rin remediados al momento/^ (Discurso prúhunciado en la
cámara de diputados el -íÉ^ de agosto de 1 83o.) Pero preCfiso
ora atehder.sin demora .al servicio público, y á pesar dé tai>
aventurada precipitación^ aun había muchas cabezas ardiente;»
qne acusaban á Mr. Guizotde lentitud. Con todo, aquellos
cuidados que pueden llíimarse materiales déla administración,
no )e estorbaban para apresurar con igual celo la realización
de las promesas de la carta. • Al fin de la carta constitucional
tenemos, lo sabéis, decia Mr. G'uizot á la Cámara, ^a indica-
<^iOB de las leyes que nos parecia importante redactar lo ¿liteR
pasible; son nueve. De I0& nueve proyectos de ley ofrecidos 'á
la Fr«incia en el mes de agosto , ya están hechas cuatro leyes;
la aplicación del jurado á los delitos de la imprenta^y á los
políticos; la reelección de los dipotados promovidos á funcio-
nes públicas y asalariadas; la votación anual del contingente
del ejercitó; las dis|>osiciones que aseguran de un modo legal^
el eatado de los oficiales de todas graduaciones dé mar y tier-
ra. Cstais discutiendo la ley de la guardia nacional , y ya ha-
béis votado la abolición del doble voto en una ley de eleccio-
nes provnionaU Asi, pues, señores, se han hecho cuatro leyes,
dek se están discmiendo, y quedan tres por hacer; y pido per-
lÉiso para decir á la Cámara de paso, cómo ttn hecho pura-
mente personal mió, qtie al salir del consejo del rey (el 3 de
noviembre) habia hecho preparar una ley municipal y de<-
partamenul, una ley- electqral, y otra sobre la imprenta.
Aquellas leyes estaban prontas ('¿n de diciembre de i83a)
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3$6 . . RftVISTA
No obstauíe to4oft estos trabujos, que por lo menos parecfr
que reqaerian para 3U preparación una gran tranquilidad de
espíritu y tiempos de calma política,. bal^ifan sido diariameol^
perturbados con motines populares. Bajpjel .preteslo de avudar
al gobierno^ surgían por todas partes asociaciones que emba-
razaban su marcha \ abríanse clubs á toda$ tai. mas delirantes
{iretensiones , cuando una medida tomada por el ministro, j
aun anticipada por un prjncipio de inier.vencion de la gu^r-*
dia nacional , cerrando en Francia lostilubs^ mostró á todof
lo3 intereses la aurora de la seguf idad de que carecian. Jlesifr*~
tiendo con energía las teniativas de los partidos, el ministerio
habia probado sus fuerzas en cierlo modo con, )a anarquía, á
Ifl cual un dia ii otro «e babia de declarar una guerra abierta.
Por desgracia no estaban aun dispuestos los espíritus para sos^
tener aquella lucha^ la opinión pública incierta aun entre.. el
sentimiento de lá necesidad de orden y reposo y sus costuiOf-
bres de moliqiq y de inercia^ no habia tomado entonces, eorr
uio después lo ha hecho , un partido pronqnciado cpntra loa
agitadores. Los enemigos de la común tranquilidad seaprove-r
.charon de ello para reunir sus Fuerzas é iuleniaT un noeyo
atague. El ministerio de Mr. Guizot fue derribado por el mo^*
tin dirigido contra los presos de Vinccnnes y el Palacio Real*
Era preciso abandonar el poder á todo jri^esgo , i hombres. qo^
sin duda no habian hecho mas en favor de la libertad, pero
•cuyo nombre^, meaos comiirometido en el restablecimiento
*del orden, no habia obtenido de parte de los facciosos i^ual
impopularidad* Entonces fue cuando ^ formó el ministerio de
Mr. La£ntte. Los tiempos eran difíciles, y la decisión que era
j>rec¡sia,para arrostrarlos es baaanle aprecíable, para bace^
que nos abstengamos de juzgar severamente la dírecciof , ó
mas bien el total abandono de les oegcfcioa en aquella 9{iocs^
Un ministerio que llevaba en su seno, como primera pondi^
cion de su existencia, la necesidad de una capitulación diaria
con sus enemigos, no pedia prometerse ver vegetar, por ipur-
elie tiempo su mansa autoridad. El dejar (lacer fiíe llevado á
tal puntó, que un dia quedó demolido el. palacio, arzobispal^
Hasta entonces, ¿pesar de la desidencia de sus^ principips,
Mr. puizo^, lejos de precipitar con su oposicipn eú la Cámara
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DB HADKfD. 38^
la caída de-süs siicesores| les había al eobtrarío sostenido n^u-
chas veces. Peto las círcunstar*cias eran bastante graves, é ¡m-
poDfah i todo hombre honrado el deber de atacar en la'Cn-
mará el molin, y las-eontetnplacíonés que animaban al uioiln.
Mr. Guieot causó entonces át ministerio de 3 de noviembre
una herida, de la cual nacuró. Mr. Laffitte conoció tan Wen
au profundidad^ que confesó en la tribuna que de tod'os tos
m^adores que lé habiáu precedido, Mr. Goizot era el ártico que
había entrado en la cuestión, y que á el sólt^ ibsí á contestar,
terminando con 'estas palabras ^óe anunciaban una nueva
combinación.: « En esía situación no biabemos podiclo ver bien
daramente uaA mayoría. Ayer , señores , parecia que creíais
que era preciso reolattiar una del país: si insistís éil este sen-
timiento, que es también elnúestro (voces unánimes en el
centro de sf, si), tomaré las órdenes del rey (ao' de febrero
dei83i>'^
Formóse un nuevo j^binete presidido por Mr. Casimiro-
Perrier. Es nn nombre de que se envanecerá nuestra historia:
tiene derecho á nuestro respeto y agradecimiento; y después
de Dioa^ y de la razón jlúbiica ha salvado á la' Francia : verdad"
es que murió en la lueha, pero el hombre de estado quemue-^ ^
ve por efecto desü valor, lo mismo qAe el soldado que vierte
sa sangre toda en el campo de batalla, no tienen por qué lio-'
rar la pérdida de so vida, sí han presenciado el triunfo de sus'
esfuerzos y los funerales del enemigo. Para corresponder á la
generosa voluntad de Casimiro Perrier, eran precisos en la .
Cámara espíritus de vigoroso temple como el suyo, y que no
temiesen el asociarse enteriamente á. la resistencia. No foltarofi.
MM. Ouíjgotf Dupin, Thiers, han tenido el valor de sostener ^
- siempre , en fiedlo de violentas luchas estertores ó parlamen-^
tttria», el desarrollo de aquel poderoso sistema: han tenido e\^
honor de hacer lo triunfar en la Cámara, como le tuvo Casi-
miro Perrier de aplicarlo al gobierno.— ^ Al morir Mr. C&simiro
Perrier 9 dejaba naturalmente en herencia el cuidado' de ase- '
gurar el triunfo de su obra á los que la habían defendido.'
Sin embargo , antes de llegar á sus manos > fue recogida la
hiflrenciá primeramente por otras menos fuertes, que no tar-*
dafOB fttk cederla á sus legítimos posesores. El 1 1 de octubre .
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388 HBVISTA.
de 1 83a se formó el gabinete niM duradero desde i$3o, pue«
salvo el interregno de Ireé días, cti noviembre de i834i b«
contado casi cuatro años de existencia. Mr. Guizot ocupaba en
¿i el ministerio de U iostruccidn pública.
A medida que sfi aproximaq á nosotros los tiempos, aé
agolpan con tanta abundancia los sucesos , que fuera im|)osi-*
ble recordarlos todos. Ademan» su importancia, los aféelos du*
roderos que ban pr^pducido, s.\x reciente recnerdo, suplirán la
insuficiencia d^t nti^es.tro. i^elato. Resignánionos » pues, á no cir
tar mas qtJie hechos que algunos ÍMsioriadores se coivtplacerán
en describir algún diau Ei a^iaiaterío de 1 1 de octubre par si
solo d4b4 ba&taiua uiaieria auna rica monogifafía» ¿Conside-
rarámo^le eq su cp^jonto |wr la magnitud de los sucesos po*
lílico^ qM€{ M dJ§tiagu»iero/» ? Principió por iY^ á plantar á la
vista dei los supuestos enemigtis con que se le quería espantar
el pabellón francés sobre la cindadela de Amberes (iSaa). En
ln peir^onia de la duquesa de Berry , ^ biso pjcisionera toda una
gu^jcrct QÍyiK Rompió los lazos de las sociedfid^^s secretas, lasi
9tíKQÍ^ 4e las tinieblas á la luz. del dia, y su de^espejF£«ÍQ foror
so),a h^ servida para asegurar á la ley un triunfo deeistvo, i.
ig^o^arm^a, tanto en Leoo como en París (ubril dv i834)«
l4a.jn^i<;ia,reclai;na}>a un grande «ejemplar, y la cámara delosi
parea ^v^. Uatuada á d^rlo^ á sufrirlo, decían ^us enemigos^
Desafilan al, n^ i^i^teario d^ i;* ha^ta ese punto, y hasta sus mi»*,
inos partidaria lo creían ui} pasa atrevidot Hízolo, y con la di-
rección, de ftqiiel, gran drama» dio á la cámara de los paees un
ni|]svo. l^ítuloiá la gratitud 4^1 pais;^ la presentó con teda su
digniida(l,, s^i firmeza y su justicia, y recobró el lugar que le
corresponde. La anarquía acosada en sus subterráneos» venei-
da en las, qalJes^ a¥i4enada per el tribunal de los ¡«ees,, en*
niudecÍQ0O|i el bozal, que se le puso.qon la ley sobre los a»uft*
Guiadores pú^Upos; por Qu las Ijcyes sobre los crímenes y delir-
ios de la imprenta , sobre las asociaciones politicéis, sobre el-
nictodqde procedimientos,, asegur^aron á nuestras iosuiucto^^
nos el ói:de;n restableeido ya en )as oalles. Llegáronse ¿ oalu>.
al miacuo.ti^mpq nmliilud.^^ reforq^»» y Ua UbefUdcs pú«»
kljcas, 4 p^sar de U» dificultades de las aiDctutatencías:, so
p9r eso de]^rop|df& 9%uir el curstl de su regular desarsoHo.
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DI MADMD. 389
Se dieron al p«ra leyes iobre la organización municipal y dc-
partsmetilal y y «obre las grandes obras públicas; y en todas .
estas medidas, en todas las luchas parlamentaria» á que die-
ron lagar, tomó Mr. Gt«Í20C una parte principal j machas
Teces decisiva. - "
¿Pero no bastarta á su fama el que hiciéramos solo el elo-
gio de él como ministro de instruccioo pública,' y de los tra-
bajos d« su de|Mirtamen4o? ¿No es la ley sobre la instrucción
primaria uiCa de las mas liberaiee cf^ftcíones de nuestros tteni*
pos? ¿Y que podríamea decir de Én rápida ejecución , de la
•organiíacion de escuelas en toda la Francia , de las instruccio-
nes precisas y sin numero enTiaclas casi cada dia paca resolver
dudas, zanjar dificultades,' estimular y arreglar el celo, y en
una palabra , para asegurar la obra? La reforma del régimen
de hacienda de las universidades, tan deseadst, soló se realizó
en tiempo de Mr. Cuizot. El es el que anticipándose á todas
las necesidades de la inteligencia , ha creado para satisfacerlas
noevas cátedras de diversas facultades. El Mnseo de historia
natural , la Biblioteca del rey , el Colegio de Francia, deben á-'
80 cuidado considef^les nsejoras. Bajo sus auspicios se han
. emprendido grandes trabajos sobre la historia dé Francia , y
por él se formaron comisiones para atentar aquellos esfuerzos:
en una palabra, su acción ha estado siempre dispuesta i cuan-
to era necesario para impulsar la vida intel^tual del* pats.
El gran gabinete de 11 de octubre se disolvió, y formóse
otro nuevo con parte de stis restos. Disolvióse este también á
su vez, despees de seis mcsei'de una precaria existencia. Mr*.
Onizoi que desdé que se i^tiró no habia tomado la palabra:
sino -muy rara vez y por necesidad , que hacia tres meses que
estaba en el campo, cuando cayó el ministerio de aa de fe-
brero, fu^ llamado como á elemento indispensable de un'
nuevo gabinete. Sobre sucesos tan recientes no debemos en-
trar en pormenor alguno. Eyidentemente Mr. Guizot tiene to^
dévfa delante de s( un grdnde porvenir. '
P. LoaAiN«
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SpO REVISTA
Hasta aquí el biógrafo fraocéa á quien tiemo» trMkicido^
réstanos ahora conliauar la hisloria de Mr. Guiíot hasla mies*
tros días, y lo haremos con la brevedad que exige ya la aten^
oíon de este artículo , y con el laconismo que permiten suce^
sos de todos conocidos por muy recientes.
Las disensiones que tuvieron lugar entre MM. Thiers y
Guizot sobre inQuencia y preponder-áacta ministerial» causa-»
ron una largacrisis. Era,n dos hombres demasiado importan-
tes para, estar unidos en una. n^isHia comMn«i^<^iot^> y M''- Gui-
zot aspiraba á un logar. mas importante y mas en a^mon{a.
con la responsabilidad que la opinión pública hacia (lesaf so-»
bre él. Terminóse la crisis, y por decirlo asi el interregno-mt^
nisterial^ por volver á encargarse de la presidencia del con-*
sejo de ministros ^1 duqaé de Broglie, partidario.de las opi-*'
niones de Mr« Guizot, y hombre respetado en sumo grada por
todos los partidos. Durante aquel niioisierio tuvieron lugar
íos.tleplorables. sucesos del atentado de Fieschi contra la fer^
soiia del rey , que dieron', lugar á que se dictaseo las leyes de
setiembre* . i .
Una proposición de ]VIf.^Gouin> cuya lectura autorizada
por las secoiones tuyo lugljir e\ i.^ de febra^t» de .i836, reía**
tiva á la conversión de la.rents^ del cinco por oieoto id. cu^alro.
por ciento, y que dio o^asioo á li^r^os y aciiloradi»^ debateeioii-
la cámara; de diputados, causo la.dimision ^el ministecio y^la*
rorm^cÍ9n del de^a9 de febrero, bajo la pre^ideucía de Mi*»
Thiers 4 al cual no bi^o o|)os¡cíqo Mr. Guizoi, , .
La intervención en España que Itfr. Thier^ Uabiq^a[)oya,-
do ya con fuprza pu iS35, y.á la cual se opuso el gabinete
inglés, breyó este que había llegado el nionxento de conce*
derla en i83(), y al |]|a^o; que desembarcaba algunas tropas
de la marina en Vizc^za ^ iovito al gabinete franc^l á to^
mar parte en. la cooperación , ocupando á Pasagea, Fueo^er^
rabia y q\ Valle del Bastan* La mayoría^ del ministerio francos^
ú pesar de tener á su cabeza á Mr.. Thiers, se negó á acc^def .
á las proposiciones de la Inglaterra , contestando á aquel gabi-
na te que toda coopei;acioa de la naturaleza de la que se indi-
caba, conduciria inevitablemente á la Francia á una inter>en«i
éi on projata y directa. P«m'o poco tiempo des[»ucs la mayoría
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GoQgle
t>l MADRID. 3yl
del CoiMeje 86 aoorcó á La o|)io¡on del presidente con respecto^
á la etiefltion espa&ola, y .se deeídió qae se coilcederia una am-
plia cooperación i Esfiana para destruir á D. Girloft en NaTar*
ra« Una legión numerosa se formó en Pau de voluntarias re--^
olütadosen el ejercito francés, la cual debia pasar los Pirineos
bajo las ordenes de oficiales distinguidos, á quienes se autori-^
zaria |)ftra servir en el extranjero. Asi, pues, la cooperación
eva! ün asunto conven ido, decidido, y que basta tuvo un prin-
cipio de ejecución*
Sobrevinieron entonces la insurrección de algunas oapila-*
leis de provincia en fispana, y los vcrgOMOsos y deplerábles-
sucesus.de la Granja, y el UMnisterio de 23 de febrero por el
urgAÁo de su presidente m'anifestó la opinión de que no de^*'
bian pasar á España las fuer2^s que ataban prepai'adas, sino
tomar una posición espectanie, á fin de que si aquella nueva
revolucipo seguía la marcha.de un gobierno regular, no co-
metía crimenes, y |)edia auxilio, se le pudiera dar. El minis-
terio>sostu«o ademas que el licenotamienlo del cuerpo forma-
do «n* Pau , y ei abandonar por up momento la causa dcL Es*
|4ua,*era abaiidonarla irrevociblemeote,' y esponerse á in-
mensas cenaeouencias^ Solo Mr. Montalívet, ministro det lu-'
Ifirior « lio era de esta opinión , y quería que se licepciasé aquei'
ctierpo; y co<n6 era el rey del mismo parecer, el ministerio
dip su dUniaioo el aS de agosto. ¡Cvántas desgracias pódian
babers0. avilado á España si no hubieran aciiecido aquéllos^t^t'»-'
ce^oat maucbb indeleble de nuestra Revolución 1
' : FonDÓáO ehfi'dtt setiembre un nuevo ministerio presidido
por el OQ^de tlólé^ y en. el coál ocupóel acostumbratlo mi'-'
niaterip de Insiruoeioii pública Mr. Guiaot : ya anlos de su for*-
macioo haUian decía rákk» como iáipbsible los periódicbs deiu
oposición el minisierio'de 6. de setiembre, venando le vieron
-defioHÍvamente constituido reasumieron sus car.gos, •diciendo^
qui^.no ilabili en ¿i un solo hombre de b re\óOücion- de julio,
y t€^¡xe ^ra conirarevoluciooarío. El ministerio sin embargo
ee^f^ó i trabajar, priocipibndo por algunos de aquellos aéi<3v
quie aoo mijkchaa vecea pücduri&orea de reformas^ de mejoras y
de progaeaO*
La formabion dallgabinete ^«^ de setiembre, después de
Segundm série.-^Touo II. 5o
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39a • -' meTlsTA •
baberae rqtíriulo Mr: Tbierft, había espeñmeiitado grandes di-
Gcuhades. El conde Holé coa la elevada coatidcracíoii qtie va
unida á su pomlire; Mr. Gukot con su iiifliieDcia parlamen*
tarÍA^M. tíucbalel con ol aaceadienle de sos coaoctaMenU»
rentísticos, feroiaban seguramente aa grupo de if>coDteslaMea'
capacidades. ¿Pero podían contrapesar la defección del tercer
partido que era coosiguieoie á b retirada de Mr. Thiers?
Lá conspiración de Estrasburgo y los sucesos á que dio lo*
gar, obligaron al ministerio á presentar la ley ób disjuneion*
Es un grave inconvenienl.e que va unido á la naturalecii de un
gobierno representativo v que las divisiones que se sosckatt en-
tre las notabilidades ministeriales degeneras con frectiencia«-
de modo que se baceo irreconciliables hasla que el seolimieiiio
de un peligro las reuoe.%1 bordé del abismo. Asi era, que
desde la faul sepraciun de Mr. Thiers y Mr. Goiaot, cuando
la disolución' del gabinete de 1 1 de octubre , se liabiMi agria-
do sus diseosiones basta ci punto de que se les oiMistderase,
por roas cuidado que pusieran en oculiarlo, como gefes de
una política tan ofHícsta, que no podian caber junios en el
Consejo; que el llamamiento del uno se considerase como la
consecuencia forzosa de la salida del otro; y que k necesidad
de soportar su ¿Iternaliva influencia debía baoerles i si» ves
los dominadores , ó por lo menos los arbitros del sisteoM que<
se babia de seguir , lo que an podio dejar de cobartar y em-*
barazar la acción de la corona. Habíase ya eonocidia esto mis»
nio, cuando la formación del ministerio de 6 de setiembre,
pocssi Mr. Mckié por su posición debía ocóper el mti^isterio
de negocios extrahjeros, Mrv Guizot, qiie h»bia piermanecido
fiel al sistema poRtico de 1 3 de marao, destinado á soportar el
peso de las disensiones y de la responsabiiidad parlamentaria'
en la Cámara , parecía que tenia sefralado so lugar en el mn*'
nisterio del interior; babiase contentado sin embargo c6» en-
cargarse del de la instrucción pijblica , dando aquel i Mr. GlM*'
parin » manifestaado esta elección y la del subsecretario' que
se le di¿ Mr. de Remusat, que la intención de Mr. 6n«^
aot era conservar la dirección y la ioflueacia parlamentaria en
la Cámara de diputados, por medio de la que ejercía en lo in^
terior. Este arreglo y U' llegada de Mr*. DÍsRbaiels cn^ gran
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ca|>af:i<M nadie poite en dada, parcx;ia que dabau vida, al ga-
bipaie, como lo coiaprobabftn la disoú&ion del di^^curso d^
cmieftiacioD al del trono » y la buena acogid^, hecba á la ley,
de aUll]KicioQes«muoícipaIe» y al pl|ia de hacieada de Mr. Du-
cbaiel.
Pero el oerdicto de Estrasburgo ¡ntrodyjo la desconfiama
y la indecisión en el G>nsejo, y no se tardó en conocerse k
Decefti4a4 /le ouMli^arle. Mr. Ga$|Miria quería retirarse)^ y
Mr. Gttiaot e«uba dispiieato á eocargarse del ministerio ilel
ioUirier para eooap?var sa posición ed la Cámara electiva; pe-
ro liabiendo desistido Mr. Gasparin, s^ aplazó la cuestión.
Ui cámara desechó el proyecu) de ley de diy unción , y es-
lA siuseao biao estallar la sorda división que existia efttre 4as
dos ¡«OiJion^ias que se disputaban la dirección de los negocios*.
Hablóle de dimisioa y modificación ; los ministros de la ios*-
trucoioo pábl^Ba y de hacienda, recordando lo convenido cuan«
do la farmacion del minisierio., no veían motivos plausibles
para la retirada ó modificación del ministerio , en i^oa derro-*
ta q^ic) atribuían á intrigas exiraparlamentarias, ó querían por
la oaenos qu/sen una modificación |>asase el roínisierio de) in-
tarí^r ¿ manoa de Mr. Guiaoi , bajo cuya ínflueoicia babia es-
tada hast^ ^tonce^ Por otro^ ladp no se podía soportar qiie.
fuese miiúatro del interior, y nada se deseaba taaio coma c^^'^
trapesar y diamiauir la influeoíaia de na bombasí demasiado
poderoso ya ; y aun antea de que sobre e) asunto hubícae ex-
plicaciones directas ejn el Consto, preparábanse eu loa dos
partidos combinaciones» cuyas indiscretas revelaciones no tar^-
daron en poner frente á frente á los gefes , y en la necesidad
de explicarse , de modo que fuese im{X)sible todo acomoda-
miento.
Formáronse varias combinaciones, y aun Mr. Guiíot ealu-
vo encargado por el rey para el efecto ; pero todas fueron ir-
realizables» basta qne el i5 de abril se publicaron los decre-
tos de la formación del ministerio bajo la presidencia de
Mr. Mole» y del cual quedaban escluidos MM. Guizot , Ducha*
t^I y Persil, es decir, la parte doctrinaria.
Mn Guizot fué en un principio defensor de este ministe-
rio; pero nsostróse despuea quejoso , y pasó por último á ser-
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3j)4 *RVlsfA
le contrarió f entrando én h coaKcion predicada por Mr. Du--
iergier de Hauranné; y llevando en eila la palabra , coúio'el
mas activo -dé sus geH^. No es tieinpo todavía de jnzgar con
acieito la conducta d( los doctrinarios en esta ocasión; pero
indudablemente, entrando en la coalición , se separaron de
sus principios , y estas contradicciones suelen ^er siempre fata-*
les á los partidos.
Derribado el mioiéferio dé i5 de abril, y traiándoae de
formar un gabinete de coalición , Mr. Guizot reclamé pttra sí
el ministerio del interior, y el de hacienda para Mr. Duebatel;
pero se opuso la izquierda, y quedó escluido. Ültjmamente
acaba de ser nombrado Mf. Guizot para la embajada de Lon-
dres, én cuya misidti se halki, áé grande importaneta en el
día por la cuestión de Oriente. ¿Apoyará Mr. Guisot i
Thicrs? ¿Le contradirá? Todo dependerá en nuestro concepto
de la conducta y marcba pólMcá ^ae este observe, .pues en
Mr. Tbiers pueden considerarse doé bombres: el del útinisie^
rio de 1 1 de octubre y e\ de eoalicion.
Hemos bosquejado rápidamente lo que qnedaba de la yiák
política de Mr. Guizot ; un personagé político tan impottatofa^
y tan lleno de porvenir no puede dejar de interefór,'atiit
cuando no le colocara en elevado lugar su enalidad de 'escri-
tor. Posteriormente á las obras que de él se ban anunciado,
publicó un artículo religioso mny notal^e por su tendencia al
catolicismo , y acaba de escribir una Noticia sobre FVashing^
ton qué ba obtenido los mas desmedidos elogfi^os de todos loa.
pífrfiddis.
G. G.
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DK MADRID. S^ií
f . »; . < ft
ÚBTRAS T XAS CISinÍTAS Elt ÉdPAMA
KM TIEMPO DE . FBUNANDO K l^SABEl. '
L\a lenido tanta ¡nflueocia en el porvenir Je nuestra patria
el gobierno de los Reyes Católicos, que seria miíy interesante
el cuadro en que se viesen bien delineados los felices resulta*
dos de sus mejoras y reformas en la administración civil, eco-
nómica , judicial y mercantil , en legislación, en negocios
éclésicísticos, y en todo lo que emprendieron en benefieio de
la agriculturil y del trafico interior y exterior. Pero pide pin-
cel mas diestro un asunto tan vasto, y mas éspacioque el re-
ducido de un articulo : no será por tanto el objetó del presen-
te mas que una ojeada ligera sobre lo que debieron las letras,
las ciencias y la civilización al esmera y solicitud de la reina
Isabel (i). Muy olvidado se hallaba ya en Castilla aquel deseo
de saber, que tuviera principio en tiend}^ de su padre Juan 11^
pues fobrado precoz y sin bastantes raices, no pudó resistir los
choques dé la ignorancia , el desenfreno y la 'anarquía que
escandalizaron á los buenos en el denlorable reinado de En-
(1) ▲mft^ne ocopado ,d$ eaU id«a tenia recogidos algnaoa materielea para
tratarla con cierta ezteBiion , debo .conresar que despnea de liáber leído la
olira del anglo-ioierrcaiio Pretcott, oé m« lie atrcTido á moa q«e<d estraeta»
40fM'rciUr«'MfaK« tale aiMtOy. j <|a0 ka aido bieit poco \p fno (e aalad|do^
tomado df antitroa auforca.
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396 REVISTA
riquc IV. Cuando á (al extremo llegan los males, no es dable
impedir sus coosecoencia» desastrosas , aunque sucedan á prin-
cipes indolentes y viciosos otros de un mérito superior; y co-
mo consisiia el de Fernando mas en sps dotes naturales que en
el cultivo de las letras, por haber tenido que empu&ar las
armas desde la tierna edad de diez años , ya se deja conocer
no podía mirar los libros con la misma predilección que so
insigne compañera.
' Es cierto que lampoco favorecieron á esta las intrigas y
. temofeS;qó¿ inspiraba en la corte, y que ix>r haber habitado
en el retiro y soledad de Arévalo fueron muy escasos los me-
dios de ¡lustrar su entendimiento ; pero allí al menos se con-
servó tan puro como su corazón, y pudo seguir con plena li-
bertad las inspiraciones de su genio reflexivo y estudioso. Bien
necesarias le fueron est^s prendas que debió al cielo para re-
parar el descuido con que se miró su educación , y bien pue-
de creerse que solo á ellas fué deudora del conocimiento de
algunas lenguas modernas, y de haber sabido escribir y ha-
blar la propia con elegancia y precisión.
Nada tiene por tanto de extraño se olvidasen de que
aprendiera la latina , aunque tan indispensable entonces, por
ser lá de los cortesanos de nota , el único medio de comunica-
ción entre los doctos, y la que se empleaba en todo género d^
negocios, particularmente siendo diplomáticos. Dedicóse, pues,
Isabel con tal esmero á poseerla, c^ue dejó admirados á sus
maestros, sobre todo luego que terminadas felizmente las ae-
rifi^s disputas con JPoriugal, recien subida al trono, tuvo va-
gar «para estudiaría con mayor tranquilidad.
En aquella ocasión delicada y en otras no menos graves
dio á conocer que su alma y constancia eran varoniles, y muy
superiores á las de su padre, á quien solo parece haber imi-
tado en la. afición á los libros y en el deseo de adquirirlos.
Fuéle fácil por tanto regalar ya en 1477 ^^ nuevo convento
de San Juan dcf los Reyes de Toledo una decente librería pro<»
vista en gráa parte de iiidiiuscrftos , cü^ó donativo ffté áioy
ealebcadoaa aquella época ; y debía seiio, teniendo presente, -
qutt pasaba por de las mas copiosas la de los cofkUs de Bmmh»
vente, aunque solo de lao voliímenes, y duplicados tatacfaoa,
Digitized by VjjOOQIC \
Úiiil> d^ Roma con «I insigne ceodk 4^ í*eiidiUa » y-pnofadUe^^
lóente con este objeto. . , ^' ' < % . ,'
* A pesar d^ tantos afanes' dosló bastante vencer lós obstácu«
los que opusieron al principióla [xreocupacion ^ el libertinage
y la general ignotancia^ pero cedieron ál fiíi y de tal modo)
que i los pocos meses escribía aquel esclarecido maestro ; era
8tt casa una colmena á que • lQi>D'curHaa con gusto los jóvenes
m^9i iluUres , por haberse co^venciido habiao <le iet mas: afa*^
Ufados en la guj^rra , cuandbo estuviesen mas versados en la& ,
letras*: AlgUQos de elloS, ploitaei'' parientes cercanos^de k jrei«^
)ia> comv el duque de Guimavaéns y el de VUla^bermósa, vJ-^
ifiatt , j[)uede deci/se, con l^edro Máriir, lo cuaL' excitaba taá
feliz emulapipn en otros »>que.bálbia mAchos que para no serles
inferiores repi|8aJ3an:por las nochea en sbs casas , bajo lavigi^
landia de buebps ayos, cuant^ babian escuchado al célebre
prqfesúr'en fUs lecciones diarias* .*•:
.; Justóles Mneftcfionar aqutí .otro de los italianos- que tuvo
gran, influencia en, gi^ttera}iz¿r los; buenos. estudios j y fué el
famoso Luciq María^soSiculo, que viiio de Ñapóles eU í 4^6
con el almi^iite'S^nTJquez.^Salamanca, en cuyas cátedras en-^
penó M anos^ |>QHíá y gramática, y la corte ^á cuya ilustra-^
cíon contribuyó mucho, pagaron el justo tributo de admira^
fíion á su .prc^fundo oonocimieñto de los clásicos, principal-'
menié de. l<ft latióos.
y ; ,Debeselo> tainhien la posteridad >á los doctos y labortoeos
profesores españoles^ -.que. trabajando de consi»no> y á (iorfía
cpt^ Ic^^^ttranjecds»' toimgnieron que á. la. indiferencia '.por
)as letras sucediese luegés tal pasión , que las (amiltas. mas >dis-
ünguidas llegaton á perauadiitse que ei lustre lif^ra^io daba
m^OüT brtUo al heredado de sus mayores. <
. , Afwl.lo acreditaron bien pronto^ sjendo el mejdr testimonio
d€^;PU noble entusiasmo, la constancia y afán con que se eon^
sagraron á la traduccidn é ilustración de los clásicos^ mas cé^
lebradoa (i)« Sedientos ahora de una gl^rif^ que tan en poco
. • . . • ; .1 ' ^ ..
(1^ V^anM en él tomo 6. ^ ilt U$ memorUs de. te Academia de U HUto-
ria qaiénei tredujeron en aquellos díáv las olirfes de César ^ Apiano ^ SalusUo^
EfopeyíJtuHt^ff, JPUttÍMo> Boecio y olres. ... •
Segunda scríe.^ Vomo IL 5i
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40P HfiVlSTA .
*lufiex¿ir 9ut aotépaiadíos ,> tcUávía bko mas hi nobleza d« Cá9«
tilla, que no perdonaba medio para mo&iral» á Id neci^d
cuánto se habían rectifidadb ffvra id^aa , y cómd a^iii^labé la cí-
vilizacion del pais« Ver eso contó Salamanca etttre fttM bofénoa
oatedrátieos á Dan Fadriquede Toledo, hijo del d^qbéidé
Alba> y primo del rey; y t^mbieii explicó en aquéllas áúlairt
Jas obras de Plinio y Oridio Don Pedra Fef natidefc dt Vela^cb^
heredero, de los estados y d^fgnidades del buen tíondelié Háird.
Y en la lista de loa piiofesofred de 6rÍ4°igo dt Aléala se lee an-^
miamó el nombre de Don AIfóiiSd*tk ManriqtlesJlijd cfel^eoh-*
de de Paredes. Mas para que se conozca eómo hafbia mejók'ado
)a opinión , bastará decir , que el marqnes d^ Üéilia , dimíque
rayaba en los 6o años , se éeOcó al estudio del iatiti ][)bf con*
sideraráedtfáairado mientras no lo apnsnditi* Era entotkces este
«1 gésio dominante; y. ooboé promovido por él ^niplodela
reina y del príncipe heredero, tan amado detód^, iihprrthíó
en la Hteratara poétit^a y en tcíd^ds^ las obflfs dé éhidícioa
liqüel sello particular que tatito inflttyódéspUes en lám buenas
pIDduccionés del siglo XVI, porque como vino de ak*^iba esté
movimiento, fueron mas durables «us resultádéa,'y aanqtie
rápido ) (ué dulce y benéfico el progreso de las. lethis y de !á
civilizacioD.
Sintióse de tarias maneras su inBifeneia regeoérfadét^t; y é!
bello sexo, que solo es ignorable cuando los tlohirfci^eS'^On frí-
voIoiB, ftióstró en aquella obaston, que también 'Cti éstas con-
tiendas sabe .vencen Diganlo sitio la murqudsa'de Monté AgU-»
do y dona María Pacheco , hermajil^s.^kl faqic^^ty'hi&te^Saddi^
Don Diego Hurtado de Mendoza ; digna progenie dé4', ]96^
tantos titules, ilustré inarqués dé SaottUana. Léase lo qfM é»^
tá escrito en loor de dona Beatriz Galindo, la maesura de lá^
tio de Isabel , yi.quien por haberlo poseído ¿on singdláff -per-
íecoion se la distingue oon el nombre de la Lat^iiMii y si kttk
se exigen mayores prtiebas^ las dará la uolveiisidbd de Sala-
tiVSHAca , donde explicó los clásicos del Laclo Do(ín Lt^ota de
Medrano , y la de Alcalá , justa apreciadora de los coiiocimien^^
tos retóricos de dona Francisca de Lcbrija, que supo conser-
var con tanta gloria la de su padre.
Mas como no deja de ser extraño luiJ>ie8^ tanSáe tiujareft
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Dt KAINIID. '. 4^Í '
iificiodada»á estoá" estudio» , es prdck^iedtr-pTOtrate qu»lb
literatura contemporánea era entonces tan pobre , a9fliO>gontU4
ral y extraord¡nai>ia «1 «níér ¿iM^totrae^ j qde pám «áltftar*
las habia que apelar á la Itetdm de los eláiíooB/ Solo ffáed^
explicarse, aei el afán con c^e se dedicaron- al cooociatiett to •éé
laé lengua» antígoAs; peroiliaes (án fácitmeooiraír la oittta':
dé tt*a «singularidad de qbpr lúdieffmedt» jrpatiSOen'^iwplDs Bn
EspaB^ ^^09 De:se. oilént» qoe en niogiro dtixef pudblb dietbn
looéioneaeo laá «niversidadéar, toi qt|e lueievdn su eri»libk)tt^
en leté academias ,y^ gimnasioÁ Fbfceaó será por tanto «iYt'««
boirlo á la inBoenoiá i)<^ la reina, pues le deleitaban dev;tát>
modo ks tareas: literarias, que se ooniptiicia aiisti^n^^á'los
/txipiémm acadtéfnipoB -y actnqa^s wo débemxW'OlvidMr Hfctovoii i^
nuedio. las majereft árabes , á q^iedes nada tiene ¿d par^ieilhiv
qoisleaen insfUtr Ibs espallol'«$ , sabedorias de s« iiiiétráoioM'M
filóaoüa., historii j JtirÍKprudencia', y és que se habtati «Ma^
do.<;on orédifo en las .cátedras de alg«iiiBe'ci«idadb8% •
Coátfido llega á ter tatl eatimádo él «srtldfo áé lae leilgHÍM
«QUértas, ee propaga eon' eóma fctcilidad poe te4aa plifiei y
entre toda das» de personas; Hubo «fn fiempbj^in embai^D etí
que no eran tan abiindadtes en &pfffla kn &ir«na(s 4tottHiiih
oí Io6^pro(ie6ore9 erudita, y peír esd irt9Ítá'6a« le Itafta lotí qM
deseaban perfeccionarse etv laá artes y las cpencilft. Y oe^tM al
bablar deloaqiie allí acüpéieron.sediatingue sobfeifiavférÉ ka^
lohio Lebrijt» ,nier«üé qúH se dígá q#e v^Wié tki& átílhíhéf f
deicp»a\ y <(oe ínrpó áHitrié<n<aHéí éri*lá>s untydréidad^é (M^ Sé^
¡tula ^ de Sálainanca* y de AiúdlA, dotídeíié* tjevieéiá hxégo d
eFeciOide susleeetevi^fti » : : . . . •
• jSí te' bartb «otJiMrid'él *ct|ncepioy. eMi^nadon qtM ^' t%d^
alcanzaba, no lo será quizá tanto la a^ideft<ioa qoe ée-blilM^
i>Mi4Be. libros. Bu eutttro aAos se hicñefon |reé ediciones de
«a6>iMtiiuoioneihitiiiae^ ktipresÉM pm* l« príoseU Vea^««ir48£^
-Siete anos deefyues ptivblitó m gramática castellana , deuiíiapdift
{irindipaloiesite á la» séfiofifS de U ¿órte. y ttítko OMtittWi
idandt^. á lu« , }^ detiipre cott '^^ml é^plauso , t)bra¿ éé In Hiet»*
.yor importancka i pm* esb seid^éf que Utrtgnvib eéinribttyd lat}**
.te á imrbducir «n su patrb •una efCfdicititi ptrray Mtladblfleí
y que á priaoipios^del siglo ^Vl «rf|eti«i babia ^aAol de m¿-^
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4oa RSVI8T4 '
rilo qut no M;h«ji^bie6C formado eo los libros de lan admira^
U# maeatra .
.BriUaba también por aquéllos tiempos en Salamanca oíro
que fuera educado asimismo qh Italia, bajo ia direccioa del cé-
lebre Policiano ;>m«sr de 20 afios enseñó allí griego y retórica;
y aujiqué á este docto portugués Artas Barbosa no se le consi-
dera con una.erudicipn tan univeraalcomó á nolsstfd Lebrija,
le ha. debido mucho sin embargo aquella uaiverttda^» porque
ai aquel dio reglas pai^a aprender la lengua dé Cicenon, no. han
sido menos aplaudidas las de Arias Barbosa 'parak deHohie-
ro4 y ademas suponen era superior a) otro en critica' y .poética^
' Gua-Ato habrán mejorado los estudios 00a tales profesores
está por demás, encarecerlo, ni parece ta;mpoco «ecesavio (lo^
aelr. aquí la lista de. todos los qué ayudaron con. celo y bnioa
éxit^ á la fai)[iosa Isabef^ hay sio eridbargo algunos acreedores
á,.u.Da mención muy especial ^ y es justó p(^ canto recordar,
los nombres de. los hermanos Ji^an y Francisco Versara, ca^
tédr¿tiqos celebérrimos de Alcalá, donde obtuvo también en-«
tonce^ reputación insigne Niiñez de Gusmao , que si fc»é ilus-^
ire por au preclaro origen , no le valió menos gloria haber si-^
do el autor de la versión latina de la inmortal Poliglota del
cardenal Cisneros.. Ingratitud seria igualmenle df jar olvidado
á.Olivario, que ilustró con esmerada diligencia y e&quisito
gusto las obras de Cicerón y de tunebos autores! latinos, y
fuera una injusticia ademas no destinar algunas lineasen élo^
gio d0> aquel Vives, de aquel talento extraordinario de. quien
dice £ra(si|ió^y admirando lo que sabia á los a6 aBos, que kio
se atrevia á comparar con este joven singular á ninguno de
lp$ ^nAemppránieos por célebres que fuesen en filosofía , elo-
cimifiia y letras, liberales. '
Después de' pagar este merecido bomendge á lá memoria
y servieios de las primeras antorchas do nuestra regetteváoioa
intelectual, y de manifestarnos agradecidos á oitros que tam--
bien oon tribuyeron á ella,, i^unque no estuvieron adornado^ de
tanta 'Ciencia , es muy nattkral recordar con noble orgullo una
époen en que tantos trabajaron á porCa en derramar las Lne<^
Dfls doolr¡nas...9lo debe, pues, causar sorpresa que las tareas
de estos profesores, necomf^ensadas cpa uiunificeocia por sus
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IMaatods , hobiesen fmxlut^idof (al cambió en la fiacion , que
á flutadel 9¡gl(>XV7 á principios del XVI pediera comparar-^
ae á toa ilaliaDOs.' Deba «enfesarae no* obsiania, <{«ie les fue
inferior en el estudio áó los restos i^enerandos' de la antigüe*
dad, porque se p&itáitírún muébos cnané^bi invasión de los
moros y durante su larg^ dotnítiaicron^'pero ha sabido comr
pensar esto, ilustrando en las aulas y en obras ricas d^ erudfr
cion,' lo áiejof que sé hallaba en los autores de tnas nota. So*
obradas apruebas 'tenemos de su docla laboriosidad en' loa mñ*-
cfaos contentar ¡08, \traduCdiotíes, diccionarios, gramáticas y
•'varjedaA de libros , que se- imprimieron repetidas Teces en
aquellos tiempos. Y para qoe no se atribuya á pasión lo qqe
aibman aceréa de esto LampiUas y el «bate And^^es, ditak'é el
<estimoino bien impareial de'Evnamo, quien hablando, de lo
^00i habían progresadb en pocos ailos k»' estadios liberales,
:diee; -qtie no solo oaoaa admiración^ el estado floreciente de
Eft|iafia, sino que pnede excitar la envidra, y servir dé modelo
á las haeionesmaii cnlfMr de Europa.
Grandes deben haber aidolos esfuerzos de loi profesores y
nHty efttiif¥ad*'SU ense&anaa, para recoger en tan corto tiem-**
po ttfn^ab.undantes frutos. Antes del feliz advenimiento de
iaábel se eonftaban muy poeaa esonelas en el reino ^ y aunque
tenia cierto nombre la de Salamanca, era aun muy pálida sa
hü y bien el¿asa é lenta su influencia. Tardíos habrían sido
•os resultados á no mediar la poderosa protjeccidn de la reín^
Í>ero- gracias á ella se multiplicaron las cátedras, y dieron lec-^
dones en Sevilla, Toledo, Salamanca, Granada y Alcalá 1^
xnaestMís mas célebres de aquella época. La aaíatencia de ba^
ttiraléb y nxtraiijeros, sobre todo á las de Salamanca, era
nsombroMi'pnes cuentan que al^nna vez llegaron á 7000 los^
nstudiantes. Pedro ^IM^rtin la llama nueva Atenas , y- sostuvo -
esta primacía en Bsptlña hasta fines del reinado de Isabel,- que
apárete en Alcalá una rrbal temible por ka ventajas <}ue ofre-
cía á'la edueaeion civil y eclesiástica , por el apoyo qoe la da^
ba an'énelito fundador, y por el alto renombre que adquirió
desde la publicación de la ' famosa Poliglota , que con razón
fue considerada entonces como una de las mayores mtfraTiHas
de«quel siglo. . , .
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la ind¡fAre»eÍ9 tiM< qMQ er^i» «^^ndfl^ la teología y Jai»;! wgtt^
»oerUs M^npl^ «a$i)49hii..Epriq^fí ly , jr ^pe p«r áot gctierai
«6lé abandona, baülft en Iq^ mipii^^ €|cl$f|iá«.tíiQf^» H d^ómó^fm
la' vUla dé ArancUí <|te <h> sa-WcMkaii» á <niiBgiH»o i[u<i i|p, Mrr
piera lalio. Si <;ai»fa(dQW y i^rgfleQxa Qj^r k yiaia ep úeairr
pjos da UnU ígiu)raUPÍ4^^ ee oierum^nte m^y lia^pgei^o rcijciíMr-
ver lai proyíd«o4ja9> dífitadus d^spi^^ ip^fj^ i^i^air.fe cqndk
€Íon IntjelcKAaal y ii¥Mrld.-dQ los asp^^Solm > >y; cji^ i^lki «na 4»k^
poea partan estudia da .bs : Uogújas idiaiicjEis, parqnM» eia 41
»f> ara posible aproii^echMr«íet del la« pii^ra^ y^ Mnaá áoauinaa
qua oofittoae. la. Biblia. i .. , -
. >Isal>cl^ .qutf'ataiidía i todo co^ el miam^ ealo» ptoinoyié
«on ahinco los baeaoa eludios, yd Iá$. digaidadaa eolaaüsliiwa
i loA mas sobnasalioates ao virtud y ciedbia. Por esc^diUiti^iiia
tanto al cardenal Mandoza, que del afSK)bísi>ado dar SeviII|^;(aa
AStíeadido al da Tojedó; al femoso TaI»Ma«a« f qmíep dolpcó
en el de Granada, y al admirable Citanos qcw adJi&iiió"la prir
mera mitra de Eépaaa á ruegos de la reina. Cuinito aa .eligen
de este modo los prelados, y se aprecian taoip loidiígnoa fXfHr
fesoirea, la elocuencia sagrada adquiere aqvtal idiw y eltMaciaif
que le oor^eaponde, y las santas eaorit«ra3 y;44a;9Íaiioía<acUr
aiásticas sea laidas y estudiadas ea todas pAria9« .. -r
Los misimos efectos se exparímentaroa de la. prate^Mni
dispensada a los que ^^ultivaban otraa roatcffia^i. Mik^p debié
la jupispriadeocia al docto Aironscí Oía» dé Moolalbo, y.4
.quien le eneoiaendó la revisión del^a leyes de CaMÜla, y la
«adáecioiQ día uo código para gobiemoidal reino^ Las OMleiQár
tíoa%, repuiadas antas cckOio de i^qea in[)(>oriancja,, B\csm^^W
la que es preciso concederles; desda ^^a se aplioaq Á ¿4 A^Mífl^
nafiftía y nju^egaciou^ A la da^dia suc^di4 taldaa^o de apr^^r
der » qUe apenas bubo asuo{^ sgtbre q1 q^e no hi p^Mjf 9^w
difofent^s obfias, y si e^^n lejdas coa interés aun las. qfia^ trarr *
tabw délas ar^es mas familiares, ya puede infer^irsepótni^s^r
rían recibidas las de medicina y de agritiultura- .6$ i^c^bb
que desde Alfonso^ Sáhio. uo faltaxoo e« CisjiUia ^MJfetla 4e
dcu pasan de la b^storia > pero^po con ai «misino criiariQ y delit-
cadeza que después, porque ya no eran unos tyi^iros MliOíPiftr
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DB MAMUD. 4^
^PWwIr píuí9[isa,4ij^a,ríybric con ei^iic^tqd y «le^Mcia ío <|ue
anl^ se escribiera coa mas descuido, ó la qaís ^ ^^Si^ba aiía
BHht4Cj|d9t'iRaf^ liacerlo coa la debids^ pei^rec^^ioii, «QiCQQSUlta-
iCoa.4ip)^(Htt«#>. v^^ffu^rMo^i mfd^Uafty )¿^i44a; sé co^ifipQA^
t«Iyo9f||^^q^ef| y s^r^ghit^j^n í^ibli^Q^MV if ^\ QobiftxKO^ qu^
a^i^alH^ Vt^PH^ ^^ l^ ^'i^* esiaUepióeki Quingos \ji|i arD^ir
Ii^o»k^por^i4^ a), actual de SimaD9a»» 4oAd$ ^siat^aia reunid)
d«^^)Í9f>p<mMe ^DiMi^ri^l^ qq^p^^i» jm^F^war 4 Jos hian
WJÍ04<mia7 <^<1>)o<?Í^do If^ babíli^^d d^l aradilQ A|fon«9 dé
Hola , Ae. ^Q$6á^ A^ttt depósiU)) y rfjPOütnpfifilÁ W txfiWjo i^oo ü-h
M147 lUU fu^á la$ si^b^ noíi*^ 4e la .r#ioa la ¡tf^pr^nia^
qH9 l>ar uqa ii^saali^ad f^U« eo9p^9^ á cp^iocerAe gr Eipafia á
|)$>p^ ct^ ib^bor ai^)MfIo al trono. YaUó^id d^ d^a. p^iffA 4¡fundÍD
)r,.9fBrprtuar lof;d^f0abpimi^!i«^ cíe$i|ific9B: atrajo cqa bQM:^'
res y ptivile^ios á Ipi que .i|%lH^.n. iiwfrímrí fw^efl^n^lupalea
d.^|^trf9¥Jfrps,.y 4^ sii pr^ía b^iUo cfisi^ l|i ^x^presioii de
0M«<^ obras» qiueteokvaai p9ákn p^blicair^c^ AtiP^^;ie b46Aaria
«H^JWf» p^i^oUwr U prai^oi^ii sim le disn§i^4» «fi'PKwisft
cMar Uj|i;ibien Ufpr^gm^iica de i477i ^^ ^^ ^^^ ^^ 6xLoi6 dá
der(^<¿ih9S;i9| wpj^^sor X^pilpripo, A paSfla al^waB, por p^tí
W9P ^ los [ffÍQci(i#le^^n.la Í9>ie,eQci<v^. y práctici^.de.iiaprimiry
y haberla, inlicod Hipido e;^ el^'^iqo parai pnn^\>Ucer sus liaren-
rías ^ifso^.dftalguoas x'ieagpf y sa^rificioa p^^uqiarios. Pero
danfie .^f^p^i^^e i^MQ i^fa h^ ^mpeuo eD,|u:QpAgar l^a \iice§k
9S.^9Ía pfdei^iga reaLde i4So,,,que por c^i;o e$ bartp ma^
^9M^.}|E|si^4l;i9^ á Ia ¡atrf^4u9GÍOA de obfas tcuí^^ de ptrq^
W^^f J.W h^ dp^]f^^ li]l>rc3 de todo di^recho. (?pp49 puede
9i;efir8e^i^ ^^g.f>'449> ^ R^^';i49 ^P.rasioo:^ uiq parece no
^Ufi dejfkf^ poqi^riai]!^ algunas ¿láp^ulas dg} preámbulo, d^
aquella 0ic^m)rabl^ di^posÍ9Íoo. ^* Cp.nsideraoj^p los reyes. d?,
» gloriosa m^inoria, cuanto era provechoso y hpfurofso^.que é
ne^WA ^ij^ Trillos setruxefiep libros de -otras par/es, para que.
»cap ejloi^.se b^cies^nlos bgmbri^s letrados, quisi,erQn^ orde*
^^rw que.^o lQ^.l^|)f9$ uo se pague alcabala etc.^ic. IjO cual,
»pace»9e,qaer^4Wí}^.:^ JPífove^l^o conAÍiíjbef^l^ de lSf^{i% y en
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. 4o^ nEVWTA
»ei|oobIecliiit0Dto de tfüestros reinos^ etc.*^ Véase, purés, tomo
peosa^ban entonces, y si tM< prodigado desmedidas i alabanzas
á la píbfeecioé de báWl. * v .
Caialttfia , y especialmente Barcelona , se ereéíJon derecho
á Ia« de España^ por liaber tMido la prifiíéfa- lA^irétitáj f
prestado tan útil serviéio al país; pero Vateúcia le iHpéia i^
ta gloria,. 7 según lod inteligentes, cotí bastante iraíóni Fún-^
dame los qué así piensan , -en un libro tQti4«rlado-,^(!]^^ámi^
poético en loor'de'laÓdiaúeéiá^ del á&o l474)^^^ difeilébló'Ta^
lenciano ^ 'y en qUe át^siguiente saltó á Iu2 el Salnstio; qtid
dicen fue el p^iaiero de los antiguos; impresos eüla Pe^iosula.
No es de nuestro propósito , ni pediéramos decidir -rati nobl¿
contíeiidá , lo que^si conviene dejar aqui Icoínsignádo, es que
ames de concluir el -siglo «XV'babk imprentas' en Toledo, Se-r
villa , CtudadnReal , Granada » Yálladolid , Burgos , SalaiteaMM^;
Zamora, Zaragoaa, Valencia, Barcelona, Monte Rey, Lérida,
Murda, Tolosa, Tarrag<nia, AÍc5á4á dcí Henares y Madrid^
Que con tales itaedios y iDona^ctá ' la(i celotos báyah'plNH.
gresado todos los <K>nocíiñietitos huniatios, nodebe causerad^
miración; lo extraordinario, lo sensible y lo'lPergonzokcf et>
la lista de las imprentas de Espaíla, no solo nik* siglo d^pUes^
rinp á fines del XVnf; Mflfs volviendo' al dé léa-myes Gatóli^
eos, es precisó confesad, ,^-que aunque fueron prodigiosos átia
adelantos en yarias ciencias, no asi en las natuf^átes; lo cual
proviene de la revei^encia Ciega qué se tenia A \á abfigiíedad,
de ser muy raros enlonces loseiperimentos, y muy impek^fec-^'
tos los medios con que pudieron ejecutarse. E^to sin embargo
no, disminuye en nada el lustre de aquella épbca privilegia-
da, y 0jálá fuera tan fácil bailar un consuelo capaz de tem-p
piar el dolor que sentimos al meditar >a facilidad éoáque se
marchitaron aquellas flores y aquelldá fk'iitos. No parece sino
que una nueva invasión de bárbaros fue la que arranca casi
de raíz cuanto se habia adelantado hasta mediados ^el siglo
XYI. Quedaron , es verdad , todavía algunos buenos poetas,
como se han conservado en nuestros códigos algunas leyes
liberales para entretener y lisongear la vanidad; pero la na-
ción , á pesar de sus fastos literario^, militares y políticos', de
que se acordaba siempre eogreida, no ^i* esd'dejó de caer en
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DI IIÁDIIID, 4^7
tal postración, que á principios átl siglo XVII apellas conser-
vaba mas que la memoria de lo que fue^
Para otros podrá ser fácil comprendef perfectaoiente las
causas de este fenómeno^ mas creo sin einbargo, que por mu j
respetables que sean las que se aleguen para explicar una de-
cadencia tan rápida y tan universal, pareee no obstante muy
extraordinario, que un pueblo justamente orgulloso de haber-
se anticipado á otros en literatura y legislación, y donde ja*
más ba Faltado yaior , constancia y entusiasmo por sus -leyes,
• hábitos y Creencias, haya podido llegar en los últimos diasdel'
siglo XVI, asi eñ letras coiüo en armas, á un estado bien tris-
te bajo todos conceptos, y seguramente menos glorioso y harto
diferente del que disfrutaba á la muerte de Fernando y de
Ittbel
Jdsp Escario.
Segunda serie^^tono II. 52
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«uU«oeiiri«itrMTÍTÍmo«^ \\ . :|»iaiff ff ,^ ífr|f<yí , fl ^ |^V9.^V«í?1» •
to^M si^inpa romeas qae camiito andiiniot.M
(JoE«i ¥*■**«»■») :•)'•. .^ . ' » (Bb&obo.)
^ , ". •■ ..'*•.♦..>.'.'
»¿Em. fM •<!« eosñ pkhiit ü \fiA fif« M d^i«*r , /(rit«» n^^b «' ^
f «5 Uegm •/ /i)i«<nio > T siempre lútpkrés p^jié t/ejKf'^ é/m'" '. ^
íl A
Jl ues que |4arÍir.6iii{¿Enl iUM8^r« }Bvmda<
fuerza DOS es aáMrrv' '*'*'' ' •'^^'*
JO también; «btBoiittt,^M(piibnaktrii-/'<' ' <
de la vida goce. .í'j»>> - o • ;
Eq la neblina Mna db'^rauveval ' ^ o^^^ •' 1
dormida la raaob^v ^1 Ü : . n *
en vagos borízbnlcÑl Arreriidfli :> '
mi infancia resbaló*' .
Daba la cuM'jáiiai'tTaa«|bilo«btfñoi ■ Ivf
celeste y b^asifla Í4l2tf,
j fü despertar, mis rojos endootmbáii
un ciclo siemfireaBak v\: ! /
Llegó la edad eoíi{iÍ^ffe9ld.)et)S¿ailifia A i.
su luz á la i^MODv •
y el ánima ential/^therpoiáplriM
á sufrir comeoeó. .
Mas eran mis dok»Q6 fingkiixiM .
como lo e^a el fdadevy .
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4l* BKVlSt'A ' ■
como lo eran mis risas,. con mi llanto
confundidas tal vez.
Asi dé mundo la jornada vicfi /\ . r^
iba dejando atra^
cogiendo flores y que}>rando espinas ,^
^ ; . hoUándú^ at pai:* * <- f^
i' Cami nffm e • f er(Kdt¡r e9- ét\ -dkaí otiot ^ .'
al principiacjel ,dia« .
que yaga errante, sin abrigo cierta
para la noche-umbiia.
Lejano tuonie al fin de la llanura
cortaba mi horizonte ;
curio8¡da4 J anhelo me llevaron
aliope de aqael raonte^
Ayudóme á subir deseo de Infante^ !...
que en \^ vida fugaz
68 lícito correr y yendo adelante, .
mas nó vphgp^tfij^ j
De mi llusiop aigModoi^, raudo i¡uelQt
todo el monteisob&r m. \\. - i
7 fijo el pie «Q ia^cnqabk*e del anhelo i : •
gozoso sonreí. .^j - i / i. ;,
En medio üel camiooí/de.la vidsd . t !^ I
un pensil llegué 4 ver j • '.
dulce mansión de juventud iaridá» ;
morada de placfari 'n Iji.rj.i .■■.
El sol que parafmí brttló eniOrieslo
ya en el cénit feocaílnuf i . .j!
su gualda «ifdrajardorast^lareeíentei ;- i
á la tierra mandab^*.. •>: > . .
A los besos del céfiro templado
brizábanse las florea^
y en los copndoadrbolee del phido '
trmaban ruiseñores.
Llorosiis consonaban á su acentoi< i- .
las fuentes adormidas ; '
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parias dejando al qoerelloao ▼iento
ea lágrim^tArj^^pdjdas. t
Las ayes en sus iris trasparentes
sus plumas coloraban,
al vago invrmiirBC de las ¿órricntei^ < 'i ■ ^
mtl ecos suspirafaám ' .;>ú';.*
Y á la sombra del bosqoeidetlcitpso^í ^ -
dulcemente enlazaBos, • "' '
los amantes del: tieiiy[>o presurasp
gozaban oiiHdados.'
Mancebos^ybaiGttiDies^buHiteiósas; *
danza'ban mmellemeol^', ' .
t:oronado de* pámpaWoi^y roías ' ¡ '. . . >
el cabello lucieitiei' ! ''
Pero todos á Q^ff tiilmímédov ' t
de la selva fiófida
por nuevos oci<»'stctt%pre «uspirarido, ' » ' i
buscaban la salida. ' S . . : j
Solo algunos dé íOatroi^Wftciléntos
perezosos seguían, '' .
y hácb atrás con suspires y lamentos .
la tista d¡ri|[iacr. i ... ¿
Hermosura y fealdad eiMr^aéadttS, - *
^uaU daitaa te^iei^ ; ' .
Pobreza y vanidad, desétitoadas,'''' ''
todas ibffttwrrieiido. i •» ••
Del confuso tropel segut la sienda
fascinado el tpenflteif: •'
yo también , como tú, llevé 4a venda
de niño con pesar, -
Y quise adelantarme , y la jornada
apf JMúrar tardía ; ' ''
de la infancia la iónica , gastada
con júbilo veía*'
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. II* AMOR*
Y también / oonío tó , db tina mi
al incierto lueir', « : ' i
los soñolientos pií'pklAscaiika^ós . :
atónito enlPeáiNri. .. >\ '
Imagen (le miijeff» que. Tayaráaa< - :>l
vi en el pensil de aihof ^ . ^ : .
trujo á mi mente el rájro de la.attfk>ea;^t
cual blanoa: aparidioatf ,
Cual bosteza su bruma/el heüd» Ugé
al despuntar la- lu2^. , ' ^'•
sordos suspiros á la ésfmi.lilsattdo ...
desde su fondo a^iil^ . .' ;
Asi la niebla buyo del aloM' Inia i-. .
al rayo del anMA*^- ! "
y un armonioa9..4Mttitt(>.d(^<iiaip9«a|ilUi. ..
alzó mi corazon«r
Teodi conüt^Á U pesft4|i nocbe
la sonda de| p.epser; .\ >. , / . t
inmenso hueco della separaba
mi vago despertar^ . >-
Cual nuevo sol la hermosa de mi mente
el pecho me&^^ii^dó / / . .,
y al himno universalr^^.la iMdpMi !
latió mi corazón» . ., i. ,, ,
Latió mi corazón pof vet; prin»erti íi -
de amor y deart^gríft., .
como las hojas de uoa flor q<ie b'ikbieni r
brotada cc(n el d¡a«
OUi »
m. DESlBHGANO-
A la fecunda llama apetecida i.
sentí mi frente arder. . .
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nrvAMiD.* 4*^
lúentoiiottiflim'eNaMilMsdé^lii viáa \
el^ fresco ismmbcjbri-
Seguiste mis piéadáls 'pfVStfilMO ,
y presto 'lias onimbs^- '
juntos cantando por el bosque umbroso,
la planta ¿íycHiBiesi -
Los dos, querido hermano, abandonamos
la túnica gáétádá^*' !, * i -
j Ah! la de juventud qucf'tMrÉ Hl^VMiOB
también será irliiééfdat ... ' ^
Mas yo, que antes* pt^ó^'tk titfétt ^d«í, .
antes probé él én^Mb^.
deja que el bra«o A^^r^al^W ttéHdtt '
para ev1tarter^'d«rifo(^
Tam bien en la fitirésiá tN^yeatUtáÜortf ''
que albo^oteédd iMéllas; ' ''
hay rígidas tú¿Báné!é Síii' áútmk,'
y noches -sin esfí^tCisv '
También hay Üdhifii deiiólb#'y> IblItO' <
y temprana agOftfiá*, ' • > • ■ »':
en que cubre los róstaos el aUébfbüfO; '
en que se eiriifiíFa éltlMP. '
Perdimos dtaAMir tanto tí&úQ^
de la- hltíitfítcb iítti»a',: } ' ^ ^
y en los misterios d^'tití'htt^tllty süéfiér-
buscamos U^V^M%t¥á¿; "^ * :'
Queremos halagai'tá' iViiHiHéf Unta
en el dtíta^Mmféái - ^
j sacamos p¥Mdíd^ á'M<|ittr|filntii'! :
la 8ier|ií¿^wei^srf»! • . «k!..
Ya alargaste quitá*fáf'tháflro osahhr ' C
á la OdPJ^^dl'íÉai : . . ''
dime sí no setfllste ta püh^ukla
de la eaddUlMWeé)[Ánra;^ V ' ■
Si i tu embriagaft¿^>dÍTáÍé, ^l^l'ébél'k
abjerto el M^ Mtfnd^,'
no sentiste 4U tit\mÉí'd%íi|Smid\éíse,
sus colofféá télisflftlé. ' *
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4i4
¿Qaes delia ftkDOf 7 el MfMl«990 limtc^
la arrastra, dft^fil tofirte
qoe miras ea ui. nttOjamariUeiitd^ i « '
la imagen d» la-moerul' . '^ ' ^
' • tXit . K . "... ' ' . /!•;» .
Asi todo al con^fAzar . >■>., -v t,l
va dei;ecl)fl i-^aelairA.i' fU -• :
los ár))oles |i, secar :». j «
l0s arr f^jr^ ^ JjBi . ilier. . ..i .
y los homl^f^s á mc^rir. '
todas asi soi| 4^|)<3f9S>
¡cttáado veri9K99s |a bariurA
desta inmeofa sepultura,
siempre albi^ipu 4 ot%9strai.q¡o#j.
Todas asi fi$saráo.,4 .*.
mir^id^lafM^laafiroQrfM ' ui\
en alas del iiurp^a j, ,, . , ,. .
; x»9i^|MÍaQ á las.ojpida^^ •
como por el s*elci yfiXh
Tiende U ivisla 4I cpUado,; .
al bosque ql:^l|I8f^lo^tlrWlr: !'
aqpel ao^ in^tisiMlot* . i > .:
este de ramaf^ Aapn^oi ¿oí . t
cubicólos de ni«ve.f|r|ay,r.,:iM! .. .
Y las ondas tr^iSpiiienie^ ]<, i. .
que por. Sttt fr^iilfe.cqvrieFqi^i .
hebras de piala lAMlf^o^á,. , . » (
y las qv^reliosa^Jfv^ljf^.,. ,
de los prados ¡j^ S(^.bicif^Q?
. Como ellas támbicfi ccjsd , ,,, .
del ave eldutci? J^p^pAo, .
y.del trcgi^) tui;bplen(tci,
' de mancebo3 4:iid quedó;
nkM que UD graf^iiHAI^iJenia .
Míralos allá en<^rvados^ .
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DR MAtMD. 4 I í
loft^M'Wlfes'rfégresvinios, ' i
descender desfigüferd^i nn « .
dejando en fo% marchitirtiio)^
lirios y secotf racimos.
Maere eq «1 triste lloral* ;
del hombre el vanO^¥eir; •
del viento en. el susurrar
del ave el dul(^e trinar,
del lago el hondo gemir!
La flor, el a Vé", el bosque, cuanto Hierra
ese vergel encierra, ' '
todo habrá dé tornaV yerlo cadáver i /
al setió de la tierra.'' ' '
Pero' nosotros , al niorir, diejámcfs, . ' '^Z ^
la forma desgastada , • / '
como deja el cayado el jpasagero
al fifí de su jornada.
Somos en este mundo peregrinos: ' '
no noá halague el suelo: ■ ' • '
alcemos ál Señor' nuestra esperanza ,
y la na irada al cielo.
Del alcázar eterno adonde vamos
no torzamos la jgenda ,
aunque en la déhÚ planta la escondida
espina nos ofenda.
Suframos el dolor y la fatiga ,
que si el placer buscamos,
cuanto mas elegimos el camino
mas presto tropezamos.
Mo ¡mport|i que la rígida tormenta
enlute nuestro día ,
6Í la estrella que nunca abandonamos
sU rayo nos envia.
Dejemos á la misera alimaña
los ocios deste suelo:
Segimda série.—lono II. j 53
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4i6 'BMISTA'
por tan eacasOibMUiab! no ivofimi^
la eterna }^ d«l cieloi ■ , ■
Unidos por el 4^lí^ro cwpiao
seguros maroberensosÁ
Si cuando mal Uit)l«QU dir^ioi9«.
la mano nio, tendamos»
En el sendero de la humana vida
no hay al comienifco ni á la fio parada {
corre la senectud á la bajada,
como corre la ¡nrang¡|i á la su]p[¡$la*
Danos valor la friita apetecida •
para empezar conteut^sí U jornada: ; |
danos temor al verla ^mpoozpqada^ j .
para acabar con ten toseja partida* ,..,•
A dar al suelo lo que djél hubimos , ^ ,•
todos en este mundo caminamos ^
con el ave y la flori en,jgyat fl¡uefiiei
Mas, solos, en espfrha YÍvimos
cuando la huxpana f^rpaa abandop^mos
al cruzar los umbrales de la nuertí^, .
, . ' , . f
P&PRQ Pl MaPHÍZO.
A' . w. :
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vbvAjas
9«IOPIROAD HÉIIeBIT2ÍRIA DE^r.A5^ TlfiRRAS
Vi;. .. ;•"-•■: ■ in.- .:-.• ' .-. .■..;■■■■
X.
4^ l44;A<eFrM? ÉlSr.Florez EftU«dft rHf^mde: crear. f ^{M^e^
ffüif^, la .oqípdídad, privar al ivnhája^r 4t la recompensa de^
bida « .privar d^ trabdúo á. la enay or .par(6 del géoero buenanof
f^ UfH^c(>a)abrei^ 4fesp:iur.láá imsea 4e ia satMad h^m^na^M
aétU^aói^ dB\Jtr ahajar y. Utfacuitmd^ de disponer del producto
íieltraiajOi'4ÍH-cajras base^ el shtema 9<3icM fuedó yaUetudo^
y la liifh0 dat. g/néro humano, se húo interminMe.
.. Aseccponea- tan gravf» mereoieo cierianeiiie iw dxifoe»
d^eoídPi y elipéblieo tenia derecba á recibirían acoaipe&ai}aft
deptoábaa irveouaables, |iorqee 8otea«i •e.fmedeift.traiiariiMle-
riaa de iaLvakía¿,IViro.^l attlor creyó sin duda, qua avafH»4e y
desunido d deketba de propiedad ee.au iraiay erae tp^^ao^lea
goe íodjca caoeeQneyíMa aemsillaa y precisat, que no necesi-
IfÜ^n; de. nifigiiAa otra daoioauacipn* Siguiendo «oseliKia.afi
^j^iqpWf: podriaeaoi.. diapenaaraea d^l exteien'. que vaiui^ i
emprender « porque si el principio es falso, como oreeoM» Imh-
ber prdMNJb, ai se.lha ediftcado soboe «rene y la obm eeilun-
' diri por aa propio peso.
, . Bero ne; été^tot ea digno de que ae* ke testé' de olrtf mo-
^ 4ew Lia'cnee^ieil afoNüa les ba*a^ las «peiedadca. onrepnaa,
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4l^ »BVISTA
7 las aféela no en momenros de calma y de sosiego, sido eu los
de una deshecha borrasca , cuando el fuego délas pasiones
amenaza destruirlas. Es , pi2|^ "irQciso averiguar si el Sr. Fio*
rez Estrada , á pejtíir de^ s^PlTriotismo i^lleva en su mano
una antorcha ó una tea.
Pocas cosas han influido mas funestameate eo el atraso de
las ciencias^ y en la suerte de los hombres, cjue el abuso de
las palabras. Est^.mal, propa de todo^. k» tiempt^; U^mfre
lamentable, y justamente lamentado, es en los nuestros una
verdadera calamidad, un arma arrojadiza y terrible con la que
se causan males sin cuento. Un fanático ó un malvado Jaoza una
I^Iabra, la ^muchedumbre ignorante la reptié,^ ya está ame«
nazada una institución resfiétable de la que acaso depende la
subsistencia de los mismos que contra ella se conjuran. ¿Hay
Vn gobierno humano, pero fuerte, que hace respetar las leyesi
que reprime las pasiones y evita violentos desmanes? — Esego*
bierno es tiránico. El eco de esta voz se oye en todo el paié/y
él|fobíerno calammttdo'es muy^felis,' si consigue^ desmentiná
coosiin^iétodó uá tíetopo preoioso^ que néoésitá&a pái^á íñicel' el
bien ¿Es indispensable reprimir las demasías líé' la tmprtota
para «vitaír que cunda el fanariswno'' político, para preservare!
honor' di?' las familias dé aiaques alevosos, |>ara con^tfüt lá
moral pública?^*^Ese gobierno es énebiigo de las Uhertüáes fá-^
¿&7a^, y. protector 'del oseaí-anUsmo. ¿Son itidHjf^nsabl^s^gas-**
tos inmensos para asegurar la inde|>endenoia y há' hisiltucfo^
ses del páis ; porque asi loexije nuesira ^ituracionP'^Baie'es un
gobierno pródigo, un 'gobierno dilapidador :^\x^ bien*! 11)1111
gobierno qiié se váeo la necesidad de mostrarse^ VigoWyéoparH
DdMtener el orden público y^ ia observancia de las lejre^,-és ti-*
ránieo, ni las leyes que reprimien los escándalos de la iinprentt
se oponen á los progresos del enteoditaietíto ii'oraaD^ y á^'lá
Verdadera eivilieacioQ, ni elgastar, cuaodo'es(>tetíso,é^'dfHtfAl^
ferro, sino verdadera economiai^ si son maydt'es'tfts utilidadeé
i^#e)os< gastos. - • . - i • • 1..- u
.:- Deeimos eslo por el ocio que la propiedisd territdríal «rear 7
premia, seguQ el Sr. Florez Estrada. - •• ; • . ;r^ ; • :. ^
' Para caltfioer á «na clase de la eocíedad-de ióciósa ^ el ^re-
etap fijar bien Usigoifioacion de ésta palabra. Bl jornalerbcfne
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0» MAtMIID. * 4^^
m6tb M él t^Mopa «I TÍgónAv la wtttdiMii ^'ofi0r«|p|ot|ile fijaba j^
eiÍilB8<fliÍM6'ó^al l$¿D'4e!»na cahfcrá^'vapi»r,*o^'lDreeti qit^
jnieJe'bnbar 'OrtMs' eláswk d^ iraboio, yckMsidéifaii álaa fyeraofiM
quekasoolifian jf qud les fácilitaoloft v^rdadenos nvecKétl-de' « ítíi^
aaéaotk» 6R deleites y «iiia maa ct^a^pi^ta liolg^títeJ Elfrliba^
jo del alto funcionario del Eétado, del magiatrado , del'l^ía*^
tador,4o'cal4fio»it'dU pnro^ er»tretenfmtéaM,.sol>nk)aitteR(é re^
cMipeA^do con la 6ati»tíed¡oii''qtíe á'áo «jerMcioáeóiiif^fia^
paro* ^qóé fieMona 'íl«étfaíd« ^pOidM Yi«rtfcií|pa^>d« asta opinión^
tnja' d[0lairrltaüiofl'q^a^(Tro€hlce h 'ilniisería? Cñanilo los iíta^
b^adave^'tiMcRi ün-^táomaM^ ée nefiobo pava ratexionar eobrt
M'aUuattoaí/altaa'nlifitaaS'Ki vattbaaan*; y. eti-stt.bMtt aetiiMo ,
bailan á -faoaB ot obaikolo los qm ifíiiai^ati aspaotflar- cob' sus
pH?a«u»Qaa freñenxímievnos. Mo'iafDloi'irabajpsmecáitteJ» los
ihiico^rifje «abssitan- la^ soeiedades ^at^rsa aóñheP^éiotíy
p»ogfasorElvyaHiáiiia*iim60i)eid€aMo es eksipie Áailtf trabaja para
lirliM fmrtkikh^h. Eateíair ima^prlaétaf |W^wita^btt'miembrO' hb
sdfo i^i^H''^M'gf^*<«<*') y«^!'VMta'nih*^irp«niiafide i^iark^
liBa4.<FalidbMiattfa'eita*^l8¿)t an otrd líetavpo Jiiuoi^i^tísai^áérs^
piiniíybfKto jen* tvuesmis' w>oiaJkii)as> ' amwdt^asv y «o éeh^ '-éétW
hjancf al idiiíiii.4^4esaptt#eaea. No«ss'(^rdpiii á^jMéMm^fí^
mw; lal^eií^íilíiibdál aígio aiiiiiimieftiaffc0<)ndlttátnai>la atimitñlí^
sm^y solobom^^kai^^loa v«í[bsy>gtflMklte8*M^dl»D1ta'''l*ll^.bay .
nistitattiiNias ni potitiavSainajaMa'esiaife davajuyAcétea^y Wu;^
pklw cid'sai' fij'Twistnb'^A >pu«biw«i^l^íeaiy>40tlav^^ to^i
ji||liriim]ff I \ i I r n- '•' ' '; fhjjilM thU'*h^ ?ol\^n] .OH :m..|1
ir'.'Bavo ffcépiar MM^ApteiM f Mͧ(W^lf|pt^«f^«4á^>á')ás'4líV4
saa pafoiáMiiia* timada 4iai ttMMtf'llé^JBl^^^^itf f ^nlbki^M
U wiiMri«<; ^r4viá»lb'«fitf)ti«nfMliníH^ ^DCjtfMcív 'pMff^of^ii^
elmMH«s11al(i)mAMÍéV0 flWgreso^ y 'ciMlitaciÉítií'lMás': es^^
ovilMiiiiiyi nmtWi i^llthk\im¥hUitít bittebná , '^ nqdé>'Élfl^* \^tié^
^ .aoattifaivá'tpiar h^ii ifÍMtfond'»%e^*'hayaai>diftt«i*ii>&''iitt«'to
sUMiaasal^Mtlihibr W^ hftf«[»)a.*'ÉI»bFdkibye át>oAMé'ía9 irtibaü
Jds Mál«|ikwi/^fb>i«bípa)m«ne^ttIg«to««^^D«8t
tabléü 'Eaio IM náCÚNil ifoi^ú%^& tMhi0m^úmtui^^offl^
ida4ia¿eMa' liáiy' ^MU*fl|l^)gaYs¿'/ly9fioi(
|HifciMÍAr/una^léni^iM (át^WoSiK' 9áta'4>lvblffrié: «) ^itílséMl))»
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Qperavio op(j|)jie«i6a^.iil«4i.q.ue op (rattivr. y doiMnir* Sttan duM»
hubiera >M.Io la^^HJ^rledel^odbfe.loAriíft^iHbrcSviamia babrimirCbL-.
Uva<lAjÍ4a factiitadeft Hiiielectual«i que !# iwi fiictJiuda ei'do^
ni^iio^deia li^rra^.y^^segraiip ilees|)Uft4<>r y- ile gt|U»fleM: que
cK^n(.(ainji:4 r^^a^t^ué ^«MÜtMM^bra. jf' ««imkt «n>Jas 'pttoUas.iitots
dera^St,.; , i-:..,,t> r-i I .: ... •' í '- ••. -,. ^ • .-m .^/«. . / •
Np4Aln|)Qa)bi4;.A9ie6 iiaturalai«Q^ ibolitMloal.oeio y^ikl
per«9»f,lSi ^H»c)4^j^^r|a« .|>orqu9.^l des^ de ¿o^ar es uq a^MÍr
jpu^ueU esiiuluU jl t«,arf#Ma«|Saa,f)f;úttje|0SrnwMesidfde««f^
táq 8a(i^(Wíbat (^Dtí muy (}^C94 co»ei«<&e^uo l<»di6irtnt«il cíir«|U
pero &9i(t ne/oeaidiadea facii^í^^, ttooHJ^ADJlíroit^ti) 9m:i^W^im^
vena- ea. i>w.[>cagr«8Í(>p.prodÍ0ÍP94,'j('fAñita4i;«3^¡>otMira^
laa fínicas, 'posque M^n, Im Qeceftidadnr4e- las fg^wm. r i»' d
. PuM bWii ;• para «tififíMXf las es.4ireQmi|wm^8et»ricafl^
9011 U i^j|tttra)eza)e#i.ad¡ar aiiileyi)»v<^r'<>0(i<^^^u^<f**^^>'í^
jr €Sio qO pu9d<i.Jíaoepb' lacbaAdo floa.filiMitoj«^i4QO iii4ní«7 ^
iar¡a<Se ne«^ita lieiispo¡ y de^nichSQlotCiiaofbrQi'boiiii^mifaíi
satisfecho «va neo«&idades.,nat<*ratesf coAfulo. hai!COf;Hbí«id« «air»
gGio«» plaoer<«»i /embodo ha dormidttí yi.dasaaoiai^v'Ciiáada
aieaCe al ^i<>e*cua»do.s«LAlQ(i4ftai«inptre'y.Wa yiacopttoBdadarai
e^p^ipimeaiaf^^t^ mc^l ifuu^ort ese iisdio q^i» W:iai»liga 4 pwsfNi
ana f«K9uUadeb intelecCmil«s j iDoralea eii^acUti<M« SíiÍ¥;ffian
,nospfédiesm.^sp^rMnGHare$te tedio ^ 4(m^dMi»^ia\ hi m^moM
se wlveri^^J^jti''^ *Ii^ b¡s%ar.ia ««¡nfiriBiaí^i^tQ miarM» Loa
prinieroa,|[^ririPnas/de li^ emoct9)iqn|^ bUmapi^aai'dcisarra-t
liaron eo aquellos climas felices, que sin un trabajo impf#h0jU
pj)^ ji^l h^m^tl )ef)f«pflmJto9^rM^M{AhHllKÍ4raifa^
f(it€9i.sñ{\^^y^%^^fip^MmlMíiTf^b^ y tí$ par|iMÍ^ni» dea»
Q^n^rfJ^fi^jtf J^h^k^AtmfHff^ 9PÍ^i^.bM^ivmar^.iiMÉM¡M
miy^lp^ f 4%\ (U(, ,asirw<mi^ A 44[»aff ariotf «mftlvgfld^s, do trán
))jÚ9s ^e^QfHi^ímD^j.mt^olonoSf <|Mf) 4f^wpfi&al|ii^ iMMítri^
i0j;iaafa^r«§debeo 4e8CMbr¡ittt^a|9sjÁinAPi)ia«itÍ|in|oaiiii blaMH»*
Ui^.pm^iaebo. encargado, jde ui) igc^ pailei fi»w«»taMr^Mag«b
.<ij¡si#ila*icald«i^» y qM.4m^al|a.éP«9rifti f«i¿^AiifMi^fli^asiai<ki
T%fiaf« Owro ««ArA9H>«'ff«l^%hKiíM< ]es<?)««ip)%neira f)iaavflfb!<ito
torno» diseuMaó j^ m^^^f^^i^H^^ ^^^^
fL.tmM U hílHíd^ U.faUtosftvMqKiiWtife AfkwnígiiUii&s
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M MAM» '4xt
\$¡B^^al^h^k:d^.i^,4ftm. 4» iQaoií|K> áfi \m mogaitM rusos,
han hec)v(x.pr9gr6sa|.eR.:|osi '.oficios y pn las artes^ iiiecáiuc«t
mucbps 4f si^,s4e4rY4l^'lSn)p^;i|»Í9omde laa Ai9tiUaa j fia laa
lUJAa^ 4I» iE^isiQypa j?. Amérioa o» donde los operarios . no ; ^esoti^
bi;^o 'nad««
. ,j fi^f ,he.nAio^.dttl«DÍdo en esl«4 tii«F4S ob$^va<)iopa8» |>oiN|«o
ffl^qnfif fierauadidíOs 4eU inQoco^ia «i^a 4^ liAipal^bras pm
d^fOxiiit^. laffioiSiituGiodes mas 6Ól^s ^ ^ q|«ie 4sU ^s luu dó lat
arjaj^s^fOia^ temibles d^niil0stfAiié|KVBa- * »..
, ^ CpApcida 1^ aigoíficacioa de la palabra e» oueshoo , y lo
q}ie pii^df jf^^ de odiosa , veamos^ %i|e.ynp(oiiv#ft.hay para Ha*-'
Wi%t,9FHííP^ áM.li^.firopiet^ios,terri[iQría.l^» y para aaegurar
q^e la apcjo^piapioxi de las tieraas airu^a/^ tr^ibtijfldar p4tfi^
_^¡,1ía,^e dict)o^r^^Ml^ .poasiqo (t,) que. ca#í iQdPA los er-^
ir^i^^eo ppIUv?a,,,^fi:^cfip^iDaÍ9,y ;fea-adf9Ímsir:aQÍoiv prQk00de«
d^.flpe 199. cflQíi^qeí», l)¿a^iw4iwdí>W. de 4petf íiM^s so^liiai
(ao olvid^c^ este pi^a^^^^ál , {W^ita y defectuosovjir jiaii,
^4i^f í^ÜPf ^f^^ '^^\ ¿ 4^ÍpQt^J|^o^ q^^ punga ba efsisAidoi. . ..;; • ^
- >ií^.íl»ÁíW^«4^ '^^«?»*<^'?^^ TííduqidiiSjíípfOfí
pwpjipJIMf^J/ís^aVi^l^^^^ sliim^núf^^v^v^ l^bjcia iimis .owpari
^fopei^i^^,l^\^^i;toi^ la población 4^ tal
]^& ,^j^jfa|e9,4(ircuA%H^cifi^4mbiera 11^ clase que partíc^-«;i
i^^yy^^u/ia.caniidfid .considerable. de la,.«ofecba^ &i|i jprest^.
ij^^i^iS!) servicio de, nÍAgi^a ^H¥^ > esfa dase pieria r^pi»-,
V>flBiF^% JW*9P fiojfto ¡flíf ^dwcifva y ociosa, /rifljj^j can^m^r^
VfJIffffh FíWP ** e!;^iel pais en CMpatión hubieraiotra^' i^ecesijclan
4?!»írt''lfeP'?^P^FW^*.^*^ i<Hporj^ptes é iodi^p^Sí^^ís.^íoinpf
]^^dejfjsa(gp% y (f^)a';clafe indicada pres^SjS este género d^ ser-
vicios ¿podría decirse que'^ra ociosa? ^¿j(labria moti^vo fuixdaf^
Pl^r^^l^^^ f)>t^^eUaI^«x«$ra^¡0(i púU^^j^^'fi'pdo lo^qu^ podria
^S^^, W^fV^^ ui^,r^fnq.de.in4t|^tri^ IHT^ia una remu^
^fa/pi^iM qqf». ip^ria. oqrre^pQodiá.. £s^.e^f^ fut^iado. Sfria^
^,;p,.flUi5rjj qs^firi^ra da BRa. paifte da la. rijquey^ í^pWv^íL
Pfifp jjqaiéa Rfldi^ \l||^FÍa,yoc¡p9a j, ^^gaovvíida? , , ',
^^,Pii^^ey^O)^.lo.,fu^p»&A.efiest^ mnodoposivi^q. ^ues.qi^fi^
(i) bomtatartótf al' tratada «t •cóoomía poKttca dt 7. B! Sayi Óomettia-
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4^^ .««mwjifrir'
¿por qué btfya nuich(M'pro)){%tarios terfiforialesque bo'eiHrl-^
ven sus tiemiá; estin'íBMcaso confrfen&áos,* ni por hs' leyes' nri ^r
la nafuriilejá'a too preitat 6irBi'(Auké'ée^t^\da¡f á \k prospev
TÍdod pública y &).Esia'cIó? ¿De donde Vieúd iéstfl 'iirc«ipci-i>'
dad física , esta privación legal ? Que ¿este propietario tei'M^
torial no puede dtrígtrtinlBi fábrica? ¿No po^d^ estar al fren^
tedp un esta;bl«timiéh%o itaércantil? ¿No pu^e 'défettdef 1«
independencia y 'kíf^i(tad de su pai^ á lá 'cat)e2é tfonn'i'é^'
miento ó cpn un Tusil en las^fikt^ ¿No ]mede administrar jús-^
líóia'en nnr tpíbirnai? ¿Ño . ¡med ¿^ eHáeftat* ert una^citédi^? ¿No
putid^ I3ul({var4tf^ crienciéiá y adelániarlas; y foiñSüiát pbr est«
niediq éficat la riquln^aj^fiblica? JNópúede ótiu|taf'bn fruésto
M loij OuWnod «olegisléyldVeffP^/Cbáhfírs cósás 'tftiléij* .Atf pue*
den hacer y ao han becbo y ^atfertlós pfppiétafridtftcrVHofiáles?
¿^ué der'^htí hay paráf arrojat* sttbHe éfloi gSh^tíBta ile'idfa-
ilitá?Si jBÍ ttótóánejar'por sí tnbfftrW-^ ' lijBflte* de prodnccídt{
<{tte «se 'poseé es un deliCo, s?1^^üe1vii fí^^béilén sóñ' ociosos,
¿pol-qu^no se ju^á del mismo Itiód^^f aiípiiáihíá qW prestí^
sus fbndfds á k>s particulares y á I6s'^(ibiérnós, y fcdyo' trabaja
se redm^á co^bfar tósredito^, y ll^n^b{^jbfátiW de prtsdibs ur-
taños, y át- fabricante 'qcftf latqVkrlan sus fcasás 'y^slir talléi-es? *
• Stíhiejanlesiñculpádioncsson ylk unVerdádlél^crátia'éiíii&nismo,
Corrierroo para nb volver aquellos tieorípos en q'ue iitif&rro pr6*
pietarí os territoriales^ pasaban las treguaren tortieos y'an^biFfOÉ;
esterminando/ 4 falta de mórós , c/tiérTbs y jabaflíek.'OSíi^in'eroú
también aquéllos otros, mas recientes, ¿h' qtre'Tti fitíhbs dé nués-^
tros hidalgos , r%>deados de perros y galgos hereHáQos; {fii'sa1>afa
la vida toma [ido el sol éti los puentes y éfí la's p1ázl6'''6é'Tófl(
pueblos, iffsuhando < Ibs pecheros, y haciei^db ^.atatdé' de iina'
ociosidad vcrdaderamervie impía. i • • >íí»- /* '
' * Esta generación no eé' aquella én ntdgun |HjN*td dé'Eurdpá.'
Eq la reunión de loi estados ^^enefáM'^qtiedd' fa^dKd'á de ihtVer«
te.'Eti nuestra España^ tlri^astirá dna vidá'|)é^osá^én'!él reirtadtt^
deC-árIds IV, y murió al tvueno dfel cañón del' á'de*'tnay6
de 1808. Todavía esrá.fel mundo ádAih'Sfdi' 9é'lo. qué áucediá:
ehtohces. Lá sangre' ¿(is tantos héroes aiiti|ftfo^'qdé*^e dréia ex-
tinguida ó dejeperada , se halló ^^n ^odta,^ si^ p,gr|^i(i ea
nuestros propietarios territoriaíes ; y abandonando el*. he^*^
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¿tti' itotfiéitico, ^ afcftia' hmta'e«t6HÍM ilb babÍM fierjlído
dé^vWta; «e iirrbjatrókt impávidos ^brelaslÁibor tales águitaáf<M
Ntfpttidón ; tds'tná^ éotí fusiles, los' menos coVí 'opadas, y ¡<]fciréií'
l&*4reyeT^} RWafizátdil ettii 4«8 abueteñi dé-SaguÁI6 y d^ Nq^
miflichi,^ 'y' jpifeVéciérotí á mUla^s en ' la demanda, y b^rotf
hmtmi4áwiitH^é t4errai»'extraéaft, y estudiaron y a|irendi^ró^¿
y.iiduamto'svr ber^lísimd y^ dé' so» bernia nos * desplt^ttiarón at
eSUf&^ifi} r^M^^vCKT al ? pftñ ínfaiát , «fue frdiarorf* "cOiitpietaVinfente
tMsU»*áa4o!ewló^fisfoo yen ro'oí&ftft,^y eh "va^ó busearón Ibt
MÍi^ds''bálttBf léd éé" su- ígfiréA^aolciA y de^^n^ pitefiá: El al»fiob'
ké hiÚaftfrrfl#trffA«r alnhan Y^¿tlé«|iél4rfik >¥e«|i$ld«d'dé %a^
bery <d0>litiliajbp, pári v)¥4» y reeinrAaBár l^if^Itírftl^aqti^'fes^
|»eM^t»t^l^idiei j<>anái(t«ítf»sl-^Bfe áfltea^W'^c^ iíibtimlM "'^ ^^«>^'
f! t^ia»lo«'>i<Mi)«^%liH<M»»^ hKi'>y»i<ítfit>tf>é» yfjtOWitf ^tOr^^tiatf .
k' !imden)(^itt'Ue M^!M|i«éi)s%toj4Mt^^ sid<^4Py^(NÍ'
dkl><:kfiipp dr Ala4ige^^eW:|6d'«toWM'^#taMbC#i^ ¿Lé MiMd él^
cooíl6k:i)ef>V<aiM*niietf 1fnfriM|i<^HM<imVf^ l«>f stf
No es masfundfaídd^el'^^áy^ dé^Üir'eÍ''defe<éblMl éé^piforAeí^
dad prévd al ^üh»jft>'éé ia fé^fH^fUiáikhklatt\\itmis{ttí de
los «as'gmfea fttaietf q«é ^ «1 j9^. FfoHftfc ^rtHlü-feti lá^fíi^ *
pia«ÍMi4folai|li4artHMl«? *''^ • , V • • >^í> rtf í>[. .... í, 1.,: • . .,
LtjoArbir kiog|MrldÍ>aftl I tin esdrhor tfrn '^di^tlnguldliy^ci^ééí^
A érdM fialllrát! 'tlé-ifai»' '^i&s' •éí^é'é^e^^-^' tés 'traMjÁló^W
iaw»pane>enK:i»á ^iJ^óSéthfrv en i^Müneiftidóii^i^
1IMV7 ^^ viuif tiJi^Miéfs^ ¥ftSfmfe ; léyéri dete^fflbl^P^dé'^IÚ
ptt«dMí'balkif ftfkcfyberi'lX fhjtiétici^yea fár vit^ffeBeid; l¿s pVi^
fAn^xitílo'inl% dadéWftUío-'te^-íbi+fesptíbde; ' ^ 'T '* .'^= ' " ^ '
'iPa4s>¿adtf etf7MMÍn%^d¿¥9,* Ora W^éohsidei^ Ta ttkésHóM e^
genjsrál «wa^lt^ eiiaMlttefÉóé^tíOhtVrfid^'bl li^Attl'cjftíé^'Ms'S^u^.'
-' !Niltel«W))«M)Drt« n^ |V¿f*tfifi^ín?fde'pdM ifbW^i^r^llr áé^
d««ttotido«jcástiicoii9etii»énéjasy ihipt^^r ^u cdhéTéiléirAVó I^Vttí^
yop nélfl4«^iJ^^rsiM|is {)^oy^W'^tá^ co(ésttón^^^ : Tíia^'que i'lbi^
Segunda série.-^Touo 11. 54
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4i( •■ «sfftr^i
trabajador, eálá sujeto. á;la^ mj^as le^^i f|ii^ 9I precio 4^<|<H>
dasl^» cosas , esto #&« i |^;;^sQaie9 y ¿ )atAMm»<A«qü^* fil^jl^^
eS(incotnpai;aJ^l6meniii^ uaás úUlqao el fWhi^ U^^^pmf^.-ki''^.
mana , y sin eoihargq e^.^guaque b«bpiiuMA|M^a9yiíciHh4iMrt
cift„:y ol 4^1 vino ea po^derabkw Efttreloftr vÍ9oa;líQf^,gMii|iMH
^ps , los qo!^ es0as?aa v^Un machía luas ^w iot.4offii||lM:biqMf
las Merra4 dgn «ni»ba».4aQp^.. JE^l «¿lo: pretí^jm^^iárl/lifeiitoii
dujccion > y f^uandOil^ fia(Ufo)^ lH^O|[MM:fi|bfll4^l1*f>¿r#l|^ilH
Qr<9)«^l)io« «¥A, U9f a. haftta «Ij^^i^mi^ en, q ia4 olipreaito^<teianofi Im
g^4M<fc^^d4:qtroi^.9fii(^l6áa* Loa pr^p$ k^éw.f y U»^toñsí»ímti
dores en gaf^er^l. gafMfiii»>Bs mayof .^l{iMS^Braid^ iMjqUfe^eeM^
fuMMri^eaa, 9^ ,^9^fiim,^),4if «iw»l%4(e!^ «(^¡«¡Uwi^i <ío«|j»Mhmh
4j9..^a^^¡9t^ofi.l#<f9ni9ll prÍYJl^iad^ «ptpQf^
4a,ilH9si te|;r^aqfit^^iM](^(|jMl|^)r0,4^
^ramiNiM iepett4i<4¡KÍl^ll>IMWiffi^. W^^'lf^»^^ yfdcJjniU*
qnero.y. ii^edÍ99! d^^ (MRSm^^fijM ;MpitaOíiÍWu»«)|i|itíaíiíoo»
Por esta raeoQ las especerías de las MotlM$htk)iaM(il|n«pfCftio
altA...y<pür J<?(|iw*fpo »l4íy^ mtiejiftiJo* biiilláotes...f:i\.^ iX
..r^ Íp» salarios^ ckU feqAftiKai^jKQ^ d4 Uia^^vjorpMJMMi bU
gu/eti,4exaci#i|9eMf^ .ia /i^íM^ reg|a.:Ac«aQ. oetamt^.yfttQieaos dé
un pinlOT que de un cocinero , y sin eq||i»fff|»t l§t t-eito inaét a/^
^9¥i ^^f IWNI^W^ies muy oifiperH^r é kiiid4^iMg|i«do(f.Ctfiqoé
9ffí^htprli^n:qm,^ niímf^tA^ pi/pilHiesüiff^ mmnaír^ i^0 éUdm
^fpí^rqiHr'¿Y.9ít qju¿f«wj(|i« q»^ ql.>iúytoerfe-táei..|)ia«nii4»
«0^oi;iW>9(f'li^if¥><?Í9^«^?) .E«fqii0.el.(pteti9|r; :nfc«aiitf;«M
Íff«U*ufícío|»,y,ii|aa,99s|os pfira ^im^f $a p«9fieiílÍ9fiif|!irt wiÍimk
ro de^ps qumtMed^f g^s|i|f; tift^p^ y!dÍ9^)i;« fiüllc4acftbÍMi
es menor. En que se pec^^ i^aj^q^M^I^Á x.){ elip4éifth>'db
loa que tleqeof Q^}oj lalef^q.^ tW^bím Pieiaí»DHY.9fia»^ttilí-
dad,d^l fíp^9i^ ^ '^^'^ ii^í PU mI«<»M> «sa^wMM^rdrtfeaiiM»^ ti <IP^
9aá ^fi]^,,m» ;comp^t*|d^,.<^li|fTf)OH^ ^^m^fAtkitmm'nffre-
C990C9e^^a¡Jbi|9^.qw^,la /i^^^f^py l^.sTJjf^^a. dli;fl<i^<Cfloi|MMi^
4pfeiu Esto p^pUc4i Ku^iujTfiline^tf.^ppffqAf^'a^^
ros lo^ talaríoa *eaoief,lafl pcolesMtKmi'jr^poiklM
ñas alcansan á la precisa subaisCeocta del irabajadon U^f.iiMhf
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gttflos^.iós madipos^ M músicos ^y Icfe Avriitftí , j e»;{;MMli|
tOiÍMiIas.po£BÍwtieft^u9 «iijéa "estudios y anlicíiMeíoAM^', i*b^
' bé« jrfn- Tf eotópeáMi piÍBfioneídiMd»* ¿ estos saériflcH)»'^ qué «le^
oéñurwteiehtelitiitiiQisii ÁiMetli.^Pérb'U rMDtiiterdcbi»'de1o|»
alHigiidob , médicos ^joid^icpa yi»riisé«s: einimri>t«8^ d^é-eqveHc^
á qádeDeeiU ntvi u r»ié»!4ia oo»ctd Mo^«)<iné««op«)Hó<de' los gj<afnn
des iftlcttJMa -y de uiu '^babiinUd epLtrsMyrtlfiism/es 4ftmeiisfií/
porquiasm lAiidí>ian'JMi^BienSflheiite>c|icasas>eíBrtas'cfrci^
^'u f^oc) elí eodtmrkilia remúaiemóíám dei««fiieIlosi lén^ícfifos
4|tieribdfls (MMdeniprwtacvprque iiaviájen esHidióspréticIs aI
f«slos BGÍ tttieatosf^pecK|lat;']iara*los que tnista el senttde éd^
inüín 7 la ^fuerza r«[|«lB6uIary ha dif beif i^ec^sliri^ineftie ' nAt^
qiMMal^ M HJdispeaahble .-pata . mir;, 9Íg^ik ' Jas' ntoésldadéf i»
kiadtfeoibit0s:ccliitttt8»jyi>laa aoslf^intlraB^'i^e'eA dbiaiW raiuhalid»
^aüJetaniáicBias4iWisi(ladn'/'fttt-<fue Unai^dakiea iiéoé«e¿i^
|KB inaafoéria^iyafcaAníJfMsv*^^ de itt^pfikiAsMiD
(:•> ¡ Abitmias ilr¡siadeB.'iiidéfaeto«éittdpsítdemoaaihiq«'a^|^l^
on«lcfieiiTeatJd«d ^<k«f<»é/db#a)f¿f^iVdykj4e qi»^ aoaitbabla eb
Sr. Florez Estrada. Este escálenle espaaol se lamenta, corao'iósd
Ummk&'ji^yi've ládénfaiB^lédas. ioa'abdtoie» de la ti«MÉ¿n¡-
dadt dftUái tffis*é^iuerte>de iat clabw^tnibájbdarasf, yi laspé^alaien^/
te.dé.i«ls4leskMiadaaii prafMf:ynofdrnos.ouestteí^aUi]>éniO'odñ ék
sudor de su freaie. ¿Peroqué barejnos coo larfacsi»abnos.íi ¿Qué
umüd^a píélhf» *iidp|iiarar?;>fTodaa,seviáBa'tnmetas, pasajeras.
Ána««ki!.faaq eft^onliriinmvcé ^éilá aaiiiiiáleasr) ofÑoniéndote á
iMfeKltajilí|itiao^LMO0q«wd«s<iriiiiaAiiiuiih «nub t#
senAn^telft ji{Mirn4Ía;,ei.4aiilifio .de Jas olasesiSriUis jadióme sd
Oftti;^pUbbp.lib«i«daiftu^»rtt<ift«ÍN^^csnBfTUdo , y aliflo MooobMMf
liM^ofejffif nE>i«AlUr^6iwim Jitfmli/i^ .• ms7
- tjilMrifaéiíaaLf gdfulcv^iH»» .fluif' •üfeittt d« oemipreAétr , ^yj
eo los paises en que no se respeta larfkbapicdad^'feprfibrAiI, y>
eii:.faa }^rí<wmaarwaiiiw •! oéUifvb es jbuppi^éeio y'4tín^do
«Ma fiíoílttsu^ma^' ito^t-padres/lMv^naenaifi • é^ldssbitjbs ,o¿ pob
m^ d«QtiMJi«.UiioÍ Jac^ffpteiidcáf'sitt^etkkd diirquesi^
4r^fcM lfé:éiiseitfii^Il^ait>id«riéni{HBrñarka»aoiat^^iieQk «a«*
Miy''/qmafiaiis6ttbif4r>^di aaaiákki|HMbiaA!ailii|PiaNe'pai^
MMealiaat Jo^fobaalof «^liadw defttO/ijsrriUpsldew^Bi^t
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4^6 .^msriSTA r .
4^rat)aj^qii6 la iqdustriade un país fuédeaupérior alnúiDMO
de trabajadores. De esle modo la:bal9nfta se iacltnaria á favor
de estos desgraciados. Asi sutede; en lodos loa'pmes, ciifjna ri^
quieza ea progresiva. En loff£siados*Uoídor del ü. de Améri-
ca y eo. al^upos otros pabés de aquel conlinenie y, del ami-*
gu<o,: los salarios ¡aoo alfós» y la suerte de los trabajadores may
llevadera. Ea la& naciones que gof^n de Moa riqaeaaiianligii»,
|ieiro cuya) indjuatría se puiedo'deeir rqtiic.ea eoiaeionaría, ei|
doii^de la población sé ka íni velado ya á lee medios de ocupar*
ln, los «alarios son cortos, y auo ea loa iíein)p#s' oftdinarids es««
t¿a aujetos los operarios ¿ seosibles. priTacioiuss. En este caso
se. baila. ia loglalerra^ l0;;ilolanda ; la Ckioa .y otoás nácioBes^
^il qtfe el lujo y la opukncia 'tDarcbaii á k.par 4e lal desMif
áéz ^,de. U hliseria» Per<>'flft gran ealamíded para las ciases
trab^dorás,. Ubora >de los horroussiy deLesterminio llega-^
ciiajAdlo «por causas- no fáciles cla.eirílari^ jusiá» nación decae de sssi
i|Qt¡giia opulencia». :ea donde^^la . ppoducoíoni disminuye / en
donde n'na considerable. pártO' d», la »pobkbcion queda sintra-*
,1 Albora bien : ¿ouál de éstaátareaidíasintás sitva/^aones pne-^
de oohstderarse coesó la'normalvcaiáaimas anééaga'' ¿ laé ne^
ces¡dad<9S de lá industria y alpirbg9e)M>igf bieobsinv-delas-cla^'
éesí. Ira bajadoras? .1 .ii;> il 'ímj.o-m'-I;, . ¡n.w * - . •
K)cabroso.e»!el eanínnqttetiébe^qiweapdsNr 'qiJÍM se ofett^
pa delmated^e eceniámicaa. CüandoKrree mbrebar per:uná'seni«
da Uanai y deoeoba^^ (tropiena de ^ repente .^oo» .MS'i^ibssidiiko
Acometerlo V cuando no es •pfwíso'>, i^' «aa^galdd^f^tni^
Mudenoia. En!. masoUé ,vna^ ocbsíootqe -faabría He^do<^ I»
verdad que se. ttegéav^st'«se^Jlubiesen^^ev¡tlfd«iolt!BsliC|aeS'iaB•'
{¥>r(ati^aeí, peco no aüsolfatfm«Dt•«Kceaiuria8;;))avtnlftirasdlu-
oioo!díe la •qne^ae. ventila/ i<> •<- I «v. '.;i! -• i •: í -j.:.t^k'*"
Deciinos esi<^iippnqtte ini«61onlariaQsattv<condoot^o»:pov»
el bilo. -dejeslás. lijaras obsctfvacioonss 'benaoa 'Uagadó^á ana»
cuestión» resuelta! ca'riifienqdo deipfca8>iiÍoa^:oodkM>iu»ii prio-^
cípíoi indudable,* ^eomo una: tkilioaifültginna. fEk<{iifnoipi¿
que detern^itte* la mélt^i^éiaai de Qk espdbie<ihonaMiaj> éstinaé
efioaairqnftisl [Wtnccpiofqn6 deáasMltf y^nmlií^ida it$^imtímp^
sdsilfaieaelbonilifb hafMpaaterípara,lásaiiitfadciofe'dc$Mi»Ae-
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CteiiUdes. n^oorále» y fiíOrítios? ¿ B¿ lá ftiha de s\)fcbíMlbhcí« la
qae limita^ ^iM-prog^déb^' do la ^pecie hutüanáP^ ' ''^' ; <
No 66 mÍF áai'mb r^M^ter en estíe ihpmentb^áfn- gfavé. pro-^
Meoio^ Basta |ilafAt)9»rli) |>«í*a'el ri(i'Cfu«irié'jirof»Of<goi«Bi*eves«Ín-
dicacioiL^s 6eráo'6«r6eieiit«s p^ra conocer cuat<és lá rebontpiíu^a
fi|«e el órdeainatural daiaá' cosali concede i \»9 tiiMe& tfa4)aja--
deraa^.quaiev míi{)rc)¡pósU»4r' i • '
' tEl ttiudio d« k'IZknDtngja -y de la fttMátficá fies revela )éé
▼ariadm y>pTedfgtbsiM>biaé¡e6dé'€{ueie váW)^: na té raleza. pa4
Fa le een&«rvaeion> dé^ Iios'aéres't>rgáé'k<^i)'£)i»)a8 general y
adknirarblfi eé el-rfe lia ttirfieftMifiiiioriisíon'>¿)ér« l6^ gérmenes ^* dé
ipodoy quesia la faj^á d% aUtteeitee-y ot^asdlfidultade^s (jhe se
oponeo-á su:.geriWHfQCÍoii y=4e«ait|'^*© • lina splW |4awa,' y wní
f»ar Ae'afíiiniaies'^: baslavial» para qnbrir de verdura jr< «poblad
lá tierra- >enfifátty*'pQcoe-aJ&os¿ Etifa eircvinstanria' es común á
)a.esf>e4;¡e'fatfmaaa;D noque ño tan e6c£íE confio en otr^s mú*
cbas 'alases de animales. «Si jal' liombre^ no faltaban los récor*
sos, di<;e M. Maltbns, la posteridad que hubiera podido tía—
eer de un solo aotriaicmio df^de fa Vemda de Jesucristo, hu-
biera bastado no solamente para cubrir tedíala tierra; de ma'^
nera que ocupasen euatto personas eada vara > cfuadraida , siuO
par» poblar en. los misinos términos todos li>s plañeras de fiüeft^
tro sistema solar , y ademas 'todos los que jimsen 'al dél'redor
dej todas ¿as estrellas que vemos, en suposición de que ^ad$
una de;ellao fuese ua sol, coo tamos planetas' como girati' al
derredor del quejaos alumbra. Esta aserción ét U4i problema
^matemático , coya resolución está. al alcance' 4e los qife t^iíié^
rao tomarse el trabaKJo de eomproba rio». < : i
' Estbs son los medios. ¿ Y el estímulo? Un apetito «vi^A^
lo ¿irresistible, una pasión ¡nooropreuaible qoe trastorna nivela
íira mente: el amor. ^ . . • . • : : '*'^
« ^ Por otra parle, los^ anímales y > vegetales q oe el • hon|bre' em^
piea en le saiisfaceien de sus 'necesidades se muÜipliean con
mas rapidea.' El .carnero ylá vaca duplican en onatro aiioa , y
laa f»erdieeif« loi pichonesy los conejos cen tupi icen en'el tkmpó
qweelnplea' uva' Emilia en la crianza de i»n bijb. Un grano, de
trigo viielve veinte eü i él 'i>rimer año. Elsfiéoz «^ repaoclooé
e«fKre vetea «fc aííe>'en^lgmiebdáfiaefelisési El icnieno-que
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4^8 AlIVltf A .
ífixx^bra^4f^:á$'irigQ^ aliniefitd dos pen^oi^^seo Buropa, iiiméñ^
ta cincuenta en U Zona Tórrida , cuando se fliembra de bañe*
iE^««, y 1^ ^s. fi^enor la prodijíosa fecundidad de la parata, del
lu^i^ft de layuca, del azúcar y de. loa altoientos mas propioe
al gttslo y á la oodatitucion de la especie humaira.
• Pues biei^; eatos hrdtos son ciertos « y istn- embargo la ma^
yor parte /del globo está sin cultivar^ y laf desea irabajadorab
9r.f2^|t(ao. us^a.vi^tt.oHeieMlibte, soppr^an' los. mas duro» traba-
jos« y v>^B frecueptemeiite víctimas ilel hambreí ¿£o qMaoa«»
Vste ei»to í ¿Cori^ístir4eQi la est^ilidad. de. las tierras aba»do*«
nadas? No oieAMatueate, Las- tierras sin cultivar, son ^tíkmík^
nia&.férUle& del mundo» ¿Goosistirá en las malas 'inuktidhaea
y en las o^ajUs.l^ye»? En o^ucbas fvit^tes eseata unacansa-^mi^
pricicipal. jGposisiirá en. que la uaioralesa bumana en el ór«*
$l(;o moral no es sus^iible de tanta perfeccien comoae le
^atribuya, y que en general el influjo de las [Wibnes y del
error e^ssuperior al indujo de Ib prudencia y de la razón? Tam**
bien puede ser. . ^
Esi^ es la verdadera cuestión social, cuesliou inmensa qisa
acaso las abraza Iqdas , y que afortunadamente solo tenemos
n^estdad de examioar por una de sus faaea, cenocida ya^ muí-*
que muy Importante. El inmortal autor del ensayo de la po^
blaoipn>t reveló una ley de la naturaleza eiérta ¿indispiilableí
pero en el modo de esplicarla, en las consecueooias de ella
deduebda» se han olvidado oíros principios no menos evideoieSé
En el órdeMKkfisico, estas consecuencias babriai» sidoesaetas^ s«a
resulladi^ infalibles.
Pero para calcular la fuerza de nn agente , es indis|ieo«*
sabie> /calcular ral mismo tiempo la fuéraa de loa obsiicu-
los; obstáculos que mu^bas vecea no proceden de o n mismo
oríjen , \yero que no por esto son menos eficaceai Los que han
creido que la es|)ecie humana en su raproduc€ion<jno podia
resistiese. á U' influencia del firinc^pio^ mat^ial inditado ptor
M<<Uhnsi, . ban olvidadq las. muchas causas inoralra qoe^a 1h-
mítatt, y baa dado margen á que« con la historia y los hechos
a» hayaeolocado este aistema ea el número de m^ueliai :leQf)kt
la«iUMSea qneibilumbran mas. que ílualran*
^.Sadesmtiendea lan.^n)ndeesl« mQKl#diis<mrra«t de.qsa
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Vi. la .^roviflfittiabf Heebo al lK>qibr« |iar^i<$í(M».(Ii9^U»'4iiUUjrik
<l|^l{im<^ri4tí ]ha(<XMN3^ido^Í ffiUlMt li#pipa^ik fee^$sp (k>de-r
ro^o. en s4j.ra«Pf».pr6iíÍMffa« y eti.^l .oariMi a^d^fircejad^oeia
^ira-rli&ii&L^fii al'ddiQÍoÍQ.d;tie^a pwbii : pl^^id^pqu^ «Mft «^«ft^
ii|0)ikf^inií>«rQ fiMKi CQfvj»iito flMko'y ttoral,..yx|p6(ift¡ioi€ ]¥)|(
^oftsiecuQocia néjce&ldades bojo acnbos relp^eii>>!^ qv«.<l jlod^ili
de láti qtpa^ídad^'-tiloffaifet vq(q!^ eo ouMbaa^f^^ioci^lmigrÁ-
tos de la naturaleza , y habla á cierlaa clases cop jtiaafiíopef-
rk» qqf^ el liainhrQ; qae esta e» la pr.tfiei[>al oau^cjueLtinlipide
la ve|irodti;CQfOA id» laa fateilias «¡puk^lAa^ ^Fqvkf él wgíwlikf
jM brilW rque beríedarQ«í)de;4u» m^ff^nmum f^iñ ^ht «i»a
«eoi^^id^>i: €|ue. 9ft!oriBeti.ioh)igi4o&á fti^Mii^iiir ehi^bf neticia «
smdeaceAditf filas. IJ^^'^'Í^ •'^(^^'^^•^^^^ ^^^"^^^ y*
no* hay sacN&cio.qiM no esl¿a dbi)p4ft(9^ .áibiM:«f.{)ar»4^Uarlá*
ElkgraKhle picqí)¡^iorÍQ. r8ra'>e^sé ideeíde áqi^ ¿«na bíjoa seiful
arrendatarios. Estoé |X>r su parte se resisteo á que los suyos
sean jornateros. El' comerciante en grande no quiere que ios
suyos Scfin mercaderes; li i el fabricante que trabíljeri mecijni-
^Qiente. Lejos de aumentarse ia pobIacion..({fs,Í39,[.9las^f rjcfis,
m vea desaparecer oiucliaé familias que las <siiM»(>aafin.
" Pero las clases irabajadoras no se' bailan^ e» este ea«a No
conocen el orgullo, ni eniíenden de genealogía^ , iií cbnocen
en rigor otras necesidades qt^e las físicas. Acostíimbra,d^s á no
tener mas^qqe lo prstcíso, no deseau para svk desceudvticia otra
condición mejor. P§ra ellas'DO hay piro porvenir que ei'sospi-
rádo sábado. Sienten demasiado ía necesidad del dia, para que
se ocupen en la que pueden sufrir en tiempo rendólo su mujer
y sus hijos.
Con razón,. pues» soban llanoado. estas clases (iroletarias.
lias lenguas inodecuas ban reconocido la razón eoo.'que los
r«maAQS.)as> consideraron' emioeñtémenie. eficaces v' vd ^ro^
fém gekei^ándaln. Ya h\%XQT\¡i y la ésládísMcas confirman tam«*
ffien Fa misma verdad. £s indudable que cuando, no fi|)tAO 1q#
jneQMrsos»,4 peaarde )a mortandad da .. la infansia, y de la líii«-
salubridad de loa' climas, éoplíea la población de aSen aS
anoir(i\ y áun^l térniino medio de Ía de los Bsiados-Uhidoa.
*'- (ff Eíftbt ¿llcul<»á íJtt'áiVlle^ét píi^li coman iobVe'U(outf^^
Mtaís» I na «ütiiosteii d# psbftt j ríeei. PWa lo* titadot púrsíaÍM mVíIm
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(4^ »A¥JBTA.
4e^«*«f'efttdbI«chpÍ6iilo de loé-inglesea- 0I|) tqtfél póls basta el
año<d)e rSob, t)rti4ae6*dobl«4a la poblactt^n en^^poco maa-de
&oañoa. Price asegura que en las provkveiaa internas de tos mts**
mtis «st^dos, ^n- quétáesclusiva ocupación de los trabajadores es
Jttagrkuharaj.yeoque Doabtmdan loe vicios j las enfermedaí'**
it)í de las ciudades i dobla en- 1 5 afios, y Sir W. ^eity opina
qae pueden renoirse tan ventajosas circunstancias que duplique
-lo afios(i); '/ . . .
. De tan, poca importancia son los obticulos morales querer
primen e\ natural insiinlü^i^e las clases trabajadoras á su re^
pfCkludCToo* Siu>soei(fe por >booseóutnGÍa'tia de 6pr miserable^
Son un'proiÉucto'q^iie ií^l orden. natural lie' laa cosas présetitaeit
el micnrcado con^escesi^aabondaocia. Su preeio «debe ser knefr*
qúi»b por- necesidad, 'j' el preéio* de-Ios servicios que prestan
los' jornaleros ee su salaria Las circunstancias qiMilos favores
doi ver^laUcii ínporlan4es. PrUnerf : qpe et DÚmerp de it»c¡mi«rithi «n lái elo-
tes pobres, j con eapecialidad en la» del campo, es niajor que en las iH*
tes «coinodadat. V seguilda, que^el número de Tos que IJegan á Ja edad déla
pubertad eo éiíat áltíiüas , es fclatWéttienre mayor ^ot el'dé!a«.|rrtfiieras.Eittf
resallado es moj jftai^iu^l. Los hijos de los pobres te miicren vte mitena ; etW
es , por coosecueocia dej mal aiinicfiio de süs^aa^d.r^s ^ P^i* f*^** ^^ abrigo en
un invierno crudo , por un sarampión mal curado , j por otras mil cauMS )i¿*
[as tudas de la indigencia , que es ía pesie de la infancia.
j[l) R'e^ulia del censo de Nueva fispafta ^. formado de drdcn del %Jrey', coa-
dé de fR4«(Utf^'édó, qvMek amoeMo-dela féUlaetoa ¿p Vquel j^ars ed losdíet
»^$«orrídos.iVasde I793á ib^^, fué el aifuierifc* » 't
f». , , ,» ,T:aGu|ínajuatp, Ao raaoftdf . 1 4 .1 y Huevrdécíitooti., I, 'i
Eq Queretaro. . , . . • • • .1 1 í id. ., .
En Cofímaja i i í.
En Iguala. . . . . ^ . • . . . 1 i( 1 j cuatro décimos.
E^ Panucó.; ; . . . . . , ;! á I y dos d^imoil
, £1 fiéomino media se calculd en tcido el reinoréri dichos die« aitot,"en fa-
jion de J,f ig j sesenta y cíaeá.céoiífqosi lo eaai . equivale áidem , písala p»«-
blación se du^licd en el periodo de quince n^tns ^ cinco mes<es,|ir4fimanie|^l|^
lisie resultado 'és admirable^ y el pa^ci/ii de Cotinia^a superior i todo lo7q«ei^
nos ha' mhb'de'fós' Estados- Un)dós/ y de'los '«itrospáuis en que'inas rápt^
4t«iVeiile)Si auiQentH ia población!, y «I ün)d^'e|eAi)pM^dfr q'e4 ¿iiertrSt noiC^
.t\* ftofi ,-que. paeda conJt»fobs r^j la o^\mo^ áp -W . Jpatt jf< ' -^U ' • k L : . . I ' ' .
Kn «^distrito que comprenden |as villas de DuloKe»,, 1^. ^F|ulgepc¡ó / ^, Fe^
lipeKeri, que son unas colonias del siglo pasado, establecidas á censo tn'fiteé-
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VÉ MABRtlI. 43 f
teú son polr prectsióii pasajeras. Mas tarde 6 mas temprano lle-
ga esta sítnaciofi necesaria é inevitable. '
Cuando ia naturaleza ofrece tan poCos reenrsos para evitar
semejante calamidad, ¿qoé poclrá hacer lá lejiélacíon? Hom-
bres* filantrópicos , no menos que el señor Flores Estrada , se
bísn ocupado de esta materia. ¿Y que ban discurrido t iQué
han propoesto!^ Medios restrictivos tan erueles como el mismo
mal que se proponian remediar. Se ha pensado en impedir el
matrimonio de los jornaleros, como sí esta privación, que vo«-
luotariamente se imponen los- ricos en las ciudades populosas*
doodo tato fácil es satisfacer las pistones , fuese soportable al
pobre' iqde vive acaso en un desierto, y que no tiene otros me^
dios que los absolutamente indispensables para arrastrar una
Tida llena de amargura ,^ni otra eqieranza que su novia. Pri*^
var á les clases trabajadoras de las delicias de la sociedad con-*
yugal , es una idea terrible , capaz de agotar el único alicien^
le que lea hace soportable el trabajo ; y aun la vida.
Tal es td recompensa deUda que el orden natural de las
Cosaft concede á las clases trabajadoras.
Y cabalmente el único medio eficaz que puede duldficar
por muchos años su suerte, es el que intenta destruir el seBór
Floree Estrada. Porque ¿cuándo hay esperanza de que sea
mayor la recompensa del trabajador t Es evidente que es*^
tó sucede cuando hay mas medios de proporcionarle tra-^
bajo , y coando este trabajo es mas seguro. Pues precisa'-'
meüte no hay institución alguna que pueda suplir en es^
la pa^te á la propiedad territorial. Ella es el único orfjen
de las grandes mejoras en la agricultura : la que por conse-
cuencia obliga á la tierra á producir cantidad inmensa de
frutos, y la que para ello ocupa mayor número de jornaleros.
Sin el desagüe de las lagunas, siu^la construcción de acequias^
canales I diques y malecones ^ sin la plantación de ¡¿finitas
clases de árboles y arbustos; sin el cultivo de multitud de se-
millas y legumbres que e:fetjeh riegos periódicos y Vítt trabajo
«amerado y no anterrompido ; sin los prados artificiales; sin Ik
alternativa' de las cosechas; sin la inmensa cantidad dé abonos
t|«ieeste s&tema reclama , ¿qué tierras se cuhivaTÍab?Yestaa
lierras ¿qué produciriau? ¿Qué población necesitarían para
Segunda serieé-^ToHO Ih 55
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43ft* invista
ftu eaUiyo?.¿£a cuániot áw ¿el ano hallairiaa' J09 trabajado*'
res ocupación? A estas preguóts^». res{)ODde la IkUtam de la
i^icuUura de ü^á^ los tiempos y nacío0e8. Aun en nues-
tros diáis puede vefse cu^l: ^s el estado de la ^loblapion en
los países "^a qutipo se rc^|)eu la propiedad territorial ^.cua--:
lesquiera^que soab^la feracidad de las tierras, ta beskignidad
del clima j los .beileGaios que debail á la Providencia.
• IV. • ^ - ...
¿Y ouáles son las medidas que para mejorar la siaert« de
las clases trabajadoras propone el Sr. Florez Estrada ? j^ne 'eií
estaco sea el único propietario del dominio directo de la tier^
ra\ que una lejr declare que tiene derecho de tanteo en la com^
pra de todas las tierras que los propietarios quieran enaj^ar^
jr que se conceda una suma determinada con el objeto dé que
el Gobierno la emplee <inualmente en comprar bienes raices^
que deberá arrendar por una renta mas bien moderada que
subida. Esto dijo en el opúsculo que nos decidió á tomar la
pluma para examinar una opinión que nos ^a^eció inexacta
en extremo y peligrosa.
Pero este respetable escritor ó ha meditado el punto con
mas detención , ó se ha asustado al contemplar su coloso , y ea
otro folleto que posteriormente ha publicado en conlesia**
cion á la impugnación, que supone equivocadamente hs^ hecho
ásu doctrina el Sr. la Sagra, esplica algo mas su pens^mie^iPi
aunque no tanto como seria de desear. El plan del Sr. Florez
Estrada se reduce, seguo su ultimar declaración,, d que. «el!E$r
tado, por un canon moderado, que haya de servir {i^ra; cubrir
las atenciones públicas, reparta las tierras en usufructo, y no"
en propiedad^ entre los individuos que la hayap de cultivar,
y no entre. otros. £1 usufructuario, á un. de qu^. biga .e^oi su
posesión todas las mejoras posibles^ no solamei^te debe dii^rtf-*
^arla por todos los dias de s^ vida,, sino trasmitirla al bijo^
jiarient^ ó persona qu/ei tnas le agrade^ que la ^ya d^ou^ivar*
De este moldólas b^ses sociales serian cumplida^s eq^. todaa ^us
partes; nadie podria ser opulento en la ociosidad ^ y. entraba*
jador no podria dejfr de obtener la recompema^abal de todas
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llis fatigas. En fio , mi plan , dice , en un todo análogo al
adoptado en Tosoana por el gran daqae Pedro Leopoldo ooh
laa tierras de la corona y parte de las del olero, no podría
fkfodncir los resultados tjue gratuitamente índica el Sr. la Ssu
gra , sino otros iguales á loe't^oe produjo én aquel estltdo la
tnedida dé este sabio legislador.»
Por (oonseoueocía omitiremos iniiobas reflexiones que nog.
sugirió en esta parte la lectura de la primera puhlioacion del
Sr. Floreí Estrada, j nos limitaremos i examinar su dpctrina^
aegon últimamente la ha esplidado. Prescindiremos tambieiu
de la cuestión de posibilidad ; esio es , no examinaremos, si en
una nación taor grande como la España |iodria el^ Gobierno lle-
var a efecto en la totalidad de las tierras cullibables la medid»
que el gran -dnque Leopoldo adoptó en un estado peqoeSo, y
aolo en una peqtiefta patte de su territorio.
Ante todo habríamos deseado que el Sr. Florez Estrada nos
Hbbíese dicho» si la facurliad dé trasmitir la tierra el usufruc-
tuario A so hijo, la reodria también este respeoto'del suyo. En
una palabra, si esta facultad reconocía ó no límite en las ge-
neraciones sucesivas. Si el usufructo terminaba en la vida del
primer hijo, ó sea del primer heredero , no tememos afirmar
que las mejoras, aun suponiendo medios en el usufructuario,
serian de pequeña importancia, y que no se conseguíria^ el im-
portante fin que se han propoesto los gobiernos en la protec-
ción del derecho 4e propiedad. En este punto nos referimos á
lo que hemos manifestado en los párrafos precedentes.
£ero nos decidimos á creer que los. deseos del Sr. Florez
Estrada son que el derecho de trasmisión sea perpetuo, que es
como lo bao concedido los que han usado con mas discerni-
mríento el sistema de cultivo por canon enfitéutico^ y de cuyos
• boenos efectos podeíaos presentar ejemplos en nuestro propio
país, no menos dignos de aprecio que los de Toscapa.
' Semejante sistema no- es el del derecho de propiedad terri-
* tortal; pero es el que mas se le acerca, y porque es el qoa
•mas sé le acerca, es el mejor . después de él , aunque todavía
\ medie entre uno y otro una inmensa di^tenchu Porqwesi el
estado ooncede las tierras á ciertas familias mediante.'Un. ca^
non que bs dispensa de otra cobtribocion para ate«ider> á los
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434 HBVttTA
gastos públicos, y si cumplida esta obligación y heredaoclo ios
hijos 'á los padres se ooqserva el dominio útil perpetuamente
en unas familias y no en otras , ¿cuál bs el objeto de tantas
declamaciones? ¿Con qué fin se nos han dicho cosas lame-
mtbles 7 Bien que el Stv Floree Estrada ha seguidb en esta
parte la conducta de otros. muchos hombres de verdadero la-*
lento. Un celo laudable ¿ lá fuerza de una imaginación ardien-
te los aleja del camino de la verdad ; pero esta situación es pa-^
sajara, y cede al fin al imperio de la raaon , único que no re*-,
conoce vaivenes ni reacciones. .Semejantes á los proyectiles qoer
]>or mucha que sea la fuerza que los mueve y la rapidez de su
carrera, acaban por someterse á la ley omnipótenle de la gra-
vedad.
La enfitéusis es un medio escelente para promover el cul-
tivo de las tierras, principalmente en los países pobres, ó por-
que en ellos no entró nunca la civilización^ y porque estuvie-
ron sujetoé á instituciones viciosas. Donde abundan las tierrA
valdias y pantanosas , y en donde el Estado ó los particulares
que las poseen ni tienen medios para cultivarlas » ni quieren
desprenderse absolutamente de su dominio, es un gran biea
que haya personas que quieran emprendeifjos grandes traba-
jos que semejantes empresas requieren en la esperanza de que '
ellos y sus descendientes gozarán perpetuamente el frutode sus
sacrificios. Justo es en tales casos una demostración, en favor
de los primitivos propietarios, pro{>orcionada al valor de las
tierras cuando se reciben*
Pero establecido este sistema sobre las bases mas Uln^tes;
abolido el luismo y fatiga con otras prestaciones odiosas, toda-»*
vía el cultivo por canon enfiléutico^ista mucho ea sus venia*
jas del que se ^rce. por los propietarios particulares, ptiocí-
pálmente en los paisesen que no se reconoce la amortización
civil y eclesiistica. Fara que la propiedad produzca todo su
efecto, debe ser indivisible, y en el sistema enfitéutico está di-
vidida; el primitivo (propietario conserva el dominio directo,*
y el enfiteuta el útil. Este es el oríjen de una multitud deplei-^
tos, que inspirando justos temores disminuyen las esperanzas,
y por consecuencia el estímulo que es el alma'de todo en la ia*
dustria y principalmente en la agricultura. Estos temores son
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DI MAD1MD. 435
mas^ fundados, i proporción que los diMDoe del dominio di<^
«ectofton mas poderosos, y la iegisladon del pais menos respeta*
-da* Esta importante coosideracioo influirla' muy funestamente
eo el sistema propuesto por el Sr«. Florez Estrada* Por que,
¿quién es en.él el verdadero propietaria de las tierras? El Esia^i»
do, es decir, el Gobierno. ¡El Gobierno que es omnipotente
cuando cree qoe está en sí mismo el oríjen de la autoridad
que ejerce , y poderoso y fuerte por necesidad y cooveniencia
euando la recibe de otrof
Y se evitarían los males que se proi)one el Sr. Florez E»*
trada. Se evitaría , dice, la funesta ociosidad. Sí: se evitaría
la ociosidad de los propietarios territoriales, si una ley loa
proscribid. Pero ¿se evitaría la ociosidad de los capitalistas, de
los- acreedores del Estado y de los grandes fabricantes y co^
merciantes?— oSe nivelarían las fortunafl.-.Si: en los campos no
habría Cresos» si la ley agraria, que. aconseja, no permitia la acu-
mulación de las suertes. .Desa|Mireceria la aristocracia territo^
rial. ¿Pero se. evitaría la aristocracia del dinero , la fabril y la
mercantil? ¿Serian estas menos pei-judicialesque aquella? — Pe-*
ra recibiría el trabajo la recompensa debida.^-iLa recom{iensa
debida ! La mayor parte de los btjos de los enfiteutas serian
jornaleros; la mayor parte de los de estos jornaleros serian
mendigos. El plan enGtéutico del cardenal Belluga es mas li- '
beral que el de Pedro Leopoldo. Sus auxilios á los colonos mas
eficaces.» Susl tierras se cultivaron mejor; 'pero el Sr^ Florez
Estradanobabráencontrado, como yo, en cuadrillas i los nietos
déilos primeros {>lanteadores con una pala al hombro, buscan-
.dotlonde mondar, y pidiendo limosna en los caminos públicos.
Estos resultados son precisos, porque lo^ produce la natu-
:raleza. V
Y faemo9 procurado en estas observaciones na traspasar los
limites de la economía. Campo mas vasto tendríamos necesidad
de correr, si hubiéramos de examinar la cuestión por el Jada
de la política. Solo haremos una observación, cuya importancia
nadie puede caUficár mejor que el Sr. Florez Estrada, patriota
y liberal de los nías aventajados. La influencia de los propier
tarios territoriales en los negocios políticos, ha sido siem-
pre grande en los gobiernos absolutos. Su inmediación al tro-
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436 HBVISTA
uo, 8US riquezas , 6u numerosa clieQteki» los allQS destinos qae
deaeip penaron en pass y en guerta^ sus costambrea y su a)Q-*
ducta cabailt resca , loa colocaron aiempre en la prime-
ra línea de la sociedad. Sus enemigos creyeron que esta pre^
potencia desaparecería tan luego como en las formas dei
los gobiernos se introdujesen tas mejoras que con tanto ca-;*
lor se soUcitaron , y que al 60 se 'ban obicnido. ,¿ Y qué ha
sucedido? Lo que no podia menos de suceder; que si loa pror
pietarios territoriales eran . poderosos en las monarquías puras,
no lo son menos en las constitucionales, y aun en las repú-*
blicas. Un prestigio que se pierde en la oscuridad de lostiem*
pos, y que hallamos mas fuerte á proporción que nos rtrx
mquiaipos 4 su oríjen; un poder que tieoe la fuerza en sí roís-^
UK), y que si en alguna ocasión pudo ser funesto, de suyo es
benéfico^ no debia ceder á la influencia de declamacioiies apa-
sionadas. El verdadero pueblo ha conocido sus inlereses , y ha
encargado su defensa en los cuerpos parlamentarios álos mis*
inos« que antes, y también ahora ,los defendieron y defienden
en los cam|)os de batalla. Las costumbres, y si se quiere las
preocupaciones inveteradas, no desaparecen en unas cuantas
decenas de años. Si se las contraría; si se las reprime, se irrí"»
ta y no se convence. Solo el tiempo y la razón pcleden triun-
far de errores y prácticas viciosas; pero si lo «que se llama erfor
es la verdad, si laspráctipas que se quieren condenar, estañen
armonía con los verdaderos intereses populares , el tiempo j
la razón lejos de contribuir á destruirlas, las defienden y las
conservan. ¿Se Quiere una prueba de esta verdadf. Nuestra pa<^
' tria misma nos la ofrece en medio de la mas deshecha- borrasca^
Veinte mil votos lia tenido en su país natal el ilustrado conde
de Fontao para representarlo en la§ presentes Cortes. Pues bien:
proclámese la república mas democráttéa; pero respétese el
orden público; déjense en libertad las simpatías y las tradi-
ciones, y vertáis que tenia también veinte mil votos el cíodada-
no Moscoso de.Altamira.
Esto sucede en Inglaterra , en Francia, en Suiza, en- los
Estados-Unidos de América, y sucederá por largo tiempo, por-
que tal es el poder de la propiedad territorial. Pues bien:
proscribidla; extinguid la clase de propietarios paritcularea;
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. . «i ÜADRI». 437
ide¿lafadl'qtte«l ierrítorio' jtMegfo ée' un' país p^idnecQ á la
'nacidn/y «B>repre8eilta€Íoa suya al Gobieroo: concédase ácsAe
U facuJtad de repartirlo en enruéusts, conservando «1 doaainio
^ir«cta^ y dígase ée buena fe, sf- puede cveárse un pofler mas
colosal y mas monstruoso, y si caben eñ lo.butxkano tnedtos
para contrariarloy resistirlo. Las instituciones se dirá. La&ins-
litaciones perecerían, M no hoy, mañana; pero aun cuando no
pereciesen, aun cuando se conservasen en toda su pureza las re-
laciones naturales y precisas entre «1 propietario del dominio di'
recto y el del útil, ¿seria por esto menor y menos temible la
fuerza de) Gobierno? ¿Seria menor que la que tienen los pro-
pietarios actuales respecto de sus colonos? Pues esta bastaría
par^ qup, unida á la autoridad, produjese males sin cuento.
Perp el ()el¡gro , la gangrena del ployecto que examina-
* mos está en su base, en las* doctrinas en que se funda.
Porque si la tierra es un .don natural que no ha podido
apropiarse , si se ha arrancado al trabajador parte del fruto
de su sudor , entregándola al propietario ocioso , los que pro-
fesan la doctrina del Sr. Florez Estrada dirán mañana á los
propietarios proscriptos ó á sus herederos, ^^eso que tenéis no
es vuestro, por la sencilla razón de que no pudo ser de vuestros
padres y de vuestros abuelos. Vuestros bienes sóndela nación»
porque solo ^lla puedq aprovechar los dones de la naturaleza.»
Y pocos años después di rian á los enCtéuta» del Sr. Florez
Errada : «Ahí estáis de mas. ¿Qué razón tenéis para monopo-
lizar el usufructo de la tierra perpetuamente? ¿Hacian mas los
propietarios territoriales? La tierra es de todos, y todos debe-
mos turnar en el aprovechamiento de sus beneficios.»
Y otros dirán á los fabricantes: «Ese papel y esos paños
q.ue han prod acido vuestros batanes , se deben en gran parte al
ago£^ y al viento, que no os pertenecen. ¿Qué habríais hecho
sin estos dones naturales? Vosotros habéis dado á vuestros tra-
bajadores, que. con sus brazos han dirigido su poder, una re-
compensa ruin y mezquina , mientras nadabais en los place-
res y en la abunduncia, aprovechándoos del trabajo ajeno.»
Y á otros dirifl^n : «Ese va|)or que sale de vuestras, calde-
ras, y cuya fuerza medís por la de centenares de caballos, que
no teneis> es un tlon de la naturaleza que no os pertenece , y
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Gaógle
438 . MTI8VA
del que babeis hecho usó para condenar á la Biii«r¡a:y. á^la
muerte millares de hombres que librabao su vidaeu la fuerza
y habilidad de sus roanos.»
¡Y quien sabe bast» donde podrían llevádselas deducciones!
Pues esta es la cuestión social.
3 1 de.marzode i84<9u
José Antonio Pon?Oí\.
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BB wuuiini 439
DE LOS PARTIDOS POLÍTIGOS
Y DE liOS PRINCIPIOS QUE DEBEN DIRIGIR SU
GONDUCTA.
Ouelen los publicistas empezar las obras de derecho polhicóy
dividiencii^ los gobiernos en varias clases que procuran defi^
uir con «suiero. L^ división mas célebre y mas antigua es la
que reduce á tres las formas de todos los gobiernos posibles,
á saber: el monárquico» el aristocrático y el democrático.
Montesquieu la adopta, y -Destutt-Tracy la impuga, á mi en-
tender sin razón. Es singular quj^ un lógico tan eminente no
haya atinado con el verdadero objeto de las divisiones cien*^
tíficas.
El entendimiento humano, limitado por su naturaleza»
no puede abarcar á la vez un todo , grande y complexo, ne*
cesita dividirlo , necesita clasificarlo para irlo exatninando su-
cesivamente por partes. Pero como la naturaleza no procede
nunca á saltos sino por gradaciones insensibles, cuando se
propone el hombre definir cada una de las divisiones que.se ha
visto precisado á practicar, encuentra obstáculos insuperable^.
Siglos hace que están trabajando en vano los sabios para de^
finir los llamados reinos de la naturaleza: encuentran algu-
nos caracteres generales, al parecer distintivos» mas luego tro^
piezañ con seres intermedios que no pueden colocarse en
ninguno. Otro tanto sucede á los publicistasl
El objeto de las divisiones es liniitadoj Debe hacerse para
Segunda serie.-^Tomo IL ^ * 56
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44o «BvirrA
facilitar la csplicacion de Ips conocimientos científicos, recono-
ciendo al mismo ticn)[K> que no existen en la naturaleza, y que
por lo tanto no es |K>siblc definirlas con exactitud. Aon bay
mas, según. el fin que nos propongamos , dividiremos un mis^
mo todo Se diferentes maneras, acertadas en linas ocasiones y
viciosas en oirás.
La verdadera y imica manera de juzgar si una división es*
tá bien hecha , es examinar si todas sus partes comprenden el
todo , si ofrecen señales características que las distingan aun-
que se cgnfundan como cas'r«iaoipre sucede en los puntos in-
termedios , y si son adecuadas al objeto en cjuestion.
Asi pnes , la división de los gobiernos en las tres clases
arriba mencionadas no es mala, aun cuando no se puedan di-,
tribuir entre ellas todos los conocidos, pero es buena cuando
tratemos de indagar el número de individuos en quienes reside
el poder , pues todos los gobiernos han de estar ejercidos p9r
un sojo (lombre^ por una parte del pueblo, ó por el pueblo en-
tero. A'Igut^os participan de varias de estas clasificapiones, y á
estos gobiernos se 4es llama mistos.
. ,1 £n. la iponarquía .de Fiel i pe II .no existía mas poder polí-
tico que el del trono. La aristocracia de Yeaecia también era
.absoluta , y la. d^qoopracia de Atena^ famppco. reconocía ritál
autorizado par las leyfs. No asi lo^»go)2Íernos de Esparta , de
^ouxa , de Ara[gon j de Inglaterra: donde el poder estaba re-
partido entre diversas fuerzas sociales , con mayor ó n^eoar
participación >en, lps4ejr^cbps políticos.
., Pero si admito la división de lois tref gobiernos considera-
dos l.egalmente^ y,.en el 4J&o estrictxx de sus facultades coo&li^
lucipiiales, varía de aspecto la cuestión cuando se-oo|icceta ,á
la práctica. Existen en U sociedatl un síiMiúmeiro de fuAraas
que modifican mas ó menos la acciop de los;pode[|e3 eslabl»-
cidos; existen tsapabien en el corazón bum^po pl^aqes <(«iei«e
j)ppoen á la rijida observancia y exacta aplicación de. las ley^es.
>No por esto se cre^q^e ju;^o indiferente la forma .polUÍ99»
an(e» bi^n la con^id^ro de la .mayor impoi[tftn/QÍa, . »t upUcdrla
s^ a^era;.p^ro nunca se .desfigura basta tal punto .qUe.di^
de conservar gran parte de^su tipo pripiitivo.
Vad^sf^n^ filp^to., .Km: modificación eaiU:pr¿Ctii}a .todas
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Bfi WAimiD. 44*
UftMÍWniiás coniritacíonales, y esta modi&acion consiste en mi
concepto eti convertirse ^odos ios gobiernos en gobiernos de
minorías. Sógan este principio tío b9 sido regida ninguna na-
ción poT'unaftol» |)ersona, ni tampoco por la mayoría del pue-
blo, anióque asi baya esta Joeserito en |ii constitución, sino por
una fracción pequeña de\ conjunto de los ciudadanos. Esta mi-
noria, esta fraoeiuu es siempre distinta, conforme á la distinta
orgftnizacioa del Estado. Producto del rotrflicto de todos los
poderes polilieos y sociales, y contKbuyendo en gran parte lóá
primeros á so formación , no puede ser la resultante* en todos
-los casos Ja misma. Si estos priiN^ipiossoo ciertos, como me pro-
-poQgO'domoatrar, el problema de la mejor cbiistitucion posible
•quedara reducido ¿ organizar tos poderes públicos de modo
.qtie mande la mejor minoría pobihle; y en tal caso como las
naciones no tienen mas derechos que los |>osiblcs de asegu*-
rar, todas las teorías fundadas sobi*e otras bases^ vienen al sue^
lo por su propio |>eso.
Para probar mi proposición consultamos primero ia his-
toria^ y veamos si se halla confirmada por la esperiencia de sil-
temas |>ol i ticos diferentes en sus formas, y establecidos en di-
ferentes circunstancias.
Rl primer ejemplo de un gobierno monárquico , en éj^-
cas cuya historia esté bien conocida es el de los emperadores
ronveoos. Su aütoiidad se esteAdia bMta disponer de la vida
de tos ciudadanos según su capricho. Tenían, sí, que sujetarlos
« un juicio ; pero á un juieio de pura fórmula, en donde los
jaeces*e6nsuhaban hasta las miradas del déspota para dictar
sus fallos. La mas leve presunción, el mas lijero indicio de que
asi cnmplia á sus deseos, llevaba al cadsílsoála virtud y al
mérito. De poco aprovecharon A Trascas sus virtudes, á Séneca
sus talentos. La 'parte mas florida de Roma caía sin piedad,
y él pueblo qne clamaba sin cesar contra el despotismo duran"
tela república, el pueblo que siempre se llamaba esclavo mien-
tras era seBor del mundo, y mieiUras tomaba* parte en los es-
candalosos saqueos de las provincias , limitaba ya su ambición
á saciar su envidia viendo azotadas las eminencias sociales ^
por la furia del huracán, y caer al valle loa robustos troncos
que mas en ellaa descollaban.
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44^ RBVfSTA
Asi conservaron los ektperadores su puesto hasta los tienH»
pos de Diocleciano. Halagaban las |iasioDea populares , y te*
nian eo su*derredor libeitos íntrigaflites que en la copa de k
lisonja mezclaban el veneno del odio, del rencor, de la sed
de sangre. El tirano embriagado con el bumo del iocieiiso qtie
le ofrecían , y con el va|)or de la sangre de las víctimas» se eu^
tregaba impunemente á los mayores eacesos, ínterin no
.ofendía á quienes mas que él podían ,' y á quienes le conser--
vaban el cetro. El vil populacho, y las cohortes pretorianas,
. si bien destinadas por la sociedad á obedecer solamente, se hin-
chaban á menudo á la manera de rioé caudalosos , y rontH
pian los diques que en tiempos comunes sujetaba» sn corrien-
te. Entonces el gefe del estado, falto del apoyo que le pres-
taba firmeza y consideración , se presentaba á los ojos de los
iiombres con toda su deformidad , y perecía objeto del escar*
nio y del desprecio de los mismos que antes le obedecían hu-
millados (O* '
En este primer periodo del imperio el pueblo de Roma
y la fuerza armada tomaban [larte solos en la elección de los
emperadores, y la malicia de los cortesanos dírigia los asuntos
públicos. La inmensa mole del estado reconocía á los gefes
que se le designaban^ obedecía' sus l^es, y sufría con resig-*
nación sus iojasiicias.
- Después que Diocleciano meditó organisar el enerpo po*-
litico 9 y construir una gran máquina , cuyas ruedas moriw*-
dose sucesivamente unas á otras, llevasen hasta los últimos
ciudadanos el impulso dado por el gobierno, después., dieo^
cesaron en gran parte las sublevaciones militares, y las suble^'
vaciones del pueblo; y desde entonces la soberanía, esto et(,
la facultad de hacer las leyes , y la fuerza para hacerlf^ fes^
petar, residió esclusivamente en- el emperador y en sus princi.-
pales agentes. No por esto cesaron del todo las conspiraciones,
no -por esto estuvieron completamente seguras las autoridades
de ser respetadas; pero en el curso ordinario de los acontecí*-
(f) Sed períít (Domítíanas) postqaam cerdooíbns esse límeodui coepertu
Hoc nocaít Lamiaram caede madenii.
« JiiTCD. Sal* lY.
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miemos la corte y los empleados oíandabaii» Mucho ayadó el
crístianisino y la revcloeión social que introdujo para poeer
eo calma aquet mar tan agitado abites Jr tan borjrascoso : mas-
' estas consideraciones serán muy oporl^ioas cuando se trate>
de investigar las cansas, ahora solo me propongo asentar on
hecho atestiguado por la historia.
Si del imperio romano pasarnos al sistema poKtioo esta-*
Mecido eo Europa por los conquistadores bárbaros , veremos
consta Qtemente un-gohteroode minorías. Todos los nuevos es-
tados teaiaa-ájii cabeza ún rey electiva La nobleza le nom-
braba, y esta en unión con el rey foroáaba las leyes. En Espa-
ña el estado eclesiástico llegó á sobreponerse á Jos demás po-
deres políticos, y los barones visogodos doblaban la cerviz bajo-
la omnipoftencia eclesiástica. Pero aun concediendo que par-
ticipaban en unión con el trono de. la prerrogativa de dictar
las leyes, todavía quedaba reducido el gobiernOvde EspaSisi en
acuella época al gobierno de una minoría.
Andando el, tiení|)6 se emanciparon los comunes , tuvie-
con entrada sus representantes en las asambleas legislativas,
y tomó parte este nuevo poder en la lucha social para obtener
la soberanía. No se crea sin embai.go que con esta novedad,
la mayoría del pueblo influia directa ó indirectamente en la
fbri^acion de las leyeSr-'Solo un pequeño nútnero de poblacio-
nes enviaba sos delegados á las cortes , y aunque su nom-
bramiento fuese la verdadera espresion de la volnntad de* las
ciudades foreras» el resto de la nación no estaba represen-^
tado.
. En las demás naciones de^ Europa acontecí» otro tanto. Du*-
rante el régimen feudal los señores lo eran todo, sus vasallos
nada. Acostumbrados estos á mirar desde so infancia á los se-
llores como unos seres privilejiados, con quienes en nada osa*
ban com|>etir, deferian ciegos á $u opinión y la obedecían sin
examen. A su señor seguian cuiando los llamaba para lidiar
con tos enemigos dul estado :.á su señor seguian cuando^ re«'
velaba contra el monarca; y á su señor seguian cuando emplea-*
ba sus fuerrás en saqtieor y debastar á: las indefensos ciu-^
dadanoft.
Las ciudades fenierosas de las incursiones de los señores^
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444 RfinsTA
faasfiabao el amparo de los^reyestó'cieotrons magnaias firepo«<
teojbes para conaenrar sus privilegios y sú imlefieiKfoiicia. Co-»
rao existida en la nación poderes fuertes, temibles y bien
organixados , el resto de la sociedad se veía pveeisada á adop«^
tar una organización semejanie, A ponerse 'en un estado per-
petuo de lucha, y á darse gefes á cuyas órdenes se sotíietian
con sumisión.
Debilitado el sistema feudal, á medida que la civilieacion
iba adclaotando, y robustecido el poder de los reyes , cobra
ascendiente el clero j lo perdieron b>s graodet. En todas las
grandes, naciones de la Europa cooiinental, dominó e( priDei<*
pío de la soberanía de los reyes, principio reconocido teóri-»
carneóte, pero modificado en la práctica. Con efecto: el déspo-
ta mas. absoluto. tenia que acomodar su voluntadla los intéfe-
ses y á las opiniones del élero y de la grandeza. Felipe 11^ mo-
narca dolado de una voluntad infiexibie, hizo cuanto quiso, [)or-
que quiso cuanto con;renia á un clero intolerante, y A ona ik>-
* bleza belicosa y aventurera. Sacrificó su nacinfi en loces em-
presas, |)ero con ellas halagó las pasiones de- las clames mas ¡o-
(luyenles, y nunca e^tas le tomaron cuenta de sds desaires. Asi
la historia le ha conservado el dictado de firudente^ dictado i
mi ver oí que menos le convenia, como no llamemos prudencia
lasombria severidad y la desconfianza. Sien vez de sostener las
guerras ruinosas de los Paises Bajos, si en vez de invenir los
fondo) del estado en fomentar y sostener la sania liga, si en Yes
de empeñarse en la. mal calculada espedicioa de* la- grande ar-
mada , hubiera acometido alguna. otra empresa no favorecida
|)or el fanatismo y |X»r el espíritu caballeresco, y cuyo ¿xito
hubiese sido desgraciado, sus contemporáneos no le babriaa
perdonado sud desastres , y Felipe el prudente se llamaría Fe-
lipe el temerario.
En Francia sentía á veces el rey oontrariada su.voIuDlad
por la censura del parlamento, mas á menuida por la reaiateo-
cia del clero, y se veia obligado á respetar los privilegios de
la nobleza á quien debía su principa)- apoyo. ,
Avto. Qtiriacion^f poco civilizadas, dondo era desconocido el
poder de las leyes, y donde el despotismo al parecer no re^
cooocia barrea» ». .la^ eocootra)).a cuaindmíoteiitaba oonirariar
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DB^KADRIO. 44^
las intereses y la» ftreoeapaciones de'ckMül qM-poMilañ fijier-
za y aacencii^nte. ¿Na hemos visto eh atntra enérgica- de l^dro
el. Grande llevar á cabo su proyeeio dé' r^|«iierar á Rb-*
sia valiéndose de la aatuc¡a>y jio ^ , violencia ?; ¿ Sus prime-
rea, pasos DO fueron los de nfi coDS|7Ír«dot*} ¿No pro<]edi¿ des*-
poes.paia sostenerse en él trono como nO' osnrpaddr?- Lasca-
baaaa dis loa Eslrilices le. sirvieron de cimiento pafa el nne-
vo edíiicia social « régBáo Umbien con la sangre da 'SO propio
hip. Frecuentes cduspiracionés estalfaibaiív en iodo e( imperióv^
y;aoD en el mismo seoo.dc.la'falmilia reinante; y por do ^(é¡-i
ra se. descubrían stntpoias de resistencia qne cedía a lá la fuer*-.
tñ y aun plan bien, oombinado ,* mas bien qne al inflnjo de I4'
aaátvHdad y»ial bábitoide la* nbfdtancia»
>..St abandonamos el eonitioeatr, y nos trasladamos <á> la tfn->
ti^ftta ífiglaÜerrauMi enconiranaafios una arístbcraoía formida-
ble dlciando leyes al trono». dietando leyes al pueMo , y per-
petuando hasta nuestros días su doikiinid.
^ No será mas difícil probar queden ni ngn na de la^ repúbli-
cas antiguaffniandaba el pueblo. Aun cuando separemos la clase
numerosa de eselavos que carecía de derechos políticos, y 'go«
laba de mn,y pocos eiviles , aun cuando los consideramos co-'
mo; indigiios de llamarse hombres; y sopongamos que solo
éxktian ante la ley los ciudadanos ^ ann en> esfe supuesto tm
«era la mayoría de ellos la que infikiia en el ^dbfernó. Recor-^
riendo el de las principales repúblicas hallaremos la verdad
de cuanto va. asentado»
En Laoedenionia estableció Licurgo un gobierno mas po-*
^|Hilar que el que despties rigió en aquella república. Sin enf>bar-'
go, el senado presidido por los dos reyes^ tenia únicameclte la
facultad de deliberaren los negoc^ios gp»ves , coala obliga-
ción de sonneter sus decisiones á la asamblea popular, quien
pddia admitirlas ó desecharlas; pero 00 modificarla» ni ak^rar-^
laa. Esta iniciativa absoluta ponia al pueblo bajóla dependen-^
eiaidel senado, y no lo fierfniíiaoeuparse de nada que no cumr
pliese á los deaeoa de aquella ariiiocracia coMpuesta dé vetn-r
tiocbo ancianos^- Pretendió despuea ai pueblo 'arrogarse ^-de-
ireehp' no ya de proponer las leyes, sino solo «le hacerles áfgHh
nasennwendaa^ y únicamence swvió; ¿He OMatode 'pretextó
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i4tñ RBVIStA
para »utor4aar ea el reinado de Bolidoro y Teopompo la crea«
cion de los Eforo8, que con el tiempo se convirtieron en ver-»
daderos oligarcas. Sos aumerosas funciones, parte conferidas
legalmente y parte nsurpiflas, les permiiiao sobreponerse á
todos los poderes políticos, y so color de ejercer noa exacta vi«
gilaocia , eran en realidad los principales gefes del estado.
Otro tanto puede asegurarse de la república romana. Oh-
nocidp.es el ascendiente incontrastable del senado , de aqoe^-
Ha reunión ^de reyea, s^un decia admirado el embajador de
Pírro;: y conocidos son también los medios de que- se valia
para impedir la celebración de los comicios, cuando sospechaba :
* que su resolución ha bia de serle contraria* Las superstición»
nes religiosas, la salvación del pueblo, el orgullo nacional, la
ambición , las tradiciones, que legaban el dominio del mon-
do á la ciudad eterna , eran otros tantos resortes diestramente
manejados por la refinada política de los pátriciosi con los cua-
les [lerpetuaban su despotismo.
La^ democrática Atenas parece á primera vista una esdep-*
cion de los demás estados de la antigüedad. Aun mas que sa
constitución política, sos hábitos y su organisacion social coii'^
tribuian á hacer popular su gobierno. Todos los eiudadaaoa
tenian derecho de volar en las asambleas- nacionales, y á pe-^
^r de que á todas susdecisióoes debia preceder un decreto del
senado, á pesar de que el areopago ^formaba ademas un cuer-*
po conservador, instituido para servir de dique á la anarquía
^ y á la usurpación ; á pesar de estos contrapesos, el furor de<**
mocrático lo avasallaba todo. Prueba.de e&ta verdsd son la^
amargas censuras deDem¿stenes contra la veleidad, la frivoli^
dad y la ingratitud del pueblo ateniense^ y prueba son tam-*
bien las delicadas burlns de Platón, pintando las ventajas
de pertenecer á la ínfima plebe, y los inconvenientes de laa
riquezas , de los honorea y de un puesto elevado. Uno y otro
presentan al pueblo ateniense como á un tirano caprichoso
que mira con indiferencia loa asuntos mas serios, y que se cons-'
place en hollar á sus pies i la virtud y al mérito.
La potestad legislativa residía enel pueblo^ annqoe debia
preceder aqui como en Lacedemooia un decreto del senado á
todas las decisiones del pueblo. Solón no bÍ2o como Lioargo
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ia tmbtuciíOii'iiObial necesaria pitraque U ^Consiiiociotí pu-
diera ejecutarse. En continua pugna Id»' poderes' poli lioo» co»
los* poder4i> sociales, quedaban sieiüpre vencidos los priMroS'
yk Constitución vacilaba. Basta tender la vista por la biitoriá
de-- Ajenes para convencerse de que las asambleas 'popiílarree
eran el único soberano, y qti^ sbid prbcurándose en ellas un*
influjo poderoso era posible gobernar i -los atenien^; Mas
este «adujó, sé'adquiíia sin grandes esfuerauis; (Jna niiiobed«ili<^
brexghoranle y dominada eselusi va mente por pasioiie»» estaba '
eiearipreá' merced del hombre diestro qué supiera c«n»dd«.
oiría/ Con pocos parciales que vinieran en apoyo de la aiíibf^
oiod mañosa y atrevida cbtenia sin dificultad' una verdadera
dictadura, y no dejaba á los subditos stoo una libertad nomi^
aaLl Aai> la'4>i¿toria de AttiMias^ presenta une' sucesión de gefes
c;ODs«niidos unos ,. sufrido» otros por el pueblo , y ninguno de *
elke. autorizado por la> Constitución.
;) ficdon., ..legisláddr supremo:, gozó algutí tiempo de un as^ ^
ceüdíenté, ft:fndado s^bre su méifto y «obre s«is virtudes' par*-^
tioaiafesiV y logró dar i su patria una G>iMtituc¡on y uria's'
leyes] que bái» .ioitior,taltzado su nombre, i^ero aun citando *
8ii6. cualidades esiulentes alcanzaron avasallar los ánimos' y'>
DOiéterlos ¡í^r ^1 pronto al imperio legítimd de una aristón
orada coAipuesla de los'mejores ciudadanos, pronto empegas'
rotí á' pulular las facciones,' y sus caudillos -se convirtieron en
despotasr'atfaagaiido 4as paüodes de la múcheduinlire. Etil'us-
tre aoéiflíno vio próxima á desplomarse láobraque con tantoa'
afanes babia termiiuido; Vio sus servicios, sus virtudes, ftus
cana», bunitUiados por el 'sagvz'y: seductok* Pisistriato>,iystrfr¡ó
el lorntentods contemplar] al Áraoor bÉrJarse Be' las leyes y*
l¿u;er obédeccii sus caprichpa en > nombre' de ta libertad. Ni süb^
petsüaaiones, tti/su valor ,ini iu}belabridad'alcaiizaron á des*^
engnüar al puéUoy qpe^ seguía desliinkbiado el -brillo- falso^'qMí'
leg^iaboi á la servidumbre.' w i - ; . . .' .. i*;
i lio lardó el usurpador* én arrojar la .máscara con qt^ecu-*^*
bria' sus designios. DetpviM dé haber consegoido <)rganÍ2ai:'con'
aplauso público una guardia para defensa de su persona , y
después de haberse aj^oderedode la cjuda^ejia ^.^e.decjarp gafe
supremo del Estado, legando á sus hijos el puesto, cnal pu^'
Segunda série.'^Tóuo 11. Sy
I Digitized by VjjOOQIC
448 BBVfStA
diera el cetro en una iponarquía berediiarin. Bipta&é'HífM'co
héreJari)n«.8ÍDO las corana av^ prioeipalea prlnrjr<^tivaá, j^ni
el py&al de los patriólas (i) pudo acabar gOq ia tiranía* La,
sangre^de^llipareo se derramó .tan .sold para exacerbar á au
bernlaoo^ y para '.convertir en opresor al ^que basta entoitces
habia- sido el bienbecbor.de sus pueblos.
. Taospoco lanzó Atenas de su cuello el yugo del despotismo
coo:la espúlsiott delosPisistratidas y conja revolución auscí*
tada porX^lísteoes, La suerte llevaba á esta república á obede^
cer)á:Stts grandes hombrea, sostenidos siempre por un |iai.ti«<-
do« ó á seguir á lisonjeros demagogos, que capitaneando ha
faccioiles deslumbrabaa desde la tribuna i la muchedumbre
con especiosas promeaaa.
No por esto se crea que d^conotéo el mérito <de. mócfabs
de los caudillos que ae arrogaron el mando. Por .el cont^ario^
estoy persuadido de que Atenas debió el principio de sa o«l«
tura á los Pisistralidas, cuya obra coronó Pé^iclea, aai'OOiBO el
aageodienie de m^ fiietza á los grandes capitabefr que.dispusie-
ron de loa destinos de la patria e» circukistatwibar de «peuro»
La facilidad con «fue se conquistaba el poder> así cooio paaa
en peligro á la naUtoA de verse sujeta por ticuaos doatrueraresi
ocasionó |K>r foírluna la 'elevación de personágea disiiógaidoa
que die^ron á la república la su|>remaoíii intelectual de que
g^Kaba , é bicieron de Atenas la metrópoli de las aciea y del
buen gusto. Solo me be propuesto demostrad ;uii hikfap: <iqué
Atenas floreció sometida á un partido, y cuando. no «alaba so-^
melída á un partido era juguete de las (accionen
. Si buscamos en. el coraaoo humano la esplioa'úiiui de estos
fenómnos» no /lardaremos. en descubrirla. El ibookbre obedece
mas i sus.pasboe» qoe á su raeon, se sujeta si» iriolencia al
aseefardientip de loa talentos , de las riquezas, ó de- las iwdac-*
ciooea, y ae conifilace en dejarae conducid por 4^ieiiei.€aaCÍTan
su admiración y avasallan su volontad* No coasullan para
obrar asi sus inlereies, antes bien loa sáci;ifioan y se saerifican
á si propios 'par>. ceder, al irresistible atfáctiw de na alma'
(1) En AterHis era un cteber de todos los ciádadaáosj'iikipaésio por lés le"
y«»i el aMiinar 41 niurpador.
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bÉ MAORflI. 449 '
eWraJ*, de ún carácter inflexible. Deaqnt procede el que, aun
concediendo á todos loe ciudadaMs el derecho de rntervetiir
eti los negocios públicos, lo entregan contentos al grande
bombre que se lo arrebata, ó lo confian al audaz demagogo
que lo solicita. En uno j otro caso dofuelven sin repugnancia
un don para ello» inütil, j de que no saben ni pueden bt-**
cer uso.
' Pero aun cuando la historia acredite constantemente qué
todas las naciones han estado regidas por meoortas , y atea
cuando este hecho se encuentre fundado en razones indispüt^a-^
bles, ¿no podría atribuirse á la mala organización de las so-
ciedades precedentes? ¿No podría sostenerse que mejorada la
condición de los i^iudadanos, y mejor enterados ert> susd^re**
cbos' adquiriria» la suficiente instrucciol» patfa dedidit eon
adei^lo, y la independénoia necesaria para consultar solo su .
voluntad y no ser un mero instrumento éh la ageha 7 ¿ Nó al-^
caozarán los hombres aquel grad.o de perileetíiola moral tfué '
le» haga eoa6oer'>sua propios intereses en servir fi^mente al '
interés oomun/y eñ tomar como norte de su cotidoctla Ibs^
mas estrictas reglas de* la moral pébiica ? •>*>'■
Masón fáciles de pronosticar los adelantamientos qUé ál^-
caüzará con los siglos el bombre , pero conloa datos que nos'
snministrala propia y lo agen» esperi^neia, es posible calcu*-
lar cuáles precauciones deban tomarse. Ínterin los hombres se ^
bailen dominados por pasiones. Si alguna vés llegan á éstir*- '
parse del corazón humano, en aquel punto cesará la necesi-^ -
dad de la existencia de un gob¡erno4 Lo bacen necesarío las
pasiones', y para quienes obedezcan puntualmente los dictados
de so raaon , están por demás todas las leyes* Asi procedamos
á. iodagar ai seria conveniente, supuesta la posibilidad, el mstndo
do. la& mayorías. <
«Cuando aoenciérfan gami^s en gran numero^en uh'parqae, *
dice Boffon,^se dividen por lo «omun en dos bandos opiié^stos^
que pronto se baceo enemjgos. Eligen sus capitaile^vordennkl'
las huestes^ traban la i)elear, y combaten con ardot [iaM tbo*^
aeguir la victoria. ÉenueVan todos los dias la batalla , hasta
que, el l>ando menos no.nLer.oso huye al parage mas árido y
más estéril , y el vencedor se enseñorea esplosivanMnté do los-
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450- . REVISTA- -
pastos ;¡MS abu(i{)lA<^te9 ^i.del $il¡o masi ventajoso (li).» Eplá.ae^
rifk ep mínOpínioor la eXatiSL piatura de uo esudo donde Ik mar '
ypria. dictara Uyes« Sin freoo de ninguna és^oié trataria i:o^
i%o ilotas á suB rivfile^r $«i:CondUcla cateceria.de tedas a(|ue-
Uas trabas con q,ue JU ofHtfioo y la fuetza t»nlíénen hbsta á lo^
mas; inipude(n|f|B foittgicio^. Las ieyes dicáada» (ior^ellos a6 les
servirían de embarazo * la opinión la fijarían en favor suyo so-
focando, laa dÍMM&>ones4 y ni aun los ifemíordimíemos agita-
rjau SM conoieoitia , -(Hjies las faltas de sus cotitrarios y los mis-
mos estallidos 4^ indig^óion con que protestariA» contra la^
injusticia , serian mirados como crímenes , cbmo tales denua-^
ciados al piíblioo, y como tales il fin creídos por sos indignos
opresores. El interés propio, la idea .de la pro{kía conserva^
cioa víctariao al.eabó el juicio de Ws vencedoces, y^iéodosé
perdidos, si dejaban alcanzar i los vencidos alguna libertoHi',
procurarían impedirU redoblando sus cadenas. En. esta misd*^-
rabl^ situacíoii DO le quedaba otra esperanza á la meitoría sino
aguardar (l que h injusticia y. la.ambíc¡on<div.idieran á sua
opqesppe^ y. y, reforzandose con parte de ellos se , convirtieran a«
su vez en tiránica mayor ii^ Asi /la vida' de la sociedad, consisf
tiría en una séi^íe no' interrumpida de re^cdones» ocasionadas
todas por el encolólo, por Ja envidia v por eldése^de venganza, v
por 1^1 de dominar., y .por repelidos cénalos )iara sacutiir laki-
violenta opresión; ^auaa lucba perpetua delasinlrigasy.sedue*)!
' cióles y d^mM'actcMi de )a debilidad contra las violencias é ir-<.
reü^xioo it \si fuerza ciegst é intolerante.
f lAfortunadameqte se! ventlibresUs nácioneer desemfi^amd*
caliamid^* La .n,alOralefa próvida ha puesto i en el .ooraaenc
de Ja mayor. jiarte «ck los hombres unt benéfico desvio res«*>
p^cto dje los negocios ^púíblicoe , y solo en 'momentos soIeahws*<
toman todos parte en la política. En vano los acusa ia.intole*^'
raacia.de.los,ip£Mr|¡dosd€^ tibieza^ y de descuido r ea <iÍano{ire-
tendón ceclut^rlos.^eD :pno m. ea <oCro bwdo^ ordinariameoie
d/fm.ocalran .j^a prudente? esq o i vez y desoyen cautos las- pet-
lu^sipnaf do M g«tit^ «pf^AÍ<MAda* - > ' : . , ...í .
... . .;': . ' ».: ' .ni ...,'<.. '■ :., •. ,.; . .
<1) OStb de «eiBoriá. Ttl ves nit leM eitH'fu paMru 'dé BüfTuo , 'pé^» '
iMiteamueatas ton io^of. .:..*>• ,]''">
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^K MADRID* 4S1
Mientras los unos se despedaslan á lo» otros siii {riedadj^'ü^
diando per et poder., fnientrasemplean lacalamnta /Ja auda*
cia 7 caantai^'*¿ualidades buenas j malas bullen en el pecbo
lái ti|»«ió -para' sjeparar'á' sus eoot^rios M cbmpo , la^áU de
la-p^blácioh se vie del fi|for dd )os oombalienlés , cfeft riqtui»-
<itt8^ fflimenca» ek Eftiadoy 4ü vida 'f fríetiA 'al ti^eitpo «eciift.
Aun en las repúblicae antiguas, d¿náe ka c)udii9danos;0e>*edtf-
-elderatban'^esdé'Sainaoímténto Mmo iiiieaibl>es *del' fisáite,
nlondei*'poea' estenskm'del- territorio y 4a falta.de teguríAcil
obKgabab.á' todos 'á -«mrse para rechazar. á los eMmigos ints^
•riores y ésteriores : «lin allí mieaioí VebioiiMilián los p«rtic«ilaitii
•«ikzolarse en lo» negocies páblicos. Q4iierténdo''S#lQn: ^qe^M
tiempos, de revueltas míks 00 permaoeciífsen id bonabMB ^
•homrados' fríos, esp^tadores de< la contienda-, siíio qee-KÍroa-
sen parteen ella yempleafffip el HiflttjO'de'Bnas6endieáUí>eoii*-
^rarlos' agita^^M^ délas sedieibnés, tuiFO <|tté |naádarl*>flMÍ
oonminaado' oen pena de la vida á quienee ' desobedecieMp
-este precepta No* es del easo eiatqinar , Ceilio Íhhi beohoial*-
giMos pablicisias, la'conteniencia díB aqudla ley; pero- ^
una prueba irrecilsable de la repugnatiéia con que miraba >&&
gente paoiRca de Atenas el afán y kis riesgds ineepaVaMes de
(los debátese :a¿aloradqK y de las drseordíatf intesfitfasí ' w( ;
Supuesto que no es* posible ni conveniente la intervenctón
•en el goburvode Ja nación entera, ni de la níayorfa de -w^
•cindadanbj, veamos -^ienea son los que se arrogan el dere*'
ithosfe dirigir el Estado; y q^iienes ^.realidad loejerced* ..1
' 'Asi>{^mo algunea' hombres se distinguen por'sn aiptitM
pira los eatodiok ó las artes útiles , y una inclinación f#ft8Íe<-
iible los Ueva á Gulttvarlos » asi también otros ^ no lááos\ ée
sifensefifCoo^^seDS: óé brillar sobre el horizonte • poUlieo y de
-firosperhr aspirando á los puestos que su mérito respectiva lea
.permil^i 'olcanifir. Ni loé unos* nirlosi otros, desmerecen té Ipp
•ojoa del observador imparcial siguiendo las iiispíracioiMS deiio
ánimo y. eligiendo pak>a servir al Sstado^ ^1 caminq pet^ea|de
.oon ^a& seguridad pued^ni llegar al tái^mínio por'«ad¿»'a{iete«-
•cidb. Si 'los. hombres pábHcos puede» motear á los^ ioduairid^-
' sosapelUánMesi' .• :!•..-;. - 'U-iiri-.U
Aniwun mi magh^e laitdis egifttes^ ••' . --Jt» ••♦,.
YiRGiL. /En. 1. V.
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4S2 mBVISf A
cftioft á 6u yf& puedan cooteslarlra
Nec vucit mole qu¿ vivens mpriensqm feftíUu ,
HOKAT.
Dedicándose á U política úoicameate las persona» dotadas
4el celo y de las cualidades propia» para tait noble objeto , y
tío aioBdo posible qi^a loda^ eltaa ooncuerdeo en los medioai
ai taaipooo que todaH saftisfagan su ambición, deben dividirae
en handoSf C^nio sea impractieable qne diversa^ opioiooea alt>
icaiioeD el úiuofpf ae agrupan sin esfnerao cuantas tienen en-
tre ú maa afinidad y se reúnen para preacer á sus.adrersariós.
De a«|tti nacen diferentes 4 ransaccipnes hasta i^cnir á parar en
idos partidos, representantes úhioios de todaa las ideas ique Inrt
4>lidn en la sociedad para obtener el mando*
Hatos partidos existen en las daciones dood^ el despotismo
no acalla los aeotimientoa uainralesdet corazón bomano, y no
auprime la pelea obligando al enemigo á desistir de su pro-
póaito. Se descobren sin embargo aun allí mismo síntomas de
resistencia» aolo que en lugar de las disputas violentas esta^
lian sedicionea y moiines « y en ves de argtíir con rasoaes,
Contesta la autoridad con sables y con cadalsos.
No deían por esto de ofrecer inconvenientes loa partidos.
Con ellos nacen la presunción y las esperanzas ilimitadas; con
«Iloa el mirarse los afiliados como una raaa privilegiada, á
quien deben los decaas pbedeeer y acalar , y con ellos el con**
aidevar á la nación como un patrimonio suyo» El conoct«>
miento de la propia fueraa les llena de orgullo y les da una
idea de auperioridad sobre todas las clases del Estado. Parte
4e eslAs inconvenientes los báce desaparecer la misma rivali«r
dad d« kn diversos bdndos^ los que se ven {vecisados á bnacar
auxiliare» «ntna laa personas indirerént^s, y para atraerloa
uodifioÉQ sus opioionesjaai como el mutuo oontraste les obli-
ga también á respetar las leyes y los pi^incipios de justicia.
J^eo aun tomados ea cuenia los males que causan , son ven*
-tajeaos los partidos para los prc^resos de la civilaoion.
Los hombres que blasonan de imparciales-, mudos especta*-^
•dores de la guerra que coa toda clase de armas se hacen los ban^
, dos politioos, encuentran ridículo tanto estruendo, fantioforor y
tantas exageraciones, y quisieran que la nación mirara con d^-
Digitizedby VjOOQIC •
pmciaihiB desaqocd^dos combalieotes, y aleodiera por i|( mniM
4 flU prppia felici^afL Declamao de continua contra loa partidos
y li^ dtribuyea lodas U9 cajamidades públic^t^ Ha&^ cierto
puqio tienen ra^n, fiorque cuanto áqoptece 'de bu^i^. y, d^
m^lo 86 hac^ baja el in&ujo de un. partido y. porque h^ paaior
ne^ son siempre ridicala^ á loa ojos de la fría razón ;. pero 1<#
Calt^'dernoslrar que sin ellos la sociedad ganaría , lea falla de-
jH9Pftlrar la posibilidad de que no existan. Mientras se limiten
4 Unaar anatemas contra un becbo necesario que trae aM
^rͣK4 /del . eorazon del bombre, pierden misesablemente e^^
iiempo coma si se ocupasen en desfogar au enojo ^air% -loa
^q^perales q^e arrasan las campiñas.
Aunque los partidos se atribuyen el derecho do dir^i#, lea
«aciones y de disfrutar de las veaiajaa inberenles al poder, no
^r esJso se crea que disponen á su arbitrio de los recursos dsl
Est/sdo, y que pueden mandar caprichosamente. Esto aconte-i^
Iberia si la socisdad entera se ocupase de Ja-^polttica, y el b^i^lp
ir^ncedoc; 00 reoonociera ninguna otra fuerza capaz de repriT
mirJp». Pero como los triunfos cooseguidoa en semejantes, lír
d^s sQp SJ9I0 iriunfos polkicos» y quedau en pié sin tomar parte
en J^, ^pntienda. los poderes sociales, si el iosolente yepcedor,
jdesvanecído con la victoria intenta abusar de Ips favores que
la suerte le fa^ presentado, se declara por el vencido aquella
..temida reserva, y confunde el orgullo de los déspotas debitéis y
jK¡dicuIos. De aqui nace el que cuantos se bailan alistados en
]as diveísaff bfinderias beligerantes , encubren siempre sus dei-
aigujoa con. frases pomposas de utilidad pública. Al escucl^rr ,
los se creerví que el únjco (in de sus esfuerzos es el de sacri-
Qcar^e en prbvjecho de sifs conciudadanos, y que las miras dp
.partido y de interés personal son para ellos nulas. G>mo tte--
l^q constan I emente á la vista uti juez severo é inflexible > car
paz d^ tomarles rigorosa cuenta tle sus desmanes » respetan I9
justicia y respetan los derechos basta de sus mismos con/irar
tiw%.y si abusan de su posición es so^ en ocafiooes de pogp
n^9^^pto, y q)»e 00 {Hiedan ocasionarle? su propia ruipa*
Creo, pues, necesaria la existencia de loa partidos^, y crep
que en toda nación bien gobernada ba de ap;untf r y 4^.9^^**
.volverse , ese principio de división^ pero no creo 9opaO|OSiucbos
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4^4 RBViíTA • .
Jesgan fíicrtbte el darles una ífircccion ar\)ilrarid. Macéh con
las circunstancias, se alimentaA de las ideas 'actuarles ;y élrgeo
por geks á lo&faómbr^s que represeatan la ¿jioca'de su vida^
Guapdo varían las circunstancias, cuando cambian' las ideas,
los partidos ¡sé desmoronan j con sus restos se fonñail btros
nuevos, con nueyos gefes y con nuevas- banderas. '
. Siendo los partidos hijos de las circtinstaucias^ es i nú í i) el
gritar contra aquellos tn'ientras estas no se alteren. La única
maneta dé influir poderosamente en su organización y en su
naturaleza, es el preparar una mudanza en el estadd^dte cosas
que les han dado erigen , y si llega a cotiseguirse, ellos mis^
mos se desplomajrán por su propio peso, y los reemplazarán
'Otros ácomodardós á (a nueva situación. ■
' Es verdad, que asi como' eh la litci^atdi^a síé iiíSiroduceii' á
^Veces pensamientos estraños á una época determinada , pensa-r
üiientós qué' pertenecen á una civilización distinta , 'apoyados
éú'lÁ autoridad dé eminentes esbriiores, y sé forms^ una és-
cuet^a académica que pugna con los h<íbitot de la generación
para quien se emplea, asi tatl^bien' suelen adoptarse en politicé
ideas de otros* siglos perpetuadas por la pedantiei'ía de' los unos
j por las pasiones délos otros, y combaten algUn tiempo 'en-
tre sí los hombres por quimeras irreaiizabfés. Más seme^
jante estado es dcmasiatlo violento para que seaf-de larga du-*-
tacion. Las pasiones al cabo se'amottíguan , el enitistasmo se
evapora , el desengaño induce á desear bienes positivos, y en-
tonces se abandonan las ilusiones y se va en busca át teali-^
dades. Desde aquel punto pierden las ideas estra ñas todo aa
atractivo y se les sustituyen otras mas en armotira con las nc'-
cesidadés de la nación y con los intereses de sus .individuos.
Asi aconteció, pata valermé de ejemplos doméstíc(](s, en Ca-
taluña y en Aragón, donde en la edad media penetraron los
principios repitblicanos importados de las repáblicas haliaitas,
con quienes estaban en estrechas relaciones de comercio. El
'sistema feudal , mas robustecido all! que en Castilla , tecfaa-
zaba tales' iuDOvacidnes t y asi la tea incendiaHaC cay6 éntftSe
*materias.poco combustibles y se estinguió brevemente. *
Mas pábulo encontró en Francia el fuego de libertad, que
nunardé^en los grandes modelos legados por los eiicriioFas
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PB MAÜfttB. 4^^
«totlguds. La imagíhacron de los franceses se encendió cod' Ia%
heroicas bafiaiftas; cmi los sacrificios, con las máxiioa^ sWhílrmfé^
<}ue ebhsérVati loíhhióthádres de 6r«tía<y ele AoM*v Aqüeik
«btaegáctdn desf riíirsnios, aqtfet^cbn^iderársé iW citidadanM
í6din6'nileAríbn>s idel Estado ' qiie'' debían cdrtatse 'óüdrido tá
«consertacion deí'cueriSb soóia) íó e^igiefae , lee (>atfe¿ía^él* edil'
lAódé la grandeza 'á'que podra' llegar la especie -fan^nitftlti.'To-^
inaban á la letiraf tas iñas exagéifádá^'^elilaittacion^sv! féé^^
'}ahibk*ados' poi* el' falso brillo '^e hfecbos, qne tai ier «nrtcá
-bayM «xistfidb de Ih manera qué 'han Uégadd á üüé^á'HdtiC
^iá', seiiíclioabah ton preferencia-^ los 's^n ti ni teneos mas ixeit^
tados,á las prácticas mas' austeras yernas a^afts dfe nüéstl*¿
ctvilizacion. .'•• • ■ : :i « i i» . . -j
Na por todas láSi repiibíteas dé la antiguetlad seiitián Igüttl
interés. Mirabap con .desden lacaltnra 'j la iol-nptnosidad'db
Atenas, y encomiaban la aspereza y"ir¡gidee dé Ids lacedcnro^
nios: «Nd la felicidad de Persépolis, sino la de Esparta 'ostfe*^
mos ofrecido,» clamaba un orador desde la tribuna , y estab
palabras deniuestrao sobradamente, que no tm p^iticipio so^
ciar, sino un principio' abstracto y caprichoso guiaba '¿'aque-
llos frenéticos reformadores. •' •' '. • " t
Sostiüvobé^ sin embargo , esté ^érlig^ ñíás de lo que era dé
leáperar, y pféd'i^o éctós gloriosos de- hefdismo alladd'de crl^
' itténes horrendos, tnengüa y bsíldon de na' piieblo uán civiH-*
túdú, y escáldalo dé las kiacionee de Europa. Maí^éséngaBá^
rbnse al (Ln los^rí?moá menos obcecados y ecbaron dé ver tít
«aós en qué se encontraba la patria, y la próxitún disolocioá
díel Esladol Abandonaroii , aunque* tarde, los pfínficipios pér^
turbadores del' orden , y anhélairdn portel término de la mas
viólenla y mas destructora de las tiratilas.'^ r • '
Algo mas pudiera añadirse si fuera oportnho báócl* apKi*á>
cfionesá la historia cobtempoi anea de nuestra Eipaña. Ifb se4
ria imposible probar que la fácil caida-de-los partidos pólfi^
cbs reformadores, en los a5ob de 'i4'y a3, díménd prihcipat^
medite de haber buseado un apoyo en ideas éslra'nas 'á ^íéé so^
'ciédad españéla, der no haber it^teresado por lo tcintb ''en '^
defeiM^it -á b parte mas ftirerte y numehosa d4 h nkcíoú , y áé
nóhdber sabido éscitar aun en stfi ttiitfioa'itfantettédore^'tHH
Segunda serie-^Tom II. 58
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456 KxyisTA
sipnes eoérgicaa capaces de inflamar 4.1a mucbedúmbre^ n'ju^
mas bien un entu^iaiiúo faclicro j calculador, que solo pror
duci9,l|aiB9iradjBS deslumbradoras y pasageras. Tfioibien podría
sin esfuerzo demostrarse q^ie en el año de i^^ni e| par|J4o
nnoderado» ui ^1 e^LaUado so^niao princtf/ios C^jp .orjgea
f (tese. debido 9 aüestra situacifoii peculiar, sino 4 id^As, unaa.
jeac(;ÍQI»aria8, otr^s desacreditadas por la. espepiexucia, j nio*^
gu^Aas propias de du^ri) suelo. Asi, fallos de «oxiliaces po*.
derpsoSf )o^ triunfos erao eftmeros -y l^s derruías, p^mpléta^,.
Ya por úUimo la oacioo se 'va i^cercandok á,los Iñudos |iqilílí4^
jCOs y estos á su vez olvidan las teorías abstrac!ias, consultan
]as necesidades; pái)licas, y buscan lo» medios mas acomodado&
para obtener el mando. Podrán emplear en ocjsiouea ar-
mas vedadas, podrán consultar m£^$ i las pasiones q^ei.U ra«
imn, i)ero cada día son mas nacipoabs, y cuando los. d^eseng««.
Aos les bagan conocer que ios únicos cimienios sóKdos para
asentar el poder son lajusticia y la legalidad, en|<}ncesse ba*^
rán cruda guer;*a entre si, pero guerra de caballeros « no guet-
ra como basta aquí de aleves»
Dejando á un lado la cuestión actual , cas¿ siompra en0r«
josa y estéril, tendamos la vista bacía el porvenir, y examine^,
mos cuál debe Ber la natural propensión d^ Ips partidos cuaa-
do lleguen á verse Ubres del fanatismo y de las preopU|ia"-
ciones, qiue en la ocasión presentadlos descarrian^ Es mía
demencia ^l¡. persuadirse de que cuanto existe ^ bueno ^ y d^
que ocTq lo9 medips actuales de gobierno |>odráa regirjs^ jarga^
lieilipo las naciones. Nunca ha heipho sentir su. influjo tai^
apresurado el ala incansable de la edad- Nunca el torreutecte.
los anos se ha despf^ado con mas violencia arrastrando coni-
sigo las instituciones, los bábito^ y los principios mas firmer
mente reconocidos. Ese disgusto de. lo pr«^nte.« ese anhela
por imejprár de suerte, ese instinto de perfectijbili.dad, el notas oa-
ble atributo del homhre,jama$se ha manifestado con mas eücfk^
isia* Cada dia se hace uoa.nueva invención que tiyistorna todas
h^ i^eas maa acreditadas, que altera en su esencia la manera
de aar de las soci^edades » y que prepara «na é^asidaralile va**-
riacion eo todi^i Ip existente. Y cuando las fortunas tollas « el
«ipndo .motero «ftavaráal aa hallan sujetos á altemcioües rápida»
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]p de ta^o- ^.vUpi , ¿podremos eeperaf que el mmidó moral
peroianeaioo ^ooidriU porque asi cumple á nuestros dcseoa?
No, esto no es posible, ni aunqae fuera posiUe lo ^timaría
JO conveq'^pie.
.,, £p nin^op parií^do de la historia se ha a|>licado!Con iamo
empeap poonoeoel presente el espíritu de eximen, y el resut
.Sado;iegQjrQ flc(l examen es desti-uir todas las ilusiones fonda-
das en el influjo, del hábito ó en cualquiera preocirpaeion. No
perdiendo de viste esta verdad aera fieíl caieolar el 'rombo
que seguiré le aociedad en sus prp|pesoB rútoros, y una Vefc
ealonlado por él delMráe guiarla quienes pretendan dirigir (|1
Eátada
: La generación actual se enéuentrp en el •tránsito deles
^)emplicadas. monarquías sticesora» del sistema feudal*, á un
orden de cosas que no es dado ae&alar delerminadaflseDte>', si-
.Bo solo indicar de una manera vaga j eonfusa. Lo que ha de.
distinguir esencial asíéq te la nueva sooicdsd, ha de ser el soatt-
toir á los antiguos medios de gobierno fondados, en las pasicí-
nes sugeridas |ior la respectiva organiaaoion social » oíros que
leiigao por basé laraxon y. el cálculo i en vez de apoyarse los
nuevos gobiernos sobre ilusiones, descansarán sobre realidades.
No sé ai este cambio será ó ao ventajoso para la dignidad ha4>
inana; peromepareÍBejududableqae ha de verificarse al cabo«
Las naciones vían ibrnoiándo una especie dé comunidad, es-^
Uecbao cada día sus laxos recinrocos , y sé persuaden mas y
mas de que la prosperidad de la ona nodafta á la otra; antes
bien deque la agena opulencia don tribuye al propio engrande-
cimiento. Sedesiroye por instantes aquel sistema esclusivq qqe
coaveftia en principio la inútne envidia, y que hacia enemigos
irreconciliables de dos estados limítrofes , cuya aoerte heresa-»-
naba la naturaleu.
Los partidos políticos que quieran tener vida, deben pro«-
tejer, nooonlrariar este grao movimiento social. No oponerse á
las reformas porque son inevitables, rechaaar, sí, todo acto re^
volocionariotcoyo resultado inmediato sea el despojo y lain*-
joaticia. Bespetar los bebhos ooosnmadaa eupndo su revocacioii
ofnezba graves incoo vetíientes, peno reporar en lo posible lol
danos irrogados, y oandqnar mexorabíemesiie; los principios
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4^8 UlEtVSTA'
antísociale», aiin cnándo la prudencia haga eallar i la éétkiír
n . sobre los hombres que los bao .[ífofescMo, y ^bre aüs flo^
dottés 'qfmkígnieútesi ■'" • *¿" .
Deben por úllimo ca antas personas ejerced itfSttjó en l<ts
partidos dejá^rse de mezquinas' preocupaciones, y cónÚiiitno fir-
-¿ley éxecito dé pasiones, dirfgir sus'ttiradas áló' futuro., y
•adoptar'todo principio fécuhdó', todo princiiiio iode[)éttdiéBfe
^de oircbnetancias irtiiisiforías ,''t q»e omzcá porvienir. '• *
c !,iiSin tvaspásar esto» limites , lea queda» deti tro de^M^veoiiMp
apbr^p terreno á ios>partidos para lidiar y para dispuiaraa al
;poder« Un Viú^número de cuestiones' subalternas pves^otao abun-
dante materia de discusión, y la distinta' menera de resolTefiaSy
c4fcFá>nioUiiéipaha a^ruparBe<ios'honfbres«n diJPeae»le$ baádos»
ri|r'p4ra,procutararrebaiai*66 los goces dé la vida pública, de«q«e
■•uo.es'dado disfrotar á todos: al inianM» tiempp.
. () tlia ca«0R ae vé acabada aíuisqoe uunca boy ^ia en las naéionei^
-TÍMe^ííiitimds rclacioiicaeBtresí» y la opiwiba dominante «n la
ttDa^infltiyepode^Qsameote ealasdemás.- Cuando lospueblosoe
bailaban ea un estado do: mayor independei)cia;ntoral , ím er«»
.reres acreditados en uno de ellos ejercían por largo ^paoio: su
.iaiper¡b,.£Ía qurlos hombres obcecados echasen' de ver lea
•naales q«« ocasio0aba, ni'ol abismo donde se: 'bailaban sumifr-
do&. Afti se perpetuó entre noaotritís Imiraraosa administración
establecida porkb céyes católicos, jdorraate la dominación aus-
triaca coáAinoó aniquilando la óietrdpoU y las colonias , y ao«*
lo respiraroii nucatroa dikttados dominios cuando IjS casa de
>Borbon aligeró algún lanto el enorme peso que entorp^ia tos
progreso^ dc' nuestra civilización y riqueaa. Siibsibliefoa 'm
; embargo loa i^rincipios. destructores v aunque dj^mioñídaa wa
■eottsectieociaa , y la, nación cobró aliento siá alcániar^aons la
importancia que prometen la estension de su territorio y la
ferapidad de. sá. suelo. ' '! .
En la actualidad seria oa» imposible esto. La rardad en*-
cnentra donde quiera partidarios^ pero el %rror solo se enseJ-
-ñoreá .donde circunstancias extraordinarias lo 4Mcen- naeép y
.'propagarse: seuMiiaotn áiaquellas epideáiiai qub' dabástan >iiii|i
provincia^ nlientras q^; en. las demastao goza>dela sfilntl^oaiaB
Gümpládfi. Si opi«ÍQneá;Í9rróoeas Itegán á cobrar yoga en <al-
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DB#tfAMtO« 4^
guna parte, s¡ un partido político las adopta por bandera, no
se acobardan x^omo antes sus opositores , se animan por el con-
trario con el aplauso de las personas entendidas de otras na*
ciones» y redoblan sus, esfuerzos para hacer triunfar una causa,
cuyo éxito 'no les parece dudoso. Desaliéntanse á su vez los
adversarios y no pueden- ac^ll^ la discusión. El fanatismo y la
intolerancia pierdeB«ii kopolso irrmstíble » y tan luego como
sex^alma el frenesí de las pasiones queda la verdad vencedora,
y recobra su lejiíimo imperio.
Por lo tanto, aconsejarla una y mil .veces á quienes capita-
neen Ipf^l^rtidoft políticos, que •d¿$<:^ig^ Icis «fgig«stípArs de
un amor propio mal comprendido, y abandonen con decisioa
todos los principios que no puedan prosperar en las socieda^
des modernas. £1 verdadero amor propio debe tener por ob-
jeto triunfos definitivos y estables , no ventajas incompletas y
ti^meras que balagán por un momento la vanidad . para bu-*
miliaria después* vergonzosamente. r
Re^^umieado iodo lo dibhot.ADeste artículo, oreo haber
l^robado qoe no es ()08Íbit w conveniente elteaniló ide h tnd-*
yWía tHÍmerica de bna nacioá: que la tñitibría éhcárgfadá *áe
dW'igir lós' asuntos polhlcds , se divide naturalmente en .dos^
paHidos principales: y qiie para prosperar cualquit^ra de ellosi
es indispensiable ,qije adopte principios ,fepun()p^ y. a^QoímodÁr-'
4os á las spcÍAda4es: modlernas^ Deben, teiie;*! prieaéaie qué el
cUnuor UAÍversál .del si^^lo pide reformasi, pide n^elantamtéti-
toa; mav-taas-kiea cfub sin una or^anrtláciotí 'f^oUti'ca fuerte y
eAGtffe,'y-^iH conservar <ion empeño el- órdieh, publico seráii ^s-j
tSriWsUs ésftüerzós. liras rancias instituciones ,' los. abuso§ do.
tóelo género' se irán desmoronando ,. y ^e veudMu ^Vc?Í9i P^ M*
própip pieso;. pero no,eropujemo&,cistps.cádMCoS(,^>fí9ÍM.8ahre.
la. sociedad : no' la.>Ai>ulCfmoi ^pruitentenaeni» debajo^de sus'
eaeombros.
* /ose Morales; SANTurfiBBAN. f;,!
i I
i
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4So. RKVVrAi-
M
L- . ■
_ _ a campaña de prinia?era ba comensado
por fin bajo lo$ maa favotables auanicioa. La impaciencia de
nuestros soldí^dos y del caudillo ilustre qtie lod dirige ou»
pudo refrenarse basta la IWada del buen tiempo, y eomedio
de lo riguroso y crudo de la estación ba ' llevado á cabo ya
empresas importantes. Secura y Castbllote bao sucumbido,
y en sus escdmbros y ruinas manifiestan á lá ye% la im|)oien-
cia de la rebelión , y la suerte que la aguarda en his demás
guaridas éo que se halla todavía atrincberada. Escusamos re-
petir que en esta guerra fratricida mil veoea maa desiaria^
raos un desenlace amistoso y conciliador, que los iriunfos mas
brillantes y. completos: nos duele mucbo la sangre que por
uno Y otro lado se derrama; porque una j otra es española: y
nos duele ahora mas que nunca porque la consideramos der-
ramada en vano , en una guerra sin objeto ya y sin por?enir,
y que solo puede sostenerse por los resentimientos antiguos.*
El carlismo ha muerto en los campos de Vergara » y nada es
capaz de volverle á su vida y vigor primitivos. Sus partida—
rios podrán aun, seguramente, dilatar la pacificación general,
podrán por afgun tiempo retardatr la reconciliación de loa es-
pañoles, hacia la que por todas partes se descubren tan pro-
nunciadas inclinaciones y tendencias; y |X)drán en fin tener la
funesta gloria de ser los iillimps que hagan á su patria el gran
bien de restituirle su sosiego y paz interior; pero impedir el
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|)S WAtniD. 46t
exTio ínhTificnle y seguró de 1« conlictida ho e«á en manos de
nadie.' Cxiarilos esfuerzos s^ hagan con este objeto serán estéri-^
Us ¿Infructuosos /y solo servirán para que nuestros soldados^
tengan nuevas ocasiones desacreditar sü decisión y valor.
La campaña, ba comenzado |K>r.la i^nibiístida y toma de,
Segfirai.íís'i convenía poi^rasoiieá mili^aret, tomadas de la no^
sicion de aquel fuerte, que- obligaba á iiuésAra línea i 4ila«
tarsc en gran manera, y de la nrgeole necesidad de proteger
e\ pal», que^n gnarnicióh óprimia; y asi cra'ademas precisó
para disipar enteramertte la especié de mancha que se hab^a
faecho recrfei* sobre nuestros soldados , cuando hace algunos
meses se les hizo retirarse delante dé sus murallas. — El 23 de
febrero sdlió de Muníesa.el cuartel general^ segpido de las.
baferúis y división de vanguardia , á pesar del ma» de8hecba<
Cempofal, y en el bíboio día se biso un reoono^kínaieoto sobre
el castillo , y quedó formalizado el sitio :ie) si5 ar^HeUaban ya*
=cof»clufdas las baterías y en disposición de batir el Aierfe, co^
molo hici'eron con actividad y coa acierto, y el 27 estaba' ya
Segura en poder de nue3(ros soldado^? Hé aqui lo sustancial
tfet |>arte dado al ministerio de la Guerra por el general en
gefe ef.misnao dia 37 c|esde su cuarrd general de Maleas : la
dificultad é importancia de la empresa eatA en.él indicada,. y.
a()reQ¡ada además nuicho mejor de lo que pudiéramos nosotros
hacerlo.
c En mi eomnoicasíon de 25 de este mes (dice) desda «1 campa-
v'meoto de Segure» 'qaé dirjg( i V* E., tuve et houor de perticiper/e
nhabiá bitebfecido el sitio detde el 23 que practiqué el recÓDociroiente
irdel castillo. Bo el roisnio oficio decía á V. E. que et tiempo era'
avrael por lo iJavi» y Je nieve , y todo euaiito se babie •deluhtide
>*^iU eqoeUa lecha, aonncieodo ya qae el triunfo ferio seguro*
»&lo contMMio con el heroísmo do estas b'^arras tropos bobiora po«-
adido llevar é cabp mi plaa de adelantar U» operaciones de la pff^'
• seote Can^pafia con la toma de Secura ; becbo de armas coy» im«».
aportancia sabrán solo graduar los loleligentes conocedores del ter«
areuo y fortaleza del caitillo , y los le«Jos pueblos del bajo Aragón,
»q.tte Imq, sufrido el asóte de Us violaciones y atropcllamientos de los
»quo á lu sombrA dominaban el país. Por sistem» be procurado
akiempre asef^urar et buen éxito; f después de predisponer el tren*
»de batir» y ofionsodé la léoee , i%i^ las trocas de manera^ qoa á
»el rebelde Obrera reonTa sus batellones para oponerte i U ean**
jtquista del castillo, en que oifr«bo mocha porto Su coafiansa-y ríecU
«biese un severo escarmiento. Pero sa prudencia le /bo contenido,
HelfUodala f énfreaido sobró Cabhi ctfa ios batalíenes qno pttdo
«rtanir , partiefp#ttdo> selo del eeo M cafiott t paei no ba osaoal nt
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46a REVItTA
naon presentarse ^ .la ,v¡sta en las opoeitai cordÜIarai. Cinco fuerod
«las balerías qoe los íoUligenUa y activos íogeoieros construyeron
)»bajo los fuegos del castillo. ^Bq mi parte auterior manifesté á V. É^
»^úe «! ptimtr día babían jtígado con aciértelas baterías rodadas. Las
»de batir padieroo romper el faego é las dos de la ' tarde »' báciéa-^
imIoIo sin ce^ar basta la noebe , eOn tel acierto, qne'mient ras las ro«
niadas deatruian las ^cafioner as ^el castillo, apagwodo sus fuegos, j
»eebabati abaio toda la aéríe de aspilleras del prrnser xeelnio , eqne-
»|les a^eatabio i^doa loa disparos en tío -formidable torreón qoe ca*
>¿fji| .la. entrada, y IljQgfroD .á desmoronólo en térro¡i}os que boy,,ba*
»]Mar<''Pod¡dp estar la breche practicable. — Loa enemigos habían fusi«
»Iaao al anterior gobernador y á otros dos oílciaíea , á pret^to de
•que qneriao entregar la fortaleza, t^lo (eoía dividida en bandos la
vgQaMciOld ; y aüb coando semejante circunstancia debería habernos
w sido favorable , esto les empeñé nías á onoe y i otros en despreciar
»SttUii]tii»acionestv basta que en i% manaba deilof , conociendo- llift-
atUds' todas SM esfuercoB, riendo próxima la bora de abrirse le bre-
«leba y 1a.ílis(>qMcioo del: asallOi, me píasaron la capifnlecJoii.de tpé.
MCMnpiñle.éi Y* ^ 0A% copia. Mi contestación (ee verbal y red«rr>
»pi^a. á .qn^ se en^rega^en . i dis(;recion* otreciéndoles las vidas , qot
»cle o(ro modo iperder¡i|n en el asako , y después de onevas contesta-'
velones les per'mid' , usando de generosidad , que -salvasen sus eqoi^
apiges. La. giiaruiciaii enemiga salfd' escollada , constando del gober*
>'ñador , de l5 oficiales i nn oficial del ministerio de tfrtillerfa , nir
aéapéllan y 274'io^vidnoáde tropa.
»TodO sn armamento ftie recogido, ba-fliodose en el feéite seca
spiezas de artillería» 80,000 ci*rtachos, 25 quintales de pólvora/-
»mucho balerío y otros efectos de guerjra , con abundantes repues»
tos de víveres. »
iDespues dfe esta importante eonquista isíe eipprendip ía de.
]§ (ortaleza de Castelfole. Desaléntadíos lQ$re||)eíde8 con el fá-^
cjl reu^jqiÍGf^to de :Segura, 4]uisieron recuperar el perdido^
c«lnC€^pÍo.>en QaBtellote , y encerraron en. 6^ fuert«e la. gente,
más decidida y. resuelta. Ofreció la ganrnicíob inorir antek
entre los eisco;ptbro8 del castillo qoe rendirle, y en sorletnne
matii.resta^íoA de este propósito enarbolarpn desde él primer
día la bandera negra; pero ni esto, ni la kttemativa en quef
Ió8 gefes de la rebelión los hablan puesto, de perecer defen-^^
diendo elfu'erte, ó de ser fusilados si HegaT)a.n á entregarle,,
fué parte para^eVitar el que: cayese en poder de nuestros sol-
dados, á pesar i.de. que la deffecisa que hicietxin fué (eegun eL
gieiterai.Eaparlero) la mas obstinada de úuéntas ofrece la JUs^
tonta dé es^ sangiienta guerra. ^
• >' EL átfo'ckiró ha^a el %6 ^'en qué' se entregó la placa. '
n: ff La^ bajleriae (.dice en #u,per|e dé aquel día el general:^ ^%)
''Íftg%v«a coit.on aqi^rlU^.adnií'^Vle.:.^ 1« once d<a Ia i^Mm f^^iboyi^
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DH MADIIID. ^63
»|»8c«pluaiulo la iotjce principal f los coártala qotvtei^abtn á cobi^rlÁ»
^todo lo demás del castillo eran ruiQas j destrozos. Desde ayer tra-
i»ba}aroo los zapadores en la mina de dicba torre «.Ya estaba cargada.
Lds defeaspres viendo cercano el asterroioio se batieron á la desespe*
«tada. XJua hora mas babria puesto fin 4 la existencia de todos : la
»mina de la torre, los bckbiera sepultado. Pero en tan aparada sitúa «
»e¡oiiV |>ercKda y^ la^mttad de su fnersa, pidieron la vida. Eran e^-
npaiío^ , jr €9panoles obcecadas que se habían batido con sama bi^ -
aa^riff , jr na pude prescindir de dar entrada' d ios sentimientos dé
.•ikum^nidad. Mandé cesar el fuego,' y les inliné ie rindiesen sin mas
•condición que salvar sos víd^s. Poco» oiomeotos después ya ondealM
a en la torro la bandera 4cl regimiento de la Princesa. »
Admira «iertameate tin valor j Una tenacidad tan estre-
niados en un partido^ á. ^uien no puede animar ya ninguna
esperanza fanaalda de triunfo « ni de bnen éxito, y cuando el
•entusiasrao de loa primeros 'momentos ha debido debilitarge j
morir en ios seis años que dará tan infeliz y funesta luch¿r..
Qué dolor qoe esta energía y esfuerzos los empleemos los^ és*-
pañoles en destruirnos mutuamente, y en acabar con lo poco
que auo. queda de esta nación tan grande y poderosa en otros
tiempos, y ahora tan abatida y miserable! '
De todos modos estas y otras ventajas en la' guerra , sobre
que no estimamos necesario detenernos, y el giro que-á la sa«
ZDD van tomando los asuntos tnleríores, nos infunden la satis-
factdira esperanza de que el momento de la general pacifica-
áríon no está lejano , y esta perspectiva nos consuela algún ^
tánto^ y alif ia la impresión dolorosa que produce tan dilatada
séf ie de lurhulencias y desastres.
PoiiiTiCA INTERIOR. La póHtica interior , después de los es-
candalosos acontecimientos del ¿3 y a4 ^ febrero, ha ido su*
cesivamente tomando aq giro mas uniforme, diBCidido y re-
suelto. Las tentativas de rebelión y desérden , cuando no pre-
valecen y triunfan, producen casi siempre una favorable
í^eaccion bácia las ideas contrarias, y estos m'omen tos son pre-
ciosos para los gobiernos que, como el pvestro, carecenfoda-
via de la fueraa iega^/de que le han despojado las continuas
revueltas en aue se agita la península hace mas de seis años.
Ehtóaeeá es el tieníp9 oportuno dé afianzar el érden social y
político de las naciones ^ y .do trazar la importante^ linea que
separa la licencia y el desenfreno de la libertad racional y tem^
piada, y. de baéer imposibles las asonadas y motinps, que
tanto la desacreditan y comprometen. Grave falta será siem-
pre en los que dirigen los negocios de tm pais el no afinar 6
no resolverse á sacar provecho de estas circunstancias , pero
aun lo aeitia mucho mayor enere nosotros, dohde , ' precisi^ es r
Segunda sdrü.—Tom IL Sf'^'"'' ^ V3^v.¿le
decirlo y referirlo, carece el orden públioo de sos mas princi-
pales y necesarios apoyos. No es nuestro ánimo iodag^ar ahora
si el gobierno ' ha sacado todo el ' frufo debido de la gran
fuerza queje dieron los desórdenes de que habíannos, la
'cooperación ilimitada de las Cortes y el pronunciamiento
enérgico de las provincias; este examen nos llevaria iiepesa-
riameate á la cuestión ministerial « que en ^tos moaioóios |ia-
x^ce estar próitima á resolverse > y que. urge sobresianera qoe
lo sea pronto y de on modo siério y definitivo. Los momentos
'Son ériticos y solemnes; jamás necesitó la monarquía de con-
sejeros respetables, prudentes y esperi mentados mas que aho-
ra, y jamás fué tan necesario que el poder sea fuerte , respe-
tado , enérgico y decidido , y sepa imprimir á Ja marcHa de
los negocios un impulso vigoroso, fijo y determinado. La na-^
cion, como hemos dicho ya repelidas. veces, há correspondido
a) llámamiemo de ln Corona , mandando á las Cortes -una ma-
.yoria de hombres capacea de dar>al trono la base de que en Ja
actualidad carepe , de volar las kyes de gobierno y de admi-
nistración que tanto urgen , y de afianzar de un modo sólido
y enlabie la libertad legal y el gobierno reproseutativo, sin el
cual nada puede haber fijo ni permanente entre nosotros: si
se desperdicia tan preciosa ooyuutura^ uno se sabe sacar fruto
de tan favorables circunstancias ^ .si el bien del país y el -es-*
plendor y autoridad, del trono se .|ioapoñea: ái. intereses mez*-
quinos, d ventajas transitorias |. y tal yez áiengescias indebír-
das y bastardas, sea la falta y la respoosa^ilidad de los que ea '
ella inpurran., de los que embaracen y e&iorben el libee jtieg^
^e los poderes públicos, y hagan bastardear el régimen >parla->
mentarlo'} pero nunca se culpe á la nación ui al cuerpo elec-
toral 9 que.tan petfeüamente ha comprendido la sitiMcíon del
;pais y «US exigencias. La caestion de personas, como hemos
dicho siempre I es. todavía entre' dosoiros una cuestión liíaj
aetundaria; la principal es la de princípidé , la- de dignidad j
4e decoro; y si el actual gabinete llega á retirarse ó á modifi-
catse, según se dice, solo exigiremos en los qoe les sucedan
ó se les asocien, que llenen aquellas justas y 'debidas exi*
getioias,
: Pero volviendo de esta digresión ( í qoe nos ha llevado lo
x^r^tieo y grave de los momentos) seguiremos' la 'narración de
los sucesos del mes que finaliza.
£1 ^9 de febrero ,'como hemos dicbo en la crónica ante-*
cedente, se volvieron á. abrir las sesiones deCóHes, inter-
rumpidas por los sucesos de los días fanitertores : j al qtie do
estuviera enterado de otras circunataaciaB, dü fatal- agúei^ le
Itttbjéra parecido la que en* aquel día eelebnS «el Ooiiifreso de
Digifeed by VJOO V L^
01 VAmito» 4^5
Diputados. Jamás ée oyeron en su rectofo espesiones mas in-
consideradas, declamacionea mas impradeates, m apologías
(pues apenas merecen otro nombre) meóos disimnladas de los
desordene» recientes. El Congreso oyó con calma é iohpasibU»
Kdad semejantes. declamaciones, esperando disipar estos nuevos,
amagos -de tormenta con su prudencia y mesura; lamo mas
cuanto que se notaba que las [lersonas que concurrían á la ga«
lería pública y á las demás tribunas no torneaban la. menor
parle en el debate, j guardaban la ma^or moderacftn j com-^
postura. Pero bien pronto vino á suscitarse otra cuestión ir-^
litante j capaz de exasperar loa ánimas: la de los estados
escepcíonalesy que tanto ocopó dias después al Congrego.
Suscitóla el seftor Calatrava con tono afiasionado y violento
con motivo del estado de sitio en que se hallaba entonces la
capiíaK & Sb protestó altamente centra «quel estado , califi->
candóle de ilegal é inconstitucional , y diciendo que en él veia
hollad»', a^bsoluiamente hollada la Constitución en upa de sus
bases principales. Esta nueva é inoportuna agresión de la me^
BOrift* produjo algunos momentos de la mayor confusión ; pero
emnedio de elláv y á cada reclamación del señor Calatrava,
ae dejaba oir la temida voz del señor Martines de la Rosa , pí-^
diendo que se leyese la apología de la legalidad de los estados
de sitio, hecha por el mismo señor Calatrava en la sesioir
del 8 de agosto de tS'iit cuando el ministerio que á la sazón
presidia declaró á Madrid en estado 'de sitio. Duró algunos
momentos mas la confusión y el desorden en el debele, {)ero
por fin volvió al examen de las actas electorales, única mate-
ria en que el Congreso podia ocuparse basta no hallarse cons^
titoidocLa oposición estuvo infatigable en estás discusiones, y
en «faenera! se observó que había bajado mucho de tono, y que
no hare^iil deseosa de promover escáodalos. Susurrábase « sin
embargo , que se preparaba para una gran batalla con mo-*
livo de la admisión del señor conde de Toreno : hablábase de
que babia celebrado con' este motivo varias juntas y reuniones,
7 que en ellas habia habido acalorados debates sobre la opor-
tunidad f conveniencia de promover tan irritante debate.
Oponíanse á ello (os miembros ancianos de la oposición , unos
. por antiguas relaciones de amittad y agradecimiento , otros
porque recordaban los servicios hechos |)or aquel pergonage á
Ja libertad, j todos porque rectnocian, que no habiendo el
menor motivo ni preteslo para una pretensión tan estraña , los
escáiidalos á que pudiera dar lugar el debate , recaerián pre--
oisaroente sobre los que tan sin razón le promoviesen. De esta
opinión se dijo entonces que habian sido los señpres Calstrava
y Arguelles*, y efectiy^mente , sea por esta causa, ó por oira
; Digitizedby VJV^V_WlC
4.6|5 - EITIOTA
cualquiera, ambo^ ileJApoiQ de fsi^Ur ¿¡la sesión en. q-u^ 0
trata ¡de esf^ asunto, P^q éia embargo /la majroria d^U.p|)o->
bicion^ etiiO.Qce8 lodaH^f l^^jo .el tinÚujo de algupioe de sus
miembros mas friameute violputos. , y de oli;as- {^ersooaa
Iue. op pertenecea a las Cortes , se decidió á hacer aque-r
a geHÍon , y se d^s^aó á cad^ uno de^.s^s id labros el
papel' que babia de ie|)reseo,tar eo la escena. Abrió el de*
bale el señor Labor da ^ cosa que se:, estrauó generalmente
ppr.no seá^este diputado de: Ip^ afícipnados -4 debates víolen^r
t08.9 y por las pocas veces que^ i^^elejQmar la palabr^i. ^onrr
IHAÓ reconociendo ,. qqjp tío había, ley vi\ disposición níngudá
que ,p^di]pse scrvir.dct qbstáculo á la . aidcnision del diputado
por Ovjedo; que la propofijicion de acusación promovida c^on*^
tra el i)oh la' responsabilidad pn qu4. pudo haber Jncurr^dei
firmando como min^tro,()e la Q^ronaja real.^rd^n qué mo-
diiicó un coqtj'ato sobre la yen^a de az^^gues) babia cadü*
cado^cqn 1^ disolución del. Congreso en:que seib^btl^heiSbi);, y
que por lo nc^ismo no tepia ptrq ii)qti>q.|)ar^p|>o4^rse.flitteel
precedente del seu9r {Is^ipij^z iVr£llaoo^;.<á:quii;ujn^ se. había
admiúdo en Uis legislaturas aüieriore^ por baJb(^i¡ ocppti-^.el ua
sumario ó diligencia reroiiida al Congreso pojr Iq iipdfetieía^de
^^ijiíja, ^in baber recaído lauto de prisión ). y ac(efi]^as, la ley i^n
esci:ila „á que enl|Oncea ap<fIaron varjos separe^ diputados ,« y
qi;ie,pr^'ieoe qqe todos loa cuerpos miren póir »u dignidad j
decoro y no permitan que se siente .'en m^s c^caRos niogJUAQ
que esté bajo el peso, de ana apM^cion, lauto mas cuanto, qua
el^^p.Visado no (^abia 'mauifesudo; d^s^s de qpeiier; def^«-
derse. -. ,; . ..^ . - - . -o -i ;) '. • ;. i- •""
A tan estrafia c infundada recia macipn cqnte^tóel:se$pr oofode
de Toreno con entereza y.|^ravedad; nHiuifes^^do^ que. se bu*
bia aguardado á que escuvies^^ aus.ente del reitiO yi;,sHJeto^ .á
reeleccioo par-a promover contra i\ aquella acu^acioo, \»n
biendo ' estado anti^s frente á freüte.de su a^^usador en aquellot
escauo^jtoda una ]egislati\ra,i' y \\^\tn^o. arrojado eVgjuanif
(puef<,tai fué su espresion) para que se le hiciesen, oartgos sor
bre aquella re%l orden ^cuando se traiq ep^^s^ presencia: d^
aquella disposiqipp; que despu^ no le fue. posible pre^ep^a^lt
én el. Cqngresp , ,4 pesar de baber sido e]e|;idt3i ^tres veoefr d«a-^ .
pues de la acusación « por haberse disuelto sucesiv^n^ente loé
dps Congresos anteriores sin haber aprobado Ja^ actas, de* &d
elección , y que su deseo de hacer ver lo ab^urjo y ridiculo
de la acusación intentada jle había manifcst^ido- ja el primer
dia en que tomó la pdInl}rA en el ii^ctual (IloDgxé^o- Esiendióse
^l^orador i, otras con$ideracipojBs.iin|)o|:taúteSt asegurando qu«
<;anio h¿^b¡a ya autinciado, apenas se .constituvese eUCvogre-
Digitized by VJi^V-iV Li^
DB ÉfADRID. 4^
A», .él* mismo provoc4ii'¡a el examen de dcfiiel ¿stinfi»; eo que
nó .temía desde ]uegV) asegura c se .habia tiecbo im gran servios
do á los intereses del "Estado. Contestó el señor conde delá'
Coftina éri'lértniobs comedidos, y .fefí debate seguia con eierta
me^ura^-'tilSií^ta qoeel señor Sati Miguel dio á ' la 'euesrion el-
gtrómas irritante y ihas'prdpíó pafra dar lugaf tó' recrimina-*'
cidties y esaándalos. Apeló S. S. á lá* O|)raion púbikd, y se le;
respondió que la verdadera opinión estaba en las urnas ^\ic^
f<>rtfieáV y que id^e ellas póflres' veces había salidtí trln*fdnic
én su (vrovinéía («iña de las más níiradas y delicadas de^Espa^i
Ba) el oóndé de^Toreno, ahiVisímo tiempo que había sido des^w)
«cbedo cónstatitememe S. S.i á pesar de esa optaíotí púbiioa'
qfH tanto i^voca-b^ éú sú ifirpoyc^ :' habló de los' ataques de U
jirensa , y se te eontestó^ qdesi á pesar de la poea autoridad,
^ue entre éototros tiene y merece la mayor páírtó^de ellájptfi*'
«US conocidos estravlos y'excesos, se la tiene ledavioi' 'por elt
¿rgand de la opinión publica^ ^e la mi^a>a' prensa salía dtrai
opinión pübtiea qneligoviaba aun mas á S. S. y á sus cótDpa*%
Beroe que la qué se fundaba en el cargo de baber fopfiiad<y la^
real órdefif', objeto de la aeüsntion. Produjeron e¿<AS rbcrímiw
naciones (int^vítabtes cuando se promueven' cdetttones ian;ív^
ritantes y se píromueven de un' mí^do tan incónsideradtK) te^^
clamacíones Vi6len-tas; muchos dé \oé acusadores debieróh^eñu
fonces temer, íqíie'^t el'asunto descencía á tona tan tiii|ivopio
de ttnCongreso^ de Diputados, quiza se oirían resonar en
aquel recit^tb las injdrías y calumnras si se rquie'k^e que^ja
prensa Imi knzado también contra ellos, dándolé¿4ee$jeBMrdo
póblieidad^y ¥ar)dr, y debieron entonces! conocer lo iihpvu-^
denrte y aventfiradpde.su cot>4ucta. Cortase por (in tan' eno«
}<^ debate y fbe admitido ^(diputado por Óviedo/por-^^ vo-*-
tos contra raS , notándose la falta no casual sin duda de varios
seflores' dé la oposición. Torillo éstft discusión qíngular con-r
traste ofpR^la condoofa observada por la mayoría dia« des|Voes
ñ\ rrelfirr db la admisión del serior O>rt¡oa. Habia contraf^ste
dipnfádo ün exhbi^to. jodicíal mandáitdble^con^parécer «ea Ser-
villa'á'hespondef^ de. los cargos que resTihaben coatraél'en h
ebilsa formada sobré las revuelas y' disturbios de-aquella ciu*
ciudad, qñe han dado causti á la 'formación y después á \k
emigración de des de nuestros mas benemdnios generales y los
aeftore^ Córdoba y Narvae». Resultaba del testimonio remitido
ni Congreso, entre otras coias, qu^ el seBor jGodiitía habia sa-
lido de Sevilla á buscar al geneml Narvae%, que le hhbMnhi»^
Mad^) y que á sus perS0»siorte» y n las coiitcnidas^en lasclirtas,
tdé qne era portador* se debió la ida á aquella ciudad dti ge-
neral, y por consíguieirté el hecho qtie dio logar i que'sé le
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468 aKTWTA
Cornaaa cattsa. Lá ipayoria , sto embargo., (rme ao aa p^opó»-.
aílo de rechazar con firmeza y vigor todas las agresiooas , pero
siú provocar jamás niogona, admitió sin la menor oposieion
al señor Cortina, como proponía la comisión ; y ^le ^mpio
de reserva j de prudencia debió ser una lección para la nía-
noria«y para la nación una muestra de la conducta jde les dos
partidos ú opiniones en<ioe se baila dividido el Esiaraenlo po-*
pulan
Entre canto seguía la enojosa tarea del examen da aoias» y
prabiso ea decirlo en elogio de la comi&ion y de la mayoría déi
Congraso, se procedió en este asunto con la mas estricta' ia>-
parcialidad. Seguramente habla en las elecciones da una y
iOCra opTn'ion política algunos-de los vicios y defectos dn qua
por necesidad no puede nsenos de adoleeer una elección taa
complicada y «oredosa como la que la ley actual establece;
pero ademas de que no eran estos vicios de naturaleaa lal que
pudiesen falsear el resultado de la vqiacioo general, se notaba
an casi todas las actas un conocido adelanto en las prácticas
electorales, y sobra todo mas uniformidad en las votaciones,
habiendo cada partido votado esclusivamente la caadidatura
adoptada por sus directores. Esta última circunstancia , dando
por lo general un gran eaceso de votos á la candidatura
triunfante , permitia á la comisión y pernaitia al Congreso des^.
Cortar una porción de cuestiones espinosas y delicadas, cuando
su decisión eo nada podia alterar el resnltadortoíal de la alec->
cion. Asi fué que depreciando la comisión y la mayoría re*
oienies y funestos antecedentes, aprobaron todas las* actas pre«
sentadas ,- i eacepcion de las de Tarragona , a^hre Us que pí^
dieron documentos y aclaraciones nuevas, por haber oeomdo
en aquella ciudad y eu algunos otros distritos desórdenes gra^
ves y actos de violencia sumamente trascendentales, sobre los
cuales no se podia fallar de ligero. También fue naaoosa re*
suelta y decidida desde el principio por la comisión , y acep*
tada por la mayorfa, el que no se constituyese el Congreso
basta no estar afirobadas todas las actas y admitidos todos los
diputados que no ofreciesen dificultades gravea, y la oninion
monárquico-oons|itucion«l dio de este modo una lecieion de
legalidad, de respeto á la Constitución y de amor á la .di^u-^
sion y al debate, base principal del gobierno rapresentativo,
á loe que meses antes bailándose en mayoría mutilaron bajo
los mas fríbolos |)relesto6 á la meqoria , hasta dejarla reducida
fil xmmi insignifioapte guarismo, ^
Llego finalmente la deseada constitución del Congreso;
aguardábase oon ansiedad este acto , ya pra dar principio.4
irilbajps útiles al páis, y y|i para observar la conducta de Ja
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DB MADRID» . 4^9
opoHcioQ» Decíase ceneralfliente , que pensaba protestar con-^
tra la legalidad del Congreso , retirándose en masa de su seno
antes de comiiluirse^ ó en el mismo acto de proceder á sú
consütueiofi , pues , aunque se asegiurjtba <\ut muchos habían
sido y eran de optobn contraria a lan aventurada medida , to**
de.via se faabia asi resuello por gran mayoría en su reunión,
1,enida para decidir este asunto; en medio de acalorados y
BMy reñidos abales : pero se observa qué, i pqsar de todo
<^anto ae faabia dicho, solo hicieron renuncia de su encargo,
por DO hattarle compatible con stiá principios políticos, los se*
ñores La|)ex.' y -GibaUero. Los demás diputados de \% oposicioB
ocuparon sus asientos y revelando <en esto un hecho grave y
quizá de gran trascendencia para el pais: la divisíoO' de la*
aelnal oposición. Y deoiooMie que este liecho puede ser de tras-<
candencia t porque si la oposición- rompe con ciertas alianzas,
ai reprueba altamente ciertos medios , si se limita á reiiresen^
tar el principio de progreso y de mejora en las leyes y eti las
instiiuoioaes y 4 disputar el poder, sin degradarlo ni rebajar»*
le , por los medios ^ue, le ofrece la clase de gobiern{l& en. qué
vivimos, y si por último concurre de buena fe á reforzar el
principio parlamentario, tan débil aun. y poco infiuyente entre
nosotros, la oposición habrá hecho un gran beneficio á la na-»
cion, y habrá dado.ua gran paso hacia el afianzamiento de
la libelad legal. Otra particularidad se notó también al cons*
tituirse el Congreso, pero en el seno de la nuyoría , particu^
larídad á que* entonces se quiso dar mas significancia y tras**
cendeneiade laque en nuestro concepto tema. Hablamos de la
^pecie de división que se notó en la votactoh de la mesa. La ma^
yoria vofó únaoime al presidente y algunos vice-;presidentes;
f)ero en otras votaciones no estuvo tan aeorde, y en algunas de
ellas coincidió el voto de la fracción disidente con el voto de
la oposición. Esta cirounstancia tenia fácil esplicacion en mo-
tivos conocidos, y bien ágenos por cierto de ninguna disiden-
cia formal en principios ;«^ pero en aquel entonces se hicieron
ain embargo esfuerzos para beneficiar en favon de ciertas miras,
este incidente, y se comenzó á liablar yacon grande énfasis, de
3ue la mayoría estaba dividida, y quede su senos urgia arma-*
o de punta en blanco un* tercer partido , compuesto y for<*
nado en su totalidad de jóvenes no gastados, ni esperimenta^
dos, y sobremanera decididos y resueltos. Era esta aserción á
tiKlas luces absurda : los partidos que merezcan el nombre de
tales, jamás alzan su banaera en el parlamento, sino después
de haberla alzado en el campo electoral: los prinoipios aUi de«
ben amunoiarse y proclamarse; y no tiene derecho á manifes-^
Ufso botadamente como de partido diferente de aquel quQ
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4^0 RETMTA
1.6 didT'aQs podoTM y le maadó á defender tus internes y doc«
trinas. La misión de la juventud por otra parte es mas graa*
de; no. viene á diyidir ui á trastornar , sino á renovar, » re«
geoerat* ios antiguos partidos, á ponerlos. en cpnsononeia'oon
el- adelanta, de las ciencias morales y con el progreso de laa
ideas. No alza «una bandera disidente y establece su eaFíiap^'
aparte , se apodera enteramenle del antiguóte le acomoda á sus
^exigencias, y marcha dejando atrás álo^ inútiles inválidoss qmé^
DO pueden seguirla en su carrera; pero i'espeta y acaia á leus»
caudillos venerandos, que Iknos de esperieneiaiy' da haberse
asocian al movimiento juvenil , al mismo tiempo que Jereem-i*'
plazao y contienen , y que sin.aferrarse en una «poca, ni en»
una doctrina esclnsiva, marchan con t\ siglo , representan suf
ideas actuales, y no son un anac^oabiho viviente,, y -1111*1^
cuerdo de épocas y de principios lejanos. Gmipárese en la ac^
tualidad el partido moderado, con -lo que era en los años de
aó al 23, y aun de 33 á 38 y se verá que, bajo la antigua
denominación se abriga en la realidad- un partido^ueVo y
df^tiolo del anterior ; que guardatvlo gran parte de sus t|om-
bres ha adquirido otros muchos de gran ,valor de ios oai»pos
contrarias, y que sus filas se hallan pobladas de iás genera-
ciones que se renuevan: se verá tambieo que si ha iv^iáo á eu
s^no á los antiguos adversarios, y se ha apoderado oasi 'cseiti*<»
sivamente de la juventud , consiste en que ha dado mas atn-*
plitud á sus principios , mas Gjeza á sus doctriuas., r en* 'onia
palabra en que ha iiecbo su verdadero progreso.^ separándose
de muchas de. su antiguas máximas, y asociándose alníovi^
miento intelectual del siglo. Ha sido, |)or volver á la anterior
comparación, un campo sin ejercito en marcha que progresa;
adelanta, conquista, se recluta y se renueva, ¡yeto sin divt«
dirse ni fraccionarse , sin mujdar ostcn&iblemeute de rdm{)o , y
sin dejar de segujr siempre una misma bandera ! ^
El introducir, pues, la división y el desorden eo un |)ar->
tido de esta clase , ni lo creemos fácil ni hacedero.^ nimuciio
menos útil tii con venienie. ^sí lo ha acreditado él que despuei
de la votación de la mesa, en que siempre se- mezclan cónsi"-
deraciones personales, no ha vuelto á haber «1 menor síntoma
de disidencia , que de notar fuese.
Constituido una ve;^ el G)ngreso, su primera ocupa¿ton
según la práctica establecida , fue la discusión del mensaje
en contestación al discurso de la corona, como deciani núes-
tioi padres, y seguramente con mas propiedad, á Iñ propon
siciotí del solio: suele darse grande importancia á este.dbbatá^
entre nosotros, y en el vecino reino de Francia , .«cr)donde. se '
iutroJujo primero dunle también grande ami)iíi(id«^;{«(ro*ea>
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nu^dtro (n^tic^to í\ené, cdta práctica 'kM^ ¡nc^nvervii^fi^s gtá-^
Tes ptír fo getieraK Mtty -érll en Fratiemxtfl^osé inUódujo,'
|K>rque carecía á la sazón el parlamento dte'la iniciali'i^á^^'^clel
derecho de interpelar' y de'otrOs ^etnejfsAlesi era pfecíáo apro^
techat^laé ocasiones para' iráVar , autíquelWfcfi^ 4n6poi'iüna-i
, meaie^ la <ia\estíotl' poliriéü; ap6Aaé «é )0dii«tb<9 e<y4ft<3^'^ sostie^^^
*Ae' sétAejailttt práctica bn la áct«á)fciád , dbtideios'<;«ie^fto9 dé¿
libeiláilIHl f sus fracciones pueden doáñdo quií^^efi j ton la
opt^HttnídUdcohTraiente, llaittar á riesid^nci&ja pólttieá j^ene^
tkü y'paHicnlardel tDÍQWterio(Y).' Aáí sucede'^ ^{ue'éktí mo^
iéfétííé (Migado psíteí el - examen indicada) iix> f^nelef' tfer* c6ti
freeüenciael 'óportuM\ p^rcofiíáicleraeiones'gt^^^ irnás veces,
Í'btrai por lodiricit-y escabroso^ de ta poskioln ; y eritortce^af
'^«i^Hoñ qi^é sé 'trata dé decidir «e exaluintlí^ se resíuelve
nal, yno 'pvésénta eldebát^ él verdadera astfi^td 'dé'^Hi sí-^
UiU<^¡c^V y l^^y iin nsMiha^o fabovuti^daio inroíertío'é ifi^gu-
rd'que pnede C4?tn prometer á vece^ á 'evrdnes-'lfHtM^k'y'á'nle-^'
didas-aventtn*adáB. Nosotros pi^forimos eil ooatitKy-i efíf 6 ; co^
toió tiespeotó á otras muchas^ posas , la f^ráKiiicBid^ Itt/t^latérta:
allf kib^ié dá habkualtnenieii^YyortBncia tifiiguifaf ^Vmensaje^
y solo en el ^aso de q'né la oposición présenle^ una enrñiéndai
}>or<)ue jusga oportuno efnsaysr sus faenas ',' ^^ aquella oca-4
^ión ^ cuando ^el débate presevi^a iiliportanc»»;' pe^b eniton'-!
ees bs.tiA debato buscado , no obligado, y en opinión' de los^uii
}e prbmUéten' muy cooreniente y oportuno. Pefo á pesar dé^
este y'AtVbé tío ntehos graves inconvensetites'Stgue ia> prfictietf
lintigua, y ém la^'ocasion presente no ser hoi de^mentidd. á' pe-*
saV de que el tiempo y ios sucesos habían arreHaiad¿^ yaiuría^
ivorció'n de cuestiones graves é irrif^ntes , y de que 'urgía so-'
i)remaTíei^a'^enir á disca&iones de resoltudos nras positivos: V^^'
bia desaparecido ya ta cuestión grave.de iá Hitervenpibu ó d^
lajcooperacion;' había sida resuelta en Vergaraiá tan irritan'^
teanteriorioente de la transacción^ na había el menor tflotíva
Eard^declacnisir ímprudenrement^ como otra»! veces se ha-*
ia hecho contra los aliados^ lAs>opevacibnés de la gtiei^^ra'fi(y;
son, hace ya muchos fueses, objeto de'^censuta ni de debate,^
por causas hai<io notorias, las leyes de gobierno ihtiiríor y pre«'
f . ;< :• • i' • '
(i) Lo mísroo decimos lie la tííscusion poUiíca , q\ie se suscita al examí «
nar los presv^puditós de los g^sVós del EsuUo : podo esta prátrícf ler úiíl en
FrancM donde se 'mr#ódujo pafar«p«»\tcl<Sr aquella ocasión de cxifMn , cuan-
do;, repeliinds, qo teniao toe cuerpo* deliberao^# las (acu)ude» que obiaWerofi
4espae#'; ptro tn la actualuLid esia práctica t^ tan perjuflicial ,,que i elJA. >
•e na debido en gran pane , que lus presiipueslos no «^ liayaa'exaiuínado'
roas'qtre ofta ves entre ¿noffoll>o« desde tl*alí<> de 34 )'«'> qué te festÉÍ»ítrcl5 el*
. n*glititO parlaiMAtarío.. i • ' • i; t' . , . i ..
Segunda serU.—Tofio II. 6o ^ ,
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9uptiestogdeberitii discutirse en su día, y por consiguiente ape*^
ñas quedaba, campo ninguoo para ú^ diacusioa útil al pais y
'de .resuJlados apelecibleB.
¡Lástima graode que á pesar de todo se baya raftlgaslado
tanto liempo precioso, mas útilmenie enipieado^en dar al pais
laa leyes de ¡que baoe lanto tiempo carece y de que uolp neoe*
sita» en arreglar el*matiteúii»ienlo del culto y delciefp,ea'
(¡jar la Ujiglacípo eri tantos punios dudosos , como bap deja-
do las reformas 'precipitadas é imprudentes de algaoos ev^pí-
ricos políticos, y en ver iel modo de alivijarálos puebloa da
tantas cargas y |^vpl4s como sobre eltoa pesan f Tres fu^miP^
los puntos que )a oposición lliamó al debate; la delioada eue%'
tion de loa Fueros del pais vascos-navarro: los desórdenes de
Madrid y las^medidas para contenerlos; y los abusos <K>meti-
dos por el Gobierno y sub Rigentes ieq las últio^as elecciones.
No se podía. dar co«a mas inoportuna é imprudente, que
suscitar disputas sobre la lan delicada cuestión de loa Fuerof»
abora que este asunta tiene, todavía un aspecto político grave
y escabroso; abora en que no puede menos- de considerársele
como intimamente enlazado con la aun no concluida piaicifi^*
cion ; y abora en fin cuando se halla interinamente terminado
por la ley. provisional que aplaza su resolución definitiva para
tiempos mas oportunos y tranquilos. Pero mas imprudente aun
y mas inoportuno que el suscitar esta cuestión , lo fué.el mo«
do con que algunos diputados de la 0{x>sicion lo bícier:on, ata-
ca ikIo aquellas institoeipoes venerandas « objeto del oulto y de
los sacrificios de un pueblo leal» valiente y lionrado^ que
pon palabras huecas ni con vanas y aparatosas declamaciones,
sino con Ja fiel observancia de muchos siglos , y con esfuerzos
que rayan en lo sublime ba manifestado el afecto y venera-
ción que profesa i las leyes é instituciones de sus^padres* Tu-«
vieron pon este motivo lo» fueros elocuentes defensores en los
antij^uos y conocidos adalides de la mayoría; pero quien dio á
esta cuestión, toda su importancia y magnitud , quien la pre-
sentó bajo, sus verdaderos puntó de vista , quien la enlazó con
los sucesos gloriosos de Vergara, y con los sentimientos nobles,
generosos y honrados que los prepararon íw un orador vas-*
congado, que nuevo en nuestros Congresos « usaba ademas por
primera vez de la palabra; el señor Glano diputado por Gui-
púzcoa. Jamás hemos pido una peroración que mas efecto ha-
ya causado, ni producido mayor entusiasmo: el Congreso
^ entero por mas de una hora estuvo entregado completamenie
al orador que le inspiraba ásu vol&ntad I09 afectos que le do-*
minaban. Ni el discurso escrito» ni las descripciones de aque-
lla sesión pueden dar de ello una idea siquiera aproximada;
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todo era ori|{ÍQaU todo oaevoy torprendetile ea aquel discor-
aoú. La niQguaa* preteosioD del orador.al eapresar p^^naam lentos
ouevoft y profundos, sus mañerea sencillas i el candor y kf »in«
ceridad con que bablaba , y hasta el uso de eief (tis tocos y fra-
sea comunes y vulgares daban un realce singular á losséntí**
vmientos nobles , generosos y en cierta manera caballerescos y*
románticos que constituían el fondo de su discurso^ y que
siempre encuentran eco en los corazonfs e8pañ9le.s« Cuando
ae apela á estos sen tim ¡cintos, se olvidan las diferencias de ópi-^
níon, y las rivalidades de partido; por eso el diiscurso del ora«
áw vascongado bailó igual aceptación y aplauso en los ,banoo9
de la oposición que en los de la mayoría. El seilor Olano bí-^
zo ver, quie la cuestión de los Fueros era tpas que otra coea^
una. cuestión de honradez : y con esto solo puso fin! á la cues-^
tion; porque nanea se apelaren 'vano á la boni^de^eo G)n*«
grasos esnanoles. «&' la qm dicen aqui tUguMS- oradores ^ es*t
clamó f ae que las proinn^ias Lo haft canino todo, se hubiese
dicho W 3 1 de agosto á las masas arm^idas , que estabcui de*^
lante del duque dé I0 Victoria , ho se Juibiera celebráis lel
convenio^ Pues bien ^. lo que yo no digo, €d hombre que está coa
las armasen^ la mano, no se lo digo después que las ha dej€Ht
do. *' Uu aplauso unónime , prolongado y que partía de lo
íntimo de los corazones, fué la contestación que el Congreso
de los diputados españoles dióá este pensamitoto que encierra
«o ai y aparca toda la cuestión vascongada , y que la résuel^
ve.al mismo tiempo, porque, «comro hemo^ dicho, la convierte
en. una cuestión de honradesr.. El señor Olano 'puede lison^t
Searfie de que .su discurso ha puesto fip á irritantes c¡.imprtt««
entes debates, ha colocado la cuestión de los Fuero» en uo
terreno sagrado , y ha hecho un bien inmeaso ¿ las provin*
eias vascongadas y á las demás de la nación.
El segundo punto sobre que la oposición llevo con mas
impeto qoe prudencia el debate , fueron los sucesoi y desórde-^
nes de Madrid, en losdias a3 y a4 del mes anterior, y- las me-
didas adoptadas por el Gobierno para sofocarlos y mantened
la pública, tranquilidad. No podía la oposición haber ekjido
peor campo de batalla, hallándose como se hallaba Imú^^I
peso de prev^yi^iones, injustas si se q uiere, pero casi Yiecesarias en
aquellos mom^pifo^ y siando por lo mismo muy díficil de qué
no ae interpretasen mi^l sos intenciones. ¿D.isminuia la.gra-*
.vedad de loaddtóvdenes o les daba ün origen y tendencia d¡fe<t
rente del quo osteosibleaseqte tenian ? Siempre aparecería, que
los disculpaba ó apadrinaba en el modo con que esto puede
hacerse ep público y en un Congreso. Los agravaba por el.
4:oatrtrio pintándolos con s^. verdadero colorido, y lanaando
.¿le
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^7 i «ftíiWpA '
»obie ellfaft tt» étnét^iohfMáltíma? eiiloñces jtwiífiéíiííli'éD cler*
ta maiverr la. urgMi« necesktad de répririí irlos ;< valiéÁtfose <fé'
caa]qiii¡«ni medÍM ,de répre^idVi , y debfl|(abá el ataque qoé*
Creémoienre d^ía ir' dirrjiUo <Soiiirá esti:^ medios. DiHcil por*
iaiismo era la posición de leí minoría^ 'y gran lino necesí->
tabao 8 as oradores p»pti no ser derrotados en ella. Afganos, y
eatreelloi pritic^almeá^e el setlor Galaírava , quisieron-^diír
á encender, ique Rt|ueUos desórdenes que por oira parfé ;ate-
Boabaii y achacaban áfahhs e inrprevisiones del GohrÍéríi6(lác-
ticaí ^a'tihugua -y gastada): Hábiáñ sido obra y amailolde la
lyiicld, para teti^ ocaéiün dé deparar á Madrid en e^úáo^é
sitio ^r coma st esta tfserdoti' nb éMuviéf^desEñentida f>or los
liecbosiy edfno 6Í pudiera harcerse creible álos fti ismds' dipu-
tados qve'f'iarbn y pnesei^eíatlotf los sucesos, qné sioti^rób mny
de cérea oobüra^quieii íhao dirij¡d(¿>s, y que observaron. póir sí
mismos qniene^^cd^rian riesgo eti medio del desorden , y qtile-
nes eran por «!> aclamados y ■ victoreados. El fteñór CalatraTa,
para 'apoyar t»n singolar y eátraña aserción , leyó' un papel,
queVijo ser copia Áe un parte oficial del comandante déla
guardia del CSoogreso^en el diá*íi4» y aunque el Gobierno
Htgo tener de ^1 conocimiento, todavía se deVió oíeér que
el señor Calatrata oo ie bubieré leidoá no estar seguro de su
autenticidad. ^ ¡ '.
• Pero en losdoettmentos thas aúténti<ios hay' á veces con->
signados &eoh<M5 falsos , hechos incompletos que alteran 6 des^
figuran la verdad ; y era sobre todo soberanamente abstirdo é
Mvpertinente leerá los diputados tín parte para liécerles «éreCr
qOeJo. que étlos babián visto ú otdo por sí'itii^inos y'>de¿tt
cuenca y nesgo, no era cierto, y 'sf Id que ¿I seflófr Calatrava
Í'él parte i*eréHlin. Ademas, dé qye si el gobierno y la policía
ubieran promovido los desórdenes para declarar á Madrid «o
estado de sitio, siempre hubiera tenido* algún objeto uítérior
aquella declaración, y este objeto eski que no aditín^mos, y
loque tío nos han revelado' tos qne han afectado dar crédito
A tan absurda y singular asercibn. No incurrieron en esté ¿r-
ror otros diputados mas diestros de*la minoría: deplorando- los
. desórdenes, clamando cOA vigor contra élk>s, dirigieron sal
acaqaes ai gobierne por las. medidas adóptáéaiá'fittrá t!ontener'*
los , y generalizaron la -cuestión sobre U w^Mét- ó ílegilidiid
do los e/»tados desitio, materia tantas teéésí^a'debatida ytni-
tadai Sabido es que 'cuando el tliinisteriói ikimado de di-^
ciembre dirigía los negocios publi'éb^, stgtíió valiéndose de
los estados de sitio, ^ue haltó autorizados y en práctica á su
advenimiento al poderS cuando MmahUíoi miento ^dcl órdeA
púbUao y h seguridad interior' lo exigra , y sabid<^ «s* tam*
C^gitized by VJ V^V.^ V L^
Bteii qfie la o|>os¡ck>n progresi^la , <|ue tii¡el1(í>a^ jbubía. sido
gphiertio no hábia teñido ejcnenortif^c^úp^lo, aojbre la le^aU-r
dad de aquel medio de repr^ion 4 q^He^^lpeló.sioriVBoilai^ cotis-^
lanremQate, empezó entonces á dudjir. de C(<i .k^^iaiidad; y
fi clamar contra sú empleo. .{I/^jbíp y !h^j<efecuva«ipnt0 en'ealoá
astados escepcioníalQs abus<}s.gpanidíept qUe.erft ¡y ^a tpdávia ux^
ge.Q^te remediar; erí^n y. sou iildudableiQeníte.todaVia cOntrá^
riosV^ipo-á la. letra » a) eft|^«¡r¡|ta de la Constítuciiotí del:EátadQ^
á la /c^f^acioo da Ida, b41;^»to9 de legalidad y de éfdoü, en q>aé
eiUiba ^rlncipalmeni^ la libertad c¡vil\ y .a| ráspelo ¿'las le^
yes y> 4 jas autoridades cooiupes, á qiue^pfs ea («-«eisPiiiar. maa
preíai^Rip y. poder. Peijo en el eHado.r^yueli<^,e».qtKula-üaeíoa
se balTaM én la debilidad ep Que. el gobierno yj^ti» auiorida^^
des se hallaban cpn^tiiuidag, ya por. efi^cto 4«jl<^r tra^ftanoos
apie^H^res, v ya por el ¡n.flujq.dje leyea.a^^rdá9 ia^ptudéolé^
uk^l^i^ fe^ableieid^a^ á^JiM .Jlpa,f^Bla4pS' lBscfpGfOMlfa«i á*. i^bv
d4»tpd^ ^ua mm y de^^f:;^»;/ upa necesidad Jci^^qtftemmentd
' )ipf^riÍQ»|^ erao^ufi teme4ipflierte^ á un mal urgenjte'.y agudo}
^ y por lo rpjsp^o « 1^ equiUcivQ, lo.ra^bable pa^ralbacek* de8apa««
'recer,<lp$ ¡[ncoPMpbientesKg^av;ii^ÍMl(^ d«l cegimefaknptilkar, esa
reforzar la ac^io» de lai,fiji|(pi!uJiad«a copales p^ que^ no tu4
yiesen 4^011 ¡ffCiCH^nciai qu^ ^áp^lan Á :taam)Ii|aro9»l]i a1. Feopedio
estremo de 1^ Astados ,espencionald#,,regM)ariaáAdi)loé al.mis-i*
me tiempo, fsas^k qpcep ei caso de; le^ner que t^pela&^á^elloé^
{a^en men^r^ ^as inconVfiPienté^Sy .[teljgroa* (¡A»'eaté úhí^
lao pbjeto pirjE^ntó aqueil plin^let4t) i^naiiley 4i4stanle raadn
na^e. , y q.u« ac»puro{i:djísppíe^.d« Variia» iA«K]ifipaciatt«s lo)i
i^ieipbirpi^dp Ic^ oposic^ioo, y;de 1^ mavoría que.fo«h)abaa lia
comisión. epi^r^fl^a de dar. §Qbri9 ejiU.m. ^iciáok^ abCoogirei»
f;o^ pero 4eapuea á^ estar y^ad^aPtoda. Ja. dí^i^uaíoo dieaáb
aportante.' lpy;,.^e Mi^pfendi^ yjpgf^i\sL6 su exfUoeii 'por loi cbm
fuj^iytQs .íte !a 0pp9icipp3í. y: i«ii|ftijpalro«nie del. señor/ Olósaga
que li| ap^dilUba ; la mayí^íMt^lMPe^ p^goóf4uanitb puUo
(lorgueL^ di^ae a<|9elUiley » «p^r^. i0l(adv^p;ÍraienlQ;dtl|in»¡nis4
xpnafíi\% y la l^u^pentiioq y .dͧ»llH:ÍQn posterior :dq áqucflas
Cér^^ j^ij^ilizaiPt? «ii^.i^fuerzpf ,(y la.pfiQsicioOfJiogfó iCooi4
(^lei^pi^nte^u obMo«ideiai^d.<háJa Ugjal^fion imcpokin^l ea
^1; /salado jjptqripr y jQOu.tpdAÍ^Á J^M^^MI y.tlgojí ájuia/anaMi
q^a.i^.cyiieria^ ,inuiili2arr!y4^ |o^44e.eo4pa$^uMi«tíafi .cen«
canos aj. pod^r.i Culpa Cup^ pM€||Stiidc( 1% pppaioiion el.cfue Joi
«aiadoa escépo^opalea no se b()l;M.^s§(^ n^4iaitk%d<^».;del¡^jáiidc^
lo^ de todi>>lo q^e tíeppp,ife:pftw,.a<5erbp:.y ^Wenloi;. faífaba
.^e^nparar para .su ffiayoi^ ^ií^íjiíaípp qn^^erft.^tfllnahtc». ebta
^W¡Jf« l^ klgUTacion e^^t^i^te í» J "qj*^ fua declaisqokiUea por.]»
mUmOt»M..s¡. Cuerzli «Jgviiiá ieo^íj^n ,; f ra* prfiCJ^anaeflt^. éhntfa ida
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le
47^ wnrwTA
corifeos y caudillo. Ya en las legislaturas anterioras se lesba-^
bia demostrado con la lectura de las órdenes y^-decretos reía*
tivoe al asunto^ que los hombrea dé la oposición cuando ocu-
paban el poder habían sido los primeros en amalgamar el ré--
giman constitucional con los estados de sitio , y que la forma
que en la-^ actual ¡dad tiene tan monstií-oosa legislatura» era toda
ella obra de sos decretos y disposiciones y de los^ éjemplot
qile habían dado y autorizado. Parecía por lo mismo imposi^
ble que la oposición , y principalmente algunos de ana cori-
feos > atacasen la legalidad de los estados de sitio» y se puiie-»
aen á ciencia cierta en posición desque con aolo recordar sos
actds fuesen oon ellos mismos envueltos y confundidos « y die-
sen á sus adversarios una fácil y decisiva victorta^Kfectíva'-
mente, Ios-oradores de la mayoría i y sifialadamente el señor
Martínez de la Rosa , hicieron nuevamente ver , due sino' to«*
das, las mayor parte de las disposietones principales oüo aa-
torizaban «1 uso de los estados de sitio,' eran- oora de loa mí«-
pisterios del progreso, y seftaladatüente del |>résídido*por el
señor Calatrava> que aho#a tan'to clamaba contra lo ilegal f
anti^ooostituciooal de aquella medida, habiendo ademas ape-
lado á ella ta^j^as tecesi Pero mientras los partidos ú opínío-^
nes qne dividan el Gingreso asi sé echaban en -cara st» actos
y disposiciones relativas á esta materia, una Tardad útil sur-
gía de este debate., verdad qne esperamos. que -^lo d^oooz-
ean ni esterilicen, ni los de la mayoría, ni los de la oposi-
ción. Ea un liecho Innegable que todos, los partidos, non los
que mas contrarios se muestran "á los estados esoepcionales,
han tenido cuando mandaban ijue apelar á ellos.; ' señal clara
de qoe en ciertos casos son una necesidad imperiosa é inde*
clinable. Todos han convenido ademas en que eaios' estados
so» un mal grave, y que están plagados'de inconvenientes y
azares, y por consiguiente qué la n^oeftidad de acudir á «líos
rebela-la existencia de otro mal'aun mucho mas grave y pro-
fundo iqba aqueja á la' sociedad !en lo mas'lntimo, y la obliga
í apelar puré salvarse á ramedios. escepcionnlés y estremos.
Eale mal grave y profundo proviene eii paHé , no io nega-
mos«. de nuestras ravnelJas 'y discordias 'anterioras,' y de ló
rolo y despedazido qoo han debido dejar losTÍndáflóa sedales
dos revolncioiies consecutivas y tictoriosas ; pero oa itL ina^
yor parte primenM dé la inspección de nueslNks leyes comu-
nes y de la faifa al>sótota de medids de aeeion y de gobierno
en que dejan al podér , contrariado por todoa los obstáoolos y
rañstesmas legales, que forman la éseoda átl r^men en qoe
vivimos. Hay, pues, una neoesidtid urgente ó imperiosa de anu-
lar aquellas leyes imperfectas , reemplaxáiidplas oon otras dhis
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Dl^ MADRID. 477
adecaadas á las actúate» ctígenciad db lá sociedad, toas capa-
c«s de réfoftar la acción normal del gobierno y de aús au(o«^
ridades y delegados civiles, y de evitar la oeoesidad de apelar ir
los estados •escepciónales y al régimen militar. Hay.tatiiJ>ieD
que reemplazar estos mismos estados ¡Mira en los casoá en qoo
sean absolii^mente indispensables, fijando los limites y eslen«*
stoa de la antortdad militar, quien puede acudir á su auxilio,
cnanto debe doran el empleó de la tuerza j Ja responsabilidad
de los que por causas livianas apelasen á medios, á qóe en^
tunees solo deberi apelar en míomentos peligrosos y estremos^
Si de aquellos debates lian resultado patentes' é "iodiapttiablea
éstas verdades , y si de'bnetía fe se'sáca de ellas el partido que
indicamos, no habrán' sido cierraihenfe InútiAea ni infroetunM
eos, iit habrán qnedado reduicidos á nuevas recrimioaciooes y
cttesítionfes de amor pi&rsonal / eu que poco ó ningunr*interea
liené la nación.
Aun'mas irtoportuho y estéril ñié^ef •dabáfCMJiromovidoío'i'
bre los abusos cometidos por el 'Gobiévtío efk las úllimil8<'elec-*
cienes. La oposición había agorado -iodo su arseoal en laa ni'*
terfores ¿<lütiettdas sobre el examen de las actas «lect€lriiles,y,
no tenia ya armas nuevas con que combatirá ¿Y qué habia re^
sultadi6 'dé sus anteriores ataques y embestidas, en qne tstnvo
infatigable y diestra sobremanera? Una verdad Iristísima para
ella. Después dé tantas declamaciones contra el Gobierno» y las
autoridades, apenas pasaron^ de seis lOs'gsfCea poUtico^ á quie-
nes haya achacado iiáberse MetocladO de un tnedo ikgal en las
eleecioties', y todo lo l*eei6 dé laf embestida se dn^igi&cdosian^
tementé centra las dipiivscítínes provinciales, que si heiños dq
creer á la oposición; en- todas partes* le fi»eiioa' con trarMa«]if
hostiles.' La discusión arrojó efectivamente* esta rerdadvasi no**
no la de que esta boétilidad no traspasó en general it^s^Hmites
de la ley; pero el que recuerde <|ue hsdipataeiones provinñ
eíales son la mas inmediata- espresion éé laa opiniones y prih-^
cipi<M del mismo 'cuerpQretectorél,t|ne etij^iá los iliputadesf
que viveilen loé pueblos y conocen y IcÍM^a^e úevca* latine-^*
cesidadesj deseos, ¿qué deberá jtífegar de iiM'^rt ido, 'que di^
ciéndose ]>opular/ empieza reconociendo qníe: tiene ^eb' contra
suya á estas corporaciones ?:^Puede darse'^eonfesion niaa ex^
plícita, de que W opiniones é intcfreses que sustenta «van -ccní
las opinioflea é intereses del pais?' Creeknos qoe noi
' I^>r lo ée<&as precisof es reéonocér-, que 16a debtbn sobf*
el mensage ban sido generalmente en «sta fcsgisllrtora ibatfleflM
piados y graves qtie en las' anteriores, que lo^ opoaícioii, en^
ceptnando á uno ó dos de sus órganos^ se haB.prodnojdo con
calma y con mesura , y ^ue ademas se han oido discursos elo-,
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478 RBTIfipPA ..
cuentes y. lumiooioa. qpe tanto. por el fondo de i^ id«fts co-
mo por U forna y: el fesiilo^ han ^l^v^da á. noeatros hombres
de.estado á una altura igual á ia^en que se ballao los parla-
wento&.jde otras naciope^ mas habituadas j prácticas en esta
especie de-HdeSb Martinez de. la Sosa^ eotre otros, Toreno,
Galiaua, Mon, Ofóiio y Bena vides en la mayoría^ y Olózaga,
Galatrava, Arguelles y Corana «n la oposicipn., ^on oradores
que en diferentes !gi^(^eros y. lescala brillaron en estos debales,
y que la napion puede presentar con orgullo é las naciones es»
trañas, como una prueba de.su saber, y adelanto eu'las cieo**
cidsi de gobierno y de admjnistraqion. -
. Aprobóse' por fin el IVfensage, como «le babia propuesto U
comisión 9 y tao46 por su contesto ooi^io por ni aspecto getfe-
i»l del débale, qupdp defnitivan|ei)efi marc^d^a. ^.^^(^Doaiia
del nuevo Gongteso ,á los (yps,m0no9;perppícaQe6. flfo recorda-
remos haber visto una mayoría mas dispuesta ádar fuj^k*^ al
Gobf^nooi cspfenddr (if jro^o^i fije^ y subsístetipia á las leyes,
y áloortar.;Ióá abusos -qMipesan sobrjé Iqs puel;>|Qs. Hemp^ víi-*
ioii bd iiuevQs.4iputadós.^rtn(^ y sev^rps el día dQl))§ligro,
>nfaii|fftbWs y lelerantes ^n^.los^ prolijos j(.encáq«psdA^^t» que
bao prbcétiido á $u ootfstitucion en Copgr^fio , ydispuesfi^s des-»
puefláno;perdQBalr:Catiga ni .ésfaisrzQ l^^rsonaji para'i^cji^plir
Ipa deseos de sus jcomilQUtes y bái^r el;bi?n de la nadoo. ¿$0
sabt*^n- aprovechar, tAn.tionradas y lealj^s ioA^ooÍQnes? He aqei
la diid^ que nies aqueja. al levantar la pluma..
: PoUTio4.ssmiio9,*^Coi?io afiuneiamps len la Crónica, arnier
riorv-ol «ÁnisteHe fraDces d^, i^ 4^ ^^^yo.ba sido reei^f^azado
pti^Mr* Thíers^ e^icargs^do de ooinpo^fir eJ.iiuevQ gabinete j
pocfitos^ .aoúgQSvipol(itic<>s^ d«. estfB bombfe ,dí9 jest^do^iE} 1»* de
/ mario ctuedá^natituidnifL.niini^ierio .09 la forma s^gu^iepte. —
Tniaei:, pirésidente del.CoiWJ9 y niinístrp de Negocios ^sfía^r
/e^ioft--*^ V»iriif „ guCirda^éUps dí^ fyuUiajr^imltff^.'^^l ge«e-
val, Dsspjuia^UBiEiiMl 4^ I^.C^c^rra— Qkpq PfHísiN, iéMoiim
jr <MM¿as,-r^iiiiW^4¡ft'i de lo 'Íntenor,-r:G9pif9^,d,e, Cppierci^.^
Jiueíat , ide-^iifJi i/^/é^á^ ,^Cpi;si^, de; Jnsi^i^Uffciqfi^ fAlMca,-^
PñLBn*(df'lli:Loipií!^«d^}£I^i^/i<^a.!.;'.
El^adveniíiiíenMi^de Áfr. 7%¿e^^.a|.po4er/p!|fiíera dar moti-
vo á importantes. conaidaracípuesí^perp «¡p. renunciar. 4 ex()p-
HftrJai/en lo sucesiva < confq^oi^ sev^yan de^proli^ndo íps stt<*
cesos , nos limitaremo^.por ahora i recordar » q^^..^i^pdo este
liodibre de^'Estad^ uno d|8 los Rijifi ilivstres amigos! de 1<| causa
cosisinueiooalilb'£«^9oa,.ieneinpsinoúvQs fM.o4^os parecen-
gr»ti|btaóe4e^()ae se^afiance.y afirme cjj^ o} poder, y pajra es*-
perar:que:iko.noe aeri del ^P ipú^tl «u inQuencia.
-íA'} -t'^'wij \u ), ., ; -. ■ ..-31 de.mai-zQ ()e i940f
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■ i , ^Ifll 'IMIlfl I J I IJ^. Il I IIIIIIImH iUJ
ftisinsTA ns mAVBtD,
í i / .
ttbOGBAriA CONTEMPORAIIBA.
l^ÜX [Carlos Jacobo.]
-Viáriot Jacobo F^ox , orador , liotnbre dé estado- [íafa sieM»
prf celebre, 'nació en Londres én i3 de enero de 174$* Epa
liijoieroero de ^nHqM Fox , qne fu¿ eo' i^S4 pfimer lord,
iiaron HolUnd de Foidey. Su madre, una de las mujeres ttiaií
bsrmosas de su tiempo, procedía de ihsstre: sangre, pues éírai
faijadel Doqae Riobemon, y parienta de los Brunswick y de
loé' Esluardos. Lo^d EnriqueFox era pot el contrarió bijo
de un siiii[ile «abaliero; era un hombre nucYo entre' los de
l^cbiefno^ S qviea servicios hábiles y sus atítivos conocjitiien*
tbs babian conducido desde los emfileós honrosos y lucrativos,
al puesto de secretario de estado en el depariámettto dé la
{fverfa/ Jorge II le dispensó toda su* confianza; y iPuden la cá-¿
üiara de los comunes el poderoso y espiritual' adversario de
IGvillevmo Pitt, desípúes conde 3e Chaiam, (ó él gi^n Cba*^
tan, padre dé Pili) que )e derribó y reemplató. Lor Holland
^só d^de aqoel puesto al eminente de pagadér general dé
Ids ejércitos : de modo qué la animada rivalidad de los padres
-dtó frincipio alude los^'btjoa, i- aqoel b lucha prolongada y
4amosa que tanigvandes intereses ref recJénfó, y t^oe soló ter-
\¿inió'ep el'póiu)ipiordelsi¿Iaiidni«l. t - ; -
Segun€la série.^Touo IL 61
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48o RX VISTA
» Attbo8^r«ti bi]OB raeoores de bus familafl! Pox el segun-
do,- yi Pitt el tercero de lord Chatani. No tardó lord Chalam
ea reconocer en el espirita y el carácter de su btjo el germen
délas cualidades de hombre de estado, una facilidad eslre-
mada en cem|n«Ddertotodo,ij un trabajo rápido : asi Tué que
no le trató como á un niño , sino como á uu discípulo queri-
do: enseñábale cada día tá correspondencia ministerial, ini-
cióle en los negocios, hízole dedicar á lecturas graves, y aun
le obligó á emitir y defender su opinión en algunas cue&tiories
que se resolVtan en el gabinete. Asi^ pues , la faciluliSl-^el joven
Fox fué estremada, y se ejercitaba delante de su padre en la
forma parlamentaria con los ademanes de los buenos orado-
res. La§ facultades de Fox estimuladas y sostenidas de este
modo y se desarrollaron, y\8e piepafó no solo para poseer una
grande elocuencia , sino también para el arte de gobernar.
Joven aun , entró en la sociedad brillante y corrompida que
rodeaba á su padre , pero dotado de un buen dicernimiento,
evitó las primeras faltas de la vida, á pesar del hervor de la
ld'^a.ng^^yde una viva imaginaeion» Ala edad de i4 aSns pa-
^ al cDotinente., y faéoon lord Holland á los baños de Spm
H^dicbo que pa jaqueUa, reunión dé )w>mbrés políticos euro?
peos, le daba su padr^, cada dia |)ara qué jOigaiseí bien fuese
pqi; ^«rbjli4^d p fior sisitema, la suma de cinco guineas^ Esta
' ané^dqta , que, se ha puesto después en duda, tiene su brijea
en yív^;vida de- Bufke^ del. (doctor Bissét. De tudoa. inbdos
Fox Huvo ma^ adelante una violenta pasión per él jnisga . '
. De vuelta á Inglaterra, colócale su padreen d colegio de
Westamister, dondef se disiingoió, pasando después al de
Eion^ donde ^amó la ateacioO. |H>ff su gusto á los pboerea , por
la elegancia 4^.^" vestir, ppcsn brillante conversación, y p«rsn
exti:fprdina<;ia aptitud para el e&tudio. de todo génehodecomft»-
cimiei^to»: el doctor Bernarda director del colegid ^ yau ayo el
Rector Né^PH^l^^B desarrollaron aquella dís|)o9Ícioo, pero lo
4?sqspex^ l4.disi(>aci^p de i^udiseípulo* A la edad dé 17 ó t8
unes, frifcueqtaba Fox la sociedad, briillandé^ por sua bellas
cmilidades* siendo sii4 aniigos juanea seilov«fs de cúycé nonti»
I)res .ha hecho n^epAÍoq la. bi»<orta; d .{aoi¡s^e ffils^WiUíaní,
Carlisle, el duque de Um^Wi W 'fiírieitto:^' jíáffmmré»
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ser ioáof ségdn la moda de la gran «ociédiid dé landres , Fox
les eclipsaba á todos; su estatura era algo mas qne ttiédiaDaí
y estaba flaca Su elevada sagacidad y su instruecioíi , se des-»
cAibcíaR ya al troves de U frivolidad mundanal sus eoistuiu-»
bres. Después de brillantes triunfos clásicos , entró'cn el coIe«
gio de Oxford, donde terminó rápidamente ftu educación ^ y
donde mostró también w facilidad en bablar, y su afición
á los placeres y á los irersos. Volvió al continente al salir del
colegio, y seguramente los' que le vieron en aquella época
lanhrillante y disipado en Londres, en París y en Italia, not¿
bobieran reconocido veinte anos de|mes en el orador obeso y
descuidado de la jamara de los comunes.
Impaeieate lord Holland por ver sentado á su Lijo en la
eámStca^le bizo elegir dipuiadb en 1^8, antes de que tu-viera
lá edad legal , por el burgo de Midburst , en t\ cotidado de'
Suaseou Fox ao. eouiuba man ^oe 19 añbs, y eran necesarioaí
ao; )iero la buena díspoiicioii del joven y el poder de su pa*-*'
dre , btóieron pasar en silencio aquella irregularidad. El pri-^
merdticurso de Fox íúé dirijtdo contm Wilkes , d'cual ,'dé-«' 0'/,j4í
tenido e«i la cárcel det Banco del Réy^ reclamaba con fuerza ¿u / -j
lugar en cl parlamento, en el cual representaba á los electores'
de Middiesex. El ministerio North le negaba aquella justicia á
pesar de la opiníau ))áblica y de la ley. Fox defendió la dbc*'
trVoa del {)oder, ó su encono mas bien; admiró á la cámara
por la precocidad y vigor de st» talento , pef'o nb convenció
á nadie, y aun soló le aplaudieron los bancos ministeriales.
Stíi' embargo la eáinara toda babta admirado sil destreza
en aquella discusión , la agilidad y el numero de sus argumen-
tos , y la calma de un orador seguro de sos fuerzas. Sieh^
^o Fox.uníi adquisición preciosa para el Banco dé la Tesore-^
via^ Lord Nortb le confió un emplee superior eh el altíiiDintaz*-
gO| la de pagador de las ii^Mas y huérfanas , y en fines del
misma kno le encargó las futieiorfes de lord de la Tesorerfa.tr: 1
Publicábanse entonces laé Calatas de Junios , defendiendo i,
Wilb» y atacando al miiiiaterio. Eran golpes terribles, pero
loa reebazó<coa copia de picantes sarcasmos y razones de hom-
bres áeesiado, la elof^ueneia de Fox;. Sin cmbar^^o esta'cléei-'
aion en favor de la corte tea ia sus límites.; toas de liiia vet^
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r
brdd hiío ae Hrilasd«
que le ÍDcliMab? al
abierto á las idea» geoerosaa ^oe no !
pero faoMa 177S toió Fox «enpre coa k» nii
dolo con todo ca algunas ocasiones Tacüando j con {
Ademas 9 no temió el ooooordar algunas 'veces eon los nns
ílnslres miembros de la opasicHAi, y princípaimcnie con Hnr*
ke qoe. aotenormenle le había tído contrañocn. algnnrn dis-
ensiones, j al coal IbiBoba después ^el major genio de h
Gran Bretaña en aqoelb 'época.'' En una coeaiínn de toleran-
cia religiosa , reía tira á la abrogadon del joiUMnlD al tett
para noa clase de ciadadanos , íoé cnando se separa de sns co-
legas. Lord Xortb qae reunía Umbien brillante takns» á «n
ardiente^ orgullo, se dio por ofendido, j dirijíó á Fox en la
misma sesión sereras obserraciones qne focron mnj mal ie->
cíbidas : habiendo acontecido entonces también la tnnerte de
lord Holland, (en ijjA)> ^^^ ^ encontró en libertad. Antes
de reñir sin embargo , pidió una entrevbta á lord Nortb ; pe*
To el orgulloso hijo de lord Gailford se negó i ello , 7 le hi-
zo decir coo ironía , que en el equivocado camino que seguía
babia olvidado sin duda que desempeñaba el destino de lord
de la Tesorería. A estas palabras siguió su dc^itocion , 7 el
fogoso primer ministro se la notificó en medio de la eiouura*
recibiéndola Fox en el momento que iba á bablar , por medio
del siguiente billete, firmado Nortb. •& M. ha tenido por
conveniente aombrar una nueva comisión ^le lores de la Te^
sorería , entre los coales 00 veo vuestro nombre.» Fox TÍva<»
mente conmovido al recorrer aqoel escrito, ocultó con todo su
pc^r 7 renunció la palabra. Esperaba sin duda sn destitociou,
pero de un modo menos acerbo ; asi era que calificaba el acto y
el escrito de ^vUlania**. A pesac^dr^ la impaciencia que tenia de
entrar en acción contra sns nuevos adversarios, se engolfó mas
7 masen los placeres, sin descuids^ sin embargo sus estudios,
iinicacosaqueno'olvidaba.Sus faltas 7 escandalosos desórdenes
destro7eron con uua celeridad espí^otosa la brillaote fortuna
que. {le babia dcyido su padre, 7 de repente d^ de ser onó
, de ios grandes propietarios «k ^laterra. La carrera del ]^r«
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AB MAORID. 4S3
l«iMQlavobi6,.^úe9« á ser su. único patríaioiiio, j realmente
4mte este mdnMntO'fue soto caandir tomó el prioiér lug[ar
eocti'e los hombceé cle.esbde; el temple de su carácter sefdr-
iaJecAÓ con sus desgracias. Nada pudo abatirlo , al odntraTÍo
.todo le realcfS,' y la .oposición tijiVór un apoyo mas. Sin duda
ilpfieroB sobre! éh las^f ecoavencione^ políticas j las burlas de
ios baqcos mioisterialbs « etilos primeros momentos <desj)oeb
d# w.destúucioB , peno no se desconccnió, é hizo frente jS ellos
con la*8angre fria< partioular á loa hombres de estado ingléseab
daHcM^iÁMicbas veees valor los motivos generosos que causá-
rofif su separación del miniaterio. Fox habrá idoáloouar ásien-^-
iotüllfi^o de Burke, y votaba con el y alguno^ otro» grandes
oradores. .',..... i .
• Habiéndole encontrado, cuando estaba en el poder, iliis**'
iradO) jr. generoso la cuestión de las colon'ias iinglesasde Améri^
-cu» no iuvo.que jpeaega^ de sus precedentes abrazando acuella
oau^a con calen. Reconoció én Itís oolonos el:dei;echo'de votar*
aeloei.jnipüestos^ y atacó el bilí de Boston can>ár^umentoa t€^n
«clajr^s^ coo tal: conocimiento del, estado de las cosfis,«^con tan
Afflargá,v«rboiidad, que el* banco de la Tésoceirhiipüdo cono'^
Mri laánraensa pérdida que había esperimeatado^j^ más se l^a^
bia jlreaenlado en la tribuna de Westminster un talerito mas
a#ímMdo'bl de mayor ostensión. El joven orador «biso agrandes
advei^eoóias/queel tiempo ba:rcaliaádo, y pronunció palabras
lljenav de una indignación biéa niereciday contra. el fogoso
tforlb^i que átf'opellaba los derechos de on mundos cutero:
^^Aléjaddro Magno» esclaoiaba,' no conquistó tan tds. paisés
^como habrá |ioídidi» perder lordi Nórilv en una sola campa-*
tta.f Aquella diacuÉioa^oolpbáá Fox sobre todos, y- la'Ióglateri*
ca. contó desde entonces cov>uágr9od« oirador maj^íFox seo-r
JUido al lado de .Buike. fué el gefe.ereciÍKO de la.^|XÍsioiof.» de
hn «liaiieos eú que se ^sentaban ilustres dipu4ádoa como Jorge
Aiville, Barré, Dunning y lord Grey, muy joven i l^.saz«Mi*
Diapataodo con ellos én las confeiénoias parí ¡lujares, se.- i:^ia
anija. tribuna á sus judieioBas. y firmes . m^ras , y convetioid)^
^kaistia' de aiueluis o|^intones, que liabia d^fendidoidui^teJá
''itida de.stt padre, désdeel lado opuesto «del. salón.. .^ . .ih '-
A >i 'Coacláida'la» sesiMsiFox paisó,ái£rahota álfisiid^ ^pndear el
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484 BITKTA
pensamiento de sa gobierno con respecto á le Aneriea^ Veris
y Verselies estaban Tifnmcate ¡rrkadoa contra «las pretensiones
j barbaridades de kvd North^ y se dedcraba <itie se querían
combatir á todo coste. Sn celo en firror de la Amérioa se a«*
mentó en medie de aquellas simpatias« y se prometió i á
mismo no serles ¡ofieL Ademas sn nuera posieion en el Par*
lamento era nn grande aoxUio para k» insurgentes. Desdé
aquel momento se le vio combatir sistemáticamente todas kks
medidas ooerekÍYas, rechaiarlas con su palabra y su voto , con
el de sus amigos , por medio de la prensa y de la opttiioa que
exaltó. Tan ardiente proceder agradó mucbo á los ingleses « y
los corazones que estaban resentidos de él por fu primer alian--
ata con Nortb, se le unieron de ouevo; deciao entonces de él»
que aliatáqdose en nn principio en las banderas de la corona,
solo había cedido á deberes de familia , á la Toluntiid dé un
padre ilustre y cariñoso, cuyos consejos eran para él una au^
toridad* En aquella ocasión tuvo un desafio eaosado por sus
opiniones , del cmal salió ligeramente herido; todo ei país se
trastornó, y parecía que se agrupaba en rededor de su lecho
como al de un hombre nedesario para el ;so8ten de sus derechos
y para su prosperidad. Fox dio repetid a tneo te prnebas de una
ca|iaeidad rara i y aumentó rápidamente su influencia en la cá-
roara^ persiguiendo con vivesa al ministerio Nortfa. Poi<fin fné
derribado 9 y disuelia la cámara : verikóse una elecoion gene-
ral (en 1780), y en ella fué «legido Fox diputado por West^
minsier , á pesar de los sacrificios pec^miarios , de laa intrigas
de una familia poderosa , y á despecho de la corte volvió á lá
cámara' con ona mayoría considerable de wbigs : el púUieo
le apellidó aquel dia , elhambte delpuMo* Forobóse on minis^
terio ^hig de la mayoría , y de* entre los amigos de Fox y del
marqués de Rockingham , y aunque lodavta conmovida pot^el
combate, aquella mayoría se contenió coa la derrote dé sus
enemigos y y no soKcitó que se les juzgase. Pasóse á Ite^aaontos
urgentes. Fox fué nombrado mioisiro de negocios extranjeroa
{en febrero de 178^]. Sin embargo el ^chiquur (el tetero )^te
bailaba vacio: sin duda el patriotismo , jia actividad y losems'^
nentes talemos de los nuevos ministros iban á proporcionarle
kecoTSQs; ptro la coalición » <le la cuijilFoi^ esa gafe ,ino hizo
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mas/ á pesdr dé Í᧠a(iartéii6íaá,<'t}né pasar af |^ob¡ácal&:'¿;óii
todo, laa pooB^t>peraeMii«s qtiti lluvó á eiibó fuerotr h\éti rect-
indas 4e ki^f ' ingl^esei. tkf «ste modo recuperó el déréciío ák
fténlarse en él P^arlalueolfó <{ULe' hasta étiednóés habiá' eátadó
abandonado á loa ais^ntistas del estado; j los emprendes dé
aduarraa, del axtífhy otros destinos pálillióó!^, no jludie^dn vo-^
taren las elecciones. Mejoróse lá éiruacttín dé la IVIanda, y; pú*
lio respirar. Pero de repente, en el tnes de julio, la'tniVctife'átt-
(>ita del marcfües'de Rockingbaní rompió las ffké n^i^ñsteriá-
tes; El rey » cjiíe nó' le apoyaba , llamó cr) 'iibd^otVos holmbréa
policicQB mas. müderadoi^,^ sin duda ^ qffé'' )a fracóloh Norrhi
estranos á los subesos de América , pero^*BÍn relación alguna
con la nueva malaria; bómbrc^iliafting'QÍdós^aính dnldos en*
lrcsí,'perb máeho níeho^'geherósó^f qué los ámígóá dé' Fot.
Elmariinés deLáhsdbwn Ptí¿ M encardado déf'ftftfiár y flffí 4.
gir el gabinete. Asi , pues;'Pó^ déspues^é algn^tíés oíésés dé
poder /volvió á su banco de dipuiardo^, conla clrca'fisUnci«< de
qae para tí nuera eámrpaftk ¿e'ágirótió'foettefi^enré'cotí^ iñuohoi
ViligoA pddciosi». Su' |)árt1do 'especritíieíilS úií embargó déíec-
ü{éne%, ^otreottos ia del jóri^ Pttí , t^üeéñtVátta'eh elpóder',
y dé RttvGrentille. El nrtírfisterití.La#ádiÉrirn'j[)reparólá' pat c6i4
la Francia, ''ÚA'mórica'jr 'la HofoH^/ ^^to trope^zá ' [Pronto 'á!l
éttcontt^r la coalícioo formidlíble eáí^tié ePd^o del J>¿dei»
tiftbiá reunido á Foí^ lord Nóiih', y But%e. Bl'l^ijfelico'griti
y pareció ijué'idndaba dé la moráliclád de los- átof^^íi ÜH Fox*,
y liaáf acitimetdÁáí^tie^cbntbá eU6s^é'diHgié^óá^1íuerotí''Vetlé^
ne^fl^iiKág» í^aáKoHh' y Pohc'^iguiéron su^^ááÍ7no; ^HltfiéYórt
-ir^tér ta Miisnrá del''inffiiftlerfio' Lansdowd, d^^ésái^ dé los és^
•Aier208 de i\jsí fíiíéhibrosy Ht'ridd étt'él corazón* aquéllk ádmi*
tiisli'aieion'fué^dét^íibad^' *f/6r la máyorrííi. Pítt, at-aBaba *p^r
^fímé^á vékde desplegar e^trabfdinatios tallemos oráforiolen
maá bella- réiísteñfeiá. ' '• '\ • ■■ * ^\ " : l^^'' •' I
^'' FóX-tibWióat' ministerio; Scflba diéKb qite liábia^dfi-ecido/á
feüé'^itiigos íifbandonar la vida ligera y <iísipadá que hasta éfi^
tonces babiatenido ; peíro fio pétíó cUftfiplir 'su 'palabra /y- á
ios ' poeof meses se le tió -volver á las disipaé?ones y al juego,
<iue se'babta rejiíroebado antes. EL dainisterio^'Pox árdíófét pái
iWéjikcadfa {|i7i83) cóh las nacibncb que bcábábán de pelear coh
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A6§ »*riiT4
1? loglj^t^fTa» lyprdShelburnQ, iadividuQ del iprec^ente oni-r
DÍst^rio , era el q\\e había preparado loa traU^k», cuyos pro-^
yectos i^o apro^aroa eo uo pfinpjpío Qu^Ice y C(<>r(h. Este cam*
bio brusco sin causa iegU¡a\a , y ci^ia^ ooodici^pea que.birie-
roa el bofiQroi^oiopal, irrUaron %\ púbiicQ; sjin embargo el
acto ea si misrpp ^.r,a: bonrpso y útil sobr^ todo., de$pue& de la
desastrosa lucba de que salía ^1 [>aÍ8. Asi fué que la- gran oíaT
yoi^iil d^ la cámara. de lo^ comunas la apr<4>Q, é hizo bies.
El célebre bilí de la India, redaciadp por Bur^e^ siguió i
ftquellos tratados» y fué caus^ d^ dirision^en /elmiuislerio; pe-
ro ^ÍQ Qiubar^^ la voü poderosa de Fo3^ lo hi^o pasar pof uu^
grau n^ayorUt 4 P^ar de ^as elocuenlea obje^¡oues;de Pilt y
Pundas; esta yes^, ii,cr o.hs(an(p» se. esp^fitó la porona de la esiep-
siou^de antorid^d que el c^AÍsiterío podría sacar d^l bilí » pues
que po;*^l mismo se le daba el moQibraiuieato de todos los ei^.-
pieos de la ludia , abolía mom^tánei^inent^ la cart2( de aque«-
Uas cpjofíias, y le da,ba una ^utqi*idad sin lím.ítes l^a^^ 1^ es- .
tinción. diQ lo^ abusos e:(i^^teptes , y ,l|^,líqi:^idacion.d? Jd deuda
de la cooipa^ia^ 4<ltiel b^U. parecía ^n embargo juílícíal^pii^
cplopiiba Jas. ]^cop¡edad,es y beneficios de. }a pompaui% ea íx^^
nos de un^ alta co.ipisioa, que era ipamoyible.ba^ta después
de becUa, la licjji^idaeíon , «peil^l nogibfada por; e^;Parlamfi|tOf
debiendo dicha, qQmj^lp^ dirigir Ip^ pegocios.de la con^panía.
Pespu,es d^ un estudia profundo deja cue^tiou-^ .propunx^iji^
Fox su admira))le discurso,; jamás pai^ aJgunp;)o, ha pido mas
bermpsp,.El Parlamento llenp^ entonces ;de,hpQiJ|p(r^4u/\eria£e^
se CQnmavip, yivatpente al oii^ lia/^*a maestra diri gf^^^deiprar
dor. Por la parte de afuera, el público permapeciq/rta, .y po
aprecio ni las razones ni. los adn^irubles impulso^, del. ministra
^1 contrario, las consecuencias quf antes hemos jpdicado^ ^
apoderaron del pais y le qauspiron grande inquietj^^f.ep el A^
puede juzgarse que ningún fundamento ten^a^.ggupllajpquifi^
tud) pero los torys» dirigidos por el bábil Pjit, l^^pf/ppiyvíeroD
diestramente, y aprovecharon las circui^st^nY;ias;qqe les ofre-
cían volverles al poder comuna vic^Ofia de^i^íva.};. ,,^
f)a ^fecto, el rey inquieto^on It^ planes, de ]^,^p[iiii¡»>
traciou de Fox, ó mas bien por las ínter pr^ji^op^s^gqp ^^ ha-
fi'wi„ embarazp.su mf;rch«(: pro<;uró ]r,esÍ6t¡i^^<^ > i^PfJInV^Qrl^
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MimiüDMii. 48(7
j|ie4io td^ tus amlgOB en la cáour^ ^lia « de^habdb e»la él
i^UiY^dp por U.de Ipa comiints. Dísolvióae .d tíiioísiéríoi, y
para 'qi^e qI Httevameal^voinbrado Do*t«iiritira qM'lubbat.coá
}^ jüf^yojfU de la cámara f>#piilar , el;i:ey eoav«:ó á Aueváfe
^le^io^ea, y pidió ai pajs na áixivó Parlboaento. Este ?eziJi
partido de Fox perdió ma/ft que (^ podev, pues perdió la pdplü-
Jf^ridad; lUgaodp^las cosas -á tal .(Hinlo, que.-pudo teioérrpof
ua .motu^to que su gefe do pudiera Volver «áieotirac eiit?el
Paflapaei^to sinoppr medio de uaa elección de hiMrgaiDespnes
de y\ya^ e^plic^ciQoes con los electores, y d^^ompromisos oon<;-
Iraidqs, la mayorífid^ We&tmíi^^ter votó .por JPox» pero íuéo^m
fo^l\Q trabajo, y guiando gastiis de.ponaideracjiotí iTamilíps
ili|5|Lrcs dp su pa^iido. El triunfo 6e.babi»be<$hQ Uiit^udosa,
que daipas jó?eea» y-h^fmv^s «de clase*, elevada, fiieron. i éoli**
citai; en fa.vor suyo ¿.los frlectpres que. le desbaba A^ ELesñ*
crutitúp^ fué Jnterruu^ll^Qy.atdeadáiQot» p^^ever/^i^rie jjpecb
Fpf yu^ltq á entrar en el Parlam^Dtq, fio^ta^dó j^n^reCKliraii.dl
ftfecto público. Rechazó. con. un taleotaquejfi esperiepoia bi|r
i)ia agrapdsidQ los impuestos pedido^ por: eji g^ernO)^ jf.aet
paló.lqa vicios del bilí de la India redactado 4f>r^Mr^^HI) que
transfirió d la pofi^a el nombramiento. de la, ^pM^isionitfiíp^f
rior de. la l^^i^ :„elf{iúblioo gritó; también m«Kbo co9tt«iff*l&
Afiuel bilí ba tpnido efectos des#Mrpsoa}. b^ rolo, ^.diquel que
i:^tenia. ais poder «, dado cnrso al d^po^ismp#ni|iiste)ciel^^y
JiA ^fscbo, masadera pie problemática^ }aa miras afu^J^JtOsas ata-r
cadas en^ el prpyectadi^iíFp^* <En Jipai paAebra, esUtidoflí.medi-
^%% s^e.el mismo óbjato^i ban.rHpi:e^nudQ lo^donsiateaiaa
^t,qi:ip;esiab^ dividida l^ |dglaierrap Fo&:tqmó gen^v^lsameoT.
Xfí parte pfOL ptr^s cLUcusioo^s y su ifgu>x\: e^c^dihy su! diar
jij^qtiea » Jas qso)arecÍprpn Mtilqjieinte . ( legi^lalnra d^f >ifj^Á)4
Cpf tfibapc^'en los b^.f^cpfl^ qup,cpn éit:y/>t^bf^o lob b^mbres pa^
pidos con e\ dpn de la. pad^brí^ j,deL gobicffnq; ;<igrMpába|iae
allí dÍf«rtn|teB 8(|i.pírip?iW|a4es , p^ro Fw. líiíj'W^brjepiüjabe^á tóu
da« con la ^mpjfi^ipn pip<;íwk girgiMie y. j^pida de jAs.;€M%k
^gres^^al contÍA^i,^ep AJSS-» pf<«í.vii»iar flíjd^WPHtoih » {
, . , ^ re|)«enjte UegA i su .noticia Ift^njagi^^ei^ [nieiflal! df^ J<»ib
ge.^^i^esta c\i;ciíkqeíajM5¡^..bp(CUi p^esarpa^una r^g^pcia, ,y Ü
Segunda ///le.^ToMo IL 6a
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488
Fox f60obr6 la opéranta del fdcr, áé esa falioidad €megaMeiii>
te lagleia. Reoorría i la sazoo la llalla , baeieacto eoé •« aeas«
loinbFado ardor algimassálnaa fbi«8iigáeMMi«8. Daiitahlano^
tíüia de la enfaraedad -del rey ; rtcrocedió y pasó ea noá^ días
íde BoloDÍaá Londres (5óo legaas), habiéodose sentado yá
al déciioo día en la cámara* Taaftbiea esta ret nsodifiearon tus
principios Fox y sus ainifc^, y se adbierieron at perecer, de
qoe siendo mayor de edad el heredero presorifiro de la coro-
na, era regente de dercebo , y qae toda medida que le destm-
yete aería una usurpación; los ministros fueron. de opinión
opuesta , y esta última doctrina era primitivamente h de U
oposición. Las discusiones para obtener el poder fuefdn nray
animadaa y ardientes, en especial coando se trató de estable*
,cer la niaaerá de snplir la sanción resL Agitábase la cuesttOQ
de si seria ó' no ilimitada la regencia, cuando de re'pente reco-
•bróel tey su salud* Cerráronse inuiediatatnente los debates, y
Fm salió de Londres , dirigiéndose á las aguas de- Batfa , donde
ifueria curarse de una grate dolencia. A su vuelta combatió
también al ministerio, y logró que niuiihasr veces modt6cara
aup proyectos. Impugnó con ^igor y gran maestría (en 1790)
-las disposiciones, guerreras manifestadas por él - gabinete Yiti
oenira España y Rusia , é hizo que la pni 'se feí^á¿i^8¿ '^
; La revohicion francesa causó grandes escisiones en el par-*-
tidoi í^hie. Fot 4in eitf bargo la* defendió coi> entusiasnio y prdf
nollicó su «éMtens?^ ;^frnk>oestó á su pait-á que no se ópU'^
siera al eetablecimiemo de'Utios principios que babian diátado
M igrandoM. burke, vMHb desidédte, evitó por etrfottcct él
coniestarté ; qoiso bécerlo rútís adrante, pero' ée lo ítftpMie^
ron las v^í>ces dé sut'aaílig^. Aiguwas sematiáir después ^ se ^¿
s6.€én' el 'espiriftíál y íogiesó Windlian á otro banco jiioto al
g<s4>ierna fin los principies, elrirmkf>imfentoentré'Btoi»key Foi
se liabia li>aaitadcí á afguna frtgkídd en las daciones diarias, i
diifiefgeMíías privadas , que pronto se sofocaban por las ebnsi-^
daraoiones de una teótua amistad*^ Pero Bnfrké liía^ y maé t^
panudo oada di$ ;• pendió 'pronto toda mesuft^. Menos liombré
d« Wtbdb ^K»H 'Pal* , ftoaá bieti bómbre de ¡magínacidn V <^n un
álitfa cabálierekda, defendió d la téinude Frartetá % #i(dpldtó
«na.vebwiéiioiji deátttédidá, teidds-los tt«rii<is 'déítéfptMfott
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DK UTAüUlD. 4%
ccnwcidos contra la revolución de'aquel p8i«. Para tlké^ aban-
donalNi los princtptofl de su vida poKdcit , todars sos espera niak
de felicidad para los hombres « |K>r liltimo pedia el orden á tú^
da cos$a. Fox, Slierídaa, Grey, Withbreard,' vnas catinoáos,
ans profunrdoty di abandonaron ísus principifos, oi lá posibt-^
lidad Alosóficíai de la felicidad de loe hombrea: lai (ealdadek
del tiempo, las violencias y (os ck'hiienes déí la.efet^eecétociÍBi
pialar, no les hicieron creer que todo estaba perdido; al con-
trario preVeyeron un próximo término mejor, y lo aouncia-*-
ktm. El disentimiento decisivo entra Surke y Fox estalló con
iDOtiyo del presupuesto del ejércuo; pera aun con considera^
cíoo, y completóse con un incidente de la discustotí del bilf i^^.
la^ivo á Ja organización de la colonia dé Quebec;' Bürke ftió el
que primero é indireeta mente atacó. Odn la vos etnbar'gada',
con la carapáplida y cubierta de lágrimas, fué por lo-rirénóéí
como riñer.on loa dos amigos en medio del Paírlaatento. Burké
estuvo duro, violeuto, con espresiones 'cárifttVsas; Fox parec^ió
mas enteroeoido algunos instantes, pero volviendo r^iMdatnéhte
su genio de orador, secáronse sus lágrimasf, y hizo que sus es-*-
plicacionea fuesen provechosas á su partido. Profirió- tfe vez'eñ
cuando algunos sarcasmos fuertes, pero al detíouido , ebtiiva
los ataques bruscos de los gobiernos libres, cuyo motivo y lóU-
gica le eran desconocidos* Esta réplica dio lúgat 4 orra mas
fK>red8 Bujpke^Fox^ reébasó'^coví luoidezy é iiisístíeiidki^sóbi4
fina¡espeoi0db queja ipePSoila4, dijo con BéDcUle^'qMe era deud?>r
almismo Builkedie los pt*incipiospoirricos*qQre defendía y de^^
dcmnémfHreíAavkei manifestando al moment^au resebtimieiy-^
So^ pero boitánié oomédidp, dijo en voz ba jaique no coiinfire^i'^
el ologet* actual, nianñ laconveniráicia deaquelhs nsveiaciónei
ds amigoás conversaexones Intimas. Peto Fox , enairdiE^ido mim
y- mas ^ añsldió eenmovrdo y de mqdo t¡ue dulcificaba el fotí*^
do de 'Suis reéonvencíoaes, qüo te* ^b^igaba á ello el qu^iiM
ataques deán ilmitre ám4go contra imop aliados y*ce«itra priá^
cipipasbgrados,^ pareeianiasóUtos en «« especia, pretripffá^'^
doa¿ íf guatos y]pe%voso8 piara k UWraÜ '^ y^Q^* qM ttiki
niievw pvofeaion de fi le hublapareeidio necesaria para for^al^
Mrd Jc^ ^i4 perseverabiffi'en los «iamos'prkioipios; ^*p«rQ lié
MOft voaipftmettiédeiwiiftiad^ 4iJ^'M vosk ÍNM^e> fuerie pa<¿
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xa que le: Ojéese Barke^^^Si tal , ed un rompimieato de aMn«-
lad'^ respondió eáte ; . y r^pofliéiidoie después de ;tii' «iva eno^
don , afíadió «se cuanto .me.cuest^if'fieEd cumplo bobiüi dé^
ber ; se acabó noestr4 ii|ntsta(i»« Dejipubs.hiso en seg^uUa un
magníBt^^ digresión acerca délos taleatds.de Foxi y Ptttv qwm
t^D óliles (K]kli9fi ser á.^a^^tria; d¡gres¡6Q siogtite y éspiiesíVá
¿ aa tiempp, Cnys^ oonsidQuei^ia fué el peligrd ^e^^baoerikis
xeformas po^ <q(^ío de«.)as revolucion(ea%. Lbft |idn»bcea fleba-
jiaa rei^egtrde los cambios, y df^vlosáI>ios<t» y seseólo ioiny
agitado. Fo$ se levantó' de ouevoveobó una okirada, una.senal
úe adiós sobre el ilustre ai^itlgoqoe tao bPuscsioe«le sé aepara*
J)a*dio é|, I dt^^pues de tantos años de.:itítiiDÍdad enel tral)i^O:yiel
e^t^dia Su :pecbo estabb agitado, $e t^liogpbAí p^ro lelaUvíaroH
l^s.gruqs^s lágrimbs que yerAÍó. Sbecidan calmó, aqiielificír
.deote, .y irritó á los dos adversarios' con. pbservaeionesíráBt^
^eest Pesde aqMel mpiqexito s^ rompieroii ío$ Uzosí^m unían á
Hurl^eyJFox. Solo una y§^w cupnclo pecdió BurJieiUft bijoal*
que^.aoii^a mucho» sab^r Fvr^ideí pesar d^s^psdm» m
iiccrcó al b^cQí e^.qiue se sentaba, y/l0 «ia,i>iÍ4M4^J4 perAe qne
^oin^aba en^ quebrai1tQ« Todojf^é MAÍHcidenie^» aoft^emocioq
rápida; .después estos hof^b;*^' pertuaneqierou cada, final' en. m
{Hte^Q. ;• . . • . ' . ••.íiíi»-' .. 1 ". ..V. .. .. , |. ..1
, ; I ,Fg(& ^pogió vivaaseolela! nutK^u^l^iHruWiLbenrovce sobre
lil aboliüip/t deL|c0nDer6ioide;A4^ros«>U« «i^Cuer^QS^iili hlia em
471)2 pa,r:VApedijr,:U>g4ier^a;.o(»» \k VMoefa^^h^ránma} apre^
cia4e4i y lUnn m^yo^is ei^Mftoradáiy viBudidir llss^bogo miicJiás
veo^s ck^U'AVS olMiorea^ La {Hipularidad ^lif^rftAoraffWo óotai*
pifom^l^da por cal^giniás^ loiJnisiéo^qbd^Uiíde ía. débil ipnipi^á
ppdéimto^Mul^ ÍQtolígtaié:SKi eohbaf g6;i#eMÍodiaóse>e»*atní^es^
f^riSo litultida Ci?r|ay. d há digáis é imlejpendieiUfs' eUcianes dir
l^«#/}u/»xf«r$. sil, lienta; fud^pnodigiasa, y. apena» bastaron 4}iikrf>
ce:e4ici<4Qea! á ltaLisraGei¡Ja|biiblica,curidsidad«"Ea ¿Licoojurak
b^;á |BUs.cofnUenieá:á que coin batieran la- tdea.de unarooalí-^f
cÍM-,i3MPp«4r/eao|rftJa:FraB3CÍa;.ÍQdieaba sub pesultf^aqiara
)il:Oiai3cba.de]aciyUÍ9aeiiMt,-y aoibprlaba del proyeeingfrusia^
>u);JiAM9triacO(de, spo^el^.AqjaeldgíÉafi paisper liAr9ttfOM.,LaL
iMyork'reGha4ó.fiia8.pre?.ismies; y- tenblaha poi| la^^nglaleim^
Fiox ee viótradiMÍdoá eambaiir.sisMMálicMfteaie :le(inMcba
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¿el ministettoPIU. E\ ííia aniversario de (u nacimiento en
aqne) mismo afib de 1793, una gran maltilud de wvh^s quí^fú/
cumplimelárlé jf^Sbücafnente, y »e reunieron en gran núoperoi
en la taberna; pero Be pronunciaron discursos muy yehemrtites»'
y Pin pareció ínujf Mitritadd de el de Fox, que hatia pí^o^
puesto un htindh i ^u magestad -el ptieblo soberano. El* rey
borró con su propia mano el nombre de Fox de ta lista' '^éelosf
co'nsejerq^ privados , medida de que nobebia ejemplo en aque|j
reinado', y de la 'qne solo' una vt« lo había en eí de Jorge Víi
el dé lord Germaitíe, expulsado del consejo por poltronería Y
deslealtad. Fox, cediendo á sus disgustos, asistió, con menoa
asiduidad á su[ banco en la cámara , y ate retiró al campo en*
Saint- Ann's-Hill , junto á Cbtrtse^ , en donde dio principio &
ser historia de lacaida de la ca^a de los Estuardós; ocupóse^
tanibien en trabajos campestires, y líompnso versos; ' De 'vezétf
^cuando' volvía á Lóodi*es y se apeaba en casa de tord Fitz-Pa**
trick, general y miembro de la cámara de los comunes, y en
otoño Iba á cazar en el Norfolck. Sostuvo con un discurso ad-
mirable* tina proposición* del general Patrick, para que mteé—
viniera la Inglaterra coo el gobierno austríaco á fín de que
cesase 0I cobarde cautiverio del general Lafayette: Jamás rt*so->
DarofTen la tribuna mas. hermosos seniimiehtos, tan elévindd
le«goage{ pero coa todo la támnra Pitt'm se leyanitfi toda '
después de aquéllas palabras generosas ; conmoviéronse éíí uno
y otro lado^l pero guardóse silencio en los bancos' oficiales,
exeeptuando'á Windliam que pro&rió bajos sarcasmos contra
l:Afayette j-á quien hacia' inferió^ á CoIIot ^d^Herbois , y á qiireá
al contrariocolocó -Fox ún sn respuesta, aliado de Hampdéní,
Aússél, lord FoIeUand, dt ' ayueHos grandes personajes d
quienes'' estamos aüostumbrados á rendir htfnwnajes casi dhi^
nos, Mr. Pltt, reportándose mas, con majiovyrtó/á'rffl? dijo : qué
}a detención del generhl Laffayetlé concejalía 'á' las potencias
del continente; qned gobierno inglés debi^ respetar íá iñtle-
jModencia de "los denía^,^ f tío pedia por- lo tanto atogéi^ ta
pTopostcíoo. Después Mél i4 Brutnário, Hechas por el prl-
9ner cóosnl^propo^ieioné^ de pa¿, presentóse Fox ntiiévamente
ráwaeciioii, y ac<>nsej6^1a paz; reCordti*loqüe habiá dicho ¿ígü^
nos aü^^santes^yeostuvo qCie «ra'preifisokrátár cotí 'la Piiih<-
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oia. Mr. Tierney y Sherid^o , |aa espíriü^alj \w ¡náerotíamm*
4e;c¿ustic^» le a)k>yaroQ qoa Ia& laas fufrua raa^oned. Cuéiido
(ué preciso hacer la paz, es dacÍT^ consentir ^d hacer un des-*
can^ i. afectado Pitt profundameote) se vio. precisado ¿ renun-
ciar al |>oder. (Pa^ de Amjiens). Fox aprobólos prelioainaret
4« paz(i8oO- M siguiente afío, pabóá París donde fué i^erfec-*
^OieAyte recibido'^ conX¡n)>ó' sus investigaciones acerca de los
ilstuardos^'y pu^siéronse á ijn d i<>{>o&i^Jon todos los papeles del
Estado. (11 primar confuí ht 4'iQ Jas mayores n)uesira6 de con-
sideración y afecto. FoK halló su busto en la Molmusion cuan-
do fu^alUí y localismo en el Senado. Xuvo diariaoieaie largas
^conferenciasen ^. gabinete^ del gefe del es4ado, y aquellos doa
hombres gustaban de estar juntos ^ y se manifestaron ceoC-
dencialoiente miras, q^e^lsojo hizo «bortar Ja n^Uerie de Foft,
acaecida c i peo a u os después. Cuando t\\ primer cónsul le ba^
biabada las {iri^^bas que ^u ¡K)I¡cia habi^si recogido d^ las ten-
taliv^s de Piu contra su vida , toniestaba poniéndose colora-
do. Nq creaU eso ^ primer cónsul, Pero jcuando insiiuió, goar*
dó 3Ílenpip- Asi fué qvie cuando ¥0% r,^iesó a Inglaterra, era
el amigo del joven grande hombre quQ acababa df ven
J^a noticia de la batalla de Airsterliz mató á Pitt» que no
p^do ^brevivir mas que |>ocos dia4 á aquel nuevo golpe con'*
Ua s^ política.; abrasóse las enjirañas cpi^ rom en prínctpioa
de 1806^ Fox reconoció de un modo brillante la integridad,
capacidad y desinterés del difunto; pero atacp la n&oral de su.
política, y la proposición que se .b¡40 de tributarle bpoocea
públicos. La muerte. de Pitt le ij^mó p^cesíariatoenít^ á los nef>
gocios 9, y entró en ellos con nobles pensamientos* Abriéronse
de nuevo las negpciaciones cop el gabini^e de las TuUeriaii
Lord Yarmouth estuvo encargado de ellas ; podia unir sa
xuiusa á la de la Rusi^, óseparaila, según fuese neeerarío;
pero sin embargo no debia separarle sjno por la forma. No io-
sislió formalmente sino acerca de la conservación del r«y de
Ñapóles en Sicilia ; 5¡Ir. Talleyrand hizo pbservaciiMies , y ofre"*
ció indemnizar al príncipe iiapoliiaiio con las ciudades aosei-^
ticas. Lord Yarmouth no viendo ^n ello una condietoo « Me9
una proposición de cambip, la i;ec¡l>ió: como tal, y le parecía
importante para la Inglaterra el reunir aquellas ciudades ásua
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«Ali^doü al6maB«4 4^1 eolltiDeoto^ Fox, coyas'^ii^ras erao mas
el^vadaA, 6ja la vi^a eo su .plan-, tekusó la oferi^a^ La cim**:
tio^ se compltcó auD algunos dias d^pui^ <)q la pubKcaeioa
d^dacta de U oanrede#acion del Rhio, y de la paz can Rusia;-
apq^s c|U«.lord Yarmouib no supo con anticipación:. Quejosa
Fox, y Cae racon venido el nc^ociadot ingles. Mr. de Taliej-
rafod ¿jó nievas eaplicaciones, y un segundo negociador lord}
Laubd^rd^let^e unió á lord Yarmotitb. Los dos reaoidos ¥DMei->'
i;ftnáinsis|ir sobre las ooncesMnea, y Fox declaro franca mente
«m tUH partas á.Mr. de TaUeyrand que traspasaban los podeves
<|U0 les. babía' dado»- Nada puado concluirse en el momenio* t)a^
C^oliQi elpoco tíeñipQ que dirigió el mioistecio de negocios es«»
ir«ugeroe, demosiró á la eáihara de los comunes la necesidad
d^ alaoar á la Prusia qaebabia. invadido el Hannover, pátrí^
iDonio. el tnas antigoo de Ja casa reihaote, y aquella propo<»
sioipu era «9ttaiguiente>iBén su aniigoa opinión deiuna aliaon
«<i|i| la Francia; pero éa el momento en que iba á terminar la
prolongada querella entre los dos países ^ pai-óle la muerta
Fp)(. muría. de. una bidrope8Ía.de peebo., q«e le duró muchos
wfes^; exaló el úliimo suspÍD6 el i3 do'setismbre de i8¿($. >
La .Inglaterra honró entoncessus leales intenciones, y^ la
memoria dé sUs gcandea talentos. La Eoropa leJioró, «y Na-»
pol^o aottsideró aquella' muerte conio linar 'de las faMlidadea
de>uvida.» Iba á entenderme conéi^ Jijo «n Santa Helena;
^la causa de los pueblos triunfaba. Fox estaba al iwiite de lal
ideás-liberales inglesas oontra el poder absokiio'^: plan vasto y
difícU 9 del cual nada; bulnera comprendiJio el g^eviip -fnio ^
Piit. Su rrórito como hombre de estado fpé icimenso; por des4-
- gracia sus opiniones no dirigieron jamás por mulibo lieiiipo '
loa, negocios ^ si hubiese insistido en ellas, hubiet^atteclic mii'-
•cbos bienos á la especie bupisua «pues era naturalmente bue*
' flu> y. generoso; comp ministro, sgs miras fueron grandiosas^
•«adpleó mucha energia y dignidad en su defensa ; y ^u factli-^
-dad en el trabajo como primer ministro , fué siemftre proníb
7 decidido. Ningún hombre de estadt> combinaba sns medios
-eou mayor rajiidez. Ftió poif lo 'menos igual d Pitt, e<Mi^ide^
rado en las previsiones de la política, y. su talento fué Superior
al de este en eloeueneia , con una acrimonia menos acerba
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494 «vtt^A
fiio embargo. í»s ingleaei le acusaron de Jraber deseado fwt
tniicfao tteml^oia paz á toda cost^. Napoleon'ha dicho eAefec-
to, que era el único hombre de estado qae le pareció d&ear-**
la lealnieotey para BÍetupre. Después de su muerte cambiaroá
-4e tono las negociaciones con lord Lauderdale, y sé reconoció
oomb imposible^ la paz, sin otia nueVa lucha; de modo, q^e su-
[ioAÍbilidad por aiñ momento^ no era mas'qtte el ret^ulladode
la.áiitoridád dd g^nio di^Fta, y de iu ínflueneta eic el país.
En las discusiones su lógiea era clara, sineera y rápida; k
vebeknencia de su carácter la bacía, nías precisa, y su palabra
mas ' ardorosa ziestablecia bien los liechós, les daba claridad y
fuerxa, y los agrupaba después y les iniípfímta una fueraí d€í
deducción irresistible. Aquel hombre de eslado no ádmitia, eo«
»iDi ; P jtt. , la necesidad 'íSb los misterios det^ poder ^ Sostenía qoe
todo ppdia hacerse, á la luzdel did^^ Este grande hombre de
bien y ha dicho !Na|M>leon y no ha* tenido modeló entre los ain-
tiguos; debe serlo en adelaate, V mas prontoi ó mas tarde
su escuela gobernará el mundo. ^MEra muy conse'co^nle ea
sus actos , y abuadaba* de feltees inspiraciones. 'i^ &0 coraaoa
enardeoia su ^nio , dice Napoleón , al paso que «1 «waa&oo de
Piít secaba él suyo* Media docena de h€Hnbres<eomo 'él ha-
rían la fortuna, moral de una nación. Es uno de los hombres
que han adornado la < hu^manidad/' Mm^.; de Stael deeia 4
sa. Vez: ^^Q.Ue Eo&.^ab(« prestado 'un )ser victo europeo de*
f^tidifendio U' libertad eiv sus .dias más: aoiagoa.
7 rDeinos' algunos' detaUea aceroa del booíbré pifivado: Fox
^rQiía,poco y se iél^antaba temprano;, desfikics de pasear á
{úé media hora ,^ cqoéagraba la mañana sj estudio \ algunas Ve^
ees d^ba u^a. carrera á caballo por los campos; veatia bou
mucho de$c»ido' con buépas ropas ; después de tener 4o anos
gustó mucllo del campo y de Jos placeres sencillos de la iá**
jlinxidadr redoblandQse.su pasjon por el, estudio; recitaba «a
-alt^ y9% y en griego en sus jardines algunos trozos de Home*
<rp*.rEra r.ubio^ vivo e.q sus maneras, de mas que mediana es-'
rMturA^ engruesó mucho, pero .su rostro hermoso y varonil
iMKPi.siempre; q^ueba finura y esprcision: £1 IBscuUor Nolle*
^J^^% bft beqho veinte y dos T|90?s ^u retrato.
G. G.
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DB HatKKO. 49S
.,..•,...■• i , v • • ,■•- • ::. .. 1" .-. •.••• •• ,•
-.!«.• ■ r., í ; tii\ . .•. '■•» í^.'il'- . ; . » . . . .í,.
.' • » /o'' ^if-' o' ♦ *' . • ' ; !>:■'» '» *^' •-
tt, MSC^BRIM|E;WTP I^IS AMÉRICA J&N ^L SIGLO IX Mft LOS KS-
GAirilINAVOS» ss Jntiquitates americanas, ts Memoria delSr. Carlos Crist, BAFW .
C:..;^ ... ' .- r-.- ..•.-. ^^ . ' • ' / / '-•'
UANDo Cristóbal G)lon concibió ^1, nirevid^ y gígaDtesco
pi^fj^ipc)¡9Dtp 4» Tf^^é^ y deacobriv ud mundo. 4^8conoci<io, y
4á^,ponet\ é^hk ^wMaA^del géjn^r.a.bfinfiaQO #n cóqiuiHQaqipn y
ticatq C|pn,|9 pfr9,i°>.M[^i J <^i|ando,5e ,oQ^eció á guiar ál mUmO)
Ifí ^xpedíp¡oa,i4j^V(t»debia ayenti^^r^rse á tan arroj^a .eífipr^fa,.
fiáe miradfi gei^^fiUpente con^o uí^i.vUiqni^rjo > y sju ()roy/9fst[Q.
CCHjiio el ps^^tOideiMua icuaginacion epíaroM^.-Génova» su.pa*-'
tria, 4 q'^í^Q.MH®) grautle'booibrBhizo prioiero la propuesf«|v
la .d<^cbó coin(^,eVs«ieQo de un proyectista insensato: Portu-r
ga| ». á Ja sazón ai frente de las (;pnoc¡mientos geográficos, y
9iaiein)íti/co^„ .y )a primera entre las naciones navegiintes y
emprendedoras desde el tiempo del. famoso infante D. Henri^-
qiie,, miró el prpyepto como extravagante y peligroso; y aun-
que se dice cjpe.fin. Inglaterra halló maei favorable acogidas
el síi^ipiiq jd^ II<^ru(M« ^11» todavia.no sabemos cuál hubiera
aidoi Ih; suerte! de Cofloo y .de su prqyecle, si la grande Isabii,
df, Castilla no hubiera acogido á.aquel genio superior, y i|br«-
S^'o^iCon e^lajr su proyecto, á pesar de la descoolia^;iza y opo-
yfiÍ9^4el f^jtrF^^fl^odo suissposa.Aun en Castilla .tuyo el in-
]i)prt|i} g^fipfvési quiB luchar con mochos obstáculos,, >y veocer
grandes dificultades para hacerse oir^.y para convencer á los
^teqdfdos^de la cerl^?u> y exactit^id de los dalos» en que estri-
li^ba.sB fuerV^ qqnykoion* Fué i^rieciso, para que no sucum'-
hiese en la demanda , que hombres de tan gran mérito y posi-
tióh sociaí com¿*y^érez ,\Q'uirtían0ajr Saneangel la tomasen
jfíiXWy^f y la iMpieseq vs^l^^á lo» oy>s 4e Isabel , que df^^em*
iarázadls yá de k grán^mpresn de GMiada pudo prestar Vi-^
htt atención^ las razó^éí^ del grande hombre » y compréndélf^
Segunda serie. — Tomo II. 63
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/
Jfy6i tKVfflSTA
]c, j entasíasmarfte por él hasta el punto de que, halUodosi
exhausto el tesoro real con motivo de las últimas guerras con-
tra los moros, se des|>ojó aquella gran reina de sus 'joyas j
adoróos, para que ponünriotoolvlQpvrpvidiesen, bajo aquelh
seguridad , hallarse los fondos necesarios para preparar la ex-
pedficibn. 'diéntase que Santangel, al oit-^la propuesta "38 la
rema,' se arrojó á^sus pies derramando lágriiñas de entQ»a&-
mo , y ofreció allí mismo cóttíproitieier toda su fortuna en es*
ta empresa.... Pero fuera de este recinto de almas nobles y ele^
vadas, la duda y la desconfianza prevalecían en todas parté^
y i«\ vé^ U múfk y el^sarca^snio. ' ^ í
' f'Pero á^i ^we Gólon,' Venbren<ifo los ínhiédses obsiÉ&a9m
€fué ia itteréduifdád en"él b^cM élito de su jifrüyeéio k i^^^^
ópóntéiiíío , aun«cuan«íé?ise halíaba'ya en aftá'tear , arrVbó & 1a^
tiertáf^ prometidas , y himkitlá'á' su i^eg>reso- al -áiiioéo a'tAnttd y
ádÉri(tJBid<> , qué había mas atM de los marek otttMdimas, otras
trérf-a^, otros hdmbi-és, hástb entonces ;« ignorados y desconó-
oidos, se empegó á'^dispi^f^ríe la gfWifl dé ^ati aii^vida é in^
roebsa empresa 'i y ^^e quiso demosiral* qn^ ni eliutento ere
fin gfrandé ni dificií (i), niel el primen^ qué habia átsca-^
hiertó'él Nuevo M'undo.'^Loi' alemanes al prtncipió^]^ después
los'^rigtesés del país dé Gal^ y los ^iiiabltftt|uesés, han preten*
didoeálta gloria coito suya ^ y basta éñ la misma Éápana se
tftf^ú^ó^qtlé Colon era dend^ de su descubrittiiento á no pilo*
foespaiol, diái^ suyo, qtié ' bábia *ápot»tMb 4 ii^bellM' Yer-
ras, arrojado por la tempestad , y qiifele ha))iáf d%jád<> iri^teH
rít'fll' iect^toáe sü descubtimietíió^ y el diarid y^áéttíah pá^
pete^ de'M'tiafvegáción.'t^ero U cririéá y lá historia han nrira-*
dó'édmo i^ltifadadfts estas pTetétmiones, y Gristóbui Colón ha
quédado^.en fó ptí«eáton pacifitia de haber' kido él ptímeft* áesca«*
bridór del Tíiietó Mutidp/ í¡' - ' ; ^
* Siú = émbarj^b entre estaé' pretensiones'' habían' merecido
siém^é^ á1gu%ái trias atehcidnlás^ qae se' (Wtídabati en las^nteve^
{%} \^ ^^^^%^. hiHorí«ta d^ huevo, ,qii»^ nadie a^wrubf^á t)snei;.der^<Ji]»
•obre'n^a mesa ^e'-mtVmol, hksta qaf éolon'démosirdlo fiiat <iiie era ^ á¿á-^
e«té'«tt'^ólpé qnfe'aj^liitá^a déawpttnW, f \é>éi6 l«t-l»afe que VMuftft^
liaik tener en poco lá empresa} ¡ifro «crediU ^aJbienla eaif|«^cit i||COSC«bi«
Die oe aquella opiQibn insenpala. ,
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DB «ADIlfO. 499
gadonfet Jelo» iinlig«M>s eftcanáin^voil Rdtínscn^ en la ñe^^
te^XA^II•de txk-ifístúU^dé 'América ^húAkéA descubrimiento'
de.lttklafidia y ltf<}r<i^nhindf»i>héoh«^po^ los fescatidftMVos 6
Bdrnego&eír los «tglos IX y X ^ y 4^^otrb -pats ttias ú Oeste, iil*
t\úe\ por bahtfr kalia^o en ^ cepas con rtrdmos de ovas, die*^'
ron el nombre do ^Qín-*¿a/t¿¿; peroH^Tátnente manifiesta nb'
dar gri^nF crédito á Xw'Sagn-ó crónica del rey Olaus^ en que es-
tsu^ Defiere, .ni a loa descabrivnienlbs de Bhm y de au 'cotti-'
paSeto Léif. Losesor^ioreft dé g^ogriflahan hablado tatnbíefí'
donitoa víbges de loa'esomidfniívos con mas 6 menos' deten^^
oié0 i-peiioaní darles grande importancia , ni suponer que Imi«-'
Imsoo ejercido no grande influjo «n los adelantos de la ciencia,
niiM los daibvbfiíiiientos portentosos del siglo XV. SolanifCfn-^
f^Josetcifilcnnésidel Morlé, empeñados en aostener lo que^dpeen
qM gloria ilovBÚ^paeíia, se han ocupado coq ahinco y esmero
00':{)ooer talclaro aquellos heohoa, y en reunir todos los da*^
l9ft,<.dociinieai6s y oóttciaa para su mas completa compro^'
~. £o;l>penfaágue se ba eatablecido una sociedad de Anticua^
ri^i^ d^l JNiartg^4 y otia de sus secciones ha lomado por exclust*
KO^' Alíelo de aóa trabajos la historia antc-colombiéina de la
jÍhf9^A!Í^ yc^ Amt ^ el poner en claro los descubrimientos qne
loíf.babkanles dal IÍort« han becbo^n aquella pane delMim-'
doiiíaites ele Oialóbal Colon* Ck»n^té objeto acaba de pubKcáf^
]^ sopiedad .Qua' eoleccian do loa escritores antiguo» « que ba*
bbm de aqu^aa' navegaciones, «oA él titulo de AAtiQutTATEü .
AMfimcANitf ; yism socreuÍFio el Sr. CAatoa Cristiano Rapíí una
Mefr^aría^.tM que sucioumonte se refiere -lo qué de aquellos
WiígMoa'raonüm^B«óareattlt«4 fista Memoria es Mifue d«fcnbé
Ura^ucÜaé jTontiondóioo de osle arttcnlo, para poner á núes-
Oros ieotéres aLiaorrie«le dojunas «iuviestigaciones, qiié tienen
uoa.gtaii tekoiéo on «no 4e lo^ mayores acontecttiii^ntos dp
liUesiira«wpatfiav ctial ba aido el descubrimiento' y* oonquista
'del.SU*)«oMlMldQ. :...^
Si no nctt ¿Byifioownos » eb liecho do qne los eseandlna^oi
ap^Dtarou en Joá siglos IX , X y alguientea á algtmos ptíbtos
do h GmMnlaiidia paaáoe inouostiooable ; pero que déMé ésta
(#rt^.4lb«i «o Ufo feMMida «M giobo, ae há^afi éiéán^
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498 .HBYlStA
tada bácia el ecaacMr y bayao Ifegado, oDHip prtténde eI.tenQr
Bafn«.4 recorrer t^da ta. tosía oriental de la América del Mbp».
te , desgubrieoda hasta laiiFlarida , ea lo qoe nos parece'» to^
das l^ces^ improbable, j lo i{ue en nuestro entenderno ratal«4«
ta de las antiguas relaciooes estraetadas por lümi^ i pesar de
los. esfuerzos que ha hecho .para demostrarlo.
El sabio y juicioso Mblte-Brun que conoció j^a las princU
pales memorias que ciía y estrada el señor Rafn, jvsga que
los esoandinayos ó nof mandos habrán llegado, cuanfd^'mas^ea
e&las expediciones hasta los 49 grados^deJatílud>,.e^. decir, has-
ta^el e^trecbo^de Bell^ile poco mas o menos; y prrtvenflo rfe *
este dato se inferiría que las expediciones escandinavas qtieM*
qUfiere. su poner que se adelantaron hasta el- gfado'So recor-*
riendo la dibtad^ costa de la América- seleikrionál: «n qíie'
hoy se asienta la gran 'confederación de: los Estados^nidos^
en. vez de haberse esleogiido hasíta la Florida « tsé habian cir«^-
cuoscrixo.á.la e^nhocadura de las, grandes bahías^ núffes-die^
Bafin y de Hudson. Seria enojoso y prolijo refutar meamlw^
mente las analogías y deducciones en que el señor Rafn fan-
da su aventurada, aserción , e tmpropio. ademas de un articulo
deReyista»^ por la necesidad de entrar. en i cálculos geográ^^con'
y astronómicos que iio se compadecen bien con la naturali^
de estas publicaciones; pero n<> puedo meóos dé hacer uAabh^
sarvacioo que es para mi de gran' peso. Y es, qeve si los esean-^»
diaavo^ hubiesen a|iortado efectrvafaiente á las' costas' que si^'
dice, y establecido en ellas colonias y. poUaciodesv y- bnfcieMllt
Ilegad0;á disfrutar de un clima y producciones^tan aventajA^
dos respecto de los de su país natal, no es creíble que bobie-»
s^n perdido Us tradiciones de aquellos viajes, ni quebubiesea'
dejado dle.fprmar establecimientos tan sólidos, como los que
formaro^^en Francia y en .otras:{>rbvineias*«trionde hto llev6
su. vida emprendedora y aventurada casi por el mismo tiempo.
. Pero tanta de la fuerza de estas observaciones coii|o'>dé las
del mismo señor Rafn, podrán juzgar por ^ i»ismos'4os que
Iciyer^n la Memoria. que iosertAihos á contiduacion. ' •'> •
. T|al vez se me dirá que de todos modos, y hayanse estéitdi-
do Ifis navegaciones., escandinavas hasta la Florida ^ ^e&oié pro-^
ten4^ el. señor Rjupif , ó.solamirn^eihastiael estrecho dfefiell^ile^
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Dt' yáÓRÍD. '499
€01110 áutXHieMftltcMSniQv ftiemfrre ket'i feiérte qué fos ahti*-
gttos díMttiArqtteteé^eseubi^iértfli la Ahíericá ante» qtre Coloo
y los españoles , y qoe por consiguiente suya es la gloria qub
haétii lÁfom iébtf atribuido á aquél porfentoso navegante y al
-pé^bto geltereéo, otie tan bien supo comprenderle y 'seguirle
en-su' at^Bturada empl^esa. Efceiivameine, si esta gloria con'-
sfste ett qoe algunas bordas de aTerftureros del- antiguó cotiti*-
Dtnte hayan ' aportado áki parte mas próxima de b América
sepiefrrriotnil, por casualidad, sin objeto, sin saber lo que há-~
cían, y sin compnetidér lia iiAportanóia de los paisés étí que to-*
oabno, no^ puede negar i los escatidinat'os mejor derecho á
«Ik qMá Col^ y á les españoles} atin que' les probable, ó iK>r
mejor'dMir, aunque es ééguro, que en este caso tampoco la
gldria seria de Ios.mfemos escafndínávos. Doce leguas de mar,
cen frecuencia helada y iran<ablé á' pie enjuto, tiene el es-
trecho de-B^ingiqtie sepÍEtra el Asia de la .América : y bien se
pdedo'dárcoiQO'ün hecho incontestable que los asiáticos del
^ifo Oti&mMi paÉarofi este^ estrecho, y aportáronla la AtnéHcá
itfncbos siglos antes que tos escandinavos- comenzasen sus na-^
^irégaciones'« • «^ • : . .j • .r »•.
' Peto SI la gloria insiste en concebrrl en' medio dé un siglo
íkiérfádd oüelrMnimeraénté lo deniega, qué hay mas allá deios
OReiMB' (Vewentados periantos siglos un continente y regiones
iinevas y descbnócld'ás \ en consagrar su vida á la invencipn de
'esto nuevo muñdó', en arrostrar y vencer^ millares dé obsiacu*
fes y dificultades, j sobre todo'feii producir inmensos resulta-
dos. ¿Quién riejgfará aquélla gloria á Colon y á la gran nación
que le supo comprender y apreciar? — La obra de Colon y de
Castilla fué la obra del saber, del genio, y de una alta y fe-
cunda ín^irgéhciá ; la de los escandinavos , la del azar y.^^ln
jpa&ualidad^. Ll primera produjo resultados iomeosos, incon-
meosnrftblesen el orden político ysocial dchÁs-nacionesi y cau^
s5 una completa revolución eñ las relaciones dp los pueblos;
Vi^^voda no. produjo la mas pequeña. utilidad , ni fué déla
menor trascendencia. '
"! ' Yo miro las expediciones de los. escandinavos. 4 J^ Qroen-
landift y p^sea confinantes ca9(^o una de las tantas^eiLpedieianes
aventuradas ^ue emprendieron por iéh iñi^mo tiemfio hacia las
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los hicieron en ella b^ip el lerfibi^ AOoUire 4^ M^n^0»(hs ó
hombrea del líorU. . , • :ií • - *•»' ,
Sabido e$ que á principios del Siglo. IX, se hizo eMUaolC:|r
casi gedieral el ^^vimiento de las ipcursiones. maüíliaiask Ikfr
i^orado^ los l^abitaot^.del Norte pof ^u^lla eapecpt^d^ fireii^
sí que desdip el ^^o V |qb babia obligado á lib%iidoMr ^^
antiguas moradas y á precipitarse, sobr^e 6l..lm^rj^, .a6 yáñü
á ia sazoQ imposibilitados de con|iiii;^r. por iieiri^4.aw e^ipedi^
piones. Los ea^dos f muladas aoieiiormeit^e pqr oar^f^btrbair'Qa
en la orilla deceba *del Rin» eran para ello«|.M^ ti^irrera iotar
perable,y en estie.coa(li<?io aquella .parto d^ jU;|TGtb)ia4pM>p.étr
raqte y aveolurerai acp&tumbradaáias expediQiQne^.Uiiaiías, se
vio precisada, para satisfacer }a pecesidad que lar aquejaba» á
entregarse deoodadj^mei^te al mar. L^ pueblos d^.la Escindir .
iiavia , Ips que ocupaban las orillas. d^l ^^^ Bálripo efiipeiaaiviii
eatoncea á llenar todos los mares i'on sui oayes, áinfostac io^
dadlas costas,, y ¿ejercer en ellas la mas bárb^ri^ piratería: ape-^
.ñas quedó pais en Europa, que no envistiesen con; diverso aift-r
ceso : y la Alemania , Francia , Inglaterra , España 7 las cost^
de África se vieron 4 mediados del siglo Xí envestidas á la vez
por un enjambre de piratas, que se presentabajuii.vecea i^milt^
poder formidable é imiK>nente« En 84^ un rty de l)ÍDaiiMireAi
Eric^ se hallaba ya á su cabeza , y uno de svis segundos se di-
,r¡gió sobre París, la lomó y la redujo á cenizas... En otras par7
les hallaban mas resistencia; los moros españoles defendieran
bastante bien sus costas cíe estos piratas (1) ; y los reyes cristiar
nos de Asturias )os yepcierpo en diferentes et^cuet^tp^ (i), ^9
. ♦ •
(1) CONDE , historia de los arahes de España . tomo I , pág. 2S1 j 292.
«F.n el afio 229 (de la Egira, 845 de J. G.) ▼inieron (dice) á la< <;o0taf d«
AllaboMi 54 «aveade imgiogei (•ormandoa) gfntce fleraa^ 4Ó%ítaderaa éé'lA
lUiima^ tiecraa Boreftlda, robabaA l«a polkJacioaoa,, j diegolUluMB á <p>üt<»'fr
dian liaber á las naoos con bárbara crneldi^d, do perdooai>aB mnjeren ^ JSiiiy
ni anciaooa, ni loa animalea dom^tticos; cuando ya no liallaban presas qiu
liSc«r, fiAcendkbatt y deU^ikñ los «difieiois t*Ub«»tM (Mmpoa^ y -.ttrs|l>4i2í
migoB de todo el gdaero homano.». >' '
(2) Véanse nneitroa amigaos cronicones r el del j-ej D. Alfonso III 4iceá
loi afiof 8SS áé tk era espaoota. Ifordtmani piróte per haé \empora , nostra U*
tmm p^veméruMif éeináe ai JSiepémiam ptrrexerkiei, onmémfue efis^ msKritímmt
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fMfra.\Yer^M k».iiobiáati<ios:fl«diexMi dQtiU9iiÍA^ft lailí¿abaofio«-
í^nf^loUaflulteflMÉai imftpetgábids» ^ y «0 alse^^^bao d laftiinaB
peligrosas ^expediciones. .>.>i.s' <| . ií>')ii <ot »
' ' Ob eita>claéeiertep#qu«'fuéBad, j^ tt^rMiaiQOlM Ia4/qi2^ hí-
b¡éroR«por eliuMmo lÍ0inpO'«''p«0O4«jEi§-ó «n^Qpst^ácia. Uláiuita
^ OroeoibuKlia , ^^ las quf^ipost^riormert te Ipa llevat-oii . al y¿mT
4únd y éeinaategioaes noatbriida» en lQ«».ánUgu«ifi^ S«^r«{Nft4-
Uimilas •& h^rkntigikBdades Am€rXQanQ$ihy pawiiJVií «ftmste
4M] huevo imérét'^Q prcwfnta ea<a coWqcíop. ^Qt.\eUa£e/.vé el
diadrac^^iaaLf yise^owce: inteciocineoAe ahpd^ló tanrilik
jdelos •^«tandos, quc^idrtpues debaber infiísl^do Jos mase*
y ^aaudó todiftaiiüs costas dcf Etkropa»'^fataU^'ió:por úliÁf
flpk> oiKj»i£h«airía /Q Npniíaiidia í yicdoquistóideAitaBs'el vmin/b
de-lait^fSsoUtaay el de IiagUlefffá? Soí.vq el e^odb cte.tqaa
aé fiDTDiohaa eaAas. expodicíoaes « iiu. fuera». ly orgaoiasoioor id-t
lOMoc^y se pfopdrcííOBaGun oueyo é^imppclAPte.dato pana ja«tr
gafTiddla fitemr,)if<Qitalkili4Ml An U^r'Haciooe^c europeas t» los
^Ktofifiiictotqit^ t^n di(Ícitmeale:,fc*6éisiÍMi<HH leoiáaa.íaioiirf-
iiíDttes^ ■» i-,. /-.,.--' . *i :ÍT. • '. .:. ..í
• ' lloia<|B|,!la ¡btenesanteiMemoriaidelsAeior tfiafuii
I
j :o» ' 1 ;."..: • » .•.•,. ' '.- * V : I :' :.' .•' s> .,1
IIBBiOai^; SOpí^ Et P^DftRÜAlENTO DE LA AMERH^A .^N^ EU SIGLO
I^IMO.^ f!fc}ractada 4^ .las Memorias dé la. real sociedad ^dé
i ' qnticijMrios del Norte i de i836 á i83q. ,
La hisloria ante- coloro bi ana de la América ha excitado la
|t€^j^OD,p^J)l^¡ca eo estos últimos tiempos. Se baii tomado de
difereote^ fuentes una serie de hechos que esparcen una luz
inesperada sobre una época que se consideraba sumida para
siempre en una profunda noche ; y hacia estas iaVestigaciooes
fuimos impulsados al pr¡nci()io por mas de una indicación;
Menorican insuUs adgresi , gUdío eas depopttlavermt etc. NQ«ttrM ffjpt lof
*9éÉ^t/tútt tía emlMrrftf tú grtndes cncncatrW eti A«ti(risf j ea Gtllc¿', 4ú
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después;, nos' «irévemoi áidédrlo^pov iiiá»de uitaí^fpiteba imA
contestable s 'fioslaiiinte faiMios ^smpiwnáido cori ooofiancatef
invaestigaciones ^« debian poner ea davo u* becbo ólMcvié
de los tiempos pasados* . >iio.';l , , . ;
• El descabriaaieoto de la Americpi «• «I siglo Xi.fNiedé ser
oénsidérado comonvio de losftucesos notables en la histpri* del
mundo;' y la postei^dad no podrá iv^r á los esdaadkiavbs el
honor qae pors^ttiejaiiie descubrimiento bat^adquirsAo. BspeV
ramos demostrar uno iras oiro tos hechos éaqtte'aaestra;saér^
cion se afianza ) pera po0 ahoira lo qti« en esta Memoria. oínm-
ceVnas al flúblito, no es mas qae «n sucinto' resúhiea 'Ae^fai
historia antigua de AinirtGa, j dts'-las^voticias de ideografía,
bidrognifía ébistoria natural, que se eontianen)«n la0bra-4uc
hemos dado á lúa con ^1 titulo de JMTioDrrATts'unitioiiiA im.
Gi^oenlandia ha sido antigaame¿te habitada pori:a«^ipóblatioh
europea considerable: formaba ona di¿cesis aplMrte^ Bero en4a
actualidad no es nuestro- objeto ocuparnos' de ¡«lo^ numenasos
documento^ que á este país se refieren. Recordaremos sóbmen*
te que el dese^brímiéntodela felandiaá taiedilidoa}de> Siglp<H^
la ocupación de esta isla por Ingolf en 8749 7 por espacia de
UP siglo por' una colonia de ricas ]< poderosa! Inmilia| drf Nor-
te, han precedido al descubrimiento de la América. Aquellos
navegantes, después dfé haber surcado en todas direcciones los
mares que rodean la Islandia , no debian tardar en arribar ¿
la Groenladia : j cuando se echa una ojeada sobre la historia
priipiliva de )s1áridia , sobre }a cptoní^acion de es:ta' h\í, y som-
bre los sucesos en ella ocurridos, el descubrimiento "¿e tá
América nos parecerá una coosiecuencia oatutal de las expedid
cienes aventureras , y de los acontecimientos de aquellfi época*
ÍNpiGACION DB LOS VIAGES Y DE$CD^r'|MIENTOS bÉ h6áÁlkÍÚÍ&¿!VÍ^
candína vos BNI.Á AMERICA t)EL NORTE. =: /^¿"«¿'^ Í¡?¿ BÍAftNE'^ltr
EIU^FSON ^/l q8&.
.... ^ , . il r. .
fe
En la primavera del ano 98G Eííco él rojo, desterradó.de
Islandia, pasóá la Groenlandia, y ,6c; es.tabl^ció^en.Brattalid,
en 4 .ftocsfiord. Enest,e viage le ^^QD(i^f^v.q^ dUef^n^^^p^rr
sooas» y entre oirás Heriuif ^ hijo4le Barit^ [wiwrta áé^PgpU^
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Bt'IkiMiB. ^'3
féiiiiérq)ol«ti6 de lilétidfbilIé^IiHrié esk^
«ll^Já^r^ meridional' de lá Groeiitaádia;'^ tienrpo c(u'e'sii'KU
ja<P^in«Vliácta tlM ésbüMbii^'á'fa'P^oi'ttégal A. aií/lrüelfi^ á'h^
tefidiá ^««po k' itfáitba^e' ^ j^lidf Is ; y t^^sol vló* ir^ á^ pa^ai^ fc¿M
Aéhitvííefnój'totno tenia de'ieostatnbre. 9fr éf'iit sos com|iS9i-¿>
¿érós biíbian naveg'adó jhrftá&'eiil el mar de Groenlandia; sifa
«feHhttVgb'ée dreroá á lá'véíaí'con las b^un>a«y atentó» di^l I^r-
M,-y tal cabo^de-ysiribs diás de navegación no^Míbián donde se
4Milhibáln. Guando elciéltf se 'despejó, 'TÍe^ón i áigmia distancia
•HBif tierra cubiertade árboles, sin montanas, j atrarre^áda so-^
IdnftCMé por élgñnas' colínas/ Cónlió esté 'país no se' a venia bteñ
é k^desoripc^ion que se les faaBlal betihó dé íár Groenldrídilá',^ Ib
^flíroW ít bftb¿r , jrstgtiiefon navegando durante ¿iPos doé diar,
aAen^l^ildü cuales 'aeicobrierón iiñi^ tierrVifíiha y ciibiíftf'fá
dle bosqnea. De allí navegaron en alté- nrtfr etrU rréi dits cbn
"irieMH S»d-Oeste, y desctrbtí^cni ¿trte fié^taa ^(ier*Í^ónta-
4klte y cubierta de nevBras;''RccotiocíferóV{^ cóátetítidolk' i -que
era tina isla , y no pareciendo Wén el pdiá á Hárne^ to^dí^nr^
-tercaron : adtiM «Solviéndole lá popa, s'e hrcieróti ¿I mar ^á
iel*Uii«mo'T¡eñro. Navegaron doraoteOtroA cuadro dttii con un
tteiHo teorpestúoaKor, pero Tavófable, y al cifeo dé e1lóiiÍlega->^
TOn pirtf^ñn í HeriüFrsnes en ta GroeolandíA.
:tA . • ; •.-':•. ---. ; : ' . .. ! t'*.:,i
IlkliOBlinfIBNTOS DB'LBIF Elirc^OÍNr,' T PRÍtilSK 'nCrABLÉGÉtflEl^i) 'M
-.►•li'J' iifíL. ,i. i-> 4 . '.!' •:> " i ^'i • .» I i .f ».» -kl ;-•*•!
* *'í A^dniiejhpó deípúeí dé; ésíé* vi4ge,probabíemferfle éá
slgil^^BiaV'tíe hilo .ún^ visita áÉrfc/jád/de Womegdiy iecotli
fó<Ai'9rii|¿e y, las "(terrJs áesconbi;idá%''<íu<J'KáBta' déseijbi¿rtol
El*jarl'Ié censuré por no haVér é)¿ai]!i¡na9o con'^asrátencibd
i^uelha \re^\onek,j át vólVerse Bíárne i hl GrOliftlfaVtdla'^^ké
<rat¿ dé emprender iiii ifxágiSé díéscubr}ixi{éntoá.tiiKii^;'U¡jó'(l6
Etrc él rojo','ctrmpr6'él baque dé Biai*ne;'^4rt'bárc6'eil ¿^95
IfMníbres , entré fós ctiaTeb se liallabá' u¿ feíUbán Ihmádá^Tiiíi
Ktít/; qué babrá'«Jti/dohiucb¿ tiempo étí casa dé- sií jiad^ j y
tútáadp'rUir'griíi^^^ éri iu Itíkñciar Eri %l áñóié
liiodo cóménla/aÁ e^W'hátejgíáínttósu vlkgeiyWrtbaron' pri-í-
mero al último país que habia visto Biarne: ecbafon áncW,
Segunda serie.— Tono lU 64
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navegaron á Ip.largip, y,}lpgafo^;,^ oir4^ iicrr»., ^lilHM«(/A^^
.Cjubierta d«M4rl)oJca, y qpe pr9^»^^l^^ unijt ppfjlil #iiica^^flutp«n-
Jos [o^bratt^,^ y cooi/ba DC08.de ^reoa b)^f|<}a.^ y, la }liíoiar«Ml
MARKLAfiD (/.íenra dQ árboles). Desd^ s^q^^omvegaron ^.Ao^lirg^
üoa yi?n^ iNord-este^ y á los dos diaa df!8GiibJr?^roP;««rj0i |Niw:
fxxxd^ isla sil aaidá al Este, d^ 1^ ti^rr^. l$4iir;<|r<\a en uja ^Mneoho
^prmado pfxr.^iQ^isla. y, un^ p<)pi{i^ul4 que se ioorodpciftjeai «1
mar a| Es^e j[ al Norte^ y.se 4Í!rigÍeron,hac^ elOwi^^l ^Vw«
/d^r 4 U cp8ti|,^pqoii|U4iro^ un.^itip.«fia que, -MU rio^fq^ aalia lie
.wftJ^Qde§fa^)w;a|\a ea^l q^i;,; paofÍAÚeroe g4i;eii^har«u^¡eli
i^fisfe.^¡q,,y defjjHifi^ al>g(^,4pp4^aaciaron..£oft fMe: pfügfD
.CQpsii;iijRfpfl ,prUnQrp;a)guQa3 ^l^n^Ap^ t^blaf ^.p^P puanftp
i^espui;^l;^89Jv¡^Jrpn j^sar^iUí.;^ i^iy.¡cT,u^|ef}jfp^TW¿ci»w#<í^.
|)aciosas,.llafp^a8; nías tarde i^nv^jB^pia , f(i^a^49i;L,QÍf)-GCm>-
4;l;aida9 ^fBS..cpAsirucponeaa, Leif dividió sa gBVym^MMAl^
ZQS, quí8;deb¡anjaí|tqrDaUyamenle qiwfd^p^ J/f,.poW^H^,ij[
hacer escursiones en \\o^ i^red^ores;.ji|^Qjaiero4)ir^Ie^ ree^
mendaba po alejarse mucbo, volver á la poblaeibo todas lea
joches,, y no; .se{^i:ar99. ^o. laa, e^i^edicipnes los uops de loa
otros \ cuando le llegó su turno » marchó él mismo á continoar
las esploraciones. En una de ellas desapareció el alemán Tir-r
^r,y Leij^ salió en su bus<;|a,coa ja bpp(ibr^; perp,áJl^ po~
¿ps papos l^.vijecgi^ ya.veojr en Jbus9a ct^^os.'C^pj^
Fj«»»4U Sí«f?^¿^ ^";W.9^»«^ le .CTSR<¥Bdi4 ^JafevVft,.!
lf9j^ft9pn\pcftodicrQrr: entpnfies ^r^ijo ep );?Dgua.de]l,ííprt|B,;:«f!f
^be^ffrfwy l^i^^í» y ^JRt««*^Wj^epap qti^ cpm|i,ai9MP^ .^»
l)|;)^ubrfmti5ntp;..l>c¡,^nf^onti!ad^^#ipaa y ráciippii. ¿f í^i^.aai^ j
pifka|4¡4i» gi>:> ,PRue^^ ^^ Loque decía, qp^, ^1^ .^bia na^dapa
paíf 4^ vinaij ^^ fii?\^ de Leif tra.bajj6; en^oppes ^n procurf|ir^
yiadffra&d?,.CO^t^u(^c^p? para carg^R^^l^p^me, yfin^^j^¡cog^
r4^cig^% Rijas, de,ín^^ Uenaxpij^^f obalup^. \f\[\U^^fi, est^
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,iaMpiqibH,MniOKWA¿» Mrmwh xieu slsáioiipt uím 'Mkwímoir
, ^ . j ; • , . I , f • • . • ; » r-í !•' í ^ ^ • » I)!' |i •; • : ' *ií : r- ! >.»u •
;. Bl. viage ñe h^ mrvió (ncmfsfitemm\9 áe aiaiétf»>de''MA'^
wnaotOD eo»l»GroeiilaQdiÍBi« y su bertwéNi THmvAto'fué'Hle
pacecerdeqM eite:paU bfibia »klo pbco^eaplbriaéorti^tni^ pÍMM
tprc0t«do«í baque de teif , pklié á eite cdttseíoB é iiistriHieióiiés',
y tfpiaeBz¿.8ii viagie cooSd. be«ibre& eltañd looi: Llegaroá'á
XaiUmdir eo'el Vkiland, lbi|de ipasaron el invienio,'vWié^«t-
4^Hk la ^eaca. lEn la* pvii»«vera;4a: ioo3 TliofWa|d<eflVió' eh
^ eba^pa. una pacte deiau^ntetá' bacer « <lof«ole e) Véra^
AO, un y^eidjB «deseiiboipneiiiós.ál Sur ^ dónde eiiconÍpap¿ft
jmia jtífrrabermoaaiyj uiüj<'<2<i^biena.ide arbolea: «entren Ibb iSéér
qaes y la maroo babia mas que un eatrecbo ébpacioy'lMMtíA
de areoa blanca; alrededor mucbas islas y playas* No perci-
bieroD niagima eoaa que les iudicaae.qaanqaDaUíiaf tierras hu-
bieseo sido recooocídas antes, sino una especie de quinta fa*
bi^icadf d^-iBaderaiíqtiSideaculIriérafif^eBaDarflslai^l Oikle. Al
ptfiAO. ealabiaii devudtafeaLeiMAidíriU'Air'wefaM» aiguikm»
(luio4)iTb$nrwald e^dec^zd ¿oti api Anlque al E8ié>;i después^ al
V9Vt^t{fy^r^.^H4¡tiw¿^í»k'MMkdra/jit^^^ de uf
^bo flotable., queji^Ácterraka Aioa^Ula.(dMi¿iltff)!5 j 41 qiia
lilaiii^ jUlé^éAHm i^^híf 40 .<(nilija}. .DeaderalU siguió á lo larga
Jk^Cf^(aidfitfiii^^rp0^iftf.rAsi» per.lWembocadcura deBaSibáJ-
blasmas vfi^aas^. f U^ó oeaca dé tao!>iitQniOotorii>!que'aa
avanzaba mas adentro , cerrando las bahías {Aqfdi er pargekk
/rcan)^ y qua/O^fi^ to^^ubieriQ de.árbolMtTborwald abor-
dó á él con todos sus compañeros, y mirando alrededor de si,
eiQQVii^¿:«(QarifioBa cierra 1 Yo CJai^ ten <ei|a mi liíanáÍDn.»
41 niomes(o enque'iedBsfiooiánáembarca»sé> perorbkmAf'ál
fi^ 4i«l;f«IMnQ»i«rVi U«s obíttab aobrc la armat et%d ur«í>tlM>
jp^af QPMpa^a» «ada iaw xleellaa 'ponlnBa>Skrtii4ttgs>{lís^UHlití»
laifO^.F^^ron boi%ii)a dUoa^^y maiav6Q'OclK>;cpewe(uoyé&o tm^
laMr «9<:apQ «n •«tea^oa. Un initaM«!iéeépúes'«fM'¡imaifMt«4
Xiamiiltílaid de OMpümaleasíBiiwNMidis blMbia'^ y aé:dk4gl#¿
^pn eM^>iB)loa)iQiyoDfe^ juana drfendtiPse^lwaa^^to^ a<>b>^A
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contra ellos algon tiempo', mas al cabo se alejaron ; pero de-
jando ¿erido bige oel :JiarajEO; icon^ «majtflecha á. Tborarald; ^ipñtii^
conociendo qne su berida eea «nertal, dijo á sus companeroa;
«Es menester que os. preparéis cuanto antes á marchar; pero
jiaaiealjiwi Heiareili sobre e^•Jpro^lphtorlo^blkAe^né'|iateG¡ó
:yique me seria agraiáable fijar mi ifaansioo: loquerebtonott
«diii^ era una glabra proféiica, y qüisá necesita pchrmaoeoar
»alli a]guQ tiempo* Me eoterraiéis;eil.a4u¿l sitio, ; plattCaraiii
> cruces éobre mj tumba , entiffia' dé mi cabeza 7 dé. mis pies,
«y.eH'losfoosjvo llamareis á dquél shio uOssáWBb» Dicboeaiu
\Q mufió *! y MIS ¿rdeoea fderon chutadas: en seguida se' toI-
YÍeroa á Leibbudir en busca dje:-ausieomp»neroi, y (laaaroB
allí el jovierno* Pero ¿la ssgoienié.pnmavehí (¡looS) parlieron
para la* Groenlandia : teáiaa una noticia importante ijiie eor-
QiuiMta(r á Le;|r«
-I-.. ^/. ...;•'. •.'•..'.- •= •
. i ¡ <!.:./] ENtini DKSGRAfiUM M -tnORSTBIN raiieSOll. > ' "
; . Xborste¡a;'bi§o teaoen» de Evico^ «ss^Ivíó pasar i VMttAd
fO. bu^a dcii.euerpo desti:be#m^no;;Eq'ui[i6 él mísido/navlo^
ÍBS0ogi6 uteinlOtlíofaibre^ Memas 7 hábiles*, y lieyÓMí^Mi su í<5IM<»
paniá i'su mujer Gudrida, Vagaron' popel nar todo el vél*ano
sin saber dondé^seballáUin, y al'rermiMpi'ls pnas^r itemána
de invierjio arribaron lá Lysufibrd-, en'el estatllatoWilienl6 al
QeiteideiGsrotthlajodtab Allí'imQrió Tho>rs(ein'dtiraiite'el infier-^
SK> ^ irpliüendo Qudryda á iá- prinavera' á £riesfiordl '
•»tj 'j'.i.
I
(.(:,¥»l:VfHraiio siguióme <(«a' I o<í6]íllegaroii á Grojniléiidia dos
frt%||i#p( de Islfi^dia, mandadoel U09 de ellost por <riiORirtitir', <j\ie
11^ ^a !elf ^podo :aign ifica ti.Vo. deiKAALscFitB (desf inado fi • der ' tf ft
gr^de bambino Thorfian era. rico 'y. poderoso; ^rtétleda^á
ma ¡Mistre!ramilía,:COfeitaQdoientTe,sus antepasados á dadesés,
WruegoA «I ftlH^oos, .irlandeses 7 escoceses, algunos de los cína-
]%|T>hÁbi%0 sijloiircfyes é(.desc«tdientes'de una famíliii reaf*
AopfUpaqábak av^lia^ xáonílftANraoN , que pertenecía igualmetí*
U 4 ^i^á'iaiaiUia^ distinguida. 'Mandaban el otro buque «uruk
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DB MHMllé^ Son
oakiidi.ii80N datcBreidjefiord j Taoní{Af,V'áAULk9(m 44' AuMd^&ÍH^
Gele^arbiOIx «ittU de éariviáiii (yW) eñ BranaM.^fiMaittó^^ye
Tiiotfiíúi deGéMiDA, V j bvUéndoftila pedido para ^pésa á Léif,
se isaáó oeii^^Ikd^ra'iiie el, iii\¡0ra0.f < • i: í «' -j^l i^ .;
o.El viagrá Vil) liad '€bd emomeesi . b* misttio que. ¿tiféHdlr^
■MOte, oa:asuBt(>:babiUialde donverBácioii ^ y'Tbéf^lhn'^cfdft
áhlas'iDÍtáneias'ide MI miijer '^ desas: odiigos^qM le' «rúitin^
kfaná'étnprenderle. En-lar^piMavéra deLa^fto-iod^, Kat^Uefbé
j Saorre e^tttparem 6d ni^ie,iyt'lo misino hicieron oofi él all^-
yo BiBfne y Tfaorbalt.XÍD'<e»eeD nivíc¿{ú q'ue'Tbo^biohi^Vpa^'
dre<^eitíudt<i(ü'vl9bia lleVado!i JGrroenlaiid'rá) e^iabá' nl^nAá'i'
doiíj^vHÓRWAnd^'queie había casado bixn'VRqYtHSAV bíjainaF^'
tfiraUde Efko el rojb. flallíbaie áibordo '<l«r este iMavto'WQ-
hambi^e >llÍii»exloiaiiotiHiiLD y ^qc^í^libbia eftia^' por >niuehd tiMl-¿i
|N>ibl«evvi«¡a'd«tE?ioo/x)MkM:caéadorvenii«raiíib; y eoin^'eo^'
dkiero ei» itivieínio, y 'qar conocia* íntiy bUn* la^^vme'itefi^bábf*'
tttdade .la-'p^ebiandiai Dicha» «xtpedicioímqoíistabatetltttdcf' del
oteato aneíDta 'hombres;, los cuáles se. llevaron !g4naído dé^U^^
díasTiclaseiíVpues su intento era- fandár^^ i¡. podían, r tina' eolo^
i^faK'Arribalron primerot'á Vestevbyi^', y deipues á'Biarney*
(Disco), 'dirigiéndose, Aesde allí ai^ Sur- llkcia hallüland; eü
é^ndei encontraron' manchas .zorras. S%ir¡ehdo' ¡después su di-> ^
vedoion 'al Sur, Hegai-bn^en dos dias á MJtnkvj^nú^ pais cubier^'
to«de 'bosc(ties y lleno de animales* NsAiegaron desde állfnl
S!tir*^Oebte ,' dejando la tierra 'á'Bstribord ,- ty «Helaron ^á 'kial'Ah^'
kAb^ donde'Vieron desiertos sin faoeliar alguna , y: largas- y eú^
trechas rírverais y: pantanos, á las cuales^ llamaron iroraDOSTRAi^^.
BM. DéspSMfíide' barberías ' doUadfa [ prim;ipió< á !e«(^r corlbda \¿
Horca porrbahias. ibm entre ellosidúseioocübes', ^'ml¿ y (RfetiiA;
a|tte Olaf Tfyg^WiH rey de NbrueglMy'brbk dado áf Léif, y
qiie5«rao'd«sslfoft attdadores; y l^ajándolosá' tierra les ¿>iibar--'
gai&ún qiíe 6e'idil«igieran ^1 Sud-^Oesles y reciMiocieran el [^aift.
Volvieron á losiires'dkfS'Uy^yendo'el'gonos raismios y espigas
db trigo salviigcí>,i^ne prodoeiá bqoelid lierra. Cantinudrbí^ sn
Ttag» lob mfví^gfantes básva un f)ar,age en donde formaba' el
jttav una'ptiofiinda bdhÍBi Poera ifet^Ucual había unaiislaen
donde eran- lAQy'répfdas las 'corrientes, lo-miémtí^qcí^ éh laí
bsA&íj ¥eiase en dioha.isla una caniíid^d inmensa de e^r, de
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Soft .fUIfWrA . ;
tajifw.^ff^rit ^f/t^.^e^Mtx ÍKPf>Oftible dari^ttii {iásó.'iiiii/.cballit.iMi'
huevón,, Di^rC^ i fm Mía ¿I nkMPibfWfiáe iáTEAiiiÉEV'(MU éé lt&
coi^íept^)^ y á Jo btiMta el dtt SiráMíinfiortlr (UbíA de.iaamiM
rientes). Bajaron á tierra , j aei prepararon para paaae el*»*
ti^riMK: el país era éOí eslr^« agradable , j. solo s» ocoparoii
e^^esplQfar^ Dei$pues Xhorkall ^^ilsria Jclliácía! «1 Nqfie<aBí
hi]|6Cfldel Vinlaodvy 'Karbefaé ai ccrotrerrio <|iieriajdírigiraeiaL
Sud-rO^ce. Tborhati úoú oeho ken^bcfea €é .a<?f>rfrójde eillM^ y
dQW4ÍQ9 cabos de Furdustraiidir, jr Kíabrnes; ^péfff un fcierfe
vjf)f|ta4e.0e&(é le arroja á'hi: oealftxle IrJbndavfQfi segua sela«-
ciíjfArd^ lalguiios mercáderets i¿l> y. toda aii'ig^oteí liiertm j^is»-
s<^4 y yhéroDse precbadoa á^.aervih «eomOijfM^Iav/oak. Ktarlaa^^
Sd^rrei^JKiarn^yJaiheaidiile^de iIaiek|>ed(ieioü (iSt liambcei)
navieg^roi» Jiácia el'<)ratef ijífdykgapo^' á un fiaoégeiidbiidtt aa**!
liet^o ua rio deao/laga^ ée.iatnadtaoe.eo eJ¡ iMir« ¿ i^niédia^^
t^ jittu.yja-.ieinbobadiMra'baibiaí^Diwlea is)a$* Eoirareii eitiil.
lago^! y]d»er!ofa;á .aqud páUelttombfe de AiQ#.(i^ft;)pe}« Ba laa
UafliM^S; eooonttranm oampoa tte. trigo ^Ivágev.y; en Im aaH^i
naa (racimos de uyas.íPorib.maMna deaoubcieroo gi;aA aíámoib
I^p d^.canoas^j jhilbié(H)6fei<hQobo algunas séSalcado ámkiadv
8^- aproximaron á ellos lóA éatiiiiíales; M país, l»Ípáodolea-.eQa
ai&oimhrQ*- Aquél Ion booibi'es eran«n^gfoay. feos^ 000 attctaacap*.
bdlbr^a, ojos graqdes y la oara áneba. Desp«ea dé haber- ol»«i
4H*ta4o erigimos instantes á los. reoie»: «venidos | sealqarbn Te««
BWidQ háoiae) SudrOeste^ mes allá d^l •éab)^«. Karlaer«e..f
al|^ cpoif^ñéres. babian «i£ablécaá¿.aM xé^íáfemeía eiiülo tAigÁt
la^babia t >k jslU .paaaroo él inriéríkOuJSomfné^f y ¿ff^ío miémo
\(^{gaDadpsi pttdtei^nipaocHf ltbneléebteiéDilM!<iiiHqMa« Al cara
m^m9ír/e\iM&f> 1008 advirÁiodlvna flsanaMa.Aiáigilaii oámen
l^,4c^^|s«yD0áa^iliie(!veto\aii dek Skir-OeM. ^n^beCne 1^ btaí» «m
sefialde pazyleivantaadok.efirdl aire i&a eémidfi[)fabMU(Kif(.ooaJ9
Q4al se aproximaron al ;Boii<dofOv yí^prÍDoipiMto*i descargas
lo que traian^Manifeaiía^n ;6iia/pf|íforenQÍa.ina*;ada}p<Hrílaé
^Isy^/dt' coloír :eQcarnad(ÍH y:)dai)áii!eKiríca0abip)t^¡eIes «blerar?-
menteigriMs» ()a<^ra^ ^iNif/»^)^.^ambioi»t bebiera» q^i^ ^Pf>^
l^a?> ei[i#das«yjaiizto ; pet^oJCarlaoCnp y.Siiorhe.proi^biaroa' el
Y4nder(ftfp6i^oafnhi6 de uaIi piel «ttttréAfttotoftisfreoiiMiMOü
^fUi^a^eilMigatín pbdaap de lela eíneiiriiiada , de «« palted
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áeaúékó^ifa» ft¿ «iAeroo i la'^béti» , j de'eMé' tnodo te'tíito'
el comer^i» duratite-iílgUQ riempa Pero los eftcándiimtos rie|tt<-
r«rQii«fi que ptineipifeiba á^efti^áMIAr' Itf lela , la éorítitCñcri^ ti^
TBSiAé tm.d^o de adcitio-, y lo^SkrelttDg^'eóaipraroh aqtüe^'
UoBfwdaso» ai iifismb pretrio* ^ tá) ve^^inas cttro q^élosTate^'
tvrioreei'Kárlsefne man Jó á hstbJuje^és^^tse'sirViérah'sojSsréti'
Itobe^jiMtiaficionaVoii áetta táiil^tó»Sfcréfling9fj queja cóbs^-
pfalMiii co^'^teferencia. á ofra coá4qvfier-^o$b, abandoh^tldd^
H&s nuQroaderiat po^ei gusto de'^atísrffcpr «u ^af»e!iio. SucíImIí¿'
durailte reitia tr4íic0v q«e trn toro que^ Karlsefíie bábia lleVádo'
oonsigovitaltó éé lá selva' dando fuertes mugidos^ y se'^ípan-^
Útraa'tmaio losSfa'éllings at atUe-, que se arrojarott i sus ca^
i^oaavlf ipelittton con fuerza bá¿¡a (él ^od. En h misma ¿pot»;
Giidiridffi'ffnijer deKarlaeitiéfdióátutf'O'n bijó^ é^uieu éeipu*^
ao el nooibre, de^SifOaaft. Al 'principiar él • siguiente ifirierbo*
volvieind loB Skrelliogs t!0 niufcbo msíyot Aúmero, y ms^nlfés*^'
tarbn^sus ífiieftcíoi]e8''bosliles, datado* grandes 'griios. Kanlseí^'
Bt* jkizorlevanlar e( escudo rojé y y 46s dos éjérdifos $íyátkté\Mti*
U4io/báci««l oiro, trabándose ln hataila. Yióéé' éntoilctís daét^'
uDa.irmiade flechas: los S^thellings hacran tan^bien éso de'
uoa especie.'dehonda, y levantaban en lo altóle uliá'))erehá'
«oarpeáadaiibata parecida* al! vientre ¿^ nú' carnero,' y .de víti'
eokonauílwolp, la'cuál arfojabkn'^ré lósT hotnbVe^'dr Karl-*
aeábe .haciendo grttff: t^fd^'-al tienip¡íif^de'c!Qer.''A{iodéhSse el
terror de it<id escandinavos/ y' se retiraron á lo' largó del rio.
Freydisa les salió al encuentro, y les dijo: «¿Cómo hombres
».«lieotea eooiO'' váiéiros pueden huir anle^un ptíAadé de mi-**
• serables, que podriafé tnatér euíal si feeran animales? St yo
• tuviera armas,, pelearía mejor que vosotros.» No prestaron
éX9Dti^á BUS |^ala<btafe';'<lui$o Seguirlos, pém -lo adetlMado
áe ao^filreñeai k>^td»pidi¿ , consiguiendo sin embargo al4toíi^tíí<^
)ei9én«*l botquei Alli hallé un cadáver , el de. tBoaftáAi^b «éi^H'^
Bík%Off^^ áiquida: ¿na piedra tcbata hiabia pattido! kr cabera, y
¿}'cuaiieim» ^^sa latío! m evpadaideseni^áinadA^ Tomóla', y
a^t«Btó«^'á'4efabdenié, j ^6wel p<echa de«cubie«iioi bl4ifidié>et
acero contra lutt "«Aemigtos, 4os cuates se espantarcni ti if<ét*
a^ttttUfei (nujtfr «rmiKla , y ^ Motneron<4 #iis danoas ,' alejttnd^^
ée>réiA(fndQ. iíafisidrne y'toé^dyoss^'ácM^arM áeUa^l^gianu
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do .911 ]iraloi:j.|)eno^oc(poc¡^roii qa«isvQOfV¡AMali#Q. Y^viafedhed-
ai|ue}h iie^r^i estaría h.^n. cesar, .^piie|)|pft\¿; \qí) AÍk^tA» dfe»
syu^ l^bi^ií^lQSii, pdr Ib cu(il rap}MÍe^on:.ii^re$ftff á.6«i ipab^ y
ae<pij^|)ararofi á.xerificarlo^ Nav.egfi\i*oQ bái^ia el .E&te,ryiUega<-
ro^. a.^traj^joifiqrfi. K^rj^eflte; fu^.osiüi.n unq de ktis na^io^cn
l}p8ca.d^ ,Thqr))All.'.Avaa4Ó.p«^ap!J4) M Nprte de Kialarnet, yj
ae^/^igió de3{Hies:;|k)i$^|fid^&ii9».dejafidQt U líerrá á .babor. Porl
^q^Qiiii^fiá Qp. se p^pibjf^^p^aa que bq$q«ie4 de$terlOft^ y las ai«
tp]r9e>4«! IJp.pe ^.y ilasjque ^e def4}ubr¡an lenioqce».ipabeoian una*
80^5 y P«*Ql^Bf ^ j<*>r<MIl^B^» Ik>9 Mvegfinteft (>a8a0M'«l ¡n*^
yi^ao ^^u S^rau^Gord. Siipr^e i.lujp de ^ar^efilef Ibitía eQtoii«
cef,.)res.aip(^;Qpap4p,sa)ie,iroiV)id|€^, Yiínlai^d' IttiamM YáeDto>arlt
Sai^^jC jilctg^roiji á :QlarHlai|4f.lQWf4(l« bftlfeirPiitciofAfkrelliBgs,.
Saj^[)Qd49r,fro^:dcd.<^s,;n¡ao^^ .y¡i9e. lisa^^Uevacüni, ^enaeñándolea
€¿ff¿ipi9[^f 4?l.I!|li»rte, (y ,|;>^^t^ándd|ies.€kapH^s<^Aq1lel]oa níft»
dije^Qt^ qu^ su»iiQf<}''€ pie U^n\a,|)%,ysTHiLLpi^;;y sin pédre;uiW
GB|; .q^^; lo». 3V^'liog$/, ^^^ gobefnadp^ |>or)ffe^».de lo»
q^fl^^,^ i^np se,)lamAbaM^rA4.pJafO^(y lel o^o*vA:u^tDbM: qu»
ej^^p ^4^, pp, hablar casja(%j jt qnie el.pM^Uo. vivía «n eaVeiw
n;i9. Ei^roe ^Güimpl&pix sa.^ftarA'. de; su .rula hasta el mar
de'lrlan^ftvy Ueg¿ á qd par^:.^D in(e$i4do de gusaoos^ que
4f^ti;iiy9ron su buque. Solp.$(s,sal^^iH4o^elgwQ48 hobpbrfS'^es
UD bflo-c^^ii^gkelo, eD^tUriv;»dp:di8,pQ^4e 9Peite:de.{Mra mati-
4^* qi)^¡^» ^n.presecvati^vp.^ntradpáígp^oos. ILarlaefrie co»«>
tkíuó.^tl Kiage bácia Groeplandia^ y JlegQ,iÉi.£ríe6fiok^d.> i . ;
Y14GB DB' FHKYpiSlk» HBtqS t tP^I^NBOGB^cs^WTAOiiBClMifiínO <]IB
;• : • • I , ■ .' -»■•". "I; i.; ¡ ■ . ' M" ; i, .• . MU ■
. PiuraiÁte 0I miamo v^ranp de. ípm Ueg^. ft GroenbiMiuifioa
harcp;de Noruega, inaudado ppr. dos hérmaoos! islandesead^
Austfirdir, HBLOB y finnbogb, los.puales pasaron. i^Ui el ÍAYfter^
00. FreydÍ8a< lea ofreció ha6er un viage á. Violand |. con .la ooon
<|ictoti de par4ir con ella por, .mitad todos los ipit¥t.uctos del
W«mo* .£x>D6Í0tieroa j^a?ellO| bon viniendo mte$ ta qoe cada
i|oa de las doa partidas se eompPndria de treinta hombres. ro*n
bastos, ademas dejas «Djujeres; pero Freydisa tonió y ocultó
cioco b!MAbres.mas.:6a 1012 llegaroki á Leifsbudir » y pasaroa
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vi UÁMÍP. ííi
at^ bTIÍWÍTéi*h<k El pr^cedéi' de Fi^éydísi/ causó, la cKvisioii eq-^'
t^eloi^gbfbs ¿e la^etúpresa; y está ña^f ^sédiijo con sas..aniá-:
Bbs'8 ÉÚ Alarido, á quien persuadió él asesinato de los dos heir-
iháhós y in% doiúpafteros. Después de aqoél Térgonzóso asesi-^
láísttd -i*e¿rfesó á Groenlaiídr^ \ ^úáe Tborfinn solo esperaba
ótt Viéftftó fflífóirtlUé para [iásai^ á' Noruega,. El barco qué capí-
flAélbá ,'estat)á tad ricámerité Cargado, que se diecia general-
ih^ilyé'4tíé]átíiá's habla saTidode Groenlandia o|rocón ubcar^^
gá^iéHto *fbas k^rcó. Luejgd iq\ié fué favorable :el Viépfo ; dio K'
láVélá^Thdrfinn pai^a'M'ó^uega, donde inverí)¿ y vendii^ sus
prUtIé dn' pedazo de ñiadéra ^ y fé dió pol*,€
tfrb.'IÉV*a^ttiadera dé Viáíand ; llamad^ fHdusur.''Í9iT\se(ü^ paso'
d^l^ndNi en el a^b siguiente (101 S); compró ¿n 'Sjkagefiord, eii'
el distrito del Norte, el terreno de Glaumboé', 'dbnde pásQ el
t^tb ñ¿ su Vida;'y que liábiló' después su hijo Snorice/jDácidQ
éÁ Áftiértf^ál'Guátfdtí este se casÓ, su mtfdre fb¿ é¿ iiérégrína-.
ci¿á -á 'Homiei , regresando 'dUpties á Id; casa djb so bijo en
Gfáuvnbcfe; donde 1ial>fa hecfaó'edfiBcar una iglesia, iriviéiido
sA\í por Ihobtio tiempo cpnvo una religiosa. Del hijo dé Karl-
seifbe descendió un numeroso é ilustre linage, délcual citare-^
rtios á'ThoVlak -Ronolfson, obispo de Scalboh, que nació en
i^S de Holfrida , bija de Soorre. A él se tiebe principainíente
él código eclesiástico mas amigub de Islaodia, publicado en
ríaS.^'Bs probable que los pormenores delps Tiageií de que -
beniós hablado fueron igualmente recopilados por él.
OlftáM* BOBtE 8t iXLÁTO PEXCBDBirrX.=sdl06RAFIA K HIDROGRAFÍA.
* 'Debemos IvKcilamoé de encontlrar eú estaá tradicióiiel an-
tiguas de^tUjlié ; uo solo nociones geográfic¿u^ sino' también
nn&ttcas y astronómicas que'dében servir park detef ominar la.'
posición de los lugares. Los hechos náuticos tienen 'una niu/'
I^riibiillif circunstancia , aunque tiásta' ahora no se haya
parada iMistahf 6 la atención en ellos; es decir, la designación.
. de la (cárhera de los buques t de las distancias psf^ciales indi^'
cadfrs pbf jornadas (dcegr), Por las relaciones que contiene ei
Seguada serie.-^TouQ IL 65
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5ía ^REVISTA, ^
Laadnama ^. algun^ otjrai o^ras^.g^ogr^Qca^ft 4e )«l4^4¡f poeJe
tuilcularse quj? ,la navjfMp^^ip^ fdf ud di^,s$| evaljiaba.m aj^. d
3o ínulas ^eo^r^ificas^ peco mas ó m^^pfisj^ i("^M!f^ 4^fí^^ f^t
Blemadas de i5 al |;radq.] .De la i^lá dé H6t4.ui^Ai^p^ llamada.
después LiTLA Hellul^nd (pf,q,^eño i|^ellulapd^) lifgp B^ar^e,^
Herinlfsnes (Ikigeit) en Grocolapdia, con.qnrfuecle TÍeiit9de
■sudoeste ea ciiatro días. La distancia entre este ^abp j Te^
T^nova es poco ma^ ó menos de íSq millas, lo qae conreoiiria,
•mú^ bien coi) 1^ .distap^ja recorrid^t pojr Bjarpe ^ ly ^ijeode-
«mos i la TÍo)eQCÍa del YÍeDt9 que es|;>eMafeDió.,En ífjf tiipder-
iiflii de^rip^^jQpep se représenla esta isla coqpo .una tierra com-.
puesta fin. (i^rt^. de. rocas desondra» «y de llanuras de mayor ó
menor extensión,* en que^ no s^ epcuctntran ni ¿rbol;$s ni ar-
bustos» y c^ue ppr lo mi^iTio..se lUmao.^^^rJr^/u. TSfff^. deno-.
•minacion está acorde 'Oqa,U de 4tf/¿cir, aegu|i los^^s^^dinares
«tfombraron el país. ' <:.;»:. 'f;/
Marklatvd. estaba ^tua4a al sudoeste; 4^ ^H^lluland é ,oaa
«distancia de tre^ dias de navegactop (8p ^^90.n|¡llas]• Es la.
'Ñueya Escocia^ cuyi^ descripción. luciente está conforme p>u la
»que los ^scand¡ni)vos \iÍQ¡eiHHi de MayMfnod. «El p^is es gene-
ralmente bajo (W), la costa junto al mai*. e9 baja y aplastada
(Jet>el aud fo^to the seeM^ard].^ El país es baj^ con rooasde.
arena bUnca,((vAiVa sanJ^ycUffs) que se ven mj^r desde ^ mar»»
4«i so expresó J. W. Nerrie en el New American Pilot , y oira
^bra d<e marii^a ^^ericpna^ .d¡ce^,.«En la cosían bay algwia^
rocas de ijna ^iireps^ estremadamente blanc£^ {fiifs of^xceet^^
':gfy ivhUe Jaffd\,» J^qpxi la palabra del navegante .americana;
^el corresponde á la islandesa slit '^ ioiv to eke seaward^ ^1
significado, ^el^ palabra concisa o^^ratt ^ j estafj palabra* >
ivhite sandjr cliffs\ son la expresión antigua hvitir sandar. La
llueva Q9cooia» p\ NueY.o Bf ups.wick, y el Bajo Ca|ia4/i situado
mas abaj^o del país y qne puede con^c^^arse. cqmo perteo^;
cíente al ^nilguo Marklan^d^.es^n, c^s^p^r tofl^, parces ca* .
I)iert9s de. bpsqu^ inmensos. i / < i.-
El ^i>i{aitii^ estaba situado á una dis(apc¡a de; do^.^H» de
^navegapioñ (oi^s 5o i 6o m}llai¡);f\ 8judoes(e ^p MarM^ndi^^ La
distancia de( caI>o Sable al Qa|>q Cpd está indicafU e^ Jm$ .
«)>rá8 náuticas como de (W ^.¿3j70 leg^as^ un#s Sa iqiUaft»
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te 1« iil»«il«aiAt.lil oétlflr,]eti esa kU:que farmalm ccpb lar [mim
BÍMd»>(ixlaDdidoiftl:éite'y al' ooru «1 «pan pordoodb iiáir«|pft
LtX, rcb<Hi6c0inoa a.Ma»áidtetü: iM miMváinwhí» eixmti*awK
aUtflMttboa hagto» (grunm/úi^ mOíU). l¿fi «megante» é| num*
tMt^iáa han beeha.U aaiftOM^ obéertaoml, y «seneloaM «amey
hiáflk bmaoft d^araaa {ri/t) j colea bagfas (<MrAtMi&> que m M<*'
caeDiran , diciendo que el eslrecbo présenla el áspenlo de qm
üinmufmrfg\daídi^mkd*ÍMid)¿.
Lrf palabra kiíijib^ sé ooaíponéde «oaa^ qniHé, j de nes^
aábto. Eeteraembre pvofieiie,. seguatdda' prifixabilidad'y de k
sjanujanis que; ofreoe- la ewsfi^macióa dfe aiquel tee^ coa la
qsúllft de im pavía ^ prioeipalaienia con la de lev btiqnea' lar--
geé.As qdeJMBka nsolba eieai|diiio^Me« Beko do aer>et^eaíbé
Cadf id N^sbl dé loa' »d¡oí¿. qoo «ef«fl! afganov modernoe
fyf*aa8heej|Murééidioá;iiaciMrfio,y'aegiin dft%tf á una boa»
Loa^iscaÉdk¿ra:eaéontnaioh4lli'daslerfaB iiirhiJellaa<ii:i/Yr/{^
y largas y osueohas ríbfrat y déoás istkamtít lángur ^ Súh
'tfor»lé.ün asfMM>to pariibnlsiryi.ilaa'oualea NwátfMftt ^I^oaaittK
niAitaiii^TÍhe>iiéBiaEa.»Uk>saei(|i^labradetÍ5adá áe/mrday pitH
digío ó cosa maravillosa, y de ^mnarf, dNiirgMijI'ribsrayC^lti^
phrrtnoá la:desoií|peioA de ealeéaboiabir'Ia faeeha^ }ii)ir el^autor
BudernoHitcbébek {Rup^rt m'^íe GéMgr (ff MtnfseiekivtHm)
iJUaaidnilae.¿ cdnnas de afea» qtfO^aatáb i á''f¿ menos en gratt
pñna^ faltas doitoda Tejetacions llaidaiv faertémettle \k atOtt4-
cion por su carácter particular icftíréAfy '¿íithá¿e He'tMéHtíéi$
animpaunt á/theirpeeúliarítjry. Al abéréai^Ms á la éstf feáiidad
deloalk> sr aameocabán la ati^nay 1á astlírílídátf dMistkAd, y<
en: naácbaopártesisbU k MiéIm al i^ilje»^'édc6ilitáV «ñfi b«r^
dar4e Boddlnoa pára'creev,qbrMaba én WprorÓAdidádes dé ^
«oidéUeiflade)aiArabiai4d(s]a Libbaf.» Un fédái^eáb digno
dé ■aaodegi'qqo: se advierte en aquiel- cabe, ei'ClA.' vez M ^
oaiisar prnobéeadel noa»bre ffitíPéé le ba dlsde. 'Bl iUMnó^ Autoif
lodeseríbo de «bm'inattbM:«A{ 'atravesar Idíídéiííenoiide^ ca-^
bb^ ím óbsMTadd-/«i efeeiíA tlofnléf de eó^ifirow Jbi Ótítá^t^
foméjimflm^^ meiféreobi qtfo iobtomos por éll'ánglilo' ÜéíMí
6 cuatro gradol , y no me couTencí de mi error sino c^lldd
al Toherme observé que igual ascenso aparecia en el camino
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Si4 .11 :um«i
qpQ aoaUbaáiOrf ée piiáanR#.No intentad f^icplftar «8lfii'ilMt«l
¿plfcal aolo ofaaerváré.<|tttt.este es^alTei «i» ícmémMvna^Aé igmk
^^peoíe €|jdMi«l qon •or(fréfidíó<áiMr..^e'Haiiibdldt ^en las fe*i^
|ilAde4V«fl«ffii^.i«ii.i»u«lfo[alirBdBdbc.('.d^ , toáasiai Mtt^
lUAraf fibraciar tj^ufi tubíabMtíax el cielos» Asi^ puaé, etttoitMa
i]«ifi4Áer{9.Q .laa«icim4«Mmni iiaciui^laa uee^ rifabiaa.; .Náoasl
Saacbt >G|)a^aiiK . A^M:h ^ f rJÜmomo Beanh j/.esiá anji ímb
imagüíadp. j- ' j » ui^iv/; ] oii / .»-•» b ••»•{» ).' • ' .:v , neiJn^f »
El grande Gul/streUm^ , cQ|tta Mivle^<UAnaív3|iia «aalaiihil
galfo.B€^J^Íio9> ynpasa iéntre laBléridj^fl^iiiía j.lWailai de
Slilia0i4'yise.<váih¿qiaiéLnQrf9«D.unaidáseceiim' paralela 4>ki
e^slAidel iasid de la América dttl^ISevte > esleioia cn^ taMMÍasr»
en Dt«Q' t¿3{n{)0 ^ dicén.pinafttpnótxiemTiilfi «oaataq eaoaáf féiMf
dcb cdoriMtetf)» pjledsaiiwittai^' al.>pa«igft ennd«i¿o'>ln pdáfah*
aolai 4^^Baiifi8lablai sei irí^ádOfaqdoi » iena-.(deliitMk JEKShiAéH^
noaoa de )pa;«f«b9ue9 e^caadíoM» ett{vaJbÚtaí^ateKkú>hB^
^^ Btt9^ard:y*8iiticuiwr MaHbáfai .Vineryandy atUMfMbias^aiettJ
eion d^ la grap/O&niidad de luseyos c^deise^dncontrábaa eor-
reapQoda maa iwÉI i.ta.tnlatífitia9da.á'fa«o|booad|ara del^tra-
dioile Vtiieyard* ^tie jiorda. if^^M ^«aa te UnBé ev «I dto
%glda<id(Í0la de iMiQberoa). : i . ' :? rf <. • - ^ -
I Ka()$aiM9^ 01. pral>aU9iQ<laieiapafata de^jOnrueb iSwdliid^
Qif (100^ al I^one d^ este país fikié domle «Irib&Jüirltefae céan»
<4f> descubrió ]^ l|nfra dft motíJ^A^^fae «prnmáMió taar la taiMia
qjue -^e ieíiLtieod# b9«ld; «I páiéíendoadig-eodptiainoaiel paran
^iie.fué llamado H<w (4\£r<^). ,im». , \!^ ^ :•: , . >
I . ;La; |>alal# -Hop ^n ;ia}aqde$ aígalfica. fiña i)ltbía peqveS»
foripm)^ [Kir. fA rJD^que ftene del in(eitioh:y)'Uiiai;i«baliflr'del
m^; ó If^ ii^i^.mMlerr4k^tM3ifi?icciltiidá Uiihbíai>¡AT|eaté iMcba
^rcetpoi^dfí la babía^d^. MiHuu-Hope ¿dedtfpfttdUqf! o¿aíi#
la llapim los J9idioA;.al través de4i ^uál pesa ;él)iío de^Xio»*»
MnsL^rqM^^.tipe i la^^gua^ afhíenlds.del'iMrjcnaeliaÉteclib
4e Saag«|«#M |>c|ria.j;íbe#a leatreobfl,- peaOi naiiegaUéTifer.Pé»^
Gasseue^(Hop^eat)dmMle e#|«l|qr iUltfid#.Lei6hiiáir;^Mar iaM
riba del)p#íiff prc^bj^leM^iMiej^ik bfvAioiftieyMciasidlarfiadá
I^r Ion ia4i«f^ :Mil»f|t iHaup » ,c0nai r^tjóíaua ? bf biiacialipanCiieDi)
o;;u»:í:J 1j íi-: . Mtí «; . w.;^^ 1...J •: Oija '. ' »'>ído Oimti '¿.í í>«
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w:' liaü>e«0Mél Mti|^«osir.ddBJ. alguna» inoc¡on«»«'l)a8l«ilie>«(i^
racterisiicáft iaobre él cUautíi ¿ofardU \nilidadidtel(««0ÍOv yAil
MiNiígiiieQtd aiwifca db i08'prodiáceioiie8«:Era<«keHHi»vMiliul-
00 que.leé^pati^iliie no^ había. ifecoaidad para 'alMticií)ajr<iw ^
gtoados- dé'lbacfa (mi^iftíonidp ^eáb^pain »ei^íyim»noj |»iliV.
«toiMit/Mói .7 «1 ti¿peá apenák áe .f^^'WardewMiinre' de(kí»
mismai espresiones para describir jMfñrl pats>' ^alal* temíwBtfatá**
ca.«^ t4» tUAce qué tarak veoaa jufiíe la vefetdchrtiptmhi^yrio
i hkí^§Hf4¿4'' UjíinaAle el «fttivaisQ.tda ^kioáúdai^r pOiiq«a'' '«f
WJor -qMp.'Io^ ^l^aAlts tpaí^s pOr é\x : ylMciab ,<»a ^ soeky y jsié^
dl¡^a»^]«Xendp d6<T|ittMoftJá.£[«va|x>fft porJftriWa da^TaufalMi .
}Cr|a JM>ía dt Mpuifi-IIdpin cil y¡ajerQi|idioa>;|fiiqback^/|iaiieíb»
gi^4f*(,aioaoas| bArnkyaQH paAUfi dé vitl^tiyál T>^naaalaap#d«
to deÍ^ífl|«(lQ$' r^iKrdóf.'biatorkoa ;á, iQl;ttaidQa, : llwnaa Jx
aUnojoQf; p|KÍu«||n.«l.e^¡^i4tt.'i<&tá obiervaoion/ aalai|)licáble
i, tíeqi|i04 macbfl'nia^ reciéoies ,<^ -^uellbaien qne (ftesaU
¥ÍlíPbfi9c|í>CWIl4D^MtQd54rib¡Ó«: , . 'f ' !>' : >*
Uq pais de tal naturaleza puede, llailiaráai^bien tu :fibeli
paiviSI^A4li||^^<(v Gom) que le Jkafaiao dadailoaetcándinávos
tffífiUfiti^^IfS^^^^^^^ i^ prodoceionet {ida. éllóá degAui
Vini9>?Y X ^M «llld^ (Mlafaa enleramei»te>de»|>MTÍalo aá fcjo
W^^; r- 1 SíítTí. :ri íi • . ni • - • í
^.: . "-..^ , I r'*l ' " ' \\ / ) '.' -^V ^ • -'-' • '..■'..•'*
- ;JUi VÍNi(tW«v4«f A vii$ber^ bí an«i)| ofcoía allÍHeshontáiMnk
VKAlf. E^^üift bfchtf(i(^tf d9it«^ iéiVjpoii¿0:^ASAtiitiír)oompro^
||i|d<hfO|r;Ad0¿a^d^ JreiiAtKVquemivid eo el flMiiaoaí^lé jiésú^
eif, flXLcPl^fe'iftilMef Utuijeea^dioaquelo bn rasUdo «o úpof
09|iji4t|iri|^ sinp p<K ^ r«lal(A áutéaüeb d» IfaiDaneaesitOltaí
oimaJH9lprid^d< «ImF^j daolés Sveinh EaA^idtfoa, adhaino dé
Piogato etOf aade. Sáb^sa^ c|U6Í eft)t3l di^la^biata «bandM mmdbU
en aquel país. .. ^ 1 .
^1 trigo crecía all! naturalmente {sjalfsánir hueiti-ahrar):
Cuando mas adelante llegaron los europeos á aquel territorio,
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$40 ' .i'-murm^.
bailaron en él maíz, llamado allí trigo de la India {IruUan
A7m) y que recogían los. áodíos'aía: haberlo sembrado, coa-
servaban en hoyos subterráneos y era uno de sus principales
alifveotitw. S4br« la yerba de la J8kí«¡Hi«da «a Ireote deCia-
klroes ^e laÁooliüraba iié¿rfai;lLalii¡sino*sdeeiie'eD'el día.-
-^' Elufonavhéi una especie dé^madera da admirable betÍHO^
•«hi\, proháblemeiite óoa esf^cie de ^netr nbrum ¿' de aar
mcd^qitinmm^ i^tí iCiqocí aliá.^ qae se Ihinf ajo • de f ve (KíNf^jr.
^) 6 erablo eoseirtijada {jpurJeiL mofld). y^isMtík sé-sac«ba-4#
allí «adera de «eooslrocoifa. . í ^ - t
|9Ü>í«.^a.el ÍMisqoe gran número dé «radii«i¿»' Ae'tadesresM
fwcieSk^Loi^ ipdiÓB'eligieroa oaa^ffreferefieia aquerplikmi^Yaion
detlaa catearíaa^cspdbdiBB que haoiájn. En^l dia los bdsqttfc Wái¥
lalados'én |fcan (^artfei y la eaaa te^baídk» á otr^ ^ní Los^W^
aahdliiif vps se prapocétoparop po^ media de cámbfos é%A ^oi '
Bali9Mles.del pák,' pides de eebéliait {itafiniH) y ótrti^'qd^fcr^
■laaMia.en.eldia uá riMnode comeréis muy ínlrp{>pftÍMIei ' ' '
Las jíalaa vsotnas abundaban de /i^^'¿tr«M.'B«icoiHribase at^
hre todo nna caaiidad de e«4»r (d»¿A^) eomo's^icedi» ea tí diafir
Por esta causa muchas de aquellas Mas lutjbfoé' et ni^tiibl^
de E|gg*hland(¡tlasde losliaetros). ' . * • >
< Los rk» estabaé' llenos de pesúodbs^ y parttetihrA¿rtte'^dé
salmones (/aor). Bnpootrábase gran cantidad 'dé %tteíi4n'Ía*cU«'
la. Abrían zanjas al extreme» de la tieirra '^yé bJtftibflC et'íÉatt
cuando estaba en su mayor elevación, y al retirarse las ñ^éái
encontraban en ellas fletaos {helgir flskar). En la costa co^
gian ballenas y entre ellas Mii£r(baUevia pbyaakds). Las descrip-
ciones modernas de aquel |)ais dicen también que todos los
masón abundantes de Y>esisadó , y qae a» el lM^^dl»l^fedédor
de las coátaa, abundan los pescados de tddws'eíip<é^é»'^ nofiíU
Waniq diiaaaalBaones enbs vías, yikíijI^ftbiinétí'Aar ^aai
No.hana iddávía mucho (iempaxfue lapeMtf <h!'la^i[>alftiid éta
alU un lamoC imfiortancede industria, soblK* lodb^pcMltaLté-i
ká ranwdiatas. E¿ pipobaíble que- de átií piK>^ienk'^- ti^MbM^'ífo
WhaleBóck(ioQa.d&la baUeoa) que tteae tmá' Mea sfttAAd
junto á la costa. '•* * '
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....1;.
A^ematfUé lo^ dqcoñiéatos paüttóos y geó^'i'ifeos áté'bo»
batí c^ti^rT%td<y K>s ^títós inHgfu'oé , encoülf^ítíod tiámbí^á éd
«no dé a'(^«ffóá iñán uBCírííd^'un' IhdléiJ!^ airrbñc£ni¿kl)íces^eQ ¿]^
djpie él día j fánc^cfbe téñíi^ii'áni unii (luracioD ñiías' igual' que
en '(ri^oenlatidiá ¿ IshiYidia'^i'qiié en los' dias^ mas cortos fUlia ét
sol á tas s\éXé y itiedia y sé ponía á'Iás ciiatro y media {'s¿t
kafdt paréfitarstad ofc' ¿ag¡m'alásiad um skcunrndégi)^ cl<^
níodo que el dtá tiene nueve hpras. Está o}>servác¡on coloca el
paié de qae se tratK ¿^Ji^^^'^io' de ^aCitud. Seaconne^ Poiil¿
y'é! catbo nieridlonal dé Conatiiíicut Islaiid sonde 4i^ Á(S* '¿^
htrtutf y t^binl Judith dé 4j'''a3/ JEstos' tires cabos son los qpe
Kíñifáfi Ta entrada de la 6Sbm' 'nombrada á^lualmenle Moui^t-^
Hdpe-'B«y,y ála'cual Ilamabari los antiguos Hopsvatn. Asi^.
^er,>a(ra notfciá astronómica indica la, misma, re^^ion qUé...'
¿Mñto.beniósVelaciónad'o antéAormémer
' . t . i ' . » ' * • ' • • • ' ■ •'..>. ■',:'.; j
: : .,s. • . , • . • '' •-:
DESCdBRlMIENTO DB PA1$BS M4S MERlDIONALBSr.
" • "Kl destacamento que en iqo3 envió Thorwald Erícson des-
de Leifsbudir para, esplórair lás costas del Sur , empleó de cuá-
íro á ^inco meses .en su expedición. Recorrió probablemente-
biscostaá de Cónnectlcut'^. de Nuevl^.York, como. también las
dé Nueva Jersey , D^láwarc y Marylánd. La descripqion hecha «
pO^ los abtiguo9 de estas costas ^ cpocüerd^ con la de los tn<>A.
demos viageros. » ..
VIRMAMBNCIA DE. A^E MARSON.E^ LA GBANDB IIU^I^DA. .
o ' , , • • , ' f
Los esquimales en otro tiempo Imbiiatein unftregioii'mu--
«bo más meridional que en nuestros. dias» sieiida.este un he-;-.
cbQ que resulta de, los documentos antiguos , y que se prueba^
adema» por los esqueletos encontrados en el Sur, Esta circuns-
tañcia merece sm enli>argo ser exammada con, mas, atención. .
£n frente del pais que habitaban ios esquimales ^ en los' alre-
dedores de Yanland, hábia otro pais ^ donde según sus relatos..
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S}9 .'MVIPii-
se hallaba un pueblo que vestía ropas blancas , llevaba per<»
cbas á cuyo estremo estaban a^^^^^pedazos de lela , y queda-
ban grandes gritos. El autor antiguo cree que se trata de l^
mvp^^MANriijLANí) (tierra dci los bpp^brc^ blanccfs),f)l||te^ por
«enl^l^.f^rlede^ni^ric^ f\ 5i}r ^9
la bajiia^ de thesapeat, y corawc.nd^ j^^l, -Npr^tf^..^
4el Sur, 1^ Georffia'yla Florida. É^ntfe los tindíos, Sehai«;ape-r
ses (Scha^annQs) t^e emigraron i^e Ja FlQf.id^ hac^ C^rca d|^
iiq siglo^yy^queactualmei^te están establecidos ei^etfi^Udo del
Qhio, jse háeiicoijtra^do uya tra4^^^ b>^$t9nie impottaa*
9¡s^, 4 s^b^r *, qu^ la Fl^ridái estaba en .piro t¡ein[)obabitá(jb por.
tija pueblo blanco 5 que bacía tisp dejbstrupaen^oa fie jbieifKaJ
Si se Juzg^^ri^ según l^sd^ocurnen tos aj^t¡|[uo$| ^^hjnf ^fc V^na
cpfonia crÍ9,(¡ana d^ ¡rla,ode8es, quCiSQ establecieroq an[,aolea
del ano ipoo< Are Marson^fCl g^e poderp^^d^ Reykiafies ep
Isla^ndia» fué arrojado á aquellas tierras por i^i^ Jeip^ora^^^
9S3, y fué bautizado allí. El primero que ctienta.este.befAíoi
es Rafn , contemporáneo de Are, llamado por sobrenombre
navegador de liimerick^ ciudad cpqocjda en Irlanda, donde
había vivido mucbo tiempo. El ilustre sabio islandés. Are Fro-
dei autor e{ oías antigua de Laodn^ma» que cr^,,u|i deeaen—
diente en cuarto grado de Are ^arson, cuenta que Are «ra
^onecida en^ ITiiítramaunalaod, que no se le pei:p¡t¡a que m
alejase; pero q^ue se le t^nia gran respeto. Sabia este beqbq de
su tiQ Tborkel Gellersqn (cuya testio^onio^ según díoe^fnotri^
parte, es digi)o de toda confianza)*, el cual ío' había oído á al-
guuoa islandeses, á quienes lo babia contado ThorfinaSi¿urd'^
aon I jarl de los Qrcades. fete relato manifiesta que bábía' ea
aquellos tiempos relacionea entre las tierras occidentajes (laa
Oreadas 6 Irlanda) y aquélla parte déla A|nér¡ca«
- .' .' ; : •'. : >....;!• s ' o-i:' ) *.:: • " . - i *. .i.-í- 'i r
TUGES UE BIORN i^BRANDSON T GIJ9LB1F GUDLAtjdsON.
* ' ...... i .1 ». . ,. -
'"Ño bay d^a^qqe en el mijímb pa!$ es dondenaji^ el uíit*
mo periódo'^dfe'&u vid^' biorn asbaandson.^ llamado Breidvikin-r
^ak9j[»pe;;Estc'¿qmbre és conocido en , íahisiorií^ Había sida
admitidfo en' lá célebre' banda d^ Stierciéríot d? Jomsbourgo^
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un la ba.^|la^^,pirUYal)^ii. Sarcia. Sti|i ir«]#cioi>es.f|>[x.Tbvrídli
de.)Pro<)o »; hermana 49j$i\^reGo«i^t \f aLr^jerQ^ilatoOfU^iaiad
c|e_,ifque| ^ppabi¡fjp/t^de;:p|p /j.^. obligai^op 9l.fi|ba^i|dppflMr.el,pM
para 8Íefh|)c9.J^ae| lapo 999 pai-tjjií (J«. jJ^ijaunbetQ ^ .^¡o|Ms^
iiess Q9P vieatp deP^or-f-c^ste* Q^Di^^r GUD|«4UGfOk9l,rb4|r|1|^no'd•
Thpr^a^í ,^antp|^ado del: c^lebj:^ J^iistana^p;* .Siiai;r^/S^4f Jpmt»
iiabi^. I^eg^^.p un yugode Goqercip 4,PMb)i|0;..()er4KVMi|nda>9^
lió de^ta ciudad pon ánimo, de yply'^i; 4I^lapdia,;n2hve|f%nd.Qal
Oesj^^ieo rededor d^ lrlfD${a,,viósesorprfLndidp.pof;;Wa viejAof
continuos d^ Nprde^le, qu^.le arr^t^^ipoGL.en aUat^ar^al Sufrf
Oeste, y en una ¿poca bastante adelantada del verano llegó á
un pais de nlucb^.extQnsip^^.pe^«tq^e.Bp cofipcía. En el mo-
mento de arribar á sus playas» los naturales del país, en nú--
' mero, de mj^^clfos pep tenares, saljerojí ¿L sa ^pcpenU9 ,. ^^aryca-
roif lo [pis,ino ^u^ á , los suyos , fe apo^erafrppf de ^ps , J.. J0%
atarpn. A nadie qonpcian entre aquella; £[^K)tes¿r.pero Ije^.p^r^^
ció que su ^eng^ag^ se asemejaba al irlandés. .aei^n¡crpa^€^ g^^^
ra deliberar sobre la 6uerie.de. los extranjeros, y .acerca de.j^
qebiafa matarío^ ó hacerlos esclavos. QuraAte la .discuMOii ll^á
una numerosa lu^cba^ pi^et^dida de un estandarte » y Ai^ ^Mkait
legufa.un bombrp denin^pf^ie disfrugnido, pero- apeia;np jis^ y,
con canas. Sq^^pendipse ífi ,deltbera9ÍQn,,.j^ se resolvió esli^r á.lo
que i} decidieran JE>r^ Bioíra A/5%4and^jp.,^^l cDal hf^p.^qercajr ^i
Gudl^jr^le bable ei^ id¡oa?adeJl Nqr^e^' pregun^ndole de d^n-*
aeera. Éabiendole contestado GudJeif.qpe era,|i^)^j9^éf |. pí-r,
dióle Biorn noticias de ías gentes con quienes babia tenido re-
laciones en Islandia , en especial d.e ^^u^qjuieridsiTtiurida^.df Fro-
do, dét hijo de esta, llamado Kiartan , que consideraban co-
Qio siji |>ron¡o hijo, y qu,^ era ecilonces propietario del;do-
minio de Érpdo, Los .naturales del pai^ fstabao ^ip :embargpi^
impatjeotes^^ y Pl^dian unad^cisipo. Büori^.escQgippiura ^onse^
j¡er,os á doce de sus coinpanerps, y desp\iest d^^baf^lp^ cpor
ellos, se acerco á G^udleif, diciendo que ,kia •ha)|>itaptes l^i
^'apian ponGado e) puidadp de terminar ^1 negocip*. DióIeSj Ij^^
berjiad & ^^yA ^^} g®9.f^.> .p^^o Je instó á.<|ue niarf^lia^e «en >fye.-n
]^uidá, á p^r de estar ya muy adelantadia ^ esl^.cipn,,.din
ciéndole que los habitantes de aquel pais eran malos y^ rece-.
' Secunda sá-iú^ToHO II. 66 ^
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Sao irtrttTA'
lüVMÍf y (fie poffrián 'creer que ée'Ies 'kilbik privado desHS
dereebo8.r Dio á Gutdleif un anillo de oro paraThtirida^ y
knmdt espada para Kiártan. Díjole qtre reeomendase i sos ami-
fosf, que dó faerah á -verle á aquel ^pkh , porque era yá viejo;
j tai fez lé quedaba poco tiempo quef vrvir ; (jiié el paia era
ttteosoy habhi pocoa puertos en e), y tos navega mea estaban
aietDf»re expuestos á ser tratados por los moradores como. ene-:
inígoa. «Ciidleif sé marchó^ r^esóá Dübiíb donde paso el
Invierno, y al año' sigVrfeéte volvió i Is1ai^did.Érít|égó ios Te-
galos qoe^sé le líabian encargada, y nadie dudó que el ílómr
bre de quien hablaba erá^ realnaente Bio^h AsB^andson.. .
viAga ísítL oit^pa tuco i tínland. " ' '
Puede considerarse como una Cota cierta ^"^etas rela«-
eion^ entre la Groenlandia y el Vinland^sobaistieron toda-^
ftá mucbo tffeni|K^ des()Oes de esta'épdca, á pesar de que nin-
guna noción* completa tl^án 'sobre eáte puntólos antiguos ma-'
Aoscritos en que se habla de la Groenlandia. Sábese que el
¿mspo'Ettico de Groehlandia» llevado del deseo de convertir
los colonoá & de hacerles 'perseverar en la religión cristiana,,
arribó á Vihland en ef año de iiÁi. Nb tenemos informes .
acerca del resultado desu yiage: pérO' vemos por fa exprésioi^
que se usa en el relato, cpie \lé¿6 i Vinland , y m de creer que
fijase allí su residencia 6ü viage es una prueba ma^de que sp-
éoñservablin relaciones entre los dos paises.
, • •'!... : , • '.
f
DBSCUBAISUElCTOe XX LAS REGIONES IrTíCAS DE ABIERIC|.
El primer acontecimíeoto»' según el orden cronptojglco.
acerca del cóal nos dan alguna noticia los escritos' antiguóte
és un viage tfe descubierta á las regiones árticas de América»
hecho en ia66 bajo los auspicios de algunos eclesiásiioos del
obispado' dé CaVdñar eá Groenlandia. Esta noi ¡ciarse encoentrar
Mona carta de un eclesiástico llamado Halídor, u oiro lla-
íbádo Arnald, estaMeéido en un princípto en GroenlanAiai'
peh> que era ehtonc'es capellán del rey noruego J^Iagáua ,La-*
gobaetcr. En gquéllós tiempos todos los hombre^ un poco no«-
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BbttAMIPU llt
mbléi dé GÍDrfn^Bdiá\poa¿ian bato» cboalrbiaos íexpiofino
para ar «f- Mfvtf id«ir»ntq A yerrao; á casar ¿ peacar^^líat re<««
gioiíaa «eptMitrMnBlea'qua mitabao^ ae UamattMmiiiOMiÉsitkia;
y^lda-prifieliMilail po9toa arfatf «áiVARy KRoufUKéAavBmu ti
fntamro^Aéúiéhm fmmtoé AMm éutBf BíXéaéoidSnr da DÍMS(
pavo Q|Ni piedMl>rú«¡ca, baMadhiali ii8¡a4^n la Ma dé Kingik*
toiíaó»!: íl Me '^ft ^adoé^ QS-iinaaa de* Utiuufr hétisA ,tdeuiu«si
tra ({ée loa groMvlaodefes ibaó'todatta mucbo'ibat al Norfe.. Bl
¿HidiQ panto: que benioi citadbl €6tÍBln*«il(Ilerl|e'4el primad».
bpt>e¿lq§Uaiiaea, de' qoe}«qabaiiNMí'4o'h*b1br^' Umián for ob^
jfald<aaf^kpritrikia regienea limadas el, Mdrte^ mas aHK cpSM'iohi
dMlaa queaebaUaii irbUado hasta? eqte¿cca,7> de €orisf|f«ii^
té 'in«v4toji>8<d0>KiidVifiardarheíd¡i^ d^ede. tenían los'^vbedkUat
dMcaipMT^^iWíIet de veranó (a^mi^;>y 4I daédir ábostdti^briiM
laán 4f i* Selipron ' de Kleo]difiaf*déehridl , j se frieren aei^ptMdí^
dt» petrel *yíeiitp 4e(iSar y Jdobfourfdad^ deníftede' qtte'tu-^
yrkuhnl peccMoe de) d«)ln< ríaveget^:;bercé 'i ti^eni^d' del
lieitto^;' fUÉm 'ciíando el eielo se aotaeé'^tdeacubiieron' tii«)cKlMf
kU^'f tina ^pén cMlMiid ^e'foéaii, tin eae# y ba4l»ha»."Péi)e^
trlK^ba e¿ le pdrfe tMemr del ¿eMe*, yr4iáeia el ladi^dieMfoi^
te, en cuanto alcanzaba le^ viiiaFV ^aroii> iaomea de' bteloi G>4
nocieron por ciertos vestigios que los Skrellings habían habi-
tado en otro t«aip^> aquid peísl^ p¿rb loe (Mpee leb tinpejian el
abordar. Dasfiuea ee veleiéron ed irea dies., y ^daicobrieron
nuevamente las seBales de los Skrellings en algunas islas si*
ftiailaa kl' Sarrde raía woniiiñalhufaad^ bitMfeti' (íitMiMa de
•le^)! a diaid#8MÚ¡l«o le Aieem^áeia^A iSbe i^Urgú d»
KMkifierdarheidi , como ufi ^ dó navegación ^'i^^nhmde. Eá
wífo^ pala (lekibe de noobe; pbrp el m>1 estaba ^MitiuMnfetiienté
en flbiori^nte^deridia y de noche, y et medió die en el Sor
eüeMí cá» peco.élei«doy' que coendó ím 'hombre e»Hibate«i4
dido altehv^ebdn barqniebiwlode'sett rfmos, hácied mi
lado^ busombni d^l opuesto lé> dább^aofbfe la cera. Pero á*ti
jbadie nefche estiaha un elevado comaen-Groenlaadia , enMidó
iatá^v^tt Bsks^llo^^aéo «1 Nordeatei^<X)MÍ^ues légréaafoai 4
Krelcafiardarbeidí hable sido vlaitádtt rtígularmenve , <*éHio
beubaiilMid Mtés, por ios groeDlaad«ses..Est« nombra ihdtcá
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Sti .-«EVMrAaa
q«u0 aquel f dl(b'M«faa Todeddo* ík nfltoitef^BkdA (AridbV^
s^alkstleRarlpeioim del 'vkge/ <fe preeÍB»f«upnMf ^ttttílíob^
golfo tsaia imidkv^dbiiMaioD^vjn'eran^peDdumottimiipbo» di^
di D«vc|[acÍDiitpanviatratc9Bvlai Sábt8ei)ifNir|qeiiipl»ir«|aAilot
fMvé^afiftes pftdsroéidetaqaal gólÜDÍ» á<«tUqckftíái'0láDrfiiMÍi]|
¿'un>.gbM»«b«erIor^y qtie (taRÍMiéa!modbosidMÍ>^q ngrttUTf
Ea<cuabto'á larfdotipbbeilTaciDnést'bepbafs c^ día 44 SaAlia|)ü|
Jítpríuii^ii fio dauD 'rB8wha¿o;oieftov.pttgfr.iiiH¿ayi>^t^<>¿^ffWi
drt6imQal*<laoprorbédíÍ4lád^l'ftaf(p]ibk««^ fKmtmfj/Mf dé»
cir^ W)frofúmJA49Í]dñAa )Kmoioa<|«e el. h#nibf«r:io¿i»piiÍ¥if j(
lacaltiftra de loa.oapoinktfjBa ¡lodeinQa dat^raiimir knmlpfmkftt
¿•gil^^fbrinakla por Ja:panle 8upériiHridoliJMlrck>iK><^ «feMk
dbLíbmi^rey ott}»Q. 'io^ttrl0 d«friaila'imadíhiiii«ibi'-4fléii»iáaL*
s<lKdVfdía-(SKS;4é>fiilidi».fl Awdftc) diawq«eí)eFaaif jk Saaniagob
Si «do^iMaos , ló iqtte ts Mlsiánté. pabbaiito /.^uo aquel iw^nH
et» pocp iiitit.á(naétipiide &3 giiadd8r«> •kié'^e quelite IrMiido^,
hi6 cMaraíiiiado á loa{75 gaadoadeWtltod^ptaitíriMpL ifor
Ba4 poivda ,9opclaer8e)qiáafliiaMiaáttdilatado el ¿o§alo.y.jitfdb
coaa¡gujM)ole:iMK iadíoa téi,paia>)másiflriA9ÍáÍ9iial^Í^ segiu^
ol>tfry#;¡oli t)i«aBeaia iaa ^neM^fado iMa. aalkraelof ¡a So el aí^
glo4éc¡mo«fmor#el día a&de'j«rK>l i ' wn .: . .-.t
; , jitil. lá decliaacioH del ^. era to'ffr; i9r* 64i'i • * • nn r
n .iM : !i. ialoUiquádadde la ecHptiiMUí» -n» s^S'f'^an iJ '
',:; Mmití^dg. que. Jaftoolodlaíkñ 7 fianiQ»la^iiieiileiJai4ada
lgi^lik<i«rfbNHÍ9 liat ruine* d^ aita igrande áglétia^ y de yámOi
fdi(l9ÍearÍMlÍfl»P relio ia'pr¡bcípelr|reMdeiic¡eJde<tMle«lba)aata^4a
eaaaigoieoie á IdlkAfl^lSSf ^eilatUaii tepthn^Konal y eftiiif utl
paMilii:^i|i4Ara .del aelrel üfeeacatee^ dui1iale!eLea)et¡KÍo ddiMe
Daao*dei 3"*. 4v»''^.Equ¡véle'd.kilalibaajdel!8oLdí-Klievdet Seoila^
g»>i.á rOilldiataocbie at<iparaUié> dé ^'j&'^s^/i' ¡'^imdammti (mol
UeM«al,Ncír|aiM>e«ltaeha>(dle dhnahr jiaitnfccb^enlJaíJaUíeiá
ll^ mo4^ (k Wel|lii<|tQr>t d) 'aí6yiaeeéa,%saili fdaí ^ifaea^iet
víage de descubrimiento de los eclesiásticos groenLaaBeaaa
owf^espoade^t^rao^filftiie^ii'él bariioí cbUíUnátrcíQóMif en
pi|«^oa:díaa » y *ü^yM díséailciaft geo^ráfieaa hm daKtoiaadd
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G0ttmi¿Bftért^ Jébi BlnsvaadbñCbpkiftM, «^«•099 ttros
pav^faiitfes<iÉgláiaveii««ii»tMiairQir1dM mm# pelígroattiexN
ptjfcrinnnir'' iri- m;^.j.:(. r .' „/ v ^' c ¡I - r.u! jwttí-tifíi '>;«j>
*ii»n'Mio ?.r^)'<n f».í ■'•; '/'.• j .. .\ .".4 »; íh.; • ii , i / /roí--. ííIíi -5
-./.úidu^NMrf ^láncuiiiiiitt WK^^Mtioá >m los hil6(iibsiéi >!
' • • f . ' 1
• •i ;•»::/'/. •"'O I '„• «I 'i»;ii'n <- ••» - «. ' 'h > c't» • ! »i :
f! ' >EitedeBOiri>riaiMdtiiLftte'lMcho por loa^tcltsüalioo» de^Ii«i
l»jbttiiom^^e'Ai&fi^is>f»pf 'hab0ri.lQa;fdk%j[)afteitiir las .disputa»
(fiéaMi^ide/iiqpn«iiMs)(y «l.ifttito^j; ^ei'fflmaKi ^tettíédl»
yÍMÍ|niihnmiji Mifabpdia por^ ipáfs^Btldmi^m Oáimoijp
Arce ThorlaksoD, oblsp^dp ScálhoL l4Da>relatoá>«itíl¿9 a0ÉtM|ft
p»résMBSciÍio«fcaBláy»iBie«€é |>%oaa pniabrai ^ ^ne^dívioí iq85
Us¿eilMiáiÍMB/<|lM.MabtaiW ib ^nfAkmr adcsfculkridbM'td^
QMlmiU UwUiyiiáiiKWseii^f ti*run(/ii^^ AlgnM^
«bis jé0ipiMft^p6O';¿cdm doifiriod^'^ipa^ {dopiíCM
ruégniáeAIáodia 1 pft^ai ptoipinsdkfci da íUfgi^é laqnel «pma /sel
CMlB«BjBÍO}djiid|i el.DMsviD qiM iiuipatirDs Jiknaanas Newfpumt
Miiifcá>1i0faaiiava.'(Mj¡ ■i:^i!v..'iii c/.l ■!. <• •■;■'«> uiwjMr/i.^ ."tür^
/í\nt/. I i'.j «•-:;'., -jíi/ ^i.! •** íí.-f !.. •. .»*' í¡ *>}> /... 'Hví • í .'
'i¡. tM^i^ilrt^)! •'! ./ «U(Bab.i'KittBl«A]nk BN |347«'/ ' ..-'.-...lili....
-,>i.ij ! I 'li)-. , •)::;»; ♦;;'!« í » r-i I íMíÍ)-.] / .^^ttíú '.mí 'i-f: :!■
c'.l El /ttliiaaDi.dpmipflSU^iftal>B»TADS6ff¡€ar^ ^fbe^eíaate en* lof
manuscritos antiguos, se re&ése i uli viagla de GsreentaBdia^
Markiand , emprendido en i347 por diez y siete hombres reu-
nidos en un mismo buque. El objeto de aquellos viageros era
sin duda el traer á su pais madera de construcción y algunos
otros articulas que necesitaban. Al'regresar» el buque fué se-
parado de su ruta por las tempestades , y llegó después de ha-
ber perdido sus anclas al golfo de Straumfiord al Este de h^
landia. Según la relación muy reducida , hecha de este viage
nueve años después de emprendido, es evidente que las rela-
ciones entre la Amérióa y la Groenlandia subsis^ian aun en
aquella época, pues se dice en ella expresamente, que el bu-
que habia ido á Markiand, pais de qu^ se hace mención como
conocido» y frecuentemente visitado en aquel tiempo.
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. . De$fMm 4b, haber MCorrid» d^ mái mdnkuhíiimtém^
que durante los siglos X ^ XI I03 antiguos escandÍDanM» 4ls-»
cubrieron y recorrieron una gran parte de las costas or¡enta«>
les dfi la América del Norte ^ jfE^sa eoufaiowán ^ua^sttbiisiie-
Ton relaciones entre los dos páises durante los siglos siguientes.
El Ibecho esencial es cierto é incboté&iáble. Pero* sucede ^con
estos documentos lo que 0011 tbdos les nanusevkos antiguas^ si
tueontraráií enejlos paáagvs obscuros que pfoáeaeselaiucané
0011 dBMmévp» exáoM^B j nóevln íaie*|irelieiiniab 8k|lrai eslp
atrtíH iaspofuust: cpM( se palilil|UM en so: jM§éa amqpMi h^
dkKMNÉéuloa o#lgÍMal«Si fMrf i^e todos péodaa >awfcafiua,:|
apreciar el :mbdo oooia sé Usa ioterpreíaddi* . > '< .' ii i' ^.. - /
£n «uaáto á la oQooárMeM 4 fe» teatigifaardaaoiibiMas
dkenade dfa Mahaubuestl^y 4é Bíliodé^Ua«d^7.«ttiboidk»á iá
|iaein^U^n0ia y esubkeirfidnto dai loa iMasiáiwrfoséri a^oelléi
¡Miises^ qué ékm el fAiátwde fa» péioiepaft: eapadi^icsea^¿emBi»
*ai^, nos iin|itaÉios fbr al^iauéüiuayé rafarírads»á ' flmimsipi
tes qi^e énciarvaa.las AMmwrrMiiB íoibíiicíiia' fiMa -caasUan
continuará siendo objeto de las inYestigacioneaeMsrupuloiás dé
la COMISIÓN de la sociedad real de los Anticuarios del Norte,
para la historia Aivni-coLOiíaiAiu db la* aanífawri El resultado de
dichas investigaciones, y todas las aclaraciones sobre los pasa-
fes obscuMB de l^s manusoMtaaiiitiglws^, se^^lfaihlkaiíési ¿k los
ütsuta y MaiKJáus dis la SociádayL't • i . : ^ r. i
, U'ti.
; : •.. !•••.-..
•' . - i ^ •■. ..... .; .. .■ -■ .. ■ ,!;:.!•. . i
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^ SdBAX tJk XJTKEAfÜái DB' LÓf AHABIS T MOmiSCOS.
J^f^ pufino espMiol « maa que á. otro afgonoi del mondo, ••• ^
cjM>a.ocii|)«rto en el estudio de lá Utentvra ait4bigo ; pM» qoe
en Ei^ila ef.();irtíeolAraMnle donde ios alabes han .dqado íno^i
Dumeolqede su ¡n#eb¡o y de au^enberj y ti» ^mbergo* «ortos*
son Jos tril^ulos coa/queonestios. sabios y <esBtftbfes ba«]ao^
i^enlndo el fiwido dilesta ramo de«los'Conoe¡¿iMiioi httinaoós,'
C^i^an nfB^ m EifaSa Ooceriüdcir^nites le» siglos débiMO»
^xjlo y dfípivio lépiinio elcstndio.de Jas. len^oas orientaks; y,*
sj jofi ip¡^im.illMi'iao|ic^s.qne «eneoibsj cierto debe- de ser
^e^^abo.ett i^nesUto falrifi nncboé doctosy ésdarecidofs va-'
rpnifa.i in^düim dftik leogn» det. pueblo que por siglas estuvo^
ejer^ieod^ MMiie jaob^o ana gnüii par tt de nvesl^a íierra ^ y^
^ym i^aí 1^ .gai^ iuDortal y justa firaia. ' Pero elltf es irehiád, .
ppH o^ra ^^t qnetante cieáqia iM»didif«^attaft de tAi|)ér(Aii^'^
c¡A.i)i aim jMqnieía leve^ p^te^de- lo- ffue lAeierbb, de toiqne
{)ensaron , de lo que escribieron , ^ suma» dé fo* que eran los *
áf^bes. nadia ms Un dejadb>dicbo noesitrós mayores. Bien p^e<-
df 0(pUisarie'esla<^ al pareeer, oontnHMeckm eoire h itfiistencta
de üiefftos cooqcinsieiiios, 7»¿1 ningún fnDo que delitos se ha
aa<sado^ MnqBUíos dnélore» antigoev, si éstndiaban *el árabe y
otriia kiigiú» del Orieiite s las estodiaba» | no para ¿ot^oicenlaa
ieiraa y las oofinmbres de los fvfiel^, niño para ^coplear lo
•q^^s aprea^iafL en las tareas á qneewában e&doii^áurente dé-*
^Uondwi estoest'^ ^^«)(i^'^ ^ itíra^ sagradas. Por eso,
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5t6 4ktwk ' <
qoíeoes sabían el árabe no le empleaban en averiguar, y me-
nos en celebrar nada de lo escrito, ó de lo hecho por los sec-
tarios de Mahoma ; gente , ademas , sobre opuesta á nuestra
religión, por* híi*gb{silRi^'*pTii2D enemiga 'AsfenraJIá^en nutttro
suelo que ocupó como conquistadora. Fué menester que pasa-
sen siglos , desde que , tremolando la cruz 'sobre las almenas
de Granada, desapareció de España el poder mahometano;
óetén (pe i loa rtbe^nei d^lofjínqfHdQtlíCJSUftj^o jMfBfCí¡f¡t^
cTon'y extrañamiento de la tierra en donde habian nacido, j
▼¡▼ian para que se empezase á miri^r éí los árabes y á tratar de
ellos como de otra cosa que enemigos de la fe j del estado.
Fué menester que llegase la ilustrada era de Carlos III cuando
la nación, sin dejar de ser religiosa , habia ya^olridado en par-
te su antiguo fanatismo, por haber usado lo que le iustificaUi
eak iilg«fn .modb.^) ¡nra ^ue sa^ pensape em conriderai^vIfM án-'
I)fSC««s€|á.fijÉ puebUcna sbU digno de'eBfudio'cH'Mlia^ddk-
tii^nbi^a y'produíeeÍone»v^sUac5mo.«»o duyas'gM^Ai ltt^«
iuasv.«>breiaér pMie del tesbvo:iniéleetttal ^1 línagcí hMátúno^-
61:4 uparle <r«fimÍBiiio da kíglorñi'espaftola. CasSfx registró* j
qiUao aprévvebas IflSTÍqtteBdkiIráWgas de>U btbli^eca del Ea^
Qpj?iM,'haalia eitfiekieea' gnafedád» alli cmfao aia oil|»to, y «fe^
las cuafes algunaa ,bisbi«rkn' fenecido abrasáiliis; y otraá, Sé-
gpn el de' suponer ^ b^bm» acabfdo per otroa'niedios no* tan
viol^mOs^ , igualiñeiMe fatales y aeguaiN^ La 'afÍBlieioB'iie b'
Ublíoteca arábifcorescqrialenae íúé «0 soeesof n^uMtf en' lar Mi*
^ tQri^, déiU; literatura. Bl abate jáiuírés. Iámpfé¥ttíí6 finra ne*'
gjír }|k., bastü entontas t no dispotachi crwticia' d^ ^lé \át h>á
gfífig9^ pr^Ogoa de GfManiinopla « c«a«do quedé laoiquihiildf !
el^ imperio d^-Orieol^ i ae^debieil<feqM ^/Uanuí manréoéioo de
IfS letras. de ^aftl t^^ clases. ,(i>i -
. dittofi , cuya eivudieíoo. áprntaha* ao dejaJuí de: Awttttt^ 'el
congci^ientQ! dela&oMlliefÁbígiasi<>«».olÁdóf bactr nisiieioa-
d<^,Ia obr#idel bibliote^rÍ0 espaidd, y, derla elpgiew En^eiiee^
tros, dias •q.JifL dis|)tttftdo:á,C¿«irf el defccbeí á le palmar '<|<ié»
eiitonce^ ^ Jif^vó.. E^ q«e.^|0 esi^ibé esjiiés del 4eder imiooi^-»
p^nfe Mff ffallar en seeiejiMMe ütigio \ jiero puede no eht^ '•
4JUitf decir que,^ ¿Vw^ /v^^iM^it teda lalhosoa ^m giiiiA» .^
mi^epift sin du^ft no noce DO|r Isaben dediead^le i
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D« MADRID. Sft7
pia> y llamado la agena á un estudio antes desatendido por
sus paisanos.
• Casiri no tuvo por el pronlo quien le siguiese ni para es-
cederle, ni para igualarle, ni para quedarse en pos de él á
mas ó menos, largo trecho. Bastantes años después Conde se
distinguió como cronista copiante de cronistas árabes, dando
á la historia de España una parle que le Tallaba, como era la
narración de los sucesos en ella ocurridos en tiempo de la do-
minación musulmana, según los no antes oídos relatos del
pueblo que salió al Bn lanzado del terreno que por largos
años fué suyo, tanto cuanto de los cristianos sus enemigos.
Ni Casiri ni Conde lograron vulgarizar estudios que en
España debian haber sido mirados con afición suma. Verdad
es que los tiempos revueltos y angustiosos en que vivimos
desde cerca de cuarenta años aeá, mal consienten trabajos que
piden en quienes los siguen , y en quienes los han de disfrutar
y premiar, haciéndolos con eso posibles y fructuosos, ánimo
desocupado y sereno. Poco puede atender á cosas pasadas
aquel á quien dá 'sobrada y afanosa, y no grata ni fácil ocu-
pación lo presente. La sangre que hace tiempo está inundan-
do nuestros campos es^mal riego para, que la semilla del saber
prenda, brote, florezca ó fructifique. No se ocupa bien en el
estudio científico quien diariamente se ve obligado á estudiar
el modo de mirar por au vida y su hacienda.
Y, esto no embargante, es todavía vergonzosa la incuria
que entre nosotros reina relativaniente á las letras arábigas. No
ha podido hacerse mticho para su cultivo; pero algo, sí, cier*-
ta mente.
Un español mozo, criado en tierra estraña , y dueño ^e
mas de una lengua moderna, ha querido últimamente dedi-
carse á estudiar la que un tiempo lo fué de la mas culta por-«
cion de los españoles. El señor don Pascual de Gaj-angos , des-
pués de dedicarse al idioma arábigo con aprovechamiento, has-*
ta se fué á morar en la hoy no agradable residencia del Escu-
rial para continuar, en cuanto le fuese dable, los trabajos de
Casiri y de Conde '^ pero, mal patrocinado y aun desatendido,
ha tenido que desamparar su pais natal, llevando á Inglaterra
}os conocioiientos que ha adquirido en España para que alii
Sfgunda icríe— Tomo II. 67
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Ssi8 REVISTA
á lo menos $e áifañdáti^ editándose que con é\ qnedéit sépnl^
taclos en lo misma huesa.
Del señor de Gayangos es (según fama) eJ articulo que en
la célebre Revista de Edimburgo da á conocer y juzga la
l>¡8lor¡a dejos Reyes Católicos, hace poco escrita por el erudi-
to y liberal anglo-amerícano el señor Prescott, Allí mismo
nuestro compatriota da muestras de su saber en el ramo que
mas cultiva , cuando habla de los últimos sutiesos de la corté
mora de Granada.
Pero en otras obras dé mayor cuantía se está ocupando el
señor de Cayangos, Y, aunque entre estas no deba eontarse '
un ligero opúsculo^ que escrito en lengua inglesa bá pobijca-
do sobre la literatura de los moriscos^ todavía e$te mismo tra*
\bajo ligero, á que ahora se hace referencia > nierece »er coiyv
«ido y citado , y apreciado en nuestra Espafia.
!No8 dttin acaso que la literatura morisca v «^casa e&can^ *
tidad^ en calidad de precio no subido , oomo escrita en ooe»^
tra lengua, parte es.de la literatura eastellanaV Peror, «a prk-.
mer lugar, aun en la lengua^ tal como Ja- iflanejabáDr los ^s« '
criiores moriscos, se notan diferencias de lo que es DiAnéjáda
por los cristianos. viejos. Y, en .segundo lugar; aqciel pueblo
ai cual la persecución-, justa ó injusta, provechosa óperjudi'*-
cial ^llevada mas all^*de donde-ir debia por razonea^e eon^e*»
ciencia, ó solamente dilatada hasta Blpuato^ni que )a ju&lifi*--
caba una necesidad doloro.$a, hizo extiFanjero mo antw*^^ lan-
zarle allende los mares, merece ser estUKliAd4» mp^iií^fot fo
-mismoque apenas se sabia de él sino que padeció oprc6Í0ii>
*que se rebeló, y qge fué expulsado de allí donde 100!^.» mo-*'
rada , y habia tenido su cuna.
Difícil parece que. los moriscos tuviesen im lugano Anima
de darse al cultivo de los, letras. Pero ello es ^ue, sefuiicoft^
'ta, estudiaban y escribia[í,.y hasta bactan ver$aa» y^ solo,
con el fin de dar desahogo a sus penas en laoieiitaéiciñe» sen-*
'tidas, lipage de poesía no, el menos belto^ ai el mesoíi aifrada-»
^ble á los lectores, ,
jLas muestras que presenta el señoir de Gayáng^' d» las*
composiciones moriscas, bao de ser nuevaa á 1>ás(aiitest lilf ra--»
nos españolas, y á cas>i todos los extranjeros. >^oae -puede der'
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^©5 *^«**% Sag
óir i|ii:a^ean d^ealld^ éúperipr^^ ^pitfo pa^éc<fal. nf^nsó qué
hi da á luz casi como hallazgo suyi) ^ al^o enamorado de' Ü0
bien que estima en ciértd ^tade p^pio. Pero lo qUe se debe
afirmar es, qu6.8onLgéperó exiránOyique,ti lierteáe éspáaoJ Id
mas ó aun casi todo, liei^^lgo de extranjero. .£ñ~lai palabras
mismas-, y todavía maséli ^1 corete delá/r^se j eh ejii\ododf
MQQebjr y presentar lai* i<lea$.de los eséritóres moi^is^os, sé
coDpce que soi} de un jfue^lt^ po venter^niente amalgamada
con el de . Castilla. Qui^n haya coiaversada en c^teílapo con los
ja4íos.,que pueblana pibrs^iar y- Isi'.cost^ berberisca', frontera
á nuestras |ief r:^s. meridiondiles , guizá encontrará 1 como suce^ ^
,^de {il. ea^íiojt^ de es|e, bre^ irU'cülo, un tani.o de semejanza
entre aquel -id jolina liablaido.y^l'id¡piija jscrilacle los áulpres, •
dfi'qj»&.el 9^mK.áeP<^qp¿os^iipí Mfozos*^, ¿ '^ ^ i. .
Rebajando yarios-grsHdos dé la altura 4 que^el.elogiador de
nuestros. mprigfips poius á 1^ i^6critore$, c^ups obras\recuerda,
. todjüiúa.c|ued£i que celebrar Y que admiráren^ los produocicf^
> nes de un pueblo desveñttiradó, al cual li'asta ahora se piutab^
i conio ind.ús{rJQSo., pero qo co|no eiite^idulo;» ó i^ ^ menos cu*»
yQ^ente.ndinii^nio no se suponja pcupado^cn el' cultivo de las
letras. Y en. el señor de Gq/angos\ dis^Ipándcüle la patüral
panttf^Udad áobcas á/que tiene, según sé^ vé, cariño; de buen '
Xu.ior.y.guai:d.ador.^ uipy^ parecido en?su clase y valor al amor
de padre , debemos dar alabaiizará la jclilígcncia oon que pro-»;
cora dar á conocer riquezas nuestras literarias , cuya existebcia .
ignoraba jpl. Inundo. Dejipetecer es que jsiga en su carrera, y
que de cuanto averigüe y sppa de los .árabes de ríuestra Espa-^
fia desconocimiento á sus paisanos y á- los extranjeros. ¥aldria
masjque en. España fuese donde se Imcícscu trabajos semejantes»
los cuales, aquí se podrian emprender y. seguir Qon mas y mejo^
ríes medios, y mayar aproyecba^iiento que en otra pdrte al-
. g^ina. Pero, pues, no CQñsienrcit. ni la estrechez de los tiem-
^ que aquifavore^zQ^ el patrocinio del gobierno tales empre**
sas, ni la agitación en- los ánimos y su distracción á otros cui-
dados que se comprendo lean ¡escritos sobre materias como es
la literatura arábiga, no está de mas que |)or agenas tierras .
se divulgue la famii de autores que iiacidos.en £spaña ,. si bien
de gente no una cpn los Cfislianos españoles, son honra de
.•'•.*.'■ • • ' ' '.
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53o . RSYISTA
iuiestrO||ueIo patrio. Días vendrád mas serenos y felices que
estos que alcanzamos ahora , y entonces ó el misino señor de
Gayangos^ ú otros que como él trabajen , podrán emplear sus
tareas aquí mismo en público provecho, protegiéndolos, el go-.
bierno y los gobernados, con lo cual quedará laboreada y be-
neficiada en nuestra tierra una mina , rica sin duda , cuyos
tesoros intelectuales nos pertenecen ; no siendo de suponer que
despreciando su valor los dejemos por siempre desatendidos.
Ahtomo Alca^l Galiano.
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DI MADklB. 53 1
**¿CCAL ES EL MÉTODO O SISTEMA PREFERIBLE
PARA ESCRIBIR LA HISTORIA? (i)."
D.
'bspues de los muchos y escelentes discursos que se haa
pronunciada acerca de esta cuestión , grave por su importan-
cia, difícil es añadir nuevas ideas sobre la materia: voy sin
embargo á indicar brevemente el aspecto bajo el cual me pa-
rece que debe consideVarse.
Los historiadores de la antigüedad no escribieron con ar-
reglo á un sistema: asi en este como en otros ramos se dejaron
llevar del instinto de su genio, pareciendo sus obras mas es-
pontáneas, por decirlo asi, que las de los modernos; como si
aquellos, y especialmente los griegos, acabasen de salir délas
maáos de la naturaleza y recibieran sus inspiraciones. Ello es
que en las obras de los antiguos historiadores se ve el sello pe*
Cttiiar del autor; distinguiéndose mucho, bajo este concepto,
las de Herodoto, Tucydides, y Xenofonle. No consideraron sia
embargo á la historia como una mera narración de los he-
chos; y antes bien Aristóteles, que en todo se muestra gran
filósofo, expresó que la historia debia contribuir á la ense-
ñanza de la moral , no menos que la poesía.
Mas en manos de los antiguos no podia la historia aspirar
al carácter de universalidad á que ha llegado entre los moder-
nos; y que es hijo de la mayor civilización y del trato mas in-
timo entre las naciones, ó por mejor decir, del espíritu del
cristianismo^ que predicando la fraternidad de loa hombres,
fue derribando poco á poco las vallas que los dividían. El amor
de la patria en las repúblicas de la antigüedad era egoista^ si
puedo expresarme de estí^sucrte, y no salia fuera de loslími-
(f) E$le «rttculo %¡t ha formaclo con los niateríalei de iip discurso í^ud^
pronunció el amor eii la Seccíwi (te Literatura d^l Ateneo de Madrid.
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53a REVISTA
tes de cada estado: los griegos apell¡d¿iban bárbaros á los tiá-
hitantes de otras regiones; y los romanos, creyéndose destina-
dos á dominar el mundo, casi miraban como un acto de re-
beldía el que algunas naciones osasen defender su inde|)€nden-
cia. Estos sentimientqs. habían de influir .necesariamente en la
Índole y carácter de su historia ; la cualno pudo tampoco de-
jar de , participar del. ^j/?//'¿/e¿ papular de Grecia y Homa , en
sus mejores tiempos.
Como puede decirse que en ellas la vida pública lo ábsor-
via todo, y que sus hijos moraban en las calles' y plazas 'mas
bien que en sus hogares, no era de esperar que sus histoHas
entrasen en muchos pormenores, á que suelen descender las
que se escriben en tiempos modernos: él aislamiento 'y retiro
«n que vivian las mujeres en aquellas repúblicas, y el estable-
cimiento de la esclaí^itnd , tan común en ellas y en oirás "na-
ciones de la antigüedad, no pudieron dejar de influir basta
cierto punto en el modo de escribir la historial mal se podía,
por ejemplo 3 dedicar una parle de ella , como suelen hacerlo
los modernos, a notar jcuidadosamente los adelantamientos de
las artes y del comercio, cuando en Roma estaban estos ratños
abandonados á manos esclavas, y solo se consideraba como
honroso el manejo de las armas y del arado.
De lodo esto resulta, á mi entender, que la historia de
los antiguos tenia que ser muy distinta de lo que es entre los
modernos; y que si bien del>en. estos Imitar las bellezas de es-
tilo y otras dotes , pertenecientes á la parte literaria , qué tan-
to hermosea las obras de aquellos celebres maestros, sería
tomar UQ rumbo extraTiado, sujeto á no leves peligros, em-
peñarse en seguir paso á paso sus huellas; no siendo posible
que sea el mismo afondo de la historia, cuando con el tras-
curso de. los siglos ha cambiado de todo punto la faz de las
sociedades humanas.
En la edad media hubo únicamente lo que podía haber:
crónicas y anales ^ reducidos á la seca y desnuda narración
de los hechos. La ignorancia tlé aquellos tiempos se oponia á
que se escribiese la historia' con la extensión y profundidad
que le corresponde ; bastando, para convencerse de ello, re-
cordar á qué estado se hallaban reducidas las naciones bajo el
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atüADRiOb S33
nEfgtfñeii Cendal. E^cá^á era la..coiúUfiicaciofi antte los disiíu-
tos estados ,- entpe los pueblos, entre las personas: las clases
estaban divididas por nauros qué las separaban; y en medio
de la óonfu^ion y desorden á que daban frecuentemente mar--
gen las guerras y discordias intestinas, no era fácil que se es^
cribiese una ¡Ustoria^ propiamente dicba. Fortuna grande fue
(y lo indico ^ aunque de paso^ porque iio veo que se. haya he-
cho mérito de eiloen esta discusión) que se recogiesen mate-
riales preciosos en. el retiro de los claustros; y que aprove-
chándose los monjes de- las ventajas que les proporcionaba su
▼ida,^ apartada del bullicio del mundo, y escudados con cierta
viánuinidad y respeto que les proporcionaba la santidad de su
carácter 9 se dedicasen á cultivar los estudios históricos, ha-
ciendo este señalado servicio á los adelantamientos del espíri-
tu bumaoo.
Perjo.estos esfuerzos y por útiles qujé Fuesen, no podian^ su-
perar obstáculos que no estaban al alcance de los hombres:
cada escritor no podia escribir sino los sucesos que presencia-
baó que llegaban á su noticia, de un modo mas ó menos con*
fuso: el horizonte que estaba delante del historiador era muy
f^QI*tO-;.y 0.0 pedia el escritor campear con aquella libertad y.
desembaraso^qoe conviene á la historia.
Tjivo esta que ser, en aquellos rudos tiempos, militar y
religiosa, como.la edad en que se escribia: tenia por precisión
que reducirse á contar con candorosa sencillez combates y mi«
lagro^.
Mas apenas despuntó la aurora del renacimiento de Ins le.-
tras, aquellas crónicas y anales no podian satisfacer el ansia
de los que acababan de descubrir entre los tesoros de la anti-
güedad excelentes modelos de historia. Ahora nos suele acon-
tecer lo que á las personas acostumbradas al regalo y deleite,,
que á veces sienten tal fastidio y hastío, que prefieren los
manjares mas comunes, por tener gastado el paladar y desear,
nuevas sensaciones. Nos agradan las crónicas de los siglos re-
motos; |)ero ni pudieron ni debieron gustar á los que acaba-
ban de salir de los siglos de ignorancia y barbarie en que
aquellas se escribieron. La edad media divierte y encanta en
las novelas de Walter Scott^ en armerías y estampas; pero si
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534 nsvisTA
la IiubicraniQs visto en su deforme realidad, cred qiie se dt^^
vaneceríau muchas de nuestras ilusiones.
AI admirar las obras maestras de los ant¡g,aoS| que reciea
descubiertas tenían todo el atractivo de la novedad f natural
fue que se des[Teriára vivísimo el deseo de imitarlas: asi la /Us"
toria tuvo que ser clásica en lo» siglos XV y XVI, como lo
era aquella edad^ .confirmándose lo que se ha dicbo con sumo
acierto por el Sr. Gil y Zarate ^ en el diseu'rso que. pronunció
la otra. noche, á saber: que la bisloria ha {^ariieipádo^ como
po poJia menos de suceder , del espliitu del siglo en que se
escribía. Fué por lo tanto indispensable (ya se repule como
un bien, ya como una desgracia) que los bístoríadoreft de
aquella cpoca se dedicasen á imitar loa modelos que babia de-
jado la antigüedad \ huyendo de la sequedad de la crónica, de
que tan cansados calaban, y procurando por este y otros me-
dios eslabonar, por decirlo asi, la civilt^acioa antigua y le
moderna<
Este fue el propósito,- este el cotKito de lo» escritores de
aquel tiempo; siendo fácil inferir de todo lo expuesto por qud
la historia tuvo que mostrar el sello clásico que se echa de ver
en los autores italianos d<;l siglo XV y del siguiente, asi coma
en los historiadores coptempuiáneos de otras nectones, y muy
especia'Imente de la nuestra. . . v
En el siglo XVIl tomó la historia el carácter Closófico^
propio de la era^ El influjo q.ue ejerció la Francia, durante el
reinado de Luis décimo cuarto fue tan grande, que se exten-
dió á toda la Europa; siendo esto efecto también de q-ué el
terreno estaba en casi tedas partes ma« ó menos preparado. El
genio de Voliaire ejerció una especie de magisterio universal^
y el mismo afán que le impulsó á llevar la filosofía y la po-*
lilica al teatro, poniendo en él la cátedra de sus doctrinas, le
bizo que con el propio Gh se valiese también de la bistoria.
Con razón se I^e considera, pues^ como el principal fundador
de esta escuela de histeria filosófica^ que tanto prevaleció ea
aquel siglo;, habiendo tenido discípulos e imitadores aun del
otro lado del Estrecho (á pesar déla rivurulad enlie amba»
naciones), como lo fueron llunie, Gihbon, Iloberlson , y no
IK)CQS dentro de la misma Fruncía , como iMilioi en su hisit^riu
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Mt KAOflll». 935
nnií/ersal^ y Rayoal que exageró los defeetos de aquella es-
cuela en su historia Jilasófica de los establecimientos de los eu^
rápeos en las Indias.
El tícío capital á que está expuesto ese método de escri-
bir la historia , consiste eu que, lejos, de conducir al camino
que parece mas natural ^ examinando los hechos y deduciendo
de ellos las consecuencias que de sí arrojen , inclina á seguir
un rumbo opuesto; formando el autor de antemano lo que
puede llamafse\m sistema f j amoldando á él ios hechos, vio-
lentándolos á veces para qne vengan á la justa medida, como
en el lecho de Pfocosto. En este caso sucede á los historiado-^
res lo que á nuestro laborioso y erudito Marina , que presentó
en su Teoría de las Cortes todos los hechos y datos bajo el as-
pecto que coDvenia al fin político qne se había propuesto, aun
cuando fuese á costa de la exactitud. Adolece por lo tanto es-
te método de escribir la historia de uno de los^ vicios mas per-^
judiciales i su carácter de veracidad; pues nada cabe tan con-
trario á ella conM> ver todos los objetos con un vidrio de cier-*
lo color.
El extremo á que habia conducido la escuela Jilosójicay
Irajo, como era natural, una reacción contraria; y si aquella
ostentaba á las claras su deseo de ensenar, se tanteó un nue-
votmétodo de escribir la historia^ afectando dejarla reducida
á narrar meramente los hechos, presentando los personagcs,
y dej4ndolo6 obrar por sí mismos, sin que se descubra al au*>
cor. Agradó esta novedad, por su extraneza misma , no menos
que por el lalénto de su ilustre autor, Mr. de Baraote, que
bizo un ensayo muy feliz de este génejro en su hís tarta de los
duques de Borgoña, ^
Ehla manera de escribir la historia, que podernos Ilamífr
descriptiva ó pintoresca ^ no deja de ofrecer cierto agrado , imi-
tando la ingenua sencillez de las antiguas crónicas y anales: lo
.cual agrada en la edad presente, can^ad^ del espíritu del filo-»
aofisnio y ansiosa de novedades. Hasta me parece que este gé*
ñero de historia ba naeido de la noi^ela histórica , y que á no
baber habido un Walter Scoit , quizá no hubiera c&critu su
obra Mr* de Barante. Sea de esto lo que fuere, creo que este
ouevo método solo puede apropiarse á ciertos asuntos y no á
Segunda serie— iono 11. 68
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v^
otroi.: es ppsible. presentar como eií la. escena á los ilu<|áe» de
fiorgoSa» nquella estirpe de. héroes; pero otros periodos bistó**
ricos no lo consentirian , sia expomerse ú dar en una sequedad
insiirrible. Ya ^^e se piouui cuadro^, coii«'¡ene qae tengan
colorido, y que presenten las {¡gttras como de bullo; no basta
la simple y árida indicación de sus contornos^
Recientemente* ha apareci.do otra nueva escuela de escribir
la bistúria , á que han dado mucba fama dos escritores de gran
talento., mozos ambos, coQipafieros. y amigps» Mr. Tbiers y
Mr. Mignet, quienes batí publicado al mismo tiempo j como
á competencia una historia, de la revolución de Francia* A esr*
ta luoderoísima escuela se ba dado el nombre á»/utaUsta^ipo¡t
cusin^o al presentar aquel grande y terrible acontecimiento,
aparece. como anulada la voluntad.jde los hombres, cual sise
vieran arrastrados por la irresistible foer^ del destino. Ino-
portuno fuera detenernos á examinar las ven^aja^ó ij^coove-
Dientes d.e. este método de escribir la historia ; baste por abo^
. ra decir que eslá mas expuesto qtie otros al defecto gravísimo
de no ser. aplicable sino á ciertos y cbotadQs.asajUos. Cijando
se trata de un trastorno universal^ como el que causó la r^
yol^cion de. Francia, |)a rece efectivamente qtxelossiicesoiosis^
mos lo arrebatan todo en su violento qnrso; j los itulivlduot
se muestran tan pequeños,. que apenas se perciben; pero r^
soltaría una especie de caricatura^ si se me-permite esi*.'ejt-
presión, en el bccbp de aplicar aquel método á la vida común
de las naciones y á tiempos bonancibles.
Después de haber bosquejado rápidamente loa principales
métodos de escribir la historia, si se me pregunta: ¿cuál es el
preferible? diré con ingenuidad que no soy de la opinión 4{ue
expresó él Sr. Galtano con tanto ingenio y maeslria; porq^jie^
al tiempo de admitirla , siento cierto escoEcer ó escrúpulo. A
- primera vista parece que na cabria, una historia mejor que la
que reuniera todas laa principales dotes de las mas avenlaja--
das; asi como (para valermede la misma comparación que usó
el citado Socio) seria la suma perfección de la pintura el cua-
dro que reuniera el dibujo de Rafael, el colorido de Murillo,
y la gracia de Corréggio, por ejemplo; pero, aun convinien-
do en ello, siempre tropezaríamos con la principal dificakad.
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DB 11 ADAID. 537
reconocida por e'K nélismo' Sr. Galmno, .4jP qué et<C reunioó es
'^lyposibre.- Mas diré (auü cuaxido parezca unir paradoja ) : 1119
queda la duda de sí seria ó na el b«lb ideal de la hMioria
aciiiellá eo que se reuniera lo piejor derlog dÍTersos métodos)
{Midiendo muy bien acontecer le que oon^nn^ semblante, en
que se reunieran las' facciones de muchas personas bermosi^Si
-7 que sin embargo pudiera resultar feo ó desagradable. Tan
piertó es qué la belleza requiere, eh cualquier gépero que sea,
' cierta cohsoQaiicia j arcnonia entre las tátias partes .que coín**
|)onen el todoí
^ ¿Cuál es, pues, el método preferible para escribir la bis-*
toria?..,. El que se aconíode mejof. al asunto: es la contesta—
* cionque, eñ mi concepta, puede darse. No me parece posible
que uii mismo método sea adaptiible á todas las materias, por
distinta y aun contraria que pueda ser so índole y naturaleza;.
-y por otra' parte opino que defa# haber cierta -afinidad ó ana-
logía'enire el modo de escribir la historia y el fondo mismo
^Cretta. Aclararé mi concepto, por si no lo-heexpresado bien,
* ' con algunos ejemplos.
-Isa guerra y conquista de Granada, que duró diez años
como lar dé Ti^bya, y en que^se ejecutaron tantas hazañas, pu*
diera muy bien escribirse por el método descriptivo ó pinto^
rcscoytsín grato á la imaginación. Aun no se ha pintado aquel
cuadro, tal como concibo que pudiera. hacerse; pero desde
luego salta á la vista que unos héroes como Ponce de León,
Pulgar y tanto» otros comro contaba España en aquellos tiem-
pos, darían mucho realce á la historia, conr solo presentarlos
tales como Fueron.
Ahora, si en lugar de aquella conquista se tratase de es-
cribir la historia de la guerra de ia independeticia , no con-
ceptúo que ^'debiera emplear el mismo método; y antes bien
creo que ha and<ido muy acertado un escritor contemporáneo,
que ha imitado en su obra la manera de escribir de nuestros
historiadores clásicos « á lo cual Se prestaba el asunto, lleno
' de elevación y grandeza, que recordaba la España de oíros si-
glos; sin 4;ontar la índole de nuestra lengua, que convida á *
dar al estilo y á la dicción cierta pompp y gala, Pero si , pa-
sando de aquella época , que podemos llamar de gloria» bu-
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538 BBVISTA
biera queticlo atfuel atitor ú otro escribir la bistoria de los seis
anos qae se subsígurerort , nrte parede que hubiera hecho bien
en coger el pincel de Tácito, atrevido y fiícrie, que quema
por donde pasa : ya no hábia que pintar combates ií¡ hechos
generosos; sino delaciones, persecución, miserias; el abati*
miento de una nación que acababa de mostrarse tan grande,
contrarestaodo y venciendo al mayor capitán del siglo.
He chffdo eltos ejemplos, p^ra dar á conocer oorejor ctíántd
debe ateriders^ á h. índole propia y peculiar del asunto, al
adoptar el método mas propio de tratarle; debiendo ahora
Yionclüir, para no ser molesto, con una deflexión que me pa-
rece sumamente importante*
De la propia suerte que $6 ha dicho, y & ttii Ver Con i»azon,
que cada especie de gobierno suele perecer por el arbuso de
$u principio constitutivo (asi por ejemplo, el monárquico por
el poder ilimitado de un solo hombre ^ él aristocrática ^v
empellarse e» recoticfeotrarlo en muy pocas roatios, y el de—
mocrátieo ó popiUar\ por extenderlo demasiado á la muche-
dumbre); asi me parece que respecto de los diversos métodos
de escribir la historia , conviene muóho contener dentro de los
debidos Kmitesel principio peculiar que lo'diétingne. La histo^
ria clásica debe evitar el excesivo ornato , las repetidas y lar-
gas arengan, el hijo literario, por decirlo asi, que tanto
agradaba en otros siglos, y qoe no gusta tanto en esté, mas
dado al fondo de las iüeas y á la realidad de las cosas. Este
mismo carácter dé la edad presente aconseja qUe no se haga
demasiado alarde de enseñanza ert la historia Jilosófica ; y que
mas bien que á sistemas ó verdades abstractas, se atienda á
suministrar dalos lítilcs y procurar ventajas efectivas. Por lo
tocante á la escuela fatalista^ es tanto mas conveniente que no
^alga de ciertos límites , cuanto pudiera llegar, en manos po-
co diestras, á destruir el principio de la moralidad de las ac-
ciones; y á fuerza de pintar á los hombres como privados de
libre albedrío, y poco menos qué' como meros instrumentos,
se convertiria la historia en una especie de tratado de estática
' ó de mecánica, en que solo habría que calcular las fuerzas y
las resistencias.
Tales son, en suma , las reflexiones que me ocurrcií acer-
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01 lUNii». 53^
ca de la eaettion pendiente; y si bien no son bastantes para
resolverla del modo y forma que seria de apetecer , por lo
menos podrán servir para ilustrar algún tanto la materia,
que es upa de las mas graves que pueden someterse al examen
de un cuerpo literario.
Framcisgo Mahtinvz db la Rosa.
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'■y
- 5i(o • «»Vi»A •
(&üiaii»(DS m
CArSAS POR QUE DEJAttÓH BE REUNIESE LAS CORTES BT SV
REINADO.
ARTICULO I.
\^on justicia cetísarán los escritores contemporáiteos el mé-
todo estrecbo y íniserablc observado por ncieslfot ^me^síidos:
juira escribir Ta bistorm , ycóú razoa I^^cbaoan la iiBperdo-!>
nable falta de ha1>er8e limitado á parrarnos }as Tfdá3 y laS:l|a->
zanas de los reyeB » echando en olvido y pasando ea aíteneio íes
costumbres y los adelantamientos de las Eáciones. Eóiper4» es^
tos mismos escritores que tan infle:tible8-«8e knaéstrsn con síss
abuelos,^ han incurrido én Otro error y-«Ome|ido oirs 'Mta«
que si era disimulable enlbs pasadeis siglos, es ioméceeedstfit
dé itidulgencia en el presente, al que tanto Se Je meaudesa
loff adjetivos de filosófico é ilustf^ado. .
G^nsiste la falta que aoonciamos en no baber eoosiderMlo
dignas de so plunáa sino las épocas aquellas ea que liaa bri-
llado grandes hombres^ ó aqqellas en que los acOútecioiieEtos
ocurridos han ido acompañadlos de grande estrépito y.ootver-
sal admiración. Todos los días vemos- multiplicarse los volú<«
inenes que tíos hablan de Carlos V y Felipe U ; y como ai no
fuera tan maravillosa la Caída de los imperios como su eocum^
bramientd; como ^t no fuera tan sobrenatural la máquina en*-
cleoque de los pigmeos , como la robusta museolirtura de los
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ra MADRID. 'S4f
¿iganies, apenas encontramos alganas páginas' donde verter
amargas lágritnas á la infeliz memoria de 16$ demás príncipes
austríacos*^-Todos los dias vemos reprodaciirse las pinturas de^
Lais XVI de Francia y Carlos I de Inglaterra , y cokno si no -
fuera tan terrible la muerte de un Monarca destronado, ocur-
rida en pahí extranjero y al son de. las risotadas de los ctrcuns*
tantea, como Ja de otro Monarca ^ue deja su cabeza en el ca-*
dalsOy apenas se nos dioe que Jacobo II , penúltimo vastago de
los Estuardos, pasé á mejor vida en San Germán.
.. ^Semejante. conducta, paturalhima en escritores ateos, és gran-
dtmente impropia de los fitifcofos cristianos. Estos últimos de-
bieran haber considerado que al enviar tus géfes á las naciones
la alta sabíduria de aquel Dios, sin cuya iroluntad ni las hojas
de los árboles- se mueven ^ lo miémo les adorna con grandes
-«Ktrtudes que les afea con repugnantes vicios ^ si asi lo requiere
la naturaleza de los sucesos, cuyo cumplimiento sé ha decre-
lado para aquella época. Tan manifiestamente sé deja ver la
Providencia cuando arrancando d^ las entrañas de los bosques
al'feroz Atiia le arroj$. sobre la Euir<^ y destruye por su brazo su
carcomida civilizaciov, como se deja v^r ouapdo habiendo co-
lecado en: el trono de la Gratt.Bretada á aqníel Monarca estú-
pido que declaré , la guerra i las ereeocias de sus pueblos , le
Cflüenliía.stts pr»yectoa Teaccioitarios bpeieüda ^ue sea tan im-
priideiKe y desacertada su política, que ponga en la boca d^ sus
panidaríOB mas acérrimos, los carénales y el PootiBee^ estas
stgüifieaines espresiones: «Foraoso aerfr exedmnlgar al Rey Ja-
tsúbo tino qiMr^mos que nos arrebate co<i tos desacier'los el
poco calolioismo que ños queda en sus reinos. »
No ha sido esta la manera de juzgar Ae nuestros faiíitoriá-
dores; y el desprecio que les* haft impifrado loa prfnoipea que
luteievoii non rapooadó éwimo y Bniitado entetidimiemOf lé» ha
koeiw recroreder ante el hechizo de Carlos II , y ha impedido
qita^e noa diera una idoiuoabal de $u' reínaéo (i)^ Ne^ seremos
(1) Algunas obras hay escritas «le Jaeobe II , pcfo m»y pncas del hijo de
Felipe IV. (Jna de estas , y (|ui«is la que roas noticias contenga, es fa qtte bajo
eT fífnUf de *la Esptfitt en ¿írmpo HrCfMoi //, freseni4o nar coleccáoo dé Car-.
t«r4ekefnb»¡j|dor St«|hopp.
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S4a BE VISTA
nosotros 'segorameate^Jos que ncgoemos las miieriaft y ruía'»
dadés de que se halla atestada esta página de nuestvi historia;
tii mucho menos seremos de aquellos que no viendo sino la
piedad y el religioso celó de. este Monarca, le califican de
principe excelente porque fue devoto, y le creen dignísimo dal
cetro porque quizás fue dig^o del incensario. El mismo Dioa,
que convida con el reino de tos cielos á los pobres de corazón,
manifestó que qoeria para el reino de la tierra magnánimas
adalides , cuando escogiendo á David para gefe de su pueblo,
le hizo vencer primero á su enemigo en singular batalla^..^.^
¿Pero basta que un Monarca sea hnpotente para que se paami
en silencio los acontecimientos que ocurren d^irante so domi-
nación ? Y la época de Carlos II ¿ fué por ventura tan estéril
que no dejó nada para la historia ?.... Fácil nos seria pintar la
rapidez increíble con que iba desapareciendo del mapa político
la antigua monarquía de nuestros padres: fácil nos seria pintar
postrado en el suelo y sin fuerzas para gemir al mismo lecm
cuyo rugido ensordecía en otros tiempos á todo el globo ; pero
no es nuestro ánimo detenernos ante una pintura tan triste y
desconsoladora: otros sucesos acaecieron , en aquel periodo de
nuestra decadencia , que no siendo Ain ruidosos han sido meó-
nos examinados , y qué debieran sin embargo haberse atraído
la atención de los eruditos y la critica de los filósofos. Uno de
estos sucesosi y quizás el mas importante, fué la abolición ta*
cita de la antigua institución de las Cortes : atH^iciob lánto
mas digna de examen , cuanto fué mas estrana por haberse ve-
rificado en el reinado del príncipe mas débil , y cuando menos
robusto pa recia el trono.
Varios han sido los escritores que nos han dado ooenta
de tan singular acontecimiento , y á pesar de la admi-r
racioft de todos ellos al ver derribado por una mano tan sin
fuerza como la de Carlos II, aquel antiguo cuerpo , que aun-
que escaso en poder desde la época de Carlos V , habia sid#
consultado diferentes veces por sus sucesores , ninguno se ba
detenido á examinar las causas que produjeron semejante ano-
malía , contentándose los' mas investigadores con anunciarnos
algunas que pudieron ipotivarla* Señálase entre otras el ejem-
plo venido en aquellos días de allende los Pirineos , y créese
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geAeralitiettte que sin la pr^ntacíon ele Lttis XlV al Parla-'
tniento no hubieran dejado de convocarse nuestras. Corles; pero
esta causa extranjera no podía ser lan eficaz como suponen los
qtiela alegan, y aun nos atrevemos á afirmar que ng podía ¡n-^
Huir de manera alguna en la marcha administrativa de nuestra
patria. Precisamente los españoles combatíamos en aquel tiein^
po el giró político de las ideas francesas , y nuestro go\)¡erno
tenia por malo todo lo que leoia sU origen en aquel país. Y
DO podia menos de suceder asi; porque el gobierno español,
partidario acérrimo de la corte pontificia , miraba con ceno á
la Fr&ocia ^ que si caminaba a pasos de gigante á la monarquía
pura , mas que á costa de los derechos de los pueblos , era í
costa de los pretendidos derechos de la Tiara.
Sabido es que estableciendo Luis XIV/ por medio de sus
elérigos el derecho divino de los tronos, y asentado como
máxima indudable que los Reyes recibian sus coronas directa-
mente de Ips cielos , había arrebatado á los Pontífices la con-»
sideración política y el poder temporal que habían tenido sus
antecesores, desde que les plugo á algunos príncipes confirmar
au dignidad haciéndose consagrar por uno de ellos. Esta doc*
trina del clero frapcés y del Soberano de aquella nación , ha-»
bia desagradado á la mayor parle de nuestros teólogos-, y es-^
ios, que eran los únicos que dominaban la conciencia dé
nuestro monarca , le habían hecho concebir una ojeriza inven«
cible contra la Francia entera. ¿Y se pretende que siguiéra-
mos en esta época su ejemplo? La influencia que han tenido
los franceses en nuestra España no tuvo comienzo hasta lia
agonfa de Carlos II y el encumbramiento del primer Borbon:
hasta entonces no habíamos recibido otras inspiraciones que
las de Roma.
Pero 00 son estas las razones únicas que enervaa esa opi-
nión que* atribuye á influencia de la Francia la no convocación
de nuestras Cortes. El movimiento hacia los gobiernos absolu-^
tos era general en aquellos tiempos : la Europa habia visto en
poquísimos años la restauración en Inglaterra ; la GonSliludon
realista de Carlos XI en Suecia , y la abolición del gobierno
popular en Dinamarca. ¿ Diremos por esto que la Dinamarca»
la Suecia y la Inglaterra verificaron este cambio político en
Segunda serie. — Tomo II. . $9
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544 MVISTA
tus instituciones por influencias ext|*anjera8?No, porque cada uno
Ae estos pueblos tuvo sus causas para verificarlo. Igualoient^lat
tuvo , y robustísimas , nuestra patria : recorramos los acontecí-*
iníentoa couiemporáneos, y vereaM>s confirmado nuestro aserto»
AMAGOS DE UNA REVOLUCIÓN POLÍTICA.
Siendo de menor edad Carlos JI á la muerte de su padre
Felipe IV, quedó la monarquía á la mierced de la Reina viuda
y de la junta consultiva nombrada pap auxiliarla. Aunque el
gobierno era difícilísimo en las apuradas circiinitandias de la
nación, no faltaban ambiciosos que aspiraban á ¿1, tn^^ P^
deseo de solazarse en su regazo, que por el ansia noble de saeri-*
£aarse por su c^usa. Contábanse entre los pretendientes mal
fogosos el P. Ev^rardo Nidart, favorito de la Reina, y el infaki*-
te D. Juan de Aubtria que habia venido á la corte desde Oca*
2a , deseoso de quedarse eñ ella para siempre.— *Era el pri-
mero un individuo de la compañía de Jesús, natural de Ale^
inania, que habia sabido grangearse con su fanatismo el aprecio
de la madre del Monarca, y que á los empleos de inquisidor g»
xieral, consejero de Estado y otros varios, habia reunido el pode*
rosísimo de confesor de S. M. — D» Juan de Austria era un hijo
^Mistardo de Felipe IV, que envanecido con su nacimiento cona^
piraba abiertamente contra la regencia y alimentaba eo secreta
la atrevida esperanza de Ceñirse un dia la corona. Agitados de
su ambición estos dos personages do perdonaban asedio ala-
guno que pudiera acrecentar su influjo, y acercarles con este
' acrecentamiento al térmico desús afanes. El P. Everardo acu-*
mulaba con este objeto cuantiosísimas riquezas, y repartíalas
cátedras y los empleos mas influyentes entre sus colegas de rOf
ligion, colmando de mas honores á los que mas adictos se
manifestaban á su persona. El infante , cuyas miras eran mas
elpvadaa, se presentaba en público muy amenudo revestido
de toda la pompa de su dase, y procuraba atraerse á la mu-^
phedumbre ostentándose popular y generoso.
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• DE MAORI0» 54$
Estas demoslracíones (le D. Juan, y los sentimientos que bd-»
Ma manifestado soliciíanilo |mra su leclio á las hijas de lo^
principes mas [loderosos de Europa , y mantenlando correspon-
detitia no interrumpida con las cortes extranjeras, alarmaron-
é la ^eina viuda y á su consejero espiritual, y dieron mayor
fuerza al odio inextinguible que- ya de antiguo se profesalian*
No se atrevían sin embargo,^ despecho de sus deseos, á des-
terrarle de Madrid , tanto porque no se tes presentaba un pre»
testo plausible para ello, cuanto {K>rque temían á sus adicto^^
ouyo número se aumentaba de cada dia. Tampoco el infante,
que correspondia al odio de la Reina y de su confesor con otro
odio igual al suyo y de raices mas profundas , se atreyia por
su parte á declararse contra su gobierno, temeroso de que'
aboriafen aus planes y quedasen frustradas sus esperanzas.
Ed tales circunstancias vino á despertarnos del aparente
letargo en que yacíamos un ruidoso acontecimiento funestist-'
mo á nuestra España , que lejos de encadenar las bastardas
pasiones que en la corte se alimentaban, no hizo sino desatar-^
las mas pronto y con aciagas consecuencias. Pravalido el Mo*
narca francés de la debilidad de nuestras fuerzas, y deseoso
de ensanchar su poderío j suscito la cuestión sobre el Estado de
Brabante; y alegando por todo argumento político que la Rei-
na, su mujer, no habla podido reaunciarle , se valió de la ra-^
zon de las armas, y se hizo dueño de la Jatelenia, Lila , Duay,
Orcheis, Fornay y Forney , la Atra, el Bailaje de Fornos, et
Bailaje de Bergas^ la plaza de Jarle Roi y toda la Borgofía* Es-
te acontecimiento, que debía haber unido los encontrados pa-
receres de nuestros ilusos cortesanos, fqé celebrado con jA-»-
bilo y algazara en el palacio de nuestros Reyes; y no porquo
creyesen los palaciegos' en una victoria fácil y gloriosa , sino
porque proporcionaba á la Reina regente y al Padre Everarda
el suspirado momento de alejar á D. Juan de su prescnriaé
Dominados por esta idea, qué tornaba á sus corazones la cal-
ma que el influjo del infante les había arrebatado, llamáronle
á' la junta consultiva inmedíataunente, y tomando la palabra
S. M. procuró halagarle invitándole á que se pusiera al frente
de las tropas, y {larliera para ^Flaudes á castigar el desacato de
les fraaoeses. Ño agradó al bastardo de Felipe IV aquel honor
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546 «ftvfstA
qae se le dispensaba, y penetrando los misterios qoe enTolvia
ana invitación tan inesperada , cnidóse de reprimir so enojo j
contestar en tono festivo , mas con palabras llenas de inten-
cion j de veneno. — ^^Ni un momento , le dijo á la Reina , va-
cilaría en marchar á Flandcs si no hubiese entre nosotros per->
sooas mas dignas de tan elevado puesto. Entre nosoiros se en«
coentra el P. Everardo, y pocos habrá qae duden de nnestro
triunfo 8Í toma sobre sus hombros esta comisión.» = «Quizás, res-
pondió el padre jesuíta amostazado con las espresiones de
D. Juan , quizás si mi estado me lo permitiera volvería con la
victoria auxiliado de la providencia.»=«No sé por que razón os
da escrúpulos vuestro estado , le replicó el infante; siempre
babeis sido religioso, y á fe, á fé, que adornos veo sobre vuet*
tros hábitos que no os sientan mejor que os sentaría la espada.*
Mas qoe bastante fue este brevísimo diálogo para enconar
los ánimos de los consejeros ; y probablemente hubiera termi*
nado la conferencia con desagradables demostraciones , si en-
trando el de Austria en cuentas consigo mismo , no' hubiera
reflexionado que le convenia para sus fines colocarse á la ca-
beza de on ejército, y aceptar el mando de la espedicton que
se proyectaba. Hizolo así; y saliendo á pocos días para Galicia,
punto destinado al embarque de sus tropas, dejóá la Reina y á
8U favorito coutentisimos con el logro de su objeto , y á la Es-
pana entera impaciente por ver coronado de laureles al herma-
no de su monarca.
Mientras se alimentaban estas esperanzas, entreteníase la
oórte contemplando desde las boardillas á un cometa de ex-
traordinario cuerpo que aparecía todas las noches bajo la figu-
ra de una espada, y en consultar á los astrólogos sobre el mo-
do de aplacar á aquel cometa que creia un anuncio de la có-
lera divina. Mas poco tiempo había trascurrido desde que se
notó por vez primera esta 'aparición , cuando ya tuvieron los
habitantes de Madrid que bajar los ojos que habían tenido fi-
jos en las estrellas , para clavarlos de nuevo en la tierra que
les ofrecía otro acontecimiento precursor mas infalible de mau-
les mas positivos: acababa de ser puesto en prisiones D. José
Malladas, hidalgo aragonés, amigo y partidario de D. Juan , y
habíasele dado garrote en el mismo instante sin sacarle de U
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DB MADRID. 547
oárcel , en virtud de una órdea eacrita de la real roanos
Tan atroz atentado contra las leyes inflamó de nuevo á Ion
partidos , y abrió un campo vastbimo á los comentarios y á
las hablillas. Decíase por unos que la muerte de Malladas ha«
bia sido un asesinato cometida por instigaciones del P. Eve—
rarda , y contestábase por otros que el hidalgo aragonés había
sido enviado por D. Juan para asesinar %\ santo confesor de
& M., apoderarse luego de la Reina, y proclamarle Soberano.
Pero entre los varios rumores que circularon hubo uno que
no carecia de fundamento, y que justiGcó la alarma de la r^r
gente, aunque de ningún modo el castigo del aragonés: afir-
mábase que entre otros de los papeles encontrados en la male«
ta del hidalgo habia un horóscopo del infante, en el que se le
anunciaba la corona; y esta voz no era completamente infun-
dada, puesto que tal era entonces y habia sido siempre el au-
gurio favorito de tedas las personas de su séquito.
Tras este suceso que tanta sensación habia hecho en los co-
razones, vino otro que acabó de conmoverlos. Detei^ido D. Juaa
-en etreino de Galicia,. ya^ sea porque las fuerzas enemigas que
\e aceoliaban le hubiesen impedido la partida, ó ya porque ha-
biendo meditada) nuevamente su situaeion creyese malograr el
éxito de sus proyectos separándose de- la Península , hizo re**
nilncia de su destino en 27 de junio de 1668; y la Reina, que no
juego bastante la falta de salud que protestaba á tan estrafio'
procedimiento , le confinó á Con&uegra por decreto del 3 de
agosto del mismo ano-
Asi andaban las cosas áe estos reinos, cuando los primeros
pasos del niño Rey y b educación que se le daba hacian pre-
ver los desastres de su reinado. Ocupábase S. M. en visitar
conventos; divertíase en imitar el canto de las monjas, y no día*
frutaba de otro espectáculo que preparase su ánimo para el
gobierno que del que le ofr«cian los melindres y las hipérbo-
les de los locutorios. El 24 de octubre , dia que tenia desti-
nado á pasear los claustros de la G>ncepcion francisca, pre-
aentdse en palacio el capitán D. Pedro Pinilla á la hora misma
en que iban á salir SS. MM., y habiendo solicitado y obtenido
una confecencia con la Reina madre , resultó de ella la prisión
inmediata de D. Bernardo de Patino, hermano del secretario del
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548 REVISTA
t
infante. Esta prisión no hubiera dado motivo á ningún gcn^r^
A» ftospec^ sifio hubiera sidq seguida desuna orden pasada al
marqués de las Salinas^ .para que trasladándose á GMisuegra v^f»
rificase la del confinado ; empero dióse esta orden, y aunque no
•e encontró á D. Juan» como se esperaba , y solq pudo saberse
su fuga por una carta que habia dejado eser¡ia« se agitaron
profundamente los bandos encootrnidos, y se apercibievon {tara
«I combale si alguno de ellos le provocaba.
D< Juan á su vez no habia rehuido la manifeslaoion de sos
pensamientos al escribir la 'carta que dejó para S. M.: fingía ea
ella res|ieto y veneración á la regencia^ mas ya no disimulaba
el encono de su corazón oontra el P. Everardo, ni disfrasaba
l6s planes que tenía forjados contra su persona* «Declaro,
»decia S. A; á todos cuantos leyeren esta carta, que el
*úoico moiivo verdadero que tuve para no pasar á Flandes
«fué el apartar del lado de V. M. á esa fiera (el P. Nidart), tan
• indigna por todas razones del lugar que ocupa.... Esta acción
1 dispuse, medité y pensaba ejecutar sin escándalo rí violen-»
ncia, mientras no fuese precisa otra fafa conseguir mí inteiK
>to, que no era su' muerte como su mala conciencia le ha hechtf
«temer; porque aunque según la niia, y loque toda razón pedía
«debía quitarle la vida por las causas comunes del bien de la
«monarquía y particulares míos, y para ello he tenícto no so*
«lo repetidas opiniones , sino instancias de grandísimos teólo-*
«gds, no he querido aventurar la perdición de una alma que
«tan probablemente habia de ser arrebatada en mal estado.—-
«Voy á ponerme en paraje y postura donde asegurada del
«traidor ánimo de ese mal jesuíta « puedan ser mas eniendidas
«de V. M. mis humildes representaciones, que siempie serán
«encaminadas á la espulsion d^ estapeste^ y librar estos reíaos
iide ella y de las calamidades y trabajos que por su culpa pa^
»decen los pobres y oprimidos vasallos.»
Esta carta, y lo que bahía acontecido anteriormente, dieron
«na animación y una vida á la corte de Carlos 11^ qjie ni pa-^
recia propia de aquel siglo, ni de aquellos degenerados aspa-
Solesque tanto habían olvidado su primitiva orgullo y sa pa^^
janza. El piedra jesuíta y la Reina regente mandaban sfiresurar
el proceso form^ado ooatra el bastardo ; loa partidarios de ásla
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DE MADftlb. S49
escribian folletos en au defensa , que circulaban ya iqipreaojí, jn^'
üianusorilos por entre todo el pueblo: sda enemigos tambieü^
imprimian por su parte apologías del confesor real j sát¡ra9>
QoiHra et infante, y Madrid presentaba entonces un espectá^
culo parecido al (|ue ofrecen en la-acttialidad hk «mprenta mi*,
nisterial y de la oposición en los gobiernos fepresentatí?os. »
Esperanzado- el de Austria con el maraTÍlloso efecto que:
produjo su primer escrito , y Confeneida, de que babia bri«'
Hado el cUa de sil triunfo , rompi¿ las trabas con que él mis-
010 por pirudeticiA babia cíonténido los ímpetus de su ambi->
cion , y dirigió proclamas subversivas á las ciudades de ^oto
encurtes, anheloso de atraerlas á su partido. Este paso tan:
osado y revoluóionario sedujo á las provincias, fascinó. á los
pueblos» y Heno de tal pavor á la Reina y á sd privado , qu0)
les obligó á transigir con su enemigo , llamándole á lasrinme- •
diaciones de la corte para negociar con él , y ofreciéndole s»
amparó y protección. Dudó el infante si admitiría este ofreci"^
miedK) ; mas conociendo que era hijo de la cobardía y que fa—* ^ *
vorécttf á siis intereses su aproximación á Madrid ,. resolvióse á'
salir dé Cartiíluña y emprendió su viajé, escoltado de alguna*
caballería qufé el duque de Otuna te habia Cedido. Este via«-
jfe fue un pasieo triunfal : los pueblos todos se apresuraron á'
\ictofrearIe como á su libertador, y á prorrumpir en impreca-f
cienes contiiá sjAs pérsegní<tores. Los buII¡cÍG«os festejos eon que-
k halagaron los zaragozanos , y las esperanzad qde se leian. en lea;
semblantes de sus adictos ai saber que voltia al frente de algupaí*
trOpa, hicieron ccínocer á sus adversarios; Qufpqne .muy fard«'
tx>r desgracia suya, que no había sido él mejor medio el escogí*-,
tadó parra conjurábala fempéstadqueles amenMibe, y qtteesr»»^
srpiftada yaf sobré sus cabezas , iba á estallar y á 'dispersarles» '
Efeótíramenté ^uéedró asi r apenas babia llegado D» Juan'dt»
G nádala jará cuaiído ya pidió la remb*oióA^ del padre jesuita y*
su destierro de la monarquía. En vano qniso la Reina reéislir
esta péfidón ; crecía por momentos laefei^vescencia délos áni-^>
irios ; ardía por instantes el fuego de los partidos , y ckMitvaM
riat lo <(tíé todo* nti pueblo deseaba sin tener soldados aguer«>
ridos , prontos i repriníi'trle , bubier» sido comprometerse á %í
misma , y exponer á la capital á las terribles 'cOnsecntnciaa
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S5o ' REVISTA
del desenfreno de lá muchedumbre: cediq » poes, & M. oomo
lo aconsejaba la prudencia , y libertó á la corle de los males
qae contra ella se agrupaban. Pero la separación del p^re
Everardo no calmó al bastardo de Felipe IV : S. A« no le ha-
bía perseguido sino porque su privanza le servil^ de estorbo, j
desembarazado con este primer trianfo , lanzóse á los que:I<9
faltaban , no ya como un infanta celoso del e^^plendor del
trono , sino mas bien como un tribuno furibundo que ankeln
inaugurar un sistema para que le coloquen á su frente y le pro-
clamen su gefe los seducidos. Y en prueba de ello , ¿ coál faé
su primera tentativa una vez conseguida laei^pulsion del con-
fesor ? Pedir la formación de una juntfli en la que culmitiéndo^
S0 obser-íjociones por escrito de todos los ciudadanos , se proce-
diese al alivio de los impuestos y á otras varias reformas en Ja
adminia^racion y en la milicia; pedir que fuéseq derribada to-
das las hechuras del padre Everardo , y todo esto pedirlo oon
to&o tan altanero, que mas que de petición parecia de man-
damiento. Semejantes exigencias eran ya escandaloahimas , y la
Reina no podia acceder á ellas sin degradarse , aunque se ha-«
liaba sin fuerzas para sostener su negativa : la formación de la
junta que pedia D. Juan, ofreciendo colocarse á su cabeza^, era
mas que reunir las cortes, era mas que consultarlas, era crear
un cuerpo de nueva es|iiecie para convertirle 4 su tiempo en
tribunal político que dominase al lifonarca y á los poderes le-
gítimos del Estado. Tal fue sin duda la interpretación que se
dio en palacio é tan descabellado proyecto , y esta la oaosa
prmcipal de que se mandase levantar gente y formar una Gi-
ronelia destinada, á conservar el qrden en la coronada villa, y
servir de guardia.á la real Persona ; mas la muchedumbre, que
es coando padece lo mismo que los enfermos de muchos aSos
que renuuciao desesperados la medicina, y vuelan llenos de fe
tras del empirismo, no pensó lo mismo que la G>rona , y ar^
rebatoda de entusiasnpLO por la junta del bastardo se propuso
defenderla á to4o trance. Y la defendió , y persiguió de moer»
le á la tropa que «e bahía creadp para el sosten de la autoridad
soberana ; y las calles de Madrid se vieron mas de una vez re*
gadas con la sangre de soldados inoceules , victimas de tu Rr
delidad y su constancia.
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DS MADRID. S5l
De afta manera » y aorprendieodp la Yolantad del Monar-
ca, logró el infame apodei^rse del gobierno \h}co á poco , hasta
qne pudo por último desterrar á la Reina' viuda y remover
con 811 destierro todos los obstáculos que se le oponiao....
Abora bien : á vista de estos aconieciniienR)s, ¿ para qué
buscar en naciones extrañas la causa de no haberse reunido
nuestros procuradores en el primer periodo del reinado de
Carlos II ? ¿No fué un motivo mas que suficiente la alarma con-
-linua de la córt% el pav.or que tnfuodian los proyectos de D. Juan,
y el espíritu de oposición que iba cundiendo en los pueblos?
~ La Reina viuda y la junta consultiva tenian fijos los ojos en la
revolución inglesa; babian visto las negativas de las cándaras á
TOtar los subsidios; comparaban el carácter de aquellos tribu-
nos con el que desplegaba el bastardo, y estremecidas ante el
cadalso de Strafort (i) y Carlos I, siguieron el movimiento ab-
solutista que estos desmanes justificaban , y rehusaron convo«
car unas cortes que se babian convertido en Inglaterra en tri-
bunal de' muerte para sus reyes. Por eso decía entonces Don
Francisco Ramos de Manzano , que debían escusarse en todos
tiempos reuniones de esta naturaleza ^jr mucho mas en tiempos
turbados jr gobiernos de menor edad.
Las causas porqué dejaron de convocarse en los deroas pe*
r iodos del mismo reinado, las indagaremos en otros artículos.
Pedro Sabater.
(!) En Taríot de los escritos que en aquella ¿poca se poblícaroD contra Doo
Joan f se encuentran mil alosíoaes á U reTolucion inglesa.
Segunda serie.^Tomo IL 70
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0B HAoftii». 553
M
D.
., GujKRRA .ciTiL. JU^espoesde k ócufiacíon de Segura y Casi.
iellote oo ba habido- In0^ becboftde almaB notable» en él mes
que acaba de finalizar ^ que la toma de. Aliaga por leí tropas
del c(j¿r€ÍU» disl Centro .y alguna que otra acción ventajosa»
aunque parcial , cómo las de Pitarque y.Beceíia No se li vie-
nen bástanle bien c«n la públk^a impaciencia; adeUutós .tan
en desproporción coji los medios que para conseguirlos se em^
plean, y se qoiaiera» abora que la estadon propicia convida á
ello» en ves de. oponer. como hasljei aqui obstáculos y eeiorb^é
insuperables, ver á nuestros soldados estrechar de cerca Ids
muros de Cantatieja y MordU» y dar el último golpe al car-
lismo, agonizante ya y moribundo. Ptro ni desde lejos se
pueden juzgar » ni apreciar con la debida exactitud el mérito
y opof tuaidad de las operaciones Oiiliiaras^ ni en una guerra
polUica como la aclual, eú que aiempre sotí preferibles los
tratos y aveneocilúi á las mas seoüladas victorias , se pueden
ni deben se^^uir loa-mismos trémiles y piocedimientos qué en
las meramente miltiarca. Enastas los movimientos deben sen
rápidos, laa <>peracÍQnes continuadas;, .sin dejar al enemigo
rebnoerse ni volver e» sí despute.dei una derrota; ea aquellas
ial vez conviene cierta kiilittid ,'e«rlai mesura qué. dé Iilgtv
Á la reflexión» y atlaae I09 t>bst¿euloi , que á k aieñen'dJa de
los dos partidos pfadier* oponer la snisBia cioaspardoíoi» dar umi
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554 HBTISTA
agresión no ¡nierrampida. En una palabra , én las guerras pu*
ramente militares el fin no puede ser ounca otro , que rendir
ó destruir á su adversario ; en las civiles hay otro objeto mas
noble, mas grandioso, mas nacional, que es atraerle á la
concordia, allanando, si es menester, el oamioo con gracias
j concesiones, que borren del coraion todo sentimienlo y re-
cuerdo de los antiguos odios, y hagan mas duradera y estable
la deseada unión. Las victoria^ sobre sus conciudadanos, so-
bre los. hijos de una misma nación, son siempre tristes, por
mas gloriosas que sean: el verdadero triunfo en los^gnerras
civiles es conseguir la avenencia de sus adversarios. Para noe*
otros hay mas gloria verdadera en Vergara que en Luchana.
Pero volvamos á nuestra narracion.ssDesembaraudo nues-
tro ejército de los estorbos que á sos movimientos oponían
Segura , Castellote y dornas fuertes rendidos, era casi indis-
pensable apoderarse tambiei» del de Aliaga. Se asienta esta
pequeña población en la carrera que desde el estremo oc-
cidental de Aragón conduce á Cantatieja, y en la entrada pr^
cisamente de la sierra, ó cordiUera que media entte los ém
pueblos: era por lo abismo un estorbo para h ulterior ocupa-
cioh de Cantavieja y de Morella , y resultando ademas , por la
posición de los ejércitos del Norte y del Centro, que lea^ impe-*
dia su comunicación directa, se pensdcon mucho acierto eo
la conquista del Fuerte que la domina. 0>nsistia este en wso
de aquellos restos del poder feudai , qwa derruidos y arruina-
dos, aun mas 'que por el trascurso de los siglos porcia varia-
ción y adelantos de k sociedad, que. los' hah hecho inútiles»
son^ua vivo recuerdo de las antiguas disensiones que agitaron
en otro tiempo como ahora al Aragón, y un testimonio del
poder de los antiguos Barones. Habíanle reparado y fortale-
cido cuidadosamente los rebeldes con aquella actividad, pev^
severancia y penetración que no se pueden llegar mo injusti-^
' cia á su mas afamado gefe ; y en su última estado presentaba
el antiguo castillo el aspecto imponente, que tal vez ostentaba
cuando servia de dique á las algaras é incursiones de loa mor-
ros fronterizos , ó de obsticulo al dejBasiado poder de los re-
yes» Pero bien se echaba de yer, que fabricado y cons-
truido para hacer frente á medios de ataque menos eficaces que
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DB MADIIID. 555
los que ahora se empleaQ, no podiiá resistir |ior mucho
tiempo la embestida , sino era opoc^unamente auxiliado por
fuerzas eiteriores. Este auxilio se encomendó , á lo que pare*
oe, á diversos batallones enemigos, que se situaron en P¡far<^
que y Mootoro; pero noticioso de ello el general en gefe dio
las dÍ8|ios¡cíones convenientes para que aquellas fuerzas fuesen
ahuyentadas ó deshechas. Encargóse la espedictdn al brigadier
Zurbano, célebre ya en esta lucha |H>r su osadía , sagacidad y
destreza para las sorpresas , y la desemf)eñó con la mayor fe-*
Ücidad y ventura. Destrozó y ahuyentó^ completamente aque-
Has fuerzas, y deshizo en un lodo á los batallones 6.^ y 7.° de
Aragón, escapando solamente urtos 100 hombres, y quedando
los demás muertos ó prisioneros. Sucedió este encuentro ven-
tajoso á nuestras armas el i5 de abril en las inmediaciones de
Pitarque , y dejó espedito el ataque del fuerte de Aliaga. De-
liívose, sin embargo, en los días sucesivos por lo recio y
crudo del temporal, aguardando el ejercito el buen t¡em[H> en
los cantones ; pero calmándose algún tanto la estación se pun-
gieron en marcha nuestras fuerzas, y se emprendió la embes-
tida. El 1 1 llegó el general O'Donell delante del castillo, y el
i5 le habia rendido entregándose á discreción sus defensores
en número de 3oo hombres, después de una tenaz y deses|)e-
rada resistencia, en que la antigua fortaleza quedó reducida á
poco menos que escombros.=Despues de la toma del fuerte de
Aliaga no ha ocurrido en el ejército otra novedad que la ocu-
])ac¡on de Beceite por Zurbano el 19, det rozando las fuerzas
enemigas que le guarnecian.=:En Cataluña la guerra está por
ahora completamente paralizada.
• Política interior. En la Crónica anterior hemos * hablado
ya de la cuestión ministerial ,^ que en aquellos momentos co-
menzaba de nuevo á agitarse. Susurrábase la retirada de algu*
nos de los ministros , y se hablaba ya sin rebozo de las per-
sonas que habían de reemplazarlos. Para esta mudanza se asig?
naban varias causas; decíase que la Mayoría, que se habia
estrechado con el gobierno cuando los desórdenes del a3 y a4
de febrero , con el objeto único de darle fiierza y vigor para
.contenerlos y reprimirlos, se negaba ahora, á prestar su apoyo
al ministerio en la forma en que ae balkba constituido , y se-
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556 REVISTA
ualadamenlc á los ministros' que ocapab.iit 1o% ¡tías importan-
tes deparumen tos d« la ^dminislracíoD del Estado; añadíase
que oonvencidos de esia verdad algunos de ellas, habían re-
suelto presentar su díosisíon y auii llegado á presentarla; y no
fallaba quien suponia que la mudanza no estfibaba en ningua
motivo parlamentario , sino en influencias de otra clase mas
impropias y extrañas al régimen representativo en que viri-
mosé Esta última opinión debió adquirir alguna mas fuerza^
á consecuencia de una reunión privada, tenida en los salones
de Filipinas por una gran parte dé la Mayoría, en la que pa«
rece se acordó apoyar al ministerio j y debió también creerse
que esta resolución ó acuerdo dilataría indefinidamente la
modificación del gabinete. Pero á la reunión de Filipinas ha-
bían dejado de asistir muchos diputados de la Mayoría , sal>é«
dores de lo que allí se iba á ventilar; entre los asistentes mu<-
cliOs habian manifestado, mas ó menos abiertamente, discor-
dar de la resolución tomada , y el ministro de Hacienda irisi»'
lia entre tanto en hacer dejación de su cartera. Difieil era por
lo .misino todavía la situación del ministerio, cuándo vino á
complicarla un nuevo y singular incidente.- El general E^par^-
tero entre los premios de que juzgaba acreedores á los ge-*
fes y oficiales que bajo sus órdenes habian icoii tribuido á los
úliimos sucesos militares, proponía qne á su afcretario de
campaña el biigadter ¿i/z^^^ (célebre ya por el famoso mani*
üesto de que hemos hablado en la crónica de dictembre) sé le
ascendiese á mariscal descampo. IjOS iilíinistros que á duras
penas habian tolef adoqoe el autor de un escrito, en que tan sin
rebozo se reprobaban y contrariaban sos actos y príncipios de
|^b¡érno,no hubiese sido destituido ,oreyeron ahora compro*
metida su digoidad personal , y el cfédito y el decoro del Go-
bierno en ascéodef y premiar á quien tan sin disfraz se había
manifestado eqetsigo del sistema que prevaledn en hi coniK^-*
jos de la G>rona; y se negaron á acceder á la jiropuesta del
general en gefe. Esta opinión que en circunstancias co-
paunes no hubierh tenido otro resultado que dejar al Sr. Li***
«lAge algún tiempo mas en la clase de brigadier , era por las
^circunsAa ocias singtilares en que nos bailamos un acontecí-
mieato grave y trasceodeetal : debía producir la disolución de
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DE MAÜRIO. S57
un miriisleno qoe apoyaba» osteogiblcmcnie los cuerpos co-
legtsladores recien nombrados. Los minUiros tenían qoe optar
entre «oncedea la faja al brigadier Linage ó dejar sus puestos.
{ Asunto tan aério y grave era en el fonda uno al parecer tttn
liviano y de poco fRomemo! Tresd^los.áftínistros no oreyero»
compatible ni ooo su decoro personal , ni;Oon la dignidad del
Gobierno seguir formando, parte de un gabinete sin fuena
para negar nna faja, y dejaron en consecuencia sus puestea
los seftores Montes de Ota y Calderón Odiantes y Narvaez: el
ministro de Hacienda le había dejado ya algunos dias antes;
Por el contrario loa señores Pérez de Castro y Arrazola , ó
porque no 4'uesen opuestos á la concesión de la graeia, ó
porque aunque lo fuesen creyesen mas conveniente á la causa
pública permanecer en sus puestea llevando adelante su siste-^
ma, y prescindir de una cuestión que (no profundizándola) pe-
dia parecer basta .cierto punto personal, no se juzgaron com<-
. prometidos á seguir el ejemplo de sus'com|>añeros. El gabinete
sin embargo quedó disuelto , y empezaron las dudas, vacila-
ciones y desconfianzas, que en tales ocasiones tienen siempre
é aumentar los «ales de la interinidad y los de la paralización v
délos negocios. El Congreso suspendió sus scMonés sobre la
importante ley de ayuntamientos, aguardando que hubiese
minislroa que seUnviesen la ley óia retirasen , y todo manifcs-*
taba el estado de mayor complicación é incertidumbre. ¿Y
4odo ,se dirá' tal vea, por la faja de un brigadier? No, la fa<*
ja no era maa que el indicante, el sintoma del mal grave que
*laa profundamente aqueja á la situación poUtica actual, de la
))Oca fuerza que tiene aun entre nosotros el principio parla-^
mentarlo, y del poco arraigo de las-inatisuciones constitución
Da}es« Muy ciego , i»i»y imprevisor ee muestra el partido que
<en el. incidente que ha motivado la disolución del gabinete no
^é mas que una cuestión de amor propio, y no conócela pro-í-
funda herida que s^ esconde bajo la faja del recien nombrado
general.=3:Trabajába8e eaire tanto por un lado para recom**-
fionerolra ves el ministerio bajo la tan antigua y tantas veces
empleada base de los señores Pérez de Castro y Arrazola^
al mismo tiempo que otros aspiraban á qoe se formase un ga-
binete emeraménte nuevo y de co|idiciones parlamentarias; de^
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556 HBTISTA ^
signábase como gefe de esta última combinaoton al Sr. istwiz
preftideote del Congrego, y se decían ya parte de las personas
que habían de asociarse á él. Pero nada estaba mas lejos de las
intenciones de aquel Sr. diputado ^ como se demostró en la
eoo|)erac¡oo y auxilio que prestó énloocés mismo á los dos mi»
DÍstros sobre cuya base se organizó por último el ministeriot
En aquella sazón se aseguró, y creemos que con fundamento;'
que el Sr. Isturiz, habiendo sido consultado sobre el modo de
allanar los obstáculos que á la nuera constitución. del gabine-^
te se opouian, auxilió eficazmeitle con su coosejo y gestiones
á los ministros 9 y les proporcionó el apoyo de muchos dipu-
tados en una junta ó reunión tenida al efecto* Concurrió á es-
ta reunión , según se dijo, el Sr. ministro de Gracia y JusCicía,
y manifestó sus deseos de oír indicaciones sobre las personas
que serian aceptas á la Mayoría para los tres ministerios de Ha-
cienda, Gobernación y Marina. Los diputados concurrentes se
negaron unánimemente á hacer ninguna eapecie de indica-
ción sobre |)ersónas , jpero manifestaron algunos de ellos bien
esplicitamente que por su |>arte no podían comprometerse á
prestar su a[K)yo á los que fuesen elegidos |)or el solo hecho
de ser de la Mayoría , si al mismo tiempo no reunian las pren-
das de conocida probidad , de ciencia y conocimientos en el
ramo á que fuesen destinados , y el suficiente vigor y entere-
za para alzar algún tanto la abatida fuerza del Gobierno, ha-
ciendo frente á las exigencias ilegitimas de lais facciones» Es-
tas indicaciones fueron hijas en gran parte de ciertos- rumores
que corrían acerca del nombramiento de personas que gene-
ralmente no agradaban, y que ¡x^r esto solo hubiera sido er**
ror grave el nombrarlas. No se nombraron en efecto, pues de
allí á pocos días se completó el gabinete con los señores Ar-^
mendariz para Gobernación, Santülofi para Hacienda y SoCdo
para Comercio y Marina , encargándose interinamente el des-
pacho de la Guerra al subsecretario de aquel ministerio.— So-
bremanera agradó á la Mayoría el nombramiento de los nue-
vos ministros, y señaladamente el de los señores Armendariz
y Santillan, como mas conocidos de los diputados; y aunque
faltaba todavía el de la Guerra , el nuevo gabinete se presentó
á los EstamepUM á hacer su profesión de princiiuos y á adoptar
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Moto suyos \úfí proyectos de ley présetitados. Algunos dias
después se silpo^on- satisfacción' que había sido nombrado mt^ r
niairo de la Guerra el conde Gonárd, y quedó de «sta manera
constHuido de tiuevo y cdmpleto el gabibete;
' Con mdtiirO de«la nueva orgatii^clon del uAfUistbrio y d& ^
íaa persouas que atadubierdn en bataja para cóthponerle, sé
ha vuelto á hacelr un cargo grave, y muchas veces repetido^ á
la Mayoría md^fertsk^a, por uo haber podido formar ün mirtts^
t(^rto verdaderamente de sus opiniones y toihado dfe sus princi-^
pales caudillos. Condición es esta efet^tivaitoenfé de tíodo parti^^.
do político, queaiene'confiania y fé en sus hombres y doc-'
trinas i y condición á que nunca se falta sin gravas y tras-^
ceodentales consecuencias, y sin que el partido qué cometed -
yerro no tengaque purgarle á eitpedsás de su crédito y de sU
fiímdf de su porvenir é influéacia. El sostener; el toletear si- -
quiera, no ya á hombres tiulos y tal ^ez desacreditados, pero
ni aun á las mediauías y notabilidades de segundo orden , es
hacerse hasta ciertd puuto cómplice de sus yerros , es com-
prometer el éxito de los mejores sistemas; y es falsear por su
base él régimen representativo. Todas estas son en general .
verdades palmarias y corrientes , principios á coya observanciaf
Ronea se falta en las naciones regidas por un sistema igual ó
parecido al que se ba establecido etitré nosotros ; y esto nú por** •
que asi se haya determifiado kpriof'i'éxk virtud de alguna teo«
ría abstracta, sino porque asi debe y ha; debido necesariamente
reaultar de 'la Índole del régimen paírlamentario, del jiKgo y
neoaiftsmode ^ós poderes cOnstitulsionales. fio los gobiernos ab^
aolútoael ministro , para serlo, do necesita de mas títulos qoe
el (favor del soberano' que le nombra ; cuando tiene su apoyo
j éouBaUsa no- ba menester mas; tiene todaa las condiciones
necesarias para obrar desembarazadamente y para llevar adir-
lante'SU sistema. En ios gobiernos representativos no basta es-
to ; es ademast necesario nterecer la confiaiMa del partido polí-
tico que* se baile eií Mayoría en el parlamento;'y de suyo se
deduce q«e cata confianza no la dispensan los partidos sino á
aus^bombres de. mas capacidad é inBuencia, de mas elocuencia
y saber; en una/palabra, á sns corifeos y eaudillos. Por eso
cía todas las naciones^ en qne el gobierno, representativo impera»
Segunda, serie*-— Tomo IL 7 * r^ t
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$ño BB VISTA
es tan corto la lista de las personas entra quiedes ae puedea
nombrar los ministros ; por eso no hay cosa mas fácil en etUt
Daciones que aditinar quienes serán ministros cuando se sabe
la opinión poÜtica que predomina en loa cuerpos deliberan—
tea, y por eso la Inglaterra, la Francia y demás gobiernos
constitucionales tienen siempre á su frente á los hombreé mai
. capaces y esperimentados» á los mas ilustres y distinguidos. Y
]esto, repetimos > no precisamente porque sea una doctrina sia
contradicción admitida^ no-, sino por un resuludo tiecesatrio^
preciso, indispensable de estos gobiernos, touando ao cata
'viciada su índole y esencia, y cuando los poderes que loa
constituyen obran y funcionan libremente. Porque la opi"*
nion política en muyoria , cuyo apoyo es absolutamente in-«
dispensable, no le puede dispensar^ ni le dispensa ntrnc»
sino á sus hombres de mas. influencia, y ésta influencia no
se adquiere sino por cualidadeé superiores y eniíaeiitestss
¿Por qné , pnes , entré nosotros^no sé ha seguidp baee rnn-p*
cho tiem{io este camino? ¿por qué se ha falseado tantas t*^
ees en su base una de las mas eseücialea diaposiciooes M
régimen constitucional? ¿por; qué en fin no «e ha verifioad0
este hecho neceser io,' preciso » indispensable, y se han degido
para ministros personas f que ni por sus prineipioB ni anteOe^
dentes, ni por su saber ni. capacidad , ni por su influencia j
posición social merecían, ni pedían merecer el apoyo y con-*
fianza dé los cuerpos políticos de la Nackm? ¿Porqué coa
tanta freeueneÁii se ha ecbaáo mano de personas obscnraa y sia
ningún género de ilusti^eion , para elevarlas al podar por naos
cortos dias, buodiéndolas después en la misma obscntidad im
que salieran ? ¿ Por /qué en fin entre nosotros se verifica im f#*
nómené diametralménte opuesto al que se ve^tfioa en lodos los
demás países , en que impera el régimen i*epreseoialtV!0?ca
Porque nosotros basta ahora de esta clase de golnerno tene^
mos el nombre sin la <ÍP8a : porque el principio parkatoeatario
aun no ha ooopado en^ nuestra sociedad ellogsr conveniente,
elevándose unas veces mas alto, y descendiendo en. étrss
bajo de lo que le correspondía : porque las mstitüoionés •
liiuoionalés aun no están bien arraigadas Pü oooipfMiUdasf y
finalmente^ porque el poder no esiá de hecho enr d pÉi4ao
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DE »ADI11D. J(6f-
to , es d«cír, en las Cortes y en la Corona , sino de un modo
imperfecto, y debilitado ademas , y modificado por la fuerza de
las facciones, y por las influencias escéntricas y extra- consti--
tucionales que gravitan. sin cesar sobre toda nuestra organiza**
cion política, y la desnaturalizan y alteran, impidiendo á los
poderes que la constituyen obrar libremente dentro del circu-*
la que la' Constitución del Estado les traza y les señala. :;s Asi
pties la elevación de ciertos hombres, la subida al poder de
ciertas nulidades, tan lejos de haber sido obra y producto del
gobierno representativo, como juzgan aigunos con notoria
equivocación, lo ha sido por el contrario de su desnaturaliza*^
eioo ,^e haberse alterado poi* las circunstancias su índole y
esencia, y de haber- predouMnado «n aquellos hechos, mas
bien qne el principio ^rlamentario , las influencias extraBas
de que hemos^ hablado poco, ha, li otras aun mas ilegítimas y
bastardas, que á.Ia sombra de las primeras han ido. lomando
cüeriH> y desarrollo» --Dicho sea esto en jnsto desagravio del
gobierno. represenCativo; y para que sobre otras desventajas
que tal vez pueda tener; no se le achaque ademas una á que
«s diámetraíflienie opuesto y contrario, y que solo puede te-
ner lugar cuando se desvirtúa su índole y su esencia.
Si pues este mal proviene de la situación singular en que
8e4iallael |iais; si esta sttnaeíon es principalmente, hija de la .
guerra ci%il que nos aqueja , y de la gran importancia de los
4]ueéneUa aseguran y defienden el trono de nuestra reina;
'fB\ ves el cargo que desde muy atrás se está haciendo, á las, ^
«dayorias moderadas, do resultará lan fundado como á prime-
ra vista pudiera parecer, ^n su .mano, á. su disposición, soló
4ia<^estado cuando tnas la fuerza parlamentaria ; y si esta fuer-
^'por las circunstancias ha sido tan débil , tan pequeña y tan
4nsoiicieme, ¿no será' iüjusto reconvenirla . por nó haber pro-^
-éttcido con ella grandes resultados? La culpa, la responsabi-^
Ülhid'de aqfiellos será principalmente que ó por espíritu de
partido , ó por otra causa cualquiera , han contribuido á debi-
litar la fuerza dri elemento parlamentario , quizá porque esta-
ÍNiei»rmanostleaHft'ad^er4arios,.«in echar de ver que una .vez
•desmtiíada nn seria fácil volverla al pcimitivo vigdr , aun po«
^iénd^se dé par^.suya.^^Con todq no eximimos de toda culpa á
Digitized b^^^jOOQlC
S6ú ttSViSTA •
la opinión thoderada; ocasiones hubo en que pudo haber nift*
nifestado mas decisión y entereza> menos respeto á ciertas con**-
sideraciones, menos apego á ▼eñtajas é intereses del momentO|-
y mas confianza en fin en su fuerza y en su porvenir.-^ Por lo
demás no será fuera de propósito advertir que las reflexiones
' que anteceden , no han sido sugeridas por la formación del ae^
tual gabinete, compuesto de personas generalmente aprecia-^
das y bien quistas: el mal viene de mas lejos, y mucho antea
de ahora se han cometido en este particular los errores y abu*.
sos que deploramos, y que principalmente nos haa movido á
escribir de esta manera.
Constituido ya definitivamente el ministerio, siguió la in-
terrunipida discusión de «la ley de ayuntamientos*-^ Varias y
diversas circunstancias bacian de sumo interés esta discusioo^
y justificaban el calor y el empeño que -en ella manifestaban
las dos graneles fracciones del Congreso. Tras de una ley al
parecer secundaria y de administración , mas bien que de po-
lítica , estaban , por decirlo asi, ocultas cuestiones actualesi
vivas, palpitantes^ de la mayor- importancia y trascendencia;
cuestiones en que se hallan envueltos « no solo los intereses
permanentes y duraderos de la sociedad , y los principios de
los partidos políticos que la fraccionan y dividen, sino la .ac-
tual influencia y poder de estos mistnos partidos, y su posición
en los cuerpos electivos ó populares. — En la prolija y enojosa
discusión de las actas electorales, que precedió á la definitiva
constitución del Congreso^ se habia notado que la Oposición^
enemiga declarada* de las diputaciones provinciales, contra las
que clamó sin besar en todo el dilatado curso del debate, de^
fendia constantemente la conducta de los ayuntamientos, en
que habian hallado generalmente mas simpatías y apoyo sus
hombres y doctrinas; y de este dato y de otros no menos
ciertos y persuasivos resultaba , que estas corporaciones se ha-
llaban en la actualidad dominadas por la Oposición, y quees^
ta por lo mismo no podia mirar la cuestión .que se ventilaba
de una manera abstracta y en la elevada región de los prin--
cipios , sino que por necesidad tenia que enlazarla con los.he-*
chos existentes , concretarla á la situación actual de aquellas
corporaciones 9 y yer antes que todo los intereses del partido
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DB MAimiD. .563
. -que en eí Cingreso representa. La cueslíoD^ pues, de los
ayuntamientos encerraba en su seno una cuestión de poder] j
en esta clase de cuestiones seria demasiada candidez esperar
que cediesen los partidos de buena fé y voluntad. La Qposi*
cioo se manifestó desde el principio decidida á estorbar á todo
trance el que se votase la ley, y alentada con el buen resul-
tado de sus gestiones en las dos legislaturas de. las cortes ^on-^
▼ocadas en 1837 , se presentó denodada á la contienda. Precia
Bo es reconocer, sin embargo, que en. esta ocasión se ba ma-
nifestado en general mas diestra y sagaz que en las ocasiones
anteriores, en que apeló á veces á medios pueriles y mezqui-
nos que, si bien estorbaban la marcha de la discusión, des-
conceptuaban y ponian en muy bajo lugar á los que de ellos
echaban mano. En cuanto' á esto, y aun en cuanto á. otras con>
sas, Ja Oposición ba hecho un verdadero /}/Y>^r£^^,abandonanw
do á los mas^vanzados de sus antiguos caudillos, y retrocedienr
do á unirse con los mas templados ó menos violentos, y con
los que, progresando en otro sentido, están mas en armonía
con el desarrollo intelectual del siglo, y con los adelantos
que de ueinta aBos á esta parte han hecho las. ciencias mor^^
les y políticas. Asi , pues , la oposición, no tomó á su cargo la
defensa.de la absurda y anárquica legislación existente respecr
to de los ayuntamientos, por masque sus gestiones tienden
siempre á estorbar y entorpecer su reforma ; no se manifestó
-extraña á los buenos principios de admioistracioa, que deben
presidir á la redacción de una ley sobre los cuerpos munici?-
pales, tanto ensu constitución y su forma , como en sus far
cultades y atribuciones; ni se empeñó en sostener las teorías
rancias y absurdas, que tal vez se oyeron con asoipbro y es-
trañeza en^' otros bancos del Congreso. La Oposición anduvo
mas diestra; reconoció la imperfección y los defectos de la cq*
lebre ley de 3 de febrero de 823, y la urgente necesidad de
•su reforma; proclamó^ principalmente por boca de Ids seño-
res Oiózaga y Calatrava , la mayor parte de los buenos princi-
pios que en ésta materia deben regir, y desdeñando antiguas
-teorías, se fijó para hacer oposición á la ley en el modo adop-
tado para su discusión , en los dos grandes puntos de elección
i4e alcaldes, y >mas ó meiK)s lata subordinación de los a^unt4-
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. S64 REVISTA
mientos i la autoridad central y en algunas méjora<; ^ubatter*
na& y de menos entidad é inri porta acia. Quizá en e^le último^
cs^trenoo anduvo demasiado minuciosa é impertinente; quizá
en el seestraviaron demasiado algunos de sos miembros, y die-
ron logar á que se creyese de ellos lo que sus periódicos ea
palabras terminantes y espresas afirmaban y aplaudian , á sa-^
ber; que su objeto no era otro que prolongar indefinidameoie
la discusión ])or medio de continuas y reiteradas enmiendas»
y hacer imposible la votación de la ley. Pero ademas de que
^ntre nosotros aun no están todavía tan bien organizados los
partidos políticos , que se les pueda hacer un cargo común
por las particulares gestiones de sus individuos; todavía» aun^
que tprde á la verdad y como de mala gana , la Oposición se
Bvino á que no continuase un abuso, que acabaría por |k)-
Iteren ridículo al régimen representativo, haciendo palpa-
blemente ver que en él era imposible dar leyes, xúando á
una minoría se le antojase estorbarlo.
El principal campo de batalla de la Oposición fue el modo
con que la ley se presentaba á la discusión del Congreso. El
gobiernt), altamente convencido de la urgencia y necesidad de
tina ley que pusiese á las corporaciones municipales en armo*
-nía con la 0)nst¡iucion del Estado, y viendo-qué á pesar de
los deseos manifestados por las Cortes constituyentes , primero»
y después por todas las que las han sucedido^ esta ley no ha-
bia podido nunca darse por la complicación de los aconteci*-
mientos políticos y por los estorbos puestos de intento á sa
discusión ; y notando ademas , que la ley que en la actualidad
rige no tiene mas fuerza que la de la real orden que autorizió
sa restablecimiento con algunas alteraciones, anulando la an-
teriormente dada con anuencia délas Cortes; al presentar la
ley» de que vamos hablando, pidió que se le autorizase desde
luego para plantearla y [Ponerla en ejecución. Esta petición
era á todas luces rasooable y atendible; conforme ademas á
las práctipas y antecedentes establecidos entre nosotros , y por
otra parte arreglada al único método, que con mas ó menos
variaciones hemos de tener por último que adoptar, sideboe-*
na Té queremos algún dia hacer las muchas é importantes itoe^
joras y*Teformas , que reclaman el desconcierto y el desordto
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M MAOAIOb 565
del Estddó « y «¡no queremos sohre todo que «e lerante una
Yoz general contra las instituciones políticas y contra las Cortes
díciéndolas: ^^Está visto que sois impotentes para remediar
«los males del Estado; dad lugar á otro poder mas fuerte y
«eft{iediio para hacerlo/' — La [leticion del gobierno era , pues,
r^^nable, y tamo pías, cuanto qvie una gran parte de lá ley
se había ya discutido en anteriores Congresos, y sus bases
prínc¡(iales podian aun ahora someterse como se han sometido
á una luminosa y detenida discusión : era ademas conforme á
las prácticas y anteqedentes^. porque sin salir de la materia de
Ayuntamientos, la ley de i835 fue dada por el gobierno en
virtud de una autorización concedida por las Cortes, y lá ac-^
tual de 3 de febrero de i8a3 recibió la fuerza que tiene en la
actualidad de una simple real orden , quf^ecretó su restable-^-
cimiento, derogando la de 835; y en otras materias apenas
hay ley importante que no se haya dado por autorización ó
por un método análogo, según hemos demostrado en la Cró-
iiípa de Enero. Pero aun había mas en favor del método adop-
tado: el gobierno np p^dia una autorización ciega é ilimitada,
para dar una ley tan importante; no. se limitaba tampoco i
presentar ciertas y determinadas bases, como se habia hecho
para la autorización concedida en las Cortes de 838 para la
^rmacion de un código de procedimientos; el gobierno pre-
sentaba todo su pensamiento^ presentaba toda la ley en siis
mas mioucipsos pormenores , y pedia á las Cortes que con co^
fiocimiento pleno de causa concediesen la ley que les presen-»
taba. No se podia , pues , proceder con mas lisura , con mas
franqueza , con iqejor buena fe; y admitido, como desde lue-
go se admitió, el derecho de poner condiciones á la autoriza-
ción por medio de enmiendas al proyecto á que se refería ; due*
Sa era la Oixtsicion, dueño cualquiera diputado de llamíeír 4
juicio y someter á discusión cualquiera artículo , cualquiera
disposición que fpese contraria á su modo de ver y á sus prin-
cipios ó doctrinas. No habia, pues, en el método adoptado,
mirado sin pasión y sin deseos de entorpecer , nada que no
fuese razonable y útil; nada que se opusiese ^i á la Constitu-»
cíon ni al reglamento ; nada en fin que no estuviese autoriza-
do con repetidisimos ejemplares y sancionado ademas con la
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566 . RISVISTA
«probaeion y el a pojo de los que ahora tanto lo contradecbíi
é ¡mpugoaban.
Seguíase el punto tao controvertido de la elección de lo*
alcaldes. La Oposícioa ha preteadido. siempre y pretende ea.la
actualidad, que la elección de estos magistrados dehe perte-
necer escl^siyamente á los pueblos si a la menor interveocioa
del poder central ni de la Corona , y funda su pretensión en
la Constitución del Estado; ea la historia de nij^eslras fraA-
que;;as y libertades cooiunales^y en los hábitos que han cxea«r
do, y en la conveniencia é interés de los pueblos y del gobter^
PO. La Mayoría por el contrario opina que ppr la Con«iitu-
cion todo el que tiene parte en la ejecución de la& leyes y ea
U administración de la ajusticia, debe ser nombrado por 4a
Corona; y que hallándose los alcaldes (sejg^un la signiGcacion
que á esta palabra se da en la actualidad) en este caso, deben
6er nombrados por ella. Sostiene asimismo , que tan lejos de
ser cierto, según la historia nacional^ que los alcaldes fuesen
nombrados por los pueblos , ha sido, siempre un principio co-
mún y geoer£^l, consignado^ en todos ouefifros códigos desde
el Fuero Juzgo á la Novísima Recopilación , el que á los jae*
ees, alcaldes, corregidores, asistentes y demás presidentes de
las corporaciones municipales, solo tenia derecho á nooibürar-
los la Corona, ó aquellas personas á quien ella lú otorgase;* y^
qué en ta.dos los pueblos en que regia el principio contrario^
era por un /'nV//£?¿'¿V>, contrario al derecho común y por una
conces¡,on especial de I05 re.yes.=2= Respecto de la cunvenieoeie
disiente asimismo en general de la Oposición, y juzga que et
de todo punto negesariu enlazar el gobierno 4« los pueblos con
el gobierno de la nación; continuar hasta el último escalón
la gerarquía adniiivstrativa, con personas nombradas por el
geCe supremo de la administración;^ y prevenir por estey otr(feS
medios, el qne el gobierno supremo encuentre oposiciooea
donde no debe hallar mas que apoyos, y que el espíritu meir
quino,, estrecho y retrógrado^ d^ localidad se sobreponga al
¿mplio, general y progresivo del gobierno nacionaL La pug-
na entre estas dos encontradas opiniones no se ha verificado
solamente entre nosotros: en Francia se ha suscitado la mi^
ma pelea, aunque uo con tanto encarnizamiento, al tratar de
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DB 'MADRID. S67
6al6 impotMite asunto, y te iraosigió al fin lomaDda el (eái^
; perameoto, de que la Corona nombrase los magistrados ma* ^
nicipales, pero sujetándose á nombrarlos entre los concejales
elegidos por los pueblos. Un método análogo propone la lej
q»e at:tualmente se discute; pero limitándolo únicamente á
. las poblaciooes de cierta importancia , y dejando á loS demás
la facultad ilimitada y libre de nombrar -á sos alcaldes. Es de*
cir, que el proyecto actual se aproxima mas en esto, como en
otras muchas cp^s , al principio popular que la ley francesa;
y sin embargo, esta ley fue dada en 83 1 en el primer calor
de una revolución popu}ar , y por la misma Cámara que la
babia beclio, destronando á tres generaciones de reyes, y po-
niendo en su lugar al rey de las Barricadas. (Y todavía se di-
^ ce y se proclama que con la ley que se discute se atacan los
derechos del pueblo y se tiende al absolutismo! Y todavía se
apela á los manes de los Padillas y Lanuzas, como si nos ¡n-«
vadiera otra vez el despotismo austríaco I \QuantufH est in re*
bus inane I
Seguíase en este importante asunto otra cuestión aun mas
grave y trascendental que la de los alcaldes; la de atribución
nes de los ayuntamientos, y la de su subordinación algor»
bietno en el ejercicio de ellas. El proyecto de ley en esta parte
hubiera tal vez contentan generalmente á todos, sino fuera
por los malos hábitos y antecedentes: que. ha creado entre no-
sotros la pésima ley de 3 de febrero, y aun mas que la ley,
lapésiAia interiitretacion que le han dado los ayuntamientos,
y ha toterado el gobierno con una deloiiidad inconcebible.
Cuantas atribuciones concede aquella ley á los ayuntamien-
tos, otras tantas han creído los mas de ellos que les corres-
ponden soberanamente,- sin que sus decisiones puedan ser con-
tradichas ni reformadas por el gobierno superior; y con esto
solo ya se concibe y esplica, cómo debe parecer á muchos es-
trecha y aun despótica la ley en discusión que somete á. la re*
forma y anulación del gobierno responsable, la mayor parte
de los actos ó acuerdos en que los ayuntamientos se creen in-
dependientes y soberanos , y sin obligación de dar cuenta á
ninguna aij^toridad „ aunque con ellos hayan ofendido y lasti-
9iado, como ha sucedido en mucbasi ocasiones, los derechos
Segunda ícV/^.— Tomo IL 7a
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568 BIVISTA
y la propiedad de los particulares de uo modo ileg|ftl j escan-
daloso. Los ayuntamientos en general , y en particular los de
España, donde casi toda la administración ha estado siem-
pre en sus manos, deben tener facultades amplias y espedi*
tas,' no solo para el gobierno interior de los pueblos, sino pa«
ra la ejecución de las leyes y disposiciones generales en la
parte que les compete, pero en todas ellas deben estar subotr*
diñados y sujetos al gobierno central *, responsable á las Corles
y á la nación de todos sus actos y gestiones. Lo demás es frac*-
cionar la sociedad , creando eo ella tantas seMorias. ó repúbli*-
cas independientes, cuantos sean los ayuntamientos; es privav
de garantías á los derechos de los ciudadano! particulares; es
retrogradar y retroceder á la edad ooedia y al mezquino régi-
men de las localidades y de sus privilegios y franquezas ; al
sistema de los antiguos señoríos y concejos; y renunciar- en
fin al inmenso progreso social que ha hecho la Europa ma^
derna al asociar el gran elemento de la uiudad nacional y de
gobierno al principio de la libertad política y general.. La ley
se sigue aun discutiendo, y aunque faltan todavía enmiendas
importantes que examinar, y aunque no dudamos que se
pondrá todo en juego para impedir la votación de tan conve^^
Diente resolución , tenemos coníianaa- en el G>ngreso, y espera^
mos de su celo y entereía que sabrá^var á cabo una empre*
sa , cuya importancia y trasoendenc^aun no es quizá dema*-.
siado , conocida.
Mientras el G>ngreso de los diputados se ocupaba de estas
in^portantes discusiones, en el Senado se agitaban otras taow*
bien de suma importancia , de que hablaremos en las Crónicas
sucesivas. El movimiento legislativo ha empezado esta vez con
fuerza y con vigor. ¡Ojalá que no vengan á interrumpirla
nuevos acontecimientos y agitaciones, y que no se burlen los
deseos de la Nación tan alta y esplícitamente manifestados en
las últimas elecciones!
3o de Abril de i84o.
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DV MADRIP* 569
KOTICU LITERARIA SOBRE EL ACTUAL PARADERO
DEL CANCIONERO DE DAENA.
E
N una Dota del articulo sobre el Crobador Rodríguez del
Padrón (1), que publiqué en el número 7.^ de la segunda
eérie de la Revista, al bablár del célebre Cancionero manus^
orito de Baena , se dijo que este inaprecialile depósito de com-
posiciones poéticas del siglo XV, que existia en la biblioteca
del Escorial, guardado y apreciado como una riquísima joya»
babia desaparecido en medio de los trastornos políticos de la
nación » asegurándose que en la actualidad se hallaba en la
biblioteca real de París; y se añadía quc^ seria muy de desear
-que alguno de los españoles residentes en aéjuella capital lo
aireriguase , ya para reclamar el original , si hubiese términos
para ello, y ya para proporcionar copias extictai y correctas.
A esta especie de invitación ha correspondido atenta y cor-
tesmente el editor de Les annales des Fojrages M. C Olloba
Ochoa en carta dirigida desde París á la redacción de la Re-
vista en los términos siguientes:
En el número penúltimo de vuestra Rei>ista el señor Pidal
ha publicado un articulo sumamente interesante sobre el tro-
bador Juan Rodríguez del Padrón , y en una nota habla del
Cancionero de Baena que se ha perdido en España. Pueden
W. asegurarle, que este Cancionero^ cuya decripcion corres-
ponde perfectamente á la que ha hecho de él Rodriguez de
Castro^ se encuentra aquí en la biblioteca real, donde le he
vibto diferentes veces. Es un tomoeu folio, lujosamente encua-»
dernado, y con los cantos dorados. Se ha sacado una copia de
él con objeto de publicarla; pero esta copia ba pasado después
á poder de otra persona que la guarda en la actualidad.... En
(1) Asi te lUroa y no Ruis del Pa*¡ron , como equivocadamente te imprí-'
n^ valías vccea en el articulo qne «c cita.
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570 RBYI9TA
caanto al original ha venido de Inglaterra de la biblioteca d^
M. Hebert , y fué vendido á un librero de aqui» que le ha ce-
dido después en mil y doscientos francos, según tengo enten-
dido, á la biblioteca del rey, que abunda por otra |>»rteoa
manuscritos españoles, cayo catálogo tendré bien pronto. La
Comedieta de Ponza^ del marqués de Santillana, existe en tres
manuscritos de la expresada biblioteca, &c.
Creemos que esta noticia será satisfactoria á los literatos es-
pañoles. Lástima grande es sin duda que un mopumento tan
precioso de nuestra literatura como el Cancionero d^. B(^na
adorne una biblioteca ej^tranjera; |)ero mayor aun lo seria el
que hubiese completamente desfqiarecido esta preciosa colee-*
cion, que encierra las composiciones de 55 poetas castellanos,
casi todos del reipado de Don Juan el II; principalnyeole
cuando de muchos de. ellos apenas tenemos otras noticias que
las que ella nos pro[>orciona. Ahora resta ^fxt alguno de nuesr
tros magnates 4 capitalistas baga.á su patria, el servicio, ya
que no de dar á la preqsa , «^on^q seria de desear , aquel can-
cionero, á lo menbs de hacer sacar de él algunas copias fieles
y. correottís , qu^ colocadas en las bibliotecas publicas pucrd^V
.estar á disposición de los afectos i, la historja, j( á b Uteraturi^
española.
P. J. PlDAk^
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índice
DB LOt
artículos contenidos en este tomo.
PAG.
Jjiograjia cefitempóránea.^' Alejandro /, mfiperador de
Rusta.^Por Z). C..G. ..... . . 3
f^ida del trovador Juan Ruíz del Padrón, — Por Don
P.J.Pidai. ...... i5
Las Cortes de iSZ y. -^{Continuación* fíense el tomo /.)—
Por D. Joaquín Francisco Pacheco. "... 3a
Poesía popular. — Drama noDelesco.^^Lope de Vega.^^
Por D. Agustín Duran. .... ^ «»•%•••«> • 6a
Bibliogrc^a. ..« ^6
Crónica del mes de noviembre .79
Biografia €ontempordnea.^^MeUernich {principe de) Por
, D.G.G, . , 97
Advenimiento de las Barbones al Trana de España. —
Por D. Pedro Sabaten ..117
De la obligación de contribuir para los gastas del Estada^ ^
jr de la facultad de suspenderla , Considerada como ga^
rantia política ó media de gobierno.-^Por D. Víences'* ^
lao ToraL . • ; * . 137
Teatros.'^Rosmunda.'yCrüica.'^Por, /?. .Mjaauel Bretón \
de los Herreros. ..••...... .^ .. • 149
Las Cortes de iSSj. — (Continuación.)-^ Por A Joaquín
Francisco Pacheco. • . • w • • i58
Bibliagrafia.^Estudios de derecho penaL^^ Anuncia* • • 179
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PAO»
Crónica del mes de diciembre. 1^4
Biograjia contempordnea.-'Metternich {principe de,) —
Conclusión. — Vor D. G G. 193
La Buena-'ventura, -^Poesía histórica. — for D. A. 5., da-
que de Rivas ^ . • lio
Vresupuestos jr cuentfis. — Vor D. MiguelVucke. ... .% 2a5
Ijas Cortes de iVi'j. '^{Continuación.) — Por D. Joaquín
Francisco Pacheco. • ««•'...•. a4>
Teatros.— D. Alvaro de Luna.—Critica.-^Vor D.^Genfa--
sio Gironella • • • a58
Crónica del mes de enero. 267
Biografía contemporánea. — Guizot.^{Francisco Vedro
GuUlermo.)-^Vor D.^G. G a«7
Ventajas de la^ propiedad hereditaria de las tierras.-^
Por jD. José Antonio Ponzoa. • .; 3ia
Bailen.^ Poesía.--- Por D. A. S.^ duque de Ritmas 3a8
Inscripciones del monumento del Dos de majro.'^Vor Don
Juan J^icasio Gallego. • 34f
Movimiento intelectual de España.^Vor D. Gervasio Gi-
roneUa. • • • . • • SS5
Crónic€^ del mesdefebrero* ; 363
Biografia contempordnem.^^Guizot.^{Francisco Vedro
Gtíillermo^Qonclusiok.) — Por D.G.G 383
Estado de las letras y las ciencias en España en tiempo
- de Fernando é IsabeL-^Por D. José Escario. . ; . . . S95
ia senda de la vida.-^Poesla. — Por D. Pedro de Ma-^
\ dra%o . .. . ' • 4 é • • • . • 499
Ventajas de la propiedad hereditaria de las tierras.^
Condunon.^^Vor D. José Antonio Ponzoa. • • . . « 4^7
De los partidos petUicos y délos principios que deben di--
rigir su coñdueta.'^Por D. José Morales Santis-^
teban. «... .••..•••..••• 439
Crónica del mes^ de martOd .•••.•.••..;••...•. 461
. Biografiar contemporánea^ — Fox (Cdrlos Jaeobó).^^¥or
D.G.G.:..... 479
Sobre el descubrimiento de América en el siglo IX por tos
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PAG.
tJcandintwos.-^AntiquUates americance, — Memoria del
señor Carlos Cristiano Rafn. — Por D. P. /. ^idaL . . • 49$
De unos opúsculos escritos en ingles por D, Vascual de Ga-
yangos sobre la literatura de los árabes y moriscos. —
Por D. A. Alcalá Galiano. 5aS
"¿Oi¿/ es el método ó sistema preferible para escribir la
historial** — Vor D* Francisco Martinez de la Rosa. . . 53i
Carlos H. -^Causas por que dejaron de reunirse las Cor--
tes en su reinado,^^ Vor D, Pedro Sabater 54o
Cjronica del mes de abriL • . . • , 553
Noticia literaria sobre el actual paradero dd cancionera
de Baena.^Vor D. P. /. Pidat. ..... . ... ..... 56^
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Errratas. En la titánica del numeró anterior ae dan Éd-
metldo diferentes erratas, las pirncípales son las ^iguíentesi
j>ág. 464 «lío. i/, decido y referirlo: léaFe, repetirlo. -^Pá-^
gina 467, lín. 3, Contestó élSr. conde de la Cortinal léase,
al conde el Sr. Cortina, ^fig. 469 , Un. 44, y no tiene: léase,
y nadie úene.-^lfág. 4^0 ,^ Un. íá, reemplazan y contienen:
léase, regularizan y contienen. -rLín. ag, un campo sin ejér-*
cito: léase, un campo, un ejércita^-Un. 4, comodecian: lén-
se, ó como decían.— Pag. 476, líUé 6 , legislatura: léase, fo-
gislacion — Pág. 478, lín. 19, seberos: léase, serenas.
En la Crónica de febrero^ pág. $73 , H04 i5, golpes de
muerte contra la representación nacional i léase ^ contra los qUe
asenten d la representación nacionaL
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